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Full text of "Himnario para uso de la iglesia cristiana Española"

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FROM  THE  LIBRARY  OF 
REV.  LOUIS  FITZ  GERALD  BENSON,  D.  D. 

BEQUEATHED  BY  HIM  TO 
THE  LIBRARY  OF 
PRINCETON  THEOLOGICAL  SEMINARY 


Scctíoa 


HIMNARIO. 


Digitized  by  the  Internet  Archive 
¡n  2015 


https://archive.org/details/himnarioparausodOOcabr 


HIMNARIO    8  1934  , 


PARA  USO  DE  LA 


IGLESIA  CRISTIANA  ESPAÑOLA. 

COLECCIONADO  \  IR  PARTE  COMPUESTO 

.ÍUAX   B.  CABRERA, 

Pastor  de  la  Iglesia  evangélica  del  Redentor  en  Madna, 


MADRID.— 1878. 

1 M  l'R  LXTA   DE  JO.-iÉ  C  RUZADO, 
Galle  del  Peñón,  7. 


La  forma  del  presente  Himnario,  y  los  himnos 
suscritos  por  J.  B.  Cabrera,  son  propiedad  del 
mismo. 

Queda  hecho  el  depósito  que  previene  la  ley. 


PREFACIO. 


Al  dar  á  luz  el  presente  Himnario ,  cúmplenos 
decir  dos  palabras  á  nuestros  hermanos  en  la  fe  del 
Evangelio.  Desde  que  se  estableció  la  libertad  reli- 
giosa en  nuestro  país,  hemos  sentido  un  vivo  deseo 
de  que  las  iglesias  cristianas  españolas  tuvieran  una 
colección  de  himnos ,  la  más  perfecta  y  abundante 
que  fuera  posible,  para  su  uso  en  los  cultos  públi- 
cos y  de  familia.  A  este  deseo  respondió  nuestra 
primera  tentativa  del  año  1871,  al  publicar  en  Sevi- 
lla el  «Himnario  para  uso  de  las  iglesias  evangéli- 
cas;» y  á  este  mismo  deseo  respóndela  publicación 
del  actual.  No  podemos  desconocer  que  habia  mu- 
chos defectos  en  aquel,  ni  pretendemos  tampoco 
que  éste  sea  perfecto;  pero  abrigamos  la  esperanza 
de  que  nuestros  lectores  hallarán  en  el  presente  al- 
gunas mejoras  y  lo  estimarán  como  un  pequeño  pro- 
greso en  este  género  de  libros. 

Al  dedicarlo  á  la  Iglesia  Cristiana  Española,  de- 
seamos: primero,  rendir  un  tributo  de  ñlial  cariño 
y  gratitud  hacia  la  iglesia  que  tanto  amamos;  y  se- 
gundo, ofrecer  una  base  que  pueda  servir  en  su  dia 
para  otro  libro  mejor  y  más  acabado.  Si  entre  tanto, 
ías  congregaciones  de  dicha  iglesia,  como  también 
las  de  otras  denominaciones,  creen  de  algún  valor 
este  eusayo  y  le  dispensan  el  favor  de  su  acepta- 
ción, nuestros  desvelos  quedarán  cumplidamente 
satisfechos. 

Debemos  dedicar  ahora  algunas  lineas  á  los  him- 
nos que  no  nos  pertenecen  y  dejar  sentada  su  pro- 
cedencia en  los  casos  que  nos  ha  sido  dable  descu- 
brirla. 

Primeramente  manifestamos  nuestro  cordial 
agradecimiento  á  los  Sres.  D.  Pedro  Castro  y  don 
llamón  Bon,  por  el  permiso  que  con  tanto  desinte- 
rés como  espontaneidad  nos  han  concedido  de  uti- 
lizar aquellos  de  sus  himnos  que  creyéramos  ade- 
cuados para  nuestra  colección. 


Hemos  incluido  algunos  del  Reverendo  Joaquín 
de  Palma,  rector  de  la  Iglesia  española  de  Santia- 
go en  Nueva  York,  y  del  Reverendo  Cárlos  Brans- 
by  de  Bogotá. 

También  han  sido  puestas  á  contribución  la  «Lira 
Sagrada»  de  D.  Mateo  Cosido,  y  la  colección  de 
Mora  publicada  en  Inglaterra  por  Cárlos  Wood. 

Los  himnos  suscritos  por  R.  son  de  la  colección 

Sublicada  en  G-ibraitar  por  el  Reverendo  Gr.  H. 
tule. 

Los  que  llevan  las  iniciales  H.  M.  son  de  los  pu- 
blicados en  Buenos  Aires  el  año  1870. 

Las  letras  E.  de  B.  indican  la  «Estrella  de  Be- 
lén.» periódico  ilustrado  "que  salia  á  luz  años  atrás 
en  los  Estados  Unidos. 

Los  que  tienen  H.  R.  son  de  los  usados  por  las 
iglesias  de  Méjico  á  cargo  del  Dr.  Henry  C.  Riley. 

Los  suscritos  por  Ñ.  Y.  pertenecen  á  la  magnífica 
colección  de  «Himnos  y  Cánticos»  que  acaba  de  pu- 
blicar la  Sociedad  de  Tratados  de  Nueva  York. 

Y  de  los  que  no  llevan  firma  alguna,  la  mayor 
parte  son  de  los  usados  en  nuestras  iglesias  de  Es- 
paña, entre  los  cuales  hay  algunos  (dicho  sea  sin 
ofensa)  de  escaso  mérito,  pero  que  el  uso  ha  hecho 
generales  y  no  hemos  creído  prudente  eliminarlos, 
si  bien  nos  hemos  tomado  la  libertad  de  introducir 
en  ellos  algunas  ligeras  modificaciones. 

De  esta  manera  el  presente  libro  está  formado 
con  himnos  de  las  diversas  iglesias  que  en  ambos 
mundos  elevan  á  Dios  sus  cánticos  en  el  bello  y 
majestuoso  idioma  español;  y  puede  considerarse 
como  un  vínculo  más  entre  los  que  aquí  y  allende 
los  mares  tributamos  culto  en  espíritu  y  verdad  al 
Hacedor  Supremo,  por  la  mediación  de  nuestro  úni- 
co Redentor  el  Señor  Jesucristo,  cuya  aprobación 
y  bendición  imploramos  para  esta  pequeña  obra. 

Madrid,  Marzo  de  1878. 

Juan  B.  Cabrera.. 


ASUNTOS  BE  LOS  HIMNOS. 


Himnos, 


I.  — Fe   1  al  3 

II.  — Alabanza   4  »  28 

III.  — Vida  de  Jesucristo.     ...  29  »  72 

IV.  — Al  Espíritu  Samo   73  »  78 

V. — A  la  Trinidad  Sacrosanta.   .  79  »  84 

VI. — La  Palabra  del  Señor.    .    .  85  »  92 

VII. — Exhortación  a  los  pecadores.  93  »  114 

VIII. — Arrepentimiento  y  confianza.  115  »  138 

IX. — En  la  tribulación   139  »  162 

X.— La  Oración   163  »  169 

XI. — Himnos  generales  de  vida  cris- 
tiana  170  n  242 

XII. — Ocasiones  especiales: 

Pata  las  diversas  horas  del  dia.  243  »  255 

Para  el  Domingo   256  »  259 

Para  el  dia  de  Año  Nuevo.    .  260  »  261 

Rogativa*  y  Acción  de  gracias.  262  »  267 

Plegaria  por  la  patria.    .    .  268  »  269 

Dedicación  de  Templo. .  .  .  270  a  271 
Pastores,  Evangelistas ,  Mi 

siones   272  »  275 

Matrimonio   276  »  277 

Bautismo   278  »  279 

Cena  del  Señor   280  »  286 

Muerte  y  entierro   287  »  293 

Himno  de  Luí  ero   294 

Te  Deum  laudamus.    .    .    .  295 
Padre  nuestro,  Mandamien- 
tos, Credo   296  »  298 

Fifi  del  culto.  Doxokguu.    .  299  »>  300 


TEXTOS  BÍBLICOS. 


El  Señor  está  en  su  santo  templo:  ealle 
delante  de  él  inda  la  tierra. — Hab.  n.  20. 


Me  levantaré,  é  iré  á  mi  padre,  y  le  diré: 
Padre,  he  pecado  contra  el  cielo  y  contra  tí; 
ya  no  soy  digno  de  ser  llamado  tu  hijo. — 
Loe.  xv.  18,  19. 


Jesús  dijo:  Dejad  á  los  niños,  y  no  les  im- 
pidáis de  venir  á  mí;  porque  de  los  tales  es 
el  reino  de  los  cielos. — Mat.  xix.  14. 


Y  oí  una  voz  del  cielo,  que  me  decía:  Es- 
cribe: Bienaventurados  los  muertos  que  de 
aquí  adelante  mueren  en  el  Señor.  También 
dice  el  Espíritu,  que  descansau  de  sus  tra- 
bajos.— Apoc.  xiv.  13. 


El  Señor  nos  bendiga,  y  nos  guarde:  el 
Señor  haga  resplandecer  sobre  nosotros  su 
rostro,  y  tenga  de  nosotros  misericordia:  el 
Señor  alce  á  nosotros  su  rostro,  y  ponga  en 
nosotros  paz. — Exo.  vi.  24-26. 


La  gracia  del  Señor  Jesucristo,  y  el  amol- 
de Dios,  y  la  participación  del  Espíritu  San- 
to, sea  con  nosotros  todos.  Amen. — 2.'  Corin- 
tios, xm.  13. 


HIMNÁEIO. 


1.  Oh  Señor,  yo  no  deseo 
Tus  misterios  penetrar; 
Yo  ta  omnipotencia  veo, 

Y  en  tu  omnipotencia  creo: 
Nada  quiero  preguntar. 

2.  Si  tanto  amor  nos  tuviste 
Siendo  la  eterna  razón, 
Señor,  consuelo  del  triste, 
Dame  la  luz  que  encendiste 
En  la  santa  redención. 

3.  Dirígeme,  sé  mi  guia 
En  la  densa  oscuridad, 
Ilumina  el  alma  mia, 

Y  á  ella  una  chispa  envia 
De)  sol  de  tu  eternidad. 


I.— FÉ. 


FÉ, 

2.' 

Señor,  en  ti  yo  creo, 

Y  siempre  creeré; 

Que  brilla  dentro  el  alma 
La  antorcha  de  la  fé. 

Ai  cielo  ¡cuántas  veces 
La  vista  en  mi  aflicción 
Volví,  y  dulce  consuelo 
Bajaba  al  corazón! 

Si  cuando  en  torno  miro, 
No  encuentro  humano  ser . 
Que  mis  dolores  pueda 
Calmar  ni  aun  comprender, 

¿Cómo  curar  la  herida, 
Cómo  aliviar  la  cruz, 
Si  el  alma  no  inundára 
De  fé  la  santa  luz? 

Es  grato,  si  sufrimos 
En  horas  de  ansiedad, 
Saber  que  desde  el  cielo 
Nos  miras  con  piedad; 

Que  cuentas  nuestras  penas, 
Que  ves  nuestro  dolor, 
Que  escuchas  nuestros  ayes, 

Y  en  vi  as  tu  favor. 

¡Señor,  bendito  seas, 
Bendito  veces  mil! 
Porque  si  artero  el  mundo 
Su  red  nos  arma  hostil, 

En  nuestro  pecho  enciendes 
La  llama  de  la  fé, 


FÉ. 


Y  mundo  y  red  podemos 
Hollar  con  nuestro  pié. 

5.  La  fé  que  al  hombre  anima, 
Tu  más  precioso  don, 

Es  luz  en  las  tinieblas, 
Alivio  en  la  afliciou; 

Amparo  al  desvalido, 
Al  náufrago  salud, 
Venero  de  alegrías, 
Cimiento  á  la  virtud. 

6.  Por  eso  yo  te  adoro, 
Por  eso  creo  en  tí, 

De  quien  dádiva  tanta 
Sin  precio  recibí. 
Confirma  y  acrecienta, 
Señor,  mi  humilde  fé; 

Y  cual  soy  tuyo  ahora, 
Por  siempre  lo  seré. 


1 .  l)e  Dios  el  don  eterno  es  siempre  cierto, 

Por  Cristo  lo  tenemos; 

Y  si  por  el  momento  está  encubierto, 

Creyendo  ya  lo  vemos. 

2.  Del  cielo  hablamos  siempre  con  certeza, 

Lo  que  hay  en  él  sabemos; 

Y  todo  lo  que  Dios  nos  dá  en  promesa, 

Creyendo  ya  lo  vemos. 

o.    Nosotros  somos  hechos  para  el  ciclo, 


J.  B.  Cabreka. 


hn  en  gloria  viviremos: 


1 


ti. 

Ahora  el  ir  allá  es  nuestro  consuelo: 
Creyendo  ya  lo  vemos. 


4.    ¡Oh  Dios!  tus  obras  han  de  conocerse, 
Y  de  ellas  gozaremos; 
Aquello  que  sin  fé  no  puede  verse, 
Creyendo  ya  lo  vemos. 

M.  Cosido. 


1 .  Primero,  eterno  Ser,  incomprensible; 

Patente  y  escondido; 
Aunque  velado  en  gloria  inaccesible, 
De  todos  conocido! 

2.  Santo  Jchová,  cuya  divina  esencia 

Adoro,  mas  no  entiendo, 
Cuando  su  influjo  y  celestial  presencia 
Dichoso  estoy  sintiendo! 

3.  Mientras  más  te  contemplo  y  con  más  ánsia 

Te  sigo,  más  te  alejas; 
Y  tu  bondad  inmensa  y  mi  ignorancia 
Tan  solo  ver  me  dejas. 

4.  Y  ¿cómo,  si  los  cielos  de  los  cielos 

No  bastan  á  encerrarle, 
De  mi  flaca  razón  los  tardos  vuelos 
Llegarán  á  alcanzarte? 

5.  Ella  s<;  pierde  en  el  excelso  abismo 


II.— ALABANZA. 


ALABANZA. 


5 


De  tu  luz  esplendente, 
Y  te  adora,  Señor,  por  esto  mismo 
Más  ciega  y  reverente! 

6.  Que  á  la  osada  razón  tu  lumbre  ciega; 

Y  una  voz  en  mi  oido 
«Contempla, — dice, — adora,  admira  y  ruega; 

Y  gózame  escondido.» 

7.  Yo  así  abismado  en  tanta  maravilla, 

Con  miedo  reverente 
Ceso;  y  humilde  inclino  la  rodilla 

Y  la  devota  frente. 

J.  Mklendez. 


O. 

1.  Al  Dios,  cuyo  poder  en  cielo  y  tierra 

Sabio  y  piadoso  brilla, 
Al  que  adoran  los  ángeles  postrados. 
Dóblese  tu  rodilla. 

2.  Canta  su  nombre  y  su  poder  bendice, 

Su  mandato  obedece, 
Y  aspira  ansioso  al  galardón  suave 
Que  en  la  gloria  te  ofrece. 

o.    No  ante  un  leño  de  joyas  adornado 
Dobles  la  ilusa  frente, 
Ni  en  él  profanes  el  excelso  nombre 
Del  Dios  omnipotente. 

4.    Ni  el  nombre  sacro  temerario  insultes 
Con  vano  juramento, 
Si  no  quieres  que  postre  tu  osadía 
Destructor  escarmiento^ 


6 


ALABANZA. 


5,   En  tu  espíritu  graba  estos  preceptos 
Como  en  la  piedra  dura, 
Para  que  se  derramen  en  tu  vida 
Torrentes  de  ventura. 

Mora. 


1.  ¡Santo!  Santo!  Señor  de  los  cielos! 
¿Quién  podrá  definir  tu  grandeza? 
¿Quién  decir  tu  poder  donde  empieza. 
En  qué  espacio  termina  tu  acción? 

Para  tí  el  infinito  es  un  punto; 
Mide  el  tiempo  sus  siglos  en  vano; 
Y  los  orbes  que  brota  tu  mano, 
Las  arenas  de  un  piélago  son. 

2.  Incansable,  renuevas  de  vida 
Donde  quiera  el  dichoso  atributo; 
Para  darte  el  debido  tributo 
Cada  objeto  recibe  una  voz: 

Su  rugir  les  has  dado  á  los  vientos, 
A  las  aves  su  canto  sonoro, 
A  los  hijos  de  Adam  el  tesoro 
De  una  lengua  que  ensalza  á  su  Dios. 

3.  ¡Salve!  Salve!  Señor  increado, 
Manantial  de  perpétua  delicia, 
Centro  eterno  de  paz  y  justicia, 
Fuente  y  fin  de  la  excelsa  virtud! 

En  tu  gran  creación,  al  insecto 
Más  humilde  un  amparo  previenes. 
Cielos,  orbes,  publiquen  tus  bienes! 
¡Providencia  divina,  salud! 


N.  Y. 


ALABAMZA. 


7 


7. 


1 .  Dios  obra  por  senderos  misteriosos 
Las  maravillas  que  el  mortal  contempla: 
Sus  plantas  se  deslizan  por  los  mares, 

Y  atraviesa  el  espacio  en  la  tormenta. 

2.  En  el  abismo  de  insondables  minas, 
Con  infalible  y  eternal  destreza, 
Atesora  sus  fulgidos  designios, 

Su  soberana  voluntad  despliega. 

3.  Nuevo  valor  cobrad,  medrosos  santos; 
Esas  oscuras  nubes  que  os  aterran 
Derramarán,  de  compasión  preñadas, 
Bendiciones  sin  fin  al  alma  vuestra. 

4.  No  juzguéis  al  Señor  por  los  sentidos, 
Confiad  en  su  gracia  que  es  inmensa: 

Y  tras  de  su  indignado  ceño  esconde 
Plácida  faz  que  el  corazón  serena. 

5.  Ciega  incredulidad  yerra  el  camino, 

Y  su  obra  en  vano  adivinar  intenta: 
Dios  es  su  propio  intérprete,  y  al  cabo 
Todo  lo  ha  de  esplicar  al  que  en  él  crea. 


i.    Dios  se  deleita  en  contemplar  al  justo 
Que  obedece  y  adora, 
Y  el  corazón  dó  la  virtud  humilde 
Como  en  su  templo  mora. 


Mora. 


s 


.ALABA.NZA. 


2.  Desde  su  trono,  en  esplendor  ceñido. 

Contempla  nuestros  males, 

Y  prodiga  al  que  implora  su  clemencia 

Consuelos  celestiales. 

3.  Desde  el  sublime  alcázar  en  que  reina 

Y  en  que  su  gloria  brilla, 
Al  abatido,  al  penitente  exalta 

Y  al  orgulloso  humilla. 

4.  Bendiciones  envía  á  quien  acata 

Su  voluntad  suprema; 

Y  al  que  sus  iras  y  poder  arrostra, 

Perdición  y  anatema. 

5.  Adórele  el  cristiano  en  puro  celo 

Y  en  amor  encendido, 

Y  penetrado  de  dolor  agudo 

Por  haberle  ofendido. 

6.  Adore  su  bondad  inagotable 

Y  su  poder  inmenso, 

No  con  la  pompa  de  profano  rilo, 
Ni  con  fugaz  incienso. 

7.  Adórele  en  espíritu,  y  entone 

Con  fervoroso  canto 
Reverente  loor  al  Padre,  al  Hijo, 

Y  al  Espíritu  Santo. 


i.       Cuanto  soy  y  cuanto  encierro 
Manifiesto  es  para  tí; 
Pues  tu  vista  escrutadora, 
Oh  Señor,  penetra  en  mí. 


Moka. 


ALABANZA . 


9 


Si  se  agita  mi  conciencia. 
Tú  percibes  su  emoción; 
Razonar  ves  á  la  mente, 
Meditar  al  corazón. 

Ves  mis  dudas  ó  esperanzas. 
Mi  sosiego  ó  mi  inquietud, 
Mis  tristezas  ó  alegrías, 
Mi  dolencia  ó  mi  salud. 

Y  hasta  el  íntimo  deseo 
Que  en  mi  pecho  se  abrigó, 
Sin  que  el  labio  lo  expresara 
En  tu  oido  resonó. 

Ya  despierto  ó  ya  dormido, 
Me  circunda  tu  poder; 
Y  es  tu  aliento  que  dá  vida 
El  que  aspiro  por  doquier. 

¡Oh  gran  Dios!  cuando  contemplo 
Tu  infinjta  perfección, 
El  asombro  llena  mi  alma, 
Se  confunde  mi  razón. 

Y  oigo  un  eco  en  mi  conciencia 
Que  me  dice:  «Puro  sé 

En  deseos,  lengua  y  obras, 
Porque  Dios  siempre  te  vé.» 


1.       La  diestra  del  Excelso 
Mostróme  su  poder: 
En  la  tenaz  batalla 
Me  ha  ayudado  á  vencer. 


J.  B.  Cabrera. 


i  o 


ALABANZA, 


Ella  me  dio  la  vida, 

Y  ya  no  he  de  morir, 
Porque  de  su  excelencia 
La  gloria  he  de  decir. 

2       Cuando  me  vi  afligido 
A  Jehová  clamé, 

Y  en  su  enefablc  nombre 
Tan  sólo  tuve  fe: 

El  corrigió  mis  yerros, 
Viendo  mi  corazón, 

Y  así  veré  la  eterna 
Tierra  de  promisión. 

3.  A  ti,  Señor,  deseo 
Mi  canto  enderezar; 
Sobre  mi  tosca  lira 
Elevo  mi  cantar: 

Del  polvo  levantado 
Por  tu  poder  me  vi; 
Por  eso,  Dios  eterno, 
Mi  voz  levanto  á  tí. 

4.  Sólo  él  del  universo 
Es  la  piedra  angular. 
La  redondez  del  mundo 
Es  de  Jehová  el  altar. 

Cantemos  pues  su  gloria 
En  plácida  canción, 

Y  nuestras  voces  lleguen 
A  la  eternal  mansión. 


1 .     ¡Dios  santo  y  fuerte! — Tú  por  tu  Amado 
Pe  horrible  muerte, — ¡Padre  y  Señor! 


ALABANZA. 


Nos  has  librado; — Con  él  la  suerte 
Nos  has  legado. — Tai  es  tu  amor. 

2.  De  tí  alcanzamos — Todos  los  bienes 
De  que  gozamos, — ¡Padre  y  Señor! 
Tú  nos  detienes — Si  tropezamos, 

Y  nos  mantienes. — Tal  es  tu  amor. 

3.  Siempre  fecundo — Tú  nos  prodigas 
Tu  amor  profundo, — ¡Padre  y  Señor! 

Y  tú  mitigas — En  este  mundo 
Nuestras  fatigas. — Tal  es  tu  amor. 

4.  Tú  nos  preservas — De  todos  males 

Y  nos  conservas, — ¡Padre  y  Señor! 
De  tus  caudales — Tú  nos  reservas 
Los  celestiales. — Tal  es  tu  amor. 

5.  La  gran  victoria — Que  nos  destinas, 
Será  en  memoria, — ¡Padre  y  Señor! 
Por  tus  doctrinas — Hácia  la  gloria 
Nos  encaminas. — Tal  es  tu  amor. 


1.  ¡Señor,  tú  eres  santo!  yo  adoro,  yo  creo: 
Tu  cielo  es  un  libro  de  páginas  bellas, 

Do  en  noches  tranquilas  mi  símbolo  leo 

Que  escribe  tu  mano  con  signos  de  estrellas. 

2.  Plegadas  de  espanto  las  trémulas  alas, 
Delante  del  trono  tus  ángeles  ves. 

¿Quién  sabe  tus  glorias?  ¿Quién  cuenta  tus  galas, 
Si  el  sol  es  el  polvo  que  pisan  tus  piés? 

3.  El  mar  á  la  tierra  pregunta  tu  nombre, 


M.  Cosido. 


12 


ALABANZA. 


La  tierra  á  las  aves  que  tienden  su  vuelo; 
Las  aves  lo  ignoran,  preguntan  al  hombre; 
El  hombre  lo  ignora,  pregúntalo  al  cielo. 

4.  ¡Señor,  tú  eres  santo!  yo  te  amo,  yo  espero: 
Tus  dulces  bondades  cautivan  el  alma. 

Mi  pecho  gastaron  con  diente  de  acero 
Los  gustos  del  mundo  vacíos  de  calma. 

5.  Son  gustos  falaces  que  pasan  cual  flores, 
Efímeras  dichas,  verdura  en  las  eras. 

Ah!  dame  la  vida  de  dias  mejores, 
Sin  hoy,  sin  mañana,  sin  horas  ligeras. 

6.  Concede  á  mis  penas  la  luz  de  bonanza, 
La  paz  á  mis  noches,  la  paz  á  mis  dias, 
Tu  amor  á  mi  pecho,  tu  fé  y  tu  esperanza, 
Que  es  bálsamo  puro  que  al  ánima  envías. 


¡Señor,  yo  te  conozco!  La  noche  azul  serena 
Me  dice  desde  lejos:  «Tu  Dios  se  esconde  allí.» 
Pero  la  noche  oscura,  la  de  nublados  llena, 
Me  dice  más  pujante:  «Tu  Dios  se  acerca  á  tí.» 


Te  acercas,  sí;  conozco  las  orlas  de  tu  manto 
En  esa  ardiente  nube  con  que  ceñido  estás; 
El  resplandor  conozco  de  tu  semblante  santo, 
Cuando  al  cruzar  al  éter,  relampagueando  vás 


J.  Arólas. 


L 


2. 


3. 


Conozco  de  tus  pasos  las  invisibles  huellas 


ALABANZA. 


13 


Del  repentino  trueno  en  el  crujiente  son; 
Las  chispas  de  tu  carro  conozco  en  las  centellas, 
Tu  aliento  en  el  rugido  del  rápido  aquilón. 
4. 

¿Quién  ante  tí  parece?  ¿Quién  es  en  tu  presencia 
Mas  que  una  arista  seca,  que  el  aire  vá  á  romper? 
Tus  ojos  son  el  dia,  tu  soplo  es  la  existencia; 
Tu  alfombra  el  firmamento,  la  eternidad  tu  sér. 

5. 

;Sefíor,  yo  te  conozco!  Mi  corazón  te  adora;  ■ 
Mi  espíritu  de  hinojos  ante  tus  piés  está: 
Pero  mi  lengua  calla,  porque  mi  lengua  ignora 
Los  cánticos  que  llegan  al  grande  Jehová. 

J.  Zorrilla. 


14. 

1 .  Dios  nuestro  apoyo  en  los  pasados  siglos, 
Nuestra  esperanza  en  afios  venideros, 
Nuestro  refugio  en  hórrida  tormenta, 

Y  nuestro  hogar  eterno. 

2.  Bajo  la  sombra  de  tu  excelso  trono 
En  dulce  paz  tus  santos  residieron. 
Tu  brazo  sólo  á  defendernos  basta, 

Y  nuestro  amparo  es  cierto. 

3.  En  nuestra  vida  toda  y  en  la  muerte 
En  tu  promesa  nuestra  fé  ponemos; 

Y  nuestros  hijos  cantarán  gozosos, 

Cuando  hayamos  ya  muerto: 

4.  Dios,  nuestro  apoyo  en  los  pasados  siglos, 


14 


ALABANZA. 


3, 


4. 


estra  esperanza  en  años  venideros, 
tú  nuestra  defensa  en  esta  vida, 
Y  nuestro  hogar  eterno. 


Proclamen  las  naciones, 
Divulguen  ciclo  y  tierra 
Del  Dios  que  adora  mi  alma 
La  paternal  clemencia. 

Levántense  a  su  gloria, 
Con  resonancia  eterna, 
De  bendición  mil  himnos 
Que  llenen  las  esferas. 

Tú  eres,  mi  Dios,  tú  eres 
Misericordia  inmensa, 
Poder  inenarrable, 
Fidelidad  suprema. 

En  tanto,  ¡gloria!  entonen 
Los  cielos  y  la  tierra, 
De  bendición  mil  himnos 
Llenando  las  esferas. 

Y  en  lo  interior  del  alma, 
Con  voz  que  él  sólo  entienda, 
Del  Bienhechor  divino 
Bendito  el  nombre  sea. 


Mora., 


N.  V. 


ALABANZA. 


16. 


Por  siempre,  Señor,  tu  nombre 
Bendecirá  el  labio  mió: 
Proclamaré  tus  bondades, 
Cantaré  tu  poderío. 

Para  que  el  desventurado 
Que  suerte  enemiga  hiere, 
En  tus  piedades  confie, 
En  tu  protección  espere. 

Porque  tú  al  humilde  exaltas, 

Y  tú  al  orgulloso  humillas; 

Y  en  uno  y  otro  decreto 
Justo  y  poderoso  brillas. 

Cántense  doquier  las  glorias 
De  nuestro  Dios,  almas  justas, 
Del  que  mora  omnipotente 
En  las  regiones  augustas. 

Él  la  oración  no  desdeña 
Del  fiel  que  su  amor  implora; 

Y  nuestros  llantos  enjuga 
Su  mano  consoladora. 


Mora, 


Del  uno  al  otro  polo, 
Oh  pueblos  y  naciones, 
Con  plácidas  canciones 
A  Dios  glorificad; 


ALABANZA. 

Pues  su  bondad  inmensa 
Revela  á  cada  instante, 
Para  que  el  hombre  cante 
Eterna  su  verdad. 

De  un  siglo  en  otro  siglo 
Pasando  las  edades, 
Eternas  sus  bondades 
Sin  número  serán; 

Y  sin  cambiar  en  nada, 
Nuestros  hijos  y  nietos 
De  su  verdad  completos 
Los  dones  gozarán. 


Al  trono  majestuoso 
Del  Dios  omnipotente 
Humildes  vuestra  frente, 
Naciones,  inclinad. 

El  es  el  Sér  Supremo, 
Señor  de  cuanto  existe; 
Y  nada  al  fin  resiste 
Al  grande  Jehová. 

Del  polvo  de  la  tierra 
Formónos  complacida 
Su  mano,  y  diónos  vida 
Su  aliento  creador. 

Y  ai  vernos  después  ciegos 
En  la  maldad  sumidos, 
Cual  padre  á  hijos  queridos 
Salud  nos  proveyó. 


ALABANZA. 


L7 


La  gratitud  sincera 
Nos  dictará  canciones, 

Y  en  coro  dulces  sones 
Al  cielo  subirán: 

Con  los  celestes  himnos 
Armónica  alianza 
Formando,  su  alabanza 
Doquier  resonará. 

Señor,  á  tu  palabra 
Los  mundos  obedecen, 

Y  del  mortal  perecen 
La  ciencia  y  altivez . 

Tu  amor  y  verdad  solos 
En  linda  habrán  menguado, 
Después  que  hayan  cesado 
Los  siglos  de  correr. 


Dad  á  Dios  inmortal  alabanza. 
Su  merced,  su  verdad  nos  inunda; 
Es  su  gracia  en  prodigios  fecunda. 
Sus  mercedes  humildes  cantad. 

Al  Señor  de  señores  dad  gloria, 
licy  d<i  reyes,  poder  sin  segundo; 
Morirán  los  señores  del  mundo, 
Mas  su  reino  no  acaba  jamás. 

Las  naciones  vió  en  vicios  sumidas, 
Y  sintió  compasión  en  su  seno; 
De  prodigios  de  gracia  está  lleno. 
Sus  mercedes  humildes  cantad. 


J.  B.  Cabrera. 


a 


18 


ALABANZA, 


A  su  pueblo  llevó  por  la  mano 
A  la  tierra  por  él  prometida; 
Por  los  siglos  sin  fin  le  dá  vida, 

Y  el  pecado  y  la  muerte  caerán. 

3.       A  su  Hijo  envió  por  salvarnos 
Del  pecado  y  la  muerte  inherente. 
De  prodigios  de  gracia  es  torrente. 
Sus  mercedes  humildes  cantad. 
Por  el  mundo  su  mano  nos  lleva, 

Y  al  celeste  descanso  nos  guia. 
Su  bondad  vivirá  eterno  dia, 
Cuando  el  mundo  no  exista  ya  más. 


1.  Cantad  alegres  al  Señor,  ahora 
Que  en  maravillas  se  señala  tanto, 
Un  nuevo  canto,  que  en  humana  lira 

Nunca  sonára. 

2.  Con  el  auxilio  de  su  diestra  solo, 
Sin  más  apoyo  que  su  fuerte  brazo, 
Rompido  el  lazo  de  la  muerte  dura, 


3.  Triunfa,  y  glorioso  Salvador  al  orbe 
Claro  se  muestra  en  inmortal  victoria, 
Y  hace  notoria  su  verdad  al  ciego 

Fiero  pagano. 

4.  La  tierra  toda  á  nuestro  Dios  aclame, 
Festivo  canto  en  su  recinto  suene, 
Que  el  aire  llene  de  alegría,  y  todo 


Mora. 


Salva  su  pueblo. 


Júbilo  sea. 


T.  G.  Carvajal. 


ALABANZA . 


19 


21. 

t.       Cantad  alegres  al  Señor, 
Mortales  todos  por  doquier; 
Servidle  siempre  con  amor, 
Obedecedle  con  placer. 

%       Con  gratitud  culto  prestad 
Al  Creador  que  el  ser  os  dió; 
El  nombre  augusto  venerad 
Del  que  cual  hijos  os  amó. 

3.      Su  pueblo  somos:  salvará 
A  sus  ovejas  el  Pastor; 
Ninguna  de  ellas  faltará, 
Si  fuere  íiel  á  su  Señor. 

1.       De  su  promesa  el  alto  don 
Pió  nos  dió  y  sabrá  cumplir; 
A  nuestra  vez  el  corazón 
Démosle  puro  hasta  el  morir. 


22. 

1 .  Cantad  alegres  al  Señor  divino, 
Vosotros  todos  que  habitáis  la  tierra; 
Servidle;  con  placer,  con  alegría, 

Y  entrad  con  alborozo  en  su  presencia. 

2.  Y  s:»bed  (pie  <•!  Señor  es  el  Dios  solo 
A  quien  puede  adorar  el  alma  nuestra, 

Y  es  el  único  Dios,  á  quien  debemos 
Culto  y  honor,  amor  y  reverencia. 


20 


ALABANZA. 


3.  Porque  fué  quien  nos  hizo,  y  no  nosotros, 
Pues  sin  él  nuestro  ser  la  nada  fuera; 

Y  solo  de  su  amor  y  sus  bondades 
Tener  pudimos  vida  y  existencia. 

4.  Que  somos  pueblo  suyo  y  su  rebaño, 
Que  en  sus  pastos  benévolo  sustenta. 
Venid,  pues,  todos  á  ofrecerle  gracias 
Por  beneficios  de  tan  alta  esfera. 

N.  Y. 


23. 

1.  Al  Señor  nuevo  salmo  conviene 

Cantar  que  resuene 
Hoy  con  tonos  y  música  nueva; 
De  sus  santos  ta  iglesia  le  alabe; 

Ningún  otro  sabe; 
Fuera  de  ella  ninguno  se  atreva. 

2.  Con  su  Dueño  y  autor  soberano 

Alégrese  ufano 
Israel,  y  haga  mil  regocijos 
A  su  Rey  y  Señor  poderoso 

Sion  venturoso; 
Con  placer  le  festejen  sus  hijos. 

3.  Pues  también  el  Señor  se  complace 

Y  grato  se  hace 
Con  su  pueblo,  y  con  él  se  recrea; 

Y  por  manso  y  humilde  le  estima 

Y  en  alto  sublima, 

Y  le  dá  la  salud  que  desea. 

4.  Rebosando  gloriosa  alegría, 


ALABANZA. 


Los  santos  un  dia 
Vivirán  en  eterna  bonanza, 
Descansados  en  paz  y  serenos, 

De  males  ajenos, 
Y  entonando  por  siempre  alabanza. 

T.  G.  Carvajal. 


24. 

Al  Rey  glorioso  de  tierra  y  cielo 
Gratos  rindamos  adoración, 

Y  celebremos  acá  en  el  suelo 
Sus  maravillas  que  eternas  son. 

El  nuestro  escudo,  la  fortaleza 
Donde  radica  nuestra  salud. 
Él  oscurece  con  su  belleza 
Los  resplandores  de  la  virtud. 

Ante  sus  iras  el  mundo  calla, 
Cuando  enojado  por  la  maldad 
Viene  en  las  nubes,  y  el  rayo  estalla 

Y  es  su  carroza  la  tempestad. 

Cuanto  la  tierra  bueno  contiene 
En  sus  entrañas  y  en  su  exterior, 
Tu  poderío  creó  y  sostiene 
En  benelicio  nuestro,  oh  Señor. 

De  tus  bondades,  que  son  sin  cuento, 
¿Quién  el  tesoro  podrá  apreciar? 
Flotan  en  nubes,  [luvias  y  viento, 
Montes  y  valles,  rios  y  mar. 

De  humilde  barro  flacas  hechuras, 
Corrido  habernos  del  mal  en  pos; 


ALABAN/ A , 


Mas  tú  te  muestras  á  tus  criaturas 
Padre  amoroso,  benigno  Dios. 

7.       Tu  amor,  cual  deben,  solo  en  el  cielo 
Los  serafines  saben  cantar.... 
¡Oh!  si  sus  cantos  en  este  suelo 
Nos  fuera  al  ménos  dado  imitar! 

J.  B.  Cabrera. 


25. 

1.  Aquí  juntos  reunidos 
Alabárnoste,  Señor: 

A  tus  hijos  muy  queridos 
Les  concedes  este  honor. 

Adorarte  y  alabarte 
Sea  nuestra  ocupación: 
Que  podamos  proclamarte 
Dios  de  nuestra  salvación. 

2.  Siempre  seas  alabado 
Por  tu  inmensa  caridad, 
Oh  gran  Dios,  y  celebrado 
Seas  en  la  eternidad. 

Tú,  Señor,  eres  benigno, 
Tú  perdonas  con  amor; 
he  tus  hijos  tú  eres  digno 
De  recibir  el  loor. 

M.  Cosido. 


ALABANZA 


26. 

Venid,  los  que  al  Señor  amáis  de  veras, 
Vuestra  alegría  y  gozo  proclamad; 
Dadle  expresión  en  cantos  armoniosos 
Y  el  trono  rodead. 

Desterremos  los  tristes  pensamientos, 
Desterremos  el  duelo  y  el  pesar; 
La  religión  no  se  propuso  nunca 
Nuestro  placer  menguar. 

Los  que  nunca  á  su  Dios  reconocieron, 
Los  que  él  rechace,  niegúense  á  cantar; 
Mas  los  queridos  por  el  Rey  del  cielo, 
Su  amor  publicarán. 

Los  hombres  de  la  gracia  han  descubierto 
Que  la  gloria  en  la  tierra  brotó  ya. 
La  esperanza  y  la  fó  en  la  tierra  humilde 
Pueden  sus  frutos  dar. 

La  cumbre  de  Sion  sacros  productos 
Nos  brinda  y  de  dulzura  sin  igual, 
Aun  ántes  de  llegar  á  los  coníines 
Del  campo  celestial. 

Mil  cantos,  pues,  gozosos  entonemos, 
Cesemos  de  gemir  y  de  llorar: 
Por  los  campos  de  Dios  vamos  marchando 
A  la  gloria  eternal. 

Mora. 


-2A 


AJLABANZA 


27 

Nunca,  Dios  mió,  cesará  mi  labio 
De  bendecirle,  de  cantar  tu  gloria; 
Porque  conservo  de  tu  amor  inmenso 
Grata  memoria. 

Cuando  perdido  en  mundanal  sendero, 
No  me  cercaba  sino  niebla  oscura, 
Tú  me  miraste,  y  alumbróme  un  rayo 
De  tu  luz  pura. 

Cuando  inclinaba  mi  abatida  frente 
Del  mal  obrar  el  oneroso  yugo, 
Dulce  reposo  y  eficaz  alivio 
Darme  te  plugo. 

Cuando  los  dones  malgasté  á  porfía 
Con  que  á  mi  alma  pródigo  adornaste; 
«Padre,  he  pecado,»  con  dolor  te  dije, 
Y  me  abrazaste. 

Cuando  en  sus  propios  méritos  fiaba, 
Nunca  mi  pecho  con  amor  latia; 
Hoy  de  amor  late,  porque  en  tus  bondades 
Sólo  confia. 

Y  cuando  exhale  mi  postrer  aliento 
Para  volar  á  tu  eternai  presencia, 
Cierto  hallaré  con  tu  justicia  unida 
Dulce  clemencia. 

Oh!  nunca,  nunca  cesará  mi  labio 
De  bendecirte,  de  cantar  tu  gloria; 
Porque  conservo  de  tu  amor  inmenso 
Grata  memoria. 

J.  B.  Cabrera, 


ALABANZA. 


28. 

¡Gloria  a  Dios!  porque  su  gracia 
En  nosotros  abundó, 

Y  su  fiel  misericordia 
En  nosotros  se  mostró. 

¡Gloria  á  Dios!  porque  no  mira 
Nuestra  vieja  iniquidad, 
Mas  bondoso  nos  reviste 
De  justicia  y  santidad. 

Gloria  áDios!  que  de  fé  pura 
Hinche  nuestro  corazón, 

Y  del  Hijo  que  ama  tanto 
Nos  concede  el  sumo  don. 

¡Gloria  á  Dios!  que  aquí  nos  une 
En  perfecta  y  dulce  paz, 
Por  su  diestra  protegidos, 
Alumbrados  por  su  faz. 

¡Gloria  á  Dios!  á  quien  complace 
Recibir  nuestra  oración, 
Nuestros  cantos  de  alabanza, 
Nuestra  pura  adoración. 

¡Gloria  á  Dios!  que  en  abundancia 
Sus  bendiciones  nos  da. 

Y  si  esto  es  en  la  tierra, 
En  los  cielos  ¿qué  será? 

J.  B.  Cabrera, 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


Cual  bálsamo  que  mitiga 
Tenaz  y  acerbo  dolor, 
Es  para  el  alma  angustiada 
Saber  que  Dios  es  amor, 

Venero  que  proporciona 
Riquezas  de  gran  valor,  . 
Es  para  el  alma  salvada 
Sentir  que  Dios  es  amor. 

¡Amor  el  Dios  de  los  cielos! 
¡Amor  el  excelso  Rey! 
;Amor  su  invicta  potencia! 
; Amor  su  corona  y  ley! 

Palpita,  corazón  mió, 
Gozoso  por  tanto  amor; 

Y  eleva  con  tus  latidos 
Utí  cántico  en  su  loor. 

Amor  bendito,  que  tienes 
De  los  mortales  piedad, 

Y  en  abundancia  deparas 
Salud  á  la  humanidad! 

Por  tí  desciende  á  nosotros 
El  Hijo  eterno  de  Dios, 

Y  vida  y  paz  y  consuelo, 
De  él  descienden  en  pos. 

Por  ti  los  cielos  sonríen, 
La  tierra  siente  placer....! 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


27 


Lo  que  otros  siglos  no  vieron. 
Nosotros  podemos  ver. 

Bendice  á  Dios,  alma  mía, 
Abraza  á  tu  Salvador; 
Adórale  y  testifica 
Que  es  infinito  su  amor. 


Cuando  el  mundo  ciego  yace 
Olvidando  á  su  Señor, 
De  los  celestiales  coros 
Resuena  la  dulce  voz: 
Gloria  sea  en  las  alturas 
Al  omnipotente  I)ios. 

No  hay  ya  paz  sobre  la  tierra, 
Roto  el  lazo  fraternal; 
Solo  del  hombre  en  el  pecho 
Arden  codicia  y  afán; 
Mas  de  Dios  los  mensajeros 
A  la  tierra  anuncian  paz. 

En  su  ceguedad  el  hombre 
Quebranta  de  Dios  la  ley, 
De  su  voluntad  se  aparta; 
Pero  Dios  que  es  Padre  fiel, 
Perdona  al  hombre,  y  demuestra 
Buena  voluntad  por  él. 

Pues  al  humano  linaje 
Con  tantas  veras  amó, 
Que  i  su  Unigénito  onvi;i. 


J.  B.  Cabrera. 


•2s 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


Por  salvar  al  pecador, 
Sin  que  al  pecador  exija 
Más  que  fé  y  adoración. 

5.  Bendito,  Señor,  por  siglos 

Seas  por  tanta  bondad; 
Publiquen  tus  alabanzas 
Nuestros  labios  sin  cesar, 
Y  disponnos  con  tu  auxilio 
Para  hacer  tu  voluntad. 

J.  B.  Cabrera. 


31. 

1        Venid,  pastorcillos, — Venid  á  adorar 
Al  Rey  de  los  cielos — Que  nacido  está. 
Sin  ricas  ofrendas — No  temáis  llegar, 
Que  al  Niño  le  agradan — La  fé  y  voluntad. 

2.  Un  rústico  techo — Abrigo  le  dá, 
Porcuna  un  pesebre, — Por  templo  un  portal. 
En  lecho  de  pajas — Incógnito  está, 
Quien  vé  las  estrellas — A  sus  piés  brillar. 

3.  Hermoso  lucero — Le  vino  á  anunciar, 
Y  mag-os  de  Oriente — Buscándole  van: 
Delante  se  postran — Del  Rey  de  Judá, 
De  incienso,  oro  y  mira — Tributo  le  dán. 

N.  Y. 


32. 

1 .  Suenen  dulces  himnos,  gratos  al  Señor, 
Y  óiganse  en  concierto  universal! 


VÍDA  DE  JESUCRISTO. 


29 


Desde  el  alto  cielo  baja  el  Salvador 
Para  beneficio  del  mortal. 

Coro. — ¡Gloria!  gloria  sea  á  nuestro  Dios! 
¡Gloria!  sí,  cantemos  á  una  voz. 

Y  el  cantar  de  gloria  que  se  oyó  en  Belén, 

Sea  nuestro  cántico  también. 

Montes  y  collados  fluyan  leche  y  miel, 

Y  abundancia  esparzan  y  solaz. 
Gócense  los  pueblos,  gócese  Israel; 

Que  á  la  tierra  viene  ya  la  paz. — floro. 

Salte,  de  alegría  lleno  el  corazón, 

La  abatida  y  pobre  humanidad; 
Dios  se  compadece  viendo  su  aflicción, 

Y  le  muestra  buena  voluntad. — Coro. 

Lata  en  nuestros  pechos  noble  gratitud 
Hacia  el  que  nos  brinda  redención; 

Y  á  Jesús  el  Cristo,  que  nos  dá  salud, 

Tributemos  nuestra  adoración. — Coro. 


One  hizo  Dios  co|  bondad  suma, 
En  Judea  se  consuma, 
Y  el  imperio  del  mal  cesa. 

•í.       Del  seno  virgíneo  nace 


J.  B.  Cabrera. 


I. 


Que  humilló  la  idolatría, 
Lucen  ya  más  que  albo  dia 
Ráfagas  esplendorosas. 


2. 


Pues  ya  la  inmortal  promesa 


30 


\ 1 1> A  DE  JESUCRISTO. 


La  esperanza  de  la  tierra, 

En  quien  nuestro  bien  se  encierra, 

En  quien  Jehová  se  complace. 

4.  Nace  el  Niño  que  á  los  hombres 
Ha  de  dar  un  bien  cumplido: 

El  Justo,  el  Santo,  ei  Ungido, 
Ei  Redentor,  son  sus  nombres. 

5.  Al  que  darán  testimonio 
Gozosos  los  firmamentos; 

El  que  romperá  en  fragmentos 
Las  cadenas  del  demonio. 

6.  El  que  triunfante  en  la  lid 
Contra  el  poder  del  inlierno, 
Fija  su  dominio  eterno 

En  el  trono  de  David. 


1.  Oid  un  son  en  alta  esfera: 
«En  los  cielos  gloria  á  Dios, 
Y  al  mortal  paz  en  la  tierra,» 
Canta  la  divina  voz. 

Con  los  cielos  alabemos 
AI  eterno  Rey,  cantemos 
A  Jesús,  á  nuestro  bien, 
Con  el  coro  de  Belén. 
Canta  la  divina  voz: 
«¡En  los  cielos  gloria  á  Dios!» 

2.  El  Señor  de  los  señores, 
El  Ungido  celestial, 

A  salvar  los  pecadores 


Mora. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


Bajó  al  seno  virginal. 
Loor  al  Verbo  encarnado 
En  la  humanidad  velado; 
Gloria  al  Santo  de  Israel, 
Cuyo  nombre  Emanuel. 
Canta  la  divina  voz: 
«¡En  los  cielos  gloria  á  Dios!)) 

Príncipe  de  paz  eterna, 
Gloria  á  tí,  Señor  Jesús; 
Entregando  el  alma  tierna, 
Tú  nos  traes  vida  y  luz. 
Has  tu  majestad  dejado, 
Y  buscarnos  te  has  dignado; 
Para  darnos  el  vivir 
A  la  muerte  quieres  ir. 
Canta  la  divina  voz: 
«¡En  los  cielos  gloria  á  Dios!)) 


1 .  ;Oh  gloria  indescriptible! 
¡Prodigio  sin  segundo! 
Dios  mismo  viene  al  mundo 
Naciendo  de  mujer: 

Y  vemos  en  sus  brazos, 
Al  seno  recogido 
Cual  niño  desvalido, 
De  ciclo  y  tierra  al  lley. 

2.  ¡Venid,  gentes  y  pueblos, 
Venid  con  alan  santo! 

No  os  cause  iñudo  espanto 
La  densa  lobreguez; 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 

Pues  brotan  de  esta  noche 
Divinas  claridades, 
Que  todas  las  edades 
Verán  resplandecer. 

Venid,  que  al  natalicio 
Del  Niño  dulce  y  tierno, 
Se  estremeció  el  averno 
Con  todo  su  poder; 

Y  coros  celestiales 
Cantando  el  nacimiento, 
Con  jubiloso  acento 
Nos  llaman  á  Belén. 

Mas  no  en  soberbio  alcázar 
Busquéis  al  regio  infante, 
So  púrpura  brillante 
Ni  expléndido  dosel. 

Su  cuna  es  un  pesebre, 
Sus  galas  la  pobreza, 
Sus  timbres  de  nobleza 
Olvido  de  Israel. 

¡Oh  célico  Monarca, 
Que  tan  sin  pompa  vienes, 
Aunque  en  tus  manos  tienes 
De  todo  el  órbe  el  ser! 

Que  siempre  nos  inspire 
Tu  santo  nacimiento 
Feliz  desprendimiento, 
Modestia  y  sencillez. 

N.  Y. 


VIDA  DE  JESUCRISTO . 


33 


36.  . 

t .       ¡Oh  ciudad  de  David,  Belén  dichosa, 
En  tí  nos  es  nacido  un  Salvador! 
Saltad  llenas  de  júbilo,  naciones, 

Y  de  coros  celestes  en  unión 
Entonad  con  acordes  armoniosos, 
¿Gloria  al  recien  nacido  Redentor! 

2.  El  Verbo,  el  unigénito  del  Padre, 
De  tierra  y  ciclos  cternal  Señor, 
Con  nuestra  carne  su  Deidad  velando, 
Entre  nosotros  á  morar  bajó; 

Del  seno  puro  de  una  virgen  nace: 
¡Gloria  al  recién  nacido  Redentor! 

3.  En  humilde  pesebre  recostado 
Mirad  al  Niño,  de  Justicia  Sol; 

Su  gloria  deja  y  á  los  hombres  viene, 
A  elevar  á  los  hombres  hasta  Dios; 
Nace,  y  al  hombre  de  la  muerte  exime: 
¡Gloria  al  recién  nacido  Redentor! 

4.  Su  pobreza  á  los  hombres  enriquece, 
Su  humildad  nos  eleva  á  grande  honor. 
Es  el  Maestro  que  adoctrina  al  mundo; 
Penetre  su  enseñanza  al  corazón. 

Y  agradecidas  canten  nuestras  lenguas, 
¡Gloria  al  recien  nacido  Redentor! 

J.  "B.  Cabrera. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


37. 


Venid,  fieles  todos;  á  Belén  marchemas 
De  gozo  triunfantes,  henchidos  de  amor, 

Y  al  Rey  de  los  cielos  humilde  veremos: 
Venid,  adoremos  á  Cristo  el  Señor. 

El  que  es  Hijo  eterno  del  eterno  Padre, 

Y  Dios  verdadero  que  al  mundo  creó, 
Al  seno  virgíneo  bajó  de  una  madre: 
Venid,  adoremos  á  Cristo  el  Señor. 

En  pobre  pesebre  yace  reclinado, 
Al  hombre  ofreciendo  eternal  salvación, 
El  santo  Mesías,  el  Verbo  humanado: 
Venid,  adoremos  á  Cristo  el  Señor. 

Cantad  jubilosas,  célicas  criaturas; 
Resuenen  los  cielos  con  vuestra  canción: 
¡Al  Dios  bondadoso  gloria  en  las  alturas! 
Venid,  adoremos  á  Cristo  el  Señor. 

Jesús,  celebramos  tu  bendito  nombre 
Con  himnos  solemnes  de  grato  loor; 
Por  siglos  eternos  adórete  el  hombre. 
Venid,  adoremos  á  Cristo  el  Señor. 


J.  B.  Cabrera. 


Los  heraldos  celestiales 
Cantan  con  harpada  voz: 
¡Gloria  al  Rey  recién  nacido, 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


Que  del  cielo  descendió! 
Paz,  misericordia  plena, 
Franca  reconciliación 
Entre  Dios,  tan  agraviado, 

Y  el  mortal  que  le  ultrajó. 

2.  Al  potente  Rey  de  reyes, 
Eternamente  Señor; 

Al  Ungido,  que  en  lo  alto 
Se  le  rinde  adoración, 

Y  ante  quien  los  serafines 
Su  faz  cubren  con  temor, 
Vcdle  de  mujer  nacido, 
Refugiado  en  un  mesón. 

3.  La  Divinidad  sublime 
En  la  carne  se  veló; 

Ved  á  Dios  morando  en  carne 

Y  adorad  al  Hombre-Dios. 
Emanuel,  Dios  con  nosotros, 
A  la  tierra  descendió; 

Y  hecho  hombre,  con  los  hombres 
Tiene  ya  su  habitación. 

4.  ¡Salve,  Príncipe  glorioso 
De  la  paz  y  del  perdón; 
Salve  á  tí,  que  de  Justicia 
Eres  el  divino  Sol! 

Luz  y  vida  resplandecen 
A  tu  grata  aparición, 

Y  en  tus  blancas  alas  traes 
La  salud  al  pecador. 

5.  Nace  manso,  despojado 
De  su  gloria  y  esplendor, 
Porque  no  muramos  ioioñ 
Kn  justa  condenación; 


36 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


Nace,  sí,  para  que  el  hombre 
Tenga  en  él  resurrección; 
Nace  para  que  renazca 
A  la  vida  el  pecador. 

6.  Ven,  oh  tú  de  las  naciones 
Deseado  con  ardor; 

Ven,  simiente  vencedora 
Que  Moisés  profetizó; 
Ven,  aplasta  la  cabeza 
Ponzoñosa  del  dragón 
Que  el  veneno  del  pecado 
En  nosotros  infiltró. 

7.  Borra  tú  la  semejanza 
Que  el  primer  Adam  nos  dió; 
Y  á  la  tuya,  Adam  perfecto, 
Forma  nuestro  corazón. 
Desde  el  trono  do  te  sientas 
Como  Hombre  y  como  Dios, 
¡Oh  Jesús!  pon  en  nosotros 
Tu  maravilloso  amor. 

P.  Castro. 


39. 

1.  ¡Cristianos!  media  noche:  hora  solemne 
En  que  Dios  bajó  en  hombre  trasformado, 
Para  borrar  las  manchas  del  pecado 

Y  del  Padre  aplacar  así  el  furor. 

2.  Se  agita  lleno  de  esperanza  el  mundo, 
Porque  esta  noche  un  Salvador  le  diera; 

Y  libertad  arrodillado  espera; 
¡Nueva  feliz!  ¡hé  aquí  ya  el  Redentor! 


vida  DE  JESUCRISTO. 


37 


3.  Que  de  la  fé  la  luz  ardiente  sea 
A  la  cuna  del  Niño  nuestro  guia, 
Como  á  los  Magos  del  Oriente  un  dia 
Condujo  de  la  estrella  el  resplandor. 

4.  Si  por  nosotros  nace,  sufre  y  muere, 
Que  nuestra  gratitud  á  Dios  mostremos; 
De  libertad  el  cántico  entonemos: 
;Hosana!  ¡hosanas  mil  al  Redentor! 

J.  de  Palma, 


40. 

1.  Jesucristo  nació  pobre 
En  un  mesón  de  Belén; 

Y  yo  abundancia  que  sobre 
Quiero  para  mi  sosten. 

El  despreció  su  riqueza, 
Para  darme  ejemplo  á  mí; 
Yo  aborrezco  la  pobreza... 
¡Ay!  su  lección  no  aprendí. 

2.  Mi  Jesús  no  tuvo  cuna 
Que  le  pudiera  mecer; 
Yo  persigo  la  fortuna, 

Y  la  anhelo  poseer. 

El  sufrió  necesidades 
Para  darme  ejemplo  á  mí; 
Busco  yo  comodidades... 
¡Ay!  su  lección  no  aprendí. 

3.  Jesús  á  humildes  pastares 
Anunció  su  navidad; 

Yo  busco  do  altos  señores 


VIDA  DE  JESUCRISTO, 


El  aplauso  y  la  amistad. 
El  recibía  al  pequeño, 
Para  darme  ejemplo  á  mí; 
Al  humilde  yo  desdeño... 
;Ay!  su  lección  no  aprendí. 

4.  Jesús  desde  el  alto  cielo 
Al  mundo  bajó  á  morar; 
Yo,  vil  gusano  del  suelo, 
La  gloria  quiero  escalar. 

El  paciente  se  humillaba, 
Para  darme  ejemplo  á  mí; 
Yo  estimulo  á  quien  me  alaba... 
¡Ay!  su  lección  no  aprendí. 

5.  Jesús  manso  y  compasivo, 
Lleno  de  amor  y  bondad; 
Yo  en  mis  defectos  altivo, 
Y  en  mis  obras  sin  piedad. 

El  en  nacimiento  y  vida 
Fué  el  modelo  para  mí; 
A  imitarle  me  convida, 
Pero  yo  no  le  seguí. 

6.  No  te  seguí,  Jesús  mió, 
Aunque  supe  tu  lección, 
Porque  el  carnal  poderío 
Siente  aun  mi  corazón. 

Da  á  mi  deseo  eficacia, 
Da  fortaleza  á  mi  fé, 
Ayúdame  con  tu  gracia, 
Señor,  y  te  imitaré. 

J.  B.  Cabrera. 


Vil' a  DE  JESUCRISTO ♦ 


41. 


La  antigua  ley  fenece 
De  la  circuncisión, 
Cuando  el  Cristo  hace  su  pacto 
Con  el  fiel  corazón. 

Mas  ántes  se  sujeta 
Con  heroica  humildad 
A  la  ley,  obedeciendo 
De  Dios  la  voluntad. 

Su  tierno  infantil  cuerpo 
No  rehuye  el  dolor, 

Y  á  derramar  se  apresura 

Su  sangre  con  amor. 

Y  á  costa  de  esc  precio 
El  Niño  cclesti.il 
Jesús  recibe  por  nombre, 
Pues  cura  nuestro  mal 

Jesús,  Señor  divino, 
Sé  nuestra  salvación; 

Y  tuyo  sea  el  afecto 

De  nuestro  corazón; 


Mirad  al  celeste  Niño 
En  los  brazos  de  María, 
Y  cómo  la  virgen  madre 
A  su  pecho  le  aproxima. 


J.  B.  Oabkeka. 


40 

2. 


3. 


o. 


6. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 

¿Por  qué  con  tiernos  vagidos 
Corresponde  á  las' caricias, 

Y  el  corazón  atribula 
De  su  madre  dolorida? 

¡Ay!  como  á  hijo  del  hombre 
La  ley  mosáica  le  aplican; 

Y  el  que  nació  sin  pecado. 
Humilde  se  circuncida. 

¡Tan  tierno,  y  ya  sufre  tanto! 
Para  ser  ejemplo  y  guia 
Del  hombre  que  no  obedece 
A  la  voluntad  divina. 

; Jesús  mió!  si  mi  orgullo. 
Pensando  en  tí,  no  se  humilla. 
Lléname  de  santa  gracia 

Y  mi  soberbia  domina. 

Limpíame  de  trasgresiones, 
Mi  corazón  circuncida 
De  todo  afecto  mundano, 
De  toda  ambición  impía. 

Y  solo  tu  nombre  alabe. 

Y  solo  á  tu  causa  sirva, 

Y  solo  por  tí  suspire, 

Y  solo  contigo  viva. 


De  entre  las  ciudades  todas 
La  más  noble  es  Betlehem, 
Pues  de  ella  salió  el  Caudillo 
Que  gobierna  á  Israel. 


J.  JB.  CáBBKBA 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


Lúcida  estrella  en  Oriente 
Da  á  la  tierra  el  parabién, 

Y  publica  que  humanado 
Ya  su  Dios  se  deja  ver. 

Á  su  cuna  van  los  sabios 
Ricos  dones  á  ofrecer; 
Comino  y  dones  que  prueban 
Reconocimiento  y  fé. 

El  incienso  á  Dios  proclama. 
El  oro  se  ofrece  al  Rey, 

Y  la  mirra  indica  al  Hombre 
Que  ha  venido  á  padecer. 

¡Mi  Jesús,  mi  Dios,  mi  hermano. 
Mi  Soberano,  mi  bien! 
Aunque  pobres,  yo  mis  dones 
Quiero  afrecerte  á  mi  vez. 

Mi  corazón  te  dedico, 
La  prenda  de  más  valer; 
De  mi  oración  el  perfume, 
Mis  sufrimientos  también. 

Y  en  la  vida  y  en  la  muerte 
Todo  tuyo  quiero  ser; 
Pues  tü  reinas  con  el  Padre 

Y  el  Espíritu.  Amen. 


Jerusalem!  despierta, 
Tu  Salvador  ya  vino; 
\  vanza  en  su  camino, 
Tocando  esté  á  tu  ptierta 


42 
2, 


.3. 


4. 


L. 


2. 


3. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 

Despierta;  en  alegría 
Conviértanse  tus  penas; 
Arroja  tus  cadenas; 
Sion,  este  es  tu  dia. 

Que  el  júbilo  en  rumores 
Se  eleve  raudo  al  cielo: 
Cubran  el  campo  y  suelo 
La  púrpura  y  las  flores. 

Agítense  las  palmas, 
La  música  resuene, 
Que  libres  á  hacer  viene 
El  Redentor  las  almas. 


¿Del  madero  tú,  amor  mió, 
Pendes  próximo  á  morir? 
¿Y  te  miro  yo,  y  no  muero? 
¿Cómo  puedo  aun  vivir? 
O  no  conozco  tu  amor, 
O  no  comprendo  mi  error. 

Ignorára  que  mis  culpas 
Te  colocan  en  la  cruz, 
Si  tu  gracia  no  inundara 
Mi  conciencia  con  tu  luz; 
Mas  desde  que  tengo  fé, 
Oh  Señor,  todo  lo  sé. 

Sé  que  son  mis  trasgresiones 
Quien  te  azota  sin  piedad; 
Quien  tu  rostro  abofetea 


vH)A  DE  JESUCRISTO, 


Es  mi  impune  iniquidad; 

Y  mi  orgullo  y  altivez 
Quien  le  pone  en  desnudez. 

Sé  que  son  mis  malas  obras 
Quien  tus  manos  traspasó; 

Y  mis  vanos  pensamientos 
Quien  tus  sienes  taladró; 

Y  el  haber  yo  sido  infiel, 
Quien  te  obliga  á  beber  hiél. 

Sé  también  que,  aunque  soy  nada, 
Me  amas  con  tan  fuerte  amor, 
Que  por  mí  viertes  tu  sangre, 
Para  ser  mi  Redentor: 
Sé  que  gravan  sobre  ti 
Las  iras  que  merecí. 

Sé  que  está  Dios  satisfecho 
Con  tu  sagrada  pasión; 
Sé  que  para  mis  pecados 
Tengo  el  más  ámplio  perdón! 
Porque  me  aclara  tu  luz 
El  misterio  de  la  cruz. 


Voz  de  amor  y  de  clemencia 
En  el  Gólgota  sonó; 
Y  al  oiría,  con  violencia 
El  Calvario  retembló. 

«Consumado  es,» 
Fué  La  voz  que  ,lesus  di<V 


J.  13.  Cabrera.. 


i  J  VÍDA  DE  JESUCRISTO. 

2.  Voz  de  escarnio  y  de  ironía 
Vil  pronuncia  el  hombre  audaz, 
Mientras  Cristo  en  su  agonía 
Hace  al  sol  nublar  su  faz. 

«Consumado  es,» 
Fué  la  voz  de  un  Dios  veraz. 

3.  Entre  angustias  y  dolores 
Sin  amparo  se  encontró 

El  Señor  de  los  señores, 
El  que  al  débil  amparó. 
Consumado  es; 

Y  su  espíritu  entregó. 

4.  La  promesa  es  consumada 
Que  hizo  al  hombre  Jehová; 
De  la  sierpe,  quebrantada 
La  cabeza  queda  ya. 

Consumado  es 
Cuanto  ai  hombre  salud  dá. 

5.  Ya  el  infierno  está  vencido, 

Y  la  muerte  es  sin  horror 
Para  el  hombre  redimido 
Que  confia  en  su  Señor. 

Consumado  es  . 
El  rescate  del  amor. 

6.  El  inmenso  beneficio 
Que  operó  la  caridad, 
El  cruento  sacrificio 

Que  expió  nuestra  maldad, 

Consumado  es. 
¡Hombres,  creed  y  esperad! 

J.  B  Cabrera. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


45 


47. 

1 .  Tus  palabras  postreras 
Mi  salvación  serán, 
Promesas  duraderas 
Que  aliento  al  alma  dán. 

2.  Mi  dolor  haz  que  acabe 
Con  tu  última  oración; 
Di:  «Lo  que  hace  no  sabe, 
Dale,  Padre,  el  perdón.» 

3.  Como  á  aquel  reo  amigo, 
Díme,  Jesús,  también: 
«Hoy  estarás  conmigo 

En  el  celeste  Edén.» 

4.  Cual  tú  al  Padre,  levanto 
Mi  humilde  y  débil  voz: 

«iAy!  ¿por  qué  en  mi  quebranto 
Me  abandonas,  oh  Dios?» 

5.  Cuando  sin  tí  me  aflijo, 
Tu  palabra  diré: 
«Madre,  hé  ahí  tu  hijo; 
Hijo,  á  tu  madre  vé.» 

6.  Solo  tu  nombre  aclamo, 
Ampárame,  Señor; 
«Tengo  sed,»  yo  me  inflamo 
Sediento  de  tu  amor. 

7.  Cuando  yo  esté  muñendo, 
Recuérdame  tu  voz: 

«Mi  espíritu  encomiendo 
\  ti,  mi  Padre  y  Dios 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


Y  al  partir  á  tu  lado 
Repita,  ;oh  buen  Jesús! 
«Todo  está  consumado,» 
Tal  como  tú  en  la  cruz. 


Oid  cual  ruega  al  Padre 
El  clemente  Jesús 
Por  los  que  le  sujetan 
A  la  afrentosa  cruz. 
uNo  saben  lo  que  hacen; 
Oh  Padre,  da  el  perdón.» 
Tal  la  víctima  dice, 
Ardiendo  en  sacro  amor. 

Apenas  se  arrepiente 
El  pobre  malhechor, 
Escucha  que  ha  alcanzado 
La  eterna  salvación. 
Así  Jesús  lo  expresa: 
«Yo  te  digo  en  verdad, 
Que  en  la  mansión  de  gloria 
Hoy  conmigo  serás.» 

De  angustia  el  alma  llena, 
Cubierto  de  aflicción, 
Jesús  eleva  al  Padre 
La  dolorida  voz: 
«¿Por  qué  me  desamparas 
Por  qué,  Dios  mió,  así?» 
Y  espera  resignado 
De  su  pasión  el  fin. 

De  su  querida  niadiv 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


47 


Despídese  al  morir, 
Diciéndole:  «Tu  hijo, 
Hélo,  mujer,  ahí.» 

Y  al  discípulo  amado 
Que  la  acompaña  fiel 
Encárgale:  á  mi  madre 
«Por  madre  tuya  ten.» 

5.        En  medio  la  agonía 
Larga,  acerba  y  cruel, 
Abrasados  los  labios, 
Esclama:  «Tengo  sed.» 
Divino  amor  le  inflama, 
Sed  tiene  de  sufrir; 
Que  sólo  así  a  los  hombres 
Le  es  dado  redimir. 

0.        Los  ángeles  se  cubren 
Su  rostro  con  dolor, 
Mientras  sigue  la  ira 
De  aquel  pueblo  feroz. 

Y  el  Redentor  divino 
Con  moribunda  voz, 

«Oh  Padre,  te  encomiendo 
Mi  espíritu,»  exclamó. 

7.        El  cruento  sacrificio 
Hecho  sola  una  vez, 
Termina;  y  Jesús  dice: 
«Ya  consumado  es.» 
Tembló  el  averno,  y  rota 
Quedó  la  esclavitud; 

Y  recibió  gozoso 

El  hombre  la  salud. 

3,        Con  azotes,  y  espinas, 
Con  clavos,  lanza  y  cruz, 


VIDA  DE  JESUCRISTO.. 


Obró  nuestro  rescate 
El  Dios-Hombre  Jesús. 
El  solo  el  Medianero 
Es  entre  el  hombre  y  Dios; 
Pero  del  hombre  exije 
Fé,  esperanza,  amor. 


Al  pié  de  la  cruz  llorando 
La  madre  estaba,  mirando 
Clavado  al  hijo  y  Señor; 

Pues  su  alma  dolorida, 
Contristada  y  afligida, 
Una  espada  atravesó. 

¡Oh  cuán  triste  y  angustiada 
Fué  la  bienaventurada, 
La  madre  del  Redentor; 

Que  tierna  se  condolía, 
Mientras  piadosa  veia 
De  su  hijo  la  pasión! 

Lágrimas  ¿quién  no  vertiera, 
Si  á  María  visto  hubiera 
En  angustia  tan  cruel? 

¿Quién  no  se  contristaría, 
Contemplando  cuál  sentía 
De  su  hijo  el  padecer? 

Vio  á  Jesús,  por  el  pecado 
!)c  su  pueblo  despreciado 
Y  azotado  con  furor; 

Yióle  desnudo  y  sufriendo. 


J.  B.  Cabrera. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


19 


Desamparado  muriendo, 
Hasta  que  el  alma  entregó. 

¡Oh  Jesús,  fuente  de  amores! 
Haz  que  sienta  tus  dolores, 
Para  llorar  yo  también; 

Que  mi  corazón  se  inflame, 
Para  que  sin  cesar  te  ame, 
Y  te  sirva  siempre  fiel. 


¡Rostro  divino — Ensangrentado, 
Cuerpo  llagado — Para  mi  bien! 
Calma  benigno — Justos  enojos; 
Lloren  los  ojos — Que  así  te  ven. 

Manos  preciosas — Tan  lastimadas, 
Por  mí  clavadas — En  una  cruz; 
En  este  valle — Sean  mi  guia, 

Y  mi  alegría, — Mi  norte  y  luz. 

Bello  costado, — En  cuya  herida 
Gustó  la  vida — La  humanidad; 
Fuente  amorosa— De  un  Dios  elemente, 
Voz  elocuente — De  caridad. 

Tus  pies  heridos, — Jesús  paciente, 
Yo  indiferente — Los  taladré; 

Y  arrepentido, — Porque  te  adoro, 
Perdón  imploro: — Señor,  pequé. 

Crucificado — En  un  madero, 
Manso  Cordero, — Mucres  por  mí. 


J.  B.  CABRERA. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 

Por  eso  el  alma — Triste  y  llorosa 
Suspira  ansiosa — Morir  por  ti. 

M.  Mavíllard. 


; Dulces  momentos  consoladores, 
Los  que  me  paro  junto  á  la  cruz! 
Allí  sufriendo  crueles  dolores 
Veo  al  amigo  de  pecadores, 
Cristo  Jesús. 

Veo  sus  brazos  de  amor  abiertos 
Que  me  convidan  á  ir  á  El; 
Y  haciendo  suyos  mis  desaciertos, 
Por  mí  sus  labios  ya  casi  yertos 


De  sus  heridas  la  viva  fuente 
De  pura  sangre  veo  manar; 
Y  salpicando  mi  impura  frente, 
La  infame  nota  de  delincuente 


Oigo  álos  necios  decir,  «no  pudo, 
Salvando  á  otros,  salvarse  á  sí.» 
Y  esclamo,  «Cristo,  yo  te  saludo; 
Porque  en  tu  muerte  vida,  no  dudo, 


Veo  su  angustia  ya  terminada, 
Hecha  la  ofrenda  de  expiación, 
Su  noble  frente  mustia,  inclinada; 
Y  quedo  cierto  que  es  consumada 


Gustan  la  hiél. 


Logra  borrar. 


Hay  para  mi.» 


Mi  redención. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


51 


¡Dulces  momentos,  ricos  en  dones 
De  paz  y  gracia,  de  vida  y  luz! 
Sólo  hay  consuelos  y  bendiciones 
Que  satisfagan  los  corazones, 
Junto  á  la  cruz. 


Yo  escucho,  buen  Jesus, 
Tu  dulce  voz  de  amor 

Que  desde  el  árbol  de  la  cruz 
Invita  al  pecador. 
— Yo  soy  pecador, 
Nada  hay  bueno  en  nn: 

Ser  objeto  de  tu  amor 
Deseo,  y  vengo  á  ti. 

Tú  ofreces  el  perdón 

A  toda  iniquidad, 
Si  el  llanto  inunda  el  corazón 

Que  acude  á  tu  piedad. 

—Yo  soy  pecador, 

Ten  de  mí  piedad, 
Dame  llanto  de  dolor, 

Y  borra  mi  maldad. 

Tii  ofreces  aumentar 

La  fé  del  que  creyó, 
Y  gracia  sobre  gracia  dar 

A  quien  en  tí  esperó. 

— Creo  en  tí,  Señor, 

Sólo  espero  en  tí 
Dame  tu  infinito  amor  

Y  basta  para  mi. 


J.  B.  Cabrera 


J.  J3.  '  ABREUA. 


vida  de  Jesucristo, 


53. 

1 .  Vida  hay  por  mirar  al  Cordero  inmolado; 

Vida  puedes  ahora  tener: 
Mira  pues,  pecador,  mira  á  Aquel  (y  sé  salvo 
Que  en  el  leño  suspendido  fué. 

2.  Solo  expía  la  sangre  el  pecado  del  alma, 

No  el  contrito  gemir  ni  el  orar: 
En  Aquel  que  la  suya  vertiera,  dercarga 
Todo  el  peso  de  tu  iniquidad. 

3.  ¿En  la  cruz  sus  terribles  angustias  has  visto? 

¿Has  oido  su  intenso  clamor? 
Si  pues  El  de  la  ira  el  rigor  ha  sufrido, 
¿Se  te  puede  negar  el  perdón? 

4.  Hemos  sido  sanados  por  sus  cardenales; 

Y  hecho  nuestra  justicia  El  quedó: 
El  te  manda  vestir  el  celeste  ropaje; 

¿Dónde  hay  otra  gala  mejor? 

5.  De  tu  buena  acogida  no  dudes;  Dios  mismo 

Que  hecho  está  todo  ya,  declaró: 
Que  en  el  tiempo  postrero  una  vez  ha  venido, 

Y  la  obra  empezada  acabó. 

6.  Con  placer  pues  acepta  la  vida  al  momento 

Que  Jesús,  tu  justicia,  te  da: 
Y  pues  El  vive  siempre,  conoce  por  cierto 
Que  no  puedes  morir  tú  jamás. 

7.  Vida  hay  por  mirar  al  Cordero  inmolado; 

Vida  puedes  ahora  tener: 
Mira  pues,  pecador,  mírale,  y  serás  salvo, 

Y  serás  puro  y  limpio  cual  El. 

3 .  B.  Cabrera. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


53 


54. 

1.  De  la  cruz  en  que  dignóse 
Nuestro  Salvador  morir, 
¿Qué  dulces  voces  escucho, 
Que  llegan  aún  hasta  mí? 

«Completóse  el  rescate  del  amor: 
Ven,  bienvenido  ven;  ven,  pecador.» 

2.  «Salpicado  en  sangre  el  trono, 
No  te  agravan  culpas  ya. 
Descansa  en  mi  cuerpo  herido; 
La  deuda  pagada  está. 

Besa  postrado  al  Hijo  del  Señor. 
Ven,  bienvenido  ven;  ven,  pecador.» 

3.  «Para  tí  se  abre  el  convite, 
Pródigo  en  manjares  mil; 

Te  abraza  el  Padre  y  devuelve 
Pura  inocencia  infantil. 
Ya  no  te  alejarás  de  tu  Señor: 
Ven,  bienvenido  ven;  ven,  pecador. » 

4.  Pronto  acabarán  tus  dias; 
Yo  á  recogerte  vendré, 

Y  á  mansión  de  paz  eterna 

Tu  espíritu  llevaré. 
A 1  hogar  celestial  de  tu  Señor 
Ven,  bienvenido  ven;  ven,  pecador.» 


Moka. 


54  VIDA  DE  JESUCRISTO/ 

55. 

1 .  Adam  de  la  tierra  probando 
El  fruto  del  árbol  de  ciencia, 
La  muerte  nos  dió  por  herencia 

Y  esclavos  nos  hizo  del  mal. 

El  Rey  de  los  cielos,  cual  fruto 
Del  árbol  de  amor,  nos  convida; 
La  pátria  nos  vuelve  y  la  vida, 
Por  padre  al  Eterno  nos  da. 

2.  Del  áspero  leño  en  los  brazos 
Bañadas  en  sangre  se  ostentan 
Las  manos  que  al  orbe  sustentan, 
Las  manos  que  rigen  al  sol. 

Allí  entre  gemidos  se  ahoga 
La  voz  que  á  la  nada  fecunda, 
Velada  por  sombra  profunda 
La  luz  de  la  gloria  de  Dios. 

3.  Tú  espiras,  ¡Autor  de  la  vida! 
La  muerte  contigo  se  ensaña; 
Mas  rota  quedó  su  guadaña 

Al  darte  su  golpe  cruel. 

Subiendo  á  tu  trono  sangriento 
Su  trono  por  siempre  derrumbas... 
Los  muertos  rompiendo  sus  tumbas, 
Recogen  tu  aliento  postrer. 

4.  Te  acaten  pasando  los  siglos, 

Y  tú  los  presidas  inmoble; 

Y  toda  rodilla  se  doble 
Al  pié  de  tu  eterno  vigor. 

Los  cielos,  la  tierra,  el  abismo, 
Se  inclinen  si  suena  tu  nombre, 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


;Tú  ostentas  á  Dios  hecho  hombre! 
;Tu  elevas  al  hombre  hasta  Dios! 

N.  Y. 


En  la  cruz  mi  pecado 
Vi  cargar  á  Jesús, 

Y  por  eso  he  buscado 
La  paz  en  esa  cruz. 

Mi  culpa  él  ha  lavad.» 
Sobre  el  lefio  al  morir, 

V  vi  del  lefio  amado 
La  paz  con  Dios  surgir. 

Yo  leo  en  el  madero 
Mi  culpa  y  mi  perdón, 
Que  inmolado  el  Cordero 
Fué  por  mi  salvación. 

Ningún  mérito  mió 
De  nada  servirá: 
Solo  en  la  cruz  con  lio 
Do  mi  rescate  está. 

A  ella  mi  alma  corre 
En  horas  de  dolor; 
Que  es  ella  eterna  torre, 
Refugio  al  pecador. 

Ella  es  quien  me  defiende 
Ella  me  da  el  laurel; 
Que  por  salvarme  pende 
De  ella  el  Cordero  fiel 

Junto  á  la  cruz  tranquilo 
Deseo  descansar, 
Hasta  que  al  sumo  asilo 


VIDA  DE  JESUCRISTO, 

Pueda  el  alma  volar. 

Y  entonces  reclinado 
En  brazos  de  Jesús, 
Ya  libre  de  pecado 
Celebraré  su  cruz. 


La  víctima  fenece, 
Espira  el  Salvador; 
El  Hijo  de  Dios  muere 
Con  muerte  de  traidor. 

Naturaleza  rug-e 
Con  ira  celestial, 
Al  ver  al  Enviado 
Morir  cual  criminal. 

Mientra  en  el  mundo  estuvo, 
Ni  una  sonrisa  halló; 
Consuelo,  amor  y  pátria 
El  hombre  le  negó. 

El  predicó  no  obstante 
De  Dios  la  caridad, 
El  perdón  y  la  gracia 
Por  su  excelsa  bondad. 

Al  ver  sobre  el  madero 
A  nuestro  Salvador, 
Lo  demás  todo  es  vano, 
Solo  El  tiene  valor. 

El  nos  lavó  en  su  sangre; 
Jurémosle  amor  fiel: 
De  Dios  hijos  nos  hizo, 
Y  herederos  con  EL 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


57 


58. 

1 .  De  su  trono  mi  Jesús 
A  morir  aquí  bajó, 

Y  clavado  en  la  vil  cruz 
Mis  pecados  expió. 
Coro. — Por  mi  Jesús  dió 

Vida  preciosa; 
Mis  culpas  expió 
Con  muerte  penosa. 

2.  Bien  me  quiere  el  Salvador 
Que  sufrió  por  mi  maldad; 

Te  bendigo,  mi  Señor, 
Reconozco  tu  bondad. — Coro. 

3.  Guarda  fiel  mi  corazón 
Tú  que  en  vela  estás  por  mí; 

Y  haz  que  en  tierna  devoción 
Viva  yo  siempre  por  tí.— Coro. 

E.  DK  B. 


59. 

1 .       Allá  arriba  en  la  cumbre  del  Gólgota 
Mira  enhiesta,  alma  mia,  la  cruz, 
Afrentoso  y  horrible  patíbulo 
Donde  muere  inocente  Jesús. 

Palidece  á  su  vista  el  empíreo, 
Triste  apaga  hasta  el  sol  su  esplendor, 
Y  aun  las  rocas  más  duras  hendiéndose 
Acompañan  del  Cristo  el  dolor. 


8 


VIDA  DE  JESUCRISTO." 


^Sólo  tú,  alma  mia,  sin  lágrimas? 
¿Solo  tú  cuál  tenaz  pedernal? 
¿Sólo  tú  ciega,  imbécil,  indómita, 
Sin  prever  tu  ruina  cternal...? 

De  mi  Padre  y  buen  Dios,  hijo  pródigo 
Sin  cariño  ni  amor,  me  aparté; 

Y  del  vicio  en  las  sendas  ¡ay  mísero! 
Con  hidrópico  afán  caminé. 

Pobre  ahora,  desnudo  é  inválido, 
Abatiendo. mi  frente  el  rubor, 
¿Resta  fuera  del  llanto  otro  bálsamo 
Que  mitigue  mi  acerbo  dolor? 

;Ay!  mis  obras  son  vanas  y  estériles; 
Arbol  malo  buen  fruto  no  dá. 
¿Cómo,  pues,  satisfago  mi  débito? 
¿Quién  propicio  á  mi  Dios  tornará? 

No  yo,  nó:  solo  tú,  sacra  víctima 
De  infinito  y  eterno  valor; 
Tú  que  pendes  clavado  y  exánime 
En  lugar  de  este  vil  pecador. 

Tú  expiaste,  Cordero  sin  mácula, 
Los  pecados  que  yo  cometí. 
La  justicia  eternal  del  Altísimo 
Quedó  ya  satisfecha  por  tí. 

De  mi  justa  sentencia  la  cédula 
Es  contigo  clavada  en  la  cruz, 

Y  tu  sangre  ha  borrado  sus  cláusulas: 
Libre  soy;  tú  me  salvas,  Jesús. 

Tu  holocausto  es  al  Padre  gratísimo; 
El  en  tí  se  complace,  lo  sé. 
Tú  me  fias:  por  él  sin  obstáculo 
Yo  también  aceptado  seré. 

J.  B.  Cabrera. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


59 


60. 

1 .  Mirad  en  la  cruz  clavado 
A  Jesús  el  Salvador; 

Ved  qué  prueba  nos  ha  dado 
De  su  celestial  amor. 

2.  A  la  tierra  sus  gemidos 
Hicieron  estremecer, 

Y  los  muertos,  revividos, 
De  muchos  se  hicieron  ver. 

3.  Por  cumplir  nuestro  rescate 
El  su  sangre  derramó, 

Y  muriendo  en  el  combate 
A  la  muerte  destruyó. 

4.  En  sus  cárceles  la  muerte 
No  le  pudo  retener, 

Que  Jesús  con  mano  fuerte 
Aniquiló  su  poder. 

5.  Alabemos  al  Cordero 
Que  nos  ama  y  nos  amó, 

Y  muriendo  en  un  madero 
Nuestra  vida  rescató. 

6.  A  Jesús  sea  la  gloria, 
El  honor  y  todo  bien; 
Sea  eterna  su  memoria 
Por  siglos  sin  fin.  Amen. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


61. 

El  Señor  resucitó, 
Muerte  y  sepulcro  venció; 
Con  su  poder  y  virtud 
Cautivó  la  esclavitud. — Aleluya! 

El  que  al  polvo  se  humilló, 
Triunfante  se  levantó; 

Y  hoy  canta  la  cristiandad 

Su  gloriosa  majestad. — Aleluya! 

El  que  abatido  sufrió 

Y  en  desamparo  se  vió, 
Hoy  en  gloria  celestial 

Reina  vivo  é  inmortal. — Aleluya! 

El  que  su  vida  entregó, 
El  que  así  nos  redimió, 
Es  el  Cordero  pascual 
Que  remedia  nuestro  mal. — Aleluya! 

Hoy  está  al  lado  de  Dios, 

Y  allí  escucha  nuestra  voz; 
Por  nosotros  rogará, 

Con  su  amor  nos  salvará. — Aleluya! 

Jesús,  nuestro  Salvador, 
De  la  muerte  triunfador, 
Haznos  en  tí  confiar; 

Y  cantemos  sin  cesar: — Aleluya! 

J.  B.  Cabrera. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


61 


62. 

1.  Jesús  vive!  ya  no  más 
Causará  la  muerte  pena. 
Jesús  vive!  desde  aquí 

Ya  el  sepulcro  no  encadena. — Aleluya! 

2.  Jesús  vive!  ya  el  morir 
Es  volar  al  alio  cielo: 
Este  nos  alentará 

Al  abandonar  el  suelo. — Aleluya! 

3.  Jesús  vive!  aunque  murió, 
Alcanzó  triunfal  victoria; 
En  ella  parte  nos  dá, 

Demos  pues  á  Jesús  gloria. — Aleluya! 

4.  Jesús  vive!  el  corazón 
Sabe  bien  que  él  es  su  suerte: 
Jamás  nos  separarán 

De  su  amor,  vida  ni  muerte. — Aleluya! 

5.  Jesús  viv<;!  de  esplendor 
En  trono  eterna]  sentado; 
Y  á  sus  pies  por  escabel 

Dios  el  mundo  ha  colocado. — Aleluya! 

H.       Jesús  vive!  si  para  él 
Vivimos  acá  en  el  suelo, 
Con  él  podremos  reinar 
Para  siempre  allá  en  el  cíete. — Aleluya! 

J.  B.  Cabrbea. 


62 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


63. 

1.  Unidos  en  espíritu 
Al  coro  celestial, 
Cantemos  con  los  ángeles 
Un  cántico  triunfal: 

Y  si  vertimos  lágrimas 
Al  frente  de  la  cruz, 
Rebose  hoy  el  júbilo, 
Pues  vive  el  buen  Jesús. 

2.  Lo  que  en  el  triste  6ólgotha 
Derrota  pareció, 

En  el  sellado  túmulo 
Triunfo  se  mostró. 

Vencido  está  ya  el  báratro, 
Menguado  su  poder; 
Y  no  el  mortal  su  súbdito 
De  hoy  más  habrá  de  ser. 

3.  Del  Moria  allá  en  la  cúspide 
Se  obró  la  salvación, 

Allí  se  ostenta  el  lábaro 
De  nuestra  redención; 

Y  sueltos  ya  los  vínculos 
De  la  mortalidad, 

La  tumba  abierta  es  símbolo 
De  nuestra  libertad. 

4.  ¿Dó  están,  hades  tiránico, 
Tus  glorias  y  blasón? 
¿Quién  teme  de  tu  cólera, 
Oh  muerte,  el  aguijón? 

El  Hijo  del  Altísimo 
Triunfó  por  su  Israel, 


VIDA  DE  JESUCRISTO, 


63 


Y  en  la  victoria  incólumes 
Somos  también  por  él. 

5.      Jesús,  de  gloria  Príncipe, 
Autor  de  nuestra  paz, 
Dirígenos  benévolo 
Tu  explendorosa  faz; 

Y  acepta  el  dulce  cántico 
De  nuestra  gratitud, 
Por  tu  valiosa  dádiva 
De  la  clernal  salud. 


¿Y  dejas ,  Pastor  santo, 
Tu  grey  en  este  valle  hondo,  oscuro, 

Con  soledad  y  llanto; 

Y  tú,  rompiendo  el  puro 
Aire,  te  vas  al  inmortal  seguro? 

Los  antes  bien  hadados 
Y  los  ahora  tristes  y  afligidos, 

A  tus  pechos  criados, 

De  tí  desposeídos, 
¿A  dó  convertirán  ya  sus  sentidos? 

¿Qué  mirarán  los  ojos 
Que  vieron  de  tu  rostro  la  hermosura, 

Que  no  les  sea  enojos? 

Quien  oyó  tu  dulzura, 
¿Qué  no  tendrá  por  sordo  y  desventura? 

Aqueste  mar  turbado, 
¿Quién  le  pondrá  ya  (reno?  ¿Quién  concierto 


J.  B.  Cabrera.. 


64  VIDA  DE  JESUCRISTO. 

Al  viento  fiero  airado? 
Estando  tú  cubierto, 
¿Qué  norte  guiará  la  nave  del  puerto? 

5.  ¡Ay!  nube  envidiosa 

Aun  de  este  breve  gozo,  ¿qué  te  aquejas? 
¿Dó  vuelas  presurosa? 
¡Cuán  rica  tú  te  alejas! 
¡Cuán  pobres  y  cuán  ciegos,  ¡ay!  nos  dejas; 

Fray  Luis  de  León. 


65. 

1.  Jesús  bendito,  ya  no  más 

En  tierra  te  verán, 
Hasta  aquel  dia  que  á  tu  faz 
Los  orbes  huirán. 

2.  Miradle,  cielos,  y  admitid 

Su  carro  triunfal; 
Al  Rey  eterno  recibid 

Que  vuelve  ya  inmortal. 

3.  El  de  la  muerte  es  vencedor 

Y  torna  á  su  mansión; 
Es  vuestro  Rey,  y  es  el  autor 
De  nuestra  salvación. 

4.  Vendrá  otra  vez  para  cumplir 

Lo  que  nos  prometió: 
Los  justos  ha  de  conducir 

Por  donde  él  mismo  entró. 

5.  Los  redimidos  entrarán 

Con  él  en  sociedad; 


YiDA  DE  JESUCRISTO.  65 

Y  en  paz  y  gloria  reinarán 
En  la  inmortalidad. 

R. 


66. 

1.  Sube  á  los  cielos,  Redentor  divino, 
Tú  que  á  la  tierra  por  mi  amor  bajaste, 

Y  sufriendo  mil  penas,  el  camino 

Que  á  tu  reino  conduce,  me  ensenaste. 

2.  Sube  a  los  cielos,  triunfador  glorioso, 

Y  á  la  diestra  del  Padre  toma  asiento; 

Y  da  á  tu  humanidad  gloria  y  reposo, 
Yaque  el  mundo  le  dió  penas  sin  cuento. 

3.  Y  deslumhrando  con  preciosas  galas, 
Alábente  tus  ángeles  en  coro, 
Raudos  batiendo  las  sonantes  alas, 
Himnos  cantando  con  sus  arpas  de  oro. 

4.  Mas  tus  hijos  sin  tí,  Señor  eterno, 
¿Dónde  hallarán  consuelo  en  su  amargura, 
Si  en  contra  suya  se  agitó  el  averno, 

Y  á  par  el  mundo  entero  se  conjura? 

5.  ¡Ah!  los  que  vieron  rotas  las  cadenas 
Que  á  dura  esclavitud  les  sujetaban. 
No  pueden  ver  al  Redentor,  apenas 

Su  cautiverio  y  su  penar  acaban. 

6.  Mas  tú  oirás  su  fervoroso  ruego, 

Que  eres  padre  de  amor  y  de  clemencia; 

Y  bajará  tu  Espíritu  cual  fuego 

Que  lo^re  reanimarles  en  tu  ausencia, 

5 


66 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


7.      Y  con  su  inspiración  fortalecidos 
Los  que  moramos  en  el  triste  suelo, 
Podremos  á  tus  ángeles  unidos 
Adorarte  sin  fin  allá  en  el  cielo. 


1.  Señor,  cuando  á  los  cielos  ascendiste 
A  prepararnos  eternal  mansión, 

A  tu  esposa  la  Iglesia  concediste 
En  arras  de  tu  amor  tu  bendición. 

2.  Con  estruendo  de  raudo  torbellino, 
Heraldo  de  tu  santa  voluntad, 

Le  enviaste  el  Espíritu  divino, 
Que  habia  de  enseñar  toda  verdad. 

3.  Con  la  celeste  llama  enardecidos, 
Tus  apóstoles  salen  sin  temor, 

Y  anuncian  á  los  hombres  aturdidos 
La  fé  en  el  despreciado  Salvador. 

4.  Miles  y  miles  con  oido  atento 
Escuchan  el  mensaje  de  la  paz; 

Y  al  ver  del  vaticinio  el  cumplimiento, 
A  tí  convierten  la  contrita  faz. 

5.  El  Evangelio  por  doquier  resuena, 

Y  es  recibida  por  doquier  tu  cruz; 
La  Iglesia  se  propaga,  crece,  y  llena 
El  universo  de  esplendente  luz. 

6.  A  tus  hijos,  Seíior,  en  este  dia 
Llena  de  paz,  de  gozo  y  santidad; 


J.  B.  Cabrera. 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


Y  tú  Espíritu  Santo  nos  cnvia, 

Que  nos  confirme  en  toda  la  verdad. 

J.  B.  Cabrera. 


68. 

1.  Allá  lejos  del  suelo, 

En  las  regiones  fúlgidas  del  cielo, 

Y  hasta  eldia  del  juicio, 
A  la  diestra  del  Padre  está  sentado 
Quien  por  los  malos  fué  sacrificado. 

2.  Y  por  sus  hijos  que  ama 

A  Dios  excelso  de  continuo  clama, 

Para  que  sus  pecados 
Pío  perdone  y  su  maldad  que  es  mucha; 
Y  Dios  clemente  su  plegaria  escucha. 

J.  de  Palma. 


69. 

L       Ya  consumada  su  mortal  carrera 
En  holocausto  de  infinito  amor, 
Subió  á  los  cielos  y  glorioso  vive 
El  Salvador. 

2.  Vive  á  la  diestra  del  eterno  Padre, 
Que  dulcemente  se  complace  en  él; 

Y  allí  intercede  por  sus  hijos  lodos, 
Mediador  fiel. 

3.  En  tierra  y  ciclos  el  poder  le  es  dado, 
Esto  ásus  hijos  declaró  al  subir; 


VIDA  DE  JESUCRISTO. 


Lo  que  á  su  iglesia  prometido  tiene, 


Sobre  su  trono  de  esplendor  sentado 
El  alma  siempre  con  amor  le  ve; 
Que  entre  nosotros  y  Jesús  no  hay  nube 
Para  la  fé. 

Verbo  divino,  que  ensalzado  reinas, 
Y  nos  preparas  celestial  mansión; 
Ténnos  por  hijos,  y  benigno  escucha 


En  esta  oscura  terrenal  morada 
Tú  nuestro  amparo,  nuestro  guia  sé; 
Hasta  que  en  gloria  la  visión  eterna 
Supla  á  la  fé. 

J.  B  Cabrera. 


¡Oh  Jesús,  Señor  del  cielo! 
En  tu  ausencia  como  errantes 
Caminamos  en  verdad; 

Mas  hallamos  el  consuelo 
En  los  dones  abundantes 
De  tu  liberalidad. 

Aunque  ausente,  siempre  habitas 
Con  los  tuyos  en  la  tierra, 
Del  Espíritu  en  unión; 

Y  á  los  goces  nos  invitas 
De  lo  que  tu  gloria  encierra 
En  la  célica  mansión. 

Tú,  según  tu  fiel  promesa. 


Sabe  cumplir. 


Nuestra  oración. 


VIDA  PE  JESUCRISTO,  69 

Nos  reservas  las  inoradas 
Que  en  los  siglos  durarán: 

Recostados  á  tu  mesa 
En  el  sitio  que  preparas 
Los  creyentes  gozarán. 

4.  Por  nosotros  intercedes 
Con  funciones  de  Abogado 

Y  de  Sacrificados 

De  tu  Padre  las  mercedes 
Por  los  tuyos  has  logrado, 

Y  su  paternal  favor. 

5.  Grandes  son  las  bendiciones 
Que  del  Padre  nos  alcanzas 
Con  la  gracia  y  la  salud: 

Y  así  en  nuestras  reuniones 
Entonamos  alabanzas 
Celebrando  tu  virtud. 

6.  Mientras  que  dure  tu  ausencia 
Tomarás  á  los  finados, 

Y  á  los  vivos  harás  bien; 

Y  después  con  tu  potencia. 
De  este  mundo  arrebatados, 
Nos  recogerás  también. 

7.  En  la  hora  prefijada, 
Cuando  el  tiempo  esté  cumplido, 
A  la  Iglesia  tomarás; 

Y  con  ella,  por  tí  horn  ada, 
Para  siempre  estando  unido, 
Victorioso  volverás. 


M.  Cosido. 


VIDA  DE  JESUCRISTO, 


71. 


Jesús  ha  de  reinar  mientras  el  mundo 
Alumbre  el  sol  en  su  eternal  carrera. 
Se  extenderá  su  imperio  á  toda  orilla, 

Y  abarcará  por  ftn  toda  la  tierra. 

Por  él  se  harán  plegarías  incesantes, 
Que  serán  cual  corona  á  su  cabeza; 
Su  nombre  subirá  como  un  perfume 
A  la  mansión  donde  por  siempre  reina. 

Relatará  su  amor  en  dulce  canto 
Toda  nación  en  toda  humana  lengua; 
Será  alabar  sus  pródigas  mercedes 
Primer  esfuerzo  de  la  infancia  tierna. 

Donde  él  está  la  bendición  abunda, 
El  preso  rompe  su  cruel  cadena, 
Come  el  hambriento,  duerme  el  afligido, 
Descanso  eterno  el  fatigado  encuentra. 

La  maldición,  la  muerte  desparecen 
Donde  él  sus  medios  de  curar  despliega; 

Y  las  tribus  de  Adam  por  él  recobran 
Bienes  mayores  que  en  aquel  perdieran. 

Que  toda  criatura  se  levante 

Y  al  pié  del  Rey  con  su  tributo  venga; 
Los  ángeles  desciendan  con  sus  cantos, 

Y  el  largo  ¡Amen!  repetirá  la  tierra. 


Ved  cual  desciende  en  las  nubes 
Quien  por  nos  se  hizo  matar. 


MOEA. 


VIDA  DE  JESCcaiSTü. 

.Millares  de  santos  forman 
Su  cortejo  celestial. 
¡Aleluya!  Jesucristo 
Ya  por  siempre  reinará. 

Todos  le  verán  envuelto 
En  terrible  majestad. 
Los  que  impíos  le  entregaron 

Y  en  la  cruz  vieron  clavar, 
Tarde  gimiendo  y  llorando 
Al  gran  Mesías  verán. 

Huirán  cielos  y  tierra, 
Montañas,  islas  y  mar. 
Los  que  le  odian,  confundidos 
La  trompa  oirán  clamar: 
Venid  al  juicio;  este  dia 
A  todos  se  va  á  juzgar. 

Redención  tan  esperada 
Viene  en  pompa  celestial. 
Los  santos  lodos,  proscriptos 
Por  los  hombres,  á  él  se  van. 
¡Aleluya!  este  es  el  dia 
De  Dios,  que  aparece  ya. 

A  tu  esposa  atribulada 
Acude,  Dios  de  bondad, 

Y  tus  desterrados  lleva 
A  su  mansión  celestial. 
Te  rogamos  que  apresures 
La  sentencia  general. 

¡Amen!  le  adoramos  lodos. 
Sentado  en  trono  inmortal. 
¡Salvador!  toma  tu  reino, 
Gloria  y  poder  sin  igual. 


AL  ESPÍRITU  SANTO ¿ 


Ven  pronto,  pronto.  ¡Aleluya 
Señor,  no  esperemos  más. 

Moka. 


—AL  ESPÍRITU  SANTO. 


Concédenos  tu  presencia 
Santo  Espíritu  de  Dios; 
Aviva  con  tu  influencia 
Nuestra  débil  fe  y  amor; 

Y  con  tus  dádivas 
Llena  benéfico 

Nuestro  pobre  corazón. 

Da  á  las  mentes  luz  divina 

Y  en  las  almas  gracia  pon; 
Los  pechos  á  Dios  inclina 
En  sincera  adoración; 

Y  nuestros  cánticos 

Y  nuestras  súplicas 
Lleva  al  trono  del  Señor. 

Ante  el  Dios  supremo  tenga 
Nuestro  culto  aceptación, 

Y  sobre  nosotros  venga 
En  raudales  bendición. 

Esto  concédenos, 
Divino  Espíritu, 
Celestial  Consolador. 


J.  P.  Cabreka. 


M  ESPIRITO  SANTO. 


73 


74. 

1 .  Cumple,  Señor,  tu  promesa: 
Del  cielo  á  los  hombre  baje 

El  Espíritu  divino 

En  quien  tu  amor  se  complace. 

2.  Concede  que  nuestros  pechos 
En  sagrado  amor  se  inflamen; 
Humildes  te  lo  pedimos, 
Señor  poderoso  y  grande. 

3.  Nuestros  cuerpos  templos  tuyos 
Se  tornen;  nuestros  afanes, 
Nuestro  amor,  nuestros  deseos 

A  tí  solo  se  consagren. 

4  Tus  bendiciones  imploran 

Los  que  redimió  tu  sangre; 
Sin  ellas  no  nos  despidas 
Tú,  nuestro  Dios,  nuestro  Padre. 

Morí. 


75. 

1.  Ven  á  nuestras  almas, — Paracleto  Santo, 
Y  á  la  tierra  envía — De  tu  luz  un  rayo. 

2.  Padre  de  los  pobres, — Ven  de  dones  franco, 
Ven,  de  corazones — Esplendente  faro. 

3.  Fuente  de  consuelo — Dulce  y  soberano, 
Huésped  de  lns  almas, — Celestial  regalo. 


71 


Al  espíritu  samo. 


4.  En  las  aflicciones— Sin  igual  descanso, 
Del  calor  refresco, — Y  solaz  del  llanto. 

5.  Ven,  divina  llama, — Prende  en  el  cristiano, 
Y  su  pecho  llena — Del  amor  sagrado. 

6.  Sin  tus  beneficios— Que  prodigas  tanto, 
Nada  hay  en  el  hombre — Que  no  sea  malo. 

7.  Con  tus  aguas  puras — Limpia  lo  manchado, 
Riega  lo  que  es  seco, — Pon  lo  enfermo  sano. 

8.  Todo  lo  que  es  duro — Dóblelo  tu  mano, 
Vigoriza  al  débil, — Rige  al  descarriado. 

9.  A  tus  fieles  todos — Solo  en  tí  confiados, 
Dales  paz  que  abunde — Y  el  reposo  ansiado. 

10.  Dales  de  tu  gracia — El  favor  preclaro, 
La  salud  eterna, — Gozo  continuado. 


Desciende,  Paloma  santa; 
Con  tu  vuelo  nos  levanta 
Sobre  el  fragoroso  estrépito 
De  nuestra  impura  mansión. 

Raja,  Espíritu  divino, 
Y  en  tus  alas  nos  conduce 
A  la  región  en  que  luce 
Sentado  en  trono  magnífico 
El  Dueño  de  la  creación. 

2.        Desciende,  y  en  fuego  santo 
Inflama  los  corazones; 
Rompe  las  duras  prisiones 


L. 


Desciende  ya  de  los  cielos, 


Ai.  ESPÍRITU  SANTO. 


75 


En  que,  tenaz  y  maléfico, 
Nos  ligó  el  genio  del  mal. 

Desaparezca  álu  influjo, 
Si  nos  escuchas  propicio, 
La  odiosa  mancha  del  vicio, 
La  simulación  hipócrita 

Y  el  deseo  criminal. 

3.         Tú,  que  del  Padre  y  del  Hijo, 
Igual  á  los  dos,  procedes, 
Con  tus  suaves  mercedes, 
Cual  con  esencia  aromática, 
Da  «á  nuestras  almas  salud. 

Para  que  adore  la  tierra 
De  su  Creador  las  piedades, 

Y  en  infinitas  edades 

En  el  orbe  brille  candido 
El  reino  de  la  virtud. 


1 .  Desciende,  Espíritu  divino, 
Desciende  á  nuestro  corazón; 

Y  preparándolo  tu  gracia, 
En  él  instala  tu  mansión. 

2.  Ven,  nuestras  mentes  ilumina 
Con  los  fulgores  de  tu  luz, 

Y  penetremos  los  arcanos 
Del  sacrificio  de  la  cruz. 

3.  Arraiga  más  en  nuestras  almas 
La  té  en  Jesús  el  Redentor, 


Mura. 


AL  ESPÍRITU  SANTO. 


Y  haz  que  sintamos  cada  uno 
Que  es  nuestro  propio  Salvador. 

4.  Inspíranos  sabiduría, 
Enséñanos  toda  verdad, 

Y  guíanos  por  los  senderos 
De  la  justicia  y  santidad. 

5.  Mantén  activa  en  nuestros  pechos 
La  ardiente  llama  del  amor, 
Amor  que  impulse  á  conducirnos 
Cual  siervos  fieles  del  Señor. 

6.  Con  tu  sagrada  unción  nos  sella, 
Protégenos  con  tu  poder, 

Y  de  esta  vida  nos  traslada 
A  la  que  ansiamos  poseer. 


1 .  Ven,  criador  Espíritu  amoroso, 
Ven  y  visita  el  alma  que  á  tí  clama, 
Y  con  tu  soberana  gracia  inflama 
Los  pechos  que  criaste  poderoso. 

2.  Tú  que  Abogado  fiel  eres  llamado, 
Del  Altísimo  don,  perenne  fuente 
De  vida  eterna,  caridad  ferviente, 
Espiritual  unción,  fuego  sagrado: 

3.  Tú  te  infundes  al  alma  en  siete  dones: 
Fiel  promesa  del  Padre  soberano: 

Tú  eres  el  dedo  de  su  diestra  mano: 
Tú  nos  dictas  palabras  y  razones. 


J.  B.  Cabeeka. 


AL  ESPÍRITU  SAMO. 


77 


4.  Ilustra  con  tu  luz  nuestros  sentidos, 
Del  corazón  ahuyenta  la  tibieza; 
Haznos  vencer  la  corporal  flaqueza, 
Con  tu  eterna  virtud  fortalecidos. 

5.  Por  tí  nuestro  enemigo  desterrado, 
Gocemos  de  paz  santa  duradera; 

Y  siendo  nuestra  guia  cu  la  carrera, 
Todo  daño  evitemos  y  pecado. 

6.  Por  tí  al  Eterno  Padre  conozcamos, 

Y  al  Hijo  soberano  omnipotente, 

Y  á  tí,  Espíritu  de  ambos  procedente, 
Con  viva  fé  y  amor  siempre  creamos. 


V. — A  LA  TRINIDAD  SACROSANTA. 


1.  Ya  brille  el  sol  refulgente, 
Ya  reine  la  noche  umbría, 
Difunde  en  las  almas  todas 
Tu  luz,  ¡Trinidad  divina! 

2.  Para  que  así  cual  te  cantan 
Las  celestes  jerarquías, 

Los  míseros  desterrados 
Te  alaben  y  te  bendigan. 

3       Al  Padre  y  al  Unigénito, 
Y  á  Ti,  Espíritu  de  vida, 
Honor  y  gloria,  ahora  y  siempre, 
En  cielo  y  tierra  so  rindan. 


Tii.  D.  GONZALEZ. 


Ni  Y 


78 


i. 


2. 


3. 


Á  LA  TRINIDAD  SACROSANTA. 


A  nuestro  Padre  Dios 
Alabe  nuestra  voz: 

Gloria  á  él. 
Tal  nos  amó,  que  dió 
Al  Hijo  que  murió, 
En  quien  espero  yo. 

Gloria  á  él. 

A  nuestro  Salvador 
Demos  con  fé  loor: 

Gloria  á  él. 
Su  sangre  derramó, 
Con  ella  nos  lavó, 
Y  él  ciclo  nos  abrió: 

Gloria  á  él. 

Espíritu  de  Dios, 
Elevo  á  tí  mi  voz: 

Gloria  á  tí. 
Con  celestial  fulgor 
Revélame  el  amor 
De  Cristo  mi  Señor. 

Gloria  á  ti. 

Con  gozo  y  con  amor 
Cantemos  con  fervor 

Al  trino  Dios. 
Mora  en  la  eternidad 
La  santa  Trinidad; 
Sin  cesar  alabad 

Al  trino  Dios. 

E.  de  B, 


Á  LA  TRIMDAD  SACROSANTA. 


Sólo  á  tí,  Dios  y  Señor, 
Adoramos, 

Y  la  gloria  y  el  honor 

Tributamos; 
Sólo  á  Cristo,  nuestra  Luz, 
Acudimos, 

Y  tan  solo  por  su  cruz 

Te  pedimos. 

Un  Espíritu  no  más 
Nos  gobierna, 

Y  con  él,  Señor,  nos  das 

Paz  eterna; 
El  es  fuego  celestial 

Cuya  llama 
En  amor  angelical 

Nos  inflama. 

Disfrutamos  tu  favor 

Solamente 
Por  Jesús,  fuente  de  amor 

Permanente; 
Sólo  él  nos  libertó 

De  la  muerte, 
Sólo  él  se  declaró 

Nuestro  Fuerte. 

Sólo  tú,  oh  Creador, 
Dios  eterno, 
Nos  libraste  del  furor 
Del  infierno; 

Y  por  esto  con  placer 

Proclamamos 


Á  LA  TRINIDAD  SACROSANTA, 


Que  tan  sólo  en  tu  poder 
Confiamos. 


82. 

1.  Padre,  Creador  divino, 
Hijo,  Redentor  amado, 
Santo  Espíritu  increado: 
Eterno  Dios,  Uno  y  Trino. 

2.  En  vos  espero  y  confío 
En  vos  creo  firmemente, 
A  vos  amo  tiernamente, 
Con  todo  el  corazón  mió. 

N.  Y. 


83. 

1. 

¡Santo,  sanio,  santo!  Señor  omnipotente, 
Siempre  el  labio  mió  loores  le  dará. 
¡Santo,  santo,  santo!  te  adoro  reverente, 
Dios  en  Tres  Personas,  bendita  Trinidad. 
2. 

¡Santo,  santo,  santo!  el  numeroso  coro 
De  tus  escogidos  te  adoran  sin  cesar, 
De  gratitud  llenos,  y  sus  coronas  de  oro 
Alredor  inclinan  del  cristalino  mar. 

3. 

¡Santo,  santo,  santo!  la  inmensa  muchedumbre 
De  espíritus  puros      hacen  lu  voluntad. 


Á  LA  TRINIDAD  SACROSANTA. 


SI 


Ante  lí  se  postran  bañados  en  tu  lumbre, 
Ante  tí  que  has  sido,  que  eres  y  serás. 

4. 

¡Santo,  santo,  santo!  por  más  que  estés  velado 
Con  sombras,  y  el  hombre  no  te  pueda  mirar, 
Santo  tú  eres  sólo;  y  nada  hay  á  tu  lado 
En  poder  perfecto,  pureza  y  caridad. 

5. 

¡Santo,  santo,  santo!  la  gloria  de  tu  nombre 
Publican  tus  obras  en  cielo,  tierra  y  mar. 
¡Santo,  santo,  santo!  le  adore  todo  hombre, 
Dios  en  Tres  Personas,  bendita  Trinidad. 

J.  13.  Cabrera. 


84. 

Coro. — Dios  uno  y  trino,  á  quien  tantos 
Arcángeles,  querubines, 
Angeles  y  serafines 
Dicen:  Santo,  santo,  santo. 

1.  En  vos,  Trinidad  inmensa, 
Con  el  corazón  y  labios 

Una  esencia  en  tres  Personas 
Creemos  y  veneramos: 
Gloria  al  Padre,  gloria  al  Hijo, 
Gloria  al  Espíritu  Santo. — Coro. 

2.  Padre  de  inmenso  poder, 
Hijo  sin  término  sabio, 
Espíritu  consolador, 
Rendidos  os  confesamos: 
Santo  el  Padre,  santo  el  Hijo 
Santo  el  Espíritu  Santo. — Coro. 

6 


82 


Á  LA  TRINIDAD  SACROSANTA. 


3.       Vos,  Padre  Eterno,  asistidnos, 
Hijo  divino,  ilustradnos, 
Santo  Espíritu,  movednos 
Para  creeros  y  amaros: 
Gloria  al  Padre,  gloria  al  Hijo, 
Gloria  al  Espíritu  Santo. — Coro. 


VI. — LA  PALABRA  DEL  SEÑOR. 


Eres  un  tesoro  aquí; 
Tú  contienes  con  verdad 
La  divina  voluntad; 
Tú  me  dices  lo  que  soy, 
De  quién  vine,  y  á  quién  voy. 

2.  Tú  reprendes  mi  dudar, 
Tú  me  exhortas  sin  cesar; 
Eres  faro  que  á  mi  pié 
Va  guiando  por  la  fé 

A  las  fuentes  del  amor 
De  mi  dulce  Salvador. 

3.  Eres  infalible  voz 
Del  Espíritu  de  Dios, 
Que  vigor  al  alma  dá 
Cuando  en  aflicción  está; 
Tú  me  enseñas  á  triunfar 
De  la  muerte  y  del  pecar. 

4.  Por  tu  santa  letra  sé 
Que  con  Cristo  reinaré, 


I. 


Santa  Biblia,  para  mí 


LA  PALABRA  DEL  SEÑOR. 

Y  el  castigoa  terrador 
Del  rebelde  pecador. 
¡Santa  Biblia!  para  mí 
Eres  un  tesoro  aquí. 


La  Biblia  es  una  lámpara 
Que  con  fulgores  nítidos 
Del  hombre  el  paso  trémulo 
Dirige  siempre  al  bien. 

Consuelo  encuentra  el  ánimo 
En  sus  dolencias  hórridas, 
Si  en  ese  libro  fúlgido 
A  Dios  los  ojos  ven. 

Entre  los  montes  ásperos 

Y  por  llanuras  áridas 
Se  goza  tierno  júbilo 
Mirando  el  arrebol; 

Pero  es  mucho  más  plácida 
Nuestra  delicia  férvida 
Sabor  que  la  luz  bíblica 
Es  de  nuestra  alma  el  sol. 

Que  la  doncella  púdica, 
El  bello  niño  candido, 
El  joven  y  el  decrépito 
La  estudien  sin  cesar. 

Que  esté  esc  dulce  bálsamo 
.1  unlo  al  enfermo  mísero, 

Y  hasta  quedar  exánime 
Lo  aplique  á  su  pesar. 


P.  Castro. 


H.  R. 


LA  PALABRA  DEL  S£ÑOR. 


87. 

1. 

Desplegue  el  cristiano  su  sania  bandera 

Y  muéstrela  ufano  del  mundo  á  la  faz: 
¡Soldados  valientes!  el  triunfo  os  espera; 
Seguid  vuestra  lucha  constante  y  tenaz. 

2. 

Desplegue  el  cristiano  su  santa  bandera, 
Domine  baluartes  y  almenas  á  mil; 
La  Biblia  bendita  conquiste  do  quiera, 

Y  ante  ella  se  incline  la  turba  gentil. 

3. 

Desplegue  el  cristiano  su  santa  bandera, 

Y  luzca  en  la  frente  de  audaz  torreón: 
El  monte,  la  villa,  la  hermosa  pradera 
Contemplen  izado  tan  bello  pendón. 

4. 

Desplegue  el  cristiano  su  santa  bandera, 
Predique  á  los  pueblos  el  Libro  inmortal; 
Presente  á  los  hombres  la  luz  verdadera 
Que  vierte  ese  claro  y  eterno  fanal. 

5. 

Desplegue  el  cristiano  su  santa  bandera, 

Y  muéstrese  bravo,  batiéndose  fiel: 

Para  él  no  habrá  fosos,  para  él  no  hay  barrera; 
Que  lucha  á  su  lado  el  divino  Emanuel. 

H.  E. 


LA  PALABRA  DEL  SEÑOR. 


85 


88. 


1.  Mi  delicia  tu  Ley  es 
Que  alegra  el  corazón; 
Ella  dirige  mis  piés, 
Ella  será  mi  canción. 
(loro. — Es  la  pura  Luz 

Que  alumbra  al  mortal. 
Tu  palabra  es,  buen  Jesús, 
Mi  faro  celestial. 

2.  Ella  mis  sendas  limpió 
En  mi  menor  edad; 

La  guardé  en  mi  corazón, 
Y  lo  nutre  de  piedad. — Coro. 

3.  Cuando  afligido  me  vi, 
Mi  í'é  corroboró; 

Cuando  hablaron  contra  mi, 
Meditaba  en  ella  yo. — Coro. 

4.  Es  más  dulce  que  la  miel 
Tu  Ley  al  paladar; 
Hazme  ser  más  y  más  fiel 
Para  poderla  guardar. — Coro. 


I .       ¡Qué  venturoso  es  el  hombre, 
Que  la  voz  de  Dios  oyendo, 
Cumple  de  noche  y  de  dia 
Con  su  ley  y  sus  preceptos! 


R.  Bon. 


86 


LA  PALABRA   DEL  SEÑOR. 


2.  Tranquilo  trabaja  y  vive 
En  dulce  paz  y  sosiego, 

Sin  que  los  vicios  mundanos 
Turben  su  sencillo  pecho. 

3.  Con  él  está  decontíuuo 
La  gracia  del  Dios  excelso; 
Gracia  dulce,  saludable, 
Que  nos  encamina  al  cielo. 

4.  No  perdamos  los  auxilios 
Que  en  amor  y  en  todo  tiempo 
Para  eterna  g-loria  nuestra 
Nos  concede  el  Ser  eterno. 


1.  ¿Cómo  resguardaremos  del  pecado 
El  corazón  en  nuestra  edad  primera? 
Tu  palabra  nos  da  leyes  divinas 
Para  purificar  nuestra  conciencia. 

2.  Luz  esplendente  por  do  quier  esparce, 
Cuando  en  nosotros  con  vigor  penetra. 
El  alma  más  mezquina  allí  se  instruye, 

Y  á nuestro  Dios  su  pensamiento  eleva. 

3.  Es  como  el  sol,  luz  de  celeste  origen, 
Que  nos  conduce  por  segura  senda, 
Que  alumbra  los  oscuros  precipicios, 

Y  disipa  el  terror  de  las  tinieblas. 

4.  Tus  preceptos  me  dan  sabiduría: 
Aborrezco  el  pecado  que  me  tienta, 
Aborrezco  mis  vanos  pensamientos; 
Pero  adoro,  Señor,  tu  ley  eterna, 


LA  PALABRA  DEL  SEÑOR. 


2. 
3. 


Tu  palabra  es  verdad  que  siempre  vive, 
echado  de  bondad  y  de  pureza, 
i  santo  libro  guía  nuestra  infancia, 
en  la  vejez  nos  da  invencible  fuerza. 


Justa,  esplícita  y  sin  velo 
Es  la  ley  de  mi  Señor; 
A  los  tristes  da  consuelo, 
Y.les  libra  del  dolor. 

Su  palabra  revelada 
Es  raudal  de  puro  amor, 
Donde  el  alma  atribulada 
Bebe  siempre  á  su  sabor. 

Mira,  pues,  mortal,  al  cielo 
Donde  está  tu  Redentor; 
Para  siempre  cese  el  duelo, 
Haz  la  paz  con  tu  Señor. 

Llama  al  Salvador,  y  el  alma 
Le  confía,  ¡oh  pecado r! 
El  te  volverá  la  calma, 
Dando  íin  á  tu  dolor. 


Mora. 


L. 


Despide  ahora  tu  grey 


En  paz  y  bendición, 


Y  las  palabras  de  tu  Ley 
Conserve  el  corazón. 


88  LA  PALABRA  DEL  SEÑOR. 

Coro. — Tu  Ley  para  mí. 
Gran  delicia  es; 
Ella  es  mi  consuelo  aquí, 
Ella  guía  mis  piés. 

2.  Semilla  y  sembrador 
Sé  tú  nuestro  a  la  vez; 

Y  con  tu  Espíritu  de  amor 

Apaga  nuestra  sed. — Coro, 

3.  Ensénanos,  Señor, 
Tu  Ley  á  meditar, 

Vivir  unidos  en  amor, 

Y  en  él  por  siempre  andar.— Coro. 

R.  Bon. 


VII— EXHORTACION  A  LOS  PECADORES. 


1.  Caido  de  su  estado  primitivo, 

Sin  Dios,  se  aleja  el  hombre  de  sus  reales 

Y  olvida  que  en  la  tierra  es  un  cautivo... 
Tal  es  ¡ay!  el  vivir  de  los  mortales: 

En  todo  alaban  vanos 
Las  obras  de  sus  manos. 

2.  El  hombre,  complacido  de  sí  mismo, 
Pretende  que  sus  obras  son  portentos; 

Y  todo  lo  ambiciona  en  su  egoísmo, 
Dejando  de  su  nombre  monumentos; 

Mas  solo  es  grande  el  nombre 
Del  Cristo,  Hijo  del  hombre. 


EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES.  89 


3.    El  hombre  adorador  de  la  materia 
Será  en  la  tierra  siempre  confundido; 
Si  Dios  le  deja  sólo  en  su  miseria, 
Allí  postrado  yace  y  abatido; 


4.  Mas  viendo  al  fin  que  su  existencia  es  vana, 
Si  por  Jesús  de  Dios  pide  clemencia 

El  hombre,  por  la  gracia  soberana 
Adquiere  entonces  fuerza  y  prepotencia; 

Y  todo  lo  posee, 

Si  en  Dios  y  en  Cristo  cree. 

5.  Así  tan  sólo  el  hombre  halla  la  vida, 
La  vida  celestial  que  no  termina: 

Su  frente  en  otro  tiempo  oscurecida, 
Una  aureola  entonces  la  ilumina. 


6.    Viviendo,  oh  Dios,  sin  tí,  sin  esperanza, 
Salvarse  es  para  el  hombre  un  imposible. 
Por  Cristo  en  él  se  vé  tu  semejanza... 
Y  al  fin  le  das  la  gloria  inmarcesible. 

Señor,  por  tu  eficacia 

Vivamos  de  tu  gracia. 

M.  Cosido, 


1.     En  medio  de  este  mundo  tenebroso 
Un  punto  resplandece  luminoso 

Que  brilla  refulgente: 
Su  vivo  resplandor  es  la  luz  pura 


Y  toda  su  grandeza 
No  es  más  que  vil  flaqueza. 


De  Dios  todos  los  fieles 
Reciben  los  laureles. 


90         EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES. 

Que  alumbra  en  la  pesada  noche  oscura 
Con  claro  permanente 

2.  De  todos  los  humanos  caminantes 
Dirige  fiel  los  pasos  inconstantes 

Y  aclara  el  buen  camino. 

Es  luz  que  por  sí  sola  al  mundo  alumbra; 
Su  disco  arroja  rayos,  y  deslumhra 
Por  su  fulgor  divino. 

3.  Es  para  los  que  pasan  las  veladas, 
Sufriendo  del  invierno  las  heladas, 

La  estrella  matutina; 
Es  para  los  que  siguen  navegando 
El  astro  que  en  el  polo  está  marcando 

Y  al  término  encamina. 

4.  Es  luz  que  se  alimenta  de  sí  misma, 

Que  brilla  aún  á  través  de  un  denso  prisma, 

Y  se  entra  en  lo  escondido; 

Es  faro  que  se  vé  en  todos  los  mares, 
Mayor  que  los  más  grandes  luminares, 
Que  siempre  está  encendido. 

5.  ¡Oh  Cristo,  eterna  luz  del  mundo  entero! 
; Imagen  del  Dios  vivo  y  verdadero! 

¡Jesús,  luz  de  las  luces! 
Tú  sólo  en  este  mundo  has  demostrado 
El  fin  para  que  el  hombre  fué  criado: 

Tú  solo  el  bien  produces. 

6.  Por  tí  los  convertidos  resplandecen, 
Mas  lodos  á  tu  lado  palidecen, 

Cual  hojas  sin  las  ramas; 
Tú  sólo  de  la  luminaí  milicia, 
Jesús,  eres  el  sol,  Sol  de  Justicia, 

Y  la  salud  derramas. 

M.  Cosido. 


EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES. 


91 


95. 

Preste  oidos  el  humano 
A  la  voz  del  Salvador; 
Regocíjese  el  que  siente 
El  pecado  abrumador: 

Ya  resuena  el  Evangelio 
De  la  tierra  en  la  ancha  faz, 

Y  de  gracia  ofrece  al  hombre 
El  perdón,  consuelo  y  paz. 

Vengan  todos  los  que  sufren, 
Los  que  sienten  hambre  ó  sed, 
Los  que  débiles  se  encuentran 
De  este  mundo  á  la  merced: 

En  Jesús  hay  pronto  auxilio, 
Hay  hartura  y  bienestar, 
Hay  salud  y  fortaleza, 
Cual  ninguno  puede  dar. 

Vengan  cuantos  se  acongojan 
Por  lograr  con  qué  vestir, 

Y  á  su  afán  tan  solo  rinden 
Servidumbre  hasta  el  morir: 

Un  vestido  hay  más  precioso, 
Blanco,  puro  y  eternal, 

Y  es  Jesús  quien  da  á  las  almas 
Ese  manto  celestial. 

¿Por  qué  en  rumbo  siempre  incierto 
Vuestra  vida  recorréis? 
A  Jesús  venid,  mortales, 
Que  muy  cerca  le  tenéis: 

El  es  vida  en  tierra  y  cielo, 

Y  el  exceso  de  su  amor 


92  EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES. 

Os  mejora  la  presente 
Y  os  reserva  otra  mejor. 

J.  B  Cabrera. 


96.  " 

Jesus  con  brazos  abiertos 
Desde  el  cielo  todo  el  dia 
Espera  a  los  pecadores, 
Para  darles  mejor  vida. 

Como  pastor  cuidadoso 
Llama  al  que  se  descarría; 
Pero  él  sordo  á  sus  clamores 
Más  se  aleja  y  estravía. 

¡Oh  pecadores  tenaces! 
Desechad  vuestra  malicia, 

Y  venid  apresurados, 
Que  en  él  tendréis  acogida. 

El  corazón  que  á  Dios  busca 
Con  fé  constante  y  activa, 
Tendrá  ahora  grato  asilo 

Y  después  la  eterna  vida. 

B. 


97. 

1 .    Venid,  oh  pecadores;  buscad  vuestro  refugio 
En  Cristo,  y  vuestros  pechos  heridos  curará: 
El  grato  dia  es  este  del  Evangelio  santo, 
En  que  abundante  gracia  á  todos  se  dará 


2. 


3. 


EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES. 


93 


Amó  Dios  nuestro  mundo  y  le  entregó  su  Hijo, 
A  fin  deque  bebiese  la  copa  del  dolor; 
Y  Cristo  no  desecha  á  pecador  alguno 
Que  busca  con  fé  viva  su  amparo  salvador. 


1.  Mortales  moribundos 
Sumidos  en  pecado, 
Oid  el  Evangelio 

Que  Dios  ha  revelado. 
Coro. — Oid,  oh  pecadores: 
La  fuente  celestial 
A  todos  nos  ofrece 
Su  límpido  raudal. 

2.  No  más  pretextos  vanos, 
No  desechéis  los  ruegos; 
Oid,  oid  Jos  pobres, 

Los  mancos  y  los  ciegos. — Coro. 

3.  Oid  La  buena  Nueva 
Que  Cristo  nos  revela; 
Por  ella  el  desdichado 

Al  punto  se  consuela. — Coro. 

4.  De  todas  sus  palabras 
No  faltará  ninguna ; 

Es  fiel  en  sus  promesas: 
La  hora  es  oportuna. — Coro. 


Mora. 


1. 

2. 

3. 
4. 
5. 


EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES. 


Regresa,  regresa — Tranquilo  al  hogar, 
Y  acepta  el  abrazo — De  amor  paternal. 
Coro. — ¡Oh!  pródigo  hijo, — Regresa  al  hogar. 
Ven,  ven, — Para  ta  bien. 

Regresa,  regresa; — No  sufras  ya  más 
Desnudo  y  hambriento — Cruel  soledad. — 


Regresa,  regresa, — Y  sin  vacilar 

Desecha  el  pecado — Con  noble  ansiedad. — 


Regresa,  regresa; — Que  el  Padre  al  umbral 
Te  aguarda  y  te  brinda — Perdón,  gracia  y 

paz. — Coro. 
Regresa,  regresa, — Y  aquí  gozarás 
De  amigos  y  hermanos — Cariño  sin  par. — 

Coro. 


1.  Ven  á  Cristo,  ven  ahora, 

Ven  así  cual  estás; 
Y  de  él  sin  demora 
El  perdón  obtendrás. 

2.  Cree  y  fija  tu  esperanza 

En  su  muerte  por  tí; 
La  paz  y  gozo  alcanza 
Quien  lo  hiciere  así. 


J.  B.  Cabreka. 


EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES; 


95 


3.  Ven  á  Cristo  con  fó  viva, 

Piensa  mucho  en  su  amor; 

Y  no  dudes  reciba 
Al  más  vil  pecador. 

4.  El  anhela  recibirte 

Y  mostrarte  merced, 

Y  las  puertas  abrirte 
Al  cierno  placer. 


1.  A  Jesucristo — Ven  sin  tardar, 
Que  entre  nosotros — Hoy  el  está 

Y  te  convida — Con  dulce  afán, 

Tierno  diciendo:  «Ven.» 
Coro. — ¡Oh  cuán  grata  nuestra  reunión, 
Cuando  allá,  Señor,  en  tu  mansión 
Contigo  estemos  en  comunión, 
Gozando  eterno  bien! 

2.  Piensa  que  él  solo — Puede  colmar 
Tu  triste  pecho — De  gozo  y  paz; 

Y  porque  anhela — Tu  bienestar, 

Vuelve  á  decirle:  «Ven.» — Coro. 

3.  Su  voz  escucha — Sin  vacilar, 

Y  grato  acepta — Lo  que  hoy  le  dá. 
Tal  vez  mañana — No  habrá  lugar. 

No  te  detengas,  ven. — Coro. 


E.  DE  B. 


J.  B.  Cabkera. 


96  EXHORTACION  A  LOS  PECADORES. 


102. 


1.  La  vida  es  cual  tierna — Y  efímera  flor; 
Del  sol,  á  la  tarde, — La  agosta  el  ardor. 
Antes  que  se  mustie — La  debes  llevar, 
Cual  ofrenda  grata, — De  Dios  al  altar. 

2.  Sí,  desde  la  infancia — Hasta  la  vejez, 
Se  pasan  los  años — Con  gran  rapidez; 

Y  llega  la  muerte — Sin  verla  venir  

¿Y  el  alma?...  [Quién  sabe — Adonde  ha  de  ir! 

3.  No  esperes,  no  esperes — A  tu  última  edad, 
Conságrate  joven — Al  Dios  de  verdad; 
Pues  pasando  el  tiempo — Lejos  del  Señor, 
Se  entibia,  se  apaga — El  más  vivo  amor. 

4.  ¡Guay!  de  aquel  que  pasa — Su  primeraedad 
En  el  antro  horrible — De  la  oscuridad. 

El  brillo  del  mundo — Es  sombra  y  ficción: 
Solo  es  brillo  eterno — Nuestra  redención. 

5.  Incierta  es  la  hora — De  tu  incierto  fin; 

Y  ¡ay  de  aquel  que  tema — Del  juicio  el  clarín! 
Reflexiona,  hombre, — Qué  de  tí  va  á  ser... 
¡0  eterna  desdicha, — O  eterno  placer! 


1.       Yenid,  pecadores, — Que  Dios  por  su  amor 
Al  cielo  nos  llama, — Que  es  patria  mejor, 
Do  nunca  la  aurora — Perdió  su  fulgor, 
Do  brilla  la  gloria — Del  Dios  creador. 


EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES.  97 


¡Sí,  sí,  venid!  ¡Sí,  sí,  venid! 
El  cielo  es  del  alma — La  pátria  mejor; 
Allí  son  eternos — La  paz  y  el  amor. 

2.  Dejemos,  hermanos, — Aparte  el  dolor, 
Que  arriba  en  los  cielos — El  coro  canlor 
De  espíritus  puros — Proclama  Señor 

A  Cristo  Dios-Hombre, — Nuestro  Redentor. 

¡Sí,  sí,  venid!  ¡Sí,  sí,  venid! 
Los  ángeles  cantan — La  gloria  y  honor 
De  Cristo  Dios-Hombre, — Nuestro  Redentor. 

3.  Trabajas  y  sufres — Aquí,  pecador, 

Y  el  pan  que  te  comes — Regó  tu  sudor; 
Mas  Dios  te  reserva — Por  suerte  mejor 
Primicias  celestes — De  eterno  yalor. 

¡Sí,  sí,  venid!  ¡Sí,  sí  venid! 
Primicias  celestes — De  eterno  valor, 
Si  sigues  la  senda — De  tu  Redentor. 


Coro. — Ven  áél,  pecador, — ven  á  él,  pecador, 
Que  te  espera  tu  buen  Salvador; 
Pecador, 

Ven  á  él,  pecador, — ven  á  él,  pecador, 
Que  te  espera  tu  buen  Salvador. 

2,  Si  cual  hijo  que  loco  pecó 

Vas  buscando  á  sus  piés  compasión, 

Tierno  padre  en  Jesús  hallarás 

Y  tendrás  en  sus  brazos  perdón.— Coro, 


I. 


Pecador,  ven  al  dulce  Jesús 
Y  feliz  para  siempre  serás, 
Que  según  le  quisieres  tener 
Al  divino  Señor  hallarás. 


¡ 


98  EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES. 

3.  ,  Si  de  enfermo  te  sientes  morir, 
El  será  tu  doctor  celestial, 

Y  hallarás  en  su  sangre  también 
Medicina  que  cure  tu  mal. — Coro. 

4.  Ovejuela  que  huyó  del  redil, 
Da  balidos  al  buen  Salvador, 

Y  en  los  hombros  llevado  serás 

De  tan  dulce  y  amante  Pastor. — Coro. 

P.  Castro. 

105. 

1.  Sacude  el  pesado  sueño, 
Pecador,  despierta  ya; 
Antes  que  veng-a  tu  Dueño, 
Te  conviene  despertar. 

Coro. — Que  en  el  borde  del  sepulcro 
Nadie  debe  dormitar; 
Pues  Jesús  se  encuentra  cerca, 
Vela  y  ora  sin  cesar. 

2.  A  las  vírgenes  prudentes 
Imitemos  con  ardor; 
Esperemos  al  Esposo 

Con  fe  viva  y  con  amor.— Coro. 

3.  El  mundo  que  tanto  amamos, 
Es  preciso  abandonar; 

Las  riquezas,  los  honores, 
Otros  los  han  de  heredar.— Coro. 

4.  Si  todo  el  mundo  ganares, 
¿De  qué  te  ha  de  aprovechar? 
Si  después  te  condenares, 

; Dónde  ¡rías  á  parar? — Coroé 

R,  Bon. 


EXHORTACION  'Á  LOS  PECADORES. 


106. 


1.    No  os  detengáis,  venid  á  Cristo, 
El  os  llama  con  amor; 
No  os  detengáis,  Jesús  ha  visto 
Vuestras  culpas  y  dolor. 
Coro. — Vamos  á  marchar, 

Vamos  sin  temor, 
Caminando  sin  cesar 
Con  Jesús  el  Salvador. 

No  os  detengáis,  perdón  alcanza 
Quien  confía  en  el  Señor; 

No  os  detengáis,  y  sin  tardanza 
Acudid  al  Redentor. — Coro. 

3.  No  os  detengáis,  Jesús  ha  muerto 

Por  el  pobre  pecador; 
No  os  detengáis,  camino  cierto 
Es  Jesús  el  Salvador. — Coro. 

4.  No  os  detengáis,  Jesús  consuela 

Al  cargado  de  dolor; 
No  os  detengáis,  que  siempre  vela 
Por  los  suyos  el  Señor. — Coro. 

E.  DE  B. 


1.     Hoy  Jesús  te  quiere  hablar, 
Pobre  pecador; 
No  le  quieras  rechazar, 
De  tu  corazón. 


100        EXHORTACION  Á  EOS  PECADORES. 

Coro. — A  tu  puerta  llama  ahora, 

Oye  su  voz,  sí; 
La  visita  bienhechora 

Es  hoy  para  tí. 

2.  ¿Nada  vale  ya  su  voz 

En  tu  corazón? 
¿Nada  puede  en  tí  el  amor 
De  tu  Salvador? — Coro. 

3.  Corazón,  ¿por  qué  vivir 

En  condenación? 
¿Y  por  qué  has  de  resistir 
Mas  á  tu  Señor?— Coro. 

4.  Basta!  basta!  sin  dudar 

Hoy  responderé. 
Él  te  espera;  sin  tardar 

Ven,  ven  hoy  á  él.— Coro. 

R.  Bon. 


108. 

1.  ¿Te  sientes  casi  resuelto  ya? 
¿Te  falta  poco  para  creer? 
Pues  ¿por  qué  dices  á  Jesucristo, 
«Hoy  no,  mañana  te  seguiré?» 

2.  ¿Te  sientes  casi  resuelto  ya? 
Pues  vence  el  cási,  con  Cristo  ven, 
Que  hoy  es  tiempo,  pero  mañana 
Sobrado  tarde  pudiera  ser. 

3.  Sabe  que  el  cási  no  es  de  valor 
En  La  presencia  del  justo  Juez, 


2. 
3. 

i. 
2. 


EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES.  101 

¡Ay  del  que  muere  cási  creyendo! 
¡Completamente  perdido  es! 

?.  Castro. 


Allí  la  puerta  franca  está, 
Su  luz  es  refulgente, 

Y  la  cruz  brilla  más  allá, 

Señal  de  amor  ferviente. 
»*o. — Oh!  cuánto  me  ama  Dios  así! 
La  puerta  franca  está  por  mí. 
¿Por  mi?  Por  mí, 
Si  quiero  entrar  por  tí. 

Y  los  que  buscan  salvación 

La  entrada  franca  tienen, 
No  hay  pobres,  ricos,  ni  nación, 

Para  los  que  á  ella  vienen. — Coro. 

Pasando  el  rio,  mas  allí 

En  la  feraz  pradera, 
La  pagft  de  la  cruz  está: 

¡Eterna  primavera! — Coro. 

R.  Bon. 


Aun  hay  lugar, — Escucha,  pecador, 
En  el  banquete  eterno  del  Señor. 
¡Oh!  si;  ¡oh!  sí; — hay  sitio  para  tí. 

Entra  al  festín — Que  muchos  gozan  ya, 


IOS        EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES. 

Y  allí  Jesús  un  sitio  te  dará. 

¡Oh!  sí;  ¡oh!  sí; — hay  sitio  para  tí. 

3.  Aun  hay  lugar,— La  puerta  franca  está; 
Mas  entra  pronto,  que  á  cerrarse  vá. 
¡Oh!  sí;  ¡oh!  sí; — hay  sitio  para  tí. 

4.  Angeles  mil — Te  dicen  con  amor: 
Entra  á  gozar  la  gloria  del  Señor. 
¡Oh!  sí;  ¡oh!  sí; — hay  sitio  para  tí. 

5.  Pronto,  hoy  tal  vez,— Del  mundo  mar- 

charás; 

Pasa  al  banquete,  ó  luego  clamarás: 
¡Ay,  me  perdí! — No  hay  sitio  para  mí. 

P.  Castro. 


111. 

1.  Pobre  peregrino — Que  vagando  estás 
Fuera  del  camino, — ¿Dónde  pararás? 
Con  vara  y  cayado — Hoy  el  buen  Pastor 
Te  brinda,  á  su  lado — Ven  ¡oh  pecador! 

2.  Tu  vida  pasada — Te  causa  dolor, 
Tu  alma  lacerada — Tristeza  y  pavor; 
Tu  suerte  futura — Eterno  sufrir. 

De  tanta  amargura — ¿No  querrás  salir? 

3.  ¡Ay!  ¡y  cuántos  dias — Dejaste  pasar 
En  vanas  porfías — Que  te  han  de  pesar! 
Por  tu  bien  atiende— La  voz  del  Señor, 
Y  tu  mano  extiende — Hácia  el  Salvador. 

4.  Tu  vista  levanta,— Eleva  tu  voz, 
Dirige  tu  planta— Hasta  el  Salvador; 
Tu  hora  ha  llegado, — Conócela,  pues 
El  que  te  ha  llamado— Tu  Salvador  es. 

K.  Bon. 


EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES. 


Noventa  y  nueve  ovejas,  sí, 
En  el  aprisco  están, 

Mas  una  sola,  sin  Pastor, 
Por  la  montaña  va; 

La  puerta  de  oro  traspasó, 

Y  vaga  en  triste  soledad. 

Señor,  ¿no  bastan  para  tí 

Las  que  mirando  estas? 

¡Oh,  no!  no  bastan;  el  Pastor 
Responde  con  afán, 

Y  al  tenebroso  bosque  voy 
Mi  pobre  oveja  á  rescatar. 

No  sabe  el  redimido  bien 

Qué  amargo  y  hondo  mar 

Atravesó  su  buen  Pastor 

Llorando  de  ansiedad 

Por  su  ovcjucla,  á  quien  halló 

A  punto  casi  de  espirar. 

¿De  quién,  Señor,  la  sangre  es 
Que  señalando  va 

Al  indeciso  viador 

La  senda  celestial? 

Por  una  oveja  la  vertí 

Hasta  poderla  recobrar. 

Mis  manos  hoy  el  bosque  hirió 
Con  harta  crueldad, 

Mas  yo  mi  pobre  oveja  en  él 
Busqué  sin  descansar. 

Oveja  que  hoy  estás  aquí, 

Ven  á  mis  hombros  sin  tardar. 


104       EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES. 


6.    La  tierra  toda  de  una  voz 
El  eco  alegre  dá: 
Mi  cara  oveja  al  fin  hallé; 

Mi  gozo  celebrad. 
Y  en  tanto  el  cielo  dice  así 
Lo  suyo  Dios  restaura  ya. 


1.  ¿Qué  significa  ese  rumor? 
¿Qué  significa  ese  tropel? 
¿Quién  puede  un  dia  y  otro  así 
Las  muchedumbres  conmover? 
Responde  el  pueblo  en  alta  voz: 
«Pasa  Jesus  de  Nazarct.» 

2.  ¿Quién  es,  decid,  ese  Jesus 
Que  manifiesta  tal  poder? 
¿Por  qué,  á  su  paso,  la  ciudad 
Se  agolpa  ansiosa  en  torno  de  él? 
Lo  dice  el  pueblo,  oid  su  voz: 
«Pasa  Jesus  de  Nazaret.» 

3.  ¡Jesús!  quien  vino  acá  á  sufrir 
Angustia,  afán,  cansancio  y  sed; 

Y  dió  consuelo,  paz,  salud 
A  cuantos  viera  padecer. 
Por  eso  alegre  el  ciego  oyó: 
«Pasa  Jesus  de  Nazaret.» 

4.  Aún  hoy  viene  el  buen  Jesus 
Dispuesto  á  hacernos  mucho  bien, 

Y  amante  llama  á  nuestro  hogar 

Y  quiere  en  él  permanecer. 


P.  Castro. 


EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES.  105 


Se  acerca  ya;  ¿no  oís  la  voz? 
«Pasa  Jesús  de  Nazaret.» 

Los  que  sufrís  tribulación 
Venid,  descanso  y  paz  tendréis; 
Los  que  alejados  camináis 
De  Dios,  su  gracia  poseed; 
Si  sois  tentados,  hed  ahí: 
«Pasa  Jesús  de  Nazaret.» 

Mas  si  su  gracia  rechazáis, 
Su  amor  mirando  con  desden, 
Entristecido  marchará, 
Y  <:n  vano  luego  clamareis. 
«¡Es  tarde  ya! — dirá  la  voz — 
Pasó  Jesús  de  Nazaict.» 


La  tierna  voz  del  Salvador 

Nos  habla  conmovida; 
Oid  al  médico  de  amor, 

Oue  da  álos  muertos  vida. 
Coro. — Nunca  los  hombres  cantarán, 
Nunca  los  ángeles  de  luz 
Nota  más  dulce  elevarán 

Que  el  nombre  de  Jesús. 

Borradas  ya  tus  culpas  son, 
Su  voz  hoy  te  pregona; 

Recibe,  sí,  su  bendición 

Y  goza  la  corona. — Coro. 

(Cordero  santo,  gloria  á  tí! 
Por  Salvador  te  aclamo; 


J  B.  Cabrera. 


EXHORTACION  Á  LOS  PECADORES. 


Tu  dulce  nombre  es  para  mí 

La  joya  que  más  amo. — Coro. 

La  amarga  copa  del  dolor, 

Jesús,  has  apurado, 
Para  que  goce  el  pecador 

Tu  nombre  bien  amado. — Coro. 

Varones  fieles,  proclamad 

La  gloria  de  su  nombre; 
Mujeres  santas,  alabad 

Cantando  al  Dios  y  Hombre. — Coro. 

Venid,  oh  niños,  y  cantad 

El  nombre  del  Cordero 
Que  vino  á  daros  libertad 

Muriendo  en  un  madero. — Coro. 

Y  cuando  al  ciclo  del  Señor 

Con  él  nos  elevemos, 
Arrebatados  en  amor 

Su  nombre  cantaremos. — Coro. 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA. 


A  tí  mi  voz  elevo, 
De  penas  rodeado: 
Señor,  propicio  escucha 
La  voz  de  mi  quebranto. 

Del  pecador  enfermo 
Que  tiene  en  tí  su  amparo 


P.  de  Castro. 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA.  107 


4. 


L. 


2. 


3. 


Escucha  los  clamores, 
Consuelo  da  á  su  llanto. 

Yo  estoy  de  culpas  lleno, 
En  mí  creció  el  pecado; 
Mas  tu  bondad  inmensa 
Perdonará  mi  agravio. 

Pues  como  tú  tan  solo 
Perdonas  al  culpado, 
En  tí  tan  solo  espero 
Y  vivo  confiado. 


Oh  buen  Jesús  que  hoy  me  veis 
Llegar  triste  á  vuestras  plantas, 
Compadeced  mi  flaqueza, 

Y  dad  consuelo  á  mis  ansias. 

Vos  sois  mi  dueño  y  mi  Rey, 
Vos  el  esposo  de  mi  alma, 

Y  el  Sah  ador  de  mi  vida, 

Y  el  amigo  que  más  me  ama. 

No  miréis  la  indignidad 
De  mi  alma,  que  ha  sido  ingrata 
De  vuestro  amor  infinito 
A  las  más  sublimes  gracias. 

Ved  que  me  arrepiento  hoy 
De  aquellas  culpas  pasadas, 

Y  que  en  la  cruz  vuestra  sangre 
Se  vertió  para  lavarlas. 


N.  Y. 


108        ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA. 


117. 


1.  ¿Oh  Padre  eterno! — ¡Oh  padre  amado! 
Perdón  te  pido—Por  mis  pecados. 
Todos  mis  dias — He  malgastado; 

Mas  hoy  mis  ruegos — A  tí  levanto. 
Coro. —   ¡Oh  Padre  eterno! — ¡Oh  Padre  amado! 
Perdón  te  pido — Por  mis  pecados. 

2.  Sé  que  merezco — Tü  desagrado, 
Porque  en  tus  sendas — Ni  un  paso  he  dado. 
Mas  ¡oh  Dios  mió! — Vé  que  soy  flaco; 
Dame  tu  gracia, — Dame  tu  amparo. — Coro. 

3.  Ya  reconozco — El  mal  que  he  obrado; 

Y  á  tu  presencia- — Vengo  llorando. 
Ten  de  mis  penas — Piedad,  Dios  santo, 
Por  Jesucristo — El  muy  amado. — Coro. 

4.  Oh!  no  permitas, — Dios  soberano, 
Que  en  adelante — More  en  pecado. 
Hazme  en  tu  gracia — Odiar  lo  malo, 

Y  en  tu  camino — Guía  mis  pasos. — Coro. 


I. 


Piedad,  piedad,  Dios  mió 
Piedad  el  alma  implora 
Fiada  en  la  grandeza 
De  tu  misericordia. 


2. 


Y  pues  que  de  piedades 


Tal  caudal  atesoras, 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA.  109 


Con  ellas  de  mi  culpa 
La  fea  mancha  borra. 

Crea  un  corazón  limpio 
En  este  pecho,  y  forma 
Mi  espíritu  de  nuevo 
Con  rectitud  heroica. 

No  enojado  me  arrojes 
De  tu  vista  amorosa, 
ISi  tu  Espíritu  Santo 
De  mí  apartes  ahora. 

Vuélvele  tu  alegría, 
Felice  precursora 
De  su  salud,  al  alma 
Con  fuerza  vigorosa. 


A  tu  piedad  infinita, 
Señor,  humilde  me  acojo; 
Avergonzado  y  confuso 
Tú  misericordia  imploro. 

Nací  en  pecado,  en  sus  redes 
Me  aprisionó  cauteloso, 
Bebí  su  veneno  impuro, 
Anegúeme  en  viles  gozos. 

Desconocí  los  caminos 
Que  conducen  á  tu  trono; 
De  tus  oráculos  santos 
Desoi  los  testimonios, 


T.G.  Carvajal. 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA. 


Mas  por  tu  bondad  divina 
Ya  mis  errores  conozco, 
Y  ya  á  tus  plantas,  cubierto 
I)e  amargo  llanto,  me  postro. 

Sostenme  con  los  auxilios 
Que  prodigas  generoso, 
Cuando  el  hombre  á  tí  se  entrega 
Con  absoluto  abandono. 

A  tu  Hijo,  el  Verbo  Santo, 
Por  mediador  interpongo; 
Por  su  sangre  limpio  y  puro 
Aparezca  yo  en  tus  ojos. 


¡Oh  gran  Dios!  yo  soy  un  vil 
Miserable  pecador, 
Que  falté  mil  veces  mil 
A  la  ley  de  mi  Señor, 
Que  tus  sendas  olvidé 

Y  tu  amor  menosprecié. 

En  mi  alma  no  hay  verdad, 

Y  mi  pobre  corazón 
Por  su  grande  iniquidad 
Lleno  está  de  confusión; 
He  perdido  mi  vigor 

Y  fallezco  de  dolor. 

Tengo  sed.  Señor,  de  tí, 

Y  te  llamo  sin  cesar 
Para  que  quites  de  mí 
Este  terrible  penarj 


Mora. 


ARREPENTIMIENTO  Y  C "\  FIANZA,  íll 


Duélete  de  mi  aflicción 
Dándome  tu  bendición. 

4.  Son  las  lágrimas  mi  pan, 
Es  mi  lecho  de  dolor, 

Y  te  llamo  con  afán 
Para  ser  mi  Salvador; 
Ven  mis  culpas  á  lavar 

Y  mi  alma  á  consolar. 

5.  Ten  ¡oh  Dios!  piedad  de  mí, 
Que  debilitado  estoy; 
Dame,  por  amor  de  tí, 

La  salud  que  busco  hoy; 
No  me  dejes  perecer, 
Ven  mi  cárcel  á  romper. 

6.  Nadie  á  tus  puertas  llamó 
Que  no  le  dieras  salud; 

No  quieras  que  solo  yo 
Gima  en  triste  esclavitud; 
Dame,  dame  libertad, 
Dios  de  paz  y  caridad 


Piedad,  Señor,  de  un  mísero 
Que  de  rubor  ya  muere, 

Y  su  esperanza  quiere 
Tan  sólo  en  tí  fundar. 

Con  tus  divinas  alas 
De  bondad  lleno  cúbreme, 

Y  haz  que  mis  sueños  pc'rfi  Jos 
Me  dejen  descansar. 


P.  CASTRO, 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA . 


Entre  zozobras  trémulo, 
La  voz  triste  y  doliente 
A  nuestro  Dios  clemente 
Con  fé  levanto  yo. 

Y  esperando  su  ayuda 
Invocaré  al  Altísimo, 
Que  con  su  voz  benéfica 
Su  gracia  me  ofreció. 


¡Oh  gran  Dios  tres  veces  santo! 
Tú  que  miras  desde  el  cielo 
Las  miserias  que  en  el  suelo 
Sufre  el  pobre  pecador; 

Muévate  á  piedad  su  duelo, 
Dá  consuelo  á  su  quebranto, 

Y  cambiando  en  gozo  el  llanto, 
Muéstrate  su  bienhechor. 

Yo,  Señor,  arrepentido 
Ante  tí  me  hallo  postrado, 
Confesando  mi  pecado 

Y  pidiéndote  perdón: 
Sácame  de  tal  estado; 

Y  al  hallarme  redimido, 
Haz,  Señor,  que  confundido 
Reconozca  mi  baldón. 

Sea  en  la  tierra  mi  destino 
De  Jesús  seguir  la  huella, 

Y  una  vez  entrado  en  ella, 
Continuarla  con  ardor; 


H.  M. 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA.  11 


Y  en  el  mundo,  cual  la  estrella 
En  el  polo  es  del  marino, 
Ser  el  norte  y  el  camino 
De  algún  pobre  pecador. 


Dios  de  mi  salvación,  Señor,  escúchame 

Y  ayúdame  á  creer. 
Llégome  á  tí  con  esperanza  férvida; 
Tu  bendición  ansio  poseer. 
Lleno  de  culpa  estoy,  lo  reconozco. 
Mas  me  refugio  en  ti. 
Amigo  de  pecadores, 

Cordero  sin  mancilla, 
Tu  sangre  corrió  por  mí. 

Nada  tengo,  lo  sé,  Señor,  que  básteme 

Tu  gracia  á  procurar. 
No  me  despidas  sin  consuelo  y  mísero, 
Que  tú  solo  me  puedes  remediar. 
Soy  vil  ceniza,  y  mi  existencia  toda 
El  pecado  agostó. 
Amigo  de  pecadores, 

Cordero  sin  mancilla, 
Tu  sangre  por  mí  corrió. 

Sin  dinero,  sin  joyas  y  sin  méritos, 


De  mis  propias  maldades  avcimiénzomc, 
Y  el  primer  pecador  me  he  de  llamar. 
Recíbeme  aun  así,  Señor,  y  deja 
Que  me  confunda  en  tí. 
Amigo  de  pecadores, 


Tu  amor  vengo  á  comprar. 


8 


114        ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA. 

Cordero  sin  mancilla, 
Tu  sangre  corrió  por  mí. 

Mora. 


1 .    Dios  mió,  consuela — Mi  límida  alma, 
Que  triste  camina — De  culpas  cargada, 
En  busca  de  Jesucristo 
Estrella  de  la  mañana. 

2     De  tí  separóse— Vagando  alejada 

Por  valle  de  muerte — Pecado  y  desgracia, 
Sin  pensar  en  Jesucristo 
Estrella  de  la  mañana. 

3.  Cosecha  de  males — En  horas  amargas, 
Con  llanto  de  fuego — Segó  por  su  falla, 

Ausente  de  Jesucristo 
Estrella  de  la  mañana. 

4.  Mas  pronto,  Dios  mió, — Tu  santa  palabra 
Mostróselas  dulces, — Suaves  y  gratas, 

En  nombre  de  Jesucristo 
Estrella  de  la  mañana. 

5.  Entonces,  Dios  mió, — Cobrando  esperanza, 
Humilde  se  puso— Postrada  á  tus  plantas, 

En  nombre  de  Jesucristo 
Estrella  de  la  mañana. 

6.  ¡Oh  buen  Dios!  escucha — Los  ayes  del  alma, 
Que  pobre  y  herida — Implora  tu  gracia, 

Por  amor  de  Jesucristo 
Estrella  de  la  mañana. 


P.  Castro. 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA.  115 


125. 


Oh  tú ,  cuya  mirada  escrutadora 
La  oscuridad  como  la  luz  penetra, 
Mira  mi  corazón  que  á  tí  se  inclina, 
Libértalo  rompiendo  sus  cadenas. 

Limpíalo  de  sus  culpas  y  sus  manchas, 

Y  mis  afectos  en  tu  cruz  concentra; 
Mis  pensamientos  todos  santifica, 

Y  mi  interior,  oh  Cristo,  regenera. 

Si  en  este  oscuro  yermo  me  estravío, 
Que  tú  mi  luz  y  mi  camino  seas; 
No  temeré  violencias  ni  enemigos 
Mientras  tú,  mi  Señor,  de  mí  estés  cerca. 

Sin  temor  ni  cansancio  yo  te  sigo 
Doquier,  oh  Salvador,  veo  tus  huellas; 
Oh!  guíeme  tu  mano  al  santo  monte 

Y  potente  me  anime  y  me  sostenga. 


Lleno  de  tierna  confianza 
Cual  un  hijo,  te  confieso 
Mis  penas  y  mi  esperanza 
En  tu  afecto  salvador, 
Y  á  tus  pies  depongo  el  peso 
De  mis  culpas  y  dolor. 

Acógeme  y  me  conforta 
Con  sonrisa  de  consuelo, 


J.  de  Palma.. 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA. 


Dame  tu  maná  y  me  exhorta 
En  el  fervor  y  la  fé; 

Y  el  camino  que  va  al  cielo 
Seguro  hallará  mi  pié. 

Do  estuvieron  los  dolores 

Y  las  penas  enojosas, 

Hoy  hay  riquezas  y  amores 
De  tu  divina  piedad: 
Espinas  vueltas  en  rosas 
Por  tu  inefable  bondad. 


Tal  como  soy,  sin  una  sola  escusa, 
Porque  tu  sangre  diste  en  mi  provecho, 
Porque  me  mandas  que  á  tu  seno  vuele, 
¡Oh  Cordero  de  Dios!  acudo,  vengo. 

Tal  como  soy,  sin  esperar  siquiera 
A  borrar  ni  una  mancha  de  mi  seno, 
A  tí,  que  todas  borras  con  tu  sangre, 
¡Oh  Cordero  de  Dios!  acudo,  vengo. 

Tal  como  soy,  de  penas  combatido, 
De  torpes  dudas,  de  conflictos  lleno, 
De  luchas  y  temores  rodeado, 
¡Oh  Cordero  de  Dios!  acudo,  vengo. 

Tal  como  soy,  tan  pobre,  ciego  y  débil, 
Vista,  riquezas  y  salud  encuentro, 
Y  cuanto  necesito,  si  á  tus  plantas, 
¡Oh  Cordero  de  Dios!  acudo,  vengo. 

Tal  como  soy,  Jesús,  recibirásme 


H.  M. 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA.  117 

Con  perdón,  con  alivio  y  con  consuelo; 

Y  porque  en  tu  promesa  he  confiado, 
¡Oh  Cordero  de  Dios!  acudo,  vengo. 

Tal  como  soy,  tu  amor  desconocido 
Rompió  toda  barrera  en  mi  provecho; 

Y  ora  para  ser  tuyo  y  tuyo  sólo, 
¡Oh  Cordero  de  Dios!  acudo,  vengo. 

Tal  como  soy,  para  probar  la  gloria 
De  esc  profundo  amor,  gratuito,  inmenso, 
Por  poco  tiempo  aquí,  después  arriba, 
¡Oh  Cordero  de  Dios!  acudo,  vengo. 

Mora. 


128. 

Alma,  basta  de  gemir; 
Cristo  en  tu  lugar  sufrió, 
Y  en  la  cruz  al  sucumbir 
Su  gran  obra  consumó. 
Alma,  ya  no  llores  más; 
Mira  á  Cristo  y  vivirás. 

En  el  justo  se  cargó, 
Sin  reserva,  tu  maldad; 
Su  Padre  le  condenó, 
Porque  tengas  libertad. 
Mira,  triste  pecador, 
A  Jesús  tu  Salvador. 

Si  te  entregas  lodo  á  Él, 
Tú  recibirás  perdón; 
Hallarásle  siempre  fiel, 
Pronto  á  darte  salvación. 


1.18 
4. 

1. 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA. 

Mira  a  Cristo  por  la  té, 
Sin  demora  mira  le. 

¡Ah,  Señor!  propicio  sé 
A  mí  pobre  pecador; 
Hémc  aquí  con  poca  fé, 
Dame  más,  ;oh  Redentor! 
Ven,  te  pido,  ven  á  mí; 
Sollozando  corro  á  tí. 


Solo  en  tu  pura  sangre, 
Oh  Redentor,  confío; 
En  ese  limpio  rio 
Donde  me  lavo  yo. 

En  ella  solamente, 
Por  su  virtud  divina, 
Gloriosa  medicina 
El  pecador  halló. 

Solo  de  tí  desciende 
La  pura  luz  que  brilla, 
Y  soy  cual  nubecilla 
Que  luce  frente  al  sol. 

A  tí  tan  solo  sigue 
Mi  alma  fascinada, 
Buscando  tu  mirada 
Cual  pobre  girasol. 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA. 


11Ü 


130. 


Abismado — En  pecado 


A  tí  clamaré,  Señor; 
Mira  el  llanto — Y  el  quebranto 

De  este  pobre  pecador. 
Dios  clemente, — Indulgente 

Líbrame  de  todo  mal, 
Para  amarte — Y  gozarte 

En  la  patria  celestial. 

2.  Cada  dia — Gozaría 

A  tu  lado,  buen  Jesús, 
Adorando— Y  ensalzando 

Al  Autor  de  toda  luz. 
Mas  cargado — De  pecado, 

¿Quién  me  librará,  Señor? 
De  contritos — Los  delitos 

Borra,  Cristo  Redentor. 

3.  Dios  piadoso — Y  amoroso, 

Padre  eterno  de  verdad, 
Confesamos — Y  esperamos 

Redención  por  tu  bondad. 
Rey  del  cielo, — Mi  consuelo, 

Mi  esperanza  y  mi  sosten, 
Sé  mi  guía — Y  alegría 

En  la  senda  del  Edén. 


R  Bon 


1. 


Hay  una  fuente  sagrada 
Que  mi  Jesús  abrió; 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA. 


En  ella  mi  alma  bañada, 
Sus  manchas  limpias  vió. 

Dolor  y  muerte  sufriendo, 
Al  hombre  vida  dió; 

Y  á  los  cielos  ascendiendo, 
Gloria  le  preparó. 

Yo  sé  que  nunca  fenece 
Por  mí,  Jesús,  tu  amor, 

Aunque  tanto  no  merece 
Un  pobre  pecador. 

En  cambio  ¿qué  podré  darte? 

Es  pequeño  mi  don, 
Pero  deseo  agradarte: 

Toma  mi  corazón. 


Hay  una  fuente,  cuyos  raudales 
Las  venas  nutren  del  Salvador: 
Bañado  en  ellos  se  encuentra  limpio 
De  sus  pecados  el  pecador. 

El  moribundo  ladrón,  tal  fuente 
Vió  en  sus  angustias,  y  se  gozó; 
Cual  él  impuro,  lavadas  veo 
También  mis  culpas  en  ella  yo. 

Su  fuerza  activa,  manso  Cordero, 
Perder  tu  sangre  podrá  jamás, 
Hasta  que  toda  la  Iglesia  tuya 
Salvada  sea  y  no  pequ^  más. 


E.  DE 


ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA.  121 

4.  Desde  que  viera  por  fé  tu  sangre 
En  abundancia  por  mi  correr, 

De  mis  cantares  tu  amor  el  tema 
Fué,  y  mientras  viva  tendrá  que  ser. 

5.  Y  cuando  muda,  deshecha  en  polvo, 
En  el  sepulcro  mi  lengua  esté, 

Tu  poderío  que  me  ha  salvado, 
Con  nuevo  canto  celebraré. 

6.  Que  estoy  seguro  me  has  preparado, 
Aun  cuando  indigno  de  tanto  don, 
Un  premio  eterno  con  tus  dolores, 

Y  un  arpa  de  oro  de  dulce  son. 

7.  Para  infinitos  siglos  templada 
Cual  instrumento  divino  está; 

Y  en  los  oidos  de  Dios  el  Padre 
Sonar  tan  solo  tu  Nombre  hará. 

J.  B.  Cabrera. 


133. 

1.  ;Oh  mi  bienhechor  eterno! 
Postrando  ante  vos  mi  faz, 
Vuestras  bondades  ensalzo. 
Cual  gimo  mi  indignidad. 

Humildemente  confieso 
Que  no  merecí  jamás 
Las  mercedes  que  me  otorga 
Vuestra  mano  paternal. 

2.  Y  pues  por  eso  me  obliga 
Mucho  más  vuestra  bondad, 
Y  nada  bueno  en  mi  hallo 
Con  que  poderos  pagar; 


122         ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA. 

Permitid  que  aquesta  deuda 
Que  gravando  mi  alma  está, 
Jesús  mi  bien  satisfaga 
Con  tesoro  sin  igual. 

3.  Sus  méritos  son  herencia 

De  toda  la  humanidad, 
Y  en  ofrenda  de  vos  digna 
Los  presento  en  vuestro  altar. 

Con  ellos  mi  alma  y  mi  cuerpo 
Pido,  oh  Dios,  que  recibáis, 
Para  que  os  sirvan  sumisos 
Según  vuestra  voluntad. 


1.  ¡Roca  eterna,  por  mí  quebrantada, 
En  tu  seno  me  deja  esconder! 

Que  la  sangre  y  el  agua  que  fluyen 
Cual  raudal  de  tu  abierto  costado, 
Sean  doble  remedio  al  pecado, 
Líbrenme  de  su  mancha  y  poder. 

2.  De  mis  manos  la  obra  más  pura 
No  podría  á  tu  ley  agradar; 
Aunque  ardiese  yo  en  celo  constante, 
Aunque  llanto  perenne  vertiera, 
Expiar  la  maldad  no  pudiera: 

Tú  eres  sólo  quien  puede  salvar. 

3.  Nada  traigo  en  mi  mano;  tan  sólo 
A  tu  cruz  me  deseo  adherir: 

De  tí  imploro  desnudo  el  vestido, 
Débil,  busco  tu  gracia  potente; 


N.  Y. 


ARREPENTIMIENTO   Y  CONFIANZA.  Vio 


Soy  inmundo,  y  recurro  á  la  fuente: 
¡Lávame!...  ó  me  siento  morir. 

4.       Mientras  soplo  de  vida  respiro, 
Cuando  arroje  mi  aliento  postrer, 
Cuando  el  alma  á  regiones  ignotas 
Vuele,  y  sea  á  su  Juez  presentada; 
¡Roca  eterna,  por  mí  quebrantada, 
En  tu  seno  me  deja  esconder! 


1.  No  ya  he  de  gloriarme  jamás,  oh  Diosmio, 
De  aquellos  deberes  que  un  dia  cumplí. 

Mi  gloria  era  vana:  confio  tan  solo 
En  Cristo  y  su  sangre  vertida  por  mí. 

2.  Por  í'é  conociendo  su  amor  que  redime, 
Hoy  llamo  tinieblas  lo  que  ántes  mi  luz; 
Mi  propia  justicia  se  torna  en  oprobio, 

Y  clavo  mis  glorias  al  pié  de  su  cruz. 

3.  Sí,  todo  lo  estimo  cual  perdida  vana, 

Y  acepto  las  obras  del  buen  Salvador. 
Oh!  pueda  anidarse  mi  alma  en  su  seno, 
Vivir  de  su  vida,  gozar  de  su  amor. 

4.  Por  más  que  á  tus  leyes  viviera  sumiso, 
No  puedo,  Dios  mió,  llegar  hasta  tí; 
Mas  sé  que  en  tu  gracia  la  le  me  habilita, 
Si  alego  las  obras  de  tu  Hijo  por  mí. 


J.  B.  Cabrera. 


Mora. 


124         ARREPENTIMIENTO  Y  CONFIANZA. 


Míralas  siempre,  tendrán  vigor; 
Serán  el  norte  de  tus  pisadas, 
Ellas  te  groan  al  Redentor. 
Coro. — Miro  tus  manos,  Señor  Dios  mió, 
Por  mí  clavadas  en  el  madero; 
Mirar  tus  manos  tan  sólo  ansio, 
Ellas  me  indican  mi  derrotero. 

2.  Mira  mis  manos  y  tendrás  vida: 
Alzate  Iglesia,  ve  tu  blasón. 

Mi  grey  en  ellas  tengo  esculpida; 
Nadie  arrebata  mi  posesión. — Coro. 

3.  Mira  mis  manos,  pobre  culpable; 
Quieren  limpiarte  de  tu  maldad: 
Venga  el  leproso  y  el  miserable; 
En  ellas  tienen  la  sanidad. — Coro. 

4.  Mira  mis  manos,  colman  de  bienes, 
Están  dispuestas  á  bendecir; 
Sostén  y  ayuda  en  ellas  tienes; 

Mira  y  no  quieras  en  mal  vivir. — Coro. 


I. 


Mira  mis  manos  por  tí  llagadas, 


R.  Bon. 


i. 


Corazón,  alienta  ya, 
Deja  el  llanto  y  el  dolor, 
Que  á  tus  umbrales  está 
El  querido  Salvador. 


ARREPE.XTLMIENT»  I  Y  80JJFIANZA.  1*25 

2.  Prontamente  corre  á  él 
Que  te  espera  con  amor; 
Quiere  ser  tu  amigo  fiel 
El  bendito  Salvador. 

3.  El  te  quiere  redimir, 
Ven  sin  pena  ni  temor, 
Que  por  tí  quiso  morir 
El  querido  Salvador. 

4.  ,  Ven  y  póstrate  á  sus  pies, 
El  te  infundirá  vigor, 

Que  tu  resurrección  es 
El  bendito  Salvador. 


E.  Box. 


L. 


Tengo  de  Dios  el  amor, 
En  él  debo  confiar, 
Pues  así  mi  corazón 
Nunca  puede  desmayar. 


2 


Aunque  brame  en  derredor 
La  furiosa  tempestad, 
Siempre  fiado  en  el  Señor, 
Nunca  puedo  desmayar. 


3. 


Lléveme  mi  buen  Pastor 
Rectamente,  con  verdad, 
Y  obtenido  su  perdón. 
Nunca  debo  desmayar. 


4. 


¡Oh  querido  Redentor! 
No  me  dejes  cstraviar, 


EN  LA  TRIBULACION. 


Y  aunque  viva  en  el  dolor 
Nunca  debo  desmayar. 

N.  Y. 

.—EN  LA  TRIBULACION. 

139. 

1.  Todo  el  que  en  Dios  confia 
Halla  dulce  sosten; 

Que  en  la  aflicción  sombría 
Aumenta  nuestra  fe. 

2.  Con  su  paterna  mano 
Alivio  dá  á  su  grey, 
Porque  el  Dios  soberano 
Nos  infunde  la  fé. 

3.  El  me  ofrece  esta  calma, 
Me  brinda  este  placer, 
Pues  sabe  de  mi  alma 
Alimentar  la  fé. 

4.  Gloria  al  Dios  soberano, 
Gloria  al  Dios  de  Israel; 
Que  al  corazón  humano 
Le  dió  esperanza  y  fé. 

H.  M. 


140. 

1.       Para  todo  viajero 
Que  camina  con  tesón 


EX  La  TRIBULACION. 


127 


Por  la  senda  que  conduce 
A  los  brazos  de  su  Dios, 
Hay  un  faro  luminoso 
Que  le  presta  su  fulgor, 
En  el  santo  Jesucristo, 
El  bendito  Salvador. 

2.  Para  aquel,  á  quien  el  mundo 
Desgarró  su  corazón, 
Deshojó  sus  ilusiones 

Y  su  alma  marchitó, 
Hay  un  bálsamo  suave 

Que  le  dé  consolación, 
En  el  tierno  Jesucristo 
El  bendito  Salvador. 

3.  Para  el  hombre,  que  abatido 
Por  el  mal  que  practicó, 

De  su  suerte  desespera, 

Y  fallece  de  dolor, 
Hay  un  médico  divino 

Que  le  brinda  redención, 
En  el  dulce  Jesucristo, 
£1  bendito  Salvador. 

4.  Para  el  huérfano,  que  solo 
En  la  tierra  se  quedo, 

Y  suspira  por  un  alma 
Que  le  cuide  con  amor, 

Hay  un  padre  cariñoso 
Rico  en  toda  compasión, 
En  el  tierno  Jesucristo, 
El  bendito  Salvador. 

P.  Castko. 


128 


EN  LA  TRIBULACION. 


141. 


1.  Al  cansado  peregrino 
Que  en  el  pecho  siente  fé, 
El  Señor  ha  prometido: 
«Con  mi  brazo  te  guiaré.» 

Coro. — Con  mi  brazo,  con  mi  brazo, 
Con  mi  brazo  te  guiaré; 
El  Señor  ha  prometido: 
«Con  mi  brazo  te  guiaré.» 

2.  Cuando  sus  lazos  el  mundo 
Arrojare  ante  tu  pié, 

Te  dirá  Dios  tu  refugio: 

«Con  mi  brazo  te  guiaré.» — Coro. 

3.  Si  tu  esperanza  se  aleja 
Cual  sombra  de  lo  que  fué, 
Oye  atento  la  promesa: 

«Con  mi  brazo  te  guiaré.» — Coro. 

4.  Cuando  la  muerte  á  tu  estancia 
Con  afán  golpeando  esté, 

Ten  consuelo  en  las  palabras: 
«Con  mi  brazo  te  guiaré.» — Coro. 


Si  un  dia  el  dolor — Te  oprime,  oh  moi 

Y  sientes  tu  alma — En  horfandad, 
Acude  á  Jesús — Que  es  todo  bondad, 

Y  el  llanto  del  triste — Enjugará. 


C.  BllANSBY. 


l.N  LA  TRIBULACION. 


129 


2.  No  tengas  temor, — Porque  sin  cesar 
Ofrece  á  los  hombres — Salud  y  paz; 
Acude  á  Jesús, — Y  en  él  hallará 

Tu  alma  afligida — Tranquilidad. 

3.  El  camino  es  él, — El  es  la  verdad, 
Y  la  vida  eterna — En  él  está; 
Acude  á  Jesús, — Que  es  el  manantial 
De  la  verdadera — Felicidad. 

4.  El  nos  preparó — En  Sion  celestial 
Morada  do  al  alma— Recibirá. 

Mi  buen  Salvador, — Jesús  de  bondad, 
Mi  alma  por  siempre— Te  adorará. 


143. 

1.  Los  que  en  el  mar  de  la  vida 

Gemís  en  dolor  profundo 
Desheradados  del  mundo 
Por  seguir  á  la  verdad, 

Venid  á  la  fuente  viva 
Del  bien  y  de  la  ventura, 
De  la  divina  hermosura, 
De  eterna  felicidad. 
Coro. — Dios  os  llama 
Y  os  dice:  A  todos  amé, 

Venid  á  mí, 
Que  yo  os  aliviaré. 

Los  que  vivís  en  pobreza, 
Entre  raudales  de  llanto, 
Todos  los  que  sufrís  tanto 
Cuanto  se  puede  sufrir, 

Y  no  hay  una  mano  amiga 

9 


130  EN  LA  TRIBULACION. 

Que  endulce  vuestra  amargura, 
Buscad  en  Dios  la  ventura 
De  un  eterno  porvenir. — Coro. 

3.  Los  que  de  amor  deseosos 
Buscáis  amor  en  el  mundo, 

Y  en  su  lodazal  inmundo 
Tan  sólo  encontráis  dolor, 

Venid;  los  brazos  abiertos, 
En  el  Gólgota  sangriento, 
¡Ay!  de  vuestro  amor  sediento, 
Jesús  os  dará  su  amor. — Coro. 

4.  Venid  lodos  los  mortales, 
El  Redentor  os  espera; 
Venid,  ¿quién  ingrato  fuera 
Que  no  escuchase  su  voz? 

Venid,  porque  él  es  la  vida, 
La  luz,  el  bien,  el  camino; 

Y  es  sólo  su  amor  divino 

El  puerto  de  salvación.— Coro. 


144. 

1.  Santo  afligido,  al  Salvador  acude; 
Escucha  su  dulcísima  promesa: 

Su  ñel  palabra 

Así  lo  espresa: 
A  lo  que  exija  el  dia 
Ajustaré  tu  fuerza. 

2.  No  amengüe  tu  valor  ni  digas  tímido: 
«¿Qué  he  de  alegar  el  dia  de  la  prueba?» 

Su  amor  al  hombre 
Esto  decreta; 


EN  LA  TRIBULACION. 


131 


A  lo  que  exija  el  día 
Ajustaré  tu  fuerza. 

3.  Flaca  es  tu  fe,  tus  enemigos  fuertes; 
Pero  si  dura  mucho  la  pelea, 

Vencerá  Cristo 

Al  que  te  tienta, 
Que  á  lo  que  exije  el  dia 
Ajustará  tu  fuerza. 

4.  Cuando  te  agobien  con  la  cruz  pesada 
De  agudas  aflicciones  y  de  penas, 

O  de  dolores, 

O  de  pobreza, 
A  lo  que  exija  el  dia 
Ajustará  tu  fuerza. 

5.  Cuando  la  muerte  pálida  se  acerque, 
El  calmará  tu  horror  con  su  presencia; 


Que  él  á  tu  alma 
Vendrá  á  dar  suelta, 
Y  á  lo  que  exija  el  dia 
Ajustará  tu  fuerza. 


Moka. 


1. 


Ten  valor  sin  fin,  cristiano, 
Que  es  Jesús  tu  fiel  amigo; 
Ten  valor  sin  fin,  cristiano: 
El  es  tu  Protector 


•2. 


Por  nosotros  dió  su  vida, 
Pues  nos  ama  con  ternura; 
Por  nosotros  dió  su  vida 


El  que  es  nuestro  Señor, 


EN  LA  TRIBULACION. 


En  su  muerte  confiemos, 
Pues  por  ella  somos  salvos; 
En  su  muerte  confiemos: 
Es  nuestro  Redentor. 

De  la  gloria  gozaremos, 
Pues  nos  dá  su  misma  herencia; 
De  la  gloria  gozaremos 
Con  nuestro  Salvador. 

E.  DE  B. 


Tenebroso— Mar  undoso 
Vas  surcando,  pecador; 

Y  al  presagio— Del  naufragio 

Se  acrecienta  tu  temor. 
¿Ves  no  lejos — Los  reflejos 

De  una  amiga  blanca  luz? 
Ese  bello— Fiel  destello 

Es  el  faro  de  la  cruz. 

Deseado— Puerto  amado, 

Fuente  viva  de  salud; 
En  tí  el  alma.— Dulce  calma 

Goza  libre  de  inquietud. 
¿Qué  es  el  mundo?— Foco  inmundo; 

De  él  me  quiero  retirar, 

Y  el  tranquilo— Grato  asilo 

De  los  justos  disfrutar. 

Sólo  ansio,— Jesús  mió, 
Revestirme  de  tu  amor; 

Y  adorarte— Y  acatarte 

Cual  humilde  servidor. 


EN  LA  TRIBULACION. 


133 


2 


Roca  fuerte, — Que  la  muerte 
Ni  los  siglos  destruirán, 

De  los  fieles — Los  laureles 
En  tu  cumbre  lucirán. 


Cuando  las  negras  dudas 
Me  asaltan  en  tropel, 
Cual  nubes  que  amenazan 
Mi  mente  oscurecer; 
Disípalas  bien  pronto 
La  clara  esplendidez 
Conque  incesante  brilla 
La  Estrella  de  Belén. 

Si  noche  de  tristeza 
Mis  vacilantes  pies 
Aparta  del  sendero 
Que  guía  al  sumo  bien, 

Y  del  abismo  al  borde 
Me  lleva  á  perecer; 
Brilla,  me  alegra  y  salva 
La  Estrella  de  Belén. 

Si  hierven  las  pasiones 

Y  en  rápido  vaivén 
Cual  hondas  en  borrasca 
Azotan  mi  bajel; 

No  temo,  que  el  seguro 
Puerto  me  deja  ver 

Y  á  salvo  me  conduce 
La  Estrella  de  Belén. 


Si  tentación  pretendo 


EN  LA  TRIBULACION. 


Mis  pasos  detener, 

Y  enluta  mi  horizonte 
Con  densa  lobreguez; 
No  cederé  á  su  empuje 
Ni  el  rumbo  perderé, 
Porque  es  mi  norte  y  guía 
La  Estrella  de  Belén. 

5.  No  hay  nube  que  oscurezca 
Su  limpia  brillantez, 

Ni  sol  que  á  deslumhrarla 
Alcance  en  su  poder; 
Porque  en  el  firmamento 
Es  de  los  astros  rey 
El  astro  que  me  alumbra, 
La  Estrella  de  Belén. 

6.  En  ella  el  alma  encuentra 
Su  luz,  vida  y  placer, 

Y  de  ella  conducida 
Va  al  puerto  del  Edén; 
Porque  el  recien  nacido 
Mesías,  Emanuel, 

Es  mi  adorada  estrella, 
La  Estrella  de  Belén. 

J.  B.  Cabrera. 


148. 

1.  Oh!  si  pudiera  á  Dios  aproximarme, 
Tranquila  el  alma  en  celestial  recreo! 
Oh!  si  una  luz  tuviera  en  el  camino 
Que  me  conduce  al  celestial  Cordero! 

2.  ¿Dónde  está  aquella  paz  que  conocía 


£>'  LA  TRIBULACION, 


135 


Cuando  llevé  al  Señor  mi  ardor  primero? 
¿Dó  el  reposo  que  hallé  cuando  buscaba 
En  la  palabra  de  Jesús  consuelo? 

3.  ¡Cuan  dulces  horas  disfrutaba  entonces! 
¡Cuan  grato  y  dulce  aun  es  su  recuerdo! 
Mas  hallo  ahora  un  árido  vacio 

Que  solo  Dios  disipará  del  seno. 

4.  Santa  Paloma,  dulce  mensajera, 
Vuelve  el  descanso  á  mi  afligido  pecho, 
Que  ya  el  pecado  impuro  y  vergonzoso, 
Que  de  mi  hogar  te  desterró,  detesto. 

5.  Y  así  podré  hácia  Dios  aproximarme, 
Tranquila  el  alma  en  celestial  recreo, 
Y  luz  divina  alumbrará  el  camino 

Que  me  conduce  al  celestial  Cordero. 


Y  á  flor  de  tierra  ha  solido 
Del  surco  donde  oprimido 
Estaba  su  corazón; 

El  alma  mia  suspira 

Al  encontrarse  en  el  suelo, 

Y  á  flor  del  cielo  su  anhelo 

Dirige  ansiosa 
Hasta  brotar  en  Sion. 

¡Cuándo  veré  mis  amigos, 
Que  entonan  suaves  canciones, 
En  las  celestes  mansiones, 


Mora. 


Cual  semilla  que  germina 


EN  LA  TRIBULACION. 


Gozando  siempre  de  lí! 
¡Cuándo  seré  desatado 
De  esta  penosa  cadena! 
Mi  alma  suspira  de  pena, 

Y  mis  lamentos 
Van  dirigidos  allí. 

Cual  gime  el  pobre  cautivo 
En  prolongada  agonía, 
Llamando  al  lejano  dia 
De  su  santa  libertad; 
Cual  el  pobre  desterrado 
En  la  emigración  suspira, 
Y  por  su  patria  delira; 

Cautivo  lloro 
Yo  por  la  Santa  Ciudad. 


Jesús,  Hijo  del  hombre, 
Eterno  Hijo  de  Dios, 
Amigo  del  que  sufre, 
¡Bendito  Salvador! 

Permite  que  te  esponga 
Mi  triste  condición, 
Y  vé  lo  que  me  falta 
Sabiendo  lo  que  soy. 

Altivo  y  asediado 
De  propia  estimación, 
Con  paso  vacilante 
Por  tus  senderos  voy. 

Me  falta  ser  humilde, 
Me  falta  abnegación, 


E. 


E.\  LA  TRIBULACION. 


137 


3. 


Me  falta  ardiente  celo... 
¿Me  lo  darás,  Señor? 

Yo  leo  tu  Palabra, 


La  estudio  con  ardor, 
Ilustro  así  rni  mente, 
Pero  ¿y  mi  corazón? 

Me  falta  aquella  ciencia 
Que  dá  tan  sólo  Dios, 
Me  falta  luz  y  gracia... 
¿Me  lo  darás,  Señor? 

4.  Yo  sé  que  nada  impuro 
Tendrá  tu  aprobación, 

Y  sé  que  en  tu  presencia 
Continuamente  estoy. 

Me  falta  hácia  el  pecado 
Sentir  honda  aversión, 
Me  falta  ser  perfecto... 
¿Me  lo  darás,  Señor? 

5.  Jésus,  Hijo  del  hombre, 
¡Bendito  Salvador! 

Ya  ves  cuánto  me  falta, 
Ya  ves  cuán  pobre  soy. 

A  tu  piedad  me  entrego, 
De  mí  ten  compasión, 
Tú  puedes  darme  todo: 
Dámelo,  pues,  Señor. 


Jesús,  dulce  refugio  de  mi  alma, 
Permite  que  me  anide.' yo  en  tu  seno, 


J.  B.  Cabrera. 


138 


EN  LA  TRIBULACION. 


Mientras  las  aguas  hacia  aquí  se  acercan, 

Y  aun  brama  la  tormenta  desde  lejos. 

2.  ¡Oh  Salvador!  ampárame  entre  tanto 

Que  el  turbión  de  esta  vida  pasa  hirviendo, 

Y  recibe  por  fin  mi  alma  afligida, 
Abriéndole  tu  bien  seguro  puerto. 

3.  No  alcanza  otro  refugio  á  mis  peligros, 

Y  esta  alma  desvalida  á  tí  la  entrego. 
¡Oh  dulce  Salvador!  no  me  abandones; 
Apóyame  y  confórtame  en  mi  anhelo. 

4.  Toda  mi  confianza  en  tí  reposa, 

Solo  en  tí  apoyo  á  mi  flaqueza  encuentro; 
Mi  indefensa  cabeza  ampare  y  cubra 
De  tus  brillantes  alas  al  reflejo. 

5.  Tú,  Cristo,  eres  la  fuente  de  la  vida: 
Beba  yo  en  ella  hasta  apagar  mi  incendio; 
Luego  en  mi  corazón  brote  abundante 

Y  por  siglos  sin  fin  siga  corriendo. 


Moka. 


1. 


Alma  mia, — No  delires, 
Ni  suspires — De  dolor, 
Que  posees — En  el  cielo 
Tu  consuelo, — Tu  Señor. 


2. 


Jesucristo — Del  pecado 
Te  ha  librado — Con  la  cruz, 
Y  derrama — Sobre  el  alma 
Gozo,  calma, — Paz  y  luz. 


3. 


El  conoce — Tu  conciencia, 


EN  LA  TRIBUIA,  m  v 


Tu  dolencia — Y  frenesí; 

Y  con  ánsia — Te  bendice, 

Y  te  dice: — Ven  á  mí. 

No  más  llanto, — No  más  penas, 
Tus  cadenas — Romperás. 

Y  en  los  brazos — De  tu  Dueño 
Dulce  sueño — Dormirás. 


¡Hémc  aquí,  Jesús  bendito! 
Agobiado  vengo  á  tí; 

Y  en  mis  males  necesito 
Que  te  apiades  hoy  de  mí. 

No,  no  puedo  con  la  carga 
Que  me  oprime  sin  cesar. 
;Es  mi  vida  tan  amarga! 
¡Tan  intenso  mi  penar! 

Por  auxilio  clamé  en  vano, 
Aunque  lo  busqué  doquier: 
Ni  el  amigo,  ni  el  hermano 
Me  han  podido  socorrer. 

Pero  tú,  Jesús,  me  invitas 
Con  cordial  solicitud, 
Simpatizas  en  mis  cuitas, 

Y  me  brindas  la  salud. 

Héme,  pues,  en  tu  presencia; 
Líbrame  de  mi  ansiedad: 
Que  es  tan  grande  tu  potencia 
Como  es  grande  tu  piedad. 

Y  jamás  han  recurrido 


P.  Castro. 


EN  LA  TRIBULACION, 


Sin  buen  éxito  á  tu  amor, 
Por  descanso  el  afligido, 
Por  perdón  el  pecador. 


Por  veredas  extraviadas, 

¡Dulce  Salvador! 
Buscaba  mi  alma  reposo 

Y  encontró  dolor. 

. — A  los  piés  de  Jesucristo 
Yo  me  siento  hoy; 
Habla,  Señor,  á  mi  alma, 
Que  escuchando  estoy. 

En  mis  fuerzas  confiado 
La  verdad  busqué, 

Y  tan  sólo  error  y  fraude 

Por  mi  mal  hallé. — Coro. 

Tengo  sed  de  vida  eterna, 
Quiero  en  tí  beber; 

Que  lejos  de  tu  presencia, 
Voy  á  perecer. — Coro. 

A  tus  piés  quiero  sentarme, 

Y  morir  después, 

Y  en  la  eternidad  hallarme 

Sentado  á  tus  piés. — Coro. 

A  tus  piés  halló  María 

La  eterna  salud; 
A  tus  piés  quiero  sentarme, 

Mi  dulce  Jesús.—  Coro. 


J.  B.  Cabrera. 


E>  LA  TRIBULACION. 


141 


6. 


Si  aquí  sufro  privaciones, 


Tristeza  y  dolor, 
En  mi  carrera  me  animan 

Los  pies  del  Señor. — Coro. 

R.  Bon. 


1.  Cuando  entre  dudas  y  miedos 
El  alma  abatida  lucha, 

Y  apenas  de  la  esperanza 
Un  débil  rayo  me  alumbra; 
Jesús,  a  tus  piés  me  arrojo, 
Tu  socorro  el  alma  busca. 

2.  ¿No  eres  tú  quien  me  ha  salvado? 
¿Podrás  negarme  tu  ayuda, 
Cuando  tu  santa  Palabra 

Me  ofrece  paz  y  ventura, 
Esa  Palabra  que  al  orbe 
Sacó  de  niebla  profunda? 

3.  En  esa  Palabra  santa 
Mis  esperanzas  se  fundan: 
Si  tú  vives,  nada  temo; 
Yo  viviré,  si  tú  triunfas; 
Porque  esta  promesa  hiciste 
Compasivo  á  tus  criaturas. 

4.  En  esa  grata  promesa 
Toda  mi  fé  se  asegura, 
Ni  bastan  á  conmoverla 
Del  hondo  infierno  las  furias; 
Que  mientras  Jesús  me  ampare, 
Nada  mi  pecho  atribula. 


Mora. 


Í42  Éfl  LA  TRIBULACION. 

156. 

1.  Cuando  me  cercan  negros  nubarrones, 
Es  triste  el  dia,  y  huyen  los  amigos, 

Yo  descanso  en  Jesús,  porque  no  en  vano 
Toda  pena  mortal  sufrió  en  sí  mismo: 
Lo  que  me  falta  él  ve,  mi  temor  caima, 

Y  cuenta  y  atesora  mis  suspiros. 

2.  Si  el  amor  lastimado  el  seno  agita, 
Si  ingratitud  responde  á  mi  cariño, 

El  que  mayor  dolor  sufrió  en  el  mundo, 
Con  su  piedad  acudirá  en  mi  auxilio: 
Aquel  que  fué  negado  y  entregado 
Por  quienes  con  su  pan  fueron  servidos. 

3.  Cuando  me  agiten  tristes  pensamientos, 

Y  desfallezca  el  ánimo  abatido, 
Aquel  que  se  dignó  sobre  sus  hombros 
Llevar  la  cruz  de  angustias  y  martirios, 
Aplacará  mi  pecho  palpitante, 

La  fuente  secará  del  llanto  vivo. 

4.  Si  acongojado  inclinóme  en  la  piedra 

Que  encubre  el  polvo  del  que  fué  mi  amigo, 
Que  de  su  voz,  su  mano  y  su  sonrisa, 
Por  breve  espacio  me  separa;  digo: 
«Mi  Salvador  mis  lágrimas  contempla, 
Pues  que  él  lloró  por  Lázaro  dormido.» 

Mora. 


EN  LA  TRIBULACION. 


143 


lo/. 


•i. 


3. 


¿Oyes  cómo  el  Evangelio 
Al  cansado  ofrece  paz? 
Pues  segura,  oh  alma  mía, 
La  promesa  á  ti  se  da. 

Bien  alguno  en  mi  no  veo, 
Corrupción  tan  solo  hay; 
Cansado  estoy,  y  el  cansado 
Busca  alivio  con  afán. 

En  el  arca  la  paloma 
Encontró  do  reposar: 
Para  mi  alma  atribulada 
El  Señor  arca  será. 

Combatido  vengo,  y  crece 
El  diluvio  sin  cesar: 
Abreme,  Jesús,  y  en  vano 
Rugirá  la  tempestad. 

Cobijada  ya  en  tu  seno, 
Puede  el  alaria  respirar, 
El  reposo  que  prometes 
Siempre  da  segura  paz. 

Oh!  cuan  dulce  en  mis  oidos 
Suena  tu  voz  celestial; 
«Ven  á  mí,  ven;  que  el  descanso 
Sólo  en  mi  podrás  hallar!» 


J.  B.  Cabrera. 


Claman  los  afligidos 
Al  Todopoderoso, 


144 


EN  LA  TRIBULACION. 


3. 


Que  acude  piadoso 
En  tal  necesidad: 

Disípales  las  sombras 
De  horror,  de  muerte  llenas; 
Les  quita  las  cadenas, 
Les  pone  en  libertad. 

De  puertas  y  cerrojos 
Los  hierros  y  los  bronces 
El  solo  pudo  entonces 
Con  su  mano  romper. 

Mil  hostias  de  alabanza 
Pura  le  sacrifiquen; 
Sus  obras  se  publiquen 
Con  alegre  placer. 

De  tan  altas  bondades 
Apláudase  la  gloria; 
Eterna  la  memoria 
Sea  de  su  poder. 

El  pueblo  reunido 
Ensalce  su  grandeza; 
Alabe  la  nobleza 
Su  noble  y  alto  ser. 


Cuando  veo  claro  el  título 
Que  me  asegura  los  cielos, 
Digojidios  á  mis  recelos,  ¡ 
Dejo'ai  punto  de  llorar. 

Si  el  mundo  mi  alma  combate 
Y  contra  mí  el  mal  conspira. 


T.  G.  Carvajal. 


E*  LA  TRIBULACION, 


145 


1. 


2. 


Puedo  despreciar  su  ira. 

Y  al  mundo  desafiar. 

De  males  diluvio  inúndeme, 
De  dolor  torrente  duro, 
Si  á  mi  hogar  llego  seguro, 
Mi  Dios  y  mi  salvación. 

Bañaré  mi  alma  en  los  mares 
De  aquel  celestial  descanso, 

Y  ni  un  soplo  el  gozo  manso 
Turbará  del  corazón. 


Si  aquí  sufrimos  tanto, 
Nos  brinda  el  Salvador 
Descanso  en  sus  mansiones 
De  gloria,  paz  y  amor. 

Corramos  presurosos 
La  oferta  a  disfrutar, 
Y  pronto  nos  veremos 
Sin  cuitas  ni  pesar. 

Jesús,  el  Rey  del  ciclo, 
Nos  llama  con  alan 
Allá  donde  los  santos 
Con  Dios  el  Padre  están. 

Mas  hoy  debemos  todos 
Luchar  hasta  vencer, 
Quitando  al  enemigo 
Su  cetro  y  su  poder. 

Jesús  en  esta  lucha 
Nos  fortalecerá; 


Moka. 


146 


EN  LA  TRIBULACION. 


2. 


Su  Espíritu  potente 
El  triunfo  nos  dará. 

Clamemos  con  fé  viva, 
Pidamos  sin  cesar, 
Que  Cristo  victoriosos 
Nos  lleve  a  descansar. 


Es  el  cielo  mi  morada, 
Es  mi  centro  mi  Jesús, 
Y  del  alma  atribulada 
Es  camino,  vida  y  luz; 

Este  suelo  de  amargura 
Es  la  senda  de  ventura, 
Es*  la  vía  de  la  cruz. 

Si  las  fuerzas  desfallecen 
En  la  prueba  donde  están, 
En  paciencia  do  se  mecen 
Hasta  Cristo  llegarán; 

Corazones  afligidos, 
Al  hallarse  redimidos, 
Gloria,  gloria  cantarán. 

Gloria  canta  el  arroyuelo 
Al  salir  del  manantial, 
Gloria  cantan  tierra  y  cielo, 
Gloria  canta  el  vendaval; 

Gloria  cantan  las  alturas, 
Gloria  dan  las  criaturas 
Al  Cordero  celestial. 


R.  Eon. 


EN  LA  TRIBULACION. 


147 


162. 


1.  Cuando  el  dolor  y  la  tristeza  invaden 
Esta  de  polvo  terrenal  prisión, 

Dulce  es  tender  la  vista  entre  las  rejas, 

Y  desear  huir  a  otra  región. 

2.  Dulce  es  volver  los  ojos  hácia adentro, 

Y  escuchar  los  consejos  de  su  amor; 
Dulce  mirar  arriba,  y  ver  á  Cristo 
Interceder,  pedir  nuestro  perdón. 

3.  Dulce  es  pensar  que  la  divina  gracia 
Mis  pecados  en  Cristo  descargó; 

Y  dulce  recordar  que  con  su  sangre 
Ha  pagado  mis  deudas  de  dolor. 

4.  Dulce  es  senlirse  firme  en  su  justicia, 
Que  de  segunda  muerte  nos  libró; 
Dulce  cspcrimenlar  dia  tras  dia 

De  su  Espíritu  aliento  animador. 

5.  Y  dulce  es,  de  la  fe  en  la  confianza, 
Creer  en  la  promesa  que  me  dio; 
Dulce  yacer  pasivo  entre  sus  manos, 

Y  solo  hacer  la  voluntad  de  Dios. 


1.      ¿Qué  es  la  oración?  Es  un  deseo  puro, 
Que  espresa  ó  calla  el  alma  que  lo  abriga; 


Mora. 


X.— LA  ORACION. 


148 


LA  ORACION. 


Incendio  que  en  el  pecho  se  alimenta; 


2.  ¿Qué  es  la  oración?  Suspiro  que  se  exhala; 
Es  lágrima  que  al  alma  vivifica, 

Es  sublime  mirada  hacia  lo  alto, 
Que  solo  en  Dios  se  fija. 

3.  ¿Qué-es  la  oración? Del  pecho  del  cristiano 
Soplo  vital  que  al  alma  vigoriza: 
Pronúnciela  al  morir,  y  de  los  cielos 

La  entrada  facilita. 

4.  ¿Qué  es  la  oración?  La  voz  del  penitente, 
Desahogo  del  alma  arrepentida: 

Al  oiría,  los  ángeles  entonan 

Canciones  de  alegría. 

5.  También  de  la  oración  los  dulces  ecos 
Suenan  del  cielo  en  la  mansión  divina, 
Cuando  Jesús  desarma  en  pró  del  hombre 

Del  Dios  Padre  las  iras. 

6.  Oh  tú,  por  quien  á  Dios  nos  acercamos; 
Tú,  nuestro  Salvador;  tú,  nuestro  Guía; 
Enséñanos  á  orar  para  que  el  cielo 


i.       ¡Dulce  oración,  dulce  oración, 
Que  del  cuidado  terrenal 
Sabes  llevar  mi  corazón 
Hasta  el  buen  Padre  celestial! 
Oh!  cuántas  veces  tuve  en  tí 


Es  llama  que  lo  agita. 


Piadoso  nos  reciba. 


Mora.. 


LA  ORACION. 


149 


Auxilio  en  ruda  tentación, 

Y  cuántos  bienes  recibí 
Por  tu  valor,  dulce  oración! 

Dulce  oración,  dulce  oración, 
Al  trono  excelso  de  bondad 
Elevarás  mi  petición 
Hecha  con  lábios  de  verdad. 
Será  mi  rueg-o  oido  allí, 

Y  la  divina  bendición 
En  abundancia  sobre  mí 
Descenderá,  dulce  oración. 

Dulce  oración,  dulce  oración 
Que  aliento  y  gozo  al  alma  dás, 
En  esta  tierra  de  aflicción 
Consuelo  siempre  me  serás, 
Hasta  el  momento  en  que  veré 
Francas  las  puertas  de  Sion. 
Volando  entonces  le  diré: 
Adiós,  adiós,  dulce  oración! 


Es  la  plegaria  un  consuelo 
En  las  horas  do  agonía 
Para  el  que  espera  del  cielo 
El  amparo  del  Señor, 
Para  el  que  espera  y  confia 
En  el  dulce  Redentor. 

Fija  de  Dios  la  mirada 
Sobre  el  que  triste  le  implora, 
Calma  divina  y  sagrada 


J.  B.  Cabrera. 


150 


LA  ORACIOS. 


Su  vista  1c  infundirá; 

Como  el  aura  á  flor  que  llora 

Nuevo  aliento  y  vida  dá. 

Vuelve,  oh  Dios,  pues  que  te  invoco, 
Hácia  mí  tu  rostro  santo; 
Sé  que  mi  fervor  es  poco, 
Pero  es  inmensa  tu  luz, 
Y  quiero  secar  mi  llanto 
En  el  amor  de  Jesús. 


1.  Al  dirigirnos  de  la  gracia  al  trono 
implorando  piedad  y  compasión, 
Recordemos  que  el  Hijo  que  intercede 
Es  Hombre  al  par  que  verdadero  Dios. 

2.  Fué  rico  y  por  nosotros  se  hizo  pobre 
El  que  habitó  la  celestial  mansión: 

En  un  establo  humilde  vino  al  mundo, 

Y  en  un  bote  prestado  predicó. 

3.  Comprende  los  peligros  de  la  tierra, 
De  este  mundo  conoce  al  tentador; 

Le  persiguió  el  maligno  en  la  montaña, 

Y  un  discípulo  ingrato  le  vendió. 

4.  El  cáliz  apuró  de  la  amargura, 

Mas  siempre  hubo  consuelos  en  su  voz; 
Testigos  son  los  ciegos,  los  tullidos, 

Y  todo  aquel  que  su  favor  buscó. 

5.  Imploremos  nosotros  su  ternura, 
Sabiendo  que  es  el  solo  Mediador 


H.  M. 


LA  ORACION. 


151 


Entre  el  cielo  y  el  mundo  en  que  vivimos, 
Y  que  él  es  nuestro  hermano  y  nuestro  Dios. 

H.  R. 


1.  Aparte  del  mundo,  Señor,  me  retiro, 
De  lucha  y  tumultos  ansioso  de  huir, 

De  escenas  horribles,  do  el  mal  victorioso 
Estiende  sus  redes  y  se  hace  servir. 

2.  El  sitio  apartado,  la  sombra  tranquila, 
Convienen  al  canto  de  ruego  y  loor; 

Tu  mano  bondosa  los  hizo  sin  duda 

En  bien  del  que  humilde  te  sigue,  Señor. 

3.  Allí,  si  tu  Espíritu  inspira  á  mi  alma, 

Y  llega  la  gracia  mi  pecho  á  locar, 
Con  paz  y  cariño,  con  gozo  podría 
A  tí  fervoroso  tributo  elevar. 

4.  Allí  solitaria  su  canto  derrama, 
Cual  suele  en  el  bosque  feliz  ruiseñor; 

Ni  quiere  testigos  que  escuchen  sus  notas, 
Ni  aspira  al  aplauso  de  humano  loor. 

5.  Oh  tú,  que  mi  vida  creaste  y  defiendes, 
Oh  luz  que  de  lejos  admira  mi  fé, 

Y  (nombre  armonioso  que  todos  compendia) 
Oh  tú,  Salvador,  eres  mió,  lo  sé. 

6.  Te  debo  tributos  de  amor  y  de  gracias 
Por  este  abundante  glorioso  festín; 

Y  cantos  que  puedan  oirsc  en  los  cielos 
Por  años  sin  cuento,  por  siglos  sin  fin. 


Mora. 


152 


I/A  ORACI0H. 


168. 


2. 


3. 


4. 


5. 


Haz,  Señor,  que  el  pueblo  tuyo 
Tu  causa  abrace  con  celo, 
Siempre íá  tus  piés  humillado 

Y  obediente  á  tus  preceptos. 

El  pueblo  que  has  escogido 
Solo  á  tí  doble  su  cuello, 

Y  solo  tu  voz  escuche 

Y  en  tí  solo  halle  consuelo. 

El  tu  nombre  glorifique, 
Ya  que  su  origen  excelso 
Solo  eres  tú,  y  de  tu  imágcn 
En  la  frente  lleva  el  sello. 

Enséñanos,  Dios  piadoso, 
A  transitar  tus  senderos, 
Como  el  amoroso  padre 
Enseña  á  sus  hijos  tiernos. 

Con  tu  santa  voz  nos  guía, 
Ya  que  de  tí  procedemos, 
A  fin  de  que  consigamos 
Morar  contigo  en  el  cielo. 


Señor,  los  que  sumisos  de  tus  manos 
pan  de  la  verdad  pura  reciben, 
íploran  tu  favor  por  sus  hermanos 
Que  en  las  tinieblas  viven. 


Mora. 


LA  ORACION. 


153 


Abre  sus  ojos  á  la  luz  del  dia, 
Enciende  en  santo  amor  sus  corazones, 
Porque  logren  romper  la  tiranía 
De  las  supersticiones. 

Que  busquen  su  perdón  en  tu  dulzura, 
De  tu  incansable  amor  en  los  destellos; 
Y  no  en  la  vana  acción  de  criatura 
Pecadora  como  ellos. 

Y  sepan  que,  al  perdón  siempre  dispuesto 
Del  que  por  tu  perdón  gime  y  suspira, 

Un  solo  Mediador  has  interpuesto 
Entre  el  hombre  y  tu  ira. 

Que  atentos  al  precepto  alto  y  divino 
Que  nuestra  salvación  fomenta  y  labra, 
No  acepten  otra  guía  en  su  camino 
Que  tu  santa  Palabra. 

Y  ricos  han  de  ser  en  su  pobreza, 
Si  su  fé  va  á  Jesús  en  rumbo  cierto; 
Que  la  esperanza  en  él  es  fortaleza, 

Y  es  el  único  puerto. 

Mora. 


XI.— HIMNOS  GENERALES 


DE    VIDA  CRISTIANA. 


¡Elevemos  á  Dios  un  noble  canto! 
Alma  miu,  prepárale,  despierta: 


154 


VIDA  CRISTIANA. 


Hosana,  hosanas  mil  al  nombre  eterno 

Y  proclamemos  su  bondad  inmensa. 

2.  ¡Cuál  la  refleja  de  Jesús  el  rostro, 
De  la  gracia  la  imágen  más  perfecta! 
Si,  Dios  en  la  persona  de  su  Hijo 

Ha  escedido  sus  obras  más  soberbias. 

3.  ¡La  gracia!  encantador  y  dulce  asunto: 
De  gozo  el  seno  al  proclamarlo  tiembla. 
Angeles,  repetidlo  en  el  espacio; 

Y  tú,  cielo,  refléjalo  á  la  tierra. 

4.  Oh!  pueda  yo  llegar  al  alto  asiento 
Do  descubre  Jesús  su  faz  serena, 

Do  su  nombre  se  canta  en  arpas  de  oro, 
Do  toda  su  hermosura  se  contempla! 


Mora, 


1 


Los  moradores  del  cielo 
Y  los  de  la  tierra  unidos, 
Ensalcen,  Jesús,  tu  nombre 
Con  dulces  y  alegres  himnos. 


2. 


Bendigan  eternamente 
Ese  amor  tan  cscesivo, 
Que  manifestaste  al  hombre, 
Muriendo  por  redimirlo. 


3. 


Tú,  Señor,  le  rescataste 
Del  tiránico  dominio 
Del  poder  de  las  tinieblas 
A  que  estaba  sometido. 


VIDA  CRISTIANA. 


155 


4  Canten  los  coros  celestes, 

Cante  el  hombre  agradecido 
El  triunfo  maravilloso 
Del  Dios  que  tanto  nos  quiso. 

B. 


172. 

1 .  En  los  floridos  años 
De  nuestra  primavera, 
En  nuestra  edad  primera, 
En  nuestra  juventud, 

A  Cristo  consagremos 
Los  nuestros  corazones, 
Sean  nuestras  canciones 
Loores  á  Jesús. 

2.  Cantemos  en  el  mundo 
Al  que  es  luz  esplendente, 
Al  astro  refulgente, 

A  nuestro  Redentor; 

A  Cristo  bendigamos, 
A  Cristo  prediquemos, 
A  Jesucristo  demos 
Toda  gloria  y  honor. 

R.  Bon. 


173. 


1. 


Hijos  del  celeste  Rey, 
Dulces  cánticos  alzad; 
Al  Pastor  de  nuestra  grey 


VIDA  CRISTIANA. 

Alabanzas  entonad. 

Solo  del  benigno  Dios 
Viene  la  felicidad, 
Si  marchamos  de  él  en  pos, 
Mostrarános  su  bondad. 

Si  algún  dia  con  razón 
Temimos  al  tentador, 
Hoy  alienta  el  corazón 
Jesús  el  libertador. 

Lejos  pues  huya  el  temor, 
Que  es  cierta  la  redención, 
Y  pensemos  con  amor 
En  la  eterna  salvación. 


¡Oh  Redentor  amado, 
Dulce  salud  del  hombre, 
Fuente  de  nuestro  ser! 

No  hay  música  tan  dulce 
Como  tu  dulce  nombre, 
Ni  que  dé  tal  placer. 

Háblanos  de  continuo, 
Siempre  tu  voz  oigamos, 
Y  será  gran  merced. 

En  tí  gran  Sacerdote 
Eterno  nos  gozamos, 
¡Oh  gran  Melchisedec! 

De  todos  nuestros  cantos 
Jesús  será  el  objeto, 
En  humildad  y  fé, 


VIDA  CRISTIANA. 


157 


Durante  nuestra  vida, 
Y  cuando  ya  sujeto 
Todo  á  sus  piés  esté. 

4.  Y  allá  en  la  vida  eterna, 

Cuando  alegres  estemos 
Entre  su  corte  fiel, 

Con  más  vigor  y  fuerza 
Sus  glorias  cantaremos, 
Las  glorias  de  Erna  nucí. 

Mora. 


175. 

1.  Ni  en  la  tierra  ni  en  el  cielo 
Hay  un  nombre  cual  Jesús: 
Sobre  todo  él  solo  reina, 

El  es  solo  eterna  luz. 

2.  Jesús  cura  el  alma  mia, 
Médico  del  corazón; 

En  su  amor  encuentro  alivio 
En  las  penas  y  aflicción. 

3.  Es  Jesús  mi  gran  riqueza, 
Hallo  en  él  todo  mi  bien; 
Valen  más  que  todo  el  oro 
Los  tesoros  de  su  Edén. 

4.  Es  Jesús  mi  gran  sustento 
Mi  pan  suave  y  celestial; 

De  mis  dichas  y  mi  gozo 
Es  el  rico  manantial. 

5.  Jesús  brinda  como  el  árbol 
Fruto  dulce  como  miel, 


158 

6. 

1. 
2. 

3. 
4. 
5. 


VIDA  CRISTIANA. 

Y  separa  de  las  almas 
Todo  vicio  y  toda  hiél. 

Infinita  en  su  ternura, 
Imposible  de  sondear; 
Con  los  ángeles  hoy  quiero 
Su  grandeza  pregonar. 


¡Cuán  dulce  el  nombre  de  Jesús 
Es  para  el  hombre  fiel! 

Consuelo,  paz,  vigor,  salud 
Halla  el  creyente  en  él. 

Al  pecho  herido  fuerzas  da 

Y  calma  al  corazón; 

Al  alma  hambrienta  es  cual  maná, 

Y  alivia  su  aflicción. 

Tan  dulce  nombre  es  para  mí 

De  dones  plenitud, 
Raudal  que  nunca  exhausto  vi 

De  gracia  y  de  salud. 

Jesús,  mi  amigo  y  mi  sosten, 

Mi  Rey  y  Salvador, 
Mi  vida  y  luz,  mi  eterno  bien, 

Acepta  mi  loor. 

Es  pobre  ahora  mí  cantar; 

Mas  cuando  en  gloria  esté 
Y  allí  te  pueda  contemplar, 

Mejor  te  alabaré. 


VIDA  CRISTIANA. 


159 


2. 


En  tanto  dame  que  tu  amor 
Proclame  sin  cesar; 

Y  torne  en  gozo  mi  dolor 
Tu  nombre,  al  espirar. 


Jesús,  tu  dulce  nombre 
Recrea  el  alma  mia: 

Y  suena  en  mis  oidos, 
Cual  célica  armonía. 

Con  tal  vigor  quisiera 
Poderlo  proclamar, 
Que  todo  el  universo 
Lo  oyera  resonar. 

Riquezas  mi  deseo 
Fuera  de  tí  no  alcanza; 
Til  solo  mi  delicia, 
Tú  sólo  mi  esperanza. 

Las  joyas,  tan  buscadas 
Con  ansiedad  febril, 
A  tí  son  dijes  vanos, 

Y  el  oro  polvo  vil. 

Cuanto  de  bello  y  grande 
Codicia  mi  deseo, 
En  tu  bondad  divina 
De  sobra  lo  poseo; 

Ni  es  tan  cara  á  mis  ojos 
Del  sol  la  claridad, 
Ni  al  corazón  tan  dulce 
La  sincera  amistad. 


J.  B.  Cabrera. 


160 
4. 


Tu  gracia  bienhechora 


VIDA  CRISTIANA. 


Hizo  en  mi  pecho  estancia, 

Y  en  él  copiosamente 
Esparce  su  fragancia; 

El  bálsamo  más  noble 
A  todo  su  dolor, 

Y  á  todos  sus  cuidados 
El  cordial  mejor. 

5.  Las  glorias  de  tu  nombre 

Proclamaré  contento, 
Mientras  el  suelo  habite 

Y  en  el  postrer  aliento. 
Entonces  en  tus  brazos 

Tendré  vida  eternal, 
Pues  eres  de  la  muerte 
Antídoto  inmortal. 


1 .  Un  nombre  existe  que  escuchar  me  agrada, 
Y  hablar  me  place  del  valor  que  encierra; 
No  hay  otro  nombre  que  en  dulzura  iguale 

Sobre  la  tierra. 

2.  El  testifica  del  amor  sublime 

Del  que  muriendo  libertad  me  ha  dado, 
Siendo  su  sangre  redención  perfecta 
Por  el  pecado. 

3.  Que  hay  un  amante  corazón,  me  dice, 
Que  sentir  puede  mi  dolor  profundo; 
Cual  él  quien  pueda  compartir  mis  penas 

No  hay  en  el  mundo. 


J.  B.  Cabrera. 


VIDA    CRISTIANA.  161 

El  regocija  mi  doliente  pecho, 
El  de  mis  ojos  desvanece  el  llanto, 
Y  dice  al  alma  que  confie  siempre 
Libre  de  espanto. 

[Jesús!  el  nombre  que  escuchar  me  agrada 
¿Cuál  de  los  santos,  el  valor  que  encierra 
Nombre  tan  dulce,  referir  podría 
Sobre  la  tierra? 

J.  B.  Cabrera. 


179. 

De  Jesús  al  nombre  santo 
Toda  rodilla  se  doble. 
Dios  lo  manda:  á  su  precepto 
Dócil  humíllese  el  hombre. 
Dios  manda  que  se  tributen 
A  su  Hijo  altos  honores: 
Todo  poder  le  obedezca 
En  el  cielo  y  en  el  orbe. 

El  trono  excelso  no  usurpa 
En  que  igual  á  Dios  se  pone, 

Y  desde  aquellas  alturas 
Bajó  á  morar  con  los  hombres. 
Aunque  revestir  se  digna 
Nuestros  males  y  dolores, 
Ante  su  divina  esencia 

Toda  rodilla  se  doble. 

Miradle  blando  y  sumiso, 
Miradle  Abatido  y  pobre; 
Sin  compasión  le  condenan 

Y  al  pueblo  en  la  cruz  le  esponen. 

ii 


4. 


5. 


VIDA  CRISTIA.nA. 

Después  en  su  oscuro  seno 
La  í'ria  tumba  le  acoge; 
Pero  es  Dios,  y  al  nombre  santo 
Toda  rodilla  se  doble. 

Vedle  romper  victorioso 
La  piedra  que  le  cubría; 
A  los  santos  se  presenta, 

Y  al  pueblo  caro  acaudilla. 
Glorioso  triunfo  es  el  suyo: 
Alza  su  frente  ceñida 

De  esplendor,  y  á  su  presencia 
Dóblase  toda  rodilla. 

Velado  en  rayos  de  gloria 
Preséntase  á  nuestra  vista; 

Y  la  angélica  falanje 
Su  victoria  solemniza. 
Ningún  nombre  al  suyo  iguala; 

Y  á  su  majestad  divina 
En  los  ciclos  y  en  la  tierra 
Dóblase  toda  rodilla. 

La  trompeta  en  altos  ecos 
Nos  anuncia  su  venida. 
Jesús  llega,  confundiendo 
Las  catervas  enemigas. 
Jesús  á  su  pueblo  amado 
Se  acerca  con  faz  benigna. 
A  su  presencia  gloriosa 
Dóblese  toda  rodilla. 


Mora. 


Solemnes  resuenen  los  férvidos  cantos 
Unámonos  todos  en  voces  de  amor: 


VIDA  CRISTIANA» 


163 


Los  ángeles  puros,  los  fieles  y  santos, 
De  Dios  al  Cordero  tributen  loor. 
Coro. — Son  de  triunfo 
Retumbe  solemne  al  gran  Salvador. 

2.  ;Es  digno  el  Cordero!  los  justos  esclaman; 
¡Es  digno  el  Cordero  de  eterno  loor! 
Repitan  constantes  aquellos  que  le  aman, 
Su  sangre  vertida  viendo  en  su  favor. — Coro. 

3.  Postrados  de  hinojos,  Jesús,  te  adoramos, 
Pues  nos  rescataste  de  eterno  dolor: 

La  muerte  sufriste,  porque  no  muramos; 
Dignísimo  eres  del  más  alto  honor. — Coro. 

4.  Los  cielos  triunfantes,  la  tierra  salvada, 
Su  júbilo  muestren;  y  al  santo  Señor 

El  oro,  el  incienso,  la  mirra  preciada 
Le  ofrezcan  con  puro,  con  férvido  amor. — 

Coro. 


1.       Venid,  nuestras  voces  alegres  unamos 
Al  coro  celeste  del  trono  alredor; 
Sus  voces  se  cuentan  por  miles  de  miles, 
Mas  todas  se  inflaman  en  un  mismo  amor. 

1       «Es  digno  el  Cordero  que  ha  muerto,  pro- 


De  estar  exaltado  en  los  cielos  asi.» 
«Es  digno  el  Cordero,  decimos  nosotros, 
Pues  él  por  nosotros  su  vida  dió  aquí.» 

3.      A  ti  que  eres  digno,  se  den  en  los  ciclos 


claman, 


164 


VIDA  CRISTIANA. 


Poderes  divinos  y  gloria  y  honor; 

Y  más  bendiciones  que  darte  podemos, 
Por  siempre  á  tu  trono  se  eleven,  Señor. 

4.  Que  todos  los  seres  que  pueblan  las  nubes, 
La  tierra,  y  el  aire,  y  el  fuego,  y  el  mar, 
Unidos  proclamen  tus  g  lorias  eternas, 

Y  dénte  alabanzas,  Señor,  sin  cesar. 

5.  El  nombre  sagrado  del  Dios  délos  cielos 
A  una  bendiga  la  gran  creación, 

Y  lleve  al  Cordero  sentado  en  el  trono 
El  dulce  tributo  de  su  adoración. 


1.  Canciones  nuevas  alegremente 
Cantemos  todos  á  nuestro  Dios; 
Por  él  tenemos  á  Jesucristo, 

Al  mundo  dado  por  bendición. 
— Elevemos  sin  cesar 
Dulces  himnos  en  loor 
De  Jesús  el  Cristo 
Nuestro  Salvador. 
— Cantemos  todos  con  alegría 
Suaves  himnos  á  nuestro  Dios. 

2.  La  paz  hallóse  con  la  justicia 
En  el  suplicio  del  Redentor; 
Allí  se  dieron  eterno  beso 

La  verdad  santa  con  el  amor. 

— Elevemos  sin  cesar,  etc. 
— Cantad  gozosos  á  Jesucristo, 
El  esta  obra  realizó. 


Mora. 


VIDA  CRISTIANA. 


3      La  roca  firme  de  la  justicia 
En  beneficio  del  pecador, 
Está,  mortales,  entre  nosotros, 
Dios  por  su  gracia  la  eonfirmó. 

— Elevemos  sin  cesar,  ele. 
— Alzad  las  manos  con  alegría, 
Loemos  todos  á  nuestro  Dios. 

4.  Nosotros  somos  amado  pueblo, 
Doradas  mieses  del  Redentor; 
Tan  grande  obra  Jesús  amante 
Con  sus  dolores  nos  alcanzó. 

— Elevemos  sin  cesar,  etc. 
— Oh  gentes  todas,  venid  á  Cristo, 
Cantad  alegres  su  gran  amor. 

5.  Serán  eternas  sus  maravillas, 
Inagotable  su  bendición; 

Y  los  que  cantan  sus  alabanzas 
Bendito  siempre  por  el  Señor. 

— Elevemos  sin  cesar,  etc. 
— Cantemos  todos  con  alegría 
El  don  eterno  de  nuestro  Dios. 


Grato  canto  de  férvida  alabanza 
A  mi  amado  Señor  elevaré, 
Y  diré  con  el  coro  de  los  santos, 
Jesús  todas  las  cosas  hizo  bien. 

¡Cuan  soberano,  libre  y  asombroso 
Por  mí,  pecador  torpe,  su  amor  fué! 


P.  Castro. 


166 


VIDA  CRISTIANA. 


El  me  arrancó  á  las  garras  del  infierno. 
Jesús  todas  las  cosas  hizo  bien. 

3.  Y  desde  que  su  amor  comprende  el  alma, 
¡Cuánta  en  ella  vertió  dulce  merced! 
Mercedes  que  me  colman  de  alegría. 
Jesús  todas  las  cosas  hizo  bien. 

4.  Y  siempre  que  mi  Dios  blando  castigo 
Opuso  á  mi  pasión  y  á  mi  altivez, 
Claro  lo  veo  y  franco  lo  proclamo: 
Jesús  todas  las  cosas  hizo  bien. 

5.  Ya  pronto  he  de  cruzar  el  negro  valle, 

Y  en  su  seno  :i moroso  dormiré, 

Y  aun  entonces  dirá  mi  alma  dichosa: 
Jesús  todas  las  cosas  hizo  bien. 

6.  Y  cuando  suba  á  la  mansión  celeste, 
Mi  voz  al  coro  augusto  juntaré, 

Y  esta  nota  será  la  más  pujante: 
Jesús  todas  las  cosas  hizo  bien. 


Jesús,  amigo  fiel, 
Refugio  del  que  huye 
Del  adversario  cruel; 

Sujeta  compasivo 
A  tí  mi  corazón, 
Ya  que  para  salvarme 
Sufriste  la  pasión. 

2.  Delicias  de  mi  alma, 


Mora. 


1. 


Tesoro  incomparable, 


VIDA  CRISTIANA. 


167 


Pan  de  la  eternidad, 
Del  cual  yo  me  alimento 
En  mi  necesidad; 

En  mi  flaqueza  estrema 
Se  cumple  tu  virtud, 
Y  en  medio  de  mis  males 
Ser  quieres  mi  salud. 

3.  Dirige  á  mí  tu  rostro, 
Jesús,  lleno  de  amor, 
Sol  puro  de  justicia, 
Dulce  consolador. 

Sin  tu  influencia  santa 
La  vida  es  un  morir; 
Gozar  de  tu  presencia, 
Esto  solo  es  vivir. 

4.  Jesús,  riqueza  mia, 
Mi  amante  Salvador, 
Eres  en  mis  flaquezas 
Mi  fuerte  protector. 

Mi  paz  el  enemigo 
Turbar  podrá  jamás; 
Por  más  que  lo  intentar.?. 
No  lo  permitirás. 

5.  Al  mundo  de  falacias 
No  pertenezco  ya; 

El  cielo  es  mi  morada, 
Allí  mi  amado  está. 

A  donde  Cristo  habita 
Con  ánsia  quiero  ir; 
En  sempiterno  gozo 
Con  él  quiero  vivir. 

FU8TBR, 


16S 


VIDA  CRISTIANA. 


185. 

1.  Salvo  en  los  tiernos  brazos 
De  mi  Jesús  seré, 

Y  en  su  amoroso  pecho 
Dulce  reposaré. 

Este  es  sin  duda  el  eco 
De  celestial  canción, 
Que  de  inefable  gozo 
Llena  mi  corazón. 
Coro. — Salvo  en  los  tiernos  brazos 
De  mi  Jesús  seré, 

Y  en  su  amoroso  pecho 
Dulce  reposaré. 

2.  Tiende  Jesús  los  brazos, 
Bríndame  su  amistad: 

A  su  poder  me  acojo; 
No  hay  para  mí  ansiedad. 

No  temeré,  si  ruge 
Hórrida  tentación; 
Ni  causará  el  pecado 
Daño  en  mi  corazón. — Coro. 

3.  De  sus  amantes  brazos 
Tierna  solicitud 
Líbrame  de  tristeza, 
Líbrame  de  inquietud. 

Y  si  tal  vez  hay  pruebas, 
Fáciles  pasarán; 
Lágrimas  si  vertiere, 
Pronto  se  enjugarán.  —  Coro. 

4.  Y  cruzaré  la  noche 
Lóbrega  sin  temor," 


VIDA  CRISTIANA. 


Hasta  que  venía  el  dia 
De  perenal  fulgor. 

¡Cuan  placentero  entonces 
Cabe  Jesús  morar. 
Y  en  la  mansión  de  gloria 
Siempre  con  él  reinar! — Coro. 


Un  buen  amigo  hallé, 
Mi  buen  Jesús; 

Su  amor  no  perderé, 
Mi  buen  Jesús. 

Si  amigos  y  solaz 

Aquí  no  encuentro  más, 

Me  brinda  eterna  paz 
Mi  buen  Jesús. 

Pobre  y  débil  seré, 
Mi  buen  Jesús; 
Mas  sostendrá  mi  fé 
Mi  buen  Jesús. 


Su  brazo  cerca  está, 

Y  gracia  me  dará 

Mi  buen  Jesús. 

Es  el  mundo  mortal, 
Mi  buen  Jesús; 

Y  en  el  juicio  final. 

Mi  buen  Jesús; 
¡Oh,  qué  placer  sin  par 
Alli  á  mi  rey  mirar 


J.  B.  Cabrera. 


Él  me  socorrerá, 


VIDA  CRISTIANA. 

Su  gloria  celebrar! 
Mi  buen  Jesús. 


187. 

Jesús  es  mi  Pastor, 
Nada  me  faltará; 
Su  voz  suena  en  mis  oidos, 
Mi  alma  le  seguirá. 

Es  ameno  jardin 
Su  palabra  de  amor, 
Allí  encuentra  el  alma  pastos 
De  csquisito  sabor. 

No  del  lobo  voraz 
Las  garras  temeré; 
El  buen  Pastor  por  mí  vela, 
Su  defensa  tendré. 

Si  tropiezo  infeliz, 
Su  brazo  estenderá; 
Y  si  incauto  me  estravío, 
Tierno  me  buscará. 

Si  rendido  me  vé, 
Me  dará  su  virtud; 
Para  todas  mis  dolencias 
El  será  mi  salud. 

Por  mí  su  inmenso  amor 
Mostrará  sin  cesar, 
Hasta  que  al  redil  celeste 
Me  lleve  á  descansar. 

Allí  en  manjares  mil 


VIDA  CRISTIANA. 


171 


2. 


3. 


4. 


Abundancia  tendré, 
Y  en  gloria  y  santo  reposo 
Feliz  siempre  seré. 

J.  B.  Cabrera. 


Dios  clemente  y  justiciero, 
Luz  de  luz,  Dios  eternal, 

Y  Dios  de  Dios  verdadero, 
Tu  misericordia  espero 
Para  mi  alma  criminal. 

Tu  sangre  preciosa  diste 

Y  espiraste  en  una  cruz; 
A  los  hombres  redimiste; 
Mas  ¿cuánto,  Señor,  sufriste 
Para  mostrarnos  la  luz! 

Fué  un  misterio  tu  agonía, 
Pues  fuiste  hombre  siendo  Dios: 
El  hombre  en  la  cruz  moria, 
Mas  siempre  Dios  existia 

Y  no  iba  del  hombre  en  pos. 

Tú  existias  espirando 
En  tu  inmenso  padecer, 
Tu  sangre  estaba  brotando, 

Y  tú  morías  pensando 
En  la  redención  del  sér. 


La  sangre  de  las  víctimas 
Que  vertió  el  pueblo  hebreo  prosternado, 


N.  Y. 


VIDA  CRISTIANA» 


No  acrisola  su  pecho,  ni  de  él  borra 
La  mancha  del  pecado. 

El  celestial  Cordero 
Carga  con  el  pecado  y  su  amargura: 
Más  noble  y  elevado  sacrificio, 

Y  su  sangre  más  pura. 

En  tí  mi  fé  se  apoya, 
En  tí,  Jesús,  mi  gloria  y  mi  embeleso, 
Mientras  que  penitente  y  afligido 

Mi  culpa  yo  confieso. 

Fijo  en  tí  mis  miradas 
Cuando  pendes  del  árbol  de  la  vida, 
Y  en  tu  bondad  espero  que  mi  culpa 

Quedó  allí  redimida. 


Nada  tuyo,  pecador, 
De  valor  será; 

Todo  lo  hizo  el  Salvador 
Largo  tiempo  há. 

Cuando  del  cielo  bajó 
A  obrar  y  morir, 

Todo  completo  quedó. 
Oyele  decir: 

«¡Consumado  es!»  Oh!  sí; 

Hecho  todo  está. 
¿Qué  más  necesitas,  di? 

Nada,  nada  ya. 


Mora. 


VIDA  CRISTIANA. 


173 


6. 


7. 


Tu  fatiga  estéril  es, 

Pobre  pecador, 
Desiste,  desiste  pues; 

Ya  lo  obró  el  Señor. 

Mientras  de  tai  obra  el  don 

Dejes  de  aceptar, 
Las  tuyas  fatales  son, 

Muerte  han  de  llevar. 

Reconoce  humilde  pues 
Su  ningún  valor, 

Y  arrójalas  á  los  pies 

De  tu  Redentor. 

Busca  en  Cristo  la  salud 
Con  deseo  fiel, 

Y  hallarás  tu  plenitud 

Sólo,  solo  en  El. 

J.  B.  Cabkera. 


En  Jesús  mis  pecados 
Declino  por  entero, 
Porque  él  es  el  Cordero 
Sin  mácula  de  Dios: 

Tomándolos  por  suyos, 
De  todos  él  se  encarga, 
Y  de  la  horrible  carga 
Liberta  al  pecador. 

A  Jesús  mi  delito 
Presento  confiado, 
Pues  él  por  mí  ha  pagado 


174  VIDA  CRISTIANA  % 

Sobre  la  cruz;  lo  sé. 

Con  su  preciosa  sangre 
Lavar  mis  manchas  puede, 
De  modo  que  no  quede 
Sombra  de  ellas  siquier. 

3.  A  Jesús  mi  pobreza 
Declárole  y  encuentro 
Socorro;  él  es  el  centro 
De  toda  plenitud: 

Su  amor  la  medicina 
Que  mis  dolencias  cura, 

Y  él  sólo  me  asegura 
Del  alma  la  salud. 

4.  A  Jesús  mis  pesares 
Confio  y  mis  dolores, 
Mi  llanto  y  sinsabores 
Mis  dudas  y  temor. 

A  tales  sufrimientos 
Me  ofrece  lenitivo, 

Y  toma  compasivo 

Su  parte  en  mi  aflicción. 

5.  En  Jesús  el  reposo 
Encuentro  para  mi  alma, 
Que  anhela  dulce  calma 
Cansada  de  sufrir. 

Su  diestra  cariñosa 
Me  abraza,  y  en  su  pecho 
Reclino  satisfecho 
Mi  frente  y  soy  feliz. 

6.  Del  buen  Jesús  bendigo 
El  sacrosanto  nombre, 
Del  Cristo  dado  al  hombre, 
Del  santo  Emanuel. 


VIDA  CRISTIAN  A, 


175 


Cual  plácido  perfume 
Del  céfiro  llevado, 
Su  nombre  venerado 
Se  esparce  por  doquier. 

Como  Jesús  deseo 
Ser  manso  y  amoroso, 
Humilde,  generoso, 
Y  lleno  de  bondad. 

Como  Jesús  deseo, 
En  él  siendo  adoptado, 
Ser  hijo  bien  amado 
Del  Padre  celestial. 

Y  con  Jesús  ansio, 
Dejado  el  triste  suelo, 
Morar  allá  en  el  cielo 
Por  toda  eternidad; 

Para  cantar  sus  glorias 
Uniéndome  á  los  santos, 
Para  aprender  los  cantos 
Del  coro  angelical. 


Dejé  todas  mis  cuitas  á  Jesús 
Y  clavé  mis  pecados  en  su  cruz, 
El  magnífico  dia  que  por  fé 
En  la  cruz  por  salvarme  le  miré. 

El  ka  carga  terrible 

De  mis  hombros  quitó; 

Y  su  voz  apacible 

Mi  dolor  disipó. 


J.  B.  Cabrera. 


VIDA  CRISTIANA. 


Dejé  todas  mis  cuitas  al  Señor, 
Porque  quita  á  la  pena  su  amargor, 

Y  las  lágrimas  dora  del  mortal 
Con  su  tierna  sonrisa  celestial. 

El  desierto  miramos 
Que  se  torna  vergel, 
Cuando  peregrinamos 
Apoyados  en  él. 

Dejé  todas  mis  cuitas  al  Señor; 
De  mí  siempre  benigno  protector 
En  el  puerto  seguro  al  fin  anclé, 

Y  reposo  en  sus  aguas  encontré. 

Tengo  en  él  mi  consuelo, 
Es  mi  guía,  mi  luz, 

Y  vivir  en  el  ciclo 
Es  vivir  en  Jesús. 

Ven  con  tus  cuitas  todas  al  Señor, 
Alma  martirizada  del  dolor; 
A  su  lado  la  paz  encontrarás 

Y  librada  de  angustia  vivirás. 

En  su  seno  divino 
Hay  lugar  para  tí, 

Y  seguro  destino, 
Alma,  tienes  allí, 


¡Mi  espíritu  en  tus  manos 
Divinas  encomiendo!.... 
Así  en  la  cruz  muriendo 
Clamaba  el  Redentor. 


P.  Castro. 


Vida  cristiana. 

El  alma  así  abandono 
A  la  clemencia  pía; 
No  temas,  alma  mía, 
Que  vas  de  Cristo  en  pos. 

¡Dios  Padre!  tus  decretos 
Bendigo  á  cada  hora; 
Mi  voluntad  adora 
Tu  santa  voluntad. 

Anhelo  complacerte 
A  tí  no  más,  Dios  santo, 
Si  lloro,  con  mi  llanto, 
Si  rio,  con  mi  paz. 

Me  elevo  á  tí  siguiendo 
Del  Mediador  las  huellas, 
Clavando  siempre  en  ellas 
El  vacilante  pié. 

¿Qué  más  seguro  guía 
En  áspero  camino 
El  débil  peregrino 
Pudiera  apetecer? 

Mi  'cuerpo,  vida  y  alma, 
Mis  lágrimas,  mi  duelo, 
Son  del  autor  del  cielo, 
Del  mar  y  de  la  luz. 

Son  suyos  mis  cuidados, 

Y  son  en  cambio  mias 
Las  dulces  alegrías 
De  mi  Señor  Jesús. 

El  bien  es  mal,  si  falta 
La  bendición  divina, 

Y  es  toda  paz  mezquina, 
Gozada  aquí  sin  él. 

Mas  yo  veré  mis  glorias 


VIL) A   CRISTIANA . 

Surgir  del  mismo  lodo, 
Si  mi  querer  en  todo 
Se  cine  á  su  querer. 

En  los  amantes  brazos 
Del  Dios  que  me  perdona 
Mi  alma  se  abandona 
Con  fe,  esperanza,  amor, 

Por  ello  ul  nombre  augusto 
De  Dios  bendito  sea 
Por  cuanto  el  mar  rodea! 
Por  cuanto  alumbra  el  sol! 


Por  la  vía  terrenal 
Guíeme  tu  clara  luz 
A  la  patria  celestial, 
Oh  santísimo  Jesús. 

El  Espíritu  de  Dios 
Amoroso  infunde  en  mí, 
Y  diré  con  grata  voz, 
Que  salvado  soy  por  tí.' 

Yo  soy  débil,  oh  Jesús, 
Ténme  muy  cerca  de  tí, 
Ya  que  distes  en  la  cruz 
Muestra  de  tu  amor  por  mí. 

Yo  te  pido  tu  sosten, 
Viva  fé,  perenne  amor: 
Dame  tan  precioso  bien 
Tú  que  pupdes,  mi  Señor. 


T.  Medina. 


&  DE  B, 


\  ii»  v  Gitísn  \  \a. 

195. 

Señor,  á  quien  los  cielos 
Entonan  su  armonía, 
Gozosa  el  alma  mía ' 
Siento  elevarse  á  tí; 

— A  tí,  á  tí, 
Siento  elevarse  á  tí. 

En  dicha  se  convierte 
A  tu  mirada  el  duelo; 
Que  Rey  eres  del  cielo, 

Y  Rey  también  aquí; 

*  Rey  también  aquí. 

Que  en  tí  pensado  siempre, 
Encuentre  en  tí  mi  encanto, 

Y  en  tu  Evangelio  santo 
Halle  la  paz,  Señor; 

-La  paz,  la  paz, 
Halle  la  paz,  Señor. 

Escucha,  oh  Dios,  benigno 
La  férvida  plegaria 
De  un  alma  solitaria 
Qne  se  dirige  á  tí; 

—A  tí,  á  ti, 
Que  se  dirige  á  tí. 

.  «J.  de  Palma, 

196. 

Voy  á  Cristo  que  es  mi  RoV' 
Por  mis  culpas  se  inmoló; 


i  So 


VIDA  CRISTIANA. 


Por  su  descarriada  grey 
En  la  cruz  muerte  sufrió. 

Con  confianza,  sin  temor! 
Pues  de  los  que  van  á  él 
Es  Jesús  lleno  de  amor 
Un  amigo  siempre  fiel. 

2.  Mi  precioso  Salvador, 
Viva  yo  cerca  de  tí; 
Con  ternura,  mi  Señor, 
Protección  préstame  aquí. 

Guía  y  único  sostén 
Para  mi  ánima  inmortal, 
Oh!  concédeme  tu  bien 
Y  presérvame  del  mal. 

3.  Al  celeste  resplandor 
Llegaré  por  tí,  Jesús, 
Ya  pasado  mi  dolor 
Por  tu  dolor  en  la  cruz. 

En  la  pátria  celestial 
Gozo  guardas  para  mí; 
Tu  presencia  perenal 
Gozaré  feliz  allí. 

E.  deB. 


197. 

1.       La  voz  patente— Que  al  pecho  llama 
Continuamente—Del  pecador, 
La  voz  que  inflama — Mi  amor  latente, 
Es  la  voz  santa — Del  Creador. 
;Voz  de  ventura 
Que  debe  oir  humilde 
La  criatura! 


sida  CttSTIAKA. 

Oigo  un  lamento, — Débil  quejido 
Que  en  el  tormento— Causa  el  dolor, 
Del  Elegido— Los  aves  siento. 
Es  el  suplicio — Del  Redentor. 
¡Suplicio  santo, 
Precio  de  mi  rescate, 
Mi  solo  manto! 

[Cuánta  es  la  pena — De  los  moríalo! 
Larga  cadena — Llena  de  horror, 
Largos  sus  males, — Larga  condena, 
¡Cuánto  precisan — Del  Salvador! 

¡Haz  que  le  vea; 

Y  la  voz  que  le  anuncia 

Bendita  sea! 

Célica  brisa — Siente  mi  alma, 
Dulce  sonrisa — Llena  de  amor 
M<i  da  la  calma, — Mi  fé  divisa 
El  paraíso — De  mi  Señor. 
¡Amado  esposo, 
Ven,  concede  á  tus  hijos 
Dulce  reposo! 

K.  Boy. 


198. 

1 .        ¡Oh  Jesús,  Señor  divino! 
Dame  el  perdón  y  la  paz; 
Oye  mi  ferviente  ruego 
En  la  gloria  donde  estás. 

Eres  tú  la  luz  del  mundo; 
¡Guíame,  mi  buen  Jesús! 
Por  mí  con  amor  profundo 


VIDA  CRISTIANA . 

Diste  la  vida  en  la  cruz. 
oro. — Tu  loor  sin  cesar 

Debo  yo  proclamar: 
¡Gloria,  gloria  á  mi  Jesús, 
Que  por  mí  murió  en  la  cruz! 

Dulce  paz  y  gozo  cierno 
Voy  al  ciólo  á  disfrutar; 
Que  de  Cristo  la  ternura  . 
Ale  convida  sin  cesar. 

A  mi  patria  yo  cristiano 
Me  dirijo  con  fervor, 
Con  certeza,  que  salvado 
Soy  por  tí,  mi  buen  Señor. — Coro 

Por  tu  muerte  de  carino 
Me  has  abierto,  oh  Salvador, 
Amplio  y  único  camino 
Al  celeste  resplandor. 

En  la  gloria  felizmente 
Al  estar  con  mi  Jesús, 
De  dolor  y  pena  ausente 
Viviré  en  su  dulce  luz. — Coro. 


Tu  vía,  oh  Dios,  no  la  mía, 
Aunque  estrecha,  seguir  quiero; 
Guíame  pues  bondadoso 
Al  camino  verdadero. 

Sin  tu  luz  ando  en  tinieblas 
Y  equivocaré,  el  camino. 


E.  DE  B. 


VIDA  ClUSllA.NA. 


183 


.). 


6. 


Ah!  para  alumbrar  mis  pasos 
Luzca  tu  esplendor  divino. 

Yo  sé  que  merezco  nada. 
Mas  tú  conoces  mi  anhelo: 
Mi  voluntad  es  servirte 
Mientras  more  acá  en  el  suelo; 

Si  en  tribulación  me  pones, 
En  tribulación  amarle; 
Si  me  cerca  la  alegría, 
En  La  alegría  alabarte. 

Si  del  vicio  al  falso  allnu<> 
hudoso  mi  pié  ílaquea, 
Ven,  mi  Dios,  á  socorrerme, 
Tu  gracia  mi  auxilio  sea. 

Y  en  ti  puesta  mi  esperanza, 
Siendo  fiel  hasta  la  muerte, 
La  corona  de  la  vida 
Sé  que  me  darás  por  suerte. 


[Oh  Salv  ador,  tierno  Jesús, 
Del  mundo  hi  la  clara  lüz! 
Dame  perdón,  dame  sosten. 
Auxilíame  con  lodo  bien, 
•o. — Tú  moriste,  buen  .Ir-u^, 
Por  mis  pecados  en  la  cruz. 
Con  gratitud  tu  fiel  amor 
Ensalzaré,  mi  Redentor. 
Tú  me  amas,  ¡sumo  bien! 
Vmarle  anhelo  yo  también, 


J.  B.  Cabrera. 


184 


VIDA  CRISTIAN  A . 


2.  Tu  corazón  ardiente  amor 
Siente  por  mí,  oh  Salvador. 
Siempre  serás  mi  amigo  fiel; 
Confío  en  tí,  oh  Emanucl. — Coro. 

3.  Siempre  feliz  mi  alma  será, 
Ahora  aquí,  después  allá 

Do  vivirá  con  su  Señor, 

Y  cantará  su  fiel  amor. — Coro. 


1 .  Firme  como  la  roca  es  tu  Evangelio, 

Señor,  mi  amor,  mi  fé; 

Y  si  en  las  manos  de  Jesús  me  pongo, 

Jamás  me  perderé. 

2.  Su  palabra  empeñó:  de  su  rebaño 

Salvará  hasta  el  menor; 
De  cuanto  el  Padre  celestial  le  entrega, 
El  es  fiel  guardador. 

3.  Muerte  ni  infierno  han  de  lograr  los  suyos 

De  su  mano  arrancar; 

Y  ellos  podrán  en  su  amoroso  seno 

Por  siempre  descansar. 


E.  DE  B. 


Mora. 


1.       Honra  al  hombre  de  valor, 
Pronto  á  obedecer 


VIDA  CRISTIANA. 


1S5 


2. 


El  mandato  del  Señor, 
Como  hizo  Daniel. 
Coro. — A  Daniel  imita, 
Dalo  á  conocer; 

Muéstrate  resuelto  y  firme, 
Aunque  solo  estés. 

2.  Muchos  yacen  sin  valor, 

Que  pudieran  ser 
Campeones  del  Señor, 
Como  fué  Daniel. — Coro. 

3.  Pronto  viérais  el  error 

Desaparecer, 
Si  se  alzaran  con  valor 


Hombres  cual  Daniel. — Coro. 


-i.       Lucha  en  nombre  del  Señor 
Sin  destallecer, 
Y  en  la  lucha  vencedor 
Serás  cual  Daniel. — Coro. 

J.  B.  Cabrera. 


[Oh  Dios!  ¡oh  manantial  de  mi  alegría, 

Vida  de  mis  afectos, 
Gloria  de  aquellos  dias  más  felices, 

De  la  noche  consuelo! 

Si  en  la  mayor  oscuridad  asoma, 

Amanece  al  momento; 
De  mi  alma  es  la  estrella  matutina, 

Sol  de  mis  pensamientos. 


L86 


VIDA  CRISTI Alí A. 


4. 


5. 


1. 


A  mi  alredor  con  sacrosantos  rayos 

Se  iluminan  los  ciclos, 
Cuando  Jesús  me  dice  que  él  es  mió, 

Y  que  vivo  en  su  seno. 

Al  oir  esta  voz,  quisiera  el  alma 
Romper  lazos  terrenos, 

Volar  á  su  Señor,  y  arrebatado 
Estrecharle  á  su  pecho. 

Sin  temer  al  pecado  ni  ála  muerte, 

Vencería  al  infierno, 
Y  en  alas  del  amor  y  de  l'é  pura 

Alcanzada  el  cielo. 


¿Has  creido  en  el  Señor? 

Tendrás  meyor  riqueza. 
¿Gozas  ya  de  su  favor? 

Tendrás  mayor  riqueza . 
Rico  en  gracia  el  Padre  está. . . . 

Tendrás  mayor  riqueza. 
jY  de  gracia  nos  la  da! 

Tendrás  mayor  riqueza. 
Coro. — En  el  regio  festín 

Tendrás  mayor  riqueza; 
Siempre  más  y  más  sin  fin 

Tendrás  mayor  riqueza. 

¿Hasta  tí  Jesús  llegó?  (J) 
¿Su  presencia  te  alegró? 


(1)  Repítanse  el  moto  y  el  coro  de  ta  primera  en  las  rlemí^ 

estrofa?.. 


VIDA  CRISTIANA. 


187 


;Cuánto  ama  el  Salvador! 
;Y  de  gracia  da  su  amor! 

Del  Espíritu  el  poder 
¿Has  llegado  á  conocer? 
¿Qué  poder  le  igualará? 


Despertad,  oh  cristianos, 
Basta  ya  de  dormir; 
Que  al  Esposo  divino 
Se  le  siente  venir. 
Coro. — Llega  ya  glorioso 
Cristo  el  Salvador, 

Y  lamentan  las  naciones. 
¿Alentad,  corazones, 
Que  esperáis  al  Señor." 

Viene  ya  el  refrigerio, 

Y  con  gloria  y  poder 
A  Jesús  en  las  nubes 
Todos  hemos  de  ver. —  Coro. 

Vemos  las  profecías 
Completar  su  misión, 
A  la  Iglesia  expectante, 

Y  al  mundo  en  confusión.—  Coro. 

Y  «ven»  dice  el  Espíritu, 
Dice  la  Esposa  «ven,» 

Y  «ven»  dice  el  cpie  oye; 

Ven  pronto.  Cristo.  Amen. — Coro. 


;  Y  de  gracia  nos  le  da! 


P.  Castro. 


188 


Sil» A  CRISTI A.N A. 


206. 


Despertad,  despertad,  ;oh  cristianos! 
Vuestro  sueño  funesto  dejad, 
Que  el  cruel  enemigo  os  acecha, 

Y  cautivos  os  quiere  tomar. 

Despertad,  las  tinieblas  pasaron. 
De  la  noche  no  sois  hijos  ya, 
Que  lo  sois  de  la  luz  y  del  día 

Y  tenéis  el  deber  de  luchar. 

Despertad  y  bruñid  vuestras  armas, 
Vuestros  lomos  ceñid  de  verdad, 

Y  calzad  vuestros  pies  aprestados 
Con  el  grato  Evangelio  de  paz. 

Basta  ya  de  profundas  tinieblas, 
Basta  ya  de  pereza  mortal; 
Revestid,  revestid  vuestro  pecho 
Con  la  cota  de  fé  y  caridad. 


1.       ¡Camaradas!  en  los  cielos 

Ved  la  enseña  ya. 
Hay  refuerzos;  nuestro  el  triunfo, 

No  dudéis,  será. 
«Estad  firmes;  yo  voy  pronto,» 

Grita  el  Salvador. 
Si,  estaremos  por  tu  gracia 

Firmes,  con  vigor. 


P.  Castro. 


VIDA  CRISTIANA. 


189 


3 


4. 


Nada  importa  nos  asedien 

Con  rugiente  afán 
Las  legiones  aguerridas 

Que  ordenó  Satán, 
^so  os  arredre  su  coraje; 

Veden  derredor 
Cómo  caen  los  valientes 

Casi  sin  valor. 

Tremolando  se  divisa 

El  marcial  pendón, 
Y  se  escucha  de  las  trompas 

El  guerrero  son. 
Y.n  el  nombre  del  que  viene, 

Fuerte  Capitán, 
Rotos  nuestros  enemigos 

Todos  quedarán. 

Sin  descanso  ruda  sigue 

La  furiosa  lid. 
¡Sús,  amigos!  ya  cercano 

Ved  nuestro  Adalid. 
Viene  el  Cristo  con  potencia 

A  salvar  su  grey. 
Cantaradas,  ¡alegría! 

¡Viva  nuestro  Rey! 


Desechemos  pueriles  temores, 
Olvidemos  antiguo  terror. 
Recorred  la  carrera  celeste, 
Revesüdos  de  noble  valor. 


J.  B.  Cabrera. 


1 90 


VIDA  CRISTIANA. 


2.       En  verdad  os  estrecho  el  camino, 

Y  muy  débil  y  flaco  el  mortal; 
.Mas  se  olvida  que  el  Dios  poderoso 
Da  á  sus  santos  vigor  perenal. 

3  ¡Oh  mi  Dios,  cuya  fuerza  infinita 
Siempre  dura  constante  en  tu  ser, 
Mientras  ves  á  millares  los  siglos 
Su  carrera  sin  fin  recorrer! 

4.  En  tu  fuente  que  nunca  se  agota 
Nuestras  almas  su  fé  beberán, 
Mientra  aquellos  que  en  sí  solo  fmn 
Agostados,  sin  fé,  morirán. 

5.  Como  el  ave  veloz  subiremos, 

Y  en  tu  trono  te  habremos  de  ver; 
Con  las  alas  de  amor,  sin  cansancio, 
El  camino  podremos  correr. 


Un  ancla  tenemos — Que  el  túmido  mar, 
Por  mucho  que  ruja, — No  puede  quebrar: 
La  dulce  esperanza — Que  infunde  Jesús, 
Legada  en  su  muerte — De  angustia  en  la  cruz. 

Allá  de  los  cielos, — Del  trono  de  Dios 
Que  reina  supremo — Con  reino  de  amor, 
Esta  ancla  colguemos — Que  fija  estará, 
Pues  Dios  bondadoso — No  nos  faltará. 

Y  cuanto  más  ruja — Tempestad  cruel, 
Mas  firmes  cojamos — El  cable  de  fé. 
Que  furia  de  vientos, — Ni  embates  del  mar, 
Ño  pueden  del  puerto— La  entrada  yedar, 


Mora. 


H.  M. 


v  IDA  I  tUSTlAN  \  . 


210. 


A  los  montos  elevo  la  vista, 
A  los  montes  eternos  del  cielo; 
Allí  encuentra  mi  alma  consocio, 
Allí  vive  mi  eterno  Señor. 

Israel,  por  su  mano  bendita, 
Allí  encuentra  descanso  constante. 
Pues  el  santo  y  el  fiel  vigilante 
No  desmaya  en  su  celo  y  su  amor. 

Si  en  tu  mal  se  conjura  el  infierno, 
Has  de  ir  y  volver  puro  y  sano, 
Pues  te  lleva  tu  Dios  por  la  mano, 

Y  estás  salvo  con  tal  defensor. 
Contra  tí  nada  puede  el  maligno; 

V  al  perder  de  esta  vida  la  prenda, 
Querubines  dirán  te  la  senda 

Por  do  al  trono  lias  de  ir  del  Señor. 


[Fuera  el  temor  y  la  duda. 
Que,  del  Señoreen  la  ayuda, 
Vo  — rebelde  y  condenado — 
¡Soy  salvado!  ¡soy  salvado] 

Fué  Jesús,  alma  piadosa, 
Quien  con  su  sangre  preciosa 
Vino  á lavar  mi  pecado. 
¡Soy  salvado]  ¡soy  salvado! 


M  OBA, 


VIDA  CRISTIANA. 


La  perfidia  del  infierno 
No  puede,  no,  el  don  cierno 
Quitarle  ya  al  desgraciado. 
¡Soy  salvado!  ¡soy  salvado! 

Ya  Jesus  me  muestra  el  cielo 
Que  es  mi  patria  de  consuelo. 
¡Feliz  yo,  pues  Dios  me  ha  amado! 
¡Soy  salvado!  ¡soy  salvado! 


¡Salvación!  Bella  palabra, 
Tierno  y  plácido  sonido, 
Que  regala  nuestro  oido 

Y  deleita  el  corazón! 
Bálsamo  en  nuestras  dolencias 

Que  nuestras  heridas  cura, 

Y  que  un  porvenir  augura 
De  perfecta  redención. 

¡Salvación!  En  otro  tiempo 
Hundidos  en  el  pecado, 
Nos  estaba  reservado 
Un  siniestro  porvenir. 

Pero  la  gracia  divina 
El  contento  nos  depara 
De  ver  á  Dios  cara  á  cara 

Y  en  su  morada  vivir. 

¡Oh  salvación!  Que  repita 
La  tierra  este  dulce  acento, 

Y  suene  á  cada  momento 
Esa  espresion  celestial. 


H.  M. 


VIDA  CRISTIANA. 


193 


•2. 


3. 


4. 


Recibe  nuestra  alabanza, 
Jesús,  porque  cariñoso 
Te  muestras  y  bondadoso 
Salvas  al  pobre  mortal. 


Llanto  y  gritos  se  oirán 
En  el  dia  del  terror; 
Mas  los  fieles  velarán 
Esperando  á  su  Señor. 

Los  impios  temblarán 
Rodeados  de  pavor; 
Mas  los  justos  entrarán 
Al  reposo  del  Señor. 

Los  rebeldes  llorarán 
Anegados  de  furor; 
Mas  los  santos  contarán 
El  reinado  del  Señor. 

I  Los  soberbios  sufrirán 
Consumidos  de  dolor; 
Mas  los  pios  gozarán 
En  el  seno  del  Señor. 

Los  inicuos  bajarán 
Al  gran  lago  abrasador; 
Mas  los  mansos  reinarán 
En  el  trono  del  Señor. 


H.  E. 


194 


VIDA  CRISTIANA. 


214. 


I. 


La  viña  de  Jesucristo 


Velada  está  con  empeño. 
Este  aviso  es  halagüeño 
Para  el  que  combate  fiel. 
Su  iglesia  está  resguardada 

Y  sin  cesar  protegida; 
De  todas  sus  flores  cuida 
El  Señor  en  su  vergel. 

2.  El  anciano  como  el  niño, 
La  planta  antigua  y  la  nueva, 
Llevan  consigo  la  prueba 

De  su  inefable  bondad. 

En  el  libro  de  la  vida 
Todos  están  registrados, 

Y  son  sus  hijos  amados 
Por  toda  la  eternidad. 

3.  Apóyese  solo  el  hombre, 
Por  la  le  pura  y  ardiente, 
En  el  Salvador  potente 
Que  le  dice,  «Ven  á  mí;» 

Nuestras  humanas  flaqueza^ 
No  nos  separen  de  Cristo, 
Que  por  esperiencia  ha  visto 
Cuanto  peligro  hay  aquí. 


N.  Y. 


1,      Iglesia  de  Cristo,— Reanima  el  amor, 
Y  alegre  en  h  noche— -Espera  al  Señor, 


VIDA  CRISTIANA, 


191 


Jesús  el  Esposo — Vestido  de  honor, 
Viniendo  se  anuncia — Con  fuerte  clamor. 
Coro. — Levántate,  Iglesia, — Sacude  el  sopor, 
Que  viene  en  las  nubes — Tu  Esposo  y  Señor. 

2.  Si  algunos  dormitan — Sintiendo  el  dolor, 
La  fé  sea  en  todos — El  despertador. 
Velad,  compañeros, — Velad  sin  temor, 

Que  está  con  nosotros — El  Consolador. — Coro. 

3.  El  hombre  en  sus  males— Infiel  pecador 
Se  entrega  en  los  brazos — Del  sueño  traidor; 
Mas  el  que  es  amado — Del  buen  Salvador, 
Velar  esperando — Prefiere  mejor. — Coro. 

4.  La  noche  difunde — Su  negro  pavor, 
Mas  pronto  del  alba — Saldrá  el  resplandor. 
En  tanto  esperamos— El  primer  albor, 
Cantemos  en  coro — Con  gracia  y  ardor: — 

Coro. 

M.  Cosido. 


1.  Oh!  cuan  grato  observar  los  hermanos 
Apretarse  en  abrazos  estrechos, 
Enlazados  alegres  sus  pechos 

Con  los  grillos  de  santa  piedad! 

Y  de  Cristo  el  amor  á  torrentes 
Descenderé  inundarles  el  alma, 
Que  en  celeste  y  dulcísima  calma 
Da  consuelo  y  remedio  á  su  mal! 

2.  Es  cual  óleo  de  vaso  divino 

Que  se  entiende  de  Aaron  en  la  frente, 


1%  VIDA  CRISTIANA . 

Cae  luego  impregnando  el  ambiente, 
Y  las  gotas  perfuman  sus  piés. 

Es  rocío  del  alba  brillante 
Al  caer  de  Sion  en  la  cumbre, 
Do  de  amor  celestial  á  la  lumbre 
Se  destila  la  gracia  cual  miel 

Moka. 


217. 

í.         Amémonos,  hermanos, 
Con  religioso  amor; 
Seamos  sólo  un  alma 

Y  un  sólo  corazón. 

2.  Amémonos,  hermanos, 
Que  así  lo  quiere  Dios, 
Con  hechos  y  con  obras, 
No  con  palabras,  no. 

3.  Amémonos,  hermanos, 
Pues  quien  no  siente  amor, 
Cadáver  es  errante 

Que  la  tumba  arrojó. 

4.  Amémonos,  hermanos, 

Y  al  mundo  tentador, 
Amándonos,  digamos 
Que  Cristo  nos  salvó. 

H  . 


218. 

1.   Jesús,  fuente  de  bien  inagotable, 
Dulcísimo  Señor! 


VIDA  CRISTIANA.  197 

Benigno  mueve  nuestros  corazones 
A  procurar  tu  amor. 

2.  ¿Qué  tesoros  podremos  ofrecerte, 

Si  el  mundo  tuyo  es? 
¿Qué  hay  rico  para  tí,  si  el  alio  cielo 
Es  alfombra  á  tus  piés? 

3.  Mas  tienes  en  el  mundo  hermanos  pobres, 

Que  te  aman  con  verdad, 
Y  esperan  de  tus  manos  el  auxilio 
En  su  necesidad. 

4.  «Lo  que  hiciéreis  con  estos  pequeñuelos, 

— Dijiste, — á  mí  lo  hacéis.» 
Por  tanto,  buen  Maestro,  conocemos 
Ya  lo  que  vos  queréis. 

5.  Queréis  vernos  dar  pan  á  los  hambrientos 

Y  agua  al  que  tiene  sed; 
Visitar  al  enfermo,  al  desvalido 

Mostrar  gracia  y  merced. 

6.  Consolar  en  La  cárcel  al  que  gime, 

Al  desnudo  vestir; 
Con  el  necesitado  peregrino 

Nuestro  hogar  compartir. 

7.  Así,  cuando  levante  el  infortunio 

Su  doliente  clamor, 
Tu  suplicante  voz  reconozcamos 

Que  llama  á  nuestro  amor. 

S.    Y  en  tu  nombre  el  socorro  dispensemos; 
Que  solamente  así, 
Sirviendo  á  tus  hermanos,  te  servimos, 
Señor  Jesús,  á  tí, 

J.  B.  CABREEá. 


19S 


VIDA  CRISTIANA, 


219. 


1.  Los  santos  de  la  tierra  y  los  del  cielo 
Componen  una  sola  comunión: 
Todos  la  gracia  del  Señor  reciben 
Unidos  por  los  lazos  del  amor. 

2.  Una  sola  familia  en  él  formamos, 
Una  iglesia  no  más  arriba,  aquí, 

Que  hoy  tan  sólo  separa  estrecho  arroyo, 
Aquel  arroyo  estrecho  del  morir. 

3.  Un  ejército  solo  del  Dios  vivo, 
Su  voz  nos  es  forzoso  obedecer; 
Una  parte  ha  cruzado  ya  el  torrente, 

Y  la  otra  parte  cruzará  después. 

4.  Vedlo!  millares  su  inmortal  morada 
Van  cada  dia  alegres  á  buscar; 
Nosotros  ya  llegamos  á  la  orilla, 
Pronto  tras  ellos  hemos  de  pasar. 

5.  ¡Señor  Jesús!  sé  siempre  nuestro  guia: 
Aplaca  de  las  olas  el  furor, 

Y  al  fin  haznos  anclar  allá  en  el  cielo, 
Como  en  puerto  de  eterna  salvación. 


Mora. 


1. 


Dime  la  antigua  historia 


Del  celestial  favor: 
De  Cristo  y  de  su  gloria, 
De  Cristo  y  de  su  amor. 


VIÍ>A  CRISTIANA. 


199 


Dímela  con  llaneza 
Propia  de  la  niñez, 
Porque  es  mi  mente  flaca 

Y  anhela  sencillez. 

Coro. — Dime  la  antigua  historia, 
Cuéntame  la  victoria, 
Háblame  de  la  gloria 
De  Cristo  y  de  su  amor. 

2.  Dime  esa  grata  historia 
Con  lentitud,  y  así 
Conoceré  la  obra 

Que  Cristo  hizo  por  mi. 

Dímela  con  frecuencia, 
Pues  soy  dado  á  olvidar; 

Y  el  matinal  rocío 

Suele  el  sol  disipar. — Coro. 

3.  Dime  tan  dulce  historia 
Con  tono  claro  y  fiel: 
Murió  Jesús,  y  salvo 

Yo  quiero  ser  por  él. 

Dime  esa  historia  siempre, 
Si  en  tiempo  de  aflicción 
Deseas  á  mi  alma 
Traer  consolación. — Coro. 

4.  Dime  la  misma  historia, 
Cuando  creas  tal  vez 
Que  me  ciega  del  mundo 
La  falsa  brillantez. 

Y  cuando  ya  me  alumbre 
De  la  gloria  la  luz, 
Repíteme  la  historia: 
"Quien  te  salva  es  Jesús.» — Coro. 

J.  B.  Cabreka 


200 


VIDA  CRISTIANA 


221. 

1.  Grato  es  decirla  historia 
Del  celestial  favor: 

De  Cristo  y  de  su  gloria, 
De  Cristo  y  de  su  amor. 

Me  agrada  referirla, 
Pues  sé  que  es  la  verdad, 
Y  nada  satisface 
Cual  ella  mi  ansiedad. 
Coro. — ¡Qué  bella  es  esa  historia! 
Mi  tema  allá  en  la  gloria 
Será  la  antigua  historia 
De  Cristo  y  de  su  amor. 

2.  Grato  es  decir  la  historia 
Más  útil  al  mortal, 

Que  en  glorias  y  portentos 
No  reconoce  igual. 

Me  agrada  referirla, 
Pues  me  hizo  mucho  bien; 
Por  eso  á  tí  deseo 
Decírtelo  también. — Coro. 

3.  Grato  es  decir  la  historia 
Que,  antigua  sin  vejez, 
Parece  al  repetirla 

Más  dulce  cada  vez. 

Me  agrada  referirla; 
Pues  hay  quien  nunca  oyó, 
Que  para  hacerle  salvo 
El  buen  Jesús  murió. — Coro. 

4.  Grato  es  decir  la  historia; 
El  que  la  sabe  ya, 


VIDA  CRISTIANA. 


201 


Parece  que  de  oiría 
Sediento  aun  está. 

Y  cuando  el  nuevo  canto 
En  gloria  cantaré, 
Será  la  antigua  historia 
Que  en  vida  tanto  amé. — Coro. 


1.  Soy  un  gusano  del  suelo, 

Cuyo  anhelo 
Se  alza  á  tu  eterna  bondad: 
Soy  una  sombra  que  pasa, 

Mas  se  abrasa 
Ardiendo  en  sed  de  verdad. 

2.  Soy  hoja  que  el  viento  lleva, 

Pero  eleva 
A  tí  un  susurro  de  amor: 
Soy  una  vida  prestada, 

Que  en  su  nada 
Tu  infinito  ama,  Señor. 

9.       Soy  un  perenne  deseo, 
Y  en  tí  veo 
Mi  objeto  digno,  inmortal: 
Soy  una  inquieta  esperanza, 

Que  en  ti  alcanza 
Su  cumplimiento  final. 


J.  B.  Cabrera. 


N.  Y, 


VIDA  CRISTIANA. 


223. 


En  Jesús  mi  esperanza  reposa, 
Mi  placer  es  tan  sólo  Jesús; 

Y  mi  vida  por  él  es  gloriosa, 
Cual  gloriosa  su  muerte  de  cruz. 

Alma  pura  que  al  cielo  se  eleva, 
Que  palpita  del  hombre  en  amor, 
En  Jesús  mi  gozar  se  renueva, 
Porque  en  él  se  templó  mi  dolor. 

Yo  sufrí  mil  pesares  del  mundo, 
Yo  las  dichas  del  alma  perdí; 
Era  acíbar  mi  llanto  profundo, 
Era  inmenso  el  dolor  que  sufrí. 

Pero  luego  en  Jesús  la  mirada 
Con  amor  entrañable  fijé; 

Y  mi  alma  quedó  consolada, 
Porque  en  él  mis  venturas  hallé. 


Junto  a  mi  Dios  deseo 
Siempre  morar, 

Aunque  jamás  el  mundo 
Me  quiera  amar. 

Que  del  mundo  no  soy; 

Solo  por  el  transito, 
Al  cielo  voy. 


H  M. 


VIDA  CRISTIANA. 


20S 


2.  Solo  á  mi  Dios  el  alma 

Sabe  querer, 
Porque  de  amor  él  llena 

Todo  mi  sér. 
Veraz  es  mi  Señor, 
Que  dice  en  su  palabra, 

«Dios  es  amor.» 

3.  ¡Mi  Dios,  mi  bien,  mi  todo! 

Llégate  á  mi; 
No  permitas  que  more 

Léjos  de  tí. 
Tú  me  recibirás; 
Que  estar  sin  tí  no  puedo 


Hay  para  mí  solo  un  bien  en  la  tierra, 

Y  es  Dios,  que  inflama  sin  cesar  mi  ardor; 
Solo  mi  Dios  consuelo  y  paz  encierra 

Y  ansioso  vuela  á  solo  Dios  mi  amor. 


Mi  Dios,  mi  Dios,  mi  corazón  sosten, 
Porque  eres  tú  mi  solo  Dios,  mi  bien. 

Sólo  mi  Dios  toda  dolencia  cura, 
Sólo  á  mi  Dios  el  alma  buscará, 
Sólo  mi  Dios  consuela  mi  tristura, 
Y  nada  ya  sin  Dios  me  bastará. 


Nunca,  jamás. 


J.  B.  Cabrera. 


Su  ternura  bendigo, 
Y  sin  cesar  le  digo: 


Repita  mi  alma  en  tanto 
De  paz  el  dulce  canto; 


204 


VIDA  CRISTIANA. 


Mi  Dios,  mi  Dios,  mi  corazón  sosten, 
Porque  eres  tú  mi  solo  Dios  mi  bien. 

3.      ¿Qué  sinsabor  amarga  la  alegría 
Del  corazón  que  Dios  llega  á  elevar? 
¿Quién  temerá,  gran  Dios,  si  en  tí  confía? 
No  hay  males,  no,  para  quien  sabe  amar. 


Es  la  canción  del  celestial  Edén: 
Mi  sólo  Dios,  mi  amor,  corona  y  bien. 


Do  todos  cantarán 
Eternos  himnos  al  Señor 

Y  dichosos  serán. 
Coro. —  Voy  allá,  voy  allá, 

Mi  corona  de  triunfo  á  llevar, 
Con  Jesús  en  la  gloria  á  morar. 

2.  Hay,  sí,  un  mundo  mejor, 
Do  no  podrán  entrar 

Ni  el  alma  enferma,  ni  el  dolor 
Que  nace  del  pecar. — Coro» 

3.  Hay,  sí,  un  mundo  mejor 
Que  el  mortal  hoy  no  ve, 

Mansión  del  pobre  pecador 
Salvado  por  la  fé. — Coro. 

4.  Hay,  sí,  un  mundo  mejor, 
Léjos  de  todo  mal, 

Do  nos  convida  el  Salvador 
A  vida  celestial. — Coro. 


Amar  al  Dios  del  cielo 
Desde  este  pobre  suelo, 


Hay,  sí,  un  mundo  mejor, 


l'IDA  CRISTIANA. 


•>05 


227. 

Por  fé  ardiente  inspirado, 
Cordero  inmaculado, 
Yo  te  contemplo: 
Atiende  mi  oración, 
Pues  diste  redención 
Con  tu  grande  expiación 

Y  con  tu  ejemplo. 

Plegué  á  tí  que  tu  gracia 
Me  aliente  en  la  desgracia, 

Y  me  consuele; 
Que  con  profundo  amor 
Te  sirva  yo,  Señor, 
Aunque  acerbo  dolor 

Cruel  me  desvele. 

Mientras  que  peregrino 
Por  el  mundo  camino, 

Sé  tú  mi  estrella: 
Entre  la  oscuridad 
De  culpa  y  de  maldad, 
La  luz  de  tu  verdad 

Clara  destella. 

Cuando  la  muerte  fiera 
De  esta  vida  ligera 
Cortare  el  hilo, 
Divino  salvador, 
Sostenme  con  tu  amor, 
Y  dame  por  favor 
Celeste  asilo. 

C.  Bransbt 


206 


VIDA  CRISTIANA. 


228. 


2. 


a. 


Peregrino  en  el  desierto, 
Guárdame,  gran  Jehová. 
Yo  soy  débil,  tú  potente; 
Tu  diestra  me  sostendrá. 
Nútreme  con  pan  del  cielo, 
Que  alimento  al  alma  dá. 

Abreme  la  fuente  pura 
Cuya  agua  me  ha  de  curar. 
Que  la  columna  de  fuego 
Sea  mi  guía  inmortal. 
¡Oh  defensor!  sé  mi  fuerza, 
Mi  escudo  y  seguridad. 

Líbrame  de  todo  miedo 
Cuando  me  acerque  al  Jordán, 

Y  al  morir,  contento  y  salvo 
Desembárcame  en  Canaan; 

Y  cantares  de  alabanza 
Eternos  he  de  entonar. 


Jesús  mió,  á  tu  mandato 
Lanzo  mi  barca  atrevido 
jo  á  mi  pátria,  do  en  hondo  pecado 
Yace  cada  cual  dormido. 

Todo  lo  abandonaría 
Para  bogar  hácia  el  cielo 
En  tu  dulce  compañía, 


Mora. 


VIDA  CRISTIANA. 


¿Qué  importa  si  el  mar  es  ancho 

Y  las  olas  encrespadas? 

¿Y  qué  si  los  vientos  combaten  furiosos 
Mis  velas  despedazadas? 

¿Qué  son  todos  sus  furores, 
Si  voy  pensando  en  el  Cristo, 
Amigo  de  pecadores? 

Cristo  es  mi  firme  piloto, 

Y  su  palabra  es  mi  norte: 
Desprecio  huracanes,  si  tengo  tal  amo 

Que  me  guíe  y  me  conforte. 

Amoroso,  fiel  y  fuerte, 
Confío  en  que  ha  de  salvarme 
En  el  trance  de  la  muerte. 

De  escollos  por  todas  partes 
,  Sembrado  está  el  océano; 
Mas  Él  libraráme  de  todo  peligro 
Guiándome  con  su  mano. 

No  me  hundiré  en  el  profundo 
Si  se  digna  sostenerme 
Aquel  que  sostiene  al  mundo. 

Por  la  fé  ya  el  puerto  miro, 
De  descanso  eterno  lecho: 
¡Oh  alma!  despliega  tus  alas  y  vuela 
De  Jesús  al  dulce  pecho. 

A  esas  playas  celestiales 
Llegue  yo,  do  ya  no  agitan 
Oleadas  ni  vendavales. 

Ven,  aura  celeste,  y  dame 
De  gracia  soplo  divino, 
Que  impela  mi  barca  de  abajo  á  los  cielos 
El  puerto  de  mi  destino. 
Con  toda  vela  empujado, 


208 


VIDA  CRISTIANA. 


Coro. 
2. 

3. 

4. 

5. 


Entro,  dejando  gozoso 
Este  mundo  y  el  pecado. 

Mora. 


Rota  la  egipcia  cadena 
Que  nuestro  cuello  oprimía, 
A  nuestra  dulce  morada 
Nuestros  pasos  se  encaminan. 
¡Aleluya!  Esta  es  la  senda 
Que  á  Dios  nuestro  Rey,  nos  guía. 

De  Cana  á  la  sacra  tierra 
Marchamos,  á  donde  habitan 
La  libertad  y  el  reposo 

Y  perdurable  delicia. — Coro. 

Cesarán  nuestros  pesares 
En  esa  mansión  querida, 
Do  no  es  dable  que  la  pena 
Emponzoñe  nuestra  vida. — Coro. 

Pero  callad,  que  á  lo  lejos 
Resuena  grata  armonía: 
¡Dios  en  Caná  triunfa  y  vence; 
Ya  Dios  en  Caná  domina! — Coro. 

Allí  en  himnos  celestiales 
Mil  voces  le  solemnizan, 

Y  en  amor  de  Dios  se  inflaman 

Los  que  á  su  poder  se  humillan. — Coro. 

Nuestras  voces  a  sus  voces 

Y  á  la  suya  nuestra  dicha  • 
Se  unirán,  y  cantaremos 

Al  que  del  yugo  nos  libra. —Coro. 


VIDA  CHJ&TIAXA. 


209 


•Qué  venturas  nos  aguardan! 
,Cómo  el  corazón  se  anima, 
Pensando  en  el  lin  dichoso 
Que  tendrán  nuestras  fatigas? — Caro. 


Voy  al  cielo,  soy  peregrino, 
A  vivir  eternamente  con  Jesús; 

El  no>  abrió  ya  veraz  camino, 
Cuando  murió  por  nosotros  en  la  cruz. 
-Voy  al  cielo,  soy  peregrino. 
•  A  vivir  eternamente  con  Jesús. 

Muerte,  duelos,  amarga  pena 
Nunca,  nunca  se  podrán  sentir  allá: 

Preciosa  vida  de  gozo  llena 
El  alma  mia  sin  fin  disfrutará. — Coro. 

Pátria  santa,  bendita  y  pura, 
A  ti  llegaré  salvado  por  Jesús; 

Y  gozaré  célica  ventura, 
Viendode  su  rostro  la  divina  luz. — Qjro 


ilOEA. 


E.  DE  B. 


Al  cielo  iré;  peregrino 
Por  los  senderos  del  mundo, 
Por  su  piélago  profundo 
Tú  eres,  Jesús,  mi  camino 


14 


VIDA  CRISTIANA. 


Al  cielo  iré;  si  mis  huellas 
Ensangrientan  las  espinas, 
Tú  te  ceñiste  con  ellas, 
Jesús,  las  sienes  divinas. 

Al  cielo  iré;  si  ahora  triste 
Vago  entre  abismos  oscuros, 
Por  mí  el  acíbar  bebiste, 
Jesús,  con  tus  labios  puros. 

Al  cielo  iré;  no  más  nieblas 
Me  robarán  su  alma  luz, 
Jesús  rasgó  las  tinieblas 
Muriendo  por  mí  en  la  cruz. 

Al  cielo  iré;  ya  son  ciertas 
Las  esperanzas  de  mi  alma, 
Que  Jesús  le  abrió  las  puertas, 
Y  allí  le  espera  la  palma. 


Al  cielo  voy,  al  cielo  voy; 

Yo  confío  en  mí  Jesús. 
Salvado  soy,  salvado  soy, 

Por  su  muerte  en  la  vil  cruz. 
Yo  sé  que  vive  mi  Señor, 
Yo  sé  que  dura  aun  su  amor; 
Yo  sé  que  en  gloria  y  esplendor 

Viviré  con  mi  Jesús. 

Al  cielo  voy,  al  cielo  voy; 

Yo  confio  en  mí  Jesús. 
Salvado  soy,  salvado  soy, 

Por  su  muerte  en  la  vil  cruz. 


J.  de  Palma. 


VIDA  CRISTIANA. 


Yo  sé  que  su  sangre  vertió. 
Con  ella  mis  manchas  lavó; 
Si  pues  de  tal  modo  me  amó, 
Viviré  con  mi  Jesús. 

AI  cielo  voy,  al  cielo  voy; 

Yo  confío  en  mi  Jesús. 
Salvado  soy,  salvado  soy, 

Por  su  muerte  en  la  vil  cruz. 
Feliz  el  que  confia  en  él, 
Porque  es  amigo  siempre  fiel. 
Jamás  seré  a  su  amor  infiel; 

Viviré  con  mi  Jesús. 


Yo  voy  viajando,  sí; 

Al  cielo  voy. 
Sea  mi  canto  aquí: 

Al  cielo  voy. 
Tus  penas  en  la  cruz 
Me  llevan  á  la  luz 
Do  le  veré,  Jesús. 

Al  cielo  voy. 

Si  duelos  hay  aquí, 

Al  cielo  voy; 
No  se  tendrán  allí: 
Al  ciclo  voy. 
Contigo,  mi  Señor, 
En  gloria  y  en  amor 
No  sentiré  dolor. 
Al  ciclo  voy. 


K.  DE  B. 


VIDA  CRISTI  AIS  A. 


Del  mundo  del  dolor, 
Al  cielo  voy, 

En  paz  y  sin  temor, 
Al  ciclo  voy. 

¡Qué  gozo  me  dará 

Ver  á  Jesús  allá! 

El  mi  placer  es  ya. 
Al  ciclo  voy. 


Meditad  en  que  hay  un  hogar 
En  la  márgcn  del  rio  de  luz, 

Mas  allá, 
Donde  van  para  siempre  á  gozar 
Los  creyentes  en  Cristo  Jesús. 

Mas  allá,  más  allá. 
Meditad  en  que  hay  un  hogar 

Más  allá,  más  allá,  más  allá, 
En  la  márgcn  del  rio  de  luz. 

Meditad  en  que  amigos  tenéis 
De  los  cuales  marchamos  en  pos, 

Más  allá; 
Y  pensad  en  que  al  fin  los  veréis 
En  el  alto  palacio  de  Dios. 

Más  allá,  más  allá. 
Meditad  en  que  amigos  tenéis 

Más  allá,  más  allá,  más  allá, 
De  los  cuales  marchamos  en  pos. 

En  que  mora  Jesús  meditad 
Donde  seres  que  amamos  están, 
Más  allá; 


E.  DE  B. 


VIDA  CRISTIANA. 


213 


Y  á  la  tierra  bendita  volad 
Sin  angustias,  temores  ni  afán. 

Más  allá,  más  allá. 
En  que  mora  Jesús  meditad 

Más  allá,  más  allá,  más  allá, 
Donde  seres  que  amamos  están. 

Reunido  á  los  mios  seré, 
Mi  carrera  á  su  fin  loca  ya; 
Más  allá; 

Y  en  mi  hogar  celestial  entraré 
Do  mi  alma  reposo  tendrá. 

Más  allá,  más  allá. 
Reunido  á  los  mios  seré, 

Más  allá,  más  allá,  más  allá; 
Mi  carrera  á  su  íin  toca  ya. 


¡Descanso  á  la  ansiedad 
Y  al  horrible  temor! 
Descanso,  sí,  esperad 
Hallar  en  el  Señor. 
¡Cuán  dulce  y  grato  para  mí, 
Señor,  será  el  descanso  en  lí! 
Sin  sombras  de  dolor 
Allí  podréis  gozar 
La  paz  y  dulce  amor 
Que  el  pecho  han  de  llenar. 
;Cuán  dulce  y  grato  para  mí, 
Señor,  será  estar  junto  á  ti! 
El  corazón  allí 
Fuerza  y  vigor  tendrá, 


P.  Castro. 


VIDA  CRISTIANA, 


Y  el  pesar  cual  aquí 

Ya  no  lo  turbará. 
¡Cuan  dulce  y  grato  para  mí, 
Será,  Señor,  amarte  allí! 


Hay  un  redil:  ni  una  oveja 
Se  estravia  de  él  ni  pierde; 
Hay  un  prado  siempre  verde 
Que  jamás  la  noche  vió. 

Sobre  collados  eternos 
A  la  luz  de  Dios  se  tiende, 
Su  sonrisa  á  él  desciende 

Y  de  gozo  lo  colmó. 

Si  hondo  valle  y  turbias  aguas 
Esa  tierra  apartan  de  esta, 
Tengo  un  Pastor  que  se  apresta 
Seguro  á  llevarme  allí. 

De  mi  alma  será  morada; 
Que  aunque  frió  esté  é  inerte 
Mi  cuerpo  un  dia,  la  muerte 
Perdió  su  poder  en  mí. 

Sí;  después  de  muchas  lágrimas 

Y  después  de  ansiedad  mucha, 
Durante  la  larga  lucha 
Contra  el  mundo  y  contra  el  mal, 

Saldré  de  este  mundo  vano 
Triunfante  del  enemigo, 
A  vivir  siempre  contigo, 
Oh  Salvador  celestial. 


J.  de  Palma. 


VIDA  CRISTIANA. 


215 


238. 


J.       Contemplamos  del  mundo  dichoso 
Los  placeres  que  Dios  nos  dará, 
El  país  lo  creemos  hermoso; 
Mas  hallarnos  allí  ¿qué  será? 

2.  Meditamos  el  gozo,  la  gloria, 
La  grandeza  sin  fin  que  tendrá 
El  mortal  que  ganó  la  victoria; 
Mas  hallarnos  allí  ¿qué  será? 

3.  Presentimos  el  dia  esplendente 
Que  en  el  santo  país  brillará, 
Por  Jesús  el  Cordero  inocente; 
Mas  hallarnos  allí  ¿qué  será? 

4.  Bien  sabemos  que  llanto,  ni  duelo, 
Ni  pecados,  ni  males  habrá 

En  la  casa  de  Dios,  en  el  cielo; 
Mas  hallarnos  allí  ¿qué  será? 


1.  En  las  regiones— Inmaculadas, 
Ricas  mansiones — Que  el  Señor  dá, 
Hay  muchas  cosas — Grandes  y  amadas 
Y  muy  preciosas:— Cristo  allí  está. 

2.  Ciclo  provisto — De  las  delicias 
De  Jesucristo, — Cielo  de  amor: 
Los  convidados — Cantan  albricias, 
Siendo  llamados — Por  el  Señor. 


H.  M. 


216 


VTDA  CRISTIANA. 


3.  Sitio  sagrado, — Dó  la  ventura 
Se  ha  conservado, — Sitio  del  bien; 
Gloria  inefable — Siempre  segura 

Y  perdurable, — Gloria  de  Edén. 

4.  Los  que  creemos — Con  esperanza, 
Eso  leñemos — Que  desear: 

A  eterna  vida, — Vida  de  holganza, 
Dios  nos  convida — Para  gozar. 

5.  Los  que  en  tí  esperan, — ¡Dios  santo  y 

bueno! 

Y  te  veneran, — Creen  aquí: 

Los  que  tú  llamas, — Siempre  en  tu  seno, 
Porque  los  amas, — Gozan  allí. 

6.  En  su  existencia, — Goces  del  alma, 
Por  tu  presencia — Tienen  la  paz; 

Y  allí  en  tu  gloria — Lie  van  la  palma 
De  la  victoria,— Viendo  tu  faz. 

M.  Cosido. 


240. 

1.  Una  región  existe  en  las  alturas, 
Donde  reinan  en  goces  celestiales 

Aquellas  almas  puras 
Que  la  muerte  libró  de  nuestros  males. 

2.  Allí  la  eterna  primavera  habita, 
Allí  domina  eterna  bienandanza, 

La  flor  de  la  esperanza 
Nunca  allí  se  deshoja  ni  marchita. 

3.  Más  que  en  los  valles  de  Canaan  serenos, 
Todo  es  allí  esplendor,  todo  hermosura, 


VIDA  CRISTIANA. 


Donde,  de  gozo  llenos, 
Los  santos  ven  de  Dios  la  esencia  pura. 

4.    ¡Cuándo  será  que,  suelta  nuestra  vida 
Del  yugo  del  error  en  que  penamos, 

Partícipes  seamos 
De  la  gloria  a  los  justos  prometida! 

Mora. 


241. 

1.  Oh!  ¡quién  en  tí  morara, 
La  celestial  Sion, 

Del  redimido  patria 
Y  alcázar  de  mi  Dios! 

Allí,  sin  inquietudes, 
Seria  mi  canción 
Un  Aleluya  cierno 
Al  Rey  mi  Salvador. 

2.  Oh!  ¡quién  allá  morára! 
Tu  pronta  aparición, 
Estrella  matutina, 
Espero  con  ardor; 

Tráemc  alegres  nuevas 
Del  dia  que  en  Sion 
Veré  en  su  plena  gloria 
Al  Rey  mi  Salvador. 

3.  Oh!  ¡quién  allá  morára! 
Prodúceme  aflicción 
Pensar  que  aun  al  mundo 
Tan  apegado  estoy. 

Las  cuerdas  que  te  atan 
Quebranta,  corazón, 


218 


VIDA  CRISTIANA. 


Y  sube  á  la  presencia 
Del  Rey  mi  Salvador. 

4.  Oh!  ¡quién  allá  morara! 
Mi  agradecida  voz 
Alegre  cantaría 

Los  himnos  de  Sion; 

Y  allí,  do  resplandece 
En  dia  eterno  el  sol, 
Vería  en  su  hermosura 
Al  Rey  mi  Salvador. 

5.  Oh!  ¡quién  allá  morára! 
¡Si  yo  en  su  derredor 
Tuviera  ya  tendido 

Mi  blanco  pabellón! 

A  su  agradable  sombra 
Disfrutaría  yo 
La  gloria  de  la  gracia 
Del  Rey  mi  Salvador. 


1.  Dador  celeste  de  la  eterna  vida, 

Divino  Salvador, 
Tú  formas  á  la  Iglesia  tan  querida, 
Objeto  de  tu  amor. 

2.  Si  en  esta  tierra,  efímera  existencia, 

La  suerte  es  el  morir, 
Tú  tienes  de  la  vida  la  potencia, 
Y  nos  harás  vivir. 


P.  Castro. 


3. 


Los  cuerpos  de  los  muertos,  trasformados 
Por  tu  virtud  serán: 


VIDA  CRISTIANA.  219 

Del  seno  de  la  tumba  levantados, 
En  gloria  existirán. 

4.  La  muerte  causa  en  su  total  miseria 

La  descomposición; 
Mas  tú,  Señor,  harás  de  la  materia 
La  regeneración. 

5.  Por  tí,  Jesús,  en  la  palingenesia,  (1) 

Con  cuerpo  celestial, 
Cual  vives,  vivirá  tu  amada  Iglesia 
Gloriosa  é  inmortal. 

M.  Cosido. 


XII— PARA  OCASIONES  ESPECIALES. 


PARA   LA  MAÑANA. 

243. 

1.  Despierta,  mi  alma, — Basta  de  sueño; 
Levanta  y  ora — Al  Dios  eterno. 

2.  Ve  que  este  dia, — Sin  merecerlo, 
Dártelo  quiso — En  tu  consuelo. 

3.  Deja  el  regalo — De  ese  vil  cuerpo; 
Busca  el  del  alma — Util  y  cierno. 

4.  Ve  que  has  pecado, — Mira  que  has  hecho 
En  la  ley  santa — Poco  progreso. 


(1)    Palingenesia  significa  regeneración. 


220 


PAftA  LA  MAÑANA. 


5.  Ya  es  tiempo,  ¡oh  alma!— Mires  al  cielo, 
Y  que  en  él  busques — Placer  sin  riesgos. 

6.  Solo  allí  puedes — Gozar  sin  miedo 
Bienes  plausibles, — Reales  y  eternos. 

R. 


1.  En  buen  hora  vengas, — Benéfico  dia, 
Mostrando  á  los  hombres — Con  tu  luz  benigna, 
Con  tus  resplandores — Y  tus  melodías, 

Las  bellas  hechuras — Del  Dios  que  te  envia. 

2.  ¡Señor  poderoso! — Gracias  infinitas 
te  ofrece  y  tributa — Mi  alma  rendida, 
Por  tantos  favores— Con  que  le  acarician 
Tu  bondad  excelsa, — Tu  piedad  divina. 

3.  Haz,  Padre  amoroso, — Que  todo  este  dia 
A  tí  lo  consagre — La  gratitud  mia; 

Y  pues  eres  dueño — De  mi  alma  y  vida, 
Mueve  mis  deseos, — Mis  acentos  guía; 

4.  Mi  atención  dirige, — Mi  ternura  escita, 
Para  que  á  tí  solo, — Bondad  infinita, 

Con  ardiente  anhelo — Y  voluntad  fina 
Te  quiera,  te  ame, — Te  adore  y  te  sirva. 


J.  Chacón. 


1.  Soy  ante  vos,  Rey  del  cielo, 

Polvo  humilde  y  ruin  escoria; 


PARA  LA  MAÑANA. 


Mas  permitidme  el  anhelo 
De  alzarme  del  triste  suelo 
Para  ensalzar  vuestra  gloria. 

Y  pues  mandáis  nuevo  dia 
Que  de  la  noche  el  capuz 
Rasgue,  esparciendo  alegría, 
No  neguéis  al  alma  mia 
De  vuestra  gracia  la  luz. 

Que  ella  ámis  obras  presida, 
Pues  dedicarlas  á  vos 
Osa  esta  alma  agradecida, 
Que  á  su  Dios  debe  la  vida 
Y  la  consagra  á  su  Dios. 


Autor  de  todo,  Dios  mió, 
Mandas  al  dia  nacer, 
Al  sol  desplegar  su  brío, 
A  la  noche  fenecer: 
Manda  crezca, — manda  crezca 
En  mi  corazón  la  fé. 

Tu  dedo,  Dios  bondadoso, 
Fué  mi  guia  protector; 
Mi  sueno  no  fué  afanoso, 
Ni  hube  penas  ni  temor: 
Dame  gracia, — dame  gracia 
Y  nueva  vida  y  vigor. 

Reina  en  mi  alma,  luz  del  cielo; 
A  tí  me  quiero  entregar, 


X.  Y. 


222 


PARA  LA  MA.NA.NA. 


Tu  solo  amor  es  mi  anhelo, 
Tus  riquezas  mi  gozar; 
Yo  le  ofrezco, — yo  te  ofrezco 
Mi  corazón  en  tu  altar. 

H.  M. 


247. 

1.  Despierta,  mi  alma,  y  con  el  sol  recorre 
Del  diario  deber  la  noble  senda; 
Sacude  tu  letargo,  y  de  alabanzas 
Eleva  á  Dios  la  matutina  ofrenda. 

2.  Redime  el  tiempo  malgastado,  y  vive 
Cual  si  fuera  este  dia  tu  postrero; 

De  los  medios  de  gracia  te  aprovecha 
Para  el  dia  del  juicio  postrimero. 

3.  Sincera  y  en  verdad  sea  tu  vida, 
Tu  conciencia  cual  limpio  firmamento; 
Pues  Dios  contempla  sin  cesar  tus  obras, 
Tus  caminos  y  oculto  pensamiento. 

4.  Despierta,  corazón,  y  alas  alturas 
Do  los  ángeles  moran,  te  levanta, 

Y  al  coro  une  tu  voz,  que  en  incansable 
Acento  al  Rey  eterno  gloria  canta. 

5.  Gloria  átí,  que  en  la  noche  me  has  guar- 

dado, 

Prestándome  vigor  mientras  dormía. 
Haz,  Señor,  que  del  sueño  de  la  tumba, 
Despierte  á  un  inmortal  y  feliz  dia. 

J.  B.  Cabrera. 


PARA  LA   f ARDE. 


223 


248. 

PARA   LA  TARDE. 


1.  Habita  en  mí,  Señor,  vive  conmigo; 
La  tarde  tristemente  se  apresura, 
Las  tinieblas  condensan  su  pavura, 

Y  estoy  contento  porque  pienso  en  ti. 
Aunque  amigos  ingratos  me  abandonen, 

Y  aunque  me  falte  el  mundanal  consuelo, 
Cesarán  las  angustias  de  este  suelo, 
Con  tal  que  habites,  buen  Jesús,  en  mi. 

2.  ¡Amparo  del  que  sufre  y  del  que  llora! 
Aunque  me  engañe  y  atormente  el  mundo. 
Con  tal  que  goce  de  tu  amor  profundo, 
Estoy  contento  porque  pienso  en  tí. 

Anhelo  tu  presencia  en  cada  instante, 
Solo  tu  gracia  sostenerme  puede, 

Y  el  tentador  ante  ella  retrocede 

Con  tal  que  hábiles,  buen  Jesús,  en  mí. 

3.  Pasa  la  vida  con  sus  falsos  goces, 
Huye  el  placer  y  la  ilusión  fenece; 
Mas  quien  está  contigo  no  perece, 
Contento  vive  porque  piensa  en  ti. 

En  el  madero  de  la  cruz  moriste 
Para  darle  al  cristiano  vida  y  ciclo; 
Yo  gozaré  tan  plácido  consuelo 
Con  tal  que  habites,  buen  Jesús,  en  mi. 

H.  R. 


TARA  LA  TARDE. 


249. 


Mientras  que  el  sér  me  anime. 
Do  quiera  tienda  el  pié, 
Tu  clemencia  sublime. 
Señor,  anunciaré. 

El  sol  desde  occidente 
A  mí  tendido  vio 
Tu  brazo  omnipotente, 
Que  del  mal  me  salvó. 

Invocóle,  Dios  mió, 
Porque  quiero  vivir; 
Y  mi  alma  á  li  confio, 
Mi  gloria  y  porvenir. 

A  tu  sombra  paterna 
Tranquilo  dormiré, 
Pues  dicha  sempiterna 
En  paz  en  tí  hallaré. 


PARA    LA  NOCHE. 


De  la  aurora  en  el  silencio 
Y  de  la  noche  en  la  calma, 
Gracias  mil  os  rinde  mi  alma 
Por  vuestra  bondad,  Señor. 

Mi  vida,  que  es  obra  vuestra, 
Benigno  habéis  conservado. 


h.  M. 


PARA  LA  NOCHE. 


225 


1. 


•2 


Y  el  sustento  me  habéis  dado 
Con  un  paternal  amor. 

Reconocida  seáis, 
Oh  Providencia  infinita, 
Glorificada  y  bendita 
Por  toda  la  creación; 

Mientras  mi  pobre  homenaje 
Yo  os  tributo  reverente, 

Y  os  demando  humildemente 
Vuestra  santa  bendición. 


En  el  curso  de  este  dia 
Nos  cercó  tu  dulce  amor; 
Tu  poder  nos  protegía, 

Y  con  cantos  de  loor 
Saludamos, — saludamos 
A  lí,  nuestro  Redentor. 

Danos  horas  de  reposo. 
Déjanos  en  paz  dormir; 
Cuídanos,  Señor  bondoso, 
Nuestros  males  haz  huir: 
De  peligros, — de  peligros 
Tú  nos  puedes  encubrir. 

Y  en  el  fin  déla  existencia 
Cuando  tú  á  llamarnos  vas, 
Esperamos  tu  clemencia 

Y  morir  en  dulce  paz, 

Y  de  entonces, — y  de  entonces 
No  apartarnos  de  tí  más, 


N.  Y. 


H  M. 
15 


22(5 


PARA  LA  NOCHE, 


252. 


1.  Loor  á  ti,  mi  Dios,  en  esta  noche 
Por  todas  tus  bondades  de  este  dia; 
Guárdame,  y  sean  tus  potentes  alas, 
Rey  de  los  reyes,  la  defensa  mia. 

2.  De  cuantas  faltas  hoy  he  cometido 
Perdóname,  Señor,  por  tu  Hijo  amado; 

Y  con  vos,  con  el  prójimo  y  conmigo 
Quede  ántes  de  dormir,  reconciliado. 

3.  Enséñame  á  vivir,  que  no  me  espante 
Más  la  tumba  que  el  lecho  del  reposo; 
Enséñame  á  morir,  para  que  pueda 

En  el  juicio  despertar  glorioso. 

4.  Oh!  logre  reposar  en  tí  mi  alma, 

Y  mis  párpados  cierre  dulce  sueño, 
Sueño  que  pueda  más  vigor  prestarme 
Para  servirte  al  despertar,  mi  Dueño. 

5.  Y  si  en  la  noche  permanezco  insomne, 
Inspira  ámi  alma  ideas  celestiales; 

No  turben  mi  quietud  malos  ensueños, 
Ni  me  acosen  las  fuerzas  infernales. 


1.      ¡Oh  sol  del  alma,  Salvador  preciado! 
No  estoy  á  oscuras  si  te  tengo  ai  lado. 
No  se  alce  nube  terrenal,  oscura, 
Que  á  mis  ojos  esconda  tu  hermosura, 


J.  B.  Cabrera. 


PARA  LA  XOCTÍE. 


227 


2.  Cuando  en  blando  rocío  el  dulce  sueno 
Se  apodere  de  mí  cual  grato  dueño, 

Mi  última  idea  lú;  y  tu  seno  manso 
Déme  eterna]  y  salvador  descanso. 

3.  Permanece  á  mi  lado  noche  y  día, 
Que  imposible  sin  tí  vivir  seria, 
Cuando  el  cáliz  final  al  labio  llevo, 
Porque  sin  lí  ni  aun  á  morir  me  atrevo. 

4.  Si  algún  hijo  infeliz  que  el  vicio  inclina, 
Hoy  rechaza  sin  fé  tu  voz  divina, 
Sálvale  de  su  error,  ponte  á  su  lado, 

Y  no  vuelva  á  yacer  en  el  pecado. 

5.  Vela  por  el  enfermo,  ampara  al  pobre; 
Haz  que  el  cieg-o  en  el  mal  la  luz  recobre; 
Del  afligido  alivia  la  dolencia 

Con  el  puro  dormir  de  la  inocencia. 

6.  Bendíceme  al  nacer,  Jesús  divino, 
Sostcumc  de  este  mundo  en  el  camiuo, 
Hasta  que  de  tu  amor  en  el  torrente 

Mi  ser  confunda  en  el  celeste  ambiente. 


PARA  CUALQUIERA  HORA. 


Ya  en  el  mar  el  sol  apaga 
Sus  encendidos  torrentes, 
Y  las  azules  corrientes 
Su  esplendor  último  halaga, 


Mora. 


Pero  tu  fuego  perenne 


PARA  CUALQUIERA  HORA. 


Eterna  Trinidad  Santa, 
Brilla  con  igualdad  tanta 
Que  jamás  ocaso  tiene. 

Al  ver  los  astros  del  cielo 
En  la  noche  te  alabamos, 
Y  cuando  aurora  miramos 
Prodigar  risas  al  suelo. 

Te  ensalzamos  cuando  doran 
Solares  rayos  primeros 
Los  montes  mal  altaneros 
Que  entre  nubes  al  fin  moran. 

Te  cantamos  cuando  el  dia 
Se  adelanta,  y  cuando  vemos 
La  llama  que  en  medio  habernos 
De  su  rubicunda  vía. 

Otra  vez  te  bendecimos 
Cuando  concluyen  sus  luces, 
Viendo  como  nos  conduces 
Por  el  mundo  en  que  vivimos. 


Ven  á  mí,  Señor  Dios  mió, 
Cuando  el  sueño  de  mí  alejo, 
Cuando  en  ténue  reflejo 
Ya  se  deja  el  dia  ver; 

Y  en  mi  corazón  levanta 
Pensamientos,  que  hasta  el  cielo 
Cual  perfume  en  blando  vuelo 
Logren  puros  ascender, 


N.  Y. 


PARA  CUALQUIERA  HORA. 


229 


Ven  á  mí  cuando  el  sol  vierto 
De  calor  y  luz  raudales, 

Y  en  negocios  terrenales 
Engolfado  estoy  tal  vez: 

No  me  eclipsen  la  luz  pura 
De  tu  rostro  cariñoso, 
Ni  mi  dia  esplendoroso 
Se  convierta  en  lobreguez. 

Ven  á  mí  cuando  la  tarde, 
Puesto  el  sol,  queda  sombría: 

Y  si  incauto  de  tu  vía 
Se  apartó  mi  corazón, 

Haz  que  á  tí  sumiso  vuelva: 

Y  hazme  ver  tu  faz  divina, 
Cual  estrella  vespertina, 
Sonriendo  en  dilección. 

Ven  á  mí  cuando  el  silencio 
De  la  media  noche  llega, 

Y  tardío  el  sueño  niega 
Su  balsámico  vigor: 

Que  mi  espíritu  cansado 
Su  reposo,  no  en  el  lecho, 
Mas  cual  Juan,  halle  en  el  pecho 
De  mi  amado  Salvador. 

Ven  á  mí  en  cada  momento 
Triste  ó  grato  de  mi  vida; 

Y  al  ser  esta  fenecida, 
¡Oh  mi  Dios  y  sumo  bien! 

Mándame  que  á  ti  yo  vaya: 

Y  en  la  pátria  de  ventura 
Do  resides,  tu  crin  tura 
Residir  pueda  tambion. 

J.  B.  Cabrera. 


230 


PARA  Ei.  DOMINGO. 


256. 


PARA    EL  DOMINGO, 


1.  Del  trabajo  seis  dias  concluyeron, 
Y  otro  sábado  santo  ya  empezó; 
Vuelve,  alma  mia,  á  disfrutar  tu  holgura, 

Aprovecha  deldia  que  bendijo  el  Señor. 

2.  Oh!  gracias  al  que  al  ánimo  cansado 
Da  tal  holgura  en  su  incesante  amor, 
Que  esta  muestra  del  cielo  nos  concede, 

Y  el  pan  de  siete  dias  en  uno  reunió. 

3.  Oh!  suban  nuestros  gratos  pensamientos, 
Como  nube  de  incienso  en  suave  olor; 
Baje  del  cielo  aquel  reposo  dulce 

Que  solo  aquel  conoce  que  su  influjo  sintió. 

4.  Esta  calma  celeste  en  nuestro  seno 
De  un  descanso  glorioso  es  el  albor; 
Para  la  iglesia  del  Señor  eterno 

Fin  de  todas  las  penas,  fin  de  todo  dolor. 

5.  Que  entre  santos  deberes  y  placeres 
Se  deslice  este  dia,  y  en  amor. 
Dulce  es  gozar  así  tan  santo  dia, 

Esperando  el  eterno  de  nuestra  salvación. 

Mora. 


1. 


Hoy  es  dia  del  reposo, 
Dia  santo  de  solaz; 


PARA  EL  DOMINGO. 


231 


Es  el  dia  venturoso 
Que  nos  trae  dulce  paz. 

Este  dia  señalado 
Con  el  sello  del  amor, 
Nuestro  Dios  lo  ha  designado. 
Es  el  dia  del  Señor. 

2.  Celebremos  á  porfía 
Al  autor  de  este  gran  don, 
Que  nos  dá  el  festivo  dia 

Y  se  goza  en  el  perdón. 
Aceptemos  con  buen  gusto 

El  descanso  semanal, 
Esperando  el  dia  augusto 
Del  reposo  celestial. 

3.  Dios  trabaja  con  su  Hijo 
Para  hacernos  reposar; 

En  el  tiempo  que  él  predijo 
Vino  el  Cristo  á  trabajar: 

Y  Jesús  por  nuestra  suerte 
Hasta  el  hades  descendió; 
Mas  al  hades  y  á  la  muerte 
Con  poder  juzgó  y  venció. 

4.  Los  que  á  tí  nos  allegamos 
Por  Jesús,  Dios  de  verdad, 
Hoy  alegres  te  cantamos, 
Que  es  eterna  tu  bondad. 

De  este  dia  la  memoria 
Siempre  se  celebrará, 

Y  en  los  cielos  con  la  gloria 
Por  los  siglos  durará. 

M.  Cosido. 


23£  PARA  EL  DOMINGO, 

258. 

1 .  Calle  el  ruido,  cese  el  negocio 
Con  los  afanes  que  lleva  en  pos! 

Disfrute  el  alma 
Reposo  y  calma 
Hoy,  y  ejerciendo  su  sacerdocio 
Bendiga  á  Dios. 

2.  Eleve  al  cielo  sus  alabanzas 
En  nobles  cantos  de  gratitud, 

Y  ensalce  el  nombre 
Del  Dios  y  Hombre, 

En  quien  ha  puesto  sus  esperanzas 
Para  salud. 

3.  Calle,  y  silencio  guarde  profundo 
De  las  pasiones  la  agitación! 

Solo  resuene 
Firme  y  perenne 
La  voz  divina  que  anuncia  al  mundo 
Paz  y  perdón. 

4.  Y  los  mortales  presten  oidos, 

Y  abra  sus  ojos  celeste  luz, 

Y  ansien  pura 
Dicha  y  ventura, 

Y  se  cobijen  arrepentidos 

Bajo  la  cruz. 

5.  Este  es  el  dia  por  excelencia 
Que  entre  los  dias  hizo  el  Señor! 

En  tierra  y  cielo 
Con  dulce  anhelo 


PARA  EL  DOMÍ.NGO.  233 

Todos  le  rindan  en  competencia 
Gloria  y  loor. 

J.  B.  Cabrera. 


259. 

1.  Eleva,  alma  mia,  tu  mente  a  los  cielos, 

Y  allí  en  luz  y  gloria  contempla  al  Señor; 
No  temas  humilde  llegarte  á  su  trono, 
Que  es  trono  de  gracia  fundado  en  amor. 

2.  Temiera,  Dios  mió,  si  en  propia  justicia 
Osara  apoyado  llegar  hasta  tí; 

Mas  ora  tu  misma  justicia  soy  hecho 
En  Cristo  que  ha  dado  su  vida  por  mi. 

3.  Me  acerco  cual  hijo  que  viene  á  su  Padre, 
Cual  hijo  que  acude  gozoso  al  hogar, 

Y  el  grato  reposo,  las  tiernas  caricias 
Que  explayan  el  alma,  desea  gozar. 

4.  Me  acerco,  y  postrado  delante  del  trono 
Do  irradian  la  gracia,  perdón  y  salud, 
Humilde  te  adoro,  y  ansio  ofrecerte 

El  dulce  homenaje  de  mi  gratitud. 

5.  Ansio  mis  voces  unir  á  las  voces 
Del  coro  que  eleva  cantar  celestial; 

Y  en  santa  armonía  loar  tus  bondades, 
Tu  eterna  justicia,  tu  gloria  inmortal. 

6.  Acepta,  Diosmio,  mi  ofrenda,  aunque  pobre; 
Conozco  humillado  su  escaso  valor; 

Mas  hágala  grande,  valiosa  á  tus  ojos. 
El  nombre  adorado  de  Cristo  el  Señor. 


J  .  B.  Cabrera. 


234  AÑO  SUEVO. 

260. 

AÑO  NUEVO. 


1 .  ¡Dios  Eterno!  en  tu  presencia 
Minutos  los  siglos  son, 

Y  un  segundo  la  existencia 
De  cada  generación. 

2.  Mas  el  hombre  que  á  tu  lado 
Ansia  volar  con  fé, 

En  su  curso  prolongado 
;Cuán  lentos  los  años  vé! 

3.  Otro  año  ha  fenecido 
Que  nuestra  vida  acortó, 

Y  al  descanso  apetecido 
Un  paso  nos  acercó. 

4.  Gracias  mil  por  tus  mercedes 
Tu  pueblo,  Señor,  te  da; 

Y  pues  tú  todo  lo  puedes, 
Tu  diestra  nos  sostendrá. 

5.  Llena  el  año  que  hoy  empieza 
De  gracia  y  de  santidad, 

Y  cólmalo  con  largueza 
De  paz  y  felicidad. 

6.  Pió  las  faltas  perdona 
De  nuestra  amada  nación; 

Y  sus  esfuerzos  corona 
De  ventura  y  bendición. 

7.  Elígela  por  morada, 
Brille  en  ella  la  virtud, 


ANO  NUEVO . 


235 


Y  tu  Palabra  sagrada 
Resuene  de  norte  á  sud. 

3.  Haz  que  se  conserve  pura 

En  nuestras  almas  la  fe; 

Y  de  tu  sonda  segura 
Jamás  se  deslice  el  pié. 

9.  Visita  nuestras  familias, 

Y  bendice  nuestro  hogar; 
Si  tú,  Señor,  nos  auxilias, 
Nada  nos  podrá  faltar. 

10.  Doquier  te  venere  el  hombre, 

Y  te  sirva,  haciendo  el  bien; 

Y  ensalce  tu  augusto  nombre 
Por  siglos  sin  fin.  Amen. 

.T  B  Caerle  a. 


261. 

1.  Oh  nuestro  Padre,  eterno  Dios, 

Que  guia  al  mortal, 
El  año  nuevo  nuestra  voz 

Te  viene  á  consagrar. 

2.  El  ciclo,  el  orbe,  el  hombre  están 

Dicictido  tu  poder: 
La  vida,  el  tiempo  pasarán 

Cuando  sea  tu  placer. 

3.  Venírnoste  hoy  á  Prometer 

En  tu  servicio  ardor, 
Un  nuevo  corazón,  y  un  sér 
Celoso  de  tu  amor. 


236 


AÑO  ISUEVO. 


4.  Mas  nuestro  esfuerzo  es  vano,  ¡oh  Dios! 

Sin  tu  apoyo  y  sosten: 
Aliente  el  corazón  tu  voz, 

Padre  de  todo  bien. 

5.  Enséñanos  la  vanidad 

De  cuanto  existe  aquí: 
Grandezas,  bienes,  potestad, 
Todo  perece  al  fin. 

6.  Haz  que  con  la  tranquilidad 

Que  solo  da  la  fé, 
Esperemos  la  eternidad, 

A  do  irémos.  Amen. 


Nuestras  necesidades; 
Solo  aliviarlas  puedes 
Tú,  nuestro  Dios  y  Padre. 

Oye  esta  humilde  súplica, 
Y  muestra  tus  bondades: 
Con  tu  divino  auxilio 
Ven,  oh  Señor,  no  tardes. 

2.  Cuando  el  pecado  envia 

Rudas  calamidades, 
¿Quién  mitigarlas  puede? 
Tú,  nuestro  Dios  y  Padre. 

Desfallecemos  débiles 
En  tantas  tempestades: 


ROGATIVAS. 


i. 


Mira,  Señor,  piadoso 


ROGATIVAS. 


•237 


Ven,  y  la  calma  dános, 
Ven,  oh  Señor,  no  tardes. 

Hijos  rebeldes  somos, 
Llenos  de  iniquidades; 
Mas  con  amor  ser  quieres 
Tú  nuestro  Dios  y  Padre. 

Ya  de  Jesús  los  méritos 
Borraron  las  maldades; 
Fieles  queremos  serte: 
Ven,  oh  Señor,  no  tardes. 

Tú  nuestro  fuerte  apoyo 
En  todas  las  edades; 
Tú  nuestro  bien  y  gloria; 
Tú  nuestro  Dios  y  Padre. 

¡Ay!  compasivo  míranos, 
Y  muestra  tus  piedades; 
Con  tu  divino  auxilio 
Ven,  oh  Señor,  no  tardes. 


Invocación. 

Dios  el  Padre  celestial, 

Te  rogamos,  óyenos. 
Dios  el  Hijo  coeternal, 

Te  rogamos,  óyenos* 
Dios  el  Espíritu,  amor, 

Te  rogamos,  óyenos. 
Dios  trino  y  uno,  Señor, 

Te  robamos,  óyenos. 


J.  B.  Cabrera. 


ROGATIVAS. 

Jesús!  Jesús! 
Por  tu  encarnación  gloriosa, 
Por  lu  navidad  dichosa; 
— Te  rogamos,  le  rogamos, 
Líbranos  de  todo  mal 
Con  tu  gracia  perenal. 

Jesús.'  Jesús! 
Por  tu  ayuno  y  tentación, 
Por  tus  noches  de  oración; 
— Te  rogamos,  etc. 

Jesús!  Jesús! 
Por  tus  obras  de  ternura, 
Por  tu  cruz  y  tu  amargura; 
— Te  rogamos,  etc. 

Jesús!  Jesús! 
Por  tu  sangre  venerada 
Por  nosotros  derramada; 
— Te  rogamos,  etc. 

Jesús!  Jesús! 
Por  tu  muerte  valedera 
Que  dá  vida  verdadera; 
— Te  rogamos,  etc. 

Jesús!  Jesús! 
Por  tu  fiel  resurrección, 
Por  tu  admirable  ascensión; 
— Te  rogamos,  etc. 

Jesús!  Jesús! 
Que  estas  de  Dios  Padre  al  lado, 
De  gloria  y  luz  rodeado; 
—-Te  rogamos,  etc. 

Jesús!  Jesús! 
Que  con  el  Padre  intercedes, 


ROGATIVAS.  '239 

Y  nos  colmas  de  mercedes; 
— Te  rogamos,  te  rogamos, 
Líbranos  de  todo  mal 
Con  tu  gracia  perenal. 

J.  B.  Cabrera. 


264. 

ACCION    DE  GRACIAS. 


Dios  mió,  cuando  pienso  en  las  mercedes 
Que  tu  bondad  sin  par  me  prodigó, 
Mi  espíritu  se  enciende  en  alabanzas, 
En  gratitud  y  amor. 

innumerables  bienes  en  mi  alma 
Tu  cariñosa  mano  derramó., 
Antes  que  el  manantial  adivinase 
Mi  tierno  corazón. 

Cuando  la  juventud  con  sus  peligros 
Mi  inexperiencia  férvida  tentó, 
Tu  brazo  poderoso  me  sostuvo, 
Y  al  puerto  me  llevó. 

Enfermo,  tu  bondad  me  dió  el  remedio, 

Y  la  salud  mi  cuerpo  renovó; 
Sumida  en  ol  pecado,  con  tu  gracia 

El  alma  se  ensanchó. 

Tus  dones  á  millares  me  prodigas, 

Y  no  es  entre  estos  dones  el  menor 
El  que  inundarme  pueda  en  su  deleito 

Con  grato  corazón. 


¿40 


ACCION  DE  GRACIAS. 


6.  En  todos  los  periodos  de  mi  vida 
Yo  tus  bondades  cantaré,  Señor, 

Y  luego  llevaré  mi  dulce  tema 
A  la  inmortal  Sion. 

7.  Por  siglos  sin  cesar  en  tu  alabanza 
En  canto  ardiente  elevaré  la  voz; 
Para  alabanzas  tributarte  es  breve 

La  eternidad,  Señor. 


1.  Oh  Tú,  cuya  bondad  llena  mi  copa 
üe  tanta  bendición  con  mano  larga! 
Gracias  por  cada  gola  te  prodigo, 

Por  la  dulce  y  la  amarga. 

2.  Gracias  á  tí  por  la  desierta  senda, 
Por  la  orilla  del  rio  reposado, 

Por  cuanto  tu  bondad  pone  á  mi  alcance, 
Por  lo  que  me  has  negado. 

3.  Gracias  por  la  sonrisa  y  por  el  ceño, 
Por  ganancia  y  por  pérdida  igualmente, 
Por  la  futura  celestial  corona, 

Y  por  la  cruz  presente. 

4.  Gracias  por  el  aumento  en  que  .me  gozo. 
Por  la  alegría  que  decline  en  breve, 
Por  esta  calma  y  paz,  sólida,  estable, 


Mora. 


Que  ya  nada  conmueve. 


Mora 


ACCION  DE  GRACIAS 


241 


266. 


Henchida  el  alma  de  placer, 

Hoy  al  Señor  cantemos; 
Salud  obró  con  su  poder: 
Su  nombre  celebremos. 
Las  obras  de  su  amor 
Proclaman  su  loor: 
En  la  necesidad 
Mostrónos  su  piedad. 
¡Adórenle  sus  santos! 

Cuando  nos  vio  en  tribulación. 

Tendió  el  brazo  divino; 
Atento  oyó  nuestra  oración. 
Y  á  socorrernos  vino. 
No  hay  padre  como  él 
Tan  amoroso  y  fiel. 
Con  honda  gratitud 
Loemos  su  virtud. 
¡Aflórenle  sus  santos! 


Alabad  con  dulce  canto 
A  nuestro  Dios  bueno  y  santo: 
— Pues  aun  su  piedad  dura. 
Siempre  fiel,  siempre  segura. 

Alabad  al  que  sostiene 
Firme  al  sol  de  luz  perenne; 
— Pues  aun,  etc. 


J.  B.  Cabrsf.a. 


242 


ACCION  DE  GRACIAS. 


a. 

4. 

5. 
6. 
7. 

8. 


Y  la  luna  plateada 

Guia  en  la  noche  callada; 
— Pues  aun,  etc. 

Alabad  al  que  abundante 
Da  la  lluvia  fecundante; 
— Pues  aun,  etc. 

Y  a  la  tierra  en  rico  fruto 
Hace  rendir  su  tributo; 
— Pues  aun,  etc. 

Alabad  al  que  atesora 
Manjar  en  troj  bienhechora; 
— Pues  aun,  etc. 

Y  á  las  almas  da  sustento 
Con  celestial  alimento; 
— Pues  aun,  etc. 

Alabad  con  dulce  canto 
Al  Dios  que  nos  ama  tanto; 
— Pues  aun  su  piedad  dura, 
Siempre  fiel,  siempre  segura. 


GARIA  POR  LA  PÁTRIA. 


Oye  la  voz,  Señor, 
Que  el  pueblo  con  ardor 

Eleva  á  tí; 
Clama  con  ansiedad, 


J.  B.  Cabrera. 


PLEGARIA  POR  LA  PATRIA. 

Pidiendo  libertad 
Para  echar  la  impiedad 
Léjos  de  sí. 

Tú  la  divina  luz 
Diste  al  mundo,  Jesús, 
Al  fenecer; 

Y  no  permitirás, 
Dios  de  bondad  y  paz, 
Que  sig-a  el  pueblo  aún  más 

Tu  luz  sin  ver. 

Libre  quiere  adorar 
Tu  nombre  sin  cesar 

El  pueblo,  oh  Dios. 
Haz  que  todo  poder 
Opuesto  á  tu  querer, 
Te  venga  á  obedecer 

Y  oiga  tu  voz. 

De  tu  pueblo  el  clamor 
Acog-e,  oh  Redentor, 

En  tu  bondad; 
Sí,  bcnig;no  Jesús, 

Y  al  par  haz  que  tu  cruz 
Dé  á  sus  almas  la  luz 

De  libertad. 

No  permitas,  oh  Dios, 
Sobre  él  la  peste  atroz 

Ni  otro  algún  mal. 
Evita  con  tu  amor 
De  la  guerra  el  furor, 
Que  deja  en  derredor 

Luto  mortal. 

Libra  á  tu  pueblo  aquí, 
Que  humilde  viene  á  tí, 


244  PLEGARIA  POR  LA  PATRIA. 


f  De  esclavitud.  . 
Muéstrale  dulce  faz, 
Y  en  él  abundar  haz 
Consuelo,  gozo,  paz, 
Gracia  y  virtud. 


269. 

1.  Al  trono  excelso  do  en  inmensa  gloria. 
Supremo  Dios,  tu  majestad  reside, 
Suban  las  voces  puras  del  ferviente 

Pueblo  que  pide. 

2.  Sobre  la  tierra,  que  por  pátria  amada 
Te  plugo  darnos,  libertades  brillen; 

Y  np  consientas  que  se  forjen  nunca 
Yugos  que  humillen. 

3.  Pió  derrama  la  esplendente  lumbre 
De  tu  Evangelio  que  suaviza  al  mundo; 
De  tu  Evangelio,  manantial  de  bienes 

Siempre  fecundo. 

4.  Caigan  las  aras  de  mentidos  dioses 
Que  al  hombre  vana  salvación  le  brindan: 
Sé  tú  el  Dios  nuestro;  y  el  debido  culto 

Todos  te  rindan. 

5.  Míseros  somos,  lo  confiesa  el  labio; 
La  iniquidad  los  corazones  vicia: 
Haznos  creyentes  y  reviste  al  alma 

De  tu  justicia. 

6.  Tu  reino  sea  nuestra  amada  pátria, 
Tu  voluntad  la  ley  que  veneremos, 
La  cruz  del  Cristo  la  gloriosa  enseña 

Que  tremolemos. 


PLEGARIA  POR  LA  PATRIA. 


245 


Y  nunca  rujan  los  horrendos  bronces, 
Y  nunca  brille  la  fulmínea  espada; 
Mas  en  los  pechos  de  cristianos  more 


Nos  una  á  todos  fraternal  abrazo; 
Nadie  sus  pechos  á  rencores  preste. 
Danos  benigno  la  salud,  y  evita 
Cólera  y  peste. 

Hinche  los  rios,  fecundiza  el  campo. 
Llena  las  eras,  el  taller  visita; 
Y  á  cada  hombre  la  abundancia  dale 


Danos  tu  gracia  y  bendición  constante 
Mientras  tengamos  por  mansión  el  suelo, 
Hasta  el  momento  que  nos  des  la  nueva 


Patria  en  el  cielo. 

J.  B.  Cabrera. 


DEDICACION  DE  UN  TEMPLO, 


¡Cómo  tembló  mi  corazón  de  gozo, 
Cuando  el  eco  escuché  de  voz  amiga: 
«Marchemos  á  Sion  la  pura  y  santa, 
Y  celebremos  el  solemne  dia!» 

Amo  sus  puertas,  amo  su  camino. 
La  iglesia,  á  que  la  gracia  se  prodiga. 
Cual  palacio  por  Dios  edificado. 
Su  bondad,  su  cariño  testifica. 


La  paz  preciada. 


Que  necesita. 


243 


DEDICACION'  DE  UN  TEMPLO. 


Las  santas  tribus  marchan  á  sus  atrios, 
Con  noble  y  pura  y  férvida  alegría. 
El  Hijo  de  David  está  en  su  trono, 
Y  allí  reparte  celestial  justicia. 

Reine  la  paz  en  este  santo  sitio; 
Por  siempre  el  gozo  puro  aquí  resida. 
La  gracia  celestial,  á  sus  sirvientes 
Con  santos  dones  y  con  íé  bendiga. 

De  Sion  cantaré  dulces  loores, 
Mientras  dure  el  aliento  de  mi  vida. 
Allí  viven  mis  deudos,  mis  amigos, 
Mi  Dios,  mi  Salvador,  mi  bien,  mi  guia. 


Mora. 


1. 


Espíritu  divino, 
Fuente  de  caridad, 


Desciende,  y  el  sacro  templo 
Llena  de  santidad. 


2, 


Aquí  tu  gracia  envías 
Al  hombre  pecador, 


Y  disipas  las  tinieblas 
Que  produce  el  error. 


3. 


Aquí  recibe  el  hombre 


Del  alma  la  salud, 


Y  desecha  del  pecado 
La  dura  esclavitud. 


4 


Aquí  en  dulce  suspiro 
Se  esplaya  el  corazón, 
Y  cual  perfume  á  los  cielos 


Eleva  su  oración. 


DEDICACION  DE  UN  TEMPLO.  247 

5.  Aquí  del  pan  sagrado 
Que  Cristo  instituyó, 

La  fiel  alma  se  alimenta, 
Que  su  amor  conoció. 

6.  Aquí  participamos 
En  santa  comunión, 

Del  cáliz  que  da  en  memoria 
'  Jesús,  de  su  pasión. 

7.  A  Dios  del  ciclo  place 
También  aquí  morar, 

Y  prueba  al  alma  que  anhela 
De  su  reino  gozar. 

8.  Al  Padre,  al  Hijo,  al  Santo 
Espíritu,  se  dé 

Toda  gloria  por  los  siglos, 
Con  amor  y  con  fé. 

J.  B.  Cabrera. 


272. 

ORDENACION    DE  PASTORES. 


1.  Tú,  de  los  fieles  eternal  Cabeza, 
De  tierra  y  cielos  divinal  Señor! 
Sobre  tus  siervos  abre  con  largueza 
Puros  raudales  de  tu  inmenso  amor. 

2.  Ellos  al  mundo  tus  preciados  dones 
Enseñarán;  proclamarán  salud: 
Dales  tu  gracia,  da  á  sus  corazones, 
Por  ornamento,  santa  rectitud. 


248  ORDENACION  DE  PASTORES. 

3.  Cuando  á  los  hombres  con  amor  ensenen 
De  tu  Evangelio  celestial  verdad; 

Su  ministerio  santo  desempeñen, 
Ardiendo  el  pecho  en  férvida  piedad. 

4.  Sabiduría,  mansedumbre  y  celo 
De  tí  reciban,  y  sagrada  unción, 
De  salvar  almas  incansable  anhelo, 

Y  el  estimable  don  de  la  oración. 

5.  Al  pecador  con  caridad  corrijan, 
Del  flaco  sean  eficaz  sosten, 

A  los  santos  con  júbilo  dirijan, 
Los  senderos  mostrándoles  del  bien. 

6.  Brillen  cual  astros  en  tu  diestra  mano, 
Mientra  en  el  mundo  moren  del  dolor; 

Y  al  poseer  tu  reino  soberano, 
Coronas  ciñan  de  inmortal  fulgor. 

J.  B.  Cabrera. 


273. 

EVANGELISTAS. 


1 .  Brille  ó  no  el  sol,  verano  ó  invierno  sea, 
Recorre  la  montaña,  el  soto,  el  llano; 
Cual  Jesús  la  palabra  en  Galilea, 
Sembrar  es  tu  misión,  si  eres  cristiano. 

2.  Siembra  doquiera  la  verdad  divina, 
Siémbrala  con  afanes,  con  dolores; 
Que  al  soplo  del  Espíritu  germina 
Planta  que  al  cielo  da  frutos  y  flores. 


EVANGELISTAS. 


249 


Siembra,  no  temas,  en  la  peña  dura, 
Deja  en  la  estéril  roca  caer  el  grano, 
Que  suele  hallar  la  gracia  una  hendidura 
En  el  granito  del  orgullo  humano. 

Quizás  alguna  vez  tu  mano  herida 
Sientas  por  las  espinas  del  sendero; 
¿No  ves  con  ellas  de  Jesús  ceñida 
La  frente  augusta  en  el  fatal  madero? 

No  importa,  no,  que  el  labrador  sucumba 
Antes  que  la  simiente  rompa  el  suelo; 
Que  al  despertar  del  sueño  de  la  tumba 
Su  mies  guardada  encontrará  en  el  cielo. 


Al  Calpe  nebuloso, 
Del  Tajo  caudaloso 
Al  fértil  Guadalviar, 

Del  Evangelio  santo 
La  dulce  voz  resuene; 
De  paz  y  gozo  llene 
Las  almas  sin  cesar. 


J.  DE  P.4.LMA. 


\|  ÍSIONES. 


Del  frígido  Pirene 


Las  sombras  disipando 


De  todos  los  errores, 
Esparza  sus  fulgores 
Cual  esplendente  luz; 


250 


MISIONES. 


Y  anuncie  á  los  mortales, 
Que  borra  su  pecado 
El  que  menospreciado 
Murió  sobre  la  cruz. 

3.  De  vanos  simulacros 
Húndanse  los  altares, 
Que  levantó  á  millares 
La  humana  ceguedad; 

Del  hombre  con  fé  viva 
El  culto  reverente 
Se  rinda  solamente 
A  la  Divinidad. 

4.  No  más  profanos  ritos, 
No  más  supersticiones; 
A  Dios  los  corazones, 
Pues  suyos  son,  se  den. 

Del  Hijo  sacrosanto 
Venere  el  dulce  nombre; 
Que  en  él  encuentra  el  hombre 
Salud,  reposo  y  bien. 

5.  Señor!  la  mies  es  mucha, 
Son  pocos  los  obreros; 
Levanta  misioneros 

En  esta  tu  nación: 

Hasta  que  tu  Evangelio 
Resuene  por  do  quiera, 
Y  obtenga  España  entera 
De  tí  la  salvación. 

J.  B.  Cabrera. 


MISIONES. 


251 


275. 

De  la  trompeta  el  son 
Despierte  á  la  nación; 

Y  escuchen  la  nueva 
Que  alegre  les  lleva: 

Hoy  se  proclama  libre  perdón, 
Este  es  el  dia  de  redención. 

El  Padre  celestial 
Salvar  quiere  al  mortal, 

Y  á  su  Hijo  el  amado 
Al  mundo  ha  enviado: 

Vengan  los  hombres  sin  escepcion, 
Que  para  todos  hay  salvación. 

Jesús  el  Redentor 
Por  su  infinito  amor 
A  todos  convida 

Y  quiere  dar  vida. 
Todo  el  rescate  pagado  está; 
Libertad  plena  de  gracia  da . 

Del  Evang-clio  el  don 
Acepte  la  nación 
Con  fé  verdadera, 
Creyendo  sincera 
Que  es  solo  Cristo  quien  puede  dar 
Paz  á  los  pueblos  y  bienestar. 

J.  B.  Cabrera, 


MATRIMONIO. 


276. 


MATRIMONIO. 


Escucha,  oh  Cristo,  la  oración 

Que  dirigen  á  tí 
Los  que  en  indisoluble  unión 

Se  enlazan  hoy  aquí. 

Una  mirada  de  bondad 
Dirige,  buen  Jesús, 

E  infunde  en  ellos  la  piedad, 
Y  dales  pura  luz. 

Su  amor  bendice,  Dios  de  paz, 
Para  que  se  amen  bien, 

Y  sin  verter  llanto  jamás, 
Unidos  siempre  estén. 

Sus  almas  une  tanto  aquí, 
Que  una  sean  las  dos, 

Para  que  al  dirigirse  á  tí, 
Oigas  solo  una  voz. 

Sobre  ellos  haz,  Señor,  bajar 
Tu  santa  bendición, 

Para  que  puedan  alcanzar 
La  eterna  salvación. 


Desde  tu  eternal  mansión, 
Dios  de  amor,  mira  gozosos 


MATRIMONIO. 

Cual  á  tí  tierna  oración 
Elevan  estos  esposos: 
Haz  que  llenos  de  fervor, 
Sean  felices  con  tu  amor. 

Haz,  Señor,  que  viva  fé 
Les  aliente,  les  conduzca; 
Haz  que  en  sus  almas  esté 

Y  que  en  sus  semblantes  luzca. 

Y  dígnate  bendecir 

El  lazo  que  los  vá  á  unir. 

Sus  deseos  hasta  tí, 
De  la  Iglesia  dulce  esposo, 
Subir  logren:  colma,  sí, 
Sus  corazones  de  gozo. 

Y  su  indisoluble  unión 
Corone  tu  bendición. 

Siembra  en  su  casa  la  paz, 

Y  sus  empresas  protege; 
En  el  mal,  Señor,  jamás 
Tu  mano  caer  les  deje; 

Y  alcancen  de  tu  bondad 
Perenne  felicidad. 

Y  tras  de  cumplir  aquí 
Tu  ley  de  amor  y  consuelo, 
Llámales,  Señor,  á  tí, 

Y  dáles  por  premio  el  cielo. 
Dáles  hoy  tu  bendición, 
Que  es  eterna  salvación. 


BAUTISMO. 


278. 

BAUTISMO. 


Oh  Dios  de  paz  y  de  bondad, 
Celeste  Padre,  hé  aquí 

El  hijo  dado  á  nuestro  amor 
Para  traerle  a  tí. 

Prohija  su  alma,  oh  Creador, 
Su  mancha  borra,  sí; 

Concede  parte  en  tu  heredad 
Al  que  se  acerca  á  tí. 

Acoge  con  bondad,  Jesús, 
Aqueste  servidor; 

Y  un  nuevo  aliado  mira  en  él 

Del  pacto  de  tu  amor. 

Cual  hijo  á  bendecirle  ven, 
Y  que  él  en  tí,  Señor, 

Feliz  á  ver  la  eterna  luz 
Alcance  por  tu  amor. 

Oh  Santo  Espíritu  de  Dios, 
Que  luz  y  aliento  das, 

En  su  alma  pon  ardiente  fé 
Que  crezca  mas  y  más. 

Sus  pasos  guía  por  doquier, 
Mantenle  en  dulce  paz, 

Y  viva  siempre  con  amor 

Delante  de  tu  faz. 


BAUTISMO, 


255 


279. 

1.  Oh  Padre  celestial,  de  cuanto  existe 

Bondoso  Creador; 
Mira  al  infante  que  ante  tí  traemos 

Fiados  en  tu  amor. 
Tu  bendición  derrama  en  él 
Para  que  á  tí  sea  hijo  fiel; 

Padre  eternal! 

2.  Hijo  de  Dios,  que  por  nosotros  diste 

Tu  vida  en  una  cruz, 
Tómalo,  cual  Pastor,  en  tu  grey  santa, 

Infunde  en  él  tu  luz; 
En  su  aflicción  amparo  sé, 
Por  tus  sendas  guia  su  pié; 

Hijo  de  Dios! 

3.  Consolador  Espíritu,  desciende 

Su  alma  á  renovar; 
Lávala  de  sus  manchas,  porque  pueda 

Vida  eterna  gozar. 
Ser  con  tus  dones  puede  aquí 
Sagrado  templo  para  tí; 

Consolador! 

4.  Oh  Trinidad,  la  iglesia  aplica  el  rito, 

Mas  tuyo  es  el  poder: 
Por  este  infante  nuestras  preces  logren 
A  tu  trono  ascender. 
Dale  en  tu  gracia  fé  y  amor; 
Sea  su  vida  en  tu  loor, 
Oh  Trinidad! 

J.  B.  Cabrera. 


256 


CENA  DEL  SEÑOR. 


280. 

CENA  DEL  SEÑOR. 


1.  Tristísima  está  la  noche 

Y  en  calma  los  elementos, 
No  son  ayes  ni  lamentos 
Los  que  se  dejan  oir; 

Triste  y  el  alma  angustiada 
Se  encuentra  Jesús  amado 
De  los  doce  rodeado; 
Les  dá  la  cena, 

Y  se  prepara  á  morir. 

2.  El,  que  es  la  vida  y  dulzura 
De  nuestra  firme  esperanza, 
El,  que  nuestra  dicha  alcanza, 
El,  que  es  nuestro  Redentor; 

A  su  mesa  nos  invita, 

Y  nos  ofrece  en  su  seno 
Su  corazón  de  amor  lleno. 

Que  está  latiendo 
Por  el  pobre  pecador. 

3.  Desea  tu  compañía, 

La  desea  en  gran  manera; 
Antes  que  la  hora  postrera 
Se  acerque  de  su  dolor, 

De  su  amor  quiere  vestirte, 
Con  su  amor  quiere  cercarte, 

Y  en  su  amor  quiere  dejarte, 

Hasta  que  vuelva, 
Una  señal  de  su  amor. 


CEV\   DEL  SEÑOR. 


257 


4.  Toma  pan,  y  bendiciendo 
Lo  parte  y  dá  á  sus  amigos 
Que  con  él  serán  testigos 
En  toda  la  tentación: 

Toma  la  copa  y  dá  gracias, 

Y  cual  tipo  es  presentada 
De  su  sangre  derramada, 

Precio  infinito 
De  la  eterna  salvación. 

5.  Ven,  Señor,  y  con  tu  sangre 
Lava  nuestros  corazones, 
Danos  tus  benditos  dones, 

Y  comulguemos  así: 

Con  santo  amor  preparados 
Estemos  los  reunidos, 
De  tu  justicia  vestidos, 

Para  la  cena: 
Preparados  para  tí. 


Que  supiste  juntar 
Al  tiempo  de  espirar 
Ser  Cordero  y  Pastor; 
Confieso  con  dolor 
Que  mal  hice  en  huir 
De  quien  por  mí  quiso  morir. 

2.         Cordero  Celestial, 

Mi  pascua  encuentro  en  tí; 
Si  hijo  rebelde  fui, 


R.  Bon. 


1. 


Altísimo  Señor, 


258 


CENA  DEL  SEÑOR. 


Tú  pagas  por  mi  mal: 
En  la  noche  fatal 
Do  la  liberación, 


Tu  sangre  signa  mi  perdón. 


3. 


Venid,  hijos  de  Adán, 


Al  Segundo  acudid; 
El  pan  con  él  partid, 
Que  del  cielo  es  el  pan. 
Los  hijos  cantarán 
Las  glorias  de  Jesús, 
Muerto  por  ellos  en  la  cruz. 


1.  Obedeciendo  tu  palabra  dulce 

Que  en  humildad  oí, 
Así  lo  haré,  mi  Dueño  moribundo: 
Me  acordaré  de  tí. 

2.  Por  mí  tu  cuerpo  ajado,  pan  del  cielo 

Ha  de  ser  para  mí; 
Beberé  de  tu  sangre,  y  de  este  modo 
Me  acordaré  de  tí. 

3.  ¿Cómo  podré  olvidarme  del  Calvario? 

¿Ver  tu  conflicto  allí, 
Tu  pena  y  tu  agonía,  sin  que  al  punto 
Me  acuerde  yo  de  tí? 

4.  Al  contemplar  la  cruz  en  que  tu  cuerpo 

Clavado  fué  por  mí, 
¡Oh  celestial  Cordero!  es  necesario 
Me  acuerde  yo  de  tí. 


R.  Bon. 


I  i  S  V  DEL  SE$OR. 


259 


2 


3. 


Recuerdo  tus  dolores,  las  bondades 

Que  á  tu  amor  merecí: 
Sí,  mientras  tenga  aliento  y  bata  el  pulso, 

Me  acordaré  de  tí. 

Y  cuando  desfallezca,  y  llegue  el  dia 

En  que  yo  he  de  morir, 
Cuando  tu  reino  venga,  oh  Jesús  mió, 

Acuérdate  de  mí. 


Celeste  voz  que  nos  convidas 
Al  gran  banquete  del  amor, 
Con  gratitud  el  alma  acepta 
La  dulce  y  tierna  invitación. 

Recuerda  al  alma  este  convite 
El  íiel  carino  del  Señor, 
Su  amor  profundo,  sus  bondades, 
La  angustia  horrible  que  sufrió. 

Oh!  cómo  ahora  su  recuerdo 
Disipa  dudas  y  temor, 
Y  acrecentando  la  esperanza 
De  gozo  llena  el  corazón! 

Señor  Jesús,  que  le  complaces 
En  concedernos  tanto  don, 
Haz  que  sumisos  te  sirvamos 
Con  más  constancia  y  más  amor. 


Mora. 


J.  B.  Cabrera, 


CENA   DEL  SEÑOR  i 


284. 


¡Oh  pan  del  cielo,  dulce  bien 
Más  excelente  que  el  maná! 
Si  el  alma  busca  tu  sosten, 
Eternamente  vivirá. 

¡Oh  nuevo  pacto  del  Señor 
En  santa  copa  de  salud! 
Reconciliado  el  pecador, 
Se  acerca  á  Dios  por  tu  virtud. 

Hambrienta  el  alma,  vengo  á  tí, 
Mi  buen  Jesús,  con  viva  íe: 
Tu  mesa  es  franca  para  mí, 

Y  en  humildad  me  acercaré. 

Sé  tú  mi  pan  consubstancial 
Que  al  alma  nutra  y  dé  vigor; 

Y  en  vida  y  júbilo  inmortal 
Diré  las  glorias  de  tu  amor. 


Amoroso  nos  convida 
Jesús  á  su  comunión, 

Y  nos  dá  el  pan  de  la  vida, 

Y  el  cáliz  de  redención. 

A  tu  dulce  llamamiento 
Acudimos,  oh  Señor; 
¡Que  el  augusto  sacramento 
Doble  nuestra  íe  y  amor! 


J.  B.  Cabreba. 


CE>A  DEL  SESOK. 


261 


En  cambio  de  tantos  dones 
¿Qué  te  hemos  de  ofrecer? 
Toma  nuestros  corazones, 
Nuestras  almas,  nuestro  sér. 

A  tu  mesa,  prometemos 
En  tu  santa  ley  vivir, 
Y  que  fieles  te  seremos, 
Buen  Jesús,  hasta  el  morir. 


Más  cerca,  oh  Dios,  de  tí. 

Más  cerca,  sí. 
Aunque  sea  una  cruz 

Mi  única  luz, 
Mi  canto  será  así: 
Más  cerca,  oh  Dios,  de  tí. 

Más  cerca,  sí. 

Si  como  al  caminante, 

La  luz  del  di  a 
Me  abandonase  á  mí, 

Piedra  seria 
Mi  lecho,  y  sonaría 
Más  cerca  estar  de  tí, 

Más  cerca,  sí. 

Que  el  camino  hácia  tí 

Yo  mire  haz, 
Y  áng-cles  vengan,  sí, 

Con  dulce  faz, 
Para  llevarme  á  mí 


J.  B.  Cabrera. 


262 


CENA  DEL  SEÑOR. 

Más  cerca,  oh  Dios,  de  ti, 


4, 


Más  cerca,  sí. 
Entonce  al  despertar 


A  tu  voz  fiel, 
Sin  duelo  he  de  elevar 

Nueva  Bethel; 
Y  al  fin  llegaré  asi 
Más  cerca,  oh  Dios,  de  tí, 
Más  cerca,  si. 


Por  el  vacío, 
Dejando  el  mundo  atrás, 

Iré,  Dios  mió, 
Iré  cantando  así: 
Más  cerca,  oh  Dios,  de  tí, 
Más  cerca,  sí. 


1.  Con  profundo  terror  el  sepulcro  miramos, 

Y  de  espanto  nos  llena  el  haber  de  morir; 
Que  la  tumba  es  el  lecho  de  paz  olvidamos, 

Y  la  muerte  el  principio  de  eterno  vivir. 

2.  ¿Qué  es  la  vida  mortal  que  en  la  tierra  vivimos, 
Sino  efímera  sombra  que  pasa  fugaz? 

¿Qué  dulzura,  qué  dicha  en  el  mundo  sentimos, 
Sino  dicha  de  nombre,  dulzura  falaz? 

3.  ¡Oh  principio  inmortal!  rompe,  rompe  gozoso 


5. 


O  volando  fugaz 


MUERTE. 


MUERTE.  26o 

La  que  asi  te  aprisiona  terrena  mansión! 

Y  á  los  cielos  levanta  tu  vuelo  glorioso, 
A  vivir  de  los  santos  en  plácida  unión. 

4.    Allí  espera  Jesús,  que  alcanzó  la  victoria, 

Y  las  puertas  abrió  de  la  patria  eternal; 
De  su  mano  tendrás  la  corona  de  gloria, 

Y  con  él  vivirás  una  vida  inmortal. 

T.  B.  Cabrera. 


1 .  Morir  solo  es  resucitar 
En  eternal  mansión  de  amor, 
Donde  el  mortal  del  Salvador 
Los  ricos  dones  vá  á  gozar. 

Esta  existencia  solo  es 
Sombra  fugaz  ante  la  luz 
De  la  que  ofrece  el  buen  Jesús 
A  quien  á  él  vá  con  sencillez. 

2.  Morir  solo  es  resucitar 
Para  el  discípulo,  que  fiel 
Sus  huellas  sigue  y  cree  en  El 
Con  pura  fé  sin  vacilar. 

El  hombre  vá  á  gozar  allí 
Yiendo  sin  fin  el  mismo  Dios, 
Sin  padecer  el  mal  atroz 
Que  le  agobiara  siempre  aqui. 

3.  Morir  solo  es  resucitar 
Para  el  que  Dios  lleno  de  amor 
Llama,  infundiendo  al  pecador 
Gracia  que  él  solo  puede  dar. 

No  es  tu  justicia,  oh  hombre,  no, 


264 


MUERTE. 


Ni  de  hombre  alguno  la  virtud; 
El  que  te  da  eternal  salud 
Es  quien  en  cruz  por  tí  murió. 


4. 


Morir  solo  es  resucitar 


Para  el  que  en  tí  creyó,  Señor; 

Y  es  tal  la  gracia  de  tu  amor, 
Que  quien  te  amó,  se  ha  de  salvar. 

Acoge  el  alma  que  de  aquí 
De  eterna  dicha  vuela  en  pos; 
Abre  tu  seno  puro,  oh  Dios, 

Y  eternamente  viva  en  tí. 


El  trabajo,  cesar  de  gemir; 
Es  con  Cristo  Jesús  reposar, 
Y  empezar,  sin  dolor,  á  vivir. 

Coiv. — A  gozar  con  Jesús 
Al  Palacio  de  Dios  llegaré; 

Rodeado  de  luz, 
Mi  corona  de  vida  tendré. 

2.  Es  morir  hacia  Cristo  volar, 
Es  morir  hasta  el  cielo  subir, 
Es  morir  en  Jesús  habitar, 

Es  morir  empezar  á  vivir. — Coro. 

3.  Es  sentir  una  dicha  sin  par, 
Es  llegar  al  regazo  de  Dios, 
Es  la  célica  brisa  aspirar, 

Es  beber  en  la  fuente  de  amor. — Coro 


1. 


El  dormir  en  Jesús  es  cesar 


E.  Bo:.\ 


MUERTE. 


265 


290. 


1.  Los  que  en  Cristo  Jesús  confiáis, 
Suprimid  el  dolor,  no  lloréis; 

Que  á  su  seno  bendito  voláis, 
Y  con  Cristo  sin  fin  gozareis. 

Coro — No  hay  dolor  para  el  fiel; 
Que  dormir  en  Jesús 
Es  vivir  en  la  gloria  sin  fin, 
Es  morar  en  el  Reino  de  Luz. 

2.  El  camino  Jesús  preparó; 
Sus  pisadas  debemos  seguir. 
¡Qué  feliz  á  quien  Cristo  llamó! 

¡Qué  feliz  es  con  Cristo  vivir! — Coro. 

3.  Cesa  el  llanto,  la  pena  y  dolor, 
Al  pasar  el  dintel  celestial, 

Al  sentir  de  Jesús  el  amor, 

Al  ceñir  la  corona  eternal. — Coro. 

4.  Llámanos,  buen  Jesús,  hácia  tí, 
Haznos  pronto  contigo  reinar. 
Mientras  lloran  los  hombres  aquí, 
¡Qué  feliz  es  con  Cristo  gozar! — Coro. 


1 .    ¿Por  qué  lamentamos  si  marcha  el  hermano? 
¿Por  qué  ante  su  cu jrpo  temblamos  de  horror, 


R.  Bon. 


ENTIERRO. 


266 


ENTIERRO» 


Si  todos  creemos  que  vive  su  alma, 

Y  Cristo  la  estrecha  en  sus  brazos  de  amor? 

2.  Pues  todos  marchamos  camino  del  cielo, 

Y  todos  seguimos  del  tiempo  el  volar, 
Jamás  deseemos  retraso  en  la  hora 

Que  al  dulce  Dios  nuestro  nos  ha  de  llevar. 

3.  Medrosos  temblamos  trayendo  á  la  tierra 
El  cuerpo  que  yerto  dejamos  aquí; 

Mas  bien  recordemos  que  Cristo,  muriendo, 
Eterno  perfume  dejó  tras  de  sí. 

4.  Jesús  de  los  santos  bendijo  la  tumba, 

Y  el  lecho  de  todos  su  gracia  ablandó; 

Allí  nuestros  miembros  tendrán  el  descanso, 
Allí  donde  Cristo  Jesús  reposó. 

5.  Del  frió  sepulcro  subióse  á  los  cielos, 

Y  al  fiel  el  camino  dignóse  enseñar; 
También  nuestros  cuerpos  serán  levantados 
El  dia  terrible  del  gran  despertar. 

6.  Resuene  del  ángel  la  aguda  trompeta; 
Hermanos,  el  sueño  letal  sacudid. 
Salid  de  las  tumbas,  alzáos,  oh  muertos; 
Oh  santos  benditos,  al  cielo  subid. 


1.       Hermano  querido, — Que  vives  en  paz 
La  vida  que  Cristo — Por  gracia  te  dá; 
Ya  libre  te  hallas — De  angustia  mortal, 
Gozando  en  losbrazos — Del  Dios  de  bondad. 


Mora. 


ENTIERRO. 


267 


Coro. — Quien  crea  en  el  Cristo, — Resucitará, 
Y  glorificado — Por  siempre  será. 

2.  La  fé  te  hizo  salvo: — Ya  puedes  mirar 
Feliz  frente  á  frente — De  Cristo  la  faz; 
La  luz  de  la  vida — En  tu  rostro  dá 

Para  sustentarte — Con  su  santidad.—  Coro 

3.  ¡Oh  Dios,  Padre  eterno! — Al  reino  de  paz 
Condúcenos  salvos — Para  disfrutar 

El  dulce  reposo, — La  dicha  sin  par 
De  vivir  con  Cristo — Por  la  eternidad. — 

Coro 

P.  Castko. 


293. 

1 .  Oye  lo  que  la  voz  celeste  dice 

De  los  que  en  paz  con  el  Señor  murieron: 
Su  nombre  exhala  aromas  y  perfumes; 
Plácido  su  dormir,  blando  su  lecho. 

2.  Murieron  en  J^su-,  y  son  benditos: 
Su  espíritu  acarician  gratos  sueños; 

Y  de  las  asechanzas  de  este  mundo 
Incólumes  y  Cándidos  salieron. 

3.  Purificado^  de  terrena  mancha, 
Dios  los  acoge  en  su  benigno  seno; 

Y  en  aquella  mansión  de  santa  holgura 
Gozan  felices  galardón  eterno. 

Mora. 


263 


HIMNO  DE  LOTERO 


294. 

HIMNO    DE  LUTERO. 


1.  Castillo  fuerte  es  nuestro  Dios, 

Defensa  y  buen  escudo: 
Con  su  poder  nos  librará 

En  este  trance  agudo. 
Con  furia  y  con  afán 
Acósanos  Salan: 
Por  armas  deja  ver 
Astucia  y  gran  poder. 

Cual  él  no  hay  en  la  tierra. 

2.  Nuestro  valor  es  nada  aquí, 

Con  él  todo  es  perdido; 
Mas  por  nosotros  pugnará 

De  Dios  el  Escogido. 
¿Sabéis  quién  es?  Jesús, 
El  que  venció  en  la  cruz, 
Señor  de  Sabaoth; 
Y  pues  él  solo  es  Dios, 

El  triunfa  en  la  batalla. 

3.  Aun  si  están  demonios  mil 

Prontos  á  devorarnos, 
No  temeremos,  porque  Dios 

Sabrá  aun  prosperarnos. 
Que  muestre  su  vigor 
Satán  y  su  furor, 
Dañarnos  no  podrá, 
Pues  condenado  es  ya 

Por  la  Palabra  santa. 


TE  DEUM  LAUDAMUS. 


269 


4 


Sin  destruirla  dejarán, 


Aun  mal  de  su  grado. 
Esta  Palabra  del  Señor; 
El  lucha  á  nuestro  lado. 
Que  lleven  con  furor 
Los  bienes,  vida,  honor. 
Los  hijos,  la  mujer... 
Todo  ha  de  perecer.... 
De  Dios  el  reino  queda. 


TE    DEUM  LAUDAMUS. 


1.  A  ti,  oh  Dios,  con  júbilo  alabamos, 
Y  de  todo  Señor  te  confesamos. 

2.  Eterno  Padre,  sin  cesar  la  tierra 
Toda  te  adora,  y  cuanto  el  orbe  encierra. 

3.  Loor  te  dan  por  todas  las  edades 
Angeles,  cielos  y  altas  potestades. 

4.  El  querubín  y  el  serafín  amantes 
Te  proclaman  con  voces  incesantes: 

5.  Santo,  santo,  santo,  Dios  indecible, 
Señor  de  los  ejércitos  terrible. 

6.  Tu  majestad  gloriosa  el  cielo  llena, 
De  majestad  igual  la  tierra  es  plena. 

7.  El  colegio  de  apóstoles  glorioso, 
El  coro  de  profetas  numeroso, 


J.  B.  Cabrera. 


270  TE  DEUM  LAUDAMUS. 

8.  Y  las  huestes  de  mártires  triunfantes, 
Todos  en  alabarte  son  constantes. 

9.  Confiésate  la  Iglesia  universal 
De  inmensa  majestad  Padre  etcrnal. 

10.  A  tu  Hijo  verdadero  y  venerado, 

Y  al  paráclito  Espíritu  Sagrado. 

11 .  Tú  eres  Rey  de  la  gloria,  oh  Cristo  eterno: 
Tú  eres  del  Padre  el  Hijo  sempiterno. 

VI.      Tú,  cuando  redimirnos  te  dignaste, 
El  seno  virginal  no  desdeñaste. 

13.  Tú  de  la  muerte  el  aguijón  venciste, 

Y  el  cielo  á  los  creyentes  nos  abriste. 

14.  Tú  á  la  diestra  de  Dios  estás  sentado, 
De  la  gloria  del  Padre  rodeado. 

15.  Y  creemos  que  el  dia  postrimero 
Volverás  como  juez  justo  y  severo. 

16.  Te  rogamos  pues,  sean  socorridos 
Tus  siervos  con  tu  sangre  redimidos. 

17.  Haz  que  en  gloria  perenne  colocados, 
Con  tus  santos  se  vean  numerados. 

18.  Señor,  salva  á  tu  pueblo  que  á  tí  clama, 

Y  en  tu  heredad  Ja  bendición  derrama. 

19.  Gobiérnalos  benévolo  y  clemente, 

Y  ensálzalos  sin  fin,  eternamente. 

20.  Cada  dia  tu  nombre  veneramos, 

Y  por  siglos  de  siglos  te  alabamos. 

21.  Dígnate  hoy  guardarnos  sin  pecado; 
Muéstrate  de  nosotros  apiadado. 

22.  Tu  gran  misericordia  consigamos, 
Asi  como  de  tí  siempre  esperamos. 


PADRE  NVESTRO. 


271 


2 


3. 


i. 


Eu  ti  espero,  Señor,  continuamente; 
)  seré  confundido  eternamente. 


EL   PADRE  NUESTRO. 


Padre  nuestro,  que  en  los  cielos 
Habitas,  tu  nombre  sea 
Santificado,  y  tu  reino 
A  todos  los  hombres  veuga. 

Tu  voluntad  sacrosanta 
Cúmplase  sobre  la  tierra, 
Cual  tus  santos  en  los  cielos 

Y  tus  ángeles  la  observan. 

El  cotidiano  alimento 
Dénos  hoy  tu  providencia; 

Y  nuestras  faltas  perdona, 
Cual  nosotros  las  ajenas. 

No  permitas  que  caigamos 
En  tentación,  si  nos  cerca; 

Y  tu  auxilio  poderoso 

De  todo  mal  nos  defienda. 

Tuyo  es  el  reino  y  la  gloria, 
Tuyo  el  loor  y  potencia: 
Pues  por  los  siglos  de  siglos 
Solo  tú,  Dios  nuestro,  reinas. 


J.  B.  Cablera, 


272 


MANDAMIENTOS. 


297. 


LOS  MANDAMIENTOS. 


1        Amarás  á  tu  Dios  ántes  que  todo, 

Y  culto  no  darás  á  ídolo  alguno; 
Tan  solo  Dios  es  Dios;  ninguna  obra 
De  mano  de  escultor  merece  culto. 

2.  Dios  oye  tus  palabras,  ve  en  tu  mente, 
Jamás  su  nombre  invoques  con  falsía; 
Dá  un  dia  de  descanso  en  la  semana 
Para  adorar  á  Dios:  ese  es  su  dia. 

3.  Honra  á  tus  padres:  con  cuidados  tiernos 
Alivia  sus  pesares  y  dolores; 

No  quites  lo  que  es  suyo  á  otro  alguno; 
No  pienses  ni  hagas  nunca  cosas  torpes. 

4.  No  calumnies  á  nadie;  no  desees 
Los  bienes  que  tu  prójimo  atesora, 
Ni  su  siervo,  ni  sierva;  ni  codicies 
O  con  lascivia  mires  á  su  esposa. 

5.  Guarda  fiel  estos  santos  mandamientos 
Que  á  cumplir  y  esplicarnos  vino  Cristo: 
Amarás  á  tu  Dios  con  toda  el  alma, 

Y  al  prójimo  amarás  como  á  tí  mismo. 


CREDO,   FIN  I>EL  CULTO. 


273 


298. 


EL  CREDO. 


Creo  en  Dios  Padre  todopoderoso 
Del  ciólo  y  de  la  tierra  Creador; 
Y  creo  en  Jesucristo,  único  Hijo 
Suyo,  y  nuestro  Señor. 

Del  Espíritu  Santo  concebido, 
Jesús  del  seno  virginal  nació; 
Por  nosotros  sufrió  bajo  Pilato, 

Y  en  una  cruz  murió. 

Fué  sepultado  y  su  alma  á  los  infiernos 
Bajó,  sus  escogidos  á  llamar; 
Surgió  al  tercero  dia;  subió  al  cielo, 

Y  nos  vendrá  á  juzgar. 

Creo  en  el  Santo  Espíritu;  en  la  Iglesia 
Universal,  y  santa  comunión 
De  sus  miembros;  la  eterna  vida  creo, 
Por  el  final  perdón. 


FIN  DEL  CULTO. 


Con  tu  bendición  despídenos; 
Llénanos  de  dicha  y  paz. 

<8 


FIN  DEL  CULTO. 


Dueños  de  tu  amor  triunfemos 
Con  tu  gracia  sin  igual. 

Redimidos  por  tu  sangre, 
Haz,  Señor,  que  descansar 
Podamos,  este  desierto 
Del  mundo  al  atravesar. 

Alabanzas  te  daremos 
Por  tu  Evangelio  sin  par, 
Que  nuestro  pecho  afligido 
Vino  de  gozo  á  llenar. 

De  la  salvación  el  fruto 
Pueda  en  la  tierra  abundar, 
Y  tu  presencia  en  nosotros 
Vivir  por  siempre  jamás. 

Y  cuando  de  huir  del  mundo 
Oigamos  dar  la  señal, 
De  tus  ángeles  en  alas 
Con  gozo  hemos  de  volar; 

Alegres  obedeciendo 
El  grito  de  liberlad, 
Que  nos  hará  eternamente 
Con  Jesucristo  reinar. 


DOXOLOGÍ  AS. 

Falanges  celestiales, 
No  cese  vuestro  canto: 
Load  al  Padre,  al  Hijo, 
Y  al  Espíritu  Santo. 


Mora. 


DOXOLOGÍAS. 

Eterna  gloria  al  Padre 
Que  lodo  bien  nos  dió; 
Gloria  al  que  con  su  sangre 
Pura  nos  rescató; 

Y  gloria  al  Santo  Espíritu 
Que  inflama  nuestro  amor: 
Gloria  á  Dios  que  se  apiada 
Del  pobre  pecador. 

Al  Padre,  al  Hijo,  al  Santo 
Espiritu,  se  dé 
Toda  gloria  por  los  siglos 
Con  amor  y  con  fé. 

Alto  honor,  virtud  y  gloria 
Con  el  Hijo  al  Padre  demos, 

Y  al  Espíritu  divino, 
Mientras  existan  los  tiempos. 

Toda  gloria  al  Padre,  al  Hijo, 

Y  al  Santo  Espíritu  dad: 
Sin  íin  sean  los  loores 

A  ta  excelsa  Trinidad. 

Al  Dios  Supremo  del  cielo 
Los  hombres  rindan  loor: 
A  Dios  Padre  que  es  consuelo, 
A  Dios  Hijo  Redentor, 

Y  á  Dios  Espíritu^Santo 
Que  nos  guía  con  su  amor. 

Al  Padre  sea  todo  honor, 
Todo  al  Hijo  también, 

Y  al  celestial  Consolador, 
Eternamente.  Amen. 


276 


DOXOLOGÍAS. 


8.  Creamos  con  fé  pura  y  entonemos 

Con  fervoroso  canto, 
Reverente  loor  al  Padre,  al  Hijo, 
Y  al  Espíritu  Santo. 

9.  Gloria  al  Padre  y  al  Hijo,  y  gloria  al  Santo 

Espíritu  también; 

Y  por  siglos  sin  fin  suba  este  canto 

A  los  cielos.  Amen. 

10.  Gloria  al  Padre  y  al  Hijo,  y  gloria  al  Santo 
Espíritu,  raudal  de  todo  bien; 

Y  por  siglos  sin  fin  suba  este  canto 

A  los  cielos.  Amen. 

11.  Celestes  y  terrestres  criaturas, 
Load  á  Dios,  de  toda  gracia  fuente: 
Load  al  Padre,  al  Hijo,  al  Paracleto, 
Por  los  siglos  sinfín,  eternamente. 

12.       Que  Jesús  nos  llene  de  gracia  divina, 
Que  el  Padre  amoroso  nos  dé  su  sosten, 
Y  que  el  Santo  Espíritu  se  nos  comunique, 
Ahora  y  por  todos  los  siglos.  Amen. 


HICE  ALFABÉTICO  DE  LOS  HIMNOS. 


Páginas: 

Abismado— en  pecado   119 

Adam  de  la  tierra  probando   54 

A  Jesucristo — ven  sin  tardar   95 

Alabad  con  dulce  canto   241 

Al  cansado  peregrino   128 

Al  cielo  iré;  peregrino   209 

Al  cielo  voy,  al  cielo  voy   210 

Al  Dios,  cuyo  poder  en  cielo  y  tierra.  ...  5 

Al  dirigirnos  de  la  gracia  al  trono   150 

Alma,  basta  de  gemir   117 

Alma  mia,—  no  delires   138 

A  los  montes  elevo  la  vista   191 

Al  pié  de  la  cruz  llorando   48 

Al  Eey  glorioso  de  tierra  y  cielo   21 

Al  Señor  nuevo  salmo  conviene   20 

Altísimo  Señor   257 

Al  trono  excelso  do  en  inmensa  gloria..  •  .    .  244 

Al  trono  majestuoso   16 

Allá  arriba  en  la  cumbre  del  Grólgota.  ...  57 

Allá  lejos  del  suelo   67 

Allí  la  puerta  franca  está   101 

Amarás  á  tu  Dios  ántes  que  todo   272 


Pága. 


Amémonos,  hermanos   196 

Amoroso  nos  convida  ,    .    .  260 

A  nuestro  Padre  Dios   78 

Aparte  del  mundo,  Señor,  me  retiro.    .    .    .  151 

Aquí  juntos  reunidos   22 

A  tí  mi  voz  elevo   106 

A  tí,  oh  Dios,  con  júbilo  alabamos   269 

A  tu  piedad  infinita   109 

Aún  hay  lugar   101 

Autor  de  todo,  Dios  mió   221 

Brille  ó  no  el  sol,  verano  ó  invierno  sea.  .    .  248 

Caido  de  su  estado  primitivo   88 

Calle  el  ruido,  cese  el  negocio   232 

Camaradas!  en  los  cielos   188 

Canciones  nuevas  alegremente   164 

Cantad  alegres  al  Señor   19 

Cantad  alegres  al  Señor  ahora  •  18 

Cantad  alegres  al  Señor  divino   19 

Castillo  fuerte  es  nuestro  Dios   268 

Celeste  voz  que  nos  convidas   259 

Claman  los  afligidos   143 

¿Cómo  resguardaremos  del  pecado.  ....  86 

Cómo  tembló  mi  corazón  de  gozo   245 

Concédenos  tu  presencia   72 

Con  profundo  terror  el  sepulcro  miramos.    .  262 

Contemplamos  del  mundo  dichoso   215 

Con  tu  bendición  despídenos   273 

Corazón,  alienta  va   124 

Creo  en  Dios  Padre  todopoderoso   273 

Cristianos,  media  noche,  hora  solemne.    .    .  36 


Pág-s. 


Cual  bálsamo  que  mitiga  ,    .  20 

Cual  semilla  que  germina   135 

Cuando  el  dolor  y  la  tristeza  invaden.  .    .    .  147 

Cuando  el  mundo  ciego  yace   27 

Cuando  entre  dudas  y  miedos   141 

Cuando  las  negras  dudas   133 

Cuando  me  cercan  negros  nubarrones. .    .    .  142 

Cuando  veo  claro  el  titulo   144 

Cuán  dulce  el  nombre  de  Jesús   158 

Cuanto  soy  y  cuanto  encierro   8 

Cumple,  Señor,  tu  promesa   73 

Dad  á  Dios  inmortal  alabanza   17 

Dador  celeste  de  la  eterna  vida   218 

De  Dios  el  don  eterno  es  siempre  cierto.  .    .  3 

De  entre  las  ciudades  todas   40 

De  Jesús  al  nombre  santo   161 

Dejé  todas  mis  cuitas  á  Jesús   175 

De  la  aurora  en  el  silencio   224 

De  la  cruz  en  que  dignóse   53 

De  la  trompeta  el  son   251 

Del  frígido  Pirene   249 

Del  madero  tú,  amor  mió   42 

Del  trabajo  seis  dias  concluyeron   230 

Del  uno  al  otro  polo   15 

Descanso  á  la  ansiedad   213 

Desciende,  Espíritu  divino   75 

Desciende  ya  de  los  cielos   74 

Desde  tu  eternal  mansión   252 

Desechemos  pueriles  temores   189 

Despertad,  despertad,  oh  cristianos  ....  188 

Despertad,  oh  cristianos   187 


PáffS. 


Despide  ahora  tu  grey   87 

Despierta,  mi  alma   219 

Despierta,  mi  alma,  y  con  el  sol  recorre.    .    .  222 

Desplegue  el  cristiano  su  santa  bandera.  .    .  84 

De  su  trono  mi  Jesús   57 

Dime  la  antigua  historia   198 

Dios  clemente  y  justiciero   171 

Dios  de  mi  salvación,  Señor,  escúchame.  .    .  113 

Dios  el  Padre  celestial   237 

¡Dios  eterno!  en  tu  presencia   234 

Dios  mió,  consuela   114 

Dios  mió,  cuando  pienso  en  las  mercedes..    .  239 

Dios  nuestro  apoyo  en  los  pasados  siglos. .    .  13 

Dios  obra  por  senderos  misteriosos   7 

Dios  santo  y  fuerte   10 

Dios  se  deleita  en  contemplar  al  justo..    .    .  7 

Dios  uno  y  trino,  á  quien  tantos   81 

Dulce  oración,  dulce  oración   148 

Dulces  momentos  consoladores.  .    .    ,    .    .  50 

El  dormir  en  Jesús  es  cesar.    .    .    .    .    .    .  264 

Eleva,  alma  mia,  tu  mente  á  los  cielos.  .    .    .  233 

Elevemos  á  Dios  un  noble  canto   153 

El  Señor  resucitó   60 

En  buen  hora  vengas   220 

En  el  curso  de  este  dia   225 

En  Jesús  mi  esperanza  reposa   202 

En  Jesús  mis  pecados   173 

En  la  cruz  mi  pecado   55 

En  las  regiones — inmaculadas   215 

En  los  floridos  años   155 

t  En  medio  de  este  mundo  tenebroso   89 


Pág-9. 


En  regiones  tenebrosas   29 

Escucha,  oh  Cristo,  la  oración   252 

Es  el  cielo  mi  morada   146 

Es  la  plegaria  un  consuelo   149 

Espíritu  divino   246 

Eirme  como  la  roca  es  tu  Evangelio.    .    .    .  184 

Euera  el  temor  y  la  duda   191 

Gloria  á  Dios,  porque  su  gracia   25 

Grato  canto  de  férvida  alabanza   165 

Grato  es  decir  la  historia   200 

Habita  en  mí,  Señor,  vive  conmigo   223 

¿Has  creído  en  el  Señor?   186 

Hay  para  mí  sólo  un  bien  en  la  tierra.  .    .    .  203 

Hay,  sí,  un  mundo  mejor   204 

Hay  una  fuente,  cuyos  raudales   120 

Hay  una  fuente  sagrada   119 

Hay  un  redil:  ni  una  oveja  '  214 

Haz,  Señor,  que  el  pueblo  tuyo   152 

Héme  aquí,  Jesús  bendito   139 

Henchida  el  alma  de  placer   241 

Hermano  querido   266 

Hijos  del  celeste  Rey   155 

Honra  al  hombre  de  valor   184 

Hoy  es  dia  del  reposo   230 

Hoy  Jesús  te  quiere  hablar   99 

Iglesia  de  Cristo   194 

¡Jerusalem!  despierta   41 


Págf*. 


Jesucristo  nació  pobre   37 

Jesús  bendito,  ya  no  más   64 

J esus  con  brazos  abiertos   92 

Jesús,  dulce  refugio  de  mi  alma   137 

Jesus  es  mi  Pastor   170 

Jesús,  fuente  de  bien  inagotable   196 

Jesus  ha  de  reinar  mientras  el  mundo..    .    .  70 

Jesus,  Hijo  del  hombre   136 

J esus  mió,  á  tu  mandato   207 

Jesus,  tu  dulce  nombre   159 

¡Jesus  vive!  Ta  no  más   61 

Junto  á  mi  Dios  deseo   202 

Justa,  esplícita  y  sin  velo   87 

La  antigua  ley  fenece   39 

La  Biblia  es  una  lámpara   83 

La  diestra  del  Excelso   9 

La  sangre  de  las  víctimas   171 

La  tierna  voz  del  Salvador   105 

La  víctima  fenece.   56 

La  vida  es  cual  tierna   96 

La  niña  de  Jesucristo   194 

La  voz  patente   180 

Loor  á  tí,  mi  Dios,  en  esta  noche   226 

Los  heraldos  celestiales  -    .  34 

Los  moradores  del  cielo  ,    .    .    .  154 

Los  que  en  Cristo  Jesus  confiáis   265 

Los  que  en  el  mar  de  la  vida   129 

Los  santos  de  la  tierra  y  los  del  cielo.  .    .    .  198 

Llanto  y  gritos  se  oirán   193 

Lleno  de  tierna  confianza   115 


Más  cerca,  oh  Dios,  de  tí   261 

Meditad  en  que  hay  un  hogar   212 

Mi  delicia  tu  lev  es   85 

Mi  espíritu  en  tus  manos   176 

Mientras  que  el  ser  me  anime   224 

Mirad  al  celeste  Xiño   39 

Mirad  en  la  cruz  clavado   59 

Mira  mis  manos  por  tí  llagadas   124 

Mira,  Señor  piadoso.  »   236 

Morir  sólo  es  resucitar   263 

Mortales  moribundos   93 

Nada  tuyo,  pecador   172 

Ni  en  la  tierra  ni  en  el  cielo   157 

Xo  os  detengáis,  venid  á  Cristo   99 

Noventa  y  nueve  ovejas,  sí   103 

No  ya  he  de  gloriarme  jamás,  oh  Dios  mió   .  123 

Nunca,  Dios  mió,  cesará  mi  labio   24 

Obedeciendo  tu  palabra  dulce   258 

Oh  buen  Jesús  que  hoy  me  veis       ....  107 

Oh  ciudad  de  David.  Belén  dichosa  ....  33 

Oh  cuán  grato  observar  los  hermanos  .    .    .  195 

Oh  Dios  de  paz  y  de  bondad    ......  254 

Oh  Dios  oh  manantial  de  mi  alegría.    .    .    .  185 

Oh  gloria  indescriptible   31 

Oh  gran  Dios  tres  veces  santo   112 

Oh  gran  Dios  yo  soy  un  vil   110 

Oh  Jesús,  Señor  del  cielo   68 

Oh  Jesús,  Señor  divino   181 

Oh  mi  bienhechor  eterno   121 

Oh  nuestro  Padre,  eterno  Dios   235 


Págs. 


Oh  Padre  celestial,  de  cuanto  existe.  .    .    .  255 

Oh  Padre  eterno   108 

Oh  pan  del  cielo,  dulce  bien   260 

Oh  quién  en  tí  morára   217 

Oh  Redentor  amado   156 

Oh  Salvador,  tierno  Jesús   183 

Oh  Señor  yo  no  deseo   1 

Oh  si  pudiera  á  Dios  aproximarme  ....  134 

Oh  sol  del  alma,  Salvador  preciado  ....  226 

Oh  tú,  cuya  bondad  llena  mi  copa.   .    :    .    .  240 

Oh  tú,  cuya  mirada  escrutadora   115 

Oid  cuál  ruega  al  Padre   46 

Oid  un  son  en  alta  esfera   30 

Oye  la  voz,  Señor   242 

Oye  lo  que  la  voz  celeste  dice   267 

¿Oyes  cómo  el  Evangelio   143 

Padre,  Creador  divino   80 

Padre  nuestro,  que  en  los  cielos   271 

Para  todo  viajero   126 

Pecador,  ven  al  dulce  Jesús   97 

Peregrino  en  el  desierto   206 

Piedad,  piedad,  Dios  mió   108 

Piedad,  Señor,  de  un  mísero   111 

Pobre  peregrino   102 

Por  f  é  ardiente  inspirado   205 

Por  la  vía  terrenal   178 

Por  siempre,  Señor,  tu  nombre   15 

Por  veredas  estraviadas   140 

¿Por  qué  lamentamos,  si  marcha  el  hermano.  265 

Preste  oidos  el  humano   91 

Primero,  eterno  Ser,  incomprensible.   ...  4 


Págs. 


Proclamen  las  naciones   14 

¿Qué  es  la  oración?  Es  un  deseo  puro. .    .    .  147 

¿Qué  significa  ese  rumor?   104 

Qué  venturoso  es  el  hombre   85 

Eegresa,  regresa   94 

Eoca  eterna,  por  mí  quebrantada   122 

Eostro  divino   49 

Eota  la  egipcia  cadena   208 

Sacude  el  pesado  sueño   98 

¡Salvación!  bella  palabra  ,    .  192 

Salvo  en  los  tiernos  brazos   168 

Santa  Biblia,  para  mí   82 

Santo  afligido,  al  Salvador  acude   130 

¡Santo,  santo,  santo!  Señor  omnipotente.  .    .  80 

Santo,  santo,  Señor  de  los  cielos   6 

Señor  á  quien  los  cielos   179 

Señor,  cuando  á  los  cielos  ascendiste.  ...  66 

Señor,  en'tí  yo  creo   2 

Señor,  los  que  sumisos  de  tus  manos.  .    .    .  152 

¡Señor,  tú  eres  santo!  yo  adoro,  yo  creo.  .    .  11 

¡Señor,  yo  te  conozco!  la  noche  azul  serena.  12 

Si  aquí  sufrimos  tanto   145 

Si  un  dia  el  dolor   128 

Solemnes  resuenen  los  férvidos  cantos.    .    .  162 

Solo  á  tí,  Dios  y  Señor   79 

Solo  en  tu  pura  sangre   118 

Soy  ante  vos,  Eey  del  cielo   220 

Soy  un  gusano  del  suelo   201 

Sube  á  los  cielos,  Eedentor  divino   65 


Págs. 


Suenen  dulces  himnos,  gratos  al  Señor.   .   .  28 

Tal  como  soy,  sin  una  sola  escusa   116 

Tenebroso — mar  undoso   132 

Tengo  de  Dios  el  amor   125 

Ten  valor  sin  fin,  cristiano   131 

¿Te  sientes  casi  resuelto  ya?   100 

Tesoro  incomparable   166 

Todo  el  que  en  Dios  confia   126 

Tristísima  está  la  noche   256 

Tú,  de  los  fieles  eternal  Cabeza   247 

Tus  palabras  postreras   48 

Tu  vía,  oh  Dios,  no  la  mia   182 

Un  ancla  tenemos   190 

Una  región  existe  en  las  alturas   216 

Un  buen  amigo  hallé   169 

Unidos  en  espíritu   62 

Un  nombre  existe  que  escuchar  me  agrada.  .  160 

Ved  cuál  desciende  en  las  nubes   70 

Ven  á  Cristo,  ven  ahora   94 

Ven  á  mí,  Señor  Dios  mío                          .  228 

Ven  á  nuestras  almas   73 

Ven,  criador  Espíritu  amoroso   76 

Venid,  fieles  todos,  á  Belén  marchemos.  .    .  34 

Venid  los  que  al  Señor  amáis  de  veras.    .    .  23 

Venid,  nuestras  voces  alegres  unamos. ...  163 

Venid,  oh  pecadores;  buscad  vuestro  refugio.  92 

Venid,  pastor  cilios   28 

Venid,  pecadores.  .                                .  96 

Vida  hay  por  mirar  al  Cordero  inmolado. .  .  52 


Pégs. 


Voy  á  Cristo  que  es  mi  Rey   179 

Voy  al  cielo,  soy  peregrino   209 

Voz  de  amor  y  de  clemencia   43 

Ta  brille  el  sol  refulgente   77 

Ya  consumada  su  mortal  carrera   67 

Ya  en  el  mar  el  sol  apaga   227 

Yo  escucho,  buen  Jesús   51 

Yo  voy  viajando,  sí   211 

i  Y  dejas,  Pastor  santo   63