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Full text of "Historia de Cataluña .."

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l^arbarU  Cotlege  i,ttirars. 

FROM    THK 

SALES   FUND. 


Kstablished  under  the  will  of  Frangís  Sales,  Instructor 

in  Harvard  CoUege,  1816-1Q54.    This  will  requires 

the  iocome  to  be  expended  for  books  *'  in  the 

Spanish  language  or  for  books  11- 

lustrative  of  Spanish  history 

and  literatare." 


Received    3    (OcJ^'.     1^0/ . 


OBRAS 


DE  VÍCTOR    BALAGUER 


TOMO  XVI  DE  LA  COLECCIÓN 
y   OCTAVO    DE    LA   HISTORIA    DE   CATALUÑA 


«  • 


OBRAS  DEL  AUTOR 

I 

PUBLICADAS    EN     ESTA     COLECCIÓN. 

Poesías  catalanas.  {El  libro  del  amor. — El  libro  de  la  fe. 
— El  libro  de  la  patria, — Eridanias. — Lejos  de  mi  tierra. — Ul- 
timas poesías.) — Un  tomo,  que  forma  el  I  de  la  colección,  6 
pesetas. 

Tragedias.  Original  catalán  y  traducción  castellana. 
[La  muerte  de  Aníbal. — Coriolano. — La  sombra  de  César. — La 
fiesta  de  Tibulo. — La  muerte  de  Nerón. — Safo, — La  tragedia  de 
Llivia. — La  última  hora  de  Cristóbal  Colón. -r- Los  esponsales 
de  la  muerta. — El  guante  del  degollado. — El  conde  de  Foix. — 
Rayo  de  luna,) — Un  tomo  (II  de  la  colección),  8  pesetas. 

Los  Trovadores.  Su  historia  literaria  y  política. — Cuatro 
tomos  (III,  IV,  V  y  VI  de  la  colección),  30  pesetas. 

Discursos  académicos  y  memorias  literarias.  [Discursos 
y  dictámenes  leídos  en  las  Academias  y  efi  los  fuegos  Florales. — 
La  corte  literaria  de  Al fonso  de  Aragón. — Un  ministerio  de  Ins- 
trucción pública, — Fundación  de  la  Biblioteca  de  Villanueva  y 
Geltrú, — Cartas  literarias, — El  poeta  Cabanyes. — Ideas  y  apun- 
tes^ etc.,  etc.) — Un  tomo  (VII  de  la  colección),  7  pesetas  50 
céntimos. 

El  Monasterio  de  Piedra. — Las  leyendas  del  Mont- 
serrat.— Las  cuevas  de  Montserrat. — Un  tomo  (el  VIII 
de  la  colección),  7  pesetas  50  céntimos. 

Historia  de  Cataluña. — Tomos  primero,  segundo,  ter- 
cero, cuarto,  quinto,  sexto  y  sétimo  de  esta  obra,  y  IX,  X, 
XI,  XII,  XIII,  XIV  y  XV  de  la  colección,  á  10  pesetas  cada 
uno,  70  pesetas. 

(Esta  colección  es  propiedad  del  autor.) 


VÍCTOR  BALAGUER 


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DK  LAS  Reales  Academias  Española  y  de  la  Historia 


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HISTORIA 


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DE 


CATALUÑA 


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VIH 


TOMO    OCTAVO 


MADRID 

IMPRENTA   Y   FUNDICIÓN   DE   MANUEL    TELLO 

DtfPRBSOR  DE  CÁMARA   DE    S.   M. 

Don  Evaristo,  8 
1886 


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Y^^K.  5í»3  4-.l6,lfl 


<5íí:RDcor^ 

OCT    3   1901 


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LIBRO   DÉCIMO 

(cONTINUAtlÓN.) 


CAPÍTULO  XXIV. 


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Preparativos  de  defensa  y  fortifícación  de  Martorell. — Preparativos  de 
Barcelona. — Ocupación  de  Villafranca  por  el  ejército  real. — Nom- 
bramiento de  Tamarit  como  general  de  las  armas  catalanas. — Toman 
Jos  castellanos  á  San  Sadurní. — Expedición  de  Margarít. — Se  apode- 
ra de  Constanti. — Nuevos  sacrificios  de  Barcelona. — Fuerza  el  ejér- 
cito real  el  paso  de  Martorell. — Llegan  las  tropas  al  llano  de  Barce- 
lona.— Se  decide  reconocer  por  conde  de  Barcelona  al  rey  de  Fran- 
cia.— Proposición  de  Francia  á  la  junta  de  Brazos. — Alegación  de 
los  motivos  que  obligaron  á  los  catalanes  á  reconocer  al  rey  de  Fran- 
cia.— Proclamación  de  Luis  XIII  de  Francia.— Palabras  de  un  orador. 

(De  i.^  á  23  DE  Enero  de  1641.)' 

Dueño  ya  de  Tarragona  el  marqués  de  los  Vélez,  de- 
terminó sin  pérdida  de  momento  marchar  hacia  la  ca- 
pital del  Principado  antes  de  que  se  le  pusiera  contra- 
ria la  fortuna.  Los  catalanes,  por  su  pa^te,  decidieron 
fortificar  á  Maitorell  para  detener  en  su  marcha  al  ejér- 
cito invasor,  pareciéndoles  el  lugar  á  propósito  á  su  ob- 
jeto por  la  dificultad'  del  rio  y  la  angostura  de  los  pasos* 
Era  tanto  más  critica  la  situación  para  los  catalanes, 
cuanto  que  M.  de  Espernan,  después  de  muchas  vaci- 
laciones, había  decidido  regresar  á  Francia  con  todas 
sus  tropas  comprendidas  en  la  capitulación  de  Tarra- 


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6  VÍCTOR   BALAGUER 

gona,  sin  que  de  nada  valiesen  los  empeños  de  la  dipu- 
tación y  el  haberle  ésta  recordado,  por  medio  de  su  pre- 
sidente el  canónigo  Claris,  los  compromisos  con  ella 
contraidos  y  los  juramentos  prestados  al  rey  y  á  la  pa- 
tria. De  todos  modos,  si  de  Espernan  se  comprometió 
á  no  hacer  armas  contra  las  tropas  reales,  hizo  bien  y 
se  portó  como  hombre  de  honor. 

En  este  apuro,  y  perdida  la  asistencia  francesa,  man- 
dó hacer  Cataluña  nuevas  levas  de  infantería  y  caballe- 
ría, que  con  sufna  brevedad  se  iban  engrosando  con  la 
gente  de  varios  puntos,  entre  ellos  Vich,  Manresa,  Gra- 
nollers,  Tarrasa,  Sabadell  y  todo  el  Valles,  San  Celo- 
ni,  Hostalrich,  Arenys,  Mataró  y  toda  la  costa  de  mar. 
Toda  esta  gente,  con  lo  demás  necesario  para  la  defen- 
sa, se  enviaba  á  Martorell,  á  donde  pasó  también  el 
Dr.  Ferrán,  oidor  de  cuentas  de  la  diputación,  con  ple- 
nos poderes  y  autoridad  para  organizar  y  disponer  cuan- 
to creyese  útil  y  conveniente  al  objeto. 

ínterin  se  proseguía  con  la  actividad  que  el  caso  de- 
mandaba en  la  fortificación  de  Martorell,  no  se  descuida- 
ba lá  de  Barcelona.  Vióse  entonces  á  las  mujeres  y  ancia- 
nos acudir  á  ofrecer  sus  servicios,  y,  movidos  de  patrió- 
tico celo,  á  los  individuos  del  clero  formar  compañías  y 
montar  las  guardias  en  las  puertas  y  muralla  i.  Diéronse 
órdenes  para  reparar  las  fortificaciones,  y  envióse  toda 
cuanta  gente  fué  posible  á  terminar  las  obras  que  se  ha- 
bían comenzado  en  Montjuich  para  convertir  la  torre- 
atalaya  que  allí  se  alzaba,  en  una  verdadera  fortaleza  ^. 
En  estos  momentos  es  cuando  aparece  realmente  supe- 
rior y  grande  el  canónigo  Pablo  Claris,  quien  con  áni- 
mo levantado  á  todo  acudía,  como  cabeza  principal  del 
gobierno,  siendo  esperanza  de  los  unos,  consuelo  de  los 


1  Feliu  de  la  Peña,  lib  XX,  cap.  VL 

2  Archivo  nmmcipah  Dietarios  de  este  afio« 


íLJh. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB..X.  CAP.  XXIV.  *] 

otros,  áncora  de  todos  y  timón  de  aquella  nave  que  á  él 
principalmente  debió  la  salvación  en  tan  deshecha  bo- 
rrasca i. 

La  imprevista  retirada  de  M.  de  Espernan  había 
obligado  al  teniente  general  de  Cataluña  D.  Francisco 
de  Vilaplana,  por  no  perder  la  poca  gente  que  tenia,  á 
retirarse  á  Martorell  y  abandonar  á  Villafranca  del  Pa- 
nades,  en  donde  estaba  reconociendo  los  lugares  veci- 
nos con  sólo  tres  compañías  de  caballos  ligeros.  Esto 
hizo  que  el  duque  de  San  Jorge,  que  llevaba  la  van- 
guardia del  ejército  real,  pudiese  adelantar  sin  obstácu- 
lo y  ocupar  á  Villafranca  sin  oposición,  esperando  allí 
al  marqués  de  los  Vélez,  que  con  lo  restante  del  ejérci- 
to llegó  pronto  y  asentó  por  el  momento  su  campo  en 
aquella  villa. 

Iban  por  su  parte,  reconcentrando  los  catalanes  sus 
fuerzas  en  Martorell  y  sus  inmediaciones  2;  y  como  se 
vio  que  el  Dr.  Ferrán,  oidor  eclesiástico,  no  reunía  la 
suficiente  ciencia  militar  al  patriótico  y  acendrado  celo 

1  £n  estos  momentos,  el  día  4  de  Enero  de  1641»  fueron  presos  en 
Barcelona  D.  Pedro  y  D.  Antonio  de  Aragón,  hijos  del  difunto  duque 
de  Cardona,  siéndolo,  al  decir  de  Feliu  de  la  Peña,  para  seguridad  y  en 
rehén  de  los  embajadores  catalanes  que  estaban  detenidos  en  la  corte. 
£1  Dietario  del  archivo  municipal,  que  he  consultado,  habla  en  efecto, 
con  referencia  al  4  de  Enero,  de  este  suceso;  pero  no  dice  el  motivo,  que 
bien  puede  ser  el  indicado  por  Feliu.  £1  dietario  añade  que  también  la 
duquesa  de  Cardona  fué  arrestada  en  su  propia  casa,  poniéndole  guar- 
dias de  vista.  En  cuanto  á  sus  dos  hijos  D.  Pedro,  marqués  de  Povar,  y 
D.  Antonio,  fueron  llevados  en  un  coche  á  las  cárceles  reales.  Con  re- 
ferencia al  día  19  del  mismo  mes,  hallo  también  en  el  dietario,  que  por 
parte  del  Consejo  de  Ciento  se  renovaron  las  órdenes  de  tener  estrecha- 
mente guardados  é  incomunicados  en  las  cárceles  públicas  á  los  dos  her- 
manos, .no  permitiéndoseles  ver  ni  hablar  á  nadie. 

2  Es  preciso  tener  en  cuenta  que  Martorell  era  en  aquella  época  el 
verdadero  punto  estratégico,  pues  sólo  alli  se  podía  cruzar  el  Llobregat 
por  medio  del  puente  llamado  del  Diablo^  no  existiendo  aún  el  de  Mo- 
lins  de  Rey,  que  se  de  moderna  construcción. 


8  VÍCTOR  BALAGÜBR 

que  le  im'pulsaba,  creyó  oportuno  la  diputación  dar  el 
mando  del  campo  de  Martorell  al  diputado  militar  Don 
Francisco  de  Tamarit,  general  de  las  armas  cátala- 
ñas,  que  á  la  sazón  se  hallaba  en  el  Ampurdán.  Al  re- 
cibo de  su  nuevo  nombramiento,  encai*gó  éste  la  defen- 
sa de  aquellas  fronteras  á  los  maestres  de  campo  Don 
Tomás  de  Ban3ails,  D.  Garao  de  Alemany,  D.  Bernar- 
do de  Montpalau,  D.  Antonio  Cassador,  D.  Juan  de 
Senmanat  y  el  vizconde  de  Joch,  y  partió  para  Barcelo- 
na, y  de  allí  en  seguida  para  Martorell,  con  las  compa- 
ñías de  caballos  del  comendador  Enrique  Juan,  el  bay- 
le  de  Falset  y  Manuel  de  Aux.  Parece  que  cobró  el  pue^ 
blo  más  aliento  con  la  llegada  de  Tamarit,  en  quien  se 
tenía  mucha  confianza,  y  mayor  fué  aún  el  regocijo  por 
haber  entrado  casi  al  propio  tiempo  los  capitanes  fran- 
ceses Plesis  y  Serignan  con  un  regimiento  de  infantería 
y  3oo  caballos,  enviados  por  Espeman,  no  comprendi- 
dos en  la  capitulación  de  Tarragona  i . 

Luego  que  el  marqués  de  los  Vélez  hubo  descansado 
su  gente  en  Villafranca,  púsose  en  movimiento,  orde- 
nando que  la  vanguardia  se  adelantase  á  tomar  el  pue- 
blo de  San  Sadurní  de  Noya,  que  era  como  el  antemu* 
ral  de  Martorell.  Resistió  bien  el  pueblo,  confiado  en  la 
proximidad  del  socorro;  pero  el  empeño  con  que  fué  em- 
bestido por  fuerzas  sobradas,  le  obligó  á  rendirse  antes 
de  llegar  el  auxilio. 

Mientras  el  ejército  real  se  iba  adelantando  hacia  Bar- 
celona, uno  de  los  jefes  catalanes,  D.  José  de  Biure  y 
Margarit,  llevó  á  cabo  una  arriesgadísima  y  afortunada 
expedición.  Hallábase  situado  en  las  cercanías  de  Mont- 
serrat con  los  migueletes  de  los  capitanes  Cabanyes  y 
Casellas,  y  creyó  oportuno  el  momento  para  acef carse 
á  Tarragona  y  picar  el  ejército  por  la  espalda.  Parece 

1     Meló.  lib.  V.  32. 


HISTORIA  DB  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXIV.  Q 

que  la  primera  idea  de  Margarit  fué  la  de  intentar  un 
golpe  de  mano  sobre  la  misma  Tarragona;  pero  como 
se  hallaba  ésta  con  fuerte  y  prevenida  guarnición,  deci- 
dió dejarse  caer  sobre  la  villa  de  Constanti,  situada  á 
una  pequeña  legua  de  aquella  ciudad,  y  convertida  por 
las  tropas  reales  en  hospital  de  sus  heridos  y  cárcel  de 
sus  prisioneros. 

Su  empresa  fué  coronada  del  mejor  éxito,  y  embesti- 
da la  villa  de  noche,  hubo  de  entregarse,  lo  propio  que  el 
castillo,  á  las  primeras  luces  de  la  mañana,  después  de 
haber  ofrecido  porfiada  y  brava  resistencia.  Meló,  cuya 
autoridad  en  este  punto  es  innegable  por  pertenecer  á 
contrarias  banderas,  elogia  el  valor  de  los  catalanes  en 
este  trance,  y  cita  particularmente  el  esfuerzo  de  un  sar- 
gento catalán  llamado  Juan  de  Torres.  La  empresa  hu- 
biera sido  más  gloriosa  si  los  nuestros,  irritados  sin  du- 
da al  recuerdo  de  las  víctimas  de  Cambríls,  no  hubiesen 
manchado  el  brillo  de  la  victoria  con  pasar  desastrada- 
mente á  degüello  á  los  enfermos  y  heridos  que  se  halla- 
ban en  el  hospital.  Refiere  el  suceso  el  historiador  ci- 
tado, y  con  indignación  debe  reprobarse,  que  no  es  bien 
hacer  resaltar  las  maldades  de  los  contrarios  ocultando 
las  cometidas  por  los  propios. 

£1  brillante  resultado  que  dio  el  asalto  de  Constanti 
fué  la  libertad  de  3oo  catalanes,  prisioneros  en  aquella 
villa  desde  la  trisfe  jomada  de  Cambríls. 

AI  tenerse  noticia  en  Tarragona  de  lo  que  pasaba  en 
Constanti,  mandóse  salir  toda  la  fuerza  disponible  de 
caballería  é  infantería,  y  tuvieron  estas  tropas  un  cho- 
que con  los  migueletes  de  Cabanyes,  encargados  de  pro- 
teger la  retirada  de  Margarit,  el  cual,  conseguido  su  ob- 
jeto, abandonó  la  villa,  ya  que,  por  otra  parte,  su  <:on- 
servación  hubiera  sido  inútil  é  imposible. 

Queda  ya  dicho  cómo  se  había  dado  el  mando  del  cam- 
pamento de  Martorell  á  D.  Francisco  de  Tamarit.  Al 


10  VÍCTOR   BALAGURR 

llegar  este  hábil  y  experto  jefe  al  puesto  de  honor  y  de 
peligro  que  la  patria  le  confiaba,  observó  que  no  había 
fuerzas  bastantes  para  resistir  al  ejército  castellano,  y 
envió  por  lo  mismo  á  pedir  nuevos  socorros  á  Barcelo- 
na. Grande  alarma  movióse  con  esto  en  la  ciudad,  la 
cual  acudió  á  todas  sus  parroquias,  conventos,  cofra- 
días, gremios  y  universidad,  mostrándose  otra  vez  más 
el  celo  y  patriotismo  de  los  barceloneses  en  tan  apurado 
trance,  pues  todos  se  ofrecieron  al  peligro  para  el  reme- 
dio de  la  patria.  Los  eclesiásticos  por  sí  solos  formaron 
algunas  compañías,  disponiéndose  á  salir  al  campo  en 
defensa  de  las  libertades  del  país.  Presenció  entonces 
Barcelona  el  sublime  espectáculo  de  ver  á  los  clérigos 
y  frailes  abandonar  el  altar  y  el  coro  para  empuñar  un 
arma;  á  los  niños,  ancianos  y  enfermos  acudir  presuro- 
sos á  solicitar  un  puesto;  á  las  mismas  mujeres  presen- 
tarse en  tropel  á  reclamar  que  se  las  permitiese  compar- 
tir con  los  guerretos  las  fatigas  y  la  vigilancia.  Era  la 
hora  del  peligro  para  la  patria  y  la  libertad,  y  todos  eran 
iguales  en  aquel  momento  supremo,  todos  rivalizaban 
en  celo  y  entusiasmo,  todos  sé  hallaban  dispuestos  á 
sacrificar  sus  vidas  y  haciendas  en  aras  de  los  idolatra- 
dos objetos  que  justamente  intentaban  sostener. 

El  día  21  de  Enero,  por  disposición  del  Consejo  de 
Ciento,  se  alzó  el  pendón  llamado  de  San  Raimundo 
de  Peñafort,  y  el  mismo  día  á  las  once  de  la  mañana 
partió  dicho  pendón  para  Martorell  con  400  mosquete- 
ros, entre  ellos  canónigos,  frailes  y  capellanes,  habien- 
do ya  marchado  antes  mucha  más  gente,  pues  que  iban 
haciéndose  partir  las  compañías  á  medida  que  se  for- 
maban 1. 

1  Dice  el  Dietario  del  archivo  municipal:  "A  21  de  Janer  delibe- 
ració  del  Concell  de  cent  perqué  se  arborás  lo  pendo  de  Sant  Ramón  de 
Penyafort  per  socorrer  ais  catalans  de  Martorell:  per  est  efecte  se  feu 
embaxada  á  Santa  Catarina,  y  se  porta  dit  pendo  á  benehir  al  senyor 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXIV.  II 

Pero  desgraciadamente  á  jas  cinco  de  la  tarde  del 
mismo  día  2i,  llegaron  á  Barcelona  dos  correos  con  la 
infausta  nueva  de  haber  roto  el  ejército  real  las  trinche- 
ras de  Martorell,  penetrando  en  esta  población,  donde  la 
furia  enemiga  no  perdonó  edad  ni  sexo,  sacrificando  in- 
finitas víctimas  y  haciendo  de  aquel  pueblo  un  lugar  de 
horrores,  desolación  y  miseria.  No  le  valió  por  cierto  á 
Martorell  ser  del  señorío  del  marqués  de  los  Vélez.  An- 
tes bien,  por  esta  causa  pareció  cebarse  más  cruelmente 
en  él  la  venganza  del  invasor. 

Si  hemos  de  dar  crédito  á  Meló,  testigo  de  vista,  co- 
mo ya  se  sabe,  Tamarit  hizo  cuanto  pudo  y  estuvo  en 
él  para  la  defensa  de  Martorell,  hasta  que,  viendo  impo- 
sible la  resistencia,  determinó  abandonar  el  lugar,  efec- 
tuándose la  retirada  de  las  principales  tropas  catalanas 
á  la  vista  del  enemigo,  contenido  por  la  caballería  y  ar- 
tillería hábilmente  dispuestas  para  el  caso  por  el  de  Ta- 
marit. Esto  no  obstante,  tuvieron  los  catalanes  una 
pérdida  de  2.000  hombres^  siendo  también  de  conside- 
ración la  de  los  contrarios,  quienes  hubieron  de  llorar, 
entre  otras,  la  muerte  de  D.  José  de  Saravia,  teniente 
de  maestre  de  campo  general  1 . 

El  conceller  tercero  de  Barcelona,  Rosell,  consiguió 
retirarse  con  3. 000  hombres  y  la  bandera  de  Sania  Eu- 
lalia  á  Mata  de  Mura,  en  el  Valles;  Tamarit,  con  algu- 
nas tropas  de  caballería,  se  vino  precipitamente  á  Bar- 
celona, en  donde  entró  al  anochecer  de  aquel  mismo 
día,  y  lo  restante  de  la  hueste  catalana  se  corrió  por  el 
Valles,  ocupando  los  lugares  de  Tarrasa,  Sabadell,  Cal- 

bisbe,  acompanyanUo  tambors  de  guerra,  y  se  arborá  en  una  de  las  fínes* 
tras  de  casa  la  ciutat,  y  lo  mateix  dia  á  las  11  del  matf  partí  de  la  ciutat 
dit  pendo,  portantlo  un  frare  religios  de  dominicos,  y  marcha  ab  400 
mosqueters,  entre  canonges,  religiosos,  capellans  y  particulars,  pera  dit 
exercit  de  Martorell.» 
1     Meló,  Ub.  V,  48. 


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12 


VÍCTOR  BALAGUER 


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das  de  Montbuyy  otros.  La  pérdida  de  Martorell  se  acha- 
có principalmente  á  D.  Diego  de  Vergós,  caballero  ca- 
talán, de  quien  se  dijo  que,  mandando  una  compañía  de 
infantería,  dio  lugar  á  las  tropas  reales  á  que  pasasen 
el  Coll  de  Corbera  sin  haber  intentado  contrariarles  i. 

Detúvose  el  marqués  de  los  Vélez  todo  un  día  en  Mar- 
torell para  dar  algunas  horas  de  paz  y  descanso  á  su 
fatigada  tropa,  y  en  seguida  ordenó  que  el  ejército  avan- 
zase á  ocupar  los  lugares  de  Molíns  de  Rey,  San  Feliu 
y  Esplugas,  acuartelándose  en  ellos,  ínterin  él  reunid 
consejo  de  generales  y  oñciales  superiores  para  poner  á 
discusión  si  se  atacaría  la  capital  del  Principado  y  en 
qué  modo  y  forma. 

Mientras  tanto,  Barcelona,  al  ver  cerca  al  enemigo, 
se  dispuso  valerosa  á  la  defensa.  Mujeres,  niños,  ancia- 
nos, sacerdotes,  todos  se  reunieron  bajo  el  sagrado  es- 
tandarte que  tremolaba  la  patria  en  peligro;  todos  se 
dispusieron  á  vender  caras  sus  vidas,  á  pelear  hasta 
verter  la  última  gota  de  sangre,  á  no  ceder  mientras 
quedara  vivo  un  solo  defensor  y  en  pie  una  sola  piedra. 
Reinaban  en  la  ciudad  una  actividad  y  movimientos  ex- 
traordinarios. Pablo  Claris  y  Francisco  de  Tamarit  se 
multiplicaban  acudiendo  á  todas  partes;  la  vigilancia  en 
las  murallas  y  puertas  era  extraordinaria;  cada  uno  ocu- 
paba su  puesto,  y  los  concelleres  mandaban,  bajo  pena 


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l  **A  las  5  de  la  tarde  del  21  de  Janer  ambaren  dos  curreus  ab  la  des- 
ditxada  nova  com  lo  enemich  ab  tot  son  exercit  había  rompudas  las  tría- 
xeras  del  nostre  exercit  de  Martorell,  y  que  aquell  había  sigut  tot  derrotat, 
á  causa  que  mossen  Diego  de  Vergós  cavaller  de  la  cíutat,  ab  sa  compa- 
nyia  de  infantería  dona  lloch  ais  castellans  pasasen  per  lo  coll  de  Corbe- 
ra, sens  haber  volgut  pelear  ab  ells  sino  retirase  y  desaniparant  son  pues* 
to,  que  lo  senyor  conceller  lil  ab  la  bandera  de  la  gloriosa  Santa  Eula- 
lia, se  era  retirat  ab  3. 000  homens  de  guamicíó,  del  millor  modo  que 
pogué  en  Mata  de  Mura»  en  lo  .Valles;  habense  tambe  retirat  á  unya  de 
caball  en  la  present  ciutat  lo  senyor  Francisco  de  Tamarit,  diputat  mi- 
litar ab  algunas  tropas  de  caballería.,.  (DUiario  del  archivo  municipal.) 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXIV.  I3 

de  la  vida,  que  antes  de  tres  horas  acudiesen  á  tomar  las 
armas  todos  los  que  hubiesen  cumplido  la  edad  de  quin- 
ce años  1. 

Otra  resolución  más  enérgica,  más  decisiva,  más  ter- 
minante tomó  aún  en  aquellos  críticos  momentos  la  ciu- 
dad de  Barcelona,  y  fué  la  de  reconocer  por  su  conde  al 
rey  de  Francia,  bajo  cuyo  protectorado  se  había  ya  pues- 
to. Podrá  decirse  de  esta  determinación  lo  que  se  quie- 
ra; pero  habrá  de  confesarse  que  en  aquellos  momentos, 
á  Ja  vista  del  enemigo  poderoso,  ante  las  armas  contra- 
llas extendidas  en  el  llano,  fué  una  resolución  heroica, 
un  guante  de  desafío  arrojado  á  la  soberbia  del  contra- 
rio, un  juramento  solemne  de  perecer  abrasada  entre 
sus  ruinas,  antes  que  sucumbir  á  implorar  clemencia  y 
misericordia  del  cOnculcador  de  sus  fueros  y  del  despo- 
jador de  sus  libertades. 

Conviene  consignar,  antes  de  todo,  que  á.i6  de  Ene- 
ro había  tenido  lugar  en  Barcelona  una  solemne  con- 
vocación de  los  tres  Brazos,  ante  los  cuales  se  presentó 
M.  de  Plesis  Bésanzon,  plenipotenciario  del  monarca 
francés,  ofreciendo  en  nombre  de  éste  que  Francia  ad- 
mitiría á  Cataluña  bajo  su  protección,  con  que  reduje- 
se su  gobierno  al  de  república  2;  resolviéndose  el  i8 

1  "22  de  Janer.  Pena  de  la  vida  á  tot  hom  de  15  anys  en  a  munt 
dins  tres  horas  seallisten..  {Dietario,) 

2  La  comunicación  que  se  pasó  con  motivo  de  esto  al  Consejo  de 
Ciento,  y  que  con  el  título  de  Froposició  dds Brassos  tinguts  á\6  de  Já' 
ner  </<?  1641  obra  en  los  acuerdos  de  este  Consejo  (archivo  municipa]), 
dice  asf: 

"Lo  senyor  de  Plesis  Besanzon  ha  fet  ostensió  deis  poders  que  lo  rey 
Cristian  ísim  li  ha  donats  en  orde  á  la  assistencia  que  desitja  fer  á  esta 
provincia  per  sa  consei*vació,  en  los  cuals  entre  altres  capitols  li  dona 
poder  sa  Magestad  cristianíssima  per  admetrerla  debaix  sa  protecció  ab 
que  deducsca  son  govem  á  forma  de  república  ab  los  pactes  y  condi- 
cions  que  entre  la  provincia  y  sa  Majestad  cristianíssima  se  ajustaran,  y 
ha  demanat  juntaraent  que  aquesta  intenció  de  son  rey  se  propose  á 


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VÍCTOR  BALAGUER 


del  mismo  mes  admitir  solamente  el  protectorado,  con- 
fiando aún  poder  conseguir  la  concordia  con  el  rey  i . 

Era  inútil,  sin  embargo,  pensar  que  esta  concordia 
pudiese  tener  lugar  ínterin  estuviese  al  lado  de  Feli- 
pe IV  aquella  especie  de  ángel  malo  del  monarca  lla- 
mado conde-duque  de  Olivares. 

El  23  de  Enero,  el  d¿a  mismo  que  el  marqués  de  los 
Vélez  salía  de  Martorell  dirigiéndose  con  todas  sus  fuer- 
zas sobre  Barcelona,  convocábase  de  nuevo  en  ésta  lá 
junta  de  Brazos  para  tomar  una  resolución  defínitiv^. 
Concurrida  y  solemne  fué  la  junta,  y  á  ella  acudieron 
más  de  200  personas  representantes  de  todos  los  esta- 
mentos y  clases.  Varias  voces  se  levantaron  en  aquella 
sesión  memorable  para  hacer  ver  lo  crítico  de  las  cir- 
cunstancias y  lo  conveniente  de  tomar  un  acuerdo  que 
satisfaciese  lal  país  y  pudiese  ser  garantía  de  las  patrias 
libertades,  por  las  cuales  tantos  y  tan  repetidos  sacrifi- 
cios de  sangre  y  de  oro  se  estaban  haciendo.  Hábiles  y 
autorizados  oradores  se  lamentaron  con  sentidas  que- 
jaste ver  que  no  eran  atendidas  las  razones  y  justicia 
de  los  catalanes,  sino  muy  al  contrario,  despreciadas 
sus  súplicas,  burladas  sus  instancias,  desoídas  sus  pe- 
ticiones. Hubo  quien  dijo  que  el  propósito  del  ejército 
real  era  sólo  la  destrucción  universal  del  Principado, 
abrasando  sus  campos,  arruinando  sus  pueblos,  consu- 
miendo sus  tesoros,  vituperando  sus  honores,  y  última- 
mente reduciendo  la  ilustre  nación  catalana  á  miserable 
esclavitud;  otro  puso  en  relieve  la  malicia  del  privado 
y  la  debilidad  del  rey,  y  no  faltó  quien  manifestase  que 
era  llegado  uno  de  los  casos  previstos  por  las  leyes  en 
que  á  la  república  pueda  ser  lícito  excusarse  del  impe- 


V.  S,  com  ho  fem,  perqué  V.  S.  sobre  aquest  fet  nos  aconselle  lo  que 
li  aparesca  mes  convenient  per  nostra  conservado  y  establiinent  del  go* 
vern  de  aquestos  principáis  y  comtats.„ 
1     Feliu  de  la  Pefia,  üb.  XX,  cap.  VI. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXIV.  I5 

rio  del  señor  natural  y  elegir  otro,  según  los  mismos 
fueros  de  la  naturaleza^  añadiendo  que  las  leyes  eran 
en  este  pais  paccionadas,  que  la  soberanía  residía  en  el 
pueblo,  que  el  rey  Felipe  había  faltado  á  su  juramento 
de  guardar  y  hacer  guardar  las  leyes  y  libertades^  y  que 
lícitamente  podían  apartarse  los  catalanes  de  su  obe- 
diencia, nombrando  á  otro  rey,  como  país  libre  y  en 
uso  de  su  soberanía  i . 

Cada  uno  de  los  oradores  había  hablado  en  nombre 
á^  sus  representados,  y  todos  estaban  acordes  en  el  pun- 
to esencial  de  resistirse  y  de  reconocer  el  derecho  á  ele- 
gir otro  rey,  por  haber  Felipe  IV  faltado  al  pacto  de  su 
reconocimiento.  Decidióse,  pues,  por  aclamación  y  voto 
imánime  proclamar  conde  de  Barcelona  á  Luis  XIII  de' 
Francia,  el  Justo,  siempre  que  aceptase  los  pactos  y 
condiciones  que  luego  se  extendieron  y  podrán  leerse, 
copiados  de  nuestros  archivos,  en  el  apéndice  núme- 
ro (III)  á  este  libro. 

Aquel  mismo  día  23  hubo  también  Consejo  de  Cien- 
to, y  á  él  se  presentó  una  embajada  de  los  Brazos  á  ma- 
nifestarle aquella  determinación,  decidiendo  el  Consejo 
secundar  y  aceptar  el  acuerdo  tomado  en  las  Cortes  ó 
junta  general  de  Brazos  2, 

•I     Archivo  de  la  Corona  de  Aragón.  (^Dietario.) 

2  ''Dimecres  á  23  de  Janer.  £n  aquest  día  se  tingué  Concell  de  cent 
en  lo  cual  los  senyors  Francisco  de  Tamarit  diputat  del  general  de  Cata- 
lunya, y  lo  M.  I.  S.  Plesis  de  Besanzon  procurador  del  cristianíssim  Don 
Lluis,  rey  de  Fransa;  lo  molt  reverent  Pau  del  Rosso,  degá  y  canonge 
de  la  seu  de  esta  ciutat,  D.  Ramón  de  Guimerá  y  mossen  Jaume  Llo- 
bregat  y  Amell  ciutadá,  vingueren  am  embaxada,  á  dit  consell  de  part 
del  dit  cristianíssim  rey  de  Fransa  y  generalitat  de  Catalunya  en  rahó 
deis  pactes  se  hablan  de  fer  y  firmar  entre  dit  rey  cristianíssim  y  aquest 
principat  sobre  lo  posarse  aquesta  ciutat  y  provincia  á  obediencia  de 
dit  rey  cristianissim  en  lo  mateix  modo  y  forma  que  se  capitula  ab  Cario 
Magno  y  demeis  sereníssims  reys  d*  Aragó.  E  tambe  vingué  en  dit  Con- 
sell de  Cent  lo  tllustrissim  y  excellentissim  senyor  D.  Egidi  Manriquer 


i6  Ticri-s  &&ukGrEm 

Ectonces  los  diputados,  oidores  y  conctíiercs  hicie- 
ron redactar  on  maciñesto  para  dei:iostrar  lafxzsticxa  de 
so  acuerdo,  fundada  en  razones  pcliticas  y  dorales;  es- 
cribieron juntos  al  rey  aclamado,  y  participaren  al  pue- 
blo lo  que  pasaba,  el  cual  aceptó  aleare  el  nuevo  princi- 
pe y  gobíeruo. 

Los  motivos  que  alegaban  los  catalanes  eran  ^Jnda- 
dos  en  el  paccionamíento  de  sus  le}'es;  en  el  derecho  de 
la  soberanía  nacional;  en  el  quebrantamiento  del  jura- 
mento por  parte  del  re\%  que  con  este  motivo  di  5  por 
nulo  el  contrato  y  pacto  bajo  los  cuales  se  le  había  re- 
conocido por  monarca.  Y  prescindiendo  de  esto,  véase 
cómo  se  expresó  púbh'camente  un  orador  religioso  en 
aquellas  circunstancias: 

•El  amor  grande  que  les  catalanes  han  tenido  á  sus 
principes,  dice,  es  público  y  notorio,  y  lo  es  muy  par- 
ticularmente el  que  han  demostrado  al  católico  Feli- 
pe IV  de  Castilla  y  III  de  Aragón.  ¿Qué  no  han  hecho 
para  servirle  á  la  medida  del  amor  cordial  que  le  han 
tenido  siempre?  Hanle  mostrado  este  amor  con  volun- 
tad, con  obras,  con  consejo,  con  honra,  con  hacienda, 
con  personas,  con  vidas  y  con  defender  extremadamen- 

Lííbe  de  Barcelona  y  assentat  al  costal  del  senyor  conceller  en  cap  te- 
nínt  la  precedencia  se  alssá.  y  estant  de  peus  digué  y  esplicá  al  dit  con- 
sell  que  sa  Exelencia  per  causa  de  la  indisposicíó  pochs  dies  había  tin- 
guda,  no  li  era  estat  posible  venir  á  representar  á  la  present  ciutat  los 
inconvenient-s  se  consideraven  en  sustentar  la  guerra  y  lo  cuant  be  seria 
que  las  materias  corrents  se  mirasen  de  quin  millor  modo  se  porien 
asentar  ab  benefici  de  esta  ciutat  y  provincia,  y  que  ell  com  á  pare  splri- 
tual  los  aconsellaba  que  deis  dos  mals  en  ques  trovaba  posada  esta  ciu- 
tat, prenguesen  lo  menor,  offerínt  que  si  sa  Exellencia  era  bo  en  alguna 
cosa  lo  empleassen  que  ab  roolt  grant  gust  y  bona  voluntat  se  dispon- 
dría á  tot  all6  que  li  seria  ordennt  y  manar  fer.  E  lo  dit  consell  oides 
las  ditas  embaxadas  delibera,  que  aquesta  ciutat  y  provincia  se  pósás 
baix  la  obediencia  del  dit  cristianissim  D.  Lluis  ab  los  pactes  conten- 
guts  en  la  deliberado  de  Brassos  generáis. „  [DUtario  del  archivo  muni- 
cipal.) 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXIV.  I7 

te  los  privilegios  y  mercedes  que  sus  serenísimos  proge- 
nitores les  hicieron,  en  la  defensa  de  los  cuales  se  de- 
fendía una  de  las  piedras  de  mayor  ^alor  de  su  corona 
real,  que  es  este  Principado^  llave  maestra  para  abrir 
todas  las  demás  provincias  y  reinos  de  España,  ó  para 
cerrarlos.  ¿Y  qué  han  merecido  por  tantos  servicios? 
¿Qué  privilegios  nuevos  se  les  han  concedido  en  agrade- 
cimiento de  haber  gastado  tantos  millares  de  ducados  y 
tantos  millares  de  vidas?  Todo  ha  sido  disfavores,  con- 
travenciones, extorsiones,  agravios,  amenazas  y  obras 
de  acabarlos,  quemarlos  y  asolarlos.  Han  clamado  por 
diferentes  medios  perseverando  siempre  en  su  lealtad 
(en  medio  de  tantas  ocasiones  de  lo  contrario)  á  los  oí- 
dos de  S.  M.  católica;  pero  como  este  gran  monarca  está 
siempre  tras  de  la  puerta  que  se  halla  perpetuamente 
interpuesta  entre  el  rey  y  los  subditos  para  total  ruina 
de  unos  y  otros,  no  han  merecido  ser  oídos  de  su  real 
y  paternal  clemencia;  antes  bien,  desdeñando  siempre 
sus  ministros  las  finezas  catalanas,  los  han  dejado  como 
á  cosa  de  poca  importancia,  y  como  á  gente  de  sobra 
en  la  monarquía.  Estaban  con  el  llamador  en  la  mano 
clamando  para  entrar,  y  representando  para  esto  servi- 
cios hechos  con  liberalidad  extraordinaria  y  voluntad  de 
mayores  empleos  en  servicio  y  defensa  de  la  real  coro- 
na, de  la  Qual  deseaban  ser  oídos.  Pero  en  medio  de  esta 
constante  lealtad  y  fidelidad  perseverante,  se  les  respon- 
de con  rigor,  con  esquivez,  con  amenazas,  determinan- 
do y  decretando,  5  la  voz  de  nuestros  clamores  y  á  la 
vista  de  nuestras  lágrimas,  la  total  destrucción  de  Ca- 
taluña y  de  los  catalanes,  declarando  ser  esta  provincia 
rebelde  y  contraria  al  rey;  y  todo  esto  con  tanta  ficción 
y  solapadas  miras  para  cogerla  más  descuidada,  que  pu- 
blicaban con  la  boca  y  de  palabra  ser  provincia  fiel  y 
leal,  y  venía  marchando  un  poderoso  ejército  con  toda 
resolución  de  asolarla  como  rebelde;  de  manera  que,  ha- 

TOMO  XVI  2 


'      1 8  VÍCTOR   BALAGUER 

blando  por  boca  y  voz  de  Jacob,  mostraban  siempre  las 
manos  ásperas  y  peludas  de  Esaú:  ni  palabra  mala  ni 
obra  buena.  Y  viéndose  Cataluña  en  tan  triste  estado, 
¿qué  había  de  hacer?  ¿Qué  podía  esperar  en  la  puerta  de 
una  casa,  desde  la  cual  se  le  tiraba  tan  directamente  co- 
mo se  podía  para  acabarla?  ¿Qué  más  podían  esperar  los 
padres  de  esta  libre  república  y  añigida  provincia,  vien- 
do la  espada  contraria,  no  sólo  desenvainada,  sino  alta 
y  que  descargaba  ya  con  todo  rigor  los  golpes?  i . » 

Y  hay  que  añadir  á  estas  palabras,  pronunciadas  des- 
de el  pulpito  por  un  sabio  sacerdote,  otras  mucho  más 
enérgicas  y  valientes  que  se  leen  en  una  obra  impresa 
en  aquellas  circunstancias  por  mandato  y  orden  de  los 
diputados. 

«Cataluña  ha  sufrido  veinte  años,  ha  callado  veinte 
años,  ha  suplicado  veinte  años,  sin  hallar  remedio  ni  sa- 
tisfacción á  sus  opresiones  y  rompimientos  de  privile- 
gios y  constituciones.  No  quedaba  otro  medio  para  el 
alivio  sino  el  de  las  armas:  ha  echado  mano  de  ellas. 
Sin  un  arrimo  grande  era  dificultoso  conservarlas  pode- 
rosas, y  así  poco  á  poco  se  puso  bajo  la  sombra  segura 
del  rey  cristianísimo,  hasta  elegirlo  conde  de  Barcelo- 
na, como  lo  hicieron  en  otra  opresión  los  catalanes,  de 
las  cesáreas  majestades  de  Carlomagno,  Ludovico  Pío  y 
Cario  Calvo.  Entonces  estaban  opresos  los  catalanes  de 
los  moros,  agora  de  los  castellanos,  y  aunque  éstos  son 
de  religión  buena,  por  ser  católicos,  son  de  costumbres 
peores  por  haber  hecho  en  Cataluña  más  crueldades  que 
los  mismos  moros.  Muchos  catalanes  vacilaron  en  la  ex- 
pulsión de  los  moros,  temiendo  no  fuesen  vencidos,  y  des- 
pués tratados  peor;  pero  como  era  causa  de  Dios,  fueron 
poderosos  los  catalanes  para  expeler  losmoros^  quedando 
los  que  pelearon  gloriosos  y  ricos  para  sus  generaciones; 

1     Sermón  predicado  en  la  capilla  de  San  Jorge. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXIV,         ig 

y  los  que  no  quisieron  pelear  por  tener  propicio  al  moro, 
quedaron  corridos  y  llenos  de  dolor  de  haber  perdido 
una  ocasión  tan  grande.  Agora^  oh  catalanes,  comienza 
el  nuevo  estado  y  la  nueva  restauración  de  Cataluña: 
causa  justísima  es,  declarada  por  los  magistrados,  cali- 
fícada  por  tantas  juntas  de  teólogos  sapientísimos  y  cris- 
tianísimos, aprobada  por  tal  de  las  naciones  que  votan 
sin  pasión.  Agora  se  han  de  ganar  ó  perder  las  liberta- 
des de  los  privilegios  de  Cataluña,  que  estaban  casi  per- 
didos, y  con  nuestro  valor-  se  comienzan  á  ganar.  No 
hay  que  dar  oídos  á  cosa  en  contrario,  sino  manu  ad  ar- 
ina.  Agora  es  la  ocasión  en  que  de  los  catalanes,  unos 
han  de  aumentar  con  las  armas  las  glorías  de  sus  an- 
tepasados, y  otros  empezarlas  para  sus  hijos,  y  unos  y 
otros  hacerse  gloriosos  para  los  que  vendrán;  los  cuales 
tendrán  por  más  famosos  los  que  más  habrán  padecido 
por  su  patria;  por  más  nobles  los  que  más  habrán  servido 
á  la  restauración  de  sus  hermanos;  por  varones  de  más 
gloriosa  memoria  los  que,  á  costa  de  sus  comodidades  y 
hacienda,  habrán  más  campeado  en  la  campaña.  La  ha- 
cienda que  se  adquiera  ó  se  posee,  se  acaba;  pero  el  pa- 
trimonio de  la  honra  adquirida  por  la  defensa  de  la  pa- 
tria, nunca  tiene  ñn  ni  se  acaba.  El  labrador  que  es  pru- 
dente no  le  duelen  los  granos  que  echa  en  la  tierra,  por- 
que sabe  los  cobrará  multiplicados.  £1  mercader  que 
quiere  hacer  su  casa,  arrisca  parte  de  su  hacienda,  en- 
comendándola á  la  instabilidM  del  mar,  porque  si  suce- 
de mal  un  viaje,  en  muchos  otros  se  hace  rico;  y  uno  y 
otro  tienen  atendencia,  no  á  lo  presente  que  tiene,  sino 
á  lo  que  ha  de  suceder.  De  la  misma  suerte,  en  este  ca- 
so no  se  ha  de  tener  en  cuenta  á  los  gastos  que  se  ha* 
cen,  sino  al  fruto  que  han  de  dar  á  Cataluña,  á  la  liber- 
tad y  al  buen  estado  que  ha  de  quedar  para  los  hijos, 
nietos  y  demás  generaciones,  los  cuales  se  podrían  que- 
jar amargamente  de  que  habiendo  los  presentes  hereda- 


20  VÍCTOR  BALAGUBR 


do  de  sus  pasados  una  Cataluña  libre,  señora  y  privile- 
giada, les  dejasen  á  ellos  una  Cataluña  esclava,  pecha- 
da y  con  estado  infame.  Ningún  catalán  que  sea  de  ho- 
nor ha  de  querer  por  la  comodidad  excluirse  de  esta 
ocasión,  peleando,  persiguiendo  y  ofendiendo  á  los  ene- 
migos, hasta  haber  recompensado  dellos  la  debida  re- 
compensa; antes  se  ha  de  tener  cualquier  catalán  por 
agraviado,  si  lo  quisieran  eximir  de  la  ocasión  honrosa 
que  es  común  y  general  á  Cataluña  i .» 

1  Secretos  públicos^  piedra  de  toque  de  las  intenciones  del  enemigo  y 
lia  de  la  verdad^  obra  publicada  por  mandato  y  orden  de  los  muy  ilus- 
tres señores  diputados  y  oidores.  Muchos  opúsculos  y  folletos  en  favor 
de  la  causa  catalana  se  impriiñieron  en  aquel  año  de  164 1  y  siguientes, 
mientras  duró  la  guerra  que  se  continuó  llamando  de  los  segadores.  Entre 
los  más  notables  que  han  pasado  por  mis  manos,  después  de  la  Procla^ 
ntación  católica  y  de  la  Noticia  universal  de  Cataluña,  de  que  se  ha  dado 
cuenta,  y  los  Secretos  públicos  ó  piedra  de  toque  que  se  acaba  de  citar, 
hay  que  hacer  mención  de  un  libro  que  ostenta  en  su  portada  el  largo 
título  siguiente:  Folitica  del  compte  de  Olivares,  Contra  política  de  Cata-  ^ 
lunya  y  Barcelona,  Contraveri  al  veri  que  perdia  lo  Principal  cfttalá.  Ve- 
ritats  brewnent  assenyaladas,  Frotecció  manifestada  del  sants  auxiliars, 
Jñ'oclamació  y  noticia  ab  altres  papers  y  relacions  resumidcu.  Violencias 
de  las  armadas  tropas  castellanas,  Prosperitats  de  las  armadas  francesas 
y  catalanas.  Y  tranquilitat  que  del  crisol  de  tantas  persecucions  injustas 
li  promet  la  protecció  del  rey  Cristianissim,  Suscribe  esta  obra  como  au- 
tor el  Dr.  José  Surroca.  Se  publicó  también  la  Justificado  en  concien- 
cia de  haber  pres  lo  Principal  de  Catalunya  las  armas  pera  resistir  ais 
soldáis  que  de  present  la  im/adexan  y  al  altres  qtte  amenassan  invadirla. 
£1  Dr.  José  Font,  sacristán  de  ^an  Pedro  de  Ripoll.  dio  á  luz  un  fo- 
lleto de  60  páginas  titulado  Catalana  justicia  contra  las  castellanas  ar- 
mas^ £1  P.  Fr.  Francisco  Fomés  escribió  La  catalana  verdad  contra 
la  emulacián,  Cataluña  electora  según  derecho  y  justicia,  Luis  XIII  ver" 
daderamente  electo  en  conde  de  Barcelona,  Las  leyes  godas  no  derogadas 
.del  todo,  sino  suplidas  y  mejoradas.  El  conde  de  Barcelona  con  eljus  pa- 
tronaius  de  las  iglesias  del  Principado  y  sus  condados.  Queda  citada  ya 
varias  veces  en  anteriores  notas  la  obra  del  Dr.  Antonio  Ramques,  de 
la  Seo  de  Urgel,  Cataluña  defendida  de  sus  ¿mulos,  ilustrada  con  sus 
hechot,  fidelidad  y  servicios  á  sus  reyes.  Publicáronse  también  durante 
aquel  tiempo  varias  composiciones  en  verso,  en  catalán  unas  y  otras  en 


HISTORIA  DE  CATAfcUNA.' — LIB.  X.  CAP.  XXV.  21 


CAPÍTULO   XXV. 


Gobierno  y  disposiciones  militares  tomadas  en  Barcelona. — Intimación 
ala  ciudad. — Contesta  Barcelona. — Consejo  de  capitanes. — Se  acuer- 
da el  ataque  de  Barcelona. — Plan  de  ataque. — Alocución  del  general 
en  jefe. — Alocución  de  Tamarit  á  los  catalanes. — Preparativos  de 
resistencia  en  Barcelona. — Muerte  del  conde  de  Tirón. — Retirada  de 
los  catalanes. — Muerte  del  duque  de  San  Jorge. — Muerte  de  otros  ca- 
pitanes.— Ataque  á  la  ciudad. — Batalla  de  Montjuich. — Socorre  Bar- 
celona el  fuerte. — Derrota  y  estrago  de  las  tropas  reales. — Toma  Ga- 
i-ay  el  mando  del  ejército. — Banderas  tomadas  á  los  castellanos. 

(26  DE  Enero  de  1641.) 

Hecha  la  aclamación  de  Luis  XIII  como  conde  de 
Barcelona,  dióse  parte  en  el  gobierno  de  las  armas  y  en 
las  direcciones  de  las  mismas  á  los  franceses,  nombrán- 
dose una  junta  superior  compuesta  de  tres  personas:  el 
diputado  militar  D.  Francisco  de  Tamarit,  el  conce- 
ller en  cap  de  Barcelona  D.  Juan  Pedro  Fontanella,  y 
M.  Plesis  Besanzon,  la  cual  junta  tenía  un  consejo  con- 
sultivo de  guerra  compuesto  del  gobernador  de  Barce- 

castellano,' y  también  después  del  asalto  de  Montjuich,  de  que  se  va  á  ha- 
blar en  ei  inmediato  capitulo,  una  obra  dramática  titulada  La  famosa 
tragicomedia  de  la  entrada  del  marqués  de  los  Vélez  en  Catalttña  y  asal^ 
to  de  Monjtdqtu,  En  contra  de  las  ideas  sostenidas  porCatalufia  y  en- de- 
fensa de  la  legitimidad  y  derechos  de  Felipe  IV,  se  imprimieron  también 
aJgunas  obras,  siendo  entre  ellas  la  más  notable  un  tomo  de  400  pági- 
nas, impreso  en  Zaragoza,  con  el  título  de  Cristal  de  la  verdad  y  espejo 
de  Cataluña-»  su  autor  Fr.  Agustín  Rius;  proponiéndose  probar  este  autor 
en  su  obra  la  singular  é  inmoral  tesis  de  que  los  reyes,  jurando  la  ob- 
servancia de  los  pactos  hechos  á  su  elevación,  aunque  tengan  fuerza  de 
ley,  no  se  hallan  rigurosamente  obligados  á  cumplir  su  juramento,  mien- 
tras que,  por  el  contrario,  al  vasallo  que  ha  jurado  fídelidad  y  obedien- 
da  nadie  en  el  mundo  puede  dispensarle  del  cumplimiento  de  este  deber. 


22  VÍCTOR   BALAGÜER 

lona  Miguel  de  Torrellas,  Francisco  Juan  de  Vergós, 
Jaime  Damiá  y  M.  de  Serignan.  En  los  fuertes,  puer- 
tas, baluartes  y  fortificaciones  pusiéronse  cabos  catala- 
nes y  franceses;  diéronse  á  mandar  los  tercios  patricios 
á  los  maestres  de  campo  Domingo  Moradell,  José  Na- 
vel  y  Galcerán  Dusay;  la  artillería  de  la  pla^za  se  puso 
bajo  el  mando  de  Juan  Bautista  Monfar  y  Sors,  y  se  en- 
cargó la  fortaleza  de  Montjuich,  abandonada  por  su  go- 
bernador D.  José  de  Rocabertí,  que  traidoramente  se 
había  pasado  al  campo  enemigo,  al  francés  M.  de  Au- 
bigny,  bajo  cuyas  órdenes  se  pusieron  ^ueve  compañías 
de  milicia  ciudadana  pertenecientes  á  los  gremios  de 
mercaderes  de  lienzos,  sastres,  cordoneros,  zapateros, 
X  taberneros,  freneros  y  otros;  algunas  compañías  del  ter- 
cio llamado  de  Santa  Eulalia;  200  migueletes  manda- 
dos por  su  intrépido  capitán  Cabanyes,  y  3oo  soldados 
franceses.  Comunicáronse  órdenes  al  mismo  tiempo  á 
Rosell,  conceller  tercero  de  Barcelona,  que  se  supo  ha- 
llarse en  Tarrasa,  para  que  con  su  gente  y  la  que  pu- 
diera recoger  bajase  hacia  la  ciudad,  á  fin  de  socorrerla 
si  importase,  y  á  D.  José  de  Margarit  para  que  con  la 
suya  se  fuese  á  Montserrat  y  al  Bruch,  y  desde  allí  ocu- 
pase todos  los  pasos  convenientes  al  objeto  de  estorbar 
los  socorros  del  ejército  real. 

Acababan  apenas  los  catalanes  de  tomar  en  junta  de 
Brazos  el  acuerdo  de  proclamar  conde  de  Barcelona  al 
rey  de  Francia,  cuando  llegó  á  las  puertas  de  la  ciudad 
un  trompeta  despachado  desde  San  Feliu  de  Llobregat 
por  el  marqués  de  los  Vélez,  portador  de  un  pliego  que 
contenía  cartas  del  rey  y  del  marqués  para  los  conce- 
lleres, los  diputados,  el  obispo  y  la  duquesa  de  Cardo- 
na 1.  El  trompeta  fué  admitido  y  entregó  sus  cartas. 

1  Meló,  y  por  él  los  que  á  ciegas  le  siguen,  caen  en  el  error  de  con- 
signar que  Barcelona  tomó  la  resolución  de  proclamar  al  rey  de  Frau- 
da luego  que  hubo  recibido  la  carta  del  manjués.  Por  los  dietarios  y  do- 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXV.  23 

» 

La  del  marqués  decía: .  «Que  advirtiesen  cómo  se  halla- 
ba con  su  ejército  á  la  vista  ¿e  sus  muros;  y  que  si  bien 
S.  M.  quedaba  deservido  de  las  accioives  hechas  en  Bar- 
celona y  Principado^  con  todo  estaba  con  los  brazos 
abiertos  para  perdonar  y  recibir  á  los  que  quisiesen  dar- 
le la  obediencia;  con  que  excusarían  los  desórdenes  que 
suele  hacer  un  ejército  por  donde  pasa,  y  que  él  estima- 
ría  mucho  evitasen  el  daño  que  les  amenazaba  y  tenían 
tan  cercano,  por  cristiano  y  natural  de  la  provincia.» 
Acompañaba  el  marqués  una  carta  real,  escrita  en  Se- 
tiembre de  1640,  cuando  aún  las  cosas  no  habían  llega- 
do al  punto  en  que  entonces  se  hallaban  i. 

Dióse  lectura  de  estas  cartas  en  sesión  del  Consejo  de 
Ciento  celebrada  el  25  de  Enero,  y  respondió  la  ciudad: 
«Que  el  país  había  tenido  ocasión  de  experimentar  có- 
mo el  ejército  había  hecho  en  el  Principado  las  mayo- 
res hostilidades  que  imaginarse  podían,  así  en  los  que 
voluntariamente  se  habían  rendido  como  en  los  qu^  se 
habían  resistido,  y  que,  por  lo  mismo,  no  se  podía  tomar 
resolución  bastante  en  lo  que  su  excelencia  escribía  sin 
tomarla  él  de  retirar  el  ejército,  porque  en  cualquier  re- 
solución que  se  tomase  se  padecería  en  honras,  vidas  y 
haciendas.  Que  bajo  este  supuesto,  su  excelencia  con- 
siderase lo  que  sería  de  mayor  servicio  de  S.  M.  y  be- 
neficio del  Principado,  al  cual  su  excelencia  se  mostra- 
ba tan  afecto  por  cristiano  y  natural  2.»  ¡Valiente  y  he- 

cumentos  de  nuestros  archivos,  se  ve  que  la  junta  de  Brazos  fué  anterior 
al  recibo  de  la  carta  que  llegó  con  el  trompeta  al  anochecer  del  23,  no 
leyéndose  en  Consejo  de  Ciento  hasta  el  25.  No  es  este  sólo  el  error  co- 
metido por  Meló  en  su  obra,  muy  notable  é  importante,  por  otra  parte. 
Hay  que  estudiar  á  este  autor  con  crítica.  Feliu  de  la  Peña,  en  medio 
de  lo  satirizado  que  ha  sido,  escribe  este  período  con  exactitud,  y  se  no- 
la  que  tUTO  á  la  vista  los  documentos  de  la  época. 

1  Las  cartas  originales  del  rey  y  del  marqués  de  los  Vélcz.  están  en 
el  Dietario  del  archivo  municipal , 

2  "Divendres  á  25  Janer  1641.  En  aquest  día  se  tingué  Consell  de 


24  VÍCTOR   BALAGUER 

róica  contestación  de  un  pueblo  que»  teniendo  á  un  ejér- 
cito poderoso  al  pie  de  sus  muros,  se  niega  á  entrar  en 
pactos  ínterin  el  ejército  no  se  retire! 

Despachado  con  esta  contestación  el  trompeta,  según 
forma  de  la  guerra,  y  recibida  por  el  marqués  de  los 
Wéitz,  llamó  éste  á  consejo  á  los  principales  capitanes 
de  su  hueste,  deseando  oir  el  parecer  de  los  más  exper- 
tos  y  también  el  de  D.  José  de  Rocaberti,  gobernador 
que  fuera  del  fuerte  de  Monjuich,  y  que  la  noche  antes  se 
había  pasado  al  enemigo,  haciendo  asi  traición  á  su  pa- 
tria y  á  sus  banderas  i .  Dio  éste  noticia  del  estado  de 
defensa  en  que  se  hallaba  el  fuerte;  habló  D.  Francisco 
Antonio  de  Alarcón,  del  consejo  real  de  Castilla,  á  quien 
el  conde-duque  había  enviado  como  para  fiscal  de  las 
acciones  del  de  los  Vélez,  y  manifestó  que,  á  tenor  de 
las  órdenes  terminantes  del  rey  y  del  gobierno,  debía 
sujetarse  á  Barcelona;  y  usaron  también  de  la  palabra 


Cent  en  lo  cual  se  llegiren  dos  cartas,  la  una  del  rey  de  Castella  y  la  al- 
tre  del  Excelentissim  marqués  de  los  Velez,  á  la  cual  per  lo  mateix  trom- 
peta vingut  á  23  de  dit  se  respongué  que  haventi  exercit  de  Sa  Majes- 
tai  en  lo  present  Principat,  nos  pot  tractar  de  las  cosas  que  sa  £xce- 
Ilencia  demana  ab  dita  carta  per  no  exposar  á  sos  ciutadans  á  las  atro- 
citats  y  hostilitats  que  encara  despres  de  dada  paraula  ha  usat  lo  exer- 
cit que  sa  Excel lencia  te  á  son  Ccirrech,  y  que  aixis  sa  Excellencia  fos 
servit  pendrcr  resolució  conforme  mes  li  aparexerá  convenir. «  (Dietario 
del  archivo  municipal.) 

1  En  Meló,  lib.  V,  de  55  á  65,  se  hallan  las  particularidades  del 
consejo  celebrado  por  el  de  los  Vélez.  Habla  Meló  también  del  gober- 
nador de  Montjuich;  pero  no  le  nombra,  sin  duda  para  evitar  á  su  nom- 
bre la  mancha  de  aquella  traición.  Sin  embargo,  es  positivo  que  era  Don 
José  de  Rocaberti.  En  el  Dietario  de  la  ciudad,  con  referencia  al  29  de 
Enero,  se  dice  y  de  él  copio:  "Se  publica  per  orde  del  senyors  diputats 
que  á  cualsevol  persona  que  entregues  viu  á  D.  Joseph  de  Rocaberti, 
se  li  donarian  l.ooo  Iliuras,  y  mort  500,  per  traidor  á  la  patria,  pus  ha- 
vent  estat  elegit  mestre  de  camp  de  las  foilificacions  de  la  montanya  de 
Montjuich,  dos  dias  avans  de  la  pelea  se  passá  secretament  al  enemichs, 
donantU  coneixement  del  estat  de  defensa  del  dit  castell.„ 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXV.  25 

en  distintos  sentidos  el  marqués  Xeli,  el  de  Torrecusa, 
y  Garay,  el  gobernador  del  Rosellón,  que  «n  Tarrago- 
na  se  había  unido  al  ejército. 

Meló,  'que  en  este  punto  es  autorizado,  nos  dice  ha- 
blando de  este  consejo,  al  cual  asistió  sin  duda,  que  no 
dejaba  de  ponerles  en  gran  desconfianza  el  saber  que 
Barcelona  estaba  e^  defensa;  terraplenada  su  muralla, 
capaz  toda  de  artillería,  y  con  más  de  loo  cañones  alo- 
jados en  forma  suficiente;  llena  de  hombres  desespera- 
dos; socorrida  de  soldados  viejos,  y  no  desamparada  de 
cabos  expertos;  suya  la  mar;  los  puestos  importantes 
ocupados  y  defendidos;  los  vasallos  fieles  al  rey  pocos 
y  encubiertos,  y  abundantísima  la  plaza  de  bastimen- 
tos. Y  añade  que  de  otra  parte  miraban  su  ejército  ya 
disminuido  de  infantería  y  caballería  por  el  hambre,  por 
la  guerra  y  por  la  enfermedad,  y  principalmente  por  las 
muchas  guarniciones  que  iban  dejando  atrás;  el  enemi- 
go á  las  espaldas  con  poder  considerable  de  gente  y  en 
su  país;  el  paso  de  Martorell  poco  seguro  para  la  reti- 
rada; mucha  gente  bisoña,  toda  hambrienta;  el  manejo 
de  las  provisiones  casi  imposible;  el  mar  no  defendido; 
pocas  galeras  y  mal  armadas;  en  los  cabos  alguna  des- 
conformidad, y  los  socorros  de  Castilla,  Aragón  y  Va- 
lencia lentos  y  apartados. 

Sin  embargo  de  todas  estas  razones,  y  á  pesar  de  la 
opinión  de  Garay,  que  era  contraria  al  ataque,  se  deci- 
dió embestir  simultáneamente  el  fuerte  de  Montjuich  y 
la  ciudad,  aunque  más  principalmente  el  primero,  con- 
siderando que,  ganado  el  castillo,  estaba  vencida  Barce- 
lona. Fijóse  el  día  siguiente,  sábado  26,  para  el  asalto, 
y  diéronse  las  órdenes  en  consecuencia. 

Dos  escuadrones  de  mosqueteros,  cada  uno  de  i.ooo 
plazas,  mandado  el  primero  por  D.  Fernando  de  Ribe- 
ra y  el  segundo  por  el  conde  de  Tirón,  debían  subir  por  la 
montaña  de  Montjuich  para  atacar  el  fuerte,  uno  por  la 


26  VÍCTOR  BALAGUBR 

parte  izquierda  entre  el  castillo  y  la  campiña,  y  el  otro 
por  entre  la  ciudad  y  el  monte.  A  estos  escuadrones  de- 
bían seguir  en  el  centro,  por  la  parte  de  Santa  Madro- 
na y  San  Ferríol,  8.000  infantes  al  mando  del  maestre 
de  campo  general,  marqués  de  Torrecusa.  Al  duque  de 
San  Jorge,  hijo  de  Torrecusa,  se  le  encargó  que  Con  su 
caballería  ocupase  el  llano  de  aquel  costado  para  cubrir 
toda  la  gente.  Quiñones  con  sus  caballos  debía  formar 
á  la  parte  izquierda,  hacia  Valldoncella,  para  cortar  los 
socorros  que  pudiesen  salir  de  la  ciudad  en  auxilio  del 
fuerte.  El  de  los  Vélez  y  su  estado  mayor  habian  de 
quedar  en  el  Hospitalet;  y  finalmente,  D.  Juan  de  Ga- 
ray,  con  la  restante  infantería  formada  por  escuadrones, 
teniendo  á  su  lado  izquierdo  la  artillería,  haría  frente  á 
la  ciudad. 

Así  dispuesto,  el  sábado  26,  al  rasguear  del  alba  y  al 
toque  del  clarín,  púsose  en  movimiento  el  ejército,  lue- 
go de  haber  oído  de  labios  del  marqués  de  los  Vélez  la 
siguiente  alocución: 

a  Aunque  la  costumbre  militar  nos  enseñe  ser  prove- 
chosas las  razones  del  caudillo  antes  del  acometimien- 
to,  yo  nó  veo  que  ahora  pueda  ser  necesario;  porque  ni 
la  justificación  de  la  causa  que  aquí  os  ha  traído  se  pue- 
de olvidar  á  ninguno,  ni  tampoco  hay  para  qué  acor- 
daros (oh  españoles)  aquel  excelente  efecto  de  vuestro 
valor,  que  son  las  dos  principales  cosas  que  en  tales 
casos  se  suele  traer  á  la  memoria  de  los  combatientes. 
De  lo  uno  y  otro  son  testigos  vuestros  ojos  y  vuestros 
corazones:  aquéllos  mirando  la  rebeldía  contraria  que 
os  presenta  esa  miserable  ciudad,  y  experimentando  és- 
tos los  continuos  impulsos  de  vuestro  celo.  Yo  por  cier- 
to tan  ajeno  me  hallaba  ahora  de  persuadiros,  que  á  no 
ser  por  respetar  el  uso  de  esta  humana  ceremonia  de  la 
guerra,  excusara  como  desorden  el  deteneros  aquí,  cre- 
yendo que  cada  instante  que  os  detengo  en  esta  obra 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXV.  27 

OS  estoy  á  deber  la  gloria  y  fama.  Ni  discurro  por  su 
desaliento  de  los  contrarios,  que  podéis  medir  por  su  de- 
lito,  ni  por  la  gran  ventaja  con  que  nos  hallamos  en  to- 
do á  su  partido,  porque  ya  empecé  á  deciros  que  no  han 
de  ser  mis  palabras,  sino  vuestra  razón,  el  móvil  que 
arrebate  los  movimientos  de  vuestro  espíritu;  sólo  os 
debo  advertir  que,  si  la  suerte  no  quisiese  acomodarse 
á  dispensarnos  sin  la  sangre  la  victoria,  no  os  debe  cos- 
tar mucho  cuidado  á  los  que  faltareis  el  amparo  de  las 
prendas  que  dejéis  en  la  vida,  porque  la  piedad,  la  gran- 
deza y  la  promesa  de  vuestro  rey  os  puede  justamente 
aliviar  este  peso;  que  es  todo  lo  que  cabe  en  el  poder  de 
los  hombres  cerca  de  la  correspondencia  con  los  que 
acaban.  De  mí  oso  á  deciros  que  habré  de  ser  compa- 
ñero á  los  vivos  y  amigo  á  los  muertos,  y  que  si  á  cos- 
ta de  cualquier  daño  mío  se  pudiese  excusar  vuestro  pe- 
ligro, habré  yo  de  ser  el  primero  que  me  ofrezca  á  él 
por  cada  cual  de  vosotros.» 

Al  ver  asomar  los  de  Barcelona  las  primeras  tropas 
del  ejército  por  la  parte  de  la  Cruz  Cubierta,  movióse 
en  la  ciudad  grande  rumor  y  alguna  confusión,  y  es, fa- 
ma que  entgnces  el  diputado  Tamarit,  el  cual  con  Pie- 
sis  Besanzon  y  Serignan  iba  visitando  los  puntos  de  pe- 
ligro, se  dirigió  á  las  tropas  y  á  la  multitud  que  le  se- 
guían, hablándoles  en  estos  términos: 

«Si  dudáis  (valerosos  catalanes)  por  la  condición  de 
la  fortuna,  yo  creo  tenéis  razón;  pero  si  mostráis  temer 
las  fuerzas  que  os  amenazan,  vano  y  ocioso  es  vuestro 
recelo:  vecino  está  vuestro  mayor  enemigo;  véislo  allí: 
detrás  de  aquella  montaña  se  esconde  la  ruina  de  vues- 
tra patria;  veis:  allí  está  el  gran  vaso  dfe  veneno  que  pres- 
to se  pondrá  en  vuestras  manos:  escoged,  señores,  si  lo 
queréis  beber  para  morir  infamemente,  ó  si  arrojarle 
haciéndole  pedazos,  en  que  consiste  vuestra  vida:  todo 
se  verá  presto  en  vuestra  elección;  y  de  lo  que  estuvie- 


riy- 


'.J 


28 


VÍCTOR  BALAGC7ER 


re  por  cuenta  de  Dios,  bien  podemos  contamos  por  se- 
garos que  no  correrá  peligro.  Volved  sobre  vosotros, 
que  este  gigante  es  hueco  (ó  á  lo  menos  estatua  de  bá- 
lago): muchas  de  sus  tropas  bisoñas,  algunas  desarma- 
das y  todas  oprimidas;  ninguno  pelea  por  amor;  el  que 
más  hace,  viene;  el  que  más  desea,  se  vuelve  hallando 
por  dónde;  el  que  más  sabe,  no  es  obedecido;  su  rey  au- 
sente, su  general  con  pocas  experiencias,  sus  cabos  ene- 
migos, hambriento  todo  el  campo,  manchado  de  peca- 
dos, y  sus  espíritus  llenos  de  propósitos  torpes,  su  jus- 
ticia ninguna,  y  lo  que  es  más,  la  suerte  de  aquel  rey 
cansada  de  favorecerie.  ¿Qué  es  lo  que  teméis,  sino  que 
no  llegue  presto  y  que  se  os  escape  de  las  manos  este 
triunfo?  Por  vosotros  está  la  razón:  hoy  habéis  de  aca- 
bar el  grande  edificio  de  la  libertad  que  habéis  levan- 
tado; hoy  se  ha  de  dar  la  sentencia  en  que  se  publi- 
cará al  mundo  vuestra  gloria  ó  vuestra  infamia:  á  este 
dia  se  dedicaron  todos  los  aciertos  que  obrasteis  hasta 
ahora;  punto  es  éste  en  que  se  definirá  á  la  posteridad 
vuestro  nombre,  ó  por  libertador  ó  fementido:  aguardad 
y  sufrid  constantes  los  golpes  del  contrario,  que  no  se 
os  ha  de  dar  barata  la  gloria  de  este  dichoso  día.  Si  os 
atemoriza  el  ver  que  han  vencido  hasta  aquí,  esa  es  más 
cierta  señal  de  su  próxima  ruina.  Si  creéis  á  mis  pala- 
bras, luego  veréis  mis  acciones;  yo  no  soy  de  los  que 
procuran  reservarse  para  el  premio:  capitán  quiero  ser 
de  los  muertos,  y  si  no  os  hago  falta,  yo  quiero  ser  el 
primero  que  os  falte;  si  no  me  hallareis  entre  vosotros, 
buscadme  allá  entre  los  enemigos.  Una  sola  cosa  os  pi- 
do entrañablemente:  que  guardéis  en  esta  ocasión  la  ob- 
servancia de  las  órdenes  militares,  y  que  más  quiera 
cada  cual  ser  cobarde  en  su  puesto  que  valiente  en  el 
ajeno,  porque  de  la  consonancia  de  los  constantes  y  los 
osados  pende  la  armonía  de  la  victoria.  Con  vosotros 
tenéis  la  fortuna  de  César;  de  César,  no,  que  es  poco: 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXV.  29 

pero  del  mayor  rey  de  los  cristianos,  del  más  ventu- 
roso de  los  vivientes;  ¿no  es  éste  sólo  el  que  os  ha  de 
defender?  ¿Qué  otra  cosa  ha  querido  mostraros  el  cie- 
lo en  la  tan  impensada  nueva,  que  hoy  se  os  entró  por 
las  puertas,  del  nuevo  rey  de  Portugal,  sino  que  anda 
Dios  juntando  y  fabricando  principes  por  el  mando  pa- 
ra defenderos  con  ellos?  La  majestad  de  un  rey  justo 
os  asiste;  la  hermandad  de  otro  justificado  se  os  ofre- 
ce; la  inocencia  de  una  justísima  república  os  ampa- 
ra; el  poder  de  un  Dios,  sobre  todo  justo,  os  ha  de  va- 
ler 1.» 

Añadieron  á  este  razonamiento  de  Tamarit  algunas 
palabras  los  dos  jefes  franceses  que  le  acompañaban, 
siendo  acogidos  todos  los  discursos  oon  grandes  demos- 
traciones de  entusiasmo  y  entereza,  y  en  seguida  se  dis- 
puso que  acudieran  á  guarnecer  la  muralla  los  tercios 
de  los  gremios  con  sus  maestres  de  campo  Domingo 
Moradell,  Galcerán  Dusay,  José  Novel  y  Juan  Tello; 
ordenáronse  las  baterías;  ocuparon  las  puertas  y  media 
luna  de  San  Antonio  las  tropas  de  M.  de  Serignan,  y 
salieron  con  sus  compañías  á  formarse  en  el  llano  y  ha- 
cer frente  al  enemigo,  junto  á  los  caminos  de  Valldon- 
cella,  los  capitanes  de  caballería  catalanes  y  franceses 
D.  José  de  Ardena  ó  Dárdena,  D.  José  de  Pinos,  Don 
Enrique  Juan,  D.  Manuel  de  Aux,  D.  Tomás  Bo- 

1  Este  discurso,  como  el  anterior  del  marqués  de  los  Vélez,  están 
tomados  de  la  obra  de  Meló.  Ya  he  dicho  que  tengo  por  obra  excelente 
la  de  Meló,  aun  cuando  haya  en  ella  errores  de  gravedad;  pero  es  de  ad» 
vertir  que  el  discurso  de  Tamarit  peca  demasiadamente  de  afectado,  con- 
ceptuoso y  pedante,  con  lo  cual  demuestra  ser  del  historiador.  Sin  du- 
da aprovechó  éste  las  ideas  vertidas  por  el  diputado  vistiéndolas  á  su 
modo  y  fraseándolas,  lo  cual  haría  también  con.  el  discurso  de  Pablo 
Claris,  copleado  en  un  capitulo  anterior,  según  queda  dicho.  De  todos  mo- 
dos, no  existiendo  otra  versión  de  las  palabras  pronunciadas  por  Claris, 
Tamarit,  el  obispo  de  ürgel  y  el  conde  de  Oñate,  he  creído  deber  con- 
servar la  del  único  historiador  que  las  traslada. 


30  VfcrOR   BALAGUER 

rrell  i,  M.  de  Fontarelles,  M.  de  Brídoirs,  M.  de  Gui* 
dañe,  M.  de  Sagé  y  M.  de  la  Halle. 

A  las  ocho  de  la  mañana,  según  dicen  nuestros  die- 
tarios, comenzó  el  ataque  de  Montjuich,  rompiendo  el 
fuego  primero  la  infantería  del  conde  de  Tirón,  que  su- 
bia  por  la  colina  opuesta  á  Castell  de  Fels.  A  los  pri- 
meros mosquetazos  disparados  del  castillo  cayó  muerto 
el  conde  de  Tirón,  reemplazándole  en  el  acto  el  portu- 
gués D.  Simón  Mascareñas  con  ánimo  esforzado.  Los 
tercios  reales,  expuestos  al  nutrido  fuego  de  mosquete- 
ría de  los  catalanes,  iban,  sin  embargo,  avanzando  y 
mejorando  sus  posiciones,  aunque  con  gran  pérdida  de 
hombres,  pues  fueron  muchos  los  que  murieron  en 
aquel  primer  ataque,  cupiéndole  al  capitán  D.  Diego 
de  Cárdenas  la  misma  suerte  que  al  conde  de  Tirón,  y 
quedando  muy  mal  herido  Mascareñas. 

También  avanzaba  al  mismo  tiempo  el  escuadrón 
mandado  por  Ribera,  teniendo  la  fortuna  de  que  ñiese 
mucho  menor  su  daño,  pues  pudo  marchar  cubierto  y 
sin  ser  sentido,  hasta  que  repentinamente  dio  la  carga 
sobre  todos  los  que  defendían  la  colina.  Hallábanse  por 
la  parte  de  Santa  Madrona  y  San  Ferriol  los  jefes  cata- 
lanes D.  Ambrosio  Gallart  y  D.  Luis  de  Valencia  con 
dos  compañías  de  naturales,  quienes,  embestidos  tan 
improvisadamente  por  el  enemigo,  hubieron  de  retirar- 
se, bajo  el  amparo  del  fuerte,  á  solicitar  socorro,  que  se 
apresuró  á  darles  el  gobernador  Aubígny. 

No  cesaban  un  punto  las  descargas  de  mosquetena 
por  todas  partes;  y  mientras  esto  sucedía  en  la  monta- 
ña, en  el  llano  recibía  orden  el  capitán  de  caballos  Don 
Manuel  de  Aux  de  salir  con  su  compañía  á  escaramu- 
cear con  el  enemigo.  El  duque  de  San  Jorge,  impacien- 

1  Mclo  equivoca  el  nombre  del  capitán  Borrell  6,  por  mejor  decir, 
lo  suprime,  confundiéndolo  con  el  del  anterior,  á  quien  llama  Manuel  de 
Aux  y  Borrellas. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXV.  3 1 

te  por  pelear,  mozo  arrojado  y  ganoso  de  gloria,  apro- 
vechó con  gusto  aquella  ocasión,  y  dando  la  señal  de 
acometer,  corrió  al  encuentro  de  su  contrario.  Es  fama 
que  el  marqués  de  Torrecusa,  que  desde  media  ladera 
de  Montjuich  observó  el  movimiento  de  su  hijo  y  le  víó 
partir  denodado  al  frente  de  sus  caballos,  alzó  la  voz  y 
le  gritó,  como  si  hubiese  podido  oirle:  «¡Ea,  Carlos 
María,  vencer  ó  morir!  ¡Dios  y  tu  gloria!»  Poco  podía 
creerse  entonces  aquel  desventurado  padre  que  su  hijo 
volaba  á  la  muerte.  Ante  la  carga  arrebatada  del  du- 
que retrocedieron  los  catalanes,  y  el  de  San  Jorge,  lle- 
vado de  su  ardor  juvenil,  sin  hacerse  cargo  de  cuan  po- 
ca era  su  gente,  avanzó  resueltamente  hacia  la  puerta 
de  San  Antonio,  esperando,  sin  duda,  que  sería  reforza- 
do por  el  de  Quiñones.  No  fué  así,  y  en  los  mismos  re- 
ductos exteriores  de  la  citada  puerta  trabóse  un  comba- 
te encarnizado.  Vióse  en  aquel  trance,  según  parece, 
abandonado  el  de  San  Jorge  de  muchos  de  los  suyos, 
hallándose  improvisadamente  entre  todo  el  poder  de  los 
catalanes;'  pero  no  por  esto  cedió  ni  al  miedo  ni  á  la 
prudencia,  antes  bien  prosiguió  con  temeridad  el  ataque 
hasta  llegar  á  la  mosquetería  de  los  reductos  de  afuera, 
con  que  se  defendía  la  puerta;  y  siendo  conocido  por  su 
traje,  tiráronle  muchos  á  un  tiempo,  acertándole  cinco 
balas  que  le  arrojaron  del  caballo  mortalmente  herido  i. 
Al  ver  caer  á  su  caudillo,  los  castellano^,  que  anda- 
ban en  retirada,  revolvieron  entonces  con  denuedo,  y 
rompiendo  furiosamente  por  entre  catalanes  y  france- 
ses, consiguieron  sacar  de  entre  ellos  los  cuerpos  de- 
sangrados del  duque  de  San  Jorge  y  del  comisario  ge- 
neral D.  Fernando  Chirinos,  pereciendo  allí  como  bue- 

■ 

1  Melo,  lib.  V,  112.— En  una  obra  de  las  valias  que  se  imprimie- 
ron en  aquella  época,  se  refíere  el  caso  de  una  manera  muy  parecida  á 
como  lo  cuenta  Meló,  añadiéndose  sólo  que  quien  primero  hiiió  al  de 
San  Jorge  fué  el  catalán  Manuel  de  Aux,  de  una  estocada. 


32  VÍCTOR   BALAGUER 

nos,  espada  en  mano,  y  dignos  todos  por  su  gran  valor 
de  mejor  suerte,  los  capitanes  de  caballería  D.  Mudo, 
y  D.  Fadríque  Espatafora,  y  D.  García  de  Cavanillas. 

En  tanto  que  tenía  lugar  este  combate,  tan  favora- 
blemente terminado  para  los  catalanes,  y  en  tanto  tam- 
bién que  con  todo  rigor  se  combatía  el  fuerte  de  Mont- 
juich  por  los  escuadrones  de  mosqueteros  primeramen- 
te llegados  y  por  las  tropas  de  refuerzo  que  allí  subie- 
ron al  mando  de  Torrecusa,  Garay  y  Xeli,  con  los  regi- 
mientos que  hacían  frente  á  la  ciudad,  procuraban  tam- 
bién con  sus  cañones  y  algunas  mangas  de  mosquete- 
ría desalojar  de  la  muralla  á  los  que  la  defendían;  pero 
el  capitán  Monfar  y  Sors,  hombre  muy  práctico  en  el 
empleo  de  la  artillería  que  gobernaba,  supo  mantener- 
los á  raya  y  no  les  permitió  avanzar,  causando  muchas 
y  notables  bajas  en  sus  filas.  Por  otra  parte,  los  maes- 
tres de  campo  Moradell,'  Dusay  y  Navcl;  los  cabos  y 
oficíales  franceses;  el  infatigable  Tamarit,  que  se  halla- 
ba en  todo;  los  diputados  y  los  concelleres;  Pablo  Cla- 
ris, alma  del  levantamiento,  y  mucha  gente  noble  y 
principal  de  Barcelona,  no  cesaban  un  momento  de  re- 
correr la  muralla  y  visitar  los  puestos  de  mayor  impor- 
tancia y  peligro,^mimando  á  todos  y  prometiendo  á  to- 
dos segura  la  victoria.  Este  aliento  de  los  jefes  infundía 
nuevo  valor  á  los  soldados,  haciendo  de  cada  hombre 
un  héroe,  y  ni  uno  solo  había,  por  medroso  ó  cobarde 
que  fuera,  que  no  estuviese  en  aquellos  momentos,  y  con 
tan  noble  ejemplo,  dispuesto  á  derramar  con  gusto  su 
sangre  por  la  patria. 

Donde  la  pelea  continuaba  viva  y  encarnizada,  con 
poca  ventaja  para  los  catalanes  por  el  pronto,  era  en 
Montjuich.  Venciendo  grandes  obstáculos,  y  dejando  el 
camino  sembrado  de  cadáveres,  pudo  llegar  Torrecusa 
hasta  tocar  el  fuerte;  pero  al  mandar  el  asalto  se  encon- 
traron con  que  las  escalas  eran  pocas  é  insuficientes,  y 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXV.  33 

tuvo  necesidad  Torrecusa  de  enviar  repetidos  avisos  al 
marqués  Xeli,  general  de  la  artillería,  para  que  le  man- 
dase escalas  en  número  bástante,  ya  que  él  no  había  de 
bajar  dejando  el  fuerte  en  manos  del  enemigo.  ínterin 
iban  y  venían  estos  correos,  proseguían  las  descargas 
de  mosquetería  de  una  parte  y  de  otra  con  gran  pérdida 
de  hombres,  si  bien  era  mucho  menor  la  de  los  catala- 
nes, que  combatían  al  reparo  de  sus  trincheras  y  fuerte. 

Antes  que  las  escalas  á  los  sitiadores  llególes  refuer- 
zo á  los  sitiados,  6  á  lo  menos  pudieron  ver  éstos  que 
iban  á  ser  socorridos,  pues  observaron  que  habían  sali- 
do de  Barcelona  2.000  mosqueteros  en  dirección  al  fuer- 
te, á  tiempo  que  otra  partida  de  la  ribera  desembarcaba 
al  pie  dp  la  montaña  y  subía  por  ella.  Las  mismas  mu- 
jeres, con  varonil  entusiasmo,  quisieron  participar  de  la 
gloria  y  del  peligro  de  sus  padres,  esposos  y  hermanos, 
pues  aun  cuando  se  había  echado  un  pregón  en  Barce- 
lona prohibiendo  que  ninguna  mujer  saliese  de  su  casa, 
lo  cierto  es  que,  aguerridas  amazonas,  se  lanzaron  á  la 
calle,  sin  temor  al  bando,  para  ir  unas  á  llevar  alimen- 
tos y  municiones  á  los  soldados,  para  correr  otras  á 
Montjuich  con  un  arma  en  la  mano,  dispuestas  á  morir 
6  á  vencer,  como  denodados  varones  1 . 

Principiaba  ya  á  decaer  el  ánimo  de  los  defensores  de 
Montjuich  después  de  seis  ó  siete  horas  de  incesante 
combate,  cuando  un  sargento  catalán,  llamado  Francis- 
co Ferrer,  desde  la  plaza  superior  del  fuerte  comenzó 

1  En  la  Catalana  Justicia  contra  las  castellanas  armas ^  cap.  II,  se 
dice:  "Mujeres  hubo  tan  amazonas  que,  unas  con  el  traje  de  mujer  y 
otras  con  el  de  hombre,  subieron  á  la  montaña,  cuál  para  dar  refresco 
-á  los  que  batallaban;  cuál  para  llevar  pólvora,  balas,  trapos  y  todo  lo 
demás  para  los  pedreros;  cuál  dando,  en  lugar  de  ellos,  muchas  sayas;  cuál 
con  pica,  y  cuál  con  arcabuz  y  pedreñales,  para  pelear  valientes,  que  aun- 
que se  mandó  por  un  pregón  que  pena  de  lOO  azotes  no  síiliesen  de  su 
casa  las  mujeres,  miraron  éstas  que  no  tenía  lugar  la  ley., 

TOMO   XVI  ^ 


34  VÍCTOR  BAXAGUER 

á  dar  grandes  voces  anunciando  que  llegaba  socorro  de 
Barcelona.  Reanimóse  á  estos  gritos  el  abatido  espíritu 
de  los  sitiados,  y  por  una  de  esas  eléctricas  ráfagas  de 
entusiasmo  que  en  un  momento  tuercen  el  cur^o  de  los 
sucesos,  cambió  de  repente  la  faz  de  las  cosas,  tornán- 
dose improvisamente  los  cobardes  en  valientes,  los  dé- 
biles en  fuertes  y  los  acometidos  en  acometedores.  Al- 
gunos, más  atrevidos  ó  más  temerarios,  empezaron  á 
descolgarse  por  la  muralla  gritando:  ¡A  ells!  ¡á  ells  que 
esta  es  la  hora!  Tras  de  éstos  precipitáronse  otros,  y  tras 
de  los  otros,  otros,  como  si  obedecieran  á  un  impulso 
irresistible,  á  una  voz  secreta  que  les  impedia,  y  esto  á 
tiempo  que  llegaba  la  gente  de  la  marina,  la  cual  se  lan- 
zó desbordada  sobre  los  castellanos,  á  los  tremendos 
gritos  de  ¡A  carn!  ¡d  carn!  ¡muyran  los  traidors!  ¡¡viva  la 
patria!! 

Ante  aquella  repentina  explosión  de  entusiasmo;  an- 
te aquel  refuerzo  de  marinos  que  aparecía  como  si  la 
tierra  lo  hubiese  arrojado  de  sus  entrañas,  comenzaron 
á  flaquear  los  escuadrones  enen^ígos,  y  una  vez  entrado 
en  sus  filas  el  desorden,  todo  fué  confusión  y  descon- 
cierto. Parecióles  por  un  momento  á  los  soldados  cas- 
tellanos que  la  tierra  brotaba  enemigos,  que  del  centro 
de  cada  peña  salían  huestes  contrarias,  y  echaron  á  co- 
rrer precipitadamente  por  la  montaña  abajo,  alzando 
un  espantoso  bramido  de  terror,  sin  oir  nada,  sin  aten- 
der á  nada,  arrojando  las  armas  para  escapar  más  lige- 
ros, sordos  á  las  voces  de  sus  jefes,  que  se  vieron  arras- 
trados miserablemente  en  aquella  desastrosa  fuga.  Ya 
desde  aquel  momento  para  los  catalanes  no  hubo  com- 
bate, sino  matanza  y  carnicería.  Allí  rodaron  por  el  sue- 
lo las  banderas  de  Castilla,  poco  antes  desplegadas  al 
viento  con  ufanía,  arrojadas  por  sus  defensores,  pisotea- 
das por  sus  enemigos,  que  hasta  desdeñaron  alzarlas  en 
aquel  instante  como  trofeos  de  victoria;  allí  cayeron 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LlB.  X.  CAP.  XXV.  35 

muchos,  perdiendo  la  vida  bajo  las  plantas  de  los  pro- 
pios antes  que  alcanzara  á  su  cuerpo  el  hierro  del  con- 
trario; allí  hubo  escenas  incalificables  de  desorden  y 
desconcierto,  pues  no  se  pensaba  sino  en  huir,  cayendo 
unos,  atrepellándose  otros,  dando  todos  al  aire  lamen- 
tos y  alaridos;  allí  murieron  desastradamente  D.  Anto- 
nio y  D.  Diego  Fajardo,  sobrinos  del  marqués  de  los 
Vélez;  allí  fueron  mortalmente  heridos  algunos  de  los 
más  ilustres  capitanes,  y  allí  quedó,  por  fin,  sepultada 
la  soberbia  de  aquel  ejército,  poco  antes  tan  potente, 
tan  soberbio  y  tan  cruel  con  los  vencidos. 

A  las  cinco  de  la  tarde  no  quedaba  ya  ni  un  solo 
enemigo  vivo  en  la  montaña,  y  los  restos  de  aquella 
hueste  se  retiraban  en  el  mejor  orden  que  podían,  aban- 
donando lugares  para  ellos  tan  fatales.  El  marqués  de 
Torrecusa  estaba  consternado  con  aquella  lamentable 
tragedia,  y  abatido  y  fuera  de  sí  con  la  muerte  del  hijo; 
el  de  los  Vélez,  sintiéndose  incapaz,  en  su  aturdimiento 
y  congoja,  de  tomar  una  resolución,  cualquiera  que  fue- 
se, cedió  el  gobierno  al  de  Garay.  Fué  éste  uno  de  los 
pocos  hombres  que  en  semejante  conflicto  y  catástrofe 
conservaron  la  cabeza  serena  y  el  corazón  tranquilo.  A 
no  estar  él  allí,  el  ejército  entero  hubiera  sido  arrastra- 
do en  deshonrada  fuga  y  perecido  sin  remedio.  Hacién- 
dose superior  á  las  circunstancias  y  mostrando  sus  al- 
tas dotes  militares,  que  más  brillan  en  los  momentos 
aciagos  que  en  los  prósperos,  Garay  mandó  formar  las 
tropas  dando  cara  á  los  fugitivos,  quienes  á  medida  que 
llegaban  al  llano  eran  colocados  á  retaguardia,  y  así 
fué  retirándose,  haciendo  siempre  frente  á  los  persegui- 
dores y  conteniéndoles  con  severa  actitud. 

Las  compañías  de  aquel  roto  y  despedazado  ejército 

pudieron  oir,  al  retirarse,  las  inmensas  aclamaciones 

» 

de  júbilo,  los  entusiastas  gritos  de  victoria  con  que  en 
Barcelona  eran  recibidos  los  vencedores,  que  se  pre- 


«ír.íar'.í;  cttenter/fi  ir^ce  bi:^3eras  casMÜacas,  las  cna- 
l«  fctrcí;  ^-  v«a>--— f  rascadas  fcr  b  codad  i  la 
I'jz¿e  la^j^"""^'*»»"  r-'-;'a<'--^->  iaTCTtáas,  en  los 
h^c^'.r.n  áe  la  íür:;tarii-,  ct=5  cí:  deprecio  y  vili- 
ptr.-iío  íe  las  arcas  e^zrzl^is  *. 

Tal  füéatrjélla  paia  s:er:pre  isec::nb¡c  batalla  de 


CAPITULO  XXA'I. 


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la  Kiiena. 

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de  Coll  d 

Cab:^-— 

PitROnes 

pC 

■li'M. 

-LlíK.,. 

1  de  Lamo 

leiBarc 

lona.— M 

uerle  de  Pablo  Ga- 

íí-. 

— 0.n 

ilernarí. 

1  de  Baicc 

ona  por 

su  nmcrt 

.— Su  reü 

ato.— Su 

'" 

ioro. 

-Admirable  acción 

de  aarís. 

(De 

26   DE 

Enero  a 

I.*  DE 

Marzo 

DE    164I 

) 

Rebosaba  aún  Barcelona  de  ostentoso  júbilo;  llenas 
le  inmensa  muchedumbre  sus  calles  y  plazas;  abiertos 
mu  lemplos,  á  los  que  iban  á  dar  gracias  al  Señor  por 
a  victoria;  congregados  los  capitanes,  diputados  y  con- 
icllercH  para  acordar  lo  más  provechoso  á  la  salud  de 
a  patria;  cuando,  á  cosa  de  las  once  horas  de  la  noche, 
'  at  aleare  rumor  de  los  clarines,  atabales  y  músicas 
nililares,  penetró  en  la  ciudad  el  conceller  tercero  Pe- 
Iro  Juan  Kosell,  que  había  permanecido  en  el  Valles 

1  'l'rnlnit  li»  rnttellans  )3  banderas,  lascunlsuna  sepos.ienlaigli;- 
\a  dct  lloii  Succi'x.  una  en  li^cnpelln  de  Santa  Euhrla,  y  las  demés  foren 
(nnilfli  cap  p«r  valí  en  un  balc/i  de  U  Diputadíi  en  mej-nspreu  y  vili- 
rnill  de  Ins  armas  dtl  enemich.,  [DUlarh.) 


)i:  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVI.  37 

fie  Martorell,  y  que  acudía  entonces 
.  bandera  de  Santa  Eulalia,  creyendo 
ipo  de  socorrer  á  la  ciudad  en  su  con- 
icipar  del  goce  de  sú  triunfo  '. 
lia  tarde  misma,  dos  ó  tree  horas  des* 
ia,  los  concelleres  de  la  ciudad  en  so- 
habian  recibido  á  un  embajador  del 
rtugal,  el  P.  Mtro.  Ignacio  Mascare- 
ipañia  de  Jesús,  que  había  llegado  á 
lar  aquella  mañana,  pocos  momentos 
ar  el  sangriento  combate  que  tan  glo- 
L  terminar  para  la  causa  catalana.'  El 
igués  no  vino  á  Barcelona  de  paso  y 

como  ha  dicho  un  historiador  que  pu- 
'ersado  en  nuestra  historia  y  cosas  pii- 
tamente  enviado  por  el  rey  de  Portu- 
á  los  catalanes  cuánto  deseaba  aquel 
stad  y  alianza,  el  triunfo  de  su  causa  y 
el  ánimo  en  que  se  hallaba  de  serles 
;n  sus  trabajos  a. 

est  ilia  ú  las  1 1  horaj  de  la  nit  arriba  en  esta  ciU' 
lyor  Pcre  Joan  Rosell,  conceller  III  de  dita  ciutat, 
ni  de  Aguilú  ganfaloner  de  la  Bandera  de  Santa 

de  1000  infanls  mosquetera  y  de  dos  tropas  de 
iranteila,  los  cuals  venien  de  la  víla  de  Caldes  ile 
/an  retiráis  del  día  de  la  derrota  de  Martorell  en 
de  la  ciutal  lo  dit  D.  Geronl  de  Aguiló.  ganfalo- 
cis  Geroni  Llad/i.  nolari  de  Barcelona,  subroga! 

Iloch  y  per  indisposisto  de  Geroni  Sabala.  scrit)ii 
Jtat,  tjue  llevas  aete  com  ell  restituhie  lo  pendo 

1¡  era  estat  coniaiiat  al  dit  senyor  conseller  III  y 
llt  de  Barcelona  lo  lliuraba  y  entregava  á  Josep 
ireelona.  alférez  de  la  coiiipanyia  deis  nolaris,  y  ab 
t  guardia  en  casa  de  la  ciutat.  pera  que  en  lot 
pendo  ei  a  stat  rcslltuit  .\  la  present  ciutat.,  {Dit- 

pendencia  Barcelona  envifi  tambiín  á  su  vei  h- 


^ 


38  VÍCTOR   BALAGUER 

Así  lo  pnieba  el  contexto  de  su  carta-credencial,  que 
entregó  y  depositó  en  manos  del  conceller  en  cap  Fon- 
tanella;  carta  que  me  ha  parecido  debía  copiar  aquí,  3' 
es  del  tenor  siguiente: 

Dom  Joao  per  graza  de  Deits  rey  de  Portugal  é  dos  Al- 
garbes,  da  quem,  é  da  allem,  mar,  ¿África,  senhorde  Gui- 
ñé, é  de  conquista,  navegazao,  comerceo,  de  Ethiopia,  Ara- 
bia, Persia,  c  India,  etc.  Fazo  saber  d  quantos  esta  miíüm 
carta  patente  de  crenza  videm,  que  havendome  Deus  nosso 
Sefihor  feito  mercé  de  me  restituir  d  coroa  destes  meus  rey- 
nos,  por  aclamazao,  é  consentimiento  géral  dos  tres  estados 
de  nobreza,  eclesiásticos  é  povos  delles,  que  por  fallecimien- 
to do  Senhor  rey  D.  Henrique  mete  tio  vinhaon  épertenciaon 
de  dreito  á  serenísima  senhora  Dona  Caterina  minha  avoo, 
que  sancta  gloria  aja,  filha.  legitima  do  serenisimo  senhor 
infante  Dom  Duarte  meu  visavoo,  irmaon  yuteiro  e  legiti- 
mo do  dito  senhor  rey  Dom  Henrique  d  qual  senhora  Dona 
Caterina,  minha  avoo,  el  rey  Dom  Phellipe  segundo  de 
Castella,  com  armas  í  violencia  é  outros  meos  injustos  havia 
usurpado  estos  ditos  reinos,  e  do  mesmo  modo  Ihe  foraon  per 
forza  retendos  te  agora,  cao  serenisimo  senhor  duque  Dom 
Theodosio  meupay  que  Deus  ten  é  amypor  ó  ditto  rey  Dom 
Phellipe  segutuio,  é por  seus filho,  ¿neto servar,  é sustentar ^ 
em  sua  libertade,  oprimida  tanto  tempo,  das  injusticias, 
vexazoens,  é  molestias  que  padeceraon  con  otiranico  gover- 
fw  castelhano  quebrantandolhes  suas  leis,  foros  é  libertades 
é  carregandoos  de  tributos  é  imposizoens  ilicitas  é  imcom- 
portaveis;  despois  de  aceitar  d  restituizao  dos  ditos  reinos,  ¿ 
Itaver  sido  em  quince  dias  deste  presente  fnes  de  Dezembro, 
nesta  cidade  de  Lisboa  publicamente  é  naforma,  é  com  as 

embajador  al  rey  de  Portugal.  Fué  elegido  para  esta  misión  el  ciudada- 
no barcelonés  Jacinto  Sala,  el  cual,  habiendo  partido  el  1 7  de  Febrero, 
llegó  á  últimos  de  Marzo  á  Lisboa,  donde  fué  agasajado  por  el  monarca, 
que  le  dio  magnifico  hospedaje  y  le  trató  con  toda  consideración  y  res- 
peto. 


HISTORU  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVI.         39 

solemnidades  costuinados  jurado,  apellidado  é  obedecido  por 
rey  é  senhor  delles  contó  tamben  ñas  mais  cidades,  villas  é 
lugares  dos  dittos  reinos,  e  Cobrado  as  fortalezas  que  ti- 
fihaon  giiarftizaon  de  gente  de  guerra  castellana.  Resolvi  é 
detreminey  de  con  o  favor  divino  deffender  por  armas  aposse 
real  actual,  é  verdadeira,  que  delles  tenho  tomado,  i  invo- 
car para  ó  effeito  de  toan  justificada  empresa  a  ajada  é 
assistemia  de  todos  os  principes,  repúblicas  é  provincias,  e 
porqtte  os  ftaturals  do  Principado  de  Catalunha,  movidos  de 
sen  conhecido  valor  é  obrigados  de  outras  semeUtantes  tira- 
nias'  é  vexazoens  en  deffensa  de  sem  foros,  é  liberdades  to- 
maron tamben  os  armas  c  com  ellas  se  vaon  eximindo  do  pe- 
sado jugo  que  sobre  sy  tinhaon.  E  entre  os  senhores  reys 
tneus  predecessores,  é  os  reys  naturaes  de  Coroa  de  Aragaon 
ove  sempre  grande  é  estreita  alianza  de  parentesco  é  amiza- 
de,  é  me  faon  presentes  as  razones  della,  é  has  que  ha  para 
eu  ajudar  ao  ditto  Principado  de  Catalunha,  na  execuzao 
deque  iem  comprendido  por  sua  liberdade,  é  esperar  que 
agora  lograraon  d  ocasiaon  que  con  aminJia  restituizaon  a 
esta  coroa  Ihes  sobre  veo  demais  fácilmente  ó  conseguirem, 
me  pareceo  emviar  ao  ditto  Principado  a  Dom  Inacio  Mas- 
carefthas  meu  muito  prezado  sobrinho,  de  quem  por  odivido 
de  sangue  que  comigo  tem,  é  por  ser  persoa  eclesiástica^  é 
de  particular  satisfazaon  minha  confio  que  sabera  represen- 
tar ao  ditto  Principado  é  deputados  delle  em  común  é  em 
particular  a  nobreza  eclesiásticos  é  povos  6  animo  é  delibe- 
razaon  com  que  estou  de  empregar  todas  minhas  f orzas  é 
minhes  asistir  é  dar  a  maon  eo  que  importa  obrarse  por  sua 
parte  para  que  confirtnen,  é  establezaon  com  seguranza  ó 
que  tem  emprendido,   Ao  qual  Dom  Inacio  M asear enhas 
constituyo  meu  certo  comisario  é  enviado,  e  rogo  é  encomen- 
dó muyto  aos  estaos  de  nobreza,  eclesiásticos  é povos  de  ditto 
Principado  de  Catalunha,  deputados  é  particulares  dclle, 
que  á  tudo,  ó  que  de  minha  parte,  disser,  é  propuser  fede 
ynteiro  crédito,  é  protneto,  é  me  obrigo  debaixo  de  minha 


40  VÍCTOR   BALAGUER 

palaura  é  fee  real,  de  comprir  é  manter  iiido  aqueillo  que 
elle  em  meii  nome  capitular,  agentan  é  offereccr,  de  cual^ 
quier  sorte  é  condizao  que  sejay  ¿de  o  confirmar,  capitular, 
é  assentar  de  novo,  na  forma  que  se  tiner  por  tnais  valeudo- 
ra  ¿  conveniente,  E  por  firmeza  de  tudo  llie  mandey  dar  es- 
ta carta  patente  de  creenza  por  my  assinada  é  sellada  com 
ó  sello  real  de  minhas  armas.  Dada  ma  minha  ciudade  de 
Lisboa  aos  ig  dias  do  mes  de  Desembro, 

La  Real  Academia  de  la  Historia,  en  el  tomo  XVI  de 
su  Memorial  histórico,  ha  publicado  la  relación  que  es- 
te embajador  hizo  de  su  viaje,  llegada  á  Barcelona  y 
sucesos  de  la  batalla  de  Montjuich,  por  61  presenciados. 
Es  un  relato  muy  interesante,  y  por  cierto  que  en  él  en- 
cuentro un  párrafo  que  me  importa  trasladar,  pues  con- 
firma las  opiniones  que  formé,  acerca  de  aquel  movi- 
miento politico  de  los  catalanes,  al  escribir  esta  obra. 

Habla  Mascarenhas  de  los  pocos  franceses  que  había 
entonces  en  Barcelona,  y  dice: 

«La  causa  de  ser  tan  pocos  los  franceses,  era  que  los 
catalanes  no  se  querían  sujetar  á  Francia,  sino  cuando 
más  no  pudiesen:  tan  fieles  vasallos  fueron  del  rey  Fe- 
lipe, que  por  más  estorsiones  que  en  su  gobierno  se  les 
habían  hecho,  nunca  bastaron  éstas  para  perderle  ellos 
el  amor  y  desistir  de  pedir  misericordia:  y  siendo  ésta 
tan  debida,  bien  se  deja  ver  la  ceguera  y  obstinación  de 
quien  no  se  la  quería  conceder  y  trataba  sólo  de  concluir 
y  acabar  con  ellos. » 

Notables  palabras  de  un  extranjero  imparcial,  que 
confirman  cuanto  yo  dije  en  la  primera  edición  de  esta' 
Historia. 

El  sol,  al  levantarse  sobre  el  horizonte  el  día  27  de 
Enero,  fué  á  herir  con  sus  primeros  rayos  al  ejército 
real,  que  abatido  y  melancólico  comenzaba  á  retirarse 
de  vuelta  á  Tarragona,  lamentando  aquella  infeliz  jor- 
nada en  la  que  perdiera  gran  número  de  hombres,  en* 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — UB.  X.  CAP.  XXVI.         4I 

tre  ellos  capitanes  ilustres;  muchos  caballos;  más  de 
4.000  armas;  infinidad  de  carros^  bagajes  y  pabellones, 
y  19  banderas^  de  las  cuales  sólo  se  encontraron  las  i3 
que  fueron  triunfalmente  paseadas  por  Barcelona. 

Llegó  el  dia  28  un  trompeta  á  la  ciudad.  Lo  enviaba 
el  marqués  de  los  Vélez  pidiendo  con  mucha  instancia 
que  le  fuesen  enviados  sus  dos  sobrinos,  á  quienes  ha- 
llaba en  falta  desde  el  dia  del  combate.  Salieron  en  con- 
secuencia el  diputado  eclesiástico  Pablo  Claris  y  el  con- 
celler en  cap  Juan  Pedro  Fontanella,  y  acompañados  de 
varios  subieron  á  la  montaña  de  Montjuich,  y  recono- 
ciendo los  muertos  hallaron,  cerca  del  castillo,  los  dos 
cadáveres  de  los  sobrinos  del  marqués,  los  cuales,  traí- 
dos á  la  casa  de  la  diputación,  fueron  amortajados,  me- 
tidos en  un  ataúd,  y  sobi^e  un  carro  cubierto  de  bayeta 
negra  enviados  al  Hospitalet,  donde  estaba  aún  el  de 
los  Vélez  con  el  cuartel  general,  acompañando  dicho 
carro  un  verguero  de  la  diputación  y  algunos  hombres 
con  hachas  encendidas  1 . 

Tan  pronto  como  el  marqués  hubo  llegado  á  Tarra- 
gona, dio  aviso  al  rey  de  lo  acaecido,  presentando  la 
dimisión  de  general  y  virrey  del  Principado,  siendo  en- 
tonces elegido  para  estos  cargos  Federico  Colona,  con- 
destable de  Ñapóles,  príncipe  de  Butera,  virrey  que  á 
la  sazón  era  de  Valencia  2. 

La  batalla  de  Montjuich  hizo  variar  completamente 
de  aspecto  los  asuntos  del  Principado.  El  país  lanzó  un 
grito  de  júbilo  que  hizo  estremecer  al  enemigo^  y  todos 
los  pueblos,  desalentados  pocos  días  antes  con  la  pros- 
peridad de  las  banderas  castellanas,  cobraron  entonces 
nuevo  ánimo  y  corrieron  á  las  armas,  enviando  de  to- 

1  Dütatcio  de  la  ciudad. 

2  Meló  terminó  su  historia  al  llegar  á  este  acontecimiento.  La  ha 
continuado  modernamente,  hasta  llegar  á  la  capitulación  de  Barcelona  y 
(in  de  la  guerra,  el  malogrado  literato  catalán  D.  Jaime  Tió. 


42  VÍCTOR  BALAGUBR 

das  partes  refuerzos  considerables  á  Barcelona  y  con- 
tingentes al  ejército  catalán.  Los  diputados  y  los  con- 
celleres escribieron  al  rey  Luis  de  Francia  el  buen  éxi- 
to de  la  jornada  del  26  y  las  esperanzas  que  cifraban  en 
el  porvenir,  y  el  3 1  de  Enero  partió  á  llevar  estas  car- 
tas en  persona  M.  de  Plesis  Besanzon.  También  se  es- 
cribió al  cardenal  Richelieu  1 . 

Barcelona  no  se  durmió  sobre  sus  laureles.  Sus  dipu- 
tados, concelleres  y  capitanes  continuaron  demostrando 
la  misma  actividad  que  antes  de  la  victoria,  formándo- 
se nuevos  tercios,  atendiéndose  á  la  defensa,  vigilán- 
dose  los  fuertes,  y  organizándose  y  montando  el  ejér- 
cito para  cambiarlo  de  ofendido  en  ofensor;  pues  desde 
el  momento  se  abrigó  la  idea  de  ir  á  poner  sitio  á  Ta- 
rragona, para  lo  cual  no  se  esperaban  sino  los  refuerzos 
de  Francia  que  prometiera  hacer  enviar  M.  de  Plesis. 

Entre  tanto,  los  restos  del  ejército  real,  sin  dominar 
más  terreno  que  el  que  pisaban,  se  hallaban  ya  casi  si- 
tiados en  Tarragona,  pues  todo  el  campo  se  les  había 
sublevado,  á  lo  cual  ayudó  el  diligente  y  activo  D.  José 
de  Margarit,  quien  con  su  partida  iba  muchos  días  á 
escaramucear  junto  á  los  mismos  muros  de  Tarragona. 
El  marqués  de  los  Vélez  quiso  hacer  una  tentativa  para 
someter  á  la  obediencia  real  los  pueblos  del  campo,  pero 
inútilmente.  El  cuerpo  de  caballería  é  infantería  que 
mandó  con  este  objeto  hubo  de  retirarse  vencido,  des- 
pués de  haber  intentado  atacar  el  CoU  de  Cabra,  biza- 
rramente defendido  por  Margarit,  quien  desordenó  y 
puso  en  fuga  al  contrario  2. 

•  ■ 

Por  orden  de  los  diputados  y  concelleres  se  hicieron 
públicos  pregones  en  Barcelona  y  otros  puntos  del  Prin- 

1  Estas  cartas  van  continuadas  por  copia  en  los  dietario*  de  nues- 
tros archivos  de  la  Corona  de  Aragón  y  municipal  con  referencia  al  31 
de  Enero. 

2  Jaime  Tió:  Continuación  de  la  obra  de  Meló,  lib.  VI,  5. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA, — LIB.  X.  CAP.  XXVÍ.         43 

cipado,  dando  por  traidores  y  enemigos  de  la  patria  a 
los  catalanes  que  iban  con  el  ejército  real  y  confiscán- 
dose sus  bienes  i . 

Estando  ya  decidida  la  aceptación  del  título  de  con- 
de de  Barcelona  por  Luis  XIII,  el  cardenal  ministro 
pareció  poner  más  calor  en  el  sostén  de  la  causa  de  los 
catalanes,  y  á  este  efecto,  después  de  haber  conferen- 
ciado con  M.  de  Plesis  Besanzon  y  haberse  recibido  por 
conducto  de  éste  las  cartas  de  nuestros  diputados  y  con- 
celleres, se  nombró  virrey  de  Cataluña  al  conde  de  La- 
motte  Houdancourt,  á  quien  nuestros  documentos,  die- 
tarios y  libros  llaman  M.  de  la  Mota,  como  á  Duples- 
sís  llaman  M.  de  Plesis.  Lamotte  entró  en  Barcelona  el 
20  de  Febrero,  siendo  recibido  con  grandes  muestras 
de  júbilo  y  satisfacción  2. 

Cuando  asi  se  ofrecía  nueva  aurora  de  prósperos  su- 
cesos á  la  causa  catalana,  tuvo  ésta  la  irreparable  des- 
gracia de  perder  al  diputado  Pablo  Claris,  alma  de  la 
revolución,  presidente  del  consistorio  de  diputados,  ca- 
beza de  su  gobierno,  hombre  de  altas  virtudes  cívicas, 
de  patriotismo  acendrado,  de  superiores  dotes,  justa  y 
gloriosamente  apellidado  libertador  y  padre  de  la  patria. 
Murió  el  27  de  Febrero  entre  diez  y  once  de  la  noche, 
después  de  una  breve  enfermedad  de  ocho  días,  duran- 
te la  cual  se  hicieron  rogativas  públicas  y  vióse  la  casa 
del  diputado  invadida  de  gente  que  acudía  presurosa  á 
ofrecerse  y  á  preguntar  por  su  salud  3. 

1  Dietarios;  véase  en  ellos  el  mes  de  Febrero. 

2  Dietarios, 

3  £1  Dietario  del  archivo  municipal  consagra  á  la  muerte  de  Claris 
las  siguientes  lineas,  que  me  creo  en  el  deber  de  reproducir,  pues  son 
ellas  lá  viva  expresión  de  un  gran  sentimiento  público: 

•Dimecres  á  27  de  Febrer.  En  aquest  dia  entre  las  deu  v  onze  horas 
de  la  nit  íonch  N.  S.  servit  aportarsen  en  la  sua  santa  gloria  de  paradis 
la  ánima  del  molt  illustre  y  reverent  senyor  Dr.  Pau  Claris  canonge  de 
la  santa  iglesia  de  Urgell  y  diputat  ecclesiástich  del  General  de  Catalu- 


44  VÍCTOR  BALAGUER 

Hubo  en  la  ciudad,  á  la  noticia  de  su  muerte,  una  ver- 
dadera explosión  de  sentimiento,  tanto  que,  al  leer  los 
dietarios  y  las  obras  de  aquel  tiempo,  no  parece  sino 

nya.  natural  desta  present  ciutat  y  fill  llegitim  y  natural  del  Sr.  Joan 
Claris  y  Sra.  Patronilla  Claris  y  de  Casademunt,  tots  defunts,  senyor  de 
niolt  santa  vida  y  costuois  y  tan  effecte  y  volgut  de  tots  gcneralment,  no 
Hob  desta  present  ciutat,  pero  de  tot  lo  present  Prindpat  de  Catalunya, 
en  tant  que  si  quiscu  ab  las  venas  .de  sanch  de  son  eos  ]o  bagues  pogut 
remediar  y  tornar  la  salut  ho  agueram  fet  de  molt  bonissima  gana,  per- 
qué no  y  ha  hagut  persona  que  en  lo  discurs  de  sa  enfermetat,  que  li 
dura  per  e.spay  de  alguns  vuyt  dias,  y  tots  cuant  religiosos  y  religiosas 
hi  hagut,  no  li  hajen  fet  moltissimas  oracions  pregarias  y  prometensas, 
ab  molt  gran  sentiment  y  Uágrimas,  desitjánli  tots  ^umniament  la  salut 
jjer  tenirho  tan  merescut  y  esserli  degut  per  lo  que  desde  el  príncipi  fíns 
al  día  de  sa  niort,  no  perdonant  a  malas  nits,  cóleras  y  grans  treballs  y 
afliccions  y  deixan  sos  gustos  y  regalos,  emprengué  totas  las  cosas  pas- 
sadas  de  las  guerras  contra  los  enemichs  castellans,  ab  tantas  veras  y 
atnor  per  sa  patria  y  Princípat  y  pera  salvarnos  á  tots  de  uns  enemichs 
y  saciilegos  tant  cruels  y  per  tornar  per  la  santa  fe  católica  y  per  la  hon- 
ra de  tots,  y  per  la  conservació  deis  privilegis,  constitucions,  usos  y  con- 
suetüts  desta  ciutat  y  Principal  de  Cataluña,  que  realment  apres  de  Dcu 
N.  S.,  de  la  sua  santa  mare  y  de  tots  los  sanls  y  santas  aixi  patrons  des- 
ta ciutat  com  altres,  se  li  deu  á  dit  senyor  diputat  Claris  y  se  li  deurá 
sempre  lo  bon  succés  y  victoria  se  obtingué  los  días  passats  contra  los 
enemichs  en  la  montafia  de  Montjuich,  de  tal  manera  que  no  hi  hagut 
persona  alguna  lo  día  de  avuy,  al  manco  ben  intencionada,  y  religiosos^ 
y  religiosas,  no  hajen  ploíat,  fins  los  predicadors  per  ser  en  cuaresma, 
havent  cada  dia  encomenat  en  lo  púlpit  al  poblé,  com  á  tant  bon  cristiá 
y  cátala,  y  tant  vale  ros  y  afecte  per  las  cosas  de  sa  patria,  que  entenen 
que  en  tota  ella  se  podie  trobar  de  raes  aventage  ni  ab  raes  finesa  y  amor 
per  ella,  restant  esta  perpetua  memoria  pera  tots,  aixis  los  que  vuy  son 
cora  per  avant  serán  en  pregar  á  Deu  nostre  senyor  per  sa  ánima  y  de 
sos  pares  que  santa  gloria  hajen  qui  engendraren  un  tant  bon  fill,  que  ni 
per  espants.  ni  amenassas,  ni  promessas,  ni  ofertas  de  majors  honfas, 
deixá  de  mirar  y  fer  mes  del  que  pogué  per  sa  patria  y  per  salvamos  á 
tots  de  dits  cruel  y  sacrilegos  enemichs  castellans,  que  aixo  es  lo  pago  y 
satisfacció  li  debem  tots  per  lo  que  ha  fet,  tant  per  nosaltres  y  per  tota 
la  térra  en  pregar  á  Deu  per  sa  ánima,  que  es  cert  que  las  cóleras,  can- 
sancios y  treballs  ha  soportat  pera  defensa  de  sa  patria  li  han  causada  la 
mort  ans  de  hora.n 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — UB.  X.    CAP.  XXVI.         45 

que  Barcelona  había  perdido  'á  su  único  defensor  y  su 
única  esperanza.  Prueba  evidente  es  esta  de  lo  grande 
que  era  aquel  hombre  y  lo  universalmente  querido.  Vis- 
tieron de  luto  muchos  ciudadanos  de  Barcelona,  tuvie- 
ron lugar  expresivas  demostraciones  de  duelo  público, 
y  su  cadáver  fué  expuesto  en  solemne  capelardente  para 
satisfacer  al  gentío  que  se  agrupaba  y  quería,  aun  des- 
pués de  muerto,  verle  y  tocar  sus  ropas  como  las  de  un 
santo.  Después  de  la  muerte  del  príncipe  de  Viana,  la 
de  ningún  otro  hombre  público,  sino  la  de  Pablo  Claris, 
había  hecho  estallar  en  los  barceloneses  tan  vivas  de- 
mostraciones de  duelo  y  aflicción. 

Pablo  Claris,  á  quien  acertadamente  se  aplicó  el  le- 
ma que  pocos  como  él  han  merecido,  Stbi  nulltis,  ómni- 
bus omnis  fuit,  es  decir,  «nada  para  sí,  todo  para  to- 
dos,» era,  al  decir  de  su  panegirista  D.  Gaspar  Sala  y 
Berat,  «hombre  de  buena  estatura,  el  rostro  algo  tira- 
do,  el  pelo  entrecano,  el  color  trigueño  y  quebrado,  los 
ojos  vivos,  algo  grandes  y  salidos;  la  nariz  un  poco  agui- 
leña, los  labios  gruesos,  con  que  se  manifestaba  á  los 
fisonómicos  varón  entero,  firme,  verdadero,  discreta- 
mente severo  y  prudentemente  arriscado.  Era  en  el  tra- 
to grave,  pero  alegre;  en  el  hablar  agradable,  pero  con- 
ceptuoso; en  el  andar  fogoso,  pero  remirado.  Era  en  el 
vestir  modesto,  pero  aliñado;  en  su  proceder  honesto, 
en  aconsejar  acertado,  en  resolver  maduro,  en  ejecutar 
prontísimo,  en  acariciar  amoroso,  en  agasajar  urbano, 
en  reprender  severo,  en  negociar  astuto,  en  persuadir 
eficaz.» 

Tuviéronle  de  cuerpo  présenle  hasta  el  día  i.°  de  Mar- 
zo, que  fué  su  entierro,  conforme  se  ve  por  nuestros  die- 
tarios; día  que  lo  fué  de  luto  en  Barcelona.  Lleváron- 
le á  enterrar  con  gran  pompa  y  solemnidad,  asistiendo 
las  parroquias  con  cruz  alta,  las  corporaciones  popula- 
res, los  diputados  y  concelleres  con  las  gramallas  de  lu- 


S    Í5 


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'*'i-  • 


46 


VÍCTOR   BALAGUEa 


^f. 


•  k 


to,  los  representantes  de  todas  las  clases  de  la  sociedad, 
y  un  inmenso  concurso  de  pueblo  que,  afligido  y  melan- 
cólico, seguía  el  fúnebre  cortejo.  El  cadáver  iba  descu- 
bierto sobre  un  rico  y  ostentoso  túmulo,  y  después  de 
haberlo  paseado  por  las  principales  calles  de  la  ciudad, 
lo  entraron  en  la  iglesia  de  San  Juan  de  Jerusalén  para 
depositarlo  en  la  sepultura  que  allí  tenía  su  familia,  ce- 
lebrándose antes  Solemnes  funerales  por  su  alma  y  pro- 
nunciando el  sermón  ó  panegírico  del  difunto  el  doctor 
D.  Gaspar  Sala  y  Berart,  de  la  orden  de  San  Agustín, 
Hizo  este  religioso  resaltar  las  virtudes  de  Claris,  los 
trabajos  sufridos  por  la  patria,  su  celo  por  las  cosas  pú- 
blicas, su  amor  nunca  desmentido  por  Cataluña,  su  in- 
dependencia, su  desinterés  y  su  abnegación.  Contó,  en- 
tre otras  cosas,  el  predicador  haber  llegado  un  día  á  no- 
ticia de  Pablo  Claris  cómo  una  persona  constituida  en 
alta  dignidad  dijera  de  él  que  «aún  había  de  verle  ajus- 
ticiar.» Clarís  se  contentó  con  callarse,  y  al  poco  tiem- 
po, en  ocasión  en  que  el  pueblo  amotinado  iba  incen- 
diando casas  y  buscando  á  traidores  para  degollarles, 
supo  que  una  de  las  casas  á  que  iba  á  prenderse  fuego 
y  una  de  las  personas  con  más  ahinco  buscadas  eran  la 
de  quien  aquellas  palabras  profiriera.  Voló  en  seguida 
el  diputado  á  contener  la  ira  de  los  turbulentos,  y  cuan- 
do los  incendiarios  y  sediciosos  llegaron  á  la  casa  seña- 
lada á  su  furia  y  rencor,  hallaron  en  el  umbral  de  ella 
á  Pablo  Clarís,  quien,  dirigiéndose  al  pueblo  con  repo- 
sado continente  y  grave  actitud,  exclamó:  «Hermanos, 
respetad  esta  morada  como  .mía.»  Y  la  turba,  furiosa  y 
rugiente,  se  detuvo  como  domada  ante  aquel  hombre,  y 
la  ira  popular,  contenida  por  la  presencia  del  diputado, 
pasó  de  largo  respetando  aquella  casa  y  á  sus  morado- 
res. Esta  fué  la  gran  venganza  de  Clarís,  «varón  per- 
fecto en  la  integridad,  pureza  y  valor  igual  á  todos  los 
sucesos,  á  quien  debió  Cataluña  la  vanguardia  de  su 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB,  X.  CAP.  XXVI.        47  . 

defensa, »  según  así  dice  el  Epítome  de  los  principios  y 
progresos  de  las  guerras  de  Cataluña. 

Tal  era  aquel  hombre,  á  quien  acompañaron  al  sepul- 
cro el  llanto  y  la  consternación  de  un  pueblo  entero;  tal 
aquel  repúblico  eminente,  una  de  las  grandes  figuras 
históricas  de  nuestro  país;  tal  aquel  independiente  y  ce- 
loso panegirista  de  las  libertades  patrias,  á  quien,  sin 
embargo,  no  ha  titubeado  en  rebajar  el  historiador  Me- 
ló, presentándole  como  un  ambicioso  intransigente  y 
como  un  hombre  sin  convicciones  fijas  i. 

í  Un  historiador  moderno,  D.  Luis  Cutchet,  lia  tenido  el  noble  va- 
lor de  atacar  á  Meló  por  esta  causa.  "En  medio  de  las  incontestables 
bellezas  del  libro  de  Meló,  ha  dicho  aquel  escritor  en  su  Introducción  á 
la  Revista  de  Cataluña,  es  muy  de  lamentar  que  éste  no  escribiera  con 
toda  la  copia  de  datos  que  era  menester,  para  no  exponerse  á  describir 
con  poca  verdad  al  ilustre  Pablo  Clarís,  á  cuyo  varonil  y  ejemplar  re- 
público pinta  el  escritor  militar  con  grandes  dotes  sin  duda,  pero  ani- 
mado de  anti- jerárquica  y  revolucionaria  ambición;  siendo  asi  que  la 
sencilla  lectura  de  las  actas  originales  de  la  diputación  del  general  de 
Cataluña,  en  aquellos  solemnes  días,  demuestran  precisamente  lo  con- 
trarío con  la  más  luminosa  claridad.  Pues  bien;  <no  es  triste  cosa  que 
un  gran  tipo  de  sabiduría  política  y  de  cívica  entereza,  como  lo  fué  nues- 
tro buen  Clarís,  haya  de  seguir  asi  malamente  ofendido  hasta  la  consu- 
mación de  los  siglos  en  su  reputación  de  hombre  público,  en  su  pura  é 
indisputable  gloria,  que  es  gloria  de  los  catalanes  todos,  sólo  porque  un 
hábil  escritor,  cuando  menos  mal  informado,  ha  conseguido  acreditar  á 
los  ojos  de  la  mayor  parte  de  los  historiadores  una  opinión  inexacta?» 

Y  en  efecto,  los  documentos  todos  vienen  á  probar  la  verdad  respec- 
to á  Clarís,  y  á  demostrar  de  una  manera  evidente  que  lo  dicho  por  Meló 
es  inexacto.  £1  presidente  de  la  diputación  catalana  de  I640  ha  llegado 
hasta  nosotros  calumniado  ante  la  historia,  que  ha  ido  reproduciendo 
la  apreciación,  falta  de  verdad,  de  D.  Francisco  Manuel  Meló. 

En  todas  las  obras  de  aquella  época,  impresas  ó  manuscritas,  y  algu- 
nas de  años  posteriores  á  su  muerte,  se  hace  de  Pablo  Clarís  una  pin- 
tura diametralmente  opuesta  á  la  que  se  atrevió  á  hacer  Meló. 

En  un  sermón  de  aniversario  y  conmemoración  de  los  difuntos  ¡lus- 
tres, predicado  por  el  padre  carmelita  Fr.  José  de  Jesús  María,  se  dice: 
•En  estas  santas  ocupacions  estaba  empleat  lo  nostre  senyor  diputat 
Clarís  cuant  la  mort  cruel  y  atrevida  proba  en  ell  sa  indiscreció,  y  nos- 


48  VÍCTOR   BALAGUER 

La  pérdida  de  Pablo  Claris  fué  irreparable.  Sucedióle 
en  el  cargo  de  diputado  su  primo  D.  José  Soler,  como 
él  canónigo  de  Urgel;  pero  difícil  empresa  era  la  de  re- 
emplazar á  un  hombre,  idea  á  un  tiempo  mismo  y  al- 
ma de  la  revolución,  á  un  hombre  que  era  á  la  vez  la 
acción  y  el  pensamiento.  Quedábanle  aún  brazos  á  la 
causa:  allí  estaban  Tamarit,  enérgico  y  decidido  defen- 

altres  la  paciencia  en  sufrir  un  colp  en  par  tan  sensible  y  en  privarnos 
de  un  exemple  que  alen  Uva  á  tots  en  general  y  camina  va  ah  llum  su- 
perior y  celestial,  instituint  en  tots  un  gran  y  singuKir  desitj  de  morir 
per  la  patria  al  costa t  de  un  tant  leal  alentat  y  incansable  capitá,  el  cual 
arrimant  á  un  costat  totas  las  pretensions  de  pujar  sino  al  cel,  y  olvi- 
dant  las  dignitats  honoríficas  que  podía  proroetrer  per  la  adoració  de  la 
estatua,  mes  se  estima  viurer  ó  morir  entre  las  tribulacions  de  sos  gcr- 
mans  los  verdaders  catalans,  que  s?r  honrat  per  medi  de  un  eme  IFaraó 
enemich  del  poblé  de  Deu.« 

Y  otra  obra,  la  Política  del  conde  de  Olivares,  dice,  hablando  de  Cla- 
ris, que  "era  pei-sona  á  quien  todos  debían  sus  casas,  honras,  vidas,  li- 
bertad y  todo  lo  demás  que  al  bienestar  se  debe.^ 

El  Dr.  D.  Francisco  Fontanella  consagró  un  discurso  á  la  memoria 
del  insigne  varón  con  este  título  singular,  fielmente  traducido  del  cata- 
lán al  castellano;  título  que  podrá  parecer  ridículo  á  los  poí;o  versados 
en  cierto  género  de  literatura  de  aquel  tiempo,  pero  que  prueba  para  el 
caso  lo  vivamente  impresionado  que  se  hallaba  el  sentimiento  público 
por  la  muerte  del  diputado.  Dice  así:  Occidente,  eclipse^  oscuridad,  func- 
ral,  Aurora,  claridad,  belleza  gloriosa,  Al  sol,  luna  y  estrella  radiante 
de  la  esfera  del  epiciclo  del  firmamento  de  Cataluña.  Panegírica  alabanza 
eti  el  último  adiós  á  los  manes  vencedores  del  muy  ilustre  Dr.  Pablo  Cla- 
ris, dignísimo  canónigo  de  la  catedral  de  Urgel,  diputado  y  presidente  ge- 
neroso del  catalán  consistorio,  y  gloriosamente  aclamado  libertador,  tute- 
lar y  padre  de  la  patria.  Observada  por  el  Dr,  Frafuisco  Fontanella, 
bctrcelofiés , 

.  También,  para  tributar  debidos  honores  á  su  memoria,  se  abrió  un 
certamen  de  poesía,  pudiendo  concurrir  al  premio  los  poetas  con  com- 
posiciones catalanas,  latinas  ó  francesas.  La  que  entre  las  catalanas  se 
llevó  la  palma,  se  copia  en  el  apéndice  núm.  (IV)  á  este  libro. 

Y  aquel  hombre  tan  honrado,  venerado  y  querido  en  muerte  y  en 
vida;  aquel  hombre  que  tan  altos  y  tan  grandes  sacrifícios  hizo  por  su 
patria,  ¿merecía  ser  tratado  como  lo  hizo  Meló? 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVI.         49 

sor  de  las  libertades,  otra  de  las  nobles  ñguras  de  aquel 
período;  Margarit,  incansable  luchador  é  intransigente 
patricio;  Rosell,  Fontanella,  Quintana  y  muchos  y  mu- 
chos otros;  pero  faltaba  ya  la  mente  superior,  elevada, 
organizadora,  el  hombre  que  podía  imprimir  la  marcha 
al  movimiento,  la  vida  á  la  revolución,  el  ser  al  nuevo 
estado.  Con  la  batalla  de  Montjuich  obtuvieron  los  ca- 
talanes  un  gran  triunfo:  quedó  vencida  la  fuerza.  Mayor 
triunfo,  sin  embargo,  obtuvo  Felipe  IV  con  la  muerte 
de  Claris:  quedó  vencida  la  idea  i. 

1  Dejo  íntegros,  y  según  los  escribí  en  la  primera  edición  de  mi 
Historia,  los  juicios  que  formé  de  Pablo  Claris,  de  quien  bien  puedo 
asegurar  sin  jactancia  que  fui  quizá  el  primero,  y  de  seguro  el  más  ar- 
diente de  sus  panegiristas  en  estos  tiempos;  pero  debo  confesar  honra* 
damente,  en  esta  segunda  edición,  que  los  muchos  manuscritos,  memo- 
rias y  noticias  que  he  tenido  ocasión  de  leer,  han  comenzado  á  introdu- 
cir en  mi  ánimo  la  duda  de  si  pudo  tener  alguna  razón  Meló  al  juzgarle 
con  cierta  severidad.  Quizá  fué  Tamarit  el  verdadero  impulsor  y  el  al- 
ma de  todo  aquel  movimiento,  y  supo  valerse  de  Claris  como  personaje 
más  propio  para  atraer  el  favor  popular  á  su  causa.  De  todas  maneras, 
no  era  Pablo  Claris  un  hombre  vulgar,  ni  mucho  menos.  Es  una  figura 
superior  que  debe  estudiarse,  y  de  quien,  aun  con  la  duda,  no  retiro  nada 
de  cuanto  dije. 


TOMO  XVI 


50 


VÍCTOR  BALACCEK 


CAPITULO  XXVII. 


Ser íg rían  pa*a  á  Montbianch. — IJecada  de  M.  de  Argenson. — El  prínd- 
pe  de  Butera  en  Tarragona. — Carta  de  Felipe  IV. — Regnsa  Lamolte. 
— Dbposícioaes  tomadas  por  los  catalanes. — Sitio  de  Tamgoaa.^— 
Llega  la  escuadra  francesa. — S%\ou  y  Reus  abren  sus  puertas. — To- 
ma de  Constantí.—  Prosigue  con  rigor  d  sitio  de  Tarragona. — Com- 
bate naval. — Nuevos  preparativos  para  socorrer  á  Tarragona. — Nue- 
vo combate  naval  y  socorro  de  la  ciudad. — Los  catalanes  levantan  el 
sitio,— Muerte  del  príncipe  de  Butera. — Margarit  es  nombrado  emba- 
jador y  parte  á  Francia. — Instrucciones  y  juramentos  del  embajador. 
— Caitas  reales  y  contestación. — Aprobación  y  firma  de  los  pactos. 
—Canje  de  la  duquesa  de  Cardona  y  sus  hijos. — Calderón  de  la  Bar- 
ca en  Tarragona  con  el  ejército  real. — Quevedo  y  Rioja  escriben  con- 
tra Cataluña. — Tumultos  en  Barcelona  y  elección  de  concelleres,  aña- 
diéndose uno  por  parte  de  los  menestrales. — Elección  de  diputados. 


(Hasta  fin  de  1641.) 

Habiéndose  decidido  comenzar  el  sitio  de  Tarragona, 
salió  el  7  de  Marzo  M.  de  Serígnan  para  la  villa  de 
Montbianch,  declarada  plaza  de  armas  de  la  provincia, 
á  fin  de  atender  á  las  operaciones  previas  é  ir  allegan- 
do fuerzas  i.  En  estos  preparativos  se  ocupó  todo  el 
mes  de  Marzo. 

A  25  del  mismo  llegó  á  Barcelona  M.  de  Argenson, 
nombrado  por  el  rey  de  Francia  intendente  de  justicia,  po- 
licía y  administración  de  las  tropas  de  mar  y  tierra  des- 
tinadas á  Cataluña.  También  traía  el  encargo  de  en- 
tenderse con  los  diputados  y  concelleres  para  la  redac- 
ción de  los  pactos  con  que  Luis  XIII  había  de  ser  con- 
de de  Barcelona.  El  martes  26  fué  á  visitar  á  los  dipu- 


1     Feliu  de  la  Pefia.  lib.  XX,  cap.  VI. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVII.         5 1 

tados  y  á  los  concelleres,  y  recibido  por  estos  últimos 
en  la  casa  de  la  ciudad  con  las  ceremonias  de  costum- 
bre, explicó  su  embajada  por  medio  de  un  discurso  en 
latín,  siendo  contestado,  también  en  latín,  por  el  con- 
celler en  cap  Juan  Pedro  Fontanella.  Por  la  tarde  hu- 
bo Consejo  de  Ciento,  y  en  él  se  leyeron  las  cartas  que 
el  rey  Luis  había  dado  á  Argenson,  escritas  en  catalán, 
en  las  cuales  el  monarca  daba  á  los  catalanes  el  para- 
bién por  su  victoria  de  Montjuich,  y  poderes  á  Argenson 
para  entenderse  con  las  personas  que  estaban  al  frente 
del  gobierno  de  Cataluña  i . 

El  día  i.^  de  Abril,  algunas  horas  después  de  haber 
salido  en  dirección  á  la  plaza  de  armas  de  Montblanch 
el  general  Lamotte,  á  fin  de  dar  calor  á  los  aprestos 
para  el  sitio  de  Tarragona,  llegó  á  la  capital  del  Prin- 
cipado un  trompeta  del  campo  enemigo,  que  hizo  su 
viaje  por  mar  contra  uso  y  costumbre  de  la  guerra, 
portador  de  dos  cartas,  una  del  rey  Felipe  IV  y  otra  del 
príncipe  de  Butera,  recientemente  nombrado  virrey  de 
Cataluña  en  reemplazo  del  marqués  de  los  Vélez.  El 
príncipe  había  ya  llegado  á  Tarragona,  y  puesto  al 
frente  del  ejército,  escribió  el  rey,  con  fecha  3o  de  Mar- 
zo, á  los  diputados,  enviándoles  la  siguiente  carta  real: 

ff  Diputados:  por  la  justa  confianza  y  gran  satisfacción 
que  tengo  de  la  calidad,  partes  y  servicios  que  concu- 
rren en  el  príncipe  de  Butera  para  servir  los  cargos  de 
mi  lugarteniente  y  capitán  general  en  esa  provincia,  le 
he  nombrado  para  dichos  cargos;  y  pues  ha  de  repre- 
sentar mi  persona,  no  será  menester  significaros  el  res- 
peto que  se  le  ha  de  tener,  sino  encargar  y  mandaros 
que  así  en  el  juramento  como  en  todo  lo  demás,  os  ha- 
3'^áis  con  él  y  hagáis  la  demostración  que  hasta  aquí  se 

1  Archivo  municipal:  Dietario,  Este  mismo  día  26,  según  nota  del 
Dietario^  murió  el  autor  de  la  Ktibrica,  tantas  veces  citada  en  esta  obra, 
I).  Esteban  Gilabert  Bruniquer. 


52  VÍCTOR  BALACUER 

ha  acostumbrado  con  los  lugartenientes  y  capitanes  ge- 
nerales; que  le  tratéis  y  obedezcáis  como  á  tal^  y  que 
en  todo  lo  que  se  ofreciere  de  mi  servicio  y  para  la  de- 
fensa,  bene6cio  y  quietud  de  esa  tierra,  os  mostréis  co- 
mo hasta  aquí,  que  demás  que  en  esto  haréis  lo  que  sois 
obligados,  lo  recibiré  de  vosotros  en  muy  acepto  servi- 
cio. En  Madrid  á  28  de  Febrero  de  1641. — Yo  el  rey  1. 1 

Nunca  se  había  recibido  en  esta  ciudad  carta  del  rey. 
Igual  en  sequedad  y  laconismo.  No  hizo  ella  otro  efec- 
to que  el  de  aumentar  el  desagrado  con  que  se  miraba 
al  gobierno  de  Felipe. 

Súpose  en  Barcelona  que  el  día  i.^  de  Abril  habla 
D.  José  de  Margarit  ocupado  la  población  de  Valls,  y 
el  12  del  mismo  regresó  el  conde  de  Lamotte  después 
de  haber  estado  en  Valls  y  Montblanch,  tomado  algu- 
nas disposiciones,  recorrido  la  frontera  de  Aragón  y  ase- 
gurado con  reñierzos  el  presidio  de  Lérida. 
'  Con  vigilancia,  actividad  y  patriótico  celo  se  aten- 
día á  todo  por  parte  del  gobierno  superior  de  Cataluña, 
que  venían  á  componerlo  los  diputados  y  concelleres. 
Por  un  lado  se  formaba  la  real  audiencia,  eligiéndose 
sujetos  para  todos  los  puestos  reales  2;  por  otro  se  co- 
menzaba, según  lo  acordado  con  Francia,  á  formar  el 
batallón  ofrecido  de  los  4.000  infantes  y  5oo  caballos, 
á  sueldo  de  la  provincia  3;  se  pidió  á  los  ciudadanos 
que  proporcionasen  plata  y  oro  para  acuñar  moneda, 
librándoseles  recibo  para  el  recobro  4;  se  invitó  á  un 
armamento  general  á  toda  la  juventud,  y  volvió  á  tre- 
molarse la  bandera  de  Santa  Eidalia  5;  se  escribió  á 

1  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón. 

2  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón:  Dietario, 

3  Fcliu  de  la  Pefia,  lib.  XX,  cap.  VI. 

4  Archivo  municipal:  Capitulaciones  con  el  rey  de  Francia^  al  fin  de 
este  manuscrito. 

5  Archivo  municipal:  Dietario, 


r 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — Lffi.  X.  CAP.  XXVII.        53 

Francia  para  que  apresurasen  la  marcha  del  ejército 
destinado  á  Cataluña^  compuesto  de  lo.ooo  infantes  y 
2.5oo  caballos^  pidiendo  que  no  se  detuviese  en  Rose- 
Uón,  sino  que  viniese  directamente  á  Cataluña  i;  y  se 
decidió^  ínterin  venía  esta  fuerza  y  una  escuadra  fran- 
cesa, activar  el  sitio  de  Tarragona  estrechando  esta 
plaza,  habiendo  ya  salido  para  Montblanch  el  conceller 
coronel  de  las  fuerzas  ciudadanas,  Pedro  Juan  Rosell, 
con  un  lucido  tercio  y  su  tren  de  artillería  2. 

Mientras  se  desplegaba  esta  actividad  por  parte  de 
los  catalanes,  no  era  menor  la  de  los  castellanos.  £1 
príncipe  de  Butera,  que  había  recibido  refuerzos,  pasó 
á  Tortosa,  que  guarneció  bien,  y  después  de  haber  pre- 
sidiado á  Constantí,  se  retiró  con  el  resto  de  su  ejército 
á  Tarragona  para  fortificarla  y  defenderla,  dispuesto  á 
morír  entre  sus  ruinas  antes  que  entregarla.  Entonces, 
sabedor  el  conde  de  Lamotte  de  que  se  acercaba  ya  la 
escuadra  francesa  que  esperaba  para  cerrar  el  puerto  de 
Tarragona,  volvió  nuevamente  á  Montblanch,  y  el  29 
de  Abril,  con  10.000  infantes  y  2.000  caballos,  se  pre- 
sentó ante  las  murallas  de  la  un  día  ilustre  capital  de  la 
España  tarraconense. 

A  la  sazón  recorría  ya  los  mares  de  Cataluña  una  es- 
cuadra auxiliar  francesa  de  18  galeras  y  27  buques  de 
mayor  ó  menor  porte,  así  de  guerra  como  de  convoy,  al 
mando  del  almirante  Enrique  de  Sourdis.  Limpió  esta 
escuadra  el  mar  de  buques  enemigos,  apoderándose  de 


1  Jaime  Tió:  Continuación  de  la  obra  de  Meló,  lib.  VI,  l8. 

2  "Dijous  á  1 1  de  Abiil  parti  lo  senyor  conceller  ters  lo  senyor 
Pere  Joan  Rosell,  coronel  I  del  tercio  de  la  present  ciutat  á  las  cuati-e 
horas  de  la  tarde  per  la  vila  de  Montblanch  ahont  es  la  plassa  de  armas 
del  exércit  de  Catalunya,  'acompanyat  de  doscents  mosqueters  y  dos 
companyias  de  cavalls  de  la  present  ciutat  y  de  alguns  cavallers  parti- 
culars,  anant  al  devant  lo  trench  de  la  artilleria.,  (Dietario  del  archivo 
miioicipal.)  * 


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54 


VÍCTOR   BALAGUER 


varios  convoj^s  que  con  víveres  se  dirigían  al  Rose- 
llón,  é  hizo  rumbo  á  Tarragona,  después  de  haberse  de- 
tenido frente  de  Barcelona  y  haber  recibido  el  almiran- 
te á  una  comisión  de  concelleres  y  diputados  que  pasa- 
ron á  bordo  á  felicitarle  i. 

El  i.^  de  Mayo  desembarcó  en  Salou  el  almirante 
Sourdis  con  su  ejército,  compuesto  de  8oo  franceses, 
y  seguidamente  se  apoderó  de  aquel  fuerte,  presentán- 
dose el  9  del  mismo  mes  ante  las  puertas  de  Reus,  en- 
grosada ya  su  hueste  con  las  compañías  de  catalanes 
que  en  el  acto  acudieron  á  unírsele.  Reus  se  había  visto 
obligada  por  necesidad,  como  ya  hemos  visto,  á  ponerse 
bajo  el  yugo  del  vencedor  castellano,  y  entonces  con  el 
mayor  alborozo  abrió  sus  puertas  á  sus  paisanos  y  au- 
xiliares franceses,  verificándose  esto  por  medio  de  los 
jurados  que  salieron  de  la  villa  acompañados  de  todos 
los  sujetos  más  visibles  de  la  población,  á  entregar  las 
llaves  al  almirante  Sourdis  '^, 

El  príncipe  de  Butera  quiso  intentar  el  recobro  de 
Reus,  y  dueño  como  era  aún  de  las  comunicaciones  de 
Tarragona  con  esta  villa,  envió  la  fuerza  que  creyó  ne- 
cesaria para  el  caso.  Sin  embargo,  las  tropas  catalanas 
y  francesas  que  se  hallaban  ya  en  Reus,  salieron  deno* 
dadamente  contra  el  enemigo,  le  derrotaron  y  persiguie- 
ron, y  adelantándose  hasta  Constantí  se  apoderaron  de 
esta  villa,  á  la  cual  trasladaron  en  seguida  su  cuartel 
general  el  conde  Lamotte  y  el  conceller  tercero  de  Bar- 
celona 3. 

Desde  aquel  día  el  sitio  de  Tarragona  se  continuó  con 
rigor  por  mar  y  tierra,  no  teniendo  ya  otra  esperanza 
el  príncipe  de  Butera  sino  el  socorro  que  podía  facilitár- 
sele, y  que  aguardaba  por  medio  de  una  escuadra  espa- 

1  Archivo  municipal:  Dieiaríú. 

2  Andrés  Bofarull:  Anales  de  líeus,  Hb.  II,  cap.  I. 
*  3    Archivo  municipal  de  Reus. 


Mi^ 


HISTORU  DE  CATALUÑA. — LIB,  X.  CAP.  XXVII.         55 

ñola  que  viniese  á  romper  la  linea  de  la  francesa.  A  me- 
diados de  Junio,  cuando  ya  llevaba  más  de  dos  meses  y 
medio  de  sitio^  Tarragona,  que  aunque  con  grueso  prer 
sidio  se  hallaba  con  pocas  provisiones  de  boca,  comenzó 
á  sentir  las  angustias  del  hambre,  y  el  principe  de  Bu- 
tera,  que  con  vigilancia  atendía  á  todo  y  con  vigorosas 
salidas  y  rebatos  procuraba  quebrantar  la  constancia  de 
los  contrarios  y  tener  siempre  despierto  el  valor  de  los 
suyos,  halló  medio  de  enviar  una  comunicación  al  al- 
mirante español,  duque  de  Fernandina,  haciéndole  sa- 
ber la  triste  situación  en  que  se  hallaba. 

Así,  pues,  el  4  de  Julio,  prevenido  de  gente  y  de  pro- 
visiones, con  41  galeras  y  7  bergantines,  se  presentó  el 
duque  de  Ferriandina  á  la  vista  de  la  armada  francesa, 
dispuesto  á  forzar  la  línea  para  entrar  socorros  en  Ta- 
rragona. El  combate  fué  vivo  y  empeñado,  pero  toda 
la  destreza  y  valor  desplegados  por  los  franceses  no  pu* 
dieron  impedir  que  entraran  varias  galeras  espkñolas  en 
el  puerto.  Las  demás,  rechazadas,  se  hicieron  á  la  vela 
con  pérdida  de  un  buque  que  fué  echado  á  pique,  mu- 
riendo allí,  entre  otros,  aquel  capitán  D.  Leonardo  de 
Moles,  tafi  tristemente  célebre  en  Cataluña  por  sys 
crueldades  1,  aun  cuando  deben  reconocérsele  grandes 
dotes  de  lealtad  y  entereza. 

Unos  y  otros,  españoles  y  franceses,  se  apropiaron  la 
victoria,  atribuyéndose  el  honor  del  lauro  2;  pero  en  rea- 

1  Feliu  de  la  Peña,  lib.  XX.  cap.  VI. 

2  Entre  hojas  del  DUtario  del  archivo  municipal  existe  original  la 
carta  del  conceller  tercero  Rosell  dando  los  detalles  de  este  combate  y 
celebrando  la  victoria.  Según  el  parte  de  Rosell,  la  armada  real  se  com- 
ponía de  41  galeras:  14  de  Ñapóles,  6  de  Sicilia,  6  de  Genova  y  14  de 
£spafía,  y  5  bergantines.  Las  que  entraron  en  el  puerto  de  Tarragona, 
fueron  1 1 :  las  ó  de  Genova,  2  de  Ñapóles,  una  de  Sicilia  y  otra  de  £spa- 
fia,  llamada  Santa  Eulalia^  al  mando  del  capitán  D.  Manuel  Meca.  La 
galera  rendida  y  echada  á  pique  por  los  franceses  era  también  española 
y  s«  llamaba  San  Diega, 


56  VÍCTOR  BALAGUER 

lidad  fué  más  de  nuestras  armas  que  de  las  contrarías, 
como  lo  prueba  el  haber  enviado  el  almirante  Sourdis 
tres  banderas  castellanas  á  Barcelona,  las  cusdes  fue- 
ron expuestas  al  pueblo  colgadas  de  los  balcones  de  la 
diputación  i .  A  más,  la  verdadera  victoria  de  nuestra 
causa  fué  precisamente  lo  que  á  primera  vista  parece 
su  derrota,  es  decir,  el  haber  conseguido  penetrar  en  el 
puerto  II  buques  enemigos,  pues  una  vez  entrados  ya 
no  pudieron  salir;  y  como  eran  escasas  las  provisiones 
que  llevaban  y  muchos  sus  tripulantes,  resultó  que  con 
este  motivo  se  halló  la  plaza  en  nueva  y  más  apremian- 
te necesidad  por  tener  que  sustentar  á  la  gente  de  las 
citadas  naves  2. 

Se  hallaba,  pues,  en  este  peligro  Tarragona,  y  el  de 
Lamotte  con  esperanzas  de  su  pronto  rendimiento, 
cuando,  considerada  por  el  rey  la  importancia  de  la  con- 
servación de  aquella  plaza^  resolvió  que  fuese  socorrida 
con  mayores  fuerzas,  á  cuyo  efecto  se  ordenó  que  cuan- 
tos bajeles,  galeras  y  demás  embarcaciones  hubiese  en 
los  puertos  de  España  se  armasen  y  proveyesen  de  mu- 
niciones y  víveres  bajo  la  dirección  y  mando  del  duque 
de  Maqueda  y  duque  de  Fernandina  ó  marqués  de  Villa- 
franca,  pues  por  ser  poseedor  de  ambos  títulos,  unos  le 
conocen  por  el  primero  y  por  el  segundo  otros.  A  más, 
comunicáronse  entonces  órdenes  terminantes  al  virrey 
de  Aragón,  duque  de  Nochera,  á  fin  de  que  con  su  gen- 
te y  otra  que  se  le  enviaría  se  adelantase  á  sus  fronte- 
ras para  á  su  vez,  y  al  primer  aviso,  poder  también  in- 
troducir socorro  por  tierra. 

Ejecutadas  con  prontitud  las  reales  órdenes  y  con  la 

1  Dietario  del  archivo  de  la  Corona  de  Aragón. 

2  Grave  yerro  cometió  un  escritor  de  nuestros  días  al  decir  que  en 
esta  ocasión  fué  socorrida  Tarragona  y  los  catalanes  hubieron  de  levan- 
tar el  sitio.  En  el  texto  podrá  verse  que,  lejos  de  ser  así,  los  catalanes 
prosiguieron  batiendo  á  la  ciudad  por  espacio  aún  de  cerca  dos  meses. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA.— LIB.  X.  CAP.  XXVII.        57 

misma  prevenida  la  armada  española,  entró  ésta  el  día 
20  de  Agosto  en  los  Alfaques,  y  de  allí  pasó  á  Tarra- 
gona, donde  se  hallaba  muy  inferior  la  francesa.  Esta 
vez  la  victoria  fué  indisputablemente  para  Jas  banderas 
reales,  pues  que,  atacada  la  escuadra  francesa  por  la 
española,  vióse  obligada  á  abandonar  aquellas  aguas 
con  bastante  daño,  debiendo  en  gran  parte  su  libertad 
á  los  vientos  que  la  favorecían  para  su  retirada,  y  par- 
tiendo á  refugiarse  en  Cadaqués  i. 

Al  propio  tiempo  penetraba  el  socorro  por  tierra,  y 
entonces  ya  Lamotte  no  tuvo  otro  recurso  que  levan- 
tar  el  sitio  de  Tarragona,  retirándose  á  Constantí  y  á 
Valls,  teniendo  aún  que  sostener  un  empeñado  com- 
bate, del  cual  pudo  salir  airoso  gracias  al  pronto  auxi- 
lio de  los  capitanes  catalanes  D.  José  de  Dárdena  y 
D.  Antonio  Font,  quienes,  cayendo  de  improviso  con 
sus  tercios  sobre  los  castellanos,  les  derrotaron  con  pér- 
dida del  bagaje,  algunos  caballos  y  cerca  de  200  prisio- 
neros 2. 

Tarragona  se  vio  libre  y  salvada  el  día  24  de  Agos- 
to, y  al  siguiente,  2$,  murió  en  ella  de  resultas  de  una 
herida  que  recibiera  en  la  rodilla  el  virrey  general,  prín- 
cipe de  Butera  3,  de  quien  es  deber  y  justicia  decir  que 
mientras  duró  el  sitio  se  le  vio  siempre  activo,  cuidado- 
so, esforzado  y  vigilante,  siendo  siempre  el  primero  en 
presentarse  en  los  puestos  de  peligro,  animando  á  todos 
con  la  voz  y  con  el  ejemplo. 

Para  resistir  á  las  nuevas  fuerzas  enviadas  por  el  go- 
bierno del  rey,  tenía  poca  gente  Lamotte.  La  diputa- 
ción^ Barcelona,  Cataluña  toda,  habían  hecho  grandes 
y  supremos  esfuerzos;  pero  atenderse  debia  á  muchos 
puntos,  y  no  bastaban  ya  los  sacrificios  de  un  país  que 

1  Feliu  de  la  Peña,  lib.  XX,  cap.  VI. 

2  Archivo  municipah  carta  del  conde  de  Lamotte  á  los  concelleres. 

3  F«Uú  de  la* Peña,  lugar  citado. 


58  VÍCTOR  BALAGUER 

desde  tantos  años  venia  haciéndolos  costosos  é  inmen- 
sos asi  en  oro  como  en  sangpre.  Para  reforzar  el  campo 
delante  de  Tarragona  se  habia  tenido  que  enviar  auxi- 
lios crecidos  uno  tras  de  otro;  para  guarnecer  á  Lérida 
se  habia  levantado  una  compañia  de  caballos  al  mando 
de  p.  Manuel  de  Senmanat;  para  asegurar  las  fronte- 
ras fué  necesario  formar  un  verdadero  cordón  de  hom* 
bres;  para  presidiar  todos  los  pueblos  y  fuertes  más  cer- 
canos á  Rosas,  donde  se  supo  que  quería  intentar  un 
desembarco  el  marqués  de  Villafranca,  hubo  precisión 
de  enviar  4.000  hombres.  Y  sin  embargo  de  tantos  sa- 
crificios, Lamotte  se  quejaba  con  justicia  de  la  escasez 
de  gente  y  de  la  falta  de  sueldo  que  aún  la  hacia  más 
escasa,  pues  daba  pretexto  á  la  deserción  y  á  las  insu- 
rrecciones. De  acuerdo,  en  este  conflicto,  Lamotte,  el 
diputado  militar,  el  conceller  coronel  y  la  junta  de  gue- 
rra, escribieron  con  vivas  instancias  á  Barcelona  para 
que  se  enviase  un  embajador  especial  al  rey  Luis  XIII. 
Fué  aceptado  este  consejo,  y  el  8  de  Setiembre,  en 
jmnta  general  de  Brazos,  elegido  por  embajador  D.  Jo- 
sé de  Margarit,  que  tantos  servicios  venia  desde  el  prin- 
cipio prestando  á  la  causa  catalana  1 .  Las  instrucciones 
que  recibió  fueron,  en  suma,  las  de  manifestar  al  monar- 
ca el  desconsuelo  de  los  catalanes  al  ver  que  Tarragona 
era  aún  del  enemigo;  rogarle  que  enviase  un  ejército 
poderoso  por  tierra  y  una  buena  escuadra  por  mar,  y 
suplicarle,  por  ñn,  en  nombre  del  país  que  no  demora- 
se el  visitarle.  Antes  de  partir  para  su  destino,  Marga- 
rit  prestó  en  mano  y  poder  del  diputado  eclesiástico  ju- 
ramento de  no  cuidar  más  que  de  la  pro  comunal,  sin 
mirar  ni  apetecer  provecho  propio  ni  interesar  en  favor 
de  particular  alguno.  ¡Alta  lección  que  debieran  tener 


1     Archivo  de  la  Corona  de  Aragón:  deliberación  de  la  junta  de 
Brazos. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA.— LIB.  %,  CAP.  XX Vil.         5g 

•presente  los  que  cometen  el  cargo  de  representar  gene- 
rales int^'eses  á  quienes  los  suyos  buscan,  y  por  ellos 
miran  más  que  por  los  de  la  patria! 

Por  este  tiempo  se  recibió  de  Francia  la  copia  de  los 
pactos  enviados  al  rey  para  que  se  examinasen  en  su 
consejo,  con  la  aprobación  real,  y  afectuosísimas  cartas 
del  monarca  á  los  diputados  y  concelleres,  expresándo- 
le su  deseo  de  venir  cuanto  antes  á  jurar  las  leyes  y 
constituciones  del  país.  A  la  carta  que  del  rey  recibie- 
ron, contestaron  los  concelleres  con  la  siguiente: 

Senyor: 

A  similitut  del  sol,  que  ab  son  resplandor  alegra  y  aviva 
las  plantas,  ierra  y  denies  cosas  animades  y  inanimades, 
donanüos  aquell  vivor  que  á  sa  generado  y  sustento  han  me- 
nester pera  dar  lo  degtit  fruyt;  lescuals  agraidas  d  tal  fa^ 
vor  se  anticipan  unas  a  altres  d  dotiarlo,  estos  matexos  effec- 
tes  ¡ui  obrat  la  real  carta  de  V.  Majestat  (sol  de  justicia  ab 
estos  sos  jidelisims  vasal Is)  escrita  en  Amiens  ais  ultims  de 
Agost:  perqué  á  similitut  del  sol  es  estat  Vossa  Majestat  ser- 
vit  que  de  aquestos  raig  y  favor  participas  tot  lo  mes  prin- 
cipal de  aquesta  Provincia  rebent  tota  ella  favor  tan  soberá 
veent  que  tota  la  carta  es  plena  de  amor  ab  estos  sos  Jideli- 
sims vasalls  y  de  firmesa,  desitjanlos  honrar  ab  sa  real  pre- 
sencia, donat  lloch  las  árdues  ocupacions  de  sa  real  monar- 
quía, y  en  enviarli  prontament  Lloctiftent  (en  lo  modo  ha 
te  supplicat  estaj^iutai  y  ordenat  á  son  Embaxador)  qui  en 
son  real  nom  nos  governe  y  administre  la  justicia  que  tant 
ama  y  desitja  iota  ella,  y  si  be  tots  estos  Provimials  regó- 
neixen  la  estimado  de  tant  gran  favor,  y  desitjan  obrar 
sempre  en  servey  de  Vossa  Majestat  los  fruyts  y  affectes  de 
sa  fidelitat  desitjani  anticiparse  ufts  d  altres  ningú  ab  ma* 
jor  afició  que  aquesta  sua  fidelísima  Ciutat,  la  ciuil  per  la 
part  que  li  cap  deis  que  conté  la  real  carta  dona  las  majors 
gracias  que  pot  significar  d  Vossa  Majestat.  La  divina 


6o  vfCTOR  BALAGUER 

guarde  sa  real  persona  Ihtrchsy  dichosos  anys  com  ha  me- 
iiesier  la  christiandat,  Barcelona,  y  Setembre  26.  1641. 

De  V.  M.  christianissima,  fidelissims 
y  obedientissims  vasalls  que  sas 

Reals  mans  besan. 
Los  concellers  de  Barcelona  1. 

La  copia  de  los  pactos  se  dio  al  examen  de  una  junta 
especial;  y  aun  cuando  se  encontraron  algunas  diferen- 
cias por  ciertas  innovaciones  hechas  por  el  consejo  de 
Francia,  se  pasó  por  todo,  y  se  recibió  con  alegría  la 
copia  firmada  por  Luis  XIII  á  19  de  Setiembre  en  Pe- 
roña,  como  también  la  noticia  de  que  iba  avenir  de  vi- 
rrey y  lugarteniente  el  mariscal  de  Francia  Urbano  de 
Maillé,  marqués  de  Brezé,  cuñado  del  cardenal  mi- 
nistro. 

Hasta  entonces  habían  estado  presos  en  Barcelona  la 
duquesa  de  Cardona  y  sus  hijos;  pero  á  principios  de 
Noviembre  fueron  enviados  á  Tarragona,  para  ser  can- 
jeados con  los  embajadores  catalanes  que  desde  mucho 
antes  del  rompimiento  de  la  guerra  habían  quedada  de- 
tenidos en  Madrid.  El  canje  se  efectuó  en  dicha  ciudad 
de  Tarragona  el  18  de  Noviembre,  hallándose  presen- 
tes por  parte  del  rey  el  marqués  de  Hinojosa  y  por  la 
del  Principado  el  conceller  Rosell. 

Hallo  también  en  las  memorias  de  aquel  tiempo  una 
noticia  que  debo  recoger  por  referirse  ánino  de  los  más 
poderosos  ingenios  que  han  tenido  las  letras  humanas. 
De  los  Avisos  históricos  publicados  por  el  cronista  del  rei- 
no de  Aragón,  D.  José  Pellicer  y  Torán,  impresos  en  los 
tomos  XXXI  y  XXXII  del  Semanario  erudito,  se  des- 

1  Consta  esta  carta,  como  las  originales  del  rey,  en  nuestros  archi- 
vos; pero  iiquí  se  ha  copiado  de  una  hoja  suelta  en  que  se  circuló  im- 
presa al  pueblo,  según  era  costumbre  hacerlo. 


HISTORIA  DE  CATALUfJfA. — LIB.  X.  CAP.  XXVII.         6l 

prende  que  servía  en  las  filas  del  ejército  real  el  que  des- 
pués hubo  de  ser  tan  célebre  y  famoso  poeta,  D.  Pedro 
Calderón  .de  la  Barca.  Estuvo  Calderón  de  la  Barca  ha- 
ciendo armas  contra  los  catalanes,  asistiendo  á  la  de- 
fensa de  Tarragona  durante  el  sitio,  y  por  el  mes  de 
Noviembre  de  1641  fué  enviado  por  el  marqués  de  Hi- 
nojosa  para  dar  cuenta  á  S.  M.  del  estado  del  ejército, 
f  Vino  desde  Tarragona,  dicen  los  Avisos,  D.  Pedro  Cal- 
derón  de  la  Barca,  caballero  del  orden  de  Santiago,  y 
trajo  las  listas  del  ejército,  que  llega  á  9.000  hombres, 
y  las  plantas  de  la  plaza,  con  todo  lo  concerniente  á 
esta  materia.  Pasó  al  Escorial,  donde  estaba  Su  Majes- 
tad (q.  D.  g.),  y  volvió  en  el  coche  del  señor  conde-du- 
que, haciéndole  relación  de  todo  con  mucha  puntuali- 
dad, y  del  canje  ó  trueco  que  piden  los  catalanes  de  los 
prisioneros  de  una  parte  á  otra.» 

Con  motivo  de  esta  noticia  se  me  ocurre  tomar  nota 
de  cómo  tres  grandes  ingenios  de  aquel  tiempo  figuran 
contra  los  catalanes:  Calderón  de  la  Barca  con  las  ar- 
mas; con  sus  escritos,  más  punzantes  por  cierto  que  el 
acero,  D.  Francisco  de  Quevedo  Villegas,  y  D.  Fran- 
cisco de  Rioja,  autor  este  último  del  Aristarco  que  por 
orden  del  conde-duque  de  Olivares  escribió  para  com- 
batir las  tendencias  de  la  Proclamación  católica. 

En  aquel  mismo  mes  de  Noviembre  á  que  me  refie- 
ro, y  á  3o  del  mismo,  día  de  San  Andrés,  según  ley  y 
costumbre,  tuvo  lugar  en  Barcelona  la  elección  de  los 
concelleres,  que  aquella  vez  dio  lugar  á  grande  agita- 
ción y  tumulto.  Amotinóse  la  plebe  pidiendo  un  sexto 
conceller,  á  fin  de  que  éste  recayese  en  clase  de  artesa- 
nos ó  menestrales,  y  amenazaba  el  tumulto  tomar  se- 
rias proporciones;  pero  medió  M.  de  Argenson  en  nom- 
bre del  rey  de  Francia,  temeroso  de  que  el  alboroto  pa- 
sase á  mayores,  y  se  acordó  elegir  seis  concelleres  en 
lugar  de  cinco,  siendo  el  sexto  de  la  clase  de  artesanos: 


62  VÍCTOR  BALAGÜER 

resultando  nombrados  Galcerán  Nebot^  ciudadano;  Ra- 
món Romeu,  ciudadano;  Alvaro  Antonio  Bosser,  don- 
cel; Onofre  Palau,  mercader;  Juan  Jerónimo  Talavera, 
notario,  y  Andrés  Saurina,  pasamanero  i. 

Ya  en  22  de  Julio  se  había  procedido  también  á  la 
elección  de  diputados,  resultando  nombrados  Bernardo 
de  Cardona,  ardiaca  mayor  de  Gerona,  en  representa* 
ción  del  Brazo  eclesiástico;  Francisco  Sala,  de  Arenys, 
en  representación  del  Brazo  militar;  Jerónimo  Pastor, 
de  Lérida,  en  representación  del  real,  y  oidores  el  ca- 
nónigo T,  Girona,  de  la  Seo  de  Urgel;  Juan  Amigant, 
de  Manresa,  y  José  Ferrer. 

Antes  de  terminar  el  año  hubo  algunos  encuentros, 
que  por  su  poca  importancia  se  omiten,  y  que  fueron 
favorables  á  los  catalanes,  particularmente  una  acción 
de  guerra  cerca  de  Tamarite  de  Litera,  en  la  cual  el 
conde  de  Lamotte  ganó  prez  y  gloria. 

1  Estas  y  otras  noticias,  las  recogí  en  el  archivo  que  tiene  en  Fonz, 
cerca  de  Monzón,  la  casa  de  Monner.  Tuve  ocasión  de  visitar  este  ar- 
chivo cuando  ya  había  dado  á  luz  la  primera  edición  de  esta  HISTORIA. 
y  en  él  encontré  datos  muy  curiosos  y  muy  interesantes  sobre  diversas 
épocas  de  la  historia  de  Cataluña,  singularmente  en  las  relativas  á  los 
movimientos  de  I640  y  á  la  guerra  de  sucesión.  Como  en  ambas  épocas 
figuraron  noblemente  los  antecesores  del  actual  Sr.  Monner,  el  archivo 
es  rico  en  datos  y  documentos.  Recuerdo,  entre  otras  cosas,  un  manuscri- 
to catalán  muy  interesante,  titulado  Successojt  de  Catalunya  en  los  anys 
\t^Q  y  1641,  que  parece  escrito  por  Juan  Francisco  Ferrer,  conceller 
cuarto  que  fué  de  Barcelona  en  tiempo  de  las  turbaciones  de  Cataluña. 
Quien  escriba  sobre  aquella  época,  debiera  consultar  este  archivo. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVIII.       63 


CAPITULO  XXVIII. 


La  campaña  del  Roscllón. — Hambre  enPerpiftán. — Luis  XIII  se  dispo- 
ne á  pasar  al  Rosellón. — Socorro  de  víveres  enviado  á  Perpiflán.— 
Edicto  de  Felipe  IV. — Reus  y  Constan  tí  se  entregan  al  ejército  real. 
— La  capitana  de  Doria  cae  en  poder  de  los  catalanes. — Fortificación 
de  Barcelona. — Entrada  de  Brezé  en  Barcelona  y  juramento. — Viaje 
del  rey  de  Francia. — Es  nombrado  virrey  D.  Pedro  de  Aragón. — 
D.  Pedro  de  Aragón  es  derrotado  y  hecho  prisionero. — Noticia  ofi- 
cial de  la  victoria. 

(Hasta  30  de  Marzo  de  1642.) 

Conviene  ahora  decir  algo  de  lo  que  pasaba  en  el  Ro< 
sellón,  donde  con  calor  se  combatía  también  y  donde 
por  parte  de  Francia  se  ponía  mayor  empeño,  ya  que 
la  política  del  cardenal  Richelieu  estaba  en  asegurarse 
la  posesión  de  aquel  condado  para  pago  de  los  gastos 
de  guerra.  Richejieu,  cuya  política  consistía  en  prome- 
ter mucho,  dar  poco  y  recoger  todo  lo  más  posible,  ha- 
bía ya  previsto  que,  fuese  cual  fuese  la  solución  de 
aquella  guerra,  el  Rosellón  podía  pasar  á  ser  del  terri- 
torio francés.'  Al  efecto,  puso  paiiicular  empeño  en 
arrojar  del  condado  á  todo  trance  á  los  españoles,  que, 
repelidos  de  Cataluña,  se  habían  refugiado  y  hecho 
fuertes  en  Perpiñán,  Elna,  Colibre,  Canet  y  otros  pun- 
tos^ reforzados  luego  por  algunas  divisiones  que  por 
mar  se  les  enviaron. 

Los .  verdaderos  esfuerzos  de  Francia  se  dirigieron 
contra  Perpiñán,  de  cuya  plaza  le  importaba  apoderar- 
se más  que  de  la  de  Tarragona.  £1  3  de  Junio  de  1641 
8.000  hombres  de  infantería  y  i.ooo  caballos,  bajo  el 
mando  de  D'Arpajon,  habían  ya  entrado  en  el  Rose- 


11 


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64 


VÍCTOR    BALAGUER 


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llón,  apoderándose  inmediatamente  de  Villalonga,  Clai- 
rá,  Canet  y  Elna.  En  seguida  se  comenzaron  á  cortar 
todas  las  comunicaciones  con  Perpiñán,  y  bien  pronto 
hubo  de  sufrir  esta  plaza  los  rigores  del  hambre.  El  his- 
toriador Henry  1,  con  referencia  á  un  manuscrito  del 
notario  Pascual,  dice  que  por  el  mes  de  Diciembre, 
agotada  ya  la  carne  de  asno  y  de  caballo,  los  soldados 
daban  caza  á  los  perros  por  la  calle.  Pascual  dice,  con 
fecha  del  22  de  Enero  de  1642:  «Hoy  me  hallaba  to- 
mando el  sol  bajo  el  pórtico  del  glorioso  San  Jaime, 
cuando  he  visto  entrar  en  el  cementerio  á  dos  soldados 
que  se  han  puesto  á  comer  las  yerbas  que  allí  crecen, 
como  hubieran  podido  hacerlo  los  animales.  Era  cosa 
que  espantaba  verles  comer  aquellas  yerbas  con  delicia: 
tal  era  el  hambre  que  traían.» 

Dirigida  en  aquel  momento  hacia  el  Rosellón  toda  la 
atención  y  solicitud  del  cardenal  ministro,  apremiaba 
éste  al  rey  Luis  XIII  para  que  pasase  en  persona  al  si- 
tio de  Perpiñán,  con  el  doble  objeto  de  dar  más  impor- 
tancia á  esta  guerra  á  los  ojos  de  los  catalanes  y  con  el 
de  aumentar  el  celo  y  energía  de  éstos  yendo  á  jurarles 
sus  constituciones  y  libertades.  Diéronse,  pues,  las  ór- 
denes para  reunir  un  grande  ejército  á  fin  de  acompa- 
ñar al  rey,  á  quien  precedió  el  mariscal  de  Brezé  con  el 
título  de  virrey  de  Cataluña. 

El  mariscal  llegó  al  Rosellón  en  el  momento  en  que 
un  tercer  convoy  para  socorro  de  la  guarnición  de  Per- 
piñán, más  afortunado  que  los  otros,  desembarcaba  en 
Colibre.  Brezé,  coniprendiendo  cuánto  importaba  que 
aquellas  provisiones  no  llegasen  á  la  plaza,  tomó  sus 
medidas;  pero  el  marqués  de  Torrecusa,  comandante 
de  las  fuerzas  que  protegían  el  convoy,  y  el  marqués  de 
Mortara,  gobernador  de  Perpiñán,  estaban  de  acuerdo^ 


1     Historia  del  RoseÜán,  lib.  IV,  cap.  HI. 


1L. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVIII.        6^ 

y  aunque  con  gran  peligro,  con  empeñada  lucha  y  con 
diestra  habilidad^  logró  socorrerse  á  la  plaza»  en  la  cual 
filé  posible  introducir  provisiones  para  seis  meses  i. 

1  £s  curiosa  la  relación  que  á  este  propósito  hace  el  historiador 
Henry.  Hela  aquí: 

"El  marqués  de  Torrecusa.  comandante  de  las  fuerzas  de  la  escuadra, 
concertó  con  el  de  Mortara,  gobernador  de  Perpifián,  que  le  indicaría 
-  cuándo  debía  salir  de  la  plaza  para  irle  al  encuentro  con  la  guarnición, 
por  medio  de  tres  cafionazos  disparados  en  el  fuerte  de  Santelmo.  £1  8 
de  Knero  al  anochecer  partió  el  Torrecusa.  y  haciendo  un  rodeo  pasó 
por  el  collado  de  Masana,  entró  en  el  valle  de  Soreda,  cayó  sobre  los 
franoedes,  que  no  le  aguardaban»  y  derrotólos.  Dueño  de  la  montafia,  ba* 
jó  al  llano,  donde  estaba  la  línea  francesa,  que  rompió  después  de  una 
enérgica  resistencia,  y  apoderóse  del  fuerte  que  la  coronaba.  Santelmo 
dio  entonces  la  señal  á  Mortara,  que  salió  de  Perpiñán  al  amanecer  con 
tres  regimientos  y  en  dirección  á  Argeles.  A  orillas  ya  del  Masana,  ria- 
chuelo que  entra  en  el  mar  á  poca  distancia  de  aquella  villa,  dio  Morta- 
ra  con  algunos  destacamentos  franceses,  que  él  creyó  españoles,  y  al  sa- 
ludo que  les  hizo  según  usanza  de  entonces,  respondieron  con  una  des- 
carga de  mosquetería  que  le  quitó  unos  ICO  hombres.  Así  que  fué  bien 
de  día,  viendo  los  franceses  que  había  poco  orden  en  aquella  salida, 
quisieron  impedir  el  encuentro  de  Torrecusa  y  Mortara,  y  empeñaron 
una  fuerte  escaramuza:  Kortara  perdió  su  caballo,  y  Torrecusa  algunos 
de  los  caballeros  que  le  acompañaban.  Reuniéronse,  sin  embargo,  ambos 
marqueses,  y  Brezé,  conociendo  lo  imposible  de  cortar  el  paso,  se  retiró 
á  Sállelas  y  á  Elna.  Ochocientos  catalanes  y  franceses  que  habían  deja- 
do en  Argeles  tuvieron  que  rendirse  al  cabo  de  tres  días,  obligándoles  á 
partir,  á  los  primeros  desarmados  y  con  cabeza  desnuda,  como  rebeldes 
á  su  rey,  á  Cataluña;  y  á  los  segundos  á  Elna,  sin  tocarles  las  arma^. 

.Libre  ya  el  camino  de  Perpifián,  Mortara  hizo  llevar  á  la  cindadela 
700  sacos  de  trigo,  que  los  soldados  sisaron,  sin  que  á  los  habitantes  les 
quedase  al  fin  ni  un  grano 

a  Las  tropas  se  llevaron  á  Perpifián  las  primeras  provisiones;  volvie- 
ron á  Colibre  el  1 1  de  Enero,  y  con  dos  cafionazos  que  disparó  Santel- 
mo por  la  noche,  súpolo  Mortara;  pero  como  se  dejaron  las  acémilas, 
Torrecusa,  que  debía  volverse  en  seguida  á  Catalufia,  quiso  desembar- 
car y  transportar  los  granos  que  le  quedaban,  y  decidióse  á  hacerlo  por 
medio  de  sus  soldados.  Para  ello  mandó  hacer  5.000  saquitos,  uno  para 
cada  infante,  y  400  más  grandes,  uno  para  cada  caballo,  y  marchó  otra 
vez  el  26  del  mismo  Enero. 

TOMO  XVI  5 


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66 


VÍCTOR  BALAGUBR 


Viendo  mientras  tanto  Felipe  IV  el  alarmante  giro 
que  iban  tomando  los  asuntos  del  Principado,  expidió 
un  edicto  en  que  procuraba  halagar  á  Cataluña,  lamen- 
tando lo  sucedido  en  Cambrils  y  Perpiñán,  diciendo 


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ir.- 


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.Ignoraba  Torrecusa  la  posición  de  los  franceses,  y  suponiéndoles 
apostados  á  la  izquierda  del  Tech  para  impedirle  el  paso,  había  resuelto 
al  principio  pararse  junto  al  río  para  proseguir  su  marcha  de  noche;  pera 
mudando  de  parecer  dirigióse  á  Sállelas,  á  fín  de  que  descansasen  sus  sol- 
dados hasta  la  mafiana  siguiente,  pues  muertos  de  cansancio  bajo  la  do- 
ble carga  de  las  armas  y  del  trigo,  cuyo  peso  se  había  aumentado  con 
la  lluvia  de  todo  el  dia,  ya  no  podían  caminar.  En  Sállelas  supo  Torre- 
cusa  que  los  franceses  estaban  en  San  Nazario,  media  legua  lejos;  viva- 
queó por  tanto  toda  la  noche,  y  al  amanecer  vio  á  los  franceses  que 
maniobraban  ya  para  circunvalarle;  mandó  atrincherar  de  seguida  con 
los  mismos  sacos  del  trigo,  y  envió  á  un  bosque  cercano  dos  compafiias 
de  mosqueteros.  La  caballería  francesa  corrió  tras  de  ellas  para  aislai^ 
las;  diólas  una  carga,  y  las  causó  alguna  pérdida;  pero  Torrecusa  envió 
socorro,  y  los  franceses  se  hubieron  de  retirar.  Duefio  entonces  del  cam- 
po el  general  espafiol,  recogió  los  carros  y  bagajes  abandonados  por  los 
franceses»  y  fuese  á  EIna,  en  donde  estuvo  dos  -días.  £1  29  tomó'^el  ca- 
mino de  San  Nazarío,  y  cerca  de  un  montecillo  llamado  Zo  Munt  di  la 
Tirra  vio  á  los  franceses  que,  alentados  con  un  refuerzo  de  500  caba- 
llos recién  llegados,  le  estaban  esperando.  Torrecusa  quería  ir  á  Canet 
para  evitar  un  combate;  pero  alcanzado  por  la  caballería  contraria,  hubo 
de  pararse  y  defenderse.  En  aquella  confusión,  queriendo  sus  escuadro- 
nes evitar  el  choque  de  los  franceses,  se  echaron  sobre  las  compañías 
de  Próspero  Colona  y  de  Roderígo,  las  cuales  desordenaron,  al  mismo 
tiempo  que  cayendo  la  caballerfa  francesa  sobre  las  tropas  menos  ague- 
rridas, metíanlas  en  un  foso,  donde  las  hacía  fuego  la  artillería. 

„E1  regimiento  de  caballería  de  Gassion  acababa  de  coger  los  baga- 
jes de  los  espafioles,  y  á  éstos  queríales  cercar  la  retaguardia,  compues- 
ta de  italianos;  pero  eran  veteranos,  y  sostenidos  por  el  fuego  de  dos 
cafiones  de  campaña,  detuviéronle  y  se  agregaron  tranquilamente  al  con- 
voy. Esta  maniobra,  ejecutada  con  intrepidez,  admiró  á  los  franceses* 
que  no  osaron  atacarles  más;  y  Torrecusa,  que  conoció  su  indecisión,  se 
puso  audazmente  en  marcha  hacia  Perpiñán,  seguido  por  la  caballería 
francesa  que,  volteando  en  tomo  suyo,  ponía  todo  su  tino  en  agujerear 
á  tiros  los  saquitos  de  trigo  que  llevaban  los  soldados,  destruyendo  esta 
maniobra  sobre  700,  de  los  cuales  se  escapó  el  trigo  por  los  agujeros 
abiertos  por  las  balas. „  (Henry,  lib.  IV,  cap.  III.) 


HISTORIA  DE  CATALUÑA.— LIB.  X.  CAP.  XXVIII.        67 

haberse  efectuado  sin  orden  suya,  prometiendo  cumplir 
y  observar  los  fueros,  privilegios  y  libertades,  y  anun- 
ciando que  iba  á  celebrar  cuanto  antes  Cortes  á  los  ca-. 
talanes  para  la  puntual  observancia  é  inmediata  ejecu« 
ción  de  sus  leyes.  Era  ya  tarde.  Mal  se  avenían  aque- 
llas palabras  de  conciliación  con  los  estragos  y  horro- 
res cometidos  por  las  tropas  reales  á  la  vista,  aquies- 
cencia y  aprobación  de.  sus  jefes.  Cataluñs^  no  podía  ya 
escuchar  estas  razones,  inspiradas  al  monarca  por  la 
voz  de  un  tardío  y  quizá  fingido  arrepentimiento,  y  la 
lucha  siguió  sin  que,  como  veremos,  la  hiciera  cesar, 
por  el  pronto,  ni  la  misma  caída  del  duque  de  Oliva- 
res, el  único  causador  de  todas  aquellas  desgracias,  el 
móvil  de  aquella  guerra,  el  promovedor  de  tanto  distur- 
bio, tanto  crimen  y  tanto  escándalo  (V). 

Continuaba  viva  la  guerra  en  Cataluña,  y  con  alguna 
ventaja  entonces  para  las  armas  reales.  El  marqués  de 
Hinojosa,  que  hacía  las  veces  de  virrey,  no  descansaba^ 
ün  momento  recuperando  en  el  campo  de  Tarragona 
los  lugares  que  se  habían  declarado  por  la  causa  catala- 
na. La  villa  de  Reus,  sin  fuerzas  para  resistir  por  haber 
tenido  que  marchar  su  guarnición,  vióse  precisada  á 
abrir  sus  puertas  á  las  tropas  reales  i,  y  hubo  de  entre- 
garse Constanti,  no  sin  haberla  defendido  antes  con 
desesperación  su  gobernador  Grao  Raset  2. 

Por  este  tiempo  llegó  á  Barcelona  prisionera  la  ga- 
lera capitana  de  la  nota  genovesa  que  formaba  parte 
de  la  española.  Había  encallado  el  7  de  Febrero  delan- 
te del  río  Tordera,  y  fué  entrada  por  la  gente  de  Bla- 
nes,  que  la  saquearon,  apoderándose  de  un  rico  botín, 
poniendo  en  libertad  á  varios  prisioneros  catalanes  que 
llevaba,  y  prendiendo  al  mismo  almirante  Juanetín  Do- 


1  Anales  (U  Reus^  lib.  II,  cap.  I. 

2  FeUu  de  la  Peña.  lib.  XX.  cap.  VIL 


68 


VÍCTOR  BALAGUER 


ria,  el  cual,  conducido  á  Barcelona,  fué  luego  envia- 
do á  Montpeller,  donde  quedó  confinado  i . 

Ocupábase  activamente  la  capital  del  Principado  en 
8U  fortificación  y  defensa  para  el  caso  que  un  día  pudie- 
se ser  acometida,  según  se  desprenSe  de  las  disposicio- 
nes tomadas  por  los  concelleres  y  diputados  á  7  de  Fe- 
brero 2.    • 


1  Dietarios  de  los  archivos  de  la  Corona  de  Aragón  y  casa  de  la 
dudad. 

2  He  Aquí,  según  se  lee  en  los  dietarios,  la  embajada  de  los  concelle- 
res á  los  diputados  y  la  contestación  de  éstos: 

'JSmóaxadá  ais  Diputáis. 

.Fer  los  mals  efectes  que  ha  obrat,  y  obra  continuament  lo  enemich 
contra  aquesta  Provincia  y  Ciutat,  y  per  los  avisos  certs  teñen  los  sefiors 
Concellers  deis  que  va  disposant,  manifestament  se  veu  que  no  es  altre 
son  intent  sino  novament  invadir  aquestos  Principats,  y  Comtats,  y 
assenyaladament  assolar  del  tot  á  esta  Ciutat;  de  la  conservacio,  o  des- 
tructio  de  la  cual  depenje  en  gran  part  la  existencia,  ó  no  del  restant  de 
la  matexa  Provincia,  axi  que  ben  fortificada  ella  resta  abte  pera  conser- 
varse, y  ajudar  en  quant  pugue  ais  demes  pobles.  Trobes  lo  die  de  vuy 
en  estat  débil,  y  del  tot  exausta  per  causa  deis  nous  accidents  de  aques- 
ta occorrent  guerra;  es  li  forsos  fer  promtament  les  fortilicacions  baix 
referídes,  en  orde  á  les  cuals  ames  del  salari  que  paga  á  un  inginyer  que 
es  vuytanta  Uiures  cada  mes,  y  molts  altres,  sois  li  es  possible  poder 
acudir  y  donar  los  cavechs,  magalls,  pales,  y  cabassos,  que  per  dites  for- 
tificadons  serán  menester,  lo  valor  deis  cuals  es  considerable.  Y  perqué 
de  la  fortificado  resulta  la  defensa  comuna  de  tots  sos  Ciutadans,  confia 
que  los  estaments  infrascrits  tindran  á  be  de  obrar  y  ajudar  á  fer  dites 
fortificadons,  com  á  cosa  tant  convenient,  y  comuna  al  benefi  de  tots, 
y  axi  ha  assenyalat  al  estament  Eclesiastich  la  mitja  lluna  del  portal  nou; 
al  estament  Militar  la  del  portal  del  Ángel,  al  estament  mercantivol  lo 
acabar  de  fortificar  lo  portal  de  mar,  y  que  lo  pont  de  aquell  se  pose  á 
tota  perfecdo  acabant,  y  donant  remato  al  poch  que  falta  de  la  contra 
escalpa,  que  es  devant  la  Iglesia  de  sant  Sebastia,  y  á  la  gent  volant  de 
la  present  Ciutat  la  del  Portal  de  la  Draqana;  ab  expresisa  advertencia 
que  en  cas  no  aparegues  á  las  presones  deis  tres  estaments  personalment 
treballar  en  dites  fortificadons  poran  valerse  deis  gastadors  que  vuy  te 
la  Ciutat  en  la  Draqana  pagant  á  cada  hu  dells  tan  solament  dos  sous 
per  die. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVIII.        69 

El  23  de  mismo  mes  tuvo  lugar  la  solemne  entrada 
del  nuevo  virrey  mariscal  de  Brezé  en  la  capital  del 
Principado,  recibido  por  las  autoridades  conr  pompa  y 
por  el  pueblo  con  grande  alegría.  Las  calles  por  donde 
pasó  estaban  llenas  de  colgaduras  y  adornos,  y  en  todo 
quiso  esmerarse  Barcelona  para  demostrar,  en  medio  de 
su  conflicto  y  críticas  circunstancias,  d  regocijo  con  que 
le  recibía  y  las  esperanzas  que  en  él  cifraba,  haciendo 
en  esta  ocasión  grai^des  esfuerzos  de  desprendimiento 
para  acreditar  el  sincero  afecto  que  profesaba  al  nuevo 
rey  que,  en  uso  de  su  soberanía,  se  había  dado.  Antes 
de  aposentarse  el  de  Brezé  en  el  palacio  que  de  ante- 
mano se  le  había  preparado  en  la  plaza  de  San  Fran- 
cisco, rectificó  como  virrey  y  con  las  solemnidades  de 
costumbre  el  juramento  que  más  de  un  mes  antes  había 
ya  prestado  en  la  Junquera  al.  penetrar  por  primera  vez 
en  Cataluña  (VI). 

*La  conveniencia  y  importancia  de  aquestas  fortifícacions,  la  neces- 
sitat  gran  y  débil  en  ques  troba  vuy  aquesta  Ciutat,  lo  amor  11  teñen  sos 
Ciutadans,  lo  desig  gran  te  de  veurerse  posada  en  estat  que  intrepida- 
ment  pugue  obsistir  á  les  armes  enemigas,  li  asseguran  aquest  auxili  com 
ho  suplica  ab  lo  major  encariment  pot  ab  esta  embaxada. 

„  Rtsposta  deis  Diputáis^ 

«Los  diputats  del  General  de  Cathalunya  han  rebut  la  embaxada  de 
V.  S.  en  rahó  de  la  assistencia  demana  V.  S.  á  las  personas  del  Con- 
sistori  y  offícials  del  General  per  si  ó  per  interposadas  personas  en  las 
fortüicacions  que  enten  fer  en  aquesta  ciutat,  á  la  cual  embaxada  respo- 
nent:  Diuhen  que  regonexen  la  obligatio  que  tenent  de  servir  á  V.  S.  y 
á  la  ciutat  en  aqueix  particular  en  cosa  que  es  tant  del  benefíd  publich 
y  comuna  de  tots  y  la  necessitat  precisa  quey  ha  de  fer  de  prompte  di- 
tas fortüicacions  perqué  ab  ellas  se  puga  defíensar  de  las  invasions  del 
enemich  y  estar  la  ciutat  tant  exausta  com  V.  S.  representa  que  obliga 
á  que  jtots  li  ajuden.  Perssó  per  aparexer  que  las  ditas  rahons  son  tan 
justas  per  los  cuals  ningú  se  deu  eximir  oíTereixen  cumplir  ab  lo  que 
V.  S.  demana  ab  dita  embaxada  y  lo  mateix  ordenaran  fassan  los  demes 
oflicxals  del  General  que  no  sois  en  axo  desitjan  donar  gust  á  V.  S  y  á 
la  ciutat,  pero  eñ  tot  lo  demés  que  se  ofTerirá  de  son  servey.. 


70  VÍCTOR  BALAGUER 

Por  lo  que  toca  al  rey  de  Francia,  resuelto  á  encami- 
narse á  Barcelona  para  prestar  á  su  vez  el  juramento  y 
para  de  paso  asistir  al  sitio  de  Perpiñán,  llamó  á  París - 
al  príncipe  de  Conde,  á  quien  quiso  dejar  al  frente  de 
aquella  ciudad  durante  su  ausencia*  y  encargó  á  los  ma- 
riscales de  Meilleraye  y  Schomberg  el  mando  del  ejér- 
cito del  Rosellón.  Luis  XIII,  después  de  haber  escrito 
con  fecha  del  20  de  Enero  á  los  concelleres  de  Barcelo- 
na participándoles  que  ib^.  á  emprender  el  viaje  1,  ^i6 
de  París  el  2S  llevándose  consigo  todas  las  insignias  de 
la  majestad,  á  ñn  d,e  dar  más  solemnidad  á  la  ceremo- 
nia de  su  juramento  como  conde  de  Barcelona  2,  y  en- 
tró en  Narbona  á  principios  de  Marzo,  después  de  haber 
pasado  en  Lión  una  revista  á  las  tropas  que  debían  en- 
trar en  campaña.  Desde  Nimes  volvió  á  escribir  á  los  di- 
putados y  concelleres  de  Barcelona,  manifestándoles  có- 
mo había  dado  orden  de  que  pasasen  á  Cataluña  6.000 
infantes  y  2.000  caballos,  y  anunciándoles  su  próxima 
llegada  al  Principado  luego  de  haber  concluido  con  los 
asuntos  del  Rosellón  3. 

Supo  en  esto  Barcelona  que  el  rey  Felipe  IV  había 
nombrado  virrey  y  capitán  general  de  Cataluña  á  D.  Pe- 
dro de  Aragón,  marqués  de  Povar;  á  su  hermano  segun- 
do, D.  Antonio,  general  de  las  galeras  que  se  aprestaban 
en  Valencia  para  aumento  de  la  armada;  y  á  su  tercer 
hermano,  D.  Vicente,  coronel  de  una  división  destinada 
á  reducir  el  marquesado  de  Pallars  y  Conca  de  Tremp. 
Qajo  el  mando  de  D.  Pedro  se  puso  una  división  de 
2.000  caballos  y  7,000  infantes,  y  se  le  dio  orden  para 
que,  atravesando  Cataluña,  volase  al  socorro  de  Perpi- 
ñán  y  Colibre,  plazas  amenazadas  por  las  armas  del 
rey  de  Francia.  Dícese  que  D.  Pedro,  justamente  ate- 

t     Archivo  municipal:  Cartas  reales, 

2  Levasson  Historia  de  Luis  XI I. -^Mercurio  de  Vittorio,  Siri. 

3  Archive  municipal:  Cartas  reales. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVin.        ^l 

rrado  por  la  temeridad  de  una  empresa  que  á  hada  me- 
nos tendía  que  á  hacer  atravesar  á  una  hueste  muy  poco 
numerosa  todo  un  país  sublevado,  trató  de  hacer  variar 
al  gobierno  de  resolución;  pero  el  conde-duque,  á  quien 
la  menor  contradicción  irritaba,  le  hizo  escribir  por  el 
mismo  rey  que  había  de  cumplirse  la  orden:  «Los  va* 
salios  pueden  presentar  dificultades,  le  decía  el  monar- 
ca; pero  cuando  se  les  reitera  la  orden,  no  deben  repli- 
car. Partid,  pues,  aun  cuando  ha}^is  de  sucumbir  i.» 

D.  Pedro  partió,  pero  para  ser  vencido  y  proporcio- 
nar á  la  causa  catalana  el  mayor  triunfo  y  la  mejor  joma- 
da de  aquella  guerra.  He  aquí  cómo  da  cuenta  de  la  ac- 
ción y  de  la  victoria,  la  reseña  que  por  encargo  de  las  au- 
toridades se  publicó  y  circuló  en  Barcelona,  habiéndome 
parecido  conveniente  trasladarla  á  estas  páginas,  no  tan- 
to por  lo  curiosa  y  llena  de  detalles  históricos,  cuanto 
por  lo  rara  que  se  va  haciendo  en  nuestros  días,  pues 
apenas  existen  ya  de  ella  ejemplares,  como  no  sea  en 
algunos  de  nuestros  archivos  ó  en  la  biblioteca  particu- 
lar de  un  curioso. 

Dice  asi: 

«RELACIÓN   DE   LA   DERROTA  Y  PRESA   DEL  GENERAL 
D.  PEDRO  DE  ARAGÓN  Y  DE  TODO  SU  EJÉRCITO. 

•Con  las  armas  y  el  valor  del  Excmo.  Sr.  Mariscal 
de  Brezé,  virrey  de  Cataluña,  quedó  el  enemigo  en 
Rosellón  falto  de  gente  y  de  víveres.  El  socorro  que.  se 
dio  á  Perpiñán  fué  más  de  comedores  que  de  comida, 
porque  la  mayor  parte  dejó  el  enemigo  por  el  camino. 
De  ii.ooo  infantes  y  i.ooo  caballos  que  tenía  entre 
Perpiñán,  Salsas  y  Colibre  (contando  los  que  desem- 
barcó en  Colibre  en  los  primeros  de  Noviembre),  los  re* 

1     Henry.  lib.  IV.  cap.  IV. 


72 


VÍCTOR   BALAGUER 


dujo  SU  Excelencia  (por  medio  de  seis  batallas  campa-, 
les  que  les  dio  en  espacio  de  seis  semanas,  y  asistencia  de 
tres  meses  en  campaña)  á  S.ooo  infantes  y  400  caballos. 
Los  2.000  dejó  el  enemigo  para  guarnición  de  Perpiñán, 
y  los  3.000,  con  3oo  caballos,  puso  en  Colibre.  Recibió 
su  Excelencia,  por  cartas  de  la  corte,  avisos  ciertos  de 
que  S.  M.  (que  Dios  guarde)  venia  con  su  Eminencia  á 
estas  fronteras  de  Rosellón  con  ejército  real,  para  librar 
con  todo  esfuerzo  á  los  catalanes  de  la  injusta  opresión 
de  los  castellanos.  Y  así,  dando  órdenes  al  estado  de  Ro- 
sellón (mientras  tardaba  el  ejército  del  señor  mariscal  de 
la  Maulare),  partió  para  el  Empurdán  con  tropas,  donde 
habiendo  reconocido  Rosas  personalmente,  y  asegurado 
aquellos  pasos  y  plazas,  las  remitió  al  señor  de  la  Mota 
Oudancourt,  teniente  general  de  la  armada  de  Mont- 
blanch  por  su  Excelencia,  que  se  hallaba  en  Mont- 
blanch  con  poca  gente.  Vino  á  esta  ciudad  de  Barcelo- 
na su  Excelencia,  donde  fué  recibido  con  la  mayor  os- 
tentación de  júbilo  y  alegría  del  pueblo  que  se  baya 
visto  jamás,  que  los  catalanes  no  son  cortos  en  agra- 
decer. 

¿Tuvo  el  enemigo  aviso  de  todo,  y  considerando  la 
potencia  de  Francia  empeñada  en  Cataluña,  y  que  la 
puerta  para  entrar  era  Rosellón,  donde  se  hallaba  falto 
de  infantes,  de  caballería  y  de  víveres,  resolvió  de  pa- 
sar al  condado  de  Rosellón  un  grande  golpe  de  caballe- 
ría, y  parte  de  buena  infantería  y  cabos,  que,  juntos  con 
los  que  allá  tenía,  se  venía  á  componer  un  ejército  de 
7.000  infantes  y  4.000  caballos,  que  puestos  en  cam- 
paña hacían  muy  dificultosa  la  entrada  de  las  tropas 
francesas  del  Lenguadoch  en  Rosellón  y  Cataluña.  Por 
otra  parte,  el  enemigo  por  mar  resolvió  enviar  un  so- 
corro real  de  víveres  á  Rosas  y  Colibre,  con  la  escua- 
dra de  navios  del  Norte,  gobernados  por  el  almirante 
José  Sem. 


HISTORU  DE  CATALUÑA.— UB.  X.  CAP.  XXVni.        73 

•Para  ejecutar  estas  resoluciones,  se  dio  patente  de 
general  á  D.  Pedro  de  Aragón,  llamado  antes  marqués 
del  Povar,  hijo  de  los  duques  de  Cardona,  criado,  edu- 
cado y  muy  conocido  en  Cataluña,  con  intención  de 
que  este  conocimiento  obligaría  álos  catalanes  á  recibir- 
le como  amigo,  sin  reparar  en  que  Cataluña  antes  fal- 
taría á  la  vida  que  á  las  obligaciones  grandes  que  tiene 
á  su  rey  y  señor  que  la  defiende.  Diéronle  tropas  de 
Castilla  y  Aragón,  con  las  cuales  pasó  sin  hallar  resis- 
tencia, por  la  aspereza  de  los  caminos  de  la  frontera  de 
Aragón,  al  campo  de  Tarragona.  Puesto  allí,  y  agre- 
gándole lo  mejor  y  más  escogido  del  ejército  del  mar- 
qués de  la  Hinojosa,  conde  de  Aguilar  (que  há  mucho 
tiempo  está  en  Tarragona)  le  halló  con  un  ejército  de 
2.500  caballos  entre  corazas  y  caballos  ligeros,  i.ooo 
dragones  y  i.ooo  infantes,  la  mayor  parte  oficiales  vivos 
y  reformados,  y  los  demás  todos  soldados  viejos,  porque 
asi  sé  requería,  para  conseguir  uno  de  los  fines  más  te- 
merarios que  se  podían  emprender,  cual  era  el  de  que- 
rer atravesar  toda  Cataluña,  desde  Tarragona  á  Rose- 
Uón,  que  por  lo  menos  hay  36  leguas,  todo  tierra  áspe- 
ra, bsLgossL,  quebrada  y  tan  poblada  como  se  sabe.  Re- 
cibió D.  Pedro  órdenes  de  Madrid  de  pasar  absoluta- 
mente, y  para  que  las  marchas  fuesen  largas  y  breve  el 
viaje,  tuvo  orden  de  no  entretenerse  en  tomar  plazas, 
sino  marchar  siempre,  y  por  esto  se  dieron  muías  á  to* 
dos  los  infantes,  víveres  y  municiones  á  cada  cual  para 
doce  días. 

•Mientras  los  enemigos  disponían  los  negocios  en  la 
forma  sobredicha,  llegó  S.  M.  (que  Dios  guarde)  y  su 
Eminencia  (que  Dios  conserve)  á  Narbona  con  pujante 
ejército,  habiendo  ya  entrado  el  señor  mariscal  de  la 
MaiUare  en  Rosellón  con  sus  tropas.  Había  escrito  á 
Madrid  el  marqués  de  Mortara  (que  gobierna  á  Colibre) 
que  se  tratase  de  socorrerle;  que  él  ofrecía  sustentar 


74  VÍCTOR  BALÁGUBR 

todp  un  mes  las  eminencias^  antes  que  pudiésemos  nos- 
otros llegar  á  atacar  á  Colibre.  Empero  el  señor  maris- 
cal de  la  Maillar^,  con  su  valor  acostumbrado,  en  una 
tarde  sola  ganó  al  enemigo  todas  las  eminencias,  nui- 
tando  y  prendiendo  del  enemigo  Seo,  siguiéndolos  has- 
ta el  foso  de  Colibre,  donde  luego  comenzó  á  abrir  trin- 
cheras y  plantar  batería,  sitiando  en  aquella  plaza  pa- 
sados de  3.000  hombres  y  400  caballos.  Comenzó  aba- 
tir el  fuerte  real,  que  Maman  de  San  Juan,  y  á  pocos 
días,  viendo  que  la  artillería  hacía  poca  mella,  le  di6 
asalto,  con  que  le  rindió,  degollando  y  prendiendo  toda 
la  guarnición  que  había  dentro  de  castellanos.  Con  esto 
fué  fácil  ganar  el  burgo  ó  arrabal,  y  plantar  la  batería 
contra  la  villa. 

»A  este  tiempo  apareció  en  las  costas  de  Barcelona 
la  escuadra  de  navios  del  castellano,  que,  según  los  avi- 
sos y  las  cartas  que  cogieron  á  un  correo,  eran  la  escua- 
dra de  José  Sem,  que  llevaba  municiones  y  provisiones 
á  Rosas  para  socorrer  á  Rosellón;  empero  el  mal  tiem- 
po no  les  dejó  tomar  puerto,  y  así,  siguiendo  la  derrota 
del  viento,  fueron  los  galeones  arrojados  á  Poniente  de 
donde  venían. 

«Después  de  la  entrada  del  señor  mariscal  de  la  Mai- 
llare  en  Rosellón,  comenzaron  á  entrar  regimientos  de 
caballería  é  infantería  para  Cataluña,  á  los  cuales  dio 
orden  su  Excelencia  del  señor  virrey  se  fuesen  á  reci- 
bir las  órdenes  del  señor  de  la  Mota  á  Montbianch;  y 
así  con  éstos,  y  con  los  que  su  Excelencia  había  traído 
de  Rosellón  y  remitido  al  señor  de  la  Mota,  se  hallaba 
dicho  señor  en  Montbianch,  con  estado  muy  diferente 
que  antes,  es  á  saber:  más  fuerte  y  engrosado  el  ejér- 
cito. 

•Dieron  aviso  los  de  Trem  á  su  Excelencia  que  Don 
Vicente  de  Aragón,  hermano  de  D.  Pedro,  había  entra- 
do en  Cataluña  por  aquella  parte  con  tropas  de  pie  y  de 


ORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVIII.      J¡ 

unque  pocas,  y  que  se  recelaban  de  sitio,  dio 
cia  orden  á  su  teniente  general,  M.  de  la 
que  reconociese  al  enemigo,  y  juntamen- 
socorro;  asi  se  hizo:  juntáronse  los  soma- 
an  número;  llegó  el  enemigo  á  Trem;  en- 
ipeta  diciendo  que  se  rindiesen  á  su  rey,  y 
lian  á  librarlos  de  los  franceses,  i  que  res- 
os  leales  catalanes  que  estaban  muy  rendi- 
Y,  que  lo  era  el  de  Francia,  y  que  en  orden 
siones  de  franceses,  decían  que  estaban  tan 
¡rerse  librar  de  ellos,  que  no  habiendo  enton- 
los  franceses  los  enviaban  á  buscar,  para  que 
ifendtesen  de  castellanos;  con  esto  se  trabó 
los  de  la  villa  de  Trem  y  los  enemigos,  los 
jose  resistidos  se  retiraron,  y  los  nuestros,  al 
tcorro  que  envió  el  señor  de  la  Mota,  los  per- 
sn  tanto  valor,  que  D.  Vicente  de  Aragón 
pas  se  volvió  á  Aragón,  tratando  más  de  dé- 
los nuestros,  que  muestran  ganas  de  seguir- 
rehacerse  para  volver  á  entrar;  y  con  esto 
ntrada  de  D.  Vicente  de  Aragón  en  Cata- 

;ral  D,  Pedro  de  Aragón,  después  de  haber 
lo  y  proveído  sus  tropas,  que  eran  3.5oo 
tre  corazas,  caballos  ligeros  y  dragones,  da- 
los 1. 000  infantes  y  otras  más  para  lo  res- 
agaje,  comenzó  á  marchar  del  campo  de  Ta- 
ra atravesar  á  Cataluña  á  24  de  Marzo  del 
Los  pueblos  vecinos  al  punto  dieron  avisos 
los,  unos  por  la  parte  de  Villafranca  á  su  Ex- 
tros por  la  parte  de  los  collados  al  señor  de 

por  su  Excelencia  la  marcha  del  enemigo, 
oneos  á  la  corte,  al  señor  mariscal  de  la  Mai- 
:ñor  de  la  Mota  para  que  bajase  con  caballe- 


^6  VÍCTOR  BALAGUBR 

ría,  pues  la  tenia  bastante,  por  la  parte  de  Igualada, 
para  hallarse  á  la  retaguardia  del  enemigo,  ju^rgando 
que  era  forzoso  topalle  al  rio  Llobregat,  6  por  Marto- 
rell,  ó  poco  más  arriba  hacia  Esparraguera.  Además.de 
esto  mandó  su  Excelencia  despachar  órdenes  S.  todos 
los  pueblos,  para  que,  levantando  el  somatén  general', 
persiguiesen  continuamente  al  enemigo.  Con  esto  todos 
los  pueblos  comenzaron  á  tañer  las  campanas  á  soma- 
tén, y  ponerse  en  armas  para  ofender  á  los  castellanos 
con  tal  fervor  y  calor,  que  mostraron  en  esta  ocasión  el 
amor  y  fidelidad  grande  que  tienen  á  su  rey  y  señor, 
y  la  pbediencia  rendida  á  su  Excelencia. 

»A1  mismo  tiempo  que  D.  Pedro  de  Aragón  comen- 
zó á  marchar,  el  marqués  de  la  Hinojosa  hizo  frente  con 
lo  restante  que  le  quedaba  de  tropas  á  los  collados,  que 
con  tanta  vigilancia  y  valor  han  defendido  el  señor  de 
la  Mota  y  bajo  sus  órdenes  D.  José  Biure  y  Margarit, 
gobernador  aliora  de  Cataluña.  Empero  el  señor  de  la 
Mota,  conociendo  que  era  estratagema  del  enemigo 
para  divertirle  no  siguiese  á  D.  Pedro  de  Aragón,  á  un 
mismo  tiempo  dio  orden  á  los  regimientos  de  Aubaye, 
de  Bussi,  de  Ales  y  de  Mounti,  que  marchasen  á  Pie- 
ra,  y  á  las  compañias  catalanas  de  D.  José  Amat  y  del 
comendador  Enrique  Juan,  que  se  hallaban  en  Villa- 
franca,  que,  pasado  el  enemigo  por  aquella  villa,  le  si- 
guiesen á  la  retaguardia»  y  se  viniesen  en  esta  forma  á 
juntar  con  sus  tropas  francesas  antes  de  pasar  el  rio;  y 
juntamente  hizo  cara  al  mariqués  de  la  Hinojosa  en  los 
collados,  obligándole  á  retirarse,  y  con  esto  se  partió 
para  Piera,  encomendando  la  custodia  de  estos  pasos  á 
M.  de  Terrail,  dando  aviso  de  todo  á  su  Excelencia^* 

•Llegó  D.  Pedro  de  Aragón  al  Arbos,  y  de  paso  en- 
vió un  trompeta  para  que  se  rindiesen,  ofreciéndoles 
buen  trato  y  alegando  era  paisano  como  ellos.  Respon- 
dieron que  no  creian  en  promesas  de  castellanos,  que 


S  CATALÜÍSa. — LIB.  X.  CAP.  XXVIll.         77 

lalabra,  como  se  había  visto  en  Cam- 
iéndose  á  vida  salva  Jos  catalanes,  ba- 
i  cabos,  que  eran  caballeros,  y  atrope- 
lleria  y  degollado  todos  los  sitiados, 
e  l.ooo,  y  que  ad,  ó  se  retirase  ó  pe- 
ían muy  dispuestos.  Por  no  perder  su 
ante  D.  Pedro,  y  al  confrontar  con  Vi- 
í  un  lado;  empero  como  esta  villa  es- 
dispuesta á  sustentar  sitio,  á  lo  largo 
ralla  y  á  grandes  voces  desañaba  al 
compañías  de  á  caballo  catalanas,  que 
complieron  el  orden  del  señor  de  la 
ras  el  enemigo  para  juntarse  con  sus 

su  Excelencia  supo  la  venida  del  señor 
a,  le  envió  de  la  compañia  de  sus  guar- 
ís, con  los  capotes  colorados  de  su  li- 
:  éstos  le  envió  unos  trozos  de  caba- 
6,  esperando  remonta,  estaban  aloja- 
Jona;  con  que  el  señor  de  la  Mota  se 
ballos.  Hallábase  á  este  tiempo  el  ene- 
omí,  y  el  señor  de  la  Mota  en  Piera; 
legua  del  paso  del  rio,  y  el  señor  de 
n  que  era  forzoso  toparse  al  pasaje, 
ees  entre  los  nuestros  y  los  enemigos 
ásperos  y  valles  ñ'agosos,  por  termi- 
cordillera  de  estos  montes  antes  de 
ue  los  enemigos  venían  por  el  camino 
,  á  Barcelona,  y  los  nuestros  por  el  ca- 
da á  Barcelona. 

m  llegó  á  Barcelona  el  gobernador  de 
Biure  y  Margarit,  á  quien  dio  orden 
se  á  la  parte  de  San  Celoní,  y  convo- 
les  de  aquella  contornada,  esperase  al 
paso.  Partió  luego  y  juntó  allí  3.ooo 


yS  VÍCTOR  BALAGUER 

catalanes  deseosos  todos  de  pelear  y  morir  por  S.  M.  y 
su  patria,  antes  que  dejar  pasar  al  enemigo. 

» Envió  su  Excelencia  orden  á  las  tropas  francesas, 
que  venían  marchando  para  juntarse  en  Montblanch  jcon 
las  'del  señor  de  la  Mota,  de  hacer  alto  en  San  Celoni  y 
formar  un  cuerpo  con  los  catalanes  que  guarnecían  aquel 
paso  tan  estrecho  como  casi  forzoso* 

i  El  señor  de  Argenzó  venia  de  la  corte  á  Barcelona, 
al  cual  dio  aviso  su  Excelencia  de  la  marcha  del  ene- 
migo, y  advirtió  no  pasase;  y  hallándose  dicho  señor  en 
Gerona,  pidió  la  convocación  de  la  milicia  del  país.  La 
ciudad  de  Gerona  al  punto  hizo  leva  de  200  mosquete- 
ros, y  acudiendo  los  somatenes  de  aquellas  partes,  se 
formó  un  número  grande.  El  cual  hizo  poner  en  un  lu- 
gar indiferente  á  los  caminos  de  la  marina  y  de  San  Ce- 
loni, para  que  con  facilidad  pudiesen  acudir  á  oponer 
al  enemigo  en  cualquier  de  las  dos  partes,  avisando  de 
esto  al  gobernador  D.  José  Margarít.  Hizo  juntamente 
avanzar  la  caballería  del  regimiento  de  M.  de  Terraill 
á  Hostalrích,  para  juntarse  con  las  tropas  de  San  Ce- 
loni, donde  se  hallaron  para  resistir  al  enemigo  6.000 
infantes  y  más  de  400  caballos,  que  según  la  situación 
de  este  paso  era  grande  este  número  y  casi  imposible 
de  romper. 

» El  señor  mariscal  de  la  Maulare,  recibido  el  aviso 
de  su  Excelencia,  hizo  pasar  de  Rosellón  al  Ampurdán 
el  regimiento  de  caballería  de  Lorán,  á  quien  seguía  el 
de  Magaliobi,  con  los  ayudantes  de  campo  M.  de  Gui- 
taud  y  M.  de  Fontvilla,  para  juntarse  allí  con  la  infan- 
tería catalana  del  batallón  y  con  los  regimientos  fran- 
ceses que  están  de  guarnición  en  Castellón  de  Ampu- 
rías. 

»E1  maestre  de  campo  general  de  la  infantería  cata- 
lana, D.  José  Sacosta,  convocó  todos  los  pueblos  catala- 
nes del  Ampurdán  hasta  Olot,  que  son  muchos;  con 


HISTORIA  DE  CATALUÑA.— LIB,  X.  CAP.  XXVIII.      79 

que  en  el  Ampurdán  quedaba  formado  un  grande  cuer- 
po de  gente  francesa  y  catalana,  para  acabar  de  desha- 
cer al  enemigo^  si  llegase  allá  alguno,  después  de  ha- 
ber escapado  de  las  tropas  del  señor  de  la  Mota,  de  las 
de  San  Celoni  y  de  las  de  la  contomada  de  Gerona. 

»La  ciudad  de  Manresa,  siempre  tan  puntual  á  los 
servicios,  avisando  su  veguería  hizo  cuatro  compañías 
de  infantería,  con  las  cuales  acudió  al  señor  de  la  Mota  y 
siguió  sus  órdenes,  persiguiendo  al  enemigo  en  muchas 
ocasiones  y  atravesando  para  este  efecto  lugares  áspe- 
ros y  montañas  fragosas. 

•Sobre  todos  la  insigne  ciudad  de  Barcelona,  luego 
que  supo  los  designios  de  la  marcha  del  enemigo;  jun- 
tándose los  ilustres  señores  concelleres  con  el  sabio 
Consejo  de  Ciento,  resolvieron  se  hiciesen  500  mos- 
queteros, pagados  y  municionados  para  todo  el  tiem- 
po que  fuesen  menester.  Hízose  esta  leva  de  infantes 
en  seis  horas;  ofreciéronlos  á  su  Excelencia,  el  cual, 
haciendo  gran  estimación  de  este  servicio,  mandó  mar- 
chasen cuan  presto  pudiesen,  y  juntamente  avisó  al  se- 
ñor de  la  Mota  de  este  socorro. 

»  Finalmente,  todos  los  pueblos  grandes  y  pequeños  á 
casi  un  mismo  tiempo,  á  seis  leguas  del  camino  que 
emprendía  el  enemigo  avisados  por  su  Excelencia,  se 
pusieron  en  arma  con  la  mayor  presteza,  amor  y  fide- 
lidad que  imaginarse  pueda. 

»  A  25  partió  el  señor  de  la  Mota  con  sus  tropas  de  Fie- 
ra dos  horas  antes  del  día  para  poder  encontrar  al  ene- 
migo en  el  paso  del  río,  donde  tenía  aviso  quería  pa- 
sar. A  las  seis  horas  llegaron  á  su  ejército  los  dos  ma- 
riscales de  campo,  M.  Ouchincourt  y  el  marqués  de  la 
Luzema.  A  las  ocho  horas,  sus  batidores  de  estrada  le 
dieron  aviso  de  la  marcha  del  enemigo;  puso  sus  tropas 
en  batalla  en  un  puesto  ventajoso,  y,  reconocido  el  ene- 
migo, dejó  descsuisar  y  comer  la  caballería.  Entre  tan- 


8o  VÍCTOR   BALAGÜBR 

'  dio  orden  que  la  mosquetería  catalana  entretuviese 
m  escaramuzas  al  enemigo,  para  obligarle  á  dejar  in- 
ntería  en  la  reta^ardia:  sucedió  dichosamente  este 
¡nsamiento,  porque  pasando  el  enemigo  el  rio,  di6  so- 
e  la  retaguardia  con  los  escarabines  del  marqués  Vüle 
de  Moty,  sostenidos  por  otros,  escaramuzando  y  car- 
indo  sobre  ellos  con.  tal  dicha,  que  perdió  el  enemigo 
K)  hombres  entre  muertos,  heridos  y  presos,  y  entre 
tos  muchos  oñciales:  y  con  esto  se  fué  aquella  noche 
dormir  á  Martorell. 

•  El  dfa  siguiente  de  27  hizo  marchar  sus  tropas  á 
tn  Andrés,  marcha  de  cinco  leguas;  y  el  primer  pue- 

0  después  de  Barcelona,  quien  va  á  Rosellón,  mar- 
lando  el  enemigo  á  la  parte  de  Tarrasa,  para  salir  ca- 
ino  rea]  por  MoIIer.  Este  dia  entró  el  señor  de  la  Mota 
i  Barcelona,  para  conferirse  y  recibir  las  órdenes  de 

1  Excelencia,  que  recibidas  en  acabar  de  comer  subió 
caballo  para  ir  á  sus  tropas,  al  cual  siguieron  los  ca- 
illeros  de  Barcelona,  aptos  para  las  armas,  todos  con 
iterminación  de  servir  con  su  sangre  y  su  vida  á  S.  M., 
imo  lo  hicieron.  A  este  tiempo,  delante  de  Barcelona 

vieron  i3  bajeles  grandes  que  iban  á  .Rosas,  de  los 
lales  se  ha  sabido  que  llevaban  solamente  provisiones 
bastimentos. 

»En  llegar  á  San  Andrés  los  batidores  nuestros  die- 
n  aviso  al  señor  de  la  Mota  que  tos  enemigos  marcha* 
in  hacia  Mollet,  dos  leguas  de  San  Andrés.  Recibido 
te  aviso,  marchó  hacia  ellos.  Encontróse  por  el  ca- 
ino  con  los  5oo  mosqueteros  de  Barcelona,  con  las  re- 
rvas  de  Mirapeix,  y  una  compañía  de  su  regimiento, 
campóse  aquella  noche  en  un  bosque  á  medio  cuarto 
:  legua  de  los  enemigos,  á  los  cuales  dio  tantas  alar- 
as, que  les  obligó  á  estar  toda  la  noche  á  caballo. 

•A  28,8abiéndoseenBarcelonaque  el  señor  déla  Mota 
taba  tan  vecino  al  enemigo  que  todos  los  pueblos  ba- 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVUI.        8l 

jaban  con  armas  al  socorro,  los  señores  concelleres  y  sa- 
bio Consejo  de  Ciento  resolvieron  se  hiciese  otra  leva 
de  otros  500  mosqueteros  que  partiesen  luego,  y  por 
cuanto  era  mejor  fuesen  soldados  viejos,  suplicaron  á 
su  Excelencia  los  diese  de  la  guarnición  de  las  galeras, 
que  los  armarían,  municionarían  y  darían  cuatro  reales 
de  sueldo  cada  día  si  en  esto  no  había  inconveniente: 
hallóse  muy  grande  en  desguarnecer  las  galeras,  y  así 
se  dio  orden  marchasen  de  los  naturales  de  Barce- 
lona 1. 

f  En  amanecer  este  día  de  28  comenzaron  á  salir  tan- 
ta gente  armada  voluntaria  para  socorrer  al  señor  de 
la  Mota,  que  casi^  quedó  desierta  Barcelona,  de  tal  for- 
ma que  no  se  hallaba  apenas  por  las  calles  hombres  de 
edad  competente  para  las  armas,  y  así  fué  necesario  que 
los  eclesiásticos,  clérigos  y  frailes  las  tomasen  para 
la  guarnición  de  los  muros  y  portales;  salieron  más  de 
6.000,  y  sin  éstos  ún  número  grande  de  mujeres  con 
víveres,  paños  de  lienzo  y  confituras  para  los  heridos  y 
cansados.  Acciones  tan  grandes  que  causaron  á  su  Ex- 
celencia grandísimo  gusto  de  ver  á  esta  belicosa  ciudad 
tan  liberal,  tan  valiente  y  tan  fiel  á  su  rey  y  señor. 

»E1  señor  de  la  Mota,  mientras  que  sus  tropas  se  po- 
nían en  batalla,  reconoció  al  enemigo,  el  cual,  no  re- 
suelto á  pelear,  iba  marchando  y  comenzando  á  empe- 
ñarse por  lo  estrecho  del  camino  real,  que  comienza  al 
mesón  de  la  Grúa;  viendo  el  señor  de  la  Mota  la  oca- 
sión que  era  buena,  avanzó  sus  tropas  para  atacar  al 
enemigo  en  aquella  apretura.  Lo  cual,  conocido  por  los 
enemigos,  le  hicieron  cara  con  los  mejores  batallones  de 
su  caballería,  y  dieron  orden  á  los  demás  que  iban  de- 


1  La  relación  por  días  de  lo  qae  hizo  este  tercio,  al  mando  del 
sargento  mayor  D.  Francisco  Vila,  se  halla  original  en  el  archivo  de  la 
ciudad,  y  la  copio  en  el  apéndice  núm.  (Vil).     ^ 

TOMO   XVI  6 


r 

-  itar  J 
/ 

'Vi- 

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■;1 

■4 

82  TÍCTOK  B&LAGUEK 

ote  marchando,  acudiesen;  y  siccdo  muchas  veces  m^ 
■derosos  en  caballería  que  el  señor  de  la  Mota,  le  em< 
BtieroD,  el  cual,  con  aquel  ánimo  intrépido,  chocó  con 
los  tan  rigurosamente  y  con  tanta  gallardía,  que  de- 
Dtó  y  cortó  en  piezas  grande  parte  de  su  retaguardia. 
1  caballería  catalana,  y  particularmente  los  caballeros 
le  salieroD  de  Barcelona,  gobernados  unos  y  otros  por 

maestre  de  campo  general  D.  José  Dárdena,  como 
nfan  la  vanguardia  y  estaban  avanzados,  fueron  los 
ímeros  que  toparon  con  el  enemigo  con  valor  tan  ex- 
:mado,  que  le  causaron  pavor.  Embistió  la  compañía 

la  guardia  de  su  Excelencia  (que  este  dia  hizo  mam- 
ilas) con  tal  esfuerzo,  que  el  enemigo  no  pudo  resis  - 
se.  Las  compañías  de  Gassió,  de  Saboya,  Daubaye, 

Bussi,  de  Ales  y  de  Moty,  unos  con  la  espada  en  la 
ano,  otros  con  hachas  aceradas,  hicieron  tal  matanza 

los  enemigos,  que  regaron  de  su  sangre  aquellas  cam- 

■  Hizo  el  señor  de  la  Mota  en  este  victorioso  comba- 
prisioneros  á  Fr.  D.  Vincencio  de  la  Marra,  teniente 
neral  de  la  caballeria;  á  su  solirino,  capitán  de  caba- 
s;  al  comisario  general  de  la  caballería;  I2  capitanes 
caballería,  cruzados  de  Santiago;  más  de  5o  oñcia- 
:,  y  muchos  otros  caballeros:  de  suerte  que  perdió  el 
emigo  en  esta  batalla  i.ooo  hombres  entre  muertos, 
:sos  y  heridos. 

»De  nuestra  parte  murieron  de  los  catalanes  D.  Ra- 
in Villalba,  y  de  allí  á  dos  días  de  sus  heridas  el  ca- 
án  de  caballos  D.  Gaspar  de  Lupia,  mozo  de  diez  y 
s  años,  que  podía  competir  con  el  más  viejo  capitán 
valor  y  esfuerzo;  D.  Juan  Copons,  comendador  de 
Jta. 

•Quedaron  heridos  dS  los  catalanes  D.  Antonio  Cas- 
lor;  D.  Salvador  Batlle,  capitán  de  caballos;  D.  Juan 
marit;  D.  Jerónimo  Tamarit,  su  hermano;  D.  Jaime 


r 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB,  X.  CAP,  XXVIII.        83 

Callar;  D.  Jerónimo  Torres,  y  el  teniente  reformado  G¡- 
menis. 

»De  los  caballeros  franceses  murieron  el  cometa  de 
las  guardias  de  su  Excelencia^  M,  de  Otil,  y  et  capitán 
de  las  guardias  del  señor  de  la  Mota.  Heridos  M.  de 
Chatené;  M.  de  Castolet,  capitán  de  caballería,  y  algu- 
nos  otros  • 

1  Quedaron  hechos  prisioneros  del  enemigo  M.  de  la 
Reviniera;  M.  Montaña,  teniente  de  la  guardia  de  su  Ex- 
celencia. De  los  catalanes  sólo  D.  Emanuel  de  Aux,  ca- 
pitan  de  caballos. 

>De  todos  los  caballeros  catalanes,  capitaneados  por 
el  maestre  de  campo  general  D.  José  Dárdena,  los  que 
más  se  mostraron  esforzados  y  valerosos  fueron  22  que 
puestos  en  la  primera  hilera  de  la  vanguardia  se  mez- 
claron con  los  enemigos,  haciendo  unos  y  otros  suertes 
grandes  en  ellos. 

•  De  los  franceses  fueron  muchos  los  que  se  señalaron 
famosos  en  las  armas,  entre  los  cuales  merecen  grande 
memoria  los  MM.  Ochincourt  y  de  la  Luzerna.  El  pri- 
mero, muerto  el  caballo  entre  los  enemigos,  peleó  á 
pie  con  la  espada  un  grande  cuarto  de  hora,  hasta  que 
pudo  ser  socorrido.  Los  MM.  de  Chatené  de  la  Revi- 
niera, de  Chabot  y  de  la  Valle  sirvieron  en  esta  ocasión 
á  satisfacción  del  señor  de  la  Mota.  Finalmente,  con- 
ducidos por  capitán  tantas  veces  famoso  como  el  señor 
de  la  Mota,  pelearon  todos  revestidos  de  su  valor  y  ani- 
mados de  su  espada,,  tantas  veces  tinta  en  sangre  de  cas- 
tellanos. Y  fué  dicho  señor  de  la  Mota  tan  arriesgado 
en  esta  ocasión,  que  se  empeñó  muy  adentro  del  ene- 
migo; y  reconociéndole  D.  Vincencio  de  la  Marra,  le 
embistió  dentro  de  su  escuadrón,  y  pensando  prender  y 
vencer  al  señor  de  la  Mota,  fué  dicho  D.  Vincencio  de- 
rrotado y  preso. 

1  Derrotado  el  enemigo  se  retiró  huyendo  á  un  valle 


84  VÍCTOR   BAUlGUr.R 

harto  largo,  donde  hizo  alto  con  la  infantería  en  lo  alto 
de  una  eminencia,  y  con  la  caballería  en  la  falda  ó  valle. 
Y  hallándose  las  tropas  del  señor  de  la  Mota  cansadas 
de  combate  tan  largo,  para  que  se  refrescasen  y  descan- 
sasen, las  hizo  marchar  á  Granollers,  villa  que  dista  una 
hora  de  camino  del  lugar  donde  se  dio  la  batalla. 

»E1  día  siguiente  de  29,  á  las  tres  horas  de  la  maña- 
na, habiendo  tenido  aviso  por  los  batidores  que  el' ene- 
migo estaba  á  caballo  y  á  punto  de  marchar,  se  puso  el 
señor  de  la  Mota  en  batalla  fuera  de  la  villa,  y  comen- 
zó á  marchar  hacia  la  parte  de  arriba,  para  cortarles  el 
camino  ó  embestirles  en  lo  más  estrecho  de  él.  Recibió 
después  aviso  nuevo  de  que  él  enemigo  había  sabido  que 
su  Excelencia  desde  Barcelona  había  enviado  á  D.  Jo- 
sé Margarít  á  San  Celoni,  á  juntar  aquellos  somatenes 
con  las  tropas  francesas  que  acudían;  y  finalmente,  que 
como  por  todas  partes  donde  volvían  los  ojos  no  veían 
sino  catalanes  armados  ó  tropas  francesas,  habían  que- 
mado todo  el  bagaje,  dejarretado  los  caballos  y  muías 
cansadas  y  se  ponían  á  marchar  á  la  vuelta  de  Tarrasa» 
de  donde  habían  salido  juzgando  por  menor  mal  arre- 
pentirse, volviendo  de  la  temeridad,  que  perecer  en  ella 
pasando  adelante,  donde  era  ciertísima  su  ruina. 

•Viendo  el  señor  de  la  Mota  que  los  enemigos  vol- 
vían la  cara,  dio  también  la  vuelta  con  sus  tropas,  si- 
guiéndolos, y  dentro  dos  horas  los  descubrió  al  pasar 
de  un  vallado,  y  los  batidores  nuestros  los  hallaron  de 
la  otra  parte  puestos  en  batalla.  Dio  aviso  el  señor  de 
la  Mota  á  su  Excelencia  de  la  contramarcha,  para  que 
ordenase  á  M.  de  Terraill  bajase  con  toda  diligencia  á 
Viilafranca  para  oponerse  al  pasaje;  y  para  entretener 
al  enemigo,  mandó  el  señor  de  la  Mota  avanzar  5oo  in- 
fantes mosqueteros  catalanes  á  la  otra  parte  del  vallado 
para  escaramuzar,  y  entre  tanto  refrescó  su  caballería. 

» Despachó  su  Excelencia  á  toda  prisa  un  correo  á 


HISTORIA  DE  CATALUÑA.— LIB.  X.  CAP.  XXVIII.        25 

M.  de  Terraill»  que  á  toda  prisa  bajase  con  algunas  bue- 
nas tropas  á  Villaíranca  para  ponerse  á  la  vanguardia 
del  enemigo. 

tLos  naosqueteros  catalanes  y  los  paisanos  derrama- 
dos por  una  y  otra  parte,  que  eran  aquel  día  en  número 
de  más  de  iS.ooo,  repartidos  en  diversos  puestos,  iban 
persiguiendo  al  enemigo,  y  escaramuzando  á  cada  paso 
con  él,  sin  dejarle  reposar  ni  refrescar  de  día  ni  de  no- 
che, entreteniéndolos  de  esta  manera  su  marcha;  con 
que  pudo  el  señor  de  la  Mota  llegar  con  su  caballería  á 
Martorell,  y  ganar  la  delantera  al  enemigo.  Para  este 
efecto,  partió  de  Martorell  tres  horas  antes  del  día  y 
marchó  con  toda  diligencia  á  Villafranca,  donde  llegó 
á  las  nueve  horas;  refrescó  allí  su  gente,  y  á  las  tres  de 
la  tarde  tuvo  aviso  por  sus  batidores  que  el  enemigo  es- 
taba ya  á  una  hora  de  camino  de  Villafranca. 

»A  este  tiempo  D.  José  Margarit,  sabida  la  contra- 
marcha del  enemigo,  bajó  á  toda  prisa  el  día  mismo  de 
29  que  el  señor  de  la  Mota  dormía  en  Martorell  con 
toda  la  gente  de  San  Celoni,  ^  llegando  á  refrescar  en 
San  Cugat,  y  marchó  toda  la  noche;  y  sabiendo  que  el 
señor  de  la  Mota  estaba  ya  en  Villafranca  á  la  cara  del 
enemigo,  marchó  con  sus  tropas  á  la  mano  derecha  ha- 
cia la  Beguda  y  Fiera,  para  oponerse  en  aquellos  pasos, 
caso  que  el  enemigo,  por  huir  el  encuentro  con  el  señor 
de  la  Mota,  no  marchase  hacia  mano  derecha,  para 
atravesar  hacia  Igualada  y  de  allí  á  Urgel,  que  nos  hu- 
biera dado  que  entender. 

»E1  enemigo  se  puso  en  batalla;  fuele  á  reconocer  el 
señor  de  la  Mota,  y  vio  que  estaba  en  lo  hondo  de  un  va- 
lle, haciendo  frente  muy  dilatada.  Coligióse  que  al  abri- 
go y  silencio  de  la  oscuridad  de  la  noche  marcharía,  y 
por  cuanto  podía  pasar  por  dos  caminos  á  mano  dere* 
cha  ó  á  izquierda,  para  volver  á  Tarragona,  envió  el 
señor  de  la  Mota  á  ocupar  las  eminencias  de  entrambas 


86  VÍCTOR   BALAGUKR 

manos  al  regimiento  de  Santa  Eulalia  de  li 
Barcelona,  á  quien  -se  agregaron  200  moB 
Villafranca,  gobernados  unos  y  otros  por 
mayor  D.  Francisco  Sorríbes,  ordenando  h 
gos  por  todas  las  eminencias  de  los  montes, 
balleria  se  puso  en  medio  los  dos  caminos 
de  Villafranca,  habiendo  enviado  á  M.  de  ' 
su  caballería  á  la  mano  derecha  nuestra  é  i: 
enemigo,  que  es  á  la  parte  de  la  marina.  T 
noche  dentro  el  mismo  campo  de  batalla  reí 
balleria,  aguardando  en  esta  forma  hasta  1 
la  mañana. 

*No  se  descuidaba  en  esta  ocasión  el 
D.  José  Margarit,  el  cual,  avisado  de  lo  qu< 
animó  con  su  gente  hacia  aquella  parte,  ; 
las  eminencias  vecinas  hizo  marchar  muchi 
y  trompetas  para  que  el  enemigo  entendies 
Jlos  pasos  que  caían  á  la  parte  de  Igualada  e: 
necidos:  diligencia  que  fué  de  mucha  impo 
«Por  algunos  prisioneros  que  trajeron  al 
Mota,  supo  que  el  enemigo  marchaba  hac 
izquierda  y  derecha  del  enemigo,  y  a]  punto 
cia  aquella  parte  para  cortarle  el  camino  y 
car  á  M-  de  Tarraill.  Amanecido  el  día  y 
tras  Villafranca,  puso  en  orden  de  batalla  1 
las  cuales  se  había  ya  juntado  M.  de  Terra 
la  vanguardia  al  marqués  de  la  Luzema 
miento  de  Monty,  y  á  D.  José  Dárdena  co 
ria  catalana,  y  en  la  retaguardia  á  M.  de 
M.  de  Tarraill  estaba  con  dos  escuadrones 
mientos  de  Rorses  y  de  Merínville  y  con 
perdidos  del  regimiento  de  la  Mota.  D.  Fra: 
bes,  con  su  tercio  de  Barcelona  y  mosquete 
femca,  estaba  haciendo  frente  á  la  infanterí 
go,  con  que  atacó  el  señor  de  la  Mota  al  e 


CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVIU.        87 

\do.  Comenzaron  los  mosqueteros  á 
ría  enemiga,  y  sufriendo  al  subir  las 
L  dar  la  suya  al  llegar  á  lo  alto,  con 
desordenarse  los  infantes  enemigos, 
po  embistió  valerosamente  el  señor 

caballería  el  ejército  del  enemigo, 
i  la  cai^a  con  tanta  bizarría  y  de* 
e  los  enemigos  romper,  comenzaron 
Endo  ¡viva  Francia!  envainando  las 

las  pistolas  en  las  fundas.  Los  nues- 
hacer  mal  á  quien  no  se  defiende, 
mente  cuartel;  acudió  luego  el  gene- 
agón  (acompañado  de  los  cabos  ma- 
por  los  prisioneros  nuestros  que  te- 
1  todo  su  ejército,  al  señor  de  la  Mo- 
;mpre  potentes  de  S.  M.  (que  Dios 
)nsiguió  una  victoria  tan  grande  que 
[izado,  pues  no  sólo  derrotó  y  venci6 
¡nemigo,  empero  hizo  prisionero  á 
tero,  desde  los  generales  hasta  los 
iuceso  tan  grande  que  seria  ingrati- 
esarle  por  milagro  de  la  Virgen  de 

siempre  ha  implorado  el  señor  de 
'  hacia  aquellos  santos  montes  (á  cu- 
ta victoria),  dijo  que  todo  cuanto  ha- 
Virgen  de  Monserrate  lo  habia  alcan- 
idiese  atacar  al  enemigo  á  vista  de 
leería  infaliblemente. 
jate  y  dado  por  prisionero  todo  un 
señor  de  la  Mota  el  mayor  peligro 
los  vencedores,  que,  cebados  con  lo& 
go  y  desordenados  con  el  pillaje, 
icidos.  Y  asi,  recelando  este  daño,' 
se  quedaba  entero,  ordenó  con  mu- 
)Sé'Dájdena,  maestre  de  campo  ge- 


.v 


88  VÍCTOR  BALAGUER 

neral  de  la  caballeria  catalana,  se  quedase  en  orden  con 
su  gente;  obedeció  puntualmente  echando  bando  de  pe? 
na  de  la  vida  á  sus  moldados  de  tenerse  en  orden,  como 
se  hizo;  lo  mismo  procuró  hacer  con  las  demás  tropas: 
empero  fué  imposible  recabarlo  con  todas,  pero  basló 
esta  inteligencia  para  que  el  enemigo  estuviese  quedo. 
Aprovecháronse  nuestros  soldados  de  3.ooo  bestias,  en- 
tre caballos  y  muías;  de  3o.ooo  doblas  que  llevaban  á 
Rosas;  de  grande  cantidad  de  plata  labrada;  de  bande- 
ras, trompetas  y  todos  los  papeles  é  instrucciones  de  los 
enemigos. 

•  Despachó  el  señor  de  la  Mota  á  la  posta  una  de  las 
guardias  de  su  Excelencia  con  esta  buena  nueva;  entró 
á  tiempo  que  su  Excelencia  había  salido  con  carroza  á 
pasearse.  No  cabiéndole  al  correo  el  gozo  en  el  corazón, 
comenzó  al  entrar  en  Barcelona  á  publicar  esta  victo- 
ría;  el  pueblo  á  tropas  iba  en  busca  de  su  Excelencia, 
diciéndole  á  voces  ¡victoria!  ¡viva  Francia!  Dio  su  Exce- 
lencia la  vuelta  á  palacio,  seguido  de  un  número  gran- 
de  de  hombres,  niños  y  mujeres  coriendo  y  gritando 
¡viva  el  rey!  ¡viva  Francia!  Particularmente  al  apearse 
en  palacio  levantó  la  multitud  la  voz  tanto,  que  jamás 
se  ha  visto  tal  aclamación  en  Barcelona.  Leyó  su  Exce- 
lencia la  carta  del  correo,  y  sabida  la  nueva  de  cierto 
la  envió  á  los  señores  diputados  y  concelleres,  y  jun- 
tamente despachó  á  la  corte  al  capitán  de  su  guardia 
con  este  aviso  tan  regocijado  como  glorioso,  y  tan  ale- 
gre como  importante  á  la  corona  de  S.  M.  (que  Dios 
guarde). 

•Los  señores  concelleres  y  sabio  Consejo  de  Ciento 
se  juntaron  y  resolvieron  que  al  tañer  de  las  oraciones 
se  hiciese  salva  real  con  toda  la  artillería  de  los  muros 
y  baluartes;  que  los  tres  días  siguientes  se  hiciese  lo 
mismo  con  generales  luminarias  por  las  calles;  que  se 
pidiese  al  cabildo  se  celebrasen  en  la  catedral  tres  ofi- 


7ALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVIII.       89 

sica;  y  finalmente,  una  procesión 
)  de  gracias  de  victoria,  tantas  ve- 
isa  para  S.  M.  y  tan  provechosa 

a  vinieroD  los  señores  concelleres 
á  su  Excelencia,  el  cual  fué  ser- 
td,  celebrando  sus  servicios  y  bue- 
por  grandes  y  dignos  de  la  buena 
esta  visita  se  siguió  la  de  los  se- 
ores  de  la  generalidad  de  Catalu- 
ibleza  y  otras  personas  de  condi- 
íísculo  de  la  noche  y  tañidas  las 
toda  la  artiUeria  con  bala,  y  se  en- 
las  calles,  antorchas  muchas  por 
rica  y  por  las  demás  muchas  velas 
a  noche  perdió  su  oñcío.  Todo  el 
menor  iba  por  las  calles,  dando 
,  á  su  Excelencia,  al  señor  de  la 
:  francesa  y  catalana,  durando  to- 
i  noche,  y  en  esta  forma  se  con- 
iguientes. 

aron  los  concelleres  á  suplicar  á 
ervido  asistir  con  su  presencia  á 
is.  Hizolo  su  Excelencia;  púsose 
itiéndose  de  galas  diferentes  los 
[no  costosas  y  tan  vistosas  como 
sncia  orden  de  traer  los  genera- 
l  rey  católico  á  Barcelona,  y  para 
irízo  con  tres  carrozas  y  una  de 
Pedro  de  Aragón  y  D.  Francisco 
]uiso  su  Excelencia  honrar  la  na- 
)rden  al  maestre  de  campo  gene- 
que  pidiese  las  espadas  al  gene- 
&n  y  á  su  teniente  general;  acción 
nra  para  un  catalán  el  desceñir 


90  VÍCTOR  BALACUSK 

as  espadas  &  los  generales  del  rey  católico,  tanto  tovo 
le  pesar  para  ellos,  y  en  muestra  de  tí  antes  de  entre- 
garlas las  rompieron:  todos  dicen  que  hicieron  esto  fOr 
¡er  espadas  de  poco  provecho. 

•El  día  tercero  de  las  ñestas,  que  fué  jueves  á  3  de 
Mnil  á  medio  día,  salió  toda  la  gente  á  esperar  la  cn- 
:rada  de  los  generales  y  cabos  presos.  Entraron  á  las 
res  en  coches:  iba  en  la  carroza  de  seis  caballos  Don 
Pedro,  D.  Francisco  Toralto  y  otros,  los  cuales,  viendo 
os  barceloneses  y  esta  dudad  tan  perseguida  de  ellos, 
iC  dejaron  caer  algunas  lágrimas  de  los  ojos  y  no  llora- 
>an  sobre  esta  ciudad  de  compasión  como  Cristo,  fi- 
jaron con  éstos  muchos  cabos  en  los  coches,  y  á  caba- 
lo, convoyados  por  compañías  de  escarabines  france- 
¡es  y  catalanes.  A  los  dos,  general  y  teniente  general 
leí  ejército,  mandó  su  Excelencia  dar  cuarto  en  su  pa- 
acio  con  sus  criados;  otros  mandó  tener  con  guardias 
m  las  casas,  que  se  llaman  del  duque  de  Cardona,  y 
os  demás  en  la  Atarazana  y  cárceles  reales.  Lo  restan- 
:e  del  ejército  enemigo  preso  le  niandaron  hacer  alto 
:n  el  Hospitalet,  á  una  legua  de  Barcelona,  y  de  allí  de 
ioo  en  5oo  los  han  llevado  á  Francia. 

•Trató  su  Excelencia  á  todos  los  presos  de  condición 
:on  la  benignidad  y  cortesía  que  puede  imaginarse. 
V  D.  Pedro  de  Aragón,  á  D.  Francisco  Toralto,  á  Don 
l^icencio  de  la  Marra  y  á  D.  Diego  Sans  los  banqueteó 
:asi  todos  los  días  á  comer  y  á  cenar,  de  tal  suerte  que 
¡stos  señores  se  confesaron  por  más  rendidos  de  la  cor- 
esía  de  su  Excelencia  que  de  la  espada, 

•Llegó  el  señor  de  la  Mota  á  Barcelona;  recibióle  su 
excelencia  con  continuas  y  repetidas  caricias,  abraxos 
r  honras;  los  señores  diputados  y  concelleres  por  em- 
lajadores  le  enviaron  la  enhorabuena  y  bienvenida;  la 
lobleza  toda  vino  á  rendirle  las  gradas  y  darle  los  pa- 
abienes,  deseándole  todo  el  pueblo  muchas  mercedes 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXVHI.        9I 

de  S.  M.^  que  sin  duda  las  merece  grandes.  Confirióse 
con  su  Excelencia,  y  á  dos  días  de  su  venida  se  partió 
para  ir  á  dar  las  debidas  gracias  á  nuestra  Señora  de 
Monserrate,  y  de  allí  partir  á  su  armada.  El  dfa  mis- 
mo que  partió,  á  la  noche  llegó  de  la  corte  M •  de  Mont, 
capitán  de  la  guardia  de  su  Excelencia,  que  había  lle- 
vado á  S.  M.  y  á  su  Eminencia  las  nuevas  de  la  victo- 
ria. Recibió  su  Excelencia  carta  de  S.  M.,  en  la  cual  le 
ordenaba  diese  en  su  nombre  real  el  bastón  de  mariscal 
de  Francia  al  señor  de  la  Mota  Oudancourt,  de  que  que- 
dó tan  gozoso  su  Excelencia,  que  confesó  había  mu- 
chos años  no  había  tenido  tal  contento  como  el  de  ha- 
ber de  dar  el  bastón  de  mariscal  al  señor  de  la  Mota, 
no  tanto  por  la  honra  que  S.  M.  hacía  á  su  Excelencia 
de  darle  el  poder  de  hacer  un  mariscal  de  Fraícia  (ac- 
ción propia  de  reyes  de  Francia,  como  el  de  hacer  gran- 
des del  católico),  cuanto  por  ver  premiado  el  valor  y 
méritos  singulares  del  señor  de  la  Mota,  á  quien  tier- 
namente ama.  Despachó  luego  un  correo  para  Monse- 
rrate,  para  darle  la  nueva  y  el  orden  de  venir;  hallóle 
nueva  tan  grande  en  Monserrate  haciendo  sus  devocio- 
nes, que  pues  la  Virgen  le  dio  la  victoria,  ordenó  tuvie- 
se allí  el  primer  gozo  del  premio.  Partió  luego  á  Bar- 
celona, y  la  misma  noche  que  llegó  (acompañándole 
mucha  nobleza  francesa  y  toda  la  catalana)  recibió  el 
bastón  de  mariscal  de  Francia,  por  manos  de  su  Exce- 
lencia, en  cuya  ceremonia  su  Excelencia  mostró  la  so- 
beranía de  su  ingenio,  formando  en  concisos  períodos, 
sutiles  razones  y  conceptos  altos  un  panegírico  breve  en 
palabras,  aunque  dilatado  en  el  sentido,  alabando  las 
prendas  y  virtudes  del  señor  mariscal  Oudancourt,  que 
de  este  punto  en  adelante  le  llamó  así.  El  cual  respon- 
dió con  muy  discretas  y  bien  advertidas  razones,  mos- 
trando en  ellas  la  estimación  hacia  de  la  merced  y  el 
propósito  de  trabajar  más  en  servicio  de  S.  M.  Cenó 


VÍCTOR  BALAGDBR 


n 


su  Excelencia,  y  se  despidió  paia  partirse  la  maña- 
iguiente;  su  Excelencia,  después  de  muchos  abra- 
Y  muestras  de  afición  (sin  poderlo  estorbar  la  hu- 
ad  del  nuevo  mariscal),  le  acompañó  hasta  verle 
to  en  la  carroza,  y  por  la  mañana  salió  de  Bar- 
aa. 

i*ocos  días  después  mandó  su  Excelencia  aprestar 
x>ches  y  bagajes  para  llevar  los  cabos  mayores  á 
icia,  y  los  demás  mandó  embarcar  con  las  galeras: 
I  y  otros  marcban  á  Francia.  He  querido  poner  á 
timo  los  nombres  de  los  que  van  prisioneros  á  Fran- 
advirtiendo  que  de  este  ejército  que  salió  de  Tarra- 
1  faltan  ahora  los  que  murieron  al  pasar  el  rio  Lio- 
at,  que  fueron  200,  los  que  murieron  el  sábado  en 
mi^ña  de  Montmeló  y  los  que  han  huido  marchan- 
ion  que  se  cumple  el  número  del  principio. 
-ISTA  DE  LOS  PRISIONEROS,  ASÍ  OFICIALES  COMO  SOL- 
)s. — El  señor  de  Mont,  capitán  de  la  guardia  de  su 
leticia,  condujo  por  tierra  de  Barcelona  á  Francia  los 
mies  prisioneros:  D.  Pedro  de  Aragón,  general. — 
''rancisco  Toralto,  lugarteniente. — El  marqués  de 
s,  general  de  la  artillería. — D,  Vincencío  de  la  Ma- 
general  de  la  cabaJleria. — D.  Diego  Sans,  comisa- 
eneral. — El  barón  de  Letosa,  comisario  general. — 
fartín  de  Mugica,  maestre  de  campo. — D.  Pedro 
o,  maestre  de  campo. — D.  Francisco  Martini. 
triados  de  D.  Pedro  de  Aragón. — Enrique  del  Pont, 
itaviano  Dián. — Nicolás  Muzino,  criado, de  D.  Mar- 
t;  Mugica. — Antonio  María,  criado  de  D.  Pedro  Par- 
-Isaac  Santera,  Bastrín  de  Novellas  y  Luis  Fama- 
riados. 

'or  mar  con  las  galeras  se  llevaron  á  Francia  los 
entes  prisioneros: — En  la  galera  Cardenal. — Ca- 
es de  caballería. — D.  José  Espinelli. — 'D.  Gabriel 
ques. — D.  Alonso  de  Padilla. — D.  Femando  de 


ATALUSA. — UB.  X.  CAP.  XXVIII.        93 

ego  Salcedo. — D.  Pedro  Veluty. — 
errasa. — D,  Jerónimo  Dononía. — 
¡as. — D.  Pedro  Garabay. — D.  Fer- 
Jtdovesa. — D.  Carlos  Cayetano. — 

D.  Pedro  Ballestero,  lugarteniente 
1  barón  de  Amat,  ayudante  de  cam- 
re,  maestre  de  campo. — D.  Anto- 
I,  capitán  de  infantería. — D.  Cris- 
ante  de  caballería,  y  cuatro  criados. 
:al. — Capitana  de  caballería. — Don 
D.  Baltasar  Martínez. — D.  Rodri- 

Antonio  Lima, — D.  Pedro  Espar- 
utinez. — D.  Luis  Espinóla. — Don 
a.— D.  José  de  la  Calle.— D.  Die- 
iro  Magnaca. — D.  Gaspar  Escude- 
o. 

D.  Baltasar  Enrique,  capitán  de 
isar  Gognij,  auditor  de  la  caballe- 
n,  lugarteniente  de  caballería  refor- 
jare, lugarteniente  de.cabatleria. — 
lem. — D,  Antonio  Luna  Barionue- 
\rellano,  y  cuatro  criados. 
üTREAL. — D.  Salvador  Sourea,  lu« 
ería. — D.  Peso  Federico,  cometa. 

ayudante  de  campo. — D.  Francis- 
nador  de  una  compañia  de  caballos 
Andrea  Legio,  capitán  de  infantería 
I  Luque  Eugenio  Fernes,  ayudan- 
lemardo  Pérez,  idem. — D.  Euge- 
— D.  Audivio  Pichino,  corneta. — 
Tomic,  ídem. — D.  Jerónimo  Man- 
)allería.— D.  Francisco  de  Horti- 
ones. — D.  Pedro  Protocarrero,  ca- 
iformado. — D.  Bernardo  de  Sada, 


94  VÍCTOK  BALACOBB 

diado  de  D.  Pedro  de  Aragón. — D.  Fr 
ta,  Ídem. — D.  Antonio  Sebéntez,  idei 
JobiodáD,  paje  de  D.  Pedro  de  Aragón 
Levandier,  paje. —  D.  Pedro  de  Angeod 
secretaria. — D.  Domingo  de  Aoseodo, 
ballería  reformado,  y  cuatro  criados. 

•En  la  galera  Vigilante. — OfidaUs 
D.  Francisco  Bracoamonte,  capitán  d 
D.  Alonso  de  Montoja,  ídem. — D.  Balt 
rica,  Ídem. — D.  Juan  Bautista  Damián 
Ajitonio  Confort,  ídem. — D.  Francisco^ 
— D.  Vincencío  Moiioer,  ídem. — D.  1 
quez,  Ídem. — D.  Pedro  Mondes,  idero.- 
ver,  ídem. — D.  Pablo  Gil  Despinosa,  Si 
— D.  Benito  Fereira  de  Chávez,  capital 
D.  Juan  Rodríguez,  ídem. — D.  Juan  T 
D.  Gaspar  Sovares,  ayudante  mayor. — 
visares,  idem. — D.  José  de  Mármol,  ide 
Gonzalos,  idem. — D.  Marcos  Duran  Ei 
— D.  Domingo  Llanes,  cometa,  y  cuab 

»Ed  la  ^era  Secvekana. — Todos  I 
caballería.'— D.  Juan  Bemas. — D.  Jua 
D.  Diego  Albornoz. — D.  Jerónimo  On 
D.  José  Daza. — D.  Jerónimo  Campero, 
mieteris.— D.  Juan  Martín  Borao. — D. 
cis. — D.  Francisco  Xarava. — D.  Domii 
vasso. — D.  Francisco  Maldonado. — D. 
Gustillo. — D.  Sebastián  de  Guzmán.- 
del  Baile.— D.  Cristóbal  Andreza.— D. 
quibel. — D.  Francisco  de  los  I¿íos.~D. 
do  de  Mendoza. — D.  Diego  Pérez,  y  cuj 

»En  Ja  galera  Fransac. — LugarUnie 
ría. — D.  Gómez  de  Figuera. — D.  Juai 
D.  Francisco  Páez. — D.  Leandro  Sarmi 
Cabrera. 


TALUSa. — LIB.  3t.  CAP.  XXVllI.        95 

rtolomé  Cantoral. — D.  Juan  de 
D.  Femando  Mejía. —  D.  Pedro 
Alonso  de  Araya. — D.  Francisco 
¡n  Villaba. — D.  Juan  Utique. — 
¡na. — D.  Luis  de  Lartón. — Don 
— D.  Juan  Sega. — D.  Francisco 
de  Fano. — D.  Cebrián  de  Medina, 

it  llevó  los  siguientes  por  tierra:— 
■apitanes. — D.  Juan  de  Bobadilla. 
as, — D.  Antón  Montañés. 
>.  Pedro  Blas  de  Santa  María. — 
Alonso  Cortés  de  Gamica. — Don 
ié  Roger. — D.  Juan  de  Pedros. — 
ña.— D.  Juan  Carillo.— D.  Diego 
Vandán. 

irencío  de  Castañeda. — D.  Miguel 
Billo.— D.  Diego  de  Estrada.— 
-D,  Enrique  de  Fonseca. — Don 
Tomás  Abad.— D.  Pedro  Marti- 
L. — D.  Bartolomé  del  Campo  So- 
irientei,  lugarteniente  de  caballe- 
tanegro, — D.  Antonio  Beltmúdez. 
iti  Calderón. — D,  Gerardo  Loren- 
Francisco  Vergara. — D.  Alvaro 
;ca. — D.  Diego  Arseo  Olarte. — 
ia. 

>s. — D.  Carlos  Farao. — D.  Blas 
Baldes. — D.  Tomás  Martely.— 
■D.  Matías  déla  Patria.— D.  Fer- 
D.  Jerónimo  de  Barto. — D.  Do- 
ios, — D.  Pedro  Blasco. — D,  An- 
López. 
■teria. — D.  Antonio  de  Godoy, — 


VÍCTOR  BAtAGUEX 

;é  Roneal. — D.  Antonio  de  las  Serras. — D.  Fran- 
je Valencia. — Capitán  vivo,  Ángel  Ventura. 
férez.—D.  Tomás  Fedel.— D.  Carlos  de  Creóle. 
Blas  Antonio. — D.  Juan  de  Fagota. — D.  Martín 
gona. 

férez  reformados. — D.  Vicente  Corentin. — D.  To- 
5Z. — D.  Gonzalo  de  Martín. — D.  Leonardo  Quey. 
Salvador  Esquerrano. — D.  Pablo  Chinamo. — Don 
3arber. — D.  Antonio  Grande. — D.  Francisco  An- 
Mayela. — D.  Francisco  Barber. — D.  Francisco 
nán. — D,  Felipe  Bartochln. — D,  Vicencio  Aguel- 
3.  Antonio  Ortiz. — D.  Miguel  Gotigua. — D.  Chi-  , 
i  de  Vuchilíno. — D.  Juan  de  Guadaña. — D.  Mon- 
^illigar. — D.  Luis  de  Machado. — D.  Juan  Bives. 
Salvador  Belda. — D.  Alonso  Bascas. — D.  Pedro 
— D.  Tomás  Martol. — D.  Juan  del  Monte,  comi- 

i  estos  oficiales  referidos  han  llevado  á  Francia 
eroB  2.i5o,  convoyándolos  de  500  en  5oo;  final- 
todo  el  ejército  entero,  desde  los  generales  hasta 
3ados  simples,  que  quedaron  vivos,  van  prisione- 
^rancia,  para  rendir  vasallaje  al  monarca  tan  jus- 
no  potente,  que  veneran  las  armas  de  la  Europa 
iximo.i 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIÉ.  X.  CAP.  XXIX.         97 


CAPÍTULO  XXIX. 


t. 


V  . 


Toma  de  CoUbre. — Se  estrecha  el  bloqueo  de  Perpifián. — Llegada  de 
Lub  XIII  al  campo. — Ataque  de  Tortosa  y  toma  de  Monzón. — Com- 
bate naval  á  la  vista  de  Barcelona. — Nuevo  combate  delante  de  Sit- 
ges.— Llegada  de  Felipe  IV  á  Zaragoza. — Torrecusa  nombrado  para 
socorrerá  Perpiftán. — Capitulación  de  Perpiñán. — ^Artículos  de  la 
capitulación. — Se  proyecta  el  sitio  de  Lérida.— Precauciones  de  los 
leridanos. — Batalla  de  Lérida. — Lamotte  virrey. — Carta  del  rey 
Luis. — Caída  del  conde-duque  de  Olivares. 


•«■ 


lyí 


(De  1.^  DE  Abril  A  fin  de  1642.) 

Acababa  de  festejarse  en  Barcelona  el  triunfo  alcan- 
zado y  de  recibirse  á  los  vencidos  como  pocos  lo  hayan 
sido  nunca  de  sus  vencedores,  cuando  se  recibieron  car- 
tas del  rey  Luis  XIII  y  noticia  de  otra  victoria.  A  los 
primeros  de  Abril  se  apoderaron  los  franceses  de  la  pía* 
23.  de  Colibre,  y  en  libertad  entonces  La  Meilleraye  para 
emplear  todas  sus  fuerzas  contra  Perpiñán,  propuso  á 
Luis  XIII,  que  continuaba  en  Narbona,  someter  dicha 
ciudad  por  las  armas;  pero  el  monarca  prefirió  ganarla 
por  hambre  U 

Treinta  meses  hacía  que  Perpiñán  se  hallaba  reduci- 
do  al  estado  más  miserable  que  darse  pueda.  La  falta 
de  víveres  era  excesiva,  y  si  bien  hasta  entonces  algu- 
nas irrupciones  hechas  por  los  lugares  de  los  alrededo- 
res habian  procurado  socorros,  después  de  la  toma  de 
Colibre  comenzó  á  hacerse  tan  rigoroso  el  bloqueo,  que 
no  hubo  medio  de  reemplazar  los  escasos  víveres  que 
quedaban  por  consumir. 


1     Henry,  Kb.  IV,  cap.  IV. 
TOMO  XVI 


i 


98  VÍCTOR  BALAGUER 

Conociendo  el  rey  Luis  toda  la  importancia  de  Per- 
piñán,  plaza  tenida  entonces  por  inexpugnable,  y  que- 
riendo á  toda  costa  alcanzar  la  gloria  de  apoderarse  de 
ella,  fué  á  situarse  en  San  Esteban,  pequeño  villorrio 
inmediato  á  la  ciudad,  en  cuanto  supo  la  toma  de  Coli- 
bre. Las  operaciones  del  sitio  se  emprendieron  con  todo 
rigor,  y  la  guarnición  de  Perpiñán,  compuesta  sólo  de 
3.000  hombres  de  buenas  y  veteranas  tropas  al  mando 
del  marqués  Flores  de  Avila  y  de  D.  Diego  Caballero, 
conoció  bien  pronto  que  no  podía  tardar  en  ceder  al  em- 
peño y  fuerza  del  enemigo. 

Mientras  esto  pasaba  en  el  Rosellón,  Lamotte,  anhe- 
lando añadir  nuevos  lauros  á  los  recién  conquistados, 
había  hecho  una  tentativa  sobre  Tortosa;  pero  estaba 
la  plaza  bien  guarnecida,  y  vióse  obligado  á  retirarse  con 
pérdida  de  800  hombres,  cediendo  á  la  vigorosa  defensa 
de  los  sitiados.  Pasó  entonces  á  las  fronteras  de  Ara- 
gón, volvió  á  ocupar  á  Tamarit  y  conquistó  á  Monzón, 
rendido  con  buenos  pactos  el  i5  de  Junio  1. 

Adelantábase  ya  la  armada  real  de  España  que  al 
mando  del  duque  de  Ciudad  Real  se  enviaba  en  auxilio 
del  Rosellón,  y  al  cruzar  por  delante  de  Barcelona  á 
últimos  de  Junio,  salió  á  encontrarla  el  duque  de  Brezé 
con  la  escuadra  francesa,  que  á  la  sazón  se  hallaba  sur- 
ta en  nuestro  puerto.  Embistiéronse  las  dos  armadas  á 
la  vista  misma  de  Barcelona  el  día  3o  de  Junio,  pelean- 
do entrambas  con  valor  notable,  quedando  la  capitana 
de  Francia  y  tres  bajeles  muy  maltratados,  y  quemados 
cuatro  burletes  de  la  castellana  y  presa  la  galera  Santo 
Tomas  2. 

Las  historias  generales  de  España  suponen  que  este 

1  Feüu  de  la  Peña,  Hb.  XX.  cap.  Vn. 

2  Estas  noticias  y  las  del  otro  combate  que  sigue  están  sacadas  de 
una  relación  contemporánea  impresa,  que  tengo  á  la  vista.  Feliu  de  la 
Peña  está  acorde  con  ella. 


DE  CATALUÑA.— LIB.  X.  CAP.  XXIX.  99 

derrota  completa  para  los  franceses  i; 
r  asi,  pues  hallo  que  inmediatamente, 
olvieron  á  embestirse  las  escuadras  de- 
Hubo  en  este  otro  combate  el  incidente 
e  la  capitana  de  Guisa  aferrada  con  un 
liso  pegarle  fuego  y  perecieron  entram- 
d¡as  3  y  5  intentaron  proseguir  la  lu- 
mal  estado  de  la  mar,  viéndose  obli- 
á  retirarse  á  las  Baleares  y  la  francesa 

rtir  ahora  que  Felipe  IV,  movido  sin 
pío  de  Luis  XIII,  había  decidido  salir 
nanifestando  su  firme  propósito  de  tras> 
de  la  guerra.  A  pesar  de  que  se  procu- 
alejado  de  los  negocios  y  á  oscuras  de 
descontento  era  tan  general  y  tan  gran- 
ntra  el  conde-duque,  que  algo  hubo  de 
rea,  llegando  sin  duda  hasta  él  los  clan- 
los  epigramáticos  versos  de  los  poetas, 
eco  de  la  opinión  pública  2.  Contra  la 

la  Vega  en  sus  Atialet,  lib.  X,  cap.  XVI,  y  otros 

ba  los  íiguisntes  soneto  y  décima  del  cílebre  Don 
,  que  con  nmcba  oportunidad  traslada  (ambiéa  á 
(lib.  Vil  de  su  conünuaciún  al  H«lo> 


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100 


VÍCTOR  BALAGUER 


voluntad  de  sus  consejeros  y  la  oposición  del  conde-du- 
que, Felipe  IV  decidió  partir  y  efectivamente  se  puso 
en  camino,  pero  fué  sólo  la  suya  una  ligera  ráfaga  de 
energía.  Habiendo  salido  de  Madrid  el  24  de  Abril,  hasta 
el  27  de  Julio  no  llegó  á  Zaragoza:  tres  meses  empleó 
en  el  camino,  divertido  en  fiestas  y  regocijos,  mientras 
sus  pueblos  lloraban  lágrimas  de  sangre.  Cuéntase  que 
por  el  camino  tropezó  el  rey  con  un  correo  enviado  por 
el  marqués  de  Leganés,  y  haciéndose  entregar  los  des- 
pachos que  llevaba,  adquirió  con  su  lectura  la  convic- 
ción de  que  se  le  engañaba  acerca  de  la  situación  de  los 
negocios:  las  cartas  que  le  eran  personalmente  dirigidas 
daban  las  mayores  esperanzas,  mientras  que,  por  el  con- 
trario, las  que  iban  al  ministerio  presentaban  las  cosas 
bajo  un  punto  de  vista  desesperado.  Semejante  descu- 
brimiento hubiera  sido  una  lección  útil  para  cualquier 
otro  monarca.  A  Felipe  IV  le  faltó  valor  para  aprove- 
charse de  ella;  el  ministro  prosiguió  siendo  su  favorito, 
y  continuó  él  tranquilamente  su  camino  en  medio  de 
fiestas  y  alegrías,  pareciendo  haber  salido  sólo  de  Ma- 
drid para  darse  e]  placer  de  un  paseo  triunfal.  Su  viaje, 
que  hubiera  debido  hacerse  con  toda  la  celeridad  y  todo 
el  aparato  militar  exigido  por  lo  grave  de  las  circuns- 
tancias que  lo  habían  hecho  emprender,  hízose  con  la 


Responde  el  rey,  destierren  luego  &  Puente, 
Llamen  al  conde  de  Olivares  duque. 
Case  &  su  hija  y  v&monos  al  Pardo. 

DÉCIMA. 

Catalufta  lastimada 
Con  mortales  desafueros 
Suplicando  por  sus  fueros 
Está  ya  desaforada, 
Que  suele  tal  vez  negada 
k  los  vasallos  la  «idiencia, 
Apurada  la  paciencia 
Y  cansada  la  lealtad, 
Perder  &  la  majestad 
El  respeto  y  la  obediencia. 


r 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXIX.       lOI 

más  desconsoladora  lentitud  y  con  una  compañía  de  có- 
micos para  divertir  al  indolente  monarca  en  todos  los 
puntos  de  descanso.  Por  esto  se  decía  por  todas  partes 
en  alta  voz,  que  mientras  el  rey  de  España  asistía  á  la 
comedia^  el  de  Francia  le  preparaba  la  tragedia  i . 

Perpiñán  seguía  sosteniéndose  con  una  constancia  y 
valor  verdaderamente  heroicos;  se  había  decidido  for- 
mar dos  cuerpos  de  ejército^  uno  á  las  órdenes  del 
marqués  de  Leganés,  que  fué  nombrado  virrey  de  Ca- 
taluña, para  oponerlo  al  mariscal  Lamotte,  y  otro  á  las 
del  marqués  de  Torrecusa  para  forzar  el  paso  de  los  Pi- 
rineos y  socorrer  el  Rosellón.  Un  historiador  francés  ya 
citado  dice  con  mucha  justicia  que  es  verdaderamente 
inconcebible  aquella  ceguedad  de  querer  hacer  llegar  por 
la  vía  de  tierra  las  tropas  al  Rosellón,  que'  estaba  por 
todas  partes  cerrado,  cuando  existía  la  del  mar  siempre 
abierta,  y  cuando,  desembarcando  aquellas  tropas  en  las 
playas  de  Canet  ó  de  Colibre,  se  tenía  en  su  favor  todas 
las  esperanzas  de  buen  éxito.  Decidióse,  sin  embargo, 
lo  contrario  de  lo  que  la  razón  y  la  lógica  recomenda- 
ban, y  hubieron  de  sufrirse  las  consecuencias  de  semejan- 
te error. 

Torrecusa,  habiendo  unido  sus  fuerzas  con  las  del 
marqués  de  Mortara^  que  mandaba  en  Aragón,  y  con- 
tando así  con  un  ejército  de  16.000  hombres,  pasó  á 
Tarragona,  y  disponíase  con  valor  á  atravesar  todo  un 
país  enemigo,  cuando  le  llegó  la  noticia  de  que  ya  era 
tarde.  Perpiñán,  en  el  extremo  de  su  miseria,  y  no  pu- 
diendo  ya  más  resistir  con  humanas  fuerzas,  había  abier- 
to sus  puertas  al  francés,  consiguiendo  de  éste  por  su 
valor  y  sufrimiento  el  mérito  de  una  honrosísima  capi- 
tulación. Ya  entonces  el  rey  Luis  no  estaba  en  el  cam- 
po, pues  se  había  visto  obligado  á  retirarse  á  causa  de 

* 

.1     Mercurio,  de  Víctor  Siii. 


I02  VÍCTOR   BALAGUER 

los  fuertes  calores  que  alteraron  su  saluda  por  otra  parte 
bastante  quebrantada.  La  capitulación  se  ñrmó  á  29  de 
Agosto,  y  la  ciudad  se  rindió  á  9  de  Setiembre,  confor- 
me se  estipuló  en  los  pactos,  que  dicen  asi  i: 

^Artículos  concedidos  por  los  señores  mariscales  de  £s- 
'comberg  y  de  la  Mesleraya,  lugartenientes  generales  del 
ejército  del  rey  cristianísimo,  al  marqués  de  Flores  de  Avi- 
la, gobernador  de  la  villa  y  castillo  de  Perpiñán,  y  á  sti 
consejo  de  guerra. 

•  Primeramente,  que  el  martes  á  9  días  de  Setiembre, 
á  las  ocho  horas  de  la  mañana,  el  marqués  de  Flores 
de  Avila  y  su  consejo  de  guerra  entregarán  entre  las  ma- 
nos de  los  señores  maríscales  de  Francia,  ó  de  los  que 
ordenaran  la  ciudad,  el  castillo  y  villa  de  Perpiñán  con 
toda  la  aitilleria  y  municiones  de  guerra  que  hay  de 
presente,  y  todo  de  buena  fe,  y  que  hasta  aquel  tiempo 
habrá  treguas  entre  los  de  la  villa  y  de  la  armada,  la 
cual  todavía  será  rota  para  hacer  todo  género  de  hosti- 
lidad, en  caso  que  el  .ejército  de  tierra  del  rey  católico 
pareciese  á  la  vista  de  la  plaza,  y  la  capitulación  con- 
tinuará siempre,  si  la  plaza  no  es  socorrida  de  2.000 
hombres  de  á  pie,  y  i.ooo  caballos,  y  200  cargas  de  ví- 
veres en  el  dicho  tiempo. 

»Item,  que  toda  la  gente  de  guerra,  tanto  de  caballe- 
ría como  de  infantería,  como  todos  los  cabos,  oficiales 
y  criados  de  cualquier  calidad  y  condición  que  sea,  sal- 
drá la  vida  salva,  con  armas,  bagajes,  tambores  sonan- 
do, banderas  desplegadas,  cuerdas  encendidas  por  los 
cabos,  balas  en  boca,  seis  piezas  de  artillería  con  las  mu- 
niciones para  tirar  20  tiros  cada  una,  y  municiones  ne- 
cesarias para  la  gente  de  guerra.  Que  saliendo  de  la  pla- 
za se  prohibirá  pena  de  la  vida,  tanto  los  franceses  como 


1     Se  copian  estos  pactos  de  un  impreso,  ahora  muy  raro,  que  en- 
tonces se  publicó  y  circuló  en  Barcelona. 


E  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXIX,       IO3 

;  agraviar  alguno  del  dicho  presidio, 
:omo  de  hecho,  tanto  al  salir  como  por 
este  efecto,  todo  el  ejército  se  ordena- 
:  ninguno  del  dicho  presidio  podrá  ser 
lín  pretexto  que  sea,  y  qu^no  se  toca- 
r,  ni  hijo,  criado,  ni  otra  manera  de 
o  podrán  ser  visitados,  y  podrán  tam- 
ballos  y  otras  cabalgaduras  que  tie- 
k^illa. 

os  los  naturales  moradores  de  la  dicha 
seguir  el  dicho  presidio,  y  á  la  parte 
lodrán  hacerlo  sin  ningún  impedimen- 
■nas  condiciones,  y  que  los  que  querrán 
a  dicha  villa  para  dar  orden  á  sus  ne- 
tenerse  el  espacio  de  ocho  meses  con 
der  y  disponer  de  sus  bienes  como  les 
f  después  se  podrán  retirar  con  pasa- 
dor, que  se  les  concederá, 
les  dará  200  carretas  y  100  caballos 
:r  los  oficiales  y  bagajes  hasta  Coli- 
100  caballos  irán  por  tierra  hasta  Ro- 
lenes  que  les  darán  cuando  saldrán  de 
8  cuales  rehenes  irán  por  mar  con  el 
is,  y  los  otros  dos  por  tierra  con  los 
isas:  todos  los  cuales  oficiales,  solda- 
mos, irán  hasta  Tarragona  sin  dete- 
no  es  el  tiempo  necesario  para  sus  em- 

os  los  enfermos  y  desvalidos  serán  He- 
le Colibre,  donde  se  embarcarán  con 
arios  para  su  sustento  durante  su  viaje 

Cristianísima,  y  dentro  de  las  barcas 
idas  para  este  efecto,  por  los  cuales  el 
:  Flores  de  Avila  dará  pasaporte  y  ase- 

vuelta,  asimismo  para  los  caballos. 


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104  VÍCTOR   BALAGUER 

muías  y  carros  que  habrán  sido  dados,  y  las  dichas  bar- 
cas irán  á  Tarragona,  pasando  por  Rosas. 

ulteni,  que  podrán  llevar  los  papeles  pertenecientes 
al  rey  católico,  excepto  los  títulos  concernientes  al  con- 
dado de  Robellón. 

»Item,  que  Antonio  de  Riu,  Rafael  Passaral,  y  Fran- 
cisco Xaén,  que  tienen  los  cargos  del  rey  católico,  serán 
obligados  á  ir  á  dar  sus  cuentas,  que  dejarán  de  los  re- 
henes para  la  seguridad  de  los  que  no  querrán  ir  á  ha- 
cer el  viaje  de  buen  grado. 

» Y  para  seguridad  de  la  ejecución  de  las  cosas  conte- 
nidas, serán  luego  entregados  en  las  manos  de  los  se- 
ñores mariscales  de  Francia  cuatro  rehenes  que  queda- 
rán, hasta  el  entero  cumplimiento  de  dicho  tratado. 

»  Y  por  lo  que  es  la  marcha  del  dicho  presidio,  salien- 
do de  Perpiñán,  irá  á  alojar  á  Bina  á  9  de  Setiembre,  y 
el  10  á  Colibre,  el  11  á  Bañuls,  el  12  á  Selva  y  el  i3  á 
Rosas. 

•ítem,  que  el  señor  marqués  de  Flores  de  Avila  po- 
drá enviar  á  Tarragona,  con  la  mayor  diligencia  que  se 
podrá  por  el  camino  real,  para  advertir  á  los  generales 
de  S.  M.  Católica  del  presente  tratado,  y  que  cuando 
volverá  no  podrá  entrar  dentro  de  la  villa;  más  habla- 
rá á  un  oñcial  de  la  guarnición  ó  del  presidio  en  pre- 
sencia de  los  de  la  villa,  y  en  caso  que  no  vuelva  den- 
tro del  tiempo  del  presente  tratado,  no  dejará  de  tener 
el  mismo  efecto. 

» Cuando  las  condiciones  del  presente  tratado  serán 
ejecutadas,  las  rehenes  se  restituirán  de  buena  fe,  á  sa- 
ber: los  franceses  á  Castellón,  y  los  españoles  á  Rosas. 

» Hecho  en  el  campo  delante  de  Perpiñán  á  19  de 
Agosto  de  1642. — Firmado:  El  mariscal  de  Escomberch. 
— El  mariscal  de  la  Mesleraya. — El  marqués  de  Flores  de 
Avila. — D.  Diego  Caballero. — D.  Diego  Fajardo. — Don 
Juan  de  Arce.it 


L  l>E  CATALUÑ*.— LIB.  X.  CAP.  XXIX.       IOS 

•or  causa  'de  esta  capitulación  el  plan  del 
necusa,  se  quiso  sacar  provecho  de  sus 
que  mandaba  el  deLeganés,  y  se  les  en- 
D  de  Lérida.  En  su  consecuencia,  y  á  te- 
les recibidas,  el  ejército  mandado  por  los 
?orrecusa,  Mortara  é  Hinojosa,  se  enca- 
por  Coll  de  Cabra  para  reunirse  al  del 
le  bajaba  de  Aragón,  al  objeto  de  poner 
aquella  plaza.  Inmediatamente  se  puso 
cimiento  Lamotte,  que  estaba  en  Santa 
endose  á  marchas  forzadas  hacia  Cerve- 
ibre  el  enemigo  antes  de  que  pudiese  for- 

lo  que  dice  el  cronista  leridano  i:  iLos 
n  fortificado  la  ciudad  y  los  castillos  11a- 
s  del  Rey  y  de  Gardeny;  habían  construi- 
i  las  campanas  de  Almacellas  y  otros  pue- 
nioaban  los  de  Castilla;  habían  aprontado 
lizado  fuerzas  de  toda  clase;  habían  des- 
ra  Numancia,  todos  sus  barrios  exteriores 
nder  el  recinto  de  la  población,  y  aun  ha- 
)  uno  de  los  arcos  de  su  bello  y  antiguo 
Segre  para  impedir  el  paso  á  los  enemi- 
orpresa.  Habían  acuñado  moneda  de  pla- 
der  á  los  gastos;  hablan  hecho  provisión 
i  y  pescas  saladas,  y  habían  establecido 
pólvora,  de  que  se  ven  todavía  los  restos, 
ite  llamada  de  Sant  Geroni,  Para  cuidar 
antes  asuntos  se  había  nombrado  un  con> 
compuesto  de  personas  de  la  ciudad,  del 
parte  los  capitanes  de  las  compañías  de 
a  les  había  arredrado,  ni  contratiempo 
do  suficiente  para  hacer  desmayar  el  áni- 

iqufn  Ballesler:  jllía  ¡trídana. 


■-T-T^iJ- 


io6 


VÍCTOR  BALAGUER 


mo  esforzado  y  el  constante  entusiasmo  y  decisión  de 
los  habitantes  de  Lérida.  Las  fiebres  pestilentes  que  en 
esta  ciudad  se  habían  desarrollado  en  aquella  época;  la 
ruina  completa  de  los  barrios  de  Cap-pont,  Vilamoreta 
y  Palahuet;  la  destrucción  de  los  hermosos  y  grandes 
edificios  que  rodeaban  la  ciudad;  la  pérdida  completa  de 
las  cosechas  y  aun  de  los  árboles  y  plantas  de  su  fértil 
y  abundante  huerta,  agostadas  por  la  falta  de  riego  que 
no  podían  traer  á  ella  las  acequias  de  Segriá  y  Fonta- 
net,  cortadas  ambas  por  los  ejércitos  acampados  en  los 
pueblos  vecinos;  las  talas  y  cortas  de  leñas  hechas  por 
los  enemigos  y  aun  por  los  soldados  de  la  guarnición, 
ora  para  fortificarse,  ora  para  tener  combustible  en  los 
cuarteles  y  cuerpos  de  guardia,  todo  lo  habían  resistido 
con  frente  serena  y  ánimo  varonil;  todo  lo  daban  por 
bien  empleado,  con  tal  que  se  salvaáe  el  decoro  del  nom- 
bre catalán  y  se  humillase  el  orgullo  desmesurado  del 
conde-duque.» 

En  esta  disposición,  los  leridanos  recibieron  con  sere- 
nidad la  venida  de  los  ejércitos  del  marqués  de  Leganés 
y  demás  generales;  y  combinando  las  fuerzas  con  las 
del  mariscal  Lamotte,  el  cual  se  situó  con  los  suyos  en 
el  altozano  conocido  en  el  país  con  el  nombre  de  Pía 
deis  cuatre  pilans,  presentaron  la  batalla,  que  duró  todo 
el  día  7  de  Octubre,  con  derrota  de  la  hueste  castellana^ 
la  cual  hubo  de  retirarse  á  Fraga,  dejando  el  campo 
sembrado  de  cadáveres  y  en  poder  de  Lamotte  sus  ban- 
deras y  cuatro  estandartes  con  muchos  prisioneros  (IX). 

Sin  duda  por  esta  señalada  victoria  recibió  Lamotte 
el  título  de  duque  de  Cardona,  que  comenzó  á  usar  muy 
luego,  y  á  la  misma  causa  debió  el  ser  nombrado  virrey 
de  Cataluña,  cuyo  juramento  como  tal  prestó  en  Bar- 
celona el  día  4  de  Diciembre. 

Este  mismo  día  murió  en  París  el  famoso  cardenal 
Richelieu,  cuya  pérdida  participó  el  rey  Luis  XIII  á  los 


lLUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXIX.       I07 

por  medio  de  la  siguiente  carta, 
labiendo  escrito  otra  en  el  mismo 


MUY  amados: 

andes  y  señalados  servicios  que 
amado  primo  el  cardenal  de  Ki- 
n  cuan  buenos  resultados  pros- 
js  que  él  nos  dio,  y  nadie  puede 
orno  es  debido  la  pérdida  de  tan 
ir  tanto,  queremos  que  sepa  todo 
tra  pena  y  cuan  cara  nos  es  su 
ionios  que  de  ello  daremos  siera- 
iados  que  debemos  tener  para  el 
tado  y  demás  negocios  deben  ser 
itro,  nos  vemos  obligados  atener 
a,y  á  aplicamos  de  tal  modo  que 
)gresos  que  ahora  habemos  hasta 
i  la  paz  que  ha  sido  siempre  el 
tras  empresas,  y  para  cuyo  logro 
iter  la  vida.  Con  este  ñn  hemos 

en  nuestro  consejo  las  mismas 
ervido  durante  la  administración 
denal  Richelicu,  y  que  le  susti- 
y  amado  primo  el  cardenal  Ma- 
bas  nos  tiene  dadas  de  su  afecto 
ia  cada  y  cuando  le  hemos  em- 
uy  bien  y  como  si  hubiese  nacido 
nos,  sobre  todo,  seguir  en  buena 
auestros  aliados;  usar  del  mismo 
en  nuestros  negocios  como  hasta 
tan  la  razón  y  la  justicia,  y  conti- 
lisma  asiduidad  y  con  tantos  es- 
e  á  ella  nos  obligaron  nuestros 

tocándoles  Dios  el  corazón,  po- 


io8 


VÍCTOR  BAIAGUBR 


damos  contribuir  con  todos  nuestros  aliados  al  restable- 
cimiento de  la  paz  en  la  cristiandad,  de  tal  manera  que 
en  lo  futuro  nada  ya  la  turbe.  Hemos  creído  oportuno 
comunicaros  esto,  para  que  sepáis  que  los  negocios  de 
esta  Corona  irán  siempre  como  hasta  ahora,  á  más  de 
que  miramos  siempre  con  particular  cuidado  cuanto 
concierne  á  vuestro  Principado  de  Cataluña  para  guar- 
darlo de  todos  los  esfuerzos  del  enemigo.  Queridos  y 
muy  amados  nuestros.  Dios  os  tenga  en  su  santa  guar- 
da. San  Germán  de  la  Haya,  á  los  12  de  Diciembre 
de  1642.  • 

Por  lo  que  toca  á  Felipe  IV,  poco  después  de  la  ba- 
talla de  Lérida,  en  que  tan  mal  paradas  habían  queda- 
do sus  armas,  partió  para  Madrid,  y  con  la  llegada  del 
rey  á  la  corte  llególe  la  hora  de  la  desgracia  al  conde- 
duque  de  Olivares.  Los  desastres  que  España  sufría  en 
Cataluña,  en  Rosellón>  en  Italia,  en  Portugal  y  en  Flan- 
des,  debidos  principalmente  á  la  impericia  del  favorito» 
eran  ya  demasiado  escandalosos  para  que  Felipe  IV  no 
despertase  del  letargo  en  que  le  tenía  sumido  su  minis- 
tro. La  misma  reina,  presentándose  ante  su  regio  es- 
poso y  señalándole  el  príncipe  Baltasar  que  Uevaba  de 
la  mano,  le  dijo: — «¿Sabéis  el  patrimonio  que  para  éste 
vuestro  hijo  prepara  Olivares?  La  ruina  de  la  monar- 
quía y  la  miseria.!  Á  la  reina  se  agregaron  cuantos  in- 
fluir podían  en  el  ánimo  del  rey,  y  á  17  de  Enero  de 
1643  escribió  éste  al  conde-duque  diciéndole:  «Que  esta- 
ba satisfecho  de  sus  servicios,  pero  que,  tomando  en  con- 
sideración los  deseos  de  sus  subditos,  quería  dirigir  por 
sí  mismo  los  negocios  de  aquella  hora  en  adelante.  • 

Al  recibo  de  esta  carta.  Olivares  se  retiró  á  Loeches 
para  acabar  su  vida  en  el  retiro  y  en  el  olvido. 


LUNA. — LIB.  X.  caí 


•ULO   XXX. 


Zatalutia. — Ququ  de 
:  La  Harca. — Batalla  ■ 
ivorables. — Combate; 

Aonzóa  los  castellana 


(1643.) 

le-duque  en  nads 
s  intereses  de  Fe 
ado  tarde.  Sin  er 
nanifestarse  justí 
llenes,  con  poco 
n  aires  de  conqui 
sus  designios.  « 
¡dad  un  mismo  h 
bar  á  los  monarci 
;blo  esclavo,  suj 
se  introducir  ens 
.  ayudándoles  en 
¡e  impulso  nacioi 
adquiridos,  que  c 


se  conducía  só] 
dado  en  disimul 

ees  al  rey  Luis  u 
lejaba  del  mal  tn 
s  y  oficiales  reqi 
:cibos  de  sus  deu 
r  las  reclamación 


lio  VÍCTOR   BALAGUER 


de  que  los  asentistas  franceses  hiciesen  granjerias  enor- 
mes y  fraudulentas  con  el  cambio  de  la  moneda;  de  que 
hubiese  sido  elegido  un  francés  para  el  puesto  de  gober- 
nador de  Perpiñán,  y  no  uno  del  país,  como  era  cos- 
tumbre y  ley;  de  que,  finalmente,  no  se  empleasen  ya 
mas  que  franceses  para  el  desempeño  de  otros  cargos  y 
oficios  que  debían  llenar  los  naturales,  según  la  ley  de 
sus  pactos  y  la  santidad  del  juramento.  Tales  eran  las 
justas  quejas  elevadas  principalmente  al  rey  Luis,  de- 
jando entrever  el  memorial,  con  ese  tacto,  prudencia, 
respeto  y  delicadeza  que  nunca  abandonaban  á  nuestros 
mayores,  que  podía  pesarle  á  la  Francia  si  las  liberta- 
des del  país  no  habían  de  estar  más  garantidas  con  ella 
de  lo  que  lo  estuvieran  con  Felipe  IV. 

Satisfízose  en  palabras,  ya  que  no  en  hechos,  á  los 
catalanes,  y  creyóse  poner  remedio  á  su  descontento 
nombrando  un  visitador  general,  cargo  que  equivalía 
al  que  tuvo  Argenzon,  siendo  elegido  M.  Pedro  de  La 
Marca,  consejero  del  rey,  antiguo  presidente  en  el  parla- 
mento de  Navarra  y  recién  electo  obispo  de  Coserans  i . 
Las  atribuciones  del  cargo  estaban  bien  definidas  en  sa 
propio  nombramiento,  que  se  le  extendió  comenzando 
con  estas  palabras:  «Informados  de  que  en  épocas  crí- 
ticas y  cuando  se  cometen  contravenciones  notables  á 
las  constituciones  del  país,  nuestros  predecesores  los 
condes  de  Barcelona,  Rosellón  y  Cerdaña  han  enviado 
y  establecido  visitadores  generales  en  la  dicha  provin- 
cia, que  son  oficiales  ordinarios,  para  proceder  á  la  re- 
formación de  cualquier  abuso  y  al  mantenimiento  de  la 
tranquilidad  y  unión  de  los  pueblos  bajo  la  autoridad 
real  y  la  conservación  de  las  leyes  y  usos  de  la  provin- 
cia, etc »  Pedro  de  La  Marca,  sin  embargo,  al  llegar 


1     Marca  había  sido  casado;  perdió  á  su  mujer,  y  entonces  se  hizo 
clérigo.  De  él  se  ha  hablado  ya  en  los  primeros  libros  de  esta  historia. 


*  HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXX.         III 


á  Cataluña,  pareció  haber  venido  á  ella  más  como  vi- 
sitador de  archivos  que  como  reformador  de  abusos.  Se 
cuidó  poco  de  las  constituciones  quebrantadas,  de  las 
leyes  rompidas,  de  los  desafueros  'cometidos,  de  las  que- 
jas expuestas;  mucho,  empero,  de  visitar  los  conventos 
en  busca  de  libros,  pergaminos  y  papeles  viejos,  y  por 
cierto  que  algunos  archivos  de  Cataluña  deplorarán 
siempre  la  asiduidad  de  aquel  rebuscador  en  hacerse 
con  todos  los  documentos  que  pudieran  ser  útiles  al  ob- 
jeto que  se  proponía.  Los  sabios  y  los  literatos  podían 
estar  de  enhorabuena  con  la  llegada  de  Marca,  pero  las 
leyes  del  país  no  advirtieron  su  llegada.  Francia  había 
creído  mandar  aun  magistrado  y  á  un  político,  y,  cuan- 
do ya  no  era  tiempo,  advirtió,  sin  dudk,  que  había  sólo 
mandado  á  un  anticuario. 

Viva  en  tanto  proseguía  la  guerra.  Los  franceses  eran 
dueños  de  todo  el  Rosellón,  pues  Salses  se  había  en- 
tregado poco  después  que  Perpiñán,  también  como  esta 
plaza  con  honrosos  pactos,  y  la  causa  catalana  conti- 
nuaba viéndose  favorecida  por  la  victoria.  Ganosos  los 
castellanos  de  recuperar  las  ventajas  que  perdieran  con 
la  batalla  de  Lérida,  habían  intentado  á  23  de  Febrero 
la  empresa  de  Flix,  y  no  lográndola,  se  dejaron  caer 
sobre  el  castillo  de  Miravet,  el  cual,  bien  presidiado, 
pudo  sostenerse  hasta  la  llegada  de  Lamotte,  que  el  3 
de  Marzo  salvó  la  plaza,  causando  á  los  enemigos  la 
pérdida  de  400  muertos  y  1.200  prisioneros  1. 

1  lie  aquí  la  copia  del  parte  que  el  mariscal  Lamotte  envió  á  Don 
José  de  Biure  y  Margarit  portant  veus  de  gobernador  de  Cataluña: 

•Monsieur:  Jo  vos  envió  expressament  lo  aguasil  Rius  per  avisaros 
per  ell  com  jo  he  socorregut  la  plassa  de  Miravet,  ahont  he  mort  qua- 
tre  cents  hornees  sobre  la  plassa  lo  manco,  y  los  he  pres  los  dos  canons 
que  ells  hí  tenian,  y  he  fet  mil  doscents  presoners  entre  oficiáis  y  sol- 
dáis, que  jo  fas  aportar  á  Barcelona*  entre  los  quals  hi  ha  algunas  per- 
sonas considerables:  jo  he  fet  esta  acció  ab  molt  grans  avantages,  que 
DO  he  perdut  deis  meus  sino  monsieur  del  Portal.  Lo  marqués  de  Agui- 


112 


VÍCTOR  BALAGUER 


A  14  de  Mayo  de  1643  murió  Luis  XIII,  sucediendo 
á  su  reinado  el  muy  largo  de  Luis  XIV.  En  Barcelona 
se  hicieron  solemnes  funerales  por  este  monarca  y  se 
consagró  á  su  muerte  una  corona  poética,  tomando 
parte  en  ella  varios  autores  cuyas  obras,  escritas  en  ca- 
talán, castellano,  latín  y  francés,  fueron  mandadas  im- 
primir y  publicar  por  el  consejo.  Participan  todas  ellas 
del  gusto  metafórico,  hinchado  y  pomposo  que  había  in- 
vadido á  los  mejores  ingenios  de  la  época. 

La  muerte  de  Luis  XIII  no  influyó  en  lo  más  míni- 
mo. Los  catalanes,  á  pesar  del  descontento  justísimo 
que  iban  sintiendo  por  los  franceses,  prosiguieron  fie- 
les á  sus  convenios  y  firmes  en  sostenerse  contra  Feli- 
pe IV.  Las  operaciones  de  la  guerra  continuaron  como 
antes.  El  gobernador  de  Cataluña,  D.  José  Margarita  se 
había  apoderado  á  mediados  de  Abril  de  Castell-Lleó^ 
en  el  valle  de  Aran,  que  se  entregara  poco  antes  á  los 
castellanos;  en  Junio  penetró  Lamotte  por  Aragón,  rin- 
dió Maella  y  saqueó  algunos  pueblos  de  Ribagorza;  en 
Julio  el  mismo  mariscal  ganó  á  Benabarre  y  otros  luga- 
res. La  fortuna  continuaba  propicia  á  la  causa  catalana. 

El  día  9  de  Agosto  tuvo  lugar  un  combate  naval  á 
la  vista  de  Barcelona.  Había  llegado  el  7  á  este  puerto 
la  armada  francesa,  gobernada  por  el  marqués  de  Bre- 
zé,  y  al  señalar  Montjuich  la  fiota  enemiga,  salió  á  en- 
contrarla. El  combate  duró  dos  horas^  y  concluyó  la 
victoria  por  inclinarse  á  los  franceses,  quienes  regresa- 
ron á  Barcelona  habiendo  apresado  cuatro  bajeles^  una 
polacra  y  una  barca  que  llevaban  socorro  de  gente  y  de 
víveres  á  la  plaza  de  Rosas,  en  donde  se  mantenía  fir- 
me el  presidio  castellano  1 . 


lar  ses  retirat  ab  la  gent  que  li  ha  restat  en  Alcafiis.  Jo  seré  sens  falta 
disapte  á  Barcelona,  entretant  jo  restro  vostre  tres  humble  serviteur*  De 
Flix  4  Mars  de  1643. — Lo  mariscal  de  La  MotU.j, 

1     De  una  reladón  que  se  mandó  imprimir  y  publicar  en  aquellos  diasw 


CATALUÑA.— LIB.  X.  CAP.  XXX.         II3 

ival  hubo  también  el  3  de  Setiem- 
ntjuich  de  descubrirse  la  armada  de 
15  buques,  y  salió  el  de  Brezé  á  en- 
iuyos,  peleando  todos  con  valor  y 
lo  por  aquella  vez  indecisa  la  victo- 
separó  á  las  dos  escuadras,  retirán- 
ialoa  y  la  francesa  í  reparar  sus  da- 
íiza  y  Formentera  ' . 
ey  católico  volvió  por  este  mismo 
á  sitiar  la  villa  de  Flix  con  4.000 
ballos,  al  mando  de  D.  Juan  de  Ga- 
aza  con  valor  D.  Jaime  de  Erill,  y 
el  mariscal  Lamotte,  si  bien  cuan- 
labia  levantado  el  sitio,  marchando- 


ib.  V,  cap.  VIH. 

cibió  D.  José  de  Margaril,  gobenndor  de  Cí- 

.aniotte  y  D.  Jaime  de  Erílt.  son  [os  siguientes, 

abcr  lo  que  ha  passat  de  delá  (¡ue  essent  airi- 
avi3  que  los  eneniichs  estaban  dcvanl  Flíx  per 
;t  baixar  quantitat  de  barcas  ab  designe  de- 
esta  empresa,  bv'  avansar  á  la  Granadelia  los 
el  Rosellií.  y  de  Roquelaura,  ab  orde  de  llaQ> 
imer  avis  que  tindrian  de  que  los  eneniicbs  es- 
n  ab  lauta  diligencia,  y  tant  gloriosament,  que 
nt  aigú  á  vista  deis  enemiehs;  y  lo  mateix  dia 
assent,  abont  yo  había  donat  tetiro  á  las  tro- 
I  .i  punta  de  día  ab  forsas  suñcients  per  so- 
né de  cargar  los  enemichs  sens  llogarlos;  perO' 
ella  lingui  avis  de  que  los  enemicbs  se  hablan 
mat  Iotas  las  barcas:  Jo  desplaher  que  yo  ne 
it  la  ocasio  de  batrels,  perqué  si  ells  me  agues- 
egurament  desfels.  D.  Jaume  de  Eril.  y  tots  los 
del  tercio  de  D.  Lluis  de  Rajadell  hi  han  mos- 
icrosital,  de  qui  estich  molt  satisfel:  jo  no  he 
marvos  aquest  avis  á  fi  (si  es  voslron  servey) 
Is  molt  IHustres  scnyors  Deputats  y  Conseller» 


114 


VÍCTOR  BALAGUER 


No  tardó  la  suerte  en  comenzarse  á  mostrar  fatigada 
de  proteger  constantemente  á  las  armas  unidas  de  ftan- 
ceses  y  catalanes.  A  un  nuevo  general  del  rey  católico, 
D.  Felipe  de  Silva,  cúpole  la  dicha  de  hacer  que  la  vic- 
toria se  decidiese  por  ñn  á  abandonar  las  banderas  á 


de  Barcelona,  y  á.  tots  los  pobles,  particularment  ais  molt  lUustres  se- 
nyors  Consellers  com  ells  hi  tingan  mes  interés.  Apres  haber  donat  los 
ordes  mes  necessaris;  yo  men  vinguí  en  aquesta  vila  de  Arbeca  per 
proveir  á  totes  les  coses  necessaries,  tant  á  la  conservasió  de  Flix  com 
de  Lleyda.  Apres  haber  donat  orde  á  tot  lo  que  jo  veuré  20  que  los 
enemich  voldran  fer,  jo  men  tomaré  á  Barcelona  ahont  fas  compte  de 
ser  ans  de  vuyt  ó  lo  dias,  y  aixi  avisareu  al  Consell  que  no  es  menester 
se  pose  en  cami.  Si  per  assi  hi  ha  alguna  cosa  de  consideradlo  jous  ne 
donaré  tambe  tot  avis,  totavia  jous  prech  de  creurem  sempre  Vostre 
molt  humilt,  y  aficionat  servido. —  Lo  Duch  de  Cardona.^ 

Copia  dé  una  carta  de  D.  Jaumc  de  EriU^  escrita  de  la  maiexa 

vila  de  Flix, 

•Confiat  lo  enemich,  que  ab  la  poca  gent  ab  quem  trobava  en  esta 
plassa,  y  los  molis  malais,  puig  passan  de  dos  cents  sexanta,  no  podía 
sustentarla,  vingué  á  atacarla  ahir  dijous  á  las  set  hores  de  roatinada,  y 
fent  fi'enta  sos  batallons;  apres  de  haber  repartida  ma  gent  en  sos  pues- 
tos, y  donar  orde  que  traballasen  en  las  fortificacions  tot  lo  que  era 
menester  per  nostra  defensa  «i  tot  a  ló  que  la  brevedad  del  temps  dona 
lloch,  fiu  axir  los  mosqueters  en  unes  culines  estant  devánt  lo  Fortín, 
que  donant  las  carregas  al  enemich  ab  ló  major  valor  lo  entretingueren, 
que  obligaren  á  posarse  cubeils  de  las  culinas,  y  ajuda  tambe  alguns 
tirs  de  artillería,  ques  mata  alguna  gent.  de  manera  que  no  pugueren 
avansar  un  pas.  A  las  tres  de  la  tarde  me  arriba  lo  tercio  de  Roselió,  y 
h  las  cuatre  lo  de  Rocalaurá,  ab  que  se  asegura  esta  plasa,  y  desmaya  lo 
enemich,  de  manera  que  tractá  retirarse,  y  encara  que  fou.  á  un  cuart 
de  cami  desta  plassa,  ab  tal  temor,  tement  alguna  surtida,  que  han 
passada  la  nit  ab  las  armas  á  les  mans,  ase  me  asscguran  alguns  rendits 
dells;  jo  he  sabut  venia  gobernant  esta  gent,  don  Joan  de  Garay,  y  que 
portave  cuatre  mil  infants,  y  mil  cavalls:  air  á  les  sinc  hores  de  la  tar- 
de descubiirem  los  venían  sinc  barcas,  creem  carregades  de  viures  y 
municions,  ab  intent  de  provar  la  desembarcacio  á  la  isla  y  rehexin- 
tlos,  envestir  per  las  dos  parts.  Pero  vehent  no  era  possible  las  han  vuy 
cremadas,  y  se  han  retirat  envés  Ribaroja.  Fins  ara  no  se  nova  certa,  ni 


r 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP,  XXX.        II5 

que  hasta  entonces^  con  pocos  intervalos,  había  perma- 
necido firmemente  adherida.  Con  lo.ooo  infantes  y 
3.000  caballos  se  presentó  Silva  ante  Monzón,  y  hubo 
de  rendirse  esta  plaza  sin  que  Lamotte  se  atreviese  á 
socorrerla  i .  Caída  Monzón  quedaba  amenazada  Léri- 
da, y  en  efecto,  bien  pronto  se  vio  que  la  intención  de 
Silva  era  la  de  apoderarse  de  esta  ciudad,  vengando 
la  rota  que  tuvo  el  marqués  de  Leganés  al  pie  de  sus 
muros. 

El  mariscal  Lamotte,  pesaroso  de  haber  perdido  á 
Monzón,  quiso  intentar  un  amago  sobre  Tarragona; 
pero  en  lugar  de  sorprender  al  enemigo  él  fué  el  sor- 
prendido, pues  cayó  en  una  celada  del  ejército  que  se 
hallaba  en  el  campo  de  Tarragona.  Dejó  en  poder  de 
las  huestes  reales  gran  número  de  prisioneros,  y  entre 
ellos  sobre  50  catalanes,  á  quienes  los  cabos  contrarios 
dieron  en  seguida  libertad,  diciendo:  «Que  el  rey  no 
hacía  la  guerra  á  sus  vasallos,  sino  á  sus  enemigos  2.» 
Este  fué  el  primer  hecho  por  el  cual  se  demostró  que 
Felipe  IV  se  había  dispuesto  á  seguir  una  marcha  dis- 
tinta de  la  iniciada  por  el  conde-duque  de  Olivares.  A 
la  política  de  repulsión  seguía  la  de  atracción.  Quien 
se  la  aconsejara  al  rey  conocía  mejor  á  los  catalanes 
que  el  conde-duque. 

El  año  terminó,  pues,  para  Felipe  IV  más  favora- 
blemente de  lo  que  había  comenzado,  cobrando  ánimo 
con  esto  sus  partidarios  para  proseguir  la  empresa. 

que  camí  ha  pros,  ho  valor  deis  oficiáis  que  me  han  asistit  es  increí- 
ble, assegures  V.  S.  es  la  mayor  que  per  no  cansarlo  no  referesch  en 
particular  esperan t  tindrá  V.  S.  sobrades  ocasions  ab  ques  podrá  asse- 
gurar  deis  desitgs  tots  tenim  de  emplear  nostras  vidas  en  servey  de  sa 
Magestad  (que  Deu  guart)  y  de  V,  S.  la  vida  lo  cel  prospere  ab  los 
acrescentaments  se  sap  merexen.  De  Flix,  y  selembre  ais  1 1  de  1643* 
— De  V.  S.  molt  aficionat  servidor.— Z?¿?/i  yaunu  de  Erilltn 

1  Feliu  de  la  Pefia,  lib.  XX.  cap.  VIII. 

2  ídem  id. 


u6 


VÍCTOR   BALAGUER 


CAPITULO  XXXI. 


Acude  Lamotte  en  socorro  de  Balagucr. — Los  españoles  ponen  sitio  á 
Lérida. — Intimación  á  la  ciudad. — Batalla  perdida  por  Lamotte. — 
Viaje  de  Felipe  IV  á  Fraga. — ^Prosigue  el  sitio  de  Lérida. — Intenta 
Lamotte  socorrer  la  ciudad. — Capitulación  de  Lérida. — Entrada  de 
Felipe  IV  en  Lérida  y  su  juramento. — Perdón  general  concedido  por 
el  rey. — Pone  Lamotte  sitio  á  Tarragona. — Asalto  general  sin  fruto. 
—Se  pronuncia  contra  Lamotte  la  opinión  pública. — Embajada  á 
Francia  — Lamotte  es  apeado  del  mando. — Defensa  de  Tremp. — 
Fontanella  en  las  conferencias  de  Munster. 

{1644.) 

Preveníanse  España  y  Francia  para  la  campaña  de 
1644,  y  Barcelona  se  ocupaba  en  adelantar  sus  fortifi- 
caciones y  defensa,  á  cuyo  fin  no  reparaba  en  gastos 
ni  esfuerzos  1.  Llegó  á  la  capital  del  Principado  un 
cuerpo  de  refuerzo  que  enviaba  el  gobierno  francés,  y 
á  7  de  Mayo  partió  de  la  misma  el  mariscal  Lamotte 
con  8.000  infantes  y  2.000  caballos  para  socorro  de 
Balaguer,  cuya  plaza  se  veía  amenazada  por  D.  Felipe 
de  Silva,  que  cerca  de  ella  se  hallaba  con  14.000  infan- 
tes y  4.000  caballos. 

La  estrella  de  Lamotte  principiaba  á  nublarse.  Ha- 
llándose este  mariscal  entre  Tárrega  y  Bellpuig,  supo 
que  el  ejército  real,  abandonando  á  Balaguer,  había 
pasado  el  Segre  con  dirección  á  Lérida;  y  si  bien  en 
los  primeros  momentos  quiso  también  él  retirarse  para 
emprender  el  sitio  de  Tarragona,  á  cuyas  aguas  se  acer- 
caba la  armada  francesa,  habido  consejo  se  siguió  otro 


1     Dietario  de  la  ciudad. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXI.       II7 

dictamen  y  fué  el  de  acometer  á  las  tropas  reales  i. 

Silva  había  sentado  ya  su  campo  ante  Lérida,  y  en 
12  de  Mayo  se  presentó  á  las  puertas  de  la  ciudad  un 
trompeta  suyo  con  pliegos  para  los  leridanos,  encargán- 
doles volviesen  á  la  obediencia,  del  rey  de  España,  pues 
éste  les  ofrecía  admitirles  con  promesa  de  mantenerles 
sus  privilegios  é  inmunidades.  El  gobernador,  M.  de 
Argenzon,  y  el  representante  de  la  diputación,  Dr.  An- 
glasill,  decidieron  antes  de  responder  consultar  al  ma- 
riscal Lamotte  2,  que  tan  cerca  se  hallaba,  y  entonces 
fué  sin  duda  cuando  éste  y  su  consejo  decidieron  atacar 
al  enemigo  antes  de  que  se  fortifícase,  para  obligarle  á 
abandonar  la  empresa. 

La  batalla  tuvo  lugar  el  1 5  de  Mayo  y  fué  empeña- 
da. Al  principio  la  fortuna  se  mostró  favorable  á  las 
armas  catalano-francesas,  pero  prpnto  trocó  en  iras  sus 
favores.  Felipe  de  Silva  rompió  con  su  caballería  por 
entre  los  franceses,  y  quedó  triunfante.  Perdió  Lamotte 
artillería  y  convoy,  y  hubo  de  retirarse  precipitadamen- 
te á  Cervera,  dejando  en  poder  del  enemigo  hasta  i.ooo 
prisioneros,  entre  ellos  el  barón  de  la  Portella  y  el  con- 
de de  Zavallá,  que  murió  de  resultas  de  sus  heridas. 

Alentados  con  esta  victoria  los  castellanos,  arbitros 
de  la  campaña  por  el  projito  y  libres  para  las  operacio- 
nes del  sitio,  fortificaron  sus  lineas  sin  otros  estorbos 
que  las  continuas  y  vigorosas  salidas  de  la  plaza.  Nuevo 
aliento  cobró  también  el  ejército  real  al  saber  que  el  rey 
Felipe  IV  se  había  decidido  á  salir  otra  vez  de  Madrid» 
no  para  perder  como  antes  el  tiempo  en  diversiones  y 
fiestas,  sino  para  llegar  á  Praga,  desde  donde  pudiese 
animar  con  su  presencia  á  las  tropas. 

Estrechóse,  pues,  el  cerco,  y  Silva  dio  la  orden  de 

1  Jaime  Tió.  lib.  VIH.  6. 

2  Diego  Joaquín  Ballcster:  Ai&a  ¿¿ridana. 


•i.    'C 


►  »■■•- 


EV 


ri» 


Ii8 


VÍCTOR  BALAGUER 


bombardear  la  ciudad  sin  descanso.  Los  leridanos  re- 
sistieron firmes  por  espacio  de  dos  meses;  pero  al  ver 
los  paheres  los  estragos  y  miserias  de  la  ciudad  y  la  es- 
casez de  víveres,  empezaron  á  pensar  que  no  tendrían 
otro  recurso  que  entregarse  si  pronto  no  eran  socorri- 
dos por  Lamotte,  sosteniéndoles  el  gobernador  Argen- 
z6n  con  promesas  y  seguridades,  y  aun  enseñándoles 
algunas  cartas  que  supuso  haber  recibido  del  mariscal 
prometiéndole  pronto  auxilio. 

Efectivamente,  Lamotte  intentó  varias  veces  dar  so- 
corro á  la  plaza.  Después  de  haberse  reforzado  en  Cer- 
vera  *,  se  dirigió  á  Balaguer  con  ánimo  de  atacar  de 
nuevo  el  campo  enemigo,  habiéndose  agregado  á  su 
hueste  varios  tercios  catalanes,  entre  ellos  el  de  Barce- 
lona, que  á  8  de  Junio  salió  de  esta  ciudad  con  el  con- 
celler en  capf  que  lo  era  en  aquel  año  José  Montaner, 
al  cual  acompañaban  Jerónimo  de  Calders  y  José  de 
Navel,  sus  consultores;  Damián  Janer,Galcerán  Dusay, 
Domingo  de  Moradell;  Francisco  Cabanyes  y  muchos 
otros  caballeros  y  oficiales  2.  A  mediados  de  Junio  esta- 
ba Lamotte  en  Balaguer,  y  pronto,  pasando  el  río,  se 
presentó  ante  las  trincheras  reales,  siendo  fama  que  por 
un  trompeta  envió  á  desafiar  al  de  Silva,  diciéndole 
que  le  presentaría  la  batalla  si  salía  de  sus  líneas;  pero 
prudente  y  cauto  el  general  castellano,  le  contestó  no 
tener  orden  de  su  rey  para  ello,  aunque,  sin  embargo, 
abierto  tenía  el  de  Lamotte  su  camino  para  embestir 
las  trincheras  3.  Juzgó  temerario  aventurarse  á  ello  el 


1  Crónica  manuscrita  de  Ccrvera,  por  D.  José  Corts,  lib.  I,  capítu- 
lo VI. — Se  halla  este  manuscrito  en  la  Biblioteca-Museo  de  Villanueva 
y  Gcltrú. 

2  Archivo  municipal:  Dictari  de  la  añada  feu  lo  senyor  Joseph 
Montaner  conseller  en  cap  en  la  campaña  de  lAeyda  per  lo  socorro  de 
dita  pkusa, 

3  Feliu  de  la  Peña,  lib.  XX,  cap.  VIH. 


A.  .  m^         ».u 


ITALUSA. — LIB.  X.  CAP.  X. 

Tué  entonces  á  asentai 
»a,  pero  pudo  mante 
igua  y  forrajes,  y  deja 

los  víveres  en  el  camp 
rte  del  Segre. 
ida  que  no  debía  ya  es 
n  extraordinariamente 
a  gente  estaba  en  grai 
Libsistencia,  comenzó 
mbró  para  ajustaría  ci 
es.  D.  Alejandro  Cala 

Jerónimo  Bemat  y  D, 
3S  con  los  canónigos  Rib 
an  hacia  el  campo  si 
mes,  cuando  en  la  pue: 
lUaron  á  D.  Carlos  de 

española,  que  ibaá  la 
En  la  casa-hospital  d« 
ron,  í  3o  de  Julio,  las  i 

general  español  que  i 
s  pactos  los  catalanes, 
vasallos  no  había  otros 
.*  Proseguía  con  grat 
por  parte  de  Felipe  IV 
o  entraba  en  Lérida  D 
,  mientras  salían  por  ■ 
la  guerra  M.  de  Arge 
aron  los  paheres  una 
,  que  se  hallaba  en  Fi 
a  triunfal  en  la  anti| 
mplo  á  Cataluña,  pre: 
>us  privilegios  y  acata 


3  del  archivo  de  Linda. 


I20  VÍCTOR   BALAGUER 

provincia  entera  y  sus  condados  con  todas  sus  prerro- 
gativas (X). 

Ya  poco  antes,  á  25  de  Abril,  hallándose  en  Zarago- 
za, habia  mandado  el  rey  expedir  un  edicto  i  por  el 
cual  prometía  á  los  catalanes  olvidar  todo  lo  pasado, 
mantenerles  en  sus  haciendas,  privilegios,  usajes,  fue- 
ros, pragmáticas,  capítulos  de  corte,  leyes  y  constitu- 
ciones, y  ofrecía  á  todos,  perdón  general,  exceptuando 
á  D.  José  Margarit,  al  Dr.  Fontanellaj  D.  José  Roca- 
bruna,  D.  Francisco  Vergós  y  los  que  hubiesen  puesto 
mano  en  la  muerte  del  conde  de  Santa  Coloma.  Tam- 
bién se  mandaba  por  este  edicto  á  D.  Felipe  de  Silva  y 
á  los  demás  generales  que  no  se  hiciese  el  menor  daño  á 
cuantos  lugares  se  redujesen  voluntariamente,  siendo 
respetadas  las  personas  y  haciendas  (XI). 

Cuando  Felipe  IV,  al  cabo  de  poco  tiempo,  partióde 
Lérida  para  la  corte,  encargó  asimismo  de  palabra^  y 
muy  particularmente,  que  se  tratase  bien  á  los  catala- 
nes y  se  tuviese  con  ellos  todas  las  consideraciones  de- 
bidas á  subditos  «á  quienes  tanto  debía  la  monarquía,  t 
Mientras  era  ésta  la  política  cuerda  y  prudente  que  se- 
guía Felipe  IV,  los  franceses,  por  su  parte,  iban  ena- 
jenándose voluntades,  y  no  tardó  en  estallar  un  conflic- 
to con  el  virrey  Lamotte. 

Habíase  éste  encaminado  á  Tarragona  para  ponerle 
sitio  con  su  ejército,  á  fin  de  enmendar  con  la  toma  de 
esta  ciudad  los  daños  de  la  pérdida  de  Lérida.  Formó 
sus  líneas  y  fortificóse  en  la  circunferencia  de  la  plaza, 
á  la  cual  batió  vigorosamente  hasta   22   de  Agosto, 

1  Son  rarísimos  los  ejemplares  que  de  este  edicto  quedan,  y  ésta  es 
otra  de  las  razones  porque  se  inserta  en  los  apéndices  á  este  libro.  La 
escasez  de  ejemplares  es  tal,  que  ua  escritor  que  debió  hacer  investiga- 
ciones en  el  archivo  para  historiar  esta  época,  no  habiendo  encontrado 
este  edicto,  dudó  de  su  existencia  y  creyó  que  sólo  Margarit  habia  sido 
exceptuado  del  perdón  general.  (Véase  Tió  en  su  «Conclusión,»  31.) 


TALUNA. — LIB.  X.  CAP.  XXX 

una  repentina  salida  los 
I  líneas  enemigas^  clavar 
muchos  franceses,  quiei 
sorpresa,  defendieron  si 
de  la  plaza. 

notte  ordenó  dar  un  asa 
rechas  que  había  abiertí 
los  cercados  con  tantc 
.  Las  relaciones  de  aqu 
de  valor,  á  los  cabos 
Bacedas,  Ponce  de  Foi 
.  Sitiados  y  sitiadores  ri 
lero  hubieron  de  retirar 
haber  conseguido  otra 
la  jomada  con  sus  ene 
el  mariscal  francés  de  q 
agona,  decidióse  á  levaj 
,  por  lo  cual  se  alzaron 
:  le  valiera  decir  que  hat 
[os  lugares  que  hay  des 
ledir  que  entrasen  víver 
creció  de  punto  cuandc 
unt  y  Ager  se  habían  en 
u-iamente  las  dos  prímei 
i,  después  de  haber  opt 
gobernador,  D.  Fehpe 
¡ndición  de  Lérida,  la  ba 
os,  la  caída  de  Monzón  y 
igona  fueron  el  mengua 
x>ntra  quien  se  pronunc 
iciéndosele  á  más  gravf 
iones  sobre  los  bienes  s 
re  los  del  duque  de  Card 

Tarrag-ima,  impresa  en  aquel  i 


122  VÍCTOR   BALAGUER 

cuyo  solo  titulo  no  se  contentaba.  Cataluña  creyó  ne- 
cesario enviar  una  embajada  á  la  regencia  de  Francia» 
y  fueron  elegidos  para  el  desempeño  de  esta  misión  el 

*  

abad  Montpalau  y  D.  Francisco  Sola.  Partieron  estos 
dos  embajadores  y  expusieron:  que  la  flojedad  de  los 
que  mandaban  en  nombre  de  la  Francia  y  su  descuido 
en  no  impedir  con  tiempo  los  planes  del  enemigo,  ha- 
cían inútiles  los  esfuerzos  del  país;  que  se  cometían  ex- 
cesos en  la  distribución  de  las  haciendas  secuestradas, 
empleándose  sus  productos  en  lo  que  no  se  debiera;  que 
se  sacaban  de  sus  casas  con  incierto  destino  á  hombres 
respetables;  que  si  bien  la  Francia  gastaba  el  oro  de 
sus  arcas  y  prodigaba  la  sangre  de  sus  hijos  para  sos- 
tener la  guerra,  no  le  iba  en  zaga  Cataluña,  pues  tenia 
sus  erarios  apurados  y  exhaustos,  habiéndose  gastado 
hasta  el  último  sueldo  de  las  fortunas  particulares,  pro- 
digando asimismo  la  sangre  de  sus  hijos,'  que  comba- 
tían al  lado  de  los  franceses  y  muchas  veces  solos;  que 
se  estaban  haciendo  levas  de  naturales  una  tras  otra; 
que  la  Francia  había  ofrecido  mucho,  pero  dado  muy 
poco;  que  la  conducta  seguida  por  sus  representantes 
en  el  país  no  era  la  más  conveniente  para  atraerse  sim- 
patías y  captarse  voluntades;  y  por  fin,  que  era  preciso 
enviar  pronto  socorro  y  quitarle  el  mando  al  mariscal 
Lamotte,  no  haciéndose  lo  cual  la  diputación  catalana 
protestaba  buscar  otro  expediente  á  sus  intereses  i . 

La  reina  regente  contestó  á  los  embajadores  catala- 
nes que  se  pondría  remedio,  y  en  efecto,  fué  llamado  en 
seguida  Lamotte  para  que  diese  cuenta  del  estado  de 
Cataluña  y  sus  negocios,  encargándole  confíase  el  man- 
do á  M.  de  Terrail  durante  su  ausencia.  Lamotte  salió 
de  Barcelona  el  25  de  Noviembre. 


1     Archivo  de  la  Corona  de  Aragón:  instrucciones  dadas  á  los  emba- 
jadores y  correspondencia  de  éstos. 


CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXKl.       123 

lO  algunos  encuentros  de  menos  con- 
citados, y  gracias  al  gobernador  de 
le  Mai^arít,  hombre  activo,  diligen- 

cuerpo  y  alma  á  la  causa  catalana, 
las  ventajas.  Fué  entre  ellas  la  más 
ie  sostenido  Tremp,  y  con  esta  plaza 
■ca.  Los  castellanos  habían  intentado 
lo  de  Pallars  y  apoderarse  de  Tremp; 
1  luchó  valiente  y  se  defendió  herói- 
idas  las  tropas  reales  á  retirarse  por 
ción  y  para  no  esperar  la  llegada  de 
los  por  el  gobernador  Mai^arit. 

año  de  1644  se  abrieron  en  Munster 
.  entablar  la  paz;  y  como  para  infor- 
iario  de  Francia  sobre  los  derechos, 
aluna,  se  pidiera  á  este  país  un  hom- 
dido,  la  diputación  eligió  al  doctor 
lella,  regente  que  era  entonces  de  la 
lona,  el  mismo  que  el  rey  Felipe  IV 
leí  perdón  concedido  á  los  demás,  el 
inceller  en  cap  en  tiempo  de  Pablo 
:  altos  conocimientos,  escritor  y  le- 
r  uno  de  los  más  firmes  y  enérgicos 
la  la  causa  catalana  1 . 


de  haber  sido  enviado  Fontanella  á  Munster, 
m  el  padre.  Francisco  Fonlanella  no  fué  el  re- 
to uno  de  Io9  poetas  catalanes  de  aquel  tiempo. 
ris,  pues  ya  en  una  nota  anterior  he  citado  su 
revolucián  catalana  como  todos  los  talentos  de 
menos  que  su  padre  Juan  Pedro.  El  Fontanella 
Aií,  p'jes,  el  poeta,  como  de  la  lectura  de  Ti6 


124 


VÍCTOR  BALAGÜER 


CAPITULO  XXXIL 

Llegada  del  conde  de  Harcourt,  virrey. — Sitio  y  capitulación  de  Rosas. 
— Toma  de  Mollerusa. — Toma  de  Camarasa. — Batalla  de  Llorens. — 
Sitio  y  c?pitulaci6n  de  Balaguer. — Victoria  en  Flix. — Regresa  Har- 
court á  Barcelona.— Conspiración  en  favor  de  Felipe  IV. — Castigo  de 
los  conspiradores. — Marti  en  las  conferencias  de  Munster. — Memorial 
al  rey  de  Francia. — Sitio  de  Lérida. — Resolución  de  los  leridanos. — 
Salidas  de  los  sitiados.  — Es  nombrado  de  nuevo  el  marqués  de  Lega- 
nés. — Hambre  en  Lérida. — Batalla  dada  por  el  de  Leganés. 

(1645  Y  1646.) 

Con  el  año  1645  volvió  á  cobrar  esperanza  y  crédito 
la  causa  catalana.  Sucedió  á  Lamotte  en  el  cargo  de 
virrey  y  capitán  general,  el  Sermo.  Sr.  Enrique  de  Lo- 
rena,  conde  de  Harcourt,  que  fué  después  el  mariscal 
de  Villeroy,  el  cual  juró  á  i3  de  Marzo  en  Perpiñán  y 
entró  en  Barcelona  el  miércoles  22  del  mismo  mes, 
siendo  aceptado  con  grande  alegría  y  haciéndosele  un 
pomposo  y  fausto  recibimiento  1 .  El  de  Harcourt,  por 
su  carácter  y  brillantes  cualidades,  se  atrajo  bien  pronto 
las  simpatías  de  los  catalanes,  quienes  le  vieron  empu- 
ñar con  mano  firme  las  riendas  del  gobierno,  corres- 
pondiendo el  éxito  más  favorable  á  las  esperanzas  que 
su  llegada  hizo  concebir. 

La  primera  disposición  que  tomó  el  conde  de  Har- 
court al  pisar  Cataluña,  fué  la  de  encargar  á  Du  Pies- 
sis  Praslin  que  se  apoderara  de  la  plaza  de  Rosas,  sos- 
tenida hasta  entonces  contra  todos  los  ataques  y  ten- 
tativas por  su  gobernador  D.  Diego  Caballero.  Du  Ples- 


1     Dietario  de  la  ciudad.  Los  dietarios  y  comunicaciones  dan  al 
conde  de  Harcouil  tratamiento  de  Alteza  Serenísima. 


r 


HISTORIA  DE  CATALUÑA, — LIB.  X.  CAP.  XXXII.       I25 

sis  comenzó  los  preparativos  del  sitio  el  27  de  Marzo, 
se  puso  á  batir  fuertemente  la  plaza  el  19  de  Abr 
obligando  á  Caballero  á  capitular  el  28  de  Mayo,  de 
pues  de  haber  resistido  un  fuerte  y  empeñado  asalto 

1  Los  pactos  y  artículos  de  la  capitulación  son  los  siguientes.  > 
gún  consta  en  nuestro  archivo: 

«Pactes  concedits  per  lo  scuyor  eompte  Du  Plessis  Praslin.  lloc 
linent  general  del  exércit  del  rey  en  Catalunya,  baíx  la  auctoiitat 
SercDÍssim  eompte  de  Harcourt,  virey  y  general  deis  exércils  y  armai 
lie  sa  magestat  en  los  presenls  priocipats  y  couiptats.  á  D.  Diego  Ca^ 
llero,  govereador  de  la  plassa  de  Rosas  per  lo  rey  Caiotich. 

nAh  25  del  present  mes  de  maig  se  feu  jugar  una  mina  en  lo  balu 
de  San  Jordi,  que  no  fonch  bastant  per  donarhi  un  assatl;  fesen  ju; 
una  altra  ais  27  del  dit  mes,  que  feu  lant  gran  brecha;  <)ue  podian  t 
trathi  cincuatita  homens  de  front:  consecutivament  se  dona  un  as; 
general,  que  fonch  rechasat  sens  poderbi  entrar  un  homc  aol,  y  haveo 
lo  mateix  temps  una  altra  mina  al  baluart  de  San  Joan  á  punt  per  jug 
obliga  i.  la  capitulado,  bavent  durat  lo  siti  cincuanta  nou  dies. 

tArticUs  áe  la  rendido  de  la  plasta. 

sPrimerament,  se  li  consedeixen  cuatre  díes  per  replegar  y  registrar 
geot  de  guerra,  bagatge,  equipatge,  cavalleria.  y  totas  tas  denies  co 
ques  dehuen  fer  tocant  la  rendició  de  la  dita  plassa  per  exime,  los  qu 
expiratx  sera  remesa  entre  las  mans  del  dil  cenyor  Compte  ab  tota 
artelleria,  municions  de  guerra  y  boca  que  sondjns  la  dita  plassa,  s< 
aniHgar  ni  encubrir  las  quey  serín.  Y  dema  V)  de  aquest  mes  lo 
D.  Diego  Cavaüero  remetrá  la  porta  de  I3  mar,  lo  baluart  de  San  Jo 
ab  la  cortina  que  va  del  dil  baluart  á  la  dita  porta,  ahont  las  tropas 
rey  enlraren  a  lalba.  aguardantque  ysca  la  guamicii'i  ejpanyola. 

*Que  totas  las  tropas,  tant  de  cavalleria  que  infanterfa,  que  están  d 
la  dita  plassa,  juntament  los  cabos,  ministres  y  oficiáis  de  aquellas, 
qiulsevol  condició  y  quaiitat  sian.  exiran  vidas  y  joyells  salvos,  am 
y  bai^lges.  la  cavalleria  montada  ab  ses  armes  y  cavalls,  la  tromp 
sonant  y  la  infantería  tambor  batent,  mecha  encesa  peí'  los  dos  ca 
balft  en  boca,  banderas  desplegadas,  ab  quatre  pesas  de  artillería  y 
munkions  per  tirar  cada  una  vint  vegadas,  pera  que  exinC  de  la  d 
plassa,  no  sia  pennes  á  ningún  soldat  ni  altra  persona  francesa  ó  calalt 
ferkM  agravi  de  paraula  ú  de  obra  quant  exiran  de  la  plassa  en  pena 
la  vida,  tant  i  U  exida  de  aquella,  com  durant  lo  víalge  y  sobre  lo  caí 


26  VÍCTOR  BALAGUER 

,a  noticia  de  la  capitulación  de  Rosas  fué  recibida 

Barcelona  con  júbilo  y  fiesta. 

lientras  se  peleaba  en  Rosas,  el  de  Harcourt  salió 

su  ejército  á  campaña,  dirigiéndose  al  llano  de  Cr- 
para  comenzar  sus  operaciones.  Bastó  amenazar  la 
¡a  de  Agramunt  para  que  se  entregase,  pero  no  asi 
le  Mollerusa,  que  había  fortiñcado  y  presidiado  el 
vo  virrey  y  capitán  general  de  Cataluña,  por  el  rey 
)Iico,  D.  Andrés  Cantelmo.  Mollenisa  resistió  uno 
tro  asalto:  por  ñn  sus  defensores  se  vieron  obliga- 

á  dejar  la  villa  para  ampararse  en  el  castillo,  donde 
licieron  fuertes  por  algunos  días,  teniéndolo  al  cabo 

jue  nos  pora  demanar  la  paga  de  ningún  deute  ais  que  exirán,  ni  ells 
delinRUls  ni  presos  per  causa  dells,  ni  per  alrra  cosa  alguna  y  que 
:ociirá  -■i  dona  alguna,  minyó  ó  criat  y  que  A  ningu  se  impedirá  de 
iraen  llurs  mobles  ó  bagatges  de  qualsevol  especie  sian,  sen s  qu es 
visita  alguna,  á  demes  quels  sera  perenes  de  menaraen  los  cavalls  y 
s  animáis  del  rey  calolich,  que  cada  qual  dells  te  en  son  poder. 
3ue  lots  los  naturals  y  vehins  de  dita  plassa  que  volaran  exir  ab  ells. 
serán  rendits  y  seguir  las  parís  del  rey  Calolich  ho  poran  fer  ab  las 
íixai  condieions,  sena  que  persona  los  impedesca  y  ais  que  voldran 
r  en  dita  plassa  per  donar  orde  a  Uurs  negotis.  y  vendrer  sos  bens, 
ionara  un  mes  de  temps  per  pode rho  fer  ab  tola  Uibertat,  y  despres 
er.i  donat  passaport  per  lo  Govemador  ó  Capila  general  govemant 
dita  plassa  per  an,arsen  ahont  voldran. 

Juels  serán  donats  vaxells  y  galeras  per  portar  y  conduhir  lots  los 
vxiran,  sas  armas,  bagatges,  mobles  y  tot  lo  que  sen  portaran  de  la 
plasa.  ñns  á  la  ciutat  de  Valencia,  ó  Dcnía,  Aticant,  ci  Cartagena, 
pendie  térra  en  altre  poil,  pero  menantlos  per  lo  caml  dret  ais 
is  spedlicals:  los  Sera  permes  de  portarsen  lots  les  Ilibres  y  regís* 
reals,  y  papers  concernents  los  drets  del  rey  Calolich. 
Jucls  serán  fomils  los  viures  per  la  subsistencia  deis  qties  serán  ren- 
tajit  sans,  que  malalts  y  ais  dits  malalts  medicaments  a  gastox  det 
IThristianlssíni . 

Jue  quant  exiran  de  la  dita  plassa  nols  anirá  al  ningún  encontré  nin 
calaU,  ni  á  laporta  per  la  qual  exir.in,  sia  oficial,  soldat,  ó  allra  qua* 

inc  lo  d¡>  senyor  Du  Plessis  será  ot>]igat  de  remetre.  coni  en  erecte 
trá  entre  las  mans  del  dit  D.  Diego  Cavallcro  tols  los  presoners  que 


UÑA. — LIB.  X.  CAP.  XI 

-faltos  de  auxilio 
eosa.  Tuvo  este  si 

se  vieron  reforzada: 
¡visión  de  Du  Ples! 
a  de  esta  plaza.  Li 
iguióse  con  empeñe 
ante,  como  podrá  v( 
le  ella  que  se  impri 
ndices  á  este  libro  ( 
arcourt  la  plaza  de 
lente  en  esta  ocasii 
Sacosta,  y  el  ejérciti 
eso  de  las  fuerzas 
y  Balaguer. 
e  Junio  para  ver  1 
citos  en  el  llano  c 
desastrosa  para  la: 
)n  en  aquella  jorna 

,  que  aoldats,  y  marinen 
le  iesp(x;livameDt  lo  dit 
yoT  Compte  Du  PlessU  I 
1  sens  reten  itne  ninifU. 
biár  ab  tota  diligencia  un 
aros,  per  donar  compte  s 
1,  y  que  quaot  tomará  • 
irá  portada,  ab  que  torní 

a  c.ipitulació,  k>  dit  D  D 
for  Compte  Du  Picáis  P 
,  Diego  de  la  mateixa  qi 
presen!  capitulació  rest 
quant  las  condicions  de  1 
nes  de  una  y  altra  part 
1  ZSMaig  1645.1 
M03  de  aquel  tiempo,  im 


128  VÍCTOR  BALAGUBR 

4.000  hombres  entre  muertos  y  prisioneros,  y  la  flor  de 
sus  oficiales.  El  conde  de  Harcourt  dirigió  con  habili- 
dad la  acción,  manteniéndose  siempre. al  frente  de 
sus  tropas  y  despreciando  el  pelig^  para  dar  ejemplo. 
Quedaron  prisioneros  y  en  su  poder  cinco  tercios  com- 
pletos de  infantería,  tres  compañías,  1.200  de  á  ca* 
bailo  y  muchos  oficiales  superiores,  entre  ellos  cinco 
generales,  con  el  generalísimo  marqués  de  Mortara  1 . 
Después  de  la  de  Villafi'anca,  ninguna  otra  jomada  más 
espléndida  para  las  armas  de  la  libertad  catalana. 

Con  esta  brillante  victoria  quedaron  en  poder  de  las 
tropas  catalano-francesas  las  márgenes  del  Segre,  y 
adelantáronse  á  poner  sitio  á  Balaguer,  donde  colocara 
fuerte  guarnición  el  general  Cantelmo.  Más  de  tres 
meses  y  medio  duró  el  sitio,  corriendo  parejas  la  cons- 
tancia y  el  valor  en  el  ataque  y  defensa.  Quiso  una  vez 
el  marqués  de  Toral ta  socorrer  la  plaza  con  5. 000  in- 
fantes y  1. 000  caballos,  pero  fué  rechazado  por  los  si- 
tiadores con  grave  daño  y  pérdida  de  su  tren  y  bagaje. 
Un  nuevo  socorro  que  le  llegó  en  12  de  Agosto  fiíé  tam- 
bién batido  y  rechazado,  y  lo  propio  sucedió  á  una  di- 
visión de  caballería  que  con  el  mismo  Cantelmo  á  su 
cabeza  acudía  otra  vez  el  25  de  Agosto,  viéndose  pre- 
cisada á  retirarse  más  que  de  prisa,  llevándose  grave- 
mente herido  á  su  general.  Obligados,  por  último,  á  ca- 
pitular los  que  defendían  á  Balaguer,  concedióseles 
honrosa  capitulación,  que  firmaron  á  20  de  Octubre  el 
conde  de  Harcourt  y  el  gobernador  de  la  plaza  D.  Si- 
món Mascareñas  2. 

En  tanto  que  así  se  triunfaba  en  las  márgenes  del 
Segre,  también  las  del  Ebro  repetían  los  gritos  de  vic- 

1  La  nota  "de  los  p;enera1es  y  demás  cabos  prisioneros  va  continiia- 
da  en  el  apéndice  (XII).  Todos  los  prisioneros  fueron  llevados  á  Barce- 
lona, y  los  de  mayor  suposición  enviados  á  Hostal  rich. 

2  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón:  parte  oficial  á  los  diputados. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA, — LIB.  X.  CAP.  XXXU.       I29 

tona  de  nuestras  tropas.  Tres  mil  infantes  castellanos 
con  5oo  soldados  habían  caído  de  pronto^  el  27  de 
AgostOy  sobre  la  villa  de  Flix,  dominándola,  aunque  no 
asi  al  castillo,  al  cual  se  retiró  el  presidio  catalán,  sos- 
teniéndose hasta  que  acudieron  en  su  auxilio  D.  Fran- 
cisco Cabanyes,  gobernador  de  aquel  distrito,  y  el  con- 
de Chabot,  con  una  división  francesa.  Cabanyesy  Cha- 
bot  consiguieron  un  bello  triunfo:  salvaron  el  castillo  y 
arrojaron  de  la  villa  á  los  castellanos,  á  quienes  mata- 
ron cerca  de  3oo  hombres,  haciéndoles  prisioneros 
1 .300  infantes  y  200  jinetes  1,  los  cuales  fueron  con- 
ducidos á  Barcelona  el  1 5  de  Setiembre  2.    / 

Dando  por  terminada  la  campaña  de  este  año,  el  con- 
de de  Harcourt  regresó  á  la  capital  del  Principado,  don- 
de efectuó  su  entrada,  con  fausto  militar  y  pompa 
triunfal,  el  día  29  de  Octubre  3.  Así  terminó  victorio- 
samente para  las  armas  unidas  de  catalanes  y  france- 
ses, aquel  año  de  1645. 

A  principios  del  siguiente  de  1646  hubo  fiestas  y  re- 
gocijos públicos  en  Barcelona  por  la  llegada  de  la  con- 
desa de  Harcourt,  que  entró  en  esta  ciudad  á  7  de  Fe- 
brero, si  bien  vino  á  nublar  la  general  alegría  el  descu- 
brimiento de  una  conspiración  tramada  para  entregar 
la  capital  del  Principado  á  las  tropas  del  rey  católico. 
Bra  vasta  la  conspiración  y  tenía  grandes  ramificacio- 
nes, entrando  en  ella  algunas  personas  de  cuenta,  como 
luego  se  supo,  entre  otrks  el  diputado  eclesiástico,  que 
lo  era  aquel  año  Fr.  D.  Gisperto  Amat,  abad  de  San 
Pedro  de  Galligans;  D.  Jerónimo  Fornells,  bayle  de  Ma- 
taré; Onofre  Aquiles,  mercader;  los  Dres.  José  Amigant 
y  José  Ferrer,  y  Miguel  Serra,  notario  de  Barcelona. 

1  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón.  Carta  de  D.  Francisco  Ca- 
banyes. 

2  Dietarios. 

3  ídem. 

TOMO  XVl  Q 


I30  VÍCTOR  BALAGUBR 

Una  mujer  de  ánimo  varonil,  la  baronesa  de  AIbi,  era, 
según  parece,  el  principal  agente  de  esta  trama,  y  la  que 
manejaba  y  tenia  todos  los  hilos  de  la  conjuración. 

El  plan  consistía  en  apoderarse  á  im  mismo  tiempo 
y  en  un  día  dado,  de  Barcelona  y  Mataró,  para  lo  cual 
se  contaba  con  una  armada  española  que  debía  acercar- 
se á  nuestras  playas,  á  cierta  señal  convenida,  y  desem- 
barcar lo.ooo  hombres,  á  quienes  se  facilitaría  la  en- 
trada en  Barcelona  de  noche,  compradas  las  guardias 
de  una  puerta.  El  bayle  de  Mataré,  que  fué  el  primero 
de  quien  se  sospechó  poniéndosele  preso,  fué  aplicado  al 
tormento  y  descubrió  á  sus  cómplices,  siendo  éstos  in- 
mediatamente reducidos  á  prisión,  formándoseles  cau- 
sa, y  pagando  los  unos  su  delito  con  la  vida  y  los  otros 
con  las  galeras  ó  con  la  cárcel  perpetua.  £1  diputado 
eclesiástico  fué  llevado  preso  al  castillo  de  Salses;  Je~ 
rónimo  Fornells,  Onofre  Aquiles  y  José  Amigant,  sen- 
tenciados á  muerte,  aquél  en  Mataró  y  éstos  en  Barce- 
lona; Ferrer  y  Serra,  desterrados;  algunos  del  vulgo,  con- 
denados á  galeras.  De  la  baronesa  de  Albi  no  se  ocupan 
los  papeles  que  he  registrado  i. 


1  Jaime  Ti6  no  habla  de  esta  conspiración.  Feliu  de  la  Pefia  se 
ocupa  de  ella  muy  ligeramente  y  da  muy  pocas  noticias,  cayendo  en  el 
error  de  ponerla  en  Agosto  de  1645,  cuando  por  los  documentos  de 
nuestros  archivos  se  ve  que  fué  descubierta  en  Marzo  4e  1646.  En  los 
dietarios  y  en  los  acuerdos  de  la  diputación  y  Consejo  de  Ciento,  es 
donde  be  hallado  las  noticias  que  en  el  texto  resumo.  Las  ejecuciones 
de  Aquiles  y  Amigant  están  consignadas  en  el  DUtario  de  la  ciudad  con 
estas  frases:  ''Disapte  á  1 7  de  Mars  á  la  tarde  donaren  garrot  en  la  pías- 
sa  deis  traidors  á  Onofre  Aquiles,  mercader  de  la  present  ciutat.  detat  é 
inculpat  de  haber  volgut  trahir  y  entregar  al  rey  católich  la  ciutat  de 
Barcelona.  Nostre  senyor  nos  vulla  guardar  de  caure  en  semblan ts  des- 
ditxas.. — "Disapte  á  17  de  Abril.  En  aquest  dia  donaren  garrot  á  Jo- 
sep  Amigant  en  un  catafalch  de  fusta  publicament  posat  en  la  plassa  voy 
dita  de  Llotja  y  avans  deis  traidors,  lo  cual  era  inculpat  y  delat  de  ser 
hu  deis  cabos  de  la  conspiració  feta  contra  lo  present  principat  de  Ca- 
talunya.» 


>KIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXIt.       I3I 

n  las  conferencias  en  Munsfer,  y  como  Juan 
iiella  había  solicitado  regresar  á  Cataluña, 
gente  de  Francia  pedia  que  fuese  enviado 
gar,  la  diputación  y  la  ciudad  eligieron  para 
I  Dr.  D.  Francisco  Martí'y  Viladamor,  ju- 
■  letrado  distinguido,  autor  de  varías  obras 
e  la  patria,  entre  ellas  la  Noticia  universal 

Marti  partió  de  Barcelona  el  i6  de  Abril  i . 
;n  saberse  por  él  que  se  deliberaba  y  trata- 
er  de  arreglar  treguas  por  algunos  años,  du- 
des conservara  sus  plazas  en  Cataluña  el 
Alarmó  esta  noticia  á  los  catalanes,  y  se 
morial  al  rey  de  Francia,  dtciéndole  que  no 
las  treguas  si  enviaba  fuerzas  para  sacar 
üán  á  los  castellanos,  esforzando  su  deman- 
inifestación  del  peligro  que  de  continuo  de- 
!S,  si  proseguía  el  enemigo  teniendo  en  su 
^as  de  Tarragona,  Lérida,  Agery  Tortosa. 

decían,  es  cabeza  de  toda  aquella  tan  dila- 
irtil  y  deliciosa  región  que  llaman  su  cam- 
los  apéndices.  Es  ciudad  fuerte,  vecina  por 
de  Barcelona  doce  leguas  no  más,  y  en  este 
erra  no  median  villas  fuertes,  situaciones 
lasoa  forzosos  para  impedir  al  enemigo  el 

las  murallas  de  Barcelona.  Villafranca  del 
i  está  á  medio  camino,  es  población  media- 
Duchas  tropas  no  puede  resistirse,  cuando 
uede  proveerse  de  soldados,  armas  y  todo 

para  romper  las  treguas  cuando  y  como 
oderlo  nosotros  impedir,  y  aun  sin  adver- 

ciudad  marítima. 

>mina  el  llano  de  Urgel  y  la  ribera  y  vega 
poco  puede  contrarrestarla  Balaguer,  pue- 

f  acuerdos. 


j'*i  *:•> 


rv.»' 


132 


VÍCTOR  BALAGU£R 


^/ 


Ka 


blo  pequeño  é  incapaz  de  fortificación  para  defenderse 
de  un  ejército^  si  no  tiene  dentro  sus  muros  otro  que  le 
defienda. 

vAger,  que  está  sito  en  la  frontera  de  Aragón,  es  ca- 
beza de  los  montes  y  valles  que  median  entre  el  llano 
de  Urgel,  y  por  consiguiente,  su  guarnición  puede  dila- 
tarse á  una  y  otra  parte. 

•Tortosa  es  cabeza  de  la  ribera  del  Ebro,  y  da  la 
mano  á  la  del  Segre,  á  Tarragona  y  á  los  Alfaques,  que 
es  uno  de  los  mejores  puertos  del  Mediterráneo,  veci- 
no del  famoso  de  Salou,  que  dista  una  corta  legua  de 
Tarragona,  que  se  hace  más  fuerte  con  entrambos:  con 
ellos  y  con  Tortosa,  que  está  á  la  espalda,  tendrían  las 
fuerzas  de  Tarragona  aliento  de  romper  las  treguas, 
dando  por  mar  y  tierra  sobre  Barcelona,  á  quien  la  se- 
guridad de  las  treguas  haría  incauta,  antes  de  obtener 
las  tropas  necesarias  para  oponerse  á  este  peligroso  de- 
signio. 

•De  manera  que  la  situación  de  estas  plazas  es  de 
'tal  naturaleza,  que,  careciendo  Cataluña  de  fuerzas  para 
oponerse  por  si  misma,  podrían  muy  bien  conservarse 
para  vejar  y  oprimir  los  pueblos  y  tierras  comarcanas: 
los  castellanos,  con  la  sola  guarnición  de  las  plazas  re- 
tenidas, estarían  seguros  y  sin  recelo  de  nosptros,  cuan- 
do no  lo  estaríamos  de  ellos  sin  tener  un  ejército  entero 
que  nos  cubriese  1.» 

Procuró  Francia  satisfacer  con  razones  más  6  menos 
convincentes  á  Cataluña  y  calmar  su  alarma,  pero  ya 
entonces  pudo  verse  y  conocerse  bien  claramente  que 
toda  la  política  de  la  Francia  estaba  en  quedarse  con 
el  Rosellón. 

Al  llegar  la  primavera  de  1646  volvió  el  conde  de 


1     Archivo  de  la  Corona  de  Aragón. — Feliu  de  la  Peña. — Jaime 
Ti6.  — Henry . 


'ií. 


HISTORIA  DE  CATALUf^A. — LIB.  X.  CAP.  XXXII.      I33 

Harcourt  á  abrir  la  campaña  en  Cataluña^  con  inten- 
ción de  tomar  á  Lérida.  El  6  de  Mayo  estaba  en  Bala- 
guer,  de  donde  salió  con  lucido  ejército  de  catalanes  y 
franceses  para  apoderarse  de  Alcarraz  el  día  I2,  y  en 
seguida  de  Batarri,  yendo  inmediatamente  á  ponerse 
sobre  Lérida. 

A  la  sazbn  mandaba  las  armas  en  dicha  ciudad,  co** 
mo  gobernador,  D.  Gregorio  de  Brito,  portugués,  hom« 
bre  de  valory  experiencia,  quien  contaba,  además  de  una 
numerosa  guarnición  de  castellanos,  con  los  tercios  de 
la  ciudad,  que  dieron  en  aquel  sitio  tantas  pruebas  de 
valor  y  resolución  en  sostenerla  contra  los  catalanes 
como  antes  las  dieran  en  defenderla  contra  los  caste-r 
llanos.  Los  de  Lérida  decían  haberse  convencido  de 
que  la  dominación  de  los  franceses  era  todavía  más  du- 
ra é  insufrible  que  la  de  los  castellanos;  y  apoyados  en 
esto,  en  hallarse  ya  el  gobierno  fuera  de  las  manos  del 
conde-duque,  y  en  el  juramento  recientemente  prestado 
por  Felipe  IV,  se  decidieron  á  .mantenerse  ñeles  á  la 
política  de  Castilla. 

£1  conde  de  Harcourt,  con  una  hueste  de  más  de 
20.000  hombres,  trazó  alrededor  de  Lérida  un  verdade- 
ro circulo  de  hierro  que  no  permitía  á  los  sitiados  reci- 
bir socorros  del  ejército  castellano  ni  comunicarse  con 
él.  La  linea  de  circunvalación,  como  ha  dicho  muy  bien 
el  cronista  leridano  Ballester,  era  una  verdadera  espa- 
da de  dos  filos,  pues,  erizada  de  cañones  y  bayonetas, 
asi  hostilizaba  á  la  ciudad  como  se  defendía  de  los  que 
podían  venir  en  su  auxilio  desde  el  interior  del  reino. 
No  se  arredró,  sin  embargo,  el  gobernador  Brito;  antes 
bien  procuró  con  vigorosas  y  recias  salidas  molestar  al 
enemigo  y  hacerle  ver  cuánto  eran  su  ánimo  y  el  de  los 
suyos.  Con  estos  ataques  al  campo,  hábilmente  dirigi- 
dos, consiguió  Brito  no  pocas  ventajas.  En  el  que  dio 
á  26  de  Mayo  murió  gran  número  de  franceses,  entre 


134  VÍCTOR  BALAGUER 

ellos  el  mariscal  de  campo  conde  de  Chabot;  en  otro, 
á  3i  del  mismo  mes,  causó  también  gran  pérdida  á  los 
sitiadores,  y  en  un  tercero,  á  17  de  Junio,  puso  de  tal 
manera  en  alarma  al  campo,  que  sembró  en  él  la  con- 
fusión y  el  desorden,  si  bien  recobrándose  pronto  los 
franceses  se  arrojaron,  con  el  conde  de  Harcourt  al  fren- 
te, sobre  los  leridanos,  obligándoles  á  retirarse  veloz- 
mente á  la  plaza. 

Prosiguió  el  sitio  durante  todo  el  verano,  y  por  oto- 
ño llegó  el  marqués  de  Leganés,  á  quien  de  nuevo  se 
conñó  el  mando  del  ejército  de  Cataluña,  habiendo 
muerto  los  dos  últimos  generales  que  habían  estado  á 
su  frente:  Silva  y  Cantelmo.  Entró  por  Aragón  y  apo- 
deróse de  Arbeca,  Pons  y  otros  lugares  del  Urgel,  para 
impedir  que  recibiese  víveres  el  ejército  enemigo  y  di- 
vertirle de  aquella  plaza,  ínterin  se  preparaba  para  ata- 
carle, pues  ansiaba  recobrar  en  aquellos  mismos  cam- 
pos los  laureles  perdidos  un  día  por  sus  desgraciados 
sucesos  de  1642. 

Pero  los  de  Lérida,  que  ignoraban  el  pensamiento 
del  virrey,  y  que  desde  el  mes  de  Mayo  en  que  habían 
sido  sitiados  no  recibían  socorro  ni  aun  noticias  del 
ejército  español,  se  hallaban  entregados  á  sí  propios,  y 
sufrían  los  mayores  desastres  de  que  han  dado  noticia 
los  anales  de  la  guerra.  Las  provisiones  disminuían  de 
día  en  día,  y  los  ataques  del  sitiador  eran  cada  vez  más 
impetuosos  y  violentos;  Brito  no  era  con  todo  hombre 
que  fácilmente  se  dejase  intimidar,  y  su  tesón  crecía  á 
medida  de  las  diñcultades  y  los  peligros.  Pronto  vino  el 
hambre  con  su  pálida  y  descamada  faz  á  aumentar  los 
horrores  de  la  situación:  no  sólo  escaseaban  los  ali- 
mentos necesarios,  sino  que  era  imposible  hallar  ya  ob- 
jeto alguno  para  llevar  á  la  boca,  pues  hasta  los  más 
inmundos  se  habían  consumido;  el  cuero  de  las  sillas 
era  arrancado  para  hervirlo  y  devorarlo  á  falta  de  otro 


r 


.— "^  •    .  1 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXII.       I35 

sustento,  y  los  débiles  morían  en  las  calles  extenuados 
por  el  hambre  y  la  miseria.  El  paher  D.  Juan  Bautista 
de  Ruffes  falleció  agobiado  bajo  el  peso  de  tamaños  de- 
sastres, y  su  sucesor,  D.  Pablo  Monsó,  elegido  en  Agos- 
to de  aquel  año,  veía  con  dolor  llegar  el  momento  en 
que  la  falta  absoluta  de  subsistencias  lograría  lo  que  en 
vano  habían  intentado  los  ejércitos  enemigos. 

En  esta  triste  situación,  y  adelantado  ya  el  mes  de 
Octubre,  Brito,  no  viendo  otro  recurso  para  sostener- 
se, mandó  sacar  de  la  plaza  á  más  de  cuatrocientas  mu- 
jeres  con  los  niños  y  gente  inútil.  El  de  Harcourt  no 
quiso  recibirles,  y  envióles  de  nuevo  á  la  ciudad,  seguro 
de  que  más  pronto  se  rendiría;  y  es  fama  que  entonces 
Brito  mandó  tronar,  el  cañón  de  la  muralla  para  hacer 
retroceder  á  la  multitud  c[ue  se  acercaba,'  acto  que  pue- 
de tener  tanto  de  inhumano  como  de  heroico,  según 
quien  haya  de  apreciarlo.  Compasivo  entonces  el  de 
Harcourt,  acogió  á  todos  aquellos  infelices  en  su  cam- 
po, y  este  acto  de  misericordia  le  perdió,  pues  Lérida 
pudo,  sin  aquellas  bocas  inútiles,  sostenerse  algunos 
días  más,  y  el  socorro  llegó  á  tiempo  i. 


1  Feliu  de  la  Pefia  es  quien  cuenta  el  hecho  (lib.  XX,  cap.  IX),  si- 
guiéndole Tió,  lib.  VIII,  43.  Acorde  está  también  una  relación  de  su- 
cesos publicada  en  aquellos  tiempos.  Sin  embargo,  el  cronista  leridana 
de  Dtiestros  días,  D.  Diego  Joaquín  Ballester,  lo  refiere  de  distinto  modo 
en  sus  artículos  del  Alba  leridana.  Dice  que  Brito  propuso  realmente  al 
Consejo  expulsar  de  la  ciudad  á  los  inútiles  para  el  servicio  y  á  los  que 
pasasen  de  1.5CX)*  habitantes-,  pero  afiade  que  los  leridanos  prefíríeron 
morir  juntos  á  vivir  separados  de  sus  familias,  y  acordaron  que  los  po- 
cos víveres  que  quedaban  en  los  almacenes  fuesen  repartidos  entre  to- 
dos á  raciones  diarias,  que  apenas  bastaban  á  sostener  su  Vida.  £s  de 
creer  que  Ballester  ha  escrito  esto  en  presencia  de  datos  sacados  del  ar- 
chivo de  Lérida,  que  también  yo  he  visitado,  pero  sin  hacer  las  inves- 
tigaciones detenidas  de  aquél.  De  todos  modos,  no  habiendo  yo  hallado 
en  el  archivo  ningún  dato  contrario  al  hecho  tal  como  lo  refieren  Felia 
y  la  relación  de  sucesos  coetánea,  y  no  citando  Ballester  la  autoridad  en 


■i--  <', 


> 


V. 


7^ 


S'' 


136  VÍCTOR  BALAGUER 

Efectivamente,  el  21  de  Noviembre,  cuando  la  plaza 
había  perdido  ya  toda  esperanza  de  socorro,  cayó  el 
marqués  de  Leganés  sobre  el  campo  enemigo,  trabán- 
dose una  recia  y  empeñada  batalla,  en  la  cual  la  fortu- 
na abandonó  completamente  á  D'Harcourt.  Éste  tuvo 
que  abandonar  el  campo  perdiendo  más  de  6.000  hom- 
bres y  retirarse  á  Balaguer,  quedando  Lérida  salvada 
y  recobrados  por  el  marqués  de  Leganés  los  lauros  que 
en  aquellos  mismos  campos  había  perdido. 


que  apoya  su  aserción,  me  ha  parecido  bien  dejarlo  como  está  en  el 
texto  *. 

*  Algún  tiempo  después  de  escritas  estas  lineas,  he  podido  averiguar  que  efecti. 
vamente,  en  las  actas  del  Consell  general,  custodiadas  en  el  archivo  de  Lérida,  consta 
que  en  12  de  Octubre  de  1646  mandó  el  gobernador  Bríto,  de  orden  del  rey,  expahar 
de  la  ciudad  toda  la  gente  inütil  y  la  que  excediese  de  z.200  habitantes,  pero  que  se 
opuso  &  ello  fuertemente  con  sus  ruegos  el  Consejo.  Esto  prueba  la  verdad  de  lo  di- 
cho por  Ballester.  Queda,  sin  embargo,  por  averiguar  si  el  suceso  de  que  nos  hablan 
Feliu  y  la  relación  anónima  citada  tuvo  lugar  después  del  12  de  Octubre,  k  conse- 
cuencia de  una  nueva  orden  de  Brito;  lo  cual  pudo  muy  bien  suceder,  teniendo  en 
cuenta  que  la  relación  anónima  no  cita  la  fecha  y  que,  aun  cuando  Feliu  fija  la  dd  4 
de  Octubre  como  la  del  suceso,  puede  muy  bien  ser  equivocación,  ya  que  no  es  la 
primera  fecha  equivocada  en  la  obra  del  analista  catal&n. 


i>  . 


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HISTORIA  DE  CATALUÑA. — UB.  X.  CAP.  XXXIU.       I37 


CAPÍTULO  XXXIII, 


Fiestas  en  Barcelona. — Nombramiento  del  príncipe  de  Conde. — Su  lle- 
gada á  Barcelona. — Nuevo  sitio  de  Lérida.^£scenas  del  sitio. — Los 
violines  del  principe  de.  Conde. — Levántase  el  sitio. — Leva  de  l.oo 
soldados. — Paseos  militares. — ^Retirada  del  marqués  de  Aytona.— 
Sitio  de  Constanti. — Conde  Regresa  á  Francia. — Entra  en  Barcelona 
el  nuevo  virrey  cardenal  Mazarini. — Se  disgusta  el  virrey  con  los  ca- 
talanes y  regresa  á  Francia. — Le  reemplaza  Schomberg. — Sitio  y  to- 
ma de  Tortosa. — Sentencia  del  gobernador  de  Castell  de  Asens. — 
Disgusto  con  los  franceses. — Sucesos  favorables  á  las  armas  de  Feli- 
pe IV. — ExpediciÓQ  de  D.  José  Dárdena. — Prisión  del  general  Mar- 
sin. — Estratagema  de  los  franceses  para  apoderarse  de  Tarragona. — 
£1  duque  de  Vendóme  virrey. — Médicos  enviados  á  Tortosa  por  la 
peste.T-Los  castellanos  se  apoderan  de  Castell  Lleó. — Reyertas  de 
paisanos  y  franceses. — ^Pérdida  y  recobro  de  Falsetpor  los  catalanes. 
— Peste  en  Catalufia. — Conspiración  descubierta  en  Barcelona.— 
Victoria  del  marqués  de  Mortara. — Sitio  de  Tortosa. — Capitulación 
de  la  plaza. — Embajada  á  Francia. 


(De  1647  k  1650.) 

Inauguróse  el  año  de  1647  por  medio  de  grandes  fies- 
tas en  Barcelona  á  causa  de  haber  dado  á  luz  la  virrei- 
na condesa  de  Harcourt  un  niño,  del  que  se  decidió  fue- 
ran padrinos  el  conceller  en  cap  y  á  la  sazón  D.  Onofre 
Vila,  en  nombre  de  la  ciudad,  y  Doña  María  de  Roca- 
berti.  Las  fiestas  fueron  espléndidas,  á  juzgar  por  la 
memoria  que  de  ellas  nos  queda  en  los  dietarios.  Hubo 
sarao  en  la  Diputación,  iluminaciones,  torneo  en  el 
Born,  y  por  medio  de  un  grandioso  espectáculo  se  figu* 
ró  la  tradicional  fábula  del  viaje  de  un  conde  de  Barce- 
lona á  Alemania,  su  combate  en  palenque  abierto  para 


138  VÍCTOR  BALAGUER 

* 

salvar  á  la  emperatriz  calumniada,  y  luego  la  venida 
de  dicha  emperatriz  á  Barcelona  1 . 

Duraba  aún  en  la  ciudad  el  eco  de  estas  alegrías, 
cuando  el  domingo  10  de  Marzo  se  presentó  á  los  con- 
celleres y  diputados  M.  de  la  Marca,  notificándoles 
cómo  el  rey  había  dispuesto  llamar  al  conde  dé  Har- 
court  á  París,  nombrando  en  su  lugar  para  virrey  de 
Cataluña  al  príncipe  de  Conde.  Gran  sentimiento  de- 
mostraron los  barceloneses,  y  diéronsele  bien  claro  á 
comprender  al  mismo  conde  de  Harcourt,  que  en  28 
de  Marzo  fué  despedido  afectupsísimamente  por  el  pue- 
blo catalán  2. 

Luis  de  Borbón,  entonces  duque  de  Enghien,  cono- 
cido después  en  la  historia  por  el  gran  Condér,  hizo  su 
entrada  en  Barcelona  el  11  de  Abril,  siendo  recibido 
con  la  solemnidad  y  ceremonias  de  costumbre.  Llegaba 
á  Barcelona  el  joven  principe  con  su  frente  orlada  por 
los  laureles  de  Rocroy  y  de  Friburgo,  y  pudieron  los 
catalanes  concebir  esperanzas,  que  no  se  realizaron  por 
cierto,  ya  que  la  fortuna  se  declaró  aquí  contraría  al 
hombre  «que  había  nacido  general,»  según  la  expresión 
de  Voltaire. 

Juró  el  príncipe  como  virrey,  y  recibidas  todas  las 
asistencias  de  gente,  dinero  y  armada,  hechos  los  pre- 
parativos y  vecino  el  tiempo  de  la  campaña,  salió  de 
Barcelona  el  8  de  Mayo  y  se  dirigió  á  poner  sitio  á  Léri- 
da, persuadido  de  que  había  de  tener  mejor  suerte  que 
su  antecesor  el  de  Harcourt.  Sin  embargo,  no  fué  así. 
Todo  el  valor  y  toda  la  pericia  militar  de  Conde  y  de  sus 
generales  se  estrellaron  en  los  muros  de  Lérida,  he- 
roicamente defendida  por  el  mismo  D.  Gregorio  Brito. 


1  La  relación  de  estas  fiestas,  escrita  en  romances  castellanos,  se 
halla  entre  hojas  del  Dktario  de  la  ciudad:  mes  de  Febrero  de   l647« 

2  DUtario  de  la  ciudad. 


>E  CATALDf)A. — UB.  X.  CAP.  XXXIII.       I39 

:I  príncipe,  al  llegar  al  píe  de  la  ciudad, 
[lúsicas  militares  diesen  la  vuelta  á  la 
)s  aires  con  marciales  y  alegres  tocatas 
as  tropas,  y  esto  fué  lo  que  dio  pie  á  la 
.  hasta  por  escritores  insignes,  de  que 
tado  ante  Lérida  mandando  á  algunos 
s  violines  como  sí  fuese  objeto  de  es- 
conquista de  tan  débil  y  desmantelada 
de  las  músicas  de  Conde  contestó  la 
encio  sepulcral,  y  á  las  alegres  voces 
correspondió  Bríto  prohibiendo  en  la 
sonido  de  las  campanas,  que  no  permi- 
ara  reunir  el  consejo  general  para  la  re- 
ria  de  paheres,  la  cual  no  pudo  efec- 
notivo  >. 

que  los  sitiadores  tuvieron  por  de  mal 
interrumpido  de  vez  en  cuando  por  un 
n  grito  de  ¡AUria  en  las  murallas!  tras 


I  de  la  IXitíirt  ameraot  de  la  enw  ¡T  AngUttrri. 
ro  de  GramODl,  obra  para  mi  desconociila  cuando 
edición  de  eaU  HISTORIA,  s«  cuenta  el  hecho  de 
onsignarse. 

>r  eJ  príncipe  ante  Lérida,  con  deseo  de  retar  al 
iza,  mandó  empezar  los  trabajos  de' trinchera  por 
iroienlos,  en  pleno  dia  y  á  los  acordes  de  una  mú- 
.  violtnei.  Por  la  noche  el  rcpmiento  se  entretenía 
«  y  la  holganza,  cuando  de  repente  sonó  en  la 
ría  m  la  muralla!  que  fué  seguido  de  una  salva  de 
ría,  y  esta  salva  de  una  vigorosa  salida  que.  des- 
ibras  de  la  trínehen,  arroja  las  tropas  del  príncipe 
ral.  Al  día  siguiente  el  gobernador  Bríto  envió  por 
igalos  de  helados  y  frutas  al  príncipe  de  Condí,  ro- 
llara si  no  tenia  violines  para  contestar  con  otra  i 
la  bondad  de  darle;  pero  que  si  le  era  grata  la  mü- 
rior,  tratarla  de  repetirla,  mientras  el  príncipe  le 
^rmanece^  ante  la  plaza.  Y  en  efecto,  las  salidas 
1  hasta  que  se  levantó  el  sitio. 


V   > 


v*--. 


140 


VÍCTOR  BALAGUBR 


el  cual  una  vigorosa  salida  de  los  sitiados  diezmaba  la 
hueste  de  los  sitiadores.  Dicese  que  seis  veces  se  repitió 
este  gríto^  y  otras  tantas  recibieron  las  tropas  catalano- 
francesas  terribles  estragos  en  sus  filas,  particularmen- 
te en  una  ocasión,  entrado  ya  el  mes  de  Junio,  en  que 
la  sorpresa  del  campo  francés  fué  tal  y  tan  terrible  el 
estrago,  que  se  achacó  á  milagro  lo  que  no  era  sino 
valor  y  destreza  de  Bríto  y  los  suyos. 

Viendo  Conde  debilitarse  sus  fuerzas  con  aquellas 
vigorosas  y  mortíferas  salidas,  volvió  por  primera  vez 
las  espaldas  á  sus  enemigos,  y  se  retiró  el  18  de  Junio 
hacia  las  Borjas,  donde  puso  su  cuartel  general,  des- 
pués de  haber  pasado  el  Segre  por  un  puente  de  barcas 
que  deshizo  aquella  misma  noche.  Brito  dio  á  los  pa- 
heres  noticia  de  este  acontecimiento  por  medio  de  un 
oficio,  cuyo  laconismo  contrasta  con  el  memorable  he- 
cho á  que  se  refiere  1. 

A  21  de  Junio  tuvo  el  Consejo  de  Ciento  el  parte  ofi- 
cial de  haberse  levantado  el  sitio,  lo  cual  fué  recibido 
con  sentimiento,  mayormente  cuando  pocos  días  antes, 
á  14  del  mes,  había  el  mismo  Consejo  decidido  hacer 
una  leva  de  i.ooo  soldados  para  reforzar  el  campo  del 
virrey  2. 

La  noticia  del  levantamiento  del  sitio  de  Lérida  pro- 
dujo muy  mal  efecto  en  Francia,  lo  propio  que  en  Ca- 
taluña, y  fué  causa  de  gran  quebranto  para  la  repu- 
tación y  autoridad  del  príncipe  de  Conde.  En  unas  me- 


1  £1  oficio  de  Bríto,  que  existe  original  en  el  archivo  municipal  de 
Lérida,  dice  asi:  "Según  parece,  el  enemigo  va  acuartelando  su  ejército: 
con  que  de  presente  con  el  favor  de  Dios  á  quien  sean  dadas  gracias,  po- 
demos darnos  por  libres  del  sitio  que  nos  h^bía  puesto  y  detenía  el 
curso  de  los  establecimientos  de  V.  S.;  y  así  cuando  sean  servidos,  po- 
drán juntar  su  consejo  y  hacer  su  acostumbrada  elección  de  paheres.» 

2  Archivo  municipal:  Acuerdos  del  Consejo  de  Ciento,  volumen 
del  1647. 


I  « 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXIH.      I4I 

morías  contemporáneas  de  aquel  tiempo  tengo  leída 
una  anécdota,  que  no  deja  de  ser  muy  graciosa,  y  que 
demuestra  de  qué  manera  afectó,  en  la  opinión  públi- 
ca, á  Conde  su  descalabro  ante  Lérida.  Vuelto  Conde  á 
París,  asistía  una  noche  á  la  primera  representación  de 
una  comedia,  cuyo  autor  era  protegido  suyo.  El  público 
no  acogió  la  obra  con  el  mismo  favor  que  el  príncipe; 
y  habiendo  éste  distinguido,  en  medio  de  un  grupo 
de  espectadores  del  patio,  á  un  individuo  que  parecía 
dar  el  ejemplo  de  los  silbidos,  exclamó  en  alta  voz  se- 
ñalándole con  el  dedo: — « ¡Que  se  apoderen  de  esehom- 
bre!  >  A  estas  palabras  el  individuo  en  cuestión  se  vol- 
vió hacia  el  palco  en  donde  estaba  Conde,  y  le  dijo  gri- 
tando:— tGran  capitán,  de  mi  nadie  se  apodera:  me  lla- 
mo Lérida.»  Y  desapareció  entre  la  multitud,  que  pro- 
tegió su  fuga  y  celebró  con  grandes  aplausos  la  ocu- 
rrencia del  desconocido  y  la  lección  que  acababa  de  dar 
al  gran  Conde. 

Después  de  haber  aumentado  el  presidio  de  Bala- 
g^er,  fortiñcado  á  Arbeca  y  enviado  á  Flix  alguna  gen- 
te, pasó  el  príncipe  de  Conde  al  campo  de  Tarragona, 
donde  el  enemigo  había  intentado,  aunque  sin  fruto, 
ganaráSalouy  Constantí.  Todo  el  mes  de  Julio  lo 
pasó  Conde  campeando  por  el  campo  de  Tarragona, 
siendo  su  itinerario  y  puntos  de  descanso,  según  las 
memorías  de  uno  de  sus  capitanes,  Flix,  Falcet,  Escor- 
nalbou,  Reus,  Salou,  Constantí,  Valls,  Montblanch  y 
Poblet  1. 

Supo  en  esto  que  el  marqués  de  Aytona,  nombrado 
por  el  rey  católico  virrey  y  capitán  general  de  Catalu- 
ña, después  de/haber  estado  en  Lérída  con  su  ejército, 
se  disponía  á  atacar  algunos  lugares  del  llano  de  Ur- 
gel.  Acudió  presuroso  á  ponerse  en  Bellpuig  para  con- 

1     Memorias  de  Roger,  conde  de  Busy,  tomo  I. 


142 


vfCTOR  BALAGUER 


trarrestar  sus  designios,  y  el  marqués  de  A}^ona  ju^gó 
entonces  prudente  retirarse,  habiendo  tenido  sólo  algu- 
nas escaramuzas  con  las  tropas  de  Conde  en  las  huertas 
de  Lérida. 

El  principa  regresó  en  seguida  á  Barcelona,  donde 
entró  el  4  de  Setiembre  sin  ninguna  ceremonia  1 ;  pero 
no  tardó  en  volver  á  salir  sabiendo  que  amenazaba  otra 
excursión  por  parte  del  marqués  de  Aytona,  á  tiempo 
que  la  guarnición  de  Tarragona  había  ido  á  poner  si- 
tio  á  la  plaza  de  Constanti.  Fué  ésta  seriamente  batida 
y  atacada  por  D.  Francisco  Totavila,  que  con  ayuda  de 
siete  cañones  abrió  brecha  y  dio  el  asalto,  siendo  recha- 
zado y  retirándose  al  aviso  de  que  llegaba  el  barón  de 
Marsin  con  superiores  fuerzas  2. 

En  el  ínterin  tenía  el  de  Aytona  su  campo  fortificado 
á  la  otra  parte  del  Segre,  entre  Gardeny  y  Lérida,  y 
puso  el  suyo  Conde  en  Vimbodi  para  estar  pronto  á  so- 
correr las  plazas  que  tenía  en  el  campo  de  Tarragona. 
Así  permanecieron  hasta  que  el  rigor  del  invierno  les 
hizo  levantar  los  reales,  viniéndose  el  principe  á  Bar- 
celona el  2  de  Noviembre  y  partiendo  para  Francia  el  7, 
disgustado  de  aquélla  para  él  poco  lisonjera  campaña. 

Otro  fué  elegido  para  el  cargo  vacante.  El  miércoles 
19  de  Febrero  de  1648,  M.  de  la  Marca  partidpó  al  Con- 
sejo de  .Ciento  y  á  la  diputación  haber  sido  nombrado 
virrey  de  Cataluña,  en  reemplazo  de  Conde,  el  carde- 
nal Mazarini,  arzobispo  de  Aix,  y  el  26  del  mismo  mes 
túvose  noticia  de  que  había  llegado  ya  á  Granollers  y 
se  disponía  á  efectuar  su  entrada  en  litera  cubierta; 
circunstancia  que  sorprendió  altamente  y  obligó  á  los 
concelleres  á  reunir  junta  de  prohombres,  en  la  cual  se 
resolvió  enviar  á  decir  inmediatamente  al  nuevo  virrey 


1  Dietario  de  la  ciudad. 

2  Feliu  de  la  Pefta,  lib.  XX,  cap.  X. 


HISTORIA  DB  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXIII.      1 43 

que  habSa  sido  costumbre  en  todos  sus  sucesores  entrar 
á  caballo,  suplicándole  no  quisiese  derogar  aquella  cos- 
tumbre. El  cardenal  accedió,  y  la  entrada  se  efectuó,  con 
la  solemnidad  y  ceremonias  de  costumbre,  el  viernes  28 
de  Febrero  1 . 

No  era  hombre  á  propósito  el  cardenal  Mazarini  para 
gobernar  en  Cataluña,  sobre  todo  en  aquellas  criticas  y 
dificiles  circunstancias.  Ni  su  carácter,^  ni  sus  hábitos, 
ni  sus  conocimientos  le  hacían  apto  para  ello.  Acaba- 
ba de  llegar  á  Barcelona,  cuando  por  una  cuestión  de 
amor  propio  tuvo  un  choque  con  la  ciudad.  El  día  7  de 
Marzo,  con  motivo  de  efectuarse  la  ñesta  de  Santo  To- 
más de  Aquino  y  celebrar  Mazarini  de  pontifical,  man- 
46  poner  un  dosel  junto  al  altar  donde  celebraba.  En- 
viáronle .en  seguida  á  decir  los  concelleres  que  el  dosel 
sólo  lo  usaban  en  Barcelona  los  reyes,  y  que  le  supli- 
caban respetase  este  privilegio  de  la  majestad.  Desoyó 
la  advertencia  el  cardenal,  y  los  concelleres  protestaron 
y  no  asistieron  á  la  fiesta.  Resentido  el  prelado  y  que- 
josa la  ciudad,  comenzó  á  ser  mal  mirado  en  ella,. au- 
mentándose el  disgusto  con  moti'^o  de  una  disputa  que 
tuvo  lugar  con  los  diputados.  Esto  hizo  que  dimitiera 
el  cargo  y  se  volviera  á  Francia  al  poco  tiempo,  salien- 
do de  Barcelona  el  14  de  Mayo  2. 

Reemplazóle  el  mariscal  de  Schomberg,  duque  de 
Halluin,  quien  llegó  á  Barcelona  el  5  de  Junio,  juran- 
do según  costumbre  y  disponiéndose  á  comenzar '  la 
campana  de  aquel  año,  deseoso  de  ser  en  ella  más  feliz 
que  el  principe  de  Conde;  para  lo  cual  partió  á  10  de 
Junio  dirigiéndose  á  Tortosa,  después  de  haber  subido 
á  visitar  el  santuario  y  montaña  de  Montserrat. 


1  Dietario  de  la  ciudad. — Feliu  de  la  Pefia  se  equivoca  al  decir 
que  el  cardenal  entró  en  Barcelona  el  día  25. 

2  Dietario  de  la  ciudad. 


f 


144  VÍCTOR  BALAGUBIt 

Tortosa  estaba  ya  sitiada  por  el  general  Marsin,  que 
.trevidamente  se  había  presentado  ante  sus  muros 
uando  más  desprevenida  se  hallaba,  creyéndose  en  toda 
eguridad  por  lo  apartada.  La  presencia  de  Schomberg 
ió  calor  al  sitio,  comenzándose  á  batir  la  plaza  el  lo 
e  Julio  y  siguiendo  sin  interrupción  hasta  el  i3,  en 
ual  día,  abierta  brecha,  subieron  al  asalto  por  tres 
jstintos  lados  el  tercio  de  catalanes  de  Mostarós,  el 
ETcio  de  los  suizos  que  militaban  por  Francia,  y  el  de 
ranceses  de  Champagne.  Bien  se  defendió  la  ciudad, 
ero  todo  el  valor  de  sus  defensores  no  pudo  impedir  que 
jese  entrada  á  saco  y  á  degüello,  viéndose  obligado  el 
4  á  rendirse  á  discreción  e  I  castillo  de  la  Zuda,  donde 
;  hablan  retirado  los  pocos  que  escaparan  con  vida  el 
ía  anterior  ■ . 

Con  la  toma  de  Tortosa  aumentaron  su  crédito  las 
rmas  catalano-&ancesas,  y  dióse  por  terminada  la 
ampaña  de  aquel  año. 

Cuentan  las  memorias  de  aquel  tiempo  que  hubo  por 
ntonces  varios  disturbios  entre  los  paisanos  y  soldados 
anceses  á  causa  de  los  alojamientos,  pero  se  hizo  jus- 
cia  á  los  clamores  del  pueblo,  procesando  al  goberaa* 
ar  de  Castell  de  Asens  por  arbitrariedades  y  desmanes 
^metidos  en  el  distrito  de  su  jurisdicción.  Tales  serian, 
ue,  probados  cargos  y  convicto  de  sus  crímenes,  fué 
justiciado  en  Barcelona  el  28  de  Noviembre  s. 

No  tardó  en  regresar  á  Francia  Schomberg,  y  quedó 
ntonces  haciendo  sus  veces  el  gobernador  de  Cataluña, 
'.  José  de  Biure  y  Margarit,  llamado  más  cornuomente 
asé  de  Margarit,  que  era  un  celoso,  entusiasta  y  enér- 
ico  defensor  de  la  causa  catalana.  Durante  su  gobier- 
0,  que  se  prolongó  todo  el  año  1649,  continuaron  los 


wr^' 


HISTORIA  DB  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXHI.      I45 

disturbios  con  los  franceses,  quienes  efectívamente  se 
entregaban  á  excesos  que  no  fueron  reprimidos  por  cau- 
sa de  las  circunstancias  con  el  rigor  que  serlo  debían, 
resultando  de  aquí  el  aumento  de  los  delitos  con  la  im- 
punidad y  también  el  mayor  disgusto  de  los  pueblos,  en 
los  cuales  se  iba  formando  la  opinión  de  un  modo  cada 
vez  menos  favorable  á  la  Francia. 

Durante  el  verano  de  1649  no  hubo  encuentros  de 
importancia  que  merezcan  fijar  la  atenci6n;  pero>  en- 
trado ya  Setiembre,  las  armas  reales  se  apodefaron  de 
algunos  pueblos  del  campo  de  Tarragona.  Al  propio 
tiempo,  un  ejército  compuesto  de  7.000  infantes  y  3. 000 
caballos,  al  mando  de  D.  Juan  de  Garay,  llegó  hasta 
Villaíranca  del  Panadés,  retirándose  de  este  punto  á 
I.®  de  Noviembre  y  volviéndose  á  Lérida,  de  donde  ha- 
bía salido.  Es  fama  que  Garay  contaba  con  secretas  in- 
teligencias en  Barcelona,  y  por  esto  se  atrevió  á  ade* 
lantar  tanto;  pero  también  lo  es  que  M.  de  Marsin,  el 
ci;ial  estaba  al  frente  de  las  tropas  francesas,  dejó  de 
cumplir  con  su  deber,  y  por  no  ocupar  á  tiempo  los  pa- 
sos comprometió  á  un  regimiento  de  caballería  france- 
sa, que  hubo  de  retirarse  con  gran  pérdida  á  Santa  Co- 
loma 1. 

£1  único  suceso  favorable  á  las  armas  catalanas  en 
este  año,  fué  una  invasión  que  hizo  en  el  reino  de  Valen- 
cia el  general  de  caballería  catalana  D.  José  de  Dárde- 
na  con  i.ooo  infantes  y  otros  tantos  caballos.  Entró  en 
aquel  reino  con  toda  hostilidad  á  mediados  de  Noviem- 
bre, y  pasó  á  saco  las  villas  de  Peñíscola,  Benicarló, 
San  Mateo  y  otras,  regresando  luego  á  Tortosa,  á  la 
cuál  es  fama  que  trajeron  los  soldados  la  peste  que  en- 
tonces estaba  haciendo  estragos  en  tierras  de  Valencia  2. 


1  Feliu  de  la  Pefia»  lib.  XX,  cap.  X. 

2  ídem  id. 

TOMO  XVI  10 


146 


VÍCTOR   BALAGUBR 


Comenzó  el  año  1650  con  decaimiento  por  parte  de 
las  autoridades  catalanas,  que  no  se  veían  secundadas 
como  esperaban  por  Francia^  con  disgusto  del  pueblo, 
y  con  tristes  auspicios  por  la  peste  que  había  invadido 
ya  el  Principado. 

A  3  de  Febrero  partió  de  Barcelona  el  gobernador 
D.  José  de  Margarit,  acompañando  con  numerosa  escolta 
al  general  M.  de  Marsin,  el  cual  había  sido  reducido  á 
prisión  por  orden  del  rey  cristianísimo,  con  encargo  de 
llevarle  preso  á  la  cindadela  de  Perpiñán.  Se  le  formó 
causa  con  motivo  de  lo  sucedido  el  año  anterior,  y  tam- 
bién por  las  quejas  que  dieron  de  él  los  consistorios  de 
la  diputación  y  municipalidad  1. 

Creyeron  los  franceses  que  les  seria  fácil  apoderarse 
de  Tarragona  por  medio  de  una  estratagema,  que  fué 
sagaz,  pero  mal  urdida.  Vistiéndose  trajes  de  labrado- 
res de  aquel  camno  y  cargando  de  harina  algunas  acé- 
milas, se  decidieron  á  entrar  en  la  ciudad,  siendo  dete- 
nidos por  los  centinelas,  que  les  preguntaron  de  dónde 
venían.  De  Bals,  contestaron  ellos,  debiendo  decir  de 
Valls,  y  conocidos  por  franceses,  se  cerró  inmediata- 
íhente  el  rastrillo,  quedando  prisioneros  ó  muertos  los 
que  habían  entrado,  y  escapando  los  demás  2. 

El  día  22  de  Febrero,  cuando  se  estaban  ya  tomando 
en  Barcelona  serias  y  prudentes  medidas  para  librar  á 
la  ciudad  del  contagio  que  se  había  declarado  en  Tor- 
tosa,  entró  en  ella  Luis  José  de  Vendóme,  duque  de 
Mercoeur,  al  que  nuestros  dietarios  llaman  duque  de 
Mercuri  y  dan  el  tratamiento  de  alteza  serenísima  3. 


1  Dietario  de  la  ciudad.  Feliu  de  la  Pefia  y  Jaime  Tió  yerran  en 
decir  que  esto  fué  á  7  de  Febrero. 

2  Feliu  de  la  Pefia. 

3  Jaime  Tió  se  equivoca  diciendo  que  entró  en  Barcelona  el  1 2  d( 
Febrero.  Fué  el  22,  según  nuestros  dietarios.  Feliu  de  la  Pefia  cita  el  día 
con  exactitud. 


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4^ 


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HISTORIA  DE  CATALUÑA. — ^LIB.  X.  CAP,  XXXm.       I47 

Había  sido  nombrado  virrey  del  Principado  y  juró  i!| 

como  tal. 

Entre  las  medidas  tomadas  por  Barcelona  á  causa  de 
la  peste  que  se  había  declarado  en  Tortosa,  fué  una  la 
de  enviar  á  dicha  ciudad,  para  estudiar  el  mal  en  ella 
reinante,  al  doctor  en  medicina  Juan  Pablo  March  y 
Jelpi  y  al  cirujano  Juan  Matas,  quienes  cayeron  en  po- 
der del  enemigo,  siendo  luego  rescatados  por  la  capital, 
que  entregó  para  su  libertad  675  doblones.  A  causa  de 
esto,  fueron  más  tarde  enviados  otro  doctor  en  medici- 
na, Dimas  Vileta,  y  un  cirujano  francés,  los  cuales  re- 
gresaron á  Barcelona  declarando  que  el  mal  era  conta- 
gioso, como  ya  se  presumía,  y  con  la  noticia  de  haberse 
extendido  el  contagio  á  Tarragona  ^ . 

A  los  horrores  de  la  guerra  venían,  pues,  á  unirse  los 
de  la  peste,  que  durante  los  años  de  1650  y  51  había  de 
cebarse  horriblemente  en  los  pueblos  del  Principado, 
añadiéndose  por  malaventura  á  sus  estragos  los  de 
hambre,  hija  de  la  guerra  y  del  descuido  de  la  agricul- 
tura. Tres  azotes  á  un  tie;mpo  cayeron  sobre  el  infeliz 
pueblo  catalán,  cuya  constancia  y  valor  no  cejaron  un 
punto;  antes  bien,  pareció  hacerse  más  fuerte  para  re- 
sistir con  ánimo  sereno  los  males  que  así  descargaban 
en  él  sus  furores. 

Á  i.^  de  Mayo  los  castellanos  pusieron  sitio  á  Castell 
Lleó,  que  se  rindió  con  pactos,  saliendo  de  Barcelona  á 
6  del  mismo  mes  el  duque  de  Vendóme  con  buenas 
tropas  para  reconocer  el  campo  de  Tarragona.  Llegó  á 
vista  de  esta  ciudad,  pasó  á  Flix  y  bajó  á  Balaguer 
para  emprender  el  recobro  de  Castell  Lleó,  á  donde 
envió  sus  tropas,  que  atacaron  el  fuerte,  viéndose  obli- 
gadas á  retirarse  con  pérdida  numerosa  por  haber  reci- 
bido socorro  los  sitiados.  £1  duque  se  volvió  á  Barcelo- 

1     Viitarws  de  la  ciudad:  meses  de  Febrero  y  Marzo  de  1650» 


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I  ^j 


I4B  VÍCTOR   BALAdURR 

na,  de  donde  no  tardó  en  salir  para  una  nueva  cam- 
paña. 

Esto  fué  á  últimos  de  Mayo,  y  á  primeros  de  Junio 
sucedieron  grandes  disturbios  entre  los  ribereños  del 
Ebro  por  un  lado  y  los  paisanos  de  Cervera  y  del  Urgel 
por  otro,  con  los  franceses,  quienes  se  entregaban  sin 
freno  á  toda  clase  de  excesos.  El  gobernador  de  Barce- 
lona,  D.  José  de  Margarit,  partió  con  algunas  tropas 
hacia  la  ribera  del  Ebro,  y  el  duque  de  Vendóme  con 
otras  á  Cervera  para  aquietar  aquellos  disturbios;  pero 
es  preciso  confesar  que  el  nuevo  virrey  no  anduvo  nada 
cuerdo  y  prudente  en  sus  medidas.  Desoyó  las  quejas 
en  vez  de  corregir  los  abusos,  y  quiso  imponer  á  los 
catalanes  el  alojamiento  dé  la  gente  de  guerra  sin  re- 
parar en  que  precisamente  esta  había  sido  una  de  las 
principales  causas  que  movieran  al  levantamiento  con- 
tra Castilla.  Los  diputados  y  los  concelleres,  siempre 
celosos  guardianes  de  las  leyes,  siempre  vigilantes  cen- 
tinelas de  las  libertades  patrias,  acudieron  en  queja 
contra  el  virrey  1. 

ínterin,  éste,  habiendo  terminado  como  pudo  los  des- 
órdenes que  tenían  lugar  en  Cervera,  fué  á  juntar  su 
ejército  en  Montblanch  para  dirigirse  contra  Falset, 
cuya  plaza  había  caído,  por  sorpresa,  en  poder  de  las 
tropas  reales.  No  tardó  en  recobrarla,  pues  se  le  hubo 
de  rendir  por  capitulación,  y  entró  en  ella  concediendo 
amnistía  general  á  todos  los  catalanes  que  habían  toma- 
do las  armas  contra  su  país  2. 

Cundía  el  azote  de  la  peste  por  el  Principado.  Á  i.^ 
de  Junio  se  había  ya  publicado  en  Barcelona  la  decía- 
ración  de  estar  apestadas  la  ciudad  de  Gerona  y  mu- 
chas villas  del  Ampurdán,  dando  pábulo  al  contagio  el 

1  Dietarios. 

2  Archivo  municipal:  parte  enviado  al  Consejo  de  Ciento  por  Don 
José  Fontanella  desde  Montblanch  á  21  de  Agosto  de  1650. 


ría  DB  catalura. — LIB.  X.  CAP.  XXXQI.      I49 

se  hacia  sentir  en  todos  puntos.  La  si- 
¡ataluña  iba  siendo  cada  vez  más  crítica, 
s  aflictiva,  y  desgraciadamente  no  se  ve!a 
;lla  guerra  desastrosa,  que  sólo  sirvió  para 

muy  alta  la  constancia  de  los  catalanes  y 
lor  á  las  libertades  patrias, 
sí  la  guerra,  el  hambre  y  la  peste  devora- 
jores  adalides  de  la  causa,  en  Barcelona  se 
idir  con  mano  fuerte  á  castigar  á  los  cons- 
Escubríóse  uo  complot  tramado  para  entre- 
I  á  Felipe  IV,  y  el  viernes  8  de  Julio  fué 
recibir  garrote  en  la  plaza  de  los  traidores, 
igrell,  oidor  del  general  de  Cataluña,  no 
jecutado  la  sentencia  por  haberse  ofrecido 
descubrir  sus  cómplices  i.  Debió  cumplir 
y  salvar  así  la  vida,  pues  no  hallo  de  él 
aunque  sí  la  de  haber  sido  ajusticiado  el 
Agosto  en  Barcelona  un  notario  de  la  villa 
,  llamado  Pedro  Mártir  Costa,  por  conspi- 
la  patria. 

s  de  Mortara,  que  acababa  de  venir  enton- 
:  al  frente  del  ejército  castellano,  empren- 
idad  la  campaña,  que  fué  para  él  de  favo- 
idos.  A  últimos  de  Setiembre  se  apoderó  de 
ibre  de  Miravet,  y  voló  en  seguida  á  poner 
sa,  decidido  á  tomar  esta  plaza  con  todo 
odo  trance  *. 
rte  el  duque  de  Vendóme  quiso  acudir  á 

fuese  al  campo  de  Tarragona  para  risunir 

e  U  dudad.— Feliu  de  la  PeBa  y  Tió,  siguiéndole  á  ÍJ, 
te  del  suceso  de  Nagrell,  con  referencia  at  Octubre  de 
le  íaé  enviado  preso  á  Perpifián.  En  los  dietarios  no 
:  de  él  más  que  al  llegar  á  Jalio  de  1650,  y  se  cuenta 

ü  Ca/aluAt,  por  el  marqués  de  Mortara. 


VÍCTOR   I 

rzas  é  intentar  el  socorro  de  la  ciudad  amenaza- 
ai  tanto  que  Barcelona,  haciendo  uo  nuevo  y 
I  sacrificio,  mandaba  levantar  un  tercio  de  i.ooo 
-s,  que  partió  de  la  capital  el  i3  de  Noviembre,  al 
del  sargento  mayor  D,  Francisco  GranoUachs  a. 
i  consiguieron  estos  socorros.  Tortosa,  fuerte- 
batida  por  el  marqués  de  Mortara,  y  bloqueada 
)arte  del  rio  por  una  escuadrilla  que  al  mando 
rqués  de  Alburquerque  se  situó  en  los  Alfaques 
ndo  la  embocadura  del  Ebro,  opuso  levísima  re- 
ía y  abrió  en  4  de  Diciembre  sus  puertas  al  ene- 
iin  aguardar  siquiera  á  ser  socorrida  por  el  virrey, 
je  Vendóme,  que  retrocedió  en  seguida  al  saber 
amino  la  pérdida  de  la  plaza. 
Ito  el  duque  á  Barcelona,  permaneció  en  ella  po- 
s,  pues  á  17  de  Diciembre  se  marchó  á  París, 
idole  poco-  después  un  embajador  de  Cataluña, 
íde  Pinos,  el  cual  iba  en  nombre  de  los  doscon- 
18  á  manifestar  al  gobierno  y  rey  de  Francia  el 
añictivo  del  país  y  la  necesidad  que  había  de  so- 
ele  pronto  y  bien,  tomando  enérgicas  medidas  pa- 
imir  el  quebrantamiento  de  las  leyes  y  pactos,  ul- 
is  y  rotos  por  las  tropas.  Otro  embajador,  el  regen- 
itanella,  había  sido  enviado  también  á  Francia 
anterior  con  parecida  misión  3. 
acabó  aquel  año  para  Cataluña,  y  comenzó,  pa- 
preñado  de  desastres  y  calamidades,  el  funesto 


19  de  Noviembre  estaba  Vendóme  en  Reus,  como  couU  por 
I  qu«  dirigió  al  general  Ligni,  manifesUndole  los  apuros  cd  que 
a  y  pidiéndole  por  Dios  y  por  los  santos  que  acudiese  pronto 
Iropaa  i  Cambríts.  Traslada  esta  caita,  copiada  del  archivo  de 
adres  de  Borarull  en  sus  Ataltt,  tib.  IL  cap.  II. 
ttarú  de  la  dudad. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXIV.      I5I 


CAPITULO   XXXIV. 


La  peste  en  Barcelona. — Admirable  conducta  del  gobernador  y  de  los 
concelleres. — Honores  de  la  peste.— Mueve  su  ejército  el  marqués  de 
Mortara. — ^Entrega  de  las  llaves  de  Barcelona  á  la  Virgen  de  la  Con- 
cepción.— Actitud  heroica  de  Barcelona.^-Sitio  de  Barcelona. — Pri- 
meros sucesos  del  sitio. — Defección  de  M.  Marsin. — Parte  de  la  di- 
putación vuelve  á  la  ciudad. — Toma  el  marqués  de  Mortara  el  fuerte 
de  Santa  Madrona. — Llega  D.  Juan  de  Austria  al  campo. — Asalto 
de  Montjuich. — Llegada  del  mariscal  Lamotte  en  socorro  de  Barce» 
lona. — Hambre  en  la  plaza. — Consigue  Lamotte  entraren  Barcelona 
y  jura  como  virrey. — El  mariscal  Lamotte  herido. — Intentan  los  cas- 
tellanos apoderarse  de  Mataró,  Puigcerdá  y  Vich. — Asalto  de  San 
■  Ferriol. — Muerte  de  Mostarós. — Asalto  del  fuerte  de  los  Reyes. — 
Apuros  de  la  ciudad. — Alteración  de  la  moneda. — Quiénes  eran  los 
más  influyentes  en  Barcelona. — Asalto  igeneral  rechazado. — Los  di- 
putados de  Manresa  reúnen  los  Brazos  y  acuerdan  reconocer  á  Feli- 
pe IV. — Siguen  el  ejemplo  de  Manresa  otros  lugares. — Barcelona  de- 
cide capitular. — Huyen  de  la  ciudad  los  más  comprometidos. — 
Abrense  las  conferencias  para  la  capitulación. — Pactos  de  la  capitula- 
ción.-^Entrega  de  Barcelona. — Entran  en  Barcelona  el  príncipe  Don 
Juan  y  las  tropas. — Se  rinden  las  demás  plazas,  excepto  Rosas  y  Bla- 
nás. — Confirma  el  rey  los  pactos  de  la  capitulación. 

(1651  Y    1652.) 

Amargos  días  de  horror  y  luto  amanecieron  para  Bar- 
celona con  los  primeros  del  1651.  La  peste,  que  durante 
todo  el  año  anterior  se  había  extendido  por  el  Princi- 
pado, se  cebó  cruel  y  devastadora  en  la  capital  por  es- 
pacio de  cerca  de  ocho  meses,  desde  principios  de  Ene- 
ro á  mediados  de  Agosto,  con  una  insistencia  y  feroci- 
dad tales,  que  acaso  en  fastos  de  ciudad  alguna  exista  un 
cuadro  más  desgarrador  y  más  horrible.  Sólo  estreme- 
ciéndose pueden  leerse  los  dietarios  de  aquel  tiempo  y 


152  VÍCTOK  BJLLAOOSR 

ts  memorias  coetáneas;  pero  afortunadamente  sirve  en 
sta  lectura  de  alto  consuelo  para  el  corazón  afligido 
[  ver  los  admirables  ejemplos  de  celo,  abnegación  y 
atríotismo  que  supieron  dar  muchos  religiosos,  el  go- 
emador  de  Cataluña,  D.  José  de  Mai^arít,  y  los  con- 
elleres  de  Barcelona,  que  ni  un  momento  abandóneart» 
u  puesto  ni  un  punto  dejaron  de  atender  á  los  deberes 
e  su  sagrado  ministerio. 

El  primer  caso  de  peste  tuvo  lugar  en  esta  ciudad, 
egún  parece,  el  8  de  Enero;  y  si  bien  al  principio  se 
rocuró  ocultar  el  mal  para  no  infundir  alarma,  acha- 
ando  las  muertes  á  la  miseria  y  malos  alimentos  con 
ue  se  sustentaba  la  gente  pobre,  pronto  vino  la  realidad 

demostrar  de  una  manera  aterradora  todo  lo  grave  y 
spantoso  de  las  circunstancias.  La  gente  comenzó  ¿ 
uir  despavorida,  y  á  principios  de  Marzo  fué  ya  impo- 
ible  ocultar  por  más  tiempo  la  aparición  del  azote, 
uya  intensidad  creció  de  una  manera  tan  alarmante 
orno  desastrosa,  que  no  bastaron  para  los  enfermos 

moribundos  los  hospitales  y  casas  de  refugio  que  con 
elosa  prontitud  mandaron  habilitar   los   concelleres, 
roveyéndolos  de  todo  lo  necesario. 
A  10  de  Abril  murió  el  conceller  en  cap,  que  lo  era 

la  sazón  Jacinto  Fábregas,  aunque  no  de  resultas  de 
L  peste,  sino  de  enfermedad  común,  según  se  dijo  i ,  y 
cupo  á  los  pocos  días  su  lugar  el  ciudadano  Francisco 
^ila,  sujeto  que  debia  ser  muy  considerado  y  gozar  de 
randes  simpatías,  pues  en  el  Dietario  se  dice  que  los 
emás  concelleres  se  felicitaron  por  semejante  elección 
'  dieron  muchas  gracias  á  Dios  por  haber  recaído  el 
argo  en  tan  honorable  persona.  A  mediados  de  Abril 
alieron  los  diputados  y  audiencia  de  Barcelona,  y  bas- 
a  bojear  los  dietarios  que  existen  en  nuestros  arehivos 

1     DittarÍB  de  la  ciudad. 


1 


HISTORIA  DB  CATALUÑA. — UB.  X.  CAP.  XXXIV.      Z53 

para  hacerse  cargo  del  incansable  celo  desplegado  por 
los  concelleres,  quienes  supieron  hacerse  superiores  alas 
criticas  circunstancias  que  atravesaba  la  ciudad,  acu- 
diendo á  todo,  estando  en  todo,  multiplicándose  para 
atender  al  servicio  público,  dictando  prudentes  y  hu- 
manitarias medidas,  poniéndose  de  acuerdo  con  el  go- 
bernador Margarít,  que  no  les  abandonó  un  solo  ins- 
tante para  hacer  frente  á  la  pública  calamidad,  reco- 
rriendo los  hospitales,  vigilando  el  exacto  cumplimien- 
to de  sus  prevenciones,  castigando  con  mano  firme  los 
desórdenes  á  que  se  entregaba  á  veces  el  populacho  i; 
y  todo  esto  sin  desatender  ni  un  solo  instante  los  nego- 
cios políticos  y  asuntos  de  la  guerra,  y  sin  cesar  de  ir 
casi  cada  día  á  los  templos  para  postrarse  al  pie  de  los 
altares  á  implorar  la  misericordia  divina  en  favor  de  la 
infortunada  Barcelona. 

Estos  concelleres,  cuyos  nombres  deben  ser  eterna- 
mente bendecidos  mientras  haya  un  resto  de  amor  á  la 
humanidad  y  á  las  cívicas  virtudes  en  el  corazón  de  los 
catalanes,  fueron  Francisco  Vila,  conceller  en  cap; 
Francisco  Mateu,  médico;  Juan  Carreras,  caballero; 
José  ^ubió,  mercader;  José  Paisa,  notario,  y  Miguel 
Lrlárgués,  platero. 

Á  primeros  de  Junio  se  encendió  tanto  la  peste,  que 
toda  la  ciudad  estaba  abrasada.  Con  referencia  al  5  de 
este  mes,  se  dice  en  el  Dietario  que,  de  algunos  días  á 
aquella  parte,  iban  por  Barcelona  muchas  carretas  para 
recoger  los  cadáveres  de  las  casas,  los  cuales  eran  arro- 
jados de  todas  partes  por  los  balcones  y  ventanas.  Es- 
tas carretas  eran  conducidas  por  sepultureros,  quienes 
iban  con  guitarras  y  tamboriles  para  divertir  en  lo  po- 
sible el  público  sentimiento,  f  Los  dits  fossers,  añade 

1  Según  el  Dietario,  á  1 2  de  Abril  se  di6  garrote  á  varios  indivi- 
duos por  delitos  cometidos  en  la  casa  de  la  Morberia,  convalecencia 
de  San  Beltrán  y  otros  lugares  donde  estaban  recogidos  los  apestados. 


154  VÍCTOR   BALACSOR 

I  Dietario,  se  posaban  en  algún  cantó  deis  cairers  de  la 
¡utat  abont  se  trovaban,  fent  parar  las  carretas  que 
portavan  y  crídavan  á  tots  los  circumvehins  si  teniao 
lorts  en  las  casas  pera  enterrar,  y  trabentne  dos  de 
na  casa,  cuatre  de  altre  y  moltas  vegadas  sis  de  altre, 
mplian  la  caiteta.  Y  sens  las  ditas  carretas  anavan 
uaranta  ó  sincuanta  Hits  de  morís  pera  aportar  los 
ue  no  cabían  en  ditas  carretas,  succebint  moltas  vega- 
as  que  algunas  criaturas  mortas,  de  poch  pes,  y  alguns 
Itresja  grans  enmortellats,  ditsfossersselscarregaban 
1  coll  y  seis  n'aportavan.» 

Apenas  habían  quedado  médicos  en  la  ciudad  y  fal- 
sban  sacerdotes  para  llevar  el  santo  Viático,  fugitivos 
nos,  muertos  ya  los  más.  Los  confesores  que  iban  á 
¡conciliar  á  los  enfermos,  llevaban  hachas  de  cera  en- 
endidas,  interponiendo  la  llama  entre  ellos  y  los  mo- 
ibundos  para  hablar,  pues  se  decia  que  el  conts^o  se 
omunicaba  por  medio  de  la  respiración,  consumiendo 
1  fuego  las  partículas  venenosas  que  respiraba  el  do- 
ente.  El  Viático  se  les  ministraba  por  medio  de  una 
arilla  de  plata  muy  larga.  Para  atender  á  los  niños 
ecién  nacidos  que  quedaban  sin  madre  y  morían  por 
Uta  de  ama  que  quisiese  encalarse  de  ellos,  hubo  de 
oner  la  ciudad  una  casa  de  nodrizas.  La  mansión  en 
ue  moría  un  apestado  quedaba  cerrada  é  incomunica- 
a.  has  gentes  del  campo  no  traían  víveres  á  la  ciudad 
'  sólo  llegaban  á  cierta  distancia,  vendiéndolos  con  in- 
initas  precauciones  y  por  medio  de  ingeniosos  conduc- 
QS  (XIII). 

Los  concelleres  asistían,  puestos  de  gramalla  y  con 
oda  ceremonia,  á  las  solemnidades  religiosas,  y  se 
uenta  que  un  día  que  con  el  gobernador  Margarit  fue- 
on  á  la  catedral,  donde  debía  celebrarse  una  de  las 
lestas  religiosas  más  populares  en  Barcelona,  no  hubi 
n  el  templo,  después  de  ellos,  más  que  is  personas,  y 


K  DE  CATALUfÍA.— LIB,  X.  CAP.  XXXIV,      I55 

Karse  las  campanas  por  no  haber  en  toda 
3  las  tocase. 

,  se  tenia  que  atender  á  la  guarda  de  la 
e  sabía  que  los  enemigos  se  acercaban  con 
ría,  favorecidos  por  el  terror  que  la  peste 
la  Cataluña,  paralizando  todas  las  ope- 
u:es  de  sus  defensores.  Los  Dietarios  ha- 
«  aproximado á  nuestro  puerto,  aprime- 
arios  navios  de  la  armada  real,  á  los  cua- 
a  artillería  de  los  baluartes, 
presentado  asi  la  peste  como  el  auxiliar 
para  la  hueste  real,  decidió  el  marqués 
rovechar  aquella  ocasión,  y  la  de  hallarse 
ocupada  en  sus  guerras  intestinas,  para 
.cia  Barcelona  con  firme  propósito  de  si- 
á,  en  la  cual  acababan  de  morir  del  con- 
.000  personas  antes  de  que  tuviera  tiem- 
'se.  A  este  fin,  movió  su  ejército  el  26  de 
''raga,  pasando  por  Lérida  y  Bellpuig  á  . 
nde  entró  el  8  de  Julio.  Prosiguió  su  m^r- 
:y  Sarreal;  ocupó  Montblanch  el  17;  unió 
3  tropas  de  Tarragona;  se  entendió  con  el 
lan  de  Austria,  hijoliatural  del  rey  Feli- 
ibia  desembarcado  en  Tarragona,  electo 
le  mar  y  tierra  por  el  monarca;  se  dirigió 
(el  Panadés,  en  donde  hizo  noche  el  3i,  y 
e  días  de  Agosto  se  presentó  ante  Barce* 
r  encontrado  apenas  obstáculo  en  su  ca- 
>este  tenía  aterradas  las  poblaciones,  diez- 
íto  catalán  y  extendido  por  todas  partes 

u'celona  que  se  acercaba,  en  aquéllos  para 
!  y  aterradores  momentos,  el  ejército  real, 
aarse,  se  decidió  á  defenderse  hasta  el  úU 
lispuestos  sus  hijos  á  soportar  con  ánimo 


^ 


156  VÍCTOR  BALAGUSR 

sereno  y  varonil  constancia  los  peligros  del  sitio»  como 
estaban  soportando  los  horrores  y  los  estragos  de  la  pes- 
te. A  la  primera  noticia  de  la  proximidad  del  enemigo, 
convocaron  los  concelleres  á  Consejo  de  Ciento,  y  por 
no  haberse  podido  éste  reunir  en  número  suficiente,  se 
habilitó  junta  de  prohombres.  En  ella  se  tomó  una  re- 
solución que  acaso  podrá  aparecer  ridicula  á  los  ojos  de 
algunos,  pero  que  tiene  de  bella  y  religiosa  lo  que  de 
grande  y  admirable,  juzgada  como  juzgarse  debe.  Se 
decidió  entregar  las  llaves  de  la  plaza  á  la  Virgen  de  la 
Concepción,  cpara  que  dispusiese  de  la  ciudad  y  Princi- 
pado conforme  fuese  de  mayor  servicio  de 'Dios.»  Y  en 
efecto,  el  17  de  Julio,  en  solemne  ceremonia,  á  la  cual 
asistieron  los  concelleres,  el  gobernador  Margarit,  que 
hacia  las  veces  de  virrey,  los  individuos  del  Consejo  de 
Ciento  que  la  peste  había  respetado,  y  otras  personas, 
se  llevaron  procesionalmente  las  llaves  en  una  bandeja 
de  plata  al  templo,  y  se  depositaron  á  los  pies  de  la  santa 
imagen  de  la  Virgen,  lo/cual  obligó  más  adelante  á  Don 
Juan  de  Austria,  cuando  se  trataba  de  capitulación,  á 
no  pedir  las  llaves  de  la  ciudad  y  á  ésta  á  no  entregar- 
las i« 

La  actitud  de  Barcelona  en  aquellos  momentos,  de- 
cidiéndose á  defenderse  sin  tener  en  su  recinto  tropas 
ni  viveres;  sin  poder  contar  con  recursos  de  Francia, 
donde  ardía  la  guerra  civil,  cuando  la  peste  acababa  de 
arrebatar  á  millares  las  víctimas;  cuando  extenuados  y 
débiles  los  que  con  vida  quedaban  apenas  podían  mane- 
jar un  arma;  cuando  todo  era  desolación,  horror  y  mi- 
seria; cuando,  en  ñn,  más  dispuestos  habían  de  estar 
los  ciudadanos  á  llorar  sus  desventuras  y  desgracias  que 
á  emprender  una  lucha,  cuyo  término  habían  de  ver 

1     Feliu  de  la  Pefia  habla  de  esta  entrega  de  las  llaves  á  la  Vixigen, 
pero  la  pone  en  31  de  Julio.  £1  Dietario  de  la  ciudad  dice  que  fué  el  1 7. 


:UfÍA.— LtB.  Tí.  CAP.  XX J 

id  de  Barcelona,  repíb 
das  las  drcunstandat 
heroicas  y  memorable 
la  con  relación  á  la  e 

apital  del  Principado, 
la  alarma  natural  de  1 
las  las  medidas  higién 
lisposiciooes  de  guern 
rsos  y  á  la  entrada  di 
■ario,  menguando  des 
lor  desaparecer  á  me 
que  Barcelona,  exten 
z  años  de  guerra,  pi 
;s  de  una  de  las  peste 
[ue  jamás  hayan  api 
alor  para  sostenerse 
rrído,  mandado  por  h 
)dos  los  pertrechos  y 
Pues  bien,  lo  tuvo,  } 
lias  ni  de  semanas:  si 
de  un  año  y  dos  mese 
heroicas  entre  las  mu 
[e  esta  ciudad  ilustre, 
pugnáculo  de  Españí 
1  su  atmósfera  apéstac 
enos  de  enfermos  y  si 
pultos  por  falta  de  bi 
;cer  el  natural  desci 
intos  administrativos 
trastorno  social,  y  pa: 
í  fin  de  poder  llorar  i 
infelices  familias  hué 
ligos  estaban  á  sus  j 
laba  al  combate.  Su 


-V 


158  VÍCTOR  BALAGUER 

fué  un  sitio  penosísimo,  una  lucha  tenaz  y  porfiada  U 
Llamó,  pues,  á  sus  hijos,  que  el  contagio  tenía  es- 
parcidos por  Cataluña,  y  todos  acudieron  entonces,  sin 
temor  á  la  peste,  á  la  voz  de  la  patria  en  peligro;  alistó 
otros  de  los  vecinos  pueblos,  y  admitió  solos  i.Soo 
hombres  de  las  tropas  francesas.  Con  éstos  se  previno 
á  la  defensa,  encargándose  del  mando  superior  D.  José 
de  Margarit,  quien  dio  pruebas  de  habilidad  y  valor,  re- 
velando en  esta  ocasión,  más  que  en  otra  alguna,  sus 
altas  dotes  militares. 

Lo  primero  que  hizo  el  marqués  de  Mortara  al  llegar 
al  campo  de  Barcelona,  fué  mandar  que  se  batiese  la 
torre  del  río  Llobregat,  que  se  rindió  después  de  una 
brava  defensa  el  8  de  Agosto,  siendo  demolida  hasta 
los  cimientos.  En  seguida  se  extendió  el  ejército  por  la 
llanura,  pasando  á  ocupar  los  lugares  de  Esplugas,  Sa- 
rria, Pedralvas,  San  Martín,  Clot  y  San  Andrés  de  Pa- 
lomar, y  alargando  así  sus  líneas  hasta  el  mar  por  una 
y  otra  parte,  para  tener  segura  la  correspondencia  con 
la  armada.  El  14  de  Agosto  quedó  ya  puesto  el  asedio, 
y  se  comenzó  á  escaramucear  el  ejército  con  la  plaza, 
no  teniendo  lugar  por  el  pronto  ningún  suceso  de  im  - 
portañola,  pues  que  los  sitiadores  no  atacaban,  y  los 
sitiados  se  limitaban  á  disparar  su  artillería  contra  las 
compañías  del  enemigo  que  impedían  la  entrada  de 
víveres. 

El  día  último  de  Setiembre  M.  de  Marsin,  que,  habien* 
do  vuelto  de  Francia  para  el  gobierno  de  sus  armas  en 
Cataluña,  se  hallaba  con  3.ooo  infantes  y  i.Soo  caballos 
con  que  atender  al  socorro  de  Barcelona  y  facilitar  en 
ella  la  entrada  de  víveres,  con  el  pretexto  de  ir  á  tomar 

1  Para  las  DOticias  referentes  al  sitio  de  Barcelona,  se  han  consul- 
tado los  Dietarias  de  ambos  archivos;  una  relación  coetánea  impresa;  un 
manuscrito  de  autor  anónimo,  testigo  de  vista;  los  Anales  de  Feliu  de 
la  Pefla,  y  la  continuadón  de  Meló,  por  Tió. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA, — LIB.  X.  CAP.  XXXIV,      159 

un  convoy  de  los  españoles,  dejó  la  defensa  de  la  ciu- 
dad y  se  volvió  á  Francia,  llamado  ¡ior  sü  protector  el 
príncipe  de  Conde,  que  le  necesitaba  para  apoyar  en 
aquel  reino  su  partido. 

Barcelona  entonces  envió  un  expreso  y  luego  un  em- 
bajador á  la  c^e  de  Francia,  participando  este  suceso 
y  el  estado  de  la  ciudad  y  Principado.  También  resol- 
vió requerir  á  los  diputados  que  estaban  en  Manresa 
por  la  peste  para  que  entrasen  en  Barcelona,  como  era 
su^  deber  en  aquellas  circunstancias,  para  que,  de  común 
acuerdo  los  dos  consistorios,  pudiesen  acordar  lo  que 
mejor  al  bien  público  conducía.  Á  consecuencia  de  esta 
invitación,  entraron  el  diputado  eclesiástico  y  el  real, 
que  lo  eran  entonces  Pablo  del  Rosso,  deán  de  la  ca- 
tedral de  Barcelona,  y  Vicente  Ferriol,  quedando  el 
militar  en  Manresa  con  los  oidores. 

£1  3  de  Octubre,  viendo  el  marqués  que,  á  pesar  de 
toda  su  vigilancia,  no  podía  estorbar  que  Barcelona 
recibiese  vituallas  y.  socorros  por  estar  algo  distantes 
sus  líneas,  decidió  estrechar  más  el  cerco,  y  adelantó 
la  linea  de  circunvalación  hasta  Sans  y  la  llamada  torre 
de  Novell,  y  el  lo  mandó  atacar  un  fuerte  que  los  ca- 
talanes estaban  construyendo  sobre  Santa  Madrona,  en 
una  eminencia  de  la  torre  de  Llauger,  que  dominaba  las 
trincheras  de  Sans.  Defendido  el  ñierte  por  soldados 
valerosos  y  escogidos,  que  pertenecían  al  tercio  de  Don 
Francisco  Mostarós,  opuso  seria  resistencia,  pero  des- 
pués de  haber  combatido  sin  tregua  por  espacio  de  un 
día  y  una  noche,  hubo  de  rendirle  su  capitán  Prades,  el 
cual^  á  tenor  de  los  pactos,  salió  de  las  mal  formadas 
lineas  con  todo  el.honor  militar,  retirándose  á  Barcelona 
más  con  aires  de  vencedor  que  de  vencido.  En  seguida 
ocupó  el  marqués  de  Mortara  la  iglesia  y  convento  de 
Santa  Madrona,  y  mandó  levantar  en  el  jardín  un  fuer- 
te, en  el  cual  puso  siete  cañones  de  batir  para  ofender 


'V 


T^ 


i6o 


VÍCTOR   BALAGUER 


por  aquel  lado  á  la  ciudad,  que  alzó  cuatro  bateiias 
frente  de  San  Pablo  y  armó  otra  con  seis  cañones  delan- 
te de  Montjuichy  superior  á  Santa  Madrona,  cuyas  ope- 
raciones inutilizó  de  esta  manera.  Hizo  el  marqués 
entonces  construir  otra  batería  en  San  Ferriol,  pero 
como  también  la  dominaba  Montjuich,  no  produjo  el 
efecto  que  se  esperaba. 

Con  la  llegada  del  principe  D.  Juan  de  Austria  al 
campamento,  que  tuvo  lugar  á  mediados  de  Octubre, 
aumentó  algo  el  empeño  del  sitio,  y  comenzóse  á  ba- 
tir vigorosamente  la  plaza,  teniendo  lugar  reñidos 
combates  con  motivo  de  haber  querido  Barcelona  le- 
vantar un  fuerte  entre  ella  y  el  castillo  de  Montjuich, 
para  no  quedarse  sin  comunicación  con  esta  fortaleza. 
Sin  embargo,  la  ciudad  se  salió  con  su  empeño,  y  el 
fuerte  se  levantó,  amasados  sus  muros  en  sangre  de 
valientes. 

El  24  de  Octubre  recibió  la  plaza  un  socorro  de  3oo 
caballos,  al  mando  del  general  de  la  caballería  catala- 
na, D.  José  de  Dárdena,  y  i.ooo  infantes  franceses, 
gobernados  por  M.  de  Cresson.  Este  refuerzo  penetró 
en  la  capital  á  las  dos  de  la  madrugada,  después  de 
haber  atravesado  con  heroico  valor  las  lineas  enemigas, 
y  con  él  cobraron  ánimo  los  barceloneses,  á  quienes,  por 
el  pronto,  sonreia  la  victoria,  pues  á  primeros  de  No- 
viembre el  marqués  de  Mortara,  que  había  quedado 
como  segundo  del  principe  D.  Juan,  fué  vigorosamente 
rechazado  en  un  asalto  que  intentó  dar  á  Montjuich. 

El  mes  de  Diciembre  se  pasó  en  escaramuzas  y  com- 
bates de  poca  importancia,  decidida  siempre  Barcelona 
á  resistir  con  gran  empeño,  mayormente  habiendo  sa- 
bido que,  en  reemplazo  de  M.  de  Marsin,  enviaba  Fran- 
cia con  una  fiíerza  d«  4.000  infantes  y  2.5oo  caballos, 
al  mariscal  de  Lamotte  Houdancourt,  duque  de  Car- 
dona y  antiguo  general  en  este  país.  Lamotte  llegó  á 


iTALUSft. — LIBl  X.  CAP.  XXXIV.      l6l 

3pas  el  10  de  Diciembre,  y  después 
n  comunicación  con  la  capital  del 
ido  con  Margarit,  penetró  en  Ca- 
loche  del  27  de  Enero  de  i652,  pu- 
os  lucir  grandes  hogueras  en  los  ve- 
Icerola,  San  Jerónimo  y  San  Pedro 
i  de  la  llegada  del  mariscal  francés 

smenzaban  ya  á  escasear  los  víve- 
bien  de  vez  en  cuando  conseguían 
xir  la  noche  algunos  llamados  bar- 
leslizaban  por  junto  á  la  costa,  a] 
la  muralla,  burlando  la  vigilancia 
iota.  Eran  de  poco  alivio,  sin  em- 
je  en  estos  barcos  entraban,  por  lo 
de  i652  se  comía  ya  la  carne  de 
les  inmundas,  habiéndose  puesto  la 
precio  de  400  libras  catalanas,  y  la 
a  al  de  600.  El  hambre  comenzaba 
siado  rigor,  pero  no  la  ñaqueza  de 
s  de  los  bravos  catalanes,  cuando  á 
□  consiguió  penetrar  en  el  puerto  un 
as  y  otros  buques  llenos  de  víve- 
Jivió  por  de  pronto  el  hambre  que 
Jad. 

al  Lamotte  por  las  montañas  veci- 
romper  la  línea  enemiga,  aunque  lo 
L  algunas  veces;  pero  á  mediados  de 
lor  el  rigor  de  la  estación,  bajó  A 
)bregat,  donde  se  fortificó,  esperan- 
ara  penetrar  en  Barcelona.  Aquella 
;1  23  de  Abril.  Á.  las  tres  de  la  ma- 
,  puesto  de  acuerdo  con  la  ciudad, 
^nte,  ínterin  salla  de  Barcelona  un 
mbres,  á  cuyo  frente  iban  el  mismo 


l62  VÍCTOR   BALAGUBR 

gobernador  Margarít  y  el  general  Dárdena,  para  llamar 
la  atención  de  los  sitiadores  y  facilitar  la  entrada  dd 
virrey.  Á  fsiyor  de  la  alarma  que  se  sembró  en  el  cam- 
po, y  venciendo  todos  los  obstáculos  por  medio  de  un 
vigoroso  ataque^  rompió  Lamotte  la  Cnea,  y  encami- 
nándose hacia  Montjuich,  llegó  al  amanecer  á  este  fuer- 
te con  toda  su  división,  bajando  en  seguida  á  Barcelo- 
na, donde  juró  como  virrey  de  Cataluña  aquella  misma 
mañana,  en  medio  del  entusiasmo  público. 

La  llegada  del  mariscal  francés  comunicó  nueva  ani- 
mación y  nuevo  vigor  á  la  plaza.  Mandáronse  reparar 
los  fuertes,  construir  nuevas  baterías^  armar  más  gente, 
y  el  24  y  25  de  Abril  se  hicieron  Vigorosas  salidas,  con 
muy  buen  éxito  por  parte  de  los  sitiados.  No  así  otra 
que  tuvo  lugar  la  noche  del  27,  dirigida  por  el  propio 
Lamotte,  pues  herido  éste  gravemente  en  una  pierna, 
hubo  de  retirarse  á  Barcelona  sin  conseguir  el  intento 
que  se  había  propuesto,  imposibilitándole  su  herida,  por 
más  de  dos  meses,  de  poder  dirigir  en  persona  los  com- 
bates. 

Mientras  así  se  batía  Barcelona,  abrazada  denodada- 
mente al  asta  de  la  bandera  de  sus  libertades,  en  otros 
puntos  de  Cataluña  se  rechazaba  también  á  las  divisio- 
nes castellanas  que  se  espardan  por  el  Principado  para 
apoderarse,  por  sorpresa  ó  por  combate,  de  las  pla^s 
más  adictas  á  la  causa  del  país.  Así  fué  como  Mataró 
se  mantuvo  firme,  sufriendo  el  bombardeo  de  la  escua- 
dra real  sin  entregarse;  así  Puigcerdá  rechazó  á  los  que 
intentaron  apoderarse  de  ella;  así  Vich  burló  con  he- 
roísmo los  esfuerzos  combinados  de  las  tropas  casteUa- 
nas  y  varias  partidas  de  gente  de  su  campo,  matando  á 
muchos  de  los  que  acometieron  la  ciudad,  prendiendo  á 
otros  y  celebrando  con  grandes  fiestas  la  victoria.  La 
relación  de  lo  que  pasó,  con  motivo  de  la  intentada 
toma  de  Vich,  mandóse  imprimir  y  circular  en  Barce- 


HISTORU  DB  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXIV.     1 63 

lona  por  las  autoridades^  y  como  es  impreso  raro  y  de 
él  yo  haya  conseguido  un  ejemplar,  al  cual  acompañan 
unos  curiosos' versos  catalanes,  se  copia  en  los  apéndi- 
ces á  este  libro,  número  (XIV). 

£1  dia  i3  de  Mayo  decidió  el  maestre  de  campo  Don 
Francisco  Mostarós,  gobernador  de  Montjuich,  atacar 
con  su  tercio  el  fuerte  de  San  Ferriol.  Era  el  tercio  de 
Mostarós  muy  nombrado  por  estar  compuesto  de  gente 
valerosa  y  escogida,  y  por  ser  su  jefe  hombre  universal- 
mente  querido  á  causa  de  sus  hidalgas  prendas.  Lan- 
zóse Mostarós  á  aquella  empresa  excesivamente  confía- 
do;  pero  al  pasar  al  asalto  se  encontró  con  que  eran 
cortas  las  escalas,  y  como  no  cejaba  fácilmente  en  una 
empresa,  empeñó  un  combate  inútil.  Mantuvieron  el 
tuértelos  castellanos,  y  al  pie  de  aquellos  muros  cayó 
la  flor  del  tercio  catalán,  viéndose  obligados  á  retirarse 
cuantos  quedaban  con  vida,  llevándose  mortalmente 
heridos  al  mismo  jefe  del  tercio,  á  su  hermano  Rafael 
y  al  capitán  Dionisio  Moxó. 

Vivió  aún  Mostarós  hasta  el  8  de  Junio,  día  en  que 
entregó  su  alma  al  Criador,  siendo  su  muerte  muy  sen- 
tida, pues  se  le  apreciaba,  no  tanto  por  lo  que  tenia  de 
valiente,  como  por  lo  que  tenía  de  hidalgo.  Este  biza- 
rro militar  fué  honrado  con  unas  suntuosas  exequias  y 
con  el  llanto  de  los  muchos  barceloneses  que  acompa- 
ñaron su  cadáver  al  convento  de  San  Francisco  de  Asís, 
donde  ñié  enterrado. 

Otro  de  los  fuertes  ocupado  por  las  tropas  reales  era 
el  llamado  de  los  Reyes.  El  mariscal  Lamotte,  resta- 
blecido ya  de  su  herida,  intentó  apoderarse  de  él,  y 
efectivamente  lo  consiguió  el  17  de  Julio,  con  muerte  ó 
captura  de  sus  defensores.  Puso  en  él  buen  presidio, 
pero  con  fuerzas  mayores  le  atacaron  los  castellanos  y 
le  rindieron,  con  pactos  que  no  llegaron  á  cumplirse, 
pues  habiendo  entrado  á  ocupar  el  fuerte,  salida  ya  la 


164 


VÍCTOR  BALAGUBR 


guarnición^  voló  una  mina,  sin  saberse  quién  la  pren- 
diera fuego;  con  lo  cual,  pretendiendo  quedar  libres  de 
su  promesa,  embistieron  á  la  guarnición  que  se  retira- 
ba sin  recelo  de  peligro  á  Montjuich,  y  en  ella  hicieron 
grande  matanisa  y  destrozo. 

En  apurado  trance  estaba  á  la  sazón  Barcelona.  Vol- 
vía á  hacerse  sentir  el  hambre  de  un  modo  muy  cruel, 
y  no  sólo  faltaban  víveres,  si  que  también  dinero.  Un 
convoy  estaba  dispuesto  en  San  Feliu  de  Guixols  para 
entrar  en  la  capital  á  la  primera  ocasión,  compuesto  de 
24  barcas  cargadas  de  trigo,  vino  y  aceite .  Súpolo  el 
príncipe  D.  Juan,  y  envió  una  flotilla  con  i.ooo  infan- 
tes que  se  apoderaron  del  convoy.  Otro  mandaba  tam- 
bién poco  después  el  gobierno  de  Francia,  el  cual  llegó 
hasta  la  vista  de  Barcelona,  teniendo  que  retirarse  per- 
seguido por  la  escuadra  española,  sin  haber  podido 
entrar  en  el  puerto  más  que  algunas  barcas,  con  escasos 
víveres,  á  favor  de  las  sombras  de  la  noche. 

En  este  apuro,  y  ya  á  últimos  de  Julio,  comenzó  á 
distribuirse  diariamente  á  cada  ciudadano  un  pan  de  11 
onzas,  amasado  con  una  mezcla  de  harinas  de  trigo, 
cebada,  habas  y  mijo.  El  trigo  era  tan  escaso,  que  por 
medio  de  pregón  público  hizo  saber  la  ciudad  que  se  pa- 
garía á  razón  de  5o  libras  la  cuartera,  á  35  la  de  cebada 
y  á  ^  la  de  habas.  Todos  los  demás  artículos  estaban 
á  un  precio  muy  crecido;  no  s^  comía  ya  más  clase  de 
pescado  que  la  del  llamado  amplqya,  por  pescarse  cerca 
de  la  ciudad,  ni  más  carne  que  la  de  caballo,  asno, 
perros,  gatos  y  ratones.  La  miseria  era  excesiva,  y  las 
enfermedades  iban  tan  en  aumento,  que  se  atribuía  á 
milagro  el  no  haberse  vuelto  á  encender  la  peste;  los 
pobres  eran  innumerables,  y  para  remediar  á  tantos  in- 
felices, los  frailes  agustinos,  carmelitas  y  franciscanos, 
á  ruego  de  los  concelleres,  distribuían  cotidianamen- 
te un  puchero  hecho  de  carne  de  caballo  ó  asno  con  yer- 


:*. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA.— LIB.  X.  CAP,  XXXIV.     1 65 

bas^  á  las  personas  más  necesitadas,  que  acudían  ham- 
brientas á  las  puertas  del  templo.  Tal  era  el  cuadro 
desgarrador  que  ofrecía  la  im  día  opulenta  y  rica  ciu« 
dad  de  los  condes.  Los  hospitales  estaban  llenos  de 
heridos  y  de  enfermos,  las  calles  invadidas  de  infelices 
pordioseros,  las;  casas  henchidas  de  lamentos  y  mise- 
rias. Por  todas  partes  horrores,  por  todas  escenas  de 
sangre  y  desolación.  Duramente  se  cebaba  la  suerte  en 
la  desdichada  Barcelona.  Y  sin  embargo,  no  se  que- 
brantaba el  ánimo  de  sus  defensores,  cada  vez  más  fir- 
mes cuanto  más  se  veían  hostigados  por  el  enemigo 
armado  que  tenían  á  las  puertas,  y  por  el  enemigo  del 
hambre,  máa  terrible  aún,  que  se  había  aposentado  en 
el  interior  de  la  plaza. 

Por  escasear  la  moneda,  ya  desde  Febrero  se  había 
visto  obligada  la  ciudad  á  aumentar  el  valor  de  cada 
pieza,  disponiendo  que  los  reales  de  cinco  valiesen  20  y 
los  sencillos  10,  sellándolos  con  una  R.  Pero  bien 
pronto  fué  esto  insuficiente.  Se  creyó  necesario  acuñar 
moneda,  y  entonces  se  vio  á  los  particulares  acudir  á 
presentar  sus  vajillas  de  plata  y  oro,  á  las  cofradías  y 
gremios  sus  joyas  y  alhajas  y  á  los  religiosos  hasta  los 
vasos  sagrados  de  sus  templos.  De  todo  esto  se  hizo 
dinero,  poniéndose  á  cada  pieza  por  leyenda  Barcino 
civiias  obsessas,  monumento  imperecedero  del  heroico 
tesón  y  admirable  patriotismo  desplegados  en  aquellas 
circunstancias  por  una  ciudad  á  la  cual  tenían  oprimi- 
da el  hambre,  la  guerra  y  la  peste,  sin  haber  cometido 
otro  delito  que  el  de  amar  apasionadamente  la  libertad 
y  haberse  levantado  en  su  justísima  defensa. 

Era  ya  entrado  el  mes  de  Setiembre.  Aunque  exte- 
nuados y  hambrientos,  después  de  dos  años  de  no  inte- 
rrumpidas angustias,  manteníanse  firmes  los  bravos 
barceloneses,  alentados  por  la  voz  y  por  el  ejemplo  de 
su  gobernador,  D.  JosédeMargarit;  de  su  conceller  se- 


i66 


VÍCTOR  BALAGUBR 


gundo  y  oidor  real,  al  mismo  tiempo,  D.  Vicente  Ferriol; 
de  sus  hombres  de  más  autoridad  y  peso;  el  diputado 
Pablo  del  Rosso;  el  conceller  en  cap,  Rafael  Casamit- 
jana  y  de  Eril;  el  general  José  Dárdena^  y  los  letradc» 
y  consejeros  Francisco  de  Sagarra,  Felipe  dé  Copons, 
José  de  Queralt,  Francisco  Marti  y  Viladamor  y  Rai- 
mundo Trobat.  Si  á  fuerza  de  sacrificios  y  penalidades» 
si  á  costa  de  grandes  pruebas  de  valor,  constancia,  ab- 
negación y  patriotismo  hubiese  sido  posible  ganar  una 
causa,  ninguna  como  la  de  los  catalanes  en  esta  época 
hubiera  conseguido  con  más  justicia  la  palma  del  triunfo. 

El  7  de  Setiembre,  no  obstante* haber  llegado  al  úl- 
timo extremo  de  apuro,  aún  resistieron  y  rechazaron 
los  barceloneses  un  asalto  general  á  que  se  arrojó  si- 
multáneamente el  ejército  sitiador  por  el  baluarte  de 
Levante,  Puertas  Nueva,  del  Ángel  y  Tallers  y  por  la 
parte  de  Montjuich.  Los  fosos  se  llenaron  de  cadáveres, 
y  la  hueste  real  hubo  de  retroceder,  probando  una  vez 
más  el  valor  y  constancia  de  los  defensores  de  la  ciudad. 

Sin  embargo,  la  hora  de  la  caída  de  Barcelona  estaba 
próxima  á  sonar.  El  ii  los  sitiadores  se  apoderaron  del 
convento  de  Valldoncella,  y  el  14  dieton  otro  asalto 
desde  la  Puerta  Nueva  hasta  el  baluarte  de  Levante, 
que  fué  vigorosamente  rechazado,  pero  que  dejó  muy 
aniquilados  á  los  barceloneses. 

Un  acontecimiento  imprevisto  vino  entonces  á  des- 
truir las  esperanzas  de  socorro  que  todavía  abrigaba  la 
ciudad,  ya  que  no  por  Francia,  por  un  levantamien- 
to de  los  pueblos  de  Cataluña.  Los  diputados  que  se 
hallaban  en  Manresa  desde  que  la  peste  había  comen- 
zado á  hacer  estragos  en  Barcelona,  congregaron  á  los 
Brazos  de  la  provincia  para  poner  á  discusión  si  se  pro- 
seguiría la  defensa  ó  se  reconocería  otra  vez  á  Feli- 
pe IV.  Aunque  acudieron  pocos  representantes,  creyé- 
ronse éstos  con  facultad  de  deliberar  y  tomar  acuerdo. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X,  CAP,  XXXIV.       1 67 

atendido  lo  grave  de  las  circunstancias.  Tuviéronse  en 
cuenta  las  calamidades  que  habían  caído  sobre  el  país, 
lo  exhausto  que  se  hallaba  de  recursos,  la  ruina  segura 
de  Barcelona  si  se  obstinaba  en  la  defensa,  el  espíritu 
de  los  pueblos  de  Cataluña  cansados  ya  de  la  protección 
francesa  por  no  haber  ésta  cumplido  los  pactos  á  que  se 
sujetó.  Otra  cosa  se  tomó  en  cuenta,  cosa  muy  principal 
y  privilegiada  para  los  catalanes:  el  salvar  sus  liberta- 
des, que  podían  perderse  del  todo  si  se  proseguía  en  la 
lucha  con  obstinación  y  ceguedad.  El  mismo  patriotis- 
mo que  les  impeliera  á  tomar  las  armas,  les  dictaba 
entonces  la  prudente  resolución  de  abandonarlas.  Mira- 
da bajo  su  verdadero  punto  de  vista,  tan  patriótica  y 
sagrada  era  en  1640  la  idea  de  resistir,  como  en  i652 
la  de  ceder* 

Es  preciso  tener  en  cuenta  que  para  los  catalanes  de 
aquella  época  y  de  aquel  temple,  había  una  cosa  supe- 
rior á  todas  las  de  este  mundo:  el  amor  á  la  patria,  el 
amor  á  las  libertades  del  país.  El  rey  no  era  otra  cosa 
para  ellos  más  que  el  gran  sacerdote  guardador  de  las  le- 
yes, el  encargado  de  cumplirlas  y  hacerlas  cumplir,  el 
presidio  puesto  en  el  trono  para  sostén  de  las  institucio- 
nes, como  se  ponía  un  presidio  en  una  plaza  para  defensa 
de  sus  muros.  Que  fuese  el  rey  de  Francia,  ó  el  de  Es- 
paña, ó  el  de  cualquier  otro  punto,  para  ellos  era  esta 
cuestión  de  nombre.  El  verdadero  rey  era  la  ley,  la  ley 
hecha  en  Cortes,  la  ley  hecha  por  el  país  para  el  país,  la 
ley  paccionada  entre  el  monarca  y  el  pueblo. 

Desde  el  momento  que  el  rey  de  Francia  les  faltaba 
á  los  pactos,  que  con  este  expreso  nombre  de  pactos  se 
titulan  siempre  en  todos  los  documentos  de  la  época  los 
artículos  ñrmados  para  su  reconocimiento,  el  rey  de 
Frauícia  se  ponía  en  la  misma  línea  y  caía  en  el  mismo 
delito  que  el  de  España  en  1640.  Ya  no  era  para  los 
catalanes  otra  cosa  que  un  falsario,  un  conculcador  de 


i68 


VÍCTOR  BALAGUBR 


t 
1 


las  libertades^  un  quebrantado!  de  un  contrato  y  de  un 
juramento.  Los  catalanes  estaban»  pues,  en  el  caso  y 
en  el  deber  de  elegir  otro  rey  que  les  ofreciese  las  segu- 
ras garantías  que  habían  reclamado  al  de  Francia  en 
vano.  Felipe  IV  las  daba  entonces,  si  antes  no  las  die- 
ra. Ya  no  estaba  á  su  lado  el  soberbio  conde-duque;  3^ 
eran  otras  su  política  y  su  conducta:  había  jurado  las 
constituciones  y  fueron  en  Lérida;  manifestábase  dis- 
puesto á  renovar  el  juramento;  había  tratado  con  hidal- 
guía y  benevolencia  á  los  pueblos  sometidos;  ofrecía 
garantías  en  favor  del  cumplimiento  de  sus  promesas; 
se  comprometía  á  olvidar  lo  pasado.  Nq  era  para  los 
catalanes  el  Felipe  IV  de  1640:  era  otro  rey.  No  podía, 
pues,  haber  ligereza  ni  inconsecuencia  en  arrojar  á 
Luis  XIV,  que  ofreciera  cumplir  y  no  cumplía,  para 
volver  á  Felipe  IV,  que  si  antes  no  había  cumplido, 
ofrecía  entonces  cumplir  y  daba  pruebas  de  quererlo  fir- 
memente hacer.  La  revolución  no  se  había  hecho  por 
odio  á  Felipe  IV;  la  reacción  no  se  hacía  por  odio  á 
Luis  XIV:  en  uno  y  otro  caso,  se  hacía  por  amor  á  la 
libertad.  El  mismo  principio  de  patriotismo  que  acon- 
sejara el  levantamiento,  aconsejaba  entonces  la  sumi- 
sión, ya  que  se  trataba  de  salvar  las  libertades,  que  no 
eran  guardadas  por  Francia  y  que  ofrecía  guardar  Es- 
paña, pudiendo  ellas  correr  peligro  si  se  retardaba  d 
reconocimiento  de  Felipe  IV;  si  se  esperaba  á  que  éste 
se  tomase  con  las  armas  en  la  mano,  lo  que  con  las 
armas  en  la  mano  se  le  negaba.  Ya  la  revolución  no 
tenía  razón  de  ser. 

El  arca  de  las  libertades  era  en  Cataluña  lo  que  el 
arca  de  Noé:  debía  sobrenadar  en  medio  de  las  más 
deshechas  borrascas,  de  las  más  furiosas  tempestades, 
incólume  siempre  y  siempre  respetada.  Perezca  to^o, 
pero  sálvense  los  principios;  piérdanse  las  colonias^ 
pero  no  la  libertad,  habían  dicho  los  catalanes,  siglos 


-Q *■ 


HISTORIA  DH  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXIV.      169 

antes  que  estas  palabras  fuesen  lanzadas  de  lo  altó  de 
una  tribuna  revolucionaria  para  ir  á  dar  la  vuelta  al 
mundo.    ' 

Estos  y  otros  parecidos  argumentos  debieron  hacer- 
se valer  en  el  seno  de  la  junta  de  Brazo&,  celebrada  á 
primeros  de  Octubre  en  Manresa^  y  por  esto  los  dipu- 
tados y  representantes  de  los  estamentos  decidieron  y 
acordaron  reconocer  de  nuevo  á  Felipe  IV,  bajo  expre- 
sa condición  de  ser  respetadas  y  guardadas  en  toda  su 
pureza  las  constituciones.  Tomada  esta  resolución,  se 
comunicó  al  príncipe  D.  Juan  de  Austria,  quien  se 
apresuró,  con  carta  fechada  en  el  campo  de  Barcelona 
el  10  de  Setiembre,  ¿  contestar  agradeciendo  aquel 
paso  y  reconociendo  las  leyes  del  país. 
I  No  sé  que  ninguno  de  los  otros  escritores  que  han 
historiado  las  cosas  de  este  tiempo  y  de  esta  guerra  me- 
morable, haya  |)resentado,  bajo  este  punto  de  vista,  la 
resolución  ó  acuerdo  de  la  junta  de  Brazos  celebrada 
en  Manresá.  Atrévdme  yo  á  ello^  y  bajo  esta  nueva  faz 
la  presento,  por  ser  esta  mi  convicción,  que  otra  no 
puede  ser,  estudiados  los  documentos  irrecusables  de 
nuestros  archivos  y  conociendo  el  espíritu  de  los  anti- 
guos catalanes.  La  misma  tendrá  cualquiera  que  se  de- 
tenga un  poco  y  se  fije  en  los  importantes  papeles  que 
se  custodian  en  nuestros  archivos,  como  monumento 
eterno  de  la  constancia  y  patriotismo  de  los  catalanes. 

Muchos  hay  que,  al  hablar  de  estos  naturales»  les  lla- 
man en  sus  historias  partidarios  de  la  casa  de  Austria; 
otros,  por  el  contrario,  los  citan  á  cada  paso  como  par- 
tidarios  de  la  casa  de  Francia;  varios  hablan  de  sus  cam-^ 
pañas  como  resultado  de  su  amor  i^or  tal  ó  cual  dinas- 
tía; algunos  condenan  su  ligereza  y  su  inconsecuencia 
en  aclamar  tan  pronto  á  Felipe  IV  como  á  Luis  XIV, 
j^ara  volver  luego  á  la  obediencia  de  Felipe  y  hacer  la 
guerra  á  Luis.  Cuantos  dicen  esto  se  equivocan,  pecan- 


170 


VÍCTOR  BALAOUBR 


do  unos  por  ignorancia  de  nuestras  cosas;  otros,  por 
malicia;  los  más^  por  mala  voluntad  al  sistema  político 
de  los  catalanes.  En  ninguna  de  las  grande»  épocas  y 
sucesos  de  su  historia,  fueron  los  catalanes  partidarios 
de  ésta  ó  de  aquella  casa,  de  ésta  ó  de  aquella  dinastía: 
fueron  sólo  partidarios  de  sus  libertades,  y  fueron  tam- 
bién siempre  monárquicos,  pero  del  rey  que  les  asegu- 
raba guardar  sus  fueros  y  privilegios,  fuese  cual  fuese 
su  casa,  fuera  cual  fuera  su  dinastía.  Nuestra  historia 
lo  patentiza  asi  á  cada  paso.  Y  por  lo  mismo,  y  en  esta 
ocasión,  no  hubo  inconsecuencia  ni  ligereza  haciendo 
primero  la  guerra  á  Felipe  de  España,  que  no  les  guar- 
daba sus  leyes,  en  nombre  de  Luis  de  Francia,  que  se 
las  aseguraba;  para  hacejla  luego  á  Luis  de  Francia, 
que  no  cumplía  con  sus  pactos,  en  nombre  de  Felipe  de 
España,  que,  desengañado,  se  había  comprometido  á 
mantenerlas.  ' 

El  ejemplo  dado  por  los  diputados  que  estaban  en 
Manresa  arrastró  á  los  consejos  y  juntas  de  varias  po- 
blaciones, conformándose  con  la  resolución  de  los  Bra- 
zos, Cardona,  Solsona  y  otros  lugares,  entre  ellos  Vich, 
donde  pocos  días  antes  precisamente  había  sido  repri* 
mida  una  conjuración  tramada  en  favor  de  Felipe  IV, 
muriendo  por  esta  causa  en  un  patíbulo  12  de  sus  prin- 
cipales habitantes.  El  ¿5  de  Setiembre  se  rindió  tam- 
bién Mataró  con  pactos,  á  una  división  que,  mandada 
por  el  marqués  de  Mortara,  se  presentó  á  sus  puertas. 

Barcelona  iba  quedándose  sola,  y  no  podía  resistir 
por  más  tiempo.  Su  recinto  era  un  verdadero  hospital: 
sus  defensores,  dolientes,  extenuados,  hambrientos,  ni 
tenían  pan  que  acercar  á  sus  labios,  ni  apenas  fuerza 
para  manejar  un  arma.  En  tal  estado  las  cosas,  deci« 
dio  el  Consejo  de  Ciento  capitular;  y  aun  cuando  el 
virrey  Lamotte,  el  gobernador  Margarita  el  general 
Dárdena,  el  conceller  Ferriol  y  otros  varios,  se  oponían 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXIV,     I7I 

con  firmeza  ejemplar,  expresando  que  habían  de  morir 
entre  las  ruinas  humeantes  de  la  ciudad  de  los  condes 
primero  que  rendirse,  quedó  nombrado  un  consejo  para 
disponer  los  capítulos  de  la  entrega  de  Barcelona,  for- 
mado de  los  ciudadanos  Sebastián  de  Miralles,  Onofre 
Alentom,  el  Dr.  Vila,  José  Migfuel  Quintana,  Pablo 
Ferrer,  Jaime  Cortada,  Francisco  Roca,  Miguel  Fe- 
rrán,  Luis  Llopartj  Francisco  Salines,  Francisco  Re- 
verter, Jaime  Vidal,  Antonio  Nin,  Narciso  Torres, 
Francisco  Soler  y  Miguel  Parets. 

Decidida  ya  tan  resueltamente  la  opinión  pública, 
Lamotte  cedió  á  las  instancias  de  la  ciudad  y  se  avino 
á  enviar  un  trompeta  al  príncipe  D.  Juan  proponién- 
dole parlamento,  pero  después  que  hubiesen  podido  sa- 
lir de  Barcelona  las  personas  que  por  más  comprometi- 
das no  tuviesen  esperanza  de  alcanzar  perdón  ó  no  qui- 
siesen solicitarle.  Entonces  partieron  para  Francia,  de 
noche  y  en  unas  naves  que  consiguieron  burlar  la  vigi- 
lancia enemiga,  el  incansable  y  heroico  Margarit;  el 
conceller  segundo  Vicente  Ferriol;  Francisco  de  Saga- 
rra,  que  estaba  destinado  á  figurar  mucho  en  los  sucesos 
posteriores,  y  Francisco  Martí  Viladamor,  el  escritor  pa- 
negirista más  ardiente  de  aquella  revolución  i.  Otros 
habían  marchado  ya  anteriormente. 

Ausentes  los  más  comprometidos,  cuya  partida  tuvo 
lugar  en  los  días  i  y  2  de  Octubre,  se  envió  un  trom- 
peta al  príncipe  D.  Juan  de  Austria,  y  las  conferencias 
se  abrieron  el  4,  siendo  comisionados  para  pasar  al 
campo  Francisco  Puigener,  en  representación  de  la  ciu- 

1  Ni  Feliu,  ni  Ti6,  ni  los  011*05  autores  hablan  de  haber  salido  de 
Barcelona  más  que  Margarit  y  Ferriol.  Enmiendo  éste  su  error,  como, 
sin  advertirlo,  he  ido  enmendando  también  otros  ligeros  yerros  cometi- 
dos por  ellos  en  la  relación  del  sitio  de  Barcelona;  yerros,  por  otra  parte, 
muy  fáciles  de  escaparse  á  las  plumas  más  autorizadas.  Mayores  acaso 
los  baya  cometido  yo. 


172 


VÍCTOR  BALAGUBR 


dad,  y  el  conde  de  Miranville,  á  nombre  del  virrey  firan- 
qés.  El  príncipe  acogió  perfectamente  á  los  plenipoten- 
ciarios, pero  manifestó  su  deseo  de  que  la  ciudad  nego- 
ciase separada  de  los  franceses.  Se  lo  marcaban  asi  las 
instrucciones  que  había  recibido  del  rey,  las  cuales  eran: 
«Que  aunque  parecía  ser  lo  más  autorizado  entenderse 
con  el  mariscal  Lamotte  tratándose  de  rey  á  rey  y  no 
de  rey  á  vasallos,  podría,  sin  embargo,  tener  más  con- 
veniencia tratar  con  el  magistrado  y  diputados  que  go- 
bernaban la  ciudad;  que  admitiría  S.  M.  el  perdón  ge- 
neral, sin  exceptuar  ninguno,  según  se  pidiese;  que  no 
se  podía  pasar  por  menos  de  poner  guarnición  en  Bar- 
celona; que  no  se  opusiese  dificultad  en  la  conñrmación 
de  concelleres  y  junta,  pi  menos  en  la  confirmación  de 
fueros  y  privilegios,  aunque,  Barcelona,  por  su  represen- 
tación, capitulase  por  toda  la  provincia;  y  que  en  las 
condiciones  de  guerra  se  sacasen  las  más  ventajosas.  • 

Conforme  á  lo  que  deseaba  el  príncipe,  la  ciudad  se 
entendió  con  él  separadamente  de  los  franceses,  para  lo 
cual  fué  comisionado,  á  más  de  Puigener,  el  ciudadano 
Jaime  Cortada.  Las  conferencias  prosiguieron  hasta  el 
9  de  Octubre,  y  se  acordaron  como  puntos  principales: 

I .°  Que  Barcelona  enviaría  al  rey  un  embajador  paia 
pedirle  la  confirmación  de  las  constituciones  y  liberta- 
des, asegurando,  sin  embargo,  el  príncipe  D.  Juan  ser 
esto  sólo  mera  fórmula  de  atención,  pues  comprometía 
su  palabra  de  que  no  serían  menoscabadas  en  lo  más 
mínimo  1. 

2.^  Que  se  pondría  presidio  6  guarnición  en  Barce- 
lona, pero  que  sería  sólo  por  considerarla  en  aquellas 


1  Entiéndase  que  esta  cláusula  sólo  reza  con  los  privilegios  parti- 
culares de  Barcelona»  pues  los  generales  del  Principado  estaban  ya  ase- 
gurados con  el  juramento  del  rey  en  Lérida  y  la  ratificación  hecha  en 
su  nombre  por  el  principe  á  los  diputados  de  Manresa. 


HISTORIA  DE  CATALUÑTA. — LIB.  X.  CAP.  XXXIV.      1 73 

circunstancias  como  frontera  de  España^  asegurando  el 
príncipe  que  dejaría  de  estar  presidiada  cuando  se  hu- 
biesen recuperado  las  plazas  ocupadas  por  el  francés. 

3.^    Que  se  concedería  perdón  general  sin  exceptuar 
persona  alguna,  sino  sólo  la  de  D.  José  de  Margarít. 

Habiendo  convenido  en  estas  bases,  Barcelona  se 
dispuso  á  reconocer  al  rey  Felipe  IV,  no  obstante  la 
oposición  del  virrey  francés,  que  deseaba  concluir  antes 
por  su  parte  las  capitulaciones.  En  su  consecuencia, 
á  10  de  Octubre,  el  conceller  en  cap  Rafael  Casamitjana 
y  de  Erill  pasó  al  campo,  acompañado  de  Onofre  de  Alen-  * 
tom,  Galcerán  Dusay,  Rafael  Carcer  y  los  ofipiales  ma- 
yores de  la  ciudad,  siendo  recibidos  por  el  príncipe  con 
las  consideraciones  y  honores  debidos  á  su  cargo.  Tam- 
bién el  mismo  día  pasó  al  campo  el  diputado  eclesiás* 
tico  Pablo  del  Rosso,  recibido  con  los  mismos  honores 
que  el  conceller,  y  al  día  siguiente,  ii  de  Octubre,  ex- 
pidió S.  A.  la  siguiente  declaración: 

«Por  cuanto  la  ciudad  de  Barcelona,  postrándose  á 
los  reales  pies  del  rey  nuestro  señor,  con  toda  reveren- 
cia, sumisión  y  obsequio  debido  á  su  grandeva,. y  mos- 
trando el  grande  arrepentimiento  que  tieae  de  los  exce- 
sos y  yerbos  cometidos  en  deservicio  de  S.  M.,  se  ha 
puesto  á  su  obediencia,  pidiendo  perdón  de  ellos,  y  su- 
plicando tengamos  por  bien  de  admitirla  en  la  gracia 
de  S.  M.  concediéndola  perdón  de  todos  los  yerros:  Por 
TANTO,  en  virtud  de  la  plena  potencia  que  tenemos  de 
S.  M.,  dada  en  Madrid  á  24  de  Junio  de  este  presen- 
te año  de  i652,  refrendada  de  D.  Francisco  Ruiz  de 
Contreras,  del  consejo  de  S.  M.  en  el  de  Indias  y  su 
secretario  de  Estado,  y  usando  de  ella  por  el  amor  que 
tenemos  á  la  dicha  ciudad  de  Barcelona,  la  admitimos 
en  nombre  de  S.  M.  á  su  real  servicio,  y  otorgamos  el 
perdón  general  que  nos  ha  pedido  en  amph'a  forma,  de 
todos  los  excesos  y  delitos  cometidos  desde  el  año  1640, 


174 


VÍCTOR  BALAGUER 


que  comenzaron  las  revoluciones  de  este  Principado, 
hasta  el  día  de  hoy,  sin  exceptuar  persona  ni  delito  de 
cualquier  género,  condición  ó  calidad,  aunque  de  cri- 
men de  lesa  majestad,  si  no  es  de  D.  José  Margarit,  que 
como  principal  causa  de  los  daños  que  se  han  padecido 
y  por  la  obstinación  con  que  persevera  en  sus  errores, 
no  es  digno  de  gozar  este  beneficio. 

»Y  porque  la  dicha  ciudad  de  Barcelona  nos  ha  pe- 
dido en  un  papel  aparte  que  le  concedamos  ciertas  gra« 
cias  contenidas  en  él,  le  concedemos  también  que  pue- 
da enviar  y  nombrar  una  ó  dos  personas  que  vayan  á 
ponerse  á  los  pies  de  S.  M.,  y  ofrecemos  interponer 
nuestros  oficios  para  que,  usando  de  su  clemencia,  se 
sirva  otorgar  todo  lo  que  se  pide  en  el  dicho  papel,  pro- 
metiéndonos de  su  grandeza  que  se  ha  de  senrir  venir 
en  ello;  y  porque  asimesmo  nos  ha  representado  que 
quedaría  la  ciudad  de  Barcelona  en  confusión  y  con 
dificultad  de  actuar  aun  los  mismos  actos  que  se  han  de 
seguir  al  de  la  obediencia  que  ha  prestado  á  S.  M.  en 
la  forma  referida,  deseando  complacerla,  hemos  venido 
en  que  se  continúe  el  gobierno  civil  y  político  en  la 
misma  forma  y  manera  que  solía,  hasta  que  S.  M.  dis- 
ponga otra  cosa.  En  fe  de  lo  cual  mandamos  dar  y 
damos  la  presente  firmada  de  nuestras  manos,  sellada 
con  el  sello  de  nuestras  armas,  y  refrendada  del  in- 
frascrito secretario  de  S.  M.  y  de  Estado  y  Guerra  de 
los  negocios  de  nuestro  cargo.  En  el  campo  de  Barce- 
lona á  II  de  Octubre  de  i652. — D.  Juan. — Por  man- 
dado de  S.  A. — Juan  Bautista  Arespacochaga.9 

En  este  mismo  día  ii  se  firmó  la  capitulación  mili- 
tar por  parte  del  mariscal  Lamotte,  y  al  día  siguiente 
salía  de  la  plaza,  seguido  del  general  Dárdena  y  algu- 
nos otros  catalanes,  tomando  posesión  de  la  ciudad  y 
Montjuich  las  armas  del  rey  de  España.  El  i3  entró  en 
Barcelona  el  príncipe  D.  Juan,  y  el  propio  día  salió 


faluRa. — UB.  X.  CAP.  xxnv.     1 75 
ijador  de  la  ciudad  Fraocisco  Pui- 
al  para  el  rey,  pidiéndole  la  confir- 
des. 
,    .        Barcelona  aquel  sitio  memorabili- 
siroo,  aun  cuando  no  del  todo  para  Cataluña  aquella 
cruel  guerra  que  duraba  ya  doce  años,  pues  había  de 
agitar  en  algunos  puntos  al  país,  hasta  firmarse  la  lla- 
mada paz  de  los  Pirineos. 

L  la  rendición  de  la  capital,  siguióse  la  de  las  demás 
plazas  de  la  provincia  que  continuaban  manteniéndose 
bajo  pie  de  defensa  contra  las  tropas  españolas.  Cerve- 
ra  arrojó  á  los  franceses  de  su  recinto;  Gerona  se  en- 
tregó con  pactos  al  marqués  de  Mortara,  y  á  su  ejem- 
plo el  reato  del  Ampurdán  con  los  lugares  y  villas  de  la 
marina,  excepto  Rosas,  que  los  franceses  guardaron 
f:on  insistencia.  También  Blanes  se  negó  á  entregarse, 
y  recogiéndose  á  ella  varios  somatenes,  milicias  y  tro- 
pas francesas,  se  dispuso  á  una  resistencia  tan  obstina- 
da como  inútil  y  fatal  para  la  villa,  que  hxé  entrada  á 
saco  y  fuego  por  las  tropas  reales. 

El  22  de  Noviembre,  de  regreso  de  su  expedición  al 
Ampurdán,  entró  en  Barcelona  el  marqués  de  Morta- 
ra, nombrado  por  S.  M.  virrey  y  lugarteniente  en  Ca- 
taluña; y  ya  poco  más  hay  que  referir  de  este  año  de 
1652,  sino  que,  antes  de  concluirse»  recibió  Barcelona 
la  noticia  de  que  su  embajador  en  Madrid  había  conse- 
guido del  rey  la  confirmación  de  los  privilegios,  con  re- 
serva de  alguno,  según  puede  verse  en  el  despacho  que 
Felipe  IV  expidió  el  3  de  Enero  de  i653,  y  es  como 
sigue: 

•O.  Juan  de  Austria,  mi  hijo,  de  mi  consejo  dt  Estado, 
mi  capitán  general  de  todas  las  armas  marítimas: 

(Por  los  despachos' que  mandé  enviaros  á  26  de  No- 
viembre pasado,  visteis  la  resolución  que  tomé  en  las 
materias  de  ese  Principado,  y  que  aprobé  el  perdón  ge- 


176  VÍCTOR   BALAGUBR 

neral  que  concedisteis,  en  mi  nombre^  á  la  ciudad  de 
Barcelona,  y  os  dije  que  quedaba  mirando  en  lo  que 
toca  á  la  confirmación  de  sus  privilegios,  libertades, 
preeminencias,  para  resolver  en  esto  y  en  los  demás 
cabosdel  memorial  dado  por  Francisca  Puigener,  cuya 
copia  os  remito,  lo  que  pareciere  más  conveniente,  con 
deseo  de  su  mayor  bien,  seguridad  y  beneficio  de  todo 
el  Principado:  en  este  medio  tiempo  he  recibido  repe- 
tidas cartas  vuestras  y  el  marqués  de  Mortara,  interce- 
diendo por  esa  ciudad,  y  solicitando  el  breve  y  buen 
despacho;  y  atendiendo  por  una  parte  á  vuestra  inter  - 
cesión,  y  al  amor  que  siempre  le  he  tenido  y  que  he 
procurado  manifestarlo,  sin  alzar  de  ello  la  mano,  hasta 
yolverla  á  mi  obediencia  y  gracia,  y  también  á  las  de- 
mostraciones de  dolor  de  los  excesos  pasados,  y  á  la 
confianza  con  que  se  puso  enteramente  en  mis  reales 
manos,  y  que  siempre  ha  sido  mi  intención  en  estable- 
cer su  gobierno  en  la  forma  que  más  convenga  á  la 
buena  administración  de  justicia  y  bien  público,  guar- 
dando, en  lo  que  en  esto  no  se  opusiere,  todos  los  prív»- 
legios  y  preeminencias;  y  considerando  que,  por  otra 
parte,  lo  que  la  misma  ciudad  ha  representado,  de  que 
el  principio  de  las  inquietudes  nació  de  una  conmoción 
popular,  la  cual,  como  se  ha  visto  mantenida  por  mal 
intencionados,  y  fomentada  y  ayudada  de  franceses,  ha 
sido  causa  que  se  dispusiesen  las  materias  con  tan  gra- 
ves daños  de  la  misma  ciudad,  y  tanto  perjuicio  del  bien 
público,  asi  en  lo  espiritual,  como  en  lo  temporal  en 
todos  estados,  que  obligaron  á  mis  reales  armas  á  íb- 
troducir  una  guerra  tan  larga  y  tan  costosa,  y  de  tan 
grandes  gastos,  no  sólo  á  mi  real  hacienda,  sino  á  todos 
los  demás  reinos  de  mi  monarquía,  que  en  repetidas  y 
continuadas  instancias  han  concurrido  á  su  recupera- 
ción; y  que  debo,  mirándolo  todo,  usar  de  tal  suerte  de 
mi  real  clemencia,  que  juntamente  con  perdonarla. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB,  X.  CAP.  XXXIV.       I77 

asiente  en  esa  ciudad  su  mayor  quietud,  seguridad  y 
conveniencia. 

•He  resuelto  hacerle  merced  de  concederle  la  confir- 
mación que  me  ha  suplicado  de  las  preeminencias  y  pri- 
vilegios que  gozaba  y  poseía  antes  de  las  alteraciones  del 
año  1640,  en  todo  lo  que  no  limitaré  en  esta  concesión, 
como  abajo  05  diré;  porque  no  es  mi  intención  comprender 
en  esta  confirmación  el  derecho  que  pueda  tener  ó  pre- 
tender sobre  pertenecerle  la  custodia,  disposición,  cuida- 
do y  gobierno  de  sus  baluartes,  torres,  murallas,  puertas, 
puerto  de  mar,  armería,  artillería,  guarnición  y  fortifica- 
ciones; porque  esto,  todo  lo  que  mira  á  su  defensa  y  se- 
guridad, lo  reservo  ahora,  y  mientras  no  mande  otra 
cosa  á  mi  voluntad  y  orden,  es  de  suerte  que  en  esa  parte 
se  ha  de  ejecutar  lo  que  Yo  dispusiere  y  ordenare,  den- 
tro y  fuera  de  la  ciudad,  por  la  mano  de  mi  lugartenien- 
te y  capitán  general,  ó  de  la  persona  que  para  ello  Yo 
señalare,  supuesto  que  ninguna  cosa  conviene  tanto  á 
esa  ciudad  y  á  mi  servicio,  como  que  todo  lo  que  mira 
á  su  conservación  y  defensa,  dependa  de  quien  tanto 
como  Yo  desea  y  le  importa  su  mayor  paz  y  tranquili- 
dad, y  el  conservarla  en  justicia  y  sosiego. 

•Asimismo  me  reservo  durante  mi  voluntad,  el  ha- 
cer la  insiculación  de  las  personas  que  hubieren  de  con- 
currir y  tener  los  oficios  de  gobierno  de  dicha  ciudad; 
para  los  cuaFes  no  han  de  poder  ser  admitidos  ni  insi- 
culados  sino  los  que  Yo  nombrare,  proponiendo  la  ciu- 
dad en  los  tiempos  que  se  suele  hacer  la  insiculación  las 
personas  más  á  propósito;  porque  de  ellas  ó  de  otras, 
nombre  Yo  las  que  me  parecieren;  las  cuales  sólo  ten- 
gan derecho  á  estar  en  las  bolsas,  y  á  concurrir  á  estos 
oficios,  mientras  Yo  no  se  lo  prohibiere;  pues  á  más  de 
que  este  mismo  derecho  tengo  en  las  otras  ciudades  de 
la  Corona,  que  con  tanta  paz  se  han  conservado  hasta 
ahora,  se  excusarán  las  insiculaciones,  que  no  ha  de 
TOMO  XVI  12 


^ 


178  VÍCTOR  BALAGUER 

haber  entre  los  vecinos  de  la  ciudad,  así  insiculados, 
como  desinsiculados  por  ella  en  el  tiempo  pasado,  eli- 
giendo Yo  de  todos,  como  va  dicho,  los  que  me  pare- 
cieren más  á  propósito  para  su  mayor  quietud  y  sosiego, 
y  que  con  mayor  celo  de  la  misma  ciudad  la  pueden 
gobernar» 

•Hago  también  merced  á  dicha  ciudad,  jde  que  como 
antes  eran  cinco  los  concelleres,  sean  de  aquí  adelante 
seis,  y  que  éste  sea  del  pueblo  6  gremio  que  llamen  de 
menestrales. 

•Asimismo  le  hago  merced  de  perdonarle,  y  remitirle 
todo  el  valor  de  lo  que  se  tomó  en  las  Atarazanas  al 
tiempo  de  la  inquietud,  si  importa  más  que  los  créditos 
que  entonces  tenía  la  ciudad  contra  mi  real  hacienda, 
y  en  particular  el  que  pretendía  le  daba  derecho  de  la 
baylía  general  de  este  Principado,  la  cual  nunca  salió 
de  mi  dominio  ni  jurisdicción;  y  es  mi  voluntad,  que- 
dando ellos  estinctos,  por  lo  que  sacaron  de  las  Atara- 
zanas, no  se  pueda  por  mis  oficiales  intentar  contra  la 
ciudad  de  Barcelona  ninguna  acción. 

•También  hago  gracia  á  la  ciudad,  hasta  ahora  de 
suspender  cualquier  instancia,  que  se  pudiere  hacer,  en 
orden  á  la  recuperación  de  los  frutos  de  las  haciendas, 
que  de  hecho  ocuparon  los  franceses,  caso  que  por  su 
orden  ó  instancia  se  hubiesen  ocupado;  y  para  tomar 
una  resolución  sobre  las  que  supone  la  ciudad  confisca- 
da^  de  aquéllos  que  quedaron  dentro  de  Cataluña,  sa- 
bréis de  la  misma  ciudad,  en  particular  los  que  son,  y 
me  avisaréis  de  ello,  para  que  con  entera  noticia  mande 
dar  las  órdenes  que  convengan;  siendo  constante,  que 
nunca  las  he  dado  para  que  se  llegasen  á  ocupar  ningu- 
nas por  vía  de  confiscación,  por  mucha  razón  que  hu- 
biese para  ello,  sólo  por  motivo  de  mi  benignidad,  y  del 
amor  y  conmiseración  que  Yo  tenía  á  los  que  en  esto 
podían  ser  comprendidos. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP,  XXXIV.       1 79 

•Cuanto  al  consumo  de  la  moneda,  aguardo  el  infor- 
me que  escribí  me  hiciésedes  en  carta  de  26  de  Diciem- 
bre pasado:  y  en  llegando  tomaré  resolución  con  toda 
brevedad,  y  concederé  á  la  ciudad  el  tiempo  necesario 
que  me  pide  para  disponer  de  ella,  en  todo  lo  que  mi- 
rare á  su  mayor  consuelo  y  beneficio. 

»En  cuanto  á  la  pretensión  que  tienen  de  cubrirse, 
ha  parecido,  que  supuesto  que  es  preeminencia  que  no 
se  ha  acostumbrado  ni  la  tiene  otra  metrópoli  de  mi  mo- 
narquía, aunque  lo  sea  de  reinos  muy  poderosos  y  pree- 
minentes, debe  excusarse  el  pedirlo  y  pretenderlo;  asi- 
mismo la  restitución  de  las  baronías  y  lugares  que  han 
ocupado  mis  armas,  pues  debe  reconocer  esa  ciudad  á 
cuántas  mayores  sumas  tiene  derecho  mi  real  fisco,  por 
los  gastos  y  daños  que  me  ha  causado  con  estas  turba- 
ciones, y  una  guerra  y  sitio  tan  largo,  en  que  Yo  he 
consumido  tantos  millones,  haciendas  de  vasallos  y 
patrimonios;  y  así  lo  advertiréis,  que  á  vista  de  esta 
consideración,  no  han  podido  esperar  más  de  mi  cle- 
mencia de  lo  que  ahora  les  doy,  pues  les  dejo  todos  sus 
privilegios  y  preeminencias,  y  sólo  reservo,  por  ahora, 
lo  que  mira  á  su  mayor  sosiego,  quietud  y  conservación. 
Y  pudiendo  tomar  tanta  mayor  satisfacción,  me  conten- 
to con  este  señal  de  reconocimiento,  con  tal  templanza 
y  moderación  como  no  se  ha  visto  jamás,  esperando  que 
han  de  proceder  con  tal  reconocimiento  á  estas  gracias 
y  mercedes,  que  me  obligue  á  repetirlas  en  adelante,  al 
paso  de  lo  que  fueren  sirviendo,  como  lo  han  hecho  sus 
pasados  á  los  señores  reyes  mis  antecesores,  con  que 
también  experimentarán  afectos  correspondientes  de  mi 
gratitud  y  benignidad. 

»Á  la  ciudad  escribo  la  carta  que  os  remito  en  vues- 
tra creencia,  y  junto  con  dársela,  podréis  asegurar  el 
deseo  con  que  estoy  de  favorecerla  con  mi  real  presen- 
cia, en  dándome  lugar  los  negocios  universales  de  la 


i8o 


VÍCTOR  BALAGUER 


monarquía^  que  por  ahora  me  necesitan  á  detenerme  en 
esta  corte.  Y  he  mandado  que  se  le  den  los  despachos 
en  forma  de  cancillería  de  esta  resolución,  y  mi  vice- 
canciller se  lo  diga  á  Francisco  Puigener  para  que  pue- 
da valerse.  Nuestro  Señor  os  guarde  como  deseo. 
•Madrid  3  de  Enero  de  i653. 

Yo  EL  REY.» 


CAPÍTULO  XXXV. 


Se  niegan  muchos  catalanes  á  reconocer  á  Felipe  IV. — Los  jefes  del 
partido  anti- castellano  ó  separatista. —>  Conspiración  fracasada  en 
Ferpifián. — Entrada  de  franceses  en  Catalufia. — Sitio  de  Gerona. — 
Retirada  de  los  franceses. — Embajada  á  Madrid. — Nueva  campafia 
del  francés. — Victorias  de  los  franceses. — Llega  el  príndpe  de  Conde 
hasta  el  llano  de  Barcelona. — Se  apodera  de  varias  poblaciones. — 
Siguen  los  progresos  de  sus  armas.— Sitio  deSolsona. — DeFalamós. 
— Berga  es  tomada  y  recobrada  dos  veces. — Capitulación  de  Solso- 
na. — Fartida  de  D.  Juan  de  Austria. — Fartidas  de  migueletes. — Re- 
yertas entre  catalanes  y  castellanos.  — Margarit  llega  hasta  el  llano  de 
Barcelona.  —  Batalla  de  Castellfollit. — Empresa  infructuosa  contra 
Rosas. — Sitio  y  toma  de  Camprodón. — Suspensión  de  armas  para 
tratar  de  la  paz. 

(De  1653  ^  1659.) 


Grave  error  han  cometido  varios  autores  asegurando 
con  toda  formalidad  que  con  la  entrega  de  Barcelona 
terminó  la  guerra.  No  fué  así,  pues  duró  aún  en  Cata- 
luña por  espacio  de  seis  años,  sostenida  por  el  francés 
y  alimentada  en  el  país  por  muchos  catalanes  que,  entre 
la  dominación  castellana  6  la  francesa,  preferían  esta 
última.  Quedan  ya  expuestas  las  razones  que  impelie- 
ron á  los  diputados  reunidos  en  Manresa  á  reconocer  la 
monarquía  de  Felipe  IV;  quedan  también  expuestas  las 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB<  X.  CAP.  XXXV.        l8l 

de  urgente  necesidad  que  obligaron  á  Barcelona  á  su- 
cumbir. Salvos  quedaron  los  principios;  salvas  las  liber- 
tades del  país,  aunque  algo  sufrieron,  y  algún  trozo 
hubo  de  quedar  entre  los  despojos  de  la  guerra;  pero 
un  número  considerable  de  ciudadanos,  y  entre  ellos 
alguno  de  los  más  eminentes  quizá,  los  que  más  y  me- 
jor se  habían  identiñcado  con  la  idea  reorganizadora 
de  Pablo  Claris,  protestaron  contra  la  que  llamaban 
debilidad  de  sus  paisanos,  'retirándose  al  campo  fran- 
cés y  disponiéndose  con  su  valor,  con  su  influjo,  con 
sus  esfuerzos,  con  sü  talento,  á  luchar  sin  tregua  para 
el  triunfo  de  sus  ideas.  Y  que  estos  hombres  no  eran 
en  número  insignificante,  como  ha  dichq  Feliu  de  la 
Peña  y  como  ha  dado  á  comprender  Ti6  i,  lo  puede 
ver  bien  claro  quien,  sin  preocupación  y  con  buena  crí- 
tica, registre  los  documentos  de  los  archivos,  único  pun- 
to donde  puede  ir  á  buscarse  la  verdad,  algo  quebran- 
tada por  determinados  cronistas.  Muchos,  y  algunos 
muy  eminentes,  repito,  fueron  los  que  se  negaron  resuel- 
tamente á  acogerse  bajo  el  perdón  general  que  en  nom- 
bre de  Felipe  IV  les  ofreció  D.  Juan  de  Austria,  prefi- 
riendo proseguir  la  lucha  en  favor  de  las  libertades,  que 
no  creían  suficientemente  garantidas  con  el  nuevo  jura- 
mento de  Felipe  IV.  Decían  que  quien  una  vez,  y  con 
tanta  impudencia,  había  faltado  á  su  juramento,  fácil  era 
que  otra  vez  delinquiese  por  sobra  de  amor  á  la  tiranía  y 
falta  de  respeto  á  las  libertades,  tratando  de  excusar,  con 
las  necesidades  de  la  guerra  y  la  anormalidad  de  los 
tiempos,  los  desafueros  cometidos  por  las  armas  fran- 
cesas en  Cataluña. 

1  Tió  no  ha  continuado  á  Meló  más  que  hasta  llegar  á  la  capitula- 
ción de  Barcelona,  y  da  aquí  por  concluida,  si  no  la  guerra,  la  idea  que 
poso  la  pluma  en  sus  manos.  Feliu  de  la  Pefia  sigue  narrando  con  bre- 
vedad suma  loa  sucesos,  j  aunque  exacto  generalmente,  demuestra  su 
aotoria  parcialidad. 


l82 


VÍCTOR   BALAGÜER 


Como  cabezas  de  este  partido  anti-castellano  y  jefes 
más  6  menos  autorizados  de  los  separatistas,  figuran: 
Francisco  Sagarra,  nombrado  en  1654  gobernador  de 
Rosellón  por  Luis  XIV,  y  de  quien  este  rey  hacía  gran 
caso  otorgándole  plena  confianza;  José  Fontanella,  hijo 
del  conceller  en  cap  de  Barcelona  y  regente  de  su  au- 
diencia, tantas  veces  citado,  á  quien  en  1649  ^^  monar- 
ca firancés  di6  el  titulo  de  vizconde,  y  en  1660  nombró 
presidente  del  consejo  de  Perpiñán;  Francisco  Marti  y 
Viladamor,  el  gran  adalid  de  la  soberanía  nacional  en 
Cataluña,  autor  insigne  de  varías  obras  políticas  y  abo- 
gado general  del  consejo  perpiñanés  en  1660;  Ramón  ó 
Raimundo  de  Trobat,  que  acompañó  como  consejero  al 
cardenal  Mazaríni  en  las  célebres  conferencias  de  la  isla 
de  los  Faisanes,  de  que  más  adelante  se  hablará;  Feli- 
pe de  Copons,  José  Queralt,  Nicolás  Manait  é  Isidro 
Prat,  que  habían  sido  miembros  de  la  audiencia  real  de 
Barcelona  durante  las  alteraciones  del  Principado;  José 
de  Margarit,  el  incansable  é  intransigente  catalán  que 
fué  de  los  que  más  señalados  servicios  prestaron  á  su 
causa,  ya  como  caudillo  en  los  campos  de  batalla  desde 
1640^  ya  como  gobernador  y  virrey  interino  de  Barcelo- 
na durante  las  desastrosas  épocas  de  la  peste  y  del  sitio; 
José  de  Dárdena,  uno  de  los  mejores  y  más  intrépidos 
generales  que  habían  tenido  durante  aquellos  sucesos  los 
catalanes;  Manuel  de  Aux,  el  vencedor  de  San  Jorge  el 
día  de  la  batalla  de  Montjuich;  y  entre  otros  y  otros,  así 
bizarros  capitanes  como  ilustres  ingenios,  Fr.  Gaspar 
Sala  y  Berart,  el  elocuente  panegirista  de  Pablo  Claris; 
Diego  de  Monfary  Sors,  el  concienzudo  cronista  de  la  ca- 
sa de  Urgel,  y  el  poeta  catalán  Francisco  Fontanella  1. 


1  Se  han  tenido  que  ir  cazando  estos  nombres  al  vuelo,  si  la  (raae 
está  aqui  en  su  lugar.  No  se  hallan  reunidos  en  ningún  autor,  ya  que 
ninguno,  excepto  Feliu  muy  someramente,  se  ocupa  con  alguna  deten- 
ción de  los  sucesos  de  Cataluña  posteriores  á  la  capitulación  de  Barce- 


IRÍA  DE  CATALUSa.— LIB,  X.  CAP.  XXXV.        183 

;stos  hombres,  no  cabe  dudarlo,  habla  otros, 
i  claro  por  los  sucesos  posteriores,  que  esta- 
rnas y  seguidas  relaciones  con  centros  de 
de  sus  ideas  establecidos  en  varios  puntos 
ido  y  en  el  seno  de  la  misma  Barcelona.  Su 
¡taba  en  que  el  pais,  legítimamente  represen- 
corno  estarlo  podía  en  medio  de  lo  critico  de 
cunstancias,  habla  reconocido  la  autoridad 
V.  Los  leales  de  la  víspera  eran,  pues,  los 
el  día  siguiente.  Y  sin  embargo,  mientras 
ubres  viviesen,  Felipe  había  de  ver  amenaza- 
;erca  su  condado  de  Barcelona;  que  no  eran 
vulgares,  sino  ilustraciones  del  pais  en  letras 
,  á  quienes  el  sostén  de  Francia  hacia  pelt- 
ánto  no  hubieran  hecho  aún  aquellos  hom- 
cuales  animaba  el  espíritu  patriótico  y  ele- 
irís  y  Fontanella,  si  estos  dos  antiguos  jefes 
res  de  la  revolución  catalana  no  hubiesen 
ya  á  la  tumba,  victimas  antes  de  tiempo  de 
sacrificios!  Cúmpleme  consagrar  este  pobre 
aquellos  varones  entusiastas  de  las  libertá- 
is, siquier  sea  porque  en  las  páginas  de  los 
:esanos  nunca  los  vencidos  tienen  historia. 
),  el  centro  de  los  separatistas  estaba  en  el 

-landa  de  estos  hombres,  entre  otros,  como  cábelas  del 
,  se  ve  DOtoria  registrando  el  archivo  de  Perpiftán  y  le- 
opúsculos  impresos  durante  aquella  época  en  Rosellún;  la 
fataáe  en  Cataluña  por  De  Caissel  (la  cual  es  posterior 
'artiu  dt¡  cardenal  Matarmi  jcirt  lai  nigeñacioiuí  dt  ¡a 
•uar,  las  Miiuitrias  de  Brionnc;  la  /Hitaría  del  RoteHitt 
sus  últimos  capítulos,  y  los  Anala  de  Feliu  de  la  FeBa, 
apltulos  postreros  de  su  lib.  XX.  De  las  notas  que  sa- 
tos anos  de  aquel  mencionado  archivo  •}  de  las  obras  ci- 
lo  entresacando  los  nombres  de  los  principales  autores 
a  catalaoo-francesa  contra  Felipe  IV,  posterior  al  sitio 


id4 


VÍCTOR  BALAGUBR 


Rosellón,  desde  donde  organizaban  la  resistencia,  á  la 
sombra  de  las  armas  francesas  que  mantenían  aquel  con- 
dado, si  bien  advertirse  debe  que  allí  mismo  y  junto  á 
ellos,  contraminando  sus  planes  y  proyectos,  existia 
también  una  fracción  de  catalanes  dispuesta,  por  el  con- 
trarío, á  arrojar  del  país  á  los  franceses  y  á  proclamar  á 
Felipe  IV.  Los  que  esta  trama  proyectaban  se  pusieron 
de  acuerdo  con  D.  Gabriel  de  Llupiá,  natural  de  aquel 
país,  recientemente  nombrado  gobernador  de  Cataluña 
por  el  monarca  español.  Todo  estaba  ya  dispuesto;  fija- 
do el  día  para  dar  el  gríto  en  Perpiñán,  y  las  tropas  cas- 
tellanas prontas  á  la  señal  en  el  paso  de  los  Pirineos, 
cuando  la  conspiración  urdida  fué  descubierta  y  desba- 
ratada por  un  acontecimiento  imprevisto.  Al  frente  de 
aquel  vasto  complot  estaban  Tomás  de  Banyuls,  gober- 
nador de  Rosellón  por  el  rey  de  Francia,  y  José  del  Vi- 
ver,  obispo  de  Perpiñán.  Aprovechando  la  ocasión  de 
una  fiesta,  los  conjurados  debían  arrojarse  sobre  los 
franceses  desprevenidos  y  hacerse  dueños  de  la  ciudad. 
La  trama  fué  descubierta  por  una  muchacha  que,  ente- 
rada de  cuanto  iba  á  suceder,  reveló  el  secreto  á  su 
amante.  Sucedió  esto  en  Marzo  de  i653  U 

Poco  tiempo  después^  entrado  ya  el  mes  de  Julio,  un 
ejército  francés,  compuesto  de  14.000  hombres  de  infan- 
tería y  4.000  de  caballería,  á  las  órdenes  de  D.  José  de 
Margarit,  D.  José  de  Dárdena  y  el  mariscal  de  Hocquin- 
court,  penetró  en  Cataluña,  se  apoderó  de  Castellón  de 
Ampurías  y  de  Figueras,  y  fué  á  poner  sitio  á  Gerona. 

Bien  se  batieron  unos  y  otros  al  pie  de  la  ciudad,  que 
tenía  ya  ganado  con  justicia  su  renombre  de  inmortal. 
Los  franceses,  á  quienes,  por  las  relaciones  de  Marga- 


1  Para  lo  que  sigue  han  servido  al  autor  de  fuentes  los  dietarios  de 
los  archivos  de  Barcelona,  las  notas  tomadas  del  de  Perpiñán,  el  Uenry 
y  el  Foliu  de  la  Peña. 


3RIA  DB  CATALüSA. — LIB.  X.  CAP.  XXXV.   185 

Í8,  auxiliaban  algunas  partidas  de  catalanes 
ntaron  en  la  comarca,  abrieron  brecha  y  die- 
siendo  valerosamente  rechazados, 
pe  D.  Juan  de  Austria  salió  de  Barcelona 
Luzilio  de  la  plaza  sitiada,  y  logró  socorrerla 
tiembre,  pues  consiguió  introducir  en  ella  un 
ío  de  tropas.  Los  franceses,  precisados  á  le- 
tio,  se  retiraron  al  Ampurdán,  y  de  allí  al 
bandonando  las  plazas  de  Castellón  y  Figue- 
s  de  varios  encuentros,  en  que  no  siempre 
)s  españoles.  De  todos  modos,  la  retirada  de 
13  á  la  otra  parte  de  los  montes  dio  por  com- 
:oria  á  D,  Juan  de  Austria,  que  á  i6  de  Octu- 
iunfánte  en  Barcelona,  pasando  pocos  dias 
[ontserrat  para  dar  gracias  á  la  Virgen  de  las 

ve  por  los  dietarios,  volvió  entonces  á  desa- 
peste en  la  capital  del  Principado,  traída  por 
e  regreso  de  su  campaña;  y  como  de  nuevo 
lolestados  los  catalanes  con  alojamientos, 
ar  á  quejasy  disturbios  con  semejante  desa- 
nviado  por  Barcelona  á  Madrid,  en  clase  de 
el  caballero  Feliciano  Sayol,  á  fin  de  repre- 
y  los  justos  agravios  de  la  ciudad.  Se  ve, 
poder  central  tomaba  á  sus  antiguas  eos- 
ir  mermando  poco  á  poco,  y  como  quien  no 
los  privilegios  del  país.  Esto  daba,  natural- 
za  á  los  descontentos,  quienes,  con  apañen- 
n,  publicaban  que  jamás  las  libertades  cata- 
j)  garantidas  mientras  no  fuesen  sólidamen- 
is. 

653  terminó  con  una  corta,  pero  brillante 
r  parte  del  francés.  A  primeros  de  Diciem- 

ostius;  Msleria  di  MonUerrat. 


i86 


VÍCTOR  BALAGUBR 


bre  una  nueva  división  salida  del  Rosellón  penetró  en 
el  Ampurdán^  volviendo  á  ocupar  Castellón  y  Figueras, 
dominando  el  campo  hasta  Gerona  ^  saqueando  algu- 
nos lugares  é  introduciendo  víveres  en  Rosas,  que  pro- 
seguía manteniéndose  ñrme' baluarte  de  la  causa  fran- 
cesa. 

Comenzó  el  1654  de  la  manera  más  favorable  para 
los  franceses,  que  se  apoderaron  por  asalto  de  Castell 
Lleó,  penetrando  luego  en  Aragón  sin  que  ningún  pue- 
blo se  atreviese  á  resistirles.  Al  frente  de  esta  división 
expedicionaria  iba  el  incansable  Margarit,  cuyo  nombre, 
tan  popular  en  Cataluña,  contribuía  no  poco  al  triunfo 
de  sus  armas. 

El  príncipe  de  Conde  volvió  á  recibir  el  mando  del 
ejército  que  operaba  en  Cataluña,  con  el  título  de  virrey 
del  Principado.  Partió  á  ponerse  al  frente  de  las  tropas, 
y  su  campaña  fué  más  afortunada  que  la  que  hiciera  en 
este  país  años  antes,  cuando  hubo  de  retirarse  vencido 
y  despechado.  Bajo  su  dirección  el  ejército  francés,  des- 
pués de  haber  tomado  por  asalto  la  plaza  de  Villafranca 
del  Conflent,  penetró  en  Cerdaña,  hizo  un  amago  sobre 
Puigcerdá,  y  se  dirigió  rápidamente  hacia  el  Ampurdán 
y  Rosas,  cuya  villa  tenían  sitiada  los  españoles.  Conde 
se  dejó  caer  el  24  de  Julio  sobre  el  campo  de  éstos,  ba- 
tiéndoles y  obligándoles  á  retirarse  á  Gerona,  dejándole 
dueño  del  campo.  Durante  todo  aquel  verano  fué  arbi- 
tro de  la  comarca,  y  á  últimos  de  Agosto,  por  medio  de 
una  brillante  operación  y  rápida  marcha,  avanzó  hasta 
la  vista  de  Barcelona,  en  cuya  ciudad  tenían  Margarit 
y  Dárdena  secretas  inteligencias.  El  plan  que  sin  dada 
traían  para  sorprender  la  capital  de  acuerdo  con  algu» 
nos  de  dentro,  les  salió  frustrado,  y  Conde,  temeroso 
de  un  descalabro,  se  retiró  otra  vez  al  Ampurdán,  ha* 
biéndose  tenido  que  contentar  Margarit,  Dárdena,  Aux 
y  los  demás  catalanes  que  de  la  expedición  formaban 


DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXV.       187 

dar  las  torres  de  Barcelona  desde  ]as  al- 

da. 

rtiembre  lo  pas6  Conde  en  Perpiñán,  y 

Octubre  fué  á  poner  sitio  á  Puigcerdá, 

seguida,  á  causa  de  la  muerte  de  su  go- 
la división  que  se  introdujo  en  el  pre- 
imbramiento  de  sucesor.  De  Puigcerdá 

francés  á  la  Seo  de  Ut^I,  que  ocupó 
o  propio  que  Camprodón  y  Berga;  mas 

en  Vich,  i.  cuya  población  puso  sitio, 
do  á  levantarlo  á  los  pocos  días,  y  retí- 
;  Diciembre  por  Olot  al  Ampurdán,  de- 
iresidio  en  las  plazas  tomadas,  y  por  jefe 
rito  de  Berga  á  D.  Manuel  de  Aux. 
>s  que  hacían  los  franceses  en  Cataluña 

bien  se  ve  que  contaban  con  el  apoyo 
08  pueblos.  Por  de  pronto,  al  comenzar 
s  vemos  dueños  del  Ampurdán,  excepto 
diéndose  por  la  Cerdaña,  Olot,  Bañólas, 
amprodón,  Berga  y  Seo  de  Urgel.  Se 
favorablemente  para  sus  armas  el  i655, 

por  hambre  á  Castelló  y  á  Cadaqués, 
dísona  se  entregaba  á  D.  Manuel  de  Aux, 

ella  con  algunos  partidarios.  Bl  caudillo 
ó  noblemente  al  entrar  con  sus  tropas  en 
mandó  pregonar  que  daba  de  término 
s  que  no  quisieran  quedar  bajo  la  obé- 
lela para  retirarse  con  sus  efectos. 

Austria  decidió  recobrar  á  Solsona,  y 
objeto  parte  del  ejército,  al  cual  se  unió 
ciudad  de  Barcelona.  La  plaza  fué  con 
lida,  porque  la  guarnición,  según  dice 
ia,  tera  casi  toda  de  catalanes,  soldados 
lian  á  D.  Manuel  de  Aux.  ■  Una  división 
m  socorro  de  Solsooa,  pero  fué  batida 


l8S  VÍCTOR  BAUCUSR 

te  sus  muros,  sin  que  esto  influyese  en  la  suerte  de  la 
iza,  la  cual  prosiguió  sosteniéndose. 
No  consig^tieron  los  franceses  tomar  la  plaza  de  Pa- 
nos, cuyo  sitio  emprendieron  á  úljimos  de  Agosto, 
Indose  precisados  á  levantarle  el  21  de  Setiembre; 
ro  en  cambio  aicanzaron  la  victoria  en  algunos  otros 
cuentros  por  mar  y  tierra. 

La  popularidad  de  Margarit,  Dátdena  y  Aux  había 
raido  á  muchos  catalanes  bajo  el  pendón  francés.  Los 
eblos  de  la  comarca  de  Berga  se  hablan  resueltamen- 
pronunciado  contra  Castilla,  y  allí  fué,  por  lo  mismo, 
is  empeñada  la  lucha.  Viendo  D.Juan  de  Austria  que 
Isona  se  mantenía  inexpugnable,  ñel  á  la  bandera 
c  abrazara,  dio  orden  para  que  se  intentase  la  con- 
ista de  Berga.  Puso  sitio  y  asaltó  la  plaza  el  general 
talán  D.  José  Galcerán  de  Pinos,  compañero  hasta 
52  de  los  Margarit  y  Dárdena,  y  partidario  entonces 
la  monarquía  de  Felipe  IV.  Berga  resistió,  pero  filé 
trada  por  combate,  saqueada,  y  el  castillo  rendido 
n  pactos  el  g  de  Octubre.  D.  José  de  Dárdena  em- 
mdió  recobrarla,  y  el  10,  día  siguiente  al  de  su  ren- 
;ión,  puso  cerco  á  la  plaza  y  á  sus  vencedores.  Sán- 
enlos asaltos  se  dieron  á  la  villa  y  castillo,  que  fue- 
1  recobrados  el  16,  no  sin  haber  ofrecido  una  deses- 
rada  resistencia.  Poco,  sin  embargo,  le  duró  á  Dát- 
ala el  placer  del  triunfo.  El  18  llegaron  ante  Berga 
José  de  Pinos,  que  había  ido  á  buscar  refuerzo  á 
ch,  y  D.  Diego  Caballero,  y  por  segunda  vez  los  Cas- 
ianos, aunque  tercera  para  la  plaza,  pusieron  cerco  á 
rga.  En  el  corto  intervalo  de  quince  días  se  vio  esta 
blación  obligada  á  sufrir  tres  sitios  y  varios  asaltos, 
ibia  decidido  empeño  en  mantener  y  en  recobrar  la 
iza:  por  esto  no  se  dio  vagar  á  las  armas;  se  comba- 
de  día,  de  noche,  siempre  con  obstinación,  á  ultran- 
,  como  hubiera  dicho  Zurita,  y  en  sangre  de  unos  y 


DE  CATALUÑA.— LIB.  X.  CAP.  XXXV.       189 

>aparOD  las  murallas  de  Berga,  que  aca- 
ivamente  en  manos  de  los  ñlipistas.  Don 
a,  con  algunos  de  los  suyos,  pudo  esca- 
osamente  de  la  matanza,  y  fué  á  rehacer 
orredá. 
de  Berga  siguió  la  de  Solsona.  Fué  á 
lO  D.  Juan  de  Austna  en  persona,  y  la 
lente,  consiguiendo,  abierta  brecha,  que 
on  pactos  los  únicos  200  hombres  que 
esidio,  y  eran  de  aquellos  antiguos  ter- 
que  sostuvieron  siempre  la  causa  na- 
fostarós,  los  Margarít  y  los  Cabanyes. 
1  de  Solsona  se  efectuó  el  19  de  Di- 

el  príncipe  D.  Juan  para  la  nueva  cam- 
cuando  le  llegaron  los  despachos  nom- 
lador  de  Flandes,  y  se  dispuso,  por  lo 
onar  á  Barcelona,  de  la  cual  partió  por 
Marzo.  Qaedó  entonces  el  marqués  de 
'irrey  y  general  del  ejército  de  Cataluña, 
íes  militares  fueron  de  poca  monta  en 
narqués  se  limitó  á  una  expedición  al 
)mo  los  franceses  no  le  presentaron  ba- 
ie  atrevió,  por  falta  de  armada,  á  em- 
[uista  de  Rosas,  no  tuvo  lugar  ningún 
merezca  particular  mención.  La  única 
a  por  las  armas  del  marqués  de  Mortara 
m  de  un  castillo  cerca  de  Gerona,  que 
do  los  migueletes  catalanes,  siendo  el 
aeraciones;  de  lo  cual  se  deduce,  por  más 
ido  de  ocultarlo,  que  había  partidas  de 
^s,  sostenedoras  de  la  causa  apoyada 

^strando  los  dietarios  y  papeles  de  aquel 
erva  que  había  frecuentes  disturbios  y 


igo 


VÍCTOR  BALAGUER 


disgustos  entre  los  catalanes  y  los  castellanos  que  for- 
maban el  ejército  militante;  y  si  bien  la  causa  de  tales 
pendencias  se  atribuye  unas  veces  al  juego  y  otras  á 
celos,  lo  más  lógico  es  achacarla  al 'descontento  con  que 
no  podían  menos  de  ser  mirados  algunos  por  un  país 
en  que  existían  tantos  gérmenes  de  disgusto.  Lo  cierto 
es  que  en  Hostalrich  hubo  una  vez  tan  sangrienta  re- 
yerta entre  soldados  pertenecientes  á  tercios  de  Barce- 
lona y  de  Castilla,  que  resultaron  muchos  muertos  y 
heridos,  consiguiéndose  con  gran  dificultad  poner  paz 
entre  los  contendientes. 

La  calma  del  i656  fué  rota  estruendosamente  en 
1657.  Una  fuerte  ^división  de  franceses  y  catalanes,  á 
cuyo  frente  iba  como  uno  de  sus  principales  jefes  Don 
José  de  Margarit,  atravesó  el  Ampurdán,  y  fué  bajando 
por  la  marina  en  dirección  á  Barcelona.  £1  marqués  de 
Mortara,  no  hallándose  fuerte  para  impedirle  el  paso,  se 
fué  retirando  hasta  acampar  sus  tropas  al  pie  de  las 
murallas  de  Barcelona,  desde  la  Puerta  Nueva  á  la  del 
Ángel;  Margarit,  con  las  suyas,  se  corrió  por  las  mon- 
tañas que  sirven  de  anfiteatro  á  la  capital  del  Principa- 
do, llegando  hasta  Moneada,  atreviéndose  alguna  de 
sus  partidas  de  migueletes  á  adelantar  hasta  San  Jeró- 
nimo y  bajar  al  llano. 

Empero  no  fué  otra  cosa  este  avance  que  un  amago, 
pues  no  habiendo  intención  de  emprender  nada,  Jii  era 
posible,  contra  Barcelona,  el  ejército  francés  se  dividió, 
marchándose  una  mitad  por  la  marina  con  Margarit  en 
dirección  á  Blanes,  que  fué  ocupada,  y  la  otra  mitad 
por  Granollers  á  Vich,  en  cuyo  llano  acampó  hasta  el 
mes  de  Setiembre.  De  allí  se  dirigió  en  Octubre  á  Cas- 
tellfoUit,  junto  á  cuya  fortaleza  tropezó  con  la  hueste 
del  marqués  de  Mortara,  que  venía  de  Gerona.  Trabó- 
se la  batalla,  y  en  ella  llevaron  la  peor  parte  los  fran- 
ceses, quienes  no  sufrieron,  daño  todavía  mayor,  gracias 


E  CATALüSa. — LIB.  X.  CAP.  XXXT.       Igl 

Ao  el  marqués  por  medio  de  una  hábil 
ligo,  dirigida  por  catalanes  prácticos 

ido  el  francés  en  el  Rosellón,  quiso  el 
tar  la  empresa  contra  Rosas,  pero  sin 
a  sucedido  tantas  otras  veces.  Rosas 
dida,  bien  pertrechada,  bien  murada  y 
lición  catalano-francesa,  y  valientes 
,  Mortara  hubo  de  retirarse,  limitan- 
Castellón  de  Ampurias,  como  un  freno 
Ivió  á  Barcelona  el  14  de  Diciembre, 
jnuó  ardiendo  en  Cataluña  durante  el 
je  cansados  ya  los  pueblos  de  tanto 
i  sufrimientos,  pues  les  sucedía  en 
e  tenia  mucha  parte  de  civil,  ser  victi- 
e  otros.  Poca  fortuna  tuvieron  en  el 
tidarios  de  la  Francia.  Por  Abril  fue- 
í  poner  sitio  á  Camprodón,  y  volaron 
paratistas  á  socorrer  la  plaza.  La  ba- 
la, y  las  orillas  del  Ter  presenciaron 
trqués  de  Mortara,  que  fué  una  de  las 
y  celebradas  de  aquella  guerra.  Tuvo 
a  en  Agosto:  quedó  el  campo  cubierto 
ejército  francés-catalán,  y  en  poder 
ballero,  á  quien  el  de  Mortara  había 
3  de  la  acción,  z.Soo  soldados  prisio- 
s  y  oficiales  entre  ellos,  alguna  bande- 
as, artillería  y  bagajes.  Fracasada  asi 
ocorro  que  tenía  la  plaüa  de  Campro- 
le  que  pudiese  resistir  por  más  tiempo, 
acción  de  cuenta  que  había  de  tener 
^erra,  que,  afortunadamente  páralos 
,  tocaba  ya  á  su  fin.  Estaba  preparan- 
ueva  hueste  que,  al  mando  del  duque 
.  José  de  Margarit,  había  de  entrar  en 


[/.' 


i 


192 


VÍCTOR  BALAGUER 


Cataluña  á  principios  de  1669 ,  cuando  se  comenzó  á 
saber  que  las  cortes  de  España  y  Fraocia  estaban  pron- 
tas á  convenir  en  un  tratado  de  paz  general.  Efectiva- 
mente, á  22  de  Mayo  de  1659  ^^  publicó  en  Cataluña 
la  suspensión  de  armas  entre  las  dos  coronas  para  tra- 
tar las  paces. 


CAPITULO  XXXVI. 

Preliminares  de  paz.-^-Conferencias  en  las  islas  de  los  Faisanes. — ^Paz  de 
los  Pirineos. — Amnistía  á  los  catalanes. — £1  Rosellón  queda  provin-  ' 
ciá  de  Francia.' — Embajada  de  Barcelona  al  rey. — Comisarios  nom- 
brados para  fijar  los  límites. — Terminación  definitiva  de  la  guerra  y 
observaciones  del  autor. — Muerte  de  Felipe  IV. 

(De  1659  A  1665.) 


Desde  la  primera  reunión  que  tuvo  lugar  en  Munster, 
venían  tratándose  estas  paces,  pero  se  habían  hecho 
siempre  imposibles  porque  los  plenipotenciarios  france- 
ses ponían  la  condición  de  quedar  el  condado  de  Rose- 
llón para  Francia  al  devolver  á  España  el  Principado 
de  Cataluña.  Y  aún  no  se  limitaban  á  ésto  sus  deseos: 
el  cardenal  Mazarini  quería  obtener  para  Luis  XIV  la 
mano  de  la  infanta  María  Teresa,  hija  única  entonces 
de  Felipe  IV,  lo  que  hubiera  dado  al  rey  de  Francia 
derechos  á  la  corona  de  España  á  la  muerte  de  aquel 
monarca.  Por  fin  Felipe  IV,  temeroso  de  que  la  Fran- 
cia, después  de  las  brillantes  conquistas  hechas  en  los 
Países  Bajos,  abocase  toda  la  fuerza  de  sus  armas  contra 
España,  se  decidió  á  entrar  en  negociaciones  de  paz, 
mayormente  no  siendo  ya  María  Teresa  su  hija  única, 
pues  tenía  dos  hijos  de  su  segundo  matrimonio  con  Ma- 
ría Ana  de  Austria. 


TALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXVI.       193 

''aisanes,  sita  en  medio  del  Bidasoa, 
rendas  para  tratar  de  la  paz,  siendo 
trte  de  España  D.  Luis  de  Haro  y 
:ardenal  Mazaríni,  quienes  llegaron 
atentando  la  mayor  suntuosidad  y 
por  una  y  otra  corte  no  se  hubiese 
que  de  rivalizar  en  lujo  y  esplendor, 
rendas  el  i3  de  Agosto  de  1759  y 
1  Noviembre  del  mismo  año,  resul- 
tado llamado  de  los  Pirineos,  que 

artículos.  Los  22  primeros  versa- 
lecimiento  del  comercio,  y  en  los 
odas  las  especies  de  intereses  com- 
el  curso  de  aquellas  largas  hostili- 
;I  príncipe  de  Conde,  del  matrimo- 
1  la  infanta  de  España  renunciando 
ios  á  la  corona,  y  de  las  plazas  que 
abian  de  devolver  ambas  potencias. 

la  Francia  restituirla  las  conquis- 
es  y  en  Italia;  que  no  daría  auxilios 

plazas  de  Vercelli  y  Juliers  serian 

al  duque  de  Saboya  y  ésta  al  de 
íncipe  de  Conde  sería  reintegrado 
chos,  y  finalmente,  que  España  re- 
itensión  sobre  la  Alsacia,  y  cedería 
,  el  Conflent  y  el  Rósellón.  Según 
iríneos  debían  formar  en  adelante  la 
la  España  de  la  Francia.  A  tan  dura 
rar  la  paz  Felipe  IV. 

se  comprometía  España  á  publicar 
ición  y  olvido  en  favor  de  los  cata- 
s  para  que  volviesen  <á  la  posesión 
los  sus  bienes,  honores,  dignidades, 
ras,  derechos,  exenciones  y  liberta- 
juiridos,  molestados  ni  inquietados, 
13 


194  VÍCTOR  BALAGUER 

en  general  ni  en  particular,  por  cualquier  causa  6  pre- 
texto que  fuese,  por  ra^ón  de  todo  lo  que  hubiese  pasa- 
do desde  el  comienzo  de  la  guerra. » 

Fueron  muchos,  sin  embargo,  los  catalanes  que,  ó 
por  más  comprometidos,  6  por  más  intransigentes,  ó 
por  más  desengañados,  se  negaron  á  aceptar  la  amnis- 
tía, figurando  en  el  número  de  éstos  los  generales  Mar- 
garit  1  y  Dárdeiía;  Francisco  Sagarra,  que  filé  nombra- 

1  Entre  las  notas  que  había  ido  recogiendo  para  cuando  llegara  el 
caso  de  hacer  nueva  edición  de  esta  obra,  me  encuentro  con  la  siguien- 
te, que  considero  oportuno  poner  aquí,  tratándose  por  última  vcide 
Margarit: 

£1  1  .^  de  Junio  de  i  868  visité  las  ruinas  del  castillo  de  Margarit,  que 
hoy  pertenece  al  comerciante  D.  Joaquín  Boy. 

Apenas  queda  nada  del  antiguo  castillo,  como  no  sea  parte  de  la  to- 
rre del  homenaje,  algunos  restos  de  la  muralla,  los  subterráneos  y  la 
entrada  de  una  cueva  de  salvación  ó  camino  abovedado  que  debía  ir  á 
salir  á  gran  distancia. 

Este  castillo  estaba  edificado  sobre  una  colina  que  se  halla  á  poca 
distancia  de  la  villa  La  Bisbal.  Su  posición  era  inexpugnable. 

Se  le  conoce  aún,  vulgarmente,  por  el  castillo  del  Ampurdán  ó  San 

Martín  de  Llaneras.  Hay  una  capilla  que  se  llama  del  Remedio,  donde 

se  venera  una  Virgen  que  inspira  gran  devoción  en  toda  la  comarca.  Los 

gozos  que  se  cantan  á  esta  Virgen  están  escritos  por  el  poeta  bisbalense 

D.  Joaquín  Sitjar,  puestos  en  música  por  D.  Juan  Carreras,  de  Gerona, 

actual  director  de  la  Escuela  de  sordo-mudos  de  Barcelona.  La  tomada 

de  estos  gozos  dice: 

•En  antich  castell  feudal 
Erau  del  senyor  Patrona; 
Ara  n'  es  vostra  corona 
Ser  Remey  de  La  Bisbal.» 

Cuando  D.José  de  Biure  y  de  Margarit  tuvo  que  abandonar  para  siem- 
pre Cataluña,  á  consecuencia  de  los  acontecimientos  políticos  en  que 
tomó  tan  activa  parte  y  en  que  hizo  tan  brillante  figura,  se  fijó  en  Fran- 
cia, yendo  á  parar,  según  parece,  á  la  ciudad  de  Tolosa.  Sus  descendien- 
tes y  herederos  son  hoy  franceses.  £1  heredero  de  esta  casa  ha  venido 
á  ser  M.  Jean  Aymar  de  la  Croix,  el  cual,  no  hace  muchos  afios,  \íí 
hiendo  vuelto  á  recobrar  los  bienes  de  Margarit  que  fueron  secuestrado: 
los  vendió,  viniendo  entonces  á  pasar  el  castillo  ó  casa  pairal  de  Margar 
al  citado  Sr.  Boy,  que  lo  ha  convertido  en  una  moderna  casa  de  campo 


ITALUi^A. — LIB.  X.  CAP.  XXXTI.       195 

Rosellón;  José  Fontanella,  á  quien 
residente  del  consejo  real  de  Perpi- 
rtí  y  Viladamor,  que  fué  abogado 
ejo,  y  los  miembros  del  mismo  Fe- 
sé  Querait,  Nicolás  Manalt,  Isidro 
lat,  habiendo  sido  llamado  este  úl- 
lara  asistir  á  las  conferencias  de  la 
,  á  causa  del  perfecto  conocimiento 
grana  de  los  condados  del  Rosellón 

0  oñcialmente  que  las  paces  estaban 
lies  de  Perpiñán  enviaron  á  Tolosa, 

:  hallaba  la  corte  de  Franda,  una 
lúmero  de  sus  habitantes,  presidida 
:  Blanes,  para  pedir  al  rey  Luis  la 
privilegios  y  constituciones,  lo  cual 
:e  apresuró  á  otorgar.  Fué  esto  en 

Barcelona  no  se  publicó  la  noticia 
asta  el  21  de  Febrero,  y  pocos  días 
zo,  partía  para  Madrid,  como  em- 
del  Principado,  D.  Pedro  Monta- 
de  pedir  al  rey  que  se  dignase  resti- 

1  goce  de  los  privilegios  todos  y  li- 
ites  del  1640,  alegando  muy  justa- 
je  con  las  paces  habían  cesado  las 
ordinarias,  y  con  ellas  el  motivo 
s  habían  devuelto  ciertos  privile- 
n  se  apresuró  á  pedir,  pero  el  rey  no 
1er  El  embajador  llevaba  también 
:  al  rey  un  donativo  de  100.000  es- 
iudad  que  esta  oferta  apoyaría  fa- 


196  VÍCTOR  BALAGUER 

vorablemente  su  justa  petición.  El  monarca  tomó  el  di- 
nero, y  se  limitó  á  dar  las  gracias  á  Barcelona.  Verdad 
es  que  prometió  devolverle  sus  libertades  todas;  pero  in* 
fiel  á  su  palabra  y  á  la  que  en  su  nombre  habia  dado  i 
los  barceloneses  D.  Juan  de  Austria,  Felipe  IV  conti- 
nuó reservándose  los  privilegios  que  les  había  quitado 
en  su  circular  de  3  de  Enero  de  i653. 

Conforme  al  artículo  42  del  tratado  de  los  Pirineos, 
los  nuevos  limites  de  los  dos  reinos  en  Cataluña  debían 
ser  determinados  por  comisarios  especiales  de  ambas 
potencias,  quienes  habían  de  reunirse,  lo  más  tarde,  un 
mes  después  de  la  ñrma  del  tratado.  Pero  dificultades  so- 
brevenidas en  h.  ejecución  de  este  artículo  retardaron  el 
nombramiento  de  estos  comisarios,  resultando,  por  fin, 
elegidos:  de  parte  de  Francia,  Pedro  de  la  Marca,  arzo- 
bispo de  Tolosa  desde  i652,  y  anteriormente  nombrado 
visitador  general  de  Cataluña,  y  Jacinto  Serroni,  obis- 
po de  Orange;  y  de  parte  de  España,  D.  Miguel  de  Sal- 
va y  Vallgornera,  del  consejo  de  S.  M.  en  el  supremo 
de  Aragón,  y  D.  José  Romeu  de  Ferrer,  miembro  del 
Consejo  de  Ciento  de  Barcelona  1. 

Los  cuatro  comisarios  se  reunieron  en  Ceret  á  media- 
dos de  Abril  de  1660;  y  como,  por  lo  que  parece,  no 
eran  hombres  ni  Salva  ni  Romeu  para  luchar  en  talen- 
to y  astucia  con  el  arzobispo  de  Tolosa,  hubieron  de 
quedar  algo  envueltos  entre  las  redes  que  éste  supo  ten- 
derles, y  casi  en  su  totalidad  se  pasó  por  los  límites  que 
La  Marca  fijara,  exceptuando  lo  concerniente  á  Cerda* 
ña.  No  pudieron  en  este  punto  avenirse,  pues  con  so- 
brada razón  sostenían  los  comisarios  españoles  que  la  co- 
marca ceretana  no  podía  ni  debía  pertenecer  á  la  Fran- 
cia. Últimamente  se  volvieron  á  reunir  en  la  isla  de  los 
Faisanes  los  dos  ministros,  Mazarini  y  Haro,  para  tra- 

1     Feliu  de  la  Pefia,  lib.  XX,  cap.  XIV. 


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198  VÍCTOR   BALAGUER 

Si  otra  hubiese  sido  la  política  de  la  corte  de  Madrid; 
si  algo  mejor  se  hubiesen  sabido  respetar  las  leyes,  las 
libertades,  los  derechos,  ni  Portugal  ni  Cataluña  hubie- 
ran soñado  con  alzarse,  y  entonces  no  se  habría  tenido 
que  lamentar  ni  la  pérdida  del  Portugal  ni  la  del  Ro- 
sellón. 

Muy  al  contrario:  los  catalanes  recibieron  con  senti- 
miento y  desagrado  la  condición  impuesta  para  las  pa- 
ces de  ceder  á  Francia  el  Roseilón  y  el  Conflent.  No 
podían  avenirse  á  ver  desgajarse  estas  ricas  joyas  de  la 
corona  condal  de  Barcelona.  ¿Era  así,  tan  fácilmente, 
por  medio  de  un  tratado  hecho  por  astutos  diplomáti- 
cos en  la  quietud  de  un  gabinete,  como  debíamos  per- 
der esas  bellas  comarcas,  teatro  de  nuestras  antiguas 
glorias,  conquistadas  por  nuestros  padres  á  costa  de 
tanta  sangre  y  sacrificios?  ¿Era  así  como  Cataluña  ha* 
bia  de  ceder  la  patria  del  que  fué  su  primer  conde  so- 
berano? Lo  cierto  es  que,  con  ceder  el  Roseilón,  se  fal- 
tó al  compromiso  solemne  de  pactos  sagrados;  y  es  que 
el  rey  de  España  no  podía  vender,  ni  enajenar,  ni  ce- 
der aquel  territorio. 

Por  lo  que  toca  á  Cataluña,  tuvo  entonces  un  perío- 
do de  cinco  años  completamente  de  paz  y  de  calma, 
hasta  la  muerte  de  Felipe  IV,  que  bajó  al  sepulcro  el 
12  de  Setiembre  de  i665,  á  la  edad  de  sesenta  años, 
después  de  cuarenta  y  cuatro  de  reinado.  Se  ha  dicho 
de  este  9ionarca,  y  quizá  conjusticia,  que  su  corazón 
era  excelente,  aun  cuando  su  cabeza  y  carácter  fuesen 
débiles;  pero  es  lo  cierto  que  su  reinado  fué,  después 
del  de  D.  Rodrigo,  el  godo,  el  más  funesto  conocido  en 
los  anales  de  España  1. 

1  Véanse  la  Instaría  de  Felipe  IV,  por  Céspedes;  los  Anales  dg 
España,  de  Ortiz  de  la  Vega;  las  tablas  cronolt^gicas  de  Sabau,  añadidas 
á  la  historia  de  Mariana;  la  Iñstoria  de  España^  por  Lafuente,  y  la  con- 
tiauación  de  la  historia  de  Dunham,  por  Alcalá  Galiano. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXVI.      I99 

Tal  fué  y  así  acabó  la  historia  del  levantamiento  y 
guerra  de  Cataluña,  vulgarmente  conocida  por  la  gue- 
rra de  los  segadores,  á  causa  de  haber  sido  éstos  los 
principales  promovedores  de  la  revolución  del  1640  en 
Barcelona.  No  la  he  escrito  como  debiera  escribirse, 
como  lo  hará  de  seguro  algún  día  pluma  en  todos  con- 
ceptos más  autorizada  y  competente  que  ésta  pobre 
mia,  pues  debiera  ocupar  esta  sola  historia  un  grueso 
volumen;  pero  al  menos,  con  el  celo  y  la  buena  volun- 
tad de  un  hijo  amante  de  la  gloria  y  de  la  honra  de  su 
patria,  he  procurado  poner  de  relieve  las  causas  que 
obligaron  á  los  catalanes  á  levantarse,  vindicándoles  de 
las  calumnias  que  se  quiso  arrojar  sobre  ellos.  Sirva 
esta  historia  de  enseñanza  á  reyes  y  á  pueblos:  á  los 
primeros,  para  demostrarles  cuan  funesto  puede  ser  un 
favorito,  y  cuántos  males  puede  acarrear  á  un  país  el 
despotismo;  á  los  segundos,  para  convencerles,  una  vez 
más,  de  cuan  grande,  heroico  y  noble  es  el  pueblo  que 
lucha  por  su  libertad  y  por  su  independencia, ,  pues 
siquiera  haya  de  quedar  vencido  en  tan  justa  lucha, 
deja,  al  menos,  un  monumento  perenne,  un  título  eter- 
no de  gloría  á  sus  hijos.  Llamen,  en  buen  hora,  rebel- 
des á  los  catalanes.  Su  historia  probará  eternamente  . 
que  fueron  leales  á  la  ley. 


CAPITULO   XXXVII. 


cupa  el  trono  Carlos  II, — Pretensiones  del  rey  de  Francia  y  nuera 
guerra, — Catástrofe  en  Barcelona  con  motivo  de  la  sentencia  del  ca- 
pitán Riu3.— Reclama  Batcelona.— El  duqae  de  Osuna  entra  en  Ro- 
sellón.— Venida  de  D,  Juan  de  Austria. — Dbturlños  ea  Rosellftn.— 
Entrada  de  franceses  en  el  Ampurdán  é  incendio  de  la  Junquera. 

(De  1665  A  1673.) 

'  Fué  un  triste  reinado  el  de  Carlos  II  el  Hechizado, 
ijo  y  sucesor  de  Felipe  IV.  Con  él  llegó  España  al 
Itimo  grado  de  su  postración;  con  él  acabó  en  esta 
ación  la  casa  de  Austria,  que  había  principiado  en  un 
oloso  para  rematar  en  un  imbécil.  Carlos  II  era  un  ní- 

0  no  todavía  de  cinco  años  cuando  murió  su  padre,  y 
mpuñó  por  él  las  riendas  del  gobierno  la  reina  viuda, 
ustríaca  de  origen  y  de  corazón,  de  no  muy  buen  con- 
epto  en  el  pueblo,  y  supeditada  por  su  confesor  y  fa- 
orito  el  jesuíta  Nithard,  extranjero  también,  y  hombre 
cneralmente  aborrecido. 

Empezó  el  reinado  de  Carlos  II,  ó  por  mejor  decir, 

1  de  su  madre,  con  la  pretensión  del  rey  de  Francia 
,uis  XIV,  quien,  no  obstante  haber  renunciado  para 
[  y  para  sus  sucesores  á  todo  derecho  ó  posesión  algu- 
a  de  las  de  la  corona  española,  pretendió  que  tocaba  á 
u  esposa  una  parte  de  los  Países  Bajos.  Apoyaba  su 
retensión  en  cierta  costumbre  antigua,  pero  ya  dero- 
ada,  de  un  oscuro  distrito  de  aquellas  provincias,  la 
ual  disponía  que  hasta  una  hembra  nacida  de  un  pri- 
ler  matrimonio  debiese  ser  preferida  á  un  varón  ha- 
ido  en  segundas  nupcias;  y  como  la  reina  María  Te- 


DE  CATALUÑA. — UB.  X.  CAP.  XXXVIl.      201 

',  era  hija,  según  ya  se  ha  dicho,  del 
snio  de  Felipe  IV,  y  D.  Carlos  del  se- 

tomó  origen  el  pretexto  de  Luis  XIV, 
iró  á  sostenerlo  por  las  armas  invadien- 
I  ver  que  la  reina  regente  de  España,  Do- 
se  negaba  á  reconocer  su  pretendido  de- 
ción  española  tuvo,  pues,  que  prepararle 
ierra. 

.  proseguían  la  paz  y  la  tranquilidad,  que 
rbadas  sino  por  un  suceso  que  tuvo  lugar 
1  miércoles  17  de  Marzo  de  1666.  Prue- 
lo  que  era  la  soldadesca  de  aquel  tiempo 

eran  tratados  los  catalanes.  Se  habia 
uerte  á  un  llamado  Miguel  Rius,  á  quien 
io  se  da  el  titulo  de  capitán,  lo  cual  de- 
itencia  en  Cataluña  de  partidas  de  gue- 
leletes  que  sin  duda  iban  por  la  monta- 

0  las  ideas  de  independencia  y  quizá  de 
icia  que  sostenían  aún  Sagarra,  Martí  y 
)ntanella  y  otros,  al  frente  de  los  car- 
el Rosellón,  pues  queda  ya  dicho  que  á 
i  catalanes  les  dio  honoríñcos  empleos 

rey  Luis  XIV  luego  de  firmada  la  paz 
No  he  hallado  otro  dato  que  el  de  la 
uerte  de  este  capitán  para  aventurar  mi 

idos,  es  positivo  que  un  llamado  capitán,, 
'ué  condenado  á  perder  la  cabeza  en  la 
donde  estaban  antes  las  cárceles,  debién- 

1  sentencia  el  17  de  Marzo  por  la  tarde, 
itán  debía  tener  simpatías  entre  el  pue- 
.0  recelos  esta  causa  de  que  sus  amigos 

del  Dunham,  por  Alcalá  Galtaiio.  — Historia  de  £i- 


202 


VÍCTOR  BALAGUER 


acudiesen  á  librarle,  lo  evidencia  el  ver  que  se  tomaron 
muchas  precauciones  y  lo  arroja  de  si  la  historia  mis* 
ma  del  suceso.  Este  pasó  como  sigue. 

A  las  cinco  de  la  tarde  del  día  fijado  sacaron  á  Rius 
de  las  cárceles,  estando  la  plaza  llena  de  gente  que  ha- 
bía acudido  para  asistir  á  la  ejecución.  Subió  Rius  con 
serenidad  al  patíbulo,  se  dejó  atar  las  manos  y  vendar 
los  ojos,  y  puso  su  cabeza  sobre  el  tajo.  El  verdugo,  que 
durante  toda  aquella  tarde  había  hecho  cosas  de  loco, 
ganado  sin  duda  por  los  amigos  de  Rius  para  que  apa- 
rentase un  repentino  acceso  de  locura,  cortó  mal  la 
cuerda  que  sostenía  la  cuchilla,  y  ésta,  en  lugar  de  caer 
de  filo  sobre  el  cuello,  cayó  de  llano  sobre  la  espalda  del 
reo.  Se  volvió  á  montar  el  aparato  y  segunda  vez  sucedió 
lo  mismo,  á  causa  de  las  locuras  que  hacía  el  verdugo. 
Entonces  el  reo  apartó  la  cabeza  del  tajo,  se  arrancó  la 
venda  con  las  manos  que  tenía  atadas,  y  se  dejó  caer 
por  la  escalera  del  cadalso,  á  tiempo  que  arremolinan- 
dose  el  pueblo  comenzó  á  dar  grandes  voces  de  c  ¡Per- 
dón y  misericordia! »  A  estos  gritos,  de  repente,  y  llena 
la  plaza  de  gran  muchedumbre,  apareció  una  compa- 
ñía de  soldados  de  á  caballo,  quienes  dieron  una  carga 
contra  el  pueblo  indefenso,  sembrando  la  muerte,  la 
consternación  y  el  espanto  entre  aquel  inmenso  gentío, 
y  contestando  de  esta  manera  á  sus  gritos  de  perdón  y 
misericordia  en  favor  del  reo.  Al  propio  tiempo  apare<» 
cieron  otras  compañías  de  soldados  de  á  pie  y  de  á  ca- 
ballo, que  se  hallaban  emboscados  en  las  casas  y  calles 
de  las  inmediaciones,  y  se  siguió  una  escena  de  horror 
y  luto,  una  verdadera  carnicería,  cuya  sola  lectura  en 
los  dietarios  hace  estremecer  de  terror  y  de  ira. 

Más  de  5oo  personas  entre  hombres,  mujeres,  ni- 
ños, sacerdotes  y  otros  de  distintas  clases  de  la  socie- 
dad perecieron  allí,  en  aquella  tarde  funesta,  unos  á  los 
filos  de  la  espada  y  á  los  tiros  de  las  pistolas  y  mosque- 


ILUÑA. — LIB,  X.  CAP.  XXXVII.      2O3 

ir  la  misma  muchedumbre  6  pi- 
llos. E^a  en  verdad  un  pueblo 
le  tal  modo  se  portaban  con  él. 
ÚQ  la  matanza,  mayor  lo  horrí- 
los  ofensores,  y  es  vergüenza  te- 
:s  hubiese  incitado  la  codicia  del 
>s  dejaban  de  herir  y  matar  para 
:ndas  que  en  su  fuga  arrojaban 
mas  de  la  tiranía  militar^  desco- 
en  Barcelona,  ya  que  entre  sus 
las  entonces,  era  una  la  de  no  te- 
I  recinto.  Los  soldados,  particu- 
irdia  alemana,  se  apresuraban  á 
les  venían  á  las  manos,  y  de  to- 
laban  dispersos  por  el  suelo,  som- 
iguitos,  pañoletas,  etc.,  se  formó 
edio  de  la  plaza,  sucediendo  lue- 
acercaba  para  recobrar  una  pren* 
.  tiros  6  se  le  ponía  en  fuga  ases- 
í>arda8  i. 

el  horror  de  esta  «cena,  cuyos  detalles  no 
lay  que  acudir  á  los  dietarios.  Feliu,  que  es 
bis,  lo  hace,  como  es  su  costumbre  en  cier- 
te  y  pasando  como  por  encima  de  ascuas, 
:ho.  sacada  de  un  dietario  coetáneo  que  me 
[lia  de  Claros: 

sdimecres  l666:álas  sinchoras  yunquart 
Miquel  Rius  aUas  LaAnxova,  acompanyat 
dcmés  oricials  de  la  capilania  general,  ana 
1  la  plasa  del  Rey.  Ab  molí  dolor  y  contii- 
á  dait  ab  grao  valor  y  desprí»  de  aver  re- 
al poblé,  aearrodilli:  y  lo  botxi  U  posa  la 
16,  y  ell  lo  perdonA  demanantli  nol  tes  pe- 
lilá  y  lo  dit  verdugo  executi  mal  la  senlen' 
:ixia  it  era  tomat  boix,  perqué  feya  moltas 
fn,  lo  qual  dona  la  coUellada  per  talhir  !■ 
¡uena  no  feu  sino  rumor  primera  y  aegona 


a04  VÍCTOR  BALAGUBR 

Todo  filé  llanto,  consternación  y  asombro  en  Barce« 
lona.  Poco  acostumbrados  los  ciudadanos  á  semejantes 
escenas,  pues  otra  igual  no  registran  sus  anales,  ape- 
nas podían  volver  en  si  de  su  sorpresa.  Sólo  la  postra- 
ción del  pueblo  catalán  después  de  una  guerra  de  tan- 
tos años;  sólo  la  falta  de  hombres  populares  de  alto 
espíritu  y  valor,  pues  cuantos  se  habían  distinguido  en 
los  pasados  acontecimientos  estaban  dispersos,  proscri- 
tos unos,  retraídos  dtros,  muchos  sirviendo  al  r^  de 
Francia;  sólo  esto,  repito,  y  la  falta  de  jefes  en  aquel 
momento,  pudieron  impedir  que  Barcelona  se  levan- 


vegada,  y  vist  lo  penitent  que  no  se  executaba  la  sentencia,  se  tragué  k) 
cap  del  piló  y  ab  sas  mans  Iligadas  se  lievá  la  bena  deis  ulls  deixantse 
caure  la  scala  del  cadafalch,  y  de  prompte  lo  poblé  cría  críts  de  mise- 
rícordia,  y  ab  no  menor  vigüanda  ab  los  grans  críts  isqué  una  companya 
de  cavalls  de  casa  del  senyor  regent  Boxadors  que  estavan  amagats,  tots 
á  brída  batuda  y  espasas  nuas,  coltellajant  á  la  gent,  trapitjant  los  ca- 
valls ais  que  se  encontraban  devant,  que  era  la  major  Hástima  y  terror 
que  los  bumans  bajen  vist,  anant  la  cavallería  sobre  de  la  gent,  frares,  ca- 
peOans,  homens  y  donas  y  criaturas  com  si  fos  una  batuda,  txrant  trets 
de  pistolas,  y  de  prompte  isqué  de  la  casa  nova  una  escuadra  de  soldats 
ab  los  quals  aviani  que  aportavan  espasa  y  rodella.  Axi  mateix  isqué 
del  palau  del  Rey  la  companya  de  ermanicos  {alenumes)  crídant  críts  dt 
viva  Espanya  y  donant  molts  colps  de  espasas  á  la  gent,  que  entre  los 
que  la  cavalleria  ha  estropéate  morts,  nafrats  y  alfegats  (ahúgados)  pau- 
san de  numero  de  mes  de  500.  Los  soldats  de  cavall  perseguint  Ib  po- 
blé pera  robar  las  capas  y  sombreros  arrívaren  ñns  á  la  Frenería,  fe&tk) 
mateix  de  robar  los  soldats  de  peu  capas,  sombreros,  caputxas  y  faldx* 
Has  de  donas,  manguitos  y  guants,  passant  número  de  dos  mil  en  que  ne 
fcrent  un  mimt  al  mitj  de  la  plassa  del  Rey.  Los  ermanicos  á  qui  se 
acostava  per  voler  cobrar  sa  capa,  sombrero  ó  caputxa  li  donavan  un 
cop  de  espasa  ó  alabarda  Volgué  í>eu  tomassen  lo  penitent  á  la  pre- 
só, porque  tingué  falta  de  amichs,  que  dos  homens  amiats  lo  podían  lli* 
brar  perqué  lo  apetit  del  robar  los  soldats  los  tenia  ocupáis.  Lo  pitjor 
de  tot  era  que  tot  era  plors,  que  lo  pare  plorava  del  íill,  la  muller  del 
marít  y  lo  germá  de  la  germana  y  los  avis  deis  nets,  que  era  la  majoz 
compasió  de  comptaro  que  nos  trova  en  las  escrituras  una  desdicha  tan 
grant.. 


CATALUft*. — US.  X.  CAP.  XXXVII.     305 

arrojar  de  su  recinto  á  aquellos  acu- 
)mpfaa  y  quebrantaban  las  leyes,  en- 
1  actos  de  ferocidad  y  repugnante  co- 

y  los  concelleres  reclamaron  con  ener- 
hecho  consumado.  El  virrey,  que  lo 
/Ícente  Gonzaga,  por  un  iado,  la  reina 
)tro,  dieron  satisfección  á  la  ciudad  y 
entaron  públicamente  del  hecho,  pro- 
-  á  los  soldados  que  habían  promovido 
feroz  carnicería;  pero  no  parece  que 
a  tanto  exceso.  El  asunto  terminó 
il  negocio,  como  vulgarmente  se  dice, 
celona  el  virrey  sin  despedirse  y  como 
:  el  único  resultado  que  dieron  las  re* 
i  el  virrey  para  ir  á  mejor  empleo,  con- 
i  en  el  mismo  ser  y  estado,  la  ciudad 
)ntrario  á  las  leyes,  los  demás  fueros 
la  soldadesca  triunfante,  y  sólo  queda- 
e  del  suceso  infinitas  familias  que  es- 
>  toda  su  vida  la  catástrofe  inaudita 

rta  con  Francia  se  hizo  principalmen- 
abre  que  versaban  las  pretensiones,  y 
ite  se  extendió  á  las  fronteras  de  los 
n  monarca  francés,  puesto  á  la  cabe- 
hacia  rápidos  progresos  en  los  Países 
or  el  mes  de  Agosto  de  1667,  el  duque 
emente  nombrado  virrey  de  Cataluña, 
decidió  entrar  en  el  Rosellón,  creyendo  que  hallaría 
apoyo  en  los  naturales  de  este  país,  que  eran  de  ori- 
gen catalán.  El  duque  se  dirigió  á  Puigcerdá  con  un 
pequeño  pie  de  ejército,  atravesó  el  Conflent  y  el  Ro- 
sellón, sometió  los  lugares  abiertos,  y  se  presentó  de- 
lante de  Bellagarde,  que  intentó  escalar.  A  este  pa- 


306  VÍCTOR  BALAGUBR 

seo  militar  se  redujo,  sin  embargo,  to 
De  ningún  otro  suceso  notable  vi 
nuestros  anales  hasta  1670.  Sólo  nos 
nida  del  príncipe  D.  Juan  de  Austria 
rey  Felipe  IV,  que,  en  pugna  con  el  ci 
y  con  la  misma  reina,  se  retiró  á  Cat: 
dose  aquí  seguro  y  al  abrigo  de  las  í 
enemigos.  D.  Juan  fué  muy  bien  reci 
en  Barcelona,  y  la  ciudad,  la  diput: 
el  Brazo  militar  escribieron  á  la  r 
intercediendo  en  su  favor.  El  prínci] 
este  pais,  viviendo  primero  en  una  < 
Sarria,  y  luego  en  otra  junto  á  los 
Barcelona,  hasta  que  regresó  á  Madr 
giaron  sus  asuntos,  según  largamenti 
torias  generales. 

En  1670  hubo  grandes  disturbios 
vantando  una  partida  de  500  homhreí 
Trinxería,  el  cual,  después  de  varios  1 
tropas  francesas,  se  vino  á  Cataluña 
en  el  ejército  español,  formando  part 
del  barón  de  Llinás.  Trinxería  se  hizí 
después,  como  veremos. 

Nada  hay  que  decir  de  los  años  i 
con  respecto  al  1673.  Había  vuelto  á 
rra  con  Francia,  y  como  fueran  incer 
bíaciones  por  los  españoles  en  la  Flan 
sose  usar  de  represalias  en  Cataluña 
división  de  3. 000  infantes  y  700  caba 
del  teniente  general  Le  Bret,  entró 
con  intención  de  quemar  algunos  lu 
de  Cataluña  el  duque  de  San  Germán 
movimiento,  y  acudió  rápidamente  á 

1     Henry.— Feliu  de  la  Pefla. 


TALUSa.— LIE 


;nte  del  Am 
de  los  franc 
levándose  á 
1,  prendieod 
ú  lugar  de  h 

Le  Bret  tuv 
franceses.  I 
incendio  de 
le  San  Gern: 
:  Rosellón  a 
edicionarío. 

y  en  1674, 
ios  por  par 
<  prometido. 


208  VÍCTOR  BALAGUBR 


CAPÍTULO  XXXVIII. 

Conspiración  para  entregar  el  Rosellón. — Inés  de  Llar. — Sus  amores  con 
un  capitán  francés. — Revela  la  conspiración. — Plan  de  U  conspira- 
ción.— Tormento  y  muerte  de  los  conspiradores.— Inés  de  Llar  se 
retira  á  un  convento. — Los  migueletes. — Triunfos  del  duque  de  San 
Germán  en  Rosellón. — Toma  de  Bellagarde. — Batalla  de  Maurdlas. — 
La  escuadra  francesa  rechazada  por  la  borrasca. — Muerte  de  Dárde— 
na. — Levanta  el  campo  el  ejército  francés. — Levanta  el  suyo  el  du- 
que de  San  Germán. —Los  franceses  penetran  en  Catalufia. — Prepa- 
rativos contra  franceses.— Se  alza  la  bandera  de  Santa  Eulalia. — In- 
subordinación del  tercio  barcelonés. — Sale  el  tercio  de  la  ciudad. — 
El  francés  dueño  del  Ampurdán. — Se  apodera  de  Bascara. — Sitio  de 
Gerona* — Muerte  del  bayle  -de  Masagoda. — Levántase  el  sitio  de  Ge- 
rona.— Valor  de  los  migueletes. — Defensa  heroica  de  Boneu  en  Mas— 
sanet. — Capitulación  de  Bellagíirde. — Sitio  de  Puigcerdá.— Protesta 

de  Barcelona. 

(1674  Y   1675.) 

Antes,  empero,  de  abrirse  esta  nueva  campaña,  una 
vasta  conspiración,  que  desgraciadamente  frac  asó  por 
causa  idéntica  á  la  que  había  hecho  descubrir  la  de  To- 
más de  Banyuls,  estuvo  á  punto  de  poner  el  Rosellón 
en  manos  de  los  españoles.  Pretendiendo  que  Felipe  IV 
no  tenia  derecho  para  enajenar  ni  el  Rosellón  ni  el 
Conflent,  lo  cual  era  cierto,  y  que  el  rey  de  Francia  no 
mantenía  los  privilegios  de  la  provincia,  cosa  cierta 
también,  un  gran  número  de  personas,  asi  del  Rosellón 
como  del  Conflent,  hablan  urdido  un  vasto  complot  pa* 
ra  entregar  aquellos  países  á  las  tropas  españolas.  Por 
una  intriga  de  amor  fué  descubierta  la  trama  y  desba- 
rado  el  plan  de  los  conspiradores,  en  Marzo  de  1674. 

Inés  de  Llar,  hija  de  un  noble  caballero  llamado  Don 
Carlos  de  Llar,  que  residía  en  Villafranca  del  Conflent, 


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HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXVHI.      2O9 

sostenía  relaciones  amorosas  con  un  capitán  de  infante- 
ría llamado  Courté,  que  estaba  de  guarnición  en  dicha 
villa.  Eran  principales  jefes  del  complot  el  padre  y  el 
hermano  de  Inés,  en  cuya  casa  se  tenían  secretamente 
las  reuniones.  La  conspiración  estaba  bien  urdida:  debía 
estallar  en  la  noche  del  viernes  al  sábado  de  la  semana 
de  Pasión;  pero  las  vacilaciones  de  D.  Jerónimo  Dual- 
do,  general  de  artillería  y  gobernador  de  la  plaza  de 
Puigcerdá,  con  quien  se  contaba,  hicieron  retardar  la 
explosión  hasta  el  jueves  siguiente,  y  este  retardo  fué 
causa  de  que  fracasara  el  plan.  Dos  días  antes  del  tér- 
mino fatal,  los  cuatro  principales  conjurados  se  halla- 
ban reunidos  en  el  aposento  de  D.  Francisco  de  Llar, 
inmediato  al  de  su  hermana,  la  cual,  al  través  del  tabi- 
que que  dividía  las  dos  habitapiones,  oyó  algunas  pala- 
bras que  la  llenaron  de  sorpresa.  Prestó  el  oído;  enten- 
dió que  se  trataba  de  la  vida  de  su  amante,  y  redoblóse 
su  atención.  Los  conjurados  hablaban  de  la  guarnición 
de  Villafranca  que  debía  ser  sorprendida  por  soldados 
españoles  venidos  de  Puigcerdá,  los  cuales  habían  de 
entrar  en  la  villa  disfrazados  para  permanecer  ocultos 
en  las  casas  de  los  comprometidos.  También  se  habla- 
ba del  gobernador  de  Villafranca,  Perlán,  y  del  capi- 
tán de  infantería  Courté,  diciendo  que  había  que  matar- 
les si  oponían  la  menor  resistencia  cuando  fuesen  á  apo- 
derarse de  ellos  en  sus  casas.  La  joven  Inés,  temblan- 
do por  la  vida  de  su  amante,  pálida  y  azorada,  corrió  á 
revelar  á  Courté  lo  que  pasaba,  sin  advertir  quizá  que  le 
hacía  dueño  de  la  vida  de  su  familia.  Courté  dio  aviso  al 
gobernador  Perlán,  y  así  fué  como  quedó  descubierta 
la  conspiración. 

Inmediatamente  se  dictaron  órdenes  para  prender  á 
los  conjurados.  De  éstos  pudieron  escaparse  á  Catalu- 
ña, D.  José  de  Villafranca  y  Terreros,  D.  Francisco  de 
Llar,  D.  Carlos  de  Banyuls,  José  Gelcén,  el  Dr.  José 
TOMO  XVI  14 


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2IO 


VÍCTOR   BALAGURR 


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Fort,  José  Puig,  Pedro  Junci  y  otros.  Entre  los  presos 
quedaron  D.  Carlos  de  Llar,  D.  Manuel  DescatUar, 
D.  Juan  de  Soler  y  el  Dr.  Francisco  Puig.  D.  Ma- 
nuel DescatUar,  tío  de  Inés,  hizo  en  el  tormento  re- 
velaciones importantes.  Por  él  se  supo  que  durante  la 
noche  designada  200  españoles  debían  ocultarse  en  una 
gruta  vecina  á  Villafranca,  y  al  amanecer  del  día  si- 
guiente algunos  migueletes,  llevando  ocultas  sus  armas 
entre  haces  de  paja,  habían  de  entrar  en  la  villa.  Lle- 
gados á  la  casa  de  uno  de  los  cómplices,  estos  migue- 
letes,  armándose  repentinamente,  se  hubieran  arrojado 
sobre  los  guardias  de  los  portales,  secundados  por  los 
conspiradores,  y  al  rumor  de  sus  tiros,  los  hombres  es- 
condidos en  Ja  gruta  debían  caer  sobre  la  villa.  Al  pro- 
pio tiempo,  partidas  de  paisanos  ganados  por  los  je- 
fes de  la  conspiración  habían  de  llegar  á  la  villa,  y  un 
cuerpo  de  tropas  salido  de  Puigcerdá  y  tomando  su  ruta 
por  el  Capsir  se  hubiera  encontrado  durante  la  mañana 
del  día  señalado  en  los  alrededores  de  la  población  para 
hacerse  dueño  de  ella.  Estaba  también  acordado  que 
por  su  parte  el  virrey  de  Cataluña,  entrando  en  Valles- 
pir  por  Maurellas,  caería  rápidamente  sobre  Illa,  y  las 
dos  fuerzas  reunidas  marcharían  contra  Perpiñán,  cu* 
ya  plaza  debían  entregar  los  comprometidos  en  la  cons- 
piración. 

D.  Carlos  de  Llar,  D.  Manuel  Descatllar  y  muchos 
otros  conjurados  perecieron,  unos  en  el  tormento,  otros 
á  manos  del  verdugo.  Sus  cabezas  fueron  colocadas  en 
jaulas  de  hierro  á  las  puertas  de  la  plaza,  cuya  entrega 
habían  meditado.  Al  pie  de  la  cabeza  del  segundo  cón- 
sul de  Villafranca,  que  formaba  también  parte  de  la 
conspiración,  se  puso  este  cartel: 


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HISTORIA  DE  CATALUSa.— LIB.  X.  CAP.  XXXVIll.       211 

Cónsul 
nec  regí,  nec  patria,  nec  sibi  consuUns 
consulli  nec  revelati  cotispiraiorix 
jibias  justo  consiUo 
sic  liiii  panas. 
1674. 
PerUn,  que  no  había  tenido  más  trabajo  que  trans- 
mitir al  lugarteniente  Le  Brct  las  noticias  que  le  diera 
Courté,  fué  recompensado  con  la  donación  de  los  bieneí 
de  uno  de  los  principales  conjurados.  En  cuanto  á  lo£ 
dos  autores  del  descubrimiento  del  complot,  fueron  une 
y  otro  reducidos  á  prisión:  Courté,  por  no  haber  queridc 
poner  de  maniñesto  las  cartas  que  recibiera  de  su  amada, 
deseoso  de  salvar  su  reputación,  y  la  desdichada  Inés  poi 
haberlas  escrito.  Puestos  en  libertad  al  terminarse  é. 
proceso,  Courté  partió  á  reunirse  con  su  regimiento,*  j 
la  infeliz  joven,  la  infortunada  Inés  de  Llar,  condenadE 
por  la  opinión,  deshonrada  públicamente,  fué  á  sepultai 
en  un  claustro  su  vergüenza  y  los  remordimientos  d< 
haber  entregado  al  verdugo  la  cabeza  de  su  padre  > . 

I  üílaeiÓH  át  te  pasado  m  Cataluña,  por  el  capiUn  De  Caüstl— 
Henry,  en  su  Mtítrria  y  en  su  Cu(a  ácl  Roitltén. — Feliude  la  Pella. 

El  proceso  original  en  que  consta  todo  existe  hoy  en  poder  di 
H.  Victor  Aragó.  de  Montpeller.  y  de  i\  me  procur6  dalc^  y  copias  li 
catifiosa  amistad  del  Sr.  D.  José  Martí,  correspondiente  de  la  Acaderoi: 
de  la  Historia,  en  Po^cerdi.  Y  porcieito  que  no  puedo  resistirá  la  len' 
tación  de  copiar  aquí,  el  acia  notarial  de  la  escena  del  tormento  que  s> 
hizo  sufrir  á  D.  Carlos  de  Llar;  acta  horrible  que  no  se  puede  leer  íin  ex 
(remecerse.  Dice  asi: 


de  tas  compü-aíiuní  loirl  les  plaics  de  Viiaf  ranea,  ñrpinyá,  Saltet, 

•   Qtiíelláel  iañs  y  altreí  {}. 000  ■pkgana), 

(PiBiü.73.) 

.Divendras  ais  quatre  de  wfii.%  de  mil  sis  cents  selanta  y  quatre. 

.Constituits  persoualment  Messieurs  De  Prat  y  de  Querall.  conxeller 


212  VÍCTOR   BALAGUBR 

Esta  conspiración  no  fué  sino  el  sangriento  prólogo 
de  una  guerra  encarnizada.  El  pueblo  de  Massanet,  si- 
tuado cerca  de  la  frontera,  había  sido  convertido  en 
plaza  de  armas  de  los  migueletes  catalanes,  cuyo  nú- 
mero era  muy  considerable,  siendo  el  terror  de  los  fran- 
ceses. Verdaderos  sucesores  de  los  antiguos  y  tremendos 
almogávares,  los  migueletes  entonces  ni  querían  ni  da- 
ban cuartel,  y  eran  universalmente  conocidos  y  temi- 
dos por  su  valor  indomable  y  su  ferocidad  casi  salvaje. 

y  comissaris  de  la  cort  del  consell  soberá  de  Roselló,  dius  los  careen 
Reals  de  la  present  vila  de  Perpinyá,  lo  alguasíl  Joseph  Fandera,  Perc 
Dubeda,  procurador  fiscal;  Florensi  Castellet,  siniiigiá,  juntament  abmi 
Francisco  Ferrussola,  notari  publich  y  escrivá  de  la  present  causa«  y  los 
sargents  ó  porters,  en  la  instancia  ahont  están  situats  y  posats  los  ins^ 
truments  abtes  perodonar  la  tortura,  á  fí  y  efectc  de  fer  la  tortura  en  cap 
de  Socis  en  la  persona  de  Carlos  de  I^lar  de  la  vila  de  Vilafrancha  de 
Coñflent,  inseguint  lo  tenor  del  arrest  per  la  dita  cort  lo  dia  present  y 
á  lo  dit  proferit,  y  per  dits  Messieurs  comissaris  es  estat  manat  aportar 
en  dita  instancia  ó  cambra  deis  torments  la  persona  de  dit  Carlos  de  Llar, 
y  assegut  en  un  banch  en  la  dita  cambra,  en  la  qual  hi  ha  vía  pa,  vi  y 
llum  y  allres  cosas,  á  obs  y  efTecte  de  fer  dita  tortura  per  lo  dit  aigua- 
sil  Joseph  Fandera  es  estat  dit  al  dit  de  Llar,  Carlos  de  Llar,  la  corl 
del  consell  soberá  vos  ha  condemnat  á  mort,  y  que  antes  de  laexecudó 
siau  tormentat.  en  cap  de  socis;  y  encontinent  per  dits  Messieurs  com- 
missaris  es  estat  exortat  en  la  íorma  seguent. 

nQue  diga  y  explique  los  socis  cómplices  factors  y  auxiliadors  sdeats 
y  consensients  que  juntament  ab  ell  havian  sabut  y  consentit  en  la  tray- 
ciú  y  cons(iiració  que  se  havia  de  executar  lo  maté  del  dia  del  dijons 
sant  prop  passat  per  introduir  y  á  effccte  de  que  se  apoderassen  los  cne- 
michs  de  la  corona  del  Rey,  de  la  vila  y  plassa  de  Vilafrancha  de  Coo- 
flcnt,  y  de  totas  y  qualsevols  cosas  que  sapia  y  haja  consentit  en  ordre 
á  dita  conspiració,  que  anomene  y  explique  las  ditas  personas,  y  no.vu- 
Ua  que  sas  carns  sian  maceradas  ab  lo  rigor  del  torment,  que  te  aqui 
presents  y  ahont  te  de  ser  posat,  si  no  diu  la  vciitat. 

,Ua  dit;  jo  no  se  res  mes  del  que  tinch  deposat. 

pY  per  quant  no  ha  dit  la  veritat,  dits  comissaris  lo  han  manat  despt 
llar  y  assentar  en  lo  banch  deis  torments,  vulgamient  dit  de  las  lliflge 
tas,  y  lo  han  fet  Iligar  en  lo  dit  torment,  y  aquell  lligat  lo  han  altra  ve 
gada  exortat  com  en  lo  precedent  interrogatori,  que  no  vulla  dexur  sii 


-^  1Í-- 


HISTORIA  DB  CATALUÑA* — L1B«  X.  CAP.  XXXyni.       21$ 

El  marqués  de  RiveroUes,  gobernador  de  Perpiñán, 
que  en  el  mes  de  Abril  pasó  la  frontera  con  poca  fuerza 
y  se  vio  sitiado  por  los  migueletes  á  punto  de  ser  victi- 
ma de  su  furia,  ideó  tentar  su  codicia  ofreciéndoles  res- 
catar su  vida  por  una  gruesa  suma  de  dinero,  y  tuvo  la 
suerte  de  ser  escuchado.  Este  fué  el  primer  caso  que  se 

cerar  sas  caras  ab  lo  rigor  deis  torments  que  te  aquí  aparellats,  y  que 
diga  la  veritat  de  tot. 

»Ha  dit  no  sé  res  mes  del  que  tinch  deposat,  y  encontinent  dits  co- 
missaris  haa  ordenat  tirar  las  cordas. — Digas  la  veritat. — Nooy  se  res 
mes.  Y  las  cordas  se  son  trencadas.  Mire  que  ha  de  passar  divuit  tor- 
ments. Senyors,  ne  passaré  cinquanta. 

.Y  en  continent  dits  comissaiis  lo  han  tornat  fer  lugar  ab  novas  llinge- 
tas  en  lo  segon  torment,  y  lo  han  tornat  exortar  con  en  lo  primer  inter- 
rogatorí,  y  dit  Carlos  de  Llar  ha  dit:  Senyors,  jo  he  dit  la  veritat,  se- 
oyor,  donaume  paciencia;  senyor,  donaume  paciencia.  Tiran.  Digas  la 
veritat,  y  las  cordas  se  son  trencadas. 

,  Y  lo  han  tornat  posar  en  lo  tercer  torment  de  las  llingetas,  ab  novas 
llingetas,  y  lo  han  exortat  com  en  lo  piimer  interrogatorio  y  dit  Carlos 
de  Llar  ha  dit:  Senyor,  jo  he  dit  la  veritat,  tot  m'  es  morir  en  los  tor- 
ments 6  altrament,  jo  estich  resolt,  fassan  lo  que  vullan.  Tirau  las  cor- 
das.  Tiran.  Digas  la  veritat.  Tiran.  Que  m'  maten.  Digas  la  veritat. 
Senyors,  he  dit  la  veritat.  De  tot  siau  alabat,  senyor.  Y  las  cordas  se 
90Q  ronipudas. 

.Y  dits  comissaris  lo  han  posat  al  torment  dit  de  lasjnunyecas,  y  lo 
han  exortat  com  en  lo  primer  interrogatori,  y  dit  Carlos  de  Llar  ha  dit: 
Senyor,  ja  he  dit  la  veritat.  Y  dits  comissaris  han  manat  ais  ministres 
que  tirassen  las  cordas.  Diga  la  veritat.  Senyor,  no  y  se  res,  talíeume  los 
brassos  y  fassau  de  mi  lo  que  siaux  sevits.  Diga  la  veritat.  Senyor,  jo' m 
moro.  Diga  la  veritat.  Senyor,  ¿es  possible?  Ja  he  dit  la  veritat;  jo  m' 
esclato,  senyor,  jo  so  mort,  mátenme,  •  no*m  fasseu  patir  mes,  senyor. 
vos  ho  sabeu,  mare  de  Deu,  que  m'esclato,  ¿es  posible  quejo  haja  de  patir 
tant?  senyor,  vos  ho  sabeu  si  he  dit  la  veritat.  Y  dits  comissaris  han 
manat  añuxar  las  cordas.  ¡Ay!  que  m'esclato,  jo*m  moro,  per  amor  de 
Deu  siat  tot.  ¡Ay,  senyor!  ¡quants  son  vostres  secrets! 

.Y  dits  comissaris  lo  han  manat  posar  al  segon  torment  de  las  mu- 
nyecas,  y  lo  han  exortat  com  en  lo  primer  interrogatori,  y  dit  Carlos  de 
Llar  ha  dit:  tot  es  morir,  de  una  manera  ó  de  altra,  jo  ne  estich  resolt, 
y  morir  ara  ó  despres,  tot  es  morir,  jo  ne  estich  resolt,  jo  he  fet  un  acte 
de  contrició  antes  de  venir  en  la  present  tortura,  ara  ja  estich  resolt. 


214  VÍCTOR  BALAGVBR 

ofreció  de  dar  cuartel  los  migueletes,  pues  hasta  enton- 
ces no  se  había  dado  á  francés  ninguno;  pero  ya  en 
adelante^  tentados  por  la  codicia,  fueron  más  humanos, 
y  sus  prisioneros  librados  por  rescate. 

En  Mayo  de  1674  se  puso  en  campaña  el  duque  de 
San  Germán,  virrey  de  Cataluña.  Habiendo  reunido  un 
cuerpo  de  8.000  infantes  y  2.5oo  caballos,  atravesó  los 


aquí  estich,  fassan  de  mi  lo  que  vullan,  que  no  m  importa  res.  Y  dits 
combsaris  han  manat  tirar  las  cordas.  Jo,  sois  salve  la  ánima,  no  sem 
dona  res  del  eos.  Tiran  las  cordas.  Diga  la  veritat.  No  y  puch  dir  res 
mes.  Diga  la  veritat.  Senyor.  ja  la  he  dita.  Tiran  las  cordas.  Ja  la  he 
dita.  Senyor,  jo  me  moro,  me  revento.  Mare  de  Deu,  confessió;  Senyor. 
confessió-,  Senyor,  Ilevaume  la  vida;  jo  he  dit  la  veritat.  ¡Ay!  que  m' 
matan,  Mare  de  Deu,  que  m'  matan.  Mare  de  Deu,  que  m'  moro  scns 
confessió;  ¡ay!  desdixat  demf;  ¡ay!  senyor,  que  m*  re  vento.  ¡Ay!  quem'* 
volen  fer  dir  lo  que  jo  no  sé;  que  m'  maten;  ¡ay!  senyor,  que  so  moit 
per  amor  de  Deu,  fassenme  venir  un  confessor.  Senyor,  ¿es  posible  que 
m*  fassen  morir  sens  confessió?  <£s  posible  que  vullan  fermé  dir  lo  qoe 
no  sé?  Sefior,  vos  sabeu  si  la  he  dita.  Senyor,  mes  me  estimo  salvar  la 
ánima  que  no  condenarme:  jo  deffenso  la  veritat;  Senyor,  molta  merct 
me  feu,  que  m'  donau  trevalls. 

kY  dits  comissaris  lo  han  manat  posar  en  lo  tercer  torment  de  las 
munyecas,  y  altra  vegada  lo  han  exortat  com  en  lo  piimer  interrogatori 
y  dit  Carlos  de  Llar  ha  dit:  Jo  estich  resolt  á  morir;  jo  no  se  res,  de- 
xenme  confessan  y  dits  comissaris  han  manat  ais  ministres  de  tirar  las 
cordas.  Senyor,  ja  he  dit  la  veritat.  Tiran  las  cordas.  Diga  la  veritat. 
Ay,  mare  de  Deu,  mataume,  Senyor,  ja  la  he  dita.  Mare  de  Deu,  jo  m* 
moro,  jo  m'  moro.  Diga  la  veritat.  ¡Ay  Mare  de  Deu!  Tiran.  Matéame; 
¡ay,  Senyor,  donaume  paciencia  en  los  treballs!  Tiran  las  cordas.  ¡Ay. 
que  estich  mort!  ¡Ay  so  mort!  Tiran.  Diga  la  veritat.  ¡ Ay  que  so  mort! 
Afluxan  las  cordas. 

„Lo  doctor  en  medicina,  Joan  Casanova,  y  1*  cinijía,  Florcnci  Caste- 

llet,  certifican:  que  havent  regonegut,  etc que  es  impossible 

sens  perdres  la  vida  poder  passar  á  altres  ni  consemblants  torments,  y 
encara  que  no  s'  tornia  en  los  torments  te  grandissim  períll  de  la  vida 
dins  breu  temps. 

ȣn  virtud  de* lo  consell  decreta  que  no  sia  aplicat  me 

á  la  tortura.  „ 

(£1  desgraciado  D.  Carlos  falleció  dos  ó  tres  días  después.) 


i  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXVIII.      215 

¡ollado  de  Portell;  asentó  su  campo  en 
castillo  rindió;  pasó  el  Tech  derrotan- 
ncés  Le  Bret;  ocupó  el  pueblo  del  Bou- 
a  parte  de  sus  tropas  á  poner  sitio  á 
eron  también  en  su  poder,  tomadas  por 
í  por  pactos,  varias  plazas  importan- 
las  de  Ceret  y  Arles.  Las  crónicas  ha- 
1  motivo  de  los  encuentros  que  enton- 
ar con  los  franceses,  del  valor  y  activi- 
nxeria  y  del  bayle  de  Masagoda,  otro 
los  migueletes  i. 

tel  duque  de  San  Germán  fué  brillante. 
:  le  rindió  el  fuerte  de  Bellagarde,  llave 
uerta  de  Francia  por  aquel  lado;  y  due- 
eza,  que  le  daba  los  medios  de  guardar 
>  Pirineos,  el  virrey  de  Cataluña  envió 
s  al  sitio  de  Banys,  en  cuyo  auxilio,se 
el  conde  Federico  de  Schomberg,  que 

n  la  pñrncra  edick'm  de  esta  obra,  siguiendo  á  Fe- 

0  dejo  en  esta  seijunda.  pero  no  sin  hac^runa  rcc- 

incia  de  Gerona  ningún  pueblo  que  se  llame  Ma- 
pueblo,  cábela  municipal  del  dislrllo  de  Olot,  lla- 
inis.  el  personaje  de  que  aqui  se  trata  no  era 
;  autoridad,  sino  que  éste  era  su  apellido.  Se  lla- 
e  Massera,  natural  del  pueblo  de  Bassagoda.  y  era 
e  Bassagoda,  del  mismo  modo  que  en  nuestros 
lOcidas  por  Batlle  de  Parcb,  Ballle  de  Paiau,  ele. 
:  que  ninguno  de  estos  individuos  sea  bayle  ü  al- 

1  pueblo.  Con  los  relatos  de  la  tradici<'>n,  las  CO' 
DS  y  los  librcis  de  los  historiadores  y  cronistas,  el 
iral  de  Bassagoda,  iia  ido  convirtiéndose  en  un 
lasagoda. 

;  un  estudio  histórico  que  con  buena  critica  pu- 
is  de  Puig  en  la  S¿vÍ3Ía  de  Gtreita.  tomo  II.  píigi' 
de  iMasagoda  ó  Bauagedai  con  el  cual  nos  rec- 


«■"I  *  r 


2l6 


VÍCTOR   BALAGÜER 


acababa  de  llegar  al  Rosellón  con  tropas  francesas  de 
refresco. 

A  últímos  de  Junio  tuvo  lugar  una  gran  batalla  en 
los  campos  de  Maurellas.  Ganóla  también  el  duque  de 
San  Germán,  haciendo  en  ella  proezas  memorables 
aquellos  temidos  jefes  de  los  migueletes  Trinxería  y  el 
bayle  de  Masagoda^  cuyo  soló  nombre  aterraba,  los  ter- 
cios de  la  diputación  catalana  mandados  por  el  mar- 
qués de  Aytona,  y  los  de  Barcelona  y  Vich  al  mando 
de  sus  maestres  de  campo  D.  Francisco  Mari  y  D.  Ma- 
nuel  de  Senmanat.  £n  esta  funesta  jornada  tuvieron 
gran  pérdida  los  franceses.  Dejaron  en  el  campo  más 
de  i.ooo  cadáveres,  retiraron  muchos  heridos,  y  que- 
daron en  poder  de  los  españoles  340  prisioneros,  entre 
ellos  algunos  de  cuenta,  como  el  hijo  del  conde  de 
Schomberg  y  el  general  de  la  caballería,  parte  de  la  ar- 
tillería, 600  caballos,  la  mayor  parte  de  las  acémilas  y 
muchas  armas  y  otros  objetos. 

El  duque  de  San  Germán  se  aprovechó  de  esta  victo- 
ria para  adelantar  hasta  el  Tech  sus  líneas  de  Maure- 
llas, y  construyó  eotre  Ceret  y  este  río  un  pequeño  fuer- 
te para  defender  el  paso. 

Luis  XIV,  á  fin  de  operar  una  diversión  favorable  á 
Schomberg,  había  resuelto  que  una  escuadra  atacase  á 
Barcelona.  V.eintidós  galeras  comparecieron  á  mediados 
de  Agosto  delante  de  Rosas,  donde  debían  esperar  el 
resto  de  la  flota.  Entonces,  según  parece,  un  oficial  an- 
daluz, llamado  D.  Diego  de  Flores,  quiso  entregar  el 
castillejo  de  Rosas  que  estaba  á  su  cargo,  y  á  este  efec- 
to se  embarcó  una  noche  en  un  bote  para  reunirse  á 
las  galeras;  pero  no  siéndole  posible  llegar  á  ellas,  fué 
á  desembarcar  en  San  Pedro  de  Rodas,  donde  le  pren- 
dieron, arcabuceándole  luego  en  Rosas.  La  armada  na- 
val de  Francia,  después  de  efectuada  su  unión,  y  en- 
contrándose fuerte  de  20  navios  y  25  galeras,  quiso  lie- 


TALUiÍA.— UB.  X.  CAP.  XXXVnI.       it? 

tentó  de  bombardear  á  Barcelona, 
ida  por  una  violenta  tempestad  el  3 
de  alejarse  á  toda  prisa  de  las  cos- 

jbtuvieron  los  españoles  otra  victo- 
ises,  rechazando  á  Schomberg,  que 
levo  las  lineas  de  Maurellas.  Focos 
leral  Le  Bret  y  D.  Juan  de  Dárde- 
balleria  francesa,'  tendieron  una  em- 
t  Masagoda  y  á  sus  paisanos  y  mi- 
nsiguieron  librarse,  pereciendo  Dár- 
mismo  bayle.  Era,  sin  duda,  este 
>  deudo  de  aquel  otro  del  mismo  ape- 
i  parte  habia  tomado  en  los  movi- 

ire,  á  la  noticia  de  que  habían  lle- 
[nbarcar  en  Barcelona  5.ooo  hom- 
:a  el  duque  de  San  Germán,  condu- 
a  holandesa  del  almirante  Tromp, 
ichomberg  se  decidió  á  abandonar 
rándose  á  acantonar  sus  tropas  en 
^illafranca. 

8  decidió  el  duque  de  San  Germán 
a  campaña  de  aquel  año,  y  á  17  de 
tU  vez  el  campo  de  Maurellas,  de- 
is  de  presidio  en  Bellagarde,  fuerzas 
llana  y  La  Junquera,  y  viniéndose 
ide  entró  el  ejército  el  28  del  mis- 

I  que  dicen  los  historiadores  france- 
os  fuertes  ejércitos  que  la  Francia 
sostener  en  los  Países  Bajos,  no  le 
os  medios  de  reforzar  el  del  Rose- 
por  el  contrario,  los  españoles  alia- 
ses y  de  los  imperiales,  á  la  sazón 


2l8  VÍCTOR   BALAGUER 

*  

las  dos  naciones  más  belicosas  de  Europa,  podían  situar 
fuerzas  imponentes  en  todas  sus  fronteras.  Sin  embar- 
go, este  estado  de  cosas  cesó  cuando,  á  fines  del  1674, 
se  sublevó  Mesina  contra  España^  reclamando  el  apoyo 
de  la  Francia.  Carlos  II  vióse  obligado  por  esta  causa 
á  debilitar  su  ejército  de  Cataluña  para  reforzar  sus  tro- 
pas de  Sicilia. 

Cambiaron,  pues,  de  faz  las  cosas,  y  hallamos  que 
si  en  1674  fueron  los  españoles  quienes  invadieron  el 
Rosellón,  al  siguiente  año  de  1675  tomaron  los  france- 
ses el  desquite  invadiendo  á  Cataluña,  para  lo  cual 
pusieron  en  campaña  un  ejército  de  10.000  infantes  y 
3.5oo  caballos,  á  más  de  varías  compañías  de  migúele- 
tes  organizadas  por  Schomberg  para  oponerlas  en^  la 
Cerdaña  y  en  el  Vallespir  á  las  temibles  de  Cataluña 
mandadas  por  Trinxeríay  el  bayle  de  Masagoda,  los 
cuales  eran  el  terror  y  el  azote  de  las  comarcas  limítro- 
fes, habiendo  llegado  una  vez  el  primero  bástalas  puer- 
tas mismas  de  Perpiñán  con  su  partida,  al  decir  del  ana- 
lista Feliu. 

La  mira  principal  d^  los  franceses,  desde  el  momento 
de  conocerse  fuertes  para  invadir  la  Cataluña,  habiade 
ser  la  de  recobrar  el  castillo  de  Bellagarde,  cuya  pose- 
sión, asegurando  á  los  españoles  el  libre  paso  de  los  Pi- 
rineos, les  daba  una  ventaja  inmensa.  Para  poder  apo- 
derarse de  este  fuerte,  era  preciso  aislarle  del  ejército 
español,  y  por  eso  Schomberg  penetró  en  el  Ampurdán 
por  el*  collado  de  Banyuls,  yendo  á  sentar  su  campo 
entre  AguUana  y  La  Junquera.  Sucedió  esto  el  9  de 
Mayo  de  1675. 

A  la  primera  noticia  del  movimiento  de  las  tropas 
francesas,  t{  duque  de  San  Germán  envió  al  general  de 
la  artillería  D.  Francisco  Velasco  para  disponer  alguna 
oposición,  y  quedóse  él  en  Barcelona  á  fin  de  solicitai 
las  levas  del  Principado,  partiendo  en  seguida  á  situarse 


ITALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXVIII.      2I9 

onde  llegó  el  mismo  dia  9,  que  fué 
I  francés. 

ibía  deliberado  el  Consejo  de  Ciento 
de  l^oo  hombres  y  que  los  mandase 
como  coronel,  para  lo  cual,  con  las 
istumbre,  se  enarboló  la  bandera  de 
-móse  el  tercio  en  tres  días,  y  pareció 
si  gasto,  que  partiese  sin  el  conceller. 

i3  de  Mayo,  día  designado  para  la 
salió  éste  de  lá  universidad  literaria, 
a  iglesia  catedral,  donde  era  costum- 
e  se  dirigiese  la  hueste  catalana,  an- 
paSa,  para  implorar  el  apoyo  de  la 
1  ciudad.  Ejecutada  esta  ceremonia, 

el  maestre  de  campo  D.  Francisco 
voces  de  mando  oportunas,  cuando 
leza  que  no  era  obedecido.  En  efecto, 
lose  en  abierta  insubordinación,  ma- 
gritos  que  no  saldría  hasta  que  un 

de  coronel,  les  condujese  al  campo 
se  había  dicho  y  prometido.  Todos 
arí  fueron  inútiles  para  calmar  á  los 
tienes,  tomando  la  resolución  de  de- 
sia,  pusieron  guardias  en  las  puertas, 
todos  los  que  estaban  dentro.  En  vis- 
e  el  tercio  pedía  con  razón,  se  reunió 
,  y  fué  nombrado  coronel  el  conce- 
ié  Bover  y  Agulló,  teniente  coronel 
manat,  y  acompañantes  del  conceller 
José  Navel. 

3n  esta  medida  el  tercio,  y  el  i5  de 
to  y  ufano  de  Barcelona  con  su  con- 
rente,  dirigiéndose  á  Gerona,  donde 
:ibido  con  todos  los  honores  debidos 
indo  la  plaza  su  artillería,  y  entran- 


220 


VÍCTOR   BALAGUER 


do  en  la  ciudad  en  medio  del  duque  de  Medinasidoniay 
el  general  D.  Francisco  Velasco,  que  le  esperaban  á  la 
puerta. 

Tenia  el  duque  de  San  Germán  un  cuerpo  avanzado 
de  observación  en  Pont  de  Molíns,  compuesto  de  2.000 
infantes  y  700  caballos,  á  las  órdenes  de  D.  Guillermo 
Cascar.  El  12  de  Mayo  marchó  Schomberg  sobre  este 
cuerpo,  que,  no  hallándose  fuerte  para  resistir,  se  retiró 
á  Bascara,  donde  el  duque  habia  establecido  su  cuartel 
general.  Esta  retirada  de  Cascar  dejó  á  Schomberg 
dueño  de  Figueras  y  de  casi  todo  el  Ampurdán.  Fue- 
ron avanzando  los  franceses,  aunque  muy  molestados 
por  las  incansables  compañías  de  migueletes,  siempre 
prontos,  activos  y  valientes,  conocedores  prácticos  del 
país,  que  tan  pronto  sabían  presentarse  unidos  como 
dispersarse,  para  reaparecer  á  la  hora  más  impensaday 
cuando  más  lejos  se  les  creía,  sin  que  jamás  les  arre- 
drasen ni  las  lluvias,  ni  el  calor,  ni  el  frío,  ni  la  fatiga, 
ni  el  miedo. 

Schomberg,  para  adelantarse  hasta  Gerona,  tenia 
que  forzar  el  paso  del  río,  á  la  otra  orilla  del  cual,  en 
Bascara,  estaba  el  duque  de  San  Germán  con  su  hues* 
te.  Una  primera  tentativa  para  pasar  el  río  tuvo  mal 
éxito,  siendo  el  enemigo  rechazado  por  3oo  migueletes 
y  paisanos  que  mandaba  el  bayle  de  Masagoda  y  una 
compañía  del  regimiento  de  la  Guardia;  pero  en  una 
segunda  tentativa  fué  el  francés  más  afortunado,  reti- 
rándose el  ejército  español  á  Gerona  y  apoderándose 
Schomberg  de  Bascara. 

Dicen  los  autores  franceses  que  Schomberg  no  tenía 
intención  de  poner  sitio  á  Gerona;  pero  que  hallándose 
ya  tan  cerca,  decidió  tomar  esta  plaza.  En  efecto,  co- 
menzó  á  hacer  los  preparativos  para  el  sitio.  El  duque 
de  San  Germán  salió  de  la  ciudad,  instado  por  todos, 
pues  le  representaban  que,  permaneciendo  él  en  la  pía* 


USa. — tlB.  X.  CAP,  XXXVIll,      221 

ado  sin  cabeza  que  le  gobernase, 
E  gobernador  ei  general  de  artr- 
lasco  y  el  conceller  de  Barcelona 
ipital.  La  ETuamíción,  á  más  de 
tercio,  la  formaban  también  los 
ida,  Tortosa,  Balaguer,  Tarra- 
iudades  de  Cataluña, 
ué  de  poca  duración.  El  francés 
s  exteriores;  pero  la  plaza  resis- 
eía  continuamente  molestado  el 
:6  repentinos  que  daban  al  cam- 
ueletes,  guiados  por  Lamberto 
le  de  Masagoda.  En  uno  de  estos 
itado  bayle,  á  quien  las  memo- 
laman  el  valiente,  renombre  que 
aquistarse  por  su  intrepidez  y 
!0  desmentida. 

erg  de  que  no  era  cosa  fácil  apo- 
tardó  en  levantar  el  sitio,  reti- 
le permaneció  en  inacción  com- 
lel  mes  de  Junio,  pasando  luego 
da  á  sentar  su  campo  cerca  de 

empo  no  se  descuidaron  los  mi- 
quienes  bien  se  puede  decir  que, 
ivieron  todo  el  peso  de  aquella 
ngar  la  muerte  del  bayle  de  Ma- 
5S  franceses  un  momento  de  des- 
cesar,  cayendo  sobre  ellos  repen- 

sus  convoyes  y  diezmando  no- 
r  medio  de  atrevidas  y  arriesga- 

siempre  á  cabo  con  éxito  ventu- 
a  de  estas  jomadas  era  el  capi- 
ía  reemplazado  al  bayle  de  Ma- 


-s  -^-- 


222  VÍCTOR   BALAGUER 

Desde  Figueras  quiso  Schomberg  dar  un  golpe  de 
mano  contra  sus  encarnizados  enemigos^  los  miguele- 
tes,  destruyendo  la  villa  de  Massanet  de  Cabrenys,  que 
era  su  plaza  de  armas.  Al  efecto  envió  contra  ella  4.000 
infantes  y  5oo  caballos  al  mando  del  general  Le  Bret, 
con  encargo  de  pasarlo  todo  á  sangre  y  fuego  y  des- 
truir la  población.  Massanet  se  resistió  con  heroismo, 
haciendo  proezas  inauditas  el  capitán  José  Boneu,  que 
con  poca  gente  detuvo  todo  el  ímpetu  de  los  enemigos, 
defendiendo  la  población  calle  á  calle»  casa  á  casa  y 
palmo  á  palmo  hasta  retirarse  á  la  iglesia,  donde  des- 
pués de  una  desesperada'  resistencia  se  tuvo  que  rendir, 
siendo  llevado  prisionero  á  Francia.  En  cuanto  á  la  po- 
blación, fué  pasada  á  saco  y  á  fuego.  Sucedió  esto  á 
mediados  de  Julio. 

Le  Bret  fué  en  seguida  á  incorporarse  con  el  ejército 
que  había  ido  á  poner  sitio  á  Bellegarde.  Pocos  días 
bastaron  á  Schomberg  para  apoderarse  de  este  fuerte, 
que  hubiera  podido  resistir  por  mucho  más  tiempo,  á 
ser  otro  acaso  el  gobernador.  Bellegarde  capituló  el  25 
de  Julio,  y  al  decir  del  capitán  Caissel,  autor  de  unas 
Memorias  de  aquella  guerra,  como  testigo  de  vista,  se 
estipuló  en  uno  de  los  artículos  de  la  capitulación  que 
podían  salir  con  el  gobernador  tres  personas  tapadas 
sin  que  se  las  pudiese  detener  ni  hacer  descubrir  el 
rostro. 

La  caída  de  Bellagarde  devolvía  á  las  fronteras  del 
Rosellón  su  seguridad,  y  al  ejército  francés  la  libertad 
de  entrar  en  Cataluña  sin  obstáculo.  Schomberg,  toma- 
da aquella  plaza,  entró  en  el  Rosellón,  y  ya  este  año 
no  hubo  otro  suceso  que  el  de  una  tentativa  hecha  por 
los  franceses  en  Setiembre  para  apoderarse  de  Puigcer- 
dá.  La  plaza  estaba  bien  presidiada,  se  defendió  vale- 
rosamente, retiróse  el  francés,  y  terminó  la  campaña 
de  1675. 


— L18.  X.  CAP.  XX  XA 

nán  fué  reempla; 
a,  por  el  marqués 
>na  á  4  de  Novietr 
n  el  Principado  i 
to,  atendiendo  á  i 
guerra,  pero  no 
jnstancias  se  adn 
'ado  el  monarca,  ; 

;1  gobierno  francí 
:  y  general,  en  ree 
ontault,  mariscal 
iprender  con  vigoi 


e  advierle  que  en  lodo 
o  de  fuentes  al  autor:  1i 
lente  los  Diitarioí,  los 
o  bastante  exactos;  un 
Miguel  Vinyals,  de  Tb 
a  EtpaHa  dade  ü  rtatm 
tí,  de  Wdss;  la  Silatiói 
ria  y  Guia,  de  Henry, ; 
¡alia no  y  Ortii  de  la  Vi 


VÍCTOR   BALAGUBI 


CAPÍTULO  XX 


Soipresa  de  Figueras  por  el  francés,— Vuelve 
dan. — Nuevo  virrey. — Hazafla  de  tos  núf 
Trancesa.— Sube  D.  Juan  de  Austria  al  pw 
'  talufla. — Funesta' jomada  de  Espolia. — Caj 
Sitio  y  defensa  de  Puigcerdá. — Su  capitula 
Nueva  guerra. — Invasión  de  los  franceses,- 
ws  í  orillas  del  Ter.— Sitio  de  Gerona.— I 
de  Bascara. — Pérdida  de  Cadaqués. — Treg 


(De  1676  Á  1684 


La  campaña  del  1676  c 
pe  de  mano  del  francés  sobre  Figtii 
NavaiUes  destacó  un  campo  volant 
mente  los  Pirineos,  y  se  arrojó  de 
güeras,  apoderándose  de  ella  por  so 
un  tiro.  Todo  el  tercio  de  Barcelons 
nición  en  dicha  villa,  quedó  hech 
maestre  de  campo  Francisco  Mar 
Francia  los  prisioneros. 

Tuvo  lugar  este  suceso  á  primer 
después  llegó  el  grueso  del  ejército 
de  12.000  infantes  y  3, 000  cabaltc 
impunemente  por  el  Ampurdán  ha 
to,  habiéndose  retirado  nuestra  ge; 
es  verdad  que  el  virrey  marqués  d( 
mo  en  disposición  de  abrir  la  cam] 
más  que  á  Gerona,  de  donde  regre 
descansar  de  sus  fatigas  en  una  cas 
blo  de  Tayá. 

A  esto  se  redujeron  todas  las  prc 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXlX.     225 

SerralvOy  que  aquel  mismo  año  fué  reemplazado  en 
su  cargo  de  virrey  por  el  príncipe  de  Parma,  cuyo  ju- 
ramento admitió  Barcelona  con  las  protestas  de  cos- 
tumbre. 

Los  anales  de  este  año  no  consignan  otro  suceso  dig- 
no de  nota  por  nuestra  parte  que  el  de  una  acción  lle- 
vada á  cabo  por  el  capitán  Trínxeria  y  sus  migueletes 
cerca  de  Besalú^  donde  batieron  á  los  franceses^  siendo 
éstos  mucho  mayor  en  número. 

Más  favorables  fueron  aún  para  el  enemigo  las  cam- 
pañas de  1677  y  78.  Los  franceses,  después  de  haberse 
retirado  á  invernar  en  el  Rosellón,  volvieron  con  la  pri- 
mavera del  1677,  entrando  esta  vez  por  la  parte  de  Ca- 
taluña, á  tiempo  que  el  principe  de  Parma  invadía  el 
Rosellón,  el  cual  hubo  de  abandonar  pronto,  retirándo- 
se al  Ampurdán. 

En  Enero  de  este  año  había  D.  Juan  de  Austria  su- 
bido al  poder,  alegrándose  toda  la  nación,  que  creía  iban 
á  tomar  las  cosas  públicas,  con  este  acontecimiento,  me- 
jor y  más  acertado  rumbo.  Pero  el  príncipe  D.  Juan, 
como  ministro  de  Carlos  II,  defraudó  las  esperanzas 
que  en  él  se  habían  cifrado.  A  29  de  Enero  llegó á  Bar- 
celona la  noticia  de  la  elevación  de  D.  Juan,  y  fué  re- 
cibida con  Te-Deum,  luminarias  y  fiestas  públicas,  que 
duraron  tres  días.  ¿Cómo  no  había  de  tener  confianza 
Barcelona,  y  Cataluña  toda,  en  aquel  príncipe  á  quien  se 
había  dado  generoso  asilo  en  estas  tierras  cuando  pros- 
crito, amparándole,  protegiéndole,  facilitándole  medios 
para  llegar  al  poder?  Sin  embargo,  nada  se  consiguió 
de  él.  El  nuevo  ministro  no  recordó  ni  lo  que  había 
solemnemente  prometido  al  entrar  como  general  y  vi- 
rrey en  esta  ciudad  en  i652,  ni  tampoco  lo  que  ofrecie- 
ra cuando  fugitivo  y  desterrado  sólo  aquí  halló  un  asilo 
y  sólo  aquí  la  protección  que  en  todas  partes  se  le  ne- 
gaba en  aquellas  circunstancias.  En  vano  se  envió  á  la 

TOMO  XVI  15 


225  VÍCTOR    BALAGÜER 

corte  una  embajada  para  recordar  á  D.  Juan  aquella 
deuda  de  gratitud,  pedirle  que  fuesen  devueltos  los  pri- 
vilegios que  la  Corona  se  había  reservado  y  suplicar  al 
rey  que  viniese  á  jurar  las  libertades  del  país.  Todo 
inútilmente.  Carlos  II  pasó  á  Zaragoza  para  coro- 
narse, jurar  y  celebrar  Cortes,  pero  los  catalanes  se 
hubieron  de  contentar  con  saber  que  había  estado  en 
Aragón. 

No  es  extraño,  pues,  que  el  analista  Feliu  déla  Peña, 
que  vivía  en  aquella  época,  estampe  en  sus  anales  las 
siguientes  palabras:  «Poco  debimos  los  catalanes  al  se- 
ñor D.  Juan,  así  en  esto  (lo  de  la  venida  del  rey)  como 
también  en  no  cumplir  á  la  ciudad  lo  ofrecido  al  entre- 
garse á  la  obediencia  de  S.  M.,  año  i652.»  Palabras  muy 
significativas  en  boca  del  analista  Feliu,  tan  inclinado 
á  adular  á  los  poderosos. 

Y  sin  embargo,  ¿cómo  pagó  Cataluña  la  ingratitud 
del  ministro?  Sirviendo  en  Junio  al  rey  con  un  donativo 
extraordinario  de  Soo.ooo  escudos  para  asistir  á  los  gas- 
tos de  la  guerra,  guerra  que  en  el  país  sostenía  Catalu- 
ña casi  con  sus  solas  fuerzas,  pues  la  mayor  parte  de 
las  tropas  españolas  regulares  se  habían  enviado  á  Me- 
sina  ó  estaban  en  las  otras  naciones  extranjeras,  donde 
había  que  sostener  el  pabellón  español. 

Lo  que  hizo  D.  Juan  fué  enviar  á  Cataluña  por  virrey 
al  conde  de  Monterey,  el  cual  no  contó  en  este  país  más 
que  derrotas,  pues  no  era  ciertamente  el  hombre  que  se 
necesitaba  para  oponerle  al  mariscal  de  Navailles.  Púso- 
se á  sus  órdenes  una  división  de  ii.ooo  hombres  que  an- 
tes se  destinaban  á  Sicilia,  y  con  ellos  y  los  tercios  de 
Cataluña  marchó  contra  el  mariscal  francés,  que  estaba 
en  el  Ampurdán.  No  considerándose  fuerte  Navailles 
para  hacer  frente  á  Monterey,  se  declaró  en  retirada,  em- 
peñándose el  general  español  en  seguirle,  con  tan  poci 
prudencia  como  falta  de  acierto.  Con  este  temeraric 


HISTOPIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XXXIX.      227 

avance  comprometió  la  división,  que,  introduciéndose 
en  los  barrancos  de  Espolia,  se  vio  á  merced  del  francés, 
el  cual  se  apresuró  á  trocar  su  carácter  de  ofendido  en 
el  de  ofensor.  Fatal  jornada  fué  la  de  Espolia  para  las 
tropas  españolas  y  catalanas,  que  se  batieron,  sin  em- 
bargo, con  tanta  bizarría  como  desgracia.  Los  france- 
ses perdieron  i.ooo  hombres;  pero  los  españoles  tuvie- 
ron 4.000  entre  muertos  y  heridos,  800  prisioneros,  y 
hubieron  de  llorar  la  muerte  del  duque  de  Monteleón,  del 
conde  de  Fuentes,  del  vizconde  de  San  Jorge  y  de  otros 
capitanes  de  cuenta. 

Tuvo  lugar  este  suceso  á  primeros  de  Julio  de  1677, 
descorazonándose  de  tal  manera  los  generales  españoles, 
que  ya  no  tuvieron  ánimo  para  intentar  otra  empresa. 
Algunos  dieron  su  dimisión  y  se  retiraron,  entre  ellos 
el  maestre  de  campo  y  general  D.  José  Galcerán  de  Pi- 
nos, que  desde  entonces  vivió  retraído  y  apartado  de  lOvS 
sucesos,  disgustado  por  no  haberse  seguido  su  parecer, 
que  era  el  de  embestir  á  los  franceses  antes  de  que  efec- 
tuasen su  retirada  á  Espolia. 

Con  una  hueste  de  20.000  hombres  comenzó  en  Abril 
de  1678  la  campaña  el  mariscal  de  Navailles  ',  pene- 
trando en  Cerdaña  y  yendo  á  poner  sitio  á  Puigcerdá. 
Brava  y  heroicamente  se  defendió  esta  plaza,  cuyo  go- 
bernador era  D.  Sancho  de  Miranda,  soldado  de  valor, 
que  tenia  de  guarnición  i.ioo  infantes,  200  caballos  y 
500  paisanos  de  la  villa,  divididos  en  seis  compañías, 
que  obedecían  por  coronel  al  cónsul  en  cap  de  Puigcer- 
dá, D.  Gaspar  Mauri. 

1  Feliu  de  la  Peña,  y  siguiéndole  h.  él  otros,  llaman  á  este  maiiscal 
duque  de  Noaillés.  Es  un  error.  Hubo  en  Francia  en  aquella  misma  épo- 
ca dos  mariscales,  llamado  el  uno  Felipe  de  Montaud  de  Benal,  duque 
de  Navailles,  que  es  el  de  que  aquí  se  trata,  y  otro,  cuyo  nombre  era 
Ana  Julio,  duque  de  Noaillés;  pero  éste  no  hizo  la  guerra  en  Cataluña 
hasta  algunos  años  más  larde,  como  tendremos  ocasión  de  ver. 


228  VÍCTOR   BALAGUER 

Fneiron  los  franceses  rechazados  en  el  primer  asalto, 
que  dieron  el  3  de  Mayo  con  péMida  de  800  hombres, 
y  entonces  Navailles  hizo  minar  el  bastión  por  donde  • 
intentaba  de  nuevo  acometer.  Voló  la  mina  el  dia  16; 
pero  en  vez  de  hacer  estragos  en  los  sitiados,  hizole  en 
los  sitiadores,  matándoles,  según  unos,  400  hombres, 
y  según  otros,  160.  Esto  no  obstante,  abierta  la  brecha, 
dióse  un  segundo  asalto,  siendo  también  rechazados  los 
franceses  por  el  heroísmo  de  la  guarnición  y  paisanos 
de  Puigcerdá.  Con  nuevas  minas  se  ensancharon  las  bre- 
chas; pero  con  nuevas  defensas  acudian  á  cerrarlas  los 
sitiados,  trabajando  noche  y  día  en  estas  obras  ancianos, 
mujeres  y  niños. 

Monterey  hacia  en  tanto  grandes  preparativos  para 
ir  en  socorro  de  la  plaza  amenazada.  Reunió  cuantas 
tropas  pudo;  formóse  un  tercio  de  700  hombres  por  la 
ciudad  de  Barcelona,  cuyo  mando  se  confío  al  maestre 
de  campo  D.  Manuel  de  Senmanat;  congregóse  la  pro- 
vincia á  somatén  general,  y  por  Vich  y  Ribas  adelantó 
la  hueste  hasta  llegar  á  legua  y  media  de  Puigcerdá.  El 
socorro  de  la  plaza  parecía  seguro,  y  sin  embargo  no  fué 
así.  De  pronto  dio  orden  el  conde  de  Monterey  para  que 
se  retirasen  las.  fuerzas,  que  habían  ya  tomado  buenas 
posiciones,  y  él  mismo  volvió  atrás  tornándose  á  Bar- 
celona, sin  que  ni  siquiera  se  escaramuceara  al  enemi- 
go más  que  por  los  migueletes  del  capitán  Trinxería. 
Dicen  unos  que  Monterey  tomó  esta  resolución  porque 
no  quiso  exponer  su  ejército;  afirman  otros  que  fué  por 
haber  recibido  noticia  de  la  aparición  de  una  escuadra 
enemiga  en  las  aguas  de  Barcelona.  Lo  cierto  es  que  si 
se  hubiese  atrevido  á  acometer,  el  francés  de  seguro  k) 
hubiera  pasado  mal. 

La  plaza  no  tuvo  entonces  más  recurso  que  capitula: 
con  oposición,  sin  embargo,  de  los  paisanos,  que  protes 
taron,  pues  por  boca  de  su  cónsul  en  cap  dijeron  que  ar 


CATALUÑA. — UB.  X.  CAP.  XXXIX.     229 

sepultados  en  las  ruinas.  No  obstan- 
'  los  capitanes  se  decidieron  á  llevar 
ición,  obteniendo  todos  los  honores 

le  este  suceso  fué  el  último  de  la  cafa* 
la  guerra.  La  paz  llBmada  de  Ni- 
término  á  las  hostilidades  en  Enero 
ratado  la  Francia  quedó  dueña  den- 
anco  Condado,  Valenciennes,  Ipres, 
mer  y  otras  plazas. 
1  paz  de  ccHta  duración.  Sólo  se  sos- 
/  aun  cuando  durante  su  transcurso 
nonarca  español  Carlos  II  con  Marta 
hija  del  duque  del  mismo  nombre, 
ÍCIV,  no  fué  obstáculo  esta  alianza 
romperse  la  guerra  por  nuevas  pre- 
mcés,  quien  reclamaba  el  condado  de 
LS  de  tomarlo  á  viva  fuerza  si  se  le 
I,  y  en  Octubre  de  i683  se  rompieron 
dades  entre  ambas  naciones.  A  últi- 
mariscal  de  Humieres  entró  en  la 
y  á  principios  del  siguiente  de  1684 
6  en  toda  la  extensión  de  los  Países 

qué  parte  acometería  el  francés  la 
parativos  eran  contra  Navarra,  pero 
igo,  pues  el  golpe  le  dio  contra  Ca- 
I  de  Bellefonds,  encargado  del  man- 
unidas  en  el  Rosellón,  entró  por  la 
'  de  Mayo  de  1684  con  un  ejército 
;ruesa  artillería  y  de  gran  copia  de 
lo  de  i5.ooo  hombres  entre  infante- 
siendo  el  general  de  esta  última  un 
.  José  Calvo.  Después  de  haber  atra- 
in,  los  franceses  pasaron  el  río,  ocu- 


230  VÍCTOR   BALAGUEK 

paron  Bascara  el  4  y  se  dirigieron  á  poner  sitio  á  Ge- 
rona. 

A  la  noticia  de  esta  nueva  invasión  de  las  fronteras, 
el  duque  de  Bournonville,  que  era  á  la  sazón  virrey  d^ 
Cataluña,  reunió  cuanta  gente  le  fué  posible  y  din* 
giéndose  á  Gerona,  fué  á  ponerse  junto  al  Ter,  para 
impedir  el  paso  del  rio  á  los  franceses;  pero  éstos  rom- 
pieron por  medio  de  una  brillante  victoria  las  líneas  de 
sus  adversarios,  que  en  gran  confusión  y  desorden  se 
retiraron  á  la  ciudad,  peligrando  mucho  la  misma  per- 
sona del  virrey  en  esta  retirada.  Dejó  el  duque  encar- 
gada la  defensa  de  Gerona  á  su  gobernador  D.  Carlos 
Sucre,  y  se  retiró  á  Hostalrich,  de  donde,  luego  de  ha- 
ber confiado  el  mando  de  este  puesto  al  marqués  de 
Leganés,  se  vino  á  Barcelona  para  atender  á  la  defensa 
de  esta  capital,  amenazada  por  la  escuadra  francesa. 

Gerona  fué  sitiada  el  día  i5  de  Mayo  y  combatida 
con  empeño;  pero  en  este  sitio  memorable. había  de  al- 
canzar aquella  ciudad  ilustre  otro  de  sus  altos  y  legíti- 
mos títulos  de^gloría.  Abierta  brecha  por  dos  lados,  el 
francés  se  lanzó  al  asalto,  que  fué  dado  á  las  nueve  de 
la  noche  del  día  24.  Eñ  este  asalto  Bellefonds  se  apo- 
deró de  la  media  luna  de  Santa  Clara,  sostenida  hasta 
el  último  trance  con  gran  empeño  por  su  gobernador 
Ramón  Calders  y  los  capitanes  Félix  de  Senmanat  y 
Juan  de  Copons,  y  á  pesar  del  fuego  sostenido  de  los 
sitiados  llegó  hasta  el  centro  de  la  ciudad,  en  medio  de 
la  plaza  pública.  Creíase  ya  el  mariscal  dueño  de  Ge- 
rona, cuando  de  repente  se  le  arrojó  encima  el  paisa- 
naje armado,  y  con  valor  extraordinario  hizo  £n  sus 
mejores  tropas  una  carnicería  espantosa;  le  rechazó,  le 
arrojó  de  la  plaza^  le  persiguió,  se  apoderó  de  sus  trin- 
cheras, y  le  obligó  á  partir  presurosamente  y  á  levan- 
tar el  sitio,  dejando  en  poder  de  los  intrépidos  gerun- 
denses  nueve  banderas,  muchos  prisioneros  y  algunas 


HISTORIA  DE  CATALUÑA.  — LIB.  X,  CAP.  XXXIX.      23 1 

piezas  de  artillería.  Tal  fué  para  Gerona  la  gloriosa  no- 
che del  24  de  Mayo  i. 

Habíase  retirado  Bellefonds  al  Ampurdán^  dejando 
en  Bascara  una  guarnición  de  i5o  hombres.  El  capitán 
Trínxeria^  con  sus  arrojados  migueletes  y  un  cuerpo 
de  tropas  que  destacó  el  marqués  de  Leganés,  fué  á  me- 
diados de  Junio  á  caer  sobre  esta  villa,  apoderándose 
de  ella  y  de  toda  su  guarnición,  que  trajo  prisionera  á 
Barcelona. 

En  cambio,  los  franceses  se  apoderaron  de  Cada- 
qqés.  Hostilizada  á  un  mismo  tiempo  esta  plaza  por 
una  escuadra  de  3o  galeras  y  un  cuerpo  enemigo  que 
se  presentó  á  sitiarla  por  tierra,  hubo  de  rendirse  el  23 
de  Junio  con  honrosos  pactos,  no  llegando  á  tiempo  el 
capitán  Trinxería,  que  acudió  precipitadamente  á  soco- 
rrerla. 

Ya  nada  más  de  notable  ocurrió  en  esta  campaña  y 
en  esta  guerra.  Verdad  es  que  la  escuadra  francesa  hizo 
un  amago  sobre  Rosas  y  también  sobre  Barcelona,  en 
cuyas  aguas  se  presentó  en  ademán  de  atacar  á  la  ciu- 
dad, pero  no  llevó 'á  cabo  sus  designios.  Barcelona,  por 
otra  parte,  estaba  prevenida:  tenia  bien  defendidos  sus 
fuertes,  y  había  congregado  su  corónela  á  las  órdenes 
del  entonces  conceller  en  cap  D.  Juan  Jofreu. 

Vino  á  poner  fin  á  la  guerra,  por  el  pronto,  una  tre- 
gua de  veinte  años,  que  se  pactó  entre  ambas  potencias, 
á  consecuencia  de  la  cual  los  franceses  evacuaron  el 
Ampurdán  por  el  mes  de  Setiembre,  volviéndose  el  du- 
que de  Boumonville  á  Barcelona,  donde  fué  reempla- 
zzáo  en  su  cargo  de  virrey  por  el  marqués  de  Leganés, 
á  5  de  Octubre. 

Ya  nuestros  anales  no  hablan  de  otra  cosa  notable 


1     Hcnry,  en  su  H'storía  del  Rosellón,  lib.  IV,  cap.  VII,   cuenta  el 
becho  de  un  modo  distinto,  faltando  á  la  verdad  histórica. 


232 


VÍCTOR   BALAGUBR 


en  este  año,  sino  de  una  horrorosa  tempestad  en  el 
puerto  de  Barcelona  el  19  de  Noviembre,  á  causa  de  la 
cual  se  perdieron  varios  buques,  entre  ellos  la  galera 
capitana,  que  naufragó  con  más  de  3oo  hombres  de  su 
tripulación,  á  más  del  gobernador  de  la  escuadra,  cu}rD 
cadáver  fué  arrojado  á*  la  playa  y  llevado  á  enterrar 
con  gran  pompa  en  la  iglesia  de  Santa  María. 


CAPITULO  XL. 


Carga  de  los  alojamientos. — Disgusto  del  país. — ^Insurrección  de  Cen- 
tellas.— Retirada  de  las  tropas. — Acude  el  virrey  á  aquietar  el  mo- 
vimiento.— Insunección  de  Villamajor, — Los  paisanos  entran  en  Ma- 
taró. — Pa§án  por  delante  de  Barcelona. — Sale  el  obispo  de  Barcelo- 
na á  tratar  con  los  insurrectos  y  es  detenido. — Petición  de  los  paisa- 
nos.—Se  consigue  la  quietud  de  la  provincia. — Nuevo  desorden  de 
paisanos.— Guerra  con  Francia  y  entrada  del  duque  de  Noailles. — 
Descontento  en  Cataluña. — Ríndese  Camprodón. — Sentencia  del  go- 
bernador de  Camprodón. — Recobro  de  Camprodón. — Sentencias  de 
muerte  en  Barcelona.— Sublevación  de  los  paisanos . 


(De  1687  Á   1689.) 

Comenzaba  Cataluña  á  respirar  después  de  tanta 
guerra  y  tanto  estrago,  sobre  todo  en  sus  comarcas 
fronterizas,  cuando  un  nuevo  motivo  de  intranquilidad 
vino  á  perturbar  el  ánimo  de  sus  naturales.  Como  si 
tantas,  tan  repetidas  y  tan  duras  lecciones  no  hubiesen 
bastado  para  demostrar  al  gobierno  de  Madrid  lo  perju- 
dicial que  era  atentar  á  las  libertades  de  los  catalanes,  se 
volvió  á  permitir,  6  por  mejor,  á  imponer  la  carga  de 
los  alojamientos,  que  había  sido  el  principal  combusti- 
ble del  gran  incendio  de  1640. 

Habían  sido  tolerados  los  alojamientos  y  contribucio- 


DE  CATALUÑA.— LIB.  X.  CAP.  XL.         233 

de  loa  paisanos  los  soldados  en  tiempo 
ifortara  y  conde  de  Monterey,  y  llega- 
es  durante  los  gobiernos  del  duque  de 
narqués  de  Leganés.  Según  dice  núes* 
ieron  los  pueblos  alentados  con  algunos 
oncedió  el  duque  de  Bournonville,  y 
el  arte  é  industria  del  tesorero  D.  Félix 
e  con  amorosas  y  apacibles  palabras 
tiempo,  aliviando  en  parte  la  carga, 
mos  con  ella,  esperanzados  de  la  en- 
aban.  i 

ño  1687,  y  con  él  una  terrible  plaga  de 
struyó  los  frutos,  dejando  al  país  pobre 
1  el.  común  sustento.  No  por  esto  cesa- 
sus  exigencias,  y  aunque  se  excusaban 
su  desgracia  y  falta  de  medios,  no 
US  instancias  repetidas  á  los  diputados, 
,  volvió  á  faltarles  el  auxilio  de  la  ley, 
los  abogados  á  firmar  sus  memoriales. 
la  que  demostró  su  descontento,  fué  lu 
;óse  á  pagar  lo  que  por  carga  ó  contri- 
ientos  le  correspondía,  y  el  virrey  mar- 
envió  contra  ella  á  D.  Domingo  de 
al  de  la  caballería,  con  400  caballos,  y 
rano  con  su  tercio  de  600  infantes.  Lie- 
as  á  dicha  villa  el  7  de  Setiembre,  que- 
1  ella  y  en  su  término.  Sucedió  en  esto 
;  descompasó  en  palabras  ú  obras  con 
na  de  las  casas  de  campo  inmediatas; 
xilio  á  unos  paisanos;  volaron  éstos  á 
entellas;  alborotóse  el  pueblo,  y  como 
para  producir  una  explosión  cuando  la 
a,  bien  pronto  toda  la  comarca  se  de- 
nsurrección.  Comenzaron  las  campa- 
atén;  despertáronse  los  ecos  dormidos 


234  VÍCTOR  BALAGUER 

de  las  sierras  al  ronco  son  de  los  cuernos  marinos,  y 
todas  las  montañas  vecinas  se  coronaron  de  paisanos 
armados,  como  si  hubiesen  brotado  repentinamente  de 
entre  las  peñas. 

Pignatelli,  que  había  retirado  todas  las  tropas  á  Cen- 
tellas» se  vio  al  día  siguiente  poco  menos  que  sitiado  en 
la  villa,  y  hasta  recibió  de  parte  de  los  paisanos  arma- 
dos la  intimación  de  abandonar  el  pueblo,  diciéndole 
que  no  existia  causa  para  tener  en  él  tal  número  de  sol- 
dados. El  general  entonces,  ó  por  no  tener  fuerzas  para 
resistir,  ó  por  no  tener  órdenes  para  atacar,  salió  á  un 
lugar  distante  una  legua  de  Centellas  hacia  el  camino 
de  Vich,  de  donde  envió  á  participar  el  suceso  al  virrey. 

Al  recibir  esta  noticia,  partió  el  marqués  de  Leganés 
con  la  caballería  que  se  hallaba  en  Barcelona,  con  al- 
gunos ministros  y  varios  caballeros,  dispuesto  á  llegar 
hasta  Centellas;  pero  en  La  Garriga  tuvo  aviso  de  que 
el  paisanaje  armado  en  defensa  de  la  villa  era  mayor  en 
número  del  que  se  presumía,  y  no  se  atrevió  á  pasar 
adelante,  regresando  á  Granollers,  en  cuya  villa  se  de- 
tuvo algunos  días  para  aquietar  el  movimiento  por  vías 
de  conciliación.  Consiguiólo  gracias  al  auxilio  de  algu- 
nos hombres  de  crédito  en  el  país;  pero  al  regresar  á 
Barcelona  se  manifestó  poco  satisfecho,  y  expresó  su  dis« 
gusto  dictando  varias  medidas  á  fin  de  que  los  paisanos 
volviesen  á  pagar  las  contribuciones.  De  poco,  sin*  em- 
bargo, aprovecharon  estas  órdenes.  Los  pueblos  se  nega- 
ron á  obedecerlas,  y  sólo  después  de  repetidas  instancias 
y  grandes  diligencias  se  pudo  conseguir  de  la  entonces 
villa  de  Mataró  que,  como  tan  populosa,  se  redujese  á 
pagar  las  contribuciones  por  alojamientos,  creyéndose 
serviría  de  ejemplo  á  las  demás.  Empero  sucedió  que 
lo  que  se  había  juzgado  medio  para  el  ejemplo,  fué  mo- 
tivo en  los  otros  lugares  para  estar  más  ñrmes  en  no 
pagarlas  é  irritarse  contra  Mataró. 


r 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XL.         2; 

En  esta  disposición  las  cosas,  terminó  el  año  i6i 
comenzó  el  de  1688.  £1  disgusto  de  los  pueblos  iba 
mando  creces  por  momentos,  y  amenazaba  estallai 
levantamiento  que  podía  traer  consecuencias  tan  tr: 
cendentales  como  el  de  la  guerra  de  los  segadores, 
que  habla  sucedido  el  año  anterior  en  Centellas,  sucí 
este  año  en  Villamajor.  A  causa  de  una  reyerta  e 
un  soldado  y  un  paisano  en  este  último  citado  pue 
se  alborotó  el  vecindario,  dióse  la  voz  de  alarma  qu» 
campanas  transmitieron  á  las  vecinas  poblaciones, ) 
cas  horas  bastaron  para  reunirse  en  Villamajor  un  | 
concurso  de  paisanos,  quienes,  nombrando  sus  cab 
su  consejo,  se  declararon  en  abierta  insurrección. 

Corrían  los  prímecos  dias  de  Abril  de  1688.  Fue 
por  su  número  y  por  su  ánimo  los  paisanos  reunido 
Villamajor,  decidieron  marchar  contra  Mataró  á  ñi 
castigar  á  esta  villa  ó  conseguir  de  ella  que  rompies 
compromiso,  según  el  cual  se  obligara  á  pagar  las  1 
tribuciones  de  los  alojamientos.  Entraron  en  Mat 
prometiendo  que  no  harían  daño  alguno,  y  efectivan 
te,  sólo  se  llevaron  consigo  á  algunos  sujetos  que  < 
partidarios  del  gobierno  de  Madrid,  saliendo  á  poc< 
la  villa  y  tomando  la  dirección  de  Barcelona.  Tant 
Mataró  como  en  los  pueblos  inmediatos  fueron  en) 
sándose  las  fuerzas  de  los  insurrectos,  y  por  el  can 
enviaron  una  embajada  al  virrey  «con  un  papel, 
Feliu  de  la  Peña,  pidiendo^  entre  impertinencias 
gunas  cosas  razonables  ■.■ 

Llegaron  los  paisanos  al  lugar  de  San  Andrés 
Palomar,  donde  eran  ya  en  número  de  unos  4, 
hombres,  y  pasaron  por  delante  de  Barcelona  dand 

l  Ftliu  de  la  Peda,  que  vivía  á  la  sazón,  lom<'i  alguna  parle  en  i 
llo-t  movimientos,  pero  en  sentido  no  del  todo  favorable  á  los  país 
lo  cual  le  ocasionó  muchos  disguatos,  si  bien  se  ve  que  su  deseo  i 
de  conciliar  los  .inimos  y  evitar  mayores  niales. 


(    I 


/ 


236  VÍCTOR  BALAGUER 

grito  acostumbrado  y  tradicional  en  todos  los  movi- 
mientos catalanes  de  Viva  el  rey  y  muera  el  mal  gobier- 
710,  grito  al  cual  se  mezclaron  algunas  voces  de  Mueran 
los  ministros  y  el  tesorero.  Después  de  ejecutado  este 
alarde  de  fuerza,  tomaron  los  insurrectos  á  San  An- 
drés^ desde  donde  despacharon  al  virnsy  los  sujetos  que 
se  habían  llevado  á  la  fuerza  de  Mataró,  portadores  de 
un  memorial  en  que  daban  forma  á  sus  pretensiones. 

Negóse  el  virrey  á  tratar  con  los  paisanos,  como  pri- 
mero no  abandonasen  su  actitud  hostil  retirándose  á  sus 
casas;  pero  se  avino  luego  á  que  saliese  el  obispo  de 
Barcelona  para  convencerles,  y  hasta  le  dio  por  escrito, 
á  ñn  de  que  hiciese  uso  de  él,  un  perdón  general  des- 
pachado en  toda  forma.  No  pai'ece,  sin  embargo,  que 
el  obispo  se  portara  con  toda  la  prudencia  y  tacto  que 
era  de  esperar  de  su  alto  ministerio.  Salió  de  Barcelo- 
na acompañado  de  varios  eclesiásticos  de  dignidad,  y 
llegando  al  lugar  de  las  conferencias,  en  vez  de  calmar 
los  ánimos  con  sus  palabras  y  mediación,  los  irritó  más 
y  más,  resultando  de  ello  que  los  paisanos  se  creyeron 
con  derecho  á  detenerle,  llevándosele  á  San  Andrés, 
donde  fué  aposentado  en  la  casa  del  rector. 

Habían  antes  elegido  los  sublevados  á  Francisco 
Pontanilles,  al  Dr.  Mariano  Planells,  clérigo,  y  á  su 
hermano,'  para  que  presentasen  un  memorial  á  los  di- 
putados; pero  ni  éste  ni  las  otras  representaciones  y 
conferencias  aprovecharon  más  que  las  diligencias  an- 
tecedentes. Pedían,  entre  otras  cosas,  que  fuesen  rein- 
tegrados en  sus  cargos  el  diputado  eclesiástico  D.  An- 
tonio Sayol,  canónigo  de  la  catedral  de  Barcelona,  el 
asesor  de  la  diputación  D.  Daniel  Sayol,  canónigo  y 
arcediano  de  la  misma  iglesia,  hermano  del  anterior,  y 
el  oidor  militar  D.  José  Sitjes  y  de  Vidal,  que  en  el  año 
anterior  habían  sido  removidos  de  sus  cargos  por  haber 
tomado  con  calor  y  actividad  la  defensa  de  los  paisa- 


HISTORIA  DE  CATALUÑA.— LIB.  X.  CAP.  XL.        237 

nos.  Era  justísima  su  petición.  Aquellos  diputados  no 
habían  cometido  otra  falta  que  la  de  abogar  en  favor  de 
las  leyes  del  pais  ultrajadas»  como  un  día  lo  hicieran 
sus  antecesores  Pablo  Claris  y  Francisco  Tamarít. 

Por  fin,  después  de  muchas  conferencias  y  entrevis- 
tas entre  los  representantes  de  los  paisanos  y  los  dele- 
gados de  la  diputación  y  del  virrey,  se  acordó  conceder 
el  perdón  general  á  los  que  se  habían  levantado;  se  les 
prometió  poner  remedio  á  los  males  de  que  se  lamen- 
taban>  y  se  les  ofreció  que  con  instancia  y  urgencia  se 
pediría  al  rey  fuese  servido  reintegrar  en  sus  cargos  á 
los  tres  sujetos  removidos.  Salieron  garantes  de  estos 
artículos  á  los  paisanos,  D.  Narciso  Descatllar,  el  ba* 
ron  de  Canyellas,  D.  José  de  Pinos  y  D.  Juan  Amat» 
y  abandonaron  entonces  los  insurrectos  su  actitud  hos- 
til,  retirándose  á  sus  casas.  Pocos  días  después,  á  ins- 
tancia del  consistorio  de  los  diputados,  Carlos  II  des- 
pachaba una  orden  para  que  D.  Antonio  y  D.  Daniel 
Sayol  y  D.  José  Sitjes  volvieran  al  ejercicio  de  los 
puestos  de  la  diputación,  de  que  fueran  removidos  en 
virtud  de  real  orden  i. 

Así  terminó,  por  el  pronto,  aquel  movimiento,  que 
no  tardó,  sin  embargo,  en  renovarse,  conforme  vamos 
á  ver,  en  circunstancias  muy  críticas  para  la  corona  de 
España. 

Á  principios  del  1689  era  virrey  de  Cataluña  el  du- 
que de  Villahermosa,  quien,  al  encargarse  del  mando  y 
deseando  conservar  la  fama  de  recto  y  justiciero  que  le 
había  precedido,  publicó  que  deseaba  atender  á  la  quie- 
tud del  pais,  castigando,  sin  excepción,  los  deslices  de 
soldados  y  paisanos  2. 

Fué  una  de  sus  primeras  providencias  la  de  mandar 


1  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón. — Fcüu  de  la  Peña. 

2  FeKu  de  la  Pefia,  lib.  XXI.  cap.  X. 


238  VÍCTOR  BALAGUER  . 

prender  á  un  caudillo  de  los  paisanos,  conocido  por  el 
Roig  de  Centellas,  hombre  muy  popular  entre  los  su- 
yos y  de  prestigio  entre  la  gente  baja  d«l  país.  Con  la 
prisión  de  éste,  que  se  intentó  llevar  á  cabo  en  San 
Baudilio  de  Llobregat,  por  un  alguacil  real,  se  alboro- 
tó el  paisanaje,  y  comenzó  á  toniar  la  cosa  un  carácter 
amenazador,  haciendo  más  grave  el  conflicto  la  publi- 
cación que  se  hizo  por  aquel  tiempo  (Abril  de  1689)  de 
una  nueva  guerra  con  Francia. 

El  duque  Ana  Julio  de  Noailles,  entonces  goberna- 
dor general  del  Rosellón,  pasó  los  Pirineos  en  Mayo  de 
1689,  dirigiéndose  á  poner  sitio  á  Camprodón  con  9.000 
hombres  de  infantería  y  caballería,  y  publicando  y  es- 
parciendo unas  proclamas,  por  medio  de  las  cuales, 
aprovechándose  de  la  ocasión  á  que  le  brindaba  el  des- 
contento de  los  paisanos,  procuraba  reanimar  los  anti- 
guos odios  de  Cataluña  contra  Castilla,  diciendo  que 
no  venía  á  hacer  la  guerra  á  los  catalanes,  sino  á  sus 
oprespres  1. 

La  disposición  de  los  ánimos  era  propicia  á  estas 
proclamas  del  duque  de  Noailles,  quien  obraba  en  esto 
de  acuerdo  con  varios  partidarios  que  contaban  los 
franceses  en  el  Principado.  Tres  meses  antes  de  la 
entrada  del  duque,  el  conde  de  Rebenac,  embajador  de 
Luis'  XIV  en  España,  había  escrito  á  su  soberano: 
«Cataluña  parece  que  está  insurreccionada  totalmente: 
no  quiere  recibir  tropas  ni  dar  subsidios;  de  suerte  que 
sólo  le  falta  que  se  la  declare  rebelde,  porque  en  cuan- 
to á  los  efectos,  todos  son  de  tal.»  Más  tarde,  en  28 
de  Febrero,  le  escribía  también:  «El  rey  de  España  no 
conserva  ya  el  nombre  de  su  autoridad  en  Cataluña,  sino 
porque  no  la  deja  traslucir  en  ninguna  cosa  i. »  Con  es- 

1  Nada  dice  de  estas  proclamas  Feliu  de  la  Peña;  pero  lo  dice  el 
mismo  duque  de  Noailles  en  el  tomo  I  de  sus  Memorias. 

2  EspaÜa  ¡lasta  el  advenwtienio  de  los  Barbones^  por  Weis. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XL.         239 

tas  noticias  Luis  XIV  d¡6  sus  instrucciones  al  de  Noai- 
Ues,  y  éste,  antes  de  penetrar  en  Cataluña,  se  puso  de 
acuerdo  con  los  descontentos,  que  eran  en  gran  nú- 
mero. 

Puigcerdá,  la  primera,  púsose  bajo  la  protección  de 
Luis  XIV  y  prestó  juramento  de  fidelidad  al  monarca 
francés  i,  con  lo  cual  pudo  adelantarse  más  confiada- 
mente el  duque  de  Noailles  hasta:"  Camprodón,  á  cuya 
villa  puso  sitio  en  17  de  Mayo.  En  vano  intentó  el 
virrey  Villahermosa  socorrerla.  Acudieron  allí  los  mi- 
gueletes,  con  su  capitán  Trinxería,  los  somatenes  de  la 
parte  de  Vich,  mandados  por  el  veguer  D.  Antonio 
Fontanella,  y  un  cuerpo  de  tropas  á  cuyo  frente  iba 
D.  Salvador  Monforte,  teniente  general  de  caballería. 
Nada  pudieron  conseguir.  Después  de  haberse  escara- 
muceado con  el  francés,  retiráronse  estas  fuerzas,  que 
acaso  no  estaban  todas  decididas  á  hacer  la  guerra,  y 
Camprodón  se  rindió  el  24  de  Mayo. 

Crran  pesar  c^usó  la  pérdida  de  esta  plaza  al  virrey, 
quien  mandó  prender  al  gobernador,  acusándole  de  ha- 
berse entendido  secretamente  con  los  franceses.  Llevado 
á  Barcelona,  fué  encenadoen  el  castillo  de  Montjuich, 
de  donde  ya  no  salió  sino  para  marchar  al  patíbulo, 
€  muerte  que  fué  muy  sentida  y  de  grande  lástima  en 
lo  general,»  ha  dicho  Feliu  de  la  Peña.  No  parece  que 
aquél  infeliz  gobernador  tuviese  tratos  secretos  con  los 
franceses;  pero  sí  se  ve  que  contaban  éstos  con  parti- 
darios en  Camprodón,  como  en  muchas  otras  villas  del 
Principado. 

El  virrey,  que  temía  una  nueva  sedición  por  parte  de 
los  paisanos,  se  apresuró  á  pedir  tropas  á  Madrid,  y  el 
gobierno  envió  por  tierra  algunos  regimientos  de  infan- 
tería y  caballería,  al  propio  tiempo  que  venían  por  mar 


1     Memortos  del  duque  de  Noailles. 


240 


VÍCTOR  BALAGUER 


galeras  de  Ñapóles^  Sicilia,  Genova  y  Cerdeña  á  des- 
embarcar en  Barcelona  compañías  de  alemanes  é  ita- 
lianos, Bien  pronto  el  número  de  esos  soldados  extra- 
ños al  país  se  elevó  á  14.000  infantes  y  4.000  caballos, 
con  cuyas  fuerzas  se  adelantaba  el  duque  de  Villaher- 
mosa  para  penetrar  en  Francia^  cuando  le  llegó  la  or- 
den de  recobrar  á  Camprodón,  Dirigióse,  pues,  hacia 
esta  plaza,  y  el  20  de  Agosto  comenzó  á  batirla  con  vi- 
gor, apoderándose  de  ella  el  25,  por  haberla  abandona- 
do el  enemigo  con  intención  de  volarla,  pues  se  halla- 
ron quince  minas,  de  las  cuales  sólo  tres  surtieron  efec- 
to. Lo  que  intentaba  el  francés  lo  ejecutó  el  duque, 
quien  mandó  volar  la  plaza  con  general  disgusto  de  Ca- 
taluña, aumentado  por  la  demolición  de  la  otra  fortale* 
za  de  Montallá,  en  Cerdaña  1. 

Esta  destrucción  de  plazas  fronterizas,  y  el  ver  que 
el  virrey,  en  lugar  de  perseguir  al  duque  de  Noailles  y 
de  entrar  tras  él.  en  el  Rosellón,  se  retiraba  con  tan  lu- 
cido y  numeroso  ejército  á  Olot,  distribuyéndole  en 
cuarteles  y  alojamientos,  como  si  ya  estuviese  termina- 
da la  campaña,  hicieron  creer  á  los  catalanes  que  la  in- 
tención del  gobierno  al  cubrir  la  provincia  de  soldados 
extranjeros  había  sido  más  bien  la  de  ponerse  en  guar- 
dia contra  ellos,  que  la  de  parar  el  ímpetu  francés.  Ad- 
quirida esta  certeza,  el  disgusto  no  podía  menos  de  ser 
general  en  Cataluña,  y  bien  pronto  se  manifestó;  sin 
que  bastasen  á  contenerle  las  medidas  de  terror  toma- 
das por  el  duque  de  Villahermosa,  el  cual  por  el  mes  de 
Octubre  mandó  ajusticiar  públicamente  en  Barcelona  al 
Roig  de  Centellas,  al  gobernador  que  había  sido  de 
Camprodón,  á  un  escribano  de  Gerona  y  á  un  labrador 
del  llano  de  Vich. 

Irritados  los  paisanos  con  estas  medidas  y  con  los 


1     Feliu  de  la  Peña,  lib.  XXI.  cap.  X. 


w^K^r~'^r7-v-t~ 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XL.         24 1 

atropellos  cometidos  por  las  tropas  en  varios  lugares 
del  Llobregat,  se  sublevaron  el  21  de  Noviembre,  desar- 
mando á  todos  los  soldados  que  había  en  los  pueblos  del 
campo  de  Barcelona  y  dejándoles  ir  libres,  reteniendo 
sólo  prisionero  al  comisario  general,  D.  Juan  Colón, 
que  estaba  en  San  Feliu.  La  campana  del  somatén  dio 
la  señal  de  alarma,  y  en  otros  puntos  donde  había  pe- 
queños destacamentos  sucedió  lo  propio  que  á  orillas 
del  Llobregat  y  del  Besos. 

El  día  23  de  Noviembre  formaban  ya  los  paisanos 
un  cuerpo  respetable  y  temible,  á  cuyo  frente  se  pusie- 
ron Enrique  Torres,  Antonio  Soler,  José  Rocafort  y 
Juan  Rocabruna,  caudillos  populares.  El  virrey  mandó 
salir  contra  ellos  las  fuerzas  de  que  pudo  disponer,  pero 
fueron  rechazadas  en  los  alrededores  de  San  Baudilio 
de  Llobregat,  pueblo  en  que  se  hizo  fuerte  el  paisanaje. 
El  levantamiento  iba  tomando  creces;  la  insurrección 
se  propagaba,  y  el  virrey  estaba  ya  como  sitiado  en  Bar- 
celona. A  existir  entonces  otro  Claris  ú  otro  Margarit, 
Cataluña  toda  se  levantaba,  renovándose  el  ejemplo  de 
las  memorables,  al  par  que  funestas,  jornadas  del  1640. 
No  sucedió  empero  así.  Antonio  Soler,  el  caudillo  de 
más  brío,  de  más  cabeza  y  de  más  prestigio  que  tenían 
los  sublevados,  fué  muerto  en  2  de  Diciembre  por  un 
agente  vendido  al  virrey,  y  su  cabeza,  llevada  á  Barce- 
lona, fué  puesta  en  una  pica  sobre  las  ruinas  de  su  pro- 
pia casa,  que  se  mandó  demoler,  sembrándola  de  sal. 
La  muerte  de  Soler  por  una  parte;  la  mediación,  por 
otra,  de  las  corporaciones  populares,  deseosas  de  atajar 
mayores  males;  los  esfuerzos  hechos  por  los  obispos  de 
Vich  y  de  Tortosa,  que  acudieron  solícitos;  la  pruden- 
cia que  en  aquellos  momentos  supo  observar  el  virrey; 
La  llegada  muy  oportuna  de  unos  despachos  reales  con- 
cediendo á  los  catalanes  varias  de  las  libertades  que  se 
reservara  Felipe  IV,  entre  otras  cosas  la  devolución  del 

TOMO  XVI  16 


242  VÍCTOR  BALAGUER 

privilegio  de  la  cobertura  á  los  concelleres  de  Barcelo- 
na,  todo  contribuyó  á  calmar  los  espíritus  y  á  quitar 
fuerzas  á  la  sublevación.  Viendo  asi  dispuestos  los  áni- 
mos, se  publicó  un  perdón  general,  exceptuando  sólo  de 
él  á  Juan  Rocabruna,  José  Rocafort  y  Enrique  Torres, 
quienes  se  marcharon  á  Francia,  y  los  paisanos  se  reti- 
raron á  sus  casas  deponiendo  las  armas. 


CAPITULO  XLI. 

Campaña  de  1690.— Se  apodera  el  francés  de  la  Seo  de  Urgel. — ^Bom- 
bardeo de  Barcelona. — Entran  los  franceses  en  el  valle  de  Ribas.— 
Los  migueletes  se  apoderan  de  Mourellas. — Toma  de  Rosas. — Arma- 
da francesa  delante  de  Barcelona. — Nueva  entrada  del  francés. — Ba- 
talla del  Tcr. — Toma  de  Palamós. — Capitulación  de  Gerona. — To- 
rna de  Hostalrich. — Toma  de  Castellfollit. — Victoria  de  los  migue- 
letes y  paisanos. — Otras  derrotas  de  franceses. 

(De  1690  Á  1695.) 

Altamente  favorable  al  francés  fué  la  campaña  del 
1690.  Volvió  á  entrar  en  Cataluña  el  duque  de  Noailles: 
rindió  á  San  Juan  de  las  Abadesas  y  se  le  sometieron 
Oloty  Vich  y  Ripoll,  sin  que  por  nuestra  parte  alcanza- 
ran lauros  otras  tropas  que,  en  algunos  encuentros,  las 
esforzadas  compañías  de  migueletes.  Consta  en  los  ar- 
chivos que  asi  la  diputación  como  el  Consejo  de  Ciento 
enviaron  sentidas  representaciones  al  rey  quejándose 
amargamente  de  lo  poco  que  se  atendía  á  la  defensa  del 
Principado,  y  vino  á  reemplazar  al  duque  de  Villaher- 
mosa  en  su  cargo  de  virrey  el  duque  de  Medinasídonia 
el  cual  llegó  á  Barcelona  el  ei  de  Diciembre. 

En  1 69 1  el  duque  de  Noailles,  que  el  año  anterior  s< 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLI.        243 

había  retirado,  después  de  haber  mandado  demoler  los 
muros  y  torres  de  San  Juan  de  las  Abadesas  y  Ripoll, 
volvió  á  entrar  con  una  fuerza  de  iq.ooo  hombres  y  puso 
sitio  á  la  Seo  de  Urgel,  que  fué  bizarramente  defendida 
por  D.  José  de  Agulló.  Esta  plaza  hubo  de  rendirse  el 
12  de  Junio,  después  de  ocho  días  de  trinchera  abierta, 
quedando  la  guarnición  prisionera  de  guerra  y  libres  del 
saqueo  los  naturales. 

Francia  quiso  entonces  hacer  una  manifestación  de  sus 
fuerzas  por  mar.  Una  armada  de  aquella  nación,  diri- 
gida por  el  conde  de  Estrées,  se  presentó  ante  Barcelo- 
na, disparándole  durante  los  días  lo  y  ii  de  Julio  cerca 
de  900  bombas,  que  causaron  varios  daños  y  destrozos  i. 
La  escuadra  se  retiró  el  día  12,  sin  intentar  ningún  des- 
embarco, como  se  temía;  y  para  calmar  la  irritación  de 
los  catalanes,  mandó  esparcir  el  conde  de  Estrées  unas 
proclamas  exhortándoles  á  pronunciarse  contra  el  rey 
de  España,  que  nada  hacía  por  defenderlos,  añadiendo 
que  sólo  había  cesado  el  fuego  por  consideración  á  los 
habitantes  de  Barcelona  2. 

Mientras  que  el  conde  de  Estrées  hacía  rumbo  para 
Alicante  á  fín  de  bombardear  esta  plaza,  como  hiciera 
con  la  capital  del  Principado,  el  virrey,  duque  de  Medi- 
nasidonia,  atravesaba  la  frontera  marchando  sobre  Prats 
de  Molió,  creyendo,  sin  duda,  que  esta  diversión  obli- 
garía al  de  Noailles  á  abandonar  la  plaza  de  Bellver  en 
C^rdaña,  donde  se  estaba  fortificando:  Noailles  se  apre- 
suró efectivamente  á  acudir  en  auxilio  de  Prats  de  Mo- 
lió; pero  desde  el  momento  que  Medinasidonia  hubo  re- 
gresado á  Cataluña,  el  general  francés  se  volvió  á  Cer- 
daña  adelantándose  hasta  Ribas,  cuya  plaza  tomó  y  en- 
tregó al  saqueo  3. 

1  Archivo  municipal  de  Barcelona:  Dietario, 

2  Memorias  del  duque  de  Noailles. 

3  Henry,  üb.  IV,  cap.  VIH. 


244 


VÍCTOR  BALAGUBR 


Al  año  siguiente,  el  duque  de  Medinasidonia,  después 
de  haber  construido  dos  reductos -en  lo  alto  del  collado 
del  Portell  para  asegurarse  el  libre  paso  de  este  cami- 
no, á  su  regreso  destacó  á  Maurellas  un  cuerpo  de  mi- 
gueleteSy  que  obligaron  á  los  franceses  de  guarnición  en 
en  dicha  villa  á  refugiarse  en  la  iglesia,  de  donde  sa- 
lieron por  capitulación  y  salvando  sus  vidas  i. 

Una  invasión  de  los  españoles  hasta  las  orillas  del 
Tech,  rechazada  por  los  franceses  que  tras  de  aquéllos 
penetraron  en  el  Ampurdán,  diferentes  irrupciones  en 
esta  parte  de  Cataluña,  y  la  toma  de  Rosas,  bien  defen- 
dida por  su  gobernador  D.  Pedro  Rubí  y  atacada  por 
el  duque  de  Noailles,  fueron  las  operaciones  de  las  cam- 
pañas de  1692  y  1693. 

La  pérdida  de  Rosas  llenó  á  Cataluña  y  á  España  to- 
da de  consternación,  y  el  de  Medinasidonia,  que  estaba 
en  Gerona  y  temblaba  por  esta  plaza,  mandó  á  toda 
prisa  reforzar  sus  fortiñcaciones,  echando  de  ella  á  las 
monjas  y  á  todas  las  bocas  inútiles.  Dice  el  duque  de 
Noailles  en  sus  Memorias  que  se  disponía  á  sitiarla, 
cuando  recibió  orden  de  mandar  sus  mejores  regimien- 
tos al  ejército  del  Piamonte. 

No  se  deben  dar  por  terminadas  las  noticias  de  este 
año  sin  hablar  de  cierto  suceso  que  cuentan  los  dietarios 
de  Barcelona.  Luego  después  de  la  toma  de  Rosas,  lle- 
garon delante  de  la  capital  del  Principado  98  bajeles  de 
Francia  y  tres  balandras.  Fué  el  día  12  de  Agosto.  El 
almirante  que  mandaba  esta  armada  envió  un  trompe- 
ta en  una  falúa  á  nuestra  ciudad,  diciendo  que  de  todas 
las  plazas  de  las  costas  españolas  le  habían  regalado  los 
gobernadores,  y  esperaba  de  Barcelona  el  mismo  agasa- 
jo. Los  generales  que  había  en  la  ciudad,  reunidos  en 
casa  de  la  duquesa  de  Medinasidonia,  fueron  de  parecer 


1     Feliu  de  la  Peña,  lib.  XXI,  cap.  XIÍ. 


^TALüfiA. — LIB.  X.  CAP.  XLI.        245 

O  al  francés;  pero  no  asi  los  conce- 
n  que  Barcelona  sólo  enviaba  rega- 
lemigos.  No  obstante,  se  dispuso 

conforme  solicitaba,  y  de  este  mo- 
un  nuevo  bombardeo. 

entrar  en  campaña  el  duque  de 
infantes  y  lo.ooo  caballos,  y  el  19 
lestro  ejército  para  oponerse  al  ene- 
Villena,  que  á  últimos  del  año  an- 
¡ado  al  duque  de  Medinasídonia  en 
luna  1 .  Hacíanse  en  Madrid  gran- 
i  mandarle  refuerzos,  pero  no  ob- 

Aqui,  escribía  el  embajador  de  lu- 
ido juntaj'se  i.ooo  hombres,  por- 

dia  tantos  veteranos  como  reclutas 
a  de  la  villa  esta  nueva  quinta,  des- 
mitad antes  de  entrar  en  Cataluña, 
unciales,  que  desean  sólo  salir  de 
to,  les  han  prometido  hacer  la  vis- 
iguen  2.» 

:  dirigía  contra  Gerona,  salióle  al 
;  de  Villena,  y  á  últimos  de  Mayo 
s  ejércitos  á  orillas  del  Ter.  La  ba- 
'  perdiéronla  los  españoles,  quienes 
3u  caja  militar,  sus  bagajes  y  9.000 
os,  heridos  y  prisioneros,  si  hemos 
emorias  del  duque  de  Noailles,  aun 
stará  un  poco  exagerado.  Lo  que 
c  el  marqués  de  Villena  sufrió  una 

la  cual,  sin  detenerse  en  Gerona, 
ente  á  la  capital  del  Principado, 
i  San  Andrés  de  Palomar,  mien- 

I.  E9  un  «iTor  de  loi  hUtoiiadores  franceses 
iinasidoniacomo  virrey  de  Catalufiaen  1694. 
^imitttle  de  leí  Btrianu.  por  Weis. 


246  VÍCTOR  BALAGUER 

tras  el  enemigo,  victorioso,  se  dispor 
toda  actividad  ta  campafia  1. 

E!  primer  fruto  de  esta  victoria  fu 
mós,  ante  cuya  plaza  llegó  el  francés 
batiéndola  simultáneamente  por  mar 
da  con  valor  por  D.  Melchor  de  Ave 
Junio,  se  hubo  por  ñn  de  rendir,  que 
dor  y  la  guarnición  prisioneros  de  gu 

De  Palamós  pasó  el  ejército  fran 
ocupó  el  29  de  Junio,  habiendo  capii 
dor  el  maestre  de  campo  general  D. 
sí  y  por  la  guarnición,  «sin  acorda 
dice  Feliu  de  la  Peña,  entregando! 
que  advirtiese  la  ciudad  podía  ejecuti 
gedia  3.»  Pero  el  duque  de  Noailleí 
después  de  decir  que  salió  la  guarn 
bagajes,  comprometiéndose  con  jura 
contra  la  Francia  en  el  resto  de  )a  es 
en  cuanto  se  hubo  hecho  dueño  de  ( 
Te-Deuní  en  la  catedral,  hizo  leer  lo 
en  que  le  confería  Luis  XIV  el  títuk 
juró  respetar  las  leyes  y  las  liberta 
añade  aún.  Dice  que  la  ciudad  consí 
en  pagar  al  rey  de  Francia  las  sut 
pagara  al  rey  de  Castilla,  las  cuales 
de  100.000  libras.  «Vuestros  verda 
cribia  el  mariscal  de  Noailies  á  Luis 


1  Algún  historiador  nuesiro,  siguiendo  á  l( 
et  duque  de  Medinasidonin  quien  perdi'i  esta 
[intrqujsde  Viltena,  duque  de  Escalona. 

2  Al  dedr  del  marqués  de  Noailies  en  el  ti 
la  guatiiiciíin  de  Palam/n  se  componía  de  solo» 
su  J/í'toria  del  RonUón.  dice  que  de  3-O00.  Er 
erídilo  al  primero. 

3  FeUu  de  la  Pefla.  lib.  XXt.  cap.  XII!. 


'ALUNA. — LIB.  X.  CAP.  XLI. 

se  mejor,  de  manera  tal,  qv 
:ta  de  estas  gentes,  que  pns! 
is  españoles  de  toda  Cataluñ 
arques  de  Villena,  quiso  a 
ya  no  era  tiempo,  y  desh: 
[o  de  gobernador  del  castil 
;ro,  quien  correspondió  tan 
Lcio  de  nueve  horas  el  misn; 
de  la  llegada  del  francés  ¡ 

¡ue  de  Noailles  era  la  de  di: 
elona;  pero  como  no  se  le  h; 
que  pidiera,  y  al  ipismo  ti 
la  armada  holandesa  é  ir 
:  Francia,  hubo  de  formai 
ite  efecto,  dejando  bien  pre 
Irich,  que  en  vano  intentan 
e1  mes  de  Setiembre,  se  dir 
laza  logró  apoderarse. 
;ndo  el  marqués  de  Castañ 
D  de  virrey  al  de  Villena,  q 
;nto  de  los  catalanes,  y  que< 
lerado  de  la  Cerdaña,  del  Ar 
provincia  de  Gerona. 
)s  franceses  por  espacio  di 
[695.  Habiéndose  negado  la 
s  á  pagar  una  contribuciói 
:1  gobernador  de  Gerona,  II 
indó  á  M.  de  Juigné,  que  ¡ 
que  con  i.3oo  hombres  á 
IfoUit,  Figueras,  Bañólas  y 
r  y  castigar  á  aquel  vecin( 
:he  del  8  de  Marzo,  los  frar 

NoalUes,  págs.  266,  67  y  08. 


248  VÍCTOR   BALAG 

se  disponían  á  incendiar  la  villa  < 
do  cayeron  sobre  ellos  de  65o  á  ; 
gueletes  y  somatenes,  mandados 
Raimundo  de  Sala,  y  José  Mas  d 
Rechazados  vigorosamente  los 
ron  á  Oletj  perseguidos  siempre 
alli  se  refugiaron  en  el  conventi 
pusieron  sitio  y  fuego  sus  perseg 
brecha  y  penetrando  en  él.  Los 
jefe  Juigné  mortalmente  herido, 
dos  días,  rindieron  las  armas  y  se 
haber  perdido  260  hombres.  Hici 
paisanos  en  esta  brillante  jornadf 
ros,  con  los  cuales  entraron  triun 
día  15  de  Marzo  (XV). 

No  fué  única  esta  derrota  por  ; 
Los  migueletes  y  somatenes  fuer 
roes  de  la  campaña  de  aquel  año 
de  valora  las  órdenes  de  sus  respi 
do  de  Sala,  José  Mas  dC  Roda, 
Trinxería,  hijo  sin  duda  de  aque 
mismo  apellido  que  tanto  se  distíj 
guerras.  Debióse  al  valor  de  estoi 
que  los  franceses  fuesen  derrotad 
■  pérdida  de  3oo  hombres  cerca  át 
en  Arguelagués,  con  pérdida  de 
más  tarde  en  San  Lorenzo  de  la  I 
cayó  toda  prisionera;  el  14  del  mi: 
tellfoUit,  con  pérdida  del  convoy 
entrar  en  este  fuerte,  y  en  varios 
rante  los  meses  siguientes.  No 
que,  como  dice  Feliu  de  la  Peña, 
licias  con  extraordinarias  demosti 
qués  de  Castañaga,  el  cual,  en  c 
compañía  de  estos  paisanos,  baja 


r 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — UB.  X.  CAP.  XLII.       249 

cibirla,  «y  en  otras  ocasiones  mandaba  subiesen  á  su 
palacio  y  tocasen  los  caracoles  marinos,  subiendo  estos 
clarines  al  mayor  aprecio,  del  inñmo  y  aborrecido  des- 
precio que  tuvieron  en  los  gobiernos  del  marqués  de  Le- 
ganés  y  duque  de  Villahermosa.» 

Como  para  defender  á  Cataluña  había  llegado  á  pri- 
meros de  Agosto  un  cuerpo  de  tropas  austtiacas  é  irían- 
desas  al  mando  del  príncipe  Jorge  de  Hesse-Darmstad, 
los  franceses  abandonaron  las  plazas  en  que  les  costaba 
sostenerse,  demoliendo  antes  sus  muros  y  fortiñcacio- 
nes.  Asi  fué  como  convirtieron  en  un  montón  de  ruinas 
las  de  Castellfollit,  Hostalrich  y  Palamós. 

Con  esto  terminó  el  año  lógS,  preparándose  ambas 
naciones  para  emprender  con  nuevo  brío  la  campaña 
siguiente. 


CAPITULO  XLII. 

Apuros  del  gobierno. — Ocupa  el  francés  muchos  lugares  de  la  marina. 
•—Nombramiento  de  nuevo  viiTey.— Llega  el  francés  á  la  vista  de 
Barcelona. — Sitio  de  Barcelona. — Capitulación  de  Barcelona. — Paz 
con  Francia. 

(De  1696  Á  1699.) 

Seriamente  alarmado  el  gobierno  de  Madrid  con  las 
derrotas  sufridas  anteriormente  en  Cataluña,  afanábase 
por  allegar  recursos  y  gente.  Echó  mano  primero  de  los 
empréstitos,  sin  que  le  reportaran  gran  cosa;  vendió  el 
empleo  de  virrey  de  Méjico,  y  lo  mismo  el  del  Perú,  por 
5.000.090  de  reales  cada  uno,  con  lo  cual  abrió  ancho 
camino  ala  inmoralidad  y  corrupción;  exigió  de  los  gran- 
des que  mantuviesen  en  campaña  ico  hombres  cada 
uno,  y  pidió  socorros  á  sus  aliados,  de  cuyas  resultas  fué 
la  llegada  del  príncipe  Jorge  de  Darmstad  á  Cataluña. 


w 


250  VÍCTOR  BALAGUER 

Al  frente  del  ejército  que  el  francés  tenia  operando  en 
j^  nuestro  pais  se  hallaba  entonces  el  duque  de  Vendóme, 

que  por  enfermedad  del  de  Noailles  le  habia  reemplazado 
en  el  mando.  Era  el  duque  de  Vendóme  un  militar  dis- 
tinguido, que  después  de  haber  pasado  por  todos  los  gra- 
dos como  un  simple  oficial  de  fortuna,  habia  alcanzado 
el  de  teniente  general.  Sus  primeras  operaciones  en  esta 
campaña  le  fueron  favorables,  y  dieron  crédito  á  sus  ar- 
mas: á  vista  de  nuestro  ejército  bajó  por  el  Torderay 
mandó  ocupar  los  lugares  de  Blanes,  Malgrat,  Pineda 
y  Calella  con  otros  pueblos  de  la  costa. 

Descontentos  los  catalanes,  enviaron  sentidas  repre- 
sentaciones á  Madrid  contra  el  virrey,  marqués  de  Cas- 
tañaga,  exponiendo  que  las  ventajas  del  francés  se  debian 
á  los  desaciertos  de  aquella  autoridad  superior  en  no 
haber  querido  seguir  el  consejo  del  principe  de  Darmstad 
y  en  haber  mandado  retirar  los  somatenes  y  migúele- 
1^/  tes.  Fué  el  virrey  destituido,  y  en  su  lugar  se  nombró 

al  general  D.  Francisco  de  Velasco,  que  tiempo  hacía 
estaba  empleado  en  la  guerra  de  Cataluña. 
I  No  eran  circunstancias  muy  favorables  las  en  que  el 

í*)  nuevo  virrey  se  encargó  del  mando.  El  duque  de  Ven- 

^  dome  tenía  abierto  el  camino  de  Barcelona,  y  efectiva- 

^  mente,  el  5  de  Junio  de  1697  llegó  á  la  vista  de  esta 

i,  plaza  con  un  ejército  de  18.000  infantes  y  6.000  ca- 

ballos, al  propio  tiempo  que  aparecía  también  por  mar 
una  escuadra  de  14  navios,  3o  galeras,  tres  balandras 
para  arrojar  bombas  y  80  embarcaciones  menores.  El 
virrey  D.  Francisco  de  Velasco  se  salió  de  Barcelona 
dirigiéndose  á  Martorell,  transformada  en  plaza  de 
armas,  y  quedaron  en  aquélla  para  defensa  el  principe 
de  Darmstad,  el  conde  de  la  Corzana,  el  marqués  de  la 
Florida,  el  conde  de  la  Rosa,  varios  otros  generales  con 
sus  respectivas  divisiones,  y  un  tercio  de  más  de  4.000 
hombres,  que  tenía  por  coronel  al  conceller  en  cap. 


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r 


.  CATALUm. — LIB.  X.  CAP.  XLII 

:e  resistió  Barcelona  á  la  a 
endo  sn  memorable  defens 
na.  El  i5  de  Junio  se  romj 
tras  la  flota  hacia  llover 

é  incendiarías  bombas  sobt 
itería  trataba  de  abrir  bree 
íue  unía  la  Puerta  Nueva  c 
-o.  La  plaza  efectuó  una  s 

artillería;  pero  no  pudo  con 
3  hombres  que.á  tal  intenta 
'etirarse  rechazada, 
no  cesaba  de  enviar  embaj 
irrey  Velasco,  que  tranquil 

con  sus  tropas  como  simplt 
elona  vio  un  día  las  vecinal 
paisanaje  que  había  desper 

que  bravamente  acudía  al  e 
1  que  tembló  el  francés  al  ve 
J  virrey,  los  paisanos,  cuyt 
¡a  á  20.000,  y  los  muros  d 
:  presentaba  propicia  para  d< 

combinado  una  salida  de 
embestida  de  los  somatene 
rey  Velasco  diciendo  que  no 
isen,  pues  pretendía  dar  un 
)las;  «pero  este  día  no  llegó 
a  Peña,  que  era  otro  de  los 

que  habían  temblado  un  n 
actividad  las  maniobras  de 
elona  con  todo  género  de  pi 
encarnizados  y  tenaces  com 
de  las  murallas.  El  francé 
a  el  asalto,  pero  cada  vez  fi 
)n  pérdida,  siendo  un  día  pi 


252 


VÍCTOR  BALAGUBR 


por  los  nuestros  hasta  sus  trincheras^  tras  de  las  cuales 
tuvo  que  refugiarse  precipitadamente  para  sostener  á 
su  vez  el  ataque  que  había  salido  á  dar.  Gloriosos 
hechos  de  armas  se  efectuaron  durante  el  asedio:  los 
soldados  de  la  Coronela  se  portaron  como  bravos  vete- 
ranos; el  príncipe  de  Darmstad  alcanzó  con  sus  hazañas 
y  esfuerzos  una  merecida  reputación  de  valiente;  y  el 
vecindario  de  Barcelona,  cada  vez  más  constante,  cada 
vez  más  decidido,  mereció  que  se  le  igualara  á  los 
antiguos  numantinos  por  sus  deseos  de  no  ceder  sino 
sepultados  entre  escombros  y  ruinas  (XVI). 

£1  aspecto  feliz  que  habían  dado  por  nuestra  parte 
al  asedio  las  derrotas  repetidas  de  los  franceses,  no 
tardó  en  trocarse  de  una  manera  amarga.  El  duque  de 
Vendóme  mandó  atacar  repentinamente  á  las  tropas  del 
virrey  Velasco,  acantonadas  en  San  Feliu  de  Llobregat. 
Afortunado  fué  para  el  enemigo  este  ataque.  Destrozó 
completamente  al  ejército  español,  menos  los  tercios 
de  D.  Francisco  Pingarrón  y  del  conde  de  Tilli,  que 
resistieron  aguerridos  y  efectuaron  su  retirada  en  com- 
pleto orden;  saqueó  los  pueblos  de  Esplugas,  Cornelia, 
Hospitalet  y  San  Feliu;  recogió  un  abundante  botín; 
hizo  inñnitos  prisioneros,  entre  ellos  personas  de  dig- 
nidad y  consideración,  y  tornó  victorioso  á  acamparse 
bajo  los  muros  de  Barcelona,  habiendo  conseguido  que 
Velasco  retirase  su  cuartel  general  de  Martorell  y  fuese 
á  ponerlo  en  Esparraguera. 

Á  este  triunfo  se  siguió  otro.  Se  había  por  fin  abier- 
to brecha  entre  el  baluarte  de  San  Pedro  y  la  Puerta 
Nueva,  y  el  enemigo  intentó  apoderarse  de  estas  dos 
fortalezas.  Desesperada  resistencia  halló,  ríos  de  san- 
gre corrieron,  la  muerte  diezmó  las  filas  de  los  sitiado- 
res; pero  la  plaza  perdió  estas  dos  fortificaciones,  no 
obstante  su  heroica  defensa  y  el  ataque  que  hubieran  de 
sufrir  los  franceses  de  los  paisanos,  quienes  sin  orden 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLII.        253 

bajaron  de  la  montaña,  arrojándose  sobre  ellos  para 
conseguir  sólo  una  muerte  segura,  aunque  gloriosa,  en 
defensa  de  sus  hermanos. 

Los  somatenes  hubieran  indudablemente  podido  ha- 
cer más  y  auxiliar  á  la  plaza  en  distintas  ocasiones;  pe- 
ro todos  sus  deseos,  planes  y  maniobras  fueron  siempre 
inutilizados  por  el  virrey  Velasco  que,  obedeciendo  sin 
duda  secretas  órdenes,  parecía  conspirar  para  la  pronta 
caída  de  la  ciudad. 

Viendo  los  jefes  C£|^tellanos  que  mandaban  en  Barce- 
lona el  mal  aspecto  que  iban  tomando  las  cosas,  deci- 
dieron capitular  entrando  en  pactos  con  el  enemigo,  para 
tratar  de  lo  cual  suspendieron  las  hostilidades.  Al  sa- 
berse esta  noticia,  dice  Feliu  de  la  Peña,  testigo  de  vis- 
ta, no  cabe  en  la  relación  el  sentimiento  y  dolor  ex- 
traordinario del  pueblo  de  Barcelona.  No  sólo  hombres, 
sino  mujeres  y  niños,  recorrían  las  calles  gritando:  an- 
tes morir  que  entregar  la  plaza;  el  príncipe  Darmstad  Opi- 
nó por  la  no  rendición,  ofreciéndose  á  verter  hasta  la 
última  gota  de  sangre  con  sus  regimientos  alemanes  en 
defensa  de  la  ciudad;  los  concelleres  se  negaron  también 
á  la  capitulación  en  nombre  del  vecindario  de  Barcelo- 
na; pero  el  conde  de  Corzana  avivó  las  negociaciones 
de  la  entrega,  convencido  como  se  hallaba,  al  decir  su- 
yo, de  que  el  francés  tenía  trabajadas  unas  minas  que 
iban  á  causar  gravísimo  daño  á  la  ciudad  si  llegaban  á 
volarlas. 

La  entrega  de  la  plaza  quedó  fijada  para  el  1 5  de 
Agosto,  siendo  las  bases  de  la  capitulación  sumamente 
honrosas  para  los  barceloneses  (XVII). 

Poco  permaneció  Barcelona  en  poder  de  Francia.  An- 
tes que  pasaran  dos  meses,  á  primeros  de  Setiembre, 
se  firmó  el  tratado  de  paz  llamado  de  Ryswik.  Luis  XIV 
se  mostró  en  él  generoso  con  la  España,  pero  fué  esta 
generosidad  sólo  para  captarse  la  voluntad  del  débil  y 


254  VÍCTOR  BAL 

raquítico  Carlos  II,  y  lograr  : 
á  favor  de  su  familia,  ya  que 
narca  francés,  por  el  tratado  < 
tió  á  restituir  todas  las  provir 
conquistado  desde  la  paz  de 
comprendía  á  Gerona,  Rosas 
des  las  ciudades  de  Mons,  Ch 
Ya  nada  más  hay  que  refer 
cante  al  siglo  xvíi,  que  acabó 
der  al  sepulcro  al  enfermizo  ( 
to,  murió  en  el  primer  año  de 
por  herencia  á  los  que  fueroi 
desastrosa  guerra  llamada  de 


CAPÍTULO 


Procresos  de  la  crviLizAciÓN.— L 

versidad  de  Barctlona.— De  Lérida. 
tedr»a  fundadas  en  Manresa.— O 
Obras  dramáticas. — Impresiones. — 
lán. — Poetas  que  escribieron  en  cas 
lores  poli  ticos;  — I,  il  era  tos.— Jufisc 
-Médicos.- Autores  de  obras  varii 
y  artes. — Bellas  artes. — Pintores. — 

(SlGt,0  X 

Toda  la  actividad,  toda  la 
vital  de  Cataluiía  se  emplea  d 
cer  esfuerzos  titánicos  y  verc 
para  salvar  sus  libertades  y  si 
bian  de  acabar  á  principios  de 
de  una  lucha  desesperada  que . 
te  la  libertad  de  la  patria  en 


r 


HISTORIA  DE  CATALURA.— LIB.  X.  CAP.  XLIII. 


de  SUS  poetas,  y  sus  hombres  de  corazón  y  genio  st 
cronistas  que  narran  la  historia  de  los  tiempos  pass 

-  para  ejemplo  de  los  venideros,  ó  jurisconsultos  que 
la  fuerza  del  raciocinio  y  de  la  lógica  defienden  pa 
Á  palmo  el  alcázar  de  las  libertades,  6  teólogos  y  ( 
dores  religiosos  que  convierten  el  pulpito  en  cátt 
poUtica,  6  generales  y  guerrilleros  que  se  apresta 
sostener  en  el  campo  de  batalla  la  bandera  naciona 
Asombra  de  todas  maneras  el  gran  número  de  e: 
tores,  algunos  muy  insignes,  con  que  cuenta  Catal 
en  este  siglo,  y  ello  prueba  la  importancia  de  las  le 
en  nuestro  país,  el  culto  que  aquí  se  rendía  á  los  [ 
gresos  de  la  civilización. 

Los  concelleres  de  Barcelona,  protectores  natos  c 
universidad  de  esta  capital,  se  ocupaban  de  ella 
solicito  cuidado  y  no  titubeaban  en  hacer  cuantos 
crificios  podían  para  su  esplendor  y  acrecentamient 
Brillaban,  al  par  que  ésta,  las  otras  universidad 
escuelas  del  Principado,  y  en  todas  partes,  gracia 
saludable  impulso  de  las  corporaciones  populares 
abrían  nuevas  fuentes  al  ingenio  y  nuevas  vías  á  U 
vULración.  Floreciente  se  hallaba  la  universidad  de 
rida,  y  resonaba  en  su  claustro,  para  loar  á  los  pah 
que- la  protegían  y  al  rector  y  profesores  que  la  ilus 
ban,  la  voz  de  Vicente  García,  popularmente  conoi 
por  el  rector  de  Vailfogoiia,  quien,  en  estro  levanta* 
armoniosos  versos  catalanas,  recitaba  una  oración 
negiríca  con  motivo  de  la  elección  de  rector  de  aqi 
universidad  en  la  persona  de  D.  Felipe  de  Berga 

'  Alinyá  2. 

Establecida  ya  y  confirmada  por  Felipe  III  la 
versidad  real  y  literaria  de  Vich,  correspondió  á  la 

1  Kúbr¡ca  de  Bruniqíier,  tomo  11,  p»g,  3u. 

2  Podiu  del  rector  tie  Vailfogotia. 


256  VÍCTOR  BALAGUBR 

tención  de  sus  fundadores,  siendo,  ha  dicho  el  cronista 
moderno  de  aquella  ciudad,  una  garantía  del  acierto  en 
la  elección  de  profesores,  un  estimulo  para  la  juventud 
aplicada  y  la  causa  de  la  pujanza  del  establecimiento  el 
que  se  dieran  por  oposición  las  cátedras,  como  se  pue- 
de ver  en  el  acuerdo  tomado  en  1604,  por  el  cual  se 
prohibió  dar  voto  en  dichas  oposiciones  á  los  doctores 
que  no  hubiesen  recibido  el  grado  en  el  colegio  de  la 
misma  universidad  ^ . 

También  la  de  Tortosa  logró  en  1645  el  real  privile- 
gio para  conferir  grados,  habiéndolo  muchos  años  antes 
conseguido  pontificio  2. 

Como  en  el  siglo  anterior,  continuaron  abriéndose 
escuelas  públicas  en  varias  poblaciones  del  Principado, 
fundadas,  ya  por  los  consejos,  ya  por  particulares  celo- 
sos y  buenos  patricios.  De  Manresa  se  sabe  que  el 
Dr.  Mauricio  Parera,  paborde  de  Castelltersol,  institu- 
yó y  fundó  dos  cátedras,  una  de  filosofía  en  1649,  otra 
de  teología  en  1661,  las  cuales  dotó  con  dos  censos 
consignativos  de  capitalidad  i.ooo  libras  catalanas  cada 
uno,  nombrando  patrono  al  municipio.  En  las  escritu- 
ras de  fundación  se  lee  éste  articulo:  Que  lo  catedráiich 
ha  de  ensenyar  en  las  aidas  de  la  ciutai  estant  en  toi  y  per 
tot  subjecte  d  la  ordinació  del  Consell  gefteral  de  la  ciutai, 
y  observar  aquellas  de  la  manera  será  ordenai  per  lo  rector 
del  Estudi  3. 

Hubo  durante  este  siglo  en  Barcelona  muchos  certa* 
menes  poéticos,  pero  ya  sin  er  carácter  tradicional  de 
los  juegos  florales.  Muy  al  contrarío;  si  por  su  resulta- 
do  hubiese  de  juzgarse,  miserable  idea  nos  formaría- 
mos de  la  literatura.  Certámenes  escolásticos,  más  que 
poéticos,  prueban  ellos  el  pésimo  gusto  que  la  influen^ 

1  Salarich:  Historia  de  Vich, 

2  Feliu  de  la  Peña,  lib.  XX,  cap.  VIU. 

3  Mas:  Ensayos  históricos  sobre  Manresa^  pág.  150. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLIII.      257 

cía  del  mal  gusto  introducía  en  las  letras  catalanas,  y 
más  que  torneos  literarios  para  levantar  el  genio  y  el  es» 
pirítu  de  los  poetas,  servían  para  corromper  el  gusto  y 
empobrecer  la  literatura,  conduciéndola  por  errados  y 
viciosos  senderos. 

Generalmente  no  se  ve  tomar  parte  en  estos  certá- 
menes á  los  poetas  que  pueden  llamarse  de  primer 
orden  en  este  siglo.  Eran  por  lo  común  abandonados  á 
las  musas  subalternas  y  escolásticas,  y  acostumbraban 
tener  lugar  en  las  grandes  festividades  religiosas  y  en 
las  ceremonias  de  juramento  ó  muerte  de  reyes.  Sólo 
una  cosa  tienen  en  su  favor,  y  es  el  demostrar  que  vivían 
el  espíritu  y  movimiento  literarios,  aunque  obedecien- 
do á  mala  dirección. 

Los  certámenes  principales  que  hubo  en  este  siglo,  6 
que  han  podido  llegar  á  'mi  noticia,  son  los  siguientes: 

El  primero  es  el  de  que  nos  habla  el  escritor  Rebu- 
llosa  en  la  Relación  de  las  grandes  fiestas  que  la  ciudad 
de  Barcelona  hizo  en  la  canonización  de  San  Raimundo  de 
Pcñafort,  en  1601. 

El  cartel  por  el  cual  se  convocó  á  esta  justa  literaria, 
en  nombre  de  la  ciudad  de  Barcelona,  fué  pregonado 
por  calles  y  plazas,  y  fijado  en  los  puntos  más  públi- 
cos. Después  del  título  que  decía  Certamen  literal  man- 
dado publicar  por  los  señores  concelleres  y  consejo  de  la 
ciudad  de  Barcelona  en  honra  de  la  canonización  y  fiesta 
del  glorioso  santo  Raimundo  de  Peñafort,  seguían  varías 
octavas  reales  en  castellano. 

Cuando  la  muerte  del  famoso  diputado  Pablo  Clarís, 
hubo  otro  de  que  se  ha  hablado  ya  en  una  nota  corres- 
pondiente al  capítulo  XXVI  de  este  libro.  La  poesía 
catalana  en  él  premiada  se  inserta  en  los  apéndices,  y 
por  ella  podrá  juzgar  el  lector. 

Otro  certamen  tuvo  lugar  cuando  la  muerte  del  rey 
de  Francia  Luis  el  Justo,  proclamado  conde  de  Barce- 

TOMO  xvi  17 


! 


258  VÍCTOR  BALAGUES 

lona  por  Cataluña,  sublevada  cont 
gobierno  de  Felipe  IV.  Las  poe^ 
dan  son,  en  su  género,  las  menos 
en  las  colecciones  de  las  justas  lite 
He  aquí  una  letrilla,  la  cual,  dejan 
sustancial  de  la  forma  y  la  ninguna 
respira  sentimiento  y  se  ve  que  es  1 
rímentada,  aunque  un  tanto  coirón 
to  reinante: 

Plant  de  la  ciuiat  de  Bi 
en  la  morí  de  son  rey  y  compte  Ll 


Mqri  nostre  rey. 

Electi 

Morí  nostre  Lluis. 

La: 

0  pirca  fatal! 

Corre 

0  sorl  úifelití 

Regar 

Caigue  en  primavera 

Fent. 

Nostia  flor  de  llis; 

Sin. 

Ú  qué  agosUt  maig! 

Nopí 

0  qué  Irist  abril! 

Losu 

Plora,  ú  reyna  mare, 

Loes 

Plora.  l>  amal  Delfi. 

Lm 

Lluna  que  t'ecUpsas, 

DelP 

Sol  que  ja  es  dxit. 

Abso 

Llágrimas  dermma. 

Entre 

0  insigne  Paria, 

Lía; 

Tantas,  que  de  mare 

Plorar 

Iscaloteuríu. 

Lo  mi 

Plora,  FratiM,  plora. 

EnpU 

La  funesta  fi 

Yj. 

Del  que  conservare 

iCom 

Ton  eslal  felii. 

Faven. 

Y  tu.  Principal 

guim 

Noble,  ilustre,  «jtích. 

¿Qu 

Que  en  tu  veus  plantada 

Siseen 

Ja  la  flor  de  llis: 

iQuin 

Catalunya  mia, 

¡Ayiri 

Molí  has  de  sentir 

Los 

Te  felte  un  rey  just 

Ab  fre 

r 


t-' 


HISTORIA  DE  CATALUÑA.-^LIB.  X.  CAP.  XLIII.      259 


Respondrán  los  ecos 
Lamentables  crits. 

Besos,  Liobregat 
Y  torrents  vehins, 
Fonts  de  las  montanyas 
Ara  es  temps  d*  eixir. 

Deixáume  las  ayguas 
Que  abundants  teniu 
Pera  que  las  ploren 
Mos  ulls  aíligits. 

Y  si  estas  no  bastan 
Lo  mar  tinch  aqu{. 
Que  es  un  mar  amarch 
De  trístor  mon  pit. 

Veig  de  mas  murallas 
Lo  llens  convertit 
£n  negras  bayetas 
De  que  estem  vestits; 

Las  amenas  faldas 
Del  gran  Montjuich, 
Veig  de  dol  cobertas 


Y  de  nubols  trists. 

iQul  consolará 
Mon  cor  afiigit? 
iQul  donará  alé 
A  pit  tan  mesqui? 

Vos,  ó  Reina  mare, 
Sereu  pera  mí 
Bellona  divina, 
Huma  serafí. 

Vos,  Lluis  amat. 
Ancora  y  Delfl 
Sereu  en  las  onas 
Del  mar  enemich. 

Y  vos,  de  La  Mota 
Bellicos  Felip, 
O  gran  Marcial, 
O  segon  David, 

Seréu  mon  amparo, 
Seréu  mon  abrich, 
Seréu  ma  defensa 
Vivint  sigles  mil. 


En  1686  se  celebraron  grandes  y  solemnes  fiestas  en 
la  capital  de  la  protomártir  Santa  Eulalia,  con  motivo 
de  la  extensión  del  rezo  propio  de  la  santa,  que  para 
toda  España  obtuvo  Barcelona  del  Sumo  Pontífice.  For- 
maba parte  de  las  mismas  un  certamen  poético,  y  en  el 
cartel  se  ofreció  una  salvilla  con  su  tembladera  de  pla- 
ta al  poeta  que  mejor  celebrase  el  objeto  de  la  festivi- 
dad. Ganó  el  premio  de  las  poesías  catalanas  una  cansó 
lírica  firmada  por  el  Dr.  Ferrdn,  presbítero,  que  co- 


mienza: 


A  Eularia  que  heroina  soberana 
Invencible  amazona  catalana 
Católica  Bellona 

Es  assumpto  al  aplauso  en  Barcelona, 
Ab  nova,  si  cristiana  fantasfa, 
Deixant  á  part  Apollo  y  sa  Thalía, 
Invoca  ma  finesa: 
Meresca  los  cristalls  de  ta  puresa 


26o  VÍCTOR   BALAGUBR 

Qui  á  tos  Korers  aspira 

Per  que  tas  glorías  cante  ab  miUor  lira. 

Merecieron  también  los  honores  de  la  publicación 
otras  dos  poesías  también  catalanas^  firmada  la  prime- 
ra^ que  es  una  glosa,  por  CdUilina  de  Lara,  y  la  segun- 
da, que  es  un  soneto,  por  Andrés  de  Seja.  Hubo  premio 
también  en  este  certamen  para  composiciones  latinas  y 
castellanas,  alcanzando  el  de  las  primeras  un  poeta  des- 
conocido que  firma  el  capitán  Belisario^  y  el  de  las  se- 
gundas el  licenciado  Francisco  de  las  Torres,  quizá  el 
Francisco  de  la  Torre  y  Sevil  de  que  luego  se  hablará. 

Hay  noticia  de  otro  certamen  que  se  celebró  en  1698 
por  la  conclusión  de  la  paz  universal,  asignándose  los 
siguientes  premios  : 

Una  salvilla  de  plata  á  la  mejor  poesía  latina  sobre 
el  asunto: 

¿Ctuü  fué  mayor  y  el  valor  ó  la  constancia  de  esta  exce-* 
lentísima  ciudad  y  de  stís  moradores,  en  los  infortunios  dd 
sitio?  Y  una  caja  esmaltada  de  oro  para  el  accésit  6  se- 
gundo premio. 

Una  medalla  de  plata  para  el  que  mejor  glosase  en 
idioma  catalán  esta  cuarteta: 

Hiig  lo  assumpto  dona  peu, 
Senyor  poeta,  digau^ 
í Pirque  V  celebra  la  pau 
En  la  iglesia  de  la  Creu?  , 

Se  destinaba  una  barquilla  de  plata  para  el  accésit. 

Una  calderilla  de  plata  al  autor  de  la  mejor  lira  ó  can- 
ción real  en  castellano,  expresando  el  gozo  de  Barcelona 
por  la  paz  y  por  haber  vuelto  al  dominio  de  Carlos  II. 
Una  pila  pequeña  de  dosel  para  agua  bendita,  también 
de  plata,  era  el  premio  del  accésit. 

Era  condición  precisa  de  la  justa,  que  las  bompos 
clones  hubiesen  de  presentarse  en  papeles  grandes,  bi 


HISTORIA  D£  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLIII.      201 

escritas,  para  poderse  colocar  en  los  claustros  de  la  ca- 
tedral. 

Ganó  el  primer  premio  de  las  poesías  latinas  Don 
Juan  Botaderos  y  Giralt,  y  el  segundo  D.  José  Sala  y 
Monfar. 

£1  premio  de  las  catalanas  lo  alcanzó  un  poeta  ocul- 
to  con  el  pseudónimo  de  el  hermano  Pau;  el  accésit  otro 
que  se  firmaba  Ausias  March,  y  merecieron  los  honores 
de  la  publicación  otras  composiciones  firmadas  por  lo 
rector  de  Bellesgtiarl,  Mirreno  de  Arco,  el  capitán  Fernán^ 
do,  Jaime  Berguedá  y  José  Puig.  Ninguna  de  estas  com- 
posiciones tiene  mérito,  y  acertados  anduvieron  los  poe- 
tas laureados  en  ocultar  sus  nombres,  aunque  poco  el 
segundo  en  profanar  el  de  Ausias  March. 

Los  premios  délas  poesías  castellanas  los  merecieron 
D.  Juan  Alvarez  Ximenez  y  el  presbítero  D.  José  Maleta 

El  resultado  único  que  podían  dar  estos  certámenes 
literarios,  premiándose  en  ellos  composiciones  insulsas, 
había  de  ser  fatal  para  las  letras. 

Era  costumbre  en  Barcelona  á  cada  fiesta,  á  más  de 
esas  justas  poéticas,  adornar  las  calles,  los  edificios  y 
los  monumentos  con  composiciones  alusivas  al  objeto 
que  se  celebraba.  Las  muchas  relaciones  de  fiestas  que 
llevo  leídas  prueban  que  la  capital  de  Cataluña  abun- 
daba en  poetas  ó  mejor  en  versificadores  callejeros  á 
quienes  el  mal  gusto  reinante,  debido  al  gongorísmo 
castellano,  extraviaba  por  completo,  haciéndoles  escri- 
bir verdaderas  monstruosidades  literarias. 

A  este  género  pertenece  la  siguiente  inscripción  co- 
locada en  el  túmulo  levantado  en  la  iglesia  catedral  el 
día  que  se  celebraron  las  exequias  de  la  reina  madre 
Doña  Mariana  de  Austria,  muerta  á  consecuencia  de  un 
cáncer  en  el  pecho: 


262 


VÍCTOR  BALAGUSR 


Al  cáncer  ennoblecido* 
en  el  pecho  de  la  reina  de  España,  difunta. 

Cuando  obligada  Juno 
Premios  destina  al  cáncer  importuno 
Que  de  su  vengativo  ardor  violento 
Contra  el  invicto  Alcides  fué  instrumento, 
En  astro  le  transforma  que  en  el  cielo 
Del  sol  ataje  el  fatigado  anhelo; 
Cáncer  feliz  por  cierto, 
Pero  no  tan  feliz  como  el  que  ha  muerto 
A  nuestra  augusta  reina,  pues  lograba 
En  el  pecho  real  que  atormentaba. 
No  sólo  esfera  en  que  vivir,  lucida. 
Sino  fomentos  de  su  misma  vida. 

Barcelona,  que  contaba  ya  con  un  periódico  en  1688  1 , 
tenía  un  teatro  6  casa  de  las  contedias  desde  1597,  ha- 
biendo ya  en  1587  concedido  el  rey  Felipe  III  el  privi- 
legio de  poder  dar  funciones  de  música  y  declamación. 

El  primer  teatro  que  tuvo  Barcelona  se  ediñcó  en  el 
sitio  mismo  donde  hoy  se  levanta  el  de  Santa  Cni2  ó 
Principal,  habiéndolo  mandado  construir  la  administra- 
ción del  hospital  para  utilizar  sus  productos  en  benefi- 
cío  de  los  enfermos. 

Quedan  varías  obras  dramáticas  de  este  siglo,  entre 
ellas  las  que  se  pueden  leer  al  final  de  las  poesías  del 
rector  de  Vallfogona:  la  Famosa  comedia  de  la  entrada 
del  marqués  de  los  Vélez  en  Cataluña,  rota  de  las  tropas 
castellanas  y  asalto  de  Montjuich,  de  la  cual  se  ha  hablado 

1  Obra  en  mi  poder  un  ejemplar  de  este  periódico,  correspondiente 
al  27  de  Agosto  de  1688.  Forma  cuatro  páginas,  con  noticias  de  Vieiui 
y  Venecia,  y  está  impreso  por  Rafael  Figueró.  No  lleva  otro  titulo  que 
el  de  Noticias  *  generales  de  Europa  venidas  por  el  correo;  pero  se  ve  bien 
que  no  es  una  hoja  suelta  y  si  un  periódico,  pues  continúa  la  paginación. 
Las  páginas  del  número  que  tuve  á  la  vista  son  del4lá  I44,yse  ha- 
llan hoy  en  la  biblioteca  de  Villanueva  y  Geltrú. 


L  DE  CATALITRA.— LIB.  X.  CAP.  XLIII.      363 

[XIV  de  este  libro;  la  Tragicomedia  pas' 
firmeza  y  poesía,  escrita  en  catalán  por 
isco  Fontanella,  y  la  comedia  famosa 
y  desdén,  de  D.  Francisco  Solanes. 
}rías  de  su  vida  que  escribió  D.  Di^o 
da,  y  que  con  el  titulo  de  Comentarios  del 
>licó  la  Real  Academia  de  la  Historia  en 
su  Memorial  histórico,  cuenta  aquel  au- 
lose  en  Barcelona  en  época  en  que  era 
iña  el  marqués  de  Almazán,  mató  sus 
o  dos  comedias,  una  de  los  Milagros  y 
arlos  Borromeo,  que  en  aquel  tiempo  em- 
T,  y  otras  de  las  Conquistas  de  las  islas 
rique  IV  de  Barcelona  (debe  ser  error  de 
San  Olaguer.  Añade  Duque  de  Estrada 
comedia  fué  hecha,  estudiada  y  repre- 
días,  con  admiración  de  Barcelona.  «La 
3,  dice,  no  cabía  de  gente,  y  la.  repre- 
autor  Francisco  López,  á  cuyo  pedimen- 
idias,  con  mucho  acierto  y  ornato,  como 
er  Damiana,  cuya  representación  y  bef- 
ada, y  más  su  virtud  y  honestidad.» 
las  obras  de  todas  clases  que  durante  el 
prímieron  en  Cataluña.  Por  su  gran  nú- 
ocerse  la  afición  que  se  habla  desarro- 
a.  Podría  formarse  una  gran  biblioteca 
etos  políticos  y  los  sermones. 

ESCRITORES. 

,  la  catalana  y  la  castellana,  se  dispu- 
de la  poesía.  Vamos  á  ocupamos  con 
3S  que  pertenecieron  á  la  primera, 
el  principe  de  los  ingenios  catalanes  de 


264 


VÍCTOR  BALAGUBR 


este  siglo  el  Dr.  Vicente  García,  más  popular  y  uhiver' 
salmente  conocido  por  el  rector  de  Vallfogona.  Nmgún 
poeta  ha  alcanzado  jamás  en  Cataluña  la  popularidad 
que  éste.  Desgraciadamente  la  debe  á  las  composiciones 
que  menos  honran  su  memoria,  y  nada  se  hubiera  per- 
dido con  que  desaparecido  hubiesen,  ya  que  joyas  le 
quedan  de  legitimo  valor  con  las  cuales  poder  engala- 
nar su  corona  de  poeta. 

Dice  un  literato  de  nuestra  época  en  un  importante 
y  notable  escrito  que  no  ha  visto  todavía  la  luz  públi- 
ca 1:  «García  es  para  el  vulgo  catalán  lo  que  Quevedo 
para  el  vulgo  castellano:  no  hay  anécdota  libre»  no  hay- 
epigrama,  ni  equívoco,  ni  retruécano  que  no  se  le  atri- 
buya; basta  pronunciar  su  nombre  para  que  los  labios 
se  dispongan  á  la  risa;  el  pueblo  no  conoce  más  poeta 
catalán  que  el  rector  de  Vallfogpna;  le  tiene  por  travieso 
y  descocado,  por  agudo  y  provocador,  y  no  cesa*de  ce- 
lebrarle á  su  manera.  Algunos  epigramas  de  Garda; 
varios  de  sus  romances;  las  pinturas  que  deslucen  una 
que  otra  de  sus  composiciones;  muchos  de  los  sone- 
tos, por  otra  parte,  de  buena  ejecución;  las  supresiones 
que  se  indican  por  medio  de  puntos  suspensivos  en  las 
ediciones  de  sus  poesías;  las  palabras  no  impresas,  pero 
que  la  malicia  ha  adivinado  fácilmente  y  que  el  decoro 
ha  tratado  en  vano  de  sustituir  con  otras  más  dignas; 
la  desventurada  elección  de  ciertos  asuntos;  la  creen- 
cia de  que  lo  que  no  se  ha  publicado  excedía  en  desver- 
güenza á  lo  que  no  ha  visto  la  luz;  todas  estas  circuns- 
tancias han  contribuido,  sin  duda,  á  robustecer  la  opi- 


1  D.  Francisco  Luis  Morera.  Ha  escrito  este  autor  un  concienzudo 
juicio  sobie  García  por  encargo  de  la  diputación  de  Tarragona.  Otro  tra- 
bajo notable  se  ha  escrito  en  catalán  por  el  laureado  poeta  D.  Joaquír 
Rubio  y  Ors,  con  el  título  de  Lo  Dr,  Victns  García  y  sos  obras  pocH- 
cas,  que  mereció  en  los  juegos  florales  del  año  1863  ^1  premio  de  un^ 
medalla  de  oro. 


DB  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLIII.      265 

»talán  con  respecto  á  este  poeta  favo- 
tas  palabras,  el  autor  á  que  hago  refe- 
u  juicio  sobre  García  en  las  siguientes: 
sársele  de  poca  elevación  y  variedad  en 
untos  y  de  haber  manchado  con  com- 
nantes  y  pinturas  indecorosas  algunas 
n  cambio  abunda  en  conceptos  delica- 
:s  bellísimas  y  en  símiles  ingeniosos, 

alambicados;  versíñca  con  asombrosa 
sonoro,  cadencioso  y  fluido;  no  sale  del 
endecasílabo,  pero  hay  que  envidiai'  la 
ero  y  la  robustez  del  segundo  de  dichos 
1  vocablo  con  desembarazo;  es  erudito 
;  se  expansiona  agradablemente  en  la 
.da;  en  sus  romances  amorosos  derrama 
lanterias  tan  seductoras  como  nuevas; 
lOn  agudísimos;   sus  letrillas  rebosan 

y  describe  con  notable  maestría.* 
:io  exacto.  En  el  trabajo  de  Morera  y 
ármente  escribió  Rubio  y  Ors,  hay  que 
rdad,  algo  desnaturalizada  por  los  que, 
ado  culto  á  García,  no  han  vacilado  en 
sa  é  hinchadamente,  el  nunca  bien  ala- 
t  la  literatura  catalana  y  el  mejor  cisne 

:ctivamente,  el  que  con  más  vigor,  con 
nás  elevación  y  espontaneidad  de  sen- 
0  la  escuela  que  la  influencia  castellana 
luerte,  y.  gracias  principalmente  á  él, 
tando  culto  á  la  lengua  de  los  Ausías 
luntaner,  de  los  Desclot  y  Martorell. 
tnte  alabado  por  esto.  García  es  el  lazo 
:atura  de  nuestra  edad  de  oro  con  la  de 
literaria  de  este  siglo  xix.   ¡Lástima 


266 


VÍCTOR  BALAGUBR 


grande  que  sus  composiciones  de  cierto  género^  tan  en- 
salzadas por  el  vulgo^  hayan  contribuido  en  gran  parte  á 
que  algunos  versificadores  enlodazaran  la  lengua  catala- 
na, arrastrando  á  principios  de  este  siglo  por  las  tabernas 
á  la  que  estaba  acostumbrada  á  morar  en  los  palacios! 

£1  poeta  catalán  que  sobresale  en  el  siglo  xvii,  in- 
mediatamente después  de  García,  es  Francisco  Fon» 
tanella.  Era  hijo  del  célebre  Juan  Pedro  Fontanella, 
conceller  en  cap  de  Barcelona  cuando  las  turbaciones 
de  Cataluña,  y  hermano  del  José  á  quien  el  rey  de 
Francia  hizo  vizconde.  Tomó  una  parte  muy  activa  en 
los  acontecimientos  del  Principado,  siendo  uno  de  los 
más  entusiastas  y  decididos  defensores  de  sus  liberta- 
des. En  la  biblioteca  episcopal  de  Barcelona  se  conser- 
va un  volumen  manuscrito  de  sus  poesías  i,  catalanas 
en  su  mayoría.  Es  un  poeta  de  imaginación,  de  senti- 
miento y  de  levantados  conceptos.  Suya  es  la  famosa 
tragicomedia  Amor,  firyneza  y  porfía,  que  equivocada- 
mente atribuye  Amat  á  un  José  Fon  tañer  y  Martell  2.  La 
versificación  de  esta  obra  dramática  es  fácil,  armoniosa, 
enérgica,  y  revela  dotes  de  primer  orden  en  el  autor  co- 
mo poeta  lírico.  Juzgúese  por  las  siguientes  muestras: 

El  pastor  Fontano,  enamorado  perdidamente  de  la 
pastora  Elisa,  pero  no  correspondido  de  ella,  se  le  diri- 
ge así: 

Honor  d*  esta  ribera, 
Hermosísima  nimfa,  aguarda,  espera. 
Cortés,  sino  piadosa, 
M*  escolta,  Elisa  ingrata. 
Antes  de  castigarme  rigorosa. 


1  Torres  Amat:  DiceioHorio^  articulo  ((Fontanella.» 

2  Posteriormente  ha  puesto  esta  obra  en  verso  castellano  D.  Ma- 
gín Pers  y  Ramona,  quien  dice  en  la  advertencia  preliminar  que  unos 
la  atribuyen  á  Fontaner  y  otros  á  Fontanella.  Está  demostrado  que 
pertenece  á  este  último.  Véanse  las  notas  á  la  memoria  Lo  doctor  Vums 
García  y  sus  obras  poéticas^  por  D.  Joaquín  Rubio  y  Ors. 


lE  CATALUÑA, — LIB.  X.  CAP.  XUII.      267 


ras  tan  hermoM 

as,  Elba  tan  severa, 

alguna  nion  amor  tindrta. 

algún  descans  la  pena  mia; 

nei  ostench,  cuant  me  llametito, 

esas  tas  iras  alimetilo, 

tía  honúcida, 

is  armas  tens nevam  la  vida. 

¡paisa  enemiga 
¡ue  sois  vivía  de  adorarte 
á  contení  per  obligarte. 
m  ma  sanch.  boira. 

:  cruel  castiga  ma  osadía; 

tima  ola  pena 

ma  mort  piadosa  ma  cadena. 

&  piadosa, 

1  tormenta  en  que  in  'anegas. 

la  mort  puig  que  la  vida  'm  negas. 

cero,  cuando  el  personaje  Morano  se 
!u  lastimosa  historia  á  Thirsis,  comíen- 


>var  procura 

dolor  la  Mas  limosa  historia, 
rdor  obstinat  hazanya  obscura, 
baianya  inrelii  fingida  gloria. 

donchs,  ma  trista  desvenlura 
rigor  m'  atormenta  la  mcmoaa, 
I  que  llaslima  ab  penas  tantas 
las  penyas  y  las  mudas  plantas. 

n  Pontanelk  es  mucho  estudio  de  los 
s  y  el  deseo  de  imitarles,  lo  cual  le 
rtés  con  la  lengua  catalana,  á  la  que 
>  introduciendo  en  ella  palabras  de  las 


268 


VÍCTOR  BALAGUER 


Son  éstos  los  dos  únicos  poetas  catalanes  que  pueden 
ser  considerados  como  de  primer  orden  en  este  siglo, 
siendo  conocidos  también  por  haber  escrito  versos  en 
catalán  ^uan  Ferrán,  laureado  en  el  certamen  literario 
de  1686;  CatalifM  deLara,  que  presentó  poesías  al  mis- 
mo certamen,  lo  propio  que  Andrés  de  Seja,  Juime  Ber- 
gadd  y  José  Putg,  que  concurrieron  al  de  1698;  José 
Cátala,  autor  de  un  poema  en  que  se  canta  la  victoria 
alcanzada  en  Montjuich  contra  las  tropas  castellanas; 
José  Blanch,  canónigo  de  Tarragona,  autor  y  compila- 
dor de  una  colección  de  poesía¿  reunidas  bajo  el  estra- 
falario titulo  de  Mátalas  de  tota  llana;  ti  canónigo  José 
Romaguera,  autor  del  Morfeo  despert  en  las  vidgaritais  ca- 
tálanos,  del  Ateneo  de  grandesas  y  de  La  fama  en  Catalu- 
nya; Francisco  Alegre,  que  tradujo  al  catalán  las  poesías 
de  Ovidio;  Isabel  Compte  de  Sagarriga,  monja  de  un  con- 
vento de  Perpiñán,  que  escribió  unas  Liras  a  Nosira 
Senyora  del  Carme,  y  algunos  otros  menos  conocidos  que 
los  que  se  acaban  de  citar. 

Más  son  los  poetas  catalanes  que  escribieron  en  cas- 
tellano, abandonando  el  idioma  de  sus  padres.  Figuran 
entre  éstos  Vicente  Miguel Moradell,  que escribióen  quin- 
tillas la  Vida  de  San  Raimuftdo  de  Peñafort,  impresa  en 
Barcelona  el  año  i6o3,  y  al  cual  visiblemente  alude 
García  en  los  siguientes  versos: 


Lo  capitán  Moradell 
Que  á  Marte  ha  robat  lo  cor 
Y  á  Minerva  la  mollera,  etc. 

Antonio  Gual,  autor  de  un  poema  titulado  El  ensayo  de 
la  muerte,  en  verso  de  arte  menor;  Guillermo  Heredia,  de 
Tortosa,  autor  de  un  poema  titulado  Las  lágrimas  de  San 
Pedro  y  de  la  colección  de  poesías  Rimas  espirituales  y  mo* 
rales,  á  más  de  otras  obras;  Jerónimo  Heredia,  que  fué 
otro  de  los  poetas  laureados  en  el  certamen  de  1601  por 


HISTORIA  DE  CATALUf^A. — LIB.  X.  CAP.  XLIII.      269 

unos  tercetos  castellanos  i;3^os¿  Morell,  traductor  de  poe- 
sías latinas  é  italianas  de  varios  autores;  Francisco  Sola* 
nes,  autor  de  la  comedia  Duelos  de  amor  y  desdén,  ya  cita- 
da; Juan  Dessi,  que  escribió  La  divina  semana  tn  octavas 
reales;  Rafael  Cordellas,  á  quien  llama  García  esglay  de 
Apolo,  otro  de  los  que  concurrieron  al  certamen  de  1601; 
Francisco  de  la  Torre  y  Sevil,  autor  de  una  colección  de 
poesías  publicadas  con  el  gongórico  título  de  Nuevo  en- 
tretenimiento de  las  musas  en  esta  baraja  nueva  de  versos 
dividida  en  cuatro  manjares;  Miguel  Turbavi,  que  escri- 
bió poesías  religiosas  bajo  el  pseudónimo  de  Francisco 
Ruiz^  y  Francisco  de  Ayguaviva,  Felipe  de  Guitnerd,  Juan 
de  Boxador,  Monnells,  Massanés  y  Pardina,  que  García 
cita  como  poetas  en  uno  de  sus  romances. 

Merece  citarse  también  D.  Diego  de  Rocabertí,  que 
escribió  en  verso  un  compendio  de  historia  universal  con 
este  titulo:  Epítome  histórico  en  diez  romances,  á  Lope  de 
Vega  Carpió;  fué  impreso  en  Barcelona  el  año  1628. 

En  su  Laurel  de  Apolo,  Lope  dice  de  él  lo  siguiente, 
hablando  de  Cataluña: 

¡Oh  cuánto  la  ennoblecen, 
Don  Diego  Rocaberti,  vuestras  musas, 
De  erudición  tan  rara  circunfusas! 
Histórico  poeta, 

Que  pone  á  las  columnas  espafiolas 
Floridas  laureolas 
£n  dorada  tarjeta, 
Con  el  blasón  ilustre 
De  su  ingenio  y  su  sangre  eterno  lustre. 

El  mismo  Lope  de  Vega  nos  habla  de  otro  poeta, 
Francisco  de  Tamarit,  y  dice  en  su  Laurel  de  Apolo: 

1  Torres  Aniat,  en  su  Diccionario^  no  habla  de  más  Heredia  que  del 
llamado  Jerónimo,  al  que  equivocadamente  supone  autor  de  las  obras 
que  son  del  Guillermo. 


VÍCTOR  BALaGUER 

Parece  que  esperando  el  cía: 
En  la  puerta  de  EspaSi,  Barce 

Y  el  Rubricalo  alegre, 
A  donde  el  mar  corona 
La  playa  de  corales. 

A  Don  Franrisco  Tamarit  me 
Auaias  de  los  doctos  provcnlal 

Y  de  [os  catalanes  generosos, 
Marciales  y  estudiosos 

(Que  no  implica  á  la  ciendi  se 
Que  en  una  y  otra  lengua  la  ei 

i  rico  que  en  poetas  es  el  sif 
Ein  á  la  cabeza  de  los  que  flor 

mimo  Piijades.  Es  el  cronista 
que  goza  de  más  popularida 
,  cuya  primera  y  segunda  pai 
:  coloca  en  primera  linea  ent: 
i  bien  hay  á  menudo  en  esta 
oco  culto  y  elegante  su  estilo 
os  y  documentos  historíeos,  3 
e  Pujades,  había  reunido  tan 
¡ales  para  la  historia  de  CatE 
nica  consultada  con  gusto  y 
seen  conocer  la  historia  de  nu 
:a  al  lector  por  la  buena  fe  y 
1  obra,  y  aun  cuando  alguna! 
1  seranea  candidez  la  sonrisa : 
tras  el  corazón  verdaderamer 
menaje  de  profunda  gratitud  ; 
>sidad,  su  infatigable  porfía  e 
en  recoger  datos,  noticias  y  d 
ece  los  anales  de  nuestra  pati 
ia  poeta,  pues  queda  de  él  \ 
I  con  motivo  de  las  fiestas  cel 


L  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP,  XLIII.      37I 

ción  de  Santa  Teresa,  murió  á  me- 

f  y  Son.  Es  el  autor  de  la  Historia  de 
,  que  se  conservaba  manuscrita  en  el 
la  de  Aragón,  y  con  cuya  publicación 
:  ha  hecho  un  gran  servicie  á  la  bis- 

patrias.  Como  hombre  ilustrado  y 
las  y  libertades  de  su  país,  Monfar 
zada  por  los  Claris,  los  Tamarít  y  los 
tona  de  los  condes  de  Urgel  es  im- 
a  levantó  un  monumento  á  la  gloria 
:asa,  rama  de  los  condes  de  Barcelo- 
i  obra,  escrita  con  erudición,  con  ver- 
elevada  critica  y  con  profundo  estu- 
y  cosas  de  que  trata,  para  colocar  á 
lero  de  los  más  ilustres  varones  y  más 
de  su  siglo.  Un  contemporáneo  suyo 
>mpuso  una  colección  de  instrumen- 
I  antiguos  derechos  de  la  monarquía 
1  Principada  de  Cataluña;  pero  ests 
,  ó  al  menos  no  ha  llegado  á  mi  co- 
existir hoy  el  manuscrito.  Fué  este 

la  Corona  de  Aragón  en  la  época  del 
Cataluña  contra  Felipe  IV.  Por  una 
luy  curiosa  que  hay  en  la  primera 
piar  de  la  Proclamación  católica,  cxís> 
eca-museo  de  Villanueva  y  Geltrú, 
:  fundadamente  que  es  Monfar,  y  no 
I  se  ha  creído,  el  autor  de  dicha  Pro- 

,  ciudadano  barcelonés,  erudito  in- 
glorias  de  su  patria.  Fué  autor  de 
de  las  Prosperidades  infelices,  histo- 
virreyes  de  Ñapóles  y  primeras  gue- 
los  catalanes  y  aragoneses;  de  una 


272  VÍCTOR  BALAGU£R 

Vida  de  Doña  Mana  de  Cervelló  ó  del  Socos;  de  una  G^ 
nealogía  de  la  casa  de  Queralt,  y  de  unas  Relaciones  ó 
epítomes  de  las  vidas  y  Jtechos  de  los  antiguos  condes  de 
Barcelona  y  reyes  de  Aragón,  Vivía  por  los  años  de  1629. 

Andrés  Bosch,  de  Perpiñán.  Escribió  una  obtíi  mny 
conocida^  frecuentemente  consultada  con  el  título  de 
Sufnari,  index  ó  epítome  deis  admirables  y  notabüísims 
títols  de  honor  de  Catalunya,  Roselló  y  Cerdanya,  y  deles 
gracies,  privilegis,  prerogativas,  preeminencias,  IliberUtís 
é  inmunitats  gosan  segons  les  propies  y  naturals  lleys.  Auo 
cuando  falte  alguna  critica  á  esta  obra,  puede  consul- 
tarse con  fruto  y  con  resultado.  Vivía  Bosch  por  los 
años  de  1628. 

Esteban  Gabriel  Bruniquer,  escribano  público  de  Bar- 
celona. Es  el  autor  de  la  Rúbrica  que  se  custodia  en  el 
archivo  de  las  casas  consistoriales,  y  forma  tres  volú- 
menes. Su  obra  está  llena  de  curiosos  é  importantes 
datos  recogidos  en  el  archivo,  y  la  han  hojeado  con 
grande  utilidad  todos  los  que  modernamente  se  han 
dedicado  á  estudios  históricos  de  nuestra  patria«  Murió 
cuando  comenzaban  las  turbaciones  de  Cataluña,  según 
ya  se  ha  hecho  notar  anteriormente. 

Rafael  Cervera,  ciudadano  honrado  de  Barcelona,  y 
uno  de  los  concelleres  de  esta  ciudad  en  1628.  Es  autor 
de  unas  Observaciones  sobre  la  historia  de  Cataluña,  de 
La  verdad  triunfante  y  de  unos  Discursos  históricos,  j 
anotador  del  Desclot  y  del  Tomich,  cuyas  crónicas  tra« 
dujo  al  castellano. 

Francisco  de  Moneada,  conde  de  Osona  y  después 
marqués  de  Aytona,  autor  de  la  célebre  Expedición  de 
catalanes  y  aragoneses  d  Oriente  que  tanta  fama  le  ha 
dado,  por  ser  obra  muy  apreciable  y  universalmente 
celebrada,  sobre  todo  como  modelo  de  buen  lenguaje 
Murió  en  i635. 

Guillermo  Ramón  de  Mofwada,  marqués  de  A}rtona, 


1-  **^''^ 


I     ." 


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\ 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP,  XLIII.       273 

virrey  de  Galicia.  Escribió  y  tradujo  varias  obras;  pero  "^ 

las  que  gozan  de  más  importancia,  sin  embargo  de 
haber  quedado  manuscritas,  son  unas  Representaciones 
á  Felipe  IV,  pintando  el  estado  miserable  del  reino  y 
proponiendo  medios  para  su  alivio^  y  una  Historia  de 
Barcelofia  antigua.  Murió  en  1670. 

Juan  Luis  de  Moneada,  de  Barcelona,  deán  y  canóni- 
go de  la  iglesia  de  Vich.  Escribió  en  lengua  latina  cua- 
tro libros  de  Anales  de  Cataluña,  que  se  guardaban  ori- 
ginales en  la  biblioteca  de  Poblet.  Falleció  en  Abril  de 
i653,  pocos  días  después  de  haberle  nombrado  sindico  el 
cabildo  de  Vich,  para  el  parlamento  que  debía  reunirse 
en  Barcelona. 

Juan  Gaspar  Roig  y  Jalpi,  de  Blanes,  cronista  de  los 
reinos  de  Aragón.  Escribió  una  Crónica  general  de  Ca- 
taluña, un  Resumen  historial  de  las  grandezas  y  antigüe- 
dades de  la  ciudad  de  Gerona,  la  Historia  ¿e  los  santos  (■  ^ 
hijos  de  Cataluña,  la  Historia  de  Manresa  y  otras  obras 
históricas  de  menos  importancia.  Lo  que  de  este  autor  se 
conserva  debe  leerse  con  critica,  ya  que  no  siem^ñre  es- 
cribió con  ella,  dejándose  arrastrar  muy  á  menudo,  como 
Pujades,  por  su  excesivo  amor  á  las  glorias  de  su  patria, 
lo  cual  le  hizo  ensalzar  hechos  de  sus  antepasados  sin 
tener  más  datos  fidedignos  que  los  de  las  tradiciones  po- 
pulares y  los  escritos  vulgares.  Viyía  aún  el  año  1684. 

Jaime  Ramón  Vila,  de  Barcelona.  Fué  autor  de  cua- 
tro volúmenes  en  folio,  de  Heráldica  ó  de  las  armas  y 
distintivos  de  las  familias  nobles  de  Cataluña,  obra  im- 
portante, ilustrada  con  muchas  noticias  históricas,  de 
la  cual  hablan  con  grandes  elogios  Serra  y  Postius  en 
sus  Finezas  de  los  ángeles  y  Torres  Amat  en  su  Dicciona- 
rio de  autores  catalanes.  Dejó  escritas  también  unas  Me- 
morias para  la  historia  desde  el  año  i558  al  i625,  y  una 
Genealogía  de  los  condes  de  Barcelona  y  atuiles  de  Ripoll, 
en  catalán.  Murió  en  i638. 

TOMO  XVI  18 


274  VÍCTOR  BALAGUEB 

José  Blanch,  citado  ya  como  poeta  catalán.  Era  ca- 
nónigo de  Tarragona  y  natural  de  la  misma  ciudad, 
capellán  de  honor  del  rey  Felipe  IV.  Dícese  de  él  que, 
excelente  anticuario  y  muy  aficionado  á  la  historia,  lle- 
gó á  tener  aquel  tino  histórico  que  sabe  discernir  lo 
verosímil  de  lo  falso,  por  lo  que  fué  consultado  por  los 
más  famosos  historiadores  de  su  tiempo.  Compuso  d 
Archiepiscopologio  de  Tarragona,  que  llega  hasta  1634. 

Juan  Datneto,  de  Mallorca,  autor  de  la  Historia  ge-- 
neral  dd  reino  baleárico,  impresa  en  Palma  en  i63i,  dos 
años  antes  de  la  muerte  de  su  autor. 

Manuel  Marcillo,  de  Obt.  Escribió  la  Crisi  de  Cata- 
luna,  ó  por  mejor  decir,  compiló  en  esta  obra  las  opinio- 
nes de  los  autores  sobre  Cataluña  y  los  hechos  contados 
por  los  historiadores.  La  idea  es  buena,  pero  desmerece 
por  falta  de  critica  y  de  gusto  literario  en  el  autor. 

Francisci^Martorell  y  de  Luna.  Vivía  por  los  años  de 
1626  y  escribió  la  Historia  de  Tortosa,  su  patria,  reco- 
giendo cuantas  noticias  pudo  de  los  autores,  archivos  y 
í>iblidtecas  públicas  y  particulares. 

Pedro  Juan  Comes.  Escribió  la  historia  de  su  tiempo 
hasta  1621,  en  que  murió,  quedando  su  obra  manus- 
crita. 

Gaspar  Sala  y  Berart.  Es  éste  uno  de  los  primeros 
talentos  del  siglo  en  Cataluña.  Sus  obras  principales  fue- 
ron las  siguientes:  Noticia  universal  de  Cataluña  en  amor, 
servicios  y  finezas  admirables;  Epitome  deis  principis  y  pro- 
gresos de  las  guerras  de  Catalunya  en  los  anys  1640 y  1641, 
y  Llágrimas  catalanas  al  enterro  y  exequias  del  ilustre  di' 
putat  eclesidstich  de  Catalunya  Pau  Claris.  Se  le  cree,  con 
fundamento,  autor  de  la  Proclamación  católica.  Sala  y 
Berart  escribía  con  la  misma  facilidad  en  catalán  que 
en  latín,  en  castellano  y  en  francés.  En  este  último 
idioma  publicó,  según  parece,  traducido  del  catalán,  el 
Elogio  del  conde  de  Harcourt  como  virrey  de  Cataluña  por 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLIU.       275 

€l  rey  ic  Francia.  Suyo  es  también  el  famoso  Sermón  de 
San  Jorge,  predicado  ante  los  diputados  de  Cataluña 
el  23  de  Abril  de  1641.  Era  este  autor  profundo  teólo- 
go«  catedrático  de  esta  asignatura  en  la  universidad  de 
Barcelona,  hombre  de  vastos  conocimientos  históricos, 
gran  predicador  y  ardiente  partidario  de  la  causa  de 
Cataluña,  que  era  la  de  la  soberanía  nacional.  Esta  úl- 
tima circunstancia  hizo  que  se  comprometiese  mucho 
cuando  los  acontecimientos  de  Barcelona,  declarándose 
partidario  acérrimo  del  monarca  francés,  por  ser  el^  elec- 
to del  pueblo  catalán,  viéndose  obligado  á  emigrar  por 
lo  mismo  y  no  regresando  á  su  patria  hasta  que  se  firmó 
la  paz  llamada  de  los  Pirineos.  Ya  se  ha  hablado  de  Sala 
y  Berart  en  páginas  anteriores  y  se  volverá  á  hablar  lue- 
go. Gracias  á  él  conocemos  algunas  virtudes  y  hechos 
><le  Pablo  Claris,  que  acaso  hubieran  quedado  descono- 
•cidos  para  la  posteridad.  Murió  en  1670. 

Galcerán  Albanell,  de  Barcelona.  Era  hombre  muy 
versado  en  la  historia,  las  ciencias,  la  literatura  y  las 
lenguas  orientales,  mereciendo,  por  su  reputación  de  ta- 
lento y  de  virtud,  que  Felipe  III  le  confiase  la  educación 
<iel  principe  de  Asturias  1 .  Es  autor  de  una  Historia  de 
España  compendiada,  de  una  Instrucción  al  condc'duque 
de  Olivares  para  su  gobierno,  de  varias  Cartas  al  rey  y  al 
ministro  sobre  las  salidas  nocturnas  de  Felipe  IV,  el  jura- 
mento del  virrey  en  Cataluña,  y  otras  materias  así  histó- 
ricas como  políticas. 

Francisco  Compte,  del  Rosellón.  Se  sabe  que  escribió 
una  Historia  de  Cataluña  muy  notable,  pero  que  desgra- 
ciadamente se  ha  perdido.  Escribió  también  la  Geogra- 
fía deis  comptes  de  Roselló  y  Cerdaña  y  unas  Ilustraciones 

1  Se  lee  en  un  dietario  particular:  "A  25  de  Marz  de  1613  S.  M.  ele- 
•gi  per  ayo  del  princep  á  Galcerán  Albanell,  caballer  de  Barcelona,  y  li 
donaren  6.000  duros  per  ajuda  de  cost  pera  parar  casa,  y  li  seny alaren 
per  son  plat  cada  any  l-O.OQO  lliuras.n 


276  VÍCTOR  BALAGUER 

históricas  d  los  candados  de  Rosellón,  Cerdaña  y  Confien^ 
en  catalán»  cuyo  prólogo», también  en  el  mismo  idioma» 
es  del  historiador  Esteban  de  Corbera.  Vivía  á  principios 
del  siglo. 

Jerónimo  de  Fontclara^  de  Gerona.  Muy  versado  en 
historia»  dejó  escritos  los  sucesos  de  su  tiempo  en  este 
Principado»  manuscrito  que  por  deliberación  del  muñí* 
cipio  de  Gerona  se  custodiaba  en  el  archivo  de  aquella 
ciudad.  Roig  y  Jalpi»  que  tuvo  ocasión  de  examinar  esta 
obra»  la  da  el  titulo  de  tesoro,  «porque»  dice»  con  suma 
legalidad  hallarán  en  estos  escritos  los  que  tuvieren  gana 
de  escribir  los  sucesos  ó  valerse  de  aquellas  narraciones» 
cuantas  cosas  desearen»  con  tal  seguridad  de  la  verdad^ 
cuanto  es  conocida  de  todos  la  integridad  purísima  de 
este  virtuoso  caballero. » 

A  más  de  todos  éstos»  puede  y  debe  colocarse  entre 
los  cronistas  é  historiadores  del  siglo  á  los  siguientes: 

Pedro  Pascual,  notario  de  Perpiñán»  que  dejó  un  ma* 
nuscrito  interesante  de  lo  sucedido  en  aquella  ciudad 
durante  su  vida  y  particularmente  en  el  levantamiento 
de  Cataluña»  año  de  1640;  José  Xaupy,  también  del  Ro^ 
sellón»  que  escribió  la  Historia  de  la  nobleza  de  los  duda- 
danos  honrados  de  Perpiñán  y  Barcelona  i;  Martín  Mar- 
quina,  autor  de  una  Historia  de  Pohlet;  Buenaventura 
Tristany,  que  escribió  la  Corona  benedictina  y  la  historia 
de  algunos  monasterios  de  esta  religión  en  Cataluña; 
Miguel  PratSy  que  dejó  manuscritos  unos  Succesos  de  Ca* 
talunya,  empezando  el  i.°  de  Agosto  de  1641;  Diego  Ta- 
rafa,  autor  de  un  Nobiliario  ó  memorial  de  Cataluña,  es- 
crito en  catalán;  Gaspar  Galcerdn  de  Pinos,  conde  de  Qui- 
mera» el  cual  dejó  manuscritas  unas  Tablas  demostrati- 
vas de  los  antiguos  y  modernos  condes  de  Ribagorza;  Re* 
ginaldo  Poch,  autor  de  varias  vidas  de  santos;  Raimun* 

1     Torres  Amat  coloca  á  este  autor  en  1688;  Henry  en  1778. 


HISTORIA  DB  CATALUÑA.— LIB.  X.  CAP.  XLIII.      7.^^ 

do  Dalmau  de  Rocabertí,  vizconde  de  este  título  y  conde 
de  Perelada^  que  publicó  una  obra  con  el  título  de  Pre- 
sagios fatales  del  mando  francés  en  Cataluña,  y  una  his- 
toria de  los  individuos  de  su  familia;  Salvador  Pons,  autor 
de  biografías  de  santos  y  mártires  catalanes;  Antonio  de 
Pellicery  Tovar,  que,  entre  otras  obras,  escribió  un  Dia-- 
rio  de  la  guerra  de  Cataluña  por  los  años  1640  y  41;  Onofre 
Relies,  autor  de  varios  opúsculos  históricos;  Jerónimo 
Rosell,  que  publicó  la  historia  de  San  Jerónimo  de  la 
Murta  y  las  vidas  y  hechos  de  algunos  de  sus  monjes; 
j^n  Orpi,  de  Piera,  gobernador  y  capitán  general, 
conquistador  y  poblador  en  las  tierras  de  los  indios  de 
la  nueva  España,  donde  fundó  dos  ciudades,  la  nueva 
Barcelona  y  la  nueva  Tarragona,  autor  de  la  historia 
de  los  sucesos  por  él  llevados  á  cabo  en  aquellas  remo- 
tas regiones;  José  Valles,  que  escribió  y  publicó  en 
Madrid  la  historia  de  los  cartujos  de  España;  Francisco 
Neyla,  autor  de  la  vida  de  D.  Sancho  de  Aragón;  Juan 
Benito  Guardiola,  que  escribió  la  historia  de  algún  mo- 
nasterio; Juan  Francisco  Ferrer,  á  quien  se  debe  un 
catálogo  é  historia  de  los  concelleres  de  Barcelona; 
Juan  Pablo  Colomer,  del  cual  queda  manuscrito  un  No* 
biliario  de  Cataluña;  Serapio  Berart,  autor  de  varios 
opúsculos  históricos,  y  por  fin,  el  marqués  de  Aytona, 
que  escribió  de  varios  asuntos  y  sucesos. 

Entre  los  escritores  de  este  siglo  hay  que  hacer  es- 
pecial mención  de  los  políticos,  pues  forman  una  clase 
6  sección  muy  importante. 

Figura  en  primera  línea  entre  éstos,  y  también  entre 
las  ilustraciones  de  aquella  época,  Francisco  Martí  y 
Viladamor,  fiscal  de  la  baylía  generaT  de  Cataluña,  en- 
viado,  según  se  ha  visto,  por  Cataluña  á  las  conferen- 
cias de  Munster  en  1646.  Era  Martí  un  hombre  supe- 
rior y  fué  una  de  las  cabezas  y  directores  del  movi- 
miento del  Principado  contra  Felipe  IV.  Suya  es  la  im- 


H 


278  VÍCTOR   BALAGUBR 

portante  obra  titulada  Noticia  universal  de  Cataluña,  de 
que  se  ha  dado  cuenta  en  anteriores  páginas,  y  fué  pu- 
blicada sin  nombre  de  autor,  defensa  elocuente  del 
principio  de  la  soberanía  nacional.  Suyas  son  también 
las  siguientes:  El  verdadero  ángel  de  la  luz:  Avisos  dd 
castellano  fingido;  Delirios  de  la  pasión  en  la  muerte  de  la 
envidia;  Cataluña  en  Francia^  CastiUa  sin  Cataluña  y 
Francia  contra  Castilla;  Política  verdadera,  regimiento 
cierto  de  una  buena  república;  Triunfos  del  amor,  glorias 
del  afecto  y  fiestas  de  la  lealtad  verdadera;  Presidio  inex-- 
pugnable  del  Principado  de  Cataluña,  en  latín;  Defensa 
de  la  autoridad  en  las  eclesiásticas  personas;  Manifiesto  de 
la  fidelidad  catalana  y  perversidad  enemiga.  Tenia  á  más 
escrita  otra  obra  que  no  llegó  á  publicarse,  cuyo  título 
era  Espejo  de  catalanes.  Marti  se  resiente  en  su  estilo  de 
la  hinchazón  y  gongorismo  de  la  época;  pero  revela  sus 
altas  cualidades  de  escritor  poütico  en  la  lógica  de  su 
discurso,  la  critica  de  su  raciocinio,  la  virilidad  de  su 
pensamiento  y  la  agudeza  de  su  ingenio. 

Gaspar  Sala  y  Berart,  de  quien  se  ha  hablado  ya  como 
historiador,'  merece  ser  citado  entre  los  escritores,  6 
mejor  entre  los  oradores  políticos.  Era  orador  insigne; 
fué  uno  de  los  que  más  principalmente  convirtió  el  pul* 
pito  en  cátedra  política,  y  con  sus  sermones  ó  discursos 
arrebataba  á  la  multitud  y  la  entusiasmaba.  La  Procla- 
mación católica,  cuya  redacción  es  suya,  á  lo  que  pare- 
ce, será  siempre  un  título  de  gloria  para  su  renombre  y 
fama,  lo  propio  que  el  sermón  de  San  Jorge  y  el  que 
pronunció  ante  los  restos  de  Pablo  Claris  el  día  de  los 
funerales  de  este  ilustre  patricio.  Lástima  que  no  haya 
quedado  sino  memoria  de  sus  otros  sermones. 

Pablo  Claris,  Ya  se  han  dado  en  el  texto  de  esta  obra 
noticias  de  este  eminente  tribuno  popular,  el  cual,  si 
bien  no  fué  escritor,  debe  ocupar  el  lugar  más  privile- 
giado entre  los  oradores  políticos  de  su  tiempo. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X,  CAP,  XLIII.       279 

Fueron  también  insignes  escritores  políticos  el  poeta 
Francisco  Fontanella  y  su  padre  el  sabio  jurisconsulto 
J^uan  Pedro  Fontanella,  de  que  no  tardará  en  hablarse. 

Francisco  GilaberL  Escribió,  entre  otras  obras»  los 
Discursos  sobre  la  calidad  del  Principado  de  Cataluña, 
inclinación  de  sus  habitantes  y  gobierno,  que  varias  veces 
he  tenido  ocasión  de  citar,  y  un  tratado  De  la  verdadera 
nobleza. 

Antonio  Marqués,  con  el  anagrama  de  Antonio  Ram- 
ques,  publicó  Cataluña  defendida  de  sus  émulos,  ilustrada 
con  sus  hechos,  fidelidad  y  servicios  á  sus  reyes. 

José  Font.  Es  el  autor  de  la  Catalana  justicia  contra 
las  castellanas  armas,  obra  escrita  principalmente,  como 
la  anterior  de  Marqués,  para  contestar  á  los  cargos  que 
se  hacían  á  Cataluña  en  1640,  y  probar  que  era  legíti- 
mo el  tomar  las  armas  en  defensa  de  la  patria  y  de  las 
libertades  amenazadas. 

Gabriel  Agustín  Ríus.  Escribió  y  publicó  en  Zarago* 
za  en  1646  el  volumen  titulado  Cristal  de  la  verdad  y 
espejo  de  Cataluña,  de  que  ya  se  ha  dado  noticia,  con  el 
cual  se  propuso  combatir  á  los  partidarios  del  principio 
de  la  soberanía  nacional. 

Fueron  también  escritores  políticos:  Alejandro  Do- 
mingo de  Ros,  autor  de  unos  discursos  políticos  con  el 
título  de  Cataluña  desengañada,  que  publicó  el  año  1646 
en  Ñapóles;  el  vizconde  de  Rocabertí  y  conde  de  Perelada, 
.  de  que  se  ha  hablado  ya  entre  los  historiadores;  José 
Pujol,  autor  de  unos  Discursos  políticos  por  los  años  de 
1677;  Narciso  Peralta,  que  escribió  varios  opúsculos  en 
catalán;  José  Pellicer  de  Tovar  Abarca,  cronista  del  reino 
de  Aragón,  el  cual  publicó  varías  obritas  y  opúsculos, 
juzgando  á  su  manera  los  sucesos  y  planes  políticos  de 
su  tiempo;  Francisco  Fornes,  autor  de  una  obríta  muy 
curiosa  titulada  Cataluña  electora  según  derecho  y  justicia, 
en  castellano,  impresa  en  París,  año  1643,  y  luego  en 


^ 


280  VÍCTOR  BALAGUER 

Barcelona;  José  Zarroca,  ya  citado  coitío  autor  de  la 
obra  en  catalán  Política  del  compte  de  Olivares;  y  Felipe 
Vinyes,  una  de  las  víctimas  de  las  turbaciones,  que  es- 
cribió  contra  los  principios  de  la  soberanía  nacional  y 
en  favor  de  Felipe  TV,  haciéndose  odioso  á  los  catala- 
nes como  mantenedor  del  derecho  divino  y  del  absolu- 
tismo. 

También  es  abundante  la  cosecha  en  literatos,  de- 
biendo figurar,  entre  éstos,  el  conde  de  Ceroelló,  quien  en 
1697  publicó  en  Barcelona  el  Retrato  político  del  séHyor 
rey  D.  Alfonso  el  VIII ^  obra  que  contiene  bellezas  de 
estilo  y  está  escrita  con  soltura  y  elegancia;  Francisco 
SolaneSf  citado  ya  como  poeta  y  autor  dramático,  de 
quien  es  una  obrai  muy  apreciable  publicada  bajo  el  tí- 
tulo de  El  emperador  político  y  política  de  emperadores) 
Francisco  Romaguera,  á  quien  se  ha  citado  ya  asimismo 
entre  los  poetas;  Jaime  Rebullosa,  autor  muy  fecundo, 
que  publicó  muchas  y  apreciables  obras  sobre  diveisas 
materias;  Juliana  Morell,  de  Barcelona,  que  á  la  edad 
de  trece  años  defendió  conclusiones  de  filosofía  (año  de 
1606)  en  Lión,  de  Francia,  y  escribió  en  latín,  castella- 
no y  francés,  siendo  llamada  por  LfOpe  de  Vega  la  docta 
española;  José  Elias  Estrugós,  autor  del  Fénix  caíala; 
Francisco  Ecobar,  de  Barcelona,  catedrático  de  retórica 
en  Roma  y  en  París,  que  tradujo  varías  obras  del  grie- 
go al  latín  y  compuso  otras;  Honorato  Comalada,  que 
puso  en  catalán  la  Historia  del  caballer  Fierres  de  Pro- 
venza  y  de  la  hermosa  Magalona;  Pablo  Glasear,  autor  de 
diferentes  opúsculos  y  obrítas  que  tratan  de  descripción 
de  fiestas  y  materias  varias;  Juan  Bautista  Bonet,  que 
escribió  en  catalán  y  en  castellano  algunas  obras  litera- 
rias, y  José  Jerónimo  Besora,  gran  latinista  y  hombre 
muy  docto  y  entendido. 

Muchos  fueron  también  los  letrados  y  jurisconsultos 
que  dejaron  obras  escritas  sobre  materias  de  su  profe^ 


\ 
',  i 


HISTORIA  DB  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLIII.       ¿Si 

8Í6n,  algunos  en  catalán,  otros  en  castellano,  la  mayo- 
ría en  latín.  Sobresalen  entre  ellos: 

jfíuin  Pedro  Fontandla,  tantas  veces  citado  por  la 
activa  parte  que  tomó  en  las  turbaciones  de  Cataluña. 
Era  uno  de  los  más  sobresalientes  y  elevados  talentos 
de  su  época.  Fué  conceller  en  cap  de  Barcelona,  regen- 
te de  su  audiencia,  figuró  en  primera  línea  en  los  conse- 
jos y  filé  enviado  por  Cataluña  á  las  conferencias  de 
Munster.  Es  autor  de  obras  de  derecho  muy  estimadas. 

Juan  Pablo  Xammar.  Hombre  eminente  también, 
pero  contrario  en  opiniones  á  Fontanella.  En  1641  per- 
dió la  cátedra  de  derecho  canónico  que  tenía  en  la  uni- 
versidad de  Barcelona  y  su  empleo  de  juez  ó  asesor  ge- 
neral de  la  baylía  de  Cataluña  por  ser  afecto  á  Felipe  IV. 
Escribió  en  latín,  entre  otras  obras  notables,  una  sobre 
la  antigüedad  y  privilegios  de  Barcelona. 

Entre  los  letrados  célebres  de  este  siglo,  como  auto- 
res de  obras  importantes  y  recomendables,  merecen  ser 
citados:  Francisco  Aguiló;  Pedro  de  Amigant;  Gabriel 
Bcrart  y  Gasol;  Galderico  Galí;  Silverio  Bernart,  á  quien 
llama  Pujades  nuestro  bien  erudito  y  docto  varón;  Diego 
CistelleTf  quien,  á  más  de  algunas  obras  de  derecho,  es- 
cribió un  Memorial  en  defensa  de  la  lengua  catalana ^  á  fin 
de  que  con  arreglo  á  ella  se  predicase  en  Cataluña;  Mi- 
guel Cortiada,  regenta  de  Cataluña  en  1690;  Segismundo 
Despujol;  Francisco  Ferrer  y  Nogués;  Rafael  Vilosa,  que 
fué  del  supremo  consejo  de  Aragón,  y  en  su  tiempo  era 
tenido  por  el  primer  abogado  de  Cataluña;  Luis  Ferrer, 
oidor  de  la  real  audiencia;  Jacinto  Gaffarot;  Francisco 
Martí  y  Felipe  Vinyes,  ya  citados  como  autores  políti- 
cos; Antonio  Oliva,  jurisconsulto  eminente;  Dimas  Por- 
ta,  abogado  consultor  del  Consejo  de  Ciento;  Antonio  de 
Ripoll,  otro  de  los  que  abrazó  la  causa  catalana;  Francis- 
co Romaguera,  abogado  de  Gerona;  Víctor  Balda,  y  Luis 
de  Valencia,  catedrático  en  la  universidad  de  Barcelona. 


^ 


282  VÍCTOR  BALAGUER 

Brillante  falange  de  teólogos  y  ñlósofos  nos  ofrece  el 
siglo  xvii;  pero  aun  cuando  forman  parte  de  ella  insig* 
nes  varones^  es  preciso  confesar  que  eran  ya  pasados 
los  buenos  tiempos  de  los  Lull  y  Vilanova,  como  eran 
pasados  para  la  poesía  los  de  los  Ansias  March  y  Core- 
lia.  También  el  contagio  del  mal  gusto  penetró  en  el 
campo  de  las  letras  religiosas,  y  el  temor  á  la  Inquisi- 
ción,  que  se  iba  poco  á  poco  arraigando  en  el  sue- 
lo catalán,  hizo  que  los  talentos  retrocedieran  pusiláni- 
mes al  tratar  de  investigar  verdades  fílosófica»,  para  no 
exponerse  á  los  tormentos  que  les  preparaba  en  esta 
vida  y  á  los  castigos  con  que  les  amenazaba  en  la  otra 
el  santo  y  piadoso  tribunal  de  la  fe.  De  aquí  resultó  que, 
quitando  todo  vuelo  al  pensamiento  filosófico,  toda  ini- 
ciativa á  la  investigación  metañsica,  los  ingenios  reli- 
giosos hubieron  de  entregarse  á  rutinarias  disertaciones 
y  á  enfáticos  discursos  impregnados  sólo  de  una  profun- 
didad ficticia. 

Antonio  Abad,  dominico  de  Cardona,  catedrático  de 
teología  en  la  universidad  de  Barcelona.  Escribió  en  la- 
tín y  en  castellano  y  fué  un  predicador  famoso,  pues  se 
dice  que  era  grande  en  el  pulpito. 

Jaime  i4/6tfr^,  jesuíta,  de  Besalú,  catedrático  de  filoso- 
fía y  teología  en  Calatayud  y  Barcelona.  Lo  que  le  hizo 
más  famoso  fué  un  sermón  que  predicó  contra  el  teatro 
con  el  poco  feliz  titulo  de  Circuncisión  de  las  comedias, 

Juan  Artal,  de  la  Pobla  de  Segur,  jesuíta.  Dejó  iné- 
ditas varias  obras  latinas. 

Tomás  Auter,  de  Puigcerdá,  del  orden  de  predicado- 
res. Fué  catedrático  de  teología  en  la  universidad  de 
Valencia  y  obispo  de  Gerona  en  1680.  Dícese  que  era 
excelente  predicador. 

Francisco  Carmitj,  de  Barcelona,  agustino,  catedrática 
de  filosofía  y  teología  en  las  universidades  de  Tarragona 
y  Barcelona. 


r 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — ^LIB,  X.  CAP.  LXIII.       283 

Marco  Antonio  Casanate,  de  Tarragona,  carmelita, 
predicador  famoso.  Dejó,  á  más  de  otras  obras,  nueve 
tomos  de  sermones. 

Magín  Cases,  catedrático  de  retórica  en  la  universidad 
de  Barcelona,  teólogo  profundo  y  celoso  misionero. 

Raimundo  Costa,  de  Barcelona,  reputado  predicador. 

Antonio  Ignacio  Descamps,  de  Perpiñán,  catedrático 
en  aquella  ciudad,  de  retórica  y  después  de  filosofía  y 
teologia.  Sus  más  principales  obras  quedaron  manuscri- 
tas y  desaparecieron. 

.  Pablo  Duran,  de  Esparraguera,  obispo  de  Urgel  y  des- 
pués arzobispo  de  Tarragona.  Murió  en  Zaragoza  des- 
terrado de  su  patria. 

Rafael  Guitard,  de  La  Bisbal,  del  orden  de  menores. 
Escribió  cuatro  volúmenes  de  teología  moral. 

Miguel  Llura,  agustino,  de  Palamós.  Otro  fecundo 
predicador,  del  cual  quedan  dos  tomos  de  sermones. 

Pedro  de  Magarola,  de  Barcelona,  que  fué  obispo  de 
Lérida,  de  Elna  y  de  Vich.  Escribió  én  catalán. 

Luciano  Marsal,  de  Vich,  catedrático  de  teologia  en 
la  universidad  de  Barcelona.  Dejó  muchos  manuscritos. 

Olegario  Montserrat,  de  Barcelona,  obispo  electo  de 
Vich  y  después  de  Urgel.  Dejó  algunas  obras  en  caste- 
llano. 

Pedro  Montalt,  agustino,  de  Arenys,  catedrático  en 
la  universidad  de  Gerona,  predicador  incansable.  Escri- 
bió principalmente  en  castellano. 

José  Monteys,  de  Barcelona,  predicador  y  autor  de  una 
obra  en  castellano  titulada  Vía  sacra. 

Cosme  Morellas,  dominico,  catedrático  en  Colonia.  De- 
fendió en  París  unas  conclusiones  públicas  sobre  la  au- 
toridad del  Papa  y  concilios,  que  le  dieron  fama  uni- 
versal. 

j^osé  y  Juan  Oliva,  del  orden  de  mínimos  el  primero, 
cartujo  el  segundo,  los  cuales  escribieron  en  latín. 


284  VÍCTOR   BALAGUBR 

El  beato  José  Oriol,  de  Barcelona,  autor  de  la  Vida 
de  Magdalena  Rialp,  monja  de  la  misma  ciudad. 

Magín  Pagés,  jesuíta,  de  La  Bisbal,  catedrático  de 
teología  en  Barcelona  y  autor  de  una  obra  latina  de  filo- 
sofía. 

Montserrat  Parareda,  canónigo  de  Barcelona,  que  pre- 
dicó, según  parece,  sermones  muy  notables. 

Antonio  Pascual^  de  Arenys,  obispo  de  Vich.  Escribió 
en  catalán  una  obra  que  se  presenta  principalmente  como 
modelo  de  habla  correcta  y  castiza. 

Miguel  Pedrol,  catedrático  de  filosofía  en  Barcelona. 
Escribió  en  castellano. 

Juan  Pedrol,  de  Valls,  carmelita.  Escribió  en  latín. 

Bernardo  Planes^  monje  cartujo.  Autor  latino. 

Luis  Pons  de  Squerrer,  obispo  de  Solsona.  Autor  latino. 

Salvador  Pons,  dominico  de  Barcelona,  catedrático 
de  teología  y  sagrada  escritura  en  esta  universidad.  Era 
tan  fervoroso  y  elocuente  predicador  catalán,  que  se  le 
llamaba  comunmente  el  apóstol.  Dejó  escritos  mudios 
sermones. 

Jaime  Puig,  de  Cervera,  jesuíta.  Publicó  varias  obras 
en  latín,  catalán  y  castellano.  Fué -célebre  predicador, 
y  contribuyó  con  sus  sermones  á  la  revolución  de  Ca- 
taluña. Su  obra  más  conocida  es  el  Sermó  fúnebre  de 
Lluis  XIII  lo  just,  rey  de  Fransay  de  Navarra,  compie  de 
Barcelona,  y  relació  de  las  exequias  celebradas  en  esta  ciu- 
tat  en  1643. 

Miguel  Quintana,  catedrático  en  la  universidad  de  Bar- 
celona. Predicó  y  escribió  en  catalán. 

Francisco  Ripoll,  á  quien  se  llama  excelente  teólogo. 
Escribió  en  latín  y  predicó  algunos  sermones  catalanes. 

Honorato  Riu,  jesuíta.  Escribió  principalmente  en 
castellano. 

Francisco  Robusler  y  Sala,  de  Reus,  obispo  de  Elna  y 
de  Vich.  Escribió  en  catalán. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — UB.  X.  CAP.  XLIII.       285 

Hipólita  Rocaberiíy  Sokr,  religiosa  de  Barcelona.  Es- 
cribió varias  obras  en  castellano,  que  á  últimos  del  siglo 
se  insertaron  en  el  índice  de  libros  prohibidos. 

Tomás  Rocabertí  y  Soler,  hijo  del  vizconde  de  Roca- 
berti^  conde  de  Perelada.  Fué  arzobispo  de  Valencia  y 
escribió  algunas  obras  en  castellano  y  en  latín,  haciendo 
mucho  ruido  la  que  publicó  con  el  título  De  Romani 
Ponüficis  auctoritate,  en  la  cual  defendió  la  autoridad  del 
Papa  y  la  suprema  potestad  de  éste,  ya  directiva,  ya  coac* 
uva,,  sobre  las  cosas  temporales.  Esta  obra,  que  obtuvo 
gran  boga  en  España  y  en  Italia,  fué  mirada  en  Fran- 
cia con  desprecio,  como  opuesta  á  la  doctrina  del  cle- 
ro galicano  sobre  la  autoridad  del  romano  Pontífice,  y 
asi  filé  prohibida  por  decreto  del  parlamento  de  París 
en  1695. 

Antonio  Sala,  de  la  Valí  de  Aran,  catedrático  de  filo- 
sofía en  Barcelona,  autor  de  unos  tratados  en  latín  de 
filosofía. 

Antonio  Salvador  jesuíta,  de  Tarragona,  predicador. 
Escribió  varías  obras  que  iba  á  dar  á  luz,  cuando  le  so- 
brecogió la  muerte  en  1624. 

Luis  Sans,  de  Puigcerdá,  obispo  de  Solsona  y  después 
de  Barcelona  en  1612.  Dejó  varias  obras  en  latín. 

Vicente  Sapero,  del  orden  de  menores.  Escribió  en  ca* 
talán. 

Jiían  Antonio  Saura,  autor  de  algunas  obras  filosó- 
ficas. 

^osé  Simón,  agustino.  Se  dice  de  él  que  era  gran  re- 
tórico, insigne  poeta,  profundo  teólogo,  erudito  histo- 
riador y  predicador  fervoroso.  Publicó  varios  libros  en 
romance  y  en  latín,  entre  ellos  muchos  sermones. 

Jaime  Tristany,  de  la  orden  de  mínimos.  Escribió  ge- 
neralmente en  castellano. 

Ángel  Vidal,  de  Sitjes,  capuchino.  Escribió  en  latín. 

Hubo  muchos  otros  que  escribieron  en  materias  teo- 


^ 


286  VÍCTOR  BALAGUER 

lógicas,  canónicas  ó  filosóficas,  pero  están  citados  ya 
los  más  principales. 

Tuvieron  asimismo  los  médicos  dignísima  represen* 
tación  en  las  letras  catalanas,  por  conducto  de  los  si* 
guientes  escritores: 

Jtuin  Alós,  ciudadano  de  Barcelona.  Escribió  en  latín 
sobre  anatomía  y  sobre  farmacia. 

Juan  Carlos  Amat,  médico  del  monasterio  de  Mont- 
serrat. Escribió  obras  de  medicina  en  catalán,  castella- 
no y  latín;  publicó  también  Los  cuatrecents  aforismes  cata- 
lans,  que  son  400  proverbios  morales  muy  sentenciosos, 
que  Torres  Amat  dice  servían  aún  en  su  tiempo  en  las 
escuelas  de  los  niños  para  después  que  sabían  deletrear. 

Francisco  Carreras,  primer  médico  del  ejército  de  Es- 
paña en  1676.  Escribió  en  latín. 

Francisco  Feu,  de  Barcelona.  Escribió  también  en 
latín. 

Bernardo  Mas,  de  Manresa.  Publicó  en  catalán  un 
tratado  para  preservarse  de  la  peste. 

Bartolomé  Afoles,  á  quien  se  llama  médico  insigne. 
Escribió  en  latín. 

Ignacio  Moreta,  de  Vich.  También  escribió  en  latín. 

Félix  Osona,  de  Vich.  Autor  latino  asimismo. 

Jerónimo  Poch,  médico  de  Gerona.  Varón  muy  docto 
y  que  fué  el  primero  en  escribir  sobre  ciertas  materias. 

JíMn  Francisco  Rossell,  de  Barcelona,  médico  famoso 
y  escritor  muy  reputado,  así  en  el  país  como  en  el  ex- 
tranjero. Sus  obras  han  sido  comentadas  y  traducidas  á 
varios  idiomas. 

Entre  los  autores  especiales  ó  de  obras  varias,  convie- 
ne citar  á  los  siguientes: 

Juan  Carlos  Amat.  Se  ha  hablado  ya  de  este  autor  co- 
mo médico.  Publicó,  á  más  de  sus  obras  médicas,  una 
con  el  título  de  La  guitarra  española  de  cinco  ordenes,  la 
cual  enseña  de  templar  con  estilo  maravilloso. 


r 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB,  X.  CAP.  XUII.       287 

Miguel  Agustí.  Escribió  en  catalán  el  Llibre  deis  se-* 
crets  de  agricultura,  casa  rústica  y  pastoril,  que  Torres 
Amat  llama  precioso  y  útil.  El  mismo  autor  tradujo  des- 
pués esta  obra  en  castellano,  y  se  hicieron  de  ella  varias 
ediciones  en  Barcelona,  Perpiñán  y  Madrid. 

Domingo  Moradell.  Publicó  en  Barcelona  el  año  1640 
los  Preludis  militars  de  lo  que  han  de  saber  los  oficiáis  ma- 
jors  y  menors  de  guerra. 

Gabriel  Rovira.  Autor  de  una  gramática  en  catalán. 

Juan  Salvador  y  Boscd,  célebre  y  sabio  naturalista. 

Silvestre  CasadevalL  Autor  de  una  gramática  latina, 
entre  otras  obras. 

Juan  Pablo  Bonet.  Autor  de  una  Reducción  de  las  le- 
tras y  arte  para  enseñar  á  hablar  d  los  mudos,  la  cual  im- 
primió en  Madrid  el  año  1620.  Dicese  que  es  obra  tan 
rara  como  curiosa,  y  la  primera  que  se  imprimió  en  esta 
materia. 

Juan  Guillarmdn  y  Castellá.  Escribió  una  obra  titu- 
lada Práctica  de  tejer  con  papel  varias  telas. 

Luis  Guilla.  Autor  de  un  Manual  de  doctrina  cris-- 
liana. 

Diego  Gurrea,  de  Reus.  Entre  otras  obras  curiosas 
que  publicó  en  castellano  y  en  latín,  es  autor  de  la  titu- 
lada De  conjurationibus  contra  tempestates  y  del  Arte  de 
enseñar  hijos  de  príncipes  y  señores. 

Pedro  Gurri.  Era  gran  lingüista  y  escribió  algunas 
obras  en  hebreo. 

Gervasio  de  Monistrol.  Autor  del  Plano  de  la  acequia 
navegable  desde  Martorell  á  Barcelona,  proyectado, 
trazado,  explicado  y  ofrecido  al  magistrado  de  Barcelo- 
na en  i63z. 

Pedro  Torra.  Publicó  un  diccionario  catalán  y  latino 
en  1641. 

Juan  Lacaballería,  autor  también  de  un  diccionario 
catalán  latino. 


288  VÍCTOR   BALAGUER 

José  Moya.  Con  el  anagrama  de  Fesio  Mayo  publicó 
Retnallet  de  tinturas  y  breu  modo  de  dottarlas  á  totas  robas 
de  llana,  telas  y  fil,  ab  lo  modo  de  beneficiar  alguns  ingre- 
dients  necesaris  per  los  arts  de  la  tintura  y  per ayria.  1691. 

Bernardo  José  Llobet.  Compuso  una  Declaración  del 
árbol  de  la  genealogía  y  descendencia  de  los  condes  duques 
de  Cardona, 

Juan  de  Vich,  Escribió  un  libro  de  Geotnetría  y  pers^ 
pectiva  con  ejemplos  y  figuras,  y  muchas  maneras  para 
buscar  y  hallar  las  aguas  subterráneas,  conducirlas  y  sa- 
carias,  etc. 

Juan  Torrella.  Escribió  sobre  la  gramática. 

Francisco  Soler.  Publicó  un  tratado  sobre  la  reforma 
de  las  monedas  catalanas. 

Tomas  Roca.  Escribió  sobre  la  astrología  contra  la 
nigromancia. 

MARINA,    COMERCIO,    INDUSTRIA  Y  ARTES. 

Un  autor  extranjero^  Weiss^  dice:  «La  sumisión  de 
los  catalanes  á  la  corona  de  Castilla  fué  la  primera 
causa  de  la  ruina  de  su  comercio^  porque  los  castella- 
nos les  obligaron  á  tomar  parte  en  sus  guerras  y  desas- 
tres, y  no  los  asociaron  á  su  comercio  con  Méjico  y 
Perú.  Reducidos  al  comercio  del  Mediterráneo,  vieron 
los  catalanes  interrumpidas  por  los  turcos  y  berberiscos 
sus  relaciones  con  el  Lev£^nte.  La  conquista  de  Egipto 
por  Selim  II;  la  formación  de  las  regencias  de  Argel, 
Túnez  y  Trípoli,  que  siguió  á  esta  conquista,  y  las  vic- 
torias navales  alcanzadas  por  los  turcos  sobre  las  arma- 
das reunidas  de  España  y  Venecia,  los  excluyeron  del 
comercio  de  Alejandría,  Smima  y  Constantinopla.  No 
se  atrevieron  más  á  emprender  largos  viajes  desde  que 
los  turcos  y  berberiscos  cubrían  el  mar  con  sus  bajeles. 


MISTORIADB  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLIII.         289 

y  se  hallaron  reducidos  á  fortificar  contra  ellos  los  lu- 
gares de  desembarco  y  á  construir  torres  á  la  desembo* 
cadura  del  Llobregat  y  del  Ebro,  que  anunciaron  con 
ciertas  señales  su  temible  aparición.  Excluida  del  co- 
mercio de  Levante  por  los  turcos^  y  del  de  las  Indias 
por  la  gran  monarquía  d  que  por  su  desgracia  estaba  aso^ 
ciada,  Cataluña  se  concentró  sobre  si  misma^  y  no  hizo 
sino  decaer  hasta  el  advenimiento  de  la  dinastía  de  los 
Borbones. » 

Y  era  así  efectivamente.  El  comercio^  la  marina,  la 
industria,  las  artes,  la  literatura  misma,  todo  recibió  un 
golpe  mortal. 

Casi  durante  todo  el  siglo  vemos  á  Cataluña  abo- 
gar porfiadamente  en  favor  de  sus  libertades^  defen- 
diendo palmo  á  palmo  su  causa  en  lucha  abierta.  Las 
guerras  ocuparon  todos  los  bracos,  las  luchas  todas  las 
inteligencias:  unas  y  otras  agotaron  los  tesoros  pú- 
blicos. En  los  intervalos  de  paz,  la  errada  política  del 
gobierno  central,  que  no  quiso  desgraciadamente  renun- 
ciar á  la  de  la  casa  de  Austria,  arrastraba  hacia  un 
abismo,  ya  no  sólo  á  Cataluña,  sino  á  España  toda. 
Perfectamente  habían  comprendido  Ids  escritores  de 
Cataluña  los  medios  de  poner  término  á  la  progresiva 
miseria  del  pueblo,  cuando  hacían  estas  fundadas  re- 
convenciones al  duque  de  Olivares  por  su  política  ex- 
terior: 

«Debíamos  estamos  quietos,  repoblar  el  reino,  labrar 
nuestros  campos,  componer  las  fortificaciones  de  nues- 
tras plazas,  abrir  nuestros  puertos  al  comercio,  resta- 
blecer nuestras  fábricas  y  manufacturas.  Este  es  el  em- 
pleo que  debía  darse  á  los  tesoros  de  América,  y  no 
gastarlos  inútilmente  en  guerras  remotas  é  insensatas. 
¿A  qué  perpetuar  en  Alemania  una  guerra  mortífera,  á 
costa  de  nuestra  sangre  y  nuestras  riquezas?  ¿Qué  utili- 
dad sacamos  de  las  guerras  de  Flandes,  abismo  abierto 
TOMÓ  XVI  19 


'>* 


1 


290  VÍCTOR   BALAGUER 

que  se  está  tragando  nuestros  soldados  y  nuestros  mi- 
llones? 1.» 

El  analista  Feliu  de  la  Peña,  á  quien  no  se  ha  pues- 
to entre  los  escritores  de  este  siglo  porque  alcanzó  el 
siguiente  en  el  cual  publicó  sus  Anales,  escribió,  con  la 
colaboración  de  un  comerciante  llamado  Martin  Piles, 
una  curiosa  obríta  titula  Fénix  de  Cataluña,  en  que  se 
ocupa  principalmente  de  los  asuntos  antiguos  y  disnn- 
nuciones  presentes  del  Principado  de  Cataluña,  En  ella 
dice  2: 

«De  los  felices  progresos  y  adelantamientos  terres- 
tres y  marítimos,  procedió  el  comercio  con  las  provin- 
cias y  reinos  sujetos,  abriendo  el  camino  el  valor  para 
los  logros  del  comercio,  que  tanto  enriqueció  á  esta 
provincia,  prestándole  comodidad  para  vivir  rica  y  opu- 
lenta, servir  á  sus  reinos  con  largos  donativos,  asistir 
á  sus  armadas  de  mar  y  tierra  con  tan  pronta  asisten- 
cia, haciéndose  lugar  y  dando  leyes  á  todas  las  nacio- 
nes para  el  comercio,  tan  justas  y  acertables,  que  hasta 
ahora  no  se  gobiernan  con  otras  Francia,  Ñapóles,  Si- 
cilia, Genova,  Venecia,  Florencia,  las  naciones  del 
Norte,  Alejandría  y  Constantinopla;  enviando  los  cata- 
lanes sus  cónsules  y  agentes  en  aquellas  provincias  con 
aplauso  y  admiración  de  todas  las  repúblicas. 

»Las  armas  abrieron,  pues,  caminó  al  comercio,  y 
el  comercio  fué  quien  exaltó  las  armas,  prestando  co- 
modidades para  la  asistencia  de  las  armadas,  que  con  el 
ejercicio  honesto  del  comercio  todo  sobra,  y  faltando 
todo  falta,  pues  es  el  único  medio  de  adquirir  dineros, 
con  los  cuales  se  alcanza  todo. 

«Pero  ¡oh  lástima!  que  lo  que  en  aquellos  siglos  fué 
admiración,  aún  hoy  no  se  descubre  ruina:  los  bajeles, 


1  Ortiz  y  Sanz:  compendio  de  la  Historia  de  España. 

2  Fénix  de  Cataluña,  cap.  VIII. 


i 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLllI.         29I 

galeras  y  otras  embarcaciones  sustentaba  el  común^  y 
aplaudían  al  particular^  en  el  aire  se  han  desaparecido, 
sin  que  queden  ruinas  de  tan  bellos  edificios;  el  comer* 
cio^  tan  dilatado  y  acreditado,  se  ha  pasado  á  otras  na- 
ciones más  diligentes  y  menos  ociosas  de  las  preemi- 
nencias de  enviar  sus  cónsules  á  los  otros  reinos  para  la 
contratación:  sólo  se  descubre  una  sombra  en  los  cón- 
sules dePalermo  y  Ñapóles,  uno  por  suerte  y  otro-  por 
elección  de  los  concelleres  de  Barcelona. 

»£1  crédito,  que  los  aplaudía  grandes,  y  coronaba  de 
perfectos  en  el  arte  de  mercancía,  yace  deshecho  y  ro- 
to, casi  con  descrédito  de  los  que  aprendían  reglas  de 
su  buen  proceder:  sólo  las  leyes  y  capítulos  del  consu- 
lado marítimo  se  han  sustentado  para  conveniencia  y 
logeos  de  las  naciones  los  admitieron,  y  descrédito  y 
pérdida  nuestra,  cogiendo  los  extraños  los  frutos  del 
trabajo  y  sudores  de  nuestros  mayores,  dejándonos  la 
cizaña  y  pleitos  sobre  su  exposición,  que  todo  lo  aca- 
rrea la  falta  de  dinero. 

»Esta  pérdida  de  navegación  y  comercio  ha  puesto 
en  el  infeliz  estado  en  que  se  ve  esta  provincia,  ha  per- 
dido las  artes  y  artífices,  ha  cortado  los  progresos  de 
las  armas  por  la  falta  de  dinero,  arma  de  los  ejércitos, 
acarreándose  en  los  reinos  extraños  por  el  comercio 
desechado  entre  nosotros,  y  aprovechado  entre  los  más 
prudentes  de  otras  naciones  extranjeras.» 

Por  este  estilo  continúa  el  autor  del  Fénix  de  Cata- 
luna  lamentándose,  y  achaca  las  causas  de  la  deca- 
dencia: 

i.°  «A  que  los  reyes,  desde  el  tiempo  de  Felipe  I, 
dice,  no  hayan  continuado  la  asistencia  en  esta  provin- 
cia, debiendo  acudir  á  un  mismo  tiempo  á  tantas,  ha- 
biendo menguado  por  eso,  si  no  el  valor,  las  hazañas; 
si  no  los  diestros  de  navegar,  las  armadas,  y  si  no  los 
mercaderes,  el  comercio. 


292  VÍCTOR   BALAGUER 

2.^  A  la  falta  de  gente,  á  los  que  han  salido  y  sa- 
len continuamente  para  las  Indias  y  Nuevo  Mundo,  pa- 
ra Flandes,  Milán  y  otros  reinos. 

3.^  A  la  riqueza  de  los  pasados  con  el  descubri- 
miento de  las  Indias,  porque  imprudentes  juzgaron  se 
habían  de  mantener  entre  nosotros  sin  las  tareas  y  ejer- 
cicio de  las  buenas  artes.» 

Tenemos,  pues,  por  confesión  de  un  contemporáneo, 
que  la  decadencia  se  debía  á  lo  poco  que  cuidaba  de 
Cataluña  el  poder  central  de  Castilla,  6  mejor,  á  lo  que 
la  oprimía;  á  la  emigración  y  levas  de  gente  para  las 
guerras  extranjeras,  siendo  parte  de  este  daño  las  ex- 
pulsiones de  judíos  y  moriscos,  aun  cuando  Feliu  crea 
lo  contrario;  y  por  fin,  á  la  codicia  que  se  despertó  con 
el  descubrimiento  de  la  América. 

«Todo  lo  alteró  la  posesión  y  abundancia  de  aquellas 
riquezas  (las  de  América),  añade;  arrimó  luego  la  agri- 
cultura el  arado,  y  vestida  de  seda  blanqueó  las  manos 
negras  con  el  trabajo;  la  mercancía  con  revelante  espí- 
ritu trocó  sus  tratos  por  las  sillas  y  coches;  las  artes  y 
artíñces  se  enfadaron  con  los  instrumentos  mecánicos; 
todo  se  ensoberbeció,  y  aun  desestimaron  la  plata  y  oro, 
creciendo  los  precios  á  todas  las  cosas,  queriendo  en  un 
día  ganar  lo  que  antes  no  ganaba  en  una  semana,  con 
que  dieron  al  traste  con  el  comercio  por  no  aplicarse, 
con  las  artes  por  faltar  al  trabajo,  y  últimamente  nos 
arrojaron  al  estado  infeliz  que  lloramos. » 

El  autor  del  Fénix  de  Cataluña  no  se  contentó  con  la- 
mentarse de  los  perjuicios  y  daños,  sino  que  propuso  los 
medios  para  repararlos.  Veamos  lo  que  dice  en  su  capí- 
tulo X:  «Aunque  se  ve  imposible  que  los  pasados  im- 
perios puedan  volver  á  su  antiguo  ser,  por  no  haber 
dejado  sombra  de  lo  que  fueron,  no  lo  es  á  Cataluña 
volver  á  su  antiguo  lucimiento,  mayormente  conservan- 
do en  nuestro  poder  los  medios  con  que  los  antiguos 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLIII.         293 

adelantaron  y  fortalecieron  sus  grandezas,  pues  la  tie- 
rra, también  liberal,  tributa  frutos  en  nuestros  tiempos 
como  en  los  antiguos. 

•El  mar,  que  dio  puerta  franca  á  sus  riquezas,  en  el 
propio  lugar  se  halla;  la  población  numerosa  para  asis- 
tir á  las  armadas,  navios  y  otras  embarcaciones,  al  ejer- 
cicio de  las  artes,  comercio  y  otras  cosas  la  engrande- 
cían, no  es  menos  en  nuestro  tiempo  que  en  los  pasa- 
dos siglos;  con  que  pudiendo  tener  los  medios  para  los 
adelantamientos,  que  tenían  los  antiguos,  cierto  es  que 
con  diligencia  y  cuidado  advirtiendo  como  se  valían  de 
la  cercanía  del  mar,  frutos  de  la  tierra,  ejercicio  de  las 
artes,  navegación  y  comercio  i,  fácil  será  restaurarla  y 
volverla  á  su  antiguo  ser. 

•Mayormente  fabricándose  en  Cataluña,  y  adelante 
pudiéndose  fabricar  cuanto  han  inventado  las  otras  na- 
ciones. Porque  primeramente  ya  de  tiempo  antiguo  se 
tejen  paños  finísimos  de  todas  suertes  de  colores,  mejo- 
res de  los  de  Holanda  y  Francia,  con  la  fuerte  y  calidad 
que  mandan  los  capítulos  de  corte;  y  por  no  poderse 
falsificar  ni  fraudar  á  la  ley,  no  se  pueden  dar  con  la 
comodidad  que  los  de  Francia,  que  como  son  falsos  de 
hilos  y  de  labor  sólo  aparentes,  aunque  los  vendan  ba- 
rato, son  caros  á  los  que  los  compran  y  muy  útil  á  los 
que  los  envían. 

•También  se  fabrican  veintecuatrenos  finos  y  ordi- 
narios de  todas  suertes  y  colores,  de  vara  y  tres  cuartos 
de  ancho,  con  la  calidad  de  lo  dispuesto  por  capítulos  de 
corte,  veinte-docenes,  diez  y  seiscenes,  catorcenes,  do- 
cenes^  toda  suerte  de  bayetas  mejor  que  en  parte  del 
mundo;  y  si  hay  quien  lo  contradiga  vamos  á  la  prue^ 


1  Tácito,  lib.  III.  AnnaL  ad  HercoU  netno  refertquod  Italia  exUr^ 
tu  opus  indigtr.  Cicero  in  verem  Dtus^  et  mores  patrios  quos  á  niajorióus 
aceeperunt  caUndos  sibi^  et  retinendos  deligenter  aráitraóantur. 


294  VÍCTOR  BALAGUER 

ba,  de  las  cuales  suertes  de  ropas,  las  finas  por  la  bue- 
na calidad  debían  ser  admitidas,  y  desechadas  las  foras- 
teras, por  faltarles  la  calidad.  Observando  la  pena  im- 
puesta por  los  capítulos  de  corte,  que  es  quemarlas  6 
cortarlas,  lo  que  no  se  ejecuta,  que  cuanto  más  los  mi- 
nistros  á  quien  pertenece  según  sus  oficios,  las  declaran 
falsas,  y  condenan  según  la  ley.  Pero  jamás  se  ejecuta, 
y  es  asi  porque  hoy  en  día  está  sucediendo  este  lance, 
y  las  bastas,  como  veinte-docenes,  dieziseiscenes,  cor- 
dellates  con  grande  cuidado  nombrarlos,  y  aseñalarios, 
para  que  no  suceda,  que  los  franceses  los  saquen  de  Ca- 
taluña, comprándolos  á  razón  de  20  ó  25  reales  la  ca- 
na que  son  dos  varas,  y  las  paguemos  después  del  lucir 
y  prensa  á  razón  de '  siete  ú  ocho  libras;  esto  consta  á 
todos,  y  así  debemos  con  advertencia  ver  qué  suerte  de 
ropas  envían  para  no  quedar  burlados.  • 

•En  el  campo  de  Tarragona  se  tejían  rajas,  que  es- 
tán olvidadas,  y  se  tejen  hoy  estameñas  de  toda  suerte 
de  mezclas,  y  blancas  con  relevante  primor;  estas  suer- 
tes de  ropas  enriquecieron  á  Cataluña  dándole  el  comer- 
cio de  Italia,  Cerdeña,  Mallorca  y  otras  provincias,  lle- 
vando dinero  por  suportar  los  gastos,  y  donativos  para 
las  empresas  de  mar  y  tierra:  lo  que  por  nuestro  descui- 
do está  en  poder  de  Francia,  Holanda  y  Inglaterra. 

»Las  fábricas  de  sedas,  de  tafetanes,  damascos,  rasos 
lisos  y  de  flores,  terciopelo,  lanas  ó  tabí  de  oro  y  pla- 
ta, espcdines,  brocados,  brocadellos,  y  otras  suertes  de 
ropas  exceden  á  las  forasteras,  ya  está  dispuesto  la  ca- 
lidad han  de  tener,  se  podrá  mirar  si  las  forasteras  la 
tienen,  y  no  teniéndola,  dar  remedio  para  no  ser  admi- 
tidas. 

•Nuevamente  en  Cataluña,  con  las  asistencias  y  calor 
de  quien  lo  ha  solicitado  á  su  costa  se  fabrican  escarla- 
tinas, hermajes,  camelotes,  anascotes,  boratas,  grogue- 
tes,  con  toda  circunstancia  y  mayor  calidad  que  en  Flan* 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — UB.  X,  CAP.  XLIII.         295 

d^9  y  por  sobrado  bueno  se  desprecia,  digno  es  de  re* 
medio. 

•  Medias  de  seda  de  aguja,  de  telar,  que  tanto  lo  apre- 
cia Francia,  y  lo  tenemos  aquí  con  poco  gasto,  de  es-* 
tambre  de  todas  suertes,  de  torcedillo,  lana  y  hilo. 

•  Últimamente  se  fabrican  randas  de  toda  suerte  de 
oro,  plata,  seda,  hilo  y  de  pita,  con  mayor  perfección 
que  en  Flandes.  Listoheria  lisa  y  de  flores,  ribans  con 
mayor  primor  que  en  otras  provincias,  aunque  para  ven- 
derlo han  de  decir  ser  forastero. 

•Estas  son  las  ropas  que  hoy  se  fabrican  en  Catalu- 
ña, y  con  una  mediana  asistencia  hay  oficiales  aquí, 
que  aderezan  los  desperdicios  de  la  seda  ó  botxas,  con 
que  se  harian  vetas,  que  por  ellas  solas  salen  de  Cata- 
luña 40.000  escudos,  al  oficial  que  lo  trabaja,  le  falta 
asistencia,  la  pidió  á  quien  esto  escribe,  pero  por  ser 
su  hacienda  corta,  y  estar  empeñado  en  asistir  á  las  otras 
fábricas  de  más  consecuencia  no  le  han  pedido  asistir 
como  quisiera. 

•No  faltan  oficiales,  que  pondrían  en  Cataluña  toda 
suerte  de  telas  blancas  de  Genova,  Holanda  y  Franciaj 
por  ser  la  provincia  muy  al  propósito  por  el  terreno,  por 
la  fuerza  del  sol,  sereno,  y  por  la  cantidad  de  cáñamo 
se  coge,  las  trazas,  y  instrumentos  están  en  mano  de 
quien  esto  escribe. 

•En  el  campo  de  Tarragona  se  podría  poner  jabone- 
ría, lugar  á  propósito  para  el  aceite,  cerca  de  Tortosa, 
para  la  yerba,  y  cerca  del  mar,  para  el  despacho,  cosa 
de  tanta  consecuencia,  que  enriquece  grandes  pueblos 
en.  Francia. 

•Los  tintes  y  colores  hoy  exceden  en  Barcelona,  á 
todas  las  provincias;  pero  importa  se  continúe  con  todo 
rigor  el  examen,  que  faltando,  se  volverán  al  descrédito 
las  ropas,  nuevamente  con  todo  acierto  se  ha  inventado 
el  color  de  escarlata. 


^ 


296  VÍCTOR  BALAGUER 

vPara  que  estas  fábricas  vayan  adelante ,  parecería 
conveniente  disponer  las  calidades  han  de  tener  las  ro- 
pas, que  están  comprendidas  en  las  constituciones,  y  á 
señalar  castigo  á  las  que  les  faltaren,  suplicando  á  vues- 
tra real  Majestad  pueda,  y  deba  la  compañía  solicitar 
se  ejecute  la  pena  por  los  ministros  á  quien  toca:  á  más 
de  las  ropas  excede  Cataluña  á  muchas  provincias,  ea 
los  velos,  y  arte  de  veleros,  en  las  obras  de  hierro  de 
toda  suerte  de  armas,  cuchillos,  navajas,  estuches,  en 
las  de  vidrio  y  carpintería  son  muy  ingeniosos,  con  que 
en  Cataluña  tenemos,  y  podemos  tener  lo  que  en  las 
otras  naciones. 

•  Vencido  de  este  fuerte  argumento,  y  del  político  dis- 
curso saqué  á  luz,  cuyo  trabajo  en  parte  se  ha  logrado 
dando  alientos  á  algunos  naturales  para  aprender  las 
fábricas  de  ropas  nos  faltaban  (con  el  debido  favor);  pero 
no  cuanto  al  comercio^  pues  se  halla  peor  que  estaba, 
por  cuanto  hasta  hoy  no  se  ha  ejecutado  medio  conve- 
niente, y  proporcionado  para  su  reparo;  porque  aunque 
fuera  grave  utilidad  de  la  república,  apartar  el  sobrado 
uso  de  las  ropas  extranjeras;  pero  la  ejecución  siempre 
se  ha  juzgado  difícil,  y  la  juzgó  quien  movido  de  las 
lástimas  del  pueblo,  dio  á  luz  el  político  discurso  (si  no 
porque  se  impidiese,  ó  á  la  menos  se  aborreciese)  y  más 
fácil  y  conveniente  siente  cuidar  se  labren,  y  fabriquen 
entre  nosotros  las  ropas  envían  las  naciones  extranjeras, 
cuidando  sean  en  todo  iguales  en  calidad,  y  comodidad, 
pues  alcanzan  doce,  estos  dos  fines  por  sí  mismas  serán 
admitidas  las  fábricas  nuestras,  y  desechadas  las  extran- 
jeras; porque  imitándolas  con  igualdad  de  las  ropas,  y 
comodidad  de  los  precios,  cualquier  empresa,  y  fábrica 
nuestra  estará  firme  y  segura  con  crédito  nuestro,  y 
descrédito  forastero,  dejando  ilustre  timbre  á  la  posteri- 
dad, emulando  nuestros  mayores,  cuyo  ejemplo  es  tan 
glorioso;  pero  sobre  todo  importaría,  y  conduciría,  Se- 


w 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — UB«  X.  CAP,  XLHI.         297 

ñor,  que  vuestra  real  Majestad  mandase  á  sus  vasallos 
sólo  se  vistiesen  de  las  ropas  se  fabrican  en  España,  en- 
cargándolo á  los  lugartenientes  de  las  provincias,  que 
constando  ser  gusto,  y  real  servicio,  no  faltará  español 
á  la  debida  obediencia  i. 

•  Destas  labores  y  fábricas  renacerán  comercio  y  na- 
vegación, pues  tendremos  ropas,  y  mercaderías,  no  sólo 
para  lo  necesario  entre  nosotros,  si  también  para  con- 
mutarlo, y  enviarlo  á  otros  reinos,  y  de  aquellos  en  otras 
partes,  donde  tengan  necesidad. 

» Ya  tenemos  á  la  cara  la  duda,  como  se  podrán  en- 
viar los  frutos  de  la  tierra,  metales,  y  sus  labores,  paños, 
telas  de  seda,  y  cuanto  se  fabricase  en  Cataluña,  faltán- 
donos embarcaciones  para  transportarlo,  que  habiéndo- 
nos de  valer  de  los  forasteros,  los  fletes,  é  intereses  con- 
sumirán todo  el  caudal  se  empleará  en  las  marítimas 
transportaciones. 

»Poco  embarazada  la  presente  duda,  supuestas  las 
fábricas,  y  mercadurías  en  esta  provincia,  para  remitirlas 
á  las  otras,  pudiéndose  con  comodidad  fabricar  navios, 
y  barcas,  para  que  todo  el  logro  quede  entre  nosotros, 
tanto  de  los  fletes,  seguridades,  cambios  marítimos, 
cuanto  de  los  otros  frutos  produce  el  arte  de  navegar, 
que  son  tan  grandes,  que  con  ellos  sólo  se  han  hecho 
fuertes  y  ricas  algunas  naciones;  y  si  no  valga  la  razón 
y  la  experiencia,  en  un  navio  de  pesca,  que  viene  de 
Inglaterra,  ó  Francia,  y  se  lleva  2.000  reales  de  á  8, 
sólo  de  los  fletes,  valiendo  la  pesca  4.000  cuanto  más. 

•Replícase,  demos  las  fábricas,  y  labores  adelantadas 
en  Cataluña,  demos  la  navegación  en  su  punto,  no  se 
infiere  el  comercio,  pues  para  el  comercio,  y  los  tratos, 
son  menester  capitales,  y  caudales,  y  en  Catalupa,  se- 

1     Tácito,  Hb.  XI.  Ann,  omnia  qtut  vetusHssima  exeduntttr  novafut" 
re^  €t  quod  hodU  Itumur  exemplis  iter  exempla  erit. 


•  I 

I, 

ti 

I 


1^ 


298  VÍCTOR  BALAGUER 

gún  el  estado  presente,  no  hay  hombres  caudalosos,  que 
puedan  emplearse  sus  dineros  en  ropas,  y  mercadurías 
deste  Principado,  para  remitirlas  á  otros  reinos,  ni  me- 
nos hay  quien  les  asista  con  dinero,  escarmentados  todos 
de  las  grandes  pérdidas,  é  inñeles  quiebras  de  nuestros 
tiempos,  origen  de  la  desconfianza  y  poco  crédito  entre  * 
nosotros,  que  es  en  tal  grado,  que  no  hay  quien  se 
atreva  á  fiar,  con  que  parece  no  se  halla  medio  para 
restaurar  el  comercio,  adelantar  las  artes,  é  introducir 
la  navegación. 

vTodo  lo  ponderado  es  cierto,  que  no  hay  caudales 
grandes  en  Cataluña  para  que  uno  sólo  pueda  empren- 
der negocios  medianos;  pero  no  se  infiere  de  aquí  faltar 
medio  para  adelantar  el  comercio,  é  introducir  la  nave- 
gación, porque,  aunque  á  uno  ó  á  dos  les  falten  medios 
para  empresas  grandes,  no  si  se  juntan  muchos^  for- 
mando compañía,  y  uniendo  los  caudales  en  un  solo 
caudal  U 

•  Solícitos  admitamos  el  ejemplo  de  las  extranjeras 
naciones,  como  de  Genova,  que  con  las  compañías  y 
caudal  unido,  asiste  á  galeras,  na\dos,  y  trata  con  todas 
las  nacioi^es  del  mundo,  de  Inglaterra  y  Holanda,  que 
con  este  género  de  negociación,  se  engrandecen  y  for- 
talecen, enviando  sus  flotas  al  Oriente  y  tanta  diversi- 
dad de  ropas  á  España;  de  Francia*  que  con  sus  fábri- 
cas y  unidos  caudales,  asiste  y  admira  á  las  más  pro- 
vincias del  mundo. 

» Dejando  multiplicación  de  ejemplos  admitámos- 
le de  nuestros  mayores  2,  que  con  este  género  de  tra- 
to sirvieron  á  sus  reyes  y  engrandecieron  á  su  patria, 
quedando   ricos  y  opulentos,   dueños  *  absolutamente 


1  Proven  ,  cap.  18:  Fratcr  qui  adjuvatur  áfratre  quasi  civitas firma. 
Pro  ver.,  19.*  Vir  amicabilis  ad  societatefiimagis  amicus  erit  qucuit  frater. 

2  Séneca,  Epist,  6,  longum.ittr  est  per  pr acepta^  breve  per  exempU. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLUI.  299 

del  comercio  de  Italiai  Egipto,  Grecia  y  otros  reinos. 

i  Concluyese,  pues,  evidentemente,  que  en  Cataluña 
se  pueden  adelantar  las  artes,  introducir  la  navegación 
y  emprender  el  comercio  con  las  felicidades  y  conve- 
niencias granjearon  nuestros  mayores,  exaltando  nues- 
tra provincia  al  relevante  timbre  y  prodigiosa  gran- 
deza de  los  tiempos  antiguos,  formando  una  grande 
compañía  ó  junta  para  asistir  á  las  artes,  oficiales  y  á 
sus  pequeñas  compañías,  para  adelantar  las  fábricas  de 
embarcaciones,  y  á  las  mismas  embarcaciones,  para 
desahogar  y  amparar  el  sumergido  y  abatido  comercio, 
siendo  amparo  y  lustre  de  nuestra  patria. » 

Para  llevar  á  cabo  su  idea  el  autor  del  Fénix  de  Cata^ 
luna,  proponía  la  creación  de  una  «junta  ó  compañía 
perpetua,  para  asistir  á  las  fábricas,  y  oficiales,  á  la  na- 
vegación y  marineros,  al  comercio  y  mercaderes,  sin 
daño  de  los  negocios  particulares  de  cada  uno.» 

•Puede  tener  principio  y  debe  tenerle  la  compañía, 
dice,  con  un  moderado  capital,  que  serán  12.000  do- 
blones, juntándose  para  esto  60  sujetos  desta  nobilísima 
ciudad  de  todos  estados,  que  como  se  tratarán  de  todos 
negocios,  es  menester  sean  en  todo  capaces. 

fDestos  60  sujetos,  los  i5  podrán  ser  militares  ó 
caballeros,  i5  mercaderes,  i5  artistas  y  i5  oficiales, 
que  llamamos  menestrales;  estos  60  hombres  serán  el 
origen  y  principio  de  la  compañía,  y  entrarán  y  pon- 
drán cada  uno  por  capital  200  doblones,  que  juntos, 
harán  la  suma  de  12.000  doblones,  que  ha  de  ser  el 
primer  caudal. 

•Estos  caudales  y  capitales  serán  fijos  y  perpetuos, 
no  pudiéndose  sacar  del  cuerpo  de  la  compañía;  pero  si 
acaso  se  ofreciere  necesidad,  podrán  venderse  á  quien 
les  pareciere  y  como  les  pareciere. 

•No  sólo  se  compondrá  y  podrá  componer  la  compa- 
ñía de  los  60  hombres  referidos  (porque  estos  60  serán 


300  VÍCTOR  BALAGUER 

por  la  administración  y  buen  gobierno,  como  adelante 
se  dirá)^  si  también  de  cuantos  tuvieren  gusto  de  entrar 
en  ella  y  poner  el  capital  les  parecerá;  advirtiendo  que 
todo  el  caudal  de  la  compañía  no  podrá  pasar  de  6o«ooo 
doblones^  y  mientras  no  esté  cumplida  la  dicha  canti- 
dad, se  admitirán  en  la  compañía  francamente  cuantos 
quisieren;  pero  cumplido  el  número  referido  de  60.000 
doblones,  no  se  admitirá  ni  se  podrá  admitir  otro  parti- 
do con  esta  atención  (como  está  ya  advertido  en  el  prín* 
cipio  del  caudal  de  las  60  personas)  que  no  podrán  sacar 
cosa  ni  cantidad  alguna  del  caudal  de  la  compañía. 

»E1  caudal  ó  capital  será  firme  en  la  compañía;  los 
logros  y  ganancias,  no;  pues  todos  los  años  se  veri  lo 
que  se  habrá  granjeado;  se  dará  á  cada  uno,  según  su 
caudal:  pasando  las  cuentas  por  Navidad  los  que  rigie- 
ren los  libros  de  la  compañía,  entregándolas  á  la  junta 
de  gobierno,  para  que  á  cada  uno  se  pague  lo  que  se 
verá  haberse  granjeado,  imprimiendo  las  cantidades 
logradas  en  particular,  para  que  conste  á  todos  en 
común, 

«Formada  la  compañía,  podrá  admitir  depósitos  de 
cualesquier  cantidades,  dando  de  ganancia  y  logro  á 
3  por  100  todos  los  años,  obligándose  á  restituir  la 
cantidad  ó  dinero  siempre  que  le  pareciere  al  deponien- 
te, «con  que  no  se  pida  antes  del  año. 

•ítem,  podrá  tener  la  compañía  un  depósito,  donde 
los  padres,  al  nacer  los  hijos,  puedan  depositar  lo  que 
les  pareciere  para  el  hijo  ó  hija  nacidos,  y  se  les  dará  al 
tiempo  de  tomar  estado  de  casamiento,  órdenes  sagra- 
das ó  religiosas,  seis  por  uno,  de  tal  manera,  que  si  hu- 
bieren depuesto  seis  doblones,  les  dará  60  doblones  7 
respectivamente  si  más  deponen. 

•Presupuesto,  que  si  profesaran  en  las  órdenes  que 
les  es  prohibido  el  uso  del  dinero,  libremente  puedan 
dejarlo  á  quien,  y  como  les  pareciere. 


HISTORIA  DB  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLIII.         3OI 

•No  sólo  les  entregarán  los  seis  por  uno -después  que 
conste  haber  tomado  estado;  pero  si  acaso  algunos  fue- 
ren tan  inútiles,  6  tan  para  poco  que  cumplidos  veinti- 
cuatro años  se  estuvieren  libres,  también  se  les  entre- 
gará su  dinero. 

•Estos  depósitos  de  hijos,  sólo  se  admitirán  inme- 
diatamente pasados  los  dias  del  bautismo,  y  no  después. 

•Formada  y  estatuida  la  compañía  con  los  capitales 
ya  referidos  y  dineros  depuestos,  que  se  juzga  serán  en 
cantidad,  se  empleará  en  asistir  á  la  navegación,  comer- 
cio y  artes. 

•  A  la  navegación  asistirá  primeramente  promulgando 
edictos  en  Barcelona,  para  que  cualquier  sujeto^  que 
guste  emplearse  en  fabricar  bajeles,  barcas  y  otras  em- 
barcaciones, le  asistirá  con  la  mitad  siendo  participe  la 
compañía,  en  los  logros,  y  ganancias  por  la  mitad  de  los 
fletes,  que  tocaren  á  los  partícipes. 

•No  sólo  asistirá  dicha  compañía  á  la  navegación, 
cuanto  al  ser  participe  en  las  fábricas  de  los  bajeles,  si 
dejará  las  cantidades,  que  justas  parecerán  á  cambio 
marítimo  á  su  riesgo  á  los  capitanes  ó  gobernadores  de 
las  embarcaciones,  con  los  intereses  acostumbrados,  se- 
gún el  riesgo  á  vuelta  de  viaje  ó  tiempo,  con  las  fianzas, 
y  modo  se  acostumbra  en  la  tal  negociación. 

•Otro  si  podrá  asistir  á  otro  género  de  cambio  marí- 
timo, que  se  nombra  sobre  buque,  y  fletes  para  el  nece- 
sario sustento  de  los  marineros. 

•Este  género  de  contratación  es  tan  relevante  y  pro- 
vechoso, que  de  él  sólo  vivían  muchas  familias  en  Ca- 
taluña, y  en  la  Provenza,  y  otras  partes  de  Francia, 
Genova,  Inglaterra  y  Holanda,  entran  considerables 
cantidades,  sólo  por  este  género  de  ^trato,  empleándose 
en  él,  lo  lucido  de  aquellos  países,  que  imitándolo  de  Ca- 
taluña, han  cogido  el  fruto  de  la  inteligencia  de  nuestros 
mayores  en  las  acertadas  leyes  del  consulado  marítimo. 


302  VÍCTOR  BALAGUER 

» Alentará:  al  comercio  asistiendo  á  las  tiendas  de  co- 
manda (que  antiguamente  fueron  de  tanto  lustre  y  uti* 
lidad  á  Cataluña)  con  dineros,  para  sus  negocios,  dando 
un  interés  competente. 

»A  los  mercaderes  que  quisieren  emplear  su  caudal 
en  mercancías  de  otros  reinos,  venidas  á  éste  por  su 
suerte,  C9n  las  cantidades  necesarias,  é  interés  compe- 
tente, según  el  tiempo  lograrán  el  dinero,  á  las  fábricas 
de  toda  suerte  de  ropas  que  se  tejen,  y  querrán  tejer 
y  trabajar  en  Cataluña,  proveerá  con  las  cantidades 
que  justas  parecieren,  con  un  interés  competente  para 
alentarlos  en  sus  empresas  y  justas  haciendas,  con  que 
con  toda  conformidad  se  podrán  imitar  las  ropas  extran- 
jeras. 

» Y  últimamente,  en  nombre  del  común  y  á  sus  cos- 
tas, siendo  gusto  de  V,  M.,  se  podrán  enviar  dos  baje- 
les á  la  India  cargados  de  los  frutos,  ropas,  iábricas  de 
hierro,  cobre  y  vidrio  que  se  juzga,  será  servicio  grande 
de  V.  M.,  pues  por  la  mayor  parte  está  esta  contratación 
en  manos  de  los  forasteros,  sin  que  se  aproveche  España 
de  los  religiosos  y  fuertes  sudores  que  los  mayores,  y 
será  también  aumento  y  conveniencia  desta  provincia, 
logrando  las  comodidades,  que  hoy  en  día  adquieren  las 
naciones  extranjeras.» 

Los  demás  capítulos  del  Fénix  de  Cataluña  tratan: 
Del  gobi&no  político  y  administración  vigilante,  que  habrá 
de  tener  la  compañía  ya  fundada;  Del  lugar  y  puesto  donde 
concurrirán  los  de  la  junta,  y  administración  de  la  compa- 
ñía, y  lugaj  del  depósito  para  guardar  la  hacienda,  bienes 
enmendados;  Del  modo  se  tendrá  en  admitir  los  depósitosy 
en  la  distribución  del  negocio;  De  cuánta  conveniencia  fuera 
.  erigir  dos  casas,  una  por  puerto  franco  y  otra  por  lazareto, 
ó  de  mercadurías  sospechosas  del  mal  contagioso,  y  unir  los 
derechos  para  que  se  de  sólo  un  manifiesto;  y  Déla  utilidad 
y  conveniencia  grande  tendría  la  compañía  en  las  fábricas 


r 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  X.  CAP.  XLIIl.         303 

de  bajeles,  etc.,  cambios  marítimos,  asistencias  de  las  fdbri" 
cas  de  los  oficios,  préstamos  de  dinero  á  los  mercaderes,  y 
otros  negocios. 

Bs  la  obra  de  que  se  acaba  de  dar  noticia,  la  mejor  * 
prueba  del  infeliz  estado  y  postración  á  que  había  llegado 
Cataluña.  Añadiré,  por  mi  parte,  que  registrando  los 
dietarios  y  memorias  de  éste  siglo,  sólo  he  encontrado 
las  noticias  siguientes  tocante  á  la  marina  catalana: 

Bn  1662,  por  encargo  del  duque  de  Osuna,  se  fabricó 
en  Arenys  un  grande  navio,  que  se  llamó  Nuestra  Señora 
del  Pilar,  por  otro  nombre  la  Gerona,  para  almirante  de 
la  armada  real. 

A  primeros  del  año  i685  los  naturales  de  la  villa  de 
Sitjes  botaron  al  mar  una  fragata,  la  cual  á  principios 
del  mes  de  Junio  del  mismo  año  ganó  por  combate  un 
buque  morisco  y  rescató  una  nave  cristiana  i . 

Bn  1687  armaron  otra  fragata  los  de  Villanueva,  que, 
unida  con  la  de  Sitjes,  defendió  las  costas  contra  las 
lanchas  de  unos  navios  moriscos,  llevando  á  cabo,  así 
juntas,  como  separadas,  algunos  hechos  heroicos. 

Por  la  misma  época,  el  gobernador  de  la  plaza  de 
Barcelona,  D.  José  de  Borja,  mandó  fabricar  otra  fra- 
gata para  guardar  las  costas. 

Bn  1692  se  echaron  al  mar  dos  galeras  fabricadas  en 
la  Atarazana  barcelonesa,  que  no  era  sino  pálida  som- 
bra de  su  pasado,  á  las  cuales  se  dieron  los  nombres  de 
San  Narciso  y  Santa  Eulalia. 

Bn  1696  los  de  Mataró  echaron  al  mar  una  fragata, 
habiendo  empleado  en  ella  3.ooo  libras,  para  defender 
las  costas  catalanas  de  las  invasiones  de  los  moros  que 

1  "Dimats  á  5  juny  1685  en  diataii  apar  que  entra  dins  lo  port  ó 
molí  de  la  present  ciutat  una  fragata  armada  por  los  naturals  de  la  vila 
de  Sitjes,  y  aporta  altre  fragata  de  moros  en  que  hi  havia  25  moros»  y 
aporta  també  una  barca  de  cristians  que  dita  fragata  de  moros  havia 
presa..  Bruniquer,  cap.  LXVIII. 


304  VÍCTOR   BALAGUBR 

las  molestaban.  Se  sabe  de  esta  fragata  que,  por  Ja- 
nio  del  mismo  año,  rindió  A  un  gánguil  francés,  y  en 
1697  á  una  fragata  con  20  moros. 

A  tan  lastimoso  y  exiguo  estado  había  quedado  redu- 
cida aquella  marina^  señora  y  reina  del  Mediterráneo. 

BELLAS   ARTES. 

Aun  cuando  no  reinaba  en  este  siglo  el  mayor  gusto 
en  cuanto  á  arquitectura,  había,  sin  embargo,  una  pa- 
sión decidida  relativa  á  la  parte  de  ornato,  y  particu- 
larmente hacia  la  pintura  y  escultura. 

Los  pintores  más  conocidos  de  esta  época  fiíeron 
Juan  Juncosa,  su  hijo  Fr.  Joaquín  Juncosa,  JoséFran" 
quet  6  Isaac  Hcrines.  En  pos  de  éstos  vino  Antonio  Vila- 
domat,  que,  aunque  nacido  en  este  siglo,  pertenece  al 
siguiente.  Nació  en  Abril  de  1678,  y  murió  en  Enero  de 

1755- 
Entre  los  escultores  hay  que  recordar  á  Jaime  Riboi, 

carmelita  descalzo,  que  labró  algunas  estatuas  en  már- 
mol, conservándose  de  él  en  Reus  las  dos  que  se  hallan 
en  la  parroquia  de  San  Pedro,  capilla  de  la  marquesa 
de  Tamarit. 

Pedro  Blay,  autor  de  varios  sepulcros  notables  que 
existen  en  la  catedral  de  Barcelona.  Fué  también  nota- 
ble arquitecto.  Él  reformó  y  acabó  el  palacio  de  la  di- 
putación, y  bajo  su  dirección  se  fabricó,  terminándose 
en  1620,  el  salón  de  San  Jorge,  las  salas  contiguas  y  la 
fachada  que  da  hoy  á  la  plaza  de  San  Jaime. 

Domingo  de  Albrió,  autor  de  varias  estatuas  que  se 
conservan  en  la  catedral  de  Barcelona. 

Nicolás  Larrant,  Esculpió  la  estatua  de  Melquisedec 
que  está  en  la  capilla  del  Sacramento  de  la  catedral  de 
Barcelona. 

En  el  monasterio  de  Poblet  y  en  otros  templos  había 


r  ■»* 


HISTORIA  DE  CATALUÑA.— LlB.  X.  CAP.  XLIII.      3O5 

magníficos  sepulcros  que  demostraban  también  cuan 
adelantadas  se  hallaban  las  artes  en  esta  época,  y  cuan 
diestro  era  el  cincel  de  algunos  escultores. 

Ya  se  ha  visto  que  á  principios  de  este  siglo  quedó 
terminado  el  palacio  de  la  diputación,  que  existe  aún 
en  el  mismo  estado,  dirigidas  sus  obras  por  el  arquitec- 
to y  escultor  Pedro  Blay. 

Barcelona  tenía  un  edificio  para  armería,  y  Felipe  IV 
le  quitó  el  privilegio  de  custodiar  armas  para  su  defen- 
sa después  de  la  célebre  revolución  del  1640.  Aquella 
famosa  armería^  que  era  asombro  de  las  naciones  ex- 
tranjeras, y  en  donde  se  custodiaban  las  armas  que 
acudían  á  empuñar  los  ciudadanos  en  días  de  peligro 
para  la  libertad  y  para  la  patria,  fué  abolida  por  el  pro- 
tector del  conde-duque  de  Olivares.  Hallándose  de  vi- 
rrey de  Cataluña  el  marqués  de  Castel- Rodrigo,  co- 
menzó en  1662  la  obra  del  que  fué  Palacio  real,  edifi- 
cio que  reemplazó  al  de  la  sala  de  armas.  El  edificio  fué 
acabado  en  1668  por  el  duque  de  Osuna,  y  hace  pocos 
años  lo  destruyó  un  incendio. 

En  1673  se  levantó  en  Barcelona  la  pirámide  ú  obe- 
lisco de  Santa  Eulalia  en  el  lugar  de  su  martirio,  que 
es  la  llamada  hoy  plaza  del  Padró.  Posteriormente,  á 
principios  de  nuestro  siglo,  se  acordó  habilitar  ese  obe- 
lisco para  fuente  pública,  sin  destruir  su  parte  principal, 
conforme  hoy  día  se  halla.  » 

El  año  1618  se  erigió  en  la  plaza,  que  después  se 
llamó  y  ha  continuado  llamándose  del  Ángel,  una  pirá- 
mide de  mármoles  blancos  y  azules,  en  cuyo  extremo 
se  puso  una  figura  de  bronce  sobredorado  que  represen- 
taba un  ángel  de  la  guarda  en  actitud  de  señalar  con  su 
mano  la  imagen  de  Santa  Eulalia,  que  ocupaba  el  arco 
de  la  puerta  de  la  cárcel,  y  con  la  otra  el  suelo,  ó  sea 
el  lugar  en  donde  es  fama  que  ocurrió  un  milagro  cuan- 
do se  trasladaban  solemnemente  las  reliquias  de  Santa 
TOMO  XVI  20 


■X-V 


•í- 


r  t  / 


306  ^  VÍCTOR  BALAGUER 

Eulalia  á  la  catedral.  El  monumento  estaba  circuido 
por  un  enverjado  de  hierro,  y  en  el  pedestal  se  graba- 
ron ciertas  inscripciones  latinas  recordando  el  milagro  y 
el  motivo  de  haberse  levantado  el  obelisco,  que  desapa- 
reció á  principios  de  nuestro  siglo. 

Vio  la  misma  época  erigir  muchos  conventos,  asi  en 
Barcelona  como  en  las  demás  ciudades  y  villas  de  Ca- 
taluña, cuya  enumeración  sería  por  demás  prolija.  Ya 
se  ha  dicho  á  qué  habíamos  de  atenernos  con  respecto 
á  la  arquitectura  de  este  siglo  en  general. 


(ACIONES  Y  APÉNDICES 

AL  LIBRO  DÉCIMO. 


I  (Cap.  I). 

CRONOLOGÍA. 
(siglo  xvn.) 

ic  el  apíadlce  ndmcro  (1)  ddUbra  laicriac.) 

El  en 
1  en 

1598 162  j. 

r(III 
.  IV 
1621 1641, 

....      Enero  de     1641,    Mayo  de   1643. 

ran- 

....      Mayo  de      1 643 .  Octubre  de  1 652 . 

Octubre  de    1653 1665. 

1665 1700. 


3oS 


II  (Cap.  X 

MEMORIAL  QUE  SE  PRESEN 


(DiIanhlvail«Pi 

Señor; 


?  «La  fidelisíma  villa  de  Perplñá 

de  V,  M.  por  su  Real  carta  de  i 

■¿  sado,  en  que  como  padre,  su  rej 

y  tan  católico  la  honra,  favorece  ] 

¿.  á  5u  remedio  (paca  que  conste  á 

halla  de  él,  por  los  desafueros 

obstinada  porfía  contra  su  total 

y  los  medios  que  propone  en  la  co 

'-  recen  ser  los  más  necesarios,  ef 

"■  reparo,  al  gozo  de  su  prestiño  < 

i  quietud  tranquila  de  la  España; 

quien  por  si  sola,  sin  otra  ayuda 

naturales,  paisanos  y  provincial* 

enemigos  de  su  real  Corona,  las 

invadir  el  país,  y  cercarla  á  ella 

huida,  y  costoso  escarmiento,  c( 

rías)  representa  á  V.  M.  por  su  i 

Ros  y  de  Requesens,  lo  siguient 

«Constante  y  muy  sabido  es,  i 

de  la  milicia  el  desvelo  y  cuidat 

principes,  en  la  guarda  y  conser 

mas  y  fortalezas  limítrofes,  con< 

legios  y  excepciones,  y  en  partic 

ellas  alojamientos,  como  se  estiJ 

Flandes,  Italia  y  Francia,  no  p 

Narbona  se  alojasen  soldados,  h 

Lenguadoch  en  las  guerras  pres 

pre  tenerlas  pertrechadas  con  r 


^UÑA. — ACLAKACIONES  AL  LIB.  X.      ^Og 

Qimiciones,  paxa  que  puedan  (hallándose 
ustentarse  y  aguardar  los  socorros  que, 
s  acudan,  se  pasan  muchos  días. 
I  estas  razones  y  motivos  en  la  ñdelísüna 
y  con  mucha  fuerza  en  esta  Era;  y  sobre 
:uciones  de  Cataluña  y  sentencia  ejecu- 
o  se  hagan  alojamientos,  y  en  suconfir- 
tpresas  del  conde  de  Santa  Coloma,  vi- 
eral  de  aquel  Principado,  dadas  al  mar- 
na,  gobernador  de  las  armas  do  V.  M.  en 
los  soldados  que  estuviesen  alojados  en 
sen  al  castillo;  y  que  su  gobernador  Mar~ 
3  recibiese  allí,  y  que  la  demás  gente  de 
¡partiendo  en  los  castUlos  de  Rosas,  Co- 
plicando  los  cabos  del  ejército  que  no  po- 
rse  en  ellos,  satisñzo  ,el  virrey  con  pre^ 
Eindato,  que  la  que  no  cupiese  en  los  cas- 
fuera  la  villa  dePerpiñán,  en  la  estrada 
:tos  del  derredor  de  ella, 
snor,  la  fidelísima  villa,  posponiendo  sus 
ativas  jurídicas  exequibles,  llevadas  del 
rañables  de  hija  legitima  do  V.  M.,  y 
su  Real  servicio,  estando  el  cerco  so- 
Isas  el  año  de  639,  no  se  resistió  (debien- 
ler,  y  haber  tenido  desde  el  verano  con- 
lospitales,  casas,  y  calles  llenas  de  en- 
así  naturales  como  los  que  tr^an  del 
i  como  doliente  de  contagio,  y  faltarle 
la  administración  de  los  sacramentos) 
niento  de  la  caballería:  que  aunque  los 
os  fueron  parte  de  ella,  luego  le  acudió 
iraplir  dos  meses,  cometiendo  enormísi- 
:os,  estupros,  robos  homicidios,  y  sacii- 
ni  respeto  á  Dios  ni  á  su  cuerpo  sacra- 
prcsencia  cebaban  las  mayores  atroci- 
]Ue  por  dejar  sin  sustento  á  los  vecinos, 
enfermedades.  Y  con  haber  pedido  repe- 
isules  el  remedio  á  estos  daños,  repre- 


310  VÍCTOR  BAIAGUE 

sentándoles  á  los  ministros  cuyo  ca 
aprovechó  nada. 

«Rendida  la  plaza  de  Salsas,  lo  alo 
aragoneses,  agregándosele  muchos  n 
dos  los  del  castillo,  leceptándolos  e: 
Junio,  que  los  del  preboste  general  s: 
pretexto  de  haber  oído  decir  al  Dr. 
capitanía  general,  en  una  casa  de  j 
á  la  sazón  se  hallaba,  que  se  tratabí 
ella  á  la  gente  de  guerra  que  venían 
taluña)  conmovieron  la  plebe,  irríti 
con  mano  armada  intentó  matar  á  1 
más  que  la  tenían  en  el  gobierno,  ol 
se,  y  no  salir  hasta  el  otro  día,  q 
nobleza,  y  patricios,  les  llevaron 
viendo  que  no  podía  su  enojo  de  la 
sus  personas,  quiso  pegar  fuego  á 
otros  muchos  daños,  impelida  del  <j 
afrenta,  con  la  pérdida  de  hacienda 
cutada  por  los  que  hasta  entonces 
ciencia,  por  la  atención  al  servicio 
teniéndose  entera  noticia  de  los  < 
acababan  de  perpetrar  en  Cataluñi 
cando  públicamente,  así  capitanes 
entrando  en  Perpiñán  la  habían  de 
lY  aunque  la  tormenta  de  esta  : 
primer  Ímpetu  sobre  los  cónsules 
guarda  de  ajenas  vidas,  con  el  fluí 
ñesto  las  suyas,  no  fue  ad.  Porque 
ofender  la  plebe  sublevada  al  mar 
gobernador  de  las  armas  de  V.  M.  e 
luego  una  escuadra  de  soldados  con 
asistió  en  guarda  de  su  casa  y  per 
bado  escaramuza  los  del  preboste, 
cuatro  de  Junio  por  la  tarde,  con  lo 
de  San  Martín,  mandó  el  marqués 
piezas  de  artillería  y  arrojar  boml: 
dendo  en  ella  no  poca  riza  y  ruina. 


.USA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      3II 

as  después)  llegó  el  ejército  á  la  puerta 
i  villa  de  Perpiñán:  y  en  ejecución  do 
venían  publicando,  repitiéndolas  alli 
os  molinos  los  soldados,  no  perdonand9 
aban,  robando  todo  lo  que  podían  ha- 
lados, a^  de  acarreo  para  el  sustento 

de  la  labranza. 

L  mismo  día  1 1 ,  el  marqués  Geri,  y  de- 
cito,  llamando  al  gobernador  de  los 
an  alojamiento  dentro  de  la  villa  sin 
andato  de  ministros  á  quien  tocase  su 
a,  según  el  estilo  en  todo  tiempo  allí 
iciendo  el  gobernador  con  representar 
o,  siendo  en  contravención  de  los  del 
3ma,  arriba  referidos  y  del  mayor  ser- 
3ndió  el  maestre  de  .campo  del  tercio  . 
:n  presencia  del  obispo  de  Elna,  que 
r  fuerza  en  Perpiñán,  saquearla,  que- 

fracasos  indecibles.  £1  dia  siguiente 
arques  Geri  y  cabos,  por  medio  de  un 
>edir  alojamiento  á  los  cónsules  de  la 
irmino  para  la  respuesta,  solas  cuatro 
se  sirviesen  (suspendiendo  el  entrar  la 
u*  con  V.  M.  el  caso  representándole 
itivos  de  justicia  y  equidad  en  que  fun- 
reconocido  Real  servicio,  ofredéndoso 
icuraría  no  faltase  al  ejército  los  víve- 
lo, en  cualquiera  parte  en  que  se  ha- 

),  llegó  á  la  casa  consular  Martín  de  los 
íl  castillo  y  dijo  á  los  cónsules  ñasen 
ían  en  la  villa  los  soldados,  teniendo 
a  y  homenaje,  así  por  eUa,  como  por 
que  procurasen  con  el  gobernador  de 
alojamiento  á  los  cabos  en  las  villas 
;inas  de  Perpiñán,  con  que  quedarían 
icieron  y  ejecutó  al  instante  el  gober- 


312  VÍCTOR  BALA 

(Llegados  á  manos  del  marqué: 
el  alojamiento  en  la  forma  referí( 
siendo  contra  lo  que  de  su  paite  '. 
los  Arcos;  antes  volvió  á  instar  q^ 
to  dentro  de  Pcrpiñán.  Bien  que, 
que  en  ello  hacía  á  V.  M.  escribí' 
bos,  otro  papel  á  I9S  cónsules,  di 
rían  sólo  con  que  se  les  diesen  pre 
boste  general;  dando  á  eptender,  q 
de  alojarse  dentro  de  la  villa,  mil 
que  la  comodidad  del  ejército,  ni 

(Miércoles  13  del  dicho  mes  d< 
marqués  Gen  no  aguardando  la 
prevenida  á  este  segundo  papel, 
tiros  de  artillería,  y  echar  canti 
■  villa,  haciendo  con  esta  vlspiera  ] 
de]  más  infausto  día,  que  pocos 
infeliz  cuanto  fidelísima.  Y  mani 
material  del  azote  y  su  prolongí 
que  pueda  resultar  á  V.  M.  caree 
pre  vigilante  es  el  escudo  á  Espa 
enemiga,  y  anhelo  á  ella,  y  centi 
en  el  sosiego  de  su  Real  ánimo,  a 
cesos,  y  triunfos  gloriosos. 

•Viendo,  pues,  la  plebe,  no  ya 
las  que  tenía  bien  percebidas  su  1 
tomar  las  armas  en  defensa,  y  co 
honras,  y  haciendas,  dedicadas 
V.  M.  reconociendo  encaminarse 
lo  todo,  quien  solicitando  la  entr 
sin  orden  de  superior  legítimo,  y 
su  real  corona. 

>EI  volcán  de  las  bombas,  y  ra; 
servido  se  aplacasen,  después  que 

sacramentado  aportó,  llevándole  «i.  ouo  lu-i.'^  v  ui.»t~  ^■^ 
Elna  al  castillo,  donde  acompañado  del  pueblo,  y  mucha 
clerecía,  el  venerable  Simeón  pudo  con  la  salud  de  las  al- 
mas, granjear  por  entonces  la  que  la  llevó  á  esta  empresa. 


U.USa.— ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      313 

acción  tan  piadosa,  cuanto  digna  de  tal 
arques  Gen  y  demás  cabos  del  ejército 
larga  conferencia)  escribieron  tercer  pa- 
,  pidiéndoles,  que  se  obligasen  á  alojar 
A  allanar  todas  las  fortiñcaciones  y  ba- 
n  hecho  los  sublevados.  A  procurar  con 
los  cómplices  y  rebeldes  del  preboste  ge- 
ibiescQ  á  todas  las  villas  del  condado, 
¡en  que  la  rebelión  y  alboroto  de  algunos 
í&te  castigo,  y  que  si  ellos  no  hicieren  lo 
u^  y  fuere  conveniente  al  servicio  do 
)iñán  ayudarían  siempre  que  fuesen  cas- 
to con  apercibimiento,  que  de  no  resol- 
I  dos  horas,  pasadas,  se  continuarían  lo9 


e  los  cónsules  á  los  capítulos  de  este  pe- 
demás  papeles  se  dará  aparte.  Mande 
|ue  de  su  contexto  se  reconoce  con  toda 
cónsules  las  niñas  de  sus  Reales  como 
celo  ferviente  del  honor  y  servicio  do 
)lo  de  fidelidad  y  prudencia- 
aismo  mes  de  Junio,  los  cónsules  acom- 
3  religiosos  y  la  nobleza,  procuraron  con 
igencia,  aqcietar  y  reducir  los  ánimos  de 
se  les  concedió  para  hacerlo  este  día  de- 
ole  al  de  las  dichas  dos  horas)  amedren- 
is  y  daños  que  habían  padecido  de  los  sol- 
lazaban  á  voz  llena  hacerles  mayores  y 
guióse  el  fin  de  esta  acción  y  sabido  por  el 
¡más  cabos  del  ejército,  mostrando  gusto 
je  el  día  siguiente  viernes  subiese  al  cas- 
■  do  los  condados,  y  algún  cónsul  y  otras 
tar  la  forma  con  que  se  había  de  acuar- 
rcito  y  á  dónde  se  alojaría  lo  restante.  Y 
el  plazo  señalado,  diese  la  villa  de  200 
rmas,  desde  la  puerta  de  San  Martín  para 
O  las  bocas  calles  para  acuartelarse  parte 


314  VÍCTOR  Bí 

■Designadas  estas  casas,  m: 
dor  y  cónsul,  se  desocupasen  al  instante,  que  se  tuzo  ui, 
bien  que  no  fué  posible  todas  aquella  npche,  en  que  el  mar- 
qués Geri,  y  demás  cabos  enviaron  á  decir  por  medio  de  un 
religioso  al  cónsul  en  cap,  pusiese  su  casa  del  marqués  den- 
tro el  cuartel.  A  que  respondió:  que  en  amaneciendo  junta- 
ría á  sus  colegas,  se  lo  propondría,  y  harían  todo  lo  que  les 
ordenaba;  advirtiendo,  que  el  concierto  se  había  concluido 
en  250  casas,  y  habiendo  de  entrar  la  del  marqués,  Ucga- 
tían  á  más  de  500. 

•  No  obstante  este  asiento  y  el  desocuparse  las  casas  &  toda 
diligencia,  estando  ttabajando  en  ello,  resolvieron  el  mar- 
qués Geri  y  cabos  á  las  seis,  de  disparar  aquella  noche  la 
artillería  sobre  la  villa  y  lo  hubieran  ejecutado  ya antesde 
volver  con  U  respuesta  el  dicho  religioso;  no  interponién- 
dose los  ruegos  de  Martín  de  los  Arcos,  gobernador  del  cas- 
tillo, que  aunque  lo  dilataron,  no  fué  más  que  basta  las 
diez  de  la  misma  noche,  en  que  empezó  la  batería  de  arü- 
llerÍB,  y  el  irse  arrojando  bombas,  durando  continuada- 
mente hasta  Jas  dos  pasado  medio  dia  del  sábado  siguiea- 
te,  sin  querer  escuchar  á  nadie,  por  más  llamadas  que  por 
parte  del  gobernador  y  cónsules  se  hicieron  al  castillo. 

•Averiguado  el  número  de  los  tiros  de  artillería,  se  ha 
bailado  ser  647  y  las  bombas  51  con  que  derruyeron  echa- 
ron á  perder  y  quemaron  excesivísimo  número  de  casas, 
no  perdonando  á  los  templos  que  también  recibieron  gra- 
vísimos daños;  y  acudiendo  á  ellos  el  pueblo  (á  quien  so- 
brevino en  el  descuido  y  quietud  del  sueño  esta  tempestad 
horrible)  eran  tantos,  tanlastimosos  y  fúnebres losUantos, 
sollozosos  y  lamentos  de  niños,  mujeres  y  hombres,  que 
enternecían  las  piedras,  y  taladraban  esos  cielos,  juzgando 
haber  llegado  su  último  fin:  y  á  ñn  de  ello  (con  la  piedad, 
celo  y  caridad  cristiana  de  los  religiosos,  y  curas  de  las  pa- 
rroquias, que  les  descubrieron  el  Santísimo  Sacramento) 
encomendando  á  Dios  sus  almas  y  pidiéndole  misericordia 
á  gritos,  le  rendía  sus  corazones,  ofreciéndoselos  con  1 
infortunios  pasados  y  el  presente.  Anadióse  á  esta  lluvia  ( 
tiros  y  bombas  (habiendo  entrado  el  ejército  parie  por 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      315 

puerta  del  campo  al  castillo,  y  lo  restante  por  la  rotura  que 
hicieron  en  la  muralla,  que  cierra  el  foso  del  castillo  con  la 
villa),  el  saquearla,  la  tiorba  militar  desenfrenada,  queman- 
do muchísimas  casas,  después  de  robadas:  y  cuando  desti- 
laban por  los  ojos  sus  corazones  los  dueños  en  iglesias  y 
conventos,  hasta  donde  llegó  la  codicia  é  insaciable  sed  de 
beber  sangre  y  oro  los  soldados,  pues  sacrilegos,  entrando 
en  el  convento  de  Nuestra  Señora  del  Carmen  calzado,  no 
perdonando  á  todo  lo  sagrado  y  profano,  les  pareció  poco, 
siendo  de  valor  cuantiosísimo  lo  que  de  allí  sacaron:  y  así 
hubo  de  eUos  (¡desacato  nunca  oído!)  que  se  atrevieron  á 
reconocer  al  prior,  estando  revestido  con  el  Santísimo  Sa- 
cramento en  las  manos.  Y  lo  mismo  padecieron  otras  igle- 
sias. ¡Quién  tal  pensara! 

»Por  manera,  señor,  que  de  este  incendio,  y  el  que  resul- 
tó de  los  tiros  y  bombas  perdió  la  fidelísima  villa  aquella 
noche  del  viernes  (de  Pasión  para  ella)  y  sábado  hasta  la 
hora  referida,  al  pie  de  700  casas;  y  el  daño  todo  se  reputa 
un*  millón.  Y  desde  que  se  halla  el  gobierno  en  mano  de 
D.  Juan  de  Garay,  han  derribado  y  hecho  inhabitables  los 
soldados  alojados  en  las  parroquias  de  Santiago  y  San  Ma- 
teo, 286  á  más  de  las  700  referidas.  Pasma,  señor,  el  enten- 
dimiento, enmudece  la  lengua  y  detiene  el  curso  á  la  pluma, 
el  considerar,  hablar  y  escribir  esta  desolación  hostil  y  sa- 
crilega porfía  de  la  gente  de  guerra  de  V.  M.  Católica!  ma- 
yormente volviendo  los  ojos  á  que  puesto  el  pie  las  armas 
francesas  en  Rosellón,  Junio  de  1639  ^^  principio  de  su  en- 
trada, representando  los  ministros  de  V.  M.  á  los  perpiña- 
neses  ser  conveniente  á  su  Real  servicio,  continuando  la 
fidelidad  heredada  de  sus  mayores,  con  mucho  amor  y  gusto 
derribaron  las  guerras;  siendo  lo  mejor,  más  apreciable  y 
delicioso  que  tenían;  privándose  no  sólo  de  su  regalo,  sino 
también  de  los  muchos  emolumentos  y  frutos  que  de  ellas 
recibían,  siendo  suficientes  para  el  sustento  de  la  mayor 
parte  de  la  villa,  con  que  estaban  reputadas  en  suma  de 
grandísimo  valor.  Y  al  mismo  peso  y  atendencia  cayeron 
los  derribos  de  la  iglesia  y  convento  de  los  padres  capuchi- 
nos, con  su  huerta,  que  era  d^  las  mejores  de  Cataluña,  y 


VfcTOR  BAL  Al 

recreable  de  los  per] 
:  por  su  raucba  devtx 
!o,  puesto  muy  amei 
imagen  prodigiosa,  á  < 
eciosisimo  Hijo,  se  h 
villa,  del  riesgo  y  i 

bales,  que  siendo  gran 
re  otros  muchos  los 

de  la  villa,  por  no  ti 
■cupación,  y  no  pudi 
tpateros,  se  ha  tam 
js  y  de  o*Tos  oficios, 
a  otros  lugares  y  parí 
que  hoy  la  provean, 
ente,  los  mismos  mit 
illa  de  Perpíñán,  del 
1  Mateo  y  muchísima 
lies  hicieron  tanta  fa 
tras  en  que  vivir,  fi 
nanera,  que  cuando  i 
lloradores  y  naturales 
sstando  el  propio  dan 

llega  á  verse  casi  de: 
03  que  adelante  se  no 
pronto  remedio  del 

que  mirando  y  admi 
tmañas,  rogando  á  D 
lo  de  ponderar,  señor, 
ón  de  la  fidelísima  ' 
>  será  el  castillo,  pud 

puesto  minarle,  batí 
¡a  de  armas,  ni  á  sus 
^ndo  al  curso  de  lo  su 
1  de  advertir,  que  alg^ 
a  continuación  de  U 
del  ejército  por  todE 
aron  coger  la  puerta 


^LUNA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      317 

a.  por  los  cónsules  esta  facción,  enviaron 
::nes  para  que  se  retirasen.  Y  las  llaves 
villa  que  habian  tomado  (procurándolas 
[ite],  en  llegando  á  sus  manos,  las  envia- 
ren, para  que  las  guardase  en  nombre 

r,  y  no  del  todo  esta  tormenta,  por  inter- 
le  Elena  y  medio  que  fué  para  volverse 
erto  de  los  alojamientos  en  las  pocas  ca- 

i  la  fidelísima  villa,  se  alojaron  en  ellas 
idos,  cumpliendo  los  cónsules  con  lo  pac- 
terísimamente.  Pero  al  contrario  al  mar- 
del  ejército;  pues  habiendo  prometido 
tas  á  todos  los  que  querían  irse  con  armas 
ndo  las  ofensivas,  no  dieron  lugar  á  que 
.  no  era  con  licencia  expresa,  hasta  los 
deros,  haciéndoles  los  soldados  al  volver 
s  y  tratándolos  atados  peor  que  esclavos, 
uarse  después  del  concierto  las  quemas, 
.  estupros  y  otros  insultos,  quitaron  más 
particulares  de  la  villa,  subiéndoselas  al 

ior,  como  se  entiende  justificarse  el  ha- 
sta forma  contra  la  fidelísima  viUa,  re- 
lé porque  sus  cónsules  habían  enviado  á 
L  oponerse  al  hecho  de  la  verdad  notorio, 
legado  á  su  noticia  de  los  cónsules,  que 
jres  provinciales  para  asistirles  á  la  de- 
ones  y  daños  de  los  soldados  y  á  la  guar- 
V.  M.,  caso  que  el  enemigo  francés,  va- 
ísión,  quisiese  sitiarla,  despacharon  al 
:on  orden  y  amonestación  que  no  pasasen 
!  se  retirasen  luego,  como  con  efecto  lo 
cuenta  de  esto  al  marqués  Gen  y  á  los 
,  so  ofrecieron  á  que  dado  que  los  pirovin- 
sen,  dispusiesen  todo  lo  que  más  fuese 
que  la  villa  no  faltaría  al  cumplimiento 


3l8  VÍCTOR  B 

kOtro  cargo,  señor,  parece  que  se  ha  querido  achacar  í 
la  ñdelísima  villa,  para  jusüñcar  tales  procedimientos.  Y 

es,  que  se  entendía  haber  minado  el  castillo.  Hstá  tan  l^os 
de  ser  eso  así,  que  habiendo  bamintado  los  cónsules  la  sos- 
pecha, pidieron  se  mandase  recibir  información  y  hacer 
vista  ocular  delto,  lo  cual  conseguido  con  asistencia  perso- 
nal de  D.  Juan  de  Garay  y  otras  personas,  pareció  mani- 
fiestamente lo  contrarío. 

lEstando,  pues,  tjn  inmune  de  culpa  como  se  ve  yconsta 
del  proceso  informativo  que  por  orden  expreso  de  V,  M.  le 
dijo  el  obispo  de  Urgel,  á  la  fidelísima  villa,  yéndose  ¿des- 
pedir de  ella,  había  de  traer  originalmente  á  esta  corte.  Y 
suplican  á  V.  M.  sus  cónsules,  mande  á  no  estarlo  ad  se 
ejecute,  y  se  les  dé  traslado  en  caso  necesario,  por  habér- 
sele denegado  el  dicho  obispo  de  Urgel,  Y  habiendo  persis- 
tido siempre  en  el  servicio  de  V.  M.  y  beneficio  del  ejérci- 
to, su  multitud  y  cabos  la  tuvieron  en  tal  opresión,  afhcdón 
y  desconsuelo,  hasta  los  28  del  susodicho  mes  de  Junio,  que 
fué  Dios  servido  enviarla  su  Moisén  el  duque  de  Cardona 
y  Segorbe,  virrey  y  capitán  general  por  V.  M.  en  el  Prin- 
cipado de  Cataluña;  que  viendo  el  incendio,  ruinas  y  deso- 
lación padecidos  por  aquel  infehz  cuanto  fiel  pueblo  {ha- 
biéndole al  entrar  obligado  á  enternecerse  y  verter  lágri- 
mas, la  mucha  copia  de  los  naturales,  así  niños  y  mujeres, 
como  hombres,  clamando  misericordia  y  justicia).  Mandó 
luego  en  observancia  de  los  favores  jurídicos  de  la  villa, 
desalojarle  el  ejército.  Derribar  las  horcas  que  el  marqués 
Gen  había  elegido  en  las  plazas  de  la  Lonja  y  en  la  del  trigo, 
Restituir  las  armas  tomadas  á  los  vecinos  hasta  aquel  día. 
Y  quitar  el  cuerpo  de  guardia  de  dicha  plaza  de  la  Lonja. 

i  Y  habiendo  representado  al  duque  el  marqués  de  Gen  y 
cabos  del  ejército,  que  no  era  bien  estuviese  su  Excelencia 
sin  que  asistiesen  soldados  en  la  villa,  le  pidió  cuartel 
700  ú  Soo  hombres  no'  más,  y  con  pretexto  (palabras 
males  del  duque)  que  de  no  hacerlo  así,  le  sería  fuera 
lirse  de  ella.  Visto  por  los  cónsules  este  mandato,  le 
ron  luego  para  su  apresto  y  se  ejecutó  el  acuartelar  el  d 
número  de  soldados  no  más. 


[■ALUSA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      319 

señor,  á  la  ñdelísima  esta  respiración, 
ertad,  con  manutención  de  justicia.  Por- 
;ado  el  duque  ya  mato  á  ella,  continuó  la 
entándosele  hasta  que  dió  el  alma  á  Dios, 
[ulio  siguiente. 

ue  y  transferido  el  gobierno  por  V.  M.  de 
general  del  ejército  en  D.  Juan  de  Garay, 
:s  sólo  era  gobernador  de  las  armas.  Éste, 
las  órdenes  del  duque  y  su  recomenda- 
[ue  mirase  por  la  quietud,  bien  y  aumen- 
i  villa,  sus  naturales  y  moradores;  siendo 

y  habiendo  siempre  con  suma  puntuali- 
liendo  al  servicio  de  V,  M.  como  era  no- 
)erimentado  muchas  veces ^  corriendo  el 
cipado  do  Cataluña  por  su  cuenta,  Y  30- 
etido  cumplir  así,  en  los  postreros  ter- 
1  duque,  hizo  ya  volver  á  bajar  á  la  villa 
mo  antes,  continuándose  hasta  hoy. 
ie  de  3.000  soldados,  y  no  coger  en  el  su- 
e  ha  hecho  aprehensión  violenta  de  todas 
irroquia  de  Santiago,  sin  las  que  tiene 

pidiendo  de  continuo  los  cabos,  capita- 

ejército,  en  lo  mejor  y  más  bien  parado 
le  asimismo  se  ha  proseguido  y  prosigue 
e  guardia  días  y  noches  en  la  plaza  suso- 

(que  es  el  puesto  del  comercio,  consu- 
1  de  ayuntamiento  de  la  villa  y  donde 
ribunales  de  casas  comerciales  y  ferias, 
bla  común  de  depósitos,  impidiéndola  la 

el  curso  de  los  ejercicios  de  este  puesto, 
is  desacatos  en  una  capilla  que  hay  y  se 
idiana),  en  la  plaza  de  la  Gallinería  y  en 
f  estos  cuerpos  de  guardia  son,  señor,  sin 
as  tienen  D.  Juan  de  Garay  y  cada  uno 

aites  de  la  obligación  de  la  ñdeltsima  villa 
,r  cubierto  ó  habitación  yerma)  D.  Juan 
1  cargada  de  proveer  1.500  camas  para 


r 


gi|  3^0  VÍCTOR   BAL, 

los  soldados  y  loo  cargas  de  leñ 

rales,  vecinos  y  paisanos,  cerrar 

'  entrada  de  ella,  hasta  los  clérij 

E  más  qud  lo  necesiten,  no  se  con( 

I  aún  se  ha  visto  detener  los  curai 

K  de^achar  con  su  prelado,  pri\ 

I  uso  de  los  Sacramentos  y  del  de 

f  go  y  fiestas. 

r  »Y  habiéndole  representado  el 

Y  privación  llegaba  á  serlo  del  sus 

de  hambre;  reconociéndolo  así  D 

to  público  mandó*,  que  los  eclesi. 

(•:  fuesen  á  pedir  licencia  á  su  sup 

■;  cónsules.  Pero  duró  esto  muy  p( 

w'  primero  estado  y  se  continúa  ha; 

[^  ■  '         »Y  por  otro  edicto  mandó  so  gi 

'i.  los  eclesiásticos  y  seglares  lleva; 

'.■  Uos  en  casa  del  obispo  y  éstos  t 

■'  Y  yéndolo  ejecutado  (con  toma 

í  mejores  les  parecían  sin  atrevcrs 

:;,  que  las  hubieren  juntando  en  di( 

gió  todas  é  hizo  subir  al  castillo 

■'  de  la  villa,  su  pólvora,  que  era 

das.  Con  que  quedó  y  está  aún  1: 

'.  blo  de  Perpiñán,  siendo  el  que  p 

siem  pre  en  las  ocasiones  de  sus  C 

gos:  y  ser  lo  de  su  mayor  sent 

ocasionar  nota  en  su  reputación 

I Y  sobre  haber  extendido  D.  J 

ción  contra  derecho  y  toda  equi 

siásticos,  relig^iosos,  caballeros 

erigido  horcas  en  la  Plaza  Nue 

bayle  de  Perpiñán.  El  abrigo  y  < 

en  él  aquellos  ñeles  vasallos,  es 

1  sión  y  movimiento  de  rebeldes 

su  ejemplo,  hacen  lo  mismo  los  i 

iSiendo  más  que  notorio  lo  ce 

preso  en  sus  corazones  el  amor. 


»■ 


1>, 


í": 


HIST.  DE  CATALUÑA, — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.       32I 

V.  M.,  de  tal  manera,  que  habiendo  visto  la  carta  mencio- 
nada al  principio  de  este  papel  (que  no  se  dio  á  los  cónsu- 
les hasta  28  de  Noviembre,  con  ser  la  fecha  de  los  13  de 
Octubre)  en  que  V.  M.,  con  su  real  ánimo  y  acostumbrada 
piedad,  los  consuela  y  favorece,  dignándose  el  tratar  de  su 
remedio.  Fué  sumo  el  gozo  y  alboroto  de  este  favor?  Y  no 
pudiéndole  contener  en  sus  pechos,  haciéndose  lenguas,  le 
iban  publicando  por  todo  el  lugar.  A  imitación  del  tierno 
infante,  cuando  se  halla  con  algún  regalo  de  su  padre 
amado. 

»Y  haciendo  la  envidia  y  falta  de  caridad  cristiana  su 
efecto  en  un  capitán,  dijo  con  voz  levantada  en  presencia 
de  muchos  naturales  y  vecinos:  Miren  estos  cornudos  de 
Perpiñán  (palabras  formales  que  alegría  muestran  tener» 
por  un  solo  papelón  que  han  recibido  de  S.  M.)  A  que 
respondió  otro  de  los  dichos  naturales  y  vecinos  por  to- 
dos, como  lengua  organizada  en  el  cuerpo  y  movida  de  su 
corazón  (raíz  del  amor  y  de  la  fe  de  aquella  universidad 
y  fidelísima  viUa).  Y  dejando  la  parte  de  la  injuria  (con  la 
infinidad  de  las  que  han  caído  y  caen  sobre  ellos,  lasti- 
mándoles lo  más  vivo  del  honor)  remitida  á  Dios  y  á 
V.  M.,  no  soltando  la  del  favor,  satisfizo  de  esta  manera: 
Amamos  tanto,  señor  capitán  (palabras  formales),  y  reve- 
renciamos á  nuestro  rey  y  señor,  que  una  sola  firma  suya» 
nos  alegra  tanto  y  la  respetamos  como  si  viésemos  su  real 
presencia.  Juzgue,  pues,  aún  la  intención' más  torcida,  si 
sobre  esta  mansedumbre  y  afectos  de  hijos  tan  legítimos, 
debe  6  puede  constituirse  una  esclavitud  egipciaca,  como 
la  que  están  padeciendo  vasallos  que  tienen  por  gloria  el 
mayor  padecer,  siendo  en  servicio  de  su  rey. 

>Y  coirhaberse  enseñoreado  D.  Juan  de  Garay  de  las 
acciones  de  los  cónsules  de  la  fidelísima  villa,  de  manera 
que  no  quiso  que  escribiesen  ni  recibiesen  cartas  algunas» 
aunque  fuesen  de  V.  M.,  sin  que  se  las  comunicasen.  Hé» 
Choles  escribir  á  los  diputados  de  Cataluña  y  concelleres 
de  Barcelona,  abonándoles  su  gobierno,  por  las  razones 
que  él  mismo  puso  en  la  carta  dictándola,  que  no  hicieron 
xaéA  los  cónsules  de  traducirla  en  catalán  y  firmarla.  Y 

TOMO  XVI  21 


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% 


322  VÍCTOR  BAL\Gl 

haber  obrado  otras  cosas  ajenas 
violencia  imperiosa.  Por  dos  veo 
mismos  cónsules.  La  una  estando 
juntos,  á  donde  fué  acompañado  dt 
cito:  y  en  su  presencia  y  de  una  mi 
que  anfes  del  amanecer  (palabras  f 
tigo  tan  ejemplar  en  ellos,  que  esp 
Y  esto  fué  porque  no  le  habían  o 
que  los  cónsules  habían  recibido  d< 
concelleres.  Las  cuales  le  entregan 
tante,  por  quedar  libres  de  cualqui 
ellos  pudiese  tener. 

•Y  la  segunda  fué,  que  topando 
que  llaman  en  cap,  en  la  plaza  de 
sobre  provisiones  de  la  villa,  alzan' 
de  mucha  gente,  le  dijo  estas  formí 
V.  M.  señor  cónsul  en  cap,  que  á 
gobernador  el  segundo,  y  después  é 
villa,  les  tengo  de  hacer  vecinos  de 
como  me  han  hecho  relación,  que  s 
cuentos,  no  les  tengo  de  tener  más  ] 
á  todos,  que  si  viese  morir  á  un  sol 
>Y  continuando  ¿stas  y  semejant 
cho  públicamente,  que  antes  que 
por  falta  de  mantenimientos,  prime 
dos  los  vecinos  de  la  villa.  Y  lo  bue 
soldados  han  ocasionado  y  ocasiona 
veres  á  ella,  matando  y  robando  de 
nos  y  hasta  á  los  mismos  muros  de 
como  mujeres,  no  dejando  á  mucho: 
á  algunos  aun  esa  no  les  perdonaban, 
ten  á  cualquier  hora  del  día  y  en  cua 
el  lance;  y  ha  llegado  tal  extremo  est 
que  hasta  los  soldados  que  están  de  | 
hurtan  lo  que  les  parece  á  los  pobres 
y  salen, 

»Y  dentro  la  villa  no  hay  tienda,  < 
su  codicia  7  sed  de  robar.  Y  lo  que  t 


r 


HIST.  DE  CATALUÑA. —ACLARACIONES  AL  LIB.  X.       323 

sias,  que  para  hacerlo  han  aportillado  dos.  Y  quejándose  al- 
gunias  personas  de  estos  daños  y  males  tan  insufribles  y  pi- 
diéndose proveyese  de  remedio;  el  que  han  experimentado 
ha  sido,  procederse  con  todo  rigor  contra  ellos,  poniéndo- 
les en  sus  casas  postas  de  guardia,  y  cuerpos  de  guardia 
para  su  mayor  aflicción.  De  forma,  que  todas  las  hostili- 
dades, fracasos  é  insultos  que  tienen  perdido  y  asolado  el 
condado  de  Rosellón  y  su  cabeza  Perpiñán,  parece  haber 
sucedido  y  suceder  por  falta  de  castigo  en  la  milicia,  y  por 
no  haberla  morigerado  y  puesto  á  raya,  como  se  debe  y 
suele  hacerse. 

>  Y  caso  que  los  paisanos  porfiando  en  arriesgar  y  perder 
vidas  y  haciendas  (visto  lo  que  pasa  en  Perpiñán  y  su  con- 
tomo por  los  soldados)  quisiesen  proveerle  de  víveres,  es 
casi  imposible,  porque  con  la  entrada  del  francés  en  el  Ro* 
sellón  por  Junio  de  639  quedó  talada  y  devastada  la  cam- 
paña, pegando  fuego  á  los  lugares  y  sembrados  de  toda 
la  que  ocupó:  y  la.  restante  que  corrió  la  caballería  de 
V.  M.  tuvo  el  mismo  ñi>  en  los  pocos  panes  que  quedaban, 
dándolos  á  comer  á  los  caballos,  de  que  reventaron  mu- 
chos. Con  que  faltó  la  cosecha,  careciendo  de  trigo  los  pai- 
sanos y  soldados  que  bastara  para  su  sustento. 

»Lo  mismo  hicieron  en  las  pajas  impidiendo  el  aprove- 
cha las  pocas  en  que  se  trabajaba  en  muchas  partes  del 
condado,  y  las  recogidas  se  mandaron  quemar,  resultando 
de  esto  la  falta  al  sustento  de  la  caballería  mientras  se  es- 
tu'O'o  en  el  recobro  de  Salsas  y  de  otros  ganados  de  acarreo 
y  labranza.  Por  lo  cual  ha  cesado  la  cosecha  de  trigo  y  d&" 
más  semillas  en  los  años  próximo,  pasado,  antecedente  y 
este  corriendo  la  misma  fortuna  la  del  vino,  que  solía  ser 
crecidísima  en  Rosellón;  y  aun  más  imposibilitada  para 
adelante,  con  el  devasto  y  ruina  de  sus  vii^es.  Añadiendo^ 
se  á  ésta  la  del  aceite  y  frutas,  que  por  su  antojo  los  solda- 
dos no  han  dejado  olivo  ni  frutal  en  pie. 

'  »De  que  ha  de  seguirse  por  necesaria  y  precisa  conse- 
cuencia, haber  de  quedat  la  fidelísima  villa  de  Perpiñán 
despoblada  y  yerma,  desamparándola  sus  vecinos  y  natu- 
raleSy  como  han  hecho  y  hacen  de  la  mejor  manera,  cau* 


1 


324  VÍCTOR  BALAGÜER 

tela  y  secreto  que  pueden,  por  no  vivir  con  continuos  sus- 
tos, sobresaltos  y  desesperación,  viéndose  de  peor  condi- 
ción que  esclavos  y  con  mancha  y  nota  en  su  fidelidad, 
siendo  la  presea  que  más  estiman  y  que  ha  puesto  admira- 
ción al  mundo. 

» Y  por  no  morir  á  manos  del  hambre,  soldados  y  minis- 
tros de  guerra  de  V.  M.  siendo  sin  razón  y  contra  todo  de- 
recho. Porque  consta  y  es  notorio  á  todo  el  pueblo,  que 
D.  Juan  de  Garay  en  una  junta  que  se  tuvo  en  casa  del  go- 
bernador de  los  condados,  asistiendo  á  ella  los  obispos  de 
Elna  y  Urgel, cabos  del  ejército  y  otros  ministros  de  V.  M.  á 
más  de  las  referidas  amenazas,  la  hizo  de  degollar  los  ve- 
cinos de  Perpiñán.  Y  que  en  otra  que  el  mismo  D.  Juan 
Garay  tuvo  en  su  casa  con  los  cabos  del  ejército  y  otras 
personas,  proponiendo  lo  que  se  habia  de  hacer  de  los  ve- 
cinos y  naturales  de  la  villa,  en  caso  de  que  el  enemigo  la 
sitiase,  estuvo  muy  á  pique  de  resolverse,  que  se  degolla- 
sen todos. 

» Y  por  último  cumplimiento  y  mayor  evidencia  de  esto 
que  se  va  ponderando  y  de  las  ruinas,  estragos,  incendios 
y  perdición  de  todo  el  condado,  es  muy  digno  de  la  aten- 
ción de  V.  M.  el  mandar  advertir,  que  habiendo  represen- 
tado y  amonestado  D.  Juan  de  Garay  á  los  obispos  de  El- 
na y  Urgel,  gobernador  de  los  condados,  sus  oidores  y  cón- 
sules de  la  fidelísima  villa,  diciendo  que  convenía  al  servi- 
cio de  V.  M.  que  éstos  con  la  bandera  de  la  mano  armada 
y  aquéllos  también  personalmente,  saliesen  todos  acompa- 
ñándole con  el  ejército,  se  ejecutó  á  los  23  de  Setiembre 
próximo  pasado  de  640  siguiendo  su  bandera  muchísimo 
número  de  perpiñaneses  de  todos  estados. 

iMarchóse  así  para  la  villa  de  Illa,  que  sitió  el  siguien- 
te, batiéndola  con  muchísimos  tiros  de  artillería  y  bombas. 
Retiróse  el  ejército  aquella  noche  á  la  villa  de  San  Feliu 
de  abajo,  distante  una  legua,  en  donde  los  soldados  quema- 
ron algunas  casas  y  saquearon  otras.  Y  en  el  lugar  de  San 
Feliu  de  arriba,  robaron  la  iglesia  y  muchas  casas,  que- 
mando otras.  En  el  de  Pontellá^  robaron  también  la  iglesia 
y  mataron  al  justicia  que  llaman  bayle. 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACtOHBS  AL  LIB.  X.       '■ 

•Fué  el  mismo  día  un  trozo  do  ejército  al  lugar  de 
nellá  de  la  Ribera,  para  entrar  su  fuerte,  de  que  h: 
hecho  guarida  los  vecinos:  quedando  á  los  soldados  C 
dad  de  pan  y  vino,  desistieron  su  empresa.  Pero  volví 
á  ella  el  otro  día  mucho  mayor  número,  y  habiendo  [ 
do  fuego  á  las  puertas  y  puente  levadizo  del  fuerte,  n 
sistiéndose  los  vecinos  por  servir  á  V,  M,  pidieron  le; 
vasen  las  vidas  y  su  iglesia.  Prometiéronlo,  no  lo  { 
daron. 

■Porque  oyéndose  voces  y  alaridos,  á  la  iglesia,  á  la 
sia  que  acá  no  Iiay  nada;  subiendo  de  tropel  á  ella,  qu 
tá  en  el  fuerte  (no  obstante  aquel  pan  sagrado,  que  si 
admiración,  insaciable  anhelo  y  eterna  hartura  de  los 
gales;  transubstanciadas  las  especies  en  Cristo  sacrai 
tado,  se  les  ofreció  á  la  vista  y  ver  al  pueblo  postrado 
su  divino  acatamiento,  haciendo  aumento  al  adorno  ¿ 
muchas  luces,  el  ardor  de  sus  corazones  y  avivando 
un  tiempo,  romperse  las  entrañas  de  dolor  y  sentimii 
sacrilegamente  y  con  desacato  indecible,  robaron  platí 
liquias,  ornamentos  y  todo  lo  que  los  vecinos  habían  i 
gido  allí,  dejando  á  éstos  con  poco  más  de  lo  que  nos 
cede  la  naturaleza  al  primer  paso  de  la  entrada  en 
mundo,  y  á  aquélla  sin  nada. 

»Y  pasando  yrepasando  en  la  presencia  del  Santísim' 
biertas  las  cabezas,  quisieron  acuchillar  al  bayle,  po 
no  les  daba  dineros,  siendo  lo  que  el  triste  carecía;  y  le 
cutaron  en  otro  hombre,  abriéndole  la  cabeza.  Y  al  ar 
no  cura  (no  vahéndole  el  haberse  escondido  en  el  coro 
escapar  de  su  rapante  rabia)  maltratándole  fíerament 
palabras  y  obras,  le  cogieron  de  los  genitales  y  garg 
de  manera  que  aunque  no  rindió  luego  el  alma  allí  pi 
fuerza  de  los  tormentos,  duróle  muy  poco  en  el  cuerpí 

»No  contentos,  señor,  los  soldados  de  V,  M.  catóhca 
lo  que  acababan  de  perpetrar  en  esta  iglesia,  incendií 
le  pegaron  fuego,  quemando  en  ella  al  Santísimo  Sa 
mentó,  que  esiaba  patente  para  consuelo  de  aquellos  ñ 
Siendo  así,  que  seguido  el  incendio,  se  halló  sólo  la  cu 
día  rompida  y  no  la  forma.  Bien  que  la  dé  la  reserv 


326     .      ,  vfCTOR   1 

pudo  sacar,  entrando  por  un  agujero  qui 
de  la  iglesia  frente  del  altar  mayor,  per 
y  tostadas  las  fortnas. 

«Día  de  San  Miguel  del  dicho  mes  de 
el  ejército  á  sitiar  la  villa  de  Illa  con  ma 
gruesa  artillería,  batiéndola  tan  contin' 
un  tiro  no  aguardaba  al  otro.  Y  volvien( 
antes  y  después  prosiguiendo  el  robar  y 
sacrilega  milicia,  le  ejecutó  en  las  de  lo 
lia,  de  San  Juan  Lacellá,  Villamulaza, 
nohes  despojándolas  de  los  vasos  sagrat 
namentos  dedicados  al  culto  divino;  ye 
los  pobres  moradores  habían  ido  recogii 

>Y  pareciéndoles  que  la  pila  del  agua 
cha  iglesia  de  BruUá  podía  servir  á  su  ne 
jando  de  ella  el  agua  sagrada,  lo  que  er 
la  regeneración  á  la  gracia,  llegó  á  hace 
nimiento  de  culpas,  guisando  en  ella  la 

»No  paró  aquí,  señor,  el  abismo  de  : 
militar,  pues  no  haciendo  pausa  en  sus  i 
los  lugares  de  Pontallá,  de  Trullas,  de  ^ 
te,  de  Bañuls  Celfaspres  y  parte  de  los 
nohes  y  San  Feliu  de  arriba  y  Cornelia 
que  resulta  quedar  los  naturales  y  morí 
habitación  y  obligados  á  buscarla  en  ot 
bilitados  de  poder  labrar  las  tierras,  ha 
dos,  ni  aparejos  para  ellos  y  aun  todo  ( 
no  ha  podido  librarse  villa,  ni  lugar  (ce 
del  despejo  de  tales  ganados,  y  robo  -de 
millas,  queriendo  algunos  porfiar  el  arr 
últimamente,  quedar  sin  haciendas,  ni  i 

»Y  libando  aun  á  más  el  deservidc 
obrar,  es,  haberle  quitado  á  la  ñdelísim 
el  sustento,  los  agresores,  siendo  precie 
ella  más  de  3.000  cargas  de  trigo,  que  e 
y  malograron  en  dichos  lugares,  y  lo  qi 
demás,  y  villas  comarcanas,  en  ejecuci 
dado  publicar  por  el  gobernador  de  los 


IST,  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.       327 

cabildo  de  la  santa  iglesia  de  Elna,  recibía  en  cada 
al  pie  de  i.ooo  ducados  de  renta  de  los  susodichos 
i  de  Pontellá,  Trullas,  Nils,  Bañuls,  y  Villalonga  del 
y  con  su  incendio  lo  tiene  perdido  todo, 
lendo  notorio  que  la  universidad  de  la  villa  de  Tuhir, 
inos,  y  naturales,  nunca  han  faltado  á  la  ñdelídad, 
y  servicio  de  V.  M.  en  todas  las  ocasiones,  que  se 
ecido,  publicando  á  boca  llena,  querer  siempre  es- 
norir  en  este  propósito;  comprobándole  en  admitir 
tradicción,  y  de  muy  buena  gana,  en  otros  tiempos 
presente,  toda  la  gente  de  guerra  que  se  ]e  ha  man- 
lújar.  Y  con  tener  hoy  el  tercio  entero  del  marqués 
.selencia  también  alojado.  Sin  embargo  D,  Juan  de 
ha  dado  orden  por  dos  veces  al  dicho  marqués,  abra- 
ta  villa.  Y  según  se  entiende,  ya  lo  está,  y  reducida 
zas,  la  que  merecía  ser  fénix  inmortal, 
manera,  que  parece  tenerse  puesto  la  mira  en  dejar 
todo  aquel  condado.  Conñrmándolo,  á  más  de  los 
hos  incendios,  lo  que  pasa  en  la  ciudad  de  Elna. 
indo  una  de  las  plazas  convenientes  al  condado  de 
in,  y  necesitando  por  marítima  de  mucha  población, 
:  para  su  guarda,  se  halla  hoy  casi  del  todo  desmán- 
y  sin  casas  donde  pueda  con  mediana  comodidad 
se.  Porque  los  soldados  de  los  tercios,  que  han  es- 
están allí  alojados,  las  han  ido  derribando,  y  que- 
ias  vigas,  y  maderas,  no  sólo  de  las  do  los  secula- 
o  también  de  los  eclesiásticos,  en  deservicio  notable 
1.  y  de  la  divina,  recayendo  en  evidente,  y  grande 
perjuicio  de  su  obispo,  canónigos,  y  clerecía,  que  se 
pobrísimos,  por  tener  la  mayor  parte  de  sus  rentas 
imentos  en  el  término  de  esta  ciudad. 
Lgando,  señor,  el  amor  natural  á  ima  pobre  mujer 
1,  de  conocida  virtud,  y  buen  ejemplo,  salir  de  la 
Millas  del  mismo  condado,  para  dar  una  camisa  á 
suyo,  los  soldados  que  hay  alojados  alH,  sin  más 
,  ni  culpa,  capturándola  con  inhumanidad  feísima, 
ron  sus  vestiduras  alrededor  de  la  cintura  quedan- 
Ua  abajo  en  carnes  vivas.  Si  viva  pudo  quedar  ho- 


328  VÍCTOR  BALAGUER 

nesüdad  tan  mal  tratada;  añadiendo  á 
de  una  navaja,  para  que  le  faltase  aun  J 
ma  naturaleza.  Y  reducida  la  triste  mu 
espectáculo,  pasando  su  fiereza  más  adt 
dejarla  puesta  ad  en  la  argolla  del  R 
plaza  de  más  concurso  de  aquella  villa 
ron  algunas  horas,  baldonándola,  y  afi 
partes  bajas,  con  lodo,  y  otias  inmuí 
sin  duda  porque  acabarán  con  la  inocei 
persiguen.  Y  fuera  asi  á  falta  la  piedf 
que  con  ruegos,  y  sumisiones  alcanzó  < 
casen  de  tal  martirio. 

•De  este  género  de  atrocidades  tocaí 
no  se  hace  advertidamente  más  mencií 
violación  de  vírgenes.  Porque  siendo  e 
de  ordinario  se  arroja  al  deserJrenado 
biéndose  prevenido  innumerables,  con 
cendios  de  tantos  lugares,  como  queda 
notoria  consecuencia  cuanto  en  esta  pa 
derar.  Y  para  que  también  no  se  entii 
que  haya  racionales,  que  en  el  modo  d 
que  negando  su  hechura,  en  la  fiereza 
la  misma  naturaleza.  ■ 

•Estas  vejaciones  tan  lamentables, 
ruinas,  desolamientos,  incendios,  sacc 
profanamiento  de  templos,  sacrilegios, 
(tremibile  dictu)  del  Santísimo  Sacram 
rabie  y  penosísima  esclavitud  tienen  i 
boqueada,  y  aliento  vital  el  condado  3 
que  siempre  invicta,  por  el  valor  de  su 
nos  É  obedientísima  á  su  rey:  á  poder  de 
des  y  extraordinarios,  cuanto  continuo: 
do  el  glorioso  renombre  y  blasón  de  fie 

•Y  cuando,  señor,  están  tan  recientes  los  que  hizo  ha- 
llándose dentro  el  condado  el  ejército  francés.  Pues  mar- 
chando para  Canet  y  acercándose  mucho  á  Perpiñán  en  i6 
de  Julio  de  639,  salieron  1.500  perpiñaneses  asistentes  al 
conde  de  Santa  Coloma,  virrey  y  capitán  general  del  Piíd- 


r 


HISr.  DE  CaTALUSa.  —  ACLARACIONES  AL  LIB.  X,       329 

cipado  de  Cataluña,  con  los  soldados  de  V.  M.  y  hecho  d 
todos  (en  menos  de  media  hora]  un  numerosísimo  escua 
drfin  los  naturales  y  provinciales;  deseando  perder  las  vi 
das  en  servicio  de  V.  M.  clamaron  instantisim amenté  s 
acometiese  al  enemigo;  prometiéndose  aquella  victoria  d 
quien  nunca  les  ha  faltado,  siendo  muchas  y  memorable 
las  conseguidas. 

»Y  por  faltar  orden  y  ejecución  á  su  osadía,  se  ocasión 
la  toma  de  Canet,  villa  muy  populosa  y  rica  y  la  de  la  pls 
za  de  Salsas,  que  se  tiene  por  sin  duda,  el  que  no  hubier 
entrado  en  su  poder,  y  que  fuera  facilísimo  el  recobro  d 
las  demás,  que  ya  lo  estaban.  Con  que  libraran  las  vida 
más  de  i.Soo  personas  que  costó  Salsas,  por  el  achaque  iu 
curable,  contagioso  y  desahuciado  que  ocasionaron  al  ejéi 
cito  la  inclemencia  de  los  temporales  y  más  rigurosa 'esta 
ción  del  año;  sin  las  expensas  escesivísimas  y  pérdida  d 
haciendas  que  es  notorio;  recayendo  la  mayor  y  más  grav 
parte  destas  en  la  ñdelísima  villa,  con  el  apresto  y  provi 
sión  abundante  de  medicinas,  médicos,  sustento  y  regalo 
para  los  dolientes  y  por  el  crecidísimo  número  de  sus  ve 
cinos  á  que  no  perdonó  la  muerte. 

iSobre  estas  finezas,  señor,  y  facción  mal  lograda,  1 
misma  villa  de  Perpiñán  envió  al  ejército  de  V.  M.  un  tei 
cío  de  300  hombres  pagados  á  su  costa:  cuyas  banderas  s 
vieron  enarboladas  las  primeras  por  V.  M.  en  las  trinche 
ras  y  fortines  del  enemigo,  asaltándolas  y  ganando  para  e 
recobro  de  Salsas;  en  que  murieron  muchísimos.  Y  á  1 
imitación  de  su  valor,  unidos  con  los  demás  catalanes  s 
ejercitaron  las  otras  naciones, 

»y  demás  de  este  tercio,  fué  la  nobleza  y  gente  hacen 
dada  y  perpíñanesa,  sustentándose  así  con  criados  y  cama 
radas;  y  asistiendo  al  cerco  hasta  rendida  la  plaza. 

1  En  el  espacio  de  tres  meses  y  medio  que  estuvo  el  ejér 
cito  de  V.  M.  sobre  Salsas  le  remitió  también  la  fidelísimi 
villa  mucho  número  de  palas,  azadones  y  otros  instrumen 
tos  para  abarracar  los  soldados  la  paja  que  tenían  recogí' 
da  y  muchos  víveres,  cumpliendo  con  puntualidad  y  gusti 
todos  los  mandatos  de  su  capitán  general  y  los  pocos  ved- 


330  VÍCTOR   BALAI 

nos  y  moradores  que  le  quedare 
guardia  y  centinela  de  las  mura 
nuándolo  hasta  i6  de  junio. 

•Y  andando  en  los  conciertos 
teniéndose  el  socorro  del  enemigí 
su  cónsul  en  cap  al  ejército  con  : 
chos  300,  sin  muchas  otras  pers 
nándole  á  su  costa  y  se  detuvier 
gada  la  plaza. 

•  Y  cuantos  vivanderos  tenía  mí 
bastimentos  al  ejército,  á  los  car 
oficiales,  que  trabajasen  en  lo  ne( 
sin  faltar  ninguno  en  el  tiempo  c 
abarracar  los  soldados  permitió  1 
var  a]ií  toda  la  madera  que  se  h 
tableros  de  las  tiendas. 

•  Y  no  embargante  esto,  los  sol 
efecto  y  para  quemar,  quitaron 
chos,  puertas  y  ventanas  de  los 
Salsas,  dejándolos  inhabitables, 
V.  M.  por  ser  las  centinelas  que 
piñán  intentando  el  enemigo  su  i: 

»E1  celo  y  prevención  de  que 
en  el  cerco  de  Salsas  sin  disminu 
la  fidelísima  villa  á  que  olvidánd 
tenía  del  poco  trigo  que  se  había 
sustento,  sirviese  como  sirvió  C( 
comiesen  los  soldados,  mientras ' 
aguardaba.  Y  á  no  hacerse  así,  e: 
retirase  el  ejército. 

•Y  para  que  no  faltase  en  nad 
fidelísima  viUa  y  tuviese  con  que 
misiones  de  gente,  que  queda  refí 
pro  armas  y  municiones  bélicas, 
tomó  á  censo  1.900  ducados  de  á 
habiéndole  representado  D.  Juan 
al  servicio  de  V.  Ul.  que  le  prestt 
dados  40.000  reales,  hallándose  s 


CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.   33I 

esto  porque  quedase  remediada  esta  necesi- 

iervido, 

¡ración  de  todo  lo'cual,  la  fidelísima  villa  do 
su  síndico  Luis  Ros  y  de  Requesens  suplica 
1  á  V.  M.  le  haga  merced  en  mandar,  que  lue- 
\n  á  sus  dueños  todas  las  armas,  así  de  par- 
siásticos  y  seculares,  como  las  suyas  propias, 
rdas  que  D.  Juan  de  Garay  y  los  cabos  del 
ron  subir  al  castillo  el  día  i6  de  Junio  y  si- 
quedespués  cogieron  de  las  casas  del  obispo 
sular  mediante  el  edicto  referido, 
ten  asimismo  los  cuerpos  de  guardia  que  se 
ienen  hoy  en  las  plazas  de  la  Lonja,  Galli- 
.  y  de  los  demás  puestos  comunes.  Y  porcon- 
no  se  permita  en  adelante  se  alojen  soldados 
acuartelen,  mandando  que  los  que  hoy  lo  es- 
ú  castillo,  que  es  capaz  de  receptar  más  de 
S.  Y  en  caso  que  lo  sea  necesario  y  forzoso 
uartelar  soldados  en  la  villa,  sea,  mandando 
"de  en  todo  y  por  todo  la  forma  de  la  senten- 
esto  está  ejecutoriada.  Y  que  se  quiten  las 
.  Juan  de  Garay  tiene  erigido  en  la  plaza 
y  territorio  propio  de  la  jurisdicción  del  bay- 
1:  que  con  esto,  y  la  que  espera  de  V.  M.  con- 
que le  suplica  por  otro  memorial  aparte,  á 
recibirá  particular  de  su  Real  grandeza,  será 
illa  y  reducirla  en  breve  á  su  primer  estado 
lio,  en  cuya  virtud  (sanando  aquellos  Éeles 
utas  dolencias  por  mano  de  V.  M.  su  padre, 
.tura!)  se  conseguirá  sin  duda  aqueste  prove- 
I  glorioso  fin,  á  fin  sólo  de  su  mayor  Real 


332  VÍCTOR  BALAGUER 


m  (Cap.  XXIV). 

PACTOS  Y  CONDICIONES   CON   QUE  CATALUÑA 
RECONOCIÓ    POR    CONDE    DB    BARCELONA    AL    REY   IX 

FRANCIA  LUIS  XIII. 

(Del  archivo  maidcipal  de  Barcelona.) 

€  Los  pactes  y  conditions  ab  que  los  bragas  generáis  del  Principat 
de  Catalunya^  tinguts  á  23  de  janer  prop  passat  posaren  lo 
Principa t y  Cotnptatdel  Rossellóy  Cerdanya,  ala  obediencia 
del  Cristiamssim  rey  de  Frarn^a^  los  quals  se  han  de  posar  en 
lo  jurament  que  sa  Magestat  y  sos  successors  han  de  prestar 
en  lo  principi  de  son  gobem, 

»i.  Que  sa  Magestat  observará,  y  fará  observar  los 
usatges,  constitutions ,  capitols  y  actes  de  cort,  y  tot 
altre  dret  municipal,  concordias,  pragmáticas  y  altas  dis- 
positions,  ques  troban  en  lo  volum  de  las  constitutions  in- 
sertadas, prometent,  y  jurant,  que  no  fará,  ni  fer  perme- 
trá,  altras  pragmáticas,  ni  observar  algunas  de  las  fetas, 
que  no  estiga  en  dit  volum,  ni  ab  motiu  de  qualsevol  ne- 
cessitat,  ni  per  qualsevol  causa  y  rahó  per  urgent  que  sia, 
sino  fos  ab  consentiment  deis  bra9os  y  corts  generáis,  y 
axí  mateix  observará  los  privüegis,  usos,  estils,  consne- 
tuts,  Ilibertats,  honors,  preheminencias  y  prerrogativas; 
tant  de  las  esglesias,  estament  eclesiástich,  militar  y  real,  y 
personas  particulars  de  aquells,  com  de  la  ciutat  de  Bar- 
celona, y  altras  ciutats,  vilas,  y  llochs,  y  de  las  personas 
particulars  de  aquesta  provincia. 

>2.  Que  los  archebispats,  bisbats,  abadiats,  dignitats  y 
los  demes  bene£cis  eclesiástichs,  tant  seculars,  com  regu- 
lars,  y  las  pensions  eclesiásticas,  solament  presentará  sa 
Magestat  á  catalans. 

*3-  Qu^  ^o  tribunal  de  la  Santa  Inquisitió  reste  en  Ca- 
talunya ab  poder  de  coneixer  de  las  causas  que  pertanyen 
á  la  fé  tan  solament,  sens  empero  poder  tráurer  las  causas, 


t  CATALüSA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.   333 

le  Catalunya,  y  que  los  inquisidors,  y  sos  afi- 
alans,  y  que  dit  tribunal  sia  directament  sub- 
igregatió  de  k  Santa  Inquisitió  de  la  cort  ro- 
5,  que  en  Franca  hi  baja  inquisidor  general, 
3niiat,  que  en  tal  cas  se  provehirá  lo  que  se 

se  observará  en  Catalunya  lo  sagrat  concili 
tot  y  per  tot,  confoime  fíns  vuy  se  ha  ob- 

o  senyor  rey  promet,  ab  jur&ment,  tan  per  ^, 
successors,  no  pretendrá,  demanará,  exigirá, 
igir  en  ningún  temps  de  la  ciutat  de  Barcclo- 
demes  ciutats,  vilas  y  llochs,  ni  universitats 
:,  y  comptats  del  Rosselló,  y  Cerdanya,  qual- 
quellas  sian,  reals  ó  de  baró,  quinta  ó  altra 
sevot  nom  se  anomene,  deis  vectigals  y  impo- 
abre  lo  pa,  vi,  cams  y  altras  cosas,  y  merca- 
m,  y  han  acostuniat,  ñns  lo  día  present,  y  per 
rán  ditas  ciutats  de  Barcelona:  y  demes  uni- 
ré sí,  y  també  sobre  qualsevols  forastera,  per 
lecessitats  de  ditas  universitats  que  son  esta- 
ladas  á  pagar  lo  quint,  ni  de  aquellas  que  per 
an  promes,  ni  de  aquellas  que  habían  obtin- 
ab  reservatió  de  quint,  y  generalment  de  to- 
rsitats,  de  qualsevol  manera  que  pugan  pre- 
i»ban  obligadas  i  pagar  quint.  É  axí  mateix 
nará  ni  pretendrá  en  manera  alguna  cobrar 
universitats,  y  altres  qualsevols,  lo  que  per 
«dtions  hablan  fins  assi  exigit,  sens  prívilegi; 
an  estadas  condemnadas,  6  altrament  bajan 
n  concertadas  en  haberho  de  restituir,  y  pagar 

manera  que  sia,  sino  de  voluntat  deis  habi- 
ellas.  Consentint  ara  per  las  horas,  que  ab 
real,  en  virtut  de  aquest  pacte  tenint  f or^  de 
>etuo,  pugan  ditas  universitats  dits  vect^als, 
í  posar  y  exigir  á  sas  voluntats,  y  los  posats 

aumentar  y  disminuir,  de  la  manera  quels 
^oot  las  necessitats  de  las  inateixas  universi- 


334  VÍCTOR  BILAGUI 

tats,  y  tot  lo  que  procehirá  de  dits  vectigals,  y  impositions, 
pugan  y  los  sia  licit  y  peimes  á  ditas  universitats  en  prc^ 
y  comuna  usos  de  ditas  universitats  conTcrtir,  y  gastar  do 
la  manera  que  ses  acostumat  integrament,  y  sens  dismi- 
nutió  alguna,  y  també  que  no  exigirá  la  quinta  ó  altra  pert 
de  aquellas  que  se  solían  imposar  y  exigir  per  prívil^ 
reals,  consuetut,  óaltramentperlosmagistratsdelaLlotji 
demar  de  Barcelona,  Ferpinyá,  y  altres  magistrats,  ba- 
rcos y  personas  particulars,  coUegis  y  confrarías,  prome- 
tent  ab  lo  mateix  jurament,  que  ni  sa  Magestat,  ni  sos  soc- 
cessors,  acerca  del  demunt  dit,  farán  demanda  á  ditas' 
universitats,  ni  molestia  alguna  ni  ab  pretext  de  coneiier 
si  ditas  universitats,  magistrats,  barons,  ó  personas  parti- 
culars, collegis  ó  confrarías,  ditas  impositions  converteixCQ 
en  sos  usos,  ni  ab  pretext  de  que  de  ditas  impositioDS  do- 
nen compte  y  rahó  á  sos  ministres  reab  car  tot  a^o  prohi- 
beix  en  virtut  de  est  pacte,  sino  fos  que  en  lo  sobredit  se 
cometes  frau,  ó  dol  en  la  exactió  y  administratió,  que  en  dit 
cas  per  rahó  del  delícte  se  reserva  sa  Magestat  lo  dret  de 
castigar  mediant  justicia  los  delinquents,  entenent  y  de— 
clarant  que  per^o  no  enten  prohibir,  ni  llevar  ais  barons  y 
qualaevols  altres  lo  dret  que  competirá  de  justicia  de  de- 
manar  semblant  compte  y  rahó,  devant  jutge  competeat, 
en  tot  cas  que  menester  sia,  declarant  també  que  la  facnl- 
tat  dona  en  aquest  article,  no  faga  perjudici  á  la  forma 
acostiunada  en  lo  Principat  de  Catalunya  y  comtats  de 
Rosselló  y  Cerdanya,  en  quant  á  las  impositions  generala 
gues  son  acostumadas  imposar,  necessaiias  á  la  conservatió 
y  altres  necessitats  de  la  provincia. 

■  6.  Que  sa  Magestat  promet  conservarla prehemineo- 
cía  6  prerrogativa  ais  consellers  de  la  ciutat  de  Barcelona 
de  cubrirse  devant  sa  Magestat,  y  qualsevols  persoms 
reals,  com  han  acostumat,  y  en  quant  sia  necessaride  oou 
los  concedeix  la  dita  prerrogativa,  sense  abus.  £  axi  ma- 
tetx  promet  també  y  jura  que  tindrá  y  conservará  á  la  ma- 
teixa  ciutat  de  Barcelona  la  prqrr<^ativa  que  té,  y  hai 
setnpre  tingut  sos  consellers  en  temps  de  altres  reys  át 
anar  per  Catalunya,  y  altras  térras  suas,  y  en  sa  cort  real, 


CATALUNA.- 

:as  insignias  consulárs,  y  ab  sos  veguers  y 
LS  usan,  y  han  acostumat  usar  en  la  dita  ciu- 
,en  també  do  aquellas  en  la  cort,  y  térras  de 

ire,  observe,  y  fa^a  observa  sa  Magestat  los 
:es  de  cort,  privilegis,  usos  y  estils  de  la  Ge- 
atalunya,  y  casa  de  la  deputatio  ab  tata  la 
U  y  criminal,  en  las  cosas  de  que  han  acos- 
n,  y  que  si  dubte  algú  se  suscitará  acerca  di- 
per  ques  negué  la  cualitat  de  Generalitat,  Ó 
lue  la  coneixen^a  al  consistori  deis  deputats. 
)s  oñcis  deis  capitans  del  castells,  alcayts,  6 
ie  fortalesas  del  Principat  de  Catalunya,  y 
Lossellú  y  Cerdanya,  y  tots  los  oficis  de  justi- 
catalans    que  verament  ho  serán,  y  no  á 

a  Magestat  jurará  y  prometrá,  que  lo  Princi- 
lya  y  comptats  de  Rosselló,  y  Cerdanya,  se- 
^bemats  por  un  virey  y  llochtinent  general  de 
que  elegirá,  y  anomenará  deis  seus  regnes, 
nos  ab  tots  los  poders  ordinaiis  y  acostu- 
le  la  minuta  del  prívUegi  que  donará  á  part, 
constitutions  de  Catalunya,  y  altres  drets 

losalotjaments  deis  soldats  en  Catalunya  y 
íosselló  y  Cerdanya  qualsevols  que  sian,  en- 
auxiliars,  se  fafan  per  los  cónsols,  ó  jurats 
dtats  de.  la  manera  que  disposan  las  generáis 
de  Catalunya,  y  que  los  particulars  no  sian 
)uga  exigir  dells,  ni  de  las  imiversitats  per 
soldats,  tant  de  caball,  com  de  peu  y  altra 
s  de  guerra,  sino  sal,  vinagre,  foch.  Hit,  ser- 
i  cual  haj  a  de  donar  lo  patrÓ  quen  tindrá  per 
e  serán  allotjats  en  sa  casa  tant  solament,  y 
1  otra  cosa  tingan  obligatió  de  pagarho,  y  si 
>  voldrán  pagarho,  y  usarán  per  a^o  alguna 
fará  castigar  ab  rigor,  y  manará  sa  Magestat, 
ments  se  fa9an  ab  tota  suavitat,  y  ab  lo  man- 


33^  VÍCTOR  BALAGUBR 

co  dany  de  la  provincia,  y  particulars  de  ella,  no  carre- 
gant  ais  Uochs  excessiu  número  de  soldats  hagut  respecte 
al  número  deis  habitants,  y  altrament,  y  que  ablopresent 
capitol  nos  fa9a  perjudici  á  la  cíutat  de  Barcelona,  y  á  son 
territorí,  y  ciutadans  de  ella,  ni  á  las  demes  ciutats  ni  uni- 
versitats  y  personas  que  per  privilegi,  consuetut,  ó  altra- 
ment no  tienen  obligatió  de  alotjar. 

»i  I  •  Que  las  ciutats  de  Tortosa,  y  Tarragona,  y  demés 
vilas  y  llochs  del  present  Pñncipat,  y  comptat^  que  io 
enemich  te  ocupats  de  volunta!  de  sos  habitaots,  gosaián 
del  benefici  de  las  constitutions,  y  de  tots  los  privil^;is, 
exemptions,  y  Ilibertats  del  Príncipat  de  Catalunya,  y  sos 
comptats,  com  á  part  de  aquells,  y  en  quant  ais  privüegis 
particulars  de  ditas  universitats  gosarán  de  aquells,  segóos 
se  aportarán  ellas,  y  sos  ciutadans,  y  habitants  envers  sa 
Magestat,  y  la  provincia,  conforme  se  tractará  en  las  ca- 
pitulations  particulars,  quant  se  reduhirán  á  la  obediencia 
de  sa  Magestat,  no  entenent  ser  compressos  ab  lo  capitol 
la  vila  de  Perpinyá,  Coplliure  y  Rosas,  y  altras  vilas  y 
llochs,  que  ab  violencia,  y  armas  son  estadas  oppresas  del 
exércit  enemich;  ans  bé  aquellas  non  manquen  de  present 
ab  confirmatió  de  tots  sos  privüegis,  usos,  y  costums,  axí 
com  restan  las  demes  ciutats,  vilas  y  llochs  de  la  provin- 
cia, sino  es  que  per  avant  sian  infíels  á  sa  Magestat,  y  furo- 
vincia,  y  en  respecte  de  las  jurisdictions  y  rendas  de  la 
esglesia  metropolitana  de  Tarragona,  y  altras  esglesias  y 
jurisdictions  deis  barons  eclesiástichs,  restarán  de  la  ma- 
teixa  manera  que  abans,  y  també  las  deis  barons  láichs, 
que  no  son  ni  serán  inñels  á  sa  Magestat,  y  á  la  patria. 

ii2.  Que  sa  Magestat  á  cautela  que  danyar  no  sol  y  en 
cuant  menester  sia  confirmará,  Uoaiá,  y  aprovará  la  man- 
lleuta  que  té  feta  lo  General  de  Catalunya  y  per  ell  los 
deputats,  y  per  avant  farán>  per  obs  de  la  present  guerra 
de  molts  censáis  mors  que  han  manllevat  y  manllevarán 
ñns  á  la  quantitat  de  trescentas  miUa  Iliuzas  barcelonesas, 
segons  la  delliberació  deis  bra90S,  tinguts  á  15,  22,  y  2Í 
de  Octubre  de  1640:  y  la  impositió  deis  nous  drets  á  ]é 
ciutat  de  Barcelona  consignada,  y  la  tatxa  feta,  y  las  d^ 


CATALUSa. ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      337 

is  fetas  per  dits  deputats  en  favor  de  la  ciu- 
las  pensions  de  dits  censáis,  y  en  toí  cas  la 
havérsels  encarregat  dita  ciutat,  los  cuals 
1  continuar  y  la  tatxa  feta  cobrar,  fins  que 
Bn  Uuits,  y  quitáis,  y  la  dita  cíutat  reste  im- 
ada de  aquella  y  també  deis  empréstichs,  y 
afirmará  totas  las  malleutas,  y  tatxas  fetas 
'sitats  de  Catalunya,  per  la  guerra  corrent, 
luestas  cosas  teñen  tráete  sucessiu  no  si  fes 
isdevenidor. 

sa  Magestat  promet  que  no  separará  de  la 
I  Fran^  lo  Príncipiat  de  Catalunya,  y  comp- 
16  y  Cerdanya,  en  tot  ni  en  par  per  ninguna 
&  que  dir  ni  escogitar  se  puga,  ans  resten 
i  dita  corona  real,  axí  que  lo  que  será  rey  de 
de  Franca,  sia  sempre  compte  de  Barcelona, 
rdanya, 
:  quant  lo  efecte  de  las  lleys,  consisteix  en  la 

aquellas,  prometerá  y  jurará  particularment 
ue  observará  y  fará  observar  totas  las  cons- 
spositions  municipals  que  parlan  de  observar 
r  principalment  la  constitutió  onsena,  que  co- 
utdña,  de  aquell  títol.  Entes  y  declarat,  y  en 
ir  sia  ajustat  per  pacte  y  conventió  fets  entre 
r  la  provincia,  que  si  algú  pretendía  contra- 
persona  pública,  com  es  lo  síndich  del  Gene- 
licli  interés,  ara  sia  persona  privada  per  lo 
ga  suplicar  y  requerir  al  oficial  ab  interven- 
í  major  de  la  diputatió  dintre  la  ciutat  de 
ont  residirá,  y  ba  de  residir  lo  real  consell 
sino  en  cas  de  pesta),  y  fora  de  dita  ciutat 

del  scríbá  de  la  depulatió  local,  y  ahont  no 
otari  de  la  ciutat  ó  villa  ahont  será  lo  oñdfd 
iber  contrafet,  de  qualsevol  dignitat,  ó  pre— 
a,  com  son  canceller,  regent  la  real  cancelle- 
eus  de  general  gobernador,  doctor  del  real 
e  rational,  batlle  general,  y  sos  lloctinents, 
re  qualsevol,  sen£  altra  babílitatió  de  la  es- 


^ 


338  VÍCTOR  BALAGUEB 

criptura  que  se  ha  de  presentar,  que  la  ques  faiá  per  lo 
mateix  escriba  major,  y  altres  no  taris,  ais  cuals  ho  come- 
tem,  perqué  procuren  estiga  decent  com  volen  las  coosü- 
tutíons  y  presentada  aquesta  requesta  córregan  tres  dias 
al  oficial  pera  revocar,  ó  firmar  dubte  inmediatament, 
després  de  dita  presentatió,  y  si  dins  dit  termini  no  fará 
ni  una  cosa  ni  altra,  puga  la  part  interessada,  y  lo  síndich 
del  General,  y  quiscun  de  aquells  firmar  dubte  en  Uoch  del 
oficial,  y  per  aquesta  firma  nos  requeresca  altra  solemni* 
tat,  sino  que  lo  oficial,  ó  la  part,  ó  lo  síndich  del  General 
devant  del  mateix  scribá  major  presente  en  escrits  las  ra- 
hons  perqué  spreté  haberse  contrafet,  ó  no,  respectivament, 
la  cual  firma  se  notifique  á  la  part  querellada,  y  en  son  cas 
á  la  part  querellant  respectivament  ab  íntima  á  ella  feta 
per  lo  scribá  major,  del  cual  dia  correrán  sis  dias,  pera  de* 
duhir  y  allegar  tot  lo  que  las  parts  voldrán  per  sa  justifi- 
catió  devant  del  scribá  major,  sens  altra  solemnitat  que 
entregarli  las  scripturas,  de  las  cuals  ell  fará  lo  proces,  y 
de  las  quals,  ó  del  proces,  donará  comunicatió*en  sa  pre- 
sencia á  las  parts,  ó  á  sos  advocats  si  la  demanarán.  Si 
empero  ló  fet  per  rahó  del  qual  se  preté  la  contrafactióserá 
fet  de  sa  Magestat,  ó  de  son  lloctinent,  ó  capitá  general  se 
envié  embaixada  per  los  deputats,  ab  la  forma  ordinaria  á 
sa  Magestat,  6  á  son  lloctinent  general,  ó  á  aquell  qui  pre- 
sidirá, suplicantlos  en  escrits  fa9an  la  revocatió  y  si  no  la 
farán  dintre  tres  dias  pora  la  part,  6  lo  síndich  del  General 
firmar  dubte,  com  está  dit,  nothificantho  com  está  dit,  á  sa 
Magestat  si  será  present,  ó  al  lloctinent  general,  6  al  por- 
tant  veus  de  general  gobernador,  procehint  vice  regia  ab 
los  doctors  del  real  consell. 

»Lo  modo  de  declarar  aquestas  controversias,  será  ques 
constituirán  tretse  jutges,  part  deis  doctors  del  real  con- 
sell, y  part  deis  insiculats  deis  tres  estaments  en  lo  Uibre 
del  ánima  de  la  casa  de  la  deputatió,  en  que  solament  con- 
correrán los  ques  trobarán  presents  en  la  ciutat  de  Barce- 
lona, de  tal  manera  que  la  primera  vegada  sian  set  del  res 
consell  no  suspectes,  y  per  aquest  efecto  quant  succehin 
lo  cas  de  alguna  contrafactió  ques  haurá  de  declarar,  tin 


raST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      339 

gan  obligatió  los  deputats  enviar  embaixada,  com  dal  está 
dit  á  sa  Magestat,  si  será  present,  cuan  no  á  son  Uoctinent 
general,  y  en  son  cas  al  portant  veus  dé  general  gobernador 
per  donarlos  noticia  del  dubte  que  se  ha  de  declarar,  no- 
menant  las  parts,  y  suplican!,  que  maneu  á  set  doctors  del 
real  consell  mes  antichs,  no  suspectes,  comensant  per  lo 
canceller,  y  regent  la  real  cancellería,  y  en  defecte  deis  jut- 
ges  del  real  consell  per  suspitas,  absencia,  ó  mala  gana  á 
altres  jutges,  ministres  reals,  segons  la  preheminencia  de 
antiquitat,  y  grau,  ó  altras  personas  á  ells  ben  vistas,  per- 
qué tal  dia  y  hora  acuden  á  la  casa  de  la  deputatió,  pera 
declarar  lo  dubte  ab  los  restants  jutges,  notífícantlos  los 
doctors,  los  cuals  serán  estats  recusats  per  las  parts  per 
suspectes,  per  que  oidas  las  parts  lo  real  consell  dins  dos 
días  despres  que  la  relatió  de  la  notiñcatió  será  reduhida 
en  escrits  declaren  ditas  suspitas,  y  sis  declara  que  proce- 
hexen,  ó  no  las  declaran,  se  suplesca  lo  número  deis  demes 
doctors  del  real  consell,  segons  la  antiquitat,  y  si  dins  altres 
dos  dias  naturals  inmediatament  seguents  no  enviarán  los 
dits  set  jutges  no  suspectes,  segons  la  preheminencia  y  an- 
tiquitat, y  si  los  dits  jutges,  ó  alguns  de  ells  no  acudirán 
lo  dia  assenyalat  á  la  casa  de  la  deputatió,  degan  los  de- 
putats y  oidors  fer  extractió  de  las  personas  deis  tres  esta- 
ments  insiculáts  en  casa  de  la  deputatió,  comensant  per  lo 
edesiástich  y  continuant  per  los  demes  de  tantas  personas 
quantas  faltarán  deis  jutges  reals  per  la  declaratió  del  dubte, 
y  juntament  farán  extractió  de  las  personas  deis  mateixos 
estaments  que  han  de  ser  utges  ab  los  jutges  reals,  y  posats 
dins  de  una  urna  los  deputats  y  oidors  de  cada  estament, 
y  despres  de  ser  extrets  serán  votats  per  los  estaments  per 
cscrutini,  trahentne  fins  que  lo  número  será  complet,  en  la 
qual  extractió  porán  ser  presents  las  parts  interessadas,  ó 
sos  procuradors,  y  lo  sindich  del  General,  perqué  pugan 
proposar  suspitas  contra  deis  extrets,  de  las  quals  coneixe- 
rán  encontinent  vcrbalment,  devant  dits  estaments  los  de- 
putats y  oidors,  ab  los  assessors,  y  advocat  fiscal,  de  la  qual 
declaratió  nos  puga  apellar,  ó  recorrer,  y  a9o  se  observará 
la  primera  vegada,  y  en  la  segona  serán  sis  jutges  reals  y 


34^  VÍCTOR   BALAOUER 

set  deis  estaxnents,  y  si  los  que  no  acudirán  serán  deis 
taments,  sien  desinseculats,  y  fets  inhábils  pera  obtenir  ofi- 
cis  de  la  casa  de  la  deputatió. 

»Feta  aquesta  stractió,  y  nominatió,  serán  tots  los  jutges 
tancats  en  una  de  las  salas  de  la  casa  de  deputatió  ab  lo 
scribá  major,  lo  qual  los  U^rá  lo  proces,  de  hon  no  emán 
ñns  que  haurán  declarat  lo  dubte,  oidas  primer  las  parts, 
y  sos  advocat  si  ho  demanaran  y  presparer  deis  assessors, 
y  advocat  ñscal  de  paraula  sil  demanaran;  y  la  declaratíó 
se  fará  per  escrutini,  prestat  primer  per  tots  los  jutges  jn- 
rament,  90  es  per  los  doctors  del  real  conseU,  en  poder  de 
un  de  sos  presidents,  antes  que  arriben  á  casa  la  deputatiói 
de  que  dit  president  fassa  fe  escrits  á  dits  deputats,  y  los 
altres  en  poder  deis  deputats,  6  de  altre  dells,  y  habent  tots 
oída  sentencia  de  excomimicatió  en  casa  la  deputatió,  y  que 
lo  que  será  declarat  se  execute  promptament  per  losdepa- 
tats,  y  oidors,  ais  cuals  ho  cometem,  sens  apellatió,  suplí- 
catió,  dictió  de  nulitat,  recors,  restitutió  inintegrum,  que- 
rela,  6  altre  remey,  per  cualsevol  causa,  de  tal  manera,  que 
los  condemnats  sois  se  entongan  haber  incorregut  en  las 
penas  que  los  jutges  expressament  haurán  declarat,  dero- 
gadas las  demes  penas  de  ditas  constitutions,  en  lo  demes 
empero  restarán  ditas  constitutions,  delaobservan^aensa 
forga  en  quant  se  porán  aplicar.  Entes  y  declarat  que  ditas 
extractions,  y  demes  cosas  en  aquests  capitols  contengudas 
se  fagan  per  las  personas  á  qui  toca  de  franch  y  sens  sala- 
ri,  remuneratió,  ó  satisfactió,  de  treballs,  y  ques  puga  y 
dega  procehir  també  en  dias  feriats* 

» Y  perqué  no  se  impedesca  la  administratió  de  la  justicia 
ordinaria  statuhim,  y  ordenam,  en  virtud  del  mateíx  pacte 
convingut  entre  sa  Magestat,  y  la  provincia,  que  lo  present 
remey  nos  puga  intentar  ni  sen  puga  valer  la  part,  sino  en 
defecto  deis  remeys  ordinaris,  com  disposa  la  dita  consti- 
tutió:  Pocg  valdría,  y  conforme  fins  vuy  se  es  observada. 

»I5.    Lo  Principat  de  Cataltmya,  y  comptats  del  Rose- 
Uó  y  Cerdanya  en  lloch  de  las  convocations  de  somate 
general,  Host,  y  Cavalcada,  y  de  la  ques  feya  en  virtt 
del  usatge,  Princeps  namque;  (las  quals  convocations  p 


ITALURA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.       34I 

1  fcr  QD  ningún  cas),  ser'rá  ab  un  bata] 
fants,  y  cinch  cents  cavalls,  pagats,  armai 
á  gasto  de  la  provincia,  los  quals  haurán 
ateixa  provincia,  oo  fora  della,  senif^e  q 
tat,  la  qual  se  entenga,  serhi  sempre  que 
i  com  vuy  assitiada,  6  invadida  de  las  arm 
;lia,  ó  en  temor  ciar,  y  patent  de  estarli 
othora,  y  quant  lo  lloctinent  general  áb 
ab  los  deputats  del  Principat  de  Catalunj 
Qccessaii  ciidat  ab  eUs  lo  conseller  de 
Lona,  al  qual  tocará  entrar  en  bra^QS,  y  a 
e  altro  major  seirey,  si  en  cas  de  major, 
issitat  lo  voldrá  fer  la  provincia  voluntan 

al  que  toca  ais  gastos  que  se  han  de  fer  < 
r  rabo  de  las  fortificacions  necessaiias  i 
iga  y  sou  deis  soldats  francesos,  ó  de  alt 
¡lía  catalans,  que  estarán  en  los  presidís, 
leí  que  seiá  menester  per  la  paga  de  di 
iel  que  ordinaríament  ae  paga  per  sa  Mi 
irá  en  las  primeras  corts  generáis  y  cntT' 
1  la  ciutat  de  Barcelona,  y  demes  ctutat 
itats  de  Catalunya  de  fer  respectivame 
is  suas  fortiñcations,  y  altras  cosas  nece 
fensa,  com  fins  assi  se  ha  acostumat. 
3S  y  examinats  paraula  per  paraula  en  st 
les  antescrits,  sa  Magestat  los  ha  agrahit 
raheix,  y  accepta,  y  promet  en  fe,  y  para 
los,  y  observarlos  inviolablement,  y  prom 
o  jurament  acostumat  per  los  comptes  i 
selló  y  Cerdanya,  en  lo  príncipl  de  son  g 
observan9a  de  dits  capítols,  y  axí  mate 
:esors.  Dat  en  Perona  á  19  de  Setiemb: 

Louis. 


342 


VÍCTOR   BALAGUBR 


IV  (Cap.  XXVI), 

POESÍA  PREMIADA  EN   EL  CERTAMEN   QUE  TUVO  LUGAR 
CON   MOTIVO   DE  LA   MUERTE  DE  PABLO   CLARÍS. 

(De  un  impreso  coetáneo.) 


SILVA. 

Anima  pura,  quen  regió  divina 
Descansas  vencedora 
De  funest  occident,  á  eterna  Aurora, 
Tú  que  la  esfera  habitas  cristalina, 
En  la  inmortal  morada 
De  la  suprema  zona. 
Que  faustament  destina 
Igual  á  tas.virtuts  gloria  sagrada, 
Digne  á  tots  merits,  indita  corona. 

O  Claris  géneros,  célebre,  invicte, 
A  qui  la  Patria,  y  la  suprema  esfera 
En  pomposa  pietat,  en  pompa  pia, 
Aclama,  honra  y  venera; 
Ou  esta  humil,  y  rústica  Talia, 
Que  pera  tanta  gloria 
Que  pera  empresa  tanta 
Métrica  inspiració  desija,  cuanta 
Ab  célebre  alabansa, 
Consagra  á  ta  memoria, 
Lo  temps  en  bronzos,  en  diamantsla  historia, 
Espanya  en  iras,  y  en  trofeos  Fransa, 

Ou  est  de  ma  ronca  musa 
Rudo  estil,  tosco  borró, 
Quem  ta  gloria  vencedora, 
Amparo  afecta  piados. 

Tal  en  la  deserta  Arabia 
Entre  aromatichs  olors, 


TÁLuSa. — ACLARACIONES  AI.  LIB.  X.      343 

>cnt,  alat  incendi 
nedica  al  Sol. 
'eres,  tal  á  Flora 
reixen  devot 
^ival  de  espigas, 
itica  de  flors. 
Pomona  ais  Altars 
er  agricultor 
mils,  en  toscas  fullas 
¡agrada  son. 
■adament  tenaz 

tnarítÍRi  bot, 
jnsagra  corva 
acamats  Tritona. 

do  mon  rudo  ingeni 

á  ton  ciar  nom, 

e,  en  poch  efecte,    ' 

uis  en  señal  poc. 

^ibia  abrasada  &  las  arenas 

is  ocultas 

"orman  vorasment  obscura 

its  ocultas, 

:nebres  plenas 

>n  de  horror,  centro  de  penas. 

e  ambient  la  cualitat  impura, 

loz  en  son  districte  ignora, 

iirba  canora 

ras  saluda  lisonjera, 

'I  y  agorera 

as  repeteix  veu  iracunda, 

ifo,  ja  ploma  acelerada 

itats  Tolatils  infestada, 

iment  enorme 

3a  está  acusant  Triforme. 

a  donchs  profunda 

le  la  nit,  terror  del  dia 


■  ■» 


344  VÍCTOR  BALAGUER 

Furia  tremenda,  formidable  fcra. 

De  mes  serpens  crinida, 

Que  de  Alecto  Tesifons  y  Megera, 

En  multitut  confusa    . 

Negres  cen3dren  aspids  á  Medusa. 

Aqi:d  de  exelsas  glorías  aplaudida, 
De  trofeos  honrosos  adornada. 
De  palmas  magestosas  circuida, 
De  llorers  generosos  coronada, 
De  orellas,  y  ulls  vestida, 

Y  de  alas  adornada, 

Sonant  la  trompa  que  el  valor  aclama 
Axi  á  la  Enveja  va  parlar  la  fama. 

Horror  potentes  del  Orbe, 
Que  desde  la  adusta  Libia, 
Fins  á  la  Scithia  gelada 
Imperi  univerá  dominas. 

Monstruo  injustament  horrendo, 
Furia  vorazment  inica, 
Que  ab  ton  cor,  sustento  infausto, 
Ta  fas  dilata  canina; 

Tu  que  ab  lo  Odi  solament 
Conj  uñeta  tens  simpatía 
Contubemal  á  ta  furia, 

Y  cómplice  á  ta  malicia; 
Tu  que  á  Cain  arrogant 

Impellires  venjativa 

A  que  del  mon  en  la  infancia 

Bárbaro  fos  fratricida; 

Tu  que  á  Dathan,  y  Abiron 
Mogueres,  de  qui  las  iras 
Boca  de  volcans  relata 
Llengua  de  flamas  publica; 

Tu  que  al  sempre  just  Joseph 
Imposares  enemiga 
Ja  en  concavitat  Hebrea, 
Ja  en  esclavitud  Egipcia; 

Escolta  mas  veus,  escolta 


—ACLARACIONES  AL  L 

'aja  impía. 


ncitan. 
in  accent, 
iilm'inan, 
ngua  aborta, 
1  conspira, 
lilis,  Uegua,  y  v 
'iscan, 
naemotias 
mias. 


itát 

I  filia; 

I  trompa  ufana 


iPira 

líca. 

nemorable, 

propicia 

;ndres, 

-eliquias , 

na  trompa, 

nspira 

olt  honor, 

lolta  vida. 

mbició 

ne  incita, 

>rasada. 

lima. 

Llobregat 

1  ñorída, 


V  \. 


^ 


346  VÍCTOR  BALAGUER 

Recreo  ufa  de  sas  Ninfas. 

Jau  Barcelona,  ó  no  jau. 
Que  já  constantment  invicta 
Alsada  del  Uarc  letargo 
Evos  imraortals  respira. 

Aquí  aplaudirás  venzuda, 
Aquí  clamarás  rendida 
Lo  valor  mes  alentat, 
La  constancia  mes  invicta. 

Quen  sos  brassos,  ó  en  sos  cuadros 
Gloriosament  coronistas, 
Lo  sinzell  de  la  edat  grava, 
Lo  pinsell  del  honor  pinta. 

De  Claris  vull  dir,  aquell 
Quen  posteritat  festiva 
Quants  lo  circundan  aplausos 
Singlens  tans  lo  inmortalizan. 

Aquell  feliz  Palinuro 
Que  tingué  per  sa  provincia, 
Simple  lo  cor  de  Jacob, 
Doble  lo  esperit  de  Elias. 

Aquell  que  com  Eliséo 
Posthumo  honor  profetiza, 
Vivent  suspengué  la  mort, 
Y  allarga  difunt  las  vidas. 

Aquell  que  Moisés  insigne 
Ab  la  célica  milicia 
Tants  pobles  ha  libertat 
De  la  esclavitut  imj^a. 

Sois  vine  pera  que  obligada 
De  hazañas  tan  inauditas 
Tu  Enveja,  tu  las  celebres 
Contra  ta  furia  maligna. 

Tu  propia  has  de  ser  la  trompa. 
Pus  juntament  ab  la  mia, 
Cuant  evejas  sos  trofeos 
Mes  sos  mehts  calificas. 

Tu  has  de  aplaudir  sas  memorias, 


TALUNA. — ACLARACIDKES  AL  LEB.  X.      347 

:  coronar  sas  ditjas 
a  obsidional 
cínica  alsina. 
a  alabanza,  aquella 
nent  proferida, 
oca  de  la  En  veja 
emorable  estima, 
onrará  Barcelona 
1  la  inmortal  vida; 
Catalunya, 
>rias  repetidas. 
irá  lo  univers 
HQ  glorias  invictas, 
é  JO  alabanzas, 
Larás  malicias. 

L  fama  apenas, 

pon  tragicament  confusa 

L  desdeñada 

is  cavernas  sepultada, 

>er  sentir  de  amor  las  penas 

Filautic  durament  rendida, 

ssdenys  acusa, 

queja  que  vida, 

esta  inculta  convertida. 

p  la  Enveja  les  serpents  impuras 

[faustos  de  la  vil  morada; 

s  deja  letalment  obscuras, 

>rs  de  Faetón  aspira  osada; 

umultuánt  les  onas  puras 

letra  veloz ment  alada, 

mrascas,  ni  furors  recela, 

a  lo  pilot,  honor  la  vela. 

va  Athalanta  en  la  carrera 

irsa,  corre  presurosa. 

istalls  de  la  espumant  ribera 

:orre  Galathéa  hermosa . 

re  lisonja  romp  la  esfera 


34^  VÍCTOR   BALAGUBR 

Águila  ab  Ganimedes  generosa. 
Tal  es  la  Enveja  ab  Uaugereza  tanta 
Águila,  Galatbéa,  y  Atbalanta. 

Alta  vola  la  Enveja,  y  tant  festiva 
Que  ab  la  fama  celebra  las  victorias. 
La  Fama  enveja  sa  volada  altiva, 
Pero  junt  ab  la  Enveja  illustra  glorias, 
Y  cuant  de  Claris  la  virtut  nativa 
Ab  cultas  cinyen  fanerals  memorias. 
La  Fama  enveja,  si  la  Enveja  aclama 
Famosa  Enveja,  y  envejosa  Fama* 


V  (Cap.  CXVIII). 

EDICTO  DE   FELIPE    IV. 

9N0S  D.  Felipe  por  la  gracia  de  Dios  rey  de  Ontüla^  Ara- 
gón^  etc. 

cAtendiendo  con  afecto  de  padre  á  los  innumerafalesda- 
ños,  desdichas  y  calamidades  que  han  sucedido  de  algún 
tiempo  á  esta  parte  en  el  Principado  de  Cataluña  y  conda- 
dos de  Rosellón,  y  Cerdaña,  por  ocasión  de  los  movi- 
mientos, y  alteraciones  que  se  han  movido,  y  suscitado; 
y  que  las  que  amenazan  son  tales,  y  de  tal  calidad  qne 
amagan  exterminio,  y  destrucción  á  los  estados  eclesiás- 
ticos, militar  y  real,  y  á  las  universidades,  congregacio- 
nes, ayuntamientos,  y  cofradías,  y  á  las  personas  particu- 
lares de  dicho  Principado,  y  condados;  de  que  se  siguen 
grandes  deservicios  á  Dios  nuestro  Señor,  y  á  Nos  singu- 
larmente, si  como  se  teme  de  la  introducción  de  gente  fo- 
rastera, se  abriese  la  puerta  á  novedades,  por  las  cuales  se 
desviasen  los  naturales  en  algún  tiempo  de  la  pureza  que 
en  todas  edades  gloriosamente  han  conservado,  y  con  to- 
das sus  fuerzas  defendido;  considerando  que  estos  daños] 
peligros  han  procedido  de  las  diligencias,  que  algunos  roa 
intencionados  han  hecho,  engañando  con  falsos  motivos ' 


TALUNA, — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      3^9 

dones  &  nuestros  subditos  de  perfecta,  y 
lara  apartarlos  de  nuestra  obediencia,  en 

felicidad  han  vivido,  imitando  á  sus  an- 
istantemente  han  perseverado  en  ella  por 
;Ios,  dando  á  los  príncipes  nuestros  prede- 
iempo  insignes,  y  notables  aumentos,  y  á 
sejemplos  dignos  de  imitación;  lastimán- 
B  de  tantas  desdichas,  y  deseando  que  co- 
Ida  la  verdad,  los  naturales  y  pobladores 
ado,  y  condados,  se  aparten  de  las  malas 

los  enemigos  de  la  paz  y  quietud  que  es 
d  bien  y  de  la  comodidad  de  los  pueblos, 
y  vuelvan  á  la  natural  y  antigua  fe  que  ¿ 

señores  naturales  con  toda  pureza  han 
o;  y  podamos  honrar,  y  hacer  gracias  y 
-vándoles  en  paz  y  justicia,  como  perte- 
ajestad,  la  cual  debe,  como  dijo  el  señor 
estro  predecesor,  estar  siempre  velando 
5  sus  vasallos,  y  tener  pacificada  toda  la 
ibditos  leales,  merecedores  de  franquezas, 
nunidades,  hacerles  observar  sus  privi- 

sste  nuestro  edicto,  carta piiblica  decimos, 
os  estamentos,  ó  brazos,  etc.,  los  cuales 
de  la  muerte  del  carísimo  rey  D.  Felipe 
eterna  memoria,  y  ya  antes  hemos  hecho 
acemos  singular  estimación  de  la  granna- 
,  buena  fe,  lealtad  y  servicios  de  los  na- 
is  en  los  dichos  Principado  y  condados;  y 
dones  Nos,  nos  hemos  dado  por  bien  ser- 
cedimientoG,  y  que  nuestra  determinada 
I,  que  les  sean  observados  los  usajes  de 
:ituciones  generales,  y  libertades,  inmnni- 
izas,  así  como  les  han  sido  guardados  por 
> nuestros  progenitores; -y  que  en  estacan* 
1  ordenado,  mandado,  á  nuestros  libar- 
les, que  por  tiempo  han  sido,  y  á  nuestros 
■s,  y  menores,  que  con  toda  puntualidad 


350  VÍCTOR  BALAGUER 

las  guardasen  é  hiciesen  guardar,  disgustándonos  mucho 
cualquier  acto  hecho  contra  dichos  usajes,  constituciones, 
libertades  é  inmunidades,  ofreciéndonos  prontos  al  reparo 
y  satisfacción  de  aquellos,  según  nos  pareciere  de  justicia. 
»Asi  mesmo  decimos,  y  notiñcamos  á  todos  los  sobre£- 
chos,  que  apenas  hemos  tenido  noticia  de  las  causas  que 
han  tenido  los  naturales,  y  poblados  en  dicho  Principado 
y  condados,  para  desconsolarse  y  quejarse,  hemos  desea* 
do  tengan  todos  en  general,  y  en  particular,  desengaño  de 
aquéllas,  procurándolos  todo  alivio,  consuelo  y  satisfac- 
ción;  por  cuyo  efecto  hemos  remitido  diversas  órdenes, 
cartas  y  papeles  á  los  deputados  del  Principado  y  á  los 
conselleres  de  nuestra  ciudad  de  Barcelona  y  de  otras  ciu- 
dades y  villas,  los  cuales  tenemos  noticia  han  ocultado  los 
mal  intencionados,  é  inquietos,  para  que  llegando  á  noti- 
cia de  tan  honrados  vasallos,  no  obrasen  los  efectos  que 
por  sil  fidelidad,  y  pureza  de  fe  hubieran  obrado  de  que  te- 
nemos el  justo  sentimiento,  porque  esta  ocultación,  ha  sido 
la  causa  de  tantos  y  tales  daños,  los  cuales  se  hubieran  ex- 
cusado con  la  noticia  de  estas  órdenes,  y  cartas:  singular- 
mente, si  como  hemos  deseado  hubiéramos  sabido,  que  los 
sucesos  de  Perpiñán,  de  Cambrils,  y  otros  de  esta  calidad 
han  sucedido  y  se  han  hecho  sin  nuestra  orden  y  volun^- 
tad,  la  cual  ha  sido  siempre  de  conservar  y  mantener  á  los 
naturales,  y  poblados  en  Cataluña,  y  en  sus  condados, 
bajo  de  nuestra  obediencia,  con  blandura,  piedad  y  suavi- 
dad: y  por  cuanto,  de  la  ignorancia  de  nuestras  órdenes, 
y  de  esta  nuestra  voluntad,  como  queda  dicho  hayan  re- 
sultado, los  daños  que  ha  padecido  la  provincia;  desean- 
do, que  la  noticia  cierta  y  segura  del  amor  que  les  tene- 
mos, y  de  nuestra  voluntad  en  hacerles  muchas  gracias,  y 
mercedes,  como  á  padre  que  desea  su  mayor  bien,  los  haga 
diligentes  en  la  reducción  que  esperamos,  apartándose  de 
los  caminos  que  han  tomado  de  su  total  precipicio,  y  des- 
trucción de  la  provincia,  hemos  determinado  mandar  ha- 
cer y  ordenar,  el  presente  edicto,  y  carta  pública,  para  que 
llegue  á  noticia  de  todos,  y  con  él  les  exhortamos  cuanto 
más  amorosa,  y  eficazmente  podemos,  que  atendiendo,  á 


A.— ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      351 

as  cotí  maniñesto  engaño,  y  depra- 
lerles  á  todos,  y  de  ofuscar  las  glo- 
nsigne  y  leal  se  han  introducido  en 
^s  turbaciones,  y  desdichas  que  se 
mitandoel  valor  y  virtud  de  susma- 
K^arlas  de  las  tierras  de  dicha  pro- 
uedando  libres,  de  vecinos  tan  per- 
:  de  las  honras,  gracias  y  mercedes 
3stra  libertad,  y  amor  hacerles,  lo- 
Izura  y  benignidad  de  nuestro  im- 
debida ejecución  dicha  expulsión  de 
restituir  la  libertad  á  los  pueblos  de 
necesitan  de  armas,  de  caballos,  y 
veer  de  todo  con  vigilante  puntúa- 
lo pedirán  los  deputados  del  Gene- 
las  ciudades,  villas,  ó  pueblos  de  la 

iich a  expulsión  de  las  amiasfrance- 
justa  que  el  Principado  de  Catalu- 
I  con  tranquilidad  y  sosi^o  sin  los 
podria  ocasionar  la  gente  de  guerra 
lecimos  y  notiñcamos  á  todos  gene- 
a  buena  fe  y  palabra  real  oirecem06 
^te  caso,  sin  dilación  alguna  man- 
I  afecto  de  la  provincia  y  de  sus  li- 
rra  que  se  hallará  en  ella,  dejando 
fortalezas  las  guarriciones  ordina- 
:  de  modo  que  los  naturales,  y  po- 
n  sus  condados,  libres  de  todas  sos- 
trabajos  pasados,  y  gocen  déla  dé- 
lo, y  afectando  sumamente  la  con- 
stro  Principado  y  condados,  y  que 
I  y  misericordia,  poniendo  en  eje- 
I  tenemos  de  hacerles  bien  y  mer- 
^e  nuestro  edicto  y  carta  pública, 
T  actos  y  procedimientos,  excesos  ó 


352  VÍCTOR  BALAGUBR 

culpas  en  los  movimientos  y  perturbaciones  que  han  su- 
cedido en  la  provincia,  de  cualquier  calidad  que  sean  les 
tenemos  olvidados,  y  borrados  de  nuestra  memoria;  y 
aquéllos,  y  cada  uno  de  ellos  reputamos  por  no  hechos,  ó 
sucedidos  de  modo  que  ni  ahora,  ni  en  tiempo  alguno  se 
pueda  hacer  de  aquéllos,  ó  de  alguno  de  ellos  cargo  algu- 
no, á  los  estamentos  eclesiástico^  militar  y  real,  á  las  uni- 
versidades, comunidades,  congregaciones,  ayuntamientos 
y  cofradías,  y  á  las  personas  particulares  del  Principada 
de  Cataluña  y  condados  de  Hosellón  y  Cerdaña  de  cual- 
quier estado,  grado  ó  condición  sean,  ni  contra  los  dichos 
se  pueda  hacer  inquisición  ó  proceso  alguno,  judicial,  ó 
extrajudicial,  antes  quede  á  dichos  estamentos  y  á  los  de- 
más el  libre  uso  y  ejercicio  de  sus  privilegios,  derechos, 
libertades,  gracias,  prerrogativas,  usos,  costumbres,  en  k 
forma  que  los  tenían  antes  de  dichos  movimientos  y  tur- 
baciones, conservándoles  salvos  y  ilesos  de  toda  contra- 
dicción; y  así  mesmo  queden  en  todo,  y  por  todo  en  aquel 
estado,  y  punto  en  que  se  hallaban  antes  de  suceder  di- 
chos movimientos. 

»Y  mandamos  ahora  á  nuestro  procurador  fiscal,  y  á 
nuestros  oficiales  mayores  y  menores,  que  esta  nuestra  de- 
claración, y  determinada  voluntad,  y  gracia,  observen  y 
guarden^  imponiéndoles  perpetuo  sUencio  en  dichas  cosas, 
y  en  cada  una  de  ellas,  privándoles  de  toda  jurisdicción 
para  dicho  efecto,  para  que  en  tiempo  alguno  no  puedan 
entremeterse  en  los  referidos  sucesos;  y  declaramos  que 
en  caso  de  contrafacción,  incurran  en  pena  de  infamia,  y 
en  otras  penas  hasta  muerte  natural  inclusive;  y  e$  nues- 
tra voluntad,  que  de  esta  declaración,  abolición,  y  gracia 
nuestra-,  se  les  entreguen  á  los  estamentos,  universidades, 
comunidades,  cofradías  y  particulares  personas,  tantas 
cartas  públicas  como  quisieren,  libres  de  todos  los  dere- 
chos. 

•Así  mesmo  para  que  cese  todo  escrúpulo  y  alcancen  el 
consuelo  que  ellos  deseen,  decimos  y  notificamos  á  todos 
generalmente,  que  es  nuestra  voluntad  determinada  que  i 
los  estamentos  eclesiástico,  militar  y  real,  etc.,  se  lesguar 


r 


HIST.  DE  CATALURA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      35; 

den  los  ustijes  de  Barcelona,  constituciones  generales,  i 
pitillos  y  actos  do  corte,  usos,  pragmáticas,  costumbr 
privilegios,  inmunidades,  libertades  y  franquezas  en  ge 
ral,  y  en  particular  concedidos  por  Nos,  y  por  nuest 
predecesores  s^lin  la  serie  y  tenor  de  aquéllos;  y  aquél 
sin  alteración,  ni  innovación,  6  derogación  alguna,  y  of 
'  cemos  y  prometemos,  que  en  las  Cortes  generales  ( 
cuanto  antes  hemos  deliberado  convocar,  y  celebrar  á 
catalanes,  haremos  acto  ó  actos  los  más  fuertes  que  pi 
dan  hacerse  para  la  seguridad  todo  el  General  de  Cata, 
ña,  de  la  observancia  puntual  de  sus  leyes,  privilegios 
inmunidades,  y  que  confirmaremos  aquéllos,  y  corrobo: 
remos  con  solemne  juramento  para  entera  satisfacción 
los  estados,  y  Cortes  congregadas. 

■Aún  decimos  y  notificamos  á  todos  generalmente,  ( 
con  este  nuestro  edicto,  ó  carta  pública  remitimos,  reía 
mos,  definimos  y  observamos  á  las  universidades,  con 
nidades  y  congregaciones  de  Cataluña  y  condados,  y  á 
personas  particulares  que  en  fuerza  de  concesiones  nu 
tras^  y  de  nuestros  predecesores  reciben,  y  recogen  im} 
siciones,  y  cese  el  derecho  y  exacción  del  quinto,  ó  de 
quinta  parte  de  ellos,  con  todo  lo  que  podría  deberse 
patrimonio  real,  de  modo  que  desde  ahora  en  adelante 
paguen,  ni  hayan  de  pagar  dicho  quinto  ni  aun  aqu< 
cantidad  que  han  concertado  pagar  á  nuestro  erario,  l 
razón  de  dicha  quinta  parte  las  universidades  que  los  1 
concertado,  antes  bien  reciban,  y  cobren  dichas  imposic 
nes  todas  enteramente  sin  corresponsión  alguna  á  núes 
patrimonio,  y  mandamos  al  procurador  fiscal  de  núes 
corte,  no  pida  dicha  quinta  parte  por  lo  pasado,  ni  por 
venidero,  antes  bien  en  cuanto  al  derecho  del  quinto,  ; 
su  exacción  imponemos  silencio  perpetuo  en  la  forma  ( 
sea  más  conveniente  para  seguridad  de  dichas  universi< 
des  privilegios  y  cartas  separadas,  cuantas  pidieren,  d' 
pachadas  en  la  forma  acostumbrada  de  nuestra  cancilleí 
libres  de  todos  derechos. 

lAsi  mesmo  deseando  hacerles  superabundante  graci 

merced,  remitimos  y  relajamos  á  las  universidades,  con 

TOMO  XVI  23 


1 


354  VÍCTOR  BALAGUER 

nidades  y  particularmente  personas  que  durante  estas  in- 
quietudes y  turbaciones  han  ocupado,  y  recibido  cuales- 
quier  efectos  nuestros,  y  de  nuestro  patrimonio  lo  que  nos 
pertenece  á  cobrar,  habiendo  sido  dichas  cosas  efectos  y 
dinero  consumidos  y  gastados;  y  declaramos  y  queremos 
que  por  razón  de  ello  no  se  les  pida  cuenta,  ni  razón,  ni  se 
les  pidan,  ni  judicial,  ni  extrajudiciaJmente,  ni  de  cualquier 
otra  suerte,  imponiendo  á  nuestro  procurador  fiscal,  y  á 
nuestros  oficiales  mayores  y  menores  silencio  perpetuo,  y 
que  ésta  nuestra  remisión  y  gracia,  sea  expHcada  con  todas 
las  cláusulas  necesarias  y  convenientes  para  total  segun- 
dad de  dichas  universidades,  y  particulares  personas. 

»Y  considerando  que  los  alojamientos  délos  soldados, y 
gente  de  guerra  han  causado  molestias  á  las  universidades, 
y  particulares  de  dicho  Principado,  y  condados  solicitando 
en  cuanto  es  posible  su  alivio  y  descanso,  decimos  y  noti- 
ficamos á  todos  generalmente,  que  procuraremos  apreta- 
damente que  en  Cataluña  y  en  sus  condados,  de  aquí  en 
adelante  no  se  hagan  alojamientos  algunos  de  soldados,  y 
gente  de  guerra,  aunque  sea  por  sólo  tránsito,  menos  en 
necesidad  urgente,  y  en  este  caso  declaramos  y  queremos 
que  los  nuestros  provinciales  estén  obligados  á  dar  á  los 
soldados  y  gente  de  guerra  la  sola  habitación  ó  aposento, 
y  no  otra  cosa,  ó  especie,  antes  que  dichos  soldados  hayan 
de  pagar  de  sus  dineros  todo  lo  que  gasten,  y  hubieren  me- 
nester para  su  sustento,  confoi*mándonos  con  lo  que  está  or- 
denado y  estatuido  por  constituciones  generales  en  materia 
de  alojamientos  de  gente  de  guerra,  las  cuales  sean  guar- 
dadas á  la  letra  sin  derogación,  innovación  ó  alteración  al- 
guna, revocados  todos  los  abusos. 

»Y  deseando  que  la  justicia  sea  administrada  por  perso- 
nas á  satisfacción  de  la  provincia,  confiando,  y  teniendo 
por  cierto  que  propondrán  los  más  hábiles,  idóneos  y  su- 
ficientes, con  esta  nuestra  carta  revocamos,  y  queremos  se 
tengan  por  revocados  los  beneplácitos,  y  la  mera  libre  vo- 
luntad pasada  en  los  títulos  de  los  doctores  que  de  presen 
tienen  los  lugares  y  plazas  de  la  real  audiencia,  y  conse 
real  de  manera  que  queden  vacantes;  y  que  aquéllas  y  1  '< 


r 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      55 

d«  canciller,  y  regente  U. tesorería,  y  otros  que  hoy  es 
vacantes  proTceremos  en  una  de  las  personas  que  ni 
brarán  los  deputados,  de  consejo  y  parecer  de  los  e 
mentos,  ó  brazo  eclesiástico,  militar  y  real,  proponíe: 
estos  tres  doctores  por  cada  lugar  ó  plaza,  y  que  esta  i 
ma  sea  solamente  observada  en  la  primera  provisión 
se  hará  después  de  la  expulsión  de  los  franceses,  y  que 
las  otras  que  en  adelante  se  habían  de  hacer,  se  gu 
den  las  constituciones  de  Cataluña  sobre  este  puiito  ( 
puestas. 

»Y  para  que  nuestra  ciudad  de  Barcelona  expcrime 
el  grande  amor  que  le  tenemos,  y  la  estimación  que  ha 
mos  de  su  ñdelidad,  queremos,  y  es  nuestra  voluntad,  1 
los  contratos  de  los  censales  del  señor  rey  D,  Alfo 
nuestro  antecesor  y  el  nuestro  del  año  1632  sean  guaT' 
dos.  y  observadas  á  provecho  y  utilidad  de  dicha  ciui 
do  Barcelona,  según  el  tenor  de  aquello,  y  que  queden 
SU  fuerza,  integridad  y  valor. 

■  Asi  mesmo  que  los  conselleres  de  dicha  ciudad  de  I 
cclona,  en  todos  los  actos,  se  cubran  delante  de  Nos,  y 
nuestros  sucesores  y  de  las  reinas  y  hijos  nuestros,  j 
aquéllos,  en  La  forma  que  acostumbran  cubrirse  los  gr 
des  de  nuestra  corte,  y  reinos,  sin  contradicción  alguní 
concedemos,  y  otorgamos  el  conseller  sexto  oficial,  qu< 
estas  turbaciones  se  ha  añadido  á  los  otros  conselleres 
dicha  ciudad  de  Barcelona,  con  las  mismas  prerrogati\ 
y  en  la  misma  forma  que  las  gozan  los  otros  conseUere 
ahora  por  entonces  mandamos,  que  de  la  cobertura  de 
conselleres,  y  de  la  concesión  del  sexto  conseller  sean  ( 
pachados  privilegios  en  la  forma  que  los  pidf  laciudac 
Barcelona,  ordenados  para  toda  seguridad  y  utilidad 
dicha  ciudad. 

»Y  porque  nuestra  voluntad,  é  intención  es,  que  e: 
gracias  y  mercedes  sean  puntualmente  observadas,  y  gu 
dadas;  aunque  es  suficientisima  la  fe,  y  palabra  real, 
seando  hacer  mayor  demostración  de  nuestro  afecto,  d< 
mos  y  notiñcamos  á  todos  generalmente  que  en  continei 
hecha  que  esté  con  todo  efecto  la  expulsión  de  las  an 


n 


356  VÍCTOR  BALAGVBR 

francesas,  del  Principado,  y  condados,  daremos  y  enviare- 
mos al  Principado  de  Cataluña,  y  deputados  del  general 
por  rehenes,  y  en  lugar  de  rehenes  tres  grandes,  y  tres  tí- 
tulos de  nuestros  reinos,  los  cuales  estén  en  el  Principado 
en  el  lugar  que  les  señalaren  los  deputados,  hasta  que  en 
la  corte  general  tengan  consentimiento,  y  aprobación  de 
los  estamentos,  dada  la  forma  de  la  seguridad  de  la  obser- 
vancia de  estos  capítulos,  la  cual  corte  general  hayamos 
de  convocar,  celebrar  y  concluir  cuanto  antes  se  pueda, 
hecha  ya  dicha  expulsión. 

«En  la  cual  corte  general  con  el  mismo  consentimiento 
y  aprobación  se  haya  dé  hacer  el  juramento  del  serenísi- 
mo príncipe  nuestro  carísimo  hijo,  por  el  afecto  con  que 
ha  intercedido  con  Nos,  para  el  despacho  de  este  nuestro 
edicto. 

»Y  para  mayor  consuelo  de  nuestros  subditos,  en  ella 
también  trataremos  con  los  estamentos,  del  buen  gobierno 
de  la  provincia,  y  daremos  á  los  estamentos  eclesiásticos, 
militar  y  real,  entera  satisfacción  de  las  quejas  y  agravios 
que  tengan  y  propongan;  la  cual  satisfacción  haremos  de 
nuestra  hacienda,  y  del  donativo  que  acostumbran  los  es- 
tamentos conceder  en  Cortes,  porque  sabiendo  que  la  pro- 
vincia está  muy  trabajada  por  las  calamidades  y  desdichas 
presentes,  no  se  nos  haga  donativo  alguno  en  estas  Cortes. 

•Finalmente  honraremos  y  concederemos  á  las  otras 
universidades  y  singulares  personas  las  gracias,  y  merce- 
des que  serán  menester  para  su  alivio,  consuelo  y  satisfac- 
ción. Y  por  cuanto,  mientras  se  celebren,  y  concluyan  las 
Cortes  que  ofrecemos  convocar  y  celebrar  es  razón  se  ad- 
ministre justicia  en  el  Principado  y  condados,  por  ser  cosa 
agradable  á  Dios  nuestro  señor  y  el  fundamento  de  toda 
felicidad,  decimos,  y  queremos  que  aquélla  se  administre 
por  el  gobernador  de  Cataluña  procediendo  vice  regia  se- 
gún las  constituciones  que  dan  la  forma  del  gobierno  de  la 
provincia  estando  Nos  ausente  del  Principado,  y  faltando 
nuestro  lugarteniente  y  capitán  general,  el  cual  Nos  nom 
braremos,  mientras  se  retarda  la  conclusión  de  las  Cortes, 
y  que  para  proseguir  este  gobierno  nombraremos  por  go- 


E  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  UB,  X.      3S7 

a  persona  principal  de  dicho  Principado  do 
otra  para  el  de  los  condados  de  Rosellón  y 
mucha  autoridad  y  suficiencia,  las  cuales  y  so 
de  regir,  y  gobernar  el  Principado  de  Cata- 
istas  personas  sean  á  satisfacción  de  ios  depu- 
mentos,  los  cuales  para  este  efecto  y  para  lo 
á  la  ejecución  de  estos  capítulos,  y  para  bc- 
provlncia,  consentimos  y  queremos  se  puedan 
anvocar  y  juntarse.  Y  para  que  dichas  cosas 
;icia  de  todos  los  naturales  y  poblados  en  Ca- 
lamos publicar  el  presente  nuestro  edictoi  en 
!  mejor  parecerá,  y  ser  podrá  en  testimonio 
damos  expedir  las  presentes  con  nuestro  sello 
dorso  selladas.  Dadas  en  nuestra  villa  de  Ma- 
^  del  mes  de  Enero  año  del  nacimiento  de 
ir  Jesucristo  1642. 

Yo  EL  Rey,  ■ 

VI  (Cap.  XXVIII). 
o  PRESTADO  POR  EL  MARQUÉS  DE  BRBZÉ. 


mine.  Pateat  universis  quod  anno  a  natívitate 
esimo  sexcentésimo  quadragcsimo  secundo, 
inica,  vigésima  tertia  mensis  februaiü  ejus- 
itulata,  illustrissimus  et  excellentissimus  do- 
iim  de  blaillé,  marchio  de  Brezé,  utriusque  or- 
itianissimée  R.  majestatis  eques  torquatus, 
isiliis  ómnibus  provincÍEG  Andegavensis  pne- 
callus  Gallióe,  locumtenens  et  capitaneus  ge- 
ncipatu  Cathalonix  et  comitatibus  Rossilio- 
ii%,  uti  procurator  ad  liste  especialiter  cons- 
inatus  per  eamdem  S.  chistianissimam  R.ma- 
ovici  decimi  tertii,  Dei  gratia  regis  Gallias  et 
aitis  Barchinons,  RossiUonis  et  Ceritanis, 


'\7T 


358  VÍCTOR  BALAGUER 

ut  de  ejus  mandato  constat  litterís  patentibus  per  dictam 
regiam  majestatem  subscriptis,  a  primo  status  et  regni 
Franciae  secretario  Boutillier  signatis  et  referendatis,  da- 
tis  Peronae  regni  Galliae,  décimo  octavo  septembris  prori- 
me  praeteriti,  annique  miUesimi  sexcentesimi,  quadrageá- 
mi  primi,  mogno  sigiUo  regio  sigillatis,  quarum  tenor  ta- 
lis  est. 

•Ludovicus,  Dei  gracia,  Franciae  et  NavarraB  rex  chris- 
tianissimus,  universis  praesentes  litteras  inspecturis  salu- 
tem;  ut  nobis  in  hoc  prospero  rerum  nostrarum  cursu  nihü 
jucundius  accidit  quam  praeclara  dominatio  nostre  Catha- 
loniae  principatus  accessio,  cum  haec  provincia  non  armis 
subacta  aut  Gallicir  sanguinis  pretio  comparata,  sed  ultro 
tradita:  sed  ita  nihil  usquam  molestius  quam  quodde  nobis 
optime  méritos  popules  qui  se  coronae  nostrae  tam  addic- 
tos  probare  ejusque  et  nostri  amantissimos  non  viderc, 
non  ómnibus  benevolentiae  nostrae  gratique  animi  testimo- 
niis  coram  propinqui  jam  licet,  cum  e  república  sit  nos 
istinc  hostes  lacessere;  instare  dum  prospera  fortuna  uti- 
mur,  et  ne  minimo  quidem  tempore  cessare,  quo  ánimos 
resumere  et  vires  reparare  queant.  Solitur  hoc  unum  quod 
et  Cathaloniae  provinciae  laboramus,  cum  hostem  occupa- 
mus  in  Belgio  tam  inmensa  beUi  mole  ut  ilic  ómnibus  pene 
viribus  suis  egeat  nec  alibi  fortiter  agere  aut  suscipcrc 
quinquam  possit.  Interim  igitur,  dum  negotiis  nostris  ác 
providere  satagimus  ut  nobis  tándem  aliquando  liceat  hu- 
jus  provinciae  visuendae,  quo  flagramus  desiderio,  satisfa- 
cere  iisque  onmibus  que  a  gratissimo  principe  expectari 
fas  est  tum  etiam  jurejurando  quod  non  nisi  a  praesente 
principe  in  loco  et  forma  debitis  edi  solet.  Tantum  in  om- 
nium  ordinum  erga  nos  studio  confidimus  ut  quemadmo- 
dum  nobis  absentibus  imó  et  insciis  se  suasque  submisere 
certo  speremus  eos  habita  summorum  quibus  occupamur 
negotionim  ratione,  ita  et  a  nobis  absentibus  jusjurandum 
per  procuratorem  ediconsensuros;  quamobremcharissimum 
cognatorum  nostrum  Urbanum  de  Maillé,  marchionem  át 
Brezé,  utriusque  ordinis  nostri  et  militiae  equitem  torqna- 
tum,  nobis  a  consiliis  ómnibus  Andium  provincias  prefcc- 


ITALUSa. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      359 

mariscallum ,  virum  natalium  splendore 
[escarum  fama  ciaxissimum,  deputavtmus 
et  de  nostra  certa  sciencia  regiaque  aucto- 
s  et  delegamus,  tenore  presentium  manu 
abscriptarum,  ut  nostro  nomine  supradic- 
n  ct  in  forma  sólita  praetcreaque  id  addat 
t  conditiones,  de  quibus  ínter  nos  et  omnes 
»  convenit  a  nobis  observandas  ut  spectat 
iim  a  nobis  bocee  solemni  jurejurando  pro- 
gisque  nostras  dignitati  congruum  judica- 
:ale  aliquid  forct  quod  mandatum  magis 
"sesentibus  cst  expressum  exigeret.  Promit- 
nos  ea  omnla  quse  prxdictus  carissimus 

Urbanum  de  Maillé,  marchio  de  Brczé, 
10c  solemni  jurejurando  pollicitus  fuerit 
observaturos  et  prsestituros  ac  si  a  prae- 
conceptis  verbis  editum  fuisset.  Declara- 
[atenus  nobis  in  animo  esse  noram  indue- 
□  talis  jurísjurandi  per  procuratoiem  fa- 
quamprimum  per  negotia  nostra  lícuerít, 
profuturos  et  antiquum,  si  opus  erit,  ju- 
;uturoE,  quem  ínterim  illíESum  salvumque 
quod  temporum  necessitate  indultum  sit 
3SSe  aut  in  exemplum  a  posteris  trahi:  sic 
[li  quorum  ñdem  et  testimonium  prassenti- 
lUm  nostrum  apponi  curavimus. 
lo  nostro  Peronx,  die  decima  octava  men- 
nno  a  nativitate  Christi  millesimo  sexcen- 
¡simo  primo,  regnl  nostri  trigésimo  se- 

Par  lo  roi  Louis,  Bouthillier. 

I  constitutus  personaliter  ante  altare  ma- 
icclesix  Barcinonensis  existentibus  ibidem 
ibus  consiliariis  dicta:  civitatts  genibus 
bidem  apcrto,  cruceque  cum  vero  lígno 
et  ea  revercnter  ac  devote  adorata,  jam 
pro  dicta  regia  majestatc  juravit  ad  domi- 


.  T^ 


360 


VÍCTOR   BALAGUBR 


num  Deum  et  ejus  sancta  quatuor  evangelia  ut  in  sedok 
per  suam  Ex.  mihi  Antonio  Joanni  Fita,  regii  mandati 
scríbae  ac  not.  publico  Barc.  tradita,  quam  de  ipsius  man- 
dato alta  et  intelligibili  voce  legi,  cujus  tenor  talis  est. 

f  Lo  illustrissim  y  excellentissim  senyor  Urbano  de  Mai- 
»llé,  marquez  de  Brczé,  cavaller,  etc.  Com  a  procurador 
»per  aquestas  cosas  constituit  y  ordenat  per  la  sacra  ciis- 
»tianissima  y  real  M.  de  Luys  treze,  per  la  gracia  de  Dea 
•rey  de  Franga  y  de  Navarra,  com  de  sa  procura  consta 
»ab  Uetres  patents  per  S.  M.  sotascritas,  signadas  per  lo 
•primer  secretari  de  estat  y  del  regne  de  Fran9a  Bouthi- 
•llier,  dadas  en  Perona,  regne  de  Fran9a  al  divuyt  de  se- 
»tembre  mil  six  cent  quarantahu,  y  ab  lo  sagell  mayor  de 
»S.  M.  sagelladas  en  lo  dit  nom  y  per  la  dita  real  Mages- 
»tad,  jura  a  nostre  senyor  Deu  y  a  la  santa  creu  y  al  sa- 
•grats  quatre  sants  evangelis  per  sas  mans  corporalement 
»tocats  que  (Sa  M.  Cristianisima)  tindra  e  inviolablement 
«observara  y  fara  observar  a  las  iglesias,  prelats,  religio- 
»sas  y  eclesiásticas  personas,  duchs,  marquesos,  comtes, 
•vescomtes,  richs-homens,  barons,  nobles,  cavallers,  ho- 
»men  de  paratge  y  a  las  ciutats  villas  y  iLochs  del  present 
»príncipat  de  Catalunya,  comtats  de  Rossello  y  Cerdanya, 
•ciutadans,  burgueses  y  habitadors  de  aquells  los  usatjes 
»de  Barcelona,  constitutions  de  Catalunya,  capitols  y  ac- 
»tes  de  corts,  Ubertats,  prívilegis  y  costums  segons  millor 
»y  mes  plenament  ne  han  usat  y  podent  usar,  y  servara  y 
»fara  servar  los  pactes  infrascripts  entre  S.  M.  y  la  pro- 
»vincia,  convinguts  y  concordats,  sotascrits  y  ñrmats  per 
»S.  M.  en  Perona,  regne  de  Franga  a  desnou  de  setembre 
•mil  six  cent  quarantahu.  •  £t  lectam  per  me  dictum  An- 
tonium  Joanem  Fita  supradicta  sedula  juramenti  et  acep- 
to mandato  a  S.  Ex.  quatenus  hic  inserem  pacta  supra  in 
dicta  sedula  memorata  quae  S.  Ex.  pro  sibi  lectis  et  publi- 
catis  habuit  et  habere  se  dixit,  etc.» 


TALUfiA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      36I    " 


VII  (Cap.  XXVUI). 

RELAQÓ  PER  DIES 

'  LO  TERCIO  DE  LA  CIUTAT  DE  BARCELONA  GO- 
¡ARGENTO  NAJOR  FRANCISCO  VILA  DESDE  QUE 
.  aUTAT. 

si  irUto  mniiIciiMl  de  Buceloiu.) 

1642  deslliverá  lo  sabi  Conccll  de  Cent, 
ic  cents  soldáis  moscaters,  y  per  gobernar 
n  ios  señors  Consellers  al  sargento  major 

ais  capitans  D.  Fernando  Fivaller,  Ma- 
inym  Romeu,  Joseph  Ximencz  y  de  Mon- 
Jobregat. 

en  las  armas  los  soldats  y  pasat  mitj  die 
o  y  fou  alto  en  Moneada  poc  mes  de  una 
ren  avís  que  lo  enemich  era  en  Mollet,  y 
i  allí  lo  señor  de  la  Motta  que  debía  será 
tablacavallería,  yns  ordena  marchasen! 
10  ferem,  y  ferem  alto  tots  aquella  nit  en 
lels  frares  de  Montalegre  que  es  ans  de 
le  Na  Prat. 

Arbolada  marxá  la  cavalleria  tras  lo  ene- 
■A  del  hostal  de  la  Grúa  y  tinguerem  orde 
)  laren  orde  nos  possasem  los  uns  esqua- 
jna  caseta  que  es  prop  lo  camí  y  los  altres 
nsá  la  nostra  cavalleria  á  pelear  valerosí- 
rata  los  esquadrons  del  enemich,  prenent- 
assá  páranla  que  la  cavalleria  que  estaba 
se  avansas,  la  qual  arribant  allí  prengué 

enemich  que  anavan  desmandáis  y  sen 
rant  los  cavalls  y  vent  lo  enemich  aquest 
leté  y  ells  girant  las  gropas  ab  tota  la  bri- 
5  nostres  esquadrons  atropellantlos  y  obli- 
)  retirar  ab  molt  periU  de  sas  vidas,  pas- 


362 


VÍCTOR   BALAGUBR 


sada  esta  reffrega  procurarem  recullir  la  gent  y  refenios 
en  Moilet,  y  sabent  que  lo  señor  de  la  Motta  era  en  la  ^ 
de  GranoUers  passant  á  vista  del  cnemich  que  estava  es- 
quadronat  sobre  una  pineda  que  es  prop  un  fom  del  vidre 
cami  de  la  Roca,  anarem  á  veurens  ab  sa  Excelencia  y  á 
pendre  sos  ordens. 

»A  29  á  punta  del  die  anant  segi^^nt  á  mosur  de  San 
Rome,  conforme  nos  habia  dit  lo  selior  de  la  Motta,  y  vent 
que  lo  enemich  se  retirava  ab  moka  pressa  marcharem 
deves  Moliet,  y  travesarem  per  Santa  Perpetua,  y  Sant  Iga, 
y  donarem  devant  la  rectoría  de  Barbará  aont  era  la  reta- 
guardia del  exercit  enemich,  y  no  obstant  que  eram  enlloc 
pía,  y  la  nostra  cavalierla  no  era  encara  arribada  nos  es- 
cuadronarem  y  estarem  esperant  lo  enemich,  ai  qual  des- 
allotjarem  de  una  casa  ahont  se  era  fet  fort  alguns  mosque- 
ters  que  á  la  desfilada  lo  acometeren,  y  vent  assólo  enemich 
se  embosca  per  una  pineda,  retirantse  á  tota  pressa,  y  ah^ 
tinguerem  orde  de  anarnosne  á  San  Cugat  y  ho  executarem 
encontinent  aont  arribarem  poc  antes  de  la  nit,  y  ferem  alto 
y  donarem  refresch  ais  soidats  que  de  Granollers  £ns  allí 
no  avian  menjat,  y  per  teñir  orde  del  seaor  de  la  Motta,  que 
anassem  á  Martore.ll. 

»A  30  al  punt  de  la  mitja  nit  partirem  de  San  Cugat,  y 
demati  passerem  la  barca  en  Sant  Andreu,  y  sabent  alli 
que  lo  señor  de  la  Motta  se  era  partit  de  Martorell,  á  mitja 
nit  deves  Vilafranca  despatxarem  al  Alferes  Ribes,  perqué 
sabes  de  sa  exelencia  los  ordens  quens  donava  y  marcha- 
rem deves  Martorell  ahont  arribarem  y  ferem  alto,  y  al  cap 
de  poch  temps  arrivá  allí  don  Joseph  de  Margarit  ab  alguns 
sis  cents  cavalls,  y  alguna  infanteria  francesa:  visitaremlo 
incontinent  y  li  diguerem  que  aviam  fet  alto  allí  y^despat- 
xat  un  alférez  al  señor  de  la  Motta  per  saber  las  ordes  quens 
dava  sa  exelencia,  al  cap  de  poc  nos  enviá  á  sercar  yns  di- 
gné que  ell  sabia  que  lo  enemich  habia  fet  alto  en  San  Pere 
de  Riu  de  Bitlles,  y  que  tot  lo  bon  exit  de  nostras  armas 
consistía  en  que  se  cortas  lo  enemich  prenentli  lo  pas  de 
Piera,  y  que  sa  sañoria  estaba  determinat  de  empendrsr 
exa  factio,  y  queu  avia  dit  ais  franceses  que  anaban  ab  sa 


UNA. — ACLARACIONES  AL  UB.  X. 

n  eran  estat  de  paré,  y  aixi  nos 

0  seguía  sa  Señoría  estaba  detet 
ctio,  digueremli  que  ho  fariarn  al 
nent  tocarem  á  recuUir  la  gcnt  y 
'  sa  Senyoría  fou  servit  honraim 
ía  y  vent  los  francessos  que  anav 
Utres  nos  eram  determinats  da  s 
í>é,  y  aúd  partirem  de  Martore 
f  marxarem  deves  Piera,  aont  a 
de  las  dos  de  la  nit  y  alli  feren 
leí  die  partirem  de  Piera  maixa 
lich  tenint  lo  costat  anant  deves 
a  Victoria  lo  senyor  de  la  Motti 
nemich  pocas  horas  antes  de  a 
:nio  á  una  llegua  de  Vilafranca 
Ltem  alli;  y  visitarein  á  sa  Exel 

de  la  victoria,  rebéns  ab  molí 
olta  mercé  dient  que  &  V.  S.  se 
;toria  pus  era  estat  V.  S.  qui  avü 
,  y  qué  lo  cnderoa  nos  podiam  f 
>Ha  que  comboyassem  á  esta  ciu 
Qolt  la  merce  nos  feya  sa  Exeleí 
romptes  pera  obeir  y  seguir  sos 
il  molt  dematí  rebe  lo  sargento 
de  Aubiny  dienli  se  li  envias  sinc 
rer  los  rendits  y  que  marxassen 
b  ordes  dell  comboyantlos:  dig 

1  orde  de  fero  del  senyor  de  la 
ineot  en  casa  de  sa  Exelencia,  y 
sur  de  Aubiny  y  junts  anarem 

>  qual  nos  digué  que  nosaltres 
r  tanta  gent,  y  que  per  axo  ho  a' 
aubiny  y  que  fessem  lo  quens  t 
ma  per  servit  sa  Excelencia,  C( 
irallers  ques  trobavan  allí,  y  res 
a  gent  que  nosaltres  no  la  devian 
rdes,  y  aixi  perqué  reposas  la  ge 
^  Vilafranca,  y  á  la  tarda  nos  et 


.■:•• 


r; 


364  VÍCTOR   BALAGUER 

sercar  lo  senyor  de  la  Motta  dient  que  aviam  portat  alguos 
rendits,  y  que  sa  Exelencia  volia  los  comboyasen  fíns  á  esta 
ciutat,  diguerem  estavem  promptes  pera  obeir  á  sa  Exe- 
lencia. 

»A  2  á  la  matinada  nos  entregaren  vuytanta  y  sino  ren- 
dits,  y  ab  tot  lo  tersio  y  ells  partirem  de  Vilafranca  y 
ferem  nit  en  Martorell. 

»A  3  partirem  de  Martorell  y  ferem  nit  en  Sarria. 

i  A  4  entrarem  en  esta  ciutat,  dexarem  los  presoners  en  k 
Atarasana,  y  tornarem  las  armas  en  la  sala  de  las  armas 
desta  ciutat  aont  estarem  sempre  tots  molt  promptes  pera 
servir  á  V.  S.  eri  lo  quens  voldrá  manar,  yperaperdrerlas 
vidas  en  deffensa  de  esta  ciutat.» 

VIII  (Cap.  XXIX). 

COPIA   DE   LAS  CARTAS 

QUE  SA  MAJESTAT  HA  ESCRITAS  A  SA  EXCELENCIA.  DEPUTATS  Y  CIUTAT 
DE  BARCELONA,  EN  AGREHIMENT  DEL  QUE  HAN  CONTRlBUHIT  AB 
LA   ULTIMA  ROTA  DONADA  ALS  ENEMICHS. 

(Del  archivo  niunicit>al.) 

€  Carta  desa  Majestat,  escrita  al  Excellentissim  Senyor  Mariscal 
de  Brezé,  etc,  Virrey  y  Capitá  General  del  Principat  d*  Ca-- 
talunya,  y  Comtats  de  Roselló  y  Cerdanya. 

iMon  Cosí.  lo  vos  asseguro  que  los  succes  que  Deu  es  es- 
tat  servit  donar  á  mas  armas  nom  ha  donar  major  conten- 
to, que  la  seguretat  quem  aveu  donada  de  la  afício,  y  zel 
que  mons  bons  fels  vassalls  han  amostrat  en  aquesta  oca- 
sio,  y  del  que  han  contribuit.  A90  es  lo  que  he  volgut  fer 
á  saber  ais  senyors  de  lo  Deputació,  Consellers,  y  Conseli 
de  Cent  de  ma  ciutat  de  Barcelona;  pero  encara  estaré 
molt  content,  que  tingan  cuydado  de  avisame  tot  lo  Prin- 
cipat,  pera  que  tots  conegan  la  estimacio  que  fas  de  sos 
serveys,  sens  lo  fru3rt  quen  recullen  per  lo  be  y  seguretat 


TALUÑA. — ACLARA CIOdBS  AL  LIB.  X. 

ent  que  cUs  si  empleen  ab  un  valí 
n  sa  añcio;  jo  me  sentó  tant  mes  c 
Tsas  que  jo  fas  contra  los,Bnemi< 
t  tots  los  modos  de  poderlos  dar 
n  gosar  á  la  ñ  de  una  bona,  y  ] 
ibediencia.  Sobre  890  pr^O  á  Dei 
n  sa  Santa  guarda.  Escrita  á  Narl 

LOUIS. 


'agestat,  tícrita  ais  molt  Illustres  Se 

's  de  Catalunya.  De  parí  del  Rey. 

en  amats:  Avem  rebuda  vostra  11 
mes,  y  avem  sabut  ab  un  particu 
t  declarar,  lo  dichos  succes  que 
nar  á  nuestras  armas  contra  las  1 
e  pretenian  de  atravesar,  sens  ca; 
ilunya,  per  venir  al  socorro  de  Co 
s  motius  de  nostra  satisfactio,  es 
anta  fidelitat,  puntualitat  y  ob( 
Catalunya  han  acudit  per  execi 
i  carissim  y  ben  amat  Cosi  lo  mar 
its  per  lo  be  de  nostre  seniey,  y 
o,  en  una  ocasio  de  tanta  importí 
nt  sabut  molt  particularment  tot 
t  vosaltres  aveu  assistit  nostre  c 
lo  Senyor  de  la  Motte,  al  qual  a 
1  de  Mariscal  de  Franca,  per  essi 
:oria,  com  en  moltas  altras  grans 
impensa,  y  honra.  Y  Nos  avem 
per  asegurarvos  la  estimacio  que 
y  serveys  en  esta  occurrencia;  la  i 
stresbonsy  molt  leáis  vassalls  d< 
^uals  no  desitjam  manco  de  procu: 
t,  satisfactio  y  solas  que  fariem 
ne;  y  nosaltres  estimam  despres 


366  VÍCTOR   BALAGUBR 

felices  succesos,  y  vista  la  ñrmesa  de  vostresprudentsn- 
solucions,  de  poderne  concebir  tota  manera  de  bonaespe- 
ran9a  mediant  la  assistencia  de  Deu,  á  qui  pregamdecon- 
servarvos,  y  de  teñir  en  sa  santa  guarda.  Escrita  en  Nar- 
bona  ais  lo  de  Abril  1642. 

LOUIS. 

Sublet. » 

•  Carta  desa  M agéstate  escrita  ais  molt  Illustres  Senycfrs  ConU" 
llers,  y  Savi  Concell  de  Cent  de  la  Ciutat  de  Barcelona: 

i^De  part  del  Rey^ 

»Canssims,  y  ben  amats.  Es  molt  gran  lo  contento  que 
tenim  de  veure  que  nostra  presencia  en  estas  partprodttdx 
efectes  ab  avantatge  per  vostre  be,  de  que  esperam  que  los 
successos  serán  tais,  que  gosareu  prest  de  una  absoluta 
quietut  baix  nostra  obediencia.  Vosaltres  aveu  amostrada 
tanta  añcio  en  esta  última  ocasio  per  lo  dichos  succes  de 
nostras  armas,  que  Nos  vos  avem  volgut  fer  saber  per  la 
present,  que  restam  ab  particular  satisfactio,  y  que  Nos 
nos  sentim  tant  mes  convidats,  per  lo  que  vosaltres  y  con- 
tribiu  tots,  á  continuar  noscres  cuydados,  y  emplear  pode- 
rosament  nostras  forsas  per  vostra  seguretat  y  conserva- 
tio.  A90  es  lo  que  podeu  asegurarvos  que  farem  confonne 
vosaltres  nos  ne  donau  ocasio.  Pregant  sobre  ago  Dea 
queus  tinga  Carissims,  y  ben  amats  en  sa  santa  guarda. 
Escrita  en  Narbona  ais  10  Abril  1642. 

LOUIS. 

Bouthillier.i 

i  Carta  del  Senyor  de  Chavigni^  escrita  ais  molt  Illustres  Se- 
nyors  Concellers,  y  savi  Consell  de  Cent  de  Barcelona.  Narbo- 
na ais  10  de  Abril  1642. 

j»Mos  Senyors. 

>La  afício  y  las  seguretats  que  amostrau  sempre  per 
servey  del  Rey,  y  be  de  son  País,  y  las  provas  que  cuf 


^TALUNA. — ACLARACIONBS  AL  LIB.  X. 

itdas  en  aqueixas  parts  en  Is  últimí 
enemicbs,  son  motias  de  escriure  sa 
y  per  ferlos  coneixei  quant  agreit 
n  sa  lletra  que  jo  acompanyo  ab  est 
pot  anyadir  cosa  á  la  satisfactio  qu 
zol,  valor,  y  animo  tots  los  del  Pai 
ixen  per  lo  bon  succes  de  sas  arma: 
esitj?  sobre  totas  cosas  de  ferlos  se 
1  esperat.  En  mon  particular  estaré 
i  donarlos  ocasio  de  creure  per  mos 
derament. 
Senyors. 

iHumílissim  y  aficionadiss 
servidor  de  V.  S.  I. 
Chavigni.i 

IX  (Cap.  XXIX). 

RELACIÓ    COMPENDIOSA 

HA  FASSAT  DtíSDK  QUE  LO  EXERCIT  DEL 
I  DE  TARRAGONA,  Y  DE  LA  SEHVALADA  ' 
I  MARISCAL  DE  LA  MOTTE  HA  GUAKVADA 
DE  LLEVOA. 

(Do  OD  impK»  cMtnto.) 

de  Setembre  lo  senyor  Mariscal  de  li 
,  que  los  exercits  deis  enemichs  go 
IOS  de  Torrecusso,  de  la  Inojosa,  ye 
y  que  se  eren  avansati'  al  lloch  d 
mp  de  Tarragona,  al  peu  de  la  me 
ra,  ab  designe  de  passar  per  dit  C 
í'da,  ahont  lo  Marques  de  Leganés  : 
ib  un  altre  exercit,  pera  sitiar  junts  1: 
[aríscal  que  estava  en  Santa  Colon: 
)  de  dit  Coll,  dona  orde  á  totas  sas 
liligencia  en  dit  lloch  de  Santa  Coli 


¡68  VÍCTOR   BALACU 

tas,  y  arribaren  ais  22  á  U  matinad 
que  los  enemichs  passavan  lo  Coll, 
al  Uoch  de  Rocafort:  avent  regoneg 
per  la  conservació  del  País,  y.perin 
arriba  á  las  deu  horas  de  la  tnatina 
los  enemichs  havian  [Ktsat  foch  á  h 
guÉ  un  esquadro  del  regiment  de  T 
goneixer,  y  feu  acometre  á  sos  batií 
del  quals  se  sabe,  que  tota  sa  avant 
que  estavan  en  batalla  mes  enllá  d< 
nos  podía  anar  á  ells  que  á  la  desfil 
cal  feu  campar  íot  son  exercit  en  di 
gada  ana  sobre  una  eminencia  no  m 
de  ahont  podía  regoneixer  sa  maicl 

•  A  23  lo  senyor  Mariscal  partí  di 
ab  500  cavalls,  y  altres  tants  mosqi 
Sarreal,  ahont  trobá  alguns  enemich 
6  presos;  passá  fins  á  la  ravina,  ahí 
los  enemichs  feyun  guardar,  los  for 
cha^a  ais  quel  guardavan  fins  á  son 
sá  ab  escaramu;as,  ab  que  foren  n 
enemichs  y  vint  y  quatre  presos:, di 
Mont  Ajudant  de  Camp,  fonch  feril 
escarravina,  tres  Cavallers  també  f 

>A  24  dos  horas  antes  del  dia  (( 
batidors,  y  per  las  espías,  que  teni 
que  habían  marchat  tota  la  nit,  y  < 
cami  dret  de  Lleyda)  prengué  sa  m. 
anarios  costejant,  y  embiá  al  senyo 
bou  Capitá  en  lo  regiment  de  Mcrin 
costejarlos  de  mes  prop,  ab  orde  dt 
penyarse,  y  donarli  continuas  novi 
de  son  regiment  ab  50  mo^queters  a 
es  del  Duch  de  Cardona,  prou  bo, 
descubrir  lo  que  farien  los  enemich: 

*A  25  sabent  lo  senyor  Maiiscal  1 
tinuavan  sa  marcha,  seguí  també  h 
que  es  una  vila  dins  la  plana  de  Uj 


i>-m 


HIST,  DE  CATa;.UÑA, — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      369 

cami  ahont  avian  de  passar  los  enemichs,  y  un  Uoch  prou 
á  proposit  per  conservar  dita  plana,  y  per  ajudar  á  Lleyda, 
ahont  encara  embiá  un  regiment  de  infantería  francesa,  y 
ICO  mosqueters  catalans,  y  diner  per  pagar  la  guarnicio, 
y  travalls. 

iAxríbá  á  mitge  die  en  dit  Bellpuig,  ahont  sabe  per  sis 
{«"esos  que  lo  senyor  de  Camben  li  embiá,  que  los  enemichs 
marchavan  sempre,  y  que  á  la  nit  avian  de  campar  en  lo 
Uoch  de  Bimbody;  embiá  encara  altres  partits ,  y  espias 
pera  tenirne  novas  mes  certas. 

» A  26  tingué  avis  que  los  enemichs  se  descubrían  ab  tota 
sa  avantguardia  prop  lo  Uoch  de  les  Borges.  Prengué  al 
punt  lo  regiment  de  Alez,  y  sen  ana  ñns  á  Arbeca,  que  es 
á  mitja  Uegua  de  les  Borjes,  y  havent  regonegut  los  ene- 
michs sen  torna  al  exercit,  y  embiá  al  senyor  Baró  de  Alez 
ab  son  regiment  per  tentar  de  fer  alguna  cosa  sobre  los 
enemichs,  lo  que  reisqué  tan  be,  que  essentse  posat  en  em- 
boscada, los  derrota  6o  mestres,  yn  prengué  i8  y  la  major 
part  deis  bous,  y  moltons  deis  enemichs,  y  lo  carro  del  ba- 
gatge  del  marques  de  Torrecusso,  que  fonch  ben  descarre- 
gat;  resta  tota  la  nit  en  campanya,  y  dona  de  temps  en 
temps  novas  al  senyor  Mariscal  del  que  feyan  los  enemichs, 
y  que  estaban  campats  á  las  Borges,  ahont  sej ornaren  lo  27 
per  aguardar  sa  artiUería  y  retraguardia.  Lo  míiteix  die  lo 
senyor  Comanador  de  Camben  feu  saber  al  senyor  Maris- 
cal, que  havia  desfets  40  cavaUs  enemichs,  deis  quals  Un 
embiá  14  presos. 

» A  28  lo  senyor  Mariscal  tingué  avis,  que  los  enemichs, 
dos  horas  antes  del  die  havian  comensat  á  marchar  per  lo 
camí  de  Lleyda,  lo  qual  obUgá  á  embiar  pátrt  de  la  cava- 
Uería  per  seguirlos;  pero  marchavan  tan  serrats,  que  non 
pegué  pendrer  ningu,  feu  avansar  un  partit,  que  U  referi, 
que  estavan  campats  á  tir  de  cañó  de  Lleyda. 

» A  29  partí  á  lalba  ab  lo  senyor  de  Terrail,  y  tota  la  ca- 
vallería  per  regoneixer  son  campament,  y  haventlo  vist  ju- 
dicá  no  poder  socorrer  la  plassa,  si  nó  era  passant  de  laltra 
part  del  riu:  per  a90  prengué  lo  cami  de  Balaguer,  ahont 
y  ha  un  pont,  y  dona  orde  á  la  infanteria,  y  restant  del 

TOMO  XVI  24 


370 


VÍCTOR  BALAGUBR 


exercit  de  marcharhi  ab  diligencia,  y  cubrint  desde  ahont 
estava  la  marcha  de  tot,  embiá  davant  al  senyor  de  Seguie- 
res  ajudant  de  Camp  al  Govemador  de  Lleyda  per  avisarlo 
de  sa  resolució. 

» A  30  dormi  ab  lo  exercit  en  dit  Balaguer,  y  partí  lo  pri- 
mer de  octubre  per  anar  dret  á  la  ciutat  de  Lleyda,  ahont 
tingué  avis,  que  sabent  sa  marcha  los  enemichs,  se  eran  rt- 
tirats  al  Uoch  de  Torres  de  Segre»  que  es  á  dos  U^uas 
mes  avall  de  Lleyda. 

f  A  2  tot  lo  nostre  exercit  pasa  dins  la  ciutat  per  anar  á 
Vilanoveta  á  ocupar  lo  puesto  que  los  enemichs  avian  áá- 
xat;  rendirense  vuyt  de  sos  cavallers,  y  digueren  que  te- 
nian  gran  necesitat  de  viures. 

»A  3  lo  senyor  Mariscal  embiá  partits  á  la  guerra,  que 
feren  alguns  presoners,  y  altres  vingueren  á  rendirse,  deis 
quals  sabe,  que  los  enemichs  aguardavan  al  marques  de 
Leganes,  que  devia  juntarse  ab  ells  per  posar  sití  ala  ciu- 
tat de  Lleyda, 

>  A  4  sabe  que  los  enemichs  feyen  travallar  per  Teí&c  son 
pont  sobre  lo  riu  de  Segre,  que  essentse  trobat  gros,  traiian 
gran  travall  de  acabarlo,  y  que  los  viures  quels  yenien  de 
Fraga  no  podian  passar  que  per  algunas  barcas. 

»Dit  die  embiá  al  senyor  Comte  de  Roches  Baritaud  ab 
400  Mestres  de  la  part  de  Aytona,  ab  orde  de  arribar  tant 
prop  com  pogues  de  Fraga,  per  tentar  de  pendrer  loscom- 
bois  deis  viures  que  venian  totas  las  nits  ais  enemichs,  y 
per  saber  novas  certas  del  que  feya  lo  marques  de  Lega- 
nes; essent  entre  Lleyda  y  Aytona  encontrá  smcuanu 
mestres  deis  enejnichs,  que  foren  desfets,  lo  capitá  y  quin- 
se  cavallers  presos,  y  cantitat  de  morts  sobre  lo  Uoch;  y  lo 
senyor  de  Roches  judicant  que  estava  descubert  per  los  que 
se  eran  escapats,  se  retirá. 

»A  5  á  la  entrada  de  la  nit  lo  senyor  Mariscal  embiá  al 
senyor  Baro  de  Alez  á  un  parüt  sobre  la  esquerra  deis 
enemichs,  ahont  desfeu  doscents  cavalls,  ne  prengué  sin- 
quanta,  y  per  lo  manco  tans  morts. 

»A  6  lo  senyor  Mariscal  fonch  á  la  matinada  ab  algoni 
cavalleha  á  vista  del  camp  deis  enemichs,  y  emplea  tot  1 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      37I 

restant  del  die  á  visitar  los  camins  per  ahont  podiañ  pa- 
sar, en  cas  vinguessen  á  atacarlo.  Tingué  avis  á  la  nit,  que 
lo  marques  de  Leganes  marcha  va  per  juntarse  ab  los  al- 
tres. 

»A  7  ana  eU  mateix  de  la  part  de  Aytona  per  sábeme 
novas,  y  vent  que  no  encontravan  cosa,  torna  ab  diligen- 
cia á  son  exercit.  No^stingué  un  quart  de  hora  á  la  guarda 
avansada,  que  los  batidors  H  donaren  avis,  que  los  ene- 
michs  marchavan  en  batalla  per  venir  á  ell;  ell  mateix  los 
volgué  regoneixer,  y  entre  tant  dona  orde  á  totas  las  tro- 
pas de  pendré  sas  armas,  y  havia  provehit  á  tot  de  mane- 
ra, que  en  poch  temps  lo  exercit  fonch  posat  en  batalla  en 
los  puestos  que  tenia  elegits. 

•Despres  que  lo  senyor  Mariscal  agüé  ordenat  90  que  las 
guardas  avansadas  avian  de  fer  en  sa  retirada,  torna  al  eos 
del  exercit,  y  dona  orde  al  senyor  compte  de  Rossello  de 
ferio  posar  en  orde  de  batalla  sobre  las  eminencias  que  ju- 
dicá  mes  á  proposit,  lo  que  fonch  fet  ab  tanta  diligencia, 
que  lo  cañó,  y  lo  demes  fonch  apunt  molt  temps  antes  que 
los  enemicfas  fossen  arribats;  prengué  un  de  sos  batidors, 
que  assegurá  al  senyor  Mariscal,  que  lo  marques  de  Le- 
ganes ab  son  exercit  se  era  jvintat  á  los  altres,  ell  gover- 
nava  tot,  y  que  tots  junts  venian  ab  grans  forsas  per  com- 
batrel:  lo  efecte  que  feu  fonch  animar  nostras  tropas.  Dona 
la  ala  dreta  al  senyor  de  Terrail,  y  al  senyor  compte  de 
Rossello  sargento  de  batallas,  que  era  son  die  tota  la  in- 
fantería de  la  avantguardia. 

•Nos  pot  veurer  marchar  un'exercit  ab  millor  orde  que 
feya  lo  enemich,  que  ocupa  encontinent  las  eminencias  que 
los  nostres  no  podían  guardar,  ahont  foren  incomodáis  de 
nostra  artilleria,  ñns  que  la  sua  fonch  en  bateria. 

ȣn  la  dreta  de  nostra  avantguardia  estavan  los  regi- 
ments  de  cavalleria  de  Bossac,  y  de  Aubaye,  sustentats 
per  Sant  Simón,  ¿r  govemats  per  lo  senyor  de  Aubaye;  en 
la  esquerra  lo  regiment  de  Terrail,  sustentat  per  de  Ro- 
ches, y  de  Buff  y  de  Veres,  govemats  per  lo  senyor  comp- 
te de  Roches;  de  infantería  los  regiments  de  la  Motte,  To- 
nins,  Rebé,  Vaudy,  Poetó,  Liones,  y  Linqmars. 


37^  VÍCTOR  BALAGUBR 

»La  pelea  Comensá  á  deu  horas  de  mati,  y  per  tota  la  no- 
ble&a  de  Espanya,  y  la  cavallería  deis  Ordens  sustentada 
per  mes  de  dos  mil  cavallers,  y  4.000  homens  de  peu  deis 
regiments  del  Princep,  y  del  CompteDuc,  que  acometereo 
los  prímers  ab  tal  resoludo,  y  ab  forsás  tan  superiorsáks 
nostras,  que  qúalsevol  resistencia  que  pogués  fer  la  cava- 
llena  de  nostra  dreta,  fonch  forgada  y  el  senyor  de  Terndl 
al  primer  encontré  li  romperem  lo  bras,  y  los  enemichs 
passaren  ñns  á  la  eminencia,  ahont  hi  havia  tres  pessas  de 
cañó  nostras,  de  que  se  feren  mestres;  La  ma  esquerra  fonch 
atacada  ab  lo  mateix  vigor,  y  en  lo  maleix  temps,  al  pri- 
mer choc  fonch  mort  lo  compte  de  Roóhes;  pero  trabantsi 
lo  senyor  Mariscal,  la  feu  sustentar  per  lo  regiment  de  Alez 
ab  tanta  prontitut,  que  los  enemichs  foren  recha9atsfurio- 
sament.  Entretant  nostra  infanteria  fonch  atacada  per 
aquell  gran  gros  de  cavallería;  pero  pelea  ab  tanta  resalo- 
ció,  que  no  obstant  la  gran  forga  que  feren  los  enemichs, 
los  batallops  restaren  ferms,  yn  mataren  moks. 

» Vent  lo  senyor  Mariscal  la  ala  dreta  en  desorde  hi  em- 
biá  dos  esquadrons  de  Magaloti  per  sustentar  mentres  fes 
avansar  son  regiment  de  cavallería»  que  feya  sis  esqua- 
drons, que  feu  donar  desobre, ab  tal  impetut,  que  los  ene- 
michs foren  recha9ats  fins  dins  son  gros,  y  sens  tma  emi- 
nencia, quels  foiích  favorable  á  sa  retirada,  estavan  ente- 
rament  desfets,  guanyaren  los  nostres  unq  de  sas  pessas  de . 
artillería, 

BLa  pelea  dura  ñns  á  la  nit,  que  los  enemichs  se  retira- 
ren sens  fer  rumor  deixando  mestres  del  camp  de  batalla, 
y  de  tots  sos  morts,  que  se  son  trobats  en  número  de  mes 
de  quatre  cents  gent  de  condició,  entre  altres  don  Francis- 
co Sans  Vehedor  General  de  la  cavalleria  deis  Ordens  de 
Espanya,  don  Rodrígo  de  Herrera  comissarí  general  de 
dita  cavallería,  don  Alonso  de  Lemos  Uoch  tinent  general 
de  la  artillería:  mes  de  cinquanta  presos  dp  calitat,  y  molts 
altres  cavallers,  y  soldats:  es  cer  que  han  perdut  en  esta 
ocasió  mes  de  quatre  cents  oficiáis,  tres  cents  cavaUers, 
mil  homens  de  infantería.  Sos  carros  los  serviren  per  apo 
tarsen  sos  ferits,  que  estimaren  mes  salvar  que  sas  mum 


r.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X,   373 

e  Uansaren  totas,  lo  que  caliñca  la  condició  deis 

10  dany  rebut. 

lostres  hi  han  guanyats  sis  estandarts,  y  quatre 
,  deis  quals  se  embian  al  Rey  dos  estandarts  en 

en  lo  bu  está  Sant  Jaume  al  mitg,  y  ais  quatre 
as  armas  deis  quatre  Ordens  Santiago,  Calatrava, 
I,  y  Christus;  en  laltre  la  Creu  de  Santiago  al  mitg 

en  brodeiia,  y  una  bandera,  lo  demes  es  restant 
as  de  País,  aventho  axi  desitjat  los  pobles,  y  lo 
[ariscal  aycnthi  vingut  be  per  marca  de  tant  gran 

tres  avem  perdut  lo  senyor  compto  de  Roches,  lo 
I  Boletieres  ajudant  de  camp,  lo  senyor  de  Poan, 
regimcnt  de  Terrail;  lo  senyor  Beaufort  Llocti- 
lestre  de  camp  del  regiment  del  senyor  Mariscal; 
de  Labatut  capitá  al  regiment  de  Tonens,  lo  ma- 
:giment  de  Rosselló,  tres  ó  quatre  lloctinent  de 
t,  y  altres  tants  cometas,  6  Mariscáis  de  allotja- 
■uyt  ó  deu  altres  oñctals  de  infantería. 
,  lo  senyor  de  Terrail  lo  bras  romput,  lo  senyOT 
;s  ajudant  de  camp  la  cuxa  rompuda;  lo  senyor 

11  voluntari  de  un  tir  de  pistola' al  genoll;  lo  se- 
Jueyla  fill  del  senyor  de  Aubaye,  y  quinze  ó  vint 
dais  també  feríts,  cent  cinquanta  cavallers,  ó  sol- 
s,  y  alguns  tres  cents  de  ferits;  presos  lo  baró  de 
itá  de  cavalleria  y  lo  senyor  de  Nerón  capitá  en 
Qt  de  infantería  del  senyor  Mariscal. 

lyor  de  Terral  no  pot  esser  prou  alabat  per  lo  que 
esta  ocasió,  com  també  lo  senyor  Comte  de  Rós- 
ente de  batallas,  que  estava  en  son  die,  yque  feu 
las  tropas  ab  tota  la  vigilancia,  y  valor  posible. 
r  de  Aubaye,  los  senyors  de  Vignoles,  Daviargue, 
'la  Capitana  en  son  regiment  feren  molt  be.  Lo 
ró  de  Alez  feu  mirabilia;  axi  mateix  lo  senyor 
,  y  tots  los  demes  oñcials  de  son  regiment;  lo 
Manin  govemant  lo  regiment  de  San  Simón,  feu 
podia  fer  un  home  de  reputació,  com  també  tots 
s  de  dit  regiment;  se  ha  de  dir  lo  mateix  del 


374  VÍCTOR  BALAGÜER 

senyor  de  Chambault  governant  lo  regíment  de  Terndl, 
del  senyor  Sant  Vicent  capitá,  y  deis  altres  oficiáis  de  dit 
regiment.  Lo  senyor  de  Sant  Germen  governant  lo  regi- 
ment  de  cavalleria  del  senyor  Mariscal  feu  cosas  admira- 
bles, com  també  los  senyors  de  Beaufort,  Auteriva,  la  Ro- 
quete, Gauyac,  Bissy,  Montauban,  de  Rabat,  y  de  Gauvi- 
lle  capitans,  los  senyors  de  Rius  lloctinent,  Fouquet  come- 
ta de  la  mestre  de  Camp,  y  tots  los  altres  oficiáis  de  aquell 
eos:  que  nos  pot  prou  estimar.  Lo  senyor  Comanador  de 
Simieux  governant  lo  regiment  de  Magoloti,  los  senyors 
barons  de  Esprez,  de  Biily,  y  de  Moudevergue  capitans 
en  dit  regiment  si  aportaren  valentissimament,  com  ho  fe- 
ren  també  lo  senyor  de  Castellbrian,  germa  del  senyor 
compte  de  Roches,  lo  senyor  de  Chavron  governant  lo  re- 
giment de  Bussy  de  Veres.  Los  senyors  de  Brunard,  y 
de  Coudré  capitans  en  dit  regiment,  y  generalment  tots 
los  altres  oficiáis  de  cavalleria  han  fet  molt  be  lo  que  de- 
vian. 

»Los  senyors  de  Catolier,  de  Trauail,  de  Perignau,  de 
lumel,  y  de  Busquat  voluntaris,  estigueren  sempre  prop 
del  senyor  Mariscal,  y  ho  feren  molt  be  en  esta  ocasió. 

»Los  senyors  áe  Solanes,  de  Aubigny,  de  Serguieres 
Ajudants  de  camp  feren  molt  be  lo  quels  tocava. 

lEs  just  que  la  infantería  tinga  part  desta  honra,  vist 
que  no  sen  es  vista  altra  en  ningún  temps,  que  haja  frt 
tant  be,  en  particular  los  regiments  de  la  Motte,  de  To- 
nins,  Rebe,  Bauny,  Poeto,  Liones,  y  Liqmars;  nos  pot 
prou  alabar  lo  senyor  de  Chastelier  Berlor  mestre  de 
Camp,  lo  senyor  de  Moutolacher,  governant  lo  regiment 
de  la  Motte.  Lo  senyor  de  Bais  governant  lo  de  Liones. 
Lo  senyor  de  Champerou,  Robemant  Rebé.  Lo  senyor  de 
Pedelmas,  governant  Tonins.  Lo  senyor  des  Romé  germá 
del  capitá  de  la  guarda  del  senyor  Mariscal,  y  alferes  de 
sa  companiya  de  infantería,  que  regia  los  infants  perduts 
ho  ha  fet  com  home  de  valor,  y  es  etat  ferit  de  una  mos- 
quetada,  y  de  un  tir  de  pistola,  y  en  general  tots  los  altre 
oficiáis.  Nos  deu  olvidar  al  senyor  de  Veuvette  capitá  e 
lo  regiment  de  Sant  Simón,  y  Mariscal  general  de  allotja 


'ALUNA. — ACLAKACIONES  AL  LIB.  X.      375 

lena  llaugera,  lo  qual  feu  son  carrech  ab 
dencia. 

ludreau  Uoctínent  do  1'  Artilleria  serví 
lonant  provas  de  son  valor,  y  gran  expe- 
en tot  los  altres  oñcials  de  1'  Artilleria. 
quel  lloctinent  coronel  del  regiment  de 
ordenat  ab  cent  homens  deis  seus  per 
ar  ab  los  enemichs,  90  que  feu  ab  gran 
ambé  don  Joseph  Dardena,  que  vingiié  á 
3  Cavallers  catalana  destacáis  del  demes 
italana,  que  era  del  eos  de  reserva. 


X  (Cap.  XXXI). 


:opia  del  juramento 

ir  don  felipe  iv  de  castilla  prestó 
:rida  luego  de  haber  sacado  í  dicha  ciudad 
el  poder  de  sus  enemigos. 


leníi  pmstiii  per  sacram  catkolicam  regiam 
>i  IV  Domitii  nostri  Regis  in  ecdesia  catke- 
*da  die  dominica  vigtsstma  prima  mensis  au~ 
simi  sexceniesñmi  qitadragessimi  guarlí,  hora 
em,  quodjam  autea  prastaverat  auno  milUsi- 
trigessimo  secundo  in  monasterio  divt  Aguí- 
dicta  civitatis. 

ervit  nostre  Senyor  de  que  mediant  sa  di- 
mes de  vostra  Majestat  bajan Uiurat  esta 
a  de  la  opressió  que  li  ban  fet  patir  fran- 
temps  á  esta  part.  Y  essent  de  la  Real 
Majestat  fer  notoria  no  sois  ais  vehinsy 
!sta  ciutat  sino  á  tots  los  demes  del  prin- 
stant  de  la  Europa  la  benignitat  y  animo 
:at  y  paternal  afecte  ab  estos  subdits  y 
ue  en  lo  any  passat  de  mil  siscent  trenta 


376  VÍCTOR  BALAGUER 

y  dos  presta  vostra  Magestat  lo  jurament  que  fan  y  acos- 
turnan  de  fer  los  altres  senyors  Reys  progenitors  de  vostra 
Magestat  acerca  de  la  observancia  deis  privil^s»  consti- 
tusions,  usatjeSi.usos  y  costums  ab  que  se  gobema  aqaest 
principat.  Regoneixent  per90  vostra  Magestat  y  estant  in- 
format  de  les  trasses  y  sinistres  diligencies  ab  que  los 
francesos  enemichs  de  esta  corona  procuran  contínuament 
posar  en  desconñansa  ais  poblas  y  habitants  del  dit  prin- 
cipat persuadintlos  que  las  revolusions  y  moviment  de 
aquestos  anys  les  han  fet  irreconsiliables  ab  vostra  Mages- 
tat.  Per  tan  desitjat  vostra  Magestat  extirpar  de  rael  esta 
mala  semilla  que  espargeixen  los  enemichs  ab  tanta  utili- 
tat  de  sos  interessos,  ab  ruina  y  desolació  de  aquest  prin- 
cipat essent  psta  la  primera  ciutat  dell  en  que  vostra  Ma- 
gestat entra  apres  destos  moviments,  ha  resolt  vostra  Ma- 
gestat de  sont  propi  motiu  y  voluntat  ratificar  y  jurar  de 
nou,  com  ho  ratifica  y  jura  solemnement  á  Deu  nostie 
senyor  sobre  la  creu  y  sants  cuatre  evangelis  per  ses  mans 
personalment  tocats,  tot  lo  contengut  en  lo  dit  jurament 
del  any  mil  siscents  trenta  y  dos.  Es  a  saber  de  guardar  y 
observar  inviolablement  á  esta  ciutat  de  Leyda,  paher, 
universitat  y  singulars  y  á  tots  los  habitants  y  poblats  en 
ella  y  lochs  de  la  contribució  y  aixis  mateix  al  capítol 
y  clero  de  la  seu  de  dita  ciutat  y  á  la  universitat  del  estudi 
della  y  singulars  dells,  los  usatjes  de  Barcelona,  con$tita- 
cions  de  Catalunya,  capitols  y  actes  de  cort  y  tots  y  cada 
un  privilegis  libertats,  inmunitats  grades,  concessions, 
donacions,  costums  y  usos  escríts  y  no  escrits  otorgats  á 
dita  ciutat  y  singulars  y  pobladors  en  ella  y  altres  qualse- 
vol  dessus  dits  per  los  serenissims  senyors  Reys  de  glorio* 
sa  memoria  y  genitors  y  predecessors  de  vostra  Magestat, 
en  aquella  forma  y  manera  y  ni  mes  ni  menys  que  los  se- 
nyors reys  predecessors  de  vostra  Magestat  ho  feren  en  sos 
temps  y  prestaren  á  la  dita  ciutat  en  la  primera  entrada 
que  feren  en  ella  y  en  la  forma  y  manera  que  en  dit  jura- 
ment del  any  mil  siscents  trenta  y  dos  se  conté  á  que  vostra 
Magestat  se  refereix.  Lo  qual  jurament,  com  dit  es  si  me- 
nester es  lo  fa  de  nou  vostra  Magestat,  y  que  guardará,  ob- 


■ALÜNá. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      377 

ardar  y  observar  á  sos  ministres  y  oficiáis 
:ocará  tots  los  dits  prívilegis,  y  usatjes  y 
e  y  costums  que  per  vostra  Magostat  y 
sos  predecessors  se  han  consedit  á  esta  di- 
per  ells  y  per  vostxa  Magestat,  y  señala- 
Mit  que  vostra  M^estat  feu  en  lo  any  mil 
os.  Y  cucara  que  lo  estat  present  de  les 
'  francés  ab  son  exercit  diris  lo  principal, 
ent  de  guerra  pera  segurítat  de  las  pías- 
tnt  que  per  ara  ni  en  ningún  temps  se  pu- 
la asistencia  de  dita  geni  de  guerra  en 
rda  ofengues  ó  rompes  algún  de  dits  pri- 
ons,  usos  y  costums  de  ella  ha  aparegut 
í  y  petició  pera  que  se  entenga  la  causa 
i  deixar  gcnt  de  guerra  en  dita  ciutat  de 
tat  sua  y  del  singulars  de  ella,  y  deis  al- 
roríos,  deis  quals  es  y  ha  de  ser  verdader 
sent  prescnts  per  testimonis  D.  Diego 
narques  del  Carpió,  D.  Luis  Méndez  de 
íes  de  cámara  de  sa  Magestat  y  alguns 
ans  de  la  dita  ciutat  de  Leyda  y  Hiero- 
a  notari  escrivá  jnajor  de  la  casa  de  la 
utat. 

de  Villanueva,  militis  ordinis  et  militas 
Spata  sacTíE,  cathoüCK  et  regÍEB  Mages- 
protonatarii  regnorum  coronse  Arago- 
blici  per  totam  terram  et  ditionem  suam, 
mnibus  interfuit  eaque  scribi  fecit  et 


XI  (Cap.  XXXI). 

¡DICTO  DE  FELIPE   IV. 

por  la  gracia  de  Dios  Rey  de  Castilla, 
cm,  da  las  dos  SicUias,  de  Jerusalen,  de 
¡a,  de  Dalmacia,  de  Croacia,  de  Navarra, 
oledO)  de  Valencia,  de  Galicia,  de  Ma- 


378  VÍCTOR  BALAGUBR 

llorca,  de  Sevilla,  de  Cerdeña,  de  Cordova,  de  Córc^, 
de  Murcia,  de  Jaén,  de  los  Algarves,  de  Algeciras,  de  Gi- 
braltar,  de  las  Islas  de  Canaria,  de  las  Indias  Orientales,  y 
Occidentales,  Islas,  y  tierra  firme  del  Mar  Occeano,  Ar- 
chiduque de  Austria,  Duque  de  Borgoña,  de  Bravante,  de 
Milán,  de  Atenas,  y  Neopatria,  conde  de  Aspurg,  de  Flan- 
des,  de  Tirol,  de  Barcelona,  de  Rossellon,  y  Cerdana; 
Marqués  de  Oristan,  y  Conde  de  Goceano.  Por  quanto 
deseamos  ver  reducidos  los  vassallos  de  los  nuestros  Prin- 
cipados de  Cataluña,  y  condados  de  Rossellon;  y  Cerdana 
á  nuestra  obediencia,  y  á  su  entera  quietud;  y  que  queden 
libres  de  la  opression  que  padecen  de  las  armas  francesas, 
viviendo  en  paz,  y  apartándose  del  error  y  confusión  que 
hoy  la  turba;  para  cuyo  fin  solo  habenios  formado  los  e;jér- 
citos  que  han  entrado  en  aquella  Provincia.  Y  es  nuestra 
voluntad  y  Real  intento,  usar  con  ellos  de  medios  de  de- 
mencia y  benignidad,  para  obligarles  mas  á  que  sigan  sos 
propias  consecuencias,  y  se  reconozcan  los  yerros  en  que 
han  caido,  y  las  utilidades  grandes  que  se  le  sigue  de  re- 
ducirse á  su  obligación  y  á  mi  obediencia,  viviendo  en  d 
pacífico  gobierno  que  solian  tener,  como  conviene  al  servi- 
cio de  Dios  y  bien  común  de  todos:  y  en  esta  consideradon 
habemos  declarado  por  diferentes  despachos  nuestros,  d 
ánimo  y  resolución  con  que  estamos  de  perdonarlos  y  re- 
cibirlos en  nuestra  gracia,  siempre  que,  como  buenos  y 
fieles  vasallos,  se  hicieren  dignos  de  ella.  Por  tanto,  por 
tenor  de  las  presentes  de  nuestra  cierta  ciencia,  y  Real 
autoridad  deliberadamente,  y  consulta>,  y  usando  de  nues- 
tra suprema  y  absoluta  potestad,  como  verdadero  y  sobe- 
rano Señor  que  somos  de  los  dichos  Principado  de  Catalu- 
ña y  Condados  de  Rosellon  y  Cerdana;  ofrecemos  perdón 
General  á  todos  los  vasallos  y  naturales  de  ellos,  de  cual- 
quier estado,  grado,  condición,  edad  y  calidad  que  sean:  y 
les  aseguramos  debajo  de  nuestra  fé  y  Real  palabra,  que 
reducidos  á  nuestra  obediencia,  como  lo  estaban  antes,  los 
tendremos  por  perdonados  de  todos  y  cualesquier  cargos 
delitos  y  penas  que  hubieren  incurrido  por  su  inobediendi 
y  sedición:  y  desde  ahora  para  entonces  los  admitimos  ( 


ST.  DE  CATALURA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.   379 

gracia,  y  ponemos  debajo  de  nuestro  amparo  y 
[ardia  Real;  y  prometemos  olvidar  todo  lo  pasado  y 
is  como  buenos  y  leales  vasallos,  manteniéndolos 
baciendas,  privilegios,  usages,  fueros,  prematicas, 
M  de  Corte,  leyes  y  constituciones  de  los  dichos 

Principado  y  Condados.  Y  para  mayor  seguridad, 
iario  fuese,  desde  luego  se  los  aprobamos  y  confir- 
,  y  los  conservaremos  en  paz  y  quietud  con  todo 

poder,  y  atenderemos  á  su  protección  y  defensa  en 
iinpo.,  Y  mandamos  al  espectable  D.  Felipe  de  Sü- 
ístro  Lugarteniente  y  Capitán  general  en  dichos 
s  Principado  de  Cataluña  y  Condados  de  Rossellon 
tña,  y  á  otros  cualesquier  Capitanes  generales,  ca- 
ficiales  de  nuestros  ejércitos,  y  del  que  ahora  entra 
íl  Principado,  que  tengan  entendido  nuestro  Real 
1/  absoluta  determinación  en  todo  lo  referido:  y  que 
gares  que  se  fueren  reduciendo  á  nuestra  obedien- 
inCariamente,  no  se  le»  haga  daño,  molestia,  ni  mal 
ento  en  personas,  ni  en  haciendas,  en  general  ni  en 
Lar;  antes  es  nuestra  voluntad,  y  mandamos  que 

particular  cuidado  en  la  observancia  de  esta  orden, 
rúen  con  severa  demostración  al  que  no  la  guardare, 

observen  y  guarden  inviolablemente,  y  la  hagan 
ir  y  guardar  sin  contravención  alguna,  si  nuestra 
ienen  cara,  y  en  nuestra  ira  é  indignación,  yenlas 
í  nuestro  arbitrio  reservadas,  desean  no  incurrir; 
ndo,  empero,  como  declaramos,  que  en  este  nues- 
jon  general,  no  es  nuestra  voluntad,  ni  queremos 
yan  de  ser  comprehendidos,  ni  se  comprehendan 
'■  Margarit,  el  doctor  Fontanella,  José  Rocabnina  y 
Ko  Bergos;  ni  los  que  hubieren  puesto  mano  en  la 
del  Conde  de  Santacoloma.  Y  asi  mismo  queremos 
amos,  en  virtud  de  las  presentes,  so  las  mismas  pe- 
iba  referidas,  á  todas  y  cualesquier  personas,  asi 
sticas  como  seglares,  en  dichos  nuestros  Principa- 
Cataluña  y  Condados  de  Kosellon  y  Cerdana,  y 
e  ellos  constituidos,  que  en  ellos  tuvieren  vasallage, 
cion  y  dominio  civil  ó  criminal,  mero  ó  mixto  im- 


3S0  VfCTOR  BALAGUER 

peiio,  que  no  molesten,  ni  molestar  permita  1 
sus  vasallos  directa  ni  indirectamente,  por  '. 
de  su  obediencia  y  de  la  nuestra:  y  en  caso 
clon  (lo  que  no  creemos)  mandaremos  se  [ 
las  tales  personas  á  la  sequestracion  6  confi 
jurisdicciones,  según  permitiere  el  derecho ; 
notificamos  y  publicamos  á  todas  y  cuales 
de  dicho  nuestro  Principado  y  Condados;  1 
como  los  perdonamos  y  perdonaremos  de 
como  padre,  y  señor  natural,  y  que  los  amp: 
fendcrémos;  y  mandamos  no  sean  molesti 
este  nuestro  perdón  se  contiene;  asi  en  caso  1 
gozar  de  nuestra  benignidad  y  paternal  amo 
do  en  su  inobediencia,  les  notificamos  y  pi 
mandaremos  se  proceda  contra  todos,  con  t( 
según  permitieren  las  leyes  de  la  guerra,  hi 
á  nuestra  obediencia,  por  ser  su  señor  nati 
soberano,  con  título  de  sucesión  tan  antigua 
mundo  sabe;  protestando  delante  de  Dios  : 
que  todos  los  daños,  muertes,  y  escándalos  < 
cardarán  sobre  sus  conciencias,  atento  que  n 
dado,  ni  ellos  han  tenido  ocasión  para  sali 
obediencia,  por  lo  menos  que  á  nuestra  not 
gado.  En  testimonio  de  lo  cual  mandamos 
presentes  con  nuestro  sello  real  común  en  el 
das.  Dat.  6nla  nuestra  ciudad  de  Zarago: 
cinco  dias  del  mes  de  Abril,  del  año  del  : 
nuestro  Señor  Jesucristo,  de  mil  y  seiscientt 
cuatro. 

»Yo  el  Rey.  Vid.  Vico  Reu.  Vid.  Magai 
Valonga  Reg.  Vid.  Pons,  et  Turell  Reg.  ; 
Vid.  Ortiz  Reg.  Vid.  Don  Christ.  Crespi  ] 
nuza  pro  Cons.  Gen. 

iDñs.  Rex  mandavit  mihi  Michaeli  Batís 
visa  per  Vico,  Bayetola,  Magarola,  Ortiz,  V 
pi,  etc.  Pons,  Regentes  Cancellariam,  et  mi 
vatore  generali.a 


—ACLARACIONES 


CU  (Cap.  XXXII) 

XACIÓ   VERDADE! 

JCCEWT  AL  EXBRCIT  DB 
E  HA  PASSAT  AL  PASSAR. 
KESA,  GOBERHAT  FEK  LO 
Y  GENERAL  DELS  EXERCII 
IPAT  Y  COMTATS. 

Italia  donada  á  Uerttu  á 


I  essent  de  la  importái 
fecte  no  podía  rebdi 
las  forsas  del  Rey  n( 
^a,  baix  los  ordens  ( 
rcourt,  ab  la  qual  feí 
1,  per  impedir  lo  sooo 
ertas,  y  de  atacar  las 
■xs  que  laltra  part  de 
lavan  al  dit  siti  de  S 
le  sa  Alteza  del  costa 
!  sa  dita  Magostad  peí 
)uples5Ís  Praslin  lAo 
irisimilment  venir  al  ( 
a,  Armada  naval  del 
Korrer  la  dita  plassa, 
una  importancia  incí 
;io  que  lo  enemich  te; 
xtraordinaria  que  eU: 
enia  a  sa  Alteza  susp 

capitulado  de  4a  pía 
ttilació  la  dita  Arma 
rer;  do  manera  que  ss 
ntera,  sino  observar  1 

de  laltra  part  del  m. 


382  VÍCTOR   BALAGUER 

passatje  nos  podía  provar  sens  aventurar  evidentment  la 
perdua  de  las  tropas  que  podían  assegurar  lo  rendíment  de 
RosaSy  ho  en  cas  de  altre  accídent  donar  la  ma  a  aquellas 
que  se  eran  atacadas  en  aquella  entrepresa  per  restáronlo 
estat  de  ser  senyor  de  la  campanya»  y  emplear  utílmeot 
las  armas  de  sa  Magestat  del  costat  de  la  frontera.  Pero 
vent  sa  Alteza  las  diñcultats  del  passatje  del  ríu  de  Segre 
tots  los  díes  per  la  gran  abundancia  de  las  ayguas  que  ba- 
xan  de  las  montanyas  de  las  neus,  fent  creíxer  lo  dít  ríu, 
que  no  restava  ningún  vado,  ahont  los  enemíchs  avian  tin- 
gut  temps  de  fortiñcarse  poderosament  en  tots  los  passos 
menos  díñcultosos.  Sa  Alteza  feu  tentar  alguns  días  abans 
de  la  presa  de  Rosas  per  un  gros  de  1.200  homens  de  peu, 
y  400  cavalls  baix  la  conducta  del  senyor  Comte  Xavot 
Mariscal  de  Camp  la  suspresa  del  pont  de  Camarasa^  ahont 
aixi  mateíx  lo  senyor  de  sant  Aunetz  Mariscal  de  Camp 
avia  pres  lo  Castell  alguns  díes  avans,  y  lo  dít  senyor 
Compte  Xavot  aventli  tan  dichosament  reixit,  juntament 
ab  lo  Cavaller  Daustrein,  y  lo  senyor  de  Maran  Ajudans 
de  mestre  de  Camp,  que  aviant  passat  lo  ríu  nadant,  ab 
deu,  ó  dotze  soldats  de  cavall  lleugers:  y  los  altres  quels 
era  estat  ordenat  per  tentar  lo  vado,  nó  avent  pogut  seguir- 
los, se  feren  senyors  per  bona  fortWa  del  reducto  que  te- 
nían los  enemíchs  al  cap  del  pont,  lo  qual  guardaven  ab  120 
homens,  los  quals  se  rendiren  á  díscrecio,  no  podent  creu- 
rer  los  enemíchs  que  aqueU  petit  número  los  hagués  gosats 
atacarlos  sens  ser  sostinguts  de  major  numero.  Aquestsuc- 
ees  nos  resta  del  tot  inútil,  perqué  quant  los  enemíchs  se 
retiraren  posaren  foch  al  arch  del  pon,  que  se  avia  reparat 
ab  térra,  y  faxína,  y  lo  ensengueren  ab  tanta  violencia,  que 
fonch  ímpossíble  apagarlo  que  no  ios  enterament  cremat: 
de  manera  que  lo  passatge  del  pont  sentnos  estat  impedít 
per  aquesta  ocasío,  y  lo  senyor  Compte  Xabot  no  podent 
fer  reixir  lo  seu  intent,  de  fer  passar  algunas  tropas  dins 
las  barcas  que  sa  Alteza  li  avía  embiada,  y  la  gran  mul- 
titud del  aygua  del  ríu  lo  estorbava  de  passar  al  altra 
part,  se  contenta  de  aver  morts,  y  degoUats  ab  algu- 
na pessa  de.  campan}^,  y  de  nostra  mosquetería  allot- 


,ÜÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X, 

nt  passats  de  sincb,  6  sis  cent 
,  los  quals  avian  embiat,  de  ai 

gros  de  cavalleria  per  impedí: 
assen.  Pero  com  sa  Alteza  no 
incia,  y  de  mes  glorias  á  las  Armí 
i  del  dit  riu  de  S^re,  al  qual  los 
a  la  campanya  passada,  prenent 
ra  no  gosant  aventurar  una  batal 
,  contra  sa  Alteza,  avian  aplicadi 
dar  la  vora  del  dit  riu,  avent  tra' 
o,  y  prevencio,  que  noyhavia  lio 

nostre  pasatje,  sino  en  llevar! 

no  teniem  pensament  de  passar 

allotjat  en  diversos  quartels  pn 
]pas,  fent  demostratió  de  no  volé 

0  rendiment  de  Rosas,  per  no  pof 
ie  una  execucio  tan  considerablí 
,  feu  judicar  que  eU  no  estava 

1  per  donar  mes  comodament  la 
levian  aggregar  despres  del  dit  s 
1  lo  assento  que  sa  Alteza  feu  en  ac 
íps  de  fer  cercar  ab  cuidado  los  i 

lo  riu  de  Noguera  Pallaresa,  q 
Uegua  mes  alt  de  Camarasa,  lo  qi 
it  lo  riu  Scgre  sobre  lo  pont  de 
n,  ivent  fet  pesquissa  per  tots  loi 
ra  ais  llochs  que  los  enemichs  gu 
o  deis  mals  camins,  y  que  seris 
i  tropas  poder  pasar.  Sabcnt  per 
nt  Aunetz  Mariscal  de  Camp,  que 
oltas  a  regoneixer  los  millors  v. 
¡es  per  hont  y  avia  mes  aparienc 
icia  deis  enemichs,  com  també  | 
uplessis  Besanson  Mariscal  de  C 
iat  per  veurer  los  llochs  que  lo  se 

de  Mestre  de  Camp  avia  regom 
conexensa  del  País,  ab  la  asistenc 
afectes  que  podia  probar  lo  passat 


^ 


384  VÍCTOR  BALAGUBR 

algunas  tropas  sobre  un  pont  de  coidas,  qu6  esperaba  ab 
los  amichs  de  poder  fer  sens  que  los  enemichs  ne  tíngues- 
sen  noticia. 

»Sa  Alteza  sabent  l&s  diñcultats  que  podian  ocorrer  en 
la  execucio  de  aquest  designe;  pero  avent  considerat  que 
Rosas  era  presa,  noy  avia  cosa  á  intentar  per  lo  passatge 
deis  hus  que  no  se  agués  de  entrepender,  á  demés  que  en 
lo  designe  que  se  avia  proposat,  noy  avia  altre  perill  que 
de  ser  descuberts  per  los  enemichs  en  fent  lo  pont,  resol- 
gué  aquest  designe,  y  per  millor  reexir,  feu  correr  la  pá- 
ranla que  voliá  avan9ar  la  Armada  vers  Tarragona,  avent 
per  aquest  effecte  donat  los  ordes  á  las  tropas  pera  mar- 
char de  aquell  costat,  y  ais  13  del  corrent  mes  avent  em- 
biat  lo  senyor  de  Aubigny  ab  las  gúmenas,  y  altras  cosas 
necessarías  per  fer  lo  pont,  que  era  estat  determinat  se  fes 
en  front  de  Fontlluge  á  una  llegua  mes  amunt  del  vado  de 
la  Masana,  que  los  enemichs  guardaven  ab  cuydado,  com 
á  un  deis  millors  del  liu  de  Noguera. 

lEssent  vingut  lo  senyor  Duplessis  Besanson  per  tom 
pera  destacarse  ab  lo  gros  que  avia  de  servir  en  aquesta 
ocasio,  sa  Alteza  Ir  dona  orde  de  partir  de  Agramunt  lo 
endema  á  14  ab  1.200  cavalls,  y  2.500  homens  de  pea  de 
totas  las  tropas  ques  trobaven  al  lloch  destinat  per  pen- 
drer  pa  per  quatre  dias,  y  las  municions  de  guerra  neces- 
sarias  pera  dit  efecte., 

»Pero  perqué  la  infanteha  avia  de  passar  sobre  lo  dit 
pont,  y  la  cavaUeria  al  dit  vado  de  la  Masana,  á  dos  horas 
de  cami  de][  dit  pont,  y  que  avans  se  debia  rechazar  del 
dit  vado,  perqué  los  enemichs  lo  tenían  molt  ben  fortín- 
cat,  guardantlo  de  quatre  á  sinch  cents  homens:  fonch  ju- 
dicat,  que  noy  avia  massa  de  dos  Mariscáis  de  Camp  per 
exa  empresa,  y  lo  senyor  de  Sant  Aunetz  se  oferi  de  ser 
del  partit  per  passar  ab  la  cavalleria  al  vado. 

>No  podent  aquestas  tropas  marchar  que  per  fragosas 
montanyas,  y  mals  camins,  marchant  sempre  á  la  desfila- 
da, lo  senyor  Duplessis  se  para  la  infantería  en  vuyt  petíts 
batallons,  y  lo  senyor  de  Sant  Aunetz  la  Cavalleria  en  vint 
y  dos  esquadrons,  aquella  comandada  per  lo  senyor  Comp- 


ALUNA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      385 

re  de  Camp  del  Regiment  de  Campanya, 
ie  Palles  altre  Mestre  de  Camp,  y  par  de 
jte  Brollia  Coronel  governant  lo  Regi- 
ncia;  lo  Bcnyor  Chambón  fonch  axi  ma- 
r  Saínenlo  de  Batalla,  y  lo  senyor  de 
ibigny,  Dupin,  lo  Cavaller  Daustrien, 
nglas  per  Ajudants  de  Mestre  de  Camp. 
Jisposadas,  lo  dit  senyor  de  Sant  Aunetz, 
>baren  lo  mateíx  díe  á  mitja  hora  de  ca- 
>nt  devian  passar  los  rius,  ahont  lo  se- 
los  dona  noticia  que  lo  pont  de  cerdos 
lo  cavaller  Daustrien  era  pasat  ab  cent 
lent  de  Santonge,  y  sinquanta  del  Bata- 
,  comandats  per  un  Capitá  y  un  alférez, 
particularment  aviant  travallat  á  fer  lo 
rviren  molt  be  en  lo  pasatje  de  las  mon- 
a  bons  homens  del  País,  que  avian  ocu- 
ion  tan  y  as. 

)  dit  senyor  Duplessis  passá  sobre  lo  dit 
ría,  en  que  tot  lo  dia  fonch  empleat  des- 
ati,  ñns  á  las  sinch  de  la  tarda,  per  cau- 
it  del  dit  pont,  que  era  fet  de  quatre  pe- 

quals  no  se  podian  bastantament  estirar 
t  pont,  que  estava  fet  en  figura  de  un  are 

que  no  pedia  pasar  sino  hu  tras  laltre; 
i  y  afíció  de  tots  los  que  obraven  en  esta 
le  noy  succehi  ninguna  desgracia  y  com 
)  principal  y  mes  necesari,  los  dos  bata- 
t  de  Champanya,  havent  son  Mestre  de 
de  Dorigni  passat  á  la  testa,  y  lo  senyor 
anda,  y  en  tant  que  lo  Regiment  do 
lava,  lo  senyor  Duplessis  se  servia  de 
uc  avia  fet  baixar  de  Tremp,  per  passar 
lo  batalló  del  Regiment  de  Harcourt, 
resta  de  la  infantería  acababa  de  passar 
lit  senyor  Duplessis  guanyá  loaltde  una 
\>  los  quatre  batallons  del  primer  bata- 
icá  lo  senyor  de  Clarmont  ajudant  de 

25 


386  VÍCTOR  BALAGUER 

camp  y  capitá  al  regiment  de  Champanya,  que  ab  doscents 
mosqueters  lo  habia  enviat  la  nit  precedent  per  assegu- 
rar  laltre  costat  del  riu,  á  fi  que  lo  senyor  de  Clarmont 
se  avan9as  fins  á  la  vista  del  vado  de  la  Masana,  per  hont 
nostra  caballería  debía  passar.  Lo  senyor  Duplessis  lo 
seguía  de  prop  pera  sostenirlo  cuant  judícaria  ser  necessa- 
ri  de  ferio  acometrer,  lo  que  reisqué  de  manera,  que  los 
enemíchs  que  guardaban  los  llochs  fortíficats  al  dit  vado, 
essent  regoneguts,  se  posaren  á  fugir  per  las  montanyas, 
sens  pódeme  matar ,  ni  pendre  sino  molt  pochs. 

»A1  mateíx  temps  lo  senyor  de  Sant  Aunetz  se  avanza 
ab  la  cavalleria  y  se  llan9a  díns  lo  vado,  acompanyat  del 
senyor  de  Fabrer  Uoctínent  de  sa  companyia  de  cavalls 
llaugers,  y  del  cavaller  de  Maugíron,  del  compte  deBro- 
Uio,  Descombiez  ajudant  de  camp,  y  de  alguns  altres:  pas- 
sá  nadant,  y  á  son  exemple  fonch  seguít  ab  tanta  afectió, 
y  fortuna  per  la  resta  de  la  cavalleria,  que  tota  passá  sens 
notable  accídent,  en  execució  de  que,  los  quatre  primers 
batallons  arribaren,  y  se  juntaren  ab  la  cavalleria,  á  la  en- 
trada de  la  nit,  no  obstant  una  pluja  prou  molesta,  que 
habia  comensat  á  las  quatre  horas  despres  mitg  día j  y  qae 
habia  fet  engrossar  lo  riu  mes  de  dos  peus  de  alt:  de  ma- 
nera, que  las  muías  que  portaben  las  municions  y  pertre- 
chos de  guerra,  no  podían  passar,  deixant  las  cosas  ab 
prou  gran  extremitat;  pero  la  diligencia  que  feren  la  nit 
per  50  caballs  del  regiment  de  sa  Eminencia  y  de  Balta- 
sar, que  repassaren  tots  ñus  sobre  llurs  caballs,  portaren 
dabant  ima  part  de  las  municions,  lo  que  reisqué  tant  be, 
que  habent  cessat  la  pluja,  lo  riu  disminuí,  que  tot  passá 
antes  del  dia,  y  lo  senyor  de  Sant  Aunetz  que  habia  pres 
son  camp  separat,  se  trobá  al  lloch  destinat  que  se  habia 
concertat  la  nit  abans  ab  lo  senyor  Duplessis,  y  strobaren 
ab  totas  las  tropas,  y  habent  regonegudas  algunas  alturas 
de  hont  podia  observar  la  continencia  deis  enemíchs,  do- 
naren los  ordens  necessaris  á  las  tropas  per  ocuparlas. 

»Las  tropas  de  infanteria  gobernadas  per  lo  compte 
Dorigny  prenent  la  dreta,  y  las  que  gobernaba  lo  baró  de 
Palles,  la  esquerra,  á  ñ  de  poder  obrar  al  mateix  temps 


ILOÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X. 

:  lo  compto  Brollio  ab  una  pa 
s  segonas  tropas,  y  lo  senyor 
is  ab  tot  lo  demés,  y  lo  senyor  £ 
ent  carregat  do  gobernar  la  ini 
ció  baixaba  tot  de  las  montanyi 
de  diferents  puestos  que  ocup 
)u  diñcultosos,  que  eran  de  c 
s  de  peu  del  regiraent  de  Sebac 
ds  foren  presos,  ab  sos  oñcialf 
quatre  batallons  de  las  segonai 
ix  de  las  montanyas  per  atacar  1 
I  el  cap  del  pont  de  Camarasa, 
:n  ab  1.200  homens  de  peu,  y  U 
ana  ab  part  de  la  cavallería. 
s  en  estos  termons,  lo  exercit  d 
Lngut  avis  lo  día  antes  del  pas! 
regué  marchant  en  bon  orde  d< 
nirá  socorrer  los  puestos  de  Ca 
iOS  estrets  de  las  montanyas,  p 
an  de  passar  per  anar  dins  la  p 
or  Duplessis  de  aguardar  los  qu 
:]era3  tropas,  y  los  escuadrons 
uardar  los  puestos  ahont  ells  < 
'  deis  cuals,  lo  succes  de  aquesta 
5. 

za,  que  estaba  avan5at  ab  tot  lo 
•egonsestavaconcertat,  enviant 
:s  parts  per  saber  lo  estat  de  la 
abia  enviadas  della  lo  riu,  y  la 
mích,  que  venía  del  costat  de  I 
archa,  ab  un  gros  de  la  cavalli 
13  del  costat  de  Balaguer,  lo  cu 
5  una  part  del  dit  exercit  foncl 
:  la  contra  marcha  de  sa  Alte: 
netz,  que  era  baixat  per  fer  at 
inyat  lo  primer  á  viva  foría,  ] 
rse,  ahont  foren  morts,  6  presos 
ciáis,  y  mes  de  nou  cents  soldat 


388  VfCTOR  BALAGUER 

millors  tropas  del  enemich,  del  cual  part  de  son  exercit  se 
era  avan^at  vers  los  puestos  que  eran  ocupats  per  lo  bata- 
lló de  Harcourt,  y  aquell  deis  Suisses,  del  regiment  de 
Rabón,  y  atacant  los  enemichs  nostras  tropas  ab  tanta  vi> 
gor,  y  gran  número,  que  despres  de  totas  las  resistencias 
imaginables  de  nostra  part,  los  enemichs  nos  for9a7en  de 
montar  mes  alt,  si  be  ab  perdua  igual,  exceptant  alguns 
oñcials  del  regiment  de  Harcourt,  y  de  un  Uoctinent  suisse, 
foren  presos  ó  morts,  6  nafrats  despres  de  haber  fet  mara- 
vellas,  y  habent  recha9at  los  enemichs  moltas  vegadas  deis 
Uochs  que  nosaltres  ocupabem. 

•Per  reparar  aquesta  petita  perdua,  lo  dit  senyor  Du- 
plessis  fent  sostenir  aquells  que  los  enemichs  habían  re- 
cha9ats  per  diferents  manegas  de  infantería  del  regiment 
de  Chdmpanya,  los  cuals  foren  socorreguts  de  temps  en 
temps;  y  lo  senyor  de  Sant  Aunetz  essent  vingut  ab  trenta 
mestres  del  regiment  de  sa  Alteza,  gobemats  per  lo  cava- 
Uer  de  Maugiron;  y  los  enemichs  foren  recha9ats  de  las  pos- 
tas havian  ocupadas,  ab  perdua  de  mes  de  trecens  homens. 

i  En  tant  sa  Alteza  havent  llotjat  lo  restant  del  exercit 
prop  Camarasa,  y  havent  posat  una  corda  per  passar  dins 
de  una  barca  las  municions  de  boca  y  de  guerra,  que  los 
nostres  necessitaben  molt,  y  per  passar  despres  los  oñcials 
y  soldats  que  los  nostres  havian  fet  presoners,  Despres 
passa  sa  Alteza  dins  dita  barca  per  veurei^e  ab  los  senyors 
Duplessis  y  Sant  Aunetz,  ab  los  cuals  resolgué  de  allotjar 
la  cavalleria  prop  lo  riu,  y  deixar  sobre  las  eminencias 
vehinas  de  Camarasa  la  infantería,  que  podía  bastar  per 
afavorir  lo  passatje  de  nostre  exercit  dins  la  plana  de  Ba- 
laguer. 

»Per  fer  considerar  la  generosa  resolució  de  sa  Alteza 
en  la  empresa  de  aquesta  ardua,  y  important  execució,  son 
zel,  y  passió  estraordinaría  á  la  gloría  de  las  armas  de  sa 
Magestat,  que  están  confiadas  al  govern,  y  valor  de  tant 
grans  ocasions,  com  també  á  la  prudencia,  vigor,  y  afició 
deis  senyors  mariscáis  de  camp,  que  han  executat  sos  or- 
dens,  y  de  altres  oficiáis  principáis  que  han  obrat  baix  sos 
ordens;  basta  dir,  que  per  acabar,  ses  resolt  de  destacar  del 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X,      389 

exercit  un  considerable  número  de  cavallería,  é  infantería, 
y  separarse  de  tres  dies  de  marcha  per  lo  altre  costat,  y 
passar  un  riu  per  un  pont  de  cordas  á  la  desfilada:  lo  exer- 
cit del  enemich  podia  venir  en  un  dia  á  nosaltres  dins 
aquesta  divisió  per  nos  combatrer  ab  mes  for9as  que  las 
nostras:  nostre  gros  avent  axi  mateix  marchat  sens  altres 
viures,  que  los  que  cada  hu  podia  portat  sobre  de  sas  es- 
pallas, per  camins  molt  fragosos,  y  diñcils,  en  aquest  cos- 
tat del  ríu  fíns  al  lloch  ahont  lo  devian  passar,  y  de  laltra 
part  per  montanyas  altas  inaccesibles,  dins  las  cuals  la  ca- 
valleria  era  for9ada  á  apearse  sovint,  y  totas  las  tropas 
avent  de  obrar  moltas  vegadas  en  estos  dificils  camins  per 
Uansat  los  enemichs  de  diversos  puestos  que  ocupaven  dins 
las  montanyas,  per  defensar  los  passatjes;  y  acabant  sas 
marchas  ab  la  execució,  for9ant  part  de  las  tropas,  reduc- 
tos, yfortsque  los  enemichs  ocupaven  ab  mes  de  mil  y  sis 
cents  homens,  mes  alts,  y  mes  baix  de  Camarasa,  ahont  la 
montanya  es  espadada,  per  hont  lo  ríu  de  Segre  te  son  curs 
inaccessible,  á  demés  que  los  nostres  han  sustentat  ab  par 
de  las  tropas  lo  esfor9  que  los  enemichs  feyan  per  socorrer 
los  que  guardavan  lo  passatje  de  Camarasa. 

»Los  senyors  mariscáis  de  camp  son  estats  tant  dichosos, 
que  no  ni  ha  hagut  cap  de  nafrat,  com  també  lo  senyor  de 
Chatnbon  sargento  de  batalla,  lo  senyor  compte  de  Oreny, 
lo  senyor  compte  Brolio,  lo  senyor  baró  de  Pallies,  lo  se- 
nyor de  la  Roca  sant  Chamarant,  govemant  lo  regiment 
de  sant  Simón,  lo  senyor  Dubosc  lloctinent  coronel  del  re- 
giment del  Llenguadoch,  los  senyors  de  Charmont,  de  Au- 
beny,  Dupin  de  Sentglas,  lo  cavaller  Daustrein,  y  Des- 
cumbríez  ajudants  de  mestre  de  camp  y  han  donat  tots 
senyaladas  provas  de  son  valc^,  zel,  y  añció,  com  axi  ma- 
teix lo  senyor  de  la  Príune  capitá  del  regiment  de  Champa- 
nya  quey  ha  estat  nafrat  de  un  cop  de  cañó  en  una  cuxa; 
lo  senyor  de  la  Manda  també  es  estat  nafrat  de  una  mos- 
quetada;  la  Bouñera  lloctinent  del  dit  regiment,  y  son  ger- 
má  son  moits;  y  los  senyors  de  la  Roca,  y  de  la  Sala 
també  Uoctinents  del  dit  regiment  son  nafrats;  del  regi- 
ment de  Santa  Mesma,  lo  senyor  de  la  Costa  lloctinent  y 


390  VÍCTOR  BALAaUER 

és  mort;  y  lo  senyor  de  la  Reverole  capitá  del  regiment  de 
Anduze  y  es  estat  nafrat. 

»Lo  senyor  de  Chantéresna  Uoctinent  coro.nel  del  regi- 
ment de  Harcourt,  y  lo  senyor  de  Valcourt  marqués  de 
Luzerna,  y  Longamare  capitans,  ab  los  senyors  de  Rasens 
de  Gaujone,  de  la  Montania,  Bove;:y,  y  Desaunez  llocti- 
nents  son  estats  presoners,  nafrats  de  mosquetada,  y  de 
cops  de  picas;  los  senyors  de  Boiglé  capitans  de  Beauves 
Uoctinents  de  dit  regiments  son  estat  morts;  y  aixi  mateix 
lo  senyor  de  la  Raya  Uoctinent  de  mestre  de  camp,  lo  ca- 
valler  de  Vaviols,  lo  senyor  de  Beaulliu  capitans,  ab  los 
senyors  Deslandas,  y  de  Soule  Uoctinents,  Dufay  alferes,  y 
Valt  Rovert  voluntan  son  estat  nafrat. 

lEn  esta  ocasió  y  havem  perdut  entre  morts  y  nafrats, 
de  tres  á  quatre  cents  soldats,  y  per  la  confessio  deis  enc- 
michs  que  tenim  presos,  y  que  se  son  vinguts  á  rendir, 
passan  Uurs  morts,  ó  nafrats  mes  de  vuyt  cents,  y  los 
presos  passan  de  mil;  y  també  seis  ha  pres,  ó  morts  pas- 
sats  de  trecents  oñcials,  que  son  deis  tercios  de  Sabac, 
Gronsfelt,  Pedro  Asteris,  y  irlandeses,  y  de  altres  corps, 
entre  los  quals  tenim  pres  lo  Uoctinent  coronel  del  tercio 
de  Sabac,  ques  diu  George  Focsan,  y  Sebastian  Sandman 
capitá,  y  major  de  dit  tercio. 

>Lo  número  de  tots  los  oñcials  presos  en  esta  ocasió, 
son  los  seguents: 

•Capitans  del  tercio  de  Félip  Soumandra, — Dotze  capitans. 
— Tretze  Uoctinents. — Neu  alferes. — Deset  sargentos. 

•Tercio  del  compte  Gronsfelt. — Un  sargento  major. — Sjuich 
capitans. — Sis  Uoctinents. — Tres  alferes. — Deu  sargen- 
tos.— Lo  prevost,  y  son  Uoctinent.  —  Un  Uoctinent  rc- 
format. 

•Tercio  de  don  Diego  Presión  irlandés, — Dos  capitans.^Un 
alferes. — Tres  sargentos. 

•  Tercio  de  don  Pedro  Asteris  de  infantería  espafiola. — Un 
mestre  de  camp. — Un  sargento  major. — Un  capellá  major. 
— Dos  ajudans  de  mestre  de  camp. — Onze  capitans. — Sct 
capitans  reformats. — Deu  alferes. — Set  alferes  reformáis. 
— Set  sargentos. — Dos  sargentos  reformats. 


ATALUKA. — ACLARACIONES  AL  LIB. 

on  estats  entregáis  entre  las  ma; 
st  general  del  exercit  per  los  cond 
lli  á  Fran9a;  també  avem  presa 
ion  estadas  embiadas  á  Barceloni 
essas  de  artillería  que  los  encmú 
que  nosaltres  avem  sabut  que  las 
ant  ells  tingueren  avis  que  nosti 
}er  an arlos  atacar, 
nt  de  aquesta  acció ,  lo  die  de  ayer 
ar  en  fer  lo  pont ,  sobre  lo  qual  ha 
it  per  tot  lo  día  de  vuy,  avent  d 
ü,  després  se  pendra  las  resoluc 
)osit,  per  lo  seguiraent  do  un  succi 
it,  y  que  obliga  ais  enemichs  á  i 
ident,  lo  ardit,  lo  afortunat  capitá 
Lcordia  nos  augmenta  tot  bon  sucí 
amarasa  á  i8  de  juni  de  1645. 

:ls  enemichs,  y  llista  dels  pre 

22   DE  JUNY    1645. 

guanyada  una  gran  victoria,  hav 
y  batuts  los  enemichs  de  ma 
han  perduts  quatre  mil  homens, 
ta  de  nostre  exercit;  havem  preso 
majors,  excepto  al  general  Cant 
estam  ja  en  la  plana  entre  Uori 
le  las  majors  jomadas  podiem  de: 
&  homens,  la  dicha  de  sa  Alteza  1 
prest  la  Uibertat  entera  de  Catali 

s  tropas  que  son  estadas  derrotadas 
1645  entre  las  VHyt,y  nou  horas  de  U 
t  est^  entre  Uorms  y  Balaguer. 

-Siscents  cavalls  de  la  cavallería 
ens  cavalls  de  k  cavallería  de  : 
Matamoros. — Sexanta  cavalls  de 


392  VÍCTOR  BALAGUER 

n Infantería, — Lo  tercio  de  don  Pedro  Valenguela  espa- 
nyol. — Lo  tercio  del  duch  de  Lorensana  deis  vells  napoli- 
tans. — Lo  tercio  de  fray  Tito  Brancatxo,  també  deis  vells 
napolitans. — Lo  tercio  de  Poticque  també  deis  vells  ñapo- 
litans. — Lo  tercio  del  baró  de  Mata  també  napolitá.— Tres 
companyías  de  Pedro  Osteris  espanyol;  del  cual  lo  que  res- 
taba fou  pres  al  passar  del  riu. 

»  Cabos  principáis  presoners, — Lo  marqués  de  Mortara,  mes- 
tre  de  camp  general. — Don  Digue  Padre,  tinent  general 
de  la  cavallería  deis  Ordens. — Don  Miquel  Pinatello,  go- 
bernador de  la  cavallería  de  Napols,  tinents,  cornetas, 
alferes  y  sargentos.— Don  Tiberio  Carrafa,  comisan  ge- 
neral de  la  cavallería  de  Napols. — Don  Vicens  de  Tota- 
bila,  general  de  la  artiliería. — Joan  Baptista  de  Otto,  co- 
misari  general  deis  Ordens. — Lo  duch  de  Lorensana,  co- 
ronel de  la  infantería  de  Napols.— Lo  baró  de  Mata,  altre 
coronel  napolitá. — Don  Pedro  Valen9uela,  mestre  de  camp 
de  la  infantería  espanyola. — Lo  duch  de  Bolineada,  mestre 
de  camp  de  infantería. — Lo  primer  fill  del  duch  de  Notxe- 
ra,  capitá  de  la  cavallería. — Don  Gaspar  Garrafa,  capitá 
de  cavallería. — Lo  capitá  de  las  guardas  de  don  Andrcu 
Cantelmo. — Don  Antonio  Matxa,  capitá  de  cavallería. — 
Joseph  de  Folca,  capitá  de  cavallería. — Donat  Amorós, 
capitá  de  cavallería. — Lucas  Augenio  Farnesio,  sargento 
major  del  tercio  de  Mata. — Antonio  de  Sovigna,  capitá  de 
cavallería. — Joseph  de  Fauxe,  altre  capitá  de  cavallería. — 
Don  Joan  Sarmiento,  mestre  de  camp  reformat.» 

XIII  (Cap.  XXXIV). 

RELACIÓN  DE  LO  SUCEDIDO  EN  BARCELONA 
CON  MOTIVO  DE  LA  PESTE  DE  1 65 1. 

(De  un  manuscrito  coetáneo  trasladado  por  Scrray  Postius.) 

I. 

€  Declárase  la  peste  en  Barcelotia;  preparativos  para  aplacar  la 
Divina  justicia,  y  cómo  se  administraban  los  Sacramentos, 

»Ya  habia  entrado  en  Barcelona  la  peste  en  el  año  mil 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      393 

seiscientos  cincuenta,  viniendo  de  Tortosa  y  Tarragona;  y 
en  el  de  cincuenta  y  uno,  en  el  mes  de  Enero  se  declaró 
mas,  y  empezaron  á  dejar  muchos  la  Ciudad.  Pero  como 
era  gente  pobre  la  que  padecía,  se  atribuía  á  los  malos  ali- 
mentos que  habia  tenido  todo  el  invierno,  pues  muchos 
pasaban  dias  enteros  sin  comer  bocado  de  pan,  por  no  al- 
canzarlo su  pobreza,  alimentándose  de  coles,  zanaorias,  al- 
garrobas, y  hortaliza,  de  que  resultaban  las  malas  diges- 
tiones, y  las  enfermedades.  Con  estos  motivos  coloreaban 
la  cosa,  por  no  alterar  el  pueblo,  cuando  en  realidad  era 
peste  que  dejaba  llenos  los  hospitales  de  enfermos,  y  los 
cementerios  de  muertos.  En  la  luna  de  Febrero  se  conoció 
tal  aumento,  que  fué  preciso  tomar  el  convento  de  JESÚS, 
distante  medio  cuarto  de  hora  de  la  ciudad  para  hospital, 
donde  se  puso  un  número  de  camas,  y  en  toda  disposición 
la  curación,  y  hospitalidad,  porque  iba  creciendo  por  ins- 
tantes el  número  de  enfermos,  y  al  mismo  compás  los  muer- 
tos; y  con  todo,  no  habia  que  tratar  de  que  fuera  peste,  sino 
otra  enfermedad.  Pero  la  luna  de  Marzo  desengañó  bastante 
al  pueblo,  porque  murieron  muchísimos  con  los  carbunclos, 
vegigas,  y  tumores  como  nueces  hechas  una  grana,  y  en 
la  superficie  negra.  Aquí  fué  el  aturdirse  la  gente  y  salirse 
de  la  ciudad,  de  tal. manera,  que  la  dejaron  de  las  tres  par- 
tes las  dos  déla  gente,  quedando  casi  desierta,  y  en  lamen- 
table llanto  y  soledad. 

»  ¿Qué  se  dirá  de  las  rogativas,  procesiones,  penitencias, 
y  demostraciones  públicas  de  dolor  y  quebranto,  que  se 
hacia  para  aplacar  la  divina  justicia,  que  con  tan  pene- 
trante cuchillo  se  satisfacía  de  sus  agravios,  y  de  las  gran- 
des y  enormes  culpas  de  los  Barceloneses?  No  se  puede  ex- 
presar lo  que  se  hacia  en  los  conventos,  y  comunidades,  de 
ayunos,  disciplinas,  cilicios,  y  oración  de  dia,  y  noche. 
Las  procesiones  eran  continuadas  á  diferentes  iglesias,  y 
cuerpos  Santos,  sacándolos  en  procesiones,  penitentes  yen- 
do todos  á  pie  descalzo,  niños  y  doncellas  vestidos  de  blan- 
co con  crucifijos  en  las  manos,  levantando  al  cielo  las  vo- 
ces clamando:  ¡Señor  y  verdadero  Dios,  misericordia!  Eran 
para  ablandar  un  bronce  tan  lastimosos,  llorosos,  é  inocen- 


I 


394 


VÍCTOR  BALAGUBR 


í 


t 


tes  clamores.  Pero  Dios,  que  aun  los  quena  mas  peniten- 
tes, y  reconocidos,  al  compás  del  llanto,  y  rogativas,  iba 
apretando  la  mano  del  castigo  encendiendo  mas  la  peste. 

t  A  veinte  y  seis  de  marzo,  con  deliberación  del  Consejo 
de  Ciento,  se  acudió  á  San  Francisco  de  Paula,  á  cuya 
iglesia  fueron  dia  veinte  y  siete  Concelleres,  y  Consejo  de 
Ciento,  y  con  gran  solemnidad  se  hizo  el  voto,  expuesto 
Cristo  Sacramentado,  de  varios  obsequios  anuales  al  San- 
to, alcanzándoles  de  Dios  misericordia.  A  treinta  de  abril 
se  hizo  una  procesión  general  como  la  del  C-orpus,  y  de- 
votísima, trayendo  en  ella  el  Sagrado  Cuerpo  de  nuestro 
paisano,  Obispo,  y  tutelar  San  Severo,  que  solo  se  saca  en 
extremas  necesidades;  que  en  los  setenta  y  seis  años  de 
edad  que  tengo,  solo  ha  salido  en  la  última  enfermedad  de 
nuestro  Rey,  y  Padre  Carlos  segundo. 

» Reconociéndose  ser  muy  dañosos  los  concursos,  y  co- 
municaciones para  apagarse  la  Peste,  se  resolvió  no  ha- 
cerse procesiones  públicas,  y  reducirlo  á  particulares,  y 
privadas  rogativas.  También  se  acordó,  que  en  las  iglesias 
no  hubiese  concursos  separándose  unos  de  otros,  y  que  se 
permitiesen  pocos  de  una  vez  en  los  templos.  En  los  con- 
ventos de  los  religiosos,  que  se  pasase  de  una^  á  otras  ca- 
pillas por  dentro  cerradas  las  rejas:  y  el  celebrante,  cuan- 
do saliese  á  decir  misa,  pasase  por  aquella  puerteciUa,  sin 
tocar  á  Seglares,  ni  admitirlos  en  las  capillas,  dejando 
para  ellos  el  ámbito  de  la  iglesia.  En  las  otras  iglesias, 
qué  no  hay  tránsito  privado  para  las  capillas,  se  hicieron 
vallas  por  el  rededor  por  donde  pasaba  el  sacerdote,  sin 
comunicar,  ni  tocar  con  los  que  iban  á  oir  Misa. 

» A  los  últimos  de  abril,  y  primeros  de  mayo  se  encendió 
tanto  la  peste,  que  toda  la  ciudad  se  abrasaba.  Los  vica- 
rios unos  morian,  y  otros  huian:  no  quedó  clérigo  para  ad- 
ministrar los  Sacramentos;  y  para  remediar  necesidad  tan 
grande,  hicieron  repartir  religiosos  de  diferentes  órdenes 
por  las  parroquias.  Estos  habitaban  de  dia  y  de  noche  en 
las  casas  de  los  vicarios;  á  lo  menos  eran  dos.  Uno  pan 
llevar  el  Santo  Viático,  y  otro  paira  confesar,  y  ambos  ibaí 
con  achas  encendidas  en  las  manos,  las  cuales  ponia  entrt 


^> 


HST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.   395 

enfermo  y  el  religioso;  porque,  por  donde  con  mas  faci- 
dad  se  comunica  este  mal,  es  por  la  respiración,  y  alien- 
I,  é  interpuesta  la  llama  del  fuego,  pudiese  comunicar  las 
ilabras,  consumiendo  las  cualidades  venenosas  que  res- 
iraba  el  doliente.  A  mas,  que  la  distancia  de  el  uno  al 
tro,  era  cuanta  permitía  el  ámbito  de  la  pieza  en  donde 
itaba  el  apestado.  £1  Viático  se  les  ministraba  con  una 
iriUa  de  plata  larga,  y  luego  se  daba  la  Extrema-Unción, 
espachando  de  los  tres  sacramentos  de  una  vez,  quedando 
1  doliente  á  la  misericordia  de  Dios.  En  donde  había  solo 
n  religioso,  lo  hacia  todo,  acompañado  de  un  escolano, 
ue  llevaba  la  luz,  y  campanilla,  por  la  cual  se  sabia  que 
íuestro  señor  pasaba,  y  de  muchas  casas,  al  oiría,  desde 
15  ventanas  suplicaban,  que  subiese.  A  los  últimos  de 
layo,  de  una  salida  no  sacramentaban  á  dos,  ó  cuatro,  si- 
0  á  setenta,  á  ochenta,  y  á  veces  mas,  con  que  volvia  can- 
idissimo  el  sacerdote  á  la  parroquia.  Estos  buenos  reli- 
¡osos  vestían  el  hábito  corto  á  media  pierna,  para  atacar, 
ue  la  ropa  no  cogiese  el  polvo  infestado.  Murieron  mu- 
iiisimos  en  esto  santo  ejercicio;  pero  jamás  faltaba  quien 
in  mucho  zelo  y  candad  se  dedicase,  y  se  expusiese  á 
>te  voluntario  martirio,  por  el  bien  de  las  pobres  almas. 
In  sintiéndose  heridas,  se  iban  á  unas  casas,  que  la  ciu- 
íd  tenia  para  ellos  destinadas,  donde  eran  en  todo  asís- 
dos,  y  el  que  escapaba  con  vida,  volvia,  hecha  la  purga- 
ion,  á  donde  le  señalaban.  Y  á  no  ser  estos  caritativos 
arones,  sabe  Dios  cuantos  millares  de  Almas  se  habrían 
erdido. 

II. 

iVa  creciendo  la  peste:  sale  mucha  gente  de  la  ciudad 
y  plántame  palos  fuera  de  ella. 

»Con  tanta  evidencia  de  peste,  aun  no  se  atrevía  la  ciu- 
ad  á  declarar  que  lo  fuese,  por  los  grandes  daños  que  re- 
iltaba  á  Barcelona  al  declararla. 

■  Habíanse  de  ausentar  los  diputados,  y  la  Audiencia,  y 


39^  VÍCTOR  BALAGUER 

habíanse  de  seguir  otros  inconvenientes.  Pero  la  falta  de 
víveres  y  de  medios,  obligó  á  hacerlo.  Los  diputados  se 
fueron  á  Tarragona,  con  todos  sus  oficiales;  los  jueces  del 
civil  se  dividieron  por  varios  lugares  de  Cataluña  y  los  del 
criminal  se  estuvieron  en  la  torre  Pallaresa,  cerca  del  con- 
vento de  San  Gerónimo  de  la  Murta,  distante  mía  hora  y 
media  de  la  ciudad. 

»Si  genta  habia  salido  de  Barcelona  desde  los  primeros 
recelos,  hasta  últimos  de  abril,  que  la  dejaron  diputados  y 
jueces;  con  este  ejemplar  fué  innumerable  el  esceso.  Pa- 
gáronlo bien,  porque  como  toda  la  Provincia  estaba  albo- 
rotada, por  la  misma  causa  estaban  los  caminos  rotos,  lle- 
nos de  guardas  y  centinelas,  sin  consentir  se  acercase  na- 
die á  las  casas  de  campo  ni  á  los  lugares.  Habian  de  dor- 
mir al  raso  y  padecer  hambre;  y  si  algimos  se  admitian, 
habian  de  estar  cuarenta  dias  haciendo  la  purgación,  con 
guardas  á  sus  costas  y  después  les  quemaban  la  ropa  que 
traían  y  obligaban  á  hacerla  nueva  y  aun  de  ese  modo  era 
gran  fineza. 

» Apenas  salieron  los  diputados  se  pusieron  palos,  ó  ma- 
deras derechas,  para  señalar  los  puestos  á  donde  habian  de 
pasar  los  que  traían  las  provisiones  á  la  ciudad,  y  á  donde 
habian  de  salir  los  de  esta  á  comprarlas.  A  la  parte  de  Le- 
vante por  la  Puerta  Nueva  se  fijó  al  puente  del  lugar  de 
San  Martin.  A  la  de  Poniente  por  la  de  San  Antonio,  á  la 
Carnicería  de  Sans:  (este  se  retiró  algo.)  A  la  parte  del 
mar,  al  salir  de  la  Lacuna,  á  donde  las  barcas,  que  traían 
provisiones  las  descargaban  y  con  esquifes  de  la  ciudad  las 
traían  después.  A  la  puerta  del  Ángel  no  le  habia,  porque 
esa  era  solo  para  pasar  los  apestados  y  muertos,  los  sepul- 
tureros y  oficiales  del  grande  hospital  de  Jesús,  con  los 
mantenimientos;  y  si  otros  pasaban,  caían  en  grandes  pe- 
nas que  habia  impuestas. 

>La  forma  en  que  estaban  los  palos,  era,  que  rompían  los 
caminos  reales  unos  valles,  ó  fosos  muy  anchos,  profundos 
y  largos;  estos  servian  de  línea  y  división  entre  los  foras- 
teros, que  conducían  las  provisiones;  y  los  de  la  ciudad 
que  iban  á  comprarlas.  Para  poder  recibir  de  unos  á  otros 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      397 

la  mercadería  y  el  dinero,  había  tres  mesas  en  cada  parte 
muy  largas  sobre  maderos  que  salían  del  valle,  y  4  modo 
de  tomo  dispuestas,  que  poniendo  el  uno  la  mercadería  á 
un  extremo  daba  vuelta,  y  la  tomaba  el  comprador  y  ajus- 
tados del  precio  ponía  el  dinero,  y  á  otra  vuelta  le  recibía 
el  que  lo  había  vendido,  quien  llevaba  consigo  ima  olla 
con  vinagre  para  puriñcar  la  moneda,  6  con  una  sartén  las 
ponía  al  fuego,  y  limpia  de  este  modo  las  contaba,  y  cada 
uno  se  volvía.  Allí  había  personas  destinadas  para  que  na- 
die pasase  la  línea,  y  p»ara  lo  mismo  había  guardas  á  lá 
otra  parte.  Con  boletas  pasaban,  más  sin  ellas  había  pena 
de  la  vida. 

III. 

^Miiere  mucha  gente:  prosigue  la  fuga  y  queda 
casi  despoblada  la  ciudad. 

» A  los  últimos  de  Mayo  se  reconoció  grandísimo  estrago; 
porque  ya  los  sepultureros  que  estaban  divididos  por  seis 
cuartos,  gobernando  cada  uno  un  conceller,  no  bastaban 
á  conducir  los  muertos  y  enfermos  al  hospital  de  Jesús,  y 
fué  preciso  valerse  de  carros  para  los  muertos  y  de  féretros 
para  los  enfermos.  Era  cosa  lastimosa,  y  aun  horrorosa  ver 
las  carretas  llenas  de  muertos:  unos  vestidos,  otros  en  ca- 
misa; unos  desnudos  y  otros  envueltos  en  las  sábanas,  mez- 
clados, y  amontonados,  como  si  fueran  sacos.  Seguían  á 
los  difuntos  otras  carretas  llenas  de  los  colchones  y  ropa  en 
que  habían  muerto.  Eran  aquellas  muchísimas.  Al  enfer- 
mo también  le  seguía  la  cama  que  tenia,  para  poderle  te- 
ner en  la  Enfermería,  y  el  que  no  la  llevaba,  había  de  que- 
dar en  tierra,  porque  había  llegado  á  tal  extremo  el  núme- 
ro de  los  enfermos  y  muertos,  que  para  los  primeros,  no 
solo  faltaban  camas,  sino  también  puesto  para  hacerlas  en 
cubierto,  que  ni  en  celdas,  corredores,  claustros,  oñcinasy 
demás  del  convento,  sobre  ser  muy  grande,  había  capaci- 
dad para  tantos.  Y  se  hubieron  de  fabricar  cubiertos  de 
madera  por  los  huertos;  y  llegó  á  ocasión,  que  pasaban  de 
cuatro  mil  los  enfermos  de  la  Enfermería,  sin  los  particu  - 


398  VÍCTOR  BALAGUER 

lares  por  las  casas  y  Otros  puestos,  y  sin  los  que  á  todos 
cuartos  de  hora  espiraban.  ¡Considere  el  lector,  qué  gente, 
qué  remedios,  qué  expensas  para  asistir  á  tantosl 

•A  vista  de  tan  imponderable  tragedia,  la  poca  gente 
que  quedaba  esparcida  y  casi  sin  sentido,  resolvió  salirse, 
y  abarracarse  en  la  montaña  de  Monjuich,  en  el  llano  de 
Valldoncella,  y  otras  partes  y  algunos  mas  lejos:  conso- 
lándose de  pasar  por  cualquier  trabajo,  como  quedasen  es- 
peranzas de  salvar  la  vida:  con  que  quedó  la  ciudad  defor- 
ma, que  parecia  milagro  encontrar  alguno:  y  no  es  enca- 
recimiento decir,  nacian  yerbas  por  las  calles,  como  por 
los  campos,  que  no  los  huella  planta  humana.  Si  alguno  se 
hallaba  era  solo  para  buscar  alimentos,  ó  medicinas  para  el 
enfermo.  Viendo  la  ciudad  tanta  infelicidad  y  estrago,  por 
comunicarse  unos  con  otros,  echó  bando,  so  pena  de  la  vi- 
da, que  hombre,  ni  mujer  que  gobernase  apestado,  pudiese 
andar  por  la  ciudad,  ni  comunicar  con  los  sanos.  Asalarió 
gente  por  los  cuartos,  para  que  llevasen  la  carne  y  demás 
inantenimientos,  que  nadie  pudiese  entrar  en  casa  que  hu- 
biese enfermo.  La  señal  de  ellos  era  ima  cruz  de  Santa  Eu- 
lalia blanca  sobre  la  puerta.  En  viéndola,  todos  huian.  Y 
que  las  casas  donde  habia  habido  un  apestado,  se  cerrasen 
y  clavasen  unos  maderos  atravesados  y  que  nadie  fuese 
osado  á  abrirlas  sin  licencia  del  conceller  del  mismo  cuar- 
to, bajo  la  dicha  pena  de  la  vida. 

lEstilábase  que  los  que  quedaban  en  las  casas  de  los  que 
hablan  muerto  de  peste,  los  llevaban  á  Jesús,  sino  tenian 
posibilidad  para  sustentarse:  si  eran  muchachos  sin  go- 
bierno, los  llevaban  á  unas  casas  en  la  calle  de  Jesús,  que 
llamaban  la  Purga,  ó  al  colegio  del  Obispo,  y  allí  los  sus- 
tentaba la  ciudad.  Si  alguno  hurtaba  en  las  casas  cerradas, 
lo  pagaba  con  la  vida  ó  con  azotes,  ó  servir  tanto  tiempo 
al  hospital.  Con  estos  ejemplos  se  remediaron  muchas  mal- 
dades y  latronicios. 

IV. 
^Inauditos  trabajos  y  miserias  en  lo  mas  encetidido  de  la  pesie 

>Para  lo  que  ahora  paso  á  referir  (dice  el  anónimo)  qui 


ALUNA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      399 

:uencia  que  se  requiere  para  Iraer  á  li 
[oloroso,  y  lamentable  suceso,  que  halla- 
>  libros  de  historias  del  presente  asunto 
udieres  leer  de  tragedias  lamentables  3 
r  si  la  desgracia  te  trajera  (lector  mió)  t 
Tipo,  ^rvate  de  escarmiento  y  documen- 
ás. 

único  remedio  (dice)  para  librarse  un( 
ir  de  los  primeros  y  vol  ver  de  los  últimos 
!  y  no  de  otra  podrá  librarse.  Y  si  por  1í 
ios  se  libra,  ve  cosas  tales,  que  le  añigen 
no  padecer  el  mismo  mal.  Apenas  le  híe- 
cuando  luego  se  ve  en  total  soledad.  TO' 
i.  Ni  el  padre  consuela  al  hijo,  ni  el  hij< 
no  pasa  con  maridoy  mujer,  con  los  her 
ladres  desamparan  los  hijos.  De  entre  her 
rir  por  experiencia  [dice  el  anónimo]  qnt 
r  un  carbunclo  en  la  piema  y  tumor  á  If 
;dio  que  alguna  de  dos  hermanas  suyas 
3  asistir,  pero  ni  aun  verla,  pidiéndola! 

enferma,  para  hablarlas  antes  de  morir 
nedio,  por  mas  que  en  salud  eran  mu} 
erian  mucho. 

ñcultad  se  hallaba  quien  asistiese  á  lo: 
eran  pocos  los  asistentes  respecto  al  nú- 
ados.  Hallábanse  por  fin;  pero  sin  hacei 
ino  á  otro  enfermo,  y  era  preciso  acudü 
.  la  pulsación,  que  aquellos,  como  expe- 
an mas  animosos,  habiendo  pasado  y  cU' 
lal;  y  para  sacarlos  de  alli  era:  preciso  bi 
■1  conceller  del  cuarto  en  que  vivia  el  qu< 
e  de  megos  y  lástimas  lo  conseguían, 
mos  de  las  pobres  criaturas  de  teta,  qui 
a  la  madre,  les  quitaban  el  pezón,  y  al- 
n  madre  é  hijo  dejándosela  dar?  Pero  lai 
ban  niños  de  pecho,  ¿á  quiénes  se  babia  d< 
-s  diesen  leche?  (¡aquí  delUanto  y  dolorl 
s  puerta  en  puerta  con  el  hijuelo,  todoi 


-*ir 


4CX> 


VÍCTOR  BALAGUBR 


dos  llorando  y  buscando  quien  le  diese  el  pecho,  ó  ama 
que  se  encargase  de  él;  y  ver  del  modo  que  los  despacha- 
ban, en  oler  que  la  madre  habia  muerto,  6  estaba  el  niño 
herido  de  peste:  era  para  quebrantar  un  corazón  diaman- 
tino oir  los  lamentos  del  afligido  padre;  y  si  por  suerte  ó 
desgracia  se  encontraba  alguna,  antes  de  encargarse  la 
criatura,  desnudábanla  en  carnes  y  lavábanla  con  vinagre 
muy  fuerte;  la  perfumaban  muchas  veces  con  yerbas  con- 
fortativas y  la  pasaban  por  las  llamas;  y  después  de  todo 
esto,  vestíanla  de  ropa  nueva.  Este  martirio  con  un  ange- 
lito tolerar  se  podia,  si  se  asegurase  con  él  su  crianza;  pe- 
ro sucedia  enfermar  la  ama  de  allí  á  cuatro  días,  y  al  reci- 
birla otra,  habia  de  pasar  otra  vez  los  mismos  martiiios. 
Pero,  ¿qué  sucedia  si  el  niño  ó  niña  se  apestaba?  Lo  vol- 
vian  luego  á  su  padre,  sin  que  á  precio  alguno  se  hallase 
quien  le  diese  el  pecho.  ¡Qué  infelicidad  para  un  padre; 
pues  por  mas  doblones  que  tuviese,  se  hallaba  sujeto  á  tan 
lamentable  desgracia!  Para  ellos  habia  dispuesto  la  políti- 
ca el  tener  en  las  casas  de  la  Piurga,  en  la  calle  de  Jesús, 
amas  asistidas  y  regaladas  de  todo,  criaban  y  daban  leche 
á  todos  los  que  allí  llevaban,  y  aun  pagando  exorbitante 
salario  á  éstas,  y  estando  á  pedir  de  boca,  servidas,  s^  ha- 
llaban pocas  que  quisiesen  aplicarse  á  esto;  allá  las  lleva- 
ban y  entregaban  los  afligidos  padres,  señalándolas  con 
una  cinta,  y  el  nombre  de  ellos,  para  volverle  á  recobrar, 
si  vivian,  pasado  el  mal.  Lo  que  estos  angelitos  allí  pade- 
cian,  solo  Dios  lo  sabe.  Parecian  aquellas  casas  cabanas 
de  corderinos  recien  nacidos,  dando  validos  por  la  madre. 
Y  como  las  tales  amas  acostumbraban  ser  como  vacas, 
poltronas  y  dadas  al  vicio,  cuidaban  poco  de  su  obhgacion; 
ó  porque  no  podían  acudir  al  alimento  y  limpieza,  pues 
tenían  seis,  ocho  y  mas  cada  una.  Y  si  escapaban  con  vida, 
no  hallaban  á  su  padre  los  mas,  ni  quien  los  acogiese.  Las 
mujeres  que  los  hijos,  ó  á  quien  daban  el  pecho  se  les  mo- 
rían de  peste,  padecían  infinito  de  la  leche,  por  no  hallar 
quien  la  tomase,  si  no  encontraban  otros  que  las  madres,  < 
amas  hubiesen  muerto  apestadas. 

•Las  preñadas  padecían  en  esta  ocasión  lo  que  no  es  de 


r 


—ACLARACIONES  AL  LIE.  X.      40I 

cible.  Mostró  la  experiencia,  que  de  las  ciento,  apenas  es- 
capaban dos,  y  en  llegando  el  lance  de  parir,  quedabaj 
madre  é  hijo  en  la  demanda;  porque  las  comadres  no  que- 
rían asistir:  y  si  el  marido  ó  algún  amigo,  por  gran  fineza 
no  hacía  el  oficio  de  comadre,  perecían  irremedíablementi 
vidas  y  almas.  Si  la  madre  moña,  y  quedaba  el  recién  na 
cido,  era  otro  nuevo  tormento  buscar  por  la  ciudad  quiei 
le  diese  leche;  y  sino,  como  acabamos  de  referir  arriba 
que  alguna  apestada,  6  que  se  le  hubiese  muerto  el  qU' 
criaba,  arriesgando  la  vida,  1&  perdía  el  inocente  en  lo 
brazos  de  su  padre  por  falta  de  sustento. 

»No  era  de  menos  dolor  el  rie^o  de  perderse  las  alma 
en  tan  deshecha  borrasca;  porque  morian  muchos,  sin  qu 
tuviesen  el  consuelo  de  hacerlas  acordar  pidiesen  á  Dio 
perdón,  y  los  absolviese  de  sus  culpas;  porque  sacerdot 
alguno  no  habia  que  buscar  por  eso;  habíalo  de  hacer  t 
'  que  servia  en  la  enfermedad,  y  este  solía  sor  francés,  qu 
hubo  muchos  que  se  aplicaban  á  este  ejercicio,  y  tal  ve 
no  católico  (¡ah,  mi  Diosl).  Conque  se  echa  de  ver  el  evi 
dente  peligro  de  la  salvación  de  las  almas;  y  sí  se  aplícab. 
á  lo  referido  el  enfermero,  procuraria  mas  presto  despa 
char  el  doliente  que  detenerlo,  para  hacer  pesquisa  de  I 
mejor  que  en  la  casa  encontraba;  porque  hasta  que  los  sí 
pultureros  cargaban  con  el  cadáver,  envuelto  en  la  sábana 
quedaba  dueño  de  la  casa,  sin  que  nadie  se  atreviese  á  su 
bir  á  ella,  y  después  se  cerraba,  como  queda  dicho. 


t  imponderables  desdichas  de  los  gtu  se  salierott  de  Barcelona:  y  d 
esta  gracias  á  Dios  por  la  mejora  del  cotilagio. 

«Diremos  algo  ah  ora  de  lo  mucho  que  padecieron  los  qu 
en  medio  del  estrago  de  la  pestilencia  quisieron,  por  s 
temor,  salir  de  Barcelona  y  abarracarse  á  vista  de  la  ciu 
dad:  porque  en  otros  lugares  con  cuarentena,  ni  aun  co: 
guardas  de  vista,  no  eran  admitidos,  ni  les  daban  terrenc 
porque  en  oyendo  que  habían  salido  de  Barcelona,  se  hui; 
de  ellos  como  de  la  peste. 

TOMO  XVI  26 


402 


VÍCTOR   BALAGUER 


»Estos  procuraban  alojarse  en  barracas  de  tierra  y  fa- 
gina, 6  fagina  y  tablas  en  la  campaña,  una  legua  á  la  cir- 
cunferencia de  la  ciudad.  Estos  eran  de  los  que  en  las  ca- 
serías ó  lugares,  á  cuyo  abiigo  estaban  las  barracas,  ba- 
ilaban quien  por  parentesco,  amistad,  ó  mucho  dinero  los 
admitian  para  que  hiciesen  sus  barracas,  y  les  vendían 
alimentos.  Y  esto  era  la  mayor  fineza  y  beneficio  que  pue- 
de ponderarse:  que  los  que  no  tenian  este  alivio,  se  hahian 
de  quedar  en  la  ciudad,  y  encerrados  en  sus  casas^  esperar 
que  les  trajesen  en  ellas  algo  para  alimentarse.  Si  era  car- 
ne, la  metian  en  agua  muy  caliente  antes  de  admitirla,  y 
lo  demás,  ó  bien  perfumado,  ó  pasado  por  vinagre,  y  sin 
que  quien  lo  traia  se  atreviese  á  entrar  en  la  casa,  que 
unos  de  otros  se  guardaban;  y  en  dando  en  alguno  de  la 
casa  la  peste,  que  sucedía,  ó  por  imaginación,  ó  por  temor, 
ó  porque  era  así,  habia  de  buscar  otra  habitación  y  quien 
sirviera  al  enfermo,  que  uno  y  otro  era  tan  difícil  de  ha- 
llar, que  no  hay  término  que  pueda  explicarlo;  por  último, 
el  enfermo  paraba  en  el  hospital. 

»Habia  algunos,  que  teniendo  en  los  lugares  vecinos  y 
barrios  de  Barcelona  deudos  muy  cercanos  6  personas  de 
íntima  amistad,  se  iban  á  ellos,  y  en  barracas  que  les  dis- 
ponían, se  alojaban,  y  de  las  casas  del  bienhechor  les  lle- 
vaban la  comida,  dejándola  algo  lejos  de  la  barraca;  y  pa- 
ra que  el  que  la  llevaba  no  se  comunicase  con  los  de  ella, 
los  del  término  les  ponían  guardas  de  vista,  dándoles  los 
de  la  barraca  diez  ó  doce  reales  cada  día.  Esto  sucedía 
treinta  6  cuarenta  días,  y  pasados,  mudados  de  ropa,  per- 
fumados y  lavados  con  vinagre,  los  admitian  en  las  casas, 
y  mientras  duraba  la  salud  lo  pasaban  bien,  pero  en  enfer- 
mando, tan  mal  como  el  que  mas;  porque  luego  lo  planta- 
ban en  su  barraca  solo,  con  el  que  habia  de  asistirle;  y  sí 
no  hallaban  quien  lo  hiciese,  precisaban  á  uno  de  la  com- 
parsa que  le  asistiese.  La  medicina,  médico  y  cirujano 
habia  de  venir  del  convento  de  Jesús  6  de  Barcelona,  v 
todo  á  peso  de  oro,  y  con  la  dificultad  que  se  deja  consid 
rar.  De  estos  morían  muchos  sin  Sacramentos,  y  la  sepul 
tura  era  en  el  campo;  y  habia  muchos,  que  puestos  en  U 


lE  CATALUSa. — ACLABACIONES  AL  LIB.  X.      403 

ed^ban  con  total  desamparo  y  rabiando  mo- 
1,  saliéndose  de  las  casas  y  poblados,  les  em- 
1  por  el  camino,  y  andaban  mientras  había 
1  faltando,  arrimados  á  un  nbazo,  luchando 
ías,  miserablemente  dejaban  la  vida, 
or  experiencia  puedo  afirmar  {dice  el  anóni- 
grande  error  salir  de  la  ciudad  en  ocasión  de 
eclarado  la  peste,  porque  mal  por  mal,  se  pa- 
n  la  ciudad,  que  si  habia  medios,  se  hallaba 
o  lo  que  se  habia  menester,  caro  ó  barato,  y 
tenia,  hallaba  socorro  en  el  hospital,  pues  á 
tba,  lo  que  afuera  era  casi  imposible;  y  al  fin 
13  Santos  Sacramentos  y  habia  mas  probabi- 
ar  el  alma.  En  mi  casa  murieron  mi  mujer  y 
de  la  peste,  y  la  pasó  mi  madre  y  otro  hijo 
aba;  todos  tuvieron  su  asistencia,  de  que  me 
¡  cuesta  y  lo  que  se  padece:  pero  abrumado  de 
os,  y  ver  tanto  padecer,  junto  con  las  instan- 
.0  Mans,  labrador  del  lugar  de  Sarria,  herma- 
jer,  determiné  para  salvar  la  vida,  dejar  la 
li  familia. á  nueve  de  Junio,  y  en  la  barraca 
jso,  bien  asistidos  de  comer,  pasamos  la  cua- 
ibada  nos  entramos  en  su  casa,  donde  estuvi- 
atro  de  Agosto,  en  que  las  armas  de  España 
irceiona,  nos  hicieron  retirar. 
iempo  vi  y  oi  tales  lástimas,  miserias  y  traba- 
e  se  habian  salido  de  Barcelona,  que  lo  hasta 
es  breve  y  ligero  apuntamiento,  y  para  lode- 
palabras  ni  términos  con  que  explicarlo;  y  así 
io  del  sabio  y  compasivo  lector. 
)ra  el  contagio  con  las  ardientes  calenturas 
,  causar  frenesí  insuperable,  y  mientras  lo  pa- 
ís en  las  casas  particulares,  unos  se  arrojan 
ñas,  otros  salen  por  las  calles  en  la  postura 
lan:  y  como  la  fuerza  que  tienen  en  estos  lan- 
lomable,  no  habia  quien  los  detuviese;  porque 
no  bastaba,  sino  que  acaso  se  encontrasen  los 
corrian  y  desesperados  divagaban,  hasta  que 


^ 


404  VÍCTOR   BALAGT^R 

miserablemente  espiraban;  y  por  mas  que  fuese  gritando 
el  que  asistía,  ni  hallaba  a^nida,  ni  recavaba  cosa  alguna. 
En  la  Morbería  de  Jesús  se  veia  esto  cada  instante,  y  sí 
daban  en  beber  al  estanque,  morían  de  repente;  y  aunque 
se  quisiera  tener  providencia  en  esto,  como  procuraban 
hacerlo  los  sepultureros,  atándolos  al  llevarlos,  no  era  fá- 
cil; pues  habia  ocasión  que  pasaban  de  cuatro  mil  los 
apestados,  con  que  no  podían  atender  á  tantos. 

•Cuando  se  reconoció  alguna  mejoría  en  el  contagio, 
que  fué  á  primeros  de  Agosto,  empezó  á  verse  la  mina  en 
la  hacienda,  la  pobreza  y  necesidades;  porque  atendiendo 
solo  á  salvar  la  vida,  para  asistirse  se  vendía  cuanta  pla- 
ta, oro,  ropa  y  alhajas  había,  si  se  podía  hallar  quien  lo 
comprase,  de  que  resultó  el  quedar  sí  con  vida,  no  con  qué 
pasarla. 

•Fué  prodigio  de  la  Divina  Providencia  (dice  el  anóni- 
mo) que  á  los  últimos  de  Julio  y  primeros  de  Agosto,  que 
es  lo  ardiente  de  la  canícula,  empezó  á  dar  treguas  la  pes- 
te, y  reconocer  alivio  en  las  enferaiedades:  misericordia 
grande  de  Dios,  y  no  menos  prodigio  también' fué,  que  vi- 
niendo en  dicho  tiempo  el  ejército  castellano  á  sitiar  á 
Barcelona,  toda  la  gente  de  los  lugares  circunvecinos,  con 
sus  familias  y  haciendas,  y  los  que  estaban  en  las  barra- 
cas, muchos  de  ellos  heridos  de  peste,  todos  se  metieron 
en  Barcelona,  sin  reparar  en  el  evidente  peligro  de  la  vi- 
da: y  cuando  por  razón  de  tanta  comunicación,  natural- 
mente habia  de  aumentarse  el  contagio,  entonces  se  des- 
vaneció su  rigor. » 

Algo  mas  adelante  dice  estas  palabras:  t  Reconociendo 
el  gobierno,  que  mas  era  milagro,  que  causa  natural,  la 
benignidad  que  se  esperimentaba  en  el  contagio,  deliberó 
el  Consejo  de  Ciento  se  diesen  gracias  á  Dios  por  la  mise- 
ricordia que  nos  hacia.  El  día  siete  de  Agosto  se  celebró 
en  la  Catedral  un  solemne  oficio,  y  después  una  procesión 
por  dentro  de  la  iglesia  con  Te  Deum  laudamus,  asistiendo 
]os  Concelleres  y  la  mayor  parte  del  Consejo.  Fué  mu 
singular  (también  son  palabras  del  historiador)  el  Divin< 
favor  en  este  punto,  porque  calmó  de  forma  la  peste,  qut 


— ACLAKACIONEI 

il  á  medio  Setii 
¡ñor  número,  e: 
a,  pasadas  de  c 
xáió  año  mil  se 

»do  de  U  bis 
a  diré  yo,  que 
e  escritor  del  r 
il  principio  de 
salido  de  Bar< 
9C05  los  dichos 
)n;  y  tal  vez  se 
rédito.  Pero  ii' 
eferido  al  priii' 
s:  Fué  prodigio 
■ulio  y  primeros 
,  empezó  á  dar  ir 
atiendo  el  gohist 
te,  A  milagro  i 
itendieron,  (po 
le  obró  Dios  p 
l^en  de  Monta 
Concelleres  de 
1  amor  y  carid: 
lO  se  deben  or 
idad:  Jacinto  i 
trió  (no  hallo  e 
Vila;  Francisc 
ras,  tercero?  Je 
uel  Llargués, : 


n 


406  VÍCTOR  BALAGUBR 

XIV  (Cap.  XXXIV). 

RELACIÓ  VERDADERA 

DE  LA  INTENTADA  PRESA  DE  LA  CIUTAT  DE  VICH,  DE  MOLT  TEMPS,  Y 
DE  MOLTS  TRASSADA,  Y  MAL  REAIXIDA. 

(De  un  impreso  coeUneo.) 

•Despres  da  lo  temps  de  nou  mesos  de  porfiat  siti  per 
mar,  y  térra  sobra  Barcelona,  ha  fet  vexirer  ais  imperti- 
nents  castellans,  (nostres  enemichs)  lo  valor,  constancia, 
y  lealtat  de  aquella  invicta  ciutat,  y  los  ha  fet  gastar  y 
perdrer  en  diner  mes  de  cuatre  milions,  en  soldats  mes  de 
cuaranta  mil  homens,  que  ab  novas,  y  continuas  llevas  han 
aportat  pera  fomir  son  exercit,  lo  cual  per  las  surtidas, 
pesta,  fam,  y  treball  infatigable  en  tan  grans,  y  llargues 
circunvalacions,  y  per  la  desesperació  de  alcangar  lo  fi, 
está  reduhit  sempre  á  número  flach  y  flacas  forgas.  Han 
ells  maliciosament  ordit,  y  fet  entre  los  castellans  esta, 
que  fehelment  escrich,  última  de  las  embusterías,  pera  glo- 
ria deis  bons,  y  perdició  deis  mals. 

i£n  algunas  poblacions  de  las  estesas  faldas  déla  mon- 
tanya  de  Monseny,  guarda  de  feras,  tenian  refugi,  y  habí- 
tació  alguns  homens  perduts  y  facinerosos,  y  principal- 
ment  en  los  llochs  de  Viladrau,  Arbucias,  Sant  Hilan  y 
Taradell,  de  hont  per  lo  tráete  y  comers  tenian  ab  altres 
de  sa  Uiga,  de  las  ciutats,  vilas  y  Uochs  vehines,  cresque- 
ren^i  número,  y  cresqueren  en  malicia,  que  per  lo  fácil, 
y  continuo  transit  tenian  á  las  trinxeras  deis  enemichs,  y 
persuadits,  y  incitats,  per  estos  ab  algunas  doblas,  y  rool- 
tas  promesas,  y  enganyats  per  los  mol  valedors  qucs  pro- 
metían y  qui^a  seis  eren  offerts,  determinaren  de  apode- 
rarse de  la  ciutat,  y  plana  de  Vich  ajudats  de  cavallería 
castellana. 

» Ab  esta  determinació  tomaren  de  las  trinxeras,  á  20  de 
abril  1652,  ab  alguna  cuantitat  de  moneda,  y  entregareí 
part  de  ella  en  mans  de  don  Diego  Garriera  y  de  Gurb 


■.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      4O7 

habitant  en  Sant  Hilan,  ab  promesa  del  marqués 
ra,  quels  envioria  la  cavalletía  pera  50  de  dit  mes; 
íT  dit  termini  no  arribas,  solicitaren  ab  repctits 
vinguda,  offerint  y  assegurant  moltissims  mica- 
cü  la  entrada  t  entrega  de  I2  ciutat  de  Vich. 
el  mes  de  maig  de  dit  any,  vigilia  de  la  Assenció, 
Ji  horas  de  la  tarda,  lo  doctor  Balthezar  Tapias, 
ill  de  sa  Magcstat,  que  per  sa  disposició  y  valor 
:ser  del  de  guerra,  y  capitá  en  ella,  rebé  un  avis 
deis  jurats  de  dit  lloch  de  la  Garriga,  contenínt, 
punta  del  dit  dia,  habían  passat  entre  lo  dit  llocb, 
amalús,  cavalls  y  gran  número  de  miquelets  cas- 
udicant  eren  vultanta  los  cavalls,  y  doscents  los 
s.  Tingué  aqueix  dia  mateix  altres  avisos  de  diffe- 
rts,  que  marxavan  á  la  montanya  de  Monseny, 
arse  ab  los  de  Viladrau.  Comunica  los  avisos  ab 
rs  Jacinto  Roca,  canonje  de  la  Seu  de  Vich,  y 
h  Coll,  jutge  ordinarí,  Pere  Martyr  Comalada, 
lonrat  de  dita  ciutat,  junt  ab  altres  ciutadans  de 
i  Confian9a,  tots  zelosos  del  servey  de  Nostre  Rey 
lissim  (que  Deu  guart),  y  cuidadosos  del  be  de  la 
leterminaren  de  prompte  convocar  lo  Consell  de 

y  per  ella  entes  lo  designe,  y  marxadelenemich, 
'en  se  possasen  tots  los  ciutadans  en  armas,  dis- 

la  gent  ab  vuyt  companyas,  ab  sos  capitans  y 
^  per  coronel  se  anomená  lo  illustre  Joan  Bona- 
Bergadá,  en  drets  doctor,  y  conseller  en  Cap,  do- 
as  y  monicions  á  tots  los  ciutadans;  ab  gran  dili- 
iterminaren  axi  mateix  enviar  propris  al  o^p, 
3  marqués  de  Sant  Andreu,  Monbru  y  compte  re- 
jntament  se  despatxaren  avisos  y  manaments  per 
Is  batlles,  y  jurats  de  la  veguena  de  Vich,  do- 
loticia  de  la  marxa  é  Intent  del  enemich,  y  que 
!n  tota  la  gent  apunt  de  guerra  pera  marxar,  en 
:  tindiian  avis,  y  habia  ja  días  tenia  lo  doctor  Ta- 
ta seguretat,  qui  ab  diligencia,  y  voluntat  acudi- 

y  la  tenia  també  de  tres  batlles  de  don  Diego  Sa- 
es  servidors  de  Nostre  Rey. 


408  VÍCTOR  BALAGUER 

»Lo  dijous  día  de  la  Assenció,  á  nou  del  mes,  se  sabe 
eren  arribats  los  enemichs  á  lá  casa  y  hermita  de  Sant  Sa- 
gimon,  situada  en  lo  alt  de  la  montanya  de  Monseny  á  la 
part  de  la  ciutat  de  Vich,  y  á  tres  lleguas  de  ella,  y  ques 
encaminaven  al  Uoch  de  Viladrau,  per  aj  untarse  ab  molts 
altres  miquelets  quels  aguardaven. 

iDivendres  á  lo,  se  tingué  avis  de  que  lo  baró  de  Ales, 
ab  son  tercio  de  cavallería,  don  Joseph  de  Tort  y  Paguera, 
y  Francesch  Sala,  los  mestres  de  camp,  ab  dos  tercios  de 
infantería,  venian  marxant  á  tota  pressa,  y  poch  apres  tin- 
gué lo  doctor  Tapias  un  correo  de  dit  baró,  ab  que  lofehia 
sabidor,  que  ell  se  encaminaba  á  la  calma  y  los  mestres 
de  camp,  junt  ab  lo  hereu  Blancafort  de  la  Garriga,  ab 
molt  número  de  gent,  que  conduhia  á  Coll  Formich,  pues- 
tos en  la  montanya  de  Monseny,  y  que  ab  la  gent  délas 
batllias,  somaténts  de  la  ciutat,  anas  ell  dit  doctor  per  la 
sua  part  atacant  los  enemichs. 

»Aqueix  dia  convocada,  y  aplegada  molta  gent  de  soma- 
ténts, y  ab  cent  moscaters  de  la  ciutat,  pagats,  y  monicio- 
nats  per  eUa,  ab  los  cuals  agregaren  lo  hereu  Rocabmna  de 
Sant  Feliu  de  Terrassola,  lo  hereu  Riambau  de  Tona»  lo 
hereu  Tortadés  de  Castanyadell,  lo  hereu  Prat  de  Moya, 
Jacinto  Noguera  Olost,  y  altres  ab  numerosas  tropas  de 
Miquelets.  Resolgué  lo  doctor  Tapias,  ab  lo  coronel  de  la 
ciutat,  marxar  á  la  vila  de  Taradell,  y  feren  en  ella  pla9a 
de  armas,  y  estantse  disposant  tingué  avis,  que  lo  enemich 
tenia  ocupada  dita  vila,  de  que  se  feu  sabidor  encontinent 
per  correu,  lo  baró  de  Ales,  y  se  resprengué  la  marxa* 

iEsta  nit  del  divendres  estigué  la  ciutat  tota  en  armas, 
per  teñir  lo  enemich  á  una  petita  llegua  della,  posas  la 
guarda  á  tota  disposició  de  guerra,  ajudant  alguns  oficiáis 
del  batalló,  que  trobaren  en  ciutat,  qui  assistian  alas  ron- 
das, que  foren  lo  doctor  Tapias,  veguer,  coronel,  jutge  or- 
dinari,  y  Joan  Francesch,  Torrallabreta  conseller  segon. 

» A  la  mitja  nit  dona  una  arma  lo  enemich,  per  la  part 
del  carrer  de  Sant  Francesch,  y  trobant  vigilancia,  y  re- 
ristencia,  disparats  de  una  part  y  altre  algims  tirs,  li  fonch 
for9at  retirarse,  y  tornarsen  á  Taradell,  en  una  casa  á  tir 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLAKACtOMiS  AL  LIB.  X.      409 

de  mosquet  de  la  ciutat.  Mataren  los  enemiclis  un  hotnt 
ques  deya  GuiUem  Verges,  mercader  de  Barcelona,  des- 
terrat  della,  y  ere  tal,  ques  diu  morí  á  mans  de  sos  aoiich: 
(just  judici  de  Deu,  qui  ab  axó  promete  ais  bons  catalán! 
la  victoiia).  Resta  tota  la  ciutat  aqueixa  nit  ab  molta  quie- 
tut  guardant  quiscu  los  ordes,  y  son  puesto. 

iLodissapte  á  ii,  vehent  acudía  moltíssímagentdelai 
batidas,  y  somatents  animosos,  tots  ben  armats,  se  resol 
gué  anar  acometrer  lo  enemicli,  y  atacarlos  en  Taradell 
resolució,  que  sabuda  per  ells,  junt  ab  que  per  la  part  d< 
Monseny,  seis  acostaba  lo  baró  de  Ales  ab  la  cavallería 
los  dona  tant  gran  .temor,  que  á  tota  pressa  desamparareí 
la  vila,  habent  primer  tentat  lo  lloch  de  Seva,  que  vehentl* 
molt  ben  posat  en  defensa  no  volgueren  res. 

•Eixits  de  Taradell,  mancaren  via  de  Viladrau,  (antigus 
lleonera),  y  pensant  entrar  en  lo  lloch,  se  trabaren  burlats 
que  ja  don  Aleix  de  Fluviá  y  Tórreles,  Bemardi  Fígaro- 
les,  Sagimon  Pujol,  Antoni  Juyol,  y  lo  hereu  Regas  d< 
Lliós,  batUe,  natural  de  Arbucías,  lloch  de  ahont  Sarrie- 
ra,  ab  molts  míquelcts  ab  orde,  y  comissió  del  doctor  Ta 
pías,  se  hablan  fets  forts  en  dit  lloch  de  Viladrau,  .'ahoni 
foren  acomesos  deis  enemichs  per  tres  vegades,  y  en  totai 
foren  reseirats,  ab  perdua  de  alguns  dells,  y  dos  deis  nos 
tres  ab  ques  tingueren  de  retirar,  y  feren  alto  en  una  casf 
ques  día  Espinsella,  ab  intent  de  fortiñcarsi. 

>Gn  lo  temps  que  duraba  esta  pelea,  hisqueren  de  Vicl 
lo  doctor  Tapias,  Antoni  Corominas  veguer  de  dita  ciutat 
lo  Conseller  en  cap,  coronel  della,  Miquel  Prat  y  de  San 
Julia,  lo  doctor  isidro  Prat  donzell,  Joan  Francesch  Pont 
cuberta  y  Coromina,  Francisco  Codólosa,  ciutadans  hon 
rats,  lo  doctor  Ramón  Trobat,  Gaspar  Coromina,  Mique 
Mas  de  Roda,  Geroni  Boch  de  Sant  FeHu,  y  altres  perso 
nes  de  compte,  ab  mes  de  sinchs  cents  homehs  de  pelea, } 
alguns  cavalls,  que  de  la  térra  se  habían  juntats,  tots  bei 
armats  de  armas  de  foch,  de  valor,  y  de  gana  de  pelear,  ] 
fonch  servit  Mostré  Senyor  donar  aqueix  día  tanta  copit 
de  aigua,  que  lo  ríu  de  Gurrí,  per  hont  habían  de  passar 
vingué  tant  crescut,  que  molts  tingueren  queretirar  á  mitjf 


410 


VÍCTOR  BALAGUER 


I 

i 

% 

'•A 


llegua  pera  passar  per  un  pont,  y  ab  molta  plaja»  y  fanch 
acudiren,  tant  era  la  gana,  y  fervor  que  aportavan . 

9  Lo  veguer  ab  las  tropas  de  la  vanguardia,  y  lo  baró  de 
Ales,  ab  las  suas  de  cavallería  per  altre,  ocuparen  la  vila 
de  Tasadell,  y  lo  doctor  Tapias,  ab  lo  coronel  de  Vich,  y 
molta  partida  de  la  gent,  se  resta,  y  feu  nit  en  lo  Uoch  de 
Santa  Eugenia,  poch  distant  de  dita  vila,  y  per  esser  molt 
tart,  per  la  molta  abundancia  de  pluja,  no  fonch  possible 
aqueix  dia  acometrer  los  enemichs,  que  vehentse  atacats 
per  tot^  costats;  dins  de  las  montanyas,  los  causa  tant  gran 
temor,  que  cap  á  la  nit,  que  fou  molt  plujosa,  y  bromosa, 
se  posaren  en  fuga  tots  desordenats,  qui.  per  una  part,  qui 
per  altra  ab  gran  confusió. 

»Diumenge  á  12,  á  la  punta  del  día  se  sabe  la  fuga,  y 
que  cuaranta  y  tants  cavalls,  comendats  per  Benet  Jover 
tinent,  y  los  restants  deis  cavallers  catalans  voluntaos, 
per  camins  extraordinaris  marxaren  molt  secrets,  traves- 
sant  per  la  plana  de  Vich,  y  passaren  á  las  deu  horas  de  la 
nit,  á  tir  de  mosquet  de  la  ciutat.  Lo  doctor  Tapias,  que 
tingué  esta  novia  en  Santa  Eugenia,  despatxá  tres  comis- 
saris  á  la  posta,  á  la  part  de  RipoU,  de  Sant  Barthomeu 
del  Grau,  y  de  Sant  Joan  del  Gali,  per  hont  judicaba  sen 
podien  anar,  estant  segur,  de  que  nos  podian  fer  forts  en 
ningún  castell  de  la  comarca,  per  teñirlos  previngunts  ab 
bona  guamició;  esta  diligencia  deis  comissaris  ajuda  á  la 
tota  perdició  deis  enemichs,  que  essent  descuberts  de  hu 
de  aquells,  mes  enllá  de  Sant  Joan  del  Gali  ne  dona  avis. 

»6aixá  de  Taradell  lo  baró  de  Ales  ab  sos  cavalls,  y  don 
Joseph  de  Tort,  y  Francesch  Sala,  ab  llur  de  infantería,  á 
la  punta  del  dia,  y  juntats  á  consell,  en  lo  Uoch  de  Santa 
Eugenia,  resolgueren  de  prompte,  que  lo  veguer  de  Vich 
ab  molta  gent  de  peu,  marxas  á  las  parts  de  Viladrau,  per- 
seguint  los  miquelets  castellans  que  restaren.  Y  lo  baró  de 
Ales,  y  Tapias  ab  los  cavalls,  á  qui  seguiren  don  Pedro. 
Fivaller  y  lo  baró  Joseph  Tarré,  donaren  al  alcans  de  la 
cavallería  del  enemich,  que  fugint  travessá  la  plana  de 
Vich,  y  lo  coronel  don  Joseph  de  Tort,  Francesch  Sala, 
ais  cualsacompanyaba  lo  cavaller  Jaume  Domenech  y  Des- 


lAI-UNA ACLARACIONES  AL  UB.  X.      4II 

tres,  ab  la  infantería  seguiren  ja  per  lo 
nova  ne  dona  lo  comissan,  que  la  descu- 
lan del  Gali,  y  ja  á  galop,  ja  á  brida  ba- 
1  la  diligencia  ques  donaren,  que  pOTtant- 

aventatja,  á  la  una  hora  passat  niitx  día, 
I  dclls  en  un  torrents,  tena  molt  trencada 
le  Olost,  tenne  de  Llussanés,  distant  de 
leguas,  y  de  Vich  tres,  y  al  punt  que  la 
i  se  desordenaren,  qui  per  una  part,  qui 
3  mojs  se  desmontaren,  y  tots  infamement 
ai  presos  alguns,  altres  en  diferents  parts 
:ants,  per  mans  de  paisans,  que  com  á  co- 
:h,  matas,  covas  y  balmas  ha  cuatro  días 
y  tenent  ja  presa  la  major  part.  Rendei- 
is,  que  hu  deUs,  de  mes  fama,  nom,  y  es- 

Callaró  de  Berga,  alias  dit  Mirassó,  lo 
lyonas  filias  del  Mas  Isern,  de  la  parro- 
uel  acometeren  cada  una  ab  una  espasa 

t  gran  la  commussió  deis  pobles  y  pai- 
s  campanas  y  de  corns  á  las  veguerías  de 
i  y  Manresa,  per  totas  las  parroquias  y 

estada  una  trompeta  de  judici,  que  éter- 
» las  ©relias  deis  mals  efectes, 
les  ses  mostrat  tan  galán,  y  Iliberal,  com 
,  que  deventseli  de  justicia  los  cavalls,  y 
la  deixat  alegrament  en  mans  deis  paisans 
,  y  la  pressa  de  hu  dells,  ha  valgut  á  quil 
inch  müia  Iliuras  en  or,  y  nol  tractaren 

li  deixassen  mil  Iliuras  voluntariament, 
stits,  que  son  molt  richs,  y  no  es  deis  qui 
:,  que  de  est  sili  non  venen  tant 


nat  de  la  ciutat  de  Vich,  donant  prompte 
soldáis,  monicions,  diner,  y  son  illustre 
le  totas  las  companyías,  y  banderas  se  ha 
omans:  puix  prudent  ha  sabut  ab  honra 
Y  desUiurarse  de  tant  socios  de  Catalunya, 


412  VÍCTOR  BALAGUER 

donant,  y  rendint  devot,  y  agrahit  lo  cor,  y  voluntat  á  las 
dos  Magestats,  á  la  Divina  ab  mil  gracias,  en  solemnes  oñ- 
cis,  sermó,  y  professó,  á  la  humana  y  cristianíssima,  dis- 
tribuhint  entre  los  soldáis  que  ab  Uargas  mancas  acudiren 
á  son  socorro,  cent  dobles  en  or,  donantlos  á  tot  dos  graos 
refreschs,  ab  que  Uargament  se  brindaren,  cridant  visca 
^  Fran9a,  visca  lo  baró  de  Ales  y  visca  Vich. 

•La  alegría,  y  contento  que  ab  crits  de  victoria  la  cele- 
bran donas,  y  minyons  en  cada  ocasió,  que  entran  preso- 
ners  en  la  ciutat,  que  son  moltes,  que  pochs  exemplars  se 
poden  trobar  en  las  historias,  ab  ques  veu  clarament  es  es- 
tada permissió  Divina,  pera  confusió,  y  castich  dells,  y  pera 
desengany,  y  esmena  deis  que  restant.  Doném  tots  gracias 
á  Deu  de  haber  deslliurada  esta  ciutat,  comarca  de  Vich,  de 
ser  saquejada,  destruhida,  y  perdudas  las  haziendas,  vidas 
y  honras,  y  de  haber  donat  fácil,  y  camí  segur  á  la  justi- 
cia de  teñirla  sempre  segura  de  aqueix  perill,  y  humil»  y 
prompta  servidora  de  Nostre  Rey  Cristianíssim  (que  Deu 
guarde)  com  sempre  es  estada. 

*Los  ttotns  deis  presos  catalans,  y  deis  llochs  ahont  los  prengueren 

sofí  los  següentSé 

»JS»  lo  terme  de  Olost^  á  12  de  Maig. — D.  Sebastiá  Duran, 
de  Ripoll.-— D.  Joseph  Bru,  de  Barcelona.— D.  Francisco 
Ponsich,  de  Vich. — D.  Benet  Jover,  de  Barcelona,  tinent. 
— D.  Joan  Baptista  Revira,  de  Solsona. — D.  FructuósEu- 
curella,  de  Manresa. — Fra  Joan  Pau,  gallego,  monjo  be- 
nito.— D.  Pere  Prim,  de  Lleyda. — D.  Joan  Prias,  de  Ma- 
taré. 

•iSff  OzoTi  ái2de  diU — Lo  doctor  Vicens  Huguet,  prebc- 
re.— D.  Joan  Descallar,  fiU  de  D.  Lluis.— D.  Rafel  Fcbrer, 
notan  de  Gerona. 

tEn  lo  terme  de  Roda,  ái^de  dii.—D.  Joseph  Fontanelles, 
de  Vich.— D.  Onofre  Rexach,  de  Vich.— D.  Antoni  Bara- 
ñera,  de  Giu-b.— D.  T.  Jofre,  de  GranoUers.— D.  Antoni 
Majrmir,  prebere,  de  Vich. 

•En  Sant  Quirse  de  Besora,  d  1^  de  dit.-^D.  Miquel  Ve- 


TALUÑA. — ACLARACIONES  A 

1. — D.  Miquel  Vilossa,  c 

lU,  a14.de  dit.—D.  Frai 

Vlissaró. 

14  de  dit — D.  Damiá  Sa 

>ljver,  de  Ueyda.— D.  M 

:abra,  á  15  de  dit, — D.  E 
ra. — D.  Francesch  Mas, 
,  son  germá. — D.  France 
llut.      , 

tres  ncuions  presos  ah  los  1 
alus. — D.  Lopes  Vidal,  á> 
X)pes,  navarro. — D.  Joar 
I  Guitíerres,  samorá. — D 
6n. — D.  Martin  Lopes, 
de  Almenia. — D.  Joseph 
■D.  Scbastiá  Oüver,  de  1 
imon,  de  Sant  Mateu,  ] 


.S    CASTELLANS    Y   C 

NSAREN  PENDRE  LA  CTUTAT  D' 

s6  feta  de  trompeta 
ansó  cantarém, 
a  com  altre  v^ada 
olt  solemne  embaxada 
lañaren,  que  callem. 
gran  presa,  ab  antepresa 
ich,  la  lleal  ciutat, 
,  que  fer  volian, 
^da  la  tenían 
;ons,  un  gran  ramat. 
idrau,  si  nous  desplau 
onseny,  un  petit  Uoch, 
de  Sant  Sagimon  era 


414  VÍCTOR  BALAGUER 

La  mes  vella  Uahonera 
Qui  tra9aba  tant  mal  joch. 

Sant  Hilari,  gran  arman 
De  damas  y  cavallers, 
Gent  de  presumida  resta 
Pera  celebrar  la  festa 
Enramava  los  carrers. 

En  Arbucias,  las  astucias, 
Que  roqueras  las  pensá, 
Un  doctor  de  la  Audiencia 
Mort,  ab  molta  violencia, 
Verdaderas  las  trobá.         , 

En  Taradell,  un  aucell, 
Que  prest  fará  cloch,  y  piu, 

Y  en  sa  casa  parant  rams 
Ab  ensas,  y  bells  reclams 
Altres  molts  junta  en  son  niu. 

En  estos  llochs,  ab  mals  jochs 
La  nihina  molt  infel, 
De  tot  Vich,  ab  gran  matan9a 
Deis  bons  servidors  de  Fran9a 
Se  tractaba  mort  cruel. 

Aquí  lleons,  y  bribons, 
Que  tots  junts  fan  un  partit, 
De  las  trinxeras  venint, 
Anant,  y  tornant  sovint 
Ha  temps  que  tenían  crit. 

Com  á  Judas,  ab  ajudas 
De  cavalls,  y  miquelets 
Ab  alguns  que  estaven  dins 
De  Vich,  traidorosos  fins, 
Los  pactes  tenian  fets. 

Ells  confian,  y  refian, 

Y  prometen,  que  paisans 
Á  milanars  desta  térra, 
Tots  cansats,  ja  de  la  guerra 
Jimt  ab  ells  mouran  las  mans. 

Ja  Mortara,  no  repara 


DH  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X. 

Dar  los  cabos  castellans, 

Y  que  munten  per  Monseny 
Los  cavallers  de  poch  seny, 

Y  fugitius  catalans. 

Ells  muntaren,  arribaron 
En  lo  Uoch  de  Viladrau, 
Poch  apres  ab  gran  tropell 
Entraren  en  Taradell 
Aquí  seis  gira  lo  dau. 

La  vinguda  ja  sabuda 
De  ministres  diligents, 
Á  mussur  de  Sant  Andreu, 

Y  regent,  feren  correu 
Al9ant  ba tiles  somatents. 

Crídant  arma,  alarma,  alarma, 
Los  de  Vich  vuit  «scuadrons, 
Ordenats  per  la  defensa 
Animosos  per  ofensa 
Hisqueren  contra  llaons. 

Ab  pujarla,  sens  tardanza 
De  cavalls,  de  infans  armats 
Ales,  Sala,  Tort  pujaren 
Sabut  aifo  prest  dexaren 
Los  de  Taradell  los  prats. 

Ells  com  sol,  perqué  nols  vol 
Viladrau,  molt  admirats, 

Y  fentne  gran  maravella 
Prop  la  casa  Despinzella 
Se  retiran  espantáis. 

Tenint  nova,  ab  certa  prova. 
Que  de  AlÉs  nostrc  patró, 
Ab  gran  gent  en  Taradell 
Es  entrat,  tenint  consell, 
Que  temen  lo  gran  baró. 

Y  ab  dcspit,  cap  á  la  nit 
Ab  pluja,  broma  y  foscor 
Los  miquelets,  y  cavalls 
Dividits  per  alts,  y  valls 


4l6  VÍCTOR  BALAGÜER 

Fi^ireD  ab  gran  terror. 

Ab  la  fosca,  qui  sembosca, 
Qui  fuig,  y  qui  resta  pres, 
Los  cavalls  ab  fuga  vana 
Per  Osona,  la  gran  plana 
Passan  ñns  á  Llu9an6s. 

Ab  alcans,  ab  gran  avans 
Del  gran  baró  son  seguits, 
Per  los  rastres,  per  los  fanchs, 

Y  dins  torrents,  y  barranchs, 
'         Infamement  son  rendits. 

Foren  presos,  per  pagesos, 
Per  donas,  y  per  pastors, 

Y  verense  en  tais  apretos, 
Que  dexaren  los  coletos 
Estos  grans  conquistadors. 

Per  tot  sonan,  y  resonan 
Los  ecos  deis  encontoms, 
De  Gerona,  de  Manresa, 
De  la  térra  mes  estesa  . 
De  campanas,  crits,  y  coms. 

Totom  crida,  fora  mida 
Ab  grans  crits,  y  grans  clamors, 
Los  quels  cercan,  los  quels  cassan, 
Aquí  son,  pera  qui  passan, 
Visca  el  Rey,  muyran  traidors. 

Cada  día,  ab  alegria 
Tants  ne  portan  dins  de  Vich, 
De  belitres,  y  perversos 
De  termes,  y  llochs  diversos, 
Que  per  tans  los  noms  no  dich. 

Sois  sexorta,  molt  importa, 
Sino  sería  mes  mal. 
Que  rectos  ab  diligencia, 
Fassan  los  de  la  Audiencia 
Servir  lo  garrot,  y  pal. 

De  la  térra  sis  desterra 
Al  cel  lo  traidor  ques  pren, 


E  CATALUSA. — ACLARACIONES  AL  UB.  X. 

e  tindrem  ab  tal  victoria, 

cabada  la  memoria 

>els  tnals  efectes.  Amen.» 


XV  (Cap.  XLI). 
VERDADERA   RELACIÓN 

I  QUE  HAN  DADO  LOS  MIGUELETES  T  PAISANOS  1 
CAPITÁN  RAIMUNDO  DE  SALA  Y  SASALA  CABÍ 
flCH,  V  JOSÉ  MAS  DE  RODA.  CIUDADANO  HONR 
í  LAS  ARMAS  DE  FRANCIA,  CON  LAS  INDIVIDUAI 
.  DE  LOS  MUERTOS,  PRISIONEROS  Y  HERIDOS. 

(D«  un  Improo  coelliaco.) 

n  otra  relación  impresa  se  empezó  á  rej 
que  los  migueletes  y  paisanos  consig 
nas  cnem^as  de  Francia,  siendo  lo  ce 
1  causa  que  no  se  refirió  con  toda  clari 
ahora  que  se  ha  divulgado  lo  individu 
£Ído  darlo  al  publico  para  consuelo  de 
i  la  mañana  del  dia  lo  de  marzo  de  it 

lugar  do  San  Feliu  de  Pallar  oís  el  c 
!  Sala  y  Sasala,  Caballero,  y  veguer  de 

de  José  Mas  de  Roda,  y  Pedro  BaJ 
in  comandante  de  las  escuadras  de  mi 
lallaban  en  el  llano  de  San  Esteban  d( 
on  de  formar  tres  compañías  nuevas  < 
ndo  les  llegó  la  noticia  de  que  algunas 
bemadas  pwr  el  brigadier  monsieur  de  J 
e  Castell-FoUit,  estaban  en  el  lugar  ( 
Bas,  y  que  por  haber  los  naturales  de 
lo  la  obediencia  y  contribución  á  las 
bian  pegado  fuego  al  dicho  lugar,  quei 
mas  el  capitán  Raimundo  de  Sala  y  5a: 
'  dio  urden  al  capitán  comandante  Pedí 
le  con  8  compañías  de  migueletes  dirigii 
Da  del  enemigo,  y  él,  asistido  de  José  I 


^ 


418  VÍCTOR   BALAGUER 

Roda,  partió  con  otras  tantas,  que  juntas,  componían  el 
número  de  650  hombres,  niovidos  todos  á  vengar  en  los 
franceses  tan  inhumanas  atrocidades  con  que  habían  per- 
dido á  lo  Divino  y  humano  el  respeto. 

i  No  fué  bastante  la  velocidad  de  dichos  migueletes  para 
llegar  al  lugar  de  San  Esteban  den  Bas,  á  que  los  enemi- 
gos no  tuviesen  noticia  de  la  marcha  de  nuestra  gente,  con 
la  cual  noticia  amedrentados  se  empezaron  á  retirar  hacia 
la  parte  del  MaHol,  entre  cuyos  debates  se  empezó  á  tra- 
bar una  refriega,  donde  perdieron  la  vida  muchos  de  los 
franceses,  del  que  se  redobló  en  eUos  la  cobardía,  y  en  los 
nuestros  el  esfuerzo. 

«Reforzados  entonces  nuestros  migueletes  con  la  gente 
de  somatenes  que  de  los  pueblos  circunvecinos  se  junta- 
ban, siguieron  las  tropas  enemigas  hasta  el  llano  de  la  Pi- 
na, desde  donde  los  franceses,  con  desordenada  fuga,  se 
encaminaron  hacia  la  villa  de  Olot;  y  viendo  nuestra  gen- 
te esta  retirada  del  enemigo,  para  lograr  su  designio,  se 
dividió  en  dos  tropas,  los  unos  en  número  de  300  con  el 
capitán  Raimundo  de  Sala  y  Sasala,  fueron  á  preocupar  el 
puente  de  San  Roque,  lugar  importante  para  estorbar  el 
paso  al  enemigo;  los  otros,  con  José  Mas  de  Roda,  y  los 
demás  capitanes  siguieron  á  los  enemigos  por  el  bosque  de 
Malatosquera,  haciendo  en  ellos  un  grande  estrago.  Con 
estas  escaramuzas  volvieron  á  unirse  Raimundo  de  Sala  y 
Sasala  y  su  gente  con  la  gente  que  comandaba  José  Mas  de 
Roda,  y  aquí  sobre  el  romper  los  enemigos  el  puente  de 
San  Roque,  fué  donde  se  enfureció  mas  el  choque,  quedan- 
do en  este  reencuentro  500  franceses  entre  muertos  y  pri- 
sioneros. 

»Viendo,  pues,  los  franceses  ser  imposible  la  empresa 
de  romper  el  puente,  perdiendo  tantos  en  la  contienda  la 
vida,  recurrieron  á  otro  medio,  que  fué  esguazar  la  corrien- 
te del  rio  Fluviá  y  retirarse  á  la  villa  de  Olot;  pero  ni  por 
esto  dejaron  los  nuestros  de  seguirlos  hasta  dicha  villa  de 
Olot,  donde  los  franceses  se  dividieron  en  dos  partes;  lo! 
unos,  que  eran  90  suizos  de  la  retaguardia,  sé  fortiñcaroi 
en  el  hospital  de  dicha  villa;  los  otros,  que  era  el  demás 


;on  el  gobernador,  se  ; 
ícil  fué  á  los  nuestro: 
lieron  luego,  y  allfln: 
iprendor  k  segunda  3 
)s  migueletes  y  paisai 
espues  de  haber  put 

convento,  hicieron  u 
el  coro  de  la  iglesia  p 

á  los  enemigos,  mas 
:eses,  con  los  alfange: 
los  de  todo  remedio 

debate  quedaron  mu 
uno  herido.  Intentar 
a  por  otra  parte,  ech 
capilla  del  Santo  Crú 
mposible  por  esta  pa 
dos  los  enemigos  esi 
pedir  la  entrada  de  ni 

migueletes  el  poner 
[ue  tampoco  aprovech 
3  puertas,  apareció  á 
3  piedras  y  ladrillos 

,  el  capitán  Raimund 
la  de  los  cercados,  se 
para  que  muriesen 
Astigo  de  los  incendi 
le  San  Esteban  den 
te  designio  echando  1 
a  cantidad  de  pez  y  a 
is  los  franceses,  se  re: 
is  claustros  del  conve 
;stros  migueletes  á  la 
avance  á  los  claustro: 


n  amenazado  pasarle; 
mada,  pidiendo  para 
[ente;  llegó  entonces 


420 


VÍCTOR  BALAGUBR 


y  después  de  haber  concordado  los  pactos  del  rendimiento 
(que  fueron  que  todos  los  soldados  fuesen  prisioneros  de 
guerra,  que  no  se  habian  de  quitar  los  vestidos  á  los  ofi- 
ciales, que  habian  de  entregar  todas  las  armas  y  dineros, 
y  que  el  gobernador  que  estaba  herido,  y  un  capitán  de 
alemanes,  y  136  soldados  heridos,  se  habian  de  quedaren 
dicha  villa  de  Olot  para  curarse);  los  participaron  al  go- 
bernador para  que  los  aprobase,  asintió  á  ellos,  y  dada  k 
respuesta,  entró  el  capitán  Raimundo  de  Sala  y  Sasala  en 
el  convento,  donde  ratiñcó  el  gobernador  dichos  pactos, 
dándole  permiso  de  que  bajo  su  palabra  se  quedase  á  curar 
en  Olot,  y  curado,  se  presentase  delante  del  Excelentísimo 
señor  marqués  de  Gastañaga. 

«Conseguida,  pues,  esta  feliz  victoria,  partieron  lue- 
go con  general  regocijo  los  nuestros  hacia  la  ciudad  de 
Vich,  á  donde  llegaron  el  día  12  á  la  mañana,  siendo  uni- 
versal el  alborozo  y  contento  de  toda  la  gente;  desde  allí 
partieron  para  esta  ciudad  de  Barcelona,  y  llegaron  el  día 
15  por  la  tarde  con  seiscientos  y  noventa  prisioneros,  que- 
dando muertos  en  el  bosque  de  Malatosquera  y  Olot  260 
de  los  enemigos.  Fué  numeroso  el  concurso  que  asistió  á 
ver  la  entrada  de  los  prisioneros,  demostrando  todos,  y  es- 
pecialmente el  Excmo.  Sr,  virey  y  capitán  general,  el  se- 
ñor Marqués  de  Gastañaga,  el  contento,  la  alegría  y  rego- 
cijo que  habia  infundido  en  los  ánimos  tan  feliz  suceso. 

lEste  fué  pues  el  triunfo  que  los  migueletes  y  paisanos 
han  conseguido  contra  las  armas  de  Francia;  esta  fué  la 
victoria  en  que  manifestaron  el  leal  afecto  con  que  siempre 
han  venerado  á  la  Majestad  del  Rey  Nuestro  Señor  (que 
Dios  guarde);  este  fué  el  suceso  con  que  Su  Divina  Majes- 
tad ha  querido  castigar  los  sacrilegos  impulsos  é  irreve- 
rentes osadías  de  las  armas  de  Francia,  siendo  este  triun- 
fo, victoria  y  suceso,  gloria  para  Dios,  lauro  para  el  Rey 
Nuestro  Señor,  y  feliz  principio  para  el  Excmo.  Sr.  Mar- 
qués de  Gastañaga,  con  cuyo  amparo  y  valor  se  espera  pos- 
trar la  osacUa,  rendir  el  orgullo,  y  domar  la  insolencia  d( 
las  enemigas  armas  de  Francia. 


HIST,  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X. 

'Lista  de  los  migueleUs  y  paisanos  nuestros  qut  mu 
fiuron  heridos  en  el  reencuentro. 

»Muerios, — D.  José  Bertrán,  pretendiente  de  ni 
pañía  de  migueletes. — Dos  migueletcs  de  la  camp: 
capitán  D.  Miguel  Finestar. — Un  miguelete  de  la 
nía  del  T^ucr  den  Bas. — Un  miguelete  de  la  comp 
capitán  Mar  y  Font. — Dos  paisanos  del  lugar  de  J< 

tHeridos. — El  capitán  de  migueletes  D.  Galdari 
cart. — Dos  migueletes  de  la  compañía  (Jel  capitán  T. 
cáseo  Puig  Sauiens. — Dos  migueletes  delcapitan  I 
fre  Targarona. 

»LÍsta  de  los  oficiales  enemigos  qtie  han  sido  muertos,  ) 
prisioneros  en  el  referido  combate, 

•El  br^adicr  monsieur  de  juigné,  gobernador  ( 
tell-Follit,  muerto. 

tOficiales  del  regimiento  de  Ahacia, — El  capitán  H< 
felds,  herido  y  prisionero. — El  capitán  reformado  i 
muerto.— El  capitán  reformado  Oxenhofwen,  pri; 
— El  capitán  reformado  Heinn,  prisionero.— El  t 
Horppe,  prísioneío.— El  teniente  Schopach,  prisio 
El  teniente  Uvemier,  prisionero. — Ei  teniente  Con 
prisionero. — El  teniente  Dequeden,  muerto. — El  t 
reformado  Vinkeler,  prisionero. — El  teniente  reí 
Orman ,  prisionero. — El  teniente  reformado  He 
prisionero, — El  alférez  coronel  el  barón  de  Vedel, 
Dcro. 

tOficiales  del  regimiento  real  de  la,  artilleria. — El  i 
danto  Dcslandcs,  prisionero. — El  capitán  Tarbí 
muerto. — El  teniente  Martau,  muerto. — Eltenienti 
ches,  muerto.— El  teniente  Martau,  prisioncro.- 
niente  monsieur  do  Maran,  prisionero. 

^Oficiales  del  regimiento  de  suizos  de  Manuel. — El  < 
Gaudar,  prisionero. — El  teniente  Dexat,  prisionei 
teniente  Latour,  prisionero. — El  teniente  Bonzon, 
y  prisionero. — El  teniente  Scburman,  prisionero. 


422  VÍCTOR  BALAGUER 

^Oficiales  prisioneros  del  regimiento  de  suizos  de  Chdhberg» 
— El  capitán  Locher,  prisionero. — El  teniente  Beler,  pri- 
sionero.— El  teniente  Uvenguer,  prisionero. — El  alférez 
Uvürsbenberguer,  prisionero. 

•Lista  de  los  migueletes  de  Francia  muertos  y  prisioneros. 

»E1  capitán  Judeu,  prisionero.— *E1  capitán  D.  Juan 
Orri,  prisionero. — El  capitán  Rebato,  comandante  de  los 
fusileros  de  la  montaña  del  dominio  de  Francia,  muerto.— 
El  capitán  Sabrá,  muerto. 

Son  los  prisioneros 826 

Son  los  muertos. 260 

Suman  todos 1.086 


XVI  (Cap.  XLII). 

DIARIO   DE   LOS   SUCESOS   DEL   SITIO   DE  BARCELONA, 

Y  REAL  EJÉRCITO  DE   CATALUÑA. 
(De  un  impreso  coetkoeo.) 

«El  dia  5  de  Junio  de  1697  se  acampó  el  enemigo  en  el 
lugar  de  Badalona,  á  la  orilla  del  rio  de  Besos,  hasta  el  mar, 
una  corta  legua  de  distancia  de  la  plaza;  el  río  delante,  su 
izquierda  á  la  mar,  y  á  la  derecha  á  Santa  Coloma,  pasan- 
do algunas  partidas  de  caballería  á  la  otra  parte  del  rio,  y 
en  este  mismo  dia  el  Excmo.  Sr.  D.  Francisco  dé  Velasco 
y  Tobar,  virrey,  y  capitán  general  de  este  Principado  de 
Cataluña  salió  de  la  plaza,  por  ocurrir  de  sus  vecindades á 
lo  que  se  ofreciere  para  su  mayor  defensa,  y  observar  los 
designios,  y  movimientos  del  enemigo,  llevándose  mas  de 
dos  mil  caballos  con  el  marqués  de  Gríñí,  general  de  la 
caballería,  D.  José  Salazar  teniente  general,  y  á  D.  José 
de  Agulló  y  Pinos  sargento  general  de  batalla,  dejando  '^ 
la  plaza  12.500  infantes,  toda  gente  escogida  (contar 
mil  y  cuak'ocientos  hombres  de  los  tercios  de  la  costa 
casco  de  Granada  que  pocos  dias  después  entraron  en  ell 


ÍT.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      425 

«cientos  caballos  con  el  príncipe  Darmstad  gene- 
cabaÜería,  el  marqués  de  la  Florida  general  de  la 
:,  D,  Gabriel  de  Corada  también  general  de  la  ar- 
ú  conde  de  Rosa,  gobernador  de  la  plaza,  el  mar- 
Preu,  el  conde  de  Peñarrubia,  D.  Domingo  de  Pi- 
>.  Juan  de  Acuña,  y  D.  Diego  de  Salines,  sargen- 
rales  de  Batalla,  bajo  el  mando  del  conde  de  la 
maestro  de  campo  general,  quedando  también  en 
larqués  de  Aytona,  y  toda  la  nobleza  de  Barcelo- 
>s  algunos  títulos,  y  caballeros  que  fueron  asistien- 
.  Virey,  y  de  su  orden  quedaron  asimismo  para 
■encías  políticas  siete  ministros  de  la  real  Audien- 
;uatro  titulares,  el  canciller  D.  Miguel  Juan  de 
r  y  Rubí,  el  Regente  D.  Miguel  de  Caldero,  el  fis- 
D.  Francisco  de  Portell,  el  Patrimonial  D.  Juan 
ner,  yD.  Antonio  Vilaplana  oidor  del  civil,  doctor 
>  Aguiíre,  y  doctor  José  Guell  jueces  de  la  regia 
mas  de  D.  Juan  de  L.upiá  portan  veces  de  gober- 
■■  C^taluíia. 

a  6  dieron  fondo  doce  navios  de  Francia  con  dos 
s,  y  un  navio  bombardero,  28  galeras,  y  mas  de 
MTcaciones  menores,  entre  el  castillo  de  Mongat, 
ie  liesós,  donde  se  detuvieron  hasta  el  día  once, 
rcando  la  artillería,  bombas,  pertrechos  de  guerra, 
s,  siendo  según  mas  ciertas  noticias,  40  piezas  de 
1  de  campana,  y  13  menores,  las  que  desembárca- 
lo morteros,  y  en  este  dia  once,  á  las  6  de  la  ma- 
ipues  de  haber  reconocido  el  Fuerte  de  Monjuich, 
itrada  encubierta  de  la  plaza,  entró  el  Si",  Virey 
on  el  general  de  la  caballería,  y  el  sargento  gene- 
)SÉ  de  Agulló,  y  después  de  haber  tenido  consejo 
a  en  palacio  se  volvió  á  las  diez  déla  mañana  con 
IOS  generales  Griní,  y  Agulló. 
a  12  movió  su  ejército  el  enemigo,  y  se  acampó 
de  Barcelona  en  línea,  desde  la  fuente  den  Alió, 
Mar,  donde  puso  un  cuartel  fuerte,  por  comuni- 
1  su  Ai-mada,  (que  se  acercó  el  mismo  dia  aparta- 
lel  tiro  de  canon  de  la  plaza)  hasta  el  mas  Gui- 


424  VÍCTOR  BALAGUBR 

nardo,  que  está  al  pié  de  la  Montaña  en  la  avenida  de  Or- 
ta,  y  San  Andrés,  y  de  allí  hasta  la  torre  que  llaman  de  la 
marina,  cuya  distancia  de  una  á  otra  parte,  es  cerca  de  dos 
leguas,  ocupando  el  lugar  de  San  Martí,  el  convento  de  los 
Capuchinos,  el  de  Gracia,  el  lugar  de  Sarria  y  el  convento 
de  Pedralbes,  y  en  este  dia  mandó  el  Sr.  Virrey  convocar 
somaten  general  de  diferentes  veguerios,  para  el  dia  18  por 
poder  con  ellos  y  con  las  compañías  sueltas,  que  se  iban 
levantando  del  País,  junto  con  la  caballería  y  algunos  mil 
y  quinientos  infantes  que  habia  fuera  de  la  plaza,  hacer 
alguna  diversión  al  enemigo,  y  ocupar  las  Montañas,  y  así 
mismo  armó  la  ciudad  de  Barcelona  la  coronela,  compues- 
ta de  43  compañías  de  la  gente  de  los  gremios  de  dicha 
ciudad,  en  número  de  mas  de  tres  mil  hombres,  con  su  co- 
ronel el  conceller  en  cap  D.  Francisco  Tavemer,  teniente 
coronel  D.  Antonio  de  Lanuza,  capitanes  alféreces,  y  de- 
más oficiales,  siendo  los  capitanes  caballeros  catalanes  de 
la  misma  ciudad,  entrando  desde  este  dia  en  ias  guardias 
de  los  puestos  que  se  les  han  señalado  en  la  muralla,  te- 
niendo su  reten  y  plaza  de  armas  en  el  convento  de  San 
Francisco. 

>En  los  dias  13  y  14  se  ocupó  el  enemigo  en  hacer  fagi- 
nas, y  empezó  los  ataques,  cerca,  y  mas  acá  del  convento 
de  los  capuchinos,  con  dos  ramales,  uno  hacia  el  convento 
de  Jesús,  y  otro  hacia  las  tapias  de  San  Pedro,  y  trabajó 
en  plantar  baterías  de  cañones  y  morteros,  á  los  lados  de 
la  casa  nombrada  de  Sagrístá. 

»E1  dia  15  continuaron  sus  trabajos  y  á  las  dos  de  la 
tarde  empezaron  á  bombardear  la  plaza  por  la  parte  del 
mar,  bien  que  no  echaron  mas  que  dos  ó  tres  bombas,  que 
según  se  juzgó,  fué  solo  para  probar  la  distancia. 

»£1  dia  16  á  la  una  de  la  mañana,  prosiguieron  el  bom- 
bardeo, con  dos  balandras  y  un  navio,  disparando  conti- 
nuamente hasta  las  siete,  y  después  con  algunas  intermi- 
ciones,  y  fué  adelantando  sus  trabajos  de  tierra  con  mucha 
celeridad,  bajando  parte  de  su  infantería  mas  al  llano  } 
puso  algunos  cañoncillos  narangeros  en  el  convento  de  Je* 
sus,  y  á  la  noche  sacó  de  allí  un  ramal,  comunicado  con 


DE  CATALUÑA, — ACLARACIONES  AL  UB,  X.      425 

chinos,  y  reducto  grande  que  tiene  en  la  media- 
ista.  noche  se  hicieron  salidas  de  la  plaza,  que 
erca  al  dicho  ramal  del  Jesús, 
á  17  se  continuó  el  bombardeo  de  mar,  desde 
a  media  noche,  que  duró  hasta  las  diez  de  la 
á  este  tiempo  empezó  el  de  tierra  con  una  ba- 
latro  moiteros,  que  puso  en  los  lados  de  la  dicha 
gristá,  y  allí  plantó  también  una  batería  de  doce 
ue  aumentó  poco  después  con  nueve,  tirando  á 
nuestras  baterías,  que  no  solo  no  lo  consiguió, 
on  ellas  se  hizo  notable  daño  en  sus  ataques, 
mucha  gente,  siendo  jirodigioso  el  acierto  de 
rtilleros,  y  habiendo  sido  milagrosa  fortuna  la 
a  de  venir  á  este  tiempo,  ciento  de  Mallorca, 
edujeron  á  la  Plaza,  sin  dilación,  y  en  este  día 
1  también  sahdas  para  embarazar  los  trabajos 
[O,  echando  mucho  fuego  con  notable  pérdida 
s  y  cortísima  de  la  nuestra. 
18  continuó  el  bombardeo  por  tierra,  y  disparó 
artillería  enemiga,  con  mas  de  veinte  cañones 
¡sa  de  Sagristá  hacia  á  las  obras  muertas  de  la 
ue  dan  sobre  el  baluarte  de  San  Pedro,  para  der- 
desde  las  diez  de  la  noche  tiraron  algimas  bom- 
ir,  con  una  sola  balandra,  hasta  Ja  mañana,  y 
he  se  hizo  una  salida  de  la  plaza  con  trescientos 
9  todas  las  naciones,  sostenidos  de  otros  tantos, 
ilíones  de  caballería;  obraron  con  tan  grande 
e  se  arrojaron  sobre  los  ataques  de!  enemigo, 
ia  bandera,  algunos  despojos,  muchos  instru- 
gastadores  y  un-  cadete  prisionero,  cortado  un 
lo  cual,  y  el  continuo  fuego  que  se  prosiguió 
sma  noche,  desde  un  libaso,  y  lo  que  jugó  nues- 
a,  no  corrió  la  paralela,  que  se  discurria  tiíaiia 
nvento  de  Jesús,  estendiendo  solo  su  ataque  há- 
al  de  portal  nuevo. 

que  se  conoció  este  intento,  que  fué  el  día  19  por 
se  pusieron  cien  mosqueteros  entre  las  ruinas 
de  la  pólvora,  corriéndolos  por  la  sequía,  hasta 


426  VÍCTOR  BALAGUER 

un  puentecüloj  de  forma  que  enfilaba  los  ataques  del  ene- 
migo, el  ciial  hizo  ima  furiosa  salida,  y  fué  vigorosamente 
rechazado  de  los  nuestros.  Media  hora  después,  que  seria 
á  las  ocho  de  la  mañana,  se  adelantó  un  ayudante  del  ge- 
neral de  batalla  á  reconocer  la  cabeza  de  ataques  con  veinte 
hombres;  los  enemigos  los  abandonaron  luego,  y  se  toma- 
ron mas  de  sesenta  herramientas.  Pareciendo  este  puesto 
importantísimo,  se  nombró  un  sargento  mayor,  con  cuatro- 
cientos hombres,  que  se  les  mandó  fortificar,  y  abrigar  de 
tres  batallones  de  caballería;  pero  habiéndoles  el  enemigo 
á  la  una  de  la  noche  cargado  con  gran  número  de  gente  de 
sus  ataques,  abrigada  de  dos  regimientos,  y  algunos  bata- 
llones de  caballería,  no  obstante  que  se  defendieron  y  pe- 
learon mucho,  hubieron  de  ceder  á  la  fuerza  y  retirarse, 
perdiendo  cerca  de  cien  hombres  entre  muertos  y  heridos. 
El  sargento  mayor  Redonda  del  tercio  de  Toledo,  D.  Pe- 
dro Morras  y  RocafuU,  heridos;  cuatro  capitanes  de  infan- 
tería, y^D.  Luis  Flechilla,  capitán  de  caballos,  muertos. 
Continuó  este  dia  el  enemigo  el  bombardeo  por  mar  y 
tierra  y  el  disparo  de  sus  baterías. 

•En  este  mismo  dia  se  ocuparon  por  la  gente  de  afuera 
las  montañas  fronteras  á  Barcelona,  con  algunos  dos  mil 
infantes  veteranos,  dos  mil  hombres  de  compañías  sueltas 
formadas  de  gentes  del  país,  alguna  caballería  y  dragones, 
y  un  grueso  de  somatenes,  desalojando  de  los  puestos  de 
San  Jerónimo  de  valí  de  Ebron,  y  San  Pedro  Mártir,  á  los 
migueletes  de  Francia,  y  algunos  fusileros,  ocupándolos 
los  nuestros;  habiéndose  el  dia  18;  antecedente  adelantado 
el  maestre  de  campo  don  José  Boneu  á  ocupar  algunos 
puestos,  y  hecho  á  la  noche  una  emboscada  con  doscientos 
hombres,  logrado  la  presa  de  40  acémilas,  y  quemando  al 
enemigo  las  faginas  que  tenia  hechas. 

»Estas  tropas  se  distribuyeron  al  gobierno  de  cinco 
maestres  de  campo  reformados  catalanes,  el  dicho  D.  José 
Boneu,  D.  Manuel  Llobet,  D.  Juan  Copons,  D.  Valerio 
Saleta  y  don  Baltasar  Bru,  comandados  de  los  general 
de  batalla  D.  José  de  Agulló  y  Pinos  y  D.  Miguel  Goi 
zales  de  Otaza,  hallándose  de  la  otra  parte  del  ño  de  Ll* 


:aTALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIE.  X.      43 

ferentes  somatenes,  el  maestre  de  a 
D.  Francisco  VUa,  también  catalán.  I 
niente  la  Violeta,  de  la  compañía  de  ca 
is  Créel,  con  una  partida  de  40  cabal 
atallon  de  carabineros  del  enemigo,  a 
:  no  quiso  rendirse,  hizo  13  priüonerc 
)s,  con  pérdida  de  cuatro  soldados, 
e  día  una  casa  y  parte  de  una  trinchen 
i  las  diez  de  la  noche  la  atacaron  cor 
habiéndola  perdido  los  nuestros  y  Tuel 
;aron  de  fuerte  las  fuerzas  los  enemi| 
1  de  ceder,  habiendo  durado  la  disputa  1 
mañana;  murieron  de  nuestra  parte  cui 
ifanteria,  uno  de  caballería  y  otros  h 
de  los  soldados  muertos  no  se  sabe,  a 
s,  que  sin  duda  tuvo  gran  pérdida,  po 
la  sido  este  puesto. 

;hó  el  enemigo  mucho  fuego  por  tierra 
ICOS  y  baterías  desde  el  amanecer  hasta 
de,  que  por  la  lluvia  que  sobrevino,  n' 
!  una  ni  de  otra  parte:  pero  fué  mayo 
I  la  plaza,  disparando  con  30  cañones 

luaron  los  enemigos  el  bombardeo  de  tii 
sus  baterías,  aunque  con  menor  activi 
:edente,  porque  con  la  artillería  y  mortí 
desbarataron  muchas  piezas  y  mataror 

>rosiguió  el  disparo  de  tierra,  adelanta 
migo  sus  trabajos,  y  desde  las  once  di 
con  una  balandra  algunas  50  bombas, 
nvento  de  Santo  Domingo,  la  Seo  y  o 
:o  de  la  ciudad,  alcanzando  mucho  mas 
s. 

t  habiendo  juntado  el  señor  Virey  alg 
smatenes  que  por  las  grandes  lluvias  y  1 
wlobregat  no  pudieron  agregársele  an 
r  las  colinas  de  la  montaña,  haciendo 


■^ 


428  VÍCTOR   BALAGÜER 

versión  al  enemigo  por  cuatro  partes,  una  por  San  Pedro 
Mártir,  donde  se  comandó  el  maestre  de  campo  don  José 
Boneu;  otra  por  el  collado  de  las  tres  cruces,  ocupando  el 
general  de  batalla  marqués  de  Preu  (que  poco  antes  saUó 
de  la  plaza  llamado  de  su  excelencia),  y  el  sargento  gene- 
ral de  batalla  D.  José  de  Agulló,  alternando;  otra  por  San 
Jerónimo  de  Valí  de  Ebron,  sobre  el  convento  de  Nuestra 
Señora  de  Gracia  (cuartel  del  príncipe  de  Vandoma,  á  car- 
go del  general  D.  Miguel  Gonzales  de  Otaza);  y  otra  por 
la  parte  de  San  Jerónimo  de  la  Murtra,  á  la  izquierda  del 
enemigo,  por  el  maestre  de  campo  don  Valerio  de  Saleta, 
quedando  el  maestre  de  campo  don  Francisco  Vila  en  el 
referido  parkge  del  Llobregat,  junto  á  San  Boy,  para  ase- 
gurar el  paso  libre  del  rio  y  la  introducción  de  víveres  ala 
plaza,  y  poniendo  el  grueso  de  nuestra  caballería  á  la  dere- 
recha  del  enemigo  en  el  lugar  de  Cornelia,  observación  de 
cualquier  conjuntura. 

•Domingo  á  23  jugó  la  artillería,  y  continuó  el  bombar- 
deo, como  el  dia  antecedente,  pero  por  la  noche  se  aumen- 
tó, disparando  con  10  morteros  por  tierra,  y  tres  por  mar; 
hasta  las  cuatro  de  la  mañana  siguiente  en  cuyo  tiempo 
arrojaron  mas  de  800  bombas,  causando  algunos  incendios 
y  no  pequeño  estrago  en  los  edificios,  en  este  dia  cargó  el 
enemigo  con  un  batallón  á  los  forrageadores  de  la  plaza, 
socorriólos  la  partida  de  guardia  que  se  hallaba  en  la  Cruz 
cubierta,  y  después  los  batallones  de  los  capitanes  de  ca- 
ballería D.  Alvaro  de  Ribaguda,  y  D.  José  Carrillo  lleva- 
ron á  los  franceses  á  cuchilladas  hasta  sus  tiendas,  y  car- 
gándoles otros  batallones,  se  retiraron  los  nuestros,  herido 
D.  Alvaro  de  Ribaguda,  quedando  prisionero  D.  José  Ca- 
rrillo (á  quien  mataron  el  caballo)  con  otros  de  menos 
cuenta. 

»£1  dia  24  á  las  tres  de  la  mañana,  se  hiz;o  salida  de  k 
plaza  con  1.400  hombres  portáuronse  los  nuestros  con  cuan- 
to valor  cabe,  llegando  hasta  los  ataques  del  enemigo.  Pe- 
ro cargándoles  con  considerable  grueso,  hubieron  de  reti- 
rarse, llevándose  muchos  vestidos,  capas,  y  palas,  en  cuys 
acción,  que  fué  bien  sangrienta  murieron  un  sargento  ma- 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      429 

yor,  cinco  capitanes  y  66  soldados,  heridos  150  entre  oñ- 
cíales,  y  soldados  y  del  enemigo  fueron  muchos  mas  de 
calidad,  que  pidió  suspensión  de  armas  para  retirar  los 
muertos,  que  se  le  concedió  por  dos  horas. 

»£ste  dia  á  la  misma  hora,  se  encargó  al  maestre  de 
campo  D.  José  Boneu,  que  emprendiese  con  600  infantes, 
las  escuadras  de  migueletes  al  cargo  del  capitán  de  caba- 
lleria  Francisco  Coll  y  Ferrer,  y  tres  de  D.  Blas  de  Trin- 
chería,  desalojar  á  los  enemigos  de  la  casa  de  los  padres 
Dominicos  en  la  montaña,  que  tenian  ocupada,  la  cual  ha- 
llaron prevenida,  y  atronerada;  llegaron  hasta  las  puertas 
con  increible  arrojo,  y  por  mucho  que  se  forcejó,  no  pu- 
dieron romperlas,  por  estar  bien  atrancadas  por  dentro, 
con  que  hubieron  de  retirarse,  pues  la  copiosa  lluvia  que 
sobrevino,  no  dio  lugar  á  prenderles  fuego;  murió  un  ca- 
pitán de  infantería  del  tercio  de  la  Costa,  saliendo  tres  he- 
ridos de  otros  tercios,  y  de  los  oñciales  menores  vivos,  y 
reformados  11  muertos,  y  18  heridos.  En  .la  plaza  se  con- 
tinuó el  fuego  de  una  y  otra  parte  y  el  enemigo  plantó 
nueva  batería  en  las  tapias  de  San  Pedro,  frente  el  baluarte 
de  la  puerta  nueva,  y  por  la  noche  prosiguió  en  su  bom- 
bardeo, trabajando  en  la  plaza,  en  las  prevenciones  de 
cortaduras,  y  otras  defensas. 

bEI  dia  25  jugó  la  nueva  batería  de  las  tapias  de  San  Pe- 
dro, tirando  á  derribar  las  obras  muertas  del  lienzo  de  mu- 
ralla, sobre  el  balitarte  de  San  Pedro,  y  el  parapeto  del 
baluarte  de  la  puerta  nueva,  y  echó  muchas  bombas  de  dia 
y  de  noche,  con  15  morteros  por  tierra,  que  fueron  mas  de 
i.ooo  sin  algunas  50  que  arrojó  por  mar,  y  de  la  plaza  se 
les  respondió  con  igual  fuego. 

ȣn  este  dia,  teniendo  los  enemigos  ocupada  la  casa  de 
D.  Rafael  Cortada  en  el  lugar  de  Esplugas,  con  500  mi- 
gueletes, atronerada  y  fortificada,  con  botas  y  faginas,  se 
empezó  á  batir  por  la  mañana  dicha  casa,  con  tres  piezas 
de  campaña,  que  el  señor  Virey  mandó  sacar  de  la  plaza, 
á  fin  de  desalojarlos,  y  en  medio  de  ser  su  fábrica  tapias 
do  tierra  fuertes,  y  haberse  movido  el  enemigo  con  22  ba- 
tallones y  grueso  de  infantería  en  su  socorro,  la  abando- 


430  vfCTOR   BALAGUER 

naron  y  luego  se  mandó  guarnecer  3'  subir  la  artillería  á  la 
montaña,  teniendo  prevenido  antes  se  abriese  carretera  pa- 
ra que  con  ella,  y  con  cuatro  espingardos,  que  se  trajeron 
de  Berga  y  otras  piezas  que  se  esperaban  de  la  viUa  de 
Sitjas,  se  pudiese  desalojar  de  otras  casas,  que  ocupa  al 
pié  de  la  montaña,  no  obtante  las  dificultades  puede  causar 
el  enemigo  corrido  una  línea  de  contravalacion,  y  fortifi- 
cándola, teniendo  dichas  casas  muy  guarnecidas  de  gente 
y  artillería. 

»£1  dia  26  prosiguió  el  enemigo  el  disparo  de  bombas  y 
artillería,  y  á  la  noche  tocó  arma  por  diferentes  partes, 
desde  la  Puerta  del  Ángel  hasta  el  baluarte  de  San  jPedro, 
y  después  de  haber  arrojado  muchas  bombas  y  piedras  á 
los  del  foso  y  estacada,  y  algunas  40  bombas  por  mar,  ata* 
có  un  puesto  avanzado  á  la  entrada  encubierta,  junto  á  los 
Molinos  de  la  Pólvora,  que  ocupaban  los  nuestros,  fué  de- 
fendido obstinadamente,  durando  dos  horas  el  combate,  y 
habiéndole  ocupado  dos  veces  el  enemigo,  y  siendo  recha- 
zado ambas,  cargó  fuerzas  tan  superiores,  que  se  hubo  de 
ceder:  murieron  de  los  nuestros  D.  Gaspar  de  Villagrasa 
sargento  mayor  reformado,  41  soldados,  y  oficiales  de  Al- 
férez abajo,  quedaron  heridos  99  soldados  y  oficiales,  y  35 
prisioneros.  De  los  enemigos  fueron  muchos  mas  los  muer- 
tos y  heridos,  y  hicieron  llamada  pidiendo  suspensión  de 
armas,  para  recoger  los  muertos,  que  no  se  les  quiso  con- 
ceder, porque  en  la  antecedente  no  habían  procedido  con 
la  legalidad  debida  valiéndose  en  esta  ocasión,  para  reco- 
nocer nuestra  estacada. 

>£n  la  misma  noche  con  motivo'  de  que-  intentaría  el 
enemigo  este  avance,  se  dio  orden  para  que  el  general  de 
la  caballería  desde  sus  puestos  al  general  D.  José  de  Agu- 
lió,  en  las  montañas  de  las  tres  Cruces,  y  el  general  D.  Mi- 
guel de  Otaza  en  San  Gerónimo  de  Valí  de  Ebron  le  toca- 
sen arma  resia  por  cada  una  de  estas  partes,  parala  di- 
versión. D.  Miguel  de  Otaza  la  empezó  á  las  diez  y  media 
de  la  noche,  con  muy  frecuentes  cargas,  sin  cesar  hast 
una  hora  de  sol,  entró  en  el  primer  fuerte  de  los  enemigo 
que  hizo  quemar,  por  no  poderlo  mantener.  Y  por  la  par 


r 


HIST.  DB  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X. 

de  D.  José  da  AguUó,  se  ejecutó  lo  mismo,  tocánd 
vas  armas,  y  fuertes  cargas  de  artillería,  y  mosquet 
no  dejó  de  inquietarle  el  general  de  la  caballería 
suya. 

lEl  dia  27  prosiguió  el  enemigo  sus  trabajos,  y  b: 
como  antes,  y  la  hostilidad  de  las  bombas  con  nue 
mayores  estragos,  é  incendios,  sin  haber  ya  parte  s 
pues  muchas  llegaron  á  la  Rambla,  calle  del  Ci 
puente  de  la  casa  de  Perelada,  baluarte  de  San  Raí 
algunas  pasaron  al  mar,  parages  que  hasta  entonces  1 
sido  preservados,  lo  que  obhgó  á  muchos  naturales 
fuera  de  la  Ciudad,  á  la  parte  de  San  Ijeltran,  y  fa 
la  montaña  de  Monjuich  donde  se  atendaron  dentrc 
nea  de  comunicación,  que  corre  desde  la  torre  de  S 
blo,  hasta  el  fuerte  de  Monjuich,  y  la  ciudad  mandf 
pasar  allí  panaderías,  y  carnicerías  para  su  sustento 
teniéndose  todos  en  una  firmísima  y  loable  const 
sin  que  tantas  hostilidades,  y  ruinas  en  sus  casas,  ec 
y  templos  hayan  enflaquecido  en  la  mas  leve  parte  j 
taleza. 

>E1  dia  28  continuó  el  fuego  de  la  misma  manera 
mando  las  bombas  la  Iglesia  y  monasterio  de  Junq 
con  muchas  cosas  de  diferentes  particulares,  que 
dentro,  y  por  la  noche  hizo  el  enemigo  salva  real  po 
y  tierra,  que  fué  según  pubhcaron  los  rendidos,  por 
ganado  en  Flandes  la  plaza  de  Ath. 

■  Losdias  29  y  30  no  se  arrojaron  bombas  por  mai 
se  disparajon  muchas  por  tierra,  con  granadas,  y  p 
á  la  Estrada  encubierta,  que  corre  desde  la  puerta 
al  baluarte  de  San  Pedro,  haciendo  grande  daño  á  la 
de  la  guarnición,  y  se  plantó  nueva  batería  mas  acá 
casa  de  Bastero,  cerca  de  la  estacada,  disparando  < 
cañones  á  las  torres  y  baluarte  de  la  Puerta  Nueva, 
cortina  de  la  muralla  que  hay  entre  este  baluarte  y 
San  Pedro,  tirando,  no  solo  á  quitar  las  defensas 
dichas  torres  y  baluarte,  sino  también  á  hacer  la  bro 
la  muralla. 

•Lunes  i.°  de  julio,  y  en  los  días  2  y  3  disparó  ini 


A 


432  VÍCTOR  BALAGUER 

temente  la  nueva  batería  del  enemigo,  aumentada  hasta  39 
cañones,  empezando  á  hacer  brecha  en  el  referido  henzo 
de  muralla,  en  la  parte  donde  antes  había  una  torre,  que 
habrá  dos  años  se  quitó,  y  haciendo  grandes  estragos  en 
las  torres  y  baluarte  de  la  Puerta  Nueva,  adelantando  al 
mismo  tiempo  sus  ataques,  prosiguiendo  siempre  de  día  y 
noche  el  bombardeo  por  tierra  con  granadas  y  muchas  pie- 
dras, siendo  igual  el  fuego  que  le  echó  la  plaza,  también 
con  piedras,  bombas  y  granadas,  á  mas  de  la  artillería, 
causándole  notable  daño,  acentando  uniformes  todos  los 
rendidos,  ser  tal  el  horror  que  le  ha  concebido  la  infante- 
ría francesa,  que  sino  se  hubiese  cautelosamente  entendido 
en  su  ejército,  hacerse  en  el  nuestro  mal  trato  á  los  rendi- 
dos, desertarán, infinitos,  y  para  desvanecer  tan  siniestra 
impostura,  se  introdujeron  papeles  impresos  en  francés 
asegurando  á  todos  de  la  buena  acogida  que  hallan,  y  se 
prosiguió  en  la  plaza  con  incesante  desvelo  en  las  cortadu- 
ras y  prevenciones  que  miran  á  frustrar  los  intentos  del 
enemigo  en  cualquier  avaiice,  estando  los  soldados  dis- 
puestos á  hacer  una  obstinada  defensa,  sin  intimidarlos  las 
desgracias  y  muertes  de  sus  compañeros,  ni  el  rigor  de 
tanto  fuego. 

ȣn  estos  dias,  desde  el  27  de  Junio,  siendo  el  ansia  de 
los  cabos  que  gobiernan  nuestras  tropas  en  la  montaña,  ir 
ganando  terreno  para  avanzarse  al  llano,  á  fin  de  poder 
inquietar  mas  al  enemigo,  se  puso  una  batería  de  5  catio- 
nes de  campaña  en  una  casa  inmediata  á  los  Capuchinos 
de  Sarria,  de  la  cual  se  desalojó  al  enemigo  y  la  ocuparon 
los  nuestros;  dióla  después  dos  avances,  de  que  fué  recha- 
zado con  no  poca  pérdida,  y  prosiguiendo  el  enemigo  en  el 
desvelo  de  no  permitirnos  allí  ningún  puesto,  la  empezó  á 
batir  inmediatamente  con  4  cañones  de  campaña  y  dos  de 
25  libras,  con  que  llegando  al  estado  de  arruinarse  entera- 
mente, se  hubo  de  abandonar,  sin  que  unos  ni  otros  la 
ocupen.  Y  en  el  mismo  tiempo  no  se  ha  cesado  en  inquie- 
tarle, por  la  parte  del  Hospitalet  el  General  de  la  caballe 
ria  con  el  grueso  de  ella,  y  por  las  partes  de  la  montan 
los  cabos  que  ocupan  aquellos  puestos,  teniéndole  por  toda 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  UB.  X.      43 

en  continua  arma,  obligándole  á  tener  reforzadas  aq 
lias  avenidas,  y  á  estar  sus  tropas  en  continuo  movimi 
to,  abrigándose  los  desertores  que  llegan  frecuénteme 
por  aquellas  partes,  y  manteniendo  abierto  el  paso  poi 
del  Llobregat,  para  introducir  en  la  plaza  todos  los  t 
timentos  necesarios  de  boca  y  guerra,  siendo  muchos 
que  el  desvelo  y  solicitud  del  señor  Capitán  General 
hecho  entrar  con  continuados  convoyes  de  haríiias, 
mas,  pólvora,  granadas  y  balas,  que  ha  sido  y  es  de  la  ] 
yor  importancia  para  que  abunde  la  plaza  de  todo  lo 
cesarlo. 

t£l  dia  4  tuvo  el  enemigo  sus  ataques  junto  á  la  estf 
da  de  la  Puerta  Nueva  á  tiro  de  piedra,  y  habiendo  de 
continuado  el  fuego.  Abanzó  á  las  doce  de  la  noche  la  '. 
trada  encubierta,  por  aquella  parte,  y  al  mismo  tiem 
por  hacer  diversión,  se  acercaron  á  tierra  todas  sus  gi 
ras  y  navios,  poniendo  las  proas  hacia  el  baluarte  de  1 
vante  y  Puerta  Nueva,  disparando  furiosamente  su  arti 
ria,  fué  rechazado  diferentes  veces  con  todo  el  vigor  de 
nuestros,  sin  que  se  perdiese  una  estaca.  Por  las  que  qi 
una  bomba  entraron  en  la  Estrada  encubierta  algu 
franceses,  que  todos  quedaron  muertos  y  prisioneros.  D 
el  combate  tres  horas  continuas;  nuestra  pérdida  fué  c 
siderable,  libando  entre  muertos  y  heridos  á  cerca 
quinientos  hombres,  y  con  ellos  el  coronel  de  los  alemai 
el  Sargento  mayor  de  la  Costa,  el  de  los  Colorados,  I 
j>edro  Valcazar,  muertos.  Heridos,  D.  Pedro  Ante 
Ibañes,  Maestre  de  campo  de  los  Colorados,  D.  Juan  . 
tonio  Aranda,  y  los  sargentos  mayores  reformados  I 
Juan  Sanjust  y  D.  Antonio  Brú.  La  pérdida  del  enera 
no  puede  saberse  de  ñjo,  pero  se  ha  de  considerar  mw 
mayor,  así  por  ser  rechazados  tantas  veces  cuantas  av 
zaron,  como  por  hallarse  por  el  parage  atacado  coron: 
toda  la  Estrada  encubierta,  con  pedreros  cargados  de  bt 
de  mosquete,  y  la  artillería  en  la  misma  forma,  que  ji 
con  admiración,  lloviendo  asi  mismo  sobre  ellos  grana 
y  bombas,  y  según  afirmaron  muchos  rendidos,  pasan 
dos  mil  hombres  los  que  perdió. 

TOMO  XVI  28 


^ 


434  VÍCTOR   BA LAGUER 

»E1  viernes  5,  al  amanecer,  hizo  la  plaza  una  salida, 
embistiendo  al  enemigo  en  sus  ataques,  pasando  cuatro  ó 
cinco  líneas  6  rema3es  de  ellos,  degollando  cuantos  encon- 
traron en  dichos  remales.  Cargáronles  los  franceses,  y  se 
hubieron  de  retirar  con  pérdida  de  algunos  hombres,  que- 
dando heridos  D.  Manuel  de  Toledo,  Maestre  de  campo  del 
tercio  de  los  Amarillos  nuevos,  y  D.  Diego  Alarcon,  Maes- 
tre de  campo  de  los  Azules,  y  adelantó  el  enemigo  hasta  la 
Esplanada  del  ángulo  de  la  Estrada  encubierta  del  ángulo 
de  la  Puerta  Nueva,  manteniéndose  y  trabajando  allí  desde 
la  mañana,  A  las  cuatro  de  la  tarde  bolo  una  mina,  que  los 
nuestros  habian  hecho  á  los  ataques  del  enemigo,  y  abrió 
algunos  pasos  de  la  Estrada  encubierta,  por  cuya  abertura 
embistieron  luego  los  franceses,  fueron  rechazados  con 
mucho  valor,  reparando  al  mismo  tiempo  su  ruina.  En  este 
dia  jugó  muy  poco  su  artillería;  al  anochecer  se  empezó  á 
disparar  granadas  de  una  y  otra  parte;  los  enemigos,  á  la 
Estrada  encubierta  y  foso,  y  los  nuestros,  á  sus  ataques,  lo 
cual  fué  continuo  toda  la  noche  hasta  la  mañana  siguiente 
que  fueron  muchas  de  ambas  partes. 

•El  dia  6,  teniendo  el  enemigo  sus  ataques  sobre  el  refe- 
rido ángulo  de  la  Estrada  encubierta,  para  evitar  el  daño 
que  hacia  á  nuestra  gente,  se  resolvió  á  abandonar  aquella 
parte,  manteniendo,  las  cortaduras  á  los  lados,  y  por  la  tar- 
de, al  tocar  las  oraciones,  después  de  haber  tirado  bombas 
todo  el  dia,  dio  segundo  avance  á  la  Estrada  encubierta  dd 
baluarte  de  San  Pedro,  con  ocho  milhombres,  viniendo  por 
la  parte  del  Jesús,  y  fueron  rechazados  aun  mas  vigorosa- 
mente que  el  dia  4;  dejaron  entrar  ala  Estrada  encubierta 
mas  de  300  franceses,  los  cuales,  sin  escapar  uno,  fueron 
muertos  y  prisioneros,  conociéndose,  por  los  despojos,  ser 
los  mas  gente  de  cuenta.  Perdió  mucha  en  este  avance, 
pues  demás  destQ,  se  reconoció  toda  la  esplanada  llena  de 
cadáveres,  sin  constamos  mas  que  12  oficiales  heridos  j 
hasta  12  soldados  muertos.  Obraron  todos  prodigios  en 
esta  ocasión,  y  en  particular  los  Valones,  que  fueron  ata 
cades,  y  fué  pasmoso  el  fuego  que  hecho  la  plaza,  de  qm 
quedan  muy  amedrentados  los  enemigos,  como  lo  dan  i 


r' 


HIST.  DE  CATALUS'A. — ACLARACIONES  AL  LIB,  X, 

entender  los  muchos  desertores  de  Francia,  hat 
conocido  el  fruto  do  aumentarles  ei  socorro,  y  des 
con  nuevos  boletines  que  se  han  introducido  en  su 
to,  las  imposturas  siniestras  del  mal  trato.  Despuef 
suceso,  continuó  el  enemigo  toda  la  noche  en  tirar 
y  á  trabajar  en  sus  ataques. 

iDesde  el  dia  7  hasta  el  10  no  ocurrió  particulai 
consecuencia,  siendo  en  este  intermedio  grande  la  . 
que  tuvieron  los  enemigos  en  disparar  sfi  artillería 
faan  arrojado  algunas  bombas,  á  nuestros  trabajo: 
cortaduras  para  embarazar  que  no  se  adelanten,  aj 
los  suyos  en  plantar  nueva  batería  mas  cerca  de 
baluartes  de  la  Puerta  Nueva,  y  San  Pedro  para  bi 
ambos,  y  á  la  cortina  de  la  muralla,  que  media  ent 
arrojándoles  la  plaza  continuamente  de  dia  y  de 
morteradas  de  piedras,  granadas  y  bombas.  Hizo  ^ 
ella  el  señor  Virey  las  mangas  de  infantería  que  ha 
lido  el  dia  17  de  Junio  á  la  noche,  y  entró  también 
cío  de  Valencia  con  una  compañía  de  Napolitano! 
del  país  del  lugar  de  Ulldecona,  para  dar  algún  ali 
guarnición,  en  lugar  de  los  que  durante  el  sitio  ha 
do,  de  muertos,  heridos,  y  enfermos,  y  incesanten 
han  entrado  víveres,  y  pertrechos. 

■Jueves  á  II  por  la  mañana  á  la  una  antes  del  d 
có  arma  muy  fuerte  al  enemigo  en  todos  sus  cuar 
la  montana,  y  antes  del  amanecer,  habiéndose  resui 
car  el  que  tiene  en  la  marina,  salió  á  ejecutarlo  el 
pe  de  Darmstad,  con  quinientos  caballos  y  trescie: 
sileros  escogidos  á  la  grupa,  y  se  logró  con  tal  fe 
que  los  rompieron;  y  denotaron  enteramente,  h 
algunos  prisioneros,  y  quitándoles  muchos  caballc 
habiendo  puesto  las  galeras  las  proas  á  tierra,  malí 
algo  nuestros  batallones  á  la  retirada  con  las  pie 
tiraron,  en  que  perdimos  solo  cinco  hombres,  y 
diez  caballos:  al  mismo  tiempo,  el  capitán  de  < 
D.  Francisco  Medinilla,  que  fué  á  tocar  arma  al  t 
en  sus  cuarteles  entre  Sarria  y  el  convento  de  Gra 
trotó  con  solo  su  batallón  tres  del  enemigo,  llevái 


436 


VÍCTOR  BALAGUER 


cuchilladas  hasta  sus  tiendas.  Y  por  la  noche  de  este  dia, 
continuó  sus  trabajos,  y  tiró  muchas  bombas,  y  piedras  á 
la  Estrada  encubierta,  muralla,  y  cortadura;  haciendo  la 
plaza  lo  mismo  hacia  sus  ataques. 

•Viernes  á  12  desde  el  amanecer,  jugó  la  nueva  batería 
con  12  cañones,  tirando  á  continuar  la  brecha  empezada 
en  el  parage  referido,  la  cual  se  reparó  con  sacos  de  arena. 
Por  la  noche  arrojó  muchas  bombas  y  piedras,  así  á  la  Es- 
trada cubierta  como  á  la  muralla,  y  trabajo  de  las  corta- 
duras, logrando  atrasarlas,  y  deshacerlas  ^algo.  De  la  pla- 
za se  ejecutó  todo  lo  posible  por  mantenerlas  á  costa  de 
no  poca  gente,  y  continuó  su  fuego  con  la  frecuencia  y 
acierto  que  siempre. 

»E1  dia  13  desembocó  el  enemigo  al  foso  por  el  ángulo 
de  la  Estrada  encubierta  que  mira  al  baluarte  del  Portal 
Nuevo,  que  como  se  ha  dicho,  se  abandonó  por  el  gran 
daño  que  de  allí  recibia  nuestra  infantería.  Por  la  noche 
inquietó  muy  poco  á  nuestra  guarnición  haciéndole  nues- 
tras mamposterías  mucho  fuego  y  en  especial  la  de  los  va- 
lones. En  este  dia  volvió  por  la  mañana  el  señor  Virey 
D.  Francisco  de  Velasco  á  visitar  la  plaza,  y  después  de 
reconocidos  los  trabajos  del  enemigo  y  teniendo  consejo  de 
guerra  con  todos  los  generales  en  las  Atarazanas,  se  fué  al 
medio  dia  á  San  Feliu,  donde  el  dia  antes  habia  puesto  sa 
corte. 

iProsiguiendo  la  división  de  la  montaña  y  de  nuestra 
caballería,  que  ha  sido  y  es  tan  molesta  á  los  enemigos, 
hicieron  el  dia  14  dos  gruesos  destacamentos.  Uno  hacia 
la  parte  de  San  Gerónimo  de  Valí  de  Ebron,  cuartel  del 
general  D.  Miguel  de  Otaza,  de  seis  ¿  siete  mil  hombres 
entre  infantería  y  caballería  y  otro  de  tres  mil  caballos  y 
mil  quinientos  fusileros  y  migueletes  á  la  plaza  de  armas 
de  Cornelia  que  ocupaba  nuestra  caballería. 

»Con  el  primero  atacaron  el  convento  de  San  Gerónimo 
de  Valí  de  Ebron  al  amanecer,  y  hallaron  en  los  nuestro^ 
una  vigorosa  oposición,  pero  disparándoles  gruesa  artille 
ría,  hubieron  de  ceder  el  puesto;  no  obstante,  estimulado 
de  su  honra,  volvieron  sobre  él,  y  le  ocuparon  hasta  que 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLARAaOHES  AI,  UB.  X.      437 

a  axtilleria.les  desalojó;  ocupóla  seguiula  vez  el  enemigo, 
oanteniéndose  nuestras  tropas  á  su  vista. 

^Conoció  el  enemigo  la  dificultad  de  mantener  este 
tuesto,  necesitando  para  ello  desmembrar  muchas  tropas 
te  su  ejército,  y  asi  que  se  observó  pensaba  en  la  retirada 
e  cargaron  los  nuestros  en  el  mismo  convento,  obligándo- 
D  á  hacerla  precipitada,  y  bajando  en  su  seguimiento  bas- 
a  el  llano  de  Horta,  formaron  en  él  seis  batallones  de  ca- 
lalleria,  que  no  hallaron  oposición,  con  que  habiéndole 
nuerto  cien  soldados  y  muchos  heridos,  doce  prisioneros 
'  entre  ellos  un  capitán  de  caballeria  del  regimiento  de  la 
teína  de  Inglaterra,  y  otros  oñciales  de  menor  cuenta,  vol- 
imos  á  ocupar  todos  los  puestos  sin  pérdida,  pues  no  se 
la  sabido  que  haya  faltado  ningún  hombre  conocido  ni 
[ue  quedase  herido,  pero  saqueó  el  convento  de  Saq  Ge- 
ónimo  y  tomó  muchos  bagajes. 

>Con  el  segundo  destacamento  á  la  misma  hora  avanza- 
on  la  plaza  de  armas  de  Cornelia  tan  de  improviso  que  la 
3ayor  diligencia  no  permitió  ponerse  en  orden,  no  obstan- 
B  se  formaron  algunos  troncos  de  Valones,  y  de  badajoZ) 
33  cuates  con  muy  desigual  partido  les  hicieron  cara,  sa- 
iendo  tan  ventajosos,  que  derrotaron,  y  pusieron  en  con- 
usion  mas  de  setecientos  caballos  franceses,  tomando  dos 
standartes,  uno  de  carabineros,  y  otro  de  dragones,  que  el 
eñor  capitán  general  envió  á  Barcelona,  y  se  pusieron  á 
i  brecha,  para  que  el  enemigo  viese  sus  despojos.  En  este 
uceso,  no  obstante  la  superioridad  del  número  del  enemi- 
;o,  y  su  improvisa  invasión,  no  Be  perdieron  de  los  nues- 
ros  veinte  hombres,  y  fueron  muchos  los  muertos  del  ene- 
oigo.  Y  habiendo  sorprendido  el  cuartel  de  la  corte,  y  en 
1  casi  todo  el  bagaje  del  Virey,  y  caballeros  de  su  corte- 
0,  por  no  haber  habido  cuarto  de  hora  intermedio  del  aví- 
O  del  arma,  á  entrar  los  franceses  en  San  Feliu,  donde 
esidia,  fué  gran  fortuna  el  poder  retirarse,  y  escapar  del 
leligro,  bien  que  hizo  prisionero  á  D.  José  Meca  diputado 
militar,  quedó  herido  el  conde  de  Santa  Coloma,  saqueó 
3S  lugares  de  San  Feliu,  Cornelia,  San  Juan  Despí  y  Hos- 
italet,  y  tomó  mucha  parte  de  nuestro  bagaje,  quemando 


438  VÍCTOR  BALAGUER 

algunas  casas,  y  ejecutando  insultos  y  atrocidades  en  los 
paisanos,  sin  diferencia  de  sexos,  hasta  las  once  del  día» 
que  se  retiró  á  su  campo. 

»£ste  mismo  dia  14  á  las  seis  y  media  de  la  tarde  voló 
el  enemigo  una  mina  en  el  ángulo  del  baluarte  del  Portal 
Nuevo,  desajudaron  al  efecto  pozos  que  teníamos  hechos 
en  el  mismo  baluarte,  con  que  no  fué  mucha  la  brecha  que 
abrió,  la  cual  con  increible  presteza  ocuparon  y  fortifica- 
ron los  nuestros,  estando  tqáa.  la  noche  sobre  las  armas, 
arrojando  muchas  granadas,  y  disparando  al  foso,  rece- 
lando que  el  enemigo  avance,  según  los  indicios  que  podia 
dar  el  refuerzo  de  gente,  que  habia  entrado  en  sus  ataques, 
lo  que  no  se  atrevió  ejecutar,  cobrando  cada  dia  la  guarni- 
ción y  los  naturales  nuevos  alientos,  despreciando  el  ho- 
rror de  las  bombas  sin  que,  ni  en  los  unos  disminuyan  su 
vigor  las  desgracias,  ni  en  los  otros  desmaye  su  constancia 
los  estragos,  pues  sobre  ser  muchos,  en  vez  de  lam^itos, 
sustituye  su  corage  en  bravezas,  aumentando  la  irritación 
el  número  de  los  paisanos  partidarios,  que  en  todo  este  si- 
tio, favorecidos  de  los  barrancos,  han  molestado  mucho  al 
enemigo,  logrando  muy  buenos  tiros  y  haciendo  no  pocos 
prisioneros  y  pillages. 

B  Lunes  á  15  volvió  la  caballería  al  mismo  lugar  de  Cor- 
nelia, y  continuó  el  enemigo  en  batir  la  muralla  y  en  su 
bombardeo  de  dia  y  de  noche,  cruzando  la  Ciudad  por  to- 
das partes  las  balas  de  su  artillería,  é  inquietando  muy 
mucho  las  bombas  y  piedras  á  la  guarnición,  respondién- 
dole la  plaza  con  igual  fuego.  Encaminó  en  este  dia  por  el 
foso  sus  galerías  hacia  á  las  caras  de  los  dos  baluartes  de 
San  Pedro  y  Portal  Nuevo,  y  por  la  noche  se  repara- 
ron los  parapetos  de  la  cortina  con  sacos  de  arena  y  to- 
neles. 

iMartes  16  toda  la  nuestra  caballería,  que  estaba  en 
Cornelia,  entró  por  la  mañana  en  la  plaza,  dejando  fuera 
solo  los  dragones  nuevos  y  viejos,  y  parte  de  las  guardias 
del  capitán  general,  empleándose  en  traer  fagina;  baüó  en 
este  dia  el  enemigo  con  gran  continuación  en  la  brecha  y 
Portal  Nuevo,  habiendo  acercado  la  artillería  á  la  muralla 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      439 

y  puesto  la  batería  en  la  Estrada  encubierta  sobre  el  foso, 
y  con  sus  galerías  se  acercó  á  los  baluartes  de  la  Puerta 
Nueva  y  de  San  Pedro.  Las  bombas  y  piedras  que  hubo  de 
una  y  otra  parte,  fueron  muchas,  y  por  la  noche  puso  el 
enemigo  sus  manposterías  hacia  la  brecha,  baluartes  y 
cortaduras  nuestras. 

»£1  miércoles  17  una  bomba  que  á  las  cinco  de  la  tarde 
se  disparó  de  la  Plaza,  pegó  fuego  á  la  pólvora,  bombas  y 
granadas  que  tenia  el  enemigo  en  los  ataques,  cerca  su  ba- 
tería, y  les  hizo  grande  daño,  poniéndolos  en  fuga,  y  no 
fué  poco  el  que  les  hizo  la  Plaza  con  la  mosquetería  y  ar- 
tillería, que  les  disparó  inmediatamente,  asegurando  mu> 
ches  rendidos  que  con  esta  ruina  perdió  quinientos  hom- 
bres; sin  ^embargo,  batió  todo  el  dia  fuertemente  la  mura- 
lla, para  adelantar  su  brecha,  quedando  muy  mal  tratados 
los  parapetos  de  la  cortina  que  hay  entre  los  dos  Baluar- 
tes, y  al  mismo  tiempo  se  trabajó  en  la  Plaza  con  mucho 
calor  para  acabar  de  poner  en  buena  forma  las  cortaduras, 
y  por  la  noche  hubo  lo  acostumbrado  de  muchas  piedras  "y 
bombas  de  ima  y  otra  parte. 

•El  jueves  18  continuó  el  enemigo  en  batir  la  muralla  y 
en  su  bombardeo  con  piedras  y  bombas,  haciendo  mucho 
daño  á  la  gente  de  los  Baluartes  y  Entrada  encubierta,  por 
lo  que  se  aligeró  la  de  la  Estrada  encubierta,  dejando  solo 
en  ella  un  capitán  vivo  con  treinta  hombres,  para  que  hi- 
ciese fuego.  Por  la  noche  le  dieron  mucho  sus  manposte- 
rías, y  volvió  á  tirar  bombas  dentro  de  la  ciudad,  á  la 
ruina  de  los  edificios,  que  cayeron  siete  en  Santo  Domin- 
go, sin  muchas  que  arrojó  á  nuestras  cortaduras,  tuvo  en 
este  dia  al  pié  de  la  cara  de  los  Baluartes  sus  galerías,  y 
recelándose  que  continuaban  en  minar,  se  prosiguió  en  la 
Plaza  el  trabajo  de  las  contraminas. 

lEl  viernes  19  marchó  por  la  mañana  la  caballería  con 
su  general  hacia  al  Llobregat,  para  tener  mas  seguros 
aquellos  pasos,  dejando  en  la  Plaza  dos  trozos  de  Valones 
y  el  de  Bajadoz,  por  poder  desmontados  defender  la  bre* 
cha  y  aliviar  en  algo  la  guarnición,  y  de  dia  y  de  noche 
disparó  bombas  y  piedras,  con  gran  prontitud  y  daño  de 


X 


440  VÍCTOR  BALAGÜER 

nuestra  gente,  no  siendo  menor  el  que  causó  en  la  suya  el 
fuego  de  la  Plaza. 

»£1  sábado  20  entraron  algunos  reformados,  venidos  de 
la  corte,  batió  el  enemigo  con  gran  fuerza  de  la  muralla  y 
con  la  misma  se  continuó  de  una  y  otra  parte  el  fu^o  de 
las  bombas  y  piedras,  alcanzando  algunas  del  enemigo 
hasta  la  plaza  de  la  Trinidad;  á  las  6  de  la  tarde  las  dos 
armadas  de  mar  y  tierra  del  enemigo  pusieron  en  arma  á 
nuestra  guarnición  con  la  salva  que  hicieron,  celebrando  la 
noticia  de  haber  elegido  los  electores  de  Polonia  por  su 
rey  al  príncipe  de  Contí. 

»E1  dia  21  se  reconoció  el  enemigo  muy  adelantado  el 
trabajo  de  sus  minas,  no  habiendo  las  muchas  granadas  y 
bomba3  de  canal  que  los  nuestros  le  han  arrojado,  basta- 
do para  embarazárselo;  se  trabajó  á  toda  prisa  en  perfec- 
cionar las  cortaduras,  ayudando  trefscientos  desmontados; 
fué  el  fuego  de  las  manposterías,  de  una  y  otra  parte,  igual 
al  dia  de  los  antecedentes. 

>£1  lunes  22  prosiguió  el  enemigo  todo  el  dia  con  gran 
priesa  el  batir  la  brecha.  A  las  9  de  la  noche,  á  la  seiía  que 
hizo  la  armada  de  mar  disparando  su  artillería,  arrimando 
las  proas  hacia  los  baluartes  de  Levante  y  Santa  Clara, 
voló  dos  minas;  una  en  el  baluarte  del  Portal  Nuevo,  otra 
en  el  de  San  Pedro,  y  al  mismo  tiempo  abanzó  muy  de 
recio  y  con  grande  gritería  por  ambas  partes  para  apode- 
rarse de  los  baluartes.  En  el  del  Portal  Nuevo  rechazado 
tres  veces  por  los  españoles,  con  grande  valor  y  ardimien- 
to,  arrojándolos  infinidad  de  granadas,  hoUas,  faginas  em- 
breadas y  otros  artificios  de  fuego,  mas  no  pudieron  emba- 
razarle el  fortificarse  en  las  ruinas  de  la  mina,  que  se  voló 
en  el  ángulo  flanqueado;  no  se  tuvo  igual  fortuna  en  el 
baluarte  de  San  Pedro,  pues  le  ocuparon  los  franceses,  ha- 
biendo durado  el  combate  mas  de  siete  Horas  continuas, 
hasta  las  cinco  de  la  mañana  del  dia  siguiente:  disparó  en 
este  tiempo  la  Plaza  tan  horrendo  fuego,  que  contestan 
muchos  no  haber  visto  igual  en  otros  sitios,  ni  con  tanto 
vigor  y  acierto  ejecutado,  ni  con  tanta  arte  y  diligencia 
prevenido.  Y  asi  mismo  disparó  el  enemigo  continuamente 


HIST.  DE  CATALUÑA.— ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      44I 

muchas  bombas»  piedras  y  cañonazos  á  la  Plaza  y  á  las 
cortaduras;  perdió  el  enemigo  en  estos  avances,  según  re- 
lación de  los  rendidos,  cerca  de  cuatro  mil  hombres,  ha- 
biendo perecido  regimientos  enteros,  sin  quedar  en  uno  de 
suizos  mas  de  cinco  hombres;  nosotros  perdimos  algunos 
200  entre  muertos  y  heridos,  y  con  ellos  D.  Diego  Vela, 
Maestre  de  campo  del  tercio  de  la  Costa,  herido. 

»E1  martes  23  cesó  tan  horroroso  fuego  á  las  5  de  la  ma- 
ñana, mas  no  cesaron  los  españoles  y  naciones  en  prose- 
guir con  igual  tesón  en  la  defensa,  y  recobró  de  sus  pues- 
tos; cobraron  los  alemanes  á  las  6  de  la  mañana  el  Baluar- 
te de  San  Pedro  y  su  cortadura,  echando  mticho  fuego  al 
enemigo,  mas  no  pudieron  desalojarle  del  antiguo  flan- 
queado que  mira  al  baluarte  de  la  Puerta  Nueva,  por  ha- 
berse fortificado  en  él  los  franceses.  Los  españoles  logra- 
ron la  fimcion  con  grande  acierto,  pues  saliendo  por  la 
cortadura  de  su  baluarte,  cubiertos  del  trabajo  del  enemi- 
go, le  fueron  poco  á  poco  quitando  los  sacos,  y  arrojando- 
le  gran  cantidad  de  granadas  y  dando  muchas  descargas  de 
fusilería,  lo  desalojaron  de  las  ruinas  de  la  mina,  donde 
se  habia  fortificado,  rechazándole  hasta  sus  ataques,  no 
obstante  el  socorro  que  le  vino  de  dos  regimientos,  á  los 
cuales  pusieron  también  en  desordenada  fuga,  ayudándoles 
el  continuado  fuego  que  de  la  brecha  y  cortina  les  echaron 
los  nuestros.  , 

«Sosegóse  en  esto  la  furia  del  combate  de  una  y  otra  par- 
te hasta  las  tres  de  la  tarde;  á  esta  hora  tuvieron  los  ale- 
manes orden  de  salir,  como  lo  hicieron,  á  desalojar  al  ene- 
migo del  referido  ángulo,  mas  se  habia  ya  fortificado  tan 
bien,  que  no  pudieron  conseguirlo.  Al  mismo  tiempo  voló 
otra  mina  al  baluarte  de  la  Puerta  Nueva,  y  cuarta  vez  se 
echó  sobre  61  y  ganó  el  ángulo  de  donde  le  habian  desalo- 
jado los  nuestros  á  la  mañana,  y  desde  allí  estuvo  hacien- 
do fuego  mas  de  tres  cuartos  de  hora;  los  nuestros  se  man- 
tenían peleando  bizarramente  en  la  cortadura,,  hasta  que 
les  sucedió  la  fatalidad  de  volárseles  todas  las  municiones, 
granadas  y  bombas  que  estaban  junto  así,  haciéndoles  no- 
table estrago;  fué  tanto  el  fuego  y  tanto  el  hoíror  que  les 


44^  VÍCTOR  BALAGUER 

causó  creyendo  fuese  mina,  que  abandonaron  los  soldados 
el  puesto,  con  que  pudo  con  facilidad  el  enemigo  ganar  la 
cortadura,  quedando  herido  y  prisionero  D.  Juan  de  Ma- 
rimon  Maestre  de  campo  del  tercio  de  la  Diputación,  pero 
con  el  continuo  fuego,  que  desde  la  muralla  se  les  echó,  no 
ocuparon  mas  que  el  ángulo  flanqueado,  donde  se  fortifica- 
ron. Duró  el  choque  hasta  la  noche,  en  que  perdimos  algu- 
nos 200  hombres,  entre  muertos  y  heridos,  siendo  muchos 
mas  los  del  enemigo,  y  por  la  noche  se  dispararon  de  una  y 
otra  parte  bombas  y  piedras,  como  en  las  antecedentes. 

»En  esta  misma  noche  se  dio  fuerte  arma  al  enemigo  por 
los  cuarteles  de  la  montaña,  y  particularmente  por  el  de 
San  Gerónimo,  y  se  peleó  mas  de  tres  horas  poniendo  á  los 
enemigos  en  fuga  y  siguiéndolos  hasta  el  cuartel  del  prín- 
cipe de  Vendóme,  que  se  vio  obligado  á  haber  de  salir  en 
persona,  para  animar  su  gente,  enviando  mayor  refuerzo 
para  detener  la  nuestra. 

lEn  el  dia  24  antes  del  amanecer,  avanzaron  los  enemi- 
gos la  cortadura  del  baluarte  de  San  Pedro,  para  poder 
ocuparle  enteramente.  Pero  los  alemanes  que  estaban  á  su 
defensa,  les  dispararon  con  tal  acierto,  y  los  rechazaron 
con  tal  valor,  que  hubieron  de  retirarse  al  mismo  paraje 
del  ángulo,  de  donde  habían  salido,  quedando  el  baluarte 
cubierto  de  cadáveres,  siendo  más  de  200  los  muertos,  sin 
perderse  por  nuestra  parte  im  hombre.  Toda  la  mañana,  y 
tarde  volvió  á  disparar  su  artillería  á  la  cortina  de  la  mu- 
ralla, para  perfeccionar  la  brecha,  aunque  con  dificultad 
por  lo  mucho  que  resiste  el  terreno,  y  se  continuó  el  dis- 
paro de  bombas,  piedras  y  balas  de  una  y  otra  parte  de  dia 
y  de  noche. 

»£1  jueves  dia  25  de  nuestro  patrón  San-Tiago,  se  pasó 
sin  otra  novedad  que  proseguirse  el  fuego  de  ambas  par- 
tes, con  muchas  bombas,  piedras  y  balas  de  artillería  que 
corrian  toda  la  ciudad,  fortificándose  el  enemigoen  los  án- 
gulos de  los  dos  baluartes,  y  disponiendo  en  el  Portal  Nue- 
vo una  batería  de  tres  ó  cuatro  cañones,  no  obstante  la  con- 
tinua mosquetería,  artillería  y  granadas  de  los  sitiados  de 
dia  y  de  noche. 


■ALUNA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X. 

iniendo  D.  Alonso  Messia  de  Lazi 
niñee  caballos  cada  una,  de  nue; 
¡uiendo  á  seis  batallones  del«neni 
líneas,  vio  que  toda  nuestra  caba 
.  la  Cruz  cubierta  á  doblarse  enf 
)le  buena  ocasión  para  atacar  á 
que  la  mayor  parte  de  su  cabal 

de  San  Boy  en  busca  de  la-infant 
orro,  lo  ejecutó  así,  cerrando  coi 
os  franceses,  á  quien  hubiera  der 

zanja  que  tenia  por  delante,  y  i 
reforzado  de  la  demás  caballería 
ai^a  cerrada  que  lo  maltrató  alg 

para  atacarle  otra  vez,  halló  e^ 

zanja,'  haciéndose  de  una  part< 
las  pistolas  y  carabinas,  hasta  q 
to  que  ejecutó  con  todo  sosiego,  h 

de  los  enemigos  un  teniente  y  c 
lerídos;  de  los  nuestros  murió  el 
la,  D.  Antonio  Bamberes  con  tre 
runos  ocho,  entre  ellos  el  mismo 
razo  izquierdo  levemente,  y  su  a] 

nociéndose  muy  adelantado  el  tra 
dia  luna  de  San  Pedro,  se  mandf 
mañana  retirar  la  gente  que  estaba  en  la  cortad 
misnao  baluarte  por  no  exponerla  á  perecer  toda 
impedir  al  enem^o  los  trabajos  en  el  baluarte  de 
Nuevo,  se  aumentó  la  artillería  en  la  batería  de  Sa 
ra,  disparándole  continuamente,  haciéndose  lo  mil 
la  artillería  de  la  torre  de  San  Juan,  en  que  recil 
daño.  Al  anochecer  entraron  algunas  mangas  que 
señor  Virrey,  de  la  gente  que  estaba  en  la  montan 
mero  de  más  de  400  hombres  y  parta  de  la  gente 
venido  de  Ceuta.  Todo  este  dia  y  noche  se  dispara] 
tínuamente  bombas  y  piedras  por  el  enemigo,  resp 
dolé  la  plaza  en  la  misma  especie,  haciéndole  gn 
trago  en  la  gente  de  sus  trabajos. 


44+ 


VÍCTOR  BALAGUBR 


»£1  dia  27  teniendo  perfícionada  la  batería  sobre  el  án- 
gulo del  baluarte  de  la  Puerta  Nueva,  empezó  á  medio  dia 
á  batir  con  eUa,  las  dos  torres  de  la  misma  Puerta  Nueva, 
para  descubrir  y  ofender  á  los  de  la  cortadura  de  la  parte 
que  mira  á  Santa  Eulalia  de  Amerida,  disparando  al  mis^ 
mo  tiempo  bombas  y  piedras  á  los  de  la  cortadura  de  San 
Pedro,  causando  de'dia  y  noche  mucho  daño  á  la  goami- 
cion,  no  siendo  menor  el  que  la  plaza  les  hace  á  ellos*  En 
este  dia  entre  8  y  9  de  la  mañana,  una  partida  de  diez,  6 
doce  caballos  del  trozo  de  alemanes,  al  pasar  un  batallón 
de  franceses,  el  rio  de  Llobregat  cerca  de  San  Boy^  dio  so- 
bre él,  y  le  derrotó  enteramente,  quedando  todos  muertos 
ó  prísÍ9neros,  menos  dos  que  se  escaparon  huyendo,  y  por 
la  tarde  acabó  de  entrar  la  gente  de  Ceuta. 

lEl  dia  28  prosiguió  el  enemigo  en  arrojar  bombes  y 
piedras,  siempre  con  un  mismo  tesón,  y  el  batir  las  dos  re- 
feridas torres,  no  obstante  el  fuego  de  bombas^  y  artillería 
de  la  plaza,  y  plantó  una  batería  sobre  el  ángulo  del  Ba- 
luarte de  San  Pedro,  tirando  á  derribar  las  obras  muertas 
de  una  torre  que  hay  en  la  muralla,  sobre  el  mismo  ba- 
luarte, y  abrió  un  ramal  de  ataque  en  el  foso,  desde  un 
baluarte  al  otro,  y  disparó  mucho  por  ambas  partes. 

>E1  dia  29  continuó  sus  trabajos  en  los  baluartes  y  foso, 
y  jugaron  así  mismo  sus  baterías  no  cesando  en  tirar  bom- 
bas y  piedras,  y  otro  nuevo  artificio,  que  se  dispara  en  ca- 
non, como  bala,  haciendo  más  ruido  que  daño.  De  la  plaza 
se  le  responde  también  con  nuevo  artificio  de  bombas  que 
al  rebentar  arrojan  muchos  coetes,  con  grande  violencia, 
que  á  mas  de  la  confusión  que  causan  al  enemigo,  son  ap- 
tos para  quemar  con  mayor  facilidad  sus  municiones.  Por 
la  tarde  entraron  240  hombres  mas,  que  con  los  de  los  dias 
antecedentes,  hacen  el  número  de  2.000  con  cuyo  refuerzo, 
y  prevenciones  que  se  han  hecho  y  hacen  en  la  plaza,  en 
oposición  de  los  intentos  del  enemigo,  se  espera  hacer  la 
mas  vigorosa  defensa  que  sé  haya  visto  en  estos  tiempos. 

»Estos  son  los  sucesos  por  mayor,  que  hasta  hoy  sehai 
ofrecido  dentro,  y  fuera  de  Barcelona,  que  se  dan  al  pú- 
blico por  las  instancias  de  muchos,  que  lo  han  solicitad' 


HIST.  D^  CATALUÑA.-^ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      445 

y  para  desvanecer  al  mismo  tiempo  los  enredos  y  cautela 
con  que  los  franceses  en  sus  gacetas,  prociuran  ocultar  lo 
caro  que  les  cuesta  la  empresa  de  tan  importante  plaza; 
Pues  hasta  ahora,  según  dicen  los  desertores  que  cada  ins- 
tante entran,  le  faltarán  entre  muertos,  heridos  y  enfer* 
mos  15  mil  hombres,  de  los  mejores;  Y  se  ofrece  otra  mas 
individual  relación,  con  expresión  de  los  nombres  de  los 
oficiales,  que  han  sacrificado  su  vida  por  su  rey,  en  defen- 
sa de  Barcelona,  y  de  los  templos,  caserías,  edificios,  que 
han  padecido  el  estrago  de  las  bombas,  que  no  se  ha  po- 
dido aun  averiguar  con  la  certeza  que  se  desea.  Hasta  aho- 
ra son  mas  de  20  mil  bombas,  y  80  mil  balas  de  artillería, 
con  infinidad  de  morteladas  de  piedras,  las  que  ha^  dispa- 
rado el  enemigo,  por  espacio  de  16  dias  de  continuo  fuego; 
pero,  ni  sus  estragos  han  intimidado  en  nada  á  estos  natu- 
rales, ni  minorado  el  valor  de  tan  gloriosa,  como  valien- 
te guarnición,  esperando  que  Dios  nos  concederá  un  fin 
tan  favorable,  cual  nos  los  pronostican  tan  dichosos  prin- 
cipios, para  mas  gloría  suya  y  de  las  armas  del  Rey  nues- 
tro señor,  (que  Dios  guarde),  y  crédito  de  estos  héroes.  > 


XVII  (Cap.  XLII). 

CAPITULACIONES 

mCCHAS  Y  CONCERTADAS  ENTRE  EL  CONDE  DE  LA  CORZANA  MAES- 
TRO DE  CAMPO  GENERAL  DEL  EJÉRQTO  DE  ESPAÑA,  Y  GOBERNA- 
DOR DE  LA  PLAZA  DE  BARCELONA  DE  UNA  PARTE,  Y  EL  DUQUE 
DE  VENDÓME  CAPITÁN  GENERAL  DEL  EJÉRCITO  DE  FRANCIA  DE 
OTRA  PARTE,  POR  LA  ENTREGA  DE  LA  CIUDAD  DE  BARCELONA  Y 
FUERTE  DE  MONJÜICH. 

PROPOSiaONES  PARA  LOS  MILITARES. 

€  I  .•  Que  la  ciudad  de  Barcelona  se  entregará  al  ejérci- 
to de  Francia  cuatro  dias  después  de  ñrmadas  las  capitu- 
laciones, y  que  inmediatamente  después  de  firmadas  se  le 
entregará  á  los  Franceses  la  una  puerta  de  San  Antonio 


44^  VÍCTOR   BALAGÜER 

fuera  del  recinto  principal,  y  la  otra  de  la  muralla  la  guar- 
necerán los  Españoles  hasta  la  evacuación  de  la  Plaza,  y 
que  en  el  Ínterin  no  se  pueda  hacer  hostilidad  de  una  y  otra 
parte. — Concedido. 

92  J"  Que  saldrá  libremente  la  Guarnición,  oficiales  ma- 
yores,  y  menores,  la  Infantería  en  Batalla  por  la  brecha, 
la  Caballería  á  Caballo;  Artillería  Bagaje,  y  municieoes 
por  la  puerta  del  Ángel,  todos  tocando  cajas  y  trompetas. 
Banderas  desplegadas,  cuerda  encendida  á  los  cabos,  bala 
en  boca,  los  soldados  amunicionados,  con  tres  acémilas  en 
cada  Escuadrón  de  municiones  de  reserva  con  todo  el  Ba* 
gaje,  y  armas  de  oficiales  y  soldados. — Concedido, 

»3.*  Que  los  Cabos  Mayores,  y  Gobernador  General 
de  toda  la  primera  Plana  del  Ejército,  y  Artillería,  como 
son  los  oficios  de  Veeduría,  con  todos  sus  libros,  y  regis- 
tros, oficiales  entretenidos,  Ingenieros,  Minadores,  Artille- 
ros, Bombarderos,  y  todos  los  demás  que  existen  y  sirven 
á  estos  oficios  puedan  salir  el  dicho  dia  por  la  Brecha,  ca- 
da uno  con  sus  insignias,  con  treinta  cañones  de  Artillería 
de  Bronce  de  diferentes  calibres,  seis  cañones  enteros,  seis 
medios,  seis  tercios,  seis  cuartos,  seis  mansfeltes  y  seis 
Morteros  de  Bronce  de  Bombas  con  todo  el  Tren,  y  muni- 
ciones para  servirla,  y  poder  disparar  treinta  tiros  con  ca- 
da Cañón  y  Mortero,  con  un  afuste  de  reserva  para  cada 
calibre,  y  ocho  Carros  cubiertos,  que  no  puedan  ser  reco- 
nocidos, y  que  si  nuestro  Rey  no  tuviere  con  el  camiage 
que  tiene*dentro  de  la  Plaza  bastante  para  la  conducta  haya 
de  mandar  suministrar  carros,  y  machos,  el  Duque  de  Ven- 
dóme hasta  el  lugar  destinado. — Concedido  todo  esU  artíado^ 
menos  que  solo  serán  seis  morteros  de  bronce  en  lugar  de  doce* 

»4.''  Que  en  caso  de  romperse  alguno,  6  algunos  afus- 
tes en  el  camino,  tengamos  facultad  de  bolver  por  ellos  sin 
mas  pasaporte  que  esta  capitulación. — Concedido. 

»5'*  Q^®  á  los  heridos  y  enfermos  que  pudieran  ir  en 
carros,  Azemilas  ó  Barcas,  se  les  hayan  de  conceder  los 
dichos  Bagages. — Concedido. 

i6.*  Que  á  los  enfermos  y  herídos,  por  su  mal  que  no 
pudieren  seguir  la  marcha,  y  quedaren  en  los  Hospitales, 


r 


HIST.  DE  CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      447 

casas  suyas,  u  de  particulares,  se  les  permita  estar  todo  el 
tiempo  de  su  curación,,  á  los  oficiales  con  su  asistencia  de 
criados,  y  á  los  soldados  enfermos,  y  heridos  de  Comisa- 
rios, Médicos,  Cirujanos,  Confesores  Y  demás  asistencia 
que  solían  tener,  y  cuando  fueren  sanando  se  les  dé  Acémi- 
las, Carros,  ó  Barcas  hasta  donde  estuviere  nuestro  Ejér- 
cito con  sus  Pasaportes  y  seguridad  en  su  viage,  y  que  no 
se  les  pueda  obligar  á  tortiar  partido, — Concedido, 

»7.^  Que  asimismo  se  darán  Barcas  para  transportarla 
ropa,  y  alhajas  de  los  oficiales,  y  Ministros  políticos,  y 
Militares,  y  que  deisde  el  primer  dia,  en  adelante  se  vaya 
encaminando  fuera  por  mar,  y  por  tierra,  el  Bagage,  ar- 
mas, ó  municiones  que  se  hubiere  capitulado  para  evitar 
confusión  el  dia  de  la  salida. — Concedido. 

»8.®  Que  los  Desertores  de  entrambas  paites  se  les  per- 
done, y  puedan  entrar  y  salir,  sin  embarazo  alguno,  dando 
rigurosas  órdenes  de  Sres.  Generales  para  que  al  salir  no 
les  quiten  del  Escuadrón  donde  estuvieren,  aunque  sean 
criados  de  oficiales,  y  otro  ejercicio  que  tuvieren. — Con- 
cedido, 

19.^  Que  se  restituyan  los  Prisioneros,  tanto  Oficiales, 
como  Soldados,  Ministros  y  Paisanos  que  se  hubiesen  he- 
chp  esta  campaña,  de  entrambas  partes,  sin  pagar  razón 
ninguna. — Concedido. 

ID.  Que  la  escolta  que  acompañare  la  Guarnición  no 
pase  el  rio  Llobregat,  y  desde  el  dia  que  saliere  la  Guar- 
nición, cesen  las  hostilidades,  y  haya  suspensión  de  armas 
entre  los  dos  Ejércitos,  hasta  el  primer  dia  de  setiembre 
del  año  inclusive,  y  durante  este  tiempo  no  se  puedan  ad- 
mitir desertores  de  una  y  otra  parte,  restituyéndolos  de 
ambas  partes,  hasta  que  pasemos  el  rio  Llobregat,  sin  que 
por  esto  hayan  de  ser  castigados. — Concedida  la  síispension 
de  armas  hasta  el  dia  i.""  de  setiembre  de  este  año  de  1697,  j/  en 
el  Capitulo  de  desertores  hasta  quepasetnos  de  Llobregat, 

911.  Que  la  guarnición  tome  su  marcha  por  el  camino 
Real  del  Hospitalet,  Molins  de  Re}'  y  Martorell,  y  que  los 
Carros  y  Acémilas  que  nos  dieren,  sirvan  hasta  veinte  le- 
guas de  Barcelona. — Concedido. 


^ 


448  VÍCTOR  BAXJIGUER 

»i2.  Que  se  puedan  sacar  víveres  suficientes  para  la 
Guarnición  y  Soldados  para  veinte  y  cinco  días» — Concedi- 
do hasta  1.^  de  setiembre  dicho.  - 

»I3.  Que  ningún  oficial  ni  soldado  pueda  ser  preso  ni 
detenido  por  deudas,  quedando  con  la  obligación  de  satis- 
facerlas.— Concedido. 

»i4.  Que  todos  los  oficiales  que  tienen  Hacienda  y  ví- 
veres en  el  Pais  conquistado,  no  puedan  ser  presos  ni  mo- 
lestados en  sus  Personas,  aunque  los  reconozcan  en  cuales- 
quiera tropas  que  se  hallaren,  al  salir  la  Guarnición  de  la 
plaza. — Concedido. 

•  15.  Que  la  gente  puedan  salir  algunos  disfirazados  sin 
que  los  puedan  reconocer,  por  cualquier  sospecha  que  tu- 
vieren de  ellos. — Concedido  por  seis  penónos  no  mas. 

»i6.  Que  se  dejen  pasar  libremente  todos  los  Caballos 
que  se  hubiesen  comprado  de  los  Soldados  desertores  6  de 
presos. — Concedido, 

>I7.  Que  la  escolta  para  la  Guarnición  no  pase  de  cua- 
tro Batallones  de  Caballería,  y  que  no  pase  el  Rio  Llobre- 
gat  como  está  dicho. — Concedido, 

» 18.  Que  para  evitar  confusión  al  tiempo  de  salir  nues- 
tra retroguardia,  que  es  la  Guardia  del  Portal  del  Mar, 
empezará  á  entrar  la  Guarnición  de  Francia  por  aquella 
puerta  del  Mar,  sin  permitir  que  se  haga  algún  ultrage  á 
Soldado  ni  Paisano. — Concedido, 

Yig.  Que  los  Rehenes  que  se  dieren  de  una  y  otra  par- 
te, para  seguridad  de  la  presente  capitulación,  y  escolta, 
se  restituirán  recíprocamente  después  del  primero  de  se- 
tiembre que  durare  la  cesión  de  armas,  y  hostilidad. — 
Concedido  por  el  tiempo  de  la  tregua, 

»2o.  Que  se  entregarán  á  quien  mandare  el  Duque  de 
Vendóme;  por  Inventario,  y  con  recibo,  para  la  cuenta,  y 
razón  que  se  ha  de  dar  á  nuestro  Rey,  para  descargo  de 
las  personas  que  están  entregadas  de  todas  las  armas,  y 
municiones  de  Guerra,  y  otros  pertrechos  tocante;  á  Su 
Magestad. — Concedido, 

121.  Que  no  se  pueda  demoler  ningún  género  de  forti- 
ficaciones, tocantes  á  la  defensa  de  Barcelona  y  Monjuich, 


CATALUÑA. — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      449 

xmas  de  Su  Magestad  cristianísima  estuvie- 
Coiicidido. 

los  oficiales  que  no  puedan  sacar  sus  halajas 
;,  puedan  hacerlo  en  el  termino  de  tres  me- 
6  venderias,  dándoles  carruage,  y  Pasaporte 
■  tierra. — Concedido  po*  tres  mesis. 
se  entregará  al  Ejército  de  Francia  el  mismo 
uacion  de  la  Ciudad,  poco  antes,  ó  después 
Monjuich,  y  que  se  entienda  con  todas  las 
ilaciones  de  la  Plaza,  sin  escepcion  de  nin- 
□  á  que  no  ha  sido  atacado  aquel  puesto,  á 
itulado  por  la  Ciudad,  se  puede  sacar  libre- 
artillería,  morteros,  pertrechos,  municiones 
íveres,  y  que  el  Duque  do.  Vendóme  mande 
Bn,  bagages  y  Barcas  para  su  transporte. — 

la  guarnición  de  dicho  castillo  de  Monjuich, 
>arte  del  fuerte  de  los  Reyes,  y  por  el  cami- 
,  para  incorporarse  con  nuestro  Ejército.— 

PROPOSICIONES 


pueden  salvas,  y  seguras  las  vidas  y  hacíen- 
os  naturales  y  cstrangeros,  vecinos  y  habi- 
a  ciudad,  incluyéndose  en  estos  también  los 
tíolanda  é  Inglaterra,  que  residen  en  esta 
e  se  haga  daño  á  sus  personas,  ni  de  saqueo, 
Jguna  en  sus  casas,  y  bienes,  así  de  los  que 
entes,  como  en  la  de  los  ausentes,  y  que  la 
lad  tengan  los  Ministros  de  la  Real  Audien- 
?olíticos  y  todos  los  oficíales  Reales,  presen- 
;  en  sus  casas,  personas,  hacienda,  y  bienes. 

Sí  ciudad  de  Barcelona,  y  á  sus  naturales,  y 
)dos  los  demás  comunes,  y  gremios  de  dicha 


'   r. 


^ 


450  VÍCTOR  BALAGUER 

ciudad,  así  Eclesiásticos,  como  Seglares,  y  á  los  indivi- 
duos que  los  componen,  se  confirmen,  y  observen  todos 
sus  derechos,  Constituciones,  Fueros,  Privilegios,  é  inmu- 
nidades, así  en  lo  común,  como  en  lo  particular,  de  la 
misma  manera  que  lo  han  gozado  hasta  hoy,  y  concedidos 
por  los  Condes  de  Barcelona,  Reyes  de  Aragón  y  Castilla. 
— Concedido» 

127.  Que  todos  los  Ministros,  así  de  la  Real  Audiencia, 
como  del  Gobernador  de  Cataluña  racional.  Baile  General, 
y  los  demás  Ministros  y  oficiales  Reales  que  se  hallan  en 
la  ciudad,  y  así  mismo  todos  los  naturales,  y  estrangeros, 
vecinos  de  esta  ciudad,  aunque  tengan  oficio  de  Concelle- 
res, ú  otro  cualquier  oficio  de  la  ciudad,  ú  Diputación  que 
quisieren  salir  con  la  Guarnición  el  mismo  dia,  puedan  ha- 
cerlo, y  llevarse  sus  familias,  con  toda  su  ropa,  joyas,  y 
dinero,  y  que  se  les  dé  todo  Bagaje  necesario,  y  la  escolta 
que  fuere  menester  para  su  seguridad. — Que  la  esc^Ua  de  la 
Guarnición  les  puede  servir,  y  en  caso  necesario  se  les  dará  pasa- 
porte. 

>28.  Que  todos  los  demás  qu6  no  quisieren,  ó  pudieren 
saür  con  la  Guarnición,  lo  puedan  hacer  dentro  de  tres  me- 
ses, y  que  unos  y  otros,  también  los  Ministros,  y  oficiales 
Reales  y  vecinos  de  esta  Ciudad,  puedan  en  el  término  de 
otros  tres  meses  llevarse,  ó  sacar  sus  bienes,  muebles,  ro- 
pa, dinero,  esclavos,  sin  que  gozen  la  inmunidad  de  los 
dominios  de  Francia,  ni  sean  admitidos  á  ella  los  que  des- 
pués de  la  entrega  de  esta  ciudad  se  huyeren  ó  refugiaren 
en  ella,  y  que  puedan  venderlos,  darlos  ó  beneficiarlos  co- 
mo quisieren,  sin  que  se  les  haga  embarazo^  dándoles  la 
seguridad,  y  pasaportes  para  transportarlos  á  los  dominios 
de  nuestro  Rey. — Concedido  menos  de  poder  vender  los  bienes 
raices  aquellos  que  serán  ausentes  después  de  los  fres  meses, 

•29.  Que  durante  el  término  de  los  tres  meses,  no  pue- 
dan confiscarse  ni  ei^b^g^^r  los  bienes,  raices,  censos  y 
censales,  ni  impedir  el  goce  de  ellos  á  sus  dueños  aunque 
estén  ausentes,  y  aunque  se  hubieren  ido,  durante  el  dicbc 
término,  y  que  sean  válidas  todas  las  donaciones  y  aliena- 
ciones hechas  de  todos  los  bienes  raices,  censos, y  cen> 


^LUNA. — ACLARACIONES  AL 

Utos,  frutos  y  pensiones 
Plaza,  sin  que  puedan  í 
ni  con  otro  ningún  naoti 
S  los  dichos  naturales,  y 
t  hallan  fuera  de  la  CÍ,ud 
ly,  puedan  dentro  de  tre 
'asas,  sin  que  se  les  pued 
I  en  el  Ínter  embargar, 
de  ellos. — Concedido. 
is  los  autos.  Privilegios, 
que  se  hallan  en  los  are 
r  y  guardar  en  los  mismc 
isportar  de  allí,  y  siemp 

sus  Ministros  quisieren 
is,  etc.,  puedan  hacerlo 
i  Francia-,  entregándoles 
)riginales  Civiles  y  Crin 
ieren . — Concebido . 
ibierno  político  y  econón 
sma  conformidad  que  ha 
ingun  oñcial  de  Francia, 
i  entremeterse  en  ello,  a: 

los  derechos,  (los  cuale 
idos  y  oficiales),  sin  qu 
trada,  y  salida  de  las  pu' 

hayan  de  residir  sus  of 
fechos  en  las  casas  dest 
entran  y  sacan  víveres 
la  Administración  de  la 
demás  provisiones,  que 
r  por  si;  ó  sus  Arrendadí 
ntos  á  la  ciudad,  para  pa 
¡edores,  como  asimismo 
Tabla  de  los  Comunes  de 
Mí,  que  los  víveres  fucesarios 
'ruarniciott  no  paguen  imput 
anto  á  la  moneda  usual, 
ardites  y  realillos  de  pía 


^^'^^ 


452  VÍCTOR   BALAGUER 

la  ciudad,  conservando  e]  privilegio  de  fabricarla,  pudien- 
do  correr  solamente  la  de  oro,  y  plata  de  Espada,  y  Fran- 
cia, sin  que  el  precio  del  oro,  y  plata  se  pueda  alterar. — 
Concedido  en  cuanto  á  la  moneda  del  Pais  y  que  pcu¿  la  de 
Francia. 

•34,  Que  los  Concelleres,  Clabario  y  demás  Oficiales 
sean  conservs^dos  en  los  oficios  que  hoy  poseen,  y  con  la 
misma  autoridad  y  preeminencias,  y  que  se  hayan  de  ha— 
cer  las  inseculaciones  de  los  Concelleres,  Clabario  y  do- 
más  oficios,  como  hasta  hoy,  y  mantener  los  inseculados 
cada  uno  en  sus  bolsas, '^Concedido. 

•35*  Q^6  ®^  ^*  Ciudad  no  entre  el  Egército,  sino  la 
Guarnición  competente,  y  que  los  Soldados  y  Oficiales  no 
ha3^an  de  ser  alojados  en  las  casas  de  los  Ciudadanos  y  ha- 
bitantes, sino  en  los  Cuarteles  6  casas  que  alquilaren,  dán- 
doles lo  mismo  que  daban  á  los  Oficiales  de  España. — 
Concedido  dando  solamente  á  los  oficiales^  lo  que  se  lia  dado  á 
los  Españoles, 

»36.  Que  los  gremios  de  Colegios,  Cofradía,  se  go- 
biernen con  las  órdenes  de  la  ciudad,  como  hasta  hoy  lo 
han  practicado. — Cottcedido. 

•37.  Que  la  Universidad  literaria  se  conserve  con  los 
mismos  privilegios,  y  asistencia  de  Maestros,  y  Cátedras 
como  se  han  gobernado  hasta  hoy. — Concedido. 

•38.  Que  cualesquiera  embarcaciones  que  se  hallaren 
en  el  Puerto  de  Barcelona,  ú  en  otra  parte  de  las  costas  de 
Cataluña  de  la  obediencia  de  nuestro  Rey,  puedan  irse  li- 
bremente con  sus  Cargos,  y  solamente  se  puedan  detener 
para  servir  en  el  transporte  de  la  ropa,  muebles  y  halajas 
de  los  oficiales,  y  soldados  enfermos,  y  heridos  y  esto  du- 
rante la  cesión  de  armas,  hasta  primero  de  Setiembre  in- 
clusive.— Concedido  solamente  por  las  embarcaciones  que  so»  en 
el  Puerto  de  Barcelofta  pertenecientes  á  los  habitantes  de  Barcelo- 
na, y  las  que  vinieren  pertenecientes  á  dichos  habitantes. 

'39*  Q^^  "^  ^^  ^^^  pueda  por  ningún  tiempo  ni  título 
al  Común  de  la  Ciudad,  quitar,  embargar  ni  detener  cual- 
quier especie  de  víveres  que  de  presente  tenga  prevenidos 
en  cualqmer  parte  dentro,  ó  fuera  de  esta  Ciudad,  para 


HIST.  DE  CATALUÑA, — ACLARACIONES  AL  LIB.  X.      453 

sustento  de  los  ciudadanos  observando  lo  mismo  en  las 
provisiones  particulares  de  estos. — Concedido. 

«40.  Que  en  caso  de  sortear  los  ausentes,  y  losque es- 
tán en  el  servicio  de  nuestro  Rey,  en  los  Censales  de  la 
Casa  de  la  Ciudad,  hayan  de  quedar  los  principales  depo- 
sitados en  la  misma  Casa  de  la  Ciudad,  sin  que  ninguno 
pueda  valerse  de  eUos  en  ningún  caso. — Concedido. 

>4i.  Que  á  los  naturales  y  habitantes  de  esta  Ciudad  y 
Principado  les  sea  permitido  libre  el  uso  y  retención  de 
aquellas  armas,  que  en  tiempo  de  nuestro  Rey  se  les  ha 
concedido. — Concedido  en  la  conformidad  que  se  les  permita  for 
los  Españoles,  con  distinción  de  armas  cortas  y  largas. 

»42.  Que  por  lo  que  toca  á  Campanas  se  haya  de  redu- 
cir á  concierto  con  los  interesados,  ofreciendo  el  Duque  de 
Vendóme  interponerse  á  reducirlo  á  corto  precio,  y  que  por 
los  demás  metales  ni  cosa  fabricada  de  ellos,  puedan  pedir 
á  la  ciudad,  ni  otro  común,  así  de  Eclesiásticos,  como  de 
Seglares,  ni  particulares,  contribución  alguna,  ni  menos 
llevarse  las  Campanas,  ni  otras  cosas  fabricadas,  ni  com- 
puestas de  dichos  metales. — Concedido. 

•43.  Que  el  Gobierno,  y  Consistorio  de  la  Diputación 
con  sus  oficiales,  se  conserve  en  la  misma  conformidad, 
prerrogativas,  y  preeminencias  concedidas  por  los  Condes 
de  Barcelona,  Reyes  de  Aragón  y  Castilla,  y  hoy  goza,  y 
que  los  inseculados  en  las  bolsas  sean  conservados  en  ellas. 
— Concedido^ 

»44.  Que  así  mismo  el  Brazo  militar  ó  sea  la  Nobleza, 
les  sean  mantenidos  los  Privilegios,  esenciones  y  preemi- 
nencias concedidas  por  los  Condes  de  Barcelona,  Reyes  de 
Aragón,  y  Castilla. — Concedido, 

•45.  Que  Jaime  Tejedor,  Tesorero  de  la  Santa  Cruza- 
da en  este  Principado,  pueda  libremente  cobrar  el  caudal 
de  dicha  Bula,  sin  que  se  le  pueda  embarazar  la  de  este 
año,  ni  pedir  la  cuenta  de  ellas,  por  haber  ya  anticipado  el 
dinero  á  nuestro  Rey. — Concedido. 

946.  Que  no  se  toque  cosa  alguna  de  la  Catedral,  ni  de 
las  demás  iglesias  de  esta  ciudad,  así  parroquias,  como 
conventos,  Oratorios,  Hospitales  y  demás  lugares  pios,  y 


454  VÍCTOR   BALAGUER 

sagrados,  ni  los  depósitos,  ropas,  alhajas,  dinero,  plata, 
oro,  joyas,  ni  otra  cosa  de  cualquier  valor  que  sea,  así  de 
caudal  de  dichos  lugares,  como  de  particulares  refugiados 
en  ellos;  quedándose  asegurados  todos  estos  Lugares  Sa- 
grados, con  las  personas,  así  eclesiásticos,  como  Seglares, 
y  libres  de  todos  derechos  que  se  puederi  pretender  en  ellos. 
— Concedido. 

»47.  Que  lo  mismo  se  observe  en  casa  del  Obispo,  Vi- 
cario General,  Capitulares  y  demás  Eclesiásticos  de  esta 
Ciudad,  asegurándoles  todos  sus  bienes,  jurisdicciones, 
derechos,  asi  en  la  jurisdicción  de  esta  ciudad,  como  en  el 
País  conquistado  en  el  mismo  estado,  y  libertad  que  goza- 
ban en  tiempo  de  nuestro  Rey. — Concedido^ 

948.  Que  no  se  haga  novedad  alguna  en  las  inmunida- 
des, y  privilegios,  así  reales,  como  Eclesiásticos,  y  demás 
inmunidades,  y  esenciones,  de  que  están  dotadas  todas  las 
Iglesias,  Conventos  y  lugares  Sagrados  dichos  en  común, 
y  en  particular,  antes  bien  queden  con  la  misma  libertad 
que  tenian  antes  que  entrase  el  Ejército  de  Francia. — 
Concedido, 

•49.  Que  se  permita  y  continúe  el  Tribimal  de  la  in- 
quisición, como  se  ha  hecho  en  tiempo  de  nuestros  Reyes, 
con  las  mismas  prerogativas,  jurisdicción,  y  Privilegios 
que  tenia  entonces. — Negado. 

■  »5o.  Que  en  todas  estas  proposiciones,  tanto  los  Mili- 
tares, Guarnición,  Ciudad,  Diputación,  Brazo  Militar, 
Eclesiásticos,  y  demás  particulares,  y  todo  lo  contenido  en 
dichos  Capítulos,  no  pueda  haber  interpretación  ni  equi- 
voco, sino  que  se  haya  de  entender  como  está  escrito,  y  al 
pié  de  la  letra. — Concedido. 

•Barcelona  10  de  Agosto  de  1697. — El  Conde  de  la  Cor^ 
zana, — Louis  de  Vendóme,  • 


FIN   DEL   LIBRO   DÉCIMO. 


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1 


45^  ▼ÍCTOR  BALAGUER     ^ 

interesados  que,  contando  con  impaciencia  sus  momen- 
tos de  vida,  espiaban  todas  sus  acciones!  ¡Triste  rey 
á  quien  sus  confesores,  sus  consejeros,  sus  cortesanos, 
los  embajadores  de  las  potencias  extranjeras,  y  hasta  su 
propia  esposa,  señalándole  siempre  con  el  dedo  el  sepul- 
cro entreabierto,  le  hablaban  sin  cesar  de  su  muerte,  de 
su  testamento  y  de  su  herencia!  ¡Infeliz  monarca  que 
se  hallaba  hundido  en  un  caos  de  pasiones,  de  intrigas 
y  de  odios,  y  que  veía  á  distintas  naciones  repartirse, 
aun  viviendo  él,  la  España,  disponiendo  cada  una  de 
los  destinos  de  este  misero  país! 

Eran  tres  los  principales  aspirantes  á  la  Corona  de 
España,  y  fundaban  los  tres  sus  derechos  en  ser  des- 
cendientes de  las  mujeres  que  la  dinastía  reinante  había 
enviado  á  sentar  en  diversos  tronos.  Ocupaba  el  primer 
lugar  el  delfín  de  Francia,  Luis,  que  nacido  del  matri- 
monio de  Luis  XIV  de  Francia  con  la  infanta  Mana 
Teresa  de  Austria,  presentaba  por  derechos  los  de  su 
madre,  y  también  los  de  su  abuela  Ana  María  de  Aus- 
tria, esposa  de  Luis  XIII.  Es  preciso  tener  en  cuenta, 
sin  embargo,  que  las  dos  princesas  españolas  en  las  cuales 
se  fundaba  el  derecho,  habían  solemnemente  renuncia- 
do para  ellas  y  sus  descendientes  á  la  sucesión  en  los 
dominios  de  España.  Ana  María,  hija  de  Felipe  III  de 
España,  al  casar  con  Luis  XIII  de  Francia,  ñrmó  en 
Madrid,  á  12  de  Agosto  de  16 12,  un  tratado  matrimo- 
nial por  el  que  se  excluyó  perpetuamente  á  sí  misma  y 
á  todos  sus  descendientes  de  la  sucesión  al  trono  espa- 
ñol, aun  cuando  llegase  el  caso  de  que  por  las  cos- 
tumbres y  leyes  nacionales  les  pudiese  pertenecer.  Ana 
María  ratificó  este  contrato  y  cláusula  en  i6i5.  Ma- 
ría Teresa,  hija  de  Felipe  IV,  antes  de  casarse  con 
Luis  XIV  firmó  asimismo,  en  Fuenterrabía,  por  Junic 
de  1660,  un  acta  de  renuncia  á  la  sucesión  de  la  Corona 
española,  «comprometiéndose  á  que  ella,  sus  hijos  y  des* 


HISTORIA.  DE  CATALUÑA.-^LIB.  XI.  CAP.  T.  457 

cendientes  quedasen  inhábiles,  incapaces  y  absoluta- 
mente excluidos  del  derecho  de  suceder  á  alguno  de  los 
reinos,  estados  y  señoríos^  de  los  cuales  se  compone  la 
Corona  y  monarquía  de  España.»  En  esta  acta  se  aña- 
día luego:   i  Si  de  hecho  6  con  algún  color  mal  preten- 
dido, desconfiando  de  la  justicia  (porque  hemos  siem- 
pre de  confesar  que  no  la  tenemos  para  suceder  en  dichos 
reinos),  los  quisiésemos  ocupar  por  fuerza  de  armas,  ha- 
ciendo ó  moviendo  guerra  ofensiva  que  desde  ahora 
para  entonces  se  tenga,  juzgue  y  declare  por  ilícita, 
injusta,  mal  atendida^  hecha  por  violencia,  contra  ra- 
zón y  contra  conciencia;  calificándose,  al  contrario,  por 
justa,  licita  y  permitida  aquélla  que  se  hiciese  y  movie- 
se por  la  persona  que  debiese  suceder  á  la  exclusión 
mía  y  de  mis  hijos  y  descendientes,  á  la  cual  sus  sub- 
ditos y  habitantes  deberán  recibir  y  obedecer,  prestán- 
dole juramento  y  homenaje  de  fidelidad,   sirviéndole 
como  á  su  rey  y  señor  legítimo.»   Al  propio  tiempo 
prestó  la  infanta  María  Teresa  el  siguiente  juramento: 
•Juro  solemnemente  por  los  Evangelios  contenidos  en 
este  misal,  sobre  el  cual  pongo  mi  mano  derecha,  que 
yo  lo  observaré,  mantendré  y  cumpliré  en  todo  y  por 
todo,  y  que  no  pediré  la  dispensa  de  este  juramento  á 
nuestro  Santo  Padre,  ni  á  la  Santa  Sede  apostólica,  ni 
á  sus  legados,  ni  á  otra  dignidad  que  tenga  facultad  de 
podérmele  conceder.»  El  mismo  juramento  prestó  tam- 
bién el  rey  Luís  XIV  al  tomar  por  esposa  á  María  Te- 
resa.  Fué  esta  renuncia  ratificada  por  las  cortes  de 
Castilla  y  confirmada  por  el  testamento  de  Felipe  IV, 
en  cuyo  documento  se  dice:  «No  obstante  el  dominio 
universal  que  tenemos  los  reyes  sobre  nuestras  provin- 
cias y  reinos;  atendiendo  que  debeipos  más  mirar  el 
bien  de  nuestros  vasallos  que  nuestros  propios  intere- 
ses, junto  con  la  quietud  universal  de  Europa:  por  cu- 
ya consideración  no  es  conveniente  que  en  algún  tiem- 


45^  VÍCTOR  BALAGUER 

po  viniera  á  suceder  la  real  casa  de  Borbón  de  Francia, 
no  obstante  la  renuncia  de  nuestra  carísima  hija  Doña 
María  Teresa  de  Austria  y  de  nuestro  amado  yerno 
Luis  XIV;  atendiendo  que  los  reyes  tenemos  el  supreox) 
poder  de  hacer  leyes:  por  ley  firme,  perpetua  é  irrevo- 
cable^ privamos  de  la  sucesión  de  estos  reinos  y  Corona 
á  la  casa  de  Borbón.» 

Preciso  es  tener  entendido  que  á  la  fuerza  que  ya  por 
sí  tenían  estas  renuncias,  juramento  y  testamento,  se 
añadía  la  aversión  declarada  por  parte  de  los  españoles 
á  reconocer  ó  sujetarse  al  dominio  francés;  pues  esto, 
y  no  otra  cosa,  hubiera  sucedido  uniéndose  ambas  Co- 
ronas en  la  frente  del  príncipe  francés.  No  obstante  los 
muchos  países  que  abarcaba  entonces  la  monarquía 
española,  su  estrella  palidecía  ante  la  de  Francia,  cuya 
nación,  por  el  momento,  era  superior  en  fuerzas,  gra- 
cias á  los  desaciertos  de  los  hombres  en  quienes  habían 
depositado  su  confianza  los  últimos  reyes  de  la  casa  de 
Austria.  Otra  circunstancia  debía  tenerse  en  cuenta. 
Para  el  equilibrio  europeo  no  podía  permitirse  que  de 
tal  modo  se  engrandeciera  la  Francia,  y  claramente  se 
veía  que  por  medio  de  una  liga  se  opondrían  las  demás 
naciones  influyentes  á  esta  unión  de  ambas  Coronas. 

El  segundo  lugar  entre  los  aspirantes  lo  ocupaba  el 
emperador  Leopoldo  de  Austria.  Fundaba  éste  sus  de- 
rechos en  ser  descendiente  y  sucesor  de  Felipe  el  Her- 
nioso de  Austria  y  Doña  Juana  de  Castilla,  la  Loca,  y 
en  ser  hijo  de  María  Ana,  hija  de  Felipe  III.  Verdad  es 
que  mediaba  asimismo  una  renuncia  hecha  á  la  suce- 
sión al  trono  de  España  por  su  mujer  Margarita  Tere~ 
sa,  hija  de  Felipe  IV;  pero  ni  era  renuncia  tan  solem- 
ne y  conqcida,  pues  no  la  había  ratificado  el  monarca 
español,  ni,  por  otro  lado,  de  conveniencia  apoyada  en 
tan  fuertes  razones  como  la  de  la  esposa  de  Luis  XIV. 
Por  el  temor  natural  de  que  las  demás  naciones  no 


rORU.DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  I. 

en  ver  ceñiija  una  sola  frente  cor 

acá  y  española,  el  emperador  Leo¡ 

aogénito  José  abdicaron  sus  den 

lijo  segundo  y  hermano  respectivo, 

s. 

o  al  tercer  pretendiente,  en  quie 

ción  al  principio,  y  luego  se  consi 

egitimo  heredero,  era  el  príncipe  d 

'nando  Leopoldo.  Sus  derechos  ci 

te  Maria  Antonia  Josefa,  nacida  d( 

nperador  Leopoldo  con  la  hija  de  Fi 

'eresa. 

siguiente  lo  hará  comprender  mejc 

a,  hija  de  Felipe  III,  esposa  de  Ll 

',  hijo  de  los  anteriores,  casado  a 

de  Felipe  IV. 

Luis,  aspirante,  que  cas6  con  Ma 

toria  de  Baviera,  en  quien  tuvo  ti 

de  Borgoña;  Felipe,  duque  de 
je  de  Berry. 

DE  Anjou  fué  el  que  se  sentó  en 
siendo  conocido  por  Felipe  V  el  A 


a,  hija  de  Felipe  III,  que  casó  con 
erador  de  Austria. 

hijo  del  anterior  matrimonio,  qu 
s  hijos  y  una  hija:  José,  el  arc 
[aria  Antonieta  Josefa. 
)UQUE  Caklos  fué  aclamado  por 

el  nombre  de  Carlos  III  sostuvo  1 
)e  V. 


tonieta  Josefe,  hija  del  emperador 
e  María  Ana,  casó  con  el  elector  á 
iano  Manuel,  de  cuyo  enlace  nacif 


^ 


460  VÍCTOR  BALAGUBR 

José  Fbrnando  Leopoldo»  nombrado  heredero  de  la 
monarquía  española  á  la  edad  de  cuatro  años,  y  que 
murió  antes  que  llegase  el  caso  de  heredar. 


Había  también  otros  dos  pretendientes:  Felipe  de  Or- 
leans,  hermano  de  Luis  XIV,  y  Víctor  Amadeo  de  Sa- 
boya;  pero  quedaron  rezagados  los  derechos  de  ambos 
ante  los  que  ostentaban  los  tres  anteriores. 

Según  parece,  María  Luisa  de  Francia,  primera  es- 
posa de  Carlos  II,  descubrió  á  su  tío  Luis  XIV  el  se- 
creto dé  la  impotencia  del  monarca  español  S  y  ^^^ 
seguida  comenzó  á  poner  en  juego  el  gabinete  de  Ver- 
salles  sus  influencias  y  artes  para  apoderarse  de  la  su- 
cesión al  trono  de  España.  Aquí  hay  que  buscar  sin 
disputa  la  clave  de  la  extraña  generosidad  de  Luis  XIV 
cuando  tuvo  lugar  la  paz  de  Ryswik.  Con  motivo  de  la 
sucesión  á  la  Corona  española,  otra  vez  la  casa  de  Aus- 
tria y  la  de  Borbón  iban  á  encontrarse  cara  á  cara  en 
palenque  abierto  y  encarnizada  lucha. 

Primeramente  la  guerra  se  hizo  por  intrigas,  y  toda 
clase  de  ardides,  manejos  y  tramas  comenzaron  á  ur- 
dirse en  el  palacio  de  Carlos  II.  Leopoldo  de  Austria 
envió  por  embajador  á  Madrid  al  conde  de  Harrach; 
Luis  XIV  al  marqués,  después  duque,  de  Harcourt. 
Ambos  embajadores  llevaban  instrucciones  secretas  de 
sus  monarcas  y  carta  blanca  para  gastar  cuanto  fuese 
necesario  en  regalos  y  cohechos.  Se  dice  que  Harcourt 
gastaba  anualmente  en  Madrid  la  enorme  suma  de  doce 
millones  2. 

Al  principio  la  suerte  parecía  sonreír  á  la  casa  de 
Austria.  El  conde  de  Harrach  se  encontró  con  que  la 

1  Comentarios  de  la  guerra  de  España  por  el  marqués  de  San  Fe- 
lipe, edición  de  Pamplona,  tomo  I. 

2  Marliani:  España  moderna^ 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  1.  461 

causa  del  emperador  Leopoldo,  6  mejor,  de  su  hijo  se- 
gundo el  archiduque  Carlos,  estaba  defendida  en  la  cor- 
te de  Madrid  por  la  reina  María  Ana  de  Neubourg,  se- 
gunda esposa  de  Carlos  II;  por  el  cardenal  D.  Luis 
Manuel  Fernández  dePortocarrero,  arzobispo  de  Toledo 
y  personaje  á  la  sazón  de  gran  importancia  en  la  corte; 
•  por  D.  Juan  Enríquez  de  Cabrera,  almirante  de  Cas- 
tilla; por  la  maj'oría  del  gabinete,  y  por  los  principales 
cortesanos.  La  causa  de  la  casa  de  Borbón  sólo  estaba 
sostenida  entonces  por  el  conde  de  Monterey,  de  quien 
se  dice  que  no  obraba  por  convicción  y  más  bien  por 
odio  á  los  alemanes  que  por  afecto  á  los  franceses.  Por 
lo  que  toca  al  príncipe  de  "Baviera,  tenía  en  su  favor  al 
conde  de  Oropesa,  presidente  del  Consejo  de  Castilla,  y 
á  la  madre  del  monarca,  Ana  de  Austria;  de  suerte  que 
hubo  el  extraño  contraste  de  ver  á  la  reina  madre,  que 
era  de  la  casa  de  Austria,,  trabajar  en  favor  del  príncipe 
bávaro,  y  á  la  reina  esposa,  que  era  de  la  casa  bávara, 
apoyar  con  todo  su  poder  y  crédito  al  príncipe  austríaco. 

Muerta  la  reina  madre  en  1696  y  retirado  del  poder 
Oropesa,  el  campo  quedó  por  el  partido  de  la  casa  de 
Austría,  representado  por  la  reina  esposa.  Tocábale  al 
duque  de  Harcourt  hacer  variar  la  faz  de  las  cosas,  gra- 
cias á  los  medios  que  desplegó,  á  la  habilidad  y  talento 
de  que  dio  muestra  y  á  los  grandes  recursos  con  que 
pudo  contar  facilitados  por  su  soberano.  Harcourt,  que 
era  persona  de  singular  aptitud  para  su  empleo,  fué 
poco  á  poco  conquistándose  simpatías,  auxiliándole 
mucho  en  su  tarea  la  duquesa,  su  esposa,  que  con  su 
afabilidad,  su  cortesanía  y  sus  especiales  y  brillantes 
dotes,  se  hizo  entre  las  personas  de  su  sexo  tan  buen 
lugar  como  entre  los  hombres  su  marido. 

La  primera  y  acaso  más  brillante  conquista  que  hizo 
por  entonces  Harcourt,  fué  la  del  cardenal  Portocarre- 
ro,  á  quien  logró  atraer  á  su  bando.  Era  el  arzobispo 


462  VÍCTOR  BALAGUER 

de  Toledo  por  su  gran  dignidad  personaje  de  mucha  in- 
fluencia, y  aunque  no  sobrado  en  talento  é  instrucción, 
constante  en  lo  que  se  proponía  hasta  haberlo  alcanza- 
do, altanero,,  ambicioso,  dado  á  intrigas  y  hábil  y  dies- 
tro en  urdir  tramas  cortesanas.  Fué  Portocarrero  uno 
de  los  más  grandes  elementos  que  tuvo  la  causa  fran- 
cesa, ya  que  por  su  influencia  sobre  el  rey  era  qui^zás 
el  único  que  podía  contrabalancear  con  éxito  la  que  so- 
bre el  mismo  infeliz  Carlos  II  tenia  la  reina  esposa, 
pícese  que  se  apartó  de  la  parcialidad  austríaca  movido 
á  celos  por  el  engrandecimiento  y  preponderancia  del 
almirante  de  Castilla;  pero  sospeóhan  las  historias  que 
mucho  pudo  contribuir  á  su  determinación  el  oro  fran- 
cés, pródiga  y  acertadamente  derramado  por  el  de  Har- 
court. 

ínterin  era  un  vasto  campo  de  intrigas  la  corte  de 
Carlos  II,  cuya  vida  parecía  prolongarse  sólo  para  que 
se  ocupara  de  su  muerte,  los  gobiernos  extranjeros,  te- 
miendo que  falleciese  de  un  momento  á  otro  el  agoni- 
zante monarca,  y  queriendo  impedir  los  males  que  po- 
drían traer  consigo  una  desastrosa  guerra  de  sucesión  i 
la  Corona  española,  ó  el  desequilibrio  europeo,  por  ce- 
ñir una  misma  frente  la  Corona  de  España  y  la  del  im- 
perio ó  la  de  Francia,  pactaron  una  avenencia  á  costa 
de  la  monarquía  española,  repartiéndola  entre  los  as- 
pirantes que  á  ella  pretendían  tener  más  ó  menos  dere- 
cho, A  este  fin,  pues,  celebráronse  conferencias  en  la 
Haya  por  parte  de  los  representantes  de  Francia,  In- 
glaterra y  las  Provincias  Unidas,  y  á  11  de  Octubre 
de  1698  se  firmó  un  tratado,  según  el  cual,  luego  de 
haber  fallecido  Carlos  II,  quedarian  del  príncipe  elec- 
toral de  Baviera,  la  España  con  sus  Indias,  los  Países 
Bajos  y  la  Cerdeña;  del  delfín  de  Francia,  los  reinos  de 
Ñapóles  y  Sicilia,  los  puertos  de  la  costa  de  Toscana, 
el  marquesado  de  Final  y  la  provincia  de  Guipúzcoa,  y 


.rv 


HISTORIA  DB  CATALUÑA. — LIB.  Xí.  CAP.  I.  463 

del  archiduque  Carlos^  hijo  segundo  del  emperador  Leo- 
poldo,  el  ducado  de  Milán. 

Habiendo  asi  dispuesto  de  la  suerte  de  una  parte  de 
la  Eur(q)a  y  de  la  mitad  de  América  por  este  indigno 
tratado,  en  que  todo  estaba  previsto  menos  la  voluntad 
de  las  naciones  y  pueblos  de  que  se  disponía  tan  desfa- 
chadamente^  Luis  XIV  y  su  hijo  el  delñn  prometieron 
renunciar  á  la  sucesión  entera  de  España.  iSin  embar- 
gOy  un  grito  de  indignación  se  levantó  contra  los  repar- 
tidores de  una  hacienda  que  no  era  suya.  El  emperador 
Leopoldo,  con  quien  tan  escasos  anduvieron  en  la  re-^ 
partición,  manifestó  su  disgusto,  y  Carlos  11,  indigna- 
do por  aquel  reparto  infame  de  la  nación  española,  vi- 
viendo él  y  sin  ser  ella  consultada  ni  aun  por  con- 
ducto de  su  gobierno,  extendió  su  testamento  declaran- 
do en  él,  por  consejo  del  conde  de  Oropesa  y  de  otros 
que  fueron  para  el  caso  consultados,  heredero  de  todos 
sus  reinos,  sin  desmembrar  de  ellos  parte  alguna,  al 
hijo  del  elector  de  Baviera,  José  Fernando  Leopoldo. 

A  la  noticia  de  esto,  el  rey  de  Francia  protestó  con- 
tra lo  que  él  llamaba  desconocer  stís  derechos,  y  esta  pro- 
testa, en  forma  de  manifiesto,  la  mandó  publicar  y  es- 
parcir en  gran  número  de  ejemplares  por  todas  las  pro- 
vincias de  España  el  duque  Harcourt.  La  disposición 
testamentaría  del  monarca  español  había  de  quedar, 
empero,  sih  resultado  por  una  voluntad  más  fuerte  que 
la  de  los  más  poderosos  de  la  tierra.  Acababa  apenas  de 
ser  conocido  el  testamento  del  rey,  cuando  falleció  el 
joven  príncipe  de  Baviera  á  6  de  Febrero  de  1699,  no 
sin  que  circulara  el  rumor  de  haber  muerto  envenena- 
do, achacándose  el  crimen  al  emperador  de  Austria  co- 
mo sí  hubiese  sido  el  único  interesado  en  hacer  desapa- 
recer al  príncipe  bávaro. 

De  todos  modos,  este  repentino  fallecimiento  desva- 
neció por  el  pronto  las  halagüeñas  esperanzas  de  paz 


'  •  ñ 


464 


VÍCTOR  BALAGÜER 


que  pudieran  haberse  concebido,  y  volvieron  á  encon- 
trarse cara  á  cara^  y  solas  aquella  vez  en  el  palenque, 
las  casas  de  Austria  y  de  Borbón.  El  presidente  del 
consejo  real,  conde  de  Oropesa,  se  puso  entonces  de 
parte  del  Austria,  uniéndose  á  la  reina,  al  almirante  de 
Castilla,  que  tenía  fama  de  hábil  político,  y  á  los  de- 
más defensores  de  aquella  causa.  La  parcialidad  fran- 
cesa contaba  á  su  frente  al  cardenal  Portocarrero,  á 
D.  Francisco  Ronquillo,  corregidor  de  Madrid,  y  á 
D.  Antonio  de  Ubilla,  secretario  de  Estado.  La  intriga 
iba  á  ser  el  arma  de  ambos  bandos,  sin  perjuicio  de 
apelar  á  la  fuerza,  cuando  por  medio  de  la  primera  no 
se  consiguiesen  los  resultados  apetecidos. 

Y  mientras  tanto,  nadie  pensaba  en  consultar  la  vo- 
luntad de  aquella  nación  cuyo  dominio  se  disputaba  1 . 


1  Las  obras  que  principalmente  se  han  tenido  á  la  víftta  para  los 
últimos  acontecimientos  del  reinado  de  Carlos  II,  son:  Tahlas  cronclógi- 
cas,  de  Sabau  y  Blanco;  las  Memorias  4e  los  Borbones  «»,  España,  por 
W.  Coxe,  traducción  francesa  de  A.  Muriel,  reconocida  como  superior 
al  original;  la  Historia  de  España,  por  Lafuente;  los  Anales  de  España, 
por  Ortiz  de  la  Vega;  la  Historia  de  España,  redactada  por  Alcalá  Ga- 
liano  sobre  la  de  Dunham;  la  Historia  de  Luis  XIV,  por  Víiltairc;  la 
España  moderna,  por  Marliani;  los  Contentarios,  del  mai-qué*  de  San  Fe- 
lipe; la  Ezpaña  hasta  el  advenimiento  de  los  Borbones,  por  Weiss,  etc 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  II,         465 


CAPITULO  II. 

Prosiguen  las  intrigas  en  la  corte.— Sube  al  poder  el  cardenal  Portoca- 
rrcro. — Segundo  tratado  de  partición  de  la  monarquía.  —  Nuevas 
intrigas. — Manifiesto  del  embajador  francés. — Instancias  al  rey  para 
que  elija  sucesor.— El  rey  consulta  al  Papa.— Contestación  del  Papa. 
—Pide  dictamen  el  rey  al  Consejo  de  Estado. — Testamentp  en  favor 
del  duque  de  Anjou. — Comunicación  de  Harcourt  á  Francia. — Vaci- 
laciones del  rey. — Muerte  del  rey.— Lectura  del  testamento. — Opi- 
nión de  algunos  historiadores. 

(1700.) 

No  es  éste  lugar  á  propósito  para  detallar  la  indigna 
y  repugnante  farsa  que  se  representó  con  motivo  del  su- 
puesto hechizo  del  rey.  Llenas  están  de  ella  por  des- 
gracia las  páginas  de  las  historias,  y  sabidas  de  todos  la 
interesada  hipocresía  ó  el  servil  fanatismo  de  los  altos 
personajes  que  en  aquella  deplorable  comedia  tomaron 
parte. 

A  consecuencia  de  un  motín  que  estalló  en  la  corte 
con  motivo  de  la  carestía  del  pan,  promovido,  según  al- 
gunos  creen,  por  los  partidarios  de  la  casa  de  Borbón,. 
cayó  del  poder  el  conde  de  Oropesa,  siendo  reemplaza- 
do por  el  cardenal  Portocarrero.  Todos  los  amigos  y 
hechuras  de  éste  ocuparon  en  seguida  puestos  importan- 
tes, llenos  de  esperanza  ante  la  fortuna,  que  decidida- 
mente parecía  inclinarse  aquella  vez  á  favor  suyo,  pues 
ya  no  se  puso  en  duda  que  el  cardenal  Portocarrero, 
ministro  de  Carlos  II,  acabaría  por  hacerse  dueño  de 
la  voluntad  de  este  débil  monarca,  dominado  alternati- 
vamente por  su  madre,  por  su  mujer,  por  su  confesor  y 
por  sus  ministros. 

TOMO  XVI  30 


466  VÍCTOR   BALAGUER 

En  tanto  Luis  XIV,  siempre  desconfiado,  hacía  que 
su  diplomacia  no  se  durmiese,  y  valiéndose  de  su  polí- 
tica, como  de  una  arma  de  dos  filos,  concertaba  por 
otra  parte  el  medio  de  no  perderlo  todo  si  á  última  ho- 
ra los  asuntos  se  ponían  para  él  de  mala  data  en  la  cor- 
te de  España.  Gracias  á  sus  gestiones,  los  ingleses  y 
holandeses  convinieron  en  un  segundo  tratado  de  par- 
tición de  la  monarquía  española,  que  se  firmó  en  Marzo 
de  1700,  y  según  el  cual  España,  los  Países  Bajos  y  las 
Indias  se  concedian  al  archiduque  Carlos;  el  Milanesa- 
do  y  el  ducado  de  Luxemburgo  al  elector  de  Baviera;  y 
al  delfín  de  Francia,  previa  renuncia  de  sus  derechos. 
Ñapóles,  la  Sicilia,  los  puertos  de  la  Toscana,  las  islas 
contiguas,  el  marquesado  de  Final,  los  ducados  de  Bar 
y  de  Lorena,  el  condado  de  Chinay,  la  provincia  de 
Guipúzcoa,  las  ciudades  de  Fuenterrabía  y  San  Sebas> 
tián  y  el  puerto  de  Pasajes.  Era  tan  ventajoso  este  tra- 
tado para  la  Francia,  que  bien  puede  decirse  que 
Luis  XIV  supo  adjudicarse  la  parte  del  león. 

Cuando  la  noticia  de  esta  partición  fué  conocida  en  la 
corte  de  Madrid,  el  rey  se  irritó  de  tal  manera  que  es- 
tuvo á  pique  de  sucumbir  á  su  dolor,  y  se  cuenta  que  la 
reina,  en  un  arrebato  de  cólera,  rompió  los  muebles  de 
su  gabinete,  y  en  particular  los  espejos  y  otros  adornos 
que  eran  procedentes  de  Francia.  «Sin  embargo,  ha  di- 
cho Voltaire  en  su  Siglo  de  Luis  XIV j  todas  esas  par- 
ticiones imaginarias,  esas  intrigas  y  esos  arrebatos  no 
eran  otra  cosa  que  interés  personal:  la  nación  española 
no  era  contada  para  nada,  no  se  consultaba,  no  se  la  pre- 
guntaba qué  rey  quería.  Se  propuso  convocar  las  Cor- 
tes; pero  Carlos  II  se  estremecía  á  este  solo  nombre.» 

Portocarrero,  que  había  tenido  cuidado  de  rodear  de 
hechuras  suyas  al  monarca,  pudo  creer  por  un  momen- 
to que  éste  se  le  escapaba.  Carlos  II,  por  efecto  de  su 
carácter  tétrico  y  supersticioso,  quiso  visitar  un  día 


A  DE  CATALUSa—LIB.  XI.  CAP.  II.         467 

el  panteón  del  Escorial,  donde  descan- 
sas antecesores,  y  aun  mandó  abrir  al- 
sin  duda  para  considerar  la  suerte  que 
)espués  de  esta  lúgubre  visita,  sus  fuer- 
las  y  consumidas  por  la  dolencia,  se  ñie- 
Y  se  dice  que  atormentado  por  la  idea 
,  y  de  que  era  continuamente  acosado, 
¡sidad  de  nombrar  su  heredero,  se  le  veía 
acio  algunas  veces  como  un  loco  gritan- 
mi  Carlos?  ¿Por  qué  tarda  en  venir  el  ar- 

lia  probar  cuál  era  la  secreta  idea  del 
[ue  los  parciales  de  la  casa  de  Austria, 
ibrar  esperanzas,  escribiesen  al  empe- 
inmediatamente  hiciese  ir  á  Madrid  al 
os,  persuadidos  de  que,  al  presentarse 
i  nombrado  su  heredero.  Era,  pues,  de 
|ue  los  partidarios  de  la  casa  de  Borbón 
sfuerzos.  El  cardenal  Portocarrero,  sin 
reunió  en  su  casa  una  junta  de  perso- 
cuyos  principales  eran  el  marqués  de 
Fresno,  el  de  Villafranca,  el  de  Ville- 
Lrias,  D,  Francisco  de  Benavides,  con- 
m,  y  D.  Juan  Pérez  de  Guzmán,  duque 
t.  Poniéndose  en  esta  junta  á  discusión 
os  austriacos  y  los  Borbones,  se  con. 
declararon  por  el  delfín  de  Francia,  á 
:  renunciase  en  favor  de  su  segundo  hijo 
n,  duque  de  Anjou,  como  había  hecho 
opoldo  en  favor  también  de  su  hijo  se- 
ique  Carlos,  para  impedir  los  inconve- 
ra  tener  la  unión  de  dos  coronas  en  una 


^1  marqués  de  San  F<.lip(.', 


^ 


468  VÍCTOR   BALAGUER 

Al  propio  tiempo,  el  duque  de  Harcourt  halló  medio 
de  que  su  esposa  llegase  hasta  la  reina  y  procurase 
atraerla,  proponiéndole  un  enlace  con  el  delfín  de  Fran- 
cia en  cuanto  hubiese  muerto  Carlos  II.  La  reina  re- 
chazó con  indignación  la  propuesta,  y  lo  propio  hizo 
cuando  por  segunda  vez  le  insinuó  lo  mismo,  de  acuer- 
do con  Harcourt,  el  caballerizo  mayor  duque  de  Mon- 
teleón.  Pero  esta  segunda  vez  la  indignación  déla  reina 
filé  mayor,  pues  que  no  pudo  guardarla  secreta,  y  la 
reveló  á  su  esposo,  quien,  irritado,  se  quejó  al  monar- 
ca francés  de  semejante  villanía,  por  conducto  del  emba- 
jador español  en  París  marqués  de  Castelldosrius. 
Luis. XIV  hubo  entonces  de  aparentar  que  se  incomo- 
daba, y  nombró  con  titulo  de  enviado  á  M.  de  Blecourt, 
haciendo  salir  de  Madrid  al  de  Harcourt.  Antes  depar- 
tir de  España  el  embajpdor,  publicó  un  manifiesto  ex- 
plicando el  infeliz  estado  del  reino  y  los  derechos  á  él 
de  los  Borbones,  manifiesto  en  que  se  traían  á  la  me- 
moria los  pasados  desaciertos  de  los  que  habían  gober- 
nado á  este  país,  y  se  trataba  con  dureza  y  poco  respe- 
to á  la  reina  1 . 

El  emperador  Leopoldo  no  quiso  enviar  á  su  hijo  el 
archiduque  á  Madrid,  como  no  fuese  á  la  cabeza  de 
10.000  hombres,  temiendo  dejarle  á  merced  de  sus  ene- 
migos; y  como  ni  la  Francia,  ni  la  Holanda,  ni  la  In- 
glaterra hubieran  permitido  que  pasase  á  España  aquel 
cuerpo  de  ejército,  hubo  de  renunciarse  á  este  proyecto. 
No  obstante,  las  señales  de  que  la  parcialidad  austría- 
ca iba  ganando  terreno  en  el  ánimo  del  rey  eran  cada 
vez  más  visibles,  y  entonces  Portocarrero,  valiéndose 
del  indisputable  ascendiente  que  su  sagrado  ministe- 
rio le  daba  sobre  el  ánimo  apocado  del  monarca,  le  ma- 
nifestó resueltamente  que  era  llegada  la  hora  de  qu^ 

1     Comentarios  del  marqués  de  San  Felipe,  tomo  I,  pág.  9. 


r 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  II.         46 

eligiese  monarca  para  no  exponer  el  reino  á  un  c 
nieto.  Lo  mismo  le  expuso  también  el  Consejo  de  1 
tado, 

Carlos  II  quiso  entonces  tomar  consejo  de  algu: 
teólogos,  de  algunos  jurisconsultos  y  de  algunos  mi 
Dates,  que  hábilmente  le  fueron  indicados  por  Porto 
rrero,  y  todos  se  manifestaron  favorables  á  la  casa 
Borbón,  mientras  se  eligiese  uno  de  esta  rama  ci 
mano  no  pudiese  empuñar  á  un  tiempo  los  dos  cetros, 
vencido  aún  el  ánimo  del  rey,  que  cada  vez  más  abi 
tamente  se  inclinaba  al  archiduque  Carlos,  se  le  pro 
so  que  consultase  con  el  Papa,  á  la  sazón  InocencioX 
cuya  respuesta  no  podía  ser  dudosa,  pues  sabidas  .ei 
las  antipatías  del  Pontiñce  á  la  casa  de  Austria, 
carta  escrita  á  este  objeto  por  Carlos  II  á  Inoc 
cío  XII,  decía  en  suma:  «Que  ya  casi  sin  esperanza 
sucesión,  era  necesario  elegir  heredero  á  los  reinos 
España;  que  rec^n  por  derecho  en  una  casa  extrai 
ra,  aunque  la  oscuridad  de  las  leyes  había  hecho  du 
sa  la  razón,  siendo  ella  el  único  objeto  de  su  cuidadc 
que  para  encontrarla  había  hecho  particulares  rogati' 
á  Dios;  que  sólo  deseaba  el  acierto,  esperándole  de 
sagrado  oráculo,  después  que  conñriese  el  negocio  < 
los  cardenales  y  teólogos  que  juzgase  más  sinceroi 
de  más  profunda  doctrina,  y  reconociese  los  pápele 
documentos  que  enviaba,  que  eran  los  testamentos 
sus  predecesores,  desde  Fernando  el  V  y  la  reina  d< 
Isabel,  hasta  Felipe  IV;  las  leyes  de  España  hechas 
Cortea  generales,  y  las  que  se  establecieron  contra 
infantas  Ana  María  y  María  Teresa,  casadas  con 
Borbones;  los  capítulos  matrimoniales,  pactos  y  ees 
nes,  y  la  feria  de  los  austríacos,  desde  Felipe  el  Herr. 
so,  para  que,  examinados  con  la  más  exacta  atenc 
estos  instrumentos,  se  formase  recto  juicio  y  dictam 
que  no  estaba  el  rey  poseído  de  amor  ni  de  odio,  y  c 


470 


VÍCTOR  BALAGUER 


aguardaba  el  decreto  del  Sumo  Pontífice  para  que  diese 
norma  al  suyo  i.t 

Al  recibir  estos  despachos,  el  Papa,  que  en  el  en- 
grandecimiento de  la  Corona  de  Austria  veía  la  opresión 
de  Italia,  trató,  según  ha  dicho  Voltaire,  este  caso  de 
conciencia  de  un  soberano  como  un  negocio  de  Estado, 
mientras  que  el  rey  de  España  hacía  de  este  gran  ne- 
gocio de  Estado  un  caso  de  conciencia  2.  Su  dictamen 
fué  que  Carlos  II  debía  nombrar  heredero  al  duque  de 
Anjou  ó  al  de  Berry,  segundo  y  tercer  hijos  del  delffn, 
pero  siempre  con  la  condición  de  que  no  pudiesen  que- 
dar unidas  ambas  Coronas.  «Hallándome  en  una  situa- 
ción parecida  á  V.  M.,  escribía,  pues  no  está  muy  le- 
jana la  hora  en  que  Dios  me  llame  á  su  santo  tribunal, 
obligación  mía  es  dar  á  V.  M.  un  dictamen  que  no 
pueda  cargar  mi  conciencia  el  día  del  final  juicio.  Fá- 
cilmente conocerá  V.  M.  que  no  debe  poner  los  intere- 
ses de  la  casa  de  Austria  al  nivel  de  los  de  la  eternidad, 
ni  perder  jamás  de  vista  la  cuenta  que  ha  de  dar  de  sus 
acciones  al  Rey  de  los  reyes,  cuya  severa  justicia  no 
consiente  acepción  de  personas.  V.  M.  no  puede  igno- 
rar que  los  hijos  del  delfín  son  los  legítimos  herederos 
de  la  Corona,  y  que  ante  la  validez  de  su  derecho  ceden 
los  del  archiduque  y  de  cualquier  otro  miembro  de  la 
casa  de  Austria.  Cuanto  mayor  es  el  interés  de  la  su- 
cesión, tanta  mayor  fuera  la  injusticia  de  exclusión  á 
los  legítimos  herederos,  la  cual  atraería  sobre  vuestra 
cabeza  la  venganza  del  cielo.  V.  M.  está,  pues,  en  el  de- 
ber imprescindible  de  hacer  justicia  á  quien  la  merece, 
asegurando  á  los  hijos  del  delfín,  en  cuanto  dependa  de 
V.  M.,  la  sucesión  de  la  Corona  española  3.» 

El  dictamen  del  Papa  no  fué  bastante  aún  á  decid"" 

1  Comentarios  del  marqués  de  San  Felipe,  tomo  I,  pág.  i  o. 

2  Siglo  de  Luis  XIV,  cap.  XVII. 

3  Memorias  de  los  Borborus,  por  Coxe,  tomo  I. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  II.         471 

siempre  inclinado  á  la  casa  de  Austria.  Conser- 
reta la  decisión  del  Pontífice,  sin  que  nadie  la 
ano  el  cardenal  Portocairero,  y  pidió  su  parecer 
isejo  de  Castilla,  que  optó  á  pluralidad  de  votos 

duque  de  Anjou.  No  satisfecho  aún  Carlos  II 
:1  asunto  al  Consejo  de  Estado,  que  lo  componían 
:es  el  cardenal  Pprtocarrero ,  los  marqueses  de 
ra.  Fresno  y  Villafranca,  los  condes  de  Frigilia- 
n  Esteban,  Fuensalida  y  Montijo,  y  el  duque  de 
iLsidonia.  Empeñada  la  discusión,  que  fué  muy 
,  el  cardenal,  el  marqués  del  Fresno,  el  de  Man- 
el  conde  de  San  Esteban  fueron  de  parecer  que 
uego  elegirse  heredero  al  duque  de  Anjou,  po- 
se de  su  parte  el  duque  de  Medinasidonia,  el 
és  de  Villafranca  y  el  conde  de  Montijo.  El  de 
alida  en  su  discurso  expuso  que  era  intempestivo 
ar  sucesor  estando  ocupado  el  trono,  y  fué  de 
r  que  lo  que  debía  hacerse  era  prevenir  ejércitos 
idas  para  defenderse  de  la  violencia,  en  caso  de 
icr  decreto  del  rey,  ó  de  verse  precisados  á  ha- 
as  reinos,  para  que  sin  temor  y  con  toda  libertad 
iesen  ejecutar.  "Más  expresivo  fué  el  voto  del  con- 
Frtgiliana.  lÁrmense  en  buen  hora  los  reinos, 
ero  sea  para  asegurarse  así  la  libertad  de  elegir 
Lso  de  que  muera  sin  hacerlo  el  que  hoy  ocupa  el 
Advertid  que  ni  los  derechos  de  los  austríacos  ni 
Borbones  son  tan  claros  que  no  estén  embaraza- 

muchas  dudas  y  litigios.  No  echéis  al  olvido  el 
:so  de  Caspe,  en  que  los  jueces  diputados  dieron 
a  Corona  de  Aragón,  y  este  ejemplo  podrá  pro- 
]ue  es  iniquidad  é  insolencia  obligar  al  rey  al  de- 
pues  acaso  fuera  mejor  industria  diferirlo  para 
L  los  reinos  la  libertad  de  elegir,  ya  que  debe  te- 
nuy  en  cuenta  que  lo  decretado  en  Castilla  no 

aprobarlo  tan  fácilmente  los  reinos  de  Aragón, 


472  VÍCTOR  BALAGUER 

eternos  émulos  de  la  grandeza  de  aquélla,  con  lo  cual 
sería  infalible  la  guerra  civil. t  Despreciaron  este  dicta- 
men los  demás,  y  por  gran  mayoría  se  acordó  aconse- 
jar al  rey  que  eligiese  por  su  sucesor  al  duque  de  An- 
jou,  cuyo  acuerdo  conmovió  de  tal  manera  al  conde  de 
Frígiliana,  que,  levantándose  airado  de  su  asiento,  ex- 
clamó con  aire  profetice:  Hoy  destruísteis  la  inonar- 
quia  1. 

Fué  ésta  la  única  voz  que  se  alzó  en  favor  del  dere- 
cho de  los  pueblos.  Los  acontecimientos  vinieron  á  dar 
por  completo  la  razón  al  conde  de  Frígiliana.  Se  quiso 
que  imperase  la  voluntad  de  un  rey,  que  ni  siquiera  la 
tenía  propia,  y  no  fué  consultada  la  voluntad  nacional. 
La  consecuencia  de  la  guerra  civil  era  desde  aquel  mo- 
mento inevitable. 

Se  comunicó  el  acuerdo  del  consejo  á  Carlos  II,  y 
por  parte  de  los  parciales  de  la  casa  de  Borbón  se  pu* 
sieron  entonces  en  juego  todas  las  influencias  y  todas 
las  intrigas  imaginables  para  conseguir  su  objeto.  Se 
asedió,  se  hostigó,  se  aturdió  al  infeliz  monarca.  Ha- 
blósele  en  nombre  de  la  Iglesia,  de  la  religión,  de  Dios, 
de  la  eternidad,  cosas  todas  que  influían  en  su  genio 
apocado  y  en  su  espíritu  religioso;  se  le  amenazó  con 
los  castigos  de  la  otra  vida,  con  los  tormentos  del  in- 
fierno, con  su  eterna  condenación,  si  no  accedía  á  la 
voluntad  del  Papa,  representante  de  Dios  en  la  tierra, 
y  en  el  silencio  del  secreto  y  en  el  secreto  del  misterio 
se  consiguió  hacerle  firmar  el  testamento  que  daba  al 
duque  de  Anjou  el  trono  de  España.  Firmó  el  rey  su 
testamento  el  2  de  Octubre  de  1700,  en  presencia  de 
los  cardenales  Portocarrero  y  Borja,  del  duque  de  Me- 
dínasidonia  y  otros  magnates  del  reino,  partidarios 
todos  de  la  casa  de  Borbón,  guardándose  tal  secreto 


l     Comentarios  del  marqués  de  San  Felipe,  tomo  I,  pág.  12. 


HISTORIA  DB  CATALUÑA.— LIB.  XI.  CAP.  II.         473 

sobre  la  última  voluntad  del  monarca,  que  nada  pu- 
dieron rastrear  por  el  pronto  la  reina  y  los  parciales  del 
Austria. 

Dióse  noticia  de  esto,  sin  embargo,  al  enviado  de 
Francia  en  Madrid,  M.  de  Blecourt,  quien  se  apresuró 
á  comunicarlo  al  duque  de  Harcourt,  que  se  hallaba  en 
Burdeos,  y  éste  á  su  vez  lo  puso  en  conocimiento  del 
gabinete  de  Versalles,  expresándose  en  estos  términos, 
después  de  haber  felicitado  al  rey  y  felicitádose  á  si 
mismo  por  la  nueva:  iSi  el  testamento  se  acepta  sin 
discordia  por  parte  de  los  españoles,  le  bastará  al  du- 
que de  Anjou  presentarse  para  ocupar  el  trono.  Enton- 
ces, durante  lo  que  falta  de  invierno,  estaremos  á  la  es- 
pectativa  de  lo  que  resuelvan  los  principes  aliados, 
siendo  de  esperar  que  éstos  no  tratarán  de  oponerse 
cuando  vean  al  principe  instalado  en  Madrid  y  se  con- 
venzan de  que  no  es  cosa  tan  fácil  echarle  de  España, 
una  vez  reconocido  por  ella.  Puede  que  su  primer  im- 
pulso sea  arrebatado,  pero  la  reflexión  se  presentará 
pronto  á  templar  sus  iras  i.» 

La  seguridad  que  tenían  los  Borbones  vino  de  pron- 
to á  turbarla  un  ligero  alivio  que  experimentó  el  rey  en 
su  enfermedad,  á  poco  de  haber  firmado  su  testamento. 
Y  efectivamente,  hubo  motivos  para  que  temiesen  por 
la  .realización  de  sus  esperanzas,  pues  se  sabe,  por  do- 
cumentos que  obran  en  archivos  extranjeros,  que  Car- 
los II  escribió  al  embajador  español  en  Viena  partici- 
pándole lo  del  testamento  y  dándole  el  encargo  de  ma- 
nifestar al  emperador  que,  si  bien  el  deplorable  estado 
de  su  salud  y  de  su  reino  le  había  precisado  á  firmarlo, 
esperaba  aún  vivir  el  tiempo  suficiente  para  cambiar 
su  última  disposición.  También  se  da  como  seguro  que, 
pocos  días  antes  de  morir,  expresó  el  monarca  sus  ideas 

1     Memorias  di  Ío%  Borbones,  por  Coxe. 


474  VÍCTOR  BALAGUER 

de  querer  revocar  su  testamento  para  redactar  otro  en 
favor  del  archiduque  Carlos. 

Ninguna  duda  cabe  de  que  tales  eran  en  realidad  los 
deseos  de  Carlos  II,  pues  sólo  obligado  por  las  circuns- 
tancias habia  nombrado  heredero  al  duque  de  Anjou. 
Empero  la  Providencia  lo  dispuso  de  otro  modo.  Fué| 
la  del  monarca  español  una  mejoría  pasajera,  y  el  lu- 
nes I.®  de  Noviembre  de  1700  entregó  su  alma  al 
Criador. 

Inmediatamente  se  dio  lectura  del  testamento,  con- 
forme al  cual  quedaba  nombrado  sucesor  de  toda  la 
monarquía  española  Felipe,  duque  de  Anjdu,  hijo  se- 
gundo del  delfín:  en  el  caso  de  fallecer  éste  sin  hijos  6 
ser  llamado  á  la  Corona  de  Francia,  su  hermano  me- 
nor Carlos,  duque  de  Berry;  á  falta  de  los  dos,  el  ar- 
chiduque Carlos,  y  en  defecto  de  éste,  el  duque  de  Sa- 
boya,  Víctor  Amadeo. 

Algunos  historiadores  han  sospechado  que  este  tes- 
tamento pudiese  ser  falso;  otros  lo  han  afirmado  ter- 
minantemente. Véase  ahora  sobre  este  punto  lo  que 
dice  el  historiador  H.  de  Limiers  en  su  Historia  dd  rei- 
fiado  de  Luis  XIV: 

o  Por  solemne  y  auténtico  que  fuese  este  testamento, 
hay  quien  afirma  haber  declarado  por  escrito  el  almi- 
rante de  Castilla,  que  Carlos  II  jamás  tuvo  la  intención 
de  firmarlo,  aqn  cuando  se  sostenga  lo  contrarío,  sien- 
do, por  lo  tanto,  supuesto  aquel  documento.  £1  caso  es 
que,  si  se  medita  un'  poco,  se  verá  que  puede  haber  ver- 
dad en  sostener  esto,  pues  no  pueden  comprenderse  las 
razones  que  pudiera  tener  aquel  monarca  para  no  que- 
rer que  un  príncipe  de  su  casa  y  nombre  poseyese  solo 
los  estados  de  España  y  del  imperio.  Por  imbécil  que 
fuese,  se  hace  difícil  creer  que  pensase  así.  Más  verod 
mil  es  que  este  testamento  fué  obra  de  la  corte  de  Fran 
cia,  la  cual  ha  mostrado  siempre  grande  interés  en  de 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — UB.  XI.  CAP.  II.         475 

bilitar  el  poderío  de  sus  vecinos  para  ponerlos  en  inca- 
pacidad de  molestarla.  También  se  asegura  que  el  car-  ^ 
denal  Portocarrero,  que  pasó  de  esta  vida  algunos  años 
después,  hizo  en  sus  últimos  momentos,  para  descargo 
de  su  conciencia,  una  declaración  análoga  á  la  del  al- 
mirante de  Castilla,  refiriendo  cuanto  había  pasado  en 
lo  del  testamento,  y  manifestando  paladinamente  su 
nulidad.  Pero  aun  concediendo  que  no  fuese  supuesto, 
es  claro  que  no  podía  hacerse  en  perjuicio  del  empera- 
dor Leopoldo  y  de  sus  hijos,  ni  por  los  reyes  de  Fran- 
cia Luis  XIII  y  Luis  XIV  y  las  reinas  Ana  y  María 
Teresa  de  Austria,  en  la  paz  de  los  Pirineos,  ni  á  tenor 
de  los  tratados  posteriores  y  del  testamento  de  Feli- 
pe IV;  porque  si  Carlos  II  podía  testar  y  hacer  susti- 
tuciones, su  padre  Felipe  IV,  que  gozaba  de  igual  de- 
recho, había  ordenado,  algunos  años  antes  de  su  muer- 
te, un  testamento,  disponiendo  que  en  el  caso  que  su  hijo 
falleciese  sin  tenerlos,  pasase  la  sucesión  al  emperador  Leo- 
poldo, hijo  de  Marta  de  Austria,  su  hermana,  y  á  sus  hi- 
jos; y  en  su  defecto,  al  duque  de  Saboya,  Aquí  se  podría 
replicar  que  el  testamento  de  Carlos  II  venía  á  ser  una 
declaración  de  los  príncipes  que  tenían  derecho  á  la  su- 
cesión; pero  entonces  el  monarca  debía  nombrar  suce- 
sor suyo  á  Luis,  delfín  de  Francia,  hijo  único  de  María 
Teresa,  su  hermana,  por  la  que  pretendía  la  casa  de 
Francia  tener  acción  á  los  estados  de  España,  cuanto 
más  que,  como  su  calidad  de  delfín  no  le  excluyese  del 
trono  de  aquel  reino,  hubiéralo  podido  ocupar  en  lo 
restante  del  reinado  de  Luis  XIV,  su  padre,  cuyo  tér- 
mino hubiera  así  guardado  con  más  paciencia,  y  des- 
pués de  su  elevación  al  solio  de  Francia,  hubiera  podi- 
do ceder  la  Corona  de  España  al  duque  de  Anjou.  Em- 
pero Luis  XIV  no  quería  que  su  hijo  poseyese  los  esta- 
dos del  rey  su  tío,  porque,  hallándose  el  delfín  en  edad 
de  gobernarlos  por  sí  mismo,  y  teniendo  parciales,  con 


47^  VÍCTOR  BALAGÜER 

los  que  formaría  su  Consejo,  el  ministerio  francés  hu- 
biera tenido  poco  ascendiente  sobre  la  corte  española, 
lejos  de  gobernarla,  conforme  hizo  con  el  duque  de 
Anjou.  Y  como  la  corte  de  Francia  había  apartado  de 
los  oficios  y  empleos  á  todos  los  sujetos  queridos  del 
delfín,  el  rey  llegó  á  recelar  que,  si  su  hijo  subía  al  tro- 
no de  España,  sus  partidarios  obrasen,  á  fuer  de  resen- 
tidos del  poco  miramiento  con  que  se  les  había  tra- 
tado. » 

Los  mismos  y  también  distintos  argumentos  em- 
plean otros  historiadores.  Todo  egto  se  hubiera  evitado, 
y  quizá  también,  si  no  por  completo,  en  gran  parte,  la 
guerra  sangrienta  que  hubo  de  seguirse,  si  se  hubiese 
apelado  al  voto  de  los  pueblos;  si  consultado  se  hubie- 
se, como  era  de  razón  y  derecho  en  tan  críticas  cir- 
cunstancias, la  voluntad  nacional.  Pues  que,  como  di- 
jera el  conde  de  Frigiliana  en  el  seno  del  consejo,  ¿no 
había  para  qué  seguir  el  grande  ejemplo  del  Parlamen- 
tó de  Caspe? 

Desgraciadamente  ya  hemos  visto  que  las  prácticas 
liberales  y  las  tradiciones  constitucionales  de  los  pue- 
blos iban  olvidándose  poco  á  poco. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  III.         477 


CAPÍTULO  III. 

Despachos  enviados  al  rey  de  Francia. — Luis  XIV  acepta  el  trono  de 
Espafia  para  su  nieto. — Reconocimiento  del  duque  de  Anjou  en  la 
corte  de  Francia. — Cédula  notable  de  Luis  XIV. — Llegada  de  Feli- 
pe V  á  Espafia. — Instrucciones  de  Luis  XIV  á  su  nieto.-r-La  política 
francesa  dominando  en  España. — Medallas. 

(1700.) 

La  misma  viuda  y  la  junta  de  gobierno  del  país  es- 
cribieron á  Luis  XIV  noticiándole  la  muerte  de  Carlos  II 
y  el  nombramiento  del  duque  de  Anjou,  y,  según  pare- 
ce, el  mensajero  que  llevó  estos  despachos  tenía  ins- 
trucciones para  trasladarse  á  Viena  inmediatamente  y 
ofrecer  la  Corona  al  archiduque  de  Austria,  si  Luis  XIV 
no  la  aceptaba  para  su  nieto.  La  corte  de  Francia  se 
hallaba  á  la  sazón  en  Fontainebleau.  Luis  XIV  convo- 
có el  10  de  Noviembre  el  Consejo  de  Estado  para  que 
discutiese  si  debía  admitir  el  testamento  del  rey  de  Es- 
paña, 6  atenerse  al  tratado  de  partición  que  de  la  mo- 
narquía española  se  había  firmado  anteriormente.  Al- 
gunas voces  se  levantaron  en  el  Consejo  en  favor  de  los 
compromisos  contraídos  con  el  tratado  de  partición, 
manifestando  que  el  apartarse  de  su  cumplimiento  era 
expone;-  á  la  Francia  á  una  guerra  inevitable,  y  quizá 
llevarla  á  su  ruina;  pero  hicieron  poca  mella  en  el  áni- 
mo real  ni  en  el  del  delfín,  quien  no  pudo  disimular  su 
alegría  al  ver  que  iba  á  ser  hijo  y  padre  de  rey  á  un  mis- 
mo tiempo.  Luis  XIV  se  decidió,  pues,  á  aceptar,  y 
envió  la  siguiente  carta  á  la  reina  de  España  y  á  los 
individuos  de  la  junta  de  gobierno: 

«Muy  alta,  y  muy  poderosa,  y  muy  excelente  prin- 


^ 


478  VÍCTOR   BALAGUER 

cesa,  nuestra  muy  cara  y  muy  amada  buena  hermana 
y  prima:  muy  caros  y  bien  amados  primos*  y  otros  del 
Consejo  establecido  para  el  gobierno  universal  de  los 
reinos  y  estados  dependientes  de  la  Corona  de  España. 
Hemos  recibido  la  carta  firmada  de  V.  M.  y  de  voso- 
tros, escrita  en  primero  de  este  mes,  que  nos  fué  entre- 
gada por  el  marqués  de  Castelldosríus,  embajador  del 
muy  alto,  muy  poderoso,  muy  excelente  príncipe,  nues- 
tro muy  caro  y  muy  amado  buen  hermano  y  primo  Car- 
los II,  rey  de  las  Españas,  de  gloriosa  memoria.  El  mis- 
mo embajador  nos  entregó  al  mismo  tiempo  las  cláusu^ 
las  del  testamento  hecho  por  el  difunto  rey  su  amo,  que 
contiene  el  orden  y  lugar  de  los  herederos,  que  llaman 
á  la  sucesión  de  todos  sus  reinos  y  estados,  y  la  pru- 
dente disposición  que  deja  para  el  gobierno  destos  mis- 
mos reinos  basta  el  arribo  de  la  menor  edad  de  su  su- 
cesor. El  sensible  dolor  que  nos  causa  la  pérdida  de  un 
principe,  cuyas  prendas  y  los  estrechos  vínculos  de  san- 
gre, que  nos  hacían  muy  clara  su  amistad,  se  ha  au- 
mentado infinitamente  con  las  tiernas  demostraciones 
que  nos  da  al  tiempo  de  su  muerte,  de  su  justicia,  de  su 
amor  á  tan  fieles  subditos  y  de  la  atención  que  tiene  á 
mantener  más  allá  del  tiempo  de  su  vida  el  reposo  ge- 
neral de  toda  la  Europa  y  la  felicidad  de  sus  reinos. 
Queremos,  por  nuestra  parte,  contribuir  igualmente  á  lo 
uno  y  á  lo  otro,  y  corresponder  á  la  perfecta  confianza 
que  nos  ha  manifestado;  así,  conformándonos  entera- 
mente con  sus  intenciones,  expresadas  por  los  artículos 
del  testamento  que  V,  M.  y  vosotros  nos  habéis  remi- 
tido, todo  nuestro  cuidado  se  aplicará  de  aquí  adelante 
á  restablecer  con  una  paz  inviolable  y  con  la  más  per- 
fecta inteligencia  la  monarquía  de  España  al  mayor 
punto  de  gloria  en  que  jamás  haya  estado.  Aceptamos, 
á  favor  de  nuestro  nieto  el  duque  de  Anjou,  el  testamen* 
to  del  difunto  rey  católico;  también  lo  acepta  nuestro 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  XIII.       479 

hijo  el  delfín,  abandonando  sin  diñcultad  los  justos  de- 
'rechos  de  la  difunta  reina  su  madre,  y  nuestra  muy 
cara  esposa,  reconocidos  incontestables,  como  también 
los  de  la  difunta  reina  nuestra  ipuy  honrada  señora  y 
madre,  por  los  pareceres  de  los  diferentes  ministros  de 
Estado  y  de  su  justicia,  consultados  por  el  difunto  rey 
de  España.  Lejos  de  reservarse  de  ninguna  parte,  sacri- 
fica sus  propios  intereses  al  deseo  de  restablecer  el  an- 
tiguo lustre  de  una  Corona  que  la  voluntad  del  difunto 
rey  católico,  y  la  voz  de  sus  pueblos,  concede  unánime- 
mente á  nuestro  nieto.  Así,  haremos  partir  luego  al  du- 
*que  de  Anjou,  para  dar  cuanto  antes  á  vasallos  tan  fíe- 
les el  consuelo  de  recibir  un  rey  muy  impresionado  de 
que,  llamándole  Dios  al  trono,  debe  ser  su  primera  obli- 
gación de  hacer  reinar  con  él  la  justicia  y  la  religión; 
dar  su  principal  aplicación  á  la  felicidad  de  sus  pueblos; 
realzar  y  mantener  el  lustre  de  una  monarquía  tan  po- 
derosa; conocer  perfectamente  y  recompensar  el  mérito 
de  los  que  hallare  (en  ima  nación  igualmente  valerosa 
y  prudente)  idóneos  para  servirle  en  sus  consejos,  en 
sus  ejércitos  y  en  los  diferentes  empleos  en  la  Iglesia  y 
Estado;  le  instruiremos  también  de  lo  que  debe  á  vasa- 
llos inviolablemente  afectos  á  sus  reyes,  de  lo  que  debe 
á  su  propia  gloria;  le  exhortaremos  á  que  se  acuerde  de 
su  sangre,  á  conservar  el  amor  de  su  país,  pero  única- 
mente para  mantener  para  siempre  la  perfecta  inteli- 
gencia, tan  necesaria  para  la  común  felicidad  de  nues- 
tros subditos  y  los  suyos.  Este  siempre  ha  sido  el  obje- 
to principal  de  nuestros  deseos,  y  si  las  desgracias  de 
las  co)mnturas  pasadas  no  nos  ha  permitido  manifes- 
tarlo, esperamos  que  este  gran  suceso  mudará  el  estado 
de  las  cosas,  de  tal  suerte,  que  cada  día  nos  producirá 
en  adelante  nuevas  ocasiones  de  manifestar  nuestra  es- 
timación y  nuestra  particular  benevolencia  á  toda  la 
nación  española.  Entre  tanto,  muy  alta,  muy  excelente 


48o 


VÍCTOR   BALAGUER 


y  muy.  poderosa  princesa,  nuestra  muy  cara  y  muy  ama- 
da buena  hermana  y  prima,  rogamos  á  Dios,  autor  de 
todos  consuelos,  conceda  á  V.  M.  los  de  que  necesita 
en  su  justa  aflicción,  y  os  aseguramos,  muy  caros  y 
bien  amados  primos,  y  otros  del  Consejo  establecido 
parac  el  gobierno  de  España,  la  estimación  particular  y 
el  afecto  que  os  tenemos. — DadaenFonta¡nebleauái2 
días  del  mes  de  Noviembre  de  1700. — LtUs  *.» 

Enviada  esta  carta  y  restituida  á  Versalles  la  corte 
francesa,  se  apresuró  Luis  XIV  á  hacer  reconocer  al 
nuevo  rey  de  España.  En  presencia  del  delfín  y  de  los 
hijos  de  éste,  los  duques  de  Borgoña,  de  Anjou  y  de 
Berry;  en  presencia  del  marqués  de  Castelldosríus,  em- 
bajador de  España,  y  de  los  grandes  dignatarios  de  la 
corte,  dijo  el  monarca  francés  á  su  joven  nieto  el  duque 
de  Anjou:  —  «Señor,  el  rey  de  España  os  ha  dejado  su 
Corona.  La  grandeza  os  llama,  el  pueblo  os  desea,  y  yo 
consiento  en  que  reinéis. »  Pronunciadas  estas  palabras 
con  la  solemnidad  que  en  todos  susactos  usaba  LuisXIV, 
se  volvió  al  embajador  español  y  le  dijo: — «Caballero, 
saludada  vuestro  rey.»  El  marqués  de  Castelldosríus 
dobló  una  rodilla  y  besó  la  mano  á  Felipe.  Luis  en  se- 
guida lo  presentó  á  su  corte  por  medio  de  estas  pala- 
bras:—  «Señores,  os  presento  el  rey  de  España.  Le  lla- 
man al  trono  su  cuna  y  el  testamento  del  difunto  mo- 
narca. La  nación  española  le  reclama;  su  nombra- 
miento es  la  voluntad  del  cielo,  y  yo  me  inclino  ante 
esta  voluntad. »  Inmediatamente,  volviéndose  hacia  el 
joven  duque,  —  «Sed  buen  español,  le  dijo,  pues  es  és- 
te vuestro  principal  deber;  pero  no  olvidéis  jamás  que 
habéis  nacido  francés,  y  mantened  la  unión  de  am- 
bas Coronas,  ya  que  ambos  países  podrán  asi  ser  feli- 


1     Se  ha  copiado  esta  carta  de  un  impreso  coetáneo  que  cirn^l»''  «n- 
tonces  profusamente  por  las  provincias  de  España. 


'f. 


■■^: 


■\-;''iii 


<r  »,] 


V- 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  III.         48T 

ees  conservando  la  paz  y  la  tranquilidad  de  Europa.»  >^; 

Pocos  días  después  de  haber  tenido  lugar  esta  cere-  .1 

monia  y  solemne  presentación,  cuando  Felipe  de  Anjou 
se  preparaba  para  pasar  á  España  y  la  corte  francesa 
para  acompañarle  hasta  la  villa  de  Sceaux,  Luis  XIV, 
que  había  revelado  ya  su  secreta  idea  faltando  al  com- 
promiso del  tratado  de  partición  con  las  potencias  fir- 
mantes^ la  acabó  de  patentizar  expidiendo  una  real  cé- 
dula, á  tenor  de  la  cual  el  monarca  francés  declaraba 
conservar  al  nuevo  rey  de  España  y  á  sus  sucesores  su 
derecho  á  la  Corona  de  Francia,  en  el  caso  de  que  su 
hermano  mayor  el  duque  de  Borgoña,  hijo  primogéni» 
to  del  Delfín,  muriese  sin  hijos,  6  éstos  tampoco  los  tu- 
viesen. Y  sin  embargo,  el  rey  que  expedía  esta  cédula 
acababa  de  aceptar  el  testamento  del  difunto  monarca 
español,  en  el  cual  se  decía  terminantemente:  convenir 
d  la  paz  de  la  cristiandad  y  de  la  Europa  toda,  a  la  tran- 
quilidad de  los  reinos  que  formaban  la  monarquía  española 
y  d  la  intención  del  testador,  que  siempre  se  mantuviesen^ 
desunidas  las  Coronas  de  Francia  y  España, 

Luis  acompañó  á  su  nieto  hasta  Sceaux,  donde  le 
abrazó  y  se  despidió  de  él,  dándole  en  una  memoria,, 
escrita  de  su  puño  y  letra,  las  instrucciones  que  crey6 
podían  servirle  para  su  gobierno,  y  dirigiéndole  aque- 
llas tan  memorables  y  al  propio  tiempo  tan  impolíticas 
palabras  de:  Ya  no  hay  Pirineos.  Los  duques  de  Bor- 
goña y  de  Berry  acompañaron  á  su  hermano  hasta  la 
frontera,  y  el  24  de  Enero  de  1701  entró  Felipe  V  en 
Irún. 

Conocidas  son  las  instrucciones  escritas  que,  al  des- 
pedirse de  él,  dio  Luis  XIV  á  su  nieto.  Han  sido  muy 
admiradas  y  elogiadas  por  varios  historiadores;  pero 
también  otros  han  confesado,  con  mayor  imparcialidad, 
que  si  bien  en  ellas  hay  máximas  sanas,  las  más  son 
triviales,  conteniendo  generalmente  encargos  encami- 

TOMO  XVI  31 


\.--*:' 


•  I 


482  ^         VÍCTOR   BALAGUER 

nados  á  mirar  más  por  el  provecho  de  Francia  y  de  su 
familia,  que  por  el  de  sus  nuevos  subditos.  He  aquí  al- 
gunos de  los  encargos  que  en  la  citada  memoria  le 

hacia: 

«Amad  á  los  españoles  y  á  todos  vuestros  subditos. 
No  prefiráis  á  aquéllos  que  más  os  adulen:  estimad  á 
aquéllos  que,  para  hacer  bien,  se  atrevan  á  disgustaros: 
éstos  serán  vuestros  verdaderos  amigos. 

•Labrad  la  dicha  de  vuestros  subditos,  y,  con  esta 
mira,  no  tengáis  guerra  más  que  cuando  os  veáis  á  ello 
obligado  y  hayáis  bien  considerado  y  pesado  las  razones 
en  vuestro  Consejo. 

•Tratad  de  realzar  vuestra  hacienda;  no  perdáis  de 
vista  las  Indias  y  vuestras  flotas;  pensad  en  el  comer- 
cio; vivid  en  estrecha  unión  con  Francia,  pues  nada  es 
taii  importante  para  nuestras  dos  potencias  como  esta 
unión,  á  la  cual  nada  podrá  resistir. 

«Si  os  veis  obligado  á  hacer  la  guerra,  poneos  á  la 
cabeza  de  vuestros  ejércitos. 

•postrad  que  habéis  quedado  agradecido  al  rey  di- 
funto y  á  todos  cuantos  le  aconsejaron  que  os  eligiese 
por  sucesor. 

•Tened  gran  confianza  en  el  cardenal  Portocarrero, 
y  demostradle  vuestra  gratitud  por  la  conducta  que  con 
vos  ha  seguido. 

»No  olvidéis  á  Bedmar,  que  tiene  mérito  y  que  pue- 
de serviros. 

•Tened  entera  fe  en  el  duque  de  Harcourt.  Es  hom- 
br,e  hábil  y  honrado  y  os  dará  provechosos  consejos. 

»No  mantengáis  con  la  reina  viuda  otras  relaciones 
que  aquéllas  más  indispensables.  Haced  de  manera  que 
salga  de  Madrid,  pero  no  de  España.  En  cualquier  la- 
gar que  esté  observad  su  conducta,  y  procurad  que  no 
se  entrometa  en  los  negocios.  Mirad  como  sospechosos 
á  los  que  tengan  con  ella  relaciones  intimas. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  III.        483 

» Amad  siempre  á  vuestros  parientes.  Acordaos  de  la 
pena  que  han  sufrido  al  separarse  de  vos.  Conservad 
estrechas  relaciones  con  ellos,  así  en  las  grandes  cosas 
como  en  las  pequeñas.  Pedidnos  lo  que  necesitéis  ó 
anheléis  tener  y  no  se  halle  en  vuestra  casa.  Lo  mismo 
haremos  nosotros  con  vos. 

»No  olvidéis  jamás  que  sois  francés,  ni  d  lo  que  podéis 
llegar  todavía  i . 

•Concluyo  por  un  importante  consejo,  que  me  hallo 
en  el  caso  de  daros.  Jamás  os  dejéis  gobernar:  sed  siem- 
pre el  amo.  No  tengáis  favorito  ni  primer  ministro.  Oid, 
consultad  á  vuestros  consejeros,  y  luego  decidid.  Dios, 
que  os  ha  hecho  rey,  os  dará  las  luces  que  os  sean  ne- 
cesarias, mientras  sean  buenas  vuestras  intenciones.! 

Tales  son  algunos  de  los  consejos  dados  por  Luis  XIV 
al  que  venia  á  España  á  gobernar  unos  reinos  donde  las 
prácticas  constitucionales  habían  enseñado  tiempo  hacía 
que  era  la  voluntad  soberana  del  pueblo  la  qqe  hacia 
los  reyes. 

El  nuS^ro  rey  de  España  fué  reconocido  al  pronto  por 
todas  las  potencias  extranjeras,  á  excepción  de  Aus- 
tria, que  habiendo  hecho  una  solemne  protesta  contra 
el  testamento  de  Carlos  II,  retiró  de  la  corte  de  Madrid 
á  su  embajador.  Felipe  V  comenzó  á  gobernar  á  Espa- 
ña dominando  en  sus  consejos  la  política  francesa,  á  la 
cual  se  adhirió  estrechamente  el  cardenal  Portocarrero, 
que  era  el  hombre  de  confianza  del  nuevo  rey.  Luis  XIV 
acostumbraba  á  decir  sonriendo,  que  los  españoles  le  A¿^- 
bían  nombrado  su  primer  ministro^  y  en  tanto  era  así,  en 
cuanto  pasó  entonces  España  por  la  humillación  de 
ver  crearse  un  consejo  secreto,  titulado  de  gabinete, 
instándose  al  embajador  francés  para  que  fuera  parte  de 

1     Generalmente  se  ha  creído  que  estas  palabras  aludían  á  la  posibi- 
lidad de  que,  con  el  tiempo,  llegase  ñ  ceñir  la  corona  de  Francia. 


484  VÍCTOR   BALAGUER 

él.  Tan  irregular  nombramiento,  dice  Alcalá  Galiano, 
no  ñié  admitido  por  el  mi^mo  agraciado,  y  asi  hubo  de 
recurrirse  á  Francia  para  que  de  allí  se  diese  orden  de 
aceptarle,  negándola  al  principio  el  monarca  francés,  y 
no  concediéndola  hasta  después  de  ser  segunda  vez  ro- 
gado, sin  que  sea  posible  averiguar  si  al  proceder  asi 
Luis  obró  con  prudencia  6  con  hipocresía.  Lo  cierto  es 
que  España  se  hallaba  entonces  realmente  bajo  la  tute- 
la y  cúratela  de  la  Francia. 

Varias  medallas  se  acuñaron  por  aquel  tiempo  en 
Holanda,  que  pueden  considerarse  como  la  expresión  de 
la  opinión  pública  tocante  á  las  cosas  de  España.  Una 
de  ellas  hacía  referencia  al  nombramiento  del  duque  de 
Anjou,  y  á  la  idea  generalmente  esparcida  de  ser  el 
cardenal  Portocarrero  el  autor,  y  hasta  se  decía  el  fal- 
sificador, del  testamento  de  Carlos  II.  En  el  anverso  se 
veía  el  busto  del  nuevo  rey  de  España  con  la  leyenda 
Philipptis,  dux  Andejavemis,  deceptorum  votis  obtrusus;  en 
el  reverso  estaba  el  busto  del  cardenal,  y  en  tomo  la 
inscripción:  Portocarrero  cardenaíis,  iestamenti^fallacis 
artifex.  Otra  medalla  presentaba  en  el  anverso  el  busto 
de  Felipe  V,  ceñida  la  frente  por  una  corona  de  laurel, 
y  estas  palabras:  Philippus  V  Hispaniarum  Indiarumqae 
Rex  caíholicus;  el  reverso  figuraba  á  Luis  XIV  sentado 
en  su  solio,  empuñando  su  diestra  el  cetro,  sosteniendo 
su  izquierda  el  globo,  mientras  que  una  matrona,  repre- 
sentando la  España,  se  inclinaba  reverente  ante  el  mo- 
narca francés,  leyéndose  en  torno:  Monarchia  Hispania- 
rum sub  cúratela. 

No  fueron  éstas  solas,  sino  otras  varias  las  medallas 
que  se  acuñaron  entonces,  referentes  todas  á  la  impor- 
tancia que  á  cada  momento  iba  tomando  Francia.  Y 
efectivamente,  la  preponderancia  francesa  iba  ganando 
tanto  terreno,  y  traslucíase  de  tal  modo  en  todos  los  ac- 
tos del  gobierno,  que  la  dignidad  española  y  el  orgullo 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — US.  XI.  CAP.  IV, 

nacional  habían  de  sentirse  heridos  en  lo  más  inti 
por  fuerza,  más  tarde  ó  más  temprano,  habían  i 
blevarse  contra  aquella  tutela  del  extranjero. 


CAPITULO  IV. 

Llega  á  Barcelona  la  iiolida  de  haber  muerto  el  rey.^Coofere: 
Barcelona. — Decide  Ja  ciudad  no  hacer  fiestas  públitas.— Re 
taciones  de  ta  ciudad  ea  defensa  de  sus  privilegios  quebrantad 
conde  de  Palma  nombrado  virrey  de  Cstatufla. — Reclamación 
ciudad  relativas  8l  juramento  del  nuevo  virrey.- — Detencirtr 
embajadores  catalanes  en  Zaragoza.— Carla  del  rey. — Se  ai: 
juramento  del  virrey, — Partida  del  principe  Darmstad. — M 
esludiantL's. — Simpatías  de  CataluGa  por  la  casa  de  Austria. - 
cío  de  la  llegada  del  rey. 

(Hasta  Agosto  de  17Ó1.) 

Veamos  ahora  lo  que  pasaba  en  Cataluña  con 
vo  del  advenimiento  de  Felipe  V  al  trono  de  Es 
La  noticia  de  la  muerte  de  Carlos  II  llegó  á  Barc 
el  8  de  Noviembre  de  1700  ',  y  en  Consejo  de  C 
celebrado  aquel  mismo  día  se  leyó  una  carta  de 
los  II,  no  firmada  poí  habérselo  interrumpido  el  ac( 
te  que  ocasionó  su  muerte,  manifestando  haber  ya 
providencia  por  lo  tocante  al  sucesor  de  sus  reii 
dominios.  Á  continuación  se  dio  lectura  de  otra 
de  la  reina  en  que  participaba  la  muerte  de  su  es 
¿  incluía  copia  de  las  dos  cláusulas  del  testamente 
las  cuales  nombraba  como  sucesor  en  estos  rein 
duque  de  Anjou  >. 

La  nueva  sorprendió  altamente  á  Cataluña,  «qi 
esperaba  fuese  excluida  la  casa  de  Austria  de  pati 

1  Dielarh  del  archivo  municipal. 

2  Acuerdos  del  Consejo  de  Ciento. 


o. 


486  idCTOR  BALAGUBR 

nio  tan  justamente  debido  á  sus  gloriosísimos  príncipes, 
lo  que  fué  ocasión  de  recelar  un  engaño  i*»  Se  ve  cla- 
ramente, por  los  documentos  y  escritores  de  la  época, 
que  en  toda  Cataluña  hubo  gran  sentimiento  por  la 
nueva  de  haber  sido  llamado  un  Borbón  á  suceder  en  el 
trono  de  España,  y  digan  cuanto  les  plazca  ciertos  his- 
toriadores, lo  positivo  es  que  comenzó  inmediatamente 
á  formarse  un  partido  contrario  al  nuevo  monarca;  que 
no  era  un  nieto  de  Luis  XIV  suficiente  garantía  para 
los  catalanes  tocante  á  la  seguridad  de  sus  libertades. 
Por  instinto  pareció  comprender  Cataluña  que  sus  leyes 
venerandas  estaban  amenazadas  de  muerte  subiendo  al 
trono  un  nieto  y  discípulo  del  que  decía  sencillamente, 
y  como  la  cosa  más  natural  del  mundo:  El  Estado  soy  yo. 
El  mismo  día  en  que  fueron  leídas  las  citadas  cartas 
al  Consejo  de  Ciento,  se  abrieron  conferencias  entre 
esta  corporación,  el  Brazo  militar  y  la  diputación,  para 
deliberar  y  ponerse  de  acuerdo  sobre  si  había  concluido 
la  jurisdicción  del  altemos  ó  virrey  de  Cataluña,  ya  que, 
muerto  el  rey  y  no  habiéndose  reconocido  aún  su  suce- 
sor, parecía  natural  y  era  conforme  á  las  leyes  que  no 
pudiese  ser  la  misma  la  autoridad  del  príncipe  de  Darmsr 
tad,  á  la  sazón  virrey  de  Cataluña.  Fueron  las  confe- 
rencias prolongándose,  consultándose  á  letrados  y  per- 
sonas ilustradas.  Dividióse  la  junta  en  pareceres,  y  se 
vio  á  la  ciudad  y  al  Brazo  militar  ponerse  en  pugna  con 
la  diputación  por  defender  ésta  que  podía  seguir  la  ju- 
risdicción del  virrey,  mientras  los  demás  sostenían  lo 
contrario.  «No  puedo  dejar  de  extrañar,  ha  dicho  Feliu 
de  la  Peña,  que  habiendo  los  reyes  y  las  cortes  elegido 
á  los  diputados  para  defender  las  leyes  y  privilegios,  no 
sólo  no  las  defendiesen,  si  también  buscasen  estorbos  y 
dilaciones  para  que  los  demás  no  las  defendiesen,  tole- 

1     Feliu  de  la  Pefia.  Ub.  XXII.  cap.  I. 


^    - 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — UB.  XI.  CAP.  IV.         487 

rando  lance  jamás  sucedido  en  esta  provincia^  que  de- 
clarase causas  y  promulgase  sentencias  quien  no  era 
rey  ni  tenía  poder  del  rey;  porque  el  que  murió  no  lo 
era,  habiendo  muerto,  ni  di6  ni  pudo  dar  tal  poder;  y  el 
sucesor,  no  sólo  no  había  jurado,  pero  ni  aun  se  había 
visto  orden  ni  letra  suya.»  A  consecuencia  de  esto  y  de 
la  actitud  tomada  por  la  ciudad  y  Brazo  militar,  se  es- 
parció la  voz  y  publicó  que  no  querían  admitir  al  suce- 
sor nombrado  por  el  rey;  pero  es  lo  cierto  que  por  en- 
tonces sólo  á  la  observancia  de  las  leyes  se  miraba, 
pues  de  seguro  que  en  aquellos  momentos  el  más  inte- 
resado, ó  por  lo  menos  el  más  descontento,  era  el  mis- 
mo virrey,  príncipe  de  Darmstad,  quien,  como  austría- 
co, era  adversario  político  de  los  Borbones. 

Mientras  se  estaba  en  esto  y  seguían  las  conferencias, 
recibióse  el  3o  de  Noviembre  una  carta  de  la  reina  y 
gobernadores  participando  haber  sucedido  en  los  reinos 
de  España  y  de  la  Corona  de  Aragón  el  señor  D.  Feli- 
pe  IV  de  Aragón  y  V  de  Castilla,  y  pidiendo  que  se  pa- 
sase por  lo  mismo  á  hacer  las  demostraciones  acostum- 
bradas 1  •  La  ciudad  consultó  lo  que  debía  hacer  en  este 
caso,  y  tomado  consejo  de  sus  asesores,  se  presentaron 
en  21  de  Diciembre  los  concelleres  al  virrey  diciéndole 
haber  resuelto  el  Consejo  no  hacer  las  demostraciones 
que  había  pedido  se  hicieran  la  reina  gobernadora,  en 
atención  á  no  existir  ejemplo  ni  práctica  de  haberse  ce- 
lebrado regocijo  alguno  hasta  haber  venido  el  nuevo 
rey  al  Principado  y  haber  jurado  las  constituciones  y 
privilegios  2.      ^ 

También  el  5  de  Enero  de  1701,  según  consta  en 
acuerdos  y  dietarios,  pasó  otra  embajada  á  decir  al  vi- 
rrey que  el  ejercicio  de  la  jurisdicción  contenciosa  en  la 


1  Volumen  de  cartas  reales.  (Archivo  municipal.) 

2  Dietario  de  la  ciudad. 


h 


'    ' .  'í. 


ii'. 


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<. 


488  VÍCTOR  .BALAGUBR 

forma  que  lo  ejercía  la  real  audiencia,  era  contrarío  á 
las  constituciones  y  usos  del  Principado,  en  razón  de  no 
haber  aún  jurado  S.  M.  Felipe  V  los  privilegios,  y  no 
poder  por  lo  mismo  ejercerse  justicia  en  su  nombre. 
Ningún  resultado  se  consiguió,  y  en  los  acuerdos  del 
Consejo  de  Ciento  de  dicho  año  se  halla  que  el  Senado 
barcelonés  tomó  solemne  resolución  de  dar  por  nulos 
todos  los  actos,  sentencias,  provisiones,  etc.,  hechos 
hasta  aquel  día  por  la  audiencia  y  todos  los  que  en 
adelántese  hicieren,  siendo  contrarias  á  las  constitu- 
ciones y  privilegios  del  país.  En  las  actas  del  mismo 
Consejo  se  halla  que  en  17  de  Enero  se  leyó  una  mani- 
festación que  la  ciudad  elevaba  á  la  reina,  explicándole 
los  motivos  en  que  se  fundaba  para  haber  pedido  al  lu- 
garteniente y  capitán  general  del  Principado  que  se  sir- 
viera mandar  suspender  el  ejercicio  de  la  jurisdicción 
contenciosa  en  la  forma  que  se  hacía.  La  defensa  de  los 
privilegios  y  libertades  venerandas  del  país  ocupaba 
privilegiadamente  á  los  catalanes,  y  tras  de  esto  se  veía 
irse  nublando  poco  á  poco  el  horizonte,  de  modo  que 
hasta  los  hombres  más  apartados  de  los  negocios  públi- 
cos podían  conocer  que  se  aproximaba  el  momento  de 
disputar  á  Felipe  V  la  posesión  del  trono  de  España. 

La  atención  del  nuevo  rey  y  la  de  sus  ministros  se 
fijó  en  Cataluña.  El  cardenal  Portocarrero,  que  no  era 
primer  ministro,  pero  que  gobernaba  absolutamente 
como  tal,  hizo  que  fuese  depuesto  del  virreinato  de  Ca- 
taluña el  principe  de  Darmstad,  ya  porque,  al  decir  del 
marqués  de  San  Felipe,  era  alemán  ]¿  algo  pariente  de 
la  reina  y  de  la  emperatriz;  ya  también  porque,  con  su 
afabilidad,  blandura  y  liberalidad,  se  concillaba  los 
ánimos  de  los  catalanes  «más  de  lo  que  era  convenien- 
te al  rey.»  En  su  reemplazo  fué  nombrado  D.  Luis 
Portocarrero,  conde  de  Palma,  hermano  del  cardenal, 
de  quien  se  dice  que  era  hombre  áspero,  tardo  y  fácil 


-    HISTORU  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  IV.         489 

á  la  ira  y  poco  á  propósito  para  suceder  al  príncipe. 

El  2  de  Febrero  fué  leída  en  Consejo  de  Ciento  la 
orden  del  rey  Felipe  V  nombrando  por  su  lugarteniente 
y  capitán  general  en  el  Principado  al  conde  de  Palma, 
marqués  de  Montesclatos,  y  el  Consejo  acordó  que  antes 
de  deliberar  si  se  admitiría  el  juramento  al  indicado 
conde  de  Palma,  se  elevase  una  representación  á  S.  M. 
indicándole  las  principales  razones  y  motivos  que  á  la 
ciudad  asistían  para  solicitar  de  él  que  se  dignase  visi- 
tarla, según  costumbre  de  los  reyes  sus  antecesores,  á 
fin  de  jurar  y  ser  jurado.  Algunos  días  después,  en  i5 
de  Febrero,  se  trató  de  la  suspensión  del  juramento  que 
prestar  debía  el  nuevo  capitán  general,  conde  de  Pal-' 
ma,  en  razón  á  ser  contrario  á  los  privilegios  del  país, 
por  no  haberlos  aún  jurado  el  monarca  i . 

Cuantas  reclamaciones  hizo  con  este  objeto  la  ciudad 
fueron  inútiles,  y  ningún  resultado  obtuvieron  los  em- 
bajadores catalanes  que  fueron  mandados  con  este  mo- 
tivo á  la  corte,  habiendo  dos  de  ellos,  los  Sres.  Don 
Pedro  Ribas  de  Boxadors  y  D.  Felipe  Ferrán  de  Zaci- 
rera,  sido  detenidos  en  Zaragoza  por  mandato  del  virrey 
de  Aragón,  marqués  de  Camarasa,  quien  les  impidió 
pasar  adelante  en  su  camino,  manifestando  tener  orden 
expresa  del  rey  2.  La  resolución  tomada  por  Barcelona 
de  no  admitir  el  juramento  al  conde  de  Palma  irritó  al 
rey,  ó  mejor  al  cardenal  Portocarrero,  que  era  en  aque- 
llos momentos  el  verdadero  rey,  y  los  concelleres  bar- 
celoneses recibieron  la  terminante  carta  que  sigue: 

El  rey: 

«Ilustres,  amados  y  fieles  nuestros:  Hase  recibido 
vtiestra  carta  de  3  del  corriente,  con  el  memorial  que  la 

1  Acuerdos  del  Consejo  de  Ciento.  (Archivo  municipal.) 

2  £n  el  DUtario  de  la  ciudad  obra  la  relaci('>n  hecha  por  dichos 
embajadores  al  Consejo  de  Ciento. 


490 


VÍCTOR   BALAGUER 


acompaña,  en  que  expresáis  los  motivos  decís  tener 
para  no  haber  dado  el  puntual  cumplimiento  que  debéis 
á  lo  que  os  mandé  escribir  en  carta  de  28  del  pasado, 
con  ocasión  de  haber  nombrado  al  conde  de  Palma  por 
mi  virrey  y  capitán  general  en  ese  Principado,  y  en  su 
respuesta  ha  parecido  deciros  que  no  habiendo  hallado 
la  diputación  reparo  alguno  en  las  constituciones  de 
ese  Principado,  que  alegáis,  para  excusaros  de  admitir 
al  conde  de  Palma  al  ejercicio  de  los  cargos  en  que  le 
he  nombrado,  se  hace  muy  reparable  el  que  los  miem- 
bros del  los  encuentren;  y  juntamente  advertiros  que 
habiendo  expresado  mi  determinación  de  observaros 
vuestros  privilegios  y  de  jurar  vuestras  constituciones 
luego  que  lo  permitiere  el  tiempo  y  los  negocios  univer- 
sales de  la  monarquía,  habiendo  ya  jurado  lo  mismo  el 
conde  en  el  común  consentimiento  del  Principado,  será 
muy  de  mi  desagrado  cualquiera  oposición  que  por 
vuestra  parte  hiciereis  á  esto,  cuando  debiera  ser  el 
ejemplo  de  todas  las  demás  ciudades  de  la  Corona  en  el 
cumplimiento  de  mis  órdenes,  hallándoos,  como  os  ha- 
lláis, la  más  favorecida  de  todas;  y  así  espero  que,  sin 
otra  réplica  (que  no  se  admitirá  sobre  esto),  recibiréis 
al  conde,  si  ya  no  lo  hubierais  hecho,  al  ejercicio  de  sus 
cargos,  que  asi  es  mi  voluntad.  Dada  en  Madrid  á  24 
de  Febrero  de  1701. 

Yo  EL  REY  1.» 

Leyóse  esta  carta  en  Consejo  de  Ciento  celebrado  el 
28  de  Febrero  2,  y  dos  cosas  hubieron  de  disgustar  en 
ella.  La  primera  el  tono  que  usaba  el  rey,  desacostum» 
brado  hasta  entonces,  y  segundo,  el  no  ir  firmado  el  real 
despacho  por  los  regentes  catalanes  del  Supremo  de 


1  Archivo  municipal:  Volumen  de  cartas  reales. 

2  ídem:  Acuerdos  del  Consejo. 


Af 


ri-        •■...,     íf. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  IV.        491 

Aragón  i.  Barcelona^  siempre  constante  en  sus  prácti- 
cas de  no  acudir  á  la  violencia  naás  que  en  casos  extre- 
mosy  se  decidió  entonces  á  admitir  el  juramento  del 
nuevo  virrey,  con  las  protestas  acostumbradas,  empe- 
ro, y  con  la  publicación  de  un  manifiesto  en  que  se  ex- 
ponían claramente  los  motivos  que  tuvo  desde  el  día  de 
la  muerte  de  Carlos  II  hasta  entonces,  para  defender  los 
privilegios  y  libertades  del  país.  El  2  de  Marzo  prestó, 
pues,  solemnemente  en  la  catedral  el  conde  de  Palma, 
el  juramento  de  ley  y  costumbre  2, 

Por  lo  que  toca  al  virrey  saliente,  príncipe  de  Darms- 
tad,  permaneció  en  Barcelona  hasta  29  de  Abril,  ya 
que  en  este  día  recibió  de  él  un  billete  el  Consejo  de 
Ciento,  manifestándole  su  partida  y  excusándose  por  no 
haber  tenido  tiempo  de  pasar  á  despedirse  personalmen- 
te 3.  Un  autor  coetáneo  dice  que  el  principe  se  hallaba 
bien  en  Barcelona,  porque  estaba  enamorado  de  una 
dama  y  le  dolía  en  extremo  apartarse  de  ella.  «Por  esto, 
dice^  despechado  de  la  repulsa,  viendo  le  mandaban 
salir  de  España,  dejó  tramada  una  conjura,  y  tuvo  el 
encargo  de  adelantarla  esta  mujer,  que  herida  sensible- 
mente por  la  ausencia  del  príncipe,  lo  ejecutó  con  la 
más  exacta  diligencia,  y  con  la  facilidad  que  ofrecía  el 
genio  de  aquellos  naturales,  inclinados  d  la  rebelión^ 
empezó  el  perverso  designio  entre  pocos,  los  más  alle- 
gados del  príncipe;  después  contaminó  el  error  tanta 
muchedumbre,  que  quedaron  pocos  leales.  Antes  de 
partir  escribió  á  la  reina  y  al  almirante;  aquélla  res- 
pondió por  mano  del  secretario  del  despacho  univer- 
sal Ubilla,  con  solas  expresiones  de  urbanidad.  Nadie 
vio  la  respuesta  del  almirante:  dúdase  si  la  hubo;  pero 
sea  fingida  ó  verdadera,  cierto  es  que  la  mostró  des- 

1  Feliu  de  la  Pefia.  lib.  XXII,  cap.  III. 

2  Dietario  de  la  ciudad. 

3  Este  billete  obra  original  en  el  Dietario  de  este  afio. 


a 

*  • 

'y; 


492  VÍCTOR   BALAGUER 

pues  en  Viena  el  príncipe;  y  ya  que  hacía  ostentación 
de  ella,  no  dejaría  de  ajustarse  á  su  intención.  Cuando 
para  embarcarse  en  la  nave  se  puso  en  la  lancha»  en  el 
muelle  de  Barcelona»  dijo  en  alta  voz  que  volvería  can 
nuevo  rey  d  ella:  todo  esto  alentaba  los  alevosos  áni- 
mos, que  mal  hallados  con  la  quietud»  solicitaban  su 
ruina  i.» 

*  Esto  es  lo  que  dice  San  Felipe,  y  la  verdad  que  haya 
en  ello  no  podemos  saberla,  aunque  si  ponerla  en  duda 
por  ser  quien  es  el  autor.  Sobradas  ocasiones  se  presen- 
tarán para  hacer  ver  y  constar  ha^ta  qué  punto  hay  que 
desconfiar  del  marqués  de  San  Felipe  cuando  habla  de 
los  catalanes,  á  los  cuales  trata  siempre  como  rebeldes. 
Por  fortuna,  ya  se  sabe  el  valor  que  debe  darse  á  la  pa- 
labra rebelde  cuando  se  la  ve  usada  por  un  autor  corte- 
sano. Pudo  ser  cierto,  sin  embargo,  lo  que  en  el  párra- 
fo transcrito  afirma  el  de  San  Felipe;  pero  no  fué  una 
conspiración,  resultado  de  unos  amores  contraríados, 
lo  que  hizo  estallar  el  gran  movimiento  de  Cataluña 
contra  Felipe  V.  El  alzamiento  tiene  su  origen  en  cau- 
sas algo  más  graves,  algo  más  serías,  algo  más  trans- 
cendentales para  la  felicidad  de  los  pueblos,  que  la  ver- 
dadera  ó  supuesta  pasión  de  una  dama  por  el  principe 
de  Darmstad. 

Por  el  mes  de  Abríl  hubo  un  alboroto  en  Barcelona 
promovido  por  las  rivalidades  que  había  entre  los  estu- 
diantes del  Colegio  de  Cordellas  y  los  de  la  universidad. 
La  cosa  hubiera  pasado  casi  inadvertida  si  el  virrey, 
conde  de  Palma,  no  hubiese  tomado  alguna  medida  im- 
prudente, por  lo  cual  los  concelleres  de  Barcelona,  en 
junta  de  Estudio,  celebrada  el  23  de  Abríl,  resolvieron 
elevar  una  representación  al  rey  explicándole  minucio- 
samente lo  ocurrido,  «por  el  fundado  temor  que  abrí* 

1     Comentarios  del  marqués  de  San  Felipe,  tomo  I,  pág.  29. 


*/  ^\íí: 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  IV.         493 

gabán  de  que  llegase  la  noticia  á  oídos  de  S.  M.  co- 
mentada falsamente  ó  exagerada  á  propósito  i.» 

Leyendo  los  documentos  que  existen  en  nuestros  ar- 
chivos, se' puede  ver  claramente  el  poco  acuerdo  con  que 
marchaban  la  ciudad  y  el  virrey.  Los  representantes  de 
Barcelona  no  dejaban  pasar  desapercibida  ninguna  oca- 
sión, y  sabían  aprovechar  cualquiera  que  se  ofreciese 
para  demostrar  sus  simpatías  á  la  casa  de  Austria,  sim- 
patías que  iban  haciéndose  más  vivas  y  consistentes  á 
medida  que  se  veía  la  poca  disposición  del  rey  y  de  sus 
delegados  en  guardar  las  libertades  del  país,  ó  mejor,  la 
mucha  que  mostraban  en  irlas  coartando. 

Había  llegado  ya  el  rey  á  Madrid  y  se  habían  cele- 
brado tiestas  oñciales  en  Barcelona  por  su  elevación  al 
trono,  cuando  tuvo  lugar  una  academia  y  público  cer- 
tamen en  que  tomaron  parte  todos  los 'ingenios  barce- 
loneses de  más  nota.  El  objeto  fué  demostrar,  por  me- 
dio de  las  composiciones  poéticas  que  se  presentaron, 
el  sentimiento  de  Cataluña  por  la  muerte  de  Carlos  11. 
Los  concelleres  asistieron  á  la  academia,  y  con  su  pre- 
sencia allí^  con  la  publicación  de  las  poesías  premia- 
das, se  vino  á  dar  á  aquel  acto  el  color  de  una  mani- 
festación política. 

Pocos  días  después,  por  el  mes  de  Mayo,  dejó  el  vi- 
rrey el  luto  que  á  la  muerte  del  monarca  era  costumbre 
guardar  en  Cataluña  por  dos  años.  Siguiéronle  los  del 
real  Consejo,  los  soldados  y  algunos  paisanos,  y  viendo 
que  los  demás  proseguían  llevándole,  ofició  á  la  dipu- 
tación y  al  Consejo  de  Ciento  para  que  se  abandonase, 
np  obstante  haber  sólo  transcurrido  cerca  de  seis  me- 
ses después  de  la  muerte  de  Carlos  11.  Los  diputados 
obedecieron;  no  así  los  concelleres,  quienes  deliberaron 
se  continuase  el  luto  en  la  ciudad  por  el  tiempo  que  se 

1     Dietario  de  la  ciudad. 


494  VÍCTOR    BALAGUÉR 

había  estilado  en  las  muertes  de  los  rfcyes  anteriores,  á 
no  ser  que  se  dejase  en  Madrid  y  vistiesen  la  corte  y  el 
rey  de  gala,  pues  entonces  sería  forzoso  imitar  el  ejem- 
plo 1. 

En  tal  estado  se  hallaban  las  cosas,  cuando  el  i6  de 
Julio  se  recibió  una  carta  de  S.  M.  en  la  que  decía  éste 
al  Consejo  de  Ciento  haber  resuelto  salir  de  la  corte  el 
i6  de  Agosto  inmediato  para  pasar  á  Barcelona,  con 
objeto  de  convocar  Cortes  del  Principado  en  el  convento 
de  San  Francisco,  según  costumbre,  y  también  con  el 
de  ir  á  recibir  á  la  princesa  María  Luisa  y  Gabriela  de 
Saboya,  con  la  cual  había  ajustado  casamiento  2. 

Efectivamente,  á  la  política  de  Luis  XIV  había  con- 
venido que  Felipe  V  se  enlazase  con  una  princesa  de 
Saboya,  con  lo  cual  se  quitaba  un  aliado  á  las  poten- 
cias enemigas  de  Francia.  Sin  embargo,  también  este 
enlace  hacia  ya  imposible  todo  acuerdo  con  la  casa  de 
Austria.  Algunos  historiadores  imparciales  creen  que 
acaso  hubiera  sido  mejor  enlazar  al  duque  de  Anjou  con 
una  archiduquesa  de  Austria,  ya  que  esto  quizá  hubiera 
evitado  la  sangrienta  guerra  de  sucesión,  cumpliéndose 
así  por  otra  parte  la  voluntad  última  de  Carlos  U,  quien 
al  nombrar  heredero  de  su  trono  á  Felipe,  duque  de 
Anjou,  añadía  en  una  cláusula  de  su  testamento  las  pa- 
labras siguientes: 

»Y  porque  deseo  que  se  conserve  la  paz  y  unión  que 
tanto  importa  á  la  cristiandad,  entre  el  emperador  mi 
tío,  y  el  rey  cristianísimo,  les  pido  y  exhorto  que  estre- 
chando dicha  unión  con  el  vínculo  del  matrimonio  del 
duque  dé  Anjou  con  la  archiduquesa,  logre  por  este 
medio  la  Europa  el  sosiego  que  necesita.» 


í    Feliu  de  la  Peña.  lib.  XXIl.  caps,  m  y  IV. 
2     Archivo  municipal:  Cartas  reales. 


lIlSrOEUA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  V. 


CAPÍTULO  V. 


■ey  contra  las  prerrogativa»  de  Barcelona. — Defensa  de  pri- 
-Llega  el  rey  á  Barcelona.— A gOeros. — Fiestas.— Abertura 
«■tes. — Discurso  del  rey. — Va  el  rey  á  Figueras  á  recibir  á 
. — Fiestas  en  Barcelona. — Oposición  al  gobierno  en  tas  Cor- 
cierran  las  Cortes. — Injusticias  de  algunos  historiado  res. 

(De  Setiembre  A  fin  de  1701.) 

de  retrasarse  el  viaje  del  rey,  pues  hasta  el  5 
nbre  no  salió  de  Madrid,  llegando  el  16  á  Za- 
21  II  del  mismo  mes  se  recibió  y  leyó  en  Con- 
Ciento  una  carta  en  la  que  S.  M.  encargaba 
celleres  omitiesen  á  su  entrada  en  Barcelona 
a  ceremonia  de  la  granada,  que  se  colocaba  en 
de  San  Antonio,  y  de  la  cual  salía  un  niño 
:egar  al  rey  las  llaves  de  la  ciudad.  Leyóse 
el   mismo   d!a   otra  carta   real   disponiendo 
e  la  prerrogativa  concedida  por  sus  anteceso- 
concelleres  de  cubrirse  ante  el  rey,  debia  sólo 
entenderse  cuando  S.  M.  les  mandase  que  se  cubrie- 
ran 1.  Barcelona  recibió  estas  órdenes  con  asombro.  Si 
Felipe  no  quería  que  los  concelleres  se  cubriesen  hasta 
tanto  que  él  se  lo  mandara,  claro  era,  pues,  que  les  ne- 
gaba este  derecho,  es  decir,  la  prerrogativa  que  gozaba 
Barcelona  de  tiempo  inmemorial,  aprobada  y  confirma- 
da por  los  reyes  todos,  pues  si  bien  Felipe  IV,  después 
del  levantamiento  de  Cataluña  la  quitara,  Carlos  II  la 
volviera  á  conceder.  Si  Felipe  no  quería  que  se  le  en- 
tregasen las  llaves  de  la  ciudad,  no  podía  ser  por  oti^ 

1     Archivo  munidpah  Cartai  reales.— Acutrdaí  del  Consejo, 


49^  VÍCTOR  BALAGUBR 

causa  que  por  creerse  ya  dueño  de  ella  en  el  mero  he- 
cho de  haber  tomado  posesión  del  trono  de  Castilla. 
¿Cómo,  pues,  podía  comprenderse  que  á  jurar  viniera 
las  leyes  y  privilegios  de  Barcelona  quien  comenzaba 
por  faltar  á  ellas?  El  error  político  más  grave  que  podía 
un  rey  cometer,  tratándose  de  Cataluña,  era  querer  aco- 
modar el  pueblo  á  su  voluntad,  en  lugar  de  acomodarse 
él  á  la  voluntad  del  pueblo. 

Cataluña,  ya  lo  sabemos  por  repetidos  ejemplos,  era 
celosa  de  sus  libertades,  y  escrupulosa  observadora  de 
sus  privilegios.  Los  concelleres  habían  nombrado  em- 
bajadores que  llegasen*  hasta  Lérida  para  recibir  y  dar 
la  bienvenida  al  rey.  Sin  embargo,  reuniéndose  el  Con- 
sejo de  Ciento,  revocó  el  nombramiento,  por  ser  cosa 
sin  ejemplar,  eligiendo  á  otros  y  dándoles  orden  de  lle- 
gar sólo  hasta  Martorell,  conforme  en  otras  ocasiones 
se  había  ejecutado,  con  encargo  de  dar  al  rey  la  bien- 
venida; pero  representándole  al  mismo  tiempo  el  des- 
consuelo de  Barcelona  por  los  decretos  y  órdenes  refe- 
ridos 1.  Vieron  estos  embajadores  al  rey  en  Martorell, 
y  volvieron  á  Barcelona  muy  asegurados  de  que  no  se 
innovaría. cosa  alguna,  habiendo  ofrecido  Felipe  V  con- 
servar y  mantener  los  fueros  y  privilegios  de  la  ciudad 
y  Principado. 

Sucedió  empero  muy  de  otra  manera.  El  3o  de  Se- 
tiembre, habiendo  llegado  Felipe  cerca  de  Barcelona  y 
salido  á  recibirle  las  autoridades  y  corporaciones  popu- 
lares, se  observó  que  no  mandó  cubrirse  á  los  concelle- 
res, quienes  le  acompañaron  con  la  cabeza  desnuda 
hasta  el  convento  de  Jesús,  si  bien  no  desmontaron  de 
caballo  al  recibirle  y  besarle  la  mano,  conforme  esto 
con  la  costumbre  que  siempre  en  la  entrada  de  los  reyes 
se  había  seguido.  Feliu  de  la  Peña  cuenta  que  á  vista 

1     Acturdos  del  Consejo. — Feliu  de  la  Pefia.  lib.  XXIl,  caj».  V. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  V. 

de  la  acción  referida,  ejecutada  con  los  concell 
el  duque  de  Anjou,  según  le  titula  siempre  el 
catalán,  empezó  á  inquietarse  con  suma  impac 
pueblo  por  no  oír  la  campana  que  llamase  á  Ce 
Ciento;  aunque,  sin  llamarle,  convocaron  á 
sujetos  los  concelleres  para  aconsejarse;  y  añ 
representaron  su  justicia  al  duque,  quien  les  mi 
tonces  cubrir,  asegurando  la  grandeza  de  la  c 
dando  por  disculpa  el  no  haberlo  advertido.  Sii 
go,  se  ve  que  era  cosa  deliberada  y  resolución 
de  antemano. 

El  sábado  r."  de  Octubre  llegó  Felipe  V  á  I 
na,  efectuando  su  entrada  en  coche,  habiendo : 
dos  incidentes  casuales,  que  fueron  tomados  y 
dos  como  agüero  por  el  pueblo,  siempre  pronl 
mentar  los  hechos  y  sacar  partido  de  la  menor 
tancía.  Sucedió  primeramente  que  al  llegar  Fd 
palacio  se  asomó  al  balcón  para  saludar  al  pue 
le  cayó  á  la  calle  el  bastón  real.  El  otro  hechi 
haberse  prendido  fuego  por  la  caida  de  una  anl 
una  tapicería  donde  estaba  el  retrato  del  rey,  i 
do  la  cara  de  éste^desfigurada,  ó  mejor,  reducida 
zas,  pues  cuando  se  acudió  para  sofocar  el  fue 
pudo  salvarse  menos  el  retrato  real. 

Una  reseña  que  por  mandato  de  los  diputadc 
cribió  en  esta  ocasión,  pondera  los  adornos  qu 
en  las  calles  y  casas  particulares,  refiere  las  lun 
y  fiestas  que  se  hicieron,  y  habla  largamente 
blico  regocijo  ' .  Feliu  de  la  Peña  dice  que  hi 

t  Fisihiaj  átrwjtraciena  y  majestuosos  obsequios  con  qi 
ilustre  y  fidelísimo  consistorio  de  los  diputados  y  oidores  del  I 
de  Catalufia  celebrú  la  dicha  que  llegó  á  lograr  con  el  deseadi 
feliz  hiraeneo  de  sus  católicas  majestades  D.  Felipe  IV  de  Ai 
de  Castilla,  conde  de  Barcelona,  etc.,  y  Dofia  Marfa  Luisa  G 
Saboya,  que  Dios  guarde,  prospere  y  en  su  sucesión  eternice 
TOMO   XVI  3 


498  VÍCTOR  BALAGUER 

efecto,  luminarias  y  fuegos;  pero,  añade,  tuvieron  lugar 
con  tal  quietud  «que  apenas  se  oían  gritos  ni  voces  por 
las  calles,  cosa  digna  de  reflexión  en  tan  numeroso 
pueblo.» 

El  día  4  por  la  mañana  prestó  Felipe  V,  en  la  sala 
grande  del  palacio  mayor,  su  juramento  á  los  fueros  y 
privilegios  del  reino,  recibiendo  en  cambio  el  de  fideli- 
dad de  los  tres  Brazos  ó  estamentos,  y  el  12  pasó  al 
convento  de  San  Francisco  á  abrir  las  Cortes,  acto  que 
hasta  entonces  habían  retrasado  con  sus  protestas  los 
síndicos  del  Brazo  militar  y  real. 

La  reseña  anteriormente  citada  nos  da  la  siguiente 
descripción  del  local  y  ceremonia:  «Para  el  día  señala- 
do, dice,  se  previno  en  la  iglesia  del  mismo  convento 
de  San  Francisco  un  majestuoso  solio  en  esta  forma: 
fabricóse  un  tablado  sobre  el  presbiterio,  con  once  gra- 
das de  tres  cuartos  cada  una^  para  subirse  á  él,  que  lle- 
gaban por  el  pavimento  de  la  iglesia  hasta  la  segunda 
capilla;  formaban  estas  gradas  dos  ángulos,  uno  por 
cada  parte  de  su  espaciosa  frente,  por  donde  se  había 
de  subir,  y  por  arriba  se  formó  una  balaustrada,  que  se 
cubrió  después,  como  todo  lo  demás  del  tablado  y  gra- 
das, de  paños  amarillos  y  colorados,  proporcionalmente 
distribuidos.  Sobre  este  tablado  se  levantaron  otras  tres 
gradas,  cuyo  llano  llegaba  hasta  el  retablo  del  altar 
mayor,  en  el  cual  se  puso  un  rico  dosel,  con  sus  colga- 
duras á  los  lados,  á  disposición  de  los  de  la  familia  de 
S.  M.,  y  debajo  del  dosel  se  colocó  una  rica  silla  con 
su  estrado  y  almohadas  de  terciopelo  carmesí  con 
franjas  de  oro.  Por  el  llano  del  pavimento  de  la  iglesia, 
á  la  parte  derecha,  se  pusieron  dos  líneas  de  bancos  sin 
respaldo,  que,  empezando  junto  á  las  gradas  del  solio, 
llegaban  hasta  la  capilla  de  San  Antonio,  para  que  se 
sentasen  en  ellos  los  sujetos  del  Estamento  eclesiástico; 
á  la  otra  parte  se  pusieron  seis  líneas  de  bancos,  ocu- 


HISTORIA  DB  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  V.  499 

pando  la  misma  longitud,  para  todo  el  Estamento  mili- 
tar; y  por  el  medio  de  la  iglesia,  haciendo  frente  al  solio, 
concluyendo  los  dos  extremos  de  parte  á  parte  de  los 
bancos  del  Estamento  eclesiástico  y  militar,  se  pusie- 
ron tres  líneas  de  bancos  para  el  Estamento  real. 

»Con  esta  disposición,  el  día  12  de  Octubre  á  las  tres 
de  la  tarde  se  poblaron  los  bancos  de  las  personas  de  los 
tres  Estamentos,  presidiendo  en  el  eclesiástico  el  ilustrí- 
simo  señor  arzobispo  de  Tarragona,  en  el  militar  el  muy 
ilustre  señor  marqués  de  Anglesola,  conde  de  Peralada, 
y  en  el  real  el  excelentísimo  conceller  en  cap  de  Barce- 
lona. Y  á  lo  que  se  .tuvo  noticia  que  venía  S.  M.,  salió 
toda  la  comunidad  del  convento  con  la  cruz  alta  pro- 
cesionalmente,  y  el  padre  guardián  concluyéndola,  con 
su  capa  pluvial,  vera-cruz  y  asistentes,  y  salieron  to- 
dos hasta  la  puerta  del  patio,  y  al  que  llegó  S.  M,,  sa- 
lió á  recibirle  el  excelentísimo  conceller  en  cap  con  sus 
dos  maceres,  y  apeándose  S.  M.  del  coche,  con  los  de- 
bidos acatamientos  se  puso  á  su  lado  á  la  mano  izquier- 
da, y  tomando  seis  religiosos  revestidos  un  palio  que 
tenían  prevenido,  se  puso  S.  M.  debajo  del  y  el  exce- 
lentísimo conceller  en  cap  á  su  lado  y  los  dos  maceres 
de  la  excelentísima  ciudad  con  las  mazas  delante  el 
mismo  palio,  y  el  excelentísimo  señor  duque  de  Medi- 
nasidonia,  con  su  estoque  desnudo  en  la  mano,  iba  de- 
lante de  S.  M.,  y  la  guardia  de  corps  con  las  demás 
guardias  iban  á  los  lados  del  palio,  y  en  esta  forma  se 
encaminaron  á  la  puerta  de  la  iglesia,  precediendo  toda 
la  procesión  de  los  religiosos,  y  al  entrar  en  ella  ento- 
naron el  Te  Deum  laitdamus,  continuándole  hasta  que 
S.  M.  estuvo  en  el  solio. 

»A1  llegar  al  pie  de  las  gradas  del  tablado,  el  exce- 
lentísimo conceller  en  cap,  haciendo  el  debido  acata- 
miento, se  despidió  de  S.  M.  y  se  volvió  á  su  lugar,  y 
S.  M,  con  el  palio  se  subió  al  llano  grande  del  tablado. 


500  VÍCTOR  BALAGÜER 

y  después  al  solio,  y  los  religiosos  arrimaron  el  palio  á 
un  lado  del  mismo  tablado,  á  donde  se  concluyó  el  Te 
Deu7n,  y  todos  los  religiosos  se  retiraron  por  la  otra 
parte  de  la  sacristía. 

•Asentóse  S.  M.  en  su  silla,  y  el  excelentísimo  señor 
duque  de  Medinasidonia  se  puso  á  su  lado  en  pie,  y  des- 
pués puso  el  estoque  desnudo  en  manos  de  S.  M.,  y  se 
bajó  al  llano  del  tablado,  y  allí  estuvo  en  pie  todo  el 
tiempo  que  duró  la  función.  Estaban  los  reyes  de  armas, 
dos  á  cada  parte  del  llano  del  mismo  tablado,  y  en  la 
parte  derecha  de  las  gradas  estaban  el  ilustrísimo  señor 
canciller  obispo  de  Gerona,  con  uno  de  los  muy  ilustres 
regentes  del  Supremo  de  Aragón  y  los  tres  ministros  de 
su  sala,  y  á  la  otra  parte  estaban  tres  ilustres  regentes 
del  Supremo  de  Aragón,  el  muy  ilustre  regente  de  Ca- 
taluña con  lo  restante  de  los  demás  ministros,  que  es- 
tuvieron toda  la  función  en  pie  y  descubiertos. 

t  Estando  todo  en  esta  disposición,  un  rey  de  armas, 
de  orden  de  S.  M.,  con  alta  é  inteligible  voz  dijo:  Silen- 
cio, silencio;  y  luego,  después  que  todo  aquel  lucido  y 
autorizado  congreso  se  puso  en  un  profundo  silencio, 
dijo  otra  vez  con  esforzada  voz:  El  rey  manda  que  os 
sentéis,  y  en  esto  se  sentaron  todos  los  sujetos  de  los  tres 
Estamentos;  y  luego  después  volvió  á  decir:  El  rey  man- 
da que  os  cubráis,  é-  inmediatamente  se  cubrieron  todos 
los  sujetos,  y  finalmente  dijo:  El  rey  manda  que  atendáis; 
y  luego  después  el  muy  ilustre  D.  José  de  Villanueva, 
protonotario  del  Supremo  de  Aragón,  de  orden  de  S.  M., 
con  clara  é  inteligible  voz,  leyó  la  proposición  que  ha- 
cia S.  M.  á  la  corte,  f 

La  proposición  ó  discurso  del  rey  fué  en  catalán,  se- 
gún costumbre,  y  he  aquí  su  traducción: 

«El  rey  D.  Carlos  II,  mi  tío  (que  santa  gloria  haya), 
observando  las  leyes  de  la  sucesión  y  de  la  justicia^  me 
instituyó  heredero  de  la  Corona  de  España  y  todos  sus 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  V.  5OI 

reinos.  Y  viniendo  á  ellos  como  legítimo  sucesor  para 
tom^ir  posesión,  lo  ejecuté' en  los  reinos  de  Castilla  y 
León;  y  habiéndome  aclamado,  jurado  y  prestado  sa- 
gramento  y  homenaje  los  vasallos  de  dichos  reinos,  les 
confirmé  sus  constituciones,  privilegios,  usos  y  costum- 
bres. Y  deseando  observar  lo  mismo  en  el  presente 
Principado  de  Cataluña,  con  la  mayor  brevedad  que  me 
ha  sido  posible  y  el  tiempo  me  ha  permitido,  por  lo 
mucho  que  estimo  y  merecen  tan  buenos  y  leales  vasa- 
llos, como  son  los  que  le  componen,  para  corresponder 
al  amor,  lealtad  y  esfuerzos  con  que  siempre  han  servi- 
do á  mi  Corona,  esperando  que  lo  continuarán  con  la 
misma  fineza:  He  mandado  convocar  estas  Cortes  ge- 
nerales para  que  en  ellas  se  trate  todo  lo  que  pueda  ser 
más  útil,  conveniente  y  de  justicia  para  su  mejor  go- 
bierno, conservación  y  beneficio,  mirando  por  ellos  con 
el  gran  cuidado  particular  y  cordialísimo  amor  que  les 
tengo,  dando  providencia  de  que  por  motivo  alguno  no 
queden  agravados,  ni  se  les  pongan  embarazos  que  de- 
tengan las  resoluciones  de  la  mayor  equidad,  en  que 
deseo  estén,  como  asi  lo  ejecutaré  continuamente,  es- 
perando que  al  mismo  tiempo  tendrá  presentes  el  dicho 
Principado  y  considerará  con  toda  atención  el  estado 
que  hasta  aquí  ha  tenido  la  monarquía,  y  lo  que  está 
pasando  en  sus  separados  y  grandes  dominios,  y  en 
adelante  puede  suceder  y  ocurrir,  y  á  todas  las  demás 
circunstancias  tan  públicas  á  su  vista,  para  que,  corres- 
pondiendo á  unas  y  otras  debidas  obligaciones,  se  logre 
en  mayor  servicio  de  Nuestro  Señor  la  autoridad  y  per- 
manencia de  la  justicia,  el  beneficio  común  de  este 
Principado,  el  alivio  de  estos  vasallos,  y  todos  los  efec- 
tos de  mi  real  servicio,  en  que  desde  luego  mando  se 
trate  y  confiera  y  se  me  represente  por  estos  Brazos, 
dejando  todo  lo  que  embarace  tan  loables  y  principa- 
les fines,  que  son  los  que  han  movido  mi  ánimo  á  pasar 


502  VÍCTOR  BALAGUBR 

á  esta  ciudad,  como  lo  ejecutaré  en  todas  las  ocasiones 
que  convenga,  por  lo  que  aprecio  el  beneficio  común  de 
estas  provincias  y  de  sus  particularidades  é  individuos.» 

Hecha  esta  proposición  ó  discurso  que,  por  lo  que 
luego  se  vio,  no  fué  del  agrado  general,  diéronse  por 
abiertas  las  Cortes,  y  mientras  éstas  se  ocupaban  en  sus 
trabajos,  el  rey  salió  en  dirección  á  Figueras  para  reci- 
bir á  su  esposa  María  Luisa  Gabriela  de  Saboya,  enla- 
zada con  él  por  poderes.  Felipe^  llegó  el  día  i.*'  de  No- 
viembre á  Gerona,  y  el  2  á  Figueras,  en  donde  entraba 
también  aquel  mismo  día  por  la  tarde  la  reina,  ratiñ- 
candóse  la  boda  ante  el  patriarca  de  las  Indias.  Catorce 
años,  aún  no  bien  cumplidos,  tenía  la  reina,  y  se  dice 
que  era  agraciada  y  amable.  Venía  acompañándola  des- 
de Niza  la  célebre  princesa  de  Orsini,  que  tanto  debía 
figuraren  las  crónicas  de  palacio  1,  la  cual  fué  nombra- 
da camarera  mayor  de  la  reina  de  España,  por  encargo 
y  orden  del  monarca  francés  Luis  XIV.  Obedeciendo  á 
las  instrucciones  que  recibiera  de  la  corte  francesa,  no 
bien  entró  la  princesa  al  servicio  de  la  reina  de  España, 
que  era  una  niña,  cuando  supo  hacerse  absolutamente 
necesaria,  adquiriendo  sobre  su  ánimo  un  poder  sin  li- 
mites y  dominando  asimismo  al  rey  su  esposo  2. 

El  8  de  Noviembre  llegaron  á  Barcelona  los  regios 
consortes  3,  siendo  recibidos  con  ostentación  y  celebran- 

1  Dunhain,  Coxe  y  muchos  otros  historiadores  llaman  á  esta  jvin- 
cesa  de  Orsini.  Los  historiadores  españoles  la  conocen  generalmente 
por  la  princesa  de  Ursini,  Los  franceses  la  llaman  de  los   Ursinos. 

2  Puede  verse  mi  escrito  Las  bodas  de  Felipe  V^  que  se  publicar:*! 
en  uno  de  los  tonios  que  seguirán  á  los  de  esta  HISTORIA» 

3  Según  cuenta  la  relación  que  con  el  título  de  Festivas  demostracio- 
nes sq  publicó  en  Barcelona  y  se  cita  en  una  nota  anterior,  el  rey  desde 
Figueras  había  salido  á  recibir  á  la  reina,  deseando  conocerla,  sin  ser  ¿I 
conocido.  Al  efecto,  se  acercó  á  su  coche  en  traje  de  caballero  de  la 
corte,  y  fué  escoltando  el  coche  á  caballo,  departiendo  con  la  reina  y 
con  la  princesa  de  Orsini  hasta  llegar  cerca  de  Figueras,  en  el  cual  punto 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  V.  5O3 

do  la  ciudad  solemnes  fiestas  por  su  llegada.  El  día  9 
pasaron  á  palacio  á  darles  el  parabién  y  besarles  la  ma- 
no los  comunes  y  tribunales,  con  los  presidentes  de  los 
tres  Brazos  de  las  Cortes,  D.  Fr.  José  Llinás,  arzobis- 
po  de  Tarragona;  Dr.  D.  José  Cpmpany,  conceller  en 
cap  de  Barcelona,  y  el  conde  de  Peralada.  Siguiéronse 
luego  las  fiestas. 

La  universidad  obsequió  á  los  reyes  con  la  represen* 
tación  de  una  loa  escrita  en  verso  castellano,  que  fué 
ejecutada  por  «alíimnos  de  aquella  en  un  teatro  que  á 
propósito  se  levantó  en  la  plaza  de  palacio,  ñrente  á  los 
balcones  de  la  regia  morada. 

Con  motivo  de  la  traslación  del  prodigioso  cuerpo  de 
San  Olaguer,  que  se  había  reservado  para  cuando  llega- 
se la  reina,  tuvieron  lugar  grandes  solemnidades,  asis- 
tiendo los  reyes  á  las  funciones  religiosas  que  por  esta 
causa  se  celebraron. 

Por  espacio  de  tres  días  consecutivos  duraron  las 
fiestas,  luminarias,  bailes  y  músicas,  sobresaliendo  en- 
tre los  festejos,  por  su  esplendor,  un  torneo  á  pie  y  una 
danza  llamada  de  la  momería,  que  á  costa  de  la  diputa- 
ción  se  celebraron  en  la  sala  de  los  pleitos  de  su  pa- 
lacio 1. 

El  regocijo  de  las  fiestas  no  impidió  que  las  Cortes 
continuasen  su  elevada  misión.  Tenían  lugar  en  su  seno 
calurosos  debates,  disentimientos  y  protestas,  porque, 
no  sin  fundado  motivo,  desconfiaban  del  gobierno  los 
celosos  diputados  catalanes,  pues  le  veían  con  poco  res- 
peto á  la  constitución  política,  ya  que  hallaba  siempre 
medio  de  entorpecer,  dilatar  y  desechar  al  cabo  los  acuer- 
dos y  leyes  sometidos  á  la  sanción  real.  La  mayoría  de 
las  Cortes  estaba  en  favor  del  gobierno;  pero  tenía  éste 

se  separó  de  ellas,  altamente  prendado  de  la  que  veaía  para  ser  i\i  es* 
posa. 

1     Festivas  detnostr aciones^  etc. 


504  VÍCTOR   BALAGUER 

en  frente  una  minoría  tenaz,  osada,  independiente,  á  la 
cual  daba  gran  fuerza  la  justicia  en  que  se  apoyaba.  En 
vano  fué  que  el  gobierno  tratara  de  atraerse  á  algunos 
con  halagos,  ofertas  y  mercedes.  D.  Pedro  Torrellas  y 
Senmanat  y  D.  Juan  Buenaventura  de  Gualbes  orga- 
nizaron una  oposición  que  representaba  verdaderamente 
la  opinión  pública,  y  manifestando  que  el  rey  quebran- 
taba las  leyes  juradas,  pidieron  con  empeño  la  aproba- 
ción de  las  nuevas  constituciones  votadas  en  Cortes  1. 
.  Por  fin  la  oposición  vino  á  triunfar.  El  duque  de  Mc- 
dinasidonia  presentó  al  Congreso  la  aprobación  de  todas 
las  constituciones  que  habían  hecho  las  Cortes,  que  fue- 
ron las  más  favorables  que  había  conseguido  la  provin- 
cia, y  «pidió,  dice  el  analista  Feliu,  un  corte  á  la  sola 
constitución  de  desinsacular,  que  el  rey  tenia  empeño 
en  modificar.  Discurriéronle  los  abogados  de  orden  de 
los  presidentes,  y  fué  que.S.  A.  decretase  que  mandaiia 
insacular  los  desinsaculados  y  quitar  los  abusos  y  exce- 
sos en  adelante,  con  que  no  quitó  ni  dio  derecho,  que- 
dando en  su  fuerza  las  antiguas  leyes  y  derecho  de  las 
reservas,  en  fuerza  de  las  cuales,  cuando  sucediese  des- 
insacular á  alguno  sin  causa,  deben  los  comunes  instar 
la  contrafacción  y  solicitar  la  declaración  para  que  se 
asegure  si  esto  es  de  justicia.» 

Arreglado  esto,  diéronse  por  terminadas  las  Cortes  el 
14 de  Enero  de  1702,  en  el  cual  día  asistió  Felipe  acom- 
pañado de  la  reina  al  acto  de  cerrarse  las  Cortes,  y  allí 

» 

renovó  su  juramento  á  la  constitución  política  de  Cata- 
luña, volviendo  á  recibir  el  de  fidelidad  de  sus  subditos. 
En  este  acto  hizo  gracia  de  naturalización  en  la  provin- 
cia al  conde  de  Peralada,  al  secretario  del  despacho  uni- 
versal D.  Antonio  de  Ubilla,  al  protonotario  D.  Antonio 
de  Villanueva  y  á  D.  Bernardo  Oliva  y  Nadal.   Di6 

1     FeUu  de  la  Pefia,  üb.  XXII,  cap.  VI. 


HISTORIA  DE  CATALUÑA. — LIB.  XI.  CAP.  V.         505 

también  título  de  marqués  á  D.  Pedro  Torrellas,  Don 
Bernardo  Aymerich,  D.  José  Agulló,  D.  José  Meca, 
D.  José  de  Pinos,  D.  Pedro  Cartellá  y  Desbach,  Don 
Jerónimo  de  Rocabertí  y  D.  Juan  y  D.  Carlos  de  Llu- 
piá.  No  quiso  admitir  D.  Pedro  Torrellas  el  marquesa- 
do, y  dióle  el  rey  á  D.  Pedro  Ribas.  Á  más  de  estas 
gracias,  hubo  muchas  de  nobles,  caballeros  y  ciudada- 
nos; pero,  al  decir  de  Feliu,  no  quisieron  ser  nobles  to- 
dos los  electos. 

Lo  sucedido  en  las  Cortes  de  Barcelona  da  pretexto 
al  marqués  de  San  Felipe  para,  en  sus  Comentarios,  des- 
cargar sus  ifas  contra  los  catalanes,  de  quienes  dice  que 
juraron  gtcardar  fidelidad  y  obediencia  al  rey,  pero  no  con 
intención  de  cumplirlo,  pues  los  de  ánimo  natural  infiel 
con  facilidad  se  absuelven  del  juramento,  porque  no  lo  creen 
acto  de  religión,  sino  política  ceremonia  que  pueden  violar 
cuando  se  les  antoja.  Estas  palabras  del  cortesano  y  adu- 
lador marqués^  son  rechazadas  en  su  Historia  de  Espa- 
ña por  el  moderno  historiador  inglés  Dr.  Dunham, 
quien  se  empeña  mucho  bn  justificar  la  conducta  de  los 
catalanes,  cuya  sublevación  afirma  que  fué  hija  de  ver 
quebrantadas  sus  leyes.  Desgraciadamente,  la  impar- 
cialidad y  justicia  del  historiador  inglés  en  este  punto, 
no  son  seguidas  por  su  anotador  y  reformador  el  Sr.  Al- 
calá Galiano,  quien,  inclinándose  un  tanto  al  marqués 
de  San  Felipe,  culpa  á  Dunham  de  exceso  á  favor  de  los 
catalanes.  En  el  juicio  del  marqués  de  San  Felipe  y  de 
Alcalá  Galiano,  hay,  sin  embargo,  pasión,  pues  no  es 
verdad  lo  que  dice  el  último  de  que  los  catalanes,  en  me- 
dio de  sus  excelentes  cualidades,  son  desafectos  d  CastiUa  y 
pecan  de  inquietos  y  de  propensos  a  sublevarse  con  poco  6 
ningún  motivo;  mientras  que,  por  el  contrario,  hay  mu- 
cha razón  y  verdad  en  lo  que  afirma  Dunham  respecto 
á  que  no  debe  creerse  lo  que  de  los  catalanes  dicen  los  hisiO' 
fiadores  castellanos,  porque  el  noble  pueblo  catalán  fui  y 


506  VÍCTOR  BALAGUBR 

siempre  ha  sido  fiel  mientras  se  le  respetaron  sus  derechos. 
Así  lo  confirma  la  verdad  histórica.  Nunca  los  cata- 
lanes se  han  sublevado  por  motivo  escaso  ó  de  poco 
valer.  Hojéese  la  historia  de  los  levantamientos  de  Ca- 
taluña, y  se  verá  por  ella  que  Cataluña  no  se  ha  movi- 
do nunca  sino  impulsada  por  el  amor  á  la  patria  y  á  la 
libertadi  los  dos  grandes  móviles  de  los  pueblos  que  tie- 
nen dignidad  de  ser.  Ya  en  otros  puntos  de  esta  obra 
queda  suficientemente  explicado,  que  lo  que  se  llama  re- 
belión en  los  catalanes  significa  lealtad. 


FIN   DEL  TOMO  OCTAVO. 


ÍNDICE  DEL  TOMO  OCTAVO. 


LIBRO   DÉCIMO. 

(continuación.) 

Páginas. 

CAPÍTULO  XXIV.— Preparativos  de  defensa  y  fortificación  de 
Martorell. — Preparativos  de  Barcelona. — Ocapación  de  Villa- 
franca  por  el  ejército  real. — Nombramiento  de  Tamarit  como 
general  de  las  aimas  catalanas. — Toman  los  castellanos  á  San 
Saduml.— Expedición  de  Margarit. — Se  apodera  de  Constantf. 
— Nuevos  sacrificios  de  Barcelona. — Fuerza  el  ejército  real  el 
paso  de  Martorell. — Llegan  las  tropas  al  llano  de  Barcelona. 
— Se  decide  reconocer  por  conde  de  Barcelona  al  rey  de  Fran- 
cia.— Proposición  de  Francia  á  la  junta  de  Brazos. — Alegación 
de  los  motivos  que  obligaron  á  los  catalanes  á  reconocer  al  rey 
de  Francia. — Proclamación  de  Luis  XIII  de  Francia. — Pala- 
bras de  un  orador 5 

CAPÍTULO  XXV. — Gobierno  y  disposiciones  militares  toma- 
das en  Barcelona. — Intimación  á  la  ciudad. — Contesta  Barce- 
lona.— Consejo  de  capitanes. — Se  acuerda  el  ataque  de  Barce- 
lona.— Plan  de  ataque.— Alocución  del  general  en  jefe. — Alo- 
cución de  Tamarit  á  los  catalanes. — Preparativos  de  resisten- 
cia en  Barcelona. — Muerte  del  conde  de  Tirón. — Retirada  de  . 
los  catalanes. — Muerte  del  duque  de  San  Jorge. — Muerte  de 
otros  capitanes. — Ataque  á  la  ciudad. — Batalla  de  Montjuich. 
— Socorre  Barcelona  el  fuerte. — Den*ota  y  estrago  de  las  tro- 
pas reales. — Toma  Garay  el  mando  del  ejército. — B.'inderas 
tomadas  á  los  castellanos 21 

CAPÍTULO  XXVI. — Llegada  del  conceller  coronel  con  la  ban- 
dera.—Recepción  del  embajador  de  Portugal.— Carta  creden- 
cial del  embajador.— Se  retira  el  ejéicito  real  á  Tarragona. — 
El  marqués  de  los  Vélez  reclama  los  cadáveres  de  sus  sobiinos. 


5o8 


ÍNDICE 


Pigi 


—Es  nombrado  virrey  el  príncipe  de  Butera. — Se  da  cono- 
cimiento de  la  batalla  al  rey  de  Francia. — Preparativos  para 
continuar  la  guerra. — Acción  de  Coll  de  Cabra. — Pregones 
públicos. — Llegada  de  Lamotte  á  Barcelona.— Muerte  de  Pa- 
blo Claris. — Consternación  de  Barcelona  por  su  muerte. — Su 

retrato. — Su  entierro. — Admirable  acción  de  Claris 36 

CAPÍTULO  XXVIL— Serignan  pasa  á  Montblanch.— Llegada 
de  M.  de  Argenson. — El  príncipe  de  Butera  en, Tarragona. — 
Carta  de  Felipe  IV. — Regresa  Lamotte. — Disposiciones  to- 
madas por  los  catalanes. — Sitio  de  Tarragona. — ^Llega  la  es- 
cuadra francesa. — Salou  y  Reus  abren  sus  puertas. — Toma  de 
Constantí.—  Prosigue  con  ligor  el  sitio  de  Tarragona. — Com- 
bate naval. — Nuevos  preparativos  para  socorrer  á  Tarragona. 
— Nuevo  combate  naval  y  .socorro  de  la  ciudad. — Los  catala- 
nes levantan  el  sitia. — Muerte  del  príncipe  de  Butera.^ — Mar- 
garit  es  nombrado  embajador  y  parte  á  Francia. — instruccio- 
nes y  juramentos  del  embajador. — Cartas  reales  y  contesta- 
ción.— Aprobación  y  firma  de  los  pactos. — Canje  de  la  duque- 
sa de  Cardona  y  sus  hijos. — Calderón  de  la  Barca  en  Tarragona 
con  el  ejército  real. — Quevedo  y  Rioja  escriben  contra  Cata- 
luña.— Tumultos  en  Barcelona  y  elección  de  concelleres,  aña- 
diéndose uno  por  parte  de  los  menestrales. — Elección  de  di- 
putados  .:....      6o 

CAPÍTULO  XXVIIL— La  campaña  del  Rosellón.— Hambre  en 
Perpiflán. — Luis  XIII  se  dispone  á  pasar  al  Rosellón. — Soco- 
rro de  víveres  enviado  á  Perpifián. ^Edicto  de  Felipe  IV. 
•^-Reus  y  Constantí  se  entregan  al  ejército  real. — La  capitana 
de  Doria  cae  ed  poder  de  los  catalanes. — Fortificación  de  Bar- 
celona. — Entrada  de  Brezé  en  Barcelona  y  juramento. — Viaje 
del  rey  de  Francia. — Es  nombrado  virrey  D.  Pedro  de  Ara- 
gón.—D.  Pedro  de  Aragón  es  derrotado  y  hecho  prisionero. 
—Noticia  oficial  de  la  victoria 63 

CAPÍTULO  XXIX.— Toma  de  Colibre.— Se  estrecha  el  bloqueo 
de  Perpiñán.— Llegada  de  Luis  XIII  al  campo.— Ataque  de 
Tortosa  y  toma  de  Monzón.— Combate  naval  á  la  vista  de  Bar- 
celona.—Nuevo  combate  delante  de  Sitges.-^Llegada  de  Fe* 
Upe  IV  á  Zaragoza. — Torrecusa  nombrado  para  socorrer  á 
Perpiñán.— Capitulación  de  Perpiñán. — Artículos  de  la  capi- 
tulación.—Se  proyecta  el  sitio  de  Lérida.— Precauciones  de 
los  leridanol— Batolla  de  Lérida.— Lamotte  virrey.— Carta 
leí  rey  Luis.— Calda  del  conde-duque  de  Olivares qrj 


ÍNDICE  509 

PágioM, 

CAPITULO  XXX. — ^Desmanes  de  los  franceses  en  Cataluña. — 
Quejas  de  Catalufia  al  rey  de  Francia. — Nombramiento  de  Ln 
Marca. — ^Batalla  de  Mira vet.— Muerte  de  Luis  XIII.— Suce- 
sos favorables.» Combates  navales. — Victoria  de  FHx. — Re- 
cobran á  Monzón  los  castellanos. — Lamotte  cae  en  una  em  • 
boscáda lOH 

CAPÍTULO  XXXL — Acude  Lamotte  en  socorro  de  Balaguer. 
— Los  españoles  ponen  sitio  á  Lérida. — Intimación  á  la  ciu- 
dad.— Batalla  perdida  por  Lamotte. — Viaje  de  Felipe  IV  á 
Fraga. — Prosigue  el  sitio  de  Lérida. — Intenta  Lamotte  soco- 
rrer la  ciudad. — Capitulación  de  Lérida. — Entrada  de  Feli- 
pe IV  en  Lérida  y  su  juramento. — Perdón  general  concedido 
por  el  rey.^-Pone  Lamotte  sitio  á  Tarragona. — Asalto  general 
sin  fruto. — Se  pronuncia  contra  Lamotte  la  opinión  pública.— 
Embajada  á  Francia  — Lamotte  es  apeado  del  mando, -^De- 
fensa de  Tremp. — Fontanella  en  las  conferencias  de  Munster.      1 16 

CAPÍTULO  XXXII. — Llegada  del  conde  de  Harcourt.  virrey.  • 
— Sitio  y  capitulación  de  Rosas. — ^Toma  de  Mollerusa.— To- 
ma de  Camarasa. — Batalla  de  Llorens.— Sitio  y  c?pitulación 
de  Balaguer. — Victoria  en  Flix. — Regresa  Harcourt  á  Barce- 
lona.—Conspiración  en  favor  de  Felipe  IV. — Castigo  de  los 
conspiradores. — Martí  en  las  conferencias  de  Munster. —Me- 
morial al  rey  de  Francia. — Sitio  de  Lérida.— Resolución  de 
los  leridanos. — Salidas  de  los  sitiados. — Es  nombrado  de 
nuevo  el  marqués  de  Leganés. — Hambre  en  Léiida. — Batalla 
dada  por  el  de  Luanes , 1 24 

CAPÍTULO  XXXIII. — Fiestas  en  Barcelona.— NoníbVamiento 
del  principe  de  Conde. — Su  llegada  á  Barcelona. — Nuevo  si- 
tio de  Lérida.— ^Escenas  del  sitio. — Los  violines  del  príncipe 
de  Conde. — Levántase  el  sitio.— Leva  de  i  .000  soldados. — 
Paseos  militares. — Retirada  del  marqués  de  Aytona. — Sitio 
de  Constantí. — Conde  regresa  á  Francia. — Entra  en  Barcelona 
el  nuevo  virrey  cardenal  Mazarini.— Se  disgusta  el  virrey  con 
los  catalanes  y  regresa  á  Francia. — Le  reemplaza  Schomberg.  . 
—Sitio  y  toma  de  Tortosa. — Sentencia  del  gobernador  de  Ca*- 
tell  de  Asens. — Disgusto  con  los  franceses. — Sucesos  favora- 
bles á  las  armas  de  Felipe  IV. — Expedición  de  D.  José  Dár- 
dena. — Prisión  del  general  Marsin. — ^^Estratagema  de  los  fran- 
ceses para  apoderarse  de  Tarragona. — £1  duque  de  Vendóme 
virrey.— Médicos  enviados  á  Tortosa  por  la  peste. — Los  cas- 
tellanos ae  apoderan  de  Castell  Lleó. — Reyertas  de  paisanos 


5IO 


ÍNDICE 


y  franceses. — Pérdida  y  recobro  de  Falset  por  los  catalanes.— 
Peste  en  Catalufia. — Conspiración  descubierta  en  Barcelona.— 
Victoria  del  marqués  de  Mortara. — Sitio  de  Tortosa. — Capi- 
tulación de  la  plaza. — Embajada  á  Francia 137 

CAPÍTULO  XXXIV.  — La  peste  en  Barcelona.  —  Admirable 
conducta  del  gobernador  y  de  los  concelleres. — Honores  de 
la  peste. — Mueve  su  ejército  el  marqués  de  Mortara. — ^En- 
trega de  las  llaves  de  Barcelona  á  la  Virgen  de  la  Concepción. 
— Actitud  heroica  de  Barcelona. — Sitio  de  Barcelona. — Pri- 
meros sucesos  del  sitio. — ^Defección  de  M.  Marsin. — Parte  de 
la  diputación  vuelve  á  la  ciudad. — Toma  el  marqués  de  Mor- 
tara el  fuerte  de  Santa  Madrona. — Llega  D.  Juan  de  Austria 
«ni  campo. — Asalto  de  Montjuich. — Llegada  del  mariscal  La- 
motte  en  socorro  de  Barcefona. — Hambre  en  la  plaza. — Con- 
sigue Lamotte  entrar  en  Barcelona  y  jura  como  virrey. — El 
mariscal  Lamotte  herido. — Intentan  los  castellanos  apoderar- 
:»e  de  Mataró,  Puigcerdáy  Vich. — Asalto  de  San  Ferriol. — 
Muerte  de  Mostarós. — Asajto  del  fuerte  de  los  Reyes. — Apu- 
ros de  la  ciudad. — Alteración  de  la  moneda. — Quiénes  eran 
los  más  influyentes  en  Barcelona. — Asalto  general  rechazado. 
— Los  diputados  de  Manresa  reúnen  los  Brazos  y  acuerdan 
reconocerá  Felipe  IV. — Siguen  el  ejemplo  de  Manresa  otros 
lugares. — Barcelona  decide  capitular. —Huyen  de  la  ciudad 
los  más  comprometidos. — Abrense  las  conferencias  para  la  ca- 
pitulación.— Pactos  de  la  capitulación.— Entrega  de  Barcelo- 
na.—Entran  en  Barcelona  el  príncipe  D.  Juan  y  las  tropas. 
— Se  rinden  las  demás  plazas,  excepto  Rosas  y  Blanes. — Con- 
firma el  rey  los  pactos  de  la  capitulación 151 

('APÍTULO  XXXV. — Se  niegan  muchos  catalanes  á  reconocer 
á  Felipe  IV. — Los  jefes  de  partido  anti- castellano  ó  sepa- 
ratista.—Conspiración  fracasada  en  Perpifián. — Entrada  de 
franceses  en  Catalufia. — Sitio  de  Gerona. —Retirada  de  los 
franceses.— Embajada  á  Madrid.— Nueva  campafia  del  francés. 
—Victorias  de  los  franceses.— Llega  el  principe  de  Conde  has- 
ta el  llano  de  Barcelona.— Se  apodera  de  barias  poblaciones. 
—Siguen  los  progresos  de  sus  armas. — Sitio  de  Solsona. — De 
Palamós.— Berga  es  tomada  y  recobrada  dos  veces. — Capi- 
tulación de  Solsona.— Partida  de  D.  Juan  de  Austria.— Par- 
tidas de  migueletes. — Reyertas  entre  catalanes  y  castellanos. 
—Margarit  llega  hasta  el  llano  de  Barcelona.— Batalla  de  Cas- 
tellfoUit.— Empresa  infructuosa  contra  Rosas.— Sitio  y  toma 


ÍNDICE  511 

P&ginas. 

de  Camprodón. — Suspensión  de  armas  para  tratar  de  la  paz.     180 

CAPITULO  XXXVI. — Preliminares  de  paz, — Conferencias  en 
las  islas  de  los  Faisanes. — ^Paz  de  los  Pirineos. — Amnistia  á  los 
catalanes. — ^El  Rosellón  queda  provincia  de  Francia. — Em- 
bajada de  Barcelona  al  rey. — Comisarios  nombrados  para  fijar 
los  limites. — Terminación  definitiva  de  la  guerra  y  observa- 
ciones del  autor. — Muerte  de  Felipe  IV 192 

CAPÍTULO  XXXVII.— Ocupa  el  trono  Carlos  II.— Pretensio- 
nes del  rey  de  Francia  y  nueva  guerra. — Catástrofe  en  Barce-^ 
lona  con  motivo  de  la  sentencia  del  capitán  Rius. — Reclama 
Barcelona. — El  duque  de  Osuna  entra  en  Rosellón. — Venida 
de  D.  Juan  de  Austria. -J-Disturbios  en  Rosellón. — Entrada 
de  franceses  en  el  Ampurdán  é  incendio  de  la  Junquera 2CX) 

CAPÍTULO  XXXVIII. — Conspiración  para  entregar  el  Rose - 
llón. — Inés  de  Llar. — Sus  amores  con  un  capitán  francés.—- 
Revela  la  conspiración. — Plan  de  la  conspiración. — Tormen- 
to y  muerte  de  los  conspiradores.— Inés  de  Llar  se  retira  á  un 
convento. — Los  migueletes. — Triunfos  del  duque  de  San  Ger- 
mán en  Rosellón. — Toma  de  Bellagarde. — Batalla  de  Maure- 
lias. — La  escuadra  francesa  rechazada  por  la  borra.sca. — Muer- 
te de  Dárdena. — Levanta  el  campo  el  ejército  francés. — Le- 
vanta el  suyo  el  duque  de  San  Germán. — Los  franceses  pene- 
tran en  Catalufia. — Preparativos  contra  franceses. — Se  alza  la 
bandera  de  Santa  Eulalia. — Insubordinación  del  tercio  bar-  ; 
celonés. — Sale  el  tercio  de  la  ciudad. — El  francés  duefto  del 
Ampurdán. — Se  apodera  de  Bascara. — Sitio  de  Gerona. —  - 
Muerte  del  bayle  de  Masagoda. — Levántase  el  sitio  de  Gero- 
na.— Valor  de  los  migueletes. — Defensa  heroica  de  Boneu  en 
Massanet. — Capitulación  de  Bellagarde. — Sitio  de  Puigcer- 
dá. — Protesta  de  Barcelona • . .      208 

CAPÍTULO  XXXIX. — Sorpresa  de  Figueras  por  el  francés.— 
Vuelve  á  apoderarse  del  Ampurdán.— «Nuevo  virrey. — Haza- 
fia  de  los  migueletes. — Nueva  invasión  francesa. — Sube  Don 
Juan  de  Austria  al  poder  y  su  conducta  con  Cataluña. — Funes- 
ta jornada  de  Espolia. — Campaña  de  los  franceses. — Sitio  y 
defensa  de  Puigcerdá. — Su  capitulación. — Paz  de  Nimega. — 
Nueva- guerra. — Invasit'm  de  los  franceses. — Victoria  de  los 
franceses  á  orillas  del  Ter. — Sitio  de  Gerona. — Los  miguele- 
tes se  apoderan  de  Bascara. — Pérdida  de  Cadaqués. — Treguas.     224 

CAPÍTULO  XL.— Carga  de  los  alojamientos. — Disgusto  del 
país.— Insurrección  de  Centellas. — Retirada  de  las  tropas.— 


512  ÍNDICE 

Piffizias. 

Acude  el  virrey  á  aquietar  el  movimiento. — Insurrección  de 
VDlamajor. — Los  paisanos  entran  en  Mataró. — Pasan  por  de- 
lante de  Barcelona. — Sale  el  obispo  de  Barcelona  á  tratar  con 
los  insurrectos  y  es  detenido. — Petición  de  los  paisanos. — Se 
consigue  la  quietud  de  la  provincia. — Nuevo  desorden  de 
paisanos. — Guerra  con  Francia  y  entrada  del  duque  de  Noai* 
lies.— Descontento  en  Cataluña. — Ríndese  Camprodóa.— Sen- 
tencia del  gobernador  de  Camprodón. — Recobro  de  Campro- 
dón. — Sentencias  de  muerte  en  Barcelona.— Sublevación  de 
los  paisanos 232 

CAPÍTULO  XLL— Campaña  de  1690.— Se  apodera  el  francés 
de  la  Seo  de  Urgel. — Bombardeo  de  Barcelona. — Entran  los 
franceses  en  el  valle  de  Ribas. — Los  migueletes  se  apoderan 
de  Maurellas. — Toma  de  Rosas. — Armada  francesa  delante 
de  Barcelona. — Nueva  entrada  del  francés. — Batalla  del  Ter. 
—Toma  de  Palamós. — Capitulación  de  Gerona. — Toma  de 
Hostalrich. — Toma  de  CasteUfollit.* — Victoria  de  los  migue* 
letes  y  paisanos. — Otras  derrotas  de  franceses.  •  .  • • .  •     242 

CAPÍTULO  XLII.-* Apuros  del  gobierno. — Ocupa  el  francés 
muchos  lugares  de  la  marina. — Nombramiento  de  nuevo  vi- 
rrey.— Llega  el  francés  á  la  vista  de  Barcelona. — Sitio  de 
Barcelona. — Capitulación  de  Barcelona.— Paz  con  Francia.  •     249 

CAPÍTULO  XLlIl.— Progresos  de  la  civilización.— Len- 
gua y  letras  catalanas. — Universidad  de  Barcelona.— De  Lé- 
rida.—De  Vich. — De  Tortosa.— Cátedras  fundadas  en  Man- 
resa .  —  Certámenes  poéticos.  —  Teatro.  — Obras  dramáticas. 
— Impresiones. — Poetas  que  escribieron  en  catalán. — Poetas 
que  escribieron  en  castellano.  *— Historiadores. — Escritores 
políticos. — Literatos. — Juiísconsultos.— Teólogos  y  lilóaofos. 
— Médicos. — Autores  de  obras  varias. — Marina,  comercio. 
industria  y  artes.  —  Bellas  artes. — Pintores. — Escultores.-T- 
Monumentos^ r.. 254 

ACLARACIONES  Y  APÉNDICES  AL  LIBRO  DÉCIMO. 

I.— Cronología 307 

IL —  Memorial  que  se  presentó  al  rey  católico  por  el  embajador 
de  la  fidelísima  villa  de  Perpiflán  en  Octubre  de  1640 308 

in.— Pactos  y  condiciones  con  que  Cataluña  reconoció  por  con- 
de de  Barcelona  al  rey  de  Francia  Luis  XIII 332 


fNDICE  513 

•  Páginas. 

IV.— Poesía  premiada  en  el  certamen  que  tuvo  lugar  con  moti- 
vo de  la  muerte  de  Pablo  Claris 342 

V.— Edicto  de  Felipe  IV 34^ 

VI. — Juramento  prestado  por  el  marqués  de  Brezé 357 

VII. — Relació  per  dies  de  lo  que  ha  fet  lo  tercio  de  la  ciutat  de 
Barcelona  gobernat  per  lo  sargento  major  Francisco  Vila  des- 
de que  se  parti  de  dita  ciutat. 36 1 

VIII.— Copia  de  las  cartas  que  sa  Magestat  ha  escritas  a  sa  exce« 
lencia,  deputats  y  ciutat  de  Barcelona,  en  agrehiment  del  que 
han.  contribuhit  ab  la  ultima  rota  donada  ais  enemichs. .....     364 

IX. — Relació  compendiosa  de  tot  lo  que  ha  passat  desde  que  lo 
exercit  del  rey  de  Castella  parti  de  Tarragona,  y  de  la  senya- 
lada  victoria  que  lo  senyor  mariscal  de  la  Motte  ha  guanyada 
á  vista  de  la  ciutat  de  Lleyda 367 

X. — Copia  del  juramento  que  el  sefior  D.  Felipe  IV  de  Castilla 
prestó  en  la  ciudad  de  Lérida  luego  de  haber  sacado  á  dicha 
ciudad  del  poder  de  sus  enemigos. 375 

XI.— Edicto  de  Felipe  IV 377 

XII. — Relació  verdadera  de  tot  lo  que  ha  succehit  al  exercit  de 
sa  Magestat  en  Cathalunya,  y  lo  que  ha  passat  al  passar  el  riu 
de  Segre,  y  de  Noguera  Pallaresa,  gobernant  per  lo  serenissim 
compte  de  Harcourt,  virey,  y  general  deis  exercits  de  sa  Ma- 
gestat en  los  presents  Principal  y  comtats 381 

XIII. — Relación  de  lo  sucedido  en  Barcelona  con  motivo  de  la 

peste  de  1651 39-2 

XIV. — Relació  verdadera  de  la  intentada  presa  de  la  ciutat  de 
Vich,  de  molt  temps,  y  molts  trassada,  y  mal  reaixida. 406 

XV. — Verdadera  relación  de  la  derrota  que  han  dado  los  mi- 
gueletes  y  paisanos  bajo  el  mando  del  capitán  Raimundo  de 
Sala  y  Sasala  Caballero,  veguer  de  Vich,  y  José  Mas  de  Ro- 
da, ciudadano  honrado  de  Barcelona  á  las  armas  de  Francia, 
con  las  individuales  circunstancias  de  los  muertos,  prisioneros 
y  heridos 417 

XVI. — Diario  de  los  sucesos  del  sitio  de  Barcelona,  y  real  ejér- 
cito de  Catalufia 422 

XVII. — Capitulaciones  hechas  y  concertadas  entre  el  conde  de 
la  Corzana,  maestro  de  campo  general  del  ejército  de  Espafia, 
y  gobernador  de  la  plaza  de  Barcelona,  de  una  parte,  y  el  du- 
que de  Vendóme,  capitán  general  del  ejército  de  Francia, 
de  otra  parte,  por  la  entrega  de  la  ciudad  de  Barcelona  y  fuer- 
te de  Montjuicb ^ 445 

TOMO  XVI  33 


514  ÍNDICB 

LIBRO  UNDÉCIMO. 

CAPÍTULO  PRIMERO.— Orígenes  de  la  guerra  de  suceáón 
—^Pretendientes  á  la  corona  de  España. — Intrigas  de  las  cor- 
tes extranjeras. — Tratado  de  partición  de  la  monarquía  espa- 
ñola.— Primer  testamento  de  Carlos  IL — Muerte  del  prín- 
cipe de  Baviera 455 

CAPÍTULO  II. — Prosiguen  las  intrígas  en  la  corte. — Sube  al 
poder  el  cardenal  Portocarrero. — Segundo  tratado  de  parti- 
ción de  la  monarquía. — Nuevas  intrigas. — Manifiesto  del  em> 
bajador  francés. — Instancias  al  rey  para  que  elija  sucesor. — 
El  rey  consulta  al  Papa. — Contestación  del  Papa. — Pide  dic- 
tamen el  rey  al  Consejo  de  Estado. — Testamento  en  favor  del 
duque  de  Anjou.-rConiunicación  de  Harcourt  á  Francia. — Va- 
cilaciones del  rey. — Muerte  del  rey. — Lectura  del  testamento. 
— Opinión  de  algunos  historiadores 46.'> 

CAPÍTULO  III. — Despachos  enviados  al  rey  de  Francia. — 
Luis  XIV  acepta  el  trono  de  España  para  su  nieto. — Reco- 
nocimiento del  duque  de  Anjou  en  la  corte  de  Francia. — Cé- 
dula notable  de  Luis  XIV. — Llegada  de  Felipe  V  íí  España. — 
Instrucciones  de  Luis  XIV  á  su  nielo. — La  política  francesa 
dominando  en  España. — Medallas 477 

CAPÍTULO  IV.  — Llega  á  Barcelona  la  noticia  de  haber  muerto 
el  rey. —  Conferencias  en  Barcelona.  —  Decide  Ta  ciudad  no 
hacer  fiestas  públicas. — Representaciones  de  la  ciudad  en  de- 
fensa de  sus  privilegios  quebrantados. — El  conde  de  Palma 
nombrado  virrey  de  Cataluña. — tleclamaciones  de  la  ciudad 
relativas  al  juramento  del  nuevo  virrey, — Detención  délos  em- 
bajadores catalanes  en  Zaragoza. — Carta  del  rey. — Se  admite 
el  juramento  del  virrey. — Partida  del  príncipe  Darmstad. — 
Motín  de  estudiantes. — Simpatías  de  Cataluña  por  la  casa  de 
Austria. — Anuncio  de  la  llegada  del  rey 481S 

CAPÍTULO  V. — Cartas  del  rey  contra  las  prerrogativas  de  Bar- 
celona.— Defensa  de  privilegios. — Llega  el  rey  á  Barcelona. 
— Agüelos. — Fiestas. — Abertura  de  las  Cortes. — Discurro  del 
rey. — Va  el  rey  á  Figueras  á  recibir  á  su  esposa. — Fiestas  en 
Barcelona. — Oposición  al  gobierno  en  las  Cortes.— Se  cierran 
las  Cortes. — Injusticias  de  algunos  historiadores.  ...••••••.     4^5 


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