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Full text of "Historia de la Universidad de Oviedo y noticias de los establecimientos de enseñanza de su distrito"

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Octobcr  14 ,  iSgS. 


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HISTORIA 


DEL 


DISTRITO  UNIVERSITARIO  DE  OVIEDO 


HISTORIA 


DE  LA 


UNIVERSIDAD  DE  OYIEDO 

Y  NOTICIAS 

DE  LOS  ESTABLECIMIENTOS  DE  ENSEÑANZA 
DE  SU  DISTRITO 


FERMÍN  CflHEliIiñ  V  SECÁDES 

Vicc  Rector  y  Catedrática  déla  Universidad, 

Cronista  de  Oviedo, 

C.  de  la  Real  Academia  Española 

y  de  las  de  la  Historia,  Nobles  Artes  de  San  Fernando, 

Buenas  Letras  de  Sevilla  y  Barcelona,  efe. 


SEGUNDA  EDICIÓN.  COSTEADA 

P03  D.  EDUARDO  DE  LLANOS  ALVAREZ  DE  LAS  ASTURIAS 


;z^)ftfez. 


OVIEDO: 

IMPRENTA  DE  FLÓKEZ,  GUSANO  Y  COMPAÑÍA 
Calle  de  San  José,  nüm.  6 

1903 


^dbuucS-IOfc'fO 


AL.  LEOTOB 


«Fuera  arrogancia,  agena  á  mi  carácter,  comen- 
zar la  publicación  del  presente  trabajo  sin  francas  y 
leales  explicaciones,  que  debo  al  público. 

No  busco  vano  aplauso  colocando  mi  oscuro  nom- 
bre en  la  primera  página  de  este  modesto  libro;  cum- 
plo imperioso  deber,  obedezco  un  cariñoso  mandato 
cuando  trazo  la  historia  del  Establecimiento  litera- 
rio, donde  tengo  gratos  recuerdos  de  mis  mejores 
años,  al  que  me  ligan  inolvidables  tradiciones  de  fa- 
milia. Falto  de  ilustración  y  sin  dotes  necesarias 
para  tal  empresa,  sí  entusiasta  por  la  historia  de  mi 
país,  me  vi  honrado  por  el  Illmo.  Sr.  Rector  de  esta 
Universidad,  que  me  confió  en  16  de  Enero  de  1873 
la  difícil  tarea  de  redactar  esta  obra  con  arreglo  á 
la  Circular  de  6  de  Abril  de  1869- 

Ante  la  importancia  de  la  comisión  declinó  la 
honra  que  se  me  confiaba;  nuevas  instancias  vinie- 
ron á  obligarme;  y  aceptó,  con  temor,  el  encargo  de 
mi  querido  jefe  y  catedrático  el  Sr.  D.  León  Sal- 
mean. Nunca  me  apenaron  tanto  mis  escasas  fuer- 
zas porque  se  trataba  de  mi  primera  obra  literaria;  ni 
con  mas  diligencia  demandé  luces  del  hombre  docto 
y  acierto  de  consumado  escritor:  pero  nunca  escribí 
con  mas  entusiasmo,  si  bien  conocí,  al  terminar,  lo 
que  velaba  mi  ardor  juvenil:  que  no  responde,  ni 
con  mucho,  este  pobre  libro  á  la  merecida  reputa- 
ción de  la  universitaria  corporación  ovetense.  No  me 
íaltó  buena  y  decidida  voluntad  de  mostrar  mi  afec- 
to á  esta  Escuela,  cuando  con  empeño  y  afán  in- 


VI 

vestigué  archivos,  consulté  publicaciones  y  deman- 
dó consejos  á  hombres  entendidos  para  narrar  los 
anales  del  ilustre  Claustro  del  que  fui  discípulo  y 
enseguida  el  último  de  sus  miembros. 

Las  fuentes  de  datos  varios,  su  índole,  las  obser- 
vaciones y  el  plan  y  método  de  su  exposición  me 
preocuparon,  desde  luego,  cuando  comencé  la  His- 
toria de  la  Universidad  de  Ornado  y  Noticias  de  los  Esta- 
blecimientos de  Enseñanza  de  su  Distrito. 

En  el  Archivo  de  la  Universidad,  por  diferentes 
vicisitudes  no  muy  completo  en  sus  primeros  años, 
estaban  los  principales  materiales  esparcidos  en  nu- 
merosos documentos,  actas,  libros,  legajos,  impresos 
y  piezas  sueltas;  algunas  veces  recurrí  también  á  los 
de  la  Diputación  provincial,  Cabildo  de  la  Basílica 
y  Municipio  de  Oviedo,  así  como  a  diferentes  perso- 
nas que  con  generoso  desprendimiento  me  facilita- 
ron curiosos  datos. 

Fué  preciso  ordenar  tales  elementos  para  tratar 
mejor  de  la  Instrucción  Pública  asturiana,  porque 
no  pedía  el  Ministro  de  Fomento,  dado  el  espíritu  de 
su  Circular,  un  resumen  de  efemérides  ó  colección  de 
datos  aislados  que  por  su  confusión  y  repetición 
para  nada  servirían.  El  pensamiento  del  Gobierno 
era  y  es  conocer  la  historia  de  la  Enseñanza  nacio- 
nal, y  es  indudable  que  mal  se  consigue  el  intento 
acopiando  fríamente  apuntes,  si  no  van  acompaña- 
dos de  naturales  observaciones  y  comentarios  para 
comprender  la  pública  instrucción  en  pasados  tiem- 
pos, á  fin  de  apreciar  mejor  la  vida  moral  de  otros 
siglos,  ya  que  muchos  historiadores  pasan  en  silen- 
cio la  marcha  que  tuvo  la  española  cultura.  Y  á  la 
postre— si  esto  so  hacía  bien,  como  yo  no  pude  con- 
seguir,— resultarán  los  progresos  de  la  época  actual 
criticada  sin  razón  cuando  se  olvidan  vicios  y  de- 
fectos de  la  pasada. 

Tuve  presentes  para  el  plan  y  concepto  las  histo- 
rias de  las  Universidades  de  Salamanca,  Valencia 


VII 

Zaragoza  y  Santiago,  escritas,  respectivamente,  por 
los  Sres.  Vidal  y  Diaz,  Velasco  y  Santos,  Borao  y 
Viñas,  sirviéndome  de  norte  la  gran  obra  «De  la 
Instrucción  Pública  de  España»  por  el  distinguido 
literato  D.  Antonio  Gil  y  Zarate.  Trato  los  asuntos 
cronológicamente;  pero  no  por  separado  los  diez 
puntos  de  la  Circular  para  no  caer  en  repeticiones 
con  la  relación  íntima  que  tienen  entre  sí  y  para  no 
perder  de  vista  la  marcha  histórica  de  la  Universi- 
dad. Con  el  detenimiento  posible  me  ocupo  prime- 
ramente en  esta  Escuela  y  comprendo  en  la  Segunda 
parte  los  Establecimientos  de  Enseñanza  de  su  Dis- 
trito con  artículos  mas  breves  á  fin  de  no  abultar 
demasiado  el  presente  volumen.  En  epígrafes  de  ca- 
pítulos se  comprenden  los  temas  de  la  Circular:  Ori- 
gen y  fundación  de  los  establecimientos:  Privile- 
gios, exenciones  y  honores;  Estatutos;  Estudios  y  li- 
bros de  texto;  Reformas  pedagógicas;  Alumnos; 
Rectores  y  Catedráticos;  Medios  materiales  de  ense- 
ñanza; Costumbres  académicas.  Cuanto  allí  no  pue- 
den tener  cabida  va  inserto  en  Apéndices. 

No  terminaré  estas  explicaciones,  sin  que  antes. 
á  fuer  de  bien  nacido,  exprese  públicamente  mi  gra- 
titud á  cuantos  vinieron  en  mi  auxilio.  Tal  vez  sin 
ellos  no  hubiera  dado  cima  al  trabajo,  porque  mu- 
cho debí  á  los  Sres.  D.  Francisco  Diaz  Ordoñez, 
D.  Máximo  Fuertes  Acevedo,  D.  Ciríaco  Miguel  Vi- 
gil  (éste  mi  amado  maestro  en  antigüedades  astu- 
rianas) y  al  Magistral  D.  José  María  de  Cós.  En  la 
biblioteca  del  primero  encontré  libros  y  manuscritos; 
en  obras,  desgraciadamente  inéditas  del  segundo, 
tomé  abundantes  noticias  de  asturianos  ilustres, 
pues  tan  cariñoso  amigo  todo  lo  puso  á  mi  disposi- 
ción; y,  por  fin,  no  fueran  fructuosas  mis  investiga- 
ciones en  los  archivos  Provincial  y  Catedral  sin  el 
concurso  de  los  otros  dos.  Del  señor  Rector,  Secre- 
tario D.  Manuel  Gómez  Calderón  y  mas  personas 
tuve  igual  cooperación  para  llevar  á  cabo  la  presente 


VIII 

Historia.  Consigno  aquí  mi  reconocimiento  y  los  se- 
ñalo á  la  estimación  de  mis  paisanos. 

Recien  salido  de  las  aulas  y  en  los  albores  de  la 
vida,  tengo  la  satisfacción  de  rendir  á  la  Universi- 
dad, alma  mater,  pequeño  homenaje  de  cariño  entra- 
ñable, aunque  no  haya  conseguido,  mi  intento.  Tos- 
co artista,  en  el  cuadro  que  pensé  pintar  solo  indi- 
qué perfiles  y  allegué  colores;  pero  mejor  pincel  ter- 
minará este  lienzo  bosquejado.  Por  eso  dirijo  á  cuan- 
tos me  leyeren  aquellos  versos  de  Horacio: 

Vive,  vale;  si  quid  novisti  rectius  istis 
candidas  impertí;  si  non,  his  uterc  niecum. 

Confiado  en  la  indulgencia  del  público,  pues  solo 
vivirá  con  ella,  sale  á  luz  este  libro,  como  capitulo 
de  la  brillante  historia  de  mi  provincia.  Sea  fiel  tes- 
timonio de  mi  amor  á  las  glorias  asturianas,  cuando 
demuestro  al  Rector  y  al  Claustro  que  no  rehuyo 
sus  comisiones  y  que  aun  procuro  llevarlas  mas  allá 
de  lo  que  pudieran  exigir  á  mi  escaso  saber.» 


Con  estas  sinceras  manifestaciones,  palabras  mas 
ó  menos,  presenté  al  público  (1S73)  mi  humilde  y 
primera  publicación  (a)  que  fué  acogida  con  inme- 
recida benevolencia,  apreciada  en  términos  lisonge- 
ros  por  el  Rectorado  ovetense  (19  de  Septiembre) 


k 


(a)  Por  obediencia  filial  á  deseos,  que  dictaba  la  modestia,  no  pude  men- 
cionar entre  los  auxiliares  que  entonces  tuve,  á  mi  padre  amantísimo  Sr.  D.  Be- 
nito Canella  Meana  (q.  s.  g.  h.}.  Mucho  debí  á  sus  luces  y  consejos,  á  su  cono- 
cimiento del  pasado  de  esta  Escuela,  á  la  que  amorosamente  sirvió  muchos  afios 
y  á  cuyo  Claustro  venían  perteneciendo  nuestros  mayores. 

Fué  mi  Padre  un  asturiano  entusiasta  y,  dotado  de  sólido  y  variado  saber 
fué  personalidad  notoria  desde  la  prensa,  la  escena,  la  cátedra  y  en  cargos  po- 
pulares del  movimiento  provincial,  científico-literario,  en  el  pasudo  siglo.  Entre 
sus  producciones  menciono  aquí  la  excelente  Memoria  untveisittuia  (Oviedo, 
i86x),  el  trabajo  primero  histórico  de  la  Instrucción  pública  asturiana. 

La  paternal  memoria,  inolvidable  y  gratísima,  me  impulsan  á  esta  natural  y 
hoy  libre  expresión  de  mi  gratitud. 


muy  especialmente  por  la  Dirección  general  de  Ins- 
trucción pública  (30  de  Diciembre),  y  por  alcanzar 
después  diploma  y  medalla  de  plata  en  la  Exposición 
universal  de  Barcelona  (1888). 

Agotada  no  mucho  después  y  siendo  muy  raros 
los  ejemplares,  pensé  en  reimprimir,  adicionada  y  re- 
formada, la  presente  «Historia».  A  ello  me  impulsa- 
ban mis  sucesivos  estudios  ó  investigaciones  locales 
en  la  materia;  la  lectura  de  obras  histórico-pedagó- 
gicas,  como  las  generales  de  los  Sres.  La  Fuente  y 
Fernández  Campa,  la  granadina  del  Sr.  Montells, 
la  colegial  de  Bolonia  por  los  Sres.  Borrajo  y  Giner 
(H)  é  interesantes  libros  sobro  establecimientos  es- 
pañoles y  americanos  deG.de  Castro,  Larrea,  Flora- 
nes,Berges,  Egaña,  Merry,  La  Fuente  (J.  J.),  Bachi- 
ller, Rojo,  Castellanos,  Icazbalceta,  etc.;  y  otras 
consideraciones  muy  principales  y  apremiantes  en 
los  dias  que  vivimos,  sedientos  de  regeneración,  y 
cuando  para  la  resolución  del  angustioso  problema 
nacional  todos  ponen  los  ojos  en  la  enseñanza  \r 
educación  patria  ¡todavía  medio  dormidas!  Por  todo 
esto  pretendía  reproducir  estas  modestas  páginas, 
aunque  sea  muy  pobre  mi  concurso  á  la  empresa  es- 
pañola que  se  acomete  ahora,  ya  que  no  se  empren- 
dió antes  de  la  tremenda  catástrofe. 

Mas  el  limitado  presupuesto  universitario,  que 
llega  á  lo  inverosímil  para  cubrir  cargas  y  servicios 
docentes  imperiosos,  dificultaba  esta  segunda  edición, 
que  deseaba  con  empeño  el  Rector  actual  Sr.  D.  Fé- 
lix de  Aramburu,  y  hoy  se  debe  al  patriotismo  y  al 
afecto  particular  de  un  asturiano  benemérito. 

Es  este  el  Sr.  D.  Eduardo  de  Llanos  y  Alvarez 
de  las  Asturias,  nombre  bien  conocido  en  la  Amé- 
rica española  por  el  respeto  que  mereció  en  Chile  y 
Perú  y  servicios  allí  prestados  á  los  españoles  en 
época  crítica.  Retirado  hoy  en  Europa,  el  Sr.  Lla- 
nos dedica  sus  afanes  á  la  cultura  popular:  fundó 
una  Escuela  modelo  en  Corao  (Cangas  de  Onís)  don- 


X 

de  tiene  su  nobilísima  casa  solariega,  establecimien- 
to aquel  organizado  y  regido  con  sumo  acierto;  vie- 
ne difundiendo  en  hojas  y  láminas  conocimientos  y 
asuntos  de  importancia  y  utilidad  provinciales;  y  ha 
costeado  publicaciones,  como  la  Reseña  histórica  del 
Instituto  de  Jovéllanos  de  Gijón  (de  que  fué  alumno) 
por  el  Sr.  Lama  y  los  Orígenes  y  Estadv  actual  de  su 
Biblioteca  por  F.  Martínez  Eiorza. 

Unido  al  Sr.  Llanos  por  antigua  amistad  y  la- 
zos de  familia,  quiso  distinguirme  también  dispo- 
niendo y  costeando  esta  segunda  edición  de  la  His- 
toria de  la  Universidad  y  Noticias  de  los  Establecimientos 
de  Enseñanza  de  su  Distrito.  Dejando  aparte  mi  favor 
personal— -que  sé  agradecer  y  estimar  profundamen- 
te— bien  puedo  asegurar  y  proclamar  otro  patrióti- 
co servicio  mas  del  Sr.  Llanos,  generoso  propaga- 
dor deja  enseñanza,  al  difundir  este  libro;  porque 
en  sus  páginas  hay  antecedentes  y  datos  de  la  Ins- 
trucción pública  asturiana  de  ajrer  y  de  hoy,  base 
segura,  juntada  con  otras  análogas  regionales,  para 
la  reforma  urgente  con  nuevos  rumbos  y  moldes 
nuevos,  que  reclama  lo  porvenir,  si  ha  de  seguir  Es- 
paña  

Y  diré  para  terminar  que  aparece  esta  segunda 
edición  como  heraldo  del  37a  cercano  tercer  cente- 
nario de  nuestra  Universidad,  1908,  en  que  de  nue- 
vo debe  glorificarse  la  figura  insigne  de  su  funda- 
dor el  Arzobispo  U.  Fernando  de  Valdés  y  Salas. 


Oviedo  Enero  1903 


t 


PRIMEREARTE 

HISTORIA 

DE   LA 

UNIVERSIDAD  DE  OYIEDO 


1 


CAPÍTULO  PRELIMINAR 


La  Instrucción  pública  en  Asturias  antes  de  la  fundación  de  la  Universidad  de 
Oviedo. — Aislamiento  topográfico  de  la  provincia. — Los  romanos  y  godos 
en  ella.— Su  estado  después  de  la  traslación  de  la  Corte. — El  antiguo  clero 
del  país  y  esfuerzos  de  los  prelados  para  mejorar  su  condición.— Asturianos 
distinguidos  en  las  letras  durante  los  siglos  xv  y  xvi. — La  Imprenta  en 
Oviedo. — Causas  del  atraso  de  Asturias,  no  obstante  á  que  desde  aquellos 
siglos  ya  se  daba  gran  valor  á  la  instrucción.— Movimiento  moral  de  Espa- 
ña en  el  siglo  xvi.— Las  Universidades  españolas.— Otros  centros  de  ense- 
fianza. — Espíritu  de  fundación  de  establecimientos  literarios. — El  Inquisidor 
D.  Fernando  Valdés  Salas. — Cuando  otras  obras  pias,  ultima  en  su  testa- 
mento la  erección  de  Colegios  y  de  la  Universidad  de  Oviedo. 


En  el  antiguo  Principado  de  Asturias,  hoy  provincia  de  Ovie- 
do, no  existía  al  fenecer  el  siglo  xvi  ningún  establecimiento  pú- 
blico y  general  destinado  á  instrucción  y  educación  de  sus  natu- 
rales. Rodeado  de  altas  montañas  por  la  parte  del  Mediodía  y  al 
opuesto  limite  por  las  olas  embrabecidas  del  mar  Cantábrico, 
apenas  los  hijos  de  esta  provincia  tuvieron  comunicación  con 
otras  comarcas.  De  aquí  grandes  inconvenientes  para  su  cultura, 
y  hasta  las  varias  invasiones  en  tiempos  antiguos  no  dejaron 
huellas  duraderas  en  la  región  astur  levantando  su  nivel  moral. 

La  ambición  conquistadora  del  pueblo  romano  trajo  á  Apu- 
leyo  á  poner  en  Torres  y  sitios  próximos  de  la  costa  las  aras 
sextianas,  trofeos  de  victoria,  para  llamar  á  Augusto  señor  de 
todo  el  mundo  conocido  tras  de  laborioso  triunfo  sobre  astures 
y  cántabros,  descendientes  de  celtas,  que  cayeron  vencidos,  mas 
no  domados,  apellidando  siempre  libertad  é  independencia.  De 
su  dominación  quedan  valiosos  recuerdos  en  explotaciones  mi- 
neras, trabajos  agrícolas,  alguna  construcción  y  el  frecuente  ha- 
llazgo de  monedas  pertenecientes  al  Imperio,  otros  objetos,  lá- 
pidas varias,  etc.;  y  también  de  la  influencia  latina  quedó  gallar- 
da muestra  en  voces  y  locuciones  del  bable  ó  dialecto  asturiano. 


—  4    — 

Los  primeros  godos  apenas  dan  señales  de  existencia  en 
nuestro  país  hasta  Sisebuto;  y  hay  que  ver  á  España  vencida  en 
Lago  de  Janda  (Guadalete),  roto  él  trono  de  sus  reyes,  para  que 
los  vencidos  buscaran  refugio  en  las  montañas  del  Norte.  Ellos 
trajeron,  con  los  restos  de  la  tremenda  catástrofe,  el  aliento  que 
les  quedaba  y  con  él  la  religión  y  reliquias,  códigos  y  tradicio- 
nes, que  en  otro  tiempo  hicieron  tan  notables  á  los  padres  de  los 
Concilios  toledanos  y  condes  palatinos.  Extraño  parece  que 
herederos  de  tan  esclarecidos  varones,  sabios  autores  de  cáno- 
nes y  leyes,  no  dejasen  en  Asturias  señal  de  ilustración  y  no  es- 
tableciesen aquí  algo  que  semejase  las  escuelas  de  los  Isidoros 
de  Sevilla  y  Leandros  de  Toledo.  A  la  defensa  de  la  fé  tendieron 
principalmente  aquellos  prelados  que,  huyendo  de  las  huestes 
musulmanas,  hallaron  abrigo  con  su  clero  dentro  del  astur  te- 
rritorio. Aquí  permanecieron  en  años,  adscritos  á  parroquias  ru- 
rales para  declarar  existentes  sus  diócesis;  y,  por  esto,  pasado 
algún  tiempo  y  constituida  en  corte,  fué  Oviedo  llamada  ciudad 
de  los  obispos,  por  los  aquí  residentes  ó  reunidos  ya  para  con- 
sagración de  templos  ó  para  conciliares  asambleas. 

Do  quiera  se  habían  levantado  Iglesias  y  Monasterios  (el  P. 
Carballo  menciona  109)  por  los  reyes  de  la  restaurada  nacien- 
te monarquía,  y  aquellas  santas  moradas,  centros  de  oración, 
fueron  custodia  de  tesoros,  códices  y  alhajas  salvadas,  cual  figu- 
ran en  generosas  donaciones  al  templo  mayor  del  Salvador  y  en 
construcciones  embellecidas  por  oreses  y  labrantes  peregrinos 
con  arte  propio  tal,  que  llegó  á  llamarse  «asturiano». 

Prosperó  en  santidad  y  doctrina  la  Iglesia  de  Asturias  como 
lo  revelan,  primero  las  actas  de  sus  Concilios,  un  dia  considera- 
das apócrifas  por  la  crítica  hasta  resultar  vindicada  su  legitimi- 
dad por  el  P.  Risco,  y  después  la  resistencia  y  victoria  contra 
los  heresiarcas  Félix  de  Urgel  y  Elipando  de  Toledo.  Los  godos 
refugiados  debieron  enseñar  la  historia  y  la  paleografía  á  los  as- 
turianos, y  escribieron  en  esta  tierra  códices  como  el  del  siglo 
vn,  precioso  libro  canónico,  que  en  Oviedo  vio  Morales;  el  famo- 
so de  las  «Etimologías o  de  San  Isidoro;  las  Crónicas  llamadas 
de  Albeldense  y  de  D.  Alfonso  III;  y  otros  preciosos  diplomas, 
que  pertenecieron  á  la  saqueada  librería  de  la  Catedral  de  Ovie- 
do, de  la  qué  muchos  de  sus  primores  escriturarios  andan  dis- 


-  5  - 

persos  por  bibliotecas  públicas  y  particulares  con  el  sello  y  cruz 
angélicos  de  su  procedencia. 

Mas  luego  desaparecieron  tales  elementos  de  cultura  porque, 
al  mismo  tiempo  que  la  reconquista  dilataba  el  territorio  cris- 
tiano, quedaba  reducida  y  pobre  la  monarquía  asturiana,  absor- 
vida  en  950  por  la  naciente  leonesa  y  mas  abandonada  todavía 
cuando  los  reyes  se  asentaron  en  lugares  importantes  y  lejanos 
para  el  alto  fin  de  la  restauración. 

El  clero,  que  al  cumplir  su  misión,  llenaba  también  la  de  ci- 
vilizar la  sociedad,  cultivando  y  extendiendo  artes  y  ciencias, 
fué  desde  aquella  ocasión  ignorante  pareciendo  que  no  queda- 
ban memorias  y  enseñanzas  de  tantos  doctos  prelados  como 
habían  residido  en  estas  montañas.  Volviera  el  país  á  primitivo 
estado  de  atraso  si  por  sucesos  diferentes  no  se  hubiera  comba- 
tido el  mal.  • 

Renació  Asturias  en  el  siglo  xi  con  el  régimen  municipal  que 
cimienta  Alfonso  VI  con  las  cartas-pueblas  de  Oviedo  y  Aviles; 
debió  sentir  la  influencia  del  Concilio  de  Coyanza  en  1050  y  en- 
seguida la  de  las  altas  dotes  y  espíritu  gubernamental  del  gran 
Obispo  D.  Pelayo,  el  déla  asamblea  pacificadora  de  1115;  á 
continuación  se  removió  y  tuvo  paz  y  administración  con  las  re- 
gias visitas  del  Emperador  D.  Alfonso,  D.  Fernando  II  y  las  re- 
petidas de  Alfonso  IX,  que  consolidaron  populares  franquicias; 
mas  y  mejor  sintió  el  gobierno  de  Alfonso  el  de  las  Partidas,  que 
favoreció  las  «poblas»  ó  cabezas  de  concejo  formando  asi  gru- 
pos de  población  mas  adelantada  á  la  sombra  de  leyes  forales 
mientras  los  Señores  y  Casas  monásticas  crecían  en  poderío  y 
con  el  Merino  del  Rey  dictaban  ordenanzas.  El  árbol  de  las  ór- 
denes religiosas  que,  bajo  las  reglas  benedictina  en  Oviedo, 
Obona,  Corias,  Cornellana  y  Celorio  y  la  cisterciense  en  Valde- 
dios,  Belmonte  y  Óseos,  seguía  frondoso,  se  aumentó  con  los  de 
San  Francisco  de  Oviedo,  Tineo  y  Aviles,  que  asi  vivían  de  la  li- 
mosna popular  como  la  devolvían  en  elemental  instrucción;  si 
bien  en  mayor  ó  menor  escala,  estas  fundaciones  tuvieron  cáte- 
dras de  Filosofía  moral  y  Teología  principalmente  para  sus  novi- 
cios y  postulantes. 

Cual  en  otras  partes,  debió  comenzar  á  organizarse  en  Ovie- 
do algo  de  aquellas  escuelas  catedralicias,  bajo  el  régimen  de 


—  6  — 

prevendados  especiales  (maghter  se/wlarum,  maestrescuela) 
y  en  documento  de  1261  de  la  Iglesia  leonesa  firma  uno:  G.  Pe- 
tri,  Magister  scholarum  ovetense  et  legionensi  canónico.  De 
esta  enseñanza  eclesiástica  ovetense  hay  algunos  datos. 

El  virtuoso  Obispo  D.  Fredolo;  francés,  estableció  en  1280 
unas  escuelas  para  enseñar  liturgia  á  sus  prevendados,  previ- 
niendo la  asistencia  al  Oficio  Divino  con  imposición  de  penas  al 
que  no  lo  verificase  en  tres  meses  consecutivos.  (1)  Sin  duda  á 
tal  enseñanza  se  refieren,  en  el  Claustro  de  la  Catedral,  las  lápi- 
das funerarias  de  Rodrigo,  «Rector  de  las  Escuelas»  (año  1298); 
otras  de  Alfonso  Jacco,  «que  tuvo  el  nombre  y  régimen  de  las 
escuelas»  (año  1301);  y  ha  desaparecido  la  citada  por  Tirso  de 
Aviles  en  el  tercer  lienzo,  que  cubría  el  sepulcro  de  otro  Ro- 
drigo, también  «Rector  de  las  Escuelas»  fallecido  en  1317.  Es- 
casa noticia  literaria  tenemos  del  clero  asturiano  en  tiempo  si- 
guiente y  hay  que  llegar  al  gobierno  del  insigne  Obispo  D.  Gu- 
tierre de  Toledo. 

Poderoso  y  rico,  muy  docto  y  reformador,  fué  este  prelado 
que  ganó  para  sí  y  sucesores  el  Señorío  condal  de  Noreña,  au- 
mentando las  pingües  rentas  asignadas  á  la  mitra;  él  ordenó  el 
archivo-catedral  y  le  docto  de  preciosos  elementos  para  la  histo- 
ria; en  sus  dias  fué  comprendida  la  provincia  y  diócesis,  por  él 
pacificadas,  en  «Principado  de  Asturias»  para  los  herederos  de 
la  gran  corona  de  Castilla  y  después  de  España;  y  él  debió  intere- 
sarse por  la  cultura  de  su  sacerdocio  al  ser  fundador  en  Sala- 
manca (á  donde  afluía  entonces  toda  semilla  de  ilustración)  del 
antiguo  Colegio  de  Pan  y  Carbón,  cuyos  estatutos  fundacionales 
conservados  en  el  archivo  de  nuestra  Basílica,  disponían,  entre 
otras  cosas,  para  favorecer  á  la  clase  pobre  que  babía  de  tener 
la  casa  seis  alumnos  de  la  facultad  de  Cánones,  naturales  de  la 
diócesis  de  Oviedo.  El  mencionado  Monasterio  de  San  Vicente 
de  esta  ciudad  era  otro  centro  de  especial  cultura  y  en  la  segun- 
da mitad  de  este  siglo  xiv  le  regia  el  Abad  D.  Diego,  que  dejó  un 
Memorial  de  los  sucesos  y  alteraciones  de  su  tiempo,  obra  que 
se  ha  perdido  y  era  estimable  á  juzgar  por  lo  que  de  ella  queda. 
Bajo  la  prelatura  de  D.  Juan  Arias  del  Villar,  gran  letrado,  á  fi- 


(i)     Risco,  España  Sagrada;  tomo  38,  pág.  207. 


nes  del  siglo  xv  floreció  en.  Oviedo  el  Br.  Gonzalo  González  Ca- 
ñamero, Abad  de  Tuñón,  después  Obispo  de  Cuenca,  que  dice 
Risco  (1)  fundó  en  Salamanca  el  Colegio  de  Santa  María  y  To- 
dos los  Santos,  Uamaáo  de  Monte  Olive,  aunque,  según  el  Sr.  Vi- 
dal, fué  solamente  su  primer  Rector,  y  el  Sr.  La  Fuente  escribe 
que  fué  su  bienhechor  y  á  su  nombre  vinieron  las  bulas  (2)  D.  Die- 
go Miguez  de  Vendaña,  nombrado  en  nuestro  episcopologio  don 
Diego  de  Muros,  pastor  ilustrado  y  celosísimo,  favoreció  el  esta- 
blecimiento de  los  hijos  de  Santo  Domingo  y  con  su  senado  ca- 
pitular dotó  á  principios  del  siglo  xvi  una  cátedra  de  Moral  en 
el  convento  ovetense  del  Rosario  para  mejorar  con  ¿religiosos 
de  buena  vida,  letras  y  ejemplos»  (3)  el  decaído  pulpito  de  esta 
provincia.  El  mismo  prelado  en  1517  fundó  en  Salamanca  el  Co- 
legio Mayor  de  San  Salvador  de  Oviedo,  no  pudiendo  estable- 
cerle aquí  por  estar  la  instrucción  pública  tan  atrasada,  ó  por 
oposición  que  le  hizo  el  Cabildo  y  no  existir  Universidad  á 
donde  agregarle.  El  famoso  cronista  Ambrosio  Morales,  dice  en 
so  «Viaje»,  oque  los  canónigos  de  Covadonga  vestían  un  hábito 
pobre  y  corto,  común  de  los  clérigos  de  Asturias,  con  un  escapu- 
lario de  lienzo  blanco  encima  del  sayo,  poco  ancho,  y  largo  has- 
ta mas  de  la  cinta»;  y  este  desaliño  pone  bien  claro  su  rudeza  y 
apartamiento.  (4) 

El  Cabildo  eclesiástico  sostenía  un  preceptor  popular  de 
dramática  y  daba  licencia  á  sus  miembros  para  ir  al  t  Estudio», 
el  menguado  que  había  en  Oviedo,  y  para  pasar  á  Salamanca  ú 
otras  escuelas,  según  consta  en  acuerdos  capitulares.  Esto  no 
bastaba,  ya  en  el  siglo  xvi,  y  aunque  sea  fingido  el  celebérrimo 
proceso  y  excomunión  episcopal  á  los  ratones  y  el  alegato  de  és- 
tos f  porque  eran  criaturas  de  Dios  y  no  debían  ser  castigadas  sin 
ser  oídas»  indica  el  gran  atraso  asturiano.  El  breve  tiempo  que 
rigió  nuestra  diócesis  D.  Fernando  de  Valdés  y  Salas,  nuestro 
futuro  bienhechor  (y  á  cuyos  grandes  favores  se  dedica  esta  hu- 
milde Historia)  fué  punto  de  partida  para  ideas  y  cambios  de  en- 
señanza y,  á  su  estímulo,  probablemente  se  movieron  otros,  o  De 


(s*    Risco  Es/.  Sag.;  tomo  39.  pág.  75. 

(a)  Vidal  y  Díaz,  Memoria  histórica  de  la  Universidad  de  Salamanca;  pág.  301. — La 
Fuente*  Historia  de  las  Universidades,  Colegios  y  demás  Establecimientos  de  Enseñanza  de 
Es/ama;  tomo  a.°  pág.  117. 

(3 »    Risco,  Es/.  Sag.;  tomo  39,  pág.  103. 

(4)    Morales  Viaje  santo,  tít.  39  pág.  66. 


—  8-- 

estos  celosos  del  bien  público,  fué  el  primero  D.  Andrés  de  Pra 
da,  Abad  de  Tuñón,  persona  grave  y  recta,  el  cual  por  los  años 
de  1568  intentó  en  Oviedo  fundar  un  Colegio  de  la  Compañía;  y 
para  este  fin  acudió  á  Roma  por  facultad  y  licencia  de  su  Santi- 
dad para  renunciar  á  favor  de  la  Compañía  su  Abadía  y  otros 
préstamos  y  rentas  eclesiásticas,  que  poseía,  las  cuales  pudieran 
servir  á  la  manutención  y  sustento  de  algunos  Padres,  que  con 
su  celo  y  virtud  acudiesen  á  las  necesidades  espirituales,  que  en 
sus  Paisanos  conocía  y  lamentaba;  pero  tan  santos  deseos  no 
llegaron  á  execución,  por  haberse  ofrecido  en  Roma  tantos  re- 
paros y  dificultades  sobre  la  cesión  de  sus  rentas  á  favor  del 
ideado  Colegio,  que  imposibilitaron  la  prosecución  de  la  depen- 
dencia». Así  refiere  el  P.  Villafañe  (1)  el  primer  intento  de  es- 
cuela jesuítica. 

El  referido  atraso  provincial  y  la  falta  de  un  centro  de  verda- 
dera y  general  enseñanza  era  grave  daño  para  la  salud  de  las 
almas  y  bienestar  de  esas  míseras  gentes,  que  se  prolongó  hasta 
que  el  Obispo  D.  Diego  Aponte  Quiñones  se  vio  precisado  en 
1585  á  observar  gran  rigor  en  el  examen  de  sacerdotes  y  de  ca- 
pitulares, estableciendo  para  ellos  unas  enseñanzas  en  su  pro- 
pio palacio.  Y  dice  Risco:  «sin  embargo  de  haber  alcanzado  bu- 
la pontificia  para  este  fin,  no  duró  tan  piadoso  y  útil  estableci- 
miento por  no  haber  hecho  casa  particular  para  estos  clérigos  y 
por  no  haber  convenido  el  Cabildo  en  la  erección  del  Seminario». 
Cuando  mas  adelante  se  pretendieron  cátedras  en  la  Universi- 
dad de  Oviedo,  el  canónigo  Domingo  de  Mier  alegó  sus  estudios 
en  Valladolid  y  Salamanca,  y  citando  los  nombres  de  sus  maes- 
tros, alguno  de  los  cuales  debió  ser  asturiano,  á  juzgar  por  su 
apellido,  dio  noticias  del  colegio  que  fundara  el  Obispo  Aponte, 
con  mitad  de  colegiales  graduados  y  buenos  gramáticos  la  otra 
mitad.  Entró  en  el  primer  lugar  de  los  graduados,  fué  propósito 
con  el  cargo  de  leer  casos  morales  y  de  presidir  unas  conferen- 
cias, pues  otras  las  presidía  él  prelado  por  afición,  y  á  estos 
actos  dice  que  venían  los  hombres  doctos  de  la  ciudad  y  monas- 
terios (2). 


(j  \  P.  Juan  de  Villafañe:  •Relación  historien  de  la  vida  y  virtudes  de  la  Excma.  senara 
doña  Magdalena  de  VI loa,  «Salamanca,  17231,   pig.  241. 

(2)  Archivo  de  la  Universidad.— Papeles  déla  testamentaría  del  Sr.  Arzobispo  D.  Fernán* 
do  Valdés  y  Salas;  fol.   141. 


—  9  — 

En  Oviedo,  como  en  la  mayor  parte  de  las  diócesis  de  Espa- 
ña, hubo  resistencia  á  la  erección  de  seminarios  que  el  Concilio 
deTrento  había  dispuesto  como  cosa  urgente  y  necesaria,  más 
mirando  á  la  educación  especial  que  á  la  instrucción  del  clero, 
que  concurría  á  Universidades  y  Colegios.  El  Cabildo  de  Oviedo 
era  exento,  diGe  el  Sr.  La  Fuente,  y  dependía  del  Papa,  no  reco- 
nociendo apenas  la  autoridad  del  Obispo  ni  la  del  Metropolita- 
no y  como  el  Papa  estaba  muy  lejos,  «pasaba  lo  que  pasaba» 
cual  en  todos  los  establecimientos  exentos.  No  justifica  el  eru- 
dito académico  tales  cargos,  pues  el  canónigo  lectoral  propuso 
seminario  en  1731  que  no  se  erigió  por  falta  de  recursos;  y  la 
resistencia  era  general  y  popular,  pues  cuando,  á  petición  de 
los  comisionados  del  Cabildo,  se  trató  en  el  Ayuntamiento  ove- 
tense de  la  erección  de  un  Seminario  de  Estudiantes,  se  acordó 
ono  ser  conveniente *. 

El  Sr.  D.  Pedro  Suárez  fundó  y  dotó  en  16  de  Octubre  de 
1593  el  Colegio  de  San  Pedro  de  los  Verdes  para  sostener  doce 
colegiales,  que  terminaran  su  carrera  en  la  Universidad  proyec- 
tada por  el  testamento  del  Aizobispo  Valdés,  que  ya  había  falle- 
cido, siendo  las  becas  de  dirección  del  Cabildo  y  de  provisión 
en  las  casas  de  Heredia  y  Rivera,  de  que  descendía  el  canónigo 
fundador. 

Véase,  pues,  como  aunque  para  el  clero  se  llamaran,  ya  se 
necesitaban  con  premura  unas  Escuelas  superiores  en  Oviedoi 
y  cuan  justo  era  el  empeño  que  tenían  los  Obispos  en  su  pronto 
establecimiento.  No  cesan  en  la  empresa,  y  en  1600  D.  Gonzalo 
Gutiérrez  Mantilla  escita  á  los  testamentarios  del  ilustre  creador 
de  la  Universidad  ovetense  á  que  abriesen  pronto  las  enseñan- 
zas, perqué  sus  clérigos  eran  tan  ignorantes  y  viciosos,  que  te- 
nía que  proveer  las  iglesias  ^en  quienes  no  había  ninguna  sufi- 
ciencia. 

Cuadro  tan  poco  halagüeño  de  un  cuerpo  tan  respetable,  in" 
dica  también  que  sería  mas  lastimosa  la  condición  de  las  otras 
clases  de  la  sociedad,  y  mucho  menor  su  ilustración  y  saber. 

No  faltaron,  sin  embargo,  durante  los  siglos  xv  y  xvi  algu- 
nos asturianos,  que  supieron  distinguirse  en  las  letras.  «Juan  de 
Oviedo»  fué  secretario  del  rey  D.  Enrique  IV  y  «Alonso  de  Quin- 
tanillao  Secretario  de  Hacienda  de  los  Reyes  Católicos,  orga- 


—  io- 
nizador de  la  Santa  Hermandad  y  protector  decidido  de  Cristo- 
bal  Colón.  El  arcediano  de  Villaviciosa  «Dr.  Juan  González 
Contreras»  es  autor  del  libro  de  la  Purísima  Concepción,  com- 
puesto en  1439,  y  propuesto  entonces  al  Concilio  general  de  Ba 
silea  con  el  fin.de  promoverla  solemne  declaración  de  la  Iglesia; 
y  el  «Dr.  Rodrigo  Alvarez  de  Noreñao  fué  reputado  juriscon- 
sulto, á  quien  citan  los  contemporáneos  por  sus  «Determinacio- 
nes». Mas  tarde,  en  varios  ramos  científicos,  brillaron  no  pocos 
hijos  de  esta  provincia,  como  otros,  antes  y  después,  se  distin- 
guieron en  los  consejos  áulicos  de  los  reyes.  El  presbítero  «Al- 
fonso de  Proaza»,  ardiente  defensor  de  las  doctrinas  de  Raimun- 
do Lulio,  y  su  compañero  y  sucesor  «Alfonso  Ordoñez*,  retóri- 
co y  orador  notable,  lucían  sus  talentos  en  la  Universidad  de 
Valencia,  ácuya  ciudad  ensalzaba  Proaza  en  una  elegante  ora- 
ción latina,  publicada  en  1505,  y  en  un  celebrado  romance.  La 
ya  dicha  fundación  dominicana,  fuera  de  cercas  de  Oviedo,  del 
Obispo  Muros  dio  resultados  muy  excelentes,  y  de  allí  salieron 
reputados  varones,  que  difundieron  el  cristianismo  en  América, 
como  «Alfonsode  Noreña»  (1544)  y  «Pedro  de  Pravia»  (1580). 
El  jesuíta  «Alvaro  Alfonso»  (1542)  combatió  los  errores  de  Lu- 
tero;  fueron  jurisconsultos  muy  distinguidos  «Miguel  Cifuentes,» 
que  hizo  una  edición  del  Ordenamiento  Real  y  comentó  las  Le- 
yes de  Toro  (1536-1555);  «Juan  Hévia  Bolaños»  (1588)  publicó 
laoCuriaFilípica»  y  «D.Alfonso  Iñigo  Valdés»  (1588)  fué  también 
muy  conocedor  de  la  ciencia  del  derecho.  Como  escritores  de 
historias  no  omitiremos  al  conocido  cronista  asturiano  «Tirso 
de  Aviles»  y  á  «Fr.  Alvaro  de  Rojas»,  autor  de  la  Historia  de 
dicho  Convento  ovetense  del  Rosario;  y,  por  fin,  cuando  termina- 
ba el  siglo,  fueron  notables  por  sus  obras  <«D.  Martín  Quirós 
Valdés»,  «D.  Diego  Valdéso,  etc.  (1) 

Y  de  mediados  del  siglo  xvi  data  la  introducción  de  la  im- 
prenta en  Oviedo,  aunque  fué  como  de  paso.  La  clerecía  de  la 
diócesis  suplicó  en  sínodo  al  Obispo  D.  Cristóbal  de  Rojas  que 
reimprimiese  el  Breviario  ovetense,  pues  eran  muy  raros  los 
ejemplares  y  se  iba  perdiendo  el  rezo  propio  diocesano;  y  así 
debió  ser  llamado  el  impresor  ambulante  Agustín  de  Paz,  que  en 


(i)     Fuertes   A  ce  vedo,  Bosquejo  acerca  dr l  Estado  que  alcanzó  á  todas   épo.\xs  la.  litera- 
tura en  Asturias  (Badajoz,  1885). 


Oviedo  estampó  en  1556  dicho  Breviario  y  unas  Constituciones 
capitulares,  de  que  hay  rarísimos  ejemplares,  y  son  de  mérito. 
Un  año  después  ya  el  impresor  trabaja  en  Burgos,  y  el  prodi- 
gioso arte  no  se  asentó  en  nuestra  ciudad  hasta  un  siglo  mas 
tarde.  Es  de  advertir  que  hay  noticia  de  impresores  asturianos 
como  Gonzalo  Rodrigo  de  la  Pasera  (Monterrey,  1494)  y  Juan  de 
Valdés  (Barcelona,  1497j,  que  andaban  errantes  por  diferentes 
provincias,  como  otros  tipógrafos  que  imprimían  para  la  Iglesia 
Catedral  de  Oviedo  hojas  sueltas  en  1490  y  1520  con  la  rela- 
ción de  reliquias  y  bula  de  indulgencias  (1). 

Según  se  habrá  notado,  estaban  los  conocimientos  reducidos 
á  determinado  círculo  de  personas,  y  la  provincia  en  general, 
no  participaba  de  esta  cultura.  Bien  por  apatía,  aunque  mas  por 
falta  de  un  foco  de  ilustración,  como  una  Universidad  ó  una  Aca- 
demia, fué  cierto  el  atraso,  fatalmente  auxiliado  merced  al  des- 
orden que  en  la  administración  del  país  introdujeron  las  bande- 
rías, no  muy  disminuidas  por  las  Ordenanzas  provinciales  de 
Vega  y  de  Acuña.  Fué  reducida  la  enseñanza  y,  cuando  com- 
pleta, se  limitó  á  algunos  asturianos  que,  privilegiados  por  la 
fortuna  ó  de  ingenio  resuelto,  pudieron  con  dificultad  recibir  en 
afamadas  aulas  la  educación  y  carrera  que  no  hallaban  en  su 
patria.  Por  eso  daban  gran  importancia  á  los  títulos  académi- 
cos, hasta  á  los  más  inferiores,  consignándolos  con  presunción 
en  documentos  y  en  inscripciones  sepulcrales.  Ejemplos  tene- 
mos, como  el  de  la  lápida  del  Claustro  de  la  Catedral,  bajo  la 
que  descansa  Frigión  de  Cifuentes,  fallecido  en  1485,  é  hijo  del 
Rr.  Juan  de  Gijón;  así  como  consta  que  el  concejo  de  Colunga 
fué  visitado  en  1558  por  el  o  Magnífico  o  bachiller  Liada,  alcalde 
mayor  del  partido  de  Llanes.  Y,  sin  embargo,  con  todas  las  an- 
teriores circunstancias,  llama  poderosamente  la  atención,  que 
relativamente  á  la  extensión  del  Principado,  ocupaban  algunos 
asturianos  puestos  elevados  en  las  Iglesias,  Tribunales  y  Con- 
sejos. 

¿Cuánto  no  se  abulta  la  anterior  triste  pintura  de  nuestra 
postración  pedagógica  si  la  consideramos  en  el  grandioso  si- 
glo xvi,  en  el  movimiento  general  de  la  nación? 

fi'-  E*ta*  ühiirns  noticias  de  impresores  asturianos,  fuera  de  la  provincia,  son  del  erudito 
¿cadtmico  Mr.  K.  Hatblcr  en  carta  al  Rector  de  la  Universidad  Sr.  Aramburu. 


Por  todos  los  ámbitos  de  la  Península  se  había  desarrollado 
y  crecido  el  estudio  de  las  ciencias,  y  la  sabiduría  de  los  espa- 
ñoles era  vasta,  profunda  y  poderosa.  Ella  daba  impulso  y  diri- 
gía la  fuerte  voluntad  que  hacía  del  cetro  de  Castilla  el  arbitro 
considerado  en  los  reinos  mas  florecientes  de  la  Europa,  cuando 
extendía  su  dominación  mas  allá  de  los  mares  en  todo  un  mun. 
do  nuevo.  Esos  ejércitos,  que  sostenían  la  corona  de  los  Césares 
y  que,  á  la  sombra  de  los  pendones  de  Castilla  y  Aragón,  pe. 
leaban  sin  descanso  y  vencían  cor  gloria,  no  talaban  y  destruían 
los  pueblos  solamente  por  poder  ilimitado  y  material,  como  en 
los  siglos  de  la  Edad  Media....  pues  el  entendimiento  humano, 
agitado  profundamente  en  este  siglo  prodigioso,  rompió  con  pa- 
sadas tradiciones  y  llamó  cuanto  existia  á  severa  residencia  y 
examen.  Él  levantó  bandera  en  todas  partes  y  emprendió  una 
lucha  mas  tenaz  para  el  bienestar  de  las  generaciones  venideras. 
Nadie  desconoce  hoy  que  fueron  de  menor  importancia  las  glo- 
rias alcanzadas  sitiando  á  Viena,  saqueando  á  Roma,  despeda- 
zando á  Italia  y  humillando  á  Francia,  que  las  conseguidas  por 
la  inteligencia  para  el  común  provecho  de  aquella  época  y  de 
las  sucesivas.  Combatían  mejor  por  el  progreso  los  que  estudia- 
ban en  academias,  propagaban  los  conocimientos  por  la  impren- 
ta y,  con  elevadas  miras  y  profundo  acierto,  discutían  en  Conci- 
lios sobre  todos  los  ramos  del  saber. 

No  fué  España  la  que  menos  parte  ha  tomado  en  esta  cruza- 
da gloriosa  para  la  civilización  del  mundo.  Solícitos  y  volunta- 
rios marcharon  sus  doctores  y  sus  Obispos  para  demostrar  que 
eran  tan  sabios  los  españoles,  como  políticos  hombres  de  Es- 
tado y  esclarecidos  capitanes  de  la  guerra.  En  contiendas  y  dis- 
cusiones, sobre  todo  en  Trento,  hicieron  ver  que  nada  de  cuan- 
to entonces  abarcaba  la  ciencia  era  ageno  á  los  hijos  de  España 
en  doctrina  profunda  y  en  la  literatura  amena. 

Y  no  podía  ser  otra  cosa.  En  nación  alguna,  no  obstante  las 
consecuencias  de  su  reconquista,  se  vio  con  tal  empeño  y  deci- 
sión un  afán  de  establecer  Universidades  para  alimentar  el  ge- 
neral deseo  de  alcanzar  los  conocimientos  y  saber  humanos. 
Apenas  los  Reyes  Católicos  tomaban  asiento  en  los  alcázares 
granadinos,  cuando  surgió  una  Universidad  para  instruir  á  los 
vencidos.  Los   reyes  y  magnates,  los   prelados  y   pueblos,  to- 


—  «3  — 
dos  se  apresuraban  á  levantar  esos  monumentos  para  cultivar  la 

hispana  inteligencia,  harto  fatigada  por  el  peso  de  las  armas. 
Tenían  Universidad  en  el  reino  de  León,  Salamanca  (....  1243) 
Valladolid  (....  1346)  y  antes  Palencia  que  conservó  por  poco 
tiempo  su  Estudio;  en  Castilla  la  Vieja,  Avila  (....  1482-1504)  y 
Osma  (1554);  en  Castilla  la  Nueva,  Alcalá  (....  1508),  Sigüenza 
(....  1472-1483),  Toledo  (....  1520)  y  Almagro  (..,.  1553);  en 
los  reinos  de  Andalucía,  Secilla  (....  1472-1516),  Granada 
(....  1526)  y  Osuna  (....  1548);  en  Guipüzcoa,  Oñate  (....  1542); 
en  el  reino  de  Galicia,  Santiago  (....  1506  1544)  y  Monterrey 
(....)  compitiendo  la  primera  con  la  lusitana  de  Coimbra;  en  el 
reino  de  Aragón,  renació  la  pretoriana  de  Sertorio  en  Huesca 
(....  1354- 1461)  y  tuvo  la  de  Zaragoza  (1474-1574);  en  el  Prin- 
cipado de  Cataluña,  las  de  Lérida  (1300),  Barcelona  (1430),  Ge- 
rona (1446),  Tarragona  (1572),  Vich  (1599);  en  las  Baleares 
la  luliana  de  Palma  (1280-1626);  en  el  reino  de  Valencia,  la  de 
Valencia  (1411-1502),  Gandía  (1540)  y  Orihuela  (1552).  En  es- 
tos establecimientos  se  ilustraban  los  españoles,  cuando  á  todas 
partes  llegaba  el  nombre  de  la  Universidad  de  Salamanca  que, 
con  arrogante  blasón  omnia  docendo,  era  el  centro  y  la  luz  de 
todas  ellas  y  competía  en  fama  y  esplendor  con  las  mas  eminen- 
tes de  Europa  (1). 

Y  aun  había  otras  enseñanzas  para  alimento  intelectual  de  la 
generación  de  aquel  siglo  porque,  si  no  en  gran  escala,  muchas 
Ordenes  religiosas  de  ciudades  y  pueblos  importantes  facilitaban 
instrucción  en  sus  conventos.  Había  en  las  catedrales,  como  ya 

(i)  Algunas  de  estas  Escuela*  tenían  base  conventual,  y  había  también  otros  centros  que 
llevaban  el  nombre  de  Universidades,  aunque  distaban  de  serlo,  como  Luchentc  (Ma3^  Luccna 
'.*533).  Oropcsa  (158.),  Sahagún  (1534).  Irache  Í1605J,  K«tella  {...),  Baeza  U538J,  Murcia  11565). 

Al  lado  de  las  Universidades  se  establecieron  Colegios  mayores  y  menores,  que  aumentaba 
el  concurso  de  estudiantes,  como  los  de  San  Bartoloi.ié  (1401),  Cuenca  (1500),  San  Salvador  de 
Oviedo  (i5>7)  y  Fonseca^  (1521)  en  Salamanca;  San  Ildefonso  (1500)  en  Alcalá  de  Henares; 
Santa  Cruz  (1484)  en  Valladolid;  Santiago  (1554)  en  Huesca;  Sacrcmonte  11(05)  cn  O  ranada, 
etc  ,  etc. 

La  de   Oviedo  fué  fundada  en  1565  é  inaugurada  en  1608. 

Después  se  establecieron  las  de  Pamplona  '1623^,  de  escasa  vida;  Tortosa  (1645);  Ccrvera, 
(ij\A)  por  supresión  de  las  otras  de  Cataluña;  la  de  San  Cristóbal  de  Canarias  (1744;)  y  la  de 
Alcalá  «c  trasladó  á  Madrid  eti  1836. 

Por  las  Ordenes  religiosas  principalmente,  España  abrió  también  en  el  siglo  xvi  Universida- 
des y  Colegios  numerosos  cn  sus  dilatados  dominios  de  América.  Entre  aquéllas  mencionaremos 
las  de  México  (issV,  Chiapa  (158  ;.  Guadalajara  (....)  y  Merida  de  Yucatán  (....)  cn  el  Vi- 
rreinato de  Nueva  España;  tres  cn  Quito  fi 563 -1623^,  Caracas  ^721  j,  dos  en  Sar.ta  Fé  de  Bo- 
gotá A595  íóioy  y  Taísima  (.  ..)  cn  el  virreinato  de  Nueva  Granada;  las  de  Lima  11551-1570, 
Cuzco  ^1598  ifo.2,/tHiiamanga  ^1677./  y  Chuquisaca  (1772,/  en  el  del  Perú;  las  de  Córdoba  (xb^J 
y  Trinidad  /'...  )  cn  Hítenos  Aires;  la  de  Santo  Domingo  f  16  .)  en  esta  isla;  y  la  de  la  Habana 
1 1670-1778'.  En  A>ia,  la  de  Manila  '1628;. 

^  No  *on  á  teces  exactas  las  fechas  fundacionales  de  nuestras  antiguas  Universidades  y  Co- 
legios; y  Us  indicadas  se  refieren,  según  los  casos,  á  la  erección,  bulas  y  cédulas  de  aprobación, 
apertura  de  estudios  ó  primeros  estatutos. 


—   14  — 

se  indicó,  explicación  de  algunas  materias  por  los  maestre-es- 
cuela, lecloral  y  penitenciario,  ya  decaídas  con  la  fundación  de 
los  centros  universitarios,  pues  si  algún  prelado  establecía  Semi- 
nario para  su  diócesis,  era  con  séquito  escaso  en  España  donde 
la  pureza  ortodoxa  de  la  religión  tanto  resplandecía  en  las  Uni- 
versidades. 

El  estudio  del  laiin,  llamado  vulgarmente  Gramática,  desem- 
peñado por  preceptores,  capellanes  y  dómines,  fué  general  á  to- 
das las  provincias,  y  sostenido  por  fundaciones,  cabildos,  ayunta- 
mientos y  monasterios.  Cuando  se  trataba  de  crear  la  Universi- 
dad ovetense,  decía  el  Dean  Asiego  á  los  testamentarios  del  Ar- 
zobispo V^ldés,  que  en  la  capital  pasaban  de  600  los  estudian- 
tes de  latinidad,  materia  que  abandonaban  después  por  carecer 
de  establecimiento  donde  completar  la  instrucción.  Y  en  famosa 
novela,  de  popular  lectura,  á  Gil  Blas  de  Santillana  su  autor  le 
hace  natural  de  nuestra  ciudad  y  educado  con  su  tio  el  canóni- 
go Gil  Pérez  que,  antes  de  mandarle  á  Salamanca,  le  llevó  al 
Dr.  Godinez,  el  mas  hábil  pedante  que  había  en  Oviedo,  para 
aprender  los  clásicos  griegos  y  latinos  (1). 

En  tal  período,  no  se  tenía  por  bueno  á  quien  alcanzando 
altas  dignidades  ú  opulentas  riquezas  no  las  consagraba  á  levan- 
tar un  colegio  ó  á  fundar  un  centro  de  enseñanza.  Así  se  com- 
prende el  gran  siglo  en  el  que  la  sabiduría  de  los  españoles  ca- 
minaba á  la  par  de  su  poder,  glorias  marciales  y  maravillosos 
descubrimientos;  porque  en  aquella  época  los  noturalos  de  Es- 
paña, ó  peleaban  como  soldados  en  los  tercios  vencedores  de 
Francia  é  Italia,  de  Alemania  y  de  América,  ó  asistían  á  los 
grandes  Estudios  literarios:  eran  todos,  ó  soldados  ó  estudiantes. 

Únicamente  la  región  asturiana  no  había  participado  de  se- 
mejante ventaja  fundacional,  y  su  numerosa  población,  de  esca- 
sa fortuna,  se  conservaba  en  sensible  ignorancia,  no  teniendo 
fuera  délas  Ordenes  religiosas  y  escuelas  de  latín,  un  estableci- 
miento de  Estudios  generales.  Tan  lastimoso  atraso  en  un  país 
apartado  y  pobre,  no  podía  subsistir;  aislado  topográficamente, 
necesitaba,  según  idea  del  gran  Jovellanos,  unir  á  la  existencia 
propia,  merecida  á  la  naturaleza,  la  intelectual  y  moral,  que  se 
adquiere  y  constituye  la  vida  de  los  pueblos. 


(i)     Lesage— Gil  B/as,  cap.  I. 


-  i5  - 

Y  así  fué.  La  poderosa  acción,  que  en  los  demás  ángulos  de 
la  Península  había  agitado  á  los  españoles,  penetró,  por  fin,  en 
Asturias  bajo  el  patrocinio  é  influencia  de  uno  de  sus  hijos  más 
insignes,  á  quien  la  gratitud  provincial  recuerda  con  miles  de 
bendiciones. 

ElIltmo.  D.  Fernando  de  Valdés,  hijo  de  un  Juan  Fer- 
nández, según  expresión  de  Tirso  de  Aviles,  y  de  doña  Mencía 
de  Valdés,  señores  de  la  nobiliaria  casa  de  Valdés  en  Salas,  na- 
ció en  esta  villa  en  1483.  En  1512  fué  colegial  en  el  Viejo  de 
San  Bartolomé  de  Salamanca,  donde  terminó  su  carrera,  desem- 
peñó el  rectorado  y  recibió  los  grados  en  la  facultad  de  cánones, 
de  que  fué  también  catedrático.  Tuvo  noticias  el  célebre  carde- 
nal Cisneros  de  las  buenas  dotes  del  asturiano,  y  en  1516  1c 
nombró  su  familiar  y  dio  una  plaza  de  oidor  en  su  Consejo  de 
Gobernación,  siendo  Regente.  Canónigo  de  Alcalá  y  Dean  de 
Oviedo,  visitó  la  Inquisición  de  Cuenca  y  gobernó  el  reino  de 
Navarra,  donde  hizo  las  Ordenanzas,  que  por  dilatados  años  ri- 
gieron aquel  pais,  recientemente  agregado  á  la  corona  castella- 
na. El  emperador  Carlos  V,  que  le  conoció  en  Flandes  en  tratos 
sobre  asuntos  graves,  le  mandó  á  Portugal  para  representarle  en 
las  capitulaciones  matrimoniales  de  la  emperatriz  doña  Isabel. 
En  1524  fué  de  la  general  Inquisición  y  nombrado  para  elobis- 
pado  de  Helna  (Cataluña);  sin  tomar  posesión  pasó  al  de  Orense 
y  en  1532  al  de  Oviedo  y  presidencia  de  la  Real  Chancillería  de 
Valladolid.  Gobernó  la  diócesis  de  León  hasta  1540,  ya  elegido 
Obispo  de  Sigüenza  y  Presidente  de  Castilla.  Seis  años  mas  tar- 
de se  vio  elevado  al  arzobispado  de  Sevilla  y  al  cargo  de  Inqui- 
sidor general  por  muerte  del  cardenal  Loaisa,  dejando  entonces, 
á  su  instancia,  la  Presidencia  del  Consejo  y  entrando  honorífi- 
camente en  el  de  Estado.  Nombrado  Gobernador  del  reino  mien- 
tras Felipe  II  se  hallaba  en  Inglaterra,  y  siempre  en  gran  estima 
del  monarca  por  sus  relevantes  dotes,  vivió  hasta  1568  en  que 
murió  en  Madrid  abrumado  de  honores  y  de  rentas. 

<«En  todos  sus  puestos,  escribe  su  primer  biógrafo  el  Marqués 
de  Alventos  (1),  conservó  tal  igualdad  de  ánimo  como  si  no  hu- 


i  Historia  del  Colegio  viejo  de  San  Bartolomé  mayor  de  la  célebre  Universidad  de  Sala- 
manca... primera  parte  escrita  por  el  Huno.  Sr.  D.  Francisco  Ruiz  de  Vergar.*  ,.  corregida  y 
¿umentada  cu  esta  segunda  edición  por  D.  Joseph  de  Roxas,  marqués,  etc..  Madrid,  por  Andrés 
Ortega,  1766. — Tom.  1.  págs.  236  a  273.  —  Diferentes  escritores  se  han  ocupado  en  D.  Fernando 


—   16  — 

biera  alcanzado  dignidad.  Fué  parco  en  la  comida,  modesto  en 
el  vestido,  severo  en  el  semblante,  sentencioso  en  la  palabra, 
magnánimo  en  la  limosna  é  inimitable  dispensador  de  sus  rique- 
zas, ya  se  atienda  á  la  cantidad,  ya  al  modo->.  Mirando  sus  retra- 
tos, puede  repetirse  con  el  Sr.  La  Fuente,  que  se  parecía  mucho 
á  Felipe  II  en  el  ceño  severo  y  adusto,  color  cetrino,  cara  enju- 
ta, entradas  en  la  frente  y  barba  rala  y  cenicienta. 

Tal  resulta  la  vida  de  quien  arrancó  la  lepra  de  ignorancia  á 
la  misera  gente  asturiana;  tal  fué  el  animoso  prelado  en  cuyos 
tiempos  se  arrastraba  á  los  calabozos  para  martirizar  en  tor- 
mentos ó  conducir  al  fuego  á  los  acusados  de  secuaces  á  las 
nuevas  doctrinas  religiosas;  así  vivió  el  Arzobispo,  hijo  de  estas 
montañas,  que  á  sí  mismo  se  llamaba  acérrimo  perseguidor  de 
la  herética  pravedad,  y  á  quien  el  oscuro  y  poderoso  monarca 
ofrecía  llevar  el  haz  de  leña  para  su  propia  sangre,  si  su  sangre 
pecara. 

El  Doctor  Diego  Yaldés,  en  su  tratado  de  De  dignitatc  Reg- 
num  Hixpanicr.  juzgaba  suficiente  al  Arzobispo,  si  pudiera  ser 
dividido,  para  acabar  con  los  trastornos  que  los  grandes  acon- 
tecimientos religiosos  ocasionaban  en  Francia  y  en  España.  Pero 
¿de  qué  modo?  preguntamos  nosotros. 

No  está  en  el  espíritu  de  este  trabajo,  ni  acriminar  al  tribu- 
nal, encarnado  en  días  do  intolerancia  y  en  antiguas  leyes  espa- 
ñolas, ni  denunciar  abusos  de  la  Inquisición.  Escribimos  historia 
del  primer  establecimiento  de  enseñanza  de  Asturias  y,  por  coin- 
cidencia de  ser  inquisidor  el  fundador  de  esta  Escuela,  tratamos 
del  Santo  Oficio,  donde  desempeñó  tan  elevados  puestos  quien 
por  ello  ha  sido  calificado  con  apodos  ignominiosos  de  tostón  y 
de  r/7.  Pagó  el  Arzobispo  Yaldés  triste  tributo  á  las  preocupa- 
ciones religiosas  y  estrecha  política  de  su  siglo:  llevado  del  fana- 
tismo de  la  época  y  de  ciega  intolerancia,  que  apenas  compren- 
demos los  que  vivimos  en  libertad  de  conciencia,  es  cierto  que 


¿*  Y.  .■".«*,  y  er  rorv;j'r  1  .*  **  '<:  r: : .'  rv<  ó;  F>:  ■'■'  y  ¿c  b  ?-  ;  .V.-V  -  c~  Li'-crtc.  U  >, 
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.<"•».•'*  <r  -.  •■;     :.--.\   rr  .    d   u:^:  .c    :.       :-     _c    >»;     s-'--  ^_t   i.     .Ttr>,«.  ....    r^  .-<  t-tv.»:    .v jc.  ■»« 


-  17  — 
ejerció  con  gran  severidad  su  cargo  inquisitorial.  Suyos  fueron 
los  índices  expurgatorios  de  Biblias  efi  1554  y  el  general  de  li- 
bros de  1579,  mas  amplios  que  los  dispuestos  por  la  Universidad 
de  Lovaina,  á  petición  de  Carlos  V;  y  antes,  en  1561,  formó  las 
férreas  «Instrucciones  de  procedimiento  inquisitorial»),  que  susti- 
tuyeron á  las  de  Torquemada  y  Deza.  Con  alma  apenada  se  re- 
cuerdan sus  hogueras  de  21  de  Mayo  y  8  de  Octubre  de  1559  en 
Valladolid,  en  24  de  Septiembre  en  Sevilla  y  la  malhadada  per- 
secución del  virtuoso  Arzobispo  Carranza,  encarcelado  aquí 
varios  años  y  muerto  ejemplarmente  en  Roma  (1).  Mas  no  se 
puede  menos  de  considerar  que  estos  actos  fueron  consecuencia 
de  aquel  tiempo  sombrío  y  receloso,  cuando  el  apocamiento  del 
ánimo  no  cultivado  llevaba  al  extremo  de  que  grandes  y  bajos, 
nobles  y  villanos,  sabios  é  ignorantes,  monarcas  y  vasallos,  asis- 
tían con  devoción  incomprensible  á  los  autos  de  fé,  que  la  cari- 
dad de  nuestros  días  recuerda  con  espanto  y  aquella  vida  teo- 
crática tenía  por  heroicos  y  santísimos.  Apártense  los  ojos  de 
fúnebres  cuadros  con  escenas  que  la  moral  y  la  filosofía  reprue- 
ban,  y  en  parangón  con  ellas  mírense  otras  elevadas  y  genero- 
sas, que  realzan  la  figura  del  Inquisidor  implacable.  Compren- 
dió, sin  embargo,  que  todo  bien  se  alcanza  por  la  caridad  y  la 
ciencia,  y  que  los  pueblos  bendicen  á  cuantos  las  difunden  y  de- 
rraman su  fortuna  entre  los  menesterosos  é  hijos  de  la  igno- 
rancia. 

Las  pingües  rentas  y  crecidos  salarios  del  Arzobispo  Valdés 
le  hicieron  tan  rico  y  opulento  que,  á  no  constar  de  su  última  vo- 
luntad y  fundaciones  (2),  se  creería  fabulosa  la  magnitud  de  sus 
riquezas.  El  Papa  Paulo  IV  le  concedió  para  mayor  poder  y  faus- 
to de  la  Santa  Inquisición  una  canongía  en  todas  las  Catedrales 
y  Colegiatas  de  Castilla,  León,  Aragón  y  Canarias,  á  mas  de  cien 


(i)  Insinúa  el  Sr.  Li  Fuente,  en  su  Historia  de  las  Univ:r$¡dndes,  que  el  Sr.  Valdés  aspira- 
ba á  la  mitra  de  Toledo,  que  tenia  el  lJ.  Carranza.  Fu -o  muy  discutido  el  proceso  volun'.inoio  de 
este  Arzobi-pa,  no  examinado  ni  conocido  todo  hasta  que  lo  fué  por  el  sabio  Mcncndez  Pelayo  cu 
sus  Heterodoxos  esfi  iñtl-s  «AUdrid,  i83o,  toni.  II i.  Indicase  allí  que  el  Sr.  Yeldes  y  otros  prela- 
dos se  resintieron  del  t  »le«l  i  10  por  sus  censuras  á  I<h  Oljisp^s  no  residentes;  p¿ro  por  esto  y  por 
más  es  cierto  el  antagoniiiuo,  «rencores,  celos,  envidias  y  malas  pi>iones»  entre  los  doi  Mctropo- 
lítanos;  y  asi  Carranza  recusó  y  resistió  á  Valdó;  0.1  insistencia,  que  si  un  día,  con  gestiones 
en  Roma  por  su  sobrino  I)  Alv.ir»  Val  l.:.,  Dean  do  0/iei>,  lo^ró  lacultade-i  extraordinaria^  de 
Paulo  IV  y  Pío  IV  para  pro_*d_r  coaira  el  Primido.  eu  otn»  día,  au -ique  el  rey  y  el  Inquisidor 
*c  resistieron,  marcharla  i  l.i  cinJad  etor  1 ;  pro.;c<.*d"»  y  pro:e*o,  cuando  San  l'i  >  V  ;v-á  lo  exi- 
gió y  también  que  renunciare  su  eleva  l->  earg  >  ci  Inqut.iJ  ir  asturiano 

(2)  En  testamentos  y  cjJicüo*  otjr.^r.l  >*  en  Mi  lnd  ea  2  de  Mayo  de  1560  y  7  de  Diciembre 
de  1568  ante  el  escribano  Podro  Rodriju:/  y  nu:va  menoría  ó  test  miento  ante  Alonso  de  Dóriga. 


—    i8  — 

mil  ducados  de  oro  sobre  los  frutos  eclesiásticos.  Prelado  espa- 
ñol y  del  siglo  xvi,  era  casi  forzoso  destinar  su  tesoro  á  erigir 
alguna  obra  en  favor  de  la  Religión  y  del  Estado,  y  para  que 
fuese  digna  de  su  nombre,  hizo  con  autorización  pontificia  acer- 
tada distribución  de  sus  caudales.  Dejó,  como  cristiano,  solem- 
nes aniversarios  en  las  Iglesias  Catedrales,  cuya  silla  episcopal 
había  obtenido,  y  fundó  una  Colegiata  en  el  pueblo  de  su  natura- 
leza con  memorias  por  deudos  y  amigos  y  una  misa  diaria  por  la 
emperatriz  D.a  Isabel  y  el  emperador  Carlos  V  de  quien  fué 
testamentario;  como  hombre  caritativo,  levantó  hospitales  en  Se- 
villa, Cuenca,  Oviedo  y  Salas;  como  hijo  de  familia  hidalga, 
arrimó  crecidas  rentas  al  primogénito  de  la  casa;  amante  del 
país,  abrió  caminos  por  terreno  áspero  y  fragoso,  dotó  doncellas 
de  su  concejo  y  auxilió  á  los  labradores  pobres,  repartiéndoles 
cien  bueyes  anualmente;  y,  á  título  de  gran  señor,  condonó  cré- 
ditos, perdonó  deudas  y  gratificó  con  largueza  á  los  servidores. 
Pero,  como  dice  Alventos,  donde  demostró  su  magnificencia,  por 
donde  aspiró  á  la  corona  de  la  inmortalidad,  fué  fundando  el 
Colegio  mayor  de  San  Pelayo  en  Salamanca,  y  en  Oviedo  el 
de  Huérfanas  Recoletas,  así  como  la  Universidad,  animado 
por  los  escelentes  resultados  del  Colegio  de  San  Gregorio,  que 
ya  había  establecido  aquí  para  el  estudio  de  Gramática  y  Huma- 
nidades. 

Y  si  fué  grande  la  significación  del  Sr.  Valdés  Salas,  princi- 
palmente por  los  favores  con  que  impulsó  el  progreso  y  renaci- 
miento de  su  patria,  sus  funerales  y  entierro  revistieron  un  sello 
de  grandeza  inusitada  y  hasta  después  sus  mortales  despojos 
descansan  en  grandioso  monumento,  peregrina  joya  del  arte  na- 
cional. Su  cadáver,  metido  en  lujoso  ataúd  y  dentro  de  una 
litera,  cubierta  de  negros  crespones  y  custodiada  por  muchas 
personas  que  llevaban  hachas  encendidas,  fué  traído  con  so- 
lemne pompa  y  aparato  para  ser  sepultado  en  Salas.  Precedía 
la  cruz  arzobispal,  acompañada  de  D.  Hernando  de  Salas,  su 
hermano  de  padre,  oidor  del  Consejo  de  Indias  y  arcediano  de 
Granada,  con  otros  cincuenta  caballeros,  dos  aposentadores  por 
el  Consejo  y  la  Inquisición,  seis  religiosos  dominicos,  seis  fran- 
ciscanos y  seis  capellanes,  que  todos  los  días,  antes  de  empren- 
A™  la  marcha,  celebraban  el  oficio  divino.  Con  toda  esta  comiti- 


—   19  — 

va  llegó  á  Oviedo  el  cadáver  en  29  de  Diciembre  de  1568;  coloca- 
do á  la  entrada  de  la  calle  de  la  Platería,  donde  se  recibe  á  los 
Prelados,  vinieron  en  procesión  el  Obispo,  Cabildo,  las  Parroquias 
y  el  Ayuntamiento  con  todo  el  pueblo,  y  el  ataúd  fué  llevado  por 
regidores  hasta  el  crucero  de  la  Catedral,  donde  se  cantó  un  so- 
lemne oficio  de  difuntos  y  otro  al  siguiente  día.  Con  la  misma 
solemnidad  y  compañía  siguieron  á  Salas,  donde  tuvo  un  gran 
recibimiento  y  se  celebraron  repetidas  exequias. 

Sus  restos  fueron  colocados  en  un  bellísimo  y  suntuoso  pan- 
teón de  mármol  blanco,  mausoleo  elegante  y  severo,  armonioso 
en  sus  proporciones  y  admirable  en  su  escultura.  Está  en  la  par- 
te del  Evangelio  de  Santa  María,  la  antigua  Colegiata,  hoy  igle- 
sia parroquial,  al  lado  de  la  capilla  mayor,  donde  en  nichos  y 
bajo  estatuas  de  mármol,  descansan  los  afortunados  padres  del 
Arzobispo. 

Es  el  sepulcro  uno  de  los  mas  bellos  monumentos  españoles, 
cuyo  autor  se  escapó  á  la  pericia  de  escritores  y  artistas  como 
Jovellanos,  Cean,  Quedrado,  Parcerisa,  Juez-Sarmiento,  Vigil  y 
otros,  creyendo  que  aquella  suntuosa  tumba  de  mármol  blanco 
había  venido  de  Italia,  cuando  tan  elegantes  y  severas  traza  y 
talla  fueron  una  creación  de  artista  italiano;  pero  bajo  su  plan 
realizado  por  auxiliares  españoles  en  marmóreos  elementos  de 
nuestra  nación.  El  conocimiento  de  tal  paternidad  artística  y 
grandiosa  de  Pompeyo  Leoni  fué  de  ayer  al  publicarse  notable 
libro  en  Francia  (1). 

Véase  como  la  describe  nuestro  compañero  el  Sr.  Vigil  (don 
Ciríaco  M.)  o  Sobre  el  pedestal  resaltado  con  un  gracioso  y  sen- 


{*}  Les  maiires  italUns  au  service  de  la  maison  di  Autriche.  Leone  Leoni,  sculteur  de 
Charles- quinto  et  Pompeo  Leaetii,  scuipteur  de  Philippe  II;  Par  Rugen*  Plon.  Eaux -fortes  de 
Pan  i  de  Rat.  París,  1887.  En  Asturias  fué  dado  á  conocer  este  notable  libro  por  el  Rector 
Sr.  Arambiiru. 

La  obra  fué  comenzada  por  Pompeyo  Leoni  hacia  1575,  fecha  de  su  contrato  con  los  herede- 
ros y  testamentarios,  y  cuaba  acabada  cuando  el  escultor  dejó  á  Madrid  para  ir  á  Milán  con  su 
padre  Ixronardo  con  encargos  de  Felipe  II;  pero  estatuas  y  parte  del  monumento  se  hallaban 
en  Aleas  de  Veleño,  cerca  de  Guadal  ajara,  sitio  de  hermosas  canteras  marmóreas  y  alabastri- 
nas, y  solamente  quedaba  por  acordar  el  largo  transporte  á  Salas  por  León,  cuando  apenas  ha* 
bia  comunicaciones  en  1583.  Se  ajustaron  en  1582  hasta  50  carretas  de  bueyes  que  habían  de 
llevar  cada  una  de  35  á  40  arrobas  cabales  de  piedra  pagando  setenta  y  siete  reales  por  carreta 
hasta  Lt-ón,  y  si  hasta  Salas  «parc«ie>e  haber  camino*  un  ducado  mas  por  cada  dos  carros,  pero 
siempre  sin  descargar  los  trozos,  ya  camino  de  León,  ya  de  Burgos. 

Respecta  al  pago  de  la  obra  al  escultor  Leani,  con>ta  que  recibió  en  158a  de  Alonso  de  Dó- 
riga,  secretario  del  consejo  de  la  Inquisición,  185,858  maravedises  por  razón  del  tercio  segundo 
del  asient)  de  6.500  ducados  di  375  mr».  que  había  tomado  de  Don  Antonio  Padilla,  presidente 
del  consejo  de  las  Ordenes  y  de  Don  Diego  de  Valdés,  abad  de  Ccncros,  testamentarios  del  Ar- 
zobispo, según  contrato  de  1576-  (Extractos  de  documentos  publicados  por  Mr.   Plon.) 


1 


—    20   — 

cilio  entablamento  y  las  armas  de  la  casa  de  Valdés,  se  eleva  un 
cuerpo  adornado  con  cuatro  columnas  jónicas  sin  volutas  en  los 
capiteles;  el  cual  forma  dos  resaltos  sobre  el  centro  de  la  fábrica. 
En  el  tablero  del  medio,  más  espacioso  que  los  de  los  lados  hay 
abierta  una  especie  de  ornacina  donde  se  vé  un  excelente  grupo 
que  representa  al  Sr.  Valdés,  de  capa  pontifical,  acompañado  de 
tres  diáconos  puestos  de  rodillas  junto  á  un  reclinatorio  en 
actitud  de  orar  devotamente.  Ocupa  el  testero  de  este  nicho,  cu- 
yo fondo  es  el  mismo  del  monumento,  un  medallón  en  que  se 
representa,  de  medio  relieve,  la  Resurrección  del  Señor,  como 
emblema  de  la  inmortalidad;  quedan  á  los  lados,  en  los  dos  cuer- 
pos salientes  y  entre  las  columnas  que  los  adornan,  dos  nichos 
con  sus  cascarones  y  pilastras:  en  el  de  la  derecha  está  la  Espe- 
ranza y  en  el  de  la  izquierda  la  Caridad.  Sobre  la  parte  entrante 
de  esta  fábrica  se  eleva  un  atrio,  cuyo  nicho  cobija  la  Teología 
oprimiendo  á  la  Heregía,  que  aparece  humildemente  á  sus  pies 
con  la  máscara  y  los  libros  de  sus  errores.  Las  estatuas  que  repre- 
sentan la  Prudencia,  la  Justicia,  la  Fortaleza  y  la  Templanza,  co- 
ronan los  resaltos  del  primer  cuerpo,  pareadas  á  uno  y  á  otro 
lado  del  atrio;  este  termina  con  un  frontoso  triangular  y  dos  an- 
gelitos cogidos  de  la  cruz  que  le  corona...» 

En  el  pedestal  se  lee  extensa  inscripción  funeraria  con  ex- 
presión de  los  cargos  y  méritos  del  Arzobispo,*  y  se  gravaron  tam- 
bién conceptuosos  dísticos  en  su  loor. 

¡Cuánta  belleza  en  el  funerario  monumento! 

Son  pasmosa  maravilla  de  cincel  la  estatua  orante  del  Arzo- 
bispo-Inquisidor, acompañado  de  sus  capellanes,  retratos  de  ver- 
dad sorprendente,  como  las  figuras  teologales  y  cardinales  del 
decorado  agrupadas  de  dos  en  dos.  «El  conjunto,  escribe  mon- 
sieur  Plon,  evoca  las  tumbas  de  los  Dux  que  Pompeyo  había 
visto  en  su  juventud.  La  construcción  de  los  nichos  con  las  figu- 
ras de  la  Esperanza  y  Caridad  es  semejante  á  la  de  Jacobo  San- 
sovino  en  sus  obras  de  Florencia  y  Venecia;  la  Caridad,  grupo 
excelente,  recuerda  la  composición  veneciana  del  sepulcro  de 
Juan  Boncio  en  la  iglesia  de  San  Juan  y  San  Pablo,  muy  espe- 
cialmente otra  obra  casi  igual  del  mismo  Sansovino  en  el  mau- 
soleo del  Dux  Francisco  Veniero  en  San  Salvador;  y  las  cuatro 
virtudes,  colocadas  á  cada  lado  del  ático,  son  asimismo  francas 


inspiraciones  del  arte  de  Venecia.  El  grupo  central  del  Sr.  Val- 
dés  con  sus  acompañantes  indica  cómo  Leoni  sabía  imitar  á  Do- 
natello.  El  trozo  más  notable  é  interesante  de  la  obra  es  el  de  la 
Fé  pisando  á  la  Heregía,  que  se  retuerce  sobre  una  pira,  donde 
van  á  ser  quemados  con  ella  los  libros  condenados  por  el  Santo 
Oficio;  y,  si  por  un  instante  hacemos  abstracción  del  objeto  ó  de 
la  glorificación  de  la  Inquisición  y  estudiamos  la  composición  en 
si  misma,  es  preciso  confesar  que  las  bellezas  son  de  primer  or- 
den. La  disposición  del  grupo  pertenece  á  la  escuela  de  Miguel 
Ángel,  CDmo  se  ha  visto  en  obras  tan  conocidas  de  Juan  de  Co- 
lonia y  de  Vicente  Danti;  pero,  ¡cuan  más  superior  ahoral  Lo 
que  aquí  domina  es  el  carácter  profundo,  impreso  en  los  rasgos 
de  la  Fé,  obra  toda  ella  «leonardesca»,  cuya  inspiración  recuerda 
aquel  movimiento  de  la  cabeza  con  rostro  dulce  y  triste  á  la  vez 
del  Cristo  de  la  Cena.  Hay  que  remontarse  á  Leonardo  de  Vinci 
para  hallar,  con  toda  la  gracia  en  el  realismo,  el  sentimiento  inten- 
so de  la  piedad,  unida  á  la  aspiración  tan  sobrenatural  y  elevada 
hacíalo  bello,  porque  aquí  Pompeyo  llegó  á  la  meta  de  la  mas 
alta  concepción  del  poder  del  genio  á  qne  había  rendido  culto». 
La  obra  de  Salas,  compite  para  honor  y  gloria  de  Asturias,  con 
los  mausoleos  del  Escorial  y  otros  prodigios  de  Leoni. 

Considerando  la  gran  figura  del  Inquisidor  general  y  los 
beneficios  que  á  manos  llenas  derramó  al  morir,  exclama  su 
biógrafo:  o  ¡Cuántos  reyes  habrán  dominado  el  mundo,  que  no 
puedan  igualar  sus  vanidades  á  los  pensamientos  y  á  las  obras 
de  este  insigne  prelado!  Si  los  monarcas  de  España  le  honraron 
con  dignidades  y  le  colmaron  de  riquezas,  en  él  la^  depositaron 
para  que  las  derramase  en  beneficio  de  la  causa  universal.» 

Ciertamente:  cualquiera  que  sea  el  fallo  de  la  historia  sobre 
la  vida  del  arzobispo  Valdés,  siempre  hallará  un  pueblo  que  ve- 
nera y  respeta  su  nombre  porque  le  ha  sacado  de  vergonzosa 
postración;  porque,  en  medio  de  esta  región  apartada,  levantó 
un  templo  á  la  sabiduría  y  en  el  brilló  la  luz  que  iluminó  su 
suelo  y  guió  á  sus  hijos  á  conquistar  un  renombre  tan  ilustre 
por  las  letras  cual  en  otro  tiempo  lo  fué  por  su  heroísmo  en  Lan- 
cia y  Covadonga. 


I-  .-■  J**   J\ 


-  13  — 


CAPITULO  PRIMERO 


Fundaciones  de  enseñanza  pública  por  el  Arzobispo  Inquisidor  Sr.  Valdés  Salas.  — 
Los  Colegios  de  San  Pelayo  en  Salamanca  y  de  San  Gregorio  en  Oviedo. — 
Lentitud  de  los  Testamentarios  del  Arzobispo  en  el  cumplimiento  de  su  últi- 
ma voluntad.  — Sus  consecuencias.—  Proyecto  de  adjudicar  la  organización  y 
régimen  de  la  Universidad  de  Oviedo  á  la  Compañía  de  Jesús. — Gestiones 
de  la  Junta  general  del  Principado,  Sr.  Obispo,  Cabildo  Catedral  y 
Ayuntamiento  para  la  apertura  universitaria. — Sus  comisionados  marchan 
á  procurarla  en  la  Corte. — El  primogénito  de  la  casa  de  Salas,  sobrino-here- 
dero del  Inquisidor,  se  opone  á  la  fundación  de  la  Universidad. — Opinión 
del  Fiscal  del  Consejo.— Servicios  del  benemérito  Deán  ovetense  Juan  de 
Asiego. — Informes  y  peticiones. —Importantes  autos  de  la  Testamentaría 
creando  la  Escuela  y  dilaciones  que  opone  el  heredero  del  fundador. — 
No  se  le  confiere  el  patronato  que  pide. — Bula  pontificia  y  Real  Cédula  de 
erección  de  la  Universidad  de  Oviedo. 


Ya  en  el  tercio  final  de  su  vida,  como  últimamente  en  testa- 
mento, codicilo  y  memorias,  se  preocupó  el  Arzobispo  Inquisidor 
Sr.  Valdés  Salas  en  las  fundaciones  de  enseñanza  para  favore- 
cer á  sus  paisanos. 

Rigiendo  la  Iglesia  de  Oviedo  trató  del  Colegio  de  San 
Gregorio  en  esta  Ciudad  cuya  apertura  se  dilató,  como  después 
veremos,  y  por  el  mismo  tiempo  fundó  el  Colegio  de  San  Pe- 
to/o,  en  Salamanca,  según  indicamos;  y  hemos  tratar  ahora  de 
este  establecimiento  para  enseguida  proseguir  nuestra  relación, 
ya  ceñida  solamente  á  las  Escuelas  que  el  espléndido  Sr.  Valdés 
abrió  en  Asturias. 

Agregado  á  la  gran  Universidad  de  la  Atenas  española,  qui- 
so erigir  en  1543  y  1546  un  Colegio  mayor,  á  cuyo  efecto  alcan- 
zó Real  cédula  del  Emperador  Carlos  V  y  bula  pontificia  de  Pau- 
lo III.  Opusiéronse  á  ello  los  otros  Colegios  mayores,  como  acos- 
tumbraban por  celos  de  competencia  y  privilegios,  alcanzando 
retención  del  Breve  en  el  Consejo  de  Castilla;  pero,  como  insis- 
tiera el  poderoso  Sr.  Valdés  con  su  pensamiento,  de  utilidad  dis- 
cutible en  Salamanca  donde  había  tantas  aulas,  obtuvo  nueva 

3 


—  24  — 

Bula  del  Papa  y  otra  Real  licencia  en  1567,  ya  para  un  Colegio 
«menor»,  aunque  con  titulo  de  Insigne  y  varios  privilegios,  que 
hubieron  de  limitarse  ante  nueva  reclamación  de  los  demás  Co- 
legios menores.  Estos  ú  otros  concitaron  al  Ayuntamiento  sal- 
mantino para  más  dificultades  cuando  el  Sr.  Valdés,  que  ad- 
quirió varias  casas  en  aquella  ciudad,  se  dispuso  á  demolerlas 
con  objeto  de  levantar  el  edificio  colegial  de  San  Pelayo;  y,  por 
fin,  en  1577  quedó  fundada  la  nueva  liscucla  en  casa  grandiosa, 
toda  de  piedra,  trazada  severamente  y  sin  más  adornos  que  el 
timbre  heráldico  del  fundador.  Tenía  patio  cerrado  con  galería 
alta  y  bajax  formadas  con  columnas  dóricas  y  arcos  de  medio 
punto  en  el  interior.  Fué  la  apertura  después  de  1604. 

El  personal  de  este  Colegio  ovetense,  en  Salamanca,  era  tan 
numeroso  y  bien  dotado  como  el  de  los  Colegios  mayores.  Pri- 
meramente fueron  veinticinco  las  becas  de  teólogos,  canonistas 
y  juristas,  doce  para  naturales  del  Obispado  de  Oviedo,  cuatro 
para  los  de  Sevilla,  dos  para  Sigüenza,  otras  dos  para  Orense, 
dos  capellanes  y  tres  regentes  en  teología,  cánones  y  leyes. 
El  Fundador  asignó  al  Colegio  diez  mil  ducados  de  renta,  que 
todavía  aumentó  después,  resultando  que  tenía  doble  que  la  gran 
Universidad  á  que  estaba  adscrito.  Vestían  los  colegiales  manto 
verde  (que  les  dio  nombre)  y  beca  negra,  colores  de  la  Inquisi- 
ción, más  después  suprimieron  el  negro  distintivo  por  verde,  con 
autorización  del  Nuncio;  y  eran  las  plazas  muy  codiciadas,  dice 
Garibay,  por  la  autoridad  de  la  casa  y  patrimonio  que  disfrutaba. 
Sus  hijos  ilustres  fueron  muchos.  (1) 

De  la  supresión  académica  de  este  Colegio  menor  y  desamor- 
tización de  sus  bienes  aún  quedan  tres  becas,  y  los  alumnos, 
que  las  consiguen,  pueden  cursar  cualquiera  de  las  .carreras  ó  fa- 
cultades, establecidas  en  la  Universidad  de  Salamanca,  y  tienen 
derecho  á  pensión  de  dos  pesetas  diarias,  matrículas,  títulos  de 
Bachiller,  Licenciado,  Doctor  y  otras  ventajas  cuando  alcanzan 
las  notas  exigidas  al  efecto.  Los  aspirantes  á  becarios  han  de  ser 


(i)     La  Fucj.tc:  I/is/orta  de  las  Universidades,  tom.  II- 

En  1855,  después  de  suprimido  el  Colegio  de  San  Pelayo,  ascendían  los  rendimientos  de  sus 
bienes  á  229  fanegas  y  40  cuartillos  de  uÍ£o  y  6.434  reales  y  18  maravedises  en  metálico. 
Cuando  la  guerra  de  la  Independencia  contra  Francia  sufrió  el  edificio  gran  deterioro  y  en  su 
local  se  estableció  jardín  botánico  de  Salamanca. 

Véase  á  Vidal,  Historia  de  la  Universidad  de  Salamanca  —Id.  á  Falcón,  Salamanca  ar- 
tística y  Monumental, 


—  25  - 
mayores  de  catorce  años  de  edad,  pobres;  y  el  orden  de  prela- 
ción  para  ser  elegidos  es:  1.°  parientes  del  Uustrísimo  señor  Fun- 
dador; 2.°  naturales  del  Principado  de  Asturias  y  los  de  las 
diócesis  de  Sevilla,  Sigüenza  y  Orense;  y  3.°  hijos  de  naturales 
de  Asturias.  Los  nombramientos  son  atribuciones  de  la  Junta  de 
los  Colegios  universitarios  de  Salamanca,  á  propuesta  del  Exce- 
lentísimo Sr.  Duque  de  Berwick  y  de  Alba,  patrono  del  Colegio 
menor  de  San  Pelayo  como  poseedor  del  título  de  Conde  del 
Montijo,  á  cuya  casa  afluyeron  los  bienes,  mayorazgo  y  honores 
de  la  antigua  de  Valdés,  de  Salas.  (1) 

Vengamos  ahora  á  las  fundaciones  de  enseñanza  en  Astu- 
rias. 

Hay  incertidumbre  sobre  la  fecha  de  verdadera  creación  y 
apertura  del  Colegio  de  San  Gregorio  de  Oviedo,  vulgo  de 
los  Pardos,  levantado  en  nuestra  Ciudad,  en  el  arrabal  ó  calle 
del  Campo,  cerca  de  la  puerta  también  llamada  así,  abierta  en 
las  murallas,  próxima  á  la  de  Socastiello,  las  dos  tocando  la 
Fortaleza  (2);  y  el  edificio,  bajo  el  cubo  del  ovetense  castillo, 
quedó  formando  esquina  entre  las  calles  de  San  Francisco  (la 
del  Campo,  llamada  después  así  por  el  cercano  convento  de 
Asís)  y  de  la  Lana  (ahora  de  Mendizábal)  donde  hoy  se  levanta 
el  suntuoso  edificio  del  Banco  Asturiano. 

Fué  la  primitiva  fundación  del  gran  bienhechor  de  Asturias 
ideada,  al  parecer,  durante  su  prelatura  ovetense  (1532  á  1539) 
y  en  la  que  persistió  en  el  último  período  de  su  existencia  cuan- 
do encomendaba  las  fundaciones  asturianas  al  Venerable  Cabil- 
do de  la  Catedral. 

Entre  los  canónigos  contábase  entonces  á  D.  Hernando  de 
Valdés,  hermano  del  Arzobispo,  que  fué  el  intermediario  de  esta 
negociación.  Cuando  el  pontífice  de  Sevilla  escribió  al  Cabildo 
en  1561,  lo  hizo  también  á  su  dicho  hermano,  dándole  cuenta 
del  proyecto  de  Colegio   con  idea  cabal  de  toda  la  fundación: 

v Cuando  diereis  mi  carta  al  Cabildo  de  la  Iglesia  de  Oviedo, 


ft)  Los  anuncios  y  llamamientos  se  publican  en  la  Gaceta  de  Madrid,  Boletines  oficiales 
de  Salamanca  y  Oviedo  y  eclesiásticos  de  Sevilla,  Sigüenza  y  Orense  en  el  mes  de  Julio  del 
año  en  que  hay  vacante,  haciéndose  las  provisiones  en  el  de  Octubre. 

'a)  Eran  terrenos  de  la  ciudad,  pues  1).  Alfonso  XI  por  Real  Cédula  de  134a  donó  á 
Oviedo  las  casas  que  estaban  junto  á  la  muralla,  cerca  de  la  puerta  del  Campo  y  para  que  no 
causasen  pcjjuicio  á  los  muros,  ordenó  el  Rey  destilarlas  y  que  sus  materiales  y  huertas  fuesen 
para  la  ciudad.  Según  Trcllc»,  los  edificios  eran  de  les  confiscados  al  desgraciado  D.  Gonzalo 
Martínez,  maestro  de  Alcántara. 


■ifp 


—  26  - 
les  diréis  que  habiendo  entendido  por  vuestra  relación  cómo 
e'Ios  desean  que  la  baena  obra  del  Colegio  de  Oviedo  y  las  otras 
dotaciones  que  coa  la  avada  de  Dios  pienso  dejar  en  aquella 
ciudad  ven  otras  partes  del  Principado  hayan  efecto,  y  que  para 
esto  muestran  buena  voluntad  de  ayudar  con  su  trabajo  y  cui- 
dado, y  Le  recibido  mucho  contentamiento  de  ello,  porque  que- 
riéndose ellos  encargar  de  hacer  cobrar  y  distribuir  los  juros  y 
re  ritas  y  hacienda,  que  para  ello  dejaré  en  el  Principado  de  As- 
turias de  !a  manera  «pe  yo  ordena:-.?.  estaré  muy  cierto  de  que 
las  dotaciones  tendrán  siempre  due.V»  y  amparo  con  buen  cum- 
plimiento y  ejecución  de  ellas:  y  trata:?  y  comunicado  con  ello 
particularmente  me  dará  aviso  con  ei  priuero  de  lo  que  acuer- 
den y  también  de  lo  que  les  pareciera  y  será  menester  señalar 
desalan?  para  la  ]  e:s  »na  que  ellos  nombru-en.  para  la  cobran- 
za y  cuenta  y  buen  recado  de  los  juros  y  reñía-,  y  la  orden  que 
creyeran  conveniente  para  que  Laya  buen  recado  en  ponerse  el 
«Huero,  c  -mo  se  fuere  cobran  .!:>.  en  una  ¡  arte  secura:  y  para  que 
haya  cuenta  de  lo  que  s:  sacara  para  las  dichas  obras  pías  á  los 
líe^r  ,s  que  s-  hu!  ieren  de  proveer  conforme  á  la  urden  que  se 
dier*.  p»:q  :e  en  tenien  Jo  buena  :>t  ue-'u:  de  ellos  se  ponjra  lue- 
go en  efecto  este  negocio. 

<  En  el  CoLgio  se  ha  de  dar  de  cerner  á  quince  personas, 
que  -on  doce  col*: piales  y  el  Prever  t ;»r  principal,  que  ha  de  ser 
I  Sector,  con  ot:*o  preceptor  o  lie;»*  ti  lor  y  un  familiar,  y  señalán- 
dose á  diez  mil  maraveJises  para  ia  comida  de  e-ada  uno  de  és- 
tos caia  af. .».  se  ro  ]i:n  sacar  ia  cunihi  y  salario  para  la  mujer 
que  tuviese  car¿jo  de  ¡av;.r  la  r»»pa  y  :  .  :a  un  des¡*cnsero  que 
Lubie-c  de  traer  d-  c  raer  yjz;ds;.::o.  y  dt¿de  abura  se  podrá 
curr-7-ir  el  n  .u.ero  de  I  s  de  ce  c.-lev'L'.les  y  familiar,  y  los  que  se 
hubiesen  d»- recibir  de  nr.evn  ror  '  >  menos  han  de  saber  leer 
bi-n  i-*;n  y  la  doctrina  euistiana  y  qu:  tengan  habilidad  y  sean 
r  ;bros  y  cristianos  viejos,  que  no  sean  vecinos  ni  hijos  de  ve- 
cino de  la  ciu-ía  J  de  Oviedo  por  el  aparejo  que  tienen  de  poder- 
se mejor  sustentar  y  \>  >r  otros  buenos  respetos,  y  para  que  ésto 
y  en  1  .  d  r: ...s  *,:•  t  »  a  á  lo  que  se  La  de  hacer  en  adelante  se 
:a:ap  »:  •  -»_•.. .«•  mas  larva  instrucci-  n  y  orlen:  [odranse  dar  des- 
de Jue^j  á  los  dichos  colegiales  sendas  ropas  ú  sotanas  de  paño 
pardo  de  otro  color  con  que  anden  en  el  Colegio  y  fuera  de  él. 


—  27  — 

«Que  se  entienda  en  comprar  la  casa  de  Diego  de  Salazar, 
que  está  junto  al  Colegio,  en  el  mejor  precio  que  fuera  posible, 
y  se  me  envíe  relación  de  lo  que  está  hecho  en  la  casa  y  de  lo 
que  podrá  costar  de  materiales  y  manos  para  que  pueda  apro- 
vechar para  el  propósito  de  los  porcionistas  y  estudio  con  lo  del 
Colegio,  como  está  platicado,  ó  para  otra  cosa.  En  Madrid  á 
quince  de  Octubre  de  mil  quinientos  y  sesenta  y  un  años.» 

Al  Venerable  Cabildo  decía  también  el  Arzobispo: 

«A  los  muy  Reverendos  y  magníficos  señores  Deán  y  Cabil- 
do de  la  Santa  Iglesia  de  Oviedo.  Muy  Reverendos  y  muy  mag- 
níficos Señores:  Con  el  canónigo  Hernando  de  Valdés  recibí  la 
carta  de  V.  m.  y  no  hay  para  qué  me  dar  gracias  por  lo  que  yo 
deseo  emplearme  en  sus  cosas,  pues  esta  buena  voluntad  siem- 
pre la  tuve  y  tengo  en  lo  que  tocase  á  esa  Santa  Iglesia  y  perso- 
nas de  ella  en  general  y  particular.  El  canónigo  me  significó 
cuan  de  veras  deseáis,  señores,  el  bien  de  esa  tierra  y  que  en 
algunas  dotaciones  y  memorias  que,  mediante  la  ayuda  de  Dios, 
tengo  ordenado  de  dejar  en  ella  tomarían  parte  del  trabajo  en  la 
ejecución  de  ellas,  y  confiado  en  esto  yo  le  he  comunicado  al- 
gunas cosas  que  dirá  de  mi  parte,  y  teniendo  respuesta  de  su 
voluntad  las  comenzaré  luego  á  poner  en  efecto,  porque  encar- 
gándose de  la  protección  y  administración  de  esto  personas  de 
tanta  bondad  y  autoridad  yo  estaré  descansado  en  pensar  que 
antes  y  después  de  mis  días  tendrán  dueño  éstas  buenas  obras: 
con  que  espero  será  servido  nuestro  Señor.  Él  guarde  y  prospe- 
re las  muy  Reverendas  y  muy  magníficas  personas  de  V.  m.  En 
Madrid  á  15  de  Octubre  de  1501.  Vt.  fr.  f  hispalensis.» 

El  primer  edificio  destinado  á  Colegio  fué  una  casa  modesta 
en  la  mencionada  calle  del  Campo,  pero  los  testamentarios  del 
Arzobispo,  los  Consejeros,  compraron  después  la  casa  de  Diego 
de  Salazar  para  hacer  más  capaz  el  establecimiento  que  datando, 
como  queda  dicho,  de  1501,  llevó  la  fecha  de  1534,  porque  sin 
duda  fué  en  este  año  cuando  D.  Fernando  de  Valdés  y  Salas 
proyectó  primeramente  favorecer  con  esta  Escuela  al  Principa- 
do de  Asturias  como  ensayo  de  la  Universidad,  que  también  se 
proponía. 

La  fábrica,  que  nosotros  alcanzamos,  había  sufrido  grandes 
trasformaciones   principalmente  en    su  fachada,  á  principios 


-   28   - 

del  siglo  xviii  y  en  los  primeros  años  del  xix.  Muros  do- 
bles, agregaciones,  recortes,  etc.,  se  notaron  en  el  derribo  de 
1896,  y  argamasa,  manipostería  y  trabajos  de  tres  épocas  dife- 
rentes. 

Ni  de  las  actas  del  Cabildo,  del  Ayuntamiento  y  Univer- 
sidad de  Oviedo  resulta  dato  fijo  para  asegurar  cuándo  co- 
menzó á  leerse  en  el  Colegio  de  San  Gregorio,  llamado  ele 
los  pardos  por  el  color  de  la  beca  colegial. 

Bajo  el  bello  blasón  arzobispal,  que  ostentaba  en  el  frontis- 
picio, había  también  la  fecha  de  1557.  No  faltó  quien  indicase 
que  las  fechas  señaladas  de  1534  y  1557  manifestaban  la  pri- 
mera fundación  de  la  Escuela,  y  la  segunda  la  terminación  del 
primer  edificio;  pero  esto  no  se  compadece  con  los  datos  y 
acuerdos  capitulares  que  publicó  el  canónigo  archivero  bibliote- 
cario Sr.  Sandoval.  (1) 

La  factura  del  bien  labrado  escudo  indica  su  ejecución  á 
mediados  del  siglo  xvn,  ya  decaído  el  gusto  del  Renacimiento. 
La  cartela  que  rodea  el  óvalo  y  el  estilo  todo  indican  obra  dis- 
puesta y  dirigida  por  alguno  de  los  artistas,  que  aquí  trajeron 
Domingo  Moriera,  Alonso  de  la  Barcena,  Juan  de  la  Yucera  y 
Bernardo  de  la  Portilla,  entendidos  labrantes  del  edificio  de  la 
Universidad,  bajo  la  dirección  de  Juan  del  Rivero,  maestro  de 
las  obras  de  la  Catedral  de  Salamanca,  rematante  á  nombre  de 
Rodrigo  Gil  en  1572  y  1575.  Dicho  escudo  tiene  gran  semejanza 
en  la  disposición  con  otros  que  se  ven  en  la  Universidad. 

Si  aquellos  artistas  ó  sus  discípulos  fueron  los  que  decoraron 
heráldicamente  el  Colegio,  debió  ser  en  la  segunda  obra  ó  am- 
pliación de  la  primitiva,  porque  ésta  ya  se  había  levantado  antes 
del  1571,  según  consta  de  los  libros  municipales,  pues  en  acta 
de  7  de  Noviembre  se  trata  de  una  carta  dirigida  por  el  antes 
Canónigo  de  Oviedo  y  entonces  Consejero  de  S.  M.  D.  Hernando 
de  Salas  al  Cabildo,  tratando  del  lugar  donde  había  de  levan- 
tarse la  Universidad,  á  lo  que  nuestro  antiguo  Ayuntamiento  de- 
signó que  «el  sitio  señalado  era  en  las  espaldas  del  Colegio, 
que  está  hecho,  ó  delante  del  mismo  en  las  huertas  de  Juan 
de  Carrió. » 


(i)    El  Carbayón%  periódico  (Oviedo,  1895). 


—  29  — 

AI  derribar  dicho  edificio  de  los  Pardos  se  colocó  el  escudo 
(armas  de  Valdés,  ó  tres  barras  con  las  cruces  de  San  Jorge)  y 
las  inscripciones  que  le  acompañaban,  en  el  vestíbulo  de  la  Uni- 
versidad ovetense. 

Bajo  la  corona  condal  de  los  de  Miranda,  en  que  recayó  el 
vínculo  fundado  por  el  Carnoso  Arzobispo,  está  la  siguiente  ins- 
cripción, no  fácil  de  reproducir  aquí  con  exactitud  por  sus  abre- 
viaturas y  letras  ligadas: 

NOBLISSM  S.  GREG  COLEGUM 

ANTQUS  OMNIBS  OPS  PATRIEAE 

AMOREM,  MEMORIE  SER 

VANS  EX,  ILL,  RV  DN  FER 

DINAND,  D  VALDES  FVN 

DATORIS,  ANNO  1534  (1) 

Debajo  se  lee  en  caracteres  de  época  posterior: 

F.  DE  VALDÉS  ARCHIEPISCO- 
PUS  HISPALENSIS. 

Sobre  la  puerta  de  arco,  entrada  principal  del  Colegio  de 
San  Gregorio,  había  otra  piedra  con  este  monograma  de  Jesús: 


en  tipos  que,  ó  pueden  referirse  al  año  de  1534,  ó  ser  esta  piedra, 
allí  colocada  modernamente,  de  la  suprimida  capilla  del  Esta- 
blecimiento, que  se  notó  cuando  el  derribo,  hacia  la  parte  Norte. 
También  se  halló  un  relox  de  sol  con    números    góticos   y 


»x)  Nobilísimo  Colegio  de  San  Gregorio, 

el  más  antiguo  de  los  de  la  patria, 
que  conserva  el  amor  á  la  memoria 
del  Excmo.,  limo,  y  Reverendísimo 
D.  Fernando  de  Valdés, 
fundador.  Año  JSJ4> 


—  3°  — 

restos  de  otras  piedras  labradas,  un  capitel,  etc.,  con  trozos  de 
mas  lápidas  inscripcionales,  difíciles  de  reconstituir.  Parecen 
referirse  á  intermediarios  en  la  construcción,  primera  dirección 
y  reformas  del  Colegio;  y  con  las  abreviaturas,  entonces  usuales, 
se  leen  nombres  como  Fernando  de  llano,  apellidos  de  queipo 
de  llano,  etc. 

La  historia  del  Colegio  se  resume  en  los  siguientes  breves 
datos. 

El  Arzobispo  Valdés  le  señala  en  su  testamento  y  codicilos 
de  1566  y  1568  la  renta  perpetua  de  300  maravedises,  sobre 
un  juro  de  las  alcabalas  de  Sevilla,  á  más  del  monte  Naranco, 
en  Oviedo,  como  otras  rentas  en  esta  ciudad  y  su  concejo;  pero 
es  para  su  sostenimiento,  porque  la  Escuela  ya  estaba  abierta 
antes  de  la  muerte  del  preclaro  D.  Fernando. 

La  primera  vida  del  Colegio  inspiró  mucho  interés  á  los  Re- 
gidores de  Oviedo,  pues  en  1579,  dice  un  extracto  del  erudito 
Sr.  Vigil,  que  «en  virtud  de  que  no  había  maestros  en  el  Colegio 
de  la  Ciudad  (el  de  San  Gregorio)  donde  se  leía  gramática  y  de 
los  derechos  excesivos  que  se  cobraban  á  los  estudiantes,  se  dis- 
puso escribir  á  los  señores  del  Cabildo,  como  testamentarios  del 
Obispo  (Sr.  Velasco)  para  que  acudieran  á  su  remedio.» 

Por  motivos  como  éste,  sin  duda,  se  dictó  una  Real  Cédula 
autorizando  á  los  Consejeros  testamentarios  del  Arzobispo  para 
que  formasen  «Constituciones»  de  régimen  del  Colegio  (8  de 
Mayo  de  1604)  y  en  aquel  regio  documento  se  hace  referencia  á 
una  Bula  pontificia  para  eregir  en  Oviedo  el  dicho  gregoriano, 
que  no  se  encuentra  en  el  archivo  universitario  y  que  debió  ser 
de  alguno  de  los  Papas  de  Paulo  III,  á  Gregorio  XIII,  el  que  de 
buena  gana  dio  la  Bula  universitaria. 

Un  antiguo  memorial  de  Sancho  Inclán,  diputado  de  la  Junta 
general  del  Principado,  habla  de  la  dotación  del  Preceptor  de 
latinidad,  número  de  colegiales,  pagos,  abolición  de  ciertos  de- 
rechos y  de  proyectos  de  dotación  de  los  profesores.  Cuando  el 
Cabildo  elevó  á  los  Sres.  Tejada  y  Boorques  un  informe  acerca 
de  la  Universidad  y  Colegio,  D.  Hernando  Valdés  Osorio  elevó 
á  los  mismos  Consejeros  otro  memorial  sobre  gastos  y  racio- 
nes de  esta  última  fundación. 

De  menos  categoría  que  la  de  la  Universidad  fué  la  casa  colé- 


—  3i   — 

gial,  y  asi  se  deduce  de  dos  testimonios  del  Secretario  de  los 
Capitulares,  que  tanto  interés  manifestaron  por  el  profesorado 
universitario.  En  uno  de  ellos  (8  de  Febrero  de  1602)  se  oponen 
á  que  el  Tesorero  de  la  Iglesia  Catedral  D.  Antonio  González 
Arango  fuese  Rector  de  San  Gregorio,  y  en  el  otro  (10  del  mis- 
mo mes  y  año)  aceptan  los  prebendados  diferentes  lecturas  en  la 
Universidad;  pero  no  pueden  consentir  en  que  el  dicho  Tesorero 
continúe  siendo  preceptor  del  Colegio  por  no  ser  decente  á  su 
cargo  y  dignidad. 

Aprobados  los  «Estatutos»  del  Colegio  por  el  Supremo  Con- 
sejo en  12  de  Septiembre  de  1612,— la  Universidad  se  abrió 
antes, — se  dispuso  que  fuesen  doce  las  becas,  provistas  en  jóve- 
nes de  siete  á  catorce  años,  con  la  precisa  circunstancia  de  ser 
naturales  del  Principado  ó  parientes  del  fundador,  de  buen  li- 
nage,  acreditando  limpieza  de  sangre. 

Para  su  servicio  había  dos  fámulos  ó  pensionistas  y  un  co- 
cinero, lavandera  y  boticario,  etc.  Se  abonaban  14  maravedises 
por  cada  colegial  y  familiar,  y  se  les  enseñaba  Gramática  latina 
y  educación  religiosa. 

Había  un  Rector,  ordenado  in  sacris,  con  50.000  marave- 
dises anuales,  un  Regente  con  cien  ducados,  un  Repasador  ó 
Ayudante  con  mil  reales,  y  se  abonaba  real  y  medio  al  cape- 
llán por  la  misa,  si  al  Rector  no  le  fuera  posible  celebrar- 
la. El  nombramiento  de  este  personal  era  del  Patrono  de 
las  fundaciones  del  Sr.  Valdés  Salas,  á  quien  el  Administra- 
dor del  Colegio  rendía  cuenta  de  inversión  de  las  rentas,  y 
todos  estaban  sometidos  á  la  inspección  del  Prelado  ó  de  su 
Provisor,  que  examinaban  las  cualidades. 

Las  lecciones  eran  públicas  y  podían  asistir,  como  exlernosí 
todos  los  que  deseasen  aprender  Gramática.  El  historiador  astu- 
riano P.  Carballo  fué  preceptor  y  más  tarde  Rector  en  los 
primeros  años  del  siglo  xvir,  antes  de  ser  jesuíta.  De  su  tiempo 
es  un  expediente  por  el  cual  se  prohibió  que  este  maestro  lleva- 
se 6  reales  por  la  enseñanza  del  latin,  declarada  gratuita;  y  allí, 
entre  varias  diligencias,  están  la  firma  y  una  solicitud  del  autor 
de  las  Antigüedades  de  Asturias. 

En  1668,  mientras  la  Ciudad  construía  el  teatro  del  Fontán, 
se  solicitó  permiso  de  la  Sra.  Marquesa   de  Valdunquillo  —  que 


i 


—  32  — 
tenía  el  patronato—para  que  en  el  patio  del  Colegio  represen- 
taran compañías  de  comediantes;  y  velando  por  la  tranquilidad 
del  Colegio,  el  Cabildo  consiguió  Real  Provisión  en  1678  para 
que  la  Ciudad  no  prosiguiese  las  obras  de  cárcel  pública  que 
disponía  levantar  cerca  del  Colegio  San  Pedro  ó  de  los  ver- 
des y  del  de  San  Gregorio  ó  de  los  pardos.  Más  se  realizó 
la  reforma,  pues  en  1703  «se  dispuso  la  demolición  del  cubo 
del  Real  Castillo  que  mira  al  Campo  de  la  Lana,  ejecutándose 
el  tramo  de  camino  de  junto  al  Colegio  de  los  pardos  (calle  de 
Mendizábal)  hasta  incorporarlo  con  la  calzada  de  los  verdes 
(calle  de  Arguelles) » . 

Así  continuó  hasta  la  expulsión  de  los  Jesuítas;  pero  ha- 
biéndose girado  visita  al  Colegio,  dio  por  resultado  suspen- 
der el  estudio  de  Latinidad  y  que  sus  preceptores  se  trasladaran 
alas  Escuelas  dé  la  Compañía  de  Jesús,  disponiendo  el  Consejo 
General  que  el  sueldo  que  aquéllos  dejaban  en  San  Gregorio 
sirviese  de  dotación  al  profesor  de  Lengua  griega  de  la  Univer- 
sidad, por  lo  que  esta  cátedra  fué  provista,  en  ocasiones,  por  el 
Patrono  de  la  Escuela. 

En  1749  dictó  auto  favorable  la  Real  Audiencia  en  una  soli- 
citud del  Doctor  D.  Ignacio  Valdés,  que  pretendía  para  ante  el 
Consejo  de  Castilla  dotar  el  Colegio  con  Estudios  mayores,  á  lo 
que  se  opuso  la  Ciudad  por  medio  del  regidor  D.Juan  de  Faes 
para  que  no  se  hiciese  gasto  alguno,  según  consta  de  acuerdos 
municipales;  sin  duda  por  ser  suficientes  las  Facultades  de  la 
Universidad. 

El  Claustro  pidió  en  1796  que  se  nombrara  una  comisión 
para  gestionar  la  superintendencia  del  Colegio.  Siguió  arrastran- 
do lánguida  vida,  pues  en  1804  el  Procurador  general  del 
Principado  Menéndez  de  Luarca  manifestó  que,  si  bien  estaba 
habitado  solamente  por  el  Rector  y  un  fámulo  por  estar  en  sus- 
penso el  pago  de  sus  rentas,  la  casa  estaba  muy  deteriorada  y 
sería  muy  costoso  habilitarla  para  cuartel. 

Desde  aquella  época  á  la  de  1834,  el  Rector  cuidaba  de  los 
colegiales,  los  más  pensionistas,  que  mandaban  sus  padres  para 
que  asistiesen  á  la  Universidad. 

Más  adelante,  al  ocuparnos  en  la  Segunda  Enseñanza  en 
Oviedo,  hemos  de  narrar  los  últimos  días  de  esta  fundación  y  de 


—  33  — 

cómo  se  perdió  el  edificio  del  Colegio  de  San  Gregorio,  donde 
se  pensó  establecer  el  Instituto  provincial. 

Concretemos  ahora  esta  parte  del  presente  libro  á  la  erección 
y  suerte  de  la  Universidad  ovetense. 

Con  meditada  previsión,  el  Inquisidor  Valdés  suplicó  al  Rey 
en  el  testamento  que,  en  recompensa  de  sus  leales  servicios  to- 
mase las  fundaciones  bajo  su  respetable  protección.  Ofreció  el 
monarca  su  valioso  amparo  y  vio  con  agrado  recaer  el  nombra- 
miento de  testamentarios  en  los  licenciados  Alonso  Nuñez  de 
Boorques,  del  Real  Consejo  y  Cámara  de  la  Santa  Inquisición, 
y  Juan  de  Tejada,  del  Supremo  Consejo  de  Castilla.  Era  costum- 
bre, aunque  bien  fatal  de  aquellos  tiempos  y  funesta  práctica  en 
negocios  graves,  someterlos  á  ciertos  personajes  acostumbrados 
á  la  tramitación  lenta  y  perezosa  de  aquellas  elevadas  Corpora- 
ciones. Se  abrió,  asi,  un  Tribunal  de  testamentaría  donde  con 
embrollados  y  largos  procedimientos  se  proporcionaban  crecidas 
dietas  á  curiales,  que  intervenían  en  los  asuntos  del  Sr.  Val- 
dés. Ellos  mermaban  las  rentas  y  convertían  los  administradores 
en  provecho  propio  los  rendimientos  de  las  Obras  pías. 

Como  en  cláusulas  fundacionales  se  autorizaba  á  los  alba- 
ceas  Consejeros  con  poder  absoluto  de  alterar,  conmutar,  modi- 
ficar y  disminuir  lo  que  les  pareciese,  usando  los  testamentarios 
de  la  amplia  facultad  determinaron  en  1571  á  ofrecer  á  la 
Compañía  de  Jesús  que  tomase  á  su  cargo  los  estudios,  Colegio 
y  Universidad,  comunicando  tal  acuerdo  á  San  Francisco  de 
Borja,  General  de  la  Orden,  imitando  en  esta  oferta  á  otra  igual 
que  había  hecho  la  Ciudad  de  Valencia,  deseando  que  la  Com- 
pañía se  encargase  de  su  Universidad.  Estimó  el  santo  la  honra 
y  envió  poder  para  recibir  la  fundación  y  organización  de  la  Es- 
cuela universitaria  de  Oviedo  con  determinadas  condiciones,  en 
cuya  virtud  la  aceptó  el  P.  M.  Provincial  Gil  González  Dávila. 
Se  hicieron  las  escrituras  y  obligaciones  de  una  y  otra  parte,  y 
así  proseguía  el  negocio  que,  cuando  se  juzgaba  concluido,  se 
vio  al  mismo  tiempo  deshecho;  porque  «á  la  noticia  de  que 
la  Compañía  tenía  en  su  poder  la  Universidad  y  sus  estudios, 
fué  tal  la  inundación  de  contradicciones  que  causó  la  continua 
lluvia  de  imposturas,  testimonios  y  quejas  de  los  que  aborrecían 
la  disposición  segunda  de  los  testamentarios  del  ilustrísimo  Ar- 


—  34  — 

zobispo,  acaso  porque  en  la  primera  amavan  sus  intereses  y 
fundaban  sus  conveniencias  que,  para  que  se  deshiciese  la  tem- 
pestad, cesare  la  inundación  y  se  serenase  el  cielo,  juzgó  la  Com- 
pañía ser  el  más  fácil  y  oportuno  remedio  sacrificar  todo  el 
derecho  que  había  adquirido  por  el  contrato  al  gusto,  pasión  ó 
mala  voluntad  de  los  contradictores;  y  así  le  cedió  y  se  apartó 
libremente  de  proseguir  el  que  ya  llamavan  pleyto»  (1).  Y  esto 
dio  lugar  á  la  inmediata  fundación  del  Colegio  de  San  Matías, 
de  la  Compañia  de  Jesús,  en  Oviedo,  por  la  virtuosa  y  espléndi- 
da viuda  de  D.  Luis  de  Quijada,  mayordomo  del  Emperador  y 
ayo  de  Don  Juan  de  Austria,  instituto  que  tuvo  importancia 
por  su  concurso  á  la  instrucción  pública  en  Asturias. 

El  pensamiento  primordial  del  Inquisidor  parece  que  era  la 
formación  de  sacerdotes  ilustrados,  deseo,  á  la  verdad,  muy 
atendible;  pero  el  Cabildo  y  el  Municipio,  al  concretarse  á  la 
Universidad  en  vasto  informe  sobre  las  fundaciones  del  Sr.  Val- 
dés,  decían,  con  oposición  á  los  antecedentes  de  sus  personas  y 
representación,  que  para  formar  buenos  clérigos  ya  felizmente 
se  había  instituido  la  Universidad  de  Alcalá  y,  por  lo  tanto,  con- 
venían á  este  territorio  otras  enseñanzas.  Contando  con  el  estu- 
dio de  Gramática  del  Colegio  de  San  Gregorio,  proponían  el  es- 
tablecimiento de  cátedras  de  Retórica  y  Lengua  griega,  faculta- 
des de  Artes,  Leyes,  Cánones  y  Teología;  y  al  dictaminar  sobre 
la  dirección  de  la  Escuela,  añaden:  —«Sólo  Dios,  Nuestro  Señor, 
nos  la  dio  (la  Universidad)  para  remedio  de  muchas  gentes  de 
esta  provincia,  hará  lo  posible  para  verla  efectuada,  y  que  no  se 
dé  á  los  de  la  Compañía  (la  de  Jesús)  porque  hay  en  esta  ciudad 
más  clérigos  y  frailes  que  ciudadanos,  y  con  razón  nos  parece 
que  no  se  sienten  aquí  más,  mayormente  tomando  á  su  cargo  la 
Universidad».  Firman  el  Dean,  Chantre  y  tres  Canónigos  con 
testimonio  capitular  en  1572. 

Con  notable  lentitud  seguían  los  magistrados  testamentarios 
interminables  expedientes;  años  y  años  pasaban  en  gestiones,  y 
á  la  sombra  de  tanta  confusión  seguía  la  testamentaría  pagando 
salarios  y  disminuyendo  los  productos.  No  se  abría  el  Estudio 


(i)     P.  Vülafañc:  Relación  histórica    de  la  vida  y  virtudes  de  />.*  Magdalena   de    Ulloa, 
pág.  242. 


-  35  - 
general,  aunque  se  levantara  el  edificio,  porque  nada  se  hacía 
para  dar  en  él  las  enseñanzas. 

No  fallaba  vivísimo  interés  en  llevar  á  cabo  tan  principal 
elemento  de  dar  lustre  á  la  provincia  con  honra  de  sus  hijos,  y 
éstos  nuevo  esplendor  á  su  patria  por  el  camino  de  la  ciencia. 
Geslionaba  con  solícito  anhelo  la  Junta  General  del  Principado, 
encarnación  entonces  de  la  administración  y  de  nuestros  vene- 
randos fueros;  ella  nombró  enseguida  comisionados  para  que  en 
la  Corte  arreglasen  el  pronto  establecimiento  de  la  Universidad; 
hizo  igual  solicitud  en  diversas  ocasiones  y,  todavía  á  principios 
de  1608,  relataban  sus  gestiones  Lope  de  Miranda,  señor  de  Na- 
via  y  de  Muros,  pariente  del  fundador,  y  el  P.  Fr.  Tomás  de 
Sierra,  Prior  de  Santo  Domingo  en  esta  ciudad,  gran  escritor  y 
predicador  que  fué  de  Felipe  III.   (1)  Por   su  parte  gestionaba 
también  el  Prelado  escribiendo,  como  queda  dicho,  á  los  testa- 
mentarios, y  en  las  actas  del  Cabildo  Catedral  hay  importantes 
acuerdos  para  lograr  á  Asturias  la  deseada  Escuela.   En  unión 
con  la  Ciudad,  representada  por  sus  regidores  Julián  de  Miranda 
y  Pedro  de  Aviles  y  de  la  Provincia  por  Fernando  Alvarez  de  la 
Rivera  y  Sancho  de  Inclán,  nombró  comisión  para  el  asunto;  y 
marchó  su  Deán  D.  Juan  de  Asiego,  hombre  de  letras  y  celoso 
asturiano  á  la  Corte  (2),  cuando  el  Municipio  enviaba  á  Pedro 
Arguelles  Meres  y  á  Juan  de  Nora  á  excitar  á  los  Consejeros.  (3). 
Pasaban  los  primeros  años  del   siglo   xvn  y   daban  escaso 
resultado  tanta  petición  y  tanto  recurso,  como  de   unes  á  otros 
se  cruzaba,  cuando  los  testamentarios  escribieron  al  Obispo,  Ca- 
bildo y  Ayuntamiento  en  1001  pidiendo  dictamen   sobre  las  cá- 
tedras y  su  dotación.  (4)  El  Cuerpo  Capitular,  que  ya  en  otra 
ocasión  había  informado   con  la  Ciudad  sobre  las  fundaciones 
del  Sr.  Valdés,  presentó  otro  Memorial  {que  reiteró  el  Prelado) 


(t>  Archivo  de  la  Diputación  provincial.  Libros  de  actas:  Juntas  de  8  de  Marzo  de  1600, 
31  de  Junio  de  1603  y  10  Enero  1608. 

— «El  Regidor  de  Oviedo  y  Alférez  mayor  de  Lena  D.Rodrigo  Bernardo  de  Miranda  «asistió 
en  Madrid  a  diferentes  negocios  de  esta  provincia,  y  cu  particular  á  que  se  fundase  la  Universi- 
dad, como  >c  consiguió,  haciendo  también  que  se  pusiesen  en  ejercicio  las  demás  fundaciones 
y  obras  pía*  del  limo.  Sr.  Valdés».  ÍSoiar  de  la  Casa  de  Olloniego  por  D.  Felipe  Bcr  nal  do  de 
(^uirói  —Madrid,  (sin  fecha  ) 

—Tratando  de  la  Casa  de  Sierra,  parroquia  de  Santa  Eulalia  del  Valle,  se  menciona  al 
(hminico  P.  Sierra,  diciendo  «fué  bienechor  de  Asturias,  que  le  debe  la  Universidad»,  en 
Soticias  históricas  del  Concejo  de  Carreño  por  González  de  Posada    MS.> 

(?*  Archivo  de  la  Catedral  de  Oviedo;  Libros  de  Actas  de  1600  á  161 2:  Cabildos  de  3  de 
Marzo  de  1600,  15  de  Diciembre  de  1601  y  a  de  línero  de  1602. 

(3)  Archivo  de  la  Universidad.  Testamentaría  del  Arzobispo  Valdés:  fol.  50. 

(4)  Id.  id.  fols.  18  y  19. 


-  36  - 
en  1602  comprendiendo  un  proyecto  de  Universidad,  así  como 

el  Municipio  escribió  á  los  Sres.  Boorques  y  Tejada  para  que 
estableciesen  las  enseñanzas  á  la  mayor  brevedad.  Por  su  parte 
el  Obispo  instruyó  al  Deán;  la  Ciudad,  Principado  y  Cabildo  in- 
sistieron con  losalbaceas;  y  otra  vez  les  anunciaron  pérdidas  de 
bienes  y  de  rentas.  El  Sr.  Asiego  no  cejó  un  día  y  otro.  (1) 

Este  inolvidable  prebendado,  adelantándose  á  su  época,  re- 
sumió por  si  lo  que  entendía  eran  aspiraciones  del  Cabildo,  Prin- 
cipado y  Ciudad,  y  presentó  razonable  y  elevado  dictamen,  no 
solamente  sobre  el  régimen  universitario  y  materias  de  sus  es- 
tudios, sino  respecto  á  lo  que  hoy  se  llaman  Facultades  mayo- 
res, muy  en  conformidad  con  el  mencionado  informe  de  1572. 
Deseaba  una  provechosa  latitud  en  la  filosofía,  porque,  conside- 
rando, dice,  que  el  Principado  de  Asturias  es  tierra  marítima 
donde  se  usa  la  navegación,  será  muy  conveniente  al  servicio 
de  S.  M.  una  cátedra  de  Matemáticas  y  otra  de  Física,  así  como 
una  de  Metafísica.  No  contenían  esas  enseñanzas  los  anteriores 
dictámenes  y  sorprende,  bajo  la  firma  de  un  eclesiástico  del 
siglo  xvrr,  un  pensamiento  que  los  testamentarios  calificaron  de 
notable  y  aunque,  desde  luego  dudaron  seguirlo,  posterior- 
mente lo  siguieron  en  alguna  parte. 

Crecían  las  quejas  al  ver  desierto  el  edificio  levantado,  y 
aún  continuaban  los  ejecutores  con  aquella  lentitud  que,  sesen- 
ta años  después  de  la  muerte  del  Arzobispo,  hizo  escribir  las 
siguientes  palabras  á  un  comisionado  del  Claustro  y  maestro  de 
la  Orden  de  San  Francisco:  v  He  gastado  hasta  los  hábitos  y,  si 
no  nos  ponemos  bajo  el  patrocinio  del  Rey  N.  S.  y  no  damos  en 
tierra  con  la  testamentaría,  nada  se  adelanta^  (2) 


(i)  El  Deán  fue  portador  de  una  carta  para  los  Consejeros  Boorques  y  Tejada,  que  plan- 
teaban la  Universidad  de  Oviedo,  para  que  señalaran  cátedra  á  los  prebendados  de  oficio 
(Acta  del  Cabildo  de  6  de  Enero  de  16021.  Tan  bien  desempeñó  su  cometido,  que  en  a  de  Agosto 
le  propuso  con  interés  el  Principado  para  que  volviese  á  Valladolíd  y  activase  la  apertura  de  la 
Universidad,  y  al  asentir  los  canónigos  hicieron  picscntc  que,  por  sus  necesidades  y  baj.*  de  la* 
rentas,  en  la  ausencia  de  Asiego  no  le  darían  salario  pero  le  contarían  las  prebendas.  No  obs- 
tante, comisionado  el  Arcediano  de  IScnaventc  para  disponer  la  marcha  del  Deán,  concertó  que 
tuviese  tres  meses  de  licencia  con  36  reales  diarios  para  gastos,  pagando  la  provincia  18,  9  la 
ciudad  de  Oviedo  y  9  el  Cabildo.  (Acta  de  8  de  Agosto  de  1603'.  Cumplió  su  encargo  con  la 
diligencia,  que  ya  hemos  dicho,  y  en  6  de  Diciembre  mandó  una  carta  asegurando  que  los  tes- 
tamentarios del  Arzobispo  Yaldc*  habían  determinado  abrir  la  Universidad  para  el  próximo  San 
Lúeas  Engañaba!. le  sus  buenos  deseos,  pues  en  promesa  quedó  el  ofrecimiento  y  fué  necesa- 
rio, á  petición  del  Municipio  ovetense,  prorrogar  la  li.encia  por  otro  trimestre;  pero  retirándole 
sus  dietas  la  Corporación  Capitular.  'Acta  de  so  de  Diciembre). 

Vino  el  Deán  y  volvió  á  Vulladolid,  y  ;,1  ieti.ii  ;.r  011a  \iz  en  3  de  Maizo  de  1605,  dejaba 
encomendada  su  comisión  al  electo  Obispo  de  Ov:tdo  D .Juan  Alv¿.icz  de  Caldas.  Hizo  aún 
otro*  viajes  y  en  todos  ellos  acosó  á  los  testamentarios  con  memoriales  y  dictámenes. 

(2)  Archivo  de  la  Univer>idad:  Testamentaria  del  Ai/obispo  Valdés;  folios  27,  37,  34,  36. 
49  á  52  y  5. 


-  37  — 
Otras  deplorables  causas  contribuyeron  poderosamente  á  ha- 
cer más  reacios  á  los  Consejeros  albaceas.  Opuso  no  pocas  di- 
(icultades  el  sobrino  del  Inquisidor,  D.  Fernando  de  Valdés  Oso- 
rio,  primogénito  de  la  casa  de  Salas  y  patrono  de  todas  las  fun- 
daciones, hombre  rico  y  de  importancia  en  la  Corte  donde,  á  la 
sombra  del  favor  de  su  tío,  era  Gentil  hombre  de  Cámara  y  boca 
del  Rey.  En  8  de  Enero  de  1604  habían  acordado  los  testamen- 
tarios crear  definitivamente  la  Universidad  y  Colegio  de  San  Pe- 
layo,  en  Salamanca,  pidiendo  para  ello  las  Cédulas  Reales  de  24 
de  Mayo.  Cayó  entonces  Valdés  Osorio  en   la  ruin  y  lastimosa 
tentación  de  oponerse  á  la  última  voluntad  de  quien  le  había 
elevado  á  importante  posición;  quiso  destruir  y  aniquilar  el  pen- 
samiento más  fecundo  para  el   bien   de  su   país,  seguramente 
porque  con  las  cuantiosas  rentas  de  la  fundación,  creyó  aumen- 
tar las  suyas  y  con  ellas  elevarse  á  mayor  y  próspera  grandeza. 
Halagado  con  tan  vanidosa  idea,  expuso  al   Consejo   la  insu- 
ficiencia de  los  fondos  para  una  Universidad  con   maestros  y 
oficiales  mal  retribuidos;  que  la  ciudad  de   Oviedo  era  uno  de 
los  lugares  más  caros  del  reino  y  á  donde  iban  desde  Castilla  el 
pan,  el  vino  y  el  paño;  y  que  sus  naturales  saldrían   con  escaso 
saber.  Indicaba  que  los  asturianos  pobres  fuesen   á  Salamanca, 
donde  serían  pajes  y  criados;  que  asistiesen  los  ricos   á  Oñate, 
Santiago  y  Monterrey,  y  unos   y  otros  á  las  cátedras  benedicti- 
nas de  San  Vicente.  Decía  también,  que  con  Gramática  y  Lec- 
tura de  casos  bastaba  para  ser  eclesiástico;   y,   por  último,  que 
con  las  rentas  mejor  se  sostendría  el  Colegio  de  Recoletas  con- 
vertido en  un  convento  de  Monjas.  ¡Qué  pensamiento  tan  eleva- 
do! A  continuación  de  este  recurso  escribió  posteriormente,  no 
sabemos  quién,  una  dura  nota,  curiosa  y  acertada:  «Este  hom- 
fibre,  con  achaque  de  monjas,  pensaba  arañar  las  rentas  de  la 
«Universidad.  Estas  son  las  buenas  obras  que  debe  la  Universi- 
dad á  los  patronos.  Dios  fué  servido  qne  tan  mal  intento  no 
¿tuviese  efecto.  Si  el  tonto  ó  mal  intencionado  viviera  ahora, 
i  vería  si  tenía  fundamento  ninguno  lo  que  hablaba,   y  si  tenía 
rmás  lustre  con  ser  patrono  de  seis  monjas,   que  con  serlo   de 
«una  comunidad  tan   ilustre  como  la  Universidad.   Queda  esto 
^escrito  adfuíuram  reí  memoriam.*  (1) 

(i)    Archivo  de  la  Universidad.—  Testamentaría  del  Arzobispo  Valdés;  folios  56  y  62. 


i 


-  38- 

Hajo  consideraciones  más  diferentes  se  oponía  el  Fiscal  del 
Consejo.  Apoyado  en  el  excesivo  número  de  las  Universidades, 
veía  inconvenientes  en  crear  la  de  Oviedo;  pero  no  descono- 
ciendo razones  peculiares  de  localidad,  pidió  su  establecimiento, 
aprobados  que  fuesen  los  Estatutos,  reservando  á  la  Corona  la 
protección  de  las  Escuelas,  el  nombramiento  de  Visitadores  y  la 
Real  jurisdicción  sobre  los  estudiantes  legos.  (1) 

Dudosa  era  aún  la  resolución  y  no  se  ultimara  con  éxito  fa- 
vorable á  no  encontrarse  en  la  Corte  el  animoso  Deán  Asiego, 
que  seguía  con  indecible  vigor  el  negocio  de  la  Universidad.  Ha- 
bía comprendido  el  gran  beneficio  que  á  su  provincia  cabía 
abriendo  unos  estudios,  y  con  la  firmeza  de  un  carácter  inque- 
brantable no  desmayaba  su  interés  ante  la  magnitud  de  los  obs- 
táculos y  gran  poder  de  los  contrarios.  Pedía  el  nombramiento 
de  Rector,  Maestros  y  Oficiales,  en  lo  sucesivo  de  elección  del 
Claustro  ad  instar  Salamanticam  ct  aliarían  Vnivcrsita- 
rum,  y  la  declaración  de  la  soberanía  y  jurisdicción  de  aquel 
y  del  Cancelario  para  evitar  parcialidades.  Hablaba  el  infatiga- 
ble Deán  con  el  lenguaje  claro  de  la  verdad,  y  así  en  1605  des- 
cubrió á  la  Cámara  la  intención  del  sobrino  del  Fundador  que,  á 
pretexto  del  mayorazgo,  puntualizaba  solamente  las  rentas  li- 
quidas para  él.  Era  terrible  la  denuncia;  pero  cuando  la  sinceri- 
dad viene  en  apoyo  de  una  causa  su  triunfo  es  seguro  (2). 

Los  testamentarios  confirmaron  el  auto  de  20  de  Mayo  de 
1604  acordando  la  creación  y  nombramientos  de  la  Universi- 
dad: buscando  nuevas  dilaciones,  pidió  Valdés  Osorio  traslado 
de  las  cátedras  y  sueldos  que  pretendía  otorgar;  se  opuso  el 
Fiscal  en  21  de  Octubre,  declarando  que  el  Consejo  podía  esta- 
blecer y  nombrar  por  sí  en  conformidad  al  poder  del  Arzobispo, 
pues  no  era  razonable  «que  un  caballero  seglar  de  capa  y  espa- 
da nombrase  los  maestros  de  las  ciencias,  falto  de  suficiencia 
para  saber  quiénes  eran  doctos,  y  mayor  aún  este  mal  si  la  casa 
de  Salas  cayera  en  hembra.»  (3) 

Así  lo  estimó  la  Cámara;  se  declaró  al  D.  Fernando  patrono 
de  honor  con  nombramiento  de  los  oficiales  de  la  Escuela  v  se 


(1)     Archivo  de  la  Universidad.—  Testamentaria  del  Arzobispo  Valdós:  folios  53  á  55. 
Íí)     Id.  id.,  folios  58,  81 ,  84  y  86. 
I1?}     Id.  id.,  folios  88,  8t>,  98  y  99- 


-  39  - 
dejó  la  elección  de  maestros  á  los  estudiantes  ó  por  ejercicios 
ante  los  primeros  nombrados.  Pidió  el  patrono  revocación  del 
auto;  pero  nada  consiguió  ante  el  incansable  Deán,  sin  cuyos 
esfuerzos  quizá  no  se  planteara  la  deseada  enseñanza.  Hízose 
por  ello  acreedor  al  bien  de  la  patria  y  á  la  gratitud  de  sus 
paisanos  (1). 

Para  completar  los  albaceas  sus  trabajos  habían  impetrado 
de  la  Santa  Sede  la  Bula  de  erección,  paso  indispensable  en- 
tonces y  natural  según  el  orden  de  aquellos  tiempos.  De  buena 
gana  la  expidió  Gregorio  XIII  en  15  de  Octubre  de  1574,  con- 
firmando la  Universidad  de  la  populosa  provincia  de  Asturias, 
con  todos  los  privilegios,  gracias  y  favores  de  la  de  Salamanca 
y  otras  de  Castilla,  si  para  ello  daba  el  consentimiento  su  muy 
amado  hijo  Felipe  III.  Pasó  la  Bula  por  el  Consejo  y  fué  con- 
firmada la  erección  por  Real  Cédula  de  18  de  Mayo  de  1604,  en 
Gumiel  de  Mercado  (2). 

Ya  tomaba  cuerpo  el  discutido  y  benéfico  pensamiento  del 
preclaro  Valdés;  y  alborozada  Asturias  veía  cercano  el  día  su 
ventura  suspirada,  gozándose  en  la  obra  del  antiguo  estudiante 
salmantino,  del  amparador  de  las  obras  de  Melchor  Cano,  del 
familiar  é  imitador  del  gran  Cisneros. 


(x\    Archivo   de  la  Universidad. — Testamentaria  del   Arzobispo  Valdés:   fols.    103,  nfl  á 
115.—  Véase  Apéndice  I. 

(9)    Id,  id.  fol.  20.— Véase  Apíndicb  II. 


41  — 


CAPÍTULO  II 


Organización  primitiva  de  la  Universidad  de  Oviedo. —-Pretendientes,  recomen- 
daciones y  nombramiento  de  los  primeros  catedráticos. — Primitivos  Esta- 
tutos.—Administración  desastrosa  de  las  Fundaciones  y  Obras  pías  del 
Arzobispo  Valdés. —  Cuenta  de  las  rentas  adjudicadas  á  la  Universidad. — 
Comisario  nombrado  para  plantearla. — Sus  trabajos. —Posesión  pública  y 
apertura  «olemne  de  la  Escuela. — Reunión  claustral. — Incorporaciones. — 
Primeros  acuerdos  para  la  marcha  de  la  Universidad. — Época  de  la  apari- 
ción de  ésta. 

Obtenidas  la  Bula  Pontificia  y  la  Real  licencia  para  la  aper- 
tura de  la  Universidad  ovetense,  se  trató  de  sus  cátedras  y  del 
nombramiento  de  personas  que  las  desempeñasen  y  se  consu- 
mió gran  tiempo  con  expedientes  y  recomendaciones;  pues  en 
tiempos  pasados,  como  ahora,  fué  segura  llave  el  favor  para 
abrir  las  puertas  más  cerradas.  Deseando  los  testamentarios  que 
la  elección  de  maestros  o  fuese  cristianamente  acertada  y  que  se 
plantease  la  Universidad  de  manera  que  fuese  ejemplo  para  más 
adelante»,  pidieron  informes  al  Obispo,  Deán,  Cabildo,  Ayunta- 
miento, Principado  y  á  varias  personas,  cumpliendo  unos  y  otros 
de  diversa  manera,  mientras  en  Salamanca,  Valladolid  y  Alcalá 
se  fijaban  edictos  llamando  á  la  provisión  (1). 

El  Prelado  creía  excesivo  el  número  de  cátedras  y  dudaba 
de  bastante  concurrencia  para  ellas,  y  sucesivamente  recomen- 
dó al  Licenciado  Pedro  García  Selgas,  al  maestro  Gerónimo  Ga- 
marra,  de  Santo  Domingo,  á  Fr.  Tomás,  Prior  del  mismo  con- 
vento, o  no  obstante  ser  hijo  de  clérigo,  lo  cual  no  es  cosa  de 
momento,  ñique  pueda  dañar»,  y  á  Fr.  Diego  Menéndez,  así 
como  para  Rector  y  para  más  á  Marañón  de  Espinosa.  Re- 
mitió nota  de  varios  sugetos,  entre  los  que  sentía  no  incluir  al 
mejor  jurista  Licenciado  Ciaño,  enfermo  de  gota,  y  al  Dr.  Jove  y 
Licenciado  Hevia  por  ser  de  edad  avanzada  (2). 


h)    Archivo  de  la  Universidad.— Testamentaría  del  Arzobispo  Valdés,  fol.  zi8  á  123. 
(2)    Id»  id.  fols.  135  a  128  y  170. 


—  42  — 

El  Gobernador  propuso  personal  para  las  cátedras  de  leyes; 
para  varias  Facultades,  el  Ayuntamiento;  y  el  Cabildo  ofreció  á 
sus  prebendados  y  canónigos  de  oficio  (1).  El  Provincial  de  do- 
minicos y  el  Inquisidor  de  Sevilla  Sr.  Llanos  Valdés  recomen- 
daron al  maestro  Menéndez;  el  Sr.  Vigil  de  Quiñones  (también 
Inquisidor)  al  Licenciado  Bernardo  de  Heredia,  canónigo  de 
Oviedo  y  ex  catedrático  de  Alcalá  (2);  y  pidieron  directamente 
plaza  en  la  enseñanza  otros  que  presentaron  relación  de  méri- 
tos. Mateo  de  Torres  era  abogado  de  pobres  de  la  cárcel  de  Ma- 
drid; Julián  de  Miranda,  regidor  y  abogado  en  Oviedo,  fué  gra- 
duado en  Toledo  y  nieto  de  una  hermana  del  Sr.  Arzobispo;  el 
Canónigo  Licenciado  D.  Domingo  de  Mier,  de  Llanes,  ganó  en 
Salamanca  beneficio  de  500  ducados  y  presentó  la  relación  in- 
dicada en  el  capítulo  anterior;  el  Doctoral  Dr.  Bonifaz  trajo  va- 
rios documentos;  los  suyos,  el  Magistral  D.  Juan  Menéndez  Co- 
tariella,  de  Langreo;  el  Dr.  D.  Juan  Buiz  del  Villar,  natural  de 
esta  ciudad,  arcediano  de  Benavente  por  oposición  en  Roma; 
Luis  Pardo  y  el  maestro  Pedro  de  Santo  Tomás,  de  la  tierra  de 
Oviedo;  éste,  según  propia  confesión,  había  estudiado  tantas  Ar- 
tes y  Teología  que,  cuando  argumentaba,  no  había  quien  repli- 
case (3).  En  memorial,  que  comprende  otros  varios  sugetos, 
están  los  dichos,  asegurando  no  haber  persona  para  Matemáti- 
cas (4). 

Con  tales  antecedentes  los  Testamentarios  pudieron  elegir 
los  primeros  catedráticos  en  15  de  Septiembre  de  1607,  reca- 
yendo sus  nombramientos  en  los  siguientes  individuos: 

Para  la  Facultad  de  Teología: 

Cátedra  de  «Prima»,  á  Fr.  Diego  Márquez,  de  la  Orden  de 
Santo  Domingo;  de  ©Vísperas,»  al  P.  Fr.  Gerónimo  de  Gamarra, 


(t)  A  petición  del  Arcediano  Marafion,  por  la  Catedral  se  abonaron  las  horas  de  lectura  á 
los  prebendados,  como  si  fuera  en  negocios  de  la  Iglesia  (Archivo  de  la  Catedral,  Cabildos  de  16 
de  Enero  y  i."  de  Febrero  de  1609.) 

(*)  Archivo  de  la  Universidad  — Testamentaria  del  Arzobispo  Valdés,  fols.  46,  129  á  136. 
Archivo  de  la  Catedral:  Libros  de  Actas.  Cabildos  de  1  °  de  Febrero  de  2602,  14  y  21  de  Sep- 
tiembre y  2  de  Octubre  de  1605. 

(3)  Archivo  de  la  Universidad.— Testamentaría  del  Arzobispo  Valdés,  fols.  237,  139,  143 
á  252,  156,  164,  171,  179  y  ajo. 

(4)  Id  id  .luis.  242  y  277.  Como  ya  manifestamos  en  el  texto,  escaseaban  ¡os  graduados 
en  Asturias  y,  ror  lo  que  toca  á  Oviedo,  en  la  relación  de  los  Jueces,  Presidentes  de  su  Justicia 
y  Regimiento,  figuran  con  titulo  académico  en  el  siglo  x^i  (según  la  relación  publicada  por 
D.  Ciríaco  M.  Vigil  el  Br  Solí*  ^1521,/,  Dr  Avila  ^1529,/,  Br.  Vinagre  lid).  Licenciado  Cifucn- 
tes  {i$vJ,  Hr-  Castillo  ^1533^,  Ldo.  Ramírez  ^542/  Br.  Bucrres  ^1548^,  Br  Villazón  fi5«9.A 
Ldo.  Moran  f*^\Jt  Ldo-  Avila  ^2563^/.  Ldo.  Estrada  fi5°5A  Br.  Loreuzana  fistyj,  Br.  San 
Cloyo  (\ 568,/,  Ldo.  Cuevas  (2575),  Ldo.  Bucrres  '1577),  Ldo. Jovc  (1579  ,  Ld°-  Hevia  I2587), 
Dr.  Faes  (2595);  pero  es  de  advertir  que,  ya  establecida  la  Universidad,  siguieron  sin  titulo 
académico  la  mayor  parte  de  los  Jueces  ovetenses. 


—  43  — 

de  la  misma  Orden;  la  de  «Biblia»,  al  Dr.  D.  Juan  de  Lezcano, 
canónigo,   muy  versado  en  lenguas;  y  la  de  «Teología  Esco- 
lástica», á  Fr.  Gregorio  de  Críales,  del  convento  de  San  Vicente. 
Para  la  de  Cánones: 

La  de  o  Prima»,  al  Dr.  Bonifaz;  la  de  «Vísperas»,  al  Arcedia- 
no Dr.  Ruiz  del  Villar;  la  de  «Decreto*,  al  Canónigo  Licenciado 
Mier;  la  de  o  Sexto  de  Decretales»,  al  Dr.  Lorenzo  Fernández 
Busto;  y  la  de  «Clementinas»,  al  Licenciado  Luis  Gaicía  (que 
fué  después  Obispo  de  Orense). 
Para  la  de  Leyes: 

De  «Prima»,  al  Licenciado  D.  Gabriel  Moran  Bernaldo;  la  de 
c  Vísperas»,  al  Licenciado  Cosme  de  Valdés,  abogado  con  mu- 
cha reputación;  la  de  o  Digesto  Viejo»,  al  Licenciado  D.  Alonso 
de  Solares,  Regidor,  hábil  y  de  buen  nombre;  la  de  «Código»,  al 
Licenciado  Cienfuegos,  ex-Juez  de  la  Ciudad;  y  la  de  «Instituta», 
al  Licenciado  Rodrigo  de  Peón. 
Para  la  de  Artes: 

Los  dominicos  Fr.  Pedro  de  Santo  Tomás,  el  famoso  ergo- 
tista,  y  Fr  Jacinto  de  Tineo,  lector  de  la  Orden,  célebre  en  vir- 
tudes y  doctrina;  el  benedictino  Fr.  Cristóbal  de  Aresti,  y  el 
Magistral  Menéndez  de  la  Cotariega;  la  de  Matemáticos,  al 
Dr.  Martín  Sánchez,  y  la  de  Canto,  al  maestro  de  Capilla  de  la 
Catedral,  que  era  Canónigo  ó  disfrutaba  de  un  canonicato. 

Los  mencionados  licenciados  se  apresuraron  á  adquirir  el 
título  de  Doctor  antes  de  la  apertura. 

Los  albaceas  habían  formado  ya  estatutos  para  el  buen  go- 
bierno de  la  Universidad,  que  por  ser  los  primitivos  (26  de  Oc- 
tubre de  1607)  son  llamados  Estatutos  Viejos.  Están  dispues- 
tos bajo  las  mismas  bases  de  los  de  Salamanca  y  Alcalá,  y  los 
de  la  primera  regían  en  ésta  para  casos  omisos,  pues  fueron 
en  algunos  siglos  la  jurisprudencia  académica  de  España.  (1) 
Constan  estos  Estatutos  de  once  títulos  distribuidos  de  la 
manera  siguiente: 

Trata  el  I  del  Héctor,  Hombre  grave  de  letras  y  de  virtud, 
eclesiástico  de  representación  fuera  del  círculo  de  los  catedrá- 
ticos. Cargo  gratuito  y  honorífico,  estaba  sujeto  á  elección  anual, 

(i)  Véase  AránofCB  III.— Archivo  de  la  Universidad:  En  Claustro  de  3  de  Agosto  de  1700 
>e  recordó  todavía  con  pérdida  y  privación  de  voto  la  observancia  de  estos  Estatutos,  cuyo 
cumplimiento  se  renovó  por  R.  F.  de  3  de  Diciembre  de  1701. 


—  44  — 

sin  que  primeramente  pudiera  ser  reelegido  hasta  pasados  dos; 
tenía  grandes  atribuciones  y  facultad  de  designar  á  un  Vice- 
Rector  para  casos  de  ausencias  duraderas.  En  otras  Universi- 
dades había  el  «Cancelario»  con  carácter  mixto  de  jurisdicción 
y  de  gobierno  para  ayudar  al  Rector;  pero  en  su  lugar  existieron 
aquí  dos  Consiliarios  nombrados  por  la  Corporación  en  per- 
sonas de  más  de  25  años.  Se  huyó  de  aquella  institución  del 
Cancelario  con  sus  exigencias  avasalladoras,  que  tanto  pertur- 
baron Ja  vida  académica  en  Salamanca;  mas  en  reemplazo  se 
creó  posteriormente  el  cargo  de  Fiscal,  que  intervenía  en  todos 
los  actos  jurisdiccionales  y  económicos,  denunciando  abusos  é 
informando  en  todo  cuanto  el  Rector  y  Claustro  pasaran  á  su  dic- 
tamen. Como  las  Universidades,  por  lo  que  toca  á  su  fuerza  y 
autoridad,  dieron  grandísima  importancia  al  poder  y  facultades 
de  la  Silla  apostólica,  ejercía  las  funciones  fiscales,  no  un  letra- 
do seglar,  sino  un  eclesiástico  ó  al  menos  un  ordenado  de  pri- 
ma tonsura,  hasta  que  ya  después  pudo  ser  un  graduado. 
Tuvo  también  algo  de  los  antiguos  cPrimicieros»  de  otras  Es- 
cuelas. 

Se  ocupa  el  título  II  del  Claustro,  formado  por  los  doctores 
que  tenían  la  obligación  de  asistir,  bajo  multa  de  dos  reales 
para  el  Hospital,  después  de  citados  con  cédula.  Formaban  un 
cuerpo  teólogos,  canonistas  y  legistas,  y  los  artistas  otro;  ambos 
discutirían  con  modestia  y  autoridad,  excusando  el  escándalo  y 
guardando  secreto  en  todo  lo  que  hubiere  perjuicio  de  tercero. 
Los  acuerdos  se  tomaban  por  mayoría  votando  con  formalidad, 
sin  entrar  ni  salir;  y  se  disponía  gran  cautela  para  nombrar  co- 
misionados que  saliesen  de  la  provincia  á  negocios  de  la  Uni- 
versidad. El  portero  permanecía  fuera  del  local  de  la  junta  y 
ageno  al  Claustro;  sólo  entraba  el  Notario  de  la  Escuela  que 
redactaba  el  acta. 

Los  títulos  III,  IV,  V  y  VI  se  refieren  á  Cátedras  y  sueldos, 
Horas  y  extensión  de  la  enseñanza,  Profesorado,  jura- 
mentos,  visitas,  sustitutos,  multas  y  asuetos,  Oposiciones 
y  votación  á  cátedras. 

Los  salarios  de  la  Facultad  de  Artes  eran:  Las  tres  cátedras 
de  Filosofía,  45.000  maravedises;  la  de  Matemáticas,  18.750,  y 
la  de  Canto,  6.000. 


—  45  - 

En  Teología:  La  de  Prima,  50.000;  la  de  Vísperas,  30.000; 
la  de  Biblia,  20.000;  la  de  Teología  escolástica,  12.000. 

En  Cánones:  La  de  Prima,  56.250;  la  de  Vísperas,  37.500; 
la  de  Decreto,  18.750;  é  igual  sueldo  la  de  Sexto,  y  la  de  Cíe- 
raentinas,  10.000.  v 

En  Leyes:  La  de  Prima,  56.250;  la  de  Vísperas,  36  500;  la 
de  Digesto  Viejo  y  la  de  Código,  18.750  cada  una;  y  la  de  Insti- 
tuía, 10.000. 

No  eran  las  cátedras  perpetuas  ó  vitalicias,  y  en  un  principio 
duraban  cuatro  años;  el  tiempo  de  «lectura»  variaba  según  las 
épocas  y  estaciones  y  duraba  una  hora  cada  vez.  Por  lo  que 
comprenden  las  asignaturas  se  vé  cuan  distintos  de  los  presentes 
eran  aquellos  programas,  método  y  textos;  pero  marchando  en 
consonancia  con  una  época,  que  daba  más  y  mayor  importancia 
á  las  ciencias  especulativas  que  á  las  prácticas.  Nuestros  lecto- 
res no  habrán  extrañado  la  asignatura  de  Canto,  pensamiento 
muy  útil  á  cuantos  se  dedicaban  á  la  Iglesia. 

Para  la  provisión  de  vacantes  se  fijaban  edictos  por  el  tér- 
mino de  treinta  días;  se  hacían  los  ejercicios  ante  el  Claustro  y 
estudiantes  en  la  primera  época;  y  se  prohibía  á  los  opositores 
negociaciones  ó  diligencias  ilícitas  para  grangearse  votos. 

El  Rector,  Oficiales  y  el  Arca  de  la  Universidad  tenían  dere- 
chos en  estos  ejercicios,  satisfaciendo  una  tercera  parte  los  hijos 
del  Patrono  y,  á  título  de  hermandad,  los  colegiales  de  San 
Pelayo  de  Salamanca  á  petición  de  Tirso  de  Valdés  (1). 

Los  estudiantes  de  14  años  de  edad,  que  habían  ganado  un 
curso  y  constaban  en  matrícula,  tenían  el  derecho  de  elegir,  si 
pasaban  de  cincuenta,  y  si  no,  votaban  los  catedráticos  solamen- 
te. Legistas  y  canonistas  elegían  unidos  en  sus  carreras;  para  la 
soya  y  la  de  Artes  los  teólogos,  pues  en  tutela  de  éstos  estuvo 
siempre  aquélla;  y  teólogos  y  artistas  eran  partícipes  en  votar  la 
de  Matemáticas  y  Canto.  Como  se  vé,  y  nota  La  Fuente,  la  elec- 
ción de  Rector  y  catedráticos  dependía  principalmente,  y  después 
totalmente,  del  Claustro,  evitando  «dejar  los  nombramientos  y 
los  intereses  de  la  Universidad  á  la  turbulenta,  inesperta  y 
sobornable  clase  estudiantil.» 


(0    Archivo  de  U  Universidad.— Testamentaría  del  Arzobispo  Valdés,  fol.  79  y  180. 


-  46  - 

A  estímulo  y  cumplimiento  de  sus  deberes,  los  catedrá- 
ticos prestaban  anualmente  juramento  y  cada  dos  meses  tenían 
visita  del  Rector  (1;,  que  hacía  información  con  los  discípulos 
é  imponía  las  correcciones  necesarias. 

De  las  Matrículas,  Cursos  y  Grados  versan  los  títulos 
VII  y  VIII. 

:,.  La  matrícula  académica  se  abría  el  día  de  San  Lúeas  y  se 
ratificaba  en  San  Martín,  cuando  el  escolar  juraba  al  Rector 
obediencia  in  licitis  et  honestis;  presentaba  el  estudiante  la 
cédula  de  Gramática  latina  y,  examinado  y  aprobado  para  oir 
ciencias*  pagaba  un  real  al  examinador  y  era  inscrito.  Para  ga- 
nar curso  bastaba  asistir  la  mayor  parte  del  año,  y  en  cada  cá- 
tedra la  mayor  parte  de  la  hora;  pero  quien  saliese  antes  que  el 
catedrático,  perdía  aquella  lección.  Duraba  el  curso  hasta  el  8 
de  Septiembre,  cuyo  período  se  dividía  en  dos  años  escolares:  el 
primero,  desde  la  apertura  en  Octubre  hasta  Pascua  de  Resu- 
rrección, y  el  segundo  hasta  la  Natividad  de  la  Virgen. 

Se  requería  antes  del  grado  de  Bachiller  en  Artes,  apro- 
bar tres  años  de  Súmulas,  Lógica  y  Filosofía;  argüía  un  tri- 
bunal de  cuatro  examinadores  y,  hallando  suficiente  al  aspi- 
rante, le  daba  licencia  para  entrar  al  bachillerato  y  oir  Teo- 
logía. Correspondían  tres  reales  á  cada  juez  por  derechos 
de  examen,  dos  al  notario  y  uno  al  bedel.  Cuatro  años  se  nece- 
sitaban en  Teología  y  cinco  en  Cánones  y  Leyes.  Los  ejercicios 
se  reducían  á  escribir  una  lección  sobre  un  punto  de  estas  facul- 
tades y,  dada  la  aprobación,  se  pronunciaba  breve  discurso  pi- 
diendo el  grado,  que  concedía  el  catedrático  ó  maestro  escogido 
por  el  alumno.  El  depósito  consistía  en  treinta  reales,  cuatro 
para  el  notario  por  la  expedición  del  título,  cuatro  al  bedel  y 
otros  tantos  al  alguacil,  ingresando  el  resto  en  el  arca  univer- 
sitaria. 

Recibían  la  licenciatura  en  Leyes  y  Cánones  los  bachilleres 
que  acreditaban  haber  ganado  cuatro  años  con  pasante  y,  en 
atención  á  que  consumieron  más  tiempo  en  Artes,  tres  se  exi- 
gían á  los  teólogos,  pudiendo  el  Claustro  dispensar  uno  á  los  de 
reconocida  suficiencia  y  también  ¡cosas  de  aquellos  tiempos!  á 

(V     ArvNiro  d<r  ta  l*r>!vrrsivia.: .—  Testamentan*  del  Arr:K>?.-  W.J^,  f.U    ¿V    r  ?4*  —Pri- 
mara xiaita  ca  »4  S«ptx<=ibr*  io.x>. 


-  47  — 

los  que  fuesen  nobles.  Se  votaba  con  habas  blancas  y  negras;  y 
los  puntos  ó  cuestiones  se  sorteaban  en  las  Decretales  para  los 
canonistas,  en  el  Código  para  los  legistas,  y  para  los  teólogos  en 
el  Maestro  de  las  Sentencias.  Los  derechos  consistían  en  dos- 
cientos cincuenta  y  cuatro  reales. 

El  Doctorado,  último  de  los  grados  mayores,  era  simple- 
mente de  honor;  en  su  recepción  se  observaban  las  prácticas 
de  los  Estatutos  y  otras  costumbres  en  que  nos  ocuparemos  más 
adelante. 

El  titulo  IX  se  refiere  á  los  Oficiales  y  dependientes.  Su- 
bordinado al  Rector  estaba  el  Secretario  ó  Notario  con  8.000 
maravedises  de  asignación  y  los  derechos  de  matrículas,  grados, 
claustros  y  jurisdicción  académica.  Debía  ser  (.hombre  honrado, 
de  conciencia  legal  y  de  buena  pluma  y  nota,»  no  del  Gremio 
y  Claustro,  forzosamente  escribano  público  ó  notario  real  de 
estos  reinos  por  ser  judiciales  las  más  de  sus  diligencias  y  ac- 
tuaciones. Con  igual  sueldo,  y  también  con  propinas  y  derechos, 
había  un  bedel,  que  vigilaba  la  asistencia  de  los  maestros,  orden 
interior  de  las  cátedras  y  comportamiento  de  los  alumnos;  un 
alguacil,  con  veinte  ducados  al  año,  y  dentro  de  la  Univer- 
sidad traía  varacon  casquillo;  un  portero,  mozo  de  limpieza, 
con  4.000  mrs.;  y  un  Mayordomo,  administrador  de  las  rentas, 
con  la  correspondiente  fianza. 

En  la  Capilla,  de  que  trata  el  título  X, había  dos  Capellanes, 
que,  con  veinte  ducados  anuales,  decían  misa  diaria  en  el  esta- 
blecimiento, y  un  sacristán  con  3.000  mrs. 

El  titulo  XI,  de  la  Fábrica  de  la  Unicersidad  y  Arca  don- 
de  se  ha  de  echar  el  dinero  que  le  competa,  marcaba  para 
gastos  extraordinarios  el  sobrante  de  36.552  maravedises  anua- 
les, de  los  cuales  aún  se  había  de  sacar  el  pequeñísimo  salario 
del  sacristán.  El  resto  de  tal  partida,  cubiertas  las  reparaciones, 
pleitos  y  más  negocios,  ingresaba  con  otros  derechos  en  el  arca 
de  tres  llaves  que  tenían  el  Rector  y  doctores  más  antiguos. 

Antes  de  pasar  adelante,  daremos  ahora  idea  de  los  prime- 
ros recursos  de  nuestra  Universidad  que  explicarán  algunos  acon- 
tecimientos que  no  tardaron  en  venir.  Al  sostenimiento  de  sus 
fundaciones  dejó  muy  crecidas  rentas  el  Inquisidor  y  hubo,  al 
principio,  para  distribución  y  cuenta  de  las  Obras  pías  varios 


-  48  - 

informes,  dictámenes  y  proyectos  que  ofrecían  alguna  seguridad 
á  los  bienes.  Mas  no  sucedió  así.  Si  estos  fueron  numerosos,  su- 
frieron detrimento  grande  con  dietas  á  los  Consejeros,  gastos 
de  la  prolongada  testamentaría  y,  sobre  todo,  con  la  escandalosa 
dilapidación  por  los  Administradores  y  abusos  del  Patrono  en  la 
elección  de  legados. 

Conocieron  los  albaceas  del  Arzobispo  que  no  eran  suficien- 
tes los  rendimientos  adjudicados  á  la  Universidad,  dada  la  índo- 
le de  las  rentas  sobre  que  estaban  impuestos.  Intentaron  nuevas 
agregaciones  de  las  Obras  pías,  excitados  por  el  Deán  Asiego* 
que,  ante  la  importancia  de  la  Escuela,  sostenía  que  los  ejecu- 
tores del  testamento  podían  adjudicarla  bienes  de  otras  funda- 
ciones. Las  protestas  del  sobrino  del  Fundador  y  reclama- 
ciones del  Colegio  mayor  de  San  Pelayo  de  Salamanca  impi- 
dieron el  aumento  acordado. 

Un  administrador,  D.  Hernando  de  Valdés  y  Salas,  herma- 
no del  Arzobispo,  miró  el  cargo  con  tal  abandono,  ó  quizá  con 
el  pensamiento  de  su  sobrino,  que  salió  alcanzado  ¡en  6.000,000 
de  maravedises!  Al  dar  cuenta  de  su  comisión  D.  Pedro  Boor- 
ques,  participó  á  los  Testamentarios  que  la  esposa  del  adminis- 
trador Miranda  había  vendido  el  coto  de  Lindes  y  un  regimiento 
de  Lena  á  Francisco  Bernaldo  en  mil  ochocientos  ducados  y  que 
el  marido  gaslara  más  de  seis  mil  en  innecesarios  desmontes. 
«Tan  mal  las  rentas,  decía,  que  no  se  sabe  de  quién  sonó.  Otros 
varios  fueron  los  alcances  y  débitos,  dándose  hasta  el  caso  de 
que  un  Gaspar  Espinosa,  defensor  de  las  Obras  pías  con  15.000 
maravedises,  pidiera  7.000  que,  según  él,  se  le  adeudaban  (1). 

Tal  adminisl ración  dio  lugar  á  quiebras  y  pérdidas  conside- 
rables, que  dilataron  la  erección  de  la  Universidad.  Para  poner 
fin  á  tal  desbarajuste,  vino  al  país  el  escribano  real  Juan  de 
Hita,  de  gran  habilidad  y  práctica  en  estos  asuntos  y»  con  la  im- 
portancia de  la  autoridad  del  Consejo,  puso  en  cobro  lo  que  iba 
en  camino  de  perderse.  Tuvo  el  entendido  curial  sus  utilidades 
y  ganancias,  pues  hasta  el  Cabildo  le  dio  trescientos  ducados 
para  activar  las  diligencias  (2). 


(x)     Archivo  de  la  Universidad. —Testamentaría  del  Arzobispo    Valdés,    fols.  5,  r3,  33,  8a, 
90  i  97,  264,  273  y  304. 

(2 ¡    Archivo  de  la  Catedral.— Libros  de  Actas.  Cabildos  de  27  de  Abril  de  1605. 


—  49  ~ 

La  obra  del  edificio  y  su  excesivo  costo,  consumió  gran  par- 
te de  la  herencia,  de  modo  que,  al  abrirse  al  público,  las  rentas 
adjudicadas  para  su  sostenimiento  y  dotación  de  los  maestros  y 
oficiales  se  reducía  á  un  millón  siete  mil  cuatrocientos  setenta  y 
siete  maravedises,  sobre  imposiciones  y  arbitrios  enagenados  por 
la  Corona,  llamados  «juros»  en  la  historia  lastimosa  de  las  in- 
numerables y  caducas  deudas  de  España.  Eran  así: 

Sobre  las  alcabalas  de  la  ciudad  de  Sevilla,  la  renta  m«™w*¡«*. 

anual  de 333.333 

Sobre  aloja,  barquillos  y  nieve  de  Sevilla 90.000 

Sobre  alcabalas  de  la  ciudad  de  Oviedo 250.000 

Sobre  millones  del  mismo  Principado  y  reino  de  León.  23.696 

Sobre  las  salinas  de  la  villa  de  Aviles 199.480 

Sobre  los  puertos  secos  de  Castilla 45.000 

Sobre  las  alcabalas  de  la  ciudad  de  Avila 65.968 

Se  acercaba  el  momento  de  la  apertura,  cuando  los  Albaceas 
en  28  de  Enero  de  1608  dieron  encargo  é  instrucciones  para 
plantearla  al  dicho  Lie.  D.  Pedro  de  Boorques,  sobrino  de  uno 
de  los  testamentarios  y  colegial  del  Mayor  de  Cuenca,  en  Sala- 
manca, que  fué  recibido  en  Oviedo  con  importancia  inusitada  y 
por  todas  las  corporaciones  agasajado  y  distinguido. 

Consultó  el  Sr.  Boorques  varios  extremos  á  los  Consejeros; 
la  Cámara  allanó  dificultades  relativas  á  los  catedráticos  de 
Artes  y  Leyes;  tomaron  posesión  maestros  y  oficiales;  se  deter- 
minó su  asiento  en  el  Claustro  por  antigüedad;  y,  previas  algunas 
disposiciones  para  la  función  religiosa  (1),  llegó  por  fin  el  sus- 
pirado día  de  la  posesión  pública  y  apertura  solemne  de  la  Uni- 
versidad. 

Se  verificó  la  ceremonia  con  lujosa  pompa  en  memorable 
fecha  de  21  de  Septiembre  de  1608,  en  medio  de  alegría  general, 
cuando  de  diversos  puntos  de  la  provincia  acudía  la  gente  á  las 
ferias  y  jubileo  de  San  Mateo,  apóstol  (2). 

La  primera  reunión  del  Claustro  tuvo  lugar  en  22  de  Sep- 
tiembre, bajo  la  presidencia  del  Rector  interino  el  sabio  doctor 
D.  Alonso  Marañón  Espinosa. 


(i)  Archivo  de  la  Universidad.— Testamentaría  del  Arzobispo  Valdéí,  fols.  194,  aa3  y  2^9  . 
Archivo  de  ia  Catedral    Libros  de  Acta*.  Cabildo  de   17  de  Septiembre  de  1608. 

Í2>  Archivo  de  la  Universidad  — Testamentaría  der  Arzobispo  Valdós,  fol.  333  — Véase 
Apéndice  IV. 


_   5o  - 

Los  hijos  del  país,  los  Canónigos  de  la  Catedral  y  los  Maestros 
de  las  Ordenes,  doctores  por  otras  Universidades,  se  apresura- 
ron á  pedir  á  la  ovetense  su  incorporación,  que  fué  admitida  tras 
maduro  examen,  aunque  no  sin  falta  de  benevolencia  por  el  nue- 
vo Claustro.  Uno  de  los  incorporados  fué  el  comisario  Boorques, 
á  quien  se  recibió  con  dispensa  de  propinas  prestando  juramento 
de  o  ser  defensor,  donde  quiera  que  se  hallase,  de  la  Universidad 
de  Oviedo  y  de  no  ir  ni  venir  contra  las  cosas  de  ella,  más  antes 
defenderla  y  ampararla  siempre  do  quiera  que  se  hallara.» 

En  atentísima  carta  de  25  de  Septiembre  de  1608  la  Cor- 
poración dio  las  más  expresivas  gracias  á  los  Testamentarios 
por  haber  planteado  la  Escuela  (1);  con  el  comisionado  intervi- 
no en  otros  nombramientos  y  cambios  de  cátedras  (2);  pidió  in- 
formes al  Prelado  sobre  el  estudio  de  las  de  Leyes;  y  á  los  alba- 
ceas,  por  medio  del  Dr.  Bustos  Breceña,  reclamó  copia  del  testa- 
mento del  Fundador,  á  quien,  con  ayuda  del  Cabildo,  dedicó 
funerales  solemnes  en  5  de  Noviembre  (3). 

Así  en  tan  apartado  territorio  se  abrió  un  modesto  asilo  á  las 
letras  y,  tras  la  noche  de  la  ignorancia,  apareció  el  día  de  la 
ciencia.  Por  ésta  los  hijos  del  país  pudieron  arribar  mejor  á  las 
altas  dignidades  y  fueron  hombres  de  virtud,  más  generalmente 
cultos,  amantes  de  la  justicia  y  buenos  repúblicos.  La  tardía 
época  de  la  aparición  de  nuestra  Escuela  no  fué  aquella  de  tan- 
to renombre  para  las  españolas.  Eran  los  tiempos  de  Fe- 
lipe III,  en  que  se  oscurecía  aquel  sol  de  gloria  que,  reinados 
antes,  lució  para  esta  Nación,  admirada  por  el  mundo.  Enton- 
ces comenzaba  ya  la  decadencia  de  nuestras  Universidades,  en 
parte  detenida  por  Carlos  III  en  la  centuria  siguiente.  Mucho, 
sin  embargo,  se  debió  á  la  constancia  y  aún  á  la  fortuna,  y 
opimos  frutos  se  recogieron  en  las  aulas  ovetenses. 


de  x6o8. 


(i)     Archivo  de  la  Universidad.— Testamentaria  del  Arzobispo  Valdés,  fol.  «83. 

(2)  Id   id.,  fols.  246,  250,  258,  261,  267,  292,  299,  301,  303,  307,  etc. 

(3)  Id.  id,,  fols    368,  405  y  406.— Archivo   de  la  Catedral.  Cabildo   de  x.°  de  Noviembre 


-  s«  — 


CAPÍTULO  III 


Concluye  la  intervención  de  los  Testamentarios  del  Arzobispo  Fundador  en  los 
asuntos  de  la  Escuela. — Dificultades  de  los  Jesuítas  y  de  los  Benedictinos. — 
El  Maestrescuela  de  la  Catedral  de  Oviedo  pide  la  Jurisdición  universita- 
ria.— Se  organiza  el  Hospital  de  Estudiantes. — Primeros  resultados  de  la 
Universidad. —La  penuria  del  Tesoro  nacional  compromete  sus  caudales. — 
Escaseces  del  Establecimiento. — El  certamen  por  el  patronato  diocesano  de 
Santa  Eulalia. — Fundación  del  Colegio  de  San  José.— Reformas  de  los  Esta- 
tutos viejos — Decadencia  de  las  Universidades  eápañolas  á  fines  del  si- 
glo xvn. — La  de  Oviedo  en  este  período.— Estado  de  la  enseñanza  á  causa 
de  la  corrupción  literaria. — Certámenes  literarios  en  las  exequias  de  Feli- 
pe IV  y  en  la  institución  de  la  Cofradía  de  Santa  Eulalia. 


La  primera  época  de  nuestra  Escuela  está  señalada  por  obs- 
táculos é  inconvenientes  varios,  que  salieron  á  su  paso,  aunque 
fueron  dominados  con  diferentes  recursos. 

Abiertas  las  aulas,  para  mengua  de  la  libertad  académica 
seguían  los  Consejeros,  testamentarios  del  Arzobispo  Fundador, 
con  incesante  ingerencia  en  las  funciones  claustrales,  y  perma- 
necía la  Universidad  bajo  la  tutela  absorvedora  de  aquellos  ma- 
gistrados. Aspiraba  á  la  independencia  y  patrocinio  real,  de  que 
gozaban  otras,  y  no  los  hubiera  alcanzado  sin  el  despecho  de  un 
animoso  fraile  y  maestro  que,  en  plena  corporación  dio  la  voz 
de  «¡abajo  los  Consejeros!»  Alentado  el  Claustro,  le  dio  cautelo- 
samente comisión  para  pasar  á  Madrid,  alegando  asuntos  de 
la  Orden,  y  se  puso  tal  maña,  ayudado  de  sus  conventuales,  que 
el  Rey  alzó  la  dependencia  y  el  Padre  recogió  sus  papeles,  vol- 
viendo victorioso  á  Oviedo,  donde  dijo,  al  dar  cuenta,  que  deja- 
ba empeñados  en  la  Corte  sus  hábitos  franciscanos  (1). 

Mayores  fueron  otras  dificultades. 


(i)    Archivo  de  la  Universidad.—  Lib.  de  Actas  —Claustro  de  x6  de  Septiembre  de  x6«o. 


—  52  - 

Nació  la  primera  de  los  hijos  de  San  Ignacio  de  Loyola,  sen- 
tidos de  no  tener  participación  en  las  cosas  de  esta  Escuela, 
como  en  la  de  Valencia  los  del  Colegio  de  San  Pablo  (1).  Pre- 
textaban, que  por  el  bien  de  Dios  y  de  su  Iglesia  y  provecho  de 
los  asturianos,  tenían  diferentes  enseñanzas;  que  á  la  de  Teolo- 
gía Moral  asistían  numerosos  concurrentes  y  que  éstos  mar- 
chaban á  la  Universidad,  donde  con  poco  miramiento  había 
aquella  asignatura  á  la  misma  hora,  naciendo  con  tal  motivo  la 
falta  de  asistencia  á  sus  aulas.  Con  un  simple  cambio  se  atajó 
el  incidente  de  los  Jesuítas  para  ventilar  negocio  de  mayor  inte- 
rés von  otra  comunidad  religiosa,  la  Orden  de  San  Benito,  en- 
tonces y  después  de  muchísima  importancia  en  Asturias. 

En  su  convento  de  Oviedo  y  so  color  de  una  Bula,  que  ase- 
guraba tener,  daba  grados  mayores  y  leía  públicamente  á  no  po- 
cos estudiantes.  En  consistorio  de  nuestra  Ciudad,  el  Abad  bene- 
ríirtinu  P.  Marcilla  participó  en  1601  que  S.  S.  el  Papa  Clemen- 
te VIII  había  accedido  á  la  petición  de  la  Congregación  para 
instituir  una  Universidad  donde  ose  leyesen  ciencias  y  faculta- 
des,» y  pidió  á  la  Justicia  y  Regimiento  se  publicase  el  Breve 
para  noticia  de  la  Capital  y  Principado.  La  Ciudad  no  accedió, 
acordando  que  los  tales  estudios  habían  de  ser  t  particulares» 
por  carecer  de  autorización  Real  como  ya  tenía  la  Universidad 
establecida  en  Oviedo  por  el  Arzobispo  de  Sevilla  (2).  El  Mo- 
nasterio  pretendía  más  y  mantenía  sus  enseñanzas,  aspirando 
á  subidas  prerrogativas  aún  después  de  1608.  Desautorizada  la 
Universidad  acudió  al  Consejo,  y  el  Monarca,  por  Real  Pro- 
visión de  30  de  Mayo  de  1689,  dijo  al  Abad  de  San  Vicente  que, 
+sí  la  Bula  existía,  era  sin  regio  consentimiento  y  la  presentase 
dentro  de  quince  días  bajo  pena  de  10.000  mrs.  para  la  Cáma- 
ra. Salió  á  la  defensa  de  su  Orden  el  ilustre  cronista  Fr.  Pruden- 
cio de  Sandoval  certificando  brevemente,  si  no  la  existencia  de 
la  prerrogativa,  al  menos  sus  Estudios  y  la  publicidad  con  que 
confería  grados  en  Facultad  (3).  A  la  sombra  del  valimiento, 
eludieron  los  benedictinos  la  obediencia  al  augusto  mandato  y  á 


}     Historia  de  Li  Universidad  de  Valencia  por  D.  Miguel  Velasco  y  Santos,  cap.  V. 
>     Archivo  del  Ayuntamiento  de  Oviedo.  — Libros  de  Acuerdos.— 22  de  Agoslo  y  10  de 
Septiembre  de  1601. 

\j]     Archivo  de  la  Universidad. — Testamentaría  del  Arzobispo  Valdés,  fol,  47  y  48. 


-  53  — 
una  Carta  posterior  que  recibiera  el  Abad.  Mas  la  Universidad 
pidió  pronto  reparo  al  notable  daño  y  perjuicio  que  padecía  y, 
trascurridos  nueve  años  sin  que  los  monjes  presentasen  el  pri- 
vilegio, se  expidió  la  sobre-carta  de  9  de  Abril  de  1618  con  im- 
posición de  la  dicha  multa,  costas  del  litigio  y  prohibición  con- 
siguiente de  conferir  grados. 

Por  entonces  tomó  posesión  del  patronato  honorario  el  In- 
quisidor D.  Juan  de  Llano  Valdés,  tutor  y  curador  de  D.  Fran- 
cisco Valdés  Ossorio;  y  nada  consiguió  el  Maestrescuela  de  la 
Catedral,  que  pidió  la  jurisdicción  universitaria,  como  en  Sala- 
manca correspondía  al  canónigo  de  su  oficio  (1). 

Completando  la  obra  universitaria  se  ultimó  también  y 
se  inauguró  el  Hospital  de  Estudiantes,  que  la  piedad  y  mu- 
nificencia del  Inquisidor  había  dispuesto.  En  Madrid  á  23  de 
Enero  de  1614,  los  Consejeros  albaceas  Juan  de  Tejada  y  Martín 
Fernández  Portocarrero  (pues,  sin  duda,  había  fallecido  Alonso 
Núñez  de  Boorques)  dieron  unas  constituciones  para  el  régimen 
del  dicho  Hospital,  por  auto  ante  el  escribano  Diego  Bentosa.  En 
ellas  disponían  que,  con  el  cargo  de  director  y  padre  espiri- 
tual, viviese  allí  con  retribución  uno  de  los  capellanes  de  la 
Universidad,  que  correría  con  el  gasto  semanal  del  estableci- 
miento; con  un  sueldo  conveniente  establecían  un  enfermero, 
que  habitaría  con  su  familia;  y  recomendaban  mucha  diligencia 
y  esmero  á  los  administradores  para  distribuir  los  caudales  que, 
dentro  de  un  arca  de  tres  llaves,  se  custodiaría  cerca  de  la  uni- 
versitaria en  la  sala  claustral.  En  tal  Hospital  siempre  resistie- 
ron curarse  y.  recogerse  los  estudiantes  y  fué,  por  lo  tanto,  sin 
importancia;  su  casa  y  rentas  se  agregaron  al  Colegio  de  Reco- 
letas en  1768;  pero  todavía  recientemente  en  una  casa,  que  se 
reedificó  en  la  calle  de  Caveda  (antes  Estanco  de  Atrás),  núme- 
ro 4,  había  la  siguiente  inscripción: 

ESTA  CASA  ES  DE  EL  OS 
PITAL  DE  LA  UNIBER 
SIDAD. 

Para  su  sostenimiento  dejó  el  insigne  Arzobispo  50.000  marave- 


(i)    Archivo  de  la  Universidad  de  Oviedo.— Testamentaría  del  Arzobispo  Valdés,  fol.  352 

y  390. 


-  54  — 

djses  de  renta  á  más  de  la  cantidad  destinada  á  la  adquisición 
de  solar  y  construcción  del  edificio  (1). 

De  este  modo,  con  los  indicados  elementos,  en  plena  autori- 
dad académica  marchaba  la  Universidad  de  Oviedo,  y  ganosos 
de  saber  los  hijos  de  Asturias  y  provincias  vecinas  concurrían 
á  sus  aulas.  Causa  admiración  cómo  fecundaba  su  entendimien- 
to la  fundación  reciente.  No  había  trascurrido  mucho  mas  de 
medio  siglo  de  existencia,  cuando  ya  se  notaba  gran  cultura  en 
el  Clero  y  mucho  lucimiento  de  los  alumnos  en  oposiciones  á 
curatos  y  prebendas.  No  fueron  pocos  los  que  obtuvieron  en- 
segaida  |>1uzí!h  de  la  Inquisición,  destinos  de  gran  importancia 
en  aquella  *  poca,  al  mismo  tiempo  que  maestros  y  discípulos 
ocupaban  algunas  sedes  episcopales  y  otras  altas  colocaciones. 

Y  en  trance  estuvo  de  apagarse  tan  esplendoroso  foco  de 
provincial  cultura  por  profunda  crisis  económica,  que  surgió  de 
tan  revueltos  y  apurados  tiempos  del  descenso  nacional. 

Con  aquel  millón  400.777  maravedises  que,  no  mucho  tiem- 
po después  representaba,  según  liquidación  oficial  de  las  par- 
lidas  testamentarias,  la  tenue  suma  de  31.897  reales,  24  mara- 
vedises, harto  escasa  para  sostener  una  Universidad,  vivía  la 
nuestra,  si  no  con  fausto,  al  menos  con  lustre  literario  y  prove- 
choso, merced  al  entusiasmo  y  patriótico  desinterés  del  Claustro. 

Pero  venían  malos  tiempos. 

Para  mantener  Felipe  IV  su  exigua  y  aparente  grandeza,  con- 
sumía  grandes  caudales  en  desastrosas  guerras  y  en  frivolos 
festejos.  Alimentando  tan  crecidos  gastos  se  consumieron  los 
recursos  del  Estado,  no  se  pagaban  los  juros  y  se  redujeron  sus 
intereses,  á  excepción  de  los  dedicados  al  culto.  Como  el  regio 
Felipe  eran  los  Lermas  y  los  Olivares,  sus  medidas  económicas 
y  el  -nint  tiio  y  poder  de  nuestra  España  decadente. 

'ludo  caminaba  á  la  ruina  y  así  marchaba  la  enseñanza, 
que  silenciosa  y  exánime  vivía  postrada  y  sin  aliento  en  la  Uni- 
versidad de  Oviedo.  Felipe  IV,  sin  embargo,  dejó  comprendidos 


i,á   todas  partes  alcanzaba    la    bienhechora    mano  del    Arzobispo  Valdés  y 

.'Miración,    apunta  Gil    (íonzalez    Dávila    el   siguiente    dato:     «Consta  de    sus 

iiUi  n\  limosna»,   edificios  públicos  y  servicio    de    sus    reyes  sin  contar  socorro? 

:.j    había   cuenta    ni  razón.    1380000  ducados!»   Asombran,  efectivamente,   el 

iiiiM  ti  ícrosidad   de  tan   henifico  asturiano,  como  puede    verse  en  la  lectura   de 

Acuella*  depone  ton  es  testamentarias  donde  comienza  diciendo  que   «había    sido  mucho  pecador 

y  herrado  cu  ni  mocedad.» 


-  55  - 
los  juros  de  esta  Escuela  entre  los  de  las  rentas  espirituales, 
mandando  reintegrarla  las  annatas  vencidas.  Cumplióse  la  pro- 
mesa con  lentitud  y  merma  considerables  y,  por  estas  causas  y 
jubilación  de  algunos  maestros,  hubo  catedrático  de  Prima  que 
apenas  percibía  cincuenta  ducados.  Llegó  á  tal  extremo  la  re- 
ducción de  dotaciones,  que  los  Oficiales  se  guarecían  en  la  casa- 
hospital  de  estudiantes,  solicitando  únicamente  del  Claustro 
algún  auxilio  para  vestir  con  decencia.  Aún  después,  cuando 
declinaba  el  siglo,  pedía  la  Escuela  que  el  Principado  la  favore- 
ciese con  cartas  para  que  S.  M.  mandase  pagar  los  juros  de  sus 
Estudios  (1). 

Así  entre  penurias  y  contratiempos  pasó  el  primer  siglo  de 
la  Universidad  que,  por  otra  parte,  proporcionaba  á  Oviedo  acti- 
vidad literaria  de  que  antes  carecía. 

En  el  año  de  1639  la  Santa  Sede  declaraba  patrona  de  la  Dió- 
cesis ovetense  á  Santa  Eulalia  de  Mérida,  y  hubo  lucidas  fiestas 
con  religiosos  cultos,  procesiones  y  diversiones  profanas,  éstas 
con  cabalgatas  y  mascaradas,  luminarias  y  fuegos,  torneos  y  jue- 
gos de  sortijas  para  nobles  mantenedores  y  aventureros,  danzas 
y  toros.  Una  compañía  de  farsantes  representó  comedias  de 
Monlalvan  y  Calderón  fuera  y  dentro  de  la  Iglesia  Catedral;  y 
«como  no  hubo  lugar  de  componer  comedias  de  Santa  Eulalia» 
se  improvisaron  dos  loas  á  propósito:  una  por  un  Jesuíta  y  otra 
por  D.  Juan  de  Noricga,  Cura  de  Bobes.  En  la  primera  salió  la 
Fama,  concitando  á  la  Iglesia,  Principado,  Ciudad  y  Universidad 
para  regocijarse  con  el  patronato  de  la  virgen  emeritense.  Nues- 
tra Escuela  respondía: 

No  así  arroyo  balbuciente, 
deshecho  en  lenguas  de  plata, 
sus  alborozos  desata 
cuando  nace  de  su  fuente; 
como  en  dicha  tan  presente 
lenguas  á  lenguas  añado; 
que  mi  raudal  plateado, 
si  á  Eulalia  por  fuente  admira, 
ya  presumido  se  mira 
por  mar  de  letras  sagrado. 


'i)    Archivo  de  la  Diputación  provincial.— Actas  de  la  Junta  general  del  Principado:  23  de 
Agosto  de  i68£. 


i 


-56- 

También  manifestaba  la  Universidad: 

Yo,  si  más  reciente  en  años, 
en  afectos  compitiendo 
con  antiguas  pretensiones 
he  epilogado  deseos. 
No  menos  reconocida, 
beneficiada  no  menos 
del  patrocinio  de  Eulalia 
deudas  son  que  las  confieso. 

Y  anunciaba  especiales  festejos  de  este  modo: 

En  puntos  de  ingenio  yo 
daré  cebo  á  los  ingenios 
con  poético  certamen, 
que  ofrece  preciosos  premios. 
Los  que  en  la  fuente  Castalia 
beben  cristales  deshechos 
consagren  versos  á  Eulalia, 
cristalinos,  claros,  tersos. 
Premiaré  delgadas  plumas 
y  será  su  nombre  eterno: 
pues  nunca  podrá  el  olvido 
hacer  agravios  groseros. 
Y  después  que  en  mi  capilla 
rinda  su  senado  al  cielo, 
las  gracias  por  tal  Patrona 
con  prevenidos  acentos; 
Un  alumno  de  los  míos 
en  estilo  grave  y  lleno 
los  parabienes  dará 
á  nuestro  asturiano  Centro. 
Ni  fuegos  me  han  de  faltar, 
pues  en  amor  arde  el  pecho, 
y  es  fuerza  que  de  sus  rayos 
se  originen  otros  fuegos. 

Por  las  loas  y  composiciones  presentadas  al  universitario  cer- 
tamen poético  para  cantar  las  virtudes  de  la  Santa  Patro- 
na en  ocho  temas,  se  vé  cómo  decaía  el  estro  y  hermoso  estilo 
de  nuestra  lírica. 

No  pocos  vates  asturianos  y  forasteros  acudieron  á  la  justa 
y  escribieron  sus  poesías  en  castellano  y  en  latin,  sir>  que  falla- 


-  57  ~ 
sen  geroglificos  y  laberintos,  haciendo  todos  gala  de  saber,  erudi- 
ción y  arte.  Algunos  hijos  del  país  y  de  su  Universidad  escribie- 
ron en  bable  á  la  manera  de  González  Reguera  (Antón  de  Ma- 
rirrcfjuera,  el  príncipe  de  los  poetas  provinciales)  que  envió 
su  obra  en  el  dialecto  asturiano.  Se  otorgaron  numerosos  pre- 
mios á  los  poetas,  miembros  en  su  mayor  parte  de  las  Órdenes 
religiosas  de  la  Ciudad,  algunos  catedráticos  y  estudiantes,  al- 
canzando dos  lauros  D.  Tomás  Serrano  de  Paz  y  cuatro  su  her- 
.  mano  el  Br.  Faustino,  de  familia  muy  distinguida  en  los  anales 
universitarios  (1). 

Y  la  enseñanza  aumentaba  también  en  Oviedo. 

El  doctor  D.  Pedro  Díaz  Oseja,  Arcediano  de  Villaviciosa  en 
nuestra  Catedral,  fundó  en  1662  el  Colegio  de  San  José.  La  mi- 
tad de  los  colegiales  habían  de  ser  de  voz  para  el  servicio  de 
aquella  Iglesia,  otros  estudiarían  Lengua  latina  y  Filosofía, 
y  siendo  aplicados  les  concedía  la  gracia  de  continuar  en  el  Co- 
legio y  seguir  la  carrera  de  Teología  y  Cánones  en  la  Uni- 
versidad. 

En  ésta  hubo  ya,  durante  el  primer  período,  algunas  altera- 
ciones en  sus  Estatutos.  Se  intentó  por  Real  Cédula  modo  de 
que  cesaran  la  forma  de  votar  las  cátedras  y  el  apasionado  juicio 
de  los  cursantes,  disponiendo  que  el  Rector,  catedráticos  y  doc- 
tores votasen  individualmente  en  pliego  cerrado,  agregándose  al 
tribunal  el  Prelado  y  el  Gobernador.  A  los  que  obtenían  la  cáte- 
dra de  Vísperas  y  Prima  se  permitía  la  perpetuidad  y,  como  el 
pago  no  alentaba  el  interesa  oposición,  continuaban  tantos  años 
en  poder  de  sus  maestros,  llegando  el  abuso  á  las  de  Artes,  cuya 
perpetuidad  revocó  la  Real  Cédula  de  12  de  Julio  de  1683,  de- 
clarando que  fueran  trienales.  Las  reclamaciones  aquéllas  ha- 
bían partido  de  los  catedráticos  de  Prima  de  Cánones,  Leyes, 
Teología  y  del  de  Vísperas  de  Cánones  que  pretendían  perpetuar- 
la?, prolongar  el  Rectorado,  variar  oposiciones  y  votaciones  y 


di  «Relación  de  las  fiestas  hechas  en  la  Ciudad  de  Oviedo  en  honor  de  Santa  Eulalia  de 
Mf  rula  por  averia  dado  por  Patrona  al  Principado  de  Asturias  Nuestro  Santo  Padre  Urbano  VIH, 
■:?áicadas  al  llusirisimo  Señor  Don  Antonio  de  Vnldés,  Obispo  de  Oviedo,  Conde  de  Noreña, 
*íel  Con-* jo  de  Su  M agesta d.  Año  MDCXXXIX.» 

\:\  P.  Andrés  Mendo,  Rector  del  Colegio  de  San  Matías  de  la  Compañía  de  Jesús  en  Ovie- 
«i..  fué  el  autor  de  esta  muy  curiosa  relación,  que  poseo,  original  c  inédita,  con  su  firma  y  la  del 
Prelado. 

Véanse  la*  Memorias  históricas  de  Asturias  por  González  de  Posada,  pág.  71;  y  mi  edición 
¿notada  y  aumentada  de  las  Poesías  selectas  en  dialecto  asturiano,  coleccionadas  en  1839  por  el 
labio  Sr.  Cavcda.  (Oviedo,    1887). 


-  5*  - 
otros  cambios,  como  asi  lo  consiguieron  en  1618,  aunque  ense- 
guida lo  derogó  en  1619  el  rey  Felipe  III  por  reclamaciones  tanto 
del  obispo  de  León  D.  Juan  de  Llano  Valdés,  curador  del  joven 
D.  Francisco  de  Valdés  y  Cardona,  caballero  de  Santiago,  pa 
trono  de  la  Universidad  y  Obras  pías  del  Arzobispo  Valdés,  como 
del  mismo  Claustro  en  oposición  á  los  indicados  maestros.  Esto 
fue  base  para  la  reforma  de  Felipe  V  de  que  trataremos  en  su 
lugar. 

Eran  cuestiones  y  asuntos  interiores,  intrigas  de  corpora- 
ción, que  valen  poco  ante  consideraciones  de  mus  trascenden. 
i  i:i.  relativas  al  estado  y  cambios  de  la  enseñanza  y  de  las 
letras. 

Los  últimos  años  del  siglo  xvn,  verdadera  antítesis  délos 
que  constituyeron  el  siglo  de  oro  de  nuestra   literatura,   fue- 
ron funestos   á   España,  que  de  día  á  día   declinaba.  Llegó  la 
ri;i  á  tan  lastimoso  estado  de  postración,  cual  parece  imposi 
\  si  la  historia  no  presentase  el  triste  cuadro  nacional  cuando 
imo  monarca  de  la  casa  austríaca,  en  que  se  mira  apagada 
a  oscuridad  de  la  ignorancia  la  aureola  del  saber  que  brilló 
en  días  de  sus  progenitores. 

ls  causas  de  nuestro  descenso  son  tan  discutidas  como  va- 
ro es  difícil  no  convenir  en  que  la  política  austríaca  más 
05  intereses  dinásticos  qn?  los  nacionales;  que  el  absolu- 
►  i  Estaco  absorvió  la  viíaiila.1    provincial   y   municipal; 
mentó  el  espíritu  aventurero  de  raza  en  incesante  afán 
erras  y  en  ineentiro  á  emigraciones  para  lejanas  tierras 
descubiertas  ó   dominadas.    Se   admitieron,   con    idea- 
fataK  repetí  ios  errores  econbmiej?,  ya  en  la  amortiza- 
extensa  o  intensa  por  el  clero  y  la  nobleza,  ya  dando  toda 
rancia  al   oro  mientras   s?   menospreciaba,  siguiendo 
evV  .:p:u  i^iies.  la  pro:c>;  vi   d;-l  comercio   y  el   ejerci- 
artes  nuvardeas,  tenidas  por  viles  y  deshonrosas,  ya  por 
ai  I.r;  ciando  el  pueblo  vivía  abrumado  por  tributos 
I  ^ro?  y  en  la  despoblación.  Concurrieron  también  otras 
r.v  ;.is,   corno  les  al  usos  del  iv.ier    rvyio   y   nobiliario, 
e.bur.^  d: »;>:.::   so.  ;al   ¡r.aruer.lc.a   en    :\iti¡es  diferen- 
;   :r.e:;:o  del  e;>rcito  llamando  a  ^nb?  esv  vida,  que  des- 
u*a  o;r\>s  carnes  de  traba; o  y  p^vrres-o,  y  otros  hechos, 


-  59  - 
siempre  repetidos  en  la  historia  y  superiores  á  la  voluntad  hu- 
mana, con  los  que  comenzamos  á  bajar  y  á  bajar...  siendo  cada 
día  más  honda  y  cierta  la  decadencia  de  España,  que  el  docto 
académico  Sr.  Canalejas  llamó  magnífica,  sin  duda  porque/entre- 
verada con  ella,  todavía  al  seguir  la  pendiente  tuvimos  interva- 
los de  gloria  y  figuras  de  gran  relieve  en  todos  los  órdenes  de 
cultura. 

Mal  podían  en  aquellos  tiempos  sostener  las  Universidades  el 
acrecentamiento  antiguo,  porque  pesaba  sobre  ellas  una  fuerza 
que  debilitaba  y  afligía  la  inteligencia  de  los  españoles.  Sala- 
manca y  Alcalá  no  tenían  y,  lo  que  es  peor  aún,  no  podían  tener 
aquellas  lumbreras  de  ciencia  que  hicieron  célebres  las  aulas 
donde  resonó  la  voz  de  León  y  Arias  Montano. 

La  causa  de  tamaño  mal  dependió  también  de  la  institución 
del  Santo  Oficio,  de  tristes  resultados  para  la  nación,  uncida  á 
su  yugo.  Pudo  el  Rey  con  la  Inquisición  contener  en  lo  exterior 
el  pensamiento  de  los  subditos  y  conservar  en  su  pureza  el  dog- 
ma de  la  Iglesia,  apartándolos  de  la  guerra  religiosa  europea; 
pero  también  el  Tribunal,  estralimitándose  de  su  verdadero  obje- 
to, dificultó  toda  opinión  libre,  que  tuvo  en  tal  institución  un 
enemigo  tenaz,  inflexible  y  poderoso.  Ella  alimentó  en  España  al 
partido  teocrático,  y  extravió  al  espíritu  nacional  en  exclusiva  di- 
rección con  desdén  para  estudios  útiles  y  prácticos  que  mejora- 
sen las  necesidades  materiales  y  fomentasen  la  riqueza  pública 
de  que  tan  necesitado  estaba  el  país,  pues,  si  no  puede  sostenerse 
en  absoluto  que  la  Inquisición  ahogó  la  ciencia  española,  mal  se 
puede  defender  que  bajo  ella  vivió  libre  y  lozana,  ni  mucho 
menos  (1).  Preciso  fué,  por  consiguiente,  que  las  Escuelas  parti- 
cipasen de  aquella  influencia  é  intolerancia  y  de  la  de  algunas 
Órdenes  monásticas  de  donde  salieron  miembros  principales 
de  dicha  Corporación. 

La  Universidad  de  Oviedo  estaba  en  esta  época,  como  las 
demás  de  la  nación,  sujeta  á  «lecturas»  de  ciencias  limitadas  á 
un  circulo,  que  no  era  dado  traspasar,  excluidos  los  buenos  es- 
tudios del  siglo  anterior,  bajo  el  influjo  de  poderosa  é  indeclina- 


fi)  Véase  á  Llórente,  Rodrigo.  La  Fuente,  Azcánttc,  Revilla,  Luverde,  Alta  mira  y  otros 
escritores,  historiadores  de  nuestra  literatura  y  política,  en  sus  trabajos  sobre  la  Inquisición  en  E«- 
í*ñat  habiendo  tratado  muy  especialmente  esta  materia  el  doctísimo  Sr.  Mcnéndcz  y  Pela  y  o 
rn  L".  Ciencia  española  í  polémicas,  proyectos  y  bibliografía.) 


"M 


'  Mr 


—  6o  - 

ble  autoridad.  Dejáronse  de  enseñar  las  matemáticas  porque  á 
la  muerte  de  su  catedrático,  médico  de  la  ciudad,  todos  las  igno- 
raban por  creerlas  inútiles  y  considerar  únicamente  provechoso 
el  cultivo  de  la  Teología,  Cánones  y  Leyes.  Perdidas  y  extravia- 
das las  Humanidades  por  el  péximo  gusto  que  entonces  domina- 
ba, no  eran  otra  cosa  que  ridículo  conjunto  de  las  mayores  ex-, 
travagancias.  A  los  primores  y  bellezas  de  nuestra  literatura,  si 
guieron  los  extravíos  que  impusieron  las  Escuelas  conceptista 
y  culterana,  difundiendo  una  expresión  literaria  artificiosa  con 
estilo  metafísico  y  exagerado  hasta  el  absurdo;  y  este  mal  gusto. 
introducido  en  el  lenguaje  poético,  infestó  los  escritos  de  di- 
dáctica y  de  los  buenos  hablistas,  viniendo  la  prosa  castellana 
á  lamentable  ruina. 

Para  apreciar  hasta  qué  punto  llegó  en  Asturias  la  decaden- 
cia de  las  bellas  letras,  basta  leer  la  relación  de  las  exequias  que 
á  la  muerte  de  Felipe  IV  celebró  nuestra  Escuela  en  los  días  ló 
á  19  de  Noviembre  de  1665.  Habíale  debido  favor  predilecto  en 
la  conservación  de  los  juros,  consideraba  al  Rey  poeta  como  «a 
su  restaurador  ó  segundo  fundador»,  y  quiso  el  Claustro  «hacer 
presentes  las  lágrimas  que  por  su  sentimiento  verdadero  derra- 
man los  ojos,  los  golpes  que  en  un  pasmo  súbito  faltan  al  cora- 
zón, que  no  se  pueden  evitar  ni  hacer  patentes  á  la  vista»;  y  dis- 
puso funerales  después  de  los  del  Ayuntamiento  «siendo,  como 
dicen  los  filósofos,  el  término  ci  r/uo  de  esta  pompa  la  Ciudad 
y  el  término  ad  qneni  la  Universidad  formando  una  misma 
acción,»  según  expresiones  del  Claustro. 

Con  lujo  y  solemnidad  levantaron  túmulos  y  tumba  regios, 
cubrieron  las  paredes  de  negros  paños  con  motes  y  alambicadas 
inscripciones  alusivas  á  la  muerte  y  «grandeza»  del  monarca, 
que  perdió  á  Portugal  y  fué  padre  del  hechizado  Carlos;  y  hubo 
fúnebre  y  faustuosa  procesión  para  las  vísperas  y  oficio  de  di- 
funtos. Se  abrió  certamen  público  y  se  hizo  un  llamamiento  á 
los  ingenios  montañeses  que  correspondieron  con  epicedios, 
elegías,  epigramas,  epitafios  latinos  y  griegos,  sonetos,  décimas 
ó  espinelas,  redondillas  y  canciones  ajustadas  á  estancias,  pen- 
samientos y  consonantes  forzados,  ofreciéndose  variados  galar- 
dones á  los  vencedores  en  este  literario  palenque.  Es  imposible 
concebir  cómo  á  un  acto  por  su  naturaleza  grave  é  imponente. 


h 


—  6i   — 

convertía  en  bufonada  el  ceremonioso  duelo  por  un  monarca 
español.  La  sentencia  del  certamen  se  dio  en  forma  de  Real 
pragmática:  «D.  Apolo,  por  la  gracia  de  Dios,  emperador  de  la 
luz,  rey  de  los  signos,  archiduque  de  los  planetas,  duque  de  las 
estrellas,  marqués  de  los  tiempos,  conde  de  las  serenidades, 
señor  de  Oriente  y  del  Occidente,  del  Setentrión  y  del  Mediodía, 
de  las  islas  de  Délos,  de  Tenedos,  de  Clasos,  de  las  ciudades  de 
Delfos,  Patara,  Tegyra,  de  los  montes  Helicor,  Pimpla,  Parnaso, 
Citheron,  Pindó  y  Lentico,  de  las  fuentes  Calalona,  Hiproereme, 
Aganipe,  Helecona,  señor  en  el  mar  y  en  la  tierra,  hizo  saber 
«á  la  parte  del  venerable  caballero  D.  Jorge  Manrique,  cónsul 
de  los  poetas  lúgubres  españoles,  para  que  todos  los  poetas  llo- 
ren en  grandes  trenos  y  demás  cantos  lúgubres;  y  las  Academias 
hagan  el  sentimiento  que  suelen  en  semejantes  actos  de  tristeza 
en  la  muerte  del  Príncipe  mas  dilecto  suyo»  etc. 

Fueron  jueces  el  Arcediano  de  Villa  viciosa  Rector  La  Cone- 
ja, el  Dr.  D.  Faustino  Serrano  de  Paz,  catedrático  de  Prima  de 
Leyes,  el  Predicador  P  Uría,  el  Arcediano  de  Gordón  D.  Diego 
de  Valdés  Bango,  el  P.  M.  Fr.  Plácido  de  Quirós,  catedrático  de 
Vísperas  de  Teología  y  Abad  de  San  Vicente,  y  fué  Secretario  el 
Dr.  y  M.  D.  Manuel  Serrano  de  Paz,  autor  de  latino  cartel  de  lla- 
mamiento, que  pronunció  además  inaugural  y  altisonante  ora- 
ción panegírica  ó  epitafio,  rematada  con  referencias  á  la  Odisea 
y  esta  octava: 

Esto  cantaba  Homero  de  su  Aquiles 
y  esto  nuestra  Academia  de  Felipe, 
convocando  los  cisnes  juveniles 
á  bañarse  en  las  aguas  de  Aganipe: 
el  Parnaso  remoce  sus  abriles, 
el  tiempo  al  aflo  flores  anticipe, 
para  que  asistan,  cultas,  no  confusas 
á  coronarle  el  coro  de  las  musas. 

Los  temas  fueron  varios:  «Llanto  por  la  muerte  de  S.  M.  en 
tiempo  tan  inoportuno»,  «Quejas  contra  la  muerte  por  haber 
arrebatado  tan  temprano  al  Monarca»,  «Regio  epitafio»,  «Vio- 
lencia de  la  muerte  en  no  eximir  á  nadie»,  «Desconsuelo  de  Es- 
paña,© *  Sentimientos  y  lágrimas  justas»,  «Grandes  é  infinitas 
virtudes  del  difunto  Príncipe,»  y  «Dos  estrellas  que  precedieron, 
una  al  nacimiento  y  otra  á  la  muerte  del  gran  Rey.» 


— .    62    — 

Se  otorgaron  muchos  premios  y  menciones.  Alcanzó  cinco 
el  Dr.  Francisco  de  la  Pola  Arguelles,  arcediano  de  Benavente 
y  catedrático  de  Decreto;  tres  D.  Antonio  de  Valdés  Ramírez,  el 
Lie,  Diego  González  Arguelles,  rector  del  Colegio  de  San  Gre- 
gorio, y  el  Lie.  Antonio  Alvarez;  dos  D.  Tomás  Serrano  de  Paz, 
catedrático  de  Prima  de  Cánones,  que  demostró  su  pericia  en  el 
griego,  Lie,  Juan  Ordóñez,  D.  Jóse  Muñiz  Miranda,  D.  Dionisio 
H.  de  Güiros,  PP.  Fr.  Pedro  de  Barcena,  y  Fr.  Gerónimo  Bazán, 
benedictinos,  colegiales  de  San  Vicente,  D.  Alvaro  Dasmarinas 
Pu  marino  y  el  Lie.  Tomás  Núñez;  uno  D.  Antonio  de  Llanes 
Campomanes,  Lie.  Pedro  Alvarez  de  Navas,  Dr.  Diego  de  Sierra 
Valcarce,  catedrático  de  «Vísperas  de  Leyes*,  Dr.  Toribio  Sola- 
res, Francisco  Arguelles  Lorenzana,  PP.  Fr.  Gregorio  Ruiz  y 
Benito  de  Loyola,  benedictinos,  colegial  de  Celorio,  Lie.  José 
de  Salís,  D,  Gregorio  Ramos  de  Posada,  D.  Tomás  de  la  Cruz 
llenera,  D.  Felipe  Bernaldo  de  Quirós,  caballero  de  Santiago. 
Pedro  Fernández  Palacio,  Juan  González  Paredes,  D.  Sebastián 
López  de  Castro,  D.  Antonio  Menéndez,  D.  Alvaro  de  Nava,  Mel- 
chor Rodríguez  de  Miranda,  José  Muñoz  Miranda,  Lie.  Juan 
Conlreras  y  D.  Francisco  Antonio  Bernaldo  de  güiros.  Sus  di- 
ferentes composiciones  son  interesantes  datos  para  formar  idea 
del  lastimoso  estado  de  nuestra  literatura  y  de  los  extravíos  de 
aquellos  ingenios.  De  lo  más  aceptable  son  las  espinelas  donde 
se  glosaba  este  texto: 

Si  el  Sol,  que  á  nuestra  región 
daba  luces,  hoy  se  ve 
en  su  ocaso;  bien  es  qué 
noche  bista  el  corazón. 

Para  el  último  tema  se  pedía  («relación  de  la  pompa  funeral 
universitaria.»  Uno  de  los  premiados,  José  Villamayor  y  Vivero 
describió  las  exequias  dispuestas  por 

La  Universidad  de  Oviedo 
(sobre  el  elogio  á  su  nombre, 
pues  le  afianzan  sin  riesgo 
sus  Numas  y  sus  Doctores  ) 

Ulro,  D.  Juan  de  Contreras,  escribió  sobre  lo  mismo  y  en- 
salzando a  nuestra  Escuela,  decía: 


_ 


-  63  - 
Academia,  en  que  el  Gobierno 
hallar  podrá,  si  los  busca, 
fértil  copia  de  Licurgos, 
feliz  cosecha  de  Numas; 
Academia,  digo,  madre 
de  tales  hijos  fecunda, 
que  ya  por  ellos  con  Grecia 
osa  competir  Asturias. 
Llega,  y  de  sus  ediñcios, 
al  funesto  son  que  escuchan, 
titubearon  las  torres, 
zozobraron  las  columnas. 
• 

En  otro  asunto  se  premiaron  oGeroglíficos»  alusivos  á  las 
grandes  virtudes  de  Felipe  IV  por  la  Institución  del  Jubileo  de  las 
Cuarenta  Horas,  Defensa  de  la  Pura  Concepción  de  la  Virgen, 
otras  devociones  y  prendas,  siendo  laureados:  el  P.  Fr.  Ambro- 
sio Guerrero  y  los  mencionados  Pola  Arguelles,  Núñez  y  Mu- 
ñiz  Miranda. 

El  sermón  de  las  honras  no  desmereció  de  la  estrambótica 
llamada  del  dios  D.  Apolo;  y  era  el  orador  catedrático  de  Prima 
en  Teología  y  maestro  de  la  Orden  de  predicadores  de  la  ciu- 
dad, el  R.  P.  Fr.  Francisco  de  Uria.  Pronunció  su  discurso  en 
medio  de  escogido  auditorio,  pues  estaban  allí  los  caballeros  del 
Principado,  Obispo,  Clero,  Ayuntamiento,  el  Claustro  con  lar- 
go caperuzón  negro  y  cola  al  rastro,  en  señal  de  riguroso  luto, 
no  faltando  los  estudiantes  con  manteos  caídos  y  quitadas 
las  toquillas  de  los  sombreros.  Y  decía  el  campanudo  orador, 
uno  sin  duda,  de  aquellos  á  quienes  el  P.  Isla  dedicó  su  famoso 
libro:  o  Hoy  esta  Universidad  ilustre,  de  su  mismo  nombre  alen- 
tada, de  su  obligación  impelida  y  de  su  natural  y  leal  afecto 
dulcemente  obligada,  para  que  no  quede  camino  por  donde  no 
corra  el  llanto  y  para  que  no  quede  llanto  que  no  busque  singu. 
lar  camino,  llore  todo  el  mundo  y  llore  esta  Universidad  lastima- 
da. Y  tocando  el  arma  á  las  lágrimas  y  suspiros  en  certámenes  y 
<:ompetencias  tiernas,  expone  al  sentimiento  lo  más  florido  de  la 
juventud  en  sus  hijos,  lo  más  atento  de  la  prudencia  en  la  vene 
rabie  ancianidad  de  sus  decanos,  doctores  y  maestros,  ejerci- 
tando en  sus  endechas  todas  las  lenguas;  avivando  en  sus  proe- 
zas todos  los  ingenios;  dedicando  á  sus  virtudes  todas  las  habili- 


-  64  - 

dades;  convidando  á  las  tristes  canciones  todas  las  musas  y 
consagrando  á  sus  exequias  todas  las  cátedras,  para  que,  con- 
vertidas en  túmulos,  todos  los  artistas  dispongan  ya  sus  silogis- 
mos de  sollozos,  averigüen  sus  leyes,  nombre  y  obligación  y 
guie  la  Teología  todo  nuestro  fervor.  Aquí  tiene  el  gramático 
asunto  para  las  voces,  el  retórico  para  la  elegancia,  el  lógico 
para  el  discurso,  el  filósofo  para  los  afectos  del  corazón,  el  ju- 
rista para  la  constancia  de  la  voluntad,  la  Sagrada  Escritura 
para  la  firmeza  de  la  fé  y  para  el  católico,  en  todo  la  Teología. 
Todo  esto  hay  que  llorar,  todo  esto  hay  que  celebrar  en  la  oca- 
sión presenten.  De  este  modo  entendía  el  catedrático  Uría 
la  forma  y  oposición  de  la  oratoria  eclesiástica  más  extraviada 
en  otras  partes,  pues  en  la  corte,  ante  el  Rey,  se  predicó  por 
entonces  de  Nuestra  Señora  de  Covadonga  en  forma  de  alegato 
jurídico  \\  cotí  pruebas  y  réplicas  forenses,  se  probaba  por  qué 
la  Virgen  del  A  use  va  había  preferido  aparecer  y  habitar  de  se- 
rrana en  las  agrestas  montañas  de  Asturias. 

Las  precedentes  noticias  son  breve  y  sucinto  extracto  de 
muy  curioso  libro  (1)  que  por  falta  de  imprenta  en  Oviedo  se 
estampó  en  Madrid  precedido  de  singulares  dedicatoria  y  carta 
del  Claustro  para  la  Reina  Gobernadora.  Pasó  á  la  Corte  en 
J  666  el  P.  M.  Fr.  Juan  de  Llano,  de  la  Orden  de  Santo  Domingo, 
priiniciem,  catedrático  y  maestro  más  antiguo  de  la  Universidad 
en  audiencia  especial,  fué  presentado  á  SS.  MM.  por  el  Conde 
i\v  Miranda,  duque  de  Peñaranda  y  patrono  de  la  Universidad, 
acompañado  por  los  caballeros  asturianos  Marqués  de  Valde- 
carzana  y  Conde  de  Toreno,  formando  vistosa^  comitiva  en  seis 
carrosas  lujosas  para  entregar  en  el  Real  Palacio  ejemplares  de 
la  Relación*  La  Reina  D.R  María  los  recibió  cconel  manto  alto,» 
singularidad  que  notaron,  pues  en  las  demás  audiencias  desde 
la  muerto  del  Rey  recibía  con  el  manto  echado  hasta  la  cinta, 
manifestando  que  «estimaba  mucho  la  lealtad  de  la  Universidad 
y  se  dalia  por  bien  servida, »  así  como  el  niño  Rey  Carlos,  que 
estaba  nm  su  aya  la  Marquesa  de  los  Vélez,  acojió  o  con  mucho 


i-    as  Exeqvias  qvc  en  la  mverte  del   Rey  nvestro   Señor  D.  Felipe    Qvarto 

*  Etpaña*  y  Emperador  de  las  India»  h.zo   la  Vniversidad  de  Oviedo  en  el 

,    \  i  .     ,,  —Ofrécela  e.i  la    Real  Mano   de    la  Rey  na    nvestra   señora    doña  Maria 

An,i  Je  AiiAlria,  G^ueniadura  dc*los  Reynos   La    misma  vr.iuersidad.—  Ea    Madrid.  —Por    Pablo 

\       I :  ¡ 


-  65  - 

agradoo  al  representante  del  Claustro  ovetense  con  sus  linaju- 
dos y  religiosos  acompañantes. 

Corre  parejas  con  el  referido  Certamen,  otro  también  cele- 
brado en  Oviedo  dos  años  después  para  solemnizar  la  institu- 
ción de  la  Cofradía  de  Santa  Eulalia  de  Mérida,  patrona  de  la 
Diócesis;  y  fué  dispuesto  todo  con  grandes  fiestas  religiosas,  pro- 
fanas y  literarias.  Estas  fueron  presididas  por  un  tribunal  com- 
puesto por  el  R.  Obispo  Sr.  Espinóla,  D.  Carlos  de  Villamayor, 
gobernador  del  Principado,  el  Arcediano  D.  Fernando  de  Estra- 
da, el  Regidor  D.  Sebastián  de  Vigil  Bernardo  y  otro  Regidor 
D.  Alvaro  Dasmarinas,  como  defensor  y  fiscal,  funcionando  de 
secretario  el  santiaguista  D.  Felipe  Bernaldo  de  Quirós,  literato 
distinguido  en  aquellos  decaídos  tiempos. 

Este  escribió  poética  y  altisonante  oración  panegírica  lla- 
mando á  los  vates  para  cantar  en  ocho  temas,  con  géneros  dife- 
rentes, la  vida,  virtudes  y  milagros  de  la  Santa,  encendiendo  la 
devoción  provincial,  y  con  otra  composición  cerró  el  certamen 
felicitando  á  los  laureados,  cuyas  obras  se  publican  en  intere- 
sante libro  regional  (1). 

Entre  la  gente  universitaria  figuran  los  doctores  Serrano 
de  Paz  (D.  Faustino  con  cinco  poesías,  D.  Manuel  con  cuatro  y 
con  una  D.  Tomás),  D.  Esteban  González  de  Candamo  y  Hevia 
con  tres,  I).  Antonio  de  Llanes  Campomanes  con  dos  y  el  arce- 
diano D.  Andrés  de  Llanes  Estrada  con  una.  Siguen  Lie.  Melchor 
González  de  Naranco  y  Junco  con  dos  y  D.  Francisco  de  la  Pola 
Arguelles  y  Br.  Pedro  Palacios  Arguelles  con  una.  De  la  Orden 
benedictina,  fueron  los  PP.  Fr.  Pedro  de  la  Barcena  y  Fr.  Diego 
Pérez  de  Castejón  con  cuatro  composiciones  cada  uno,  Fr.  José 
Moro  con  tres,  Fr.  José  de  Artiaga,  Fr.  Benito  de  Armia  con  dos 
y  Fr.  Domingo  Gutiérrez  con  una,  perteneciendo  estos  dos  últi- 
mos a  1  Colegio  de  Cornellana,  así  como  obtuvo  galardón  ex- 
traordinario Sor  Bernarda  Arguelles,  del  Real  de  la  Vega  de 
Oviedo.  Delcistersiense  de  Valdediós  presentó  tres  obras  Fr.  Án- 
gel del  Águila;  y  cuatro  la  Compañía  de  Jesús,  sin  revelar  el 
nombre  de  los  autores.  De  la  Colegiata  diocesana  de  Arbás  se 


íi)  •Certamen  pr>¿:ic>  á  la  glorios  i  Virgen  y  máriyr  Santa  Eulalia  de  Mérida,  p.Uiona  del 
Obispal.)  y  ciudad  de  Ouiedo  y  del  Principado  de  Astvii.is,  con  el  compendio  de  sv  milagrosa 
v.<ia,  p>r  í).  Felipe  tícrnaldu  de  (Juirój  y  Ueuavides.—  Con  licencia. — Valladolid  — Por  Incs  de 
Uredu.  -Añu  de  1667 — a.v* 


—    66  — 

distinguieron  el  canónigo  Juan  de  San  Pelayo  y  el  abad  D.  Mar 
eos  Bravo  de  la  Serna,  á  quien  llaman  el  «Marcial  montañés, 
Garcilaso  castellano  y  Terencio  español.»  Y  entre  otros  autores 
de  versos  están:  D.  Dionisio  Bernaldo  de  Quirós  cinco  veces; 
tres  Jost*  de  Solís  Valdés;  y  una  D.  Alvaro  Dasmarinas,  D.  Gon- 
zalo de  Peón  Vigil,  D.  Antonio  de  Noriega,  D.  Bartolomé  de  la 
G randa,  D.  Ignacio  de  Granda  Valdés,  Lorenzo  Palacio  Vigil, 
D.  Francisco  de  la  Concha,  D.  Juan  Ordoñez  Campomanes, 
Francisco  Arguelles,  D.  Benito  Montes  Vigil,  D.  Andrés  de  Villa- 
mayor  y  Vivero,  D.  Juan  y  D.  Felipe  Bernaldo  de  Quirós,  D.  Die- 
go Rato  Hévia,  Regidor  D.  Pedro  de  Valdés  Prada,  D.  Alvaro 
Díaz  de  Miranda,  D.  Antonio  González  Candamo  y  Pedro  Fer- 
nández de  la  Rivera.  Las  obras  todas,  unas  premiadas  y  otras 
simplemente  publicadas,  acusan  forzada  inspiración,  conceptuo- 
sa forma;  y  en  algunas  hay  pujos  de  erudición  en  notas,  aposti- 
llas y  comentarios. 

Por  tales  «Relaciones»  se  puede  juzgar  del  gusto  literario 
que  dominaba  y  deducir  cuan  embrollada  é  indigesta  sería, 
bajo  su  influencia,  la  universitatía  enseñanza. 

Pero  una  cuestión  tan  importante,  y  de  tan  directa  relación 
con  el  objeto  de  esta  historia,  merece  ser  tratada  separada- 
mente. 


-67  - 


CAPÍTULO  IV 


Antiguos  planes  de  estudios  de  las  Universidades  españolas.— Estado  de  la  en- 
señanza en  la  de  Oviedo  durante  el  siglo  xvii.—  Facultad  de  Artes. — De 
Teología. — Influencia  de  las  Órdedes  religiosas. — Los  Jesuítas  logran  entrar 
en  el  Magisterio.  —Tomistas,  Suaristas  y  Escotistas.  —  Sus  disputas  y  desórde- 
nes.—Controversias  llevadas  con  rigor  á  los  actos  académicos. — Inconve- 
nientes de  aquel  método.— Facultad  de  Cánones.  — La  de  Leyes.  —  Conside- 
raciones generales  sobre  los  estudios  y  enseñanzas.  —  Últimos  años  del 
siglo  xvii. 


Ningún  plan  ó  sistema  seguro  de  estudio  había  primeramen- 
te en  las  Universidades  nacionales,  y  era  muy  varia  la  enseñan* 
za,  abandonada  á  la  voluntad  del  Fundador  ó  de  sus  patronos  y  á 
los  recursos.  Dentro  de  una  misma  Universidad  tampoco  había  un 
orden  fijo  de  instrucción,  estableciéndose  diversas  cátedras  de 
autores  diferentes,  según  el  espíritu  de  escuela.  Puede  decirse 
que  había  libertad  de  enseñanza,  aunque  limitada  y  circunscrita 
á  las  ideas  de  la  época  respecto  á  los  grandes  maestros  y  sus 
libros,  considerados  en  aquellos  días  como  el  último  esfuerzo,  el 
non  plus  ultra  de  la  ciencia.  Se  sabía,  pero  no  se  examinaba; 
y  con  sumisión  ciega  é  incondicional  á  determinadas  doctrinas, 
se  creaban  banderías  en  el  campo  de  las  letras,  engendradoras 
de  rivalidades,  odios  y  desórdenes  estacionando  la  ilustración  y, 
dentro  de  las  Universidades,  las  Facultades  y  sus  estudios.  Mu- 
cho contribuyeron  á  ello  el  absolutismo  del  Estado  y  la  prepon- 
derancia de  la  Iglesia  para  sostener  su  respectivo  poder  por 
la  enseñanza,  pues  conocían  perfectamente  que  instruyendo 
los  hombres  á  su  manera  consigo  los  tenían  y  á  sus  fines  los  lle- 
vaban. Sucedía  completamente  lo  mismo  que  en  tiempos  mo- 
dernos después  de  la  secularización  en  que  cuando  la  sociedad 
civil,  ilustrada  y  progresiva,  alcanzó  la  dirección  de  la  enseñan- 


-   68  — 

88,  desde  entonces  más  completa  y  mejor  reglamentada,  recupe- 
ró la  soberanía  y  aseguró  la  libertad.  Ya  no  se  sostiene  la  cien- 
cia en  perenne  statu  quo.  como  cuando  los  maestros  explica- 
ban únicamente  la  opinión  de  determinados  autores  ven  algunos 
estatutos  fc  leía:  o  Ordenamos  qne  cada  uno  de  los  catedráticos 
tenga  obligación  de  explicar  en  la  materia  que  leyere  la  mente 
del  autor  titular:  el  catedrático  de  Aristóteles,  la  mente  de  Aris- 
tóteles, el  catedrático  de  Santo  Tomás,  la  mente  de  Santo  To- 
más, el  catedrático  de  Escoto,  la  mente  de  Escoto,  y  así  los 
demás»  (l). 

Concretemos  más  estos  extremos  en  la  Escuela  de  Oviedo. 

Comprendía  la  Facultad  de  Artes  los  estudios  filosóficos  y 
matemáticos.  Considerados  como  preparatorios  para  las  Facul- 
tados mayores,  estuvieron  poco  adelantados  y  en  escasa  conside- 
ración porque  se  aspiraba  á  ser  teólogo,  jurista,  médico,  etc., 
pero  difícilmente  filósofo  y  matemático.  Por  otra  parte,  no  debe 
ocultarse  que  conteniendo  las  Artes  muchos  de  los  estudios  ac- 
tuales de  Segunda  Enseñanza,  eran  de  gran  cuidado  en  época  re- 
celosa; nadie  entraba  de  lleno  en  materia  expuesta  á  tristes  pe- 
ripecias, y  pocos  tenían  valor  para  arrostrar  graves  consecuen- 
cias. 

Encerrados  los  artistas  en  perniciosa  dialéctica,  que  venia  de 
muy  lejos,  atormentaban  la  doctrina  de  Aristóteles  con  aquella 
gerga  teológico  escolástica  á  que  la  habían  reducido  el  Jesuíta 
Rubio  y  el  Kraciscano  González  de  la  Peña.  Con  fórmulas  deter- 
minadas, explicaban  los  medios  de  alcanzar  d  pripri  los  acci- 
dentes de  ta  razón,  precisando  la  verdad  en  el  apretado  círculo 
de  un  breve  silogismo,  atormentando  frecuentemente  en  el  lecho 
de  Procusto  ta  misma  razón  que  trataban  de  determinar.  Llega- 
ron u  familiarizarse  con  este  método,  y  aún  en  el  siglo  pasado 
se  ha  visto  el  lucimiento  conque  algún  Padre  Maestro  de  las  Ór- 
denes religiosas  y  teólogo  consumado  manejaba  la  argumenta- 
rían silogística  con  tanta  rapidez  y  fortalecía  sus  razones  con 
tan  briosos  ademanes  y  esfuerzos  de  pulmón,  que  al  hombre  de 
claro  discurso  parecía  imposible  pudiera  concertarse  en  el  padre 
disputador  la  condición  reposada  y  necesaria  para  averiguar  lo 


fri  fiuÉrtucisn  ful- tica  rv  Effiiñ<y,  por  D.  Antonio  Gil  y  Zarate,  tomo  II,  cap,  IV. 


-  69   - 

cierto.  Aguzadas  así  las  facultades  intelectuales,  cada  regla, 
aún  en  la  moral  práctica,  estaba  sujeta  á  suspicaces  y  acalora- 
das controversias;  defectuoso  gimnasio  que  describe  el  novelista 
de  Gil  Blas  de  Santillana  en  los  siguientes  términos:  «Apliquéme 
después  á  la  lógica,  que  me  enseñó  á  discurrir  y  á  argumentar 
sin  término.  Gustábanme  mucho  las  disputas  y  detenía  á  los  que 
encontraba,  conocidos  ó  no  conocidos,  para  proponerles  cues- 
tiones y  argumentos.  Topábame,  á  veces,  con  algunos  manteis- 
tas que  no  apetecían  otra  cosa,  y  entonces  era  el  oirnos  disputar. 
¡Qué  voces!  ¡qué  patadas!  ¡qué  gestos!  ¡qué  contorsiones!  ¡qué 
espumarajos  en  las  bocas!  Más  parecíamos  energúmenos  que 
filósofos»  (l). 

Y  no  era  posible  introducir  novedad  alguna  en  tan  vicioso 
sistema,  pues  habiéndose  establecido  en  1700  en  Sevilla  una 
Academia  literaria  á  la  que  concurrían  algunos  holandeses  agi- 
tando conclusiones  de  filosofía  y  de  física  experimental,  sobre- 
cogida la  Universidad  hispalense,  apellidó  funesta  una  enseñan- 
za que,  según  ella,  combatía  las  escuelas  de  Aristóteles  y 
destruía  las  de  Medicina.  Dio  la  voz  de  alarma  contra  tamaño 
mal,  apellidando  hereges  á  los  académicos,  y  apeló  á  todas  las 
Universidades  para  que  juntas  cuadyuvasen  á  expulsar  de  estos 
reinos  á  los  extranjeros  innovadores.  A  su  llamamiento  corres- 
pondió muy  solícita  la  Universidad  de  Oviedo  elevando  al  Rey 
su  petición  en  defensa  de  la  de  Sevilla.  No  creía  entonces  que, 
dentro  de  breves  años  y  de  su  mismo  gremio,  aparecería  otro 
innovador  de  más  séquito  sostenedor  de  iguales  doctrinas,  que 
predicaría  al  amparo  de  su  cogulla  y  con  la  autoridad  de  cate- 
drático una  cruzada  contra  las  preocupaciones  de  la  enseñanza. 
Para  concluir  la  reseña  de  las  Artes  recordaremos  lo  que  en 
el  capítulo  anterior  hemos  dicho  de  las  Matemáticas,  en  cual 
estudio  se  cemprendían  la  Aritmética,  Geometría,  Geografía, 
Mecánica,  Navegación,  Astronomía,  etc.,  conocimientos  á  los 
que  permanecimos  poco  menos  que  indiferentes  en  el  siglo  xvi^ 
siglo  de  grandes  inventos  matemáticos. 

Explicando  el  dogma  por  igual  sistema,  era  la  Facultad  de 
Teología  un  hervidero  de  contiendas  como  la  de  filosofía.  Una 


(i)     Gil  Blas,  cap.  I. 


—    "C    — 

i  **>  ucúazxí  <:c>rtA&\i\*,  en  on  pc;bkú  ,»>.  más  se  aníeroo  des 
á*u<io  ¿*ta  la*  arrras  *ie  *a  díalec-Crca  y  aquélla  despojan- 
WfA7%  libertad  á  Ia¿  esf^-ulac  iones  fi!->eófica5- 
L*  obra  *te  Pedro  L/>rn:/ardo.  coooeída  por  el  *►  Maestro  de 
r/eiráas*,  era  ana  i^impWz^jfk  de  los  Sanios  Padres,  que 
rió  ¡pan  reputación  desde  el  siglo  xn  hasta  fines  del  pasa- 
k'ioo  de*poé*  el  portentoso  trabajo  de  .Santo  Tomás  íSumma 
rjí<fij  j  no  tardó  en  publicarse  el  übro  de  Joan  Duns,  lla- 
u  f>co!o.  antes  del  de  Suárez.  Con  otros  escritos  de  menor 
mporfaneia,  tal  era  el  estado  de  la  Teología  cuando  aparecie- 
tan  I  ni versídades,  y  los  españoles,  que  podemos  enorgulle- 
ce haber  tenido  ilustres  teólogos  en  el  siglo  xvi,  los  ve- 
mm  decaer  cuando  corría  el  xvn. 

Ijín  Órdenes  religiosas  contribuyeron  á  lamentable  pertur- 
ijn  en  la  enseñanza.  Las  l'niversidades  las  habían  resistido, 
i/o  el  Pontífice  que  la  de  París  abriese  sus  puertas  á  los 
Dominicos  y  después  entraron  las  otras  Congregaciones,  que  no 
lardaron  en  ser  eclipsadas  por  los  Jesuítas.  Hombres  ilustrados, 
'Ji*  ¡v 'arlados  métodos,    habilidosos  y  sabios  llegaron  á  la  cáte- 
dra |*or  armas  é  instrumentos  de  poder.  Varios  en  política,  «ara- 
bldoaoi  por  naturaleza  y  desenfadados  por  costumbre»,  dice  el 
Horno,  tienen  el  vigoroso  mecanismo  de  su  regla  para  do 
minar  Las  Kscuelas  los  combatieron  en  esta  aspiración;  la  Uni- 
Vüiwidad  de  Salamanca  avisó  á  las  demás  en  1627  con  escasos 
rcMtiüiiílos,  pues  poco  á  poco  entraron    formando  Colegios   de 
varia  fortuna  y  nombre  aquí,  muy  sobresalientes  y   completos 
i 'ii  oIioh  países. 

Kn  todas  las  Universidades  procuraban  las  Órdenes  ocupar 
el  Ministerio  con  laudables  circunstancias  y  en  Oviedo,  como 
r  - 1 1  oirás  ciudades,  las  lecturas  de  Teología  pertenecían  á  diver- 
nventos,  que  pagaban  con  privilegios  y  exenciones  de 
congregación  á  quienes  obtenían  cátedra,  no  recibiendo  de  la 
I  'Diversidad  más  que  propinas  de  los  grados,  pues  acrecía  su 
dotación  en  favor  de  los  demás.  Pero  ¿qué  tardaron  en  lie- 
\:n  allí  el  espíritu  de  intolerancia  y  de  ergotismo,  su  afán  de 
disputa»  y  las  sutilezas  de  embrollada  dialéctica?....  ¡Con  qué 
ptilulims  tan  elocuentes  no  describe  estas  luchas  teológicas  de 
las  <)i tienes  religiosas  el  obispo  de  Segorbe  Fr.  Alonso  Cano! 


•  -  7i  — 
Los  Padres  benedictinos,  los  dominicos  y  los  franciscanos 
entraron  desde  luego  en  el  Magisterio  ovetense,  y  únicamente 
á  los  de  la  Compañía  de  Jesús  no  se  les  dab$  participación. 
Mas  con  su  constancia  expusieron  en  1655  la  necesidad  de 
turnar  en  Filosofía  y  lograron  al  fin  su  objeto,  primero  sin  sala- 
rio y  después  con  él,  como  enseguida  lo  alcanzaron  en  Alcalá 
por  el  favor  que  gozaban  con  la  reina  Gobernadora  por  medio 
de  la  influencia  de  su  confesor  el  P.  Nithard  (1). 

Su  venida  completó  el  laberinto  de  los  sistemas.  Los  Domi- 
nicos llevaban  á  las  aulas  las  doctrinas  del  angélico  Doctor,  los 
Franciscanos  sostenían  la  escuela  del  sutil  Escoto  y  los  Jesuítas 
eran  del  séquito  Suarista;  sólo  los  benedictinos,  cuyos  estudios 
han  estado  mejor  dirigidos,  eran  eclécticos  aceptando  á  San 
Anselmo,  San  Agustín  y  Santo  Tomás.  Suaristas,  Tomistas  y 
Escotistas,  Jesuítas,  Dominicos  y  Franciscanos  reconocían  en  el 
fondo  las  teorías  aristotélicas,  y  se  distinguían  en  la  aplicación 
en  razón  al  punto  de  vista  bajo  el  cual  la  miraban  en  su  con- 
cordancia con  los  principios  teológicos.  No  es  de  este  momento 
referir  sus  diferentes  conflictos  y  sus  luchas  tenaces;  en  Sala- 
manca, Valladolid,  Valencia,  Zaragoza  y  otras  Universidades 
dejaron  tristísimos  recuerdos  de  sus  contiendas  literarias,  lle- 
vadas á  las  calles  y  allí  ventiladas  por  la  fuerza.  ¡Doloroso  re- 
sultado de  la  intolerancia,  no  de  amor  puro  á  la  ciencia  é  inves- 
tigación de  la  verdad,  en  que  se  afana  constantemente  la  inteli- 
gencia humana! 

De  las  distintas  opiniones  de  los  catedráticos  participaban 
los  alumnos,  pues,  turnando  aquéllos,  llegaban  éstos  á  ser  parti- 
darios de  la  teoría  que  el  azar  les  presentaba  al  ingreso  en  la 
carrera.  Como  los  hábitos  de  escuela  se  arraigan  fuertemente,  no 
era  posible  la  convición  de  la  doctrina  opuesta,  y  con  la  tenaci- 
dad de  todos  los  secuaces  había  división  profunda  y  lucha  peren- 
ne sin  transacción  y  sin  descanso.  Cada  conclusión  de  las  acade- 
mias, cada  acto  mayor  era* un  palenque  desesperado  y  fatigoso. 
El  argumentante  abría  paso  á  la  contienda  con  el  dilema  obligado 
propositio  tita  falsa  est,  ergo  non  sostinenda;  enseguida  se 
empeñaba  la  disputa;  y  llevaban  el  calor  de  la  argumentación 


(tí    Historia  de  las  Universidades,  por  La  Fuente,  tomo  II. 


—  72  — 

en  términos  y  modos  tan  excesixos,  que  estaba  el  lauro  en  razón 
de  la  congoja  y  cansancio  de  ambos  contendientes  al  sostener 
escuelas  encontradas, 

En  los  ejercicios  para  la  recepción  de  grados  aún  iba  más 
allá  el  esfuerzo,  porque  el  candidato  recibía  una  investidura 
que  daba  importancia  a  tal  6  cual  doctrina.  Como  el  tiempo  del 
ejercicio  era  limitado,  la  prueba  era  excesiva,  apasionada  y 
tan  rigurosa,  que  los  adversarios  asediaban  al  candidato  y  le 
ponían  en  tortura  sin  duelo  ni  compasión.  Hubo  ejemplar,  con- 
servado por  la  tradición,  de  suspenderse  el  acto  ó  examen  de 
capilla,  porque  rendido  el  aspirante  por  el  aturdimiento  y  el  ma- 
reo, quedaba  exánime  y  sin  fuerzas  para  continuar,  tendido  en  el 
recinto,  No  eran  las  aulas  universitarias  el  único  sitio  de  con- 
troversia escolástica,  pues  bastaba  que  se  defendiese  en  los  con- 
venios una  conclusión  bajo  determinada  escuela,  para  que  se 
anunciarían*  palenque  y  los  doctores  de  la  Universidad  y  los 
monjes  de  los  Monasterios  acudiesen  solícitos  y  dispuestos  á 
combatir  del  modo  más  acalorado  y  violento. 

Alguien  sostiene  la  excelencia  de  este  método  de  enseñanza 
contra  la  evidencia  de  sus  defectos;  y  así  nos  expresamos,  por- 
que si  con  aquél  hubo  hombres  exclarecidos  y  maestros  doctos, 
lo  deben  á  sus  buenas  disposiciones,  no  al  régimen  de  tales  es- 
tudios, Vemos  con  dolor,  después  de  tanta  división  y  contro- 
versia, de  tanta  vigilia  y  recogimiento,  que  no  han  quedado  en 
la  historia  literaria  de  la  Teología  y  Filosofía  libros  de  general 
reputación  y  mérito  universal,  como  expositores  ó  como  dogmá- 
licosT  escritos  por  teólogo  español  de  aquella  época.  En  el  ca- 
tálogo de  estas  obras  sólo  se  encuentra  el  gran  trabajo  De  locis 
theologicis  del  ilustre  Melchor  Cano,  libro  que  hoy  conserva 
el  elevado  concepto  de  sus  primeros  años  y  cuyo  autor  se  dolía, 
como  el  que  más,  del  estado  de  la  enseñanza;  las  otras  produc- 
ciones se  deben  á  extranjeros.  Para  probar  al  estudiante  hay 
medios  de  mejores  resultados,  y  por  lo  que  toca  al  de  nuestros 
días,  fuera  de  la  cátedra,  en  la  profesión,  en  la  prensa  y  en 
otros  lugares  es  donde  la  juventud  prueba  el  temple  de  sus  ar- 
mas, puestas  al  servicio  del  progreso  y  de  la  regeneración  de  los 
pueblos  (1). 

kü,  Horno,  Vid  tr  La  Fuente,  Campa,  etc. 


"ateo,*  la'?™*'1  de  '"<•  ínJ'r  ~c* 

Clero    v     *,  Qe  Ios  'etrados  en  el  *a     V    y  ,a  eclesiástica,  v  1« 
mÍr^o5    e^iniodei::' Íh0  fCanÓDÍC°  ^^    1 

Tü  ^o  ^  7 híbído  en  ft,£^0nBento  el  civil,  que  Ho. 
^sas  vari^,  ad0su  cí«»lo  el  JC,s"ero«  en  Alcalá. 
^albarXahtoDeeS,?üa,  ^ribue^^-  f»*»*»  I.  con  es- 
famoso  ZJ^Zn  }Te°log^  ^o  Gral t<>da3  partes-  Lo  que 
obr*  de  mucbfw'  °nde  «^rdando  lo?  n°  6D  Cán°nesc0D su 
<*«*  -e6a^on  V"raCÍ<5n  en  h.  Escueu  anteri°res'  ProduÍ°  ™» 
**»•  Para  ,  °t0nÍ0  ^ustin,  Van  <='  D0  obstante  los  errores 
<^«/es  di  "  C0TpIemento  se  ¿Z^f***  Ba'"™,  Berardi  y 
*ec"*oa  llam  Tñ°'  Rai^undo  d.P  !-  r°n  máS  tarde  ,as  J* 
eo  el  Sis}oZF0  S°lam^  Se  £,****•  ot">  »bro  sexto  de 
<*»aa  y  ení,     En  Su  °r%en  tSíí °'  y  desPué*  las  Oementina* 

sof<*  y  T^^V^^éJS C0Dfusí(in  en  esta  Fa" 

idea«  v  eXD  i,? \aíambicando  el  2  Pernicioso  de  la  Filo- 

^ndoTcn        0,°  t0d0  ^n  oLP.    8amÍent°'  osc"eciendo  las 
5Í,0^cayáTpnfalnd0  <dí?7  de  ulteriores  fines.  C0m 
^^onexcen     P,ÍCació«  YrlViJ^0  ¡&  tentación 
9°e  briliarí    P  ,ODes  honrojf         ón>  °ayeron  en  absurdos  Ti 
caDOn^aT°len  GI  estu*°  de  esra  aIgUD0S  hombres  «n¿S 
coí'ades  n'r  Cüraron  también         C,eDCÍa  (1)'  Los  estudiante 
■fcaS  f.  rqUe'  COlM°  -e  dei       8°ir  *  simultanear  ambas  £? 

Pa^  nyef  es  Co^o  arf  dn     "I"0  a<kgÍ0  acadélní<».  «^ 
rar«eipe  ja  Facult»*?   °  sm  bueyes.»  *    ^^O- 

Si0  *?  eo<-biadUatad  f6  ^  de  «-  extravíos  de  ,as     » 

>  t:  r°*,Ios  d--toresTfr;n  e,sig,oxv"'  ^  C^> 

tos,  Nevaban  díc-  y  letrados,  más  oue  ñ~  \        a%    fe«* 

^  ^  tanta  trl^imT  Caminos  ^eñanl       a  Í^C 

^auto^adas^re?^^  ""*  de  dife-tes  y t  ***  1* 
l!íJUnsconsuItos    Si61  estudioy,loquees  peor  Ls     Ut*>0  J> 
*****.  y  pre^  «  domeño  en  ,a  ffi^  **£ 

fí<*p/ritu  esoaiwf,       tes  Pertu daciones.  *'  ^t^     **' 

__  Panol    marchó  1¡bremente 

•   I—  S«"»a.  Golmayo.  etc. 

L 


—  74  — 

la  reconquista,  creando  á  la  sombra  de  la  victoria  una  nueva 
sociedad  á  quien  servían  de  cimiento  para  su  organización  reli- 
giosa, política  y  civil,  las  buenas  reminiscencias  del  imperio 
godo  con  las  alteraciones  que  aconsejaban  las  necesidades  del 
momento  y  principios  fundamentales  de  romana  doctrina.  Así 
durante  cuatro  siglos  florecieron  los  Estados  castellanos,  antes 
de  reaparecer  exclusivas  y  preferentes  las  letras  de  aquella 
sociedad,  que  no  pudo  sostener  el  pese  de  tantas  glorias  y  la  ex- 
tensión de  su  poderío,  reaparición  seguida  con  entusiasmo  por 
los  amantes  de  las  ciencias.  Los  hombres  de  estudio  se  entrega- 
ron ciegamente  al  culto  de  las  doctrinas  invasoras,  abdicando 
su  nacionalidad,  y  enervando  aquella  marcha  natural  que  es- 
pontáneamente brotaba  con  vigor  en  nuestro  suelo.  Trajo  la  no- 
vedad trilles  consecuencias,  preludio  de  tanta  confusión  para  lo 
porvenir  y,  aunque  opuso  el  Clero  tenaz  y  enérgica  resistencia, 
tuvo  que  recibir  las  prácticas  romanas,  cuando,  por  el  prolon- 
gado apartamiento  de  la  Santa  Sede,  se  pretestó  purgar  el  rito 
godo  y  después  el  muzárabe,  que  tan  pura  é  incólume  conser- 
vaba la  fe.  Para  perder  toda  esperanza  se  recibió  con  ardi- 
miento el  derecho  civil  de  los  romanos.  En  parte  alguna  era  su 
aparición  más  innecesaria  que  en  España  donde,  aunque  preva- 
lecía el  Fuero  Juzgo  y  en  él  entraba  por  mucho  la  legislación 
launa,  en  los  tiempos  á  que  nos  referimos  no  tenía  el  derecho 
mas  fuentes  que  las  necesidades  y  conveniencias  de  actualidad. 
Los  nuevos  Concilios,  Cortes  nacientes,  y  la  legislación  de  fue- 
ros y  cartas  pueblas  se  alejaban  de  la  legislación  goda  y  más 
aún  de  la  romana. 

De  aquí  una  larga  y  prolongada  confusión,  pues  los  juriscon- 
sultos y  eruditos  luchaban  constantemente  por  la  última,  no 
obstante  que  la  legislación  regnícola  continuaba  en  su  primitiva 
tendencia  á  favor  del  romance,  relegada  el  habla  latina  al  sa- 
cerdocio y  á  los  letrados.  En  vano  el  sabio  Alfonso  dio  cima  al 
proyecto  más  gigantesco  de  su  tiempo  formando  en  castellano 
la  elegante  compilación  de  leyes,  más  filosóficamente  eruditas 
de  la  Edad  Media,  porque  semejante  autoridad,  si  fué  admitida, 
cayó  en  desuso,  pese  á  sus  romanas  imilaciones.  Los  hombres 
estudiosos  lograron  sobreponerse  á  sus  contrarios;  las  Universi- 
dades dieron  cabida  al  derecho  romano,  y  éste  tuvo  el  apoyo  de 


-  75  - 
los  monarcas,  cuyo  bello  ideal  era  la  soberanía  que  Triboniano 
y  Ulpiano  habían  explicado.  Las  obras  de  Justiniano,  el  Código 
ó  diferentes  leyes,  las  Pandectos  ó  Digesto,  respuestas  de  los 
jurisconsultos  y  decisiones  imperiales,  y  la  Instituía,  principios 
elementales  de  legislación  para  la  gente  del  foro,  constituyeron 
la  nueva  Facultad  en  distribución  y  orden  diversos. 

Pueden  verse  en  los  Estatutos  viejos  de  la  Universidad  de 
Oviedo  la  manera  y  el  método  de  su  estudio.  De  las  aulas  pasa- 
ron al  Tribunal,  donde  las  leyes  patrias  fueron  aplicadas  por  las 
doctrinas  de  los  glosadores  con  gran  fuerza  de  autoridad,  intru- 
sión limitada  á  Bartolo  y  á  Juan  Andrés,  so  pena  de  perder  la 
causa  el  litigante,  el  abogado  el  oficio  y  el  suyo  también  el  juez 
y  escribano  (1).  Desde  entonces  ya  no  hubo  legislación  ni  estu- 
dio posible,  mas  que  el  derecho  romano  de  Irnerio,  Búlgaro, 
Acursio  y  del  jurisconsulto  francés  Cujacio,  más  eminente  que 
sus  maestros.  Que  el  derecho  patrio  se  había  relegado,  lo  jus- 
tifican cuantos  glosadores  y  comentaristas  aparecieron  en  Espa- 
ña y,  como  queda  dicho,  en  los  Estatutos  de  la  Universidad  de 
Oviedo,  formados  por  dos  Consejeros  de  Castilla  y  sancionados 
por  el  Rey,  nada  hay  que  se  refiera  al  derecho  español.  Código, 
Digesto  viejo  é  Instituía  son,  en  suma,  los  conocimientos  de 
los  que  habían  de  administrar  justicia  y  legislar  en  los  Consejos. 
Y  no  se  crea  que  la  poca  importancia  de  una  escuela  naciente  y 
destinada  al  pequeño  territorio  de  Asturias  fuera  causa  de  tan 
escasos  estudios;  pues  en  Salamanca,  en  la  ínclita  Salamanca, 
se  enseñaba  por  método  tan  incompleto  y  vicioso  como  en 
Oviedo.  El  prurito  de  glosar  y  comentar  confundía  en  vez  de 
exclarecer  y  explicar,  y  en  un  sólo  título  se  pasaba  un  año  con 
mil  y  mil  interpretaciones.  ¿Necesitaremos  indicar  que  á  las  Le- 
yes vinieron  también  los  forzados  recursos  de  la  dialéctica,  si- 
guiendo el  espíritu  que  entonces  dominaba...? 

De  propósito  nos  hemos  detenido  en  algunas  consideraciones 
para  dar  una  idea,  siquiera  sea  aproximada,  de  la  antigua  en- 
señanza. 

Así  vivimos  en  los  últimos  años  del  siglo  xvn,  cuando  no  ha 
mucho  éramos  admiración    y  pasmo  del  mundo  por  la  guerra, 


1.1)    Mesa,  Se m per,  Marina,  etc. 


I 

-  76 


la  ciencia  y  las  artes.  Con  elocuentes  frases  lo  expone  el  Sr.  Gil 
y  Zarate:  «Causa  lástima  nuestFa  patria  cuando  la  consideramos 
á  fines  del  siglo  xrn.  Perdida  nuestra  influencia  política,  venci- 
das nuestras  armas,  repartido  nuestro  imperio  entre  príncipes 
ambiciosos,  despreciados  en  el  orden  intelectual,  sin  prestigio  ni 
consideración  alguna  en  Europa,  nulos  en  el  campo  científico, 
infecundos  en  la  industria,  delirantes  en  literatura,  extravagan- 
tes en  las  artes la  decadencia  es  completa;  y  el  nombre  espa. 

Bol  tan  ilustre  y  venerado  un  tiempo,  no  se  pronuncia  mas  que 
para  servir  de  escarnio.» 


_ 


—  77  — 


CAPÍTULO  V 


Siglo  xviu.  —Muerte  de  Carlos  II  y  advenimiento  de  Felipe  V.— Sigue  la  Uni- 
versidad el  partido  de  este.— Favores  que  le  debe  y  á  los  Consejeros  Pa- 
ranza  y  Argandona.— Estatutos  nuevos.— Penuria  de  la  Universidad  y  arbi- 
trio provincial  de  medio  real  en  fanega  de  sal,  por  protección  de  la  Junta 
general  del  Principado.— Cambios,  aumentos  y  creaciones  en  la  enseñanza 
y  personal. — Cátedra  de  Matemáticas.  —Disposiciones  de  Felipe  V,  Fernan- 
do VI  y  Carlos  III  en  favor  de  la  Instrucción  pública.— Expulsión  de  los 
Jesuítas.— Significación  del  P.  Feijóo,  catedrático  de  la  Universidad  o  veten 
se.— Informe  de  16  de  Octubre  1767.— Leyes  y  Cánones.— Su  Academia.— 
Facultad  de  Teología.— Controversias  de  seculares  ó  manteistas  y  regula- 
res.—Academias  de  Filosofía  y  Teología. — Innovaciones  en  el  antiguo  siste- 
ma de  lecturas. — Examen  y  discusión  de  un  libro  de  texto. — Consejeros  di- 
rectores y  Censores  regios  de  las  Universidades. 


Principiaba  el  siglo  xviu  con  la  extinción  de  la  regia  Casa 
de  Austria  en  España. 

Juguete  de  ambiciosos  cortesanos,  Carlos  II  el  Hechizado 
fué  inconstante  y  fanático,  retrato  fiel  de  su  reinado  desastroso; 
murió  en  l.°  de  Noviembre  de  1700  y  recogió  su  disputada  he- 
rencia el  principe  francés  Duque  de  Anjou,  con  el  nombre  de 
Felipe  V. 

No  tenemos  espacio  para  examinar  aquí  el  cambio  de  dinas- 
tía y  considerarla  en  relación  con  la  cultura  pública;  más  dire- 
mos con  el  erudito  académico  Sr.  Cueto  que,  si  con  el  nieto  de 
Luis  xiv  no  venía  el  esplendor  del  poder  ni  el  iris  de  la  paz,  ve- 
nia, al  menos,  la  luz  de  la  esperanza.  Aniquilado  el  país  por  el 
gobierno  del  último  rey  austríaco,  tuvo  con  el  primer  Borbón 
mayor  ensanche  de  relaciones  con  el  extranjero,  donde,  por 
Felipe  II  estaba  vedada  la  educación  de  los  españoles  (1).  Aún 


Ui    Pragmática  de  22  de  Noviembre  de  1559;  lcg.  x.a,  ttt.  IV,  lib.  VIII,  Nina.  Ron. 


L 


-     78     - 

después  de  una  represión  de  doscientos  años  hubo  alguna  re- 
sistencia á  las  reformas;  pero,  al  fin,  principiaron  en  el  siglo  xvm 
para  ser  ciertas  y  fecundas  en  el  xix. 

Es  sabido  que  en  las  guerras  de  sucesión  siguió  Asturias  el 
partido  de  Felipe  V,  cuando  con  inusitado  entusiasmo  y  decisión 
le  proporcionó  hombres,  armas  y  dinero  y  rechazó  insinuacio- 
nes del  Archiduque  por  conducto  del  marqués  de  las  Minas  y 
conde  de  la  Carzana.  Con  el  cambio  de  dinastía  presintió  la  Uni- 
versidad mejoras  en  su  condición  y  abrazó  la  causa  del  animoso 
monarca  francés  con  invariable  lealtad,  no  obstante  la  incierta 
fortuna  de  los  primeros  años.  A  manera  de  hidalgo  pobre  ó  de 
señor  nuevo,  se  daba  á  sí  misma  el  dictado  de  muy  ilustre 
é  insigne,  y  se  atrevió  á  nombrar  representante  en  las  Cortes 
llamadas  á  prestar  juramento  de  fidelidad  al  Rey,  sin  ver  que  la 
convocatoria  se  dirigía  solamente  á  Salamanca,  Valladolid  y  Al- 
calá, como  Universidades  mayores. 

Se  propuso  con  tal  homenage  hallar  propicio  á  S.  M.  en  la 
confirmación  de  esta  Escuela  y  la  alcanzó  en  momentos  críticos, 
mediando  en  ello  el  marqués  de  la  Paranza  y  el  consejero  Ar- 
gandona,  antiguos  alumnos  del  Establecimiento. 

El  tiempo,  con  su  esperiencia,  pedia  la  modificación  de  los 
Estatutos  viejos,  y  por  el  Consejo  de  ,22  de  Septiembre  de  1707 
dio  Felipe  V  los  Nuevos,  que  no  alcanzaron  la  consideración 
de  los  antiguos,  pues  se  redujeron  á  reproducir  y  derogar  en 
parte  las  apresuradas  reformas  de  Felipe  III. 

En  lo  sustancial  no  variaba  la  organización  antigua  del  Esta- 
blecimiento como  se  nota  comparando  los  respectivos  títulos  de 
ambos  Estatutos.  Los  del  animoso  Rey  francés  fueron  aclara- 
ciones y  modificaciones  de  los  primitivos,  reducidas  á  los  si- 
guientes extremos:  reelección  del  Rector  por  otro  año  más;  su- 
presión de  las  cátedras  de  Digesto  viejo  y  de  Código;  aumento 
de  multa  á  doctores  no  asistentes  á  Claustros;  mudanza  de  horas 
para  que  los  canonistas  simultaneasen  mejor  sus  estudios  con 
los  de  leyes;  celebración  de  conclusiones  anuales  por  los  maes- 
tros y  doctores  de  la  Escuela;  sustitución  temporal  de  catedrá- 
ticos y  multas  por  falta  de  asistencia;  perpetuidad  de  las  cáte- 
dras de  Prima  y  Vísperas  siendo  las  demás  cuatrienales  con 
oposición  ante  el  Rector  y  Claustro  y  votación  también  por  los 


—  79   - 

oyentes  que  acrediten  larga  asistencisr,  ceremonial  de  los  grados 
mayores,  principalmente  para  el  acompañamiento,  insignias  y 
vejamen;  sustitución  del  Notario-Secretario;  acompañamiento 
del  Rector  por  los  oficiales  é  intervención  rectoral  en  el  nom- 
bramiento de  éstos  que  hacia  el  Patrono;  asistencia  ¡que  ingrata- 
mente había  decaído!  á  los  aniversarios  por  el  ánima  del  Sr.  Ar- 
zobispo fundador  en  Iglesia  Catedral  y  Capilla  universitaria,  en 
donde  los  capellanes  no  celebraban  las  misas  que  debían,  y  se 
les  recuerda,  por  lo  que  el  Rector  debía  visitar  la  Capilla  cuando 
las  cátedras;  distribución  de  las  rentas  y  derechos  de  la  Escuela 
por  terceras  partes  para  fiestas  religiosas,  conservación  del 
edificio  y  gastos  en  pleitos  y  comisarios,  disponiendo  una  pe- 
queña arca  más  para  los  derechos  de  grados;  custodia  bajo  tres 
llaves  del  Archivo  académico  en  la  indicada  Capilla  con  el  ma- 
yor cuidado  en  la  entrega  y  saca  de  papeles;  cuentas  anuales 
por  el  Redor  y  Diputados  de  Hacienda,  asistiendo  los  oficiales; 
y  creación  del  cargo  de  Primiciero  con  intervención  en  varias 
de  las  anteriores  disposiciones  y  en  otras  ya  indicadas  en  pági- 
nas precedentes. 

Estas  indicaciones  de  los  quince  primeros  títulos  de  estos 
Estatutos  nuevos  eran  traslado  de  una  Real  Pragmática  de  Fe- 
lipe III  á  12  de  Julio  de  1618,  que  ya  hemos  referido  en  la 
pág.  58;  el  título  xvi  se  refiere  al  recibo  y  acatamiento  de  la 
regia  disposición  en  apresurado  y  poco  concurrido  Claustro 
de  2  de  Septiembre  siguiente;  el  título  xvn  es  otra  Real  Pragmá- 
tica de  17  de  Mayo  de  1619  del  mencionado  Felipe  111  dero- 
gando extremos  anteriores  por  reclamación  del  Obispo  leonés, 
curador  del  Patrono  universitario,  y  de  catedráticos.  Finalmente, 
sobreponiéndose  el  Consejo  á  las  intrigas  personales  y  cuestio- 
nes locales  del  Claustro,  inclinó  el  ánimo  del  Monarca  para  que 
reviviesen  las  Cartas  y  provisiones  regias  de  1618  y  1619,  que 
son  la  parte  sustancial  de  tales  Estatutos  nuevos. 

Continuaba  la  penuria  de  la  Universidad,  y  ésta  aprovechó 
el  regio  favor  con  ayuda  de  la  Junta  general  del  Principado 
solicitando  en  1733  el  arbitrio  de  medio  real  en  fanega  de  la  sal 
consumida  en  Asturias,  concedido  á  la  Catedral  para  reparar  la 
bella  torre  gótica,  arruinada  en  1722;  caducaba  entonces  (1730) 
y  en  vista  de  sus  cortos  medios,   pedía  ese  rendimiento  para 


V 


—  8o  — 

restablecer  cátedras,  crear  'otras  y  dotar  mejor  las  antiguas,  que 
lo  estaban  muy  pobremente.  A  las  necesidades  primeras  acudió 
la  Provincia  con  6.000  reales,  cuando,  para  apoyar  la  pretensión 
nombró  comisarios  y,  con  los  del  Claustro,  hizo  el  arreglo,  al- 
canzado que  fué  el  arbitrio,  por  Reales  Cartas  de  22  de  Octubre 
de  1734  y  16  de  Julio  de  1736.  Fueron  aquéllos  D.  José  Bernal- 
do  de  Quirós,  marqués  de  Campo-Sagrado,  y  D.  Joaquín  del 
Rivero,  en  ausencia  del  marqués  de  Ferrera,  y  por  la  Corpora- 
ción escolar  los  doctores  D.  Fernando  de  Quirós,  catedrático  de 
Decreto,  y  D.  José  Benito  deViJJaverde,  á  cuyos  esfuerzos  coad- 
yuvó con  probado  patriotismo  D.  Ignacio  Menéndez  Valdés,  á 
quien  se  recompensó  por  adelantos  de  fondos  en  la  comisión 
á  Madrid  y  otros  gastos,  proponiéndole  al  Real  Consejo,  por  una 
vez  y  sin  opositores  (sic)  para  la  cátedra  de  Teología  de  Regen- 
cia, sacándose  á  oposición  las  restantes  (1).  En  vista  de  la 
real  concesión,  en  1737  se  formó  el  reglamento  para  la  distri- 
bución, y  en  él  puede  verse  lo  amenazada  que  á  desaparecer  es- 
tuvo la  Universidad. 

En  los  razonamientos  para  la  regia  gracia  se  manifestaba  que 
«la  pretensión  de  la  Universidad  es  de  notoria  utilidad  al  Prin- 
cipado, que  se  interesa  su  honor  por  los  muchos  varones  ilus- 
tres que  han  ocupado  las  mitras  y  primeras  togas  de  esta  mo- 
narquía, que  han  debido  su  primera  enseñanza  á  estas  escuelas, 
y  han  aumentado  el  lustre  y  estimación  de  su  patria;  y  siendo 
justo  que  se  le  continúe  el  origen  y  manantial  de  estas  honras  y 
conveniencias,  y  que  se  cultiven  las  ciencias  y  las  artes  á  que 
nacen  tan  dispuestos  los  genios  del  pais,  y  siendo  igualmente  no- 
torio que  el  estado  actual  de  las  rentas  de  la  Universidad  no  per- 
mite la  continuación  de  la  enseñanza,  y  que  por  falta  de  fondos 
para  pedir  la  subsistencia  de  los  catedráticos  seria  preciso  ce- 
rrar las  puertas  de  la  Escuela».  Y  otra  vez  más  recordaban  que 
las  rentas  primitivas  dejadas  por  el  Arzobispo  erector  para  las 
diez  y  seis  cátedras  fundacionales,  mermadas  en  la  testamenta- 
ria del  Sr.  Valdés  hasta  44.000  reales  de  renta  al  año  en  juros, 
bajaran  después  á  1  i.000  reales,  aunque  en  parte  remedió  el 
descenso  el  Rey  Felipe  IV  en  el  año  de  1645.  ¡Qué  temores  no 


w\  Archiw1  de  !a  Diputación  provincial —Libros  de  Actas.— Juntas  de  76  de  Mayo  de 
1*1»,  de  n  y  1*  d*  Mayo  de  i"»?o-  de  «4  de  Febrero  de  1752:  tic  >S  de  Mayo  de  1733;  de  39 
dr  N;*«W**J*  1^34  y  de  17  de  Junio  de  1739 


—  8i  — 

embargaron  los  ánimos  de  los  habitantes  de  Asturias  con  este 
peligro,  funesto  también  para  no  pocos  de  León,  Galicia, 
montañas  de  Burgos  y  Vizcaya,  que  asistían  á  las  aulas  ove- 
tenses! 

Otorgado  el  impuesto,  á  más  de  reservados  los  juros  para 
la  Fábrica,  mejoró  el  plan  de  enseñanza  y  se  dispuso  un  peque- 
ño aumento  en  los  exiguos  sueldos.  Se  crearon  las  cátedras  lla- 
madas de  «Regencia»,  de  provisión  cuatrienal,  y  en  ellas  se  leyó 
Instituía  de  Justiniano  á  los  legistas,  á  canonistas  la  de  Derecho 
canónico  y  á  teólogos  la  de  Instituciones  teológicas. 

La  plantilla  universitaria  fué  como  sigue: 


Reales  Mvs. 


Facultad  de  Teología 

Cátedra  de  <«  Prima»   (antes   dotada  con    2.696 

reales  y  3  maravedises)  á 

De  «Vísperas»,  de  1.608  rs.  y  15  marvs.,  á 
De  «Escritura»,  de  1.073  rs.  y  18  marvs.,  á 
De  t  Santo  Tomás >,  de  591  rs.  y  6  marvs.,  á 
De  «Regencia»,  (creada) 


2-753 
1.650 
1. 100 
800 
1.500 


Facultad  de  Cánones 


De  «Prima»,  el  mismo  «alario  antiguo  de 

De  «Vísperas»,  idem 

De  «Decreto»,  idem 

De  « Sexto»,  idem 


3.01 1  27 

2.010  18 

1.005  6 

1.005  6 


Facultad  de  Leyes 

De  « Prima» ,  el  mismo  sueldo  antiguo  de     .     .  3011       27 

De  «Vísperas»,  idem 2.019      *8 

De  clnstituta»,  de  535  rs.  y  28  marvs.,  á     .      .  800 

De  «Regencia»,  (creada) 1.500 


Facultad  de  Artes 


De  aSúmulas»,  el  mismo  sueldo  antiguo  de  . 

De  «Lógica»,  ídem 

De  «Filosofía»,  idem 

De  «Matemáticas»,  (restablecida) 

De  «Cántico»,  ei  mismo  salario  antiguo  de    . 


804 

6 

804 

6 

804 

6 

1.500 

301 

23 

i 


—  82  — 

Reales  Afvs. 
Oficiales 

Secretario,  de  535  rs.,  á 550 

Capellanes,  el  mismo  salario  antiguo  de      .     .  735      3° 

Bedel,  ídem 392 

Alguacil,  idem 389        7 

Portero,  idem 195       15 

Sacristán,  por  salario,  vino  y  hostias.     .     .     .  220 
Relojero,  por  salario,  quiebras  menores   y   re- 
partimientos   275 

Mayordomo  (con  intervención  del  Principado).  220 

Importaba  el  repartimiento  29.546  reales  y  28  marvs.,  y  del 
total  á  repartir  de  34.826,  resultaba  un  sobrante  de  5.289  reales 
y  28  marvs.,  para  cuya  inversión  se  dieron  disposiciones. 

En  el  indicado  Reglamento,  acordado  por  la  comisión  de 
diputados  y  catedráticos  y  aprobado  por  el  Rey,  se  disponía 
también  que  la  dotación  de  las  dos  cátedras  trienales,  una  de 
Teología  y  otra  de  Instituía,  fuese  íntegra  de  1.500  reales  cada 
una  si  los  catedráticos  eran  doctores  ó  licenciados,  y  la  tercera 
parte  hasta  que  se  graduasen,  con  la  obligación  extraordinaria 
de  presidir  un  acto  menor  cada  tres  semanas  bajo  multa  de 
treinta  reales  para  el  bachiller  ó  graduado  que  le  supliese;  que 
dichas  cátedras  de  Regencia  de  Teología  serían  alternas  entre 
regulares  y  seculares,  dándose  gratificaciones  y  concediéndose 
gracias  á  los  opositores  por  sus  actos  y  auxilios  á  los  trabajos 
académicos;  que  se  impusiese  á  todos  los  catedráticos  menores 
de  sesenta  años  la  obligación  de  un  acto  mayor  bajo  multa  de 
cien  reales  y  propina  de  sesenta  á  los  actuantes,  y  que  los  gra- 
dos de  bachiller  fuesen  con  acuerdo  del  Claustro,  precediendo 
el  mismo  orden  é  informe  que  en  los  de  licenciado. 

Para  mejor  cumplimiento  de  esta  disposición,  veló  por  ellas 
la  benemérita  Junta  de  la  Provincia,  como  por  la  duración,  al- 
ternativa y  dotación  de  las  cátedras  (1). 

Las  Matemáticas,  miradas  con  preferencia,  fueron  puestas  á 
cargo  del  bibliotecario,  que  enseñaba  Aritmética  y  Álgebra  por 


(i )    Archivo  de  la  Diputación  provincial. — Actas.— Juntas  de  6  y  22  de  Junio  de  1745. — Di- 
nutación de  8  de  Marzo  de  1741.— Juntas  de  xo  y  15  de  Junio  de   174a  y  6  de  Junio  de  1748. 


-  83  - 
el  P.  Tosca.  En  esta  asignatura  se  interesaba  el  diputado  D.  José 
Tejero  y  más  tarde,  en  1749,  entrometióse  en  ella  un  doctor 
elevando  improcedente  recurso  al  Principado.  Por  medio  de  un 
oficio,  la  Universidad  participó  al  marqués  de  Campo-Sagra- 
do que  dicho  graduado  se  había  opuesto  á  todo  lo  determinado 
en  el  Claustro,  y  con  la  mayor  arntonía  contestó  á  este  la  Pro- 
vincia que,  lejos  de  suprimirse  la  cátedra  de  Matemáticas,  se 
haría  el  último  esfuerzo  para  la  creación  de  dos  (1).  Cobró,  pues, 
la  Escuela  más  vigor  y  aliento  cuando  se  reanimaron  visible- 
mente sus  Estudios. 

Felipe  V  y  Fernando  VI  ayudaron,  aunque  tímidamente,  al 
desarrollo  literario  y  pedagógico,  no  creyéndose  fuertes  para 
vencer  pronta  y  radicalmente  tanto  fanatismo  y  atraso  contra 
los  que  luchaban  sus  ministros  Macanaz,  Campillo,  Ensenada  y 
otros.  Del  rey  francés  fueron  varias  disposiciones  en  materia  de 
enseñanza,  terminante  recuerdo  á  los  Claustros  para  que  los 
maestros,  profesores  y  estudiantes  no  hablasen  ni  disputasen 
dentro  de  los  patios  y  aulas  académicos  sino  en  lengua  latina 
como  en  las  oposiciones  á  cátedras  en  que  seria  circunstancia 
especial  tal  predilección  por  la  lengua  erudita;  determinó  las 
ternas  para  el  Magisterio  y  que  en  él  nombramiento  no  se  aten- 
diese al  turno  de  teorías  y  sí  al  mérito  de  los  opositores,  votando 
en  secreto  los  Consejeros.  Su  hijo  Fernando  protegió  á  literatos 
estudiosos,  que  crearon  la  escuela  de  crítica  históHca,  y  á  otros 
estudiosos  que  se  inclinaron  al  Derecho  patrio;  y  uno  y  otro  mo- 
narca dictaron  órdenes  prohibitivas  de  impresión  y  circulación 
de  libros  sin  real  licencia,  mientras  que  en  el  gobierno  del  pri- 
mero se  fomentaban  el  regalismo  y  el  jansenismo  (2). 

Daba  importancia  á  la  Universidad  de  Oviedo  la  voz  más  au- 
torizada que,  por  muchos  años,  alcanzó  el  profesorado  español. 
Era  la  del  P.  Feijóo  que,  como  Bacon  en  Inglaterra  y  Descartes 
en  Francia,  fué  en  España  el  iniciador  de  gran  revolución  en 
las  ideas  y  quien  «encendió  la  antorcha  de  nueva  filosofía».  Este 
célebre  benedictino  recibió  aquí  los  grados  académicos,  alcanzó 


(i)  Archivo  de  la  Diputación  provincial.— Libros  de  Actas.— Juntas  de  ix  de  Junio  de  1739 
ya8tk  Abril  de  1769. 

(a)  Jansenismo  y  Regalismo  en  España,  por  el  P.  Manuel  M.  Migúele*. —fallado - 
lid,  1895). 


-  84  - 

cátedras  y  recorrió  las  categorías  de  su  Facultad  de  Teología  (1); 
derramó  con  sumo  talento  erudición  variada  y  libre;  combatió 
con  aplauso  general  en  obras  leídas  con  avidez  las  preocupa- 
ciones del  vulgo,  y  declaró  guerra  al  atrasado  plan  de  estudios 
para  purgar  de  fútiles  y  locuaces  fórmulas  el  infecundo  método 
dialéctico.  Al  leer  las  obras  de  Feijóo  debe  considerarse  el  tiem- 
po en  que  se  publicaron  aquellas  valientes  y  atrevidas  doctri- 
nas, bien  expuestas  aunque  en  estilo  dado  al  galicismo;  hay 
que  figurarse  al  monje  innovador  expuesto  A  persecuciones  de 
que  le  salvó  la  protección  del  soberano.  «La  memoria  de  este 
varón  ilustre,  ha  dicho  Campomanes,  será  eterna  entre  nosotros 
en  tanto  que  la  nación  sea  ilustrada,  y  el  tiempo  en  que  ha  vivi- 
do será  siempre  notable  en  los  fastos  de  nuestra  literatura.  Efec- 
tivamente, concibió  el  proyecto,  no  menos  atrevido  que  honroso 
de  atajar  el  torrente  de  errores  y  preocupaciones  que  á  España 
inundaba,  y  desde  su  reducida  celda  de  Asturias  se  lanzó  á  lu- 
char contra  la  irrupción  de  malos  escritores,  que  amenazaban 
dejar  completamente  yermos  los  campos  del  saber.» 

Estábamos  en  época  de  innovaciones.  Es  notable  y  luminoso 
el  informe  del  Claustro  ovetense  de  16  de  Octubre  de  1767  con- 
testando á  la  orden  del  Consejo  de  16  de  Septiembre  sobre  pro- 
visión, número  de  cátedras,  ejercicios  de  oposición,  votación, 
libros  de  texto,  estudio  en  las  Facultades  y  mejora  de  las  rentas. 
Había  entonces  cinco  cátedras  en  Teología,  cuatro  perpetuas 
y  una  trienal;  en  Cañones,  cuatro;  en  Leyes  otras  cuatro,  pero 
trienal  la  de  Instituta;  y  en  Artes  cinco  con  la  de  Matemáticas  y 
Canto.  El  cuerpo  académico  manifestaba  la  conveniencia  de 
crear  varias  de  Regencia  ó  elementales,  que  abrazasen  la  cien- 
cia, con  especialidad  en  la  Facultad  de  Teología  dogmática, 


(i)  Existen  en  el  Archivo  de  la  Universidad,  una  Carta  del  Consejo  de  a6  de  Septiembre 
de  1736  ordenando  al  Claustro  que  informe  sobre  una  solicitud  del  P  Feijóo  para  que  se  le 
permita  hacer  oposición,  no  obstante  estar  jubilado  de  la  de  Vísperas;  una  Real  Provisión  de  9 
de  Noviembre  del  mismo  año,  accediendo  á  su  pretensión;  y  otra  en  que  se  le  concede  jubilación 
de  la  Prima  por  R.  P.  de  13  de  Mayo  de  1739,  Se  conservan  también  otros  documeutus  y  au- 
tógrafos del  sabio  benedictino,  así  como  la  cátedra  que  ocupó  desde  1709  á  1764  en  la  Capilla- 
Paraninfo. 

La  influencia  de  este  célebre  profesor  ovetense  en  la  enseñanza  y  cultura  nacionales  fue 
grande  por  el  interés  que  despertaron  sus  obras.  Entre  otros  estudios  mencionaremos:  «De  lo 
que  conviene  quitar  en  las  Súmulas»,  *  De  lo  que  conviene  poner  y  quitar  en  la  Lógica  y  Me- 
tafísica», y  á  este  tenor  muchas  y  variadas  materias  de  que  trata  en  sus  Discursos  y  Cartas 
eruditas,  como  «Tiempo  que  pierden  los  estudiantes  por  la  mala  enseñanza*,  «Aprobación  de 
libros»,  «Arte  de  la  Memoria»,  «Autoridad  científica»,  «Dialéctica  y  Filosofía»,  «Lenguas», 
«Sistemas  filosóficos»,  «Santo  Tomás  de  Aqutno»,  etc.,  etc.  Las  polémicas  de  Feijóo  impulsaron 
la  refonva  de  los  estudios  medios  en  sentido  esperimentalista. 


-  85  - 

siendo  necesario  que  explicase  el  maestro  señalando  libro  de 
texto,  pues  sujetándose  á  Estatutos  se  notaba  poco  aprovecha- 
miento y  escaso  alcance.  Otro  tanto  sucedía  en  la  de  Cánones 
donde  se  aprendían  escasos  títulos,  siendo  infinitos  los  del  De- 
creto, Sexto,  Decretales,  Concilios,  especialmente  el  de  Trento, 
que  pasaban  sin  conocer  y  no  se  daba  á  la  Disciplina  especial 
de  España  consideración  alguna  particular,  pues  el  derecho  ca- 
nónico que  se  estudiaba  era  el  general.  En  Leyes  estaban  años 
y  años  en  la  Instituía,  sin  saludar  los  elementos  de  nuestra  le- 
gislación, como  Nueva  Recopilación  de  Castilla,  Autos  acorda- 
dos, Ordenamiento  Real,  Siete  Partidas,  Fuero  Real,  Fuero  Juz- 
go, etc.  y,  por  supuesto,  sin  asomo  ni  noticia  de  español  dere- 
cho regional.  Esta  preterición  del  derecho  nacional   venía  de 
lejos:  concretamente  de  los  Reyes  D.  Juan  II  y  los  Católicos, 
aunque  éstos  procuraron  emendarlo  en  las  leyes  1.a  y  2.a  de 
Toro;  pero  las  Universidades  y  los  más  ilustres  jurisconsultos 
siguieron  con  su  predilección  por  el  Derecho  romano  en  las  en- 
redadas «antinomias»  y  paradojas  de  que  nos  hablan  Vázquez 
Menchaca  y  D.  Nicolás  Antonio,  fruto  de  aquella  extraña  en- 
señanza jurídica,  que  describe  Bermúdez  de  Beraza  en  su  «Arte 
legal  para  el  estudio  de  la  Jurisprudencia»,  y  acusan  el  académi- 
co Medina  en  una  Representación,  el  Arzobispo  Críales  en  Carta 
á  Felipe  IV,  el  Consejero  Mora  en  una  Memoria,  en  su  letra  muer- 
ta de  los  autos  acordados  de  1713  y   1741,  pronto   olvidados, 
Castro  en  los  «Discursos  críticos»  y  Ensenada  en  el  proyecto  de 
Código.  Muchos  documentos  más  prueban  la  ausencia  del  De- 
recho patrio  de  nuestras   aulas  durante  tantos  siglos,  aunque 
otra  cosa  sostenga  el  Sr.  La  Fuente,  sin  que  tuvieran  importan- 
cia ni  séquito  contadas  obras  como  las  de  Pichardo,  Galindo, 
Torres  y  Pérez  Valiente,  que  acometieron  la  referencia  y  com- 
paración con  nuestras  leyes  y  los  estudiantes  las  comenzaban  á 
conocer  en  Academias  y  pasantías  particulares  (1).  Esto  apre- 
mió más  en  Asturias  desde  que,  no  satisfaciendo  los  Corregido- 
res togados  y  la  dificultosa  intervención  de  la  Chancillería  de  Va. 
lladolid,  por  Real  Cédula  de  30  de  Julio  de  1717  se  estableció  el 
Real  Acuerdo  y  Audiencia  del  Principado,  creándose  un  foro 


(i)    De  esta  interesante  materia  hicimos  especial  estudio  en  nuestro  discurso  inaugural  uní- 
verÁurío  (Oviedo,  1877)  reimpreso  por  la  Revista  de  Trt'áuna/es  (Madrid,  1878). 


-  86  — 

provincial  y  teniendo  ya  más  ancho  campo  el  ejercicio  de  la 
Abogacía,  principalmente  en  Oviedo.  Requerían  los  estudios  de 
la  dispersa  legislación  española  mucho  tiempo,  aunque  se  podía 
explicar  según  distribución  del  Claustro,  procurando  para  más 
ilustración,  las  oportunas  concordancias  con  el  derecho  roma- 
no. («Empezando  á  estudiar  asi,  leemos  en  el  Informe,  se  comen- 
zaría á  saber  y,  en  el  orden  de  los  Estatutos,  el  más  aplicado 
nada  sabe  para  ser  letrado.  En  las  leyes  de  Partida  tiene  presen- 
te V.  A.  (el  Consejo)  toda  la  sabiduría  legal,  y  si  estas  leyes  se 
explicasen  por  la  impresión  en  4.°  es  preciso  aumentar  otra  cá- 
tedra para  el  repartimiento  de  tomos  por  el  Claustro.» 

El  anterior  dictamen  estaba  pidiendo  variaciones  en  la  or- 
ganización de  la  Escuela,  y  alguna  se  llevó  á  cabo.  Vino  de 
aquí  la  instalación  de  una  Academia  para  civilistas  y  canonistas, 
donde  se  disertaba  sobre  puntos  teóricos  de  nuestra  legislación 
y  de  la  Iglesia  se  sustanciaban  causas  civiles  y  juicios  canóni- 
cos. La  fundó  D.  Luis  Armiñán  Cañedo,  fiscal  honorario  de  esta 
Audiencia  y  catedrático  de  Vísperas  en  la  Facultad  de  Cánones, 
por  lo  qué  agradecida  la  Academia  acordó  en  1765  pintar  y  co- 
locar en  sitio  de  honor  el  retrato  de  este  su  primer  presidente  y 
maestro,  en  memoria  de  una  institución  provechosa  de  donde 
salieron  distinguidos  magistrados  que  aumentaron  el  lustre  de 
la  toga.  La  fundación  de  Armiñán  fué  notable. 

Envueltos  los  estudios  teológicos  en  la  infecunda  controver- 
sia de  encontrados  maestros,  eran  no  lugar  de  razonada  discu- 
sión doctrinal  y  sí  campo  encarnizado  que  convertía  las  escue- 
las casi  en  un  pugilato.  Aumentábase  la  división  porque  los 
graduados  seculares  aspiraban  á  alternar  con  los  regulares  que, 
por  juro  de  heredad,  venían  desempeñando  las  cátedras  de  tur- 
no, sucediendo  Escoto  á  Santo  Tomás  y  á  ambos  los  congruistas 
de  la  Compañía.  Los  seculares  ó  o  manteistas*,  como  se  decía, 
los  particulares  y  la  Junta  del  Principado  no  consideraban  en 
mucho  á  los  Religiosos;  pues,  como  escribía  el  P.  Feijóo  en  in- 
forme que  obra  en  el  Archivo  universitario,  «con  ser  este  país 
tan  finamente  católico  no  faltan  en  él,  asimismo  que  en  otros, 
quienes  se  esfuerzan  (lo  que  no  se  puede  recordar  sin  mucho 
dolor)  á  hacer  aquí  el  nombre  de  fraile  tan  odioso  ó  por  lo 
menos  tan  tedioso  como  lo  es  en  Londres,  Ginebra  ó  Berlín». 


-  87  - 
Los  manteistas  pidieron  auxilio  á  la  Junta  General  que,  habien- 
do alcanzado  el  arbitrio  de  la  sal,  se  creía  con  derecho  á  inter- 
venir en  la  Escuela  y  con  especialidad  en  las  cátedras  de  nueva 
creación.  Dos  doctores  representaron  allí  sobre  el  agravio  que 
se  les  infería  desempeñando  los  Religiosos  la  Facultad  de  Teo- 
logía y  pidieron  se  solicitase  del  monarca  nuevo  arreglo  en  la 
enseñanza.  Ordenó  el  Regente  presidente  Sr.  Berdeja  se  leyeran 
varios  títulos  de  los  Estatutos  académicos  y  algunas  leyes  del 
Reino  é  indicó  que,  sin  real  licencia,  no  se  tratase  este  asunto 
y  ningún  Vocal  se  propasase  á  interpretar  la  ley  contentándose 
con  obedecerla.  Fué  necesario  recurrir  auna  votación,  haciendo 
acuerdo  el  diputado  gijonés  Marqués  de  San  Esteban  del  Mar, 
conviniendo  en  pedir  permiso  á  S.  M.  para  formar  la  Provincia 
un  plan  más  conveniente  al  país.  El  Consejo  'desoyó  la  pre- 
tensión en  vista  de  las  razones  del  Reverendísimo  P.  Feijóo;  pero 
la  violenta  expulsión  de  los  hijos  de  San  Ignacio  de  Loyola  puso 
fin  al  turno  perjudicial  por  Real  Cédula  de  24  de  Diciembre 
de  1768. 

En  Oviedo,  cumpliendo  muy  ocultas  disposiciones  del  conde 
de  Aranda  al  Regente  Sr.  Beyan,  se  constituyó  en  arresto  á  los 
PP.  y  Colegiales  de  San  Matías  en  la  noche  del  2  de  Abril  de 
1767,  con  aparato  militar  y  extremadas  medidas,  haciéndo- 
les marchar  custodiados  en  la  madrugada,  camino  de  Gijón 
donde  fueron  embarcados  para  el  extranjero.  Suceso  fué  y  será 
este  muy  discutido  en  sus  causas,  procedimiento  y  resultados 
para  la  cultura  (que  por  el  momento  se  resintió)  y  no  cabe  dudar 
que  dentro  y  fuera  del  Claustro  ovetense,  ya  olvidada  la  antigua 
resistencia  á  los  Jesuítas,  fué  sentido  y  reparado.  La  Diputación 
provincial  suplicó  por  entonces  se  aplicasen  á  la  dotación  de 
cátedras  los  bienes  de  la  Compañía  (1)  que  más  aprovecharon  al 
Ayuntamiento  de  Oviedo,  según  veremos  tratando  de  la  Ins- 
trucción primaria. 

En  Claustro  de  2  de  Diciembre  de  1767  expusieron  varios 
graduados  teólogos  y  artistas  que,  establecidas  academias  de 
Filosofía  y  Teología  en  los  conventos  de  la  Ciudad,  en  el  de 
Santo  Domingo  se  habían  suscitado  banderías  y  escándalos  de 


(i)    Archivo  de  la  Diputación  provincial.— Libros  de  Actas.— Junta  de  J5  de  Junio  de  1757 
y  Diputación  de  20  de  Agosto  de  1767. 


-  88  - 
funestas  consecuencias  porque  en  ellas  tomaba  parte  el  pueblo 
y  se  había  elegido  presidente  y,  gemnisiarca  á  quienes  no  te- 
nían grado  alguno;  y,  reconociendo  la  utilidad  de  tal  institu- 
ción, se  manifestó  que  la  gran  concurrencia  en  el  Monasterio 
disminuiría  abriendo  otra  Academia  universitaria  con  regla- 
mento formado  por  el  Claustro.  Al  discutir  el  proyecto  se  re- 
cordaron antecedentes  (1);  se  dijo  que  los  estudiantes  habían 
faltado  al  respetable  Prior  y  Académicos  de  Santo  Domingo;  y,  al 
demandar  una  satisfacción  para  éstos,  se  opusieron  los  seglares 
protestando  buena  armonía  y  pidiendo  que  la  Escuela  protegiese 
á  sus  hijos  contra  siniestros  informes.  Hubo  con  este  motivo 
acalorados  incidentes;  y  el  Sr.  Canga,  refiriéndose  á  una  alusión 
del  Dr.  Villaverde  sobre  si  el  establecimiento  admitiría  desecha- 
dos, dijo:  «que  la  Universidad  no  era  Roma  en  mantillas  para 
poblarse  de  espulsoso.  Se  vino  á  tomar  acuerdo  y,  al  abrogarse 
el  Rector  el  derecho  de  dar  la  satisfacción,  hubo  protestas  que 
fueron  desatendidas  abandonando  sus  autores  el  local  de  la  se- 
sión. Por  fin,  á  principios  de  1769,  se  establecieron  Academias 
de  Teología  y  Filosofía  con  reglamento  y  directores  para  ambas 
Facultades  ó  escuelas,  siendo  de  los  Tomistas  el  Dr.  D.  Juan 
del  Villar,  deán  de  León,  y  el  P.  Gómez,  franciscano,  de  los 
Escotistas.  Los  académicos  bachilleres  celebraron  ejercicios 
y  funciones  con  gran  lucimiento,  no  siendo  de  olvidar  el  «diálo- 
go» que  en  obsequio  de  su  Patrón  representaron  los  Angélicos 
en  Marzo  de  1774. 

Pero  el  rasgo  que  más  caracteriza  el  celo  de  los  maestros 
de  la  Universidad  fué  la  innovación  realizada  á  mitad  del 
siglo  xvm  acabando  con  el  sistema  de  lecturas,  como  aque- 
llas se  llamaban,  porque  los  catedráticos  eran  lectores  y  leían 
sus  explicaciones.  Este  insuficiente  y  atrasado  método  se  redu- 
cía á  un  cuaderno  en  que  llevaban  anotados  los  puntos  capita- 
les de  su  doctrina;  el  discípulo  recapitulaba  en  el  suyo  la  opi- 
nión del  maestro,  y  aquel  cuaderno,  copia  de  otra  copia  donde 
se  hacinaban  sin  concierto  leyes  romanas,  decretales,  glosas  y 
glosadores,  era  tan  poco  provechoso  como  falto  de  seguridad 
para  el  alumno.  Adoptaron  pauta  más   segura  sujetándose  á 


(i)     Archivo  de  la  Universidad. —Libros  de  Actas.— Claustro' de  23  de  Mayo  de  1760  donde 
se  leyó  un  dictamen  del  P.  Carrera  y  del  Dr.  Armiñáu  sobre  análogo  asunto. 


-  89  - 
libro  de  texto  y  explicaciones  regulares,  dejando  de  ser  rutina- 
rios y  casuistas. 

Para  dar  una  idea  de  cómo  se  escogían  y  aprobaban  estas 
obras  de  enseñanza,  puede  verse  la  discusión  sobre  las  Institu- 
tiones  Pkilosophia  por  Pedro  Leridano  (1).  Los  alumnos  y 
sus  padres  se  quejaron  repetidamente  á  la  Corporación  de 
que  nada  adelantaban  en  Súmulas  por  aquel  libro  y,  para  cono- 
cer la  razón  de  tal  denuncia,  excitó  el  Rector  á  los  catedráticos 
teólogos  á  emitir  su  opinión.  Manifestó  el  maestro  Carrera  que 
no  era  digno  de  un  Cuerpo  respetable  y  serio  votar  si  convenía 
ó  nó  enseñar  la  Filosofía  por  un  curso,  no  solamente  descono- 
cido sino  disfrazado  y  oculto  en  signos,  á  más  de  hallarse  en  él 
no  pocas  proposiciones  falsas,  algunas  nada  piadosas,  otras 
escrupulosas  y  mal  sonantes;  y  pedia  se  consultase  á  Salamanca 
para  dejar  un  autor  sin  apego  á  los  antiguos  doctores,  mientras 
tenía  un  método  «perjudicial  á  la  juventud  con  varios  sistemas 
y  doctrinas  de  modernos,  que  siempre,  entre  nosotros,  se  ha 
impugnado  y  reprobado».  Fortalecía  sus  argumentos  con  citas 
y  textos  y  exclamaba  por  último:  «Tenemos  la  dicha  de  ser  va- 
sallos de  un  Rey,  que  tiene  por  singular  estima  el  glorioso  re- 
nombre de  católico  y,  como  tales,  debemos  mirar  con  escrupu- 
loso reparo  hasta  los  ápices  menos  puros  en  la  religión  y  en  el 
dogma,  por  lo  que  opino,  salvo  meliori,  que  desde  el  día  se 
prohiba  y  que  nada  se  ignove,  Ínterin  la  Superioridad  no  mande 
enseñar  por  autores  determinados»).  Así  opinó  Carrera,  en  quien 
pesaba  como  una  losa  de  plomo  el  amor  á  doctrinas  añejas,  la- 
tentes entonces  al  perder  su  predominio  y  prepararse  á  reñir 
batalla  campal  con  las  ideas  modernas.  Con  él  votaron  algunos 
teólogos  excluyendo  á  dicho  autor  que  se  discutía;  otros,  más 
moderados,  lo  aplazaban  para  un  informe  detenido;  y  á  éstos 
se  agregaron  varios  juristas.  Algunos  expusieron  que  no  con- 
venía abandonar  la  elección  del  libro  al  Catedrático,  porque 
se  mezclarían  afectos  particulares  en  daño  de  la  mejor  enseñan, 
za;  unos  pocos  quisieron  consultar  á  la  Real  Cámara;  y,  entre 
tantas  opiniones,  vino  á  prevalecer  la  del  Dr.  Hevia,  que  protestó 
de  nulo  cualquier  acuerdo  para  impedir  la  enseñanza  por  Len- 


to   Archivo  de  la  Universidad. —Libros  de  Actas.  —  Claustro  de  26  de  Abril  de  1771. 


—  9o  — 

daño,  tenido  por  útil  con  licencia  de  S.  M.  y  Señores  del  Consejo, 
auténtico  testimonio  de  recomendación.  Continuó  la  obra  por 
aquel  curso,  autorizado  el  Catedrático  para  elegir  en  el  si- 
guiente. 

Poco  á  poco  se  caminaba  á  mejor  y  amplio  criterio  y  se  re. 
conocía  la  necesidad  de  mejorar  los  embrollados  y  diversos 
planes  de  tales  estudios.  Bajo  el  influjo  de  las  ideas  entonces 
dominantes  se  siguió  para  lograrlo  el  procedimiento  de  la  cen- 
tralización. 

Tendiendo  á  este  sistema  y  á  la  unificación  de  los  estable- 
cimientos de  enseñanza,  en  14  de  Marzo  de  1769  se  creó  para 
estos  el  cargo  de  Consejero-director,  desempeñado  por  uno  no 
procedente  de  la  Universidad  ó  Colegio  á  que  se  le  destinaba. 
Si  bien  con  amplísimas  atribuciones,  vino  la  comisión  á  ser  ho- 
norífica, ya  por  oposición  que  hallaron  tales  magistrados,  ya  por 
no  ser  fácil  el  encargo  de  investigar,  dirigir,  reformar  estatutos, 
rentas,  matrículas,  oposiciones,  cátedras,  ejercicios,  etc.,  de  las 
Escuelas  por  medio  de  comunicaciones  frecuentes  con  los  Rec- 
tores y  Claustros,  de  cuyos  acuerdos  debían  enterarse  minucio- 
samente. Desde  antiguo  arreglaban  las  cuestiones  universitarias, 
primero  los  Consejeros  albaceas  y  después  el  Protector,  indi- 
viduo del  Consejo  de  Castilla  ó  de  plaza  en  la  Cámara  real; 
pero  aquí  fué  general  la  medida.  Así  desempeñaron  la  dirección 
de  la  de  Oviedo  D.  Francisco  Mata  Linares  (1769),  D.  Blas  Hi- 
nojosa(1780)  y  nuestro  ilustre  paisano  D.Bernardo  Riega (1803). 

Vinieron  también  los  Censores  regios  en  6  de  Septiembre 
de  1770  para  velar  principalmente  los  temas,  conclusiones  y 
ejercicios,  que  se  defendiesen  en  las  Universidades  y  pudieran 
ser  contrarios  á  las  extendidas  regalías  del  Rey,  leyes  naciona- 
les, concordatos,  etc.,  las  doctrinas  favorables  al  tiranicidio  y 
regicidio  ú  otras  semejantes  de  moral  laxa  y  perniciosa;  dispo- 
niéndose también  con  extremoso  recelo  que  el  Censor  t revelara 
con  particular  cuidado  las  dedicatorias,  así  en  la  sustancia  como 
en  los  dictados  y  ponderaciones,  pues  reduciéndose  á  imitar 
una  carta  en  que  se  dirigen  las  teses  al  patrono,  que  se  elige  por 
Mecenas,  es  cosa  ridicula  declinar  en  alabanzas  cansadas  y  en 
adulaciones  manifiestas:  método  muy  contrario  á  la  simplicidad 
filosófica  de  un  literato,  que  debe  explicarse  sin  afectación  y 


—  91  — 

con  naturalidad  en  términos  decentes  y  concisos».  Cerca  de  la 
(Diversidad  ovetense  desempeñaba  el  cargo  de  Censor  el  Fiscal 
de  la  Real  Audiencia.  No  estaba  mal  el  consejo;  y  era  el  caso 
que  el  Censor  había  de  procurar  también  hasta  que  la  latinidad 
de  las  conclusiones  fuera  correcta  y  natural  sin  anfilologías  ni 
oscuridades  misteriosas. 

Después  del  empeño  secular  en  mantener  la  lengua  de  los 
sabios,  con  olvido  de  la  propia  y  popular,  los  esfuerzos  resul- 
taban casi  baldíos. 


—  93  — 


CAPITULO  VI 


Mejoras  en  la  Instrucción  pública  por  los  Ministros  de  Carlos  III.  —  El  Conde 
de  Campomanes  reformador  de  la  Universidad  de  Oviedo.— Nueva  organiza* 
ción  de  los  estudios. — Plan  de  1774  para  la  Escuela  ovetense.  -  Oposición 
de  algunos  catedráticos.  — Protección  de  la  Junta  General  del  Principado 
para  el  establecimiento  de  varias  cátedras. — Facultad  de  Medicina  fundada 
por  el  Obispo  Sr.  Pisador  y  acuerdos  para  ello  del  Claustro,  Cabildo-Cate- 
dral, Ayuntamiento  de  Oviedo  y  la  Provincia. — Escasos  resultados  de  las 
nuevas  aulas  y  su  desaparición. — Extensión  de  la  enseñanza,  fuera  de  la 
Universidad,  por  las  Ordenes  religiosas. — Incorporación  de  estudios  y  ma- 
trículas diferentes. 


Tuvo  Carlos  III  ilustrados  ministros  que,  conocedores  de  las 
necesidades  de  los  pueblos,  miraron  con  interés  el  estado  de  la 
Instrucción  pública.  Preparando  de  antemano  el  camino,  tuvo  el 
Gobierno  más  directa  y  frecuente  intervención  en  las  Escuelas, 
españolas,  que  demandaban  mudanza  y  arreglos  en  su  modo  de 
ser  y  desarrollo. 

La  reforma  de  los  estudios,  como  otras  muchas  de  la  admi- 
nistración, apareció  muy  principalmente  cuando  los  canceles 
del  Supremo  Consejo  de  Castilla  se  abrieron  al  nuevo  fiscal 
D.  Pedro  Rodríguez  Campomanes,  honra  y  prez  de  la  provincia 
asturiana.  Pronto  con  su  vasta  sabiduría  avasalló  la  del  Consejo 
y  emprendió  el  arreglo  de  las  Universidades  con  el  concurso  del 
célebre  Floridablanca.  «Campomanes  vio  los  establecimientos 
caducos  y  desiguales  los  métodos  de  estudios,  abandonadas  las 
ciencias  exactas  y  naturales,  olvidadas  las  lenguas  sabias  de  la 
antigüedad,  divididos  los  profesores  del  dogma  en  necios,  vanos 
y  perjudiciales  partidos,  y  absolutamente  ignorados  los  princi- 
pios de  la  justicia  universal,  que  unen  entre  sí  las  naciones  di- 
versas del  globo»  (1). 


(i|    Elogio  del  Excmo.  Sr.  Conde  de  Campomanes  por  el  académico  D.  Vigente  González 
Aroao;  (tomo  V.  de  la¿  Memorias  de  la  Real  Academia  de  la  Historia). 


—  94  — 

Aunque  con  resistencia  de  los  Claustros,  el  Consejo  princi- 
pió los  cambios  académicos  tras  del  plan  del  infortunado  Olavi- 
de  en  1769  para  Sevilla.  La  orden  de  28  de  Noviembre  de  1770 
pidió  dictamen  á  las  Corporaciones  universitarias  para  suprimir, 
modificar  ó  crear  asignaturas  arreglándose  á  la  mente  del 
Fundador,  y  de  esta  manera  se  inició  paulatina  é  indirecta- 
mente la  gloriosa  tarea  de  reorganizar  y  reconstituir  los  estudios 
españoles.  De  1771  y  1772  son  respectivamente  los  planes  de 
Salamanca  y  Alcalá,  no  debiendo  omitirse  en  estas  páginas  as- 
turianas que  uno  de  los  firmantes  y  de  los  que  mas  trabajaron 
en  las  reformas  de  la  fundación  del  gran  Cisneros  fué  el  Viee- 
Rector,  nuestro  paisano  D.  Romualdo  Món  y  Velarde,  después 
insigne  prelado. 

La  actividad  del  Fiscal  avivó  el  despacho  remitiendo  á  la 
Corporación  ovetense  las  bases  de  la  de  Alcalá,  y  desde  aquí  se 
mandaron  otras  bases  ó  constituciones  dispuestas  principalmen- 
te por  el  Catedrático  D.  Felipe  Canga  Arguelles  que,  modifica- 
das, no  tardaron  en  convertirse  en  la  Real  Cédula  ó  Plan  de  12 
de  Abril  de  1774  (1).  Todo  cuanto  existía  mejoraba  por  él.  A  la 
Universidad  le  dio  la  superintendencia  general  de  los  estudios 
de  Latinidad  en  el  Principado;  con  fondos  de  ios  maestros  del 
Colegio  de  San  Gregorio,  dotó  las  Cátedras  de  Lengua  griega,  de 
que  se  encargó  el  erudito  traductor  de  Marco  Aurelio;  también 
organizó  muy  atinadamente  las  Matemáticas,  y  en  las  Artes  des- 
terró la  superchería  de  ciertas  doctrinas,  descartándolas  por  inúti- 
les. Se  regularizó  la  carrera  de  Leyes  y,  sobre  el  estudio  del  De- 
reóho  romano,  estableció  el  Civil  y  Canónico  con  el  de  nuestras 
Leyes  según  los  patrios  y  olvidados  Códigos.  La  de  Cánones, 
predilecta  del  sabio  Conde,  mejoró  con  obras  para  explicar  el 
maestro  y  libros  donde  estudiar  el  discípulo.  Los  textos  concilia- 
res, la  Disciplina  general  de  la  Iglesia  y  particular  de  España,  la 
Historia  eclesiástica,  los  Concordatos  y  los  recursos  protectores, 
que  constituían  aquel  broquel  de  hierro  de  las  regalías  de  la  co- 
rona, formaban  el  canonista  á  quien  se  recomendaba  Van-Spen 
Engel  y  Lanceloto  con  mejor  doctrina  y  método  que  Decretales  y 


(i)  «Plan  de  estudios  de  la  Real  Universidad  de  0\i«.d<-  nnr«'.td  >  -bscrw.r  por  lo?  señ-rc-; 
del  Real  y  Supremo  Concejo  de  Castilla  en  \o>  doce  de  Abiil  de  mu  setecientos  retenta  y  cunir-» 
y  Reales  Órdenes  en  este  y  otro*  asuntos  comunicad.»:»». — En  la  imprenta  de  Francisca  Uu: 
Pedregal,  impresor  del  Principad**  y  de  e*U  Universidad,  MDCCiXXVH.— Véase  Al  Rxoicn  V. 


-  95  — 

Clementinas.  La  organización  de  la  Teología  fué  completa  tam- 
bién, llegando  á  un  estado  que  nunca  había  alcanzado.  Se  ini- 
ciaba su  estudio  en  «Lugares  teológicos»  de  Melchor  Cano  y 
en  los  tres  años  siguientes  se  daba  un  curso  completo  por  Santo 
Tomás,  suprimiendo  las  cuestiones  filosóficas  al  mismo  tiempo 
que  dejaba  ancho  campo  á  maestros  y  discípulos  con  libertad 
para  discurrir,  defender  y  seguir  su  opinión  particular,  no  estan- 
do reprobada  por  la  Iglesia;  y  seguía  la  Sagrada  Escritura,  la 
Teología  moral,  Historia,  Disciplina,  Concilios  generales,  Lengua 
griega  y  Elocuencia  sagrada.  Para  desempeñar  estas  Cátedras  se 
recordó  á  los  Prevendados  de  la  Santa  Iglesia  Catedral  la  expli- 
cación de  las  anejas  á  sus  oficios,  y  el  maestro  de  la  Orden  de 
Santo  Domingo,  que  disfrutaba  la  fundación  del  señor  Obispo 
Muros,  se  trasladó  á  la  Universidad.  De  igual  modo  en  1783 
dispuso  el  Consejo  de  Castilla,  que  el  Canónigo  Magistral  de 
Oviedo  prestase  la  enseñanza  universitaria  de  Retórica  y 
Poética. 

Al  multiplicarse  las  Academias  y  establecerse  también  otras 
dominicales  para  los  alumnos  y  explicaciones  extraordinarias 
para  los  bachilleres,  se  impuso  á  los  catedráticos  la  obligación 
de  un  acto  mayor  en  cada  curso  pro  numero  cátedra  y  se 
estimulaba  á  los  doctores  á  sostener  otro  pro  unioersitale. 
El  plan  es  un  documento  digno  de  meditación  y  aplauso, 
como  puede  verse  por  su  lectura,  y  expresa  el  estado  de 
la  enseñanza  en  el  último  tercio  del  siglo  xvm.  Con  tal  re- 
forma y  otras  medidas  complementarias  sobre  duración  del 
curso,  certificaciones  de  asistencia,  multas,  etc.,  creció  tanto  la 
enseñanza  y  alcanzaron  tan  superior  concepto  los  estudiantes, 
que  se  elevó  la  Escuela  á  gran  altura  y  con  ella  sus  hijos,  lle- 
gando hasta  nuestros  días  la  memoria  de  su  reputación. 

Taa  brillante  resultado  .se  consiguió  contra  el  intento  de  al- 
gunos catedráticos  que,  si  no  lograron  su  deseo,  protestaron  en 
el  Claustro  de  12  de  Octubre  del  año  1774  contra  el  aumento 
de  cátedras  en  la  Universidad,  cuyo  brillo  no  deseaban  con  el 
entusiasmo  que  la  Junta  general  del  Principado,  siempre  desve- 
lada por  el  progreso  y  brillo  de  la  Escuela  asturiana. 

En  1776  la  Representación  provincial  proyectó  fundar  una 
cátedra  de  Historia,  y  remitió  al  Conde  de  Campomanes  el  in- 


-  96   - 

forme  de  los  comisarios;  aconsejó  éste  que  la  dotase  el  Princi- 
pado y,  como  no  tuviese  fondos,  se  acordó  solicitarla  como  ha- 
cía la  Universidad.  Mas  los  caballeros  jóvenes  y  D.  Carlos  Sierra 
pidieron  la  inmediata  enseñanza,  Ínterin  resolvía  el  Supremo 
Consejo  y,  pensando  acceder  á  ello  si  consentía  Campomanes, 
se  aprobaron  el  plan  y  método  del  Br.  Sierra.  Hubo  sesión  para 
dotarla,  reglamentarla  y  tratar  con  individuo  del  Claustro  que 
explicaría  Historia  sagrada  y  profana,  y  no  se  llevó  á  cabo  el 
pensamiento  por  creer  mas  útil,  primero  una  academia  de  Dibu- 
jo, después  una  cátedra  de  Anatomía  y  enseguida  una  acade- 
mia de  Agricultura  (1). 

El  árbol  de  ciencia  cultivado  en  las  aulas  mayores  de  Oviedo 
carecía  de  la  rama  de  Medicina,  como  se  dijo  entonces,  y  no  tar- 
dó en  tenerla  hallando  el  bien  en  los  males  del  Obispo  Ilustrisi- 
mo  Sr.  D.  Agustín  González  Pisador  (2),  cautivado  por  las  bue- 
nas dotes  de  sus  diocesanos.  Ya  en  1739  D.  Juan  D'Elgart, 
buen  cirujano  y  anatómico  francés  (3),  había  representado  á  la 
Junta  provincial  acerca  de  la  utilidad  de  una  cátedra  de 
Anatomía;  y  en  1769  se  dio  cuenta  de  Provisión  ganada 
por  el  cirujano  D.  Dionisio  Abadía  ordenando  que  el  Real 
Acuerdo  y  Audiencia  oyendo  á  los  diputados  informase  sobre 
la  pretensión  de  establecer  en  esta  ciudad  una  academia  de 
Cirujía,  que  quedó  sin  realizarse  por  no  haber  recursos  para 
sueldos  y  material.  No  obstante,  en  junta  de  13  de  Agosto  de 
1781,  se  nombraron  comisarios  que  con  el  Deán,  Cabildo, 
Ayuntamiento  y  Universidad  tratasen  de  establecer  la  Facultad 
de  Medicina  y  Cirujía,  explicadas  por  los  médicos  de  la  Ciudad 
y  Capitulo  Catedral,  dándoles  2.000  reales  destinados  para  la 
clase  de  Historia,  sin  efecto  por  muerte  del  catedrático.  Tal 
pensaba  aquella  Corporación  de  buenos  patricios  que  pedía  á 
renglón  seguido  el  beneplácito  del  sujeto  de  alto  carácter,  «con 

\i)  Archivo  de  la  Diputación  provincial. — Junta  general  que  principió  en  28  de  Abril 
de  i7<Vj.  —  Diputaciones  de  15  de  Febrero  de  1775,  a  de  Agosto  y  10  de  Septiembre  de  1777.  — 
Diputacu  n  de  14  de  Abril,  Junta  de  12  de  Julio  y  Diputación  de  73  de  Noviembre  de  177S. — 
Diputaciones  de  12  de  Junio  y  m  de  Julio  de  1-70,  de  10  de  Julio  y  22  de  Diciembre  de  17S0; 
y  de  «7  de  Mayo,  14  de  Julio  y  27  de  Octubre  de  1774. 
vi1     Vea-e  ApÉnoick  VI. 

1  \)  Es  de  extrañar  que  no  impulsara  aquí  la  cn%cñanra  académica  de  la  Medicina  el  sabio 
D.  Ga*par  Casal,  una  de  la*  uu-ria*  nudit.iS  tic  F*paña.  que  remidió  en  Oviedo  desde  1720 
á  i:ñi  y  fue  muy  .unigo  del  F.  Feij<«\  tan  d-ido  igualmente  a  tale»  c-tudios.  t Véase  mi  biografía 
del  IVctcr  Ca*al,  que  precede  a  .a  nueva  edicun  do  su*  MriKsruts  de  Historia  HAturtti  y 
me.ii.a  de  Astu9i.ixt  reimpresas  y  anotadas  p^  D.  Arturo  Buy  na  Alegre  y  D.  Ra&tcl  Sarande- 
se*  Aívare/  <0\iedo,  i»*x>    con  un  pro!-¿"  del  Dr.  Puiid«*. 


—  97  - 

quien  cuenta  el  Principado  en  todas  sus  cosas»;  personaje  que 
no  era  otro  que  el  doctísimo  Presidente  Gobernador  del  Conse- 
jo de  Castilla  (1). 

Con  estos  antecedentes,  el  inolvidable  y  benemérito  Sr.  Pi- 
sador, á  quien  tanto  debió  el  progreso  de  Asturias,  ofreció  para 
crear  dos  cátedras  de  Medicina  la  cantidad  de  5000  duros  que, 
debiendo  imponerse  en  el  Banco  de  San  Carlos,  se  consignaron 
en  los  Cinco  Gremios  de  Madrid  por  mano  del  administrador  de 
la  Escuela.  Era  el  ánimo  del  ilustrado  Prelado  no  solamente  la 
ampliación  de  la  Universidad,  sino  también  dotar  al  pueblo  de 
mejores  médicos,  y  las  Corporaciones  ovetenses  convinieron  en 
que  los  profesores  del  Cabildo  y  Municipio  se  encargasen  de 
la  enseñanza,  retribuidos  con  200  ducados,  que  percibiría  la 
Escuela,  según  cláusula  de  escritura  otorgada  en  14  de  Abril 
de  1785;  y  los  sobrantes  de  diez  años  se  reservarían  para  au- 
mentar dicho  salario,  y  el  resto,  si  lo  hubiese,  quedaba  á  dispo- 
sición del  Claustro  con  objeto  de  crear  nueva  cátedra  de  Me- 
dicina, ó  para  otros  fines  convenientes  (2). 

En  22  de  Diciembre  se  solicitó  la  aprobación  del  Gobierno  y, 
por  Real  Cédula  de  9  de  Mayo  de  1786  la  otorgó  el  Supremo 
Consejo  de  Castilla,  admitiendo  la  generosa  oferta  del  Licencia- 
do D.  Francisco  Roca,  cirujano  latino  retirado  del  Ejército  y 
titular  de  los  Canónigos,  de  servir  sin  salario  alguno  la  enseñan- 
za de  Anatomía,  mientras  la  Universidad  arbitraba  recursos 
para  dotarla  cumplidamente.  Con  esta  pretensión  acudieron  á  la 
Junta  General  el  Obispo  y  la  Universidad  para  que  los  estudian- 
tes se  graduasen  sin  acudir  á  otros  establecimientos,  y  alcanza- 
ron 1.000  reales  para  el  Licenciado  Roca,  el  cual  dedicó  un 
acto  mayor  á  la  Provincia  que  acordó  obsequiarle  y  costeó  la 
impresión.  Dos  años  después  los  médicos  catedráticos  fueron 
doctores  en  medicina,  con  dispensa  de  propinas  y  derechos, 
fuera  de  los  del  arca  y  dependientes  (3). 

Trató  la  Junta  General  de  perpetuar  la  cátedra  que  fundara, 


-  98  - 

conviniendo  con  la  Universidad  en  entregar  al  mayordomo  la 
asignación,  aumentada  en  500  reales  para  rebajar  faltas  y  mul- 
tas, si  bien  quedando  á  su  arbitrio  concurso  y  provisión.  Muere 
Roca  en  1790  y  con  aprobación  del  Consejo  se  nombró  cate- 
drático interino,  el  cual  ofreció  á  la  Junta  unas  conclusiones 
que  le  valieron  otra  gratificación  y  después  la  propiedad  del 
oficio.  El  Procurador  general  indicó  al  Rector  la  necesidad  de 
disecciones  anatómicas  para  mayor  realce  de  un  estudio,  ya  tan 
consultado  y  en  vías  de  sufrir  aumento,  cuando  el  médico  de 
frijón  remitió  un  discurso  sobre  los  adelantos  de  la  Física  y  Me- 
dicina en  Asturias  y  la  conveniencia  de  crear  una  asignatura  de 
Hipócrates.  El  catedrático  de  esta  materia  saldría  por  el  Princi- 
pado á  observar  las  epidemias  y  formar  su  plan  curativo,  más 
dicho  trabajo,  que  para  su  aprobación  é  impresión  pasó  á  la  Fa- 
cultad universitaria,  no  dio  ningún  resultado  (1). 

Por  Real  urden  de  i  de  Octubre  de  1797  se  dispuso  que 
desde  el  curso  de  1799  no  se  admitiese  al  grado  ni  reválida  de 
médico  á  quien  no  acreditase  haber  cursado  dos  años  de  Medici- 
na práctica  en  el  Colegio  de  Madrid  ó  en  otros  señalados  del 
reino.  Era  ciertamente  muy  limitada  la  enseñanza  de  Oviedo,  re- 
ducida á  Instituciones  médicas,  Aforismos  y  Anatomía;  y  además 
no  pudo  ser  reformada,  pues  la  quiebra  de  los  Cinco  Gremios 
envolvió  en  su  ruina  el  capital  del  Sr.  Pisador,  y  la  Real  orden 
de  22  de  Enero  de  1780  estableció  la  Medicina  y  Cirujía  en  ins- 
titutos especiales  suprimiéndola  en  las  Universidades,  á  excep- 
ción de  la  de  Santiago.  La  Junta  del  Principado  representó  con- 
tra la  regía  orden,  el  catedrático  de  Anatomía  quiso  establecer 
una  academia  tcórico-práctica  en  un  hospital,  el  Claustro  infor- 
mó sobre  la  enseñanza  médica  en  1802  y,  tres  años  más  tarde, 
aun  pretendía  asistir  á  los  grados  el  Dr.  D.  Manuel  María  Re- 
conco,  como  excedente  que  percibía  sueldo  vitalicio,  según  una 
cláusula  de  la  fundación.  Estos  fueron  los  últimos  acuerdos 
sobre  tales  estudios,  y  únicamente  en  1804,  al  nombrar  el  Go- 
bierno una  Junta  liquidadora  de  los  Cinco  Gremios,  percibió 


L 


U)  Archiva  ilc  U  Diputación  provincial  — Libros  de  Actas  de  25  de  Octubre  de  1787;  15  de 
Febrtn'  y  14  de  Jutio  de  1788.— Junta  de  13  de  Agosto  y  Diputación  de  i.°  de  Diciembre  de 
i  ¡mío. — DlttutiKWCUÉl  de  7  de  Julio  de  1791  y  4  y  28  de  Enero  de  1704. — Junta  de  13  de  Agosto 
y  Diputación  de  31  de  Octubre  de  1796. — Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  10  de  Fe- 
brero de  íjljHj 


-  99  — 

nuestra  Escuela  la  cantidad  de  6.238  reales  por  la  asignación 
del  benéfico  Prelado  (1). 

Tal  fué  la  breve  vida  de  la  Facultad  de  Medicina;  á  su 
desaparición  quedó  la  Universidad  con  sus  primitivas  y  refor- 
madas enseñanzas  de  Artes  y  Teología,  Cánones  y  Leyes. 

Las  dos  primeras  tenían  también  aulas  en  ios  Colegios  reli- 
giosos de  Oviedo  de  San  Vicente,  San  Francisco  y  de  Jesús  ó 
de  benedictinos,  franciscanos  y  jesuítas.  Fuera  de  la  capital 
igualmente  funcionaban  las  casas  de  Obona,  Corias,  Cornellana 
y  Celorio  de  los  primeros,  en  Tineo  y  Aviles  de  los  segundos 
con  más  aquí  los  Mercenarios,  y  otro  tanto  acontecía  con  los 
monasterios  bernardos  de  Valdediós,  Belmonte  y  Villanueva  de 
Óseos.  Ya  los  mencionamos  en  la  página  5,  y  hemos  de  manifes- 
tar ahora  que  los  «lectores»  religiosos  prestaban  su  enseñanza 
á  la  manera  universitaria  con  análogos  actos  y  ejercicios,  se- 
gún el  ya  referido  método  pedagógico  y  con  el  criterio  de  la 
respectiva  escuela  filosófico-teológica.  En  la  Ciudad  iban  estu- 
diantes y  maestros  de  una  parte  á  otra,  desde  la  Universidad  al 
Convento  ó  viceversa,  como  también  á  la  Catedral,  donde  se 
«leía  Moral»,  y  el  estudio  era  incesante  aunque  ceñido  al  régi- 
men académico  indicado. 

Mientras,  sin  exámenes,  la  probanza  de  curso  ó  «año»  era 
cosa  sencillísima  (con  simples  cedulitas  ó  diminutos  atestados 
de  los  Catedráticos  ó  Maestros,  manifestando  que  el  estudiante 
había  asistido  á  su  cátedra  oficial,  colegial  ó  pasantía  de  San 
Lúeas  á  Junio)  la  incorporación  de  matrículas  ofreció  dificulta- 
des en  un  principio,  dada  la  rivalidad  de  nuestra  Escuela  con 
Comunidades  como  San  Vicente  y  San  Matías  que  primeramente 
tantos  obstáculos  la  pusieron  en  su  marcha.  Hubo  más  tarde  dis- 
posiciones sobre  este  asunto  (R.  O.  de  16  de  Septiembre  de  1767) 
aunque  ya  se  había  acordado  admitir  al  grado  de  bachiller  en 
Artes  á  los  cursantes  en  conventos  de  la  capital  y  de  fuera  de 
ella,  siempre  que  se  matriculasen  en  la  Universidad.  No  faltó 
quien  se  opusiera  á  tal  restricción  esperando  mandato  del  Con- 
sejo sobre  el  particular,  mientras  otros  doctores  se  negaban  á 
admitir  á  cuantos  no  se  inscribiesen  en  Secretaría,  la  que  debe- 


til    Archivo  de  la  Universidad  — Claustro  de  31  de  Octubre  de' 1797. —Archivo  de  la  Di- 
putación provincial. •'Diputaciones  de  23  de  Enero  y  24  de  Febrero  de  180*. 


—  IOO  — 

ría  participarlo  á  los  monasterios,  según  se  hacía  en  Salamanca. 
Y  decían  también:  «que  siendo  pública  y  notoria  la  deser- 
ción que  hacían  los  profesores  (alumnos),  en  especial  los  de 
Filosofía  de  los  estudios  de  la  Universidad,  pasándose  á  las  au- 
las de  los  Regulares  donde  era  pública  su  concurrencia  des- 
amparando el  primer  establecimiento  literario  de  la  provincia 
con  poca  nota  de  sus  catedráticos,  que  por  su  mérito  son  ele- 
gidos por  S.  M.,  si  hiciese  saber  á  los  conventos  que,  como  es- 
taba prevenido,  no  diesen  enseñanza  á  las  horas  de  la  Univer- 
sidad.» 

Fué  el  ^cuerdo  contrario  á  este  justísimo  deseo  por  ser  los 
votantes  en  su  mayor  parte  eclesiásticos  y  frailes  y,  días  des- 
pués, se  previno  que  sólo  fueran  de  abono  las  certificaciones  de 
los  Lectores  conventuales  de  esta  ciudad  que  en  los  tres  años  úl- 
timos pasaban  nota  de  los  asistentes  á  sus  academias.  Estos 
cursos  ganados  en  Seminarios  y  Comunidades,  fueron  prohibi- 
dos por  Real  cédula  de  11  de  Marzo  de  1771,  de  igual  manera 
que  por  Real  orden  de  15  de  Febrero  de  1772  se  decretó  no 
fueran  aprobados  los  que  no  se  matriculasen  ó  anualmente  no 
revalidasen  su  matrícula,  según  el  capítulo  14  de  la  Cédula  de 
Felipe  IV  dada  en  2  de  Octubre  de  1646.  Pero  tras  de  unas  ór- 
denes vinieron  otras,  y  más  en  la  instabilidad  de  la  administra- 
ción de  España  siempre  tan  movediza  en  materias  de  enseñan- 
za; por  Carta  del  Consejo,  4  de  Febrero  de  1781,  se  admitieron 
á  incorporación  todos  los  cursos  de  Artes  ganados  en  los  Semi- 
narios conciliares,  Colegios  y  Conventos  en  que  hubiese  maes- 
tros con  dos  lecciones  diarias;  después  se  habilitaron  las  ense- 
ñanzas de  todos  los  establecimientos  de  los  puntos  donde  no 
hubiese  Universidades  (aunque  esta  medida  fué  revocada 
en  1789);  y,  por  fin,  vinieron  distintas  disposiciones  privilegian- 
do á  San  Isidro  de  Madrid,  El  Escorial,  San  Fulgencio  de  Mur- 
cia, Astorga,  San  Pedro  de  Cáceres,  etc.,  según  consta  de  varios 
acuerdos  claustrales  acusando  los  decretos  recibidos  (1). 

En  1796  el  Ayuntamiento  de  Cangas  de  Tineo  hizo  presente 
á  la  Universidad  que  las  monjas  dominicas  de  aquella  villa  pa- 


to Archivo  de  la  Universidad. — Claustros  de  22  de  Julio  de  1748;  a  de  Diciembre  de  1767; 
16  de  Abril  de  1771;  13  de  Marzo  de  1772;  28  de  Julio  de  1781  y  4  de  Abril  de  1783. — Es  de 
advertir  que  de  un  siglo  á  esta  parte  ha  cambiado  por  completo  el  significado  de  la  palabra 
profesor,  que  entonces  indicaba  discípulo  ó  alumno. 


—  ioi  — 

gabán  un  lector  de  Artes  (probablemente  donde  en  su  juventud 
Caropomanes  enseñó  Humanidades,  Filosofía  é  Instituía)  y  soli- 
citaban incorporación  de  los  estudios,  exención  de  sorteos  y 
otras  gracias,  cuya  petición  fué  negada  por  el  Claustro.  Más 
afortunados  los  conventos  de  San  Francisco  de  Tineo  y  Obona, 
que  acudieron  al  Principado  en  demanda  de  protección  para 
sus  clases  de  Gramática,  Filosofía  y  Teología,  alcanzaron  las 
exenciones  que  determina  el  capítulo  general  de  Mantua  (J). 

Sigamos  en  capítulo  aparte  con  otras  memorias  universita- 
rias del  siglo  xvin. 


(t)    Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  5  de  Febrero  de  1796.— Archivo  tic  la  Dipu- 
ucióa.— Juma  de  i.°  de  Mayo  de  1799  y  Diputación  de  17  de  Junio  de  1800. 


—  t03  — 


CAPÍTULO  VII 


Organización  de  la  antigua  enseñanza  universitaria.— Disposiciones  sobre  pro* 
visión  y  duración  de  las  cátedras. — Academias  y  ejercicios  en  las  diferentes 
Facultades.— Incidentes  de  estas  instituciones,  principalmente  en  las  de  Le- 
yes y  Teología. — Estudios  privados  con  pasantías.— Retroceso  en  la  enseñan- 
za de  la  legislación. — El  Colegio  de  Abogados  de  Oviedo. — Libros  de  texto 
y  medios  materiales  de  enseñanza. — Varios  acuerdos  claustrales  y  especiales 
sobre  días  de  asueto,  adelanto  de  vacaciones  y  traslado  de  ferias. — Estado 
económico  de  la  Universidad  ovetense  en  el  último  tercio  del  siglo  xviii,  y 
proyecte  para  mejorar  y  ampliar  las  enseñanzas  con  beneficios  de  la  Dióce- 
sis.— Progreso  de  Asturias  en  este  período.  — Aspiraciones  de  entonces  á 
nuevo  plan  de  estudios  para  la  Universidad  de  Oviedo. 


Si  el  siglo  xvii  fué  como  de  ensayo  y  organización  de  la  Uni- 
versidad ovetense,  ya  en  el  xviii  remediadas  ó  salvadas  las 
crisis  económicas  y  otros  obstáculos,  aquélla  se  nos  presenta 
como  cuerpo  de  vigorosa  vida  académica,  de  importancia  grande 
y  utilidad  indiscutible  para  el  progreso  regional,  siendo  una  ins- 
titución por  la  que  se  interesaban  á  porfía  las  Corporaciones  del 
país  y  todos  los  naturales  de  éste.  Ser  maestro  ó  estudiante  de 
nuestra  Escuela  era  en  Asturias  señal  de  distinción  y  medio 
adecuado  para  prosperar. 

Referidas  quedan  las  vicisitudes  del  Magisterio:  los  primeros 
nombramientos  por  el  albaceazgo  arzobispal;  las  elecciones  su- 
cesivas á  tenor  de  los  Estatutos  Viejos  y  Nuevos;  las  corrientes 
de  ideas  encontradas,  aquí  como  en  otras  Escuelas,  sobre  si  ha- 
bían de  ser  las  cátedras  temporales,  según  también  pidieron  las 
Cortes  de  Castilla  en  Valladolid,  ó  si  perpetuas  como  galardón 
más  definitivo  y  de  vitalicio  carácter  profesional  después  de  ios 
penosos  ejercicios  para  alcanzarlas.  La  política  centralizadora 
del  Supremo  Consejo  llamó  á  sí  la  definitiva  designación  de 

8 


—  lo4  — 

maestros,  principalmente  en  tiempos  de  Carlos  III  y  con  carácter 
general  cuando  se  abolió  el  turno  de  teorías  ó  escuelas  fomen- 
tadas por  las  Órdenes  religiosas  (1). 

Dictáronse  diferentes  leyes  (2)  para  la  provisión  de  cátedras, 
recomendando  el  mayor  mérito,  aptitud  y  circunstancias  de  los 
opositores,  en  »  términos  de  rigurosa  justicia»  (ya  lejanos  aque- 
llos días  en  que  mal  se  condenaban  y  corregían  postergaciones, 
sobornos  y  banderias  que  reinaban  en  oposiciones);  disponiendo 
que  sin  omisión  alguna  se  sacasen  á  concurso  las  cátedras  de 
todas  las  rniversidades  (3);  designando  jueces  ó  comisarios  para 
juzgar  los  ejercicios  y  formar  las  trincas  (siendo  varios  los  pre- 
ceptos á  este  objeto);  ordenando  informes  de  cada  uno  de  los 
opositores  en  expedientes  elevados  al  Consejo  de  Castilla;  y  or- 
ganizando los  ascensos  á  las  categorías  del  Magisterio,  cuyas  cá- 
tedras habían  de  proveerse  y  servir  en  calidad  de  perpetuas  ú 
temporales  (de  cuadrienio  y  trienio)  conforme  al  respectivo  mé- 
todo observado  en  las  Universidades.  La  tendencia  doctoral  ca- 
minaba á  la  perpetuidad. 

Variando  la  duración  de  las  cátedras  varió  el  modo  de  as- 
pirar á  las  mismas,  y  la  «oposición)  fué  acto  muy  frecuente  y 
meritorio  constituyendo  el  de  opositor  un  titulo  literario  de 
valia  (4).  En  esta,  como  en  otras  Universidades,  se  observó  des- 
do antiguo  el  Real  decreto  de  1661,  que  prevenía  en  la  provi- 
sión di1  cátedras  el  informe  en  pliego  cerrado  de  los  Doctores, 
señor  Obispo  y  ilobeniador.de  la  provincia  para  elevar  la  terna 
de  los  beneméritos.  Siguió  por  mucho  tiempo  esta  costumbre  y 
mas  tarde  la  de  Salamanca,  hasta  que  en  1771  se  dio  cuenta  de 


ti)  ti  R.  P,  M.  Fr.  Kclipc  Carrera,  después  de  estudios  cu  Salamanca  y  Alba  de  Torroe*, 
h¡,-  li  Cloí  de  Prima  >'  Regen  ce  de  los  Kstudios  en  el  Convento  ovetense  de  San  Francisco,  reci- 
biendo lo*  grados  de  Licenciado  y  Uocior  teólogo  tu  1733  en  nuestra  Universidad.  Fué  aquí 
Subtitulo,  QpO*itov  y  Catedrático;  y  cuando  en  17*9  presentó  relación  de  méritos  para  «leer  de 
r>po lición  fcXpusa  :■!  Lbii-ttf-  -asimismo  manifiesta  que  is  el  único  escotista  graduado  de 
Poctu!  y  Opswtor  i  cá tedia*  dn  Teología;  que  lodcs  les  cMcdiáticcs  de  cuantas  cátedras  de 
Teología  y  Artes  hajf  en  e*U  Universidad  son  ahora  tomista*  y  jesuítas,  sin  que  haya  escotista 
l-h  ninguna  de  ¿Ui 

(íj     I*ye*  7  i  36  de  I  úi   o. ,a,  Üb.  8  de  la  Nma.  Ron. 
)     Con  la  Üoivtttidad  de  Salamanca  se  mencionan   las  de   Valladolid,  Santiago,   Oviedo, 
Sevilla,  Granada,  Zatogtxia,  Huesca»  Ccrvera  y  Valencia  para  fijar  edictos  llamando  al  concurrí 
ü  cpo»Ick»n  de  dUedr.u. 

(4)  El  erudita  Bibliotecario  de  la  Universidad,  D.  Aquilino  Suárez  Barcena,  de  grata  me- 
moria» colrcci"""  cu  varios  tomos  Las  Relaciones  y  hojas  de  méritos  y  servicios  (cu  su  mayoría 
impreca*)  de  ¿17  opo*¡tjre*  A  cátedras  pertenecientes  en  su  gran  numero  al  siglo  xvih.  liuárdan- 
*c  tn  el  Anihlw  universitario  c*t  i*  documento*,  que  asi  aportan  datos  curiosos  para  bíbiogra- 
fia*  de  a-luriLtiikPT  dÍ4l¡rtgUÍdoKi  Ctune  contienen  noticia*  muy  interesantes  sobre  la  pasada  cr^n- 
ftiuctótl  de  U  ftfwriifciiu,  m.uuin  amplia  y  libre  de  acreditar  los  estudios,  y  muy  principal:. tente 
reipcetu  a  opóilcioBrcfc,  De-  allí  resulta  que  muchos  graduados  pasaron  la  vida  en  funcionen  de 
opositores  coniúiiioí. 


—  tos  - 
la  Real  cédula  de  17  de  Enero  creando  las  regencias  (cátedras 
de  ingreso)  en  las  todas  Universidades,  sin  perjuicio  de  los  pro- 
pietarios á  quienes  al  mismo  tiempo  se  prohibía  pasar  y  mudar 
de  una  á  otra  Facultad.  Los  opositores  deberían  tener  cursados 
tres  años  después  del  grado  de  bachiller;  pero,  como  no  tarda- 
ron las  cátedras  en  perpetuarse,  ya  fueron  menos  penosos  y  más 
llevaderos  los  requisitos  y  ejercicios  ante  tres  jueces  del  con- 
curso que  formaba  las  trincas  leyendo  cada  opositor  por  espa- 
cio de  hora  completa  y  argumentando  con  los  otros  durante 
media.  Entonces,  como  ahora  y  como  por  desgracia  será  siem- 
pre, en  ocasiones  se  lastimaban  derechos  adquiridos,  como  cuan- 
do el  Dr.  Canga  Arguelles  obtuvo  por  Real  cédula  la  propiedad 
de  una  cátedra  con  perjuicio  del  canónigo  Sr.  Ruiz,  el  cual  pro- 
testó con  diferentes  consideraciones,  precedidas  del  siguiente  cu- 
rioso preámbulo,  digno  de  ser  conocido:   «Que   no  obstante  el 
obedecimiento  que  hace  de  lo  provehido  por  el  Real  Consejo,  á 
quien  ciegamente  obedece  en  todas  sus  justas  y  arregladas  de- 
terminaciones ya  que  su  suprema  autoridad  invoca  la  Real  Per- 
sona, no  embaraza  ni  impide  esta  que  se  haga  representación  á 
las  Reales  resoluciones  de  S.  M.  suspendiendo  su  cumplimiento 
hasta  que,  enterado  de  ellas,  delibere  lo  que  fuese  de  su  agrado, 
pues  como  Padre  supremo  de  la  patria  no  solo  debe  atender  al 
bien  particular  de  los  individuos,  sino  con  mayor  razón  al  co- 
mún de  todos  ellos,  y  las  representaciones  que  miran  á  este  fin 
no  pueden  ni  deben  estimarse  por  oposición  á  la  Majestad,  por- 
que reducir  la  potestad  de  los  reyes  y  emperadores,  no  es  atri- 
buir defectos  á  la  soberanía,  si  mayor  perfección...  Y  como  esta 
consideración  permite  se  dispute  de  la  tal  potestad  con  el  res- 
pelo  debido,  y  esta  opinión  es  la  más  corriente,  según  los  mejo- 
res autores,  propone  confiado  varias  razones  sobre  el  asunto...» 
Asi  con  valentía  defendió  el  individuo  sus  derechos,  y  más  tra- 
tándose de  un  puesto  de  consideración  como  era  una  cátedra, 
cuyos  honores,  prerrogativas  y  hasta  el  salario,  aunque  dismi- 
nuido, alcanzaban  á  quien  se  jubilaba  por  falta  de  salud  ó  exce- 
so de  edad  (1).  Otras  veces  las  oposiciones  daban  origen  á  liti- 

(n  Archivo  de  la  Universidad. — Claustros  de  16  de  Octubre  de  1767;  7  de  Febrero  de  1770; 
f  de  Febrero,  7  de  Agosto  y  15  de  Octubre  de  1771;  2  de  Mayo  de  1772;  14  de  Noviembre  y  a 
tic  Diciembre  de  1774;  15  de  Febrero  de  1777  y  2  de  Abril  de  1781.  Recuérdese  también  el 
nombramiento  de  catedrático  del  Dr.  D.  Ignacio  Mcnéndez  Valdés,  que  mencionamos  en  la 
pagina  50. 


—  io6  — 

gios  y  reclamaciones  entre  los  opositores,  que  acudían  al  Real 
Consejo  de  Castilla  (1)  contra  los  Claustros  y  jueces,  entendien- 
do en  estos  y  otros  expedientes  ciertos  ministros,  que  por  ello 
se  les  llamaba  *catedreros.» 

Al  lado  de  la  cátedra  se  colocó  la  Academia  como  com- 
plemento y  manifestación  práctica  de  aquélla.  Mencionadas 
quedan  en  el  capitulo  precedente  la  meritoria  de  «Leyeso,  del 
Dr.  Armiñan,  y  las  de  «Teología»  ó  del  angélico  doctor  y  <«de  Fi- 
losofía» del  doctor  sutil  organizadas  con  especiales  reglamentos 
en  que  se  mencionan  los  cargos  directivos  de  protector,  direc- 
tor, gimnesiarca  ó  vicepresidente,  consiliario,  moderante,  teso- 
rero, fiscal  y  spcretario  con  distinta  función  en  los  actos  mayores 
donde  era  mérito  ser  continuo  asistente  yarguyente,  mucho  más 
cuando  se  presidía  y  defendía  á  turno,  leyendo  y  argumentan- 
do de  pronto,  imprimiéndose  en  casos  extraordinarios  las  con- 
clusiones. De  la  Academia  teológica  surgió  otra  «Academia  de 
Teología  inóralo,  establecida  en  la  Universidad  en  1790  y  des- 
pués trasladada  al  palacio  episcopal,  como  la  Filosófica  tuvo  una 
derivación  especial  con  la  «de  Especulativa»)  en  1787.  La  Aca- 
demia de  Leyes  se  ramificó  en  Academia  de  Cánones  y  más  tarde 
tomó  aquélla  los  nombres  «de  ambos  Derechos»,  «de  Ju- 
risprudencia teórica»,  «de  Derecho  público  y  privado-);  y  en 
ellas,  además  de  los  indicados  cargos  directivos,  los  inscritos 
figuraban  en  sesiones  con  los  de  juez,  fiscal,  relator,  oidor  de- 
cano, correjidor,  provisor,  abogado,  etc.,  funciones  que  no  se 
olvidan  de  consignar  los  interesados  en  certificaciones  de  méri- 
tos y  servicios  (2).  No  deben  olvidarse  los  actos  académicos  en 
asabatinasfl  ó  ejercicios  literarios  que  se  usaban  los  sábados 
entre  los  estudiantes  á  fin  de  acostumbrarse  á  defender  con- 
clusiones, 


I  ti     Entre  Dtroi  t::i*o*,  recordaremos  las  siguiente*: 
Por  <.L  I>rn:tir  I*.  Francisco  de  la  Culga  (»ic)  Arguelles,  Catedrático  de  Filosofía  de  la  l'ni- 
vrr*idad  de  Ovii-dn    Robre  la  oposición  que  tiene  hecha  á  la  Sustitución  de  la  Cátedra  de  Prima 
de  TcMlojíin-.  —  Inip    tri  Oviedo  (sin  año)   10   hoj.   ful. — .Estampa    de  la  Virgen,  por  Cabera. — 
Firmad"  por  el  I  Ir.  Iludía  ■ 

Ki  muy  curiosa  uttt  Alegación  del  Dr.  D.  Fernando  Quirós  y  Valdés  pidiendo  se  le  elija 
catedrático  de  l'rim  i  de  Ltyes  y  se  excluya  por  enfermo  y  otras  causas  á  D.  José  de  Granda 
Vjddu*.  catedrático  de  Víperas.  No  tiene  fecha  y  está  en  las  Relaciones  de  méritos  de  gradua- 
do-i y  oprwtorc-o  de  la  I  Hiversidad  coleccionadas  por  el  Sr.  Suárez  Barcena. 

Mi  Iji**  acactemiai  jurídicas  tuvieron  vidu  muy  activa  á  partir  de  la  fundación  inolvidable 
del  Dr-  Arruinan  a  -jiiícii  wyudó  el  llr.  L)  José  Antonio  García  Hcvia  y  Noriega,  primer  gimne 
siarcn.  El  catedrátñtt  D,  Felipe  Ignacio  Canga  Arguelles,  ponente,  con  loi  doctores  Hoyles 
Coíío,  Estrada  y  Noriegtt,  del  plan  de  1774  en  la  comisión  universitaria,  fué  también  el  autor  de 
la»  «Ordenanza*  para  el  gobierno  escolástico  y  político  de  las  Academias  de  Leyes  y  Cánones». 


k» 


—  107  — 

Como  las  academias  universitarias  eran  las  conventuales, 
pues,  además  de  la  dicha  teológico-dominicana,  hubo  una  esco- 
lástica desde  1756  con  Pasos  y  Conferencias  de  Artes  y  Teolo- 
gía en  el  Convento  de  San  Francisco  y  desde  igual  fecha  otra 
análoga  en  el  Colegio  ovetense  de  San  Matías  de  los  hijos  de 
San  Ignacio.  A  éstas  y  á  aquéllas  concurrían,  como  ya  dijimos, 
Maestros  y  Escolares  de  la  Universidad  como  los  Padres  y  Cole- 
giales religiosos  asistían  á  los  actos  académicos  de  nuestra  Es- 
cuela, viviendo  así  manteistas  y  regulares  en  incesante  comer- 
cio científico  y  en  el  continuo  batallar  dialéctico  de  aquellos 
tiempos. 

Las  Academias  de  la  Universidad  eran  dirigidas  por  el  Di- 
rector, nombrado  por  el  Claustro,  y  el  Gemnisiarca,  votado  por 
los  académicos,  ambos  cargos  con  pequeña  gratificación.  Dentro 
de  aquéllos  hubo  diferentes  y  notables  sucesos,  siendo  de  no 
poca  importancia  la  queja  de  los  bachilleres  á  la  Junta  general 
del  Principado,  que  venía  ejerciendo  un  protectorado  ó  tutela 
universitaria,  al  pedir  nulidad  de  asignación  del  gemnisiarca  y 
oficios  de  la  Academia,  de  la  que  con  agravio  fueron  des- 
pedidos en  1783;  nombró  la  Provincia  sus  comisarios  y  se 
arregló  la  cuestión  amigablemente,  pues,  según  la  enseñanza  de 
entonces,  eran  indispensables  las  Academias,  como  se  manifiesta 
en  un  informe  sobre  el  restablecimiento  de  la  de  Práctica  forense, 
á  principios  del  siglo  xix  (1). 

Mas  el  acontecimiento  académico  principal  pasó  en  1799-de 
esta  manera:  el  Br.  Oviedo  y  Portal  propuso  en  la  Academia  de 
Leyes  el  siguiente  tema  para  la  discusión:  o  Jesucristo  en  la  mo- 
ral de  su  Evangelio  nada  mas  hizo  que  sublimar  los  preceptos 
de  la  Filosofía. »  Causó  extrañeza,  escándalo  y  temor  la  tal  pro- 
posición, y  unánime  el  Claustro  acordó  que  los  doctores  Palacio 
y  Larauño  con  el  Rector  tomasen,  consultada  la  Universidad  de 
Valladolid,  la  providencia  oportuna  extendiéndola  después  para 
lo  sucesivo.  La#  presión  no  se  hizo  esperar;  al  Br.  Oviedo  se  le 
obligó  á  defender  un  tema  contrario  que  había  de  entregar  al 
Director  de  la  Academia;  más,  cuando  su  nueva  disertación,  pre- 


íi)  Archivo  de  la  Uiiivcrsídnd.  — Claustros  de  i.1  de  Diciembre  de  1780;  33  de  Octubre  dé 
178»;  23  de  Octubre  de  1796  y  »o  de  Diciembre  de  1800.— Archivo  de  la  Diputación  provincial. 
—Diputaciones  de  ao  de  Diciembre  de  1783  y  14  de  Marao  de  17S4.— Junta  de  j 3  de  Agosto  de 

17S4. 


nar 


—  108  — 
sentó  una  papeleta  del  Dr.  Caunedo  que,  al  votar,  dijo  sostenía 
la  verdadera  inteligencia  de  la  conclusión  con  diferentes  citas 
de  Pedro  Daniel  Huet,  Bergier,  Sánchez,  Santo  Tomás,  etc.  El 
incidente  fué  objeto  de  graves  controversias,  y  el  joven  teólogo 
pidió  para  Claustro  extraordinario  la  explicación  de  su  voto  de 
no  refular  por  herétfca  una  proposición,  defendida   por  varios 
autores.  Aunque  algunos  querían   explicación  incontinenti,  se 
aplazó  )a  cuestión  para   otro  día,  pues  varios  graduados,  que 
con  el  tiempo  fueron  á  las  Cortes  de  Cádiz,  manifestaban   gran- 
des deseos  de  nir  á  Caunedo  mientras,  evitando  una  cuestión 
resbaladiza,  otros  teólogos  templados  se  daban  ya  por  satisfe- 
chos. Hubo  reparos,  sin  embargo,  cuando  leyó  la  apología  de  la 
cuestión,  por  mas  que  salvara  como  depresivas  las   palabras 
«nada  mas  hizo*;  y  en  la  sesión  siguiente  se  leyeron  unas  comu- 
nicaciones del  Prelado  que,  alarmado  por  el  suceso,  intervenía 
en  un  asunto  académico  de  tanta  relación  con  el  dogma. 

Decía  así  el  Obispo:  «Acaban  de  comunicarme  formalmente 
que  en  el  Claustro,  congregado  el  sábado  próximo  9  del  corrien- 
te, el  Dr,  D.  José  Caunedo,  clérigo  de  prima  corona,  catedrático 
de  Filosofía  y  opositor  á  los  beneficios  curados  de  mi  diócesis, 
había  leído  un  escrito  formado  para  vindicar  cierto  dictamen 
suyo  cu  un  piiuln  muy  serio  de  religión;  que  este  papel  ha  sido 
oído  con  mucha  nota  y  disgusto  de  algunos  teólogos  de  concep- 
to del  mismo  Claustro;  que  en  su  consecuencia  se  había  forma- 
do una  diputación  para  examinarle  y  que  en  el  día  estaba  ya  pu- 
blicado este  suceso  y  el  objeto  de  aquel  escrito  entre  la  juven- 
tud de  la  misma  Universidad  y  aun  entre  muchas  personas  de 
esla  capilal  dr  mi  diócesis,  con  riesgo  de  un  daño  gravísimo  á 
su  religión  y  Imcnafé.  Y  no  debiendo  yo  en  este  caso  desenten- 
derme de  las  obligaciones  de  mi  carácter,  como  del  empeño  en 
que  me  pone  una  delación  tan  grave  y  que  tanto  excita  el  cargo 
mas  especial  de  mi  ministerio,  cual  es  de  velar  por  la  pureza  y 
conservación  del  sagrado  depósito  de  la  fé  y  separar  de  la  grey 
que  Jesucristo  me  ha  confiado  todo  peligrro  de  contagio  cance- 
roso de  la  mala  doctrina,  no  puedo  menos  de  decir  á  V.  S.  se 
sirva  disponer  se  me  pase  el  insinuado  papel  original,  como 
igualmente  cualesquiera  copia  que  se  haya  sacado,  para  exami- 
narle con  la  autoridad  que  me  compete  y  tomar  por  mi  parte, 


—  109  — 

en  su  vista,  las  providencias  que  hallare  por  conveniente  en  las 
actuales  circunstancias.  Dios,  etc.,  22  de  Marzo.  Juan,  Obispo 
de  Oviedo.» 

Lacónica  y  mas  terminante  fué  la  comunicación  del  15  de 
Mayo,  y  varios  doctores  reunidos  en  Ángulo  hubieron  de  remi- 
tirle los  documentos  pedidos.  Mas  como  esta  resolución  era  gra- 
ve y  no  tomada  en  Claustro,  hubo  larga  discusión  cuando  éste 
se  reunió  para  proclamar  no  debió  acordarse  la  pronta  en- 
trega de  aquellos  escritos,  pendientes  del  dictamen  de  una  co- 
misión. Defendió  el  Sr.  Palacio  el  acuerdo  del  Ángulo,  del  que 
pidió  testimonio  el  Sr.  Hévia  y  Noriega,  después  personaje  noto- 
rio como  consejero  y  testamentario  de  Fernando  VII;  se  puso  á 
discusión  el  dictamen  de  los  comisarios  sobre  las  ideas  del 
Dr.  Caunedo;  y,  en  su  vista,  se  acordó  ejecutar  la  providencia 
del  Claustro  respecto  al  Br.  Oviedo  y  que  Caunedo  reformase 
su  papel  en  cuanto  había  autores  casuistas  que  enseñaban  aque- 
lla proposición,  que  ni  él  ni  otro  alguno  podían  enseñar  en 
esta  Universidad  ni  aún  como  probable,  en  público  ni  en  secreto. 
Se  archivaron  los  informes  y  los  graduados  modernos  hubieron 
de  conformarse  con  lo  resuelto  contra  el  Br.  Oviedo,  absteniéndo- 
se respecto  al  Dr.  Caunedo,  cuya  proposición  fué  entonces  co- 
nocida en  toda  España  y  en  algunas  partes  de  Europa  (1). 

Para  mayor  lucimiento  de  las  Academias  y  de  todos  los  ac- 
tos en  que  la  Teología  tomaba  parte,  propusieron  los  de  esta 
Facultad  que  en  los  sorteos  de  conclusiones,  que  se  hacían  por 
el  Maestro  de  las  Sentencias,  alternase  el  Catecismo  de  San 
Pío  V.  Se  pasó  á  dictamen  de  los  directores  de  las  Acade- 
mias, según  sus  escuelas,  y  así  lo  acordaron  manifestando  la 
conveniencia  de  introducir  en  estas  aulas  una  alternativa  que 
mejoraba  la  instrucción  del  eclesiástico  con  el  interesante  cate- 
cismo acordado  en  Trento,  que  encerraba  lo  mas  selecto  en  or- 
den al  dogma  y  moral  cristiana.  Y  decían:  «La  Universidad  tie- 
ne interés  en  que  sus  alumnos  hagan  conocer  en  los  concursos 
y  oposiciones  el  buen  método  que  se  observa  en  nuestros  estu- 
dios: el  cuidado  y  esmero  con  que  se  procura  educar  á  la  juven- 
tud para  que  pueda  servir  á  la  República  en  aquellos  ramos  á 

(i)    Archivo  de  la  Universidad.—  Claustro  de  19  de  Mayo  de  1799. 


—  no- 
que se  la  destina  y  para  que  se  conozca  que  la  Universidad  ha 
mirado  y  mira  siempre  por  la  instrucción  literaria  de  sus  hi- 
jos.* (1) 

Se  vivía  en  plena  libertad  de  enseñanza,  y  ésta,  además  de 
en  las  aulas  universitarias  y  conventuales,  se  completaba  en 
Pasantías  privadas,  que  abrieron  en  sus  casas  principalmente 
para  estudios  jurídicos  diferentes  doctores  y  catedráticos.  A  ellas 
concurrían  no  pocos  estudiantes  á  fin  de  prepararse  y  repa- 
sar las  materias  de  las  Facultades  de  Leyes  y  Cánones,  te- 
niendo también  en  las  moradas  de  los  Maestros  útiles  liceos  6 
academias  particulares,  que  alcanzaron  concepto  y  estimación 
claustrales  á  juzgar  por  varias  certificaciones  de  aquella  época. 
Tales  fueron  las  cátedras  domésticas  de  D.  Alonso  Marcos  de 
Llanos  y  Arguelles  en  1751;  de  D.  Juan  Pérez  Villamil  en  177a; 
del  Deán  1).  Manuel  Carro  en  1777;  de  D.  Eugenio  Manuel  Alva- 
rez  Caballero  en  1776;  de  D.  Manuel  M.  Acebedo  en  1780;  de 
D.  Felipe  Ignacio  Canga  Arguelles  en  1781;  de  D.  José  Alvarez 
Rojo  en  1786;  de  D.  Alonso  Canella  y  Gutiérrez  en  1796;  de 
D.  Antonio  Piquero  Arguelles  en  1797,  etc.,  etc.  Estos  y  otros 
maestros  son  los  que  importaron  y  comenzaron  á  difundir  los 
libros  de  Derecho  patrio  de  Asso  y  De  Manuel,  Maymó  y  Ribés, 
Danvila,  Berni  y  Cátala,  Franckenau  ó  Cortés,  Cortines,  Febrero, 
Cornejo,  Rodríguez  Fonseca  y,  sobre  todos,  los  de  Pavorde  Sala, 
íjue  fueron  más  tarde  texto  preferente. 

Si,  en  general,  los  Consejeros  de  Carlos  III  y  aún  de  Car- 
los IV  iniciaron  avances  y  fin  de  corruptelas  pedagógicas,  entre- 
veraron sus  disposiciones  y  reformas  con  medidas  restrictivas 
respecto  á  libros  y  periódicos  y,  por  lo  que  toca  á  importante 
materia  de  enseñanza  jurídica,  fué  del  segundo  de  estos  monar- 
cas la  extinción  de  las  cátedras  de  Derecho  público,  del  Natural 
y  do  i  ¡entes  en  1794,  dispuesta  en  la  Universidad  de  Granada  y 
extensiva  á  las  demás.  Si  en  Oviedo  no  había  tan  útil  enseñan- 
za, ya  los  Maestros  se  referían  con  amplitud  á  estas  materias  en 
sus  explicaciones,  por  lo  que,  aquí  se  dejó  sentir  ley  tan  perjudi- 
cial ruando  los  estudios  jurídicos  seguían  nuevo  rumbo  en  el 
examen  de  la  legislación  patria  y  de  sus  fundamentos,  que  en 


i 


e  U  Uiuvcrsid.t.l. — Clauitro  de  13  de  Euer.»  de  1Ü00. 


nuestra  provincia  era  indispensable  después  de  la  erección  de  la 
Real  Audiencia  territorial  y  de  la  fundación  del  ilustre  Colegio 
de  Abogados  de  Oviedo. 

Débese  esta  institución  á  los  Catedráticos  D.  Francisco  de 
ílranda  Valdés,  D.  Pedro  Ruiz  Villar,  D.  Felipe  Villaverde,  don 
Blas  José  de  Faes,  D.  José  Hevia  y  Noriega  y  D.  Felipe  Canga 
Arguelles;  á  los  Doctores  D.  Bernardo  Estrada  Valvidares,  don 
Andrés  Arguelles  Meres  y  D.  Ramón  de  Hevia  y  Miranda;  y  á  los 
Licenciados  D.  Juan  de  Pedrosa  Rubio,  D.  Andrés  Rodríguez 
Valdés, D.. Antonio  Fernández  déla  Llana,  D.  Matías  Fernández 
de  Prado,  D.  Benito  Gutiérrez  Jove,  D.  Emeterio  Cacho,  D.  José 
Conejares  y  D.  Eugenio  Manuel  Alvarez  Caballero,  que  obtuvie- 
ron la  Real  Provisión  fundacional  de  29  de  Agosto  de  1775.  El 
Colegio  ovetense  de  Abogados,  que  puede  considerarse  institu- 
ción filial  de  nuestra  Universidad,  en  su  Sala  claustral  vino  con- 
gregándose, celebrando  sesiones  y  tomando  acuerdos  durante 
más  de  medio  siglo,  siendo  los  colegiales  alumnos  de  estas  aulas 
y  en  muchas  ocasiones  los  catedráticos  ejercieron  el  decanato, 
habiendo  así  estrecha  hermandad  entre  ambas  instituciones.  La 
nueva  determinó  más  el  cambio  y  dirección  al  estudio  de  las 
leyes  nacionales  que,  como  en  todas  partes,  aquí  se  dejaba  sen- 
tir contra  inveteradas  resistencias  de  los  viejos  maestros,  que 
trabajosamente  se  referían  en  sus  .explicaciones  á  las  leyes  de 
Toro,  de  la  Nueva  Recopilación  y  de  otros  cuerpos  legales. 

Abolido  el  sistema  de  lecturas  y  sustituido  por  los  libros 
«le  texto  (1),  desde  antes  de  reformas  comenzadas  en  1770,  ya 
liemos  visto  el  examen  que  de  estos  se  hacía,  dando  ocasión  á 
informes  discutidos  á  veces  con  fuego  y  á  dictámenes,  donde 
brillan  ideas  muy  particulares  sobre  ciertas  materias,  ya  refu- 
tando la  doctrina  de  algún  autor  ó  sustituyendo  uno  á  otro, 
bien  alterando  su  método,  cuand:)  no  se  prohibía  su  estudio  y 
explicación.  Con  frecuencia  se  consultaba  á  Salamanca  y  á  Va- 
Hadolid  y,  oído  el  parecer  de  estas  Universidades  mayores,  se 


(i)  Al  disponer  el  Rey  Sabio  en  el  título  XX XI  de  la  Partida  Segunda,  de  qué  manera 
•deben  los  maestros  mostrar  á  los  escolara  los  saberes»,  «leyendo  los  libros,  faciéndolo  entender 
tn  mejor  que  ellos  pudieren»,  dispuso  t  tnibién  que  en  los  «Estudios»  hubiese  libreros  «cstaciu- 
runos  de  buenos  libros  legibles,  verdaderos  de  texto  y  glosa-  c«»n  permiso  del  Rector  y  coa  ta^a 
» ■  .Kticrdo  con  el  Claustr  j. 

En  Estatuto»  universitarios  y  en  la  Novísima  Recopilación  Libio  YlIIy  se  recomiendan 
y  prohiben  diferentes  libros  de  texto,  Cj.\  su  tasa  umbi»;  i  y  otras  disp  jsieione*. 


—    112  — 

hacían  diferentes  cambios  como  el  Lacini  por  Cantalapiedra  en 
Sagrada  Escritura,  en  Cánones  el  Selvagio  y  Lackis  por  Lance- 
Joto,  siendo  muy  de  notar  el  curioso  y  razonado  examen  que 
dd  P.  Jaquier  se  hizo  á  propuesta  del  Dr.  Caunedo  (1). 

Por  lo  que  loca  á  medios  materiales  de  enseñanza  no  fueron 
ni  muy  buenos  ni  muy  sobrados  tanto  en  las  asignaturas  de  Ar- 
tes que  los  necesitaban,  como  en  las  breves  enseñanzas  de  Me- 
dicina (2),  pues  en  las  Facultades  de  Teología,  Leyes  y  Cánones, 
cuando  más  se  precisaban  buenos  libros  y  ediciones  caras  en 
la  Biblioteca  ó  librería  universitaria,  de  que  hablaremos  en  su 
lugar.  Toscos  y  sencillísimos  fueron  los  primeros  instrumentos 
de  la  cátedra  de  Matemáticas,  que  á  su  cuidado  tenía  el  bibliote- 
cario, y  al  acrecentarlos  por  R.  O.  de  9  de  Febrero  de  1765  se 
mandó  al  Regente  de  la  Audiencia,  presidente  de  la  Junta  gene- 
ral del  Principado,  que  para  la  compra  de  algunas  máquinas  as- 
tronómicas se  asesorase  de  los  Doctores  D.  Andrés  Carlos  de 
Prada  y  del  P.  M+  Fr.  Bernardo  Carasa.  Con  el  tiempo  se  au- 
mentó el  material,  que  fué  pobre  y  embrionario,  dado  el  atraso 
en  que  estaba  la  enseñanza  esperimental,  por  una  parte,  y  aten- 
diendo, por  otra,  á  que  la  penuria  de  la  Escuela  no  permitía  la 
adquisición  de  importantes  medios,  aunque  es  digno  de  mención 
el  rico  monetario  procedente  del  Colegio  de  Jesuítas  y  que 
desapareció  después.  Por  estas  escaseces  no  estableció  en  1780 
la  Academia  de  Dibujo  y  Perspectiva  (3). 

Larga  sería  nuestra  tarea  si  diésemos  cuenta  de  tantos  y  tan- 
tos acuerdos  del  Claustro  durante  el  siglo  xvm  con  muchos 
asuntos  y  reformas  de  que  hicimos  mérito;  pero  no  debe  omi- 
tirse que,  en  178Ü  hizo  una  proposición  el  Dr.  San  Pedro  para 
aumentar  la  importancia  del  Establecimiento,  estribando  toda 
ella  en  la  extensión  y  aumento  de  la  autoridad  escolástica;  en 
1783,  1784  y  179i  la  Universidad  se  interesó,  á  petición  de  FlO- 


fi)     Archivo  de  I»  Universidad.— Claustros  de   12  de  Junio  de  1776;   32  de  Julio,  7  y  21  de 
Agobio  de  179R  >■  99  de  Agotto  cte  [802. 

la)     Archivo  d*i  hi    U  ni  ve  r>idnd.  —  Claustros   de    13    de  Septiembre  de    1777    y    10  de  Julio 
de  [7S0, 

trsid.id,— Claustros  de  13  de  Septiembre  de  1777  y  10  de  Julio 
de  178*5  —  No  cuneta  que  para  Ui  l~  acuitad  de  Medicina,  que  tuvo  aquí  modesta  vid«\  se  establecie- 
ren clínica*  en  lni  hospitales  de  la  ciudad,  aunque  es  probable.  Respecto  á  la  adquisición  de 
instrumental  médico,  no  hay  dnios  en  el  Archivo  universitario;  pero  110  debía  tenerlo  el  nuevo 
Estudio  cuando  el  cirujano  ovetense  D.  Francisco  Rodríguez  solicitaba  del  Municipio  en  24  de 
Julio  de  i???  I;i  ¡idqukkión  de  tina  silla  de  Heistcr  para  parturientas  y  una  máquina  fumigato- 
ria necesaria  para  varia*  enfermedades. 


—  n3  — 

ridablanca,  en  la  beatificación  del  V.  Palafox;  dio  comisión  á 
dos  doctores  para  buscar  sitio  y  edificar  una  cárcel  de  estudian- 
tes, que  requería  el  abuso  del  Fuero  académico;  y  acordó  hacer 
rogativas  por  la  paz  con  Francia  (1). 

Los  asuetos  ó  dias  de  vacación  fueron  también  objeto  de 
providencias.  En  los  Estatutos  Viejos  están  marcados  los  dias  en 
que  no  había  lectura,  sin  contar  aquellos  de  ejercicios  de  los  Gra- 
dos de  licenciado  y  doctor,  que  se  redujeron  después.  Mas  tarde 
hubo  asueto  en  23  y  28  de  Enero;  3  de  Febrero  por  la  tarde;  7 
y  17  de  Marzo;  25  de  Abril;  2  y  25  de  Noviembre;  los  cuatro  de 
Carnestolendas;  desde  el  23  de  Diciembre  al  7  de  Enero;  desde 
el  viernes  de  Dolores  hasta  el  martes  de  Pascua,  etc.,  quedan- 
do, por  lo  tanto,  como  dias  lectivos  143  en  esta  forma:  Enero, 
1M;  Febrero,  19;  Marzo,  13;  Abril,  17;  Mayo,  19;  Junio,  12;  Oc- 
tubre, 9;  Noviembre,  21;  y  Diciembre,  15;  durando  las  vacacio- 
nes del  verano  desde  el  18  de  Junio  hasta  el  18  de  Octubre. 

Era  grande  el  descanso,  y  en  1794  hubo  proposición  para 
disminuirle  porque  aumentaba  con  diferentes  acontecimientos 
casuales.  Una  diputación  de  la  Junta  general  del  Principado  se 
presentó  al  Claustro  en  1795  manifestando  la  necesidad  de  ade- 
lantar el  punto  en  razón  de  varias  dificultades,  corno  alojar  al 
lucimiento  de  nobles,  carestía  de  los  alimentos,  proximidad  de 
las  ferias  y  la  fácil  ocasión  á  reyertas  entre  soldados  y  estudian- 
tes. Fué  preciso  concederlo,  y  en  1797  y  1798  también  por  el  su- 
bido precio  de  artículos  de  primera  necesidad,  alojamiento  de 
tropas,  mercado  de  la  Ascensión  y  la  reunión  de  la  Asamblea 
provincial  en  1799.  En  el  primero  de  estos  tres  últimos  años,  el 
Juez  1.°  de  Oviedo  pasó  al  Claustro  esta  comunicación:..  «Siendo 
la  baratura  ó  carestía  de  los  granos  en  esta  capital  la  que  dá 
tono  ó  arreglo  á  los  mercados  de  la  provincia,  ya  que  la  influen- 
cia de  la  opinión  en  estas  cosas  nace  mas  bien  del  temor  que  de 
la  esperanza,  atendiendo  mas  á  lo  que  falta  que  á  lo  que  existe; 
para  precaver  que  la  común  aprensión  anticipe  y  abulte  los  ho- 
rrores de  la  necesidad,  exigen  las  circunstancias  evitar  en  tiem- 
po cuanto  pueda  contribuir  á  desviar  las  tristes  resultas  de  ésta. 
V  como  la  baratura  de  los  granos  en  los  pueblos  es  precisa  en 


<i)     Archivo  de  la  U.m'oixld.id.    -Clá:i»tr>;  do  5  do  M  iy o  de  17S3;  5  Je  Jir.no  de  1784; 
'¡cAj'mo  de  1785  y  i."  de  AgosU  de  1795. 


-  114  — 

proporción  de  los  menos  consumidores,  á  efecto  de  conseguirlo 

en  esta  ciudad,  ó  á  lo  menos  que  no  incrementen  su  precio 

espero  se  sirva  (el  Claustro),  en  obsequio  de  la  causa  común, 
acordar  desde  luego,  dispensar  á  los  oyentes  de  esa  Real  Uni- 
versidad, dándoles  libertad  para  que  puedan  restituirse  á  sus 
casas,  declarando  concluido  el  curso.»  Este  y  otros  casos  preci- 
saron á  que  la  Diputación  provincial  expresara  al  Consejo  el 
perjuicio  de  adelantar  las  vacaciones  y  consentir  tantos  días  de 
asueto  (1). 

Las  ferias  que  en  esta  ciudad  se  celebran  por  la  Ascensión 
y  Todos  los  Santos,  se  extendían  antes  á  la  calle  de  la  Picota 
(hoy  de  la  Universidad)  y  en  1771  el  Claustro  indicó  al  Munici- 
pio los  perjuicios  de  tal  costumbre.  En  el  año  siguiente  las 
trasladó  el  Ayuntamiento  con  gran  provecho  de  la  quietud  que 
debe  reinar  cerca  de  las  escuelas  (2). 

De  nuevo  en  este  período  surgieron  apremios  de  recursos 
porque  las  necesidades,  que  llevan  consigo  los  cambios  y  las 
aspiraciones  sucesivas  de  los  tiempos,  debilitaron  el  estado  eco- 
nómico universitario,  no  obstante  las  medidas  que  se  tomaron 
desde  1769. 

El  Consejo  de  Castilla,  donde  tuvimos  valimiento  por  miem- 
bros asturianos  y  por  hijos  agradecidos  de  las  aulas  ovetenses, 
ordenó  á  la  Universidad  repetidas  veces,  principalmente  en  1767 
y  1771,  que  propusiera  los  arbitrios  que  juzgara  oportunos  para 
el  efecto;  y  considerando  «que  el  verdadero  y  pronto  fondo  de 
los  estudios  consiste  en  las  rentas  eclesiásticas,  adoptó  (el  Con- 
sejo) como  el  medio  más  conforme  á  derecho  y  más  útil  al  Es- 
tado la  aplicación  y  agregación  de  préstamos  y  beneficios  sim- 
ples» y  lo  avisó  al  Claustro  remitiendo  el  asunto  á  la  Real  Cá- 
mara. Esta  se  ayudó  al  caso  y  en  16  de  Noviembre  del  di- 
cho 1774,  dirigió  una  Real  orden  al  Obispo  de  Oviedo  o  para 
que,  enterado  de  la  renta  de  la  Universidad,  informase  de  lo  que 
convendría  aumentar  para  dotación  de  cada  cátedra  y  salario 
de  dependientes,  proponiendo  un  plan  con  expresión  de  cuáles 


t 


(i)  Archivo  de  la  Universidad.— Claustros  de  25  de  Enero  de  1794;  2  de  Junio  de  1795; 
10  de  Mayo  de  1797-,  26  de  Abril  de  1798  y  17  de  Abril  de  1799.— Archivo  de  la  Diputación 
provincial.— Libros  de  actas:  Junta  de  i.w  de  Mayo  de  17.J9  y  Diputación  de  10  de  Entr  > 
de  xS^o. 

12)     Archivo  de  la  Universidad.  —  Claustros  de  6  de  Julio  de  17S1  y  4  de  Febrero  de  i782. 


-115- 
y  cuantos  beneficios  incongruos,  préstamos  y  capellanías  de  la 
Diócesis  se  podían  y  debían  agregar,  sin  perjuicio  de  la  Iglesia, 
á  la  Universidad,  y  en  qué  consistiría  anualmente  el  producto  de 
dichas  piezas,  extendiendo  la  unióir  á  cualquiera  otra  preben- 
da, etc.»  El  Consejero-Director  recordó  al  Prelado  de  la  Dióce- 
sis que  ejecutara  las  órdenes  dadas  para  la  reunión  y  extinción 
de  beneficios  simples,  agregándolos  á  la  Escuela;  y  siendo  insu- 
ficiente tal  medida,  proponía  la  Corporación  que  se  pensionase 
la  mitra  en  4.000  ducados  y  los  préstamos  de  algunos  curatos, 
reduciéndolos  á  vicarías  como  en  Santiago,  ó  se  concediese  un 
crecido  arbitrio  en  cada  libra  de  tabaco  que  se  consumiese  en 
la  provincia. 

El  Prelado  formó  el  plan  de  dotación,  manifestó  que  falta- 
ban más  de  aquella  suma  para  dotar  las  cátedras,  y  creyó  im- 
practicable la  indicada  agregación  beneficiaría  aún  sumando  la 
de  la  dignidad  de  Prior  de  la  S.  I.  C,  mientras  juzgaba  más  con- 
veniente la  supresión  y  aplicación  de  la  Abadía  y  Colegiata  de 
Santa  María  de  Arbás  del  Puerto  de  Pajares.  Así  lo  estimó  la 
Real  Cámara.  La  Universidad  recurrió  á  la  Corte  y,  después  de 
otras  gestiones  en  1777  y  1783,  pidió  á  la  Junta  general  del  Prin- 
cipado que  la  ayudase  en  sus  pretensiones  y  á  terminar  el  largo 
expediente  de  la  urgente  adjudicación  de  bienes  de  la  dicha  Co- 
legiata. En  1776  el  alto  Cuerpo  dictó  auto  para  mejor  pro- 
veer acordando  se  visitase  la  Abadía;  encargo  que  por  R.  D. 
de  6  de  Febrero  de  1787  se  cometió  al  Chantre  de  la  Cate- 
dral ovetense  Dr.  D.  Jacinto  Díaz  de  Miranda,  sabio  catedrático 
de  la  Universidad,  que  cumplió  su  misión  con  celo  y  acierto. 
Redactó  luminoso  informe  donde,  después  de  compendiosa  re- 
seña histórica  de  la  Escuela,  sus  primeros  recursos  funda- 
cionales, arbitrios  sucesivos  y  principalmente  los  facilitados 
por  la  provincia  en  1736,  manifestaba  la  precaria  situación  del 
Magisterio,  oque  no  tenía  con  qué  sustentarse  la  mitad  del  año 
sin  destinarse  á  la  abogacía,  curatos  .y  otros  ejercicios  que, 
siéndoles  indispensables  para  vivir,  les  apartaba  de  la  seria  y 
constante  aplicación  á  la  enseñanza»;  aducía  el  recargo  de  tra- 
bajo después  de  la  reforma  de  estudios  de  1774,  llamada  de 
Campomanes,  y  que  era  indispensable  nueva  dotación  á  los  ca- 
tedráticos para  que  «libres  de  la  necesidad  de  buscar  su  sustento 


-lió- 
se puedan  dedicar  al  estudio  de  las  Lenguas,  Ciencias  exactas  y 
otros  conocimientos  difíciles  y  menos  frecuentados,  aunque  muy 
necesarios  y  muy  útiles  para  la  necesidad  espiritual  y  temporal 
de  estos  reinos,  y  especialmente  de  Asturias».  A  continuación 
expone  la  situación  de  la  Colegiata  de  Arbás,  su  origen  y  funda- 
ción, donaciones  regias,  agregación  del  hospital,  rentas,  juris- 
dicciones espiritual  y  temporal  de  su  Abad  y  Cabildo,  falta  de 
residencia,  vida  y  costumbres  censurables  de  los  capitulares, 
haciendo  sobre  esto  una  tristísima  pintura  de  los  abusos  y  rela- 
jación á  que  había  llegado  la  fundación  piadosa;  cargos  tre- 
mendos, y  más  en  la  boca  y  pluma  de  un  sacerdote  virtuoso  é 
ilustradísimo.  Razona,  para  contraste,  la  importancia  de  la  Uni- 
versidad, bienes  que  reportaba  y  beneficios  mayores  que  podían 
esperarse,  y  dice: 

«Tiempo  hace  que  el  Obispado  de  Oviedo  es  el  que  roas  abunda  de  pastore- 
sabios  y  celosos  que  se  esmeran  á  competencia  en  el  Ministerio  de  su  desempe- 
ño, tomando  la  debida  instrucción  en  la  Universidad,  que  suple  las  veces  de  el 
Seminario  Conciliar,  y  crió  muchos  sujetos  que  han  servido  y  sirven  á  los  Seño- 
res Reyes  en  varios  empleos  á  que  fueron  ensalzados,  y  no  le  faltaron  Cate- 
dráticos que  con  sus  escritos  ilustrasen  la  nación,  entre  los  que  cuenta  señalada- 
mente al  Maestro  Feijóo.  Es  en  el  día  la  Universidad  un  teatro  ó  escuela  publica 
donde  hay  cátedras  de  lengua  Griega,  Filosofía,  Teología,  escolástica  y  moral. 
Concilios,  Sagrada  Escritura,  Leyes,  Cánones,  Medicina,  Anatomía  y  de  Mate- 
máticas, y  en  donde,  por  medio  de  una  dotación  competente,  fácilmente  se  pu- 
diera establecer  la  enseñanza  de  derecho  económico  de  gentes,  y  natural  de  len- 
guas orientales,  Física  experimental,  Química  y  Botánica  y  otras  ciencias  exac- 
tas, cuyos  conocimientos  son  tan  útiles  y  necesarios  para  dar  valor  á  la  prodi- 
giosa variedad  de  producciones  de  el  país  y  hacer  ricos  á  sus  naturales.  Por  todo 
esto  la  Universidad  es  uno  de  los  objetos  más  útiles  á  la  Religión  y  al  Estado,  y 
cuya  conservación  interesa  sumamente  á  los  naturales  de  Asturias  y  provincias 
inmediatas,  que  de  otra  suerte  volverían  á  sumergirse  en  la  más  profunda  igno- 
rancia porque  se  hallan  encerrados  dentro  de  ásperas  montañas  y  sin  medios, 
por  su  pobreza,  para  salir  á  adquirir  las  ciencias  que  necesitan  á  otras  Universida- 
des, distando  de  la  ciudad  de  Oviedo,  la  más  inmediata  de  ellas,  más  de  cuaren- 
ta lenguas.  Los  Santos  Pontífices  reconociendo  su  utilidad,  la  igualaron  en  privi- 
legios con  la  de  Salamanca,  y  los  Señores  Reyes  en  premio  de  los  servicios  la 
recibieron  bajo  de  su  especial  protección,  aumentaron  sus  fondos  y  aún  manda- 
ron que  se  recopilasen  sus  Privilegios  en  la  primera  impresión  de  la  Leyes;  y  el 
Supremo  Consejo  de  Castilla  y  la  Real  Cámara  reconocieron  por  urgentísima  y 
de  interés  público  á  la  Iglesia  y  al  Estado  la  causa  de  la  dotación  de  dicha  Uni- 
versidad, como  que  de  ella  depende  su  conservación.  El  establecimiento  de  las 
Universidades  fué  sin  duda  alguna  uno  do  los  medios  de  que  se  valió  la  Divina 


k 


—  Im- 
providencia pira  conservir  la  pureza  de  la  Doctrina  en  su  Iglesia  y,  á  su  imita- 
ción, es  una  de  las  máximas  políticas  para  mantener  la  quietud  pública  en  el 
Reino,  porque  una  enseñanza  temprana,  uniforme  y  acomodada  á  la  naturaleza 
y  principios  de  el  Gobierno,  no  puede  menos  de  producir  la  firmeza  y  felicidad 
de  éste.  Para  dudar  de  la  utilidad  moral  y  política  de  las  Universidades  es  me- 
nester olvidar  que  son  la  base  fundamental  de  toda  la  política  nacional;  no  cono- 
cer el  bien  que  pueden  producir,  y  cegarse  por  no  ver  los  gloriosos  esfuerzos 
que  hicieron  nuestros  Monarcas  para  conseguir  por  medio  de  la  restauración  de 
las  letras  la  feliz  reparación  de  la  Monarquía.  Al  contrario,  la  Abadía  y  Colegia- 
ta de  Arbás  cuando  no  sea  perjudicial  por  la  relajación  de  la  Disciplina  ecle- 
siástica, sacrilega  usurpación  de  la  potestad  espiritual,  empello  de  eximirse  de  la 
jurisdicción  diocesana  y  servir  de  padrasto  á  los  dos  Obispos  confinantes  de 
Oviedo  y  León,  por  la  apresión  y  pleitos  en  que  envuelven  á  los  vecinos  del  con- 
cejo y,  finalmente,  por  la  ignorancia  criminal  y  escandalosa  vida  y  costumbres 
de  los  canónigos,  es  á  lo  menos  inútil,  porque,  á  la  verdad,  ¿qué  cosa  puede  ser 
más  que  la  nunca  trajo  provecho  alguno? 9 

Y  demostrando  que  la  fundación  abacial  no  se  había  distin- 
guido por  ninguna  cosa  provechosa  ni  memorable;  que  oLras 
habían  sido  abolidas  con  buen  acierto  por  necesidades  análogas 
á  la  de  que  se  trataba,  fundaba  la  conveniencia  de  suprimir  la 
de  Arbás  atendiendo  á  preceptos  de  derecho  natural,  eclesiásti- ' 
co,  disciplinario  y  positivo,  que  reforzaba  con  textos  legales;  y 
terminaba  insistiendo  en  los  proyectos  de  la  Real  Cámara  ó  en 
la  imposición  de  una  pensión  de  7.000  ducados  sobre  la  Mitra 
de  Oviedo  opara  completar  la  dotación  conveniente  de  un  Estu- 
dio general  que  comprenda,  además  de  las  cátedras  propuestas 
por  el  Rvdo.  Obispo  en  su  Plan,  las  correspondientes  á  cursos 
de  Matemáticas,  Medicino,  Ciencias  exactas  y  demás  conoci- 
mientos necesarios  para  el  bien  espiritual  y  temporal  del  país  y 
del  reino  como  también  propios  de  la  ilustración  del  siglo  y  de 
la  magnificencia  de  nuestro  augusto  soberano,  para  que  por 
acción  tan  gloriosa  y  reservada  al  feliz  reinado  de  Carlos  IV  le 
llenen  siempre  de  bendiciones  la  Ciudad  y  Universidad  de  Ovie- 
do con  el  Principado  de  Asturias»)  (1).  Otra  vez  más  durmió  un 
expediente  útil  y  apremiante  en  los  Centros  oficiales  de  Madrid; 


(i)    Archivo  de  la  Universidad. 

En  la  Biblioteca  del  Instituto  de  Jovcllanos  de  Gijón  se  guarda  en  la  interesante  Colección 
de  Manuscritos  de  su  in«igne  fundador  otra  copia  literal  del  luminoso  informe  del  Dr.  Diaz  Mi- 
randa.— (Véase  el  Catálogo  de  aquellos  documentos  por  D.Julio  Somoza.  en  impresión  acordada 
por  el  Rectorado  y  costeada  por  el  Excmo.  Sr.  D.  José  de  Posada  Herrera.— Oviedo,  1883). 

Kn  esta  época  de  apuros  de  la  Escuela  ovetense  gestionó  el  celebre  Jovellanos  para  alcan- 
zar los  recurso»  necesario*. — «¿Quién  más  trabajó  por  dotar  la  Universidad?*  escribía  el  bene- 
mérito asturiano  á  su  buen  amigo  el  Sr.  González  de  Posada,  desde  Gijón,  á  30  de  Mayo  de  1799. 


t 


—  us- 
ía Universidad  y  la  Junta  General  continuaron  sus  gestiones 
desde  1788  sin  alcanzar  nada,  porque  de  nuevo  habían  renacido 
en  altas  regiones  ciertas  influencias  con  recelo  político  á  deter- 
minadas enseñanzas;  los  beneméritos  maestros  ovetenses  siguie- 
ron viviendo  en  el  mayor  ahogo,  sin  abandonar  su  puesto  de 
honor;  y  la  Provincia  y  el  Claustro  aún  seguían  sus  demanda^ 
pidiendo  en  1799  y  1800  que,  cuando  menos,  se  pagasen  en 
metálico  los  intereses  de  los  ya  famosos  juros  universitarios. 

Las  aspiraciones  al  engrandecimiento  de  nuestra  Escuela,  re- 
formando su  organismo  primitivo  con  más  recursos,  nuevas  ten- 
dencias y  amplitud  para  mayor  nivel  moral  del  país,  eran  como 
eco  y  resultado  de  profundos  cambios  que  se  operaban  en  todos 
los  órdenes  sociales  dentro  de  la  provincia. 

Otra  era  ya  la  administración  rotos  los  antiguos  moldes  de 
gobierno  del  Principado,  pues,  no  obstante  el  carácter  severo  y 
curialesco  del  Real  Acuerdo  y  Audienciax  alguno  de  sus  Regen- 
tes, gobernadores  también  de  la  provincia  con  extensas  atribu- 
ciones, dejaron  duradera  memoria,  como  el  aragonés  D.  Isidoro 
tul  de  Jaz  (1719  á  1755)  al  poner  mano  en  todos  los  servicios 
públicos,  cortar  corruptela,  acometer  empresas  de  muy  grata 
memoria  y  proyectar  otras  Ordenanzas. 

La  subida  de  Campomanes  al  poderoso  Consejo  de  Castilla, 
sus  benéficas  ideas  de  reformas  morales  y  materiales,  el  aliento 
y  protección  á  sus  paisanos,  á  quienes  puso  en  cargos  preemi- 
nentes, y  su  intervención  atinada  en  ios  viejos  institutos  civiles 
y  eclesiásticos  de  la  región,  produjo  una  vida  de  actividad  y  de 
relaciones  con  el  centro  nacional,  del  que  vivíamos  apartados,  y 
señaló  nueva  orientación  á  Asturias.  La  fijó  más  y  más  el  gran 
Jovelhmos  cuando  por  su  destierro,  encubierto  en  una  comisión, 
regresó  al  amado  y  nativo  rincón,  viajó  por  estos  valles  y  mon- 
tanas de  uno  á  otro  extremo  y  los  estudió  con  detenimiento,  lle- 
vando a  tedas  partes  su  levantado  espíritu  de  observación,  del 
que  fueron  surgiendo  la  necesidad  de  cambios,  abolición  de  ru- 
tinas, conveniencia  de  nuevos  hábitos  y  más  acertada  dirección 
á  nuestras  ideas  y  fuerzas.  Ya  en  el  seno  de  la  Sociedad  Eco- 
nómica de  Anudes  del  País,  creada  en  Oviedo  en  1784J  y  nutrida 
principalmente  con  perenal  universitario,  discurrió  un  día  sobre 
los  ukhíos  de  procurar  la  felicidad  dei  Principado  y  otro  acerca 


-  119  — 

del  estudio  de  las  ciencias  útiles,  determinando  un  programa  de 
reorganización,  que  llevó  á  todas  las  comarcas  cuando  las  visitó 
escudriñando  su  pasado  con  estudio  de  diplomas  y  monumentos 
desconocidos,  al  par  que  consideraba  su  presente  rutinario  y 
aconsejaba  otros  rumbos  para  lo  porvenir.  La  ultimación  de  la 
carretera  de  Castilla,  la  explotación  minera,  el  Instituto  de  Gijón 
con  extensas  miras,  el  proyecto  de  una  Academia  provincial  y 
mil  propósitos  más  que  campean  en  discursos,  cartas  y  en  los 
deseados  o  Diarios»,  señalan  en  el  insigne  Jovellanos  ai  bienhe- 
chor principal  de  nuestra  tierra,  como  fué  en  España  modelo  y 
tipo  de  ciudadanos  virtuosos  y  patriotas.  Supo  rodearse  aquí  de 
personas  de  prestigio,  útiles,  clarividentes  y  de  independencia, 
de  buenos  asturianos  amantes  del  progreso,  contenido  en  lo  ge- 
neral por  recelosa  política  á  fines  del  siglo  xvm.  De  esta  suerte, 
el  autor  del  «Informe  sobre  la  Ley  Agraria»  abrió  el  surco  se- 
ñalado por  el  escritor  brioso  del  «Fomento  de  la  Industria  po- 
pular» y  del  «Tratado  de  la  Regalía  de  Amortización»;  allí  el 
ilustre  gijonés  arrojó  las  semillas;  y  así  á  los  dos  ministros  dé- 
bense  abundantes  frutos  recogidos  más  tarde. 

Uno  y  otro  buscaron  auxiliares  en  la  Universidad  y  en  la 
Junta  General  del  Principado  porque  sus  miembros  eran  perso- 
nalidades salientes  de  todos  los  concejos,  y  en  el  Claustro  do- 
cente figuraban  además  como  catedráticos  y  doctores  los  pre- 
bendados del  Cabildo  Catedral  y  los  Abades  y  Maestros  de 
Monasterios  poderosos,  con  quienes  también  se  contó  para 
innovaciones  que  se  acometieron  ó  indicaron  entonces,  figuran- 
do asimismo  en  este  movimiento  el  inolvidable  y  generoso  Obispo 
Sr.  González  Pisador. 

La  Agricultura,  Industria  y  Comercio  se  movieron  y  agitaron 
más,  viéndose  protegidas  y  consideradas;  la  Imprenta  tuvo  asien- 
to en  Oviedo  con  auxilios,  provincial,  universitario  y  municipal; 
se  abrió  la  enseñanza  de  Dibujo,  tan  deseada;  aumentáronse  las 
Escuelas  de  primeras  letras;  se  amplió  la  después  llamada  Se- 
gunda Enseñanza;  y  por  estos  medios  progresaron  cultura  y  ri- 
queza asturianas,  que  tuvieron  manifestación  y  auxiliares  valio- 
sos. Tanto  y  más  se  debió  también  á  inmigración  francesa 
de  perseguidos  por  la  Revolución,  que  aportó  á  nuestra  tierra 
gente  de  mérito,  principalmente  ilustrados  sacerdotes;  á  las  in- 

9 


vestigaciones  históricas  de  los  eruditos  P.  Risco  y  Dr.  Torres 
Ubeda,  realizadas  en  aquella  época  (1);  á  un  Foro  respetable 
por  sus  doctos  letrados;  á  un  grupo  de  innovadores  de  todas  cla- 
ses como  Cueto,  el  malogrado  Berbeo,  Caunedo  Cuevillas, 
Peón,  Cónsul,  Puente,  González  Reguera,  Toreno  (D.  José  Joa- 
quín) y  otros  Socios  de  la  Económica;  á  los  poetas  del  bable;  á 
Martínez  Marina  (ausente  de  la  patria,  pero  viviendo  en  ella  por 
sus  colaboradores);  y,  á  este  tenor,  se  sumaron  otras  fuerzas, 
conspirando  á  la  obra  de  una  Asturias  nueva. 

Y  la  parte  principal  de  esta  agitación  partía  naturalmente  de 
la  Universidad  ovetense,  cuyos  miembros  (salvo  resistencias  de 
siempre  en  determinadas  parcialidades)  aspiraban  á  más  refor- 
mas, aún  recientes  las  ya  reseñadas  y  con  tanto  trabajo  y  esca- 
sez sostenidas.  De  este  deseo  son  expresión  elocuente  la  carta 
dirigida  en  1795  al  Sr.  D.  Juan  Antonio  Pastor,  fiscal  del  Conse- 
jo de  Castilla  (antes  fiscal  en  Oviedo  y  colaborador  de  Campo- 
manes  desde  1773  á  1788)  por  el  catedrático  Dr.  D.  Antonio 
Fernández  de  Prado,  y  el  discurso  del  Di.  D.  Andrés  Ángel  de 
la  Vega,  también  maestro,  pronunciado  en  1798  cuando  las 
fiestas  universitarias  dedicadas  á  Jovellanos. 

Manifestaba  el  primero  «que  el  estudio  del  Derecho  civil  de 
los  romanos,  según  se  enseñaba  en  esta  Universidad,  no  sola- 
mente era  inútil  sino  perjudicial  á  los  jóvenes  que  se  dedica- 
ban á  él  caún  después  del  plan  ovetense  de  1774  con  la  refe- 
rencia y  comparación  que  recomendaba  con  el  Derecho  na- 
cional. »> 

< Alimentados,  dice,  los  alumnos  con  unas  doctrinas  en  que  se  ocupan  cons- 
tantemente por  cq>acio  de  cuatro  año<.  las  cobran  tanto  cariño  é  inclinación, 
que  miran  con  desden  y  desprecio  las  del  Rein:>.  sin  que  aproveche  cosa  alguna 
las  advertencias,  que  de  vi\a  \o:  se  its  haga,  «obre  la  variación  de  nuestras  Le- 
jes  ^en  que  trabajo  no  poco,  aunque  sin  íruto  en  la  Cátedra  que  estoy  regen- 
tando .  siguiéndose  de  aquí  que.  al  cal  o  de  su  carrera  escolástica,  no  tienen  el 
menor  conocimiento  de  la  Legislación  de  España,  ni  de  la  historia  del  derecho 


r 


i»»  CooocU  *  c*  d  trjiKnj?  del  cn;J ':.-»  P.  M.  2?«>t:no  Fr.  Mar  riel  Risco,  tomos  37,  38  y 
tg  de  Ix  ¿J/aCt  S'^c.:j.:.  rcla-:>    >a  *.»  I>  x«r>U  y  pr.\i:c  a   Je  \_H.edo. 

F-  l>r.  l>  i"Cv!  .  A'  j>*¿s¿^  IV  r  res  l:<\i.  .  (S.^'U-  Je  la  l  ~:>er>idad  de  Zaragoza  y  gra- 
duado cj  G-V  .-.  re  fi  »  •  r  >c;c.  >c  y  .;  ;~  Ru.  vi-  .:u:  *  ci  1751  paia  visitar  todos  lo* 
archines  .:«..  O".  >'\c^  v  <<  :  tri*--.  r  a  a  H  -:.  *• »  w'v^  a-:..  Je  Lsoaí-j.  halñcndo  reconocido  la 
librería  v  e.v  .  •«•••■»  Je  1-  Cax::^  >  ».e  .a  M  :ra  C  .--  ¿.:\  B-^sierv<.i<  cepias  y  extractos;  re- 
dacto ei  Cata-  c-"  J'  O..",»»  w^rc  í-.;c  :.;a>  '?«•*,  rc^  •  .  .c  traslade  numeroso  de  i  u?cri  pob- 
res anti^va.»  ».c.  Fr.  ic.jv^^.  a:o*.v  :  ,c^.as  osi.¿,\.iras  ce  t  ¿».  case<  colecciono  menedas  ha- 
lladas ea  ei  jvu>;  y  o«;Ttb;.yo  cu  i-untantes  sa;crÍA.e>  a  ¡a  Paiev^rra'ia  nacional. 


—  121  — 

tan  indispensable  para*  adquirirla,  habiendo  consumido  un  tiempo  muy  precioso 
en  superfluidades,  cuestiones  vanas,  y  en  un  estudio  al  fin  proscripto  por  núes* 
tras  Leyes,  porque  por  éstas  solamente  deben  decidir  los  pleitos  y  cuestiones 
los  Jueces  y  Magistrados,  á  cuyos  cargos  únicamente  podrán  aspirar  los  profe- 
sores de  esta  Facultad.  Este  amor  y  añción,  que  han  tomado  los  jóvenes  desde 
su  principio  A  las  Leyes  de  los  Romanos,  da  motivo  á  que  sean  muy  raros  los 
que  asisten  á  la  Cátedra  de  prima  de  Leyes,  en  donde  se  enseñan  las  Recopila- 
das, cuya  asignatura  no  entiendo  que  pueda  ser  de  mucha  utilidad  porque  ni  se 
estudian  por  principios,  ni  sobre  ellas  se  hace  la  crítica  debida.  Ellas  están  en 
castellano,  y  si  el  Catedrático  no  las  ilustra  manifestando  á  sus  discípulos  el 
motivo  y  ocasión  de  su  establecimiento,  su  justicia,  extensión  que  tienen  en  el 
concepto  de  sus  comentadores,  si  se  hallan  iguales  decisiones  ó  contrarias  en 
los  Cuerpos  de  nuestra  legislación  desde  el  Fuero  Juzgo,  si  fueron  establecidas 
en  Cortes,  si  por  Pragmática,  como  se  formaban  en  los  Concilios  de  la  Na- 
ción, etc.,  ninguna  otra  instrucción  adquieren  más  que  la  que  podían  lograr  en 
su  estudio  privado»  (i). 

Sigue  razonando  la  necesidad  de  estudiar  directamente  el 
Derecho  español  con  citas  autorizadas  de  cuantos  reclamaron 
esta  enseñanza;  y  después  el  mismo  Dr.  Prado  transmitió  la 
carta  al  Sr.  Jovellanos,  que  se  apresuró  á  contestarle  con  otra 
magistral,  cual  todas  las  suyas,  sobre  el  método  de  estudios  en 
Derecho.  Condena  el  empleo  de  la  lengua  latina  para  ello, 
mientras  recomienda  la  Gramática  castellana,  Lógica,  Geome- 
tría y  Física  esperimental  para  hablar  y  discurrir  bien;  después 
señala  el  paso  «natural»  al  estudio  del  derecho  social  ó  público 
universal;  y,  «no  teniendo  al  Derecho  romano  como  necesario 
al  jurisconsulto  español»  en  estudios  elementales  de  cátedra, 
pasa  á  señalar  el  plan  de  estudios  del  Derecho  patrio,  doliéndose 
de  la  carencia  de  libros  clásicos  á  este  objeto.  Para  la  Historia 
jurídica  recomienda  la  Sacne  The  miel  i  s  Hispana:  Arcano,  de 
Cortés,  los  prólogos  de  los  doctores  Asso  y  Manuel  al  Fuero 
viejo,  Ordenamiento  de  Alcalá  é  Instituciones  de  Castilla,  las 
Cartas  de  Mayans  al  Dr.  Berny  y  del  P.  Burriel  al  Licdo.  Ama- 

(i)  E&te  deficiente  y  extraviado  estudio  en  una  Facultad  de  Leyes  españolas  era  general  en 
la  nación,  aunque  sostenga  otra  opinión  el  Sr.  D.  Vicente  de  La  Fuente.  Por  lo  que  toca  á  la 
Univeriidad  de  Oviedo,  pudiéramos  prrscntar  muchas  pruebas  más  de  las  del  texto  en  éste  y 
capitulo*  precedentes.  Véanse  los  'Apuntes  biográficos  de  D.José  Rodríguez  Busto,  con  relación 
de  las  vicisitudes  políticas  y  el  análisis  critico  legal  de  varios  hechos  importantes  que  le  ocurrie- 
ran y  de  los  que  fué  víctima,  etc.  (Madrid,  1856)».  Fs  una  interesante  autobiografía  escrita  por 
aquel  ¡ntergérrimo  y  benemérito  magistrado,  digna  de  ser  lcida;  y  al  objeto  de  la  presente  histo- 
ria hace  relación  detenida  de  su  carrtra  en  Oviedo,  (1793  á  1802)  con  estudio  deficiente  de  filoso- 
fía, más  incompleto  de  la  jurisprudencia  civil  y  canónica,  y  trabajos  en  las  Academias  domini- 
cales que  describe.  El  cuadro  que  presenta  de  las  Facultades  de  Leyes  y  Cánones  es  expresivo, 
aunque  también  denuncia  la  influencia  de  la  revolución  francesa,  que  se  dejaba  sentir  «sin  que 
pudiesen  impedir  ese  torrente  las  medidas  activas  y  eficaces  de  los  gobiernos  absolutos.» 


—  122  — 

ya;  antes  de  las  Instituciones  civiles  requiere  el  conocimiento 
de  la  Constitución  (acerca  de  la  que  diserta)  y  del  Derecho  po- 
lítico, difícil  por  falta  de  libros,  necesitando  acudir  al  estudio  de 
la  Partida  Segunda,  adicionada  con  elementos  dispersos  en 
nuestros  archivos;  y,  por  último,  ya  dentro  de  los  elementos  de 
nuestro  Derecho,  deseaba  una  publicación  española  á  estilo  de 
la  francesa  de  Domat,  pudiendo  servir  de  base  ó  materiales 
para  ello  las  concordancias  de  Jiménez,  las  dichas  Instituciones 
de  Asso  y  Manuel  y  un  cuidadoso  estudio  de  las  leyes  de  Par- 
tida y  Recopilación  (lj. 

Cuando  la  exaltación  de  Jovellanos  al  Ministerio  de  Gracia 
y  Justicia,  el  Dr.  Vega  recordó  en  notable  oración  la  sabiduría 
y  merecimientos  de  aquel  varón  insigne,  complaciéndose  par- 
ticularmente en  sus  ideas  y  reformas  sobre  disciplina  y  estudios 
al  redactar  el  Reglamento  literario  é  institucional  del  Colegio 
salmantino  de  Calatrava;  y  exclamaba: 

«¡Plan  admirable  y  deseado!  Ven  á  este  liceo,  habla  en  nom- 
bre del  sabio  que  te  formó;  sé  tu  mismo  la  prueba  de  su  sabidu- 
ría y  el  tributo  que  le  rindamos;  sé  el  premio  de  su  autor,  diri- 
giendo á  nuestros  jóvenes  desde  hoy,  mejorando  sus  estudios, 
haciendo  florecer  las  ciencias  en  un  país  donde  pueden  cogerse 
abundantes  frutos  entregándole  todo  á  la  utilidad  pública  para 
que  solo  has  salido  á  luz.»  \ 

Llegamos  al  siglo  xix;  pero,  antes  de  dejar  el  xvm,  vamos  á 
insistir  más  en  éste  y  á  enterar  á  nuestros  lectores  de  antiguas 
costumbres  y  sucesos,  que  darán  á  conocer  con  detalles  otros 
aspectos  de  la  pasada  Instrucción  pública  y  en  particular  en  la 
Universidad  de  Oviedo. 


(i\  Pe  la  c*rta  del  Dr.  Prado  >  Oviedo  y  ti  de  Pícierr.brc  de  1795'  al  Fiscal  Pastor  circu- 
laron mucha*  copia*  en  la  proxincin,  y  por  la  importancia  del  asunto  no  se  hiro  esperar  la  con- 
testación de  Jovellano*  «Gijon     17   de  UicicirUe  de  dicho  año*. 

Otro  lWtor  de  nuestra  Vinversidad,  P  Juan  N.  San  Miguel  escribió  también  al  célebre 
asturiano  disertando  acerca  de  la*  I  eye<*  e«pafii'¡.i<,  y  aquel  !e  c».itc-to  con  una  notabilísima 
carta  sobre  el  •Origen  y  autoridad  Ic^al  de  nuestros  Código»»  {Gijou,  19  de  Junio  de  ^97)  con 
opiniones  que  le  cncargt  consultar  con  el  I)r.  Vega. 


-   123  — 


CAPITULO  VIII 


Antigua  vida  académica  y  usos  y  costumbres  universitarios  en  Oviedo. — Estu- 
dio y  Universidad,  Claustro  y  Gremio.— Insignias  y  distintivos  académi- 
cos.—Fuero  escolar;  su  ejercicio,  vicisitudes  y  casos  en  nuestra  Escuela. — 
Las  «cadenas»  y  la  «pedrera». — Varias  manifestaciones  de  exención  relati- 
vas al  servicio  militar  y  uso  del  papel  sellado.  — Estudiantes;  su  antigua  con- 
dición; traje  escolar;  la  Tuna  y  otras  manifestaciones  de  la  vida  estudiantil. 

—  Solemnidades  para  los  grados. — El   Bachillerato. — Examen   de  Abogacía. 

—  La  Licenciatura;  procesión  ó  paseo  claustrales;  ejercicios  y  examen;  cena; 
votación;  juramentos  é  investidura  del  Licenciado.— Análogas  ceremonias 
en  el  grado  de  Doctor;  actos  públicos;  atributos  doctorales;  investidura,  ju- 
ramento y  borla;  discursos  y  vejámenes  ó  gallos.— Colocación  de  los  invita, 
dos. — Depósito,  propinas  y  otros  gastos  de  los  graduandos.  —  Reclamaciones 
contra  su  exceso  por  la  Junta  general  del  Principado.— Concesión  de  grados 
de  honor  á  ilustres  personalidades  (I\  Cádiz,  Campomancs,  Jovellanos,  Pé- 
rez Villamil,  Hevia,  etc.)  — Los  tz/tor^r.— Demostraciones  de  alegría  en  oca- 
sión de  ascensos  de  los  Maestros  é  hijos  de  la  Universidad  (P.  Feijóo,  Cnm- 
pomanes,  Jovellanos,  etc.)— Celebración  de  fiestas  religiosas  y  profanas  ordi- 
narias y  extraordinarias. — Actos  solemnes  del  Claustro  en  natalicios,  juras, 
matrimonios  y  lutos  regios.— Otros  homenajes  religiosos  y  profanos  acorda- 
dos por  la  Corporación  (P.  Feijóo,  Obispo  Pisador). — El  Patrono.— Elec- 
ciones de  cargos  y  aperturas  de  curso.— Armas  y  sello  universitarios. 


En  el  Código  inmortal  del  Rey  Sabio  llamábase,  como  es 
sabido,  c Estudio  general»  á  la  escuela  superior  de  Artes  y  Fa- 
cultades, nombre  que  se  unió  primeramente  y  se  vio  reemplaza- 
do después  con  el  de  «Universidad»,  por  ser  el  instituto  público 
de  enseñanza  donde  con  autoridad  regia  y  pontificia  se  daban 
enseñanzas  superiores  de  Ciencias  y  Letras  para  la  colación  de 
grados  en  aquellas  Facultades  existentes  al  terminar  la  Edad  Me- 
dia y  comenzar  la  moderna.  En  documentos  de  nuestros  monar- 
cas, dirigidos  á  tales  Escuelas,  se  lee:  «á  Vos  la  Universidad  del 

estudio  de »  donde  se  desprende  que  el  Rey  no  distinguía  la 

universidad  y  Estudio  como  cosas  distintas,  pareciendo  por  esto 


— 124  — 
que  la  primera  era  la  colectividad  (ayuntamiento,  que  decía  la 
Partida  Segunda)  constituida  por  doctores,  maestros  y  estudian- 
tes; y  es  más  aceptable  esta  opinión  que  la  del  Sr.  Gil  y  Zara- 
te cuando  distingue  de  las  clases  de  estudios,  según  la  aproba- 
ción de  la  Corona  ó  de  la  Santa  Sede.  En  la  Bula  y  en  la  Real 
Cédula  de  erección  de  nuestra  Escuela,  el  Papa  Gregorio  XIII  la 
llama  «Universidad  de  Estudio  general»  y  el  Rey  Felipe  III 
simplemente  «Universidad.» 

Nacidas  las  Universidades  durante  la  Edad  Media  en  los 
Claustros  de  las  Catedrales  y  favorecidas  por  la  Iglesia,  que 
procuró  retener  bajo  su  tutela  y  dirección  las  aulas  públicas, 
tuvieron  éstas  mayor  ó  menor. concepto  y  organización  clerica- 
les, y  dieron  á  las  Juntas  de  doctores  y  maestros  el  nombre  de 
«Claustros»  por  el  sitio  donde  se  reunían.  El  coetáneo  espíritu 
gremial  llegó  á  las  Universidades  y,  junto  al  Claustro  surgió  el 
Gremio,  llamándose  asi  al  cuerpo  de  doctores  y  catedráticos, 
si  bien  los  catedráticos  que  no  eran  doctores  no  formaban  parte 
del  Claustro  y  menos  del  Gremio.  En  éste  académico  había 
toda  la  gerarquía  gremial:  aprendiz  (estudiante)/ oficial  (Bachi- 
ller ó  pasante),  maestro  (Licenciado  ó  Doctor)  con  el  correspon- 
diente examen  para  pasar  de  uno  á  otro  grado;  y  de  igual  ma- 
nera que  únicamente  los  maestros  manuales  podían  tener  tienda 
ó  taller  abiertos,  también  solamente  podían  enseñar  los  licencia- 
dos, doctores  ó  maestros  intelectuales.  Los  Rectores  hacían  el 
oficio  de  Priores  ó  Prebostes  del  Gremio  universitario  que,  para 
mayor  semejanza  con  el  Gremio  mecánico,  tenía  carácter  de  Co- 
fradía ó  hermandad  por  los  auxilios  que  se  debían  sus  miem- 
bros, sufragios,  funciones  religiosas,  patronato  sagrado,  etc. 

Con  todas  las  dichas  circunstancias,  similares  á  las  de  los 
centros  análogos  de  España,  llamábase  el  nuestro  en  libros  y 
documentos  oficiales  Insigne  Claustro,  Estudio  General  y 
Universidad  de  Oviedo  y  sus  miembros  se  decían:  «Dr.  D.  N.  N. 
del  Gremio  y  Claustro  de...  etc.» 

Constituían  la  Corporación  académica  distintos  oficios  en 
varia  gerarquía;  el  Rector,  que  era  á  la  vez  Juez  Conservador 
Real  y  Apostólico  de  las  Escuelas;  el  Vice-Rector;  el  Primiciero, 
con  altas  atribuciones  administrativo-económicas;  los  Consilia- 
rios 6  miembros  consultivos;  los  Claveros  ó  Interventores  de 


—  125- 

Arca  y  Archivo;  el  Fiscal;  los  Catedráticos,  Doctores  y  Maestros 
que  se  sentaban  por  orden  de  antigüedad  en  claustros  ó  en  án- 
gulos (pequeñas  reuniones  para  acuerdos  urgentes)  colocándose 
en  este  orden,  canonistas,  legistas,  teólogos,  médicos  y  artistas  ó 
filósofos;  los  bachilleres  y  estudiantes;  y,  por  último,  los  ofi- 
ciales y  dependientes  como  el  Secretario  ó  Notario  Real  y 
Apostólico,  Maestro  de  ceremonias,  Bedel,  Mayordomo,  Capella- 
nes, Impresor,  Alguacil,  Sacristán,  Relojero  y  Portero-barrende- 
ro; más  aún  de  los  señalados  por  los  Estatutos  Viejos  y  Nuevos 
que  marcan  las  respectivas  atribuciones  y  servicios  de  unos, 
mientras  otros  se  rigieron  por  acuerdos  claustrales. 

Los  miembros  académicos  del  Claustro  llevaban  en  reunio- 
nes solemnes  y  públicas  las  insignias  de  sus  respectivos  grados, 
principalmente  los  licenciados  y  doctores  que  ostentaban  la 
muceta,  esclavina  de  seda  ó  raso  sobre  pecho  y  espalda,  de  los 
colores  verde,  rojo,  blanco,  amarillo  ó  azul,  según  las  Faculta- 
des de  Cánones,  Leyes,  Teología,  Medicina  y  Artes  de  su  Licen- 
ciatura, mientras  los  Doctores  cubrían  la  cabeza  con  la  borla, 
llamada  asi  por  el  botón  de  seda  filamentoso,  fijo  en  el  centro 
superior  del  bonete  ó  birrete  y  cuyos  hilos  se  esparcían  alrede- 
dor cayendo  por  los  bordes  (1).  Los  eclesiásticos  y  frailes  traían 
las  insignias  sobre  sus  hábitos;  los  Oidores  graduados  de  la  Real 
Audiencia  las  llevaban  sobre  la  toga,  modernamente  extendi- 
da al  Magisterio;  y  los  militares  y  cuantos  tenían  uso  de  uni- 
forme por  su  dignidad,  caballería  ó  maestranza,  llevaban  sola- 
mente el  birrete  en  la  mano  (2).  Era  corriente  el  traje  talar  y 
siempre  capa  ó  manteo  en  los  catedráticos  seglares,  á  quienes 
por  regias  disposiciones  de  1773  y  1797  se  les  permitía  yestir 
libremente  de  seda  en  la  calle  cuando  se  marcaban  los  vestidos 
de  los  escolares. 

Los  oficiales,  ministros  y  dependientes  también  tenían  sus 
distintivos  propios.  El  Secretario,  Bedel  y  Alguacil  vistieron. pri- 
meramente con  golilla  y,  al  fin,  los  dos  primeros  el  trage  escolás- 
tico, después  militar  y  negro,  que  conservó  el  Maestro  de  cere- 


(x>    Iji  borla  doctoral  fue  distintivo  de  subido  mérito  y  privilegios  en  aqmllo*  siglo*,  den 
tro  y  fuera  de  las  aulas;  en  la  Iglesia,  donde  se  asimilaba  al  bonete  para  la  cobo  tura,  y  delante 
He  los  Reyes  y  altas  Corporaciones.  Todavía,  en  4  de  Agosto  de  1858,  cuando  la  Reina  Doña 
Isabel  11  visitó    la    Universidad,    significó  al   Rector  que  el  Claustro  «en  uso   de  tus  antiguos 
privilegios  podía  cubrirse.» 

la)    Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  25  de  Agosto  de  1780. 


—  126  — 

monias,  cambiado  últimamente  en  frac,  abandonando  la  espada, 
pero  no  la  chupa  y  el  calzón.  La  autoridad  del  Bedel  (el  o  men- 
sajero de  los  escolares»,  que  menciona  el  Rey  Sabio  para  anun- 
ciar las  fiestas  por  mandado  del  mayoral— el  Rector, — anunciar 
libros,  señalar  punto  de  Ayuntamiento  (ó  Claustro,  etc.)  era 
grande  y  alguna  vez  desempeñó  este  cargo  un  sacerdote  que 
con  recomendación  académica  obtenía  curato  cuando  no  me- 
jor colocación,  siempre  apremiante  por  su  mezquina  dotación 
y  paupérrimo  hospedaje  en  la  casa  del  Hospital  de  estudiantes. 
Caminaba  á  la  cabeza  del  Claustro  llevando  maza  de  plata, 
levantada  dentro  de  la  Universidad  y  sobre  el  brazo  al  salir 
por  las  calles,  donde  sólo  levantaban  esta  insignia  los  maceros 
de  la  Ciudad.  El  Maestro  de  ceremonias  llevaba  alto  bastón  y  el 
Alguacil  una  vara,  «más  dentro  de  la  Universidad  y  en  la  pe- 
drera.» 

Aunque  dotadas  con  pobreza  las  Escuelas,  se  procuraban 
vida  de  ostentación  y  alcanzaron  consideración  grande  y  mu- 
chas distinciones  públicas  porque,  á  porfía,  Reyes  y  Pontífices 
las  distinguieron  con  privilegios  é  inmunidades;  ó  bien  unas 
Universidades  tomaban  por  sí  y  ante  sí  las  preeminencias  con 
que  se  honraban  otras  por  Bulas  y  Pragmáticas.  El  tiempo  abo- 
naba después  el  uso  y  el  abuso. 

Esto  aconteció  aquí  por  lo  que  toca  al  llamado  fuero  acadé- 
mico, poder  privilegiado  de  la  Universidad  para  conocer  en  cau- 
sas civiles  y  eclesiásticas  de  todos  sus  miembros.  Este  favor 
tuvo  base  y  principio  en  el  famoso  Código  alfonsino,  al  tratar  «de 
los  Estudios  en  que  se  aprenden  los  saberes  é  de  los  maestros 
é  de  los  escolares»,  clasificando  las  enseñanzas,  disponiéndolas 
en  sitios  alegres,  abundantes  y  seguros;  y  conceder  honores 
y  distinciones  al  Magisterio,  principalmente  al  jurídico,  á  cuyos 
individuos  nombra  «maestros»)  por  antonomasia,  considera  como 
caballeros  y  señores  de  leyes  con  honras  de  Condes,  y  dispone 
sean  acatados  por  jueces  y  servidores  regios  y  estén  exentos 
de  tributos.  Entre  aquellas  leyes  (1)  están,  como  es  sabido,  las 
primeras  manifestaciones  de  tal  fuero  académico,  repitiendo 
excepciones  concedidas  por  San  Fernando  á  las  aulas  salman- 


(i)    Leyes  del  tit.  XXXI  de  la  Partida  Segunda,  principalmente  las  leyes  7  y  8. 


—  127  — 

tinas;  y,  si  en  un  comienzo  únicamente  asoma  el  fuero  civil,  en- 
seguida se  extiende  también  al  criminal  ó  «pleito  de  sangre*.  La 
ingerencia  pontificia  en  nuestras  escuelas  dio  á  éstas  carácter, 
respetabilidad  y  alcance  eclesiásticos;  y  ya  desde  entonces  el 
fuero  se  arraigó  y  extendió  con  más  vigor  enfrente  del  derecho 
común  para  ser  por  sí  mismo  origen  de  excesos  y  conflictos,  y 
más  cuando  las  franquicias,  exenciones  y  libertades  compren- 
dieron á  doctores  y  estudiantes,  á  sus  dependientes  y  familiares, 
ú  gentes  extrañas  de  todas  clases,  que  se  apresuraban  á  ma- 
tricularse en  las  cátedras,  sin  otro  objeto  que  el  de  sustraer  de 
la  Real  Jurisdicción  ordinaria  el  conocimiento  de  sus  causas, 
jurando  obedecer  al  Rector  en  licitts  et  honestis  et  de  Jideli- 
ler  e.rercendo.  Los  Reyes  Católicos  y  Carlos  III  adoptaron  va- 
rias medidas  para  atajar  este  desorden  (1)  que  llegó  hasta  el 
siglo  XIX. 

Como  la  Bula  de  erección  de  la  Universidad  de  Oviedo  ex- 
tendía á  ésta  los  «privilegios  indultos,  inmunidades,  prerrogati- 
vas, exenciones,  favores,  libertades,  facultades  y  gracias»  de  la 
Tniversidad  de  Salamanca,  prolongáronse  á  las  aulas  ovetenses 
las  leyes  recopiladas  torales  dictadas  para  la  Atenas  española, 
si  bien  en  nuestra  Ciudad  no  alcanzó  el  Maestrescuela  las  am- 
plias atribuciones  como  á  orillas  del  Tormes  las  tuvo  dentro  y 
fuera  de  aquella  Universidad  famosa. 

El  territorio  del  Fuero  académico  era  el  del  edificio  de  la 
Universidad  y  sitios  próximos,  señalado  aquél  por  las  cadenas, 
y  éste  por  la  pedrera,  postes  y  poyos.  La  pedrera,  así  llamado 
vulgarmente  el  enlosado  que  rodea  la  Universidad  por  sus  fa- 
chadas del  N.  y  E.,  fué  trabajada  en  1609,  si  bien  después  su- 
frió varias  restauraciones.  De  la  misma  época  son  las  cadenas 
de  hierro  dispuestas  á  entrambos  lados  de  la  puerta  principal, 
que  ya  se  mencionan  en  un  memorial  de  Sancho  Inclán  (2),  y 
fueron  restauradas  en  el  siglo  xviu  imitando  las  que  existían 
ala  entrada  de  la  Catedral.  Como  los  postes  y  poyos,  las  cade- 
nas jurisdiccionales  marcaban  en  Oviedo,  como  en  Salamanca, 


•  i)    Leyes  del  tit.  Ví,  líb.VIII  de  la  Novísima  Recopilación. 

Son  obras  notables  relativas  al  Fuero  académico,  la*  de  D.  Alfonso  de  Escobar  (Madrid, 
í643)  y  P.  Andrés  Mendo,  S.  J.  (Salamanca,  1655),  y  en  el  extranjero  gozaron  de  reputación 
Rcbuffó  y  Hildendorp 

ti)    Véase  Capítulo,  III,  pág.  53. 


—   128  — 

Alcalá  y  otras  Escuelas,  la  «exedra»  del  territorio  exento.  El  afo- 
rado escolar  revolvedor  ó  perseguido  por  el  Corregidor,  Juez  ó 
sus  rondas,  quedaba  inmune  en  llegando  á  los  férreos  eslabo- 
nes (1). 

Tenía  asimismo  el  Rector-Juez,  Conservador  apostólico  y 
real,  gran  autoridad  con  fuero  académico  personal,  que  daba 
un  poder  fuertísimo  á  la  Corporación  literaria;  pues,  además  de 
la  Real  jurisdicción  civil  y  criminal  respecto  á  profesores,  gra- 
duados, escolares,  oficiales  y  ministros  de  la  Escuela,  estaba  ar- 
mado por  Bula  pontificia  ccn  la  espiritual  y  de  conciencia  para 
fulminar  excomunión  contra  el  que  la  desconociese,  arma  pode- 
rosísima entonces,  que  hacía  irresistible  sus  facultades  sobre 
todos  los  matriculados,  mientras  no  renunciasen  el  fuero  por 
cambio  de  estado.  Y  no  se  crea  que  los  Rectores  hacían  uso 
prudente  y  eran  parcos  en  aplicar  el  poder  espiritual  de  que  es- 
taban adornados,  porque  hubo  ocasión  en  que,  si  el  Ayunta- 
miento de  la  Ribera  de  Arriba  en  el  derrame  de  una  contribu- 
ción impuso  diez  maravedises  á  un  tal  Fernández  de  Lavara, 
antes  estudiante  y  á  la  sazón  veedor  de  la  Perera,  éste  creyén- 
dose atropellado  en  su  fuero,  acudió  al  Rector  que,  usando  de 
su  autoridad,  expidió  despacho  y  fulminó  excomunión  mayor 
latee  sententiez  contra  el  Municipio  que,  al  fin,  eximió  al  Lava- 
ra del  mencionado  impuesto  (2). 

Al  poder  teocrático  de  aquellos  tiempos  eran  permitidos 
abusos  como  el  contenido  en  tal  censura  de  excomunión;  y 
otros  semejantes  formaron  piedra  de  toque  para  hacerse  obede- 
cer y  temer  el  Rector.  En  funciones  de  tal  y  en  22  de  Marzo 
de  1639  ¿no  excomulgó  el  Vice-Rector  al  Teniente-Gobernador 
del  Principado  porque,  siendo  doctor,  no  quiso  asistir  á  Claus- 
tro para  tratar  de  asuntos  de  la  Universidad? 

Celosos  Rector  y  Claustro  de  tal  autoridad,  no  consentían 
nada  que  pública  ó  privadamente  pudiera  debilitarla,  cuales- 
quiera que  fuesen  la  causa  é  individuos  de  donde  partiesen  los 
obstáculos.  Asi,  cuando  un  Catedrático,  á  quien  se  obligó  á  lo- 
mar el  grado  de  Doctor,  pronunció  en  el  acto  público  para 
desahogo  de  su  despecho  palabras  «fuera  del  camino  de  lo  líci- 


«i)     Historia  de  las  l'Hktrsitiades  por  La  Fuente. —Tomo  II. 
(2)     Véase  ApAndicb  VII. 


—  129  — 

toi  como  se  expresa  en  el  acta,  en  el  momento  mismo  se  pro- 
cedió contra  su  persona  y,  suspendiendo  la  investidura,  se  le 
constituyó  en  prisión  con  grilletes  y  se  le  privó  por  cuatro  años 
de  la  cátedra  y  emolumentos  de  grados,  con  la  imposición  de 
las  costas  procesales. 

Y  entre  muchos  casos  merece  citarse,  respecto  á  competen- 
cia, el  de  D.  Francisco  Dorado,  médico  del  Cabildo  Catedral, 
cuando  preso  en  el  castillo-fortaleza  por  el  Juez  ordinario  de  la 
Ciudad  en  1712,  fué  de  allí  arrancado  por  el  Rector  Castañón 
en  virtud  de  su  jurisdicción  académica  y  llevado  á  la  Universi- 
dad, donde  aquel  ilustrado  facultativo  había  recibido  grados 
mayores. 

Son  también  interesantes  las  disposiciones  siguientes  que 
figuran  como  adicción  á  nuestros  códigos  (1). 

Por  autos  acordados  del  Consejo  y  consiguientes  órdenes 
de  11  de  Marzo  y  7  de  Mayo  de  1722,  á  representación  del  Rec- 
tor y  Claustro  de  la  Universidad  de  Oviedo  hecha  con  motivo 
de  que,  habiéndose  preso  por  la  Real  Audiencia  á  un  estudiante 
matriculado  en  aquélla  y  despachado  el  Rector  letras  inhibito- 
rias, se  introdujo  por  el  Fiscal  recurso  de  fuerza  de  conocer  y 
proceder  y  se  declaró:  hacerla  sin  embargo  de  los  ejemplares 
que  había  en  contrario  de  haber  tomado  el  Rector  conocimiento 
de  otras  tales  causas  en  virtud  del  Fuero  escolástico;  se  mandó 
que  dicha  Real  Audiencia,  en  los  recursos  de  fuerza  y  demás 
competencias  de  jurisdicción  que  en  adelante  se  ofreciesen,  se 
arreglase  á  lo  prevenido  en  la  Bula  de  erección  de  la  Universidad 
y  Real  privilegio  y  los  observase  cumpliendo  y  guardando  los 
fueros,  libertades  y  prerrogativas  que,  conforme  á  dicha  Bula  y 
privilegio,  le  pertenecían,  como  se  guardaban  á  las  Universidades 
de  Salamanca,  Valladolid  y  Alcalá. 

Por  otro  auto  de  4  de  Julio  de  17(54,  á  representación  de  la 
misma  Audiencia  de  Asturias  insistiendo  en  que  el  Rector  de  la 
Universidad  parecía  no  tener  jurisdicción  en  los  estudiantes  le- 
gos por  haber  quedado  reservado  en  S.  M.  el  mismo  privilegio, 
se  mandó  que  el  Tribunal  observase  y  guardase  á  los  graduados 
y  matriculados  su  fuero  escolástico  y  al  Rector  la  jurisdicción 

(i)  Notas  i  la  Ley  G.\  tít  VI,  lib.  VIII  de  la  Novísima  Recopilación  relativa  al  uso  de  la 
/irisdicción  escolástica  y  personas  que  deben  gozar  de  su  fuero  y  conservatorio. 


—  jo- 
para conocer  en  sus  causas  y  negocios  á  excepción  de  las  que 
la  Corona  ó  el  Consejo  estimaren  ya  por  su  gravedad  ó  otra 
causa  ser  de  su  especial  Real  providencia;  y  debía  tomar  cono- 
cimiento en  virtud  de  la  reserva  del  privilegio,  la  que  había  de 
entenderse  para  semejantes  casos;  con  declaración,  que  en  cau- 
sas de  legos,  las  apelaciones  debían  ser  para  el  Tribunal  Real 
superior  correspondiente,  igualmente  que  en  los  asuntos  de  go- 
bierno de  Universidad  serían  al  Consejo  por  pertenecer  á  la  po- 
testad civil  y  proceder  el  Juez  académico  de  Oviedo  con  juris- 
dicción regia  en  ellos;  y  por  lo  mismo  no  procedía  en  esas  dos 
clases  de  negocios  el  recurso  de  fuerza. 

Mas  en  el  mismo  año  de  1764  pidió  el  Fiscal  del  Consejo  re- 
lación ordenada  de  los  fueros  universitarios,  y  alcanzaron  un 
perpetuo  silencio  sobre  la  cuestión  el  Comisario  de  la  Escuela 
en  Madrid  y  el  de  la  Junta  General,  que  nunca  decayó  en  su 
interés  por  el  Claustro.  El  Consejo  acordó  en  27  de  Enero  de 
1776  «que  los  profesores  y  estudiantes  legos  matriculados  en  la 
Universidad  de  Oviedo  no  admitiesen  cesiones  fraudulentas  en 
fuero  que  gozan  sin  impedimento  ni  estorbo  de  la  Real  Audien 
cia  y  sus  Fiscales;  que  las  causas  graves  y  dudosas  las  confe 
rencien  entre  sí,  por  escrito  ó  palabra,  el  Fiscal  de  la  misma  Au 
diencia  y  el  Rector  de  la  Escuela  sin  formar  competencias;  que 
respecto  á  las  apelaciones  de  los  procedimientos  de  éste  se  tu 
viese  en  cuenta  la  providencia  de  1.°  de  Agosto  de  1764  que 
elevó  al  Consejo  las  correspondientes  al  gobierno  interior  y  po- 
lítico de  la  Universidad  y  remitió  á  la  Audiencia  las  demás  entre 
alumnos  legos  matriculados;  y  que  el  Rector  obrase  en  virtud 
de  jurisdicción  real  y  de  ningún  modo  de  la  apostólica,  prohi- 
biendo que  en  semejantes  causas  fulminase  censuras  en  sus  des- 
pachos, por  ser  opuesto  á  las  leyes  de  la  nación  y  al  Santo  Con- 
cilio de  Trento».  No  obstante  tales  recomendaciones  y  la  Real 
Provisión  (1)  concediendo  fuero  activo  á  los  Rectores,  hubo 
frecuentes  competencias  con  el  Tribunal  ordinario  por  razón 
del  fuero  académico,  que  se  fué  restringiendo  durante  el  si 
glo  xvm  por  sucesos  de  Salamanca  y  Alcalá,  hasta  cesar  tal 
anacronismo  con  los  cambios,  que  hemos  de  reseñar  en  el 
siglo  XIX. 

(z)    Archivo  de  la  Universidad.—  Claustro  de  ia  de  Febrero  de  1776. 


—  i3i  — 

Estaban  libres  del  servicio  militar  los  estudiantes  que,  con- 
forme á  la  ley  18,  título  7.°,  libro  1.°  de  la  Recopilación,  goza- 
ban ciertas  exenciones  «haviendo  de  haver  hecho  un  curso  en- 
tero, estudiar  de  continuo,  entrar  en  las  Escuelas  de  las  Univer- 
sidades aprovadas  y  no  en  conventos  ni  colegios,  y  oir  dos  lec- 
ciones cada  día,  con  tal  que  hayan  de  hacer  constar  su  aprove- 
chamiento en  las  ciencias  y  humanidades  en  que  versan  por 
certificación  de  sus  cathedráticos,  visitada  del  Rector  de  la  Uni- 
versidad.» 

Cuando  una  comisión  de  la  Junta  General  del  Principado 
solicitó  del  Claustro  un  donativo  para  la  formación  de  un  Regi- 
miento de  Nobles  en  1794,  aquél,  atendiendo  ú  que  sus  prerro- 
gativas le  eximían  de  sorteos,  dio  con  entusiasmo  20.000  reales 
de  los  4-6.000  que  tenía  en  el  arca,  y  altamente  honroso  fué  el 
recibimiento  que  hizo  la  Provincia  á  los  maestros  portadores  de 
la  ofrenda.  Más  el  Gobierno  declaró  comprendidos  en  el  sorteo 
de  nobles  á  los  catedráticos,  doctores,  graduados  y  alumnos;  y 
como  la  Corporación  representara  contra  la  medida,  el  Rey  la 
volvió  á  decretar  correspondiendo  á  la  Universidad  el  cupo 
de  101  por  ser  712  los  matriculados.  Para  zanjar  diferencias 
se  acordó  una  suscripción  á  fin  de  poner  voluntarios  sustitutos, 
ayudando  la  Universidad  á  los  pobres  y  prefiriendo  á  los  apli- 
cados. 

Por  Real  cédula  se  extendió  y  generalizó  en  1795  el  uso  del 
papel  sellado,  y  el  Claustro  acordó  no  hacer  innovaciones  en  el 
particular  y  no  contestar  á  los  oficios  del  Tesoro  y  Contador 
de  Hacienda.  La  Audiencia  del  territorio  ordenó  el  reintegro 
del  papel  con  sello  en  los  juicios  académicos  y  que  el  Secretario 
no  diese  testimonios  en  pliego  comúp,  como  hacia  desde  anti- 
guo; más  considerando  tal  orden  depresiva  de  sus  fueros  y 
preeminencias,  la  Universidad  consultó  á  las  Mayores,  enviando 
á  Madrid  un  comisionado  especial  para  gestionar  con  el  Protec- 
tor de  la  Escuela.  Este  y  otros  privilegios  sufrieron  con  posterio- 
ridad la  suerte  de  otras  muchas  disposiciones  de  la  administra- 
ción pública  (1). 


(r)  Archivo  de  la  Diputación  provincial— Diputación  de  x.°  de  Mayo  de  1764— Archivo 
¿e  la  Universidad.—  Claustros  de  12  de  Febrero  de  1776,  n  de  Diciembre  de  1794  y  28  de 
Abril,  30  de  Mayo»  a  de  Junio  y  28  de  Julio  de  1765. 


—  132  — 

Tal  era  la  respetable  Corporación  académica.  Veamos  ahora 
lo  que  fué  el  Cuerpo  escolar. 

Clase  periódica  y  emigradora  era  durante  la  mayor  parte 
del  año  núcleo  y  nervio  principales  en  los  pueblos  que  tenían 
Universidad  como  Oviedo.  Por  la  época  en  que  apareció  nuestra 
Escuela  no  fué  la  figura  del  estudiante  ovetense  aquel  tipo  do 
noso  y  singular,  que  retrataron  á  maravilla  el  gran  Cervantes  en 
«La  Tía  fingida»,  el  maestro  Espinel  en  «La  vida  del  escuden» 
Obregón»,  Quevedo  en  «El  Buscón  ó  Gran  Tacaño»,  Alemán  en 
oGuzmán  de  Alfarache»  y,  á  este  tenor,  otros  escritores,  porque 
aquel  «Estudiante  de  Salamanca»  de  Espronceda  ya  no  es  cua 
dre  fidedigno;  pero  todavía  nuestro  escolar  mostró  en  los  si 
glos  xvn,  xviii  y  primer  tercio  del  xix  la  filiación  rigurosa  del 
antiguo  estudiante  español. 

Dejando  ahora  su  influencia  corporativa  de  cuando  aquí 
intervino  por  breve  tiempo  en  la  votación  de  catedráticos  y  su 
partido  en  aulas  y  academias  por  las  teorías  que  alimentaron 
las  Órdenes  religiosas,  la  vida  externa  estudiantil,  presidida  por 
espíritu  de  apretada  unión,  ofreció  no  poco  que  decir  y  cou 
siderar  en  nuestra  Ciudad. 

Como  gente  moza,  alegre  y  dispuesta  siempre  á  jarana  y  al- 
borotos, no  eran  los  estudiantes  muy  partidarios  de  la  calma. 
Valientes  por  sí  y  escudados  por  inmunidades  y  fueros,  son  sa- 
bidos sus  atrevimientos  y  populares  sus  calaveradas.  Anudado? 
por  vigoroso  compañerismo,  vestían  el  clásico  manteo,  (que  los 
teólogos  de  Urbano  V  preceptuaron  á  los  parisienses  en  el 
siglo  xiv)  prenda  que  á  todos  igualaba,  de  singular  estima  según 
era  más  vieja  y  denotaba  mayor  antigüedad;  y  desde  1770  prin- 
cipalmente, cuando  los  clérigos  dejaron  el  bonete  por  el  sombre 
ro,  también  ellos  siguieron  la  innovación  levantando  las  alas  y 
haciéndole  de  tres  pieos  después  de  las  providencias  á  que  die 
ron  lugar  los  motines,  desde  el  de  Esquiiache.  Las  leyes  reco- 
piladas de  espíritu  suntuario  reglamentaron  más  el  traje,  clase? 
de  paños  y  otros  detalles,  mientras  autorizaban  á  los  escolares 
para  pedir  limosna  y  los  hacían  libres  en  ciertos  préstamos  (1). 

Se  reunían  en  pandillas  y  banderías  divididos,  á  las  veces, 


líb.  i<x 


Xcx.v>m¿  Rcc-pLacun.  I.c\e<    K-,  i\\.    ::,  lih.    i':   7.*,   t¡L  39,  üb.   7.°;  y  i.',  lit.  o 


—  133  — 
por  provincias  y  concejos.  Riñas,  amores,  juegos  y  otros  desór- 
denes llegaron  á  ser  frecuentes,  y  más  lo  hubieran  sido  á  no 
atajarles  la  severa  autoridad  del  Sr.  Rector,  que  se  extendía 
hasta  los  actos  ajenos  á  la  vida  escolástica  y  se  veía  metido  en 
competencias  con  las  autoridades  locales  cuando  acudían  éstas 
y  aquél  para  apaciguar  tumultos  y  se  lanzaban  de  una  á  otra 
parte  las  voces  de  «¡favor  ala  Universidad!»)  «¡favor  á  la  Ciu- 
dad!») y  «¡favor  al  Rey! o  dando  ocasión  á  causas  criminales,  al- 
gunas muy  curiosas,  que  obran  en  el  archivo  de  la  Escuela.  Jó- 
venes, y  por  ende  ligeros  y  dados  á  la  galantería,  llevaron  su 
tentación  á  las  rejas  de  un  convento  de  monjas  de  esta  capital, 
ya  por  inclinación  á  las  reglares,  ya  por  alguna  vocación  si  nó 
forzada  cuando  menos  tibia;  y  á  más  de  los  autos  correspondien- 
tes fué  necesario  para  detenerles  que  apareciese  en  el  tablón  de 
edictos  la  excomunión  mayor  latte  sententice,  que  sino  atajó, 
contuvo  el  escándalo.  Asi  se  explica  cómo  se  fortalecían  aque- 
llas Corporaciones  literarias  protegidas  por  la  dicha  jurisdicción 
privilegiada,  debilitando  el  poder  real,  prontas  siempre  á  la 
creación  de  conflictos  y  reclamaciones  para  sostener  prácticas 
abusivas. 

De  esta  manera  en  pueblos  universitarios  se  crearon  divi- 
siones hostiles,  bandos  perennes  entre  los  habitantes  de  la  po- 
blación y  los  estudiantes,  siempre  en  lucha,  siempre  dando 
campo  á  perturbaciones,  alcanzadas  en  Oviedo  todavía  en  el 
siglo  xix  bajo  la  denominación  de  la  polaina  y  la  sotana,  ori- 
ginadas, las  más  de  las  veces,  por  fútiles  pretextos.  La  sociedad 
de  aquellos  tiempos  estaba  organizada  para  ello. 

Los  hijos  del  pueblo  eran  los  de  «la  polaina»,  que  en  paseos, 
grandes  fiestas  y  romerías,  en  la  «danza  prima»  de  la  plaza,  en 
el  patio  y  «cazuela»  del  teatro,  contendían  con  estudiantes  por 
cualquier  motivo  y  no  fueron  las  menos  veces  por  preferencias 
de  las  hijas  de  Eva,  viniéndose  los  galanes  á  manos  después  de 
provocarse  con  dichos  y  coplas  desde  el  uno  al  otro  bando. 

Decían  los  paisanos: 

Hoy  llevarán  c  sotana  > 

los  de  Sotana, 
que  aguardan  en  el  Campo 

los  de  Polaina. 


-  134  — 

Y  replicaban  los  estudiantes: 

Que  esperen  y  no  huyan 

los  de  Polaina, 
que  allá  van  presurosos 

los  de  Sotana,  (i) 

No  fué  aquí  siempre  precisa  y  continua  la  sopa  de  los  con- 
ventos, pues  ni  la  matrícula  era  tan  excesiva,  ni  tan  pobres  los 
estudiantes.  En  algunas  ocasiones,  sin  embargo,  repartían  la 
sopa  los  frailes  de  San  Francisco,  esperando  los  estudiantes  es- 
cotistas,  bajo  el  extenso  y  frondoso  Carbayón,  al  lego  reparti 
dor,  que  por  orden  de  antigüedad  distribuía  las  raciones;  y, 
una  vez  consumidas  éstas,  las  cazuelas  se  guardaban  en  «teno- 
bias  y  través  de  los  hórreos»  del  próximo  Campo  de  la  Lana.  Les 
tomistas  recibían  el  socorro  del  Convento  de  Santo  Domingo  y 
aguardaban  en  el  «Campillín»  la  hora  del  reparto,  bajando  por 
estrecha  calleja  y  entraban  por  la  puerta  del  carro  al  patio  que 
precedía  A  la  cocina  (2).  Otros  estudiantes  tenían  casa  donde  ser 
pajes  ó  acompañantes  y  además  posadas  de  baratísimo  pupilage, 
más  barato  aún  cuando  traían  las  provisiones  ó  carraca,  reno, 
vadas  periódicamente  por  la  amorosa  y  ausente  madre.  Ya  viene, 
pues,  de  muy  antiguo  la  patrona,  típica  personalidad  aneja 
siempre  á  la  vida  estudiantil;  vida,  como  hemos  dicho,  llena  de 
peripecias  y  por  todos  deseada,  no  obstante  prohibiciones  y  vi- 
gilancias. 

En  1709  escribió  el  Claustro  á  su  Protector  cómo  convendría 
sacar  de  la  población  una  compañía  de  cómicos,  por  el  grave 
daño  que  causaban  sus  distracciones.  El  Consejo  no  consideró 
tan  perjudicial  la  presencia  de  la  farsa,  diversión  pública  y  vo- 
luntaria; pero,  en  atención  á  que  la  continua  asistencia  podía 
ocasionar  gastos  y  abandono  en  el  estudio,  dio  orden  al  Regente 
de  la  Audiencia  y  al  Rector  para  que  vigilasen  sobre  este  punto 


fi«  Cfr\:*<t,  no\e!.*  do  co-tumhres  cveter«e^  por  P.Joé  R.  MeJendreras  <  Oviedo,  18661. 
r^  H.iIma  también  Ci  ra<  p;.»s  en  t'.i\cr  de  e^t:.d\irte«,  como  la<  de  />«<«,  fundada  en  1*36 
por  1>.  Gutierre  Hern—do  de  ijuirc*.  «.K>{.o  de  Tr.  «ca'j,  y  «  ira  de  Rojas,  por  el  IIu<in<imo 
Sr  D.  IYor/>  de  Ri  ja-*,  en  iñ.n  en  el  inUm  >  «..»:.cejc  .a  de  O-l.era  iRihadeseHa)  por  el  Présbite- 
r~  D.  lYdr»  lí  :  ^alcí  <r  it->i ,  'a  de  ( ';  .  ..v,  en  v  w  «  j  <r  el  C\  r.  r^-irio  del  Peni  D.  Antonio 
lí..r\-.\  V.ild»-*.  I-  Je  J\.'*:t  <Ir!ic~t<t  p  r  ti  A'üi'.z  I»  Juan  l*  ...neo  en  1726;  la  de  7a*tV 
,1  '.iiíO  p  r  I>  Pitrel  .\h:n:  o  y  I\>.ida  en  if>4  .1  de  .'•<••*'-»*•*  Carreíio>  por  ei  Préster 
ro  IV  Mjiuk'.  (*.iraa  Heres  en  174a,  la  de  ür»  «j  \C»ttJ¡t5j  por  D.  Toribio  González  de 
llardo  y  >u  muier  O.*  M.ina  de  Je>u<.  y  alguna  mi>. 


—  «35  — 
y  los  alumnos  solamente  asistiesen  los  domingos  y  días  festivos 
con  permiso  del  superior,  perdiendo  fuero  quien  desobedeciese. 
Otras  veces  eran  ellos  los  actores  (1).  Y  se  dictaron  también 
más  órdenes  de  no  fumar,  //•  á  la  tuna,  salir  á  horas  de  vela, 
frecuentar  ciertas  tertulias  de  mucha  confianza,  etc.,  inspeccio- 
nándolo el  Rector,  acompañado  de  paje,  bedel  y  alguacil  en  la 
nocturna  ronda,  siendo  en  ocasiones  burlada  su  vigilancia  (por 
venalidad  de  los  dependientes,  según  la  crónica  tradicional)  y 
acontecía  no  alcanzar  su  fin,  imponiendo  serios  castigos  si  los  es- 
tudiantes eran  sorprendidos  en  centros  pecaminosos,  en  gari- 
tos y  rincones,  donde  se  manejaba  el  mugriento  y  desencuader- 
nado libro  de  las  cuarenta  hojas,  en  desvencijados  billares,  ó 
en  sitios  de  los  alrededores  por  piras  ó  huidas  de  cátedra. 

Desde  los  («pipiólos»  y  «corbateros»  ó  filósofos,  que  eran 
como  los  reclutas  ó  novicios,  hasta  los  estudiantes  veteranos 
había  una  graduación  singularísima  con  graciosos  cambiantes, 
y  más  distinguiendo  por  Facultades.  El  legista  era  el  estudiante 
tipo  de  inquietud  y  aventuras;  el  teólogo,  más  tranquilo  y  traba- 
jado por  el  penoso  estudio,  daba,  á  veces,  no  poco  que  hacer  y 
decir  y  más  cuando  colgaba  los  hábitos;  el  canonista  era  figura 
anfibia;  y  el  médico  pasó  por  aquí  muy  rápido  sin  dejar  la 
memoria  que  en  otras  partes. 

Para  unos  y  otros  hubo  que  habilitar,  según  queda  indicado, 
local  académico  de  reclusión,  y  no  bastó;  porque  en  1707  se 
ofició  al  Corregidor  San  Pedro  para  que  permitiese  al  Rector 
poner  en  el  Real  Castillo  ó  Fortaleza  á  cursantes  presos  que  ha- 
bían cometido  delitos,  por  no  resultar  segura  la  cárcel  de  la  Es- 
cuela. El  virtuoso  Magistral  Sr.  Menéndez  de  Luarca  en  1779 
y  el  edificante  P.  Cádiz  en  1795  dieron  fervorosos  ejercicios 
con  abundante  fruto  á  los  escolares;  pero  la  gente  moza,  reno- 
vada en  cursos  sucesivos, continuaba  siéndola  misma.  Muy  serio 
fué  un  conflicto  en  el  mismo  año  de  1795,  cuando  por  disputas 
y  algo  más  en  una  danza  dentro  del  Campo  de  San  Francisco, 
el  Juez  de  la  Ciud&d  prendió  á  un  estudiante,  que  le  quisieron 


(\\    Archivo  de    la  Universidad.— Claustros  de   25  de  Diciembre  de  1756,  so  de  Octubre 
de  1769,  15  Mayo  de  1791,  4  de  Mayo  de  1795,  etc. 

—  •Cancionero*  populare*»  de  Lafuente  Alcántara,  Machado,  Marín,  etc. 

—  Los  Españoles  pintados  por  si  n:ismos,  por  varios  autores  (Madrid,  1851). 

—  Rt cuerdos  drl  Tiempo  viejo,  por  D.  José  Zorrilla. 

IO 


-  i36  - 
arrebatar  los  compañeros,  sin  lograr  meterle  dentro  de  las  cade- 
nas del  fuero  al  pasar  camino  de  la  cárcel.  El  Rector  visitó  al 
Regente  para  amparar  á  su  aforado;  el  Regente  dio  conocimien 
to  del  suceso  nada  menos  que  al  Consejo  do  Castilla;  y  se  redo- 
blaron rondas,  admoniciones  y  medidas  de  todas  clases  para 
aquietar  los  juveniles  ánimos,  que  en  muchas  veces  más,  antes 
y  después  de  1800  y  1801  dentro  y  fuera  del  teatro,  tuvieron  en 
inquietud  constante  al  pacífico  vecindario  ovetense. 

Finalmente,  por  sabida  se  tiene  la  parte  que  los  estudian- 
tes tomaron  en  tumultos  populares  y  en  acontecimientos  políti- 
cos en  1702,  1766,  1808  y  1820. 

Aún  ayer,  los  últimos  que  alcanzaron  aquella  vida,  preñada 
de  sucesos  y  de  impresiones,  se  deleitaban  con  el  recuerdo  de 
tales  tiempos;  la  musa  popular  de  los  cantares  conmemora 
y  alude  todavía  á  episodios,  que  entonces  debieron  ser  frecuen- 
tes; y  la  historia  anecdótica  guarda  mil  lances  y  cuentos  chisto- 
sos y  epigramáticos.  Corren  de  boca  en  boca  los  requiebros  del 
estudiante  á  la  novia  y  las  quejas  de  ésta  cuando  aquél, 

en  viniendo  San  Lucas, 
tú  que  le  viste 

¿Quién  no  sabe  de  las  animadas  comparsas  que  de  pueblo 
en  pueblo  y  de  calle  en  calle  explotaban  los  bolsillos  ajenos, 
merced  á  la  desacorde  música  de  guitarras,  ílautas  y  violi- 
nes?  ¿Quién  no  se  complace  en  modernas  resurrecciones  de  an- 
tiguas Tunas  con  el  atrevido  postulante  ó  o  moscón»  y  los  elás- 
ticos pandereteros  que  saltan  y  giran  golpeando  el  pergamino 
con  manos,  pies,  rodillas,  codos  y  cabeza?  ¿Quién  ignora  atracti- 
vos y  penurias  de  aquella  truanesca  vida?...  Ya  las  leyes  al- 
fonsinas  trataron  de  revueltas  estudiantiles,  rondas  y  serenatas. 

Palpable  es  la  diferencia  de  los  estudiantes  de  entonces  y 
los  de  después;  bien  que  se  dice  en  vieja  máxima,  piden  diversos 
tiempos  costumbres  diferentes;  pero  siempre  las  memorias  de 
los  anos  estudiantiles  refrescan  el  alma  con  las  dulces  auras  de 
la  primavera  de  la  vida  y  son  manantial  inagotable  de  emocio- 
nes: trisles  cuando  se  evoca  el  nombre  de  camaradas  que  des- 
aparecieron prematuramente;  gratísimos  cuando  se  encuentra  a 
otros  en  la  senda  de  la  vida  ó  se  presencian  los  triunfos  de  com- 


—  »37  — 

pañeros  que  llegaron  á  los  primeros  puestos  del  Estado  y  de  las 
letras.  Desgraciadamente  son  más  los  que  desaparecen  ó  veje- 
tan  oscurecidos,  quedándose  por  el  camino,  que  los  que  llegan 
á  la  cumbre.  Ya  lo  escribió  periodista  ilustre:  Dios  ha  limitado  el 
número  de  los  que  señala  con  la  marca  sublime  del  genio. 

Veamos  ahora  en  otros  aspectos  aquella  antigua  vida  univer- 
sitaria. 

La  solemnidad  con  que  se  conferían  los  grados  mayores,  re- 
tratan el  pasado  académico  con  sus  curiosas  ceremonias  y  rigu- 
rosos ejercicios  literarios.  Aprobadas  las  Facultades,  los  certifi- 
cados de  «lecturas»  y  «cursoso  eran  llave  para  adquirir  estima- 
do titulo. 

Era  el  primero  el  de  Bachiller  en  Artes,  al  que  seguía  el  su- 
perior de  las  Facultades  mayores. 

Al  reseñar  los  primeros  Estatutos  indicamos  las  circunstan- 
cias de  los  respectivos  bachilleratos,  que  constituían  el  grado  ini- 
cial que  los  ministros  de  Carlos III  llamaron  («importante©  cuan- 
do reglamentaron  estos  y  más  ejercicios  académicos  y  ordenaron 
sobre  sus  cursos,  requisitos,  reválidas  é  incorporaciones  (1);  pero 
la  solemnidad  era  modesta.  Presentaba  el  estudiante  un  memorial 
al  Claustro  y  acreditaba  su  puntual  asistencia  á  oir  y  leer  con 
certificados  de  los  catedráticos  y  testimonio  del  bedel,  y  una  vez 
admitido  al  grado,  se  presentaba  ante  el  Tribunal  de  tres  docto- 
res y  padrino;  en  breve  arenga  solicitaba  la  gracia,  explicaba  su 
punto  de  la  Facultad  desde  la  cátedra,  contestando  también  á  las 
objecciones,  y  después  recibía  el  título  pagando  derechos  y  pro- 
pinas. 

Los  bachilleres  en  leyes  ya  se  acondicionaban  para  el  ejer- 
cicio de  la  abogocía,  principalmente  desde  la  reglamentación 
por  Carlos  IV  del  antiguo  examen  que,  ante  los  Reales  Consejos 
y  Audiencia,  habían  dispuesto  los  Reyes  Católicos.  Después  del 
grado  de  Bachiller  se  exigieron  cuatro  años  de  estudios  de  leyes 
del  Reino  en  las  Universidades  en  que  hubiera  estas  enseñanzas, 
pudiendo  ser  dos  de  Cánones,  justificando  además  pasantía  con 
letrados  y  asistencia  á  los  tribunales.  Había  examen  ante  los 
Oidores  y  en  algún  tiempo  se  encargó  preguntar  especialmente 

(i)    Novísima  Recopilación.  —  Leyes  8  i  14,  tit.  8,  lib.  8. 


—  138  — 
sobre  las  leyes  y  capítulos  de  Corregidores,  por  si  los  abogados 
aspiraban  á  estos  cargos  (1). 

Al  bachillerato  seguían  los  grados  mayores,  á  Claustro  ple- 
no, de  Licenciado  y  Doctor,  que  coronaban  la  carrera  académica. 

Las  primitivas  formalidades  están  en  los  Viejos  y  Nuevos 
Estatutos;  y  no  bastando  sus  prescripciones,  se  hicieron  los 
reglamentos  de  1750  y  1781  que  contienen  detalladamente  los 
rasgos  característicos  de  aquellas  ceremoniosas  costumbres  es- 
colásticas (2). 

He  aquí  cómo  se  celebraba  y  obtenía  la  Licenciatura  ó 
«licencia»  para  enseñar. 

Los  ministros  y  oficiales  de  la  Escuela,  precedidos  de  chiri- 
mías y  atambor  concurrían  á  casa  del  catedrático  Decano  de  la 
respectiva  Facultad  para  buscar  al  Graduando  y  Rector,  y  en  la 
casa  de  éste  se  formaba  el  Claustro.  Allí  principiaba  el  vistoso 
paseo  á  caballo  por  la  Ciudad,  comprendiendo  siempre  á  Cima- 
devilla  y  la  Plaza  Mayor  viniendo  después  á  la  Universidad, 
llevando  la  Corporación  el  siguiente  orden:  abría  el  paso  el  al- 
guacil entre  músicos  y  estudiantes,  seguía  el  bedel  con  maza 
antes  del  capellán  moderno  y  el  impresor,  á  continuación  mar- 
chaban el  capellán  antiguo  y  el  mayordomo  y,  á  la  cabeza  de 
las  dos  filas  del  Claustro,  figuraban  el  Secretario-notario  y  el 
Fiscal  (3).  Entraba  la  Corporación  en  la  Sala  grande  general  de 
Cánones.  El  Decano  padrino  subía  á  la  cátedra;  el  Rector  se 
sentaba  bajo  el  dosel  y  retrato  del  Fundador,  y  á  su  lado  el  in- 
dividuo más  antiguo  del  Claustro  con  el  candidato,  siguiendo  los 
doctores  por  su  antigüedad,  colocándose  el  bachiller  que  argüía 
cerca  de  la  puerta  en  otra  cátedra  elevada.  Ante  la  presidencia 
rectoral  había  una  mesa  con  libros  y  códigos  para  evacuar  las 
cuas  y  un  reloj  de  arena  para  medir  la  duración  del  acto. 

Principiaba  el  acto  con  el  ejercicio,  llamado  primeramente 
Quod  libeto  y  después  Repetición  pública,  cuyo  temase  saca- 
ba ante  el  Rector,  Padrino,  Secretario,  Bachiller  y  Consiliarios, 


(i)     Novísima  Recopilación. —Leyes  i.*  y  a.a,  lit.  aa  lib.  V. 

la)     Archivo  de  la  Universidad.— Claustros  de  4  de  Marzo  de  1750    y  5  de  Marzo  de  1781. 

^3)  Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  a6  de  Marzo  y  a6  de  Mayo  de  1737.— Por 
muerte  de  Fausto  Antonio  Plaza  el  Claustro,  en  11  de  Enero  de  1750,  nombró  su  impresora 
D.  Francisco  D«'az  {Pedregal,  cuyos  hijos  y  nietos  han  desempeñado  su  cargo  y  noble  arle  con 
mucha  aceptación  y  nombre  en  la  provincia. 


—  139  — 

á  quienes  se  pasaba  impreso  en  seda  del  color  de  la  Facultad, 
y  en  papel  á  los  convidados  y  dependientes  (1). 

Al  medio  de  la  lección,  de  memoria,  que  duraba  una  hora, 
había  el  cedat  ó  salutación  al  Salvador,  á  la  Virgen,  á  los  Reyes 
y  al  Fundador,  durante  la  cual  todos  permanecían  cubiertos  y 
sentados  á  excepción  del  Graduando.  Cuando  el  presidente  to- 
caba la  campanilla  sonaban  la  chirimía  y  demás  instrumentos, 
tornaba  el  Claustro  al  paseo  acompañando  al  Rector  á  su  vi- 
vienda, y  después  los  ministros  y  oficiales  al  Decano  y  Graduan- 
do á  la  suya  respectiva.  Ültimamente  no  había  paseos  en  los 
grados  de  Licenciado.  A  las  doce  de  la  mañana  del  día  de  la 
repetición,  el  tambor  y  clarín  de  la  Ciudad  tocaban  ante  las 
puertas  mayor  de  la  Universidad,  del  Rector,  Decano  y  aspiran- 
te, y  acompañados  éstos  por  algunos  dependientes  se  dirigían  á 
las  tres  y  media  de  la  tarde  á  la  Escuela,  donde  á  las  cuatro  ba- 
jaba el  Claustro  á  la  cátedra  de  actos  mayores.  Desde  este  ejer- 
cicio al  de  capilla  mediaban  nueve  días,  término  dado  al  bachi- 
ller más  antiguo  que  quisiera  graduarse  antes,  para  lo  cual  se 
fijaba  un  edicto. 

El  día  del  examen  había  el  mismo  acompañamiento  desde  la 
casa  del  Rector,  en  hora  diferente  según  la  estación  y  acuerdos, 
vistiendo  la  muceta  el  Decano  y  tres  graduados  examinadores. 
El  acompañamiento  del  graduando  á  la  capilla  de  San  Gregorio 
era  después  de  los  argumentos  á  las  seis  de  la  tarde  en  invierno 
y  á  las  siete  en  verano,  no  permitiéndole  más  que  una  persona 
en  su  compañía. 

Durante  este  tiempo  se  servía  la  cena  ó  refresco  á  los  doc- 
tores y  secretario.  Componíase  aquélla  de  «una  ensalada,  un 
asado  de  las  mejores  aves,  cabrito  en  su  época,  ternera  y  pos- 
tres con  dulces  de  rajadillo,  pasteles  y  otras  hojaldras»,  ó  un 
azucarillo,  agua  rosada  y  una  libra  de  dulces  para  los  gra- 
duados y  secretario;  pero  un  cuarterón  á  los  dependientes,  á 
quienes  se  dio  propina  en  compensación  de  la  cena;  y  es  de  notar 


(f)    En  esta  ó  parecida  redacción    y   simplificada   desde    la   intervención  de   los  Censores 
regios: 

Pro  l' cent,  grad  in  ....  facúltate  obtinendo  hac  in    regis  Univ.    Ovet.   corr.m  ej'ittd.  j<i- 
•//Vfi/.  D  D.  ac  Mag.  publican  dicct  oratiotwm  li.  D..  ..  Theximq  secuentem  (.     .     .     .     .    J. 

>A   B.  D Públici  praPug.  sitó  auspiziis  sin  prtedilect  Patrini  D.  D.  D i n  facúltate 

Ofcain.  Dü korc post  nterid,  Anno  D.  N.  J.  MDCC.  ...» 

Y  eran  análogas  las  conclusiones  impuestas  para  oposiciones  ó  actos  por  cátedras. 


—  140  — 

que  en  ésta  había  mesa  aparte  para  los  pajes  y  socios  regulares. 
Era  costosa  tal  costumbre  y  llamada  la  atención  del  Claustro 
sobre  el  particular,  acordó  que,  habiendo  un  reglamento  para  el 
caso,  el  exceso  era  voluntario  y  fuera  de  sus  atribuciones  si 
bien  en  lo  sucesivo  se  daría  una  nota  al  graduando.  Este  llevó 
la  cena  á  su  casa,  más  los  doctores  lo  prohibieron  disponiendo 
que  el  Primiciero  diera  una  colación  con  300  reales  que  satis 
faría  el  candidato,  descontando  de  las  propinas  el  exceso  que 
fuera  necesario.  Posteriormente  se  redujo  á  una  ensalada,  dos 
huevos  pasados  por  agua,  un  ave  del  tiempo  para  cada  doctor, 
fruta,  queso,  pan  y  vino  de  Castilla,  por  más  que  algunos  opina 
sen  por  el  antiguo  obsequio  de  los  dulces  (t). 

Terminados  refresco  ó  cena,  se  cerraban  las  puertas  exterio- 
res de  la  Universidad  no  permitiéndose  la  entrada  más  que  á 
los  criados  del  Rector  y  de  graduados,  que  traían  los  faroles  para 
acompañarlos,  mientras  el  Primiciero  y  los  dependientes  ronda- 
ban el  Claustro  bajo.  Como  en  todas  las  ceremonias  del  grado, 
se  tocaban  las  campanas  antes  y  después  de  salir  del  ejercicio 
y  el  pueblo  esperaba  con  impaciencia  el  tercer  repique,  que 
anunciaba  la  aprobación,  antes  de  la  cual,  en  una  mesa  y  en  el 
centro  de  la  capilla,  se  colocaban  dos  velas  encendidas  con  un 
Crucifijo  y  los  Evangelios,  y  detrás  se  sentaban  en  un  banco  el 
candidato  con  el  padrino  que  le  auxiliaba  en  los  argumentos  y 
preguntas. 

Concluidas  éstas,  el  Decano  sacaba  al  aspirante  del  recinto 
y  volvía  á  entrar  con  el  Secretario.  Este  con  el  Sar^to  Cristo 
y  el  Libro  Sagrado  tomaba  juramento  á  los  doctores  (por  preve- 
nirlo el  Reglamento  y  un  acuerdo  especial  del  Claustro)  para  que 
no  se  admitiese  recurso  ninguno  sobre  aprobación,  reprobación  ó 
levantamiento  de  alguna  R.  Llenado  este  requisito,  repartía  las 
argentinas  medallas  con  las  A  A  y  RR,  y  al  salir  del  local,  ce- 
rraba puerta  y  cancel.  Comenzaban  á  votar  depositando  las 
medallas  en  las  ánforas  de  plata,  que  eran  llevadas  enseguida  al 
Rector  para  que  con  dos  examinadores  antiguos  hiciese  el  es- 
crutinio  (2).  Sin  embargo   de  tal  acuerdo,    aconteció  que  e/ 


(i)     Archivo  de  la  Universidad.  — Claustro  de  10  de  Octubre  de  1770. 

12»    ídem  ídem.  — Claustros  de   19  de  Septiembre    de    1770   y    9  de    Julio  de  17S5. 


■^» ' 


—  141  — 
Br.  D.  José  Fuster  Lorenzo,  después  de  jurar  y  recibir  el  grado 
de  Licenciado  en  Teología  o  vindicó  su  honor  por  la  Rque  había 
resultado  en  la  elección  y  examen  de  capilla»;  y  entonces  los 
doctores  oyeron  á  los  jueces,  y  éstos  «aseguraron  que  Fuster 
había  hecho  el  ejercicio  con  el  mayor  lucimiento  sin  la  más 
leve  falta  y  que  la  R  pudo  proceder  por  equívoco  al  echar  en 
el  cántaro  las  tarjetas  de  plata  que  entonces  se  estrenaban»;  y 
por  los  brillantes  antecedentes  delD.  José  («casaron  por  equívo- 
co y  erróneo  el  voto  de  la  /?»,  acordando  expedirle  certificacio- 
nes nomine  discrepante  (1). 

Aunque  estaba  dispuesto  que  hasta  el  día  siguiente  del  exa- 
men no  se  digese  al  pretendiente  el  resultado,  para  que  en  caso 
de  no  aceptar  el  grado  por  alguna  consideración  lo  participase 
el  bedel  á  los  doctoreé,  siempre  salía  el  padrino  á  buscar  al 
ahijado  y  el  Rector  le  decía  su  aprobación. 

El  día  de  la  investidura  se  hacía  el  acompañamiento  ó  paseo 
con  iguales  formalidades  y,  cuando  fué  suprimido,  bajaba  el 
Claustro  desde  la  Sala  de  Actos  á  la  Capilla,  donde  el  candidato 
prestaba  los  juramentos  ante  el  Secretario.  Saliendo  la  Corpora- 
ción al  patio  de  la  Escuela  ocupaba  amplio  sitial  dispuesto  á 
propósito;  pedia  el  aspirante  el  grado  y  le  recibía  de  manos  del 
Héctor,  á  quien  acompañaban  todos  á  casa,  una  vez  terminado 
el  acto,  antes  que  al  Decano  y  al  nuevo  Licenciado.  Ya  éste  en 
su  morada,  obsequiaba  á  cuantos  acudían  á  felicitarle  y  muchos 
llegaban  para  recibir  gratificaciones. 

El  juramento  y  promesas  comprendían  varios  extremos,  mo- 
dificados y  adicionados  según  los  tiempos:  la  fidelidad  y  obe- 
diencia á  S.  S.  el  Papa  N.  N.  y  sucesores  en  la  Silla  de  San  Pe- 
dro como  al  Rey  y  Reina  N.  N.  N.  N.  príncipes  invictísimos;  la  de- 
fensa á  toda  costa  del  honor,  reverencia,  libertad  y  privilegios  de 
la  Universidad  de  Oviedo  (alma  mater)  y  de  todos  sus  miem- 
bros, no  yendo  contra  su  Rector,  Doctores,  ni  Maestros  ni  demás 
personas  presentes  y  futuras  de  la  Escuela,  ni  contra  la  repúbli- 
ca de  la  Ciudad,  antes  bien  favoreciéndoles  cuanto  fuese  posible 
en  lo  referente  á  su  honra  y  utilidad;  cumplir  con  todo  celo  y 
diligencia,  favor  y  patrocinio,  dentro  y  fuera  de  la  Universidad 


ít)    Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  ax  de  Mayo  de  1772. 


-    I42   - 

en  cargos  y  dignidades  que  se  ocuparen,  cuanto  fuese  convenien- 
te al  Claustro  y  éste  necesitara  ó  requiriese;  la  observancia  ex- 
trema en  todo  y  para  todo  de  las  Constituciones  y  estatutos  vi- 
gentes ó  futuros  de  la  Universidad  y  también  los  cánones  y  de- 
cretos del  Concilio  de  Trento;  no  promover,  defender  ni  enseñar 
directa  ó  indirectamente  cuestión  alguna  contra  la  autoridad  y 
regalías  de  la  Corona  de  España  (según  la  R.  P.  de  6  de  Sep- 
tiembre de  1770);  asimismo  enseñar  siempre  la  doctrina  del  Con- 
cilio de  Constanza  en  la  sesión  XV  y  sus  declaraciones  contra 
el  tiranicidio  y  regicidio,  procurando  que  aquélla  fuese  observada 
rigurosamente,  sin  admitir  jamás  opiniones  opuestas  ni  afines 
como  probables;  leer  y  regir  las  cátedras  á  que  fuere  llamado 
en  caso  de  necesidad,  sin  exigir  mayor  salario  que  el  asignado; 
no  figurar  nunca  en  las  sociedades  secretas  prohibidas  por  la 
ley,  ni  admitir  el  absurdo  principio  de  que  el  pueblo  puede  mu- 
dar á  su  voluntad  la  forma  de  gobierno;  y  mantener  y  abrazar 
como  piadoso  y  conforme  al  culto  y  recta  razón,  ya  se  predica- 
se, enseñase  ó  disputase  pública  ó  privadamente,  la  doctrina 
que  afirma  que  la  gloriosa  Virgen  María,  Madre  de  Dios,  no  es- 
tuvo nunca  sujeta  en  virtud  de  gracia  divina  al  pecado  original 
y  que  fué  santa  é  inmaculada  siempre  desdo  el  primer  instante 
de  su  animación,  según  la  Bula  de  Alejandro  VIL  De  esta  suerte, 
con  la  santidad  del  juramento  en  épocas  de  creencias  firmes, 
de  unidad  religiosa  y  también  de  sucesivos  recelos  políticos,  se 
ligaba  á  los  graduados  á  las  autoridades  pontificia  y  regia,  pro. 
greso  de  la  Universidad  y  fraternidad  académica. 

El  grado  supremo  del  Doctorado  se  disponía  con  análogas 
y  más  lujosas  ceremonias  que  en  la  Licenciatura. 

La  víspera  del  grado  doctoral  se  celebraba  por  la  tarde  el 
paseo  á  caballo,  sin  que  aparezca  en  qué  año  terminó  tal  cos- 
tumbre, siguiendo  la  procesión  de  á  pié,  pues  la  escalera  para 
montar  aún  existía  en  1844  en  el  zaguán  de  la  puerta  principal, 
frente  á  la  Capilla.  «En  atención  á  que  con  las  continuas  lluvias, 
aún  en  el  verano,  rara  vez  se  conseguía  buen  piso»»,  se  propuso 
en  1771  celebrarle  en  coche  o  ya  que  había  bastantes  en  el  lu- 
gar»; pero  siempre  hubo  dificultad  para  disponer  de  carruajes, 
y  así  no  duró  mucho  la  medida.  En  1835  cesó  el  paseo  por  com- 
pleto cuando  el  derribo  de  la  torre  del  Ayuntamiento,  efectúan- 


-  Mi    - 

dose  otro  desde  la  Sala  de  Claustros  hasta  el  tablado  que  se  po- 
nía en  el  patio  universitario  con  dosel,  bancos  y  colgaduras.  Se 
levantaba  á  cuatro  pies  (Je  altura  en  lodo  lo  largo  de  la  crugía 
que  mira  á  la  puerta  principal  desde  las  dos  columnas  que 
forman  esquina  ó  ángulo,  y  se  entraba  por  cerca  de  la  puerta 
del  antiguo  paraninfo,  hoy  cátedra  de  conferencias.  Los  doctores 
llevaban  sus  respectivas  insignias  y  el  candidato,  que  vestía  ba- 
landrán sobre  la  sotana,  tenía  en  mano  el  bonete  negro  y  se 
colocaba  en  pié  al  lado  de  la  barandilla  frente  al  dosel.  Los 
dos  estudiantes  que  argüían  se  sentaban  en  taburetes  en  la  co- 
lumna del  centro,  y  entonces  principiaba  aquel  simulacro  de 
ejercicio  donde  cada  arguyente,  al  probar  la  menor,  daba  una 
patada  y  la  música  principiaba  tocando  últimamente  el  rondó 
de  la  Vestal. 

El  día  de  la  investidura  concurría  el  Claustro  con  igual 
solemnidad  que  en  el  anterior  ejercicio,  y  en  asientos  frente  al 
dosel  se  sentaban  el  Secretario  y  el  estudiante  de  la  «gratulato- 
ria* hasta  que  con  posterioridad  varió  la  ritualidad.  A  las  once 
de  la  mañana  bajaba  el  Cuerpo  académico  con  el  graduando, 
que  ya  vestía  la  muceta;  dos  estudiantes  conducían  la  borla,  el 
libro  y  el  anillo  en  bandejas  de  plata  y  entre  los  dependientes 
venía  el  bachiller  encargado  de  la  laudatoria.  El  aspirante  pedía 
el  <rrado  en  oración  latina;  acompañado  por  el  Padrino  y  Secre- 
tario juraba  de  rodillas  ante  el  Rector,  que  le  concedía  la  borla; 
y  el  Padrino  sentado  entregaba  el  libro  y  el  anillo  al  nuevo  doc- 
tor, que  permanecía  arrodillado  oyendo  otra  oración  latina  sobre 
la  importancia  del  grado  y  deberes  que  le  imponía. 

Era  el  juramento  análogo  al  prestado  ante  la  Cruz  con  la 
mano  sobre  los  Evangelios  cuando  la  Licenciatura,  y  cláusu- 
las cuya  redacción  se  fué  variando,  adicionando  ó  suprimiendo 
extremos:  como  el  especial  dispuesto  para  los  teólogos  contra  la 
escuela  y  autores  jesuíticos;  la  limitación  general  de  gastos  doc- 
torales conforme  á  la  tasa  Clementina;  en  el  primer  tercio  del  si- 
glo xix, uno  especial  dedicado  al  Rey  y  ala  Constitución;  y  había 
una  adición  general  de  no  dispensar  en  tocio  ni  en  parte  los  in- 
dicados juramentos  universitarios.  La  entrega  de  los  símbolos 
doctorales  se  hacía  con  fórmulas  conceptuosas  y  de  antemano 
marcadas,  ya  al  presentar  y  cubrir  al  graduando  con  el  bonete 


—  144  — 

«laureado,  viejo  y  venerable  distintivo  del  Magisterio  como  coro- 
na de  estudios  y  méritos»;  al  ofrecerle  el  libro  abierto  y  cerrado 
para  «enseñar,  difundir  y  adelantar  la  ciencia  con  acatamiento 
y  veneración  á  doctrinas  de  los  antiguos  Maestros»;  y  al  ponerle 
el  anillo,  como  «emblema  del  privilegio  de  firmar  y  sellar  los  es- 
critos, consultas  y  censuras  de  la  ciencia  y  profesión  de *,  al 

mismo  tiempo  que  le  ofrecían  unos  guantes,  «símbolo  de  la  pu- 
reza que  debía  brillar  en  las  acciones  del  Doctor  (1)».  Decíase 
la  protestación  de  la  Fé,  conforme  á  la  fórmula  de  Pío  IV,  con 
el  símbolo  de  aquélla  y  su  continuación  Apostólicas  el  eccle- 
siasticas  quoque  Traditiones;  y  toda  la  dicha  ritualidad  si- 
guió observándose  hasta  1847,  al  centralizarse  los  grados  doc- 
torales en  Madrid.  Cuando  por  breve  tiempo  desde  1870  se  res- 
tablecieron en  Oviedo,  fueron  simplificadas  aquellas  ceremonias 
á  tenor  de  las  formalidades  conservadas  hasta  1868  en  la  Li- 
cenciatura en  que  se  hacía  igualmente  la  protestación  de  Fé  ca- 
tólica, acto  suprimido  después  de  la  Constitución  de  1869,  que 
proclamó  la  libertad  religiosa.  Seguía  el  abrazo  á  los  nuevos 
compañeros;  tomaba  asiento  el  nuevo  doctor  después  del  gra- 
duado más  moderno;  y  el  Primiciero  arrojaba  guantes  al  públi- 
co, que  variaron  en  número,  según  acuerdos,  reduciéndose  á 
seis  pares  en  1771  en  beneficio  de  la  librería  (2). 

Y  después  tenía  lugar  una  costumbre  curiosa.  Como  la  in- 
vestidura del  grado  de  doctor  era  el  complemento  de  la  ciencia, 
y  la  edad  en  que  generalmente  se  recibía  era  de  juventud  á  la 
que  tanto  halaga  el  lucimiento  y  ostentación  de  los  actos  públi- 
cos, pues  la  inteligencia  humana  flaquea  no  pocas  veces,  en- 
tonces mismo  el  graduado  más  reciente  se  dirigía  al  candidato 
á  quien  manoseaba  á  su  sabor,  dejándole  en  ridiculo  ante  el 
público,  que  esperaba  con  ansiedad  y  recibía  con  risas  y  aplau- 
sos las  ocurrencias  más  desatinadas.  Ya  se  ponían  de  manifiesto 
los  defectos  físicos  y  morales,  ya  los  lances  juveniles  y,  si  á 
mano  venía,  los  de  sus  padres,  abuelos  y  parientes,  no  Omitien- 


te Desde  las  primeras  investiduras  cayó  aqui  en  desuso  la  ceremonia,  continuada  en 
otras  Universidades  (siguiendo  el  espíritu  de  las  leyes  alfoiifinas,  que  otorgaban  nobleza  al  Ma- 
gisterio) de  armar  Caballero  al  nuevo  Doctor,  entregándole  espada,  cinturón,  espuelas  y  guan- 
tes, quedando  aqui  estos  últimos  non  tantem  in  sigttum  ordinis  equcstrii,  sino  en  el  concepto 
dicho  en  el  texto. 

(2)  Archivo  de  la  Universidad.- Claustro  de  4  de  Febrero  1771,  12  de  Junio  de  179S 
y  8  de  Julio  de  1835.  Se  dice. 


—  I4S  — 

dose  frecuentemente  el  que  figurase  el  ama  del  cura,  si  aconte- 
cía ser  sobrino  ó  pariente  de  un  párroco  el  graduando  ó  si  éste 
lo  era,  ó  Padre  maestro  de  alguna  Orden  religiosa.  Tal  fué  el 
acto  chavacano  é  improcedente,  llamado  («vejamen»)  por  los  Es- 
tatutos y  generalmente  designado  con  el  nombre  de  gallos. 

¿De  dónde  venía  una  práctica  tan  extraña?  En  los  honores 
antiguos  del  triunfo  se  cantaban  sátiras  y  epigramas  á  los  dignos 
de  aquella  distinción  en  Roma,  y  bien  pudo  de  aquí  pasar  tal 
costumbre  á  las  Universidades  en  un  acto,  verdadero  triunfo 
literario  de  una  persona.  No  solamente  se  refería  al  graduando, 
sino  que  se  extendía  á  diferentes  individuos,  como  indicamos,  y 
hasta  en  la  venia  para  pronunciar  las  diatribas  en  que  consistía 
el  vejamen.  Manifiesta  el  Sr.  Borao  que  el  famoso  satírico  Rabe- 
lais  «instituyó  un  particular  ceremonial  para  la  recepción  del 
bachillerato  en  Montpellicr,  en  que  el  candidato  sufría  una  ca- 
rrera de  puñadas,  á  título  de  juvenil  despedida,  mientras  pasaba 
de  la  Sala  de  Actos  al  cónclave,  en  donde  se  hacía  lo  mismo 
por  los  profesores».  De  la  Universidad  de  Granada  se  publicó 
recientemente  un  vejamen  tomado  de  un  códice  colombino  por 
nuestro  inolvidable  y  paternal  amigo  el  sabio  D.  Aureliano  Fer- 
nández Guerra  y  Orbe,  ornamento  de  las  Academias  españolas 
Esta  dirigido  por  el  Dr.  Salcedo  á  D.  Alonso  de  Salazar  en  1598, 
y  en  su  final  se  dice:  «todo  lo  dicho  hasta  aquí,  señores,  ha  sido 
muy  violento  para  cumplir  con  el  antiguo  y  pesado  Estatuto  de 
nuestra  Universidad,  que  así  como  violento  no  puede  ser  dura- 
ble (1)».  Efectivamente,  fué  decayendo  poco  á  poco  compren- 
diendo que  no  era  digno  de  un  acto  serio  y  solemne. 

El  Dr.  Prado  propuso  en  J7ÍJ5  la  supresión  de  paseos  y  (ja- 
llos «que  si  fueron  necesarios  en  tiempos  bárbaros  (sic)  debe 
el  Claustro  reformarlos  para  acomodarse  á  los  nuestros*,  aña- 
diendo que  diversiones  tan  burlescas  eran  impropias  de  la  Corpo- 
ración y  degradantes  de  la  autoridad  ó  cuerpo  que  las  toleraba. 
En  17%  se  acordó  acceder  á  lo  propuesto,  previa  aprobación 
del  Consejo,  que  sostuvo  los  vejámenes  por  Real  Provisión  de 
20  de  Octubre  de  1755,  y  pronunciar  en  su  lugar  una  oración 


>i)  Mistaría  de  ¿i  Vnivn-iid.ui  u-  Ztragvzx,  por  I>.  Gerónimo  \l<> rao.—  Artículo  IV.—  \r- 
chivo  deb  Universidad— Claustros  de  9  de  Noviembre  de  1795  y  11  de  Knero  de  «796.—  Wasc 
AriADics  VIII. 


-i46- 

en  honor  de  las  ciencias  y  sus  profesores.  Cuando  los  paseos,  se 
restableció  el  vejamen  en  1801  continuando  hasta  1826. 

Para  mejor  conocimiento  se  insertan  en  apéndice  parte  de 
unos  Quilos,  suprimiendo  lo  que  no  se  puede  dar  á  la  estampa 
por  contener  algunas  frases  libres,  no  obstante  ser  revisados, 
como  todos,  primero  por  una  comisión  del  Claustro  y  después 
por  un  censor  ad  koc. 

Terminados  los  gallos^  el  bachiller  pronunciaba  la  laudato- 
ria en  honor  del  reciente  doctor  y  éste  en  1812  y  1820  otra  en 
honor  de  la  Constitución  así  como  en  1814  y  1824  en  honor  del 
Rey,  antes  de  volver  el  Claustro  á  la  Sala  de  Actos.  Por  último, 
se  repicaban  las  campanas,  tocaba  la  música  en  los  intermedios 
de  los  actos  indicados,  y  el  nuevo  doctor  obsequiaba  con  esplén- 
didas onces,  comidas,  refrescos  y  regalos  á  graduados,  invitados 
y_  á  todo  el  mundo  además  de  la  cena  de  Estatutos. 

En  época  de  luto  por  los  Reyes  se  hacían  los  ejercicios  sin 
pompa  ni  solemnidad,  trayendo  los  doctores  la  muceta  negra. 

Había  también  diferentes  formalidades,  según  los  funciona- 
rios que  asistían.  Cuando  el  Obispo  de  la  diócesis  concurría  á 
grados  y  oposiciones,  se  le  daba  especial  lugar  en  sillón  delante 
del  Rector,  o  quien  políticamente  podía  ceder  la  campanilla  á 
Su  llustrísima».  A  su  entrada  y  salida  del  establecimiento  se  to- 
caban las  campanas,  y  era  recibido  y  despedido  por  una  comi- 
sión de  cuatro  doctores;  pero  los  demás  le  saludaban  desde  su 
asiento  sin  levantarse.  Si  á  los  mismos  actos  venía  el  Regente 
de  la  Real  Audiencia,  ocupaba  el  asiento  del  antiguo  Goberna- 
dor del  Principado  á  la  derecha  del  «magnífico»  Rector  con  los 
Oidores  al  lado;  pero  éstos,  si  no  asistía  el  Regente,  se  coloca- 
ban después  del  Decano  con  preferencia  al  Provisor  y  Prelados 
de  las  Comunidades,  á  quienes  seguían  los  Colegiales  ma- 
yo res. 

El  Primiciero  y  el  Maestro  de  ceremonias  cuidaban  de  que 
ocupasen  los  sitios  respectivos  las  personas  dichas  y  los  con- 
vidados, generalmente  Jueces  de  la  Ciudad,  Capitulares  de  la 
Santa  Iglesia,  Regidores,  Caballeros,  etc.  Los  asientos  destinados 
á  los  religiosos  eran  ocupados  por  Maestros  y  demás  oficios  de 
las  Comunidades,  procurando  dicho  Primiciero  colocar  bancos 
bajos  para  sus  socios  y  colegiales.  A  los  Bachilleres  les  estaba 


—  147  - 

prohibido  asistir  á  ocupar  su  puesto  al  frente  ó  testero  de  la  pre- 
sidencia, no  llevando  el  bonete  como  distintivo. 

Al  pretender  uno  de  los  grados,  se  depositaban  3.000  reales 
para  gastos  académicos  solamente.   Deducida  de  esta  cantidad 
la  parte  del  arca,  propinas  y  aumento  de  ocho  reales  álos  pobres 
oficiales  por  la  cena  y  los  estipendios  de  músicos,  el  residuo  se 
dividía  y  prorrateaba  entre  los  doctores  que  hubiesen  presencia- 
do el  examen  de  capilla  y  demás  ejercicios.  Dobles  derechos 
correspondían  al  Rector  y  Padrino,  tres  ducados  al  Doctor  «ga- 
Ilista»  y  otros  tantos  al  Primiciero,  si  fuese  de  la  Facultad  del 
graduante,  aunque  obligado  á  hacer  la  distribución  con  el  Secre- 
tario. Todos  juraban  no  perdonar  propinas  con  pena  de  abonar 
el  duplo  para  el  arca  y  responsabilidad  en  el  fuero  interno,  más 
se  devolvía  el  dinero  generalmente  hasta  que  se  pagaron  los  ho- 
norarios en  chocolate:  al  Rector  y  Decano  12  libras,  6  á  cada 
doctor,  3  al  Primiciero  y  3  al  Secretario,  prohibiendo  bajo  santa 
obediencia  la  devolución,  solamente  permitida  con  chocolate 
comprado   y  nunca  con  el  recibido.  Destinábanse  320  reales 
para  la  librería;  y  ya  queda  dicho  que  los  Colegiales  de  San 
Pelayo  de  Salamanca  tenían  depósito  y.  derechos  menores  (1). 
Había  otros  gastos  extraordinarios  y  hasta  supérfluos  que 
duplicaban  con  exceso  los  mencionados,  aunque,  para  evitar 
cuantos  podían  comprometer  las  familias  haciendo  el  laureado 
ostentación  de  la  borla,  estaban  prohibidas  las  libreas  á  los 
acompañantes,  corridas  de  toros  y  comidas  y  colaciones  públi- 
cas. ¿Pero  qué  mucho  si  eran  aquellos  grados  deseado  término 
en  la  carrera  del  saber,  honores  entonces  muy  considerados 
porque  eran  tan  difícilmente  adquiridos?  A  40.0X)  reales  llega- 
ron los  gastos  en  Salamanca  en  época  más  barata  que  la  pre- 
sente, y  llevado  este  afán  de  grados  á  las  posesiones  españolas 
en  América,  ascendieron  allí  á  10.000  duros!  (2). 

La  Junta  General  del  Principado  representó  al  Rector  y  al 
Reai  Consejo  los  perjuicios  que  ocasionaba  la  cena;  pidió  más 
tarde  que  se  aminorase  el  costo  de  las  investiduras  consultan- 


(t)  Archivo  de  la  Universidad.— Claustros  de  4  de  Febrero  de  1771,  J7  de  Octubre  de 
1783  y  4  de  Abril  de  1783.— Testamentaria  del  Arzobispo  Valdés,  folio  183. 

<2l  Ana tes  universitarios  del  Perú,  por  D.  José  Gregorio  Paz  Soldán.— Lima.  186a. — 
Coni  prende  el  primer  tomo  la  Universidad  de  San  Marcos  de  Lima,  y  el  segundo  las  cinco  res  • 
tantea  de  aquella  República,  Arequipa,  Huamanga  (Ayacucho),  Cuzco,  Puno  y  Trujillo.—  Estu- 
dias jurídicos  en  Buenos  Aires.  («Gaceta  del  Notariado». — 1879,  núm.  36). 


r 


—  148  — 
do  á  Salamanca  y  á  Valladolid,  y  combatió  el  aumento  de  pro- 
pinas y  juramento  de  no  perdonarlas  sin  diferencia  de  pobres, 
acordando   que   sus  comisarios  tratasen  esta  cuestión  con  el 
Claustro.  En  1777  volvió  á  sus  representaciones  la  Diputación, 
en  vista  de  haber  contestado  la  Universidad  no  ser  excesivo  el 
importe  de  los  grados  y  sí  menores  al  de  todos  los  demás  esta- 
blecimientos de  algún  renombre,  conviniendo,  por  otra  parte,  á 
su  decoro  no  hacerlos  comunmente  accesibles.  No  pasados  dos 
años,  otra  vez  intentó  el  Principado  conseguir  la  rebaja  de  gas- 
tos, que  ascendían  á  más  de  6.000  reales  (y  á  1.000  ducados  en 
alguna  ocasión)  entre  depósitos,  propinas,  regalos,  cenas,   re- 
frescos, etc.,  nombrándose  en  la  Escuela  una  comisión  que  exa- 
minara detenidamente  el  caso.  Con  acuerdos  anteriores  á  la  vis- 
ta y  en  particular  con  el  de  la  Junta  de  Hacienda  de  27  de  No- 
viembre de  aquel  año,  se  discutió  acaloradamente  por  todos  de- 
fendiéndose la  costumbre  antigua,  que  se  demostró  no  ser  cara, 
atendiendo  á  la  dignidad  é  importancia  de  la  investidura  (1). 

En  justificación  del  lauro  académico  y  como  ejecutoria  cien- 
tífica se  entregaba  á  los  graduados  títulos  latinos  expresivos  del 
nombre,  naturaleza,  buena  vida  y  costumbres,  estudios,  etc.,  del 
bachiller,  licenciado  ó  doctor,  pues  muchos  se  detenían  en  el 
primero  ó  segundo  grado;  en  el  documento  constaba  la  votación 
obtenida  de  simple  approbatus  (por  mayoría)  ó  de  nomine  dis- 
crepante, y  muy  principalmente  se  repetían  las  fórmulas  y  pro- 
mesas juradas  en  que  se  mezclaban  con  los  dogmas  de  la  Reli- 
gión determinados  principios  de  política  circunstancial  que  se 
pretendía  considerar  al  igual  ó  poco  menos  que  aquellos  dogmas; 
y  finalmente  el  Secretario-notario  refrendaba  el  diploma  al  lado 
de  la  firma  recloral  y  sello  grande  de  la  Universidad  (2). 

De  este  modo  se  verificaba  una  ceremonia  que  daba  tanto 
carácler  á  la  vida  académica  de  aquella  época.  Ultimo  honor  á 
que  aspiraba  un  estudiante,  era  recomendación  del  todo  necesa- 
ria para  la  cátedra  y  muy  atendible  para  pretender  y  obtener 
buenos  destinos. 

Fué  también  el  doctorado  una  distinción  que  la  Universidad 


(1)  Archivo  de  la  Universidad.  — Claustros  de  7  de  Agosto  de  1771,  12  de  Octubre  de  1774 
y  11  de  Diciembre  de  1779.  —  Archivo  de  la  Diputación. — Juntas  de  20  de  Febrero  de  1772  y  15 
ele  Julio  de  1775  y  Diputación  de  16  de  Febrero  de  1777. 

¡jq     \ty.i-v  AvéNDiCE  IX. 


'J  ** 


- 149- 
otorgaba  honoríficamente  á  hombres  ilustres,  á  sus  hijos  predi- 
lectos, y  á  respetables  personajes  á  quien  estaba  obligada  por 
protección  y  señalados  favores.  A  instancia  del  egregio  Campo  - 
manes,  á  quien  en  1770  consideró  la  Escuela  Doctor  y  Maestro 
de  su  Claustro  y  Gremio,  se  concedió  la  borla  en  Cánones  al 
Iltmo.  Sr.  D.  Miguel  María  de  Nava,  Presidente  interino  del  Con- 
sejo en  1783,  remitiéndole  las  insignias,  y  poco  después  en  am- 
bos derechos  al  arzobispo  Llanes.  En  1795  se  dio  la  de  Teología 
al  hoy  V.  P.  Cádiz,  cuya  ciencia,  palabra  y  virtud  tenían  edifica- 
da la  ciudad  de  Oviedo,  á  donde  acudían  gentes  de  toda  la  pro- 
vincia para  escucharle,  siendo  de  un  mérito  singular  las  oracio- 
nes latinas  que  con  tal  motivo  leyeron  en  el  solemne  acto  el 
agraciado  y  padrino  (1). 

Hallándose  en  Gijón  el  insigne  Jovellanos  fué  nombrado 
Embajador  de  Rusia  en  1797  y,  al  disponer  el  Claustro  que  una 
comisión  de  su  seno  le  felicitase,  ésta,  llenó  su  cometido  lleván- 
dole las  insignias  de  doctor.  Contestó  agradecido  el  célebre  gijo- 
nés  dirigiendo  á  la  Corporación  universitaria  muy  afectuosa 
carta:  «Cuyo  escrito,  dice  el  acta,  habiendo  sido  oído  con  gozo 
singular  y  complacencia  de  todo  el  Cuerpo,  se  acordó  unánime- 
mente se  archivara  y  custodiase  original  entre  los  papeles  más 
apreciables  de  la  Universidad,  para  conservar,  por  este  modo, 
un  monumento  tan  ilustre  y  de  tanta  gloria  y  honor  para  la  Es- 
cuela.» 

Decía  asi  la  carta: 

«Gijón  11  de  Noviembre  de  1797.— Muy  señores  míos:  lie  tenido  el  honor 
de  recibir  la  distinguida  enhorabuena  y  la  decorosa  expresión  con  que  V.  SS. 
por  un  efecto  de  generosidad,  han  querido  honrarme  con  motivo  de  mi  promo- 
ción á  la  embajada  de  Rusia,  habiendo  presentado  los  señores  doctores  Méndez 
Vigo  y  Vélez  Cosío  las  insignias  del  doctorado  en  ambos  derechos  y  el  testimo- 
nio de  la  honrosa  acta  de  3  del  anterior  en  que  fueron  servidos  acordarla.  Estos 
mismos  señores  habrán  manifestado  á  V.   SS.   la  sincera   satisfacción   y  el  alto 


ix t  Orationes  coram  ovetcnsi  academiac  senatti  habitae  X  Kalcnd  Maias  ann.  MDCCXCV 
pro  publica  inaugurationc  licenciat.  ct  doct.  in  Sacra  Theologia  R.  P.  M.  F.  Didaci  Camatio 
Rivadencira,  alias  Cádiz.  Strictissimac  Capuccinorum  Faemiliae  l'rovinciac  Baticanae,  Con  ció- 
natoris  Apostolici  in  universa  Hispania,  cuius  mirabilem  doctrinam  ct  communiter  perillustri* 
hac  Civitas.  ct  precipue  cclebris  Academia  jucunde  dcsmtarumt.  Sumptibm  ejusdem  Rcgiae 
Universitaria  typis  mandatac.  Ovcti  ex  typographia  L).  Francisci  Díaz  Pedregal.  Anno 
MDCCX.CV».  — Contiene  también  la  laudatoria  del  padrino  Dr.  D.  Juan  Méndez  de  Vígo,  Ca- 
nóuigo  y  Arcediano  de  Gordón  en  la  Catedral,  la  gratularía  del  P.  Misionero,  y  aparece  en  las 
actas  que  pronunció  otra  el  Br.  D.  Sebastián  Casadoyro,  á  quien  se  dieron  «decentes  hábitos, 
chupa,  calzón  y  dos  camisas.» 


—  150- 
aprecio  con  que  he  admitido  tan  decorosa  distinción,  la  más  grata  que  puede 
hacerse  á  un  hombre  que  hasta  ahora  no  ha  acertado  á  aspirar  á  otras,  que  la> 
que  distribuye  la  opinión  pública  en  la  carrera  de  las  letras.  Para  acreditar  más 
bien  este  aprecio  y  mi  profundo  respeto  al  sabio  Cuerpo  que  me  lo  dispensó, 
he  querido  recibir  este  honor  en  el  seno  del  Real  Instituto  Asturiano,  deseoso 
de  perpetuar  en  él  la  memoria  del  beneficio  con  que  V.  SS.  se  han  dignado  dis- 
tinguir á  su  Promotor,  así  como  la  de  mi  íntimo  reconocimiento,  y  también 
para  sellar  con  este  solemne  acto  la  unión  de  los  dos  cuerpos,  que  erigidos 
en  beneficio  público  y  consagrados  á  la  instrucción  de  la  juventud  asturiana,  se 
deben  aquel  amor  que  corresponde  á  la  voluntad  de  sus  objetos. 

Réstame,  ahora,  renovar  a*  V.  SS.  este  testimonio  de  mi  gratitud  y  de  mi 
respeto,  así  como  el  más  vivo  deseo  de  promover  con  todas  mis  fuerzas  el  bien 
y  la  gloria  de  esa  Real  Universidad,  no  como  hasta  aquí,  por  un  voluntario  es- 
tímulo de  mi  inclinación,  sino  por  la  dulce  y  honrosa  obligación  de  su  hijo 
adoptivo.  Ii.  L.  M.  de  V.  SS.  su  más  rendido  afecto  individuo,  Dr.  D.  Gaspar  tic 
Jov ¿llanos.  —  Sr.  Rector  y  Claustro  de  la  Universidad  de  Oviedo  > 

Iguales  grados  de  honor  concedió  el  Establecimiento  á  hijos 
de  sus  aulas  promovidos  á  los  más  altos  puestos  del  país, 
que  en  su  generalidad  habían  recibido  aquí  grado  de  bachi- 
ller. Nombrado  Regente  de  Oviedo  D.  Juan  Pérez  Villamil,  de 
cuyo  cargo  no  tomó  posesión  en  171)8  por  haber  sido  nombrado 
Fiscal  del  Consejo  de  la  Guerra,  el  Claustro  le  llamó  su  doctor 
en  Leyes;  y  en  Cánones  en  1799  á  D.  Gabriel  Hevia  Noriega, 
Consejero  supernumerario  de  la  Suprema  y  General  Inquisi- 
ción (1). 

Otra  de  las  costumbres  escolares  de  más  boga  ó  señal  de  re- 
gocijo escolar  era  el  ¡citor!  que,  antepuesto  al  nombre  de  algún 
doctor,  catedrático  ó  estudiante  y  consignado  en  altos  é  indele- 
bles caracteres  en  las  paredes  del  establecimiento  ó  de  otros 
edificios  de  la  capital,  demostraba  aprobación  y  aplauso  para 
quien  por  su  ciencia  sobresalía  en  brillante  ejercicio  de  oposi- 
ción académica,  ó  era  como  heraldo  de  colocación  prestigiosa 
merecedora  de  aquella  extraordinaria  aclamación.  No  hay  noti- 
cia exacta  sobre  el  particular,  y  otro  tanto  manifiesta  el  Sr.  Vi- 
dal y  Díaz  en  su  «Historia  de  la  Universidad  salmantina»,  por 
cuyo  estimable  libro  se  sabe  «que  también  se  daba  el  nombre 
de  vítor  al  cartel  ó  tabla  en  que  se  escribía  algún  breve  elogio 


(x)  Archivo  de  la  Universidad.  — Claustros  27  de  Kncro  de  1700,  de  18  ue  Junio  y  ».*  de 
Diciembre  de  T783,  19,  21  y  26  de  Abril  de  1795,  3  de  Noviembre  de  1797,  26  de  Abril  de  1798 
y  17  de  Junio  de  1799. 


-151- 
de  los  hijos  predilectos  de  la   Universidad,  que  se  exponía  al 
público,  y  que  cuando  ocurría  algún   suceso,  que  merecía  tal 
función,  se  reunían  los  estudiantes  y  llevando  el  vítor  desde 
el  Establecimiento  á  la  casa  del  laureado,  le  obsequiaban  con 
alguna  serenata  y  le  aclamaban  con  entusiasmo».  Diferentes 
citares  escritos  con  tinta  negra  y  encarnada  cubrían  antes  las 
paredes  de  nuestra  Escuela,  y  unos  desaparecieron  no  pudiendo 
resistir  al  tiempo  y  á  la  intemperie,  aunque  la  tinta  roja  estaba 
compuesta  «con  sangre  de  vaca  mezclada  en  aceite  común».  Aún 
hoy  en  la  fachada  del  E.  se  distinguen  casi  borrados  los  nom- 
bres de  los  doctores  «Gregorio  Rato  Caso»,   «Juan  de  Cienfue- 
gos»  y  «doctor  Cangas»,   y  en  la  parroquial   de   San  Isidoro 
*Dr.  D.  J.  Dorado  Carreño»  y  «Dr.  Joseph  Dorado,  cathedrático 
de  philosofía»  entre  otros  oscuros  é  inteligibles,  como  en  el  in- 
greso de  la  iglesia  del  exconvento  de  Santo  Domingo  se  leen 
más  vítores  de  «Dr.  D.Francisco  Dorado,  médico  de  esta  S.  Igle- 
sia, cathedrático  de  Philosophia»   y  de  su  hijo  «Dr.  D.  Joseph 
Dorado,  cathedrático»,  ambos  contendientes  con  el  P.  Feijóo 
en   las  polémicas  médicas   (1).  Por  resoluciones  del  Consejo 
de  29  de  Septiembre  y  27  de  Octubre  de  1757  se  prohibieron  los 
vítores,  toros  y  festejos  ruidosos  con  motivo  de   promociones 
de  catedráticos  y  maestros  á  superiores  dignidades,  reduciéndo- 
los á  dentro  de  las  Escuelas  y  sus  iglesias. 

Cuando  terminaba  una  sesión  ó  Claustro  en  que  se  daba 
cuenta  de  que  alguno  de  sus  individuos  ó  antiguo  alumno  de  la 
Universidad  había  sido  promovido  á  un  alto  puesto  de  la  Iglesia 
ó  del  Estado,  se  acordaba  gran  repique  de  campanas  y  se  dispo- 
nía, á  veces,  funciones  religiosas  y  profanas  con  iluminación  y 
música  en  casos  especiales,  como  cuando  el  Doctor  D.  Antonio 
Ibáñez,  arzobispo  de  Zaragoza,  ascendió  á  Presidente  del  Con- 
sejo de  Castilla  en  16Ü0;  á  Feijóo  se  le  concedieron  los  hono- 
res del  Consejo  Real  en  1748;  por  D.  Alonso  de  Llanes,  obispo 
de  Segovia,  que  al  ser  promovido  en  1783  al  Arzobispado  de 
Sevilla  escribió  al  Claustro  la  más  efusiva  y  amorosa  carta  ofre- 


(x)     Dice  González  Posada  en  sus  Xoticias  históricas  del  Concejo  de  Carreño  fMSJ: 
«De    la  parroquia  de  Pcrlora   fue  natural   el  Dr.  Busto,  catedrático    de   la  Universidad  de 

Oviedo  á  principios  del  siglo  xviii,  el  cual  aún  tenía  un  vítor  en  letras  de  oro  el  año   1760  en 

que  fui  allí  á  estudiar  Súmulas. » 

II 


-15*- 

ciéndose  con  deseos  de  emular  allí  al  insigne  fundador  Val  des 
en  beneficio  y  progreso  de  Asturias;  por  Campomanes  al  ser  ele- 
vado en  1783  á  la  presidencia  interina  y  en  1789  á  la  defini- 
tiva del  Consejo  de  Castilla;  en  1792  cuando  Canga  Arguelles,  el 
antiguo  y  celoso  catedrático,  llegó  á  fiscal  del  mismo  alto 
Cuerpo;  en  1798  por  Jovellanos  al  ser  nombrado  ministro  de 
Gracia  y  Justicia;  y  en  otros  casos,  que  sería  prolijo  enumerar, 
por  los  muchos  hijos  que  honran  esta  Escuela,  á  la  cual  ofrecían 
siempre  sus  destinos  en  atentas  comunicaciones  guardadas  en 
el  Archivo  (1). 

En  la  última  promoción  de  Campomanes  y  concesión  de  la 
gran  cruz  de  Carlos  III  al  «hijo  y  padre  de  la  Universidad»,  des- 
pués de  tributar  gracias  al  Todo  Poderoso  por  «tan  insigne  be- 
neficio», se  dispusieron  en  17  de  Septiembre  repique  de  campa- 
nas, músicas,  iluminación  en  la  torre  y  patio,  orquestas,  cancio- 
nes, etc.,  acordando  más  festejos,  que  se  celebraron  en  Febrero 
df1  17ÍH).  En  el  día  3,  por  la  tarde,  hubo  gran  sesión  claustral  en 
la  Capilla  donde  dijo  elegante  oración  latina  el  Dr.  y  M.  Fr.  Ge- 
rónimo Galindo,  benedictino  y  catedrático  de  Teología,  con  más 
nueva    y   vistosa   iluminación   después  poniéndose  el   retrato 
de  S.  E.  bajo  dosel,  ante  el  que  cantaban  dos  coros  «gozando 
mucho  los  nobles  y  plebe».  Al  siguiente  día  se  celebró  Te-Deum 
y  misa  de  gracias  por  los  prebendados  de  la  Catedral  y  cate- 
dráticos Arcediano  Francos,  Magistral  Canella  y  Canónigo  Lugo, 
y  se  represento  «en  los  magníficos  salones  de  la  Casa»  el  drama 
alegórico  Triunfo  del  Mérito  de  D.  Alonso  de  Arango  con 
música  de  D.  Luis  Blanco,  profesor  de  la  Iglesia  Catedral,  y 
especial  decoración  universitaria.  En  sucesiva  jornada  de  feste- 
jos y  alegrías  hubo  otra  representación  de  la  comedia  seria  «de 
Alberto  I  de  Alemania  con  rasgos  de  justicia  y  premios  al 
mérito  por  las  guerras,  letras  é  industrias»,  asistiendo  la  más 
distinguida  concurrencia  recibida  y  obsequiada  por  los  señores 
García  del  Busto,  Menéndez  Noriega,  Arguelles  Meres  y  Fernán- 


íj)  A rchiio  de  W  Universidad.— Claustros  de  ti  de  Agosto  de  1690,  6  de  Diciembre  de 
T74&,  |>  de  Diciembre  de  1783,  xx  de  Septiembre  y  4  de  Noviembre  de  1789,  6  de  Septiembre 
*te  i?93t  3 1  tít  18  y  21  de  Noviembre  de  1797  y  26  de  Abril  y  19  de  Octubre  de  1798. 

En  virtud  de  mu  carta  del  consejero  D.  Ramón  de  Noriega,  el  Claustro  acordó  grande? 
funcione*  en  10  de  Marto  de  1792  para  celebrar  el  ascenso  del  Sr.  Acedo  Rico  á  la  presidencia 
del  y»  decaído  Consejo  de  Castilla. 


—  153- 
dez  de  Prado,  doctores  del  Claustro,  que  dispuso  repetir  las  fun- 
ciones en  los  días  6  y  7  para  que  «también  disfrutase  el  pue- 
blo* (1).  A  todas  precedía  una  introducción  en  verso  endecasíla- 
bo, repartida  en  pliego  suelto,  en  que  la  Sabiduría  ensalzaba  á 
Campomanes: 

Esta  pompa  que  veis,  nobles  oyentes, 
este  aparato  del  mayor  contento, 
obsequios  son  que  al  mérito  dedica 
y  á  la  heroica  virtud  este  Lyceo. 


Por  él  trabaja  el  labrador  seguro 
y  de  su  afán  el  merecido  precio 
libre  recoge;  libre  el  negociante 
surca  el  golfo  por  él,  y  largo  premio 
trae  al  sudor  del  mísero  artesano 
desde  uno  y  otro  polo  contrapuesto. 
Por  él  la  alma  virtud  fué  respetada; 
temida  la  justicia,  y  por  él  fueron 
el  vicio  y  el  error  precipitados 
con  la  ignorancia  al  tenebroso  Averno. 
¿Quién  como  él,  con  mano  poderosa, 
la  inocencia  amparó?  ¿Quién  tan  severo 
persiguió  la  calumnia,  asegurando 
de  la  verdad  los  sacrosantos  fueros? 
¿Ni  quién  mejor  del  Trono  y  del  Estado, 
fijó  el  honor,  sostuvo  los  derechos? 
Sí,  nobles  asturianos,  esta  gloria 
también  os  debe  España,  y  si  otro  tiempo 
cuando  salía  del  Alar  ve  yugo 
su  culto  y  libertad  debió  al  esfuerzo 
de  vuestros  Padres,  hoy  contenta  y  libre 
de  otro  funesto  y  duro  cautiverio, 
de  su  poder  y  su  menguada  gloria 
llama  restaurador  á  un  hijo  vuestro. 


Los  públicos  regocijos  dispuestos  para  celebrar  la  feliz  ele- 
vación del  virtuoso  Jovellanos,  antiguo  alumno  por  breve  tiem- 
po y  favorecedor  después  (2)  al  Ministerio  de  Gracia  y  Justicia, 


(i>  La  Universidad  se  disponía  á  imprimir  la  Relación  de  estas  fiestas,  y  no  se  hizo  porque 
fe  adelantó  el  Memorial  literario  (Madrid,  Febrero  de  1790,  pág.  212)  publicando  un  extracto. 

(2)  Arcbivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  1781  cuando  el  expediente  de  dotación  de 
«"¿ledras. 


—  154  — 

fueron  solemnes  y  especiales  como  nunca.  En  13  de  Noviembre 
de  1797  se  anunció  la  fausta  nueva  con  el  tradicional  repique 
de  campanas  mientras  la  música  del  Batallón  provincial   reco- 
rrió las  calles,  y  por  la  noche  se  iluminó  la  Universidad   con 
sumo  gusto,  como  los  graduados  lo  hicieron  en  sus  casas,  pro- 
longándose la  velada  con  más  música,  cánticos  y  vivas  al  Mi- 
nistro. Los  verdaderos  festejos  se  dilataron  por  los  muchos  pre- 
parativos hasta  el  12  de  Mayo  y  duraron  ocho  dias  más.   Con 
desuno  á  la  sala  claustral  se  encargó  al  pintor  ovetense  Fran- 
cisco Hevia  un  retrato  del  sapientísimo  gijonés;  se  dispuso  gran- 
de y  alusivo  transparente  en  el  ingreso  de  esta  Escuela  con  de- 
dicatoria A  la  felicidad  de  la  Patria  en  la  elevación  de  su 
amado  hijo  Jooellanos  entre  las  figuras  de  la  Justicia,  Paz, 
Providencia  y  Buena  Fé,  apareciendo  también  Minerva  coro- 
nando al  integérrimo  Ministro  mientras  la  Fama  proclamaba  sus 
virtudes  y  desaparecían  precipitados  la  Envidia,  Error,  Sober- 
bia y  Pereza;  é  hizo  todo  el  mejor  efecto  cuando  la  majestuosa 
iluminación  hasta  bien  entrada  la  media  noche,  gozando  el  pue- 
blo con  los  artificiales  fuegos,  conciertos   musicales  y  cantos 
alusivos.  Otro  dia  fueron  solemnísimos  el  Te-Deum  y  sacrificio 
de  gracias  al  Cielo  con  reserva  de  S.  D.  M.  y  misa  cantada  por 
los  D.   Arias  Flórez,  Méndez  Vigo  y  Velez  Cosió.  En  el  patio  se 
celebró  la  mas  concurrida  sesión  claustral  donde  el  cursante 
D.  José  M.  García  del  Busto  (el  patriota  ovetense  de  1808)  recitó 
poética  introducción  al  acto,  mientras  los  doctores  Alvarez  Te- 
rrero y  San  Miguel  descubrían  los  retratos  del  Fundador  y  del 
gran  Magistrado,  antes  que  el  Dr.  Vega  Infanzón  leyese  el  notable 
discurso  en  que  ensalzó  la  ciencia  y  virtud  del  ejemplar  asturia- 
no, sus  muchos  servicios  á  la  patria,  su  amor  al  progreso  nacio- 
nal y  su  afán  y  sus  desvelos  por  la  pública  instrucción,  objeto 
de  su  ardor  constante,  resultando  asi  una  oración  de  subido  al- 
cance y  más  en  aquellos  tiempos.  En  otro  dia  se  dio  una  comida 
abundante  á  los  pobres  y  á  los  presos;  por  la  noche  se  repre- 
sentó el  drama  Premio  á  la  Sabiduría  con  música  de  D.  José 
Ferrer,  organista  de  la  Iglesia  Mayor  y  coros  de  D.  Juan  Paez, 
maestro  de  Capilla,  repitiéndose  la  obra  tres  noches,  alternando 
con  la  aplaudida  comedia  pastoril  Camacho  el  Rico,  de  Me- 
léndez  Valdés;  y  antes  de  las  funciones  teatrales  ejecutadas  por 


—  155- 
estudiantes  recitó  una  introducción  el  cursante  D.  Ángel  Vallejo, 
más  tarde  Ministro  de  Estado.  El  dia  19  hubo  el  más  vistoso  pa- 
seo claustral  por  las  calles  de  Oviedo  con  escolta  de  tropas,  que 
hacia  salvas,  y  en  medio  de  la  Corporación  iban  ocho  niños  re- 
presentando de  dos  en  dos  la  Ciencia,  Agricultura,  Artes  y  Co- 
mercio, llegando  todos  al  patio  de  la  Universidad,  en  cuyo  cen- 
tro y  sobre  artístico  pedestal  cercada  por  otros  grupos  emble- 
máticos, se  elevaba  la  estatua  de  Jovino  coronado  y  la  ins- 
cripción siguiente: 

VIRTUTI  ET  SAPIENTAE 

ÜASPARI   JOVE-LLANOS  GEGIONENSI. 

ASTURUM  DELIC1IS. 

HISPANORUM  SPEI. 

MONUMENTUM  HOC  AMOR1S 

STUDIOSAE  1UVENTUTI  EXEMPLAR 

ERIGÍ.  IUSSIT 

OVETENSE    LICOEUM 

XIV.   CAL.  IUN 

ANN  SALUT  CIOlDCCXCVIII. 

Así  fué  la  primera  estatua  erigida  al  célebre  asturiano,  alre- 
dedor de  la  que  bailaron  los  bien  dispuestos  niños  y  cantaron 
con  letra  de  González  Villarmil,  racionero  del  Real  Instituto  As- 
turiano, y  música  de  Laralegui,  organista  de  la  Catedral  (1).  De 
propósito  nos  hemos  detenido  en  estas  fiestas  porque  son  ex- 
presión de  ideas  y  esperanzas  que  entonces  alimentó  la  Univer- 
sidad de  Oviedo. 

Conforme  á  los  Estatutos  viejos  se  celebraban  diariamente 
en  la  capilla  una  ó  dos  misas  por  los  capellanes;  y  funciones  re- 
ligiosas en  días  de  la  Asunción  de  la  Virgen,  San  Lúeas,  San  Mar- 
tín, Santos  Doctores  de  la  Iglesia  (la  de  San  Ambrosio  fué  dotada 
con  un  censo  por  el  Doctor  D.  Diego  Sánchez  Escandón  y  Noriega 
en  1685)  y  Santa  Catalina,  única  que  aún  subsiste.  Antes  se  con- 
memoraba con  mayor  solemnidad,  corriendo  la  misa  cantada  á 
cargo  de  los  canónigos  Doctores  con  todo  el  servicio  de  la  Cate- 


(«)  Vcasc  « Noticia  de  los  públicos  regocijos  con  que  la  Real  Universidad  literaria  de 
Oviedo  celebró  la  feliz  elevación  de  su  hijo  el  Excmo.  Sr.  D.  Gaspar  Melchor  de  Jovc-Llanos 
Caballero  del  orden  de  Alcántara,  del  Supremo  Consejo  de  Castilla,  Embajador  en  la  Corte  de 
Rusia:  á  la  Secretaria  de  listado  y  del  Despacho  Universal  de  Gracia  y  Justicia  de  España  é  In- 
dias, dedicada  al  mismo  Excmo.  Señor.  En  Oviedo.  Por  el  impresor  de  la  misma  Univrrsidad.» 
íLe  precede  una  carta  dedicatoria  dirijida  al  Sr.  Jovellanos).  Oviedo  1798,  88  páginas. 


-i56- 

dral,  siendo  el  orador  miembro  del  Cabildo  ó  del  Claustro, 
mientras  se  disponían  fiestas  profanas  por  los  estudiantes,  re- 
presentando frecuentemente  comedias  en  el  patio  del  Estable- 
cimiento ó  disponiendo  iluminaciones  y  serenatas,  que  llegaron 
hasta  los  inolvidables  días  escolares  del  autor  de  este  modesto 
übro  (1), 

En  tal  festividad  el  Rector  costeaba  una  cena  para  los  doc- 
tores y  dependientes,  cambiada  después  por  un  refresco  al 
Claustro,  á  cayos  individuos  se  daban  dos  libras  de  conserva  ó 
confitura  y  un  frasco  de  vino  de  Ribadavia,  así  como  una  me- 
rienda de  pemiles  y  vino  á  los  oficiales.  Cambió  el  refresco,  se- 
gún las  épocas  y  los  gustos,  y  últimamente  se  dio  propina  á  los 
ministros,  sirviendo  aguas  compuestas  y  chocolate  á  los  docto- 
res, que,  ú.  su  vez,  por  San  Maitín,  daban  una  comida  al  pre- 
sidente (2). 

En  natalicios,  juras,  matrimonios  y  lutos  regios  también  se 
hacían  demostraciones  de  alegría  y  duelo,  según  los  casos.  Que- 
da  hecha  relación  de  las  exequias  por  Felipe  IV,  y  ahora  dire- 
mos que  con  el  Principado  y  Ciudad  se  asoció  el  Claustro  á  las 
fiestas  ofktiales  en  actos  de  proclamar  al  apocado  niño  Car- 
los U  y  en  sus  dos  estériles  matrimonios.  Cuando  la  muerte  del 
último  rey  austríaco  hubo  dificultades  y  excusas  para  túmulo, 
misas,  sermón,  etc.,  por  la  penuria  de  los  fondos  universitarios 
y  el  Doctor  Dorado  no  pudo  pronunciar  el  panegírico  porque 
vestía  hábito  de  la  Orden  Tercera  con  voló  que  había  hecho  para 
toda  la  vida  (5).  Al  advenimiento  de  Felipe  V  hizo  la  Universi- 
dad, al  lado  de  la  Provincia,  manifestaciones  expresivas  de  su 
adhesión  al  nuevo  monarca,  auxiliándole  también  cuanlo  pudo, 
nutriendo  con  alumnos  voluntarios  el  personal  de  oficiales  y  sol- 
dados del  Regimiento  de  Asturias,  que  mandó  el  Vizconde  de 


[i\  «El  Sr.  Tcdi-o  Ruiz,  comisario  nombrado  por  l.i  Universidad,  solicitó  los  bancos  dtl 
Municipio  patí  lai  comedias  que  habían  determinado  representar  en  las  próximas  vacaciones 
&  honor  y  culto  de  la  píori osa  Santa  Catalin.i;  y  por  el  nuevo  privilegio  que  el  Claustro  mere- 
ciera de  ¿v  M..;  1 1  l  i  d  i  r.- 1 » d  i  ■  concurrir  á  las  funciones  los  scnoies  regidores  que  gustaran».  Acta  mu 
nicipn)  de  17  dt  Diciembre  de  1756.  (Colección  históricodif>Lunaticn  d/l  Ayuntamiento  de  Oi'ie- 
tff,  por  IX  t¡.  M.  Vigil). 

!  í)  Archivo  de  U  Universidad. — Claustros  de  3,  to,  10,  18  y  3  de  Noviembre  respectiva- 
mente de  lo*  años  1654,  1666,  1786,  1796  y  1803. 

(31     En  la  discusión  claustral  para  estos  funerales,  se  oyeron  estas  palabras: 
—  "E*  materia  de  sacristanes  decir  una  misa  por  el  Rey  Nuestro  Señor:- 
Reconvino  el  Rector   al    P.  M.  Fr.    Pedro  de  Santo  To\ia>    y    c»te  <e  cv.jusó   m,inift.st.v.'' j 
*qiít  *u  dicho  ya  era  anicrior,  y  había  pasado,  dirigido  al  compañero  próxima   y  no  á  S     Seño- 
ría ni  al  DÉltUro.  ■  1  Clan1  tro  de  17  de  Noviembre  de  1700/. 


I 


—  157  — 

Puerto,  después  famoso  y  sabio  Marqués  de  Santa  Cruz  de  Mar- 
cenado. Lloró  la  muerte  de  Luis  I  y  en  1746  la  del  animoso  Fe- 
lipe, su  padre,  que  por  segunda  vez  había  tomado  las  riendas 
del  Gobierno;  celebró  el  advenimiento  de  Fernando  VI  como 
deploró  los  fines  de  su  reinado  de  paz  y  de  esperanzas,  pre- 
cursor del  de  Carlos  III,  la  era  de  nuestro  progreso,  después  in- 
terrumpido. En  estas  y  otras  ocasiones  dispuso  el  Claustro  fies- 
tas religiosas  en  su  capilla  y  músicas  en  el  patio,  cuando  no  en- 
viaba además  comisiones  á  la  corte,  recibiendo  en  alguna  ocasión 
orden  de  no  hacerlo  y  que  bastaba  testimonio  del  acuerdo  claus- 
tral ó  su  asociación  á  los  festejes  y  ceremonias  de  la  Junta  Ge- 
neral del  Principado,  por  cuyo  conducto  recibía  frecuentemente 
los  avisos.  Fueron  notorias  las  fiestas  de  la  Universidad  cuando 
el  natalicio  de  los  Infantes  gemelos  Carlos  y  Felipe  de  Borbón 
y  ajuste  de  la  paz  con  la  Gran  Bretaña  en  1783  y  en  la  procla- 
mación de  Carlos  IV  en  1790. 

Aparte  de  las  diversas  funciones  religiosas  de  que  se  hizo 
mérito,  no  es  de  omitir  que  la  antigua  hermandad  claustral  dis- 
ponía honras  fúnebres  primeramente  con  sermón  y  elogio  en 
los  casos  de  fallecimiento  de  sus  catedráticos,  maestros  y  doc- 
tores residentes  en  la  ciudad,  y  después  con  más  sencillez  ade- 
más del  oficio  general  de  difuntos,  que  se  decía  en  el  mes  de  No- 
viembre. Fueron  singulares  y  solemnísimos  los  dispuestos  cuan- 
do la  muerte  del  insigne  favorecedor  de  la  Universidad  é  inolvi- 
dable Obispo  Sr.  Pisador  en  1791,  así  como  en  1794  por  el  ce- 
lebérrimo catedrático  P.  Feijóo  (1).  Antes,  por  uno  y  por  otro 
se  acordaron  rogativas  para  alcanzar  su  salud,  y  también  se  pe- 
dían favores  al  Cielo  en  días  de  angustia  nacional  como  cuando 
la  guerra  con  Francia  en  dicho  año  de  1794. 

(xt  — «Oración  fúnebre  que  en  las  solemnes  exequias  consagradas  por  la  Universidad  de 
Oviedo  á  la  tierna  y  piadosa  memoria  M.  O  R.  N.  de  el  111.  Sr.  D.  Agustín  González  Pisador, 
Obispo...  etc  .  dixo  el  Dr.  D.  Rodrigo  Valdcs  Alas,  de  el  gremio  y  Claustro  de  Teología  de  la 
dicha  Universidad,  catedrático  de  Filosofía,  que  h:»y  en  ella,  arcipreste  de  el  partido  de  Pilona, 
cura  párroco  de  la  de  San  Pedro  de  Villamnyor  y  apoderado  de  todos  los»  párrocos  y  clero 
de  este  obispado,  congregados  en  sínodo  diocesano,  etc.  Con  licencia:  en  Oviedo,  año  de 
MDCCXC1:  por  D.  Francisco  Diaz  Pedregal,  impresor  de  este  Principado  y  su  Universidad  y 
socio  de  Mérito  de  la  Real  Sociedad  de  el*. 

—  «Oración  fúnebre  que  en  las  solemnes  exequias  que  la  Universidad  de  Oviedo  consagró  el 
día  77  de  Noviembre  de  este  año  de  1794  á  la  inmortal  memoria  del  ilustrisimo  y  Reverendísimo 
Sr.  U.  J.  Benito  Gerónimo  Feijóo  y  Montenegro,  del  Consejo  de  S  M  y  catedrático  de  Prima 
jubilado  en  cMa,  dixo  el  Sr.  Doct.  D.  Alonso  Francos  Arango,  colegial  mayor  que  fué  en  el 
mayor  del  Arzobispo  de  la  Universidad  de  Salamanca  y  en  ella  cathedrático  de  Philosopia, 
Canónigo  Magistral  de  la  Santa  Iglesia  de  Tuy,  visitador  y  examinador  synodal  de  aqnel  Obis 
pado  y  al  presente  Canónigo  Magistral  y  Dignidad  Maestreescuela  de  la  Santa  Iglesia  de  Ovie- 
do, examinador  sinodal  de  este  Obispado  y  calificador  de  la  Suprema  y  general  Inquisición. — En 
Oviedo  por  Francisco  Diaz  Pedregal. — Año  de  1765». 


-i58- 

Además  de  estos  homenajes  religiosos,  en  oíros  profanos  con- 
venía la  corporación  académica;  ya  saludaba  á  los  alumnos 
distinguidos  en  sus  ascensos  ó  ya  felicitaba  periódicamente  el 
año  nuevo  y  Pascuas  al  Presidente  del  Consejo  de  Castilla,  á 
los  Consejeros  Catedrero  ó  Superintendente  y  Director,  al  Pa- 
trono, á  los  Cancelarios  y  Rectores  de  las  Universidades  mayo- 
res y  á  aquellos  hijos  predilectos  colocados  en  altas  dignidades; 
asi  como  en  Oviedo  al  Gobernador  del  Principado,  al  R.  Obispo 
(notando  en  1678  que  no  las  había  devuelto),  al  Regente  de  la 
Real  Audiencia,  al  Juez  de  la  Ciudad  y  á  los  Abades  y  Priores 
de  Monasterios  y  Conventos  de  la  capital  y  provincia. 

También  las  Autoridades  superiores,  que  llegaban  á  la  Capi- 
tal, se  anunciaban  y  ofrecían  al  Claustro  en  atentas  cartas,  que 
este  contestaba  con  deferencia  suma  ó  enviaba  comisarios  para 
saludarles.  El  Cabildo  Catedral  se  apresuraba  siempre  á  invitar 
al  Claustro  para  que  sus  Doctores,  canonistas  y  teólogos,  so 
opusieran  á  las  vacantes  canongías  de  oficio,  y  también  nuestra 
Escuela  daba  cartas  de  recomendación  á  sus  hijos  cuando  mar- 
chaban á  otros  cabildos  ó  Universidades  para  tomar  parte  en  los 
actos  de  oposición. 

Otra  personalidad  notoria  con  relación  á  la  Universidad  de 
Oviedo  fué  su  Patrono,  el  representante  déla  familia  de  Valdés- 
Salas  y  sucesores,  á  quienes  en  el  largo  y  dispendioso  juicio  de 
la  testamentaría  del  Arzobispo  D.  Fernando  se  les  adjudicó  el 
Patronato  mermado  y  honorífico.  Como  apretadamente  se  mos- 
tró el  sobrino  del  Fundador  espléndido,  así  se  condujeron  los 
sucesores  porque  no  resultaron  de  gran  relieve  sus  actos  de  ge- 
nerosidad y  protección  hacia  la  Escuela.  Titulábanse  (entre  otros 
honores  y  prerrogativas)  tales  patronos,  solus  el  irisolidum 
de  las  memorias,  patronatos  y  obras  pías  del  llustrisimo  Inquisi- 
dor en  la  iglesia  de  Santa  María  de  Salas,  Universidad  y  Colegio 
de  San  Gregorio  en  Oviedo  y  del  de  San  Pelayo  en  Salamanca, 
hospital  de  Uelmonte,  alféreces  mayores  de  la  villa  y  concejo  de 
Salas  etc.;  pero,  es  de  advertir,  que  en  la  Universidad  solamente 
les  correspondían  los  nombramientos  de  Catedrático  de  Lengua 
griega  (por  derivación  colegial),  de  Secretario,  Bedel,  Capella- 
nes, Sacristán  y  Portero  en  condiciones  conseguidas  do  ios 
primeros  testamentarios;  que  asi  limitaron  tales  prerrogativas 


-159- 

universitarias  con  previsora  adivinanza  (1).  El  mayorazgo  de  los 
Valdés  Osorio  y  Valdés  Cardona  se  unió  y  confundió  sucesiva- 
mente, entre  otros  vínculos  y  privilegios  de  los  Acevedo,  Ló- 
pez de  Zúñiga,  Alvarez  de  Toledo,  Portocarrero,  Filz-James  y 
Estuart,  con  los  marquesados  de  Mirallo  y  Valdunquillo,  conda- 
dos   de  Miranda  y  Montijo,  ducados  de  Peñaranda,  Montoro, 
Bervik  y  Alba,  etc.,  éstos  últimamente.  Las  relaciones  de  la  Uni- 
versidad y  los  Pairónos  variaron  entre  cordiales  y  de  prevención 
ó  reserva  por  parte  de  aquélla,  particularmente  en  casos  de  in- 
gerencia de  los  segundos,  que  tomaban  posesión  enviando  sus 
apoderados  al  Claustro;    éste  los  recibía   «sin  salir  del  cancel 
de  la  sala»,  los  sentaba  entre  los  doctores  y  los  despedía  ense- 
guida sin  salir  de  la  estancia.  En  1676  el  Claustro  denegó  á  la 
Ciudad  el  permiso  solicitado  para  representar  comedias  dentro 
del  patio  en  la  festividad  de  Santa  Eulalia,  porque  la  Patrona  ha- 
bía comunicado  la  muerte  de  sus  hijos  y  estaba  la  Universidad 
de  luto;  dos  años  después  preguntaba  el  Patrono  sobre  la  censu- 
rable conducta  del  Rector  del  Colegio  gregoriano  y  se  le  res- 
pondió que  era  buena;  y,  cuando  se  daba  cuenta  de  la  defunción 
de  los  titulados,  al  acordar  honras   fúnebres,  se  advertía  que 
era  sin  ejemplar.  Pretendieron   una  vez   remover  al  Secretario 
claustral  y  nombrar  á  un  criado,  que  llegó  y  presentó  el  titulo, 
mas  no  alcanzó  posesión  porque  la   Universidad  no  consintió  en 
la  remoción  de  un  buen  empleado  mostrándose  dispuesta  á  de- 
•   tenderse  ante  el   Real  Consejo;  se  aquientó  así  el  procer  nom- 
brador,  que  mas  tarde  designó  para  secretario  con  futura  suce- 
sión á  la  muerte  de  aquél,  á  sustituto  del  que  aquí  funcionaba. 
Lo  mismo  hizo  con  otros  dependientes  en  varias  ocasiones  de- 
signando su  remplazo  para  lo  porvenir,  haciendo  hereditario 
de  este  modo  el  oficio  de  dependientes,  que  pasaba  de  padres  á 
hijos  ó  á  deudos  próximos.  En  uno  y  otros  casos  el  Patrono,  se- 
ñor de  la  casa  de  Valdés  de  Salas,  enviaba  los  títulos  á  conoci- 
miento y  conformidad  del  Claustro  para  ser  copiados  al  pié  de 
las  actas,  siendo  de  advertir  que  en  algunos  oficios  se  nombra- 
ba á  mujeres  como  en  1747  á  María  y  Dorotea  Cadrecha,  que 
pusieron  con  la  correspondiente  fianza  á  personas  idóneas  para 


íi)    Vea<c  Capitulo  I,  pág.  38. 


—  i6o  — 

desempeñar  los  cargos  en  que  no  podían  entrar  por  inconve- 
nientes del  sexo. 

Como  se  vé,  la  verdadera  intervención  patronal  era  modes- 
ta, reducida  á  designar  tales  dependientes,  que  tenían  escasa  con- 
sideración y  vivían  míseramente.  Bedel,  Fiscal,  Capellanes,  Al- 
guacil, Sacristán  y  Relojero  se  quejaron  que  en  agasajos  ú  obse- 
quios de  la  Corporación  y  grados  tenían  sitio  y  mesa  aparte, 
cuando  por  antigua  costumbre  y  posesión  refrescaban  dentro  de 
la  sala  claustral,  y  aspiraron  á  la  primitiva  confusión;  pero  se 
les  negó  un  día  y  otro,  y  únicamente  después  se  permitió  á  los 
capellanes  aunque  con  debida  separación  en  los  asientos.  Ade- 
más en  épocas  de  penuria  académica,  que  fué  repetida,  vivieron 
estos  oficiales  en  apuro  grande  y  necesidad  mayor,  pues  en  oca- 
siones representaron  sobre  la  desnudez  y  el  hambre  en  que  vi- 
vían, pidiendo  al  Claustro  limosna  de  ropas  ó  algo  del  salario 
atrasado  para  poder  subsistir  y  presentarse. 

Estos  eran  los  nombramientos  que  hacía  el  Patrono  que,  con 
más  acierto  aunque  el  derecho  fuera  discutible,  representó  al 
Claustro  para  reintegrar  á  los  colegiales  de  San  Gregorio  en  la 
posesión  y  costumbre  viejas,  que  se  les  había  negado,  de  sentar- 
se en  los  bancos  doctorales  pero  el  Cuerpo  universitario  apeló 
al  Consejo  en  asunto  de  tan  poca  monta  mientras  no  hizo  debida 
consideración  á  muy  atinada  observación  del  mismo  Patrono 
cuando  éste,  extralimitándose,  se  quejó  de  que  se  quisiera  cam 
biar  una  cátedra  de  Matemáticas  por  otra  de  Moral.  Y  es  que 
nunca  se  quiso  admitir  más  patronato  que  el  honorífico  ( 1). 

El  gobierno  de  la  Universidad  estaba  en  el  Claustro,  princi- 
palmente en  el  Rector  y  demás  cargos  académicos. 

En  1 1  de  Noviembre  se  verificaba  la  elección  rectoral  en  la 
Capilla  del  Establecimiento,  de  advocación  de  San  Gregorio.  Se 
leían  los  Estatutos  Viejos  y  Nuevos  en  lo  referente  á  la  designa- 
ción de  oficios;  los  asistentes  juraban  su  observancia  ante  la  Cruz 
y  los  Evangelios,  el  Sr.  Rector  saliente  pronunciaba  breves  pala- 
bras solicitando  que  se  le  dispensaran  las  faltas  que  pudiera  ha- 
ber cometido  en  el  ejercicio  de  su  autoridad  y  terminaba  propo- 
niendo para  sucesor  entre  los  individuos  del  Claustro,  que  lo 


! 


(i)    Archivo  de  la  Universidad.  — Claustros  diferentes  en  1676,  1678,  i6q6,  1699,  1700,  17S3. 

1784,  1738. 1790  y  1783- 


—  161  - 

pudieran  ser,  ó  entre  los  Prevendados  del  Cabildo  Catedral  que 
lo  fueron-  continuamente,  porque  aquí  no  podía  ser  Rector  un 
estudiante  como  en  otras  Universidades,  si  bien  lo  propuso  uno 
de  los  Rectores  (1),  que  no  fué  seguido.  El  catedrático  decano  ó 
graduado  más  antiguo  daba  las  gracias  al  Jefe  cesante  por  el 
celo  y  amor  con  que  había  desempeñado  el  cargo  y  le  suplicaba 
continuase  por  un  año  más,  cosa  que  sucedía  alguna  vez  previas 
excusas  que  dictaba  la  modestia.  La  designación  fué  en  varias 
ocasiones  por  unanimidad  ó  en  concordia;  pero  cuando  se  hacía 
elección  era  ésta  secreta,  debiendo  alcanzar  mayoría  canónica 
el  elegido.  Designado  éste,  pasaban  dos  doctores  á  felicitarle 
y  acompañarle  al  Claustro,  micnlras  seguían  las  elecciones  de 
los  otros  cargos  de  Primiciero,  Consiliarios,  Claveros,  Examina- 
dores de  Latinidad  y  de  Artes,  Revisores  de  cédulas  de  curso  y 
de  Conclusiones  para  grados,  Directores  de  Academias  y  Protec- 
tor del  Colegio  de  Santa  Catalina  de  Huérfanas  recoletas,  de  pa- 
tronato del  Claustro,  etc.  Después  entraba  en  la  Capilla  el  Rector 
electo  precedido  de  los  oficiales  y  ministros  con  los  comisarios  de 
enhorabuena,  daba  las  gracias  y  prestaba  el  juramento  de  «usar 
y  ejercer  el  empleo  guardando  en  todo  el  servicio  de  Dios,  bien 
de  esta  Universidad  y  estudiantes  de  ella  y  la  fiel  observancia 
de  sus  Estatutos)  (2;.  Después  se  le  acompañaba  á  su  casa  con 
toda  solemnidad  precedido  de  sus  pajes,  porque  el  Claustro  los 
impuso  á  los  Rectores  como  de  su  continuo  acompañamiento 
para  más  realce  del  puesto. 

El  Rector  nombraba  libremente  al  Vice-Rector  en  casos  de 
ausencia  continuada,  y  entonces  el  propuesto  juraba  el  cargo, 
con  las  mismas  formalidades  que  el  propietario. 

Uno  y  otro  daban  la  orden  para  la  citación  y  convocatoria  á 
Claustros,  recomendando  la  asistencia  pena  preciti,  multas 
para  el  Arca  y,  á  veces,  conminando  con  excomunión;  se  indi- 
caba el  asunto  del  Claustro,  y  el  bedel  daba  fe  de  haber  citado 
nominalim. 

Con  frecuencia  en  las  reuniones  claustrales  fué  objeto  de 
contiendas  el  concurso,  la  sustitución  y  la  jubilación  de  cáte- 
dras; pero  mucho  también   la  designación  de  comisarios  para 


-i)     Archivo  de  la  Universidad.  — Claustro  de  10  de  Noviembre  de  X674. 
12 1    Véase  Apéndice   X. 


—  162  — 

la  Corte  (donde  había  además  un  Agente  de  negocios  gratificado) 
en  asuntos  de  importancia  para  la  Universidad  como  lo  fueron 
los  tan  frecuentes  apremios  económicos  y  necesidad  de  dotar 
decorosamente  las  cátedras. 

En  1783  fué  propuesto  el  Dr.  Canga-Arguelles  con  viva  opo- 
sición del  Dr.  Francos:  porque  Campomanes  no  quería  comisiona- 
dos «pues  bastaba  su  persona»,  y  así  tal  viaje,  no  indicado  en 
la  convocatoria,  podía  esperar  á  ser  consultado  con  el  Conde 
«por  no  ser  puñalada  de  picaro»;  pero,  sí  se  acordaba,  dejando 
á  salvo  las  buegas  dotes  del  doctor  propuesto,  mejor  era,  dijo, 
elegir  á  un  Regular  benedictino  que  en  Madrid  tendría  casa  é  in- 
fluencia de  su  Orden,  bastándole  pocas  dietas  para  gastos.  Más 
Canga-Arguelles  fué  nombrado  y  meses  después  dio  cuenta  de 
su  acertado  cometido  (visita  de  la  Abadía  de  Arbás,  reforma  de 
las  Academias,  cátedra  del  Magistral  en  la  Universidad,  arreglo 
de  los  Colegios  dé  San  Gregorio  y  de  Recoletas,  ampliación  del 
fuero  escolástico,  abogacía  de  los  Doctores  en  la  Audiencia  sin 
examen,  etc.)  aprobándose  sus  gestiones,  que  debería  ultimar  al 
regresar  á  Madrid  (porque  había  obtenido  cargo  en  la  magistra- 
tura), pudiendo  disponer  como  quisiera  cde  los  doce  jamo- 
nes» (sic)  dejados  en  poder  del  Agente;  y  se  acordó  darle  por 
ahora,  con  el  importe  de  la  cuenta  de  gastos  y  data,  doscientos 
doblones  de  gratificación.  Entonces  fueron  de  oir  las  protestas 
de  los  Doctores  Faes,  Francos  y  Prado  diciendo,  entre  otras  co- 
sas, que  el  comisionado  había  ido  á  Madrid  para  lograr  la  fisca- 
lía de  la  Audiencia  de  Zaragoza  «en  que  se  ocuparía  lo  más  del 
tiempo».  Y  la  cuenta  y  suplemento  generoso  fueron  pagados 
pur  aquel  Claustro  que,  días  después,  acordaba  «tomar  parte  en 
la  rifa  de  unas  casas  en  Madrid»,  adquiriendo  treinta  suertes, 
quince  para  la  Universidad  y  quince  para  el  Colegio  de  Huérfa- 
nas (1). 

Corriendo  el  año  de  1795,  otro  comisionado  elegido  por  el 
Claustro,  Dr.  Torres,  dio  cuenta  de  sus  gestiones  en  asuntos 
análogos  á  los  de  1783  y  también  del  Seminario  mandado  esta- 
blecer en  el  edificio  de  la  Compañía  de  Jesús  de  Oviedo.  La 
cuenta  de  gastos  era  de  3.602  reales  y  la  de  las  dietas.de  77.548, 


(i)     Archivo  de  la    Universidad. — Claustros    tic    21    de  Febrero,    26    de   Marzo    y  x.°    de 
Abril  de  1784. 


-i63- 

por  cuyas  sumas  había  recibido  12.072,  resultando  subido 
alcance  que  donaba  al  Claustro;  y,  aunque  éste  lo  estimó 
en  expresivo  voto  de  gracias,  trató  de  recompensarle,  en  vista 
del  fondo  sobrante  de  20.000  reales  que  había  en  el  Arca, 
con  15.000,  consignándose  que  era  bien  poco  para  una  co- 
misión de  más  de  seis  años,  cuando  tan  generosamente  había 
sido  correspondido  el  Sr.  Canga  por  una  ausencia  de  seis 
meses  (1).  El  Sr.  Torres  volvió  á  Madrid  y,  como  su  colega, 
allá  quedó  desempeñando  alto  cargo;  porque,  cifras  aparte, 
fueron  dos  magistrados  de  subido  mérito  y  profunda  ciencia. 
Más  los  dichos  datos  son  elocuentes  para  los  que  $icen  que 
«todo  tiempo  pasado  fué  mejor.» 

Sesión  pública  y  muy  solemne  del  Claustro  era  la  de  la  aper- 
tura de  curso  por  San  Lucas,  congregada  la  Corporación,  á  falta 
del  moderno  Paraninfo,  en  la  cátedra  de  término  de  Cánones, 
á  donde  entraba  precedida  del  tambor  y  clarín  de  la  Ciudad, 
amenizando  el  acto  bien  la  Capilla  de  la  Catedral  ó  la  música 
del  Regimiento  provincial.  Un  doctor  pronunciaba  elocuente 
oración  latina  y  después  el  Rector  daba  por  comenzado  el  nue- 
vo año  académico;  y  acompañado  de  catedráticos  y  de  la  bulli- 
ciosa estudiantina,  que  ocupaba  el  patio  y  crugías  del  edificio,  se 
trasladaba  á  la  Capilla  para  oir  todos  la  Misa,  después  de  la  qué 
el  Secretario  pasaba  con  antigua  cruz  de  plata  y  el  sagrado  libro 
ante  el  reclinatorio  rectoral  y  allí  los  catedráticos  y  sustitutos 
prestaban  el  juramento  de  bcne  legcndo. 

Para  mayor  realce  del  acto  ofreció  el  Rector  en  1792  un 
doblón  de  á  ocho  al  más  adelantado  estudiante  que  en  la  aper- 
tura pronunciase  una  oración  panegírica  de  las  cosas  de  esta 
Universidad  y  varones  que  la  ilustraron.  No  era  idea  del  todo 
innecesaria;  pero  fué  irrealizable  cuando  se  contestó  que,  por  no 
haber  catedrático  de  Retórica,  no  sabían  los  estudiantes  llenar 
su  cometido  á  la  altura  de  la  Corporación  y,  por  otro  lado,  ca- 
recía de  recursos  para  continuar  la  costumbre.  Uno  y  otro  he- 
cho se  prestan  á  no  muy  halagüeños  comentarios. 

También  en  este  acto  el  Rector  recibía  y  devolvía  al  Secre- 
tario el  sello  de  la  Universidad.  Bajo  el  sombrero,  cruz  y  cordo- 


(t)    Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  16  de  Marzo  de  1795. 


—  164  —    " 

nes  arzobispales  representaba  el  escudo  heráldico  de  los  Valdés 
(en  campo  de  plata,  tres  barras  azules  con  diez  cruces  de  San 
Jorge  de  Inglaterra)  y  al  rededor  se  leía  esla  inscripción:  St'gi- 
l/um  Roque  Cniversitatis  Ocetrnsis. 


t 


-i6S- 


CAPÍTULO  IX 


Siglo  XIX. — El  ministro  universal  Godoy.—  Plan  ele  Estudios  de  1807. — Nece- 
sidad de  recursos  para  la  Universidad  de  Oviedo  y  arbitrio  provincial  sobre 
el  vino. — Revolución  de  1808.— El  Claustro  y  los  Estudiantes  ovetenses  en 
el  alzamiento  provincial  y  guerra  de  la  Independencia.— Restauración  de  la 
Enseñanza  en  18 1 2.— Libertad  de  Fernando  VII  y  reacción  de  18 14. — Visi- 
ta  decretada   contra  la    Universidad    de    Oviedo.  —  Se    retrocede   al   pian 
de   1774. —Grave  incidente   rectoral.— Disposiciones  económicas. — Espíritu 
liberal  de  la  Escuela    en    1820. — Plan  de  enseñanza  en  1821. — Nueva  reac- 
ción en  1823.  — Sus  resultados. — Plan  de   1824.  — Director  universitario. — 
Intentos  de  restablecer  las  cátedras  de  Medicina.— Clausura   de  las   Univer- 
sidades.—Fundación  de  la  Cátedra  de  Religión  por  el  Sr.  Pérez  Villamil. — 
Reinado  de  Isabel  II.—  Guerra  civil  é  intolerancia. — Vicisitudes  de  la  ense- 
ñanza.—Recursos. — Ultimas  manifestaciones  del  Patronato  universitario. — 
Reformas  en  1836.— Apoyo  á  la  Universidad  por  la  Sociedad  Económica  de 
Amigos  del  País  de  Asturias. —Mejora  la  condición  del  profesorado.— Inno- 
vaciones universitarias — Cátedras  y  Academias. — Libros  de  texto.  — Rentas 
de  la  Universidad  cuando  la  centralización  económica. — Arreglo   de  la  Fa- 
cultad de  Leyes  en    1842.  — Reglamento  interior   de   la  Universidad  y  otras 
disposiciones  en  1843. 


En  la  medida  del  tiempo  llega  su  turno  al  siglo  xix,  el  de 
las  grandes  reformas  y  trascendentales  acontecimientos,  en 
que  la  Instrucción  pública  tomó  prodigioso  vuelo  perfeccionán- 
dose cada  vez  más  como  las  otras  instituciones  sociales.  Años 
fueron  de  lucha  y  controversia,  de  agitación  y  revoluciones  para 
alcanzar,  por  fin,  frutos  sazonados  después  de  tantos  y  tan  costo- 
sos sacrificios  de  nuestros  padres. 

Regía  aparentemente  los  dominios  de  España  el  débil  Car- 
los IV,  entregado  á  su  favorito  y  ministro  universal  D.  Manuel 
Godoy,  figura  discutida  en  su  encumbramiento  singular,  en 
su  capacidad  insegura,  en  sus  acto$  extraños  de  onnímodo  po- 
der. La  historia  imparcial  le  acusa  de  gravísimos  errores  políti- 


—  1*66  — 

eos,  de  tremendos  abusos  de  mando  y  de  las  más  injustas  perse- 
cuciones á  tantas  ilustres  personalidades  del  país  y  á  benemé- 
ritos magistrados,  sin  detenerse  ante  la  virtud  y  la  inocencia 
como  sucedió  con  Jovellanos.  Doctos  escritores,  sin  embargo, 
rehabilitan  en  parte  la  significación  del  llamado  Príncipe  de  la 
Uüz,  examinando  con  datos  no  muy  conocidos  ciertos  sucesos 
para  demostrar  que  durante  sus  muchos  años  de  Gobierno  pro- 
tegió y  levantó  á  literatos  distinguidos  y  se  interesó  por  refor- 
mas nulos  en  la  enseñanza.  Le  cupo  ciertamente  una  época muy 
eombatkla  y  vacilante,  unas  veces  propensa  al  amplio  criterio  de 
apremiantes  reformas  y  otras  veces  inclinada  al  retroceso  y  al 
molde  viejo  de  gobierno;  pero  todo  sin  firmeza  y  con  voluntad 
caprichosa,  porque  así  en  unos  días  se  aprisionaba  á  la  prensa 
como  en  otros,  cual  nota  un  juicioso  pensador,  se  publicaban  y 
encarecían  el  tratado  de  la  Regalía  de  Amortización,  el  proyecto 
de  la  Ley  Agraria,  el  ensayo  sobre  la  antigua  legislación  de  Cas- 
tilla, las  de  Foronda,  las  doctrinas  económicas  de  Cabarrús,  las 
obras  de  Asso  y  de  Manuel,  de  Sempere  y  Villamil,  de  Salas  y 
Mendoza,  de  Garriga  y  Camino;  ó  las  traducciones  de  Domat  y 
de  Walel,  de  Filangieri  y  Pastoret,  de  Smith  y  Canard,  Millot  y 
Mably,  de  Berardi  y  Cabalario. 

Al  mismo  tiempo  se  habilitaban  los  estudios  que  los  seglares 
hicieran  en  conventos  para  recibir  grados,  y  poco  después  se  pu- 
blicaba aquella  asombrosa  tarifa  de  («gracias  al  sacar»  en  que 
se  dispensaban  cursos  para  grados  mayores  y  menores,  ó  se  con- 
cedían conmutaciones  de  facultades,  habilitación  para  oposicio- 
nes^ dispensas  para  grado  ele,  pagando  determinadas  cantidades; 
disposición  esta  muy  extraña  que,  para  atenuación  de  la  del 
Privado,  se  repitió  en  años  de  libertad  (1). 

Referido  queda  que  al  terminar  el  siglo  xvín  la  Universidad 
de  Oviedo  pedía  solemnemente  nuevo  plan  de  enseñanzas  ape- 
nas pasados  cinco  lustros  desde  que  regía  la  reforma  de  Cam- 
pomanes.  Ya  entonces  se  comenzaba  á  andar  muy  de  prisa. 

Avecinábanse  grandiosos  sucesos  cuando  nuestra  Escuela 
vio  colmados  sus  deseos  y  apareció  el  Plan  de  12  de  Julio  de 
1HÜ7,  que  ocupó  detenidamente  al  Claustro.  Esta  nueva  ley,  fa- 


{t)    Tarifas  de  13  de  Mayo  de  1801  y  3  de  Junio  de  x8aa. 


■ 


-i67- 

mosa  en  los  anales  de  la  Instrucción  Pública,  acusada  de  inno- 
vadora y  de  funesta,  apenas  tuvo  vida,  pues  el  levantamiento  y 
guerra  cuando  la  invasión  francesa  y  las  variaciones  y  aconteci- 
mientos sucesivos  impidieron  desconocer  los  resultados  de  aquel 
cambio,  que  refrendaba  el  entonces  llamado  apicaro  Caballero» 
ministro  de  Gracia  y  Justicia,  muy  partidario  en  sus  buenos 
tiempos  del  célebre  favorito. 

La  reforma  era  en  verdad  provechosa,  y  así  lo  entendieron  los 
doctores  ovetenses  tratando  de  su  inmediato  establecimiento 
con  el  aumento  de  cátedras  consiguiente  para  el  qué  no  bastaban 
los  recursos  consegidos,  renovadas  que  fueron  en  1802  las  ya 
dichas  gestiones  de  1799  y  1800  con  acuerdo  una  vez  más  de 
la  benemérita  Junta  general  del  Principado.  D.  Antonio  Noriega 
de  Bada,  Tesorero  mayor  del  Reino,  participó  en  1807  la  suspi- 
rada concesión  de  un  arbitrio  de  16  maravedises  en  cántara  de 
vino  que  se  introdujera  por  puertos  secos  y  mojados  de  la  pro- 
vincia, servicio  que  reiteró  aquel  diligente  asturiano  cuando  se 
propagaron  voces  en  contra  del  tributo,  porque  «es  para  mí,  escri- 
bía, de  la  mayor  satisfación  todo  lo  que  contribuya  á  propagar 
las  laces  de  mi  país  y  á  la  conservación  ilustre  de  Cuerpo  litera- 
rio tan  respetable »> .  Se  ordenó  también  á  la  Provincia  por  ges- 
tiones del  Tesorero  asturiano  que  entregase  á  la  Universidad 
cuanto  hubiere  percibido  por  el  dicho  arbitrio  desde  1803,  mien- 
tras el  Gobierno  reclamaba  noticias  acerca  del  personal,  mate- 
rial y  rentas  de  la  Escuela  para  organizar  mejor    el  cambio; 
este  había  de  hacerse  cual  en  1736  por  comisión  mixta  de  dipu- 
tados y  catedráticos,  siendo  aquellos  en  1807  el  Marqués  de  Cam- 
posagrado  con  D.  Ignacio  Noriega  y  estos  D.  Francisco  Busto 
con  D.  Felipe  Vázquez.  Y  todavía  se  pretendían  más  recursos 
con  la  adjudicación  del  priorato  de  la  Catedral,  capellanía  de 
San  Ildefonso,  otros  beneficios  simples,  pensión  perpetua  sobre 
la  Mitra  etc.  para  aceptar  y   desarrollar  el  Plan  innovador  de 
Caballero  discrepando  en  detalles  la  comisión  informadora  (1). 
Mas  todo,  quedó  en  proyectos. 

La  revolución  de  J808  con  la  invasión  francesa  produjo  en 
la  ciudad  de  Oviedo  el  grito  unánime  de  ¡atrás  el  extranjero!  y 


(i)    Histeria  de  las  Universidades:  tom.  IV. 

12 


i 


—  i68  —     , 

los  estudiantes  y  catedráticos  de  su  Escuela  contribuyeron  con 
entusiasmo  á  la  atrevida  resolución  de  la  provincia  que,  la  pri- 
mera de  España,  retó  al  coloso  de  Europa,  al  genio  de  guerra. 
Escribe  el  Sr.  La  Fuente  (1)  que  los  escolares  de  Santiago,  To- 
ledo y  Valladolid  fueron  los  que  más  se  distinguieron  en  la  glo- 
riosa guerra  de  la  Independencia;  pero  sin  atenuar  en  nada  sus 
sacrificios  y  arranque  de  patriotismo,  refiere  también  la  historia 
(2)  el  ardor  y  decisión  con  que  nuestros  maestros  y  cursante? 
fueron  el  alma  del  movimiento  asturiano,  cuando  con  ardor  y 
valentía  dirigido  el  pueblo  por  Santa  Cruz,  Toreno,  Peñalva, 
Busto,  Miranda,  Llano  Ponte  y  otros  animosos  patriotas  gritaron 
¡á  las  armas!  para  arrojar  al  atrevido  invasor  de  la  Península. 
Un  hijo  y  doctor  de  la  Universidad  ovetense,  el  insigne  Pérez 
Villamil,  fué  quien  dictó  el  famoso  bando  del  Alcalde  de  Mósto- 
les  tras  del  eterno  día  2  de  Mayo,  bando  que,  apenas  recibido  con 
otras  correspondencias  en  la  capital  del  Principado,  fué  la  chispa 
que  incendió  é  hizo  explotar  aquí  el  santo  fuego  de  la  patria  com- 
primido por  los  gobernantes. 

Ante  la  conmoción  popular  del  9  de  Mayo  en  la  capital  astu- 
riana, donde  los  estudiantes  con  Piquero,  Riego,  San  Miguel,  Val- 
dés  (después  Generales)  y  otros  tuvieron  parte  principalísima,  el 
Claustro  «no  quiso  deliberar»,  permitió  hacer  por  encima  de 
rondas  y  consejos  rectorales  y  más  de  severas  ordenes  de  la  po- 
derosa Audiencia,  que  trasmitía  los  mandatos  de  Murat  á  fin  de 
que  los  escolares  marchasen  á  sus  casas  (3).  Los  catedráticos, 
miembros  algunos  de  la  Junta  general  del  Principado,  como  Bus- 
to, Vázquez,  Canella,  Rivera,  Vega,  Fernández  San  Miguel,  Ce- 
lleruelo  y  otros  conspiraban  con  el  Juez  patriota,  y  ellos  y  otros 
maestros  formaron  la  Junta  Soberana  de  Asturias,  que  retó  á 
Napoleón  y  levantó  el  Ejército  asturiano  en  los  últimos  días  de 
aquel  inolvidable  mes  de  Mayo.  La  Universidad  quedó  converti- 
da en  cuartel  y  en  almacenes;  de  sus  exhaustos  fondos,  que  su- 
maban 18.575  reales,  entregó  1.500  parala  tropa  y  1000  el  pau- 
pérrimo Colegio  de  Huérfanas  recoletas;  á  petición  de  Alvarez 


1 


(i)  Toreno,  Canga  Arguelles  y  Arteche  en  sus  «Historias  de  la  Guerra  de  la  Independen- 
cia». , 

Memorias  del  levantamiento  de  Asturias  en  ¡SoS  por  D.  Ramón  Alvarez  Valdés  (Ovie- 
do 1889). 

(a)     Véase  apéndice  XII. 

(3)     Archivo  de  la  Universidad:  Claustros  de  9,  10,  13,  21  y  31  de  Mayo  de  1808. 


—  169  — 

Acevedo,  Capitán  General  del  ejército  provincial,  acordó  con- 
siderar como  presentes  en  las  cátedras  á  la  mayoría  de  estudian- 
tes que  ya  formaban  entre  los  oficiales  y  soldados  batallando  con 
oí  audaz  y  poderoso  enemigo  de  la  patria;  y  si  pudo  celebrar 
solemne  Tedeum  por  victorias  en  1809,  ya  la  Corporación  no 
pudo  más,  porque  se  vio  sin  casa,  maestros  y  alumnos.  Aquella 
fué  objeto  del  saqueo  por  las  tropas  insaciables  de  Ney,  Bonet  y 
otros  caudillos  franceses,  que  allí  se  acuartelaron;  había  perdido 
sus  libros,  medios  de  enseñanza  y  alhajas  (1);  los  catedráticos, 
bien  andaban  errantes  con  la  Junta  Gobernadora  ó  residían  en 
comandancias  y  alarmas  del  país,  mientras  otros  figuraban  en 
la  insigne  y  nacional  Asamblea  de  Cádiz;  y  por  decreto  de  30  de 
Abril  de  1810  se  habían  suspendido  los  estudios  públicos,  que  se 
abrieron  por  otro  de  1811,  autorizado  en  Cádiz  por  el  ilustre 
Muñoz  Torrero,  cuando  se  prestó  juramento  al  Rey  cautivo  y 
obediencia  á  las  Cortes  extraordinarias.  (2)  Más  no  era  posible 
la  asistencia  de  los  cursantes,  que  peleaban  sin  descanso  contra 
las  fuerzas  napoleónicas. 

Hasta  1812  no  se  restableció  la  enseñanza,  y  el  disperso  Claus- 
tro se  congregó  entonces  comisionando  á  los  catedráticos  Prado 
y  Canella,  Cabal  y  Bances,  P.  Galindo  y  Estrada  para  gestionar 
con  la  Junta  Soberana  el  arreglo  de  la   Universidad  arruinada, 
orden  y  cobranza  de  sus  rentas,  devolución  de  muchos  objetos 
sustraídos  y  organización  de  los  estudios.  Enseguida  con  el  be- 
nemérito Vice-Rector  Dr.  Bobes,  párroco  de  San  Julián  de  los  Pra- 
dos, se  reunió  para  jurar  la  Constitución  en  solemne  ceremonia 
á  la  que  asistieron  los  doctores  y  licenciados  de  la  Ciudad  y  radio 
de  cinco  leguas,  autoridades  y  convidados  en  traje  de  gala,  de- 
mostrando su  adhesión  á  la  ley  fundamental  del  Estado  y  su  ale- 
gría por  tan  fausto  suceso.  Al  terminar  aquel  año  se  anunció  la 
apertura  con  arreglo  al  plan  de  1807;  pero  escaso  tiempo  subsis- 
tió la  orden  por  los  acontecimientos  que  sobrevinieron  (3). 


(i*.  Tenia  la  Universidad  completo  movüiario,  ricos  cortinajes  y  efectos  para  el  decorado, 
escogida  librería  y  preciosa  colección  numismática,  además  de  bien  repleto  servicio  de  plata 
para  los  actos  académicos  Los  ornamentos  de  la  Capilla  eran  también  valiosos,  acrecentados 
durante  do*  siglo»,  á  partir  del  Claustro  de  i.°  de  Octubre  de  1608  cuando  se  nombró  sacristán 
con  obligación  de  presentar  fianza  por  2.000  ducados,  que,  valían  las  alhajas  para  el  culto.  Todo 
fue  objeto  de  la  rapiña  del  extranjero  y  de  traidores. 

(a)    Archivo  de  la    Universidad.— Claustro  de  ax  de  Junio  de  181X. 

(3)  Id  Id.  —Claustros  de  9  de  Marzo  de  3,  4  y  35  de  Agosto  y  de  3,  4  y  8  de  Sep- 
tiembre de  1812. 


—  170  — 
Justo  es  confesar  que  la  gran  mayoría  del  pueblo  español 
no  estaba  á  la  altura  del  profundo  cambio  que  significaba  la  obra 
nobilísima  de  los  insignes  legisladores,  tal  vez  demasiado  radi- 
cal por  tanto;  mas  la  necesidad  de  la  reforma  era  grande  en  un 
pueblo  atrasado  moral  y  materialmente.  Los  interesados  en  el 
antiguo  régimen  concitaron  á  muchos  en  su  favor  y  explotaron  á 
las  turbas  y  á  la  plebe  ignorante  cuando  la  libertad  del  ingrato 
Fernando  VII,  pretendiendo  con  insensatez  borrar  del  tiempo  y 
del  pensamiento  los  días  y  las  ideas  de  bienhechora  libertad  á 
fin  de  comenzar  aquella  insensata  reacción,  que  llevó  la  conster- 
nación y  el  luto  del  uno  al  otro  extremo  de  España. 

El  Claustro  Ovetense  se  vio  atajado  en  sus  buenas  disposi- 
ciones. 

En  1814  se  buscó  el  origen  de  la  tendencia  liberal  en  la  ins- 
trucción de  las  Universidades,  y  en  1815  se  fulminó  acusación 
contra  la  de  Oviedo  y  otros  centros  docentes,  que  «abrigaban, 
sostenían  y  propagaban  opiniones  perniciosas  á  la  Religión  y  al 
Rey,  inductivas  de  subversión  á  las  legítimas  potestades,  que  han 
cundido  tanto,  que  exigen  pronto  remedio  á  fin  de  estirparlas*. 
Para  la  visita  de  esta  Universidad  se  comisionó  á  dos  eclesiásti- 
cos, ambos  graduados  y  del  Gremio  de  la  misma,  los  que  si  la 
han  defendido  y  no  espulsaron  á  los  maestros  según  se  les  pre- 
venía, siendo  como  eran  de  la  parcialidad  de  la  corte,  descarga- 
ron su  ira  sobre  las  obras  de  texto,  sacrificando  la  ciencia  en 
aras  de  la  reacción  política.  Entonces  se  dio  el  escándalo  de  su- 
primir por  innecesario  el  estudio  de  las  Matemáticas,  reducidas 
á  la  útil  cuanto  inofensiva  enseñanza  de  la  Aritmética  con  al- 
gunas nociones  del  Algebra;  entonces  á  libros  de  indudable  mé- 
rito se  les  sustituyó  por  otros  de  preferida  significación  ultra- 
montana (1). 

La  corporación  académica  felicitó  al  Rey  por  su  libertad,  co- 
misionando á  doctores  en  la  Corte,  Sres.  Méndez  de  Vigo,  Pé- 
rez Villamil,  Torres  Cónsul  y  García  San  Pedro;  se  vio  obligada 
á  otros  actos  populares  á  la  sazón  é  hizo  donativos  á  la  Corona 
condonando  los  intereses  de  los  juros;  y  cuando  intentaba  plan- 
tear modificado  con  algún  acierto  aquel  proyecto  de  Caballero 


(i)    Archivo  de  la  Universidad.— Claustros  de  13  de  Abril  y  19  de  Diciembre  de  1815.— 
Véase  Apéndice  XI. 


—  I7i  — 

dictado  en  vísperas  de  la  invasión  revolucionaria  de  Francia,  se 
lo  estorbó  el  intolerante  espíritu  del  absolutismo  manifiesto  en  las 
disposiciones  de  la  regia  visita. 

Después  de  haber  estraido  la  savia  del  árbol,  que  alimenta- 
ra e  hiciera  hombres  á  los  mismos  visitadores,  se  propuso  nuevo 
método  desandando  él  camino  de  progreso  y  retrocediendo  aquí 
(con  aviso  del  Director  Consejero  Riega)  al  plan  de  1774,  bueno 
al  comenzar  el  último  tercio  del  siglo  xvmé  insuficiente  ya  muy 
andado  el  primer  tercio  del  xix.  Todo  al  mismo  tiempo  que  se 
anunciaba  un  plan  nuevo  y  general  encargado  á  una  comisión 
en  que  figuraban  los  asturianos  D.  Manuel  de  Hevia  y  Noriega  y 
D.  Juan  de  Tineo  (1). 

Un  grave  incidente  perturbó  más  ía  división  latente  en  el 
cuerpo  doctoral.  El  Rector  Sr.  Díaz-Miranda  se  vio  desacatado 
y  presentó  la  dimisión  de  su  cargo  porque  un  graduado  armado 
de  cuchillo  le  amenazó  por  la  noche  en  su  casa  para  que  dimi- 
tiera el  puesto,  mientras  los  escolares  lo  denunciaban  también  al 
Claustro;  y  se  formó  ruidoso  expediente  con  la  suspensión  del 
atrevido  doctor,  aunque  el  suceso  resultó  después  exagerado  é 
hijo  de  la  pasión  política  (no  por  eso  menos  censurable)  en  el 
sobreseimiento  por  el  Tribunal  superior  del  territorio  (2). 

En  medio  de  tantas  dificultades  de  nuevo  habría  aparecido 
el  apuro  económico.  La  Universidad  manifestó  á  la  Junta  Ge- 
neral del  Principado  la  carencia  absoluta  de  recursos  y  más  es- 
tablecida que  fuese  la  anunciada  contribución  directa,  desapa- 
reciendo los  arbitrios  de  que  vivía,  cuando  necesitaba  350.000 
reales;  y  así  esperábase  la  atendiese  con  aquella  suma  y  ade- 
más se  la  ayudase  para  que  la  Hacienda  nacional  la  indemniza- 
ra de  cuanto  había  dejado  de  percibir  desde  1808  á  1812.  La 
Provincia,  siempre  bien  dispuesta  en  favor  de  nuestra  Escue- 
la, representó  al  Gobierno  manifestando  ser  aqui  «indispensa- 
ble aún  para  el  bien  déla  nación  o  una  Universidad  bien  dotada 
con  aquella  cantidad  y  otros  recursos,  como  pensiones  sobre  la 
mitra,  renta.de  la  canongía  destinada  antes  á  la  Inquisición,  al- 
gunos beneficios  simples  etc.  El  Intendente  trabajó  en  análogo 

•¡embredcTgirí  di  híu^^T0™*1™  de  "3  dc  Abril  *  a5  Mayo,  .8  Octubre  yaSNn- 
Noviembre  1818.'  y  5  de  Agosto   dc  1815;  29  dc  Julio,  13  Noviembie  1817  y  5  y  «7 

(a)    Id.  id.-CláuMros  de  8  dc  Mayo   dc  18x7  y  x6  de   Febrero  y  24  dc  Octubre  dc  18x9. 


—  172- 

sentido,  más  los  recursos  no  aparecieron  y  fué  así  muy  lánguida 
la  nueva  vida  de  la  Escuela  (1). 

Nada  importó  la  Real  Provisión  de  21  de  Junio  de  1817  dan- 
do instrucciones  para  crear  algunas  cátedras  y  entre  ellas  una 
de'Medicina  práctica,  dotación  de  otras  y  gratificación  á  depen- 
dientes, etc.,  porque  mientras  era  compatible  el  profesorado  con 
las  canongias  no  se  consentía  con  la  profesión  de  abogado.  Se 
adjudicaron  también  á  la  Universidad  algunos  beneficios  en  Ga- 
licia, León  y  Astorga,  de  los  cuales  no  se  logró  por  desgracia 
entrar  en  posesión,  pues  todo  el  interés  de  los  ministros  y 
consejeros  estaba  en  otras  medidas  y  en  tomar  precauciones 
para  ahogar  las  ideas  regeneradoras.  ¡Lamentable  intolerancia 
y  triste  ceguedad  las  de  aquellos  gobernantes! 

A  todo  accedía  el  Rey;  pero,  antes  que  diesen  resultado  algu- 
no sus  propósitos,  se  oyó  en  la  Universidad  la  voz  de  Riego,  y 
para  responderle  los  alumnos  salieron  de  las  aulas  y  en  el  atrio 
mismo,  á  presencia  de  sus  maestros,  proclamó  el  mas  audaz, 
D.  Francisco  Villamil,  la  Constitución  de  1812,  que  victorearon 
todos.  El  cuerpo  escolar  fué  el  núcleo  de  aquel  movimiento  po- 
pular de  Oviedo.  Con  atrevimiento  y  entusiasmo  juveniles  con- 
tribuyó principalmente  al  alzamiento  liberal,  adhesión  del  ejérci- 
to, y  reconocimiento  de  la  Junta  revolucionaria  (compuesta  en  su 
mayoría  por  gente  del  Claustro,  Celleruelo,  Díaz  Laviada,  Rodrí- 
guez Busto,  González  Rio  y  Rodríguez  Valdós)  alistándose  en  la 
Milicia  nacional  ó  en  la  especial  «Compañía  de  Literarios*,  que 
se  dispusieron  á  combatir  con  las  fuerzas  restauradoras.  Fueron 
desoídos  ofrecimientos  de  vacación  que  hicieron  la  Audiencia  y 
Claustro;  dentro  de  la  Universidad  tuvieron  instrucción  oficiales 
y  clases  de  los  nuevos  batallones;  se  permitió  con  debilidad  la 
asistencia  á  cátedra  con  uniforme  de  milicianos;  dieron  ense- 
ñanza de  la  nueva  Constitución  los  catedráticos  Busto,  Canella  y 
Tames  de  que  después  pudieron  lamentarse;  acordáronse  dona- 
tivos alas  víctimas  de  Cádiz;  se  pensó  en  el  plan  de  1807  to- 
mándose disposiones  para  ello,  como  enseguida  para  el  otro  que 
se  anunciaba  (2);  se  envió  ardorosa  felicitación  á  las   Corte?. 

(i)  Archivo  de  la  Universidad.— Claustros  de  19  de  Abril  di  1814,  iS  de  A^oiSn  y  7  de 
Diciembre  de  1819. 

(21  id.  id.— Clatiitos  de  26  de  A;;><to  y  23  de  Octubre  de  1.120;  28  d'Julio  de  1821;  y 
1  de  Eiero  de  1823. 


—  «73  — 

donde  los  representantes  asturianos   miraron  como  amantes 
hijos  por  la  Universidad  y  levantaron  su  categoría;  y  si  el  Claus- 
tro, dividido  en  el  fondo,  no  figuró  en  las  «demostraciones  públi- 
cas de  gratitud  y  regocijo»  con  motivo  de  la  venida  del  infortu- 
nado Riego,  los  escolares  le  recibieron  en  triunfo  (1),  no  mucho 
antes  de  salir  los  que  figuraban  como  nacionales  en  persecución 
de  las  facciones,  levantadas  en  algunos  puntos  de  la  provincia, 
«sin  imputarles  falta  académica  por  el  tiempo  que  inviertan  en 
servicio  tan  interesante  á  la  patria»  (2;.  No  cabe  ocultar  que  al- 
gunos de  los  llamados  «blancos*  ó  realistas  fueron  molestados, 
como  el  P.  M.  Fr.  Tomás   Marino,  patriota  decidido  cuando  la 
guerra  de  la  Independencia,  que  acreditó  en  1826  «cómo  en  la 
época  constitucional  fué  muchas  veces  acusado  á  los  Tribunales 
revolucionarios  y  sentenciado  á  destierro;  buscado  largo  tiempo 
para  ser  alevosamente  asesinado  por  individuos  de  asociaciones 
nocturnas;  preso  y  escandalosamente  llevado  entre  bayonetas  y 
canciones  irritantes  desde  la  prisión  de  Oviedo  á  la  cárcel  de 
Gijón  y  allí  embarcado  para  la  Coruña,  padeciendo  mucho  en  la 
travesía  y  en  el  puerto  gallego  al  verse  vejado  por  un  populacho 
insensato».  Aunque  algo  recargadas  las  escenas,  bien  indican  la 
intolerancia  que  presidió  en  aquellas  épocas,  cuando  la  enseñan- 
za se  vio  servida  por  catedráticos  interinos  y  el  Ayuntamiento 
de  Oviedo  se  interesaba  por  la  Universidad  con  medidas  para 
su  conservación,  como  hicieron  otros   municipios  en  represen- 
taciones al  Gobierno  inclinándole  á  su  sostenimiento  y  mayor 
realce. 

Poco  duró  este  sistema  político,  que  fué  como  la  Instruc- 
ción Pública,  agitado  y  turbulento.  La  nueva  organización  de 
los  estudios  se  basó  en  los  trabajos  de  la  Comisión  de  1813,  pu- 
blicándose el  plan  de  1821,  plan  grandioso  y  general,  comparado 
con  aquella  enseñanza  de  las  antiguas  Universidades  cuyo  triste 
cuadro  presentaba  el  Dr.  Lumbreras  al  inaugurar  la  de  Madrid. 


(t>  Archivo  de  ¡a  Universidad.— Claustros  de  ao,  de  Febrero,  1  y  22  de  Marzo,  13,  ai  y  34 
de  Abril,  26  de  Julio  y  13  de  Septiembre  de  1820  y  j6  de  Marro  de  1821. 

En  el  periódico  ovetense  El  Carbayón  (1885)  publiqué  la  sentencia  á  que  se  refiere  el  texto 
dictado  por  la  Audiencia  de  Oviedo  y  la  lista  de  lo»  literarios.  Su  uniforme  en  un  principio  solo 
tenia  de  militar  el  correaje  negro;  pero  después  de  la  jura  del  Rey  vistieron  casaca  corta  de  paño 
azul  turquí,  pantalón  de  igual  color  y  franja  azul  celeste;  sombrero  tricornio  con  cucarda  verde 
y  encarnada;  y  en  la  cintura  llevaban  una  faja  de  tafetán  y  borlas  verdes.  Su  gzfc  fué  el  Doc- 
tor D.  Pedro  Alvarez  Cclleruclo. 

{2)    Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  14  de  Marzo  de  1823. 


—  174  — 

La  Universidad  ascendió  en  la  reforma  á  la  categoría  de  pri- 
mer orden;  pero  sufrió  grave  detrimento  en  sus  rentas,  porque 
los  nuevos  impuestos  afectaron  á  los  arbitrios  sobre  la  sal  y  vino 
que  la  sostenían. 

De  nuevo  la  ignorancia  y  el  despotismo  se  entronizaron  en 
España,  y  la  reacción  de  1823  ejerció  en  nuestra  Escuela  la  ma- 
yor persecución  ¿intolerancia.  Sin  votación,  se  impone  el  Rector 
de  los  últimos  años  de  absolutismo;  y  en  los  primeros  dias,  de  un 
golpe  y  sin  respeto,  se  decretó  la  expulsión  de  veinte  y  seis  cate- 
dráticos y  doctores  y  de  todo  cursante  que  hubiera  sido  nacional 
ó  afecto  al  régimen  constitucional.  Abrió  tribunales  secretos  de 
purificación  que  excluían  á  todo  alumno  tildado  de  parcial,  ó 
que  lo  hubiesen  sido  su  padre,  hermanos  y  parientes.  ¿Y  el 
Claustro  de  entonces?  Acordó  suntuoso  panteón  y  celebró  lujosos 
funerales  por  el  desgraciado  Br.  Lamuño,  jete  de  una  partida  de 
realistas  en  1822,  que  fué  capturado  y  tristemente  ejecutado  en 
Oviedo,  cuando  la  tenacidad  política  nada  perdonaba,  cegada 
por  el  mal  comprendido  entusiasmo.  Como  al  que  más,  me  duelen 
de  todo  corazón  las  víctimas  de  nuestras  discordias,  pero  ¿la 
memoria  de  tan  desventurado  joven  debió  servir  de  pretesto  para 
hacer  alarde  de  odio  contra  «un  puñado  de  cobardes,  desleales 
y  perjuros  españoles  que  levantaron  el  sedicioso  grito  de  libertad 
en  1820,»  como  se  decía  en  el  sermón  entonces  pronunciado? 
Puestos  en  balanza  fiel,  ¿cuánto  no  pesarían  los  sacrificios  que 
la  violencia  del  absolutismo  hizo,  sin  compasión,  en  diferentes 
épocas?  No  es  este  el  lugar  de  entrar  en  más  detalles,  pero  mil  y 
mil  consideraciones  pudieron  atajar  al  R.  P.  M.  Fr.  José  Pinera 
en  su  exagerado  discurso  reñido  en  todas  sus  páginas  con  la  cari- 
dad evangélica.  Y  para  mayor  honor  del  desventurado  Lamuño 
«benemérito  hijo,  primer  mártir  de  la  lealtad  asturiana,»  al  decir 
de  aquel  Claustro,  se  dispuso  éste  á  e regirle  «un  monumento  á 
costa  de  la  misma  Universidad  en  el  sitio  que  ocupó  el  patíbulo 
en  que  sufrió  el  martirio»  (1). 


íir  R.  C*  de  ai  de  Julia  de  1834.  — Archivo  de  la  Universidad:  Claustro  de  31  de  Julio  7  y 
*i  d*  Octubre*  *9  de  Noviembre  y  G  dé  Diciembre  de  1823,  13  de  Abril,  it  y  27  de  Agosto  y 
11  de  Noviembre  de  1BJ4.  7  de  Mayo  y  14  de  Diciembre  de  1825.  y  12  de  Enero  de  1827. 

'Relación  histórico- fúnebre,  que  hace  hi  Real  Universidad  de  Oviedo  de  las  exequias  que  ce- 
lebró en  sü  capilla  á  la  infanta  mu  cric  de  mí  hijo  el  bachiller  cu  ar.'bos  derechos  L).  Alejandro 
Roces  La  muño  h  y  oración  que  se  dijo  cu  ellas. —La  publícala  misma  Real  Universidad. — Con 
licencia,— Oviedo  —Oficina  de  Pedregal  y  (Jonip — 1824  » 


—  175  — 
Aciagos  fueron  aquellos  dias  caminando  por  la  pendiente  de 
una  reacción  sin  igual  como  se  deduce  de  las  actas  claustrales 
y  de  los  entonces  incoados  expedientes  de  tan  apasionada  perse- 
cución contra  los  llamados  «negros*.  Ciego  é  impotente  ante  la 
historia,  el  funesto  y  tornadizo  Fernando  pretendió    otra  vez 
borrar  los  años  constitucionales  y,  á  su  vez,  sumisos  los  cuerpos 
oficiales  y  la  masa  indocta  tomaron  y  aplaudieron  acuerdos  de 
implacable  intolerancia.  El  Claustro  destinó  fondos  para  vestua- 
rio de  los  realistas  y  se  pidió  á  S.  M.  no  disminuyese  el  número; 
asociándose  á  la  petición  de  los  Cabildos  cordobeses,  representó 
á  la  Regencia  sobre  «lo  perjudiciales  que  eran  las  Cámaras»;  fué 
al  paseo  triunfal  por  las  calles  con  retrato  del  Rey  á  quien  feli- 
citó en  Madrid  por  los  doctores  universitarios,  Consejero  Pérez 
Villamil,  el  Fiscal  D.  José  Hevia  y  el  Capellán  de  Honor  Sama; 
se  anularon  cursos  y  grados  obtenidos  durante  el  Gobierno  revo- 
lucionario; favoreció  la  apertura  de  los  juicios  de  impurificación 
para  despojar  de  sus  cargos  á  los  maestros  é  impedir  la  ma- 
tricula de  los  jóvenes  liberales;  exigió  aquellos  especiales  jura- 
mentos en  grados  y  posesiones;  y  vio  sin  protesta  cómo  se  abría 
un  proceso  para  levantar  muchas  veces  el  patíbulo  y  destinar 
á  presidios  africanos  á  los  entusiastas  cursantes  de  1820.  Por 
sentencia  de  1827  fueron  condenados  á  morir  en  garrote,  entre 
otros  el  Dr.  Celleruelo  y  los  estudiantes  D.  Francisco  Pérez  Villa- 
mil,  D.  Ramón  Tuñón  de  Bandujo,  D.  Bernardo  Corripio  y  D.  Ma- 
nuel Rodríguez  Valentín,  así  como  sentenciados  á  varios  años  de 
presidio  en  Ceuta  D.   Bernardo  Escudero,  D.   Pedro  José  Pidal, 
1).  Ramón   González  Llanos,  D.  Pedro   Balbin    con    veintitrés 
compañeros;  más  pudieron  salvarse  emigrados  unos  en  el  extran- 
jero y  escondidos  otros  en  apartadas  provincias,  no   librándose 
los  menos  comprometidos,  sujetos  á  dura  prisión  en  la  fortaleza 
de  Oviedo,  de  grandes  sufrimientos  y  amenazas  á  su  vida  por  el 
populacho  dispuesto  á  sacrificarlos  en  la  misma  cárcel,  debiendo 
la  salvación  á  dignísimos  magistrados,  cuyo  proceder  tanto  distó 


También  se  publicó  entonce?:  «Monologo.  La  última  hora  de  D.  Alejandro  Roces  Lamuno, 
luchiütrr  en  Sagrado*  Cañones.— Con  licencia.  En  Oviedo  en  la  oficina  de  I).  Fermín  PiicLí. 
ín  1833».  Firma  la  dedicatoria  a  D."  Vicenta  Roces  La  muño  (hermana)  el  Capellán  N.  F.  O.  y 
*  ¿lude  al  Fiscal  de  la  causa,  condiscípulo  de  la  victima  que  falleció  algunos  dias  después  á  causa 
de  enfermedad,  de  lo  que  intentaron  s-icar  partido  los  devotos  de  la  reacción. 


—  176  — 

del  que  manifestaron  sus  colegas.  Apartemos  la  vista  de   seme- 
jantes cuadros. 

El  plan  de  Instrucción  Pública,  que  en  1824  saliera  de  la 
misma  pluma  de  quien  buscando  una  mitra  ensalzara  en  1814 
la  Constitución  y  escelencias  de  su  sistema,  legitimó  aquellos 
actos.  Fué  su  autor  el  P.  M.  Martinez,  de  gran  crédito  en  la  Orden 
de  la  Merced,  y  sirvió  de  instrumento  para  oponerse  al  progreso, 
siguiendo  las  ideas  de  aquel  monarca  veleidoso,  que  había  pro- 
metido marchar  el  primero  por  la  senda  constitucional.  Si  las 
leyes  pudieran  contra  el  sentimiento  general,  ninguna  más  dies- 
tramente concertada  se  ha  publicado;  ninguna  con  más  arte  se 
propuso  encaminar  á  maestros  y  discípulos  á  la  idea,  puramente 
política,  del  gobierno,  autor  de  aquella  reforma  «pobre,  atrasada 
y  ruino  como  la  calificó  Menéndez  Pelayo.  Catedráticos,  libros 
de  texto,  trajes  clericales,  juntas  de  censura,  listas  inversas,  visitas 
domiciliarias,  pláticas  religiosas,  confesiones,  comuniones  y  ju- 
ramentos en  la  recepción  de  grados,  formaban  una  red  de  la  que 
nadie  salía,  y  los  encargados  de  su  ejecución  en  parte  alguna  fue- 
ron tan  solícitos  para  cumplirla  con  la  mayor  y  más  rígida  es- 
crupulosidad que  en  Oviedo,  cuando  fué  nombrado  Consejero 
Director  el  docto  D.  José  Cabanilles,  que  por  su  antigua  residen- 
cia y  afecciones  en  la  provincia,  se  interesó  por  nuestra  Escuela 
aunque  nada  pudo  hacer  por  los  perseguidos. 

Entonces,  como  en  el  siglo  xvi,  se  vio  que  numerosos  astu- 
rianos marchaban  á  otros  Establecimientos  y  buscaban  leja- 
nas y  más  tolerantes  Universidades,  porque  continuaba  sospecho- 
sa la  nuestra  y  en  aquella  reglamentada  vida  de  exajerada 
tirantez  y  de  sombrío  color  político,  que  obligaron  á  los  corifeos 
aquejarse  del  Regente  de  la  Audiencia,  porque  censuraba  con 
demasiado  rigor  las  conclusiones  para  grados  y  actos.  Cuando  la 
Repetición  pública  del  D.  Rodríguez  Arango  en  1828,  todas  las 
imprentas  de  la  ciudad  se  negaron  á  estamparlas  por  temor  de 
serias  consecuencias,  una  vez  que  carecían  del  pase  del  Fiscal 
de  la  Audiencia,  Censor  Regio  de  la  Universidad,  y  no  llevaban 
revisión  de  tres  catedráticos  antiguos,  según  el  artículo  22  del 
severo  Plan  de  estudios.  En  1829  se  dictó  sentencia  episcopal 
absolutoria  á  favor  de  D.  Diego  Fernández  Ladreda  por  su  pro- 
posición relativa  al  matrimonio,  cuando  el  grado  de  doctor,  cali 


* 


—  177  — 

licada  de  herética  y  escandalosa  por  el  Colegio  de  Teología;  pero 
fué  después  que  el  graduado  y  su  padrino  D.  Pedro  Fernández 
Villaverde,  declararon  haber  obrado  sin  reflexión  y  con  premura, 
retractándose  del  todo  con  adhesión  á  las  doctrinas  de  la  Iglesia 
para  ser  declarados  libres  de  la  nota  de  herejía,  no  sin  otras  ad- 
vertencias y  consejos  para  qué  en  un  acto  público  del  Claustro 
hicieran  (como  así  lo  verificaron)  las  mismas  declaraciones  y  pro- 
testas. Poco  menos  sucedió  dias  después  con  reparos  y  adverten- 
cias á  la  arenga  del  Dr.  Busto  cuando  nuevo  grado  doctoral  del  en- 
causado; y  otros  casos  pudieran  citarse  de  las  extremadas  medi- 
das que  entonces  se  tomaban  (1). 

Moribunda  por  falta  de  sus  propios  recursos,  había  quedado 
ia  llamada  Facultad  de  Medicina  (2)  organizada  rápidamente  en 
los  últimos  años  del  siglo  xvni.  No  llegó  después,  aunque  se  in- 
tentó con  reiteración,  á  tomar  nueva  y  vigorosa  vida  desde  1817 
á  1825.  Cuando  el  nombramiento  de  un  sustituto  de  Medicina 
práctica,  se  hizo  saber  á  los  médicos  de  la  Ciudad  y  del  Cabildo 
que  tenían  expedita  la  enseñanza  de  sus  respectivas  cátedras  en 
los  mismos  términos  que  cuando  la  suspensión  de  1806,  aunque 
observó  el  Dr.  Vázquez  que  estas  enseñanzas  estaban  suprimidas, 
no  siendo  en  Salamanca  y  Valencia,  y  no  las  mencionaba  el  Plan 
de  1774  mandado  restablecer  en  Oviedo.   Algunos  estudiantes 
pretendieron  matrícula  y,  si  el  Claustro  se  mostró  bien  dispuesto, 
enseguida  le  salieron  al  paso  dificultades  para  renovar  las  aulas 
médicas  de  Prima  y  Vísperas,  debidas  al  insigne  Obispo  Sr.  Pisa- 
dor y  la  de  Anatomía  sostenida  por  la  Junta  general  del  Princi- 
pado, cerradas  cuando  se  estableció  el  Protomedicato.  No  obs- 
tante, otra  vez  se  ofició  al  Cabildo  y  al  Municipio  que  se  mostraron 
propicios;  se  nombró  sustitutos  de  catedráticos  á  sus  médicos  y 
hasta  se  incorporaren  estudios  seguidos  en  Salamanca;  pero 
no  pudo  prevalecer  tal  enseñanza,  que   arrastró   lánguida  vida 
para  desaparecer  por  completo  poco  antes  de  morir  el   funesto 
Fernando  (3). 


Ir»  Archivo  de  la  Universidad.— Cláustroi  de  15  de  Julta  de  1828,  20  y  31  de  Agosto  y  12 
de  Octubre  de  iS2q 

I2)     Veise  Capitulo  VII 

(31  Archivo  de  U  Universidad  —Claustros  de  22  de  Agosto  y  t.*  de  Ojtnhrc  d>:  1F07;  13 
de  Noviembre  y  6  de  Diciembre  de  1817;  17  do  Noviembre  de  181S;  6  y  16  de  Febrero,  5  de 
Agosto  y  18  de  Octubre  de  1810;  12  de  Junio  de  1820;  ¿¿  de  Enero  y  o  de  Octubre  de  1824;  y 
11  de  Diciembre  de  1825,  etc. 


-  i78  - 

Otras  enseñanzas  tenían  preferencia  para  los  secuaces  de  la 
política  entonces  dominante. 

Así  los  estudios  de  la  ovetense  Escuela  se  aumentaron  á  la 
sazón  con  una  cátedra  especial  que  fundó  D.  Juan  Pérez  Villa- 
mil.  En  1819  acudió  al  Consejo  de  Castilla  el  antiguo  Regente 
del  Reino  pidiendo  autorización  para  destinar  parte  de  sus  bie- 
nes en  beneficio  de  un  establecimiento  del  Estado,  y  prefiriendo 
la  Universidad  asturiana  donde  había  seguido  su  carrera  litera- 
ria. Pensaba  crear  una  cátedra  de  «Fundamentos  de  nuestra  ver- 
dadera Religión  Católica,  Apostólica,  Romana»  para  los  escola- 
res que,  dedicados  á  otros  estudios,  olvidaban  las  ligeras  nocio- 
nes aprendidas  en   Astete,  Ripalda  y  Fleuri,  obligando  á  todos 
los  bachilleres  á  cursar  esta  materia  sin  aumento  de  año  esco- 
lar antes  de  la  licenciatura  ó  doctorado.  Las  ocurrencias  políti- 
cas suspendieron  el  proyecto  y,  falleciendo  Villamil  en  1824, 
quedó  encargado  de  su  cumplimiento  D.  Manuel  Cancio,  conta- 
dor de  Sisas  de  la  H.  Villa.  Este  volvió  al  Consejo  con  igual  pre- 
hensión que  el  fundador  y  fué  autorizado  para  cumplir  su  pensa- 
miento de   acuerdo  con  la   Universidad  y  Obispo  de  Oviedo. 
Nombró  aquella  su  comisión,  compuesta  de  los  doctores  D.  Juan 
de  la  Cruz  Ceruelo  y  P.  M.  Fr.  José  Saez,  de  la  Orden  de  San 
Benito,  que  con  el  heredero  fideicomisario  establecieron  la  en- 
señanza en  la  facultad  de  Teología  bajo  varias  condiciones. 
Para  su  dotación  y  subsistencia  fueron  adjudicadas  varias  casas 
y  tierras  en  Móstoles,  exentas  del  quince  por  ciento  de  amorti- 
zación, y  destinadas  á  monasterios  pobres,  iglesias,  etc.,  caso  de 
separarlas  de  su  objeto;  la  cátedra  se  otorgaría  por  oposición  á 
persona  de  vida  ejemplar,  costumbres  intachables  y  de  treinta  y 
seis  á  cuarenta  años  de  edad;  el  libro  de  texto  sería  de  autor 
muy  católico,  señalándose  por  el  pronto  la  obra  del  P.  Antonio 
Walsech,  dominicano,  en  la  tradución  latina  Oe  fundamentis 
rcligionis  et  de  fontibus  impietatis,  ocupándose  de  la  for- 
mación de  un  compendio  el  catedrático;  y  que  este  tuviera  400 
ducados  de  asignación  y  100  de  administrador,  consumiendo  el 
sobrante  en  raparos  de  las  fincas,  parientes  pobres  del  Sr.  Villa- 
mil  y  gratificación  al  dicho  profesor  (l) 


i 


\t\    Archivo   úc  lü  Univemtlad.— Claustros  de  30  de  Diciembre  de  18 19;  it  de  Enero   de 
p;  xf    de  Agoito  y  t  úc  Octubre  de  iKim;  5  de  Septiembre  de  1825;  y  15  de  Marzo  de  1828 


—  179  — 
Continuaba  mientras  tanto  la  política  recelosa  y  tirante  ini- 
ciada en  1824  aunque  fué  suavizándose  un  tanto  en  los  últimos 
años  del  Rey;  pero  catedráticos,  doctores  y  estudiantes  hacían 
constar  en  los  documentos  universitarios  «que  eran  adictos  á  los 
derechos  de  la  Real  Persona  en  cuya  atención  habían  sido  puri- 
ficados en  primera  y  segunda  instancia»,  ó  bien  que  o  no  habían 
sido  nacionales  ni  bajo  ningún  titulo  pertenecido  al  llamado  Go- 
bierno constitucional,  estando  así  purificados  y  que,  en  prueba  de 
su  buena  conducta  religiosa,  moral  y  política  habían  merecido 
como  estudiantes  ú  opositores  el  correspondiente  atestado».  A 
qué  tomar  aquella  extraña  medida  de  cerrar  las  Universidades 
desde  1830  á  1832  y  dispersar  á  la  juventud  abandonándola  á 
una  enseñanza  privada  para  la  que  entonces  no  había  prepara- 
ción? Y  ¿de  qué  sirvió  tanta  persecución,  tanta  severidad  y  tan- 
ta vigilancia?  Ni  libros,  ni  maestros,  ni  juramentos,  ni  censuras 
impidieron  que,  al  albor  de  nuevas  tendencias,  los  estudiantes, 
renovando  el  sentimiento  liberal  de  1820,  plantaran  en  su  tri- 
cornio la  cucarda  azul-cristina,  símbolo  de  generosa  idea,  que 
brotó  á  impulso  de  la  presión  cuando  murió  Fernando  VII  y 
doña  Cristina  de  Borbón  fué  Reina  Gobernadora  por  su  hija 
D.a  Isabel  II. 

Aunque  personas  duramente  maltratadas  y  perseguidas  tu- 
vieron influencia  en  el  cambio  político  de  1834,  no  hubo  la  ex- 
tremada violencia  que  en  el  anterior  régimen,  aunque  si  intole- 
rancia y  malestar  por  la  agitación  continua  de  los  ánimos.  El 
Rector  fué  llamado  por  la  autoridad  militar  á  León;  el  Goberna- 
dor de  Oviedo,  General  Isidro,  acusó  por  desafectos  y  procesó  á 
varios  doctores,  llegándose  después  en  igual  medida  hasta  á  al- 
gunos dependientes;  al  dictar  el  Gobierno  la  R.  O.  de  31  de  Ju- 
lio de  1834,  reclamando  «sincera  y  cordial  adhesión  y  fidelidad» 
bajo  pena  de  separación,  el  Claustro  acordó  «quedar  enterado»; 
y  un  día  se  negó  á  suscripciones  para  la  Milicia  nacional,  como 
otro  ofreció  descuento  para  la  guerra  y  donativos  para  los  pri- 


En  el  archivo  se  guarda  primorosa  copia  de  la  escritura  de  la  fundación,  esta  cátedra  de 
Religión  otorgada  en  n  de  Abril  de  1S25  por  el  testamentario  Cancio  ante  el  escribano  D.  Juan 
Antonio  Urraza,  de  Madrid. 

Menguada  fué  la  suerte  de  la  Universidad  con  los  bienes  que  gencrosaMenlc  la  dejó  el  vir- 
tuoso y  sabio  Pérez  Villamil. 

Véase  Apéndice  XII. 


—  i8o  — 

sioneros  (1).  Hubo,  sin  embargo,  en  la  Universidad  disciplina  y 
prudencia  para  conseguir  el  orden  posible  y  la  tranquilidad  aca- 
démica mientras  duraron  la  desastrosa  guerra  civil  y  el  cólera. 
Por  el  articulo  4.°  de  la  R.  O.  de  i  de  Enero  de  1834  se  modifi- 
có el  sistema  de  impresiones  y  se  declararon  libres  de  licencia 
las  memorias  y  proposiciones  de  las  Escuelas  y  Cuerpos  científi- 
cos dándose  varios  tolerantes  decretos  que  auguraban  excelen- 
tes resultados. 

Con  las  calamidades  de  la  guerra  intestina  vinieron  otra? 
muchas  de  orden  civil  con  la  profunda  división  política  del  país 
y  los  frecuentes  «pronunciamientos»)  ó  cambios  de  situación  á 
cuyo  compás  la  Instrucción  Pública  viene  siendo  objeto  de  ince- 
santes reformas,  teniendo  los  diferentas  planes  vida  efímera, 
modificándose  sin  descanso  por  Leyes,  Reales  Decretos  y  nume- 
rosas Reales  Ordenes,  Reglamentos  y  Circulares,  que  hicieron 
un  laberinto  de  la  Legislación  académica  principalmente  á  par- 
tir de  la  tercera  época  constitucional,  sin  rumbo  fijo  y  alternado 
el  criterio  fundamental  de  las  reformas,  reduciéndose  muchas 
veces  á  páginas  de  la  Gaceta,  porque  á  la  teoría  no  responde 
un  criterio  práctico,  ni  menos  los  medios  económicos  indispen- 
sables en  función  tan  costosa  como  la  enseñanza. 

Así  pasó  (y  pasa)  á  la  Universidad  de  Oviedo  repitiéndose  su 
carencia  de  recursos  y  las  dificultades  para  obtenerlos,  cuando 
se  dictaban  innovaciones  y  ensanches  á  su  organización.  AI  apa- 
recer el  plan  de  1821  descendía  el  arbitrio  de  la  sal,  aunque  re- 
cibió de  la  Provincia  una  suma  de  78.000  reales  que  procedía 
de  tal  tributo  muy  oscilante,  como  lo  fué  también  el  del  vino,  por 
lo  que  el  ilustre  Jefe  político  D.  José  Caveda  representaba  celo- 
samente al  Gobierno  y  reclamaba  fondos  del  Tesorocentral  para 
dotar  las  cátedras  universitarias,  al  mismo  tiempo  que  el  Claus- 
tro manifestaba  «que  pues  parte  de  los  diezmos  se  destinaba  en 
otras  partes  al  auxilio  y  sostenimiento  de  los  Seminarios  Conci- 
liares, procedía  tratar  de  esto  con  el  Jefe  político  y  dirigirse  al 
Ministerio  porque  en  esta  diócesis  de  Oviedo  se  daban  en  suUni- 


i 


(i)  Archivo  de  la  Universidad.  — Claustros  de  29  de  Enero  de  1833;  12  de  Diciembre  de  1834, 
i.°dc  Junio,  25  de  Septiembre,  26  y  10  de  Octubre,  3  y  14  de  Noviembre  de  1835,  y  20  de  Ene- 
ro y  3  de  Julio  de  1836 


—  181  — 

versidad  las  enseñanzas  eclesiásticas»  (1).  Ya  entonces  estaba  en 
auge  la  política  desamortizados;  se  caminaba  á  nueva  y  más 
económica  forma  de  tributación  y  á  centralización  administrati- 
va, tan  precipitada  como  extremosa;  y  el  Estado  reclamaba  su 
propio  imperio  en  la  función  pedagógica  para  también  mejor  com- 
batir á  la  reacción  y  á  la  insistencia  de  aquellas  clases,  que  la 
amparaban  y  se  resistían  á  entrar  en  nueva  vida  de  progreso. 
Había  ya  acontecido  esto  cuando  la  guerra  de  la  independencia, 
y  de  igual  manera  la  reforma  recobró  vigor  cuando  la  enconada 
contienda  civil. 

De  la  época  antigua  era  asimismo  el  patronato  universitario. 
Desde  su  origen,  según  queda  referido,  fué  honorífico  y  extraño 
á  la  vida  propia  del  Claustro,  porque  estaba  reducido  al  asiento 
doctoral,  que  se  le  concedía,  y  en  lo  demás  limitado  al  nombra- 
miento de  personal  administrativo,  dependientes  y  á  relaciones 
de  etiqueta  en  determinados  casos.  En  1815  participó  el  Patrono 
que  había  sido  nombrado  Mayordomo  mayor  del  Rey  y  se  le  dio 
cortés  enhorabuena;  pero  desde  la  revolución  de  1820  cambiaron 
las  relaciones  entre  la  Escuela  y  la  casa  patronal.  Se  consignó 
entonces  que,  siendo  nacional  la  Universidad  y  á  cargo  del  Esta- 
do ya  debía  concluir  toda  otra  ingerencia  y  cesar  la  casa  de  Miran- 
da en  el  nombramiento  de  los  dependientes;  y,  sí  en  1823  se  con- 
sintió en  nombramientos  de  Secretario  y  Maestro  de  ceremonias, 
no  asi  tres  años  más  tarde  cuando  se  desestimó  su  manifestación 
de  seguir  designando  los  subalternos  sin  satisfacer  sus  nuevos 
sueldos,  como  se  hacía  en  análogos  centros.  No  se  avino  á  ello 
el  Patronato,  que  protestó  de  usar  de  su  derecho  donde  corres- 
pondiera y  de  representar  á  S.  M.  solicitando  el  edificio  de  la 
Universidad  ó  su  justo  valor...  El  Consejo  Supremo  reclamó  in- 
forme al  Claustro  é  insistió  aquel  en  su  demanda,  como  después 
el  apoderado  condal  en  la  provincia  pidió  en  1830  posesión 
de  sus  prerrogativas,  siguiendo   durante  cinco  años  varias  ma- 
nifestaciones de  una  á  otra  parte.  Expresaban  las  del  Claustro 
que,  según  antecedentes  antiguos  y  disposiciones  modernas,  le 
haría  distinguido  recibimiento  en  la  primera  vez  que  se  presen- 
tase, con  lugar  de  preferencia  después  del  decano  cuando  asis- 


«:)    Archivo  de  la  Universidad.— Claustros  de  9  de  Mayo  de  1821;  27  de  Julio  de  282a;  3  de 
Enero  de  1833;  y  24  de  Septiembre  y  24  Octubre  de  1824. 


—  182— 

tiere,  dándose  por  enterado  á  este  efecto,  siempre  que  se  lo  par- 
ticipasen los  sucesores  al  comenzar  en  el  patronato,  más  no  en 
los  nombramientos,  que  habían  cesado  por  diferentes  modernas 
RR.  00.  A  ello  se  avino  en  1835,  el  representante  y  no  se  con- 
sintió aquí  al  año  siguiente  en  el  nombramiento  de  Secretario  he- 
cho por  el  Patrono  porque,  según  la  legislación  vigente,  «corres- 
pondía ó  S.  M.  á  propuesta  del  Claustro»  (1). 

En  orden  más  principal  y  pedagógico  tuvo  éste  nuevo  rumbo, 
desde  las  reformas  de  1836  por  el  plan  «general»  de  Estudios 
de  4  de  Agosto  de  aquel  año  con  que  reemplazaba  al  vetusto  de 
1824-  la  situación  entonces  presidida  por  el  famoso  literato  Du- 
que de  Riva^.  Ofrecía  las  novedades  consiguientes  en  todos  los 
ramos  de  la  instrucción  y  régimen  de  sus  corporaciones,  des- 
envolviéndose por  lo  que  se  refiere  á  la  Segunda  y  «Tercera» 
enseñanzas  en  el  Arreglo  provisional  de  26  de  Octubre  del  mismo 
1836  y  en  disposiciones  complementarias  de  1837  sobre  matrícu- 
las, examen  y  grados;  pero  no  pudo  desenvolverse  aquella  radi- 
cal reforma,  flor  de  un  día  en  la  Gaceta,  que  adoleció  del  vicio 
de  la  imprevisión  como  ha  acontecido  tantas  veces. 

En  favor  de  la  Universidad  ovetense  gestionaron  entonces 
cerca  del  Doctor  Conde  de  Toreno,  que  ocupaba  preminente 
lugar  en  la  política  española,  sus  compañeros  Sres.Mata  Vigil  y 
Fernández  San  Miguel;  y  después  trató  el  Claustro  de  la  difícil 
manera  de  desenvolver  el  nuevo  plan  (2),  que  fué  provechoso  en 
esta  Escuela  porque  mejoró  el  estudio  de  Matemáticas,  amplió  el 
teórico  de  la  Física  con  lecciones  esperimentales  y  creó  cáte- 
dras de  Historia  general  y  de  Literatura  para  los  de  Filosofía,  in- 
troduciendo en  la  facultad  de  Leyes  el  estudio  de  la  Economía 
política. 

Como  se  careciese  de  estos  maestros  y  medios  para  su  dota- 


(O  Archivo  de  la  Universidad  — Claustros  de  18  de  Octubre  de  1815;  24  de  Enero  de  1812; 
18  de  Octubre  de  1823:  8  de  Abril,  18  de  Junio  y  25  de  Octubre  de  1826;  14  de  Marzo  y  16  de 
Abril  de  1827;  17  de  Febrero  de  1S28;  as  de  Febrero  de  1S30;  14  y  22  de  Mayo  y  10  de  Junio 
de  1835  y  5  de  Febrero  de  1836. 

Uno  de  los  últimos  nombramientos  patronales  fué  de  26  de  Julio  de  181$.  Decía  el  titulo, 
«nombro  portero  con  50  ducados  al  año  á  Benito  Granda  en  atención  á  los  méritos  de  su  padre 
Nicolás  y  abuelos,  y  mando  al  Rector  que  le  guarde  todas  las  honras  y  preeminencias  que  le  per- 
tenecen». Hasta  1861  que  fué  destinado  á  servir  en  el  Instituto,  que  está  en  el  minino  edificio  de 
la  Universidad,  fué  Benito  portero  y  bedel  de  la  Casa,  muy  querido  de  catedráticos  y  estudian- 
te*, correspondiendo  al  entrañable  amor  que  profesaba  al  Establecimiento.  Su  tipíco  carácter 
escolar  fué  objeto  de  famosa  semblanza  en  el  periódico  estudiantil  El  Invhnio,  gracioso  artículo 
del  malogrado  Antonio  Arango.  El  popular  Benito  falleció  en  1873. 

(2)  Archivo  de  la  Universidad.— 20  de  Julio  y  17  de  Noviembre  de  1835  y  15  de  Noviembre 
de  1836. 


—  le- 
sión, tuvo  valioso  apoyo  en  una  corporación  provincial  mantene- 
dora del  espíritu  innovador  que  la  habían  infundido  sus  inspira- 
dores y  directores  Campomames  y  Jovellanos;  fué  la  Sociedad 
Económica  de  Amigos  del  País  de  Asturias.  Desde  1832  había 
alcanzado  el  benemérito  Cuerpo  cátedras  industriales  emana- 
das del  Conservatorio  de  Artes  (donde  fué  doctísimo  profesor  el 
asturiano  D.  Antonio  Gutiérrez)  y,  bajo  la  dirección  del  Rector 
Sr.  Mata  Vigil,  una  comisión  mixta  compuesta  de  los  docto- 
res Alvarez  Arenas,  P.  Caso,  García  Cónsul,  Blanco  y  de  los 
socios  D.  Telesforo  Cónsul  y  D.  Francisco  Julián  Sierra  deter- 
minó trasladar  al  edificio  universitario  las  cátedras  económicas 
bajo  las  siguientes  bases: 

Primera:  que  los  señores  Catedráticos  de  Economía  Política,  Matemáticas  y 
Química  de  la  Sociedad  pasarían  provisionalmente  á  dar  sus  enseñanzas  á  la 
Universidad,  acomodándola  de  manera  que  en  lo  posible  se  llenase  el  objeto 
para  que  fueron  nombrados  y  lo  que  se  pedía  en  el  nuevo  plan  de  estudios  pro- 
visional vigente. 

Segunda:  que  la  dirección  de  dichas  cátedras  continuase,  como  está  preve- 
nido, por  la  misma  Sociedad  Económica. 

Tercera:  que  los  gastos  de  traslacción  de  los  enseres  de  las  cátedras  de  Ma- 
temáticas y  Química  se  harán  por  cuenta  de  la  Universidad,  y  la  misma  destinará 
también  algunas  sumas  para  los  gastos  de  la  enseñanza  esperimental,  á  que 
también  contribuirá  la  Sociedad. 

Cuarta:  las  cátedras  tendrán  una  doble  matrícula:  una  en  la  Universidad 
para  sus  alumnos  y  otra  por  la  Sociedad  para  los  suyos. 

Quinta:  las  horas  de  enseñanza  como  los  locales  para  esplicar,  lo  acomoda- 
rán loa  señores  Catedráticos  de  acuerdo  con  el  Claustro  (i). 

Justo  es,  pues,  hacer  mención  de  tales  profesores  que  con 
celo  y  desinterés  aceptaron  tan  penoso  encargo:  enseñó  «Mate- 
máticas y  Dibujo»,  D.  José  de  Posada  Herrera;  «Física  y  Quími- 
ca», D.  León  Salmean;  y  sucesivamente  «Economia  política» 
D.  Antonio  Oviedo  y  Portal,  D.  Ramón  Valdés  y  D.  Benito  Ca- 
nella  Meana.  Muy  principalmente  el  Sr.  Salmean  inició  y  ase- 
guró afición  é  inclinaciones  á  los  estudios  experimentales  y  co- 
menzó á  formar  gabinete  de  máquinas  y  laboratorio  de  ensayos 
aquí  poco  menos  que  desconocidos.  La  Sociedad  Económica  hizo 
grandes  esfuerzos  para  obtener  material  de  enseñanza  y  otro 


(t)    Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  29  de  Noviembre  de  1836. 
— Archivo  de  la  Sociedad  Económica.— Acta  de  5  de  Diciembre  de  1836. 


13 


—  184  - 

tanto  el  Claustro  (1),  que  apenas  tenía  más  que  una  máquina 
neumática  y  otra  eléctrica,  muy  buenas  entonces,  y  obtuvo  del 
Instituto  de  Gijón  otros  instrumentos,  allí  sin  uso  y  en  pésimo 
estado  por  los  azares  que  habían  perseguido  á  la  fundación  de 
Jovellanos. 

Mas  la  guerra  civil  con  la  amenaza  de  invasiones  y  desaso- 
siego interior  no  favorecía  el  desarrollo  pedagógico  aunque  se 
había    mejorado  la  condición  del  profesorado  con  los  sueldos, 
que  continuó  en  adelante,  pues  los  catedráticos  de  1841  volvie- 
ron á  recibir  íntegra  la  dotación  que  les  señalaba  el  plan  de  1824 
y  de  la  que  no  disfrutaban  desde, 1829  porque  se  retenía  en  el 
arca  universitaria;  continuaban  los  Prebendados  de  la  Catedral 
con  sus  cátedras,  aunque  ya  no  todas;  en  la  facultad  de  Leyes 
se  recomendó  en  1838  al  profesor  de  Derecho  político  que  espli- 
case  la  Constitución  para  que  los  estudiantes  se  penetrasen  de 
su  espíritu  y  fundamento;  se  procuró  dar  vida  más  activa  á  las 
Academias  de  las  Facultades  que  tenían  buenos  reglamentos  y 
estaban  dirigidas  por  excelentes  Moderantes,  últimamente  cate- 
dráticos;   y   respecto   á  libros  de  Texto  para  Filosofía,  Leyes, 
Cánones  y  Teología  hubo  criterio  más  amplio  y  se  recibieron  los 
mas  nuevos  y  adelantados,  sin  aquellos  reparos  de  principio 
de  siglo  ni  menos  los  de  la  visita  de  1815,  porque  en  1839  ya  se 
aceptábanlas  mejores  obras  nacionales  y  extranjeras  (2). 

Esta  y  mas  innovaciones  del  nuevo  reinado  merecen  especial 
mención.  Respecto  ol traje  escolar  fueron  suprimidos  en  1835  la 
sotana  y  manteo  antiguos,  prendas  clásicas  de  igualdad  en  la 
clase  estudiantil,  disponiéndose  que  loscursantes  asistiesen  á  las 
aulas  ele  levita  ó  frac,  á  su  arbitrio,  capa  y  sombrero  de  copa 
alta,  y  los  graduados  como  les  acomodase  y  sus  atenciones  lo 
permitiesen  (3).  En  disposición  de  mas  trascendencia  dos  años 
después  se  suprimieron  en  todos  los  ejercicios  académicos  las 
fórmulas  silogísticas  nada  menos  que  «por  ser  repugnantes  al  es- 
tado actual  de  la  civilización»,  quedando  los  argumentos  reduci- 


1 


(i)  Archivo  ííe  b  Universidad.— En  Angtúo  de  15  de  Noviembre  de  1815  cedió  el  Dr.  Pe- 
tera iH[ücll¿id.  do*  cxcclcnte-i  mi'|iJnns.  que  había  adquirido  en  la  testamentaría  del  antiguo  Rec- 
tor y  Director  de  3a   I'J nii«.  l  1).  Uernardino  A  de  Sierra,   por  la  suma  de  320  reales,  aunque 

vxiüaa  iná*  de  4,000  cad  i  una,  Clin*tro-i  de  ix  de  Julio  de  1834  y  31  de  Enero  de  1837 

tu  Arrhivi]  d^  la  Uiiiveriidnil— Claustros  de  23  de  Septiembre,  8  y  18  de  Noviembre  de 
1%31>  i£  de  Uciului-  de  1837,   ia  tic  Enero  de  1838  y  13  de  Octubre  de  1839. 

j.\>     Archiva  de  la  Un  1  vsr ^ídad,— Claustro  de  16  de  Octubic  de  1735. 


-  185  - 

dos  ú.  preguntas,  y  se  permitió  ejercitar  en  lengua  latina  ó  espa- 
ñola ó.  elección  de  los  graduandos  (1).  Todo  lo  antiguo  ib^  des- 
apareciendo y  mas  lo  secundario  de  formas  arcaicas. 

La  concurrencia  de  alumnos  sufrió  una  baja  considerable, 
pues  al  abrirse  la  matrícula  en  1836  faltaba  casi  la  mitad  de 
los  alumnos  inscritos  en  1835.  Tan  súbito  abandono  se  quiso 
justificar  en  la  abolición  del  antiquísimo  manteo,  trage  econó* 
mico,  popular  y  característico  de  los  estudiantes  de  España,  co- 
mo también  en  el  aumento  de  derechos  de  matrícula  (20  reales) 
y  de  grados.  Y  otras  eran  las  causas.  A  las  cuatro  quintas  par- 
tes de  los  teólogos,  hijos  de  labradores,  se  les  cerraba  la  carrera 
porque,  suspendida  la  facultad  de  conferir  órdenes,  de  adjudicar 
capellanías  y  de  provisión  de  curatos  no  tenían  aquellos  porve- 
nir. Otro  tanto  sucedía  á  los  canonistas,  al  mismo  tiempo  que 
para  los  de  Jurisprudencia  disminuían  considerablemente  los  ne- 
gocios forenses  con  el  establecimiento  de  juzgados  de  primera 
instancia.  Agregúese  á  esto  que  habiéndose  suprimido  el  fuero 
académico,  eximidor  del  servicio  de  las  armas  á  bachilleres 
y  tonsurados  (2)  los  estudiantes  asturianos,  muchos  de  escasa 
fortuna,  no  podían  sufragar  tales  gastos  sin  esperanza  de  com- 
pensación á  sus  sacrificios.  Pero  corrían  tiempos  muy  azarosos 
y  hubo  que  llegar  hasta  medidas  escepcionales  que,  por  otra 
parte,  eran  ya  necesarias.  De  aqui  vino  aquella  relativa  deca- 
dencia universitaria  de  que  se  lamentaba  el  celoso  Rector  señor 
Mata  Vigil  (3)  porque  se  vivía  en  un  estado  incierto  y  poco  ha- 
lagüeño para  las  profesiones  literarias;  las  reformas  eran  tran- 
sitorias y  provisionales;  y  este  carácter  tuvo  el  arreglo  1836 
como  otras  disposiciones  complementarias  sobre  sustituciones  de 
cátedras,  programas,  contabilidad,  etc.,  en  medio  de  carencia 
de  recursos.  Siempre  la  pobreza  en  la  casa  de  la  ciencia. 

De  todos  era  ya  conocido  el  lastimoso  estado  económico  de 
las  Escuelas,  pues,  cuando  la  Nación  se  incautó  de  sus  bienes 
para  administrarlos  por  su  cuenta,  la  precaria  situación  de  la 
Universidad  de  Oviedo  era  la  siguiente,  como  consta  del  «Re- 


tí)    A  rcfcivo  de  la  Universidad. — Claustro  de  2  de  Mayo  de  1837. 

(3)  Cesaron  las  exenciones  de  sorteo  y  facilidad  de  poner  sustitutos  á  los  estudiantes 
•quintos*  y  concluyeron  también  aquellos  cambios  y  abusos  de  años  de  carrera  militar  por  años 
académicos,  que  fué  cosa  ce rricnte  en  muchos  acuerdos  claustrales  desde  la  guerra  de  la  Inde- 
pendencia hasta  la  guerra  civil  inclusive. 

(3)    Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  24  de  Octubre  de  1838 


—  i86  — 

sumen  de  propiedades,  rentas,  censos  y'  demás  derechos  de  los 
establecimientos  literarios  españoles»: 


i 


RENTAS  QUE  SE  PAGAN  AL 
CORRIENTE 

Valor               Renta 
capital               anual 

RENTAS  NO  CORRIENTES  AUNQUE 
SCN  COBRADLES 

Valor                   Renta 
capital.                  anual 

RENTAS 

Valor 
capital 

INCOBRARt.RS 

Renta 
anual 

293,707 

9,573 

154,319,16 

1,514 

J» 

16,843,16 

Y  como  la  necesidad  es  muchas  veces  causa  de  discordia,  en 
Oviedo  apareció  ésta  y  por  Orden  de  3  de  Mayo  de  1842  de  la 
Dirección  general  de  Estudios,  se  nombró  visitador  de  la  Es- 
cuela al  Jefe  superior  político  de  la  provincia  para  aclarar  cier- 
tas desavenencias  entre  el  Rector  y  Claustro,  pidiéndole  el  co- 
nocimiento de  las  causas  y  origen  de  las  discordias  para  estir- 
parlas.  Se  le  autorizaba  para  indagar  las  intrigas,  enredos,  espí- 
ritu de  partido  ó  padrinazgo  entre  catedráticos  y  también  para 
tomar  medidas  perentorias,  que  no  fueron  de  mucha  trascen- 
dencia. 

Era  resultado  de  la  división  local,  de  las  diferencias  políti- 
cas y  de  la  lucha  enconada,  que  venía  de  lejos,  como  queda  re- 
ferido; de  encontrados  sentimientos,  que  se  agitaron  más  durante 
la  guerra  civil  y  trascendían  á  las  corporaciones  como  el  Ayun- 
tamiento, Cabildo  Catedral,  Sociedad  Económica  y  Claustro 
Universitario,  cuyos  doctores  y  maestros  figurabau  en  aquellas 
tanto  de  uno  como  del  otro  partido.  En  el  pueblo  reinaban  tam- 
bién separaciones  vivas  de  opinión  con  cierta  trascendencia 
religiosa  en  días  en  que  había  pasado  por  aquí  el  protestante 
Jorge  Barrow;  cuando  todo  se  discutía  con  viveza  después  de  las 
invasiones  de  fuerzas  del  Pretendiente,  se  había  conmovido  la 
diócesis  con  la  división  del  Cabildo  y  clero  por  el  nombramien- 
to del  Obispo  electo  Sr.  Pérez  de  Necochea  como  Vicario  capi- 
tular y  Gobernador,  dando  origen  á  la  famosa  «causa  eclesiás- 
tica» y  á  dos  muy  discutidos  libros  en  1840  á  ella  referentes;  y 
cuando  vinieron  á  continuación  las  intolerancias  de  la  Junta 
provincial  y  las  varias  disposiciones  del  reformista  ministro  se- 
ñor Alonso,  el  admirador  y  editor  de  Campomanes. 

Un  decreto  de  1.°  de  Octubre  de  181-2,  dado  por  el  Regente 
"  *>,  refundió  en  una  Facultad  de  Jurisprudencia  las  dos 


h: 


-i87- 

de  Leyes  y  Cánones,  y  en  ella  se  hacía  detenidamente  durante 
diez  cursos  el  estudio  del  derecho  patrio,  que  aquí  puede  decirse 
no  apareció  hasta  1802.  Las  enseñanzas  eran  estas:  «Prolegó- 
menos del  Derecho;  Elementos  de  Historia  y  de  Derecho  roma- 
no»»;—  «Elementos  de  Historia  y  de  Derecho  Civil  y  Mercantil  de 
España»; — «Elementos  de  Derecho  Penal,  de  Procedimientos  y 
de  Derecho  Administrativo»; — o  Elementos  de  Historia  y  de  De- 
recho Canónico»^; -o Códigos  civiles  españoles,  el  de  Comercio 
y  los  de  Materia  criminal»; — «Historia  y  Disciplina  eclesiástica 
general,  especial  de  España  y  Colecciones  canónicas»; — «Dere- 
cho Político  Constitucional  con  aplicación  á  España,  y  Econo- 
mía política»; — o  Derecho  Natural  y  de  Gentes,  Tratados  y  rela- 
ciones diplomáticas  de  España»; — y  o  Principios  generales  de  le- 
gislación, Legislación  universal  comparada,  Codificación»). 

La  enseñanza  y  su  parte  material  recibieron  impulso  debido 
al  celo  del  Sr.  Alvarez  Arenas,  Rector  en  el  trieno  de  1843, 
pues  con  activa  solicitud  introdujo  variaciones  muy  convenien- 
tes para  fomentar  los  estudios,  como  preparación  de  radical 
reforma  universitaria  punto  de  partida  para  el  progreso  de  la  en- 
señanza. El  preparó  para  el  Gobierno  interior  del  Claustro  ove- 
tense, el  Reglamento  discutido  y  aprobado  en  1.°  de  Enero  de 
1814  con  las  obligaciones  del  Claustro  general,  Rector,  Doctores 
Secretario,  Bedel,  Portero  y  reglas  para  el  recibimiento  de  au- 
toridades y  otros  asuntos  interesantes,  á  los  que  ya  no  respon- 
dían los  anticuados  y  desconocidos  acuerdos  de  los  antiguos 
libros  de  actas  ó  claustros  (1). 

De  todas  suertes  el  estado  de  la  enseñanza  pública  en  Ovie- 
do, como  en  el  resto  de  España,  dejaba  mucho  que  desear.  Tris- 
te, pero  cierto,  es  el  cuadro  pintado  por  el  Sr.  Gil  y  Zarate  ex- 
presando la  postración  de  las  Universidades  españolas  antes  de 
la  obra  por  siempre  memorable  de  un  estadista  asturiano. 
Fué  el  plan  de  1845. 


(iJ  «Reglamento  intciior  del  Claustro  de  la  Universidad  de  Oviedo.— Imprenta  de  don 
1".  Pedregal,  impresor  de  la  Universidad,  1844»  -  «Instrucción  que  determina  las  obligaciones  del 
Héctor,  Decano  y  Empleados  de  la  Universidad  de  Oviedo  en  la  administracicn  económica  de 
cíte  Establecimiento  literario  .— (H"ja  suelta,  sin  pié  de  imprenta;  pero  fué  estampada  en  la  an- 
terior en  j  S48J. 


-r-  —."«■* 


-189- 


CAPÍTÜLO  X 


Reforma  de  las  Universidades  por  el  Ministro  Sr.  Pidal  en  1 84$.  —  Modificacio- 
nes posteriores.  — Revolución  de  1868. — La  Restauración. — Alteraciones  di- 
ferentes de  los  Estudios  en  la  Universidad  de  Oviedo,  segitn  los  frecuentes 
cambios  de  legislación  escolar. — Facultades  de  Filosofía  y  de  Filosofía  y  Le- 
tras: su  desaparición.  — Facultad  de  Ciencias;  sus  servicios  á  la  provincia;  su- 
presión y  renovación. — Facultad  de  Teología;  supresión,  restablecimiento  y 
terminación.  — Facultad  de  Jurisprudencia;  sus  vicisitudes  hasta  la  actual  de 
Derecho;  el  Doctorado;  antigua  Escuela  del  Notariado. — Otras  indicaciones 
sobre  la  enseñanza  universitaria  ovetense.— Matrícula.  — Cátedras  y  Acade- 
mias.— Disciplina.  —  Libros-  de  Texto;  programas  y  cuestionarios;  métodos. 
—  Exámenes. —Premios  y  Pensiones. — Material  de  Enseñanza. — Bibliotecas 
de  Facultad.— Gabinete  de  Física.—  Laboratorio  de  Química  — Antiguo  Jar- 
dín Botánico.  — Observatorio  astronómico,— Donativos. — Organización  y  per- 
sonal administrativos. — Presupuesto.  —  Consideraciones. 


No  se  ha  pretendido  en  este  humilde  libro  escribir  la  histo- 
ria de  la  Instrucción  pública  española,  porque,  según  su  título, 
en  propósito  más  limitado  se  intenta  solamente  bosquejar  ligero 
cuadro  con  las  vicisitudes  de  la  pública  enseñanza  en  Asturias. 
Por  tanto  no  cabe  detenerse  aquí  en  la  trascendental  obra  del 
sabio  Ministro  D.  Pedro  José  Pidal,  que  en  el  famoso  Plan  de 
1W5  reformó  radicalmente  las  Universidades  españolas,  consu- 
mando la  empresa  iniciada  en  los  tiempos  de  Carlos  III  y  prose- 
guida al  compás  de  las  alteraciones  nacionales  en  la  primera 
mitad  del  siglo  xix. 

La  ley  refrendada  por  el  Sr.  Pidal  ha  sido  muy  discutida  res- 
pecto á  su  intención,  á  su  alcance  y  resultados;  pero  no  debe 
dudarse  de  su  bondad  y  eficacia  y  de  ser  expresión  de  progreso 
cierto  para  la  cultura  del  país  detenida  y  enredada  en  las  mallas 
de  disposiciones  parciales  y  en  la  lucha  no  apagada  do  contra- 
rios bandos.  Dícese  del  insigne  reformador  que  no  llevaba  tan 
lejos  su  pensamiento  como  supone  el  Sr.  Gil  y  Zarate,  historia- 


_  190  — 

dor  del  plan,  y  que  él  entendió  de  otra  manera  las  bases  funda- 
mentales del  mismo  ó  secularización  y  libertad  de  la  enseñanza, 
gratuidad  de  la  misma  y  centralización  administrativa  de  sus 
organismos.  Ciertamente  que  la  secularización  ya  venia  de  más 
lejos,  del  Ministro  Roda,  deshaciendo  los  Colegios  mayores,  y  de 
los  planes  de  1807,  1821  y  1836,  cuyo  espíritu,  mejorado,  se  si- 
guió por  el  Ministro  asturiano,  que  en  los  otros  principios  dio 
cuerpo  y  vida  á  las  ideas  de  los  partidos  victoriosos  en  la  guerra 
civil,  procurando  también  imitar  y  seguir  las  reformas  francesas 
en  su  desenvolvimiento  y  reglamentación,  apartándose  bastante 
de  la  tradición  universitaria  española.  Más  no  cabía  hacer  otra 
cosa  ante  la  decadencia  de  nuestras  aulas,  pues  era  urgente  sa- 
carlas de  su  postración  como  se  justifica  en  el  notabilísimo 
preámbulo  del  plan,  que  fué  seguido  por  disposiciones  comple- 
mentarias y  reglamento  de  Septiembre  de  1845. 

Abarca  las  diversas  clases  de  enseñanza,  secundaria,  mayor, 
superior  y  especial;  sus  varios  establecimientos  públicos  ó  priva- 
dos; el  profesorado  de  Regentes  y  catedráticos  mejor  dotados;  y 
todo  bien  desenvuelto  en  reglas  detalladas  extremando  el  ex- 
píritu  burocrático,  centralizador  y  autoritario,  que  desde  enton- 
ces va  unido  á  todas  las  reformas  académicas. 

Sin  razón  ni  motivo  y  con  ese  afán  de  tejer  y  destejer  en  la 
Administración  española,  la  obra  de  1845  fué  modificada  por  si- 
guientes ministros  en  1847  por  el  Sr.  Pastor  Díaz,  en  1850  por 
el  Sr.  Seijas  Lozano  y  en  1852  por  el  Sr.  González  Romero,  que 
no  mejoraron  con  sus  planes  y  respectivos  reglamentos  la  dicha 
del  Sr.  Pidal  y  se  limitaron  á  detalles  y  alteraciones  de  escasa 
trascendencia,  particularmente  en  la  enseñanza  universitaria. 
Carácter  más  amplio  y  organización  más  completa  tuvo  de  nue- 
vo la  Instrucción  Pública  con  la  ley  famosa  de  1857  debida  al 
ilustre  Ministro  de  Fomento  Sr.  Moyano,  desenvolviendo  la  obra 
de  una  comisión  por  él  elegida  al  efecto  y  de  la  que  formaron 
parte  dos  antiguos  catedráticos  de  la  Escuela  ovetense,  señores 
D.  José  de  Posada  Herrera  y  D.  Francisco  de  Tames  Hevia.  Aun- 
que no  exenta  de  lunares  esta  obra  ecléctica,  tuvo  más  acepta- 
ción y  duración  que  las  anteriores  y  es  como  un  resumen  de  to- 
do lo  hecho  hasta  entonces  desarrollado  bajo  los  principios  doc- 
trinarios del  partido  imperante.  Y,  sin  embargo,  fué  sospechosa 


tal  ley,  no  pasados  dos  lustros,  y  en  ella  puso  mano  el  Ministro  y 
docto  catedrático  Sr.  Catalina  cuando  aquellos  23  decretos  de 
extremoso  sentido  reaccionario  con  que  pretendió  refrenar  la 
marcha  progresiva  de  las  cátedras  y  guiar  la  enseñanza  á  los 
unes  de  aquella  intolerante  situación  política,  precursora  de  la 
Revolución. 

El  alzamiento  nacional  de  Septiembre  de  1 868  sacudió  al 
país  de  un  modo  radical  cambiando  las  instituciones  sóbrela 
base  firme  de  las  doctrinas  democráticas.  En  primer  término  y 
entre  las  más  importantes  se  proclamó  la  «libertad  de  ense- 
ñanza», que  fué  clibre  en  todos  sus  grados  cualesquiera  que  fue- 
re su  clase)  á  partir  del  Decreto  de  21  de  Octubre,  que  derogó 
las  reformas  del  Sr.  Catalina  y  restableció  con  sucesivas  modifi- 
caciones la  obra  del  Sr.  Moyano  para  llegar  á  ser  la  legislación 
escolar  un  enmarañado  conjunto  de  disposiciones  parciales. 

Y  todo  porque  en  aquellos  años  de  continua  agitación  políti- 
ca y  guerras  civiles,  bajo  el  Gobierno  provisional,  Monarquía 
de  la  casa  de  Saboya  y  la  República  faltaron  sosiego  y  concierto 
(como  siguen  faltando)  paro  obra  seria,  fundamental,  progresiva 
y  digna  por  la  que  suspira  la  nación.  Hubo,  si,  intentos  gene- 
rosos y  pasos  de  avance  respecto  á  la  enseñanza,  y  ésta  pudo  di- 
fundirse sin  aquellas  trabas,  un  día  y  otro  puestas  por  las  situa- 
ciones políticas  anteriores  á  1868.  Desde  entonces  tendió  la  Uni- 
versidad á  nueva  vida  de  exteriorización  social  y  á  mas  influen- 
cia pública  por  encima  de  secundaria  misión  en  el  otorgamiento 
de  diplomas  y  títulos. 

Siguieron  iguales  propósitos  cuando  la  situación  de  1874  y 
mas  desde  la  restauración  del  Rey  Alfonso  XII  á  quien,  bajo  la  re- 
gencia de  su  madre  la  Reina  viuda  D.a  María  Cristina  de  Habsbur- 
go,  sucedió  su  hijo  D.  Alfonso  XIII,  monarca  actual,  declarado 
mayor  de  edad  en  1902. 

Ni  para  compendiar  siquiera,  á  partir  de  las  disposiciones  del 
ministro  Conde  de  Toreno,  hay  espacio  en  estas  páginas  enume- 
rando las  muchas  disposiciones  en  el  ramo  de  la  Instrucción  ni 
los  varios  proyectos  intentados  con  objeto  de  unificarla  y  des- 
envolverla, cual  se  ha  procurado  con  proyectos  de  ley,  bases  y 
comisiones  á  fin  de  lograr  uno  ó  varios  códigos  académicos  don- 
de se  fomente  la  enseñanza  á  la  manera  que,  con  mayor  ven- 


—  192— 

tura,  lo  han  conseguido  otros  pueblos.  Dentro  de  las  reformas 
fragmentarias  con  que  se  vienen  verificando  los  cambios,  recti- 
ficándose unos  á  otros,  deben  mencionarse  aquí,  como  conti- 
nuadoras de  los  planes  generales  y  R.  D.  de  1842,  aquellas  mo- 
dificaciones que  en  más  ó  en  menos  afectaron  á  la  Escuela  ove- 
tense como  los  RR.D  D.de  1880, 1883  y  1884,  refrendados  por 
los  Ministros  Sres.  Lasala,  Gainazo,  Marqués  de  Sardoaly  Pidal 
y  Mon  (D.  Alejandre)  siendo  vigente  el  último,  modificado  en 
parte  por  el  Sr.  García  Alix,  primer  ministro  de  Instrucción  Pú- 
blica y  Bellas  Artes,  en  1900. 

A  tenor  de  las  disposiciones  que  van  citadas  cambió  el  cua- 
dro de  enseñanzas  de  la  Universidad  de  Oviedo,  moldeada  en  la 
organización  general  impuesta  á  todas  las  subsistentes  por  el 
primer  Marqués  de  Pidal.  En  1845  conservó  los  estudios  de  Fi- 
losofía, Jurisprudencia  (leyes  y  cánones)  y  Teología;  perdió  estos 
últimos  en  1852,  y  los  recuperó  en  1857  cuando  cambió  los  de 
Filosofía  por  los  llamados  de  Filosofía  y  Letras  y  de  Ciencias,  que 
desaparecieron  en  seguida;  en  1867  quedó  la  Universidad  redu- 
cida á  una  mera  Escuela  de  Derecho  Civil,  que  unió  al  Canónico 
de  1868;  y  en  1895  de  nuevo  abrió  de  aulas  para  las  Ciencias 
exactas. 

La  Facultad  de  Filosofía,  continuadora  de  la  antigua  de 
Artes,  estaba  constituida  desde  1845  de  un  periodo  elemental  ó 
segunda  enseñanza  (bachillerato)  y  de  otro  de  Ampliación,  subdi- 
vidido  en  dos  secciones  de  Letras  y  Ciencias  como  preparación 
para  determinadas  carreras. 

En  la  reforma  inmediata  del  Sr.  Pastor  Díaz  (ya  separados 
los  Institutos)  fueron  cuatro  las  secciones  en  dos  grupos  de  Lite- 
ratura y  Ciencias  filosóficas,  y  de  Ciencias  físico-matemáticas  y 
Ciencias  naturales,  cambiando  las  filosóficas  por  la  Adminis- 
tración en  los  decretos  de  los  Sres.  Leijas  Lozano  y  Romero. 
Ahora  bien,  del  período  propio  de  Facultad  no  tuvo  Oviedo  to- 
da la  plantilla  del  profesorado,  que  pedía  la  reforma,  y  se  dio 
la  enseñanza  uniendo  diferentes  asignaturas  y  otorgándose  algu- 
nos grados  de  un  modo  precipitado.  Predominaban  los  estudios 
especulativos,  históricos,  literarios  y  filológicos,  apartados  aque- 
llos de  la  estrechez  y  escasas  miras  á  que  les  había  reducido  la 
dialéctica  escolástica,  tomando  el  nombre  de  Facultad  de  Fi- 


w 


—  193  — 

losofia  y  Letras  en  1857,  separada  de  la  de  Ciencias,  y  aquí 
se  autorizó  solamente  el  grado  de  bachiller  siendo   necesario 
para    terminar  la  carrera  recurrir  á  la   Universidad   Central. 
Esta  medida  contribuyó  á  disminuir  la  matrícula  que,  por  otra 
parte,  nunca  fué  numerosa,  viviendo  á  favor  de  la  simultanei- 
dad,  y  porque  determinadas  asignaturas  se  cursaban   en  año 
preparatorio  para  Derecho.  Ofrecía  á  sus  cursantes  escasas  colo- 
caciones, pues  mirando  la  ciencia  bajo  un  fin  práctico  y  econó- 
mico, ni  el  profesorado  se  juzgó  aliciente  bastante,  ni  los  desti- 
nos en  Archivos  y  Bibliotecas  se  creyeron  suficiente  recompensa; 
más  en  verdad  que  la  permanencia  de  la  facultad  en  Oviedo 
levantó  el  gusto  literario,  inició  los  estudios  filosóficos  y  propagó 
el  conocimiento  de  las  lenguas  sabias.  Nunca  pudo  su  profeso- 
rado completarse  con  catedráticos  propietarios,  como  prescribía 
la  ley,  teniendo  que  recurrir  á  encargados  y  auxiliares  que  lle- 
naron muy  cumplidamente  su  cometido.  Obedeciendo  las  órde- 
nes de  la  Superioridad,  el  Decano  Sr.  Delgado  remitió  en  1860 
un  informe  sobre  el  orden  y  método  de  tales  estudios,  lenguísti- 
cos,  literarios,  históricos  y  filosóficos  con  muy  atinadas  observa- 
ciones ante  el  cuadro  limitado,  que  aquí  tenían  tales  enseñanzas, 
desaparecidas,  sin  razón  ni  motivo  cuando  la  reforma  del  señor 
Catalina. 

Los  estudios  de  Ciencias  habían  tenido  buen  auxilio  con  las- 
cátedras  experimentales  de  la  Sociedad   Económica  de  Amigos 
del  País,  que  sirvieron  de  única  base  universitaria  cuando  la  ley 
de  1845  las  dio  carácter  académico.  Desde  1845  á  1852  no  fal- 
taron alumnos  matriculados  en  esta  enseñanza  donde,  en  gene- 
ral, fué  escasa  la  concurrencia,  aunque  se  simultaneaba  con  las 
otras  carreras  y  servía  de  preparación  para  las  de  Medicina  y 
Farmacia.  Descendió   la  matrícula  cuando  exigiéndose  ciertos 
requisitos  no  los  alcanzaban  los  artesanos,  industriales,  propie- 
tarios, mecánicos,  telegrafistas  y  otros  á  quienes  eran  útiles 
aquellos  conocimientos.  De  nada  sirvió  que  la  ley  de  1857  las 
diese  mas  importancia  elevándolas  á  Facultad  independiente 
desde  una  Sección  en  ía  de  Filosofía,  porque,   si  solamente  se 
atiende  al  número  de  estudiantes,  tuvo  lánguida  vida  hasta  el 
decreto  de  1860  en  que  fueron  suprimidos  en  esta  Universidad, 
quedando  los  más  de  los  profesores  agregados,  en   comisión,  al 


—  194  — 

Instituto  provincial,  donde  continuaron  prestando  grandes  ser- 
vicios á  Asturias. 

Aunque  fué  tan  fugaz  el  primer  periodo  de  la  Facultad  de 
Ciencias  en  la  Universidad  de  Oviedo  fueron  grandes  las  utilida- 
des que  prestó  á  la  provincia.  Ella  despertó  la  industria  minera 
asturiana  analizando  gratuitamente  el  cinabrio,  los  plomos  ar- 
gentíferos, la  calamina,  el  cobre  y,  particularmente,  los  hierros 
y  carbones  de  nuestras  cuencas.  A  instancia  de  los  Gobernado- 
res y  Diputación  provincial  se  conocieron  las  aguas  minerales 
del  país  y  con  especialidad  la  de  sus  casas  balnearias;  el  Muni- 
cipio de  Oviedo  tuvo  calificadas  las  aguas  potables  de  la  pobla- 
ción; los  Hospitales  y  Cárceles  apelaron  también  al  análisis  para 
precaverse  de  toda  adulteración  en  los  alimentos;  el  Gobierno 
eclesiástico  utilizó  las  ciencias  esperimentales  sobre  las  sustan- 
cias destinadas  al  culto;  y  los  Tribunales  de  justicia  hallaron,  en 
la  respuesta  á  sus  exhortos,  modo  de  esclarecer  ciertas  cuestio- 
nes y  de  probar  muchos  hechos  por  medio  de  operaciones  de 
reacción,  toxicológicas  y  esperimentales. 

Brevemente,  en  la  Memoria  universitaria  de  1858  á  1860,  se 
reseñan  otros  trabajos  de  aquellos  catedráticos.  El  Decano  señor 
Salmean  sorprendió  por  medio  de  la  acción  química  la  falsifica- 
ción de  un  vale  de  crecida  suma,  dificultad  insuperable  al  simple 
criterio  legal.  El  mismo  profesor,  destinado  á  la  enseñanza  de 
Física,  fué  el  primero  en  nuestras  Universidades  que  se  dedicó 
á  los  importantes  trabajos  de  las  Observaciones  meteorológicas, 
que,  desde  entonces,  imprimió  y  publicó  facilitando  interesantes 
datos  á  la  prensa  y  al  público  para  e)  conocimiento  físico  del 
clima  y  útiles  aplicaciones  á  la  agricultura.  El  catedrático  de 
Química  Sr.  Bonnet  y  Bonfill,  observando  las  varias  algas  marinas 
que  salen  á  nuestras  costas,  hizo  conocer  su  riqueza  estrayendo 
de  ellas  el  yodo,  trabajo  considerado  por  el  Gobierno  como  un 
mérito  en  la  carrera  de  tan  entendido  maestro.  El  Sr.  Luanco 
estrajo  del  orujo  de  la  manzana  gas  de  alumbrado,  de  cuyo  des- 
cubrimiento se  ocupó  la  prensa  de  Francia,  y  además  publicó 
una  «Memoria  sobre  la  elaboración  de  la  sidra»,  como  bebida  al- 
cohólica que  representa  una  considerable  riqueza  en  el  país.  El 
profesor  de  Historia  natural  Sr.  Pastor,  López  obtuvo  el  premio 
del   concurso  anunciado  en    1852  por  la   Academia   nacional 


—  195  — 
de  Ciencias,  por  su  «Memoria  Geognóstieo  agrícola  de  la  pro- 
vincia de  Asturias»;  y  posteriormente  publicó  unos  «Ensayos sobre 
la  Fauna  Asturiana»,  y  varios  artículos  acerca  de  la  florescencia 
de  los  árboles.  El  que  le  sucedió,  D.  Luis  Pérez  Minguez,  conti- 
nuó iguales  publicaciones;  la  supresión  de  la  Facultad  le  sorpren- 
dió en  sus  trabajos  de  la  Flora  de  Asturias  y  poco  después  publicó 
el  Manual  del  «Agricultor  asturiano»,  sosteniendo  en  los  periódi- 
cos sus  observaciones  y  estudios.  Con  tales  profesores  trabajó  el 
célebre  Schulz. 

En  1860  fué  la  de  Oviedo  la  primera  Universidad  de  España 
que,  por  medio  del  péndulo  de  Mr.  Foucault,  demostró  el  movi- 
miento rotatorio  de  la  tierra  con  el  aparato  colocado  en  la  capi- 
lla del  Establecimiento,  donde  los  Sres.  Salmean  y  Terrero  hi- 
cieron los  mas  bellos  experimentos  ante  numerosa  y  escogida 
concurrencia.  Para  mejor  conocimiento  de  los  asistentes  se  re- 
partió un  impreso  con  todas  las  necesarias  esplicaciones,  y  fué 
muy  notable  este  suceso,  del  que  se  ocuparon  con  elogio  la  pren- 
sa de  la  corte  y  provincias.  Y  en  1902  se  repitió  en  París,  comu- 
nicando el  telégrafo  y  prensa  franceses  aquella  novedad... 

Los  útiles  de  tal  facultad  se  aprovecharon  para  el  Instituto. 
Sus  dispersos  catedráticos  se  reunieron  en  esta  capital  cuando 
el  notable  eclipse  de  sol  de  18  de  Julio  de  1860  para  las  obser- 
vaciones realizadas  en  el  Jardín  Botánico,  y  acaso  en  ninguna 
otra  comarca  de  España  se  hicieron  tan  acertadas  y  dignas  de 
ser  tantas  veces  citadas  en  varios  trabajos  astronómicos. 

El  movimiento  industrial,  fabril  y  agrícola,  que  hoy  agita  al 
antiguo  Principado,  reclamaba  un  día  y  otro  el  restablecimiento 
de  una  facultad  que  dio  tan  felices  resultados,  teniendo  también 
ahora  mas  aliciente  y  mejor  porvenir  que  antes  los  que  se  dedi- 
quen á  las  ciencias  exactas,  físicas  y  naturales  cuyo  estudio,  por 
lindóle  especial,  tanto  necesita  del  auxilio  y  medios  del  Estado. 
Esto  se  debió  al  entusiasmo  y  celo  del  sabio  Rector  Sr.  Aram- 
buru,  que  recabó  el  patriótico  concurso  de  la  Diputación  pro- 
vincial (sucesora  en  buena  ley  de  aquella  antigua  Junta  General 
á  la  que  tanto  debió  la  Universidad)  y  del  Ayuntamiento  de 
Oviedo,  que  por  mitad  sufragan  dichas  enseñanzas.  De  esta  suer- 
te se  restauró  en  Oviedo  la  Facultad  (Sección)  de  Ciencias  Fisico- 
matemáticas por  R.  O.  de  9  de  Julio  de  1895. 


—  196  — 

Comprendió  desde  luego  los  estudios  de  las  asignaturas  si- 
guientes: «Análisis  matemático»  (1.°  y  2.°  curso),  «Geometría 
analítica»,  «Cosmografía»,  o  Física  o,  «Química  general»,    «Zoo- 
logía», «Mineralogía  y  Botánica»  y  «Dibujo  lineal  y  topográfico*. 
Encargáronse  interinamente  del  desempeño  de  estas  asignaturas 
los  catedráticos  del  Instituto  Sres.  Jimeno,  Martin  Ayuso,  el  au- 
xiliar Sr.  Iraola,  los  Arquitectos  Sres.  La  Guardia  y  Bellido  y  el 
Sr.  Redondo,  único  profesor  interino  que  continua  por  haberse 
suprimido  la  asignatura  de  «Dibujo  lineal  y  topográfico»  convir- 
tiéndose en  la  de  o  Dibujo  geométrico  y  artístico»,  que  solo  de  un 
modo  provisional  ha  sido  establecida  hasta  dar  lugar  á  que  los 
alumnos  la  traigan  aprobada  del  Instituto.  Fué  después  designado 
definitivamente  por  concurso  el  personal  de  auxiliares,  entre  Jos 
que  han  figurado  los  Sres.  Nacher  y  Barras;  hoy  siguen  los  se- 
ñores Molina,  Martínez  y  Fernández  Castillo,  y  fué  también  con- 
siderado como  auxiliar  el  ex-ayudante  nombrado  por  oposición 
Sr.  Entio.  Sucesivamente  fué  nombrado  el  personal  de  numera- 
rios, algunos  ya  trasladados  á  otras  Universidades  como  los 
Sres.  Izquierdo,  Hernández  y  Aparicio,  continuando  ahora  los 
Sres.  Urios,  Mur  y  Ainsa,  Fernández  Echavarría  y  Rioja.    Con 
motivo  de  la  reforma  de  los  Estudios  de  Ciencias  por  R.  D.  de  4 
de  Agosto  de  1900  y  siguiente  R.  0.  de  28  de  Septiembre  se  su- 
primió la  asignatura  de  oCosmografía  y  Física  del  Globo»  de  que 
era  catedrático  numerario  al  Sr.  Fernández  Echavarría,  y  hallán- 
dose entonces  vacantes  las  de  («Análisis  matemático»  (1.°  y  2.° 
curso)  se  le  nombró  catedrático  de  la  de  primer  curso,  desempe- 
ñando la  de  segundo  como  acumulada.   Así  mismo  al  Sr.  Mur, 
catedrático  de  «Geometría  métrica  y  geometría  analítica»,  y  al 
Sr.  Rioja  que  lo  era  de  «Zoología  general»  y  de  « Mineralogía  y 
Botánica»  se  les  consideró  como  catedráticos  de  una  de  lasde  su 
cargo  desempeñando  la  otra  en  concepto  de  acumulada.  Supri- 
mióse la  asignatura  de  «Dibujo  lineal  y  topográfico»,  y  se  esta- 
blecieron las  ociases  prácticas»  en  las  diversas  asignaturas. 

Muy  de  sentir  es  que,  correspondiendo  á  los  esfuerzos  de  la 
Diputación  y  Ayuntamiento  de  Oviedo,  el  Estado  no  organice  de 
un  modo  completo  los  estudios  de  Ciencias  en  la  Universidad 
ovetense,  pues  en  esta  provincia,  muy  especialmente,  son  de  in- 
mediata aplicación  los  conocimientos  fisíco-matemáticos.  Debe, 


—  197  - 

así,  completarse  tal  facultad,  con  mas  Secciones  de  las  ciencias 
exactas,  físicas,  químicas  y  naturales,  que  tanto  pueden  auxiliar 
al  moderno  movimiento  industrial  y  agrícola  de  Asturias. 

La  Facultad  de  Artes  (dividida  después  en  las  de  Filosofía  y 
Ciencias,  literarias  y  exactas,  que  quedan  reseñadas)  daba  su 
principal  contingente  para  la  Facultad  de  Teología  en  la  an- 
tigua vida  universitaria.  Su  organización  y  enseñanzas  primeras 
pueden  verseen  los  Estatutos  viejos  y  en  el  plan  de  1774,  y  así 
continuó  hasta  las  reformas  del  siglo  pasado  alcanzado  su  cua- 
dro más  completo  en  la  organización  del  Sr.   Pidal  en  1845, 
pues  fueron  cercenadas  y  agrupadas  las  materias  en  los  cambios 
de  1847  á  1850.  Después  de  un  curso  preparatorio  de  Literatura 
y  composición  latina,  Literatura  española  y  ampliación  de  Filo- 
sofía, la  carrera  teológica  abarcaba  ocho  cursos  con  las  asigna- 
turas de  «Fundamentos  de  la  Religión»,   «Lugares  Teológicos», 
«Sagrada  Escritura»,  «Teología  dogmática,  especulativa  y  prác- 
tica», «Teología  Moral»,   «Oratoria  Sagrada»,  «Historia  é  Insti- 
tuciones de  Derecho  Canónico.»,  «Historia  eclesiástica  general  y 
particular  de  España»,  «Influencia  del  Cristianismo  en  la  Socie- 
dad civil»,  «Disciplina  general   de  la  Iglesia  y  particular  de  Es- 
paña», «Colecciones  canónicas»  (alguna  de  estas  materias  se 
cursaban  en  la  sección  de  Cánones  de  la   Facultad  de  Jurispru- 
dencia) «Lengua  griega»  y  «Lengua  hebrea». 

Desde  la  creación  de  la  Escuela  fué  tal  Facultad  el  nervio  de 
mas  vida  en  su  existencia  y  era  en  su  bjason  literario  el  cuartel 
mas  notable.  Había  mejorado  completamente  la  condición  mo- 
ral de  la  provincia,  trasformando  é  ilustrando  su  clero,  y  con 
esta  consideración,  cuando  fué  suprimida  por  R.  D.  de  21  de  Ma- 
yo de  1852,  la  Diputación  provincial,  el  Ayuntamiento  de  Ovie- 
do y  el  Claustro  universitario  acudieron  al  Gobierno  pidiendo 
su  reposición,  que  fué  alcanzada  con  el  art.  13  de  la  ley  de 
1857.  Mas  habían  variado  las  circunstancias,  y  el  segundo  perío- 
do de  las  cieucias  teológicas  en  Oviedo  no  fué,  ni  con  mucho, 
tan  feliz  como  el  primero,  ya  por  la  escasez  de  alumnos  ya  por 
el  vicioso  arreglo  déla  Facultad,  cuya  organización  estaba  apla- 
zada. Su  programa,  determinado  conforme  al  Reglamento  de  28 
de  Septiembre  de  1851,  no  era  el  suficiente  ni  lo  fué  con  la  di- 
cha ley  de  1857,  que  no  hizo  novedad  en  los  estudios  esperando 


—  198  — 

el  planteamiento  definitivo  de  los  Seminarios  Conciliares;  y  hasta 
al  personal  de  la  carrera  compuesto  de  auxiliares  y  encargado? 
de  reconocida  capacidad,  faltábale  el  requisito  de  la  propiedad 
y  de  la  estabilidad,  que  tanto  convienen  á  la  enseñanza  y  real- 
zan la  importancia  académica  de  una  Facultad.  Aun  así  hubo  al- 
gunas mudanzas  hasta  que,  por  R.  D.  de  19  de  Julio  de  1867, 
fué  suprimida  difinitivamente  la  Facultad  de  Teología  y  fueron 
declarados  cesantes  los  sustitutos,  quedando  excedente  el  cate- 
drático numerario  Sr.  Fernández  Cardin.  En  los  primitivos  tiem- 
pos fué  numerosa  la  matrícula  dé  esta  enseñanza.  Pais  pobre  y 
de  mucha  población  el  de  Asturias,  que  necesita  numeroso  clero 
parroquial  y  que  contaba  además  con  muchos  beneficios  ecle- 
siásticos, dio  cursantes  teólogos  á  la  sombra  de  privilegios  y 
esenciones.  Cuando  éstas  cesaron  y  se  estableció  el  Seminario 
diocesano  ovetense;  cuando  en  éste  fué  menos  costosa  la  matrí- 
cula y  se  encontraron  los  seminaristas  con  requisitos  y  trabas 
para  cursar  y  graduarse  en  la  Teología  universitaria  (1)  dismi- 
'  nuyó  la  concurrencia,  no  obstante  la  justa  reputación  que  en  la 
provincia  y  fuera  de  ella  alcanzaron  los  teólogos  de  la  Universi- 
dad de  Oviedo,  de  donde,  como  queda  escrito,  salió  un  clero  in- 
teligente y  virtuoso. 

Si  cierta  y  relativa  importancia  de  las  Escuelas  está  en  la 
extensión  de  los  estudios  y  en  el  número  de  sus  Facultades,  es 
indudable  que  la  de  Oviedo  descendía,  por  mas  que  en  sus  otras 
enseñanzas  se  mantuviese  á  la  altura  de  su  crédito  antiguo,  co- 
mo aconteció  con  las  jurídicas. 

En  los  planes  de  184-5  é  inmediatos  se  conservó  en  este  Es- 
tablecimiento la  Facultad  de  Jurisprudencia  de  1842  con  el 
estudio  del  Derecho  civil  y  Canónico,  que  formaron  dos  seccio- 
nes en  1857,  de  nuevo  refundidas  en  1858  en  una  de  Derecho 
civil  y  canónico  adjudicada  á  Oviedo;  pero  no  lp  otra  del  Admi- 
nistrativa. Hasta  casi  ayer  fué  con  pequeña  interrupción  la  ense- 
ñanza aquí  principal  bajo  la  dirección  durante  muchos  años 
del   ilustrado   Decano    y    antiguo    catedrático  D.   Juan  D.  de 


(i  i  En  las  vigentes  cnnstitnciones  sinodales  ovetenses  se  prohibe  á  todos  los  sácerdottss 
con  recuerdo  de  la  excomunión  canónica,  que  se  matriculen,  cursen  ó  sufran  exáivencs  de  Juris, 
prudencia,  Física  y  Química,  Filosofía  y  Letras  y  Medicina  en  las  Universidades  seculares,  si  no 
obtienen  previo  permiso  de  la  Silla  apostólica  {Sinódo  diocesano  de  Oviedo  celebrado  en  18S0. — 
Madrid  i887). 


L. 


-*9$- 

Aramburu.  Celoso  por  mas  completa  instrucción  en  tal  Facultad, 
elevó  al  Gobierno  dos  autorizados  informes  en  1859  y  1861  so- 
bre las  reformas  que,  á  su  juicio,  debían  introducirse  en  los 
estudios  jurídicos.  Consideraba  muy  escaso  el  tiempo  destinado  á 
«Derecho  Civil,  Común  y  Foral  español»,  que  pudiera  ampliarse 
reduciendo  á  uno  los  dos  años  del  «Derecho  romano»,  porque  sin 
desconocer  la  grandísima  importancia  y  filosofía  de  esta  asigna- 
tura, es  indudable,  decía,  que  muchas  de  sus  materias  hijas  de 
sutilezas  de  escuela  no  pueden  aplicarse  á  nuestro  estado  social, 
que  va  creando  condiciones  legales  inexplicables  por  la  muerta 
civilización  de  aquel  imperio  poderoso,  mientras  que  por  varias 
causas  y  la  implantación  del  nuevo  sistema  hipotecario  se  modi- 
ficaba todo  el  Derecho  Civil,  cuya  enseñanza  debía  extenderse  en 
mas  cursos.  Y,  á  este  tenor,  aconsejaba  otros  atinados  cambios, 
que  se  han  realizado  modernamente. 

La  reforma  del  ministro  Sr.  Catalina  en  1866,  de  nuevo  di- 
vidió la  Facultad  jurídica  en  tres  secciones  de  «Derecho  civil», 
«Canónico»  y  «Administrativo»  dejando  en  Oviedo  tan  solo  la 
primera,  y  en  su  más  mínimum  espresión  el  cuadro  pedagógico 
ovetense,  que  vino  á  ser  de  una  «particularidad»  en  vez  de 
Universidad;  pero  aquel  plan  reaccionario,  que  en  otros  extre- 
mos tuvo  determinados  aciertos,  fué  inmediatamente  derogado 
cuando  la  Revolución  de  Septiembre,  restableciéndose  la  orga- 
nización déla  Facultad  de  Derecho  como  venía  siendo  desde  la 
reforma  del  Sr.  Moyano 

En  25  de  Octubre  de  1868  se  decretó  el  programa  de  Liber- 
tad de  Enseñanza,  y  en  el  artículo  41  se  organizó  la  Facultad  de 
Derecho  en  las  dos  antiguas  secciones  de  «Civil  y  *  Canónico»  y 
de  «Administrativo».  Volvió  la  Escuela  á  tomar  nuevo  vigor  y 
mascón  el  establecimiento  del  doctorado,  de  años  atrás  existente 
en  Madrid  con  desmedido  espíritu  centralizador. 

Recordando  la  protección  que  la  antigua  Junta  general  del 
Principado  dispensará  siempre  á  la  Universidad,  allí  acudió  ésta 
deseando  nueva  creación  de  la  Facultad  de  Filosofía  y  Letras  y 
estudios  del  Doctorado  en  Derecho  con  arreglo  al  artículo  20 
del  Decreto  de  14  de  Enero,  limitándose  á  esta  última  pretensión, 
cuando  fué  suprimido  el  grado  de  bachiller  en  Letras.  En  Octubre 
de  1870  accedió  la   provincia,  no  obstante  la  penuria  de  su 

14 


—  200  — 


caja  exhausta  por  mil  atenciones  y,  en  particular,  con  la  crea- 
ción del  batallón  de  Covadonga,  que  fuéá  Ultramar  á  combatir 
por  la  integridad  del  territorio.  No  sacadas  á  oposición  las  cá- 
tedras del  doctorado,  la  Diputación  satisfacía  una  gratificación  á 
los  profesores  que  esplicaban  «Filosofía del  Derecho»,  («Legisla- 
ción comparada»  é  «Historia  de  la  Iglesia».  Siguió  esta  enseñan- 
za todavía  hasta  1875  en  que  la  política  restauradora  fue  tam- 
bién modificando  nuestros  Centros  de  enseñanza,  volviendo  al 
patrón  de  la  ley  de  1857  del  que  no  se  apartó  mucho  la  modifi- 
cación de  1880,  si  bien  ya  se  caminaba  á  más  completa  y  mejor 
ordenada  organización  de  dicha  facultad. 

Antes  de  pasar  adelante  se  debe  reseñar  aquí  la  antigua  «Es- 
cuela especial  del  Notariado». 

Con  el  nombre  de  «Estudios  superiores»  se  estableció  en 
Oviedo  en  1844  bajo  la  dependencia  é  inspección  de  la  Audien- 
cia territorial.  Incorporados  á  la  Universidad  por  R.  D.  de  20  de 
Agosto  de  1851,  tuvieron  consideración  académica;  suprimidos 
en  1855,  volvieron  á  aparecer  en  1857;  y  determinó  la  R.  O.  de 
29  de  Abril  de  1862  que  sus  profesores  reconocieran  como  Di- 
rector y  Secretario  al  Decano  y  Secretario  de  Derecho,  sujetán- 
dose al  régimen  interior  de  esta  Facultad.  Los  cuatro  años,  que 
prescribía  el  R.-D.  de  23  de  Septiembre  de  1857  fueron  reduci- 
dos á  dos,  uno  teórico  y  otro  práctico,  introduciéndose  alteracio- 
nes en  los  programas  de  20  de  Septiembre  de  1858.  Los  dos  cur- 
sos eran  insuficientes  para  adquirir  la  conveniente  instrucción; 
pues  habiendo  necesidad  de  ocupar  la  mayor  parte  del  tiempo 
en  los  estudios  teóricos,  «Nociones  de  Derecho  Civil,  Mercantil 
y  Penal  de  España»,  no  quedaba  el  necesario  para  tratar  con 
amplitud  y  detenimiento  la  «Práctica  de  la  Redacción  de  instru- 
mentos públicos  y  Procedimientos  judiciales».  Cuando  menos,  y 
á  parte  de  otros  mas  estensos  conocimientos  jurídicos,  debió  or- 
denarse, y  no  privadamente  y  sin  formalidad,  un  adecuado  cono- 
cimiento de  la  Paleografía  nacional  y  someter  á  los  alumnos  á 
su  examen  en  los  ejercicios  finales  de  la  carrera,  á  fin  de  cercio- 
rarse de  que  poseían  este  conocimiento  interesante.  La  dicha 
R.  O.  de  18G2  determinó  la  forma  en  que  habían  de  redactarse  los 
expedientes  y  celebrarse  los  exámenes  de  reválida  para  el  ejer- 
cicio de  la  Fé  pública.  En  el  primer  periodo  de  la  Escuela  nota- 


rial  fué  de  consideración  el  número  de  estudiantes;  pero  en  el 
segundo,  preciso  es  confesar  que  es  muy  escaso.  No  se  necesita-  ! 

ha  al  principio  más  preparación  que  la  de  instrucción  primaria,  y  i 

después  se  requirió  el  grado  de  bachiller;  antes  había  fácil  coló-  ! 

cación,  una  vez  terminada  la  carrera;  y  más  tarde  fueron  necesa- 
rios otros  requisitos  y  cultura  para  tal  profesión  respetable,  de- 
seada  y  lucrativa.  . 

Esto  se  consiguió  desde  la  reforma  de  1883  en  que  de  una 
manera  acertada  y  más  completa  se  determinó  toda  enseñanza  ju- 
rídica formando  una  sola  Facultad  de  Derecho  en  que  se  refun- 
dieron las  Secciones,  unidas  un  día  y  otro  día  separadas,  pre- 
sentando  también  las  materias  con    la  debida  distinción,  vi- 
niendo al  cuadro  de  la  Facultad  otras  indebidamente  olvidadas 
hasta  entonces  y  que  no  debían  seguir  preteridas  dado  el  progre- 
so que  los  tiempos  modernos  imprimieron  á  tales  estudios.  Basta 
enumerar  las  asignaturas  distribuidas  en  seis  cursos  para  com- 
prender cuanto  más  aceptable  era  la  nueva  distribución  de  tan 
importante  Facultad,  reduciéndose  el  programa  de  los  Derechos 
Romano  y  Canónico  y  dando  entrada  al  Derecho  Internacional 
al  mismo  tiempo  que  se  separaban  el  Derecho  Mercantil  y  Penal 
que,  sin  razón  alguna,  se  enseñaban  juntos  en  un  mismo  año. 
Fueron  estas  las  materias:  «Principios  de  Derecho  Natural», 
«Historia  general  del  Derecho  Español»,  «Economía  política  y 
estadística » ; — « Derecho  Romano » , « Derecho  eclesiástico  general 
y  particular  de  España»),  «Hacienda  Pública»;  — «Derecho  Civil 
Español,  Común   y  Foral»  (primer  curso),   «Derecho  Político, 
Administrativo  y  Nociones  de  lo  Contencioso»  (primer  curso), 
«Derecho  Penal»  y  ((Procedimiento  Criminal»; — «Derecho  Civil 
Español,  Común  y  Foral»  (segundo  curso),  «Derecho  Político  y 
Administrativo  y  Nociones  de  lo  Contencioso»)  (segundo  curso), 
(Derecho  Internacional  Público»;  — «Derecho  Civil  Español,  Co- 
mercio y  Foral  (tercer  curso),  («Derecho  Mercantil  de  España  y 
de  las  principales  naciones  de  Europa  y  América»,  «Derecho 
Procesal  Español,  Civil  y  Administrativo»;— «Derecho   Interna- 
cional Privado»  y  «Teoría  y  Práctica  de  la  redacción  de  instru- 
mentos públicos  y  actuaciones  judiciales»). 

No  es  de  olvidar  que  al  estudio  de  Facultad  viene  precedien- 
do un  curso  preparatorio  tomado  de  otra  Facultad,  innecesario  á 


—  20i  — 

nuestro  modo  de  ver,  si  la  Segunda  Enseñanza  tuviera  la  exten- 
sión y  organización  debidas.  Cuando  la  precedente  reforma  áA 
Ministro  Sr.  Gamazo  se  dispuso  otra  preparación  con  estas  tre- 
asignaturas:  «Ampliación  déla  Psicología  y  Nociones  de  Ontolo- 
gía  y  Cosmología»,  «Reseña  histórica  de  las  principales  tran- 
formaciones  sociales  y/políticas  de  los  pueblos  europeos»  y  «Li- 
teratura Española  y  Nociones  de  Bibliografía  y  Literatura  juiía\ 
cas  de  España».  Entonces  también  y  muy  atinadamente  se  supri- 
mieron las  modestas  Escuelas  del  Notariado,  requiriéndose  para 
el  titulo  de  aptitud  de  Fé  pública  más  conocimientos  por  medio 
de  las  asignaturas  de  Derecho  Romano,  Canónico,  Civil,  Polüi- 
co,  Administrativo  y  Mercantil  de  España,  Internacional  Priva- 
do y  la  Redacción  de  instrumentos  y  actuaciones  públicas. 

A  esta  nueva  plantilla,  recibida  con  aplauso,  se  ajustó  en 
Oviedo  la  Facultad  de  Derecho.  No  tuvo  vida  la  innovación  de 
Enero  de  188í  que,  en  realidad  no  variaba  sustancialmenle  el 
plan  anterior,  si  bien  impuso  á  los  alumnos  la  conveniente  obli 
gación  de  aprobar  la  ^Medicina  legal»;  y  fué  reemplazado  por  h 
de  14  de  Agosto  del  mismo  año,  que  redujo  á  dos  los  cursos  do 
Derecho  Civil  Español  y  en  otros  dj5  agrupó  los  Procedimiento? 
•bajóla  denominación  de  «Derecho  procesal  Civil,  Penal,  Canó- 
nico y  Administrativo  y  Teoría  Práctica  de  Redacción  de  insfru 
mentos  públicos».  Siguió  y  signe  englobada  la  carrera  del  No- 
tariado en  la  Facultad  de  Derecho  y  cambió  el  año  preparatorio 
con  las  asignaturas  de  «Metafísica»,  «Literatura  general  y  Espa- 
ñola» é  «Historia  crítica  de  España»),  que  son  de  la  Facultad  de 
Filosofía  y  Letras.  Por  último,  por  R  O.  de  2  de  Agosto  de  190) 
el  Ministro  Sr.  García  Alix  modificó  una  vez   mis  el  plan  de 
estudios  de  la  Facultad  de  Derecho,  que  constará  en  lo  sucesivo 
(hasta  que  se  dicte  otra  reforma)  de  dos  Secciones,  una  de  Dere- 
cho y  otra  de  Ciencias  Sociales,  esta  por  ahora   únicamente  en 
la  Universidad  de  Madrid  llamada  Central.  En  aquella  quedó  su 
primido  el  estudio  de  la  Estadística;  la  de  Derecho  Político  com 
prende  el    «Derecho  Político   Español  comparado  con   el  del 
Extranjero»;  y  la  de  «Derecho  Administrativo»  constituye  una 
enseñanza  independiente  del   anterior.  Fué  plausible  tal  refor- 
ma aunque,  detenida  por  obstáculos  económicos,  no  llevó  (como 
procedía)  la  nueva  Sección  á  todas  las  Universidades  con  sus 


—  203  — 
mportantes  estudios  de  Antropología,  Etica,  Estadística,  Derecho 
^omún  de  España  comparado  con  el  Foral,  Estudios  superiores 
le  Derecho  Penal  y  Antropología  Criminal,  Sociología,  Historia 
le  las  doctrinas  económicas,  Asociaciones  mercantiles  é  indus- 
iriales  é  Historia  de  la  Iglesia  y  del  Derecho  Canónico. 

Y  para  terminar  estas  noticias  relativas  á  la  Facultad  de 
Derecho,  liemos  de  mencionar  aquí  los  trabajos  que  se  le  enco- 
mendaron por  el  Gobierno;  uno  relativo  á  la  conveniencia  de 
establecer  tribunales  de  Comercio  en  primera  y  segunda  instan- 
cia con  proyecto  de  su  organización  y  bases,  y  otros  relativos  al 
problema  de  los  foros,  tan  importante  en  Galicia  y  Asturias.  En 
su  día  se  elevaron  á  la  Superioridad  los  correspondientes  infor- 
mes en  que  fueron  ponentes  los  catedráticos  Sres.  Aramburu 
[D.  Juan  D.)  Ordóñez  y  Escandón,  Manzano,  Buylla,  Ureña, 
Berjano,  Jove  y  el  autor  de  este  libro  (1). 

En  otro  orden  de  consideraciones  sobre  la  enseñanza  uni- 
versitaria ovetense,  tan  solo  preceden  en  estas  páginas  alguna 
indicación  breve  porque  no  hay  espacio  para  más. 

Los  datos  relativos  á  la  estadística  de  matricula  y  concu- 
rrencia van  aparte;  pero  aquella  es  tan  solo  punto  de  partida 
para  otras  conclusiones,  porque  si  siempre  es  de  considerar  el 
número,  más  importa  saber  las  consecuencias.  Y  que  el  estableci- 
miento de  la  Universidad  mejoró  considerablemente  la  cultura 
intelectual  y  moral  de  la  provincia,  es  un  hecho  que  salta  á  la 
vista  con  los  prósperos  resultados  que  ha  dado  en  todos  tiempos. 
Xo  ha  sido  muy  numerosa  su  matrícula,  ya  por  la  dificultad  en 
viajes  y  comunicaciones,  existiendo  fuera  de   Asturias  escuelas 
de  completas  enseñanzas,  (además  de  causas  apuntadas  en  el 
capitulo  precedente),  ya  por  las  modernas  reformas  con  la  división 
de  la  enseñanza  oficial  y  libre  y  los  subidos  derechos  de  inscrip- 
ción,  académicos,   títulos,   etc.  (2).  También   la  juventud  toma 
otras  direcciones  y  carreras:  milicia,  ingeniería,  industria,  co- 
mercio, agricultura,  bellas  artes  y  profesiones  para  las  que  se 
han  abierto   centros  docentes  de  que  antes  se  carecía  en  Espa- 
ña. Es  de  considerar  además  el  número  de  jóvenes  que  cursa 
en  el  extranjero  y  el  de  los  que  marchan  á  América. 


'i)    Archivo    de  la    Universidad.— Claustros   de  la  Facultad    de  Derecho   de  i.°  de  Junio 
¿c  I&7-»;  1 8  de  Julio  de  1881  y  5  de  Diciembre  de  1885. 
íj)   Véase  Apéndice  XIII. 


—  204  — 

Las  distintas  cátedras  de  nuestra  Escuela  fueron  natural 
mente  las  exigidas  por  los  planes  y  cambios  tan  repetidos  de  la 
enseñanza;  y  frecuentemente  hubo  cátedras  acumuladas  á  cargo 
de  un  mismo  profesor  ó  encomendadas  á  auxiliares  y  sustitutos 
retribuidos  ó  gratuitos.  Por  ejemplo,  en  Ciencias  una  vez  se  auto 
rizó  la  matricula  y  curso  de  «Organografía  y  Fisiología  vegeta 
les»,  que  explicó  el  docto  médico  D.  Agustín  María  Acevedo;  en 
oirás  hubo  proyectos  y  oomienzos  de  varias  cátedras  libres  que 
autoriza  la  ley,  y  en  algún  tiempo  se  dieron  lecciones  de  «Medi- 
cina legal»  por  el  Sr.  Buylla  (D.  Arturo),  y  de  «Lenguas  trance 
sa,  inglesa  y  alemana»  por  D.  Julián  Orbón,  etc. 

Las  reformas  de  los  estudios  mantuvieron  las  antiguas  Acá 
demias  con  las  naturales  modificaciones,  y  así  sucedió  en  lo? 
reglamentos  de  1845,  1847  y  1857.  Cesaron  poco  después  tan 
útiles  gimnasios,  que  los  estudiantes  restablecieron  voluntaria 
mente  con  Academias,  que  en  1866  y  1868  presidieron  Jo? 
catedráticos.  Sres.  Rodríguez  Campillo  y  Piernas,  teniendo  más 
vida  la  organizada  en  1879  dirigida  sucesivamente  por  lo? 
profesores  Sres.  Ureña,  Manzano  y  Buylla  y  que  mantuvo  inte- 
resante publicación  jurídica,  el  Boletín- Revista,  quincenal,  des- 
de Abril  de  1882  á Noviembre  de  1  884.  El  R.  D.  de  1884  restableció 
las  Academias  oficiales  de  Derecho  que,  bajo  la  acción  directiva 
del  Claustro,  siguieron  durante  cuatro  cursos  y  dieron  excelente? 
resultados  (1). 

Ni  en  las  cátedras  ni  en  las  instituciones  académicas  hubo 
nunca  falta  grave  de  disciplina,  y  en  contadas  ocasiones  se 
reunió  el  Consejo  claustral,  creado  por  la  Ley  de  1845  y  subáis- 


íi)     De  las  Academias  de  1879  y  1884  son  también  estas  publicaciones: 

—"Reglamento  orgánico  de  la  Academia»,  (Oviedo,  i88o>. 

—«Memoria  de  los  Trabajos  académicos  en  1879  a  1880*,  por  D.  Erneito  Castro  L:»j>mi 
cherc  (Oviedo,  1880 1. 

— Discurso  del  Sr,  Urcña:  «Nacimiento  y  desaparición  de  los  Eitados  hispano  mu,ulniar.c?  , 
{Oviedo.  1880L 

—Discurso  del  Sr.  Buylla:  «El  Economista  Flore/  Estrada  y  sus    doctrinas»,  (Oviedo,  1SS0J. 

—  «Memoria  de  los  Trabajos  académicos  en  1880  á  1881»,  por  D.  Juan  Fernández  Llana, 
(Oviedo,  1881). 

—«Memoria»  del  Vice- Presidente  D.  Manuel  González  Pérez 

—Discurso  del  Vite- Presidente  D.Crisanto  Posada.  «Derecho  de  Extradición»,  fOviedo,  iSSj'i 

—  «Reglamento  déla  Academia  de  Derecho-,  (Oviedo,   1884). 

—  Discurso  inaugural  del  curso  de  1884  á  1S85  por  el  catedrático  D.  Juan  Rodrigue?  Ami- 
go:  'Significación  católica  de  España»,  (Oviedo,  1884  :. 

El  Claustro  de  nuestra  Universidad  ha  sido  siempre  sostenedor  principal  cuando  no 
iniciador  de  Academias,  Ateneos,  Círculos,  Conferencias,  etc.,  establecidas  en  Oviedo.  Lo  Rk 
tnres  facilitaron  locales  y  medios,  y  sus  directores  y  presidentes  fucro:i  catedráticos  y  alumno 
distinguidos  de  la  Casa;  pero  estos  centros  no  han  sido  de  gran  importancia,  ni  en  Asturias  s. 
lian  conocido  los  notables  Liceos  de  otras  provincias,  como  en  Cataluña,  Valencia  y  Andalucía. 

Fué  importante  la  Academia  de  Legislación   teóricopráctica   fundada    en   1841  por  L>.  Liu< 


—  205  — 
lente  por  disposiciones  posteriores,  para  entender  en  faltas  di- 
versas,  principalmente  de  los  escolares.  También  por  no  ser 
numerosa  la  matrícula  y  por  ser  más  fácil  la  vigilancia,  no  se 
ha  resentido  el  orden  académico  ni  fueron  repetidas  las  faltas 
colectivas  de  asistencia  y  protesta,  generalmente  para  adelantar 
las  ya  crecidas  vacaciones  ó  por  otros  motivos  especiales,  que 
crearon  un  estado  anómalo  universitario  como  desde  los  últimos 
dias  de  1884  hasta  los  primeros  de  1886  en  que  fué  repuesto  el 
queridísimo  Jefe  (1).  El  cambio  desde  la  excesiva  reglamentación 
antigua  á  la  radical,  reforma  iniciada  por  los  decretos  de  Octu- 
bre de    1888,  fué  muy  grande,  y  otra  vez  más  se  tocaron  los 
resultados  de  las  extremas  modificaciones  de  nuestra  Adminis- 
tración  sin  el  paso  gradual  y  preparatorio  qae  siempre  es  con- 
veniente. Por  mil  causas,  que  no  es  del  caso  referir,  es  lo  cierto 
que  ha  decaído  el  respeto  al  principio  de  autoridad  principal- 
mente en  la  forma  externa,  que  siempre  es  importante;  más,  justo 
es  confesar,  que  se  marca  una  reacción  sobre  este  extremo  y  más 
en  los  Centros  de  enseñanza  donde  la  suavidad  antes  que  el  rigor, 
el  afecto  antes  que  la  severidad  y  la  unión  y  compenetración  de 
maestros  y  discípulos  son  los  medios  más  adecuados  para  man- 
tener disciplina.  Urge  conservar  incesante  y  firme  el  amor  al 
Irabajo  y  al  estudio,  la  asistencia  á  las  aulas  con  devoción  á  la 
Universidad  por  la  significación  moral  que  esta  tiene  y  por  el  fin 
educador  que  persigue  además  del  instructivo.  Así  no  serán  ne- 
cesarios ni  frecuentes  los  acuerdos  claustrales   disciplinarios, 
y  bajo  la  respetable  autoridad  del  Rector,  levantada  por  dis- 
posiciones superiores  de  1886,  1894  y  1900  entre  otras,  pro- 
fesores y  alumnos  marcharán  unidos  en  íntimo  consorcio,  pro- 
curando y  consiguiendo  la  paz,  bajo  cuyo  imperio  se  cultiva  y 


R.  Camaleño,  en  cuya  Junta  directiva  figuraban  los  universitarios  D.  Juan  D.  de  Arambum  y 
i).  Benito  Candía  Meana,  siendo  académicos  los  catedráticos,  licenciados  y  bachilleres  de  nues- 
tra Universidad. 

En  el  bienio  (1854-56)  se  fundó  el  Ateneo  científico-literario,  que  presidió  el  Dr.  Cellcruclo, 
siendo  principales  socios  catedrático.*  y  alumnos  universitarios,  entre  otros  los  Srcs.  Uorbolla  y 
Caso,  que  refundieron  en  notables  folletos  sus  respectivos  criterios  ¡»obrc  la  «Soberanía  nacional». 
De  la  Universidad  pasó  el  Ateneo  al  local  de  la  Orden  tercera,  y  tuvo  cátedra»  y  discusiones  de 
Derecho,  Economía,  Literatura,  Agricultura,  etc.,  en  que  comenzaron  á  distinguirse  los  señores 
Estrada,  Pedregal,  Laverdc,  Fernández  Rojas,  etc. 

De  igual  manera  tuvo  la  Universidad  importante  participación  en  centros  de  cultura  poste- 
riores como  los  do  la  «Juventud  católica»,  «Juventud  republicana»,  «Academia  de  Santo  Tenias», 
•Conferencias  del  Casino»,  estas  principalmente  á  cargo  de  catedráticos,  etc. 

En  190-1  los  estudiantes  han  establecido  la  Unión  Jiscoltir. 

(0  Archivo  de  la  Universidad.—  Claustros  de  9  de  Diciembre  de  1880;  27  de  Noviembre,  4 
y  23  de  Diciembre  de  1884  y  17  de  Enero  de  1894. — Claustros  de  la  Facultad  de  Derecho  de  38 
<i<  Febrero  y  5  de  Diciembre  de  1885;  37  de  Enero  de  1886  (reposición  solemnísima  del  Rector 
Sr.  Salmean);  xx  de  Diciembre  de  1S91  y  13  de  Diciembre  de  1895,  etc. 


—  206  — 

prospera  la  ciencia.  Cesarán  colectivas  y  hasta  tumultuosas  ma- 
nifestaciones de  la  clase  estudiantil,  que  son  un  desprestigio  na- 
cional, registrado  por  la  prensa,  cuando  los  alumnos  «se  toman* 
ó  adelantan  las  «vacaciones  sin  considerar  los  excesivos  dias  de 
descanso  y  asueto,  que  consignan  los  reglamentos  académicos. 
Deben  cesar  esas  tristes  é  inmotivadas  «huelgas  escolares»  repa- 
rando la  juventud  de  las  Universidades  y  Establecimientos  docen- 
tes el  ejemplo  de  jóvenes  obreros,  desoldados  mozos  y  de  tantos 
y  tantos  obedientes  á  las  leyes;  pues  en  aquel  caso  la  impunidad 
corriente  entristece  á  quien  bien  la  considera,  porque  el  obrero 
que  no  trabaja  queda  sin  comer,  el  soldado  que  deserta  es  se- 
veramente castigado,  y...  Si  hemos  de  levantarnos  de  nuestra  pos- 
tración después  del  complejo  desastre  nacional,  otra  debe  ser  la 
conducta  de  esa  juventud  florida  de  nuestras  aulas  (1). 

En  el  orden  pedagógico  tuvo  siempre  gran  importancia  y 
trascendencia  la  cuestión  de  los  libros  de  texto,  mejor  dicho,  su 
imposición  á  catedráticos  y  alumnos.  Quedan  indicados  cambios 
y  severas  órdenes  de  pasados  tiempos  á  la  sombra  y  en  prove- 
cho de  determinadas  situaciones  políticas,  y  es  curioso  advertir 
que  Calomarde  y  el  Duque  de  Rivas  coincidían  en  sus  reformas 
de  1824  y  1836,  dejando  libros  y  programas  á  la  aprobación  de 
las  respectivas  Facultades,  mientras  los  redactores  del  arreglo 
provisional  del  mismo  año  1836  facultaban  á  los  catedráticos 
para  elegir  el  libro  ó  libros  de  texto  más  convenientes  ó  no  ele- 
gir ninguno  (excepto  en  las  Facultades  de  Jurisprudencia  y 
Teología)  pudiendo  hacer  sus  explicaciones  orales  ó  por  medio 
de  cuadernos.  Esta  libertad  se  consintió  en  el  plan  de  18i5  para 
los  estudios  del  Doctorado;  pero  en  los  de  Facultad  se  impuso  la 
elección  de  libros  de  texto  entre  la  lista  de  los  aprobados  por  el 
Consejo  de  Instrucción  Pública,  revisable  cada  tres  años,  con 
seis  autores  por  asignatura.  La  lista  no  fué  limitada  en  1857, 
las  reservas  de  1866  pasaron  enseguida,  y  todo  cesó  desde  la 
Revolución  de  1868  en  que  fué  libre  la  elección  ó  no  (de  libros) 
por  los  profesores  con  oportunos  anuncios  en  cuadros  al  comen- 
zar el  curso.  Como  para  los  textos,  hubo  mayor  ó  menor  respe- 
to á  programas,  debiendo  consignarse  que,  salvo  en  contadas 


(i)     «Huelgas  escolares' :  artículo  del  catedrático  Sr.  Scla  en  la  Revista  fioj>nlar  (Año  I). 


—  207  — 

excepciones,  tuvo  siempre  el  catedrático  la  libertad  necesaria  en 
su  cátedra.  Una  fué  la  letra  de  la  ley  y,  por  su  ineficacia,  otros 
fueron  el  espíritu  y  la  práctica  del  Magisterio   y  la  tolerancia  de 
Gobiernos,  Rectores  y  Claustros  hasta  la  libertad  actual.  En  1843, 
la  meritoria  iniciativa  de  la  Universidad  de  Barcelona  publi- 
cando al  principiar  el  año  académico  los  programas  y  cuadernos 
razonados  de  las  enseñanzas  de  las  Facultades,  motivó  una  orden 
general    por  la  Dirección  de  Estudios,  que  la  Universidad  de 
Oviedo   se   apresuró  á  cumplir.  Imprimió    razonados  progra- 
mas con  señalamiento  de  textos  y  obras  de  consulta  para  1844 
á  1845  en  las  asignaturas  de  Filosofía,  Matemáticas,  Química, 
Historia,   Literatura,   ocho  años  de  Jurisprudencia   y  siete  de 
Sagrada  Teología,  que  contienen  observaciones  acerca  de  méto- 
dos, libros,   citas,   explicaciones,   extensión   de   ciertas   mate- 
rias, etc.,  etc.,  por  los  profesores  propietarios  ó  auxiliares  á  la 
sazón  Sres.    Fernández  Cardín  (I.),  Salmean,  Rodríguez  Val- 
dés  (F.),  en  Filosofía;  Fernández  Cuevas,  Casero,  Fernández  La- 
dreda,  Luis  Blanco,  Aramburu,  Alvarez  Arenas  y  Estrada,  en 
Jurisprudencia;  Fernández  Castañón,  Fernández  Cardín  (F.),  Cou- 
der,  S.  Quintanilla,  Rodríguez  Valdés  (P.)  Fernández  de  Lavara 
y  Piquero,  en  Teología.  Otro  tanto  aconteció  en  el  curso  de  1847 
á  1848  (aunque  únicamente  se  imprimieron  programas)  para  el 
Instituto  de  segunda  enseñanza,  agregado  á  la  Universidad,  y  en 
esta  los  de  la  Sección  de  Filosofía  ó  Física,  Literatura  latina,  la 
General  y   Española,  Ampliación  de  la  Filosofía  y  su  Historia, 
y  Economía  Política  por  los  Sres.  Salmean,  Guisasola,  Puente, 
Armesto  y  Prado;   los  de   Jurisprudencia   ó   de  Derecho   Ro- 
mano (l.°  y  2.°  curso),  Derecho  público  y  administrativo,  Histo- 
ria del  Derecho  español   y  Derecho  civil,  penal  y  mercantil, 
Derecho  canónico,  Colecciones   canónicas,  Oratoria  forense  y 
Práctica  forense  por  los  Sres.  Casero,  Cuevas,  Prado,  Aramburu, 
Luis  Blanco,  Piquero,  Estrada  y  Arenas.  La  disposición  resultó 
impracticable  económicamente  (el  caso  de  siempre  en  nuestras 
reformas);  cayó  en  desuso  y  alguna  vez  se  continuó  aisladamente 
y  por  cuenta  de  los  catedráticos  (1)  si  bien,  además,  el  progreso 


(i)  De  los  Sres.  Alvarez  Amandi,  Afaba.  Bjylli,  G.  Posada,  Díaz  Ordoñcz  Calabrug. 
Jove,  d  autor  de  este  libro,  etc.,  de  las  aUgnitura*  de  Metafísica,  Literatura,  Economía  política, 
Derecho  político  y  administrativo,  Disciplina  eclesiástica,  Derecho  civil,  Derech>  político  Admi- 
nistrativo y  de  Ampliación  del  Derecho  civil  y  C0JÍ505  cipañoleá. 


— -  208  — 

pedagógico  trajo  modernamente  otra  provechosa  norma  en  ma- 
teria de  plan,  programas,  cuestionarios  ymétodos  de  enseñanza. 

Durante  el  largo  período  en  que  fué  preceptiva  ó  usual  la 
designación  y  anuncio  de  los  libros  de  texto,  figuraron  sucesi- 
vamente en  los  cuadros  de  la  Universidad  de  Oviedo,  los  si- 
guientes: 

En  la  antigua  Facultad  de  Teología: 

«Lugares  Teológicos»:  Cano,  Juenin. 

«Instituciones»:  Perrone,  Sunma  de  Santo  Tomás,  Berti,  Biluart.  Marín, 
Compendio  salmanticense,  Baylli,  Lar  raga. 

«Sagrada  escritura  » :  Janssens,  Lamy  y  Wouters. 

¿Oratoria  sagradaí:  Muñoz  Cárnica,  P.  Antonio  á  S.  Joscpho  y  Martínez 
Sanz. 

En  las  de  Filosofía  y  Filosofía  y  Letras. 

«Matemáticas»:  Vallejo. 

«Química  aplicada  á  las  artes:  Dumas. 

«Física»:  Beudant. 

«Moral»:  Martel. 

«Religión»:  Para  de  Janjas. 

«Literatura  general  y  española»:  Gil  y  Zarate,  Campillo,  Cano,  Fillol,  Mu- 
darra,  Ue villa,  Afaba. 

«Literaturas  griega  y  latinas:  Marín,  Díaz,  González  Andrés,  Villar,  Ber- 
gens  de  las  Casas  y  Bardon. 

«Geografía*:  Anchoriz,  Bustamante  y  Palacio. 

«Historia  Universal»:  generalmente  las  explicaciones  de  los  profesores  y 
Castro. 

«Historia  de  España*:  Ranera,  Colmeiro,  Moreno  Espinosa,  Altamira, 

> Metafísica»:  Servant  Beauvais,  Arbolí,  Gutiérrez,  Mendive. 

«Lengua  hebrea*:  García  Blanco  y  Biblia  hebraica  de  Leipsickc. 

En  Ciencias: 

«Aritmética,  Algebra,  Geometría  métrica  y  analítica  y  Trigonometría»:  Ci- 
rode,  Giménez  Rueda,  Lazzeri,  Vega,  Serret,  Brior,  G.  Palíela,  Cortázar.  Tole- 
do, Villafane,  Ronche  y  Combercuse,  y    Logaritmos  de  Callet  y  de  Skron. 

(•Física»:  Ganot,  (traducción   de  Monlau    D.  José)  Lozano. 

•  Historia  natural »:  Rivera,  Bolívar,  Quiroga. 

«Zoología»:  Edwars,  Calderón,  Segovia  y  Carriles. 

«Mineralogía»:  Beudant,  Naranjo,  Calderón. 

«Botánica?:  Girardin,  Bolívar  y  Calderón. 

«Química»:  Lessaigne  y  Regnault  (traducción  de  Verdú).  Bonilla. 

En  Derecho  Civil  tj  Canónico. 

«•Prolegómenos»:  Miguel,  La  Serna. 

«Derecho  Natural»:  Prisco,  Taparelli,  Mendive,  Giner,  Roeder. 


—  209  — 
«Derecho  romano»:  Vinnio,  Ileinecio,  La  Serna, Ortolan,  Pastor,  Van  Weter. 
«Historia  general  del  Derecho»:  Marina  y    Cepeda,   Semperc,    Antequera, 
Morató,  Hinojosa. 

c Derecho  Civil  español,  común,   forab:  Sala,   Gorosabel,  La  Serna,  Montal- 
van,  Viso,  Morató,  Falcon,  Código. 

-¿Derecho  penal»:  La  Serna,  Pacheco,  Aramburu  (J).  Silvela,  Rueda,  Arambu- 
'    ru  U')  y  Pessina. 

«Derecho   mercantil?:   Lasso,   Martí  Eixalá  y  Duran,  Manzano;  Código. 
«Ampliación  del  Derecho  civil >:    Febrero    y    Goyona,    Gutiérrez,    Sánchez 
Román. 

«Derecho  político  y  administrativos:  Colmeiro,  Santamaría,  Ferian,  Meyer, 
G.  Posada. 

uKconoraía   política»:  Flórez  Estrada,    Ochoa,  Carreras  González,  Garnier. 
Piernas, Neuman, Buy  lia. 
«Estadística»:  Piernas. 
««Hacienda  pública»:  Piernas 

c  Derecho   canónico»:  Barardi,  Lancelloto,  Devoti,  Van-Spen,  Selvagio,  La- 
ckis,  Cabalado  Golmayo,  Walter,  Manjón,  Iuséu. 
«Disciplina  de  la  Iglesia»:  Aguirre,  Salazar. 

«Teoría  de  los  procedimientos»:  Casielles  y  Olivares,  Tapia,  Gutiérrez,  Las- 
praT  La  Sarna  y  Montalvan,  ürtiz  de  Zúñiga,  Lastres. 
«Oratoria  Forense:  Sainz  de  Andino. 

«Derecho  Internacional  público»:  Olivart,  Torres  Campos,  Neuman  y  Blunt- 
sehli,  Martens. 

«Derecho  Internacional  privado»)-.  Torres  Campos,  Asser,  Prida. 

En  la  Escuela  del  Xotariado  fueron  los  textos: 

Zúniga.    Lasso,  Cara  van  tes.  Zarzoso,  etc. 

Continuó  la  designación  y  anuncio  de  libros  de  texto  en  los 
últimos  cursos  del  siglo  pasado  hasta  el  R.  D.  de  6  de  Julio  de 
1900,  precursor  de  la  ley  de  1.°  de  Febrero  de  1901  por  la  que 
se  declara  que  la  adquisición  de  aquellos  libros  no  es  obligatoria 
para  los  alumnos,  los  cuales  podrán  estudiar  ert  los  por  ellos  ele- 
gidos, siempre  que  adquieran  los  conocimientos  que  constitu- 
yen la  respectiva  asignatura  con  arreglo  al  cuestionario  oficial; 
y  la  disposición  se  confirmó  más  en  el  II.  D.  de  12  de  Abril 
de  1901,  con  extremos  cumplidos  desde  entonces  por  los  respec- 
tivos Claustros  de  las  Facultades  de  Derecho  y  Ciencias  exis- 
tentes en  esta  Universidad. 

Esta  reíorma,  acertada  en  nuestro  humilde  entender,  estaba 
intimamente  enlazada  con  la  de  los  programas  modificando 
también  el  examen  académico,  para  que  cese  de  ser  considerado 
como  fin,  cuando  no  es  más  que  un  medio  en  la  enseñanza;  y  era 


y  es  necesario  afirmar  esto  en  la  organización  de  los  estableci- 
mientos de  enseñanza,  mirando  al  mayor  progreso  déla  cátedra 
oficial.  A  este  objeto  se  dispuso  encomendar  al  Consejo  de  Ins- 
trucción Pública,  que  determinase  por  medio  de  un  cuestionario 
general  el  fin,  carácter  y  extensión  de  cada  materia  de  las  in- 
cluidas en  el  plan  de  estudios  con  propósito  de  que  no  se  desna- 
turalice su  exposición  y  no  resulte  duplicada  ú  omitida  una  en- 
señanza. Cada  profesor  desenvolverá  el  contenido  de  la  asignatu- 
ra y  redactará  programa  con  plena  libertad  de  método  y  doctrina 
con  sujección  al  indicado  cuestionario. 

Se  dictó  éste  para  los  grados;  pero  quedó  en  suspenso  hasta 
nueva  revisión  por  R.  O.  de  16  de  Marzo  de  1903.  En  la  oveten- 
se Facultad  de  Derecho,  ya  antes  se  había  modificado  el  cues- 
tionario antiguo  (1)  conforme  al  que  se  celebraban  los  dichos 
ejercicios  de  grados,  ahora  con  solemnidad  privada  desde  la 
innovación  de  1868,  al  suprimir  cuanto  quedaba  de  las  antiguas 
solemnes  investiduras  que,  con  ritualidad  mermada,  aunque 
todavía  aparatosa,  venían  practicándose  desde  el  plan  de  18+5  y 
leyes  posteriores.  Ultimo  resto  de  aquellas  antiguas  ceremonias 
académicas,  fué  el  sencillo  rilual  determinado  para  el  bachille- 
rato en  1832;  y  desde  la  ley  de  1845  las  fórmulas  para  licencia- 
turas y  doctorados  se  redujeron  á  la  reunión  aparatosa  de  los 
Claustros,  presentación  del  candidato  por  el  Doctor  padrino, 
discurso  doctrinal  del  graduando,  los  varios  juramentos  (con 
profesión  de  fé)  de  defensa  de  la  Religión  católica  y  del  misterio 
de  la  Inmaculada  Concepción  de  la  Virgen,  obediencia  á  la 
Constitución,  fidelidad  al  Rey  y  cumplimiento  de  las  obligacio- 
nes del  grado,  cuyas  insignias  se  recibían  de  manos  del  señor 
Rector. 

Si  el  cambio  pedagógico  del  siglo  xvm,  relativo  á  los  méto- 
dos de  enseñanza  superior,  fué  plausible  (2),  el  realizado  á  fines 
del  siglo  xix  lo  será  también  en  la  historia  de  la  enseñanza,  pues 
no  han  de  ser  las  aulas  meras  escuelas  profesionales  cuando  de- 
ben tener  muy  principalmente  fin  educador,  adquirir  con  él  firme 


( i)  Archivo  de  la  Universidad  —Claustros  de  la  Facultad  de  Derecho  de  9  de  Octubre 
de  1888  y  5  de  Febrero  de  1892.  En  este  último  se  aprobó  el  cuestionario  confeccionado  pox  el 
autor  de  este  libro.  ^ 

(2)     Véase  pág.  88. 


—  211  — 

y  amplia  cultura,  y  sentido  profundo  de  la  ciencia  para  mejor 
caminar  con  espíritu  progresivo  en  las  respectivas  profesiones. 
Otro  debe  ser,  pues,  el  procedimiento  moderno  de  enseñanza  y, 
áéste  propósito,  otro  viene  siendo  el  nuevo  rumbo  comenzado  á 
seguir  en  nuestra  Universidad.  No  se  han  de  apuntar  aquí  las 
respectivas  innovaciones  en  las  cátedras  de  Derecho  y  de  Cien- 
cias, pues  fuera  muy  prolijo;  y  apuntado  queda  en  otra  publica- 
ción   con  indicaciones  respecto  á   las  enseñanzas  teóricas  y 
prácticas,  á  los  trabajos  de  profesores  y  alumnos,  saliéndose  de 
antiguas  rutinas  por  investigaciones  y  ejercicios  diferentes  den- 
tro y  fuera  de  la  cátedra,  que  dan  y  han  de  seguir  dando  los 
mejores  resultados  (1)  por  la  ciencia  y  para  la  ciencia,  combi- 
nando la  explicación  del  maestro,  la  doctrina  de  autores,  la  co- 
municación incesante   del  profesor  y   discípulo,  bajo  amplio 
criterio  y  tareas  de  propio  esfuerzo,  con  todas  las  manifesta- 
ciones posibles  y  variadas  en  prácticas  adecuadas  al  objeto  de 
cada  asignatura. 

Por  fin,  ya  no  es  el  examen  con  sus  notas  y  calificaciones  la 
aspiración  casi  única  del  estudiante,  porque  el  de  la  enseñanza 
oficial  debe  ser  examinado  incesantemente  por  sus  ejercicios  en 
la  cátedra,  y  únicamente  restan  para  el  alumno  de  enseñanza 
libre,  mientras  se  excojitan  otros  medios,  ejercicios  adecuados 
que  alejen  en  lo  posible  las  contingencias  del  azar  y  de  la 
suerte,  ciega  y  propicia  en  ocasiones  á  preparaciones  rápidas  ó 
superficiales.  A  estos  levantados  propósitos  se  dieron  reciente- 
mente, desde  el  R.  D.  de  28  de  Julio  de  1900,  varias  disposicio- 
nes sobre  exámenes  de  ingreso  en  Facultad,  de  curso  de  asigna- 
turas y  para  los  grados;  más  un  día  se  dictaron  y  en  otro  se 
rectificaron  ó  suspendieron  (2;  porque  nunca  acaba  el  tejer  y 
destejer  en  la  legislación  escolar. 

Realzando  y  haciendo  de  más  ventaja  y  provecho  las  prime- 
ras y  honrosas  calificaciones  de  examen  alcanzadas  por  los 
alumnos,  se  reemplazaron  las  antiguas  medallas  y  adjudicación 


(i)  En  los  Anales  de  l.i  Universidad  de  Oviedo. — Año  I,  1901  —(Oviedo,  1902)  pueden 
verse  las  notas  sobre  nuevos  procedimiento*  de  enseñanza  en  las  Facultades  de  Derecho  y  Cien- 
cia» de  nuestra  Escuela,  y  compararse  con  las  indicadas  en  el  texto,  relativas  á  1844  y  años 
sucesivos,  para  mejor  comprender  los  progreso*  en  Metodogia  universitaria. 

W\  R.  D.  de  12  de  Abril,  R.  O.  de  20  del  mismo  mes  y  Reglamento  de  10  de  Mayo  de 
xooi;  R.  D.  de  25  de  Abril  de  1902;  R,  U.  de  6  de  Diciembre  de  1901  y  R.  O.  de  12  de  Sep- 
tiembre de  zoos). 


de  libros  (1)  por  matrículas  de  honor  y  gratuitas  que,  como  era  de 
justicia,  se  han  extendido  recientemente  de  los  alumnos  oficiales 
á  los  libres.  Timbre  de  honor  del'asluriano  Conde  de  Toreno, 
ministro  de  Fomento,  fué  el  R.  D.  dado  en  Gijón  á  10  de  Agosto 
de  1877  estableciendo  cierto  número  de  pensiones  otorgadas 
previa  oposición  á  los  alumnos  pobres  y  distinguidos  de  las  fa- 
cultades universitarias,  nobilísima  disposición  bajo  cuyo  amparo 
han  podido  proseguir  estudios  no  pocos  escolares  de  subido  mé- 
rito; y  mejor  todavía  al  ser  ampliada  por  el  ministro  Sr.  Conde 
de  Romanones  en  el  R.  D.  de  18  de  Julio  de  1901  disponiendo 
la  concesión  de  pensiones  para  ampliar  sus  estudios  en  el 
Extranjero  á  los  alumnos  que  hayan  dado  mayores  pruebas  de 
capacidad  y  aprovechamiento  y  las  confirmen  en  debida  oposi- 
ción. Dos  jóvenes  graduados  con  los  más  brillantes  antecedentes 
académicos  obtuvieron  en  1901  y  1902  las  pensiones  correspon- 
dientes á  nuestra  Facultad  de  Derecho,  y  fueron  D.  Leopoldo 
Palacios  Morini,  alumno  ovetense  y  D.  José  Castillejo  Duarte, 
de  la  Universidad  de  Madrid,  donde,  á  la  vez,  alcanzó  también 
pensión  D.  Manuel  Miguel  y  Traviesas  que  había  cursado  los  estu- 
dios de  Derecho  en  Oviedo. 

Destinando  una  parte  de  la  cantidad  recaudada  por  «dere- 
chos académicos»  (que  reemplazó  al  antiguo  segundo  plazo  del 
pago  de  matrículas)  se  pudo  mejorar  y  aumentar  el  material  ó 
medios  auxiliares  de  enseñanza  por  el  dicho  R.  D.  de  1877  del 
Sr.  Conde  de  Toreno  con  sus  Instrucciones  complementarias. 

Este  fué  el  origen  de  la  «Biblioteca  especial  ele  la  Facul- 
tad de  Derecho  de  Oviedo»,  institución  que  viene  a  ser  como 
complementaria  de  la  Provincial-Universitaria  por  la  índole  pe- 
culiar de  su  contenido,  ya  que  ésta  no  puede  enriquecer  el  suyo 
con  su  tan  limitada  consignación,  que  debe  repartir  con  diferen- 
tes y  más  amplias  necesidades.  La  Biblioteca  jurídica  ovetense 
fué  planteada  por  el  antiguo  Rector  Sr.  Salmean  con  el  Decano 
Sr.  Fernández  Cuevas,  auxiliados  por  una  comisión  de  los  Cate- 


di  La  adjudicación  de  recompensa  constituyó  en  ocasiones  un  especial  acto  académico, 
como  el  reseñado  en  el  folleto  — «Solemne  distribución  de  premios  adjudicados  por  la  Universi- 
dad de  Oviedo,  en  conformidad  ú  la  R.  O.  de  19  de  Mayo  último. — (Uviedo,  1848J».  Contiene 
también  los  discursos  del  Rector  Sr.  Mata  Vigil,  l>ecano  Sr.  Arenas  y  alumr.o  premiado, don 
José  Fernández  Valdés 

Después  los  premios  se  repartieron  en  la  solemne  apertura  de  los  cursos  académicos.  A 
continuación  de  los  discursos  de  1857,  se  in?crta  la  oración  de  gracias  del  alumno  D.  José 
González  Alegre  Alvarcz. 


—  213- 

draticos  Sres.  Vallina,  Alvarez  Amandi,  Buylla,  Ureña  y  el  autor 
de  estas  páginas,  en  1879  nombrado  Bibliotecario,  cargo  que 
dejó  en  1884  después  de  los  primeros  trabajos  de  organización, 
siendo  reemplazado  por  el  catedrático  Sr.  G.  Posada. 

Sucesivamente  fué  aplicándose  para  la  «Biblioteca  de  la  Fa- 
cultad» parte  de  los  derechos  académicos  destinados  á  material 
científico,  aunque  en  ocasiones  la  Dirección  general  de  I.  P.  au- 
xilió también  con  otros  libramientos  extraordinarios,  y  una  par- 
tida especial  en  el  presupuesto  del  Ministerio,  antes  de  dos  mil 
pesetas  y  ahora  de  mil.  Los  Decanos  Sres.  Barrio,  Estrada,  Aram- 
buru  y    el  actual  Sr.  Buylla  han  mirado  siempre  con  marcado 
interés  el  progreso  de  esta  Biblioteca,  enriquecida  además  con 
donativos  por  los  señores  profesores  y  particulares,  como  el 
editor  Sr.  Lázaro  y  otro  importante  del  Sr.  Ordoñez  Escandón, 
catedrático  de  Derecho  Canónico,  que  en  1887  favoreció  gene- 
rosamente al  Claustro  con  la  cesión  de  1250  pesetas  para  la  ad- 
quisición de  obras.  También  se  debe  aumento  al  profesor  señor 
Vallina  y  á  remesas  de  publicaciones  por  centros  nacionales  y 
extranjeros. 

Bien  aplicados  dichos  elementos,  cuenta  hoy  la  «Biblioteca 
especial»  de  la  Facultad  de  Derecho  con  más  de  mil  volúmenes 
y  folletos,  dato  que  prueba  la  importancia  de  tan  útil  dependen- 
cia. Esto  se  demuestra  mejor  teniendo  á  la  vista  los  dos  «Catá- 
logos» impresos  en  1889  y  1892  por  acuerdo  del  Claustro,  otro 
próximo  á  imprimirse,  y  todos  formados  por  el  docto  profesor 
y  celoso  bibliotecario  actual  Sr.  Posada,  que  en  los  años  que 
lleva  al  frente  de  la  nueva  institución  ha  realizado  meritorios 
trabajos  para  ponerla  en  su  brillante  y  presente  estado,  en  par- 
ticular para  seguir,  en  cooperación  de  los  miembros  del  Claus- 
tro, el  rápido  é  incesante  movimiento  bibliográfico  de  la  época 
moderna. 

El  caudal  principal  de  la  «Biblioteca»  es,  como  fácilmente  se 
comprende,  relativo  á  las  ciencias  morales  y  políticas,  que  el 
Sr.  Posada  distribuye  y  clasifica  en  relación  con  las  asignaturas 
de  la  Facultad  de  Derecho.  En  ocasiones  agrupa  algunas  for- 
mando secciones,  ampliando  los  títulos  de  éstas  para  compren- 
der las  obras  en  que  se  trata  de  materias  afines  á  la  asignatura 
respectiva,  añadiendo,  para  que  la  obra  sea  más  completa  y  útil 


I 


—  214  — 

en  la  consulta,  dos  secciones  mas:  una  pedagógica  y  otra  de 
asuntos  varios.  En  esta  forma: 

Filosofía;  Literatura;  Historia  Universal,  Historias  particu- 
lares; Historia  de  España;  Enciclopedia  Jurídica;  Filosofía  del 
Derecho;  Derecho  Romano;  Historia  General  del  Derecho;  His- 
toria del  Derecho  Español;  Derecho  Canónico;  Disciplina  é  His 
loria  de  la  Iglesia;  Derecho  Civil;  Derecho  Mercantil;  Sociología; 
Economía  Política  y  Estadística;  Hacienda  Pública;  Política: 
Derecho  Político;  Derecho  Constitucional,  Derecho  Administra- 
tivo; Derecho  Penal;  Derecho  Internacional  público  y  privado; 
Derecho  Procesal;  Enseñanza;  y  Materias  varias. 

En  todas  estas  secciones,  y  merced  á  los  pedidos  de  los  pro- 
fesores^  figuran  las  obras  y  revistas  más  notables  y  los  nombren- 
de  los  publicistas  más  ilustres,  que  marchan  á  la  cabeza  del  mo- 
vimiento intelectual  de  nuestro  siglo  en  los  principales  pueblos 
de  Europa  y  América.  Por  este  concepto  y  con  relación  á  la 
época  contemporánea  es  interesante  la  «Biblioteca  especial»  de 
la  Facultad  de  Derecho. 

Los  medios  materiales  de  la  Sección  de  Ciencias  proceden 
en  su  mayor  número  de  la  antigua  Facultad,  que  por  R.  O.  de 
1.°  de  Julio  de  1861  se  dedicaron  al  Instituto.  Eran  entonces 
notables,  y  podían  compararse  con  los  de  otras  Escuelas,  los 
g&bmttes  de  Física,  Química  c  Historia  natural,  y  el 
desaparecido  Jardín  Botánico. 

En  páginas  anteriores  (1)  quedan  mencionadas  las  máquinas 
y  apáralos  para  el  estudio  de  la  Física,  escasos  é  inútiles  restos 
de  los  adquiridos  en  1807  y  1815  cuando  se  estableció  la  ense- 
ñanza experimental,  las  pocas  que  se  trasladaron  en  1836  pro- 
cedentes de  la  cátedra  de  Física  y  Química  aplicadas  á  las  artes 
desde1  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  País  y  desde  Gijón, 
así  uomo  en  1844  encargó  otras  el  Claustro  para  fomentar  dicho 
estudio.  En  1845  se  habilitó  el  local  necesario  y,  dada  la  esca- 
sez de  recursos,  se  acomodó  el  Gabinete  en  muy  reducido  espacio 
en  que  hoy  se  encuentra.  Alli  está  la  colección  de  máquinas 
re  mil  ¡da  por  el  gobierno  en  1846  y  las  que  con  posterioridad  se 
adquirieron  por  el  Sr.  Salmean,  principalmente  cuando  estaba 


11)     Vcaac  pág.   184. 


—  215  — 

ai  frente  de  la  asignatura,  y  después  por  los  profesores  del  Ins- 
tituto Sres.  Ceruclo  y  Frades.  Se  hallan  colocadas  con  estre- 
chez y  no  representan,  á  primera  vista,  las  quinientas  pró- 
ximamente repartidas  en  balanzas,  pesas  de  latón  y  de  platino 
(colecciones),  medidas  de  superficie  y  capacidad,  mecánica, 
neupmalismo,  hidrodinámica,  hidrostática,  compresión,  solidifi- 
cación, meteorología,  calórico,  electricidad,  magnetismo,  elec- 
tro-magnetismo, galvanismo,  acústica,  óplica,  etc.,  etc.  (1). 

Restablecidos  los  estudios  de  Facultad  de  Ciencias  en  1895, 
los  gabinetes  y  museos  se  utilizan  en  común  con  el  Instituto. 
Kl  de  Física  se  amplió  á  poco  de  la  creación  de  la  Sección,  bajo 
la  dirección  del  catedrático  Sr.  Urios  (con  cargo  á  un  presupuesto 
extraordinario,  pues  la  cantidad  de  14.000  pesetas  anuales  que 
satisfacen  las  corporaciones  provincial  y  municipal  apenas  son 
suficientes  para  el  personal)  y  el  profesor  Sr.  Aparicio  dirigió  la 
limpieza,  compostura  y  ordenación  de  los  aparatos.  En  la  actua- 
lidad, el  catedrático  del  Instituto  Sr.  Brañas  sigue  en  estos  tra- 
bajos y,  de  acuerdo  con  la  Facultad,  ha  instalado  un  cuadro  de 
distribución  de  electricidad  á  que  contribuye  la  Sección.  Como 
los  recursos  de  ésta  son  escasos,  solamente  ha  podido  adquirirse 
algún  aparato  con  cargo  á  los  derechos  de  clases  prácticas,  que 
satisfacen  los  alumnos;  y  cuando  se  realice  la  anunciada  separa- 
ción de  la  Universidad  é  Instituto  se  impondrá  una  verdadera 
distribución  y  el  aumento  respectivo  de  loe  instrumentos. 

Antes  de  1845  se  había  construido  un  Laboratorio  de  Quí- 
mica, que  ya  entonces  se  estudiaba  en  elementos.  Tomando 
después  otras  proporciones,  fué  indispensable  reformar  lo  hecho 
para  acomodarlo  al  provechoso  aumento  que  se  daba  á  esta 
asignatura.  Construyéronse  nuevos  hogares  y  hornillos  fijos,  y 
el  Gobierno  remitió  otros  portátiles  de  magnesita,  retortas  de 
porcelana,  barro  y  hierro;  matraces  sublimatorias,  recipientes, 
alargaderas  y  provetas;  copas  y  toda  clase  de  útiles  de  cristal; 
crisoles  de  barro,  de  platino  y  de  plata;  balanza  alemana  de 
gran  precisión  y  otra  de  trasporte;  cajas  de  reactivos  y  soplete 
por  el  sistema  de  Plattner;  otra  caja  para  la  via  húmeda,  así 


(i*  En  la  interesante  Memoria  universitaria  (Oviedo  1861)  redactada  por  el  antiguo  Secre- 
tario Sr.  1).  Benito  Canella  Mcana,  nuestro  querido  padre,  pueden  verte  curiosas  noticias  de 
•:>tc  y  demás  gabinetes  y  museos,  su  trabajoso  origen  y  desenvolvimiento,  completándose  aquellas 
por  la*  Memoria*  dei  Instituto,  principalmente  en  las  del  Sr.  González  Frades  (1877  á  1880). 

15 


—  2IÓ  — 

como  colecciones   de  productos  químicos.  De  todo  cuanto  > 
consideró  preciso  se  abasteció  á  este  departamento  en  número 
suficiente  para  atender  á  las  necesidades  de  las  operaciones,  fo- 
mentándose después  los  medios,  según  los  adelantos  de  la  cien 
cia,  de  modo  que  el  laboratorio  de  esta  Universidad  pudo  com- 
petir con  los  demás  de  Distrito.  Cuando  se  trató  de  la  Facultad 
de  Ciencias  se  apuntaron  los  servicios  de  los  profesores  con  ?u¿ 
estudios  y  ensayos,  y,  ahora,  al  hablar  de  la  Química,  recorda- 
remos otra  vez  el  infatigable  celo  que  en  sus  trabajos  mostraron 
los  Sres.  Bonnet  y  Luanco,  de  que  es  buena  prueba  el  resultado 
de  sus  tareas.   A  la  clausura  de  esta  enseñanza,  en  las  propor- 
ciones en  que  antes  se  hacía,  quedaron  registrados  bajo  inventa- 
rio doscientos  cuarenta  frascos,  que  contienen  otros  tantos 
productos  químicos  orgánicos  6  inorgánicos.  Los  catedráticos 
Sr.  G.  Frades,  del  Instituto,  y  últimamente  el  Sr.  l'rios  con  e! 
ayudante  Sr.  Enlío  hicieron  en  este  departamento  algunas  mo- 
dificaciones y  contadas  adquisiciones  con  cambio  de  procedí 
miento;  pero  resultó  el  local  reducido  y  en  excasas  condicione- 
para  las  debidas  enseñanzas  y  prácticas. 

El  gabinete  de  Historia  natural  tuvo  su  origen  en  1846  cuan- 
do  casualmente  residía  en  una  de  las  poblaciones  de  la  costa  un 
extranjero  que,  poseyendo  con  perfección  el  arte  de  la  Taxider- 
mia,  se  dedicaba  á  la  disección  de  animales.  Por  indicación  del 
Héctor  Sr.  Mala  Vigil,  el  Sr.  D.  José  Sarandeses  se  trasladó  á  su 
lado  y  de  aquellas  lecciones  sacó  todo  el  provecho  que  acredita 
el  mérito  de  sus  obras,  á  las  que  perteneced  la  mayor  parte  de 
las  del  actual  Museo.  La  novedad  aficionó  á  estos  trabajos  á  va- 
rios alumnos,  con  lo  cual,  y  con  la  circunstancia  de  haberse  en- 
cargado de  sustituir  la  asignatura  una  persona  de  los  conocimien- 
tos y  mérito  del  Sr.  D..  Amalio  Maestre,  Ingeniero  de  minas  del% 
distrito,  se  echaron  los  fundamentos  del  gabinete.  Ocupa  casi 
todo  el  lienzo  de  O.  de  la  Universidad  y  en  elegante  estantería 
están  colocados  cuantos  objetos  posee  de  Mineralogía  y  Zoología; 
pero  ha  tenido  que  dividirse  recientemente  para  habilitar  allí 
una  cátedra  de  estas  asignaturas. 

Es  bastante  completa  la  colección  de  minerales,  en  número 
de  700  próximamente,  antes  clasificados  por  el  sistema  Beudant, 
teniendo  además  una  excelente  colección  de  fósiles  y  rocas  y 


-   217- 

magniücos    aerolitos,  recogidos  en  1866  en  el  momento  de  su 
descensión,  muy  notables  por  su  magnitud  y  peso.   En  Zoolo- 
gía contiene  varios  esqueletos,  no  pocos  mamíferos,  bastantes 
aves  de  Europa,  Asia  y  América,  algunos  peces,  reptiles,  colec- 
ciones de  insectos,  y  otras  de  conchas;  pero  faltan  aveces  repre- 
sentación de  tipos  enteros  de  animales  y  vegetales,  y  se  deterio- 
raron   ejemplares  por  la  acción  del  tiempo  y  otras  causas.  El 
Instituto  procuró  su  acrecentimiento,  que  después  sufrió  parali- 
zación  porque  no  se  facilitaron  medios  al  catedrático  Sr.  Gime- 
no.  Vuelta  la  Sección  de  Ciencias,  los  auxiliares  Sres.  Nacher  y 
Barras  emprendieron  el  arreglo  de  esta  dependencia,  que  se 
continuó  con  mayor  intensidad  en  la  sección  de  Mineralogía 
por  el  Sr.  Martínez,  hasta  dejar  ordenada  la  colección  respec- 
tiva. Desde  su  venida,  el  Sr.  Riojaha  trabajado  constantemente 
con  aquel  en  la  clasificación  de  los  ejemplares,  que  era  á  veces 
falsa  por  cambio  de  etiquetas  ó  deficiente,  habiéndose  hecho  re- 
visar para  ello  los  de  la  colección  conquiliológica  por  el  espe- 
cialista español  catedrático  de  Madrid  Sr.  Hidalgo;  y  se  han 
ordenado  las  diversas  colecciones,  que  se  van  catalogando  al 
mismo  tiempo,  y  se  han  completado  con  animales  marinos,  com- 
prados en  Ñapóles,  y  otros  terrestres  con  cargo  á  los  derechos 
de  clases  prácticas,  y  algunos  al  importe  de  un  donativo  anóni- 
mo procedente  de  Valladolid. 

Un  gabinete  tan  rico  y  comparable  con  los  más  provistos  de 
provincia  fué  debido  en  su  mayor  parte,  después  de  las  consig- 
naciones del  Gobierno  é  interés  de  los  Rectores  y  catedrático 
Sr.  Pérez  Minguez,  á  la  generosidad  nunca  desmentida  de  los 
asturianos,  hijos  de  la  Escuela.  En  un  álbum  están  consignados 
los  nombres  de  los  que  se  han  distinguido  por  sus  donativos  y, 
en  la  imposibilidad  de  citarlos  todos,  es  de  justicia  recordar 
á  algunos.  El  ingeniero  francés  Adriano  Paillete,  inolvidable 
promotor  con  D.  Guillermo  Schultz  de  la  minería  provincial,  los 
Sres.  D.  Lorenzo  Nicolás  Quintana,  D.  Manuel  García  Barzana- 
llana  y  D.  Francisco  Agustín  Méndez  Vigo  hicieron  importantí- 
simos regalos,  y  varios  asturianos  residentes  en  Cuba  mandaron 
diferentes  objetos,  adquiridos  por  suscripción  que  ascendió 
á  1,089  duros.  Otros  enriquecieron  también  el  gabinete,  y  son 
dignos  de  la  gratitud  como  los  Sres.  Marqueses  de  Camposagra- 


—  siS  — 

do  y  de  San  Esteban  del  Mart  D.  José  Cavcda,  D,  Domina 
Alvarez  Arenas,  D.  Antonio  Eseosura  Hcvia.  D.  León  SaJtncm, 
D.  Pedro  María  Villaverdc,  D.  Ignacio  González  Olivares,  do»! 
Salustio  González  Rcgueral,  D.  Benito  Canella  Mcana,  D.  Ignaci> 
Méndez  Vigo,  D.  Juan  Posada  Herrén  D.  Carlos  Meras,  D.  lio* 
nito  Macuá, D.  Laureano  Fernández  Cuevas,  D.  Ventura  Beltriu  . 
D.  Eugenio  Menéndez  Valdés,  D.  Remigio  Salomón,  D.  Paulina 
Carriedo,  D.  Pedro  Fernández  Caneja,  el  General  D.  Francisco 
de  B.  Canella,  el  Coronel  Padin,  D.  Ricardo  Acebal,  D.  Rafan 
Altamira,  los  vecinos  de  Ladines  en  Sobrescobio,  ele  ,  etc.,  y  en 
alguna  ocasión,  quien  escribe  este  pobre  libro. 

Para  conciliar  las  necesidades  pedagógicas  de  los  dos  centros 
docentes,  se  ha  empezado,  en  buen  acuerdo  con  el  catedrático 
del  Instituto  Sr.  Gimeno,  á  establecer  dentro  del  local  la  separa- 
ción de  colecciones  para  una  y  otra  Escuela;  y  así  para  la  Uni- 
versidad se  han  dispuesto  las  siguientes  colecciones:  en  Geología 
y  Mineralogía,  una  de  minerales  ordenados  según  Tscherrnafc. 
separando  los  ejemplares  demasiado  repetidos  para  trabajos  de 
alumnos  en  el  laboratorio,  y  otro  de  rocas  según  la  clasificación 
de  Geikie,  haciéndose  los  catálogos  de  ambas;  además,  otra  de 
fósiles.  En  Zoología  se  han  podido  formar  colecciones  de  proto- 
zoos, celentéreos,  equinodermos,  gusanos,  con  adquisición  de 
ejemplares  á  cargo  de  un  donativo  especial  y  donación  de  otros 
por  parte  del  Ingeniero  Sr.  Orueta,  tan  amigo  y  favorecedor  de 
nuestra  Universidad,  y  del  catedrático  Sr.  Rioja,  que  los  ha  se- 
parado de  sus  colecciones  particulares,  y  son  ejemplares  reco- 
gidos por  él,  el  auxiliar  y  los  alumnos  en  las  excursiones.  Se 
han  formado  nuevas  colecciones  de  artrópodos  (dejando  las 
existentes  para  el  Instituto)  con  ejemplares  recogidos  en  la  forma 
antes  indicada  y  con  donativos  importantes  de  los  Sres.  Bolívar, 
catedrático  en  Madrid,  y  Boscá  de  Valencia.  Se  adquirieron  tam- 
bién los  moluscos  para  ser  de  nuevo  determinados  por  el  especia- 
lista español  Sr.  Hidalgo,  en  Madrid,  y  después  de  su  devolución 
se  han  ordenado  como  los  otros  tipos  del  reino  animal,  por  cla- 
ses, haciéndose  los  respectivos  catálogos  de  estas  colecciones  y 
de  algunos  ejemplares  de  moluscoideos  y  tunicados.  En  los  ver- 
tebrados, en  los  que  se  ha  incluido  una  piel  de  Ornitorinco,  regalo 
del  Sr.  Calzada,  se  ha  empezado  una  revisión  para  destruir  los 


—  219  — 

completamente  estropeados  por  la  polilla,  operación  en  que  se 
continua. 

Para  las  clases  prácticas  se  ha  hecho  una  instalación  de 
2 i  puestos,  contando  para  ello  con  las  partidas  ó  ingresos  de  10 
pesetas,  que  cada  alumno  oficial  satisface  á  este  fin  al  matricu- 
larse como  también  por  los  libres  que  han  solicitado  su  admi- 
sión; con  algunos  trabajos  pagados  á  cargo  de  la  pequeña  asig- 
nación anual  de  1.000  pesetas  entre  Diputación  y  Ayuntamiento; 
con  material  de  otras  cátedras  y  con  mas  adquirido  acredito.  Se 
halla  dividida  la  clase  en  cuatro  secciones,  en  cada  una  de  las  que 
han  ocupado  sitio  56  alumnos,  encargándose  de  dos  de  ellas  el 
catedrático  y  de  otras  dos  el  auxiliar.  Cada  sección  se  halla  pro- 
vista de  un  microscopio  de  observación  (sistema  Zeiss,  Chevalier 
v  olvos)  otro  idem  de  disección,  un  soplete  y  una  serie  de  reac- 
tivos, líquidos  y  utensilios  diversos  comunes  á  todos  los  alumnos 
independientemente  de  los  de  uso  de  cada  uno  que,  con  los  pro- 
ductos de  su  trabajo,  guarda  en  su  respectivo  cajón.  Finalmente, 
y  gracias  al  valioso  donativo  hecho  á  la  Universidad  por  D.  Ra- 
fael Calzada,  se  han  podido  destinar  unas  3.CÜ0  pesetas  á  la  ad- 
quisición del  mejor  modelo  de  microscopios  del  sistema  Zeiss, 
wn  objetivos  apocromáticos  y  oculares  compensadores,  aparato 
para  dibujar  á  la  cámara  clara  y  micrómetros,  y  asimismo  á  la 
«lo  un  microtomo  para  hacer  las  secciones  microscópicas  (1). 
Kstos  aparatos,  una  estufa  de  Mayer  para  incluir  los  objetos  que 
han  de  ser  seccionados  con  el  microtomo,  una  «tournet»  de  Mine- 
ralogía, que  cede  el  Instituto,  y  un  aparato  micro  fotográfico,  pres- 
tado por  el  Sr.  Orueta,  mientras  se  adquiera  otro  constituyen  el 
material  que  manejan  bajo  la  dirección  del  Profesor  y  Auxiliar. 


(tí  Con  ír.tima  complacencia  consigno  aquí  el  importante  donrtivo  de  mi  cordial  amipo 
IX  Rafael  Calzada,  de  Navia,  reputado  abogado  y  escritor  en  la  República  Argentina,  donde 
Mcur  gritando  grandes  servicios  á  España.  Al  visitar  cu  4  de  Noviembre  rio  jyola  Univcrsi- 
**'l,  roe  preguntó  con  amoroso  interés  por  su  estado  y  necesidades  y  al  saber  !;«»  dificultades 
>•  íúV  por  falta  de  recursos,  que  habíamos  solicitado  en  recientes  circulares,  me  entregó  una 
■  rJ'-n  contra  un  banquero  ovotcn.«c  por  valer  de  chico  n.il  pesetas  con  expresiva  carta  para  el 
b.".  Reolor  manifestando  también  en  ella,  que  »su  cspo«a  la  Sra.  D."  Celina  González,  deseen- 
'.k-ntt  de  asturianos  y  amante  de  este  suelo,  se  asociaba  con  la  mayor  satisfacción  á  esta  modesta 
ffroida». 

La  gcncrosiJad  del  Sr.  Calzada  fué  profundamente  agradecí. la  por  el  Claustro,  que  considera 
•ililn>irc  hijo  de  sus  ai:las,  como  protector  de  la  Casa.  A  ella  volvió  meses  después  el  di-tin- 
v .Jo  favorecedor,  obsequiado  con  humilde  pero  efusivo  banquete  donde  se  pronunciaron 
•Vctiectrs  decursos  por  el  esplendido  donante,  Rector  Aramburu  y  Decano  liuylla,  ¿cardándose 
1  K-y  el  retrato  del  Dr.  Calzada  en  la  Iconoteca  universitario-provincial. 

Con  el  importante  donativo  de  mi  fraternal  compañero  se  adquirieron  el  aparato  mencionado 
'¡"itcxtj  y  libros,  y  se  costeó  la  impresión  del  primer  tomo  de  --í/w/rí  l'nivet sitarías,  junta- 
re c  a  otro  giro  «ie  500  pc«cta*  p">r  la  benemérita     A^o«;ia.;ión  patriótica  c<parV>la  de  Buenos- 


—  220  — 

Para  el  estudio  de  la  Botánica  se  Procuró  la  Universidad  el 
correspondiente  Jardín.  Acudieron  al  Ayuntamiento  de  Oviedo 
el  Sr.  Rector  Mata  Vigil  y  el  Vice-Direclor  de  la  Sociedad  Eco- 
nómica D.  Manuel  Prado  Tobia,  pidiendo  el  campo  que  había 
pertenecido  al  destruido  convento  de  San  Francisco  y  que  la 
municipalidad  había  adquirido  detrás  def  edificio,  convertido 
entonces  en  Hospital;  y  vieron  cumplido  su  objeto,  cuando  en 
1846,  accediendo  la  Ciudad  á  sus  deseos,  á  propuesta  de  los 
concejales  D.  José  Coll,  D.  Ramón  Valdésy  D.  Victoriano  Ar- 
guelles, concedió  en  foro  perpetuo  el  sitio  solicitado  por  el  ca- 
non anual  de  1.000  reales.  Por  vía  de  indemnización  se  destina- 
ban 800  para  el  establecimiento  benéfico,  que  antes  se  aprove- 
chaba de  dicho  campo,  200  para  obras  en  dicho  Jardín  y,  entre 
otrqs  condiciones,  había  la  de  colocar  una  elegante  verja  de 
hierro  en  la  tapia  que  separaba  el  mencionado  prado  del  fron- 
doso campo  de  San  Francisco,  delicioso  esparcimiento  de  los 
ovetenses. 

Desde  entonces  se  trabajó  para  trasformar  aquel  sitio  y,  en 
poco  tiempo,  venciendo  muchos  obstáculos  se  estableció  el  Jar- 
dín Botánico  que,  llenando  los  objetos  de  la  enseñanza,  consti- 
tuyó con  el  tiempo  un  bello  recreo  y  ornato  de  la  población, 
después  que  en  diferentes  años  se  hicieron  no  pocas  obras  de 
invernáculos,  caseta,  pozo,  etc.  Estaba  dividido  en  tres  secciones: 
una  destinada  á  semillero  de  árboles  y  plantas  herbáceas,  otra 
compuesta  de  plantas  de  adorno,  y  la  tercera  y  principal  com- 
prendía las  escuelas  botánicas.  Las  plantas  del  Mediodía  de  esta 
última  sección,  estaban  distribuidas  según  el  sistema  de  Linneo, 
las  del  Norte  por  el  método  de  Jussieu;  y  todas  tenían  su  eti- 
queta numerada,  que  correspondía  al  catálogo  que  obraba  en  po- 
der del  profesor. 

Correspondientes  áeste  ramo  de  la  ciencia,  vinieron  al  gabi- 
nete y  jardín  universitarios  una  colección  de  maderas  de  la  Isla 
de  Cuba  y  de  Filipinas,  donada  por  los  Sres.  Fernández  Villa- 
verde  y  Méndez  Vigo;  plantas  de  Baleares  y  Guipúzcoa  remi- 
tidas por  nuestro  padre  D.  Benito  Canella  Meana;  un  herbario 
compuesto  de  1.162  especies,  recogidas  en  los  alrededores  de 
Madrid  por  el  malogrado  alumno  D.  Eduardo  Carreño,  y  otro 
precioso  de  Asturias  en  el  que  colocaban  las  plantas  que  el  celo- 


—  221  — 

>o  catedrático  Sr.  Pérez  Minguez  recogía  sobre  la  base  de  las 
obtenidas  por  el  famoso  D.  Benito  Pérez  (a)  el  «botánico».  Casi 
perdidos  tan  notables  elementos,  se  ha  comenzado  á  formar  aho- 
ra un  herbario  con  ejemplares  recogidos  por  el  Auxiliar  y  alum- 
nos. 

En  1859,  1868  y  1870  pidió  la  Corporación  municipal  el  es- 
tablecimiento de  la  verja  divisoria,  cuando  la  Universidad  y  el 
Instituto,  por  más  deseos  que  tenían  de  efectuar  la  obra,  care- 
cían de  los  recursos  procedentes  del  exhausto  Tesoro  del  Esta- 
do, que  de  día  en  día  mermaba  su  presupuesto.  Ninguna  consi- 
deración fué  posible  á  detener  una  medida  que,  escudada  en  el 
cMnbellecimiento  del  parque,  se  realizó  con  el  derribo  déla  tapia 
on  1871.  El  Jardín  Botánico  se  convirtió  en  parte  integrante  del 
campo  de  San  Francisco  que,  ciertamente,  se  hermoseó  en  es- 
tremo,   cuando  se  quitaba  á  la  enseñanza  uno  de  sus  más  pre- 
ciados medios  de  instrucción,  en  donde  tanto  se  había  trabajado 
y  tantos  caudales  se  habían  invertido.  El  Rectorado  y  el  Cuerpo 
académico  vieron  con  sentimiento  este  suceso  que,  retardado, 
hubiera  podido  verificarse  de  otra  manera  mas  beneficiosa  para 
Oviedo  y  su  Universidad  é  Instituto. 

Para  los  trabajos  del  primitivo  profesorado  de  Ciencias  se 
habilitó  un  cuarto  accesorio  al  gabinete  de  Historia  natural, 
donde  se  hacían  las  disecaciones  y  los  estudios  de  clasificación 
con  la  caja-neceser  y  otros  instrumentos  reactivos,  cápsulas  y 
utensilios;  además  se  reunió  una  biblioteca  especial,  compuesta 
de  algunas  obras  relativas  á  estas  ciencias  naturales  y  de  la 
colección  de  láminas  de  M.  Aquilcs  Conté,  etc.;  pero  moderna- 
mente se  destinó  este  local  para  un  modesto  museo  de  Agricultu- 
ra de  esta  asignatura  de  la  Segunda  Enseñanza. 

Aunque  no  forma  parte  integrante  de  la  Sección  de  Ciencias 
ni  está  el  Observatorio  astronómico  rigurosamente  compren- 
dido en  la  enseñanza  que  antecede,  se  trata  aquí  de  este  Cen- 
tro porque  su  fundación  se  debe  á  ilustre  catedrático  de  Cien- 
das,  que  le  organizó  y  dirigió  muchos  años,  siguió  después  á 
cargo  de  sus  sucesores  y  continúa  en  la  Universidad. 

Kl  Gobierno  recomendó  á  los  Rectores  en  R.  0.  de  30  de  Mar- 
zo de  1864  para  que  estimulasen  á  los  profesores  de  Física  hacia 
lo*  trabajos  meteorológicos.  La  falta  de  aparatos  de  precisión 


impedía  que  se  planteasen  en  Oviedo;  pero  el  catedrático  d*m 
León  Salmean  venció  con  celo  no  pocos  obstáculos  y,  carecien- 
do de  local  en  donde  hacer  las  observaciones,  colocó  los  instru- 
mentos en  varios  sitios  de  la  Escuela  y  sus  dependencias,  lo- 
grando dar  principio  á  la  publicación  de  datos  en  Enero  de 
1831.  El  resultado  fué  tan  favorable,  que  alcanzaron  por  su 
exactitud  y  buen  orden  ser  apreciadas  y  consultadas  por  el  Ob- 
servatorio astronómico  de  Madrid,  Comisión  del  Mapa  geológico 
y  Junta  general  de  Estadística,  que  las  reprodujeron  en  sus  pu- 
blicaciones, como  también  la  Academia  de  Ciencias,  que  nombró 
individuo  correspondiente  al  Sr.  Salmean. 

Entonces  el  Rector  Sr.  A.  Arenas  pidió  á  la  Superioridad 
más  instrumentos;  y,  al  girar  después  como  Consejero  de  Instruc- 
ción pública  la  visita  de  este  Distrito  universitario,  dio  lugar  pro 
ferentc  en  su  informe  á  las  observaciones  meteorológicas,  pro- 
puso la  construcción  del  Observatorio,  acompañó  su  plano  y  pre- 
supuesto y  pidió  que,  para  levantarle,  se  utilizasen  los  fondos  que 
la  Universidad  tenía  en  títulos  de  la  Deuda.  El  Gobierno  aprobó 
tan  útil  pensamiento  en  R.  O.  de  30  de  Septiembre  de  1859,  y  el 
arquitecto  provincial  D.  Luis  Céspedes  levantó  el  correspondien- 
te plano,  proponiendo  la  construcción  de  la  actual  torre  en  el 
sitio  que  ocupaba  el  antiguo  campanario-espadaña  de  la  Univer- 
sidad, desechando  la  idea,  por  otros  abrigada,  de  establecerle  en 
el  Jardín  Botánico.  Formado  el  presupuesto,  sin  ningún  resul- 
tado se  realizaron  diferentes  subastas,  hasta  el  remate  en  180 [ 
por  64.600  reales.  Aun  así  no  se  terminaron  los  trabajos;  en  1807 
se  hizo  un  presupuesto  adicional  de  1.890  escudos,  y  se  concluyó 
la  torre-observatorio  en  el  siguiente  año  colocando  en  ella  los 
aparatos  é  instrumentos  de  observación,  así  como  el  reloj  del 
Establecimiento. 

Por  la  ley  de  5  de  Junio  de  1859  se  dispusieron  que  los  tra- 
bajos meteorológicos  continuasen  bajo  la  dirección  de  la  Junta 
general  de  listadtelica,  y  para  darles  la  conveniente  organización 
se  espidió  el  11.  D,  de  1 1  de  Marzo  de  1860  por  el  cual  se  esta- 
blecían 22  estaciones,  una  de  ellas  en  esta  capital.  Se  ordenó 
que  las  observaciones  consistiesen  en  el  conocimiento  déla  tem- 
peratura, presión  atmosférico,  rsLado  higrométrico  del  aire,  di- 
y  fuerza  de  Im  vientos*,  lluvia  y  meteoros  fáciles  de  ob- 


-   223  — 

servar,  etc.,  y  que  se  encargasen  de  ellas  los  catedráticos  de  Fí- 
sica de  las  Universidades  é  Institutos  con  su  ayudante,  donde  lo 
hubiese,  como  lo  fué  aquí  D.  Máximo  Fuertes  Accvcdo,  docto 
escritor  asturiano.  Al  cesar  el  Sr.  Salmean  en  1866,  el  Observa- 
torio astronómico  siguió  á  cargo  de  los  catedráticos  de  Segunda 
Enseñanza  y  Facultad  Srcs.  Terrero,  Ceruelo,  G.  Fradcs,  Mén- 
dez, Aparicio  y  Trios;  y  este  continua  al  frente  de  los  trabajos 
del  importante  centro  que  son: 

l.'1     Determinación   de  la  altura  barométrica  conveniente- 
mente reducida  á  0.°  y  corregida  á  las  nueVe  de  la  mañana  y  á 
las  tres  de  la  larde  para  deducir  la  altura  media  diurna  y  la  osci- 
lación; 2.a  Inspección  de  los  termómetros,  máximas  al  sol  y  som- 
bra y  mininas  á  la  sombra  y  reflector  correspondientes  al  día 
anterior,  para  deducir  la  temperatura  media,  oscilación  termo- 
mótrica,  y  diferencias  mutuas  entre   las  máximas  y  mínimas; 
3.a  Apreciación  de  los  grados  psicrométricos  para  el  cálculo  de 
la  humedad  relativa,  á  las  nueve  de  la  mañana  y  á  las  tres  de  la 
tarde;  4.a  A  estas  mismas  horas,  dirección  y  fuerza  aproximada 
del  viento,  milímetros  de  evaporización  y  de  lluvia  y  número 
relativo  de  nubes  desde  O  al  10  y  estado  del  cielq;  5.a  Diario 
meteorológico  para  indicar  el  carácter  más  dominante  del  día. 
Por  telégrafo  remiten  todos  los  dias  al  Observatorio  central,  los 
principales  datos  apuntados  en  la  observación  de  las  nueve  de  la 
mañana. 

Tiene  el  Observatorio  ovetense,  que  hoy  depende  del  Astro- 
nómico y  Meteorológico  de  Madrid,  instrumentos  y  aparatos  ne- 
cesarios para  su  objeto,  y  cuenta  con  los  termómetros,  baróme- 
tros, atnómetros,  termometógrafos,  dinanómetros,  pluviómetros, 
psicómetros,  etc.,  perfeccionados,  según  el  estado  actual  de  la 
ciencia  de  las  mejores  invenciones  y  sistemas  de  Fortin,  Bunlcn, 
Fastre,  Pixii,  Saussure,  Barrow,  Casella,  Philips,  Winckelman, 
Rutherford,  Damcll,  Peltier,  Hobinson,  etc.,  y  libros  de  consulta 
como  los  de  Daguin,  Ganol,  Hoefer,  Swars,  Frcssenius,  Lelaunay, 
Liáis,  Garcet,  ¡vemtz,  Sechi,  Flammarion,  etc.  A  continuación  de 
las  Memorias  universitarias  y  del  Instituto,  se  han  publicado  in- 
teresantes trabajos  y  resúmenes  (l ). 

(rl  Vedi»  se  prú.opn!  r.ertr.  la-  [>;i!>!:>  tcion  ••<  ik!  Sr  Salmw:i  y  <-"..  l'r.idc*.  E*tc  pubiú  •'•••» 
•SU  w.i  int^rC'.a-ite  f  >!lel  >;  •  Iv>t.»  ló-i  moto  ir.  I.  -„\  «  <ic  Ovifita  -Resúmc-no»  £01101.1  lo»  wo.  '.,«, 
Üj*vrvat-¡ont  *  realizad  1+  dj>dc  1  ">  5 1  poc-  lilis  .k  .il¿m.t*  noii^ia-.  hUtiuicis- . 


—  224  — 

Y  resla  hacer  alguna  breve  indicación,  después  de  lo  dicho 
acerca  del  aspecto  académico  y  pedagógico  de  Ja  Universidad 
asturiana,  sobre  su  actual  carácter  y  organización  adminis- 
trativos. 

Bien  se  sabe  que,  desde  la  influencia  rcga  lisia  del  siglo  xyiii 
y  de  cierta  corriente  autoritaria  en  parle  del  siglo  xix,  cambió 
la  significación  de  la  Universidad,  principalmente  en  sus  rela- 
ciones con  el  Poder,  perdiendo  aquella  libertad  é  independencia 
que,  bajo  la  mente  del  fundador,  la  caracterizaron  en  su  primera 
época.  El  cambio  fué  más  evidente  desde  la  reforma  de  1845  y 
disposiciones  posteriores  hasla  la  Revolución  de  Septiembre 
de  1868;  y  después  la  trasformación  quedó  á  medio  camino, 
disponiéndose  ahora  á  proseguirla  y  á  recuperar  bien  entendida 
autonomía.  Desde  el  plan-tipo  del  ilustre  primer  Marques  de  Pt 
dal,  dictado  en  eco  y  correspondencia  á  doctrinarias  y  centraliza- 
doras  ideas  francesas,  tuvo  la  Universidad  detallada  y  severa  re- 
glamentación y  otro  fué  desde  entonces  el  alcance  de  la  autori- 
dad rectoral,  diferentes  y  mermadas  las  atribuciones  del  amplio 
Claustro  de  doctores  y  maestros,  otros  los  cuerpos  consultivos 
académicos  y  muy  diferentes  los  estatutos  directivos  de  la  juven- 
tud escolar.  Bajo  patrón  de  igualdad  y  con  vida  sujeta  a  reglas 
poco  flexibles,  la  Escuela  universitaria  tuvo  en  el  aspecto  exter- 
no marcado  carácter  oficial  y  burocrático,  y  servicios  adminis- 
trativos muy  complicados  los  funcionarios  encargados  del  régi- 
men de  la  pública  instrucción. 

No  es  de  estas  páginas  demostrar  con  citas  de  innumerables 
disposiciones  cuanto  se  ha  legislado  respecto  á  las  modernas 
funciones  del  Rector,  Vice-Rector,  Decanos,  Consejo  universita- 
rio, Secretaría  general,  etc.  No  hay  siquiera  espacio  en  pági- 
nas de  índole  local  para  considerar  la  actual  significación  de  los 
Claustros  ordinarios  ó  de  catedráticos  propiamente  tales  de  ca- 
da-facultad, ni  de  los  Claustros,  extraordinario  y  electo  senato- 
rial, convocados  á  solemnidades  académicas  y  elecciones  para 
el  representante  universitario  en  la  alta  Cámara,  reuniones  á 
lasque  vienen  los  jefes  de  establecimientos  docentes  del  Distrito 
con  los  doctores  incorporados;  pero  ya  sin  derechos  y  prerro* 
gativas  de  los  del  antiguo  Gremio  y  Claustro  con  aquel  carácter 
tradicional  y  de  comunidad.  Sobre  tal  organización  se  anuncian 


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—  225  — 
reformas,  que  pudieran  ser  de  gran  utilidad,  si  se  desenvuelven 
con  acierto. 

Por    lo  que  toca  á  la  significación  del   catedrático,  nadie 
ignora  que  desde  la  organización  de  1845,  después  que  el  Estado 
en  virtud  de  las  leyes  amortizadoras  se  incautó  de  los  bienes 
de  la  Instrucción  Pública  (1),  pasaron  las  Universidades  á  depen- 
dencia   y    administración  oficiales  y  fué  el  profesorado  supe- 
rior carrera  honrosa  de  seguro  porvenir.  Ya  no  se  ven  aquellos 
casos   de   penuria   y   de  pobreza  de  maestros  de  las  antiguas 
Facultades,  aunque  los  actuales,  por  las  exigencias  de  la  vida 
moderna,  hacen  compatible  el  profesorado  con  otras  profesiones 
y  trabajos.  La  importancia  de  los  Claustros  académicos  crece  á 
medida  que  es  mayor  la  instrucción  y  el  trabajo  de  sus  miembros 
en  pueblos  deseosos  de  saber;  porque  cuando  aumenta  el  des- 
arrollo de  la  enseñanza,  cada  día  es  más  mayor  la  considera- 
ción de  los  Cuerpos  que  la  propagan  en  medio  de  respeto  gene- 
ral y  de  la  proLección,  á  veces  no  efectiva,  de   los  gobernantes. 
Ya  también  no  está  la  Enseñanza  y  su  personal  dependiendo  de 
extraños  departamentos  ministeriales,  como  antes  de  Goberna- 
ción y  d3  Gracia  y  Justicia,  ni  siquiera  del  de  Fomento  donde 
permaneció  mucho  tiempo,  y  sí  del  especial  de  Instrucción  Pú- 
blica y  Bellas  Artes,  anunciado  en  1886  y  recientemente  creado 
por  la  ley  de  31  de  Marzo  y  R.  D.  de  18  de  Abril  de  1900. 

Como  todas  las  demás  de  la  nación,  la  Escuela  ovetense  tie- 
ne Secretaría  general  con  escaso  personal  para  sus  asuntos  y  los 
de  la  Instrucción  pública  del  Distrito.  En  respectivo  lugar  se 
apuntan  las  consideraciones  que,  dentro  del  Claustro,  tenía  el 
antiguo  Secretario,  que  hoy  es  destino  inamovible  de  considera- 
ción, responsabilidad  y  hasta  técnico  con  no  escaso  trabajo  y  re- 
tribución aumentada  en  sucesivos  ascensos  por  el  plan  de  1845, 
ley  de  1857  y  disposiciones  posteriores.  La  ley  especial  de  1895 
levanta  y  reglamenta  las  condiciones  de  aptitud,  elección  y 
propuesta  del  Claustro  del  Secretario  y  empleados  á  sus  ór- 
denes.. 


•i}  Asi  aconteció  con  los  fundacionales  primeros  de  la  Universidad  Ovetense  y  con  los  pro- 
ci dente?  después  de  antiguos  arbitrios  provinciales,  donativos  y  legados  posteriores  como  1 1  de 
Viilamil  etc.  De  liquidaciones  arreglos  y  depósitos  modvrnos  se  trató  en  Claustros  de  13  de  Junio 
tic  1S7'»,  17  de  Febrero  de  iSSo,  .'j  de  Febrero  de  1SS0,  15  de  Noviembre  de  1S90  y  15  de  Mar- 
7<j,  14   de  Abril  y  13  Mayo  de  iSoj. 


—   226  — 

No  deja  de  ser  importante  tarea  la  especial  de  redactar  y  pu- 
blicar estensas  Memorias-  anuarios  desde  1858,  con  minuciosas 
noticias  del  personal,  libros,  medios  de  enseñanza,  estadísticas 
de  matrículas  y  exámenes,  grados,  títulos,  diversos  establecimien- 
tos de  instrucción  etc.;  publicaciones  que  se  resienten  de  extre- 
mado carácter  oficial  y  administrativo  sobre  el  importante  peda- 
gógico, aunque  modernamente,  se  inicia  otra  dirección  más  aca- 
démica y  acertada  á  estas  publicaciones,  (1)  si  han  de  servir  de 
estudio,  de  aplicación  y  utilidad  como  toda  obra  de  orden  cien- 
tífico-estadístico. 

Hay  en  la  Universidad  varios  dependientes  para  su  servicio; 
un  Conserje  ó  Bedel  mayor,  dos  Bedeles,  dos  Porteros  y  tres 
mozos  de  limpieza,  estos  últimos  míseramente  dotados. 

El  presupuesto  universitario  se  presta  á  interesantes  y  tristes 
consideraciones;  pero  como  las  cifras  son  por  si  bien  elocuentes, 
la  simple  lectura  del  siguiente  estado,  ha  de  sugerir  á  todo  lector 
el  convencimiento  de  la  vida  apretada  y  pobre  que  trabajosa- 
mente arrastra  nuestra  Escuela,  quizá  como  ninguna  otra  de  sus 
hermanas 

Véase  el  siguiente  cuadro  de 


(i)  El  primero  de  c>los  trabajos  fue  el  siguiente.  —  'Memoria  acerca  del  estado  de  la  en- 
señanza en  la  Universidad  de  Oviedo  y  en  los  establecimientos  del  Distrito  de  la  misma  en  los 
años  de  1858  á  1860  y  Anuario  de  1860  á  1861,  precedidos  de  reseñas  históricas.  —(Oviedo, 
Imp.  y  lit.  de  Brid,  Regadera  yComp.-Enero  1864*.— Fué  redactada,  como  ya  se  dijo,  por  el  un 
tiguo  Secretario  del  Establecimiento  1").  Benito  Canclla  Mcana,  nuestro  querido  padre,  y  contie- 
ne estudios  y  consideraciones  sobre  las  diversas  enseñanzas,  por  lo  que  fué  muy  elogiada  cuando 
su  aparición. 

M  Secretario  D.  Miguel  Fernández  y  Fernández,  que  prestó  tan  buenos  servicios  á  la  Uni- 
versidad, publicó  otros  seis  volúmenes  con  l.ts  «Memorias-  de  los  cursos  1860— 6t;=i8ói  —  63;  -- 
1862— 63;  — 1863—  64;-- 1864— 65¡  —  i865—  66;  -1866— ó;-  (Oviedo,  imp.  de  Brid,  Regadera  y 
Comp.  de  Brid  y  Regadera,   18Ó2,  1863,  iS64l  1865,  1866,  18Ó7  y   1868). 

Del  celoso  Secretario  D.  Manuel  Gómez  Calderón  son  las  «Memorias»  de  los  cursos  1S76 — 77; 
=  1885—86;=  1886—87;--  1887— 88;---i838— 89;  --1889  — oo;--i89o— 91;  — 1891— 9a.  La  primera 
contiene  reseñas  históricas  de  los  establecimientos  y  apéndices  interesantes,  como  también  estos 
últimos  la  de  1887 — 88.  Las  otras  son  principalmente  estadísticas. 

El  Secretario  actual  I).  José  Quevedo  y  G.  Llanos  es  autor  de  las  -Memorias*  del  curso  de 
1S9S— 99  con  apéndices  bien  escritos  y  de  interés  pedagógico  y  la  estadística  de  19.V»— or 

Han  quedado  sin  publicar  -zt,  Memorias;  las  de  nueve  cu: sos  comprendidos  de  iF'¿7  a  itj^; 
och .«  ó  desde  1877  a  1^5;  seis  ó  de  16  ~,i  a    1803;  y  el  de  i¿ou  a  u/w. 


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—  228  — 

Para  que  por  la  profesión  y  cargo  de  quien  esto  escribe  no 
se  pueda  ni  suponer  siquiera  el  más  lejano  móvil  de  interés  per- 
sonal, únicamente  se  llama  aquí  la  atención  de  todo  lector  que 
sepa  la  complicada  y  costosa  vida  de  los  centros  de  enseñanza. 
(si  han  de  responder  á  las  exigencias  pedagógicas  de  la  moderna 
instrucción  y  á  los  muchos  gastos  de  índole  administrativa)  so- 
bre las  cifras  inverosímiles  relativas  al  material  científico,  ordi- 
nario y  de  oficina,  con  las  que  es  humanamente  imposible  todo 

buen  servicio La  dotación  de  algunos  empleados  de  Secreta 

ría  y  de  los  últimos  dependientes  es,  ademas  de  increíble,  ver 
gonzusa;  pero  no  menos  cierta, 

Un  día  y  otro  los  Rectores  han  reclamado  de  la  Superioridad 
el  urgente  remedio  á  este  mísero  estado;  y  el  Sfc  Arambum  íos 
acusó  además  en  la  prensa  y  en  el  Parlamento  con  su  pluma  y 
palabra  prestigiosas. 

Y  el  remedio  no  ¡legó..,;  no  hay  recursos  ni  un  puñado  de 
pesetas,  que  esto  significa,  mientras  hay  en  los  presupuestos 
partidas  especiales  y  de  utilidad  muy  discutible. 


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—  229  — 


CAPÍTULO  XI 


Manifestaciones  varias  de  la  Universidad  de  Oviedo  en  el  siglo  xix. — Sucesos 
políticos.  —  Elecciones  senatoriales. — Visitas  regias  y  de  ilustres  personalida- 
des.—  Visitas  de  inspección.  — Acuerdos  claustrales  relativos  á  favorecedores 
é  hijos  distinguidos  déla  Escuela. —  Proyecto  de  estatua  al  fundador  seSor 
Arzobispo-Inquisidor  D.  Fernando  de  Valdés  y  Salas. — Concurrencia  de  la 
Universidad  asturiana  á  Exposiciones,  Congresos,  Centenarios,  Certámenes, 
etc. — Relaciones  de  la  Universidad  con  las  Hispanoamericanas  y  Extran- 
jeras.—  Instituciones  complementarias. —  Escuela  práctica  de  Estudios  jurídi- 
cos y  sociales. — Colonias  escolares  de  vacaciones. — Excursiones  escolares. — 
Extensión  universitaria. — Clases  populares. — Publicaciones  académicas;  Dis- 
cursos inaugurales;  Anales,  etc.— Significación  provincial  de  la  Universidad 
de  Oviedo.— Los  antiguos  alumnos.— Estado  actual.— Noticias  y  descripción 
del  edificio  universitario. —  Siglo  xx  y  centenario  III.  — Aspiraciones. 


Como  se  reseñaron  en  capítulo  precedente,  relativo  al  si- 
glo xvín,  diversas  manifestaciones  de  la  Universidad  de  Oviedo 
en  tal  periodo,  debe  hacerse  otro  tanto  con  relación  al  siglo  pa- 
sado, para  que  al  menos  en  el  apuntamiento  de  hechos  resulte 
más  completa  esta  reseña  histórica,  humilde  por  ser  mía  y  como 
su  autor  desprovista  de  galas  literarias. 

Apuntado  queda  el  agitado  movimiento  político  del  siglo  xix 
dentro  del  Principado  de  Asturias  y  de  su  influencia  natural  en 
la  marcha  de  su  Universidad. 

La  proclamación  de  la  Reina  D.a  Isabel  II  se  verificó  en 
Oviedo  con  entusiásticos  festejos,  á  los  que  se  asoció  el  Claustro 
universitario,  que  dispuso  solenjnes  funciones  muy  principales 
en  el  programa  ovetense  de  1833.  Al  rayar  el  alba  del  17  de  Di- 
ciembre se  anunció  la  fiesta  académica  con  salvas  de  cañonazos 
por  la  goleta  Isabel  II  que,  tripulada  por  gijoneses  alumnos 
del  Real  Instituto  Asturiano,  «había  arribado»  á  la  Capital,  y 
enarboláronse  en  la  torre-espadaña  de  la  Escuela  las  banderas 
de  España  y  Sicilia,  Francia  é  Inglaterra,  aliadas  de  España.  Se 


—  ¿30  - 

celebró  en  la  capilla  misa  oficiada  por  tres  doctores  y  se  cant< 
solemne  Te-Deum  ante  el  Claustro  6  invitados;  y  por  la  noche 
se  celebró  fastuosa  procesión  académica  con  los  retratos  de  las 
Reinas  hija  y  madre,  entonando  algunos  estudiantes  el  himno: 

En  hora  felice 
la  estrella  de  Italia, 
traspuesta  la  Calía, 
á  España  alumbró,  etc. 

mientras  todos  los  demás  alumnos  repelían  el  coro: 

Cantemos,  astures, 
el  día  de  gloria 
«jue  en  la  fiel  historia 
eterno  será. 

Y  todos  victoreaban,  unos  á  Isabel  II  y  otros  á  la  Reina  Go- 
bernadora. La  iluminación  fué  de  mucho  gusto  y  en  las  ventanas 
del  edificio  aparecían  en  trasparentes  los  retratos  de  las  reinas 
españolas.  En  el  patio  se  había  improvisado  bello  jardín  con 
fuente  central  de  altos  surtidores  oprimidos  por  el  tridente  de  ía 
estatua  de  Neptuno.  El  retrato  de  la  Reina  niña,  objeto  de  tantas 
esperanzas,  estaba  en  una  de  las  galerías  inferiores  sobre  lujoso 
trono,  mientras  en  las  interiores  ventanas  había  nuevos  cuadros 
y  trasparentes  con  alegorías  de  las  facultades  de  Artes,  Teolo- 
gía, Cánones  y  Leyes.  Tocaban  la  orquesta  y  capilla  de  la  Cate- 
dral; el  barco  gijonés  repetía  las  salvas;  los  fuegos  artificiales  se 
sucedían  sin  descanso;  en  la  cátedra  de  grados  se  improvisó  un 
baile;  y  duraron  los  festejos  hasta  bien  entrado  el  día  siguiente, 
cuando  se  arriaron  las  banderas  de  la  torre  y  se  despedía  la  regia 
goleta  á  cuyo  comandante  obsequiaron  los  estudiantes  con  her- 
mosa corona  de  flores  del  jardín  universitario.  Antes,  cuando  en 
vistosas  comitivas  la  Ciudad  y  el  Principado  pasaron  por  la  an- 
tigua calle  de  la  Picota  al  castillo-fortaleza  para  levantar  pendo- 
nes de  «Castilla  y  Oviedo»,   «Castilla  y   Asturias»  (tres  veces 
repetidos)  «por  la  Reina  Nuestra  Señora  D.a  Isabel  II»,  el  Claustro 
universitario  vestido  de  gran  ceremonia  saludó  desde  un  tablado 
sobre  la  «pedrera»  de  la  Escuela,  como  en  iguales  ocasiones  an- 
teriores. Ciudad  y  Provincia  hicieron  alto  en  tanto  que  la  Capi- 
lla de  la  Catedral  entonaba,  al  son  de  la  orquesta,  el  himno  raen- 


—  231  — 

cionado  alusivo  á  la  ceremonia,  escrito  por  uno  de  los  cursantes 
de  Leyes  (1). 

Vino  la  guerra  civil  con  todos  sus  horrores  y,  bajo  el  estruen- 
do de  las  armas,  el  Claustro  juró  otra  vez  mas  la  Constitución 
de  1812  con  el  aparato  de  1820  y  al  mismo  tiempo  fidelidad  á 
la  joven  y  combatida  Soberana  (2);  y  otro  tanto  se  hizo  con  la 
Constitución  de  1837,  que  remplazó  á  la  de  Cádiz  (3). 

En  1839  lució  el  sol  de  paz  tras  del  convenio  de  Vergara,  y  la 
l'mvcrsidad  comisionó  á  sus  doctores  D.  Juan  Nepomuceno  San 
Miguel,  D.  Agustín  Arguelles,  D.  José  Canga  Arguelles,  D.  Pablo 
Mata  Vigil,  D.  Alejandro  Mon  y  D.  Alvaro  Flórez  Estrada  para 
felicitar  á  la  Reina (4)  representación  de  la  patria  desbastada.  * 

Cuando  los  acontecimientos  de  1840,  la  Junta  local  política 
no  fué  tolerante  con  algunos  catedráticos;  el  Claustro  se  asoció 
á  las  felicitaciones  ofrecidas  al  General  Espartero,  Regente  del 
Weino,  y  dos  años  después  reconoció  ala  Junta  provincial  de  1843 
no  mucho  antes  de  acQrdar  funciones  por  la  mayoría  de  edad  de 
Isabel  11  y  nuevo  juramento  de  adhesión  á  esta  Señora  (5). 
En  1857  se  dispusieron  también  festejos  por  el  nacimiento  del 
Principe  de  Asturias  (6). 

Promulgado,  como  expresión  de  la  Revolución  de  1868,  el 
Código  político  de  1869  y  dispuesto  el  juramento  de  su  obser- 
vancia para  continuar  en  cargos  públicos,  se  repitió  en  los  Claus- 
tros la  antigua  separación  de  maestros  que,  por  su  conciencia 
digna  de  respeto,  no  asintieron  á  confesión  semejante;  y  en  Ovie- 
do se  dio  este  caso  con  algún  profesor  (7).  En  otro  género 
de  recelos,  si  bien  bajo  la  presión  de  la  guerra  civil  de  nuevo 
resucitada,  se  llegó  al  extremo  de  procesar  á  profesor  dignísimo 
interpretando  apretadamente  ciertas  manifestaciones  del  Discur- 
so inaugural  (8). 

Realizada  la  Restauración  monárquica  y  proclamado  Rey 


i 

i 


<i)  Véase  la  «Relación  de  las  públicas  demostraciones  de  alegría  con  que  la  Ciudad  de 
Oviedo  y  el  Principado  de  Asturias  celebraron  la  Real  proclamación  de  la  Reina  Nuestra  Señora 
H.k  Isabel  II  —Oviedo,  1834. — Imp.  del  Principado». 

1 2)     Archivo  de  la  Universidad. — Claustro  de  26  de  Agosto  de  1836. 

<3»     Id.     id.— Claustro  de  2a  de  Julio  de  1837. 

'4)     Id.     id.  — Claustro  de  n  de  Noviembre  de  1839. 

(5"»  Id.  id.— Claustros  de  8  de  Octubre  de  1840;  de  17  de  Maye  de  1841;  de  15  de  Julio, 
?4  de  Noviembre  y  1."  de  Diciembre  de  1843. 

16)     Id.     id.  — Claustro  de  20  de  Diciembre  de  1857. 

{7)     Id.     Id. — Expediente  del  Dr.  D.  Francisco  Fernández  Cardin. 

18)  Id.  id.— Claustro  de  3  de  Octubre  de  1874.— Expediente  y  cansa  al  Dr.  D.  Faustino  A. 
del  Manzano. 


D.  Alfonso  XII,  el  Claustro  se  asoció  á  funciones  y  actos  públ 
eos  con  este  motivo  (1).  En  días  después  no  faltó  docto  miembr 
de  la  Corporación  académica  que  protestara  del  sentido  y  e: 
tensión  del  11  I),  de  2íi  de  Febrero  de  1875  y  Circular  siguienl 
derogatorios  de  la  legislación  de  libertad  de  enseñanza  de  186 
al  resucitar,  respecto  á  textos,  programas  y  doctrinas  de  cátedn 
prescripciones  de  la  ley  de  1857  y  Reglamento  de  1859,  que  y 
do  encajaban  en  el  espíritu  pedagógico  moderno  (2).  Justo  e 
confesar  que  la  política  restauradora  fué  enseguida  más  tolefant 
y  amplia  y  no  se  registraron  en  los  anales  universitarios  restrk 
ciones  semejantes,  porque  de  otra  índole  fueron  las  molestia 
del  Claustro  en  1SSíT>  (¿pie  quedaron  compensadas  por  su  defer 
sa  en  la  Prensa,  en  el  Parlamento  y  en  el  Foro);  y,  apenas  naci 
dos,  no  prosperaron  reparos  oficiosos  á  un  artículo  debido  á  h 
pluma  de  finado  catedrático,  célebre  crítico  (3). 

Los  regios  matrimonios  de  Alfonso  XII,  la  prematura  muerh 
de  la  hermosa  é  inteligente  Reina  Mercedes  y  los  atentados  frus 
lados  felizmente  contra  el  Monarca  fueron  objeto  de  varios 
acuerdos  claustrales  (i)  asi  de  complacencia  como  de  pena,  por 
que  el  dolor  y  la  alegría  viven  en  unión  y  hermandad  presidiendo 
la  existencia.  De  igual  manera  la  Universidad  contribuyó  ala  sus 
eripciún  patriótica  en  días  temerosos  de  la  patria,  olvidada  en  su 
justicia  [lorias  naciones  de  Europa,  cuando  el  violento  ataque  y 
el  atropello  inicuo  de  la  ensoberbecida  potencia  americana  (5). 
En  otro  orden  de  expresiones  exteriores  de  nuestra  Universi- 
dad, debe  apuntarse  aquí  su  manifestación  en  Madrid  al  par  de 
otros  centros  de  cultura  del  país.  Cuando  cesó  la  regia  Regencia, 
al  ser  declarado  mayor  de  edad  en  1902  el  Rey  D.  Alfonso  XIII, 
á  tenor  de  lo  dispuesto  en  el  precepto  constitucional,  se  dispu- 
sieron homenajes  y  fiestas  con  motivo  del  fausto  suceso.  Fué 
uno  de  aquellos  actos  la  presencia  á  Madrid  de  comisiones  délas 


jn     Archivg  .1..  k  Universidad. - 

itt  Véue  'Oi"-ii'>n  uujvrriitai 
rcícremtrü  a,  lo»  Kri>fe*oft*  ^tp;irad.j 
con  b  pivirstíi  de  O  Juié  M.  Fíerrt: 

Í31     Archivo  dt-  l.i    Univemdtid 
30  de  Octubre  rtt  1900   En  d  primen 
¿jado  O.  Manuel  Dtaj  Pedregali  dcí\> 
tivo,  aQutfdániioia  también   coloca  1    <-l 
universitaria 

'4l  Archivo  de  !■■>  Ua¡ ventilad., - 
de  187&,  y  ji  de  Diciembre  de  1879, 

tsí     Archivo  da  la  Universidad.  - 


- 1  ,  li  -.1  ■  ■-  ilc  11,  12  y  23  de  Enero  de  1875. 
li.i  ■  ;  ni- ^míenlos   coleccionados   por  M.   Ruiz    de  Quevcdo, 
•.,    dimi-i  maniti*  y    suspensos.— «Madrid,  1876);    pág.  XVI, 
1-   y    Hurtado,  catedrático  de  Economía  política  en  Oviedo. 

•  L  I  .ti  i-it  -  de  Facultad  de  27  de  Septiembre  de  1887  y  de 
1  m  iJ L-pii-n  voto  de  gracia*   al  cx-ministro  y   reputado  abo- 

tu ■  í\c\  Cláltitro  ante  el   Tribunal    Contencioso  Administra- 
;   Lid  1  lie    i.in  ilustre    hijo  de  la  Escuela  en  la  Iconoteca 

(Je  16  de  Enero,  27    de  Junio  y    26  de  Octubre 

-CULitflru  de  4  de  Mayo  de   1898. 


-233- 
Universidades  y  principales  instituciones  científico-literarias  de 
España,  celebrándose  solemne  festival  académico  ante  SS.  MM.  y 
AA.,  representando  entonces  á  la  Escuela  de  Oviedo  y  su  Dis- 
trito el  Rector  Sr.  Aramburu,  los  catedráticos  Sres.  Berjano, 
Jove,  Urios,  Mur,  Rioja,  otros  miembros  y  alumnos  de  los  esta- 
blecimientos docentes,  leyendo  el  primero  una  hermosa  oración, 
esmaltada  de  citas  y  consideraciones,  en  que  se  condensaba  el 
pasado  y  timbres  de  la  antigua  Universidad  asturiana  y  sus  tra- 
bajos de  cultura  para  ser  una  Universidad  moderna  (1). 

De  mas  alcance  y  permanencia  tuvo/y  tiene  el  Distrito  uni- 
versitario otra  consideración,  consagrada  en  la  Constitución  de 
1876  al' reconocer  principalmente  parala  alta  Cámara  la  repre- 
sentación del  elemento  social  ó  colectivo  por  medio  de  especial 
régimen  electoral,  como  el  organizado  en  la  ley  de  8  de  Febrero 
de  1877  y  disposiciones  complementarias;  y  en  su  virtud  elige 
la  Universidad  (sus  claustros  de  catedráticos,  doctores  inscriptos 
y  jefes  de  los  Establecimientos)  un  senador.  Desde  las  fechas  in- 
dicadas se  han  celebrado  doce  elecciones;  y,  en  tributo  á  la  ver- 
dad, debe  decirse  que,  no  obstante  de  tratarse  aquí  como  en 
otras  parles,  de  cuerpo  electoral  reducido  y  culto,  ni  el  sufragio 
se  mostró  activo  ni  la  presión   oficial  dejó  de  presentarse  en  el 
Claustro,   repitiéndose   así  la    atonía  y   debilidad   electorales,, 
que  tan  tristemente  aquejan  á  nuestra  nación.  El  mal  fué  general, 
salvo   excepciones    de  fechas  y  lugares;  el  instituto  electoral 
selecto,  que  debiera  ser  espejo  y  modelo  en  la  materia,  ofreció 
en  los  distritos  académicos    abstenciones  y  complacencias;   no 
tuvo  ó  se  le  impidió  en  una  ú  otra  forma  que  tuviera  impulso 
propio  para  designar  candidatos  «suyos»  con  programa  ó  si- 
quiera orientación  en  cuestiones  de  Instrucción  pública  ó  con  tal 
significación  científica,  que  esta  bastara  por  si  sola  para  la  elec- 
ción merecida.  No  proceden  aquí  otras  consideraciones  porque 
al  fin  tiene  la  cuestión  aspecto  personal,  demasiado  vivo,  y  fue- 
ron los  senadores  Universitarios  de  Oviedo  personalidades  res- 
petables é  ilustres,  y,  si  algunos  ágenos  á  la  Casa,  todos  distin- 
guidos por  buenos  servicios  al  pais.  Los  nombres  y  los  sufragios 

h\    Archivo  de  ia  Universidad. — Claustro  de  26  de  Abril  de  1902. 

Véase  el  interesante  folleto:— «Ministerio  de  I.  P  y  B.  A.  Discursos  leídos  el  día  24  de 
Mayo  de  1902  en  el  solemne  Festival  Académico  celebrado  en  la  Biblioteca  y  Museos  Naeiona* 
le*  con  motivo  de  la  entrada  en  la  mayor  edad  de  S.  M«  el  Rey  D.  Alfonso  XIII». — Madrid  Im- 
prenta de  los  Hijos  de  M.  G.  Hernández.— 1902). 


—  234  — 

obtenidos  evitan  decir  aquí  más;  ellos  indican  las  luchas  so.- 
nidas  en  determinadas  elecciones;  pero  felizmente,  A  la  postre, 
acierto  del  Claustro  ovetense  ha  resultado  eligiendo,  como  } 
aclamación,  á  su  querido  y  celoso  Rector  Sr.  AramburiK  í-t¡ 
ciencia,  palabra  y  escritos  le  hicieron  merecedor,  con  aplau* 
dentro  y  fuera  de  la  Universidad,  de  la  senatorial  y  acadéim 
investidura.  Su  ya  repetida  elección  responde  bien  al  pens 
miento  orgánico,  que  se  persiguió  en  la  composición  del  Señad 

Las  elecciones  de  Senador  por  este  Distrito  universitai 
fueron  las  siguientes: 

5  de  Abril  de  1877.  —  Excmo.  Sr.  D.  Alejandro  Olivan:  o 
tuvo  25  votos. 

3  de, Mayo  de  1879.  —Excmo.  Sr.  D.  Lorenzo  Nicolás  Qui 
tana:  id,  29  id. 

2  de  Septiembre  de  1881.— El  mismo:  id.  39  id. 

8  de  Mayo  de  1884.— El  mismo:  id.  29  id. 

25  de  Abril  de  1886. — Excmo.  Sr.  D.Francisco  ValdésyMói 
barón  de  Covadonga,  elegido  por  27  id.,  obteniendo  21  id.  < 
Sr.  Dr.  D,  José  González  Alegre  y  Alvarez. 

15de  Febrero  de  1891.— Excmo.  Sr.  Barón  de  Covadonga:  24  ic 

19  de  Marzo  de  1893. -Excmo.  Sr.  Dr.  D.  Marcelino  Menér 
dess  Pelayo:  38  id. 

20  de  Abril  de  1896.— Excmo.  Sr.  Dr.  D.  Marcelino  Menén 
dez  Pelayo,  elegido  por  11  id.,  obteniendo  10  id.  D.  Juan  Uña. 

10  de  Abril  de  1898.— Excmo.  Sr.  Dr.  D.  Marcelino  Menénde 
Pelayo,  por  27  id.,  obteniendo  22  id.  el  Illmo.  Sr.  D.  Juan  Uña. 

30  de  Abril  de  1899.— Excmo.  Sr.  Dr.  D.  Nicolás  Suárez  In 
clan:  elegido  34  id. 

2  de  Junio  de  1901.— Excmo.  Sr.  Dr.  D.  Félix  P.  de  Arambu 
rn:  id.  15  id. 

10  de  Mayo  de  1903.— El  mismo:  42  id. 

(Jira  representación  universitaria  es  la  dispuesta  por  reciente 
organizador]  del  Líeal  Consejo  de  Instrucción,  habiendo  sido 
nombrados  consejeros  correspondientes  del  Distrito  academice 
de  Oviedo  el  Rector  Sr.  Aramburu  y  los  catedráticos  Sres.  Alva- 
res Buylla,  decano,  y  González  Posada. 

Tratando  de  otros  sucesos  memorables  en  la  vida  de  nuestra 
Universidad  figuran  aquí  en  primer  término  las  visitas  regias. 


Después  que  Carlos  I  arribara  casualmente  á  Villaviciosa  en 
1517  ningún  monarca  español  ni  persona  de  la  real  familia  visi" 
taron  á  la  provincia  de  Oviedo  hasta  el  presente  siglo,  y  no  ha 
muchos  años.  Fué  la  primera  la  reina  Madre  D.a  Cristina  de  Bor- 
bón,  que  en  12  de  Julio  de  1852  visitó  la  Universidad,  acompa- 
ñada de  su  segundo  esposo  el  duque  de  Kiansares  é  hijos,  vinien- 
do espresamente  desde  el  palacio  de  Contrueces,  en  Gijón,  don- 
de residían.  Enfermo  el  Rector  y  ausentes  muchos  profesores, 
que  disfrutaban  de  vacaciones,  recibió  á  la  reina  Gobernadora 
el  Decano  Sr.  Aramburu  que,  saludando  á  S.  M.  en  nombre  del 
Claustro,  la  acompañó  en  la  Universidad,  elegantemente  adorna- 
da para  recibir  á  la  que  en  1832  dio  orden  de  abrir  los  estudios 
dos  años  seguidos  cerrados  por  mandato  de  Fernando  VII  (1). 

Los  Infantes  duques  de  Montpensier  también  visitaron  el  Es- 
tablecimiento en  13  de  Junio  de  1857,  presidiendo  la  Corpora- 
ción el  Rector  Sr.   Alvarez  Arenas.  Los  gabinetes  de  Ciencias 
Naturales,  la  Riblioteca  y  otros  departamentos  fueron  vistos  con 
agrado  por  los  Infantes,  demostrando  varios  y  profundos  conoci- 
mientos el  hijo  del  Rey  de  Francia.   Durante  su  permanencia 
en  Oviedo  concurrieron  con  frecuencia  al  Jardín  Botánico  y 
el  Rector  acompañó  al  Sr.  Duque  cuando  este  hizo  una  escur- 
s\ón  á  las  antiguas  y  bellas  basílicas  de  San  Miguel  de  Lino  y 
Santa  María  de  Naranco. 

En  1861,  para  recuerdo  de  las  visitas  de  D.a  Cristina  de  Bor- 
bón  y  sus  hijos  los  duques  de  Montpensier,  se  colocó  en  el  ves- 
tíbulo del  edificio,  á  un  lado  del  arco  de  ingreso,  esta  lápida: 

D.    O.  M. 

(¿UAM  CHRISTINA, 

FERDINANDI  REGÍS  OLIM   CONJUX 

IV  ID.  JUL.  MDCCCL1I 

IPS1USQUE  FILIA  LOA1SA  FEROINANDA 

UNA    CUM    VIRO    DUCE    DE    MONTPENSIER 

IDIB.  JUN.  MDCCCLVII 

DIGNABAN  TUR    INVISERE; 

NUNC  MEMOR  ACADEMIA 

UTRUMQUB  DIEM  FESTUM  PLAUSU   RECENSURA, 

MARCHIONE    DE  ZAFRA  RECTORE, 

1N  TANTOS  HOSriTES 

GRATI  ANIMI  SÍGNIFICATIONIS  INTERPRETE, 

PERPETUO    INSCRIB1T. 

OVETI   MDCCCLXI. 


•vij  Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  general  de  i8;a.  Se  recibió  con  jubilo  la  orden 
fomunicada  por  S.  E.  la  Inspección  general  de  Instrucción  Pública  al  Sr.  Rector,  juiz  de  estu- 
diar, é  inmediatamente  fué  trasladada  á  los  Jueces,  Arciprestes  y  Curas  de  la  provincia  para  co- 
nocimiento de  los  cursantes. 


—  236  — 

En  1858  doña  Isabel  II  vino  á  Asturias  en  compañía  de 
esposo  el  Rey  D,  Francisco  y  sus  hijos  los  l rifan  Ma 

Isabel  y  D.  Alfonso,  entonces  Príncipe  de  Asi  la  I  "ni v 

sidad  de  Oviedo  celebró  su  venida  con  grandes  y  üui 

naciones.  Cuando  en  4  de  Agosto  visitaron  la  Escuela,  adoren 
el  establecimiento  con  esquisito  gusto  y  elegancia,  v  el  t  ¡láttÉ 
general,  presidido  por  el  Redor  Sr  Martin  San/  lo    p 

sentes  el  Ministro  de  botado  y  personajes  palatinos  recibió  ú.  I 
Monarcas,  acompañándolos  á  lodos  los  departamentos  del  ed 
db,  que  vieron  coa  satisfacción  las  Reales  p<  Doña  I¿ 

bel  II  mandó  cubrirse  al  Claustro,  enuso  de  antiguos  privili 
después  del  besamanos  tu vo  lugar  un  refresco.  Levantó; 
acta  minuciosa  de  tal  visita  que, firmada  en  Madrid  en  3  de  Ma 
de  IKóív  fué  encuadernada  con  esmero  y  guardada  en  el  Archí1 
del  Establecimiento  (1). 

Para  conmemorar  esta  visita  se  erigió  un  monumento  eti 
centro  del  patio  principal  Tiene  por  remate  el  broncead* 
de  la  Reina,  fundido  en  la  Fábrica  nacional  de  Traína,  y  en  el  ma 
móreo  pedestal  se  ostentan  en  la  parte  de  E.  las  armas  de  Esp 
ña,  en  la  de  0.  las  de  Asturias  y  al  S<  las  de  la  I  universidad,  leyrvi 
dose  al  N.,  frente  u  la  puerta  principal,  la  siguiente  inscripción 

EL1SAHKI     lí 

HlSPANiARUS     k  í  O  J  N  A  I 

uVtl'KNSO    ACADEMM.M 

I'RJDIK  NONAS  4DG0ST1  ASHí    MDCCCLVU1 

JPíVISENTI 

COMíTANTE  KF.r*ro  CONjr     i 

MON L¡MEN TU M  HUC 

KAO I £  T 1 0  R  ü  m  o  K  I*  o 

CtfR  AVIT  FX5TFJ   RH  j  .1   M 

También  cuando  su  breve  excursión  por  la  proviu< 
1872  el  Rey  D.  Amadeo  I  de  Saboya  vino  á  la  universidad.  Coi 
una  comisión  de  catedráticos,  el  Rector  Sr*  Salmean  le  salud 
en  Gijón,  le  acompaño  en  su  visita  al  Instituto  de  Jovellano 
y  presidió  el  Claustro  ovetense  cuando  visitó  la  Universid 
15  de  Agosto,  Vio  el  Rey  los  diferentes  departamentos  de  1¡ 
Escuela,  decorados  como  en  análogas  ocasiones,  y  demosl 

lij     Este  dQCUffl  •  *t  piiMica  en  la  primera   Mc:n  ria  uní*..: 

P.ira  conocimiento  de  otaoj  icu«r<f<  n<  -i  ■-  p&t  i 

lírtsunic  libte  -  >  Viaje  tic  SV  M  M    v  A  A 

4v  Ditri  de  U  Ra<k  y  Diluid 


—  237  — 

tisf acción  por  el  lisonjero  estado  de  la  enseñanza,  siendo  despe- 
dido con  el  mismo  ceremonial  de  la  entrada. 

En  15  de  Julio  dé  1877  fué  la  visita  del  Rey  D.  Alfonso  XII 
acompañado  de  su  hermana  la  señora  Princesa  de  Asturias,  de 
los  ministros  de  Fomento,  el  asturiano  Sr.  Conde  de  Toreno,  de 
Gracia  y  Justicia  y  de  Marina  con  dignatarios  de  la  Corte  y  las 
primeras  autoridades  de  la  Provincia.   Fueron  recibidos  por  el 
Claustro  extraordinario  presidido  por  el  Rector  Sr.  Salmean,  que 
saludó  al  Monarca  y  Princesa  con  expresiva  oración  de  bienve- 
nida. Con  fácil  palabra  contestó  S.  M.  al  discurso  rectoral:  re- 
cordó las  gloriosas  tradiciones  y  timbres  históricos  del  Principa- 
do de  Asturias,  conmemoró  sus  ilustres  hijos  los  reyes  Pelayoy 
sucesores,  á  Feijóo,  Campomanes,  Jovellanos  y  pantos   otros 
eminentes  en  Ciencias  y  Letras;  dijo  qué,  terminada  felizmen- 
te la  campaña  de  la  guerra,  era  indispensable  emprender  la  de 
la  paz,  que  consiste  en  el  desarrollo  del  trabajo  en  todas  las  es- 
feras de  la  actividad  humana,  para  borrar  las  huellas  de  la  lucha 
devastadora  y  desenvolver  los  gérmenes  de  la  prosperidad  na- 
c\oi\al,  anhelo  constante  de  su  pensamiento:  que  para  tan  noble 
y  patriótica  tarca  contaba  seguro  el  ilustrado  concurso  del  pro- 
fesorado español;  y  concluyó  exhortando  á  los  miembros  del 
ovetense  Claustro  á  que  continuasen  estimulando  á  la  juventud 
con  el  ejemplo  de  aquellos  dignos  compatricios  y  encaminándo- 
la por  la  senda  del  honor,  para  que  en  su  día  pueda  contribuir  al 
progreso  y  engrandecimiento  de  la  amada  patria.  La  Corte  hizo 
detenida  visita  á  todos  los  departamentos  de  la  Casa  (1). 

En  lápida  conmemorativa  se  colocó  en  el  vestíbulo  de  la  Uni- 
versidad la  inscripción  siguiente:  (2). 

D.    O.    M. 

ADEPHONSO  XII 

II1SPANIARUM  REGÍ. 

SOROR1QUE  EL1SABET 

ASTURICARUM  PRINC1PATUS  PR/ESlDI. 

OVETENSEM  ACAÜEMIAM 

JD1B  JUL.  MDCCCLXXVII 

1N  VIS  ERE  DIO  NATIS. 

RECTOR  MAGISTRORUMQUE  ORDO 

HOC   GRAT1    ANIMl  MONUMKNTUM 

1N   TANTI  DIEI   MEMORIAM 

PERLIBENTER  DICAVERE. 

OVETI  MDCCCLXXVII. 

(i)  Archivo  dcla  Universidad.— Claustro  de  15  de  Julio  de  1877,  acta  publicada  coinoapcu- 
&ce  de  la  Memoria  universitaria,  impresa  en  1878. 

(2)  Cuando  se  conmemore  en  marmórea  lápida  la  visita  del  Rey  D.  Alfonso  XIII  será  oca* 
«ón  de  subsanar  con  análogo  recuerdo,  la  del  rey  D.  Amadeo  I,  injustamente  olvidado. 


aj8  - 

La  reciente  ultima  visita  fué  del  Rey  D,  Alfonso  Mil 
hermano  político  el  Sr.  Príncipe  de  Asturias,  consorir,  tO    I**  ■" 
nana  del  ti  de  agosto  de  1902  concurriendo  también  el  asluriai 
Ministro  de  Agricultura  y  Oteas   Públicas,  Excmo.  Sr   I»     Féñ 
Suatez  facían.  Presidió  al  Claustro  el  Rector  Sr,  Arambui 
se  dirigió   a  hs  Ueales  personas  mu  elocuente    buen  diseurs 
que  agradeció  el  joven  monarca»  pasando  seguidamente  * 
acompañamiento  á  ver  las  dependencias  universitaria 
recuerdo  de  su  rápida  estancia  se  dedicaron  A  S.  M 
piares  encuadernados  de  la  primera  edición  de  esta  "Historia 
y  del  tomo  primero  de  los  c*Anales  Universitario?*.  El  rey  ofr< 
ció,  al  examinar  el  Museo  de  Historia  Matura!,  un  ejenipi 
perdiz,  que  cazaría  con  tal  objeto,  para  reemplazar  el  deteriora 
do  que  había  reparado  en  el  Gabinete  1 1 ) 

De  mas  visitas  oficíales  cabe  hacer  también  especial  mcn< 

En  1845  fué  visitador  regio  el  .lefe  político  de  la  provioci: 
Sr.  Rui/  Cermeño  para  plantear  las  reformas  del  nuevo  plan  rh 
estudios  del  ministro  Sr.  Pidal;  en  1858  La  de  inspección 
Consejero  ponente  del.  P,  Sr.  Alvares  Arenas,  antiguo  Ri 
en  1876  y  1880  verificaron  otra  visita  análoga  loa   Inspe 
generales  Sres.  D.  Manuel  Colmetro  y  I),  Alfredo  Adolfi 
mus:  y  en  1H85  vino  á  formar  desagradable  r  infructuoso  expc 
diente  el  Sr  Campillo  (2). 

Notorias  fueron  otras  visitas  de  ilustres  personalidades:  En 
1H77  las  del  estadista  español  I 'residente  del  Consejo  de  Minia* 
tros  Sr,  Cánovas  del  Castillo,  y  días  después  la  del  anti 
drático  de  la  Escuela  Sr,  D,  José  de  Posada  Herrera,  p 
ala  sazón,  del  Congreso  de  los  Diputados,  quien  se  complació  i> 
cordando  antiguas  memorias  de  alumno  y  profesor  en  estas  au- 
las; en  18781a  del  sapientísimo  filósofo  y  Cardenal  Arzobispo 
Fr.  Ceferino  González,   hijo  de  Asturias;  en   IKSU  la  del  celoso 
Director  general  ele  Instrucción  pública  Sr    Cárdenas;  en   issj 
las  del  ministro  de  Fomento  Sr,  Alvareda,  que  suscribió  la  me 
morable  circular  de  3  de  Marzo  de  1881,  mantenedora    ; 


i)     Arthnü  de  la  LTnivenidad. — OáuUro  de  6  tli;  Ajf^íio  Je   i -j  >jt  j 

r.,¡v.r.;i,,r.  •    de  <  YvV  ■' 

la  i     Am;1- 

rjcmbí  r:  de  M.ivii  de  1885* 


—  239  — 

fueros  de  la  cátedra,  y  del  senador  universitario  Sr.  Quintana,  in- 
cansable defensor  de  los  intereses  provinciales;  en  1883  la  del 
inmortal  poeta  Zorrilla;  en  1884,  la  del  Ministro  de  Fomento 
Sr.  Pidal  y  Mon,  obsequiado  por  el  Claustro  con  expresivo  ban- 
quete; y  en  1889  la  del  Sr.  Salmerón,  ex-presidente  del  Poder 
ejecutivo  de  la  República  (1). 

Tratando  de  personalidades  ilustres,  otras  memorias  regis- 
tran los  libros  claustrales  en  honor  de  los  hijos  distinguidos  de 
la  Tniversidad  en  el  siglo  xix,  ya  en  ocasión  de  sus  merecidos 
ascensos  ó  concesión  de  grados  de  honor  como  lambién  de  fúne- 
bres disposiciones  cuando  su  muerte.  Se  deben  recordar,  cual 
.se  hizo  tratando  de  época  anterior. 

Con  alborozado  y  tradicional  repique  de  campanas,  función 
de  iglesia,  iluminaciones  y  otros  festejos,  según  los  casos,  se  ce- 
lebró la  elevación  de  antiguos  escolares  y  maestros,  que  la  es- 
cribían con  afectuoso  ofrecimiento  al  Claustro.  En  1801  por  el 
Sr.  Torres  Cónsul,  nombrado  Teniente  Gobernador  de  Madrid; 
en  1805  por  el  ex-Rector  Sr.  llevia  y  Noriega  (D.  Francisco),  in- 
quisidor de  Sevilla  y  después  Secretario  del  Patriarca-Inquisidor; 
en  1807  por  el  Sr.  Pérez  Villamil,  auditor  general  del  Consejo 
supremo  del  Almirantazgo  y  mas  tarde  Secretario  con  voto  del 
Consejo  de  Estado;  en  1808  por  el  patriota  Sr.  Alvarez  Acevedo, 
ministro  de  la  Real  Audiencia  y  Jefe  político  provincial  en  cir- 
cunstancias difíciles;  en  1815,  por  el  Sr.  Hevia  y  Noriega  (D.  José), 
Regente  de  Granada,  Fiscal  togado  del  Consejo  de  Guerra  y  Ma- 
rina y  Consejero  de  Castilla,  elevado  en   1833  á  Camarista;  por 
el  Sr.  Fernández  San  Miguel  (D.  Juan  N),  agente  fiscal  y  después 
Consejero  del  Supremo  en  1831;  y  por  el  General  Ministro  mar- 
qués de  Camposagrado,  muy  favorecedor  de  la  Universidad;  en 
1816  por  D.  Bartolomé  Cienfuegos,  Obispo  de  Mondoñedo;  en 
1HH5  por  el  ministro  y  después  Presidente  del  Consejo  Sr.  Conde 
de  Toreno;  en  1836  por  el  Sr.  Valdés  Busto,  presentado  para  el 
Obispado  deTarazóna;  en  1838  por  los  Sres.  Món  y  Héctor  Mata 
Vigil,  ministro*  de  Hacienda  y  de  Gracia  y  Justicia;  en  1841  por 
el  divino  Arguelles,  elevado  á  la  Regia  tutoría;  en  1844  por  Pi- 


'il  Archivo  de  l.i  L"n¡vcr-»i  l.td.—  Cl;tu>iro;  de  -í  y  iS  do  Avr  ><1»i  tic  1677,  'Je  >(>  de  Orii.'ue 
*'■*  1*78,  4  de  Ago-ao  de  18S0    íL   15   de  Julio  y  20  d;  S;,. Sembré  de   i'-'^.z  >'  4  de  Ag  j>to  de  1^4. 

Li  Academia  de  Jurisprudencia  celebro  vel.1d.1s  e.i  1)  ;ior  de  1-is  celebres  poetas  Zorrilla  y 
Ku¡/  Aguilera. 


da  I  (D.  Pedro  José),  ministro,  y  después  en  oirás  ocasione! 
también  por  el  St\  Uón;  en  iK5í  ai  General  Duque  de  S 
guclt  cuando  el  movimiento   polílieo  de  aquel  año;  en   1 
los  Sres,  Posada,  Herrera  y  Fernández  Negrete  como    en  oi 
fechas  en  que  fueron  Consejeros  de  la  Corona;  en   este  mis 
ano  por  el  ex-Reetor  Sr+  Alvares  Arenas,  nombrado  Coi 
ponente  de  Instrucción  pública,  &  quien  el  Claustro  oír 
recuerdo  de  intimo  afecto  un  bastón  de  mando  (1),  ntimmne: 
aquellos  exteriores  acuerdos  de  alegría  y  satisfacción  unjveí 
fueron  reemplazados  por  expresivos  telegramas  y  cartas  dp  enJ 
rabuena  a  los  antiguos  alumnos  y  distinguidos  acunan* 
cados  en  los  primeros  cargos  del  Estado  y  de  Ja  Iglesia,  i 
los  Srcsr  Lnzcoili,  Lorenzana,  Barzanallanas,  Pedregal.  Toreí 
Ruíz  Gomes,  Tidal  (A),  Sánchez  Bastillo,  Marqués  de  Pida  I,  M 
qnés  de  Te verga,  S.nárez  Inclau  (L*.  K.   y  D,  F.),  obispos  Güi 
sola,  etc.,  etc. 

La  concesión  de  grados  honorarios  de  doctor  fue   Lambí 
acordada  en  la  püsada  centuria-  En  1815  se  otorgó  el   doctoral 
en  Cánones  al  Consejero  D.  José  Hcvt¡)  y  Noi 
título  é  insignias  ana  comisión  dr  Doctores,  I< 
lello  y  Fernández  San  Miguel  que  á  la  sazón  estaban  en  Madri 
en  1H21  se  desestimó,  como  desusada,  una  propuesta  es<  olar  j 
diendo   la  elevación  al  doctorado  del  Sr    Plores   Jotrada,  y 
Claustro  acordó  otra  suya  otorgando  al  gran  economista  el  do 
torado  de  ambos  Derechos  en  atención  *á  sus  servicios,  cienci 
patriotismo  y  padecimientos»  (2).  El  regreso  de  D,  Agustín  A 
güolles  si  la  tierra  nativa,  después  de  tanl  de  auseí; 

tantos  lauros  en  la  tribuna  gaditana,  de  tantas  persecuciones 
sufrimientos  y  de  tantos  méritos  en  el  regio  consejo,  fué  oí 


itj     Archivo  de  L»  Viiíversidad.  —  Claustro»  de  si  de  Diclrrid  i 
Abril  de  1807,  ia  de  Octubre  de  iSoS.  iz  de  Üutubft  de  i^i?:  73  de  F«bi 
lo  y  18  de  Nnvícmbre  de  iéSi$;   10  de  Noviembre  de   iBj^  13  de  ft*ar*ú    * 
E3  de  Mano  de  1834;  16  de  AUil  de  iB>6;   jo  de  Fnero,  jo  m 
i8>B;  ?7  de  Juli"  y  28  de  Agüito  de  1841;  o  de  Mayo  de   1044;  *&  de  Abril  de    t 
hrc  de  i$¿3;  y  en  crtnu  ocaiÍo<t<e*  por  carta*  y  oh. 
.  1  ] c >í  de  \i--   inten 
ttti  CMoatro  ile  La  Facultad  de  Derecho  dt-  1-  de  ÍlLuto  de  i&ía> 
al  pe;,  -  rornnncióo  de4  »ran  poela  Laft>poamor,   gloria    de  A»'- 

Ar:imburu  »e  iiiri.i;M.  ^  11  i:v^m>i\  ..  vin.i   ..i   ejt  mihísiro  Sr,  Romen.  I 

nl*i  Vj  á  propuesta  u  ordo  3,i  relebratíotí  dt  nurt  gi 

:.  en  le  ünivetíidad  a  la  iiue  *c  invierta  al  cfleísre  hijo  de  Navia  y  al  5-. 
vcrtUirl 

líthjva  .:t  :  I  —Claustro  de  17  de  Enera  d* 

—  Mm U*í  veces  he  pedida  eti  libro-  y  pcHi 

11  Klérer  Bitmdj,  r.hid;ido*  en  d  £*»<  1  terki  - 


—  241   — 

de  memorables  acuerdos  universitarios  en  1822  cuando  el  Arísli- 
des  español  llegó  á  Oviedo.  Mejor  que  en  la  concisa  relación  del 
libro  claustral  se  refiere  esta  investidura  en  notable  libro  bio- 
gráfico: 

«Se  distinguió  la  Universidad  en  obsequio  del  Sr.  Arguelles. 
Pasó   una  diputación  de  su  seno  á  felicitarle,  y  aquella  misma 
nocho  celebró  claustro  pleno  en  casa  del  Rector,  donde  se  acor- 
dó inferirle  el  grado  de  doctoren  ambos  Derechos,  lo  mismo  que 
úl  los  Sres.  D.  Francisco  Martínez  Marina  y  D.  Lorenzo  Rivera, 
diputados  á  cortes  de  1820  y  1821,  al  Sr.  D.  José  Canga  Argue- 
lles, ex-ministró,  nombrado  para  la  de  1822  y  1823,  y  al  Sr.  don 
Manuel  María  Acevedo,  jefe  político  de  la  provincia.  Al  Sr.  Conde 
de  Toreno  se  le  confirió  el  grado  de  Doctor  en  Leyes. 

»Una  diputación  pasóá  comunicar  lo  acordado  á  D.  Agus- 
tín y  al  Jefe  político  que  eran  los  solos,  que  se  hallaban  en  Ovie- 
do, por  si  gustaban  recibir  el  grado  con  la  pompa  y  ceremonia 
acostumbradas.  Mas  los  interesados  contestaron:  que,  agrade- 
ciendo infinito  la  honra  que  les  hacia  el  Claustro  de  la  Universi- 
dad, esperaban  se  les  dispensase  de  recibir  el  grado  con  la  so- 
lemnidad del  caso,  añadiendo  Arguelles:  que  tendría  gran  satis- 
facción el  presentarse  al  Claustro  privadamente,  si  posible  fuera. 
»  Accediendo  este  á  sus  deseos  se  reunió,  en  efecto,  al  día 
siguiente;  y  habiendo  mandado  una  diputación  de  cuatro  indivi- 
duos de  su  seno  salir  á  recibir  á  los  Sres.  Arguelles  y  Acevedo,  se 
presentaron  estos,  y  el  Rector  les  puso  en  la  posesión  de  su  gra- 
do de  Doctores.  Concluido  el  acto,  sentáronse  entre  los  Decanos, 
se  dirigieron  las  arengas  y  hubo  los  abrazos,  que  en  tales  casos 
se  acostumbran. 

«Terminado  el  acto,  bajaron  todos  los  doctores  á  la  cátedra 
de  Vísperas,  ocupada  ya  por  una  numerosa  y  escogida  concu- 
rrencia. Gozoso  Arguelles  y  lleno  de  emoción,  al  verse  rodeado 
de  tantos  amigos  y  antiguos  condiscípulos,  les  dirigió  la  palabra 
y  en  un  breve  discurso,  recordó  que  en  aquellas  aulas  había  pa- 
sado sus  mejores  años.  Haciendo  una  reseña  de  los  trastornos 
que  había  experimentado  desde  aquellos  tiempos  la  nación,  en- 
careció las  ventajas  que  resultaban  de  la  libertad  bien  entendida 
y  de  la  puntual  y  exacta  obediencia  déla  Constitución  política 
de  la  Monarquía;  concluyendo  por  exhortar  á  la  juventud  á  que 


—  2^2  — 

aprovechando  la  nueva  era  que  abría  al  sabe)  ma  líber 

se  dedicase  incesantemente  al  estudio  para   &  din  útil 

SU  pütri:i 

Tomó  la  palabra  para  contestarle  0.  Tomás  Joaquín  ! 

da.   cursante  en  Jurisprudencia;  le  felicitó  en  nombre    de  s 
compañeros,  y  felicito  no  menos  al  país  por  aer  cuna  del  I 
cu  de  la  libertad;  Con  cuyas  palabras  terminó  la  eeremor 
liendo  de  la  Universidad  Arguelle*  y  el  Jefe  político  entre  infii 
Los  aplausos  con  un  lucido  acompañamiento,  que  les  coa  do  jo 
su  casa*  (1) 

Kn  glorificación  de  otro  doctor  esclarecido  también  ton 
Claustro  parte  activa.  En  1810  y  1861  intervino  en  el  expedie 
le  de  beatificación  del  famoso  P,  Cádiz,  y  ¡se asoció  á  la  soleuin 
dad  religiosa  del  Cabildo  Catedral  en  1894  cuando  el  virtuoso 
elocuente  capuchino  Eaé  canonizado  porS,  S<  Le<>n  XIII  (1  u 

De  igual  malicia,  en  días  de  luto  mostróse  la  Universida 
abatida  y  apenada  cuando  la  muerte  Je  arrebataba  a  sus  liíj*3 
preclaros  y  favorecedoi 

En   1802  falleció  el  egregio  Conde  de  Campo  manea  fi  «juie 
la  Escuela  debió  su  reforma  con  generosos  alientos  en  177' 
otras  ocasiones;  que  tuvo  para  su  progreso  y  el   adelanto  d 
maestros  y  alomóos  el  amor  de  un  padre  diligentísimo;  y<j» 
miraba  á  estas  aulas  como  »cosa  suya»,  según  repelí;: 
misionados  de  la  Provincia  y  del  Claustro  enviados 
Auus  hacia  <|ue  el  famoso  lujode  Tinco  arrastraba  vida  oscura  1 
retirada,  debilitado  en  sus  antiguas  energías  y  muy  comp!a< 
con  el  satélite  que  entonces  brillaba  en  los  consejos  y  hasta  ei 
la  Cámara  de  los  reyes  ¡pero  su  muerte  revivió  aletargados  sentí 
miento*  de  gratitud  en   corazones  asturianos,  y  la  corporactáj 
universitaria  le  dedicó  suntuosos  funerales    á  la  manera  de  lo; 


i 

-  I  .i  IjttidAtorin  <i.:l  1 1 1  ;  r    si    i  r 

Cljiüütms  <fe  i.o>  ti  y  12  «le  Febrero  de  1S31.  Kn  1 
IX  Agustín  Arfftelle*  pudiera  ^er  elector  en  Madrid,  ya  que  |jitr  ~u  \< 

1,7  *c  le  otiíidió  uu  precióte  LÍluia,  qi 
galanJu  mi  nouihk-  uil.i-:  iiciitírifico  y    remitiendo    con    c&pre»ivn    dedicatoria    un    rjetm 

, .  n  hUtiiricodc  La  Refoim*  coniUtucíím&l   , 
■Hiuoñ*  iJt.i  levanta  quemo,  jucr»  y  t*  Efpa&a*,   [I 

y  35  di:  Junio  tic  l8)0), 

FJ  -  U.iMin  dal 

madre,    poi    hahei 
kr    írnluiIVC     y  |c 

de  .•c,•  de  J11I 


—  243- 

del  Obispo  Pisador»,  colgando  de  negro  toda  la  capilla,  vistiendo 
lo?  doctores  las  insignias  de  luto,  doblando  las  campanas  en  va- 
rios días  y  oficiando  en  la  fúnebre  misa  los  doctores  mas  distin- 
guidos: el   limo.  Sr.  D.  José  Palacios,  del  consejo  de  S  M.,  digni- 
dad en  la  Catedral  y  Provisor  de  la  diócesis  con  los  canónigos 
I).  José  Agustín  de  Lago,  magistral,  y  D.  Sebastián  de  Cosió  (1). 
En  1811,  entre  el  fragor  de  la  guerra  y  el  desconcierto  pro- 
vincial, una  vez  más  injustamente  perseguido  el  célebre  Jovella- 
nos,  arrojado  por  la  tempestad  de  los  mares  y  la  tormenta  polí- 
tica, murió  en  el  pequeño  pueblo  de  Puerto  de  Vega  cerca  de 
Xavia,y  tuvo  allí  los  primeros  funerales  y  sepultura  provisional;  á 
las  exequias  y  sepelio  concurrió  en  nombre  de  la  Junta  Sobera- 
na de  Asturias,  á  la  sazón  en  Castropol,  su  vocal  el  Doctor  Ca- 
nella,  catedrático  de  la  Universidad,   especialmente  con  este 
carácter,  á  más  de  la  amistad  que  había  tenido  al  virtuoso  pa- 
tricio. Cerradas  Escuela   y  Capilla    (convertidas  en  cuartel  y 
almacenes)  en  1812  y  disperso  el  Claustro,  su   representación 
más  numerosa  concurrió  después  á  los  funerales  dispuestos  en 
sufragio  del  sapientísimo  asturiano  en  la  ovetense  Iglesia  cate- 
dral (2). 

En  repetidos  acuerdos,  ultimados  en  1828,  la  Corporación 
dispuso  exequias  por  el  generoso  hijo  y  protector  de  la  Univer- 
sidad el  Regente  del  Reino  Sr.  Pérez  Villamil,  recordando  el 
amor  que  le  tuviera  en  vida  y  el  desprendimiento  con  que  la  fa- 
voreció en  muerte  (3);  en  el  mismo  año  por  el  Consejero  Torres 
Cónsul  y  el  Dr.  Venayas,  también  benéficos  para  la  casa  Uni- 
versitaria y  su  Riblioteca  (4);  en  1836  por  el  Doctor  Rivera  (5); 
y  en  1866  por  el  primer  Marqués  de  Pidal,  el  reformador  de  la 
Instrucción  pública  española  (6). 


'ij  Archivo  de  la  Universidad.—  Claustros  de  22  dz  Mayo,  18  de  Noviembre  y  1  y  a  de 
I)¡ciembre  de  180?. 

(2)  Archivo  de  la  Universidad. — Claustro  de  9  de  Febrero  de  18  r  2. 

(3)  Id.  id.—  Claustros  de  1."  de  Mar/o  de  1824  y  24  de  Octubre  y  12  de  Diciembre  de 
i8í3. 

Vcáse  •  Discurso  que  en  las  solemnes  exequias  de  la  Real  Universidad  de  Oviedo,  á  la  memo- 
ria de  su  bienhechor  el  excelentísimo  Sr.  D.  Juan  Pérez  Villamil,  fundador  de  una  cátedra  de 
Religión  en  la  misma,  dixo  el  R.  I'.  M.  Fr.  Manuel  de  Caso,  catedrático  de  Teología  y  moderan- 
te de  Oratoria*  —Con  licencias  necesarias. — Oviedo  en  la  oficina  de  la  viuda  de  Prieto.  — 1829. 

(4)  Archivo  de  la  Universidad. — Claustros  de  15  y  26  de  Marro  de  1828 
(5»     Id.  id.— Claustro  de  26  de  Agosto  tle  1836. 

•  6)  id.  id.— En  6  de  Febrero  de  1866  se  celebraron  suntuoso*  funerales  por  el  Dr.  D.  Pe- 
dro José  Pidal  y  la  Exenta.  Sra.  Marquesa  viudi  de  Pidal  dirigió  al  Claustro  muy  sentida  carta 
de  gtatitud. 


—  244  — 

Las  rutas   claustrales  registran  igualmente   más   fúneb» 
iierdoq. 

Eo  1sí:í  para  traer  a  la  Capilla  de  la  Universidad  lo- 
ni. átales  del  célebre  P.  Feijóo,  que  yacen  en  la  ex-lgtesifl 
cal  de  San  Vicente,  hoy  parroquial  de  la  Corte,  iniciando  Mf 
de  un  panteón  académico,  que  algunos  quieren  iniciar, 
lauto  fuera  posible,  con  H  traslade  a  Oviedo  del  bellísimí  I 
mentó  de  Salas  doné  el  fundador  esclarecido  Ar/ 

Inquisidor  Valdés;  en  18Sít  ofreciendo  homenaje  funerario,  de 

j  capilla,  cuando  la  traslación   á  Oviedo  de  lOa  rest 
Obispo  del  Ton-Kin,  V.  Fr,  Melchor  Sampedro*  el  proto-mart 
asturiano,  que  antea  habia  recibido  en  llareelona  poi 
de  sus  doctores  Luanco,  Bas,  Rubio,  Torl  Lie.  Rodi 

Latin;  en  1890  cuando  se  trató  de  análoga  traslación  icn  qn 
debe  inaistírse)  délas  cencas  del  doctísimo  Martínez  Marín: 
que  descansa  en  Zai  ,  en   1894  ordenando   en  sufragi 

riel  asturiano  Cardenal  arzobispo  Vr.  Zeferino  González  ew 
quias  solemnísimas  y  otro  acuerdo  para  imprimir  especial  pübl 
cacion,  que  no  pudo  realizarse  (1). 

Casi  de  ayer  fueron  análogas  disposiciones.  También  en  1891 
falleció  el  reputado  catedrático  D.  Guillermo  Estrada  VHlai 
notorio  por  su  sabiduría  en  la  cátedra,  en  la  tribuna  ven  la 
sa,  varón  di  stinado  &  prominentes  cargos  y  lucimiento,  si  su  txst 
deslía  no  lo  hubiera  estorbado.  Profesábamosie  Olíal  cariño  lo 
compa ñeros,  muchos  antiguos  discípulos,  y  cuando  su  pcrdid; 
sen t lilísima  se  lomaron  amorosos  acuerdos  en  honra  mcrecidí 
desús  despojos,  y  llegando  también  al  Parlamento  y  al  Trono  ei 
Earor  de   SU  familia  í2)<  No  mucho  después,  en   1901,  su 
Claustro  otra  pérdida   de  gran  valia  con  la  prematura  muerli 
del  profesor  D,  Leopoldo  G,  Alas,  inteligencia  poderosa, 
de   las  plumas  más  prestigiosas  de  la  España  del  siglo  xix 
Maestro  de  profundo  espíritu  pedagógico,  ora  nial,  EIÓso 

fo  y  economista,  severo  crítico  en  todos  los  géneros  literarios 
que  avasallaba  con  dilatado  saber,  novelista  y  periodista  rncnh 
simo,  que  lodo  ésto  y  mus  fué  el  célebre  Clarín,  ornamento  di 

it]     Aíeíiivii  de  la  Univpriifi^d— Cliuitfii*    de  a  a  de  Noviembre  de  1&43;  »j-r 
»j  d.  Íü¡  de  i}  de  Mayo  de  i&qq;  y  de  JO  de    N  -.-i  ii  iiiIitc  de  tSf>4 

fa)     Archivo  dt  la  '  Dkicmt/re   de  1894   1    ti 


-245- 

la  Universidad  asturiana  (1).  A  su  duelo  se  asociaron  enseguida 
con  telegramas  y  cartas  las  firmas  mas  notorias  de  la  política,  de 
la  enseñanza  y  de  las  letras;  el  entierro  fué  como  una  explosión 
de  dolor;  el  municipio  ovetense,  al  que  había  pertenecido  Alas, 
propuso  un  monumento  á  la  memoria  del  docto  escritor  y  dio  su 
nombre  ü  la  calle  en  que  había  vivido  muchos  años.  El  Claustro 
colocó  el  retrato  del  ilustre  miembro  en  la  iconoteca;  avivó  con 
gestiones  la  merecida  concesión  por  las  Cortes  de  una  pensión 
extraordinaria  á  la  viuda  é  hijos;  le  dedicó  el  discurso  inaugural 
del  curso  siguiente  y  página  especial  en  los  «Anales  Universita- 
rios» con  notables  trabajos,  donde  el  Decano  Sr.  tíuylla  y  el  pro- 
fesor Sr.  Altamira  revivieron  la  figura  del  malogrado  polígrafo; 
y,  por  último,  compañeros  y  alumnos  costearon  rtiarmórea  lápida 
en  la  aula  núm.  8,  descubierta  con  expresiva  solemnidad  aca- 
démica: 

En  esta  cátedra  explicó 

el   insigne  maestro  y  publicista 

Leopoldo  Alas 

1883— 1901 

RECUERDO    CARIÑOSO    DE    SUS    DISCÍPULOS 

Uno  de  los  últimos  discursos  del  inolvidable  Leopoldo  Alas 
había  sido  en  la  solemne  velada  dispuesta  por  el  Claustro,  cuan- 
do la  muerte  del  gran  poeta  y  pensador  Campoamor,  en  el  teatro 
ovetense  (que  lleva  el  nombre  del  autor  de  la  l)olorasy  á  pro- 
puesta de  Clarín)  conmoviendo  al  público  con  la  efusiva  ora- 
ción que  entonces  pronunció,  recibida  con  nutridos  aplausos 
como  las  del  Rector  Sr.  Aramburu  y  catedráticos  Altamira  y 
Melquíades  Al varez  (2;. 

Como  se  vé  por  las  anteriores  manifestaciones,  la  Universi- 
dad de  Oviedo  procuró  responder  con  gratitud  y  admiración  á 
los  servicios  y  merecimientos  de  sus  hijos.  De  manera  más  inde- 
leble tomó  nobles  acuerdos  en  1867,  con  la  siguiente  expresiva 
lápida  de  reconocimiento,  que  puso  en  el  vestíbulo,  dedicada  al 
espléndido  Fundador  y  al  animoso  Deán  Asiego,  que  aseguró  la 


(t)     Archivo  de   la  Universidad. — Claustros   de  26  de  Noviembre  de  1901  y  28  de  Febrero 
de  1902. 

—Anales  de  la  Universidad  de  Oviedo. —(Oviedo  1902). 

(2)    Archivo  de  la  Universidad.— Claustros  de  15  y  21  de  Febrero  de  1901. 


—    2\<%  — 

a  fundacional;  al  P.  Frijón,  gloria  de  estas 
protector  Campomnnes: 

!■_   O.    W. 
ÍMCSTM  ADMoMM    AfiCMlKPfóCOI 

KERlilNAM"'   VAlliFS  i' l    SAI,  A?, 
MrxíFRM  jrují  S  STtí  Di  O  Jt  UN  Atij  \ 
JOAN  NJ   DE  ASI, 
t.ANt>L>KNTJÜ  JAM    IHV    INSTITUÍ!   STItKtfUO   > 
ÍIlt£DtCTO  1'EljOO, 
KRROKi    II    l   N  K  GRASSAKIITíM   |)RP 

AIMAH   VEHI'I  Al  ls  «  C'LTtUtl   II 

ii  KKQ1  i    LriÉSACtlS  I. L  herís  MtUlTO  KACiSTBO, 
COlfl  M  DJ 
t-rltjentj  Kfct;ii  PATRUQI  i    rulIS  VINDIC1 
DISCIPLINA  1UH  Al*  si  KM  UN    I  *Qi  B    fcl>AI  CLORI 
A»!  UIA  0 
INT1 

HOC  Musiwiks  M  \J  il'i  I 

i  \  Li 

\  máa  aspira  el  Claustro,  haciendo  suya  la  obligación  de  . 
tniiíis  á  la  gratísima  memoria  del  Arzobispo  de  Sevilla,  ¡mpul 
dov  de  la  cultura  provincial  y  dispensador  aquí  y  en  i 
nea  de  múltiples  beneficios  v  obi  El  antiguo  proyecto 

mas  adecuado  recuerdo  estatua rr ib  al  magnifico  Prelado  Fon< 
dor.  es  de  esperar  que  se  realice  ahora  por  el  ¡ni  ntusi 

nvodei  Rector  Sr,  Araraburu,  habiéndose  ya  acudido  á  lo 
Poderes  del  Estado  y  estando  en  estudio  loa  medios  de 
o!  ciclado  monumento  al  hijo  insigne  do  Salas* 

Los  diputados  asturianos   I).   Manuel   Pedregal 
0.  Julián  t ¡aria  San  Miguel,  D.    Ventura  Ülavarriela,  D. 
ílro  fcfon  y  Martínez,  D.  José  Mana  Gelleruelo,   D.   Alejan 
ilal  y  Món  y  el  antiguo  catedrático  D,  Matías  Barrio  y  Süer  pj 
sentaron  al  Congreso  en  6  de  Junio  de  1894  un  proyecto 
en  que  «asociándose  al  noble  pensamiento  riel  Rector  j  Profeí 
res  de  la  Universidad  ele  Oviedo,  que  se  proponen  erigir  un  bus 
colosal  ni  fundador  de  aquella  ilustre  Escuela*  en  el  centro  d 
edificio,  construido  á  sus  expensas,  pedían  la  concesión  del  bro 
ce  necesario-  En  sesión  del  día  12  apoyó  la  [imposición  i 
Pedregal,  qnfe  fué  nombrado  para  la  comisión  informadora  ( 
Unión  de  los  dichos  diputados  Srcs.  Barrio,    Món  y  San 
con  loa  Srea  D.  Rafael  Prieto  y  D*  Faustino  Rodriguen  San  P 
dro;  al  dictamen,  fecha  del  día  25,  se  presentó  una  enmienda  i 
[os  diputados  I),  Félix  Suárez  Inclán,  IX  José  lióme/  Pelayí 


—  247  — 

D.  Julián  Suárez  Inclán,  D.  Ferhando  Ceballos,  D.  Manuel  Iranzo 
Benedicto,  D.  Emilio  Díaz  Moreu  y  D.  Alfonso  Flórez,  para  que 
el  busto  del  fundador  fuese  colocado  en  la  Plaza  de  Riego  de 
Oviedo,  cerca  de  la  Universidad;  el  Congreso  aprobó  el  proyecto 
primitivo  en  15  de  Febrero  de  1895  y  fué  remitido  al  Senado. 
La  alta  Cámara  nombró  tres  días  después  la  comisión  dictami- 
nado ra,  compuesta  por  los  senadores  Sres.  D.  José  García  Bar- 
zanallana,  presidente,  D.  Manuel  González  Longoria,  D.  Fermin 
Hernández  Iglesia,  D.  José  de  la  Torre  Villanueva  y  D.  Plácido 
Jove  Hevia,  vizconde  de  Campo-Grande,  secretario,  que  presen- 
taron dictamen  favorable  el  día  20,  aprobando  sin  debate  el  22 
y  votado  definitivamente  el  23  de  Febrero.  En  su  virtud  se  pro- 
mulgó la  siguiente  ley: 

DON  ALFONSO  XIII,  por  !a  gracia  de  Dios  y  la  Constitución  Rey  de  Es- 
paña, y  en  su  nombre  y  durante  su  menor  edad  la  Reina  Regente  del  Reino; 

A  todos  ios  que  la  presente  vieren  y  entendieren;  sabed:  que  las  Cortes  han 
decretado  y  nos  sancionado  lo  siguiente: 

Artículo  i.°  Se  concede  á  la  Universidad  de  Oviedo  el  bronce  necesario 
para  fundir  un  busto  semicolosal  del  fundador  Sr.  D.  Fernando  Valdés,  que  se 
habrá  de  colocar  en  el  centro  del  edificio  construido  á  sus  expensas  y  destinado 
ala  enseñanza  universitaria. 

Artículo  2.°     £1  Sr.   Ministro  de  la  Guerra  señalará  la  cantidad  de  bronce 
que  se  haya  de  extraer  de  una   de  las  fábricas  del  Estado  para  cumplir  lo  dis- 
puesto en  el  artículo  precedente. 
Por  tanto; 

Mandamos  á  todos  los  Tribunales,  Justicias,  Jefes,  Gobernadores  y  demás 
Autoridades,  así  civiles  como  militares  y  eclesiásticas,  de  cualquier  clase  y  dig- 
nidad, que  guarden  y  hagan  guardar,  cumplir  y  ejecutar  la  presente  ley  en  todas 
sus  partes. 

Dado  en  Palacio  á  veinticinco  de  Marzo  de  mil  ochocientos  noventa  y  cinco. 
-YO  LA  REINA  REGENTE.— El  Presidente  del  Consejo  de  Ministros,  Anto- 
nio Cánovas  del  Castillo. 

Una  comisión  universitaria  tiene  á  su  cargo  cuanto  se  refiera 
á  este  asunto  (1)  y  es  de  esperar  que,  al  celebrarse  el  ya  próxi- 
mo tercer  centenario  de  la  Universidad  se  levante  la  debida  es- 
tatua del  Arzobispo  Valdés  en  el  centro  de  la  casa  por  él  ofre- 
cida á  la  cultura  de  su  patria. 

Y  avanzando  en  relación  de  más  noticias  y  manifestaciones 
universitarias,  es  ocasión  de  consignar  ahora  la  presencia  de 


íx)     Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  «o  de  Abril  de   1895  constituyendo  la  Comi- 
sión especial  los  catedráticos  Sres.  Buylla,  Jove  y  el  autor  de  esta  Historia. 

17 


—  24S  — 

nuestra  Escuela  y  su  participación  en  determinados  actos 

coa  y  sucesos  memorables  como  en  Exposiciones,  Congrí 
Asambleas  diferentes,  fiestas  de  Centenarios  v  Certámenes 

tifico-Ülerarios,  celebrados  dentro  y  fuera  de  España 

En  1877  hubo  en  Lugo  de  Galicia  una  Exposición  1 1 
su  Junta  organizadora  acordó  que  en  el  Jurado  calificador 
ra  representación  la  Universidad  asturiana;  yt  d  este  efect 
nombrado  por  el  Claustro  el  Dr.  D.  Pedro  U,  Rodríguez  V 
antiguo  catedrático  de  Teología  y,  ala  sazón,  Dignidad  de 
lia  S<  I.  Catedral,  Cuando  los  Concursos  universales  de  Pai 
isTs  y  1900  acudió  nuestra  Universidad  enviando  libros  y  I 
¡os  de  los  ceñiros  del  Distrito,  imprimiendo  eo  la  primera 
un  catálogo  explicativo  en  lenguas  castellana,  francesa,  ingl 
alemana,  y  donó  después  la  cnlerru-n  bibliográfica  A  las  B 
tecas  nacional  de  Francia  y  de  la  Facultad  de  Derecho  de  I 
que  en  lisonjeras  frases  mencionaron   tal   obsequio  en  «Ú 
monas.  A  la  primera  Exposición  Universal  de  España,  celet 
en  Barcelona  en  1888,  enviaron  igualmente  sus  libros  los 
dráticos  ovetenses,  que  obtuvieron  medallas  de  plata  y  bror 
por  ultimo,  la  Universidad  reunió  publicaciones  y  elemento 
dagúgicos  de  los  Establecimientos  de  Oviedo  y  León, 
exhibidos  en  la  memorable  Exposición  regional  át 
1899,  mereciendo  especial  diploma (1), 

Los  Congresos  americanistas  de  Madrid  en  Irttft  y  de  Hi 
en  1898  designaron  por  su  delegado  en  Asturias  al  aulor  « 
presente  Historia;  para  el  Congreso  Jurídico  dispi 

en  1886  por  la  Real  Academia  matritense  de  Legisle 
risprudencia,  el  Claustro  ovetense  eligió  por  sus  represento 
¿  los  catedráticos  Sr,  Barrio  y  a  quien  escribí 
Lerviniendü  los  dos  en  aquellos  trabajos  y  votaciones;  y  de 
manera  intervinieron  en  el  Congreso  pedagógico  híspano  p 
gucs  americano  de  1892,  en  Madrid,  los  profesores  S: 
sada  y  Sela  corno  el  Sr.  Hiles  en  análoga  Asamblea  ei 
leraria,  que  se  celebraron  á  la  sazón  conmemorando  el  dése 
miento  de  América  por  los  españoles,  En  la  primera  cong 

fcl     Archivo  tk  la  UflivenUlnd  — Uia«i  mlw«  Y  •»  de  Diciembre 

de  i?  de  relwero  y  i  \  de  Bfayo  d*  =  »d  de  io  de  Abril  J. 

VtUt  el  folíelo:— «El   Oiwrito  uní vertftaño  de  Ovkdo  tn   u   K*. 
en  rig»  Halieto*  Históricas  y  Catálogo.,  [Oviedo.  Est,  tip*  de  A+  Brid,  f$gg, 


—  249  — 

ción  se   discutió  el  tema  «Modos  como  pueden  contribuir  las 
Universidades  á  la  cultura  general»  y  por  unanimidad  fué  apro- 
bada la  ponencia  del  Sr.  Sela  (1).  No  fué  posible  enviar  repre- 
sentación personal  al  Congreso  internacional  de  la  Enseñanza 
superior,   reunido  en  París  en  Julio  de  1900,  mas  el  ovetense 
Rector    Sr.  Aramburu  figuró  entre  los  Vicepresidentes  y  en  se- 
sión   pública  fueron  leídos  trabajos  de  sus  profesores  sobre  las 
modernas  instituciones  complementarias  de   nuestra  Universi- 
dad. Al  reciente  Congreso  económico  social  ibero-americano,  ce- 
lebrado en  Madrid  en  1900,  concurrió  la  Universidad;  el  Rector 
Sr.  Aramburu  fué  también  designado  como  uno  de  los  Vicepre- 
sidentes de  la  Asamblea;  el  Sr.  Alas  lo  fué  de  la  sección  de  Le- 
tras y  Artes  y  quien  esto  refiere  de  la  de  Jurisprudencia  y  Legis- 
lación, mientras  otros  colegas  tomaban  parte  activa  en  propo- 
siciones, ponencias  y  comisiones  (2). 

En  honor  del  Rvmo.  P.  M.  Feijóo,   en  1876  se  celebró  un 
certamen  literario  en  Orense,  conmemorando  el  segundo  cente- 
nario natalicio  del  polígrafo  benedictino  que,  vivió,  enseñó  y 
murió  en  Oviedo,  á  cuyo  pueblo  y  Universidad  tuvo  por  patria  y 
madre  de  adopción.  El  docto  Jurado  gallego  otorgó  valiosos  pre- 
mios á  los  autores  de  poesías  en  honor  de  Galicia  y  su  preclaro 
hijo  y,  después  de  varias  dificultades,  hubo  empate  respecto  al 
mérito  y  premio  para  el  autor  del  mejor  c  Estudio  critico  de  las 
obras  del  R.  P.  M.  Fray  Benito  Gerónimo  Feijóoo.  Acordó  enton- 
ces aquel  tribunal  encomendar  el  fallo  al  Claustro  de  la  Univer- 
sidad de  Oviedo  y  aceptado  por  éste  tan  difícil  encargo,  no  elu- 
dible  por  la  Corporación  á  que  había  pertenecido  el  sapientísi- 
mo monje,  eligió  una  comisión  de  su  seno  (Dres.  Penzol  Lavan- 
dera, Alvarez  de  la  Viña  y  Polo;  Catedráticos,  Fernández  Cardín, 
Vallina,  Díaz-Ordoñez,  Alvarez  Araandi,  Aramburu,  Buylla,  Ro- 
dríguez Arango,  Alvarez  del  Manzano  y  quien  esto  escribe),  que 
examinó  en  sesiones  generales  y  parciales  los  dos  Estudios  críti- 
cos, que  le  fueron  remitidos,  y  propuso  por  mayoría  de  votos  la 


(*)  Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  la  Facultad  de  Derecho  de  »o  de  Septiembre 
de  1 886  y  general  de  34  de  Noviembre  de  189a. 

Véase  el  interesante  libro:—  *  Congreso  pedológico  hispano  portugués- americano,  reunido 
en  Madrid  en  el  mes  de  Octubre  de  1892:  Preliminares;  actas;  resúmenes».  (Madrid,  1894). 

(a»  «Proposiciones  que  presentan  al  Congreso  hispa  no-americano  algunos  Catedráticos  de 
la  Universidad  de  Oviedo».  (Oviedo— 1900).  Suscriben  jos  Sres.  Aramburu,  Buylla,  Alas,  Posa- 
da, Jo  ve,  Sela,  Altamira,  Alvarez  y  el  autor  de  esta  Historia. 

Vcáse  «Anales  de  la  Universidad  de  Oviedo».  (Año  I).— 1901;  pág.  3897  siguientes. 


adjudicación  del  accésit  al  trabajo,  que  después  resultó  ser  c 
de  la  insigne  escritora  D.1  Emilia  Pardo  Unzan  1 1 1. 

Con  inusitadas  fiestas  nacionales  se  celebró  años  despué 
tercer  centenario  del  inmortal  Calderón  de  la  Barca,  glor 
escena  española;  y  para  representar  á  la  Universidad  i 
las  solemnidades  de  Madrid,  el  Claustro  designó  ú  los  Si 
José  de  Posada  Herrera,  D.  Juan  Alvares  Lorenzunn,  D,  Mai 
Pedregal  y  Cañedo,  I).  Estanislao  Suórez  Inclan,  D.  Julián  Ga 
San  Miguel,  D.  Lorenzo  Nicolás  Quintana,  D.  Plácido 
Hevia,  D.  Acisclo  F*  Vallin  y  D.  Florencio  Rodríguez  Val 
tos  que  basta  citar  el  nombre  para  saber  sus  ü 
míenlos. 

Las  fiestas  de  Oviedo  fueron  organizadas  por  los  cátedra  ti 
de  la  universidad  <*  Instituto  Sres,  Campillo,  Aramburu,   Huy 
Polo,  Gómez  y  Quiroga  con  los  redactores  de  la  excelente  i 
Distü  dt  Asturias,  y  se  verificaron  en  los  días  21  y  25  J 
de  1881-  Una  estudiantina  clasica,   á  la  usanza  de  los  tiern] 
calderonianos,   recorrió  la  poblar  ion    tocando   y  canta  mió 
himno  compuesto  tul  ¡toe:  hubo  velada  animadísima  en  la  L 
versidad  adornada  con  gusto  y  vestida  de  suntuosos  tapices,  i^ 
facilitó  la  casa  condal  de  Nava;  se  otorgaron  premios  a  los  au 
res  laureados  en  temas  anunciados   por  los  Claustros  de  la  D 
versidad  y  del  Instituto,  Colegio  de  Abogados,  Sociedad  Ecoi 
mica  de  Amigos  del  País,  Academias  de  Bellas  Artes  y  d<   1 
lacjón  y  Jurisprudencia  y  Redacción  de  El  Carbayüi 
lemne  sesión  publica,  que  presidió  el  Héctor  Sr.  Salmean,  í 
coronado  el  busto  del  celebérrimo  poeta  por  un  coro  de  bella 
mas  niñas  ovetenses  (2), 

Consagrando  una  vez  más  la  gloria  inmarcesible  del  gr 

fil     Archiva  de  la  Ufttróttidíid,— Cláu*tit)t  de  $%  de  Octubre  y  at  de  Noviembre  de  t&ji 
Seaioiíe*  del  jurad  ■  Ovetense  en  j  de  Diciembre  de    iHjú,  j.¿  d^  Enero  y  5   de  ] 

—  Memoria  de  la  Universidad  de  Oviedo  de  itfH  %  1S77. 

-♦Kívcím  del  Certamen  literario  celebrado  en  Óreme  el  din  8  de  Octubre  de  1    ¡ 
de!  R,  t\  M.  Kr.  Benito  1  rfi  Feífóo'  lürenfe,  187?), 

L¿    ntínórtA  dd  Tribu  1.1I    ovetett*e4  en  e¡ta  o¿«*i  1 
lia  y  el  autor  del  nrctfrñie  Ubro,  ürapujo  para  el  ..  ■ .  -,'..iili",  tin 

I»)     Aichivu  de  la  Universidad  —  Clüu+troi  de  By  u  dt-  Febrero,  23  y  25  de  M  ■ 
—El  MUincíi  cvij,iord¡n.T,r;o  de  la  Rtvítta  dt  Aitnrtut  publío 
fasta  -    literarios  dnpue*ttj*  eon   1  ,1 

poi  d  Sr.  Campillo.—  * Poeija  Utín«>  i*»r  I,i...i«l..¡  —  ■:  •  por  QnLrog  1 

por  Alvarcí   Amandi;-  ifoc-iia-  ten  b-il.!-       ,        t\  Cvn  ■-■■>.       El    ■■:.■  ■'•  i  d*  Cftl 
i..,    p  \v.  ,],,,-  »Poc*U«   per  1\   Carave*;  —  •  Epíiodio  militar 

tSu    taoesíl  premiad*]  pot  ti  barón  de  Obcrcad-  lcíé  asturiana  de  L 

autut  ■  &•*< 

1  L  Diputación  provincial  contribuyó  á   los  gaste»  de  catas  funcione. 


-251- 

Cristobal  Colón  en  el  cuarto  centenario  del  maravilloso  descu- 
brimiento del  Nuevo  Mundo,  España  congregó  en  su  capital  y 
corte  á  los  hermanos  pueblos  latinos,  mostrándoles  entonces  las 
memorias  y  preseas  de  su  obra  civilizadora,  en  tiempos  de  sus 
nunca  vistos  poderío  y  progreso,  y  reunió  también  en  aquel  re- 
cinto á  la  representación  de  sus  centros  de  enseñanza  y  cultura. 
;<)uién  dijera  entonces  que  pocos  años  después,  en  contra  de  la 
nación  generosa  y,  como  ninguna,  fecunda  madre,  habían  de 
concitarse  la  ingratitud,  la  injusticia  y  la  fuerza  para  despojarla 
del  resto  de  aquel  imperio  por  ella  colonizado  y  engrandeci- 
do....! Precedida  de  sus  maceros  y  bedeles  y  del  pendón  univer- 
sitario, á  Madrid  acudió  en  1892  la  Universidad  asturiana  por 
comisión  de  sus  alumnos  y  de  los  mencionados  profesores  seño- 
res G.  Posada,  Sela  y  Giles  para  fraternizar  con  sus  hermanos 
de  España,  Portugal  y  América  (1). 

Y  últimamente  en  ocasión  de  celebrar  la  Universidad  de  Va- 
lencia el  también  centenario  cuarto  de  su  definitiva  organización 
(después  de  los  primitivos  Estudios  dispuestos  por  el  Rey  Jaime, 
el  Obispo  Gastón  y  los  Jurados)  la  Escuela  ovetense  concurrió  á 
las  fraternales  fiestas,  celebradas  en  la  ciudad  de  las  flores,  y  á 
su  memorable  Asamblea  universitaria.  Para  ello  comisionó  á  los 
catedráticos  Sres.  Sela  y  Alvarez  (D.  Melquíades)  extendiendo  la 
representación  á  los  profesores  valentinos  Sres.  Soler,  Calabuig 
vGestoso,  que  antes  lo  habían  sido  en  Oviedo  (2).  El  Sr.  Alvarez, 
gloria  ya  de  la  tribuna  española,  pronunció  allí  elocuentísimo 
discurso  abrillantando  con  esmaltes  y  cambiantes  de  su  pala- 
bra los  ideales  de  la  moderna  Enseñanza,  y  el  Sr.  Sela  fué  po- 
nente con  su  reconocida  autoridad  pedagógica  del  tema  1.°,  dis- 
cutido por  aquel  Congreso  académico,  para  determinar  el  «fin  y 
organización  de  las  Universidades»  votándose  con  unanimidad 
las  siguientes  conclusiones  por  él  propuestas  (3): 

Ia    Las  Universidades  deben  proponerse: 

A).     El  cultivo  de  la  ciencia  pura  por  medio  de  la  más  alta  y  desinteresada 


<0    Archivo  de  la  Universidad. — Claustro  de  24  de  Noviembre  de  1893. 

b)  Id.  ¡d.  de  1  de  Octubre  y  8  de  Noviembre  de  190a.  Se  acordó  la  impresión  de  la  ra- 
lada ponencia  del  Sr.  Sela. 

íjí  «Conclusiones  aprobad is  por  la  Asamblea  Universitaria  celebrada  en  Valencia  en  los 
iUv  17  al  31  de  Octubre  de  1902»  (Valencia — Est.  tip.  Domcnechí.— Fué  también  ponente  el 
Sr.  Torres  Campo»,  catedrático  de  Granada 

-•Asamblea  Universitaria  de  Valencia. — Octubre  de  190a  — Tema  i.°:  Fin  y  organización 
¿«jas  Universidades,  ponencia  leida  por  D.  Aniceto  Sela,  catedrático  de  la  Universidad  de 
Vtáedo».  ^Oviedo. — Imp   La  Económica). 


—  252  — 
investigación»   siguiendo  de   cerca  el  movimiento  científico   del    m 
tomando  parte  activa  en  el. 

£)>  La  preparación  de  los  alumnos  para  el  desempeño  de  las  pro  íes* 
correspondientes  á  las  Facultades  y  las  Escuelas  especiales. 

Cjt  La  elevación  del  nivel  moral  é  intelectual  det  paft,  por  medio  4 
educación  completa  de  los  alumnos,  que  han  de  constituirse  en  fieles  conü 
dores  de  la  o  Vira  universitaria;  por  la  difusión  de  lo  miento*  de    im 

gación  y  de  la  cultura  general  entre  los  que  no    pueden  concurrir  á  la 
por  su  concurso  en  todas  las  empresas  de  acción  social. 

2É*     Se  organizarán  sobre  las  siguientes  bases: 

A\*     Formarán  parte  de  la  Universidad  torfts   las  Facultades  y  I\ 
peciales  del  orden  civil  consagradas  ¡i  la  enseñanza  llamada  superior. 

Bj,     Serán  personas  jurídicas  á  los  efectos  del  Código  civil. 

C).  Se  les  concederá  autonomía  para  el  régimen  de  su  vida  propia,  ci 
científico  y  en  lo  económico,  bajo  h  inspección  del  EsUdo,  gobernándose  po 
Asamblea  universitaria,  en  que  tendrán  particqiacton  lo»  estudiantes;  el  Ciíu 
general,  compuesto  de  los  profesores  y  los  doctores  adventos,  mediante  cíe 
condiciones;  las  Juntas  de  profesores  de  cada  Facultad  ó  Escuela,  y  el  Con 
universitario;  eligiendo  las  autoridades  académicas  ti  interviniendo  en  U  ciec< 
de  los  profesores, 

D).     Las  Facultarles  y  Escuelas    e>pecíaL"i  que    constituyen    la  (Jai vertí 
serán  personas  jurídicas  á  los  efectos  del  Código  civil,  en  eui 
asuntos;  se  regirán  por  sus  Juntas  de  profesores  y  s«  decano  ó  director,   y  gt 
rán  de  autonomía  dentro  de   la  organización  general   de  las  Universidad*:*  y 
bordinadas  á  ella, 

E).  Mantendrán  relaciones  directa*  con  lo*  demii  grados  y  órdenes  di 
enseñanza, 

Los  Certámenes  poéticos  que,  bajo  los  auspicios  u  con  la 
lervención  principal  de  la  Universidad,  se  celebraron  en  el  s¡( 
xvii,  no  se  repitieron  en  la  siguiente  centuria,  aunque  en  pri^ 
do  concurso  se  eligieron  las  loas  y  odas  para  las  fiestas  di 
pomanes  y  Jovellanos,  En  el  último  tercio  del  siglo  pas 
surgieron  en  Oviedo  y  provincia  Juegos  llórales   y  Certamen 
científico-literarios,  y,  sí  no  las  dispuso  el  Claustro  Universitar 
á  ellas  contribuyó,  ya  por  sus  miembros,  como  justadores,  ó 
por  acuerdos  oliciales  tomando  activa  parte  en  los  intelectual 
concursos  y  señalando  al  efecto  temas  y  premios  suy 

Al  llamamiento  de  la  academia  «Juventud  Católica»,  en  1S1 
acudieron  y  fueron  laureados  los  Sres.  Jo  ve  y  Alvarez  Aman 
como  en  1872  los  Sres.  Aramburu  y  Jove,  que  no  mache  di 
pnés  obtuvieron  cátedra  en  nuestra  Escuela,  Referido  queda 
Certamen  poético  y  científico-literario  dispuesto  pur  la  fnirer 


—  253- 
lad  en  1881  cuando  el  centenario  del  insigne  autor  de  «La  vida 
^s  sueño» ;  y  en  diferentes  años  en  que,  para  las  fiestas  ovetenses 
de  San  Mateo,  organizó  desde  1883  iguales  concursos  la  Socie- 
dad económica  de  Amigos  del  País,  el  Claustro  se  asoció  á  la  no- 
ble contienda.  En  el  primer  año  ofreció  su  galardón  al  mejor 
«Estudio    biográlico-crítico  de  los  Jurisconsultos  de  Asturias»), 
obteniendo  el  premio  el  erudito  historiador  provincial  D.  Máxi- 
mo Fuentes  Acevedo,  uno  de  los  primeros  nombres  de  la  litera- 
tura del  Principado;  y,  anunciado  premio  en  otros  años  para  re- 
compensar un  trabajo  con  «Examen  histórico-crítico  del  derecho 
municipal  asturiano»,  quedó  desierto  el  concurso  á  tema  tan  im- 
portante.   Cuando  en  1891  se  levantó  en  Gijón  por  suscripción 
nacional  la  estatua,  tantos  años  debida  al  autor  del  («Informe  so- 
bre la  Lev  agraria»,  entre  otros  actos  y  fiestas  solemnísimas  fué 
muy  principal  el  certamen  poético  y  científico-literario  á  que  se 
asociaron  y  contribuyeron  los  mas  ilustres  centros  académicos  de 
España,  señalando  temas  y  otorgando  premios,  como  lo  hizo  la 
Universidad  asturiana  en  justo  honor  á  su  hijo  y  doctor  esclare- 
cido. Quedó,  por  desgracia,  desierto  el  tema  claustral:  «Breve 
Memoria  acerca  de  las  ideas  y  criterio  de  Jovellanos  en  la  orga- 
nización de  los  estudios  universitarios,  particularmente  en  sus 
Facultades  de  Leyes  y  Cánones»  (1).  En  los  juegos  .florales  dis- 
puestos por  el  Ayuntamiento  de  Oviedo  para  sus  fiestas  de  Sep- 
tiembre de  1900  y  1901,  en  el  primero  fué  elocuente  mantene- 
dor el  Rector  Sr.  Aramburu,  alcanzando  la  flor  natural  en  una  y 
otra  fecha  dos  alumnos  muy  distinguidos  de  nuestra  escuela:  en 
aquella  D.  Bernardo  Acevedo,  que  por  otras  obras  y  lauros  repe- 
tidos en  iguales  juntas  es  ya  «Maestre  en  Gay  Saber»;  y  en  la 
última  el  catedrático  D.  Armando  Miranda  y  Palacio,  vate  de 
inspiración  delicadísima  (2).  También  el  Claustro  ha  intervenido 
principalmente  en  recientes  certámenes  de  la  «Unión  Escolar». 
Otra  exteriorización  importantísima  de  nuestra  Universidad 


(ij  Archivo  de  la  Universidad-  — Claustros  de  8  y  xi  de  Febrero  y  73  y  7$  de  Mayo  de 
1S81;  de  18  de  Junio  y  23  de  Septiembre  de  1883.— (Claustros  de  la  Facultad  de  Derecho  de  ao 
teXbñl  de  1887   y  10  de  Abril  de  1 888. —(Claustro  general  de  10  de  Enero  de  1891. 

(ai  [Triste  coincidencia!  Cuando  se  imprimen  estas  líneas,  llega  hasta  mi  la  dolorosa  noti- 
cia de  la  muerte  de  este  fraternal  compañero  en  ya  lejanos  y  juveniles  años,  asi  en  las  aulas 
universitarias  como  en  periódicos  ovetenses.  En  el  cementerio  de  Lugo  de  Galicia,  duerme  el 
sueño  eterno  mi  querido  Armando,  el  inspirado  poeta  asturiano,  enamorado  fideli-imo  de  la  fie- 
rrina,  autor  de  la  oda  hermosa  A  la  Torre  de  la  Catedral  de  Oviedo,  que  mereció  el  pensa- 
miento de  oro  en  1901,  cuando  tuvo  para  mi  hogat  y  para  mí,  favor,  honra  y  cariño  inolvida- 
H«.  E,  P.  D. 


—  254- 
eslá  en  las  relaciones,  que  inició  y  procura  sostener  con  las  he 
manas  Universidades  hispanoamericanas,    así   como    con  le 
principales  centros  docentes  de  Europa. 

Este  antiguo  pensamiento,  que  tuve  el  honor  de  manifestí 
en  diferentes  ocasiones,  tomó  cuerpo  y  efectividad  á  propues 
del  catedrático  Sr+  G.  Posada  en  1900  secundado  por  el  señ( 
Altamira,  y  fué  desenvuelto  por  dichos  señores,  Rector  Sr.  Arar 
buru  y  Decano  Sr.  Huylla  en  comisión  de  que  también  forra 
parte.  En  su  virtud,  se  redactaron  expresivas  comunicaciones 
circulares  á  las  Escuelas  americanas  y  á  las  Colonias  españole 
de  los  Estados  hisnano-americanos;  á  las  primeras,  para  establ 
cer  una  relación  cada  vez  más  íntima  entre  la  madre  España 
los  pueblos,  que  antes  fueron  sus  virreinatos  y  gobiernos  coí< 
niales,  saludando  i  sus  establecimientos  de  enseñanza  superic 
en  nombre  do  la  comunidad  de  raza  y  fraternidad  intelectua 
ofreciéndose  á  ellas  para  el  planteamiento  de  un  cambio  efectiv 
de  servicios,  como  el  de  sus  publicaciones  corporativas  de  cí 
rácter  científico,  impresión  de  una  Revista  en  que  figurasen  la 
firmas  de  los  profesores  de  Oviedo  y  de  sus  colegas  americano 
etc.;  y  íi  las  segundas,  pidiendo  su  concurso  y  auxilios  para  me 
jor  desenvolver,  no  ya  solamente  las  enseñanzas  oficiales,  sin 
las  complementarias,  creadas  por  el  ovetense  Claustro  á  fin  d 
ensanchar  y  extender  los  fines  instructivos  y  educativos  d 
la  moderna  Tuiversidad,  ya  que  no  bastan  los  recursos  de  si 
propio  presupuesto.  Solicitamos  aquellos  generosos  auxilios 
para  destinarlos,  como  se  dice  en  la  carta,  pura  y  exelusivamen 
te  á  gastos  materiales  de  las  diversas  fundaciones  de  la  Univer 
s?idad,  tales  corno  compra  de  aparatos  para  las  lecciones  prácti 
cas,  y  de  libros,  mapas  fotográficos,  etc.;  instalación  de  gabrnc 
les  para  investigaciones  científicas  y  mejoramiento  de  los  lo 
cales  que  actualmente  se  utilizan  al  efecto;  impresión  de  pro 
gramas  y  lisias  bibliográficas  que  se  reparten  gratis  á  los  oyen 
tes;  excursiones  con  grupos  de  alumnos;  viajes  de  profesores  í 
localidades  distintas  con  el  objeto  de  dar  conferencias;  publica 
ción  de  una  Revista  de  la  Universidad  (como  la  propuesta  poi 
el  catedrático  Sr.  Jove  y  Bravo);  y  gratificaciones  á  especialista* 
extranjeros  ó  nacionales,  llamados  para  explicar  cursos  breves 
sin  que  en  ningún  caso  hayan  de  destinarse  al  pago  del  personal 


-255  - 
docente  de   Oviedo,  que  ha  prestado  hasta  ahora  y  seguirá  pres- 
tando su  esfuerzo  de  manera  totalmente  desinteresada  (l). 

Hay  anuncios  y  esperanzas  de  persistente  comunicación  en- 
tre la  Universidad  ovetense  y  las  hispanas  de  la  América,  ya 
manifiesta  por  cartas  y  envíos  de  las  de  Caracas,  Lima,  Cara- 
baho,  Asunción,  Guatemala,  Buenos  Aires,  México,  Quito,  Mon- 
tevideo, Venezuela,  Habana,  etc.;  así  como  los  centros  coloniales 
de  nuestros  compatriotas,  rauéstranse  bien  dispuestos  en  cartas 
de  D.  Rafael  Calzada,  en  la  Argentina,  y  D.  Telesforo  García,  en 
la  antigua  Nueva  España. 

De  i^ual  manera  ha  procurado  el  Claustro  la  debida  corres- 
pondencia y  relación  con  los  centros  universitarios  del  Extranje- 
ro; y,  unas  veces  solicitado  y  otras  por  propia  iniciativa,  no  ha 
perdido  ocasión  de  mostrar  al  gran  público  los  resultados  de  su 
obra  constante.  Invitada  nuestra  Universidad  á  la  conmemora- 
ción del  8.°  centenario  de  la  de  Bolonia  en  1888,  después  al  de 
la  de  Edimburgo  y  últimamente  al  de  Galileo  en  la  de  Padua,  ha 
estado  representada  en  el  primero  por  el  profesor  Sr.  G.  Posada 
como  antes  en  una  de  las  fiestas  que,  al  cerrar  el  curso,  celebró  la 
anligua  Universidad  de  Oxford,  habiendo  sido  nuestros  delega- 
dos objeto  de  delicadísimas  atenciones  nunca  bastante  agrade- 
cidas. Prueba  de  esta  comunicación  fraternal  pedagógica  son 
las  obras  y  publicaciones,  que  se  reciben  de  aquellos  doctos 
centros  de  Lisboa,  Coimbra,  Oporto,  París,  Burdeos,  Tolosa, 
Atenas,  Junsbruck,  Praga,  Pisa,  Padua,  Genova,  Berlín,  Was- 
hington, Yedo,  etc.,  á  que  se  procura  corresponder  con  las  pu- 
blicaciones asturianas  (2).  Ya  la  Universidad  de  hoy  no  puede 
vivir  aislada  como  la  de  ayer. 

Son  base  principal  en  esta  exteriorización  de  la  de  Oviedo, 
los  nuevos  rumbos,  que  sigue  ahora  con  interés  constante  y 


ft )  Archivo  de  la  Universidad.— Cláu$tros  de  25  de  Junio  de  1900,  x6  de  Enero  de  1001 
y  a8  de  Febrero  de  190a. 

—  Estas  Circulares,  de  Julio  de  1900  reproducidas  en  los  Anales  de  li  Universidad  — 
lOviedo-i9D3J  fueron  insertan  de  orden  del  Excina  Sr.  Ministro  de  Instrucción  pública,  en  la 
Gaceta  de  Madrid,  precedidas  de  laudatoria  R.  O. 

(a»  Archivo  de  l.i  U  uversidatl.—  Claustro*  de  la  Facultad  de  Derecho  de  10  de  Abril  y  25 
de  Septiembre  de  1888  y  de  24  de  Noviembre  de  1902. 

—  En  la  Memoria  universitaria  de  Oviedo  (1887-1888.'  se  publican  los  documentos  relativos 
al  cenienario  de  la  Universidad  de  Rolonia  y  de  la  asistencia  del  Sr.  G    Posada. 

— Es  ocasión  de  consignar  aquí  que  por  gestiones  del  Rector  Sr.  Aramburu,  el  Ministerio  de 
E>tado  h.i  concedido  recientemente  á  nuestra  Universidad  una  bec  1  en  el  Colegio  e->|>.nV>l  <Ie 
San  Clemente  de  Bolonia,  fundado  por  el  Cardenal  Albornoz;  y  fué  adjudicada  al  alumno  don 
Benito  Buylla  y  Lozana  (Claustro  de  7  de  Agosto  de  1902}.  De  esta  manera  se  renovó  la  presen- 
cia de  estudiantes  ovetenses  en  la  famosa  Escuela  italiana,  efectiva  en  siglos  anteriores. 


—  256  — 
creciente,  saliendo  de  sus  aulas  y  del  círculo  trazado  al  cuadro 
de  asignaturas  oficiales  para  dilatar  la  enseñanza,  lanío    por  lo 
que  toca  á  las  materias,  y  atañe  á  maestros  y  discípulos,  como  por 
lo  que  se  refiere  á  otros  fines  pedagógicos. 

Así  surgieron  las  Instituciones  complementarias  organizadas 
por  el  Claustro  académico-ovetense. 

La  *  Escuela  práctica  de  Estudios  jurídicos  y  sociales* 
aneja  á  la  Facultad  de  Derecho,  fué  creada  en  1895  por  acuerdo 
del  Claustro   y   aprobada   por  la  Superioridad.  Su  organización 
responde  al  tipo  de   los  seminarios  alemanes  y  de  la  *Ecole 
pratiqíie  deshautes  etudes*,  de  Paris.  Comprende  tres  secciones; 
de  Política  y  Sociología,  de  Cuestiones  internacionales  y  de  His- 
toria del  Derecho,  dirigidas    por  Jos  catedráticos  Sres.   Buy  lia, 
Posada,  Sela  y  Altamira.  En  todas  ellas  y  alternando  en  leccio- 
nes semanales  hacen  los  alumnos  oficíales  y  libres  trabajos  de 
investigación  personal  y  de  crítica,  que  Jes  despiertan  y  adies- 
tran en  los  procedimientos  de  la  ciencia  rigurosa.  La  «Escuela 
práctica»?  está  formada  por  número  limitado  de  estudiantes,  que 
asisten  voluntariamente  y  voluntariamente  trabajan  en  el  estu- 
dio de  cuestiones  histórico-jurídicas,  económicas,  sociológicas  y 
políticas,  hacen  examen  crítico  de  libros  y  se  ocupan  también  en 
trabajos  monográficos  de  obreros,  según  la  Escuela  de  Le  Play  y 
Maroussem.  Es  una  institución  complemento  de  la  cátedra,  que 
no  es  lugar  el  mas  adecuado  para  trabajos   «especiales»,  repo- 
sados y  detenidos  con  procedimientos  como  el  empleado  en  esta 
Escuela.  Sentados  maestros  y  discípulos  en  la  Biblioteca  de  la 
Facultad  de  Derecho,  uno  de  los  profesores  ó  de  los  alumnos 
inicia  el  trabajo  con  una  exposición  del  tema,  resumen  del  libro 
ó  articulo,  é  inmediatamente  se  conversa  acerca  de  él  con  entera 
familiaridad,  procurando  huir  de  todo  dogmatismo,  evacuando, 
cuando  sea  posible,  toda  cita,  teniendo  á  la  vista  mapas  murales 
y  atlas,  si  el  asunto  lo  requiere;  encargando  á  éste  ó  aquél  alum- 
no las  ampliaciones  necesarias,  la  compulsa  de  tal  ó  cual  docu- 
mento, etc.  De  todas  las  reuniones  redacta  un  alumno  una  rese- 
ña, cuya  lectura  suele  servir  de  punto  de  partida  en  tarca  del 
día  inmediato  (1). 

(i)  Véanse  en  Aituleí  de  ta  r*twrrj¡idnd  di  Ovíeér*  figos)  niá*f¡otlctas  dt?  c*ta  ¡ml¡tucii>u 
¡mr  d  Sr.  G.  Picada,  un  dbcurso  allí  pronunciada  per  c\  Sr.  Aranihuru  y  resumen  de  los  jiriuci- 
pales  trabajos  y  monografías  realizado*  por  la  'Escuda  práctica'. 


—  257  — 
Las  Colonias  escolares  de  vacaciones,  noble  y  útilísima 
fundación  del  filántropo  suizo  Mr.  Bion,  fueron  establecidas  en 
Oviedo  desde  1895  para  los  alumnos  de  las  escuelas  primarias, 
y  aplicables  á  los  universitarios,  en  el  pueblo  ó  balneario  de  Sa- 
linas, cerca  de  Aviles,  (y  se  pretende  extenderlas  á  lugares  de 
montaña),  bajo  la  dirección  de  uno  ó  más  profesores,  sirviendo 
de  centro  para  excursiones  por  la  provincia,  rica  en  hermosos 
paisajes  llenos  de  frondosidad  y  de  accidentes. 

Estas  Colonias,  pensamiento  y  obra  benéficos  que  encajan 
perfectamente  en  la  función  social  de  la  moderna  Universidad, 
están  arraigados  en  los  pueblos  adelantados  de  Europa  y  han 
sido  difundidos  en  España  por  el  Museo  Pedagógico  Nacional 
que  dirige  el  señor  Cossío,  dando  ya  en  varias  provincias  los 
mas  satisfactorios  resultados  con  objetivos  médico  y  educador 
en  favor  de  niños  y  jóvenes,  principalmente  enfermizos  y  ne- 
cesitados, entre  la  clase  pobre.  Durante  un  plazo  mayor  ó  menor 
según  los  casos  y  recursos,  viven  y  gozan  de  vida  libre,  higié- 
nica, con  descanso  y  ejercicios  compensados,  baños,  sana  y 
abundante  alimentación,  obteniéndose  al  fin  de   la  temporada 
beneficios  evidentes  en  el  estado  fisiológico  y  moral  de  los  colo- 
nos,  que  viven  bajo  la  dirección  del  maestro,  porque  la  Co- 
lonia viene  á  ser  también  como  la  prolongación  de  la  Escuela 
en  días  de  recreo  y  esparcimiento  especiales.   Iniciaron  entre 
nosotros  esta  filantrópica  empresa  los  profesores  Sres.  Buylla, 
G.  Posada  y  Sela,  y  enseguida  la  hizo  suya  el  Claustro  consti- 
tuyendo una  Junta  de  Colonias  escolares  de  que  forman  parte 
el  Rector,  Vice-Rector,  varios  catedráticos,  los  representantes 
de  la  Diputación  provincial,  Ayuntamiento,  Obispado  y  magis- 
terio público  de  Oviedo.  El  Director  general  de  Instrucción  pú- 
blica Sr.  Vincenti  ayudó  con  una  subvención  de  aquel  departa- 
mento,  que  han  repetido  los  Ministros  y  Subsecretarios  sucesi- 
vos del  ramo;  otro  tanto  hicieron  la  Diputación  provincial  y  el 
Municipio  ovetense;  y  así  mismo  contribuyen  con  una  suscripción 
anual  profesores  y  particulares. 

Designado  como  residencia  el  dicho  pueblo  de  Salinas  y  al- 
quilada la  casa,  se  adquirió  el  ajuar  por  generoso  adelanto  del 
entonces  Secretario  de  la  Universidad  Sr.  Gómez  Calderón;  fue- 
ron elegidos  los  jóvenes  colonos,  de  acuerdo  con  sus  padres,  y 


—  258  — 
reconocidos  por  ilustrados  médicos,  extendiéndose  la  hoja  antro- 
pológica de  los  niños.  Tras  de  alegre  viaje  y  después  vida  inuy 
variada,  todos  los  años  se  notan  los  mas  satisfactorios  resultados 
físicos,  intelectuales  y  morales,  pudiendo  nuestra  empresa  ser 
comparada  con  las  principales  de  España  y  otras  del  extranjero, 
Mucho  se  debe  ala  atinada  gestión  de  los  Directores  D*  Juan 
Antonio  Fandiño  y  D.  Adolfo  Fernández  Villaverde,  distinguidos 
maestros,  que  con  amoroso  celo  vienen  teniendo  á  su  cargo  las 
expediciones  <íe  Oviedo,  San  Martín  del  Rey  Aurelio,  Langreo  y 
Laviana  en  Colonias  hasta  ahora  marítimas,  mas  con  proyectos 
de  realizar  otras  alpinas,  como  la  ya  iniciada  por  valiosos  auxilia- 
res de  Gijón  y  Laviana  á  fin  de  llevar  sus  colonos  á  Arbas  de 
Pajares  y  Breza  de  Peñamayor.  La  Universidad  üene  el  propó- 
sito de  levantar  modesto  edificio  en  la  costa  y  otro  en  la  monta* 
ña  para  lo  que  se  ha  comenzado  á  reunir  recursos  como  los  ya 
donados  por  la  Real  Compañía  asturiana  í>n  Arnao  de  Castri- 
llón  (1).  Fuera  de  desear  ahora  que  á  esta  obra  de  caridad  y  de 
regeneración   contribuyeran   y   ayudaran   todas  las   personas, 
amantes  del  engrandecimiento  de  la  patria,  que  es  madre   de 
todos  y  le   interesan  mucho  los   pobres,  los  débiles  y  ios  igno- 
rantes. 

Y  en  estos  pensamientos  de  difundir  la  acción  docente  de  la 
Universidad  para  que  la  cátedra  oficial  no  sea  patrimonio  exclu- 
sivo de  estudiantes  matriculados,  tomó  cuerpo  y  surgió  vigorosa 
en  Oviedo  la  principal  institución,  que  divulga  y  dilata  la  ense- 
ñanza, antes  intentada  en  otras  formas  y  lugares  muy  principal- 
mente por  los  ovetenses  catedráticos  (2). 

El  Sr.  Alas,  recogiendo  importantes  consideraciones  de  la 
oración  inaugural  del  curso  de  1898-99  leída  por  el  Sr.  Altamira, 
y  teniendo  en  cuenta  los  trabajos  que  en  todas  partes,  fuera  de 
España,  se  realizan  en  favor  de  la  cultura  popular,  propuso  al 
Claustro  que  emprendiese  la  obra  útilísima  de  la  llamada  Ex- 
tensión Universitaria.  Apoyada  por  los  Sres.  Rector,  Sela, 
Mur  y  Altamira  la  moción  del  Sr.  Alas,  y  aceptada  por  uuaiii- 


íx)  Véanse  en  Anales  de  la  Universidad  de  Ovicda  (íytn  \  con  indicaciones  generales  del 
Sr.  G.  Posada  y  una  interesante  Memoria  del  Sr.  Fandiño.  E^ii  pendiente  de  publicación  de  \m 
del  Sr.  F.  Villavcrde. 

— Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  17  de  Febrero  de  1895. 

— Véase  «Memoria  universitaria  de  Oviedo»  del  curso  de  iBg&-gy. 

(2)     Veásc  la  nota  de  las  páginas  precedentes  304  y  205. 


—  259- 
midad,  se  discutió  respecto  del  título  que  debía  darse  á  estos 
trabajos,  prevaleciendo  la  idea  de  conservar  aquel  con  que  han 
sido  planteados  en  Inglaterra  («University  extensión»),   en  las 
Universidades  populares  francesas,  y  adoptados  en  la  mayor 
parte  de  las  naciones.  A  propuesta  del  Sr.  Rector,  se  constituyó 
la  Junta  especial  de  la  Extensión  de  que  formarían  parte  cuan- 
tas personas  de  dentro  ó  de  fuera  de  la  Universidad  cooperasen 
á  ella;  y  para  organizar  todos  los  trabajos  primeros  se  nombró 
una  Comisión  compuesta  de  los  Sres.  Buylla,  Urios,  Altamira  é 
Izquierdo  y  de  quien  esto  escribe.  Esta  acordó  enseguida  invitar 
á  los  Claustros  del  Seminario  conciliar  de  esta  Diócesis,  del  Ins- 
tituto ovetense  de  Segunda  Enseñanza  y  de  las  Escuelas  Norma- 
les, como  á  muchas  personas  de  la  capital  y  provincia,  abogados, 
sacerdotes,  ingenieros,  arquitectos,  militares,  médicos,  maestros, 
etc.,  etc.,  que  por  virtud  de  sus  conocimientos  y  aptitudes,  pue- 
dan explicar  conferencias,  cursos  breves,  etc.,  dentro  ó  fuera  de 
la  Universidad;  y  con  las  adhesiones  de  varios  se  formó  el  pro. 
grama  de  las  conferencias  y  enseñanzas  del  primer  curso.  Quien 
redacta  este  libro  tuvo  la  honra,  á  título  de  Vice-Rector,  de  inau- 
gurar la  Extensión  Universitaria  de  Oviedo  en  15  de  Noviembre 
de  1898,  pronunciando  con  tal  motivo  breve  discurso  sobre  la 
importancia  y  utilidad  de  la  nueva  institución  de  cultura  con  sus 
progresos  en  el  Extranjero  y  los  propósitos  de  ahora  en  Oviedo 
ya  que  entonces  no  se  pudo  escuchar  la  elocuente  palabra  del 
Rector  Sr.  Aramburu,  ausente  en  Italia,  como  representante  de 
España  en  la  Conferencia  internacional  antianarquista  de  Roma. 
Reseñar  ahora  las  conferencias  de  vulgarización  de  conoci- 
mientos científicos,  cursos  de  estudios  superiores  y  breves,  y  tra- 
bajos diferentes  durante  cinco  años  de  nuestra  Extensión  univer- 
sitaria, alargaría  con  exceso  estas  páginas  ceñidas  á  rápidas  noti- 
cias. Baste  indicar  el  variado  cuadro  de  materias,  el  lugar  de  las 
cátedras  y  los  muchos  profesores.  Fueron  las  enseñanzas  de  His- 
toria general  y  local,  Arqueología,  Música,  Zoología,  Cosmología, 
Agricultura,  Química,  Higiene,   Sociología,   Filosofía,  Arte  de 
construcción,  Economía,  Geografía  y  Viajes;  Derecho,  Matemáti- 
cas, Moral,  Industrias  general  y  provincial,  Biografía,  Crítica, 
Meteorología,  Sanidad,  Física,  Micografía,  Comercio,  etc.,  etc.; — 
hubo  cátedras  principalmente  en  la  Universidad,  por  la  noche, 


—  2ÓO  — 

y,  fuera  de  ella:  en  la  Escuela  de  Artes  y  Oficios,  Cámara  d 
Comercio  é  Industria,  Centro  Obrero  de  Oviedo  y  en  el  de  Tn 
bia;  en  el  Instituto  de  Jovellanos  (donde  se  ba  organizado  tan 
bien  la  gijonesa  Extensión  universitaria  en  íntimo  consorcio  co 
la  ovetense)  y  en  el  Círculo  Mercantil  é  Industrial,  Centros  Obn 
ros  y  Centro  de  Sociedades  Obreras,  Casino  federal,  Asociació 
musical,  Colegio  pericial  mercantil,  Ateneo  Casino  Obrero  d 
Gijón;  en  la  Sociedad  Obrera  Industrial  y  Centros  Obreros  d 
Aviles  y  Salinas;  en  el  Ateneo-Casino  Obrero  y  Centro  Obrer 
de  la  Felguera  (Langreo);  en  los  Círculos  de  Labradores  y  Arte 
sanos  y  Republicano  de  Mieres;  y  en  la  Asociación  de  Defens; 
y  Fomento  del  Comercio  y  de  la  Industria  de  Fiilbao; — y  fueroi 
profesores  los  Sres.  Altamira,  Martín  Ayuso,  Pbro.  Bayón,  Ala: 
(L.i,  Fernández  Echevarría,  Fernández  (M.),  Mur,  Sela,  Redond< 
(l.  F\).  Fusada,  Clavería,  Alvarez  (M.),  Aramburu,  Labra,  Rioja 
Qchoa,  Huylla  (A.,  A.  y  B.),  Jove,  Rivera,  Beltran,  Aparicio 
[Miro.  Cejador,  Torre,  Orueta,  Moliner,  Gutiérrez  (J.  de  A.),  Entío. 
Martínez,  Alvarez  Casariego  (J.),  Marqués  de  Valero  de  Urna, 
Cabanas,  Urios,  Arias  de  Velasco,  Adellac,  Albornoz,  Diz  Tira- 
do, Acebal,  y  el  autor  de  este  libro  (1).  En  Gijón  profesaron  los 
Sres.  Orueta,  Escalera  CU.),  Miranda,  Andellac,  Merediz,  los  cita- 
dos caíedráticos  de  Oviedo  y  otras  distinguidas  personas  de 
aquella  tan  floreciente  localidad.       / 

Las  cátedras  y  conferencias  fueron  y  son  orales,  así  como 
experimentales  cuando  el  asunto  y  materia  lo  requieren.  En  este 
punió,  como  los  recursos  son  muy  escasos,  no  fallaron  colabora- 
res que  facilitaron  aparatos  y  elementos  para  la  mejor  enseñan- 
za, ya  Centros  corporativos  como  la  Escuela  de  Capataces  de 
Minas  de  Mieres,  el  Colegio  de  PP.  Jesuítas  de  Gijón,  la  Socie- 
dad popular  Ovetense,  la  Comisión  provincial  de  Monumentos 
históricos  y  artísticos,  etc.,  ya  particulares,  como  D.  Domingo 
Orueta,  D.  Policarpo  Herrero,  D.  Plácido  S.  Bravo,  D.  Luis  Mu- 
ñí/ Miranda,  D.  Victorino  Alvargonzález,  etc. 


f 


íil  Arcliivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  15  de  Octubre  de  1898  y  el  libro  de  actos  de 
hi  Junta  »íe  Extensión  universitaria,  redactadas  por  el  Secretario  Sr.  Sela,  á  cuyo  celo  y  trabajo 
ínciifitableí  tanto  deben  la  organización  y  vida  de  la  Institución. 

Véanse  en  los  Anales  Universitarios  sus  notables  «Memorias*  de  los  cinco  primeros  cursos 
de  la  /-li ■ffitstfot ,  redactadas  por  el  mismo  Profesor,  que  son  modelos  en  esta  clase  de  trabajos 
y  contienen  ideas  y  consideraciones  pedagógicas  de  verdadero  espíritu  práctico. 

— Mein'  iia  de  la  Universidad  de  Oviedo  del  curso  de  1898  á  1899. 


—  2ÓI  — 

También  se  iniciaron   Excursiones  escolares,  que  han  de 
proporcionar  ventajas;  y  ya  se  notan  en  las  establecidas  Faculta- 
des de  la  Universidad  para  alumnos  oficiales  y  se  notarán  en 
cuantos  á  ellas  quieran  agregarse,  porque  á  todos  comprenden 
los  nuevos  y  prácticos  métodos  pedagógicos  para  vulgarización 
de  los  conocimientos  humanos  y  su  experimentación  (1).  Son 
aquellas  «excursiones,  que  decía  el  Rector  de  la  Escuela  hispa- 
lense Sr.  Morís  y  Vallin,  antiguo  alumno   de  Oviedo,  con  exten- 
sión amplísima,  desde  la  visita  al  monumento  artístico  é  históri- 
co hasta  la  visita  al  taller,  á  la  fábrica,  á  las  obras  de  la  indus- 
tria, á  los  laboratorios,  á  los  jardines,  á  los  establecimientos 
mercantiles  y  bancarios,  á  los  establecimientos  administrativos, 
para  apreciar  en  ellos  de  cerca  su  marcha  y  vida  legal;  á  las  bi- 
bliotecas, los  archivos  y  los  museos,  para  estudiar  el  códice,  el 
monumento  legislativo  y  el  carácter  y  frutos  de  una  escuela  ar- 
tística; al  Instituto,  á  la  Escuela  especial,  á  la  Normal  y  á  la  Es- 
cuela primaria  como  medio  de  una  verdadera  y  sólida  ense- 
ñanza ^. 

Además  de  las  lecciones  explicadas  en  la  Extensión  uni- 
versitaria, siguiendo  la  evolución  de  esta  en  todas  partes,  se 
inauguraron  en  1901  Clases  populares,  que  podrán  constituir 
con  el  tiempo  base  de  una  modesta  Universidad  popular,  sobre 
el  modelo  de  las  extranjeras  y  especialmente  de  Francia.  Son  los 
obreros  quienes  principalmente  aprovechan  esta  creación;  pero 
sus  puertas  están  abiertas  á  cuantos  se  inscriban  sin  distinción 
de  clase,  sexo,  ni  posición  social.  Se  diferencian  de  las  confe- 
rencias  ante  público  anónimo,  diferente  y  variable,  porque  es- 
tas Clases  tienen  carácter  más  familiar,  y  así  más  educativo  y 
de  mas  permanente  acción  durante  un  curso  entero,  ó  cursillos 
sobre  los  mismos  alumnos.  En  cuanto  al  programa  de  enseñan- 
zas, se  procuró  en  los  dos  años  pasados  no  duplicar  las  estable- 
cidas oficialmente  en  los  Institutos  generales  y  técnicos  y  se, Han 
limitado  á  un  primer  grupo  de  materias,  preferentemente  lasque 
no  se  estudian  en  otra  parte,  como  Economía,  Historia  de  la  Ci- 
vilización, Lengua  y  Literatura  castellanas,  Cosmografía,  Cien- 


(i)   'Recuérdese  lo  indicado  en  la  pág.  an. 

— Anales  de  la'  Universidad  de  Oviedo  (ioot).— págs.  179 y  siguientes. 


—   2Ó2  — 

cias  Naturales,  Educación  cívica  y  Derecho  Usual  que  explica 
ron  los  Sres.  Buylla  (A.),  Altamira,  Beltrán,  Buy  lia  (B  ),  Posad: 
Jovo,  Martínez  y  el  redactor  de  esta  Resena  histórico  univeí 
sitaria. 

De  esta  suerte  pretende  la  Universidad  recuperar  y  extende 
su  verdadera  misión;  abandona  antigua  vida  estacionaría  par 
andar  y  llegar  al  corazón  del  país,  lanzando  en  el  á  todos  vier 
tos  semillas  de  cultura  popular  y  de  educación  nacional  (ya  qu 
el  problema  social  es  un  problema  de  educación)  y  deja  de  se 
mera  oficina  de  enseñanza  ó  centro  de  confección  de  vano 
títulos  académicos.  La  Extensión  universitaria  será,  faftf 
ideas  de  libertad  amplia,  tolerancia  y  neutralidad  doctrinales 
noble  desinterés,  como  extensa  Universidad  popular  para  edu 
car  al  niño,  enseñar  al  joven  é  instruir  al  adulto.  Los  obstáculo 
son  grandes  mientras  á  la  institución  falten  recursos  y  medio 
materiales,  entusiasmo  más  general,  hábito  y  constancia  en  I; 
asistencia  y  su  encauce  en  las  costumbres  públicas.  Fallan:  di 
arriba,  los  generosos  protectores  que  se  ven  en  otros  países;  di 
en  medio,  más  concurso  y  ayuda  patrióticos;  y  de  abajo,  mayoi 
esfuerzo  y  mas  impaciencia  populares  por  eí  propio  adelanta 
miento.  En  Oviedo  se  han  tocado  y  siguen  tocándose  algunas  de 
estas  dificultades,  ya  personales,  ya  económicas,  que  lentamente 
se  van  venciendo,  sin  que  falten  colaboradores  generosos;  perc 
debieran  venir  muchos  más  y  venir  pronto. 

Complemento  de  la  Extensión  en  sus  varias  manifestaciones 
es  la  publicidad  de  trabajos,  como  extractos  y  programas  délas 
conferencias,  cátedras  y  prácticas.  En  parte  se  ha  procurado 
llenar  este  extremo,  ya  por  resúmenes,  que  publican  los  principa- 
les periódicos  de  la  provincia,  ya  por  lirada  de  hojas  que  se  re- 
parten al  público;  pero,  como  esto  es  dispendioso,  falta  no  poco 
por  lograr  para  sostener  en  el  pueblo  una  constante,  viva,  circu- 
lante  y  propagadora  serie  de  publicaciones  universitarias,  ade- 
cuadas á  su  objeto  de  extensión  popular  de  la  cultura  á  senie^ 
janza  de  los  syllabus  extranjeros.  El  ensayo  es  deficiente,  mas 
no  se  olvide  que  la  empresa  está  comenzando. 

Hasta  ahora  la  publicidad  universitaria  fué  escasa  bajo  eJ 
aspecto  corporativo  y  se  manifestó  únicamente  en  ocasiones  so- 
lemnes, mas  bien  con  finalidad  histórica  del  momento  que  con 


—  263  — 
carácter  pedagógico  ó  instructivo  (1).  Los  discursos  inaugúra- 
les del  curso  son  casi  de  ayer,  pues  fueron  acordados  de  una 
manera  fija  por  el  plan  de  1825  con  disposiciones  para  su  im- 
presión y  circulación,  encargándose  primeramente  á  los  Mode- 
rantes de  Oratoria  y  mas  tarde  por  turno  á  todos  los  profesores; 
después  se  ordenó  la  impresión  de  programas  y  su  razonamien- 
to, que  cayó  en  desuso  (2);  durante  algunos  años  hubo  también 
discursos  de  recepción,  cuando  los  catedráticos  ingresaban  en 
el  Claustro,  siendo  contestados  por  otro  compañero;  el  Regla- 
mento general  para  la  Administración  y  régimen  de  la  Instruc- 
ción pública  dispuso  la  redacción  de  la  Memoria  anual  del 
Distrito  universitario  (3);  y  en  algunas  ocasiones  se  imprimieron 
últimamente  discursos  de  graduandos  en  la  licenciatura  y 
doctorado  (4).  A  poco  más  \¡»  estado  reducido  lo  que  pudiéramos 
llamar  «bibliografía  universitario-ovetense». 

Merecen  especial  mención  los  discursos  inaugurales  en  las 
fechas  y  por  los  autores  siguientes,  desarrollando  los  temas  que 
también  se  indican: 

—  1825,  R.  P.  M.  Fr.  Manuel  de  Caso:  cCáracter  é  importancia  de  la  voca- 
ción en  las  diferentes  carreras  universitarias >. 

— 1826,  el  mismo:  «Importancia  del  Magisterio». 

— 1828,  el  mismo:  «Influencia  de  la  instrucción  y  educación  en  las  eos* 
tumb  res». 

— 1829,  el  mismo:  «Necesidad  del  estudio». 
— 1830,  el  mismo:  «De  la  Sabiduría». 

—  1832,  el  mismo:  <Medios  para  alcanzar  la  Sabiduría». 


(1)  Me  refiero  únicamente  á  los  trabajos  impresos,  mencionados  en  las  notas  y  páginas  64, 
54,  104,  106,  12a,  149,  153,  »55i  xS7i  *74*  »75i  «871  a°4»  3<>5»  *<>7,  *"#  »*»i  *»3.  «6*  «38,  «43» 
249  y  251. 

la)     Véase  pág.  207. 

(31  Id.  pág.  226  y  las  respectivas  notas  de  la  Segunda  parte  de  esta  Historia  referentes  ¿ 
oíros  Establecimientos  de  Knscñanza  del  Distrito. 

(4.'.  En  el  Archivar-universitario  y  en  los  expedientes  de  los  interesados  se  guardan  manus- 
critas diferentes  tesis  en  grados  de  Licenciados  desde  1845,  y  de  Doctor  en  el  breve  periodo  en 
que  de  1869  á  1875  en  que  se  restauró  en  Oviedo  el  grado  superior.  Con  estos  trabajos,  infor- 
mo claústrale*,  discursos  de  apertura  y  otras  publicaciones  de  catedráticos  pudiera  formarse  una 
interesante  «bibliografía  universitaria»  mediante  clasificaciones  regionales  porel  Cuerpo  de  archi* 
veros  y  bibliotecarios.  De  aquellos  grados  se  imprimieron  en  Oviedo  los  siguientes  discursos: 

De  Lictii£iatnm: 

—  1859,  IK  Gonzalo  Casta  ñon:  «El  progreso  en  la  penalidad». 
—1863,  D   Indalecio  Corujcdo:  «Origen  y  fundamento  del  Derecho». 

—  1 864  D.  Mariano  M.  Valdés:  «Constitución  política  y  civil  de  Roma  pagana  con  la  de 
las  sociedades  cristianas  y  modernas». 

De  Doctorado: 

—1871,  D.  Luis  G.  Valdés:  «Examen  critico  de  la  Constitución  democrática  en  1859». 

—1871,  D.  Severo  Rivcro:  «Tecria  del  derecho  divino  como  fundamento  del  Estado». 

—1872,  D.  Sccundino  Torre:  «Antiguas  Cortes  de  Castilla». 

—1874.  D.  Jesiís  de  Alvaré:  «Naturaleza  y  extensión  de  la  Patria  potestad». 

—1874,  D.  E.  González  del  Valle:  «De  la  propiedad  literaria». 

l8 


—  264  — 
— 18331  "D.  Víctor  Díaz  Ordofiez:  cldeade  las  ciencias  é  importancia  de 
estudios  de  Filosofía,  Cánones,  Leyes  y  Teología «  (i). 

—  1834,  el  mismo:  «De  la  Elocuencia». 
— 1835,  D.  Carlos  Fernández  Cuevas:  «Deberes  del  hombre  en   la  Socia 

é  importancia  de  la  Jurisprudencia  para  su  cumplimiento  u. 
— 1836,  el  mismo:  «De  lo  verdadero  y  de  lo  utíU. 

—  1844,  D.José  Fernández  Castafión:  «De  la  Sahiduriai. 

—  1845.  D.  Manuel  Prado  y  Tobía:  c  Vicisitudes  históricas  de  la  Instrucci 
Pública  española  y  significación  é  importancia  del  nuevo  plan*. 

— 1846,  D.Juan  Domingo  de  Aramburu  y  Arregui:   «La  sana    moral     im 
pensable  para  ser  sabio». 

—  1847,  D.José  Puente  Villanúa:  «Porvenir  de  las  ciencias  *. 
— 1848,  D.  Juan  Lozano:  «Los  errores  que  originan  algunos  sistemas  fil> 

fíeos  modernos». 

— 1849,  D.  Victoriano  Guisasola:  «Armonía  de  la  religión  y  de  la  ciencia 

—  1850,  D.  Carlos  Fernández  Cuevas:  «Las  costumbres  y  la   instrucción  c 
mo  fundamentos  délas  sociedades*. 

— 1851,  D.   Niceto  Jaraba:  tLa  gloria  y  grande; 1   de   lo*  pueblos    en   reí 
ción  con  su  ciencia». 

— 1852,  D.  Tomás  Rivero:  «Importancia  y  utilidad  de  las  Matemáticas». 

—  1853,  D.  Patricio  Palacio:  Tendencias  de  las  ciencias  y  servicios  quepu* 
tan  á  las  sociedades». 

— 1854,  Sr.  Puente  Villanúa:  «Causas  que  dificulran  los  esfuerzos  de  la  e* 
se  fianza». 

—  185$,  D.  Claudio  Polo:  «Poder  y  desarrollo  de  la  ciencia*. 
— 1856,  D.  Luis  Pérez  Minguez:  «Ventajas  del  saber  é  inconvenientes  de  h 

ignorancia». 

—  1857,  D.José   María   Anchoriz:  «Vida  de  Feijóo   y  juicio    crítico    de  sus 
obrasw. 

— 1858,  D.  Francisco  Fernández  Cardín:  *  La  sobriedad  científicas. 
— 1859,  D.  Francisco  de  B.  Estrada:  «Necesidad  é  importancia  de  la  ciencia 
y  de  la  enseñanza  como  medio  de  propagación >, 
[xi§j5¡fr  ?!  — 1860,  D.  Ramón  Armesto:  •'So  hay   verdadera  civilización  en  algunos  m< 

.-.  M2.í       a  cesos  del  siglo  xix  por  falta  de  conocimiento  y  observancia    de  la   moral  evan- 

gélica». 

— 1861,  Sr.  Fernández  Cardín:  «Sabiduría  del  humilladm, 
^, ,  — 1862,  D.   Guillermo  Estrada  Villaverdei  i-Servícios  prestados  ala  cienck 

¿£±  por  la  Iglesia  t. 

— 1863,  Sr.  Armesto:  «Influencia  de  la  facultad  de  Filosofía  y  Letras  en  las 
de  Derecho  y  Teología». 

— 1864,  Sr.  Fernández  Cardín:  «La  razón  cristiana,  levanta  la  inteligcnciiy 
salva  la  sociedad». 


(1)  Hasta  este  año  se  redactaron  los  discursos  en  lengua  latina»  comenzando  á  seres  ^- 
tcllano  desde  1834  á  propuesta  del  moderante  Dr.  D.  Víctor  Djaí  Ürdoíki.  En  vario*  alM  f*"" 
motivos  de  la  guerra  y  otras  dificultades,  no  se  pronunciaron  ó  no  se  publicaron  dUcur&Oi  mtt* 
guralcs;  pero  si  desde  1845  sin  interrupción. 


—  265  — 

—  1 865,  D.  Ildefonso  Guerra:  «Influencia  de  la  Iglesia  sobre  el  Estado». 

— 1866,  D.José  Campillo:  cPeligros  en  algunas  tendencias  de  los  estudios 
filosóficos  modernos>. 

— 1867,  D.  Francisco  Díaz  Ordofiez:  «Necesidad  actual  del  estudio  de  la 
Jurisprudencia  romana >. 

— 1868,  D.  Diego  Fernández  Ladreda:  «Legitimación  en  general  y  en  espe- 
cial la  de  por  subsiguiente  matrimonio». 

— 1869,  Sr.  Campillo:  iLey  de  Unidad  en  la  Historia  y  exposición  délas 
escuelas  históricas». 

—  1870,  D.  José  María  Piernas  Hurtado:  «La  Propiedad  según  el  Derecho,  la 
Economía  política  y  la  Historia». 

—  ^871,  D.  Félix  Aramburu  Zuloaga:  «Concepto,  fin,  acción  y  funciones  del 
Estado  y  su  relación  con  las  restantes  esferas  de  la  vida». 

— 1872,  D.  Juan  Pablo  Pérez  de  Lara:  «Bancos  hipotecarios». 
— 1873,  D.  Francisco  F.  Barmés:  «Ideas  religioso-morales». 

—  1874,  D.  Faustino  A.  del  Manzano:  <  El  Notariado  ante  la  Filosofía  y  la 
Historia  >. 

—  1875,  Sr.  Campillo:  t Origen  y  tendencia  de  la  Estética  como  medio  de 
determinar  la  verdadera  esencia  de  la  belleza». 

— 1876,  D.  Víctor  Díaz  Ordofiez:  «Del  Derecho  canónico  en  su  relación  con 
las  varias  ramas  del  Derecho». 

—  1877,  D.  Fermín  Canella  Secades:  «De  la  enseñanza  del  Derecho  civil  es- 
pañol, estado  actual  y  necesidad  de  su  ampliación  y  reformas». 

— 1878,  D.  Justo  A.  Amandi:  «La  elocuencia  forense  en  Roma». 

— 1879,  D.  Adolfo  A.  Buylla:  «De  los  socialistas  de  cátedra  (Der  Kathtder- 
Soctalismus)  » . 

— 1880,  D.  I.  Faustino  Vallina:  «Antecedentes  y  consecuencias  de  la  revo- 
lución religiosa  de  Europa  en  el  siglo  xvi». 

— 1881,  D.  Rafael  Ureña:  «Antigua  filiación  de  la  teoría  correccionalista  y 
origen  de  la  ciencia  jurídico- penal». 

— 1882,  D.  Hipólito  Casas  y  G.  de  Andino:  *  Representación  de  D.  Alfon- 
so x  el  Sabio  en  el  desenvolvimiento  de  nuestra  cultura  nacional;  carácter  lite- 
rario de  sus  producciones  y  de  aquellas  en  que  intervino». 

—  1883,  D.Juan  R.  Arango:  «Estudio  comparativo  de  1  i  ley  de  Enjuicia- 
miento Civil  vigente  y  la  anterior». 

— 1884,  D.  Adolfo  G.  Posada:  «De  la  enseñanza  del  Derecho». 

—  1885,  D.  Gerardo  Berjano:  «De  la  Historia  general  del  Derecho». 

—  1886,  Sr.  Canella  Secades:  «La  Iconoteca  asturiano-universitaria». 

— 1887,  D.  Rogelio  Jove  y  Bravo:  «La  fuerza  que  determina  las  transforma- 
ciones del  Estado  es  el  derecho  individual». 

— 1888,  Sr.  Vallina:  «Crítica  de  la  Historia  de  la  civilización  ibérica  por  el 
historiador  portugués  Oliveira  Martins  y  de  su  examen  por  el  escritor  español 
Sr.  Valera». 

— 1889,  U-  Eduardo  Serrano:  «Principios  generales  del  Derecho  procesal, 
civil  y  penal;  importancia,  naturaleza,  extensión  y  límite  de  esta  ciencia». 

—  1890,  D.  José  Giles  Rubio:  «Origen  y  desarrollo  de  la  novela  picaresca». 


—  266  - 

— 1891,  D.  Leopoldo  G.  Alas:  «El  utilitarismo  en  la  enseñanza»  (y  er 
exhordio  recuerda  al  malogrado  alumno  Evaristo  Cía  reía  Paz). 

— 1892,  U.  Aniceto  Sela:  «Concepto  de  la  Universidadi. 

— 1893,  Sr.  Vallina:  *I-a  casa  de  Austria  en  España». 

— 1894,  Sr.  Díaz  Ordoñcz:  «El  cristianismo  descifra  el  enigma  del  muí 
antiguo  y  los  cismas  y  herejías  acrisolaron  la  Iglesia»  . 

— 1895,  Sr.  lierjano:  <  Diferencias  más  importantes  en  materias  de  suces 
testamentaria  entre  el  Código  civil  y  las  legislaciones  de  Aragón,  Navarr 
Cataluña». 

— 1896,  D.  Armando  G.  Rúa:  «La  ley  del  progreso  en  la  edad  antigua  | 
ticularmente  en  Roma». 

— 1897,  Sr.  Urios:  <Nuevas  teorías  de  la  Química». 

— 1898,  D.  Rafael  Altamira:  x Misión  de  la  Universidad  en  la  obra  prese 
de  reforma  interna  y  de  restauración  del  crédito  nacional  en  el  exterior  o. 

—  1899,  D.  Leopoldo  Afaba:  «Supremacía  de  Cervantes  como  uovelist 
errores  del  estudio  tropológlco  sobre  D.  Quijote  de  la  Mancha». 

— 1900,  D.  José  Mur  Ainsa:  «Principios  fundamentales  de  la  Geometría» 
— 1901,  Sr.  Buylla:  «Necrología  y  significación  de  Leopoldo  Alas». 
— 1902,  D.José  Rioja:  -.Conocimiento  del   ciclo  evolutivo    compitió  de 
parásitos  que  originan  en  el  hombre  las  llamadas  fiebres  palúdicas». 

—  1903,  Sr.  Díaz-Ordoñez:  «Fr.  Domingo  Soto  y  su  libro  De  Justttic  et^un 


Los  discursos  en  actos  solemnes  de  recepción  y  posesión  ( 
los  catedráticos  numerarios  al  ingresar  en  el  Claustro,  eran  co 
testados  con  otro  trabajo  por  un  colega  á  nombre  de  la  respectiv 
Facultad;  pero,  por  dificultades  económicas  aquí  y  en  otras  pa 
tes,  se  suprimieron  estas  publicaciones  académicas.  Corrcspoi 
dientes  tx  la  Facultad  de  Derecho  se  verificaron  en  Oviedo  e 
1861  las  recepciones  de  D.  Guillermo  Estrada  Villaverde,  qu 
fué  contestado  por  D.  Manuel  Rosón  Lorenzana,  y  la  de  D.  Dieg 
Fernández  Ladreda,  en  la  que  el  Sr.  Estrada  llevó  la  voz  de 
Claustro,  (1);  ven  la  de  Filosofía  y  Letras  en  1862  y  J86H,  1¡ 
de  D.  Martin  Villar  y  García  á  quien  contestó  D.  Ramón  Armes 
to,  y  la  de  D.  Pablo  Gil  y  Gil  contestado  por  el  Sr.  Villar  (2). 


(i  i  Disertó  el  Sr.  Estrada  en  la  importancia  del  Derecho  canónico  y  el  Sr.  Rosón  en  h 
Jurisdicción  eclesiástica — La  reseña  histórica  de  los  Códigos  españoles  formó  las  tareas  dclof 
Sres    Ladreda  y  Estrada.  « 

(2)  El  discur.-o  del  Sr  Villar  ver«a  acerca  de  los  Cánticos  de  Moisés,  David  y  Cántico  de 
los  Cánticos,  que,  con  otra*  consideraciones,  explanó  el  Sr.  A rm esto  —El  catedrático  Sr.  Gil 
demostró  que,  las  libertades  políticas  de  Aragón  fueron  cau-a  principal  de  su  explcnilor  en  la 
Edad  Media,  é  hizo  elocuente  elogio  de  aquel  país  el  indicado  Sr.  Villar. 

En  reciente  Llau-tru  de  9  de  Mayo  de  i)~>_\.  se  .solicitó  del  Gobierno  la  publicación  de  J.i 
«Memoria»  redactada  por  el  Catedrático  Nr.  Alt.unin  como  lMegado  do  nuestra  Universidad  y 
del  Ministerio  de  Instrucción  publica  en  el  «Congrego  internacional  de  Ciencias  históricas',  cele- 
brado en  Roma  en  el  pre-eute  año,  d>nj_  aquí  pterscató  notable*  trabajos  y  tuvo  distinguidu* 
puestos.  Sirva  esta  nota  como  adicción  al  texto  de  las  precedentes  ná^ín.-is  340  y  «e. 

En  los  Anales  de  la  Universidad  de  Oviedo  (Año  11-1903)  en  peema,  se  jn¿erta  un  entelo 


—  267  — 
Y  uno  y  otro  día  notaba  el  Claustro  universitario  la  necesi- 
dad y  conveniencia  de  medios  de  publicidad,  naciendo  de  aquí 
las  proposiciones  de  los  profesores  Sres.  Altamira  y  G.  Posada, 
que  respondían  tan  perfectamente  á  los  nuevos  rumbos  de*  la 
Corporación  y  al  ensanche  de  su  misión  instructora  y  educado- 
ra (1).   Comenzó  así  la  publicación  de  los  Anales  de  la  Uni- 
versidad de  Oviedo,  á  semejanza  de  los  análogos  en  Escuelas 
de  otros  paises  (como  Chile,  que  periódicamente  nos  envía  los 
voluminosos  suyos);  y  cuando  esto  se  escribe  van  publicados  dos 
interesantes  volúmenes  ovetenses  —  190Í  y  1003 — con  trabajos 
históricos,  científicos,  pedagógicos,  bibliográficos,  etc.,  de  cate- 
dráticos y  alumnos  en  las  cátedras  oficiales  é  instituciones  com- 
plementarias de  que  se  hizo  mención  en  la  nueva  marcha  de 
nuestra  Universidad.  Libros  son  estos  de  gran  utilidad,  propios 
para  extender  y  cambiar  relaciones  docentes  y,  por  ello,  de  mé- 
rito en  que  no  insisto,  por  tratarse  de  una  obra  de  nuestra  Es- 
cuela; pero  si  hé  de  manifestar  que  para  su  tan  conveniente  im- 
presión, á  falta  de  recursos  que  nos  niega  el  pobre  presupuesto 
oficial,  tuvimos  medios  por  el  generoso  donativo  de  D.  Rafael 
Calzada  y  después    con  la   Asociación  patriótico  española   de 
Huenos  Aires  (2).  Por  la  publicación  de  los  Anales  quedó  en 
suspenso  el  pensamiento  de  una  Revista  universitaria,  que 
proyectó  el  catedrático  Sr.  Jove  Bravo  (3),  para  reflejo  y  expre- 
sión del  movimiento  científico-literario  y  pedagógico  de  Asturias, 
porque  con  frecuencia  necesitó  el  Claustro  de  un  órgano  seme- 
jante para  los  estudios  y  trabajos  de  sus  miembros  y  de  ilustres 
colaboradores,  como  cuando  invitó  á  los  doctos  hispanófilos 
D.  Rodolfo  Beer  y  D.  Arturo  Farincllí,  al  primero  en  ocasión  del 
descubrimiento  del  palimpsesto  en  la  Catedral  de  León,  que  con- 
tenía un  fragmento  del  Epítome  de  las  Instituciones  de  Gayo  (4); 
pero  no  llegaron  á  venir  estos  dos  eruditos  escritores. 


'!<-  e<ta  Delegación  y  sigue  la  publicación  de  notas  sobre  los  procedimientos  de  en?cíianza  por 
'"i  profesores,  :uvctt;gacioncs  y  actos  délos  alun  nos  cu  nuestras  cátedras  y  K:  aula  práctica, 
indicado»  en  la  pág.  2ti  y  nota  i.1  Dicho  volumen  contendrá  también  lo*  resúmenes  de  la. 
Asamblea  de  Valencia,  trabajos  de  los  pensionados,  memoria  de  las  Instituciones  complementa- 
riaj  de  la  Universidad,  apéndices,  etc.,  como  continuación  de  las  malcrías  del  tomo  I.  (Véanse 
h<  anteriores  páginas  >i2,  245,  251,  756,  258,  260  y  261). 

:n    Archivo  de   la  Universidad.— Claustros  de  17  de  Febrero  y  16  de  Marzo  de  1899  y  de 
»6  de  Enero  de  190T. 

[3)  Véase  páginas  219  y  255. 

•3!    Archivo  de  la  Uni Tersidad.— Claustro  de  26  de  Noviembre  de  1901. 

(4)  Id.    id.— Claustro  de  Facultad   de  ix  de  Octubre  de  2887  y  general  de  16  de  Enero 
de  190X. 


—  268  — 

Y  el  Principado  ha  visto  siempre  con  entusiasmo  y  simpa! 
todo  cuanto  se  refiere  al  progreso  y  significación  de  su  princip 
Escuela,  la  Universidad  asturiana.  No  porque  en  la  ctierrim 
se -agite  y  prospere  malsano  y  egoísta  regionalismo  con  quim 
ricos  ensueños  contra  lo  que  una  historia  común  de  triunfos 
caídas  ha  consagrado  para  siempre,  antes  al  contrario,  «pensa 
do  aquí  todos  en  la  prosperidad  de  la  patria  pequeña  por  am< 
ala  patria  grande  o.  Amase  aquí  la  región  y  estimanse  profund; 
mente  el  sello  que  en  ella  pusieron  los  siglos,  el  arte,  la  fiist* 
ria,  el  dulce  hablar  (bable),  los  usos  y  costumbres  patriarcales 
y  las  manifestaciones  todas  del  pueblo  astur  y  cántabro  herma 
nados  y  fundidos;  pero  están  abiertos  alma  y  corazón,  cabeza 
sentimiento  á  la  ley  del  progreso,  á  la  fecunda  ley  de  amor  y  her 
mandad  que  la  misma  historia  y  secular  derecho  público  pusir 
ron  entre  todas  las  regiones  de  la  madre  España. 

La  Universidad  es  asturiana  por  su  nacimiento  y  vida;  pera 
hasta  donde  sea  posible,  pretende  llevar  vigora  lodos  vientos  de 
la  patria  española  y,  más  allá,  comunicándose  con  los  ceñiros 
adelantados  y  prósperos  de  tierras  extrañas,  y  abrazando  con  fra- 
ternal afecto  á  las  de  aquella  América,  siempre  moralmente  nues- 
tra por  encima  de  violencias,  injusticias  é  ingratitudes.  Con  venido 
esto,  nada  quita  á  la  significación  provincial  de  la  Universidad 
de  Oviedo. 

Nació  de  la  munificencia  de  un  insigne  Prelado  asturiano  y 
todo  el  país  con  sus  instituciones  más  alias  esperaron  y  vieron 
en  ella  el  faro  de  su  adelantamiento.  La  c Junta  general»,  encar* 
nación  de  nuestros  venerandos  fueros  y  libertades,  se  consagro 
un  día  y  otro  á  sostenerla  Universidad;  el  poderoso  Cabildo  de  la 
Iglesia  mayor  consideró  también  á  la  Escuela  como  hija  predi- 
lecta; el  Municipio  ovetense  vio  en  estas  aulas  el  foco  explendo- 
roso  de  progreso  local;  y  unos  y  otros  se  consagraron  á  sostener 
la  obra  del  Arzobispo  Valdés.  Para  su  Universidad,  Asturias 
impuso  arbitrios  y  soportó  gavetas,  que  compensaran  las  perdi- 
das rentas  fundacionales,  a  fin  de  no  cerrar  las  cátedras,  asilo  ác 
la  juventud  de  sus  comarcas;  por  ella  salip  de  atraso  secular  y 
se  procuró  la  ansiada  cultura;  y  áella  volviólos  ojos  en  momen- 
tos solemnes  y  en  críticos  dias,  tornándose  la  mansión  tranquila 
de  Minerva  en  ruidoso  asilo  de  los  hijos  de  Marte. 


—  269  — 
De  sus  aulas  salió  el  sabio  y  heroico  Marcenado  al  frente  de 
tos  «cangrejos!  y  en  el  recinto  escolar  fué  el  al  islam  ie  rito  y  jura 
del  temido  Tercio  asturiano;  un  siglo  después,  graduados  y  estu- 
diantes fueron  los  capitanes  y  soldados  principales  del  ejército 
provincia],  cuando  pronta  y  airada  Asturias  se  dispuso  á  recha- 
zar la  invasión  extranjera  de  Í808;  sus  doctores  y  catedráticos 
brillaron  en  el  gobierno  soberano  regional  cuando  la  nación 
quedó  huérfana  de  reyes;  maestros  y  discípulos  propagaron  las 
auras  de  libertad  y  se  alzaron  en  épocas  de  opresor  gobierno;  y, 
ayer  cuando  á  la  intestina  guerra  envió  la  provincia  los  «Volun- 
tarios de  Covadonga»  y  «del  Principado»  en  defensa  de  la  integri- 
dad nacional,  en  la  Universidad  fueron  despedidos  los  soldados 
de  nuestra  tierra. 

Al  tratar  del  renacimiento  asturiano  Campomanesy  Jovella- 
nos  buscaron  en  el  Claustro  universitario  sus  más  conspicuos 
auxiliares;  la  representación  de  la  provincia  en  el  Parlamento 
siempre  fué  confiada  á  los  hijos  de  esta  Escuela  y  la  mayor  y 
mejor  parte  de  los  Senadores  y  Diputados  asturianos  fueron  an- 
tiguos estudiantes  ovetenses;  el  ilustrado  Foro  del  territorio  se 
nutrió  de  nuestras  cátedras;  de  ellas  salieron  los  insignes  repú: 
blicos  que  llenaron  la  España  del  siglo  xix,  los  estadistas  Ar- 
guelles, Toreno  y  Pidal,  los  primeros  hacendistas  Canga-Argüe- 
lles  y  Mon,  el  economista  Flórez  Estrada,  Martínez  Marina  el 
sapientísimo,  Posada  Herrera  consumado  en  la  administración, 
Lorcnzana  el  gigante  de  la  prensa,  Inguanzo  y  Cienfuegos  lum- 
breras de  la  Iglesia,  Valdés,  Riego  y  San  Miguel  príncipes  de  la 
milicia  y  tantos  otros  que,  con  el  suyo,  levantaron  el  nombre  de 
la  Universidad.  Es  verdaderamente  notable  el  número  de  perso- 
nalidades distinguidas,  procedentes  de  estas  cátedras  ó  con  ella 
relacionadas,  que  ya  reconocía  el  rey  Felipe  V  o  con  la  expe- 
riencia de  togas  que  se  hallan  en  los  tribunales  de  estos  reinos 
y  de  las  armas  que  florecían  en'la  milicia,  (jebiendo  unos  y  otros 
sus  principios  á  la  enseñanza  de  esa  Escuela,  con  cuya  luz  des- 
collaron tan  aventajadas  habilidades,  como  tropezaba  la  expe- 
riencia á  cada  paso»  (1). 

Si  los  Cuerpos  morales,  especialmente  los  científicos,  viven 


\x)    Real  Cédula  dirigida  á  la  Universidad  en  92  de  Octubre  de  1774. 
-Véase  AriNoics  XIV. 


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—  270  — 

y  adquieren  títulos  á  la  gratitud  de  ia  patria  por  los  servicia? 
las  obras  de  sus  hijos,  ¿cómo  negar  á  la  Universidad  o  veten: 
justo  galardón  y  bien  ganada  nombradla,  por  sus  insignes  v 
roñes? 

Los  modernos  alientos  de  Industria  y  trabajo  del  Principad 
tuvieron  ensayos  y  consejos  en  los  gabinetes  escolares;  rumbo 
cauce  el  actual  movimiento  obrero;  y  colaboración  asidua  tud 
clase  de  centros  é  instituciones  oficiales  y  particulares  de  Asli 
rias.  La  prensa  provincial,  eco  y  directora  de  la  opinión,  eJt 
mentó  poderoso  y  reflejo  de  la  publica  cultura,  palenque  de  di; 
cusión  fecunda,  debió  y  debe  su  auge  á  profesores  y  estudiante 
de  la  Universidad  desde  el  primer  periódico  asturiano  Itasla  lo 
diarios  presentes,  como  o  La  Gaceta  de  Oviedo*  (I8ír8-180f¿ 
o  El  Correo  militar  y  político  del  Principado*  Castrupol,  (1810) 
«El  Observador»  (1813);  «El  Conciliador  de  la  Nación  y  de 
Rey*  (1820);  a  El  Ciudadano»  (1820);  «El  Momo»  y  *Cartas  di 
Minerva»  (1821)  con  polémicas  de  las  Academias  universitarias; 
cEl  Nalón»  (1842);  «El  Sin  Nombre»  (1845);  *&]  Asturiano* 
(1850);  «El  Álbum  de  la  Juventud»  (185:3);  «El  Centinela*  y  *K! 
Nalón»  (1854);  «La  Verdad»,  Gijún  (1854);  «El  Paro  Asturia- 
no» (1856);  «La  Revista  Universal  o,  (í  I  ijón,  185G);  41.a  Tradi- 
ción» (1857);  «Revista  de  Asturias»  (1858;;  *El  Porvenir»  (18níM; 
«El  Invierno»,  periódico  estudiantil  (1859);  «La  Joven  Astu- 
rias» (1862);  «El  Anunciador»)  1866);  «El  Eco  de  Aviles*  (1866]: 
«El  Apolo»  (1866);  «La  Estación*  (lKBtfj;  «El  Constituyente» 
(1868);  «La  Unidad*  (1868);  <EJ  Eco  de  Asturias*  fl3üS);  -El 
Oriente  de  Asturias»,  Llanes(lRBft);  *EI  Hfidfeal»  (1871);  uEI  Na- 
raneo»,  periódico  de  primera  enseñanza  (1870);  «La  Revista,  tic 
Asturias»,  segunda  vez  (1878);  «El  Carbayón*  (1879);  *E1  Occi- 
dente de  Asturias»,  Cangas  de  Tinco  (1882);  a  La  Crónica  d<3 
Luarcao  (1882);  «La  Cruz  de  la  Victoria*  (1888);  «El  Correo  Je 
Asturias»  (1890);  «La  Opinión  de  Asturias»,  (1892);  i&l  Noro- 
este», Gijón  (1897);  «El  Nalón  n,  Muros  de  Pravia  (1897);  'El 
Progreso  de  Asturias»  (1901);  etc.,  ele,;  y  otros  muchos,  pues 
falta  espacio  para  mencionarlos  todos  (1), 


•     (1)     «Noticias  históricas  de  la  Prensa  perindi  Ática  de  Aiturau,  pt»t  f>.  Mü\tmn  fuicrlr*  Avi 
vedo».  (Oviedo.  Irap.  de  Solis— 1868— Folletín  de  F.l  1'un*  Asturt'itttfl /, 

No  es  fácil  publicar  aquí  una  relación  compltrLi  de  periodista»  asturiano^    hijos  *te  \a  [di- 
versidad de  Oviedo,  donde  figurarían  los  nombre*  Je  Ai:  e  vedo,  Canetla  Gutiérrcr,  l\  Fr,  MU», 


H 


—  271  — 
En  todo  esto  y  en  mas  estriba  la  significación  asturiana  de  la 
Tniversidad  de  Oviedo,  dentro  del  deber  nacional  y  déla  misión 
general    intelectual  de  toda    institución   docente.   Por  aquella 
muy  en  especialmente  atraídos,  tuvo  la  Escuela  en  muchas  oca- 
siones el  auxilio  y  apoyo  de  sus  hijos:  ya  para  sostenerla  y  con- 
servarla al  tratarse  alguna  vez  de  su  supresión  por  razones  de 
mal  entendida  economía  (1);  ya  para  dotarla  de  medios  de  en- 
señanza enriqueciendo  sus  museos  y  material  de  enseñanza  con 
generosos  donativos;  ó  ya,  como  ahora,  por  medio  de  más  per-: 
manente    y  propio  auxilio,  con   gran  oportunidad  hoy  que  las 
necesidades  corporativas  son  mayores  así  como  menores  los  re- 
cursos que  da  el  Estado.  Me  refiero  al  pensamiento  de  un  anti- 
guo y  distinguido  discípulo  tratando  dé  constituir  una  Asocia- 
ción de  antiguos  Alumnos  ele  la  Universidad  con  el  fin  de 
auxiliar  moral  y  materialmente  á  esta  en  sus  empresas  relacio- 
nadas con  la  educación  nacional  (2);  idea  nobilísima,  tanto  de 
amor  y  gratitud  en  su  origen  como  de  patriotismo  y  utilidad  en 
su  objeto. 

Si  la  Asociación  llega  á  realizarse  y  acuden  en  favor  de  la 
alma  mater  los  antiguos  hijos,  ha  de  mejorar  en  gran  escala  el 
estado  actual  de  la  Universidad  ovetense  debiendo  á  la  adorme- 
cida sino  indiferente  iniciativa  privada,  lo  que  la  del  Estado, 


San  Miguel,  Villarmil,  Pilal  (F.  J),  Albucrne,  Fernández  Poja,  Llanos  (R.),  Lorcnzana,  Ortíz, 
Palacio*.  Bravo,  Vigil,  Infanzón,  Canella  Meana,  Timón,  Puente  Villanucva,  Achucarro,  Caso, 
Castaño,  Estrada  Fuerte*,  Laverdc.  Carrizo,  Oviedo,  Marino,  Arango,  Escalera,  Ca«tañon, 
Vlartavio,  Rcnducles,  Ponte,  Amandi,  González  Solí*.  Concha,  Valledor,  Ladreda  Vallina, 
Campoainor.  Bustillo,  Reíl,  Cantón,  Posada,  Quintana.  Escosura,  Doriga,  Pedregal,  Corugedo, 
Sánchez  Calvo,  Barcena,  Uria,  Montequtn,  Pérez  Mingucz,  Salmean,  Pello,  Moutoto,  Murtas, 
San  Julián,  Agosti,  Gonzilez  Alegre,  Buyha,  Labra,  Lago,  Prada,  Rayón,  Salinas,  Aramburu, 
Moran,  Nevé,  Canella  Sccudes,  Alfaro,  Cuesta,  Guisasola,  Llana,  Valdés,  Alarcón,  Alvarez, 
García  Caveda,  Balbín,  Ceña),  Acebil,  l'olledo,  l'rieto,  Polo,  Rocl,  Ochoa,  Alas,  Tuero,  Me- 
néndej  Pidal,  Menéndez  de  Luarca,  Escudero,  Carrcño,  Celleruclo,  Fernández  Llana,  Pola, 
Jove,  Méndez  de  Vigo,  Serrano,  San  Pedro,  Sampil,  Canel  y  muchos  y  muchos  más. 

íi)  Kn  1830  los  Ayuntamientos  de  la  provincia  elevaron  instancia  al  Gobierno  pidiendo  la 
conservación  de  la  Universidad. 

En  otra*  ocasiones  principalmente  en  1865  y  1S66,  hicieron  otro  tanto  los  municipios  astu* 
nanos,  principalmente  el  de  Oviedo  con  un  notable  documento  redactado  por  el  reputado  aboga- 
do 1).  Pedro  González  Valdés.  — Entonces  el  entusiasta  ovetense  Excmo.  Sr.  1).  Anselmo  <¡.  del 
Valle  y  Fernández  Roccí,  residente  en  la  Habana,  ofreció  cubrir  el  déficit  que  ia  escuela  causa- 
se en  los  presupuestos;  y,  á  ene  tenor,  otro.*  asturianos  ilustres  trabajaron  en  aquella  época 
ydtspuéi,  como  D.  José  González  Alugre  y  Alvarez,  por  la  conservación  de  la  Universidad. 

(2)  El  Excmo.  Sr.  D.  Ramón  Prieto  y  Pazos  cx-alcalde,  y  V  ¡ce- presidente  de  la  Diputa- 
ción provincial  de  Oviedo,  trabaja  por  dar  efectividad  y  cuerpo  á  U  Asociación  de  los  antiguos 
Muramos  de  la  Universidad,  bajo  las  siguientes  bases: 

•Podrán  pertenecerá  !a  Asociación  todo.-»  los  que  hubieren  cursado  con  cualquier  carácter  en 
la  Universidad. — Los  socios  se  comprometen  á  contribuir  á  los  fines  de  la  Asociación  con  una 
cuota  anual  de  cinco  pesetas.  —  La  A«o:iación  ofrecerá  la  presidencia  honoraria  ni  Sr.  Rector  tic 
la  Universidad  y  solicitará  del  mismo  domicilio  en  la  cas.i  liniversitar'a.  — Regirá  la  Asociación 
una  Junta  directiva  elegi  Ja  por  la  A->ambLa  de  los  socios. — La  Junta  DinetLa  podrá  d -clarar 
miembros  protectores  de  la  Asociación  á  las  perdonas  qr.e  presten  servicios  importantes  á  la  Aso- 
ciación ó  á  la  Universidad.-  Si  llegar*,  a  disolverse  la  Asociación,  los  fondos  de  que  disponga 
después  de  satisfechas  las  atencioues  sociales,  serán  entregados  á   la  Universidad*. 


—  2*1*  — 

también  inactiva,  cercena  ó  dificulta.  Hállase  compuesta  por 
plantilla  oficial  (enseñanza  de  la  cátedra)  de  la  Facultad  i 
Derecho  y  Secciones  de  Filosofía  y  Letras  y  de  Ciencias,  esta  i 
tima  sostenida  por  la  Diputación  provincia!  y  el  Ayuntamien 
de  Oviedo  (1)  y  por  las  Instituciones  complementarias  de  educ 
ción  y  enseñanza,  (Escursiones  escolares,  Escuela  práctica  de  e 
tudios  jurídicos  y  sociales,  Extensión  universitaria,  Clases  pop 
lares  yColonias  escolares)  aunque  rejuvenecida  y  ampliada  por 
reforma  del  método  y  la  extensión  social  de  su  actividad  acad 
mica. Toca  en  su  marcha  principales  dificultades  económicas,  qu 
ya  se  indican  y  hasta  estrechez  y  limitación  muy  grandes  asi  e 
el  material  como  en  el  edificio  que  ocupa. 

Fuera  este  suficiente  para  la  Universidad,  mas  no  para  cor 
tener  también  al  Instituto  general  y  técnico  provincial  y  la  Bi 
blioteca  provincial  que  se  hallan  en  el  mismo  recinto,  contri 
toda  conveniencia. 

El  edificio  de  la  Universidad  Ovetense  fué  levantado  poce 
tiempo  después  déla  muerte  de  su  Fundador  esclarecido  en  Í5fi8 

Su  hermano   el  Sr.  D.   Hernando  de  Salas,  de!  consejo  de 
S.  M.  antiguo  canónigo  de  Oviedo  escribió  en  1571  á  la  Justi- 
cia y  Regimiento  de  la  Ciudad  para  que  se  designase  sitio  con* 
veniente  donde  construir  el  edificio  universitario,  y  la  corpora- 
ción nombró  enseguida  un  comisionado  para  tratarlo  con  los  del 
poderoso  Cabildo  Catedral,  á  quien  e!  Sr.  Valdés  confiara  mm 
principalmente  sus  fundaciones,  Con  la  premura  que   el  caso 
referia  se  contestó  «que  el  sitio  señalado  era  en  las  espaldas  del 
Colegio,  que  está  hecho,  ó  delante  del  mismo  en  las  huertas  de 
Juan  el  Correo»  (2);  esto  es,  detrás  del  Colegio  de  San  Gregorio 
ó  de  los  Pardos,  donde  hoy  está  el  Banco  Asturiano,  ó,  á  su  fren* 
te  en  el  solar  actual.  Aun  hubo  oíros  pareceres:  en  sitio  «de  lo  pú- 
blico, el  de  la  Magdalena  (del  Campo)  hacia  el  reguero,  cerca  de 
Santa  Clara»  además  de  los  mencionados  «en  terreno  de  parti- 
culares, el  que  está  debajo  del  Colegio  que  hizo  el  Sr.  Arzobis- 
po ó  el  de  enfrente,  considerado  más  acomodado  y  conveníen* 
te»>.  Este  fué  elegido  (3)  en  la  antigua  calle  del  Campo,  camino 

(i)     Véase  pág.  195. 

(2)  Véase  pág.  25.  — Archivo  del  Ayuntamiento  de  Oviedo.— Acta*  municipales  de  j  y  * 
de  Noviembre  de  1571. 

¡3)     Id.  id.  de  9  de  Julio  de  1572. 

— Véase  Colección  histérico-diplomática  del  Ayuntamiento  de  Oviedo  por  D,  Cínico  Mi* 
guel  Vigil.  ( Oviedo,  1889. 


—  273  — 
del  destruido  convento  de  San  Francisco,  bajo  la  muralla  y  dando 
otro  frente  á  la  antes  llamada  calle  de  las  Mercedes,  de  Silleros 
y  de  la  Picola,  hoy  de  la  Universidad. 

Imitadores  de  Juan  de  Herrera  y  oriundos,  como  él,  de  estas 
montañas,  recorrían  entonces  el  Principado  aplicando  ásus  tra- 
bajos arquitectónicos  la  grata  simplicidad  de  aquel,  los  maestros 
Gonzalo  de  Guemes  Bracamonte,  Juan  de  la  Pedriza,  Juan  de  Ca- 
jigal, Feraando  de  Huerta,  Juan  de  Ri vero,  etc.  El  primero  se 
distinguió  en  los  trazos  y  planos  de  la  Universidad,  que  ejecutó 
el  ultimo,  Kivero,  natural  de  León  y  maestro  de  obras  de  la  cate- 
dral de  Salamanca  (1). 

Por   escritura  pública  otorgada  en  1572  ante  el  escribano 
de  Oviedo  D.  Alonso  de  Heredia  se  remató  la  importante  obra 
c de  las  Escuelas  y  Universidad»)  á  favor  de  Rodrigo  Gil,  quien 
nombró  por  encargado  y  representante  suyo  al  dicho  Rivero  por 
contrato  de  10  de  Julio  de  1575.  En  14  de  Abril  de  i  584  Domin- 
go Mortera  y  Alonso  de  la  Barcena  ajustaron  la  labra  y  asiento 
de  columnas,  bases,  dinteles,  cornisas  y  antepechos;  Andrés  de 
la  Vara  y  Alonso  Cerdeño  contrataron  en  15  del  mismo  mes  el 
arrastre  de  todas  las  vigas  de  castaño,  que  el  maestro  tenía  cor- 
tadas y  reunidas  en  la  próxima  parroquia  de  San  Claudio;  en  13 
de  Abril  de  1585,  Juan  de  la  Zucera  ajustó  27  columnas  de  nue- 
ve pies  de  largo  y  un  pie  y  dos  dedos  de  grueso,  28  dinteles  de 
seis  pies  y  dos  dedos,  28  antepsehos  de  cinco   pies  y  dos  de- 
dos: en  precio  todo  de  34.000  maravedís,  puesto,  bien  desbastado, 
en  el  patio  de  las  Escuelas;  en  15  de  Abril  de  id.,  Bernardo  de 
Va  Portilla,  de  Trasmiera,  remató  todas  las  cornisas  del  palio 
bajo,  29  bases,  29  chapiteles  y  29  co'lumnas,  con  la  condición  de 
que  la  piedra  había  de  ser  blanca  de  cercana  cantera  de  Colloto; 
en  6  de  Julio  de  1587  Juan  del  Palacio  remató  600  varas  de  bal- 
dosas de  tres  pies  de  largo,  uno  y  medio  de  ancho  y  medio  de 
grueso,  todas  ellas  de  la  cantera  del  inmediato  concejo  y  pueblo 
de  Tudela;  en  13  de  Abril  de  1596  Juan  de  Pantones,  carpinte- 
ro, ajustó  toda  la  obra  de  carpintería  de  los  dos  frentes  de  orien- 
te y  mediodía  en  el  patio  alto,   y  Fernando  Noriega  la  de  los. 


(i)  — Noticias  de  los  arquitectos  y  (i-:  la  Arquitectura  en  Zfv/.i// 1  por  Ll.iguno,  adicionada 
por  Ccan  Ber mudez  (Madrid—  Enero  30  -  1829. 

— La  Arquitectura  greco-romana  en  Asturias  por  Fortunato  de  Selgas  (Revista  de  Astu- 
rias-Oviedo —  x  882 ) . 


:f 


t. V;! 


*£■! 


—374- 

lienzos  del  norte  y  occidente;  y,  por  último,  el  enlosado  exlerio 
con  un  ancho  de  doce  pies  y  loa  asientos,  con  dos  cadenas  d 
hierro  á  derecha  ¿izquierda  de  la  puerta  principal,  que  había  t 
recorrer  las  cuatro  calles  que  circundaban  al  edilkio,  corrió 
cargo  del  maestro  Rodrigo  Gil  (1). 

A  Bracamonte  y  á  Rivero  débense,  pues,  [os  trazos  del  seveí 
y  clásico  edificio  con  algunos  resabios  platerescos,  de  robustas 
aunque  poco  elevadas  magesluosas  fachadas,  que  contrastan  en 
la  elegante  arquería  interior. 

Tiene  el  Establecimiento  IfiO  pies  (50,15  metros)  por  cad 
una  de  sus  fachadas,  que  forman  un  cuadro  perfecto.  La  decors 
ción  de  las  que  corresponden  a  las  caites  de  San  Francisco 
antigua  de  la  Picota  son  graves  y  sencillas.  Consisten  en  un  í*J 
calo  de  proporcionada  altura  en  el  punto  mas  alto,  que  form; 
con  el  desnudo  de  los  muros  un  retallo  de  un  cuarto  de  ph 
(0,069  metros),  que  cubre  un  salón  de  perfil  gracioso  con  escc 
lente  efecto.  Sobre  dicho  zócalo  se  elevan  los  muros  hasta  la 
cornisa  de  coronación,  que  termina  la  obra  en  sus  lisas  fachadas, 
sin  más  ornamento  que  la  hermosa  y  bien  labrada  cantería,  y 
sin  otra  interrupción  que  los  huecos  de  las  puertas  en  los  úni- 
cos pisos  bajo  y  principal.  Las  estrechas  ventanas  son  nueve  en 
el  lienzo  del  N.  y  once  en  el  de  E.  unas  y  otras  con  alféizar  in- 
terior y  esteriormente.  Al  0.  y  S.  no  había  mas  que  piso  bajo; 
pero  se  terminó  el  alto  de  manipostería  en  17ííf>  con  fondos  de 
la  herencia  del  Brigadier  Solis  para  colocar  la  Biblioteca  y  otras 
dependencias,  bajo  plano  y  obras  que  dirigió  el  ilustre  arquitec- 
to asturiano  D.  Manuel  Reguera  González. 

La  puerta  principal  en  la  calle  de  San  Francisco  está  bien 
entendida,  es  espaciosa  y  de  buenas  proporciones  y  ia  realza  la 
guarnición  moldada,  que  adorna  las  cambas  y  dintel;  pero  lo 
que  más  contribuye  al  agradable  efecto  de  esta  puerta  es  el  in- 
tercolumnio que  la  decora.  Es  de  dos  esbeltas  y  íigeras  ccluov 
ñas  dóricas  istri&das,  un  poco  más  altas  de  lo  que  requieren 
las  proporciones  del  orden,  apoyadas  en  cnntrapilastras.  Su  en- 
tablamento es  propio  con  triglifos  y  metopas,  sobre  el  que  apa- 


(1)     —  Archivo  notarial  de  Protocolos  de  Oviedo. 

—  La  construcción  del  edificio  para  el  Colegio  de  Huérfana*  KeculttA*.  de  parí  ornen  I  ó  Hfliwr- 
sita  rio,  obligó  á  cerrar  la  calle  ó  callejón,  qnc  daba  á  la  del  Campo  u  üan  frraAt&euj  terrado 
una  puerta  que  por  allí  daba  también  entrada  á  la  Universidad. 


—  275  — 
recen  descansar,  en  el  piso  principal,  las  armas  familiares  del 
Sr.  Valdés  Salas  (1),  repetidas  al  lado  de  la  ventana  del  centro  - 
con  guarniciones  moldadas  y  coronadas  por  un  frontón  curvo 
bajo  el  que  está  una  escultura  que,  aunque  sin  ningún  parecido 
con  el  Fundador,  á  él,  al  menos,  se  quiso  aludir  representando 
un  Arzobispo   de  pontifical.  La  puerta  del   E.,  no  tiene   más 
adorno   que  estar  en  medio  de  un  pequeño  resalto  que  hace  el 
muro,  formando  un  grupo  central,  cuyo  resalto,  está  por  hiladas 
de  almohadillado  que  siguen  las  líneas  de  las  hiladas  generales 
y  las  dovelas  del  cerramiento  de  la  puerta  y  ventana  del  piso 
principal,  que  está  entre  dos  escudos  universitarios.  La  dicha 
cornisa  de  coronación  dá  tono,  unidad  y  carácter  dórico  al  edi- 
ficio, y  tiene,  por  lo  tanto,  el  alquitrave  y  cornisa  dóricos  con 
metopas  y  triglifos  circulares. 

Él  interior  es  claro,  alegre  y  desahogado,  con  espacioso  patio 
al  que  se  baja  desde  la  fachada  del  E.  por  una  suave  escalera  de 
dos  tiros,  á  causa  del  alto  nivel  de  la  calle  de  la  Universidad. 
Sus  cuatro  crujías  están  formadas  por  ocho  columnas  dóricas 
en  cada  uno  de  los  lados  y  sobre  sus  capiteles  arrancan  siete 
arcos  de  medio  punto,  con  la  archivolta  del  orden,  coronados 
con  sencilla  cornisa  alquitrabada,  cuya  corona  sirve  de  imposta 
al  piso  principal.  Este  se  halla  decorado   con  orden  jónico, 
que  coge  toda  su  altura,  con  la  circunstancia  que,  además  de  las 
columnas,  que  cargan  á  plomo  de  las  de  planta  baja,  carga  otro 
peso  á  plomo  de  la  clave  de   arcos,  en  los  siete  del  lienzo  del 
0.  del  patío.  Lo  mismo  sucedía  con  los  otros  tres;  pero  al  abrigar 
las  altas  galerías  y  habilitarlas  para  oficinas,  cátedras  y  salas  se 
han  quitado  las  columnas  centrales  y  de  sillería,  dejando  en 
medio  ventanas  antepechadas.  En  el  lienzo  del  N.  existe  entre 
las  columnas  un    antepecho  general  de   sillería  y  los  cuatro 
eslán  coronados  con  una  ligera  cornisa  que,  si  no  corresponde 
al  orden,  contribuye  con  sus  buenos  perfiles  y  la  acertada  pro- 
porción de 'ambos  pisos  á  hacer  de  más  agradable  efecto  la  de- 
coración del  patio. 

'i)  Son  de  cuatro  cuarteles  bajo  el  sombrero,  cruz  y  cordón  arzobispales:  un  castillo  con 
un  \eón  sobre  s*.i*  almenas  ÍStilas )\  en  campo  blanco,  tres  barras  azule*  con  diez  cruces  de  San 
Jorge  de  Inglaterra  (  VaM¿¡  )\  tres  barras  verde*  en  campo  colorado,  f  Li-ino )\  en  azul  y  dentro 
tic  una  orla  con  la«  cruces  de  San  Andrés  cinco  flore*  de  li>  oro  y  una  espada  plateada  metida 
en  un  I  uncí  colorado.  '  Doña  Palla  y  Ponte). 

Las  armas  ó  escudo  universitario  iValdéO  se  hallan  también  sobre  elegantes  cartelas  en  las 
esquinas  del  edificio,  análogas  al  antiguo  del  Colegio  de  los  Pardos.  (Véase  pág.  29). 


Los  cuatro  lienzos  de  éste  forman  otros  tantos  eláusti 
espaciosos  en  el  piso  bajo;  á  estas  galerías  abren  las  puertas 
las  nulas,  y  la  del  0.  está  el  emboque  de  la  espaciosa  escale 
principal  (1), 

Como  era  natural,  por  consecuencia  ineludible  de  los  lie 
pos,  se  hicieron  en  la  Universidad  varias  obras  desde  su  fund 
ción  para  conservar  y  restaurar  eí  edificio  destinándose  pa 
ello  diferentes  sumas  desde  los  Estatutos  Viejos,  En  el  últin 
tercio  del  siglo  xvni  comenzaron  muchas  de  reparación  y  dec 
rado,  como  la  Sala  de  actos  mayores  en  1770,  el  patio  en  17 H 
las  cátedras  en  1789,  y  no  pocas  se  efectuaron  á  principios  di 
siglo  pasado;  pero  las  que  cambiaron  completamente  la  EscueJ 
datan  de  1843.  Hasta  entonces  tuvieron  menores  exigencias  la 
enseñanzas  y  el  gobierno  de  la  casa,  bastando.  Jos  ingresos  de 
arca  á  cubrir,  á  veces  con  desabogo,  todas  las  necesidades  di 
la  antigua  vida  académica;  más  las  novedades  posteriormente 
introducidas  obligaron  á  grandes  innovaciones  para  dar  cabidí 
ú  varias  dependencias  y  hacer  más  agradable  el  aspecto  severo 
y  triste  del  primitivo  Establecimiento.  ¿Qué  diferencia,  sino,  en 
tre  las  antiguas  aulas  y  las  modernas?  Estaban  reducidas  aque- 
llas á  la  elevada  cátedra,  donde  se  colocaba  el  maestro,  negra  f 
sombría  por  los  años,  con  un  tosco  respaldo  de  madera;  partien- 
do de  la  escalerilla  que  le  servía  de  ascenso,  iban  arrimadas  á 
la  pared  unos  asientos  fijos  de  tabla  y  atravesados  en  el  centro 
los  largos  y  estrechos  bancos  de  álamo,  lustrosos  por  el  roce  y 
laa  flexibles,  que  el  alumno  del  centro,  sirviéndole  de  apoyo  la 
punía  del  pié,  hacía  que  sus  compañeros  se  columpiasen  blanda- 
mente en  el  asiento. 

En  el  trenio  rectoral  de  1843  comenzóla  renovación  univer- 
sitaria el  animoso  Sr.  Arenas  destinando  á  ella  cerca  de  un  mi- 
llón de  reales  procedentes  de  rentas  fundacionales,  ingresos  y 
derechos  académicos.  Asi  pudo  acometer  y  realizar  obras  de 
mucha  importancia,  renovando  los  atrios  interior  y  exterior  y  las 
galería^  cubriendo  de  cielorasos  los  tránsitos  y  salones,  dando 
al  edificio,  en  una  palabra,  un  aspecto  agradable  y  aseado  bo- 
rrando injurias  del  tiempo,  vestigios  de  guerra  y  de  impropios 


(i)     Madnx."  "Diccionario   gcoíjráficc-htstóríco-E.'átMitaLko  de  España  y  sus  posesiona  tk 
Ultramar-.— Tomo  X1L— M-idr¡dj  1&49- 


—  277  — 
destinos  de  almacenes,  hospital,  cuartel,  etc,  (1)  preparando  la 
Casa  para  la  exigencia  y  cambios  con  el  plan  de  1845. 

Afortunadamente  recayó  el  nombramiento  \ de  Rector  en  el 
Sr.  D.  Pablo  Mata  Vigil,  persona  que  reunía,  al  aprecio  y  simpa- 
tía general,  una  elevada  representación,  el  más  infatigable  celo  y 
el  mayor  acierto  para  dar  impulso  y   desarrollo  á  la  nueva  ley. 
Interesado    por  él  nombre  de  la  Escuela  en  la  que  por  largos 
años  había  sido  profesor  y  jefe  de  reconocido  mérito,  no  perdo- 
nó medio   ni  sacrificio  personal  para  mejorarla.  Siguiendo  el 
impulso,  que  había  iniciado  el  Sr.  Arenas,  si  no  cambió  la  forma 
del  edificio  le  acomodó  á  las  nuevas  necesidades  y  le  embelleció 
agradablemente.  Se  arreglaron  las  oficinas  rectorales  y  de  secre- 
taría, se  dividieron  en  dos  las  aulas  grandes,  construyéndose 
asientos   de  forma  circular  para  los  estudiantes  y  levantando 
otro  sitial  para  el  catedrático,  respetando  el  antiguo  de  Feijóo;  se 
ensancharon  las  ventanas,  se  trasformó  la  Sala  de  actos  mayo- 
res, se  crearon  los  gabinetes,  se  adquirió  mucho  material  de  en- 
señanza, etc.,  etc.  Respetado  de  maestros  y  amado  por  los  alum- 
nos, fué  su  muerte  dolorosa  pérdida  para  el  Establecimiento. 

Volvió  otra  vez  al  Rectorado  el  antiguo  catedrático  Sr.  Al» 
varez  Arenas,  cuyas  dotes  de  inteligencia  y  carácter  con  su  en- 
trañable cariño  á  la  casa  hicieron  no  decayese  el  espíritu  de 
bienhechoras  reformas,  porque  dispuso  el  arreglo  de  la  sala 
claustral,  habilitó  local  para  la  enseñanza  del  Notariado  y  siguió 
con  más  obras. 

Los  Rectores  sucesivos  las  continuaron,  como  la  escalera  in- 
dependiente para  la  antigua  Secretaria,  que  hoy  ocupa  el  Insti- 
tuto, eh  tiempos  del  Sr.  Martín  Sanz;  la  pared  de  canto  labrado 
entre  el  patio  exterior  de  la  Universidad  y  la  plazuela  de  Riego 
con  puerta  exterior  á  esta  (2)  y  la  transformación  del  Paraninfo 
decorado  por  el  excelente  pintor  Sr.  Diana  con  alegorías  acadé- 
micas, sonde  la  jefatura  del  Sr.  Marqués  de  "Zafra;  y,  á  este  tenor 
otras  obras  continuas  en  el  edificio  y  sus  dependencias.  Mas  las 
principales  fueron  ultimadas  por  el  Sr.  D.  León  Salmean,  profe- 
sor docto  de  la  facultad  de  Ciencias.  Muy  estimado  de  sus  com- 


(i)  Archivo  de  la  Universidad. —Claustros  de  20  de  Septiembre  de  1833,  25  de  Septiembre 
de  1834  y  4  de  Febrero,  31  de  Muyo  y  21  de  Diciembre  de  1835. 

h)  Archivo  de  la  Universidad. -Entre  otros  acuerdo*  relativo!  á  Cata  pretendida  servidum- 
bre 300  los  acuerdos  de  12  de  Junio  de  18 16,  13  de  Noviembre  de  1887  y  22  de  Abril  de  1818. 


—  278  — 

pañeros  y  muy  querido  por  los  estudiantes,  su  ascenso  al  rec 
rado  fué  día  de  inolvidable  jubilo  y  prenda  segura  sli  celosa 
lividad  para  el  progreso  y  nombre  de  ia  enseñanza  en  esta  L 
versidad,  á  la  que  profesaba  el  mas  acendrado  afecto.  Bajo 
mando  se  trasformó  el  edificio  porque  gestionó  con  incansal 
afán  la  adquisición  de  fondos  ordinarios  y  extraordinarios,  y  i 
durante  veinte  años  de  su  mando  paternal  rehizo  el  estable 
miento.  Ultimó  la  Torre  -observatorio;  embaldosó  de  nuevo 
patio,  los  claustros  exteriores  y  la  antigua  ;< pedrera*;  reno 
por  completo  la  vieja  cubrición  y  tejados  dejando  espacios 
desvanes  con  tres  escaleras  independientes  de  que  antes  se  c 
recia;  hizo  bella  escalera  principal,  dedos  tiros  de  ida  y  vuel 
toda  de  excelente  piedra,  con  balaustrada  de  mármol  y  canee 
de  hierro  en  remplazo  de  la  vieja  ascensión  primitiva,  dejand 
bien  dispuestos  y  decorados  paredes  y  recuadros  para  alegoría; 
pinturas  é  inscripciones  que  proyectaba;  dotó  de  nuevo  morí/fe 
rio  todas  las  dependencias,  cuyos  gastados  y  negros  pisos  sustj 
tuyo  también  por  nuevos  tillados;  decoró  las  cátedras  dotando 
las  de  nuevos  bancos  conforme  á  los  últimos  adelantos  pedagú 
gicos;  gestionó  y  realizó  la  compra  de  la  huerta  del  O  para  en 
sanche  del  establecimiento  y  defensa  de  sus  luces;  y  aún  dispusr 
mas  obras  y  procuró  adquisición  de  cuadros,  libros  varios,  pe- 
diendo decirse  que  casi  dejó  un  edificio  rejuvenecido  total me/i 
te  cuando  cesó  en  la  jefatura  académica  (1),  Amó  á  la  Escuela 
como  á  su  casa  propia,  y  aún  enfermo,  rendido  por  los  año*\ 
visitó  diariamente   mientras   humanamente  pudo  á  su  querida 

Universidad  y   puede  decirse  que  murió  pensando  en  ella 

¡Sirvan  estas  pobres  líneas,  que  escribo  conmovido,  como  testimo- 
nio de  afecto  y  gratitud  ¡i  mi  maestro  y  jefe,  por  quien  escribí 
la  primera  edición  de  este  humilde  libro,  y  el  fué  también  quien 
me  asoció  después  á  su  inolvidable  gestión  universitaria. 

Tuvo  el  respetable  Sr.  Salmean  dignísimo  continuador  en  el 


(i)  Grandes  fueron  «us  dcsvel*  *  itnu  y  oiro  año  para  mejorar  y  engrandecer  la  LTnivírwíbd 
en  favor  de  la  que  acudió  incesantemente  á  la  Superioridad  y  á  las  silurianos  influyentes.  Formu- 
ló un  plan  de  reformas,  partiendo  de  la  se^n  melón  del  latfltuto  "Clá'L'rtro*  de  5  de  Abril  de 
1877  y  21  de  Noviembre  de  1881I  con  doi  DomltioMSi  u  «a  de  los  Srcs,  Campillo  y  Djüi  urdiría, 
y  otra  de  lo*  Sres.  Aramburu  •  F),  AK,.n  /  Am:mri¡  y  Buylh  y  tu  Ja-¡  do-,  une  ti  huimí  iU" 
contarme;  procuró  el  concurso  de  lo*  Sres.  Po&ad;i  Herrcia,  Toreuo,  Quintana,  Barón  de  Crt»* 
donga,  Fernández  Vallín  y  mas  1  Claustro*  diados  los  de  23  de  Marzo  y  23  AgO>tci  de  i$8^  II 
de  Octubre  de  1887  y  8  de  Febrero  y  lo  de  Abril  de  iKSÜfj  cte.,  tic,  pues  seiiü  muy  pioiijii  Ij 
tarea  de  mencionar  todas  las  gcsliouts  del  benemérito  Sr.  Salmeas  y  acuerdo!,  dnuigrata  lauda 
bajo  au  presidencia. 


—  279  — 
sabio  catedrático  Sr.  D.  Félix  P.  de  Aramburu,  Rector  actual, 
que,  desde  fines  de  1888,  con  heredado  y  personal  cariño  á  la 
Universidad,  prosiguió  la  labor  meritoria  de  su  antecesor  con 
mejoras  sucesivas,  que  igualmente  han  de  hacer  memorable  su 
mando.  Dispuso  el  cercado  y  arreglo  de  la  huerta  y  la  construc- 
ción allí  de  necesario  almacén;  el  ensanche,  apertura  y  enrejado 
de  las  ventanas  de  cátedras  y  capilla,  que  fué  decorada  y  desti- 
nada á  Paraninfo  sin  perder  su  importante  y  tradicional  desti- 
no; afianzamiento  con  viguetas  y  columnas  de  la  crugía  del  E.; 
habilitación  de  aulas  para  los  estudios  de  Ciencias  y  del  despacho 
rectoral  con  más  luces;  construcción  de  nuevos  retretes;  servi- 
cio de  alumbrado  eléctrico;  hizo  nueva  escalera  de  ingreso  por 
la  calle  de  la  Picota,  etc.;  y  todo  ruchando  con  indecibles  difi- 
cultades. No  es  la  menor  la  del  misero  presupuesto,  que  imposi- 
bilita al  Sr.  Aramburu  para  poner  la.  parte  material  de  la  Uni- 
versidad con  independencia  y  á  la  altura  del  progreso  moral 
que  ha  conseguido  bajo  su  régimen  (1).  Lazos  de  amistad  frater- 
nal, nacida  en  la  infancia,  acrecentada  en  las  aulas  y  sellada  ahora 
en  muchos  años  de  magisterio  y  de  puesto  á  sus  inmediatas  órde- 
nes, me  impiden  decir  más  del  Sr.  Aramburu,  cuyos  altos  mereci- 
mientos son,  por  otra  parte,  bien  conocidos,  no  ya  solamente 
en  Asturias  sino  dentro  y  fuera  de  España. 

Actualmente  está  el  edificio  distribuido  de  la  siguiente  forma: 
en  el  piso  bajo,  la  Capilla-Paraninfo,  las  aulas  de  la  Universidad 
é  Instituto,  (que  son  reducidas  por  la  división  de  las  amplias  an- 
tiguas) la  portería,  el  antiguo  Paraninfo  destinado  hoy  á  cátedras 
y  Sala  de  conferencias  de  la  c Extensión  universitaria»;  y  en  el 
piso  alto,  aulas  y  gabinetes  de  Física,  Química  é  Historia  Na- 
tural de  la  Sección  de  Ciencias  é  Instituto,  la  Dirección  y  Se- 
cretaría de  éste,  con  la  Secretaría  general,  Rectorado,  (2)  Salas 
Claustral  é  Iconoteca  asturiana  y  de  Juntas  de  la  Facultad  de  De- 
recho con  su  Librería  especial  y  la  Biblioteca  provincial  universi- 
taria. En  el  extremo  N.  O.  se  alza  la  Torre  Estación  meteorológica 


(i)  Archivo  de  la  Universidad.--Cláustros  de  7  de  Mario  y  5  de  Mayo  de  1903,  con 
Acuerdos  y  apremiantes  gestiones  de  orden  económico  en  relación  con  los  de  la  Asamblea  uni- 
versitaria de  Valencia. 

(a>  En  el  despacho  rectoral  se  conservan,  por  generosa  donación,  la  escribanía  que  sirvió 
para  firmar  en  Cuba  la  p-z  llamada  del  Zanjón,  remitida  desde  Nuevitas  en  1879  por  D.  Etel- 
v'mo  Martínez,  de  Llanera;  y  una  tabaquera,  de  uso  del  insigne  repúblico  el  divino  Arguelles, 
regalo  del  cx-alcaldc  oveteusc  y  antiguo  alumno,  Excmo.  Sr.  D.  José  Longoria  Carbajal. 

19 


—  28o  — 

con  el  reloj  moderno,  que  reemplazó  al  primitivo  de  H" 
sonoras  campanas, 

La  capilla  osla  á  la  izquierda  de!   vestíbulo,  entre  < 
esquina  cfciN.  U.  y  es  de  buenas  proporciones,  cubierta  A 
veda  de  punto.  El  altar,  de  privilegio  perpetuo  desde  1  7Híit  i 
las  elides  de  San  Gregorio  el  Magno,  tí  quien  está  dedi 
las  de  Santa  Catalina,  San  Antonio  de  Pádua,  Sao  Fram 
Asís  y  San  Juan  Bautista,  con  más  San  l'edro  y  San  Pabío  j 
Evangelistas  San  Lucas  y  San  Juan  en  gnicios  ves  cutí 

ara  y  los  santos  íl),  K¡  retablo  fue  trabajado  por  Juan  de  De 
cuando  las  primeras  obras  de  habilitación  de  la  tln¡ve¡ - 
ganó  por  ¿1  25  501  reales,  aunque  Domingo  Montciv 
albañü  de    la   ciudad,  denunció  varías  fallas  en  la  úbt 
oeiieta,  «pie  separa  la  bóveda  de  loa  lienzos,  se  lee  la  «gtiie 

rípción  qtie  rodea  todo  el  templo: 

Dft  ESTAS  ESCUELAS   V    UNIVERSIDAD  HA    SIDO  FUNDADO*     V    DOTAHOR 
Ii.IMO   Ski.  Ü.  FkkPíANDO  DE  VALPbá,  DE  GLORIOSA  MEMORIA,  HIJO  D* 

Fernánubk  de  VaLdís  v  ni  doña  Mrncía  dk  Vald&í,  %e$ 

de  Salas.  Akzohisi'u  &*  Sevilla,  Presidente  del  Suprrmo  Coks 

ESTOS   REINOS   Í   lN*jl '1MDOR   GENERAL   EN   ELLuS,  KRLK3I0SG   Y    VJGtl  U 
FENSOK    DE  LA  fi  CATÓLICA  V  SEVERÍS1M0  PERSEGUIDOR  DÉLA  HERÉTICA  Pl 
VEDAD.  MURIÓ  Año  di:  156Ü    COMENZÓSE  A  LEER    KN   ÉSTAI  KSCUELAS  EL  A 
DE   1608.  PRIMER    PATRONO  DE  ELLAS    EL   Hk,   D,   J  VaLI 

DSnfilO,  «AflAlLEKÜ  DÍL    ILÁUJTO  DB  Sa  SOCA!' 

Rey  D.  FRLtFl  Ilf,  V  LO  SON  rERFÉTUOS  LOS  SUCESORES  EN 
lasa  de  Salas. 

Por  último,  ya  se  dijo,  que  para  el  buen  servicio  del  temp 
se  entregó  al  Claustro  numerosa  plata,  ornamentos  y 
que  desaparecieron  en  su  totalidad  cuando  en  la  guerra 
Independencia  los   franceses  convirtieron  en  cuartel 
ció  (2)  El  pulpito  antiguo  fué  reemplazado  por  el  venera: 
tial  del  sapientísimo  catedrático  benedictino  con  esta  ioscripcií 

I  Ai  Í1 

tLTMO,    V    KMO.    P.    MTRO, 
FR.  BENITO   J     IEIJÜO 
1709-1764 


i'i'i  ^  Archivo  tic  la.  Universidad  —TevUimiL  .mi  ..I.  I  Ai 

—  Cl1  fililí"   ífl    1«'"  ■: 
ño!,,  obtuvo  de  SS,  el  Papa  León  Xül  un  eMitu 
Fm  fie  c*  que,  c  i  Tcr&áo*  y  comulfudír»,  visita  «¡en  la  ':;». 
pera*  li,i*u  la  |mc  ta\  del  Sol,  en  cada  mi  1  -Ir   b*    frsimdiide*  de 
1 '■  -i-       '         )    I*  MatM,  TmUiImcii   ha  coi  ■ 

I'    m      5r.  A    Kítialdini»  artuHkpu  de  Kcradtu  y  Nü  1 
m-im  a  la  UnKcr*id*d. 
(?)     AtctiivM  de  la  L-«ivi:r>idr*d.—  Tes  lamen  tana  del  Arzobispo  Valí 
Vea*c  pág*  155. 


—  28l  — 

•  De  las  dependencias  del  piso  alto  ya  se  hizo  mérito  tratando 
de  los  gabinetes  y  museos  para  las  enseñanzas  de  Ciencias. 

La  galería,  qué  precede  á  las  oficinas  universitarias  está  de-  ' 
corada  por  cuadros,  que  del  ministerio  de  Fomento  obtuvo  el 
Héctor  Salmean  y  son  los  siguientes: 

De  autores  desconocidos:  San  Antonio  de  Padua,  un  san- 
to Crucifijo  Prematatense,  Sacra  Familia,  Jesús  aprisio- 
nado,  San  Juan  Bautista,  la  Virgen  y  el  Niño  Jesús,  La 
comida  del  Fariseo,  Jesucristo  y  San  Pedro,  dos  Obispos, 
dos   Santos  Religiosos  un  Santo  heroico,  y  Minerva;  El 
Bautismo  de  la  Virgen  y  la  Concepción,  por  Gilarte;  un 
país,  de  escuela  Flamenca;  Reinaldo  burlando  los  encantos 
de  Armida  y  Herminia  huyendo  de  Polifermo,  por  Gordia- 
no; El  Maná,  por  Escalante;  San  Antonio,  por  Herrera  el 
viejo;  dos  Religiosos  benedictinos,  por  Ricci;  San  Francisco 
de  Asís,  por  Zurbarán;  San  Jerónimo,  por  Ribera;  y  Últimos 
momentos  de  Felipe  II  en  el  JEscorial,  por  Esquivel- 
'    Para  decorado  de  la  escalera  principal,  el  Rector  Sr.  Aram- 
buru   obtuvo  el  cuadro  histórico  de  grandes  dimensiones,  debido 
al  pincel  laureado  del  profesor  asturiano  D.  José  Uría  y  Uría, 
representando  el  dramático  episodio  del  alzamiento  provincial 
de  1808  cuando  las  turbas  populares  pretendieron  sacrificar  en 
el  campo  de  San  Francisco  de  Oviedo  al  poeta  Melendez  Val- 
des,  consejero  Mon  y  los  coroneles  Filzgerald  y  Ladrón  de  Gue- 
vara, como  comisionados  ó  partidarios  del  duque  de  Berg  y  go- 
bierno intruso,  y  fueron  libertados  de  la  muerte  por  el  Cabildo 
Catedral,  en  procesión,  y  frailes  franciscanos  que  calmaron  las 
iras  de  los  patriotas. 

De  la  «Biblioteca  provincial  universitaria»  se  tratará  á  ca- 
pítulo aparte;  y  nespecto  del  «Archivo»)  cabe  decir  que  está  hoy 
confiado  al  Cuerpo  facultativo  especial.  Urge  ultimar  su  ordena- 
ción y  clasificación  y  terminar  también  los  índices,  con  uno  es- 
pecial de  la  interesante  antigua  vida  académica,  cuyos  principa- 
lea  documentos  deberán  publicarse  en  las  «Memorias»  y  «Ana- 
les» comenzados.  Al  Rector  Sr.  Salmean  débese  haber  salvado 
las  primitivas  actas  y  papeles  de  mérito  cuya  encuademación  y 
arreglo  procuró  con  interés  especial. 

Por  último,  es  hoy  dependencia  notable,  pasando  á  ser  como 


'V;v 


ífr-; 


—  a**  — 
una  institución  provincial,  ¡a  «Iconoteca  asturianu-uní  versilari 

galería  de  retratos  de  hijos  ilustres  de  la  Universidad  6  prn\ 
cía,  sus  favorecedores  y  personas  distinguidas  dignas  de  e 
honor.  Esta  colección  de  retratos,  algunos  de  escaso  mérito 
tístico,  débense  principalmente  al  tantas  veces  mencionado 
ñor  Salmean  que,  desde  1874  con  un  donativo  del  Sr,  Gonzá 
del  Valle,  pues  entonces  solo  había  los  retratos  del  Areobfc 
Fundador,  Campomanes,  Jovellanos,  P,  Feijóo,  Brigadier  Solí 
Rector  Mata  Vigil,  se  dedicó  tan  celoso  Jefe  á  enriquecer  la  h 
noteca  con  numerosos  lienzos  (1)  que  obtuvo  por  ges! iones  in 
sanies  y  donativos  particulares,  dejando  también  guía  é  índit 
ciones  para  la  continuación  de  este  Musco  iconográfico  astur 
no,  proseguido  con  interés  por  el  Rector  Ararnburu. 

Su  complemento  y  manifestación  en  acto  solemne  sería  u\ 
fiesta  adecuada  entre  otras,  que  deben  verificarse  on  fecha  ya  i 
lejana  del  tercer  centenario  universitario,  celebrando  la  entrm 
y  nuevos  rumbos  de  cultura  del  siglo  xx;  debiendo  también  ost: 
ya  erigido  para  aquellos  solemnes  días  de  1908  el  monuuicnl 
estatuario  proyectado,  que  la  gratitud  pública  dedica  á  la  menn 
ria  inmarcesible  del  munífico  D.  Fernando  Valdés  v  Salaí 
En  peregrinación  de  amor  visitarán  los  asturianos  en  el  puebl 
nativo  del  Arzobispo  insigne  la  egregia  sepultura  cincelada  po 
el  maravilloso  Leoni;  en  certamen  extraordinario  podrá  presen 
tarse  como  un  balance  de  las  fuerzas  morales  y  materiales  aslu 
rianas,  el  progreso  y  manifestaciones  salientes  de  ciencia,  litera  fu 
ra,  industria,  agricultura  y  comercio  del  país  á  partir  de  las  fun 
daciones  del  gran  Prelado;  desde  la  primaria  escuela  hasta  h 
mas  superior  institución  instructiva  y  educativa  de  Asturias,  ves 
tiran  de  gala,  y  mejor,  si  para  entonces  ya  pueden  manifestarse 
renovadas  y  reproducidas  en  vida  progresiva  y  propia  de  verda 
dera  enseñanza. 


,£G1 


íi)     Véase    mi  «Discurso    inaugural  del  c\ít*o  de  tSSfi  87a,   fQvicdo.    imp.    de    Rrid:   iSf 
donde  se  de? cribe  esta  Iconoteca  con  reseña  bio£rá  tí  Cf>- bibliográfica  de  luí  a^uriuno*  itiislH">. 

Algún  visitante  de  e.«ta  galería  dice;  'Noson  todos  loi  que  Cátiu,  ni  cuan  todas  los  quí 
son». 

Se  buscan,  para  adquirir  copias,  Ilu  relr-ito*  del  Deán  AsL*£j  y  de]  Regente  Pém  Vil '■'■ 
mil,  y  *c  hacen  gestiones  á  fi.i  de  cj,  seguir  Ini  del  Auobí#p<i  Orü.'da  y  iná*  Prelado*;  d*  7;Vj4i 
dt  Aviles,  Carvallo  y  otros  escritores;  di:  tai  Préndenles  del  Consejo  de  CaAlítlsi,  Mniquetdc  b 
Paronz.%,  Riega,  l).  Arias  Man  y  VtÍArdtt  /í  Rmn  >n  éé  f\nm¿i  y  Stfa,  y  alta*,  Cortejen*  1 
Ministros;  de  los  Generales  Abura/,  Trema  ñtst  CirttfHfg94t"LucHr*t  loi  Mi*drz  de  f'igv  y  nw 
ilustres  militares;  de  miembros  distinguido;  de  I  m  Ordt-iiüi  1Iciicd¡-:tñM,  Dominicana,  Frantho1 
na  y  Compañía  di  Jesii;,  y  otro.»  asturfAiui*,  notorig-i  p.ir^u*  tBftintcSmlíatfOS. 

En  el  Apéndice  XIV  figuran  con  *  lo*  isturi&tttM  distflfuidas,  cuyo*  retratos  estin  üdwJ1 
mente  en  la  Iconoteca. 


-283- 

CumpHdas  se  vean  también  las  justas  aspiraciones  de  la 
Universidad  logrando  personalidad  vigorosa,  siendo  ley  y  régi- 
men la  «autonomía  universitaria»  anunciada  en  el  proyecto  del 
ministro  Sr.  García  Alix,  desenvuelto  en  base  amplia  tanto  en  la 
esfera  científica  y  docente  como  en  la  económica  (1).  Al  llama- 
miento de  la  Universidad  española  responderán  quizá  mejor  las 
fuerzas  vivas  nacionales;  adecuados  organismos,  en  consonancias 
con  ideas  y  deseos  modernos,  desenvolverían  el  progreso  moral 
para  suspirada  regeneración,  que  por  ese  camino  principalmen- 
te puede  conseguirse;  la  región  tendrá  los  medios  de  cultura  en 
dirección  de  sus  inmediatas  y  características  necesidades  y  as- 
piraciones; y  á  la  labor,  bajo  rigorismo  oficial  de  plantilla,  po- 
drán sustituir  trabajo  y  estudio  mas  hondos  y  entusiastas,  libres 
y  vivificadores. 

Asi  vive  la  Universidad  de  Oviedo  esperando  un  cambio  ra- 
dical en  el  régimen  y  gobierno  de  la  Instrucción  pública.  Foco  y 
encarnación  de  cultura  local  y  general,  aspira  á  continuar  su 
historia. 

La  Universidad  de  Oviedo  no  ha   tenido,  es  verdad,  una  épo- 
ca grande  y  gloriosa,  como  otras  célebres  Escuelas  de  Europa; 
pero  llenó  cumplidamente  una  modesta  existencia,  impulsando 
la  actividad  intelectual  de  Asturias  y  regiones  inmediatas.  El 
tiempo,  al  pasar  de  siglo  en  siglo  su  inexorable  fevista,  la  halló 
siempre  en  primera  fila  en  el  estado  de  la  enseñanza,  mientras 
han  desaparecido  otros  cuerpos  docentes  que,  al  nacer  el  de 
Oviedo,  disfrutaban  de  superior  y  merecido  concepto.  La  Univer- 
sidad asturiana,  aunque  reducida  á  limitado  territorio  y  cerce- 
nada en  su  antiguo  cuadro  fundacional,  tiene  hoy  como  en  pasa- 
dos días  el  crédito  y  esplendor  que  á  sus  aulas  dieron  muchos 
hijos,  que  se  abrieron  paso  en  todas  partes  por  claro  talento  y 
sentido  práctico. 

Trabajemos  todos  por  dias  venturosos  para  la  Escuela  astu- 
riana, que  han  de  lucir  si  el  mezquino  é  impotente  sentimiento 
de  mal  entendida  economía  no  ajusta  el  ancho  campo  de  la 


1 1)  Archivo  de  la  Universidad  —Claustros  de  a,  9  y  26  de  Octubre  de  iqoo  para  el  estudio 
del  proyecto  de  ley,  y  notas  redactadas  al  efecto  por  los  Sres.  Diazürdoñcs  y  Sela.  En  ios 
Anales  de  la  Un  roen ida  d  ^Oviedo,  190a)  se  publicó  el  dictamen  del  Claustro  ó  ponencia  del 
catedrático  D.  Aniceto  Sela. 


i\- 


flf. 


Instrucción  pública  al  estrecho  recinto  de  las  casillas  de  un  p 
supuesto  mecánico,  poco  meditado  y,  por  lo  tanto,  eslérih 

No  se  apague,  no,  en  la  Universidad  de  Oviedb  el  fuego  ¡ 
grado  de  la  ciencia,  que  encendieron  el  generoso  Váleles  y 
animoso  Asiego;  que  fomentaron  Feijóo  y  Campomanes,  Pk 
dor  y  Víllamil;  y  que  avivo  el  primer  Marqués  de  Pidal  cuando 
moderna  renovación  de  la  Enseñanza, 


íí> 


I 


SEGUIDA  PARTE 


NOTICIAS 

DE  LOS 

ESTABLECIMIENTOS  DE  ENSEÑANZA 

EN    FL 

DISTRITO  UNIVERSITARIO 

DE  OYIEDO 


* 


CAPÍTULO  PRIMERO 


Observación  sobre  el  plan  de  este  libro.— El  Distrito  universitario  de  Oviedo; 
su  demarcación  primera  y  la  actual;  Estudios  y  Centros  oficiales  de  Instruc- 
ción  que  comprende. — La  Segunda   Enseñanza;  su   concepto,  — Antiguas  cá- 
tedras asturianas  y  leonesas  de  Latinidad  y  Humanidades;  Últimos  datos  del 
Colegio  universitario   de   San  Gregorio   de    los  Pardos. —  Enseñanzas,  Pro- 
yectos y  planes  de  Estudios  secundarios  ó  preparatorios  en  el  siglo  xvm  y 
primera  mitad  del  xix. — Instituto  provincial  de  Oviedo;  su  separación  de  la 
V Diversidad;   organización;  material  de  enseñanzas;  presupuestos;  necesidad 
de  local  propio. —  Instituto  provincial  de  León;  su  creación;  medios  de  ense- 
ñanza; presupuestos.— Estudios  de   Segunda   enseñanza   en   el  Instituto*  de 
Gijón;  su  creación  moderna  y  carácter  del  Establecimiento;   matrícula  y  re- 
cursos.—Institutos  locales  suprimidos  de  Casariego  de  Tapia  (Oviedo)  y  de 
Ponferrada  (León);    noticias  históricas  y  consideraciones  acerca  de  la  supre- 
sión.—Antiguos  Institutos  libres  de  León  y  Astorga  (León)  y  Llanes  (Oviedo). 
— Colegios  particulares  de  Segunda  enseñanza  incorporados  á  los  Institutos 
oficiales. — Referencia   al   Instituto   de   Santander. —  Libros   de  texto  en  los 
indicados  Institutos.— Matrícula. — Inspección. — Múltipley  variada  legislación 
de  Segunda  enseñanza  y  necesidad  de  un  plan  orgánico  estable. 


Dispuso  la  Circular  ministerial  de  6  de  Abril  de  1869  (en 
cuya  virtud  me  encargó  el  Rector  Sr.  Salmean  escribir  en  1872 
la  presente  obra,  ahora  ampliada  y  reformada)  que  se  redactase 
primeramente  la  «Historia  de  la  Universidad  de  Oviedo»  (núme- 
ros 1  al  9.°)  y  se  reúnan  al  final  «Noticias  de  las  Cátedras  y  Es- 
cuelas, que  hayan  existido  en  el  distrito  universitario,  ya  depen- 
dieran ó  no  de  la  Universidad»  (número  10.°).  Esto  explica  el  plan 
seguido;  pues,  de  otra  suerte,  diferente  hubiera  sido  el  orden 
lógico  y  hasta  oficial  del  libro,  distribuyendo  las  materias  en  la 
graduación  propia  de  la  Instrucción  pública:  «Enseñanza  prima- 
ria» ó  fundamental  (de  Párvulos,  Elemental,  Superior,  de  Adul- 
tos ó  ampliada  profesional,  y  la  propia  de  Mujeres);  «General  ó 
Segunda»;  y  «Especial  ó  Facultativa»;  que  asi  resulta  más  sim- 
plificada la  conocida  clasificación  de  la  Ley  de  1857. 

Roto  por  el  mandato  ministerial  el  plan,  que  debió  seguirse 


-     2- 

en  estas  páginas,  en  orden    inverso  comprenden 
parte  datos  varios  de  los  róstanlos  Centros  d 
Distrito  universitario  ovetense. 

Surgió  éste  por  la  Orden  de  29  de  Abril  de  1841  ñisp< 
qm  lodos  los  Establecimiento-  y  Colegios  de  la  Provin 
Oviedo  se  dirigiesen  a  la  Superioridad  por  conducto  del  Etoeh 
rado.  El  plan  de  1815,  que  dividió  á  la  Península  un  Distrito 
académicos,  comprendió  en  el  de  Oviedo  esta  Provincia  i 
de  León  y  Santander;  pero  el  de  1860  i  á  Santandt 

unió  al  de  Yalladolid  sin  motivo  fundamental  para  ello,  ptsi 
por  la  proximidad  y  otras  consideración  natural 

histórica  la  distribución  del  ilustre  primer  Marqués  de  PSdal 

Santander  y  Oviedo  bou  dos  provincias  hermana:- 
fueron  asttires  y   cántabros,   a  Lo  que  tira  al  mar,  ( 
P,  Flórez,  se  decía  después  de  los  moros  Asturias  incluya 
Santander  y  Laredo;  y  las  montañas  que  hay  d< 
hasta  el  mar  eran  llamadas  por  los  antiguos  Asturias  di-  Tra? 
miera     i,í).  Sabido  es  que  la  parte  occidental  de  Santan 
llamó  y  se  llama  Asturias  de  Santularia.  La  unión  m&s  intima 
del  «Principado*  y  de  la  ^Montaña*  ó  sea  de    tas  dos 
fué  pensamiento  patriótico,  que  movió  Ja  pluma  del  docto  La 
verde  Ruiz,  y  escribía:   illn   misino  ruarlas  baña,  una  n 
cordillera  las  separa  de  Castilla;  su  topografía  agricultura,  pro 
duelos  vegetales  y  minerales  son  idénticos;  análogas  sus 
trias;  análogos  sus  trajes,  y  muchos  usos  y  costumbre-:  no  b&\ 
solución  de  cunlinuidad  entre  ellas,  ni  por  la  disposición  de 
terreno,  ni  por  la  manera  de  ser  de  sus  pueblos;  nadir  al  pasa) 
la  barca  de  Inquera  cree  entrar  en  un  país  distinto  ch 
acaba  de  recorrer  como  nos  sucede  cuando  trasponemos  kn 
puertos  de  Heinosa  y  de  Pajares*  (2).  Abogaba  el  sabio  cátedra 
tico  con  argumentos  hisb  sociales  para  hermanar  i 

más  á  Santander  y  Oviedo  en  todo  genero  de  divisiones  a*  i 
trntivas;  \\  respecto  ¡t  la   académica,  existen  (¿oy  otr- 
tradícíonalea  y  los  de  proximidad  entre  Asturias  y  la 


( i)     Es/ttñti  Sagrada,  truno  XXV  I, 

<jj    EJcctfvwnenle,  no  obstante  la í   diferente*  tti  visión  es  histérica*  y  »dnum 
el  siglo  xvj  14.  -■:  uoniprciíde  en  mapai,   hiütoría»,  dtadonimen 
nielle,  L_i  Martmícre.  ete-}.  bajo  Isi  dtuomii  .Uthtim 

i.'cay.i.  Piran  -  y  ■■!    m.ir. 


—  a»9  — 

unidas  ahora,  cual  no  sucedía  en  1850,  por  cómodas  carreteras 
y  el  actual  ferro-carril  de  la  costa. 

Los  estudios  y  centros  oficiales  de  instrucción, que  comprende 
el  actual  distrito  universitario  de  Oviedo,  son: 
Universidad  de  Oviedo. 

Institutos  provinciales  de  2.a  Enseñanza  de  Oviedo, 
León  y  Gijón. 

Escuela  de  Veterinaria  de  León. 
Escuelas  de  Artes  é  Industrias  de  Gijón  y  Oviedo. 
Escuela  de  Comercio  de  Gijón. 
Escuelas  normales  de  maestros  de  Oviedo  y  León. 
Escuelas  normales  de  maestras  de  Oviedo  y  León. 
Escuelas  de  Instrucción  primaria  de  Oviedo  y  León. 
Y  pues  que  la  Circular,  tantas  veces  mencionada,  también 
pide  noticias  de  otras  Escuelas  que  no  dependan  de  la  Universi- 
dad, igualmente  se  han  de  comprender  en  esta  segunda  parte 
datos  varios  de  otros  diferentes  Centros  de  Enseñanza  é  Instruc- 
ción existentes  en  el  Distrito. 

Si  no  se  llamó  hasta  el  siglo  pasado  «Segunda  Enseñanza» 
la  intermedia  (entre  la  primaria  y  universitaria)  ó  preparatoria 
no  puede  decirse  que  ésta  se  debe  al  siglo  xix  más  que  de  una 
manera  externa  ó  más  reglamentada.  Para  la  Segunda  Enseñanza 
parece  haberse  escrito  aquel  concepto  de  la  Ley  alfonsina:  «Di- 
zen  Estudio  general  en  que  ay  Maestros  de  las  Artes  assi  como 
Gramática  e  de  la  Lógica  e  de  la  Retórica  e  de  Arismética  e  de 
Geometría  e  de  Astrología...»  Y  más  adelante:  «Pero  si  para  to- 
das las  sciencias  non  pudiessen  auer  Maestro,  abonda  que  aya 
de  Gramática  e  de  Lógica  e  de  Retórica...»  (1);  y  á  continuación 
se  mencionan  las  Escuelas  primarias  y  universitarias. 

Las  cátedras  de  Artes  de  las  Universidades  mayores  y  meno- 
res, las  de  muchos  antiguos  Colegios,  Conventos  y  posteriores 
Seminarios  eran  de  Segunda  enseñanza  ó  de  Gramática,  Huma- 
nidades y  Filosofía  elemental;  y  muy  especialmente  en  los  últi- 
mos siglos,  los  de  D.a  María  de  Aragón  y  de  San  Isidro  delMadrid, 
los  de  Calatayud,  Monforte,  Huesca,  Zaragoza,  Guadalajara,  etc., 
principalmente  de  Jesuítas. 

(i;    Leyes  i  y  2,  tit.  XXXI,  Part,  II. 


Entonces,  como  después  y  ahora,  fueron  y  son  preciaos  losi 
tudios  secundarios  como  complemento  de  la  ¡nst 
ni  y  grado  de  mas  amplia  cultura,  así  conio  de  preparado 
cialparu  profesiones  y  carinas  varias  ¿i  fin  de  que  el  individ 
se  instruya  y  eduque  completamente.  Cuando  las  es 
meras  progresen  en  grados  sucesivos  y  ron  lodos  los 
tjue  se  requieren  en  un  cambio  total  de  una  enseñanza  rica 
pera  (posible,  en  tiempos  lejanos  todavía)   pudiera  enloni 
cutirse  y  variar  el  concepto  de  la  enseñanza  segunda.  En 
pHsados  sus  materias  fueron  de  una  necesidad  previa  para  i 
gresaren  I;»-  íniversidades,  aunque  también en  algunasdi 
(en  más  ó  en  menos  y  en  la  moderna  de  Ce  r  ven 
comprendían   las  enseñanzas  do  Arles,  no  muy  di 
las  de  los  modernos  Institutos.  Era  la  continuación  de  los  lejai* 
frihio  (gramática,  w  lialéctica)  y  cuadrivio  (ariii 

geometría,  música,  astronomía);  enseñanzas  preparatorias 
centros  eclesiásticos  y  estudios  generales  para  i n gres 
en  las  Facultades  (teología,  cánones,  leyes  y  medicina). 

Primeramente  las  aulas  de  Latinidad  se  extendieron  por  t 

partes  baja  la  denominación   «de  dramática»   á  ca: 
respectivo  «Dómine  ¡  tipo  genuinamente  español  de  que  ni 
escritores  hicieron  cumplida  pintura,  como  Tirso  de  Molina  e 
Marta  la  Piadosa^  Que  vedo  en  el  ilumine  de  <a  y 

P,  Isla  en  el  de  Villamandos.  Eran  salvo  honrosas  exeep 
maestros  famélicos,  sentenciudos,  pedantes,  de  guste  estragan 
y  crueles  con  pálmela  y  zurriago,  que  llenaron  toda  Es| 
que  murieron  casi  ayer  con  la  variación  de  libros  de  te 
castellano,  antiguamente  sin  razón  postergados,  pues  de  latir 
m&tica  castellana  nadie  se  acordaba.  Asi  pudo  escnbu  D.  Ferro: 
Caballero:  «¿Qué  teólogo,  qué  jurisconsulto,  qué  canonista,  <p 
médico  tía  existido  en  nuestro  país,  a  quien  no  haya  i 
Dómine  fas  primera-  lecciones  de  hablar  y  escribir  corred 
mente?  ¿qué  tribunal,  qué  universidad,  que  pulpito,  qu< 
qué  botica  puede  evanecerse  de  no  haber  pagado  tribal 
dispensable  Dómine? o  (t) 

Dolíase  Navarrete  de  Ja  existencia  de  treinta  y  ibis  I 


1  i!  —  'Lm  *t¿itñt*Ín  piHttufot  ;'  >3  ptii  varias 


—  29'  -i 

dades  y  mas  de  cuatro  mil  Estudios  de  Gramática,  «daño  que 
cada   día    va  cundiendo»,  porque  muchas  personas  procuraban 
eximirse  con  ellos  de  cuidados  y  trabajos,  que  tuvieron  y  profe- 
saron sus  padres,  y  muchos  también  por  falta  de  aptitud  queda- 
ban mendigando  (1).  Como  la  ignorancia  de  España  en  los  si- 
glos medios  fué  muy  grande,  extensiva  hasta  el  Clero  que  era  la 
gente   nías  culta,  primeramente  en  ayuda  de  éste,  que  fué  muy 
numeroso,  y  después  en  favor  de  la  juventud,  que  llenó  las  mu- 
chas Universidades,  para  unos,  y  para  otros  se  crearon  las  escue- 
las de  latinidad.  Dispuso  así  el  concilio  de  Valladolid  en  1228 
que  « todos  los  beneficiados  que  non  saben  f a blar  latín,  sacados 
los  vieyos,*que  sean  costreñidos  que  aprendan,  ét  que  no  les  den 
los  beneficios  hasta  que  no  sepan  hablar  latín»;  y  en  materia 
atváloga  recuérdese  lo  que  ya  se  dijo  aun  de  tiempos  posteriores 
en  las  presentes  páginas  (2).  Por  el  predominio  de  los  estudios 
universitarios  en  libros  y  lecturas  latinos,  la  lengua  del  Lacio 
fué  la  única  que  se  consideró  digna  de  ser  usada  en  las  aulas  y 
se  miró  con  desdén  el  romance  ó  castellano,  relegado  al  vulgo  y 
á  la  literatura  amena,  cuando  desde  los  siglos  medios  estaba  el 
idioma  nacional  bien  dispuesto  para  ser  aquella  lengua  literaria 
con  que  brillaron  tan  esclarecidos  escritores.  De  ello  se  quejaron 
Morales,  Fr.  Luis  de  León  y  mas;  pero  nada  sirvió  para  atajar  se- 
mejante tendencia  que  llegó  hasta  ayer.  No  entendieron  nues- 
•  tros  mayores,  que  no  parece  natural  enseñarlas  ciencias  en  una 
lengua  estraña  cuando  los  idiomas  no  son  solamente  un  instru- 
mento de  expresión  sino  de  concepción  y  análisis   respecto  de 
nuestras  ideas. 

Reglamentando  y  conteniendo  tantas  aulas  latinas,  desparra- 
madas en  provincias  (desde  los  Reyes  Católicos  en  aumento  por 
afición  general  de  aristocracia  y  pueblo)  fueron  Felipe  IV  y  Fer- 
nando VI  quienes  dictaron  leyes  acerca  de  las  localidades  que  de- 
bían sostenerlas  y  con  qué  dotación  (3).  Referido  queda  (4)  lo  que 
acontecía  en  Oviedo  con  tantos  estudiantes  de  latinidad  en  el  si- 
glo xvi.  La  Ciudad  habilitó  en  1557  un  local  en  el  Hospital  de 


li)~  *  Conservación  de  Monarquías  y  Discurso:  políticas  sobre  la  gran  consulta  que  el  Con-r 
sejo  hixo  al  Señor  Rey  D.  Felipe  III,  por  el  Licenciado  Pedro  Fernández  Navarrete  (Discurso  46). 
\i)    Véanse  página  ó  y  siguientes. 
«3)     Leyes  i.K  y  a.n,  lib.  8,  Libro  2.0  de  la  Nina  Ron. 
(4)    Véase  páginas  14. 


—    2>}2  — 

Santiago  para  estos  escolares;  y  el  Obispo  D,  Jerónimo 
tasco  señaló  entonces  salario  perpetuo  al  dómine  que  lej 
gratuitamente  ú  los  jóvenes  ovetens 
sostenía  el  Cabildo  de  la  Catedral,  cargo  que  di 
15S9  -I    I -r    Onhx,  ¡i  í|uitMi   se  daban  10, 000  mará  ved 
ruados  de  la  prévenda  «le  Maestrescuela 
un  |  o  en   Pesoz,  Con  el  establecimiento  del  ' 

Sao  Gregorio  por  el  limo.  Sr.  Valdé  f  1)  so  or 

jor  la l  enseñanza  en  institución  que  la  Junta  general  del  I'ri: 
pado  protegió,  gestionando  &  su  favor  con  el  Rey  a  peti 
la  Universidad  en  I65í),  para  wno  perder  las  Ires 
gramática»  y  en  1743  para  recuperar   los  juros  fundaciona 
de  estas  materias  intermedias  (2);  nías  que  hubo  queja* 
esto  (3)',  E\  arreglo  vino  principalmente  y  enseguida  con 
tense  O  San  Matías  de  la  Compañía  de  Jesús,  ptai 

desde  1578  y  años  siguientes  <  i).  <jiic  tuvo  cátedras  y  erm 
matrícula  de  Latinidad  y  Humanidades,  al  priti 
sistemática  con  la  Universidad  y  su  Colegio  de  los 
intervinieron  además  los  Jesuítas  en  exámenes  y  nonnbramien 
de  dómines  v  preceptores  para  pueblos  y  villas,  salidos  muc) 
ele  sus  aulas  ovetenses  Esteban  estas  organizadas  en  caí 
de  i  mínimos  *  con  pasantes  de  los  niños  ó  princij  «  fin 

ensañarlos  con  ejercicios  prácticos,  antes  de  libros  como  el 
\vU'  deNebrija,  basta  \n>  declinaciones  inclusive  y  el  5 
r/ftitt.  atolladero  ó    puente  de  los  asnos    tan  difícil  de  pas 
los  escolares;  de  imenores  ,  que  leían  ha  supifl 

v   principios  de  sintaxis  y  composición;  de  u medíanos*,  tu 
;i vaneados  en  estos  dos  últimos  puntos,  comenzando 
].,osn«li:i;  y  de  *  mayores*,  que  terminaban  el  tratado  pro 
medían  y  componían  versos  ¡  aprendían  estilos    A  v 
ciaban  en  la  lengua  griega  y  basta  cu  la  hebrea,  que  mas  f 
eaenlemcnte  se  cursaban  cuando  la  Teología.  Expulsados  p 
Carlos  lil  los  Hijos  de  San  Ignacio,  el  Ayuntamiento  de  1  Ivie 
fué  principalmente  favorecido  con  sus  edificios  y  alguoi 


;  1)    Véase  páftma  i  5  y  *¡ijii¡' 

dí  b  Dipuucíóp  ptovíncíol.  Dípuüi  riuucí  d«  7  1 

t5Í     Víate  páginas  jo  y  3*. 
I     Id»  págíun  34. 


—  293  — 

tas,,  aunque  ej  patronato  y  nombramiento  de  las  cátedras  de 
«♦menores»  fué  del  Regente  de  la  Audiencia  y  el  de  «mayores» 
(Sintaxis,  Prosodia  y  Retórica)  lo  fué  del  Rector  y  Claustro  de 
la  Universidad,  por  la  traslación  de  los  Profesores  del  Colegio  de 
los  Pardos,  y  anualmente  nombraban  también  «Examinadores 
de  latinidad»  para  el  ingreso  de  los  estudiantes  en  Facultad.  Dá- 
banse aquejla  en  su  local  de  la  plaza  del  Fontán,  en  la  que,  á 
fines  del  siglo  xvín,  intervenía  el  Claustro  universitario  con  su- 
jección  á  las  leyes  y  privilegios  de  la  Real  Academia  greco-lati- 
na de  Madrid  y  después  según  Reglamento  de  1825  ordenando 
las  Escuelas  de  Latinidad  y  Colegios  de  Humanidades  (1). 

No  había  villa  ni  pueblo  de  importancia  en  Asturias  sin  cá- 
tedra de  latin,  ya  pagada  por  la  Justicia  y  Regimiento,  ó  particu- 
larmente por  los  vecinos  con  módicas  retribuciones,  ó  bien  de- 
bidas á  piadosas  fundaciones,  á  mas  de  las  que  sostenían  los 
párrocos  y  sus  coadjutores,  las  Ordenes  religiosas  benedictina, 
eisterciense,  franciscana  y  dominicana  en  sus  monasterios  y  con- 
ventos (2),  y  en  Oviedo  además  los  Colegios  de  los  Verdes  y  de 
San  José  (3). 

Pueden  aducirse,  como  ejemplo,  los  siguientes  datos. 
Tuvo  Gijón  bien  atendidas  y  sostenidas  cátedras  de  latini- 
dad, una  dotada  por  D.  Miguel  Cifuentes  con  72  fanegas;  y  si 
allí  no  se  estableció  centro  eclesiástico  que  las  favoreciera,  de 
esto  se  trató  en  1670  cuando  del  traslado  del  monasterio  bene- 
dictino de  Villanueva  de  Cangas  de  Onís  á  la  villa,  siendo  una 
de  las  bases  «que  la  Religión  había  de  poner  Colegio  ó  Estudio 
con  los  profesores  necesarios,  que  bien  lo  necesitaba  una  po- 
blación que  pasaba  de  4000  almas».  (4) 

El  municipio  de  Aviles  subvencionaba  también  un  profesor 
de  Latin  y  Humanidades;  y  resulta,  entre  otras  noticias,  que  so- 
licitaba el  Licenciado  Guyena  en  1670  se  le  aumentara  el  sala- 


(i)    Véase  páginas  3a,  87  y  261. 

—Archivo  del  Ayuntamiento  de  Oviedo. — Acuerdos  de  1772,  1774,  1785  impresión  de 
una  obra  de  O.  Francisco  Rubiera,  catedrático  de  Sintaxis  y  otros,  á  consecuencia  de  la  expul- 
sión de  Jo*  Jesuítas.  Debe  mencionarse  por  curioso  el  de  28  de  Noviembre  de  1798  para  regalar 
•chupa,  calzón,  dos  camisas  sombrero,  medias  y  rapato*  á  D.  Ramón  I 'alacio  Vigtl,  pasante  de 
los  estudios  4«  latinidad»,  que  importaron  389  reales  y  25  maravedís. 

-  Archivo  de  la  Universidad  —Claustros  de  12  de  Noviembre  de  1817  y  de  9  de  Marzo 
de  1826. 

12)     Id.  páginas  5,  7,  y  99. 

(3)  14.  página  9  y  57. 

(4)  Historia  de  la  Villa  de  Gijón  por  D.  Estanislao  Rcnducles  Llanos  i  Gijón,  1867). 


-  294  — 

rio  do  H<t  din  -ados  por  testar  subido  el  precio  de  loa  roani 

miento?*,  aunque  también  cobraba  un  es  l  i  pendió  de  h 

nos.  Cuando  el  nombramiento  de  estos  m¡ 

oficial  de  competencia  «ti  certamen  público,  dial  - 

Br.  Lorenza  na  para  que  se  examinase  en  el  Colegio 

xputeada  que  fué  la  Compañía  de  Jesús,  so  ¿Hipase 
moa  del  siglo  xxi»  que  «el  preceptor  de  Gramática  y  olma 
bes  1).  Manuel  do  la  Cruz  concurriese  con  los  demás  pretendí 
leso  oposiciones  el  consistorio^  jmos  había  nombrado  p« 
inteligentes  para  discutir  eoo  ellos  en  lengua  latina  ¡1). 

En  Aller  corrió  suerte  desdichada  la  fundación  de  Él 
mérito  hijo  el  Brigadier  D,  Lorenzo  Solís  (de  quien  se  trat 

adelante  describiendo  la  Biblioteca  provincial)  qu* 
testamento  eo  Sao  Juan  de  Dlloa— México,  1761 — ,  dejó  12-< 
escudo?;  para  tin  estudio  de  Gramática  en  Murías  de  Santi 
y. i  iniciado  en  I739i  de  patronato  de  sangre  d<  4fej  y  \m 

Amplio  edificio,  Los  vecinos  ayudaron  con  su  trabajo  y  inate| 
les  pura  levantar  en  1772  la  llamada  «Colegí  ata  o,  bajo  plfl 
los  maestros-  Reguera,  Pruncda  y  Solís;  duro  poco  el  entable 
mienlo,  no  h  mimado  del  lodo  en  I7íir>  aun  con  la  inlen 
del  Regente  de  la  Audiencia,  y  fueron  desapareciendo  ma 

discípulos  y  hasta  laCOUStfOCCiÓñ»., 

ETujS  natural  de  El  Franco  D.  lilas  J,  Sarmiento  Castrillon 
■nf uegos,  alguacil  mayor  del  Tribunal  del  Santo  Oficá 
Inquisición,  que  fundó  la  obra  pía  do  San  Juan  úo  Pereadoa 
levanW  buen  edificio,  boy  en  ruinas,  para  Colegio-Semiba 
con  rentas  además  para  sostener  maestro  de  Gramática  latti 
pensiones  para  parientes,  etc.;  y  redactó  de  bu  puño  y  u 
1757  un  hermoso  reglamento  (2) 

En  Coaña  la  obra  pía  de  Villaoondide  sostenía   un  domi 
retribuido  cotí  i  .200  reales. 

El  de  Grado  fué  establecido  en  1713  por  D.  Juan  Cicnftieg 
Arguelles 

En  Llanes,  el  antiguo  estudio  de  la  villa  estaba  á  cargo  h 
cuenlemente  de  uno  de  sus  beneficiados;  y  D,  Agustín  de  la  O 


Miguel  [Madrid,  i 
//^imiv  yat  (fuer/Vi  jHJr  D,  M  .are  clin  o  KcrnÁiicIcz  y  \  ■  .  ift^J, 


—  295- 

eha  Díaz  costeó  una  cátedra  latina  en  el  pueblo  de  la   Borbolla, 
Es  también  antigua  la  de  Onís,  debida  á  D.  José  Villoría  y 
D,a  Isabel  de  Castro, 

El  Alférez  Real  D.  Juan  Blanco»  de  Lozana  en  Pilona,  señaló 
desde  el  Parral  (México)  en  1726  la  suma  de  82.300  pesos  para 
fundar  en  Asturias  conventos^  capellanías  y  escuelas,  por  lo  que 
su  aliácea  Si\  Hoyos  Calderón  estableció,  de  acuerdo  con  el 
Consejo  de  Castilla,  la  obra  pía  de  Pilona  con  cuatro  capellanes, 
dos  para  la  enseñanza  de  Latinidad  y  Teología  moral  etc.;  y,  sí  la 
fundación  vino  á  menos,  ha  sido  recientemente  restaurada  por 
sus  patronos  loa  Sres.  Marqueses  de  Vistalegre  D.a  Presentación 
de  Tineo  y  Un  quera  y  su  esposo  el  catedrático  de  la  Universi- 
dad Central  y  antes  de  Oviedo  D.  José  Piernas  y  Hurtado, 

Alies  (Valle  alto  de  Peñamellera)  debió  su  cátedra  de  Latini- 
dad desde  1775  al  limo  Sr.  D.  Domingo  de  Mier  Trespalacios. 

En  el  Seminario  de  Primera  Educación,  establecimiento  no- 
table y  que  desgraciadamente  duró  poco,  fundado  en  1815  en  la 
Vega  de  Bívadeo  por  el  limo.  Sr,  D.  Jacinto  Valledor  y  Presno, 
obispo  de  Osma,  y  ampliado  por  D.  García  Ramón  Valledor  y 
Presno,  era  cátedra  principal  la  de  Gramática  latina,  continua- 
ción de  la  antigua  en  aquella  localidad  de  la  dilatada  obispalía. 

Casi  ayer  fundáronse  todavía  cátedras  de  latinidad  enTeverga 
porD,  Antonio  González  Quintana,  que  construyó  y  dotó  el  Cole- 
gio de  Fresnedo,  y  enNavia  por  D.  José  Pérez  y  García,  quebizo 
otro  tanto  con  el  de  VÜlapedre*  Y  en  otro  orden,  pueden  citarse 
los  Seminarios  conciliares  mayor  de  Oviedo  y  menor  de  Valde- 
dios  (Villaviciosa). 

Como  en  Asturias,  sucedió  lo  mismo  en  la  provincia  de  León 
ensillos  pasados  porque  su  clero  creó  y  sostuvo  cátedras  latinas 
en  villas  y  parroquias  principales,  y  también  las  casas  religiosas 
de  los  benedictinos  de  Sahagun,  monasterio  famoso,  San  Claudio 
de  León,  Espina  reda  y  Montes;  los  bernardos  de  Sandoval  y  Ca- 
rroeedo;  los  franciscanos  de  León,  Sahagun,  Astorga  y  Villafran- 
cd:  los  dominicos  de  León  y  Astorga;  y  los  agustinos  de  Sahagun 
yPonferrada  y  Valderas;  los  jesuítas  de  León  y  Villafranca,  con 
estudios  también  de  Filosofía  y  Teología  en  algunas. 

Otras  de  aquellas  enseñanzas  debiéronse  á  los  municipios, 
fundaciones  benéficas  y  prelados. 


—  296  — 

En  la  Bañeza  era  reputada  su  preceptoria  de  latinidad  y; 
tes  de  1624,  dotada  con  4.100  reales  de  propios  y  módicas  j 
buciones;  en  Villamanín  sucedía  poco  menos;  la  San  Féli 
Torio  (Garrafe)  con  estudios  de  Humanidades  fué  fundad 
1738  por  D.  Francisco  Gutiérrez  de  Castilla,  abogado  de  Gi 
da,  dejando  por  patronos  á  los  señores  Penitenciario  y  Doc 
de  León;  la  de  Lois  de  Salamón  lo  fué  por  D.  Jerónimo  R 
guez  Castañón  en  1740;  y  ya  se  mencionarán  enseguida  lo; 
minarios  conciliares  de  León  y  Astorga,  el  Colegio  seminan 
Valderas  y  el  deVillafranca,  que  tuvieron  naturalmente  cate 
de  latín,  aquí  dos,  de  mayores  y  menores,  dotadas  con  200  y 
ducados  (1). 

Avanzando  á  esferas  superiores  de  la  enseñanza,  sabk 
que  existían  también  en  las  antiguas  Universidades,  mayor 
menores,  y  en  Colegios  á  ellas  incorporados,  algunas  cate 
de  aquellas  materias  siguientes  á  la  Gramática  Latina,  ya 
el  nombre  de  Retórica,  ya  con  el  vago  de  Humanidades  (Iil 
rtíores  Htterce)  (2),  estudios  intermedios  ó  de  preparación 
1 1  ingreso  en  las  Facultades,  comprendiéndose  también  trat 
de  dichas  materias  en  la  de  Artes,  que  era  como  Facultad  d< 
gando  orden  ó  de  entrada  (3). 

A  este  fin  respondieron  principales  enseñanzas  del  menci 
do  ovetense  Colegio  de  San  Gregorio  ó  de  los  Pardos  en  el  ¡ 
xvi,  también  algunas  otras  monásticas  y  muy  principalm 
desde  el  xvn  las  del  mencionado  Colegio  jesuítico  de  San 
tías.  En  unas  y  otras  aulas  se  formaron  maestros  y  huuu 
las  distinguidos  como  el  P.  Carballo,  el  Chantre  Díaz  Mira 
Menéndez  Carreño,  Oviedo  y  Portal,  el  erudito  González  LI¡ 
etc.  La  suerte  última  del  viejo  Colegio  de  las  becas  parda: 
poco  halagüeña  para  la  Universidad. 

En  1815  se  reconoció  la  escasa  importancia  del  estab 
miento  desde  últimos  del  siglo  anterior,  y  el  Claustro  univ 
Uriose  proponía  darle  más  vida  y  consideración,  aumentam 


íi>  Con  un  estudio  detenido  de  actas  municipales,  át  Juntas  de  Beneficencia  y  de  I 
cipítida  y  embrollada  desamortización  pudieran  resultar  datos  muy  curiosos  respecto  d  i 
"tras  enseñanzas.  Trabajo  propio  será  de  quien  escriba  una  verdadera  «Historia  de  la  I 
•n  pública  de  España» 

(21  —  * Historia  de  Lis  Universidades,  Colegios  y  demás  Establecimientos  de  Eus'múí 
/.r/ítña  por  D.  Vicente  de  La  Fuente  (Madrid,  1884—1839,  tomos  lí  y  IV). 

{3)     Véanse  los  Estatutos  (llamados  viejos!  de  la  Universidad.—  Apéndice  III. 


—  297  — 
sueldo  del  director  y  genles  de  su  servicio,  después  del  gran  es- 
fuerzo que  había  hecho  en  1746  reedificando  el  Colegio,  siendo 
su  Rector  y  Administrador  celoso  el  Dr.  D.  Ignacio  Menéndez 
Valdés.  No  pudo  llevarse  á  efecto  la  reforma  y,  á  consecuencia 
de  la  clausura  de  la  Universidad,  cesó  en  1830  la  concurren- 
cia de  colegiales,  aunque  no  su  admisión;  en  1836  era  Rector 
D.  Joaquín  Benayas,  canónigo;  y  cuando  los  acontecimientos  polí- 
ticos de  entonces,  el  ayuntamiento  de  Oviedo  se  posesionó  del 
edificio  destinándole  á  cuartel  de  Milicia  nacional,  cuya  medida 
interina  fué  aprobada  en  R.  0.  de  10  de  Febrero  de  1836.  Allí 
continuaron  los  Nacionales  hasta  su  disolución  en  1844,  en  que 
el  Municipio,  conforme  lo  prevenido  en  dicha  R.  O.,  le  entregó  en 
Marzo  del  mismo  año  á  la  Comisión  Superior  de  Instrucción 
primaria   con  destino  á  Escuela  Normal  de  Maestros.  Así  las 
cosas,  el  Patrono  señor  Duque  de  Berwik  y  Alba  acudió  al  Go- 
bierno quejándose  del  despojo  que  había  cometido  este  Ayunta- 
miento, alegando  inexactamente  que  sus  causantes  siempre  ha- 
bían poseído  quieta*  y  pacíficamente  el  Colegio;  y  reclamó  su 
reintegro  y  devolución.  Entonces  se  publicaba  el  plan  de  1845 
y  se  proyectaba  establecer  en  él  la  Casa-pensión,  que  toda  pro- 
vincia había  de  sostener  para  alumnos  internos  de  Segunda  En- 
señanza, que  fuesen  de  corta  edad,  llegándose  á  levantar  el  pla- 
no y  á  formar  el  presupuesto.  Mediaron  diversas  contestaciones 
entre  el  Señor  Duque  y  el  Ministerio  de  la  Gobernación  sóbrelos 
términos  y  concepto  para  el  destino  ó  arrendamiento  del  edifi- 
cio, ya  para  Escuela  Normal  ó  ya  para  Colegio-pensión;  y  des- 
pués de  haber  aceptado  aquél  las  condiciones,  que  se  le  impusie- 
ron en  R.  O.  de  31  de  Mayo  de  1846  aunque  con  la  de  que  se  le 
reconociese  como  dueño,  recayó  la  resolución  de  13  de  Junio 
del  propio  año,  que  malamente  se  ha  considerado  como  título 
bastante  para  extender  los  derechos  del  antiguo  Patrono.  Enton- 
ces, el  señor  Rector  Mata  Vigil  excitó  al  procer  haciéndole 
presente  el  origen  y  objeto  de  la  fundación  y  la  utilidad  que  la 
reforma  colegial  reportaría  á  Asturias,  continuando  destinado  á 
los  benéficos  fines  de  la  ilustración,  y  obligándose  á  que  la  pro- 
vincia sostendría  en  el  nuevo  Centro  cierto  número  de  internos 
nombrados  por  él,  como  en  representación  viva  de  su  patronato. 
Nada  se  consiguió.  El  Duque  prefirió  que  el  Colegio  de  San  Gre- 


-  398  - 
gorio  sirviese  de  habitación  á  sus  apoderados  en 
que  las  oficinas  sobrantes  se  diesen  en  inquilinato. 

Mas  era  ya  apremiante  la  necesidad  de  un  local  p;*ra  el 
titulo  de  Segunda  enseñanza,  que  hoy,  sin  holgura  de  ningiin 
ñero  y  en  extremo  reducido,  vive  en  la  universidad,  confuí 
dos  los  estudiantes  d*-  ambos  establecimientos  con   muchos 
convenientes   morales   y   materiales,  a   disgusto  de    lodos 
amantes  de  la  Instrucción  publica.  Pensando  en  éíh 
Sr.  Martín  Sana  llamó  ft  wfcinen  todos  los  anteceden* 
timó  una  vez  mas  que  no  asistía  al  señor  Duque  un  derecho 
caz  para  retenerle,  y  en  18  de  Marzo  de  1860  remití-  - 
rioridad  un  luminoso  expediente  solicitando  la   revocación 
dicha  tt.  O.  de  cestón.  Apoyado  en  sólidas  razonen  j  esalarec 
do  su  parecer  con  ios  de  la  Facultad  de   Derecho,  Cláüs 
Instituto,  Gobernador  civil  y  Consejo  provincial  y  en  no  pe 
documentos,  era  de  gran  peso  por  el  derecho  que  demostw 
Informado  favorablemente  &  esta  Escuela,  como  no  se  fu 
nos^por  los  Consejos  de  Instrucción  pública  y  de  Estado,  nu 
se  logró  resolución  definitiva,  algunas  veces  anunciada;  sin 
se  sepa  el  motivo,  siendo  unas  la  justicia  y  la  ley,  japlicíod 
lo  mismo  a!  pobre  que  al  opulento  magnate. 

El  Fundador  todo  lo  legó  *  para  el  Colegio,  colegiales,  sus 
rederos  y  subcesores*  y,  no  dejando  ninguna  reserva  i 
del  Patrono,  claro  estaque  el  Colegio  de  San  Gregorio  debía 
para  la  Instrucción  pública  como  otras  muchas  erecciones 
mejantes,  que  se  adjudicaron  á  los  institutos  de  Segunda  ei 
fianza  en  virtud  de  RR.  00,  como  las  de  13  do  Octubre  d 
y  12  de  Mayo  de  1849.  ¿Qué  hizo  la  casa  patronal  cuan  I 
tado  sé  incautó  del  Colegio  de  San  Pelayo  de  Salamanca,  deol 
casas  y  obras  pías  del  Inquisidor,  y  cuando  cesó  en  su 
de  nombrar  los  dependientes  de  la  Universidad  de    Oviedo? 
por  suerte,  sin  derecho  demostrado  ante  los  Tribunales  \ 
tudde  una  declaración  meramente  gubernativa  y  poco  espite 
adquirió  la  propiedad  del  Colegio  de  los  Pardos,  ¿no  traer* 
reconocimiento  consecuencias  para  lo  porvenir?  El  Fun<¡ 
nombro  heredero  al  Patrono,  antes  bien  le  dio  la  carga  de  ri 
por  la  conservación  de  sus  benéficos  legados  en  favor  de  la¡ 
tración  de  sus  paisanos;  y  asi,  ¿quién  mejor  cumplía  la  voliui 


—  299  ~ 

del  Arzobispo  Valdés,  el  Gobierno  estableciendo  una  enseñanza 
ó  el   Duque  destinando  el  edificio  en  cuestión  á  su  propio  pro- 
vecho? Si,  considerado  como  dueño,  hizo  arriendo  con  la  Comi- 
sión de  Instrucción  primaria,  ¿se  deduce  que  era  propietario? 
¿todo  el  qué  arrienda  lo  hace  en  virtud  de  derechos  de  dominio? 
Estas  y  mas  razones  que  resolvían  en  favor  de  la  Universidad  de 
Oviedo  el  expediente  incoado,  quedaron  por  responder,  no  obs- 
tante ser  repetidas  veces  recordadas  á  la  Administración  pública. 
Después...  previa  información  posesoria,  el  Colegio  y  huerta  de 
los  antiguos  Pardos  fueron  inscritos  en  el  Registro  de  la  Propie- 
dad de  Oviedo  á  favor  de  los  Sres.  Herederos  de  la  casa  ducal 
patronal  en  1874  y  1893,  y  el  Claustro  perdió  ya  toda  esperan- 
za (1).  No  mucho  después  los  herederos  de  Alba  vendieron  huer- 
ta y  edificio  colegiales  en  crecida  suma  (¿á  qué  referir  más  deta- 
lles?) y  el  nuevo  dueño  derribó  Colegio  y  dependencias,  vendienr 
do  otra  vez  el  extenso  solar  con  destino  al  suntuoso  Banco  As- 
turiano, que  allí  se  levantó  por  encima  y  frente  ala  Universidad. 
Antes,  deferente  á  una  indicación  mía,  donó  al  Claustro  las  sen- 
das piedras  con  el  escudo  arzobispal-universitario  y  la  inscrip- 
ción de.  la  erección,  que  el  Rector  Sr.  Aramburu  dispuso  colocar 
en  el  ingreso  de  nuestra  Escuela  cuyos  miembros  tanto  hicieron 
por  la  casa  becaria.  El  timbre  heráldico  y  el  epígrafe  se  sal- 
varon de  ser  picados  y  aprovechados  para  manipostería;  allí 
están,  y  parece  que  repiten  y  recuerdan  aquellas  palabras  que 
mano  desconocida  trazó  en  un  documento  antiguo  del  Archivo: 
«Estas  son  las  buenas  obras  que  debe  la  Universidad  á  los 
Patronos». 

Y  prosigo  ahora  con  las  comenzadas  noticias  de  enseñanzas 
secundarias. 

Campomanes  se  ensayó  en  su  juventud  poniendo  cátedra  de 
Humanidades  en  Cangas  de  Tineo,  que  todavía  sostenían  en 
1796  las  monjas  dominicas  de  aquella  villa  (2). 

En  la  ciudad  de  León  tuvo  la  Compañía  de  Jesús  afamado 
Colegio  desde  1572  á  1767  con  cátedras  análogas  á  las  oveten- 


fi;  Archivo  déla  Universidad. — Testamentaría  del  Arzobispo  Valdés.  Folios  7,  37,  43,  45, 
4<>.  75i  >'  354.— Claustros  de  7  de  Octubre  de  1776,  24  de  Octubre  de  1787,  11  de  Abril  de  1796, 
3  de  Septiembre  de  1715,  otros  y  el  de  -28  de  Abril  de  1895 

—Véase  pág.  29. 

{2)    Véase  pág.  100 


—  Zoo  — 

ses  de  Primeras  letras,  Latín,  Humanidades  y  Teología  1110 
bajo  el  conocido  método  de  Raíiú  Studiovum,  Según  las  «C 
las  ánnuas»  fué  notable  el  número,  calidad  y  adelantos  de  ' 
colegiales  leoneses,  y  allí  fueron  sabios  maestros  los  VV.  Líaea 
La  Puente  y  los  PP.  Salazar  y  Lugo, 

En  la  misma  provincia  fué  notorio  el  Colegio  sominn  rio 
San  Mateo  de  Valderas,  fundado  en  1737  por  el  carmelita  ¡ 
Mateo  Panduro  y  Víllafañe,  Catedrático  de  Salamanca,  Califi 
dor  de  la  Suprema  Inquisición  y  Obispo  de  Poparan  (Col  o  mi) 
y  de  la  Paz  (Solivia),  que  lo  dejó  encomendado  á  los  patror 
mayorazgo  de  Villoría  de  Orbigo  y  párroco  de  San  Claudio 
aquella  Villa,  Tuvo  cátedras  de  Latinidad,  Matemáticas,  Filo 
fía  y  Teología  dogmática  con  becas  de  gracia  para  parienl 
otras  de  oposición  y  de  preferencia  para  los  pobres  pilón 
Valderas  y  del  Obispado.  Fernando  VII  le  agregó  primei 
Universidad  de  Valladolid  y  después  á  la  de  Oviedo. 

D.  Gaspar  de  Robles,  vecino  de  Villafranea,  costeó  allí  á 
nes  del  siglo  xvi  un  gran  edificio,  que  donó  con  todoa  sus  i* 
nes  á  la  Compañía  de  Jesús  á  fin  de  establecer  escuelas 
ría,  de  Latinidad  y  de  Retórica,  para  pobres  principalmente, 
nombró  patrono  al  mayorazgo  de  los  Cayanesde  Gorullón.  Cus 
do  la  extinción  de  los  Jesuítas,  tuvo  diferente  organización 
1769  como  Seminario  de  Educación  con  las  cátedras  de  Laüi 
dad,  comprendiéndolas  Humanidades  Se  daba  a  éstos  díferer 
extensión  en  los  varios  centros  de  su  enseñanza  tendiendo  a  i 
cluir  materias  comprendidas  hoy  en  la  Segunda. 

Al  tratar  Carlos  III  en  1768  de  los  Seminarios,  reunía  ■ 
éstos  los  estudios  de  Latín,  Humanidades  y  Ciencias  con  ciai 
independencia  del  establecimiento  conciliar  y  con  carácter  inü 
medio  ó  de  genera!  cultura;  y  lo  mismo  aconteció  en  17H(>  al  i 
organizarías  cátedras  de  Artes  de  Salamanca  (1). 

Dicho  queda  en  la  primera  parle  el  carácter  movido  de  l 
aspiraciones  y  cambios  del  siglo  xvni  en  todos  los  órdenes 
la  vida  antigua  y  principalmente  en  enseñanza. 

En  Asturias  no  tuvo  desarrollo  la  do  las  Matemáticas,  que 
perspicaz  Doctor  Asiego  deseaba  para  su  patria  cuando  la  fu 

ti)    Ley  *.*  ut,  U  libra  I  y  ley  it  til    VIII,  lik  VUI  d*  u  Nina,  K  m 


—  3ci  - 

dación  de  la  Universidad;  y,  en  lo  general,  no  dio  frutos  extraor- 
dinarios ni  tuvo  también  gran  preferencia  en  otros  Centros, 
antes  se  la  miró  con  recelo  hasta  bien  entrado  el  pasado  siglo  (1) 
aun  después  del  empuje  en  la  reforma  de  la  Universidad  por 
Campomanes  y  de  la  notable  fundación  gijonesa  de  Jovellanos. 

Desde  1754  se  pensó  en  esludios  de  Agricultura.  Pedía  el  be- 
nemérito Regente  Sr.  Gil  de  Jaz  que  se  fomentase;  en  1759  la- 
mentaba la  memorable  Junta  General  del  Principado  los  muchos 
males  por  la  emigración  de  mozos  á  Castilla  y  lo  crecido  de 
los  tributos,  pidiéndose  informes  á  la  Coruña;  en  1774  se  pensó, 
como  remedio  principal,  en  Academia  y  cátedra  agrícolas  alis- 
tándose como  académicos  el  Regente,  varios  diputados,  docto- 
res y  personas  notorias  de  la  provincia;  y,  como  siempre,  se  pi- 
dió al  Conde  de  Campomanes  formase  las  Ordenanzas  después 
de  recibir  con  aprecio  su  innovador  y  útilísimo  libro  de  la  «In- 
dustria popular».  Tan  laudable  idea,  que  había  de  desarrollarse 
en  la  Universidad  con  estudios  elementales  y  populares,  no  lle- 
gó á  realizarse,  como  en  1822  la  cátedra  de  Agricultura  de  la 
Vega  de  Rivadeo,  que  había  de  trasladarse  á  Oviedo  igualando 
al  catedrático  D.  Ramón  Reguero  á  los  de  las  Facultades  (2).  Si- 
guieron después  proyectos  varios  de  Granja  agrícola,  Estación 
agraria,  Cabana  modelo  etc.,  en  la  Sociedad  Económica,  Conse- 
jo provincial  de  Agricultura,  Industria  y  Comercio,  y  en  la  pren- 
sa, y,  no  realizados,  asi  se  resienten  de  rutinarias  y  atrasadas  las 
labores  en  nuestros  valles  y  montañas,  si  bien  el  estudio  agra- 
rio se  va  abriendo  lento  paso  modernamente  en  escuelas  prima- 
rias, secundarias  y  normales,  como  ya  se  verá. 

El  proyecto  de  cátedra  de  Historia  queda  referido  (3),  é  indi- 
cado el  pensamiento  de  Academia  de  Dibujo  y  Perspectiva,  que 
ideó  la  Junta  General  desde  1775  y  consultó,  cual  era  costum- 
bre, con  el  hijo  insigne  de  Tineo,  siguiendo  gestiones  hasta 
1787  por  comisión  del  conde  de  Peñalva;  pero  la  realización  se 


1 1)    Véanse  páginas  36,  94,  112,  160  y  ¡jo. 

(2)    Id.  pág.  96. 

—Archivo  de  la  Diputación  provincial.- Juntas  de  ir  de  Junio  de  1754,  28  d»  Abril  y  28 
de  Juliu  de  1769;  Diputaciones  de  27  de  Mayo,  30  de  Junio  y  14  de  Julio  de  1774;  y  Juntas  de 
1$  de  Julio  de  1775,  10  de  Enero  de  1776  y  xó  de  Febrero  de  1777. 

—Archivo  de  la  Universidad.-  Claustro  de  11  de  Octubre  de  182a. 

(31    Véase  pág.  95. 


—  302  — 

debió  á  la  iniciativa  particular  del  pintor  Sr.  Cónsul  tres  ai 
después  (1). 

Ciertamente  que  con  la  expulsión  de  los  Jesuítas  se  resir 
la  enseñanza  de  Humanidades,  pues  los  maestros  que  los  re< 
plazaron  apresuradamente  no  podían  en  su  mayor  parte  com 
tir  con  aquéllos  en  conocimientos,  asiduidad  y  práctica;  p 
con  los  bienes  y  rentas  se  dotaron  no  pocos  estudios  y  se  cr 
ron  otros,  como  el  Real  Seminario  de  Vergara  en  1701*  (p 
mi  de  inolvidables  recuerdos  porque  cursé  en  sus  aulas  y  c< 
gio  de  internos).  En  remedio  de  Asturias  vino  con  cdo  y  sabi 
ría  el  célebre  ministro  y  siguieron  incesantemente  los  benefie 
y  protección  del  Gobernador  del  Consejo  de  Castilla.  Asegí 
la  cátedra  de  Retórica  y  Poética;  ensancháronse  otros  estud 
con  miras  y  conceptos  nuevos,  cual  en  los  proyectos  de  H 
por  el  Sr.  Diaz  Miranda  (2),  oficial  y  privadamente;  y  de  esta  d 
ñera  comenzó  el  estudio  de  Lengua  francesa.  Hasta  bien  i 
trado  el  siglo  xix,  no  fué  muy  común  el  conocimiento  de 
lenguas  vivas  extranjeras,  y  ninguna  su  enseñanza.  Para 
Hospital  de  Peregrinos  ó  de  San  Juan  de  Oviedo  tuvo  el  Cal 
do  Catedral  confesores,  que  hablaban  francés,  italiano  y  «al; 
ñas  otras  lenguas»,  á  quienes,  según  acuerdos  de  1684,  so 
gratificaba  con  50  ducados,  6  fanegas  de  pan,  habitación,  can 
leña,  estipendio  de  misas,  médico  y  botica.  En  1699,  por  < 
función  del  Licenciado  Riaño,  que  desempeñaba  el  cargo,  te  i 
licitó  el  Licenciado  D.  Bernardo  Lameo,  natural  del  reino  de 
landa;  en  1729  hizo  otro  tanto  D.  Francisco  Povisor,  natural 
Rohan,  que  conocía  varios  idiomas;  y  en  1761  el  Cabildo  esc 
bió  á  Madrid,  Salamanca  y  Santiago  para  traer  un  clérigo 
lenguas  francesa  y  alemana,  á  quien  se  le  darían  200  ducadi 
casa,  leña  y  demás  conveniencias.  Kn  1783  tenia  el  benefi* 
D.  Nicolás  Trelles,  asturiano,  mencionado  por  el  docto  vía 
ro  inglés  Townsend  (3).  En  1784  ya  había  en  Oviedo  enseñan 
particular  de  Lengua  francesa,  según  certificados  de  mérito; 


(i)  Archivo  déla  Diputación  provincial.— Junta  de  15  de  Julio  di*  1775  y  Diputaciout 
10  de  Julio  de  1780  y  17  de  Febrero  de  1783. 

(2)    Véanse  páginas  95,  117  y  119. 

(3)  Discurso  en  la  apertura  del  curso  de  1902  á  1903  cu  d  Seminario  conciliar  de  Ov. 
por  el  Dr.  D.  Arturo  de  Sandoval,  canónigo  etc.  (Oviedo,  1901), 

—Véanse  mis  Estudios  asturianos  ó  Carta/u ?y os  d"  .hittri<rtr  (Oviedo,  iSflft,1, 


—  303~ 

servicios  académicos;  en  1788  Mr.  F.  Affre  era  el  director  de 
una  «asamblea»  ó  academia;  y  en  1799  lo  acredita  el  malogrado 
Dr.  Vega,  uno  de  los  jóvenes  que  asistían  á  la  enseñanza  «de  un 
francés  de  mérito»  establecido  en  la  capital.  Los  eclesiásticos  y 
otros  emigrados  de  la  Revolución  de  Francia,  se  establecieron 
en   casas  acomodadas  ó  fueron  protegidos  por  el  Sr.  Obispo,  y 
ellos  difundieron  no  poco  y  ayudaron  á  la  enseñanza  del  fran- 
cés,   como  el  ilustrado  D.  Francisco  Barthelemy,  entre  otros, 
huésped  de  D.  Francisco  Caveda  en  Villaviciosa,  donde  á  éste  y 
á  su  hermana  D.a  Rita,  escritores,  al  médico  Madiedo  y  á  mas 
enseñó  lenguas  francesa  é  inglesa,  haciendo  en  Gijóu  otro  tanto 
D.  Juan  Lesparda,  escogido  para  Bibliotecario  y  maestro  de  rudi- 
mentos de  estos  idiomas  por  el  gran  Jovellanos  cuando  promovió 
las  aulas  gijonesas;  y  allí  el  insigne  patricio  dio  breve  tiempo 
lecciones  de  Francés  (1).  El  conocimiento  del  inglés  fué  mas  ex- 
cepcional y  tardío,  aunque  en  algunos  puntos  supieron  adquirirle, 
como  cosa  extraordinaria,  algunos  jóvenes  estudiosos,  cual  el 
después  célebre  D.  Agustín  Arguelles  en  Rivadesella. 

Mencionada  queda  la  carta  del  catedrático  ovetense  Dr.  Pra- 
do al  Fiscal  del  Consejo  Sr.  Pastor  en  1795,  que  refleja  el  estado 
de  los  estudios  de  Artes  entre  nosotros,  á  tenor  del  plan  de  Cam- 
pomanes,  y  se  manifiesta  que  en  1790  «mandó  el  Consejo  que  en 
esta  Universidad,  á  ejemplo  de  la  de  Salamanca,  se  enseñase  el 
curso  de  Filosofía  por  el  autor  más  análogo,  para  mejor  instruc- 
ción y  progreso  de  las  Matemáticas  y  Medicina,  cuya  orden  aún 
no  se  ha  cumplido,  sin  embargo  de  haberse  pedido  su  observan- 
cia por  un  graduado».  Dichos  están  también  los  consejos  de 
Jovellanos  al  mismo  Sr.  Prado  y  el  discurso  de  1797  del  Doctor 
Vega,  este  pidiendo  plan  de  estudios  más  en  consonancia  con 
aquellos  años  en  que  terminaba  el  siglo  xvm  y  nacía  el  xix  (2). 

Ya  en  este,  aunque  no  planteado  por  consecuencia  de  la 
guerra  inmediata,  el  plan  de  Caballero  en  1807  daba  orden  y 
regularidad  á  la  enseñanza  y  más  importancia  á  los  estudios 
matemáticos  y  físicos.  No  se  realizaron  por  causas  bien  sabidas 
los  grandes  propósitos  de  los  legisladores  de  Cádiz  en  materia 
de  enseñanza  é  instrucción  públicas;  y,  cuando  la  reacción,  quedó 


itl    Véase  mi  Discurso  necrológico:  D.  José  Cavcda  y  Naves.  (Oviedo.   x88a). 
la)    V<'*anse  páginas  120  y  siguientes  y  154. 


-  JQ4  — 

archivado  i !  proyecto  do  plan  de  1813  debido  pri napalm 
coronado  Quintana  que,  antre  otras  reformas,  prov 
Universidades  de  provincia  para  estudios  de    Segunda  Bi 
fianza  o,  cuya  deficiencia  antigua  señaló  en  el  nota! 
bulo.  Se  retrocedió  al  pían  de  I77í  en  Oviedo,  ó  ño\ 
rieron  los  PP    de  Jesús  a  su  Colegio  de  Sari 
en  1815  se  restableció  la  Compañía  en   España,  que  i 
cfsmO  habían  mejorado,  merced  a. su  extendida  organizad 
métodos  de  enseñanza  en  relación  con  los  progresos  de  la 
fias  y  letras,  A  sus  cátedras  de  otras  localidades  acudió  tsui 
rosa  juventud,  ^ran  parte  de  ella  distinguida  después 
formas  políticas  contra  loque  esperaba  el  receloso  y  rutin: 
gobierno  de  Fernando  VII,  que  los  buscó  entonces  para  í.*alü£ 
de  lo  pasado  y  firme  oposición  a  novedades. 

Expresión  pedaf  lovimieoto  libeml  de  182< 

piando  1H¡>1,  basado  en  muchas  partes  en  el  proyecta  d« 
intentandb de  nuevo  las  I  Diversidades  provinciales,   Hal 
dos  Universidades  en  Oviedo,  la  antigoa  6  I  Diversidad  de  Efl 
nansa  Tercera  j  |a  de  Segunda  Enseñanza;  ésta 
Gramática  castellana  y  Lengua  latina;  a,  CrOnoloj 

Literatura  é  Historia;  Matemáticas  puras,  Física,  Química,  Mi 
ralogía  y  Geología,  Botánica  y  Agricultura  y  Zoología;  I 
Gramática  general,  Economía  política  y  estadística,  Moral  y 
recbo  natural,  y  Derecho  político  y  Constitución;  y  debía   tei 
además  Biblioteca  pública,  escuela  de  Dibujo,  laboral 
Química,  gabinete  de  Física,  de  Historia  natural,  de  productos 
dustrialcs  y  Modelos  de  maquinas,  Jardín  botánico 
tinado  para  la  Agricultura  práctica. 

El  progreso  iniciado  era  grande  y  acertados  loa  métodos 
enseñan/a:  pero  se  paralizó  el  movimiento  con  reacción  ini 
diata  y  su  plan  literario  de  estudios  ó  arreglo  general  de  1^ 
que,  aparte  de  su  rigorismo  hasta  ridículo  y  de  pobres  y  aira 
das  disposiciones  en  algunos  puntos,  tenía  preceptos 
por  encima  del  fanatismo  e  intransigencia  que  le  dictare 
Humanidades  y  Lenguas  anunció  próxima  reforma,  aunque 
galo  mientras  tanto  la  Gramática  latina  *en  castellano»  por 
franciscano  P.  Carrillo,  la  Poética  de  Sánchez  y  la  B 
P.  Colonia,  así  como  parala   mermada  Filosoíía  loa  libros 


—  305  - 
P.  Jacquier  y  Guevara.  Enseguida  apareció  el  «Reglamento  ge- 
neral para  las  Escuelas  de  Latinidad  y  Colegios  de  Humanida- 
des de  1825»,  limitando  aquellas,  bajo  la  intervención  de  la  Aca- 
demia greco-latina,  y  señalando  las  materias  de  los  segundos: 
Primeras  letras  y  Latinidad;  Lógica,  Metafísica  y  Etica;  Historia, 
Geografía  y  Cronología;  Literatura  ó  arte  de  hablar  en  prosa  y 
verso;  Lengua  griega;  Matemáticas  puras;  Historia  natural;  Física 
y  Química;  Lengua  francesa  é  italiana;  Dibujo;  Música,  Baile  y 
Esgrima  (1).  El  cuadro  era  bueno;  pero  no  así  el  desarrollo  y  su 
práctica,  pues  entonces  y  en  años  después  se  confundieron  y 
entreveraron  en  Instrucción  pública,  así  el  deseo  de  acierto  y  es- 
píritu filosófico  positivo  y  expansivo  á  veces,  como  las  pasiones 
políticas,  la  persecución,  las  impurificaciones  y  un  retroceso  in- 
comprensible en  magisterio,  métodos  y  libros  de  texto. 

Muerto  el  tristemente  notorio  Fernando  VII,  ya  en  los  prime- 
ros y  bonancibles  días  de  la  Reina  Gobernadora  por  Isabel  II, 
el  Ayuntamiento  de  Oviedo  ayudó  á  la  deseada  reforma   de  los 
estudios  públicos  facilitando  aulas  para  las  enseñanzas  de  Geo- 
metría, Mecánica,  Química  y  Delincación  que,  de  acuerdo  con  el 
Real  Conservatorio  de  Artes  y  su  director  D.  Juan  López  Peñal- 
ver,  planteaba  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del    País  de 
Asturias.  Fueron  enseguida  los  elementos  con  que  se  pudo  des- 
envolver mejor  aquí  el  plan  de  1836   debido  al  procer  ministro 
autor  del  «D.  Alvaro»  (2i.  La  «Instrucción  secundaria   pública») 
se  dividía  en  elemental  y  superior;  aquella  en  establecimientos 
que  denominaba  «Institutos»  (constitución,  regla   que  prescribe 
formas  y  métodos  varios)  como  D.  Gaspar  Melchor  de  Jovellanos 
había  llamado  al  «asturiano»  en  Gijón,  obra  de  más  felices  di- 
recciones que  debieron  continuarse  para  el  renacimiento  de  la 
nación;  y  la  suparior  extendiendo  las  materias  elementales  con 
más  rudimentos  de  las  políticas.  El  plan  del  Duque  de  Rivas 
nació  y  murió;  no  se  plantearon  en  Oviedo  los  dos   Institutos, 
que  aquí  correspondían,  ni  en  León  el  elemental,  mientras  la 


(i)  Fn  la  Impccción  general,  creada  en  1826  figuraban  los  asturianos  D.  Juan  Tinco  y  don 
Gabriel  de  Hevia  y  Noriega. 

- Historia  filosófica  de  la  íjtsti  uaicn publica  d?  £sfaña  porD.J.  M.  Sánchez  de  la  Campa. 
(Burgos— 1874)  Tomo  II. 

(ai    Véase  pag.  183. 

(3!  RR.  OO.  de  J2  de  Abril  de  1843  y  14  de  Octubre  de  1844  de  los  ministros  Srcs.  To- 
rres Salonot  y  Marques  de  Peñaflorida. 


—  3o6  — 

fundación  gijonesa,  ya  desfigarada,  sufría  protunda  crisis. 
segunda  enseñanza,  se  dijo  en  el  Arreglo  provisional  del  inie 
año  de  1836,  que  se  conoce  con  el  nombre  de  Filosofía  en 
Universidades,  se  distribuirá  en  tros  cursos  académicos*.  D 
nueve  años  el  llamado  «arreglo»  en  los  también  llamados  Ir 
tutos,  favoreciéndolos  á  expensas  de  los  alumnos  externos 
Seminarios  conciliares,  donde,  decía  la  disposición  oficial, 
por  aferramiento  á  sus  antiguos  estudios  escolásticos,  ya  por 
ta  de  medios,  no  se  enseñan  con  la  debida  latitud  las  cien* 
físico-matemáticas  en  que  se  hace  consistir  ahora  principalme 
los  estudios  filosóficos»;  y  determinaba  masías  enseñanzas  c 
forme  al  dicho  Arreglo  (1).  Véase  nota  3  de  la  página  anterio 

A  la  nueva  organización  se  oponían  los  obstáculos  trad* 
nales  y  viejas  preocupaciones  de  siempre  en  favor  de  los  se 
lares  estudios  universitarios;  pero  Jas  autoridades  provincia 
trabajan  por  establecer  y  organizar  de  acuerdo  con  losReclOi 
los  nuevos  Institutos  de  Segunda  enseñanza,  corao  lo  ges 
naron  en  Oviedo  y  León  los  jefes  políticos  D.  Juan  HuízCernií 
y  el  asturiano  D.  Francisco  García  del  Busto. 

El  plan  de  1845  fué  la  piedra  fundamental  donde  descaí 
para  lo  sucesivo  la  Enseñanza  secundaria,  pues  todo  cuanto 
hizo  después  fué  en  relación  con  aquella  memorable  obra 
primer  Marqués  de  Pidal,  secundado  por  el  Sr.  Gil  y  Zarate 
Los  Institutos  eran  de  1.a  clase  ó  superior  con  la  Segunda  en 
ñanza  elemental  y  asignaturas  de  ampliación;  de  td.6  clase  ó  í 
mental;  y  de  3.a  ó  con  esta  incompleta.  El  cuadro  original  ce 
prendía  cinco  cursos  con  eslas  malcrías  distribuidas  en  una  ó 
más  asignaturas:  Gramática  castellana,  Lengua  latina,  Cale 
aritmético,  Geometría,  Geografía,  Mitología  é  Historia  genei 
Moral  y  Religión,  Historia  de  España,  Lengua  francesa,  Aritr 
tica,  Algebra  y  Geometría,  Física,  Química  é  Historia  natura 
Dibujo  (éste  como  voluntario).  Todo  este  cuadro  fué  variandi 
través  de  frecuentes  reformas. 

El  Instituto  de  Oviedo  fué  entonces  superior  por  las  en 
ñanzas  universitarias  de  la  Facultad  de  Filosofía  de  que  dep 
dio,  en  virtud  del  plan  de  1845,  hasta  1817»  en  que  ya  tuvoexist 


\2)     Véanse  páginas  189  y  192. 


3m 


—  307  — 
cia  oficial  separada  de  la  Universidad,  principalmente  desde  los 
Reglamentos  de  1858  y  1859,  bajo  la  dirección  del  bondadoso  é 
inolvidable  D.  Ángel  Paez,  después  canónigo,  llamado  en  Oviedo 
popularmente  «D.  Angelín».  Siguió  las  vicisitudes  y  organiza- 
ción de  todos  los  de  su  clase  de  España,  quedando  á  cargo  de  la 
Diputación  provincial  en  1866  y  volviendo  á  la  del  Estado  en 
1886,  aunque  la  Excma.  Diputación  provincial  siempre  satisfizo 
su  contingente  con  la  mayor  exactitud,  acordando  también  la 
elevación  de  sueldos  en  1877  á  tenor  de  lo  antes  dispuesto  por 
el  ministro  señor  Echegaray. 

Fué  adquiriéndose  el  material  de  enseñanza  necesario,  pri- 
mero aprovechándose  del  de  la  Universidad  y  después  teniéndolo 
propio,  pues  el  ministro  Sr.  Pidal  atendió  con  interés  á  la  Escue- 
la y  á  las  peticiones  del  Rector  Sr.  Mata  Vigil.  Suprimidos  que 
fueron  los  estudios  de  la  Facultad  de  Ciencias,  pasaron  al  Insti- 
Vwto  sus  gabinetes  de  Física,  laboratorio  de  Química,  museo  de 
Historia  Natural  y  Jardín  Botánico  (1)  desde  1861  y  creándose 
los  de  las  asignaturas  de  Geografía  y  Matemáticas  (en   éste  se 
conserva  un  eclímetro  que  perteneció  al  célebre  arquitecto  don 
Ventura  Rodríguez)  todos  lentamente  con  pocos  elementos  y  al- 
gún donativo  hasta  1877  en  que  se  obtuvieron  no  pocos  recur- 
sos con  los  derechos  académicos  creados  por  el  ministro  Conde 
de  Toreno.  Lo  mismo  aconteció  con    la  Biblioteca  especial, 
creada  en  1862,  y  acrecentada  desde  la  indicada  fecha  de  1877. 
Tuvo  en  1885  el  establecimiento  un  donativo  importante  remiti- 
do desde  Jaén  por  el  docto  asturiano  Comandante  de  Infantería 
retirado  Sr.  D.  Elias  García  Tuñón  y  Bernaldo  de  Quirós,  acadé- 
mico correspondiente  de  la  Real  de  la  Historia  y  autor  de  esti- 
mables trabajos  de  erudición,  compuesto  por  un  monetario  for- 
mado por  21  estuches  conteniendo:  varias  monedas  antiguas  en 
su  mayoría  de  cobre  y  algunas  de  plata;  una  pequeña  estatua  de 
Mercurio,  en  un  pedestal  de  bronce;  un  alfiler  romano;  dos  pen- 
dientes celtíberos;  un  cuchillo;  un  broche  romano;  dos  sortijas, 
una  de  plata  y  otra  de  cobre;  dos  platillos  de  barro;  dos  esta- 
tuitas;  un  hacha  de  bronce;  tres  hachas  de  piedra;  dos  medallo- 
nes de  cobre  con  busto;  un  brazalete;  un  lacrimatorio;  una  es- 


(x)    Véanse  páginas  2x4  y  siguientes. 


-  3°8  — 
tatuita  muy  antigua  de  piedra;  una  base  de  alabastro    fioam 
calada;  y  una  cimera  de  casco  rom  ano. 

Los  Estudios  tuvieron  aquellos  aumentos,  reducciones  y  a 
paciones  (pie  dispuso  la  variable  legislación  del  ramo.  Por  b 
tiempo  tuvo  enseñanzas  del  Magisterio  primario  en  1867:  se? 
la  cátedra  de  «Fisiología  é  Higiene»  en  1868;  la  de  «AgrícuItJ 
en  1870,  formándose  desde  entonces  un  gabinete  agronón 
en  1893  la  asignatura  de  ^Gimnástica  higiénica»  tan  conver 
te  y  que  no  lia  tenido  local  y  medios  que  necesita;  desde  el 
mo  año  sucedió  otro  tanto  con  la  de  ^Dibujo*,  que  ante 
daba  en  la  Escuela  provincial  de  Bellas  artes  de  la  capital;  y, 
último  con  acuerdo  de  la  Diputación  provincial  se  estableció 
tes,  en  1889,  la  enseñanza  de  la  Taquigrafía,  que  duró  va  ríos  ¿ 
y  debiera  volverá  rcstablccerío. 

El  EL  D<  de  1901  del  Ministro  Si\  Conde  de  Romarn 
transformó  al  Instituto  en  ¿General  y  Técnico»  con  las  va 
enseñanzas,  que  dilataron  el  campo  de  la  instrucción  secur 
ria  con  algunas  novedades  aceptables;  pero  no  dotadas  te 
con  los  recursos  y  elementos  que  se  necesitan,  Por  este  le 
fallas  de  base  y  medios,  flaquean  y  mueren  muchas  reforn 
Aquellas  fueron:  1.a  Estudios  generales  de  letras,  arte 
ciencias  con  cuyos  conocimientos  se  obtiene  el  titulo  de  Bai 
11er,  de  prel ación  para  del  ei  minados  estudios  superiores; 
Estudios  elementales  y  superiores  drl  Magisterio  de  1.a  i 
señan  ¿a;  pero  las  Escuelas  de  Maestros  y  Maestras  conserva 
su  unidad  orgánica;  3.*:  Estudios  elementales  di  Agricuitu 
para  la  obtención  Jcl  título  de  o  Práctico  agronómico*  y  «Pe 
agrimensor*;  La:  Estudios  elementales  de *  Industrias,  en 
dos  los  Institutos;  para  obtener  el  certificado  de  *  Práctico  ind 
trial»,  necesario  para  el  ingreso  en  las  Escuelas  superiores 
Industrias  de  varias  localidades;  o,n:  Estudios  demoniales 
Comercio^  para  obtener  el  diploma  de  «Contador  mercantil 
de  ingreso  en  las  Escuelas  superiores  de  Comercio  de  varias  lo 
lidades;  0.a;  Estudios  elementales  de  Bellas  Artes,  necesai 
para  entrada  en  las  Escuelas  Superiores  de  Bellas  Arles  y 
las  Superiores  de  Artes  industriales,  de  diferentes  localidad 
y  7.a:  Estudios  (confeiencias  y  clases  prácticas)  en  e.seue 
elementales  nocturnas  para  obreros. 


wm* 


—  309  - 
La  situación  económica  del  Institato  ovetense  fué  siempre 
desahogada.  Los  ingresos  en  1857  fueron:  9.200  pesetas  pro- 
ducto de  matrículas  y  títulos,  14.002'98  por  consignación  del 
Estado,  total:  23.202'98;  y  los  gastos  del  personal  importaron  la 
misma  suma.  En  1881  fueron  los  ingresos,  15.624  pesetas  por 
matriculas  y  títulos,  4.835*50  por  consignación,  de  24.453  por 
la  de  la  Diputación  provincial,  haciendo  un  total  de  44.912J91. 
En  su  último  presupuesto  del  1902  importaban  los  «Ingresos» 
79.204'5O  pesetas,  descompuestas  en  las  siguientes  cifras: 

En  papel  de  pagos  al  Estado 23.013  ptas. 

En  timbres  y  pólizas  de  todas  clases.     .     .     .       4.114     » 

En  metálico 52.137'50 

y,  es  de  advertir,  que  la  subvención  de  la  Diputación  provincial 
ascendió  á  37.370'50  pesetas. 

Los   «Gastoso  importaron  74.494  pesetas,  descompuestos  en 
las  siguientes  sumas: 

Personal:  por  sueldos,  quinquenios  y  gratifica- 
ciones del  académico  y  sueldos  del  adminis- 
trativo      69.894  ptas. 

Material  de  Enseñanza 3.650     » 

Id.  de  oficina. 950     » 

Dichas  sumas  se  prestan  á  no  pocas  reflexiones. 
Sigue  el  Instituto  de  Oviedo  careciendo  de  local  propio  y 
ocupa  parte  del  edificio  de  la  Universidad:  en  la  planta  baja  tres 
aulas,  cuatro  para  las  enseñanzas  de  Geografía  é  Historia,  Len- 
guas, Matemáticas  y  Dibujo  y  otra  para  Gimnástica,  todas  redu- 
cidas y   la  última   oscura  y  sin  condiciones  higiénicos;  en  la 
planta  principal,  dos  para  Física  y  Química,  Historia  Natural, 
Agricultura  y  Técnica,   como  los  Gabinetes  en  común  con  lá 
Sección  Universitaria  de  Ciencias;  y   sigue  la   sala  de  Juntas 
de  Profesores,  Dirección  y  Oficinas  de  Secretaria,  todas  habita- 
ciones de  paso  excepto  el  reducido  despacho  del  Director.  Uno 
y  otro  día,  durante  mas  de  medio  siglo,  se  ha  reclamado  contra 
esta  situación  antipedagógica  en  todos  sus  conceptos.  El  Recto- 
rado, la  Dirección  del  Instituto  y  la  Prensa  representaron  ince- 
santemente contra  esta  situación  insostenible,  después  que  en 
mal  hora  el  Estado  cedió  á  la  propiedad  particular  el  Colegio 
universitario   de  San  Gregorio  de  los  Pardos  con  su  huerta,  si- 


—  3»' 

líos  donde  debieron  establecerse  el  Instituto  y  Colegio  de» 
proyectos  do  1846.  La  Superioridad  dictó  diferentes  RB 
disponiendo  la  separación  de  los  dos  Centros  de  ens< 
guicron  las  gestiones,  bobo  proyectos,  se  pensó  en  los  palacio 

tenses  del  Duque  del  Parque  y  Marqués  de  Vista  Alegre,  qn 
m  enage&aron  por  módicas  sumas;  y  últimamente  se  trató  de 

onvento  de  Sanio  Domingo  con  acuerdos  del  Obispado,  D 
pulaciún  provincial  y  I kn  turado;   perú  la  cuestión  sigue  sin  rt 
solver,  si  bien,  cuando  escribo  estas  páginas,  se  habla  de  ante 
proyectos  que  tienen  en  estudio  celosos  representantes  de  la  Pro 
Viuda.  Condenso  en  breves  líneas  el  trabajo  y  los  do<  OC 
naces  de  t&ntoa  B0OS,  mientras  en  capitales  y  localidades  d 
008  importancia  que  Oviedo  y  de  Instílalos,  que  no  alcanzan  íí 
matricula  y  significación  Sel  ovetense,  ya  se  batí  íevantai 
demos  y  amplios  edificios  dedicados  a  la  Segunda  enseñanza 
aun  donde  no  habla  los  inconvenientes  morales,  mal 
económicos  que  en  este  punto  se  tocan  todos  los  días  en  la  Cá 
pital  de  Asturias  con  la  confusión  y  eslrefehez  de  la  Un  i  ve  i 
é  Instituto  y  de  .sus  alumnos.   Urge,  y  cada  día  más,  resolver  la 
cuestión,  pues  no  se  comprende  como  no  se  ba  solucionado  ana 
aspiración  tan  constante  y  justa  (1)* 

¡l\  Instituto  ¡trocí  aria  I  de  Segunda  enseñanza  de  l 
debe  su  origen  a  las  gestiones  que  en  1846  llevaron  á  caliólos 
Excelentísimos  Srcs.  D.  Juan  Píñan,   TX   Segundo  Sierra  Pain- 
Me\\  diputados  ft  Corles  y  Senadores,  que  fueron  lujos  amantes 
de  su  provincia,  y  del  celoso  funcionario  provincial  D,  Jof 


(i)     Pnra  ma»  noticia»  relativas  til  Instituto  provincial  de  Oviedo  deben  tef  can.uli 
tMrmorfdj  y  fitmiat  •ttMftltfs 

L¿t*    de  if^.j^-,,     i  píirr-  ñi  ¡  -=  tKAi  -6* ;  ^=  rS6»  63;    -t8G^64;=T&Si- 
i  ¡v'.;  í..&;^í8ó8-6u  y  1870-71  por  el  Directo  i   I'.  Rstfoel  Oitíi  frfoaiuffei  ia. 

La*  de  1871-7^— 1B72-73, =^873-74.  =  187^75*=/  1S75  •?'.'  por  cJ  Secretario  D,  Ulpfamü¿ 
HÜ.-7-  Calderón* 

I.i  dt  1676*77  par  el  Serreta  río  I>*  Juan  Ljn¡r»ip*> 

I   14    de     1877  78:  -T678-7y  ;^  1879-80;^=  iB&o-Si.—  1881  Sa;— iBSa  8  jtz=:i  883*84;— i*    ¡ 
TBBseÉ;=iB86  87;=7»S87'-íl8i— 188889;= j8B,j  90  ¡=iE^d  r   el'  Sccrct,, 

1  ajÍI  <  3ont¿lea  Fradtí. 

La  de  iBfla-93  por  el  Secretario  D.  jo-¡é  María  Cn-i¡lhi. 

1   ti  de  iSy3-94;^:i8^  95;=í895  96.=i8oé-97;^i897  98,— y   1B98  99  por  D.  Lui*  M 

Ij  de  rH  1^900  por  D.  Marcelino  I  iraáiMUí  y  1  tninéti. 
Y  la  a  de  1900  fl  p»r  O   1  fanciüco  J.  t}.irr¡e»> 

Son  muy  00 m pitia*  Us  de  18 60 Oí  por  el  Sr.  ¡JUi  Monasterio  y  la*  de  r 
- 1  Si    GüOiáJes  r  radei, 

mi  lÚtínu  k  pirUi  idice  un  interesante  trabajo  acerca   del  Grifmpd 

fk>    tff    ¿>S    rtítti.n'ii    Eitlufreí     iff    S?£tártJ,t    fHU&mtZQ    fti    el    í  raí  Unto  ftf  L>PttH»  por 

Quito  , 

A  continuación  di  lai  Mtméria*  se  publican  [01  dalo*  de  la  E*t:ición  metearoltigjcji  , 
Salmean,  CemcLo,  Fr,idut  Méndc*,  ele. 


-3H  - 
cobar  secundadas  por  la  Excma.  Diputación  provincial,  el  Muy 
Ilustre    Ayuntamiento  de  aquella  capital  y  el  Jefe  político  don 
Francisco  G.  de!  Busto. 

La  memoria  de  este  hecho  se  perpetuó  en  lápida  de  blanco 
mármol  en  que  se  lee  la  siguiente  inscripción: 

Al  patriotismo  y  al  celo  [lustrado 
con  que  nhocurarojí  la  apertura  de  este  instituto 
los  señores 
Busto  — Pijíak — Escobar, 
año  18Í6,  Segundo  Sierra  Pambley. 

El   día  10  de  Octubre  de  1846  se  verificó  la  inauguración 
bajo  la  presidencia  del  St\  García  del  Busto  con  asistencia  de 
las  autoridades   y  corporaciones-  El  acto  tuvo  lugar  en  el  Semi- 
nario Conciliar  de  San  Froilan  y  el  Claustro  de  Catedráticos  era 
compuesto  de  los  Sres.  D.  Francisco  del  Valle,  religioso  domini- 
co,  canónigo  que  fué  de  la  Iglesia  Catedral,  natural  de  aquella 
provincia  y  reputado  humanista,  D.    Aquilino  Rueda,  D,  Domin- 
go Alvarez  y  D.  Natalio  San  Román,  encargados  respectivamen- 
te de  las  asignaturas  de  Retórica  y  Poética,  Matemáticas,  Latín 
y  Religión  y  Moral,  únicas  que  en  aquel  curso  se  plantearon  (1). 
Organizadas  estas  enseñanzas,  según  el  sistema  entonces  vi- 
gente, se  instalaron  sus  aulas  en  la  planta  baja  del  edificio  mo- 
numental de  San  Marcos,  ex-eonvento  de  Caballeros-canónigos 
regulares  de  la  Orden  de  Santiago,  Allí  continuó  el  Instituto 
hasta  1855  en  que  se  trasladó  al  ex»colegio  de  PP.  Escolapios, 
por  gestiones  y  medidas  del  limo.  Sr  D.  Patricio  Azcárate,  Go- 
bernador de  la  provincia,  hijo  también  de  León  y  bien  conocido 
cu  España  como  político  y  escritor 

En  el  decurso  del  año  18Í7  al  de  1848  completáronse  los 
estudios  del  Bachillerato,  nombrándose  los  profesores  para  dar 
la  enseñanza  de  las  asignaturas  de  Geografía  é  Historia,  Fran- 
ees,  Psicología,  Lógica  y  Ética,  Historia  Natural,  Física  y  Quf* 
mica.  En  1859  se  inauguró  la  de  Dibujo  lineal  y  de  adorno 
Creación  debida  á  la  iniciativa  de  la  Junta  de  Instrucción  públi- 
ca; también  entonces  la  Excma.  Diputación  provincial  consignó 
en  sus  presupuestos  la  cantidad  necesaria  para  elestablecimien* 


(j  (     Xüilciaí  que  debo  A  b  atención  del  aqttin]  Director  Sr.  Diní-Jímcnc*. 


-  312   - 

to  de  un  cátedra  de  Agricultura,  enseñanza  que,  con  el  nomb 
de  ('Nociones  teórico  prácticas  de  Ajirienlhira,  eomODZO  a  dar 
en  Abril  de  1860;  y  al  año  siguiente»,  aparecieron  consiitmd 
los  estudios  periciales  para  la  obtención  del  título  de  AgrímetUK 
Fué  de  sentir  la  desaparición  de  estos  estudios  en  Is71. 

El  Instituto  leonés  tuvo  las  vicisitudes   y  vari 
demás  de  su  «lase  en  España*  y  la  Escuela  elemental  de 
Industrias,  agregada  al  Instituto  por  gestiones  del  Diputad 
Fernando  Merino* entusiasta  leonés,  ceso  recientemente  en  L90 
Posee  no  escaso  material  científico;  los  Gabinetes  de   ; 

nina  é  Historia  Natural  se  enriquecieron  con  tus  aparato) 
objetos  que  fueron  de  los  PP.  de  la  Compañía  de  Jesús  y  de  i 
Seminario  central,  establecido  en  San  Marcos,  que  el  Gobíen 
provisional  concedió  en  18f¡tt  al  Instituto,  y  con  los  que 
prOCürfl  principalmente  por  las  disposiciones  del  Ministro  Tm 
DO  de  1877.  También  tiene  los  útiles  concernientes  á  b 
fianza  de  Matemáticas,  Geografía  é  Historia  con  lo  mas  indi 
pensable  para  una  sólida  instrucción;   y   desde  el  dicho  año  d 
1S77   funciona  un   Laboratorio    químico  asneóla     La   Es 
meteorológica  dala  de  18&G,  y  en  1874  comenzó  la  Bibliotí 
pecial  del  Establecí  miento. 

La  situación  económica  de  éste  desde  su  fundación 
prende  de  los  siguientes  datos: 

En  1818  el  producto  de  matrículas,  grados  é  incorpora 
ascendió  á  3,095  pesetas  y  el  arbitrio  de   un  real  en 
de  sal  tque  se  aplicaba  entonces)  a   8.161*25 
11. 256 '2 6;  los  gastos  fueron    18  158   pesetas    por   personal 
$29*50  por  material,  total  18.880*50  pesetas,  resultando  un  áí 
ficit  de  7.624*25  pesetas  cubiertas  por  la  Provincia, 

En    1H75  los  ingresos  fueron:  existencia  di  .mterio 

>;  pesetas,  1.124'oü  por  matrículas  y  grados  y  31*020  si 
plidas  por  la  Diputación  provincial;  los  gastos  ascendí* 
82  250  de   persooal,  3.18975  de  material,  total  8 

quedando  de  existencia  para  el  ano  siguiente  513' 
seta 

El  presupuesto  de  1901  de  la  última  Memoria  publicada  eoífl 
prende  «Ingresos»  por  81,876*37  pesetas,  sumadas  las  siguiente 
cifras; 


—  313  — 

En  papel  de  pagos  al  Estado 26.092  ptas. 

En  timbres  y  pólizas 2.260      » 

En  metálico.     .     , 53.524'37  t 

Siendo  de  advertir  que  la  subvención  de  la  Diputación  pro- 
vincial ascendió  á  37.803  pesetas. 

Los  gastos  ascendieron  á  54.264'77  pesetas  por  los  concep- 
tos siguientes: 

Personal  académico  administrativo    .     .     49.920*57     ptas. 

Material  científico  y  oficinas 4.344'20         » 

Quien  deseara  mas  datos  del  Instituto  de  León  podrá  con- 
sultar las  excelentes  Memorias  anuales  publicadas  por  su  Di- 
rección y  Secretaría  (1). 

En  el  capitulo  siguiente  se  ha  de  tratar  con  toda  la  extensión 
posible  en  estas  páginas  de  la  por  siempre  memorable  funda- 
ción de  Jovellanos,  y  ahora  solamente  se  comprenden  aquí  bre- 
ves noticias  del  moderno  Instituto  de  Segunda  Enseñanza 
de  Gijón,  establecido  en  el  antiguo  «Asturiano»  de  caracterís- 
tica y  diferente  significación.  Cuando  en  mal  hora  se  cerraron 
las  apenas  abiertas  cátedras  industriales  de  la  Escuela  gijonesa, 
se  pensó  en  aumentar  enseñanzas  y  el  Rector  de  la  Universi- 
dad, jefe  del  distrito,  y  el  diputado  á  Cortes  Sr.  Cápua  gestiona- 
ron á  tal  efecto.  Propuso  el  primero  así  al  Ayuntamiento  de  la 
villa  como  á  la  Dirección,  crear  cá  lo  menos  un  Instituto  lo- 
cal y  legalizar  la  situación  de  aquella  Escuela  en  lo  respectivo 
á  los  Estudios  de  Segunda  Enseñanza  y  Aplicación»,  para  que 
«con  mengua  de  la  época  y  mucho  más  de  aquella  población 
no  desapareciese  hasta  el  último  vestigio  de  la  benéfica  institu- 
ción con  que  honró  á  su  pueblo  el  insigne  Jovellanos».  Hubo 
dificultades  económicas  por  parte  del  Municipio  y  de  la  Diputa- 


íi)  Las  de  los  cursos  1858-59  y  1859-60;  — i86o-6i;s=x86x-6a;— 1862-63  y  1863-64  por  el  Di- 
rector D.  Aquilino  Rueda. 

Las  de  1864-65;=/  de  1865-66  por  el  Vicc-Director  D.  Romualdo  Tcjerina. 

Las  de  i86ó-67;=i867-68;  =  i868-69;  — 186970  y  1870-71  por  el  Director  D.  Vicente  Andrés 
y  Andrés.  - 

Lai  de  i87i-7a;=y  187273  por  el  Secretario  D.  José  de  Castro  y  Pulido. 

Las  de  i873-74;=i874-75;  =  i875-76;=i876-77;--i877-78  (con  discurso  del  Sr.  Gobernador 
Civil  D.  Ricardo  Puente  y  Breñas  i  ;=y  1878-79  por  el  Secretario  D.  Policarpo  Mingóte. 

Las  de  i879-8o;=y  1880-81  por  el  Secretario  D.  Hipólito  Casas. 

Las  de  i88i-82;=y  1882-83  por  el  Secretario  D.Juan  Eloy  Diaz  Jiménez. 

Las  de  1883-84;  -i884-85;  =  i88s-86;  -1886  87;— 188788;— 1888  89;=i889  9o;=x89o-9i;= 
1891-9?;— y  1892-93  por  el  Secretario  D.  Valentín  Acevcdo  Calleja. 

Las  de  1893-94 ;— 1 894  95;-^i89596;^=iS96  97;— y  1897-98  por  el  Secretario  D.  Pedro  Ga- 
lapo. 

Y  las  de  x899-9oo;=iooo-oi;^=x9oi-oa;=:y  1902-03  por  el  Secretario  D.  Felipe  de  la  Garza. 


-  3¡4  - 
ción  provincial  para  aumentos  de  cátedras  de  Enseñanza  gen* 
ral  ó  secundaria,  estableciéndose,  por  último,  con  escaso  seta 
to  los  dos  primeros  años  ó  cursos  de  ésta,  no  sin  que  el  Directo» 
Sr.  Menéndez  Duarte  (uno  de  los  primeros  alumnos  de  aquel1 
ilustre  Casa,  muy  querido   del  Fundador  por  sus  aventajada- 
disposiciones  y  maestro  allí  participante  de  todas  las  vicisitud* 
que  entorpecieron  la  marcha  progresiva  del  Establecimiento  i 
manifestase  su  oposición  contraria  a  estudios  ede  poca  utií 
para  los  ramos  de  riqueza  que  está  llamada  a  desarrollar  ¿Uffi 
rías*,  sin  compensar  también  el  sacrificio  que  al  pueblo  se  ío 
pusiera,   mientras  prefería  los  esludios  propios  de  la  pritiR 
fundación,  industriales,  para  cuyo  fomento  allí  proponía  qu; 
fuesen  de  matrícula  gratuita   y  con  todo  género  de  facilídu 
des  (1).  Mas  por  R.  O.  de  28  de  Julio  de  1863  se  establecieron 
los  indicados  dos  cursos  primeros  de  Segunda  Knseñanza,  ba*=* 
del  Instituto  local. 

En  !a  reforma,  con  retroceso,  de  esla  Instrucción  por  el  mi- 
nistro Sr.  Oro  vio  en  1866,  dividida  en  dos  períodos,  el  Di  redor 
de  entonces  Si\  CienfuegosJovellanos  procuró  el  eslablecimien 
to  del  primer  período  ó  de  dos  cursos  (Gramáticas  castellana  y  la- 
tina y  oiro  de  Retórica  y  Poética  co til  ¡miando  los  ejercicios  de 
análisis,  traducción  y  composición   latinas,  que  no  había  plan- 
teado el  Promotor)  y  asi  siguió  hasta  los  plausibles  decretos  de 
Octubre  de  1868  por  el  Sr.  Ruiz  Zorrilla  con  autorización  á  los 
Ayuntamientos  y  Diputaciones  para  fundar  y  sostener  estableci- 
mientos docentes.  Muy  principalmente  se  preocupó  el  ministro 
reformador  en  la  Segunda  Enseñanza,  entonces  («desnaturaliza- 
da, cohibida,  retrocedida  mas  de  dos  siglos,  preparando  a  los 
jóvenes  solo  para  estudiar  teología  ó  entender  algún  autor  esco- 
lástico»   y,  dándole  su  propio  concepto,  no   solamente  ocomo 
serie  de  estudios  preparatorios»)  sino  como   («ampliación  á  la 
instrucción  primera  y  educación  necesaria  a  los  ciudadanos*, 
modificó  el  plan  viejo  bajo  dos  sistemas,  uno  con  algunos  cam- 
bios del  sistema  tradicional,  aunque  sobre  la  base  del  latin,  y 

(i  i  Véanse  *  Breves  CDnsideracioncs  sobre  la  creación  de  un  Instituto  local»  en  la  Memoria 
del  curso  de  1S60-Ó1. 

En  la  «Memoria  universitaria  de  0\icdo>  (1861}  escrita  por  mi  docto  p;<drc  el  entonces  Se- 
ere  ario  át\  Pi-trito,  I)  lignito  Cundía,  hay  interesantes  trabajos  suyos  relativos  al  Instituto  de 
Joví  llanos  y  do  su  primitivo  carácter  (.páginas  87,  ioj  y  siguientes)  e  inserta  además  ti  articulo 
que  publicó  cu  El  Porvenir  d.>  Asturtis,  cundí  las  supresiones  (que  calificó  de  «desgracia 
provincial»  •  de  característicos  y  útiles  estudios  en  las  aulas  gijonesas. 


~  3i5  — 
otro  mas  innovador  y  técnico.  El  Ayuntamiento  gijonés,  que  por 
la  patriótica  obra  de  Jovellanos  siempre  se  mostró  bien  dis- 
puesto, ante  el  injusto  olvido  del  Estado,  á  toda  clase  de  sacrifi- 
cios, decidió  sostener  toda  la  Segunda  Enseñanza;  pero  eligió 
el  sistema  antiguo  al  plantear  completo  el  Instituto  local,  por 
«cuyo  acierto  >  tuvo  felicitación  del  reducido  Claustro.  Este  fué 
nutrido  primeramente  con  profesores  sustitutos  y  después  con 
mas  numerarios,  éstos  de  corta  permanencia  en  la  localidad  por 
la  escasa  dotación,  que  allí  tenían,  mientras  eran  mayores  los 
sueldos  y  más  las  ventajas  en  otros  Institutos. 

i-Insensiblemente,  y  sin  proceder  un  plan  fijo  ni  una  regla  á 
que   sujetarse,  fué  modificándose  poco  á  poco  la  plantilla  del 
personal»,  como  dice  el  diligente  historiador  del  Instituto  señor 
Lama  y  Lefia,  y  por  la  indicada  movilidad  del  magisterio  hubo 
que  recurrir  frecuentemente  á  interinidades,  en  virtud  de  lo  qué, 
eon  R.  O.  de  21  de  Julio  de  1880,  se  reformó  la  plantilla  encar- 
gando á  cada  catedrático,  el  desempeño  de  dos  asignaturas  dia- 
rias con  3.000  pesetas  de  sueldo,  comprendiendo  también  las  de 
Náutica  y  Estudios  de  Aplicación,  de  que  se  tratará  en  su  lugar. 
Asi  continuaron  los  Secundarios  en  el  establecimiento,  que  ya 
llevaba  desde  1865  el  glorioso  nombre  de  Jovellanos,  hasta  que 
para  procurar  en  sus  aulas  mayor  ingreso  de  alumnos,  imposibi- 
litados de  concurrir  á  ellas  por  el  carácter  de  Instituto  local,  se 
le  habilitó  para  admitir  matrícula  privada,  doméstica  y  libre  y  se 
dictó,  por  gestiones  patrióticas  de  los  señores  Conde  de  Revillagi- 
jedo  y  Fernández  Vallín,  el  R.  D.  de  22  de  Mayo  de  1892  deter- 
minando que  en  lo  sucesivo  tendría  el  establecimiento  «todos 
los  efectos  académicos  y  el  carácter,  consideraciones  y  prerro- 
gativas que  tienen    los   Institutos  provinciales,  conservando 
su  organización  actual  (la  plantilla  reducida)  y  corriendo  como 
hasta  ahora  su  sostenimiento  á  cargo  del  municipio  de  Gijón». 
Siempre  el  Estado  negando  recursos  á  la  fundación  trascenden- 
tal del  inmortal  Jovino! 

Aún  asi  no  tuvo  la  concurrencia  y  vigor  esperados  y  que  re- 
quirió la  reforma  de  1901  al  trasformar  los  Institutos  generales; 
y  otra  vez  mas  el  Ilustre  Ayuntamiento  de  Gijón  manifestó  su 
patriotismo  y  amor  al  Instituto,  entonces  con  mas  acierto  que 
en  1868,  porque  el  plan  del  ministro  Sr.  Conde  de  Romanones 


comprendía  varias  enseñanzas,  mas  semejantes  ú  las  que 
Promotor  recomendaba  para  el  Real  Asturiano.  Asi,  bien  dota- 
do el  magisterio  desde  1900  y  enseguida  con  plantilla  completa, 
por  R.  D.  de  29  de  Noviembre  de  1901  de  nuevo  o  fué  elevada  6 
provincial  la  categoría  del  Instituto  de  Jovellanos*,  y  como  tal 
pasó  á  General  y  Técnico,  ahora  como  todos  los  de  su  clase  re 
formados  y  cercenados  en  1903  por  el  ministro  Sr.  BugallaL 

Los  medios  materiales  de  enseñanza  del  Insülutogijonéssori 
suficientes  en  varios  ramos,  compitiendo  con  las  de  Establecí 
mientos  similares,  si  bien,  por  estar  en  el  mismo  recinto, 
aprovecha  de  los  adquiridos  para  las  otras  Enseñanzas  ttjúvella 
nistas*,que  le  arrebataron  con  injusticia  notoria;  pero  vasueesi 
vamente  aumentando  aquel  caudal  científico,  ya  que  en  el  artísti- 
co tiene  todo  un  tesoro.  La  matrícula  de  los  Esludios  secundarios 
fué  hasta  ahora  reducida  por  el  antiguo  carácter  local  del  Esta- 
blecimiento; mas,  con  su  nueva  categoría  y  el  crecimiento  de  la 
cada  día  mas  floreciente  villa  de  (Jijón,,  habrá  de  aumentar  na- 
turalmente, si  bien  lo  de  concurrencia  es  accidental  porque  es 
siempre  principal  la  índole  de  las  enseñanzas  que  allí  debieron 
sostenerse  y  propagarse. 

Hasta  aquí  solamente  se  ha  tratado  de  ia  Secundaria,  moder- 
namente implantada  f  sostenida  por  el  Ayuntamiento  con  lo 
poco  que  ya  queda  de  las  cátedras  allí  peculiares,  Habrá  de 
apreciarse  mejor  el  interés  municipal  y  sus  dispendios  en  pájíí- 
ñas  posteriores  de  historia  interesante  y  apenadora  del  Institu- 
to Asturiano  que,  gracias  al  Consistorio  gijones,  sigue  abierto 
aunque  con  el  dicho  carácter.  Alguna  vez  el  Estado,  como  en 
1878  y  1885,  le  concedió  subvenciones  excepcionales  de  12*500 
y  9.000  pesetas  o  costeó  la  terminación  del  edificio;  pero,  en  lo 
demás,  sus  principales  recursos  vinieron  y  vienen  del  presupues- 
to local.  El  corriente  de  1903  del  Instituto  se  descompone  en 
las  siguientes  partidas  de  «Gastos»:  Personal  de  los  Estudios  ge- 
nerales, 73.000  peseta?;  Personal  de  Estudios  de  Aplicación  y  He 
Náutica,  10,500;  Personal  administrativo,  9,250;  y  Materia fh 
4.6G0;  total,  1)7.000  pesetas.  Son  «Ingresos»:  Por  matriculas  y  lí* 
tulos  12,000  pesetas;  Subvención  de  la  Exorna.  Diputación  provin- 
cial  de  Oviedo,  6.800;  total,  18.800;  y  el  «déficit*,  á  cubrir  por 
el  Ilustre  Ayuntamiento  de  (Üjón,  importa  78.*ilO  pesetas 


-3"7  — 
Existieron  en  el  Distrito  universitario  los  Institutos  locales 
de  Tapia  y  Ponferrada. 

He  aquí  la  breve  historia  del  primero. 
D.  Fernando  Fernández  Casariego  nació  en  Tapia,  1794,  en 
el  seno  de  modesta  familia;  y  muy  joven  dejó  el  pueblo  para  de- 
dicarse   al  comercio  de  lienzos  en  Madrid,  donde  prosperó  lle- 
gando á  ser  una  de  las  primeras  firmas  de  la  banca  de  la  Corte 
desde  1840.  Desempeñó  los  cargos  de  Prior  del  Tribunal  de  Co- 
mercio, Consejero  del  Banco  de  España  y  de  otras  sociedades  y, 
contra  su  voluntad  y  humilde  carácter,  se  vio  colmado  de  me- 
recidos honores  y  distinciones,  como  las  grandes  bandas  de  Isa- 
bel la  Católica  y  de  María  Victoria,  senaduría  vitalicia  y  los  títu- 
los nobiliarios  de  Marqués  de  Casariego  y  Vizconde  de  Tapia. 
Tan  benemérito  asturiano  falleció  en  1874,  después  de  dispen- 
sar grandes  beneficios  á  su  provincia  y  pueblo  nativo,  que  le  de- 
bió independencia  municipal,  centros  oficiales,  la  edificación  de 
la  casa  consistorial  y  magníficas  Escuelas,  la  construcción  de  un 
murallón  contra  la  arena,  y  puerto,  etc.,  disponiéndose  también 
á  levantar  espacioso  y  bien  dotado  hospital;  pero,  entonces,  el 
concejo  y  todo  el  partido  pidieron,  creyéndolo  mas  beneficioso 
al  país,  la  creación  de  un  Instituto  local  incorporado  á  la  Uni- 
versidad de  Oviedo,  el  cual  impulsaría  la  cultura  general  y  fa- 
vorecería á  los  jóvenes  de  extensa  comarca  de  mas  de  30.000 
almas  de  población  en  el  occidente  de  Asturias. 

Así  lo  hizo  presente  al  Gobierno  el  Sr.  Casariego,  ofreciendo 
construir  el  edificio  y  dotarle  con  la  renta  necesaria;  y  en  R.  0. 
de  16  de  Junio  do  1865  se  concedió  la  oportuna  autorización 
con  gracias  al  Fundador  disponiendo  que  el  Rector  de  la  Uni- 
versidad de  Oviedo  ultimase  la  creación;  por  otra  R.  0.  de  22 
de  Marzo  de  1867  fueron  aprobadas  las  condiciones  bajo  las 
cuales  el  bienhechor  proponía  la  donación;y,  en  24  de  Abril  del 
mismo  año,  fué  autorizado  el  municipio  de  Tapia  para  aceptar- 
las á  nombre  del  Común. 

En  escritura  otorgada  en  Tapia  ante  el  notario  D.  Antonio 
de  Murías  y  Pasaron  á  1.°  de  Diciembre  del  mismo  1867,  el  abo- 
gado D.  Manuel  García  de  Vior,  ex  diputado  provincial  y  á  Cor- 
tes y  ex-gobernador  civil  de  la  Provincia,  por  virtud  del  poder 
especial  del  Fundador  formalizó  á  favor  del  Ayuntamiento  la  do- 


\ 


-3ts~ 
nación  del  edificio  y  de  una  inscripción  intransferible  de  la 
Deuda  consolidada,  señalada  con  el  número  37.085,  en  la  que 
se  reconocía  á  favor  de  la  expresada  Corporación  para  dotación 
del  Establecimiento  la  suma  de  LOOO.ÜGÜ  de  pesetas  de  capitaí 
y  30.000  de  renta,  Comprendíase,  asimismo,  en  la  donación  los 
muebles  para  oficinas,  biblioteca,  enseñanza  de  Dibujo,  y  délas 
aulas,  costeados  todos  por  el  Fundador.  No  siendo  la  voluntad 
del  mismo,  al  hacer  este  beneficio  á  su  país  natal,  renunciar  en 
absoluto  el  dominio  á  favor  del  A  yunta  mié  uto  ni  del  Común  ní 
menos  á  favor  del  Estado,  sino  en  tanio  que  se  cumpliesen  la- 
condiciones  de  la  donación,  sin  que  de  ningún  modo  ni  por  na- 
die  se  pudiese  alterar  su  destino,  se  reservaba  el  derecho  para 
sí  y  sus  herederos  de  revertir  é  incautarse  de  nuevo  así  del  viu 
(icio  como  de  la  renta  en  el  caso  quc>  por  disposición  superioi 
ó  por  fuerza  mayor,  se  dejasen  de  destinar  al  objeto  exclusivo 
para  que  la  donación  fué  hecha.  Se  reservaba  asimismo  el  dere- 
cho de  visitar  el  Establecimiento  para  ver  si  se  cumplían  los  fi- 
nes fundacionales;  siendo  además  su  voluntad  que  el  Rector  de 
la  Universidad  de  Oviedo  inspeccionase  la  legitima  inversión  de 
la  renta  y  obligase  al  Ayuntamiento  á  desuñarla  completa  y 
puntualmente  á  la  dotación  del  Instituto;  y,  por  último,  para  el 
caso  de  que  hubiere  sobrantes,  después  de  cubiertas  las  necesi- 
dades ordinarias  de  los  estudios  generales  de  Segunda  Enseñan- 
za, quería  se  empleasen,  según  acordasen  el  Fundador  ó  sus  he- 
rederos, el  Director  del  Instituto  y  el  Ayuntamiento  de  Tapia, 
con  la  superior  aprobación  del  Rector  de  la  Universidad  y  del 
Gobierno. 

El  edificio  fué  construido  bajo  la  dirección  y  planos  del  ar- 
quitecto D.  Juan  M.  Yanez  y  Rodríguez  Trelles.  La  fachada  es  de 
líneas  elegantes  y  esmerada  ornamentación  con  tres  lapidas  su- 
periores de  bien  bruñido  mármol.  Una  en  el  centro  indica  el 
destino  de  la  casa: 

Instituto  de  Segunda  Enseñanza 

De  las  colocadas  sobre  los  dos  balcones  laterales,  en  una 
histórica  se  lee: 

Edificado  kx  1806  v  67,  Año  34  del  Hei\aoo  de  í).n  Isabel  ii 
y  la  otra  votiva  dice: 


i 


~  3>9  - 

Fernando  Fernández  Casariego  en  señal  de  afecto 

á  la  juventud  estudiosa 

Sobre  el  descanso  de  la  ancha  y  clara  escalera  se  gravó  la 
significativa  aclamación  de  gratitud  popular: 

Salve  al  Fundador 

En  el  centro  del  edificio  hay  un  atrio  de  doce  arcos,  tres  por 
cada  lado,  que  corresponden  á  la  galería  del  piso;  al  medio  día 
se  puso  la  capilla  dedicada  á  la  Purísima  Concepción  de  la  Vir- 
gen, San  José  y  San  Fernando.  Están  en  la  planta  baja  las  cá- 
tedras de  Física  y  Química,  el  laboratorio,  las  de  Geografía  é 
Historia  con  su  menaje  y  tres  aulas  mas  para  cátedras  que  no 
requieren  material  científico,  y  otras  dependencias;  las  de  la 
planta  principal  se  destinaron  á  oficinas  de  Secretaría  y  Direc- 
ción, salón  de  actos  públicos,  cátedras  de  Matemáticas  y  Dibu- 
jo, de  Historia  Natural  con  su  modesto  Museo  y  la  Biblioteca; 
y  el  piso  segundo  se  distribuyó  en  habitaciones  de  los  depen- 
dientes. 

La  inauguración  del  Instituto  fué  en  17  de  Septiembre  de' 
1867  y,  cubiertas  por  oposición  las  cátedras  de  sus  estudios,  se 
desarrolló  el  Establecimiento  durante  35  años.  Las  aulas  de 
Matemáticas,  Geografía,  Física  y  Química  y  la  Biblioteca  tenían 
algunos  medios  de  instrucción,  mas  no  los  suficientes;  todos  los 
años  se  hacían  nuevos  adquisiciones  ó  se  recibían  donativos  de 
personas  ilustradas;  y  el  Fundador  atendía  con  solícita  protec- 
ción al  Instituto,  el  deseado  Establecimiento  con  que  hizo  mu- 
cho bien  á  sus  paisanos  y  connaturales.  Es  probable  que  la  fun- 
dación pudo  ser  mas  acertada  y  práctica  con  estudios  elemen- 
tales de  Agricultura  é  Industria  ó  de  Comercio  y  de  la  moderna 
Náutica,  ó  un  Seminario  análogo  y  mas  completo  que  el  inicia- 
do en  la  Vega  de  Rivadeo  en  1815. 

Bajo  la  acertada  dirección  del  Dr.  D.  Antonio  González  Tol 
y  Cancio  (cuyo  celo,  amor  y  desvelos  por  el  establecimiento  nun- 
ca serán  bastante  elogiados)  y  la  cooperación  que  le  prestó  el 
profesorado,  el  Instituto  local  de  Casariego  de  Tapia  dio  en  su 
principio  resultados  que  podían  satisfacer  al  Promotor  gene- 


r 


—  3£c  — 

roso,  si  bien  después  se  resintió  la  disciplina  de  asistencia  y 
hubo  deficiencias  pedagógicas,  que  señaló  el  catedrático  D,  Ani- 
ceto Sela  cuando  por  delegación  del  Rectorada  giró  tina  visita 
de  inspección  al  Establecimienlo  en  1895  y  redactó  *  Me  moría- 
muy  interesante  y  práctica,  olvidada  en  la  Superioridad. 

La  marcha  económica  fué  en  los  comienzos  desahogada  ofre- 
ciendo hasta  un  sobrante  en  los  presupuestos  de  varios  años; 
pero  no  sucedió  lo  mismo  al  mermar  principales  ingresos  d^ 
la  renta  por  las  conversiones  y  ¡arreglos!  de  la  Hacienda  nach. 
nal.  Mientras  pudo  veló  por  aquellos  intereses  et  entendido  Fui- 
dador  y  sus  próximos  deudos  D.  Fernando  y  D.  Francisco  Per*-.- 
Casariego;  pero  después  faltó  el  generoso  Marqués  y  fue  muy 
considerable  la  merma  de  los  réditos,  rebajados  en  dos  terceras 
partes  desde  la  ley  de  1875  aunque  con  ofrecimientos  y  esperan 
zas  de  volver  al  valor  de  la  primitiva  emisión  en  futuros  tiempos 

normales que  no  llegaron.  Con  orden  y  economía  se  habían 

vencido  consecuencias  de  descuentos  y  suspensiones  de  pagos; 
se  procuraron  ahorros  con  interinidades  de  personal,  sí  bien  re- 
sintiéndose alguna  enseñanza;  se  redujo  la  plantilla  con  cátedras 
dobles 'á  cada  profesor  numerario  en  1802;  y  todo  fuéinsuficicn^ 
te  para  levantar  al  Instituto  de  su  lánguida  vida,  que  inspiraba 
peligros  anunciados  ya  por  los  Sres.  Fernandez  Buján,  secreta- 
rio, y  Tol  y  Cancio,  director,  (1)  hace  bastantes  años  para  Irisle 
realidad  cuando  se  escriben  estas  páginas.  Ya  no  fué  posible  sos 
tenfer  un  verdadero  presupuesto  de  gastos;  ni  tener  completo  y 
regularmente  dotado  el  magisterio,  cuyo  personal  fué  de  movi- 
miento incesante,  siendo  come»  de  paso  el  Instituto  de  Tapia,  pues 
los  Catedráticos  aspiraban  á  mejorar  su  situación  allí  insoste- 
nible, de  sueldo  escaso,  trabajo  dobie  y  sin  los  alicientes  de  de- 
rechos pasivos  y  otras  ventajas  en  centros  de  enseñanza  análo- 
ga, no  pudiendo  aquí  realizarse  el  aumento  y  nivelación  de  suel- 
dos dispuestos  por  R.  O.  de  21  de  Julio  de  1900.  kl  Estado  se 
cruzó  antes  y  entonces  de  bracos,  cuando  era  el  causante  de  la 
crisis  del  Instituto  de  Casariego,  porque  de  sus  disposiciones  eco- 
nómicas vino  la  depreciación  de  los  valores  públicos  con  que  el 
benéfico  tapíense  había  favorecido  ü  su  pueblo.  Surgió  el  dilema, 

(i)     Mentoritis  de!  Instituto  de  Lasariegc  de  /«//a,  ^Oviedo  Imp,  de  Una  1B76  y  1877}. 


-  321  — 

que  expresó  el  Sr.  Sela:  ó  mermar  sueldos  y  enseñanzas  (con  lo 
que  la  Instilación  no  respondía  á  sus  fines)  ó  equipararle  á  los  de 
su  clase  en  todo  (lo  que  no  era  fácil  por  no  ser  suficientes  los  re- 
cursos, que  había  cercenado  la  Ley).  Sin  resolver  el  problema, 
siguió    la    fundación  sin  variación  ni  cambios,  por  los  términos 
de  la  escritura  donataria,  ya  en  un  grupo  escolar  con  todos  los 
grados   de  la  Instrucción  primaria  de  donde  saldrían  alumnos 
educados  con  menos  pretensiones  pero  más  solidez  que  muchos 
bachilleres;  ya  en  escuela  de  Artes  y  Oficios,  ó  de  Comercio 
y  Náutica,  ó  de  Agricultura,  mas  en  consonancia  con  la  región, 
según  proponía  el  Sr.  Sela;  ó  ya  también  en  Colegio  completo  de 
Segunda  enseñanza,  cual  los  de  Santoña  fundado  por  el  Marqués 
de  Manzanedo,  el  de  Cée  (Coruña)  debido  al  Sr.  Blanco  de  Le- 
na, etc.  por  no  citar  otras  benéficas  y  análogas  creaciones.  Nada 
de  esto  se  intentó  para  modificar  y  salvar  la  de  Tapia,  cuando 
\as  leyes  de  Beneficencia  particular    dan   medios   para  ello,  y 
cuando  el  Estado,  en  primer  término  como  promotor  del  conflic- 
to, la  Provincia,  el  concejo  de  Tapia  y  los  limítrofes  Ayuntamien- 
tos interesados  debieron  hacerlo  sin  excusa  alguna,  de  acuerdo 
con  la  familia  del  fundador  y  en  honra  y  justicia  para  su  nom- 
bre generoso. 

Siguió  la  crisis,  no  solucionada  por  aquellos  elementos,  y 
el  Instituto  de  Tapia  quedó  suprimido,  como  oficial,  por  R.  Ü.  de 
25  de  Octubre  de  1901  en  relación  con  el  de  17  de  Agosto  ante- 
rior, y  convertido  en  Colegio.  En  su  consecuencia,  entendieron 
.  los  señores  Herederos  del  Fundador  Marqués  de  Casariego  que 
adquirían  por  ello  la  reversión  á  su  favor  del  edificio  y  capital 
fundacional  y  asi  lo  solicitaron  del  Ministerio  de  Instrucción  Pú- 
blica, el  que,  de  acuerdo  con  el  Consejo  de  Estado,  declaró  en 
R.  O.  de  f>  de  Mayo  de  1903  se  significase  al  Alcalde  de  Tapia 
que  tno  había  inconveniente»  en  otorgar  la  escritura  de  rever- 
sión á  favor  de  los  indicados  herederos.  Así  fué.  Gestionaron  en 
contrario  el  Rector  Sr.  Aramburu  desde  su  cargo  académico  y 
en  el  Senado;  el  Claustro  universitario  (1);  la  Junta  provincial  de 
Beneficencia  (2);  los  Ayuntamientos  de  Tapia  y  próximos;  y  el 


ix)     Archivo  de  la  r.iiversid.id.  -  Clá-i*tr>  ár.  10  de  Mayo  de  x.y>i. 

•  7)  La  Junta  provín;i.d  de  Hj  i  »fi  :'mcu  p  irtii-nl.tr  represento  al  Ministro  de  ).*  Goberna- 
ción tcm¡tiend<)  extenso  y  razónalo  Í!if>rme,  cuya  redicción  me  encargo  y  ultime,  en  7  de 
Juli')  de  1903. 


—  323  — 

respetable  Director  del  Instituto,  que  se  Iiabía  desvelado  por  ia 
fundación  durante  treinta  y  seis  años  de  trabajos  y  OTcrifieiúÉ 
excepcionales.  Nada  se  alcanzó,..,..,. 

Asi,   por  una   disposición  administrativa   desapareció    uiij 
fundación  importante,  que  "debió  sostenerse  y  verificarlo  el  FL¿ 
lado,  pues  el  Instituto  seguía  y  podía  seguir  entonces  «con  cj 
objeto  exclusivo  para  que  la  donación  fué  hecha» ;  el  nombí«- 
importaba  poco  porque  el  de  «Instituto*  tiene  amplio  significad 
El  poder  ministerial  no  podía  verificar  allí  cambios,  cuando  vti 
ningún   modo  ni  por  nadie  se  podía  alterar  el  objeto  y  destina 
del  Instituto,  según  la  escritura  fundacional,  sí  bienes  verdad 
que  destino  y  objeto   podían  seguir  como  Colegio,  La  reversión 
fué  hecha,  porque  de  tal  manera  se  manifestaron  entonces  la  mi 
sión  tutelar  y  el  protectorado  del  Estado  cuando   no  había  ca- 
ducado la  fundación  de  Tapia,  Ante  semejante  desamparo  ofi- 
cial, después  que  la  misma  Administración  pública  cercena  fun- 
daciones o  por  sus  órdenes  se  extinguen  contratos  y  se  modifican 
leyes  ¿qué  confianza  han  de  tener  los  ciudadanos  generosos  para 
fomentar  la  enseñanza  y  acometer  obras  benéficas?......  (1). 

También  el  Instituto  local  de  Pan/errada  alcanzó  men- 
guada suerte,  y  resultaron  atajados  desprendimientos  y  entusias- 
mos de  amantes  hijos  de  la  localidad,  aunque  al  final  salvaron 
et  conflicto  con  relativa  fortuna  comparada  con  la  tenida  hasta 
ahora  por  los  tapíenses. 

Aquella  institución  ó  Escuela  de  Segunda  Enseñanza  turo 
por  base  la  generosidad  del  benemérito  IX  Diego  Antonio  Gótfáfr 
lez  y  (ion  ¡sales;,  nacido  en  Ponferrada  en  1793.  Este  buen  pafri- 


{t)  Para  mas  ¡(oticia*  del  Instituto  de  Caía  riego  de  Tapia  pueden  consultarle  las  Mtmn- 
riiti  anua  le*. 

!jí*  de  lo*  carias  de  1867  ■&$[  -ittofl -69;— y  ifióo  70  por  el  Director  D,  Antonio  G.  Tol  y 
Can  cío. 

Lar*  de  lo*  cursos  de  187 1-7*;=  [B7J-73;  =ri87j-74^=y  1874-75  por  el  Stqrctafío  D,  Justo  At- 
varer  Amandi. 

La  de  1875-7*  Por  f'  Secretario  D.  Vicente  Fernández  Pujan. 

La*  de  lo*  tur«w  1 6  76- 7  7 -^  y  1B&9-EI3  (cúh  datos  también  de  los  ctííilro  cut*'>*  de  1876  a 
i8S¡0  jíor  el  Director  Sr.  G.  Tol. 

Lb  del  curso  de  tflqj  ^4  [con  datos  de  tos  nueve  curso»  de  1EB3  á  1893)  por  el  Secretar ¡o 
D.  Manuel  Pa*  y  Sabuco, 

La«,  de  los  curéosde  1893-  54.--  y  181^4  05  por  el  Secretario  D,  Eulogio  Se  rifan. 

Y  La  del  curso  1835-96  por  el  Secretario  D,  Cándido  5ay*, 

A  continuación  de  la  Memoria  de  1871  se  publica  el  discurso  del  Catedrático  D.  Ju.*r,  £1 
v,,rrr  Vega*  Aceren  de  »K]  hombre  bajo  r|  aspecto  metafiñfiCK, 

Y  en  Ja  de  1873  la  'Necrología  del  fundador  Marque*  deCa*ariego-   por  el  Sr.  A,  Amamt: 
Kn  h  del  Sr.  í'a/  se  Iii«crtan  do*  decursos  del   distinguido  alumno  D.  Manuel  Vvivuttitij 

Méndez;  uno  relativo  al  antiguo  reino  de  Per 5 La  y    oiro  que  versa    sobre    U  ijtifu;  r tanda  de  ú 
Lengua  francesa  y  los  estudios  de  Filosofía  en  la  Segunda  Enseñan», 


-  3*3- 
cío  siguió  ios  estudios  de  medicina  en  Valladolid,  ejerció  la  pro- 
fesión en  el  pueblo  nativo,  respetado  y  querido  de  todos  por  su 
iencia,  virtud  y  sufrimientos  familiares  hasta  su  muerte  en  1870; 
y,  á  la  desgracia  de  verse  completamente  solo  en  los  últimos 
años  de  si]  ancianidad,  deben  muchos  ponferradenses  ios  comien- 
zos de  sus  carreras  y  profesiones.  Su  testamento  de  1864  y  dis- 
posiciones complementarias  de  1869  y  1870  expresan  bien  sus 
nobles  sentimientos  y  deseos. 

c  Considerando,  dice,  que  mi  caudal  ha  sido  formado  en  todo  lo  que  va  de 
siglo  por  mis  padres,  madrasta,  hermana  y  cuñado;  por  mi  esposa,  su  madre  y 
tíos;  por  mi  hijo  I).  Manuel  y  por  mi  á  fuer  de  privaciones  y  desvelos,  de  asi- 
duo trabajo  y  continuo  sutrimiento,  quiero  que  luzca  por  el  tiempo  y  espacio 
que  \o  permitan  los  hombres,  del  modo  siguiente»: 

Después  de  las  disposiciones  religiosas  continua : 

«» Considerando  que  los  Religiosos  del  Convento  de  San  Agustín  daban  cáte- 
dras de  Latinidad,  de  Filosofía  y  de  Moral,  estudios  que  eran  los    preparativos 
para  carreras  mayores;  y  que  muchos  hijos  de  Ponfe/rada  y  de  los  pueblos  co- 
marcanos si  llegaron  á  ser  curas,  abogados  y  concluyeron   otras   carreras,  como 
yo  la  de  medicina,  brillando  muchos  en  el  foro,  en  la  magistratura  y  en  las  más 
altas  dignidades  de  la  Iglesia,  lo  debieron  y  debimos  á  los  estudios  del  Conven- 
to de  San  Agustín  de  esta  villa;  y  considerando  que,  al  poco  tiempo  de  la  supre- 
sión del  convento,  no  quedó  en  esta  villa  más  instrucción  que  la  primaria,  vién- 
dose los  padres  de  familia  imposibilitados  «le  dar  carrera  á  sus  hijos  por  los  in- 
finitos gastos  que  tienen  precisión  de  hacer  yá  los  que  no   pueden    arribar,  sin 
saber  que  hacer  con  ellos    en  una  edad   tan  solo   propia   para   el   estudio,  que- 
dándose en  la  ignorancia  y  el  olvido  muchos  talentos,  tal  vez  genios  privilegia- 
dos, destinados  por  la  Providencia  a  sobresalir  en  las  ciencias > 

Enseguida  instituye  las  cátedras  de  Latín  y  Matemáticas  y 
posteriormente  de  Humanidades,  y  más  adelante  dice: 

cTeraiéndome  que  con  el  tiempo  la  Lengua  latina  será  un  estudio  de  adorno 
y  solo  necesaria  para  la  Teología;  y  abrigando  la  dulce  esperanza  de  que  el  Go- 
bierno, tan  pronto  como  las  atenciones  del  Estado  lo  permitan,  ha  de  extender 
la  Instrucción  publica  á  las  capitales  de  partido,  cuando  menos,  si  llegase  á  es- 
tablecer cátedras  de  Latinidad  y  Matemáticas,  pagadas  de  fondos  del  Estado, pro- 
vinciales ó  municipales,  quiero  que  la  Junta  local  de  Instrucción  ponga  otras  cá- 
tedras en  vez  de  aquéllas...  > 

A  las  que  primero  y  principalmente  fundaba  señaló  el  sueldo 
de  2.000  pesetas,  y  designaba  para  la  de  Matemáticas  ó  cualquie- 
ra de  las  otras  dos,  á  su  elección,  á  D.  Silverio  Méndez  Rodrí- 
guez, natural  de  Villaquinta,  Orense.  El  capital  invertido  en  valo- 


-  3*4  - 

res  del  litado,  después  de  cumplir  varios  legados  (entre  oíros 
uuo  para  dar  instrucción  y  útiles  con  que  ejercer  un  oficio,  a  su 
elección,  a  todos  los  liijos  de  un  pariente  muy  lejano  de  su  c^ 
posa,  úoicos  que  pudieran  llamarse  deudos)  ascendió  á  trescien 
tas  mi!  pesetas  nominales  (í). 

Este  fué  el  comienzo  para  la  futura  creación  del    Instituto, 
que  se  debió,  no  mucho  después,  á  los  desvelos  y  sacrificios  & 
otro  buen  hijo  do  Ponferrada,  el  limo.  Sr,  D,  Isidro  Rueda  y  LA 
pez,  ex-alcaide  y  ex  diputado  provincial,  hombre  de  legitima  y 
recta  influencia,  qyc  supo  dar  acertada  dirección  y  cumplimí* 
á  la  voluntad  última  del  Sr«  Gonzálezy  á  la  Junta  encardada  - 
su  ejecución  para  dotar  al  Vienao  de  mas  amplío  centro  de  cu! 
tura  secundaria.  Pensó  en  encargar  la  enseñanza  á  una  comí* 
nidad  religiosa;  consultó  con  D,  Nicolás  María  Rívero  que,  en 
último  término,  opinó  por  los  PP.  Escolapios  y  con  ellos  gestío 
nú  sin  resultado;  y,  finalmente,  ayudado  por  el  entusiasta  cate- 
drático de  Madrid  D.  Manuel  María  Joséde  Caldo,  llego  á  organi- 
zar un  Instituto  libre.  En  esta  forma  se  inauguró  en  18  de  Octu- 
bre de  1870  con  escogido  magisterio. 

Las  reformas  de  187i  hacían  difícil  su  continuación;  pero  el 
temple  del  Sr.  Rueda  no  se  arredró  ante  obstáculos  oficiales  y 
logró  que  el  establecimiento  se  convirtiese  en  «Instituto  local  de 
Segunda  Enseñanza»  con  pleno  carácter  oficial.  Es  digno  de  men- 
ción que  entre  otras  dificultades,  salidas  al  paso  del  entusiasta 
Director,  estaba  el  derecho  del  expresado  D.  Silverio  Méndea 
nombrado  profesor  por  el  Sr,  González;  y  el  Ministerio  de  Fo- 
mento no  podía  aceplar  tal  medio  para  provisión  de  cátedras, 
Entonces,  el  Sr.  Méndez  se  apresuró  á  renunciar  solemnemen* 
te  á  su  derecho  incontestable  de  cátedra  y  sueldo  á  ella  anejo, 
fiara  qué,  por  su  parte,  no  hubiese  obstáculo  alguno  á  la  reor- 
ganización oficial  del  Instituto.  Rasgo  fué  de  desprendimien- 
to digno  de  loa,  porque  el  generoso  y  docto  profesor  distaba 
mucho  de  tener  desahogada  posición;  era  heredero,  según  el  tos* 
tamento,  de  parte  del  capital  fundacional  en  el  caso  de  incauta- 
ción por  el  Estado,  y  de  Lodo  se  apartó  entonces  y  después  de* 


(i)  Ya  en  época  antigua,  otro  D.  Diego  González,  regidor  perpetuo  de  Ponferrada  fundó 
otra  institución  docente  donando  bienes,  que  ventaban  300  di!cndn«r  ó  ln<?  PP,  Agustinos  con  la 
obligación  «de  tener  con  sus  profesores  cátedras  da  Gramática  y  Aritmética*.  HA  Aymii.imkn^ 
percibia  en  1837,  á  raíz  de  la  desamortización,  3.300  reales  .1  rumie.. 


-325- 
dicándose  á  modesto  cargo  oficial  y  á  la  penosa  enseñanza  priva- 
da en  Madrid  para  no  ser  nunca  impedimento  á  la  marcha  del 
Instituto  y  á  la  «institución»  que  le  siguió.  Hermoso  contraste 
ofrece  el  desinterés  del  Sr.  Méndez  con  el  proceder  de  otros  en 
casos  análogos. 

Ya   como  libre  y  principalmente  como  «local»,  el  Instituto 
de  Ponferradase  desenvolvió  floreciente,  porque  todos  conjura- 
ron allí  ú  su  sostenimiento.  La  Corporación  municipal  hizo  obras 
en  el    edificio,  ex-convento  de  PP.  agustinos,  y  subvencionó  las 
enseñanzas  en  sus  presupuestos;  el  vecindario  ayudó  con  sus- 
cripciones y  repetidos  anticipos,  no  pocos  condonados;  la  So- 
ciedad del  Teatro  hizo  una  donación  importante  y  otra  igual  se 
recibió  del  Ministerio  una  vez;  fué  muy  breve  la  subvención  de 
la   Diputación  provincial  y  de  algunos  municipios  vecinos;  y 
siguieron  siempre  los  esfuerzos  morales  y  económicos  del  en- 
tusiasta Sr.  Rueda  y  convecinos.   Mientras  tanto   el   Estado, 
agoviado  por  desgracias  y  guerras,  no  pagaba  los  intereses  del 
principal  ingreso  ó  renta  de  la  fundación,  é  imponía  al  capi- 
tal mermas  considerables  con  impuestos  y  los  llamados  arre- 
gios... El  entusiasmo  de  la  villa  luchó  contra  las  varias  y  cre- 
cientes crisis  económicas,  secundando  con  el  mayor  desinterés 
el  trabajo  indecible  del  repetido  Sr.  Rueda,  á  quien,  cerno  á  los 
demás  Directores,  ayudaron  los  Excmos.  Sres.  D.  León  Salmean, 
Rector  del  distrito,  D.  Antonio  Valdés,  magistrado  del  Tribunal 
Supremo  de  Justicia,   D.  Anastasio  Alvarez,  D.   Pedro  N.  Au- 
nóles, D.  Manuel  Colmeiro  y    el  Marqués  de  Retortillo  como 
D.  Fausto  E.  Agosti  y  otros. 

Falto  de  los  recursos  necesarios,  que  se  le  cercenaron,  el 
Instituto  de  Ponferrada  no  pudo  subsistir  con  la  plantilla  y  or- 
ganizaciones oficiales,  cesando  con  este  carácter  y  fué  converti- 
do en  Colegio,  ya  antes  iniciado,  que  aprovecha  las  rentas  de- 
crecidas de  las  donadas  por  el  Sr.  González  y  los  medios  pedagó- 
gicos que  se  habían  juntado.  Los  elementos  precisos  para  las 
cátedras  de  Letras  y  los  aparatos,  máquinas  é  instrumentos  ne- 
cesarios para  las  de  la  sección  de  Ciencias  se  adquirieron  unos 
con  rentas  de  la  fundación  y  fondos  del  Ayuntamiento,  y  no  po- 
cos por  donativos  de  personas  ilustradas,  teniendo  ya  el  Institu- 
to escojido  material  científico;  pero  lo  que  debe  llamar  la  aten- 


ción  es  la  formación  de  la  Biblioteca  que,  merced  á  la  iniduti 
va  y  generosidad  particular,  se  elevó  á  mas  *í+0GO  volumen*1? 
resultado  de  donaciones  diferentes,  como  las  del  mencionan. 
Sr.  Méndez  Rodríguez,  el  farmacéutico  D.  Mateo  Garza  y  mí 
cjue  fuera  prolijo  apuntar. 

Las  Memorias  anuales  (1)  son  en  ésle  y  otros  extremos  ik 
«ron  enseñanza  en  honor  de  aquella  iniciativa  privada,  tan  ador- 
mida en  España,  y  también  de  triste  consideración  al  ver  \><  i 
didos  tanto  desprendimiento  y   esfuerzo  tanto,  sin  alajo   ni  ;• 
medio  por  el  Estado.  Aquellos  rasgos  de  patriotismo  resulta  roa 
ineficaces  yT  como  todos  los  lujo*  de  la  localidad,  se  dolía  ei 
ne  mérito  Sr.   Rueda,  fallecido  ya  octogenario  en  días  cerca; 
á  los  en  que  pe  escriben  estas  noticias.  Había  dedicado  much*? 
y  muchos  arios  á  continuar  la  obra  del  Sr.  González  y  á  la  or 
gamzaeión  y  sostenimiento  de  su   «único  hijo»,  como  llamaba 
ai  Instituto,  al  que  también  pensó  en  nombrar  su  heredero,  sí  d 
Estado  no  le  hubiese  suprimido,  pasando  así  toda  su  fortuna,  no 
escasa,  al  Hospital  de  Pon  ferrada....  ¡Dichosos  los  pueblos  que 
tienen  tales  hijos!  (2). 

En  11  de  Octubre  de  1872  el  Exemo.  Sr.  Rector  Jefe  del  Dis- 
trito Universitario  autorizó  el  establecimiento  del  Instituto  libre 
de  León,  que  bajo  la  dirección  de  D.  Antonio  Moheda,  se  inaugu- 
ró en  3  de  Noviembre  con  Estudios  de  Segunda  Enseñanza  y  los 
de  Aplicación  á  la  industria  y  al  Comercio.  En  Ifi  de  Agosto 
varios  vecinos  lo  habían  solicitado  del  Ilustre  Municipio  y  ésta 
aprobó  la  creación  con  arreglo  al  Decreto  de  15  de  Enero  de 
1809,  Dos  meses  después  se  formó  el  presupuesto  de  Ingresos  y 


íi)  Véase  el  'Discurso  de  inauguración»  en  187a  y  la  •  Memoria*  del  curso  de  1070-71  por 
el  Director  L>.  Isidro  Rueda, 

Lat  de  los  curso*  de  1871  jaj^^s^;— y  1373-74  por  el  Secretario  D.  Silverto  McncLi 
Rodríguez, 

l,as  de  los  de  i$jfjyf?zi&j5-jGi--t9i?&7?;—  1877  78;—  y  1878-79  por  el  Secretario  D.  Lean- 
dro M, ■*   -SílVBH. 

Las  de  i  05  de  iBj9'Ho;z  y  iSüo-Üi  por  el  Secretario  l>.  Benito  Sane  he  í  Martina. 

1.a  de  18&1-&2  por  el  Secretarte  D-  Ignacio  Amalo 

1.a  de  iSS*-S3íí*y  1BB3IÜ4  por  el  Secretario  i>,  Futrim  Süarex. 

La  de  iñÉt  5i=j  por  el  Directur  D.  Leandro  M>  &ilvjtn. 

La  de  iftfl5-H6  por  el  O  i  rector  D.  Ignacio  Aré  val  o. 

V  la  de  i£Érj-fl7  por  el  Speretfliio  Dt  Andrés  i.ioriíiler 

A  continuación  de  3a  de  1871  71  *l  publica  un  decurso  acerca  del  poeta -dramático  »AUr 
cón>  por  el  catedrático  D,  Enrique  Gil  ríe  Roble*,  y  al  final  de  la  de  ieHs-Sj  otro  del  prafc*"-" 
D.  Mariano  Amador,  cuyo  tema  fué:  •Detarrollfl  de  la  IHitrttcdófl  publica*. 

(a)  Me  facilita  rao  datos  y  noticia*  diferente*  del  Instituto  de  Ptmferrada  los  Sre=.  D.  Va 
letttin  Acevedu  Calleja ,  antiguo  catedrático  de  aquel  Entable  cimiento,  despurt  de  I^eon  y  a  hura 
de  Oviedo,  y  1 1.  Enrique  Hernández,  ilustrado  farmacéutico  de  agüella  villa,  d  >]uieit«  cito) 
muy  agradecido, 


f 


—  327  — 
gastos,   resultando  un  déficit  de  200  pesetas;  y  se  hizo  constar 
que   los  profesores,  movidos  por  su  amor  á  la  instrucción  públi- 
ca, obtendrían  solamente  una  pequeña  gratificación  de  produc- 
tos líquidos  de  los  derechos  académicos,  aunque  el  principal  ob- 
jetivo  fué  dar  gratis  la  enseñanza  á  las  familias  pobres  para  lo 
que  el  Ayuntamiento  creó  doce  plazas  de  gracia.  Además  la  fun- 
dación se  extendió  á  las  asignaturas  de  Aplicación  para  que,  sin 
salir  de  la  localidad,  pudieran  los  jóvenes  alcanzar  los  títulos  de 
Perito   agrónomo,  mecánico,  químico  y  mercantil  (1).  De  esta 
suerte,   una  ciudad  de  escasa  población  como  León,  tuvo  dos 
Institutos  de  Segunda  Enseñanza;  este  libre  y  ampliado  funcionó 
solamente  hasta  1874. 

Antes  se  había  establecido  el  asturicense,  un  tanto  más  am- 
plio en  propósitos;  pero  también  tuvo  breve  vida. 

Para  cursar  los  estudios  de  Segunda  Enseñanza,  del  Notaria- 
do y  los  necesarios  para  el  título  de  Perito  mecánico,  acordó  el 
Municipio  de  Astorga  crear  un  establecimiento  público,  previa  la 
autorización  que,  en  6  de  Octubre  de  1869,  solicitó  del  Rectora- 
do de  Oviedo.  Atendiendo  á  su  existencia  y  conservación,  formó 
el  presupuesto  correspondiente  y  se  señalaron  7.000  pesetas 
para  sueldos,  2.400  para  empleados  y  dependientes  y  1.600  para 
material,  calculando  el  ingreso  de  matrículas  de  6.003  á  7.000  y 
ofreciendo  el  resto  de  fondos  municipales.  Nombrando  Director 
el  Sr.  D.  Pelayo  González,  Dean  de  la  Santa  Iglesia  Catedral  y 
después  Obispo  de  Cuenca,  se  inauguró  el  Instituto  libre  de 
Astorga  en  el  curso  de  1869  á  1870;  pero  en  este  mismo  año 
cesaron  las  carreras  de  Notarios  y  de  Mecánicos,  quedando  los 
estudios  secundarios  á  cargo  del  Vice-Director  Sr.  Castellanos. 
Hasta  que  el  Ayuntamiento  se  procuró  en  los  años  sucesivos  los 
medios  materiales  que  requieren  las  asignaturas  de  Geografía, 
Física,  Química,  Historia  Natural  etc.,  para  su  mejor  explica- 
ción, el  señor  Obispo  D.  Fernando  Arguelles  Miranda  facilitó  los 
aparatos  necesarios  del  Seminario  Conciliar,  que  por  aquella 
época  tenia  escasa  matrícula  para  la  enseñanza  eclesiástica.  El 
ingeniero  D.  Carlos  A.  Castro  donó  generosamente  una  colección 


{i\     Véanse: 

—Discurso  de  la   inauguración  del  Instituto  municipal  de  León  por  el  Director  D.  Antonio 
M aliada  y  Melcón.— (León  1873). 

—Memoria  del  Curso  de  2873*74  por  el  Secretario  D.  Tomás  Mallo  López. 

22 


—  3^8  — 

de  200  minerales,  la  Corporación  municipal  y  Claustro   adqij 
rieron  otros  objetos,  se  comenzó  á  formar  una  Biblioteca  y  * 
establecimiento  funcionó  hasta  29  de  Septiembre  de    1874  por 
consecuencia  del  D.  de  29  de  Junio  del  mismo  año  (1)  pasando 
el  archivo  al  Instituto  oficial  de  León  cual  se  hizo  también  con  v\ 
del  libre  legionense, 

El  Instituto  de  Manes,  establecido  en  el  convento  do 
Encarnación  de  aquella  villa,  apenas  vivió  por  aquella  época 
como  «libre»  y  poco  después  se  transformó  en  Colegio. 

Y  aquí  es  el  lugar  propio  para  tratar  brevemente  de  la  ense- 
ñanza colegial,  con  internado,  privada,  que  reapareció  con  ín 
tención  en  la  última  mitad  del  siglo  pasado. 

El  Colegio  es  anliguo  entre  nosotros,  aplicado  principalraeiiU 
á  estudios  de  los  llamados  de  Artes  y,  aún  de  los  de  Facultada  - 
mayores,  estando  adscritos  á  las  Universidades,  como  los  de  San 
Ildefonso  en  Alcalá,  Sania  Cruz  en  Vailadolid,  oíros  muchos  en 
diferentes  ciudades,  en  Salamanca  también  varios,  entre  ellos  el 
viejo  de  San  Bartolomé  y,  para  no  citar  todos  los  de  la  Atenas 
española,  baste  nombrar  los  asturianos  por  fundación  y  prerro- 
gativas denominados  de  «Pan  y  Carbón »,  «Todos  los  Santos »\ 
«tSanSalvadorde  Oviedo*  y  «San  Pelayo*.  Aquí  en  nuestra  ciu- 
dad tuvimos  los  ya  dichos  de  *San  Gregorio»,  <San  Pedro w  y 
«San  José»  aquel  desaparecido  y  estos  dos  úl limos  agregados 
ahora  al  Seminario  Conciliar  ó  Iglesia  Catedral  (2), 

Los  Colegios  tuvieron  época  de  apogeo  y  de  pronta  decít; 
deneia  en  estudios,  concesión  de  becas  y  reglamentaciones  inter- 
nas, haciendo  de  ellos  triste  pintura,  a  íinesdel  siglo  xviu,  el  ilus- 
trado Pérez  Bayer.  Por  R  C.  de  1768  se  intentó  su  reforma,  ge- 
neralmente sin  los  frutos  que  se  esperaron,  creando  casas  de 
pensión  en  los  edificios  de  la  suprimida  Compañía  de  Jesús  con 
su  Director  y  profesores  escolares  de  primeras  letras  y  asigna- 
turas de  Humanidades  y  Ciencias;  otro  tanto  aconteció  con  las 
RR,  CC,  de  1771  para  reformar  losanliguos  Colegios  universita- 
rios, hasta  que,  dando  elevación  mas  práctica  ú.  las  enseñanzas, 


íif     V¿a$c  I  ai  yUm&rias  del  fnatétuto  de  Astenia: 

— L«t  de  i B 70  71  por  ti  Direcior  Líe.  D,  Pelayo  Gonzíh-/, 

— La*  de  j  871-7?^  y  1B73-7J  por  t|  Vice- Director  Dr  Eugenio  Castellanos. 

t«;    Vcaiue  paginas  o,  ;,  9,  a3j  35  y  57, 


É 


—  3^9  - 
lograron  vigor  otras  fundaciones  como  las  del  Real  Seminario 
de  Vergara  y  más  (1). 

Muertos  los  viejos  Colegios,  quedaron  algunos  de  estos  últi- 
mos y  varios  tornaron  para  la  Segunda  Enseñanza  á  cargo  de 
los  PP.  Jesuítas  cuando  su  restauración  en  1815.  Después,  el 
plan  de  1824  apenas  los  nombra  porque  se  preparaba  el  men- 
cionado   Reglamento  especial  de  los  de  Humanidades,  que  se 
desarrollaron  mal  y  sirvieron  al  establecimiento  de  varios  por 
empresas  particulares,  cuya  desaparición  no  fué  muy  sentida  en 
general.  La  reforma  del  Duque  de  Rivas  en   1836  reglamenta  la 
creación  de  establecimientos  privados  de  Instrucción  secunda* 
ría,  permitida  á  todo  español  con  ciertos  requisitos;  los  ensanchó 
el  plan  de  1845  del  Marqués  de  Pidal  con  los  Colegips  Reales  de 
alumnos  internos,  sostenidos  por  el  Estado,  como  el  que  se  pro- 
vecto  establecer  en  San  Gregorio  de  los  Pardos  en  Oviedo  (2), 
además  de  los  privados,  dirigidos  y  sostenidos,  bajo  bases  deter- 
minadas por  particulares  «con  el  título  de  Colegios,  Liceos  ó 
cualquiera  otro,  aunque  ninguno  podía  usar  el  de  Instituto».  La 
ley  del  ministro  Sr.  Moyano  en  1857  dispuso  que  en  el  mismo  eáU 
ficio  de  los  Institutos  oficiales  ó  á  sus  inmediaciones  se  estable- 
cieran Colegios  donde,  por  una  módica  retribución,  se  recibie- 
ran alumnos  internos  en  establecimientos  á  cargo  del  Estado, 
Provincia  ó  Municipio  con  renta  de  viejas  fundaciones  análogas 
y  alguna  beca  de  gracia;  y  hasta  se  pensó  en  iguales  para  la  En- 
señanza superior,  aparte  de  las  reglas  para  aquellos  privados 
costeados  por  particulares,  sociedades  y  corporaciones  bajo  cier- 
tos preceptos.  Más  detalles  se  dieron  en  Reglamento  de  1858;  en 
otro  de  1861  se  quiso  organizar  mejor  tales  Colegios  de  Segun- 
da Enseñanza  exponiendo  la  necesidad  de  estas  instituciones;  y, 
por  último,  la  reforma  del  Marqués  de  Orovio  en  1866  con  su 
reglamento  de  1867  sabido  es<jue  tuvo  carácter  propio  de  aque- 
llas circunstancias  políticas  que  determinaron  la  revolución  de 
1868.  Entonces  su  organización  se  moldeó,  suprimiendo  trabas 
antiguas,  en  principios  de  libertad  de  Enseñanza,  expresada  en- 
seguida en  los  preceptos  constitucionales  de  1869  y  1876. 
Desde  las  primeras  disposiciones  citadas,  creáronse  en  Astu- 


to   Véanse  págs.  289  y  302. 
(a)    Id.  página  297. 


—  3J°- 
rias  y  León  varios  centros  privados,  incorporados  &  sus  luül 
tos  provinciales,  y  basta  tos  Seminarios  Conciliai 
ron  desde  antiguo  para  estos  efectos* 

Merecen  mencionarse  los  Colegios  de  Ooiedo:  el 
Salvador»  dirigido  en  1848  por  D.  Leonardo  Garda  Infan/* 
I)  .losó  Posada  Huerta;  la  Casa  pensión  «de  San  Juan»  en  l 
por  D.  Felipe  y  D.  Claudio  Polo  y  D,  Tomás  Rivera;  la  acre* 
da  i  Escuela  poHm&ticao  ó  colegio  hispano  americano  ast&b 
dos  en  1866  por  D.  Diego  Terrero  (1)  que  en  lí  Dlimí 

D.  Rafael  Díaz  Agüeiia;  el  «de  Covudonga»  en  1871  por  li  < 
los  y  D.  Esteban  Viguri;  el  tiHisp&no-CUhano»  en  1 87 1  ¡ 
José  Campillo;  la  «Academia  cientilieo-lileraria*  en  I  3 
D,  Lllpiaiio  Gómez,  D.  Castor  Alvarez  y  el  aulor  de  esl 
sucesivamente  varios  á  cargo  de  D.   Angél  Rodríguez 
D,  Candido  Alonso,  D.  Julián  Bascarán,   1),  Manuel  Vazqiií 
otros  que  siento  no  recordar  (2). 

No  es  fácil  también  lisia  completa  de  tos  estable 
Asturias;  pero  en  estos  últimos  años  figuraban  los  Cok 
Al  laude.  18&54  <de  San  Andrés*  dirigido  por  D.  José  Otero 
en  Aviles,     La  Merced*,    1*71,  por  D,  Castor  Alvarez 
nuado  con  crédito  por  D,  Domingo    Alvarez;  en    ( 
Qnis,   1878,   <>de  Coyadoügao  sucesivamente  por  D,    Arito 
Sanche?  Otero,  D,  Leandro  García  Ceñal  y   Iv  José  Go 
Sánchez;—  en   Cangas  de  Tinco,  18i>2,  por  los  l*P>  Domini 
en  Corias;  y  en  la  villa,  IS7X,  porD.  Dan  [rigtiez  Aran 

D,  Francisco  Trapiello,  D.  José  María  Ürdax,  D.  Luis,  D,  Ral 
y  D,  Alberto  Martínez;— en   Colanga  se  p. 
con  la  base  de  la  antigua  cátedra  de  latinidad  fundada  en  17 
porD,  Francisco  Lué  González;  -en   Cudtttero3  I89í 
Dionisio»   por  iniciativa  del  generoso  D.  Hernardo  Roví 
facilitó  local  y  subvención  anual  para  la  Junta  de  Insli 
popular  con  estudios  de  Segunda  Enseñanza,  Comercio,  pre] 
ración  para  Artes  y  Oficios  y  Escuela  primaria  dirigidos  por  d 


U)     D.  Diego  Terrero  y  Pírea   anti 
giudo  catL'drtiíc  i  y  amor  de  notabtn  obra»  lie   Materna  tkai,  inicio  cu  Qi 
tadón  e-cpéd.d  d*  *lwmi 

Kwi  dt»pu&  muy  :■■  í.;li¡-ul  i  I  .  Al  idcmia    i 
i'*  Alai  Urcíü,  "    Fsrttatidq  A   S  H  imiy  w  y  l»    kk  .. 
ArgüeMcir  I  j    l     .   ".i  -    \,..  -,  <ttc. 

I3í     I  lümcotoi  y  Memona*  y  proveeos,  de    muclioi   de 

CU  diferentes  ;mü»íii  <  hiedo. 


—  33"  - 
Ángel   Riesgo;  — en  Gtjón  es  muy  importante  y  se  halla  insta- 
lado en  magnífico  edificio,  1894,  el  «de  la  Concepción»  de  PP. 
Jesuítas,  que  han  dirigido  sucesivamente  los  PP.  Landa,  Vinuc- 
sa  y  Recalde;— en  Grado,  1877,  porD.  Matías  García  Solano,  y 
el  «de  San  José»,  1892,  por  D.  Sotero  Blanco,  D.  Emilio  G.  Es- 
trada y    D.  Román  Rodríguez;— en  Langreo,  1892,  «de  San 
Luis  Gonzaga»  -por  D.  Juan  M.  Alvarez  y  D.  Aurelio  Delbrouck;  — 
en  Pola  de  Laolana,  1891,  el  «de  Santa  María  del  Otero»  por 
D.  Sotero  Blanco;-  en  Mieres,  1892,  porD.  Antonio Aguirre;— 
en  Muros,  1889,  «de  la  Asunción»  por  D.  Marcelino  G.  Gonzá- 
lez, D.  Luis  Ruiz  Carneado,  D.  Ricardo  G.  Rubiera  y  D.  Alberto 
Diaz;  —  en  Infesto,  1896,  «de  Santo  Tomás»  por  D.  Sergio  Diez 
y  D.  Hugo  Miranda,  y  la  enseñanza  de  los  dos  primeros  cursos 
en  la  Obra-pia  del  Alférez  Blanco,  mejorada  por  los  actuales  pa- 
tronos Marqueses  de  Vistalegre  (1)  á  cargo  de  los  capellanes  de 
la  Colegiata  D.  Waldo  Rodríguez  Pineda  y  D.  Prudencio  Diaz 
González;  — en  Pracia,  1880,  «de  los  Cabos»  por  D.  Camilo 
Suarez,  «del  Carmen»  por  D.  Cándido  Suarez  y  el  «de  San 
Luis»  por  D.  Eulogio  Suarez;— en  Rivadesella,  de  «El  Ángel», 
1877,  por  D.  Eduardo  Cámprubi,  D.  Valentín  González  Llerandi 
y  D.  Bautista  Caravera,  y  el  de  1895  por  D.  Ramón  G.  Carcedo; — 
en  Pola  de  Siero,  1880,  de  «El  Carmen»  porD.  Germán  R,  A  ve- 
llo;—en  Tinco,  en  1888,  por  Q.  Liborio  Rico,  y  en  1896  «de  San 
Francisco»)  por  D.  Andrés  G.  Blanco;  -en  Luarca,  «La  Con- 
cepción»  y  «Santa  Eulalia»  y  otros  desde  1879  por  D.  Luciano 
Bances,  D.  José  Ahuja,  D.  Conrado  Paslur,  D.  Ceferino  Rodrí- 
guez, D.  Germán  R.  Avello,  D.  Leonardo  Infanzón,  D.  Manuel 
Albornoz,  ele; — en  IJanés,  el  «de  la  Encarnación*,  continua- 
ción del  breve  Instituto  libre  en  buen  edificio,  inaugurado  en 
1873  por  el  Director  D.  Miguel  Montilla  á  quien  siguieron  don 
Manuel  Pardo,  D.  Juan  Risc'o,  D.  Antonio  Vázquez  y  D.  Emilio 
Sagarminaga  estando  en  la  actualidad  á  cargo  de  los  PP.  Agus- 
tinos, asi  como  en  los  primeros  trabajos  para  su  creación  en 
1862  se  pensó  encomendarle  á  los  PP.  Escolapios  reunidos  que 
fueron  los  fondos  suficientes,  procurados  por  una  subvención 
del  cincuenta  por  ciento  de  la  Diputación  provincial  y  una  sus- 


(x)    Véase  pág.  295. 


—  332  — 

cripción  en  la  villa,  en  toda  España  y  América  {que  ri 
689.840  reales)  y  un  legado  de  100.000  pesetas  del  gene 
llanisco  D.  Nemesio  Sobrino  (1);  — en  Villariciosa  el  <c: 
Concepción»  en  ei  Seminario  menor  de  Valdedios  estable 
1863  por  el  entonces  Obispo  de  Oviedo  y  después  Cárdena 
zobispo  de  Toledo  D.  Juan  Ignacio  Moreno,  dirigido  sucesivaí 
te  porD,  Victorio  Cuervo,  D.  Cipriano  Robledo,  Q,  Luis  Alvs 
D.  Raimundo  Vitorero,  D,  Eugenio  Junqu era 1  D.  Baldomeri 
clan,  D.  Herminio  Hería,  D.  Salustiano  Villazón,  D.  Claudi 
Vega,  D.  Luciano  Garcia  y  D.  Vicente  S>  Coronas;  y  en  la  \ 
el  tan  reputado  «de  San  Francisco  a  organizado  en  1875  p< 
malogrado  escritor  y  pedagogo  asturiano  D.  Joaquín  (Jarcia 
veda,  que  formó  un  establecimiento  modelo  y  muy  record 
seguido  después  á  cargo  de  D.  Rafael  Cangas  Valdés,  D  1 
Ramírez  y  D,  Ceferino  González  (2),  creándose  posteriora* 
otro  «de  San  José»  por  D.  Manuel  G.  Fernández,  D.  Manuel 
nández  Diez  y  D.  Juan  Risco.— De  estos  Colegios  asturianos, 
mas  no  tenían  alumnos  internos,  y  actualmente  gozan  algu 
subvención  municipal,  como  el  de  Aoitésde  1.5UÜ  pesetas 
Cangas  de  Tinco,  1.000;  de  Aliares,  6.500  y  2,000  fiara  lo 
de  Pilona,  2,000;  de  Tinco,  2.000;  de  Laurea,  2.500;  y 
Preceptorias  de  Latinidad,  de  Peonza,  125  pesetas  para  al 
ler  de  casa;  de  Pola  de  $icrof  1*000  con  cargo  al  profesor 
pellán  de  misa  de  medio  día;  y  de  Vega  de  Ri  vadeo  j  500 
setas. 

En  la  provincia  de  León  se  han  establecido  los  síguiei 
Colegios  de  Segunda  Enseñanza:— en  Astorga,  1885,  diri^ 
por  D.  José  Carceda  y  D.  Luis  Luengo;— en  La  Baiteza,  1$ 
por  D.  Toribio  Moro; -en  Ponfrrrada,  18S7,  por  Ü.  Eliseo  í 
nández  García,  sobre  la  base  del  suprimido  instituto  de  los  se 
res  González  y  Rueda;— en  Valencia  de  D,  Juan,   18H5,  e 


(i>     Véase  Memoria  dejan  gestiones  para  =1  Colegio  de  Llanca.  Ulviedii.  i86j). 

— Reglamento  del  Colegio  de  <  l  Encarnación  de  Llanes*  par  D,  Mtguel  Mantilla.  í1 
dolid,  1874^, 

—Velada  liicrario-mmicat  celebrada  en  26  de  Agosto  de  1800  en  boíir>r  de  1?  Kau¿t¡u 
briuo  Vt*z.  >  Llants,  1  H-j.-.i. 

(aj  Vcajje  el  libro  donde  coleccione  Ariicntos,  DÍMtltWQ9\  Vtítftt  y  fcewrtéo*  drjn. 
Oarria  Ca*xda.  (Oviedo,  1866)  precedidos  de  la  íiiLpráucion  y  biografía,  que  escribí  culi 
del  fraternal  y  doctísimo  amigo.  Su  obra  docente  cu  VirUvicins-i  será  memorable. 

— A*i  Segunda  HttMHatitu,  discurso  de  apetiuj.i  del  Colegiu  de  Vtllavk¡o£u  por  J-  G 
Caveda*  (Oviedo,  1S76J  con  apéndice»  y  datos  estadísticos. 

— El  Deber  y  ti  Trabajo  t  idem,  por  el  miamo  en  1878* 


—  333  — 

cargo  de  los  PP.  Agustinos;— en  Va  hieras,  centro  de  la  Tierra 
de  Campos,  1876,  por  D.  Félix  González;— y  en  Villaf ranea 
fiel  Vi  orzo,  1882,  por  D.  Santiago  Heydk  de  las  Heras  y  don 
Willevaldo  Robledo.  También  los  municipios  leoneses  otorgaron 
subvenciones  para  ayudar  la  vida  de  estos  establecimientos:  al 
do  Astorga,  2.000  pesetas;  al  de  la  Bailesa,  1.600;  al  de  Va- 
lencta,  2.000;  y  al  de  Valdcras,  1.500 

En  general,  bien  puede  decirse  que  lá  organización  y  medios 
de  los  Colegios  dejan  bastante  que  desear;  pero  llenan  importan- 
te cometido  y  ayudan  relativamente  á  la  cultura,  aunque  en  las 
condiciones  poco  halagüeñas  y  progresivas  cual  aquella  se  fo: 
menta  y  desarrolla  en  España.  Resulta  así  deíiciente  la  instruc- 
ción  siendo  la  enseñanza  de  estos  centros,  con  y  sin  internado, 
un  problema  tan  difícil  de  resolver  como  es  urgente  la  solución 
referente  á  su  organización  interna  y  externa,  su  alcance,  y  la  de- 
bida intervención  del  Estado  al  desenvolver  la  libertad  de  Ense- 
ñanza. Los  Colegios  de  Asturias  han  estado  incorporados  al  Ins- 
tituto provincial  de  Oviedo,  único  con  tal  carácter  desde  1845 
hasta  que  recientemente  tuvo  igual  declaración  el  de  Jovellanos 
de  Gijón,  dándose  entonces  el  R.  D.  de  30  de  Mayo  de  1901  con 
demarcación  territorial  para  cada  uno,  confirmado  por  otro  de  29 
de  Noviembre  adjudicando  á  la  Escuela  Gijonesa  los  centros  en- 
clavados en  los  partidos  judiciales  más  importantes,  por  lo  que 
reclamó  la  Ovetense  perjudicada  en  su  antigua  significación  é 
intereses,  dándose  demarcación  nueva  por  R.  D.  de  1.°  de  Enero 
de  1902  que  no  satisfizo  á  la  primera.  Hubo  sobre  esto  dificulta- 
des varias  en  traslados  de  matrículas,  que  el  Rectorado  dirimió; 
y  estas  desagradables  diferencias  han  desaparecido  ahora  que  se 
ha  declarado  libre  la  incorporación  colegial  á  los  Institutos. 

Dicho  queda  que  el  Provincial  de  Santander,  perteneció 
desde  1845  á  1850  al  Distrito  Universitario  de  Oviedo  (1)  y  por 
este  breve  período  debe  ser  comprendido  en  la  presente  Reseña 
histórica.  Su  creación  con  el  nombre  de  Instituto  Cantábrico  data 
de  1839  y,  como  el  de  San  Sebastián  de  la  misma  época,  fué  re- 
medo del  famoso  Asturiano  de  Gijón,  contribuyendo  á  su  esta- 
blecimiento el  Ayuntamiento  con  7.500  pesetas,  la  Junta  de  Co- 


tí)   Véase  pág.  228. 


-  334  — 

mercio  con  6,000,  la  Diputación  provincial  co 
del  edificio  en  el  solar  del  convenio  de  Santa  Clara  y  una  ■ 
dad  igual  al  déficit,  aplicándose  edemas  al  \o  las 

las  del  antiguo  Seminario  cántabro,  cesado  en  1808, 
dones,  memorias  y  obras  pías  de  la  pn  de  ei 

tas  las  cátedras  de  latinidad  de  los  Jesuítas  y  gastus  de  In¿ 
< /iún  primaria)  y  los  derechos  académicos.  Ten  •  rita  I 

cuela  de  Dibujo  y  otra  de  Náutica.  El  Instituto  de  Santaoti 
transformó  después,  como  los  demás  de  la  Nacida,  con  Jas 
sivas  reformas  del  ramo,  que  no  fueron  pocas. 

En  los  muchos  años  en  que  fueron  pre< 
Universidades,  libros  de  texto  en  loa  Instituios,  ya  intci 
señalados  primeramente  por  el  Gobierno  y  cu  fcpoca  posl 
por  los  respectivos  Claustros  o  los  Catedrático 
gumía  Enseñanza,  corrientes  en   el  Distrito    de  Oviedo,  fu 
los  siguientes  en  las  asignaturas  que  se  indican: 

Ora '/i>rtiut  Castellana.  —  Real  Academia  Espa Ajo  1 » . 

Lengua  Latina.-  Raimundo  Migad,  Gómci  • 
Ganadles  CaUada,  Canillo,  Guapo,  Stttfki,  Conmberan,  Jímenei,  Loun»  La 
Franco,  Ruiz  de   la  Pelia,  Sardan,  Colecciones  de  C  íkíi]  y  de  U 

Escolapios;  diccionarios  de  Valhuena,  Marqués  de  Morante  y  Miguel. 

Lengua  Gtitg a.— Ortega,  Crai,  G,  Andrés, 

Lengua  Francesa. — tierges  de  las  '  riellas,  tienot,   La  ver 

la,  Gaspar,  Ferrer,  Modino,  Siler,  Sales,  Ramón,  Cu 
dizabal,  Ayuso. 

1— Palacio,  Berdejo,  Qutroga,  Moreno  l 
Morelo,  Mingóte,  Sinobas. 

Historia  de  /: <fmhi ,  —  Ranera ,  López  Amarante,  Cid,  Rivera 
PicatQstc,  Moreno  Espinosn,  Catado,  Gongora,  Arteco,  liehrnn. 

ffohvia  ( "rtiz't'ntiL  —  PaJ  ai  i  o ,   Rivera,  C  sstn  i  airante)  A 

bió,  Sales,  Moreno  Espinosa.  Sánchez  Casado,  Mingóte. 

Literatura.— Jovellanos  (continuado  por  Lespardat  y  Villarmtl  y  en  e<1 
posterior  por  Jainn\  Gil  y  Zarate,  Coll  y  Velii,  Rios,  Polo,  Casado,  Cam 
Casas,  Garza,  Terradí líos,  Arpa. 

Psieo/agia,  Lógica  y  Etica*—  Monlau,  Rey  y  Heredia.  J- 
Ortl   y   Lara,   Masferrer,  Polo  Peirolón,    Elízalde,    Gutierre*,    Sand 
Bessoo,  Olmo* 

Religión  y  Moral,  -Mam,   Bacía    Manilo,  Nowailhic,  Pintón,  Fie 
Rio,  Sánchez , 

Derecho  Usual.  —  Candía  y  Acevedo. 

Matemáticas.  —  torta/. ar,  Valliny  Bustíllo,  Fernando*  Cardfn,Tej 
Mallo ,  Rubio j  Gavilán,  Sánchez,  Sabrás,  Zorzano,  Lasala,  Váícjuct  Q 


-  335- 
Fisica  y  Quíutica.—  Rico  y  Santisteban,  G.  Valledor,   Chavarri,  G.   Frades, 
Vicufia,  I^uanco,  Fuertes  Acevedo,  Lozano,   Felití,   López,  Gómez,   Marcolain, 
Araujo. 

Ifisloj-ia  Natural,—  Pérez  Minguez,  Galdo,  Ramos,  Rivera,  Gómez,  Pereda, 
Albiñana,  Jimeao^Picatoste,  Pérez  Márquez. 

Fisiología  é  Higitnt.  -  Pérez  Minguez,  Pereda,  Hidalgo,  Jiménez,  Fernández 
Navarro. 

Agricultura  é  Industria. — Tunón,  G.  Frades,  Blanco,  Echegaray,  Arce,  Pi- 
ñuela, Otero,  Botija,  Pombo,  Avela,  Vidaurt,  Galo,  Tortosa,  Ayuso,  Mcneses, 
Muneros. 

Dibujos.  -Yillanueva,  Borrcll,  Pilar  y  Morales,  Capo,  Calvo,  Giol  y  Soldé- 
villa,  Cortázar,  Garnier. 

Gimnástica .  —  Sá nchez  So m oa n  o . 

No  es  este  lugar  para  crítica  pedagógica  de  tales  libros,  ni 
tratar  de  su  extensión  y  precio  (sobre  lo  que  se  lamentan  también 
los  extranjeros)  aunque  ya  pasó  el  tiempo  de  la  tasa  y,  por  otra 
parte,  no  es  tan  fácil  conseguir  compendios  completos,  metódicos 
y  claros.  Hay  excepciones  laudables. 

En  los  citados  Centros,  públicos  y  privados  de  Segunda  En- 
señanza, fué  aumentando  de  año  en  año  la  matrícula  cual  se 
apreciará  por  los  cuadros  estadísticos  (1)  porque  en  una  y  otra 
dirección  y  en  menor  escala  con  propósitos  de  general  cultura, 
una  numerosa  juventud  acude  á  los  Institutos;  y  este  hecho  de 
gran  transcendencia  pública  debiera  llamar  más  y  más  la  aten- 
ción de  nuestros  gobernantes  á  la  organización  imperiosa,  que 
requiere  este  grado  de  enseñanza.  Esto  aparte,  de  que  no  es  la 
mayor  ó  menor  matrícula  buen  barómetro  de  los  Establecimien- 
tos docentes,  ni  menos  deben  ser  considerados  como  fuente  de  in- 
greso para  el  Erario  nacional:  lo  que  conviene  aquilatar  con  su- 
mo cuidado  es  el  resultado,  ya  general  ó  ya  particular,  de  la  cul- 
tura y  educación  adquirida  en  ellos. 

Medio  conducente  á  este  objeto  y  manera  de  apreciar  el  des- 
envolvimiento educativo  es  la  inspección  superior  de  estas 
escuelas  secundarias.  Alguna  vez  se  ha  manifestado  en  el  Distri- 
to, como  cuando  la  presencia  de  los  Consejeros  de  I.  P.  señores 
Alvarez  Arenas,  Colmeiro  y  Camús,  en  otras  ocasiones  por  los 
Sres.  Rectores  como  el  Marqués  de  Zafra,  ó  por  Catedráticos  de 
Facultad  como  los  Sres.  Salmean  en  Santander,  Sela  en  Tapia  y 


(x)    Véase  Apéndice  XIII. 


-336- 

Aramburu  en  las  provincias  de  Oviedo  y  Leóo.  Esta  última 
vechosa  inspección  fué  la  creada  por  R.  O.  de  4  de  ]\1arz 
1882  para  los  Institutos  por  medio  de  propuesta  unipersfona 
Ministerio  de  los  claustros  universitarios,  En  1882  y  1883  e 
Oviedo  presentó  á  la  Superioridad  (1)  el  nombramiento  del 
tonces  Catedrático  y  hoy  Redor  Sr.  Aramburu,  que  realizó  t 
nida  visita  á  las  cátedras  asturianas  y  leonesas  de  Segunda  E 
ñanza  y  redactó  después  «Memoria»  muy  notable,  archivad 
el  Ministerio.  Enseguida  se  suprimió  tal  Inspección,  pues  f 
reforma  ó  institución  dura  entre  nosotros? 

De  todo  lo  expuesto  se  deduce  el  estado  interino  y  de  i 
fusión  legislativa  con  que  eslá  organizada  la  Enseñanza  segu 
en  España  en  su  concepto,  alcance  y,  principalmente,  en  su 
ganización  variable  y  alterada  con  lanía  frecuencia  en  la  Oí 
ta  de  Madrid. 

El  tiempo  pasa  sin  la  urgente  transformación  de  las  escui 
tradicionales  en  escuelas  modernas,  dilucidando  de  una  vez  < 
de  los  aspectos  de  la  Segunda  Enseñanza  conviene  seguir  ei 
los  llamados  o  clásico»  y  «técnico»;  aquel  con  principales  c 
dras  de  lenguas  muertas  y  conocimientos  literarios,  mientras 
el  segundo,  predomina  el  estudio  de  las  lenguas  vivas  y  de 
ciencias  físico-naturales  con  su  aplicación;  y  es  de  advertir  i 
hoy  los  países  cultos,  que  van  ú  la  cabeza  de  la  cultura  y  < 
dan  á  la  instrucción  más  completa  forma  educativa,  liendei 
conciliar  ambos  extremos  á  tenor  de  corrientes  inglesas,  al  t] 
mo  tiempo  que  en  Inglaterra  se  reacciona  de  la  cultura  prii 
pálmente  física  á  la  principalmente  intelectual  Ciertamente  t 
España  no  puedo  competir  ahora  con  esos  pueblos  adelantad 
más  procede  consignar  que  también  en  tales  naciones  hay  q 
jas  de  la  deficiente  enseñanza  de  su  bachillerato  oficial,  sier 
más  adelantada  la  enseñanza  en  Colegios  privados  que  la  de 
Institutos  y  Liceos. 

En  Francia,  por  ejemplo,  resulta  como  en  España,  donde,  c 
pues  de  varios  cursos  de  lengua  latina,  la  mayoría  de  los  ah 
nos  no  llegan  á  comprenderla  ni  traducirla  mientras  tanto  c 
olvidan  la  lengua  propia  y  toman  un  barniz  apenas  percepü 

(i)     Archivo   de  la  Universidad.— Claustras    de  14  de  M:ir/ze»  de  iflBa  y  de  iB  de  Junii 
1883. 


.   —337  — 

de  francés  é  inglés  enseñados  por  profesores  nacionales,  y  no  es 
muy  completo  el  estudio  de  otras  materias.  En  Colegios  de  la 
poderosa  y  rica  Inglaterra   es   bien  sabido  cómo  se  emplea  el 
sistema    de  la  bifurcación,  con  una  sección  primera  de  conoci- 
mientos generales  (Lenguas  vivas,  Geografía,  Historia,  Matemá- 
ticas,  Ciencias  físico-químicas  y  naturales,  Comercio,  Coloniza-, 
ción,    Dibujo)  y  otra  sección  de  conocimientos  especiales  (Len- 
guas  muertas,  Letras,  Ciencias,  etc.,)  más  son  allí  numerosos 
los  Centros  en  que  se  atiende  la  enseñanza  llamada  clásica  cual 
también  en  el  Norte  de  América  siguiendo'  hasta  ahora  á  la  an- 
tigua Metrópoli;  y  ambos,  á  su  vez,  tienden  á  la  enseñanza  mo- 
derna. Hay  sobre  este  punto  mucha  confusión  en  todas  partes, 
hasta  en  Alemania  en  sus  Escuelas  y  Colegios  (Gimnasios),  sien- 
do redundante  decir  cómo  están  dotados  personal  y  material 
pedagógicos  en  tales  países,  si  bien  resulta  frecuentemente  que 
son  más  apropósito  para  gente  rica,  aunque  en  filantrópicas  ins- 
tituciones particulares  y  populares,  de  que  aquí  carecemos,  se 
sale  al  paso  de  esta  dificultad. 

Para  ayudar  á  un  cambio  español  de  la  Enseñanza  Segunda 
privadamente  se  creó  en  1878  la  denominada  Institución  Libre 
de  Enseñanza  que,  por  desgracia,  no  prosperó  como  debía,  aun- 
que subsiste  su  espíritu  avisador  y  práctico  en  el  sabio  maestro 
D.  Francisco  Giner  con  otros  profesores  y  en  el  importantísimo 
«Boletín»  que  publica  tan  notable  Centro. 

No  hay  en  este  libro  espacio  para  exponer  en  él  doctrina  y 
noticias  relativas  al  verdadero  concepto  con  que,  según  la  opi- 
nión de  autorizados  pedagogos,  dabiera  reformarse  y  desenvol- 
verse la  Segunda  Enseñanza  entre  nosotros,  resolviendo  el  pro- 
blema ó  dirección  entre  la  antigua  ó  la  nueva  y  aun  con  otra 
tercera,  llamada  i-integral»,  de  más  alcance  que  la  moderna.  Y 
conviniendo  todos  en  sustituir  la  antigua  «instrucción»  por  «edu- 
cación» que  desenvuelva  armónicamente  todas  las  facultades, 
preséntase  aceptable  el  siguiente  plan  de  la  Segunda  Enseñan- 
za con  estudios  adecuados  para  los  conocimientos  que  debe 
comprender.  Son:  a)  Educación  intelectual:  Preceptiva  literaria 
y  Textos  de  la  Lengua  nacional  y  Nociones  de  la  latina,  Francés 
é  Inglés,  Geografía,  Historia  de  España  é  Historia  Universal, 
Matemáticas,  Física,  Química,  Fisiología,  Historia  Natural,  Téc- 


-33*~ 

nica  industrial,  Psicología  y  Lógica;  h)  Educación  moral:  1 
gión  y  Moral,  Derecho  Usual;  c^  Educación  Física,  Gímnás 
Higiene,  Trabajos  manuales;  y  ú)  Educación  artística;  Díbnj 

La  enunciación  de  tales  estudios  evita  todo  razonami 
respecto  á  su  necesidad  é  importancia  con  armonía,  que  i 
perseguirse,  délos  conocimientos  literarios  y  científicos  sir 
cesidad  de  bifurcación,  que  hace  incompleta  la  enseñanza 
neral  fundamental.  Tocante  á  su  organización,  ya  todos  coi 
nen  en  el  ingreso  dentro  de  edad  adecuada,  no  de  niños  sin 
arrollo  físico  ni  intelectual  y  sí  después  que  los  alumnos  hí 
dominado  la  Enseñanza  primaria,  elemental  y  superior; 
mismo  en  la  reforma  de  la  vida  escotar  con  adecuada  dísli 
ción  del  tiempo  para  el  Irabajo  y  descanso,  dedicando  hora 
la  mañana  ú  la  enseñanza  intelectual  y  moral,  las  úc  la  tan 
la  parte  física  y  artística,  y  las  primeras  horas  de  las  largas 
ches  de  invierno  á  preparar  trabajos  del  siguiente  día.  El  pi 
sorado,  probado  en  su  respectiva  ciencia,  en  conocimientos  d 
Pedagogía  general  y  especial  y  en  sn  aptitud  práctica,  sen 
maestros  dignos  de  este  nombre  en  comunicación  intima  y 
ternal  con  los  discípulos.  Claro  es  que  muchas  de  estas  re¿ 
alcanzan  á  todos  los  ordenes  de  la  Enseñanza  pública  y 
vada(l). 

¿Qué  se  ha  hecho  en  España  para  afirmar  esta  aspirac 
pedagógica  con  relación  á  nuestros  Institutos?  amontonar  re 
mas  y  cambios  puramente  legislativos  y  además  sin  medios  c 
nómicos  en  material  y  personal  para  tales  reformas.  Y  conví< 
enumerarlas,  aun  á  riesgo  de  prolijidad: 

Plan  de  enseñanza  intermedia  ó  secundaria,  que  fnrm 
el  Consejo  de  Instrucción  Pública  por  R.  O.  de  14  de  Octubre 
1844  suscrita  por  el  Ministro  Sr.  Pida!,  y  no  tuvo  aplicac 
á  consecuencia  del  inmediato  de  1845  del  mismo  Ministro  i 
los  programas  de  181(5,  obra  del  Director  Sr.  Gií  de  Zarate 
de  1847,  por  el  Sr.  Pastor  Diaz;— de  1819,  por  el  Sr.  Br. 
MuriIlo;--de  1850,  por  el  Sr.  Seijas  Lozano;  y  todos  con 
respectivos  reglamentos  y  la  especial  Junta  agregada  en  el  i 
mo  de  dichos  años;— de  1852,  el  Plan  Regí  amento  del  Sr,  G 


(i)     Véase,  entre    otros  mucho*  libros  extranjeros  y  algunos  HMflokt,,   d  interesante 
Enseñanza  en  ?t  siglo  A^por  Kíeardo  Becerro  de  üengoa.  (Madrid»  1899-1900;. 


—  339  — 

zález   Romero;— de  1857,  la  importante  Ley  del  Sr.  Moyano;— 
de  1858  y  1861,  del  Sr.   Busto,  marqués  de  Corvera;-de  1866, 
del   Marqués  de  Orovio;-de  1868,  del  Sr.  Ruiz  Zorrilla;— de 
1873,  los  proyectos  del  Sr.  Chao;  — de  1874,  el  arreglo  del  señor 
Navarro  Rodrigo;  -de  1880,  del  Sr.  Lasala;— de  1885,  disposicio- 
nes generales  del  Sr.  Pidal  (D.  A.)  con  tendencia  derogada  en 
1886  por  el  Sr.  Montero  Rios  (1);— de  1893,  el  Proyecto  del  se- 
ñor Moret;-—  en  1894,  las  organizaciones  de  los  Sres.  Groizard  y 
Puigcerver,  anuladas  en  1895 por  el  Sr.  Bosch;  -de  1898,  la  del 
Sr.  Gamazo,  modificada  en  1898  por  el  Marqués  de  Pidal  que, 
á  su  vez,  fué  reformada  por  el  Sr.  García  Alix; — y  en  1901  la 
amplia    organización  del  Sr.  Conde  de  Romanones  (2),  que  ha 
sido  cambiada  y  simplificada  en  1903  por  el  Sr.  Bugallal,  cuan- 
do se  imprimen  estas  líneas 

Si  se  hubiese  realizado,  con  alguna  modificación,  el  pensa- 
miento del  Sr.  Chao,  se  hubiera  adelantado  España  á  aplaudidas 
y  posteriores  reformas  del  Extranjero  ó  tendríamos  un  puesto 
cerca  de  países  adelantados  habiendo  sido  ley  el  proyecto  del 
Sri  Moret,  plan  á  la  vez  clásico  y  moderno,  íntegro  y  sin  bifur- 
cación. Aceptaba  ésta,  el  de  los  Sres.  Groizard  y  Puigcerver,  mix- 
to clasico-moderno,  pero  más  clásico  que  técnico;  y  sin  ella  era 
el  del  Sr.  Gamazo  de  amplio  alcance,  literario  y  científico  á  la 
vez  porque,  aparte  de  la  reforma  Sr.  Orovio,  ninguna  de  las 
mencionadas  fué  clásica  en  España  á  partir  de  la  del  sabio  pri- 
mer Marqués  de  Pidal. 

De  todas  suertes,  urge  determinar  de  una  vez  el  verdadero 
concepto  y  alcance  de  la  Segunda  Enseñanza;  pero,  como  debe  - 
hacerse  en  relación  con  el  plan  total,  seguiremos  con  proyectos 
de  las  diferentes  situaciones  políticas  sin  abordar  el  problema 
vital  y  nacional  de  un  plan  general  de  enseñanza. 


(i)  R.  D.  de  5  de  Febrero  de  i885  derogando  el  de  18  de  Agosto  de  18S5  con  sin  disposí- 
cioncj  complementarias  sobre  enseñanza  libre  suprimiendo  lo*  establecimientos  de  Segunda  En- 
señanza *  asimilados»,  restableciendo  Ioí  Rs.  Ds.  de  ao  de  Julio  y  29  de  Septiembre  de  1874  ele- 
vados a  leyes  por  la  de  27  de  Diciembre  de  1876. 

^a)     Véase  pág.  308. 


—  34i  — 


CAPÍTULO  II 


Enseñanzas   especiales. — Jovellanos  y  el  Real  Instituto  Asturiano  de  Gijón. — 
Obstáculos  de  localidad.— Pensamiento  fundacional.— Establecimiento,  orga- 
nización y  primeros  resultados  de  la  Escuela*. — Vicisitudes   hasta  la  prisión 
del  Promotor. — Reformas  y  disminución  de  ensefianzas. — Tentativas  de  res- 
tauración y  muerte  de  Jovellanos. — Segunda  época  del  Instituto. — Crisis. — 
Visita  de  Canga- Arguelles. — Los  directores   Sánchez  y  Menéndez. — Escuela 
especial  y  estudios  de  Minería. — Protección  de  Caveda.  —  Escuelas  elemental 
y  superior  industrial. — Su  lamentable  desaparición.— Estudios  de  Aplicación 
á  la  Industria  y  al  Comercio.  -  Ley  de  Monumento  á  Jovellanos  y  su  inefica- 
cia.— Subsistencia  é  importancia  de  la  primitiva  Escuela   de  Náutica. — Vici- 
situdes de  estas  aulas  y  estado  actual. —  Medios  materiales  de  Enseñanza  .del 
Instituto   Asturiano   de  Jovellanos. — Libros  de  texto. — Renta  y  recursos  su- 
cesivos.—  Matrícula. — Noticias  del  edificio. —Observaciones. 

Las  diferentes  Enseñanzas  que  la  tan  reformada  y  alterada 
ley  de  1857  distinguía  y  llamaba  «Superiores»  y  «Profesionales^ 
reciben  también  el  nombre  común  de  «Especiales»,  todas  com- 
prendidas en  el  moderno  y  extensivo  concepto  de  la  «Universi- 
dad» ó  amplia  Escuela  del  general  saber.  Así  ha  de  abarcar  el 
presente  capítulo  (sin  sujección  extricta  á  rigurosa  clasificación 
administrativa)  noticias  y  datos  de  centros  oficiales  diferentes, 
ya  extinguidos  ó  subsistentes  en  Asturias  y  León,  que  son  espe- 
ciales en  relación  con  el  hasta  ahora  cuadro  docente  universita- 
rio de  las  tradicionales  Facultades  y  además  posteriores  en  con- 
tenido y  aplicación  á  Jas  materias  comprendidas  en  la  llamada 
Segunda  Enseñanza  ó  General,  de  que  se  hizo  relación  en  el 
capitulo  que  antecede  (1). 

Y  por  su  historia  y  trascendencia  merece  el  primer  lugar 
la  desaparecida  Escuela  Gijonesa,  con  aulas  cerradas  en  hora 
aciaga  para  la  cultura  y  bien  públicos. 

Fueron  obra  del  inmortal  Jovellanos,  figura  grandiosa  en  la 
historia  nacional  y  de  gran  relieve  en  el  desarrollo  de  la  pública 


(i)    Aun  así.  no  comprendemos  en  el  Capitulo  las  Escuelas  Normales,  que  han  de  aparecer 
en  siguiente  capitulo  por  íu  estrecha  relación  con  la  Primera  Enseñanza. 


—  342  — 

enseñanza  en  su  natural  y  completo  concepto  educador.  Nc 
camente  se  comprueba  la  significación  esta  con  la  fnnd. 
asturiana,  sino  por  estudios  y  propagandas  incesantes  con  i 
tos  de  profunda  ciencia  y  anhelo  práctico,  ya  impresos  ó  i 
tos;  más  de  tal  mérito  todos,  que  hoy,  después  de  mas  de  un 
tienen  preceptos  y  aplicaciones  de  gran  vigor  y  exhuberante 
Cuando  esto  se  considera,  suben  al  punto  la  admiración  y  í 
ñeza  al  no  ver  figurar  el  insigne  magistrado  en  la  dHistoiia 
Instrucción  pública  de  España»  por  el  Sr,  Gil  y  Zarate,  ni  p 
notable  Instituto  de  Gijón  ni  por  sus  brillantísimos  trabaje 
dagógicos;  omisión  imperdonable,  que  hace  desmerecer  m 
un  libro  tan  interesante  por  otros  aspectos;  y  olro  tanto  su 
con  el  titulado  pomposamente  «Historia  filosófica  de  la  Iris 
ción  pública  en  España»)  por  Sánchez  de  la  Campa.  Este  si 
ciona  al  virtuoso  Jovino;  pero,  como  de  pasada,  sin  hac 
cargo  que  tan  ilustre  asturiano  significo  y  aun  significa  la  ne 
dad  de  cambio  en  el  rumbo  de  las  Escuelas  publicas,  demos 
dolo  con  su  institución  y  con  sus  obras  de  enseñanza  esím 
numerosas  que  parece,  dice  Cean,  no  haber  tenido  oíro  est 
ni  otra  ocupación  tan  principal  en  toda  su  existencia  (1). 

La  vida  de  Jovellanos  fué  la  vida  de  los  grandes  mcrecín 
tos  y  de  los  más  inmerecidos  infortunios- 
Nació  en  Gijón,  en  1741;  estudió  allí,  en  Oviedo,  en  Av. 
en  Alcalá;  fué  juez  y  oidor  en  Sevilla;  magistrado  en  Ma< 
miembro  de  la  Real  Junta  de  Comercio  y  Minas,  del  Consoj 
las  Ordenes  militares,  del  de  Estado  y  de  Castilla;  eleclo  cu 
jador  de  Rusia,  ministro  de  Gracia  y  Justicia;  y,  finalmente, 


i\)  De  suma  importancia  y  con  un  acabado  conocimiento  de  la  materia  bou  los  e^cj 
estudio*  de  Jovellanos  sobre  Instrucción  Publica,  pudknik  citarle  aquí  leu  sifui^nies: 

-Estado  de  la  Sociedad  médico-hispalense  y  estudio  de  la  Medicina  en  su  Lniver-uí 
•Reglamento  literario  ó  institucional  del  Colegio  de  Calairava  en  Salamanca»-—*  Ordena: 
'Oración  inaugural»;  "Noticia-;  «Curso  de  Humanidad^  Castellanas»;  *  Tratado  de  anilí: 
Discurso»;  'Oración  sobre  la  necesidad  de  unir  el  c-tuilio  de  la  Literatura  ni  de  las  Cien 
«Programas,  Discurso*  sóbrela  Geografía  histórica";  cíe,  del  Real  Instituí.}  Asturiano,—  * 
al  ovetense  Dr.  I'rado  sobre  el  Método  de  estudiar  el  Derecho  cspatioE*.—  ■Exposición  :i\  f 
pe  de  la  Paz  como  respuesta  á  los  once  puntos  de  I.  1'.  en  E^juím  im<  se  le  consultaron  de  F 
— «Método  para  perfeccionarse  en  el  estudio  de  la  Teología*.—  *  Memoria  sobre  I,  P.  ó  tr 
teórico- práctico  de  la  Enseñanza  para  Escuelas  y  Colegio*  cte  nint^-.—  ^Base*  para  U  fbrir 
de  un  plan  general  de  I.  P.  (como  individuo  de  la  Junta   ¡soberana  cerrlraE  de  Gobierno)  cíe 

Y  aun  quedan  inéditos,  masó  menos  completos,  o  tro*  trabajos  y  apHttfctf,.  horradoreü 
como  «Diálogo  filosófico  acerca  del  saber,  estudiar  y  discurrir;»  ^Estudio  de  las  lengu 
i.a  y  ¿.a  Enseñanza»;  «La  Versión  en  la  Latinidad»;  » ['credibilidad  humana  y  nbjcio 
Instrucción  respecto  de  ella»;  «Conversaciones  sobre  I.  P.  (con  interlocutores  de  las  varia* 
siones)»;  «Impedimentos  para  la  I.  P.;»  «Apuntamiento!  para  la  Historia  de U  I.  P.)*  -Infl 
la  I    P.  en  la  prosperidad  social».  — «Tratado  de  las  obligaciones  del  Hombre,  de  Cicerón1 


-343- 

cal  de  la  Junta  Central  al  comienzo  de  la  guerra  y  revolución  de 
España  en  1808  y  1809. 

En  estos,  más  cargos  y  comisiones  probó  su  celo  por  el 
bien  público  y  su  vasto  saber:  en  León  arregló  la  biblioteca  de 
San  Marcos;  en  Salamanca  reorganizó  con  nuevo  plan  Jos  co- 
legios de  las  Ordenes;  en  Santander  y  Vizcaya  informó  sobre  los 
montes  y  minas;  en  Asturias  activó  y  terminó  la  carretera  de 
Castilla,  fomentó  la  explotación  carbonífera  y  las  obras  del  puer- 
to y  promovió  y  estableció  en  Gijón  el  «Instituto  Asturiano». 

Ah!  entretanto  no  le  concedieron  reposo  «la envidia,  la  am- 
bición, los  privados  intereses  y  el  furor  de  los  malvados». 

En    1720  fué  desterrado  simuladamente  de  la  Corte  por  am- 
parar á   Cabarrús  en  la  cuestión  del  Banco7  de  San  Carlos,  fal- 
tándole! entonces  á  Jovellanos  hasta  el  apoyo  de  Campomanes; 
pero  en  siete  años  dio  cima  con  el  acierto  y  desinterés  de  siem- 
pre á  útilísimas  empresas.  Elevado  al  ministerio  en  1797,  fué 
víctima  de  su  credulidad  y  honradez  y,  tras  de  sufrir  asechanzas 
contra  su  vida,  se  conjuraron  inútilmente  para  perderle  y  desho- 
norarle la  nulidad  del  Rey,  la  desenvoltura  de  la  Reina,  la  trai- 
ción del  valido,  la  intriga  de  aduladores  palaciegos  y  el  resenti- 
miento de  los  inquisidores.  Vuelto  á  su  casa,  nuevamente  le  azo- 
tó la  desgracia  con  que  en  vano  pretendieron  hundirle  los  gober-t 
nantes  de  Madrid,  que  semejaban  á  enemigos  de  la  patria.  Los 
envidiosos  de  las  virtudes  y  grandeza  de  Jovellanos  (la  pluma  se 
resiste  á  escribirlo)  hasta  en  Gijón  y  en  Oviedo  tuvieron  para  su 
afrenta  espías,  denunciadores  y  esbirros  preparando  las  soñadas 
causas  por  las  que  el  sapientísimo  asturiano,  tratado  como  un 
criminal,  fué  preso  ignominiosamente  y  encerrado  en  1801  en 
prisiones  de  Mallorca  para  aprender  el  Catecismo.  Ya  libre, 
ya  prisionero  siguió  estudiando  y  escribiendo  en  todos  los  géne- 
ros del  humano  saber. 

La  suspirada  libertad,  otorgada  mezquinamente  siete  años 
después,  fué  consagrada  por  el  eximio  patricio  á  la  santa  causa 
de  España,  desdeñando  los  halagos  de  Napoleón  y  rechazando 
ofrecimientos  de  doctos  afrancesados,  «que  cesaron  de  ser  sus 
amigos  cuando  dejaron  de  serlo  de  la  patria»;  pero  aceptando 
con  sus  trabajos  y  peligros  la  representación  de  Asturias  en  la 
Junta  Central,  huyendo  con  ella  y  volviendo  á  Sevilla,  teatro  un 

23 


-  344- 

diadc  amores  y  amistades  entrañables,  Alli  ti  brilil 

dotes  de  gobierno  y,  al  concluir  la  gloriosa    lana, 
aplausos  de  los  buenos,  te  acibararon  otra  ¡alan 

envidia  que  persiguieron  á  los  Centrales,  La  tempestad  le  ; 
á  las  playas  de  Galicia  pata  ser  blanco  de  nuevo-  insultos 
tranquilo  eo  su  conciencia  y  fuerte  ante  el  dolor,  eo  la   pi 
.Muros  escribió  la  Defensa  de  (n  Junta,  ^  ora  ció 
nía,  la  más  patética,  liorna  y  vigorosa  del  idioma  españolo 

¿Y  le  reserve)  todavía  su  infeliz  estrella  el  consuelo  de 
entre  los  suyos,  dedicando  sus  últimos  alientos  a  la  [>] 
de  su  Gíjón  idolatrada  y  de  la   juventud  asturiana  pa 
abrió  nuevos  derroteros?  No, Los  Franceses  habían  saq 
petidas  veces  la  provincia;  dudaba  .(ovina  si  le  <pi 
reclinar  su  cabeza,  é  iba  á  buscar  en  su  casa  desolada  un  /*/ 
ru  defabes&;  no  cobraba  sueldo  y  había  agotad 

i;tmn  que  para  salir  de  Cftdiz  habí 
sus  servidores.  Exhausto  de  recursos,  Jo*  olíanos  arril 
Agosto  al  tlugartn  del  alma  y  otra   M/  abrió  las  p 
instituto;  mas  tomaron   loa  fn  ,quB  le  arrojaron    <I* 

benditos  lares,  huyó  en  frágil  nave  juguete  de  las  ola 
tempestad,  que  parecían  concitadas  con  los  enemigos,  Des 
de  mil  angustias  se  salvó,  con  amigos 
gio,  y  en  la  hospitalaria  caso  de  Trelles  Osorio  {Puerto  fie  V 
en  Xavía  de  Asturias, al  llegarlas  primeras  horas  Hela  noclu 
27  de  Noviembre  de  1811,  entregó  al  Creador  su  alma,  tesoí 
y  ir  tu  des  v  acrisoladas  valerosamente  en  el  martirio. 

Tal  fué  el  fundador  »Ii  I  instituto  A  ro,  escuela  m 

y  la  primera  de  España  en  dirección  práctica 
diferente  de  los  posteriores  llamados  de  Segunda  Enseñaos 
más  la  tradicional-  en  centros  que  llevaron  aquel  nombre d 
1839  principiando  por  el  de  fiuadalajara,  enseguida 

m  y  torios  desde  el  plan  de  1845. 

Véase  ahora  la'obra  jovellanista  (1). 

El  primer  pensamiento,  exteriorizado,  fué  en  Oviedo  i 


Oí     l' 
Lann  y  F.  :    L.  V,  s¡¡ 

retar   O   Juit  )  ClUtlIl  '  y    h«  ÜÚ  >  GOfleQd  I  I  I  <r.Jj  dt 

■ 


—  345  —  ' 

de  Abril  de  1781  en  el  Discurso  dirigido  á  la  Real  Sociedad 
Económica  de  Amigos  del  País  de  Asturias  sobre  los  «Medios  de 
promover   la    felicidad  del  Principado»,   cuando  decía:  «sobre 
todo  convendría  que  se  promuevan  en  Asturias,  los  buenos  estu- 
dios especialmente  el  de  aquellas  ciencias  que  se  llaman  útiles, 
por  lo  mucho  que  contribuyen  á  la  felicidad  de  los  Estados:  tales 
son  las  Matemáticas,  la  Historia  natural,  la  Física,  la  Química,  la 
Mineralogía,  la  Metalurgia,  la  Economía  civil.  Sin  ellas  nunca 
podrán  perfeccionar  debidamente  la  agricultura,  las  artes  y  ofi- 
cios ni  el  comercio*.  Y  un  año  después,  en  6  de  Mayo,  presi- 
diendo aquella  doctísima  corporación,  leyó  otro  discurso  sobre 
la  «Necesidad  de  cultivar  en  Asturias  el  estudio  de  las  Ciencias 
naturales»  exponiendo  con  maravillosa  elocuencia  la  importan- 
cia de  tales  conocimientos  «los  medios  de  atraerlos  á  esta  pro- 
vincia y  arraigarlos  en  ella  o  al  proponer  el  envío  de  dos  aprove- 
chados jóvenes  al  Seminario  de  Vergara,  á  costa  de  una  suscrip- 
ción pública  para  estudiar  aquellas  materias,  que  habían  de  am- 
pliar y  perfeccionar  seguidamente  en  el  extranjero  y,  á  su  térmi- 
no, venir  á  enseñarlas  á  nuestra  tierra. 

Ocasión  más  concreta  en  este  novilísimo  pensamiento  se 
presentó  al  hijo  preclaro  de  Gijón  cuando  en  1789  tuvo  que  in- 
formar la  instancia  de  D.  Juan  B.  González  Llanos  para  el  fo- 
mento y  explotación  de  minas  de  carbón  por  este  asturiano  des- 
cubiertas en  Langreo  y  Siero;  y  ya  en  su  favorable  dictamen, 
proponía  D.  Gaspar  la  creación  de  una  Escuela  de  Matemáticas, 
Física  y  Mineralogía  y  con  un  complemento  de  Escuela  de  Náuti- 
ca. Nuevamente  sobre  estos  extremos  informó  Jovellanos  en 
1791  de  acuerdo  con  el  docto  ingeniero  Sr.  Casado  de  Torres. 

En  su  consecuencia  se  dictaron  la  RR.  CC.  de  24  de  Agosto  y 
11  de  Septiembre  de  1792  para  promover  tales  enseñanzas  con 
objeto  de  difundir  «los  conocimientos  científicos,  que  son  abso- 
lutamente necesarios  para  el  laboreo  y  beneficio  de  las  minas, 
y  para  formar  pilotos,  que  dirijan  las  naves»,  encomendándole 
la  organización  ya  que  era  «suyo  el  pensamiento»>,al  que  debían 
prestar  apoyo  las  autoridades  asturianas.  En  RR.  00.  de  28  de 
Noviembre  y  12  de  Diciembre  del  mismo  año  se  determina  y 
aprueba  la  fundación  de  tales  enseñanzas,  encargando  á  Jovella- 
nos el  plan  y  estatutos  y  señalando  el  establecimiento  en  Gijón 


-  346- 

al  aceptar  el  generoso  ofrecimiento  de  casa  y  magisterio  p 
Capitán  de  Navio  D.  Francisco  de  Paula  Jovellanos,  herr 
del  Promotor.  Ea  expresiva  carta  éste  lo  participo  al  Ay 
miento  gijonés: 

«Señores  justicia  y  Regimiento  de  la  M,  N.  villa  tic  Cijón.  —  Muy  * 
míos:  Por  la  copia  adjunta  verán  V,  SS<  la  resolución  tomad»  por  S*  M.  * 
U  de  los  informes,  que  dirigí  á  su  Keal  mano  en  el  ftflo  pasado,  acerca  di 
blecer  en  esta  villa  una  Escuela  de  Matemáticas,  Fínica  y  Náutica,  y  dotar 
una  renta  de  50.000  reales  anuales;  y  sitndo  bien  notorias  las  ventajas  rj 
mejante  Establecí  miento  promete  a  nuestro  país,  lo  pongo  en  noticia  de  l 
muy  complacido  de  haber  tenido  una  ocasión  tan  oportuna  de  acreditar  ; 
villi  y  á  todo  el  Principado  el  amur  que  les  profeso  y  el  interés  que  tomo 
bien  y  su  gloria  —Nuestro  Señor  guarde  á  V.  SS.  muchos  años,  -{Jijón 
Biciemhre  de  1792.  — 11.  L,  M.  de  V,  SS.  su  mas  atento  seguro  servidor.- 
Gaspar  Melchor  de  Jovel lanas». 

Dificultades  de  índole  especial  salieron  al  paso  del  Si\  J 
llanos  en  «guerrillas»,  como  este  las  califico,  del  espíritu  eei 
lízador  y  de  los  siempre  repetidos  y  poco  medüados  celos  d 
calidad,  si  es  que  también  no  había  de  por  medio  alarma  in 
dada  sobre  alcance  de  la  nueva  Escuela,  que  se  establecía 
un  espíritu  bien  diferente  del  tradicional  y  anticuado  de  núes 
Universidades,  donde  ejercían  gran  influjo  los  autoritarios 
montos,  que  hasta  entonces  monopolizaban  la  vida  publica. 

El  Ministro  de  Marina  y  llaylió  Sr.  Frey  D.  Antonio  de 
des,  comunicó  la  fundación  del  Real  Instituto  Asturiano  al 
verendo  Obispo,  Diputación  provincial  y  Ayuntamiento  de  0 
do+  Respecto  al  primero  no  sé  de  su  oposición  más  que  lo  ui 
feslado  popel  mismo  Jovellanos  en  carta  al  Sr*  González  P< 
da:  «Sé  que  ha  sido  locado  (el  Obispo)  como  todos  los  de 
(Oviedo)  de  la  punta  de  Escuela  y  que  en  su  casa  se  fragua 
algunos  recursos  contra  ellao,  (l).  La  Diputación  provincial  ( 
misión  permanente  de  la  Junta  General  y  compuesta  de  los 
ñores  Regente,  Toreno,  Rivera,  López  (irado  y  Flúrez)  acó 
contestar  que  «se  representase  al  Sr.  Ministro  y  Supremo  C 
sejo—  si  se  tuviese  por  conveniente— á  fin  deque  el  Esíabl 
miento  se  haga  en  esta  Ciudad,  como  antes  de  ahora  se  había 
licitado,  exponiendo  las  muchas,  justas  y  muy  poderosas  raao 


<i)     Carta  de  4  de  Mnrzo  de  1783  al  Sr,  G.  Posada. 


—  347- 

que  existían  al  Principado  para  esta  solicitud».  En  el  ayunta- 
miento de  Oviedo,  después  de  la  lectura  ministerial,  se  acordó 
consultar  á  Jovellanos  por  los  muy  pocos  regidores  asistentes  á 
la  sesión,  no  sin  que  hubiese  expresivas  y  razonadas  observa- 
ciones al  asunto.  Dijo  entonces  el  Sr.  Carreño,  encargado  de  es- 
cribir al  Sr.  Jovellanos,  oque  no  podía  persuadirse,  que  S.  M.  haya 
resuelto  fijar  en  Gijón  la  Escuela  sin  pleno  Conocimiento  y  razo- 
nes, ni  tampoco  á  que  los  estudios,  que  se  han  de  dar  allí  fuesen 
conciliables  con  los  de  la  Universidad,  pues  desde  luego  los  es- 
tudios  de  Náutica  están  mejor  situados  en  puerto  de  mar  y  de 
ellos  es  inseparable  el  de  las  Matemáticas,  por  lo  que  la  reunión 
de  los  demás  estudios  no  era  otra  cosa  que  el  complemento  de 
la  misma  Escuela,  mientras  la  Universidad  ya  tenía  cátedra  de 
Matemáticas  á  la  que  fácilmente  se  podía  añadir  otra  de  Física 
experimental,  mientras  que  la  Química  y  Mineralogía  no  pare- 
cían necesarias  á  la  Universidad  ni  álos  estudios  que  se  enseñan 
en  ella*.  El  Sr.  Villaverde  añadió  que  asi  á  primera  vista  pare- 
cían que  era  más  interesante  al  bien  público  establecer  tales  en- 
señanzas en  Oviedo,  no  era  de  dictamen  se  resistiese  su  estable- 
cimiento en  Gijón  sin  que  antes  se  oyese  al  Sr.  Jovellanos  y  que 
bien  estarían  las  enseñanzas  de  Náutica  en  Gijón  y  otras  en 
Oviedo  »\  Pocos  días  después  se  leyó  la  contestación  del  Sr.  Jo- 
vellanos á  la  Justicia  y  Regimiento  de  Oviedo  y  distaron  mucho 
nuestros  ediles  de  resistencia  tenaz  ó  apasionada,  pues  el  Sr.  Es- 
Irada,  si  opinó  por  representar  respecto  al  proyecto,  había  de  ser 
«satisfaciendo,  como  se  puede  muy  bien,  á  cuanto  expone  (Jove- 
llanos) y  al  interés  público  y  al  de  la  provincia,  pues  en  lo  demás 
lo  tiene  por  oportuno  y  conveniente»;  y  el  Sr.  Villaverde  mani- 
festó «que  al  elegante  y  erudito  papel  del  Sr.  Jovellanos  solo  con- 
venía en  que  la  Escuela  de  Náutica  debía  establecerse  en  Gijón  y 
que  las  otras  no  están  bien  bajo  la  dirección  de  la  Universidad; 
pero  que  estas  estarían  mejor  en  esta  Ciudad,  ya  en  la  casa  que 
fué  de  los  expulsos  (la  Compañía  de  Jesús)  ó  ya  en  alguna  aula 
áe  la  Universidad,  sin  que  por  eso  quedasen  sujetas  al  gobierno 
de  ella».  En  acuerdos  universitarios  solo  hay  á  este  punto  refe- 
rencias un  año  después  respecto  al  establecimiento  de  las  nuevas 
cátedras,  que  se  solicita  fundar  y  dotar  en  la  villa  de  Gijón,  para 
«escribir  á  nombre  del  Claustro  todas  las  cartas  de  recomendación 


—  34*  - 

que  tengan  por  conveniente  (¡os  doctores  comisionados  e<Bus 
Prado)*  y  más  tarde,  cuando  el  Sr.  Jovellanos  anunció  en  car 
Rectoría  próxima  apertura  del  Instituto  se  acordó  únicam 
«que  SS  le  contestase». 

De  propósito  nos  hemos  detenido  en  estas  noticias  o  vete 
(1)  sin  haber  encontrado  las  «Representaciones*)  elevadas  á 
drid,  para  dar  luces  á  este  incidente  enojoso  de  oposición  inir 
cida  al  pensamiento  nobilísimo  del  ilustre  Ministro,  que  r 
tenía  de  reparable  en  tiempo,  lugar  y  fin.  Son  muy  humano? 
diferentes  puntos  de  vista  de  todo  asunto,  y  era  natural  qu 
Oviedo  se  deseasen  enseñanzas  de  ciencias  (no  las  de  Nám 
cuando  el  mismo  Jovellanos  en  su  dicho  discurso  de  1782 
ponía  que  los  pensionados  á  Vergara  podían  hacer  los  estu 
de  Matemáticas  en  esta  Capital.  Lo  de  traer  aquilas  enseñar 
de  pilotos  era  risible  «porque  mejor  estarían  en  Tazones*,  ct 
decía  Jovellanos,  y  era  ridículo  que  a  los  caciques  de  O  vi 
quisieran  cátedras  de  Náutica  en  secano»,  como  graciosarru 
escribe  elSr,  Lafuente.  De  todas  suertes,  aún  sin  la  R.  O.  de  í 
Mayo  de  1793  para  que  Diputación,  Ayuntamiento  y  Universi 
«no  moviesen  disputas  que  retardasen  la  plantificación  de  la 
cueSa  deGijón»n  ia  oposición  fué  y  debió  ser  flor  de  un  dia,  a 
que  á  D.  Gaspar  le  molestase  mucho  cual  se  deduce  de  sus 
mitables  cartas;  más  seguramente  tratándose  de  «nuestra  1 
versidad»  como  la  llamaba  en  su  carta  á  Carreno;  porque  am; 
•á  la  Escuela  donde  había  estudiado  y  á  la  que  había  ser  vi 
porque  en  ella  tenía  doctores  y  maestros  que  opinaban  com< 
y  Je  llamaron  á  su  seno;  porque  trataba  de  hacer  dos  cení 
hermanos  (2)  aunque  con  finalidad  diferente;  porque  adívin; 
que  el  alma  mater  había  de  hacer  justicia  á  su  ideal  pedag 
co  y  enviaría  á  sus  maestros  como  Vega,  San  Miguel,  Prs 
etc,  á  las  solemnidades  escolares  de  Gijón.  Pero  ¿cómo  extra 
opiniones  contrarias,  aunque  sea  en  esté  punto  de  un  bien  píi 
co,  cuando  en  la  misma  patria  del  gran  gijonés  se  escribían 
aquella   incalificable  delación  secreta   el  ataque  más  durísi 


(i)     Archivo  de  U  Diputación  provincial;  Diputación  de  iS  de  Diciembre  de  179*. 
— Archivo  del  Ayuntamiento  de  Oviedo;  Actav  de  ta  de  Diciembre  y  4  de  Enero  de 
— Archivti  de  U  Universidad:  Claustras  de  4  de  Marzo  y  6  de  Diciembre  de  1793. 
Íj)     Véase  pags,  117  (nota),  118  a  taz,  149,  *57  (nota)  y  siguiente*. 


—  349  — 

contra  el  ^Instituto  y  sus  enseñanzas  y  hasta  la  duda  más  rastrera 
contra  la  purísima  inversión  de  caudales  por  el  integérrimo  Mi- 
nistro...? 

En  R.  0.  de  15  de  Noviembre  de  1793  se  aprobó  definitiva- 
mente el  establecimiento  del  Real  Instituto  Asturiano. 

¿Cuál  era  el  pensamiento  del  Sr.  Jovellanos?  Deseando  nueva 
dirección  á  los  estadios  nacionales,  que  en  las  Universidades  es- 
taban reducidos  á  las  Leyes,  Cánones  y  Teología,  ansiaba  dar 
merecida  importancia  á  las  ciencias  naturales  y  experimentales 
para  el  mejor  progreso  de  la  industria  y  navegación;  quería  pro- 
curar esos  conocimientos  útiles  que  prometían  un  porvenir  econó- 
mico. En  comunicación  dirigida  al  Ministerio  en  22  de  Julio  de 
1793  se  deduce  que  su  objeto  era  que  el  (Instituto  pudiera,  á  la 
larga,  servir  á  la  educación  de  aquella  parte  de  la  nobleza  de 
Asturias  que  se  destinara  á  la  profesión  de  las  armas  (1)  y  aun 
de  toda  la  gente  acomodada  que  no  siguiera  la  Iglesia  ó  la  Ma- 
gistratura. La  enseñanza  reunida  de  las  ciencias  exactas  y  natu- 
rales, presenta  á  la  Instrucción  de  la  juventud  no  solo  los  cono- 
cimientos mas  agradables,  sino  también  los  más  provechosos 
para  perfeccionar  su  espíritu  y  mejorar  su  educación».  Las  «Re- 
flexiones.» en  que  fundamentó  la  creación  del  Instituto  Asturiano 
y  las  «Ordenanzas»   atinadísimas  que  supo  darle  en  1793,  la 
«Oración»  inaugural  de!  siguiente  año,  los  «Discursos»)  que  pro- 
nunció en  aquellas  aulas  en  repetidas  ocasiones,  y  sus  preciosas 
«cartas»  entre  otras  á  los  ministros  Valdés,  Lángara  y  Cornel, 
académico  Vargas  Poncc,  al  docto  amigo  Magistral  Posada  y  á 
varios  asturianos  reflejan  su  pensamiento  de  enseñanza  verda- 
deramente científico  y  nueva  dirección  de  cátedras  públicas. 
Bajo  el  modesto  titulo  de  Escuela  de  Náutica  y  Mineralogía,  su 
plan  era  vastísimo,  como  se  infiere  también  de  una  carta  que  en 
1800  escribió  al  dicho  prebendado  ü.  Carlos  González  de  Posa- 
da: t...Ah!  si  viera  V.  á  lo  que  aspiro!  No  menos  que  á  formar  un 
modelo  de  aquella  instrucción  literaria,  que  necesita  la  nación 
para  ser  instruida  en  aquella  especie  de  conocimientos,  que  ha 
despreciado  hasta  aquí,  y  poderle  decir  un  día  ó  á  su  gobierno: 


(i)  Cuando  l:t  reapertura  del  Instituto  en  x8ir  se  ofreció  un  curso  de  'Principios  de  Técni- 
ca, Fortificación  y  Artillería»,  ya,  según  unos,  para  ayudar  á  futuras  contingencias  bélicas  como 
las  que  Asturias  sufrió  ea  la  guerra  de  la  Independencia,  ó  ya  para  base,  según  otros,  de  una 
academia  militar  facultativa. 


—  350  — 

¿Quieres  ser  verdaderamente  sabia?  Reforma  las  Universid 
erige  en  cada  provincia  un  Instituto  como  este;  protege  li 
tras  y  los  literatos,  y  volverás  á  ser  lo  que  fuiste  un  día,  h 
mera  nación  del  mundo  sabio*.  Mejor  está  la  idea  de  Ja  fi 
ción  en  la  inscripción  de  trasparentes  cuando  las  función 
la  apertura: 

*  CARLOS.  IV, 

PROTECTOR.  DE»  LAS-  CIENCIAS. 

PADRE.  Y.    DELICIA.  DE.  SUS. 

PUEBLOS. 

FUNDA.  EN,    ASTURIAS, 

Y.  E5TABLECE.   EN*  GljON. 

UN.  INSTITUTO.   DE.  NÁUTICA, 

Y.  MINERALOGÍA* 

PARA.   ENSEÑAR.    LAS.   CIENCIAS. 

EXACTAS.  Y,   NATURALES, 
PARA.  CRIAR.  DIESTROS.  TI  LOTOS. 

Y.  HÁBILES.   MINEROS, 

PARA.  SACAR.  DEL.  SENO.  DE,  LOS. 

MONTES.  EL.  CARBÓN.   MINERAL. 

PARA.  CONDUCIRLO.    EN. 

NUESTRAS.  NAV*:?.   Á.  TODAS 

LAS.  NACIONES. 

El  escudo  del  Instituto  indica  también  en  expresiva  aleg 
el  pensamiento  fundacional  del  Promotor,  que  le  diseñó.  Es 
tido:  el  Pelayo  de  las  armas  gijonesas  en  un  cuartel;  en  el 
una  pirámide  sobre  cuya  base  se  lee  matemáticas  así  conu 
la  cúspide  náutica  mientras  un  genio  escribe  con  un  estile 
neralogía  sobre  el  monumento;  y  en  la  orla  aparece  el  le 
Quid  verum,  Quid  utile(l). 

La  apertura  de  la  Escuela  se  celebró  con  loda  pompa  i 
de  Enero  de  1794,  y  en  aquel  acto  solemne  nacieron  grande 
peranzas  de  aquella  bienhechora  creación  (2). 

Los  estudios  planteados  se  dividieron   en  principales  y  a 

(i)  No  acertó  el  Sr.  La  Fuente  en  la  Historia  dr  /n*  Unrvcrsidtidrs  etc.  Humo  IV,  | 
199)  en  suponer  que  el  pensamiento  de  Jovellftftos  respondía  a  la  ^corriente*  de  entono 
echaba  á  las  Universidades  y  en  especial  á  teólogo*  y  JltNátn  la  culpa  de  la  holgazanería 
tual  é  ingénita  de  España.  Los  estudios,  antecedentes  é  ¡deas  de  Joveilnnoi  erati  otros;  cotí 
día  que  las  Universidades  no  eran  lo  que  debí  ui   de  Mt  y  ,  ...aiin  im  son  toda  tía. 

ii)     Véase: 

—Relación  de  la  apertura  de  la  Gaceta  de  Madrid  dd  i  t  de  Febrero  íie  1704 

—  «Noticia  del  Real  Instituto  Asturiano,   dedicada   ni   Principe  niu?s[r<,    urrtor  por  m:i 
Excmo.  Sr.  D.  Antonio  Valdcs  —(Oviedo—  Aflo  M  UCCXCVj,—  Var    1>.  francisco   Diar 
gal) — Contiene  la  dedicatoria,  relación  de  la   apertura    trabajen  de  preparación,  discurso 
ñor  Jovcllanos,  oda  del  Sr.  Villarmil,  otros  sucedo*  y  apéndice*  con  duLUwuitoi  y  órdenes. 


—  35i  — 
sorios.  De  los  primeros;  dos  años  ó  cursos  de  Matemáticas  (Arit- 
mética, Geometría,  Trigonometría,  Algebra,  Mecánica  é  Hidro- 
dinámica); otro  de  Náutica  (Cosmografía,  Astronomía,  Navega- 
ción y  Maniobras);  y  tres  para  Mineralogía  (Física,  Química,  Mi- 
neralogía teórica  y  práctica).  Y  de  los  segundos:  un  curso  de  Di- 
bujo natural  y  Rudimentos  de  Francés  é  Inglés;  otro  de  Dibujo 
científico  y  Ejercicios  de  versión  de  aquellas  lenguas;  y  otro 
curso  de  Dibujo  hidrográfico.  Estas  enseñanzas  se  fueron  plan- 
teando sucesivamente  aunque  no  se  consiguieron  las  de  Mine- 
ralogía. 

Los   ilustrados  individuos,  que  componían  la  dirección  y  el 

profesorado  en  el  momento  de  la  apertura,  eran  los  siguientes: 

Director:  D.  Francisco  de  Paula  de  Jovellanos,  comendador  de 

Aguilarejo  en  la  Orden  de  Santiago,  capitán  de  navio  en  la  Real 

Armada,  alférez  mayor  y  regidor  perpetuo  de  la  villa  de  Gijón; 

profesor  de  Matemáticas,  D.  Diego  Cayón,  segundo  piloto  de  la 

Real  Armada;  de  Náutica,  D.  José  Hermida,  primer  piloto  y  al- 

iérez  de  fragata;  de  Lenguas  inglesa  y  francesa  y  Bibliotecario 

D.Juan  Lespardat;  Racionario,  D.  Ramón  González  Villarmil;  y 

auxiliares  interinos  de  Matemáticas  y  Dibujo,  D.  José  Alvargon- 

zález  Zarracina  y  D.  Ángel  Pérez. 

Los  alumnos  matriculados  en  el  primer  curso  fueron  50. 
Para  la  enseñanza  de  las  Matemáticas  Jovellanos  tomó  valiosos 
consejos  del  sabio  asturiano  D.  Agustín  Pedrayes,  profesor  repu- 
tado de  esta  ciencia,  comisionado  español  con  Ciscar  para  la 
asamblea  internacional  del  nuevo  Sistema  decimal  de  pesos  y 
medidas,  que  se  hallaba  retirado  en  su  patria,  Lastres  (1). 

Desde  el  primer  curso  consolidáronse  las  esperanzas  abriga, 
das  por  inteligentes  patriotas  al  simple  anuncio  del  pensamiento 
pedagógico-jovellanista.  Los  primeros  exámenes  fueron  brillan- 
tes y  el  magisterio  rivalizó  en  celo  y  competencia,  si  bien  hubo 
que  hacer  en  él  necesarios  cambios.  Las  Ordenanzas  señalaban 
cinco  ejercicios  de  prueba:  de  «aprobación»  para  aquilatar  el 
mérito  de  cada  alumno  ante  el  Tribunal  académico  y  en  acto 
público;  la  «graduación»  para  adjudicar  recompensas  á  los  más 


(»)  Por  f-liz  coincidencia,  también  otro  atturnno  ilustre,  hijo  de  Aviles,  el  Teniente  Gene- 
ra! de  Ingenieros  D.  Pedro  de  Lucncc  impulsó  los  estudios  de  Matemáticas  en  ei  siglo  xvm  co- 
mo director  de  Academias  militate*  de  Ctrcclona  y  Madrid  y  autor  de  notables  obras.  Véase  su 
biografía  por  el  General  y  académico  D.Julián  Suárez  Inclán.  (Madrid,  1903). 


-  35*- 
distinguidos;  de  «oposición*  para  aspirar  á  miembro  del  ma* 
rio  como  profesor  ó  bien  auxiliar;  y  de  *  ejercicio»  para  obl 
los  náuticos  el  título  de  pilólo.  Había  «certámenes»  con  ej 
cios  científico-literarios  en  días  solemnes,  y  de  ellos  da  nolíc 
insigne  Jovellanos  en  «Cartas»  y  «Diarios»,  siendo  notorio  « 
1795  para  colocar  el  retrato  de  Carlos  IV  y  del  Ministro  de 
riña  Sr.  Valdés  (1).  Igualmente  se  dispusieron  «pensiones»  . 
modernamente  se  han  resucitado  como  novedad)  cual  Jas  < 
gadas  en  1797  á  los  aprovechados  alumnos  D.José  Alvargo 
lez  Zarracina  y  D.  Timoteo  Alvarez  Veriña;  al  primero  ] 
completar  sus  estudios  en  Segovía  al  lado  del  químico 
Luis  Proust  y  al  segundo  para  pasar  al  Extranjero  á  íiíi  de 
quirir  conocimientos  mineralógicos,  de  cuyos  progresos  d 
cuenta,  años  después  al  Director  del  Establecimiento,  refirió 
su  estancia  en  París  y  proyectos  de  seguir  á  Inglaterra  y  Ale 
nia.  Realizaba  Jovellanos  el  proyecto  ofrecido  ¿i  la  Eeonón 
Asturiana  en  1782,  ya  que  ricos  paisanos  estuvieron  fcotütl 
muy  parcos  á  contribuir  apensiones  análogas  recomendadas 
el  gijonés  insigne.  Era  reducida  la  casa,  que  generosamente  ha 
donado  el  Alférez  mayor  de  íujón;  y  D.  íiaspar,  que  vivía  e 
para  el  Instituto,  pensó  en  acometer  nuevo  edificio,  míent 
asistía  á  las  aulas,  inspeccionaba  á  los  profesores,  daba  poi 
mismo  enseñanzas,  abría  la  Escuela  primaria  de  Sia.  Doradla 
y  disponía  cátedras  de  Humanidades  castellanas  en  17ÍM>. 
Geografía  é  Historia  en  1799  y  de  Física  experimental  tiltil 
mente.  Procuraba  en  todas  partes  medios  y  recursos  para 
mentar  su  obra  patriótica,  de  la  que  se  separó  con  pena  ;_rt:n 
cuando  fué  llamado  á  Madrid  en  17N7  para  los  consejos  de 
Corona  en  el  Ministerio  de  Gracia  y  Justicia,  del  que  fué  exlio 
rado  pronto  al  triunfar  intrigas  y  asechanzas  cortesanas, 

Mas,  como  por  ley  humana  no  hay  dicha  duradera,  neg 
nubes  obscurecieron  alguna  voz  el  cielo  sereno  al  que  eontín 
mente  alzaba  los  ojos  el  virtuoso  magistrado;  nubes  precurso 
de  la  tempestad,  que  después  cslallósubreGijóny  Asturias  ai 
batándonos  al  más  glorioso  desús  hijos.  En  una  ocasión  recia 


(i,/     Con  este  motivo  los  alumnos  del   Instituto  representaran  la  escena  ó  toa  AY  a^rut 
miento,  que  se  imprimió  en  Oviedo  en  tirada  de  50  ejcín piarte 

(2)     Se  tratará  de  esta  Escuela  en  d  capítulo  de  la  Instrucción  primaría. 


—  353  — 
Jovellanos  libros  científicos  extranjeros  indispensables  á  las  en- 
señanzas, nuevas  en  España,  que  había  planteado;  pero  para  su 
introducción  era  preciso  contar  con  trámites  de  la  Inquisición  y 
solicitó  la  oportuna  licencia  del  leonés  Inquisidor  general  Car- 
denal Lorenzana.  Este  se  la  negó  «porque  había  buenas  obras  de 
entonces  españolas  sin  recurrir  á  los  extraños  y  los  libros  prohi- 
bidos habían  corrompido  á  estudiantes  y  catedráticos  de  Univer- 
sidades»; respuesta  que  el  Promotor  calificó  de  «monumento  de 
barbarie»  y  cuyo  espíritu  no  olvidó  el  futuro  Ministro  en  conse- 
jos á  la  Corona  contra  el  Santo  Oficio.  O  tro  .día,  un  Comisario 
de  éste,  párroco  de  Somió,  se  introdujo  en  la  librería  (todavía 
privada)  del  Establecimiento  y  hubo  agrias  recriminaciones.  Y 
surgieron,  por  último,  delaciones  ¡de  Asturias!  y  recelos  de  Ma- 
drid, que  dieron  con  el  patriota  Ministro  en  el  destierro  y  prisión 

de  Mallorca El  Instituto  quedó  sin  padre,  huérfano. 

Su   ausencia  se  hizo  sentir  de  seguida  y  por  R.  O.  de  23  de 
Octubre  de  1803  se  dispuso:  «que  se  suprima  el  Instituto  Astu- 
riano, estableciendo  en  Gijón  una  Escuela  de  Náutica  á  seme- 
janza de  las  demás  del  Reino».  Se  le  quitaron  recursos,  se  sus- 
pendieron las  obras  del  edificio  y  tuvo  el  Establecimiento  vida 
más  limitada,  no  obstante  los  desvelos  del  Director  Cienfuegos, 
de  los  profesores  Cayón,  Villamil,  Alvarez,  García   Arguelles, 
Alvargonzález,  Fernández  Prieto  y  Tineo.  Entre  tanto  el  inocente 
desterrado  y  cautivo  durante  siete  años  pensaba  continuamente 
en  su  Escuela  amadísima,  celado  además  por  esbirros  de  la  Corte 
para  no   comunicarse  con  sus  Maestros  y  amigos.  Alcanzada 
la  libertad  con  la  caida  del  Privado  y  Revolución  de  1808,  al 
Instituto  volvió  los  ojos  y  á  su  recinto  quiso  tornar  presuroso; 
pero  se  lo  estorbaron  arduos  deberes  para  con  la  patria  oprimi- 
da, hasta  que,  cumplida  su  misión  en  la  Junta  Central,  desde- 
ñando encumbrados  puestos  y  honores  de  unos  y  de  otros,  todo 
lo  dejó  para  de  nuevo  velar  por  la  suerte  «del  huérfano,  que  con- 
sideraba identificado  á  su  existencia».  Solicitó  Jovellanos  su  re- 
tiro para  Asturias  con  cargo  de  promover  nuevamente  la  explota- 
ción y  comercio  carbonero  y  perfeccionar  el  Real  Instituto  Astu- 
riano («señaladamente,  decía,  para  restablecerá  su  estado  primi- 
tivo aquel  importantísimo  establecimiento,  que  el  rencor  de  sus 
ruines  enemigos  persiguió  y  casi  destruyó  en  sus  ausencias».  Así 


-354- 

le  fué  concedido  porK,  O.  de  2  do  Febrero  de  1810,  sí  bfa 
desgracia  y  persecuciones  no  pudo  llegar  á  su  Gijún  basl 
de  un  año  después. 

Dirigió  al  Ministro  Itardaxi  y  A/  seol 

sobre  el  restablecimiento  de  enseñanzas  y,  á  lin  de  ptoa 
cursos  deque  por  apremios  y  deeastn  a  de  La  gaerffl 
erario  público,  dirigió  en  Agosto  de  1K11  la  siguiente  aloe 

js  paisanos: 

t&  SC&JCtÓN  volun TAHA*-"  D,  Gaspar  Melchor  de  Jovellmi 
iíc  Atturift»  Encargado  por  S,  M.  de  restablecer  y  perfeccionar  el  Rea 
Luía  Asturiano,  rjiíc  vosotros  habéis  víalo  nacer  y  morir,  he  reconocido  j 
mente  su  citado,  visto  eofl  i  Etttmftable  dolor  los  estragos  que  una  Urga  s< 
tristes  circunstancias  y  acaecimientos  ha  caucado  en  él.  Arrancado  efe 
vosotros  por  la  n  lismo,  los   enemigos    de  mi   nombre  emp< 

su  ruina,  y  los  de  nuestra  patria  la    Consumaron.  La   dotación  del  I 
mentó  de  que  viví*,  fué  notablemente  me[<  cn-eflanzns  en  parte 

midas,  en  parte  alteradas;  su  biblioteca    e  entregada  al    piUagc. 

suri .|iiíiii>,  instrumentos  y  titile*,  robados  o  deteriorados;  y  hasta  L 
drieras  y  paredes  del  edificio  rotas  ó  asquerosamente    manchadas  por  loa  ) 
rosT  que  últimamente  le    invadieron  y  profanaron    l^ra  reparar  tai. 
se  necesita  tiem¡  Id  fondos!  pero  reparar  lo  mas  esencial  p 

blecimiento  de  la  enseñan/a  no  es  difícil,  y  parece   indispensable.  '\ 
el  auxilio  del  Gobierno  en  favor  de  un  establecimiento,  que  le  merece  Ja  m 
talada  protección»  Vb   espero  -  ;    pero    entretanto   tin¡  ! 

tros.  Si  mis  cortan  facultades  lo  permitiesen,    yo  consagraría  I 
ellas  a  c*te  objeto,   ijue  ha  sido  en  otro  tiempo    y  es    hoy  el    primero  y  tu; 
diente  de  mis  desvelos;  pero  haré  por  RU  bien  rodo  aquello  que  me 

j>Mí  sueldo,  que  era  antes  de  134,000  reales,  se  halla  hoy  reducid 
Yo  los  repartiré  con  los  que    defienden  á  la  patria    y  los  que  la  ilustran.  í 
el    próximo    mes  una   cuarta   paite  de   este  sueldo  queda   cedi 
para    Lo*   gustos  de  nuestro  ejército,  y  otra   cuarta  parle  acrecerá  á  U  doti 
del  Instituto,  para  nuc  sos  digí  es,  que  cihoi  11  se  prestan  I 

generosidad  á  dar  gratuitamente  la  enseñanza,  sean  algún  día  recompensad 

» AcudklT   pues,  oh   nobles  y  generosos  asturianos,  al  socorrí 
cimiento  en  que  no  hay  uno  de  vosotros  que  no  deba  interesarse  lUftfftQCft 
enseñanza  de  las  primeras  letras,   Humanidades   castellanas,  Dtbají 
cas,  Geografía  c  Historia  y  Ciencias  Náuticas    continuara    ó  se  aluna  en  el 

no,  en  La  forma  que   os  anunciaré,   Vuestros   hijos,   hermano- 
pueden  venir  á  recibirla  aquí,  ¡Qué    ventaja  tan  preciosa   no  les  ofrece  un* 
cae  uní    literaria   tan    ordenada    y    completa!   Cuando  no  os  mueva 
vuestro  persona]  interés,  muévaos  ¡i  lo    menos  el  de  mies 
ñ\\u>nad  que  la  instrucción  publica  es    L  primera  fuente   de   la  pi 
los  pueblo*;  que  la  nación  no  -olo    necesita  de    defensores  val 


—  355- 
>íén  de  defensores  instruidos:  que  los  jóvenes   destinados  á    la  profesión  de  las 
armaLS,    única  carrera  abierta  hoy  al  honor  y  al  provecho,   pueden  recibir  aquí 
todob    los    conocimientos    que   la  perfeccionan.    Si   me  ayudarais,  yo  procuraré 
alegar  á   las  enseñanzas  del  Instituto  las  que  no  abrazó  hasta  aquí,  y  la  educa- 
ción de  nuestra  preciosa  juventud  volverá  á  ser,  como  lo  fué  en  otro  tiempo,  el 
continuo,  el  mas  tierno  objeto  de  mis  desvelos.  Los  dignos  generales,  que  man- 
dan nuestro  ejército  y  provincia,  nuestra  junta  superior  y  primeras  autoridades, 
ofrecen  protegerla.  Yo  guiaré  los  primeros  pasos  de  los  alumnos;  yo  los  dirigiré 
en  sus  estudios;  yo  velaré  sobre  sus  progresos;  yo  los  miraré,  los  cuidaré  no  solo 
con  el  celo  de  promotor,  sino  también  con  el  amor  y  solicitud  de  padre.  A  esto 
solo  he  vuelto  entre  vosotros,  después  de  tan  larga  ausencia,  y  á  esto  consagra- 
ré el  resto    que  me  ha  quedado   de  fuerzas,  después   de  tantas  persecuciones  y 
trabajos.    Ayudadme,   pues,  en   tan  patriótico  designio,  y  haced  en  beneficio  de 
tan   recomendable  establecimiento  algún   pequeño   sacrificio   proporcionado   á 
vuestras  facultades. 

«Acudid  a  resucitarle.  Sus  dignos  maestros  y  yo  volveremos  á  inspirarle  el 
primer  soplo  de  vida;  acudid  vosotros  á  nutrir  su  infancia  para  que  sea  algún 
día  la  gloria  de  la  patria, y  vuestra».  i 

Escaso  debió  ser  el  resultado  de  esta  alocución  por  el  estado 
de  la  provincia;  pero  los  entusiastas  gijoneses  realizaron  otra 
suscripción  local,  llamada  «de  los  vidrios  rotos»,  para  reparar 
daños  causados  por  la  tropa  francesa  en  el  edificio  del  Instituto. 
El  venerable  Promotor  era  incesantemente  aplaudido  y  para 
su  empresa,  como  para  difusión  de  sus  doctrinas  salvadoras  de 
Instrucción,  todos  le  ofrecían  su  concurso.  Por  especial  significa- 
ción deben  reproducirse  aquí  las  cartas  de  felicitación  á  Jovella- 
nos  por  la  Universidad  de  Oviedo  y  la  respuesta  del  varón  escla- 
recido: documentos  elocuentes  en  forma,  fondo  y  tendencias  pe- 
dagógicas y  de  hermandad  éntrelos  dos  principales  establecimien- 
tos docentes  de  Asturias. 

Decía  así  la  Escuela  ovetense: 

Excmo.  Sr.  —  Una  de  las  satisfacciones  mas  dulces  que  prueba  la  Universidad 
literaria  de  Oviedo  con  la  libertad  del  Principado,  es  considerar  á  V.  E.  resti- 
tuido felizmente  á  los  Pueblos,  que  merecieron  siempre  su  predilección,  y  verle 
de  nuevo  ocupado  en  restaurar  el  templo  de  la  sabiduría  reducido  casi  á  escom- 
bros por  las  calamidades  pasadas.  En  tanto  que  las  plagas  de  la  guerra  hacen 
verter  á  la  humanidad  lágrimas  desangre,  V.  E.  le  prepara  ya  los  medios  más 
eficaces  para  consolarla  y  enjugar  su  llanto.  La  Universidad  lo  advierte  gozosa; 
y  recogerá  una  gran  parte  de  los  frutos  opimos  que  produzca  la  constante  labo- 
riosidad de  V.  E.  brillando  con  las  nuevas  luces  que  por  ellas  van  á  difundirse 
por  todas  partes.  Obscurecida  largo  tiempo  entre  las  tinieblas  del  escolasticismo 
y  aherrojada  con  las  cadenas  de  la  preocupación,  se  esforzó  varias  veces  á  bus- 


-  35*  - 

caria  cliuidad  y  sacudir  el  yugo  que  ía  oprimía,  Sus  tentativa*,  no  pro*! 
hasta  ahora  lodo  el  resultado  apetecido;  pero  dirigidas  y  auxiliadas  en  J 
íítO  por  las  fuerzas  poderosas  y  conocimientos  eminentes  de  V.  E,,  can 
dercín  til  vez  d  los  deseos  de  los  Doctores  y  Maestros.  Esto  csper»  el  C 
cuando  trata  de  restablecer  sus  ntudi  ¡^providencias    del    Gobíi 

>. ¡311.10  tenemos  el  honor  de  manifestar  en  su  nombre  á  V.  E   cornil 
á  GijÓO  para  felicitarle  por  su  regreso  al  Principado,   como  lo  ocre 
mopio  adjunto.  La  Universidad,  considerando,  siempre  a  V.  E.  el  in 
ilustre  y  benemérito  de   su  gremio,   te    tributa  por  nuestro  débil    mh 
respetos  de  su  mayor  aprecio  y  reconocimiento,  —  Excroo,  Sr, — Oijón   6  *!< 
bre  de  1S1 1*  —  A  nombre  de  la  Reul  Universidad  de  Oviedo,  ^Manuel  jfy> 
chez  ¡'artfK—jfftim  Ntf»&rntHaiú  San  MigtítL 

Y  respondió  D,  Gaspar: 

.Señorea  Doctores  D.  Joseph  Sánchez  Fano  y  D,  Juan  Nepomiiceno  Fen 
de  San  Miguel.  — La  satisiacción  qoe  el  ilustre  Claustro  de  ntiestm  Uníve 
ha  Wf)  digna  nmnifesUime   por  medio  de  V,  SS^  con    motivo 

vuelta  a  esta  mí  antigua  residencia,  y  las  honrosas  expresiones  con  que  V. 
han  realizado  esta  demostración,  son  para  mi  tanto    mas  estimables,    cuan 
miro  como   una   consecuencia  de  la  bondad  con  cjue  este  sabio  Cuerpo  i 
mirado  y  tratado  antes  y   después  de  agregarme  á  la  lista    de  sus    íl 
con  la  cual  he  querido  recompensar,  mas  bien  que  nu   curto  mérito*  la    ai 
inclín  ación  <[ue  le  profeso,  y  mi  celo  por  los  progresos  de  1h  instruí 
Tero  aquel,  con  que  el  sabio  Claustro  ^  prepara  en  el  día  á  mejor**  la  cn« 
? a  de  las  ciencias  especulativas,  y  6  rf mimar  sus  antiguos  métodos,  empen 
y  más.  así  mi  gratitud  como  mis  deseos  de  concurrir  en  todo  cuanto  pueda, 
gro  de  un  designio  ian  recomendable  y  digno  de  su  sabiduría.  Por  unto, 
traa  trato  de  restablecer  y  perfeccionar  en  c^te  Real  Instituto  los  estudios 
Decientes  á  h  filosofía  práctica,  tendré  la  mayor   satisfacción  en  íjue  el  Oí 
me  ayude  con  su**  \u<  co  en  este  intento,  como  sinceramente  se  lo  i 

para  que  promovida  y  difundida  por  nuestros  acordes  esfuerzos  la  ensenan, 
bliea  en  indos  los  ramos  que  abram,  tenga  nuestra  nfligida  patria  el  Cor 
de  ver  que  de  vino  y  otro  establecimiento  sale  nuestra  preciosa  juventud  i 
nada   asi  en  los  artes  de  Ja  guerra,  con  que  ha  de  vencer  á    los   ú  r 

que  la  combaten,  como  en  las  de  la  paz.  que  debe  :scr  el  más  glorioso 
de  ^Lts  tiempos.  —  N tro.  Sr.  etc. -Gix6n,  9  de  Octubre  de  iSl  I, — J*  ¿/ (t) 

Restablecida  la  enseñanza  con  algunos  antiguos  profesi 
Gayón,  Cendres,  Fernández  (C),  Martínez  Marina  (M)  y  T 
(K)  se  pensó  en  la  apertura  para  el  20  de  Koviembn 
pero  la  nueva  invasión  de  los  franceses,  que  otra  vez  enli 
ron  al  ptllage  el  Instituto,  desbarató  tan  lisonjeros  pkií 
llanos  se  vio   en  la  necesidad  de  emigrar  y  dejó  a  Gijón  pe 

(t)     El  docta  jovelJanirtn  Sr,  Somera  publicó  por  primera  vci  «las  notables  Ofcitai  ti 


—  357  — 
tima  vez,  pues,  como  queda  dicho,  la  traidora  muerte  le  sorpren- 
dió en  el  Puerto  de  Vega  pocos  días  después.  Dejó  así  esta  vida 
el  que  fué  modelo  de  ciudadanos,  el  que  sacrificándose  con 
austera  virtud  por  el  bien  público,  pospuso  su  tranquilidad  al 
bienestar  de  la  nación.  Pálido  resumen  de  su  vida  es  la  inscrip- 
ción redactada  por  los  célebres  literatos  Quintana  y  Gallego 
para  la  piedra  sepulcral  de  la  tumba  gijonesa: 

Magistrado,  ministro,  padre  de  la  pXtr^ia, 
no  menos  respetable  por  sus  virtudes 
que  admirable  por  su  talento;  urbano,  recto,  íntegro, 
celoso  promovedor  de  la  cultura  y  del  adelanto  de  su  país; 
literato,  orador,  poeta,  jurisconsulto,  filósofo,  economista 
distinguido  en  todos  géneros,  en  muchos  eminente 
honra   principal  de    españa    mientras    vivió 
y  eterna  gloria  de  su  provincia  y  de  su  familia. 

Con  la  muerte  de  Jovellanos  (1)  principia  la  segunda  época 
del  Instituto  Asturiano  cuando,  vueltas  á  abrir  las  aulas  en  1812, 
se  procuraron  recursos  para  componer  el  edificio  y  dar  mas  es- 
tabilidad á'los  modestos  sueldos  del  personal  escaso.  Aquella 
época  de  reacción  no  fué  propicia  á  la  obra  de  Jovino. 

En  1820  el  Instituto  fué  apellidado  «Nacional»  y  con  verda- 
dera extrañeza  no  fué  citado  ni  fomentado  en  el  Reglamento  ge- 
neral de  Instrucción  Pública,  decretado  por  las  Cortes  en  1821; 
también,  mientras  el  magisterio  era  «impurificado»  en  la  into- 
leraucia  y  persecución  políticas  de  aquella  época,  otro  tanto 
aconteció  con  el  Plan  literario  de  estudios  de  1824;  y  nada  se 
hizo  tampoco  en  el  General  de  estudios  de  1836  cuando  eí  Go- 
bierno (art.  43)  había  de  designar  los  pueblos  donde  establecer 


íi)  Pojo  después  de  la  muerte  del  eximio  patricio,  su  admirador  y  amigo  cordial  el  erudito 
magistral  de  Tarragona  dispuso  colocar  sobre  mármol  en  una  plancha  de  cobre  el  siguiente  re- 
cuerdo á  la  entrada  antigua  Biblioteca  del  Instituto: 


D.   o.  M. 

GASP.    MBLCH.   F.   F. 
lOVINO.   DB.  PLAÑÍS. 
OMNIB.    HONOR.  IN 
REPVB.  SVA.    FVNCTO 
RBG.   ASTVR.   1NSTIT. 
PROMOTOR!. 
CAROL.   GONZ.  DB.   PAVSATA. 

ÓPTIMO.   AM1CO 
IX.   11 A C.   AVLA.  PONÍ.  IUSSIT. 


«Deo  Óptimo  Máximo.  Carlos  González  de  Posada  hizo  poner  la  presente  inscripción  en 
e«ta  aula  para  honrar  la  memoria  de  su  mejor  amigo  Gaspar  Melchor,  hijo  de  Francisco  Jove- 
llanos,  Promotor  del  Real  Instituto  asturiano,  muerto»  lleno  de  merecimientos,  en  su  patria». 


• 


-35*- 
Escuelas  especiales.  Venia  D.  Julián  Vclarde  siendo  directoi 
los  estudios,  que  entonces  existían:  Náutica,  Matemáticas, 
guas,  francesa  é  inglesa,  Geografía,  Humanidades,  Dibujo, 
que  las  últimas  cesaron  en  seguida  por  rniíerte  de  sos  cated 
eos  y  carencia  de  fondos.  Así,  con  lánguida  vida  y  amenazt 
continua  ruina,  siguió  la  creación  del  gran  Jovellanos,  que  h 
pasado  á  cargo  del  ministerio  de  la  Gobernación  en  1H32  d 
el  de  Marina  de  quien  dependía. 

El  Alcalde  gijonés  Sr  Valdés  Fano  y  el  Director  Velardí 
bian  interesado  en  1834  al  Ministro  asturiano  D<  José  Cz 
Arguelles  para  el  establecimiento  y  organización  de  cáted 
principalmente  una  de  Química  aplicada  á  la  industria  del 
bón  de  piedra,  ya  concedida  en  1832,  mientras  D,  Joaquín 
ría  Suarez,  Subdelegado  de  Fomento  en  Oviedo,  había  elc\ 
en  22  de  Febrero  de  Í834  un  luminoso  informe  proponiend 
Secretario  de  Estado  y  del  Fomento  general  del  Reino  la  vi 
del  Sr.  Canga  Arguelles,  que  fué  dispuesta  por  H.  O.  de  1^ 
Marzo  siguiente;  mas  también  quedó  paralizada  por  el  inmed 
nombramiento  de  Consejero  Real  á  favor  del  J5r,  Cangas.  Cu¡ 
años  pasaron  en  diligencias  y  gestiones  de  los  Alcaldes  de 
jón  Sres.  Cabo  y  Acebal,  Director  Sr.  Prieto  y  del  Sr.  Ga 
Rivero,  Presidenle  de  la  Sociedad  Económica  de  Gijón,  En 
que  por  otra  R.  O.  de  28  de  Julio  de  1838  se  autorizó  al  se 
Canga  Arguelles  para  verificar  la  visita  por  medio  de  su 
D.  Felipe,  intendente  de  Hacienda.  Inmediatamente  cum 
éste  su  cometido,  remitiendo  á  su  señor  padre  una  detall 
Memoria  acerca  del  estado  y  crisis  del  Establecimiento, 
cuyos  elementos  pudo  D.  José  redactar  su  informe,  que  er 
de  Enero  de  1839  elevó  al  Gobierno  en  un  trabajo  por  to 
conceptos  brillantísimo.  Aconteció  lo  de  siempre;  durmió 
Memoria  entre  los  papeles  ministeriales  y  apenas  se  dispusÍE 
paliativos  cuando  el  Alcalde  Sr,  García  Sala  otra  vez  reclam 
ante  el  Trono  y  Visitador  solicitando  cátedras  de  Mineralo 

tantas  veces  pedidas  como  negadas  (1). 

t 

(i)  Véase  en  el  periódico  El  Centonar  fo  tt?l  I  mí  iluto  {numero  ühíco.  Cijón  7  de  E111 
1894)  mi  artículo  «Jovcllanos  y  Canga  Arguelles», 

Es  un  resumen  del  expediente  de  U  VUiía  cu  el  (orno  LXXX  éc  Monumento  d^  :..  \ 
teca  del  Instituto,  del  que  per  bondad  de  mi  amigo  el  £ü.  Somoza  poico  una  exacta,  detall 
primorosa  copia.  - 

£1  Sr.  Lama  y  Leña  publicó  el  informe  del  Subdelegado  Sr.   Suarez. 


—  359- 
Habían   resultado  ineficaces  las  patrióticas  gestiones  del  se- 
ñor Ganga  Arguelles  y  era  grande  el  abatimiento  del  Instituto 
cuando    su   docto  y  celoso  Director  D.  Victoriano  Sánchez  y 
Fuentes    elevó  en  18  de  Abril  de  1845  apremiante  Memoria  al 
Ministro    asturiano  D.   Pedro  José  Pidal,  que  se  apresuró  por 
U.    O.    de  28  de  Abril  á  dar  nueva  vida  y  reformar  la  Escuela 
*con  el  carácter  especial  que  le  corresponde,  decía,  y  crear  en 
él  Vas   enseñanzas  que  de  más  inmediata  utilidad  puedan  ser 
para  el    fomento  industrial  de  esa  provincia  por  ser  este  el  obje- 
to primitivo  del  referido  Instituto  y  no  el  de   preparar  á  los  jó- 
venes   para  las  carreras  literarias,  lo  cual  pueden  fácilmente 
conseguir  en  esa  Universidad,  para  lo  qué  el  antiguo  Instituto 
Asturiano  tomará  el  nombre  de  Escuela  especial,  conforme  á 
^u  destino,  y  para  que  no  se  confunda  en  sus  atribuciones  con 
\os   Institutos  destinados  á  la  enseñanza  de  Filosofía».  Se  orga- 
nizaban las  cátedras  de  Náutica,  Matemáticas  (3  cursos)  Física, 
Quimica  aplicada  á  las  artes,  Geografía  é  Historia,  Geometría 
subterránea,  Lenguas  Francesa  é  Inglesa  y  Dibujos  lineal,  geomé- 
trico y  natural.  El  benemérito  Sr.  Sánchez  inauguraba  solemne- 
mente las  nuevas  enseñanzas;  pero  desconfiaba  de  su  firmeza 
«en  una  época  de  agitación  en  que  todo  cambia  y  es  inseguro»; 
ensalzaba  su  carácter  é  importancia  por  ser  «el  útil  sistema  de 
educación,  que  se  proponía  y  á  que  aspiró  con  más  celo  y  ardor 
que  fortuna  el  digno  Promotor»;  recordaba  las  recomendacio- 
nes de  aquel  hombre  grande  y  pródigo,  que  hablaba  cuando  aún 
no  se  habían  sentido  los  grandes  adelantos  del  siglo  xix;  y  en- 
salzaba la  industria  carbonera  que  debieron  levantar  á  Gijón  y 
ala  provincia.  ¿«Qué  sucedería  hoy,  exclamaba,  si  el  Instituto  hu- 
biese procurado  á  nuestro  pueblo  el  sistema  de  educación  que  tra- 
zó y  empezó  á  darle  el  virtuoso  Protector?»  Y  terminaba  diciendo: 
«el  polvo  de  aquella  alma  grande  está  siempre  entre  nosotros 
sin  perder  del  todo  la  virtud  que  animaba  al  cuerpo  que  acabó. 
Es  el  privilegio  del  genio  y  de  la  inteligencia,  que  nunca  muere 
para  las  sociedades.   Erigid  un  monumento  digno  de  su  grande 
mérito.  Elevad  en  el  punto  más  culminante  de  explotación  una 
estatua,  que  muestre  á  las  generaciones  venideras  la  imagen  del 
hombre  á  quien  se  debe  tan  grande  beneficio  para  que,  sirviendo 


24 


de  recompensa  a  sus  virtudes  abra  la  senda  en  la  posten 
otros  que  le  imiten  (1)». 

No  tardo  en  aparecer  otra  R.  0.  de  15  de  Noviembre  de 
también  suscrita  por  el  Sr.  Pidal,  crean  rio  una  Escuela  te 
práctica  de  minería  en  (Jijón  y  Langreo  con  enseñanzas  te< 
en  Ja  primera  villa  y  prácticas  en  la  segunda.  El  pensan 
del  ilustre  Ministro  asturiano  era  genuínamonte  jovella 
pero  no  pasó  de  ser  una  aspiración  porgue,  según  manife 
el  Sr.  Sánchez  á  la  Dirección  General  de  I.  1*.  en  18  \1  *];i 
fianza  no  experimentó  desarrollo*  y  seguía  el  Instituto  * 
eslado  de  decadencia*,  confirmándose  asi  aquella  descodl 
del  sabio  jefe  y  maestro  de  las  aulas  gijonesas,  que  aún  j 
repetir  lo  mismo  siete  años  después. 

Por  R.  D.  de  20  de  Mayo  de  1855  creando  las  Escueh 
dustriales,  se  dio  el  carácter  de  Escuela  elementa!  con  am 
ción  á  las  cátedras  gijonesaa  con  estudios  de  Gramática  gei 
y  castellana,  Aritmétien,  Algebra,  (í  come  Iría,  Trigonometría 
na,  Geometría  descriptiva.  Elemento-  de  Mecánica,  Fisi< 
Química,  Prácticas  de  Agrimensura  y  de  levantamiento  de 
nos  y  Dibujos  lineal,  de  adorno  y  topográfico;  pero  otra  vez 
continuaron  las  antiguas  y  mermadas  enseñanzas  hasta  que 
fi  D.  de  10  de  Septiembre  de  1 830  futí  elevada  la  Escuela 
mental  de  Industria  á  Profesional,  suceso  fausto  debido  ai 
nistro  Collado,  como  también  se  decretóla  ampliación  y  me 
de  la  plantilla  del  personal  con  los  elementos  de  Laboratorio, 
bínete  de  ciencias  y  material  necesario  para  los  nuevos  itnpor 
lísimos  estudios  (2)+ 

El  Instituto  Asturiano  debió  tal  ensanche  al  amor  y  pro 
ciÓO  de  un  antiguo  alumno,  el  sabio  escritor  asturiano  D.  J 
Caveda,  á  la  sazón  Director  general  de  Agricultura,  Imltislr: 
Comercio,  que  ya  antes,  como  Jefe  político  de  la  provincia. 


(0  Vi}¡^e,  *Qrácié*  itHHt£mr*f  prcuiuiieLidá  en  el  ;<ctn  Je  apertura  del  Curio  de  Cíe 
ideo  mal  i  mal  ii::is  ert  l:i  Escuela  Ejp*cfct  de  í~¡¡ <j r*i*  rl  üi,i  a  d-  Septiembre  de  1^4^  p^r  *lí  í 
tur  IV  Vjciuriifftu  S.i-ith'-i.  HÍíjóü:   Irnp   de  1'.  1>  imfcgo  Cresa  y  ild  ¡mjWc*oí  Albreti¡  ^-V 

El   Ü.iire   ait uriana    y  cacdrluct»  t!tl    ( rví.toii0    dc  A*Wi    O    Antonio  Gutierre 

pac»)  deipue*  en  Madrid  Furn  gdicivrt  dr  m*  tirt.iiiJr  trabajo  di  Sr,  S¿(n:hrEp  precedida  (k 
ve  prttiogfl  *uyf»  siictcji  ele  la  \mp®x%¿nú*  de  la  mi?v&  euatTíjn/.i  K1  de  los  poefa  lr^bnjb-« 
Ütu*     L  |ti*tm»tu,  dwtidc  út  L  y.npttnde  eiiid  u  *ubrt  la  fuente  dü  Pr  'snm^r. 

i  j       V,  ,<<-  ul  fiííctuj 

—  *En  téteif í'-f.it? de  1*  apertura  dt  1  nuevo  ctir*o  académico  de  la  Esdtela  £«ptrci:il. 
lívnl  LoMÍtuto  A-.iLíriiMHs  —  Ucdie.idn  á  |o4  teñotfet  Oi  rector  y  Profe*wc*  de  dicho  E*EablrcÍi 
to.  — »  (Üijún  s*u  de  Noviembre  de  iüííj,  imp.  y  líb.  de  N.  S,  C.  á  cargo  de  L.  Gonzák/J 

Cüaiiene  uaa  inspirada  pQeái^gtimJüda  iUu  recuerdo  ájovino»,  y  uu    Himno*.    '* 


-36i  — 
bía  favorecido  al  Establecimiento  procurando  recursos  para  su 
subsistencia.  Mas  estos  y  otros  esfuerzos  se  estrellaron  contra 
la  siniestra  estrella  de  la  Casa,  porque,  ni  un  momento  después 
de  los  primeros  años  de  su  apertura,  hubo  para  la  obra  meritísi- 
ma  y  social  de  Jovellanos  la  protección  que  de  consuno  pedían 
el  propósito  de  aquellas  aulas  y  la  memoria  patriótica  del  gijo- 
nés  esclarecido.  En   1860  faltó  á  la  Escuela  Industrial  superior 
de  Gijón  el  auxilio  de  la  Diputación  provincial  y  del  Ayunta- 
miento de  la  villa  con  la  subvención  á  que  les  obligaba  la  Ley 
de  1857  y,  sin  decisivo  y  suficiente  apoyo  en  las  altas  regiones 
oficiales,  apenas  creadas  desaparecieron  unas  enseñanzas  que 
debieron  ser  el  más  firme  sosten  del  progreso  asturiano. 

Al  Sr.  Sánchez  había  sucedido  en  la  dirección  el  Sr.  Ren- 
dueles  Jo  ve  y  éste  fué  quien  con  honda  pena  presenció  la  clau- 
sura de  las  suspiradas  cátedras.   «Permítaseme,  decía  al  Recto- 
rado ovetense,  como  buen  asturiano  amante  de  los  adelantos 
morales  y  materiales  de  este  privilegiado  suelo,  donde  la  natu- 
raleza se  manifiesta  pródiga  en  dones  y  la  mano  del  hombre  tan 
pausada  para  remover  los  obstáculos  que  se  oponen  á  su  de- 
sarrollo; permítaseme,  repito,   lamentar   la   desaparición  y  la 
poca  vida  que  ha  tenido  la  Escuela  Superior  de  Industria  de  e3ta 
villa;  tanto  más  de  lamentar  este  acontecimiento  porque  vino  á 
realizarse  en  las  circunstancias  menos  á  propósito  para  la  pro- 
vincia, que  vé  el  vuelo  que  su  industria  adquiere.  Era,  pues,  este 
motivo  muy  justo  para  ambicionar  un  establecimiento  que  pro- 
porcione inteligentes  operarios  y  hábiles  ingenieros,  que  la  con- 
dugesen  por  camino  seguro  y  enseñasen  á  explotar  un  sinnúme- 
ro de  industrias  y  fabricaciones,  que  tienen  elementos  para  acli- 
matarse en  este  suelo  y  hoy  las  cubre    el  manto  del  olvidó  y  de 
la  ignorancia.  Para   que    prevaleciese    este  sentimiento  aún 
había  una  razón  muy  poderosa,   corno  es  el  que  ya  no  existe 
ningún  establecimiento  de  su  clase  en  todo  el  N  de  España»  (1). 
Expresivas  son  las  anteriores  manifestaciones  del  Sr.  Rendue- 
les  (D.  Alfonso)  uno  de  los  mas  antiguos  profesores  y  primeros 
alumnos  del  Instituto,  á  quien  el  mismo  Jovellanos  se  complacía 
en  reconocer  las  mas  felices  disposiciones.  Fué  reemplazado 


(z)     Archivo  de  la  Universidad.  «Instituto  y  Memorias  de  Gijón*. 


—  361  — 

por  D,  Miguel  Menéndez  y  Duarte  con  las  mismas    singu 
circunstancias,   el  cual  tuvo  á  su  cargo  la  dirección  de  la 
fianza  completa  de  Náutica  y  de  la  elemental  do  Indti- 
quede  esta  última  fué  forzoso  suspender  alguna  de    las  ai 
turas  por  traslación  de  sus  catedráticos. 

Por  R,  0.  de  25  de  Marzo  de  1#62  se  pidieron  noti< 
ca  de  los  recursos  con  que  pudiera  contarse  para  dar 
y  desarrollo  al  Establecimiento;  y,  habiendo  ofrecido  90.00 
les  la  Excma*  Diputación  provincial  é  igual  cantidad  el  A  y 
miento  de  (¡ijón,  se  dispuso,  por  otra  lí   O.  do  30  de  Aj 
se  estableciesen  los  a  Estudios  elementales  de  aplicación  a 
mercio  y  k  la  Industria  ».  Fueron  aprobados  la  plantilla  del 
sonal  y  el   presupuesto  de  estas  enseñanzas;  se  Ij>/<>  eslfl 
desta  reforma  con  plantilla  especial  aprovechando  los  serv 
del  magisterio  de  Náutica;  y  debe  consignarse  que  el  Inspé 
de  Telégrafos  D+  Andrés  de  Cápua  contribuyó  con  soh 
á  esta  mejora,  como  á  las  de  los  primeros  años  de  Estudios  | 
rales,   ya   mencionados.   El   resultado  distó   de  ser  líson 
y  por  apuros  económicos  municipal^,  considerando  que  t 
estudios  de  Aplicación  eran,  por  la  escasa  concurrencia  de  al 
nos,  si  no  inútiles,  los  menos  provechosos  para  la  localit 
acordó  en  1866  suprimirlos,  si  bien  para  honra  del  Ayuntara 
to,  dice  el  Sr+  Lamas,  continuaron  talos   enseñanzas;  pero 
frieron  modificaciones  y  subsistieron  con  principal  auxilio 
personal  de  Estudios  generales  ó  Instituto  de  Segunda  I 
zn,  creado  en  la  forma  referida  (1)  y,  á  nuestro  humilde  col 
der,  con  dudosa  propiedad  si  se  considera,  lo  que  no  debe  f 
darse,  el  espíritu  pedagógico  de  Jovellanos  en  este  punto.  E 
fué  discutido  en  varias  ocasiones. 

Ya  entonces  había  cambiado  de  nombre  el  EstableWnm 
cuando,  en  nuevo  y  perpetuo  testimonio  de  gratitud  nacional 
diputado  á  Cortes  por  Gijón  D,  Andrés  Cápua  presentó  la  ] 
posición  Monumento  á  Jovellanos  y,  secundado  en  el  C 
greso  y  Senado  por  los  Sre*,  Benavides,  Posada  Herrera,  Ní 
da!,  Campoamor,  Jovc  Ilevia,  Suárez  Inclan,  Quintana,  (üsb 
Moreno,   Bubt,    Hoyos,  Tumos  He  vía,  Sánchez  Silva,   Smi 


(ij     Véase  pigs.  313  ¡i  31  A, 


-363  — 
Deza,  Sevilla,  Olivan,  Egaña  y  García  Barzanallana,  dio  por  re- 
sultado *la  ley  siguiente: 

cDoña  Isabel  II,  por  la  gracia  de  Dios  y  la  Constitución  de  la  Monarquía 
Española,  Reina  de  las  Espafias.  A  todos  los  que  la  presente  vieren  y  entendie- 
ren, sabed:  que  las  Cortes  han  decretado  y  Nos  sancionado  lo  siguiente: 

*  Artículo  i.°  Para  honrar  y  perpetuar  la  memoria  de  D.  Gaspar  Melchor 
de  Jovellanos  se  levantará  una  estatua  semicolosal  de  bronce  en  el  punto  de  la 
villa  de  Oijón  que  el  Gobierno  de  S.  M.  considere  mas  conveniente.  La  Real 
Academia  Española  determinará  la  inscripción  que  haya  de  ponerse  en  este 
monumento. 

*Art.  2.0     El  Instituto  de  Gijón  se  denominará  en  lo  sucesivo  de  Jovellanos, 
Art.  3.0     El    Gobierno  de  S.  M.  establecerá  en  el  Instituto  de  Jovellanos 
las  enseñanzas  que,  según  los  progresos  de  la  época  presente,  correspondan  me- 
jor á  la  realización  del  pensamiento  del  fundador,  oyendo  al  Real  Consejo  de 
Instrucción  pública. 

*>Art.  4.0  El  Ministro  de  Fomento  i n ¿luirá  en  el  presupuesto  general  del 
Estado  las  cantidades  necesarias  para  la  ejecución  y  cumplimiento  de  la  pre- 
sente ley. 

»Por  tanto: 

>  Mandamos  á  todos  los  tribunales,  justicias,  jefes,  gobernadores  y  demás 
autoridades,  así  civiles  como  militares  y  eclesiásticas  de  cualquier  clase  y  dig- 
nidad, que  guarden  y  hagan  guardar,  cumplir  y  ejecutar  la  presente  ley  en  to- 
das sus  partes. 

«Dado  en  San  Ildefonso  á  4  de  Julio  de  1865.— Yo  LA  Reina.— El  Ministro 
de  Fomento,  Antonio  Aguilar  y  Correa». 

Dicho  sea  con  el  respeto  debido,  la  anterior  Ley  fué  como 
flor  de  un  día,  una  página  más  en  la  Gaceta  porque,  sal- 
vo el  artículo  2.°,  de  poco  ó  nada  ha  servido  para  la  Escuela  de 
Gijón;  y  el  monumento  se  debió  á un  acuerdo  del  Ayunta- 
miento gijonés  en  1880  como  protesta  al  olvido  del  Estado; 
y,  si  hoy  se  levanta  la  estatua  de  Jovellanos  en  su  afortunada 
patria,  se  debe  principalmente  á  los  desvelos  de  amantes  gijone- 
ses  como  D.  Acisclo  Fernández  Vallin  y  D.  Hilario  Nava  y  Ca- 
veda,  en  particular  á  los  sacrificios  y  desprendimiento  del 
primero,  llevando  á  cabo  la  suscripción  española  é  hispano- 
americana para  fundir  la  estatua  de  bronce  con  que  el  laureado 
artista  catalán  Fuxá  representó  al  sapientísimo  autor  del  Informe 
de  la  Ley  agraria  y  Promotor  del  Instituto  (1). 


/'i»  Véase  mi  artículo  en  «Jovellanos  y  su  Estatua»  en  La  Ilustración  Espalóla  y  Ameri- 
cana de  8  de  Agosto  de  1897. 

— En  aquellos  días  se  publicó  el  folleto  Jovellanos  y  la  Pública  Instrucción  ]>or  Manuel 
García  y  Molina-Martell.  (Gijón  lmp.  del  Comercio,  1891).  En  este  trabajo,  muy  breve  parala 
extensión  del  tema,  no  se  apreció  bien  el  equivocado  rumbo  dado  al  Instituto  desde  1866. 


—  364  — 

Y  antes  de  pasar  adelante  deben  mencionarse  coma  del 
complemento  de  una  reseña  de  esta  Escuela  i 
con  que  fué  honrada:  de  Isabel  II  y  Real  familia  en  18 
de  Amadeo  I  en  1872,  de  Alfonso  XII  y  Princee 
María  Isabel  en  1878,  del  mismo  monarca,  su  augusta  Espo* 
las  Infantas  D."  Muría  Isabel  y  D.a  Eulalia  en  1H8Í,  y  de  A 11 
so  XIII,  su  Madre  la  Reina  Regente  y  Hermana  en  1900  I 
estará  también  notar,  que  cuantas  ilustres  pcrsunalida- 
España  pasaron  por  Gijón  se  complacieron  visitando  al  It 
y  admirando  las  memorias  que  en  él  se  conservan  de  su  pre< 
ro  promovedor. 

En  1894  se  cumplió  el  centenario  de  la  Escuela  gíjontt 
hubo  solemnes  funcione*  po[ miares  celebrando;  una  rea  fnAs 
memoria  inmarcesible  del  asturiano  celebérrimo;  y  el  Muí 
gijonés  dispuso  la   acuñación  de  una  medalla  conmean 
recuerdo  plausible,  aunque  su  ejecución  distó  mucho  de  los  f» 
inores  artísticos  que  merecía  el  varón  insigne,  estudioso  c 
dorde  las  bellas  arles  {lj<  Dos  corporaciones  académica 
didas,  celebraron  principalmente  la  memorable  fecha,  que  pí 
petuaron  en  mármol  con  el  siguiente  epígrafe,  debi 
drático  historiador  Sr,  Lama  y  Leña: 

PRESTANTÍSIMO  VIRO 

D.  Gas  par  i  Mfxchjoíu  piJovku.4 

BfcGAI¿S    ASTVR1C1     (JIM  Pí  ASI!     HÍ&TfTVTORI* 

EIVSDEM  MOIjERATORIS  AC  ALV  \1NI 

II \  N'C   LA1HDEM 

JN      TAMO     VIRO     GR  ATI      ANIMI     AR^VMKN  T\  || 

JN     CENTESSJMO     SVoE     CüJíSTlT  UTIONJS     AKXG 

sci  lpkni>\  y 

4TQJYI  ii  ir.  :ni  i-ixiivM 

c\  hArvnt 

VII,   lOTi   lANVAlíII,   ANNíi.  UDCCOÍCIY 


h)     Anverso: 

ÜUBtO     éc    J<>\>.\ 

El  Ihttirt  AyuHtttmÍ*nte  y  VÍUñ  dr  frijén,  ésa 

t  ,1/ílHftI. 

Reverso 

Fu  hads  principal  del  Inttílutu.  ttgú»  el  pdrjiíti*«  proyect*  «3*.:    A 
l,i  orla,  la  leyenda:    Cemiritarfo  d*  í*  fitHtintiá*  títi  Rtat   /. 
campo  o  área,  esta  ©ira:  firimtr  InsíitnUí  Kjjutüol   Vi! 

I*a  medalla  d  de  cobra  i\r  So  milímetro*  <i :  diain 
Mariin¿/  y  estampada  en  lo*  tflltoretdc  Manuel  BJbee, 

i  y)     *AÍ  muy  ¡lu^rre  varón  O    Gaspar  Mcklint  de  fovetfanet,    fuiHfmlot   del    1 
.;iiiti.  Los  pro:  Júranos  del  mismo,  mandaron    r»cuLp¡r  y  cdocer  mpkt  <■■ 

i  «  de  gratitud  á  tan  fitau   varón,  <:n  el 
/*• 

LBt*ri*5i  pAf,  35B.— T*»Uíéq  «l  peitód 
111  e  mor  ó  dicha  fecha  c  m  un  ira  bey  o  especial,  reíais  vn  al  Inútil  ■< 

Mm  ocrttkract,  llevad.,  trocido  al  gran  JovelUiim  y  i  -*u  Escueta.,  hice  l- • 

periódico*  y  revistas  de  Asturias  y  Madrid. 


—  365- 

Aquellas  dos  corporaciones  fueron  el  Instituto  de  Segunda 
enseñanza    de  Jovellanos  y  la  Escuela  de  Náutica,  primitiva, 
característica  enseñanza  del  antiguo  Real  Instituto  Asturiano, 
tlijón  había  pedido  su  Establecimiento  en  1787  áraiz  del  Decre- 
to del  Baylió  Sr.   Valdés  mandando  erigir  escuelas  de  Náuti- 
ca en  todos  los  puertos  habilitados  de  la  nación.  Jovellanos  la 
habia  obtenido  para  su  pueblo  nativo  y  para  Asturias,  y  la  había 
puesto,    dice  en  sus  «Reflexiones»,    «bajo  la  inmediata  depen- 
dencia del  Ministro  de  Marina  porque  la  enseñanza  de  la  Náuti- 
í*a,  que  es  uno  de  sus  primeros  objetos,  le  pertenece  exclusiva- 
mente   y  la  Mineralogía  es  solo  un  accesorio  de  ella».  Había  de 
tener  siempre  á  su  frente  un  hábil  oficial  de  la  Real  Armada» 
y  -r.cn  el  primer  Establecimiento  los  profesores  de  Matemáticas 
\  Náutica  se  podrán  elegir  entre  los  pilotos».  Así  sucedió  duran- 
te no  pocos  años,  y  el  Promotor  explicaba  á  sus  paisanos    la 
ciencia  y  dominio  del  mar  cuando  les  decía:  «¿Queréis  entrega- 
ros al  terrible  Occéano,  que  brama  á  vuestra  vista?  La  sabiduría 
levantará  sobre  sus  abismos  una  morada  firme  y  segura  y  os  en- 
señará á  conducirle  á  los  extremos  de  la  tierra.  Ella  pondrá  en 
vuestra  mano  la   llave  de  los  vientos  y  haciéndoos  leer  en  el 
cielo  los  rumbos  que  debéis  seguir  sobre  las  ondas,  os  enseñará 
á  triunfar  de  peligros  y  tempestades.  Mientras  el  astro  del  día 
alumbrare  los  climas  que  están  bajo  vuestros  pies,  os  mostrará 
la  estrella  de  los  navegantes,  velando  sobre  vuestras  cabezas; 
y,  si  las  tinieblas  la  robaren  á  vuestros  ojos,  pondrá  en  vuestra 
mano   un  instrumento  débil,  pero  maravilloso,  que  os  señalará 
continuamente  los  polos  sobre  que  gira  el  mundo.  Y,  si  tal  vez 
el  deseo  de  fama  y  nombradia  hinchase  vuestros  corazones, 
así  también  subiréis  á  la  gloria  inmortal  que  ilustra  los  nombres 
célebres  de  Colón  y  Magallanes,  deKook  y  Malespina». 

Terminados  por  los  alumnos  los  dichos  estudios  náuticos  se 
verificaba  el  indicado  último  ejercicio  al  que  concurrían  los  ca- 
pitanes ó  pilotos  de  la  localidad,  que  presenciaban  el  riguroso 
examen,  calificado  por  el  profesor  de  Náutica  y  los  asistentes 
peritos  por  mayoría  do  votos,  para  extender  después  al  aspiran- 
te aprobado  el  correspondiente  título  con  todas  las  solemnida- 
des del  caso.  Y  es  curiosa,  como  nota  local,  la  que  indicaba  el 
Promotor  escribiendo  al  Sr.  González  Posada  en  1796:  «Hemos 


-  366  — 

examinado   á  los  primeros  discípulos  de  la  a  en! 

cuales  brillan  los  de  Candas:.  Es,  por  cierto  notable,  que 
Luaneo  vencen  tanto  en  aglicadóo  corno  son  ven 
tracíón  y  expresión  de  los  de  Candan  y  Gijdu 

Cuando  la  extraña  supresión  de]  bstitqto  Asturiano  en 
queriendo  horrar  la  huella  luminosa  de  Jo?flHa 
en  ligón  (aunque  ya  lo  estaba)  una  Escuela  .i- 
te  á  las  demás  del  reino»  y  enseguida  ge  estorbí 
cuitando  y  disminuyendo  los  recursos  para  el  soatenim 
desoyendo  gestionen  de  su  Director  el  Brigadier  Valdés,  au 
enseguida  el  Director  general  de  la  Armad  Le 

procuró  dotarlo  de  los  n  más  necesarios  j  con  al 

mejora  en  la  dotación  del  personal  en    180 
subsistir,  aunque  pasando  por  las  crisis  do  la  ausencia 
llanos,  guerra  de  la  Independencia  y  suc 
hasta  1832  en  que  se  la  separó  del  Ministerio  de  Marina 
dola  dependiente  del  de  lo  Interior,  per  rliguo  pr 

gio  de  la  exención  de  quinr 

cite  de  eiimeoea  de  pilólos.  Kn  el  esl  mj  i 

tuto  Asturiano  á  mediados  del  si 

Náutica  sl  eterizando  la  Casq  ¡um  pie  con  dula  m 

cula,  y  cuando  el  Director  Sr.  Sánchez  re|  dnvi 

8r.  ttdal  para  -<^^\v  con  bu  propio  espíritu  la  fundación  de 
vellanos,  ¡ratificaba  el  restablecimiento  do  las  enseñanzas  de 
guas  vivas  por  necesidad  que  de  ellas  tienen  los  que  « 
carrera  náutica,  aunque  eran  pocos  porque  «solo 
uno  que  otro  joven  de  la  costa  Ikm?  interés  en  uiali 
la  Escuela*, 

En  1857  se  acordó  el  régimen  para  esta  á  tenor  del  R.  D 
20  de  Septiembre  de  L860,  li  o  de  7 de  Enero  de  1851  v 
giamento  de  estadios  de  Jo  de  Septiembre  de  e* 
Al  ser  el  Instituto  declarado  Escuela  Especial  v  Pro 
los  términos  del  Plan  y  Reglamento  de  1855,  se  detei  i 
servar  en  ella  la  enseñanza  de  la  Náutica  que  tenía 
fin  se  ajusto  también  la  plantilla  del  personal,  entero 
da,  por  lo  qué,  cuando  la  supresión   inmediata   de 
industriales,  al  quedar  subsistente  la  Escuela  de  Pilol 
petaron  i  su  magisterio  los  venta  adquiridos,  I 


—  367  — 

eUa  manifestó  especial  interés  el  Director  Sr.    Cienfuegos  Jove- 
Hanos  procurando  su  adelantamiento  moral  y    materiíjl  en  ges- 
tiones tanto  más  meritorias  cuando,  es  de  advertir,   que  por  en- 
tonces coexistían  ocho  escuelas  análogas  en  la  costa  cantábrica; 
pero  tan  celosa  gestión  fué  coincidiendo  con  el  Decreto  de  30  de 
Junio  de  1869  por  el  qué  las  Escuelas  de  Náutica  dejaron  de  ser 
sostenidas  por  el  Estado.  Tal  era  para  Gijón  el  doloroso  incum- 
plimiento de  la  ley  de  1865.  Hubieran  desaparecido  tan  antiguas 
v  genuinas  enseñanzas  del  Instituto  de  Jovellanos,  si    no  lo  hu- 
bieran atajado  el  desinterés  y  generoso  entusiasmo  de  los  profe- 
sores al  ofrecerse  para  continuaren  sus  cátedras  sin  retribución, 
determinando  entonces  *cl  Gobierno,  por  Orden  de  19  de  Agosto 
del  mismo  1869,  la  aceptación  de  tan  patriótica  oferta,  «debien- 
do comunicarse  á  la  mayor  brevedad  si  la  Diputación  provincial 
ó  el  Ayuntamiento  de  Gijón  se  encargaban  del  sostenimiento  de 
la  Escuela  sin  perjuicio  de  lo  que  en  su  día  se  acordase  »  (1). 

El  Municipio  gijonés  aceptó  entonces,  aunque  con  carácter  de 
interinidad,  el  sostenimiento  del  Instituto  de  Jovellanos  (Segunda 
Enseñanza)  y  de  la  Escuela  de  Náutica  con  un  presupuesto  de 
plantilla  reducida  y  agrupada,  y  así  continuaron  las  aulas  náuti- 
cas con  el  carácter  de  profesionales  principalmente  para  los 
derechos  de  su  profesorado,  hasta  la  última  reforma  de  am- 
pliación, por  R.  0.  de  29  de  Septiembre  de  1897,  alcan- 
zada por  la  activa  solicitud  del  Ingeniero  industrial  y  Direc- 
tor D.  Justo  del  Castillo,  tan  amante  del  Establecimiento,  para 
el  que  consiguió  la  aplicación  del  R.  D.  de  11  de  Julio  de  dicho 
año,  dictado  para  la  Escuela  de  Sevilla,  corriendo  á  cargo  del 
Ayuntamiento  la  sufragación  de  gastos,  pues  otra  vez  más  el  Es- 
tado se  olvidó  de  cuanto  se  ofrece  en  la  repetida  Ley,  llamada  del 
Monumento  á  Jovellanos...  Al  considerar  estas  crisis  del  Instituto 
Asturiano,  á  la  vez  que  pasan  los  años  sin  ser  debidamente  am- 
parado ni  comprendido  el  espíritu  pedagógico-reformador  del 
gran  patricio,  por  el  Ministerio  de  Instrucción  Pública  parece  que 

(ij  Apareció  en  n'iii.*!lo?  d¿.»«  el  f  «'.loto.  M'inir;i  /v/  tipoy»  di'  l-i  ciuserv  rc/'Ui  del  Instituía 
de  Jovellanos  en  Gijón  (Gijon.  imp.  de  C  Lidrclt,  1869)  y  irat.i  ck-  las  miras  dd  Promotor  del 
Instituto  Asturiano,  vicisitudes  do  es  ti*  y  priiuip  thn.Ue  de  la  o  >aserv.i<:ión  de  la  Escuela  de 
Náutica. 

Las  alteraciones  del  Instit.n  A>t:u¡.t:i>  y  su  dccidoncia  en  ciert  r»  rp">'is  fucion  muy  dis- 
cutidas en  la  prensa,  como  por  oí  r-.-sp-.-t  *ble  í).  H-rnirJo  E  ■>!..»  i  oro  c-i  1S77. 

Tuvo  poca  importancia  otr.>  f<»!i<-io- 

La  decadencia  d*l  Instituto  de  J'jvjIImos  de  (Jijón  d^de  hice  :.lguuo»  años  í apuntes  de 
actualidad;  por  un  aficionado  á  las  letras  ((Jijón,   1886). 


-  tfñ  - 
toáavfa  tienen  triste  virtualidad  aquellos  del  Pw 

cuando  e  !  Sr,  Posada 

Establecimiento  el  nuevo  Ministro,  atioqi 

pre  í  cubiértode  riesgos.  Ciertamente  que  pa¡ 
para  ser  loque  v<<  quisiera  aún  necesita  de 

protección;  pero  también  es  cierto  que 
sin  rila  Líbrele  Dios  <!*'  ser  ¡ 

A  trayí  iones  que  sufrió  I  hle  íurui 

n\iit\  dotarle  de  loselementos,  m 
para  Ins  varias  enseñanzas  allí  establecí'1  iotnr 

primeramente  de  una  Biblioteca  de  ci<  nata 

un  Laboratorio  de  Qufmk  bínete  y 

lección  de  instrumentos  y    máquinas  ii  i 
.-I  surtido  «.le  muebles  y  ütilf  -  de  la 
adquiriendo  como  se  pudo  con  el  atnoro 
líanos  en  ^u  i  rccurso  d 

ríanos  y   <\r  tan   verdaderos  ami 
Posada;  pero  mucho  de  lo  reunido  en  el  | 
eional  fue  objeto  'Ir  la  rapiña  IVunccsa,  lo  que  difícilmente 
siguió  reponer  Jo1 
1811,  <|u»'  le  interrumpió  la  muerte,  '  • 

■  u<-  mo.d<  sto  porque  loa  mermados  recursos  no  perra 
cosa  v,  si  cuando  el  establecimiento  ú 
Industria,  el  Gobierno  ;■  la  ■  onstrm 

ratorio  químico  y  formación  del  Gabinete  de  h 
tídmo  ensegui  la  desapareciei  y  otn 

siguió  el  InsLitulo  con  la  difícil  vida  que  tW1  leu 
dando  vestigios  da  la  protecciún  dispensada  p 
v  Cayeda,  No  es  fácil  y  además  fuera  prolijo  poner  aquí  na 
lación  drl  nctatei 
indotados  que  i  &tán  en  i 

aefianza  en  punto  al  material  Inn  indispensable  i 
Memorias  anuales  del  Instituto  <2)  conliei 


i 

>.-[  Directo!  O.  Miguel  M 


—  369  — 
Iquisiciones  sucesivas  de  estos  medios  materiales  de  instruc- 
ón  indicándose  allí  el  buen  resultado  de  las  disposiciones  dic- 
idas  para   tal  materia  por  el  Ministro  Sr.  Toreno.  Allí  pueden 
orse  los  elementos  con  que  cuentan  las  cátedras  de  Geografía 
de  Matemáticas;  el  estado  del  Gabinete  de  Física  con  los  ele4 
nentos  más  precisos  pera  la  Estación  local   meteorológica  (ini- 
kiada  y  en  muchos  años  á  cargo  del  profesor  D.  Alfonso  Fernán- 
lez  Vallin);  lo  decaído  del  de  Mecánica  industrial;  los  aparatos, 
utensilios  y  productos  de  que  se  pudo  dotar  al  de  Química;  el 
de  Mineralogía  clasificado  en  su  principio  por  el  método  de  Du- 
irenoy;  el  de  Zoología,  sin  importancia;  el  Jardín  botánico  prin- 
cipiado y  desaparecido  con  el  nuevo  destino  de  la  Huerta  adya- 
cente, alguna  vez  en  pteligro  de  ser  enagenada;  y  relativamente 
más  nutrido  el  museo  de  Pilotaje  con  sus  variados  instrumentos, 
atlas,  telégrafo  marino  de  Prida,  construcciones  navales,  y  en  el 
techo  del  aula  especial  se  dispuso  pintar  al  óleo  un  planisferio 
con  las  estrellas  visibles  sobre  el  horizonte  de  Gijón.  En  otroor- 
úen  tiene  el  Instituto  de  Jovellanos  una  verdadera  riqueza  con 
^u  Biblioteca  y  la  Colección  de  bocetos  de  pintores   célebres, 
que  han  de  ser  reseñados  más  adelante  en  capítulo  aparte. 

Durante  largo  período  en  que  á  la  enseñanza  se  determina- 
ron en  una,ú  otra  forma  libros  de  texto  para  estudio  y  guia  de 
la  enseñanza,  los  seguidos  en  las  aulas  de  Náutica,  Industria  y 
Comercio  de  Gijón  fueron  los  siguientes  (1). 


Las  de  los  cursos  186667;  — 1867-68=)'  1868-69  por  el  Director  D.  José  Cienfucgos  Jovellanos. 

I-a  de  1869-70  por  el  Director  D.  Francisco  J.  Junquera  Plá. 

I -as  de  1870-71  y  de  18717.Í  por  el  Vio<.- Di  rector  D.  Juan .Junquera  Huergo. 

La»  de  i872-73;~i873-74;=i874  75;— 1875  ?ó;  =  y  187Ó-/7  por  el  Director  D.  Luciano  Ciar* 
na  Renducles 

Las  de  1877-78;  — 1878-79;  —  187Q  80;  -  18S0  81;— 1881-82;  -y  188a  á  18S6,  comprendiendo 
ca  e^ta  los  cursos  intermedios,  por  el  Secretario  D.  Jcsii-?  Mcnéndez  Acebal. 

La  de  18S6-87  por  el  Secretario  D.  Felipe  de  ia  Garza. 

La  de  (887-88  por  el  Secretario  D.  Canuto  Ortiz  de  Zarate. 

I.J  de  1888-89  por  el  Secretario  D  Jo-e  López  D>>nga. 

La  de  1889-90  por  el  Secretario  D   Vicente  I'olo  Pérez. 

Lt  de  1890-91;  -y  1891  9a  por  el  Secretario  D.  Enrique  Miranda. 

Las  de  1892  93;  -1893-94;  -i8o4-Q5;--i895  f>6;  "1890-97;  .—1897.98:  _  iPyS-yy;-  1^99 'V-'o;  - 
:>oooi;— y  1901-0-2  por  el  Secretario  X>.  Rafael  Lama  y  Leña. 

La*  de  los  Sres.  Rctidueles  Jove,  primera  del  Si.  Meaéndcz  Duartc  y  la  del  Sr.  Junquera 
Harreo  responden  al  espíritu  jovellanUta. 

En  la  primera  del  Sr  C¡ciifue¿o<  se  pub'ica  un  interesante  apéndice  con  el  análisis  cualita- 
tivo y  cuantitativo  de  47  aguas  potables  en  fuentes  del  concejo  de  (.Jijón  y  68  del  resto  de  As- 
tariai. 

A  continuación  de  la  segund  i  Memoria  del  Sr.  Miranda  *c  imprimió  un  Discurso  del  Vico- 
Director  D    Manuel  (Jarcia  y  M  >l¡:'.a   Mari- 11  aicrcí  de  la  Se. furnia  K.i*cuan/a. 

—Véanse:  «Discursos.  Menoría  y  I»  evj  K-_s«.ña  de  la  Velada  li:er:.ri.4iiiu>ir.tl  celebrada  cu 
bt'Y.v  de  D.  CJaspar  Melchor  dv*  J  nc!l  m  >■;  e:i  7  íL*  .\^>>to  ú>-  ic.i  c  m  notivo  de  la  erección 
«fe  su  estatua,  por  d  Instituto  de  que  es  titul.-.i,  auxiliado  de  la  bNcml.i  de  Artc>  y  Uricin-.  !).,j  > 
U  presidencia  del  JItmo.  Sr.  D.  Félix  de  Ar.tin'uiru,  l<  :cí<»r  de  la  UiiivcisiJad  de  Oviedo.  V(Ji- 
jcn.  imp  de  Torre,  1891). 

U>    Recuérdense  los  de  la  Segunda  Enseñanza,  páginas  334  y  335. 


—  370  - 

A  tit  mi  i  ka.  G<w¡  ttt  f& ,   /  >  igt  w«  m  c/t  tu    r  a ti 'línea  y  7 
!  ernández  V'a  J J  i n ,  VásqUtl 

[«don,  Verdejo,  Man  retí. 
Tt  ig&mm  ¿i*  i  a  tij  ¡  n  a ,   (  Fertiáncl  e* ,  C 

cha,   Men-dotu.. 

Ft i  /V «  i   Q«  /w/f  tf ■  K  ico  S«  n  1 1  ¡  i  a . 

Múémt*  industrien  Alafre,  Oe£tuaty<  Afilio. 

Química  i.  faj  ftrftt:  Wigocr,  Wurte. 

CrÉfígrfl/Ta   y    Bffffffitfifa  indmtrhí  y    c(wm<i(\f:     Rada    J>tL 

<!m¿tí<a  mercantil  y  Teneduría  de  iiéfvs:  Labrador,  Casiano. 
Préctit*  dt  Cenfoétfidád  y  Cwrtspmtdtuei&i  G oí! leo,  En 
Economía  petitk*  y  ntlh  Allcr,  Cartiallu.  I 

.v,í  fftiM±\ "ut:  OHcndortf,  Laverdüre. 

•  i¡.  i.  ictiJlu,  Cornelias,  Sadler. 

Dihujü  ítntal;  Vtllltiuevi  ilurdcaux* 

IHfotfo  i.- 

Déénfü  Itiifa  vgréfim  To  fi  ík>  i  M  o  ral  c  s .,  K  u  i  d  a  v  c  st  y  Ca  i  la  s  del  Pe  |  »óí  1 
gráfico, 

n/¿  ¡miustihil:  Proyectes  varios. 

Enumerando  áfibra  las  reñías  y  recursos  su* 
Ututo  Asturiano,  bien  puede  decirse  que  en  la  primera  ép< 
bieron  y  bajaron  en  relación  con   la  consideración 
la  persecución  injusta  <!<■  Jovellanoa;  y  después  d  h 
corrientes  de  Gobierno  y  administración,  que  así  compren 
seguíala  la  [dea  jovollanista  como  la  di  ban  5  dan  al 

El  primer  fondo  fundacional  fué  i\ 
año,  separados  de  la  renta  de  aguardientes  del  l 
cíal  de  Oviedo;  en  1790  se  doló  la  cátedra  de  tía  »i 

ría  coa  ¡  WOre*  adosdel  Pondo  de  lemporaltdade 

extinguida  Compañía  de  Jesús;  y  por  entono  irneni 

bien  [a  consignación  del  Instituto  con  30,000  anual* 
mitras  de  Toledo  y  Cuenca  y   el   beneficio  dr 
Murcia,  aunque  solamente  después  fué   efeelWn  la 
12  CKX^  reales  anuales  sobro   el  Obispado  de  Cuencí 
expedida  en  20  de  Octubre  de  1800  por  S.  S.  Pió  Vil    1 
del  destierro  y  prisión  de  Jovellanos  en  1801  ya  ¿e  pa( 
poca  exactitud  y  por  tercios  la  renta  del  Hospicio  do  Ov 
para  conjurar  esta  primera  crisis  económica  el  Director 


tt)     Publica  su  tfadueCÍ6fl  el  Sr.  \maa  v   | 


-  37i  — 
lier  Sr.  Valdés  Bazán  y  profesores  elevaron  sentidas  instancias 
4  regio  privado  Principe  de  la  Paz,  llamándole  al  efecto  su  pro- 
tector   y  rogándole  permitiera  colocar  su   retrato  en  el  salón 
principal  del  Establecimiento,  que  pedían  acogiera  bajo  su  am- 
paro poderoso;  vana  súplica  al  adversario  de  Jovino  porque  en- 
seguida se  suprimió  la  benéfica  renta  asturiana,  disponiéndose 
que  la  Escuela  de  Náutica  se  sostendría  con  30.000  reales  sobre 
las  mitras  mencionadas,  cuando  en  su  mayor  parte  eran  iluso- 
rias (la  toledana  se  anuló  en  1804  y  la  murciana  fué  ineficaz) 
además  de  los  quebrantos  que  sufría  la  pequeña  parte  cobra- 
ble. El  Sr.  Gil  de  Lemus,  Director  de  Marina,  protejió  los  estu- 
dios náuticos  y  se  debió  á  su  intervención  el  nuevo  auxilio  de 
medio  maravedís  primeramente   y  después  dos  maravedís  en 
cuartillo  de  aguardiente  y  licores  consumidos  en  el  Principado 
dictándose  #al  efecto  las  RR.  00.  de  29  de  Agosto  y  30  de  No- 
viembre de  1805  para  lograr  tal  arbitrio,  que  rendía  18.000 
reales  anuales  próximamente.  La  guerra  contra  Francia  mermó 
vi  impidió  estos  recursos  y,  si  para  remediarlo  con  las  RR.  00. 
de  9  de  Marzo  de  1813  y  15  de  Marzo  de  1816,  se  concedió  el 
medio  por  ciento  de  avería  en  las  aduanas  de  Asturias,  cuyo 
rendimiento  no  pasó  de  14.000  reales  por  año,  también  se  su- 
primió en  1817  la  dicha  renta  sobre  temporalidades  de  los  je- 
suítas ya  repuestos.  De  esta  suerte,  los  apuros  fueron  siempre 
grandes  y  no  se  pudieron  vencer  cuando  la  R.  O.  de  9  de  Fe- 
brero de  1840,  debida  á  gestiones  del  Visitador  Sr.  Canga  Ar- 
guelles, á  fin  de  que  el  Instituto  percibiera  de  la  Hacienda  provin- 
cial cuatro  reales  en  carga  de  avellanas,  la  Diputación  propu- 
siera otros  arbitrios  destinados  á  la  cátedra  de  Mineralogía,  y  el 
Ayuntamiento  gijonés  «los  medios  suficientes  para  el  monumento 
que  debía  levantarse  delante  del  Instituto  para  perpetuar  la  me- 
moria del  ilustre  fundador». 

Cuando  las  reformas  iniciadas  y  no  proseguidas,  creándose 
por  R.  0.  de  28  de  Abril  de  1855  la  «Escuela  especial  de  Gijón» 
se  disponía  que  la  suma  de  108.500  reales,  á  que  ascendían  los 
gastos  de  personal  y  material,  se  satisfarían  con  arbitrios  en- 
tonces vigentes  y  el  importe  de  los  derechos  de  matrícula,  cu- 
briéndose el  déficit  á  cargo  del  producto  del  impuesto  provincial 
de  veinte  maravedís  encantara  de  vino;   pero  tales  elementos 


-37*- 

eran  oscilantes  é  inseguros,  según  manifestaba  el    a 
torSr.  S  en  1847,  co&sfdera&dci la  variación 

ntO  de  loa  arbitrios  y  manifestando  también  qtie  no 
r  menor  él  presupuesto  de  gastos  calculado  dos  sita 
el  sobrante  era  asaz  pequeño,  y  menos  ron  la  partid 
al  material  de  enseñanza  y  edificio,  Al  crearse  en   i 
•  uoia  profesional»,  el  Estado  contribuía  con  3UÜ0Ü  rea 
sumará  l^s  ya  referidos  y  va  riabies  gravámenes,  y  eo  el  e 

ano  ya  lialua  déficit  superior  É  I  -la  5Uma  una  vea  de 

de  &7.81 3  reales,  que  existían  en  las  ato 

r]  presupuesto  de  1866-57.  Creada  que  fué  seguidametil 

:¡  Superior  industrial  en  1857,  ya  se  dijo  comod 
en   I  sr.i  i  por  dificultades  económicas  porque  ni  la  I  hpi 
provincial  <lr  Oviedo  ni  el  Ayuntamiento  de  GijÓn  pudtf 
(Huir  en  sus  presupuestos  la    torcera  parte  del  fe  la  E 
que  ascendía  ó  nías  de  20<  i  000 
las  enseñanzas  gijonesas  por  el  sacrificio  siempre  era 
sino  jovellanisla  se  impuso  aquel  Muni* 
desaparecidos  ó  transformados  los  arbitrios  asturianos,  b 
tacíón provincial  acordó  subvencionar  al  Ioí  le  Gl, 

(jarda  referido,  con  suma  variable;  de  3.000  j 
ejemplo,  eo  1872-78  aumentadas  a  6.800  pesetas  en  é3 
puesto  actual  áínqueel  Estado,  como  repetidan 
cho,  contribuya  con  subvención  permanente  por  no  I 
tableeido  con  su  carácter  propio  la*  enseñanzas  ofrec 
i.i  v  de  1885. 

llanta  1901,  en  que  varió  la  categoría  dellnstítu 
llanos,  los  Ingresos  académicos  fueron  muy  i 
minución  de  estudios  \  reducida  matrícula  (2)  siendo  título 
ñor  para  et  Ayuntamiento  de  Gijón  la  dispensa  de  < 

iripcidn  y  académicos,  que  en  algunas  oes  otorga 

ahílanos  pobres;  y  lia  de  manifestarse  aqui  que  lósese 
sobresalientes  gozan  allí  también  de  otra  ventaja.  En  1 
Colonia  gijoi  la  Habana,  presidida  por  Gaff 

varez,  acordó  destinar  1.000  duros  oro  para  fundar  un  | 
de  250  pesetas  anuales,  depositándose  aquella  suma  ene 


(i)    x  ir6. 

{f\    v.  i  xm. 


—  373  — 

co  de  España  en  renta  perpetua  del  cuatro  por  ciento,  denomi-  • 
nándose  «Jovellanos-Habana»  aquella  recompensa,  que  desde 
entonces  alcanza  todos  los  años  en  el  Instituto  al  alumno  más 
distinguido  por  su  aplicación,  aprovechamiento  y  conducta,  á 
«lección  de  la  Junta  de  Profesores,  entre  los  aspirantes  de  las 
secciones  de  Segunda  Enseñanza  y  Estudios  de  aplicación  y  de 
Náutica  (1). 

Y  esta  rápida  reseña  histórica  del  Instituto  no  puede  cerrar- 
le sin  algunas  interesantes  noticias  relativas  al  ediíicio  del  Real 
Instituto  Asturiano,  hoy  de  Jovellanos. 

Ya  en  1793  pensó  Jovellanos  en  que   podía  ser  insuficiente 
la  casa  que  había  ofrecido  su  hermano  el  Comendador  de  Agui- 
larejo,  benemérito  primer  Director,  y  en  1797  se  decidió  á  em- 
prender un  nuevo  edificio.  Al  efecto  obtuvo  del  Ayuntamiento 
el  solar  necesario  en  lí  de  Mayo;  por  H.  O.  de  19  de  Julio  al- 
canzó un  auxilio  de  60.000  reales  por  una  vez,  tomados  de  los 
Fondos  de  las  empresas  del  Nalón  y  minas  carboneras  de  Lan- 
^rreo,  pagaderos  á  razón  do  5.000  reales  mensuales,  y  enseguida 
se  le  otorgaron  200.000  reales  del   uno  por  ciento  de  averías; 
inició  una  suscripción  éntrelos  asturianos  patriotas  residentes 
en  España  y  América;  y  encomendó  el  proyecto  á  nuestro  ilustre 
paisano  Villanueva. 

La  colocación  déla  primera  piedra  se  verificó  con  gran  so- 
lemnidad el  12  de  Noviembre  de  1797:  el  Promotor  pronunció 
un  aplaudido  discurso,  se  cantó  un  Te  Dea m  y  hubo  espléndi- 
do refresco  en  el  Municipio,  mientras  el  pueblo  se  entretenía 
con  las  cucañas,  volatines,  corridas  de  patos,  cuadrillas,  etc., 
sin  que  faltaran  iluminaciones  y  fuegos  artificiales  por  la  no- 
che cuando  un  magnífico  baile  en  casa  de  los  señores  de  Jove- 
llanos (2).  La  continuación  de  los  trabajos  y  sus  adelantos  están 
consignados  en  varias  cartas  de  aquel  hombre  extraordinario; 
al  finalizar  el  año  de  1798  decía  á  los  Sres.  Quintana  y  Pedro- 
sa:  «En  medio  de  esto  se  trabaja  y  adelanta  en  la  nueva  casa  á 
que  deba  trasladarse  el  Instituto.  No  será  ni  demasiado  grande, 


(,i)  I«a  colonia  g¡jonC"4.i  de  la  Habana  autorizó  al  ilustre  gijon«;s  D.  Acisclo  Fernández  Va- 
llin  par.i  recibir  y  organizar  e>ta  fundación  del  premio  «Jovellano*  Habana»  y  asi  lo  hizo,  como 
consta  de  las  Memorias  del  Establecimiento,  impresas  en  1891  y  189,2. 

12)     Véase: 

—  Noticia  de  las  fiestas  de  Gijón  del  \i  y  13  de  Noviembre  de  1797  con  motivo  de  colocar 
1¿  primera  piedra  del  Instituto  en  la  Gaceta  de  Madrid  de  28  de  Noviembre  de  1797. 


—  374- 

ni  muy  magnífica,  pero  sí  un  edificio  noble  y  1  '  piar 

hecho  f  oj  el  3.  M  D.  Juan  de  VilLaonei 

aaoj  pero  por  macho  que  nos    hay 
dos  tic  esta  obra,  trino   que  tí  OOBte 

dos  con  que  contara guro  y  que  se  acercan 

realas.  Espero,  no  obstante,  que  no  faltarán  medios,  por 
nna  obra  tuyo  beneficio  se  extiende  á  toda  la  Dación  o.  A 
pío  do  179B  daba  estas  otras  noticias  ü  su  am 
Sr,  Posada:  «¡Si  viera  V.  qué  caí  ect&dá  | 

(¡lato,  £1  plan  de  Villanueva  lodo  ya  faera  de  ciroiei 
bella  sin  ser  magnífica,  con  gran  I 
(jiie  si  l ■••  ida  se  recabará  y  si  no,  no,  l  '. 

aun  fallan  por  mi  cálculo  para  bu  conclusión 
reales  y  que,  sin  embargo,  cuento  con  elti  ce  locan 

l;i-  cuestas  de  América  prometen  mucho,  muí  ho 
t8Q0  daba  cuenta  de  loe  adelantos  al  arquitecto 
ciosidad  é  loten  imprende  ser  solí 

a  aquella  prodigiosa  inteligencia  lanío 

istancia.  I  liabío  alean/ 

subvención  del  Nalón  y,  si  bien  dudaba  del  apo; 
terminar  la  obra,  confiaba  al  mismo  tiempo*  en  la  genen 
de  sos  paisanos  como  ib  cía  es<  •  al  Sr  <  i 

sada:  iCm  todOj  pudiera  n  una  cuesta  qui 

América  con  la  ^Noticia  del  instituto»,  que  acaso  podrlam 

irla  en  nuestros  días,  Lo*  ¡meros  paisj 

i  jJmnKt,  tu is  mandaron  10.000  rc¡  por  qué  no  i 

con  la  beneficencia  pública?  la  encuentran  los  frailea 
tenerse,  ¿y  no  la  bailara   un  Establecimiento  d< 
Asi  esperaba  D,  (laspur,  ú  cuya   autorizada  voz  y  nol 
sitos  respondían  los  liijus  de  Asturia 
partes.  Fueron  en  América  entusiastas  e 
ta  D<  Jttau  de  Cabo  y  D.  Santiago  González  AraDgo,  en  la 
na;  D  Francisco  A.  Quintana  y  D.Juan  N*  Pedresa,  en 

I)  José  Soarez  y  D.  Francisco  Valdepares, en  Bo' 
el  favorecedor  de  l¿\  aronel  de  ejército  en  Lima 

del  Real  Tribunal  de  Minería  D*  José  Robledo  y  Colun 
Perú;  1)  Pedro  de  Alonso  Día?;,  administrador  general  d 
zuda,  primer  marqués  de  Santa  Cruz  de  Inguan/* 


—  375  - 
lábrales,  gran  patriota  que  donó  también  al  Rey  Carlos  III  un 
navio  de  guerra  completo  y  equipado,  desde  México;  y  otros  bue- 
nos asturianos  en  diferentes  puntos,  enviando  sumas  de  conside- 
rae\óu    los     dos   últimos    opulentos   paisanos.    Buscaba  Jove- 
llanos  el   concurso  de  todos  escribiendo  á  las  personas  de  po- 
sición  y    en  elevados  cargos  para  que  le  ayudasen  en  'aquella 
empresa  de  bien  público.  Entre  éstos  figuró  el  Cardenal  Loren- 
zo, que  no  resultó  se  mostrara  propicio,  y  también  el  Obispo  de 
Lvi£0,  D.    Felipe  Pelaez  Caunedo,  que  hubo  de  responder  con 
desabrida  carta  de  fútiles  escusas  y  consejos,  no  merecidos 
por  el  gijonés  dechado  de  virtud  y  sabiduría;  pero  éste  se  apre- 
suró á  dar  severa  lección  al  prelado  asturiano  en  la  sabida  varo- 
na epístola,  enérgica  y  nutrida  de  profundas  advertencias  para 
que  cotra  vez  no  fuese  ingrato  con  su  patria  y  desconocido  con 
los  amigos,  ni  cayese  en  tentación  de  ser  desatento  con  quien 
podía  tachárselo  tan  franca  y  justamente  como  Jovellanos».  Al 
arquitecto  Villanueva,  influyente  en  la  corte,  á  los  ministros 
Cornel  y  Lángara  acudió  igualmente  D.  Gaspar  para  sostener 
la  subvención  del  gobierno  (1)  y  evitar  se  suspendiesen  las  obras 
fcu  el  ansiado  edificio,  lo  que  fué  un  hecho  poco  después  de  su 
destierro  y  cautiverio  en  Bellver  de  Mallorca. 

No  lo  fué  enseguida  por  la  protección  del  Sr.  Gil  de  Lemus, 
disponiendo  el  pago  de  dos  anualidades  atrasadas  de  la  canali- 
zación del  Nalón,  reanudándose  los  trabajos  hasta  la  altura  del 
primer  piso  en  cuya  forma  no  avanzó  más,  comenzó  á  cubrirse, 
y  en  1807  se  trasladaron  las  enseñanzas  á  la  incompleta  casa 
de  Villanueva,  pues  su  proyecto,  grande  y  sencillo,  nunca  se  lle- 
vó á  efecto.  Importaron  las  obras  615.892  reales,  y  se  cumplieron 
los  augurios  del  Promotor  en  1797:  «Se   ejecutará  la  primera 
parte  y  quedará  la  segunda  para  la  posteridad».  Llegó  ésta  en 
1885  siendo  Director  del  Instituto  el  Sr.  García  Rendueles  (2) 
que,  secundado  por  el  diputado  á  cortes  Sr.  Conde  de  Revillagi- 
jedo,  lo  solicitó  del  Ministro  de  Fomento  D.   Alejandro  Pidal  y 
Món  mostrándose  este  bien  dispuesto  á  la  terminación  del  edi- 


(i)  A  las  p?rsonas  indicadas  en  el  texto,  dirijió  Jovellanos  muy  notables  carta?,  que  pue- 
den verse  en  la  colección  de  sus  obras  ilustradas  por  Nocedal,  tomo  L  de  la  «Biblioteca  de  Auto* 
re*  «pañoles»  de  Rivadencyra. 

(a)  Siendo  Director  L).  Luciano  García  Rendueles  realizó  importante  suscripción  gijonesa 
para  recomponer  la  antigua  torre  del  Instituto  y  colocar  en  ella  un  reloj. 

25 


-37*5  — 
fieio,  bajo  nuevos  planos  á  cargo  del  arquitecto  Sr,  Maree 
zá,  encomendando  también  á  D.  Andrés  Pidal  la  visita  d< 
blecimienlo  para  informar  sobre  las  enseñanzas  allí  esl 
das  y  necesidad  de  nuevos  estudios  en  relación  con  las 
ses  locales  y  provinciales.  Una  vez  más  nada  se  hizo  sobi 
pero  sí  fué  ampliado  el  edificio,  modificado  en  su  traza  \ 
va  j\  por  fin,  en  1888  se  adjudicaron  las  obras  a  D,  Cali: 
vargonzáiez,  que  las  terminó  en  1892  importando  I 
setas.  Pudo  y  debió  ser  oirá  la  terminación  del  Instituto. 

El  edificio,  de  gran  solidez  y  severidad,  ocupa  un  per 
de  2,116  metros  cuadrados  conteniendo  pfanla  baja,  prini 
segunda,  esta  última,  como  las  construcciones  del  jardín, 
nadas  á  la  Escuela  de  Artes  y  Oficios,  según  Se  dirá  en 
pitulo  siguiente,  Los  departamentos  "de  la  planta  baja  está 
tinados  á  salón  de  estadio,  Escuela  primaria  de  Sania  D* 
cátedras  de  Comercio,  Física,  Mecánica,  Laboratorio  de  i 
cu,  fjimnasio,  salón  de  actos  solemnes  il)  etc.;  v  en  i 
principal  están  las  cátedras  de  Matemáticas,  Geografía,  I 
Latín  y  Castellano,  Historia  Natural  con  su  Gabinete,  C 
grafía,  Depósito  bidrográfico,  la  Biblioteca,  sala  de  Boceto 
de  Profesores,  Dirección,  Secretaría,  etc.  En  la  salida  á  la  1 
se  construyó  pobre  y  reducida  capilla,  que  do  llegó  á  habí 
para  el  culto,  ni  resulta  propia  para  descanso  de  las  ve: 
dfl9  cenizas  del  eximio  Promotor,  que  siguen  en  la  pan- 
de San  Pedro.  E!  quería  dormir  el  sueno  eterno 
cuela   que  fué  la  aspiración  constante  de   su   trabajada 

como  disponía  en  su  testamento  de  1705:   <• y  56  me 

«en  aquel  sitio,  contiguo  al  Instituto,  después  de  bendito 
tfcado.  Estará  descansando  mi  corazón  cerca  de  la  substit 
í  que  le  ocupa,  y  los  frutos  de  la  enseüanza  serán  mi  me, 
ifragio*. 

Tal  es  la  breve  historia  del  antiguo   Real  Instituto  asti 
en  que  se  desveló  el  gran  Jpvino,  Le  tocaron  tiempos  acci 


1 1 1     Km  Bft<  ü*  p»rt»1HCf*m  >e  hallan  colocado*  io>  icLrato*  al  óleo  del  Re 
cípc  de  Afltttrift]    1>.  Fernanda,    Hjytfo  O.  Frey  Antonio  Val 
ro»  D,  Felipe  C;iitg4  Arguelles  y  U-  Jo*¿  C.ived;».  üencrni    S.m  Miguel,    el 
íwoa  Di  JwiH  Miguel  Indán  Valdé*.  el   Conde  tic  Toreno,  D.  EaUtitiIno  fm 
tijidnr  dé  Gijtin.—  En  k  nía  de  Profesora*  hay  otrtrt  retraíala  üpái    y  t   I 
rr^  I  irisindei  V«llir*,  Cunde  de  ReviÜagijedü,  Director  IX  Miguel  Mcuévdea   Uñarle  y 
rectora  D.  Alonso  Fernández  Vallin  y  D*  Juan  Junquera  Huergo* 


—  377  — 

dos  y  en  la  revuelta  pública  se  torció  después  el  espíritu  funda- 
cional con  insistencia  desconsoladora.  Siguiendo  la  «mente»  del 
Promotor  (1),  en  Asturias  toda  y  más  allá  de  Asturias  otro  fuera 
el  foco  potente  y  siempre  brillante,  que  alumbrara  nuestro  pro- 
greso material  y  otra  también  la  dirección  mejor  encauzada  de 
la  moderna  educación  pública.  Fué  el  primer  Instituto,  norte  de 
un  rumbo  no  seguido. 

En  las  contadas  épocas  que,  con  mas  ó  menos  vigor,  guió 
la  rclí»  jcHP^llanista,  las  ventajas  que  proporcionó  al  país  son 
bien   conocidas.   La  Escuela  de  Náutica  ha  facilitado  carrera  á 
gran  número  de  alumnos,  que  han  debido  á  la  profesión  de  Pilo- 
to so  bienestar;  ella  ha  estimulado  á  los  dueños  de  capitales  pa- 
ralizados,  convirtiéndolos  en  armadores;  ella  ha  contribuido  al 
aumento  de  buques  en  nuestras  costas  y  á  que  se  estableciesen 
relaciones    directas  con   América  y  las  Antillas.   El  comercio 
floreció,  como  consecuencia  de  estos  adelantos,  con  personal  in- 
teligente  de  peritos  mercantiles,  industriales  y  químicos;  las 
artes  y  oficios  recibieron  muy  útil  amplitud,  pues  siendo  acce- 
sible la  matrícula  á  todas  las  clases,  fué  general  la  asistencia  al 
Instituto;  y  como  el  estudio  délas  Matemáticas  y  del  Dibujo  sir- 
ven de  auxiliares  tan  poderosos  á  todo  trabajo,  la  perfección  se 
echa  de  ver  en  las  obras  de  Gijón,  desde  el  mas  humilde  arte- 
facto hasta  la  construcción  de  los  edificios. 

Ya  lo  decía  en  1838  la  Real  Sociedad  Económica  de  Ami- 
gos del  País  de  Gijón:  «Los  niños  que  salen  de  esta  Escuela, 
(Santa  Doradía)  bien  instruidos  en  la  lectura  y  escritura  y  en  las 
primeras  reglas  del  arte  de  contar,  toman  afecto  al  Estableci- 
miento y  pasan  la  mayor  parte,  sin  salir  de  él,  al  estudio  de  las 
Matemáticas  y  demás  cosas  que  aquí  se  enseñan.  De  lo  que  re- 
sulta, que  muchos  artesanos  del  pueblo  llevan  á  los  talleres  bue- 
nas ideas  de  Geometría  y  Dibujo,  tan  útiles  para  la  perfección 


íi>  Aún  incluyendo  al  erudito  Ccan  Bcrmudez,  amigo  íntimo  y  conocido  biógrafo  de  Jove- 
llanos,  bien  puede  afirmarse  que  el  escritor  más  saturado  de  las  ideas  y  significación  del  gran 
jijones  es  D.Julio  Sotnoza  y  García  Sala,  autor  de  celebradas  obras  jovellanistas:  —  «Catálogo 
de  manuscrito*  é  impreíos  notables  del  Instituto».  'Oviedo,  1883);— «Cosiquines  de  la  mió  Quin- 
tana»... (Oviedo,  1884);  ■  Jovellanos;  nuevos  datos  para  su  biografía».  (Madrid,  X8S5  ;  «Las 
amarguras  de  Jovellanos»  (Gijón,  1889»;— «Escritos  inéditos  de  Jovellanos».  {Barcelona,  1891); 
# —«Inventario  de  un  jovellanista»;  (premiado  por  la  Biblioteca  Nacional  é  impreso. á  expensas 
Ac\  Estado: — (Madrid,  1901).  — V  otros  varios  trabajos  sueltos  publicados  en  la  prensa  de  Gijón  y 
Oviedo.  Prepara  también  el  Sr.  Somoza,  ayudado  por  entusiastas  gijoneses,  la  publicación  de 
las  Oirás  de  Jovellanos,  que  excederá  seguramente  á  la  «edicción  asturiana  y  verdaderamente 
completa»,  que  me  atreví  á  proponer  en  1891,  con  el  cumplimiento  de  la  Ley  de  1865,  para  reali- 
zar mejor  el  debido  monumento  á  Jovellanos. 


-378- 

de  las  artes  mecánicas.  A  pesar  de  la  poca  protección  qu 
el  Instituto  después  de  su  fundación,  y  de  las  crueles  vícis 
que  le  hicieron  sufrir  la  ignorancia  y  la  envidia,  salieron 
seno  jóvenes  brillantes,  que  han  hecho  honor  á  la  provine 
la  nación;  se  han  formado  en  él  muchos  pilotos  hábiles,  c 
dos  y  buscados  en  toda  !a  costa  de  la  península,  y  algum 
sido  colocados  en  varias  cátedras  del  Reino,  hallándose  oti 
dicados  á  la  enseñanza  privada  de  tas  Matemáticas,  Nát 
Dibujo,  que  son  recibidos  con  aceptación  en  todas  partes 
circunstancia  de  haber  estudiado  en  este  Establecimii 
«Después  de  la  fundación  del  Instituto  se  perfeccionaron 
blemente  en  la  provincia  la  navegación  y  la  construcción  i 
la  carpintería  y  la  arquitectura  civil,  por  influjo  de  la  GeoT 
y  del  Dibujo,  á  que  se  dedican  muchos  artesanos.  ¡Cuál  bi 
sido  el  progreso  de  las  artes,  si  el  Instituto,  bien  dotado,  !n 
proporcionado  también  el  estudio  de  las  Ciencias  Físicas!  ¡' 
tos  jóvenes  instruidos  se  habrían  esparcido  por  España  i 
diendo  los  conocimientos  industriales,  que  tanta  falla  n< 
cen!» 

En  los  gloriosos  anales  del  Instituto  de  Jovellanos  hay 
bres  ilustres  de  distinguidos  alumnos:  de  D.Juan  Arce  I 
matemático  y  arabista;  D.  Timoteo  Alvares  Veriña,  Inspectc 
neral  de  Minas;  D.  Juan  Miguel  de  Inclán,  académico  di 
Fernando  y  Director  de  su  Escuela;  D.  Evaristo  Fernánde: 
Miguel,  académico,  historiador,  ministro,  capitán  general 
Francisco  Caveda  y  Nava,  Director  general  de  Agricultor 
dustria  y  Comercio;  los  Generales  Alvargonzález,  Sala  y  Ci 
tes;  D.  Acisclo  Fernández  Vallin,  docto  catedrático,  acade 
escritor,  Consejero  de  1.  P,  y  uno  de  los  favorecedores  mas 
lantesdel  Instituto;  los  Cifuenlcs,  Zarracina,  Pola,  Truha] 
rios  Directores  y  Maestros  beneméritos  de  la  Casa  ele. 

¿Y  dónde  y  cuando  surgirá  en  Asturias  el  verdadero  i 
nuador  de  Jovellanos  en  dirección  de  la  Enseñanza  y  en  e 
puje  de  ansiada  regeneración?.,,. 

Honremos,  pues,  al  Instituto  de  Gijón,  porque  así  se  hoi 
se  venera  al  inmortal  Jovellanos,  que  en  el  solemne  aclo 
apertura,  exclamaba  conmovido:  *Y  si  en  el  entusiasmo  d 
conocimiento  algún  tierno  recuerdo  despertase  la  memor 


-379- 

B  débiles  esfuerzos  de  mi  celo,  de  este  celo  de  vuestro  bien, 
tue  ahora  me  consume,  entonces  mis  yertas  cenizas,  que  no  re- 
posarán lejos  de  vosotros,  recibiendo  el  único  premio  que  pue- 
de anhelar  mí  corazón,  os  predicaran  todavía  desde  el  sepulcro 
que  estudiéis  continuamente  la  naturaleza,  que  solo  busquéis 
en  ella  las  verdades  útiles  y  que  consagréis  toda  vuestra  aplica- 
•  ióo,  toda  vuestra  sabiduría,  todo  vuestro  celo,  al  bien  de  la  pá- 
Iria  y  al  consuelo  del  género  humano». 


-38i~ 


CAPÍTULO  III 


Escuelas    especiales  (conclusión).— Real  Escuela  de  Dibujo  de  Oviedo. -Don 
Juan    N.     Cónsul.— Desenvolvimiento  de  los  estudios  de  Dibujo  hasta  la  or- 
ganización de    1849.— Escuela   provincial   de  Bellas  Artes  de  Oviedo;  su 
ampliación  desde    1881.— Escuela  de  Artes  é  Industrias;  organización,  pro- 
vectos    y  presupuestos.— Consideraciones  sobre  estas  enserian  zas.— Escuela 
de  *  Artes     y    Oficios   de    Gijón;   desarrollo   y   estudios.  —  Transformación 
en    Escuela  superior;  estado  actual.— Escuela  de   Comercio   de   Gijón;  su 
moderno  establecimiento  y  reforma.— Escuela   de   Veterinaria  de  León.— 
Noticias   generales   de   esta  Enseñanza. — Su   establecimiento  en  el  distrito 
universitario  de  Oviedo.— Organización  de  la  Escuela;  medios  materiales  de 
enseñanza;   textos;  matrícula;  presupuesto.— Importancia  y  reforma  de  la  ca- 
rrera. 


En  capítulos  anteriores  (1)  se  hizo  referencia  al  estableci- 
miento de  la  Escuela  de  Dibujo  en  Oviedo,  después  ampliada 
como  Escuela  elemental  de  Bellas  Artes,  base  de  la  actual  ove- 
tense de  Artes  é  Industrias. 

La  Junta  general  del  Principado  trató  en  1775  de  establecer 
en  esta  Capital  una  Academia  de  Dibujo  y  nada  pudo  ultimar 
entonces.  La  proyectó  nuevamente  en  1780  pensando  destinar  á  ; 
tal  objeto  los  recursos  destinados  á  una  cátedra  de  Historia  en 
\a  Universidad,  consultando  el  caso,  como  siempre,  con  el  Con- 
de de  Campomanes;  y,  no  lográndose  la  transferencia  de  aque- 
llos fondos,  se  dio  encargo  al  Agente  en  Madrid  y  enseguida 
comisión  especial  al  Sr.  Conde  de  Peñalva.  Interesaba  á  la  Junta 
General  en  aquel  pensamiento  la  Sociedad  Económica  y,  á  su 
vez,  animaba  á  los  Amigos  del  País  el  benemérito  D.  Juan  Ne- 
pomuceno  Cónsul  y  Requejo,  persona  de  notorias  prendas  por 
educación  é  ilustración  esmeradas,  que  fueron  características 
en  su  familia. 


(i)    Véanse  páginas  96,  1x9  y  301. 


—  3»*  — 

Entestado  origen  francés,  del   delfinado  en  I 
Italianas,  que  vino  i  España  cuando  Felipe  \  »lecii 

los  Cónsul  en  Asturias,  acreditando  en  esta  Ciu 
de  nobleza  para  ser  incluido  en  el  patrón  de  !>■ 
reñido  pleito  con  nuestra  Justicia  y  Regimiento,  Los 
fundaron  mayorazgo  é  hicieron  aquí  aventajados 
curando  educar  á  los  hijos  varones  en  Francia  para  ruejo 
jir  industrias  y  cultivos  cun  que  eontribuyeron  al  : 
vincial.  , 

Vi/níeto  del  Cónsul  primero  avecindado  entro  noaotro 
D.  Juan  Nepomuceno  Cónsul  y  Requcjo,  natural  de  Ovio 
1717,  que  pasó  su  juventud  en  la  nación  originaria,  ad 
conocimientos  y  práctica  en  Ciencias,  Industrias  y  Bell 
con  las  que  pudo  ayudar  al  renacimí 
tercio  del  siglo  xvnt.  Era  Regidor  perpetuo  v  en  1705  fué 
noble  de  la  Ciudad;  a  su  casa  concurrían  los  asturianos  vb& 

torios  á  quienes  auxiliaba  g nsiruc  ra  trat 

agrícolas  é  industriales,  facilitando  á  tod 
francesas,  aquí  tan  de 

cío  falleció  en  1807  sucediéndole  su  hijo  el  oapttá 
D,  Juan  Cónsul  Villar,  nao  de  los  héroes  del  dos  de  Mayo  en 
drid  al  lado  de  Daoh  y  Velarle.  En  la  1  Económica 

D+  Juan  Nepomuceuo  comisión  importante  en  relm 
Junta  de  Comercio  y  minas  del  Reino;  fue  distinguido 
tad  cordial  por  Carapomanes  y  joveiiai  eultívab; 

esmero  dibujo  y  pintura,  se  animó  tambii  i  tribuir  er 

aier  término  para  establecer  la  deseada  Vademia  de  Di 
En  1788  expuso  &  la  Sociedad  Económica:  que  con  mirar 
lo  a!  bien  de  su  patria  v  sin  propone!  de  tal 

que  la  dulce  satisfacción  de  comunicarlas  luces  qu 
dibujo,  se  hallaba  decidido  á  dirijir  esta  enseñanza 
proporcionarle  pieza  suficiente,  v;  utensilios 

colocarlos  diseños».  Bien  acogida  pro  m  tan  gei 

nombró  una  comisión  para  solicitar  del  Recio í   ó 
aula  ó  local  en  la  Universidad;  pero  no  fueron  m 
que  se  obtuvo  en  el  Colegio  de  los  1T\  Jesuítas  expol 
material  más  preciso,  gracias  al  inolvidabl  P    i 

liaGonzález  Pisador,  ñ  quien  debe  la  provincia  muchos  y 


-  3»3  - 

eminentes  servicios.  La  Sociedad  patriótica  designó  ni  mismo 
Sr.  Cónsul  Requejo,  álos  Sres.  D.  Juan  Antonio  Berbeo,  D.  Fran- 
cisco García  Soh's  y  al  secretario  Conde  de  Peñalva  para  re- 
dactar los  estatutos  de  régimen  y  gobierno  de  la  nueva  Acade- 
mia él  la  que  entonces  prestaron  también  ayuda  y  protección  el 
Obispo  auxiliar  Llano  Ponte,  los  Condes  de  Campomanes  y  de 
Toreno  y  D.  Andrés  G.  Posada. 

Fué   el  Sr.  Cónsul  nombrado  primer  Director  y  Maestro,  co- 
misionándole para  encargar  á  París  los  modelos  necesarios  por 
valor  de  doscientas  cincuenta  libras  tornesas  y  para  procurarse 
otros  aprovechando  la  estancia  de  un  italiano  en  Oviedo.  No  es 
tá.cil  describir  con  cuanto  celo  D.  Juan  Nepomuceno  Cónsul  so 
dedicó  á  enseñar  el  dibujo  á  160  alumnos,  alentando  á  los  pri- 
iweros  discípulos  con  premios  trimestrales  en  metálico  por  los 
fondos  de  la  Sociedad  Económica,  siempre  generosa  para  el  fo- 
mento de  estas  aulas  artísticas.  Así  se  tocaron  los  más  excelen- 
tes resultados  en  los  siete  primeros  cursos,  coincidiendo  con  las 
análogas  aulas  y  trabajos  dispuestos   en  el  Real  Instituto  Astu- 
riano por  Jovellanos.  Ya  por  entonces  pudo  estudiar,  como  pen- 
sionado en  la  Real  Academia  de  San  Fernando,  el  aventajado 
discípulo  D.  José  Alonso  del  Rivero,  aunque  fué  modestamente  y 
por  medio  de  una  suscripción  en  que  figuraban  el  Conde  de  Cam- 
.    pomanes,  el  Obispo  Pisador,  el  Regente  de  la  Audiencia,  el  mis- 
mo Director  de  esta  Escuela  y  otros  individuos  de  la  dicha  Eco- 
nómica. Esta  recompensó  á  Cónsul  con  el  título  de  Socio  de  mé- 
rito en   1786,    poniendo  además  á  sus  órdenes  en  calidad  de 
Conserje  á  don  Bernardo  Soto,   sujeto  muy  apreciado  en   esta 
capital  y  bien  conocido  por  su  gusto  en  las  artes  decorativas. 

Decayó  el  Establecimiento  en  1792  por  falta  de  recursos,  te- 
niendo entonces  lánguida  vida  con  40  alumnos  de  matrícula,  no 
obstante  los  esfuerzos  de  su  Director.  Mas,  por  R.  O.  de  2  de 
Mayo  de  1800,  el  Gobierno  contribuyó  á  su  consolidación  con- 
cediendo en  seguida  12.500  reales  anuales  del  fondo  de  averías, 
y  con  esta  dotación  vivió  algunos  años  en  el  local  del  suprimido 
Colegio  de  San  Matías,  donde  ahora  se  encuentra,  en  la  calle  del 
Rosal.  Carlos  IV  aprobó  en  27  de  Junio  del  año  mencionado  el 
«Reglamento  de  la  Escuela»,  siendo  de  advertir  que  el  Ministro 
Sr.  Soler  pidió  reservadamente  al  Sr.  Cónsul  Requejo  un  infor- 


-  384- 

me  especia)  sobre  dichos  Estatutos,  desde  aqui  remitidos; 
alendóle  del  Promotor  en  la  parle  técnica,  de  que  se  Jmbía  I 
caso  omiso  por  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del    Par 
lo  que  la  Superioridad  dio  á  nuestro  artista  expn 
en  Real  orden. 

En  atención  á  los  referidos  antecedentes  desde  1785,  se 
así  en  el  artículo  primero  de  aquel  Reglamento:  *La  Real  £ 
dad  Económica  de  Amigos  del  País  tendrá  la  supcrintenrii 
de  la  Escuela,  dejando  al  Director  de  ella  D,  Juan  .V 
no  Cónsul,  las  facultades  que  le  ha  conferido  el  Bey  por 
orden  de  i  de  Mayo  de  este  año,  para  que  disponga  con  ari 
(i  los  fondos  lo  que  tenga  por  conducente,  así  en  la  disíribii 
del  edificio  y  obras  precisas  en  61  como  en  proporcionar 
utensilios  necesarios  al  servicio  de  la  Escuela  y  e 
método  y  forma  de  la  enseñanza*.  V  se  lee  en  el  segundo: 
rector  es  en  el  .día  D.  Juan  Nepomueeno  Cónsul  por  una 
cía  particular,  que  se  ha  servido  concederle  el  Rey  en  aten 
á  sus  servicios,  inteligencia  y  al  desinterés,  que  ha  manift 
do  en  el  primer  establecimiento  de  esta  E&cucla,  quedando 
voluntad  de  S,  M.  el  dispensar  esta  confianza  á  quien  fuere 
su  Real  agrado,  en  falla  del  referido  E)  Juan  Nepomuc 
Cónsul,  (i). 

Por  público  concurso  en  toda  España  se  nombro  cnloi 
Maestro  á  D,  Francisco  Alcántara  Torrejón,  de  Jaén,  y  luvolt 
la  solemne  apertura  de  la  enseñanza,  en  esta  segunda  épQCl 
i  do  Noviembre  de  1802  con  discursos  del  Vice-Direelor  d 
Sociedad  D,  Francisco  de  Paula  García  del  Busto  y  de  D,  Mal 
Mana  Flúress,  socio  honorario  y  de  mérito. 

El  Sr.  Cónsul  siguió  desempeñando  con  el  mayor  entus 
rao  su  cargo  directivo,  y  el  profesional  en  muchas  ocasiones. 
Sociedad  aumentó  el  presupuesto  y  la  Escuela  de  Dibujo  II 
al  mas  brillante  estado  en  1805  ¡  1807  aniptiándose  lásense! 
mascón  nociones  de  Paisaje,  Pintura,  Escultura  y  Arquitecto 
Continuó  además  la  rigurosa  repartición  de  premios  mensu; 
de  diez,  veinte  y  treinta  reales á  los  alumnos  sobresalientes,  t 


( ti     VéÉM  el  folíelo: 

•RtfUment*  mandado  observar  en  la  Real  Escuela  de  Dibujo  de  la  Ciudad  d 
Ul'kckla  y   dotada  JWT  S,  M.  cl  Sr.    IX  Catlo*  IV  toue  Dioi  guarde)   cd   solicitud  di    la 
Sodcdj  i  <Je  Amigo?  del  Pftb.—  Año  Je  ML>i .'■ 


—  385  — 

cediéndose  también  anuaTnreifte  *te«M 
de  trescientos,  quinientos  y  setecientos  reales  én .  libros,  estu- 
ches de  matemáticas,  y  estampas  de  profesores  célebres.  En  1805 
había  sufrido  molesta  crisis  la  Escuela  de  Dibujo  por  diferencias 
entre  el  Director  Sr.  Cónsul  y  el  Maestro  Sr.  Alcántara,  á  causa 
de  imponerse  á  éste  la  formación  de  estampas  de  Principios,  no 
apreciadas  por  aquél  como  su  autor  deseaba;  y  porque  además 
el  jefe    prefería  las  de  París,  aunque — justo  es  decirlo—  ,sin 
desconocer  nunca  las  buenas  dotes  del   profesor  andaluz.  Así 
las  cosas, el  Sr.  Cónsul  presentó  la  dimisión   de  su. cargo,  ente- 
rándose la  Sociedad  Económica  en  junta  extraordinaria  y  remi- 
tiendo los  antecedentes  al  Gobierno.  Bien  pronto  se  comunicó  al 
Director  de  la  Económica  la  R.  Ó.  de  17  de  Mayo  recordando 
\os  muchos  servicios  de  D.  Juan  Nepomuceno  en  la  primera  fun- 
dación de  la  Escuela,  su  desinterés  y  especial  inteligencia  en  la 
enseñanza,   circunstancias  que  el  Rey  había  considerado  para 
concederle  la  dirección:  y  por  ello,   convencido  el  Monarca  de 
que  los  progresos  de  la  Escuela  de  Dibujo  de  Oviedo  dependían 
del  celo  y  patriotismo  de  D.Juan  Nepomuceno  Cónsul  aera  su 
Real  voluntad  se  le  hiciese  presente  que  sería  de  su  agrado  con- 
tinuase en  el  cargo  de  Director  con  la  asistencia,  que  le  permi- 
tiesen sus  ocupaciones».  Ante  el  soberano  mandato    continuó 
el  Sr.  Cónsul  Requejo  en  el  honorífico  y  gratuito  destino,  que  le 
fué  confirmado  por  otra  R.  O.  de  17  de  Julio  de  1805,  y  en  la  so- 
lución honrosa  para  todos  de  este  conflicto  no  tuvieron  la  menor 
parte  el  celoso  Ministro  Soler  y  los  asturianos  D.  Felipe  y  don 
José  Canga  Arguelles,  que  siempre  mostraron  gran  interés  por 
la  fundación  y  vida  de  la  Escuela  de  Dibujo.  Continuó  desde  en- 
tonces inalterable  la  amistad  del  Director  con  el  excelente  Maes- 
tro Sr.  Alcántara,  á  quien  se  debe  un  notable  retrato  del  Pro- 
motor de  este  Establecimiento,  que  la  Sociedad  Económica  ha- 
bía acordado  colocar  en  su  Sala  de  sesiones,  de  donde  fué  qui- 
tado, y  que  de  nuevo  se  puso  allí  por  Real  mandato  (1).  Bien 


(i)  «Noticioso  S.  M.  de  que  se  ha  sacado  de  la  Escuela  el  retrato  de  D.Juan  Cónsul  ha  ve- 
nido en  mandar  se  prevenga  á  la  Sociedad  que  en  semejantes  Establecimientos  corresponde  co- 
locar al  frente  del  de  los  Reyes  y  en  parage  inferior  el  de  los  individuos  que  se  distingan  en 
(Beneficio  de  la  Corona  y  del  público;  siendo  por  estas  consideraciones  digno  de  semejante  dis- 
tinción Cónsul,  cuyo  retrato  se  colocará  en  el  modo  insinuado. — De  Real  orden,  etc.— Aran- 
«juez  31  de  Marzo  de  1804. — Soler». 

El  retrato  que  hoy  posee  la  Escuela  es  una  copia  excelente  del  antiguo  Profesor  y  Director 
D.  Vicente  Arviol. 


había  merecido  el  entendido  iniciador  semejante  dístinciúi 
su  amor  á  la  enseñanza  y  dirección  suprema  de  estas  aula 
rante  los  doce  primeros  años;  por  las  reformas  propuestas 
Sociedad  Económica»  que  se  ajustaba  siempre  á  su  dietíui 
premiaba  á  los  alumnos  que  proponía;  y  por  sus  servicios  c 
das  clases,  pues  en  diferentes  ocasiones  adelantó  fondos  y 
naje  (1). 

Los  acontecimientos  de  1808  detuvieron  los  progresos  < 
enseñanza  artística,  y  la  Sociedad  Económica  no  pudo  evií. 
suspensión  de  tal  enseña nza  cuando  también  se  vio  privar! 
los  arbitrios  indicados.  Terminada  la  gloriosa  guerra,  nu 
dificultades  con  la  persecución  de  distinguidos  socios  ímp 
ron  la  reapertura  de  la  Escuela  basta  1820,  gracias  entone* 
celo  y  desprendimiento  de  personas  ilustradas;  pero  de  ni 
volvió  á  ser  cerrada  cuando  la  reacción  de  1823,  y  así  con  ti 
hasta  1832  en  que  se  reanudaron  tan  útiles  enseñanzas  0 
niéndose  regia  disposición  para  que  la  Sociedad  Económica 
mára  sobre  sí  el  gobierno  del  Establecimiento  con  las  atribu 
nes  del  Sr.  Cónsul.  Lns  ejerció  en  no  pocos  anos  por  acue 
de  la  corporación  el  Dr.  D.  Alonso  Canalla  y  Gutiérrez,  que 
chó  con  muchos  obstáculos  y  sostuvo  las  aulas  en  medio 
difíciles  crisis  por  el  escaso  y  poco  puntual  rendimiento  de 
arbitrios  sobre  aguardiente  y  sal,  que  habían  reemplazado  á 
antiguos  sobre  averias;  por  la  división  y  retraimiento  de  so< 
cuando  la  guerra  civil  y  luchas  políticas;  y  por  la  preferem 
muy  discutida,  á  otras  atenciones  de  la  Sociedad;  que  todo  c 
y  más  estorbó  el  desarrollo  de  la  Escuela  hasta  1839*  Enton 
se  acometieron  importantes  mejoras  adquiriéndose  buenas 
lecciones  de  dibujos,  organizando  formalmente  la  clase  de! 
délo  antiguo,  adquiriendo  otra  colección  de  estatuas,  cabe; 
bajorelieves,  capiteles,  repisas,  adornos  y  estreñios  en  difereí 
pedidos  á  la  Reíd  Academia  de  Nobles  Artes  de  San  Femar 
y  la  Sociedad  Económica  asturiana  (principalmente  los  mi 
bros  de  su  Junta  directiva  D.  Ramón  Alvares  Valdés,  D>  J 
de  Posada  Herrera,  D.  Benito  Canella  Meana,  D.  Manuel  de  I 


(i)     Véase  mi  follct 

•Noticias  biografían  de  P.  Ju.xn  JV«  tamul  y  F!tpt?j#,  promotor  y  primer  Director  ■ 
Escuela  de  Dibujo--.  (Ov¡rdur  fmp,  del  Hospicio  provincia],  xMút  que  escribí  por  encarga 
Academia  de  Bellas  Artes  de  San  Salvador» 


-387- 

do  y  Tovía,  D.  José  González  Alegre,  D.  Matías  J.  Cónsul  etc.), 
dio  nueva  y  definitiva  vida  á  la  Escuela  de  Dibujo. 

Entonces  se  publicó  el  R.  D.  de  31  de  Octubre  de  1849,  que 
dio  organización  uniforme  á  los  Establecimientos  artísticos,  y 
dispuso  la  creación  en  esta  capital  de  una  Academia  de  segunda 
clase  de  Bellas  Artes,  que  lleva  el  nombre  de  San  Salvador.  La 
Escuela  de  Dibujo  pasó  en  1854  á  la  dependencia  académica  no 
sin  resistencia  por  parte  da  la  Sociedad  Económica  encariñada 
con  "la    institución  por  ella  creada  en  el  siglo  xvm  con  su  lo- 
cal, y  los  fondos  que,  sobre  arbitrios  provinciales,  sostenían  tan 
provechosa   fundación.    Insuficientes    los   recursos    arbitrados 
para    hacer  frente  á  las  nuevas  atenciones,  pronto  conoció  la 
Academia  el  poderoso  obstáculo  que  había  de  impedir  su  plan- 
teamiento. El  presupuesto  de  b  provincia  había  de  sufragar  los 
gastos  del  personal  y  material  de  la  Escuela,  y  su  penuria  y  es- 
trecheces no  podían  conllevar  el  recargo  que  debían  imponerle 
las  obligaciones  nuevamente  decretadas.  ínterin  la  Academia  es- 
cogitaba un  medio,  que  pudiera  conducir  á  plantear  con  alguna 
estabilidad  la  Escuela,  solicitó  y  obtuvo  en  16  de  Marzo  de  1854 
autorización  para  que  en  ella  continuasen  dándose  las  enseñan- 
zas superiores  de  Dibujo,  en  atención  á  que  constituían  de  muy 
antiguo  parte  de  la  que  so  daba  bajo  la  inspección  de  la  Socie- 
dad. Favorable  era  esta  resolución,  si  bien  insuficiente  para  dar 
impulso  y  remover  los  embarazos  económicos  referentes  á  lo- 
cal, persona},  y  material  del  Establecimiento.  Comenzó  la  ense- 
ñanza con  muy  exiguo  presupuesto;  aun  así,  dando  brillantes  re- 
sultados, siguió  en  su  existencia  precaria;   y  á  consecuencia  de 
la  R.  O.  de  13  de  Octubre  de  1858  pasó  á  la  dependencia  del 
Rectorado.  Continuaron  los  obstáculos,  y  si  el  Establecimiento 
no  se  ajustaba  á  las  condiciones  del  decreto  orgánico,  se  aproxi- 
mó á  las  que  para  obviar  dificultades  previnieron  la  R.  0.  de  9 
de  Mayo  de  1856  y  R.  D.  de  20  de  Septiembre  de  1858  en  la  en- 
señanza profesional  de  Pintura,  Escultura  y  Grabado.  Su  celoso 
y  entendido  director  D.  Vicente  Arbiol  procuró  con  el  mayor  in- 
terés dar  eficaz  impulso  á  la  Escuela  de  Etellas  Artes  é  introdujo 
grandes  mejoras  sobre  las  ya  realizadas  con  auxilio  de  la  Socie- 
dad Económica  de  Amigos  del  País. 

El  primer  trabajo  de  la  Academia  provincial  de  Bellas  Artes 


—  aj- 
enando se  hizo  cargo  Je  la  ovetense  Escuela  de  Dibujo  (1)  I 
reforma  del  anticuo  local  acomodarla  u  las  enseñanzas  el 
diferentes  alases  Je  dibujo  Je  Figura,  de  Adorno,  Lin* 
peetiva  y  Cátedras  superiores,  disponiendo  el  n 
recinto  de  la  mejor  manera,  sustituyendo  en  1860  el    p6 
alumbrado  da  velas  Je  sebo  por  el  de  gas  v  enriquecías 
sivamente  el  material  necesario  para   tas   diferentes   w 
Algunos  discípulos  aprovechados  lucieron,  suplamos    e^fiia 
hasta  en   escultura,  como  f>.  fiunmn  Fresno,  tallando  una  i 
Iúm  de  San  José,  y  otros  que  emularon  á  los  antiguos    altiu 
sobresalientes  en  la  época  de  la  Sociedad  Eo  i    c\ 

el  malogrado  dibujante  D>  Eduardo  Puei 
primores  de  su  lápiz  en  Madrid  y  «*u  <l  extranjero  por  bellos 
bajos  perdidos  ü  olvidados  y  el  famoso  escultor  D.  José  I 
cuyas  celebradas  ofetoía  estatuarías,  Je  gusto  clásico,  son  oí 
mentó  de  plazas  y  edificios  en  Madrid  v  Asturias  [2i. 

En  1866  se  ofreció  un  reglamento  para  es 
MUÍ  Especiales,  que  no  llegó  á  publicarse  y,  un  arlo  d< 
las  Academias  pasaron  á  Cuerpos  inspectores  ó  oonsalioi 
adjudicándose   la  jefatura  al  Director,   Bien  pronto  se  sintió 
académica  \\  falta  de  vo  é  intervención  dir 

la,  laoguidecíú  Ja  Escuela  ovetense,  que  en  1868  paso  á  dep< 
der  del  Rectorado  del  distrito;  en  1870  fué  agregada  al  ti 
provincial;  (ornando  otra  vez  á  la  primitiva  dependencia 
mica  por  H,  l>  de  27  de  Marzo  de  t H7 1   con  sujeeeión  al 
mentó   nrnai  IS-íií,  Por  entonces  se  habían  limitado  1 

enseñanzas  ü  Las  primitivas  Menores,  y  así  continuaron 
ludios  artísticos  Je  Oviedo  con  muy  reducido  personal  hasta  q 


(i)    Eitc  y  ]ft*  sjf  UiÉtitéf  tmbaJM  con>lan  tu  d  inirrc^antc  MlelOi 

publica    ipie    celebra    '..  Salvadm 

Ovitd-.  pan  -.  premios  <  i'iccidos  a  h 

liritl.  Regadera  y  C . '  [8sf]>4< 

i  mí-  UDibién  una  interesante  ir «-tru  hUic-rio 
ñi>r  Atvi..l  y   un  DUcuri     ¿*]  Liiiúga  y  de  I 

.  ranos  de  Matemática*  *K  I  ImtU  .-!  nim-nin^ 

EscucUi    Allí  -<■  r> 
I,  Secretaria  de  ti  '  i  iver»idad      ILmí.  del  campo  dt  San    Fronda 

i  -n  Fernández  y  alumno*  de  icgtmd»  afín  d< 
¡i,   I'jiM..   :u  '       ■  a    ilcl  jíttúi: 

Ü     I L>.r'J4« di iu   'ifl    Kicen,  D     Bni-ili'j   Vií\lt    D.  Üirri  CílfTlíki, 

I      gOta  ■:        \i    ¡      l->  direcciñ»  d>  ¡-(..r-       -     J  '.n...  i  U ■  :.  - 

y  catedrático* ,. 
PoiieriorniCfite  bajo  la  dirección  de  D.  Jesé  M,"    I    Ktriiuruhz    bultreí!  < 
corle*  de  lo»  «Jificiüi  de-  b  Eructa  (aMci  de  =u  actual  t>ídad  *  liuti 

to  y  practicas  de  c;uitpo. 


-  3*9  - 

se  dictó  el  R.  D.  de  13  de  Febrero  de  1880  con  objeto  de  pro- 
veer por  oposición  ó  concurso  las  cátedras  y  ayudantías  va- 
cantes. 

El  personal  de  la  primera  Academia  había  mermado  por  de- 
funciones   y  traslaciones  y,  completado  poco  antes  de  1881,  co- 
menzó   en   este  año  la  reforma  y  ampliación  de  la  Escuela  de 
Oviedo.  Reducida  á  la  sazón  á  los  Estudios  menores  (Aritmética 
y  Geometría  del  dibujante,  Dibujos  de  Figura,  Lineal,  de  Adorno, 
e\  aplicado  á  las  Artes  y  Fabricación,  Modelado  y  Vaciado)  la 
Academia  fué  sucesivamente  estableciendo  otros  Estudios  de 
los  Vlamados  Superiores  en  el  Decreto  fundamental  de  1849 
como  Dibujo  del  Antiguo  y  del  Natural,  Pintura,  Grabado  (esta 
clase  desde  1882  hasta  1892  en  que  fué  suprimida  por  la  escasa 
matricula)  é  igualmente  los  de  Perspectiva,  Ampliación  del  Di- 
bujo  lineal,  Dibujo  topográfico,  otra  clase  especial  de  Pintura 
^para   mujeres)  y  las  diferentes  de  Música  de  que  se  hablará 
oportunamente.  La  Diputación  provincial  atendió  con  largueza 
á  las  innovaciones;  con  un  importante  fondo,  procedente  de  los 
sueldos  del  Secretario  D.  Francisco  Bernaldo  de  Qairós  y  Peón, 
que  cedía  su  haber  anual  á  la  Academia,  sufrió  el  Estableci- 
miento una  conveniente  ampliación  de  sus  dependencias,  cons- 
truyéndose varias  clases  en  la  parte  interior  del  edificio;  con 
ayuda  del  Ayuntamiento  de  Oviedo  se  dio  á  é3te  una  transfor- 
mación más  amplia  con  sggundo  piso,  nueva  escalera  y  espacio- 
sas ventanas,  de  que  carecía,  para  luz  y  ventilación;  y  otros  cam- 
bios radicales  sufrió  la  antigua  fundación  del  Sr.  Cónsul,  co- 
brando vigorosa  vida,  aumentando  su  matrícula  (1),  celebrándo- 
se solemnes  actos  de  premios  y  oposiciones  (porque  la  Academia, 
de  acuerdo  con  la  Diputación  provincial,  organizó  el  envío  de 
Pensionados  Artistas  á  Madrid  y  al  Extranjero).  Aumentó  el  per- 
sonal docente  y  su  dotación;  creó  un  Museo;  y,  muy  particular- 
mente para  las  clases  de  Dibujo  de  figura  y  Superior  lineal, 
realizó  un  profundo  cambio  metodológico  en  la  enseñanza  pro- 
curando que  se  estudiase  y  copiase  por  modelos  de  yeso  ú  obje- 
tos naturales  y  nunca,  ó  las  menos  veces  posibles,  por  el  siste- 
ma rutinario  de  estampas,  que  constituye  una  traba  ó  amanera- 


(i)    Véase  Apéndice  XIII. 


-  &"  - 

miento  de  l&s  facultades  indi  viduales  (1),  Loa  pi 
rarins  D,  Ramón  Romea  y  D  José  María  I.  F< 

<jíi  celo  y  afán  en  este  cambio  prov  la    Ac 

mía,  <lr  que  formaban  parto,  trabajaron 
sus  compañeros  Sres.  líallina,  (¡< 
Agüera,  Salmean,  González  MorHJ,  B.)  Dia 
Poto,  i  Hernán.  Vereterra  Estrada  (L.)  y  el  autor  de  este  li  i 

Y  alcanzando  y  laa  Escuelas    d< 
y   variable   tag  ¡elación   il«'   Insl  u  pública  R.  L 

tí  do  Julio  de  1892  suprimiendo 

en  teles  establecí  míenlos  que  sin 

do,  pasaron  á   dependencia   «Ir  i   el  fie 

ato  de  Segunda  Enseñanza  de   1859,  aunq 
y  las  denominaciones  para  li 

¡)   él  artículo  87  de  dicho  Reglamento  oí \ 
La  Academia  *1<-  Oviedo  había  acudido  al  Ministerio  d< 
en  I  de  Junio  4  i  on  una  Memoria  imp 

los  Centros  análogos  de  Esp 
del  ramo  con  los  cambios  ya  necesi 
1849;  m(m  po  resultando  con  éxito  alguno,  antes  al  contrarío*  I 
hiéndese  dictado  rl  lí.  D.  de  H  de  Julio  do  1892,  elevó  en  15 
Enero  de  1893  otra  M amorfo,  igualmente  impresa  y  dreulac 
ha*  iend  ti^as  observaciones  -i  la  modificación 

eión  nuevas  de  la  Escuela  por  la  que  se  había  d 
yo  cuadro   d  ñauza  había  ampliado  (3),  La  Superi 

mantuvo  su  Decreto;  quedo  la  Academia  ron  los  otroí 
libres  que  1j;  a  lo;  después  se  fueron  reduciend 

ten  acto  al  mente  los  de  Música. 


Uí     I'. 

*Re¿h  y  Ekmeoii-.         I 

Igunlroemc  >c  nú*  cticaí 

imp   dd  II-  | 

■  i->j,     y  I.,  ■  omprensjva  tí*  cusir* 

■  D.    1-iii^   'I'"   \Vr<:Uir.i  y  fc-tr    ■ 
Ssjitmii  ii  I 

¿    b    i 

pu    dd    iEi  r  U.  Ji 

\.  r¡.  ¡ 

(3)     T 
■  i:s  de  ttgfl  y  1893  dirijíd  ntu. 


—  39i- 

Prosiguieron  las  Menores  de  Dibujo,  bajo  dependencia  del 
Rectorado  durante  varios  años,  hasta  que,  cambiando  la  índole 
y  finalidad  de  la  enseñanza,  por  R.  D,  de  4  de  Enero  de  1900 
n  otro  espíritu  práctico  y  útil  se  organizaron  con  la  denomina- 
ción   de    Escuelas  dé  Artes  é  Industrias  con  un  solo  regla* 
: tiento  la  Escuela  Central  de  Artes  y  Oficios,  las  de  Artes  y  Ofi- 
cios   de  Distrito  y  las  Escuelas  provinciales  de  Bellas  Artes,  dic- 
tándose para  la  adaptación  y  nombre  de  nuevas  cátedras  y  su 
diferente  dirección  las  RH.  00.  de  1,°  y  26  de  Abril,  17  de  Ju- 
lio, 14?  de  Septiembre  y  17  de  Octubre  del  mismo  año,  bajo  cu- 
yas disposiciones   cambiaron  el  carácter  y  condiciones  de  la  an- 
tigua Escuela  de  Dibujo  y  Bellas  Artes  de  Oviedo.  Es  de  advertir 
también  que,  por   R.  D.  de   17  de  Agosto  de  1901,  al  modificar 
los   Institutos  de  Segunda  Enseñanza  en  Generales  y  Técnicos, 
se  reorganizaron  también  (arts,   65  á  70)  los  Estudios  elementa- 
les   de  Bellas  Arles  con  Jas  Enseñanzas  necesarias  para  el  ejer- 
cicio de  las  industrias  artísticas  y  preparación  para  el  ingreso  en 
las  Escuelas  Superiores  de  Bellas  Artes.  No  fué  más  que  inicial 
esta  ultima  disposición  porque,  como  de  costumbre,  faltaron 
medios  materiales  y  económicos  para  su  desenvolvimiento,  su- 
primiéndose en  R.  D,  de  1,°  de  Septiembre  de  1903,  con  la  con- 
tinuación de  las  cátedras  de  Dibujo  elemental  en  ios  Institu- 
tos (l);  y,  por  lo  que  toca  á  la  Escuela  ovetense  de  Industrias  y 
Bellas  Artes,  asi  llamada  en  el  R,  D.  de  27  de  Junio  de  1902,  si- 
gue muy  necesitada  de  personal  y  material  y  principalmente  de 
edificio  capaz  si  la  reforma,  dispuesta  principalmente  en  favor 
de  la  clase  obrera,  ha  de  dar  los  resultados  apetecidos  (2).  A 
este  fin,  siendo  Director  el  Sr,  Fernández,  presentó  al  Rectorado 
un  plan  de  muy  convenientes  modificaciones,  y  suyo  viene  sien- 
do el  pensamiento  de  enajenar  (de  acuerdo  con  la  Diputación 
provincial,   Academia  de  Bellas  Arles  y  Sociedad  Económica  de 
Amigos  del  País)  el  actual  edificio  de  la  Escuela  ovetense  de 


fjV     V¿asc  el  interesante  c<¡ ludio: 
PUtn  it*t*grat  de  la  Emcñanza  del  Dibujo  con  aplicación  4  todo*  Ich  grados    de  Li  instruc- 
ción oaciouaJ  por  Alejandro  Guichot  y  Sierra.  (Sevilla,  19^3 1>. 

Eáte  e*i n4io  ha  sido  premiado  en  el  certamen  del  Ateneo  de  Sevilla- 

El  presupuesto  del  material  es.  reducido  v  el  autillo  ó   subvención  del    Estado   no   *e  repitió 
de*d*  la  de  a. ora  pesetas  concedida*  por  el  rtbtnisttu  de  Fomento  IX  Alejandro  Pidal  y  Món. 

{*)     Acta  de  ta  Junta  de  Frofirv&r**  de  la  Ka  cuela  de  Industria  y  Bella*  Artes  de  Oviedo  At 
t¿  de  Junio  de  ioot. 

26 


—  39*  — 

Arles  é  Industrias  con  el  contiguo  de  dichas  Corpor 0 
construir  con  su  precio  y  subvenciones  del  Estado,  Dipc 
Ayuntamiento  otro  amplio  edificio  para  todas  la  ñnn 

Corporaciones  artéticas  con  sus  Museos, 

El   Cuadro  actual  de  las  materias  arii^tico  induítrialí 
Oviedo»  á  cargo  de  los  Profesores  nunierark  tantea  i 

petidores,  es  el  siguiente:  «Sección  Léi  árilmitú 

tria  y  Dibujo  Geométrico,  v  no  se  ha  establecido  lac 
sica  y  Química;  «Sección  artística <  Dibujo  artístico,  Dibu;o 
cado  á  las  artes  y  Modelado  y  Vaciado. 

La  Diputación  provincial  sufragaba  en  un  principio  Iodos 
gastos  de  la  Escuela  de  Dibajo  y  de  Bellas  Arles,   satis  i 
7  '.101,50  pesetas  en  el  presupuesto  de  1880  1881,  y  ascei 
el  año  económico  de  1886-86,  cuando  las  ultimas  reforma 
Academia  á  16.521,53  pesetas;  pero  en  la  actualidad,  *  < 
estaba  prevenido  por  el  Decreto  orgánico  de  1*1'».  contribi 
también  por  mitad  al  presupuesto  el  Ayuntamiento  de   ' 
siendo  el  presente  como  sigue:  16.809,  00  péselas  por  p< 
y  3hó00  para  material. 

Por  la  índole  del  presente  libn\  más  directamente  dirigido 
desarro  I .  no  de  la  Instrucción  Pública  en  el  Distrito  univ 

sitario,  no  se  hacen  aquí  algunas  observaciones  relativas 
enseñanza  en  Oviedo,  problema  y  cuestiones  llamadas  u  ca 
bio  y  reforma  radicales  como  otros  ramos  de  la  enseñanza  f 
pular.  Además,  con  este  lema  y  la  innovación   de  1900 
relación  íntima  las  siguientes  noticias  históricas  y  notas  á  la  k 
denominada   Escuela  Superior  de  Artesa  Indu&tri 
Gijón. 

La  enseñanza  popular  y  especial  de  Artes  y  i  lucios  Bfl 
ayer  en  Kspaña  y,  corno  ya  escribí  en  otro  estadio  (1),  la  silu 
ción  crítica  de  las  clases  obreras,  digna  de  preocupación  £enpr 
y  atención  solicita,  reclama  y  exige  previsoras  medidas 
principalmente  para  su  cultura. 

No  puede  seguir  en  esln  punto  el  abandono   antiguo   y,  a 
como  por  vaiiu-  caminos  han  mejorado  otras  clases   social* 


(t\     Véase  mi  di-. 

— 'Rfsfña  Histórica   de  la  Sociedad  Eowámica  tic  An  País  de  Aslun 

imp    de  E.  Uria;   l88ó)+ 


—  393- 
*e  progresar  el  trabajador  y  favorecerse  su  desenvolvimiento 
en  consonancia  con  los  días  que  alcanzamos.  No  es  su  suerte 
actual  seguramente  la  vida  de  otras  épocas;  no  poco  se  anduvo 
desde  cercanos  años.  La  subsistencia  material,  el  alimento,  el 
vestido,  la  morada  y  hasta  su  cultura  relativa,  lleva  gran  venta- 
ja, salvo  determinadas  excepciones  y  crisis  angustiosas,  al  modo 
de  sor  del  obrero  antiguo;  pero  ¡cuánto  queda  por  hacer! 

Las  causas  de  semejante   estado  son  muchas  y  complejas; 
más  la  principal  estriba  en  falta  de  instrucción  y,  por  tanto,  de 
moralidad,  consecuencia  de  una  educación  viciada  é  incompleta 
y    de    una  enseñanza  negativa  ó  deficiente.   Marchen  unidos, 
como    debe  ser,  los  elementos  educativo   é  instructivo  y  todo 
cambiará.  Los  pueblos  alcanzan  prosperidad  y  grandeza  cuando 
son  cultos,  condición  que  tos  Irasforma  en  trabajadores  y  mora- 
les; porque  la  ignorancia,  los  vicios  y  la  miseria  se  ahogan  con 
el  estudio  y  el  trabajo,  que  traen  por  consecuencia  inseparable 
la  salud,  la  energía,  la  inteligencia,  el  bienestar,  la  previsión,  el 
ahorro,  la  asociación:  prendas  y  medios  de  verdadero  mejora- 
miento  en  la  tierra.  Labor  omnia  n'ncit.  Pero  la   instrucción 
de  la  clase  obrera,  después  de  comenzada  en  la  escuela  de  pri- 
meras letras,  —sobre  cuya  organización  mucho  podrá  decirse — 
debe  completarse  en  las  Escuelas  de  Artes  y  Oficios,  que  son 
como  las  Universidades  del  porvenir.  Todos  los  pueblos  se  vie- 
nen afanando  en  su  planteamiento  para  unir  el  arte  á  la  indus- 
tria y  el  estudio  al  trabajo. 

En  Inglaterra,  con  especialidad  desde  la  Exposición  de  1851, 
está  completamente  sistematizada  la  enseñanza  técnica  de  las 
artes  y  oficios,  dependiendo  del  Gabinete  de  Ciencias  y  Artes, 
sección  importantísima  del  departamento  de  Instrucción  pública. 
Otra  institución  de  gran  prestigio  y  alcance,  el  Instituto  de  Lon- 
dres, anda  en  esle  punto  compitiendo  con  el  Estado.  Las  prin- 
cipales capitales  tienen  grandes  centros  ó  museos  instructivos 
y  por  lodo  el  reino  se  multiplican  las  escuelas  nocturnas  con  li- 
bertad para  determinar  la  naturaleza  de  sus  clases,  según  las 
industrias  locales.  El  Parlamento  concede  presupuesto  crecido 
á  estas  atenciones  y,  para  mantener  vivo  el  estímulo  de  alumnos 
y  maestros,  las  subvenciones  son  variadas  y  las  escuelas  reci- 
ben una,  dos,  tres  y  cuatro  libras  esterlinas  por  cada  alumno 


-394- 

aprovecliado  que,  en  riguroso  examen  y  con  programa  red 
do  por  el  Gabinete  de  Ciencia-  v  Aries,  pasa  y  asciende  st 
vamente  en  las  cuatro  secciones  en  que  esli  dividida 
enseñanza  popular.  Los  dato?;  estadísticos  relativos  ai  núi 
de  escuelas,  alumnos,  auxüios,  etc.,  no  pueden  ser  más  li*i 
ros.  Y  en  Alemania,  Bélgica,  Francia  y  otras  varias    □ 
sucede  lo  misino,  aunque  con  distinta  organización,  si< 
tablecímicnlos  modelos  los  de  Lieja,  Mullmiisií,  I -yon,  el* 
no  solamente  se  facilita  á  los  obreros  la  Instrucción  para  sv 
ció  particular  en  el  taller  y  en  la  fábrica,  sitió  que,  aspiran 
mayor  progreso  y  ampliación  artística,  se  acometen 
especíales  facilitando  el  estudio  histórico,  comparativo 
de  los  productos  de  las  mejores   épocas  con  clases  a€Í  la 
mu  artes  industriales,  siendo  notables  los  de  k< 

Viena,  Utiremberg,  Lraoges,  Huma,  Venecia,  etc  ,  para  re 
las  antiguas  tradiciones,  el  buen  gu^to  y  los  primores  de  ra< 
Harto,  porcelanas»  metales  preciosos,  vidrios  de  ci 
tejidos,  lapices,  encajes,  bronces,  etc .,  el 

A  su  ejemplo,  se  ha  intentad  parecido  en  España  p 

tapices,  cerámica,  reproducciones  é  industrias  ai 
ciónos  convenientes  en  alio  grado;  pero  más  todavía  si 
hiera  precedido  una  verdadera  organización  nacional  de  la  i 
señanza  técnica  y  manual  de  la  clase   obrera,    En  este  punto 
lia  bocho  muy  poco  por  el  Estado  andan  -amenté 

camino  emprendido  en  el  reinado  del  gran  i 
leyes  que  condenaron  y  borraron  ej  desprestigio  antiguo  de  I 
oficios,  ensalzando  todo  trabajo  honrado  con  aquella  pul 
xima,  que  Fioridablanca  puso  en  labios  del 
más  oficio  vil  que  el  do  vago!» 

La  iniciativa  de  las  cátedras  príiclicus  para  obreros   v  luí-: 
dores,  creación  de  talleres,  repartición  de  máquinas  j   pi 
ción  de  cartillas  partió  de  las  bsnemeritas  Sociedi  \on6n 

cas  de  Amigos  del  País,  y  es  bien  sabido  cuanto  hizo  la  Corp 
ración  patriótica  de  Asturias.  En  este  movimiento  general  áf 
vor  del  obrero  y  en  su  dirección  señálase  la  figura  del  Conde  c 
Campomanes  para  abolir  las  viejas  enseñanzas  ó,  mejor  dicto 
el  penoso  aprendizaje  de  los  antiguos  gremios  é  imitación  se 
vil  a  los  maestros,  condenados  y  llevados  portan  insigne  asturí 


-  395  — 

no  á  mejor  dirección  por  la  influencia  de  sus  memorables  escri- 
tos y  numerosos  informes  (1), 

De     1786  es   la   Real   Cédula  encargando  a  los  Intendentes, 
Corregidores  y  Justicias  la  creación  de  escuelas  de  hilaza  de  la- 
na para  adelantar  sus  fábricas  y  tejidos;  pero  estas  y  otras  fun- 
liciones  perecieron  cuando  la  guerra  de  la  Independencia,  y  hay 
<¡ue  llegar  a  182i,  registrándose  entonces  la  creación  del  *  Con- 
servatorio de  Artes -i  en  Madrid,  que  consistía  en  un  depósito  de 
máquinas  é  instrumentos  artísticos  y  de  un  taller  de  construc- 
ciones, á  fin  de  promover  la  mejora  y  adelantamiento  de  las  ope- 
raciones industriales,  á  cuyo  objeto  también  se  mandaron  pen- 
sionados al  extranjero,  En  1832  se  dio  un  plan  de  Estudios  de 
industria  para  la  corte  y   provincias,  dividiendo  las  enseñanzas 
w  tres  grados,  y  enseguida  abrió  la  Sociedad  Económica  de 
Oviedo  tas  mencionadas  cátedras  de  Aplicación  (2);  en  1850  se 
plantearon  escuelas  industriales,  divididas  en  «elementales,  de 
ampliación  y  superiores»,  obteniéndose  con  la  primera  certifica- 
dos *de  aptitud  para  las  profesiones  Industriales*  y  de  «Maestros 
de  artes  y  oficiosa  En  1855  se  cambió  la  organización  mencio- 
nada, creándose  en  (jijón  por  el  Sr.  Caveda  la  Escuela  industrial, 
c[ue  desapareció  cuando  la  ley  de  1857,  quedando  después  allí  los 
estudios  de  Peritos  mecánicos  y  químicos  en  los  llamados  de 
Aplicación;  únicas  materias  especiales  que  van  quedando  al  Ins- 
tituto de  Jovellanos,  En  18(19,  finalmente,  se  aumentaron   cáte- 
dras páralos  artesanos  en  el  antiguo  Conservatorio  de  Madrid,— 
donde  había  tenido  su  cargo  el  ya  mencionado  sabio  asturiano 
D.  Antonio  Gutiérrez;—  más  todaslas  reformas  oficiales  hasta  aquí 
apuntadas  no  comprendieron  la  verdudera  organización  general 
de  la  enseñanza  obrera. 

En  este  punto  es  honra  de  los  Ministros  de  Fomento  D,  Ma- 
nuel Ruiz  Zorrilla,  en  1S71,  y  del  Conde  de  Toreno,  en  1876,  la 
publicación  de  dos  decretos  importantísimos.  LJor  el  primero  se 
fundó  en  el  Conservatorio  la  ^Escuela  de  Artes  y  Oficios*  para 
vulgarizar  la  ciencia,  y  sus  aplicaciones,  dar  ia  instrucción  «con- 

iri  Éntrelo  4  mucha*  [rab^joü  del  sabio  magistrado,  merecen  citarse  nqtij  lo*  dfÜfentQK 
-OíiCüiHi  »"brt  el  Fumen  le*  de  I  ti  Induciría  popular?;  -  Educación  del  írw^nwy  s»  fnmcit- 
lo-;  -  Apéndice  ni  trabajo  anterior' ;  -  R  cíio£J  miento  y  aplicación  de  vacante*  y  m*\  cntitrení 
doi-,  *  Aviso*  aJ  BtacJtro  de  escribir*;  =  K¿la bleci miento  de  Kíciiibi*  patriótica «  de  hiladas  Ae 
miil.ul  de  Li*  irei  cLi*c*  incia:ca  de  Agricultura,  Industria  y  Oficios  =-:  ■  Plaiic&  de  aludios  de 
Universidades»;;  ele, 

(tj)     Véase  p*g*  1B3. 


—  ad- 
veniente al  simple  artesano,  formar  operarios  entendí' 

tros  de  taller,  contramaestres  de  fábrica,  maquina 
ees  yT   en  suma,  propagar  los    conocimientos   indfspení 
para  el  fomento  de  la  industria  de  nuestro  país»;  y 
gando  se  crearon  allí  siete  secciones  para  dar  la  ínslni 
hasta   cuatro   mil   alumnos,   prometiendo  auxiliar   fundac 
análogas  en  provincias,  y  conceder  premios,  que  estimula! 
aplicación  y  laboriosidad   de  nuestros  artesanos.  En   el  p 
decreto  se  expone  con  precisión,  espíritu  práctico  y  h 
tal  pensamiento  la  manera  de  ser  de  estas  cátedras  para  la: 
ses  trabajadoras;  y  en  el  segundo  se  inicia  el  cmnplimienfl 
la  idea  para  lograr  oel  equilibrio  que  debe  existir  entro  la 
trucción  de  las  clases  acomodadas  y  la  de  las  que   no  lo 
concediendo  al  trabajo  un  apoyo  semejante  al  que  nbtienei 
profiriónos  liberales»».  Y  decía  el  Ministro  de  1876:  «en  el    r 
de  Instrucción  pública  no  hay  cuestión  que  presente  lanío, 
res  de  actualidad  ni  de  tanta  importancia  para  el  país,  comí 
que  se  refiere  ú  la  enseñanza  de  las  clases  trabajador 
sentadas  por  seis  millones  de  españoles,  6  las  cuales  i 
rio  proporcionar  instrucción  y  cultura  para  que  <  n 
sus  propí  usos  no  se  abandonen  A  las  rutinas  de  su  ofi 

y  puedan  emplear  con  fruto  su  iniciativa  persona]  y  ater 
con  desabogo  á  sus  necesidades  y  las  de  su  familia;  v  fomei 
la  industria  nacional,  produciendo   en  delern  condi 

nes  genios  como  los  que  han  impreso  carácter  ti  la  civiliza* 
material  de  nuestro  siglo,  muchos  de   los   cuales  no  han  í 
hombres  de  ciencia  y  de  teorías  adquiridas  en   las  au 
hombres  de  tino  práctico  y  esperimentul,  que   se  han  forra: 
respirando  la  atmosfera  de  los  talleres  y  de  las  fábricas», 

Pueden  considerarse  como  base  y  cimiento  de  las  nue 
aulas  populares  pjonesas  las  enseñanzas  nocturnas  de  Dife 
para  artesanos,  planteadas  y  sostenidas  cu  la  antigu 
Especial, ¿que  hace  referencia  el  Director Sr.  Rendí 
Su  establecimiento  y  organización  modernos  datan  del  H+  D 
5  de  Noviembre  de  1H86,  preparado  por  el  ministro  Sr.  Muñí 
Ríos  y  suscrito  por  el  sucesor  Sr  Navarro  Rodrigo,  creandi 
Escuela  Central  de   Artes  y  Oficios  de  Madrid  y  otras 

(0     'Memoria  iU  ti  Ibcfletl  Bspecfe]  dcGíjdu  de  185., 


—  397  — 
cuelas  de  Distrito,  siendo  una  la  de  Gijón.  Fué  esta  inaugurada 
en    1888    después  de  procurados  edificio  provisional  en  la  casa 
número    13  de  la  calle  del  Instituto,  el  material  más  preciso, 
los  talleres  necesarios  y  cuanto  fué- conveniente  para  las  clases 
orales,  gráficas,  plásticas  y  prácticas  nocturnas,  para  las  prácti- 
cas y  las  especiales  de  la  mujer  de  día;  y  todo  organizado  por  el 
Delegado  regio  y  primer  Director  D.  Justo  del  Castillo.  El  cuadro 
de  enseñanzas  comprendía  las  asignaturas  de  Aritmética,  Geo- 
metría y  Principios  del  Arte  de  .construcción,  nociones  de  Físi- 
ca,   Química  y  Mecánica,  Dibujo  geométrico  industrial  con  ins- 
trumentos y  á  mano  alzada,  Dibujo  de  adorno  y  figura  con  apli- 
caciones de  colorido  á  la  ornamentación,  Modelado  y  Vaciado; 
los   talleres  dispuestos  fueron  de  carpintería,  cantería,  cerraje- 
ría,  relojería,   bisutería,  de  azabache,  hueso  y  marfil  con  su 
montaje,  teniendo  como  complemento  clase  de  Instrucción  Pri- 
maria y  de  Dibujo  lineal  y  de  adorno;  y  para  la  Enseñanza  de 
la  Mujer  se  dispusieron  igualmente  talleres  de  costura,  corte  de 
vestidos  y  ropa  blanca,  bordado,  confección  de  flores  artificia- 
les y  otras  clases  complementarias  con  nociones  de  Matemáti- 
cas, Escritura  y  Dibiíjo.  Se  crearon  además  las  cátedras  de  Mú- 
sica vocal  é  instrumental,  como  base  de  un  Conservatorio  de 
Música,  que  creó  la  corporación  municipal  y  protejió  el  Conse- 
jero Sr.  Fernández  Vallin.  El  Instituto  de  Jovellanos  facilitó  en 
los  comienzos  el  material  de  Física,  Química  y  Mecánica;  varios 
particulares  hicieron  importantes  donativos,  como  los  Sres.  Pola, 
Cifuentes  Pola  y  Compañía,  otros  industriales,  el  Conde  de  Re- 
villagijedo,  etc;  y  muy  particularmente  el  dicho  Sr.  D.  Acisclo 
Fernández  Vallin  y  Bustillo,  que  incesantemente  hasta  su  llora- 
da muerte  en  1896  fué  un  protector  celoso  y  espléndido  de  la 
Institución  obrera,  cuya  primera  matrícula  de  200  alumnos  se 
cubrió  en  cuarenta  y  ocho  horas,  dato  que  indica  por  sí  solo  la 
necesidad  y  utilidad  de  la  Escuela  de  Artes  y  Oficios. 

Marchó  el  Establecimiento  en  progresión  creciente  en  los 
cursos  sucesivos.  No  pudo  ser  mayor  el  celo  de  los  profesores 
numerarios,  que  fueron  llegando  á  las  respectivas  enseñanzas,  y 
el  de  los  maestros  y  ayudantes  poco  retribuidos,  puestos  al  frente 
de  los  talleres;  el  material  fué  creciendo  de  día  en  día  con  los 
recursos  del  Estado  y  el  apoyo  moral  y  económico  del  ayunta- 


—  398  — 
miento  de  Gijón,  (en  todas  ocasiones  propicio  y  g 
nes  de  instrucción)  que  favoreció  i  la  Escuela  con    úl    ah 
del  local,  con  subvenciones  repetidas,  con  la  cesión  del  ma 
de  las  clases  nocturnas  del  Instituto  y  otros  dispendios,  i 
la  Diputación  provincial  acordó  en  mis  presupuestos  olríi 
vención.  De  esta  suerte  aumentaron  los  medios  pedagógico* 
Museo, tan  principales  en  estas  Escuelas»  lográndosela  nece 
en  calidad  y  número  cual  indican  los  inventarios,  para  la  nn 
ta  vida  de  la  enseñanza  española,  diciéndose  en  este  punt< 
el  Sr,  Marín:   «la  Escuela  no  es  pobre  porque  es  laboi 
hace  algunas  de  las  herramientas  y  sus  composturas;  enriq 
los  gabinetes  con  trabajos  de  alumnos;  y  asi,   (orlo  en   ella 
rodeado  de  aquel  valor  de  afección  que  no  tiene  los  obj. 
comercio».  La  numerosa  concurrencia  fué  atentada  en  aplica 
y  aprovechamiento  con  premios,  la  pensión  reglamentaria  de 
pesetas,  y  otras  recompensas,  siendo  muy  repetidas  las   del 
ñor  Fernández  Vallin,  y  con  su  nombre  se  creó  en  t H9 1  un  ¡ 
mió  anual  de  125  pesetas  dispuesto  por  la  colonia  gijonesfl  d< 
Habana,  que  al  efecto  donó  600  duros  invenidos  en  D$n 
pótua  del  cuatro  por  ciento,  depositada  en  el  Banco  de  I 
Excusado  es  decir  que  estos  auxilios,  humildes 
con  los  que  se  otorgan  en  el  extranjero,  redundan  en  pr 
de  alumnos  pobres  porque  en  la  matricula  son  muchos 
critos  canteros,  albañíles,  carpinteros,  ebanistas,  Lapiceros,  ¿ 
tores,  doradores,  herreros,  cerrajeros,  caldereros,   forja 
ajustadores,  torneros,  moldeadores,  fundidores, 
tógraf os,  cajistas,  plateros,  relojeros,   alfareros,  fogoneros,  n 
quinistas,  etc.,  ele.  Las  Enseñanzas  de  la  Mujer  cesaron 
curso  de  1894-95  por  muerte  del  Sr.  Fernández  Vallin.  su  or 
dor  y  principal  sostenedor;  y  fueron  de  deplorar  asi  la  perdí 
del  protector  amante  como  la  penuria  siempre  repetida  | 
Instrucción  pública  en  nuestra  España  resintiéndose  toda  la  ! 
cuela  por  aquel  triste  acontecimiento  y  porque  el  Estado»  la 
putaeión  y  el  Municipio  mermaron   por  entonces  las  subvenc 
nes  que  respectivamente  hacían  al  centro  docente  gijoode   i 
las  mismas  razones  hubo   que  suprimir  los  talleres  do  Cante 
y  Relojería,  quedando  reducida  lu  enseñanza  de  aprendí' 
Gerrajena,  Carpintería,  Complemento  de  la  Instrucción  prima 


" 


—  399- 
y  Música  vocal.  En  el  presupuesto  de  1839  á  1890  se  desarrolló 
la  Escuela  con  los  siguientes  ingresos  del  Kstado:  4.000  pesetas; 
del    mismo  para  ampliación   de   Enseñanzas,  3.000;  del  mismo 
para  gastos  de  oficina  i  .000;  subvención  de  la  Diputación  pro- 
vincial de  Oviedo  2.000;  del  Ayuntamiento   de  Gijón,  4.000;  del 
mismo  para  el  Conservatorio  musical,  250;  del  Sr.  Fernández 
Vallin,  500;  total  14.750.  En  el  presupuesto  de  1900  á  1901:  del 
Estado  3.500  péselas;  del  mismo  para  oficinas,  950;  de  Ja  Dipu* 
tacíón  1.260;  del  Ayuntamiento   kUOO;  total  9,700  pesetas.  En 
1902  cesó  la  subvención  provincial  de  LO00  pesetas  y  no  se  ce- 
rraron los  talleres  porque  el  Municipio  gijonés  agregó  la  misma 
cantidad  á  su  acostumbrado  auxilio.  No  se  contó  vn  el  comien- 
zo con  estas  y  otras  mermas  de  recursos  y  todo  hacía  presa- 
giar  próspera  vida  y  satisfactorios  resultados  en  la  instrucción 
de  alumnos  oficiales  y  libres,  de  aprendices  y  de  mujeres  en 
tuvo  adelanto  se  desvelaba  el  técnico  magisterio,  competente  y 
entusiasta^  á  cuyo  personal  dedicó  en  1888  una  notable  confe- 
rencia el  Sr.  D.  Félix  Márquez  patentizando  las  excelencias  del 
método  de  enseñanza  de  Mr.  Lagout  con  los  principios  funda- 
mentales de  la  Taqu  i  tecnia. 

En  1892  se  trasladó  Ja  Escuela  al  segundo  piso  del  reforma- 
do y  ampliado  Instituto  de  Jovellanos,  distribuyéndose  sus  de- 
partamentos en  Museo  y  Sala  de  espera,  clases  de  Física,  Quí- 
mica y  Mecánica,  Matemáticas,  Dibujos  de  adorno  y  figura,  Mo- 
delado y  Vaciado,  Laboratorio,  Biblioteca  y  Secretaría,  así  como 
al  S.  de  la  huerta  se  establecieron  la  Escuela  de  aprendices  y 
los  talleres  de  carpintería,  de  fragua  y  de  ajuste.  Tal  adaptación 
de  este  especial  Centro  de  Artes  y  Oficios  en  un  edificio  dispues- 
to con  otros  propósitos  educativos,  deja  mucho  que  desear*  Las 
aulas  son  pequeñas,  pues  la  mayor,  que  e*  la  de  Dibujo,  no  sirve 
más  que  para  80  plazas  y  se  usa  para  más  de  90  cuando  seiía 
uteasario  colocar  200  alumnos;  la  altura  de  los  techos  es  poca, 
no  produciendo  el  cubo  de  aire  necesario,  notándose  una  zona 
de  atmósfera  muy  viciada;  las  ventanas  son  bajas   y  asi  no  tie- 
nen luz  suficiente  varias  satas;  yT  en  fin,   aparte  de  oíros  defec- 
tos subsanados  en  parte,  tal  Establecimiento,  que  ocupa  un  piso 
ático  con  la  escalera  común  del  Instituto,  carece  de  indepen- 
dencia y  se  halla  también  en  condiciones  impropias  para  el  buen 
orden  y  disciplina  académicos. 


—  4oo  — 

En  13  de  Agosto  de   1894  se  dictaron  disposición*?- 
res  relativas  ala  enseñanza  técnica-industrial  y  artíflüc 
trtal  con  ei  fin  de  formar  obreros   mecánicos,  electricistas 
tilicos  expertos  para  las  diferentes  industrias;   en  -i  >  á( 
de  1896  se  reorganizaron  los  estudios  de   las  Escuel; 
y  Oficios  en  el  sentido  de  mantener  su  enseñanza  general 
restablece r  las  profesionales  de  maquinistas,  peritos  mecám 
electricistas  y  arlístico-industriales,  y  de  crear  las  de  aparej; 
res;  en  15  de  Febrero  de  1896  se  organizaron    más    tal 
dios  con  su  profesorado;  y  en  1897  se  dictaron  díspo- 
que,  sin  contrariar  las  de)  orgánico  de  1895,  antes  bien 
pli.i minkis,  establecieron  mas  fijamente  la  manera  corno  se  de 
prestar  las  enseñanzas  generales  en  su  dobh  ter  ¡>rapi 

de  preparación  para  las  técnico-industriales  y  artístico  iad 
les,  marcando  las  relaciones  recíprocas  entre  un;: 

Pastos  KM.  I)D,  fueron  como  anuncio  de  la  indicada  refor 
de  i  de  Enero  de  1900,   por  cuya  virtud  la  Escuela  de 
Oficios  de  Gijóa  cajnbió  de  denominación  y  basta  de  finaltd 
al  pasar  á  Escuela  de  Artes  é  Industrial 
de  las  Bellas  Artes  de  Oviedo)  y,  enseguida  por  el  R    D 
de  Agosto  de  1001,  que  reformó  y  amplió  la  Segunda  En 
ga,  á  Escuela  Superior  fie  industrias  confirmada 
carácter  por  el  K.    D.  de  21  de  Junio  de  1908   perdiendo 
anterior,  elemental  y  mas  accesible  (1). 

En  la  refornia.de  1901  se  decía:  *Con  la 
cuelas  elementales  y  superiores  de  Industrias   trátase  de    k 
mar  prácticos  y  peritos  bien  instruidos  en  todos  k>s  pormenor 
de  la   técnica  industrial  y  avezados  á  las  prácticas   del  talle 
Así  podrán  ir  siendo  sustituidos  los  técnicos  extranjeri 
técnicos  españoles.  Entre  el  hombre  de  ciencia  que  h;i  de 

[tí     Para  pías  Batida  i  y  detalle*  de  r*lc  iulercraute  E*rabtccifniei 

—  »AVA  Oficios   tic  I 

don  general  de  I.  P.  en  19  de  Abril  <k   188K»      Cijón,  iBflS:* 

de  Arte*  y  OíícÍl-h  de  Gir 
fGgon,    t884*.  Contiene  el  acia  y  di*  '  l>,  Jmto  ■' 

Sr.  Alcaide  D    Alejandrcp  Al^rgonzák/.  También   comprende    lo*  daioi  de  muí 
de  ifiSr-Kfi 

—Mt  marta  t 

De  I¡f7  curtos  de  iSBf-BS;  —  y  iflflS  í  ■  retarlo  D.  Jcu»  MentW 

Uc  lo*  cunos  de  ttUg^o;   :iSg  >,  gi ,  -  1841  i)7— y  1893-93  por  el  S 
Btrmudcz  del  Río, 

Dtlcui  por  d  Secretario  D    Marinin  Marín. 

lie  \m  OUrffl  ^'¿5'^;  -M89607;"  1897-98;     j  ,,1-90";=^    >. 

el  Becr  cario  I  ■    H  i«*  11  ■  Herí 

Las  sein  páfaefu     Memoria»!  comicnen  lo-  Di&tursm  del  Dekgatlu  rq¡¡o  I*.  J» 
tillo  cuii  ngüciuii  y  atinad**  cooaider  «dones  wljre  U  Escuela  y  enierta  ojea  o] 


—  4*'i  — 

l  larga,  costosa  y  dificilísima  carrera,  y  el  obrero,  cuya  cs- 
n  instrucción  no  le  permite  otra  cosa  que  el  desempeño  de 
¡  mecánicas  tareas,  exia tiró  el  técnico,  que  en  las  múltiples 
¡paciones  á  que  el  desarrollo  de  la  industria  moderna  le 
ndc\  encontrará  empleo  adecuado  á  su  actividad  y  satisfac- 
n  decorosa  á  las  necesidades  de  su  vida».  A  este  fin  res- 
rulen,  pues,  estos  Centros,  y  tal  es  el  principal  objeto  de  so 
nación    Las  enseñanzas  comprenden  tres  cursos  o  años. 

De  «Mecánicos»,  L°  Algebra  superior  y  Geometría  analíli- 
,  Contabilidad  de  talleres,  Inglés  6  Alemán  (1/  '  curso),  Dibu- 
de  máquinas  (l.nf  curso)  y  Prácticas  de  taller;  2°  Geometría 
iseripiiva,  Mecánica  general  y  aplicada,  Física  industrial  (l/:r 
uso),  toglés  ó  Alemán  (2.° curso),  Dibujo  de  máquinas  (2.°  cur- 
)),  Practicas  de  taller;  y  3,°  Maquinas  térmicas.  Física  indus- 
1  °  curso),  Motores  hidráulicos,  de  gas  y  de  airecomprimi- 
ién  de  maquinas,  Prácticas  de  taller  y  conocímieu 
j  empírico  de  combustibles  y  materias  engrasantes. 

De ,« Electricista»:  1°  Algebra  superior  y  Geometría  analítica, 
^isica  iftdüstrial  (l.*pcur3o},  Inglés  Ó  Alemán  (h',r  curso),  Dibujo 
iquinas  y  Prácticas  de  taller;  2.°  Geometría  descriptiva, 
nglés  ó  A  2,°  curso),  Mecánica  general   aplicada,   Física 

odustrial  (2.°  curso),  Electrotécnica  (l.*1,  curso)  y  Prácticas  de 
tallen  3-°  Electrotécnica  (2.°  curso).  Electroquímica  y  Electro- 
metalurgia,  Maquinase  instalaciones  eléctricas,  Motores  hídráu- 
do  gas  y  de  aire  comprimido,  Química  industrial  inorgáni- 
ca, Telegrafía  práctica  y  Practicas  de  laboratorio  de  taller  y  de 
telegrafía 

De  «Aparejador  Ugehra  y  Geometría,  Inglés  (}  Ale- 

\  curso),  Dibujo  arquitectónico,  Mecánica  general  y  apli- 
cada y  Prácticas  de  topografía;  2>°  Ingles  o  Alemán  (2a  cu 
Geometría  descriptiva,  Física  industrial  (i.**  curso),  Construc- 
arquitectónica  y  Dibujo  ornamental;  8.*  Física  industrial 
■ursn),  Reconocimiento  y  resistencia  de  materiales,  Conta- 
biliflad  aplicada  A  la  construcción,  Legislación,  Labra  de  piedra, 
Formación  de  proyectos  de  obras,  Modelado  y  vaciado, 

Y  prir  l¡    D  de  lo  de  Enero  de  1002  se  lia  dispuesto  la  crea- 
ra sección  de  enseñanza  para  y  Manufactureros.!). 
La  dicha  reforma  de  1901  alteró  la  mareba  progresiva  y 


—  402  — 

provechosa  de  la  Escupía  de  Cíijón,  que  en  su  carácter  el 
tal  y  popular,  se  desenvolvía  con  utilidad  creciente.    I 
ción  de  1886  estaba  consolidada  aparte  de  algunas  d< 
que  habían  de  ser  vencidas;  su  profesoral 
la  enseñanza  del  obrero;  el  Establecimiento  coataba 
material  conveniente  y  estudiad*»;  y,  en  fin»  la  institoeuSq  e 
caracterizada   v  sancionada  por  una  practica  basta nü 
se  tiene  en  cuenta  la  ninguna  estabilidad  de  nuestra  U 
escolar.  Cumplía  perfectamente  sus  unes  y  no  debió  habej 
suprimida  o  alterada  en  su  dicho  carácter  elemental    | 
Superior  liariendo  que  los  obreros,  en  un  pueblo  tan  itiúu 
como  (Jijón,  queden  privados  de  la  enseñanza  que  tanto 
les  reportaba,  Los  profesores  celosos  seimpu^ienm  iJ  nnj 
trabajo  de  seguir  extraoficial  mente  co;  rdin 

conforme  al  plan  preparatorio  ó  elementa!  indicado;  pero,  í 
esto   no  puede  continuar,  surge  una  crisis  para  la   ! 
Gij<Jn,que  lia  de  lenei  olio  menos  útil  y  práctii  o  si  pM 

pronto  no  se  remedia  con  auxilio  de  los  estudios  del  h 
Aplicación  á  la  Industria  que,   por  otra  parte,  han  sido  sup 
dos,  y  aprovechando  asignaturas  de  la 
en  el  Establecimiento  local,  Este  remedio  podrá   pasar  comí 
termo,  uno  de  tantos  que  para  diferí  l 
la  Instrucción  Pública  en  España  por  la  precipitación  y  ec 
mía  en  que  aquí   se  desenvuelve  la  cultura  públi 
arrollarse  bien  la  Escuela  gijonesa  de  Industrian  debiera 
nirlos  dos  períodos,  Elemental  y  Superior,  y  sérosle  ultimo 
práctico  y  mejor  dispuesto  en  el  plan  con  verdadera  rclacitf 
de  las  Escuelas  de  Ingenieros  para  evitar  ciertos  <  nnflielo 
incorporación  de  estudios, 

Debió  darse  eq&s  tiempo  y  práctica  a  la  enseñanza   pop 
organizada  en  l^Hfj,  y  permitir  en  su  desarrollo  - 
dad  y  tanteos  locales  sin  encerrarla  en  moldes  fij 
con  único  patrón  oficial  y  de  tendencias  burocráticas,  La  orj 
nación  y  extensión  de  su  enseñanza  debe  ser  circuasti 
lian  de  obtenerse  resultados  prácticos  de  la 
á  tales  establecimientos,  Las  I  de  Arte- 

las  de  Artesanos,  generalmente  nocturnas,    como  requier 
concurrencia  en  ellas  matriculada,  no  debe  ser  ensanchada 


-403  - 

5  risos  planes  de  estudios  y  muchos  y  costosos  talleres  tan 
ciles  de  sostener;  hoy  por  hoy  aquellas  Escuelas  deben  ser 
icipalmente  elementales  ó  iniciales  y  difundidas  por  toda  la 
;ión  cuanto  sea  posible;  por  de  pronto  como  complemento 
las  ci  verdaderas»  Escuelas  primarias  en  pensamiento  ya  indi- 
Ío  por  el  Ministro  Sr.  Burgos  en  1833  cuando  su  notable  Ins- 
cción para  los  Subdelegados  de  Fomento  hablaba  de  «la  Es- 
ela  en  que  se  ensene  el  arte  fácil  de  medir  las  tierras,  de  afo- 
c  los  líquidos,  de  combinar  la  elegancia  con  la  solidez  en  las 
ras  de  carpintería  etc»<  Antes  que  Escuelas  Superiores  de  In-* 
istriíís,  muy  importantes,  convendría  desparramar  por  toda 
spaña  centros  de  verdadera  ó  inmediata  enseñanza  de  obreros, 
jmerosas  Escuelas  oficiales  ó  particulares  subvencionadas, 
:m  los  estudios  principales  ó  fundamentales;  multiplicarlas  en 
uvales  diferentes  apropósitopara  determinado  número  de  alum- 
05  con  ingreso  en  toda  época;  dos  profesores,  uno  de  Aritméti- 
a  y  Prácticas  elementales  de  contabilidad  general  y  otro  de 
Hbujo  geométrico  simultaneado  con  Geometría  y  Dibujo  gene- 
ai  elemental.  Podrían  ser  estas  las  propias  Escuelas  de  adultos 
tunca  comprendidas  ni  organizadas  en  su  verdadera  índole  pe- 
lagógica.  Después  vendrían  las  Escuelas  elementales  y  ensegui- 
ia  las  superiores  de  Artes  é  Industrias  como  ampliación  de 
iquélías.  Mas  en  nuestro  país,  cuando  llegamos  tarde  a  una  insti- 
tución, se  quiere  andar  de  prisa  y  á  saltos  tomando  elementos 
reformadores  con  poca  detención  y  menos  recursos,  creyendo 
abarcar  múltiples  enseñanzas  al  pensar  en  títulos  y  en  certifica- 
dos de  Capataces,  Contramaestres,  Peritos,,  cual  si  hubiera  car- 
gos para  todos,  y  sin  comprender  que  tales  puestos,  además  de 
la  aptitud  profesional  requieren  condiciones  de  edad,  carácter, 
trato  social,  conocimientos  detenidos  de  organización,  contabi- 
lidad y  fabricación  especial  de  cada  establecimiento,  que  en  lo 
genera!,  no  se  pueden  adquirir  más  que  dentro  del  mismo  y  al 
cabo  de  tiempo.  Otras  consideraciones  no  son  propias  de  la  pre- 
sente reseña  histórica, 

He  aquí  ahora  los  antecedentes  de  la  Escuela  de  Comercio 
de  Gijón. 

Los  estudios  mercantiles  estuvieron  poco  menos  que  olvida- 
dos en  España  hasta  mediados  del  siglo  pasado.  Se  dispusieron 


—  4<H  — 

en  los  planes  de  1821,  1836  y  1845  en  vagos  anuncios 
R.  D*  de  8  de  Septiembre  de  1850  se  ordenó  la  creación  i 
Escuelas  de  Comercia,  tan  necesarias á  loe  intereses  nació 

Se  hallaban  los  estudios  reducidos  á  modestas  aulas  en  coi 
localidades  y  sostenidos  por  instituciones  mercantiles  de  1 
lona,  Bilbao,  Santander,  Vergara,  Cádiz,  Corulla,  Sevilla*  1 
cia,  etc.,  poblaciones  donde  se  establecieron  las    Escueta 
el  Ministro  Seijas  Lozano   para  la  enseñanza  de  las 
materias:  Matemáticas  elementales,  Metrología  universal 
temas  monetarios  reales  y  convencionales  con  sus  cálculos  y 
i -U ¡ios  prácticos;  Partida  doble»  Teneduría  delibro* 
Elementos  de  Economía  política,   balanza  universal,  Ban< 
seguros  y   Aranceles  comparados;   Geografía  fabril  y   me 
til,  y  nociones  de  Derecho  comercial;  y  Lenguas  fran 
glesa.  Se  mantuvo  este  plan  en  las  reformas  de  L  P,  por  e 
nistro  Sr.  González  Homero  en  1852,  siguiendo  tales  Esial 
niirn toa  incorporados  á  los  Institutos,  sometidos  á  su  diret 
y  disciplina  y  costeados,  la  mitad  por  el  Estado,  y  la  oí 
por  la  provincia  y  localidad  respectivas.  Tal  cuadro  d* 
zas  se  amplió  para  Profesores  mercantiles  con  estasas 
Aritmética  y   Algebra  mercantil;   Metrología  universal;  S 
mas  monetarios;  Teneduría  de  libros  con  aplicación  al  come 
Fábricas,  talleres  y  oficinas  publicas  y  particulares;  Cálcalo  i 
cantil  aplicado  á  toda  clase   de  negociaciones;  Práctica  di 
nu'ivm;  Geografía  y  Estadística  industrial  y  comercial;    Etel 
los  del  Derecho  mercantil   español  y   Legislación  de  Adua 
Economía  política  con  sus  aplicaciones  al  comercio;  llistoni 
ncral  del  comercio;  Elementos  de  Derecho  internacional  i 
cantil;  Conocimiento  de  las  primeras  materias  y  de  las  mam 
turas  y  objetos  comerciales  que  con  ellas  se  fabrican,   v  m 
nrs  de  Física  y  Química  indispensables  para  la  profc> 
tendiendo  los  mismos  estudios  mercantiles,  en  la  misma  \j\ 
mada  del  Ministro  Moyano  se  ciearon  en  Institutos  de  Segt 
Enseñanza  los  de  Aplicación  a!  Comercio  para  Peritos,  publi 
dose  los  programas  en  1858  y  que,  como  queda  dicho,  en  1 
Eüeron  establecidos  en  la  Escuela  especial  é  Instituto  dr  Joi 
nos  de  Gijón  (1). 

^i)    Véame  pági,  362  y  370, 


—  405  — 

Más  la  verdadera  reforma  de  las  enseñanzas  de  Comercio 
i  del  R.  D.  de  11  de  Agosto  de  1887,  obra  del  ministro  Na 
ro  Rodrigo,  con  Escuelas  Elementales  y  Superiores  para 
¡tos  y  Profesores,  ninguna  establecida  en  Asturias  ni  Ledo, 
íya  organización,  aparte  del  mejor  orden  y  eslabonamiento 
agógicos,  no  discrepaba  del  plan  antiguo  y  extensión  de  rna- 
as,  aunque  entonces  se  incluyeron  las  de  Caligrafía,  Lenguas 
ncesa,  inglesa  y  alemana,  el  Derecho  internacional  mercantil 
loco  más.  Al  año  siguiente  se  dio,  como  es  usual  en  España, 
i  R.  O.  incorporando  sin  nuevo  examen  en  las  Escuelas  de 
mercio  los  dichos  elementales  Estudios  de  Aplicación  agrega- 
s  á  los  Institutos. 

De  5  de  Agosto  de  1899  es  el  R.  IX  estableciendo  en  Gijón 
a  Escuela  elemental  de  Comercio,  bajo  el  pían  de  las  de  1887 
n  la  supresión  de  las  cátedras  de  Lenguas  francesa  é  inglesa, 
le  habían  de  cursarse  en  las  aulas  de  J  avellanos  cuyo  Direc* 
r  había  deberlo  también  de  la  nueva  Escuela.  El  Ayunlamien- 
gijonés  consignaría  anualmente  en  sus  presupuestos  la  suma 
icesaria  para  la  instalación  y  sostenimiento  de  los  estudios 
ercantiles  y  hasta  el  día  en  que  figuraran  en  los  presupuestos 
ú  Estado  (como  procede  por  la  Ley  de  1865)  había  de  pagar 
[rectamente  todos  los  gastos;  y  cuando  corriesen  á  cargo  de  la 
ación,  el  Estado  había  de  sufragarlos,  reintegrándose  en  la 
>rma  prescripta  para  el  sostenimiento  de  los  Institutos  incorpo- 
raos de  la?  22.475  pesetas  á  que  ascendían  las  plántulas  det 
ersonal  y  consignación  del  materia]  salvo  ¡as  alteraciones  su* 
esivas  de  carácter  general.  La  nueva  Escuela  se  inauguro  en 
esión  solemne  de  1.°  de  Diciembre  de  1899  bajo  la  presidencia 
leí  Alcalde  D.  Ramón  García  Sala;  y  su  Director  D.  Justo  del 
bastillo,  trabajó  con  celo  en  la  organización  secundado  por  los 
atendidos  catedráticos  interinos  Sres.  Cifuentes  (J.)  García 
lastro,  Ordóñez  y  Escolar,  siendo  ayudante  profesor  de  Lengua 
ilemana  el  Sr.  Martínez  Pigna;  Claustro  joven  y  entusiasta  que, 
epresentado  por  el  Sr.  Escolar,  figuró  dignamente  en  el  Con- 
jreso  mercantil  de  Madrid  de  1900. 

Al  año  siguiente  cambió  la  Escuela  en  virtud  de  las  innova- 
nones  del  R.  D.  de  17  de  Agosto  disponiendo  y  agrupando  sus 


\_ 


—  4rá  — 

materias  en  los  Institutos  Generales  y  técnicos  (1),  lii 
á  tocios  estos  Centros  los  esludios  elementales  de  Omero 
el  ingreso  prevenido  para  el  bachillerato);  y  así  se  orgor 
en  Oviedo  y  se  reorganizaron  en  fiijón,  en  forma  muy 
porque  dicha  reforma  no  vino,  como  otras  muchas,  acor 
da  di?  los  medios  ecofiómioos  con  qoe  desenvolverse 
tivo  al  personal  y  material  (2).  Eran  estudios  díspuest os  < 
cursos,  en  plan  mus  simplificado  y  menos  practico  qn 
1887,  dictándose  en  el  mismo  año  de  1901  y  principios 
guíente  varías  RR.  00,  de  adaptación  para  mejor  alin 
lado  de  todos  los  Instituios  las  dichas  enseñanzas  tnerc¡ 
Elementales  con  paso  á  las  Superiores  para  adquirir  en  é< 
título  de  Profesor  necesario  en  el  ingreso  délos  cu 
Aduanas  y  de  Contabilidad  general,  provincial  y  municipal 
tal  innovación  en  Gijón  y  Oviedo  hasta  el  R.  D.di 
de  1903  reorganizando  otro  vez  más  la  mencionada  i 
comercio  en  el  sentido  de  unificar  la  enseñanza  mercan  ti 
se  dará  en  adelante  (esto  es,  hasta  otra  próxima  reforma)  i 
mismo  Establecimiento,  con  objeto  de  devolver  á  las  d 
Escuelas  su  independencia  y  dotarlas  también  de  una  le 
ciun  completa,  que  probablemente  será  interina.  Así,  a| 
neados,  desaparecieron  los  estudios  mercantiles  del  Ins 
de  Oviedo  después  de  dos  cursos;  y  el  Ayuntamiento  Offc 
debió  sostenerlos,  como  sección  de  su  Instituto,  á  la  manen 
que  había  mantenido  los  suyos  el  de  Gjjón  por  R.  D.  de  1 
Octubre  de  1902,  bajo  cuya  organización  continua. 

De  todas  suertes,  la  enseñanza  mercantil  en  España 
mucho  que  desear  y,  por  lo  que  á  la  intervención  del  Eat&i 
refiere,  no  alcanza  la  importancia  y  extensión  que 
Parece  que  todavía  alientan  viejas  y  ridiculas  preocupad 
profesionales  y  que  bastan  para  el  comercio  la  rutina  y  la 
tica  del  mostrador,  bien  distantes  de  una  profesión  ú  carreri 
tan  honrosa  y  lucrativa  como  complicada.  La  imitación  ¡ 
tranjero,  á  que  somos  tan  inclinados,  no  se  sigue  en  este  pu 


{%)     Véase  p£g,  jüS, 
<  j  *     Yia«t  los  folíela»: 

— lnanmiraciñii   de  1a  Kiei7i  i   de  Comercio  cíe  Gíjt-»>  b  dd  c 

1B99  igoo  par  «I  Uirectoi  D  Jiuto  del  Castillo. 

—  Memoria  dd  cutsü  de  luoo  ot  por  el  Secretario  D,  Melchor  OrdoDex  AJorno. 


-4o7  — 
>íén  lo  estorba  la  penuria  en  que  vive  la  Instrucción  Pública 
al  v  la  falta  de  iniciativa  en  esta  materia  de  las  instituciones 
árnicas  particulares,  que  en  otros  países  han  desenvuelto  la 
íianza  del  comercio  en  términos  progresivos  y  cien  tifíeos, 
ttras  que  aquí  vivimos  con  Escuelas  anémicas  ó  con  estu- 
iniciales  de  contada  fundación  benéfica  con  que  algunos  pa- 
as,  amantes  de  la  profesión  que  les  ha  enriquecido,  han  do- 
)  á  determinadas  localidades  sirviendo  muchas  veces  de  base 
tímulo  á  la  emigración,  aunque  aminorando  las  tristezas  del 
Qiidiza  je  en  remotos  países.  Nuestro  patrón,  ya  oficial  ó  ya  prt- 
o,  en  estas  enseñanzas  dista  mucho  de  los  belga,  francos,  in- 
S  alemán  y  suizo.  En  Bélgica  la  enseñanza  comercial  está  al 
o  de  la  facultativa  en  sus  Universidades,  y  los  diplomas  de 
iíud  mercantil  allí  conseguidos  tienen  la  mayor  estimación 
todo  el  mundo.  Francia  ha  hecho  otro  tanto,  y  sus  Escuelas 
París,  Mulhouse,  Lyon,  Havre,  Rúen,  Marsella,  Burdeos,  etc., 
n  de  crédito  universal;  las  Cámaras  de  Comercio  se  han  apre- 
vado  á  prestar  su  cooperación  y  con  sumas  verdaderamente 
bulosas  lian  tomado  bajo  su  patronato  Los  establecimientos 
ícenles  mercantiles.  Las  análogas  suizas  son  hoy  objeto  de  la 
ayor  concurrencia  de  jóvenes  de  todos  los  países  de  Europa  y 
mérica;  y,  por  motivos  de  brevedad  en  materia  también  cono- 
da  no  se  han  de  apuntar  aquí  idénticas  noticias  ó  considera- 
iones  de  las  Escuelas  y  Colegios  de  comercio  ingleses,  alema- 
es  é  italianos.  De  igual  manera  que  sus  aulas  de  industria  son 
)s  auxiliares  más  poderosos  del  múltiple  progreso  fabril,  sus 
nías  mercantiles  responden  al  alto  concepto  moderno'  del  Co- 
lerdo;  y  con  estudios  de  teoría  y  práctica,  muy  principalmente 
:>5  prácticos  en  escritorios  diferentes,  y  con  la  simulación  de  las 
nás  variadas  operaciooes  para  todas  las  manifestaciones  mer- 
anüles,  todos  los  pueblos  consiguen  «de  verdad»  formar  un 
uerpo  de  dependientes  comerciantes,  contadores,  administra- 
lores  inteligentes  y  prácticos  creando  al  mismo  tiempo  el  perso- 
lal  apio,  seguro  y  activo  para  desempeñar  cargos  públicos  rela- 
lionados  con  la  contabilidad.  No  poco  se  ha  hecho  en  España  en 
as  poblaciones  mercantiles  con  la  iniciativa  privada;  pero  toda- 
ría  hoy  falta  mucho  tanto  de  cuenta  del  Estado  como  de  la 
;lase  comercial  en  sus  varias  y  potentes  manifestaciones. 

27 


—  4oS  — 

Reblan  para  terminar  este  capítulo  los  datos  relativ 
Escuela  de  Veterinaria  de  León, 

Como  las  ciencias  médicas  de  que  forma  parle  la 
ría,  ésta  vivió  mucho  tiempo  entregada  á  prácticas  con  sus  i 
y  preocupaciones  fortalecidos  en  el  trascurso  de  los  ano* 
albeilares,  que  ejercían  en  parte  aquella  profesión,  sen  t /ai 
gor  de  las  leyes  de  Alfonso  X  y  de  los  Beyes  Católicos  < 
erraban  por  su  culpa  ó  falta  de  conocimientos  (1).  D 
antiguo  existía  en  España  un  Froto  albeiterato,  que  e 
solamente  en  Madrid  á  los  aibéílares  y  herradores  i  quien 
pedía  los  títulos,  aunque  ya  desde  1749  tuvo  delegadi 
provincias.  En  1739  decretó  Felipe  V  que  la  Veterinaria  d« 
ser  considerada  como  arte  liberal  y  científico;  pero,  sin 
no  empezó  &  progresar  hasta  Carlos  III  y  entonces,  en 
fué  enviado  en  uoini^iün  uela  de  Alfort  D.  Uernard 

driguea  y,  como  pensionados,  Malals  y  Este  ve  en  Í7Í 
auxilio  de  tan  distinguidos  profesores  se  inauguró  la  < 
Veterinaria  en  1793  reinando  Carlos  IV  y  siendo  su  uxinis 
favorito  Uodoy,  principe  de  la  Paz  (2),  el  cual  narra  c 
en  sus  Memorias  de  la  manera  siguiente:  *  Entre  los  objelí 
enseñanza  pública  que  Faltaban  en  España  cuando  eixifM 
reinar  Carlos  IV,  era  uno  de  ellos  este  arte,  reducido  entre 
otros  á  una  mera  práctica  ó  rutina  sin  principios  científicos  ¡ 
ningún  sistema  razonado.  La  milicia,  el  arma  de  caballón 
agricultura,  la  salubridad  de  los  ganados,  el  comercio,  la  ii 
tria  y  la  trajinería  sufrían  mucho  por  esta  falta  ,.._»,  *M¡  pr< 
to  de  una  escuela  fundamental  y  normal  de  Veterinaria,  en 
la  extensión  de  esta  ciencia  y  este  arle,  mereció  el  real  apr 
y  decretada  que  hubo  sido  la  fundación  de  esta  enseñanz 
nombraron  personas  de  instrucción  y  de  capacidad  probada 
pasando  á  los  reinos  extranjeros,  observasen  en  ella  ios  pi- 
ses do  aquel  ramo,  recogiesen  luces,  libros  é  instrume 
cuanto  hubiese  mus  aventajado.  Mientras  tanto  corrían  i 
las  provincias  de  España  con  el  mismo  objeto  de  apn 
bueno  que  podría  encontrarse  y  anotar  los  errores  ó  el  al 
que  sufría  aquel  arte.  Cuando  hubieron   vuelto  unos  y  otro; 


(i)    Ley  j,  lífc.  VÍ1T,  Part>  V  y  hy  9,  tít.  XV,  Patt.  VIL- Ley, 
<-j)     Uyea  1  |  1  -Id  til.  XtV,  libro  VIH  de  U  tiran,  Ron* 


—  409  — 

i  de  estudios  y  experiencia,  la  escuela  decretada  y  proyecta- 
tuvo  efecto.  Abrióse  ésta  por  el  pronto,  siendo  yo  ministro, 
18  de  Octubre  de  1793,  destinando  interinamente  para  aquel 
'vicio  el  terreno  y  casas  á  Ja  derecha  de  la  puerta  de  Recole- 
;,  donde  estaban  ya  dispuestas  las  oficinas  necesarias....  El  nú- 
*ro  de  plazas  designado  en  el  R.  D.  de  fundación  fué  de  no- 
ntci  y  seis,  una  parte  para  los  individuos  de  ejército  y  otra 
ra  paisanos  de  todas  las  provincias». 

En  1802  !a  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  País  de  As- 
rias  envió  pensionados  á  la  Escuela  central  matritense,  y  al- 
iña vez  después  concurrieron  otros  alumnos.  Los  colegiales 
tiernos  duraron  hasta  184J),  pero,  no  bastando  la  protección 
fieial  de  la  enseñanza  en  Madrid,  la  Escuela  de  Veterinaria  tuvo 
na  vida  débil  y  precaria,  decayendo  por  completo  cuando  la 
nvasión  de  los  franceses.  En  1817  y  en  1826  la  protegieron 
on  interés  D.  Félix  Colón  y  el  duque  de  Alagón,  que  mejora- 
ron los  estudios,  cuya  organización  se  anunció  en  los  planes 
le  1821,  1836  y  1845;  mas  la  gran  reforma  de  esta  enseñanza 
Jala  del  H.  D.  de  1847,  estableciendo  tres  Escuelas,  una  superior 
en  Madrid  y  dos  subalternas  en  Córdoba  y  Zaragoza. 

En  el  primitivo  establecimiento  veterinario  apenas  se  aten- 
día mas  que  á  la  curación  del  caballo,  si  bien  después  para  la  Es- 
cuela superior  hg  decretaron  otros  estudios,  cuya  necesidad  ex- 
plicaba el  preámbulo  del  decreto  en  los  siguientes  términos: 
*  Pobre  idea  se  tendría  de  la  Veterinaria  dejándola  reducida  al 
mero  herrado  y  cura  del  caballo,  como  generalmente  sucede; 
debe  extenderse  al  cuidado  de  todos  los  animales  que  son  útiles 
al  hombre;  y  si  además  se  considera  que  estos  profesores  se  ha- 
llan esparcidos  por  las  aldeas  y  poblaciones  rurales,  que  tienen 
relaciones  intimas  con  los  labradores,  los  cuales  suelen  consul- 
tarlos en  infinidad  de  casos,  se  echará  de  ver  cuan  útiles  pueden 
ser  sus  consejos  para  dirijir  á  estos  acertadamente  en  la  conser- 
vación de  sus  ganados  y  en  el  cultivo  de  sus  tierras.  No  puede 
el  Gobierno  establecer  una  cátedra  de  Agricultura,  ni  aunque 
lo  pudiese  produciría  esto  resultado  alguno,  porque  el  labrador 
no  gusla  de  asistir  á  cátedras  y  rehuye  toda  clase  de  enseñanza 
teórica  y  de  aparato,  pero  si  á  su  lado  se  colocan  personas  re- 
gularmente instruidas  en  los  buenos  principios  agrónomos  y  en 


—  416— ' 
ciertas  prácticas  útiles  desconocidas  en  los   campos 
por  via  de  consejo  en  conversado  oes  familiares  y  tal  vi 
el  ejemplo,  conocimientos  que  de  otro  modo  inri* 

terrando  poco  apoco  arraigadas  preoeupacim,  \stitQ 

á  métodos  añejos  otros  mas  perfectos  y  productivos.  El  i 
nano  puede  y  debe  ser  para  el  labrador  un  verdadero  tn¡ 
de  agricultura*.  Por  eso  al  lado  de  los  estudios  medie» 
ticos  se  establecían  cátedras  accesorias  de  Agricultura  v  Zi 
nia  ó  arte  de  criar  los  animales  domésticos;  y  á  los  ahmm 
la  Kscuela  superior,  por  otra  parte,  se  les  exigía  esturj 
Matemáticas,  Física  é  Historia  natural  en  un  Instituto. 

La  Escuela  de  Veterinaria  de  LeOtí  fué  creada  por  R.  < 
19  de  Marzo  de   1862,  habiéndose  instalado 
de  San  Marcos.  Ocupado  éste  por  el   Instituto,  se  di 
Escuela  un  local   tan  reducido,  que  apenas  podía  llenar  la¡ 
meras  necesidades;  mas,  cuando  aquel  cslablecimi. 
do  á  otro  edificio,  la  Diputación   provincial  hizo  etttfl 
San  Marcos  al  Director  de  aquélla  en    JB5G,  y  pudiei' 
parse  los  locales  necesarios,  aunque  siempre  con  el  CU 
interinidad  con  que  fué  instalada.  Así  continuo  hasta  is,> 
que,  cedido  dicho  edificio  á  loa  IV  Misioneros  de 
de  Jesús,  lo  fué  á  Veterinaria  el  ex  convento  de  Descalzos  e 
radio  de  la  ciudad,   donde  ejecutadas  las  obi 
instaló  definitivamente  en  1800, 

La  Escuela  de  León  fue  de  segunda  clase,  en  virtud  del 
que  para  estos  establecimientos  se  publicó  en  15  de  FVbrcr 
1864,  y  comprendía  los  estudios  del  primer  penudo,  ái< 
en  cuatro  años  y  ajustados  á  lo  dispuesto  en  el  arlfcu 
Reglamento  de  14  de  Octubre  de  1857.  <-on  el   direcl 
catedráticos  propietarios,   dos  supernumerarios,   el  profeso 
fragua  y  los  alumnos  pensionados  por  su  mérito  y  aplicar 
se  dieron  las  enseñanzas  necesarias  que  estaban  así  distribuí 

Primer  año:  Anatomía  general  y  descriptiva  de  todos 
animales  domésticos:  Exterior  de  los  mismos.—  Segundo  i 
Fisiología  c  Higiene.— Tercer  ano:  Patología  general  y 
Farmacología;  Arte  de  recetar;  Terapcu l ira;  Policía  sanilí 
Clínica  medica.— Cuarto  año:  Patología  quirúrgica;  nperaen 
y  vendajes;  De  recito  veterinario  comercial;   Veteriníl 


—  411  — 

te  de  forjar  y  herrar;  Clínica  quirúrgica;  Historia  crítica  de 
os  ramos.  Para  la  mejor  explicación  de  estas  asignaturas  se 
quieren  diferentes  medios  materiales,  que  fué  adquiriendo  la 
cuela  leonesa  aumentando  en  lo  posible  de  año  en  año  el  Bo- 
uin,  Fraguas,  Anfiteatros,  Hospital  y  Cátedras,  como  los  ga- 
aetes  de  Anatomía,  Cirujía  y  Ciencias  naturales,  y  también 
a  biblioteca  especial  del  ramo,  decorada  con  los  bustos  de 
>urgelat,  Bobadilla,  Esteve  y  Malats. 

En  varias  ocasiones,  con  objeto  de  remediar  la  organización 
í  la  Facultad  veterinaria,  los  Directores  acudieron  al  Gobierno 
licitando  con  insistencia  modificaciones  convenientes  en  los 
jtudios;  y  fué  muy  notable  la  Representación  que  el  Director 
e  \a  de  León  Sr.  Giménez  Camarero  dirijió  á  la  Superioridad 
n  1867.  Opinaba  por  igualar  los  centros  veterinarios  de  Ma- 
rid  y  provincias  para  que  los  facultativos  de  primera  clase  de 
x  Escuela  Central  no  fueran  los  únicos  en  conocimientos  de 
incultura  y  Zootecnia,  destinados  después  al  Ejército  y  gran- 
Les  localidades  con  perjuicio  de  otras  regiones  y  distritos  rura- 
cs  ó  de  sus  intereses  agrícolas  y  sanitarios;  quería  además  un 
^lau  científico  fundado  en  el  principio  de  generalidad  decré- 
tente y  de  complegidad  creciente,  y  así  requería  prioridad  de 
la  Visiea,  Química  é  Historia  natural  á  la  Biología,  etc;  y  se 
declaraba  partidario  de  fundir  las  categorías  veterinarias  y  en 
particular  las  de  albeitares  y  veterinarios  de  segunda  clase,  faci- 
litando también  á  éstos,  previo  examen  riguroso  el  paso  á  la 
primera. 

Estas  y  otras  observaciones  fueron  atendidas,  y  en  R.  D.  de 
2  de  Julio  de  1871  se  aprobó  el  Reglamento  de  las  Escuelas  de 
Veterinaria,  que  introdujo  en  la  carrera  innovaciones  necesa- 
rias. La  enseñanza  fué  la  misma  en  todos  los  establecimientos 
sostenidos  por  el  Estado,  de  una  sola  clase  los  títulos  de  Veteri- 
nario, y  la  instrucción  mas  completa  y  acabada  con  las  siguien- 
tes asignaturas:  Física  y  Química  con  relación  á  los  animales  y 
á  sus  agentes  exteriores;  Historia  natural;  Anatomía  general  y 
descriptiva;  Nomenclatura  de  las  regiones  externas;  Edad  de  los 
soUpedos  y  demás  animales   domésticos;  Fisiología,  Vivisección 
é  Higiene;  Mecánica  animal;  Aplomos,  pelos  y  modo  de  reseñar; 
Patología  general  y  especial  y  Clínica  médica;  Farmacología  y 


—  412  — 

Arte  de  recetar;  Terapéutica;  Medicina  legal;  Operaciones 
sitos  y  vendajes;  Obstetricia;  Procedimiento  de  herrado  y 
do;  Clínica  quirúrgica  y  Reconocimiento  de  animales;  A* 
tura  y  Zootecnia;  Derecho  veterinario  comercial  y  Policía 
taria;  Clínicas  médica  y  quirúrgica;  Ejercicios  de  disección 
visección;  y  Prácticas  de  Herrado  y  Forjado  y  de  Agrien  1 1 
Zootecnia. 

Este  es  el  plan  vigente  no  sin  que,  respondiendo  al  pro 
y  circunstancias  de  los  tiempos,  se  haya  formulado  tan  i 
la  prensa  profesional-veterinaria  como  por  los  cátedra  ti 
profesores  la  necesidad  de  innovaciones  en  las  Escuelas; 
1883  el  Director  de  la  de  León  Sr.  Nuñez  fue  autor  & 
f Proyecto  reformando  la  enseñanza  de  la  Medir ina  veteríi 
en  España».  Dividía  la  oficial  en  cinco  grupos,  uno  preparal 
bajo  un  plan  de  mas  asignaturas  para  profesores  veterina 
organizaba  la  privada  para  peritos  herradores  con  cinco  í-u 
y  la  de  peritos  castradores  en  uno  á  fin  de  justificar  mejor 
certificados;  y  daba  reglas  páralos  diferentes  estudios  por 
señanza  libre. 

Una  modificación,  que  no  debe  omitirse,  fué  la  dispuesta 
R.  O.  de  30  de  Septiembre  de  1896  mandando  que,  para  in 
sar  como  alumno  en  las  Escuelas  de  Veterinaria,  se  oecesi 
tener  aprobadas  en  los  Institutos  de  Segunda  Enseñanza 
asignaturas  de  Latin  y  Castellano,  Geografía,  Lengua  france: 
Matemáticas  con  certificado  que  lo  acredite;  estudios  con  tiei 
y  gastos  que  pueden  retraer  á  ciertos  aspirantes,  no  ¡ndemn 
dos  mas  tarde  en  modestas  colocaciones,  aunque  también  e; 
considerar  que  la  profesión  con  sus  varios  fmes  sanitarios  re 
ta  cada  día  mas  importante  y  trascendental  y  requiere  mas 
nocimientos. 

Cuando  para  su  estudio  fueron  necesarios  libros  de  texto 
aquí  los  aprobados,  usuales  ó  recomendados  en  la  Escueh 
León. 

Anatomía  general  y  descriptiva:  San   Pedru,   Quiroga,   Ortego,    La  Vil  Ja, 
món  y  Cajal,  Robert,  González  y  García,  Cliauveaii, 
Exterior  de  los  animales  domésticos:  Casas,  La  Villa* 
Fisiología  general:  Casas,  C.  Bernard,  ALcolea,  Gutiérrez  Quedada, 
Fisiología  especial:   Beaunis,  Wimt,  Colün,  Gómez  Ocatla*  Landósi,  Bec 
Mecánica  animal:  Alcolea. 


—  4(3  — 
figi*a*j  Cusas,  AngraCK»,  Villas,  Garrote. 

úiofog/a  geneíaí  y  A*Ai*MÍá  Ptottlfgkai  Rainarcl,  Cadiac,  Uonchard,  Corral, 
>peti.   CajaL 

ím  espeetaf:  Ca<líacf  Nocard,  Galtíer,  Fronher. 

■•■;,  Formaeolfigfa  y  Arte  di  recetar:  Guinard,  Kaussman»  Lloren  le , 
juat,    Cairum.  iJeltvarte. 
\fedtcieta  legal:  Casas,  Gallier,  Saina:, 

7//rar/i»fff;,  Apositos  y  vendajes  y  di  nica  tjuirthgiea:  Hregmer,  I'ench  y 
Bftftit, 

Bouraay,  L  Saint  y  Te,  Yiolet,  García  Ircara. 
Rtc&fM&iitííicnh*  Je  animales:  Sainz  y  Ro/as. 

PbvtediMUitla  Je  herrad»  y  forjado:  Casas,  Marichalern  y  Thary  García  I  r- 
^  Marichalerri  y  P.  Pader.  Satftt  y  Rnzas,  Badiot,  B,  Almy,  I1.  Seolanc,  y  P. 
íngean, 

tita:  Saimón.    Moyana,   González    Pitarra,  Cornevm,  Barón,   Dechurn- 
y  Rusugaol, 

ittt/Ittra-  Alíela,  Tortosa,  Reqtiejo,  Sánchez,   Hruíl  y  Castro. 
Etcrtchet  veterinario:  Casas,  Castro  y  Sainz. 
/W/o/i  Sanitaria:  Garrote,  Molina. 
i/iitüria  y  Biéífografía  <>¿  terina  ñas:  Lloren  te .  I 

La  matricula  oscilante,  como  en  muchos  establecimientos 
ícenles,  figura  en  su  lugar  (1 1. 

La  situación  económica  puede  comprenderse  por  los  siguien- 
s  datos.  En  la  primera  edición  de  este  libro,  1873,  se  insertó 
lente  presupuesto:  «Ingresos»:  Por  derechos  de  matricula, 
H75  pesetas;  por  reválidas,  9*735;  y  por  estancia  y  operario- 
¡8  de  animales,  46,50;  total,  12,456*50,  —  * Gastos *;  Personal 
icultativo,  17,281 '60;  personal  administrativo,  3.589*88;  mate- 
ai,  3.500;  tolal,  24.371*48;  resultando  un  déficit,  abonado  por  el 
stado.de  íl.914'98  pesetas.  — En  el  presupuesto  actual  de  1903 
)s  tgastos*  (por  sueldos  y  quinquenios  de  catedráticos,  sueldos 
e  auxiliares,  ayudante,  pensión  de  un  alumno  de  4.a  grupo» 
mpleados,  dependientes  y  palafreneros,  material  de  oficinas  y 
tenciones  á  justificar)  importan  34,550  pesetas;  y  los  «ingresos» 
K>r  matriculas,  derechos  de  inscripción,  académicos  y  de  ex- 
cedientes de  alumnos  de  las  enseñanzas  oficial  y  Ubre,  títulos  y 
lescuenlosi  suman  12.925*85;  de  lo  que  resulta  un  déficit  de 
Ü.H2Í15  pesetas. 

£1  estado  actual  de  la  Escuela  es  altamente  satisfactorio  y 


fia»  ArfoíDiCR  XW 


—  414  — 

hace  honor  á  su  director  el  Sr,  Díaz  Garrote  y  profesorncta 

deudo  principalmente  dificultades  de  la  ensena  i 

materias  agrupadas  en  un  curso.  De  nuevo  resalta  ! 

CÍO  «-le   otra  organización  y  dilucidar  de  una  v  >nv¡f* 

no  los  estudios  preparatorios  y  la  distinción  entre  los  Elerr 

les  y  Superiores,  estos  para  los  profesores  en  cargos  v 

mente  facultativos  y  aquellos  para  el  modesto  personal  er 

blos  rurales,  mal  remunerados  y  generalmente  d< 

bajo  mas  bien  mecánico  que  científico;  pero  siempre,   parti 

de  la  base,  que  han  de  tener  conocimientos  adecuado- 

eesidades  agrícolas  y   varias  (>  apai 

parte,  !a  enseñanza  práctica,  sin  la  cual  la  teoría   resulta  i 

caz  de  ordinario,  deja  que  desear  en  las  Escuetas 

León  por  falla  de  medioa  en  que  desarrollo 

La  consignación  del  material  es  tan  exigua,  que 
ni  la  adquisición  de  instrumentos  y  aparatos  indispensables  ] 
las   disecciones  vivisecciones,  clínicas  y  práctica 
zootécnicas,  hasta  tal  extremo,  que  estas  ultimas  i 
resultan  nulas  vn  la  Escuela,  El  Director  «sr  (Viaz  Garrote  y 
fesores  han  solicitado  del  Ministerio  del  ramo  una  Esl 
cuaría  ó  ( íranja  experimental  zootécnica,  an  Escuela,  i 

ala  par  de  ser  muy  útil  para  la  enseñanza,  reportarla 
beneficios  a  la  ganadería  de  la  región;  y,  de  Ludas  soei 
atender  con  más  recursos  á  las  legitimas  y  necesarias  extgero 
de  este  centro  docente  leonés, 

A  él  eran  llevados  antes  animales  diferentes  c 
fermedades,  presentados  para  la  cura  ó  consulla,  y  sometido 
conveniente  tratamiento;  los  dueños  satisfacían   á  razón  de  1 
péselas  diarias  por  gastos  de  alimentación  y  medica  meato 
de  este  modo,  las  prúrüras  de  Patología  y  de  Círuj; 
aseguradas  sin  dispendios  para  «i  Establecí  mi*  liestrát 

se  además  los  alumnos  para  los  diagnósticos,  pronósticos  y 
sultados.  Más  por  orden  ministerial  se  dispuso  qoé  d  prpdi 
de  las  estancias  de  animales  enfermos  se  ingresara  en  la  Sai 
sal  del  Banco  de  España,  y  así  desapareció  el  medio  de  te 
prácticas  veterinarias  sin  dispendios  para  el  Estado,  A  partij 
semejante  disposición  los  gastos  pasaron  a  cargo  de  la  Esa 
con  desatención  de  otras  necesidades    más    impelió 


-  4i5  — 
ama;    por  lo  qtie,   debe  ser  conveniente,  como  es  fácil,  volver 
meo  antiguo  en  este  punto. 

La  Escuela  leonesa  de  Veterinaria  llena  cumplidamente  los 
beres  que  le  están  impuestos  y  liarle  coüdaqir  a  los  benéficos 
Inflados  para  que  fue  instituida  íl>,  Verdad  es  que  su  sitúa- 
^atribuye  muy  eficazmente  a  que  sea  provechosa,  Centro 
ón  de  un  radio  adonde  pueden  concurrir  fácilmente  varias 
ovincias;  cuya  principal  riqueza  es  pecuaria,  qnfe  exige  pn> 
cción  decidirla  para  su  fúraenl  <.  especíaltttáttte  para  el  de  la 
Lbtitliar,  es  indudable  que  la  Escuela,  al  tiempo  qtae  va  á  pro- 
ircionar  honrosa  y  lucrativa  profesión  ú  los  que  á  ella  se  de 
can.  ha  de  influir  poderosamente  en  beneficio  de  fa  ganadería 

de  la  agricultura,  refluyendo  sus  beneficios  en  utilidad  de  las 
idustrias  nacíanles  en  las  regiones  limítrofes  Por  otra  parle. 
i*  desaparecido  ya  el  vulgar  concepto  que  la  ¡gooracoia  solfa 
ormar  de  una  ¡dtaliva,  que  hoy  alcanza  considera- 

ííun  y  prestigio  por  su  creciente  utilidad  social, 


fí.ilktn 


letlriiia*  v  d  í  redor  (te  U    Escuela  *J#    \,i.n,i.,rii     de  León  á  O.  M.miH 
< le  U  revial  una  tnoder  •     i 


-417- 


CAPÍTULO  IV 


eñanza  primaria,— Su  desarrollo  en    Asturias  y    León.— Antecedentes  histó- 
ricos hasta  tiempos  modernos.— Antiguas  obras  pias  y  fundaciones. — Prime- 
ros trabajos  de  innovaciones  en  Escuelas  á  fines  del  siglo  xvm  y  en  comien- 
zos ñcl  Xix.  — Leyes  y    principales    reformas   de    instrucción    popular  desde 
iSiir  —  Deficiencias  de  tas  Escuelas  en  la  primera  mitad  del  siglo  pasado. — 
Enseñanza  de  la  mujer;  datos  históricos;  Colegio  universitario  de  Huérfanas- 
Recoletas  de  Oviedo;  Escuela  de  la   Virgen  de   los  Dolores  de  Gijón;  refor- 
mas posteriores.-  Creación  de  las  Escuelas  Normales   provinciales  de  Maes- 
tros y  de  Maestras  de    Oviedo  y  León;   desarrollo   y   estado    actual  de  estos 
establecimientos;  Escuelas  prácticas  y  graduadas    agregadas  á  ellos. — Datos 
varios  de  Escuelas  primarias  públicas  en  concejos    del  Distrito  universitario 
de  Oviedo. — Escuelas  de  párvulos,  de  adultos,  de  sordo-mudos,  etc.— Colo- 
nias escolares.— Enseñanza    primaria    privada;  fundaciones    particulares  mo- 
dernas;  Congregaciones    religiosas    dedicadas   á  la  enseñanza  de  niños  y  ni- 
nas*—Inspección*—  juntas  provinciales   y- locales  de  Instrucción  primaria. — . 
Datos  estadísticos.  —  Educación  física.— Consideraciones    y  necesidad  de  re- 
forma radical  y  progresiva  en    el  primero  y  mis  importante  ramo  de  la  Ins- 
trucción pública. 


Entre  las  diferentes  manifestaciones  de  la  Instrucción  Pú- 
lica,  ninguna  es  de  más  importancia  y  transcendencia  que  la 
rimaría,  base  y  fundamento  de  aquélla,  porque  es  más  honda  y 
enera!;  y  así,  entre  todos  los  Centros  de  Enseñanza,  la  llamada 
iscuela  de  primeras  letras  es  la  que  merece  primordial  interés 
olítico-pedagógico,  si  la  sociedad  ha  de  asentarse  en  cimientos 
Diidos  y  asegurar  cultura  y  civilización.  Los  pueblos  no  pueden 
ivir,  ó  viven  mal,  sin  templos  y  sin  escuelas.  Pero  este  tema  no 
s  para  tratado  aquí  y  ahora  porque  otra  es  la  índole  de  la  pre- 
ente  reseña  histórica,  donde  únicamente  han  de  aducirse  los 
atos  pertinentes  al  desarrollo  de  las  instituciones  docentes, 
legado  su  turno,  en  el  plan  indicado,  al  de  las  Escuelas  infanti- 
ís  ó  populares,  asiento  de  la  enseñanza  primera,  punto  de  par- 
ida ó  camino  para  las  demás  que,  á  su  vez,  no  son  más  que  am- 
pliaciones y  derivaciones  de  aquélla. 


—  4*8  — 

Ciren&scríbiendo  el  esludio  &  tas  provincias  de 
León,  no  es  fácil  presentar  datos  concretos  de  antigua 
yt  ya  se  dijo,  que  en  ellos  fué  grande  la  incultura  en  genen 
el  aislamiento  en  que  se  vivía   La  «-hili/arion  romana,  cin 
da  muy  principalmente  en  la  escuela  pública    mixta,  S 
señanza  y  descanso  recreativo,  libre   en   Roma  é  impera 
uaT  no  dejó  en  tales  regiones  tradieción  y  huella  ctert 
la  institución;  y  otro  tanto  sucede    bajo  la  civilización  £od 
su  primera  épOCÜ!  por  DO  desenvolverse  aquí   eji segó  ida  si 
ganizaeiones  y  reformas  que  estorbaron  el  dualismo  de  ni 
religión  primeramente,  facilitándolo  bien  pmnlo  la 
vcmrdui   ;t  J:i  superioridad    ral  del    vnimlo.    [fo  asi   00  I 

guada  época,  bajo  la  dirección  del  Clero,  que  dirijió  príac 

mente  la  Suciedad    en  talen  centurias,  siendo  pn 
una  íi  otra  Eoi  o  basta  el  Norle  ramiB$¡ 

fluencias  de  los  varios  estudios,  que  prosperaban  en  ei 
y  en  el  centro  de  la  nación.  Esta  misma  influencia  directiva 
bió  ser  y  fue  la  saliente  cuando  la  Monarquía  asturiana    «1c 
gio  vi r i,  vestida  en  todo  a  usanza  visigótica;  do  podiendo 
darse  que  otra  residió  nuestra  cuitara,   a  uno  y  ¡mi: 
los  montes   vindicos  si  bien    limitada  y  circunscrita  • 
ñas  y  localidades;  mas   cesa  la  duda  respecto  é  inatti 
tiempos  en  que  también  el  arle  prosperó  por  estas  Un 

uno  estela  de  su  paso  los  primores  en  piedra  de  las  be 
basílicas  y  la  áurea  filigrana  délas  sagradas  cruces,  Entot 
el  espíritu  cristiano  lo  domino  todo,  y  rnonaquisn, 
llenaron  la  vida  e  informaron  la  pedagogía,  siendo  Clero  y 
denes  religiosas  los  que  tuvieron  las  escuelas  primeras  y  las  g 
riores,  absorvieudo  su  di/ección  durante  no  poco  tiempo,  por 
ellos  eran  los  cultos  é  ilustrados. 

Se  continué  con  esta    orientación    cuando 
reino  leonés  y  la  vida  mas  humilde,  a  que  quedo  rrdn 
rias,  se  fue  vigorizando  con  el  régimen  municipal.  El  el 
lar  y  el  regular  siguieron   teniendo  el  magisterio  todo,  y  per 
tanto,  el  primario  que  era  pobre  y  reducido.  Es  sabido  tuinl 
que  las  escuelas  árabes  coetáneas  tuvieron  igualmente  ¡ninv 
dirección  religiosa  en  sus  comienzos  con  significación  piad 
ó  benéfica  y,  a  seguida,  contractual  entre  el  maestro  y  el  pa 


—  419  - 

os  niños,  siendo  dirijidas  por  personas  que,  dando  prefe- 
ría al  conocimiento  del  Corán,  se  adelantaron  además  á  sis- 
*s  posteriores,  enseñando  á  leer  y  á  escribir  á  un  mismo  tiem- 
organizándose  aquellas  escuelas,  que  difundieron  Abderra- 
i,  Hixem,  Jusuf  y  otros  monarcas  cuando  se  cimentaron  las 
osas  aulas  cordobesas  á  donde,  se  dice,  Alfonso  el  Magno  de 
arias  y  otros  proceres  enviaron  sus  hijos. 
En  el  creciente  territorio  cristiano  y  dentro  de  la  diócesis 
Oviedo  regida  por  el  Obispo  Froilán  se  celebró,  en  1050,  el 
ncilio  de  Coyanza  (Valencia  de  D.  Juan),  dispuesto  por  los 
es  D.  Fernando  y  D.a  Sancha,  asamblea  mixta  á  estilo  de  las 
edanas,  donde  se  encargó  á  los  clérigos  enseñasen  el  Cate- 
mo  y  principales  oraciones  á  los  niños  (1);  y,  puestos  á  ense- 
r,  escribe  el  Sr.  Lafuente,  la  transición  del  Catecismo  á  las 
imeras  letras,  puede  conjeturarse  que  no  se  haría  esperar.  De 
tonces  debe  datar  la  instalación  de  las  escuelas  primarias  en 
5  atrios  ó  pórticos  de  las  iglesias,  como  las  Ordenes  religiosas, 
itiedictina,  cisterciense,  mendicantes,  etc.,  de  Asturias  y 
ion  (2),  tuvieron  también  análogas  escuelas  en  sus  vestíbulos 
claustros;  y  justo  es  reconocer,  por  tanto,  que  la  iglesia  difun- 
ó  durante  siglos  la  instrucción  primaria,  hasta  que  en  ella  fué 
lerviniendo  cada  día  con  creciente  influencia  el  elemento  ci- 
1.  De  la  enseñanza  popular  apenas  hay  indicaciones  en  el  Có- 
go  de  las  Partidas,  mientras  la  diplomática  de  aquella  época 
ice  creer  que  hasta  en  las  escuelas  catedralicias  de  los  si- 
os  xni  y  xiv,  de  finalidad  superior,  debieron  enseñarse,  en 
rasiones,  las  primeras  letras  á  los  ministros  menores,  servido- 
ís  de  la  iglesia  etc.;  porque  los  celosos  Prelados,  que  tanto  se 
forzaron  contra  la  ignorancia,  seguramente  también  combatí- 
an ésta  en  todos  sus  grados  y  personas. 

Bajo  la  influencia  de  la  Santa  Sede  y  Prelados  ó  del  Clero  en 
eneral  difúndese  en  los  siglos  inmediatos  xv  y  xvi  los  Cole- 
ios  y  las  Universidades,  de  que  fueron  preparación  las  nume- 
jsas  P receptorías  de  latinidad,  y  se  levantan  do  quiera  estable- 


(i)     Archivo  de  la  Catedral  de  Oviedo:  Libro  Gótico,  fol    62 

España  bugrada  por  ti  P.  Risco  (tom.  XXXVIIIi  ArÜNDicp.  1. 

(a)  Véanse  las  páginas  5,  7  y  99  con  referencias  de  las  Ordenes  religiosas  en  Asturias 
londc  se  omitió  por  olvido  de  copia  la  benedictina  de  San  Pedro  de  Villanueva)  y  295  y  399 
e  las  de  León. 


—  42o  —  • 

cimientos  ricos  y  suntuosos  <!<>  aquellas   clases,  que 
Pontífices  favorecen   y  reglamentan  sin  cesar,  mientra? 
bres,  a!  azar,  sin  norma  ni  reglamentación,  sin  í 
querían  las  escuelas  primarias  escasas  y  mal  organiza*. 
gran  Cisncros,  por  tantos  conceptos  memorable  y  áquíe 
debió  la  superior  enseñanza,  d ícese  que  gustaba  poco  d* 
der  la  primaria  entre  la  gente  del  pueblo,  y  que  no  m 
inclinación,  como  otros  grandes  letrados  de  aquellos  tier 
la  instrucción  en  la  lengua  popular;  \\  aunque  parpa 
repitiéronse  hasta  bastante  después  extrañas  opinión* 
pobre  y  humilde  escuela  de  primeras  letras,  diciéndose  po 
rea  militares  que  la  cultura  enervaba  á  lados  lia< 

les  indisciplinados  ó  menos  dóciles.  No  obstante,  ya  de  a 
habla  manifestado  en  afganos  monarcas  la  necesidad  de 
dir  tales  centros  de  enseñanza,  como  Enrique  II  en  su  Pi 
tica  desde  Toro,  en  1319,  buscando  profesores  a  costa  de 
legios  y  exenciones,  favoreciéndoles  con  hidalguía,  relé 
de  quintas,  cargos  y  cargas  concejiles  y  otras  varias  gi 
«porque  en  nuestros  reinos  y  señoríos,  decía,  no  se  puede 
sin  maestros  que  enseñen  tas  primeras  letras»;  dispos 
li miada  por  reyes  posteriores  aunque  sin  efieín 
viejo,  por  lo  tanto,  el  hado  adverso  que  vino  persiguió 
gtatefto  popular.  Díeese  de  Carlos  I  que  para  informarse  < 
lado  de  un    pueblo  (I)  solía  preguntar  por  los  sujetos 
tres  P.  F.  P.  latinas  (parochu&}  cura,  pretor,  alcalde  o  j 
preceptor*  el  maestro,  si  no  era  el  dómine  con  las  dos  f 
nes  docentes,  latina  y  castellana)  aunque  es  probable  qi 
neralmente  el   Emperador  hallaría  los  dos  primeros  sují 
menos  mal,  s¡  el  párroco  era  á  la  vez  maestro  religioso  y 
rio.  Felipe  II  dio  algunas  disposiciones  útiles  en  h 
instrucción  primaria,  que  pasaron  ú  la  Nueva  ñecopilac 
lo6fi;  y  el  maestro  del  Principo,  liarcía  de  Loaisa,  le  dirj 
memoria!  denunciando  la  ignorancia  de  algunos  maestros, 
introducidos  en  la  lengua  y  escritura  castellanas  y  m€ 
reforma,  á  lo  que  contestó  el  Monarca  disponiendo   en 
exámenes  de  maestros  y  visitas  de  escuelas  (2), 

íil    I/títi»/,!  dr  ¿<t$  l'uivérsidiíJrs  ere  .,  pnr  Laíbenlc;  lom.TI»  ca¡ 
(■?)     /fiítortn  di  &i  Prda  I  I,   Eugenio  Gara  a   v  Barbaría.    {Mstói 

dkc  Jí. 


—  421   - 

En  la  diplomática  ovetense  pueden  verse  algunos  datos  re- 
vos  ¿i  determinadas  Escuelas  primarias  en  el  siglo  xvi.  En 
>2  ne  trilló  en  el  Consistorio,  en  unión  de  representan  Les  del 
Cabildo  Catedral,  de  erigir  en  la  Ciudad  una  casa  donde  se 
ceñase  á  los  niños  Doctrina  cristiana  *por  la  importancia  que 

i»;  pero  la  carencia  de  escuelas  de  instrucción  primaria 
leral  se  manifiesta  en  otro  acuerdo  de  1578,  que  es  el  conve- 
*  de  la  Ciudad  con  la  Compañía  de  Jesús  encargando  á  ésta 
las  Escuelas  de  primeras  letras  y  de  latin,  estableciéndose  un 
bit  rio  para  adquirir  fincas  y  rentas  destinadas  á  tal  objeto, 
e  habían  de  quedar  á- favor  de  la  primera,  como  patrono,  en 
so  de  extinción  de  la  Orden,  cual  sucedió  más  tarde;  en  1588 
leyeron  cartas  del  R  Provincial  de  la  Orden  de  Jesús  crean- 
>  en    el  Colegio  una  Escuela  para  enseñanza  de  letras  y  virtu- 

de  Doctrina  cristiana  en  1624,  conforme  al  deseo  munici- 
xl  (1);  y  es  de  advertir  que  la  corporación  jesuítica  examinaba 
facilitaba  maestros  á  las  contadas  localidades  que  lo  pedían. 

En  el  siglo  xvn,  con  el  espíritu  gremial  que  entonces  domi- 
aba,  se  creó  con  aprobación  del  Rey  Felipe  IV  en  1642  la 
Hermandad  de  San  Casiano»  para  fomentar  y  protejer  la  ins- 
moción  primaria  en  el  reino,  congregación  que  entre  sus  privi- 
egios  tenía  el  de  examinar  á  los  maestros,  lo  que  fué  confirma* 
b  por  Felipe  V  en  1743  considerando  á  estos  individuos  con 
ítalo  como  profesores  de  artes  liberales  y  las  distinciones  con* 

¡ites.  Requeríase  para  el  ejercicio  de  la  profesión,  prueba 
íe  buena  vida  y  costumbres,  examen  de  pericia  en  leer,  escri- 
bir y  contar  aprobado  por  la  Hermandad  y  otro  de  Doctrina 
.-nstiarm  á  satisfacción  del  Ordinario.  Más  tarde,  &  la  institución 
le  San  Casiano  sucedió  en  1780  el  o  Colegio  académico  del  No- 
[)le  Arte  de  primeras  letras»,  que  fué  principalmente  para  Ma- 
drid; las  Sociedades  Económicas  de  Amigos  del  País  gestiona- 
ban  sobre  lo  mismo  en  todas  las  regiones;  al  mencionado  Cole- 
rín siguió  en  1791  la  «Academia  de  Primera  Edueacióm;  y  se 
dieron  disposiciones  varias  á  Corregidores  y  Justicias  sobre 
maestros  y  educación,  recomendando  la  gratuita,  de  niños  y  ní- 


Cabida*  kiitiiricottifiUftuUica  drt  AyttHtamitnh*    iU  Qvitde  por  D,  CirirtCC  M,  Vígit* 
18S9I, 


—  422  — 

fia»,  en  la  Corte  y  fuera  (1),  Más  á  las  apartadas  [ 
¡jaron  tardíamente  y  escasa  la  influencia  de  dichas  ¡ r *  - 
y  leyes;  j,  por  [o  qoe  se  refiere  á  Asturias,  bien    ¡ 
aquella  intervenciones  porque  estaba  abandon  ma 

dida  la  enseñanza  primaia  de  los  concejos,  Gonsia  en    los 
municipales  de  Aviles  que  el  maestro  de  niños,   asalaria 
1605  con  siete  mil  maravedises,  real  y  medio  á  los  niño; 
enseñaba  á  leer  y  tres  fr  los  que  aprendían 
nía  la  obligación  de  ser  cantor  en  la  iglesia  parroquial, 
maestro  avilesinoen  1079  pedía  limosna  y  solicitaba  B 
ravedís  por  socorro  del  municipio,  que  acordó  se  le  d* 
cuenta  reales,  sin  ejemplar*;  lo  que  trajo  por  conse< 
abandono  de  maestro  y  discípulo  al  extremo  de  prohibirla 

la  asistencia  de  sus  hijos  á  la  escuela  del  cono< 
humilde  escuela  de  Gijón  en  1640  era  regida  por  un  BwtU 
López,  que  vivía  en  grandes  apreturas,  Oviedo  en  I76J 
nada  menos  que  diez  años  de  retribución á  los  l\  P,  Jesoilf 
el  misino  año  la  Real  Congregación  de  Nuestra  Señora  d 
vadonga  de  Naturales  del  Principado  de  Asturias  en  Madi 
dirijió  ala  Junta  General  del  Principado  sobre  la  ulilkki 
poner  maestros  en  Lodos  los  concejos,  pues  por  falta  de  in 
ción  los  jóvenes  y  vecinos  emigrados  tx  la  Corte  leniaa 
dedicarse  á  oficios  indecorosos  y  pobres  (3), 

l.o  que  no  .hacían  Justicias  y  Regimientos,  y  entonces 
bien  gran  parte  del  Clero  de  Asturias  y  León,  quiso  b 
el  espíritu  de  caridad  de  beneméritos  patricios  en  ü 
provincia.  En  su  mayor  parte  son  de  los  siglos  mencionados 
ta  el  xviii  la  erección  de  varias  Obras  Pías  y   fundaciones 
propósito  de  instrucción  popular;  mas  en  revueltas  | 
han  perdido  memorias  y  documentos  de  tantas  obras  benttfk 
de  dispersos  datos  quedan  las  siguieules  notici 

Provincia  de  Oviedo 


AtiLiiS.— En  Cüslrittón    la  Capellanía   con    Escuda   fundaba   \ 
M  ii  do*  Galán;  otra  en  N*  veces  por   los  vecinos   y    mareantes;  y  otra  en 

1 1)     Ltytl  ilc  la  Novísima  Recopilación,  úi.  i,  tibio  VUI. 

ti»¡     AT'itts.  noticia  hiitójriau  por  I.  Caí 

(3)    Archivo  de  la  Diputad*  de  Oviedo;  -  de  3  de  Ou 


-4*3  — 

^En  Párroco  H.+  J>.  Damián  Serré    tünéá    la  de   Heres  en    1755 

ifíilo  por  patronos  ú  las  párrocos  sucesores, 

ÜELMox-u,-^;^  A  la  Escuela  de  Faedo,  en  Salas,  se  le  adjudicaron  reiv 
del  antiguo  Hospital  de  Peregrinos. 

„£  Osii.-  Asditmi La  Escuela  temporera   desde  Todos  los  Sanios 
1  CrL1-  >°  X  *lra  W  Scvarga    por  D,  Benito   Carreflo;  y   la  de   Mian, 

Leada  irnplista,  fjue  daba  al  Maestro  U  tercera  parte  de  lo»  diezmos 

so  participación.— fW*.  La  de  Avin  por  D.  José  Villoría  y  D.n  Isabel  de  Cas. 
<1<r  Santa  Eulalia  por  D.  Miguel  de  Rem¡7  mejorada  por  el  D+ José  Víllo- 
—  l'na  Escueta  en  Rtvúfatlfa  pur  el  canónigo  de  Oviedo  D.  Gonzalo  de 
Santos  para  los  niños  ,nás  pobres;  en  Moro  se  fundó  la  Capellanía  del 
míen  con  Cargo  de  Escuela. -Er.  Parres  fundó  la  de  Nevares  su  párroco 
Juan   Menéndesc, 

CASTRuroi..  -Cattr^i:    La    Escuela     de   Viladevelle,    en    Seares,    Fué  de 

>ra  Pía.— También  la  de    Villacondido,    en    Cumia,-},*    de  tendones  de  Eí 

a^"'  fué  úe  '^dadón  de  D.  Blas  F.  Sarmiento  Castnllón  de  Cienfnegos  (i), 

Kn    Grvmdei  di  Ssümt,  la  temporera  de  Nogueirán   fué   debida  al  Presbítero 

: agadán  con  renta  de  1 12  fanegas  de   grano  gravadas  con  III 

»•**  —  En  Watitr,  U  Escuela  de  invierno  fué  establecida  por  el  L.  D.  Domingo 

-ima  y  unida  al  vínculo  de  su    casa,    debiendo    los  sucesores  buscar 

«jo  la  aprobación  del  Párroco;  y  la  Capellanía  de  Hullaro  con  oblí- 

de  Escueta  la  estableció  en  1709  D.  Domingo  Fuertes  y  Castnllón.— La 

scuela    de   PtsSi  tuvo    antiguamente   algunas    rentas   del   fundador  Sr,  López 

Xm.  -  En  Ojw,  la  de  Santa  Eulalia  fué  debida  d  D,  Bernardo  Rt  de  A  rango  y 

Fn  Ttyw,  tina  piadosa  mujer  dejó  una  casa  en  Ferrol  para  una  Escuela* 

Gl>"  E1  rfncttlo  de  Arguelles  en  Valdornón  estaba  gravado  con 

00  rtaks  pata  el  una    Escuela   de   Lavandera  fué   debida  á   D.Juan 

Ugüclles;  y  fué  y  es  notoria  la  Escuela  primaria   al   Instituto    de  Jovdla- 

m*  En  favor  de  obreros  y  viudas  pobres  ¡mposibilitatfas  de  retribuir  al  Maestro 

a  fundó  en  su  ultima  voluntad  el  ilustrado   Presbítero    D.  Fernando  Moran  La- 

:,  abad  de  Sania  Doradla,  «jui/á>  también    aconsejado    por  el  Jovellanos, 

el  organizador  después  del  Establecimiento  con  ordenanzas, 

meen  todos  sus  extremos  son  dignas  del    sabio  magistrado    y  pedagogo,  asi  en 

liciones  del  maestro  como  en    el  número  y    clase  de   los  alumnos  (entre 

pensionistas),  material,  programas,  etc.;  escuela  ijue  por  R.  O.  de  I !  de 

Kovietnbre  de  1795  fué  unida  al  Instituto  Asturiano   como    para  base  y  plantel 

nseñanzas. 

,:sto.—  fH/¡tifa  La   Escuela   de   Quen    fué  fundada    por  D,  Diego   No* 

riega,  la  de  Lozana  por  el  L.  D,    Francisco    Unquera,  pasando  al  patronato  de 

tí  de  Vistalegre;  y  las  de  Coya  y    Sevares  fueron    también  de  crea* 

ium  benéfica.— En  ¿Pava    D,  José  A.   Alonso  Faes  fundó  en  1751    la   de   San 

Layjana,  — ^/St/;  La  de   Murías  de  Santibafl«  fué  instituida  por  el  Bríga- 


pagina  3-94. 


aS 


—  424  - 
díer  D.  Lorenzo   Solis  (i)  con  un  ayudante  del  preceptor  para  l*s  ¡ 
tras— En  Vaitf   la  Escuela  de    Cateao  fué   encomendada  por  su  crect* 
ñuto  del  Ayuntamiento  y  Párroco;  y  fué  también  benéfica  la  de  Tañes, 

Lena, — Lefta:    Las    retí  tas  de   la   antigua    alberguen*    de  CampoOTw 
dedicaron   á  Escuela*  y  las  de   Villayón   y  Puente   de   los   Fierros    i~«¡ 
principio  benéficas.  — En  Mitres  dispuso  la  creación  de  la  de  San  Jiinn   fie 
del  Camino  en  1624  el  virtuoso   Párroco  D.  Leandro  Martínez  Vega*  í"i 
también  de  ejemplar  y  extensa    Obra    Pía.— En    Qwtós,   lu  escuela  1 
era  del  patronato  de  la  casa  de  Raqueros  y  la  de  Honderos  de  Ntmbra  <lel 
do  Catedral  de  Oviedo  estando  el  Maestro  bajo  la  vigilancia  del  Dean. 

Luarca. —  Vélééti  Eran  pías  las  escuela-  tte  Barcia  y  Cad*ve4o* 

Llanes.— Unnes:  La   de  esta  villa  fué  fundada  por  el    Presbítero  D 
nando  A,  Villar  Ma  riega  en  1756  bajo  el   patronato  del  mayo  raigo  de  *u 
lia;  la  de  la  Borbolla  por  D.  Juan  Gon  ralez  Ahedn,    bajo  el  de  la  Cott 
Jesds  de  Oviedo;  lu  de  Nueva  en    176S  por  D<   Joaquín    Martine*    García. 
Caldueflo  fué  debida  á  varios    particulares   principalmente  á  D*  Domingo 
Puertas,  dignidad  de  la  S.  I.  C  de    Oviedo   y  mejorada  posteriormente  pv 
Domingo  de  Puertas;  la  de  Penduetcs  en  parte  principal  por  el  Sr.  Jo 
ro  Ihaflez  en   1792;  la  de  Posada    por  el   Pairoco    D.    Fernando  Airare*  i 
Asturias    con    patronos  de  sil    familia,  cura   sucesor  y   vecinos,  riendo 
dt'nfvucs  por  IX   Francisco  A  Cabralcs   Pesquera;    y  U  de  Hibaño  por 
tero    U-    Toribio    üonzáíer    que    nombró  patrono*  d  sus  deudos.  ~En  £M 
la  de  Asiego  por  el  Pbro.  D,  Pedro  Manuel   Viejo  en  1 776  dejando  el 
á  los  vecinos;  en  Carreña  por  Dt  Antonio  No  riega  en  177S;  en   Arenas  por 
Juan  Gutiérrez  de  Bulnes  y  D.  Juan  13,  Díaz  Porrero  en   la  niUma  época   y 
pues  favoreció  la  misrru  escuela  I).  Francucj  Dial  l'ietve 

erigida  por  D.  Pedio  González  de  la  Lleude  en  179S.— /W7íiw/.'7í-/w  alia:  h 
cuela  de  Llcnin  se  debió  en  17 '4  á  D.  José  de  Caso  Guerra  y  D.  D 
D.  Francisco  de  la  Turre;  la  de  Roza  gas  á  D  Juan  de  Posada  en  1 7  20;  la  de  J 
D.  Juan  de  la  Torre  y  Mier,  marqués  de  Santa  Coba,  en  1750;  y  la  de  Alie 
177S  al  fimo.  Sr*  D.  Domingo  Trespalacios,  ijue  gravó  su  wuculo  para  el  *t 
nimicnto  del  maestro. —En  PttlamtíUra  bajá  dispuso  la  de  Huelles  el ,  cap 
Dé  Tomás  Escandón. 

OvifcDO.—  Llanera:    La    Escuela    de    Terrones    se    debió    á    su  párroco 
Francisco  A.  Píava,-  Murcia  tenia  la  de  -San  Esteban  de  fundación  parí 
En  Preasti  eran  tle   patronato  las  de  Linures,  Sograndio    y  Villatnrgin  tic  la 
tiulia.1  de  Diaz  Arguelles  y  de  González   Tufión   y  la  última  del    Prior  de  Si 
Domingo  de  Oviedo. 

Pkavía.— Pravto:    La   de   Santianes   en    1713   por   D.  Juan  Cienfuegos 
gUelles,—  En  CamtüMP  dotó  al  maestro    de  Murías    en  1624  I).  Juan  Su 

cionero  de  Toledo,  <¡ue  dio  el  patronato  á  la  Iglesia  mayor  de  Oviedo. Lu 

éiUir*  era  de  fundación  privada  la   escusla  de  Soto,  y  rcnti  del  hospital  de 
regrinos  se  dedico  después  ¿i  la  enseñanza  prim 

Siero,— Bimtttts:  donde  D,  Jerónimo  de  Estrada  fundó  en    Martinpoira 

ti)     Vé*M  pagina  994. 


-  425- 
oó  la  abadía  y  capellanes  de  los  Remedios  con  escuela  de  patronato  del  Mar- 
es de  Casa-Estrada,  asi  como  en   San  Emeterio  D.  Ramón  Montes   Huelga, 
or*ció   la    Escuela  con    renta  de  seis  fanegas   y   dos  copines  de  pan,  dando 
íferencia  á  su  familia  en  caso  de  incautación  por  el  Estado. 

Tixeo.  —  Tinco:  El  Maestro  de  la  villa  fué  dotado  en  ióoi  por  el  L.  don 
tiro  de  Rojas,  alcalde  del  crimen  en  México;  la  Escuela  del  Pedregal  fué  obra 
l  L.  D.  Pedro  García,  la  de  Tuna,  del  limo.  Sr.  D.  Tomás  Nuñez,  oidor  de 
Rota,  que  la  dejó  al  patronato  de  los  Uria;  en  Tuna  también  el  Ilustrfsimo 
.  ]>.  Juan  Queipo  de  Llano  estableció  en  1727  una  panera-pósito  después 
nvertida  en  escuela;  y 'la  de  Lombas  se  debió  á  D.  Francisco  F.  Campomanes. 

Villaviciosa.  —  Caravia:  La  primera  escuela  se  debió  á  D.  Marcos  del 
ille. — Colunga.  La  de  la  Riera  fué  dispuesta  en  17 17  por  D.  Bartolomé  Mo. 
n  y  después  ampliada  por  D.  Juan  A.  Caride;  la  de  Libardón,  por  el  párroco 
.  Antonio  de  Cangas;  la  de  Pivierda  también  por  el  párroco  D.  Manuel  Pelayo 
:  la  Peruyera,  asi  como  la  de  Lastres  por  Sor  Teresa  Rita  de  Robledo. 

Provincia  de  León 


Astorga. —  Caí-rizo:  La  antigua  Escuela  temporera  de  invierno  y  prima- 
eri  fué  fundada  por  D.  Antonio  Martínez,  que  dejó  al  pueblo  casa  y  bienes,  y 
L  Maestro  recibía  dos  cargas  de  centeno,  dos  carros  de  leña  y  150  reales  al 
ño;  pero  desamortizados  los  bienes,  se  han  convertido  en  una  lámina  de  la 
)euda  nacional  que  rinde  50  pesetas. 

Bañeza. —  Torneros:  antigua  obra  pía  con  escuela  de  primeras  letras  y  cape- 
lama. 

León.—  Garra/e  de  Torio:  La  Escuela  de  San  Félix  fué  fundada  por  don 
francisco  Gutiérrez  de  Castilla  en  1738  y  es  de  patronato  de  los  sefiores  Peni- 
enciario  y  Doctoral  de  la  Iglesia  Catedral  de  León. 

Murías  de  Paredes.  — Ca¿>ri//ancs:  de  la  antigua  obra  pía  de  San  Esteban 
le  la  Riera  quedan  hoy  125  pesetas  para  Escuela;  y  la  de  Candamuela  fué  esta- 
blecida por  D.  Francisco  García  Alvarez,  vecino  de  Lima,  en  1747,  siendo  de 
patronato  de  los  vecinos. 

Ponferrada. — Ponf errada:  La  Escuela  de  Campo  de  la  jurisdicción  fué 
fundada  por  D.  Manuel  González  Yebra,  Dean  de  Málaga  en  1 7 76,  con  un  ca- 
pital de  10.000  duros  y  foros  de  que  se  incautó  el  Estado,  estando  antes  servi- 
da por  un  Sacerdote  con  cargo  de  Misa  y  Rosario  y  hoy  solamente  percibe  el 
pueblo  120  pesetas,  asi  como  20  el  de  San  Andrés  de  Pontejos  por  su  antigua 
Obra  pía  escolar.  * 

Riaño. —  Ose/a  fie  Sajambre:  su  Escuela  fué  fundada  por  el  Dr.  D.  Pedro 
Diaz  Oseja  (i)  en  1669,  siendo  de  patronato  del  Cabildo  Catedral  de  Oviedo. 

Sahagón. —  Cea:  Su  primitiva  Escuela  fué  fundada  por  D.  Bartolomé  Al 
varez,  párroco  de  San  Juan  en  1646  con  340  reales  y  48  fanegas  de  grano  de 
renta,  con  vertidas  hoy  en  25. 


(ij     V¿ase  página  57. 


—  426  — 

Valencia  de  D*  Juan.—  VtffawQmfas;  A  mediarlos  del  sigto  X  vt  it    D. 
dscg  *íel  Talado  fundó  dos  vínculos  y  grav6  á  cada   uno  cot!  do?  c»f£*s  < 
go  y  cuatro  cántaras  de  vino  para  el  sostenimiento  de    la  Escuela;  y  el  Ai 
miento  solo  cobra  uno  de   loi  indicados  gravámenes,  pues  el  otro 
percibiendo  el  Estado  la  redención  y  nada  el  municipio. 

Vi li.af ranga   del   Bierzo. —  ViHúfmtua:  En   las  innovaciones 
clones  por  Carlos  J1I  al  Colegio  de  Jesuíta*  (i)  te  destino  para  ínsttf 
m;nta  parte  del  legado  del  benemérito  Dr,  D.    Francisco  Aren  del  Soto»  a 
do  de  los  Reales  Consejos,  Secretario  doctísimo  y  Racionero  del  Arzobispal 
México,  donde  falleció  en  1 755;  y  también  *¿e  debió  á  e^le  escritor  cr» i 
fundación  de  otra  Escuela  de  niños  en    La  misma    localidad*  1.a  de  Villal*i 
de  patronato  del  R.  Obispo  de  Astorga,   estaba  d  t  200  rea  Je*  p 

fundador  D,  José  Valcarce  en  i  7S4;  y  desde  el  lunes  de  Pascua  basta   I. 
de  San  Pedro  se  daba  ración    de  pan  á   los  niños  pobres    de  asistencia  pur 
la  renta  ha  quedado  reducid*  á  200  peseta 

En  los  últimos  años  del  siglo  xvíli  el  poderoso  God 
tro  interés  por  la  enseñanza  é  inclinación  a  favorecerla,  em 
jado  por  las  corrientes  innovadoras  del  memorable  reioade 
Carlos  111,  que  proseguían  en  Madrid  y  provincias  las  Diputa* 
nes  de  Caridad,  las  Juntas  y  Asociaciones  de  Damas,  las 
dades  Económicas  y  personajes  principales  de  la  ar; 
del  comercio,  mientras  pesaba  en  el  Gobierno  la  autoridad 
Ministros  y  Magistrados  como  Campomanes,  Jovellanoa  y  oír 
que  incesantemente  clamaban  en  favor  déla  iflstracciÓO 
cación  populares.  Había  base  para   lanío  en  determinada?  lo 
lidades  de  la  nación  porque,  si  no  fué  general  el  adelanto  q 

significaron  las  Universidades  u nn  sus  decadencias,  liu 

en  unos  y  en  otros  lugares  casos  de  verdadero  iiltei 
Enseñanza  Primaria;  puesT  aparte  de  la  inconsideración  en  q 
vivieron  los  maestros  en  no  pocos  pueblos,  no  descendíeroi 
lanto  como  en  Francia  donde  servían  oficios  de  criados,  pre¡ 
ñeros,  limpiadores  de  letrinas,  etc.,  ó  como  en  Italia  don*! 
banenderos  de  la  Iglesia  y  domésticos  del  Párroco.  En  muni 
pios  de  España  hubo  laudables  y  repetidos  acuerdos  en  fa\ 
de  la  Escuela,  y  no  ha  resultado  allí  moderno  el  precepto  de 
enseñanza  obligatoria  con  sanción  penal,  que  antiguos  Ayun 


fl|     Víase  pig.  30». 

(2)  No  *on  completo*  tas  anitriurc*  datos  de  la  Beneficencia  de  [nstruccita  en  AatiTÜ 
León,  tanto  por  ct  mal  catado  tic  I01  respectivos  archivo*  i  calis*  del  dctfrrdfin  con  que  n 
rtaüz&dc  (4  dstaniorliMctáu  como  UmhU  11  pal  mentía  de  pueblos,  patronos  y  ot?a*  tntermí 
Aun  3>íp  las  noticia*  reunid»  lo  fueron  á  co*U  de  ns*  cküio  trabajo. . 


—  427  — 

mientos  habían  decretado;  y  nuestros  viejos  maestros,  como  Pe- 
dro Ortega  y  Juan  de  la  Cuesta,  practicaron  respectivamente  la 
enseñanza  individual  y  la  mutua  con  procedimientos,  que  bas- 
tante después  ha  formulado  la  Pedagogía  (1). 

Con  aquella  base  y  recuerdos  pudo  el  Príncipe  de  la  Paz 
avanzar  en  la  senda  del  progreso  mejorando  la  condición  del  ol- 
vidado y  escaso  magisterio,  ampliando  los  programas  de  ense- 
ñanzas, determinando  los  resultados  con  exámenes,  y  difundien- 
do  libros  de  texto  cuando  poco  ó  nada  había  en  la  materia,  no 
siendo  aventurado  conjeturar  que  en  todo  esto  y  para  más 
contó  probablemente  con  el  consejo  de  hombres  avisados,  como 
Jovellanos  (2)  por  ejemplo.  A  estos  últimos  días  gubernamenta- 
les del  favorito  pertenece  la  creación  del  Real  Instituto  Militar 
Pestalozziano  á  fin  de  ensayar  principios  y  procedimientos  del  fa- 
moso pedagogo  (3),  que  no  alcanzaron  á  Asturias  y  León  aunque 
se  implantaron  cerca,  como  en  Santander  por  breve  tiempo  y  lo 
mismo  en  Madrid  y  Tarragona.  En  aspiraciones  iguales  á  cam- 
bio  de  personal  y  método,  y  ante  la  necesidad   de  llenar  el 
vacío  de  la  Compañía  de  Jesús,  que  en  su  función  pedagógica  no 
había  sido  bien  reemplazada,  había  pensado  el  Ayuntamiento  de 
Oviedo,  «privado  déla  pública  enseñanza»,  en  traerá  los  Pa- 
dres Escolapios  para  poner  á  su  cargo  las  escuelas  primarias; 
pero  no  pudo  realizarse  el  pensamiento  (4).  La  dicha  y  central 
institución  pedagógica  fué  suprimida  á  principios  de  1808  de  lo 
que  se  dolió  Godoy,  escribiendo  al  innovador  suizo.  La  Sociedad 
Económica  de  Asturias,  que  había  enviado  pensionados  á  la  mis- 
ma Escuela  pestalozziana,  estudió  también  más  tarde  el  sistema 
mutuo  lancasteriano,  difundido  enseguida  por  la  nobleza  de  Ma- 
drid (sistema  del  que,  como  ya  se  ha  dicho,  habia  tradición  espa- 


(z)     Estudios  sobre  la  grandeza  y  decadencia   de  España  por    Felipe    Picatosta.  (Madrid, 

1887J. 

(2)  «Exposición  hecha  al  Príncipe  de  la  Paz  en  94  de  Agosto  y  19  de  Octubre  de  1791», 
como  respuesta  4  los  once  puntos  sobre  Instrucción  pública  en  España  á  que  se  contraía  la 
R.  O.  que  se  le  dirigió  en  16  de  Julio  del  mismo  año.  La  segunda  parte  del  informe  guarda  gran 
semejauza  con  el  discurso  de  Jovellanos  acerca  del  «Influjo  que  tiene  la  Instrucción  pública  en 
la  prosperidad  social»,  (Véase,  SomozaJ. 

(3)  Véanse: 

— La  Enseñanza  primaria  en  España  por  Manuel  B.  Cossio  (Madrid,  1899*. 

— Noticia  de  las  providencias  tomadas  por  el  Gobierno  para  observar  el  nuevo  método  déla 
Enseñanza  primaria  de  Enrique  Pestalozzi,  y  de  los  programas  que  ha  hecho  el  establecimiento 
formado  en  Madrid,  con  este  objeto,  desde  su  origen  hasta  principio  del  año  de  1807  (Madrid, 

l8o'7)- 

(4)  Archivo  municipal  de  Oviedo.— Actas  municipales  de  22  de  Enero  de  1794  y  13  de 
Junio  de  1796. 


—  4^8  — 

ñola)  mientras  el  Ayuntamiento  ovetense  con  bienes  de 
suíías  expulsados,  instituía  en  la  Ciudad  una  Escuela  COG  oí  tO 
do  de  Naharro,  maestro  de  Madrid,  adversario  del  deletreo 
pagador  del  sistema  orgánico  y  silábico  seguido  durante  bastí 
tiempo  hasta  ser  vencido   por  el  método  jacotista  de  \ 

Como  en  Oviedo,  reparó  el  Ayuntamiento  de  León  Mi  1 
que  no  daban  resultado  satisfactorio  las  enseñanzas  dispue: 
para  remplazar  á  las  de  los  PI\  Jesuitas  expulsados  yT  de  aei 
do  con  el  Obispo  Blanco,  llamó  á  los  PP.  Escolapios,  ba 
ses  aprobadas,  no  sin  dificultades  por  e!  Rey  y  Concejo,  y  < 
una  renta  de  2.200  reales  anuales.  En  el  nuevo  Colegio,  esta  l 
cido  en  el  de  Jesús,  hubo  desavenencias  con  el  iminicipi 
triólas  intolerantes  en  1820  con  motivo  de  la  enseñanza  de 
Constitución,  canciones  liberales  y  una  causa  seguida  á  un  p 
fesor  por  loqué  ía  corporación  de  las   Escuelas   i  *ndo 

la  ciudad  leonesa.  No  he  podido  registrar  otros  datos  relaliv 
á  la  provincia  de  León;  pero  no  será  muclio  suponer  qué  poce 
nada  se  hizo,  y  su  enseñanza  popular  siguió  entregada  á  d 
persos  esfuerzos  que,  aunque  incompletos,  no  dejaron  n  vec 
de  dar  resultado,  según  después  se  indicará. 

La  guerra  de  la  Independencia  suspendió  los  trabajos  ime¡ 
dos  de  innovaciones  y  reformas  en  las  escuelas  publicas;  pe 
es  bien  sabido  que  con  los  ejércitos  invasores    llegaron 
nuevas,  y  revivieron  y  se  agitaron  las  propias  nacionales  ad< 
midas  por  opresores  gobiernos. 

La  Constitución  de  1H12  dispuso  que  en  todos  los  puebl 
se  establecieran  escuelas  de  primeras  letras  bajo  plan  unifon 
y  general  por  «ser  generales  y  uniformes  Religión  y  Leyes 
ensanchó  los  programas  de  aquellos  centros  y  mostró  noble  « 
peranza  en  que  «desde  el  año  1830  deberán  saber  leer 
bir  los  que  de  nuevo  entren  en  el  ejercicio  de  los  d 
ciudadano*.  Por  todas  partes  se  quiso  caminar  á  la  luz  del  ( 
digo  gaditano:  al  Ayuntamiento  de  Oviedo  presentó  el  Dr.  á 
José  A.  Vidal  Saavedra  un  «Plan  completo  de  Educación  pul 
ca»,  que  se  pensaba  extender,  según  el  anunciado  Plan  d< 
ñanza;  la  Regencia  habla  creado  una  Junta  reformadora  de  Ii 
tracción  Publica  que  redactó  el   famoso  informe  de  1813,01 
del  inmortal  Quintana;  más  la   inmediata  reacción   impidió 


—  4*9  — 

desenvolvimiento  y  en  1815  se  emprendió  otro  camino  recomen- 
dando á  los  Prelados  regulares  y  Ordenes  religiosas  la  creación 
de  Escuelas  caritativas  de  primera  enseñanza. 

La    nueva  era  constitucional  de  1820  formuló  en  el  fRegla- 
mento  general  de  Instrucción  Pública»  de  1821,  guía  metódica  y 
amplia    extendiendo  escuelas  y  determinando  su  gratuidad,  aun- 
que equivocándose  entonces  al  entregarlas  á  los  Ayuntamientos 
y  Diputaciones,  agitadas  principalmente  al  calor  de  luchas  poli- 
ticas  y  locales,  que  hicieron  ineficaces  buenos  deseos  de  perso- 
nalidades beneméritas.   Entronizado  otra  vez  el  Gobierno  abso- 
luto,   apareció  el  «Plan  y  Reglamento  de  primeras  letras»  de 
1825,  debido  á  la  misma  Comisión  autora  del  Plan  de  Estudios 
del  año  anterior;  y  si,  ciertamente  la  obra  de  Calomarde  respira 
\os  recelos  políticos  de  aquella  reacción  y  hay  notorias  equivo- 
caciones en  extremos  pedagógicos,  justo  es  confesar  era  supe- 
ñor  el  Reglamento  á  legislación  igual  coetánea  en  todas  las 
naciones  de  Europa,  pues  contenia  disposiciones  prácticas  para 
conseguir  que  ningún  pueblo  careciese  de  Escuela  de  Primera 
Enseñanza  y  oíos  Maestros  y  Pasantes  no  yaciesen  en  la  pobre- 
za y  envilecimiento»;  y  allí  se  les  habló  por  primera  vez  de  dere- 
chos pasivos. 

En  1834  se  reanudaron  las  reformas  de  adelanto  escolar,  cu- 
yos primeros  impulsadores  fueron  el  Ministro  Moscoso  de  Alta- 
mira  y  el  insigne  pedagogo  Montesino.  El  Plan  general  de  Es- 
ludios del  poeta  Duque  de  Rivas  en  1836  organizó  la  Enseñanza 
primaria  pública  y  privada,  y  repitió  principios  fundamentales 
sobre  la  división,  materias,  calidades  y  dotación  de  los  maes- 
tros, clasificación,  gastos,  administración  y  gobierno  de  las  es- 
cuelas; mas  el  plan  tuvo  vida  efímera  y  se  vio  reemplazado  en 
1838  por  la  Ley  provisional  de  Instrucción  primaria,  que  refren- 
dó el  Ministro  Someruelos  así  como  el  Sr.  Valgornera  el  inme- 
diato Reglamento  de  las  Escuelas  públicas  de  Instrucción  pri- 
mera elemental.  Se  dio  el  caso  que,  á  la  manera  cómo  las  Cortes 
modificaron  el  proyecto  de  la  Comisión  en  que  figuraban  Mon- 
tesino y  otras  ilustres  personalidades,  también  el  Reglamento 
modificó  la  Ley  (lo  que  suele  repetirse  en  nuestro  país);  pero 
ésta  significó  gran  progreso  y  avance  con  una  organización  com- 
pleta y  bien  dispuesta  hasta  el  extremo  de  que  muchas  de  sus 


disposiciones  pueden  considerarse  vigentes,  L 
en  armonía  con  el  espíritu  liberal  de  la  época,  satisfiz- 
pi raciones;  determino  los  métodos  simultáneo,  tnúta 
según  el  criterio  del  profesor;  trató  de  local  y  menaje  y  a 
la  instrucción  creando  las  Escuelas  primarias  superi- 
males,  aunque  los  sueldos  del  magisterio  eran  inferiores 
señalados  por  Calomarde  y  tampoco  indicaba  nada  de 
laciones*  De  1844  fueron  disposiciones  relativas  á  las  con 
>nes  de  edificios  escolares  con  habitación  para  el  nuestra, 
Uos  bien  provistos  de  lo  necesario  para  la  enseñanza,  capa 
con  patío  ó  corral  para  descanso  y  espera  cíe  los  nim 
nos  tle  estudios  de  1846,  1847  y  1850  no  fueron  de  inslru 
primaria,  si  bien  el  último  los  menciona;  pero  ya  la  U 
con  su  Reglamento  de   1859  de  carácter  rnás  general 
comprenden  todos  los  grados  de  la  educación  publica,  q 
vuelven  con  el  eclecticismo  de  la  época.  Respecto  al  primar* 
terminan  fijamente  como  obligatoria  la  enseñanza  elcmc 
exijen  á  los  Ayuntamientos  el  sostenimiento  de  sus  escuela; 
gün  su  población,  fomentan  las  de  párvulos,  las  nocturnas 
minicales  de  adultos  y  establece  en  determinadas  tocaljc 
clases  de  Dibujo  con  aplicación  á  las  Artes  y  oficios  e\ 
do  consignarse  que  en  estos  años  progresó  la  instruoc 
lar  y  se  prestó  más  atención  á  las  doctrinas  pedagógicas, 
desenvuelven  escritores  como  Carderera,  Avendaño  y  otro: 
se  indicará  más  adelante  cuan  difícil  y  tardía  fué  la  aplics 
de  la  ley  de  1857  (como  otras  anteriores)  en  Asturifi 
En  la  obra  del  Sr.  Moyana  puso  mano  el  Ministro  Si*.  Cal 
en  Junio  de  1808  con  nueva  Ley  de  primera  enseñanza,  ca! 
en  principios  reaccionarios,  ley  que  tuvo  brevísima  vida  f 
Revolución   de  Septiembre  del  mismo  año  al  comenzar  la 
rias  reformas,  algunas  pricipitadas,  como  consecuencia  de 
berta d  de  enseñanza. 

A  partir  de  esta  memorable  fecha  cambia  de  una  mi 
profunda  la  organización  del  país,  y  sucedióse  durar 
treinta  años  innovaciones  políticas  más  ó  menos  radicales 
olvido  y  sin  preferencia  fija  al  problema  pedagógico,  ya  ¡ 
zado  ó  resuelto  en  las  principales  nacionalidades.  Reía! 
instrucción  primaria  no  ha  podido  formularse  una  ley  de  c 


—  431- 

ter  general,  y  la  de  J857  que,  por  su  plah  y  finalidad  más  com- 
pletos   viene  siendo  la  fundamental  legislación  escolar,  ha  su- 
frido en  muchos  de  sus  principales  estremos  cambios  transcen- 
dentales con  tantas  y  tantas  disposiciones   parciales  sobre  es- 
tudios   libros,  establecimientos,  profesorado,  gobierno  y  admi- 
nistración, etc.,  se  ha  formado  un  cuerpo  legal  de  tan  difícil  ma- 
nejo y  aplicación  cual  lo  fueron  en  su  tiempo  las  antiguas  Leyes 
Recopiladas.  Cierto  fué  que  hubo  y  siguen  varios  proyectos  para 
una    nueva  Ley  de  Instrucción   Primaria  y  también  de  Instruc- 
ción General,  tan  fáciles  de  presentar  como  difíciles  de   conse- 
guir, ya  externamente  por  la  variación  de  Gobiernos  y  situacio- 
nes   políticas,  como  internamente  al  considerar  el  estado  del 
problema  pedagógico  en  España  en  términos  que  no  hacen  ac- 
cesible una  transacción.  Asi  se  va  viviendo  al  día,  y  menos  mal 
que  y§a  la  atención  pública  se  fija  ahora  en  todas  las  manifesta- 
ciones del  problema  de  la  cultura  y  organización  de  las  escuelas 
como  verdadero  camino  de  la  regeneración  ó  de  reconquista 
del  tiempo  perdido  con  sus  tremendos  resultados. 

Desde  la  Revolución  de  Septiembre  se  han  dictado  á  este 
objeto  Decretos  y  Ordenes  numerosas  relativas  á  Instrucción 
pública  (en  capítulos  antecedentes   van  citados  los  principales 
de  Enseñanza  Superior  y  Especial)  y  no  deben  omitirse  aquí  los 
más  importantes  del  orden  de  la  Primaria.  En  1869  y  1883  se  dis- 
pusieron bases  y  reglas  para  la  construcción  de  las  escuelas  pú- 
blicas á.  fin  de  determinar  proyectos  de  edificios  con  todas  las 
condiciones  adecuadas  á  su  objeto  y  triste  es  consignar  cuan 
poco  ó  nada  en  general  se  ha  hecho   sobre  este  punto  por  Mu- 
nicipios y  Diputaciones  ayudados   por  las  subvenciones  del  Es- 
tado. En  1876  el  Conde  de  Toreno  llevó  á  las  escuelas  una 
dirección  muy  útil  relativa  al  estudio  popular  de  la  agricultura, 
y  al  mismo  tiempo  organizó  la  cátedra  y  primera  escuela  de 
párvulos,  iniciadas  por  D.  Fernando  Castro  según  el   sistema 
froebeliano,  repercutido  en  señaladas  localidades,  aunque  á  mas 
se  llevó  tal  procedimiento  difundido  en  libros  y  publicaciones 
provinciales,  cual  en  Oviedo  procuró  popularizarle  el  catedráti- 
co de  la  Universidad  Sr.  Calabuig  (1).  La  creaciqn  del  Museo 


(i)     Varios  artículos  cq  la  Revista  de  AsfurLn.  '.Oviedo,  tora.  IH,  1880). 


I 


—  432  — 
Pedagógico  es  de  18ft2,  y  era  ya  tiempo  detener  tan  ut 
establecimiento,  que  dirige  el  ilustrada  Sr.  Ce 
al  progreso  déla  educación  nacional  promovie^ 
y  trabajos  á  ella  conducentes  é  in  medios 

para  las  urentes  reformas  de  que  están  m  13  mi 

escuelas.  Ea  1888  se  intento  llevara!  presupuesto  del    t 
/as  atenciones  de  primera  enseñan»*,   desatendidas 
de  un  modo  desconsolador,  origen  de  mimen  ¡ocutn 

dispoaiéíottes  para  que  1  1  vergonzoso?  pertii 

de  pagos   que  era  como  un  padrón  de  ignominia  sobre  ut 
país 

Se  dictó  en  1893  una  muy  acertada  Orden  disponiendo 
'II  tí  frontispicio  do  todas  las  escuelas  públicas 
escudo  nacional  y  que  ondeara  el  pabellón  español  <; 
horas  dedicadas  a  la  instrucción;  pero,  si  la  disposición  fu 
triótioa  y  acertada,  pena  dá  el  conteraplí  ;indos 

bolos  de  la  patria  en  locales  qUe  muí 

merecen  este  nombre  y  son  otras  muchas  inadecuad 
nos  de  la  función  augusta   a  que  se  ,,n.  Fue  i 

simo  el  R,  IX  de  20  de  Octubre  de  1901,  -  or  el  Uin 

señor  Conde  de  Uomanones,  autorizando  al  Gobierno  1 

vuiU  Kstado   las  obligaciones  del  personal  y  malcrií 
Instrucción   rumana,    respondiendo    así  a   muy  aoUff 
ción,  y  adoptando  otras  medidas  dirijidas  ü  reorj 
mera  enseñanza.   Entre  éstas  fué  muy  principal  la  1 
antiguo  plan  escolar  de   materias.  Como  en   1838,  determii 
la  ley  de  is:>7  los  siguientes  estudios  de  los  centros  elemt 
latí  Doctrina  Cristiana  é  Historia  Sagrada,   Lectura,  I 
Gramática,  Aritmética  con  el  Sistema  métrico  decimal  y  br 
nociones  de  Agricultura,   Industria  y  Comercio;   v  para  la* 
(Mielas  Superiores:  (¡eometria  y  Dibujo  lineal,  Historia  y  lío,, 
fía,  especialmente  de  España,  v  Física  y  Química  acom 
las  necesidades  comunes  de  la  vida.  En  la  reforma  da  190 
amplio  el  programa  escolar  distribuyendo  en  otro  ordi 
dro  de  enseñanza,  poniendo  también  en  el  V, 
Naturales,  de  Higiene  y  Fisiología  humanas,  Rudiménti 
fecho,  Canto,  Trabajos  manuales,  Ejercicios  1 
jo  general,  que  solo  era  lineal  en  la  reforma  del  Sr\  Moyano. 


-433- 

llinio,  y  sin  perjuicio  de  indicar  sucesivamente  mas  disposício- 
esde  la  legislación  del  ramo,  se  ha  de  consignar  aquí,  acusan- 
io  el  interés  general  que  despierta  desde   hace  años  cuanto  se 
re  al  progreso  de  la  enseñanza  primera,   la  celebración  de 
s  Congresos  pedagógicos.  Fracasados  que  fueron  los  dispues- 
*  en  Madrid  por  el  Sr  Castro  en  1870,  en  Barcelona  por  la 
Sociedad    de    Amigos  de  la  Instrucción  en   1876,  y  otro  en  la 
xirte  dos  años  después  por  la  Academia  de  Maestros,  el  pri- 
mer Congreso  nacional  pedagógico  fue  organizado  por  el  «Fo- 
mento de  las  Artes»  de  Madrid  en  1882,  inaugurado  por  el  Rey 
D,  Alfonso  XII  y  presidido  por  los  fires.  Moyana  y  General  Ros 
le  Olano;  siguiendo  ios  de  Barcelona,  dispuesto  por  el  laborioso 
Magisterio   cataían  en  1888;  el  Hispano  Portugués-Americano 
?n  1892,  bajo  la  presidencia  del  Sr.  Labra,  y  el  de  los  Amigos  de 
la  Enseñanza  en  1901,  ambos  en  Madrid;   el  de  Valencia  en 
1Ü02  y  el  actual  de  Albacete  en  1903,  sin  olvidar  otras  Juntas 
y  Asambleas  del  magisterio  en  Pontevedra,  Valladolid,  Victoria, 
Sevilla,  ele,  y  el  gallardo  acuerdo  del  Ateneo  valenciano.  En 
todos  se  discutieron  los  temas  de  más  transcendencia  para  re- 
formar é  impulsar  en  todas  sus  manifestaciones   a  la  decaída 
Escuela  Española,  formulándose  conclusiones  comprensivas  de 
los  últimos  adelantos  de  la  Pedagogía,  También    Jos  Congresos 
católicos  españoles,  celebrados   en   Madrid,  Zaragoza,  Sevilla, 
Tarragona,  Burgos  y  Santiago,  desde  1839  á  1902,    vienen  estu- 
diando con  verdadero  interés  las  cuestiones  de  enseñanza  (1), 
de  igual  manera  que    poülici.*  y   escritoras  de    la   agrupación 
t. Unión  Católica ->,  en  el  sentido  y  dirección  que  su  nombre  indi- 
ca; mientras  otros   se   manifiestan    con  orientación  contraria  ó 
criterio  independiente  á  toda  comunión  religiosa  ó  partido  polí- 
tico como   la  ^Institución  libre  de  Enseñanzas  A  una    y  otra 
tendencia  han  respondido  con  especialidad  en  tiempos  recientes 
al  frente  de  este  ramo  de  la  moderna  administración  española 
tos  Ministros  Sres.  Orovio,  Pida  I  (A),  Navarro  Rodrigo,  Albareda, 
Montero  Ríos,  M:\rques  de  Pida!,  Gamazo,  Grotzard,   Puigcer 


i*i    En  ti  tilum*  Conffcsn  t:¡ilr>1ia»  de     Compon  cía  prevenía   un    herro^o  dHCiirtr;     lm 

Padits  de  Cimitta  y  el  jirüblema  de  í*  EM*cnaiiz;i*   t!  brhemeriuj  Sr    D    AtiérM  Mnu&tw,  ■J.tífNt- 

¿i  fainindor  de  ía*  E*cve|ju  tlci  Avr  Jt.tn.t  en  Granad:),  piiblic.tdü  en  MflbejptA  edición  gratuita 

prologn  de  mi  querido  ámifto  y  próatta  d  Rmo.  Sr.  O.  Vic^rÍAttii  <¿uí**»afo  y  Mencndti, 

Uji-jiode  Madrid  Alciíi,  muy  c"j:n^tejl;  en  material  ped^ó^id* 


—  434  - 

ver,  García  Alix  y  Uonianones,  Ai  lado  del  Ministro 
de  Toreno,  trabajó  el  Director  General  Sr,  Cárdenas,  y 
mucho  tiempo  se  señaló  en  el  negociado  de  Primera  Ení 
el  entusiasta  Sr,  Sanios  Robledo, 

De  propósito  se  lian  apuntado  leyes,  cambios 
realizados  en  la  organización  de  la  Instrucción  Priman;.! 
le  el  siglo  M\  para  debidos  antecedentes  y  términos 
ración,  que  lian  de  ser  útiles  al  indicar  ahora  lo 
cuanto  se  hizo   en  las  provincias  de  Astadas  ¡  León  dtn 
mismo  período,  Una  vez  más  ha  de  repararse  que 
mente  son  letra  muerta  las  órdenes   del  Poder  centra 
solamente  en  la  *  Gaceta  de  Madrid ■  i  por  su 
tu  práctico;  mandatos  y  deseos  buenos,  aunque  ilusun 
acompañados  de  medios  morales  y  materiales  para  d< 
los  y  realizarlos,  mayormente  cuando  se  trata  de  ¡cao? 
radicales,  de  andar  á  saltos  ó  de  golpe,  sin  aquel  tifN 
cía,  que  exigen  las  funciones  de  Gobierno  en  un  puebl 
el  nuestro  donde  la  indolente  iniciativa  particular  tanto 
neceal 

La  primera  mitad  del  pasado  siglo,  consumida  en  gu 
luchas,  ofrece  poco  halagüeño  cuadro,  si  se  le  consider 
mera  vista  y  en  términos  generales,  Empobrecido  el  | 
pudo  dar  t\  la  Escuela  el  impulso  y  el  calor  que  neo 
mantuvo  en  pobreza,  que  fué  y  viene  siendo  ri  dístinlh 
nación.  Buscáronse  maestros  cu  Asturias  y  León,  sí  bien 
tos,  ni  con  mucho,  como  se  necesitaban,  y  durant- 
azarosa  época  se  recibían  á  los  modi  atesores  tal  c 

presentaban  con  ó  sin  titulo,  sin  estudios  conveniente 
Dito,    con   relativa  pericia  ó  práctica  en  Lectura,    Escr 
Cuentas   En  la   mayor  parte  de  los  pueblos    no  había  Ir 
siguieron  las  Escuelas  en  tos   abiertos   pórticos   de 
en  bodegas  de  pósitos,  en  sitios  peor< 
peñe,  y  en  Asturias  bajo  un  hórreo  ó  panera,  si  lu  peni 
Complaciente   dueño.  Los  libros  para  lectura  eran   B» 
raros;  cualquiera  servia  hasta  que  fueron  llegando  »S 
a  Calones  *t   ensayos  de  carteles  y  menaje  deficiente 
medianas  imprentas,  que  ya,  andado  el  siglo,  enviaron  < 
de  Madrid  y  de  Valladolid;  pero  para  la  lectura  de  mam 


-435- 

e  echaba  mano  de  papeles  ó  oprocesos»  que  facilitaban  el  fiel 
le    fechos,    los  escribanos,  los  archivos  municipal  y  privados, 
lesapareciendo  así  no  pocos  documentos  curiosos  ó  importantes. 
La  Aritmética  ó  «cuentas»  se  reducía  á  las  cuatro  reglas  elemen- 
tales metidas  forzosamente  en  la  «mollera»  de  los  niños  con  re- 
petidos  ejercicios  prácticos.  Lo  demás  era  por  el  estilo:  la  mesa, 
un   banco  de  piedra  ó  un  paso  de  escalera;  por  tintero,  el  típico 
de  cuerno  quien  podía  comprarlo;  y  todo  el  deficiente  material 
de  la  enseñanza  era  aportado  por  el  alumno  con  la  variedad  hija 
de  las  circunstancias  y  posiciones. 

Los  colaboradores  de  «León»  en  el  «Diccionario Geográfico, 
Estadístico  é  Histórico  de  España»   por  Madoz  (Madrid,  1847) 
describen  asi  esta  peregrina  enseñanza  en  los  pueblos  humildes 
de  aquella  provincia:  o  Por  los  meses  de  Noviembre,  Diciembre 
y  Enero,  en  que  las  nieves  impiden  lodo  trabajo  del  campo  en 
las  montañas,   se  descuelgan  y  diseminan  por  todo  el   país, 
una  porción  de  labradores  que  apenas  saben  deletrear  y  pintar 
su  nombre;  se  ajustan  en  los   pueblos  regularmente  por  artícu- 
los de  comer  y  una  pequeña  cantidad  en  metálico,  y  presiden  la 
escuela  hasta  Febrero;  entonces   el  maestro  vuelve  á  su  menta- 
ña,  y  los  discípulos  á  sus  faenas  de  labor  que  no  abandonarían 
aunque  aquél  permaneciera.  La  enseñanza  tiene  lugar  muchas 
veces  dentro  de  las  casas  de  concejo,  donde  si  hay  asientos  falta 
luz,  abrigo  y  mesas  para  escribir,  otras  en  los  pórticos  de  las 
iglesias  y  muchas  otras  á  campo  raso  en  algún  sitio  abrigado. 
Niños  se  ven,  que  llevan  por  libro  las  «Aventuras  de  Bertoldo», 
ó  el  «Despertador  del  alma  descuidada»,  empezando  á  leer  por 
libros  antiguos  é  inaplicables  si  no  perniciosos  á  la  instrucción 
primaria;  tal  es  la  falta  de  método,  tal  la  confusión,  tal  el  con- 
junto y  variedad  de  autores  ó  libros  que  se  ven  en  cada  una  de 
las  escuelas»).  Aun  siguen  en  León  estas  escuelas  temporeras, 
que  sostienen  los  pueblos  de  la  montaña,  y  perdura  el  tipo  sin- 
gular del  maestro   sin  título  muchas  veces  y  otras  acreditado 
con  el   «certificado  de  aptitud»,  que  se  ajusta  ó  acomoda  por 
75  á  100  pesetas,  cuando  más,  durante  los  meses  invernales,  lle- 
gando á  este  ó  al  otro  lugar  con  alguna  vianda  {carraca)  y  con 
la  habilidad  de  algún  oficio,  principalmente  carpintero,  con  que 
se  ayuda,  á  más  de  las  tareas  de  memorialista  ó  auxiliar  del  Pá- 


—  4J0  — 

troco  ó  sacristán,  i  /ando  asi  sus  provisión 

n  ¡endose  del  convite  alternado  del  vecindario  para  I 
pueblo  con  el   importe  del  ajuste  y  pagar  renta  y  contr 
Pone  la  escuela  al  aire,  libre,  en  plena  natur 
feaofes  y  diseípü  iciosos  y  descubiertos  con 

pío,  refugiándose  en  el  cabildo  eclesiástico  cuando  11 
va.  Son  satisfactorios  los  resultados  ahora  mus  que  en 
(pie  se  auxilian  con  libros  y  menaje  do  que  están 
comercio!  de  la  villa  prójimo  ó  de  la  capital,  Otro  tanto 
ció  y  sigue  (aunque  no  tanto)  en  concejos  montofi 
dos  de  Asturias  con  estas  escuelas  temporeras.  Los 
por  escote  ó  con  auxilio  municipal  buscan  y  pagan  i  un 
tro*T  que  suele  ser  un  rapaz  aprovechado,  tai  licenciado  i 
cito,  un  habilitado  con  certificado  de  aptitud  etc.,  que  ei 
leer  un  poco  y  á  escribir  mal,  más  las  cuatro  reglas  ai 
En  algunas  partea  los  vecinos  mantenían  por 
ruante  profesor;  la  enseñanza  era  de  sol  a  sol  v  por  la  00* 
bía  clase  general  de  doctrina  cristiana;  reportando  ul 
di  lite  en  esta  región  de  población  diseminada  á  gran  dist 
difíciles  caminos  al  sitio  de  la  pobre  escuela. 
En  oirás  poblaciones  fue  la  escuela  más  atendida  en 
mienzos  del  siglo  pasado  por  Ayuntamientos  y  Sociedadi 
nómicas  procurándose  maestros  titulares,  muchos  de  el 
loa  llamados  «calígrafos*.  Éstos  eran  frecuentemente  dh 
cultivadores  especiales  de!  arte  bello  de  escribir  la  letra 
da  española,  fijado  por  [ciar  y  Lucas  en  el  siglo  XVI  y  CU 
en  los  siguientes  por  el   P.  Flórez,   Morante,  Palm 
lapio  Delgado,  el  famoso  Torio,  Iturzaeta  y  Al  verás  D 
bien  conocidos  >s  últimos  con  sus  muestras  pan 

imitación  en  la  primera  mitad  del  siglo  p¡  1 1   En  el 

¡  iodo,  tanto  en  Asturias  como  en  León  fué  notoria  la  í 
de  libros   y  elementos  pedagógicos;  muy  populares  y  re 


ft)     S  •''.**  Económícaí  a  i,  lunaria  y  Icones   fomentaran    C&B    premio*  < 

grifku 

Huno  tn  ■:  tíos  dísilpuloj 

i  líe  Rama*  Fuctiirs,    nmtílm    cu    [lunes. 
Kcon¿mkn*  de  Oviedo,  Toledo  *  Cari»,  bureado  pos 

•  iin    |. ii  Oviedo  y  en  U  por    ceiion   m\a\  se   guardad    pa 

del  Sr.  Ramo*  de  itfaoy  i\^. 

¡ja  Mac«tTii«  de  Oviedo  D,  L  y  D.  Rafael  Vida 

miento,  müdernaineme,  Ea  esencia  de  Jtunatt.i,  También  c%  digna  de  mención  D.  Ca 
ro  1).  Rodrigo  Cuervo,   c^k-j-  tjl  méteme,    qpn 

!-.  Toriu,  Sien  tu  no   lecurd.ir  oíros  mimbres. 


—  437  — 

en  numerosas  ediciones  el  «Catecismo  de  la  Doctrina  Cristiana») 
del  F.  Astete,  los  «Catones»  de  San  Casiano,  el  («Compendio  de 
las  Obligaciones  del  hombre»  por  Ezcoiquiz,  el  «Amigo  de  los 
Niños»    del  abate  Sabatier  traducido  por  el  mismo  Ezcoiquiz, 
el  «Compendio  histórico  de  la  Religión»  por  Pintón,  el  «Cate- 
cismo  histórico»  por  Fleury,  el  bello  librito  de  Martínez  de  la 
Rosa   «Amigo  de  los  Niños»,  escrito  por  indicación  del  Duque 
de  Gor,  tan  interesado  en  el  progreso  escolar,  la  «Cartilla  agrí- 
cola*   de    Olivan,  últimamente  el  llamado  «Rueda»  (1)  etc.,  y 
después  las  Fábulas  de  Samaniego  y  de  Iriarte,  y  también  las  di- 
versas publicaciones  del  asturiano  profesor  normal  y  pedagogo 
D.  José  María  Flórez.  El  número  de  escuelas  oficiales  era  toda- 
vía muy  escaso  en  las  dos  provincias  del  distrito  (2)  porque,  aun- 
que otra  cosa  digan  los  ensalzadores  del  pasado,  la  ciase  popu- 
lar seguía  indocta  en  número  abrumador  hasta  los  años  en  que 
aparecieron  las  Leyes  de  los  Sres.  Someruelos,  Pidal  y  Moya- 
no.  Fácilmente  contada  podía  ser  la  gente  del  pueblo,  que  sabía 
leer  y  escribir;  las  mujeres  muy  pocas. 

Mucho  mayor  que  la  de  los  hombres  fué  la  ignorancia  de 
las  mujeres  durante  siglos  repetidos.  Cuando  más  alguna  que 
otra    alternaba  en  la  enseñanza  primaria  con  los  niños  en  las 
escasas  y  primitivas  escuelas,  dirijidas  por  el  Clero  y  Ordenes 
religiosas  ó  por  municipios  y  fundaciones  benéficas  principal- 
mente desde  el  siglo  xvi.  Es  dudoso  que  á  la  región  asturleone- 
sa  llegaran  innovaciones  y  doctrinas  en  esta  materia  ni  el  famo- 
so libro  de  Juan  Vives  sobre  la  educación  de  la  mujer.  Hubo  nu- 
merosas bbras  pías  con  dotes  paia  casar  doncellas,  más  no  para 
enseñarlas.  Las  hijas  de  familias  principales  tenían  preceptor  ó 
capellán  en  casa  para  instruirlas;  otras  pasaban  á  conventos 
donde  procurar  su  educación,  que  era  principalmente  religiosa 
porque  las  buenas  Madres  tenían  muy  escasa  la  suya  literaria. 
En  la  historia  de  conventos  asturianos  y  leoneses  mencionánse 


(x)  El  compendio  del  P.  Astete  fué  adicionado  por  el  asturiano  D.  Gabriel  Menéndez  de 
Luarca,  canónigo  de  Scgovia,  cuyo  ilustre  nombre  ha  desaparecido  sin  razón  de  modernas  edi- 
ciones del  Catecismo. 

Titulábase  la  obra  del  Dr.  D.  Ricardo  Díaz  de  Rueda  «La  Escuela  de  Instrucción  Prima- 
ria ó  Colección  de  todas  las  materias  que  comprende  la  primera  enseñanza».  <  Vallado) id,  1844'. 
Procedía  esta  edición  del  editor  y  librero  F.  Cuesta,  que  durante  mucho  tiempo  surtió  á  la 
instrucción  primaria  de  Oviedo  y  León. 

(ai     Véase: 

«Reglamento  especial  para  el  régimen  de  las  Escuelas  públicas  de  Instrucción  primaria  ele- 
mental y  superior».  (Oviedo,  imp.  de  Gotuálcz;  1848).— Se  refiere  á  las  de  la  ciudad  de  Oviedo. 


a  Prelados  Ilustres  y  algunas  Hermanas  b 
elevada  hubo  matronas  de  relevante  mérito;  pero,  er 
son  contados  los  nombres  de  mujeres  doctas  en  o 
biográficos,  le n Sendo  que  llegar  para  esto  á  fines 
él  fin  de  citar  el  nombre  de  D-B  Rita  Caveda  y  Sol;; 

En   tiempos  pasados  la  educación  de  la  mujer  fué  a« 
poco  menos  que  olvidado,  y  cofa  insistencia  incompí 
lia  creído  que   la  bella  mitad  del  genero  humano  so  lamen1 
nía  misión  y  destino  en  el  gobierno  de  la  casa  y  en  el  ejei 
de  contadas  labores.  Se  descuidaba  la  parte  intelectual,  coi 
en  la  insl Micción    y  educación  verdaderas  pudiera  haber 
rencia  de  sexos.  Ciertamente  que  hay  dificultades  th 
rales  para   desenvolverlas  con  absoluta  igualdad;   \> 
ésta  á  la  relegación   é  incapacidad  antiguas  de  la  mujer 
instruirla  y   desenvolver  su  personalidad  media  todo  un 
mo,  El  derecho  y  la   ciencia  son   para    lodos  sin  más 
que  las  trabas  naturales  y  circunstancíales,  que  delermin; 
vida  pública  y  la  especial  de  la  mujer    La  misión  de  la  aun 
de  la  hija,  bu    indiscutible  influencia  dentro  y  fuera  del  hi 
la  compartid  pación  ooo  el  hombre  en  inte  aciales,  de 

dan  con  imperio  la  mas  al  en  i  a  educación  progresiva  de  la 
jer  y  también  conveniencia  y  necesidad  de  ayudarla  y  í 
en  su  destino,  capacitándola  con  todas  las  fases  de  la  educa 

jue  se  la  permite  y  condena  ¡ahajo  mi 

tas  y  propias  aspiraciones,  aunque  no  se  debe  llegar  hoy  pot 
á  radicales  conclusión  que  apresuradamente  se  abor 

se  quiere  resolver  el  problema  del  feminismo,  Menguado  en 
aquella  época  de  tradicional  galantería,  de  culto  y  considera 
afectivas  para  las  mujeres,  el  olvido  con  que  se  miraba  su 
greso  moral  é  intelectual. 

Escasos  son  también  los  datos  histórico-localcs  d 
fianza  de  la  mujer  en  tiempos  á  que  principalmente  se  con 
este  humilde  libro.  Honra   la    memoria  del    ilustre  Otó^JH 
Oviedo    D,   Gonzalo   de  Solorzano  su  piadoso  legado  con 
cid  as  sumas  en  1580  para  dotar  una  maestra,  que  en 
botes  á  las  niñas  (1);  y  coincidía  lan  noble  proposito,  aoaqitl 

h)     /¡ü¿nno    cu    d    Seminario    Ccmc¡l»ir   tic  Oviedo  p<w  el  Dt.  D*  Altura  di  Saadi 
ln.  (Oviedo,  ioo»Jt 


I^^H 


—  439  — 

se  tratase  de  una  escuela  primaria  propiamente  tal,  con  las  es- 
pléndidas memorias  dispuestas  por  el  erectorde.la  Universi- 
dad de,  Oviedo,  el  Arzobispo  D.  Fernando  Valdés  Salas,  conti- 
nuando en  protección  á  las  mujeres  la  noble  obra  de  los  Carde- 
nales Cisneros,  Silíceo,  Girón  de  Loaisa  en  Alcalá,  Salamanca, 
Toledo,  Guadalajara,  etc. 

Una  délas  fundaciones  del  Inquisidor  famoso  fué  el  Cole- 
gio ele   Santa  Catalina  ele  Alejandría  ó  de  Huérfanas  Re- 
coletas de  Ociedo.  Ordenaba  en  su  testamento  de  1558  que 
*«se  establezca  en  la  ciudad  una  casa  en  que  se  recojan  donce- 
llas virtuosas,  que  estén  bajo  la  custodia  de  dos  ó  tres  matro- 
nas, cuales  convengan  á  fin  que  sean  doctrinadas  en  las  cosas 
de  la  fé  y  las  enseñen  á  labrar,  coser  é  hilar».  Para  la  construc- 
ción del  edificio  dejaba  1.500  ducados  y  para  su  sostenimiento 
200.000  maravedises  de  renta  sobre  las  alcabalas  de  Sevilla,  de 
los  que  se  perdieron  50.000  en  un  principio,  si  bien  después  se 
recibieron  otros  bienes.  A  un  lado  de  la  Universidad,  en  la  ca- 
lle de  San  Francisco  y  en  solar  del  Municipio,  se  construyó  la 
Escuela  por  el  maestro  Juan  del  Rivero  y,  cómo  se  dilatase  tan- 
tos años  su  apertura,  se  arrendó  un  local,  pues  cuando  la  inau- 
guración del  Colegio  le  llevaba  en  foro  por  40  ducados  el  Se- 
cretario Suarez  de  Cores. 

El  lltmo.    Sr.  Valdés  nombró  patronos  y  administradores  al 
Rector  y  Claustro  de  la  Universidad  y,  deseando  correspondería 
Corporación  á  la  confianza  que  mereció  del  Prelado,  hizo  un  esta- 
blecimiento de  bastante  capacidad  entonces  para  su  objeto,  mien- 
tras pasaba  el  tiempo   entre  embrollados  actos  de  la  testamenta- 
ría y  otros,  reclamando  después,  más  fondos  y  estudiando  la  orga- 
nización, que  pensaron  y  dilataron  mucho  aquellos  graves  docto- 
res. En  9  de  Marzo  de  1676  se  aprobaron  las  Constituciones  for- 
madas por  los  Sres.  D.  Tomás  Serrano  de  Paz,  catedrático  de  Pri-. 
ma  de  Cánones,  regidor  perpetuo  de  Oviedo,  el  P.  M.  Fr.  Plácido 
de  Quirós,  catedrático  de  Prima  de  Teología,  abad  del  Real  Colé- 
legio  de  San  Vicente,  el  P.  M.  Fr.  Juan  Caballero,  de  la  Orden  de 
Santo  Domingo,  catedrático  de  Artes  y  el  Dr.  D.  Francisco  Pola 
Arguelles,  catedrático  de  Decreto  y  arcediano  de  Benavente  (1). 


(i)     Archivo  de  la  Universidad.— Las  Constituciones  primitivas  constan  en  una  simple  copia 
con  testad uras  y  entrerrenglonaduras. 

29 


—  44<>  — 
Estos  minuciosos  Estatutos  atendieron,  según  la  ép 
objeto  del  Colegio  y  disponían  que,  para  su  dn 
raen  tuviese  una  Maestra,    soliera  ó  viuda,  de  buen 
fares,  de  35  anos  de  edad  por  lo    menos,  instruida  en  d< 
cristiana  y  que  supiese  leer,  escribir,  contar,  labrar,  c 
y  amasar.  Estaba  dotada  con  30  ducados  anuales  y  recibía 
50  cada  trimestre  para  sustento  de  la  casa,  con  un  extrae 
rio  en  Pascua,  Natividad,  Carnestolendas  y  Santa  Cata  li 
nía  obligación  de  procurarse  lo  necesario  para  el  si 
méslico;  participaba  de  la  mitad  del  trabajo  de  las  bué 
poniendo  el  liento  y  el  hilo;    vestía  de  viuda, 
soltera,  de  beata,  con  manto   de  añascóle  ó  capa  de   1 
negra;  y,  por  último,  estaba   autorizada  para  castigos  coo 
«lasca»,  palmatoria  y  azotes.  Se  fijó  primeramente  1 1 
numero  de  Huérfanas,  bijas  de  vecinos  pobres  del  obispa 
Oviedo,  pudiendo  admitirse  otras    tantas  pensionista* 
el  Patrono  de  la  Universidad  podía  educar  las  niñas  que  f 
siera,  sin  mas  costo  que  la  manutención  y  equipo.  Admitid! 
edictos,  las  Recoletas  tendrían  de  7  á  11  años  de  edad  y  p 
necerían  en  el  Colegio  hasta  los  20;   vestirían  con  vaqtici 
estameña  parda,  toca  blanca,  y  la  mas  antigua  lleva  ría  un 
do  en  el  pecho  con  las  armas  del  Sr.  Valdcs  Salas,  Eo  (al 
recreos,  comidas,  paseos  y  rezo  distribuirían  el  día,  eegúa 
lacion  y  época   del  año;  cumplirían  fuera  del  Establee  m 
las  obligaciones  religiosas;  y  terminaban  las  oraciones,  de 
de  la  cena,  diciendo;  «Dios»  nuestro    Señor,  se  sirva  ! 
Cielo  el  alma  del  tilmo.  Sr.  D.   Fernando  de  Valdés, 
de  Sevilla,  nuestro  fundador,  y  prospere  el  estado  de  la  V 
sidad  y  obras  pías»,  El  entierro   de  las  colegialas  se  celel 
en  la  iglesia  que  eligieren  y    sino  en  la  de  San  Franciscc 
teáadose  por  la  Fundación  la  misa  y  cera,  como  lo  niisr 
de  la  Maestra,  cuando  para  sus  funerales   no  dejan 
Dotaba  para  los  servicios  domésticos  una  criada,  moza  bo 
y  virtuosa,  cun  10  ducados  de  salario,  y  ella  v  la  «lirectoi 
dían  ser  removidas  con  causa   ó  sin  ella,  ft  voluntad  del  t 
tro.  Otras  varias  personas  intervenían  en  el  arreglo  ¡ 
de  la  casa  de   Santa   Catalina:   un  eclesiástico  grave    vi> 
anualmente  el  Colegio  para  inquirir  el  cumplimiento  de  las  ( 


—  441  — 

tituciones  y  estado  de  los  libros;  el  médico  percibía  100  rea- 
les al  año,  50  el  barbero  sangrador,  y  se  calculaba  lo  suficiente 
para  botica  y  la  fábrica  y  restauraciones  del  edificio;  la  dota- 
ción del   administrador  era  de  6.800  maravedises,  de  820  la  de 
los  contadores  y  de  1.536  la  del  Secretario  por  intervenir  en  los 
caudales.  Los  deudos  de  las  Huérfanas  pagaban  en  las  informa- 
ciones   de  las  aspirantes   un  real  al  Rector  por  cada  testigo, 
otro  real  al  Secretario,  y  cuatro  mas  al  Claustro  por  la  relación. 
Había,  por  último,  un  portero,  soltero  ó  viudo  sin  hijos,  ó  clérigo 
de  mas  de  45  años  que,  viviendo  en  aposento  aparte,  tenía  la 
obligación  de  abrir,  cerrar  y  rondar  las  puertas  del  Colegio.  Tan 
detalladas  Constituciones  se  resienten  de  las  ideas  y  costumbres 
de  aquel  siglo,  y  con  minuciosos  estremos  y  puntos  accesorios, 
no  será  muy  arriesgado  asegurar  que  comprendían  la  educación 
práctica  de  la  mujer  de  entonces. 

Terminados  estos  Estatutos,  se  hicieron  reparaciones  en  la 
casa  y,  dadas  otras  disposiciones,  siguió  el  Colegio  su  vida  pro- 
pia con  satisfacción  de  los  interesados  en  el  mayor  brillo  de  la 
Universidad  ovetense  y  obras  pías  del  señor  Arzobispo  Valdés. 
Fué  por  muchos  años  la  única  escuela  de  mujeres  que  existió 
en  la  capital,  llenando  una  urgente  necesidad  sentida  por  todos. 
Así  cuando  en  1572  informaron  el  Cabildo  y  Ayuntamiento 
acerca  de  las  fundaciones  del  Inquisidor,  demostraban  su  con* 
veniencia,  lamentándose  del  limitado  número  de  educandas,  por 
mas  que  un  Tirso  de  Valdés,  colegial  de  San  Pelayo  de  Sala- 
manca, tuviese  por  supérflua  la  casa  de  doncellas  (1). 

El  edificio  se  amplió  en  el  piso  superior  con  una  agregación 
sobre  la  antigua  capilla  de  San  Sebastian  hacia  el  E.,  y  la  Ciu- 
dad permitió  y  dio  al  Colegio  una  ventana  con  reja  para  que, 
Maestra  y  Recogidas,  asistieran  desde  casa  á  los  divinos  oficios, 
poniéndose  allí  para  señal  el  escudo  universitario  de  los  Valdés 
bajo  la  inscripción  recordatoria  de  que:  siendo  Gobernador 
de  este  Principado  el  Sr.  D.  Gerónimo  Altamirano  se  edi- 
ficó y  amplió  este  templo  y  su  pórtico,  año  de  1681.  Enton- 
ces el  Rector  y  Claustro  dispusieron  construir  un  altar  y  retablo 
frente  á  la  dicha  reja,  que  están  hoy  en  la  capilla  de  Carreño 


(x)     Archivo  de  la  Universidad.— Testamentaria  del  Sr.  Arzobispo  Valdés,  folios  27  y  79. 


—  44*  — 

de  San  Tirso,  desde  que  se  cerró  al  cullo  la  íícha  capilla 
Sebastian,  cuyo  local  lia  solicitado  recientemente  la  Univ. 
al  Ayuntamiento  de  Oviedo  (1). 

Cuando  la  baja  de  los  juros,  el  Real  Consejo  de  Casi 
judíco  al  Colegio  las  rentas  del  Hospital  de  Estudian t 
concederse  el  arbitrio  de  la  sal,  el  Claustro  le  señal* 
reales.  Por  Decreto  de  10  de  Oclubre  de  17  ->dc 

metilo  de  3.000  para  el  sustento  en  razón  de  la 
insuficiente  el  real  diario;  en  1781  redimió  laO 
versilaria  el  censo  de  100  ducados,  que  pagaba  á  las 
y  en  1783,  época  de  gran  apuro  en  que  solo  po* 
cinco  niñas  á   un   real  diario  para  todo  gasto  de  « i 
lido  y  enseñanza,  se  leyó  detenido  informe  sobr< 
estas  Huérfanas,  reconociendo  la  necesidad  de  refoi  > 
tuitivas  Constituciones,  a  petición  de  los  Doctores  D. 
cía  San  Pedro  y  D.  Félix  Antonio  Robes  (2),  eom 
1798.  El  nuevo  Reglamento,  modificación  del  prirní 
menor  observancia  que  aquél,  pues  en  el  mismo  año  d< 
sn  nombró  una  Rectora  (ya  entonces  no  se  llamada  Maes 
20  años  ue  edad,  aunque  se  requerían  38.  En  11  de  Mi 
1805  se  dictó  R.  O.  prohibiendo  que  en  el  Colegio  se 
pósito  judicial  de  persona  alguna,  como  Labia  intentado 
diencia  con  oposición  del  Claustro  (3),  asi  como  por  olra 
di-  Junio  de  1817  se  aprobó  una  consignación 
para  admitir  y  sostener  otras  dos  educandaa, 
infructíferas  gestiones  para  que  de  los  fondos  de  Obras  p 
Reino  se  aplicasen  al  Colegio  universitario  2.000  ducs 
renta  anual.  Llegaron  días  apurados  á  fines  del  siglo  xvt 
tuvo  en  peligro  de  cerrarse  el  Colegio,  á  causa  de 
que  no  podía  |>a¡íar  y  ruina  del  edificio.  El  Claustro  univeí 
hizo  grandes  esfuerzos  para  conjurar  aquellos  temoi 
arcas  dio  cuanto  pudo,  pues  un  día  y  otro  día,  con. 
numerosos  acuerdos  claustrales,  tomó  con  los  espe< 
sarios  el  mas  decidido  inicies  por  restaurarla  fundación, 
sonal  y  casa,  ayudado  también,  cual  siempre,  por  la  Joi 


tu    Arehivo  municipal  -Acu«  de  15  de  Abril  y  11  Je  Mayo  de  «í»a. 
-Aldúvo  de  la  UiMvenidad.-Cliurtro  de  »6  d<  Mano  del 
tu     Id ,-CUuauoe  de  a  de  Abril  de  ijíi  y  ai  de  (¿cubil  dr  1 

t.-CUiutraa  de  14  de  Julio  de  U98  y  li  de  M»«o  de  ieuj. 


—  443  — 

neral  del  Principado  procurando  arbitrios  desde  1799  á  1807. 
En  correspondencia  á  esta  solicitad,  el  Claustro  concedió  á  la 
provincia  dos  becas  tcomo  garantía  de  la  estrecha  unión  entre 
arabos  Cuerpos»  (1). 

Los  rendimientos  de  la  fundación  estaban  reducidos  en  1849 
á  S.OOO    reales  de  censo,  2.000  de  alquileres  de  casa  y  20  fane- 
gas de  escanda,  todo  producto  de  sus  antiguas  rentas,  aumenta 
das  con  legados,  donaciones  y  limosnas,  como  modernamente 
los  del  escribano    D.  Francisco  Rabanal,  secretario-  de  la  Uni- 
versidad, del  prebendado  ovetense  D.  Francisco  Rodríguez  Cas- 
lañón,  del  Brigadier  de  Marina  D.  Antonio  de  Cañedo  y  del  Ilus- 
trfsimo  Sr.  Pinar,  Comisario  general  de  Cruzada.  El  Sr.  Rector 
Mata    Vigil,  que  miraba  con  predilección  el  Colegio  de  Santa 
Catalina,    introdujo  en  él  provechosas  reformas  haciéndole  á 
propósito  para   esmerada  educación  de  niñas  pudientes,  en  ca- 
lidad de  internas  y  externas,  y  aumentó  dos  plazas  mas  de  Re- 
coletas para  parientes  del  bienhechor  Sr.  Pérez  Villamil,  desig- 
nando para  su  sostenimiento  2.000  reales  anuales  de  los  bienes 
que  este  ilustre  magistrado  dejara  á  la  Universidad.  En  14  de 
Septiembre  de  1851  dio  al  Colegio  distintas  bases,  las  cuales 
modificaron  su  existencia,  dándole  vida  y  prestándole  mayor 
concurrencia  (2). 

En  1859  falleció  en  Oviedo  D.a  Jacoba  de  Valdés  é  Inclan, 
viuda  del  General  y  Ministro  marqués  de  Camposagrado,  dejan- 
do en  su  testamento  piadoso  legado  para  educar  siete  huérfanas 
de  militares  y  empleados,  naturales  de  esta  provincia.  Los  alba- 
ceas  Sr.  Chantre  de  la  Catedral  D.  Victorio  Pericón,  D.  Anto- 
nio Estrada  y  el  Dr.  D.  Domingo  Diaz  Caneja  propusieron  que, 
en  la  casa  de  Huérfanas  Recoletas,  se  llevase  á  cabo  la  funda- 
ción de  la  virtuosa  señora,  y  con  los  doctores  de  la  Junta  uni- 
versitaria D.  Juan  Alvarez  de  la  Viña,  D.  Juan  Domingo  de 
Aramburu,  D.  León  Salmean  y  D.  Francisco  Fernández  Cardin 
hicieron  en  1861  y  1862  el  arreglo  necesario,  entregando  laren- 


ln  Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  9  de  Abril  de  1808.— En  1815  se  circulaban 
edictos  impresos  por  la  Diputación  del  Principado  para  la  provisión  en  el  Colegio  de  Recoletas 
de  patronato  de  la  Provincia;  después  cayó  en  desuso. 

(a)     Véase: 

•Reglamento  para  el  Colegio  titulado  de  Recoletas.  (Oviedo,.  Imp.  de  Martínez,  1851)». 
Fué  redactado  por  el  Rector  D.  Pablo  Mata  Vijil,  los  Decanos  D.  Domingo  A  Arenas,  D.  Frau- 
cisco  Fernández  de  la  Vara,  D.  Clemente  Moraleda,  el  Director  del  Instituto  D.  Ángel  Paez  y 
c\  Secretario  general  D.  Benito  Candía  Meana. 


—  444  — 

ta  anual  de  15400  reales  para  sostener  las  siete  pla# 
otros  2,000  para  el  dote  de  las  agraciadas,  Las  nuev 
las  se  asimilaron  á  las   antiguas;  pero  en  la  admisión  de 
lias  se  dio  la  elección  al  Sr.  Obispo  de  Oviedo  en  lerna  foi 
por  la  Comisión  inspectora  ó  patronal  de  osle  asilo  de  1 

En   1862   el    Colegio  se  reorganizó  con  estas  adido: 
otro  Reglamento  para  las  nuevas  plazas,  aprobado  por  íl 
2  de  Mayo  de  18tf3;  y,  vencida  nueva  crí-i> 
guerras  y  alteraciones  del  país  que  llegaron  á  los  valore 
bucos,  una  vez  mas  reformaron  en   1884  las 
ta  fundación  (1),  que  et  Rector  Sr.  Salmean  salvó  de  mmr 
ruina.  La  revivió  por  completo,  dio  vigoroso  impulso  a  la  É 
la  con  menaje  donado  por  la  Excma.  Sra,  D,11  Laurearía  (¡ 
lez  de  Fernández  Vallin,  procuró  admisión  mayor  de 
las  internas  y  la  suficiente  concurrencia  de  exterrw 
trucciún  atiende  una  Maestra  con  Auxiliar  En  osle  ¡n 
siguió  el  Redor  actual  Sn   Aramburu,  restaurando  lambí 
edificio  en  su  típica  fachada  de  resabios  y  adornos  pl 
Hoyt  para  su   dirección,  sigue  la  .km la  directiva  compiles 
los  señores  Rector,  Vicc  Rector,  Decanos,  Director  del  In* 
y  dos  doctores  no  catedráticos,  que  en  unión  del  Adminisl 
y  Secretario-Contador  atienden  con  interés  y  celo  á 
ciones  del  Arzobispo  Valdés  y  Marquesa  viuda  de  G 
do.  La  situación  económica  del  Colegio  se  desprende  de  s 
supuesto  para  el  presente  año  económico  <!<>   1903  con  1 
guíenles  conceptos,  después  de  las  cnagenaeíones  de  las  i 
fundacionales,  agregaciones  y  conversiones,  disminuidas  p 
farreglos»    de   la    Hacienda   nacional; — «Ingresos   fl 
un  pequeño  censo,  único  en  uso  de  pago,  y  los  ínleres 


I  H      Véanse. 

'  íísíaíntits   y  Rrgitimerxt  Hiiéffjrtjn    Rccli 

por  el  Anobtipo  tic  Sevilla  1>.  Fernando  de    Vald 

la  Universidad'-  ;  Oviedo,  [mp.  de  Urid;  1&84).  Fué  disjiui>t.-  poi    La  Junta  putfomL  c 
de  li-s  Sr«.  D,  León  Salmean,  :  [dente,  y  I01  vocaleJ  I'    MatiMí    1 

vartí  de  la  V¡i¡a,  D.  Claudia  Pola,  el  autor  de  esta    Historia 
¿terciario  D,  M a nncl  Gome*  Calderón. 

Contiene:  Reseña  I  primitivas  de  167^,    las  J: 

paira  su  provisión  por  este  orden:  huérfanai  de  padre   y  mailru4  hiiUendn  sida  a 
hij;i-  de  mi I  i  taro;  huérfana*  de  padre  empleado;    huérfana  de  padre  y  madre  a 
futie    empleadü;  y  en  hm.nf.iiia*   de  padre  no  empleado -¿  y  compren 
iJJ6i  reformado  en  1884, 

Eu  igualdad  de  circunstancia^  para  la*  pía/i*  uni*er*ilarÍ4H  deben  *er  prr  I 

«do  civil  de  Doctore*  del  Cianuro    y  lar  bué>fanai    á    Id  ve*  de 
madre, 


-  445  — 

200.885,62  pesetas  deducidos  recientes  impuestos  de  títulos  é 
inscripciones  nominativas  de  la  Deuda  perpetua  del  4  por  ciento 
interior,   6.508,78  pesetas;  o  ingresos  eventuales»)  por  pensión  y 
retribuciones  de  las  pupilas  y  honorarios  de  la  Escuela:  1.600;  to- 
tal 8.108,78  pesetas.— t Gastos  fijos»:  los  diarios  por  el  sustento 
de  12  recoletas,  Rectora,  Maestra  y  criada,  retribución  del  per- 
sonal   directivo  y  administrativo,  etc.,  7.254,25;  y  t eventuales»: 
790;  total,  8.044,25  pesetas.  Resulta,  como  se  vé,  un  superabit 
insignificante;  y  convendría  dotar  al  histórico,  piadoso  y  útil  es- 
tablecimiento con  mas  recursos,  que  bien  pudieran  venir  del 
Icmdo  de  otras  obras  benéfico-provinciales,  para  ampararse  me- 
jor la  desvalida  suerte  de  estas  y  otras  asiladas,  completar  su 
educación,  procurarlas  carrera  ó  profesión  de  porvenir  y  hasta 
ayudarlas  con  dote  ó  gratificación  en  su  colocación  ó  matrimo- 
nio. En  ello  ha  pensado  varias  veces  la  Junta  claustral  del  Pa- 
tronato mirando  con   profundo  interesal  Colegio  y  Escuela  tan 
íntimamente  unidos  á  la  Universidad.  En  las  funciones  religio- 
sas, celebradas  por  la  Corporación  escolar,  daba  preferente  y 
honorífico  lugar  á  sus  protegidas  Huérfanas,  que  recibía  bajo . 
mazas  y  las  acompañaba  con  afectuosa  ceremonia,  como  toda- 
vía sucede  en  la  fiesta  anual  de  Santa  Catalina. 

A  fines  del  siglo  xviu  también  se  registra  otra  interesante 
fundación  de  una  Escuela  de  Niñas  en  Gijón,  bajo  la  advo- 
cación de  Nuestra  Señora  de  los  Dolores.  Fué  su  fundadora 
D.a  Josefa  Francisca  de  Jovellanos,  hermana  del  celebérrimo 
promotor  del  Instituto  Asturiano,  llamada  «la  Argandona»  por 
su  matrimonio  con  D.  Domingo  González  de  Argandona,  procu- 
rador general  de  Asturias  en  Madrid.  Tan  docta  señora,  también 
poetisa,  brilló  en  la  sociedad  de  la  Corte  y  en  la  tertulia  de  Cam- 
pomanes,  como  después,  ya  retraída  y  en  viudez,  en  Oviedo  al 
lado  de  su  hermana  la  Condesa  de  Peña  Iva.  Fué  en  esta  Ciudad 
directora  de  todas  las  damas  del  pueblo  y  la  principal  en  la 
«Junta  de  Caridad»)  del  benemérito  Párroco  Dr.  Bobes,  retirán- 
dose, por  último,  del  mundo  llamándose  Sor  Josefa  de  San  Juan 
Bautista  en  el  Claustro  de  las  Agustinas  de  Gijón,  desde  donde 
con  poder  á  favor  de  sus  ilustres  hermanos  y  director  espiritual 
Sr.  González  Zarzuelo,  Dignidad  de  la  Catedral  ovetense,  fundó 
una  Escuela  denominada  c Enseñanza  caritativa  de  Nuestra  Se- 


—  4*6  — 

"jora  de  loa  Dolores*,  cuando  dispuso  igualmente  v 
pías  de  carácter  rclígi' 

La  Escuela  gijonosa  fué  reglamenl 
1797,  y  de  su  contesto  se  deduce  que  la  organización    c< 
cargo  de  D.  Gaspar  bajo  preceptos  y  condiciones  aunadas 
todo  lo  que  salía  de  la  pluma  de  aquel   insigne  m 
pedagogo  (1).  Refleja  naturalmente  el  documento 
nes  de  entonces  en  lo  relativo  á  la  educación  de  la  mu 
mitran  en  la  Escueta  24  hiñas  pobres,  huérfanas,  de  ! 
ocho  á  diez  años,  permaneciendo  en   la  Instilad 
trece  ó  quince  (con  dotación  de  1.100  reales  para  su  lü 
eación);  y  dos  de  las  mayores  y  mas  adelantadas  hadan  il 
dantas  de  la  Maestra.  Esta,  retribuida  con  cuatro 
había  de  ser  de  eslado  libre,  de  treinta  á  cine 
dosa  en  las  labores  del  sexo,  distinguida  por  su 
ción  {principal  instituto  de  esta  piadosa  enseñan; 
leer  y  escribir,  y  saber  además  hilar,  calcetear,  l¡. 
ro  de  punto,   como  enseñada  también  á  barí 
li;in  i  ramas  y  labores  de  una  casa,  Es  de  advertí 
instrucción,  que  solamente  se  en 
las  niñas  que»  por  su  particular  tálenlo  ú  singuto: 
cias,  determinaran  juntamente  los  Patronos,  designad 
sucesivo,  el  Director  del  Instituto,  el  Párroco  i  v    la 

Priora  del  Convento  de  Agustinas.  0 
la  escritura  respecto  á  la  enseñanza   religiosa   y  pr< 
ción  espiritual  del  Párroco  etc.,   etc.,  (2).  Al  sostenímiel 
centro  escolar  de  la  Virgen  de  los  Dolores   j  »br;i 

destinaba  la  benemérita  Fundadora  casas  en  Madrid  ye 
con  más  el  edificio  para  la  Escuela  y  habitación  de 
ea  la  calle  de  las  Cruces  de  Gijún;  peí 
bienes  á  tenor  de  las  leyes  desamortizad*  as  ^ 

mermadas  rentas  en  la  actualidad  según   indican  las   i 


(O    Jovtltjmoa  cu  tu    -  Plan  de  ti. 

,,    m  jer    Hdil  ridñ  á    1 3   ¡ii  (ri].jti.iri   h    u!uc:u 
rcndnn  ptríftiM 
jída»  madre»  de  f*n.  .  ten    para  Iai 

m erada ♦ 

Véase  también  á  Jovettait/vt  en  tu  'Memoria  leída  en  l.i 
bre  *¡  le  <icK¿in  6  no  admitir  en  elln  U*  j,íti 

i.i  iiiogr.tftó  d«kt 
de  F  ti  fi*e&  at£m  d  o ,  1887). 


—  447  — 

cuentas  da  1902  aprobadas  por  la  Superioridad.  Importaron  los 
*  gastoso  771,68  pesetas,  comprensivas  de  547,50  pesetas  por  el 
sueldo  de  la  Maestra  y  224,18  por  otros  «varios»  de  material  y 
menaje,    ropa  para  las  ninas  etc.;  é  importaron  los  «ingresos» 
360  pesetas  por  el  arrendamiento  de  los  bajos  de  la  casa  escue- 
la,   pudiendo  cubrirse  el  déficit  de  411,68  pesetas  con  la  exis- 
tencia de  fondos  en  caja  de  5.036,89;  siendo  de  advertir  que  al 
terminar  el  año  pasado  debía  el  Estado  por  intereses  de  la  ins- 
cripción intrasferible  de  la  Deuda  perpetua  del  cuatro  por  cien- 
to interior,  la  suma  de  2.119,48  pesetas.  Con  tales  elementos,  y 
sin    salir  de  la  previsión  y  prudente   economía  que  informa  al 
celoso  patronato,  algo  más  pudiera  hacerse  para  el  progreso  do 
la  Escuela. 

Tal  fundación  significaba  un  verdadero  progreso  en  Asturias 
donde   la    instrucción   dé  las  mujeres   estaba   completamente 
abandonada  todavía  á  fines  del  siglo  xvin.  No  se  había  cumpli- 
do aquí  la  Real  Cédula  de  Carlos  III  en    1768,  que  disponía  de 
bienes  de  la  Compañía  de  Jesús  para    instrucción    de   niñas, 
creando  escuelas,  dirijidas  por  matronas  honesías  é  instruidas 
prefiriendo  la  asistencia   de  las  hijas  de  labradores  y  artesanos 
porque  las  de  otros  «pueden  proporcionarse  enseñanza  á  expen- 
sas de  sus  padres  y  aun  buscar  y  pagar  maestros  y  maestras». 
En  las  pocas  escuelas  de  niñas,  solamente  se  enseñaba  Doctrina 
Cristiana,  Lectura  y  Labores,   y  más  adelante  se  comprendió 
también  la  Escritura;  pues,  por  absurda  y  añeja  preocupación, 
ninguna  niña  pobre  aprendía  á  escribir.  Una  Diputación  de  Ca- 
ridad de  Madrid  estableció  la  primera  Escuela  gratuita  de  niñas 
en  1781,  y  el  mismo  Carlos  III  por  Real  Cédula  de  1783  las  ex- 
tendió  á  todos  los  barrios  de  la  Corte  como  á  las  Capitales  y 
pueblos  importantes  de  la  Monarquía. 

En  Oviedo  se  intentó  en  178H  la  creación  de  una  Escuela  ó 
cátedra  de  encajes  con  el  apoyo  de  la  Justicia  y  Regimiento,  que 
éste  no  pudo  facilitar,  no  obstante  la  intervención  del  Consejo 
de  Castilla;  pero  la  Sociedad  Económica  Asturiana  la  costeó 
desde  1804  á  1803.  La  misma  patriótica  Corporación  había 
creado  en  Oviedo  en  1797  una  Escuela  de  primeras  letras  y  la- 
bores de  niñas,  que  duró  muy  poco,  aunque  la  sostuvo  generosa- 
mente D.  Vicente  de  Antayo,  marqués  de  Vistalegre,  para   30 


-448- 

niñas,  en  1802,  Siguió  una  tercera  Escuela  en  1804 
ralizn  de   1808  á   1812  por  Jos  repetidas  entrada? 
francesas  (1)  y  en  1815  ya  fueron  cuatro  las  escuelas,  que 
ciedad  Económica  y  el  Ayuntamiento  §ostenían  en  las  ealh 
Rosal,  Vega,  Puerta  Nueva  Baja  y  San  Francisco. 

El  impulso  para  tales  escuelas  vino  prineipalme; 
glamento  general  de  Instrucción  Pública  de   1821  qu. 
tado  titulo  y  al  final  después  de  tratar  de4  todos  los  centr 
enseñanza,  trata  de  la  de  las  mujeres,  disponiendo  e 
miento  de  escuelas  públicas  en  que  se  enseñe  á  Jas  niñas  á 
escribir  y  contar  y  a  las  adultas  las  labores  y  habilidades 
pias  de  su  sexo;  y  con  cierta  parsimonia  encargaba  i 
Eaciones  provinciales  propusieran  el  numero  de  estas  esa 
su  dotación  y  arreglo  y  los  parajes  en   que  debían   situar 
fugaz  Plan  de  estudios  de  1836  comprende  ya  lodo- 
tros  en  su  propio  lugar  de  instrucción  primaria  y  sin  ^rai 
gencia   ordena  la  creación  de  escuelas,  separadas  para  tíi 
ñas,  donde  quiera  que  los  recursos  lo  permitan,  aeomod 
la  enseñanza  á  las  correspondientes  elementales  y  super 
de  niños  con  las  modificaciones  y  en  la  forma  convenían 
sexo;  pero  advirlíendo  que  su  buen  régimen,  gnl 
sión  serían  objeto  de  un  Decreto  especial.  De  este  modo,  y 
ñor  de  las  leyes  y  múltiples  disposiciones  de  Primen  Eos* 
Ka,  se  fueron  extendiendo  paulatinamente  las  escuela 
principalmente  desde  la  ley  de  1857  aunque  no  con  el  Ínter 
la  extensión  que  las  de  niños,  cosa  no  lograda,  y  falla  basia 
hasta  bien  cercanos  días,  Si  el  programa  de  mstroedóo  era  ¡ 
logo,  todavía  se  hizo  la  salvedad  de  sustiluir  en  las  Escu 
elementales  de  niñas  las  *  Nociones  de  Agricultura,  (adusto 
Comercio»  por  o  Labores  propios  del  sexo»;  y  en  las  Superio 
Ja  Geometría,  Dibujo  lineal,  Agrimensura,  Ffsicu  é  Historia 
tural  fueron  reemplazadas  por  Dibujo  de  labores  y  Economía 
méstica;  en  uno  y  en  otro  caso  como  si  las  mujeres,  que  ton 

'')     k»*  p(imtr»t  mM»(rai  óreteme*  de  ■ 

Y  D*  Bárbara  Míra.idí,  cora*  Lis  amerifira  y  de  bordado,  eq  .3™ 
L*4**aófl  (Jfl  til  cual»  ultimas  era  de  cuatro  rciilef  diari 


—  449  — 

parte  tan  principal  en  las  rudas  labores  del  campo,  artes  y  ofi- 
cios, talleres  y  fábricas,  no  necesitaran  de  los  conocimientos  su- 
primidos en  sus  Escuelas.  Hasta  1883  no  apareció  la  ley  conce- 
diendo á  las  maestras  los  mismos  sueldos  y  consideración  que 
á  los  maestros;  y  estos  y  aquellas  hasta  la  ley  de  1887  no  tuvie- 
ron derechos  pasivos 

Hacia  la  mitad  del  siglo  pasado  se  establecieron  por  todas 
partes  Escuelas  privadas  y  Colegios  de  mujeres  con  procedi- 
miento y  programa  pedagógicos  harto  deficientes,  pero  superio- 
res á  tos  de  los  centros  oficiales;  determinando  aquellas  funda- 
ciones notorios  adelantos  en  materia  de  labores  delicadas  y  ar- 
tísticas y  la  iniciación  en  la  Lengua  francesa,  muy  útil,  con 
abandono  y  á  expensas  del  olvido  de  la  lengua  patria. 

El  desenvolvimiento  y  progreso  verdaderos  de  la  Enseñanza 
Primaria  está  en   Escuelas  Normales,  plantel  de  un   magiste- 
rio de  condiciones  muy  superiores  al  que  habían  tenido  los  pue- 
blos en  pasados  siglos.  Es  bien  extraño  que,  habiendo  escuelas 
y  estudios  de  tantas  profesiones,  no  se  crearan  para  la  más  im- 
portante de  maestros  de  primeras  letras.  Estos  adquirían  los  co- 
nocimientos necesarios  «al  arte»  donde  y  como  podían,  acredi- 
tándolos de  una  manera  superficial,  con   más  ó  menos  travas 
ante  los  Examinadores  y  Juntas,  que  determinaban  las  RR.  00. 
y  Provisiones  de  1743,  1771,  1780  y  1804,  en  esta  fecha  más 
fácilmente  por  disposición  de  Godoy. 

La  primera  manifestación  de  Escuela  Normal  pudiera  re- 
traerse á  las  plazas  prácticas  ó  discípulos  de  número,  Leccio- 
nistas, del  Colegio  académico  en  1780  ó  á  lecciones  análogas  de 
los  Institutos  pestalozzianos  en  1803  y  1806.  En  este  último  año 
ya  se  retrogradó  á  las  pasadas  Juntas  de  exámenes,  aunque  ex- 
tendidas á  provincias,  y  era  un  examen  la  «habilitación»  con- 
signada en  el  dictamen  de  Quintana  de  1813  y  en  el  proyecto 
del  Plan  de  Instrucción  Pública  por  las  Cortes  de  1814.  El  pro- 
yecto de  reglamento  de  Primera  Enseñanza  de  1822  determina 
la  expedición  de  las  tres  clases  de  títulos  de  maestros  por  la  Di- 
rección general  de  Estudios  y  establece  Academias  ó  Colegios 
en  lodos  los  pueblos  en  que  hubiere  varios  maestros;  y  en  el  Re- 
glamento sucesivo  de  1825,  dado  por  Calomarde,  se  habla  de 
oposición  para  obtener  Escuelas  de  primeras  categorías  y  de 


-  45°  — 

examen  para  las  de  2.a  y  3.a  clase  como  tan 
Uterarias  de  primera  educación  en  Madrid  Mes. 

Escuelas  de  t »  y  2.a  clase,  que  pueden  derii 
mejor  y  reglada  enseñanza,  podrían  concurrir,  ei 
servadores,  para  instruirse  en  la  teoría  y  prédica,  los 
que  aspirasen  á  Pasantías   y  II;  Aej 

de  Madrid   y   provincias  caíanlas  personas  de< 
para  tratar  do  obras  y  escritos  de  i 
[frotamientos  de  enseñanzas,  ele*  il).  Aunque  I 
de  asistencia  servían  de  mérito  para   las  Pasantía 
indicados»  no  resultan  aquellas   instituciones  coi 
ter  profesional  (2). 

La  primera  vez  que  se  habla  de  Es 
el  memorable  R.  D.  de  31  de  Agosto  de  1*^f,  icspin 
mente  por  el  venerable  Montesino.  Fué  iniciación  ntá 
de  idea  repetida  con  instituciones  análogas 
vincias  en  el  Plan  general  de  Estudios  de  1830,  asi  com< 
Ley  de  21  de  Julio  de  1888  ya  se  determina  el  pensar 
concreto  á  fin  de  inaugurar  en  1839  la  Escu  mal 

drid,  t  donde  concurrieron  pensionados  y  colegiados  de 
(¡as  romo  futuro  plantel  de  Profesores  normales,  lin   1 
dictó  el  Reglamento  orgánico   mareando  el  programa  d 
dio»,  y  en  él  se  agrupaban  en  dos  y  tres  años  considera 
mero  de  materias;  pero  el  curso  era  voluntario  p< 
en  Isi.Y  se  exijia  a  los  aspirantes  á  titulo  de  Mar-sí 
sito  de  haber  asistido  algún  tiempo  á   una    Escuela  Noi 
Primera  Enseñanza  (3). 

Mas  las  disposiciones  fundamentales,  rpie  dieron  vida 
go  á  las  nuevas  Escuelas  profesionales  fueron  el  R.  D  á 
Marzo  de  1849  y  el  Reglamento  siguiente  de  Jo  de  Ma 
puede  considerarse  todavía  vigente  en  no  pocos  pual 
la  y  repite  el  objeto  de  las  Escuelas  Normales;  formar  m 
idóneos  paralas   Escuelas  comunes  de  primeras  leí: 
en  su  Escuela  Práctica  de  niños   un  modelo  para  la- 
cuelas  asi  publicas  como  privadas;   servir  a  los  alumnc 


t|)     Artitutq»  ii  uj  dd  Regbrm.nl  >  de  tR¿5t 

h\    C'jjsit 

t$)     Para  distinguirta  de  fo  Escueb  Norinjil  de   I  I 

m  de  Eittidim  de  i 


-451- 

rantes  á.  maestros  para  que  vean  y  puedan  hacer  por  si  en  la 
misma    Escuela  Práctica  la  aplicación  de  los  sistemas  y  meto-- 
dos  de  enseñanza;  y,  por  último,  proporcionará  los  jóvenes,  que 
no  quieran  seguir   carrera  literaria,   los  varios  conocimientos 
que  se  suministran  en  ellas.    Asegurados  los  nuevos  estableci- 
mientos, ya  pudo  mejor  desenvolverlos  y  difundirlos  la  tantas 
veces  mencionada  Ley  de  1857,  que  determinó  los  siguientes  es- 
ludios para  el  magisterio  primario  Elemental:  Catecismo  expli- 
cado de  la  Doctrina  Cristiana,  Elementos  de  Historia  Sagrada, 
Lectura,  Caligrafía,  Gramática  Castellana  con  ejercicios  prácti- 
cos de  composición,  Aritmética,  Nociones  de  Geometría,  Dibujo 
lineal    y  Agrimensura,  Elementos  de  Geografía,  Compendio  de 
la  Historia  de   España,  Nociones  de  Agricultura,  Principios  de 
Educación,   métodos  de  enseñanza  y  Práctica  de  la  enseñanza; 
así  como  para  el  magisterio  Superior  exijía  además:  Nociones 
de  Álgebra,  de  Historia  Universal  y  de  los  Fenómenos  de  la  na- 
turaleza (1).   Siguieron  en  esta  forma  las  Escuelas  Normales 
provinciales  que,  alteradas  profundamente  ó  casi  suprimidas  á 
principios  de  1868,  fueron  en  buen  hora  restablecidas  y  más 
aseguradas  desde  la  Revolución  de  Septiembre,  á  fines  del  mis- 
mo año,  con  la  Legislación  de  1857  y  Reglamento  de  1858,  que, 
más  ó  menos  alterados,  han  estado  vigentes  en  lo  principal  du- 
rante cuarenta  años.  Lo  que  más  fué  variando  fué  el  programa 
materias;  nó  la  «verdadera  organización». 

Las  Escuelas  Normales  de  Maestras  se  establecieron  después 
de  las  de  Maestros  (salvo  la  de  Pamplona,  de  1847)  continuan- 
do otra  vez  más  el  interés  secundario  para  la  enseñanza  de  la 
mujer.  La  Ley  de  1857  recomendaba  su  organización,  que  fué 
un  hecho  en  Madrid  al  año  después,  y  sucesivamente  fueron 
creándose  en  casi  todas  las  provincias,  cada  una  con  su  Regla- 
mento análogo  al  de  Maestros  y  auxiliándose  de  su  personal, 
hasta  que  se  procuró  uniformidad  en  R.  O.  de  14  de  Marzo 
de  1877. 

Sirven  estos  antecedentes  generales  para  mejor  determinar 


•  (i)  Para  el  ejercicio  de  las  llamadas  E -.cuelas  ¡nompletas  hubo  y  subsiste  el  «Certificado 
de  aptitud»  obtenido  tras  de  somero  y  breve  eximen  iin  cursos  escolares.  Sirve  para  esas  es- 
cuelas incompletas. 

No  se  hace  referencia  en  el  texto,  por  razones  de  ser  extraños  al  Distrito  universitario,  á  los 
Estudios  superiores  Normales  de  la  Escuela  Central  de  Madrid. 


—  452- 

la  época  v  r  ondiciones  en  que  se  formaron  y  desenvolv 
Escuelas  Normales  del  distrito  universitario, 

El  proyecto  de  la  Superior  de  Macstr 
cuando  en  1838  se  creó  en  la  Corte    el  Seminario  Cen 
provincia    envió  en  dos  ocasiones  su  contingente  de  i 
que  ayudaron  á  aquel  propósito*  Al  inaugurarse*  en  184 
cuela  provincial,  los  partidos  judiciales  presentaron  en  el 
alumnos  y  aún  vinieron  de  provincias  líroiirofes, 
dificultades  morales  y  materiales,   que  determinaron  la 
siés  en  1848,  se  restableció  en  1849  gracias  al  ( 
los  primitivos  maestros  profesores  que  cumplieron  c 
celo.  Del  Colegio  de  San  Gregorio,  donde  se  estableció  i 
mente  la  Escuela,  pasó  á  la  Casa  de  Celleruelo  ydesptié 
pita!  de  Peregrinos  al  lado  de  la  derribada   iglesia  de  S 
en  el  curso  de  18Ó8  á  1859,  Habiendo  cesado  la  ¡nscrip 
scosa  de  los  matriculados    por  los  partidos  judicial 
rrencia  voluntaria  declinó  considerando  también  tos  c 
el  escaso  porvenir  de  una  profesión  ü  la  que   las  corpo 
regateaban  el  sueldo,  como  si  se  tratase  del  jornal  de 
bracero,  después  tarde  y  mal  pagado.  El   Director  Sr+ 
uno  de  los  primeros   alumnos  pensionados  de   Asturias 
drid,  sacó  á  Üole  la  fundación  (1)  dejando  en  ella  imb 
recuerdos,  y  ésta  debió  mas  tarde  su  principal  progreso 
Plórez  y  González  cuando  la  Diputación   provincial  le^ 
1888l  bajo  planos  del  arquitecto  D.  Javier  Aguirre,  aropli 
vo  local  en  la  calle  de   Cría  para  instalar  las  Normales 
li  diente  desahogo  y  sin  poner  allí  las  Prácticas. 

La  Escuela  Normal  de  Maestros  de  León  tuv< 
píos  análogos,  también  fué  inaugurada  en  1844  y  por  el 
1849  fué  elemental  ó  de  segunda  clase,  Por  eslnr  i 
menos  gravada  que  la  de  Oviedo  en  alenciones  de  Instruc 
Iilica  y  tener  locales  de  que  disponer,  su  establecimiento 

ír]     Son  ¡ntcte*nnie*  los  siipiicmrs  follriM*. 

■~JUflam*nte  fmmtMtl  para  )a  Escueta    Normal  tic  Cvkdo,    BJ 
provincial  tic  Instrucción  l*rj¡mnri-i    (Oviedo,   iH+j)t 

—A-  ■  iVfiVpnra  el  frgímíti  de    la  Efcuel*  tfotmat,    Scmiitari 

Oviedo    (Oviedo,  ímp.  de  Jl.  Gamiítt,  1845), 

— Anuncio  de  la  apertura  de  la  Escueta    Normal  Superior    que  del 
dad  en  i,°  de  Octubre  del  presente  año,  (Onedq,    1849.— Con  líen*    •  ■ 

vibre  la  nueva  carrera  y  su»  enseñanza*»  tu** rilas   por  ni  Rector  D,   PaUo   ft 
et  Secretario  Ií4  Benko  Candía  Meana    (que  la  red^ctój  publicándose 
K.  I>.  orgánico  de  iBjy  y  el  Reglamenta  de  tus  Educías  Normales. 


-453  — 

en  un  antiguo  y  amplio  convento  aprovechado  con  reformas 
sucesivas,  y  más  con  la  acertada  "primera  dirección  del  Presbí- 
tero D.  Jacinto  Arguello.  Tuvo  entonces  escasa  matrícula,  pues 
no  pocos  pensionados  leoneses  vinieron  á  Oviedo  en  el  comien- 
zo; pero,  al  cesar  esta  concurrencia,  aumentó  aquella  inscrip- 
ción y  fueron  muy  satisfactorios  los  resultados   dotando  á  las 
localidades  de  excelentes  maestros,  que  transformaron  los  Cen- 
tros puestos  á  su  cuidado   elevándolos  á  Escuelas- modelo.   La 
Diputación  aumentó  un  profesor  y  logró  elevar  la  Escuela  á  la 
categoría  de  Superior  en  1860. 

La  Escuela  Normal  Superior  de  Maestras  de  Ociedo 
fué  debida  á  la  R.  O.  de  9  de  Noviembre  de  1858  para  el  cumpli- 
miento de  la  Ley  de  1857,  que  recomendaba  la  creación  de  Es- 
cuelas Normales  de  Maestras  en  Provincias.  Ella  hizo  que  el 
Rector  oficiase  á  la  Diputación  provincial  para  que  incluyera  en 
su  presupuesto  las  partidas  necesarias  á  la  creación  y  sosteni- 
miento de  la  Escuela  y,  como  por  otras  atenciones  imperiosas 
no  fuera  posible,  esto  se  dispuso  á  crear  la  Escuela  en  el  Colegio 
de  Recoletas  con  una  subvención  de  2.000  pesetas  de  la  Junta  de 
Instrucción  Pública.  Redactó  un  reglamento,  que  fué  aprobado 
por  la  Superioridad;  eligió  el  personal  entre  los  profesores  de  la 
Normal  de  Maestros;  y  en  el  mismo  Colegio  de  Huérfanas,  con 
autorización  de  la  Dirección   General  del  ramo,  la  inauguró  en 
2  de  Febrero  de  1859.  Duró  dos  cursos  y,  cuando  el   Rectorado 
se  disponía  á  dar  más  eficaz  impulso  al  nuevo  y  útilísimo  esta- 
blecimiento, cesó  la  subvención  y  se  suspendió  aquella.  Los  bue- 
nos recuerdos  que  había  dejado,  las  reclamaciones  del  Rector  se- 
ñor Salmean,  de  la  prensa  provincial  y  peticiones  de  Ayunta- 
mientos determinaron  en  1872  el  restablecimiento  por  la  Dipu- 
tación provincial  de  tan  útil  Escuela  de  Maestras;  y  lo  fué  en  el 
mismo  local  del  Colegio  universitario  de  Recoletas  donde  había 
vivido  en  la  primera  época,  alquilando  después  dependencias 
en  el  Palacio  ducal  del  Parque  y  pasando  en  1888  al  nuevo  edifi- 
cio. El  programa  de  la  Enseñanza  abarcaba  dos  cursos,  uno  para 
el  grado  Elemental  y  otro  para  el  Superior,  ampliando  en  este  las 
asignaturas  de  aquél:  Doctrina  cristiana,  Historia  sagrada,  Gra- 
mática castellana,' Teoría  y  Práctica  de  la  Lectura  y  de  la  Escri- 
tura, Geografía  é  Historia,  Aritmética,  Pedagogía,  Principios  de 


-4.: 

Edueactón  y  Métodos  de  la  Enseñanza  y  Labores.  El 

K.  O.  de  1  i  de  Marzo   de  1S77  (con  reglas   para  la  E& 

Toledo  para  las  demás)  ensañe! 

las  asignaturas  de  Geometría,  Economía 

cod  más  la  Práctica  docente  en  los  dos  cursos,  que 

el  íillimo  para  Maestras  superiores,    a  pailir  de  la  H.  t 

de  Junio  de  1881  en  relación  con  la  próxima  antei 

que  recomendaba  también  el  sistema  laneasteriano  para 

trat  de  Madrid.  A  la  exclusiva  mejora  de  esta, 

vido  délos  ceñiros  provinciales,  aparecieron  loa  R.R 

1884,  I887j   L889  en  que  prinripalmenJ 
acertada  extensión  del  pr<  femenil 

La  EscuqIü  Elemental  Nortti&l  de 
fué  creada  por  R.   D,  de  2  de  Septiembre  de  1897 
nizaciún  de  1S77  y   1881  estableciéndose  en  el  nuevo 
de  las  Escuelas  ratifticip  des, 

Por  fin  llegó  el  día  de  la  suspirada  reforma  de  Jas  E 
Normales  de  Maestros  y  Maestra-  con  el  II.  H,  de  ' 
dical   del   Ministro  fit\   Gnmazo,  dis¡  o  las  dos 

les  de  Madrid,  las  Superiores  en  las  capitules  de  di 
sitario,  como  Oviedo,  y  las  Elementales  en  las 
cias,  aunque  el  pensamiento   primitivo  había  sido  el  de 
organización  uniforma  !   lipo  (mico  de  lasSuperi 

las  Escuelas  de  Maestros  se  l  elusivo  carácter  téi 

general  y  técnico  a  la.s  de  Maestras  El  pn  de  las 

las  Elementales  de  aquéllos  y  de  éstas,  dividido  en  dos 
líos,  comprendía  las  materias  siguientes:  Doctripa  Cri: 
Historia   Sagrada,    Lengua    Castellana,     Geogí 
Aritmética  y   Geometría,   Dibujo  y  Caligrafía,  Fífii 
Historia  Natural   y  Trabajos    manunles,   Fisi 
Gimnasia,  Pedagogía,  Nociones  de  Legislación  es 
tica  de  la  Enseñanza.  El  cuadro  de  enseñanzas  superi< 
dos  cursos  académicos  para  Maestros,  abarcaba  las   $i{ 
asignaturas:  Religión  y  Moral;  Gramática   general,   FiU 
Literatura  Castellana;  Geografía   é  Historia;  Ariln^ 
tria  y  Álgebra;  Física,  Química,  Historia  Natural  con  N 
de  Geología  y  Biología  y  Trabajos  manuales;  Antro 
cología  y  Teoría  completa  de  la  Educación,  Dereci 


—  455  — 
ción  escolar;  Didáctica  pedagógica  y  Práctica  de  la  Enseñanza; 
Dibujo  artístico  y  Caligrafía;  Francés;  Música  y  Canto;  Física, 
Higiene  y  Gimnasia;  suprimiéndose  estas  tres  últimas  materias 
en  las  Escuelas  Superiores  de  Maestras,  donde  se  agregaban  dos 
cursos  de  Corte  de  prendas  y  Labores.  La  reforma  fué  plausible 
en  general,  y  et  extenso  cuadro  de  enseñanzas  había  de  ser 
desenvuelto  de  una  manera  compendiada  y  práctica;  pero  aun 
usi  resultó  reeargaSo  y  teórico,  y  se  planteó  apresuradamente 
sin  medios  ni  locales,  con  personal  interino,  movedizo  y  que  á 
vi  oes  sirvió  para  el  favor  burocrático,  La  intención  era  buena  y 
no  correspondió  el  desarrollo. 

De  mas  estará  decir  que,  cual  sucedió  en  1845  y  después  se 
repitió  muchas  veces  organizando  !a  Instrucción  Pública,  la  re- 
forma del  Sr.  ííamazo  fué  enseguida  modificada  en  1900,  mani- 
festando el  Ministre  Sr  García  AIíx  que  habían  faltado  elemen- 
tos adecuados  para  un   cambio  tan  profundo  con  objeto  de  lle- 
var Maestros  con  título  profesional  á  las  Escuelas  más  modestas, 
lo  que  había  traído  gravea  dificultades  en  Ja  práctica;  y  se  buscó 
el  remedio  determinando  un  cuadro  docente,  no  mucho  mayor 
que  los  de   1857,  1870  (proyecto  del  Sr.  Montejo  Robledo  pre- 
sentado a  las  Cortes)  1877  y  1881  para  Maestros  y  Maestras,  si 
bien  se  determinaron  dos  cursos  académicos  en  cada  grado. 

No  bien  había  pasado  un  año,   apareció  la  radical  reforma 
de  tos  Estudios  generales  y  técnicos  de  Segunda  Enseñanza,  y 
rm  ella  et  Ministro  Sr,  Conde  de  Romanones  incluyó  en  1901 
los  del  Magisterio  primario,  que  llevó  á  tos  Institutos,  conservan- 
do las  Escuelas  Normales,  principalmente  las  de  Maestras,  su 
unidad  orgánica.  Nada  menos  que  tres  cursos  para  el  grado  ele- 
mental en  todas  provincias  se  determinó  á  la  sazón  esperando 
que  solamente  portal  aumento  se  elevaría  la  condición  intelec- 
tual, moral  y  social  de  Maestros  y  Maestras  y  se  colocarían  al 
nivel  de  los  extranjeros;  mas  las  consecuencias  se  determinaron 
únicamente  en  un  descenso  alarmante  de  matrícula,  principal- 
mente para  Maestros,  que  todavía  habían  de  cursar  otros  dos 
años  mas  en  las  Normales  de  distrito  universitario,  como  en 
Oviedo,  para  alcanzar  el  grado  superior,  teniendo  unos  y  otros 
por  principal  aliciente  las  Escuelas  primarias  que  se  estilan  en 
nuestro  pobre  país.  La  idea  era  buena,  como  en  1898;  pero  el 

30 


desenvolvimiento  en  tiempo,  dispendios,  medios 

no  era  realizable,  y  ei  programa,  en  especial,  era  abruma 
ligión  é  Historia  Sagrada;  Lengua  Castellana  (2  cursos); 
fm  general  y  de  Eurof 

Universal,  Historia  de  España;  Aritmética,  G 
y  Trigonometría;  Dibojo  (2  cursos);  Ca  irsosj 

Química  aplicada;  Historia  Natural;  Trabajo  man- 
tenía de  Naás  cuando  fuese  posible);  Fisiología  é  13 
y  ejercicios  corporales;  Pedas 

tos  de  Derecho;  Derecho  y  Legislación  escolar;  EV.icolog 
gica;  Agricultura  y  Técnica  agrícola;  Prúctica  de 
y  todas  estas  materias  pai  ¡ementa  i. 

yor  parle  en  las  cátedras  de  los  Institutos,  Los  cst 
do  superior  comprendían:  Historia  déla  lích 
perfores  de  tiran.  lana  (2  cura 

cial  y  Estadística;  Ampliación  He  las  Male 
de  la  Física;  Antropología  y  Principios  do  Pdc 
escolar  y  Profiláctica;  Estudios  superiores  de 
ría  fie  la  Pedagogía  íi?  cursos);  Caligrafía  superioi 
la  Escritura  (2  cursos);  Dibujo  i2  cursos);  Técnica  int 
Francés;  Práctica  de  la  Enseñanza;  y  en  \\ 
tras  las  correspondientes  clases  de  Labore 

La  exterioridad  de  este  plan,  ampliación  de  ■ 
zo,  se  manifestó  principalmente  en  natural  aumentó  deca 
Profesores  v  Auxiliares  de  diferentes  cale 
el  concepto  de  destinos,  objetivo  saliente  de    Ifi 
ción  española;  y  siendo  digno,  ilustrado,   procedente  de 
cuelas  centrales,  no  produjo  en  lo  general,  salvo  exee 
honrosas,  e!  resultado  «práctico*  de  las  verdaderas  E&  aé 
mutrs.  Va  lo  indicaba  bien  el  Si\  Garnnzo,  aludiendo  r| 
aunque  rara  ejemplo  de  aquellos  cuya  mi 
ros  directores  de  la  Escuela  primaria  y  no  tengan    de  & 
impresión  personal  que  la  que  recibieron  de  su  nii 
nes  respetables,  como  la  del  ilustrado  Director  del    Mua 
gógico  Nacional  (1),  —  que  en  1897  pedía  carácter  | 
adquisición  de  los  conocimientos  y  declaraba  esencial  < 


(i/   Confa  Oten  duda, 


-  457  — 

ma  práctica  para  la  formación  del  Maestro—  no  fueron  atendidos 
en  extremo  tan  transcendental;  y  si  bien  los  programas  fueron  ex- 
tendidos, mirando  al  progreso  de  la  cultura,  aquella  extensión 
pudo  ser  gradual  y  en  reformas  sucesivas,  cuandp  fuesen  prepa- 
radas y  bien  desarrolladas  en  consonancia  con  análogo  progre- 
so moral  y  material,  realizado  antes  ó  al  mismo  tiempo,  en  las 
paupérrimas  Escuelas  españolas  y  en  su  desatendido  y  humildí- 
simo magisterio.  No  están  en  relación  tales  programas  con  Es- 
cuelas   de  primeras  letras,  que  solo  tienen  el  nombre  de  tales, 
y  con  Profesores,  cuyo  sueldo  (así  le  llaman)  no  es  el  jornal  de 
un  bracero  de  la  localidad.  Aspirando   á    Escuelas  algo  mejor 
dotadas,  concurren  alumnos  de  la  población  rural  y  clases  mo- 
destas, que  llegan  desde  sus  pueblos  á  la  Normal  con  una  ins- 
trucción deficiente  y  siguen  breve  carrera  entre  apuros  econó- 
micos para  tener,  sin  gran  vocación  no  pocos,   una  profesión 
pobre,  si  bien   menos  penosa  que  la  material  de  las  tareas  del 
campo.  Las  alumnas  pertenecen  generalmente  á  la  clase  media, 
están  algo  más  adelantadas  en  instrucción  primaria  que  los  hom- 
bres, y  no  pocas  acuden  á  las  Escuelas  Normales,  sin  los  fines 
ni  las  utilidades  de  la  profesión,  buscando  uno  de  los  escasos 
centros  de  instrucción  que  tiene  la  mujer  española,  ya  que  no 
concurre  á  los  de  los  hombres  (1);  más  también  por  deficiencias 
de  las  Escuelas  primarias  no  llevan  preparación  necesaria  ni  or- 
denada. En  uno  y  otro  caso  y  por  doble  motivo  córrese  aquel 
peligro,  que  apuntaba  el  Sr.  Catalina:  «Exagerados  ó  mal  dirigi- 
dos los  estudios,  solo  conducen  á  difundir  una  ciencia  indiges- 
ta  que  dispone  al  orgullo  y  á  la  pedantería,  que  desdeña  los 

estudios  minuciosos  y  práticos  de  la  Escuela»;  ó  no  se  evitan 
los  temores  del  Sr.  Gamazo,  al  no  desenvolverse  bien,  prácti- 
camente, los  programas,  «de  que  á  las  disciplinas  pedidas  seles 


(il  Con  propósito  de  auxiliar  y  fomentar  la  cultura  de  la  mujer  en  Asturias  el  autor  de  este 
libro  inició  en  1881  y  después  repitió  en  1885  'artículos  en  El  t'aróayón.—Año  VII,  y  en  la 
Revista  de  Asturias  — Tomo  lili  muy  activa  propaganda  en  la  prensa  provincial  para  constituir 
en  Oviedo  una  Asociación  asturiana  para  la  Enseñanza  de  las  mujeres.  El  benemérito  D.  Ma- 
nuel Rtu'z  de  Quevcdo  y  sus  compañeros  de  la  Institución  en  la  Corte,  Sres  Galdo,  Alcántara  y 
Eguilaz  y  Sras.  Acacio  de  Ferreira  y  Vela  López,  leyeron  los  trabajos  con  especial  benevolencia  y 
me  dirigieron  honrosas  comunicaciones,  que  menciono  en  señal  de  gratitud,  alentándome  una  y 
otra  vez  para  la  empresa.  El  Presidente  de  la  Económica  ovetense  Sr.  Méndez  de  Vigo  acogió 
en  188a  con  todo  interés  mi  pensamiento,  que  por  dificultades  locales  no  pudo  entonces  llevarse 
á  cabo,  aunque  sería  muy  conveniente  ponerlo  en  práctica,  cual  sucede  en  otras  capitales  de  Es- 
paña con  idéntica  Asociación,  Escuela  de  Institutrices,  de  Comercio  etc.,  para  mujeres,  (sirvien- 
do de  tipo  Ihs  de  Madrid,  de  grandes  resultados)  para  no  mencionar  lo  mucho  que  en  este  punto 
hace  la  iniciativa  particular  en  el  Extranjero. 


-458- 

dé  el  carácter  de  falsa  ciencia,  qae  i  petulaoj 

punto  inútiles  para  la  sociedad», 

A  tenor  de  las  dichas  reformas  se  desarrolla 

las  Escuelas  Normales  de  Me 

dotadas  de  interino  profesorado,  peri 

do  precedía  ú  la  Enseñanza  ta  designación  ó  recomí 

gafes  de  libros  de  texto,  figuraron  en  cuadros  clr  I< 

Estable  cimientos  del  cus  I  rilo  las  siguienti 

DwtrtMñ    Cristiti/id  Histeria 

vaiHac,  Olmos,  Horc»jos  Fiócez,  Cenia,  l 

Ltciura   y   Escritttt  a:    Á\  1 1  tira  ac  Li ,    A 1  vl 

prácticas.  Peral,  Blsuico  Gircf*. 

Gram<¡ tica  Castfttatta:  Real  Academi*  español.! 

fiftiiméiktu:  <  illta,  Pícalo 

Histeria  I  i  caí  os  te. 

Historia  l'aiiersat:  Alejo,  García  Moreno. 

G&grqffa;  Palacio,  PaJucie,  FernAndra  Vallfn    Ai 

Agricultura:  OHvía, 

BdMtaii&M  y  A  fita,  fot  d¿  Eas. 
derera,  ftraotlj  Parral, 

CUfKfái  físiüíí  y  Natitftii 
guez,  Albina  na,  Mu  rute  y  Id  id. 

Pedagogía:   Carrierera,   Alcántara,    1 
Torres,  Prieto,  lien  a  i  n/. 

fmitntria  y  £¡  Licterera* 

ÉtU&i  ríairnes. 

íqj/a;  Diaz  Giménez , 
Dinch*  U§mk  Candi*  y  Ace--- 
Lfghlariort  esteta  i 'v  Fcrrcr. 
Caligrafía.  Perales, 

Higiene  y  Economía  do mís tita ¡  Curre tefo. 
Di  faifa  ¡wtat:  Peí  roñe  l,  Ciro  Aran  o  U  y  C 
Agrimensura:  Verdejo. 


ít<     A!  Ikjí.if  aquí  aparece  en  el  pr.  i  í       , 

modificando  tura  ver  hi    •  ,  vep:n  intiol  .  •  A   lo*  ! 

lacJéfl  (Je  ptisün.il,  •  •jmplifií.auda*  I 
dn  pata  el  lupcrior. 

.n.u-riiir,    41  v  etceso  de    vacan 

t!c*ctii»o  Je  Ja  nurtí 

tJ*MtitLii*á    Rui   . 
frciitura,  [■<  hgngín,  Atitmeiic  .     y  i 
y  de  l 
cení  aplicación  á  ¡ »  tinJ-i^i  r i^  y  a  1;¡  II¿¿ku 

■    Religión  y  Moral,  LYdjigugia,  Aritmi-LM . 
-•o,  Lengua  Cantdtana  iv  curáo^,  Geagí    I 
Calieran*,  Ciencia*  Piucas  y  Naturales  apli 
Dibuja  y  Labora  [para  mac*íra*). 


—  459  — 

En  lo  general  los  edificios  donde  están  instaladas  las  Escue- 
las, aún  siendo  capaces,  y  alguno  como  el  de  Oviedo  construido 
ad  hoc,  dejan  mucho  que  desear  para  su  especial  destino,  que  re- 
quiere las  sabidas  condiciones  pedagógicas  y  las  agregaciones 
que    deben  completar  estos  Establecimientos  teniendo  unidas 
las  Escuelas  Prácticas,  según  sucede  en  León,  aunque  no  dis- 
puestas en  las  condiciones  de  su  objeto.  El  material  de  ense- 
ñanza, antes  humilde  y  deficiente,  casi  no  merecía  mención,  como 
igualmente  el  resto  del  menaje,  la  biblioteca,  apenas  sin  libros,  y 
ni  siquiera  en  apreciable  iniciación  el  Museo  pedagógico  tantas 
veces   recomendado.  Los  recursos  con  que  ahora  se  atiende  sin 
grandes  lujos  á  estos  importantes  servicios  son  apreciables,  y 
asi  serán  mayores  también,  en  especial  para  la  cultura  de  la 
mujer,  los  resultados  de  las  modernas  reformas,  que  principal- 
mente se  traducen,  si  se  repara  el  fin  pedagógico,  en  estudios  teó- 
ricos y  aumentos  del  personal,  improvisado  ó  interino. 

El  presupuesto  actual  de  la  Normal  Superior  de  Maestros  de 
Oviedo  es  el  siguiente:  «Gastos  de  personal»  (4  profesores  dota- 
dos á  3.000  pesetas;  2  auxiliares  á  1.000;  el  de  Música  con  750; 
profesor  provisional  de  Pedagogía  con  2.000;  otro  análogo  de 
Caligrafía  que  tiene  también  á  su  cargo  la  misma  asignatura  del 
instituto  provincial  con  1.500;  escribiente  con  999;  conserje  con 
750;  y  portero  con  650):  20.649  pesetas;  y  «Gastos  de  material  de 
enseñanza  y  de  oficina»:  2.600  pesetas;  total  de  «gastos»:  23.249 
pesetas.  Los  «Ingresos»)  (que  son  de  escasa  ó  relativa  importan- 
cia en  los  centros  docentes)  ascienden— sin  contar  entradas  por 
estudios  del  grado  elemental  que  en  el  curso  anterior  se  hicieron 
en  el  Instituto  —por  conceptos  de  matrícula,  reválidas  y  títulos,  á 
2.691  pesetas. 

El  de  la  Normal  Superior  de  Maestros  de  León  se  descompo- 
ne en  las  siguientes  cifras:  «Gastos  de  personal»  (4  profesores 
dotados  con  3.000  pesetas;  4  especiales  de  Religión,  Francés, 
Música,  Dibujo  y  Caligrafía  á  1.000;  un  supernumerario-secreta- 
rio con  750;  otro  supernumerario  con  500;  escribiente  con  999; 
conserje-ordenanza  con  750;  y  portero  con  650):  19.649  pesetas; 
y  oGastos  de  material,  2.600  pesetas.  «Ingresos»  por  los  concep- 
tos indicados  en  el  párrafo  anterior,  suman  1.829,60  pesetas. 
El  de  la  Normal  Superior  de  Maestras  de  Oviedo  es  así: 


«(¡asios  de  personal*  (ti  profesoras  do»;  I  p« 

auxiliares  á  1,000;  una  especial  de  Musita  a  760; 
te  con  750;  la  Conserje  con  000;  y  una  porteril  con  ' 
pesetas;  y  *Gastos  de  material  de  enseñanza  v  ■ 
pesetas,  Los  «Ingresos»  por  los  conceptos  de  ma 
das  y  títulos:  8.111,10  pesetas. 

Y   el  presupuesto  de  la  Normal  elemental   de 
León  es  como  sigue;  «Ingresos  de  p< 
das  á  1,500  pesetas;  un  profesor  de  Religión  con  750;  i 
tera*conserge  con  250);  5,500;  y  los  de  «material 
No  se  determinaron  los  escasos  w Ingresos 

El  presupuesto  de  cada  Escuela  la  permite   v i v 
holgura;  y  seria  discutible  si  fuera  más  acertada  bu  a; 
bien  pensadít  reforma  de  las  Escuelas  Normales  e 
las  antiguas  Escuelas  Prácticas  v  Grad 
aquellas,  á  linde  formaren  el  ¿constante  y  diari 
la  enseñanza  el  futuro  magisterio  de  las  Escuelas  primar 
que,  á  su  vez,  debiera   nutrirse  el  magisterio   norma 
/unes  apuntadas  y  otras,  que  no  son  de  este  libro. 

La  Escuda  Práctica  y  Graduada  d\ 
ció  cuando  la  Normal  de  Maestros  i  mdo  diferenl 

les,  ya  en  la  derribada  ex  capilla  de  la  i 
Francisco,  en  el  ex-hospüal  de  San  Juai 
en  bien  mísero  departamento  de  las  o\ 
cipales  del  Fontán.  Su  objeto,  marcado  en   1" 
otras  Ordenes,  era  y  es  servir  de  modelo  y  para 
ticos  de  los  aspirantes  a  Maestros  al  mismo  tiempo  que  i 
vechamiento  publico  como  Escuela  superior  de  niños 
lidad,  á  cargo  del  maestro  regente  y  de  un  ayudante,  f 
de  recursos  y  material  consiguiente,  así  como  por  la  coi 
cia  de  alumnos  en  su  m  i  la  Kscm 

ingresar  enseguida  en  el  aprendizaje  de  artes 
más  por  el   incesante  movimiento  de  personal  dio  en 
rnienzos  escasos  resultados  que,  si  mejora: 
ron  los  propios  de  la  institución,  aplicada  también  en 
po  sirvió  á  los  alumnos  de  Segunda   Enseñan^! 
para  el  repaso  de  Lectura,  Escritura  y  Contabilidad  eh 
Hasta  por  su  disposición,  lejos  de  la  Escuela  Normal, 


—  4<">  i  — 

intervenida  por  sus  Directores,  en  repetidos  períodos  no  respon- 
dió fijamente  á  su  objeto  especial,  y  fué  una  Escuela  más  que 
se  ha  desarrollado  como  tal  en  las  condiciones  posibles  y  gene- 
rales. Si  con  tales  vicisitudes  y  medios  la  Escuela  Práctica  dejó 
que  desear  aún  en  el  desarrollo  del  programa  de  las  Superiores, 
abúltase  la  dificultad  por  falta  de  medios  materiales  y  económi- 
cos desde  su  reorganización  en  1898  para  ensayar  los  modernos 
adelantos  pedagógicos,   dividida  en  cuatro  secciones  á  cargo  de 
ilustrados  y  celosos  auxiliares,  y  desenvolver  las  funciones  con- 
signadas en  el  Reglamento  de  1899.  Cuantos  esfuerzos  haga  este 
magisterio  se  estrellan  aquí  con  las  indicadas  dificultades  de  lo- 
cal y  material  en  consonancia  con  la  práctica  de  los  normalistas 
v  el  adelanto  de  los  niños.  Urge  remediar  tan  triste  estado  de  un 
local  sin  ninguna  condición  pedagógico-higiénica,  y  esto  corres- 
ponde á  la  Diputación  provincial,  en  cumplimiento  de  mandatos 
repetidos,  que  debiera  disponer  una  edificación  nueva,  apartado 
de  laya  antigua  forma  de  escuela  individual. 

Análogo  origen  fué  el  de  la  Escuela  Práctica  y  Gradua- 
da de  niñas  de  Oviedo,  y  tuvo  las  mismas  vicisitudes  y  régimen 
que  la  anterior  con  halagüeños  resultados  en  años  en  que  fué 
regente  D.a  Rosa  Recalde  de  Fernández.  El  local  dejaba  que 
desear  hasta  que  lo  tuvo  amplio  y  espacioso  en  1882  con  nuevo 
edificio  municipal;  y  si  pudo  ser  bastante  entonces,  no  así  resul- 
ta desde  la  reforma  para  graduación  pedagógica  en  1898,  por- 
que no  está  dispuesto  á  tal  propósito  y  se  mueven  con  gran  di- 
ficultad los  respectivos  grupos  de  niñas  y  párvulos  dirigidos 
cada  uno  por  una  profesora  auxiliar  bajo  la  dirección  de  la  Re- 
gente. Luchando  con  tales  obstáculos  cabe  decir,  sin  embargo, 
que  sus  resultados  son  satisfactorios  en  lo  posible. 

Los  datos  y  consideraciones  anteriores  pueden  repetirse  res- 
pecto ala  Escuela  Práctica  tj  Graduada  de  niños  de  León 
principalmente  reorganizada  desde  1871.  Si  en  la  primera  épo- 
ca dejaban  mucho  que  desear  las  condiciones  materiales  del 
edificio  y  el  menaje,  las  dificultades  suben  de  punto  después  de 
la  innovación  dispuesta  por  el  Ministro  Sr.  Gamazo;  y  otro  tan- 
to sucede  con  la  Graduada  de  niñas,  porque,  aunque  instala- 
da en  local  construido  en  1897,  fué  la  obra  reducida,  modesta, 
y  resulta  con  los  mismos  inconvenientes,  que  van  referidos.  Es 


—  462  — 

de  advertir,  no  obstante,  qm  seuelas  ¡ 

das  á  las  respectivas  Normales  para  mejor  dispoi 

ejercicios  prácticos  tan  indispensables  para 

magisterio,  pues  en  Oviedo  y  León,  como  en  la  n 

tes  capitales,  falta  mucho  para  cumplir  en  este  pi 

mentas  con  la  constancia,  asiduidad  y  trana 

cha  practica  profesional,  Son,  pn 

á  ser  posible,  ajustados  al  sistema   |  por 

pío,  el  propuesto  par  el  Sr,  Márquez  Valero, 

Expuestas  las  mas  principal»'-  noticias  li 
ñanza  primaria  en  las  dos  provincias  del  Distrito   uo 
procede  presentar  ahora  el  estado  general  de  las  i 
cas  y  privadas  en  los  respectivos  términos  rnunici 
do  y  León  á  partir  de  la  Ley  de  1857,  en  que  1 1  In- 
lar  se  difundió  y  progresó  mas  aunque  no  ta 
como  lo  necesita  España, 

Hábitos  seculares  de  libertad  y  abandono  en   m;> 
blica  instrucción  opusieron  en  Asturi 
forma,  como  antes  á  las  innovación» 
propusieron  arrancar  de  raíz  tanto  mal,  cauri  ;os  y 

unidad  posible  al  organismo  <  scolar,  si  b 
se  ha  indicado,  algunos  aumentos  en  Escuelas   y 
sas  dotaciones.  A  partir  de  la  Ley  del  Sr,  Mo 
ron  algunos,  pocos?!  locales,  al  mismo  tiempo  que 
los  sueldos  increíbles  y,  si  no  fu  >ron  los 
cicron  desaparecer  indigno-   regateos  unie 

maestros,  aquellos  n  m  sin  limita 

estos  someticml  u  pobreza  y  ninguna 

cial,  consiguiendo  de  este  modo  dol 
con  que  se  remuneraba  el  improbo  trabajo  del   Mar 
de  1857,  tomando  por  base  la  población,  aui 
blemenle  el  número  de  Escuelas  y  Maestros  como  el 
las  dotaciones;  y  dictada  aquella,  sin  cuenta 
varias  de  topografía  y  vecindario»  no  ¡en  ó 

cunstancias  naturales  do  la  provincia   -1 
con  abrumador  presupuesto  c  iu 
posiciones  conciliadoras  la  Junta  provincial  de  ¡ 
blica  delerniinó  un  presupuesto  de  1.589.010  real* 


-463- 

<  oncejos  solicitaban  del  Gobierno  que  continuasen  las  dotaciones 
iei  arreglo  de  1815.  Apoyó  el  Rectorado  la  pretensión,  aunque 
insistiendo  en  mejorar  á  Maestros  y  Escuelas  de  los  pueblos  pe- 
fjuonos,  indicando  que  cada  municipio  asturiano  podía  conside 
rftraé  como  un  distrito  escolar,  sí  bien  ad virtiendo  que  la  asig- 
nación  mínima  no  había  de  bajar  de  9Ü0  reales.  El  presupuesto 
se  reducía  asi  á  1,220,877  reales,  comprendiendo  en  esta  canti- 
dad la  de  17(17421  que  aún  producían  entonces  las  fundaciones 
benéficas  de  Instrucción,  y  uo  incluía  las  obligaciones  de  locales- 
escuelas  y  casas  habitaciones  de  maestros. 

Por  R.  0.  de  21  de  Febrero  de  18G0,  en  relación  con  otra  de 
18  de  Octubre  de  1859,  se  ordenó  un  arreglo  especial  para  esta 
provincia  de  Oviedo;  y,  no  obstante,  sus  disposiciones  concilia- 
doras para  menos  gravoso  y  sucesivo  progreso,  siguió  la  resis- 
írncia  pasiva  y  la  tardanza  de  los  Ayuntamientos,  no  siguiendo 
el  animoso   proceder  de  los  de  Llanos  y  Gazón,  El  Rectorado 
insistió  un  día  y  otro  día  en   la  creación   y  organización  de  las 
escuelas  dispuestas,   procuró  la  construcción  de  varios  locales 
alcanzando  auxilio  del   Gobierno,   y    muy  principa  I  mente  cuidó 
en    la  elección    del    personal,  poco  apto  en  general,  y    nun-ho 
inris  el  de  las  Escuelas  '.incompletas^  cuyo  sólo  nombre  bus* 
tgu  Iguales  y  mayores  dificultades  se  tocaron  para  establecer  y 
dotar  las  Escuelas  de  niñas,  tanto  por  viejas  prevenciones  como 
con  singulares  escusas  de  los  municipios;  y  por  el  estilo  surgían 
cada  día  otros  obstáculos  para  extender  aquellas,  que  la  autori- 
dad académica  fué  sorteando  y  siempre  avanzando,  en  el  co- 
menzado  camino  del   progreso.  Por  R.  0.  de  22  de  Abril  de 
1863  fué  aprobado  el  arreglo  de  organización  de  las  Escuelas 
de  primeras  letras  de  esta  provincia,   determinando  sus  clases, 
categorías  y  variada  condición,  circunstancial  en  programa,  per- 
sonal, sueldos  etc.,  para  ir  mejorando   poco  á  poco  bajo  innú- 
meras disposiciones  y  un  laberinto  de  acuerdos  municipales  á 
tenor  de  los  censos  de  población  y  de  incesantes  reclamaciones 
de  la  opinión  pública. 

En  la  provincia  de  León  acontecieron  análogos  inconvenientes 
á  los  ya  referidos  principalmente  en  la  parle  montañosa  donde 
los  pueblos  pretendían  defenderse  del  nuevo  presupuesto  escolar 
de  1857,  prefiriendo  continuar  con  sus  antiguos  y  típicos  maes- 


—  4Ó4- 

tros  temporeros  y  trashuma  rites.  En  la  parte  IJ¡ 

sistenciaá  la  Ley  nueva  como  la  habían  tenido  anieriar 

alciones,  que  fueron  ineficaces  al  consentir  >u» 

de  500  reales,  siendo  lan  invisibles  las  partidí 

material  docente,  como  insistente  la  oposición 

de  enseñanza  de   ninas,  Tales  fueron 

locales,  que  hubo  que  suspender  el  cumplimiento  de  la 

unos  y  oíros  extremos  para  procurar,  como  en  Asturias, 

glo  solicitado  por  la  mayoría  délos  pueblos  Míeol 

to  es  consignarlo,  Maestros  inteligentes  \  celosos  eonsí 

que  se  declarasen  escuelas-modelo  á  I  uifios 

torga,  La  Bañera,  Mcmbibre,  Ponientada,  íirajal  de  I 

silla  de  las  Muías,  Valderas  y  Gorullón,  y  las  de 

llamañan  y  Caeabelos,  de  niñas.  A  fin  de  avanzar,  el  Ele 

celó  cuanto  pudo  para  procurar  maestros  i 

en  oíros  pueblos  y  conseguir  con  subvenciones  la  consl 

de  algunos  locales,    si  bien  han  resallado  inservibles  ¡ 

jeto;  y  recibió  la  R,  O.  de  2\  do  Agosto  d 

efectos  de  la  lej  respecto  al  número  y  clase  de  Escueto 

rías  en  numerosos  términos  municipales,  al  mismo 

dilataba  el  establecer  las  tan  necesarias  L 

tiempo  Eué  determinando  fórmulas  de  arreglo;  i 

[nerón  cediendo,  aunque  dentro  de  humildes  propo 

eipalmenle  después  del  movimiento  de  1868  y  de  ti 

guerras  civiles  posteriores;  y,  por  ultimo,  mejor  o  reía  tí  i 

la  enseñanza  popular  con  disposiciones  varias,  con 

5  de   Octubre  de  1883  y  diferentes  \\\\.  00.  sucesn 

tos  consignados  m  presupuestos  en  favor  de  aquella 
mentos  y  premios  de  dotación,  que  tuvieron  gran   apllcí 
bien  de  maestros  leoneses,  de  lus  f]tu-   no  se  olvidaron 
presentantes   en   las   Cortes,   como  el  Sr,  Ayj 
muy  de  advertir  que  de  las  250.000  pesetas, 
el  Estado,  lo  provincia  de  León  percibe  más -lo  i 
auxilios  vienen  dando  buenos  resultados,  y  el  mal  ¡ 
lerio  percibe  allí  su   pequeña  asignación  municipal.  qu< 
mentando  con  el  auxilio  de  la  nación,  aunque  requiere  p 
dos  contabilidades  y  nómina», 

Pronto  se  cumplirá  medio  siglo  desde  el  impulso 


-  4&5  — 
él  ilustre  Sr  Hoyano  á  la  Instrucción  Primaria.  El  progreso  con- 
seguido fué  notorio,  si  se  considera  nuestro  atraso  en  la  materia 
á  mitad  del  siglo  xix;  pero  es  de  reparar  también  la  lentitud  con 
que  se  van  desenvolviendo  las  prescripciones  iegaíes  al  encon- 
trarse con  la  pasividad  rutinaria  y  la  pereza  incomprensible  con 
que  se  mira  el  fundamento  principal  de  la  cultura  pública;  por- 
que ante  la  importancia  y  necesidad  de  la  Escuela  de  primeras 
letras  ceden  las  de  todos  los  centros  docentes.   Apena  honda- 
mente   nuestra  situación  comparada  con  la  de  las  naciones  eu- 
ropeas <1)  y  con  los  centros  principales  de  nuestras  antiguas  co- 
lonias americanas Hora  es  ya  de  que  en  este  punto  trans- 
cendental España  entre  en  el  concierto  de  los  pueblos  verdade 
ramente  cultos,  al  mismo  tiempo  que,  por  la  instrucción  general, 
se  capacite  con  energías  para  regenerar  y  levantarse  resuelta  de 
una  vez  después  de  nuestra  profunda  caida. 

Véanse  ahora  dakB  interesantes  y  noticias  varias  relativas  á 
las  innovaciones,  rutinas,  fundaciones,  impulsos,  proyectos,  ne- 
cesidades y  reclamaciones,  que  pueden  dar  idea  del  estado  ac- 
tual de  la  Enseñanza  primaria  en  Asturias  y  León,  consignando 
en  conjunto  los  extremos  más  salientes  y  ofreciendo  la  síntesis 
de    una  información  personal,  lograda  (no  sin  dificultades)  gra- 
cias al  concurso,  nunca  bastante  agradecido,  de  ilustrados  rola- 
l M»rad uros  por  quienes  se  pudo  obtener  detalles  externos,  esca- 
pados muchas  veces  &  la  deficiente  fiscalización  de  los  varios 
centros  oficiales  ó  por  ellos  no  denunciados  ni  evitados  con  la 
insistencia,  que  impone  lo  apremiante  del  asunto  (2). 


(i>  Cu  indo  la  E*  porción  uiiivrrial  de  Parí*  en  i§?8  Mi.  Mankr  reproduje  ti  »Mflpíi  Jt  la. 
instrucción  popular  en  Europa*  de  i3o;?r  donde,  indicando  el  mayoral  raso  España  apárcela  cotí 
el  colar  nc?ro  de  I  a.  ignorancia,  al  lado  de  Portugal,  Turquía  y  Ru-ia.  Su  obra  apasionada  re- 
m-io  ¡fresada*  gracia*  al  nuevo  JUa/M  dt  h*  ImtfMCftJn  fapnfar  * m  JCnrvfrt  publicada  por  mice- 
lio íkiitrc  amigo  y  paUa-io  O.  ¿chelo  Fcruánün  Vallio  Madrid,  Imp  de  Artban  y  Compañía, 
iS-Sr  recti  titean  tfo  te  dkha  obra  de  Mi-  Manitr  con  rUimcmüos  dalo»  dirl  catado  y  réurfuucpi  de 
La  Instrucción  primaria  europea, Por  tllu»  *t  deintie?trat  no  obelante  la  delTciencin  de  tai  escuelas 
españolad,  que  nuestra  nación  ligura  tn  el  a."  firüp-r  de  3oí  pueblo-*  ítmrftidojdic  Europ;*,  íjLieptn^ 
den  enumerarse  en  el  sí^iiír-nic  orden:  i."  Snií.t^  Alemania,  Sliccia,  Dinamarca,  Francia;  J.^Htd- 
cíe*,  Nuiucga,  Holanda,  E*paíí a,  Inglaterra;  3  ."•  Autlf  íah  Italia,.  Grecia,  Portugal;  *M  líwsia  y 
Turquia,  ci-míiderandi  su  respectiva  pobbcino,  babiuntcs  y  ocuela^  habitantes  por  cada  eteucrte 
y  por  cada  alumno,  i-a*  servicio  prelado  por  el  Sr.  Vallen  a  nut-ira  patria  debe  ser  inolvidable; 
pero,  preicindicndo  de  üpimonu  discutible*,  la  verdad  c*  que  nuestro  aíralo  ca  muy  fraude 

Ij)  Para  los  dalos  del  texto  riiiulé  profin -ármente  por  Aít^ias  y  León  un  interrogatrrío  a 
|ji  du  averiguar  Int  modrrnas  construceíonc*  ó  re  tdifi  cae  tonei  de  escuda*,  nombre*  de  sus  favo- 
recedores  y  otra*  no  tic  mí.  Tardía  y  penosamente  fin  recibiendo  data*  de  |o*  Ayuntamientos,  *c 
fíorci  Párroco**  Maestro»,  de,  y,  no  oblante  mis  Ktsiionc*  facíale*  y  paníadare*  con  abru- 
madora correspondencia,  algún  ^  muiucipin*  a<turiauu*  y  mucho*  león  cíes  respondieran  con  *u 
skncb- 

Duy  giaáa*a  las  per4dtin;  de  una  y  'ilra  provincia,  que  contentaron  i  mi  desíulertmdo  lla- 
in^mÍcntrjÉ  y  bu  puedo  aieu^i  de  mrnd'jnar  eipet  talmente    á  lo>  Src*.    ÍJ.  Manuel  Lorenio  Gil, 


—  4*6  — 

Van  agrupados  los  términos  ó  distritos  p 
provincia  dentro  de  su*  respectivos  partidos  jad 

Provincia  de  Oí  ledo 


Áviui^.  —  Ari/rs  ( 12763  habitantes  de  hecho,  - 
so  de  1900):  6  <  de  niños  y  5  d<  Es  lau< 

\tión  del  Alcalde  Excmo*  Sr.  D.  Florentino  Mesa   en  f. 
la  primera  enseñanza;  muy  principalmei 
truccion  de  excelente  escuela  de  niños  de  San  < 
rando  también  la  antigua,  que  dedico  á  la  de  Diñas; 
buenas  condiciones  la  de  Villa  l<  aJ  m 

el  ^convento  de  S;m  Francisco  la  Superior  de  n 
Una  nota  lan  símpala  fl  como  honrosa  dio  el  pu« 
en  1 902 elevando  un  monumento  á  la  memoria  d< 
benemérito  maestro  municipal  D.  Juan  de  la  Oue  Al 
cando  su  butilo,  obra  del  escultor  Qarcia  González,  en  un 
pública  il)-  Corcera  (4,068  habitantes):  5eacu 
1  do  niñas.  La  i\^  Solís,  con  locales  para  am! 
fruida  recientemente  con  fondos  municipales  y  auxilio 
dndario,  como  también  la  de  CanCienes,  bal 
a  nú  logo  proyecto  para  Mol  leda.  Antiguamente  1 
llanía  con  escuela  en  Trasona .-    Castriltón  (6.162  hábil 
7  escuelas  de  niños  y  *J  de  niñas;  el   municipio  I 
mayoría  (Je  los  edificios  y  tiene  alquilados  é 

estado  (1  Escuelas  privadas}.  - 

13  escuelas  de  niños  y  5  de  niñas,  en  general  en  mal 
locadas  en  pobres  casas  de  alquiler  y  en  atrios  de  li 
Con  subvención    municipal  y  ayuda  del  pueblo  se  <**>iislr 
escuela  de  Bocines;  y  la  de  niñas  en  Ambied 


ímpeobot  prttvhkcwl  del    I 

y  O    I  i    por  li  diligencia  re    fsoííi 

León,  imji 
A  propuwt*  mi;» , 

ii,icif'ni  »cul*jsnittí  \i    i 
til    {te  IU  rrf.  uní    y  pregl 

tu    r.«  u> 

rola*  antiguo  alumnn 

■ 
<iRa7)  y  di  Ir  Hk-fniM.ii;:i  (iS^pi  dd  inolvidable   1>  Juan  > '• 

de  afi  d*  A 


—  467  — 

expensas  de  D.  José  García  Pola  en  1900.  (Véase  Escuelas  priva- 
das).— Soto  del  Barco  (4.301  habitantes):  5  escuelas  de  niños 
y  3  de  niñas;  se  hallan  en  regular  estado  en  relación  con  el  defk 
ciente  de  la  provincia.  La  de  niñas  de  Riveras  fué  reformada  y 
ampliada  en  1898  por  el  vecindario  y  naturales  del  mismo  pue- 
blo, residentes  en  Cuba,  con  más  una  subvención  del  Ayunta- 
miento á  fin  de  habilitarla  para  enseñanza  de  niñas;  en  igual 
forma  fué  construida  la  de  niños  de  Ranón  en  1897;  el  Ayunta- 
miento demolió  por  ruinosa  y  reedificó  la  de  niños  de  Soto,  si- 
guiendo en  proyecto  la  de  niñas;  y  las  para  niños  y  niñas  de  la 
Arena  se  halla  en  construcción  dispuesta  por  el  Ayuntamiento. 
(Véanse  Escuelas  privadas). 

Helmonte. — Miranda  (7.121   habitantes):  17  escuelas  de 
niños  y  3  de  niñas,  en  pésimo  estado.  A  excepción  del  local  al- 
quilado de  la  villa,  claro  y  ventilado,  aunque  tan  reducido  que 
es  incapaz  para  su  matrícula,  de  los  demás  pueblos  tienen  algu- 
nos local  propio  y  capaz,  pero  de  malas  condiciones,  como  la  ma- 
yoría de  los  restantes  en  casas  alquiladas;  y  se  dio  el  caso  que 
en  Montovo  no   hubo  enseñanza,  á  veces,  por  falla  de  local. — 
Salas  (17.147  habitantes):  30  escuelas  de  niñ03  y  9  de  niñas; 
las  municipales  en  regular  estado.  La  reducida  de  Mallecina  fué 
ampliada  y  mejorada  con  un  legado  de  2.500  pesetas,  en  1890, 
por  D.  Evaristo  Alonso,  y  fué  aumentado  su  menaje  con  pro- 
tección de  D.  José  Rubio;  la  de  Loro  fué  levantada  en  1891  por 
suscripción  de  los  hijos   del  pueblo,  residentes  en  Cuba,  sien- 
do principal   donante  D.  Juan  Fernández  Bao,  alzando  hermo- 
so y  amplio  local  y  casa  habitación   donados  al  municipio.  La 
de  Priero,  construida  en  1901,   fué  también   debida  á  otra  sus- 
cripción iniciada  y  completada  por  el  entusiasta  D.  Isidro  Pen- 
das y  García,  que  señaló  también  durante   diez  años  una  renta 
de  70  pesos,  oro  americano,  para  material  pedagógico  y  gratifi- 
cación al  Maestro  D.  Leonardo  del  Campo,  el  cual  ha  costeado 
una  lápida  de  gratitud  al  generoso  protector.   El   vecindario  de 
la  Barraca  de  Malleza  construyó  en  1902  completo  local  de  es- 
cuela y  el  Ayuntamiento  donó  excelente  menaje.  (Véase  Escuelas 
privadas).  -Somiedo  (5.00o  habitantes):  12  escuelas  de  niños  y 
4  de  niñas;  en  general  en  mal  estado.  El  vecindario  de  varios 
pueblos  ha  construido  pequeños  locales  y  otros  son  alquidados 


—  4GS  - 

y  mninív—  7  f  7  í i »  habitantes):  12  escuelas  de  n 

de  niñas-,  en   mal  estado.  La  de  la  eapilal  se  halla  ¡n 

Consistoriales,  edificio  que  Eué  fábrica  de  mantel 
das  en  1890;  otros  en  Incales  alquilados;  y  varias  ¡ncoj 
se  hallan  en   los  púnicos  de  Jas   iglesias. —  J 
(79B  habitantes  las  de  niños  pobremente 

Camas  ene  Onís.  —  Cangas  deüni 
escuelas  de  niños  y  7  de  Diñas,  en 
más  construcción  moderna  que  la  de  Covudo  el 

la  mayoría  de  loa  locales  son  alquilados  y  alguna 
tan  instalada-  en  atrios  ó  capillas.  El  Ayuolain 
en  un  arreglo  escolar  y  en  provéelos  de  edifi 
las  privad;^).  -  Am¡  670  habitantes): 

y  t  de  niñas,  en  mal  estado;  pero  las  «t< 
ron  mejoradas  por  los  résped!  ¡ndarios.— 0 

habitantes):  ¿  escuelas  de  niños  y  2  de  niñi  -ubv 

<h\  listado  en  1&8H  se  construyó  buen  ediíki' 
niños  y  ninas  en  Berna,  capital,  habiendo  donado  el 
fiora  D.m  Ramona  Vega  y  el  moderno  mena  D,  L 

llieo  y  Vega,  La  pequeña  escuela  de  Gamona 
r\n\\  moderna  como  también  son  recientes  algui 
Jas  del  líueu  Suceso  y  tteboüada, — Parres  (6.754  hábil 
lo  escuelas  de  niños  y  3  de  niñas  ea  mal  estad* 
de  niñoi  y  niñas  del  distrito  de  San   José  fu 
itérese  i>  Ángel  Caso,  que  satisface  también  el  sueW 
Maestra.— Ponga  (2.710  habitantes);  m  escuetas  den 
niñas  y,  aparte  de  algunas  mejoras  municipal* 
Abiegos  y  Sobrefoz,  todos  los  demás   locales  úr  \ 
pésimas  condiciones  y  tan  reducidos  que  en  casos  de 
algo  mas;  nutrida  tienen  que  ocuparse 
Rhadesella  (7.334  habitantes):  10  escuelas  de   m 
niñas.  Con  dirección  y  auxilios  plausibles  del  Sr.  D,  Jo¡»é 
te  y  Cohián,  comenzó  en  el  concejo  una  gestión  activa  en 
de  la  Enseñanza  pri?naria.  Kn  1886,  con  i  del 

cooperación  vecinal,  se  construyeron  las  excelente 
de  Leees  bajo  plano  del  arquitecto  Aguirrc.  Kn  lHíll 
miento  y  vecinos  adquirieron  en  Cuevas  una  casa,  q 
repararon  y  dispusieron  para  Escuela  a  cuyos  ma< 


—  469  — 
subvencionando  el  Sr.  D.  José  Martínez.  Las  escuelas  de  Colle- 
ra fueron  construidas  con  importante  subvención  oficial  y  un 
donativo  de  5.640  pesetas  del  patriota  Sr.  D.  Antonio   Quesada 
Solo,  ex-alcalde  de  la  Habana.  La  buena  Escuela  de  Moro  fué 
levantada  con  subvención  análoga  y  suscripción  de  los  vecinos, 
bajo  planos  de  los  arquitectos  Aguirre  y  Rivero,  costeando  la  to- 
rre y  reloj  el  Sr.  D.  Ramón  Cifuentes;  el  Ayuntamiento  contribu- 
yó al  menaje,  en  unión  de  los  suscriptores  indicados,  como  tam- 
bién para  la  Escuela  de  Collera.  El  mismo  Municipio  en  unión 
del  Sr.  D.  Francisco  S.  de  Fuentes  acometió  importantes  mejo- 
ras en  la  de  Linares.  Igualmente  la  corporación  municipal  y  el 
vecindario  levantaron  en  1902  la  Escuela  de  Santianes,  dispo- 
niéndose á  próxima  construcción  con  los  mismos  medios  de  la 
de  Junco,  y  está  en  tramitación  el  expediente  para  adquirir  sola- 
res  y  construir  amplia  Escuela  en  la  capital.  Se  ha  establecido 
en  este  concejo  un  «Premio  Pidal»  de  125  pesetas  anuales  en  un 
título  de  la  Deuda  pública  del  cuatro  por  ciento  interior  para  los 
niños  pobres  distinguidos  por  su  aplicación;  y  es  de  sentir  que 
en  algunos  años  no  pudo  ser  adjudicado. 

Gangas  de  TmEO.— Cangas  de  Tinco  (22.742  habitantes): 
28  escuelas  de  niños  y  5  de  niñas,  en  general  en  mal  estado  y 
defectuosas,  fuera  de  la  capital,  y  necesitadas  de  material  peda- 
gógico. —  Degarla  (1.677  habitantes):  4  escuelas  de  niños  y  1  de 
niñas  en  pobre  estado,  propios,  y  una  quemada. — Ibias  (7.079 
habitantes):  8  escuelas  de  niños  y  2  de  niñas  en  malas  condi- 
ciones . — Leitariegos  (353  habitantes):  1  escuela  de  niños  y  1 
de  niñas,  municipales,  aunque  los  pueblos  sostienen  otras  en 
locales  alquilados  y  variables  eq  tiempos  de  nieves,  siendo  allí 
necesarias  escuelas  fijas  por  las  condiciones  de  aquel  pequeño 
y  montañoso  municipio. 

Castropol. — Castropol  (7.731  habitantes):  11  escuelas  de 
niños  y  3  de  niñas,  y  aparte  del  edificio  propio  de  la*  villa,  de 
excasa  capacidad,  los  demás  son  alquilados  sin  condiciones  para 
el  caso.  En  Figueras  favoreció  á  la  Escuela  con  menaje  en  1892 
D.  Laureano  Accvedo  y  en  1895  hizo  muy  importantes  donati- 
vos de  material  D.  Juan  Suarez  Cartavio,  que  proyectó  la  cons- 
trucción de  nuevo  local.— Boal  (5.648  habitantes):  8  escuelas 
de  niños  y  1  de  niñas,  generalmente  en  mal  estado  y  en  locales 


—  470  — 

alquilados;  pero  hay  proyectos  d 
capital  y  ♦  •  s i  ú  próxima  a  edificarse  Id 
donativo  de  D.  Antonio  Trclles.—  Coaín 

ueíag  de  niños  y  3  de  niñas,  en  mal  ei 
lados,— El  Franco  (4  &84  habítanli 
de  niíias,  El  Ayuntamiento  ha  reslaurado  la  de  Petu 
[«8  demás  escuelas  se  hallan  en  tuediai  Pff 

h  Fernando  Díaz  Rico,  natural  de  üadelta, 
1880  su   casa  y  capilla  con  destino  a  i 
Maestro  y  fincas  contiguas  para  la  dotación  —  G¡ 
time  (3324  habitan  les):  :'•  escuelas  de  niños  y  I  i 
mal  estado,  Los  vecinos  de  Llande 
•  fueia,  y  el  Ayuntamiento  proyecta  una  nueva  u,— 

(1. 681  liabrtanti  uelas  de  niñoa  y  i  d<  en  i 

lado. — Pasoú  [890  habitantes);  2  escuelas  de  niil 
en   mal  estado.  —  San  Martí  ti 
escuelas  de  niños  y  i  de  niñas,  en  mal  estad' 
rea,  reclamando  argente  y  completa  mejora.   Lof 
Iruyeron  las  pequeñas  de  Villaezquille  y  Ven' 
y  en  Soulelo  los  ¡litan,  por  tui 

para  escuela.  D,  Manuel  (Juinlana,  natura!  ti 
einu  de  Uivadco,  construyó  a  fines  del  siglo  xvín 
pílal  extenso  edificio  de  planta  baja  para  Casa  coosktori 

alas  amplias  de  niños  y  ninas;  y  Juzgado  municipal.-* 
Eulalia  de  Óseos  (1.632  habitantes):  3  es< 
de  ninas,  en  mal  estado  y  alquiladas,  con  m 
lo.  En  la  Depositaría  municipal  se  guarda  una  lámina  ¡ni 
ble  en  compensación  de  biei  rucia  vendido*  en 

viocia  de  \j¡wk  y  hasta  hoy  fueron  inftlil  neo  i 

pales  para  la  conversión  de  la  lámina  y  cobro  de  los  ínter 
San  Tirso  de  Abres  (1.853  habitantes 
1  de  niñas,  estando  las  de  la  capital  bien  instaladas  en  ¡ 
en  el  entresuelo  de  la  nueva  casa  del   A  yti  ni  amiento; 
otra  Escuela  carece  de  local.-   Tu¡  (i  habita 

encías  de  niños  y  1  de  niñas.  Las  de  la  capital  ?on  bu 
obra  generosa   del  inolvidable   Marqué 


—  471  — 

Sres.  D.  Manuel  y  D.  Carlos  Magdalena  y  Murías,  residentes  en 
lUienos  Aires,  construyeron  recientemente  una  buena  Escuela  en 
Campos;  pero  las  demás  no  pasan  de  medianas.—  Taramundi 
(2.928  habitantes):  3  escuelas  de  niños  y  2  de  niñas.  En  1893  se 
comenzó  la  construcción  de  las  excelentes  escuelas  de  niños  y 
niñas  de  la  capital;  pero,  consumida  la  subvención  del  Estado  ó 
sea  el  cincuenta  por  ciento,  se  paralizaron  las  obras  siguiendo  la 
Escuela  de  niños  en  local  propio,  malo  é  insuficiente,  mientras  la 
do  niñas  está  en  otro  alquilado,  como  todas  las  demás  del  conce- 
jo.— Vega  de  Rivadeo  (6.643  habitantes):  10  escuelas  de  niños, 
una  superior  y  2  de  niñas.  El  Ayuntamiento  dotó  recientemente 
de  buen  menaje  á  las  escuelas  de  aquella  villa  Piantón  y  Mión; 
está  en  proyecto  la  edificación  de  las  de  Paramios  y  la  de  Quin- 
ta de  las  Pareiras;  sigue  en  tramitación  el  expediente  á  fin  de 
oblener  subvención  del  setenta  y   cinco  por  ciento  y  construir 
asi  4   escuelas  y  después  las  restantes  para  que  cese  el  mal 
oslado   de  las  actuales.  Mencionado  queda  (1)  el  Real  Semi- 
nario de  Primera  Educación,  fundado  en  1815  en  la  Vega  de  Ri- 
vadeo por  los  ilustres  Sres.  Valledor.y  Presno  con  pensamiento 
magnífico,  que  desenvolvió  en  representación  al  Trono  el  docto 
D.   Ramón  Fernández  Reguero,  autor  del  Reglamento  de  esta 
amplia  institución.  Habían  de  componer  el  Seminario  cuatro 
maestros  de  primeras  letras,  retribuidos  con  200  ducados  cada 
uno,  y  otros  cuatro  de  Gramática,  Matemáticas,  Dibujo,  Agricul- 
tura, Industria  y  Economía,  con  700;  un  maestro  de  Gimnasia  y 
Música,  con  200;  un  bibliotecario  impresor  para  reimprimir  las 
órdenes  del  Gobierno,  silabarios,  cartillas  de  Doctrina  cristiana, 
papel  pautado  etc.,  y  se  disponía  el  establecimiento  de  escuelas 
primarias  en  todas  las  parroquias  del  dilatado  cbncejode  Castro- 
pol.  El  Seminario  abrió  sus  aulas  en  1817,  fué  suprimido  en  1823, 
restablecido  en  1834  y  enseguida  tristemente  cerrado (2).— 


(i)     Véase  pág.  295. 

(a)     Véanse: 

Vega  de  Rivadeo.  Monografía  histórico- descriptiva  de  este  concejo  por  D.  Juan 1  Rodríguez 
Atango,  publicada  en  la  obra  monumental  astuhias,  dirigida  y  escrita  por  D.  Octavio  Bellmunt 
y  D.  Fermín  Canella  y  Secades  con  colaboración  de  otros  escritoresy  artistas  (Gijón,  1895-1900, 
3  tomos,  folio,  ¡lustrados  con  numerosas  láminas). 

—Documento*  históricos  de  Asturias  (Rivadeo,  1882 ).  Fueron  publicados  en  «Las  Riberas 
flelEo*  por  el  Excmo.  Sr.  D.  José  Ramón  de  Luanco,  antiguo  catedrático  de  la  Universidad 
ovetense  y  Rector  de  la  de  Barcelona.  Entre  los  indicados  documentos  publica  en  la  tercera  par- 
te el  Reglamento  del  Real  Seminario  de  la  Vega  de  Rivadeo,  notable  trabajo  pedagógico,  dig- 
no de  estudio  y  aplicación. 

31 


-  47*  — 

ViUanucva  de  Óseos  m  255  habitantes):  i 
l  de  niñas,  cuyo  edificio  ha  sido  construido  ydoi 
dro  Cotarelo  y  Castelao  en  1*77,  mejorado  de* 
vención  oficial,  alcanzada  por  el  Sr.  Con 
no  está  ultimada  !a  obra, 

Guós,— G//V5/1  (47.544  habitai 
y  2*  de  niñas,  teniendo  ana  Supcrn 
cíente  y  trabajadora  villa.  En 
creciente  por  la  Instrucción  pública,  el  Ayunta* 
(raido  excelentes  locales  para  las  escuelas 
mentando  en  m¡  r  ¡  obltti 

importantes  subvenciones  del  \. 
tienes  de  la  coj  i  municipal,  secundadas  ¡ 

lísimos  Sres,  I>.  Acisclo  Fernández  Val  I  ín  (q 
años  hizo  generosos  donativos  de  menaje   v    líbi 
las)  y  el  actual  Conde  de  Rcvill:  Para  complel 

Sable  obra  en  bien  de  la  enseñanza  popular  gijoi 
proyectos  y  se  lian  realizado  adquisi 
to   de   levantar  escuelas  en  la  villa,  siendo  oe 
(ruir  buenos  edificios  para  Graduad 
íanles):  10  escuelas  de  niños  y  5  de  niñas.    L;.t    >I 
Candas  se  reedificó  en  1902;  despui 
distrito  Albandi  Prendes,  v  está  en  proyi 
gados  al  Arquitecto  provincial,  la  eonsti 
de  niñas  y  una  de  párvulos  parala  capital,   como 
de  ambos  sexos   en  ins  distritos  de  Perlora^  I 
mün  y  Amlu-.  D.  Ramón  Prendes  González  legú 
1:000   pesos  oro  á   favor  de  la  Escuela  des 

los  intereses  a  mejoras  en  la  misma;  pero  es  el  raso  que 
los  términos  del  testamento,  no  se  ha  realizado  nada 

Infiesto. — P¡totla  (18.228  habilantes):  26  es 
una  superior,  y  12  de  niñas;  en  regular  i  ¿tifies 

escuelas  de  Sevarcs   y  Vil  la  mayor  (osla  sobre  las  ruitti 
ex-iglesia,  notable  monumenlo  del  si#!o   xti 
romano  bizantino — conservando  su   porlada,  venia; 
de  mérito),  la  de  niñas  de  Borines  (donde  I»   Manuel  di 
donó  una  casa  con  destino  á  Escuela  de  niñas) 
otras,  mientras  se  realizan  ios  proyectos  de  mas  repara 


m  ii  . 


-473  — 

D.  Segundo  Alonso  ha  dispuesto  importante  legado  á  favor  do 
la  Escuela  de  Antrialgo.  La  de  Coya  viene  á  reemplazar  á  la  an- 
tigua   capellanía  con  Escuela  fundada  en  1715  por  D.  Manuel 
Cadanes,  que  legó  al  efecto  1.000  pesos  fuertes.  (Véase  Escuelas 
privadas).  —  Cabruñes  (3.635  habitantes):  6  escuelas  de  niños 
y  o  de  niñas  en  pésimo  estado.  No  existe  en  este  concejo  ni-una 
sola  casa  de  escuela,  dándose  la  enseñanza  en  los  atrios  de  las 
iglesias   ó  locales  malos   y  alquilados.  Son  muy  frecuentes  las 
vacantes  de  personal....  aunque  el  municipio  invierte  importan- 
te cantidad  de  su  presupuesto  en  enseñanza.  D.  Bernardo  Sán- 
chez donó  modernamente  200  pesos  fuertes  con  destino  ala  Es- 
cuela de  Torazo.— Nava  (6.857  habitantes):  6  escuelas  de  niños 
y  3  de  niñas.  En  1886  se  construyeron  buenos  locales  para  es- 
cuelas de  niños  y  niñas  en  Nava  y  Ceceda,  y  el  resto  de  las  es- 
cuelas se  hallan  en  lócales  alquilados  y  malos  mientras  no  se 
ultime  el  expediente  incoado  de.  subvención  oficial  para  cons- 
truir los  nuevos. 

Laviana. — Laviana  (8.125  habitantes):  12  escuelas  de  niños 
y  2  de  niñas,  y  si  bien  las  de  la  villa  pueden  ser  aceptadas  pro- 
visionalmente por  sus  resultados,  en   general  los  locales  son 
malos.  Se  ha  incoado  expediente  de  subvención  oficial  para  edi- 
ficaciones, y  la  Sociedad  Electra-industrial  de  Gijón  se  dispone 
á  construir  una  escuela  en  Ribota.  -Aller  (13.159  habitantes': 
22  escuelas  de  niños  y  6  de  niñas,  en  mal  estado  mientras  no  se 
ultime  y  resuelva  favorablemente  otro  expediente  de  subven- 
ción oficial  para  construir  seis  locales  con  destino  á  otras  tantas 
escuelas,  así  como  en  la  actualidad   se  están  reconstruyendo 
otros  tantos  de  los  existentes.  D.  Ignacio  García,  vecino  delrún, 
y  natural  de  Nembra,  construyó  en  este  pueblo  en  1893  amplio 
local  escolar.  —  Caso  (5.413  habitantes):  17  escuelas  de  niños  y 
1  de  niñas,  en  general  en  muy  mal  estado  por  todos  conceptos. 
Alguna  de  las  escuelas  son  de  los  vecindarios,  muy  pocas  de 
Municipio;  pero,  á  excepción  de  la  escuela  de  Orlé  que  es  regu- 
lar, todas  las  demás  son  de  pésimas  condiciones.  D.  Gaspar  de 
Traviesas  comenzó  á  edificar  la  de  Caleao,  mas  quedó  por  con- 
cluir desde  su  aciaga  muerte  en  1896;  y  para  la  de  Tañes,  el  Pá- 
rroco cedió  el  solar,  y  la  edificación  no  se  ha  ultimado  por- 
que se  paralizó  la  suscripción  comenzada  al  efecto  en  Ultramar. 


—  474  — 

—L&ngreü  (18.714  habitantes):  16  ese» 

rior,  y  7  de  ñiflas,  y,  en  general,  las  municipales  se    b* 

relativo  satisfactorio  estado,  Se  han  encaigado  al  Alquile 

vineial  los  planos  para  las  escuelas  de  Ung 

líos  figurando  en  los  presupuestos  la   i 

diente  paralas  nuevas  obras.  (Véanse  Escuelas  p 

Martin  del  Rey  Aurelio  (7.590  habita 

ños  y  3  de  mitas;  en  estado  regular.  El  Municipio 

esfuerzos  pan»  mejoraría  proyccl 

tiütniír  un  expedíanle  para  obtener  auxilio  del  i 

Escuelas  privados).—  Sobn 

fe  Dlüoí  j  1  de  niñas,*  i  io  esladi  os  r 

del  Ayuntamiento  de  este  pequeña  concejo  U). 

UsiAm— Lena  (12.239  h&bit&nti 
de  niñas;  en  regular  estado;  y  el  celoso  Municipio  ha 
en  Éátoa   últimos  años  cinco  locales  d 
otros  oiaco,  que  estaban  abandonados,  osí  conn 
dispuso  varias  elevaciones  decalegoría,     Míere&lt* 
Htftjitl -■■:   21  escuelas  de  niños  y  11  d<- 
los  locales,  en  estado  regular,  son  propios  de  ln 
pero  los  restantes  son  alquilados,  dispoi  VM" 

to  a  general  reforma.—  Quirós  (6  273  habitantes):  18  c 
de  niños  v  2  do  niñas;  en  general  en  muy  mal 
en  abandono,  otros  alquilados  y  hay  todavía  una  E¡ 
pórtico  de  la  iglesia.  El  Ayuntamiento  y  ro  in 
han  construido  recientemente  el  edUicio-eseui 
pueblo  de  Hicabo  iia  costeado  el  suyo  D  Manuel 
provincial,  no  ha  podido  construir  por  obs 
voluntad  una   casacseuela  donde  refundirlas  pol 
Lindes   y  Corles.  (Véanse   Escuelas   privad 
habitantes):  8  escuelas  de  niños  y  1  de  niñas.  En  18 
truja  la  t\r  niños  de  la  capital  y  las  demás,  incumple! 
sisien  en  los  pórticos  eelesiástíi 

Utaucjl—  Vatdúñ  (25.682  habitantes):  19  escuelas  d 


....  de  ».;►   m.yarc*.  i«.uiift:*(  ■ 
■,  tu  SolircícrjUio,  i|uc  ■- 

lie  íhCil 

0«*  cwno  hwwWc  ««presiéa  tí«  mí  acendrada    ^" 
bto*  de  l.i  im<: 


-475- 

una  superior  y  10  de  niñas;  en  deficiente  estado  en  lo  general,  y 
en  el  último  decenio  no  se  ha  construido  ni  mejorado  ninguno 
de  los  locales  escolares.  (Véanse  Escuelas  privadas).— Navia 
(5.804  habitantes):  11  escuelas  de  niños,  una  superior  y  4  de  ni- 
ñas; en  mediano  estado.  La  de. Santa  Marina  de  Puerto  de  Vega 
fué  fundada  en  1828  por  D.  Manuel  Cancio,  contador  del  Ayun- 
tamiento de  Madrid.  (Véanse  Escuelas  privadas).  —  Villayón 
(3.8  Í3  habitantes):  6  escuelas  de  niños  y  1  de  niñas,  en  mal  es- 
lado  y  locales  alquilados. 

Llanes.  —Llanes  (18.684  habitantes):  27  escuelas  de  niños 
y  9  de  niñas;  en  relativo  satisfactorio  estado  á  partir  muy  prin- 
cipalmente   desde  los  años  en  que  el  benemérito  y  generoso 
D.  José  Parres  Pinera,  natural  de  Posada,  fué  Presidente  y  De- 
legado   de  la  Junta  local  de  Primera  Enseñanza.  El  Ayunta- 
miento demuestra  interés,  y  auxilió  en   cuanto  le  fué  posible  la 
const  rucción  de  nuevos  edificios,  siendo  asimismo  de  conside- 
rar que  en  este  concejo  la  iniciativa  particular  se  muestra  gene- 
rosa ayudando  á  la  popular  instrucción.  El  excelente  local  de 
Escuelas  de  niños  y  niñas  de  Póo  fué  construido  por  iniciativa 
de  D.  Egidio  Gabito,  incansable  favorecedor  de  aquel  pueblo, 
obteniéndose  subvención  nacional  del  cincuenta  por  ciento  é 
importantes  recursos  por  suscripción  local  á  que  contribuyeron 
D.  Manuel  Romano  Gabito  y  demás  vecinos,  mientras  que  don 
Ramón  Gabito  procuró  excelente  menaje  y  subvenciona  genero- 
samente á  los  maestros.  La  escuela  de  niñas  de  Cué  fué  debi- 
da en  1899  á  D.  Francisco  Noriega  y  Mijares,  secundado  por 

D.  Francisco  Sordo  Noriega  y  D.  Eduardo  Noriega  Somano  con 
algún  auxilio  del  pueblo.  D.  Pedro  Pelaez  Rubin,  de  Posada,  en 
1900  legó  12.100  duros  para  mejoras  locales  y  de  instrucción. 
A  favor  de  Valmori  hizo  recientemente  otro  tanto  desde  México 

E.  José  Parres  Gómez  con  un  importante  legado.  La  Escuela  de 
Vidiago  fué  dotada  por  D.  Ramón  Rubin  en  1893  y  la  de  niñas 
se  levantó  con  suscripción  iniciada  en  América  por  D.  Andrés 
Noriega,  de  Puertas,  y  otros.  El  edificio  escolar  de  Pendueles  y 
Bueina  se  costeó  también  por  entusiastas  suscriptores  dirigidos 
por  D.  Juan  Noriega  Tamés.  Los  modernos  locales  de  Nueva  se 
construyeron  por  el  pueblo  con  auxilios  municipal,  del  Estado  y 
del  actual  Sr.  Conde  de  la  Vega  del  Sella.  La  escuela  de  niños 


—  47&  - 
de  Pria  se  debió  á  D+  Agustín  Arguelles,   &  -u 
mun,  primer  marqués  de  Arguelles,  a 
la  de  niftas,  ahora  restablecida,  había  .sida  fu  i 
taliim  Ventura  1/t  mixta  de  Pereda  obtiem 
Diego  Bastillo  Fernández.  La  Escuela  de  Andria  fue 
D.  José  Valmori,  comerciante  de  la  Habana  en  el 
En  favor  de  la  de  Llanes  legó  el  respetable  D 
Posada  Arguelles,  antiguo  diputado,  la  cantid; 
las  al  mismo  tiempo  que  hho  otros  beneficios  al 
cuela  de  Parres  es  la  creada  en  1707  con  un 
Sobrino  Tamés,  asi  como  la  de  Ardisana  fué  do: 
porD,  Pedro  Hernández  Tamés    (Véanse  Escuelas 
Cóbrales  (3*847  habitantes);  10  escuelas  da  niños 
algunas  en  locales  propio-  pilar  estado  pero  otra 

alquilados  y  malos.  El  vecindario  de  Carreña  i  Olía 
de  ninas  en  1883,  y  el   Ayuntamiento  ha  solti 

edificar  la  de  niños  del   mismo  pueblo.   I)    f 
ssález  y  D.  Narciso  Alvarez  han  favorecido  re- 
menaje  las  escuelas   de  Puertas  y  de  Carreña.  -  ftici 
(3,063  habitantes):  7  escuelas 
en  buen  estado.  El  Ayuntamiento,  que  ¡jumen  - 
de  instrucción,  hizo  algunos  reparos  en  las  munic 
tura  les  de  Pimiango,  es  en  México,   h 

de  una  suscripción  la  Escuela  de  este  pueblo;  la 
fué  construida  y  habilitada  por  D.  Ángel  y  D    r 
naturales  del  pueblo,  (pie  subvencionan'  al  Ma 
setas;  D.  Joaquín  Ibañez,  de  Villanueva,  dono 
menaje  completo  y  variado,  y  la  subvenciona 
en  favor  de  la  de   niños  de  Colombn  ti   don 

menaje  D   Luis  Iban*  la,  y  otorgó  un  pr 

ta  á  cada  uno  de  los  niños  y  niñas  matriculados  ei 
las;  y  D+  Prudencio  Sordo,  natural  de  Noriega 
-panul  en  l!»i)l  para  que,   con  sus    ínli 
pió  otorgue  premios  anuales  á   dos  alumnos 
más  se   distingan   en   los  exámenes,—  Valle 
mellera  (1.720  habitantes):  6  escuelas  de  nii 
en  mal  estado  las  muniei;  ¡junas  en  pi 

Ku   1800  se  formó  este   pequeño  coneojo,   constüuyttnd 


—  477  — 

del  antiguo  de  Peñamellera.  En  el  Alto,  ha  construido  buena 
Escuela  el  vecindario  de  Ruenes,  ayudado  por  suscripción  de 
los  hijos  de  la  localidad,  residentes  en  América,  y  uno  de  los 
iniciadores,  D.  Aureliano  Diaz,  subvenciona  al  Maestro  con  100 
pesetas,  mientras  D.  Manuel  López  se  disponed  mejorar  edificio 
y  menaje;  en  1894  los  hijos  de  Mier,  también  ausentes  en  Ul- 
tramar, ayudaron  á  los  vecinos  para  levantar  la  modesta  escue- 
la del  pueblo;  y  en  1885  D.  Cándido  Campillo  construyó  y  donó 
Va  Escuela  de  Llenin.—  Valle  bojo  de  Peñamellera  (3.473 
habitantes):  7  escuelas  de  niños  y  4  de  niñas;  en  mal  estado  y 
en  pobreza. 

Ovikdo.  —  Ociedo  (48  103  habitantes):  47  escuelas  de  niños 
y  34  de  niñas.  El  Ayuntamiento  viene  demostrando   moderna- 
mente creciente  interés  por  la  instrucción  popular  y  ha  cons- 
truido en  la  capital  edificios  nuevos  de  escuelas;  pero  todavía 
debe  levantar  más  por  ser  ya  antiguo  é  inservible  el  local  de  las 
del  Fontán  donde  resultan  hacinadas  cinco  escuelas  en  un  mis- 
mo edificio  y  sin  las  condiciones  pedagógicas  é  higiénicas  del 
caso.  Ya  se  hizo  referencia  al  lamentable  estado  de  la  Superior 
de  niños  (1)  si  bien  los  amplios  locales  deben  ser  de  cuenta  de  la 
Provincia  por  ser  aquella  complemento  de  la  Escuela  Normal. 
En  próximos  proyectos  para  la  Ciudad  y  en  donde  sea  posible 
deben  acometerse  grupos  escolares.  Hasta  no  hace  muchos  años 
la  parte  rural  ha  estado  en  abandono,  y  aún  siguen  no  pocas  es- 
cuelas en  medianos  locales  alquilados,   procedimiento  que  debe 
cesar  con  ventajas  morales  y  económicas  para  el  Municipio,  aco- 
metiendo la  edificación  de  nuevos  edificios,  cual  se  hizo  en  Prio- 
rio  con  gestiones  y  apoyo  del  ex-diputado  constituyente  D.  José 
González  Alegre  y  Alvarez  y  en  Latores  con   muy  importante 
subvención  del  Excmo.  Si\  D.  Tomás  Suárez  y  Pedregal,  secun- 
dando auxilios  del  vecindario,  al  que  también  prodigó  otros 
favores.  El  Ayuntamiento  hizo  importantes  reparaciones  en  dicha 
escuela  de  Priorio  y  en  Olloniego;  construyó  recientemente  las 
modestas  de  Brañes  y  Naranco;  tiene  próxima  á  terminar  la  im- 
portante de  Villaperi;  y  de  igual  manera  se  dispone  á  oíros  pro- 
vectos y  progresos  sucesivos,  al    mismo    tiempo  que  favorece 


(i)     Véanse  pág».  460  y  461. 


-478- 

otras  manifestaciones  de  la    cultura    pública,  De 
urge  una  reforma  completa,  (Véanse  Escuelas  pri 
ñera  (7.706  habitantes);  11   escudas  de  niño 
mediano  estado.  Modernamente  se  han  construid) 
escuelas  Se  lYubia,  Víllardebeyo  y  San  Cocufate 
reparaciones  en  otros  ¡ocales,  y  el  Ayuntamienl 
construcción  délas   restantes . — Morcín  (8*<HÍ 
escuelas  de  niños  y  2  de  niñas.  La  de  Pinera  fué  lev;- 
pensas  del  Párroco  D.  Bernardo  Alonso  y   la    de  La 
vecindario;  pero  las  restantes  siguen  abandonadas  en  !■> 
eos  de  las  iglesias.  —  Proaza  (3  517   habttai 
niños  y  í  lie  niñas;  en  el  abandono  anterior,  pue 
parle  están  instaladas  en  los  atrios  parroquiales  (W—  /iV; 
(4.033  habitantes);  7  escuelas  de  niños  y  1  d 
estado  donde   han  intervenido  vecinos    y    favorec 
escuela  de  niños  di*  Santullano    tiene  locol   Iiobiiit; 
Ayuntamiento  en  las  Casas  consistoriales;  \¡i*  do  ni 
duno,  Trasmonto  y  Valsora  debena 
dariosen  1HQ tt  L894  y  1895  con  un  donativo  para  I .. 
D-  Wenceslao  Bernaldo  Je  Quiros;  la  <l  ¡  niñ 
dispuesta  con  generoso  donativo,  en  1900,  por  el  Sr, 
García  Tunón,  primer  marque  do  las  Reguer 
cluir;  la  de  Soto  fué  también  del/ida  á  la  genero 
del  Sf.  D.  Genaro  Flórez  Sánchez,  residente  en  ( 
escuelas  siguen  en  los  pórticos  ó  cabildos  de  la 
Ribera  de  Arriba  (2.396  habitantes);    í  c  de 

1  de  niña*;  en  mal  estado.  Con  auxilios   municipali 
les,  y  600  pesetas  de  ahorros  del  malcría!  (¡!)  por  el 
ha  construido  recientemente   la  modesta  escuela  de 
demás  se  bailan   en  edificios  alquilados  ó  en   los  ve 
de  las  iglesias  parroquiales;  y  cslá  en   prove  lo  la 
pendiente  de  las  ofertas  y  auxilios   de   varios   particpl 
Santo  Adriano  (1.701*  habitantes  fe  ni 

de  ninas  y,  aparto  rli-  lu>  edificios  de  Adriano  del  ! 

Castañedo,  debidos  á  los  vecindarios,  las  de 


iií     V£m*  juirn  qditrinfie*  á  !■■  ; 

ri  is  c«t.-|l>ki:UI;i?  ce) 
>  Atv:uií    I 
-tu*>   litios), 


-  479  — 


Han  en  abandono  en  locales  alquilados  y  pórticos  de  templos.— 
Como  se  vé  el  partido  judicial  de  la  Capital  deja  bastante  que 
desear  por  lo  que  se  refiere  á  medios  materiales  de  enseñanza 
popular. 

Pravia. — Praoia  (9.559  habitantes):  15  escuelas  de  niños  y 
5  de    niñas;  fuera    de  la  villa,  la  mayoría  de  las  escuelas  del 
concejo  se  hallan  en  mal  estado.  (Véanse  Escuelas  privadas). — 
Candamo  (5.244  habitantes):  10  escuelas  de  niños  y  2  de  niñas; 
bastantes  en  mediano  estado,  pero  no  las  debidas  á  generosos 
favorecedores:  la  Escuela  de  San  Román  fué  construida  por  el 
Excmo.  Sr.  D.  Juan  Antonio  Bances,  la  de   San.  Tirso  por  el 
Excrno.    Sr.  D.  Manuel  Valle  García,  y  las   de  Heces  y  Prahúa 
fueron  obra  de  sus  vecindarios  con  auxilios  municipales.  (Véan- 
se Escuelas  privadas).-  Ctulillcro  (9.977   habitantes):  13  es- 
cuelas de  niños  y  7  de  niñas;  en  regular  estado  las  en  edificios 
propios,   pero  no  las  otras  en  alquilados.  La  de  San  Martín  de 
Luiña  fué  construida  por  el  vecindario  y  el  Ayuntamiento  en 
1880,  como  también  la  de  Novellana,  siendo  muy  principales  las 
de  San  Juan,  en  construcción,  que  se  deben  á  generoso  legado 
de  D.  Fermín  Menéndez  Inclán;  y  los  vecinos  de  Faedo  proyectan 
levantar  otro  edificio  capaz  con  subvención  municipal.  (Véanse 
Escuelas  privadas).—  Grado (17.125 habitantes):  27  escuelas  de 
uiños,   una  superior  y  13  de  niñas,  en  gran  parte  en  locales  al- 
quilados. Las  escuelas  de  Santa  María  de  Grado  y  de  Fresno 
fueron  hechas  por  .suscripción  délos  vecinos;  las  de  Sama  fue- 
ron  piadoso  legado  del  Diputado  y  Senador  Sr.  D.  Eulogio  Díaz 
Miranda;  y  en  la  Capital  construyó  el  excelente  edificio  escolar 
de  la  Perrería  D.  Manuel  González  Longorio,  senador  vitalicio 
del  reino.  —Muros  (1.815  habitantes):  1  escuela  de  niños  y  otra 
de  niñas  y  1  mixta  en  San  Esteban,  ésta  sin  local.  La  de  niños 
de  la  capital  se  halla  instalada  en  la  planta  baja   de  las  casas 
consistoriales,  estas  mejoradas  en  1870  por  la  renuncia  de  su 
herencia  paterna  que,  á  favor  del  Ayuntamiento,  hizo  D.  Deme- 
trio López;  y  el  buen  local  de  la  de  niñas  de  la  villa  se  debió  á 
subvención  del  cincuenta  por  ciento  del  Estado,  satisfaciendo  el 
resto  el  Ayuntamiento,   el   vecindario   y    la  señora  Marquesa 
de  Muros. 

Siero. — Siero  (22.503  habitantes):  28  escuelas  de  niños  y 


— 4& 

15  de  niñas;  hasta  ahora  en  mal  esta* 

(te  Liares,  son  en  edificios  alquilados;  pero  e¡ 

dispon*  á  construir  los  de  la  Pola,  Poja,  Muñó,  *  ¡randa  y 

del  «I*:'  Valdesoto,  contando,  para  estos  dos  Lili 

do  cíe  D.  Juan  Camino  y  auxilios  del  vecíüdaí 

te.  D,  Marlin  Malgor,  fallecido  en  Milico,   lia  dejado  21 

piala  con  destino  á  la  Escuela  de  la  I 'ola,  que  no  se  bai 

do;  f>.  Francisco  González  Cortina  y  Moro  b 

en  1901,  con  un  legado  de  1.000 

llaila;  y  para  la  proyectada  de  Muñó,  D   Cesáreo 

lia  ofrecido  la  quinta  parte  de  su  coste, — Btm 

tanh \-  líelas  de  niños  y    1  mixta   en  tre- 

lares  edificios. —  Noreña  (2,007  habilaoli 

y  1  de  niñas,  aquella  en  los  bajos  del  Ayui 

<  ;ii,  obscuro  y  poco  ventilado,  y  ésta  en  déficit 

iado. — Sariego  (1.460  habitantes):  lj  ■  niño! 

niñas  en  ma]  estado  y  la  de  Narzana  en  el  |»f>¡ 

Tkvko,  —  Tinco  (21.865  lia  bit  ai 
Bde  niñas»  en  muy  deficiente  estado, 
imido  las  de  Obona,  Francos  )  Colla 

oob  pequeña  subvención  municipal;  loa 
han  construido  un  local  aceptable  en  la  riñera  di 
quitado  por  módica  renta.  El  importante 
hacer  mucho  más.  —Attande  (8. 195  habitan!  > 
niños  y  1  de  niñas    Las  de  la  capital  son  del  Miinú 
y  las  restantes  escuelas  están  en  locales  alquili 
nes  para  el  caso, 

Vh-laviciosa. --  ViUaciciom  (20.995  habih 
las  de  niños,  una  superiory  15de  niñas   Sr  1 1 r ^ 
consideración  en  Árgüero,  Castiello,  Oles  y  QuL 
Selofio.—  Carada  (951  habitantes}:  1   e-  e   níw 

niñas,   en    pobre  estado  con  pro; 
arreglo  en  la  de  niñas  en    I  su  I. 

13  escuelas  de  niños  y  5  de  tuna-;  n>  su  mayoría  ni  lúüí 
pios  del  Municipio  si  hien  algunos  son  reducid- 
Pivierda  ha  sido  mejorada  por  D.  Cipriano  del  i 
pueblo;  los  vecinos  de  Ubardón  están  construyendo  la  i 
de  esta  parroquia;  y  merece  especial   mención  la  n 


de  Garrandi,  construida  y  dotada  de  excelente  material  por  don 
Cayetano,  D.  Pedro  y  D.  Vicente  Sánchez  Pando,  hijos  del  pue- 
blo, residentes  en  Buenos  Aires. 

Provincia  de  León 


Astorga. — Astorga  (5.573  habitantes  de  hecho  según  el 
censo  de    1900):  2  de  niños  y  2  de  niñas;  en  mediano  estado. 
La  del  Hospicio  fué  creación  del  Dean  D.  Manuel  de  Revilla. — 
fícnavicles  (2.558  habitantes):  1   escuela  de  niños,  1  de  niñas 
y  3  mixtas  y  de  temporada.—  Brazuelo,  antes  Pradorrey  (1.747 
habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  5  mixtas  y  de  tem- 
porada.- Carrizo  (1.679  habitantes):  1  escuela  de  niños  y  1  de 
niñas  y  4  mixtas  y  de  temporada.—  Castrillo  de  los  Poloaza- 
res  (883  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  3  mixtas 
Y  de  temporada;  en  1893  y  1897  fueron  construidas  las  de  Cas- 
trillo  por  el  pueblo.— Hospital  de  Oroigo  (844  habitantes):  1 
escuela  de  niños  y  1  de  niñas;  en  mal  estado  (Véanse  Escuelas 
privadas).  —  Lucillo  (2.373  habitantes):  1  escuela  de  niños,   1 
de  niñas  y  7  mixtas  y  de  temporada;  últimamente  la  de  Villali- 
bre  ha  sido  reformada  y  la  de  Luyego  es  de  malas  condiciones. 
—  Llamas  déla  Ribera  (1.811   habitantes):  2  escuelas  ele  ni- 
ños, 2  de  niñas  y  2  mixtas  y  de  temporada.— Magaz  (1.397  ha- 
bitantes): 1  escuela  de  niños,  1  de  niñas   y  3  mixtas  y  de  tempo- 
rada; la  de  la  villa  es  edificio  moderno  y  en  mediano  estado.— 
Quintana  del  Castillo  (2.264  habitantes):  9  escuelas  mixtas  y 
de  temporada;  la  de  Villameca  se  debe  á  D.  Francisco  Fernán- 
dez Blanco,  en  1890;  otras  están  en  mal  estado  y  varios  pueblos 
no  tienen  Escuela.  -  Quintanilla  de  Somoza,  antes  Priaranza 
de  Valduerna  (2.485  habitantes):  2  escuelas  de  niños,  2  de  niñas 
y  4  mixtas  y  de  temporada;  la  escuela  de  Quintanilla,  edificada  y 
donada  por  D.  Manuel  Criado  Pérez,  ha  sido  reedificada  en  1884 
por  el  Dr.  D.  Matías  Alonso  Criado.  —  Rabanal  del  Camino 
(1.627  habitantes):  7  mixtas  y  de  temporada;  en  mal  estado. — 
San  Justo  de  la  Vega  (2.574  habitantes):  3  escuelas  de  niños, 
3  de   niñas  y  1   mixta  y  de  temporada;  con  algunos  locales 
muy   mejorados   por  el  Ayuntamiento,  con  olvido  hasta  aho- 
ra de  otros.  —  San  (a  Colomba  de  Somoza  (1.947  habitantes): 


—  482  — 

8  mixtas  y  de  temporada;  en  edificios  humild 
condiciones  del  país.  La  de  Tebladillo  se  debe  A  D  Toi 
Han,  en  18ÍÍH,  que  la  donó  al  pueblo,  como  D 
la   do  San    Martín    del    Agostado,  a    t 

(2,328  ImbitanLes):   1  escuela  de  niños,  i  de  niña 
de  temporada;  en  malas  condiciones,  aunque  se  mejor< 
principal  de  Ja  capital;  y  D-  José  Marta  Lázaro,  dt 
diferentes  donativos  de  libros.— Santiago  Mllh 
tan  tes);  2  e&eoelas  de  niños,  2  de  niñas  y  2  mixtas  y  di 
rada;  que  Jos  pueblos  se  esmeran  en  mejorar    En  Yaldes 
Somoza  ha   construido  buenas  escuelas  de  niñi 
mas  preeeptoria  de  latin  y  capilla,  D.  Tomás  Ar< 
trense  retirado  —  Truchas  (2654    habitantes):   1   es< 
ñus,  i  di»  niñas  y  11  roixlas  \  de  temporada;  en  depl< 
ti"  tanto  en  edificios  municipales  como   en  casas  alquil 
Tárete  (L792  habitantes):  1   escuela  de  niño»,  I  de  d 
mixtas  y  de  temporada;  at^o  mejorada  por  el  Aynntain 
de  la  capital;  pero  en  Gavilanes  no  hay  enseñanza  por 
dejado  en  abandono  un  local  regular-  Valdcrrey  (2J 
hilantes):  8  escuelas  mixtas  v  de  temporada;  en  neniar 
la  de  Harrientos  es  nueva  y  [os  otros   pueblos 
construidos,  ya  por  el  Municipio,  ya  por  el  vecind;i 
del  alquiler.—  Val  de  San   L<>rrrt:>>  i!7:>n   1 
cuela  de  niños,  1  de  niñaa  y  2  mixtas  y  de  temporada 
estado.  -  Vtllagatón  (2-303  habitantes):  8  escuelas  n 
temporada,  que  á excepción  de  la  de  la  capital,  debí 
dario,  las  démosse  hallan  en   muy   mal  estada—  Viti 
(1.485  habitantes):  5  escuelas  mixtas  y  de  temporada; 
regulares  construidas  por  los  pueblos;  pero  otras  en 
—+VitlúobÍ8po  del  Otero  ú  Otero  del  Escarpizo  (1  17 
tantes):  5  escuelas  mixtas  y  de  temporada;  regular  en  la 
v  las  demás  deficientes, —  Villarejo  de  Orvigo  \'l  569  t 
tes):  4  escuelas  de  niños  y    I  de   niñas;   xñ\  algi 

cientemente  y  otras,  como  la  de  Villoría,  en  mal  estado»- 
res  de  Orvigo  (1.544  habitantes):   1  escuela  de  nn 
ñas  y  8  mixtas  y  de  temporada;  en  mal  estado.—  ComO  r 
de  las  notas  relativas  al  estado  escolar  de  este  j 
be  manifestarse,  aún  con  relaciona  los  Avuutamiei 


-  483  - 

llevan  nota  especial,  que  las  escuelas  de  este  partido,  la  capital 
inclusive,  son  muy  deficientes  en  edificios  y  menaje.  Casi  todas 
las  salas  de  escuela  carecen  de  la  superficie,  capacidad  cúbica 
interior,  de  luz  y  ventilación  como  de  desahogo  exterior,  patios 
ó  huertas  para -ejercicios  ó  esparcimiento,  y  no  tienen  cobertizos 
para  resguardarse  los  niños  del  frío,  lluvia  y  calor.  También  en 
Asturias.  Son  muchas  las  escuelas  del  partido  judicial  de  Astor- 
ga,  que  tienen  el  piso  de  tierra  con  tal  humedad,  que  las  hace 
inhabitables;  muchas  sin  plano  ni  blanqueo.  De  algunas  me  di- 
cen se  hallan  instaladas  en  pajares  ó  establos  de  donde  se  sacó 
el  ganado  para  entrar  los  niños.... 

La  Bañeza.  —  La  Bañera  (8.860  habitantes):  2  escuelas  de 
nmos  y  1  de  niñas;  en  buenos  locales,  construidos  en  1884,  sien- 
do Alcalde  celoso  D.  Joaquín  Nuñez,  y  con  base  para  instalar 
una   moderna  escuela   graduada.  —  Alija   de    los    Melones 
(1.997  habitantes):  1  escuela  de  niños  y  1  de  niñas;  en  regulares 
locales.-  La  Antigua  ó  Andanzas  del  Valle  (1.635  habitan- 
tes): 1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  4  mixtas  y  de  temporada. 
—  Bercianos  del  Páramo  (1.230  habitantes):  1  escuela  de  ni- 
ños-.— Bustillo  del  Páramo   (2.023    habitantes):  7  escuelas 
mixtas  y  de  temporada;  algunos  locales  regulares.  —  Castrillo 
de  la    Valduerna  (681  habitantes):  1  escuela  de  niños  y  1  de 
niñas.  —  Castrocalbón  (1.833  habitantes):  1  escuela  de  niños, 

1  de  niñas  y  3  mixtas  y  de  temporada.—  Castrocontrigo  (1.658 
habitantes):  2  escuelas  de  niños  y  2  de  niñas. — Cabrones  del 
Rio  (1.041  habitantes):  3  escuelas  mixtas  y  de  temporada.- 
Destriana  (1.730  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y 

2  mixtas  y  de  temporada,  en  locales  propios  del  Municipio; 
pero  reducidos.  —  Laguna  Dalga  (888  habitantes):  l  escuela 
de  niños,  1  de  niñas  y  2  mixtas  y  de  temporada  con  un  edificio 
propio  y  los  demás  alquilados  y  malos  —Laguna  de  Negrillos 
(1.722  habitantes):  1  de  niños  y  1  de  niñas.  (Véase  Escuelas  pri- 
vadas).— Palacios  de  la  Valduerna  (827  habitantes):  1  escue- 
la de  niños,  1  de  niñas  y  1  mixta  y  de  temporada;  en  locales 
propios,  pero  reducidos.  —  Pobladura  de  Pelayo  García 
(600  habitantes):  1  escuela  de  niños  y  1  de  niñas. — Pozuelo 
del  Páramo  (1.447  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  ni- 
ñas y  2  mixtas  y  de  temporada.— Quintana  del  Marco  (973 


-  4&4   - 

ha  hilantes):  1  esi  tu  ta  de  i)iñop1  1   de  Riñas  y  t  m 

porailíi—  Quintana  y  t 

do  temporada. — Regueras  de  Arriba  (i 

euela  de  niños  y  i  de  fíiVpa  c/e  /a   t 

tantes):  1  escuela  nV  niños,  1  de  Diñas  y  6  mixtas  y  de  I 

da  en  algunos  locales  propios;   p 

del  Páramo  (1,101  habitantes);  3  mixtas  y  de  temp< 

San  Adrián  del  Valle  {170  habitan 

í  de  ninas  rn  locales  propios;  pero  reducidos, 

Wi'  fn  Potantera  (1,h:í7   habitantes):  1   ei 

nti¡;is  y  5  mistas  y  de  temporada,-  San  Esd 

(896  habitantes):  1  escuela  de  niños  y  1  úe  ufóos.-   San 

(Ir  Búrcianm  (532  habí  2  mixtas  j  (I*' 

Snnin  Licúa  de  Jamui¿  (1  867  habilai 

ños,  2  de  niñas  y  1  mixta  y  de  temporada 

la  Lsftf  (836  habitante*);  1  escuela 

mixta  y  de  temporada.— Sania  María  del  /' 

hitantes):  las  mixtas  y  de  temporada;  en  edil 

dos  recientes,  pero  reducidos. —  Soto  déla   Vega 

lantes):  3  escuelas  ÚY  B  de   niñas  y  2  mixta 

—  Vrdinli  \s  del  Párame  (1,099  habitantes):  1  es< 
niños  y  1  '!'•  niñas;  en  mal  estado.  -  Valde 
(508  habilnnlcs);  2  escuelas   mis  rada.- 

montan  de  la    Vak  (1,631  habitantes 

temporada.—  Villasata  <  1.296   habitantes):  H  escuelas  i 
de   temporada     -Zafes  <frl    /  habitante 

cuela  de  niños,  1   de  niñas  y  2  mixtos  y  de  temperada 
completar  tas  notas  a  los  Ayunta in ionios  anterioi 
tienen,  se  me  dice:  en  todo  el  partido  son  muy  mfi 
conceptos  los  servicios  y  medios  escolares. 

León.—  León  (15.5Í 
niñas  y  1  mixta  y  de  temporada,  incluyendo  eulfó  las  f 
las  dos  Superiores  graduadas  (1),   En   1902  se  ha 
Ayuntamiento  la  subvención  del  por  ci 

importe  de  su  presupuesto,  ú  sean  107,72i,55[ 

i  íún  de  escuelas  de  niños   y  niñas  en  la  eapiti 


(i I    V«íc  páff,  *6i. 


-485- 

eomenzado  las  obras  en  solar  municipal,  calle  del  Cid.  (Véase 
capítulo    adicional).— Armunia  (1.163  habitantes):  3  escuelas 
mixtas   y   de  temporada.  —  Carrocera  (1.213  habitantes):  6  es- 
cuelas mixtas  y  de  temporada.  —  Cimanes  del  Tejar  (1.632  ha- 
bitantes): 6  escuelas  mixtas,  y  de  temporada. —  Cuadros  (2.061 
habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  6  mixtas  y  de  tem- 
porada; algunas  de  nueva  planta  desde  1890  y  otras  restauradas 
con    obras  acometidas  por  el  Municipio  y  un  auxilio  de  3.000 
pesetas  por  el  Diputado  á  Cortes  D.  Fernando  Merino,  asi  como 
la  de  Lorenzana  á  cuenta  'de  fondos  de  la  obra  pía  de  su  nom- 
bre.—  Chozas  de  Abajo  (2.830  habitantes):  9  escuelas  mixtas 
y  de  temporada  con  edificios  nuevos,  aunque  reducidos  en  Ar- 
doncino  y  Banuncias,  debidos  al  vecindario.—  Garrafa  de  To- 
rio (2.441  habitantes):  12  escuelas  mixtas  y  de  temporada. — 
Gradcfes  (4.307  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y 
20  mixtas  y  de  temporada;  en  regular  estado  las  de  Santibañez, 
Yaldubieco,  Santa  Olaja  y  Val  de  San  Miguel  por  el  Municipio 
y  pueblos;  pero  las  demás  en  mal  estado. — Mansilla  de  las 
Muías  (1.430  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  1 
mixta  y  de  temporada. — Mansilla  Mayor  (772  habitantes):  3 
escuelas  mixtas  y  de  temporada.—  Onzon illa  (1.373  habitan- 
tes): 4  escuelas  mixtas  y  de  temporada.  (Véase  Escuelas  privadas) 
— Rioseco  de  Tapia  (1.168  habitantes):  3  escuelas  mixtas  y  de 
temporada.—  San  Andrés  del  Habanedo  (2.084  habitantes): 
2  escuelas  de  niños,  2  de  niñas  y  2  mixtas  y  de  temporada;  ha- 
biendo construido  recientemente  el  vecindario  la  de  Villavalter. 
—  Santovenia  de  la    Valdoncina  (1.204  habitantes):  5  escue- 
las mixtas  y  de  temporada.-  Sariegos  (1.063  habitantes):  3  es- 
cuelas mixtas  y  de  temporada.—  Valdefresno  (2.249  habitan- 
tes): 1  escuela  mixta  y  de  temporada.—  Valverde  del  Camino 
(2.058  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  4  mixtas  y 
de  temporada;  habiendo  levantado  recientemente  el  vecindario 
la  de  Fresno  del  Camino.—  Vega  de  Infanzones  (1.136  habi- 
tantes): 3  escuelas  mixtas  y  de  temporada. —  Vegas  del  Conda- 
do (3.197  habitantes):  12  escuelas  mixtas  y  de  temporada.  El 
edificio  de  la  villa  es  de  regulares  condiciones;  para  las  escuelas 
de  San  Cipriano  y  de  Villamayor  contribuyó  con  importantes 
donativos  D.  Primitivo  Valbuena,  más  las  restantes  escuelas  es- 


—  4S6  — 

í;iu  en  mnl  estado  y  en  locales  alquila 

esfuerzos  que  por  la  enseñanza  hace  tí  Ayontami 

dangaa  dei  Páramo  (1.015  habitantes):  1< 

de  ninas  y  2  mixtas  y  ríe  temporada- —  VillaquiL 

habitantes):  8  escuelas  mixtas  y  de  temporada.—  Viltc 

go  (1.751  habitantes):  1 1  i 

¡a  escuela  de  Villimcr  lia  cedido  uti  local  el  Diputado 

v  sabio  publicista  D.  Gumersindo  uantl 

el  material  escolar. —  Viltaturiei 

mixtas  y  de  temporada,  habiendo  construido  reí 

vecindario  [as  dó   VJltarrodanes  y  Roderos.— En  log 

Municipios  de!  partido  judicial  de  I*eón,  no 
notas,  son  también  muy  grandes  las  deficiencias  escola 

MrííiAs  i»K  Pabrdes.-  Murías  de  Par 
lea):  1  es  I  dr  ninas  y   13  mixtas  y  de  te 

en  mediano  estado  los  mas,  a  pesar  de  reí 
Presbítero  D.  Gerónimo  Quintana,   párroco  de  la  Al  me 
Madrid,  ha  reconstruido  á  sus  expensas  I.  a  do  1 

J.i  rúente.  —  Barrios  de  Luna   (1.759  hábil 
mixtas  y  de  temporada.—  Cabrtltan es  (1.679  ¡ 

telas  mixtas  y  de  temporada.-  -Campos  fie  lü  Lar 
habitantes):    7  escuelas   mistas  y  de  temporada,— *J 
[9.106  habitante*):  18  escuelas  mixtas  y  de  temporada 
lino  García,  de   Laucara,   ha  subvencionado  cu 
años  ul  Maestro  y  surtió  de  menaje  á  la  Escuela  del  f 
La&   OníüñüS  (1.275  habitantes):    i  escuelas  u 
ponida. — Palacios  *ltí  SU  (2  77ü   habitantes):  1 
ño?,  1  de  niñas  y  0  mixtas  v  de  temporada  d< 
ríndanos  con  sus  obras,  celo  é  interés  por  la 
fio  (2,385  habitantes):  1  escuela  de  niños,   1  de  niñas  ] 
tas  y  de  temporada,-  Sa/t   Emiliano  ó  La    Moj 
hilantes):  11  escuelas  mixtas   y  de  temporada. — Santa 
di'  Qrdó&  (1,090  habitantes);  0  escuelas  mixtas  y  de 
da,—  Soto  y  Amio  (2J73  habitantes):   1  escuela  de  ni¡ 
niñas  y  8  mixtas  y  de  temporada  algunas  de  nueva  ptai 
reformadas  por  el  celo  del  Ayuntamiento,  ayudado  p( 
personal  de  los  vecindarios.—  Valdesanu 

ouelas  mixtas  y  de  temporada, —  Vegarienta  {IÁ 


-  487  - 

tantes):  13  escuelas  mixtas  y  de  temporada. —  Villablino  (2.877 

habitantes):   1  escuela  de  niños,  J  de  niñas  y  12  mixtas  y  de 

temporada;  algunas  de  nueva  construcción  y  reforma,  mientras 

en  la  villa  se  está  levantando  un  excelente  edificio  de  escuelas 

teniendo  proyectado  el  Ayuntamiento  completo  arreglo  de  las 

demás.    (Véanse   Escuelas  privadas).  —  Los  pueblos,  que  nó .  los 

Municipios  de  este  partido  judicial,  yienen  mejorando  edificios  y 

escuelas  en  cuanto  pueden;  lo  que  hacía  mucha  falta  porque  en 

su  mayor  número  están  cubiertas  de  paja,  de  pizarra   algunas  y 

las  menos  de  teja;  son  reducidas,  escasas  de  ventilación  y  en  su 

mayor  parte  con  piso  de  terreno. 

Poxfemíavx.— Ponf errada  (7.188  habitantes):  4  escuelas 
de  niños,  4  de  niñas  y  9  mixtas  y  de  temporada.  Desde  hace 
años  el  Ayuntamiento  viene  consignando  en  sus  presupuestos 
diferentes  cantidades  con  que  va  mejorando  las  escuelas,  que 
dejaban  bastante  que  desear. —  Alhares  (2.106  habitantes):  1 
escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  7  mixtas  y  de  temporada;  en  mal 
estado  y  edificios  alquilados.— Los  Barrios  de  Salas  (1.961 
habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  5  mixtas  y  de  tem- 
porada; también  en  mal  estado  y  sin  locales. — Bembibre  (3.4-06 
habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  8  mixtas  y  de  tem- 
porada.— Benuza  (2.811  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de 
niñas  y  8  mixtas  y  de  temporada. — Borrenes  (984  habitantes): 
1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  4  mixtas  y  de  temporada. — 
Cabañasraras  (963  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas 
y  1  mixta  y  de  temporada;  en  mal  estado  y  en  locales  alquila- 
dos.— Carucedo  ó  Lago  de  Carucedo  (1.586  habitantes):  5 
escuelas    mixtas    y  de   temporada. — Castrillo  de  'Cabrera 
(1.416  habitantes):  6  escuelas  mixtas  y  de  temporada.—  Castro* 
pódame  (2.416  habitantes):*  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  6 
mixtas  y  de  temporada;  algo  mejoradas  las  primeras  y  en  mal 
estado  las  más  délas  últimas.  —  Congosto  (1.844  habitantes): 
1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  4  mixtas  y  de  temporada. — 
Cubillos  (654  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  1 
mixta  y  de  temporada. — Encinedo  (2.393  habitantes):  1  escuela 
de  niños,  1  de  niñas   y  8  mixtas  y  de  temporada. — Folgoso  de 
la  Ribera  (1.955  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y 
5  mixtas  y  de  temporada;  en  mal  estado  y  casuchas  alquiladas. 

32 


— Fresnedo  (929  habitantes):  1   escuela  de  niños,  1  d< 
2  mixtas  y  ele  temporada. — Igüciia  (1.931  batí 
-le  temporada,  -  Molinasa  ü     I  I 
escuela  de  niños,  1  de  tiiiius  y  6  mixtas  y  de  ti 
catado.  -  Noceda  (1*766  habitantes):   1    escuela' 
niñas  y  3  mixtas  y  de  temporada,  -Páramo 
bitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  aiñaa  y  8  mixtu- 
rado; algo  reformada  la  dí  Argayo  por  loa  vecinos  y 
más  están  en  locales  propios,  no   merecen  el  nombre* 
\a,—  Pr¡aranza  del  Bierso  (1.990  Imbifanh 
tas  y  de  temporada;  en  nial  estado  y  locales  alquila 
te  Domingo  Florea  (1.935  habitantes):  1  escuela  ét 
de  niñas  y  6  mixtas  y  de  temporada.— &  han 

dueza  (2,218  habitantes):  9  escuelas  mixtas  y  de  temj* 
Toreno  (3,810  habitantes):  2  escuelas  de  niños,  2  de  r 
mixtas  y  de  temporada;  en  estado  deplora  lile,  que  el 
argente  reforma,  -Los  Municipios  de  este  partido 
dan  noticias  especiales,  dejan  igualmente  mu 
su  atención  para  los  medios  y  desarrollo  debido  de  la  i 
za  popular. 

Riaño.— Riaño  (2.025  habitantes):  1  escuela  dentó 
niñas  y  7  mixtas  y  de  temporada;   con  algunos  regulai 
l%ñ*—AceBüdQ  (723  habitantes):  3  escuelas  mixi q 
rada;  en   edificios  regulares,  hah¡  obtenido 

venciones  del  Estado.  Las  escuelas  de  Acevedo  y  Lw 
nen  algunos  bienes  inmuebles  de  escaso  valor.—  L 
Muérgano  (2.266  habitantes):  9  escuelas  mistas  |  de  i 
dñ.  —  Burún  ¡1  130  habitantes):  7  escuelas  mixtas  y  d( 
rada;  la  de  Lario  ea  buen  edificio.—  Cistiern 
tes):  l  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  15  mixtas  y  á 
la  de  Sabero  fué  construida  p  iad  anónima  I 

de  Sabero,  y  otras  á  i$  de  hj  pueblos 

lo  mismo  con  las  demás,  que  son  muy  reducidas.—/./// 
habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  G  mfo 
perada;   solamente  aceptable  la  de  Lillo — M 
lantes):  1  escuela  mixta,  regular.  -  Qsr]fa   da  Sajambn 
habitantes):  4  escuelas  mixtas  y  d*  temporada 
\'al(león  (1.117  habitantes):  .H  escuelas  mixtas  y  <i 


—  489- 

— Prado  (872  habitantes):  4  escuelas  mixtas  y  de  temporada; 
la  de  Prado  mejorada  por  el  Ayuntamiento  y  las  demás  en  mal 
estado.  — Prioro  (987  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  ni- 
ñas y  1  mixta  y  de  temporada;  la  de  Prioro  con  buen  edificio  en 
construcción,  y  gozó  durante  años  de  crédito  especial  como  pre- 
paratoria para  ingreso  en  las  Normales  ú  obtención  de  certifica- 
do de  aptitud  para  temporeras  mientras  estuvo  regida  por  el  ce- 
loso Maestro  D.  Benito  Herrero  Fernández,  hoy  jubilado. — Re- 
nació de  Valdetuejar  (1.441  habitantes):  9  escuelas  mixtasy  de 
temporada;  algunas,  pocas,  mejoradas. — Reyero  (595  habitan- 
tes): 4  escuelas  mixtas  y  de  temporada;  la  de  Pallide  en  cons- 
trucción.— Salamón  (868  habitantes):  6  escuelas  mixtas  y  de 
temporada.—  Valderrueda  (1.709  habitantes):  7  escuelas  mix- 
tas y  de  temporada. —  Vegamian  (1.325  habitantes):  9  escuelas 
mixtas  y  de  temporada. —  Villajandre  (1.550  habitantes):  9  es- 
cuelas mixtas  y  de  temporada;  construidas  por  los  respectivos 
pueblos  y  la  de  la  villa  es  aceptable. — Todas  las  escuelas  de 
este  partido,  á  excepción  de  las  muy  pocas  citadas,  no  pasan  de 
medianas  y  muchas  de  ellas  son  malas  por  reducidas  y  antihi- 
giénicas. 

Sahagún.—  Sahagún  (2.787  habitantes):  2  escuelas  de  ni- 
ños y  2  de  niñas,  que  no  pasan  de  medianas.— -Almanta  (76b 
habitantes):  1  escuela  de  niños  y  1  de  niñas;  en  estado  deficien- 
te. -  Bercianos  del  Real  Camino  (537  habitantes):  1  escuela 
mixta.— Calzada  del  Coto  (789  habitantes;:  8  escuelas  mixtas 
y  de  temporada. —  Castromudarra  (245  habitantes):  1  escuela 
mixto.— Castrotierra  (254|habitantes):  1  escuela  mixta. — Cea 
(1.062  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  1  mixta  y  de 
temporada.  —  Cebánico  (1.158  habitantes):  7  escuelas  mixtas  y 
de  temporada.— Cubillas  de  Rueda  (1.515  habitantes):  9  es- 
cuelas mixtas  y  de  temporada.  La  de  Villapadierna  fué  cons- 
truida contribuyendo  por  terceras  partes  los  fondos  del  pueblo, 
el  auxilio  de  los  vecinos  y  el  del  celoso  Maestro  D.  Mariano  Ro- 
dríguez; en  los  demás  sitios  hay  locales  propios,  aunque  deterio- 
rados, y  otros  son  alquilados. —Escobar  de  Campos  (386  habi- 
tantes): 1  escuela  mixta.  — GaZ/eg aillos  de  Campos  (1.493  ha- 
bitantes): 1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  8  mixtas  y  de  tempo- 
rada; buenas  y  capaces  las  de  la  capital,  construidas  en  1900 


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—  490  — 

con  fondos  del  pueblo;  la  de  San  Pedro,  mejorada;  y  ot 

mal  estado. — El  Burgo  ó  Burgorranero  (1.453  habitan 

escuelas  mixtas  y  de  temporada. —  Gordaliza  del  Pim 

habitantes):  1  escuela  mixta.—  Grajal  de  Campos  {XA 

hitantes):  1  escuela  de  niños  y  1  de  niñas. — Joara(llQ  ha 

tes):  7  escuelas  mixtas  y  de  temporada.  —  JoariUa  de  la¡ 

•i  tas  (1.101  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  do  niñas  y  2  i 

.  y  de  temporada. —  La    Vega  de  Almanza  (937  habitan 

s¡  escuelas  mixtas  y  de  temporada.  -  Sahelices  del  ítio  (6 

i  hitantes):  2  escuelas  mixtas  y  de  temporada.—  San  (a  Cr 

I  de  Valmadrigal  (826  habitantes):  2  escuelas*  mixtas  y  d 

l  porada. —  Valdepolo  (1.795  habitantes):  9  escuelas  mixta 

■  temporada;  algunas  de  obra  nueva  y  otras  reformadas  ce 

)}  dos  municipales  y  donativos  de  vecinos. —  Vallccillo  (A{ 

|1  hitantes):  2  escuelas  mixtas  y  de  temporada.—  Vi/lamar 

I).   Sancho  (508  habitantes):  1   escuela  mixta.—  Villa  t 

JJ  (1.427  habitantes):  5  escuelas  mixtas  y  de  temporada. — 

ji  mal  (793  habitantes):  3  escuelas  mixtas  y  de  temporada. 

llamoraiiel  de  las  Matas  (565  habitantes):  2  escuelas  n 

recientemente  construida  la  de  Villamoraliel  por  el  puel 

Villaselan  (1.144  habitantes):  6  escuelas  mixtas  y  de  ten 

da. —  Villaverde  de  Arcayos  (372  habitantes):  1  csctieli 

idi.—  Villazanzo  de   Valdera  (1.908  habitantes):   8  esc 

mixtas  y  de  temporada;  algunas  debidas  á  los  pueblos  y  1 

más  en   deplorable  estado.—  Muy  poco  han  hecho  los  A; 

mientos  de  este  partido  judicial  en  los  últimos  años  p£ 

mejor  acomodamiento  y  progreso  de  la  enseñanza,  y  la  mi 

de  las  Escuelas  se  hallan  en  estado  tan  lamentable,  que  < 

cuente  preferir  los  pórticos   de  las  iglesias  á  los  paupér 

locales  de  que  se  dispone. 

Valencia  de  D.  Juan.—  Valencia  de.D.  Juan  (2.344 
tantes):  1  escuela  de  niños  y  1  de  niñas;  en  edificios  de 
planta  desde  1902.— Algadefe  (741  habitantes):  1  escu 
niños  y  1  de  niñas;  en  mal  estado.—  A rdón  (1.769  habití 
1  escuela  de  niños,  1  de  niñus  y  5  mixtas  y  de  témpora 
Cabreros  del  Rio  (793  habitantes):  2  escuelas  mixtas  y  d< 
porada;  en  mal  estado.  —  Canxpazas  (581  habitantes):  1  es 
de  niños  y  1  de  niñas;  en  edificios  deteriorados,  -  Camp 


—  40  I  — 

512  habn  Líelas  mixtas;  en  estado  defi- 

I  escuela  de  niños  y  1  de 

ios  con  menaje  moderno.  -  C&Btrofuer¿& 

tan  tes):  1  escueto  y  l  de  niñas;  eo  mal  optado. 

lü  \  habitantes):  i  escuela  de  ftíños,  l 

ada;  la  de  niños  en  edificio  des* 

■¡■»,  de  malas  condiciones,  y  la  de  ninas  alquilada. 

s  (777  habitantes);  i  escuela  de  niño?, 

y  I  mixta  y  de  temporada;  en  muí estado.— Cubil/as 

(617  habitantes):  l  escuela  da  niños,  1  de  niñas  y 

;i  muí  estada,— Fresno  de  la  1 

i   de  niños  y  1  de  niñas,  con  pobres 

:  -  Fuentes  dé  Carbajal 

ile  niños  y  1  de  niñas.  La  do  Fuentes  fué 

ir   prestación  voluntaria   vecinal  y  la  de 

ociada   [  or  ruinosa  dándosela  enseñanza  m  el  sa- 

unicipales,  y  los  pueblos  nilernan  por  meses  ía 

i  de  niñn  ¡cilio  (1,431  habitantes):  l-cscue- 

con  edificio  moderno, 
85  habitantes):  2  escuelas  mí 
icos  y  alegiv-  insuficientes  para 

niñas.-    /sagre  (343  habítenles):   3  es* 
temporada;  en   edificios  relativamente  anti- 
Oteroa  (999  habitantes);  1  escuela 
f   1  de  niñas;  en  mal  estado. — Matanza  (554  habi- 
do niños  y  1  de  niñas;  en   bueno»  locales, — 
habitantes):  7  escuelas  tnixl 
Datado.—  -San  Mi  lian  délos  Cabadnos 
i  ti  edificio  bien  conservado, 
vttas   Murtas  (1808  habitantes): 
temporada;  algunas  construidas  en  1 
la  capital  lada   poj  inos;  y  otros  pueblos  lio- 

Gu  :nnt>l{-*  (810  habi- 
do niños  y  i  de  niñas;  en  mal  estado,—  Val- 
i  i   <  mi;!  mixta,  en  la  casa  consisto' 
Vnltivrcis  i¿\  B00  habilanles):  2  escuelas 
I  mixta;  las  primeras,  han  sido  coostrui- 
ón  del  listado  por  gestiones  del  Dipu- 


—  492  — 

lado  á  Cortes  D.  Demetrio  Alonso  Caslrilto.—V 
(2.2Ó1  ha  hilantes):  1  escuela  de  niños»  1  de  mf\: 
rada;  la  de  Fontecha  construida  en  1903  con  donativo 
lares,  y  las  demás  en  mal  estado. —  \'alf 
hitante*):  1  escuela  mixta;  en  buen  estado  —  Villabrt 
hilantes);  3  escuelas  mixtas;  la  de  la  Capital,  mod 
la  de  Facilar  reformada  por  el  vecindario;  p 
cuelas  son  inservibles.—  Villa  f\-  (703  hsblianfc 
niños,  1  de  niñas  y  una  temporera;  la  de  niños,   mejoi 
el  Ayuntamiento,  la  de  Diñas,  instalada  en  las  eonsist 
la  temporera  de  Villomatiel,  reformada  por  e!  vccindni 
ttademof  rfe  la  Vega  (944  habitantes):  1  escueta 
niñas;  en  mal  estado.—  Viltafér  (851  habitantes):  1  e: 
niños  y  1  de  niñas;  en  edificios  raodi 
mandos  (729  habitan  tesj:  1  escuela  de  niños,  1   de  t 
mixta;  la  de  niñas  en  la  casa  consistorial. —  Vtllamañt 
habitantes):  1  escuela  de  niños  y  1  de  nir".  fruida 

El  Municipio  estableció  en  IH7K  la  enseñanza  dealguitf 
turas  para  auxiliar  á  los  niños  pobres  de  la  localidad 
nueva  de  tas  Manzanas  (1.071  habi tan tes);  i  e 
y  de  temporada;  en  mal  estado.—  VitlaquPjídü  (977 
1  escuela  de  niños  y  1  de  niñas,  en  ma!  estado, — 
loa  partidos  judiciales  anteriores,  los  locales 
bitaciones  de  los  maestros  no  son  capaces  ni  higiénico 
mayoría  son  alquilados. 

La  Vecilla.— La  Vetilla  (074  habitantes):  4  eset 
v  de  temporada;  en  mediano  estado.  -Donar  (2,804 
tes):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  12  mixtas  y 
en  excelentes  locales  en  la  villa  y  pueblos,  demnstrandr 
tamiento  celo  especial  por  la  enseñanza,—  Carmenes  i 
hitantes):  12  escuelas  mixtas  y  de  temporada.—  La 
{ 1  163  habitantes):  7  escuelas  mixtas  y  de  temporada .— 
de  Gordón  (4,486  habitantes):  2  escuelas  de  niu 

ttiixtaa  y  de  temporada;  con  algunas  escuelas  nu 

-    cou  subvención  del  Estado,  debiéndose  la  de  lluergas, 

á  donativos  del  hijo  del  pueblo  D.  Luis  García,  a  quiec 

tamiento  dedicó  una  lápida  de  gratitud.  —  La  fío 

mies):  1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  9  mixta 


—  403  — 

rada;  en  mal  estado.— Maíallana  de  Vegaceraera  (L800  ha- 
bitantes):*? escuelas  mixtas  y  de  temporada;  tres  construidas  por 
los  vecinos.— Rodiezmo  (3.089  habitantes):   1  escuela  mixta  y 
de    temporada;  la  de  Casares  reformada  por  suscripción,  que 
ha  encabezado  el  Diputado  á  Cortes  D.  Fernando  Merino;  la  de 
Villamanin  débese  á  D>  Ruperto  Sanz;  y  las  restantes  se  hallan 
**n    mal    estado  y  en  locales  alquilados» — Sanea  Colomba  de 
Curu  crío  (I.ÜÍÍ9  habitantes):  8  escuelas  mixtas  y  de  temporada. — 
Vatclclugueros  (1.031  habitantes):  9  escuelas  mixtas  y  de  tem- 
porada.— Valdepíelago  (1.174  habitantes):  9  escuelas  mixtas  y 
de  temporada. —  Vatdetya  (352  habitantes):  3  escuelas  mixtas 
y   de    XempoTaáüi.—  Vcgacercera  (940  habitantes):  5  escuelas- 
mixlas   y  de  temporada.—  Vegaqttemada  (1,693   habitante?): 
*J  escuelas  mixtas  y  de  temporada.— Respecto  de  algunos  locales 
de  escuelas  de  esie  partido  judicial,  se  indica  ser  detestables 
bajo  el  punto  de  visla  pedagógico  é  higiénico. 

Vi  llaf ranga  del  BiERZO,  -  Yillaf ranea  del  Bíerzo  (4424 
habitantes):  4  escuelas  de  niños,  4  de  niñas  y  1  mixta;  en  loca- 
les alquilados  y  defeeluosos.— Arganza  (2,061  habitantes):  i 
escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  4  mixtas  y  de  temporada.—  Val- 
boa  (1.276  habitantes):  2  escuelas  mixtas. — Bargas  (2,357  ha- 
bitantes); 3  escuelas  mixtas.— ifr/7a/-¿c9a  {926  habitantes):  3  es- 
cuelas mixtas  y  de  temporada.  —  Cacabelos  (2.180  habitantes); 
2  escuelas  de  niños  y  2  de  niñas;  en   locales  mejorados  de  que 
carece  el  pueblo  de  Quilos.— Camponaraya  (1.456  habitantes): 
1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  3  mixtas  y  de  temporada,  unas 
instaladas  en  las  consistoriales;  en  otras  de  los  pueblos  se  han 
acometido  mejoras  y  lodas  dejan  que  desear.—  Candín  (2.188 
habitantes):  1  escuela  mixta  y  de  temporada;  en  mal  estado.— 
Carraecdelo  (2  7¿8  habitantes):  3  escuelas  de  niños,  3  de  ni- 
ñas y  2  mixtas  y  de  temporada.  —  Candían  (3,856  habitantes): 
1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  6  mixtas  y  de  temporada.  —  Fa- 
bero  (1.155  habitantes):  5  escuelas  mixtas  y  de  temporada. — 
Oencia  (2.426  habitantes):   1  escuela  de  niños,  1  de  niñas  y  5 
mixtas  y  de  temporada,— Paradascca  (2.208  habílanlcs):  1  es- 
cuela de  niños,  1  de  niñas  y  5  mixtas  y  de  temporada;  en  mal 
estado.—  Peranzanes  (i, 702  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1 
de  niñas  y  6  mixtas  y  de  temporada;  en  mal  estado  y  locales  de 


' 


—  494  — 

alquiler.—  Saucedo  (1,007 habitantes):  2  escuelas  de  ni 

niñas  y  1  mixta  y  de  temporada.  —Sobrado  6  Porl 

1 1  164  habitantes);  6  escuelas  millas  y  do  temporac 

délo  (2,174  habitantes):  1  escuela  de  niños,  1  de  ni 

tas  y  de  temporada.  —  Valle  de  Finoll 

Moreda  (2.086   habitantes):  2  escuetas  de  pii 

2  mixtas  ó  de  temporada.  —  \  rega  de  Espié 

les):  2  escuelas  de  niños,  2  de  niñas  y  1  mixta  y  d 

—  Vega  de  Valen  r  ve  I  (3.574  habitantes 

2  de  niñas  y  5  mixtas  y  de  temporada;  en  m. 

decanes  (2,361  habitantes):  S  escuelas  de  nif< 

mixtas  y  de  temporada— Las  escuelas  de  este  partido 

en  bu  mayoría  las  condiciones  necesarias;  por  lo  peñera 

local  es  bueno,  pocos  son  regulares  y  muchos  pésitfc 

Las  anteriores  muy  sucintas  notas,  como  lo  ¡mpn 
de  este  capítulo,  si  se  refieren  en  lo  principal  al  ni 
cuelas  y  estado  de  los  locales,  reflejan  indirecta  pero 
otras  muchas  deficiencias   escolares  relativas  al 
todo  y  materia  pedagógicos,  que  ni  ni  pueden  des 
departamentos  semejantes,  cuyos  directores  están 
pobremente  dotados  en  consonancia  con  los  huim 
mientos  donde  desenvuelven  su  misión  transcendental 
variable  clasificación  de  escuelas,  su  frecuente 
desta  categoría  por  reclamaciones  del  magisterio 
cías  del  censo  de  población  (no  atendidas  muí 
Ayuntamientos)  se  desistió  de  más  detalles  en  los 
anteceden, 

Breves  también  serán  las  siguientes  indicado! 
otras  primarias  escuelas  especiales. 

Las  de  Párvulos  no  se  hnn  desenvuelto  has l a 
cercanos,  porque  en  [as  capitales,  villas  y  pueblos  de  Q 
portancía  de  Oviedo  y  León  aún  perduran  las 
«de  amigas* ,  donde  los  pequeñuelos    permanecen  enl 
horas  enteras   salmodiando  rezos  duran  ¡Li- 

ciones de  sus  padres.  No  transcendió  á  h 
laescuelade  párvulos  iniciada  por  el    benen 
Madrid  é  impulsada  por  los  Hres     Montesino,    D 
otro.-,  cuando  la  Sociedad  encargada  de  preparar 


;¡inos. 
ero  el 


-495- 
^icación  del  pueblo,  las  Conferencias  de  Lasagra,  los  artículos 
ele  Mesonero  Romanos,  las  gestiones  de  Gil  y  Zarate  y  varias  dis- 
posiciones oficíales  para  arraigar  tan  convenientes  centros  do- 
centes en  aquel  período  memorable  de  1831  á  1850;  y  no  es  de 
extrañar,  porque  no  resultaron  afirmados  categóricamente  en  las 
Leyes  de  1857  y  efímera  de  1808,  aunque  ya  se  había  dictado 
el  R.  D,  de  3  de  Agosto  de  1853  y  subsistía  la  primitiva  y  Nor- 
mal Escuela  de  Madrid,  donde  se  hicieron  ensayos  del  método 
froebeliauu,  que  implantó  en  España  el    respetable  Sr.  Castro. 
Desde  1882  se  encomendó  acertadamente  esta  enseñanza   ü  las 
maestras,  previos  esludios  especiales;  medida  que  sufrió  diferen- 
tes vicisitudes,  aunque  al  fin  predomina  en  su  tendencia  funda- 
mental. No  se  han  de  describir  aquí  las  actuales  deficientes  es- 
cuelas de  párvulos,  que  en  su  interior  y  exterior  necesitan  radi- 
cal reforma. 

La  de  Oviedo  fué  creada  por  el  Alcalde  D.  Matías  J.  Cónsul 
é  inaugurada  en   1860  eon    116  niños  de   ambos  sexos  en  de- 
partamento del  antiguo  hospital  de  San  Juan,  "y  no  mucho  des- 
pués se  trasladó  á  olro  de  las  escuelas  municipales  del  Fontán, 
que  no  reúne  condiciones  para  su  destino.  El  Maestro,  que  lo 
viene  siendo  desde  la   fundación,  D    Urbano  Olay   desenvuelve 
la  enseñanza  bajo  sistema  ecléctico,  el  de  Montesinos  con  ejerci- 
cios de  Froebel,  y  á  sus  esfuerzos  se  debe  un  material  pedagó- 
gico bastante  aceptable:  pero  que  debe  completarse  al   mismo 
tiempo  que  se  lleve  dicho  centro  á  edificio  apropiado.  En  las 
Graduadas  prácticas,  después  de  la  reforma  de  1898,  hay  la  co- 
rrespondiente sección  con  niños  y  niñas  párvulos.  La  Escuela 
de  Párvulos  de  León   ha  merecido  elogios  desde  su  creación 
en  1864  por  el  Alcalde  D.  Pablo  de  León  y  Brizuela,  procuran- 
do su  apertura  en  1866,  venciendo  toda  clase  de  dificultades, 
D.  Salvador  Muro  y  Colmenares,  presidente  de  la  Junta  provin- 
cial de   Instrucción  Pública.    La  de  Gijón  se  debe  al  benéfico 
D.  Mariano  Suárez  Pola,  que  la  dispuso  en  su  Memoria  testa- 
mentaria de  1879,  «estableciendo  una  Escuela  de  párvulos  para 
recojer  los  niños  de  menestrales  y  jornaleros  del  pueblo  mien- 
tras van  á  sus  trabajos»,  escuela  asilo  que  el  Ayuntamiento  gijo- 
nés  ha  organizado  (1)  con  celo   y  enconando  á  las  Hijas  d¿  la 

(i)     Acta  de  la  Junta  provincial    de    Beneficencia  pirticilar  do   O/i'cJíJjjd  de   Abril    de 
1903  con  informe  del  autor  de  la  presente  Historia. 


t  J  ti  Li  c 

:iehrs 


—  496  — 
Caridad  en  1892.  En  otros  pueblos  se  han  enlabie 
escuelas  de  párvulos,  como  en  Cudillero,   Gozón,  ¡ 
proyecto  en  la  villa  de  Aviles,  y  en  algunas  Io< 
á  cargo  de  congregaciones  religiosas  euaTV: 
cesidad  y  á  la  Ley,  debieran  crearse  en  m&s  pueble 
y  León. 

Kespecto  a  las  aulas  de  adultos  pueden  repe 
bras  del  Sr.  Gil  y  Zarate  escritas  hace  medio  sL 
las  de  adultos  no  se  conocen  todavía  en  España,  sino 
blecimicnlos  destinados  á  suplir  la  falta  de  instra 
en  los  que  han  dejado  de   adquirirla  durante  su  infar 
escuelas,  que  sirven  de  complemento  á  las  elemental" 
afirmar  a  los  jóvenes  en  la  instrucción  adquirida,  yi 
filiarla  en  los  ramos  que  tienen  aplicación  n  1 
I ¡ :m  logrado  establecerse;  y  aun  bajo  el   primer  a 
cuenlran  tampoco  grandes  simpatías*  (1).  La  Ley  de 
de  su  fomento  y  las  determinó  en  pueblos  de  m&í 
mas  y,  apesar  de  su  utilidad  y  transcendencia,  no 
de  Oviedo  hasta  1862  por  el  Alcalde  D,  Ramón 
mendándose  esta  enseñanza  especial  al  docto  inaesirt 
flr  la  Vallina;  y  seguidamente,  por  esta  époi 
cuelas  nocturnas  para  adultos  en  Gijón,  León  y   i 
des  más  sin  fijeza  en  ocasiones;  porque  hub  1 
creaciones  y  supresiones,  dispuestas  ó  tole¡ 
pios,  mientras  que  otras  veces  han  subsistido  po; 
lusiásrao  de  algunos  maestros.  En  este  punto  es  Li 
de  la  Junta  provincial  de  Primera  enseñanza  de  ( I 
viembre  de  18f>s  a  Mayo  de  1871)  el  impulso  que  dio 
tos  de  su  instituto  (2)  y  principalmente  á  las  escuelas 
que  desde  entonces  arraigaron  más  en  la  pi 
mismo  tiempo  en  León,  aunque  allí  en  las  escuela 
por  el  invierno,  es  frecuente  la  a  adult 

íi)     Gil  y  Zarate:  /V  Ai  Jnitrmctán  ¿úbtka  dt  Hifinü 

(íi      V¿a«: 

■Memoria  more  el  fotado  y  progresa»  de  li  Iü*in 
Primera  en ^c nanzú  de  l.t  Provincia  de  Ovici  •   i  la  K*cm,i. 

mUma,  (Oviedo--  Imi.    de  Eduardo  Una  — « 

E*  Je  iciuÍF  [jue  no  *c  cvitimiire  U  publíc  temí   ilj    tía 
IcrOAnK  Mi'iirm.i,    rce'iirvrrnl.ilíte  \t  «t   su    tvxia   y  ilifer 
Junt.i  D,  Pedro  I  .    \\.M. ■,.  prt  Silente,   P 

I   p  L>    SAnii.ip-1.  Kuiz  (.icuiki.,,  n.  Clai 
Jrr  Üiaí,  D,  SamKu  Alvares  MontcquÍní  ü«  R.ifuel  García  Andrcs 
lío  UAptt,  Secretorio. 


^^ 


—  497  —       • 

ñámente    se  favoreció  más  y  mejor  la  enseñanza  de  Adultos 
en  el  R.  D.  de  25  de  Mayo  de  1900,  en  Institutos  y  Escuelas  Nor- 
males, y  en  el  Reglamento  orgánico  de  Primera  Enseñanza  (ar- 
tículos 84  á  86)  de  6  de  Julio  del  mismo  año  y  en  el  R.  D.  de  26 
de  Octubre  de  1901;  sin  embargo  no  resulta  constante  y  extendi- 
da en  principales  términos  de  Oviedo  y  León,  como  se  desprende 
de  los  datos  estadísticos  y,  antes  por  el  contrario,  es  frecuente  la 
resistencia  de  Ayuntamientos  al  pago  de  la  gratificación  á  que, 
por  este  trabajo  extraordinario  y  penoso  tienen  derecho  los  maes- 
tros.   Por  último,  es  de  recordar  otro  R.  D.  de  17  dq  Agosto  de 
1901  del  Ministro  Sr.  Conde  de  Romanones,  creando  en  los  Ins- 
titutos las  mencionadas  Escuelas  elementales  nocturnas  para  obre- 
ros (las  de  ampliación  en  los  ramos  que  tienen  mayor  aplicación 
á  cada  localidad,  recomendadas  por  el  Sr.  Gil  y  Zarate)  con  Nocio- 
nes de  Gramática  castellana,  Francés,  Aritmética,  Geometría, 
Geografía,  Física,  Agricultura,  Química,  Técnica  industrial,  Ca- 
ligrafía, Contabilidad,  Moral  social,  Rudimentos  de  Derecho,  His- 
toria patria,  Higiene  y  Dibujo,  con  matrícula  gratuita  y  asisten- 
cia obligatoria  para  los  matriculados. 

Aparte  de  la  acción  oficial,  iniciativa  de  variada  procedencia 
se  ha  manifestado  igualmente  en  favor  de  la  enseñanza  de  adul- 
tos. El  pensamiento  de  escuelas  nocturnas   y  dominicales  para 
obreros,  que  desde  1880  tenía  establecidos  en  Oviedo  el  presbíte- 
ro D.  Jesús  Flórez  Villamil,  fué  ampliado  en  1885  y  dio  origen  al 
«Circulo  escolar  ovetense-de  Obreros  Católicos*,  bajo  la  advoca- 
ción de  San  José,  institución  que  ha  favorecido  con  local  y  pro- 
tección el  Rvmo.  Sr.  Martínez  Vigil,  obispo  de  la  diócesis,  y  con 
incesantes  auxilios  el  Sr.  D.  Policarpo   Herrero,  extendiéndose 
aquella  á  centros  análogos  de  Gijón,  Noreña,  Siero  y  Ujo,  que 
tienen  importantes  matrículas.  En  Llanes  sostiene  útilísima  es- 
cuela nocturna  de  Artesanos  el  Senador  Sr.    Parres  Sobrino, 
continuando  la  meritoria  obra  de  su  Sr.  Padre.  En  favor  de  las 
adultas  prestan  grandes  servicios  las   o  Escuelas  dominicales» 
donde  concurren  sirvientas  y  jóvenes  del  pueblo  recibiendo  edu- 
cación é  instrucción  adecuadas  á  su  clase,  como  en  la  de  Oviedo 
llamada  de  la  Concepción  al  fundarse  en  1869,  hoy  denominada 
de  Santa  Eulalia  de  Mérida,  y  establecida  en  el  piso  bajo  del  pa- 
lacio episcopal;  la  de  Gijón,  organizada  en  1872;  y  otras,  conta- 


-49»- 

das,  en  localidades  del  distrito  donde  alguna? 
se  lian  impuesto  este  trabajo  extraordinario  de  la  er 
minieal  de  mujeres  (1).  Y  no  debe  omitirse  el  n 
ras  de  Guisasola,  de  Oviedo,  que  han  'ido 

importante  Escuda  da  Adultas  y  de  uta 

enseñanzas  muy  merecedoras  <h 

La  enseñanza  d(-  Sordo  mu 

Sociedad  Económica  Matritense  ini m  Lí 

miado  y  .sigue  en  la  Corte  con  su  última  organiza 
y  en  pocas  capitales  más  (2)t  la  tuvo  Oviedo  d 
en  un  Colegio  pensión,  dirijido  por  el  ma 
Fermín  Zabalota  y  Chueca,  en  lo  cali 
do  subvención  municipal  á  petición  de!  catedral 
D.  Adolfo  Buylla,  y  de  otras  corporación!  itros 

sislió  por  breve  liempo,   Conviene  restablecer  ur 
loga  en  Oviedo  y  León,  ruando  menos,  ya  qi 
de  estos  centro?,  eíi  la  K  nlral  de  Madrid 

pecial  de  métodos  y  procedimientos  de  1;  -   ei 
do-mudos  y  ciegos  al  que  puedei 
tos  asi  lo  deseen  y  hayan  cumplido  I  le  17  añi 

por  esta  ciudad  del  Sr.  Za  lia  lela  d  ordarse^ 

de  alumnos  internos,  medio  pensionistas  y  externo 
rebajas  á  los  desgraciad  excelentes 

su  rápida  duración.  Gijón  subvenciona  una  ensefi 

Entre  las  nuevas  direcci  -  de  la  I 

están  las  Colonia-  escolares,  que  patrocina  y  dirigí 
dicho,  el  Claustro  universitario  de  '  \vh  I 
que  la  institución  está  asegurada  entre  nosotros 


(i  i     Vi%in«¡ 

—Rcgi**tttnto   •  oUr  de  übrcí 

—    Ai  en  ta    apertura  <ti-  ím  cfait»  i  ■ 

U.  Mni]|ict    V 
,  dimana,  i  »<i  ij  4  > . 
nrjj  prunuii 

p9t    > 

por  el  i  j.    r[,    \'r.  Mi 

. 
JL'rc*  deOvitdo;  dirigidas  yoi  ..I  >i     Ü 
D*  Coi>cc[KÍrii   Kcu.ililt¿  y  D,  -ir  .  . .   [  ■       i 
n¿\   eM  i  di  l 

[t|       El    1-'.;.:1 I>>  .J-.    Ov|i  'l.  < 

'•t  «tabletuí 


lg<  J57. 


—  499  — 

asi  la  meritoria  obra  de  Mr.  Bion  «haciendo,  como  dijo  el  céle- 
bre pedagogo  de  Leipzig  Dr.  Gozte,  una  verdadera  guerra  desde 
el  punto  de  vista  físico  é  intelectual  al  incremento  del  proleta- 
riado degenerado;  y,  cuando  las  Colonias  de  vacaciones  lleven 
veinte    años  seguidos,  en  las  cepas  inferiores  del   pueblo  de 
nuestras  grandes  ciudades  habrá  seguramente  más  fuerza  y  sa- 
luz,  más    vigor  natural  y  más  alegría *.  Las  Colonias  escolares 
son  como  defensoras  murallas  contra  la  vida  miserable  y  mina- 
dora del  raquitismo,  una  institución  de  higiene  preventiva,  según 
manifiesta  Blayac,  en  provecho  de  los  niños  débiles  de  las  es- 
cuelas   primarias,  de  Jos  más  pobres  entre  los  débiles,  de  los 
más  merecedores  entre  los  más  pobres.  Las  Colonias, asturianas 
\um  de  imitarse  y  extenderse  por  varias  localidades  de  la  pro- 
vincia, como  se  han  extendido  á  León  desde  1895  bajo  la  direc- 
ción de  una  Junta  compuesta  de  los  Sres.  D.  Manuel  Diz  Beree- 
doniz,  ingeniero,  Pallares  y  Nuevo,  médicos,  Diaz  Giménez  y  Re- 
dondo, catedráticos,  y  Diez  Canseco  (L),  Secretario.  De  igual  ma- 
nera de  Ja  de  Oviedo,  la  Colonia  escolar  leonesa  se  organizó  con 
donativos  oficiajes  y  particulares;   ha  escojido  también,  como 
centro  de  operaciones,  el  puerto  de  mar  de  Salinas  (Castrillón) 
y  quienes  quieran  conocer  los  satisfactorios  resultados  de  la  fi- 
lantrópica empresa  lean  la  detallada  relación  del  viaje  de  los 
colonos,  dirijidos  por  el  celoso  Maestro  D.  Benito  Blanco  y  Fer- 
nández, con  la   descripción  de  la   casa,    plan  de  vida   (aseo 
personal,  desayuno,  comida,  cena,  obsequios,  playa,  baño  y  jue- 
gos) excursiones,  trabajos  escolares,  regreso  y  resultados  inte- 
lectuales y  físicos  de  la  Colonia  etc.  (1).  Y  en  años  sucesivos  ha 
continuado  la  benéfica  institución. 

El  cuadro  de  cultura  popular  en  Asturias  y  León  hasta  aquí 
bosquejado  con  las  instituciones  de  carácter  público,  que  á  ella  ^ 
se  consagran,  debe  completarse  en  estas  páginas  con  una  breve 
idea  de  la  enseñanza  privada  que,  al  lado  de  la  pública  y  en 
competencia  y  cooperación  provechosas,  subsiste  en  todos  los 
pueblos  como  manifestación  propia  de  personal  derecho.  Sabido 
es  que  la  enseñanza  primaria  es  libre,  que  todos  los  españoles 

(i)     Véase: 

—  «Colonia  escolar  leonesa;  Excursión  de*i895»;  Memoria.  (León,  iinp.  de  H.  Miñón). 
También  es  interesante: 

— 'Cartilla  sanitaria  para  las  Colonias  escolares  del  Ayuntamiento  de  Bilbao*  por  el  doctor 
Enrique  García  de  Aucos  (Bilbao;  190a). 


e  la  i 
ayud 
s  qu 

inó  d 


-  500- 

pueden  ejercerla,  asi  como  e-  r  y  dirigir  escuelí 

glo  ¡i  las  ley  orno  por  o(ra  parle,  la  acción  tal 

lora  del  Estado  se  manifiesta  circunsiann. 
islilla  la  privadü  enseñanza  da  todo   pui 
digna  del  apoyó  y  80l¡dtud  de  Jos  pueblos.  Ella 
parle  en  el  progreso  nacional,  ha  sido  causa  de 
ción  docente  y,  si  no  debe  ser,  como  igualmente  la  [ 
sorvedora,  preponderante  y  exclusiva  dentro  y  ayud 
Estado,  la  Ley  debe  ampararla  hasta  los  límites 

-nía .libertad  bien  entendida. 

VA  ilusione  Duque  de  Rívas  trataba  de  este  piol 
vació»  de  miras  en  la  Exposición  de  motivos  de  si 
dios  de  1836  y  exponía  con  claridad  cuestión  de 
deuda  en  España  y  oíros  países,  no  de  ahora  síüÍ 
no  en  la  natural  ponderación  y  equilibrio  con  veniente 
supremacía  de  una  sobre  la  otra.  Preténdese  por  la  pi 
solicitud  de  Sociedades,  Asociaciones  y  Congregación* 
nados  privilegios  y  hasta  un  monopolio  sin  razón  qu« 
mente;  porque,  si  en  casos  aislados,  tal  enseñanza 
excepción  y  ante  apatías  de  la  iniciativa  oficial 
aunque  aparente  organización  oficial,  al  disponer  c 
que  el  Es  lado  no  facilita  con  tal  largueza,  no  es  en  e 
perforo!  mucho  menos  á  la  enseñanza  pública.  Yi 
nías  atendida  que  fuese  esta  oficial  en  personal,  medi< 
condiciones;  fiscalizada,  corno  debiera  ser,  la  privadi 
mentó  ni  menos  ahogo  por  el  Estado,  al  cumplir  Rema 
su  misión  educadora  é  ineludibles  deberes  para  la  int< 
Poder  civil,  el  problema  lomaría  sus  naturales  propo 
bien  de  la  cultura  nacional,  Llevada  la  cuestión  en  c 
opuestas,  según  el  tira  y  afloja  de  nuestros  partidos 
incesantes  cambios  ministeriales,  no  es  fácil  resol ?■ 
mente  el  litigio,  siguiendo  asi  la  lucha  y  también  la 
con  las  dilaciones  y  prórrogas  conseguidas  en  el  cumpl 
tan  acertadas  medidas,  como  las  dispuestas  en  D 
de  Octubre  de  1868,  29  de  Septiembre  de  187 
de  L°  de  Julio  de  1902,  incumplimentado  (1), 


i  1 }     De  ésta  y  otr^ i  reforma,*  trata  el; 

— *Di»eur»o  leído  en  la  Univenídaii  de  &ahrci4nca   en  la  inauguración 
3    por  ti  M  ¡imito  dtlDfiruitfión  Pública  y  Bellas  Artes,  Enano,  Sr,  Conde  i 


-  Soi  - 
Concretando  ahora  la  materia  á  la  realidad  de  los  hechos, 
tal  cual    se  ha  manifestado  la  enseñanza  primaria  privada  en 
Asturias  y  León,  los  datos  estadísticos  expresan  su  extensión  é 
importancia  comparadas  con  la  pública,  apreciando  cifras  no 
elevadas  dé  escuelas  y  concurrentes,  repitiéndose  aquí  el  mismo 
cuadro  que  en  otras  provincias.  Ante  la  deficiencia  de  la  Escuela 
pública  de  primeras  letras,  con  local  reducido  y  sin  condiciones, 
Ínfimo    material,  excaso  desarrollo  y  apretada  matrícula,  surge 
la  privada  con  mejores  elementos  materiales  algunas  veces  (prin- 
cipalmente por  empresas  ó  corporaciones),  y  á  ella  acuden  alum- 
nos de  familias  pudientes,  distanciándose  asi  de  los  niños  po- 
bres, cuando  es  de  transcendental  interés  social  que,  confundidos 
ricos  y  menesterosos,  sin  diferencia  de  clases,  sin  más  categoría 
que  la  aplicación  y  el  trabajo,  asistan  juntos  á  las  escuelas  del 
pueblo  con  finalidad,  que  debe  perseguirse  y  se  alcanzará  segura- 
mente, siempre  que  la  acción  del  Estado  sea  lo  que  debe  ser  en 
instrucción  pública.  A  este  objeto  de  unión  y  progreso  se  revela 
hoy  en  todas  partes  la  tendencia  del  Poder  civil  á  asimilarse  es- 
tos establecimientos,  llegando  al  trust  de  la  instrucción  popu- 
lar, si  vale  la  frase  (1). 

Ya  se  mencionaron  en  el  capítulo  anterior  (2)  los  primeros 
Colegios  particulares  establecidos  en  la  segunda  mitad  del  siglo 
pasado,  que  tenían  sección  de  primera  enseñanza  para  niños  y 
niñas;  y  en  años  sucesivos  fueron  muy  reputados  en  Oviedo 
los  organizados  por  la  ilustrada  Sra.  D.°  Justa  Traver  y  su  doc- 
to esposo  D.  Antonio  Bellmunt,  Sras.  Martínez  Marina,  Sres.  Iz- 
quierdo y  otros  varios  en  León,  Gijón,  Aviles,  Astorga,  etc.,  exten- 
diéndose igualmente  las  escuelas  privadas  á  diferentes  localida- 
des de  mayor  y  menor  importancia,  en  una  y  otra  provincia, 
dándose  también  el  caso  de  Ayuntamientos  que  las  subvenciona- 
ban cuando  no  tenían  recursos  bastantes  para  sus  propios  esta- 
blecimientos escolares.  En  párrafos  anteriores  tratando  de  escue- 


(tl  Con  esta  y  otras  consideraciones  del  texto  coinciden,  entre  diferentes  folletos  modernos, 
las  •Memorias  leídas  tu  los  actos  de  distribución  de  premios  á  los  alumnos  de  las  Escuelas  mu- 
nicipales del  Ayuntamitnto  de  Bilbao»  en  1901  y  1902  por  D.  Juan  U.  Migoya  y  en  1903  por 
D.  Manuel  Agustino. 

Asimismo  es  notable  por  sus  datos  y  observaciones  la  •Mrtttoria  sobre  el  proyecto  de 
reorganización  escolar  presentada  al  Excmo.  Sr.  Ministro  de  Instrucción  Pública  y  Bellas  Artes 
por  el  Delegado  regio  de  Primera  Enseñanza  de  Barcelona  D.  Pedro  G  Marístany  (Barce- 
lona, 1903). 

(a)    Véase  págs.  330  y  449. 


'.'I*»|'U 


—  502  — 

las  de  adullos  se  mencionaron  algunas  no  debidas 
t ración  pública. 

Va  ijuc  no  por  su  carácter  privado  sino 
la  iniciativa  particular  y  á  instituciones  difer» 
del  Estado  [si  bien  interviniendo  éste  directa  o  inci 
lian  de  apuntarse   aquí   otros  eslableciinienl 
escolares,  algunas  de  patronato,  asimilables  y  couipu 
ciertos  CASOS  al  ctmdfO  de  la  enseñanza  püblii 
nará  mejor  con  la  observancia  del  R,  D.  de  1 
y  de  otras  varias  disposiciones. 

Desde  luego  merece  mencionarse  por  diado 

a  *u  cumplimiento  se  habían  adelantado  diferí 
el  importante  ti  D.  de  25  de  Mayo  de  U 
nblro  Sr.  íi arria  Alix.  Impuso  a  loa  pairónos 
lores  de  establecimientos  industriales  y  fabriles  la  con 
una  hora  de  tiempo  á  los  obreros    menores  de  díe 
para  que  se  instruyan,  y  á  los  jefes  de  estabtecímic 
gan  de  150  oper  adelante,  la  obligación 

sostener  una  eseuela  elemental.   Hace  ya  basl. 
¡  con  éxito  la  que  los  Srcs.  Duro  y  Corapai 
ron  te  sus  talleres  en  la  Felgnora  de  Langreo 

funcionan  escuelas  análogas  en  el  mismo  concejo  p< 
presas  «Hullera  de  carbonea  asturianos 
nos»,  «Carbones  de  la  Nueva»,  y  «Martínez  Kivas»;  \ 
la  «Fábrica  de  Mieres»,  «Minas  del  Peñóos,  «Minase 
ñire,  ^Hulleras  del  Turón*,  t< Hullera  española»  y  *M 
Comidas»,  en  Hieres»  por  otra  de  la    Fabrica  de  Miercs 
cena  de  Quiros;   por  la   «Unión  hullera  metalúrgica  o,  1 
por  la  de  «Santa  Bárbara»  é  *  Industrial  asturiana 
de  Oviedo;  por  lado  o  Fernández  Nespralo,   en  8 
Rey  Aurelio;  y  por  las  *  Fabricas  nacionales  de  armas, 
bia  y  Oviedo, 

También  en  diferentes  localidades  del  Distrito  mu 
se  han  levantado  otras  fundaciones  escolares,  bien  rec 
más,  debidas  á  nobles  impulsadores  de  la  cultora 


U\    Véaic; 

PUcttrsi*  Icldii  ni  el   acto  de  la  ^pcttiuR  de  las  tictidas  de  N 
poffoftSiK».  Duro  y  CofnpaAia,  ep  La  tVJguera,  y  F¿£t*\mcMt&At,\&  mi>mí  lUvíetl 


—  503  — 

manera  que  en  otras  regiones  de  España  se  han  visto  favoreci- 
das con    la  implantación  de  centros  docentes  de  importancia 
v  instalación  envidiables,  como  las  de  Llodio,  en  Álava,  por  el 
primer  Marqués  de  Urquijo;  las  de  D.  Lucas  Aguirre,  D.  Valentín 
Sotes  y  los  recientes  grupos  Escolares  debidos  á  ilustres  perso- 
nalidades  en  Madrid;  la  de  la  Real  Maestranza,  en  Sevilla;  y  la 
Colonia  escolar  del  «Ave  María*  del  ilustre  catedrático  Presbí- 
tero D.  Andrés  Manjón,  en  Granada.  A  tener  espacio,  hiciérase 
aqui  breve  indicación  de  éstos  y  análogos  establecimientos  de 
España  (no  muchos,  porque  en  nuestra  patria  sigue  dormida  ó 
recelosa  la  iniciativa  particular)  y  se  ha  de  apuntar  tan  solo  el 
ideal  pedagógico  del  insigne  canónigo  del  Sacro  Monte  que,  como 
se  ha  de  ver,  ha  comenzado  á  iniciarse  en  Asturias.  «El  pensa- 
miento de  estas  Escuelas  -  dice  el  Sr.  Manjón— -es  educar  ense- 
ñando, hasta  el  punto  de  hacer  de  los  niños  hombres  y  mujeres 
cabales;  esto  es,  sanos  de  cuerpo  y  alma,  bien  desarrollados,  en 
condiciones  de  emplear  sus  fuerzas  espirituales  y  corporales  en 
bien  propio  y  de  sus  semejantes;  en  suma,   hombres  y  mujeres 
dignos  del  fin  páTa  que  han  sido  creados  y  de  la  sociedad  á  que 
pertenecen.  No  se  dirá  que  no  está  aquí  bien  definida  la  educa- 
ción moderna,  íntegra,  y  tal  cual  los  mejores  pedagogos  desean 
que  se  dé  á  la  juventud».  «Para  conseguí  rio — añade  el  fundador 
—  recibimos  en  nuestros  jardines  escolares  á  los  niños  desde 
tres  años,  y  no  los  dejamos,  si  ellos  no  nos  abandonan,  hasta 
que  no  estén  colocados  en  su  casa,  y  nunca  del  todo.  Se  trata, 
pues,  de  ver  lo  que  consigue  una  buena  educación  continuada, 
para  mejorar  razas  y  pueblos  degenerados  y  para  perfeccionar 
á  los  que  no  lo  estén  tantoo  (1). 

He  aquí  ahora  las  modernas  fundaciones  de  escuelas  en  As- 
turias y  León;  siendo  de  desear  que  su  ejemplo  cundiese,  y  las 
gentes  opulentas  y  de  buena  voluntad  concurrieran  á  la  obra 
caritativa  y  social  de  enseñar  al  que  no  sabe. 


(i)  Los  primero*  y  notables  trabajos  del  Sr.  Manjón  sobre  «El  pensamiento  del  Ave  Ma- 
rta, colonia  escolar  permanente  en  los  Cármenes  del  camino  del  Sacro  Monte  de  Granada» 
(Granada.,  1900)  han  sido  reimpresos  con  inclusión  de  trabajos  posteriores  por  el  ilustrado  Pres- 
bítero D.Joié  Comas,  canónigo  magistral  de  Covadonga  en  nueva  tirada  asturiana: 

— Las  Escuelas  de  Manjón.  (Discurso  del  Sr.  Oláriz;  Memorias  de  Granada;  la  Escuela  de 
Sargentos;  la  Extensión  Mariana;  la  Escuela  de  Cora  o,  etc.),  edición  de  propaganda  publicada 
por  El  Pensamiento  de  Asturias.  ^Oviedo;  imp.  de  Navarro  Hermanos,  190»). 

33 


Provincia  lie  Oviedo 


Ayjlés. — Aviles:  Escuela  asilo  de  Afíí 
D.  Sergio  Suare¿¡  en  1894  para  treinta  niñas  lu 
murió  sin  ultimar  su  pensamiento 
del  Santo  Ángel.  Análoga  Escuela  asilo  de  la  vil  le 
osla  sostenida  por  las  Señoras  ile  la  coofc 
lJaul  desde  1903.  —  Cuatrillón:  escuelas  dtí  Ra 
alegres  edificios;  la  de  niños,  cri 
Galán  y  la  de  niñas  por  su  hermano  D,  Bernaa 
que  proyecta  oirás  fundaciones  d<  en 

pió  de  su  naturaleza.—  G  escuelas  de 

pitamente  instaladas  en  buenos  locales,  Alo? 
Ututo  del  Sanio  Cristo  del  Socorro,  fundadas»  Lien  bal 
sostenidas  desde  1870  por  so  genero?  i  D  Mai 

rea  Pola,  á  quien  se  debe  Lambí* 
jjílulo  adicional);  pero  manifestó  predilección  pr 
miento  de  estas  dos  escuelas,  en  términos,  qm 
ción  corriera  peligro  por  bajas  del  capital  fundni 
dos  públicos  del  Estado,  la  escuela  de  niños  p¡ 
miento,  sosteniéndose  á  toda  cosía  la  de  niña; 
quedase  (1).  Escuela  de   //■ 
Barco:  Escuela  mixta  de  la  Arena,  de  funda* 
patronato  de  D,  Ramón  Suarez  Iivcluu 

Belmo.\te+-  Salas:    Escuela  ua?  pairo naío 
dríil,  fundada  en  1898  por  el  Presbítero   D 
güeras,  con  buen  edificio  y  renta  anual  de  L8Í 
la  particular  de  niñas  de  Aiallecina,  fui 
D.  José  Habió  en  hermoso  local  y  con  renta  de  I  l 
Torergn:  excelente  Colegio  gral 
latinidad,  in;- talado  en  magnífico  edificio  por 
lanío  González  Quintana,  de  lu  ,n  renta 

tas  en  valores  del   Estado,  hoy   mermada  por   la 
1 .250;  está  á  cargo  dé  cm  Sacerdote. 

Canoas  de  Qnis.- Cangas  tic  Ottís;  I 
Alvares  de  las  Asturias»,  fundada  en  Coran  por  i 


u  leal 

i  Mai 


\t\     Vc.i,*  jig,  495- 


—  5o5  - 
Llanos  y  Alvarez  de  las  Asturias,  inaugurada  en  2  de  Enero  de 
1900,  y  es   un  establecimiento  modelo  al  que  asisten  niños  de 
Corao,  lsongo,  Intriago,  Soto  de  Cangas,  Telena,  Coraín,  Cueto, 
Celorio,    Mestas,  Soto  del   Ensertal,   Perlleces,   Coraó-Castillo, 
Paroro,   San  Martin  y  Cardes.  El  benéfico  y  entusiasta  erector 
dispuso  la  Escuela  en  el  mejor  edificio,  que  para  el   caso  halló 
en  el  amado  puebltf  nativo,  de  convenientes  condiciones  peda- 
gógicas  y  le  transformó  todavía  más  para  el  objeto,  cerca  del 
camino  real  y  rodeado  de  bosque,  campos  y  rio.  Allí  se  abrió 
escuela  diurna  de  niños  y  nocturna  para  hombres,  siguiéndose 
\>ara  los  primeros  el  sistema  mutuo  y  mixto,  aunque  predomi- 
nando el  mutuo  por  el  gran .  número  de  alumnos.  El  programa 
de  enseñanza  (lectura,  escritura,  Doctrina  cristiana,  Aritmética, 
Geometría,  Gramática  Castellana,  Geografía,  labores,  principal- 
mente agrícolas)  se  desarrolla  con  procedimientos  prácticos  au- 
xiliados por  rico  y  completo  material  docente,  que  el  genero- 
so protector  enriquece  todos  los  días  con  lo  mejor  de  su  clase 
de  España  y  del  Extranjero,  en  correspondencia  incesante  é  ins- 
tructiva con  el  celoso  Maestro,  profesor  de  vocación,  al  mismo 
li^tnpo  que   con  su   sobrino  D.  Leandro  Llanos,   Alcalde  de 
Cangas   de   Onís,  que  con  amoroso  celo,  secunda  y  extiende 
las  instrucciones  del  bienhechor  de  Corao.  Los  niños  reciben 
premios  mensuales  en  metálico  para  recompensa  de  su  aplica- 
ción y  aliciente  de  asistencia  desde  pueblos  lejanos,  aunque  por 
si  mismo  los  atrae  aquella  Escuela,  rica  de  medios,  alegre  y 
atractiva  por  las  condiciones  en  que  se  desenvuelve  y  rige;  pero 
la  mayor  recompensa  es  el  honor,  que  se  concede  al  alumno 
más  adelantado,  de  colocar  y  quitar  la  bandera  española  en  la 
puerta  del  establecimiento.  Cuatro  cursos  de  Septiembre  á  Julio 
van  fenecidos;  entra  en  el  quinto  la  «Escuela  de  D.  Rodrigo 
Alvarez  de  las  Asturias  o;  y  los  exámenes  verificados  en  Agosto 
acusan  cada  día  los  más  brillantes  resultados  de  institución  que 
debiera  ser  repetida  en  Asturias  y  en  toda  la  nación.  No  se  trata 
únicamente  de  una  Escuela  primaria,  sino  de  centro  especial,  que 
sin  perder  aquel  carácter,  sirve  y  prepara  á  los  alumnos  hacia 
la  vida,  ya  acondicionándolos  para  la  emigración   á  América, 
que  aún  sigue  en  la  provincia,  como  principalmente  para  los 
trabajos  agrícolas  á  que  han  de  dedicarse  en  su  mayor  número 


—  5'  ' 
los  niños.  Allí  arraigóla  «-fiesta  del    Arí  ■ 
como  se  debiera,  Los  j  han  pli 

maderables  y  fruíales  ú?  varias  clase 
agrícolas  en  la  huerta  de  Hueña,  con  culi 
y  con  diferentes  abonos  minerales  para  com] 
cosechas  por  parcela  y  hectárea,  compn ■■ii«h»-n« 
do  los  gastos  de  callivo  y  recolección,  raí 
Hacen  también  observaciones  con  hígróraetr 
mómetro;  ejercitan  la  apicultura;  crian  gusí 
lemas;   redactan  la  ero  nica  de  los 
dad  y  su  vecindario;  acusan  el  movimiento 
curtida  feria  de  Mayo;  asisten  con  sus  padres 
nocturnas;  y,  en  una  palabra,  se  insb 
rren  y  trabajan  satis  or  el  perqué  de  D, 

ñedo  de  D.a  Amalia,  asi  llamados  por   la  madre 
fundador  benemérito.  Tiene  la   Es 
Ijhjos  referentes  á  aquélla  (estados,  oficio*,  parir- 
les, conferencias,  ele,);  rfgese  por  un  Reglo  me  Dio 
como   sustancioso  y  práctico,  bien  diferente 
dos  é  incumplidos  estatutos  tl<>  i 
mase  el  Maestro  ejecutor  de  la  laudable  obra  p< 
rao,  D.  Antonio  Nava,  anles  funcionario  en  I: 
vidada  enseñanza  publica  y  que,  al  frenlc  del  eer 
Sr  Llanos,  eslá  manifestando  las  tnejoi 
rienicmonto  ba   obtenido  el  primer   premio  d 
por  sus  experiencias  agrícolas  le  adjudicó  el  I 
Valencia,  en  el  segundo  concurso  de  pn 
primaria.  Y  el  ¡5r.  D.  Eduardo  de  Llanos  Ib 
ciosal  cercano  puebiccíto  de  Onao;  donde  había   pti 
cuela  temporera,  convertida   desde   1002  en 
inamienin  acudieron  los  vecinos  de  dielio  pueblí 
Perllece?,   que  ahora  pueden  instruir  mejor 
renovada  é  inspeccionada  por  el  Maestro    de  Con 
como  ésta  de  menaje  suficiente  y   bueno  diém 

mente  la  enseñanza  elemental  ú  las 
del  Árbol.  Cuantos,  comino  de  Covadongí 
dación  palriótiea,  que  lieva  el  nombre  de  mernor 
tonino  (cual,  entre  otros,  el  ilustre  Sr.  Maujóiv 


—  5°7  — 

inolvidable    con    manifestación   del  sistema  pedagógico  grana- 
dino) ensalzan,  como  se  merece,  la  nobilísima  empresa  acome- 
tida con  humildad  y  silencio,  porque  no  es  rico  ni  mucho  menos 
D.  Eduardo  para  imponerse  tales  sacrificios  y  desprendimientos. 
Al  escribir  estas  líneas,  apartándome  de  toda  obligación  y  grati- 
tud al  señor  Llanos,  he  de  limitarme  á  poner  aquí  el  mas  sentido 
y  caluroso  aplauso  para  las  fecundas  obras  de  Corao  y  Onao, 
ejemplo  y  norte  que  deberían  seguir  tantos  y  tantos  para  levan- 
tar y  regenerar  esta  España  abatida  (1).  ¡Qué  no  solamente  en 
los  labios   debe  tenerse  el  amor  á  la  patria,  porque  obras  son 
amores,  y  más  las  obras  que  se  cimientan  en  la   escuela  dig- 
na de  este  bendito  nombre! — Aniieva:  (véase  pág.  423). —Pa- 
rres: D.  Ángel  Caso  (véase  pág.  468)  del  comercio  de  Madrid  y 
natural  de  RcmelUn,  aconsejado  por  su  hijo  D.  José  y  por  el 
Párroco  D.  Ceferino  González,  construyó  en  aquel  pueblo,  en 
1895,  un  local  para  la  Escuela  incompleta  de  niños,  cerca  de  la 
capilla  de  San  José,  que  también  había  reedificado,  y  subven- 
cionó al  Maestro  con  200  pesetas  y  al  menaje  con  un  crédito 
prudencial.  Años  después,  en  memoria  de  su  dicho  hijo  falleci- 
do, y  cuando  se  elevó  á  completa  la  mencionada  Escuela,  de- 
terminó D.  Ángel  construir  otro  edificio  para  la  enseñanza  de 
niñas,  dolando  á  la  Maestra  con  500  pesetas  desde  1901.  Enton- 
ces el  Presbítero  D.  José  Comas,  profesor  del  Seminario  de  Val- 
dedios  y  hoy  Magistral  de  Covadonga,  entusiasta  de  la  obra  Ma- 
riana de  Granada,  inclinó  al  Sr.  Caso  para  procurar  una  Maestra 
de  la  Escuela  especial  ó  plantel  de  Sargentes  (Burgos)  debidos 
igualmente  al  sabio  catedrático  D.   Andrés  Manjón,  que  vino  á 
Asturias,  estuvo  en   Auseva  y  visitó  á  Romellin,  sucediéndose 
después  diferentes  circunstancias  para  que  el  benéfico  Sr.  Caso 


(i)  Fomentando  por  otros  medios  la  cultura  popular,  D.  Eduardo  de  Llanos  y  Alvarez  de 
la*  Asturias  viene  public  indo  en  Londres  excelentes  cuadros,  bellamente  litografiados,  que  repar- 
te después  profusamente  á  los  principales  centros  docentes  y  á  las  escuelas  primarías  de  Astu- 
iWs  y  oirás  provi.icia*.  Lj;  aparecidos  hasta  ahora  contienen  vistas  y  detalles  interesantes  de 
Covadonga,  Corao,  Cangas  de  Onis,  Oviedo,  Gijón,  edificios  escolares  de  este  concejo;  intere- 
.■*ntes  cuadros  por  curso»  de  las  escuelas  de  Corao  y  Onao;  regiones  de  Cangas  de  Onís,  Gijón, 
Sicro  y  Langrco,  tomadas  del  Mapa  de  Schulz;  sondeos  de  carbón  en  Hüerces,  de  Gijón,  por 
los  5 res  Fclgucroso  Hermano*;  inventario  de  las  maderas  de  Asturias;  apunte  de  la  Escuela  de 
Carrandi;  mapa  forestal  de  Cajigas  de  Onis;  objetos  curiosos  de  la  colección  arqueológica  de 
I)  Sebastian  de  Soto  Cortés.  Kscucla  asturiana  de  Capataces  de  Minas,  Hornos  y  Máquinas  en 
Micre?;  etc  ,  etc.,  formando  la  más  bella  colección  con  muy  útiles  enseñanzas.  Como  se  vé,  la 
emprcs.:  pedagógica  del  Sr.  Llanos  es  altamente  plausible. 

Va  cu  coiuicn/os  del  pasado  !>i¿;lo,  en  1808,  otro  ilustre  miembro  emparentado  con  la  casa 
Je  Corao,  L>.  Felipe  Posada  y  Soto,  Dignidad  de  la  S.  I.  Catedral  de  Oviedo,  fundó  una  Escue- 
la en  Cangas  de  óni*,  cuyas  rentas  debieran  esclarecerse. 


I  A   '<*' 


—  |08  — 

solicítase  del  Director  de  la  Culón  ¡a  del  9 
sora,  que  dotó  con  775  pesetas,  viniendo  I)  '  \ 
te  Gallo.  Así  desde  1902  tiene  Romell 
M;iría*  ó* mejor  dicho,  dos,  porque  el  Mai 
IJedraces  hizo  un  viaje  á  los  cftrn  anadino 

la  nueva  y  admirable  pedagogía,  que   puso  en  pn 
mi  á  Parres.  Con  el   profesor  di  din  mar 

Cura  del  inmediato  Casliello  D.  José  lí.  de  la  Fu 
que,  al  retornar  de  la  hermosa  ciudad  del  Genil 
manos  á  la  obra  dé  enseñar  por  el  sistema  Maojtf 
gre  campo  de  la  iglesia  todos  los  días  reúno  mucha 
tro  parroquias,  que  se  instruyen  y  educa; 
De  esta  suerle  entró  en  Asturias  la  meritísiiBa  obra 
jón,  gradas  á  los  Sres,  Caso,  Comas  (i)  y  auxilia 
'  con  ftjénrplosque  ha  repercutido  en  1  Janes.  Vatdés 
Colunga,  Cabrales,   San  Martin  del 
llamamientos  de  personal  de  Granada,  &  que  o* 
el  i  lustre  pedagogo  ileJ  Ave  María, 

Castropol.-  Completai 
datos  se  Eiizo  en  la  pá  eoela 

Itn  de  Tapia,  se  a  provee]  lugar  para 

fundadores  en  1789  fueron  D    Diego  Paos  v  D."  t 
nnndex  de  la  Arena  dotándola  con  una 
modernamente  ha  sido   vendida  por  el   Estado,  qu 
Ayuntamiento  en  1886  una  inscripción  por  7  I 
intereses  han  bajado  por  arreglos, 
pesetas. 

Gwón. — Gijón:  Escuelas  de  Sania  Doradia  y 
ñora  de  los  Dolores.  (V<  ágs,  952, 

D.  Acisclo  Fernández  Vallin  *  Buslíllo, 
397,  398,  46á  y  172)    fallecido  en  18HB,  deiermiD 
mentó  de  1890  que  la  mitad  dfj  las  acciones  del  B 
ña  existentes  á  su  nombre  cuando  falle 
fundación  y  sostenimiento  de  un  t  Asilo  de  niñas 
Santa   Laureana»,   en  las  cercanías  de  Gíjób, 
las  instrucciones  dadas  á  sus  testamentarios 


lt)     V.  4.  503 


—  5<>9  — 
en  testamento  ológrafo  no  dispusiera  otros  detalles  y  circuns- 
tancias para  la  institución.  El  generoso  Sr.  Vallin  levantó  y  ha- 
bilitó magnífico  establecimiento  en  Somió  para  dicho  asilo,  al 
que  también  destinaba  algunos  cuadros  de  mérito  después  de 
donar  otros  al  Museo  nacional  de  pinturas  de  Madrid  y  al  Insti- 
tuto de  Jovellanos.  La  fundación  de  Santa  Laureana  no  está  to- 
davía ultimada. 

Infiesto. — Infleslo:  En  la  reciente  y  acertada  reforma  de  la 
obra  pía  del  Alférez  Blanco  (véase  pág.  295)  por  los  actuales 
señores  Marqueses  de  Vistalegre  se  ha  establecido  una  buena 
Escuela  primaria. 

Laviana.— Langreo:  D.  Antonio  Velázquez,  de  la  Sociedad 
^ftvwo-Felguera»,  estableció  en   1902  en  magníficos  y  amplios 
locales  una  Escuela,  dirijida  por  ocho  Hermanos  de  las  Escue- 
las Crislianas  de  San  Juan  Bautista  de  la  Salle,  á  la  que  asislen 
más  de  500  niños  con  los  mejores  resultados  por  la  excelente 
organización  y  medios  de  estas  completas  aulas  de  la  Felguera. 
San  Martin  del  Rey  Aurelio:  Con  subvención  de  10.000  pe- 
setas del  Ayuntamiento  y  30.000  donadas  por  D.  Policarpo  He- 
rrero,  Sociedad  «Duro  Felguera»,    Marquesa   de  la   Isabela  y 
de  Camposagrado,  Párroco  de  San  Andrés  de  Linares  (D.  Nico- 
lás Arguelles,  que  estudió  en  Granada  y  practica  en  Asturias  el 
procedimiento  pedagógico  del  Ave  María)  y  varios  particulares 
se  ha  construido  amplio  y  hermoso  edificio  para  Escuela  de 
párvulos  en  la  Obscura,  ya  en  ejercicio  cuando  aparece  este  li- 
bro, dirijido  por  Hijas  de  la  Caridad,  y  que  será  dotado  del  me- 
jor material  y  sostenido  por  los  indicados  donantes  y  una  sub- 
vención municipal  de  1.000  pesetas. 

Lena.— Qw/rtf.s:  El  Iltmo.  Sr.  D.  Bernardo  A lvarez  Terrero 
y  Valdés  fundó  por  su  testamento  de  1889  una  Escuela  de  pri- 
mera enseñanza  superior  en  Villamarcel,  de  la  que  es  patrono 
y  administrador  el  Diputado  provincial  D.  Manuel  Nieto  de  la 
Fuente.  La  institución,  bien  regida  por  excelente  reglamento  (1), 
da  los  mejores  resultados,  que  no  alcanzan  las  preceplorias  de 
latin  instituidas  por  el  mismo  caritativo  procer. 


(i)     Véase: 

—  «Fundación  de  la  Escuela  de  primera  enseñanza  superior  en   Villamarcel,  concejo  de  Qui* 
ró<  .  bases  y  reglamento.»  (Oviedo,  imp.  de  A.  García,  1896). 


Li;akca.—  \  Ed  1002  fueron  ioaugur 

de  Cancro  las  escuelas  de  niños  y  niñas  debida* 
miento  del  Sr.  D.  Eduardo  Pérez  de  la  Fañosa,  qi 
rerer  así  al  pueblo  de  la  naturaleza  de  BUS  padir 
miento  tiene  todas  las  condiciones  pedagógicas  rnodci 
elegante  y  salida  construcción,  en  las  habita* 
tes  de  Maestro  y   Maestra,  bien  retribuidos  (el  | 
dente  de  las  Escuelas  del  Sacro  Monte  de  Granad 
ra  de  la  Normal  de  Madrid),  en  las  hermosas  aul; 
mejor  menaje  y  en  su  acabada  organización  ron  un  r 
modelo  en  los  de  su  clase,  que  hace  honor  al  ilu- 
dido fundador.  Los  vecinos  de  Busto  y  pueblos  pr 
cen  á  este  bienhechor  cuyos  levantado»  sentimii 
cen  en  tan  noble  obra  pedagógica,  -  í)    José  v  i 
sa  y  Pérez  del  Rio,  fallecido  el  primero  en 
y  el  segundo  en  Oviedo  en   1898,  dejaron   en  su 
oü-ÍXJO  pesetas  para  la  Escuela  de   Ca&ietlm 
rroquia  de  Cañero;  y  el  Ayuntamiento  de  Valdés  ¡ 
trega  del   legado  para  su  debido  cumplimiento 
Juan  Pérez  García,  apodado  el  i  Trinquete  .  natuí 
en  Tese,  de  Viilapedre,  logró  ímp< 
arriesgados  trabajos  y  modestos  deslinos  en  el  pi 
liana,  Por  sus  ultimas  dispos 
correr  con  largue/a  á  parient  nprovinciítta 

destina  15.000  pesos  en  favor  de  loa  pobres  de  la  pa 
suma  que  destinó  el  codicilo  para  fines  bel  en  i 

dad,  a  juicio  de  sus  testamentarios  los  Sres.  D- 
Llanos,  D.  Rafael  de  la  Cruz  y  D»  Ignacio  de  Saniia 
yantaran  un  hermoso  edificio-colegio  en  la  menett 
sia,  inaugurado  en  1889,  designando  en  1894 
trunos  al  llluio,  Obispo  de    la  I  al  St\ 

Catedral  y  al  Alcalde  de  i  h  u  do  \   como  vocales  .b-  i 

:j  a  los  señores  Alcalde  y  Arcipreste  de  Navia,  t 
Villapedre  y  mayor  contribuyente  de  la  e  nali 

ta  anual  de  la  fundación  «Pérez  fiari  (a 
lámina  intransferible  de  la  Deuda  nacional  pi 
maestros,  menaje,  premios,  misas  por  el  fundado] 
vistos;  los  profesores  lian  de  ser  maestros  supci 


nos  n< 


nctum 


-511- 
tulo  se  dispensa  á  los  Sacerdotes,  que  pueden  ser  nombrados, 
como  los  actuales,  para  dicho  magisterio.  Y  el  reglamento  deter- 
mina las  condiciones  de  la  enseñanza,  principalmente  católica, 
en  favor  de  los  niños  y  niñas  de  Villapedre  y  parroquias  próxi- 
mas. 

Llanes.-  Llanes:  Las  Escuelas  cristianas  de  la  Arquera, 
en  las  cercanías  de  la  villa,  fueron  ultimadas  realizando  el  pen- 
samiento del  generoso  D.  Manuel  Cué  Fernández,  natural  de  di- 
cho barrio,  y  fallecido  en  Santander  en  1899.  Alzaron  su  viuda, 
la  Sra.  D.a  María  Abarca  y  Junco  y  Sres.  Pola  Várela  y  Junco 
Caso,  albaceas,  un  bello  edificio  dedicado  á  la  instrucción  ele- 
mental   necesaria  para  el  comercio  y  trabajos  á  que  se  consa- 
gran en  América  los  jóvenes,  que  abandonan  su  pais  natal  en 
busca  de  mejor  porvenir,  y  lo  pusieron  bajo  la  dirección  de  los 
Hermanos  de  la  Doctrina  Cristiana.  Desde  1901  reciben  allí  edu- 
cación   completamente  gratuita  140  alumnos  de  siete  años  en 
adelante,  pobres,  de  la  villa  de  Llanés  y  pueblos  de  la  Portilla, 
Parres,  Pereda,  Galguera,  Soberrón,  San  Roque,  Purón,  Andriñ 
y  Cué;  y  podrán  admitirse  otros  10  con  módica  retribución.  El 
establecimiento  se  halla  montado  á  gran  altura.  Por  voluntad 
del  finado  bienhechor  Sr.  Cué  se  gastaron  200.000  pesetas  pró- 
ximamente en  el  elegante  instituto  y  sus  dependencias,  fincas  que 
le  rodean  y  completo  material   de  enseñanza;  para  su  sosteni- 
miento se  han  impuesto  120.000  pesetas  nominales  en  un  título 
de  la  Deuda  del  Estado;  y,  siendo  fundación  de  carácter  pura- 
mente privado,  está  regida  por  un  patronato  familiar,  que  ejerce 
actualmente  la  señora  viuda  de  Cué  á  la  que  sucederán  sus  so- 
brinos. IíOs  resultados  de  la  Escuela  de  la  Arquera  son  hasta 
ahora  altamente  satisfactorios. — En  la  parroquia  de  Hontoria  se 
levanta  el  Colegio  ó  Escuelas  de  Cardoso,  debidos  al  espléndido 
D.  Francisco  del  Hoyo  Junco,  del  comercio  de  la  Habana,  donde 
adquirió  gran  fortuna,  que  dedicó  al  morir  para  un  establecí, 
miento  de  enseñanza  en  la  capital  de  la  Gran  Antilla  y  otro  en 
su  patria  y  casa  nativas  del  dicho  Cardoso.  Este  se  inauguró  en 
1888,  bajo  la  advocación  de  San  Pedro  y  Santa  María,  formando 
la  Junta  patronal  los  señores  Alcalde  de  Llanes,  Párroco  de 
Hontoria  y  Director.de  la  enseñanza,  que  comprende  amplias  es- 
cuelas de  niños  y  de  niñas,  y  asignaturas  de  comercio  con  pro- 


fesorea  bien  dotados,  aunque  el  eátal  leja 

por  otros  conceptos  y  conviene  refori  una  mar 

y  pedagógica  para  que  la  institución  del 

itajas,  que  redund 
u  tan  importante  como  la  del  Valle  de  San  J 
morí,  de  Barros  agorará  sil  upare 

tente  escuela,  mixta  por 
dirigidos  por  Siervas  de  San  José,  de 
jo  el  sistema  íedimientoa  granadinos  del  A 

el  infatigable  Sr.   Manjón  dirige  y  auxili 
ción.  Débese  al  celo  y  ardor  del   Presbítero  D.  < 
de/  de  la  Vena,  catedral  ico  del  Seminario  < 
en  unión  de  h>s  entusiastas  vecln< 
personas  caritativas,  que  han  contribuido  on  fu 

la  suscripción  y  utros  con  materiales  y  trabajo,  ¿ 
una  obra  importante  por  el  ampl  lobiendfc 

patio,  hulera,  etc.,  teniendo  las  escuetas  buco 
livo  del  animoso  Sr.  Fernández  de  la  Vega  La* 
morí  eslan  llamadas  a  próspero  porvenir,  en  bien  de  loa 
comarcanos, porque  también  es  de  esperar  q< 
para  su  desarrollo  contribuyan   hijos  de  la  localidad  fl 
en  América.     Kn  Cabra 

ños  y  ninas  de  Inguanzo   fin  habilite 

en  IK70  por  D,  Juan  de  Alonso  Huerdo,  nal 
que  organizó  D*  Vicente  Alonso* — Kn  Petlai 
vecinos  de  Suañ  ron  en  1000  una  i,  -que 

con  auxilios  de  -.  auseí  mar, 

mente  D.  José  Noriega  Vega,  asi  corno  <  lela 

de  Cimfano  eató  sostenida  por  su  vecindario 
0?iEno.  —  Oüiedo:  Colegio  universitario 
letas.    (Véase    pfig    139),— La  Sra    I)."  I 
Ararobarri,  de  San  Sebastian,  viuda  de  P,   Han 
«¡íidlo,  natural  de  Lorinna  de  Oviedo,  abrió  en  i' 
parroquia  rural  una   Escuela  denominada    de  Nucí 
de  los  Dolores*,   realizando  ;im.  con  los   pfc 
finito  esposo,  li  propios  en   montuna  de 

luja  I) !l  Dolores*  Con  excelentes  [danos  del  nota 
La  íiuai'dia,  la  distinguida  Sra,  de  I 


—  513  — 
bello  edificio  destinando  una  de  sus  aulas  para  enseñanza  de  ni- 
ñas, á  cuyo  efecto  dotó  la  clase  de  cscojido  menaje,  y  sostiene 
una  Maestra  dotada  con  900  péselas  y  casa  en  el  piso  superior; 
mientras  habitación  y  aula  iguales  son  para  un  Maestro  y  los 
niños  de  la  Escuela,  correspondientes  á  aquella  parroquia,  de- 
pendiente del  Ayuntamiento  de  Oviedo,  á  quien  se  arrendó  tan 
magnífico  local  por  tres  pesetas  anuales.  La  benéfica  dama  doña 
Cristina  Fernández  rije  hoy  la  instrucción  femenina,  que  se  dis- 
pone á  ultimar  con  reglamento  y  medios  duraderos,  que  han  de 
ser  seguramente  expresión  de  su  caridad  y  un  recuerdo  imbo- 
rrable de  su  grata  memoria  y  de  la  del  marido  é  hija  llorados. 

Pravia. — Pracia:  La  Excma.  Sra.  D.a  Ramona  Valdés  y  de 
los  Ríos,  viudadel  Senador  D.  Pedro  de  Salas  Omaña,  úllimo 
representante  de  esta  antigua  casa,  donó  para  satisfacer  sus 
sentimientos  caritativos  el  palacio  de  aquel  nobiliario  solar  y  te- 
rrenos adyacentes  en  el  lugar  de  los  Cabos,  parroquia  de  San- 
tianes,  con  el  exclusivo  objeto  de  prestar  allí  la  enseñanza  pri- 
maria y  gratuita  á  todos  los  niños  y  niñas  de  aquella  región,  en 
donde  naciera  la  ilustre  fundadora.  En  1868  se  estableció  el  Co- 
legio, que  lleva  el  título  «de  Nuestra  Señora  del  Carmen  de  los 
Cabos»,  encargándose  de  la  enseñanza  algunos  Sacerdotes  auto 
rizados  por  el  Excmo.  Sr.  Obispo  de  la  Diócesis,  hasta  el  año  de 
1900  en  que  principiaron  y  continúan  al  frente  de  las  escuelas 
los  R.  R.  P.  P.  Benedictinos,  los  cuales  ayudan  además  al  Pá- 
rroco de  Santianes  en  su  ministerio  pastoral  por  encargo  espe- 
cial de  la  erectora.  La  Comunidad  sostiene  también  una  Maestra 
para  la  Escuela  de  hiñas.  —  Can  clamo:  Bajo  la  denominación  de 
«Escuela  García»,  se  ha  establecido  en  San  Román  un  centro 
docente,  fundación  patriótica  de  los  Srcs.  D.  Francisco  y  D.  Ra- 
món García,  generosos  hijos  de  dicha  localidad,  con  el  fin  de 
que  los  jóvenes  del  concejo  puedan  adquirir  la  instrucción  nece- 
saria para  dedicarse  al  comercio  y  á  la  agricultura.  Fué  inaugu- 
rado en  190J  con  profesorado  de  primera  enseñanza  escogido 
en  Madrid,  única  que  se  podía  atender  hasta  que  los  niños  estu- 
viesen bien  preparados;  y  otro  fué  nombrado  en  el  presente 
curso  para  enseñanza  superior  y  secundaria,  como  en  lo  sucesi- 
vo serán  nombrados  los  que  se  necesiten  para  idiomas,  ciencias 
exactas,  etc.  El  magnífico  edificio,   de  tres  pisos,   reúne  las  apc- 


-  514  — 

iecibles  condiciones,  que  exigen  la  higiene  y  pedagogía  para  las 
aulas  indicadas,  tiene  habitaciones  del  magisterio,  jardin  y  huer- 
ta y  además  una  finca  próxima  destinada  á  granja  agrícola.  Los 
beneméritos  Sres.  (Jarcia  son  dignos  de  acendrada  gratitud  de 
cuantos  amen  la  cultura  popular.—  Cudillero:  Ya  se  mencionó 
(Véase  pág.  330)  el  centro  de  instrucción  popular  de  esta  villa. 
D.  Bernardo  G.  lío  bes  donó  un  edificio  y  costeó  las  obras  nece- 
sarias para  establecer  la  Escuela  práctica  «de  San  Dionisio*  á 
la  que  doló  con  una  renta  anual  de  1.000  pesetas. — En  el  pueblo 
de  la  Magdalena  lo*  Sres.  D.  Onesto  Batalón  Rodríguez  y  Her- 
manos fundaron  é  inauguraron  en  el  presente  año  de  1903  1a 
«Escuela  y  capilla  de  San  José»,  construyendo  un  excelente  y 
amplio  edificio  en  bella  situación  con  tan  benéfico  destino  de 
enseñanza,  que  se  desarrolla  por  programas  prácticos  y  acerta- 
do reglamento  bajo  la  dirección  de  Maestro  y  Maestra,  bien  re- 
tribuidos. Las  Escuelas  están  habilitadas  de  completo  y  nuevo 
material  pedagógico,  y  el  sistema  mixlo  es  el  que  se  sigue  en  la 
organización  de  esta  noble  obra  á  la  que  los  Sres.  Batalón  se 
dedican  con  amoroso  entusiasmo. 

Tiseü*  —  Tifteo:  La  Escuela  de  la  Trapa  en  Brañalonga 
fué  dispuesta  en  1868  por  D.  Luis  Rico,  amante  hijo  de  la  loca- 
lidad; pero  no  resulta  esclarecida  esta  fundación. 

Villavigiosa.—  Yiilaviciosa:  La  modesta  Escuela  de  7a- 
:ones  fué  obra  benéfica  en  181 4  por  D.  Manuel  Rivero  y  Batalía. 

Provincia  de  León 


Astorga,— Hospital  de  Orcigo:  El  ex-dipulado  á  Corles 
D.  Francisco  Fernandez  Blanco  y  Sierra  Pambley,  natural  de 
Villablino  y  vecino  i  le  León,  viene  distinguiéndose  por  amor  y 
celo  como  por  entusiasmo  y  desprendimiento  para  todo  cuanlo 
tienda  al  progreso  moral  y  material  de  aquella  provincia;  y, 
aparte  de  oíros  beneficios,  que  con  generosidad  incesante  ha 
dispensado  á  su  región,  mira  con  especial  interés  cuanto  se  re- 
fiere ala  cultura  popular,  creando  con  acendrado  patriotismo, 
varios  centros  docentes,  En  1890  ha  fundado  en  Hospital  de  Or 
go  una  Escuela  de  ampliación  de  primera  enseñanza  en  cxlen- 
Üficio,  dispuesto  con  acierto,  surtido  de  los  elementos  pe- 


—  5»5  - 
dagógicos  necesarios  y  con  habitaciones  para  el  magisterio,  bien 
retribuido.  Hay  también  cldse  especial  de  Agricultura  con  prác- 
ticas en  una  granja  próxima  para  trabajos  de  los  alumnos,  así 
como  las  niñas  se  dedican  á  toda  clase  de  variados  labores  de 
su  sexo. —  Quintana  de  Castillo:  la  excelente  escuela  de  Villa- 
meca,  también  debida  al  generoso  Sr.  Fernández  Blanco.  (Véase 
página  481). 

La  Bañeza.—  Laguna  de  Negrillos:  D.  Manuel  Alonso  y 
Mansilla,  vecino  de  Lima,  fundó  en  1816,  con  aprobación  regia 
y  bajo  el  de  patronato  y  administración  del  cabildo  eclesiástico 
de  la  misma  villa,  una  escuela  que  dotó  con  200.000  reales,  co- 
locados á  censo  consignativo,  disfrutando  el  maestro  3.740 
reales  anuales  y  hoy  825  pesetas. 

León. —  Onzanilla:  La  escuela  de  Torneros.  (Véase  página 
42b).— Garrafa  de  Torio  la  de  San  Félix.  (Véase  pág.  425). 

Murías  dk  Paredes. — Cabrillanes:  la  escuela  de  la  Riera. 
(Véase  pág.  425).—  San  Emiliano:  la  de  Candamuela.  (Véase 
página  425). —  Villablino.  Escuelas  de  Caboalles:  D.  Pedro 
Alvarez  Carballo  legó  un  capital  de  87.000  pesetas  nominales 
en  títulos  de  la  Deuda  perpetua  interior  al  cuatro  por  ciento  á 
fin  de  que  su  renta  de  3.500  pesetas  anuales  se  invirtieran  en  el 
pago  de  los  maestros  y  en  material  de  enseñanza  de  las  escuelas 
de  Caboalles  de  Abajo,  instaladas  en  edificio  de  nueva  planta, 
para  cuya  construcción  legó  también  10.000  pesetas,  aumenta- 
das por  los  celosos  testamentarios  y  por  D.  Juan  Alvarez  Carba- 
llo, el  hermano  del  benéfico  testador,  que  viene  asimismo  prote- 
giendo la  fundación  con  la  mayor  generosidad.  Tan  excelente 
institución,  regida  por  una  Junta  patronal  (señores  Párroco  del 
pueblo,  el  citado  D.  Juan  A.  Carballo,  un  vecino  de  Caboalles  y 
el  ex-ministro  D.  Eduardo  Dato  Iradier,  éste  en  representación 
de  la  testamentaria)  rigen  estas  escuelas  de  San  Pedro  para  ni- 
ños y  niñas,  constituyendo  un  Establecimiento  modelo  en  su 
clase  (1). 

Riáño. —  Osejar  de  Sajambre.  (Véanse  págs.  57  y  425). 
Villafran'CÁ  del   Bierzo:  Escuela  de  Villabuena.  (Véase 
página  426). 

(i)     Véase: 

— ^Reglamento  de  las  Escuelas  públicas  de  San  Pedro  en  Caboalles  de  Abajo».  ^Madrid, 
Romero,  inip.  *95). 


Los  anterior  y  alguno  mas,  tjoese  bal 

la  diligencia  puesta  en  juego  para  reunirlos  y  pu 

dieran  servir  de  ejemplo  para,  que  cuantos  ¡ 

I  vídeo  de  los  pobres,  pues  es  de  deplorar  (ju- 
no avaden  &  levantar  la  cultura  de  la  patria. 

Entre  tas  institución!  -  de  enseñanza  privad 

lado  ile  ía  pública  concurren  á  la  inslruc*  i  <*nal 

omitirse  la  prestada  por  las  Corporacione  algún 

lis,  que  (en  relación  con  «■]  Concordato  «le   I851,ar 
de  la  Ley  de  1857,  Decreta-Ley  de  1  í  de  Oetul 
de  27  de  abril  de  1882,  otras  disp  >si  It  D.  d» 

lio  de  1902)  contribuyen  también  ú  la  ens  primí 

May  escaiela  ó  complemento  de  la   i 

ifüirio  menor  de  Valdcdios;  en  loa   <  te  P« 

ñus  de  Uanes,  l.run  v    V  de  D.   Juan;  80  el  d< 

de  (Jijón,  en  el  de  los  Saccrd 
de  Villafranca  del  Bierzo;  en  el   Asilo  de  lin- 
de Oviedo,  fundado  por  el  Sr  Vinjoy;  en  las 

boa  de  Pravia;  y  en  las  de  Hermanos  de 
na  Cristiana  en  la  Arquera  de  Llanes  y  la  Fel| 

llenen  enseñanza  de  mujeres,  los  monas 
clausura,  de  la  \  i  ó  Saleaas  y  de 

■amento  o  «Adori  de  '  i\¡<  do; 

dedicarse  a  la   vida  contemplativa,  profesan  i, 
taita  de  ni  rías  en  el  Obispado  ti 
Astorga,  de  Sanoii  Espíritus  ¡ 
de  la  Anunciada  y  de  la  Concepción   y   ! 
San  José  de  Villafranca  del  Tuerzo;  las  fran 
rradfi;  tas  beroardas  de  San  Miguel  de  las  Dueñas;  In 
trátense*  de  Sania  Mana  en  Villoría  de  0  las 

de  Santa  Mana  d  o,  También  en   el  Distrito  uni 

hay  aulas  y  enseñanza  variada  de  niñas,  dirigidas  pe 
gaciones:  Hermanas  del  Santo  Ángel  de  Gijón,  Aviles 
Oviedo  y  Grado;  Hermanas  é  Bijas  de  la  Caridad 
Avile-.  Gijón,  Astorga,  Letin  y  Saliagftn;  Caí 
dad  de  Infiesto,  Villavieiosa  y  León;  Terciarias  domitw 
Allcr,  Mí  eres,  Saina,  lijo  y  Moreda;  Terciarias  de 
(Divina  Pastora)  de  Llanes  Valencia  de  D.  J  Villa! 


—  5i7- 
del  Bierzo;  Ursulinas  de  Jesús  en  Oviedo;  Siervas  de  María  ó  de 
Nuestra  Señora  del  Refugio  en  Oviedo;  religiosas  del  Buen  Con- 
sejo,   en  Aslorga;  y  Siervas  de  María  en  Ponferrada.  Igualmente 
debe  hacerse  aqiií  referencia  á  la  «Santa  Obra  del  Catecismo» 
de  niños  y  niñas,  fundada  por  el  inolvidable  Obispo  de  Oviedo, 
Sr.  Sanz  y  Forés  y  dirigida  en  sus  comienzos  por  los  Sres.  Fer- 
nández Castro  y  Cós,  actuales  Obispo  y  Arzobispo  respectiva- 
mente de  Mondoñedo  y  Valladolid,  escuelas  dominicales  de  Doc- 
trina Cristiana  extendidas  á  continuación  en  Gijon,  Aviles  y  su- 
cesivamente á  todas  las  parroquias  de  la  dilatada  Diócesis  de 
Oviedo  y  de  las  próximas  comprendidas  en  el  Distrito  universi- 
tario. 

Recientemente  se  han  establecido  escuelas  laicas  en  Oviedo, 
Gijón,  Trubia  y  León,  sostenidas  principalmente  por  Círculos 
democráticos,  que  á  su  misión  política  unen  con  entusiasmo  la 
de  cultura  y  enseñanza. 

Conviene  también  consignar  la  falta  de  disposiciones  termi- 
nantes para  crear  y  organizar,  — pues  no  basta  recomendar, — 
centros  de  instrucción  primaria  en  cuarteles  de  la  guarnición  as- 
turiana y  leonesa.  Sabido  es  que  vienen  á  filas  no  pocos  solda- 
dos, faltos  de  instrucción  elemental  que  les  ayudaría  á  compren- 
der mejor  Ordenanza  y  Táctica,  y  más  fácilmente  el  manejo  de 
las  modernas  armas  de  fuego,  de  alza  numerada.  Hay  en  los 
Cuerpos  academias  ó  escuelas  de  sargentos,  cabos  y  alumnos 
para  clases;  pero  debían  organizarse  de  un  modo  fijo  las  escue- 
las primarias  regimentales,  que  en  algunas  ocasiones  y  con  cier- 
ta periocidad  viene  sosteniendo  penosa  y  patrióticamente  el  ele- 
mento militar.  Tuviera  para  ello,  no  la  suma  insignificante  ó  no- 
minal que  ahora  se  facilita,  sino  los  suficientes  medios  persona- 
les y  materiales,  y  entonces  alcanzaría  vida  efectiva  y  continua- 
da la  escuela  de  primeras  letras  regimentaría  ó  de  cada  unidad, 
según  previene  el  Reglamento  para  el  Detall  y  Régimen  interior 
de  los  Cuerpos  de  ejército,  publicado  en  1896.  Se  ha  de  enseñar, 
dice,  á  lodos  los  soldados,  lectura,  escritura,  principios  de  Arit- 
mética, elementos  de  Gramática  y  principios  de  Religión  y  Mo- 
ral, éstas  á  cargo  del  capellán  de  cada  cuerpo  (t).  El  cuartel 


de  1866 


íi)     Artículo  343  del  tit.  I. 

Véase   el    art.  9.0,  tit.     XK1IT,    Tratado    II  de    las  Orclcnnnxai    y   R.  O.  de  21  de  Agosto 
1866. 


—  5i8  — 

debe  ser  complemento  de  educación  social,  aula  de  civismo,  que 
difunda  y  arraigue  el  amor  patrio,  el  hábito  de  la  obediencia,  la 
conformidad  al  sacrificio,  la  compenetración  y  solidaridad  de 
clase?,  la  aptitud  para  toda  organización,  condiciones  que  se  no 
tan  después  en  la  vida  publica  y  de  trabajo,  cual  sucede  en 
Francia  y  Alemania.  Ante  la  necesidad  del  servicio  militar  obli- 
gatorio, hay  que  crear  el  cuartel-escuela,  que  redimirá  de  la  ig- 
norancia á  miles  y  miles  de  hombres  é  infundirá  en  las  almas 
aliento  y  decisión,  que  atrofien  apatía  y  pereza  de  raza,  dotando 
á  la  pal  ría  española  de  moldados  y  defensores  inteligentes.  Li 
servicio  en  tilas  y  la  instruí \  aún  deben  organizarse  con  relación 
estrecha. 

Del  mismo  mudo,  los  establecimientos  penales  del  territorio 
de  la  Audiencia  de  Oviedo  y  de  la  de  Yalladolid,  por  lo  que  toca 
Oviedo  y  León,  debieran  estar  dotados,  conforme  á  los  últimos 
adelantos  penales  y  penitenciarios,  de  la  respectiva  sección  de 
enseñanza,  consignada  en  varias  disposiciones  y  últimamente 
por  el  R,  1).  de  *í  de  Junio  de  1901  al  realizar  el  sistema  penal 
progresivo  irlandés  para  que  los  penados  pasen  debidamente  por 
el  período  educativo  y  dé  trabajo,  y  su  corrección  y  redención 
sea  más  accesible  al  contacto  con  la  enseñanza,  que  dignifica 
y  levanta  loa  espíritus. 

V  presentado  <sn  huras  generales  el  cuadro  de  los  diversos 
centros  de  uishiaeion  piimaria  en  Asturias  y  León,  antes  de 
apreciar  su  airante,  segím  datos  estadísticos,  conviene  hacer 
mención  de  otros  organismos,  que  desempeñan  papel  principal 
bajo  el  punto  de  vista  administrativo  en  la  marcha  y  progreso 
de  nuestras  escuelas  de  primeras  letras. 

La  necesidad  de  la  Inspección  pública  de  estos  Centros  ya 
se  indicaba  en  el  reinado  de  Felipe  II,  según  se  manifestó  (1),  y 
aparece  establecida  en  Madrid  con  los  veedores  ó  visitadores  de 
la  Cofradía  ó  Hermandad  de  San  Casiano,  reinando  Felipe  IV, 
confirmados  por  Felipe  V  en  1743.  Antes  y  después,  las  anti- 
guas escuelas,  regentadas  por  el  Clero,  y  algunas  dependien- 
tes de  las  Justicias  de  loa  pueblos  no  eran  objeto  de  inspección 
tan  necesaria  para  acusar  periódicamente  su  estado  y  desarro- 
llo. En  1811  las  Cortes  encomendaron  la  vigilancia  escolará 


(ij     VáaAfl  f.ag.  4í3. 


-519- 

los   Ayuntamientos;  Calomarde,  en  1825,  á  los  Prelados,    Pá- 
rrocos y  Visitadores  extraordinarios  de  las  Juntas;  la  Instruc- 
ción de  1 834  á  las  Comisiones  de  provincia,  partido  y  pueblo; 
el  Plan  de  1836,  á  vocales  de  estos  Centros,  retribuidos  con  die- 
tas, para  apreciar  los  adelantos  y  métodos  escolares;  en  el  Plan 
de  Instrucción  Primaria  de  1838,  á  las  dichas  Juntas  provincia- 
les y  locales  por  medio  de  personas  de  dentro  y  fuera  de  su 
seno;  en  su  Reglamento  de  1839  se  encomendaba  la  visita  á 
personas  idóneas,  gratuitamente  hasta  que  pudieran  ser  retri- 
buidas; y  la  Regencia,  en  1841,  señaló  para  tal  función,  pagada 
á  personas  capaces,  técnicas,  con  preferencia  á  las  procedentes 
de  la  Escuela  Normal  ó  Seminario  Central  de  maestros.  Se  creó, 
por  fin,  en  1847  el  Cuerpo  de  Inspectores  de  la  enseñanzar  pero 
de  una  manera  deficiente,  que  no  mejoró  mucho  con  la  organi- 
zación de  1849  y  la  modificación  de  1857.  Se  proyectó  una  re- 
forma plausible  en  1887  y  la  institución  sigue  mal  organizada, 
con  principal  carácter  administrativo  burocrático,  siendo  ade- 
más insuficiente  (uno  por  cada  provincia),  poco  técnica,  inesta- 
ble, sin  independencia;  y  así  está  organizada  en  1889  y  con  Re- 
glamento de  1890.  Estos  defectos  de  cuerpo  tan  respetable  y 
útil  se  han  nolado  en  nuestro  Distrito  universitario,  como  en  los 
demás  de  España,  y  urge  aumentarle  y  dotarle  de  las  circunstan- 
cias y  medios  con  que  pueda  desenvolverse,  si  ha  de  responderá 
su  misión  transcendental  en  relación  técnico-administrativa  con 
los  Maestros  y  la  Superioridad.  Al  mismo  tiempo  falta  también 
la  inspección  médica,  como  en  Bélgica  y  otros  paises,  procuran- 
do la  visita  periódica  y  extraordinaria  de  los  médicos  municipa- 
les, porque  de  este  modo  se  evitarían  enfermedades  contagiosas 
y  se  instruiría  el  maestro  sobre  el  estado  de  salud  de  algunos 
niños,  que  hiciera  preciso  modificar  su  enseñanza  en  grado  de 
intensidad,  ó  aconsejar  á  la  familia  interrumpiera  la  educación 
durante  algún  tiempo  (1),  ó  disponer  alteraciones  en  el  edifi- 
cio y  organización  de  las  escuelas.  A  este  objeto  también  debe 
extenderse  la  inspección  del  Estado  sobre  las  escuelas  privadas, 
más  cuando  se  cumpla  el  R.  D.  de  1.°  de  Julio  de  1902,  y  mejor 


fi)  Sr.  Ledo  Eguiartc  en  el  «Discurso  Icido  en  la  Universidad  de  Valladolid  en  la  inaugu- 
ración del  curso  de  1903-1904»,  tratando  de  «la  importancia  de  la  educación  infantil,  sus  pro- 
gresos  en  el  siglo  Xlx  y  su  estado  en  España ». 

34 


—  $zo  — 
al  someterse  aquéllas  á  la  inspección  cúmplela  para 
como  públicas  en  el  cómputo  de  las  legales  muí 
anteriores  datos  y  consideraciones  de  carácter  na 
nen  á  las  provincias  de  Oviedo  y  León  (1). 

Otro  tanto  sucede  respecto  á  los  Jimias  pmvin 
lea  de  la  Enseñanza  primaria.  Aparecen  organizad 
el  repelido  Plan  y  Reglamento  de  Calomarde  con  amj 
tuiciones  de  inspección,  vigilancia,  exámenes,  censura*1 
maestros  y  alumnos,  en  relación  '  on  C 

y  Alcaldes  mayores,  contando  además  tres 
como  técnicos,  y  tanto  para  las  Locales  con  visitas ! 
predominando  en  unas  y  otras   el  elemento   civil.  U 
del  magisterio  ya  no  figuran  en  el  Plan  de  1& 
en  el  Reglamento  de  las  mismas  Juntas  de  1839  raodl 
reglamentadas  sucesivamente  en  ) 857,  1859,  1S> 
y  1901   para  ser  muchas  veces  ruedas  supe 
complicado  engranaje  administrativo  (2),  y  una  más  i 
Comisiones  honoríficas  y  gratuitas  en  las  que  el  1 
con  mejor  intención  que  acierto,  todo  lo  espera  d 
de  los  ciudadanos  en  un  pueblo  cerno  el  nuestro  donde 
amortiguada  la  acción  scJcial,  Con  propósito  de  |i 
de  renovar  las  Juntas  provinciales  y  municipales 
se  dictó  el  li  D,  de  2  de  Si  \  liembre  de  1902,  sq 
Juntas  provinciales  los  asuntos  administrativos  que  I; 
turalizaban,  los  cuales  pasafl  a  las  Secciones  de  I 
blica  y  Bellas  Artes  establecida»  en  cada  capital 
donde  se  suprimen  las  Locales.  Se  robu.^kve  la  constil 
las  respectivas  Juntas  y  se  IV  u  competencia,  i  E 

respondan  á  la  alta  misión,  que  se  les  encomien 
fianza  que  en  ellas  se  deposita   para  que  cumplan 


(< >    E<  tnujiv.ü  citar  i 
se  han  diiiinguufo  pot  su  i  v  adicidad  ti  Sr     Giirvii 

ctón  d  St.  Laguna*  nik-otr  i  -i.  I,' lujo  >:i..[isi-in.-    ilm 

COmO  ti    aCtUJit  D     Mu.iiit  L  <  *  i  I  viene  tJí  ii>  *,Ktrjiin[<i  <ii,t»-v  d> 

en  una  provincia  cuya  ioipeccii  itiva  ti  lau  difícil 

Qfta   iraUajo*  pr6fc*ío<  ..V-.  icckk  ;  ,   n-  i¡     . 
fcrríUci  V'^blícacinmci  pcriócfii 

En  Oviedo;  Ei  A*£itrMU#t  El    Uín*,  tí   .'.  i    tnttü 

tuiilid.ití  /,' 

En  I.cc-ii     La  Estüri*i  \i<  l,*ónA  íit  /ft'riu 
El  Distrito  Hjv/vrrj&arfr. 

{a]     Un  fuJidflo^rio  de  la  de  Ovíed 

— 'Guíll  del  Maestro  tic  Instrucción  priin.m>k  del  FWucip  «Jo  de  Al 
líSk.%  Arias-,  (Oviedo;  íjiip,  de  IVdreg.-ii;  1865]. 


velar  por  el  prestigio  del  magisterio  y  de  la  enseñanza,  de  es- 
timular á  los  padres,  de  procurar  la  creación  de  escuelas,  de 
atender  á  su  conveniente  distribución,  de  vigilar  por  la  higiene, 
de  formar  el  censo  escolar,  de  presidir  los  exámenes,  de  recom- 
pensar á  los  alumnos  y  á  los  profesores, .  de  congregar  á  éstos 
para  proponer  y  discutir  reformas  convenientes,  y  de  fomentar, 
en  fin,  la  instrucción  popular...  A  lado  de  los  vocales,  padres  de 
familia,  se  nombró  también  vocales  mujeres;  y  el  ministro  Con- 
de de  Romanones,  autor  de  la  reforma,  esperaba  confiadamente 
dejaran  de  ser  casi  inútiles  las  mencionadas  Comisiones  que, 
cual  lodo  lo  referente  á  Instrucción  primaria,  están  necesitadas 
de  radical  transformación  en  medios  y   finalidad,  y  requieren  la 
propia  y  debida  intervención  del  mismo  magisterio,  creando  or- 
ganismos alejados  en  lo  posible  de  tantos  otros  en  que  se  des- 
envuelven influencias  perniciosas,  personales  y  políticas  con 
que  se  manifiesta  el  llamado  caciquismo  provincial  y  local.  Por 
el  contrario,  modificado  y  levantado  que  sea  el  magisterio,  urge 
que  las  Comisiones  den  vida  y  autoridad  á   los  maestros,  por- 
que, tal  como  van  las  cosas,   conviene  crear  el  «caciquismo  de 
la  educación»,  sacando  del  mayor  mal  el  mayor  bien  posible, 
según  la  oportuna  frase  del  ilustre  escritor  Sr.  Navarro  y  Le- 
desma. 

Concretando  ahora  noticias  estadísticas  para  mejor  apreciar 
el  progreso  de  la  Instrucción  primaria  en  Oviedo  y  León,  el  dato 
más  antiguo  que  puedo  ofrecer  referente  del  Principado  de  As- 
turias es  de  los  últimos  años  del  siglo  xvur.  Según  censo  de 
1797,  había  en  esta  provincia  31  escuelas  públicas,  32  maestros 
y  1.550  alumnos;  4  escuelas  de  niñas,  4  maestras  y  82  alumnas; 
y  no  fué  dado  alcanzar  dato  igual  referente  á  la  comarca  leonesa. 
Mediado  ya  el  siglo  xix,  he  aquí  noticias  del  Diccionario  geo- 
gráfico de  Madoz  referentes  á  centros  escolares  primarios 
en  1845. 

Provincia  de  Oviedo:  20  escuelas  públicas  de  niños,  lla- 
madas superiores,  3  elementales  completas  de  niños,  4  de  niñas 
y  271  de  ambos  sexos;  3  elementales  incompletas  de  niñas  y  361 
de  ambos  sexos;  total:  662  escuelas  públicas.  Había  1  escuela 
privada  superior  de  niñas,  6  elementales  incompletas  de  niños, 
20  de  niñas  y  16  de  ambos  sexos;  total:  33  escuelas  privadas. 


Ed  el  mismo  año,  en  la  Provincia  clr  I 
blicas  superiores  de  niñas,  53   elementales  complot 
y  7  de  niñas;  7*H1  elementales    incompletas  de   i. 

uelas  públicas,  Escuelas  particulares:  7  i ■•!• 
(í  de  niñas  y  1  incompleta  de  niños;  total:  1 1 

En  el  año  presente  de  1903,  concordando 
Inspecciones  provinciales  y  del  reciei  íso  ifel  te 

gráfico  y  estadístico,  puede  presentarse  el  sig 
número  de  Escuelas  publicas,  dejanrl- 
de  matricula  y  asistencia  fl): 


Slíp£- 

MKMA- 

KiOftKS 

l.F.5 

iNCOMfLKmS     1 

PROVINCIAS 

| 

fl 

* 

* 

* 
2 

f 

1 

u 

_ 

ñ 

- 

25 

¿ 

Oviedo  .*,*., 

i 

2 

409 

i  93 

tfi 

81 

4S3 

3Í 

León.     .     *     .     .     .     , 

[ 

z 

560 

14  c 

- 

• 

- 

444 

927 

637 

TOTAL.       .       . 

ti       3 

Es  de  advertir  en  el  número  de  escuelas  pi 
Municipios  sostenedores  de  más  escuelas  de  pfln 
que  las  que  le  corresponden,  según  ley,  como   Cudil 
y   Navia  en  Oviedo,  advirliendo  que  Villaviuiosa, 
ca,  Grado,  Navia  y  Vega  de  Ki vadeo  sostienen  volur 
escuelas  superiores,  mientras  que  £3  Ayunlauíiei 
tablecido  lodas  las  debidas  escuelas  municipales 
do  todavía  por  crear  (si  bien  eslos  datos  varían  cada 
cuelas  elementales  de  niños  y  8  de  niñas,  JS3  ¡ncorap 
ñas,  1  de  párvulos;  total:  108  escuelas  que  faltan 

Respecto  á  la  provincia  de  León,   si  en   totalidad 
escuelas  que  las  determinados    por  los  censos   lo* 
advertir  que  algunos  Ayuntamientos,  pocos,  lien 
que  el  número  legal  que  les  corresponde,  y  olí 
sos,  deben  aumentar  las  que  tienen. 

(1)     VéaaeAflstEHCBXIlL 


—  523  — 

Las  escuelas  particulares  ó  rigurosamente  privadas  son  en 
la  actualidad  251  en  Oviedo  y  42  en  León,  asistiendo  10.383 
niños  y  niñas  á  las  primeras  y  3.220  á  las  segundas. 

Entre  todas  las  provincias  de  España,  la  de  León  ocupa  el 
primer  lugar  y  la  de  Oviedo  el  segundo  por  razón  del  número 
de  sus  escuelas  públicas;  y  siendo,  según  el  censo  de  1900,  la 
población  de  la  primera  386.083  habitantes,  tiene  0,39  escuela 
por  cada  100  de  éstos;  y  la  segunda  con  627.069  habitantes, 
0,22  escuela  por  cada  100. 

En  relación  con  las  49  provincias  españolas,  respecto  á  la 
instrucción  ó  habitantes  que.  saben  leer  y  escribir,  León  ocupa 
el  número  15  y  Oviedo  el  16.  En  el  censo  de  población  de  1860 
contaba  la  provincia  leonesa  223.266  analfabetos  ó  65,62  por 
ciento  de  habitantes,  y  el  Principado  asturiano  374.710  ó  69,32 
por  ciento  de  su  población;  asi  como  en  el  último  censo  de  1900 
los  analfabetos  leoneses  eran  203.304  ó  59,80  por  ciento,  y  los 
asturianos  338.494  ó  53,98  por  ciento....  En  aminorar  estas  ci- 
fras debieran  poner  toda  emulación  y  rivalidad  las  provincias  y 
regiones  de  España. 

Hagíí  el  lector  ahora  oportunas  deducciones  y  estudio  dete- 
nido de  los  anteiiores  dalos  (1),  pues  no  hay  espacio  para  tanto 
en  las  presentes  páginas  de  un  capítulo,  que  ha  tomado  tales 
proporciones  y  no  se  ha  dividido  considerando  la  unidad  de  ma- 
teria. 

En  complemento  de  ésta,  ya  que  hasta  aquí  se  trató  de  edu- 
cación más  propiamente  intelectual  y  moral,  debe  apuntarse  algo 
concerniente  á  la  física  indispensable  á  la  integridad  de  aqué- 
lla, que  reclaman  los  presentes  tiempos.  Desde  comienzos  del 
siglo  pasado,  en  que  el  ilustre  Coronel  Amorós  asentó  en  Espa- 
ña las  bases  de  la  enseñanza  gimnástica  dentro  del  breve  Insti- 
tuto peslalozziano  con  la  protección  de  Godoy,  muy  poco  se  hizo 
en  la  nación,  aparte  del  establecimiento  de  algunos  gimnasios 
particulares  ó  centros  privados.  Hay  que  llegar  á  plazo  próximo, 
á  la  proposición  en  1879  del  diputado  Coronel  De  Gabriel  para 
declarar  oficial  y  obligatoria  la  Gimnasia  higiénica  en  Institutos 


d)  F.n  el  periódico  ElCailayón  (Oviedo,  1879,  1884  y  1890)  estudie  en  diferentes  a rlícu» 
los  lo*  censos  escolare»  de  Asturias  de  aquellos  años,  como  también  en  varias  catlas  publicadas 
en  el  mismo  periódico  trato  de  las  sesiones  del  ^Congreso  pedagógico  de  Madrid",  en  1882, 
apreciando  datos  esta  di  >  ticos  y  los  demás  temas  de  la  asamblea. 


por 


—  Ui  — 
y  Escuelas  Normales,  y  después  á  la  ¡asistencia  de 
hombro  público  Sr,  Becerra  logrando,  cotí  i 
Ministros  Sres.  Albareda,  Gamazo  y  Navarro  Rodri( 
recieran  la  Ley  de  1883  y  el  1 
la  central  de  Gimnástica  (1). 

Kra  ya  hora  de  conseguir  institución  -  ite  pe 

relación  que  tiene  el  progreso  moral  é  intelectual  del  pl 
el  armónico  desarrollo  físico  de  sus  habitantes;  nialcrr 
sada  en  el  conocido  principio:  rnens  sana  in  cot{ 
se  lian  de  manifestar  aquí   por  demasiado  sabidas  la 
oía  y  transcendencia  de  las  enseñanzas  I 
la  Gimnástica  pedagógica.  Corresponden  á  las  prii 
tomia,  fisiología  é  higiene  en  su  relación   con  la  . 
ludio,  construcción  y  aplicación  de  los  apar.' 
peeial  gimnástica;  fundamentos  tic  la  esgrimir  rnovlu 
las  artes  mecánicas  y  conocimiento  de  loa  [ 
y  vendajes  en  heridas  y  luxaciones,  Concíernen  á  las 
Jos  ejercicios  libres  y  ordenados  sin  ap; 
voz  y  declamación,  evoluciones  acoro] 
to;  usos  de  la  visión  para  las  diversas  pr 
eiones  para  apreciar  distancias,  medir  alturas  y  d 
ees;  aplicaciones  del  oido  para  a]  imbién  p 

las  lejanías,  asi  como  la  dirección  é  ¡ni 
ritmo  y  tonalidad;  ensayos  de  la  natación,  ei 
de  palo,  sable  y  fusil  y  tiro  al  blanco  etc,  (2) 

Desarrollándola  ley  mencionada,  se  determinaron 
de  educación  física  en  nuestros  Institutor  en   18 
dictaron   las  importantes  Circuís  1894    f    189 

proscriptos  los  ejercicios  de  fuerza  para  atenerse  k  li 
pios  de  higiene  y  pedagogía,  aplicadas  á  la  cantidad  'I 
según  edad,  constitución  y  temperamento  da  losalum 

(ti     SoLirc  c^U  interinante:  tfl  educación  ÍUka  ni 

y  en  El  ói 
Guia  de  la  Cuidad  y  eti  Concoj' i;  ÍQvjiído¡  im^   <W    i 

—  Enirr  Ut$  ptfmefQs  profesores  di-  la  K-iml.i  eatitral    g 
.-'■>  PedrtffAl  y  Pridn,  úr  Cantan  v,  sutm  ik-    mv 
otras,  la  mu  ermucida  Gin 

También  el    ■ 
entre  €Ü*í,  b  Préftg*pti  ghmiñil 

■ 
d;nl  ilc  Tiro  N.'igíojuíI»  t  que  \\  > 

(Dnedo]  k  tía  vi  ■ 


-525  — 
colegios  incorporados  se  les  ordenó  tuviesen  profesores  compe- 
tentes para  el  caso;  y,  mientras  tanto,  los  gimnasios  de  los  Insti- 
tutos de  Oviedo,  León,  Gijón  y  pocos  establecimientos  más  de- 
jan mucho  que  desear  en  sus  locales  respecto  á  medios  y  apa- 
ratos, siendo  muy  apremiante  la  necesidad  de  habilitar  conve- 
nientemente tales  aulas,  asi  como  los  Municipios  del  distrito  de- 
bieran preocuparse  de  lo  mismo  por  lo  que  se  refiere  á  sus  es- 
cuelas. Más  la  Central  gimnástica  fué  suprimida,  siguiendo  una 
vez  más  el  funesto  procedimiento  de  crear  y  cercenar  cuerpos 
docentes.  Asi,  después  de  incluir  en  1898  la  asignatura  de  Gim- 
nasia entre  las  de  las  Escuelas  Normales  (aunque   como  libre  y 
ceñida  á  conclusiones  del  Congreso  Internacional  IX  de  Higie- 
ne)  se  suprime  en  1900,  se  restablece  en   «ejercicios  y  juegos 
corporales»  en  1901  en  la  nueva  organización  de  los  estudios 
del  Magisterio,  incorporados  entonces  á  los  Institutos  generales 
y  técnicos.  Quedaron  solamente  los  ejercicios  corporales  en  pos- 
terior cambio  de  las  Normales  en  1903  para  los  maestros  (¿por- 
qué no  para  las  maestras?)  en  correlación,  sin  duda,  al  R:  D.  de 
26  de  Octubre  de  1901,  que  incluye  con  acierto  los  tales  ejerci- 
cios corporales  en  el  programa  de  la  Primera  enseñanza;  pero 
sin  que  se  dictaran  después  disposiciones  encaminadas  á  definir 
y  reglamentar  concretamente  dichos  ejercicios.  Cuando  la  Es- 
cuela Central,  había  al  menos,  como  agregadas,  una  escuela  ele- 
mental de  niños  y  otra  de  niñas  con  clases  prácticas  de  Gimnás- 
tica pedagógica;  centros  enseguida  desaparecidos.  ¡Qué  es  muy 
usual  entre  nosotros  iniciar  una  reforma,  no  darla  enseguida  re- 
glas para  desenvolverla  ni  medios  para  que  viva,  y  suprimirla 
con  impaciencia  sin  aguardar  ni  aquilatar  con  el  tiempo  los 
verdaderos  resultadas  de  la  institución!... 

Tal  es  en  líneas  generales,  insistiendo  en  la  materia  princi- 
pal de  este  capítulo,  la  organización  atrasada  de  la  Enseñanza 
primaria  en  Asturias  y  León,  á  semejanza  de  lo  que,  sin  gran- 
des diferencias,  pasa  en  el  resto  de  la  nación  española.  Muchos 
proclaman  el  mal  y  nadie  ayuda  con  resolución  al  remedio,  es- 
perándolo lodo  de  la  mano  pródiga  de  los  Gobiernos,  asi  en  el 
fondo  como  en  la  forma  de  nuestras  decaidas  y  atrasadas  aulas 
populares  de  primeras  letras. 

¡A  cuántas  consideraciones  no  se  presta  su  estado! 


?nlcs  t 


—  5*6  — 

Variadísimos  son  los  aspectos  tM  pi 
Aparece  primeramente  oí  programa  de  la  I 
cesivamenle  se  ha  aumentado  (l),  y  seria  bastí 
desenvolverse;  pero,  en   general,  bien  se  puede  as 
en  unas  y  oirás  escuelas,  temporeras,  incompl- 
laa  llamadas  elementales  ampliadas  y  las  su 
ñas  se  diferencian  de  las  elementales)  se  dá 
ble  y  hacedera  en  relación  con  los  mil  inconveniente 
les  y  materiales  de  cada  institución.  Las  asignatuí 
son  todas  tan  importantes  como  indispens;: 
necesidades  de  los  tiempos  y  del  progreso,  con  van 
sanas  respecto  ¡i  los  alumnos  y  aluroi 
las  del   cuadro  Ir  adicional  cual  se  pre! 
cuando,  aparte  de  las  condiciones  interna*  de  nn 
naciones  ian  adelantadas  como  Alemania,   1 
Unidos,  etc.*  todas  las  escuelas  tienen  su  coi 
cuanto  á  lo  importante  de  inculcar  en  las  almas  En 
y  las  compiemenÍari:i>  religiosas,  la  Biblia,  el 
repeticiones  á  coro  sin  la  debida  compróos 

Loque  ya  resulta  anticuado  es  el   Reglamento  ir 
lar,  que  dehiera  ser  reemplazado  ¡' 
que  permitan  al  maestro  orientar  libra  y  atina 
la,  según  su  distinto  carácter  y  la  eond  ni 

para  huir  de  todo  lo  mecánico  íable,  qu< 

ctóo  de  aquéllos,  lloy  las  escuelas  debe~n 
forme  ala  clase,  localidad,  diversas  manifestar 
y  probables  profesiones  futuras  de  los   alumnos  en   din 
llamadas  urbana,  rural  y  marítima;  y,  dentro  de  C3 
direcciones  respectivas,  las  necesarias  profesional, 
ral,  obteniendo,  con  la  cultura,  la  habilidad  manual 
de  ahorro  (cajas  encolares),  la  mulualida  1,  la   recluí 
dez,  el  anli  alcoholismo,  la  templanza,  etc.,  [3  ;porq 
de  primeras  letras  es  para  la  gran  mayoría  de  lo 
ca  Universidad,  Academia,  Liceo,  oticurriáfi 

miento  de  su  vida,  principalmente   por  tos  pob 
los  albores  de  la  juventud  se  alejan  dn  las  humildes 


■  - !     Véau 
l)     V¿A*C  Lit  KuHctit  y  d  Micftrú  (jqi  Em 


—  527- 
lares  solicitados  prontamente  para  artes  y  oficios  á  que  se  con- 
sagran por  entero  en  el  resto  de  la  existencia.  Hay  que  llevar  á 
ellas  el  concurso  de  todos,  reforzando  ciencia  y  autoridad  del 
maestro,  constituyéndose  en  protectores  y  auxiliadores  de  la  es 
cuela,  con  sus  respectivas  aptitudes,  el  Sacerdote,  el  Médico,  él 
Abogado,  el  Farmacéutico,  el  Veterinario,  el  Piloto,  el  Comer- 
ciante y  los  obreros  ilustrados  (1)  para  mejor  acondicionar  á  los 
alumnos  del  campo,  de  la  ciudad  y  del  puerto  en  la  vida  y  acti- 
vidad que  les  espera. 

La  didáctica  pedagógica  ha   de  ser  la  adecuada,  no  como 
ahora,  tan  deficiente  é  incompleta,  sin  los  medios  propios  del 
procedimiento  intuitivo,  sin  elementos  variados  para  las  leccio- 
nes de  cosas,  ejercicios  prácticos,  trabajos  manuales,  (aunque 
son  posibles  juegos  escolares  y  excursiones);  hay  que  reducir  á 
lo  más  indispensable  el  tenaz  procedimiento  memorista  y  de  re- 
dacción, que  hoy  predomina  con   tantos  inconvenientes.  En  una 
palabra:  hay  que  formar  hombres  y  ciudadanos  educados  inte- 
lectual, moral  y  físicamente,  con  seguros  conocimientos  y  hábi- 
tos nobles;  en  completo  desarrollo  orgánico,  huyendo  de  recita- 
dores inútiles,  tan  abundantes  como  superficiales,  débiles- ade- 
más, que  no  sirven  patfa  trabajar  y  vivir. 

La  clasificación  actual  de  escuelas  es  ya  vieja  y  nada  prác- 
tica, y  otra  debe  ser  su  organización  y  distribución  formando 
acertados  distritos  escolares,  más  hacederos  que  antes  por  la 
mayor  facilidad  actual  de  comunicaciones,  sobreponiéndose  los 
municipios  á  rivalidades  y  luchas  de  pueblos  y  barrios.  Procede 
habilitar  verdaderas  escuelas  completas  en  que  la  población,  sin 
dejar  de  ser  atendida,  no  sea  norma  única,  causa  de  la  escuela, 
como  en  la  Ley  de  1857,  al  crear  sombras  de  escuelas  ó  escue- 
las rurales  incompletas  allí,  donde,  por  el  apartamiento  social, 
conviene  establecer  completos  centros  docentes.  Y  tampoco  debe 
seguir  la  desproporción  entre  el  número  de  escuelas  de  niñas 
comparado  con  el  de  las  de  niños. 

Siendo  la  primera  enseñanza  obligatoria  y  obligatorio  el  de- 
ber civil  de  alimentos  legales,  padres  y  tutores  deben  procurar 
la  asistencia  de  lo^  alnmrm  á  las  aulas  pública-,  mientras  no  se 

(i)  Véase  EnSt'ñjtiz.is  />r.:f:t\-ní.s  :;i  ¿it  i'.v.-r.  ■// ,-  ntr.il:>  é  iujjtit>!:tas  pn  el  L)r .  V. 
Fraiz.  (Orease;  1903). 


inleí 


-5*8- 

acojan  á  la  privada  ó  doméstica.  Impon- 
de  feyes  y  regla  mcnUí?,  ai  abandono,  pereza  i 
de  familia  por  ser  toa  primeros  intein  n  la  puntual* 

colar  de  sus  hijos  evitando,  cuanto  ^ea  posi  ttil 

cías  con  pretextos  fáciles  de  la  necesidad  en  Ira 
porque,  es auguro,  el  sacrificio,  quealiora  se  i«ij 
t&rfos,  había  de  ser  indemnizado"  acuaodoj  roí 

Hadóse  instruidos, aquellos  hijos  ayudarían  mejoi 
Hoy,  generalmente,  no  asiste  ni  la  tercera  ¡ 
hieran  concurrí*  alas  escuelas  á  causa 
trabajo  prematuro,  dejadez,  dándose  además 
de  aulas  6  insuficiencia  de  éstas  (también  no 
prc^r/it'  ¡os  matriculados).  Causis 

les  de  vencer  algunas,  más  todas  accesibles  de  remedio 
bioradl  tlaacción  délos  Gobiernos  Sesen 

cidido  apoyo  de  los  padres,  el  interés  público  y  cuan 
cien  de  amigos  de  la  enseñanza.  Constituyanse 
hniiimia  y  Socii  aridad  escolar  facilitando  y  a 

do  la  concurrencia  de  niños  con  premios 

h  para  loa  pobres,  y  recompensen  debidamente  a  los 
[rosque  nías  y  mejor  conlribuyan  á  la  a- 
efectivas  las  leyes  de  I*7:í  y  de  1900,  y  no  sean  admitidas 
gima  dase  de  trabajos  los  menos 
<  imii  comenzada,  que  han  de  completar  des] 
lado  de  los  centros  [abriles  1 1 ) 

La  gratuidad  escolar  no  es   una  verdad;  deben  i 
tríbuciones  individuales  én  dinero  <>  frutos  á  Jos  ms 
alumnos  no  pobres  (2)  y  el  señalamiento  poi  atas 

con  aprobación  de  la  Provincia!  de  las  cuotas  mensuales,  i 
dictado  diferentes  disposiciones  para  que  in 
Mii    |. , . 

et tablead**  en  Si  provincia  dr  Oviedo,  di 

í;i  Iconc^ií 
La  Ertiiui. 

1  v 
tÉÜttMttV  rteogU  «i  í  •■  i  ,i  ':■!  ■  . 

y  ¡uña*  tn  I  * «  l  - 1  i  ¡  -  del   Par;  «       I   • 
hiuta  JwnUl  cn(r 


■ 


—  529  — 
cluyan  en  sus  presupuestos  cantidades  para  compensar  y  satis- 
facer partidas  fallidas  ó  loque  deben  percibirlos  profesores  por 
concepto  de  retribución.  Aquellos  que  asi  lo  hicieron,  antes  de 
pasar  al  Estado  las  obligaciones  de  primera  enseñanza,  disfru- 
tan los  beneficios  de  la  gratuidad  (1);  perp  el  más  completo  des- 
orden reina  en  esta  materia,  pues,  si  algunos  municipios  de 
Oviedo  y  León  han  estipulado  sumas  alzadas  con  los  maestros 
(generalmente  una  cuarta  parte  del  sueldo  como  equivalente  á 
las- retribuciones  suprimidas  para  mayor  prestigio  del  profesora- 
do y  término  de  sinsabores  enojosos)  en  la  mayoría  de  las  cor- 
poraciones locales  ni  hay  tales  conciertos  ó  contratos,  ni  se  sa- 
tisfacen las  partidas  fallidas,  ni  se  clasifica  á  los  niños  en  catas- 
tro especial.  Apremia  una  medida  general  en  punto  de  tanta 
transcendencia  moral  y  económica,  dando  al  concepto  de  «gra- 
tuidad» el  alcance,  que  debe  tener,  con  los  mpdios  también  de 
realizarla  en  justicia. 

Los  datos  apuntados  en  anteriores  páginas  indican  bien  el 
estado  de  atraso  de  locales  y  edificios  escolares,  viejos  é  inser- 
bibles,  cuando  los  hay;  pocos  nuevos  ó  construidos  exprofeso, 
adaptados  algunos  y  también,  en  mayoría  de  casos,  levantados 
al  azar  respecto  á  sitio,  orientación,  luz,  ventilación  y  demás 
circunstancias  tan  necesarias  al  destino.  >Hay  edificios  modernos 
en  que  las  condiciones  de  sanidad  y  pedagógicas  han  sido  sa- 
crificadas al  aspecto  ornamental  ó  exterior,  y  más  veces  toda- 
vía las  edificaciones  nuevas  son  meras  construcciones  muy  re- 
ducidas, de  cuatro  paredes,  porque  no  se  buscó  más  objetivo  que 
el  de  la  economía,  resultando  así  que  tales  escuelas  son  casi 
peores  que  los  ventilados  atrios  de  las  iglesias  (2).  De  grupos 
escolares  y  verdaderas  escuelas  graduadas  no  hay  por  ahora 
asomos  en  el  Distrito  universitario.  En  cambio,  en  muchos  mu- 
nicipios de  Oviedo  y  León  son  numerosas  las  escuelas  de  repul- 
sivo aspecto,   tristes,  obscuras,   de  paredes  mugrientas,  eStre- 


íi*  Las  retribuci  vics  convenidas  ascienden  á  55  084  pesetas  y  á  23  557;  I05  aumentos  vo- 
luntarios á  6  444  y  2  332  pesetas;  á  5057  y  á  27  H73  de  gratificación  por  enseñanza  de  adultos 
en  las  provincias  de  Oviedo  y  León  respectivamente,  según  el  ultimo  Extracto  de  1903  de  la  Es- 
tadística de  I.  P.  donde  también  aparece  la  cantidad  de  831  pesetas  de  pren.io  á  nir.cstios  en  la 
provincia  de  Oviedo. 

\'j)  Acerca  de  estos  tenias  y  ref  irans  de  la  Primera  Enseñanza  viene  haciendo  incesante 
c.impaña  y  escribiendo  c;i  h  pro-isa  de  Madrid  y  provincias  compañero  l).  Aniceto  Sel. 1  Sani- 
pil,  ilu-trado  ped  i'4  4  >,  ati:  >r,  ratte  m  10;  tt  .ti.  ,j.^,  de  ¡ir  i.xb'.e  !,!.r<>  r.  r  /•'.•/,7.  u  ,-Vj.v  </,/«./  roí- 
Ur.  "liarcelona,  1S93J.  —  Oiro  colega  y  de  iguales  cntiiM.isiuoi  D  Adolfo  G.  Posada,  ba  escrito 
interesante  libro  Ideas  pzdtigigicas  m  ui.ru ns  (Madrid,  1892)  y   otros. 


—  53o- 

chas,  sin  la  debida  cubicación  aérea,  ni  la  ventilación  necesa- 
ria, sin  servicio  de  agua  para  el  consumo  y  limpieza,  húmedas, 
anti  higiénicas  ó  perjudiciales,  en  resumen;  y  pocas,  contada?, 
las  sencillas  y  limpias,  claras  y  alegres  para  atractivo  y  alicien- 
te, recreo  y  descanso  de  los  niños,  que  no  gozan  allí  de  jardines 
campo  de  esparcimiento  y  sitio  de  abrigo,  que,  cuando  hay  re- 
tretes, son  lugares  nauseabundos,  nunca  limpios  ni  desinfecta- 
dos. Las  más  de  las  escuelas  están  en  locales  alquilados  con 
arrendamientos,  hijos  de  compadrazgos  ó  por  influencias  locales. 
*Es  preciso,  dice  un  ilustre  hombre  público  campeón  incansa- 
ble de  la  reforma  pedagógica  española  (1),  recabar  las  sumas 
necesarias  para  dedicarlas  exclusivamente  á  la  construcción  de 
edificios  escuelas  cantidades  que  han  de  reintegrarse  en  muy 
pocos  años,  al  deducir  la  exhorbitante  suma  que  en  la  actuali- 
dad hc  paga  por  el  concepto  de  arrendamiento  de  locales,  que 
aunque  malus  r  insuficientes,  se  pagan  como  buenos».  Según 
el  último  «Anuario  estadístico»  en  la  provincia  de  Oviedo  se 
satisfacen  56  L90  pesetas  por  alquileres  y  11.500  en  la  de  León; 
pero  las  cifras  deben  ser  mayores.  Aunadas  las  fuerzas  y  sub- 
venciones del  Estado,  Municipio  y  Provincia,  es  tan  posible  como 
urgente  construir  edificios  conforme  (i  las  instrucciones  de  18W, 
1883  y  otras  de  pedagogos  competentes  Síes.  Ares,  Giner,  Jaro- 
fio,  Repullos,  ete,,  levantándose  escuelas  según  los  progresos 
del  día,  con  vestíbulo,  aula  ó  aulas  de  enseñanza  capaces,  otras 
dependencias,  patio  amplio,  campo  ó  jardín  etc.  Las  habitacio- 
nes de  los  maestros,  aunque  fuera  preferible  que  no  fuesen  en 
el  mismo  edificio  escolar,  ya  que  lo  están,  deben  tener  entrada 
y  servicios  completamente  independientes  y,  á  ser  posible,  no  en 
la  fachada  principal  del  establecimiento. 

En  relación  con  los  antiguos  centros  de  instrucción  primaria 
están  su  mobiliario  ó  material.  Perduran  el  viejo  mesabanco  co- 
rrido sin  respaldo  para  cuantas  plazas  se  pueda;  los  bancos  ó 
pupitres  incómodos  por  obligadas  actitudes  violentas  y  fatigo- 

0  i     J]    lvi<\-i]  \1    '  h'l-  T.nhra,  diputado,   senador,    Rector  de    la  Tnstitucicn   libre  de  En.-c- 
libios,  cátedras  del  Ateneo  y  de    otras    hirtilucioiu  s,  en  el  Coi.sijo  de 
.     le;i->  pedagógicas,  etc.,  viene   trabajando   con  entusiasmo  y  convicción 
i  ile  la  enseñanza,  en  primer  término  de  la  Primaria. 

■    ,:<•>.. leí, tal  objeto  von     nim-hos  h-s  eolitos  y  discur-os  del  Sr.  I-al-», 
educadores;   />.  honamló  ,í:  Cistm   .    (Madrid,     1887) ;  El  C'i'g'f^J''' 
tii/tri\  </;/(>.  (.Madrid,  1S92  ;    Ctnsdotn'S  palpitantes     OKdiuJ»  u^\\ 
ti   f'i:<¿Ii'f/:<i  politizo- pcdag*\§ ico  <n  España.  (Madrid,  1898}. 


k. 


—  53i  — 
sas,  que  importa  evitar  siguiendo  las  doctrinas  higiénicas  repe- 
tidas por  Daily  y   tantos  médicos  pedagogos;  y  sigue  la  mal 
dispuesta  y  peor  ornada  plataforma  con  los  desocupados  arma- 
rios cuando  no  llenos  de  libros  incompletos  y  sobados.  El  mate- 
rial todo  de  enseñanza  responde  á  la  pobreza  y  abandono  di- 
chos (1)  en  carteles,  abecedarios,  silabarios  máximas  (no  bien 
escojidas\  tablas  de  multiplicación,  pesos  y  medidas,  mapas  pri- 
mitivos y  anticuados,  esferas  de  muy  medianas  condiciones,  pi- 
zarras y  encerados  inservibles  y,  por  complemento  ú  adorno, 
los  cuadros  de  Historia  Sagrada  y  de  España  de  dudosa  exacti- 
tud arqueológica  y  de  escaso  gusto  artístico,  como  dejan  también 
mucho  que  desear  las  estampas  de  los  reinos  de  la  naturaleza  y 
más  aditamentos,  que  se  colocan  en  los  muros  escolares.  Así  es 
escaso  y  mísero  tal  material,  según  es  exigua  la  cantidad  sumi- 
nistrada para   ello,  (antes  la  cuarta  parte,  ahora  la  sexta  del 
sueldo  del  maestro)  percibida  con  descuentos  y  ga velas,  resul- 
tando de  todo  punto  insuficiente  para  reparaciones  y  aseo  de  lo- 
cal, compra  de  tinta,  plumas,  papel,  libros,  carteles,  premios, 
-etcétera  y  adquisición  de  objetos,  cuando  tantos  se  necesitan 
para  enseñanza  y  representación  objetivas,  aliciente  también 
para  reunir  en  centros  iguales  y  bien  dotados  á  todas  las  clases 
sociales.  Oportunamente  la  Asociación  nacional  del  Magisterio 
pedía  al  Estado  la  renovación  completa  del  material  escolar  sin 
la  qué  faltan  estímulos  y  medios  á  maestros  y  discípulos;  cuan- 
do fuera  muy  hacedero  por  otros  procedimientos  (evitando  ade- 
más abusos)  dotar  las  escuelas,  principalmente  alas  rurales,  de 
los  suficientes  auxilios  pedagógicos,  aumentado  además  los  ne- 
cesarios y  olvidados  Museos  que,  por  de  pronto,  pueden  nutrir- 
se con  ejemplares  naturales,  sustancias,  productos,  objetos  de 
la   localidad,  provincia   y  patria  de  los  niños.  Según  la  cifra 
calculada  para  gastos  de  material  en  1904,  importan  éstos  62.000 
pesetas  en  la  provincia  de  Oviedo  y  47.000  para  la  de  León... 

Como  se  va  notando  con  repetición,  la  cuestión  económica 
domina  todos  los  aspectos  de  la  reforma  escolar,  y  aquélla  es  de 
mayor  relieve  cuando  se  trata  del  llamado  sueldo,  debiendo 
calificarse  de  ignominiosa  soldada  la  que  perciben  los  maestros 

<i)  Entre  los  publicados  en  Asturias  tuvo,  aceptación  el  »Si/a¿arw  metódico  y  analítico 
acomodado  en  todos  los  Sistemas  de  enseñanza  y  Escuelas  de  párvulos*  compuesto  por  D.  J.  R.  A. 
—a.a edición.  'Oviedo,  1847). 


-  53*  - 

de  Ins  r  tadas  aldeas,  La  Lev  d< 

lomo  t»or  base  con  equivocado  criterio  la  población  de 
dos  para  retribuirá  los  f  lando  co 

dos  aquellos  de  pueblos  pobres,  lejanos  de  centro 
blados,  i  los  que  se  lia  condenado  á  enseftai  ti  mil 

frecuencia  cerrada  ó  ú  merced  de  perjudiciales  ínterin 
que  los   mee  retraen  de  ir  á  laleí  uáes, 

de  600  almas  de  población,  donde  por  no 
en  dicha  Ley  se  consienl 
pni !  ■:.."■< i  i..  150  las  de  lettiporúd 

¿57o  y  no  umebu  n  ma  provincia, 

de  260,  300  Ovtedo;  eio  reparares 

región,  que  los  últimos  obreros   y  bra  junan  ba 

que  Los  maestros  de  escuela Años  6  con 

justicia  é  ignominia  semejantes;  pero  fué  en  ovien 

prosperar  el  U  D<  de 30 de  Abril  de  IKkík  debido  al  m 
üot  Montero  í¡¡">,  ó  leyendo  con  indiferencia  el  de 26  de  ;1 
j.^uk  qn-  teniendo  inda 

tas  bastí  se  de  pueblos  de  i)( 

raaa  de  población-  Y  meóos  mal  que  no  hay  [ucll 

caliü  ;i  el  pago  de  itendones 

ra  enseñanza,  pues  si  bien,  para  honra  del  Distrito  un 
no  se  vieron  i  deudas  <¡j  <  i 

en  las  provincias,  que  nos  presentaban  anle  Europa 
despectivo  lugar (l).Kl  pagopunlual  es! 
nandú  esta  aspiración  nacional  el  ministro  Sr.  Conde  de  I 
nones  incluyendo  entre  las  del  Eslado   las  ati 
ra  Enseñanza;  y,  por  lo  que  se  refiere  al  Distrito,  los  suelt 


(i)     La  ¡rttírrupcióii,  uní  sjc*i  dj 
su  al  final  de  la  ■! 

nitela  aJkuk  noticias  y  eGiiiideradanefi  de  !• 

A-.ii  puede  suprimir  aqui  ; 

I  con  y  rc+lq  m    lo*    pr^fk 

E*  pi    ■  p!nccr»c  nnu  "í"t^.  tiiicíuda  i  i 

v  U.  U,  dtí  g  de  EtK  ro  d< 

i«;i  i  Ij*.  iiietiiñpktnt  >■  de  ic  i 

Cupo  lí^  gloria  de  l;i  r*-i    i 
Instrucción   ptíbltcn  en  ct  gabinete  Villavcr'      I 

i.i    al  J  I!  ua  .  iiiiivcrjuíaríü  de  UvicJ 
y  8i¿iB  Icoac 


—  533  — 
los  maestros  de  Asturias  importaban  629.246  pesetas  y  314.247 
en  León  (1).  Esto,  aparte  de  liquidar  y  pagar  cuanto  se  deba  por 
atrasos. 

Sin  dotación  suficiente  y  bien  pagada,  bajo  base,  tipos  y  con- 
diciones muy  diferentes  de  los  actuales,  no  es  posible  tener  ma- 
gisterio digno  de  este  nombre,  en  consonancia  con  los  tiempos 
y  necesidades  presentes;  y  se  debe  escogitar  además  un  sistema 
ó  graduación  de  dotaciones  por  períodos,  ú  otros  procedimientos 
adecuados  con  objeto  de  remunerar  convenientemente  á  los 
maestros  y  dotar  á  las  escuelas  rurales  en  propósito   de  lograr 
la  tan  conveniente  permanencia  de  los  primeros  y  el  desarrollo 
de  las  segundas  que  por  su  apartamiento  de   villas  y  ciudades 
merecen  mayor  protección,  mientras  en  establecimientos  céntri- 
cos y  más  poblados  pueden  obtenerse  ventajas  con  gratificacio- 
nes de  residencia  ó  por  concesión,  bajo  forma  distinta,  de  los 
discutidos  aumentos  graduales  que  se  dan  apreciando  deficiente- 
mente antigüedad,  méritos  y  servicios.  Es  enorme  é  injusta  la 
desproporción  entre  sueldos  de  maestros  cuando  no  son  muy 
diferentes  (suprimidos  que  sean  certificados  de  aptitud  y  cursos 
incompletos)  la  preparación,  dispendios,  aptitud,  y  resultados 
del  trabajo  de  unos  y  otros,  que  seguramente  serían  más  efecti- 
vos procurando  el  ascenso  sucesivo  del  personal  sin  salir  en 
plazos  determinados  de  la  respectiva  escuela.  Desde  ésta  pue- 
den tener  los  avances  posibles  en  relación  con  la  Caja  de  Dere- 
chos pasivos,  en  buen  hora  creada  desde  1887  para  amparo  de 
jubilados,  viudas  y  huérfanos;  institución  que  debiera  amparar 
más  y  mejor  el  Estado,  reglamentando  los  descuentos  de  que  se 
nutre  y  aminorando  ingresos  por  interinidades,  á  fin  de  facilitar 
la  provisión  temporal  de  las  escuelas,  que  nunca  deben  cerrar- 
se, como  reclaman  á  diario  Ayuntamientos  y  familias. 

El  presupuesto  español  resulta  indotado  en  servicios  princi- 
pales, mientras  se  consignan  cifras  de  utilidad  dudosa.  Cierta- 
mente que  son  de  atender  significación,  derechos  y  convenien- 
cias de  Clero  y  Magistratura,  Trabajo  y  Comercio,  Sanidad  y  Co- 
municaciones, Ejército  y  Armada,  etc.,  ele;  pero  la  base  y  fun- 


(t  )  Según  la  «Estadística  de  Maestros  y  Auxiliares  de  Escuelas  pública?,  clasificados  por 
los  sueldos  con  que  figuren  en  las  nóminas  del  Estado;  Extracto  del  Anuario  estadístico  de  Ins- 
trucción pública».  'Madrid,  1903). 


-534- 

tomento  de  la  vida  pública  estú  en  la  Ensw •nan/.i 
este  principio  de  política 

Iones  adelantadas  aumentandu  sucesivamente 
lo  de  la  Instrucción  porque  si 
reproductivo  en  lodos  los  ói 
material.  El  capítulo  de  ¡  las  es  ui 

riüinit'ji,  qt»e  rinde  una  cosecha 
pueblo  inteligenl 

En  España  no  se  ha  seguido 
considerar  ol  inmóvil  presupuesto  de  Instruí 
parado  coa  el  d<   naciones,  no  \ 
lados  Unidos  no  con  oirás  de  menos  territorio, 

A  asta 
economía  responden  loa  secutare 
míenlo  de  la  ens  at,  utf 

todavía  en  las  escuelas  de  primeras  letra 
brea  aquéllas,  pocos  ó  indolad 
La  estadística  inilexí ble  acusa  los  muchos  n. 
tan  para  La  debida  in-  de  nuestro  terri 

mente  resulta  insuficiente  el  aquell*  a 

el  de*  sus  necesarios  \   convenientes  páranles  y  uyud 
huirlo-,  aparte  de  los  Au 
duadas  para  aplicación  de  sistemas  y  procediuiiej 

son  mayores  los  frutos  ú 
dagogía  los  requiere  en  aulas  muy  concurrid) 
13  auxiliares  de 

cuyn  sueldo  importa  i  péselas,  y  en  I  qo< 

tan  12.17ñ,   Mientras  los  maestros  can,  po  luían 

ríos  de  todas  clases  en  tas  dependen  iaspíibli 
cidn  y  utilidad  no  admite  comparación  alguna  cor 
lio. 

Clasificase  éste  por  razón  del  título  ó  eerlíGeadoti 
de  loe  esludios,  que  si  puede  ser  normí 
eidn  al  comienzo  del  ejercicio  de  la  carrera,   no 
atendiera  ü  los  resultados,  condictói 
ascensos  sucesivos  en  ella,  etc,   Respecto  alin- 
dado y  siguen  diversos  procedimientos:  el  de  la 


—  535— 
Jos  concursos,  pues  no  hay  otros  mejores  en  las  actuales  cir- 
cunstancias; y,  respecto  de  aquélla,  repararse  debe  tanto  y  más 
que  los  conocimientos  teóricos,  á  veces  demostrados  con  fortu- 
na y  suerte  en  ejercicios  al  azar,  las  condiciones  de  práctica  y 
de  enseñanza,  que  en  justa  ponderación  deben  buscar  y  perci- 
bir los  jueces  rectos  é  independientes;  así  como  procede  abre- 
viar trámites  de  concursos  con  limitación  de  plazos  para  la  po- 
sesión, y  después  procurar  la  permanencia  en  el  cargo  con  el 
aliciente  de  mejoras  sin  mudar  de  sitio.   Otra  fuera  entonces 
la  significación  y  respetabilidad  del  maestro,  concretado  á  su  mi- 
nisterio y  significación  augustas,  en  frente  de  caciques  y  políticos 
de  campanario  en  los  pueblos,  desapareciendo,  ante  la  innamo- 
vilidad  verdadera,  dotación  justa  y  consideración  general,  aquel 
tipo  de  maestros:  «el  rebelde  con  el  cura,  con  el  concejal,  con 
el  alcalde,  el  muñidor  electoral,  que  provoca  á  todo  el  mundo, 
un  instrumento  continuo  de  perturbación;  y,  de  otro  lado,  el 
maestro, humillado,  intranquilo,  que  se  arrastra,  que  tiene  miedo 
al  Inspector,  que  si  llega  á  ver  al  Ministro  ó  al  Director  no  sabe 
como  presentarse  y  estaría  dispuesto  hasta  á  darse  golpes  de 
pecho»  (1). 

No  se  puede  seguir  así.  Ya  todos  (aunque  no  pocos  con  su- 
perficial efectismo)  convienen  en  radical  y  progresiva  reforma 
de  la  Instrucción  pública  principalmente  en  el  primero  y  más 
importante  de  sus  ramos,. el  de  la  enseñanza  primaria  (2). 

No  se  oculta  á  nadie  las  dificultades  de  un  plan  general  de 
concordia,  ante  los  llamamientos  y  dirección  encontradas  de 
partidos  y  pedagogos;  pero  ¿será  imposible  una  reforma  com- 
pleta ó  parcial  en  puntos  de  general  coincidencia?  No  cabe  le- 
gislar y  cambiar  poco  y  bien,  sin  fatigar  á  diario  los  tórculos  de 
la  Gaceta  de  Madrid,  sin  idealismos,  en  copias  extrañas,  y  con 
espíritu  práctico  dotar  debidamente  los  nuevos  servicios,  ensa- 
yándolos en  tiempo  debido  sin  impaciencias  para  mutaciones 
personales,  todo  con  atinada  descentralización?  Ciertamente  que 
es  esto  mucho  pedir  en  pocas  palabras,  y  también  difícil  de  ha- 
cer ante  inflexibilidad  de  ministros  y  de  sus  circunstanciales 
consultores. 

{i)     Labra. 

fa)      Véase  ti  siguiente  notable  trabajo: 

Reseña  critica  del  Estado  de  la  Enseñanza  en  España  por  el  Dr.  1").  Eduardo  García  Sola, 
catedrático  y  Rector  de  la  Universidad  de  Granada.  (La  Enseñanza  primaria);  (Granada,  190a).  * 

35 


-  536  - 

Mas  el  tiempo  apremia  y  la  primera  escuela  no  puede  con- 
tinuar abatida  y  negada  después  de  tantas  voces  y  plumas  como 
lo  ensalzan  y  requieren.  Todo  verdadero  estadista  insiste  en  la 
preferencia  por  la  enseñanza  elemental  y  vulgarización  cicnliii 
ca  auxiliadoras  de  la  soberanía  popular,  al  lado  de  los  más  ine- 
ludibles compromisos  y  principios  políticos;  y  ante  este  urgente 
problema,  aun  se  recela  como  grave  error  comprometer  nuestra 
poco  segura  atención  en  un  plan  total  de  enseñanza  para  no  re- 
petir el  triste  espectáculo  de  la  España  antigua  con  sus  fainos 
Universidades  sobre  un  pueblo  ignorante  y  pendenciero.  Mas  es 
cierto  también,  según  se  dice  y  se  repite  todos  los  días  y  en  todo- 
Ios  momentos:  los  problemas  planteados  en  la  época  moderna. 
el  religioso,  el  agrario,  el  político,  el  económico,  son  fundamen- 
talmente problemas  de  educación.  En  la  escuela  y  en  la  despen- 
sa cifra  el  sapientísimo  Costa  el  compendio  de  las  aspiraciones 
nacionales;  pero  ¿no  es  la  escuela  el  medio  de  que  se  llénela 
despensa?..»*  (1) 

Los  defectos  españoles  en  el  problema  educativo  no  son  los 
únicos  en  la  historia  y,  aunque  no  de  tanto  relieve,  en  olías 
partes  hay  u  hubo  análogas  deficeneias;  pero  las  naciones  ade- 
lantadas supieron  romper  viejos  moldes  y,  sin  renegar  de  todo 
lo  antiguo,  acometieron  la  resolución  del  primer  problema  pe- 
dagógico, desenvolviendo  conjuntamente  después  todos  los  as- 
pectos dvl  mismo,  conforme  á  tiempo  y  lugar,  sin  que  les  detu- 
vieran inconvenientes  históricas,  crisis  ni  caídas;  antes  bien  fun- 
damentando en  él  resurrección  y  regeneración,  que  han  alcan- 
zado* También  nuestra  patria  es  ejemplo  vivo  que  debe  repetir- 
se: de  que  coi)  la  muerte  del  antiguo  régimen  y  en  época  de  en- 
conadas luchas  intestinas  surgieron  la  reforma  de  la  enseñanza 
y  el  progreso  escolar,  no  pequeños  después  de  todo,  que  se  han 
conseguido. 

Aun  asi  quedamos  muy  rezagados  y  en  circunstancia  de  más 
premura  que  nunca. 

Hay  que  salir  de  la  inercia  y  oxidación,  que  todo  lo  invaden, 
y  hay  que  marchar  hacia  adelante  con  vigoroso  impulso  recibido 
desdo  las  aulas  primeras.  La  nación  debe  procurarse: 


[il     Corta „  Labr;!,  Cosío,  Gincr,  Unamuno,  Aramburu,  Sola,     Manjón,  ScJa,  Allanara,  To- 
iAdn,  Picave»,  Moróte,  Sarda,  Navarro,  Alcántara  y  muchos  más, 


I 


—  537  — 
Enseñanza  educadora,  intelectual  y  positiva  que,  sin  rom- 
per ni  negar  ideales,  como  enseñó  á  orar  y  á  pensar,  enseñe 
también  desde  hoy  á  vivir;  una  enseñanza  semillero  de  virtudes, 
de  pensamientos  y  de  acciones,  como  pedía  el  cubano  Luz  Ca- 
ballero. 

Maestro,  digno  de  tal  nombre  en  estos  tiempos;  retribuido 
á  tenor  de  su  función  civilizadora;  nutrido  para  su  profesión  en 
la  verdadera  y  trasformada  Escuela  Normal,  de  misión  tan  alta; 
ilustrado  por  generales  estudios  bien  comprendidos  y,  siempre 
que  sea  posible,  viendo,  cuantos  más  mejor,  lo  que  pasa  en  ade- 
lantados países  extranjeros;  técnico  ó  avisado  en  artes  y  oficios 
para  ser  consejero  de  sus  conciudadanos;  y  ayudado  siempre 
por  frecuente  Inspección  científica. 

Y  la  Escuela,  que  sea  templo  de  doctrina  y  cultura,  edificio 
apetecido  y  amado  como  complemento  del  hogar. 

Todos  los  centros  é  instituciones  docentes  de  la  nación  es- 
tán necesitados  también  de  profundo  cambio  y  orientación  más 
prácticos;  pero...  ante  la  consideración  de  un  pueblo,  donde 
más  de  la  mitad  de  su  población  no  sabe  leer  ni  escribir,  prime- 
ro que  sabios  y  grandes  liceos,  urgen  y  son  indispensables  hom- 
bres instruidos  y  educados  en  las  Escuelas  primarias. 


539  — 


CAPITULO  V 


Medios  auxiliares  de  la  Enseñanza. — Bibliotecas  públicas. — La  primitiva  libre- 
ría de  la  Universidad  de  Oviedo.  —Su  acrecentamiento  con  derechos  acadé- 
micos y  mandas. — Importante  legado  del  Brigadier  Solís. — Interés  del  Con- 
de de  Campomanes  y  ayuda  provincial  para  la  Biblioteca  universitaria. — 
Su  organización  y  apertura.— Patronato,  rentas  y  fondos.— Invasión  france- 
sa y  funestas  consecuencias. — Arreglo  y  sucesivos  aumentos. — Declaración 
de  provincial. — El  bibliotecario  Sr.  Suárez  Barcena.  -Protección  de  los 
Rectores. — Donativos  y  acrecentamientos  oficiales  y  particulares,  principal- 
mente por  el  Sr.  González  del  Valle. — El  Cuerpo  facultativo  de  Archivos, 
Biblioteca  y  Museos. — Catálogos. — Idea  general  del  contenido  de  la  Biblio- 
teca.—Deficiencias  y  escaseces.  — Libros  notables.— Descripción  del  estable- 
cimiento.— Estado  actual;  concurrencia;  necesidad  de  reformas.  — Biblioteca 
provincial  de  León.— Su  origen,  desarrollo  y  catálogos.  -Biblioteca  del  Ins- 
tituto de  Jovellanos  de  Gijón. — Su  creación,  progreso;  memoria  importante. 
— Colección  notable  de  bocetos. — Bibliotecas  populares.— Museos  escolares. 
— Museos  arqueológicos  provinciales  de  Oviedo  y  León. — Museo  provincial 
de  Pinturas  de  Oviedo. 

En  las  noticias  históricas  de  la  Universidad  y  demás  Centros 
docentes  del  Distrito  universitario  se  hicieron  indicaciones  refe- 
re ntes  á  los  medios  auxiliares  de  enseñanza  ó  material  científi- 
co de  los  varios  órdenes  de  escuelas  (1),  sin  que  fuera  posible 
descender  á  detalles  ó  inventarios,  que  constan  también  en  Me- 
morias y  publicaciones  de  los  diferentes  Establecimientos  (2). 

El  capítulo  presente  se  ha  de  concretar  á  noticias  históricas 
de  los  centros  bibliográficos  ú  objetivos  de  instrucción,  de  Biblio- 
tecas oficiales  y  de  Museos,  no  comprendidos  en  páginas  ante- 
riores; instituciones  que  tienen  propia  y  especial  organización 
como  medios  que  impulsan  y  favorezcan  la  cultura  pública  (3). 

ítj  Véanse  páginas  n»,  183,  214  y  siguientes;  307,  31a,  3x6  y  368,  319,  3.15;  384  y  siguicn* 
tes;  392  y  ¿iguientcs,  397;  411  y  siguientes;  459  y  530. 

12I     Véanse  las  notas  en  las  páginas  226,  310,  313.  322,  326,  368,  390,  400  y  406. 

•3»  La  Biblioteca  de  la  Facultad  de  Derecho  de  Oviedo  queda  icscñada  en  la  página  21a, 
a'ai  como  se  hizo  mención  de  las  nacientes  Bibliotecas  especiales  de  otros  Centro*  en  las  páginas 
307,  31?,  319  y  326.  Ha  comenzado  la  de  la  Escuela  de  Artes  é  Industrias  de  Gijón,  asi  como 
está  paralizada  la  artística  de  la  antigua  Escuela  de  Bellas  Artes  de  Oviedo,  aunque  la  prosigue 
paulatinamente  la  Academia  provincial  de  San  Salvador. 

Apenas  están  iniciadas  las  Bibliotecas  de  las  Escuelas  Normales  de  Oviedo  y  León,  donde 
urge  tambiéu  establecer  las  propias  «pedagógicas»  con  sección  circulante  para  auxilio  de  Maes- 
tros y  Maestras  de  pueblos  apartados. 


-540  - 

Merece  el  primor  lugar  por  su  antigüedad  é 
Biblioteca  de  nuestra  principal  Escuela, 

Era  preciso  de  todo  punto,  una  vez  abiertos  los  estudi 
la  Universidad,  tener  una  librería  para  maestros  v  estatuí 
en  época  en  que  no  era  muy  fácil  la  adquisición  da  b 
obras.  Por  otra  parte,  el  Colegio  de  San  Matías  de  la  Cora 
de  Jesús,  que  estuvo  en  pugna  con  nuestra  Escuela,  U 
leca  abundante  á  donde  acudían  no  fácilmente  los  atorar 
las  Facultades,  y  era  urgente  la  necesidad  da  I j^< 
una  casa  de  enseñanza  como  la  Universidad,  Pero  so  ( 
la  escasez  de  fondos,  y  aunque  se  adquirió  la  librada 
Dean  Dr  Asiegoy  se  procuraron  algunas  obras  en 
de  prebendados,  catedráticos  y  letrados,  que  fallt 
pila!,  no  era  notable  el  aumento  de  la  Biblioteca  uní  ven 
aunque  se  acordara  desuñar  á  és  reales  de  los  dej 

en  cada  grado  de  doctor  y,  á  fines  dei  siglo  xvill,  ur 
oro  (I), 

Mas  el  amor  entrañable,  que  muchos  hijos  distij 
fesaron  siempre  á  nuestro  Establecimiento,   fué  remediar 
contrariedades  tocadas    al  principio.  l£l  célebre   Navk 
marqués  de  Santa  Cruz  de  Marcenado,  que  peí 
mente  en  la  defensa  de  Oran,  le  dejó  su  librería,  muy 
por  el  numero  de  volúmenes  y  t 
sultaron  inútiles  repetidas  gestiones,  que  duraron  ha 
no  se  tuvo  la  fortuna  de  llevará  cumplido  término  I 
del   sabio  autor  de  las   «Reflexiones  milita; 
camino  á  la  emulación  de  neuos  asturin 

La  causa  principal  de  su  aumento  e  impori 
de  su  crecimiento  y  valía  está  en  el  siguiente  casual 
la  vez  que  en  Murías  '!<'  Santih&ñez  (Aller)  Pandaba  una  E 
de  primeras  letras  y  de  Latinidad  H  brigadier  de 
Lorenzo  Solfe   (2)  destinaba  en   su  testamento,  oIoj 
castillo  de  Sao  Juan  de  Ulloa  a   20  de   Noviembre  de   I 
crecida  suma  de  20.000  escudos  de  vellón  (SOCU 


ediar 


[,\     En  «I 


—  54i  — 

cipalmente  con  destino  á  una  librería  en  el  Colegio  de  San  Ma- 
tías de  los  jesuítas  de  Oviedo,  de  los  cuales  era  Rector  un  pa- 
riente suyo.  Tan  crecida  cantidad  era  «para  comprar  (dice  la 
cláusula)  por  ahora  de  pronto  una  librería  selecta,  universal,  de 
todas  facultades,  ciencias,  historias  y  noticias  curiosas  con  que 
se  puedan  satisfacer  la  curiosidad  y  aplicación,  de  los  sujetos 
aficionados  á  la  literatura  en  general  y  útil  á  los  hombres  no-  • 
bles  y  de  talento  especial,  para  imponerse  umversalmente  y  po- 
der ser  útilísimo  su  trabajo  á  las  repúblicas,  la  cual  se  escojerá 
con  nimio  y  cuidadoso  escrutinio». 

Las  mandas  del  generoso  é  ilustrado  Sr.  Solís  llegaron  mer- 
madas en  Oviedo,  reducidas  á  338.000  reales  y  28  maravedises. 
El  Regente  Gobernador  del  Principado  Sr.  Várela  depositó  dicha 
suma  en  la  Junta  General  porque  el  R.  P.  Rector  de  la  Compa- 
ñía no  la  quiso  recibir  en  el  concepto  y  objeto  indicados,  que  no 
se  avenían  á  las  reglas  de  la  Caso,  y  renunció  en  1773  al  legado 
de  la  expresada  fundación  en  su  Colegio,  ó  sea  á  200.000  reales 
para  la  Biblioteca,  150.000  para  libros  y  50.000  para  dotación 
de  un  bibliotecario,  carbón  y  aumento  anual  de  libros.  Otro  Re- 
gente, el  Sr.  Verdeja,  ayudó  á  la  intervención  de  la  Jurisdicción 
Real  en  las  mandas  é  instituciones  mientras  los  testamentarios 
del  Brigadier  allerano,  entre  ellos  el  sobrino  D.  Martín  Carda 
Solís,  ayudaron  los  deseos  del  Claustro  de  la  Universidad  para 
establecer  aquí  la  librería,  pensamiento  apoyado  con  la  decisión 
de  siempre  por  la  Junta  General  del  Principado  y  la  Justicia  y 
Regimiento  de  Oviedo. 

El  famoso  Conde  de  Campomanes,  que  no  perdía  ocasión  de 
favorecer  á  la  Universidad,  llamó  así  el  expediente  de  las  obras 
pías  del  docto  Ingeniero  asturiano,  y  por  R.  P.  de  6  de  Febrero 
de  1765  se  reglamentó  el  cumplimiento  práctico  de  su  última 
voluntad  á  cargo  de  una  comisión  especial  en  Oviedo,  presidida 
por  el  Caballero  Regente  y  de  la  que  formaban  parte  el  Rector 
Sr.  Francos  Arango,  Diputado  y  R?gidor  decanos,  el  canónigo 
D.  Andrés  de  Prada  y  el  R.  P.  Sr.  Bernardo  Carasa,  benedictino 
y  catedrático  de  Matemáticas,  quedando  como  Inspector  y  con- 
sultor el  Fiscal  del  Consejo  de  Castilla.  La  Junta  determinó  en 
primer  término  establecer  la  Biblioteca  en  la  Universidad,  inven- 
tarió como  base  los  pocos  libros  que  tenia  el  Claustro,  dispuso 


-542- 

obras  en  el  edificio  y  encargó -la  conveniente  estantería  con  ma- 
deras y  en  talleres  de  Covadonga. 

El  Claustro  también  recurrió  á  la  Junta  general  del  Primi- 
pado;  éste  mandó  traer  el  plano  y  remate  de  las  obras  de  la  ííi- 
blioteca,  y  de  arbitrios  propios  concedió  12.000  reales  en  1705, 
comenzando  entonces  la  verdadera  vida  de  nuestro  Museo  bi- 
bliográfico (1), 

Con  parte  de  la  herencia  del  Sr.  Solis  se  levantó  el  piso 
principal  de  la  Universidad  en  sus  lienzos  de  Occidente  y  Me 
diodía  (2),  y  allí  .se  estableció  la  Biblioteca,  comisionando  al 
ilustre  Fiscal  para  que  comprase  libros  hasta  la  suma  de  13.000 
ducados.  Nadie  más  competente  ni  más  idóneo  para  tan  delica- 
da comisión  como  este  Magistrado^  cuyo  vastísimo  saber  era 
por  todos  conocido,  y  asi  no  es  de  extrañar  que  viniesen  á  ocu- 
par nuestros  estantes  los  libros  más  estimados  y  en  sus  mejores 
ediciones  de  Teología,  Cánones,  Leyes,  Historia  y  Literatura.  La 
Diputación  provincial  permanente  gestionaba  por  otro  lado  en 
Madrid  con  su  representación  y  procuración  en  Cortes  para  al- 
canzar alguna  concesión  de  la  Real  familia,  y  ayudaba  en  esta 
empresa  el  mismo  D.  Pedro  de  Campomanes.  Dieron  los  Prín- 
cipes de  Asturias  D,  Carlos  y  D.a  María  Luisa  la  cantidad  de 
2.000  ducados,  y  consintieron  colocar  en  la  ovetense  Biblioteca 
sus  retratos,  bastante  bien  ejecutados,  aunque  no  por  Hoya 
ionio  se  deseaba  (3),  é  lazo  todavía  más  aquel  insigne  patricio 
que  no  perdonaba  medio  alguno  de  proteger  á  la  Universidad; 
por  su  valimiento  donó  el  infante  D.  Gabriel  un  ejemplar  (edi- 
ción principe)  de  su  traducción  de  Cayo  Salustio  Crispo  y  otro 
magnífico  del  «llereulano*  (regia  y  primorosa  ilustración  de  sus 
antigüedades,  dedicada  á  Carlos  III,  Ñapóles,  1757)  é  interesó  á 
sus  relaciones  y  á  las  personas  ilustradas  que  le  facilitaron 
ejemplares  dr>  sus  libros;  y  con  estas  adquisiciones  y  regalos 
Buyos  remitió  el  Sr.  Campomanes  una  crecida  é  interesante  co- 
lección dfc  papeles  sueltos  y  manuscritos  formando  280  tomos 
de    t Varios  >  ó  curiosos  y  especiales  asuntos.  Y  escribía  sobre 


-  Imputaciones  de    27    de    Septiembre    y  22     de     Noviembre 

1 1  '    I  :       . 

(*}        V,:|--    |,.,    ■        ,j4 

i   —  Claustro?  de  ?7  de  E  lero  á¿  1770  y   2  de  Mayí  .le   1771. 
M|>UiacÍouc>  dí  ó  de  Febrero  y  ¿5  de  Noviembre  de  1770  y  de  :<• 
de  J  unió  de  177^. 


r 


-  543  — 

estas  materias  en  carta  de  21  de  Mayo  de  1774  á  los  individuos 
del  Claustro:  «Piensen  en  ir  completando  los  Diarios  y  Memo- 
rias, que  vayan  saliendo  nuevas;  que  se  dipute  algún  individuo 
de  los  que  residen  en  Madrid  para  que  cuide  de  estos  asuntos» 
en  el  supuesto  de  que  yo  ayudaré  en  todo  cuanto  penda  de  mi 
arbitrio,  porque  la  instrucción  pública  es  el  mayor  bien  de  un 
pais;  y  éste  no  se  ilustra  con  discursos  y  porfías  sofísticas,  sino 
con  la  lectura  de  libros  útiles  y  de  pensamientos  originales». 
Terminaba  recomendando  en  autógrafa  postdata  la  formación 
de  una  Biblioteca  provincial  especial,  al  estilo  de  la  catalogada 
por  el  erudito  Magistral  González  Posada,  y  decía:  «De  los  es- 
critores asturianos,  impresos  ó  manuscritos,  ó  de  los  que  escri- 
bieron de  cosas  de  Asturias  y  memorias  de  sus  varones  ilustres 
(que  exciten  Ja  gloriosa  emulación  de  imitar  sus  virtudes  y  ta- 
lento) conviene  ir  recojiendo  cuanto  se  pueda,  y  también  de  las 
obras  poéticas  escritas  en  el  lenguaje  vulgar  del  pais»  (1). 

Instalada  y  arreglada  la  Biblioteca,  se  había  abierto  al  pú- 
blico en  1770  confundida  con  la  antigua  librería  de  la  Universi- 
dad, cuyos  ejemplares  se  sellaron  con  sus  armas  (2),  y  estaba 
servida  por  un  bibliotecario  dotado  con  300  ducados  y  cargo  de 
enseñar  Matemáticas  y  después  Historia  literaria,  y  por  un  ayu- 
dante con  1.000  reales. 

Proveía  ambos  destinos  el  Patrono  de  las  Obras  pías  del  se- 
ñar Solís  y,  con  medalla  al  pecho,  podía  asistir,  entre  los  docto- 
res, á  los  grados  y  actos  académicos.  No  ha  mucho  tiempo  que 
un  humilde  labrador  ejercía  esta  honrosa  prerogativa,  porque 
el  cambio  de  fortuna  y  precaria  situación  social  no  le  privaron 
de  ocupar  su  sitio,  abrazar  al  nuevo  graduado,  recibir  la  propi- 
na ó  derechos  y,  en  fin,  tener  igual  representación  que  los  indi- 
viduos de  la  Corporación  universitaria. 

Para  su  sostenimiento  y  desarrollo  tenía  la  Biblioteca  rentas 


(i)  El  catálogo  de  esta  Biblioteca  asturiana,  parte  principal  del  Catalogo  as  tur  por  el 
Sr.  González  Podada  y  base  de  las  "Memorias  hisic'.ricas  del  Principado  de  Asturias»-  del  mismo 
erudito  Magistral,  paró  en  poder  de  Campomancs  y  se  publicó  por  los  Sre>  Zarco  y  Rayón  en 
1863  en  el  Ensayo  de  una  Biblioteca  española  ó  libros  raros  y  curiosos  del  famoso  Gallardo. 
(Véase  mi  artículo  en  el  «Homenaje  á  Menémlez  Pelayo»;  Madrid,  1899,  tomo  II). 

(ai  El  índice  de  las  importante*  y  curiosas  adquisiciones  del  Sr.  Conde  de  Campomanes 
se  hizo  por  comisión  nombrada  en  Claustro  de  74  de  hiciembre  de  J775.  — El  sello  universitario 
representaba  la;  armas  arzobispa'cs  de  Valdés;  pero,  como  modernamente  habí.»  cambiado  la  or- 
ganización oficial  de  la  I'ibliuteca,  propuse  y  hu-  aceptado  un  nuevo  sello  donde  se  .igruparon 
los  escudos  nacional,  provincial,  universitario  y  el  d-¿  la  casa  de  Solís  un  sol  de  oro  en  campo 
de  gules)  recordando  la  dependencia,  significación  y  favores  del  establecimiento  bibliográfico  al 
Estado,  Provincia,  Universidad  y  al  benemérito  Sr   Solís. 


k 


—  544  — 

de  la  herencia  del  brigadier  Solís,  aumentadas  en  1774  por  me- 
diación de  Campomanes  con  un  beneficio  simple   en  Seares, 
aplicado  al  bibliotecario,  y  la  tercera  parte  de  otro  de  Nogueira 
en  Lugo  para  utensilios  y  material.  En  1775  se  autorizó  á  una 
comisión  para  que  del  fondo  de  grados,  destinado  á  comprar  li- 
bros, se  adquiriesen  los  del  canónigo  Sr.  Torres;   y  también  en 
más  obras  se  emplearon  depósitos  existentes  en  1776.  Nombro 
entonces  el  Claustro  un  doctor  Comisario  de  la  Biblioteca;  con 
esta  dirección  se  gestionaron  mas  aumentos;  y  en  1786  se  recibió 
carta  acordada  del  Consejo  para  que  bajo  ningún  pretexto  se 
permitiesen  sacar  volúmenes  del  Establecimiento.  Tuvo  creci- 
miento notorio  la  Biblioteca  cuando  recibió  gran  parte  de  la  de 
los  Jesuitas  de  Oviedo,  algunos  ejemplares  de  importancia  y 
gran  coste,  después  de  su  expulsión  en   1787;  y  con  sus  libros, 
de  los  que  se  enagenaron  no  pocos  duplicados  para  aumentar 
los  fondos,  vino  también  un  rico  y  variado  monetario,  de  gran 
valor  intrínseco  y  extrínseco,  y  á  lograr  esta  adquisición  por  la 
Universidad  trabajaron  con  el  celo  de  siempre  el  Sr.  Campoma- 
nes y  la  Junta  General  del  Principado.  , 

Así  continuó  la  Biblioteca  hasta  la  invasión  de  los  franceses 
que  la  saquearon,  desparramando  tan  riquísimo  monetario  con 
más  de  6.000  medallas  (á  juzgar  por  los  cartones  que  después 
se  llegaron  á  ver),  el  «Hercufano»,  otras  obras  de  mucha  esli- 
ma, dejando  bastantes  incompletas,  y  muchas  fueron  arrojadas 
á  sótanos  húmedos,  donde  en  su  mayor  parte  se  deterioraron  ó 
perdieron. 

En  esta  época  funesta  falleció  en  la  emigración  el  bibliote- 
cario, y  con  su  muerte  se  perdieron  los  fondos  que  el  Adminis- 
trador le  había  entregado  para  salvarlos  de  la  rapiña  francesa. 
Se  rescataron  en  181  i  bastantes  libros,  y  la  Biblioteca  estuvo 
largos  años  sin  acrecentamiento  alguno  hasta  que  por  los  de 
1825  el  Dr.  Benayas,  médico  de  León,  la  dejó  su  librería,  facul- 
tativa en  su  mayor  número,  y  en  1828  el  Iltmo.  Sr,  D.  Manuel 
Torres  Cónsul,  consejero  de  Castilla  y  catedrático  de  Derecho 
canónico  de  esta  Escuela  (1),  donó  también  la  suya  de  1.000 
volúmenes  próximamente,  oscojida  y  de  estimación  bibliográfica 

(i)     Vóansc  páginas  162  y  243. 


r 


-545- 

que,  hasta  el  último  arreglo,  estuvo  en  departamento  separado, 
llevando  el  nombre  del  distinguido  favorecedor. 

En  1834  cobró  vida  nuestra  librería;  en  1836  fué  declarada 
provincial,  como  modernamente  lo  fué  de  2.a  clase,  cual  todas 
las  universitarias.  Recibió  gran  impulso  con  tal  motivo  (1),  y  va- 
rias donaciones  individuales,  una  importante  de  8.000  reales. 
Ala    entusiasta  actividad  d'el  celoso  bibliotecario  el  malogrado 
D.  Aquilino  Suarez  Barcena,  ayudado  por  sus  compañeros  los  in- 
dividuos de  la  Comisión  provincial  de  Monumentos  históricos  y 
artísticos,  se  debió  que  pasasen  á  la  Universidad  los  escasísimos 
restos  de  las  rebuscadas  librerías  conventuales  de  San  Francis- 
co, San  Vicente  y  Santo  Domingo  de  esta  ciudad  y  algunos  otros 
ele  San  Francisco  y  la  Merced  en  Aviles,  San  Salvador  y  San 
Francisco  en  Villaviciosa  y  San  Juan  de  Corias  en  Cangas  de 
Tineo.  ¡Qué  riqueza  científica  no  se  perdió  entonces!  La  preci- 
pitada y  tumultuosa  exclaustración,  en  medio  de  la  guerra  civil 
y  apasionadas  luchas  políticas,  determinó  el  desamparo  y  aban- 
dono de  ricas  bibliotecas  y  archivos  conventuales,  abiertos  á  la 
intemperie  unos,  saqueados  otros,  aquéllas  y  éstos  objeto  de  la 
rapacidad  y  de  la  ignorancia,  mientras  sagaces  acaparadores 
propios  y  extraños  lograban  lo  mejor  de  tales  depósitos  llegando 
tarde  sin  recursos  ni  medios,   como  es  usual  en  España,  la  ac- 
ción reparadora  del  Estado   por  las  Comisiones  arqueológicas. 
Ellas  recogieron  lo  poco  que  restaba;  pero  manuscritos,  códices, 
incunables  y  ejemplares   raros  y  curiosos  se  desparramaron  por 
España  y  el  Extranjero;   y  después,  para    remate,  á  lo  que  pudo 
salvarse  llegó  el  espíritu  centralizador  de  la  Administración  que 
lo  atesoró  en  Madrid  con  abandono  y  desden  para  los  elemen- 
tos provinciales  y  su  propia  historia  (2).  El   trabajo,  que  con  en- 
tusiasmo y  competencia  memorables  ee  impuso  el  Sr.   Suarez 
Barcena  fué  grande  y  útil.  Abogado    de  reputación,  erudito  de 
buena  cepa  y  variados  conocimientos,  periodista  y  publicista 


(i)  Archivo  de  la  Universidad.— Claustro  de  la  de  Mar/o  donde  se  leyó  interesante  infor- 
me sobre  el  estado  de  la  Biblioteca. 

(2)  Véanse  los  «Resúmenes  de  la*  Actas  y  Urcas  de  la  Comisión  de  Monumentos  históricos 
y  artísticos  déla  Provincia  di*  Oviedo»  dewle  iSjj  á  iS'^6,  de  iS'iS  á  1870,  1871  á  1872  y  1872  á 
i°74.  %()viedo;  imp.  de  E.  Uri.i,  1871;  t)j¿  y  10741  reli'il»?  p>r  el  antur  de  ivta  Hi-toria 
universitari  1.  E.i  la  ép  >c:i  primera  prest. iroa  graa  les  scr\'i:¡os  I  j-.  Sre».  Prado,  Alvarc*  Arenas 
y  Salmean,  vicepr; -idéate,-;;  Ca^ed  1,  Ca  1  .-lia  il>  \  Smr.7  Caatóa,  I)i..z  Onloikv  •  F  >  y  Miguel 
V'ujil  (J)  vocales;  y  Conde  de  Caualej  ts,  S aire/  Hueca  1  y  Migu.-I  V:gil  \C)  .secretarios.  Por  cu- 
t'»nce$  vino  á  Asturias  y  entendió  en  el  c  )inercio  bibliojjrálioj  el  famoso  erudito  y  arqueólogo 
D.  Roberto  Frassinelli. 


X    IUL' 


~\ 


—   54Ó- 

de  mérito  verdadero,  desplegó  esta?  y  otras  cood 

ecentamiento  v  organización  de  la  Biblioteca,  al  rutena 
po  que  en  la  prensa  provincial  y  de  Madrid  dio  A  luz  int< 
te  variados  géneros  y  aquilato  Ja  riqu 
«un  noM  incunables  v  de  edtci  iras  ' 

na  universitaria. 

Los  Reetotea,  &  *\\  ve$,  ayudaron  con  ¡nter< 
respetable  Sr  Mala  Vigií  dejó  para 
ocupaba  la  Biblioteca  en  ni  O.  del  edrficj  Lint 

lodo  el  limzo  del  S.;  hizo  Lraer  la  bella  estantería  de  i¿i 
nedictina  de  Cortas;  y  aplico,   además  de   los   r-j  • 
lantes  6  insignedoü  en  I  ial 

oubriend 

bililar  y  enriqueceré!  departamento  bibliográfico  1 
coa  igual  d  \  ici  1  n  c! 

Elector  Sr.  Alfares 

npritra  libro!  ección  d< 

é  hiaso  llama  míenlos  para  do 
igualmente   desde  1812.  La  Biblioteca 
impulso  durante  los  muchos  años  de  jefatuí 
logrando  ed&b  de  mil  volúmenes  y,   arrimando  á  lew 
recursos  de  la  Biblioteca  loí 
so  la  construcción  á\ 

ron  ■  uro  n 

lias  y,  principalmente,  cuando  con  dii 
[del  a  mente  el  edificio  universitaria  por  medí 
ñas  ó  clara)'  lates  ob 

modos  pftra  La  U 

Siluro  i-i  Redor  actuaJ  Sr   Arambun 
interés  por  la  importanti  ion,  con 

&d   v  asi  la  prestó  memo] 
caudal  de  Ib 
adelatiti  y  litera] 

¡■■nulidad,  no  lograd; 
lilú  trabajos  >U  niiin  a 

una 

i<>7  con  •  al 

retirar  del  Banco  de  España  tres  residuos  d< 


-  547  — 
les  edentes  do  I   de  San   Fernando  y  correspon- 

lo  del  Brigadier  Solís,  llegaron  á  poder  del  Rector 
del  dicho  Banco  de  I  [ue,  ne- 

del  día  (415  0/o)  dieron  más  de  4.00U  poseí 
m  comprados  los  indicados  libro-  modernos 
-ario.  Nuestra  Biblioteca  carecía  de  ca- 
fan indispensables  como  «cajas  de  índices*  y,  después  de 
oír  Pela  y  o  y  Carrera  Martínez, 

on  dos  de  tales  útiles  del  modi  lo  de  tas  déla  Nació* 
construyó  místico  dísono  de)  profesor 

ii  el  Instituto  Sr.  Redondo,  una  artística  vitrina  en 
a  ineunal  rnplaresdel  Estable- 

■tito. 
En  diferentes  ocasiones  tuvo  también  la  Biblioteca  otros  ía* 
,  ron  donativos  de  libros  y  remesas  de  obras  difaren- 
aros  D.  José  \rgiielles,  D.  Joan  Peres 

.  I»  Frai  Martínez  Marina,  D  Agustín  Arguelles,  el 

i  Alvaro  Floreas  Estrada,  el  Marqués  de  Pi 
daJ  y,  a  opio,  D.  Manuel  María  Aeevedo,  el  canónigo  don 

siendo  de  no  esi  aso  valor  el  legado  qae  de 
o  el  Sr,  D,  Juan  Escandún,  secretario  de  la 

ntc  también  dislin- 
con  su-  doi  los  Sres,  M.  Ccok 

I  Marqués  de  Harzanallana,  D  Francisco  Taraes 
Hevia,  D.  J  tández  Heredia,  el  canónigo  D.  Fernando  A!- 

Santutlano,  D   León  Salmean,  mis  amantes  padrea  B,  líe- 
les y  otros  muchos,  que 
uyos  nombres  constan  en  un  álbum  es- 
oria    de  los  volúmenes  (1).  Particular  rnen- 
lio  que  di  bió  Ir  Biblioteca  al  entusiasta  as- 
D.  Anselmo  González  del  Valle  y  Fernández  Roces  con 
:  afecto  para  nuestra  Escuela  (2),  ataque 
"tas  en  1874,  La  mitad  de  esta  suma  fué  destina- 
luiskión  de  obras  por  una  Comisión,  compuesta  del 


toa  de  hurí.: 

le  irlSi   pi  in- 
Hiipriütdivnd 
livj    cu  rjnc    lie    clu    t 

«Ha, 


\ 


—  548- 
Decano  D.  Juan  D.  de  Aramburu,  catedrático  D.  José  M.  Piernas, 
bibliotecario  D.  Juan  R.  Arango  y  el  autor  de  la  presente  Histo- 
ria, lográndose  entonces  115  obras  (35-1  volúmenes)  con  prefe- 
rencia de  tratados  y  estudios  más  relacionados  en  últimas  publi- 
caciones con  las  enseñanzas  de  la  Universidad  (1).  El  Dr.  don 
Faustino  Roel  legó  recientemente  una  colección  de  libros  de  me- 
dicina. 

El  ministerio  de  Fomento,  hoy  de  Instrucción  pública,  remi- 
tió excelentes  publicaciones,  propias  de  Bibliotecas  públicas  por 
su  elevado  precio,  especialmente  en  la  década  de  1858  á  1868; 
hizo  más  tarde  muy  apreciable  envío  el  ministro  Sr.  Conde  de 
Toreno  con  200  volúmenes;  siguen  las  remesas  periódicas  por 
la  Superioridad  con  80  ó  90  obras,  procedentes  del  Depósito 
central,  conforme  al  reglamento  del  ramo,  aunque  en  ocasiones 
son  libros  de  escaso  mérito;  se  destinó  á  Oviedo  parte  de  la  Bi- 
blioteca ducal  de  Osuna,  adquirida  por  el  Estado;  y  hay  algún 
aumento  también  con  uno  de  los  ejemplares  de  cada  publica- 
ción inscripta  en  el  Registro  de  la  Propiedad  intelectual. 

Creada  la  Escuela  central  diplomática  en  1856,  con  la  ley  de 
1857  se  dio  origen  al  Cuerpo  facultativo  de  archiveros-bibliote- 
carios, después  también  de  anticuarios,  al  que  fueron  incorpora- 
dos los  antiguos  funcionarios  de  las  Bibliotecas  -públicas,  como 
aconteció  con  los  que  estaban  al  frente  de  la  universitaria-pro- 
vincial  de  Oviedo.  Se  ha  regido  seguidamente  dicho  Cuerpo  por 
diferentes  Reglamentos  desde  el  17  de  Julio  de  1858,  determi- 
nándose más  las  Provinciales  en  1859,  dictándose  con  posterio- 
ridad numerosas  disposiciones  de  organización  general,  siendo 
principales  el  R.  D.  orgánico  y  Reglamento  de  1887,  modificados 
en  1889,  las  leyes  de  1894,  el  R.  D.  de  10  de  Enero,  que  exten- 
dió los  servicios,  y  los  Reglamentos  de  Bibliotecas,  Archivos  y 
Museos  de  1901,  etc.  Por  estas  reformas  cesó  la  jefatura  directa 
de  los  Rectores  y  la  intervención  principal  que  venían  teniendo 
los  Claustros  en  los  centros  bibliográficos  universitarios,  que  ha- 
bían establecido  y  desarrollado,  determinándose  cierta  separa- 
ción, que  ha  sido  perjudicial  en  el  fondo,  en  muchos  casos  y  cir- 

'1)     Archivo  de  la  Universidad. — Claustros  de  24  de  Octubre  y  ax  de  Diciembre  de  1874. 

—  Véase  mi  folleto:  «Donativo  de  cinco  mil  pesetas  á  la  Universidad  de  Oviedo  por  el 
Excmo.  Sr.  D.  Anselmo  González  del  Valle  (Oviedo;  tip,  de  E.  Una;  1876J  que  comprendía  re- 
lación oficial  del  nuevo  catálogo  de  libros  adquiridos  para  la  Biblioteca  y  de  algunos  retratos 
para  la  Iconoteca  provincial  universitaria. 


—  549  — 

cunstancias,  á  la  marcha  progresiva  y  resultados  prácticos  de 
éstos.  No  aconteció  así  por  fortuna  en  Oviedo;  y  Universidad  y 
Biblioteca  marchan  unidas  en  cuanto  es  legalmente  posible, 
porque  además  están  en  el  mismo  edificio.  Los  Rectores,  que 
tienen  la  inspección  superior  de  la  Instrucción  pública  en  el 
Distrito  y  á  quienes  el  Reglamento  del  Cuerpo  de  Bibliotecas  li- 
mitó su  intervención  al  señalamiento  de  horas  de  servicio  (cuan- 
do debieran  tener  muchas  más)  aquí  ayudaron  siempre  al  Cuer- 
po facultativo  para  el  mejor  desempeño  de  su  cometido  técnico 
y  administrativo.  Más,  á  veces,  teniendo  interés  y  celo  los  bi- 
bliotecarios, resultan  ineficaces  los  esfuerzos  por  dificultades  y 
obstáculos  repetidos,  que  ya  se  dirán,  al  desarrollar  los  trabajos 
de  su  instituto. 

Son  tareas  fundamentales  las  de  catalogación  y  formación 
de  índices  razonados  con  adecuada  clasificación  en  remplazo 
de  los  primeros  é  incompletos  inventarios  y  relaciones  de  la  Bi- 
blioteca ovetense  desde  que  fué  preciso  un  balance  después  del 
saqueo,  espoliación  y  desórdenes  cuando  los  años  de  la  guerra 
de  la  Independencia.  En  1816  principió  á  formarse  una  relación 
que  dio  por  resultado  7.000  libros  y,  tras  de  las  varias  operacio- 
nes de  incorporación  de  los  conventuales,  en  nuevo  índice  de 
1844  se  comprendieron  10.000  volúmenes;  en  1857  se  inventa- 
riaron 18.000,  que  llegaron  á  20.000  en  1859;  y  asi  sucesiva- 
mente fué  registrado  el  fondo  y  se  fué  fijando  su  alcance, 
pudiendo  decirse  que  en  la  actualidad  pasa  de  50.000  volúme- 
nes. Los  catálogos  acometidos  son  varios,  aunque  deficientes 
y  por  ultimar,  asi  el  primitivo  de  autores  en  diferentes  tomos 
en  4.°  con  numerosas  hojas  ordenadamente  foliadas,  como  otro 
alfabético  en  papeletas  grandes  con  más  detalles  bibliográficos. 
Se  comenzaron  igualmente  mas  índices:  uno  cronológico,  que 
da  razón  de  manuscritos  y  de  bastantes  libros  antiguos,  papeles 
varios  y  de  notas  referentes  á  ejemplares  posteriores;  y  otro,  en 
grandes  cuadernos  por  materias,  clasificadas  en  cinco  grupos, 
«Teología»,  «Jurisprudencia»,  «Ciencia  y  Artes»,  «Bellas  letras 
é  Historia».  Ensayáronse  más  procedimientos  registrando  libros 
por  apellidos  de  autores,  títulos  de  obras,  impresores  y  localida- 
des, fechas,  con  más  otro  de  orden,  en  relación  con  el  material 
de  la  colocación  de  las  obras  por  salones  y  estantes,  aparte  del 


-  55°- 
general  ó  de  inventario,  haciéndose  mientras  tanto  el  servicio 
público  con  el  «índice  provincial  de  A  A.»  formado  por  los  se 
ñores  Barcena  y  Arango.  La  escasez  y  mudanza  de  personal,  la 
falta  de  medios  materiales,  la  variación  de  sistemas  y  criterio, 
etcétera,  fueron  dilatando  la  catalogación  deñnitiva  y  ordenada 
de  que  el  Claustro  universitario  se  preocupaba  con  interesa 
pesar  de  la  separación  oficial  en  consecuencia  de  la  creación  del 
Cuerpo  facultativo  (1). 

Los  actuales  bibliotecarios  Sres.  Puras,  Lucio  y  Lozano  se 
han  impuesto  el  trabajo  penoso,  nunca  bastante  agradecido,  de 
terminar  el  «Catálogo  por  materias»  adoptando  el  sistema  Bru- 
net,  seguido  generalmente  en  España,  pues  que  la  Junta  Supe- 
rior facultativa  del  ramo  ha  desechado  por  poco  práctico  el  de 
cimal  del  norteamericano  Mr.  Melvil  Dewey,  recibido  en  otras 
naciones.  A  los  cinco  grupos  indicados  se  agregó  otro  más  de 
o  Enciclopedia»)  que,  con  las  «series»  correspondientes  á  cada 
uno,  facilitan  así  la  clasificación  como  el  servicio  público.  Con 
la  tarea  indicada  han  removido  por  completo  toda  la  Biblioteca 
redactando  10.832  papeletas  (hasta  el  día  de  hoy)  ajustada  á  las 
Instrucciones  de  1882,  repetición  de  la  del  docto  Sancha  en  1857, 
que  comprenden  toda  clase  de  datos:  autor  ó  autores,  título; 
traductor,  adicionador,  anotador,  compulsador,  director,  editor; 
exornación  de  mapas,  láminas  y  cuadros  sinópticos;  editor  ó 
librero;  edición;  lugar  y  año  de  .impresión  y  nombre  del  impre- 
sor; volúmenes  y  tamaños;  encuademación;  circunstancias  del 
ejemplar;  y  marca  ó  lugar  de  la  obra  en  la  Biblioteca.  Esta  difí- 
cil operación  dará  por  resultado  el  conocimiento  completo  del 
contenido  de  la  Biblioteca,  al  mismo  tiempo  que  determinación 
y  separación  de  ejemplares  de  mérito,  aumentados  por  los  que 
van  apareciendo.  Prestan  con  esto  muy  patriótico  servicio  los 
mencionados  funcionarios  que,  por  otra  disposición  de  la  Junta 
Consultaliva,  han  comenzado  nuevo  Catálogo  alfabético  de  im- 
presos, conforme  á  la  R.  O.  de  15  de  Octubre  de  1902  con  oirás 
cédulas  comprensivas  del  encabezamiento,  nombre  ó  indicado 


b 


(i\  Archivo  de  la  Universidad.—  Claustro  de  la  Facultad  de  Derecho  de  so  de  Abril  de 
1SS7  en  que  se  apreciaron  tas  gestiones  del  diputado  y  Catedrático  Sr.  Vallina  y  el  acuerdo  de 
la  siempre  protectora  Diputación  provincial  disponiéndose  á  imprimirá  su  costa  el  Catálcgodí 
la  liib.ioteca.  Se  solicito  entonces  el  aumento  de  personal  facultativo,  no  logrado,  para  e«tc  tra- 
bajo extraordinario  y,  á  ñu  de  auxiliarle,  se  designó  á  los  Catedráticos  Sres.  Barrio,  Pasada, 
Rúa,  Jove  y  al  autor  de  esta  obra.  Nada  se  pudo  hacer.... 


—  55i- 
nes  del  autor,  título,  edición,  pié  de  imprenta,  número  de  pági- 
nas ó  volúmenes,  tamaño,  encuademación,  registro  de  entrada 
y  signaturas  bibliográOcas  y  topográficas;  todo  esto  á  completar 
con  cédulas  de  referencia  para  acometer  después  el  Catálogo 
metódico  ó  de  materias.  Cuándo?  Cómo?...  Con  el  personal  ac- 
tual, necesitado  de  auxiliares  y  de  consignación  especial?... 

Es  muy  difícil  sin  incurrir  en  omisiones  dar  una  idea  del  es- 
tado actual  del  establecimiento,  y  fuera  muy  prolija  la  relación 
de  las  diferentes  obras  antiguas  y  modernas  más  consultadas  ó 
leídas.  Bastante  provista  la  Biblioteca  de  clásicos  antiguos  en 
buenas  ediciones,  y  posteriormente  de  los  europeos,  franceses, 
ingleses,  italianos  y  alemanes;  masque  abundante,  rica  en  obras 
de  Teología  y  ciencias  eclesiásticas,  con  buenos  ejemplares  de 
los  Benedictinos  de  San  Mauro;  conteniendo  numerosas  publica- 
ciones de  jurisconsultos,  comentaristas  y  tratadistas  del  derecho 
romano  y  de  los  viejos  códigos  nacionales;  poseyendo  no  esca- 
sas historias,  estudios  de  antigüedades  y  crónicas  apreciables, 
puede  decirse  que  representa  el  movimiento  científico-literario 
hasta  el  siglo  xvnr,  y  éste  muy  principalmente.  Acusaba  el  pro- 
greso científico  de  entonces,  cual  se  ve  por  lo  que  conserva:  los 
primeros  cincuenta  tomos  de  las  «Memorias  de  la  Academia  de 
Inscripciones  y  Bellas  Letras  de  París»,  el  Journal  de  Sacans, 
las  Acta  eruditorum  Lipsia,  el  Journal  etranjer  (de  M.Fre- 
ron),  la  Gazette  litteraire  de  V  Europe,  el  «Espíritu  de  los  me- 
jores diarios  que  se  publican  en  Europa»,  el  comienzo  délas 
(«Noticias  y  extractos  de  manuscritos»   del  Instituto  de  Francia, 
las  Acta  Sanctorum,  los  51  lomos  primeros  de  los  Hollandos 
etc.,  etc.,  lamentándose  por  los  estudiosos  que  de  publicaciones 
tan  importantes  no  haya  podido  continuarse  la  adquisición.  Des- 
pués se  paralizaron  necesarias  compras  hasta  1855,  produciendo 
un  vacío  que  no  se  ha  logrado  llenar  en  lo  principal,  siguiendo 
este  y  otros  atrasos  en  épocas  posteriores  de  tanto  movimiento 
en  ciencias  y  letras,  aunque  se  alcanzó  relativa  entrada  con  las 
adquisiciones  de  1874,  cuando  el  Rectorado  del  Sr.  Salmean,  y 
muy  principalmente  con  las  últimas  dirigidas  por  el  Sr.  Aram- 
buru  de  notables  obras  de  Geografía,  Historia,  Ciencias  sociales 
y  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales  de  que  se  carecía.  Bien  es 
verdad  también  que  la  próxima  Biblioteca  especial  de  la  Facul- 

36 


-552- 
tad  de  Derecho,  accesible  á  cuantos  lo  deseen,  contiene  lo  prin- 
cipal y  más  saliente  del  movimiento  contemporáneo  en  ciencias 
morales  y  políticas;  pero  siempre  resulta  que  el  caudal  científico 
del  establecimiento  provincial  es  harto  deficiente,  no  responde  á 
las  necesidades  actuales,  creciendo  cada  día  más  el  atraso.  Ante 
estos  inconvenientes,  el  jefe  de  la  Biblioteca  Sr.  Puras  se  dirigió 
en  1902  al  Ministerio  de  Instrucción  Pública  remitiendo  uoa  re- 
lación de  obras  modernas  no  existentes  en  el  establecimiento  y 
necesarias  para  servir  á  frecuente  demanda,  consullas  y  lectoras 
científicas,  literarias,  artísticas,  agrícolas,  industriales  y  mercan- 
tiles, ya  de  carácter  general  ó  ya  apropiables  á  las  necesidades 
inmediatas  de  la  región.  Tan  plausible  petición  no  ha  sido  sa- 
tisfecha todavía  por  la  Superioridad,  mientras  no  es  fácil  que  tal 
deficiencia  pueda  llenarse  con  los  tan  reducidos  recursos   de 
nuestra  provincial  Biblioteca.  La  consignación  del  Estado,  que 
alguna  vez  fué  de  1.500  pesetas,  ha  disminuido  sucesivamente 
hasta  las  1.000  actuales,  sujetas  á  descuentos,  para  material  de 
oficina,  compras  de  obras,  encuademación,  restauración,  cale- 
facción, etc.  Se  ha  deseado  también  la  adquisición  de  libros  por 
medio  de  oportunos  cambios  de  centenares  publicaciones  dupli- 
cadas existentes  en  la  Biblioteca,  habiéndose  hecho  inventarios 
especiales  al  efecto;  y,  lo  que  con  buen  éxito  se  llevó  á  cabo  en 
1776,  con  libros  repetidos  de   la  librería  de  los  Jesuítas,  y  en 
1845,  bajo  el  Redorado  delSr.  Mata  Vigil,  adquiriendo  1.500  vo- 
lúmenes escogidos,  no  ha  podido  realizarse  después  desdeñando 
la  ventaja  de  adquirir  obras  modernas  por  este  recurso,  y  hasta 
lograr  espacio  para  otras  en  el  tan  limitado  de  los  actuales  de- 
partamentos ovetenses. 

No  falta  muy  abundante  «Miscelánea»  ó  bastantes  tomos 
con  reunión  de  «Varios»),  algunos  de  importancia,  formados 
por  Campomanes,  y  va  tomando  cuerpo  y  aumentando  la  co- 
lección de  periódicos  provinciales  (1),  de  gran  interés,  á  partir 
de  la  Caseta  de  Ooiedo  (1808-1809).  En  esta  materia  contrajo 
mérito  especial  el  oficial  D.  Elias  Lucio  Suerperez,  que  con  lla- 
mamientos en  la  prensa  local  y  gestiones  privadas  desde  1894, 
se  dedicó  con  afán  á  reunir  periódicos  y  revistas  asturianas. 


k 


(i)    Véase  pág.  270. 


—  553  — 
Con  éxito  apreciable  enriqueció  esta  sección,  de  tanta  utilidad 
y  frecuente  consulta  porque,  cual  bien  se  sabe,  acusan  y  con- 
tienen las  publicaciones  periodísticas  la  vida  regional  en  todos 
sus  aspectos  y  aspiraciones,  al  mismo  tiempo  que  son  como 
archivos  ó  arsenales  de  datos  y  noticias  no  contenidas  en  libros 
y  constituyen  el  o  libro  diario»  de  la  manifestación  intelectual 
de  un  pueblo.  Ya  lo  indicaba  el  Conde  de  Campomanes  en  su 
dicha  caria  de  1774;  la  agitada  vida  moderna  hizo  necesaria  la 
conservación  del  periódico  para  que  no  sea  flor  fugaz  de  un  día; 
y  fué  ésta  una  recomendación  muy  acertada  del  joven  Monarca 
Alfonso  XIII  al  visitar  la  Biblioteca  provincial  universitaria, 
complaciéndose  en  el  mencionado  trabajo  del  Sr.  Lucio,. al  que 
debieran  contribuir  cuantos  posean  colecciones  de  periódicos 
de  Asturias. 

En  todas  las  Bibliotecas  públicas  tienen  también  sitio  prefe- 
rente la  sección  de  publicaciones  singulares  por  su  importancia 
histórica,  literaria  y  tipográfica,  determinados  en  manuscritos, 
incunables  y  libros  raros  y  curiosos. 

No  son  en  Oviedo  muy  numerosos  los  primeros:  propiamente 
antiguos  hay  pccos, algunos  son  de  la  segunda  mitad  del  siglo  xvn 
y  en  su  mayor  número  copias  modernas  del  siglo  xvm.  Entre 
tales  manuscritos  debe  señalarse,  como  el  primero  en  mérito,  una 
Biblia  (versión  latina  de  San  Gerónimo)  admirable  ejemplar  en 
bitela  con  iniciales  de  oro  y  colores,  folio  (1;,  de  principios  del 
siglo  xiv;  le  sigue  el  tratado  de  Familiaritaie  Physicce  del  ca- 
talán Juan  de-Ruspeorsa  ó  Rupescisa,  interesante  tratado  de  Al- 
quimia (2),  del  siglo  xv;  y  pudieran  señalarse  más  de  otros  cien 
volúmenes  manuscritos:  varios  tratados  de  medicina  de  D.  Leo- 
nel Serrano  de  Paz,  catedrático  de  la  Universidad  en  el  siglo  xvn, 
folio,  entre  los  cuales  está  un  diccionario  árabe-greco-latino 
vulgar,  de  medicamentos,  escrito  en  árabe  con  letras  latinas; — 
«Las  Astucias  militares  de  S.  J.  Frontino»,  traducidas  al  portu- 
gués y  adicionadas  por  el  mismo  Serrano;— un  poema  épico, 
muy  bien  escrito,  «La  fiuerra  lusitana»; — y,  á  este  tenor,  otros 


(i)  El  bibliotecario  D.  Román  García  Aguado  remitió  á  la  Superioridad  en  16  de  Noviem- 
bre de  1870  una  excelente  Memoria  acerca  de  esta  Biblia.  m 

(a)  De  Gonzalo  Rodrigo  ó  Rodríguez  de  la  Pasera,  probablemente  asturiano,  que  escribió 
con  aquel  nombre,  según  D.  José  Ramón  de  Luanco,  en  $u  erudita  obra  La  Alquimia  en  Espa- 
ña (Barcelona;  1889;  tom.  I). 


r 


-55+- 
papelesde  Historias  locales,  Cuadernos  de  Cortes,  Ordenamien 
tos,  papeles  de  política,  y  varios  referentes  á  la  provincia,  en- 
tre ellos,  una  excelente  copia  del   «Sumario  de  armas  y  linajes 
de  Asturias»  por  el  canónigo  Tirso  de  Aviles  (1);  etc. 

Respecto  á  ejemplares  verdaderamente  incunables  resulta 
como  el  más  antiguo  de  los  hasta  ahora  registrados  el  libro 
Quadragesimale  de *  JIoribus  sapientiw,  per...  Ambrosium 
Spiera,  (1481,  folio,  letra  tortis);  pero  alguno  anterior  pudiera 
aparecer  en  el  nuevo  reconocimiento  que  se  está  practicando, 
cuando,  sobre  mudanzas  de  personal  y  otras  ocupaciones,  no 
debió  dilatarse  tal  operación,  pospuesta  á  ultimar  los  catálogos 
mencionados.  Se  registraron  antes  80,  entre  ellos:  «Nicol,  de 
Lyra,  In  quator  Evangelio,*,  que  puede  ser  de  los  más  antiguos; 
el  rarísimo  c Doctrinal  de  los  Caballeros  por  D.  Alfonso  de 
Cartagena  (1487)»;—  *Los  Varones  ilustres  de  Plutarco,  (Se- 
villa, 1491,  2  tomos,  folio)»  versión  del  cronista  Alfonso  de  Pa- 
tencia; -del  mismo  año  la  tlmitatio  de  Ihesu  Christ  (en  valen- 
ciano, ejemplar  que  perteneció  al  virtuoso  y  sabio  Martínez  Ma- 
rina)» etc.,  de  mérito  singular;  pero  en  breve  plazo  ha  de  verse 
sisón  masó  menos  de  dicha  cifra  para  fijar  de  una  vez  este 
punto  tan  interesante  á  la  significación  de  nuestra  Biblioteca. 
Por  esta  razón  se  prescinde  de  apuntar  otros  valiosos  ejempla- 
res de  aquel  período  primero  de  la  imprenta,  cuando  este  pro- 
digioso invento  estaba  «en  la  cuna»,  según  la  gráfica  frase  de 
los  bibliófilos  (2). 

No  faltan  impresiones  á  partir  de  1500  y  libros  raros  y  cu- 
riosos de  la  mayor  estimación: — la  «Comedia  philodozcos 
leonis  baptiste  (Salamanca,  1501)»;— dos  ejemplares  de  la  *An- 
toniana  Margarita»  de  Gómez  Pereira,  en  la  muy  apreciada  y 
escasísima  edición  de  Medina  del  Campo,  de  1554,  tan  elogia- 
da por  el  polígrafo  Sr.  Menéndez  y  Pelayo;  —  *  Silva  de  varía 
lection*,  compuesta  por  el  magnífico  caballero  Pero  Mexia(Va- 


(i)  El  original,  perdido,  es  del  último  tercio  del  siglo  xvi  A  la  conclusión  de  esta  obrase 
lee:  Ex  libris  D.  Francisci  Solisii  Biblioth.  Or>ctcnsis;  contiene  las  «Adiciones»  de  D.  Manud 
Caballero  en  1700;  y  la  copia  del  Sr.  Solis  es  de  1808 

(a)  Débese  al  bibliotecario  Sr  D.  Juan  Rodríguez  Arango,  ilustrado  sucesor  del  Sr.  Su.v 
reí  Barcena,  una  breve  pero  notaole  Memoria  ó  Reseña  histórica  ?/  descriptiva  de  b  Biblioteca 
de  Oviedo,  publicada  en  la  «Revista  de  Archivos  y  Biblioteca*».  (Madrid,  1878)  reproducida  en 
la  prensa  provincial  y  en  la  «Memoria  universitaria *.  tOvicdo,  1878)  donde  se  contiene  la  primera 
lista  impresa  de  principales  manuscritos  c  incunables  registrados  por  el  Sr.  Barcena  y  {xrd; 
trabajo  que  ha  de  servir  de  base  para  formar  de  una  vez  el  interesante  catálogo  de  estas  seccio- 
nes de  antigüedades. 


-  555  — 

liadolid,  1551);— el  primer  libro  estampado  en  Asturias,  *Bre- 
vicu\um  secundara  moren  alma  ecclesie  oveten  imper  im- 
pressum  apucl  Ovetum.  Anno  Dom  1556»,  del  mayor  aprecio 
provincial  (1);  y  no  se  citan  otras  rarezas  bibliográficas  por  mo- 
tivos de  brevedad.  Igualmente  pueden  mostrarse  en  la  librería 
universitaria  ovetense  varias  bellas  y  antiguas  encuademacio- 
nes sobre  madera  y  cuero  con  primorosas  labores  y  artísticos 
hierros  en  las  tapas,  que  ponen  muy  altas  gusto  y  pericia  de  los 
pasados  artistas. 

El  departamento  de  la  Biblioteca  se  compone  de  tres  salo- 
nes, de  27,864,  8,360  y  13,932  metros  de  longitud  respectiva- 
mente el  primero,  segundo  y  tercero,  por  8,360  metros  los  tres  de 
ancho,  y  4,040  de  elevación.  Al  primero  y  más  importante  da 
paso  un  pórtico  de  bellas  proporciones,  de  orden  jónico,  con  co- 
lumnas estriadas  y,  una  vez  pasado,  causa  grata  impresión  este 
primer  departamento  por  su  artística  estantería,  traida  de  Co- 
rtas, tallada  en  el  estilo  del  renacimiento  y  compuesta  de  dos 
cuerpos,  el  inferior  de  orden  corintio  y  el  superior  dórico  al  que 
se  sube  fácilmente  sin  necesidad  de  molesta  escalera  de  mano 
por  gradas  abiertas  en  el  mismo  cuerpo  de  los  estantes.  En 
esta  sala  están  los  escritorios  y  cajas  de  índices  para  los  traba- 
jos facultativos  y  administrativos  de  los  empleados,  la  vitrina  de 
notabilidades  (manuscritos  é  incunables),  el  estante  central  del 
donativo  Roel  y  las  mesas  de  lectura  pública.  El  segundo  redu- 
cido salón  sirve  como  de  enlace  con  el  tercero,  que  tiene  moder- 
na estantería  dispuesta  en  análoga  forma  que  la  del  primero  y 
además  cuatro  estantes  centrales,  que  dieron  grande  alivio  para 
la  colocación  de  libros,  porque  á  centenares  los  hay  colocados 
sobre  las  cornisas  del  cuerpo  inferior  de  las  estanterías,  quitan- 
do ai  local  el  agradable  aspecto  y  amplitud  que  debiera  tener, 
otros  aglomerados  en  mesas,  cajas,  rincones,  y  sótano  (bajo 
el  tercer  salón),  almacenes  y  desvanes  de  la  Universidad.  Como 
se  vé,  resulta  el  local  en  extremo  recargado  y  reducido  para  el 
número  de  obras  que  cada  día  va  aumentando;  y  esto  despoja 
á  la  Biblioteca  de  las  condiciones  necesarias  para  su  desenvol- 


(z)     Los  bibliotecarios  Srcs.  Suarez  Barcena,  Rodríguez  Arango,  Lozano  y  el  autor  de  este 
libro  han  publicado  trabajo*  con  descripción  y  datos  de  estas  y  otras  notables  obras. 
—  Véase  pág.  jo. 


i 


-556-     • 

viraiento  y  destino.  Se  impone  en  primer  término  lá  ampliación 
de  locales  habilitando  más  salones,  como  pudiera  conseguirse 
si,  destinado  el  Instituto  á  otro  edificio,  se  tomase  entonces 
todo  ó  parte  del  salón  contiguo  á  la  Biblioteca,  destinado  hoy  á 
Gabinete  de  Historia  Natural.  También  se  pensó  en  la  construc- 
ción de  un  martillo  saliente  sobre  el  pequeño  jardin  de  la  Es- 
cuela ó  la  habilitación  del  desván  superior  en  debida  forma  y 
con  las  consiguientes  seguridades.  Asi  no  se  puede  seguir. 

Tal  estrechez,  por  otra  parte,  perjudica  la  conservación,  se 
gura  custodia  (para  evitar  fraudes,  alguna  vez  notados)  y  el  ma- 
nejo de  los  libros,  estando  además  muy  comprimidos  los  colo- 
cados en  tablas  ó  cajones  al  descubierto.  Por  este  motivo  tam- 
bién y  con  el  sistema  de  calefacción  de  carbón  de  piedra,  usado 
en  Oviedo,  el  hollín  penetra  abundante  por  claraboyas,  balcones 
y  ventanas  y  se  deposita  en  los  estantes  hasta  el  punto  que, 
aunque  se  verificase  limpieza  diaria  en  todos  ellos,  no  se  conse- 
guiría verlos  limpios,  si  bien  tampoco  fuera  fácil  esta  operación 
dado  el  pequeño  espacio  y  actual  estado  de  los  departamentos. 
.  La  concurrencia  pública  ha  decrecido  cual  acusa  la  estadís- 
tica verdad  de  análogos  establecimientos  en  toda  España.  Triste 
es  decirlo,  pero  actualmente  se  lee  poco  en  todas  partes  y  me- 
nos se  consultan  las  obras  magistrales,  ya  por  el  desconocimien- 
to general  del  latín,  en  que  están  escritas  aquellas  antiguas  pu- 
blicaciones, ó  por  la  carencia  de  las  más  completas  y  costosas 
modernas,  de  que  principalmente  se  debieran  surtir  las  bibliote- 
cas públicas.  También  es  verdad  que  estos  centros  tienen  orga- 
nización deficiente  en  nuestro  pais  á  diferencia  de  otros  mejor 
educados  ó  más  cultos,  donde  la  Biblioteca  es  más  accesible;  cir- 
culante y  móvil  su  caudal  con  las  debidas  precauciones;  auxi- 
liadas y  facilitadas  las  consultas  por  un  personal  directivo  tan 
ilustrado  como  bien  retribuido;  abiertos  los  locales  en  horas  de 
tarde  y  de  noche  para  mayor  aprovechamiento  de  toda  clase  de 
personas;  y  se  dá  también  al  público  comodidades,  calefacción  y 
otros  atractivos.  Seguramente  que  por  estos  ú  otros  procedi- 
mientos, la  Biblioteca  de  Oviedo  y  las  demás  de  su  clase  serían 
más  y  mejor  aprovechadas. 

Mal  dotado  nuestro  personal  facultativo,  principalmente  en 
las  categorías  inferiores,  necesitado  de  medios  materiales,  de  au- 


—  557  — 

xiliares  y  dependientes  dedicados  á  trabajos  mecánicos,  eslerilí- 
zanse  así  instituciones  tan  útiles  como  Bibliotecas,  Archivos  y 
Museos  para  ilustración  é  instrucción  generales,  que  en  ellos  se 
consigue  en  muy  pequeña  escala,  por  falta  de  las  debidas  aten- 
ción y  protección  del  Estado,  y  así  debiera  trasformarlas  para  su 
debido  progreso. 

La  Biblioteca  provincial  de  León  data  de  1844  con  los 
restos  de  las  conventuales  de  aquella   provincia,   que  pudieron 
salvarse  en  iguales  circunstancias  á  las  referidas  de  Asturias 
después  de  la  exclaustración.  A  la  Comisión  provincial  leonesa 
de  Monumentos  históricos   y  artísticos,  auxiliada  por  la  Diputa- 
ción, Ayuntamiento,  los' Cabildos  eclesiásticos  y  celosos  Corres- 
ponsales en  los  partidos  débese  tan  patriótico  servicio,  salvando 
lo  conservado  casualmente  del  abandono  local  y  diferentes  ra- 
piñas (1).  Con  diligente  tarea  el  ilustre  D.  Fernando  Castro,  que 
fué  bibliotecario  interino  por  entonces,  se  dedicó  también  á  for- 
mar un  inventario  sistemático  de  los  libros  reunidos,  no  mucho 
más  de  3.000,  en  su  mayor  parte  de  Teología  é  Historia,  proce- 
dentes de  las  casas  religiosas  de  San  Claudio  y  San  Marcos  de 
León,  Sahagún,  Tríanos  (2),  La  Bañeza,  Sandoval,  Eslonza,  Ca- 
rracedo,  Ponferrada,  Valderas  y  Villafranca. 

El  bibliotecario  enseguida  nombrado  D.  Manuel  de  la  Calle 
se  distinguió  con  gran  laboriosidad  hasta  1864  en  la  organiza- 
ción de  la  Biblioteca,  establecida  en  el  exbeaterio  de  las  Catali- 
nas, y  el  centro  fué  sucesivamente  aumentando  con  adquisicio- 
nes oficiales  y  donativos  particulares.  Entre  los  primeros  son  de 
notar  la  compra  de  1.000  libros  en  1869,  diferentes  remesas  mi- 
nisteriales desde  1879  y  los  aumentos  de  diferentes  centros,  pro- 
curados en  1885  y  años  sucesivos  por  el  Sr.  Braña;  y  entre  los 
segundos  un  importante  legado  del  Sr.  Castro  en  1874  y  otras 
ofrendas  posteriores  de  los  Sres.  Arnaiz,  González  del  Palacio, 
Azcárate  (G).,  Mingóte  etc.,  etc. 

Inició  el  índice  de  autores  el  bibliotecario  Sr.  Vergara;  pero 
este  y  más  servicios  valiosos  fueron  coronados  por  el  celo  y  com- 
petencia de  D.  Ramón  Alvarez  de  la  Braña,  jefe  de  la  Biblioteca 


<i)  Figuraron  en  esta  celosa  Comisión,  además  del  Sr.  Castro  y  D.  Patricio  de  Azcárate 
en  primer  termino,  loi  Sres.  Polo  Iíriz,  Chal.tnzón,  Sánchez  Pcrtcjo  IF.  yP)y  Canseco  (P). 

(»>  Antiguo  Colegio  de  PP.  Dominicos  donde  se  enseñaba  la  Escolástica,  Moral  y  Teolo- 
gía, no  citado  por  omisión  de  copia  en  la  pág.  295. 


-  55»  - 
de  León  desde  1869,  porque,  aparte  de  otros  trabajos  y  estudios, 
realizó  los  catálogos  alfabéticos  (7.289  papeletas)  y  de  materias 
(7.156  papeletas),  éste  dividido  en  seis  grandes  secciones:  Teo- 
logía, Derecho,  Ciencias  y  Artes,  Bellas  Letras,  Historia,  Misce- 
lánea, y  dentro  de  cada  una  de  ellas  se  incluye  en  agrupaciones 
subalternas  de  sub-secciones,  divisiones  y  subdivisiones  todo  el 
caudal  literario,  que  asciende  á  9.290  volúmenes,   30  hojas  y 
cartas  geográficas  y  50  estampas;  y  entre  los  primeros:  4tcódices 
y  manuscritos,  23  incunables  y  146  libros  raros  y  curiosos,  algu- 
nos con  artísticas  y  antiguas  encuademaciones.   Deben  citarse 
por  su  importancia:  el  incunable  titulado— *Libri  Cronicarum 
ab  initio  mundi  (Nuremberg:  1493)»  escrito  por  Hartraan  Sche- 
del, — los  códices  señalados  con  los  epígrafes  de  tSetentiarum 
libri  IV» — y  la  « Conquista  de  Cartago  ó  Afi *i ca*,  letra  del  si- 
glo xn  á  dos  tintas  el  primero,  y  del  siglo  xv,  también  á  dos 
tintas,  el  segundo.  Entre  los  impresos  figura  una  notable  *Pará- 
frasis*  de  Aristóteles  por  Santiago  Faber  (París,  1492,  letra  tor- 
tis)  y  la  famosa  «Biblia  Poliglota*  (Antuerpia?  1569—  1572) en 
ejemplar  que  regaló  el  impresor  Plantino  al  sabio  Arias  Monta- 
no, que  le  dedicó  á  San  Marcos  de  León. 

La  obra  del  Sr.  Alvarez  de  la  Braña  (1)  va  precedida  dedos 
interesantes  prólogos,  histórico  y  técnico,  razonando  los  índices 
de  autores  y  materias;  y  después  de  su  impresión  sigue  el  au- 
mento de  libros,  aunque  paulatinamente  por  la  escasa  consig- 
nación, si  bien  la  Diputación  provincial  ha  protegido  siempre  el 
establecimiento.  Se  halla  instalado  en  salón  rectangular  de 
27,70  metros  de  largo  por  6,75  de  ancho  y  5,22  de  alto,  con  seis 
ventanas  que  dan  luz  y  sol  escasos.  A  un  lado  y  otro  del  local 
están  las  estanterías,  alta  y  baja,  de  nogal  con  andanas  y  tablas 
traseras  de  chopo,  con  numeraciones  romana  y  arábiga,  y  en  un 
armario  cerrado  se  custodian  los  manuscritos  é  incunables.  Res- 
pecto á  concurrencia  y  otros  servicios  de  la  Biblioteca  de  León, 
declarada  de  3.a  clase,  pueden  repetirse  aquí  las  consideracio- 
nes ya  expuestas  tratando  de  la  ovetense. 

Tiene  el  Instituto  de  Jorellanos  de  Gijón  muy  importan 
te  Biblioteca,  cuya  historia  y  estado  presente  se  conoce  gracias 


\ 


(i)     *  Catálogo  de  la  Biblioteca  provincial  de  León   por    I),    Ricardo  Alvarez  de  la  I$r;«ña 
(León,  lip.  provincial,  1897L 


—  559  — 

á  muy  estimable  trabajo  del  celoso  é  ilustrado  jefe  de  aquel 
departamento  D.  Jesús  F.  Martínez  y  Elorza,  que  ha  contraído, 
como  el  Sr.  Braña,  superior  mérito  facultativo  y  provincial  con 
la  publicación  de  notable  libro  (1). 

Ya  se  dijo  que  al  organizar  el  insigne  Promotor  el  Instituto 
Asturiano,  procuró  la  creación  de  una  Biblioteca,  principalmen- 
te de  ciencias  exactas  y  naturales  sin  excluir  otros  ramos  y  ma- 
terias de  cultura  general;  y  cuando  la  inauguración  del  estable- 
cimiento en  1794,  fué  nombrado  primer  bibliotecario  D.  Juan 
Lespardat.  Los  hermanos  Jovellanos,  otros  gijoneses  y  personas 
diferentes  donaron  y  depositaron  en  la  nueva  librería  obras  es- 
cojidas  de  las  nuevas  enseñanzas  y  varia  erudicción,  que  el  Pro- 
motor procuraba  aumentar  con  toda  clase  de  gestiones  al  mis- 
mo tiempo  que  fomentaba  la  concurrencia  de  lectores.  Aconte- 
cieron entonces  los  referidos  incidentes  del  Cardenal  Lorenza- 
na  y  del  Párroco  de  Somió  (2).  Desterrado  el  insigne  ministro 
asturiano,  se  resintió  la  Biblioteca  de  la  falta  de  su  protección 
directiva  y,  para  mayor  mal,  cuando  la  guerra  de  la  Independen- 
cia, una  vez  en  1808  y  dos  en  1811,  la  reciente  Biblioteca  gijo- 
nesa  se  vio  entregada  al  pillaje  y  fué  expoliada  por  las  tropas 
francesas.  Así  resultó  infructuoso  en  parte  el  nuevo  desprendi- 
miento de  1.500  volúmenes  depositados  allí  en  el  referido  año 
de  1811  por  el  virtuoso  D.  Gaspar  cuando,  libre  de  su  injusto 
cautiverio  y  de  altos  y  patrióticos  cargos,  vino  á  restaurar  el 
Instituto,  anhelo  íntimo  y  entrañable  de  su  existencia  y  de  sus 
amores. 

Muerto  el  celebérrimo  asturiano,  tuvo  la  Biblioteca  gijonesa 
el  principal  incremento  porque,  en  las  manifestaciones  de  su 
última  voluntad,  declaraciones,  memorias  y  testamento  de 
1795,  1802  y  1807,  manifestó:  «que  todos  los  libros  impresos  ó 
manuscritos  (excepción  hecha  de  los  que  tengo  cedidos  por  pa- 
pel firmado  de  mi  mano  á  mi  mayordomo  D.  Domingo  García 
de  la  Fuente,  y  existe  en  su  poder)  y  cartas  geográficas,  que  tu-' 
viere  al  tiempo  de  mi   muerte,  deberán  ser  transportados  á  la 

'r)  «Ori?r.iu*.>  y  estado  actual  do  l.i  HiMintooi  del  In- tiL iiIm  de  Jovcllunus  p..r  Jesú>  F. 
Martínez  y  Elorza-  {(.Jijón,  imp.  de  L.  San  ;cni-,  i)>¿).  K-ta  inon-njiufia,  premiada  con  meda- 
lla de  plata  en  la  Expo-iuón  regional  i;':j<¡K--a  di  i  :  <  ,,  ha  -.¡do  irnprc-a  á  t\p'.ii->.is  tl-j  d«.»n 
Kduardo  de  Llanos  y  Alvarcz  de  las  A -turiai.  i  Véanse  pA^in k  >j  y  i<>  d<*  la  introdiivxión  y 
>44— nota—  504  y  siguientes  de  l<  presentí    Ili-t'uia  . 

i?)     Véase  pás    353. 


—  s^o  — 

villa  de  Gijon  y  unidos  á  los  que  tengo  allí  y  á  los  que  existen 
en  Madrid,  que  deberán  ser  también  llevados  allá,  servirán  lodos 
para  formar  una  sola  Biblioteca».  Las  persecuciones  del  precia 
ro  magistrado,  sus  diferentes  residencias  y  desgracias,  ocasio- 
naron después  obstáculos  y  dificultades  varias  al  recojer  su 
mobiliario  y  equipajes  desparramados,  perdiéndose  ó  extravián- 
dose muchos  libros  y  papeles  de  subido  mérito,  no  pocos  de  re- 
lación inmediata  para  los  nuevos  estudios,  pues  ya  advertía  el 
Promotor  generoso  que  «los  de  Derecho  civil  y  canónico  y  cien- 
cias eclesiásticas,  que  no  podían  ser  de  tanta  utilidad  en  Gijón, 
atendidos  los  objetos  de  la  enseñanza  del  Instituto,  se  habían 
de  vender  para  gastos  de  transporte  y  mayor  adquisición  de 
otras  obras».  En  1816  pudo  rocojerse  la  herencia  bibliográfica 
de  Jovellanos  en  Madrid,  Sevilla,  Valencia,  Barcelona,  Mallor- 
ca, Vega  de  Navia  y  lo  existente  en  Gijón  de  antiguas  donacio- 
nes y  depósitos  del  Promotor,  resultando  485  volúmenes  y  520 
folletos,  base  principal  de  aquella  Biblioteca;  uno  de  sus  actos 
más  útiles  y  prácticos  por  el  bien  general  en  que  se  afanó  du- 
rante su  inmaculada  vida,  dedicada  muy  principalmente  á  «con- 
tribuir á  las  mejoras  de  instrucción  pública,  que  siempre  desee 
con  ansia»,  según  sus  propias  palabras  en  solemnes  momen- 
tos (1). 

La  Biblioteca,  de  igual  manera  que  el  Instituto,  arrastró  vida 
lánguida  aunque  creció  con  algunos  donativos  de  178  volúme- 
nes por  el  después  ministro  D.  Juan  de  la  Dehesa;  de  196  por  un 
amigo  y  admirador  del  gran  Jovino,  el  General  inglés  Sir  Tilo- 
mas Dyer  (cuyo  busto  figura  en  el  establecimiento);  otros  varios 
hasta  1838;  y  no  mucho  mejoró  hasta  ya  la  segunda  mitad 
del  pasado  siglo.  Los  libros  que  allí  llegaron  de  distinta  proce 
dencia  se  amontonaban  sin  orden  ni  concierto  en  reducido  de- 
partamento, confundidos,  revueltos  y  apretados,  consumidos  por 
el  polvo,  polilla  y  humedad,  mirados  con  indiferencia  en  el 
más  lamentable  estado;  si  bien  es  cierto  que  las  sucesivas  Di 
recciones  nunca  tuvieron  en  los  presupuestos  asignación  alguna 
para  el  sostenimiento  de  un  bibliotecario  archivero,  que  vigila- 
se, ordenase  y  repusiese  estos  departamentos,   aunque  debie- 


\ 


(i)     Memoria  testamentaria  de  D.  Gaspar  de  Jovellano*  en     Ja  Cartuja    de  Jc:ús  Namín'1 
de  Valdenuiza  á  31  de  Enero  de  i3j2  dirigida  al  benemérito  D.  Juan    Aria>  de  Saavcdra. 


-56i- 

ron  cuidarlos  con  más  esmero  y  devoción.  Esto  no  mejoró 
gran  cosa  en  1862  ni  en  la  breve  revisión,  que  sufrieron  los  li- 
bros al  hacer  un  resumen  por  secciones,  resultando  6.801  volú- 
menes á  los  que  se  sumaron  en  el  año  siguiente  1.132  con  más 
520  folletos  por  legado  del  Conde  de  Canga  Arguelles,  que  tan- 
to interés  mostró  siempre  por  el  Instituto  de  Gijón.  El  Director 
del  establecimiento  Sr.  Menéndez  se  ocupó  en  la  Biblioteca  y 
mostró  especial  interés  por  su  progreso  (1);  pero  de  nuevo  con- 
tinuó sin  reformas  de  importancia  en  años  sucesivos,  si  bien  en 
ellos  se  vio  favorecida  por  nuevos  legados  de  124  volúmenes 
por  D.  Emilio  Cuesta  en  1866;  de  285  por  el  ex-director  D.  Alon- 
so G.  Rendueles  Jove,  en  1876;  y  de  301  por  el  vice  director 
D.  Juan  Junquera  Huergo  en  1880;  manifestándose  también  por 
estas  y  sucesivas  fechas  la  protección  y  remesas  del  Ministerio 
de  Fomento  con  gestiones,  después  repetidas,  por  D.  Acisclo  Fer- 
nández Vallin  y  Bustillo,  constante  favorecedor  de  la  Escuela. 

Hizo  otro  tanto  el  Sr.  Conde  d&  Revillagijedo,  y  el  Estado 
concedió  9.000  pesetas  para  reformas  de  la  Biblioteca,  hacién 
dose  una  estantería  de  medianas  condiciones,  aumentada  mo- 
dernamente con  otro  cuerpo.  Aquella  reforma  material  prestó 
ocasión  al  Rector  jefe  del  distrito  Sr.  Salmean  para  encargar 
á  una  comisión,  compuesta  de  los  Profesores  Sres.  Cid,  Gonzá- 
lez Calzada,  González  López  y  D.  Julio  Somoza,  que  verificase 
una  revisión,  recuento  y  colocación  de  los  libros.  Este  erudito 
publicista  asturiano  (2)  dio  cuenta  de  su  cometido  en  extenso  y 
notable  oficio  de  28  de  Marzo  de  1887  con  triste  relación  del 
estado,  deterioros  y  abandono  de  la  Biblioteca,  cuya  decadencia 
y  no  pocos  abusos  en  ella  se  habían  hecho  públicos  diez  años 
antes  y  se  consignaron  después  en  interesante  libro  (3),  pudien- 
do  ser  considerada  aquella  comunicación  oficial  corno  el  primer 
documento  relativo  al  departamento  bibliográfico  gijonés,  cuyo 
registro  acusó  entonces  la  existencia  de  11.400  volúmenes  dis- 
tribuidos en  secciones  y  subseceiones.  En  él  se  hacían  obser- 
vaciones é  indicaciones  atinadísimas,  que  debieron  haberse  se- 
guido. Por  último,  las  obras  de  ampliación  del  Instituto  en  1888 

(i)  -  Memorias  acerca  del  ctado  du  I.i  Escuclacspcci.il  do  GIjó;i  en  1 36  f.  por  D.  Miguel 
Mcnctulc/ y  Dunrtc».  ((iijón.  i  Sr"  4) . 

(2»     Véase  pá¿.  377(1101.1). 

¡3)  Véase  el  articulo  *L.i  tíil>!i  >:cc.i  pA^.  145  d;  Cj<í¡uíh'S  Jj  ii  mió  Quintana  pjr  el 
Sr.  Somoza. 


r 


determinaron  el  cierre  y  depósito  de  la  librería  (l)?  reinstalada 
en  el  primer  piso  del  renovado  edificio  en  1H92  continuando  á 
cargo  gratuito  y  meritorio  de  Profesores  del  establecimiento 
Estos  habían  acometido  índices  é  inventarios  deficientes,  y  co- 
rregido á  medias  los  antiguos,  hasta  18%  en  que,  por  R  0.  de 
28  de  Febrero,  la  Biblioteca  del  Instituto  de  Jovellanos  de  Gijón 
que  ya  tenia  consideración  de  pública  por  R.  D*  de  17  de  Julio 
de  1858,  fué  incorporada  ai  Estado  y  puesta  á  cargo  del  Cuerpo 
facultativo,  siendo  nombrado  primer  bibliotecario  el  reputado  es- 
critor  asturiano  D:  Juan  Menéndcz  Pidnl  al  que  sucedió  en  1897 
el  actual  Sr.  Martínez  tílorza.  En  la  ultima  época  tuvo  el  esta- 
blecimiento acrecentamientos  importantes,  como  el  de  3.902  vo- 
lúmenes por  los  herederos  de!  sabio  D.  José  Caveda  en  1891  y, 
posteriormente,  200  volúmenes  de  D.  Cristóbal  Valdés,  25  de  ía 
Señora  de  Guilmain  y  11  de  D.  Rafael  María  de  Labra,  entre 
otros. 

De  todo  hizo  revisión  el  Sr.  Martínez;  terminó  en  1899  un 
detenido  inventario,  ó  avance  de  excelente  catálogo,  del  caudal 
bibliográfico  del  departamento  (12.9JÍÍ  volúmenes);  ven  sura2t> 
nada  Memoria  a  la  Superioridad  señaló  deficiencias  y  escase- 
ces usuales  por  desgracia  en  estos  establecimientos,  según  se 
dijo  de  Oviedo  y  León.  Al  mismo  tiempo  insistió  con  atinadas 
reformas  dirigidas  principalmente  á  la  adquisición  de  obras  mo- 
dernas para  que  la  Biblioteca  resulte  más  útil  y  frecuentada,  au- 
torización para  cambios  (ya  el  mismo  Jovellanos  determinó  la 
venta  de  determinados  libros),  disposición  de  un  estante  de  ho- 
nor para  todo  lo  relativo  al  Promotor  insigne,  y  adquisición  de 
una  vitrina  para  muestra  de  preciosidades  bibliográficas,  que 
atesora  aquella  dependencia  (2). 

Contiene  dos  códices,  manuscrito  uno  é  impreso  otro.  El 
primero  es  un  precioso  Libro  de  horas-  calendario  en  fran- 
cés, y  Evangelio  de  San  Juan— (incompleto,  en  bilela,  letra  góti- 
ca, 228  folios,  iniciales  miniaturadas,  recuadros,  miniaturas,  be- 
llísimas orlas  con  variedad  de  asuntos,  láminas,  etc);  y  el  se- 
gundo *Hore  intemerata  Virginia  Mario  secundutn  l'sum 
Ruinan um  citm  pluribus  orationibua  tam  ¡n  gallico  quam 

1 1 )     Vciiíc  página  376. 

íj)     Vi-anf-c  /W.mmces  V  al  IX  dd  lil.ro  dvl  Sr.  M.irtmc?-  Elor/a. 


-563  - 

¡n  latino.  (París,  1520,  XCVI  fojas,  en  bitela,  hermosa  portada 
letra  tortis  é  iniciales  iluminadas). 

Airas  queda  mencionada  la  colección  de  «Manuscritos  é 
Impresos»  reunidos  en  la  Biblioteca  (1),  conjunto  de  muy  inte- 
resantes documentos  que,  como  otros  aficionados,  había  yo  re- 
gistrado alguna  vez  llevado  de  mi  inclinación  á  la  Escuela  gijo- 
nesa  (2)  y  su  esclarecido  promovedor;  pero  el  conocimiento  más 
acabado  fué  por  los  estudios  que  de  aquella  notable  colección 
hizo  el  docto  jovellanista  mi  antiguo  amigo  el  Sr.  Somoza,  pues 
en  1887,  deferente  á  mis  indicaciones,  acometió  la  ardua  tarea 
de  sacar  completa  copia  de  los  120  volúmenes,  que  al  año  si- 
guíente  llevé  á  la  liceísta  de  Asturias  por  ser  uno  de  los  re- 
dactores de   esta  publicación,  dirigida  por   el  Sr.  Aramburu. 
Entonces  se  difundió  la  importancia  de  colección  tan  notable 
avalorada  con  interesantes  notas  y  de  ella  hablé  repetidas  veces 
con  mi  favorecedor  el  Sr.  Posada  Herrera  procurando  difundirla 
más  en  tirada  especial;  y  esto  determinó  la  proposición  del  Rec- 
tor Sr.  Salmean  al  ilustre  estadista  asturiano,  que  se  dispuso 
enseguida  á  costear  la  nueva  impresión  en  prueba  de  su  respeto 
y  admiración  á  la  memoria  del  esclarecido  autor  del  «Informe 
sobre  la  Ley  Agraria».  La  edición  lleva  interesante  carta-prólo- 
go del  Sr.  Somoza  con  los  antecedentes  de  la  preciada  colec- 
ción formada  en  su  mayor  parle  por  D.  Gaspar  de  Jovellanos, 
en  archivos  y  bibliotecas  de  Sevilla,  Salamanca,  Madrid,  Ma- 
llorca, Asturias,  etc  ,  impulsado  de  su  afición  á  todo  linaje  de 
estudios,  procurándose  por  copias  suyas  y  de  sus  secretarios, 
compras  y  regalos  la  mayor  parte  de  aquellos  documentos  anti- 
guos y  modernos,  que  aumentaron  después  los  primeros  Direc- 
tores del  Instituto  y  los  Sres.  D.  José  y  D.  Felipe  Canga  Argue- 
lles. No  están  ordenados  y  clasificados  y,  como  se  vé  por  el  Ca- 
tálogo, es  una  heterogénea  y  revuelta  reunión  de  manuscritos  é 
impresos  referentes  á  Historia,  Legislación,  Política,  Adminis- 
tración, Hacienda,  Economía  política,  Agricultura,  Industria  y 
Comercio,  Obras  públicas,  Literatura,  Artes,  Crítica,  otras  ma- 
terias,  y  muchos  documentos  de  Historia  é  intereses  asturia- 


<x)     Véanse  páginas  precedentes  t-7  (nota',  358   (nota),  3697  377  (nota». 

(a)  En  una  de  mi.*  investigaciones  proctiré  una  copia  del  curioso  manuscrito  «Representa* 
ción  al  Consejo  de  Castilla  (El  Derecho  espaful  en  1744)  por  el  I)r.  D.  Miguel  de  Medina  y 
Flore-»»,  que  publique  cu  la  Ri'Z'ista  gene  ral  d?  Legislación  y  Jurisprudencia.  (Madrid,  1878). 


—  564  — 
nos  (1).  Posteriormente  se  aumentó  la  colección  con  12  volú 
mencs  mas,  donde  se  reunieron  análogos  y  variados  papeles, 
encontrados  unos  y  regalados  otros  (2). 

Asimismo  avalora  este  centro  7  libros  incunables  ó  de  los 
años  1468  á  1496,  siendo  el  primero  «Speculutn  vita  humante^ 
de  prosperis  et  adeersis,  dulcibus  et  amaris  omnium  sta- 
tuliurn  vitee  mortalis,  íam  in  statu  spirituali  quam  tempo 
rali*  por  el  Obispo  D.  Rodrigo  Sánchez  de  Arévalo,  (incomple- 
to, Roma,  folio,  iniciales  coloreadas,  ele).  Otros  88  ejemplares 
son  impresos  entre  los  años  de  1500  á  1550,  y  figuran  208  entre 
los  llamados  raros  y  curiosos,  de  los  siglos  xvr,  xvn  con  alguno 
del  xviii,  muy  notables  en  su  mayoría. 

La  Biblioteca  está  situada  en  la  mitad  de  la  fachada,  que 
mira  a¡  Nordeste,  departamento  frió  y  húmedo,  sin  condiciones 
para  el  trabajo,  permanencia  y  estudio  y  contiguo  á  las  aulas, 
causas  que  reclaman  su  traslado  á  locales  del  mediodía,  tam- 
bién para  mejor  conservación  de  los  libros.  En  cuanto  á  auxi- 
liares para  su  aprovechamiento  y  progreso  no  hay  ni  los  indis- 
pensables para  la  limpieza,  vigilancia  y  servicio,  ni  menos  para 
los  trabajos  molestos  y  pesados  de  oficina  que  á  veces  la  Supe- 
rioridad reclama  tan  perentoriamente.  Con  insistente  celo,  el  bi- 
bliotecario Sr.  Martínez  Elorza  ha  conseguido  del  Ilustre  Ayun- 
tamiento de  Gijón  que  consignase  en  sus  presupuestos  la  canti- 
dad de  500  pesetas,  ante  el  incomprensible  «olvido»  del  Estado, 
al  no  facilitar  lo  que  procede  en  razón  y  justicia;  porque  es  de 
advertir  que,  cuando  su  fundación,  la  Biblioteca  se  instaló  en  la 
misma  casa  cedida  para  Instituto  por  D  Francisco  de  Paula  Jo- 
vellanos  en  1789  con  donación  reiterada  en  1797  interviniendo 
su  hermano  D.  Gaspar,  como  inmediato  sucesor  del  vínculo  fa- 
miliar. Se  indicó  entonces  que,  de  no  proseguir  las  enseñanzas 
de  la  Escuela  quedaría  la  casa  (núm.  2  de  la  plazuela  délos 
Jovellanos)  con  destino  á  Bibliotecas  públicas  de  la  villa,  asi 
como  poco  después  se  acordó  enagenar  aquélla  sirviendo  su  pre- 


k 


(1)  En  apéndice  del  «catálogo  del  Sr  Somoza  se  publica  el  «índice  de  los  documentos  va- 
rios relativos  á  Jovellanos  que  posee  el  Circulo  asturiano  »La  Quintanat.  Este  se  enriquece  má> 
cada  día  persiguiendo  la  publicación  magna  de  una  edición  completa  y  asturiana  de  las  obras 
del  sapientísimo  gijones. 

(2 )     Ai'éNbiCE  VIH  de  la  obra  del  Sr.  Martínez  Elorza. 

Eu  el  Apéndice  XTrncnciona  el  extravío  ó  sustracción  del  raro  y  notabilísimo  manuscrito 
«Historia  y  nobleza  del  reino  de  León  y  Principado  de  Asturias  -  por  D.  Lázaro  Día»  del  Valle 
de  1657. 


—  565  — 
ció  para  reintegro  del  capital  empleado  en  el  nuevo  edificio  del 
Instituto.  Habilitado  éste  en  1804,  el  Estado  intentó  tal  venta  y 
no  llegando  á  realizarse  se  empleó  la  pequeña  renta  en  soste- 
ner y  aumentar  la  Biblioteca  durante  no  pocos  años.  En  1845  y 
1846  D.  Gaspar  Cienfuegos  Jovellanos  demandó  al  Director  de 
la  Escuela  y  Promotor  fiscal  reclamando  la  casa  como  vincular 
y,  fallado  el  pleito  á  su  favor  en  el  Juzgado  de  Gijón  y  Audien- 
cia de  Oviedo  en  1847,  por  sentencia  al  recurso  de  súplica  se  ab- 
solvió de  la  demanda  en  1848,  á  la  representación  de  la  Escuela 
especial  gijonesa  que  obtuvo  también  favorable  R.  O.  en  1850 
desechando  el  recurso  administrativo  de  dicho  Sr.  Cienfuegos. 
El  Estado  vendió,  por  fin,  la  casa;  pero  ni  el  Instituto  ni  el  Ayun- 
tamiento de  Gijón  recibieron  en  compensación  del  precio  la  ins- 
cripción intransferible  de  la  Deuda  pública  y,  además  no  han 
percibido  los  intereses  reclamados,  que  se  les  deben  desde  la  ena- 

genación 

Ahora  bien;  si  con  instituciones  de  ciencias  y  letras  favore- 
ció Jovellanos  al  Instituto  asturiano  todavía  con  otra  de  artes 
avaloró  á  la  amada  Casa  por  que  se  desveló  toda  su  vida.  Nombre 
de  Museo  merece  la  rica  Colección  de  bocetos,  que  allí  se  guar- 
dan, dibujos,  láminas,  rasgos  y  apuntes  de  los  más  celebrados 
pintores  y  otros  artistas  nacionales  y  extranjeros.  Sabidos  son 
la  competencia  y  gusto  del  célebre  gijonés  en  las  Bellas  Artes, 
acreditados  en  escritos  publicados  ó  inéditos,  informes,  discur- 
sos, apuntes,  en  los  deseados  «Diarios»,  etc.,  estimados  por 
Cean  Bermudez,  Menéndez  Pelayo  y  más;  pero  todavía  no  aqui- 
latados en  detenido  examen  pedido  por  los  Sres.  Pidal  y  Somo- 
za.  No  dejó  D.  Gaspar  noticias  y  antecedentes  de  colección  tan 
preciosa,  probable  adquisición  de  su  paisano  y  amigo  íntimo 
Cean  para  una  Academia  de  Bellas  Artes  en  Sevilla,  porque 
también  menciona  algunos  bocetos  en  artículos  de  su  Dicciona- 
rio artístico,  y  varios  de  los  gijoneses  tienen  la  filiación  de  su  le- 
tra. Pudo  asimismo  haberlos  cedido  á  D.  Gaspar  que,  por  su 
parte,  debió  acrecentar  la  colección  adquiriendo  ejemplares  con 
regalos  y  compras,  resultando  que  algunas  de  éstas  lo  fueron 
por  insignificante  precio;  también  constan  remesas  de  «mues- 
tras» por  D.  Salvador  Maella  para  la  cátedra  de  Diseño;  y  el 
Promotor  ilustre  alude  á  varios  notables  dibujos  en  cartas  de 


—  566  — 
1800  y  1801  al  canónigo  González  Posada  como  modelos  co 
piados  por  laureados  alumnos.  Padecieron  los  bocetos  con  tal 
destino,  no  muy  apreciados  por  los  profesores,  siendo  además 
objeto  de  alguna  torpeza  ó  travesura  de  los  escolares,  permaoe 
ciendo  después,  no  pocos  años,  guardados  en  grandes  carteras 
lo  que  no  estorbó  la  desaparición  de  algún  ejemplar,  cuyo  vacío 
se  nota.  Más  tarde,  en  1867  y  1871,  los  directores  Cienfuegos 
Jóvellanos  y  Junquera  Huergo  salvaron  del  olvido  la  obscurecí 
da  colección,  que  colocaron  y  expusieron  en  cuadros  y  armarios 
en  un  departamento  del  Instituto  para  estudio  y  admiración  pú- 
blicos. Aparecieron  en  lBTIHin  precioso  trabajo  histórico  crítico 
de  los  Dibujos  y  otros  sucesivamente,  que  divulgaron  el  tesoro 
artístico  gijonés,  principiando  sus  reproducciones  y  apuntándo- 
se su  número  en  ordenado  índice  ó  inventario  por  el  Profesor 
Sr.  Menéndez  (1). 

En  la  imposibilidad  de  registrar  aquí  tantas  preciosidades 
con  noticias  crítico-artísticas,  dignas  de  este  nombre,  ni  la  tan  di 
fícil  clasificación  de  los  bocetos,  obra  muy  deseada  y  propia  de 
persona  competente,  mejor  será  remitir  al  lector  á  los  estudios 
indicados,  principalmente  de  los  Sres.  Guilmain  y  Somoza,é  in 
dicar  brevemente  que  la  colección  gijonesa  consta  de  796  dibu- 
jos, comprendiendo  los  últimamente  donados  por  el  Sr.  D.Acis- 
clo Fernández  Vallin  y  Buslillo.  Hay  allí  bocetos  numerosos  de 
artistas  españoles  de  diferentes  tiempos  y  regiones  deBayeu 
(F.  y  H.),  Becerra,  Castillo  ó  Bergonasco,  Cano,  Castillo  Saave- 
dra,  Caxes,  Carreño,  Concliillos,  Camas,  Coello,  Céspedes,  Co- 
liantes,  Camilo,  CineimUo,  Goya,  Greco,  Herrera  el  Mozo,  Juan 
de  Juanes,  ¡Vlaella,  Murillo,  Michel,  Mazo,  Muñiz,  Navarrete, 
Órente,  Palacios,  Pereda,  Prado,  Kivalta,  Solís,  Torres,  Veláz- 


(i)     Véanse: 

—  «Dibujos  originales  del  Instituto  de  Gijón»,  por  Arveris*  (D.  Eduardo  Guilmain  y  Abarc.il 
en  El  Eco  de  Asturias  (Oviedo,  1873^ 

—  *Hi>toria  de  la  Universidad  de  Oviedo»,  etc.,  por  F.  Candía  'Oviedo,  1873)    i."  edición, 

—  «El  Museo  de  Gijón>  por  Felipe  B.  Navarro  ven  la  Revista  de  Esfaña;  Madrid,  1877  y 
Barcelona,  1878  . 

— «Bocetos  del  Instituto  de  Gijón»,  (Revista  de    Asturias,  Oviedo,  X878).  In>ertó  8  rt 

producciones  de  bocetos  por  los  Sres.  Acebal  y  Escalera. 

—  «Bocetos  del  Instituto  de  Jóvellanos».  publicados  por  D.  Ricardo  Acebal  y  D.  Pió  Esca- 
lera con  un  prólogo  de  D.  Alejandro  Tidal  y  Mon,  (Gijón,  imp.  y  lit.  de  Torre;  1878).  Rcp'"" 
duce  19  bocetos. 

—  "Cosiquines  etc.» ,  por  Somoza,  (Oviedo,  i884\  págs.  165  y  siguientes.    - 

—  «Catálogo  de  los  bocetos  que  existen  en  el  Musco  del  Instituto  de  Jóvellanos  de  Cijo1, 
por  D.  Je-iís  Menéndez  Acebal,  (Gijón,   1886). 

—  «(Jijón  y  la  Exposición  de  1899^,  (Gijón,  1899).  Reproduce  6  bocetos,  reducidos, 

—  "Reseña  histórica  del  Instituto  de  Jóvellanos  de  Gijón»/poT  D.  Rafael  Lama,  (Gijón. 19°?)' 


—  567- 

quez,  Vargas,  Valdés  (J.  y  L ),  Zurbarán,  etc.,  etc.;  de  los  italia- 
nos señalados  en  diferentes  escuelas:  Binbacci,  Baccio  Bandine- 
Ui,  Broncino,  Barraci,  Bassaro,  Buonarroti  (Miguel  Ángel),  Ber 
mini,  Bartolomeo  (Fra),  Conca,  Carpaccio,  Corregió,  Cortona 
Caraglio,  Chirlandojo,  Caldara,  Dolci,  Dolce,  Fattore,   Gozzo 
li,  Manini,  Mazzola,  Valdini,  Palma,  Porta,  Rivera,  Romano, 
Reni,  Ricci,  Rosselli,  Salvati,  Schidone,   Sacchi,  Tonoggini,  To 
rrigiani,  Theolocopuli  ó  Greco,  Ticiano,  Tintoretto,  Tempesta 
Teste,  Vcronés,  Vccchio,  Vasari,  Volterre,  Vanni,  Urbino  (Ra 
fael),  Vetino,  Zuccaro,  Zampieri  ó  Dominiquino  etc;  y  de  otros 
maestros  extranjeros,  notorios  en  las  escuelas  alemana,  france- 
sa  y   franco-holandesa:  Diviero,    Ptersiveis,   Schuster,  Callot, 
Gausse,  Volfaerts,  Dummes,  Rembrandt  y  algunos  otros.  Como 
se  ve,  Asturias,  y  Gijón  principalmente,  tienen  en  la  colección  de 
bocetos  todo  un  tesoro  artístico,  pareciendo  que  Jovellanos, 
aquel  hombre  extraordinario  y  figura  gigantesca  en  nuestra  his- 
toria, «sí  quiso,  como  dice  el  Sr.  Pidal,  que  en  sus  severas  au- 
las hallaren  enseñanza  los  que  habían  de  empuñar  el  goberna- 
lle de  sus  naves  mercantes  para  convertir  al  Principado  en  em- 
porio del  Comercio  y  la  Industria,  quiso  también  que  el  enten- 
dimiento de  estos  mercaderes  y  navegantes,  engrandecido  y  ele- 
vado por  el  estudio  de  las  bellas  artes  y  la  contemplación  de  los 
modelos  de  los  grandes  maestros,  lejos  de  encenagarse  en  los 
impuros  lodazales  de  la  materia,  se  remontase  á  las  sublimes 
regiones  del  espíritu». 

Continuando  ahora  la  cita  de  otros  centros  auxiliares  de  la 
enseñanza,  procede  hacer  mención  general  de  las  llamadas  Bi- 
bliotecas populares,  ya  dispuestas  en  1847  y  establecidas  en 
1869  por  el  ministro  Sr.  Echegaray.  No  son  las  Bibliotecas  mu- 
nicipales, que  en  Francia  se  dispusieron  en  1837  para  los  Ayun- 
tamientos principalmente,  base  de  las  muchas  librerías  locales 
desparramadas  por  todas  partes  en  la  nación  vecina;  no  son 
tampoco  las  denominadas  «Bibliotecas  escolares»,  reunión  de 
más  ó  menos  libros  elementales,  además  de  aquéllos  que  los 
maestros  dan  á  los  niños  pobres  ó  bien  facilitan  para  su  lectura 
á  distintos  alumnos  de  la  Escuela  y  á  sus  familias  en  obras  de 
divulgación  de  ciencias,  artes,  conocimientos  útiles,  historia, 
viajes,  amena  literatura,  etc;  ni  son  las  rigurosamente  «pedagó- 

37 


r 


—  568  — 
gicas»,  no  proyectadas  siquiera  por  las  más  de  las  Escuelas 
Normales  como  «circulantes»;  las  deficientes  Bibliotecas  popu- 
lares, que  se  estilan  en  España,  son  las  determinadas  en  0.  de 
28  de  Septiembre  de  1869.  Se  dispusieron  dos  por  distrito  uni 
versitario  con  libros  existentes  en  el  Ministerio  de  Fomento  y 
los  cedidos  con  tal  objeto  por  centros,  autores  y  editores.  Está 
dispuesto  que  se  remitan  por  conducto  de  las  Juntas  provincia 
les  á  las  Escuelas  y  Sociedades  de  objeto  vario;  son  generalmen 
te  bibliotecarios  los  maestros  para  cuidar  de  la  lectura  pública 
en  sitios  y  horas  marcados  ó  del  préstamo  á  particulares  con 
debidas  garantías  por  término  de  diez  días.  No  pocas  fueron  las 
Bibliotecas  concedidas,  más  de  obras  y  folletos  de  poca  utilidad 
y  aprovechamiento  en  lo  general,  y  urge  modificar  la  institución 
escojitando  los  libros  que,  aunque  pocos,  fueran  aquellos  nece 
sarios  y  utilizables  en  apartados  puntos  donde  conviene  auxi- 
liar la  cultura  por  cuantos  medios  se  puedan.   Para  extender  y 
favorecer  estas  Bibliotecas  se  dictaron  la  K    O.  y  el  R.  D.  de 
1892  y  1895;  pero  ni  en  las  Juntas  provinciales  é  Inspecciones  del 
Distrito  que,  según  la  ley,  debieran  intervenir  en  los  catálogos, 
buen  orden  y  conservación  de  tales  Bibliotecas,  hay  conocí 
miento  de  los  aquí  existentes;  tal  vez  porque  la  Superioridad 
las  otorgue  ahora  directamente. 

En  los  primeros  años  se  concedieron  á  Vega  de  Rivadeo,  Ri- 
vadesella,  San  Tirso  de  Abres,  Aviles,  Llanos,  Cangas  de  Onís, 
Parres,  Infiesto,  Oviedo,  Castropol,  Nueva,  Celorio  y  Cué  (Lia- 
nes),  Libardón  (Colunga),  Villaviciosa,  Pola  de  Aliando,  Cangas 
de  Tineo,  Colombres  (Rivadedeva),  Luarca,  Candas,  Sobreseo- 
bio,  Gijón,  Celorio,  etc.,  en  la  provincia  de  Ociedo. 

Igualmente  se  otorgaron  primeramente  á  Villa martin  de  don 
Sancho,  Astorga,  La  Bañeza,  Cacabelos,  Valderas,  Hospital  de 
Orvigo,  Pola  de  Gordón,  Ponferrada,  Riaño,  Matanza,  Sahagún, 
Villaquegida,  Galleguillos  y  Santiago  de  Millas,  Valencia  de  don 
Juan,  etc.,  en  la  provincia  de  León. 

Son  muy  contados,  y  apenas  si  pasan  de  iniciación,  los  Mu- 
seos escolares  recomendados  por  varias  disposiciones  en  rela- 
ción con  los  adelantos  pedagógicos,  cuando,  desarrollados  en 
modestas  condiciones,  no  requieren  mucho  trabajo,  tiempo  ni 
dinero;  y  pueden  obtenerse  en  paseos,  excursiones,  visitas  á  es- 


—  569  — 

tablecimientbs,  etc.,  por  maestros  y  niños  reuniendo  objetos  va- 
rios relativos  á  ciencias,  físico-naturales,  industria,  artes,  oficios; 
que  son  medios  muy  aprovechables  después  en  enseñanza  intui- 
tiva, práctica  y  experimental,  al  presentar  las  manifestaciones 
del  trabajo  para  ver  la  historia  de  los  mismos  objetos tJesde  la 
primera  materia  y  transformaciones  sucesivas  hasta  el  pro- 
ducto de  uso.  Y  es  esto  punto  muy  descuidado  desde  la  Escuela 
Normal  hasta  la  última  Escuela. 

En  otra  forma  y  significación  se  iniciaron   y   desarrollaron 
los  Muscos  arqueológicos  prooinciales  de  Oviedo  y  León. 
Fué  organizado  el  Museo  asturiano  por  la  Comisión  de  Mo- 
numentos históricos  y  artísticos;    pero  no  pasó  de  una  reunión 
de  objetos  propiamente  arqueológicos,  porque  los  bibliográficos, 
según  queda  dicho,  pasaron  á  la  Biblioteca  universitaria.  Traba- 
jó primeramente  en  su  establecimiento  el  erudito  cronista  astu- 
liano,  mi  inolvidable  maestro  Sr.  D.  Ciríaco  Miguel  Vigil  y,  con- 
tinuando sus  tareas,  tuve  el  honor  de  ultimar,  organizar  y  au- 
mentar este  útil  Centro  provincial  desde  1871,  primeramente  en 
la  ex-capilla  de  la  Orden  tercera  de  San  Francisco  y,  por  último, 
en  los  actuales  departamentos  de'  la   Escuela  Normal,  sitio  re- 
ducido, cuando  ya  pide  más  extensos  locales  la  importancia  del 
establecimiento.  No  puede  hacerse  en  estas  páginas  relación  mi- 
nuciosa ó  inventario  del  Museo,  que  va  paulatinamente  enrique- 
ciendo su  caudal  á  pesar  de  su  muy  limitado  presupuesto,  algu- 
na vez  con  donativos  generosos,  siendo  tan  repetidos  como  im- 
portantes los  del  Vocal  y  Académico  correspondiente  D.  Brau- 
lio Vigón,  de  Colunga.  El  catálogo  provisional  está  dividido  en 
tres  secciones  de  las  edades  de  la  historia,  perteneciendo  á  la 
antigua  objetos  de  civilizaciones  primitivas  y  del  arte  pagano, 
otros  epigráficos,  restos  arquitectónicos  y  de  cerámica,  alhajas 
de  oro,  plata  y  otros  metales,  de  cristal,   numerosas  monedas  y 
medallas,   etc.,   principalmente  romanas;  á  la  media,  objetos 
análogos  y  otros  de  escultura  y  artes  industriales  de  siglos  pos 
teriores;  y  asimismo  á  la  moderna,  objetos  varios,  heráldicos 
epigráficos,  sepulcrales  muy  preciados,  cruces,  imágenes,  armas 
más  monedas  y  medallas,  trozos  arquitectónicos  (como  los  góti 
eos  de  San  Francisco),  hierros,  muebles,  reproducciones,  cua 
dros,  etc.,  etc.  Tiene  también  una  librería  de  las  materias  reía 


i 


-  570  — 
donadas  con  el  instituto  de  esta  Comisión  provincial,  y  una  sec- 
ción especial  de  obras,  folletos  y  papeles  históricos  asturianos, 
asi  como  en  su  archivo  datos,  varios  para  un  catálogo  monumen- 
tal y  artístico  (l)  de  avance  para  el  nacional  otra  vez  dispuesto 
en  1900  y  1902. 

El  Museo  de  antigüedades  leonesas  se  halla  instalado  en 
el  edificio  de  San  Marcos  en  León  desde  1869,  y  también  fué  de- 
bido á  su  Comisión  de  Monumentos.  Es  ya  establecimiento  de 
verdadera  importancia  con  muchos  objetos  de  la  época  roma- 
na, que  ostentan  el  sello  de  la  legión  VII  gemina,  muchas  lápi- 
das latinas,  una  griega  y  otra  hebrea,  un  sepulcro  también  ro- 
mano y  otros  objetos  de  la  edad  antigua,  alhajas,  armas,  pon- 
dus,  ánforas,  vasijas,  vasos,  etc.;  de  la  edad  media,  bajo  relieves 
y  esculturas  y  otros  varios  objetos,  como  también  tallas,  cua- 
dros, etc.,  de  la  época  moderna.  La  Comisión  leonesa  ha  reali- 
zado trabajos  como  la  restauración  del  Panteón  regio  de  San 
Isidoro,  escabaciones  en  Villasabanejo,  formó  ün  curioso  álbum 
epigráfico  de  la  provincia  etc.,  y  tiene  en  su  archivo  importantes 
elementos  para  estudios  arqueológicos  (2). 

Las  tan  olvidadas  antigüedades  tienen  ya  hoy  determina- 
xla  significación  práctico-pe Jagógica,  á  tenor  de  lo  dispuesto  en 
el  R.  D.  de  25  de  Octubre  de  1901.  Estas  colecciones  y  objetos 
de  nuestros  Museos  se  considerarán  como  material  de  enseñanza 
para  estudio  de  las  asignaturas  de  Bellas  Artes,  Industria,  Co- 
mercio y  Ciencias  históricas,  que  se  cursan  en  las  Universidades 
é  Institutos  generales  y  técnicos.  A  este  fin,  los  jefes  de  tales  Mu- 
seos tendrán,  respecto  de  los  Rectores  de  Universidades  y  de 
los  Directores  de  Instituto,  las  mismas  relación  y  dependencia 
que  hoy  mantiene  con  éstos  el  personal  de  las  Bibliotecas  pú- 
blicas. Los  encargados  de  los  centros  Arqueológicos  provincia- 
les tienen  obligación  de  dar  conferencias  de  Arqueología  y  tíe- 
lias  Artes,  dos  veces  al  mes,  una  en  día  laborable  y  otra  en  fes- 
tivo, que  anunciarán  de  antemano,  procurando  que  aquéllas  se 

(1)  Los  primero*  trabajos  de  la  Comisió:i  provincial  arqueológica  asturiana  constan  en  mu 
Resúmenes  ó  Memorias  \  Vea  se  pág    545  nota). 

Han  sido  declarados  monumentos  nacionales  el  Torreón  de  Llanca,  la  Colegiata  deCow 
donga  y  las  bellas  iglesias  de  San  Miguel  de  Lino,  Santa  María  de  Naranco  y  Santa  Cristina  de 
Lcnat.i  la  provincia  de  Oviedo.  Y  se  comenzaron  las  cxcab.iciones  de  Coañ*,  etc. 

Con  la  .«parición  de  esta  Historia  universitaria,  coincide  la  publicación  de  muy  interesante 
Memoria  •Iglesias  primitivas  de  Astuiiai*  escrita  p)r  el  vocal  D.  Inocencio  Redondo. 

(■2)  En  la  provincia  leonesa  han  sido  declara Jjs  monumento*  nacionales  la  preciosa  Cate- 
dral de  León,  el  Convento  de  San  Marcos  y  la  Iglesia  de  San  Miguel  de  Escalada. 


—  571  — 

distingan  por  el  carácter  práctico  en  presencia  de  las  coleccio- 
nes ú  objetos,  que  en  el  establecimiento  se  custodien.  Se  dirigen 
estas  disposiciones  á  los  jefes  del  Cuerpo  ó  sección  facultativa 
de   Antiquarios.  Asimismo  se  invitó  á  los  Cabildos  Catedrales, 
Sociedades  económicas,  Municipios,  Diputaciones  para  que  ex- 
hiban diaria  y  gratuitamente  las  colecciones  artísticas  ó  arqueo- 
lógicas, si  no  prefieren  depositarlas  bajo  inventario  y  recibo, 
en  los  Museos  provinciales  donde  se  rotularán  los  objetos   con 
indicación  especial  de  la  Corporación  á  que  pertenezcan  en  do- 
minio y  el  consiguiente  derecho  de  retirarlas  cuando  lo  estimen 
oportuno.  Del  mismo  modo  se  hizo  un  llamamiento  á  dichas 
Corporaciones  civiles  y  eclesiásticas  para  que,  en  fomento  de  la 
cultura  y  enseñanza  nacionales,  abran  al  servicio  del  público 
sus  archivos  y  Bibliotecas.  Mas  en  lo  general  no  se  ha  conseguí" 
do  lo  dispuesto  por  el  Estado,  y  siguen  ciertas  independencias 
á  cuya  sombra  continúa  el  comercio  de  antigüedades  en  per- 
juicio de  la  historia  y  cultura;  siendo  asi  muy  urgente  una  rigu- 
rosa ley  de   conservación  arqueológica,  que   obligue,  con  las 
condiciones  debidas,  á  todas  las  corporaciones  y  particulares, 
cual  se  ha  hecho  en  otros'  países  (1). 

Últimamente  se  ha  organizado  en  Oviedo  el  Museo  pro- 
vincial ele  Pintaras,  que  data  en  sus  preparativos  ó  comienzos 
de  1883,  en  años  de  actividad  y  florecimiento  de  la  Acade- 
mia provincial  de  Bellas  Artes  de  San  Salvador,  otra  vez  de- 
caída después  que,  con  escaso  acierto,  se  limitaron  sus  funciones 
por  R.  D.  de  8  de  Julio  de  1892.  Formaron  la  base  del  estable- 
cimiento algunos  trabajos  de  los  jóvenes  pensionados  por  la  Di- 
putación provincial  y  algunos  cuadros  cedidos  por  la  Comisión 
de  Monumentos  históricos  y  artísticos,  logrados  en  la  incauta- 
ción de  lo  poco  que  quedaba  en  conventos  y  casas  religiosas  de 
la  provincia.  En  1886  y  1887  se  solicitaron  pinturas,  obtenidas 
después  de  gestiones  de  los  Sres.  González  Morí  y  Grajera,  del 
Ministerio  de  Fomento  y  Academia  de  San  Fernando  como 
antes  las  depositadas  en  la  Universidad  (2);  con  auxilios  provin- 
cial y  municipal  se  habilitó  un  nuevo  piso  en  el  edificio  académico 


(x)     Siendo  el  autor  de  este  libro,  Secretario  de  la  Comisión  de  Monumentos  redactó  é  impri- 
mió un  «Catálogo  de  Legislación  arqueológica»  y  otro  después  el  Sr.  Altamira. 
(7)    Véase  pág.  281. 


—  572  - 
en  1888  para  colocación  de  los  lienzos;  y  un  año  después  se  ve- 
rificó la  inauguración  del  Museo,  que  se  abrió  al  público  en  1890 
impreso  ya  un  inventario  provisional.  La  colección  reunida, 
originales  y  copias  de  las  Escuelas  española,  italiana,  holandesa 
y  flamenca,  dista  de  ser  importante,  cuando  también  en  mayor 
número  tiene  obras  de  aquellos  pensionados,  que  han  de  figu- 
rar en  sección  especial,  si  bien  algunos  ya  son  artistas  distinguí 
dos.  Son  Martines  Abades,  García  Sampedro  y  otros  cuyas  fir- 
mas figuran  hoy  al  lado  de  las  de  Fierros,  Comas,  A  moros,  Pé 
rez  Rubio,  Agrasot,  etc.,  pero  todas  las  indicadas  pinturas  son 
base  para  que  el  Estado  y  los  particulares  fomenten  un  centro 
de  lanta  utilidad  en  la  enseñanza  artística. 


\ 


-573- 


CAPÍTULO  ADICIONAL 


Centros  de  enseñanza  no  dependientes  del  Rectorado  del  Distrito  universitario. 
—  Enseñanza  popular  y  obrera  en  la  provincia  de  Oviedo. —Sociedad  Eco- 
nómica de  Amigos  del  País  de  Asturias.—  Escuelas  de  Artes  y  Oficios  de 
Oviedo,  Trubia  y  Aviles.— Escuela  de  Aprendices  y  de  Aspirantes á  Maestros 
armeros  del  Ejército  en  Oviedo.— Escuela  de  Capataces  de  minas,  hornos  y 
máquinas  d?  Mieres. — Enseñanzas  de  Ciencias  aplicadas  á  la  Industria  en 
Gijón. — Círculos  y  centros  asturianos  de  obreros.— Cátedras  de  Comercio 
en  Oviedo. — Instituto  de  Comercio  y  Náutica  de  Luanco. — Estudios  de 
aplicación  á  la  Industria  y  al  Comercio  en  Langreo  y  Villaviciosa. — Ense- 
ñanza práctica  de  Agricultura  en  Asturias. — Cátedras  de  Taquigrafía.— Es- 
cuela provincial  de  Música. — Enseñanzas  popular  y  obrera  en  la  provincia 
de  León. — Cátedras  de  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  Pais. — Escue- 
la industrial  de  obreros  de  León.— Escuela  mercantil  y  agrícola  de  Villabli- 
no.  — Enseñanzas  eclesiásticas.— Seminarios  conciliar  de  León  y  menor  de 
Valderas.— Seminario  conciliar  de  Astorga  y  colegios  sucursales. — Semina- 
rios conciliar  de  Oviedo  y  menor  de  Valdedios.  — Colegios  eclesiásticos  ove- 
tenses y  el  de  PP.  Dominicos  de  Corias.— Archivos  y  Bibliotecas  ecle- 
siásticos.— Enseñanza;  de  «Centros  Asturianos <>  fuera  de  Asturias. 


Si  la  circular  oficial  de  1869,  origen  de  la  edición  primera 
de  esta  Historia,  pedía  noticias  de  cátedras  y  escuelas  que  hu- 
biesen estado  en  el  Distrito,  ya  dependieran  ó  no  de  la  Universi- 
dad, parecen  también  oportunas,  como  debido  complemento  del 
libro,  datos  y  referencias  análogas  de  .escuelas  y  cátedras  que 
funcionen  actualmente  en  las  provincias  de  la  demarcación  uni- 
versitario-ovetense (1).  Asi  será  más  exacto  el  cuadro  dé  la  Ins- 
trucción pública  en  Asturias  y  León  y  más  cabal  el  conocimiento 
de  sus  instituciones  de  cultura. 

Aparte  de  aquellas  referentes  á  la  antigua  enseñanza  ecle- 
siástica, de  que  se  hará  mención,  se  dirigen  principalmente  los 
otros  y  modernos  estudios  á  la  popular  y  técnica  en  relación  con 
necesidades  y  aspiraciones  actuales.  El  movimiento  obrero,  po- 
deroso y  pujante  en  apremios  de  progreso  para  solucionar  prO- 


liJ    Véase  pág.  289. 


—  574- 

blemas  de  vida,  requiere  su  camino  y  encauzamiento  en  rieles 
de  ilustración  y  adelanto  para  mejor  condicionarse  en  el  logro 
de  sus  aspiraciones,  y  dar  á  la  fuerza  social  dirección  de  cul- 
tura, de  orden  y  de  un  ideal  bien  definido;  todo  por  medio  de  la 
educación. 

Cospiran  á  estos  fines  aulas  abiertas  desde  tiempos  próximos 
principalmente  en  favor  de  las  clases  populares;  y,  otra  vez  entre 
mil,  á  enseñanza  privada  se  debió  y  se  debe  la  cooperación, 
cuando  no  la  iniciativa,  en  tal  objetivo  social  y  patriótico;  por- 
que, aún  considerando  estas  especiales  instituciones   docentes 
relacionadas  con  organismos  oficiales,  resulta  que  estos  hao 
podido  crear  y  dar  forma  dentro  de  sus  atribuciones  y  autono- 
mía relativas  á  semejantes  aulas  organizadas  y  sostenidas  con 
magisterio  y  medios  distintos,  iniciales  ó  complementarios,  de 
los  de  la  enseñanza  pública  y  tradicional.  Tales  servicios  fue- 
ron y  son  manifestaciones  de  la  enseñanza  privada,  que  en 
todos  tiempos  se  ofrece  como  base,  norma  y   adición  de  la 
pública;  responde  más  prontamente  á  exigencias  ó  influjos  de  la 
pedagogía  y  á  los   llamamientos  incesantes   del  progreso;  cual 
se  determinó  en  momentos  históricos  como  válvula  de  expan- 
sión en  días  de  opresiones  y  ara  segura  donde,  contra  todos 
vientos  ardió  el  fuego  de  la  ciencia.  Ya  se  indicó  en  anteriores 
páginas  tratando  de  todos  los  grados  de  las  enseñanzas  desde 
las  humildes  Escuelas  primarias  á  las  complementarias  de  Hu- 
manidades, desde  los  varios  Colegios  y  Estudios  secundarios  á 
las  cátedras  universitarias  (1);  y  siempre  aparece  la  euseñanza 
privada  respondiendo  con  oportunidad  alas  necesidades  dek 
época,  conviviendo  á  la  par  de  la  oficial  denlro  de  la  armonía  y 
ponderación  de  sus  respectivas  fuerzas  con  los  fueros  y  vigor 
encarnados  en  misma  la  libertad  de  enseñanza  (2). 

Como  se  verá  por  las  breves  noticias  que  siguen,  bástanles 
de  las  Escuelas  comprendidas  en  este  capítulo  no  son  rigurosa- 
mente de  índole  privada  en  su  origen,  pues  que,  no  pocas,  de- 
penden de  corporaciones  oficiales  ó  de  tal  significación;  pero 
han  nacido  y  se  desenvuelven  sin  procedimientos  sistemáticos  y 
disciplinarios,  y,  aparte  de  dependencia  ó  inspección  ó  auxilios 


^ 


\i)     Véanse  pá^s.  4a2  á  126  y  5^4  á  515;  293  á  a/);  9,  57,  339  á  333;  y  110. 

{2)     Vea  re  pág.  500. 


—  575  — 

del  Estado  y  de  las  manifestaciones  de  éste,  muévcnse  amplia- 
mente y  más  en  relación  con  las  circunstancias  sociales,  á  seme- 
janza de  otras,  menos  en  número,  éstas  sí  debidas  por  completo 
á  la  iniciativa  particular. 

Con  entusiastas  y  repetidos  acuerdos  la  Sociedad  Económi- 
ca de  Amigos  del  Pais  de  Asturias  inició  y  apoyó  en  Oviedo  las 
enseñanzas  populares  con  la  indicada  dirección  pedagógica. 
Inspirada  un  tiempo  por  Campomanes  y  Jovellanos  encarnó  con 
predilección  la  nueva  vida  docente  en  favor  de  las  clases  nece- 
sitadas para  salvar  profunda  crisis  nacional  á  fines  del  si- 
glo xviii;  y  referidos  quedan  sus  inolvidables  servicios,  su  pa- 
triótica cooperación  á  la  enseñanza  primaria  de  niños  y  niñas, 
dibujo,  veterinaria,  agricultura  y  estudios  superiores  universita- 
rios de  Economía  política  y  Ciencias  (1),  á  más  de  la  participa- 
ción que  tomó  difundiendo  progresivos  sistemas  y  métodos  pe- 
dagógicos» Reverdeciendo  tan  honrosa  tradición,  creó  y  organi- 
zó en  1878  la  Escuela  ovetense  de  Artes  y  oficios  siendo  su 
principal  promotor  el  Sr.  D.  José  González  Alegre  y  Alvarez  y 
auxiliando  á  su  planteamiento  la  «Revista  de  Asturias*,  que  di- 
rigía el  Sr.  Aramburu.  En  el  primer  Reglamento  comprendía 
enseñanzas  preparatorias  y  periciales  para  carpinteros,  albañi- 
les,  canteros,  obreros  industriales  hasta  maestros  de  obras  y 
capataces  mecánicos  (2);  y  se  determinó  con  nueva  organización 
en  188081  Desde  entonces  continúan  abiertas  aulas  útilísi- 
mas de  enseñanz.x  obrera  con  un  cuadro  de  materias  adecuado 
á  las  necesidades  locales;  pero  fué  necesario  establecer  también 
un  curso  preparatorio  ó  Escuela  primaria,  dividida  en  secciones 
de  niños  y  de  adultos,  considerándola  instrucción  deficiente  con 


«i)  Véanse  páginas  u8¡  4*7,  436  nota,  447;  3S1  y  .siguientes;  409;  345;  301;  183,  193 
y  220. 

— Mi  discurso:  :  Noticias  históricas  de  1.»  Sociedid  Económica  eic      (Oviedo,  18SÓ). 

—  * Regltiuuntn  de  la  cátedra  de  Eco  v. mía  política,  sciíún  «c  halla  establecida  en  Oviedo 
por  R  D  di  28  de  Septiembre  de  iSl;  hij  •>  I.»  dinveión  de  la  Red  Socird  id  Económica  de 
Amigos  del  Pan  de  Asturias-  (Ovie  1  )iSo;,;  ms..—  Ki  varías  ocasiones  celebró  certámenes  pu- 
blicoi  y  concurridas  «con  disertaciones  «obro  piop  bidones  varias  co:iu->tando  después  á  las  ob- 
servaciones, que  tuvieren  á  bien  hacer  los  concurrentes  é  ilustrando  ia  u. atería  coi»  ejemplo;  y 
aplicaciones*  como  dicen  bu  programas  impreco  ,  referentes  á  los  ttnns  desarrollados  por  D.  Be- 
nito Canella,  D.  losé  Fosada  Herrera,  1>.  Dominen  Joaquín  Alvarez  Arenas.  D.  Antonio  Cortes 
Llanos,  D.  Napoleón  Acebal  y  el  malogrado  I)    Kcmúri»  Alvarez. 

(31  Formaron  la  comisión  organizadora,  que  redactó  el  Reglamento,  lo;  Srcs.  D.  Plácido 
y  D.  Adolfo  Alvarez  Buylla,  l).  Dicjd  Terrero,  D  Gcaaro.  Alas  Uieña,  D.  José  María  Flórez  y 
el  autor  de  estas  páginas. 

Vcasc: 

—  «Reglamento  de  la  Enciela  de  Artes  y  ofido;  establecida  p  >r  1¿  Sjci:d  «J  E:)nó:uica  as- 
turiana de  Ami¿3s  del   Pai->     ,0.i<d:>;  i  np.  t\i-  E.   TriaiSSo). 


—  576  — 

que  venían  unos  y  otros  á  las  aulas  de  la  Económica.  Las  asig- 
naturas propias  de  la  Escuela  se  cursan  en  cuatro  á  seis  años  y 
comprenden:  Aritmética,  Geografía  é  Historia;  Algebra  y  Geo- 
metría plana;  Dibujo,  y  Dibujo  aplicado;  Lengua  francesa;  Geo- 
metría descriptiva,  Estereotomía;  Elementos  de  Física  y  Quími- 
ca, Mineralogía;  Mecánica;  Nociones  de  Arquitectura;  Manejo  de 
materiales  é  instrumentos  de  construcción;  Higiene  del  Obrero 
y  Excursiones  escolares.  Ilustrados  socios  de  la  Económica  y 
maestros  diferentes  vienen  constituyendo  celoso  y  docto  profe- 
sorado de  esta  Escuela,  á  veces  gratuitamente  y  á  veces  con  re- 
tribución muy  módica,  porque  otra  cosa  no  consienten  los  re- 
cursos de  la  institución,  subvencionada  en  alguna  fecha  por  el 
Estado  con  modesta  suma,  nunca  á  la  manera  prescrita  en  el 
R.  D.  orgánico  de  1886,  mientras  continuamente  recibe  partida 
modesta  de  la  Diputación  y  Municipio.  De  esta  suerte  vive  desde 
hace  un  cuarto  de  siglo  la  Escuela  ovetense  de  Artes  y  Oficios 
continuando  aquellas  ventajas,  que  ya  se  notaron  desde  la  an- 
tigua Escuela  de  Dibujo,  pues  las  artes  y  construcciones  de  la 
ciudad  y  provincia  atestiguan  los  frutos  de  esta  enseñanza  popu- 
lar mantenida  por  el  entusiasmo  y  desprendimiento  del  Director 
de  la  Corporación  Sr.  G.  Alegre.  El  asimismo  fundó  y  dotó,  al 
lado  de  estas  aulas,  un  «Museo  industrial»,  indispensable  en  la 
moderna  enseñanza  intuitiva,  con  cuadros  y  objetos  expresión 
de  los  adelantos  pedagógicos  del  extranjero,  que  determinan  la 
historia  de  los  productos  y  principales  manifestaciones  de  la  in- 
dustria de  hierro,  acero,  cobre,  plomo, zinc,  hulla,  vidrio,  tierras 
cocidas,  tejidos,  cueros,  papel,  alimentos,  vestidos,  habitación, 
trabajos  agrícolas,  etc.;  y  es  colección  notable  ya  enriquecida 
con  otros  productos  y  manufacturas  de  Asturias,  maderas,  ar- 
mas y  un  proceso  modelo  de  máquina  de  vapor,  donativo  del 
aventajado  alumno  D.  Valentín  Echevarría  (1).  Tiene  también  la 
Escuela  una  «Biblioteca  popular»  constituida  sobre  la  base  de  los 
libros  de  la  antigua  Sociedad  Económica,  y  debió  aumento  apre- 
ciable  al  Ministro  de  Fomento  Sr.  Conde  de  Toreno  en  una  de 
sus  expresiones  de  amor  al  Principado,  cual  digno  sucesor  de 


(i)  Con  merecido  acuerdo  de  grartud  <c  colocó  á  la  puerta  de  este  Musco  la  siguiente  la- 
pida /89o.— José  González  Alegre  y  Alvar ez  fundó  y  dotó  este  Museo.— La  Sociedad  Ecemc* 
mica  esculpe  este  recuerdo  a  expensas  de  los  socios. — iSQ2. 


-  577  - 

otro  Conde  de  Toreno,  D  Joaquín  Queipo  de  Llano,  uno  de  los 
fundadores  en  1780,  con  Campomanes,  déla  Reunión  patriótica 
de  Amigos  del  Pais.  Todos  los  años  se  reparten  premios  y  dis- 
tinciones á  los  obreros  sobresalientes  (1);  y  constituye  esta  se- 
sión acto  solemne  y  principal  de  Corporación  asturiana,  de  tan 
honrosa  historia,  con  lectura  de  discursos  por  ios  actuales  miem- 
bros, desarrollando  temas  en  relación  inmediata  cpn  la  funda- 
ción, como  los  siguientes: 

—  1 88o,  D.José  González  Alegre  y  Alvarez:  «Excelencias  y  beneficios  de 
trabajo  y  de  la  instrucción»». 

1881,  D.  Adolfo  A.  Builla  y  Alegre:  «La  instrucción  y  moralidad  de  las 
clases  trabajadoras». 

1882,  D.  Félix  P.  de  Aramburu:  «Los  trabajadores  y  la  enseñanza  profesio- 
nal!. 

— 1883,  D.  José  López  Doriga:  «Difusión  de  la  educación  c  instrucción  en 
la  clase  menesterosa!. 

— 1884,  D.  Juan  Quiroga:  «Constancia  en  el  trabajo  y  en  el  estudio  de  las 
ciencias  y  artes». 

— 1885,  D.  Manuel  Muniz:  «Fines  y  aplicaciones  de  la  actividad  humana». 

— 1886,  D.  Fermín  Canella  y  Secades:  «Noticia»  históricas  de  la  Sociedad 
Económica  de  Amigos  del  Pais  de  Asturias  y  de  la  fundación  y  objeto  de  su 
Escuela  de  artes  y  oficios». 

— 1887,  D.  Genaro  Alas  y  Ureña:  «Disertación  sobre  el  calor». 

— 1888,  D.  Arturo  Builla  y  Alegre:  «Higiene  del  obrero». 

--  1889,  D.  Adolfo  G.  Posada  y  Biesca:  «La  educación  del  obrero  como 
base  fundamental  de  su  influencia  política». 

— 1890,  D.  Anreliano  Esc:tet:  «La  cuestión  social». 

— 1891,  D.  Leopoldo  Alas  Ureña:  «Alcance  y  manifestaciones  de  la  instruc 
ción  de  los  trabajadores». 

—  1892,  D.  Guillermo  Estrada  Villaverde:  «Significación  cristiana  y  moral 
de  la  instrucción  obrera». 

— 1893,  D.  Dimas  Cabeza:  «El  trabajo  manual  y  el  trabajo  de  la  inteli- 
gencia». 

— 1894,  D.  Eulogio  Diaz:  «Educación  é  instrucción  del  obrero  en  las  Es- 
cuelas de  Artes  y  oficios». 

— 1895,  D.  Manuel  Muñiz:  «La  libertad  y  la  educación  del  hombre». 

— 1896,  D.  Rogelio  Jove  y  Bravo:  «Progreso  de  la  condición  social  del 
obrero». 


(1)  Para  más  noticias  véanse  las  Memorias  anuales  de  la  Escuela  ovetense  de  Artes  y 
oficios: 

Las  de  los  cursos  comprendidos  desde  1880  á  1885  por  el  Secretario  I).  José  María  Flórcz  y 
González 

Las  de  los  de  18*5  a  1887  por  el  vicesecretario  D.  Adolfo  A.  Builla  y  Alegre. 

Las  de  los  de  1887  á  18R;  por  ti  Secretario  D.  Félix  »\  de    Aramburu. 

Y  las  de  lo*  de  1889  á  1903  por  el  Secretario  D.  Adulfo  A.   Huilla. 


Y 


-57»- 
— 1897,  D.  Manuel  A.  Santullano:  «La  virtud  y  la  instrucción». 
—  1 90 1,  D.  Rafael  Altamira:  «Naturaleza   y   extensión   de  la   educación  del 
obrero». 

La  Escuela  de  Aries  y   Oficios  de  la  Fábrica  nacional 
de  Trubia  data  de  los  tiempos  del  ilustre  General  Elorza,  como 
«Escuela  de  aprendices»,  aunque  sin  carácter  oficial,  cuando  el 
insigne  artillero,   Director  de  aquel   establecimiento   y  bienhe- 
chor inolvidable  de  Asturias,  destinaba  á  los  más  aventajados  jó 
venes  obreros  á  practicar  en  los  talleres  y  disponía  que  por  Ja 
noche  recibiesen  lecciones  de  Matemáticas  y  Dibujo  á  cargo  de 
los  oficiales  del  Cuerpo.  Otro  Director  y  distinguido  artillero, 
D.  Tomás  de  Reyna,  inauguró  oficialmente  en   186G  la  Escuela 
de  Artes  y  Oficios,  como  también  en  aquella  época  y  por  (an  ce- 
loso Jefe  se  creó  la  de  Fogoneros  y  Maquinistas  al  mismo  tiempo 
que  dotaba  al  establecimiento  con   una  Sociedad  de  Seguros 
mutuos,  otra  cooperativa  y  un  casino  y  gabinete  de  lectura  para 
obreros.  El  Reglamento  vigente  de  1891   indica  el  objeto  de 
la  Escuela  de  Artes  y  Oficios  para  «formar  obreros  instruidos  y 
prácticos  en  los  diversos  oficios  de  la  fábrica».   El  número  de 
alumnos  debe  oscilar  entre  30  y  60,   no  mayores  de  18  años  de 
edad,    siendo    preferidos  los   hijos  de  operarios,   acreditando 
todos,  cuajido  el  ingreso,   haber  cursado  la  instrucción  prima- 
ria elemental.  Los  estudios  duran   cuatro  años  y  disfrutan  suce- 
sivamente los  matriculados  jornales  de  0,25,  0,50,  1,00 y  1,50 
pesetas  respectivamente  con  un  descuento  del  veinte  y  cinco 
por  ciento  para  garantía  de    la  obligación,  que  adquieren  los 
aprendices  de  servir  cinco  años  después  de  terminar  los  es/u- 
dios.  Comprenden  éstos  las  asignaturas  de  Aritmética  y  Alge- 
bra, Geometría,  Mecánica,  Metalurgia,  Descriptiva  y  Electrici- 
dad á  cargo  de  Oficiales  de   Artillería,  y  en  todos  los  cursos  Di- 
bujo lineal  y  aplicado  y  Prácticas  en  los  talleres  á  cargo  de  un 
Maestro,  bajo  la  inspección  de  un  Oficial.   El  plan  de  enseñanza 
y  el  sistema  pedagógico  han  sido  modificados  y  modernizados 
según  los  adelantos  y  necesidades  del  trabajo;  y  asi  como  en  un 
tiempo  se  daba  excesiva  extensión  á  las  Matemáticas,  hoy  se 
prefiere,  previa  una  sucinta  exposición  de  los  métodos  de  edícu- 
lo, trazado   y  de  su  fundamento,  resolver  aquellos  problemas  de 
carácter  práctico  más  frecuentes  en  los  talleres.  Otro  tanto  ha 


—  579  — 

sucedido  con  la  práctica  en  éstos  y,  dada  la  actual  preponderan- 
cia del  trabajo  mecánico,  en  el  local  de  la  Eseiiela  ae  han  ins- 
talado taladros,  tornos,  garlopas,  etc.,  en  que  los  jóvenes  traba- 
jan piezas  que  después  ajustan.  Los  nuevos  métodos  de  fabrica- 
ción mecánica  é  intercambiable  impondrán,  con  otras  mudanzas 
en  el  sistema  de  aprendizaje,  el  subdividir  y  especializar  más  los 
oficios  á  fin  de  obtener  los  conocimientos  y  práctica  de  los  bue- 
nos operarios.  Para  juzgar  la  aptitud  y  prueba  de  un  curso,  hay 
exámenes  anuales  en  los  que,  además  de  la  conceptuación  co- 
rrespondiente, se  conceden  premios  de  10  á  25  pesetas  ó  bien 
libros,  estuches  y  objetos  de  aplicación  profesional  á  los  alum- 
nos distinguidos. 

La  Escuela  de  Artes  y  Oficios  de  Aviles  debe  su  origen 
á  una  Sociedad  creada  con  el  fin  patriótico  de  favorecer  la 
cultura  pública  en  aquella  localidad  (1),  inspirándose  en  la  fun- 
dación de  1878  por  la  Sociedad  Económica  asturiana  de  Ovie- 
do. Un  año  después  se  inauguró  la  institución  avilesina  con  en- 
señanzas de  Matemáticas,  de  otras  materias  y  Dibujo,  principal- 
mente para  los  obreros,  pues  cuando  apareció  el  R.  D.  de  5  de 
Noviembre  de  1886  organizando  las  cátedras  populares  de  Oficios 
y  de  Artes,  ya  la  de  Aviles  tenía  las  clases  gráficas  y  orales  del 
plan  oficial;  y  si,  por  lo  modesto  de  sus  recursos,  no  contaba  con 
talleres,  se  auxiliaba  y  se  auxilia  para  las  prácticas  de  aprendiza- 
je confiando  los  alumnos  á  los  capataces  de  taller  y  maestros  de 
obras  de  la  localidad.  Arraigada  la  Escuela,  el  Ayuntamiento  la 
favoreció  con  su  apoyo,  como  también  el  Estado  y  la  Diputación 
provincial  con    respectivas  subvenciones  y  el  Diputado  á   Cor- 
tes Sr.  Marqués  de  Teverga  con  protección  incesante.  Vio  así 
crecer  su  matrícula  en  relación  con  el  aumento  de  enseñanzas, 
principalmente  la  de  Dibujo  geométrico  y  ornamental,  siendo  la 
inscripción  gratuita,  gratuitos  los   medios  y,  al  final,  se  otorgan 
premios  á  los  concurrentes    aventajados.  Las  Juntas  directi- 
vas han  rivalizado  en  celo  y  en  interés  por  las  aulas,  que  desde 
sus  comienzos  dirige  con  entusiasmo  y  constancia  bien   pro- 
bados D.  Domingo  Alvarez  Acebal,  personalidad  prestigiosa  de 


(i)  Figuraron  principalmente  en  la  or^mización  di  la  E¿cucla  de  Aviles  Ioí  Srcs.  D.  Ra- 
món González  Llanos,  D.Jesús  de  Alvaro,  D.Julio  Zavala,  D.  Maximino  R.  Alvarez,  D.José 
Plaza  Castellanos  y  D.  Domingo  A.  Acebal. 


—  53o  — 

Aviles,  á  cuyo  pueblo  viene  prestando  su  especial  competencia 
pedagógica  en  todos  los  órdenes  de  instrucción .  En  estos  últimos 
años,  ya  la  Escuela  lícne  casa  propia,  edificio  nuevo  de  plan  ar- 
tístico y  acertada  distribución,  trabajo  del  maestro  de  obras  don 
Armando  F.  Cueto,  uno  de  los  más  aventajados  alumnos  del  es 
tablecimiento  y  hoy  profesor  de  Dibujo,  que  supo  darla  acería- 
da  distribución  con  locales  amplios  para  cátedras  orales  y  gráfi 
cas,  talleres,  biblioteca,  gabinetes,  salón  de  actos,  etc.;  siendo 
de  advertir  que  sirve  el  mismo  edificio  para  los  Esludios  gene- 
rales y  técnicos  del  Colegio  de  Segunda  Enseñanza  dirigido 
también  por  el  ilustrado  Sr.  Alvarez  Acebal  (1).  La  Escuela 
obrera  de  Aviles  viene  reportando  grandes  beneficios,  y  es  mere 
cedora  del  apoyo  oficial  y  privado  encaminados  á  su  mayor  pro- 
greso y  completo  desenvolvimiento. 

Análogos  motivos  de  fundación,  y  con  organización  semejan- 
te á  las  dichas  enseñanzas  de  obreros  de  Trubia,  motivaron  la 
creación  de  la  Escuela  de  Aprendices  en  la  Fábrica  nacio- 
nal de  Armas  portátiles  de  Ociedo.  Fué  dispuesta  por  R.  0. 
de  28  de  Diciembre  de  1891  é  inaugurada  en  1892  siendo  Direc- 
tor el  Coronel  D.  Emilio  Rodríguez  Solís;  y  todo  cuanto  se  ha  ma- 
nifestado respecto  á  la  Escuela  de  Elorza  en  matrícula,  enseñan- 
zas, auxilio  de  jornales,  cuadro  de  materias,  profesorado,  sis- 
tema pedagógico,  premios,  etc.,  tiene  aplicación  á  la  de  Oviedo. 
También  recientemente  se  fundó  en  el  mismo  establecimiento 
por  R.  O.  de  31  de  Octubre  de  1898,  bajo  la  dirección  del  Coro- 
nel D.  Eusebio  Sanz,  otra  Escuela  de  aspirantes  á  Maestros 
armeros.  Su  objeto  es  proporcionar  los  conocimientos  necesa 
rios  á  aquéllos  como  á  los  obreros  aventajados  pertenecientes 
al  personal  del  material  de  Artillería;  y  los  hijos  de  estas  clases 
tienen  cierta  preferencia  en  la  matrícula  á  la  que  también  son 
admitidos  obreros  eventuales  de  las  fábricas  y  otros  libres.  Los 
estudios  duran  dos  años  ó  cursos  de  Matemáticas,  Metalurgia  y 
Fabricación,  Armería,  Obligaciones  de  las  profesiones  indicadas 
y  Prácticas  de  operaciones  de  ajuste  y  forja,  montura,  temple, 
repasado,  pavón,  cajas  y  examen  del  armamento  para  lograr 
los  alumnos  aprobados  el  correspondiente  título  de  Maestro  ar- 


r 


(i)     Véase  pág    330. 


p 


-581- 
mero.  Reglamentos  especiales  rigen  estas  provechosas  institu- 
ciones de  Oviedo  y  Trubia,  planteles  también  de  operarios  que 
han  proporcionado  grandes  ventajas  á  la  industria  del  pais,  pues 
además  de  prestar  excelentes  servicios  en  las  fábricas  8el  Esta- 
do y  ser  el  primer  escalón  del  competente  personal  de  Maestros 
del  Cuerpo  de  Artillería,  se  difunden  después  de  la  permanencia 
en  los  centros  oficiales  por  los  talleres  particulares  elevando  el 
nivel  de  conocimientos  del  personal  obrero  y  obteniendo  ellos 
á  su  vez  ventajas  indudables  por  su  mayor  ilustración  y  práctica 
¡Lástima   es   que   en  la  escala  posible  no  se  instalen  en  las  in- 
dustrias privadas,  como  ocurre  en  el  extranjero,  Escuelas  aná- 
logas que,  con  la  práctica  del  taller  y  los  estudios  teóricos  fá- 
ciles de  obtener  en  las  cátedras  de  Artes  y  Oficios  municipales  ó 
del  Estado,  producirían  un  contingente  de  especialistas!  De  esos 
operarios  los  más  aptos  serían  los  indicados  para  perfeccionar- 
se el  extranjero,  subvencionados  por  las  fábricas  y  por  la  Na- 
ción (fijando  y  sosteniendo  los  ensayos  dispuestos  por  el  minis- 
tro Sr.  Gasset)  para  establecer  el  contacto  con  aquellos  indus- 
triales, europeos  levantados  después  la  producción  española  á  la 
altura  de  los  últimos  adelantos,  poniéndola  en  condiciones  de 
competencia  en  el  mercado  universal,  y  con  aptitud  para  ser 
la  creadora  de  modificaciones  y  perfeccionamientos,  que  hoy  día 
siempre  es  preciso  importar  (1). 

Que  ya  no  es  posible  ni  razonable  volver  á  la  vieja,  detenida 
y  lenta  enseñanza  gremial;  pero  cabe  transformarla,  encauzarla 
y  moverla  al  compás  de  las  necesidades  actuales,  según  proponía 
el  ilustre  Pérez  Puzol,  ó  desenvolverla  en  libres  enseñanzas  fa- 
vorecidas y  alentadas  por  el  Estado  con  instrucción  fundamental 
y  orientada  á  los  oficios,  artes  é  industrias  de  la  localidad,  en 
que  por  circunstancias  propias  y  de  tiempo  vse  manifieste  prefe- 
rente cierta  dirección  del  trabajo.  En  todo  esto  apremian  cada 
día  más  intereses  é  instituciones  regionales  y  lo  reclaman  otra 
vez  en  el  Parlamento,  en  los  momentos  en  que  reviso  estas  pá- 
ginas, los  Sres.  Moret,  Alvarez  (M.),  Romanones,  Vincenti,  Sala, 
Pilares  y  otros.  Presenta  también  el  Sr.   Codina  Sert  un  proyec- 


(i)  La  importancia  de  los  dos  establecimientos  fabriles  militare?  de  Trubia  y  Oviedo,  junta* 
mente  con  otros  de  fundición  de  hierro,  acero,  cobre  y  los  de  pólvora,  dinamita,  etc  ,  de  la  pro- 
vincia, han  dado  ocasión  para  discutir  y  pensar  en  la  conveniencia  de  trasladar  á  Asturias  la 
Academia  ó  algunos  cursos  de  la  de  Artillería  de  Segovia. 


-582- 
to  «Escuela  progresiva  de  obreros»  ofreciendo  una  oi$anizaeióa 
docente,  que  responda  á  aspiraciones  naturales  del  operario  para 
mejorar  moral  y  materialmente  ascendiendo  en  categorías  y  gra- 
dos sucesivos,  desde  peón  y  aprendiz  á  ayudante,  oficial,  maes- 
tro de  taller  y  jefe  técnico;  sistema  diferente  al  propiamente  téc- 
nico, dispone  unas  escuelas-talleres  y  hasta  verdaderas  fábricas, 
desarrollándose  en  la  respectiva  región  industrial  por  grupos  de 
industrias  establecidas,  restablecidas  ó  nuevas,  comprendiendo 
por  cada  fábrica  ó  producción  otras  tantas  secciones  docentes  y 
productoras,  dentro  todo  de  especial  reglamentación,  que  así 
tiene  dejos  antiguos  como  nuevas  aspiraciones  sociales  y  econó- 
micas. Otra  organización  fué  la  propuesta  en  1902  por  impor- 
tantes instituciones  de  Barcelona,  que  formularon  el  proyecto  de 
un  «Centro  general  de  enseñanza  técnica»  dividido  en  tres  cate- 
gorías ó  enseñanzas:  Elemental  (la  escuela  nocturna  para  formar 
buenos  obreros  en  relación  y  funcionamiento  con  las  necesida- 
des fabriles  locales);  Secundaria  (con  talleres,  laboratorios  y 
museos,  ya  general  ó  especial  manufacturera,  mecánica  ó  elec- 
tricista, etc  ,  para  obtener  un  personal  intermedio  entre  el  obre- 
ro é  ingeniero  ó  de  contramaestres,  jefes  de  taller  y  directores 
de  fábrica);  y  la  Superior  (de  ingenieros  industriales).  Bastan 
estas  consideraciones  sobre  tema  ya  esbozado  (1),  difícil  de  tra- 
tar y  más  de  compendiar  en  este  libro;  y  prosigo  en  la  enumera- 
ción de  otros  establecimientos. 

En  Escuela  oficial,  la  de  Capataces  de  Minas,  Hornos  y 
Máquinas  dv  Mieres,  ayuda  el  Estado  á  las  necesidades  indi- 
cadas. Dicho  está  cómo  quedaron  sin  cumplir  las  aspiraciones 
del  gran  Jovellanos  en  la  enseñanza  de  la  Mineralogía  (2)  y  como 
se  desvanecieron  venturosos  anuncios  de  1845;  pero  dos  lustros 
después  tomó  cuerpo  la  idea,  aunque  con  otra  dirección  y  am- 
pliaciones en  consonancia  con  dichas  necesidades  regionales. 

Por  el  artículo  39  de  Ley  minera  de  18¿9  se  determinó  la 
creación  de  Escuelas  prácticas  en  Almadén  y  Asturias  para  In- 
genieros, Maestros  y  Capataces  de  minas,  cuyos  reglamento  y 
programas,  especialmente  para  los  Capataces  de  carbón  y  hierro 
en  esta  provincia,  se  deben  al  insigne  Schulz,  de  imperecedera 

(i)     Véanse  págs.  392  á  403. 
(a)     Véanse  págs    358  y  360. 


r 


-5*3- 

memoria  eatre  los  asturianos  (1).  Él   fué  organizador  de  la  de 
Mieres  en  1854  para  alumnos  obreros  de  minas,  oficiales  de  car- 
pintería, albañilería  ó  fragua,  dedicándose  á  trabajos  mineros  du- 
rante los  dos  años  de  la  enseñanza  con  lecciones  semanales  (sá- 
bados y  domingos)  desde  Febrero  á  Noviembre,  cursando  Mate- 
máticas, Mecánica,  Dibujo,  Labores  de  minas  (de  carbón  y  hierro 
principalmente),  Fabricaciones  derivadas,  etc.  En  1860  se  trasla- 
dó la  Escuela  á  Langreo  considerando  el  desarrollo  de  la  explo- 
tación carbonera  en  esta  localidad,  creación  de  las  fábricas  de  la 
Felguera  y  progreso  determinado  con  el  ferrocarril  á  Gijón.  Des- 
de Langreo  se  llevaron  las  aulas  á  Oviedo  en  1869,  contra  el  in- 
forme de  la  Junta  de  profesores  de  Madrid  y,  con  escasa  matri- 
cula, siguió  la  Escuela  en  la  capital  hasta  que  nuevamente  fué 
trasladada  en  1874  á  Mieres,  donde  continúa.  Más  las  industrias 
metalúrgico-asturianas,  desarrolladas   modernamente  «al  calor 
dfel  combustible»,  reclamaban  un  personal  práctico  y  competen- 
te, y  á  llenar  esta  necesidad  se  dirigieron  los  esfuerzos  del  Direc- 
tor é  Ingenieros-profesores,  alcanzándose  asi  la  ampliación  de 
los  estudios  de  la  Escuela,  á  tenor  de  la  R.  O.  de  27  de  Julio  de 
1881,  creándola  especialidad  de  Capataces  de  minas,  de  hor- 
nos y  máquinas,  que  determinó  un  cuadro  de  enseñanzas  en 
tres  cursos.  Comprendíalas  siguientes  asignaturas:  Matemáticas, 
Topografía,  Mecánica  y  Construcciones,  Física,  Química  y  Mine- 
ralogía, Metalurgia  y  Preparación  mecánica,  Geología  y  Labores 
de  minas  y  Dibujo  lineal,  derivando  de  los  respectivos  cursos 
la  especialidad  de  los  Capataces  (2).  Otra  nueva  ampliación  tuvo 
la  Escuela  en  1896  (R.  O.  de  30  de  Junio)  y,  con  la  base  de  im- 
portante donativo  dej  municipio  mierense,  se  creó  un  cuarto  cur- 
so con  las  asignaturas  de  Descriptiva,  Electrotecnia  y  Amplia- 
ción de  Topografía;  hoy,  y  desarrollada  y  perfeccionada  debida- 
mente la  fundación  del  benemérito  Schulz,  tiene  Asturias  una 
institución  de  enseñanza  industrial  teórico-práctica,  digna  del 


(i)  D.  Guillermo  Schulz  nació  en  Hcsse  Cassel  (Alemania)  en  1800;  fué  sabio  ingeniero  dt 
minas  al  servicio  de  España  desde  1833;  y  falleció,  ya  jubilado,  en  1877.  Por  su  larga  perma- 
nencia en  Asturias  cobró  afición  a  este  país,  que  le  debió  su  progreso  minero  moderno  y  la  ha** 
de  los  trabajos  del  porvenir,  tanto  por  su  dirección  durante  muchos  años,  como  por  sus  memo- 
rables obras:  Mapa  topográfico  de  la  provincia  de  Oviedo:  -Atlas  geológico  de  Asturias  ^ 
Descripción  geológica  de  esta  provincia;— etc.  (Véase  la  biografía  del  benemérito  Sr.  Schulz,  <iue 
escribí  para  la   2. ,l  edición  de  la  «Descripción  geológica»;  Oviedo,  1900». 

12»  Véanse  artículos  «Escuela  de  Capataces  de  Minas  de  Asturias»  por  D.  RampnJRodiF 
guez  en  la  'Revista  Minera,  Metalúrgica  y  de  Ingeniería»  (Madrid;  Marzo  y  Abril  de  1896). 

38 


r 


-  584  - 
mayor  encomio.  Ella  ha  contribuido  poderosamente  al  progreso 
del  trabajo  provincial  con  competentes  maestros  y  capataces, 
que  han  salido  de  sus  aulas  -acreditando  la  instrucción  y  direc- 
ción pedagógico-industriales  de  los  doctos  ingenieros  profesores 
(1).  La  Escuela  de  Mieres  tiene,  por  último,  edificio  propio,  le- 
vantado á  partir  de  la  reforma  de  1896,  con  obras  á  que  contri- 
buyeron aquel  Municipio  y  la  Diputación  provincial;  construc- 
ción que  si  era  suficiente  ayer,  ya  no  lo  es  hoy  con  las  nuevas 
enseñanzas,  su  extensión  y  progreso  relacionados  con  el  vuelo 
de  la  industria.  En  la  planta'  baja  están  instaladas  las  clases  ora- 
les, sala  de  Dibujo,  gabinete  de  Electrotecnia,  cuartos  de  pilas  y 
acumuladores,  de  la  máquina  de  vapor  y  Observatorio  de  la  de- 
clinación magnética;  así  como  en  el  primer  piso  están  los  gabi- 
netes de  Mineralogía  y  Geología,  de  Física  y  Química,  de  Mecá- 
nica y  Laboreo  con  más  las  oficinas  y  habitaciones  de  perso- 
nal (2).  Desde  la  fundación  de  la  Escuela  hasta  el  curso  de 
1903  ingresaron  1603  alumnos,  obteniendo  38  el  título  de  Sub- 
capataces,  213  el  de  Capataces  de  Minas  y  157  el  de  Capataces 
de  minas,  hornos  y  máquinas. 

En  1902  se  constituyó  la  Sociedad  de  los  Laboratorios 
para  la  enseñanza  práctica  y  gratuita  de  las  ciencias  fí- 
sicas y  Químicas  aplicadas  á  la  Industria,  en  Gijón,  siendo 
su  fundador  D.  Antonio  Diaz  Camino.  Creó  gabinetes  de  mani- 
pulaciones y  cursos  para  enseñar  diferentes  operaciones  á  los 
alumnos,  adultos,  hombres  y  mujeres,  dedicados  á  las  artes  y  ofi- 
cios á  fin  de  trasformarlos,  mediante  estudios  y  ensayos,  en  tra- 
bajadores inteligentes  y  hábiles  (3).  Constituyen  la  institución 
socios  fundadores,  adherentes  y  donantes  (contribuyentes  todos 
en  una  ú  otra  forma,  figurando  entre  los  primeros  con  una  sub- 
vención el  I.  Ayuntamiento  de  Gijón)  y  los  profesores,  que  son 
ingenieros  industriales,  graduados  en  ciencias,  peritos  químicos 


(x)  Menciono  entre  éstos  al  malogrado  D.  Guillermo  de  la  Sala  y  Jove,  cuya  temprana 
muerte  privó  á  la  ciencia  y  á  la  patria  de  un  servidor  ilustre.  Breve  pero  aprovechado  fue  su 
paso  por  la  vida,  honrada  con  sus  brillantes  carreras  de  Ingeniero  de  Minas  y  de  A  boga  de,  sus 
escritos  en  la  prensa,  sus  trabajos  profesionales  y  suí  Memorias  laureadas.  Mi  joven  amigo 
murió  en  1899. 

<2)  Considerando  las  condicione*  mineras  y  fabriles  de  Asturias  y  otras  circunstancias,  « 
ha  tratado  en  la  prensa  provincial,  de  acuerdo  con  favorable  opinión  facultativa,  de  la  oportuni- 
dad de  establecer  aquí  la  enseñanza  de  Ingenieros  y  Ayudantes  de  Minas. 

Véanse,  entre  otro?  trabajos,  los  artículos  «¿Dónde  debe  situarse  la  Escuela  de  Minas?*  por 
el  reputado  ingeniero  D.  Francisco  Gascue,  en  El  Comercio  «Jijón,  188a). 

13)  Véase:  — «Reglamento  porque  ha  de  regir¿c  la  Sociedad  de  Laboratorios»  iGijón;  im- 
prenta de  El  Comercio;  1902). 


—  585  — 
y  mercantiles,  fotógrafos,  etc.  En  la  construcción  del  local,  de 
fácil  adquisición  futura  por  la  Sociedad,  en  dotar  á  ésta  de  Jos 
elementos  fundamentales  para  su  manifestación  científica,  y  en 
la  organización  total,  bajo  bases  progresivas  y  desinteresadas, 
de  un  centro  tan  útil,  el  Sr.  Camino  Diaz  ha  prestado  patriótico 
servicio  á  la  cultura  y  al  adelanto  del  trabajo.  Desde  su  apertu- 
ra la  Sociedad  tiene  y  ofrece  á  la  enseñanza  popular  aplicada, 
laboratorio^  de  Física,  de  Electricidad  industrial,  de  Fotografía, 
de  Análisis  de  sustancias  orgánicas  aplicado  á  la  Agricultura, 
Industria  y  Comercio,  de  Análisis  químico  mineral,  etc.;  y  pre- 
senta programas  de  operaciones,  á  elección  libre  de  los  alum- 
nos, sin  más  que  solicitarlas  con  una  semana  de  antelación.  Hay 
clases  nocturnas  diarias,  dominicales  por  la  mañana,  y  en  los 
cursos  pasados  hubo  cátedras  de  Galvanoplastia,  Fotografía, 
Química  general,  Química  aplicada,  conferencias  sobre  temas 
industriales  y  enseñanzas  de  Análisis  cualitativo  y  cuantitativo, 
modelado  en  cera,  fabricación  de  barnices,  de  colores  para  loza, 
ensayos  de  vinos,  construcción  de  aparatos  eléctricos,  trabajos 
en  vidrio  sobre  la  mesa  de  esmaltar,  etc.,  etc.  Los  alumnos,  en 
matrícula  creciente,  no  pagan  cuota  alguna,  ni  llenan  más 
formalidades,  al  ingresar  en  los  Laboratorios,  que  inscribir  su 
nombre-  y  oficio  en  la  lista  y  firmar  el  registro;  y  realizado  el 
trabajo  (operaciones  y  ensayos  de  preparación,  obtención,  fa- 
bricación de  productos,  elementos,  moldes,  objetos  varios  ó 
bien  de  preceptos  y  conocimientos  diferentes)  bajo  las  instruc- 
ciones del  caso,  redactan  un  resumen  de  las  manipulaciones 
efectuadas,  constituyendo  una  nota  sucinta  que,  revisada  única- 
mente en  la  parte  científica  con  observaciones  técnicas  del 
Profesor,  se  imprime  en  las  publicaciones  de  la  Sociedad  para 
instrucción  y  propaganda  públicas  (1).  La  Sociedad  de  los  La- 
boratorios de  Gijón  resulta  una  cátedra  moderna,  variada,  alta* 
mente  provechosa  por  su  enseñanza  eminentemente  práctica, 
sencilla,  clara,  penetrante,  donde  el  alumno  trabajador  mani- 
fiesta y  ensancha  sus  aptitudes;  es  lazo  y  centro  de  unión  entre 
obreros  manuales  é  intelectuales,  entre  el  que  ofrece  y  el  que 
busca  trabajo,  confundiendo  y  compenetrando  su  interés  y  sig- 

(i)  «Sociedad  de  los  Laboratorios  para  la  Enseñanza  práctica  y  gratuita  de  las  CkucJai 
fisicas  y  Químicas,  aplicadas  en  la  Industria,  subvencionadas  por  el  I.  Ayuntamiento— Boletín  — 
Hojas,  resumen,  etc.,  en  el  curso  de  1902  á  1903»  (Gijón;  imp.  de  El  Comercio;  iox>3\ 


—  586  — 

nificación  respectivas.  La  idea  realizada  por  el  Director  profe- 
sor Sr.  Camino  Diaz  y  los  profesores  Sres.  Sinelair  Arnott,  Fer- 
nández (L)  y  Peinado  (J),  que  hasta  ahora  le  han  secundado 
principalmente,  es  de  las  que  merecen  apoyo  y  aplauso  genera- 
les.  Ha  comenzado  modesta  y  silenciosamente  sin  aparatosos 
k  anuncios  y  grandes  ofrecimientos;  va  traduciendo  en  hechos 
múltiples  y  en  labor  fecunda  sus  programas;  y,  asi  como  seria 
deplorable  que  por  desmayos,  dificultades  ó  cansancio  popular 
desapareciera  tal  Sociedad,  así  es  de  desear  que  su  progreso  y 
ventajas  locales  sirvan  de  estímulo  y  patrón  para  instituciones 
análogas  en  cuantos  pueblos  pudiera  desenvolverse  la  enseñan- 
za verdad  de  los  Laboratorios,  que  tanto  ayudan  al  adelanto  so- 
cial y  á  los  intereses  privados. 

En  condición  también  modesta  y  con  significación  elemental 
de  enseñanzas  obreras,  manifiéstanse  en  las  provincias  de  Ovie- 
do y  León  otras  instituciones  de  propia  iniciativa  privada,  como 
son  los  «Centros»  y  «Círculos  de  Obreros»,  ya  mencionados  en 
otras  páginas  de  este  libro,  tratando  dé  su  participación  en  la 
primaria  enseñanza  y  en  su  aprovechamiento  de  la  Extensión 
universitaria  (1). 

El  Centro  de  Obreros  Católicos  de  Oviedo  sostiene  clases 
de  Matemáticas  y  de  Dibujo;  y  actualmente  piensa  en  ensanchar 
el  cuadro  de  sus  enseñanzas,  estudios  é  instituciones  varias  en 
favor  de  los  operarios;  y,  á  su  ejemplo,  determinan  análoga  am- 
pliación las  filiales  escuelas  nocturnas  de  trabajadores  de  Gijón, 
Ujo,  Siero  y  Noreña.  De  igual  manera  la  Federación  local  de 
Sociedades  Obreras  de  Ociedo  tiene  ya  «Sección  de  Ense- 
ñanza», que  se  dispone  á  extender  con  diversas  aplicaciones  en 
la  capital  y  provincia. 

En  1881  varios  artesanos  de  Gijón  crearon  con  el  auxilio  de 
todas  las  clases  sociales  el  Ateneo-Casino  Obrero  para  instruc- 
ción y  recreo.  Bien  dirigido  é  instalado  con  progreso  creciente 
por  celosas  Juntas  directivas,  tiene  nutrida  inscripción  de  so- 
cios y  cuenta  con  numerosa  matrícula  y  clases  de  Enseñanza 
primaria,  Geografía,  Historia,  Matemáticas,  Física  y  Química, 
Estereotomía  y  corte  de  piedra,  Teneduría  de  libros  y  Cálculos 


(z)    Véanse  págs.  497  y  a 60. 


-587- 
mercan tiles,  Francés,  Higiene,  Gimnástica,  logrando  también 
reunir  una  ya  importante  biblioteca,  al  misino  tiempo  que  en  su 
recinto  se  dan  variadas  conferencias  científicas.  El  Centro  Casino- 
Obrero  de  Gijón  llevó  también  á  cabo  en  1877  una  interesante 
Exposición  artístico-industrial  y  sostiene  una  Revista  con  esco- 
gida colaboración. 

Otros  Estudios  de  aplicación  ala  Industria  y  al  Comer- 
cio se  han  organizado  en  Lángreo  y  Villaciciosa. 

En  el  primer  concejo  se  estableció  una  «Escuela  de  Artes  y 
Oficios»  (agregada  al  colegio  de  2.a  Enseñanza,  donde  había  tam- 
bién clases  gratuitas  de  Comercio)  con  importante  subvención 
municipal,  en  donde,  además  de  la  instrucción  primaria  para 
obreros,  se  cursaban  las  asignaturas  de  Aritmética,  Geometría, 
Geografía,  Mecánica,  Teneduría  de  libros  y  Cálculos  mercantiles, 
Francés  y  Dibujo;  pero,  privada  del  auxilio  provincial  que  tam- 
bién recibía,  se  suprimieron  las  enseñanzas  superiores,  transfor- 
mándose en  «Escuela  nocturna  de  Obreros  de  Sama».  El  muni- 
cipio creó  otra  análoga  Escuela  en  la  Felguera,  con  sección  ele- 
mental y  superior,  dirigida  por  Capataces  de  minas;  más  ésta  no 
pudo  continuar  desde  1899,  quedando  solamente  la  sección  ele- 
mental muy  concurrida. 

La  «Escuela  nocturna  de  Artes  é  Industrias  de  Villa  viciosa* 
fué  fundada  en  1869  por  aquel  Ayuntamiento,  presidido  por  don 
Adolfo  Pando  y  Valle,  y  para  su  apertura  costeó  las  obras  del  lo- 
cal el  acaudalado  hijo  de  la  villa  D.  Antonio  Fernández  Pando, 
Tiene  dos  profesores  uno  de  Dibujo  y  otro  de  Matemáticas  apli- 
cadas á  la  Industria,  debiéndose  el  sostenimiento  de  las  aulas  al 
municipio  que  se  procuró  subvención  provincial. 

La  enseñanza  mercantil  se  ha  desenvuelto  asimismo  en  cen- 
tros especiales  de  la  Provincia  y  en  repetidas  ocasiones  y  loca- 
lidades hubo  y  hay  clases  de  Teneduría  de  libros  y  Cálculos: 
habiendo  merecido  reputación  y  concepto  excelentes  lecciones 
privadas  como  las  ovetenses  de  D.  Emilio  Marcos,  entre  otros. 
Ya  se  mencionaron  los  estudios  oficiales  de  la  patria  de  JovelJa- 
nos  y  en  la  capital  (1)  continuando  los  primeros  con  el  mismo 

ti)     Véanse  págs   362,4057406. 

—  En  Gijón  se  ha  establecido  cu  iqds  un  « Colegio  Pericial  Mercantil  Asturiano',  que  esta- 
blecerá «Centros  de  enseñanza  mercantil»  así  gratuito  y  popular  como  retribuido  y  de  carácter 
práctico.  Véase  su  Reglamento  'Gijón,  1902;  y  la  «Memoria  délos  trabajos  realizados  en  toot* 
(Gijón,   1903). 


— "  588  — 

carácter,  mientras  la  Escuela  mercantil  de  Ooiedo  se  debe  i 
la  Cámara  de  Comercio,  Industria  y  Navegación,  aquí  reorgani 
zada  en  1898.  Desde  el  siguiente  año  gestionó  de  la  Superioridad 
la  creación  en  la  ciudad  de  una  «Escuela  elemental  de  Comer 
ció»  y,  de  no  ser  esto  posible,  se  concediese  validez  oficial  á 
los  Estudios  creados  y  sostenidos  por  la  misma  Cámara,  ayu- 
dándola con  una  subvención  para  ampliar  las  cátedras.  Eran  y 
son  éstas:  Aritmética   y  Cálculos  mercantiles,  Teneduría  de  li 
bros  y  Práctica  mercantil,  Geografía  económico-industrial  y  Es 
tadística,  Caligrafía  y  redacción    de  documentos  mercantiles, 
Economía  Política,  Rudimentos  de  Derecho,  Derecho  MercantiV. 
Francés  é  Inglés;  y  además  dispuso  otra  enseñanza  elemental 
nocturna  donde  se  cursarán  las  asignaturas  de  Gramática  cas 
tellana  y  Caligrafía,  Aritmética  y  Contabilidad  y  Geografía.  Hu- 
bo también,  y  no  pudieron  continuarse  por  falta  de  recursos. 
cursos  de  Electricidad  práctica  y  de  Taquigrafía,  éstos  como  lo? 
anteriores  á  cargo  de  profesores  del  Instituto  provincial,  de  la 
Facultad  de  Ciencias,  de  un  maestro  de  primera  enseñanza  y 
otras  personas.  La  necesidad  de  esta  Escuela  de  Comercio  resul 
ta  mayor  cada  día  y  más  después  de  la  supresión  de  estas  ense 
ñanzas  en  el  Instituto  general  y  técnico,  donde  debieron  soste- 
nerse con  verdadero  interés,  para  lo  que  nuevamente  ha  gestio- 
nado esta  Cámara  Oficial  de  Comercio  de  Oviedo,  donde  vienen 
señalándose  con  entusiasmo  j  celo  notorios  en  patriótica  Junta 
directiva  su  presidente  y  secretario  D.  Gerardo  Aza  y  D.  Aure- 
lio San  Román.  Ellos  muy  principalmente  recabaron  del  Estado 
las  modestas  subvenciones  obtenidas  y  alientan  la  matricula 
progresiva  de  tan  útil  establecimiento,  que  el  próspero  y  rico  co 
mercio  ovetense  debiera  impulsar  y  desarrollar  más  y  más  hasta 
dotarle  de  edificio  independiente  y  con  todos  los  medios  peda- 
gógicos que  son  necesarios. 

El  Instituto  de  Comercio  y  de  Náutica  de  Luanco,  bajo 
la  advocación  dei  Santísimo  Cristo  del  Socorro,  se  debe  ala  ge- 
nerosidad y  amor  patriótico  del  Sr.  D.  Mariano  Suarez  Pola  (1) 
por  su  piadosa  memoria  testamentaria  de  1879.  Destinó  «tres 
millones  de  reales  nominales  en  títulos  de  la  deuda  del  3  por 


(i)     Véanse  pá^s.  495  y  504. 


—  589- 

100  anterior  para  establecer  el  estudio  completo  de  la  Náutica; 
arreglado  al  que  se  sigue  en  San  Fernando  y,  si  esto  ofreciese 
alguna  dificultad,  como  está  establecido  en  el  Instituto  de  Gijón. 
Además  una  clase  de  Dibujo  lineal,  de  figura  y  de  adorno  y  otra 
de  Teneduría  de  Libros  y  Aritmética  mercantil*.  Sorprendió 
la  muerte  al  benéfico  fundador  y  después  á  su  hermano  y  testa- 
mentario sin  realizar  aquel  pensamiento;  y  el  Ayuntamiento  de 
Gozón  reclamó  entonces  el  patronato  y  derechos  de  la  institu- 
ción para  instalar  ésta,  recabándolo  de  la  Junta  provincial  de 
Beneficencia  particular,  que  así  lo  acordó  aprobando  el  dicta-» 
men  del  Vocal-ponente,  el  autor  de  esta  Historia  universitaria, 
trabajo  (1)  que,  impugnado  por  la  testamentaría,  fué  aprobado 
por^R.  0.<de28de  Abril  de  1897  declarando  de  Beneficencia 
particular  al  Instituto  de  Luanco  bajo  un  patronato  municipal. 
Esta  disposición  soberana  fué  firme  por  sentencia  del  Tribunal 
contencioso-administrativo  de  7  de  Noviembre  de  1899,  cuando 
aquélla  fué  impugnada  por  la  dicha  testamentaría  del  hermano 
del  erector,  la  que  se  había  adelantado  en  1897  á  establecer  En- 
señanzas de  aplicación  al  Comercio  y  á  la  Náutica.  El  Patronato 
recibió  el  capital  fundacional,  reducido  por  contingencias  de  la 
Hacienda  nacional  y  otras  causas, .y  honró  á  quien  escribe  estas 
páginas  con  la  comisión  de  establecer  y' reglamentar  las  ense- 
ñanzas para  lo  que  hubo  de  redactar  el  consiguiente  trabajo  (2) 
aprobado  por  R.  O.  de  16  de  Septiembre  de  1901.  El  Instituto 
comprende  las  siguientes  enseñanzas:  las  referidas  Escuelas 
primarias  de  ñiños  y  niñas,  asignaturas  de  Náutica,  Dibujo, 
Francés,  Comercio  y  cátedras  complementarias  de  las  anterio- 
res; y  más  se  establecerán  sucesivamente  cuando  lo  permitan 
las  reservas  y  economías  del  capital  y  rentas  fundacionales  ó 
los  donativos  y  subvenciones  con  que  pudiera  ser  favorecido  el 
Instituto.  Las  clases  de  enseñanza  se  disponen  precisamente  por 
el  orden  con  que  el  Fundador  las  determinó;  pero,  si  aquéllas 
no  tuviesen  efecto  por  falta  de  alumnos  ó  más  causas,  se  susti- 
tuirían por  otras  que  más  convengan  al  concejo  de  Gozón  y  sean 


(i)     Véase  el  folleto: 

«Él  Instituto  del  Santísimo  Cristo  del  Socorro,  fundado  en  Luanco  por  el  Excmo,  Srh  don 
Mariano  Suarez  Pola»  (Oviedo;  imp.  de  Uria  hermanos,  1896). 

(2'  «Instituto  del  Santísimo  Cristo  del  Socorro  — Estatutos  y  Reglamente—  ^Oviedo,  im* 
prenta  de  A.  Brid;  1901). 


—  59o  — 

de  mejores  é  inmediatos  resultados  como  de  Agricultura,  Arles 
y  Oficios,  etc.,  procurando  instrucción  y  educación  á  los  obreros 
y  ampliando  las  Je  las  mujeres. 

Respecto  á  enseñanzas  de  Agricultura  quedan  relatados  an- 
tiguos proyectos  del  siglo  xvín  y  primer  tercio  del  pasado  (1). 
En  diferentes  ocasiones  insistieron  sobre  este  pensamiento 
la  Sociedad  Económica  Asturiana  de  Amigos  del  Pais  y  Ja 
Diputación  provincial  modernamente  acerca  de  la  necesidad  de 
enseñanza  agrícola  (2)  en  una  región,  que  á  su  importancia  y 
riqueza  industrial  reúne  análogos  intereses  agrícolas,  posibles 
de  fomentar  para  vencer  hábitos  de  rutina  ayudados  por  la 
holgazanería,  la  ignorancia  y  la  terquedad'  en  el  cultivo  de  la 
tierra  é  industrias  derivadas.  Creada  la  Escuela  Normal  de 
Maestros,  su  Director  el  Sr.  Posada  hizo  ensayos  insistentes  de 
enseñanza  agraria,  más  fueron  naturalmente  muy  limitados. 
Uno  y  otro  día  también  laboró  la  prensa  en  la  misma  necesidad 
pedagógica  reparando,  como  Columela,  que  la  Agricultura  care- 
ciese de  Escuela  (3).  El  Consejo  provincial  de  Agricultura,  In 
dustria  y  Comercio  hizo  además  gestiones  sobre  lo  mismo  (4); 
en  1886  solicitando  el  Sr.  Ballina  una  de  las  Escuelas  .enton- 
ces proyectadas;  en  1892,  proponiendo  el  Sr.  Acebal  (R)  que  se 
crease  una  Cabana  modelo,  y  en  el  mismo  año  el  Sr.  Vereterra 
y  quien  esto  refiere  trabajando  por  lograr  un  Campo  de  experi 
mentación  con  establo-modelo;  en  1899  indicando  el  Sr.  San 
Román  (A)  la  necesidad  de  adquirir  ó  arrendar  una  finca  para 
Granja  experimental  ó  Escuela  práctica  y  gratuita  con  debida 
instrucción  de  labradores,  capataces,  mayorales,  hortelanos, 
jardineros,  arboricultores,  ganaderos,  etc.;  y  llegamos  á  los  ac- 


t 


íx)    Véanse  págs.  96  y  301.  • 

(a)  Véase  en  mis  «Noticia*  históricas  de  la  Sociedad  Económica  de  Asturias»  etc.  (Ovie- 
do, 1886)  el  resumen  de  los  trabajos  y  proyectos  agrícolas  de  esta  ilustre  Corporación. 

A  mediados  del  siglo  pasado  se  trató  otra  vez  más  de  1m  Granja  y  Enseñanza  agrícola»,  con 
trabajos  órale»  y  escritos  de  los  Sres.  Méndez  de  Vigo  (F),  Ballina  <F),  Fernández  Ponte  (P, 
Faes  <J>,  Cienfuegos  Jovcllanos,  Canclla  <B»,  Lobo  Castafión  (A),  Bro¿  Cónsul  (J),  Pérez 
Mtnguez,  Alegre,  Diaí,  Builla,  González,  etc. 

—Resumen  de  discusiones  de  la  Diputación  provincial  son  los  siguientes  trabajos: 
•  Informe  y  ordenanzas  para  la  creación  de  una  Escuela  de  Agricultura    práctica  en  Ovkdo 
por  el  diputado  y  catedrático  D.  Fernando  Alvarcz  Miranda*  «Oviedo;  1842  ms. • 

«Memoria  sobre  el  proyecto  de  plantear  en  la  villa  de  Aviles  un  Establecimiento  teórico- 
práctico  de  Enseñanza  agrícola»  (Oviedo;  imp.  de  El  Centinela  tic  Asturias,  1856L 

(3)  Entre  otros  muchos  escritos,  mciccc  citarse.  «Escuelas  de  Agricultura  cu  A  «tunas  y 
Galicia»  por  D.  Gumersindo  Lavcrde  Ruiz  en  lil  Faro  Asturiano  {Oviedo,  18Ó4J. 

(4)  Inició  estos  trábalos  publicado: 

— «Apuntes  para  formar  una  Estación  agronómica  en  Astutas  (Oviedo;  imp  y  lit.  de  Bnd; 
1879)»— Fué  trabajo  debido  á  los  Sres.  D.  Claudio  Polo,  director,  1).  Mariano  Tortosa  y  don 
Luis  G.  Frades,  catedráticos  del  Instituto  de  Oviedo. 


r 


-591  - 
tuales  días  careciendo  de  estas  aulas,  mientras  son  breves  y  ol- 
vidadas las  indicaciones  teóricas  de  la  Agricultura  en  Escuelas 
primarias  é  Institutos  de  Segunda  enseñanza,  cuando  por  tantos 
motivos  se  imponen  la  práctica,  ensayos  é  instrucciones  de  ad- 
ministración económica  en  favor  de  los  labradores  á  cuya  suer- 
te y  levantamiento  dedicó  Jovellanos  las  páginas  inmortales  del 
Informe-  sobre  la  Ley  Agraria.  No  cuenta  así  la  provincia  con 
enseñanza  agrícola,  Granja-escuela  ó  campo  de  cultivo  y  expe- 
rimentación (1)  ó  Estación  agronómica  ó  tipo  de  Cübañn,  etcé- 
tera, siendo  las  gestiones  últimas  sobre  tan  importímte*  institu- 
ciones las  del  Comisario  regio  del  ramo  D.  Luis  de  Vereterra.  Y 
sí  cabe  decir,  que  por  acuerdos  provinciales  y  municipales  se 
han  celebrado  exposiciones  pecuarias  y  concedido  alguna  pen-, 
sión  para  el  extranjero,  consignarse  debe  que  sigue  la  aspira- 
ción general  de  aulas  elementales  de  Agricultura  en  forma  ade- 
cuada á  las  necesidades  del  pais  asturiano  ó  como  las  ambulan- 
tes italianas. 

En  otro  género  de  enseñanzas,  como  el  de  la  escritura  ve- 
loz, procede  recordar  que  la  Sociedad  Económica  Asturiana  es- 
tableció una  Cátedra  de  Taquigrafía  en  Oviedo  en  tb2Q  ó 
cargo  de  D.  Pedro  Ramiro  de  la  Cuesta,  dotado  con  200  duca- 
dos, y  duró  breve  tiempo.*  En  1861  dio  lecciones  taquigráficas 
en  la  Universidad  el  ex-decano  y  catedrático  de  Ciencias  don 
León  Salmean,  antiguo  discípulo  del  famoso  Marti,  logrando 
aprQvechados  alumnos;  pero  las  enseñanzas  no  lograron  forma- 
lizarse y  arraigar  hasta  que,  bastantes  años  después,  en  1887,  la 
Diputación  provincial  creó  una  cátedra  de  Taquigrafía  en  el 
Hospicio  provincial  nombrando  profesor  á  D.  Rafael  Ruiz  Mar- 
tin,  discípulo  del  Sr.  Loma.  A  petición  del  Claustro  se  creó  oti# 
,  clase  taquigráfica  en  el  Instituto  desempeñada  con  éxito  por  el 
mismo  Sr.  Diaz,  que  renunció  y  fué  remplazado  en  19W  por  don 
Pablo  Estrada.  Este  sigue  prestando  una  enseñanza  tan  útil  y  de 
tanta  aplicación  en  la  vida  moderna;  pero  convendría   favore- 


(i<  En  1901  se  ha  constituido  en  Tnlwsto  el  numeroso  Gremio  agríenla  de  Pí1<n"ia<  para  e| 
fomento  y  protección  del  cultivo  y  j¡an¡i  leria  dr  !<>s  asociados,  y  ti  Ministerio  dt-l  ftlfUO,  por  ges- 
tiones activa*  del  Diputado  D.  Manuel  liria  y  LTria,  ha  concedido  atan  importante  instituí  ion 
una  Granja-agrícola  corriendo  de  cjr<*o  del  Ayuntamiento  la  adquisición  de  terrcuM*  retid -io*  y 
demás  comprometiéndose  el  Estado  al  sostenimiento  sucesivo;  pero  el  municipio  piEoíici  no  ha 
podido  hasta  ahora  sufragar  aquellos  gasto*,  por  lo  que  pudiera  quedar  en  proyecto  aquel  ulili 
simo  y  necesario  establecimiento. 


—  592  — 

cerla  más,  organizaría  mejor  y  extenderla,  fomentando  su  ma- 
trícula con  alicientes  y  recompensas  á  los  alumnos  distinguidos. 

Otras  aulas  de  bien  diferente  naturaleza  son  las  déla  Es- 
cuela provincial  de  Música,  en  Oviedo,  creada  en  1883  por  la 
Academia  de  Bellas  Artes  de  San  Salvador  (1)  con  iniciativa  y 
auxilio  generoso  del  entonces  Consiliario  y  hoy  Presidente  señor 
D.  Anselmo  González  del  Valle  y  Carbajal  con  clases  de  Solfeo 
y  Canto  coral,  Violin  y  Piano,  anticipándose  aquella  Corpora- 
ción á  la  R  O  de  29  de  Febrero  de  1887  creando  una  Sección 
de  Música  en  las  academias  provinciales  (2).  Subsiste  la  funda- 
ción en  relativo  próspero  estado;  tiene  numerosa  matricula  prin- 
cipalmente en  las  clases  de  Solfeo;  celebra  anuales  y  solemnes 
veladas;  ha  enviado  al  Conservatorio  nacional  pensionados  ar- 
tistas; y  fomenta  askel  Instituto  de  San  Salvador  con  los  escasos 
medios  de  que  dispone  la  afición  y  cultivo  de  la  Música  de  tan- 
ta influencia  en  la  cultura  pública* 

De  igual  .manera  que  en  antiguo  Principado  de  Asturias,  se 
han  -establecido  en  la  provincia  de  León  centros  distintos  de  en- 
señanza popular,  principalmente  con  dirección  y  propósito  de 
educación  de  las  clases  obreras  ante  la  carencia  de  estos  orga- 
nismos en  los  cuadros  ofjciales  de  la  pública  instrucción. 

Manifiéstase  primeramente  en  tan  levantados  propósitos  la 
Sociedad  Económica  de  Amigos  del  Pais  de  León,  establecida 
en  1783,  la  que,  como  los  análogos  patrióticos  Cuerpos  debidos 
principalmente  á  nuestro  Campomanes,  contribuyó  asi  al  pro- 
greso material  de  aquella  región  y  á  sus  elementos  morales  y 
educadores.  De  éstos  subsisten  Sólidas  y  gratuitas  enseñanzas 
de  Matemáticas,  Dibujo,  Caligrafía,  Comercio,  Francés,  Música 
y  Gimnástica  (3). 

Ya  se  dijo  que  al  establecerse  el  Instituto  provincial  de  Se 
gunda  Enseñanza  de  León  tuvo  cátedra  de  Agricultura  desde 
1860  á  1871;  que  el  Instituto  libre  de  1869  inició  Estudios  de 
aplicación  ó  la  Industria  y  al  Comercio;  y  que  el  análogo  de  As- 


ir^   Véase  pág.  390. 

(?)     Por  encargo  de  la  Academia  de  San  Salvador  redacté,    con  de  una   breve  introducción 
histórico-pedagógica,  el: 

—  ^Reglamento  de  la  Escuela  provincial  y  elemental  de   Música    (Oviedo;    imp.  de  Vallina; 
1883)'. 

¡3)     De  lo*  primeros  tiempo*  de  estas  enseñanzas  e3  el  siguiente: 

—  «Discurso  de  D.  Patricio  de  Azcáratc  cu  la    apertura  de  las  cátedras  del  Ateneo,  creadas 
por  la  Sociedad  Económica  de  Amigo*  del  Pais  (León,   1856)*. 


—  593  — 

torga,  por  igual  fecha,  intentó  sostener  los  estudios  de  Mecánica 
(1);  pero  fueron  como  ensayos  no  proseguidos. 

Al  espléndido  y  patriótico  leonés  D.  Francisco  Fernández 
Blanco  y  Sierra  Pambley,  ya  mencionado  (2),  se  debe  la  Escue- 
la industrial  de  obreros  de  León,  creada  y  sostenida  por 
aquel  amante  de  la  instrucción  pública  y  por  él  instalada  en 
amplio  edificio  en  1902.  El  cuadro  do  enseñanzas^dividido  en 
cuatro  cursos,  comprende  las  siguientes  materias:  Lectura,  Es- 
critura, Aritmética,  Dibujo,  Nociones  de  Higiene,  de  Urbanidad 
y  de  Moral,  Geografía,  Algebra,  Física  y  Química,  Mecánica, 
Geometría  y  Cubicaciones,  Historia  natural,  Geometría  con 
aplicadión  al  corte  de  piedra,  de  hierro  y  de  madera,  y  educa- 
ción cívica.  Además  se  dan  enseñanzas  prácticas  de.  algunos 
oficios;  funciona  ya  un  gran  taller  de  carpintería  con  máquinas 
movidas  por  fluido  eléctrico  teniendo  al  frente  de  la  dependen- 
cia un  Maestro,  perfeccionado  en  Francia  por  cuenta  del  genero- 
so fundador;  y  se  crea  otro  taller  de  herrería  y  cerrajería.  La 
matrícula  consta  de  22  alumnos  leoneses,  mayores  de  12  años 
de  edad,  admitidos  al  ingreso  previo  examen,  y  sus  vacantes  por 
cualquiera  causa  no  se  proveen  hasta  pasar  los  cuatro  arius,  que 
dura  la  epseñanza  durante  la  qué  perciben  los  asistentes  una 
pensiónde  0,50  pesetas  diarias.  Se  celebran  exámenes  trimes- 
trales  cuya  calificación  es. base  parala  definitiva  de  fin  decurso. 

En  1886  se  había  eregido  en  la  misma  ciudad  el  Circtüo 
Católico  de  Obreros  de  León,  bajo  el  patronato  de  la  Confe- 
rencia de  San  Vicente  Paul,  con  clases  nocturnas  de  Instrucción 
primaria  y  de  Matemáticas,  Dibujo  aplicado  á  las  artéáj  y  Músi- 
ca, dándose  también,  conferencias  de  Geografía,  Historia,  Eco- 
nomía, Física  y  Química,  Derecho  natural  y  Religión  y  Moral 
(3).  Últimamente  se  ha  establecido  otro  Centro  obrero,  sacia- 
lista,  que  sostiene  enseñanzas  nocturnas  de  varias  materias  y 
también  se  dan  frecuentes  y  variadas  conferencias.  Y  en  1000 
se  fundó  el  Círculo  Católico  de  Obreros  de  Astorga  con 
clases  de  Instrucción  primaria  ampliada,  Dibujo,  Geografía, 
Agricultura,  Economía,  Higiene,   Música,  etc.;  pero  han  sobre- 

(i)  Véanse  pájjs.  312,  376  y  327. 
(21  Véanse  págs.  48 1,  514  y  515. 
(3»     Véanse: 

—  «Reglamento  del  Círoulo  de  obreros  de  León  t'I.eón;  imp.  de  H.  de  Miñón;  188GV  . 

—  -Rcg'.am.-nto  del  Circulo  c:ttf»lio<  de  obrero-  do  León (León;  imp.  ác\\.  de  Miñón;  iflyi»)    ► 


—  594  — 

venido  dificultades  de  local  para  sostener  las  varias  manifesta- 
ciones déla  institución,  que  se  ha  reducido  por  ahora  á.  una 
Escuela  nocturna  de  obreros  y  Caja  de  ahorros. 

En  este  orden  de  enseñanzas  populares  en  la  provincia  de 
León  tiene  principal  notoriedad  la  Escuela  mercantil  y  agrí- 
cola de  Villablino,  nuevo  favor  público  y  expresión  de  la  mu- 
nificencia del  ilustre  D.  Francisco  Fernández  Blanco  y  Sierra 
Parabley.  En  aquel  pintoresco  pueblo  y  municipio  del  valle  de 
Laceana  levantó  de  nueva  planta,  y  con  arreglo  á  las  últimas 
exigencias  pedagógicas  bajo  la  dirección  del  maestro  de  obras 
D.  José  Solares,  un  excelente  edificio  de  piso  bajo  y  principal 
con  varias  dependencias  de  servicio  en  el  primero  y  espaciosas 
aulas,  Bibliotecas,  oficinas,  etc.,  en  el  segundo,  teniendo  además 
habitaciones  independientes  para  los  profesores,  uno  de  la  sec- 
ción mercantil  y  otro  de  la  agrícola  bien  retribuidos.  La  Escue- 
la tiene  á  su  alrededor  varias  parcelas  de  terreno  para  las  prác 
ticas,  y  al  sostenimiento  de  la  institución,  aprobada  por  R.  0. 
de  11  de  Enero  de  1888,  destinó  tan  generoso  erector  150.000 
pesetas  nominales  de  la  Deuda  nacional  perpetua  interior;  y  en- 
comendó el  patronato  á  una  Junta  compuesta  por  los  señores 
D.  Francisco  Giner,  D.  Gumersindo  de  Azcárate,  D.  Bartolomé 
B.  Cossío  con  el  dicho  Fundador  y,  en  su  defecto,  un  pariente 
de  éste.  La  enseñanza  es  gratuita;  se  ingresa  mediante  un  exa- 
men de  la  primera  enseñanza  eligiéndose  20  alumnos  para  la 
sección  mercantil  y  otros  tantos  para  la  agrícola;  y  en  ambas  se 
procura  dar  á  la  instrucción  con  el  carácter  educativo,  el  gene- 
ral ampliado  y  de  aplicación  de  la  Enseñanza  primaria.  A  Ja 
primera  sección  concurren  los  jóvenes  que,  con -propósitos  de 
emigrar  más  tarde,  han  de  dedicarse  al  comercio,  y  á  la  segunda 
los  que  han  de  quedar  en  el  pais,  prevaleciendo  por  principal  ob- 
jeto la  elaboración  de  quesos  y  manteca.  Dentro  y  fuera  de  Es- 
paña se  conoce  ya  la  importancia  y  utilidad  de  la  Escuela  del 
Sr.  Fernández  Blanco. 

Y  para  completar  este  capítulo  adicional,  con  el  propósito 

de  que  abrace  todas   las  otras  direcciones  pedagógicas,  que  se 

manifiestan  en  las  provincias  del  Distrito  universitario  de  Oviedo, 

han  de  referir  también  aquí  breves  noticias  de  lasdelinse- 

-a  eclesiástica  aunque  organizadas  separadamente  de  las 


r 


-  595  - 
del  Estado.  Constituyen  aquéllas  los  Seminarios  conciliares 
(ahora  principalmente  auxiliados  por  el  presupuesto  de  Gracia  y 
Justicia  con  25.200  pesetas  anuales  cada  uno,  á  tenor  del  Con* 
cordato,  menos  el  15  por  100  del  donativo  del  Clero)  y  las  Es- 
cuelas eclesiásticas  á  ellos  agregadas. 

Sabido  es  que  los  Prelados  españoles  determinaron  la  crea- 
ción de  los  Seminarios  con  miras  principalmente  educativas,  ya 
que  á  la  instrucción  eclesiástica  se  respondía  en  las  antiguas 
Universidades  y  Colegios  de  España.  Procedían,  según  los  doc- 
tores de  aquella  asamblea,  nuevos  centros  docentes  bajo  la  pro- 
pia dependencia  de  los  Obispos  y  en  clausura,  separación  y 
otras  condiciones  para  sus  alumnos  á  fin  de  evitar  determinados 
inconvenientes  acusados  en  Trento  (1). 

A  partir  de  la  fundación  primera  en  Granada,  el  Seminario 
conciliar  de  León  ocupa  el  número  20  en  el  orden  de  creación 
de  los  diocesanos  españoles,  y  aparece  en  los  comienzos  del  si- 
glo xvii.  Es  anterior,  por  lo  tanto,  á  la  Circular  y  al  Decreto  de 
1713  con  que  el  Estado  procuraba  extender  y  mejorar  los  estu- 
dios de  la  Disciplina  y  Concilios  nacionales,  de  la  Sagrada  Escri- 
tura y  Libros  de  los  Santos  Padres  (2).  Proyectó  y  preparó  la 
erección  del  Seminario  de  San  Froilán  de  León  el  Obispo 
Sr.  D.  Juan  Alonso  de  Moscoso  en  1603;  pero  fué  fundado  en 
1606  por  su  sucesor  D.  Fr.  Andrés  de  Caso,  que  le  djó  estatutos 
acomodados  á  la  época;  así  como  á  otros  Prelados,  entre  éstos 
D.  Bartolomé  Santos  de  Risoba  en  1646  y  principalmente  al  Ke- 
verendísimo  Sr.  D.  Cayetano  A.  Cuadrillero  y  Mesta  en  1792,  se 
debieron  oportunas  reformas  y  acabado  establecimiento  con  no- 
tables  Constituciones  para  su  régimen  y  gobierno  (3).  El  Semi- 
nario leonés,  que  por  R.  P.  de  Carlos  IV  tuvo  la  incorporación 
de  sus  cursos  en  la  Universidad  para  obtener  los  grados  acadé- 
micos, tiene  un  cuadro  completo  de  ciencias  eclesiásticas  y  pro- 
fanas con  enseñanzas  generales  y  de  Filosofía,  Teología  en  sus 
dos  secciones  de  Dogmática  y  Moral  y  el  Derecho  canónico.  Se 


(x  Cum  adolescentium  atas,  nisi  rede  instititatur,  Preña  sitad  tnundi  volufitnttt  if 
quenda 'Sess.  XXIII,  cap.  XIII). 

(ai     — Historia  de  las  Universidades  por  La  Fuente;  tom.  II. 

f3>  —«Real  Provisión  de  los  Señores  del  Real  y  S.ipremo  Consejo  de  Castilla  por  lit  que 
se  aprueban  las  Constituciones  ó  Estatutos  íbrmadiis  por  el  llustrísimo  Sr.  D.  Cayetano  Antonio 
Cuadrillero,  Obispo  de  León,  para  el  régimen  y  gobierno  del  Seminario  Conciliar  fundado  en 
esta  ciudad.  (Año  de  MDCCXCIII;  con  licencia  en  Madrid;  por  Ramón  Rui/,1». 


fc 


—  596  — 
halla  instalado  ei^edificio  propio,  contiguo  al  Palacio  episcopal 
tiene  escogida  Biblioteca  y  el  material  pedagógico  necesario 
para  auxilio  de  su  numerosa  matrícula  en  favor  de  la  que  hay 
también  becas  de  gracia  y  de  patronato.  Entre  sus  alumnos  me- 
morables se  cuentan  el  Obispo  ovetense  Sr.  Diaz  Caneja  y  el 
asturiano  Sr.  Forcelledo,  Prelado  de  Astorga. 

El  Seminario  de  San  Mateo  de  Valderas,  cuya  funda- 
ción queda  reseñada  (1)  ha  sido  y  es  institución  reputada,  y  en- 
tre sus  alumnos  ilustres  se  cuentan  el  Ministro  Arrazola  y  el  es- 
critor Ordás  Avecilla.  Tiene  estudios  de  Segunda  Enseñanza 
desde  1876.     s 

El  Seminario  de  la  Purísima  Concepción  y  Santo  To- 
ribio  de  Astofga  fué  creado  en  1766,  á  propuesta  del  Cabildo, 
por  el  Obispo  D.  Francisco  J.  Cabezón,  aumentándose  sus  ren- 
tas p&r  R  C.  de  Carlos  III.  El  magnífico  local  en  que  está  insta- 
lado fué  terminado  conforme  á  los  planos  del  arquitecto  gallego 
Sr.  Landayuela,  siendo  Obispo  D.  Francisco  I.  Gutiérrez  Vigily 
tiene  las  enseñanzas  de  Filosofía,  Teología  y  Cánones  como  asi- 
mismo Biblioteca,  el  suficiente  material,  etc.,  de  que  se  aprove- 
chan los  alumnos  matriculados,  internos,  externos,  habiendo  en- 
tre aquéllos  algunos  de  becas  patronales  ó  graciosas:  Entre  los 
hijos  distinguidos  de  las  aulas  asturicenses  menciónanse  el  sa- 
bio publicista  o  historiador  Lafuente  y  el  Sr.  Manso,  Obispo 
de  Zamora.  Como  Colegios  sucursales  tiene  los  de  Nuestra  Se- 
ñora de  las  Ermitas  en  Viana  del  Bollo,  provincia  de  Orense,  y 
el  de  San  Francisco  de  Puebla  de  Sanabria,  de  la  de  Zambra. 

El  Seminario  conciliar  de  Xuestra  Señora  de  la  Asun- 
ción y  de  Santo  Tomás  de  Ociedo  fué  su  fundador  el  Obis- 
po y  antes  I>eán  Sr.  D.  Ignacio  Diaz  Caneja  con  trabajos  dife- 
rentes desde  1848  hasta  su  inauguración* en  1851  en  el  ex-con* 
vento  de  Santo  Domingo  (2).  El  Obispo  Emmo.  Sr.  D.  Benito 
Sanz  y  Foros,  después  Cardenal-Arzobispo  de  Sevilla  modificó 

(1)     Véanse  pág<.  joo  y  333. 

(2 1     Véanse: 

—  Constituciones  cÍlI  Scmin.ii :■»  conciliar  de  Santa  María  de  la  Asunción  en  la  ciudad  de 
Oviedo  dUpue-tas  p  ir  «.I  Km  m  >.  •'•  Illin  >.  Sr.  D.  Ignacio  Di  1/  Canija,  Obispo  de  Oviedo,  etcé- 
tera 1  Ovu-iio,  iinp.  ilc  M.utiiK7  Hermano».;    1 85 1 1 

—  (>/!!<  ion  que  en  la  Milontiiriaii  reli^ius-.i  celebrada  en  Oviedo  á  19  de  Enero  de  1851  para 
la  instalación  d¿l  Seminal  i"  c  >ix  ihar  pronuncio  el  Presbítero  1).  Victoriano  GuisasoU,  Vire- 
Rector  H)viedo;    imp).  d<-  Martínez  Hermanos). 

-  DÍ-CUI.-.0  en  la  inauguración  del  curso  de  1903  á  rgo4  por  el  Profesor  D.  Manuel  Rodrí- 
guez Lo.-ada.  (No  .se  lia  publicado  este  trabajo  por  aplazamiento  del  neto  académico  en  el  nue- 
vo edificio  1. 


W.\ 


—  597  — 

el  plan  primitivo  de  estudios  en  1879,  y  es  hoy  vigente  el  dis- 
puesto por  el  actual  Prelado  Kvmo.  Sr.  D.  Ramón  Martínez  Vi- 
gil  desde  1897  c.on  algunas  modificaciones  posteriores  en  régi- 
men educativo-espiritual  y  gobierno  administrativo  desde  que, 
por  disposición  del  mismo  Sr.  Obispo  está  dirigido  por  P.  P,  de 
la  Congregación  de  la  Misión.  Como  los  establecimientos  de  su 
clase,  tiene  el  ovetense  los  estudios  de  la  carrera  mayor  dividida 
en  secciones:  de  Latinidad  y  Humanidades,  de  Filosofía,  deTeo-  * 

logia  y  de  Cánones,  asi  como  la  carrera  menor  consta  de  menor 
número  de  cursos.  Hay  academias  semanales  de  materias  pro* 
pias  de  las  respectivas  asignaturas  y  otras  en  domingos  y  fiestas 
de  Canto  Llano,  Liturgia,  Teología  pastoral  y  Ejercicios  prácti- 
cos. El  establecimiento  se  halla  hoy  en»  espacioso  y  magnífico 
edificio  construido  de  nueva  planta  desde  1896  á  1903,  rodeado 
de  extensos  terrenos  para  recreo,  esparcimierfto  y  servicios  de 
la  Escuela,  siendo  indudablemente  una  de  las  construcciones 
más  notables  en  su  género  de  España  que  hacen  honor  así  al 
celoso  y  emprendedor  Obispo  Sr.  Vigil  como  al  reputado  arqui- 
tecto Sr.  Bellido.  En  sus  primeras  aulas  estudiaron  los  Keve- 
rendisimos  Sres.  Castro,  Pinera,  Menéndez  Conde  y  Guisasola 
Menéhdez,  actuales  Obispos  de  Mondoñedo,  Ciudad  Real,  Tuy 
y  Madrid-Alcalá. 

El  Seminario  menor  de  la  Purísima  Concepción  ríe 
Valdedios  ya  queda  citado,  y  su  última  reforma  de  1877,  en  rev 
lación  con  la  Segunda  Enseñanza,  se  debe  al  Obispo  Sr.  Sanz  y 
Forés  (1). 

Igualmente  fueron  mencionados  los  Colegios  eclesiásticos 
ovetenses  de  San  Pedro  y  de  San  José  como  el  de  P.  P.  Domi- 
nicos en  Corias  de  Cangas  dé  Tineo  (2).  Esta  suntuosa  casa  be- 
nedictina fué  cedida  por  el  Estado  para  Colegio  de  la  Orden  de 
Predicadores  de  las  Misiones  de  Filipinas  con  gestiones  del  Co- 
misario apostólico  Reverendísimo  P.  Orge  y  del  Procurador 
R.  P.  Velinchon  en  RR  00.  de  1859,  y  organizó  el  estableci- 
miento dominicano  desde  1855  el  primer  Rector  R.  P.  Fr  José 


(i       — Véase  pag.  332. 

—  *  Reglamento   para,  el  Sei.iinari'j  de  la  Purísima  Concepción    de    Val-deDios   (Oviedo;  im- 
prenta  y  lit.  de  Brid,  Iiegadera  y  C.a;  186;,    . 

—  Reglamento  adicional  del  Colegio  de  Seguida  Eiicñauza    de  la    Purísima  Concepción  de 
Val-deDios  (Oviedo;  imp.  de  Vallina;  1877). 

(2)     —Véanse  pags.  9,  57  y  330. 


—  598  - 

María  Larroca  que,  por  R.  O.  de  21  de  Enero  de  1861  fué  tam- 
bien  autorizado  para  establecer  un  Colegio  de  1.a  y  2.a  Ense 
ñanza. 

Procede  también  indicar  en  nota  relativa  á  la  enseñanza 
eclesiástica,  que  ésta  se  desenvuelve  en  los  seminarios  mayores 
y  menores  á  tenor  del  Decreto  de  la  Sagrada  congregación  de 
Estudios  de  30  de  Enero  de  1896. 

Y,  por  último,  á  los  efectos  auxiliadores  de  enseñanza  y  cul- 
tura general  ya  expuestos  en  el  capítulo  anterior  con  relación  al 
R.  D.  de  25  de  Octubre  de  1901,  no  pueden  omitirse  las  Bibliote- 
cas y  Archivos  riquísimos  eclesiásticos.  Entre  otros  preciosos  có- 
dices de  la  catedral  de  León  son  notables:  upa  colección  de  car- 
tas, sentencias  y  poesía  probablemente  del  siglo  ix;  la  «Biblia 
Gótica»,  escrita  en  920  por  Juan  Diácono;  un  Antifonario  de 
1069  por  Arias;  el  «Breviario»  con  las  actas  de  los  mártires  le- 
gionenses»;  la  ¿Crónica  de  España»,  manuscrito  del  siglo  xiv  del 
Arzobispo  D.  Rodrigo  Giménez  de  Rada  etc.;  y  es  de  recordar 
que  en  el  códice  é  interesante  manuscrito  de  la  «Historia  ecle- 
siástica de  Eusebio  Cesariense»,  el  erudico  austríaco  R.  Beer 
descubrió  en  1887  un  palimpsesto  que  comprendía,  según  se  vio 
entonces,  importantísima  copia  del  Epitome  dé  Gayo  en  el  Có- 
digo de  las  Leyes  romanas  por  el  visigodo  Alarico,  con  texte 
más  antiguo  é  ignorado  que  los  compulsados  por  el  sabio  Haenel 
en  su  estimada  edición  de  J  848,  dando  todo  esto  ocasión  me- 
morable á  la  moderna  edición  española  (1).  Y  en  el  archivo  de 
San  Isidoro  se  conservan  una  c  Biblia»,  iluminada,  de  960,  por 
el  Presbítero  Sancho;  las  obras  originales  del  canónigo  Sanio 
Marlino;  otra  «Biblia»,  de  1162,  etc.;  pero  no  se  sabe  el  parade- 
ro del  famoso  códice  Libro  Juzgo  de  León,  escrito  en  1058  por 
Munio.  Asimismo  en  una  y  otra  iglesia  hay  otros  preciosos  li- 
bros y  documentos. 

En  la  de  Aslorga  quedan  escasos  restos  diplomáticos  y  bi- 
bliográficos después  del  incendio,  que  sufrió  en  la  guerra  de  la 

(i)  Entonces  se  cruzaron  comunicaciones  entre  el  Sr.  Beer  y  la  Facultad' de  Derecho  de  la 
Univei->idnd  de  Oviedo.  Aquel  publicó  «u  descubrimiento  en  notable  articulo  de  La  Esta J tía  ¿t 
León  al  que  contesté  con  humilde  trabajo  mió  en  El  Carbayón    Oviedo,  25  de  Octubre  de  vá'r 

La  Real  Academia  de  la  Historia  imprimió,  avaloradas  con  profundos  estudios  de  los  >eóo- 
res  Fita  y  Cárdenas. 

—  Legis  Romanar  U'isigothorum.  Fragmenta  ex  códice  palimprcsto  Sanctae  legionenás 
eclesiae  protulil  illustravit  ac  sumptu  público  edidit  Regia  Historiae  Academia  Hispana.  Matri 
ti,  Apud  Ricardum  Fe,  Ragian  Acadcmiae  typographum.  1896. 


_  599  - 

Independencia;  más  no  faltan  documentos  interesantes  para  la 
historia  de  la  región  y  la  significación  de  su  diócesis  por  privile- 
gios de  los  reyes  de  León,  indicados  por  Morales,  que  se  refería 
también  á  dos  notables  Biblias  en  la  gran  librería  con  muchos 
libros  de  Derecho  de  mano. 

Son  joyas  preciadas  del  archivo  eclesiástico  de  Oviedo:  el 
«Testamento  de  Alfonso  el  Casto»,  de  812;  el  «Libro  Gótico  de 
los  Testamentos»,-  iluminado,  del  siglo  xn;  el  «Libro  Becerro», 
de  1385;  la  «Regla  Colorada»,  la  «Regla  Blanca»,  el  sLibro  de 
las  Calendap»,  etc.,  y  otros  diplomas  y  curiosidades.  En  la  libre- 
ría, que  fué  muy  rica,  hay  ejemplares  del  más  subido  mérito 
histórico  y  tipográfico;  y  en  el  mismo  departamento  se  guarda 
un  notabilísimo  dictico  consular,  de  marfil,  del  Cónsul  Flavio 
Apión  (539  de  J.  G).  Eu  estos  locales  ha  iniciado  el  canónigo 
Sr.  Sandoval  un  interesante  Museo  arqueológico  diocesano. 
Terminando. 

Si  por  conocida  ficción  jurídica  se  considera  como  territorio 
nacional  la  embarcación  áque  cubre  la  bandera  de  aquel  hállese  " 
la  nave  en  cualquiera  parte  del  Occeano  inmenso,  como  también 
la  morada  del  representante  español  en  tierra  extranjera  porque 
asimismo  se  cobija  bajo  el  patrio  pabellón;  de  igual  manera 
han  de  considerarse  aquí  establecimientos  docentes  en  territorio 
de  Asturias  aquellas  instituciones  de  enseñanza  que,  constituidas 
en  otra  provincia,  ó  en  suelo,  hoy  extraño,  llevan  el  nombre  de 
la  «tierrina»;  son  como  extensión  del  solar  de  sus  hijos  y  tienen 
por  timbre  distintivo  el  azul  estandarte  del  Principado  con  la 
pelagiana  Cruz  de  la  Victoria.  Son  los  Centros  de  Asturiano^ 
principalmente  los  de  Madrid  y  de  la  Habana,  escuelas  abiertas 
por  el  amor  nacional,  casto,  puro  y  español;  por  aquel  regionalis- 
mo noble  y  justificado,  que  tiene  su  principal  razón  surgiendo  en 
sociedades  nuevas  ó  numerosas,  formadas  por  el  aluvión  de 
emigrantes,  que,  alejados  por  completo  de  la  familia  y  del  rin- 
cón nativo,  viviendo  en  perpetua  añoranza  del  bendito  hogar, 
tratan  de  sustituir  esos  caros  objetos  de  su  alma  con  algo  que 
sea  semejante  y  sirva  de  respiro  común  atan  íntimos  sentimien- 
tos. Todo  dentro  de  la  Historia,  nunca  contra  ella  ni  contra  sus 
consecuencias. 

El  Centro  de  Asturianos  de  Madrid,  creado  en  1881  bajo 

39 


—  6oo  — 

la  presidencia  del  ilustre  Posada  Herrera,  organizó  en  1885, 
siendo  Presidente  el  gran  poeta  Campoamor,  una  «Institución  de 
Enseñanza  gratuita»"  en  favor  de  los  socios,  sus  hijos  y  parientes, 
de  los  asturianos  pobres,  aunque  no  sean  socios,  y,  en  general, 
de   todos  cuantos    quieran  aprovecharse  de  sus  ventajas.  El 
«Centro» ,  que  ha  pasado  por  diferentes  crisis,  vencidas  con  en- 
tusiástico tesón  por  modestos  y  amantes  asturianos,  abrió  y  sos- 
tiene aulas  de  Instrucción  primaria  con  sección  de  párvulos  y  cá- 
tedras de  Gramática,  Aritmética,  Teneduría  de  libros,  Cálculos 
mercantiles,  Geografía  comercial,  Caligrafía,  Taquigrafía,  Fran- 
cés, Inglés,  Alemán,  (en  algún  año,  de  Árabe)  Solfeo,  Piano,  Di- 
bujo de  figura,  lineal,  de  adorno  y  topográfico  etc.,  con  sección 
de  labores  y  confección  de  flores  para  señoritas;  y  desde  1894 
ha  planteado  también  las  asignaturas  de  Segunda  enseñanza. 
Con  este  amplio  cuadro  de  materias,  que  enseñan  doctos  profeso- 
res numerarios  y  suplentes  presididos  por  el  sabio  escritor  señor 
Balbín  de  Unquera,  y  extendida  también  la  instrucción  en  confe- 
rencias y  discursos,  las  cátedras  del  Centro  Asturiano  tienen  ya 
merecido  renombre  en, Madrid;  y  en  ellas  se  han  educado  y  edu- 
can miles  de  alumnos.  Bien  de  la  patria  han  merecido  diferentes 
presidentes,  como  el  actual  D.  Pedro  Niembro,  las  celosas  Jun- 
tas directivas  que  se  suceden,  el  escogido  magisterio  y  los  conta- 
dos protectores  de  tan  útilísimas  cátedras,  siendo  de  extrañar 
que  no  persista  antigua  subvención  auxiliadora  de  la  Diputación 
provincial  y  que,  con  la  de  algunos  municipios,  no  se  sume  la  de 
todos  los  Ayuntamientos  de  Asturias  (1). 

En  alas  de  amores  y  sentimientos  por  Asturias,  cual  aconte- 
ció en  Madrid,  los  hijos  de  Covadonga  congregáronse  en  la  Ha- 
bana y  fundaron  en  1886  el  grandioso  Centro  de  Asturianos 
que,  desde  el  gran  impulso  de  1892,  superó  á  todos  los  déla  Gran 
Antilla.  Fué  y  es  institución  de  la  más  subida  importancia  en 
Cuba;  prestó  inolvidables  servicios  á  la  integridad  nacional;  y 


(i)  No  es  fácil  compendiar  en  brevísima  nota  nombres  y  sucesos  más  salientes  del  «Centro 
de  Asturianos  de  Madrid»  y  más  sin  incurrir  en  or.'isiones.  Fueron  iniciadores  los  Sres.  Lago, 
Escalera,  Ruidiaz,  Pando  y  Valle.  Menéndez  Pidal,  Ga  moneda,  Prieto,  etc.;  ilustrados  Profesores 
los  Sres  Florcz,  El  ola  Jubes,  Doce,  Villanueva,  ctc  ;  protectores  de  la  sección  de  Enseñanza,  la 
Casa  Real  y  los  Príncipes  de  Asturias,  los  Sres.  Vallíu  Bustillo,  Ruidiaz,  Suarez  India  (F),  Otlu, 
Conde  de  Kivadcdcva,  etc. 

—Véase  Asturias,  revista  ilustrada  mensual,  órgano  del    Centro  (Madrid,  1885 )  dixigid* 

por  los  Sres.  Balbín,  Accvcdo,  Salmean,  (A*,  etc.,  con  numerosa  colaboración  asturiaoa,  que  P°' 
Mica  trabajos  y  noticias  provinciales  y  crónica  periódica  de  la  importante  Institución  de  Eusc- 
ñanza. 


—  6oi  — 
desde  sus  comienzos  creó  con  especial  interés  una  sección  de 
enseñanza  é  instrucción.  Hay  en  esta  aulas  Escuela  prima 
ria  y  otras  de  aplicación  mercantil  con  clases  de  Composición 
Ortografía  práctica  y  Redacción  de  documentos,  Aritmética 
Gramática  castellana,  Geografía  universal  y  particular  dé  España 
Historia  de  España  y  particular  de  Asturias,  Cálculos  raercanti 
les  y  Teneduría  de  libros,  Francés,  Inglés,  Solfeo  y  Piano,  y  sec 
ción  especial  para  mujeres.  La  matrícula  es  nutrida  y  asi  son 
grandes  los  frutos  de  la  enseñanza  (1). 

A  su  ejemplo,  en  1895,  surgió  el  Centro  asturiano  de  Buenos 
Aires,  presidido  por  el  Sr.  G.  Llamazares;  y  complácese  el  ánimo 
considerando  cómo  los  asturianos  de  hoy  persisten  en  el  amor  á 
la  instrucción  desde  los  «Centros»  modernos  ala  manera  que 
sus  antepasados  del  siglo  xvm  ya  la  recomendaban  desde  la 
Corte  y  en  la  Real  Congregación  de  Nuestra  Señora  de  Cova- 
donga  (2). 


(i)  En  1882  el  poeta  asturiano  Carlos  Ciaño  proyectó  el  Centro  de  Asturianos  de  ta  KriKana 
desde  las  columnas  de  El  Eco  de  Covadonga;  pero  la  fundación  se  debió  á  El  Heraldo  dr  Aittt* 
rías  en  1886  con  trabajos  de  los  Sres.  Solis  <L),  Santa  Eulalia  (F).  González  Prado  f  A),  Me  nd  ¡- 
víl  (J),  Fernández  Plaza  (V),  y  Fernández  Folgucras  (B>,  Fueron  presidentes  del  Centra  los 
Srcs.  González  del  Valle  (D),  el  Marqués  de  Arguelles,  García  Marqués  iR),  prestando  inalvída- 
bles  servicios  el  generoso  D.  Manuel  Valle  Fernández.  En  gestiones  de  la  sección  de  En^cñ.uu.i 
no  pueden  olvidarse  los  nombres  de  Martínez  (S),  Alvarez  del  Rosal,  Junco  del  Pondíi1p  O;»™ 
(R),  H.  Palacios,  Díaz  del  Villar  (A),  González  Aguirre'J),  Pola  (S>,  etc.  Toda  otra  omisión  es 
involuntaria. 

(2)     Véase  pág.  422, 


i 


f 


—  602  — 


CONCLUSIÓN 


AI  llevar  á  la  imprenta  las  últimas  cuartillas  del  presente  li- 
bro, puedo  escribir  y  cerrar  estas  páginas  registrando  fausto  y 
reciente  suceso  universitario. 

La  Facultad  de  'Ciencias,  sostenida  desde  1895  por  la  Exce- 
lentísima Diputación  provincial  y  el  Excmo.  Ayuntamiento  de 
Oviedo,  ha  pasado  en  virtud  de  la  Ley  económica  de  29  de  Di- 
v  ciembre  de  1903  «á  ser  enseñanza  oficial  y  pública  del  Estado* 

por  R.  Ó.  de  1.°  de  Enero  de  1904  y  en  cumplimiento  de  aque 
Ha  soberana  disposición. 

Realizáronse  así  aspiraciones  incesantes  del  Claustro  uni- 
versitario, coronadas  del  éxito  gracias  á  las  constantes  gestiones 
cerca  del  Gobierno  de  la  Nación  y  en  el  Parlamento  por  los  se- 
ñores D.  Félix  P.  de  Aramburu,  Senador  y  Rector  del  distrito 
universitario  y  de  D.  Melquíades  Alvarez,  Diputado  á  Cortes  por 
f  la  circunscripción  de  Oviedo  y  Catedrático  de  esta  Facultad  de 

Derecho.  Ejerciendo  accidentalmente  las  funciones  rectorales, 
me  cupo  la  honra  de  presidir  á  la  Corporación  académica  (claus- 
tros de  16  y  de  18  de  Diciembre  de  1903)  y  de  ejecutar  acuer- 
dos de  satisfacción  y  gratitud,  asi  de  anunciar  al  pueblo  tan  gra- 
ta nueva,  en  la  forma  tradicional  de  nuestra  Escuela,  como  de 
suscribir  mensajes  de  íntimo  reconocimiento  y  justísimo  galar- 
dón á  los  Sres.  Aramburu  y  Alvarez,  hijos  tan  ilustres  como 
amantes  de  la  Universidad.  En  nombre  del  Claustro  me  honré 
también  dirigiendo  expresivos  homenajes  á  la  Diputación  astu- 
riana y  al  Ayuntamiento  de  Oviedo  por  la  protección  y  auxilios 
que  venían  prestando  á  los  estudios  de  Ciencias,  tan  importan- 
tes en  Asturias;  á  la  Representación  déla  provincia  porque  des- 
de la  antigua  y  veneranda  Junta  General  del  Principado  viene 
mostrándose  tan  interesada  como  generosa  y  espléndida  en  el 
sostenimiento  y  progreso  de  estas  aulas;  y  al  Consistorio  munici- 
pal porque  asimismo  en  ocasiones  repetidas  mira  como  suyo  el 
brillo  de  las  cátedras  ovetenses;  siendo  de  esperar  que  aquélla  y 


éste  sigan  con  su  amoroso  favor.  En  los  trabajos  por  siempre 
inolvidables  del  jefe  y  compañero  queridísimos  cooperaron  Se- 
nadores y  Diputados  de  Asturias,  convocados  por  los  Sres.  don 
Faustino  Rodríguez  Sampedro  y  Marqués  de  Teverga,  á  quienes 
dirigió  la  Escuela  sentido  y  aclamado  voto  de  gracias  compren- 
diendo también  á  eminentes  hombres  públicos  y  conspicuos  pa- 
tricios, como  los  Sres.  D.  Raimundo  Fernández  Villaverde,  don 
Nicolás  Salmerón,  D.  Rafael  María  de  Labra,  D.  José  Canalejas 
y  Méndez  y  D.  Salvador  Cañáis,  nuestros  auxiliadoresen  la  de- 
roanda. 

Concluyen  aquí  los  anales  históricos  de  la  Instrucción  pública 
de  Asturias  y  León,  que  tuvo  su  cebtro  principal  en  la,Escuela 
ovetense.  Cuando  el  país  decaía  y  vino  á  postración,  un  Arzobis- . 
po  ilustré  fundó  la  Universidad,  que  plantearon  el  Pontífice  y  el 
Rey,  á  usanza  de  aquellos  tiempos:  cuando  los  sucesos  pervirtie- 
ron aquellos  estudios,  un  Fraile  insigne  y  un  Conde  célebre  la 
reformaron;  y  cuando  los  acontecimientos  políticos  la  hicieron 
balancearse  en  sus  cimientos,  el  patriotismo  de  sus  hijos  y  un 
Estadista  sabio  la  sostuvieron,  porque  con  sus  enseñanzas  había 
sido  baluarte  firmísimo  de  libertades.  Mientras  tanto  desapare- 
cieron aulas  levantadas  á  la  sombra  de  la  Universidad  de  Ovie- 
do; pero  fueron  reemplazadas  por  otras  en  armonía  con  necesi -^ 
dades  de  los  siguientes  días.  Aquellas  ciencias,  que  anduvieron 
perseguidas,  son  hoy  cultivadas  con  esmero  y  ahinco  y,  si  pasa- 
ron los  antiguos  Colegios,  vinieron  los  Institutos  y  las  Escuelas 
superiores,  profesionales  y  de  obreros,  así  como  se  extendieron 
las  primarias.  ' 

En  páginas  antecedentes  se  reseñaron  estos  cambios  y  vicisi- 
tudes, llegando  á  su  estado  actual  resentidas-  por  desgracias  y 
penurias  de  la  patria  después  de  la  caida  injusta  é  inmerecido 
desastre  reciente. 

La  crisis  moral  y  material  es  profundísima;  pero  en  ella  no 
se  puede  perdurar  sin  peligro  de  muerte.  Hay  que  salvarla  y  ven- 
cerla, cual  hicieron  otras  naciones,  hoy  revividas  y  poderosas 
tras  de  angustias  y  derrumbamientos  semejantes;  porque  no  son 
invencibles  las  causas  del  mal,  que  tiene  postrada  á  España,  * 
cuando  en  la  cultura,  que  sana  y  vigoriza  cuerpo  y  espíritu,  está 
el  remedio  nacional.  No  se  busque  por  de  pronto  otro  camino  y, 


—  604  — 

con  triste  espejismo,  no  se  acuda  á  otras  ficticias  artes  de  gobier- 
no y  de  regeneración. 

Las  nacionalidades  moribundas,  que  dijo  Salisbury,  se  le- 
vantan y  resucitan,  no  consumiendo  lo  mas  de  los  menguados 
restos  de  exhausto  patrimonio  publico  en  instituciones  materiales 
y  de  fuerza,  creyéndolas  principales,  de  preferencia,  y  urgentes, 
sino  mirando  que  son  más  esenciales  y  premiosas  las  de  sabia 
política  que  atiende  primordialmente  á  la  cultura  y  al  fomento 
de  la  nación.  Ni  siquiera  en  este  objetivo  de  tan  seguro  y  vigo- 
roso porvenir  pueden  y  deben  ser  obstáculos  insuperables  los  de 
gestión  económico-niveladora  ni  la  precipitada  solvencia  á  todo 
trance,  porque,  aun  tendiendo  á  aspiración  tan  necesaria  y  á 
obligación  muy  sagrada,  dá  la  función  de  gobierno  otros  recursos 
y  medios,  siendo  los  más  efectivos  en  el  tiempo  aquellos  que,  por 
la  enseñanza  bien  difundida,  estimulan,  extienden  y  perfeccionan 
el  trabajo  del  país,  fomentan  y  acrecientan  la  riqueza  pública  y 
capacitan  á  los  ciudadanos  por  medio  de  una  educación  verdade 
ra.  La  Escuela  y  la  Universidad,  la  Biblioteca  y  el  Laboratorio,  la 
Granja  y  el  Taller  son  los  campos  de  batalla  de  las  nuevas  gue- 
rras, se  dice  y  se  confiesa  uno  y  otro  día.  Un  pueblo  ignorante  y 
atrasado  no  puede  luchar  y  hasta  no  tiene  derecho  á  vivirla  vida 
moderna;  y,  al  vejetar  en  años  y  años  desatendiendo  el  desarro- 
llo de  su  espíritu  y  de  sus  fuerzas,  vive  muriendo,  no  camina  y 
se  estaciona  en  la  pobreza  hasta  desaparecer  por  la  miseria  y 
debilidad.  Alemania,  Francia,  Italia,  otros  pueblos  de  América, 
el  Japón  en  Asia  etc.,  han  llegado  á  ser  fuertes  después  de  ins- 
truidos. «No  hay  mejor  negocio,  lía  dicho  recientemente  Hana- 
taux,  que  el  que  hace  una  nación  colocando  su  capital  á  renta, 
en  centros  docentes.  El  interés  de  ese  capital  es  oro,  es  gloria, 
es  honor  para  la  raza».  Por  otra  parte,  nunca  debe  olvidarse 
aquella  conocida  sentencia  de  Michelet:  «no  se  puede  tener  con- 
fianza en  las  leyes  cuando  los  hombres  no  están  educados  para 
respetarlas  y  comprenderlas.  Por  la  educación  se  fortifica  la  jus- 
ricia',^tie  vigoriza  las  naciones/ Hagamos  hombres,  y  todo  irá 
hienden  lop pueblos*. 

».i  i  finiré  «mili  oración  os  de  la  tribuna  española,  que  compile  con 
la'  pnm¡era;det;muwdo,  resonará  por  siempre  la  mágica  palabra 
del' cátedrátido  ojetease  D.  Melquíades  Alvarez  A  aquel  prodi- 


—  605  — 

gioso  discurso  del  12  de  Diciembre  de  1903  condensa  las  aspi- 
raciones nacionales  para  revivir,  reformada,  nuestra  enseñanza 
pública;  esa  enseñanza  defectuosa,  indotada,  anémica,  sostenida 
en  increíble  presupuesto,  que  se  ha  llamado  «la  cuenta  de  la  ig-, 
norancia».  Desde  1867,  si  aumentaron  progresivamente  hasta 
1877  los  recursos  dedicados  á  material  de  enseñanza,  fueron 
después  decreciendo  hasta  una  cifra  inferior  á  la  de  la  primera 

fecha Por  partidarios  del  statuquo  y  de  la  rutina  se  nota, 

«orno  decía  el  Sr.  Azcárate,  la  suma  de  gastos  de  enseñanza  y 
se  olvida  lo  que  aporta  este  ramo  á  ingresos;  y  muchos  ignoran 
que  las  diez  Universidades  españolas  cuestan  al  Estado  poco 
más  de  213.000  pesetas,  y  3.332.829  las  Universidades,  Institu- 
tos, Escuelas  superiores  profesionales  y  normales;  porque  aque- 
llas cifras  son  la  diferencia  entre  sus  gastos  é  ingresos. 

Asi  viven  tales  centros,  necesitados,  viejos,  herrumbrosos 
para  todo  movimiento  y  progreso  siendo  como  de  milagro  ó 
circunstanciales  aquellos  alcanzados  á  pesar  de  los  pesares. 

Se  perdieron  elementos  de  un  glorioso  pasado,  y  hay  como 
empeño  por  muchos  de  no  recuperarlos  con  fuerzas  propias 
buscando  extraña  aquella  savia  necesaria,  que  obliga  á  una  inva- 
sión de  intelectuales  y  de  obreros  extranjeros  porque  las  ense- 
ñanzas .privada  y  oficial  de  hoy  no  la  pueden  dar  nueva  y  vigo- 
rosa. La  darían  rica  y  pujante  si  se  las  atendiera  con  porfía 
no  viviendo  preteridas  ó  desheradas;  árboles  son,  que  crecerían 
frondosos  y  fructíferos,  cultivados  con  amoroso  afán,  np  abando- 
nados á  la  rutina  para  medrar  pobremente  con  ramas  entecas  y 
frutos  sin  jugo.  Necesítanse  procedimientos  de  pensada  adapta- 
ción, huyendo  y  sorteando  asi  las  precipitadas,  voluntariosas  y 
exóticas  reformas  como  el  amor  senil  á  la  inmovilidad,  que  dijo 
el  diputado  elocuente;  adaptaciones,  que  asi  permiten  enlazar 
la  tradicción  sana,  el  sentir  predominante,  la  creencia  arraigada, 
lo  que  constituye  el  genio  ó  imprime  carácter  á  través  de  la  his- 
toria, lo  que  es  voluntad  inmanente  y  poderosa  de  un  pueblo 
con  lo  que  reclaman  las  exigencias  del  porvenir,  las  necesidades 
del  progreso,  los  nuevos  ideales  de  la  civilización,  el  imperio  del 
trabajo  y  el  reinado,  ya  irremplazable,  de  la  democracia.  En  esta 
compenetración  armónica  de  elementos  está  la  clave  para  la  re- 
solución del  problema  pedagógico  y,  como  consecuencia,  el  de 


—  6o6  — 

la  resurrección  de  la  patria,  en  el  humilde  parecer  del  autor  de 
este  libro. 

Ante  el  clamor  general  de  una  mayoría  convencida  anún 
cianse  el  cambio  y,  bajo  leyes  inspiradas  en  aquel  enlace,  debie- 
ran acometerse  nuevos  rumbos,  vuelos  altos  y  otros  moldes. 

¿Cuándo  lucirá  ese  día  explendoroso? 

Alumbre  semejante  sol  lo  porvenir  de  la  cátedra  española  y, 
dentro  de  su  círculo,  á  la  Universidad  asturiana  y  á  las  aulas 
filiales  adheridas  á  ella  desde  la  superior  Facultad  hasta  la  pri- 
maria Escuela  en  estas  tierras  de  Covadonga  y  del  histórico 
reino  leonés. 

Ciérrese  este  libro  en  tales  alientos  de  esperanza,  y  que  la 
juventud,  ahora  comenzando  la  vida,  alcance  por  la  alma  ma- 
ten días  de  ventura  y  grandeza,  regenerándose  la  injustamente 
abatida  España  con  el  impulso  de  la  Ciencia  educadora. 


\ 


AP1ÍDIC1S 


A 


—  609  — 


APÉNDICE  I 


(V.págs.  35  á  39,  245  y  246,  300  y  540). 


EL  DR.  DON  JUAN  ALONSO  ASIEGO 


Los  aftos  y  la  ingratitud  de  los  hombres  dieron  al  olvido  el  nombre 
de  este  buen  asturiano  á  quien  debe  el  país  eminentes  servicios  por  sus 
constantes  trabajos  y  sacrificios  en  el  establecimiento  de  esta  Univer- 
sidad. Quise  averiguar  su  vida  y  nada  hubiera  conseguido  sin  la  gene- 
rosa ayuda  de  nuestro  respetable  amigo,  el  antiguo  Magistral  de  la  Ba- 
sílica Rvmo.  Sr.  Dr.  D.  José  María  de  Cos  (hoy  Arzobispo  de  Vatla- 
dolid)  inolvidable  sacerdote  en  Oviedo,  su  segunda  patria,  que  en 
calidad  de  Secretario  del  Cabildo  pudo  facilitarme  casi  todos  los  datos 
de  esta  biografía. 

Las  siguientes  noticias  del  antiguo  Dean  fueron  entresacadas  de  la 
información  de  limpieza  de  sangre  para  una  canongía  en  esta  Catedral, 
en  sus  actas  capitulares  y  en  el  archivo  de  la  Universidad. 

Juan  Alonso  de  Asiego'y  Rivera  fué  hijo  legítimo  de  Pedro  Sánchez 
de  Asiego,  natural  de  la  Ria,  en  Cabrales,   vecino  de  Oviedo,  y  de 
juliana  de  la  Rivera,  natural  y  vecina  de  esta  ciudad,  donde  moraron 
ordinariamente,   muy  escaso  tiempo  en  Olloniego  y  en  Cabrales,  vi- 
viendo aun  por  los  años  de  1575  á  1577.  Los  abuelos  paternos  fueron 
Gutiérrez  de  la  Ria,  natural   y  vecino  de  este  lugar,  y  Elvira  Fernán- 
dez, que  lo  fué  de  Póo,  y  los  maternos  Diego  Fernández  de  Oviedo  y 
Catalina  Fernández  de  la  Rivera,  naturales  y  vecinos  de  Oviedo,  en 
cuya  calle  de  Cimadevilla  vivían  hacia  1536  y  ella  en  1546.  Nada  se  sa- 
be del  estado  social  de  los  tíos  del  Deán  como  tampoco  de  los  abuelos 
paternos,  mientras  que  de  los  maternos  se  sabe  que,  Diego  Fernández 
-era  pintor  y  hacía  escudos  de  armas»;  que  Catalina  «era  persona  muy 
devota  que  acudía  de  ordinario   los  sábados  á  Nuestra  Señora  de  la 
Merced  á  hacer  oración»,  y  que  al  matrimonio  le  llamaban  *dela  Cris- 
ta v,  porque  Diego  «había  representado  el  papel  de  Cristo  en  un  auto». 
Juan  Alonso  debió  de  haber  nacido  en  Oviedo,  según  la  bula  ponti- 
ficiñ  para,  la  primera  caiiongía;  á  juzgar  por  la  continuada  residencia  de 
sus  padres  y  familia  en  esta  ciudad.  Vivió  con  aquellos  hasta  la  edad 
ie  doce  ó  catorce  años  en  que  fué  entregado  al  Canónigo  Br.  Ribera, 


—  6io  —        # 

su  tío  carnal,  hermano  de  su  madre,  para  que  le  sustentara,  «el  cual  le 
trataba  é  regalaba  muy  bien  é  iba  con  él  á  la  Iglesia  é  le  traia  muy  po- 
ndamente vestido».  Hacia  el  1561  era  estudiante  «mozo  fresco  del  ros- 
tro»-esto  es,  sin  barba— por  lo  cual  parece*que  debió  nacer  en  1545  á 
1550,  si  no  empezó  á  estudiar  hasta  que  estuvo  en  casa  de  su  tio. 

Asiego  fué  colegial  de  Salamanca,  sin  que  se  sepa  en  que  colegio, 
por  lo  que  es  probable  que  en  esta  célebre  Universidad  recibiera  sus 
grados  académicos  hasta  el  de  Doctor  en  Teología,  pues  en  la  bula  del 
Deanato  se  le  líama  maestro  en  esta  facultad.  Después  tuvo  cargo  en 
el  obispado  de  Pamplona,  donde  según  Juan  de  Nora,  cura  de  Santo 
María  de  Naranco  y  de  su  aneja  San  Miguel,  fué  «visitador,  vicario  ó 
cura,  no  sabe  cualo». 

Por  bula  de  Gregorio  VIH  de  27  de  Julio  de  1596  fué  nombrado  ca- 
nónigo de  Oviedo  y  capellán  perpetuo  de  D.Gutierrez,  prebenda  que 
vacara  por  muerte  de  Gaspar  Flórez.  En  tal  fecha  residía  en  Roma  el 
Doctor  Asiego,  adonde  no  se  sabe  con  que  motivo  había  marchado, 
pero  sí  que  se  le  concediera  tal  gracia  en  atención  á  laudables  circuns- 
tancias: vitce  et  morum  honestas  alliaque  laudabilia  probitatis  tí 
virtutis  menta.  Resulta  también  de  dicho  documento,  que  en  este  tiem- 
po^era  ya  presbítero,  que  fué  aprobado  por  los  examinadores  de  Roma, 
que  era  oriundo  de  la  ciudad  de  Oviedo  en  cuya  diócesis  tenia  benefi- 
cio eclesiástico,  como  en  Mondoñedo  y  en  Pamplona.  En  26  de  Diciem- 
bre de  1596,  el  canónigo  Licenciado  Joan  Martínez  de  Piscina  fué  nom- 
brado por  el  Cabildo  para  hacer  la  información  de  limpieza  de  sangre, 
el  cual  la  terminó  sirviéndole  de  actuario  Bartolomé  del  Campo,  nota- 
rio público  apostólico,  vecino  de  Oviedo.  Principió  el  expediente  en  el 
lugar  de  Asiego  (Cabrales),  31  de  Diciembre,  y  se  terminó  en  la  capital 
á  14  de  Enero*  de  1597,  aprobándose  por  el  Cabildo  tres  días  después, 
en  que  se  mando  darle  posesión.  Al  efecto  se  comisionó  al  Dr.  Juan 
Escudero  Maldonado,  Arcediano  de  Grado,  y  los  canónigos  Arcallana 
y  Coneja,  los<  cuales  llevaron  al  apoderado  Juan  González  de  Oviedo 
al  coro  de  la  Iglesia  y  le  sentaron  en  la  silla  última  alta  de  la  parte 
del  Evangelio  siendo  testigos  Juan  de  Manzaneda,  sochantre,  Marcos 
de  Rivera,  y  Agustín  de  Biedes,  vecino  de  esta  ciudad* 

En  esta  información  resulta  que  Asiego  tenía  fama  de  sabio,  pues 
un  testigo  asegura  «que  era  muy  bueno  en  letras,  otro  que  fué  muy 
buen  estudiante  y  otro  que  no  sabe  si  es  Doctor,  pero  sí  que  es  pú- 
blico por  esta  tierra  que  es  muy  letrado»  y  afirma  esto  cuando  el  Se- 
cretario del  Capítulo  le  llama  Doctor  al  designar  á  Piscina  para  juez 
de  la  dicha  información. 

D.  Juan  Alonso  no  vino  por  entonces  á  Oviedo,  permaneciendo 
probablemente  en  Roma.  Así,  dos  años  más  tarde  el  mismo  Pontífice 
le  nombra  Deán  de  esta  Catedral  en  8  de  Abril  de  1598,  en  la  vacante 
del  Licenciado  Melendo  Valdés.  El  canónigo  Bernabé  Heredia,  su  apo- 
derado, pidió  la  posesión  en  6  de  Octubre  concediéndola  el  Cabildo  el 


—  6u  -- 

mismo  día.  Tuvieron  la  comisión  el  dicho 'Maldonado,  el  conocido  Tir- 
so de  Aviles  y  Alonso  de  la  Coneja  y  con  los  testigos  Diego  Argue- 
lles, canónigo  jubilado,  Marcos  de  la  Rivera  y  Bernardo  Barbón,  lle- 
varon al  coro  al  Heredia,  á  la 'silla  del  Evangelio  arrimada  á  la  del 
Obispo.  Muy  poco  después  ya  presidió  el  Cabildo  y  debió  mostrar  en 
el  cargo  mucha  entereza  y  clara  inteligencia,  cuando  le  vemos  siempre 
llevar  la  dirección  de  todos  los  asuntos  y  formar  parte  de  las  más  de 
las  comisiones,  principalmente  para  la  universitaria  en  la  Corte. 

Fué  y  vino  el  Deán  á  Valladolid,  y  en  tantas  estancias  gastó  su  ha- 
cienda, pues  cuando  su  muerte  solamente  dejó  deudas  y  créditos  por 
su  empeño  de  dotar  á  la  provincia  de  tan  necesario  establecimiento  de 
ilustración.  Véase  como  concluía  una  de  sus  peticiones  á  los  Conseje- 
ros albaceas:  «Y  comenzando  vuestras  mercedes  á  poner  en  ejecución 
lo  dicho,  hacen  una  obra  de  las  más  heroicas  que  se  les  puede  ofrecer 
y  del  mayor  servicio  á  Dios,  Nuestro  Señor,  y  bien  de  aquellas  gentes 
y  descargo  de  sus  propias  conciencias;  porque  no  sé  yo  con  qué  se 
puede  satisfacer  á  aquel  Principado  el  daño  que  ha  recibido  y  recibirá 
de  aquí  adelante  y  el  interés  que  ha  perdido  y  pierde  por  no  poner 
esto  en  ejecución,  pues  de  600  estudiantes  gramáticos,  que  hay  ordi- 
nariamente en  aquella  ciudad  que  se  quedan  con  la  sola  gramática  por- 
que no  pueden  ir  á  otras  Universidades,  Y  atendiéndose  que  en  esto  se 
hará  gran  servicio  á  Dios,  Nuestro  Señor,  y  el  dicho  Deán  recibirá 
muy  gran  merced,  porque  por  solo  el  servicio  de  Dios,  Nuestro  Señor, 
y  bien  de  aquella  patria,  há  tres  años  que  asiste  á  su  propia  cuenta  á 
la  solicitud  de  este  negocio  en  esta  Corte,  gastando  más  de  tres  mil 
ducados  de  su  hacienda,  y  al  presente  ha  tomado  seiscientos  ducados 
á  censo  para  solo  gastarlos  en  la  asistencia  dé  este  negocio».  Al  fin 
consiguió  su  patriótico  intento. 

.  Pasaron  los  años,  y  achacoso  y  enfermo  el  Doctor  Asiego  pidió  al 
Cabildo  en  9  de  Marzo  de  1615  «dos  meses  de  recreación  y  una  de  las 
llaves  de  la  Puerta  de  la  Lonja»  para  con  más  facilidad  venir  á  la  Igle- 
sia desde  su  casa.  Negada  esta  petición  y  concedida  la  primera,  no  la 
disfrutó  por  mucho  tiempo,  porque  el  16  del  mismo  mes  fueron  convo- 
cados los  canónigos  para  ver  el  testamento  del  Deán,  que  había  falle- 
cido en  el  mismo  día  según  participara  Juan  Moran  de  la  Rúa  ante 
quien  lo  había  otorgado.  Fueron  sus  albaceas  el  Tesorero  y  el  Magis- 
tral Doctor  Méndez,  por  la  Iglesia,  y  «de  la  parte  de  afuera»  el  Doctor 
Cienfuegos,  su  cuñado,  y  Juan  de  la  Rivera,  su  sobrino.  Dejó  por  he- 
redera á  su  hermana  Doña  María,  esposa  del  dicho  Doctor  Cienfuegos 
y  mandó  que  «cobrándose  lo  que  la  Ciudad  y  el  Principado  le  deben 
por  las  diligencias  que  hizo  en  traer  la  Universidad  á  esta  Ciudad,  que 
son  seiscientos  ducados quinientos  se  den  al  Cabildo  por  un  ani- 
versario, correspondiente  al  día  de  saóvito  cada  año».  La  Corpora- 
ción nombró  al  Arcediano  de  Grado  y  á  Suero  González  para  señalar 
la  sepultura,  hoy  desconocida;  y  ya  después  del  26  de  Marzo,  en  que 


—  6l2  — 

I 

se  habla  de  su  almoneda  y  estado  de  su  casa,  no  .vuelve  á  sonar  e! 
nombre  del  Doctor  D.  Juan  Alonso  de  Asiego  en  aquellas  actas  y  se- 
siones, que  había  presidido  por  tanto  tiempo. 

En   las  del  14  de  Julio,  17  de  Septiembre  y  18  de  Noviembre  de 
1608  está  bien  manifiesta  la  alegp'a  del  Cabildo  al  ver  establecida  la 

j*.  Universidad,  cuya  fiesta  de  apertura  quisieron  los  Capitulares,  y  el 

Deán  el  primero,  que  «se  regocijase  con  luminarias  y  menestrales >t 
además  de  facilitar  á  la  Escuela  todo  lo  que  no  tuviese.  Dos  años  más 

..  tarde,  en  1610,  fué  elegido  Rector,  y  ¿cuál  no  sería  la  satisfacción  de! 

c  Doctor  Asiego  Rivera  al  ocupar  tan  elevado  puesto? 


* 

v 


-6i3- 


APÉNDIOE  II 


(V.  pág.  39) 

BULA   DK  ERECCIÓN  DE  LA  UNIVERSIDAD  DE  OVIEDO(*) 

Gregorio,  siervo  (fe  los  siervos  de  Dios, 

Al  venerable  hermano  el  Obispo  de  Oviedo  y  á  los  amados  hijos 
el  Abad  del  Monasterio  de  San  Vicente  de  la  orden  de  San  Benito  de 
Oviedo,  y  al  Maestrescuela  de  la  Iglesia  de  Oviedo,  salud  y  apostólica 
bendición,  oyan  emanado  de  Nos  letras  del  tenor  siguiente:  Gregorio 
Obispo,  siervo  de  los  siervos  de  Dios,  para  perpetua  memoria.  Por  la 
providencia  del  Padre  celestial  habiendo  sido  promovidos  y  eregidos 
al  Sumo  Pontificado,  atendiendo  al  provecho  de  la  Iglesia  militante,  y 
considerando  que  por  las  letras  y  estudios  de  ellas  se  muestra  camino 
para  vivir  bien,  y  bienaventuradamente,  se  conoce  la  verdad,  se  honra 
la  justicia  y  se  ilustran  é  resplandecen  las  demás  virtudes  y  se  aumen- 
ta toda  condición  de  humana  prosperidad,  se  amplía  y  acrecienta  la  Fé 
católica,  y  el  culto  y  divino  nombre,  de  buena  gana  atendemos  ú  aque- 
llas cosas  por  las  cuales  se  acrecientan  los  tales  estudios  en  toda  parte 
y  particularmente  en  los  en  que  hay  mayor  necesidad,  y  las  personas 
humildes  que  desean  llegar  á  tan  grande  felicidad  en  esto  puedan  ser 
con  más  utilidad  y  aprovechamiento  regalados  en  su  propósito  y  conse- 
guir las  honras  y  premios  de  sus  trabajos,  y  en  esto  las  partes  de  la 
apostólica  providencia,  según  que  conforme  lo  piden  y  requieren  las 
pías  voluntades  de  los  que  testan,  y  Nos,  consideradas  las  localidades 
de  los  lugares  y  personas,  vemos  que  conviene  saludablemente  en  el  Se- 
ñor, y  así,  habiéndonos,  poco  ha  sido  dada  petición  por  parte  de  los 


[*)  Segdn  traducción  oficial  en  xóoa.  Ha  desaparecido  del  archivo  universitaria  dtmdc  « 
custodiaba;  pero  se  procuraron  después: 

Letras  Apostólicas  del  Pa/a  Inocencio  X,  de  j.°de  Abril  de  1652,  manifestando  que  fun- 
dada la  Universidad  de  Oviedo  por  el  Arzobispo  Valdé\«,  el  Papa  Gregorio  XIII  expidió  la  Bula 
de  erección  correspondiente,  cuyo  original  se  ha  extraviado;  y  que  el  Papa  Inocencio  X  autori- 
zó un  documento  en  que  aparece  cuanto  contenia  la  tal  Bula  fundacional.  El  Códice  \¿  icfutodo 
con  el  número  22. 

Letras  Apostólicas  del  Papa  Alejandro  VIIt  fecha  n  de  Octubre  de  1656,  trascribiendo  la 
Bula  del  Papa  Gregorio  XIII  de  15  de  Octubre  de  1574.  por  la  que  se  erigió  la  Universidad  de 
Oviedo.  A  continuación  se  transcribe  otra  Bula  de  igual  fecha  en  la  que  el  mismo  Pi  \.t  ?■<  .■  en- 
comienda al  Obispo  de  Oviedo,  al  Abad  de  San  Vicente  y  al  Maestre  escuela  de  la  Iglesia  Ca- 
tedral ovetense  ayuden  por  su  parte  al  establecimiento  de  la  Universidad  y  al  cumplimiento  de 
sns  fines. 


i 


—  614  — 

amados  hijos  y  ejecutores  del  testamento  y  última  voluntad  de  Fernanda 
Arzobispo  de  Sevilla  de  buena  memoria,  la  cual  contenía  que  otramente 
el  susodicho  Fernando  Arzobispo  viviendo  entonces  y  considerando 
cuánto  provecho  se  le  seguía  á  la  república  y  fé  católica  que  la  dicha 
Iglesia  militante  tuviese  en  abundancia  varones  que  tuviesen  letras,  por 
cupo  trabajo  se  pudiese  extender  y  ampliar  en  toda  parte  la  luz  de  la 
verdad  y  destruir  á  los  que  las  procurasen  escurecer,  y  que  en  la  ciu- 
dad de  Oviedo,  la  cual  era  insigne  y  populosa,  y  en  toda  la  provincia 
de  Asturias  ninguna  Universidad  de  estudio  general  se  hallaba  enton- 
ces eregida,  y  la  Universidad  de  estudio  general  mas  cercana  estaba 
distante  de  dicha  ciudad  doscientas  millas  ó  cerca,  é  la  provincia  su- 
sodicha era  muy  estéril  y  constituida  en  ásperas  montañas,  y  los  natu- 
rales de  ella  tenían  grande  pobreza  é  necesidad,  de  tal  manera  que  los 
mancebos  de  buena  inclinación  de  la  dicha  provincia,  que  por  el  con- 
tinuo trabajo  deseaban  alcanzar  las  letras,  ó  quedaban  sin  poder  conse- 
guir su  tan  loable  propósito,  ó  á  lo  menos  con  grande  gasto  é  incomo- 
didad eran  compelidos  y  les  era  forzoso  ir  fuera  ée  la  dicha  "provincia 
á  universidades  muy  lejos  y  por  diferentes  caminos.  Y  por  tanto,  de- 
seando sembrar  en  las  tierras  alguna  cosa  que  poseyese  con  perpetua 
felicidad  en  los  cielos,  movido  de  un  celo  de  piedad  para  con  los  es- 
tudiosos, y  no  solamente  atendiendo  á  la  honra  y  ornato  de  la  dicha 
ciqdad  de  Oviedo  y  cómodo  y  aprovechamiento  de  los  naturales  de  la 
provincia  susodicha  y  regiones  circunvecinas,  sino  también  acrecenta- 
miento del  estudio  general  de  Salamanca,  de  los  bienes  que  nuestro 
Señor  le  dio  donó  la  suma  dccuatro  mil  ducados  poco  más  ó  menos, 
en  añales  censos,  llamados  Reales  juros,  para  que  de  ellos  se  erigiese 
é  instituyese  una  Universidad  de  estudio  general,  en  la  susodicha  ciu- 
dad de  Oviedo,  y  un  Colegio  de  estudiantes  en  la  ciudad  de  Salamanca, 
y  por  cuanto  según  se  decía  más  en  la  dicha  petición,  los  dichos  eje- 
cutores desean  en  grande  manera  que  se  cumpla  y  guarde  la  voluntad 
y  ordenanza  del  dicho  Fernando  Arzobispo;  por  parte  de  los  dichos 
ejecutores  nos  fué  humildemente  suplicado  que  tuviésemos  por  bien 
erigir  é  instituir  en  la  dicha  ciudad  de  Oviedo  Universidad  de  estudio 
general,  se¿ún  y  conforme  la  voluntad  de  Fernando  Arzobispo  y  otra- 
mente en  lo  susodicho  oportunamente  de  proveer  de  benignidad  apos- 
tólica; y  Nos,  que  de  buena  gana  concedemos  con  los  deseos  de  cuales- 
quiera fieles  dirigidos  al  aumento  de  ciencia  y  doctrina,  y  los  favore- 
cemos y  que  hoy  habernos  erigido  é  instituido  en  la  susodicha  ciudad 
de  Salamanca  un  Colegio  para  en  él  se  criar  y  doctrinar  estudiantes  al 
modo  de  otros  colegios  de  los  reinos  de  las  Es  pañas,  por  otras  nues- 
tras letras,  so  ciertos  modos  y  forma  entonces  espresadas,  como  en 
las  dichas  letras  más  largamente  se  contiene,  absolviendo  por  el  tenor 
de  estas  é  juzgando  haber  de  ser  absueltos  para  conseguir  tan  sola- 
mente el  efecto  de  las  presentes  á  los  dichos  ejecutores  y  cualesquiera 
de  ellos  de  cualesquiera  sentencias  de  descomunión,  suspensión  y  en- 


—  6i5  — 

tredicho  y  otras  eclesiásticas  sentencias,  censuras,  penas  por  derecho 
ó  por  Juez,    por  cualquier  ocasión  ó  causa    dadas,  si  en  algunas  de 
cualquiera  manera  están  ligados,  é  inclinados  á  los  tales  ruegos,  por 
la  Autoridad  apostólica,  por  el  tenor  de  la  presente  perpetuamente 
erigimos  «é  erigimos  en  la  dicha  ciudad  de  Oviedo,  Universidad  de  es* 
tudio  general  de  estudiantes,  Bachilleres,  Licenciados,  Maestros  é 
Doctores  al  modo  de  la  de  Salamanca»  susodicha  y  otras  universidades 
de  los  dichos  Reynos,  la  cual  por  el  Maestrescuela  que  por  tiempo  fue- 
re de  la  Iglesia  de  Oviedo  y  un  Rector  junta  y  separadamente  se  deba 
re  i  ir  é  gobernar  sin  perjuicio  de  alguno,  y  con  tal  que  para  ello  dé  su 
consentimiento  el  muy  amado  y  nuestro  hijo  nuestro  Felipe,  Católico 
Rey  de  las  Españas.  Y  á  ella  ansi  erigida  é  instituida  por  la  Autoridad, 
é  tenor  susodichos  ansimismo  perpetuamente  apropiamos  y  aplicamos 
la  parte  de  los  suma  y  juros,  y  otros  bienes  dejados  por  el  dicho  Fer- 
nando Arzobispo  para  dote  de  la  dicha  Universidad  de  Oviedo  y  sus* 
tentó  é  mantenimiento  del  Rector,  Maestros,  estudiantes  y  otras  perso 
ñas  que  en  ella  por  tiempo  residieren,  y  otramente  según  y  conforme  jfc 
la  voluntad  de  Fernando  Arzobispo  ó  ordenanza  de  los  tales  ejecuto- 
res que  sobre  esto  se  hiciere  ó  pareciere  convenir,  y  demás  de  esto 
por  la  dicha  Autoridad  concedemos  que  los  estudiantes  de  la  dichi 
Universidad  de  Oviedo,  así  seculares  como  regulares  de  cualesquier 
órdenes  y  de  cualquiera  parte  que  á  ella  vinieren,  libre  y  lícitamente 
puedan  estudiar  en  cualquier  facultad  lícita,  empero  van  acabados  sus 
cursos,  y  otramente  guardado  lo  que  se  ha  de  guardar,  como  es  .eos* 
tumbre  en  otras  Universidades  susodichas,  ansí  los  que  allí  estudiaren 
como  también  otros  que  hayan  estudiado  en   otras  Universidades,  f 
después  de  acabados  sus  cursos  hayan  allí  venídose  hacer  promover  É 
grados  de  Bachilleres,  Licenciados,  Maestros  y  Doctores,  según  el  uso 
y  costumbre  de  otras  Universidades  de  estudios  generales  susodichas, 
y  recibir  las  acostumbradas  insignias  de  ellas;  y  que  en  las  tales  facul 
tades,    ansí   promovidas,   desde   entonces  así  en  la  dicha  ciudad  de 
Oviedo  como  en  cualquiera   otros  estudios  generales;   y  otramente  á 
donde  quisieran  leer  é  interpretar  y  en  ellas  disfrutar  y  ansimismo  ejer- 
cer actualmente  cualesquiera  actos  convenientes  al  grado  ó  grados 
por  ellos  tomados  y  usar  y  gozar  de  todos  é  cualesquiera  privile- 
gios, indultos,  inmunidades,  prerrogativas,  exenciones,  favoresí, 
libertades  y  gracias  de  que  usan  y  gozan  ansi  los  estudiantes  de 
la  dicha  Universidad  de  Salamanca,  como  los  de  cualquiera  otra 
de  los  dichos  reinos  y  los  que  en  ellas  leen,  y  según  los  usos  y  cos- 
tumbres á  cualquiera  grados  susodichos  respectivamente  promovidos 
de  derecho,  uso  y  costumbre  ó  de  otra  cualquiera  manera  usan  y  go- 
zan y  podrán  usar  y  gozar  de  cualquiera  manera  en  lo  venidero  ellos 
de  la  misma  manera.  Y  sin  alguna  diferencia  de   todo   puedan  usar  y 
gozar  y  que  los  ejecutores  susodichos  y  algunos  otros,  si  hay  por  el 
dicho  Fernando  Arzobispo  nombrados,  cada  y  cuando  que  fuere  nece- 

40 


—  6i6  — 

sario  poner  é  deputar  en  él  lectores  y  asignar  liciones  y  proveer   los 
salarios  competentes.  Y  ansimismo  para  feljz  regimiento,  gobierno  y 
administración  de  la  dicha  Universidad  de  Oviedo  y  de  los  Doctores, 
Maestros  y  otros  cualesquiera  graduados,  lectores,  colegiales  estu- 
diantes y  otras  personas,  que  allí  por  tiempo  estuvieren,  y  conservación 
y  aumento  de  los  bienes,   cosas  y  derechos  de  elfos,  ansí  espirituales 
como  temporales,  hacer  y  ordenar  cualesquiera  estatutos  y  ordenanzas 
lícitas  empero  y  honestas,  y  según  la  disposición  del  testamento  del  di- 
cho Ferhando  Arzobispo,  que  han  de  ser  aprobadas  por  el  Ordinario  y 
hechas  y  ordenadas  como  fuere  la  calidad  de  los  tiempos,  reformar  en 
mejor  é  poner  y  en  todo  ó  parte  mudar;  y  ansimismo  sobre  la  guarda 
de  ellos  poner  cualesquiera  penas,  discirniendo  por  írrito  y  vano  si  de 
otra  manera  sobre  ello  por  cualquiera  de  cualquiera  autoridad  sciente  ó 
ignorantemente  aconteciese  atentarse,  no  obstante  cualesquiera  consti- 
tuciones y  ordenanzas  apostólicas  y  estatutos  y  costumbres  de  cuales- 
quiera Universidades  de  estudios  generales  con  juramento,  confirma- 
ción Apostólica,  ó  cualquiera  otra  firmeza  roborados,  privilegios  é  in- 
dultos y  letras  Apostólicas  á  las  dichas  Universidades  y  Rectores  é 
personas  de  ellas,  so  cualesquiera  tenores  y  formas  y  con  cualesquie- 
ra cláusulas  y  decretos  de  cualesquiera  manera  concedidos,  aproba- 
dos é  innovados,  todo  lo  cual  aunque  de  ellos  y  de  todos  sus  tenores 
le  hubiese  de  tener  mención  especial,  específica  y  espresa  é  in  diem 
et  de  verbo  ad  verbum,  y  no  por  cláusulas  generales   que  lo  mis- 
mo  importan  ó  cualquiera  otra  espresión  ó  para  esto  se  hubiese  de 
aguardar  alguna   otra  esquisita   forma,   quedando  otramente  en  su 
fuerza  y  vigor,  esta  vez  tan  solamente  especial  y  .espresamente  dero- 
gamos y  demás  cosas  contrarias  cualesquiera.  Ninguna  persona,  pues, 
pueda  quebrantar  esta  plana  de  nuestra  absolución,  erepeión,  institu- 
ción, aplicación,  apropiación,   concesión,  indulto,  decreto  y  deroga- 
ción ó  ir  contra  ella  con   temeraria  osadía,   y  si  alguno  presumiere 
atentar   esto,  habrá  incurrido  en  la  ira  del  Omnipotente  Dios,  y  de 
los  bienaventurados   San   Pedro  y  San  Pablo  sus  Apóstoles.  Dado 
en  Roma  en  San  Marcos,  año  de  la  encarnación  del  Señor  de  mil  y  qui- 
nientos y  sesenta  y  cuatro,  á  quince  de  Octubre,  de  nuestro]Pontifica- 
do  año  tercero.  Por  tanto  á  vuestra  discrepción  por  los  escritos  Apos. 
tólicos  mandamos   que   vos,   ó  dos  ó  uno  de  ellos,  por  vos  ó  otro  ó 
otros  las  letras  arriba  insertas  y  en  ellas  contenido,  cualquiera  cosa 
que  sea  á  donde  y  cuando  fuere  necesario,  é  todas  las  veces  que  por 
parte  de  los  dichos  ejecutores  y  otros  á  quien  tocare  ó  de  algunos  de 
ellos  fueredes  requeridos,  solemnemente  publicando  y  asistiendo  en  lo 
susodicho  con  defensa  eficaz,  hagáis   por   Nuestra  Autoridad  que  las 
preinserta!  letras  y  lo  en  ellas  contenido  surtan  pleno  efecto,  inviola- 
blemente se  guarden,  y  que  los  ejecutores  y  otros  susodichos  á  quien 
concierne  de  cualquiera  manera  en  lo  venidero  de  ellos  usen  y  gocen 
no  permitiendo  que  sobre  esto  sean  de  cualquier  manera  molestados, 


hr 


—  6i7  — 

apremiando  á  cualesquiera  contradictores  y  rebeldes  por  sentencias  y 
censuras,  y  penas  eclesiásticas  y  otros  remedios  oportunos  de  derecho 
y  hecho  por  justa  apelación,  é  guardados  los  procesos  legítimos  que 
sobre  esto  hubiere,  las  dichas  penas  y  censuras  iteradas  veces  agra- 
*a¿ido,  invocando  para  esto  si  fuese  necesario  el  auxilio  del  brazo  se- 
glar, afe  obstante  todo  lo  susodicho,  ó  si  algunos  común  ó  apartada- 
mente tiene»de  la  dicha  Sede  que  no  puedan  ser  entredichos  suspen- 
didos ó  descomulgados  por  letras  Apostólicas,  que  no  hagan  mención 
plena  y  espresa  de  tal  indulto  y  de  verbo  ad  verbum.  Dado  en  Roma 
en  San  Marcos,  año  de  la  encarnación  del  Señor  de  mil  y  quinientos 
sesenta  y  cuatro  años,  á  quince  de  Octubre,  año  tercero  de  Nuestro- 
Pontificado.— Lugar  del  Sello.— Está  bien  y  fielmente  traducido  del 
latín  en  castellano  por  mi  Tomas  Gracian  Dantisco,  Secretario  de  la 
interpretación  de  las  lenguas,  Notario  Apostólico  y  Escribano  Real 
que  por  mandado  y  cédula  particular  del  Rey  nuestro  Señor  traduzgo 
sus  escrituras  de  Sus  Consejos  é  Tribunales,  en  Valladolid  á  siete  de 
Febrero  de  mil  y  seiscientos  y  dos.— Tomas  Gracian  Dantisco,' Apostó- 
lico y  Real  Notario  y  Escribano.  (*) 


<„*)    La  Real  Cédula  de  Felipe  III  está  inserta  en  los  Estatutos  del  siguiente  Apéndice 


► 


—  6i8  — 


APÉNDICE  III 


(Véanse  págs.  43  y  siguientes) 


ESTATUTOS    VIEJOS 


DON  FELIPE  POR  LA  GRACIA  DE  DIOS  RfcY  DE  CASTILLA, 
de  León,  de  Aragón,  etc.  TPor  cuanto  por  parte  de  vos  Gaspar  de  Es- 
pinosa, defensor  de  las  memorias  y  obraspias  de  Fernando  de  Valdés, 
Arzobispo  que  fué  de  Sevilla,  nos  fué  fecha  relación  que  los  Licencia- 
dos Alonso  Nuñez  de  Boorqu^s  del  nuestro  Co/isejo  y  Cámara  y  del  de 
la  Santa  general  Inquisición,  y  de  Juan  de  Tejada,  de  Nuestro  Consejo, 
por  nuestro  mandado  y  como  testamentarios  nombrados  por  el  nuestro 
Consejo,  habían  entendido  y  entendían  en  lai  cosas  de  la  disposición, 
memorias  y  obraspías  de  el  dicho  Arzobispo  y  ejecución  y  cumpli- 
miento de  su  testamento,  habían  hecho  el  nombramiento  de  Catedráti- 
cos para  la  Universidad,  que  dicho  Arzobispo  había  mandado  erigir  p 
fundar  en  la  ciudad  de  Ovjedo  del  Principado  de  Asturias,  donde  había 
sido  natural,  y  las  constituciones  y  estatutos  que  para    la  dirección  v 
buen  gobierno  de  la  dicha  Universidad  eran  necesarias,  de  que  se  nos 
había  dado  cuenta  y  hecho  relación  en  el  nuestro  Consejo,  y  para  que 
todo  se  cumpliese,  observase  y  guardase  en  todo  tiempo,   no3  fué  pe- 
dido y  suplicado  lo  mandásemos  aprobar  y  confirmar  c  interponer  á 
ello  nuestra^iutoridad  y  decreto  Real  para  que  se  cumpliese  y  ejecu- 
tase en  todo  y  por  todo,  como  por   los  dichos  testamentarios  estaba 
hecho,  proveido  y  ordenado,  y  que  se  diese  para  ello  nuestra  carta  de    . 
confirmación,  ó  como  la  nuestra  merced    fuese  lo  cual  visto  por  los 
del  nuestro  Consejo,  juntamente  con  las  dicnas  constituciones  y  esta- 
tutos, que  son  del  tenor  siguiente: 

EN  EL  NOMBRE  DE  LA  SANTÍSIMA  TRINIDAD  PADRE  E  HIJO 
y  Espíritusanto,  tres  personas  y  un  solo  Dios  verdadero,  que  vive  7 
reina  por  siempre  sin  fin,  y  de  la  gloriosa  Virgen  Santísima,  nuestra 
Señora,  Madre  de  Dios  y  abogada  nuestra.  — Estos  son  los  estatutos 
conforme  á  los  cuales  se  debe  y  ha  de  re^ir  y  gobernar  la  Universidad 
que  en  la  cijtíad  de  O/iedo,  cabeza  de  el  Principado  de  Asturias, 
mandó  erigir  y  fundar  el  Sr.  D.  Fernando  de  Valdés,  de  buena  memo- 
ria, Arzobispo  de  Sevilla,  Inquisidor  general  en  todos  los  Repaos  y 
Señoríos  de  S.  M.  y  de  su  Consejo  de  Estado,  y  se  funda  por  nos  los 
Licenciados  Alonso  Nuflez  de  Boorques,  del   Consejo  y  de  la  Cámara 

t*  i 


—  6i9  — 

de  S.  M.  y  del  de  la  Santa  y  general  Inquisición,  y  Juan  de  Tejada,  del' 
Consejo  de  S.  M.,  que  por  su  mandado  y  como  testamentarios  nombra- 
dos por  el  Consejo  Real  entendemos  en  las  cosas  tocantes  á  la  dispo- 
sición, memorias  y  óbraspías  del  señor  Arzobispo  y  ejecución  y  cum- 
plimiento de  su  testamento  en  virtud  de  las  comisiones  que  tenemos 
para  ello  de  S.  M.  y  del  su  Consejo,  y  de  la  bula  concedida  para  la 
erección  de  la  dicha  Universidad  por  nuestro  Santísimo  Padre  y  Señor 
el  Papa  Gregorio  décimo  tercio  de  felice  recordación,  y  de  la  licencia  y 
cédula  Real  para  esto  dada  por  S.  M.  del  Rey  D.  Felipe  nuestro  Señor 
tercero  de  esté  nombre,  cíe  que  usamos  y  mandamos  se  ponga  é  incor- 
pore aquí,  y  uno  en  pos  de  otro  es  lo  siguiente: 

Este.es  un  traslado  bien  y  fielmente  sacado  de  una  Cédula  Real 
de  5.  M.  firmada  de  su  Real  nombre  y  refrendada  de  Juan  Amezqueta 
su  Secretario,  scripta  en  papel  y  señalada  de  los  señores  Presidente  y 
I03  del  su  Concejo  como  de  aquella  parecía  su  tenor,  de  la  cual  sacada 
de  verbo  ad  verbum  es  el  siguiente.— «EL  REY:  Por  cuanto  por  parte 
de  vos  los  licenciados  Alonso  Nuñez  de  Boorques,  del  mi  Consejo  y  Cá- 
mara y  del  de  la  Santa  general  Inquisición,  y  Juan  de  Tejada,1  del  mismo 
Consejo,  que  por  nuestro  mandado  y  como  testamentarios  nombrados 
por  los  del  nuestro  Consejo  entendéis  en  |as  cosas  tocantes  á  lá  eje- 
cución y  cumplimiento  de  la  disposición,  memorias  y  óbraspías  ele  don 
Fernando  de  Valdés/Arzobispo  que  fué  de  Sevilla,  Inquisidor  Apostó- 
lico general  de  estos  Reynos  difunto,  se  Nos  ha  hecho  relación  que  á 
instancia  y  suplicación  de  los  testamentarios  del  dicho  ^rzobispo  vues- 
tros predecesores,  conforme  á  su  voluntad,  Su  Santidad  habia  erigido 
un  Colegio  de  la  vocación  de  San  Gregorio  é  una  ^Universidad  en  la 
ciudad  de  Oviedo,  cabeza  del  nuestro  Principado  de  Asturias,  que  el 
mismo  Arzobispo  había  mandado  fundar  y  aplicádole  las!  rentas  que 
había  dejado  para  su  creación  y  dádoles  licencia  y  facultad  para  hacer 
constituciones  acerca  de  la  dirección,  conservación  y  aumento  de  el 
dicho  Colegio  y  Universidad,  todo  con  aditamento  que  Nos  los  apro- 
básemos, y  diputando  jueces  ejecutores  de  las  dichas  letras  para  que 
se  cumpliesen  y  ejecutasen  y  los  estatutos  y  ordenanzas,  señalamiento 
de  salario  y  lo  demás  que  hiciésedes,  ordenásedes  y  dispusiésedes, 
como  constaba  de  la  bula  original  de  Su  Santidad  que  para  este  efecto 
exivistes,  y  así  mismo  por  otras  dos  bulas  de  Su  Santidad  había  apro- 
bado la  erección  del  Colegio  de  San  Pelayo,  que  el  dicho  Arzobispo 
había  mandado  se  fundasen  en  la  Universidad  de  Salamanca  y  que  go- 
zase de  todas  las  preeminencias  concedidas  á  los  Colegios,  y  por 
otras  letras  les  había  señalado  jueces  ejecutores  de  las  primeras,  co- 
mo también  constaba  de  las  unas  y  de  las  otras  que  exivistes,  supli- 
cándonos que  atento  que  la  dicha  erección  é  institución  de  la  Universi- 
dad y  Colegios  era  instituto  tan  santo  y  pió  y  tan  en  pública  utilidad 
de  estos  nuestros  Reynos,  Nos  sirviésemos  de  dar  licencia  é  interpo- 
ner nuestra  autoridad  Real  para  la  fundación  de  la  dicha  Universidad  y 


r 


—  620  — 

Colegios,  y  hechas  que  se  trugesen  al  ouestro  Consejo  y  se  viesen  en 
él  y  aprobasen  las  que  fuesen  necesarias  y  convenientes,  recibiéndola 
dicha  Universidad  y  Colegios  debajo  de  nuestro  amparo  y  protección 
para  que  con  esto  se  animasen  otros  prelados  y  personas  á  hacer  se- 
mejantes obras,  ó  como  la  nuestra  merced  fuese,  lo  cual  visto  por  los 
del  nuestro  Consejo  y  lo  que  en  razón  de  ello  dijo  y  alegó  el  Licenciado 
Gil  Ramirez  de  Areilano,  nuestro  fiscal,  fué  acordado  que  debíamos 
.  mandar  dar  esta  nuestra  cédula  en  la  dicha  razón;  por  la  cual  y  por  ha 
cer  bien  y  merced  al  dicho  nuestro  Principado  de  Asturias  damos  licen- 
cia é  nuestro  Real  consentimiento  á  vos  los  dichos  Licenciados  Alon- 
so Nuñez  de  Boorques  y  Juan  de  Tejada,  del  dicho  nuestro  Consejo, 
para  que  ambos  juntos,  como  tales  testamentarios  y  ejecutores  de  la 
dicha  disposición  del  dicho  Arzobispo,  podáis  erigir  y  fundar  la  dicha 
Universidad  y  Colegio  de  San  Gregorio  en  Oviedo  y  Colegio  de  San 
Pelayo  en  Salamanca,  según  y  como  el  dicho  Arzobispo  los  mandó  ere- 
gir  y  fundar  y  por  las  dichas  bulas  se  dispone,  las  cuales  mandamos  se 
guarden  y  cumplan  como  en  ellas  se  contiene,  recibiendo  como  re- 
cibimos y  quedando  como  quedan  los  dichos  Colegios  é  Universidad 
debajo  d?  nuestra  Real  protección  y  amparo,  é  que  la  dicha  Universi- 
dad la  erijáis  y  fundéis  vos  los  dichos  testamentarios  como  convenga 
y  en  la  forma  según  que  dicho  el  Arzobispo  lo  dispuso  y  os  lo  dejó 
cometido,  haciendo  y  ordenando  las  constituciones  que  para  el  buen 
gobierno  y  dirección  del  dicho  Colegio  é  Universidad  de  Oviedo  con- 
vengan, y  hechas' mandamos  que  antes  que  se  use  de  ellas  se  traigan 
al  nuestro  Consejo,  para  que  se  aprueben  las  que  pareciese  convenir 
y  ser  necesarias,  reservando  como  reservamos  en  Nos  y  en  nuestros 
sucesores  la  coerción  y  el  derecho  y  preheminencia  y  superintenden- 
cia de  enviar  visitadores  á  la  dicha  Universidad  y  Colegios  cada  y 
cuando  que  fuésemos  servidos,  y  asimismo  la  jurisdición  contra  los 
estudiantes  legos,  é  mandamos  á  los  del  nuestro  Consejo,  Presidentes 
y  Oidores  de  nuestras  Audiencias  y  Chancillerías  y  á  las  demás  nues- 
tras justicias  guarden  y  cumplan  y  hagan  guardar  y  cumplir  esta  nues- 
tra cédula  é  lo  en  ella  contenido,  y  contra  su  tenor  y  forma  no  vayan 
ni  pasen  ni  consientan  ir  ni  pasar  en  ningún  tiempo  ni  por  alguna  ma- 
nera, que  así  es  nuestra  voluntad.  Dada  en  Gumlel  de  Mercado  á  18 
días  del  mes  de  Mayo  de  1604  años.— Yo  el  Rey. —Por  mandado  del 
Rey  nuestro  Señor,  Juan  de  Amezqueta.— Fecho  y  sacado,  corregido  y 
concertado  fué  este  traslado  de  la  dicha  Real  cédula  con  el  origina/ 
donde  se  sacó  en  la  ciudad  de  Valladolid  Corte  de  S.  M.  á  9  días  del 
mes  de  Junio  de  1604  años,  siendo  testigos  al  corregir  y  concertar 
Diego  Maldonado  y  Luis  de  Ita  é  Joan  Pérez  estantes  en  esta  Corte.  - 
E  yo  Francisco  de  Ita,  escribano  de  S.  M.  en  su  Corte,  Reynos  y  Se- 
ñoríos y  de  la  disposición  del  dicho  Arzobispo,  fui  presente  al  corre- 
gir y  concertar  este  traslado  y  doy  fé  va  cierto  y  verdadero  y  lo  signé 
en  testimonio  de  verdad,  Francisco  de  Ita». 


—  621  — 

V  en  ejecución  y  cumplimiento  de  las  dichas  nuestras  comisiones  y 
bula  Apostólica  y  licencia  y  cédula  Real  que  desuso  va  incorporada! 
hacemos  y  ordenamos  para  el  buen  gobierno  de  la  dicha  Universidad 
que  así  fundamos  en  la  dicha  ciudad  de  Oviedo  y  escuelas,  que  para 
ello  están  hechas  y  para  su  perpetuidad,  los  estatutos  y  ordenamientos 
que  de  suso  irán  declarados  en  la  forma  y  manera  siguiente: 

TITULO  l.—Dela  elección  del  Rector 

Primeramente  estatuimos  y  ordenamos  que  en  la  dicha  Universidad 
haya  de  haber  y  haya  una  persona  grave  y  de  letras  y  virtud  que  sea 
Rector  y  haga  el  oficio  del  en  ella,  el  cual  se  elija  y  nombre  en  cada 
un  año  por  la  víspera  del  día  de  San  Martín  que  es  á  11  días  del  mes 
de  Noviembre;  y  para  hacer  esta  elección  el  mismo  día  por  la  mañana 
en  la  capilla  de  la  dicha  Universidad  se  diga  una  misa  del  Espíritu 
Santo  y  sermón,  en  la  cual  se  hallen  todos  los  Doctores,  Maestros  y 
Licenciados  y  Bachilleres  de  la  dicha  Universidad  y  los  estudiantes  de 
ella,  y  dicha  la  misa  y  sermón  el  Rector  y  Claustro  pleno  hagan  jura- 
mento sobre  la  cruz  y  libro  misal,  que  harán  la  dicha  elección  e  nom- 
bramiento  del  Rector  bien  y  fielmente  sin  tener  respetos  á  amistad  y 
parcialidad  ninguna,  salvo  mirando  lo  que  conviene  al  servicio  de 
Dios  nuestro  Señor  y  bien  y  utilidad  de  la  dicha  Universidad,  procu- 
rando que  sea  el  más  digno  y  conveniente,  y  hecho  este  juramento  el 
Rector  en  el  Claustro  proponga  el  que  le  parezca,  para  que  se  vaya 
votando  y  salga  el  que  tuviese  mas  votos,  y  si  fueren  iguales  se  haga 
el  segundo  escrutinio,  en  la  cual  elección  ha  de  tener  su  voto  también 
el  dicho  Rector  el  cual  tenga  á  su  cargo  el  gobierno  de  los  Claustros 
de  la  dicha  Universidad  y  eiecución  de  lo  que  en  ellos  acordare  y  la 
provisión  de  las  cátedras,  como  adelante  irá  declarado  y  ordenado,  y 
el  tal  Rector  lue^o  que  saliese  elegido  haga  juramento  solemne  en  la 
capilla  sobre  la  dicha  cruz  y  libro  misal  ante  el  notario  de  la  dicha 
Universidad,  que  hará  y  usará 'el  dicho  oficio  de  Rector  bien  y  fiel  y 
diligentemente,  guardando  el  servicio  de  Dios  nuestro  Señor  y  eí  bien 
y  utilidad  de  la  dicha  Universidad  y  estudiantes  de  ella  y  la  observa- 
ción de  estos  estatutos  y  que  no  pueda  volver  á  ser  tal  Rector  hasta 
pasados  dos  años. 

Ordenamos  que  si  el  dicho  Rector  hubiere  de  hacer  alguna  ausencia 
que  pase  de  ocho  días,  pueda  dejar  en  su  lugar  un  Více-Rcctor  en 
quien  han  de  concurrir  y  concurran  las  cualidades  necesarias  y  apro- 
bación del  Claustro  para  que  cesen  todas  sospechas.  El  dicho  Vice- 
Rector,  cuando  hubiere  de  quedar,  jure  solemnemente  en  la  dicha  capi- 
lla ante  el  notario  de  la  dicha  Universidad  de  ejercer  bien  y  fielmente 
el  oficio  y  de  guardar  los  estatutos  por  el  bien  y  aumento  de  Ja  Uni- 
versidad, y  cuando  la  ausencia  fuere  de  menos  de  ocho  días  lo  sea  el 
Consiliario  de  más  edad,  y  el  dicho  juramento  le  haga  el  dicho  Vice- 
Rector  la  primera  vez  que  hubiere  de  entrar  y  entrare  en  el  Claustro, 


\ 


—  622  — 

y  que  el  tal  Více-Rector  no  le  pueda  volver  á  ser  hasta  pasados  otros 
dos  años  como  el  Rector,  no  embargante  que  no  lo  haya  sido  todo  el 
aflo  sino  parte  de  él. 

ítem  ordenamos  que  el  Rector  así  nuevamente  elegido  sea  llevado 
el  dicho  día  de  San  Martín  desde  su  casa  á  la  capilla  de  las  escuelas 
con  acompañamiento  de  todas  las  personas  de  la  Universidad  asi 
Maestros,  Doctores  y  Licenciados  y  Bachilleres  como  estudiantes  y  sea 
vuelto  á  su  casa  con  el  mismo  acompañamiento. 

Ítem  estatuimos  y  ordenamos  que  la  misa  y  vísperas  de  San  Martin, 
que  es  cuando  se  ha  de  hacer  la  elección  del  Rector,  según  queda  es- 
tatuido, se  haga  también  por  todo  el  Claustro  elección  y  nombramiento 
de  dos  personas  del,  los  cuales  tengan  título  é  nombre  de  Consiliarios 
para  aquel  año  y  asistan  corr  el  Rector  á  la  provisión  de  las  cátedras 
que  se  hubieren  de  proveer  por  votos,  según  en  su  lugar  se  dirá,  y  el 
que  unaf  vez  hubiere  sido  Consiliario  no  lo  volverá  á  ser  hasta  de  allí 
á  otros  dos  años,  y  cada  uno  de  estos  tenga  por  lo  menos  edad 
de  25  años. 

ítem  estatuimos  y  ordenamos  que  por  esta  primera  vez  sea  tal 
Rector  de  la  dicha  Universidad  por  este  año  primero,  que  comienza 
desde  el  día  de  San  Martín  1 1  de  Noviembre  de  este  presente  año 
de  1607,  D.  Sancho  de  Miranda,  Abad  de  Teberga,  pariente  cercano 
del  fundador. 

TITULO  II.  -De  los  Claustros 

ítem  ordenamos  que  el  Rector,  cuando  para  alguna  cosa  importante 
al  bien  y  gobierno  de  la  Universidad  viere  que  conviene,  dé  un  día 
antes  una  cédula  firmada  de  su  nombre  y  rubricada  del  notario  de 
la  Universidad,  para  que  el  bedel  llame  secretamente  por  escusa: 
negociaciones  y  cite  á  los  Doctores  y  Maestros  para  que  e  1  el  siguien- 
te día  y  hora  se  iunten  á  Claustro  y  declare  en  la  dicha  cédula  el  nego- 
cio que  se  hubiere  de  tratar,  y  los  dichos  Doctores  y  Maestros  tengan 
obligación  de  venir  á  él;  donde  no,  el  Rector  les  puede  multar  en  dos 
reales  al  que  no  viniere,  aplicados  para  el  hospital  del  estudio. 

ítem  que  los  Doctores  y  Maestros  se  sienten  y  voten  en  el  Claustro 
por  sus  antigüedades,  haciendo  para  esto  un  cuerpo  entre  sí  los 
Teólogos,  Canonistas  y  Legistas,  y  luego  otro  los  Artistas,  votando 
y  hablando  con  la  modestia  y  autoridad  que  conviene  á  personas  de 
letras  y  escusando  las  ocasiones,  escándalo  y  alboroto,  y  que  eJ  Rec- 
tor ó  el  que  presidiese  en  el  Claustro  no  permita  que  entcetanto  que 
uno  votare  hable  otro,  so  las  penas  que  á  él  le  pareciere. 

ítem  que  el  Rector  proponga  el  negocio  sobre  que  se  hubiere  de 
votar  y  caso  que  el  Rector  no  pudiere  venir  á  Claustro,  ni  tuviere 
Vice-Rector  que  venga  por  él,  haga  la  proposición  el  Doctor  ó  Maestro 
más   antiguo  el  cual   entre  en  su  lugar,  y  así  el  Rector  como  el  que 


h. 


—  623  — 
hiciese  sus  veces  suspendan  el  dar  su  voto  y  parecer  hasta  que  hayan 
votado  todos  los  que  estuvieren  en  el  Claustro. 

ítem  que  habiéndose  de  tratar  en  los  Claustros  que  se  hicieren  de 
conceder  alguna  gracia  ó  de  perjuicio  de  tercero,  el  Rector  mande 
que  todos  iuren  de  guardar  secreto  y  les  encargue  lo  que  importa,  y 
si  alguno  del  Cláuátro  lo  pidiere,  se  vote  secreto  ó  con  cédula  de  los 
nombres,  si  fuese  negocio  de  elección  con  habas  blancas  y  negras 
como  semejantes  cosas  se  acostumbra,  y  si  fuese  negocio  que  tocare 
á-  alguno  del  Claustro,  habiendo  informado  allí  de  su  justicia  si  quisiere 
informar,  se  salga  luego  y  no  esté  presente  cuando  se  vote. 

Ítem  que  para  los  negocios,  puntos  de  justicia  y  gobierno  que  en 
los  Claustros  se  propusieren  y  trataren,  baste  para  su  espedicirin  y 
despacho  el  acuerdo  de  la  mayor  parte  de  los  votos  y  si  fueren  igua- 
les se  prefiera  la  parte  con  quien  se  conformare  el  Rector,  pero  para 
los  que  meramente  fueren  de  gracia  sean  menester  que  concurran  to- 
dos en  un  voto  y  parecer  y  no  de  otra  manera. 

ítem  que  el  Claustro  escuse  de  enviar  á  los  negocios  de  plcytos  6 
embajadas  ó  otras  cosas  que  se  ofrecieren  así  á  la  corte  como  á  otras 
partes,  sino  fuere  con  gran  necesidad  y  negocio  importante,  y  enton- 
ces no  envíen  mas  que  un  Doctor  ó  Maestro  con  tal  que  el  que  fuere 
enviado  no  tenga  negocios  suyos  propios  que  hacer  en  la  parte  á  don- 
de le  enviaren,  y  que  se  le  señale  término  limitado  que  no  esceda  de 
treinta  días,  el  cual  pasado,  si  el  negocio  pidiere  mas  tiempo,  c.ivie 
por  prorrogación  al  Claustro;  y  se  le  señalen  de  salario  cada  día  si 
fuere  catedrático  de  prima  ó  víspera  2  ducados,  y  si  de  otras  cátedras 
menores  600  maravedises,  y  si  se  enviare  á  alguno  de  los  oFícíale:;  de 
la  Universidad  como  es  notario,  bedel  ó  maestro  de  c^remviias  500 
maravedís. 

ítem  estatuimos  que  la  Universidad  tenga  mucha  cuenta  con  el 
gobierno  de  su  renta  y  hacienda,  para  que  crezca  y  aumente,  y  asi 
ordenamos  que  cada  año  juntamente  con  el  Rector  se  elijan  p  nombren 
dentro  de  diez  días  después  de  la  elección  del  Rector  tres  personas 
del  gremio  déla  Universidad,  para  que  entre  sí  traten  y  confieran  del 
estado  de  la  hacienda,  gastos  y  cuentas  de  ella,  y  de  los  pleytos  de 
ella  que  hiciere,  juntándose  en  Claustro  particular  para  este  Fin  por  lo 
menos  cada  quince  días  una  vez,  y  dando  sus  libranzas  con  Firma  del 
Rector  y  notario  dé  la  Universidad  para  lo  que  fuere  necesario,  con  tal 
que  si  se  ofreciese  algún  negocio  de  cantidad  de  20.000  maravedís  y  de 
allí  arriba,  lo  hayan  de  remitir  y  remitan  al  primer  Claustro  pleno  que 
hubiere  para  que  en  el  se  vea,  trate  y  confiera  y  resuelva. 

ítem  que  nadie  pueda  votar  estando  fuera  del  Claustro,  ni  habiendo 
entrado , una  vez  en  él  pueda  salirse  dejando  su  voto  á  otro,  sino  que 
si  se  le  ofreciere  causa  por  donde  haya  de  irse  pida  licencia  al  Rector, 
y  dándomela  diga  primero  su  voto  y  parecer  en  público,  y  si  hubiere  de 
hacer  voto  secreto  lo  deje  votado  en  poder  del  notario  firmado  de  su 
nombre. 


—  624  — 

ítem  que  el  Rector  tenga  obligación  de  dar  cédula  y  llamar  á  Claus- 
tro todas  las  veces  que  se  ofreciere  tratar  alguna  cosa  que  lo  requie- 
ra, é  no  queriendo  hacer  el  dicho  llamamiento  y  pareciendo  ser  el  ne- 
gocio de  importancia,  se  le  requiera  que  lo  haga  por  ante  el  notario  de 
la  Universidad;  é  no  lo  haciendo  pueda  el  Doctor  ó  Maestro  más  anti- 
guo dar  4a  cédula  y  hacer  juntar  el  dicho  Claustro,  y  si  éste  no  quisie- 
re lo  haga  el  siguiente  en  grado  y  así  los  demás,  precediendo  otro  tal 
requirimiento. 

ítem  que  en  los  Claustros  no  se  hallen  más  personas  de  los  que  hu- 
bieren de  tener  voto  en  ellos  y  que  el  portero  esté  por  la  parte  de 
afuera,  pero  el  notario  bien  permitimos  que  esté  presente  por  ser 
como  es  forzoso:  y  ordenamos  tenga  su  libro  de  Claustro  en  que  vaya 
asentando  en  limpio  el  día,  mes  y  año  en  que  se  juntan  y  los  negocios 
que  en  ellos  se  tratan  y  resuelven,  y  que  los  tales  Claustros  se  firmen 
por  el  Rector  y  dos  de  los  más  antiguos  Doctores  ó  Maestros  que  i 
ellos  se  hallaren  y  lo  signe  y  rubrique  el  dicho  notario. 

TITULO   III. -Del  número  de  las  Cátedras  de  todas  Facultades 
y  las  rentas  y  salarios  que  por  agora  han  de  tener 

Estatuimos  y  ordenamos  que  en  la  Facultad  de  Teología  haya  en 
la  dicha  Universidad  una  cátedra  de  prima  de  Teología  que  tenga  de 
salario  50.000  maravedís.  -  Y  otra  cátedra  de  vísperas  con  salario  de 
30.000  maravedís.  -Otra  cátedra  de  Biblia  con  salario  de  20.000  mara- 
vedís. -Otra  cátedra  de  Teología  escolástica  con  salario  de  12.000  ma- 
ravedís: esto  por  ahora. 

ítem  en  la  Facultad  de  Cánones  ordenamos  que  asimismo  por  aho- 
ra haya  las  cátedras  y  salarios  siguientes:  Una  cátedra  de  prima  de 
Cánones  con  salario  de  56.250  maravedís.  -  Otra  cátedra  de  vísperas 
con  salario  de  37.500  maravedís. -Otra  cátedra  de  Decreto  con  sala- 
rio de  18.750  maravedís. -Otra  cátedra  de  Sexto  con  salario  de  otros 
18.750  maravedís.  -  Otra  cátedra  de  Clementinas  con  salario  de  10.000 
maravedís.  x 

ítem  en  la  Facultad  de  Leyes  haya  asimismo  por  ahora  las  cátedras 
y  salarios  siguientes:  Una  cátedra  de  prima  con  56.250  maravedís  de 
salario.— Otra  cátedra  de  vísperas  con  salario  de  36.500  maravedís.  - 
Otra  cátedra  de  Digesto  viejo  con  salario  de  18.750  maravedís.— Otra 
cátedra  de  Código  con  otros  18.750  maravedís  de  salario.  -  Otra  cáte- 
dra de  Instituta  con  salario  de  10.000  maravedís. 

ítem  en  Artes,  Matemática  y  Canto  ordenamos  y  fundamos  que  por 
ahora  haya  las  cátedras  con  los  salarios  Siguientes:  Tres  cátedras  de 
Artes,  que  son  tres  cursos,  con  salarios  de  45.000  maravedís  á  15.000 
cada  una.— Una  cátedra  de  Matemática  con  salario  de  18.750  marave- 
dís.—Una  cátedra  de  Canto  con  salario  de  6.000  maravedís. 

ítem  estatuimos  y  ordenamos  que  todas  las  Hienas  cátedras  se  pro- 
vean por  solos  cuatro  años,  menos  el  tiempo  que  nos  pareciere  á  nos 


—  625  — 

ó  á  los  testamentarios  que  en  adelante  fueren;  y  ellos  pasados,  se 
vuelvan  á  vacar,  y  el  que  hubiere  leído  la  cátedra  que  se  vacare  por 
cuadrenio  pueda  volverse  á  oponer  á  ella,  y  no  teniendo  opositor  se  le 
provea  por  el  Claustro  por  otros  cuatro  años. 

TITULO  IV.-Z)e  las  horas  á  que  se  fian  de  leer  das  dichas  Cáte- 
dras y  de  lo  que  se  ha  de  leer  en  ellas. 

ítem  para  que  las  cátedras  sean  mejor  regidas  y  los  estudiantes 
puedan  mejor  oir  con  más  comodidad  y  ser  más  aprovechados,  esta- 
tuimos y  ordenamos  que  se  lea  en  los  generales  que  para  cada  Facul- 
tad están  señalados  y  por  el  orden  y  forma  siguiente,  escepto  si  otra 
cosa  se  les  ordenase  por  nos  ó  por  nuestros  sucesores. 

La  cátedra  de  prima  de  Teología  se  lea  en  invierno  desde  San  Lu- 
cas á  Pascua  de  Flores  desde  las  ocho  de  la  mañana  hasta  las  nueve, 
y  desde  Pascua  de  Flores  á  Nuestra  Señora  de  Setiembre  se  lea  de 
siete  á  ocho;  y  lo  que  se  ha  de  leer  en  ella  y  en  la  de  vísperas  es  los 
cuatro  libros  del  Maestro  de  las  Sentencias,  pero  cumplir  se  ha  con 
esto,  leyendo  sus  materias  por  el  orden  de  las  partes  de  Santo  Tomas 
con  que  en  los  principios  de  las  cuestiones  se  lea  la  letra  del  Maestro 
que  á  ellas  corresponde,  declarando  sus  conclusiones  y  en  que  se  tie- 
ne en  cada  una  de  ellas  por  ciertas  ó  inciertas;  y  en  cada  una  de  estas 
cátedras  se  ha  de  leer  tres  años  continuos  de  primera  parte,  y  se  pro- 
sigan todas  las  partes  de  Santo  Tomas  por  la  orden  y  forma  que  se 
contiene  en  los  estatutos  de  Salamanca  en  el  título  de  las  lecturas 
de  Teología. 

La  cátedra  de  vísperas  de  Teología  tenga  por  hora  en  invierno  de 
las  tres  de  la  tarde  á  las  cuatro,  y  en  verano  de  las  cuatro  á  las  cinco, 
y  lo  que  en  ellas  se  ha  de  leer  es  lo  siguiente.  Ha  de  comenzar  á  leer 
por  la  cuestión  52  de  la  secunda  secundas  de  Santo  Tomas,  prosi- 
guiendo por  ella  y  las  demás  cuestiones,  por  el  mismo  orden  en  lo  que 
toca  á  la  división  de  año  y  número  de  cuestiones  que  cada  año  se  han 
de  leer,  conforme  á  lo  que  está  dicho. 

La  cátedra  de  Biblia*  se  leerá  de  nueve  á  diez  en  invierno  y  de 
ocho  á  nueve  en  verano,  y  lo  que  se  ha  de  leer  en  ella  es:  un  año  Tes- 
tamento Viejo  y  otro  año  Testamento  Nuevo:  pero  permítese  que,  pi- 
diéndolo los  estudiantes,  pueda  dos  años  continuar  la  lectura  del 
Testamento  Viejo  ó  Nuevo.  Y  en  cuanto  á  lo  que  ha  de  leer  el  lector 
cada  año,  se  lo  señale  el  Rector  ó  Catedrático  de  Teología  más  anti- 
guo por  el  primero  día  del  mes  de  Mayo  de  cada  año  para  que  pre- 
venga la  lectura  para  el  año  siguiente;  y  por  esta  primera  vez  ordena- 
mos, que  luego  que  estos  estatutos  se  publiquen,  se  haga  la  asignación 
de  lo  que  se  ha  de  leer  este  primero  año  por  el  Rector  que  va  nombra- 
do, y  el  abad  de  San  Benito,  y  por  el  Prior  de  Santo  Domingo,  y 
Guardian  de  San  Francisco  y  Rector  de  la  Compañía  de  Jesús  de  la 
dicha  ciudad  de  Oviedo. 


L 


—  626  — 

La  otra  cátedra  de  Teología  escolástica  sea  de  Santo  Tomás,  se  lea 
en  Invierno  de  nueve  á  diez  y  en  verano  de  ocho  á  nueve  horas,  7 
leeráse  en  ella  por  este  orden:  comenzando  de  la*  cuestión  63  de  h 
tercera  parte  de  Santo  Tomás  y  prosiga  en  todo  guardando  el  orden 
puesto  para  la  cátedra  de  vísperas. 

Las  cátedras  fie  prima,  vísperas  y  Decreto  de  Cánones  tendrán  por 
horas  las  mismas  que  las  de  prima,  vísperas  y  Biblia  de  Teología,  y 
leeráse  en  ellas  lo  siguiente. 

En  la  de  prima  el  primero  año  en  las  Decretales  los  títulos  de  Ju- 
diciis,  Foro  competenti,  Mutuis  petitianibus,  Litis  contesta  tione.  - 
El  segundo  de  Ordine  cognitionum,  Causa  possesicnis  ct  propietc- 
US,  Restitutione  spoliarum.  -  El  tercero  de  Probationibus ,  Jurefuran- 
do,  Prcesumptionibus.  —  Eí  cuarto  de  Exceptionibus ,  Proescríptio- 
nibus. 

En  la  de  vísperas  el  primero  año  los  títulos  de  Rebus  Eclesie, 
Emptione  et  veuditione,  Pignoribus.-  El  segundo  los  títulos  de  Prcc 
bendis  et  de  Concesione  pñcebcndce.  —  E\  tercero  los  títulos  de  Of/i- 
ció  delegati  et  ordinarii.  El  cuarto  los  títulos  de  Rescriptis  et  de 
Consuetudine.  / 

En  la  de  Decreto  el  primero  año  la  primera  parte  de  Jas  distincio- 
nes del  Decreto  hasta  la  distinción  20  inclusive.  -  El  segundo  desde  la 
distinción  21  hasta  la  quinquagésima.-El  tercero,  las  distincior.es  de 
Pcenitentia  hasta  la  séptima. -Y  el  cuarto  las  distinciones  de  Conse- 
cratione  hasta  la  quinta  inclusive. 

La  cátedra  de  Sexto  se  lea  en  invierno  de  dos  á  tres  y  en  vera.io 
de  tres  á  cuatro,  y  tendrá  por  asignación:  El  primero  año  los  títulos  de 
Constitutionibus,  Rescriptis  et  Consuetudine.— E\  segundo  los  títulos 
de  Officio  delegati ,Off icio legati ,  Officio  ordinarii]  Procuratoribüs 
—El  tercero  los  títulos  de  Judiáis,  Foro  competenti,  Litis  contesta- 
tione,  Juramento  calumnia?,  Qui  mittitur  in  possessionen  lite  pen- 
dente, Confessis,  Jure/urando,  Exceptionibus-  El  cuarto  los  títulos 
de  Sentcntia  excomunicationis  y  de  Hcereticis. 

La  cátedra  de  Clementinas  se  leerá  en  invierno  de  cuatro  á  cinco 
y  en  verano  de  cinco  á  seis,  y  leeráse  en  ella.— El  primero  año  los  tí- 
tulos de  Rescriptis,  Electione,  Renumtiatione,  Supplenda  r.cgligen- 
tia,  Áetate  et  cualitate,  Officio  vicarii,  Officio  delegati,  Officio  or- 
dinarii, Procuratoribüs,  Restitutione  in  integrum.—  EX  segundo  de 
Judiáis,  Foro  competenti,  Causa  possessionum,  Probationibus, 
Testibus ,  Jure/urando.  -  El  tercero  de  Vita,  et  honéstate  clericorum, 
Prccbendis,  Concesione  prccbend<v ,  Rebus  Eclesiw,  Rerum  permuto- 
tione,  Testamentis,  Sepulturis,  Décimis,  Statu  monachorun,  Jure 
patrono  fus,  Censibus,  ímmunitate  Ecclesiariim.  El  cuarto  de/fa- 
rcticis,  Homicidio,  (/suris,  Excessibus  Praiatorum,  Pvnifentiís, 
Pcvnis,  Sententia  excomunicationis. 

En  la  cátedra  de  prima  de  Leyes  en  el  primero  año  el  título  de 


Conditionibus  et  demostrationibas.—E\  segundo  del  título  de  Lega- 
tis  I  la  ley  primera,  1  Cum  filio,  1.  Filius  familias  %  Divi.  Del  de  Le- 
gratis  //  la  ley  primera,  1.  Cum  Ha  §  ¡n  fideicommisso,  1.  «Pe/o  Sí  /rtf- 
íre,  1.  ¿//W//7Z  et  familia  con  sus  parágrafos.  Del  de  Legatis  II  f  la  ley 
Reconjundi.—E\  tercero  del  título  <Je  Vulgari  las  leyes  prima  y  se- 
gunda con  sus  parágrafos,  1.  Si /s  ?ui  e.r  ¿0/i/¿,  1.  Centurio,  1,  /TW&s 
qui  patri,  \,  Ex  fado,  1.  Lucius  con  las  repeticiones  de  Bartolo. -El 
cuarto  el  título  de  Adquirenda  hereditate. 

En  la  cátedra  de  vísperas  se  lea  el  primero  año  el  título  de  Adqui- 
renda possessione.—E\  segundo  el  título  de  Re  /udicala.  —  E\  tercero 
del  título  dé  Verborum,  las  leyes  primera  y  segunda,  tercera  y  cuarta 
con  sus  parágrafos,  1.  ¡s  cui  bonis,  1.  Impossibilis,  1.  Stipulatio  $oc 
modo  concepta,  l.*Si  insulam,  1.  g^'  Romee  con  sus  parágraFos.  — El 
cuarto  de  Afow  operis  nunti alione,  ley  primera  éti/h  paragraphis,  h 
de  Pupillo  $  Meminisse,  1.  jVo/i  so/íi/h  g  Morte,  1.  S/  />"/i//ff  S  /ü/Za- 
/7Í/.9,  el  título  de  Damno  infecto  el  título  de  Separationibus  y  el  titulo 
de  Exceptione  rei  judicahe  la  ley  primero  y  la  ley  Cu/7*  queerifur  con 
l^s  dos  siguientes  y  sus  parágrafos. 

En  la  cátedra^de  Código  se  lea  el  primero  año  los  títulos  de  Eden- 
da,  Pactis  y  Transactionibus.  -El  segundo  los  títulos  de  Contraten- 
da  empilone,  Kescindenda  venditione,  Quando  liceat  ab  empitone 
discedere,  Sine  censa  vel  reliquis,  De  Periculo  et  commodo  rei 
venditi?.  —  E\  tercero  los  títulos  de  Usucapionibus ,  Usacapione  trans- 
formando, Adquirenda  possessione,  Pnv.scriptione  longí  temporis. 
--El  cuarto  los  títulos  de  Lócalo,  de  Jure  empñyteutico  y  de  Eviciio- 
nibus. 

En  la  cátedra  de  Digesto  viejo  se  lea  el  primero  año  el  titulo  de 
Rebus  creditis  et  Si  certum  peta  tur. —  E\  segundo  de  Servitutibus  tí- 
tulo generaí,  y  el  título,  de  Scrvitutibus  urbanorum  la  ley  segunda!  K 
Qui  luminibus,  1.  Fistulam,  1.  ¡n  re  communi,  del  de  Servitutibus 
rusticorum  la  ley  primera,  del  título  Si  servitus  vindicetur  la  ley  se- 
gunda, del  de  Conditione  indebiti  la  íey  primera  y  la  ley  Frater  afra- 
tre.  -  El  tercero  ano  los  títulos  de  Pactis  y  de  Transationibus.  -  El 
cuarto  el  título  de  Officio  ejus,  la  ley  Di em  fundo,  los  títulos  de 
Officio  assessorum,  de  Jurisdidione  omnium  judicum;  del  título  de 
Negotiis  gestis  la  ley  Pomponius,  1.  Atqui  natura  cumparagraphis, 
del  título  De  eo  quod  certo  loco  etc.,  ley  primera  §  nunc  de  officio, 
ley  tercera  cum  paragraphis  \.  Centum  Capuce. 

En  la  cátedra  de  Instituía  se  lea  en  un  año  el  libro  segundo  desde 
el  título  de  Testamentis  hasta  fin  del  libro:  otro  año  el  libro  tercero 
desde  el  título  de  Obligationibus  hasta  fin  del  libro. 

Los  cursos  de  Artes  se  lean  en  esta  manera:  en  el  primero  ario  se 
han  de  leer  Súmulas  hasta  Natividad  ó  fin  de  tunero,  y  desde  Enero  se 
comtcncen  á  leer  Predicables  con  sus  cuestiones  premíales  y  universa- 
les por  el  orden  que  escribió  el  Maestro  Fr.  Domingo  Yañez,  Cátedra- 


tico  de  prima  de  Teología  de  Salamanca,  que  es  el  que  naevnmfrti  » 
la  dicha  Universidad  se  ha  dado  para  leer,  acabándolo  para  San  Joan, 
y  desde  allí  á  vacaciones  se  lean  loa  siete  capítulos  primeros  del  pri- 
mer übr#  Priores  de  Aristóteles,  explicando  en  «líos  todas  figuras, 
modos  y  reducciones  de  silogismos.— El  segundo  año  comenzarán  los 
Regentes  á  leer  Predicamentos  de,Aristóteles,  con  el  comento  de  Fray 
Domingo  de  Soto,  y  los  acaben  para  fin  de  Enero,  y  luego  comiencen 
los  libros  de  Posteriores  en  esta  forma,  que  lean  los  cuatro  capítulos 
primeros,  y  el  diez,  veinte  y  tres,  y  veinte  y  seis,  y  los  acaben  para 
fin  de  Abril,  y  desde  principio  de  Mayo  comiencen  á  leer  Físicos  y 
lean  hasta  vacaciones  los  tres  libros  primeros  de  Aristóteles  con  el 
comento  y  cuestiones  de  Soto.— El  tercero  año  comiencen  los  Regen- 
tes á  leer  el  libro  cuarto  de  Físicos,  y  en  acabándolo  de  leer  lean  el 
octavo,  y  entrambos  los  acaben  para  fin  de  Enero,  y  principio  de  Fe- 
brero comiencen  los  libros  de  Generatione  con  comento  y  cuestiones 
del  Cardenal  Toledo,  y  los  acaben  para  fin  de  Abril,  y  á  primero  de 
Mayo  comiencen  los  libros  de  Anima  con  el  mismo  comento  y  los  con- 
tinúen hasta  las  vacaciones.  Los  Regentes  lean  á  la  mañana  una  hora 
de  lección  de  prima,  que  será  de  ocho  á  nueve  de  San  Lucas  á  Pascua 
de  Flores,  y  de  siete  á  ocho  de  Pascua  de  Flores  adelante  hasta  las 
vacaciones;  pero  han  de  estar  media  hora  antes  en  el  general,  en  el 
cual  tiempo  han  de  pasar  la  lección  del  día  antes,  y  luego  en  dando  la 
hora  han  de  comenzar  su  lección  entera,  y  en  el  último  cuarto  han  de 
preguntar  á  dos  ó  tres  estudiantes,  variando  cada  día  para  que  el  ejer- 
cicio toque  á  todos,  y  acabada  la  hora  se  salga  á  la  puerta  y  estén  allí 
la  hora  siguiente  sin  dejar  salir  á  ninguno  de  los  oyentes,  los  cuales 
han  de  quedar  en  el  general  pasando  y  conferenciando  la  lección  y  el 
maestro  respondiendo  á  las  dudas  que  le  preguntaren,  lo  cual  se  en- 
tiende los  dos  primeros  años  del  curso  y  no  en  el  tercero,  porque  en 
él  no  han  de  estar  obligados  á  quedar  allí  esta  segunda  hora. 

Ítem  los  dichos  Regentes  han  de  leer  á  la  tarde  lección  de  vísperas 
una  hora,  que  será  de  tres  á  cuatro  en  invierno  y  de  cuatro  á  cinco  en 
verano,  leyendo  los  tres  cuartos  primeros,  y  en  el  último  reasumiendo 
lo  que  han  leido  y  preguntándolo  á  dos  ó  tres  estudiantes,  y  en  la  hora 
siguiente  haciendo  el  ejercicio  que  se  manda  se  haga  á  la  mañana,  y 
este  ejercicio  se  entienda  en  todos  tres  años  con  lógicos,  sumulistas 
y  filósofos. 

Ítem  que  el  Regente  que  faltase  en  el  dicho  ejercicio  sea  multado 
en  el  salario  que  le  tocare  aquel  día. 

ítem  los  dichos  Regentes  cada  sábado  desde  las  dos  horas  de  ia 
tarde  sean  obligados  á  tener  repasaciones  generales  que  duren  dos 
horas,  y  el  primero  año  serán  Súmulas  porque  no  se  habrá  pasado  á 
la  Lógica,  y  el  segundo  año  alternarán  unas  veces  de  Súmulas  y 
otra  de  Lógica,  y  el  tercero  año  se  tendrán  por  su  turno  también  de 
Filosofía,  y  pasados  estos  tres  primeros  años  se  ternán  alternativa- 


*—  629  — 

mente  de  Súmulas,  Lógica  y  Filosofía,  porque  habrá  ya  más  oyentes 
para  todas  estas  ciencias. 

Ítem  desde  el  principio  de  San  Lucas  de  este  año  de  1607  comen- 
zarán todos  los  regentes  á  leer  Súmulas,  pero  el  año  siguiente  uno  de 
los  dichos  Maestros  será  obligado  á  volver  á  comenzar  el  mismo  cur- 
so de  Súmulas  y  los  otros  dos  irán  prosiguiendo  au  curso  ponforme  á 
lo  que  está  ordenado,  y  luego  el  tercer  año  otro  Maestro  de  les  dos 
que  leyeren  Lógica  volverá  á  comenzar  las  Súmulas,  y  de  allí  adelante 
los  dichos  Maestros,  ó  los  que  subcedieren  en  su 'lugar,  han  de  ir 
continuando  el  curso  hasta  acabarle,  lo  cual  se  hace  y  ordena  á  fin  de 
que  en  cada  un  año  haya  curso  nuevo*  para  los  que  hubieren  de  co- 
menzar y  se  vaya  prosiguiendo  hasta  acabar  la  Filosofía,  de  manera 
que  el  un  Regente  comience  Súmulas  para  los  que  comenzaren,  y  el 
otro  lea  Lógica  para  los  del  segundo  año,  y  el  otro  lea  la  Filosofía 
para  los  de  tercero,  y  así  por  su  turno  y  orden  se  vaya  comenzando  y 
prosiguiendo  el  curso  entero  hasta  acabarle. 

En  la  cátedra  de  Matemáticas  se  lea  Sphera  y  Teóricas  de  planetas 
y  unas  tablas,  y  el  astrolabio  deTolomeo.— El  segundo  año  seis  libros 
de  Euefides  y  Aritmética  hasta  las  raices  quadradas  y  cúbicas  y  Alma- 
gesto.  -El  tercero  año  Cosmografía  y  Geografía. 

En  la  cátedra  de  Cantóse  lea  la  media  hora  de  músicar especula- 
tiva y  la  otra  media  de  práctica. 

TITULO  V.—De  como  han  de  leer  ios  Lectores    * 

ítem  ordenamos  que  los  Lectores  y  Catedráticos  de  la  Universidad 
todos  los  años  el  día  de  San  Lucas  hagan  juramento  en  la  capilla  de 
las  Escuelas  en  manos  del  Rector  y  presencia  del  notario,  que  leerán 
lo  que  les  toca  bien  y  fiel  y  diligentemente,  haciendo  aquello  que  vie- 
ren y  entendieren  ser  para  más  provecho  de  los  estudiantes  y  descargo 
de  sus  conciencias. 

ítem  que  de  dos  en  dos  meses  el  Rector,  acompañado  del  Catedrá- 
tico más  antiguo  de  la  Facultad  que  visita,  vaya  visitando  las  Cáte- 
dras para  ver  si  se  lee  conforme  á  lo  acordado  por  los  estatutos;  y  el 
notario,  el  cual  para  esto  ha  detener  libro  particular  de  visitas,  reciba 
información  de  los  estudiantes  que  oyesen  de  lo  que  se  lee  y  como 
se  lee  y  ha  leído,  y  serán  multados  los  que  pareciere  no  guardar  en 
leer  el  orden  que  se  les  ha  dado,  y  por  esta  visita  lleve  el  Rector  un 
real  de  derechos  de  cada  lección  que  visitare,  y  otro  el  Doctor  ó 
Maestro  que  entrare  con  él,  y  medio  real  al  notario,  lo  cual  'se  pague 
del  arca. 

ítem  que  los  Catedráticos  estén  obligados  á  leer  por  su  persona 
hasta  las  vacaciones,  las  cuales  sean  desde  el  día  de  Nuestra  Señora 
de  Setiembre  hasta  el  día  de  San  Lúeas,  salvo  si  estuviesen  enfermos 
ó  tuvieren  otro  justo   y  legítimo  impedimento,  el  cual  averigüe  el 


—  630  — 

Rector,  y  constándole  que  es  justo,  dé  licencia  para  que  el  Catedrá- 
tico'pueda  leer  por  sustituto  el  tiempo  que  durase  el  tal  impedimento, 
y  que  de  otra  manera  ninguno  pueda  dejar  de  leer  su  cátedra  de  un 
mes  arriba,  y  esto  dejando  sustituto  que  lea  por  él  sopeña  de  que 
pueda  darse  por  vaca,  pero  bien  permitimos  que  pueda  acudir  al 
Claustro  á  dar  por  si  ó  por  interpuesta  persona  las  causas  de  su  au- 
sencia y  se  le  pueda  dar  otro  mes  de  gracia  y  no  más. 

ítem  que  por  las  lecciones  que  faltaren  de  leer,  no  estando  enfer- 
mos, presos  ó  legítimamente  impedidos,  sea.i  multados  los  Lectores 
en  lo  que  prorata  les  había  de  valer  cada  dia  el  salario  de  su  cátedra, 
y  si  pusieren  sustituto  sean  multados  en  la  media  lección,  y  que  el 
bedel  tenga  un  libro  en  que  vaya  asentando  el  dia,  mes  y  año  que  á 
cada  persona  se  le  dá  la  posesión  de  la  cátedra,  y  requiera  las  escue- 
las y  generales  todas  las  horas  para  ver  como  se  lee  y  á  que  hora 
entran  y  salen  los  Catedráticos. 

ítem  ordenamos  que  demás  de  las  fiestas  que  manda  guardar  gene- 
ralmente nuestra  Santa  madre  Iglesia  sea  día  feriado  y  asueto  para  de- 
jar de  leer  el  jueves  de  cada  semana,  salvo  si  en  ella  no  cayere  otra 
fiesta,  y  demás  de  esto  señalamos  por  días  no  lectivos  los  ocho  que 
hay  desde  Navidad  á  año  nuevo,  á  los  quince  desde  el  domingo  de  Ra- 
mos de  la  Semana  Santa  hasta  Cuasimodo  inclusive,  y  todos  los  días  de 
las  festividades  de  Nuestra  Señora,  Doctores  de  la  Iglesia,  Santa  Lu- 
cia, Santa  Catalina,  San.  Martín  y  San  Nicolás. 

TITULO  VI.—  De  la  provisión  de  las  Cátedras  y  votos  que  fia  de 

haber  en  ellas 

ítem  estatuimos  y  ordenamos  que  en  la  provisión  de-las  cátedras 
por  esta  primera  vez  sean  tenidos  y  recibidos  por  Catedráticos  las 
personas  que  f  uere.i  para  el  cuadrienio  elegidas  y  nombradas. 

ítem  vacando  alguna  de  las  cátedras  que  por  ahora  asi  fueren  pro- 
veídas por  muerte  de  Jos  Catedráticos,  ó  por  haberse  cumplido  su 
cuadrienio,  ó  dejación  por  el  cual  solamente  se  han  de  proveer,  orde- 
namos que  las  provean  los  estudiantes  de  la  dicha  Universidad  que  tu- 
vieren tiempo  y  curso  legítimo  para  votar  en  ellas,  con  tal  que  haya 
mas  número  de  cincuenta  de  la  profesión  en  que  vacare  la  tal  cátedra 
y  no  habiendo  el  dicho  númerq  de  estudiantes,  se  haga  la  provisión 
por  el  Claustro  de  la  Universidad,  jugando  primero  los  que  en  él  se  ha- 
llaren y  votarán  por  el  que  más  á  propósito  juzgaren  para  regirla  y 
gobernarla;  y  declaramos  por  una  Facultad  para  votar  los  estudiantes 
Cánones  y  Leyes,  y  los  teólogos  voten  en  Artes. 

ítem  en  cuanto  á  las  cátedras  de  Matemáticas  y  Canto  en  el  caso 
de  su  vacante,  ordenamos  que  se  provean  por  los  estudiantes  que  tu- 
vieren voto  en  Teología  y  en  Artes  llegando  al  dicho  número  de  cin- 
cuenta, y  no  llegando  quede  la  provisión  al  Claustro  como  dicho  es. 


-63l- 

ítem  declaramos  que  sean  votos  en  las  cátedras,  que  fueren  vacan- 
do, los  estudiantes  mayores ,  de  catorce  años  que  estuvieren  matricu- 
lados en  la  matrícula  del  Rector  presente,  y  tuvieren  por  lo  menos 
un  curso  cumplido  en.  la  dicha  Universidad  ó  en  otra  parte  de  las  apro- 
badas, y  que  en  el  proveer  y  regular  las  cátedras  y  tantear  los  cursos 
y  calidades  de  los  votos  se  guarde  en  todo  y  por  todo  el  estilo  y  cos- 
tumbre que  se  tiene  en  la  Universidad  de  Salamanca,  cuyos  estatutos 
en  esta  parte  habernos  por  insertos  é  incorporados. 

ítem  que  vacando  alguna  cátedra  se  publique  luego  por  vaca  por 
mandado  del  Rector  y  se  pongan  edictos  de  ella,  y  se  envíen  á  otras 
Universidades  con  término  de  treinta  días  para  que  vengan  oposito- 
res, y  pasados  se  provea  conforme  á  estos  estatutos. 

ítem  que  los  que  hubieren  de  ser  opositores,  luego  que  hubiere 
noticia  de  la  vacante  de  la  cátedra  se  abstengan  de  hablar  con  los 
votos  y  hacer  otras  negociaciones  y  diligencias  ilícitas  para  gran- 
gearles,  sopeña  de  que  serán  dados  por  inhábiles  para  aquella  oposi- 
ción; y  los  votos  no  serán  admitidos  sino  antes  gravemente  castiga- 
dos, por  cuanto  importa  mucho  para  el  bien  y  conservación  de  esta 
Universidad  que  se  guarde  en  la  provisión  de  las  cátedras  gran  ente- 
reza, rectitud  y  limpieza. 

ítem  que  pasados  los  términos  de  la  vacante,  luego  el  Rector 
mande  citar  los  opositores  que  hubieren  firmado,  por  el  antigüedad 
de  sus  grados  les  vaya  señalando  dea  y  hora  en  que  hayan  de  tomar 
puntos  para  leer  de  oposición  al  siguiente  dentro  de  veinte  y  cuatro 
horas,  los  cuales  puntos  se  les  han  de  dar  y  señalar  en  el  libro  que  se 
lee  en  la  cátedra  que  pretenden,  abriéndole  por  tres  partes  y  esco- 
giendo de  cada  una  de  ellas  un  punto  el  Rector  y  en  ausencia  del 
Rector  un  Catedrático  el  más  antiguo  de  la  Facultad,  de  el  cual  punto 
el  opositor  podrá  después  escoger  el  que  quisiere. 

ítem  estatuimos  y  ordenamos  que  cuando  las  cátedras  se  prove- 
yeren por  votos  de  estudiantes  tenga  de  derechos  de  las  de  prima  de 
todas  las  Facultades  veinte  reales  el  Rector,  y  diez  reales  cada  Consi- 
liario, y  otros  catorce  reales  el  notario  y  el  arca  quince  reales:  de 
las  de  vísperas  Biblia,  Sexto  y  Decreto  lleve  el  Rector  quince  reales, 
los  Consiliarios  á  ocho  reales,  el  notario  diez  reales,  el  arca  otros 
ocho  reales:  de  las  demás  cátedras  se  lleve  la  mitad  que  se  dá  por  las 
de  prima,  y  de  todas  se  paguen  al  bedel  por  la  posesión  que  dá  cuatro 
reales,  al  portero  que  asiste  á  la  puerta  del  Claustro  entretanto  que 
se  vota  seis  reales,  y  cuatro  al  aguacil  de  las  Escuelas,  los  cuales 
derechos  pague  el  que  fuere  proveído  de  la  cátedra  antes  de  tomar 
la  posesión. 

ítem  estatuimos  y  ordenamos  que  si  las  cátedras  se  proveyeren 
por  el  Claustro  se  pague  de  derechos  la  mitad  de  lo  que  se  llevara  si 
la  cátedra  se  proveyera  por  votos  de  estudiantes,  y  que  en  unas  ni 
en  otras  no  se  puedan  llevar  más  derechos,  sopeña  de  volver  los  cua- 

41 


A 


i 


-632- 

tro  doblados  para  eí  arca  de  la  Universidad;  y  que  cuando  se  fueren  á 
graduar  los  Regentes  y  colegiales  que  son  ó  por  tiempo  fueren  del 
Colegio  de  San  Pelayo  de  Salamanca,,  que  es  también  fundación  de  el 
dicho  señor  Arzobispo,^  pobres,  ordenamos  que  se  les  lleve  por  sus 
grados  la  tercia  parte  de  los  derechos  dichos  y  no  mas  ni  otra  cosa 
alguna,  y  lo  mismo  se  entienda  en  los  hijos  del  Patrón  que  entonces 
fuere,  guardando  en  todo  lo  demás  las  constituciones  y  estatutos 
de  la  Universidad. 

TITULO  VIL— Dejas  matrículas  y  cómo  se  han  de  ganar  y  probar 
ios  cursos  para  graduarse  de  Bachilleres  de  todas  Facultades. 

ítem  estatuimos  y  ordenamos  que  para  poder  ganar  curso  en  esta 
Universidad  sea  menester  que  el  que  le  pretendtere  ganar  esté  ma- 
triculado en  el  libro  de  las  matrículastle'aquel  año,  el  cual  libro  ha 
de  hacer  el  notario  de  nuevo  cada  año  con  el  Rector  que  fuere  nom- 
brado, yendo  poniendo'en  él  por  Facultades  distintas  los  nombres  de 
los  que  en  ellas  cursan  y  el  año  que  tienen  de  estudios,  y  si  algún 
estudiante  viniere  por  San  Lúeas  á  la  Universidad  se  ha  de  matricuia: 
para  ganar  los  días  que  hay  hasta  San  Martín  en  la  matrícula  de! 
Rector  que  entonces  es,  y  después  otra  vez  por  San  Martín  en  la  ma- 
trícula del  nuevo  Rector  que  entrare,  jurando,  como  es  costumbre,  de 
obedecerle  in  licitis  et  honestis. 

'  ítem  ordenamos  que  lqs  Teólogos  para  poderse  graduar  de  Bachi- 
lleres oyan  cuatro  años,  de  los  cuales  el  primero  y  segundo  cursen 
en  la  cátedra  de  Biblia  y  en  la  cátedra  de  Prima  ó  Vísperas:  el  ter- 
c^ro  ó  cuarto  en  sola  una  lección  de  Prima  ó  Vfsperas  la  que  esco- 
gieren, con  que  primero  que  comiencen  á  ganar  curso  en  Teología 
sean  examinados  en  Artes  y  tengan  licencia  de  los  examinadores 
para  oiría.  .  * ' 

Los  canonistas  oyan  cinco  años,  el  primero  y  segundo  cursen  en 
Decreto  y  Decretales  en  cualquiera  de  las  cátedras  de  Prima  ó  Vís- 
peras, y  en  los  otros  tres  años  cursen  el  uno  de  ellos  en  cátedra  de 
Sexto  y  los  otros  dos  en  ,  Decretales,  Prima  ó  Vísperas  como 
quisieren. 

ítem  los  legistas  oyan  otros  cinco  años,  de  los  cuales  el  primero 
cursen  en  la  cátedra  de  Instituía:  el  segundo  en  Código  y  Digesto 
Viejo:  el  tercero,  cuarto  y  quinto  cursen  en  Digestos  en  la  cátedra 
de  Prima  ó  Vísperas. 

ítem  los  artistas  cursen  el  primero  año  en  Súmulas,  el  segundo 
en  Lógica,  el  tercero  en  Filosofía;  y  acabados  todos>  estos  cursos 
antes  de  graduarse  se  presenten  ante  el  Rector  para  ser  examinados, 
el  cual  los  admita,  y  con  cuatro  examinadores  que  habrá  nombrados  en 
cada  año  al  principio  de  San  Lúeas  los  examinen  arguyéndoles  por 
su  antigüedad,  y  hallándoles]  suficientes  se  les  dé  licencia  para  gra- 
duar se.  y  para  pasar  á  oir  Teología,  y  al  Rector  se  le  den  de  cada  exá- 


—  $33  — 

men  á  costa  del  examinado  tres  reales,  á  cada  uno  de  los  examinado- 
res dos  reales  y  al  notario  un  real. 

ítem  estatuimos  que  para  ganar  curso  en  todas  las  dichas  Faculta 
des  baste  cursar  la  mayor  parte  del  año  y  en  cada  lección  la  mayor 
parte  de' la  hora,  con  que  el  que  saliese  del  general  antes  que  el  Cate* 
drático  deje  de  leer  no  gane  curso  en  aquella  lección. 

Ítem  estatuimos  que  si  algún  estudiante  tragere  cursos  ganados 
fuera  de  esta  Universidad  en  otras  de  las  aprobadas,  se  le  reciban  y 
puedan  oir,  ganando  en  ella  los  que  le  faltaren;  y  si  alguno  comenzase 
tarde  ó  temprano  á  cursar  y  tuviese  impedimento  paca  no  acabar  el 
curso,  lo  puede  suplir  el  año  ó  años  siguientes  las  veces  que  les  suce- 
diere en  el  tiempo  de  sus  cursos. 

Ítem  estatuimos  que  ningún  estudiante  pueda  aprobar  ni-  ganar 
el  priníer  curso  de  ninguna  Facultad  en  esta  Universidad  sin  haber 
primero  mostrado  y  presentado  cédula  de  Gramática  por  la  cual  el 
examinador,  que  para  esto  diputare  y  señalare  la  Universidad,  le  dé 
por  hábil  y  suficiente  para  pasar  á  oir  Facultad;  el  cual  examinador 
tenga  libro  de  las  cédulas  que  dá,  y  ponga  en  él  las  señas  de  los  estu- 
diantes que  examina  y  nombres  y  naturaleza,  y  haga  que  juren  ellos 
mi6mos*para  quien  piden  y  sacan  las  cédulas,  para  que  asi  cesen  tos 
fraudes  y  no  se  examinen  unos  con  nombres;  de  otros,  y  reciba  en  su 
poder  la  cédula  del  examen  y  lleve  de  derechos  el  dicho  examinador 
un  real  de  cada  estudiante. 

ítem  que  el  notario  tenga  libros  donde  vaya  escribiendo  los  cursos 
que  en  cada  Facultad  se  ganaren,  y  no  pueda  dar  testimonio  de  ellos 
si  no  fuesen  ganados  en  la  forma  dicha,  y  lo  juren*asi  dos  testigos 
cuyos  nombres  é  naturaleza  también  escriba  en  el  dicho  libro,  {levando 
de  derechos  por  cada  curso  que  se  probare  lo  que  se  dice  en  el  títuíg 
del  notario. 

ítem  estatuimos  que  cuando  el  notario  diere  testimonio  de  los 
cursos  para  cualquier  efecto  que  sea,  le  dé  juntamente  del  año  y  día 
de  la  matrícula  que  precedió  á  cada  curso. 

TITULO  VIII. -De  los  grados  de  Bachilleres,  Licenciados,  Docto- 
res  y^  Maestros. 

ítem  por  cuanto  fundándose  como  se  funda  ahora  de  nuevo  esta 
Universidad,  no  pueden  hallarse  Maestros  nj  Doctores  graduados  por 
ella,  que  den  principio  á  los  demás  que  hubiere  de  haber  por  discurso 
de  tiempo,  estatuimos  y  ordenamos  que  los  Catedráticos,  que  por 
esta  primera  vez  fueren  por  nos  nombrados  según  lo  que  ya  queda 
dispuesto,  pues  serán  graduados  por  otras  Universidades  de  Doctores 
y  Maestros,  los  que  no  lo  fueren  se  gradúen  por  esta  Universidad 
dentro  de  cuatro  meses  del  día  de  la  publicación  y  sean  ipso  jure  ha- 
bidos por  incorporados  en  esta  dicha  Universidad.  • 

ítem  estatuimos  que  los  qué  se  hubieren  de  graduar  de  Bachilleres 


—  634  — 

hayan  de  hacer  alguna  lección  de  la  Facultad  en  que  se  gradúan,  v 
después  una  breve  oración  en  que  pidan  el  grado,  la  cual  dicha,  le 
reciban  de  el  Doctor  ó  Maestro  que  para  esto  escogiere  en  su  facul- 
ttyd,  y  paguen  de  derechos  treinta  reales,  de  los  cuales  se  den  cuatro 
al  bedel,  y  otros  cuatro  al  aguacil,  y  los  demás  se  echen  en  el  arca 
de  la  Universidad,  y  al  notario  por  la  carta  que  diere  del  grado  se  le 
den  otros  cuatro  reales  de  por  sí. 

ítem  para  el  grado  de  licénciamiento  en  Cánones  ó  Leyes  estatui- 
mos y  'ordenamos  que  sean  necesarios  por  lo  menos  cuatro  años  de 
pasante,  los  cuales  se  cuenten  después  que  el  Licenciado  se  graduó  o 
pudo  graduar  de  Bachiller,  pero  para  el  grado  de  Teología  atento 
que  oyen  más  tiempo,  pues  han  de  haber  cursado  en  Artes,  baste 
solo  haber  pasado  tres  años,  pero*  bien  permitimos  que  se  pueda  dis- 
pensar algo  de  este  tiempo,  que  sea  un  año  con  las  personas  que  fue- 
sen conocidamente  nobles,  y  asimismo  con  los  que  se  entendiere  tener 
suficiencia  y  pidieren  ser  graduados  por  ella,  con  que  el  Claustro  se 
Junte  para  tratar  de  esto  y  se  conforme  en  dispensar  el  dicho  tiempo 
de  las  tres  partes  de  los  votos  las  dos,  con  que  no  esceda  de  el 
dicho  año.  » 

ítem  estatuimos  que  el  que  se  hubiere  de  graduar  de  Licenciado 
en  esta  Universidad  en  cualquiera  de  las  Facultades,  sea  obligado  á 
repetir  en  ella  en  la  Facultad  que  ha  de  tomar  el  grado,  y  la  tal  repe- 
tición sea  un  día  de  asueto  ó  lectivo  é  no  en  días  de  fiesta  de  obli- 
gación, y  presida  á  ella  el  Decano  de  la  Facultad,  al  cual  se  le  den 
por  esto  ocho  reales,  y  haya  de  durar  una  hora,  y  los  argumentos 
que  le  hubiere.1  de  poner  otra  media,  y  no  se  pueda  dispensar  ni  re- 
mitir, y  hecha  la  repetición  se  presentq  para  Licenciado  ante  el  Rec- 
tor, el  cual'mande  publicar  la  dicha  presentación  con  término  de  nueve 
días  para  si  alguno  pretendiere  preferirse. 

ítem  estatuimos  que  los  Licenciados  entren  en  examen  en  la  Capi- 
lla de  las  Escuelas,  ó  si  pareciere  más  conveniente  en  ef  lugar  dipu- 
tado para  juntar  los  Claustros,  y  allí  lean  el  punto  que  se  les  hubiere 
señalado:  los  teólogos  en  el  Maestro  de  las  Sentencias:  los  canonistas 
en  las  Decretales:  los  legistas  en  el  Código;  y  en  dar  los  dichos 
puntos  se  tenga  la  forma  que  en  los  de  las  cátedras,  salvo  que  para 
los  exámenes  se  les  han  de  dar  treinta  y  seis  horas  de  tiempo,  de 
manera  que  tomando  puntos  un  día  al  amanecer  entren  en  la  capilla 
el  día  siguiente  á  la  tarde,  y  al  dar  los  dichos  puntos  se  halle  el 
Rector  y  dos  Doctores  ó  Maestros  los  más  modernos  de  la  Facultad, 
y  el  notario  que  dé  fé  de  lo  que  allí  pasa,  y  acabada  la  lección  le  ar- 
guyan tres  Doctores  ó  Maestros  los  menos  antiguos,  proponiendo 
cada  uno  y  prosiguiendo  tres  argumentas  diferentes,  en  los  cuales 
bien  permitimos  que  repliquen  los  demás  lo  que  les  pareciere,  mirando 
en  todo  esto  que  no  haya  alboroto  ni  confusión  y  que  Se  guarde  en 
todo  la  modestia  y  autoridad  debida. 


—  635  — 

ítem  estatuimos  que  entren  á  los  dichos  exámenes  de  Licenciados: 
á  los  de  Teología  y  Artes  Maestros  teólogos  y  artistas  promiscua* 
mente,  y  á  los  de  Cánones  y  Leyes  todos  los  Doctores  canonistas 
y  legistas  que  hubiere  en  la  Universidad,  los  cuales,  para  en  cuanto  á 
esto  hacemos  un  Colegio;  y  que  el' más  antiguo  de  la  Facultad  del 
examinado  sea  padrino  y  se  siente  juntamente  con  el  que  se  hubiere 
de  graduar,  y  el  Rector  de  la  Universidad  se  halle  también  en  el 
dicho  examen,  y  tenga  el  mejor  lugar,  y  pueda  meter  silla  para 
sentarse. 

Ítem  estatuimos  que  acabada  la  dicha  lección  y  argumentos  se 
abra  la  puerta  de  la  capilla,  y  saliendo  fuera  el  Licenciado  le  reciban 
en  su  compañía  el  maestro  de  ceremonias  y  bedeles  que  para  este 
efecto  estarán  aguardando,  y  entrando  dentro,  el  notario  dará  á  los 
Doctores  y  Maestros  sus  habas  blancas  y  negras  para  que  aprueben  ó 
reprueben  el  examinado,  los  cuales  irán  echando  en  unas  bolsas  de 
la  misma  color  que  para  este  fin  tendrá  en  sus  manos  el  Rector,  el 
cual  no  tenga  voto  aunque  suceda  ser  graduado  por  la  Universidad, 
y  contadas  y  vistas  las  habas  el  notario,  según  lo  sque  por  ellas  pare- 
ciere, dará  fé  del  dicho  grado  y  aprobación  ó  reprobación. 

Ítem  estatuimos  que  de  cada  /examen  y  grado  de  licénciamiento 
se  lleven  y  paguen  solamente  los  derechos  siguientes:  sesenta  y  seis 
reales  al  arca  de  la  Universidad:  veinte  y  dos  á  la  misma  Universidad 
para  la  cena  que  gasta  la  noche ,  del  examen:  al  Rector  cuarenta  y 
cuatro  reales  y  otros  tantos  al  Decano  ó  padrino:  á  cada  Doctor  de 
los  que  entraren  en  el  examen  veinte  y  dos  reales:  al  notario  de  la 
Universidad  un  ducado,  y  otro  ducado  de  la  carta  y  sello  del  grado: 
al  bedel  y  al  a  ;uacil  que  hace  oficio  de  maestro  de  ceremonias  á  ocho 
reales  cada  uno:  al  portero  cuatro  reales:  á  los  trompetas  y  atabales  á 
cuatro  reales  cada  uno:  á  los  chirimías  si  los  hubiere  ocho  reales  á 
cada  uno,  y  han  de  estar  obligados  á  acompañar  al  entrar  en  examen 
y  después  el  día  siguiente  al  ir  á  recibir  el  grado,  el  cual  dará  el  Rec- 
tor á  la  puerta  de  la  capilla  de  las  Escuelas,  donde  ordenamos  asistan 
precisamente  cuatro  Doctores  de  los  más  nuevos  con  sus  borlas  y  ca- 
pirotes y  el  Decano  de  la  Facultad,  sopeña  de  que  el  Rector  les  pueda 
multar  en  las  propinas  ó   parte  de  ellas  como  le  pareciere. 

ítem  estatuimos  que  queriendo  alguno  graduarse  de  Doctor  ó 
Maestro  en  esta  Universidad,  se  presente  ante  el  Rector  de  ella,  y  he- 
cha la  publicación  y  señalado  día,  sean  todos  los  Doctores  y  Maestros 
obligados  á  acompañar  al  que  se  graduase  con  sus  insignias  al  pasco 
de  la  tarde  al  ir  y  venir  desde  casa  del  Rector  hasta  volver  á  la  casa 
del  Doctorado  ó  Magistrado,  sopera  de  que  el  Rector  les  pueda  mul- 
tar en  lo  que  le  pareciere,  y  este  mismo  acompañamiento  se  haga  el 
día  siguiente  al  lie/arlos  á  la  parte  donde  se  hubiere  de  dar  el  grado, 
en  la  cual  por  la  tarde  proponea  su  cuestión  y  la  dispute  y  se  dé  el 
vejamen  acostumbrado,  y  por  la  mañana  propuesta  otra  cuestión  y 


I 


—  636  - 

disputa  habiéndole  orado  y  argüido  los  estudiantes;  y  luego  el  que 
hubiere  de  doctorarse  ó  ser  Maestro  pida  al  Rector  el  grado,  y  el 
Rector  con  otra  oración  se  le  conceda,  cometiendo  al  padrino  las  ce- 
remonias,  las  cuales  sean  las  que  en  la  Universidad  de  Salamanca  se 
acostumbran,  y  hecho  esto  se  le  dé  la  gratulatoria  por  otro  estudiante 
para  esto  nombrado,  y  se  arrojen  guantes  al  pueblo,  volviendo  al 
Rector  y  Doctorando  á  su  casa.  • 

ítem  estatuimos  que  por  evitar  gastos  y  escesos  no  se  den  libreas 
en  los  doctoramientos  ni  licénciamientos,  ni  haya  toros  ni  comidas 
ni  colaciones  públicas,  sino  que  solamente  se  doblen  los  derechos  y 
propinas  que  se  dan  en  los  licénciamientos  según  el  estatuto  antes  de 
este',  y  á  los  que  no  fueren  de  la  Facultad  se  les  dé  lo  que  se  suele 
dar  en  un  licénciamiento:  conviene  á  saber:  22  reales  á  cada  uno. 

ítem  que  en  los  magisterios,  doctoramientos  y  licénciamientos  de 
cualquier  Facultad  que  sean,  el  padrino  esté  y  vaya  en  el  más  preemi- 
nente lugar. después  del  Rector. 

ítem  que  habiéndose  de  incorporar  alguno  que  fuere  graduado 
por  otra'  Universidad  trate  primero  el  Claustro  si  ha  de  ser  admitido, 
y  pareciendo  que  conviene,  pague  las  mismas  propinas  y  derechos 
que  los  demás,  escepto  lo  que  se  ha  de  dar  á  los  músicos. 

TITULO  IX.— Del  notario,  mayordomo,  bedel,  alguacil  y  portero, 
y  de  sus  nombramientos  y  salarios. 

ítem  estatuimos  y  ordenamos  que  en  esta  Universidad  haya  para 
su  buen  gobierno  y  administración  los  oficiales  siguientes,  conviene 
á  saber:  un  notario,  un  bedel,  un  alguacil,  un  portero  y  barrendero; 
los  cuales  oficios  han  de  estar  á  la  nominación  y  elección  de  D.  Fer- 
nando de  Valdés  Osorio,  Señor  de  la  casa  de  Salas,  á  quien  como  á 
sobrino  del  fundador  de  la  Universidad  y  Patrón  por  él  nombrado  de 
todas  las  obras-pías  que  dejó,  declaramos  pertenecer  el  derecho  hono- 
rífico de  Patrón  de  esta  Universidad,  y  que  como  á  tal  sea  habido 
y  respetado  por  el  Rector,  Claustro  y  estudiantes  de  ella.    * 

ítem  estatuimos  que  asimismo  haya  en  esta  Universidad  un  ma- 
yordomo y  administrador  de  la  hacienda,  y  efn  cuanto  á  la  nominación 
y  elección  del  declaramos  que  si  al  tiempo  que  se  hubiere  de  pro- 
veer se  hallare  presente  el  dicho  D.  Fernando  de  Valdés  en  la  ciudad 
de  Oviedo  pueda  concurrir  y  concurra  como  un  voto  con  el  Claustro 
de  la  Universidad  á  nombrar  la  persona  que  convenga  para  tal  ma- 
yordomo, y  lo  que  se  votare  por  la  mayor  parte  eso  se  egecute, 
con  que  las  fianzas  que  hubiere  de  dar  el  mayordomo  sean  á  satisfa- 
ción  del  dicho  Claustro,  y  no  hallándose  presente  el  dicho  D.  Fernan- 
do en  la  dicha  ciudad  de  Oviedo  pueda  el  Claustro  nombrar  el  dicho 
mayordomo  dando  fianzas  bastantes,  y  si  hubiere  votos  iguales  per- 
manezca la  parte  á  quien    inclinare  el  Rector. 

^m  estatuimos  que  el  dicho    mayordomo   así   nombrado   tenga 


—  637-- 
cuenta  con  la  cobranza  y  administración  de  la  hacienda' 7  bienes  de 
la  Universidad  y  hacer  los  pagamientos  de  las  cátedras  é  salarios  de 
ellas,  por  lo  cual  le  señalamos  y  queremos  que  Heve  de  la  renta  que 
al  presente  tiene  la  dicha  Universidad  veinte  y  cuatro  mil  maravedís 
cada  año. 

ítem  estatuimos  que  el  notario  en  quien  consiste  el  principal  go- 
bierno y  pronto  de  la  Universidad  se  procure  que  sea  siempre  hombre 
honrado  y  de  conciencia  legal  y  de  buena  pluma  y  nota,  al  cual 
a  asimismo  de  la  renta  presente  le  señalamos  8.000  maravedís  cada 
año,  y  demás  de  e$to  sus  derechos  de  los  graduados  y  cátedras  según 
que  está  referido,'  y  lleve  también  de  matricular  cada  estudiante  seis 
maravedís,  y  de  todos  los  cursos  que  probare  en  cualquiera  Facultad 
medio  real  de  cada  uno,  y  de  los  testimonios  que  diere  signados 
dos  reales. 

ítem  estatuimos  que  un  bedel,  que  por  ahora  mandamos  que  haya 
c  no  mas,  lleve  de  la  renta,  presente  otros  8.000  maravedises,  fuera  de 
los  derechos  y  propinas  de  los  grados  que  ya  en  otros  estatutos  van 
declarados. 

Ítem  estatuimos  que  el  alguacil  que  disponemos  que  haya  en  la 
Universidad  pueda  traer  y  traiga  su  vara  dentro  de  ella  con  casquillo 
y  acuda  á  hacer  que  haya  quietud  f  silencio  en  las  escuelas,  y  haga 
oficio  de  maestro  de  ceremonias  en  lo  que  fuere  menester  en  ellas,  al 
cual  por  ahora  de  la  renta  presente  señalamos  asimismo  veinte  duca- 
dos de  salario  en  cada  un  año,  demás  de  sus  derechos  que  ha  de  llevar 
de  fos  grados  y  cátedras  según  que  va  dicho  en  su  lugar. 

ítem  estatuimos  que  haya  una  persona  de  confianza  que  tenga  par- 
ticular cuidado  con  la  limpieza  de  las  Escuelas  y  con  cerrar  las  puer- 
tas de  los  Claustros  y  capillas  y  asistir  al  umbral  d$  ellas  en  los  casos 
que  fuere  necesario,  al  cual  por  su  trabajo  y  asistencia  asignamos  ni 
más  ni  menos  de  la  renta  presente  cuatro  mil  maravedís  de  salario  en 
cada  un  año. 

TITULO  X.-Z)e  ¡a  Capilla   y  Capellanes. 

ítem  estatuimos  y  ordenamos  que  en  la  capilla  de  las  Escuelas  de' 
esta  Universidad  se  diga  por  lo  menos  una  misa  cada  día  en  invierno 
á  las  once  y  en  verano  á  las  diez,  y  para  este  efecto  haya  dos  capella- 
nes que  la  digan  por  semanas,  cuya  elección  y  nombramiento  decla- 
ramos pertenecer  al  dicho  D.  Fernando  de  Valdés  Osorio  como  á  tal 
Patrón,  que  en  cuanto  á  esto  y  lo  demás  que  va  dicho  es  de  esta  Uni- 
versidad, y  que  para  decir  la  misa  hagan  señal  tañendo  primero  una 
campanilla  para  que  la  vayan  á  oir. 

ítem  estatuimos  que  los  dichos  capellanes  gocen  de  la  renta  pre- 
sente veinte  ducados  de  salario  cada  uno,  que  son  cuarenta  ducados 
por  ahora,  y  juntamente  haya  un  mozo  que  tenga  cuenta  con  la 
sacristía  y  sirva  de  ayudar  á  misa,  al  cual  el  Claustro  señale  de 


-638- 

la  renta  de  la  fábrica  salario  competente  que  no  esceda  de  tres 
mil  maravedís. 

ítem  estatuimos  que  en  la  sacristía  de  la  Capilla  haya  una  tabla 
en  que  estén  escritas  las  obligaciones  del  servicio  de  los  capellanes  y 
sacristán  para  que  mejor  las  cumplan. 

ítem  estatuimos  que  hay*  misa  cantada,  música  y  sermón  en  la 
Capilla  de  las  Escuelas  el  día  de  la  Anunciación  de  Nuestra  Señora,  y 
el  de  San  Lucas,  San  Martín,  Santa  Catalina,  y  los  días  de  los  cinco 
Doctores  de  la  Iglesia,  á  las  cuales  acudan  todos  los  Doctores  y  Maes- 
tros, y  el  Rector  ponga  pena  de  prestiti  juramenti  para  que  acudan  los 
estudiantes,  y  se  dé  y  pague  al  que  predicare  ocho  reales  y  al  que 
digere  la  misa  mayor  cuatro  reales  y  á  los  acólitos  á  dos  reales  y  se 
pague  del  arca,  y  asista  á  ella  el  Catedrático  de  Canto  de  la  dicha 
Universidad  y  algunos  discípulos  los  más  diestros,  y  á  los  demás 
clérigos  que  asistieren  á  cantar  en  el  coro  en  la  misa  se  les  dé  á  real 
á  cada  uno  con  que  no  pasen  de  seis  los  dichos  clérigos. 

TITULO  XI.— De  la  fábrica  de  la  Universidad  y  arca  donde  se  ha 
de  echar  el  dinero  que  le  compela 

ítem  porque  la  Universidad  como  es  forzoso  se  le  ofrecerán  algu- 
nos gastos  extraordinarios,  así  en  el  reparo  de  sus  edificios  coma  en 
pleytos  y  otros  negocios,  reservamos  para  lo  susodicho  de  la  renta 
que  al  presente  hay  todo  lo  que  de  ella  sobra,  pagadas  las  cátedras  y 
salarios  contenidos  en  los  estatutos  antes  de  éste,  que  son  treinta  p 
seis  mil  quinientos  y  cincuenta  y  dos  maravedises  cada  año,  de  los 
cuales'  se  ha  de  sacar  el  salario  del  sacristán  y  no  se  distribuyan  en 
otra  cosa. 

ítem  estatuimos  que  la  dicha  renta  de  la  fábrica  se  cobre  todos  los 
años  y  se  eche  en  una  arca  que  esté  en  la  sacristía,  de  la  Capilla  de 
Escuelas  y  tenga  tres  llaves:  la  una  el  Rector,  y  las  otras  dos  los  Doc- 
tores ó  Maestros  más  antiguos,  y  haya  libro  particular  de  lo  que  se  va 
metiendo  y  sacando  en  la  dicha  arca  y  la  razón  y  causa  porque  en  ella 
entra  y  sale,  y  el  libro  esté  dentro  del  arca. 

ítem  estatuimos  que  á  la  dicha  arca  demás  de  la  renta  ordinaria  de 
la  fábrica  le  pertenezca  y  en  ella  se  echen  y  se  le  apliquen  los  dere- 
chos que  habernos  dispuesto  se  paguen  al  arca  de  tas  cátedras  y  gra- 
dos, según  que  en  sus  lugares  va  dicho;  y  para  cuenta  de  la  renta  v 
gastos  de  la  fábrica  haya  libro  aparte  cuenta  y  razón  que  esté  en  ía 
misma  arca,  y  que  no  se  saque  dinero  ninguno  sino  para  los  dichos 
gastos  de  la  dicha  fábrica  é  mozo  de  la  sacristía,  y  esto  con  libranzas 
del  Rector  y  Consiliarios  y  dos  Doctores  é  Maestros  más  antiguos. 

Y  porque  ahora  al  principio  de  esta  fundación  no  se  puede  prevenir 
todo  lo  necesario,  y  con  el  tiempo  y  experiencia  se  irá  descubriendo  ? 
clarando  lo  que  más  converná  hacerse  para  el  buen  gobierno  de  esta 

versidad,  de  más  de  lo  por  estos  estatutos  proveído  é  ordenado,  se 


—  639  — 

podrán  ofrecer  algunas  dudas  y  dificultades,  declaramos  que  lo  que 
así  se  ofreciere  necesidad  de  hacer  más  estatutos  sobre  otras  cosas 
en  los  susodichos  quedare  algo' omitido  ó  dudoso,  dentro  de  dos  años 
que  corran  y  se  cuenten  de  la  publicación,  se  haya  de  acudir  é  acuda 
á  nos,  ó  á  los  testamentarios  que  después  de  nos  fueren  nombrados 
por  el  Consejo  Real  de  S,  M.,  para  que  declaremos,  ordenemos  y  pro- 
veamos ó  ordenen  y  provean  lo  que  más  conviene  y  se  declaren  las 
dudas  que  se  ofrecieren,  é  lo  que  así  proveceremos,  declaráremos  y 
ordenáremos  y  ordenaren  y  declararen  se  guarde,  cumpla  y  egecute,  y 
pasados  los  dichos  dos  años  en  lo  dudoso  y  omitido  y  que  no  esté  de- 
clarado se  guarde  lo  dispuesto  por  los  estatutos  de  la  Universidad  de 
Salamanca,  cort  que  no  sea  ni  se  entienda  en  lo  dispuesto  por  estos  es- 
tatutos, ó  por  nos  después  de  ellos,  ó  por  los  testamentarios  que  nos 
sucedieren  en  los  dichos  dos  años  que  van  declarados. 

Y  en  la  manera  que  dicha  es  hacemos  y  ordenamos  las  dichas  cons- 
tituciones y  estatutos  para  que  con  ellos  se  rija  y  gobierne  la  dicha 
Universidad  y  se  observen  y  guarden,  y  mandamos  á  Francisco  de  Ita, 
escribano  de  S.  M.,  y  de  la  dicha  disposición,  los  lleve  al  Consejo 
Real  de  S.  M.  y  haga  relación  de  ellos  á  los  Señores  del,  para  que  sé 
aprueben  para  su  guarda  y  perpetuidad  proveyendo  lo  que  más  con- 
venga, que  fué  fecho  en  la  villa  de  Madrid,  Corte  de  S.  M.  á  25  días 
del  mes  de  Octubre  de  1607  años  y  lo  firmamos:  el  licenciado  Nuñez  de 
Boórques;  el  Licenciado  Tejada;  ante  mi  Francisco  de  Ita. 

En  la  villa  de  Madrid  Corte  de  S.  M.  á  23  días  del'  mes  de  Octubre 
del  año  de  1607  los  Señores  Licenciados  Alonso  Nuñez  de  Boórques, 
del  Consejo  y  de  la  Cámara  de  S.  M.  y  del  de  la  Santa  y  general  Inqui- 
sición, é  Juan  de  Tejada,  del  Consejo  de  S.  M.,  que  por  su  mandado  y 
como  testamentarios  nombrados  por  el  Consejo  Real  entienden  en  las 
cosas  tocantes  á  la  disposición,  memorias  y  obras-pías  de  la  buena 
memoria  del  Señor  Arzobispo  de  Sevilla  D.  Fernando  de  Valdé:,,  In- 
quisidor Apostólico  general  en  todos  los  Reinos  y  Señoríos  de  S.  M.  y 
de  su  Consejo  de  Estado,  y  egecución  y  cumplimiento  de  su  testamen- 
to.—Digeron  que  en  las  constituciones  y  estatutos  que  hqa  hecho  para 
re*ir  y  gobernar  la  Universidad  que  en  la  ciudad  de  Oviedo,  cabeza 
del  principado  de  Asturias,  mandó  erigir  y  fundar  el  dicho  Señor  Ar- 
zobispo D.  Fernando  de  Valdés  entre  las  demás  hay  una,  que  las  cáte- 
dras se  provean  por  solos  cuatro  años  é  aquellos  pasados  se  vuelvan 
á  vacar,  y  otra  tocante  á  las  lecturas  que  se  han  de  leer;  que  atento 
que  la  dicha  Universidad  se  funda  ahora  de  presente  y  que  se  entiende 
que  no  habrá  oyentes  para  tantas  cátedras  como  están  señaladas,  y  los 
Catedráticos  se  estarán  holgando  y  llevarán  el  salario  y  estipendio  sin 
fruto  ni  aprovechamiento  ninguno,  7  no  se  cumplirá  con  el  fin  é  inten- 
to que  el  dicho  Seño;  Arzobispo  tuvo  y  el  tiempo  y  experiencia  lo  de- 
clarará, y  porque  á  los  dichos  Señores  iicumbe  el  poner  remedio  en 
todo  ello  acordaron  y  mandaron:  que  en  cuanto  á  las  dichas  cátedras  y 


—  640  — • 

provisión  de  ellas  por  esta  primera  vez  sea  y  se  entienda  la  dicha  pro- 
visión de  cátedras  por  los  dichos  cuatro  años,  menos  el  tiempo  que  pa- 
rezca á  los  dichos  señores  testamentarios  y  fuefe  su  voluntad  y  no 
más,  y  las  lecturas  que  los  Regentes  de  las  cátedras  han  de  leer  sean 
las  que  van  señaladas  por  los  dichos  Señores  en  las  dichas  constitu- 
ciones y  estatutos  ó  las  que  les  fuesen  por  sus  mercedes  señaladas,  y 
de  esta  manera  sean  y  se  entiendan  las  dichas  constituciones  y  estatu- 
tos cuanto  á  lo  susodicho,  quedando  en  todo  lo  demás  en  su  fuerza  yx 
vigor  en  todo  é  por  todo  según  y  como  en  ellos  se  contiene  y  así  lo 
mandaron  y  firmaron:  el  Licenciado  Nuñez  de  Boorques;  el  Licenciado 
Tejada;— ante  mi  Francisco  de  Ita.-E  yó  el  dicho  Francisco  de  Ita,  es- 
cribano de  S.  M.  y  de  la  disposición  del  dicho  Arzobispo  D.  Fernando 
de  Valdés,  fui  presente  á  lo  que  de  mi  se  hace  mencién  y  lo  fice  escri- 
bir en  estas  treinta  y  un  hojas  escritas  y  señaladas  4e  mi  rúbrica  con 
esta  en  que  va  mi  signo  en  testimonio  de  verdad,  Francisco  de  Ita.— 
Y  fué  acordado  que  debíamos  mandar  dar  esta  nuestra^  carta  para  vos 
en  la  dicha  razón  é  nos  tuvímoslo  por  bien,  é  por  la  presente  por  el 
tiempo  que  nuestra  merced  y  voluntad  fuese,  y  sin  perjuicio  del  dere- 
cho de  nuestra  Corona  y  patrimonio  Real  ni  de  otro  tercero  alguno, 
confirmamos  y  aprobamos  fas  dichas  constituciones  y  estatutos  que  de 
suso  van  incorporadas  en  todo  y  por  todo  como  en  ellas  se  contiene 
para  que  valga  y  sea  firme  perpetuamente,  é  mandamos  á  los  de  el 
nuestro  Consejo,  Presidente  é  Oidores  de  las  nuestras  Audiencias,  Al- 
caldes y  alguaciles  de  la  nuestra  Casa  y  Corte  é  Cnancillerías  y  á  to- 
dos los  Corregidores,  Asistentes,  Gobernadores,  Alcaldes  mayores  é 
ordinarios  y  otros  Jueces  é  Justicias  cualesquier,  así  de  la  dicha  ciu- 
dad de  Qyiedo  como  de  todas  las  demás  ciudades,  villas  y  lugares  de 
los  nuestros  Rejnos  y  Señoríos  y  á  cada  uno  y  cualquier  de  ellos  en 
sus  lugares  é  jurisdiciones,  que  guarden,  cumplan  y  ejecuten  é  hagan 
guardar  cumplir  y  egecutar  las  dichas  constituciones  y'  estatutos,  v 
que  contra  su  tenor  y  forma  no  se  vaya  ni  pase  en  tiempo  alguno  ni 
por  alguna  manera  é  no  fagan  ende  al.  Dada  en  Madrid  á   15  días  del 
mes  de  Octubre  de  1609  años.  -YO  EL  REY.— Yó  Jorge  de  Valdeza- 
ma,  Secretario  del  Rey,  nuestro  Señor,  la  hice  escribir.  — El  Patriar- 
ca=el  Ldo.  D.  Diego  Fernando  de  Alarcon— Ldo.  D.  Pedro  de 

=  el  Ldo.  D.  Diego  Aldrete=el  D.  Antonio  Bonal.  Vuestra  ma- 
gestad  sin  perjuicio  de  su  real  Corona  ni  de  otro  bercero  alguno  con- 
firma y  aprueba  la  constitución  y  estatutos  hechos  para  la  fundación 
de  la  Universidad  que  en  la  ciudad  de  Oviedo  mandó  fundar  el  Arzo- 
bispo de  Sevilla  D.  Fernando  de  Valdés,  para  que  se  guarden  y  cum- 
plan por  el  tiempo  que  su  voluntad  fuere.  =S.°  León. 


—  641  — 


APÉNDICE  IV 


(Véase  pág.  49) 

AütO  DE  LA  POSESIÓN   DE  LA  UNIVERSIDAD 

«En  la  ciudad  de  Oviedo,  Domingo,  día  de  San  Matheo,  que  se 
cuentan  21  días  del  mes  de  Septiembre  de  1608  años.  El  señor  Licen- 
ciado DonYedro  de  Bohorques  á  quien  por  comisión  especial  esta  co- 
metido la  planta  de  la  unibersidad  que  en  la  dicha  ciudad  mandó  ere- 
gir  y  fundar  el  señor  arzobispo  de  sebilla  Don  femando  de  Valdés,  ha- 
biendo señalado  para  hoy  dicho  día  dar  la  posesión  de  la  dicha  uniber- 
sidad é  habiendo  hecho  la  noche  antes  y  el  mismo  día  las  prevenciones 
é  alegrías,  regocijos  que  para  semejante  acto  tan  solemne  se  requiere 
en  ta  ciudad,  salió  de  su  posada  acompañado  con  los  cathedraticos 
nombrados  para  la  dicha  Universidad  que  tienen  aceptadas  las  dichas 
cathedras,  que  estaban  apercibidos  para  ello,  que  son  los  siguientes: 

El  Dr.  D.  Alonso  de  Espinosa,  Arcediano  de  Tineo,  nombrado  para 
la  cathedra  dé  theojogia  Escolástica  de  Santo  Tomas  y  nombrado  asi- 
mismo por  Vice-Rector  y  ha  de  hacer  el  oficio  de  Recto:  e.i  el  ínterin 
que  se  nombra  por  los  Sres.  Jueces  testamentarios  Recto:  po:  muerte 
de  D.  Sancho  de  Miranda  que  lo  era. 

El  Dr.  Lorenzo  Fernández  Busto,  nombrado  para  la  cathedra  de 
sesto. 

El  Dr.  D.  Juan  Ruiz  del  Villar,  Arcediano  de  Benavente,  nombrado 
para  la  cathedra  de  bísperas  de  cánones. 

El  Dr.  Lezcano,  canónigo  de  la  Santa  Igesia  de  la  dicha  ciudad 
nombrado  para  la  cathedra  de  prima  de  Biblia  de  Sagrada  Scriptura. 

El  Dr.  Gabriel  Moran  Bernaldo,  nombrado  para  la  cathedra  de  pri- 
ma de  leyes. 

El  Dr.  Cosme  Valdés,  nombrado  para  la  cathedra  de  vísperas  de 
leyes. 

El  Dr.  Sola:es,  nombrado  para  la  cathedra  de  Digesto  viejo.  # 

Él  Dr.  Cienfue^os  nombrado  para  la  cátedra  de  Códigos. 

El  Dr.  Rodrigo  de  Peón,  nombrado  para  la  catfiedra  de  lnstituta. 

El  licenciado  Luis  García,  nombrado  para  la  cathedra  de  Ciernen- 
tinas. 

El  padre  fray  Gerónimo  de  Gamarra,  de  la  orden  de  Santo  Domin- 
go, nombrado  para  la  cátedra  de  vísperas  de  teología. 

El  padre  fray  Jacinto  de  Tineo,  de  la  dicha  orden  de  Santo  Domin- 
go, nombrado  para  la  cathedra  de  artes. 


—  642  — 

Y  el  dicho  señor  Ldo.  D.  Pedro  de  Bohorques,  acompañado  de  los 
dichos  cathedraticos  é  de  otras  muchas  dichas  personas  prales  de  la 
dicha  ciudad  fué  á  las  Escuelas  de  la  dicha  Universidad  donde  en  la 
capilla  de  ellas  hizo  decir  y  se  dijo  una  misa  solemne  cantada  con  su 
música  y  menestriles  asistiendo  á  ella  el  Sr.  D.  Juan  Alvaj-ez  de  Cal- 
das, Obispo  de  Oviedo,  Conde  de  Noreña,  del  consejo  de  s.  m.  y  el 
que  dijo  la  misa  cantada  es  D.  Lope  de  Miranda,  chantre  de  la  Santa 
iglesia  de  Oviedo  con  diácono  y  subdiacono  y  en  la  dicha  comulga- 
ron el  dicho  Sr.  D.  Pedro  de  Bohorques  y  todos  los  dichos  cathedra- 
ticos de  suso  nombrados   é  yo  el  presente   Escribano  de  esta  comi- 
sión é  Diego  García  Hevia,  alguacil  nombrado  para  la  dicha  Univer- 
sidad y  Gaspar   Alvarez,  Secretario  della.  Y  habiendo  acabado  de 
decir  la  misa  y  puesto  sobre  un  bufete  una  cruz  de  plata  y  un  libro 
misal  abiertos  los  Evangelios  Santos  se  leyeron  por  mi  el  dicho  Se- 
cretario los  Estatutos  y  Constituciones  fechos  para  el  gobierno  de  la 
dicha  Universidad  en  altas  é  inteligibles  voces,  de  manera  que  se  pu- 
dieron bien  oir,  y  ^ntender  por  los  dichos  cathedraticos  y  demás  per- 
sonas que  allí  se  hallaron  y  así  leídas  el  dicho  Sr.  Ldo.  D.  Pedro  de 
Bohorques,  comisario  susodicho,  habiendo  puesto  y  tocado  los  dichos 
catedráticos  su  mano  derecha  cada  uno  de  ellos  sobre  la  dicha  cruz  y 
Santos  Evangelios  tomó  y  recibió  de  los  susodicho  y  cada  uno  dellos 
juramento  en  f^rma  debida  de  derecho  por  Dios,  nuestro  señor  y  por 
Santa  María  su  madre  y  palabras  de  los  Santos  Evangelios  y  señal  de 
Cruz,  a  tal  como  esta  f,  en  que  como  es  dicho  cada  uno  tocó  su  mano 
derecha,  so  cargo  del  cual  se  les  encargó  y  ellos  prometieron  que  bien 
y  fiel  y  diligentemente  usaran   del  ministerio  desta  Universidad  para 
que  son  nombrados  y  la  defenderán  guardando  el  servicio  de  Dios  y 
de  s.  m.  mirando  y  procurando  el  bien  y  utilidad  della  y  se  lo  allega- 
ran y  aplicaran  y  el  daño  se  lo  apartaran  y  guardaran  ^observaran  po: 
si  y  susisubcesores  los  dichos  estatutos  y  constituciones  hechos  para 
el  gobierno  de  la  dicha  Universidad  que  se  les  han  leido  inviolablente 
y  no  los  quebrantaran  ni'iran  ni  vernan  ni  consentirán  ir  ni  parar  contra 
ellos  en  manera  alguna  y  regentaran  cada  uno  su  cathedra  leyéndola 
con  el  mayor  aprovechamiento  de  los  oyentes  que  ser  pueda  y  conven- 
gan á  las  horas  señaladas  por  los  dichos  estatutos  é  constituciones  v 
guardaran  el  secreto  de  lo  que  hiciere  y  pasare  en  el  claustro  sin  lo 
descubrir  y  en  las  eleciones  de  cathedras  no  permitirán  ni  darán  lugar 
á  que  haya  soborno  ni  negociaciones  ilitas  y  en  todo  harán  y  cumpli- 
rán lo  que  deben  y  son  obligados  á  buenos  cathedraticos  y  obedecerán 
al  Rector  en  lo  lícito  y  honesto.  Si  asi  lo  hicieren  Dios  les  ayude  y  al 
contrario  se  lo  demande  como  aquellos  que  traspasen  y  quebrántenlos 
juramentos  que  hacen  perjuros   infames  y  caer  en  este  caso  de  menos 
valer  y  á  la  fuerza  y  conclusión  de  dicho  juramento  diieron  cada  uno, 
si  juro  y  amen.  Y  hecho  el  dicho  juramento  en  la  manera  que  dicho  es 
el  dicho  Sr.  Ldo.  p.  Pedro  de  Bohorques,  comisario  susodicho  en  eje- 


—  643  — 

cución  é  cumplimiento  de  su  comisión,  dijo  que  daba  y  dio  y  entregaba 
y  entregó  al  de  los  dichos  cathedraticos  de  suso  nombrados  por  si  y  en 
nombre  de  los  ausentes  y  sucesores  la  posesión  real,   actual,   corpo- 
ral, cevil,  natural  vel  casi  de  la  dicha  Universidad  y  Escuela  della  y 
les  amparaba  y  defendía  y  amparó  y  defendió  en  la  dicha  posesión  y 
en  nombre  de  su  majestad  y  señores  sus  jueces  del  su  consejo  testa- 
mentarios y  ejecutores  de  la  disposición  del  dicho  Sr.  D.  femando  de 
Valdés,  arzobispo  de  Sevilla,  mandaba  é  mandó  que  ninguna  ni  alguna 
persona  asi  eclesiásticas  como  seglares  de  cualquier  estado  é  condición 
que  sean  les  inquieten  ni  perturben  contradigan  ni  molesten  en  la  dicha 
posesión  que  así  les  da  y  les  acudan  clon  los  frutos  y  rentas  é  juros 
anejos  y  pertenescientes  á  la  dicha  Universidad  y  les  son  devidos  y  les 
hagan  guardar  y  guarden  todas  las  honras,  gracias,  franquezas,  liver- 
tades,  y  esenciones  y  honores  devidos  y  pertenescientes  á  la  dicha  Uni- 
versidad é  cathedraticos  della  sin  les  quitar  ni  menguar  en  cosa  algu- 
na so  pena  de  forzadores  ó  de  cada  dos  mil  ducados  para  la  cámara  y 
fisco  de  su  Majestad  y  de  caer  é  incurrir   en  las  otras  penas  en  que 
caen  é  incurren  ios  que  ban  y  pasan  contra  los  mandamientos  déla  Jus- 
ticia y  posesiones  dadas  por  sus  Jueces  y  ministros  en  que  dio  por 
condenados  desde  luego  á  los  que  lo  contrario  hicieren  sin  otra  sen- 
tencia ni  declaración  alguna.  Y  los  dichos  cathedraticos  dijeron  que  por 
si  y  en  nombre  de  la  dicha  Universidad   ausentes  y  subcesores  della 
tomaban  y  recibían  y  tomaron  y  recibieron  la  dicha  posesión  en  la  for- 
ma que  les  es  dada,  y  en  señal  y  acto  della  estuvieron  sentados  en  la 
Capilla  de  las  dichas  escuelas  cada  uno  en  su  lugar  como  tales  cathe- 
draticos y  lo  pidieron  por  testimonio,  á  todo  lo  cual  se  alió  y  asistió 
autorizándolo  el  dicho  Señor  Don  Juan  Alvarez  de  Caldas,  Ovispo  de 
este  Ovispado,    Conde  de  Norefia,  del  Consejo  de  Su   Magestad  y 
fueron  testigos  Diego  de  la  Concha,  Juez,'  é  Juan  de  Nora,  Regidor  de 
la  dicha  ciudad  y  Lorenzo  de  Hita  y  otros  muchos  que  por  la  prolegi- 
dad   no  se  por.en  aquí;  y  lo  firmaron  el  dicho  Señor  Comisario  y  cate- 
draticos=El  licenciado  Don  Pedro  de  Bohorques~el  Licenciado  Espi- 
nosa—Doctor J.  de  Lezcano=El  Doctor  Ruiz  de  Villar ~ Doctor  Alon- 
so de  Solares  =  El  Doctor  Cienfuegos  Oviedo  =  Doctor  Moran  Éernal- 
do=EI  Doctor  Rodrigo  de  Peón  -  Doctor  Cosme  de  Valdés  =  Doctor 
Lorenzo  Fernández=Frai  Gerónimo  de  Gamarra^Frai  Jacinto  de  Ti- 
neo  =  Licenciado  Luis  García— Ante  mí,  Francisco  de  Hita.» 


—  644  — 


APÉNDICE  V 


(Véanse  páginas  94  r   i 20) 

ri.AN  DE  ESTUDIOS  DE  I.A  UKIVERSJUAD  DE  OVIEDO  EN    T774 


DON  CARLOS,  POR  LA  GRACIA  DE  DIOS,  REY  DE  CASTILLA, 
de  León,  etc.  A  vos  el  Rector,  y  Claustro  de  la  Universidad  de  Ovie- 
do, Cathedráticos,  Graduados,  Profesores,'  y  demás  á  quien  lo  conte- 
nido en  esta  nuestra  Carta,  toca,  ó  tocar  pueda  en  cualquiera  manera, 
Salud  y  gracia.  Ya  sabéis,  que  por  orden  del  nuestro  Consejo  de  13  de 
Junio  del  año  pasado  de  1772,  se  os  mandó  conferenciar  en  Claustro 
pleno  el,  arreglo  y  asignaturas  que  se  podían  adaptar  y  establecer  para 
la  mejor  y  más  útil  enseñanza  de  ese  General  Estudio,  acomodándolo 
en  quanto  fuese  posible  á  las  intenciones  del  nuestro  Consejo,  teniendo 
para  ello  presente  el.  formado  para  la  Universidad  de  Alcalá,  de  que 
se  os  remitió  un  Exemplar,  en  cuyo  cumplimiento,  haviendo  hecho  las 
Juntas  que  tubísteis  por  convenientes,  examinando  por  medio  de  Co- 
misarios con  toda  la  devida  atención  tan  importante  asumpto,  acor- 
dando últimamente,  con  presencia  de  lo  representado  al  nuestro  Con- 
sejo, en  17  y  21  de  Octubre  de  1767,  y  teniendo  á  la  vista  el  citado 
Plan  de  Estudios  de  la  Universidad  de  Alcalá,  informasteis  al  nuestro 
Consejo  en  14  de  Septiembre  del  expresado  atio  de  1772,  el  método 
que  teníais  por  conveniente  se  estableciese  en  las  respectivas  faculta- 
des que  se  enseñan  en  ese  General  Estudio,  los  medios  que  se  podían 
tomar  para  la  dotación  de  f  áthedras,  supresión  de  algunas,  y  erec- 
ción de  otras.  Y  visto  por  los  del  nuestro  Consejo  todo  el  expediente 
causado  en  esta  razón,  teniendo  ^presente  lo  espuesto  en  el  asumpto 
por  el  nuestro  Fiscal,  por  auto  que  proveyeron  en  11  de  Enero  de  este 
año,  entre  otras  providencias  que  se  han  tomado  para  la  dotación  y 
aumento  de  Cáthedras,  se  acordó  establecer,  y  ordenar  por  Plan  de 
Estudios  de  esa  Universidad  el  siguiente. 

Gramática. 

Por  cuanto  esa  Ciudad  de  Oviedo,  se  haya  reintegrada  en  el  Pa- 
tronato de  los  Estudios  de  Gramática,  que  estubieron  á  cargo  de  los 
Regulares  de  la  Orden  Extinguida  de  la  Gompañía,  los  quales  se 
probeen  con  arreglo  á  la  Real  Cédula  de  5  de  Octubre  de  1767,  quere- 


—  645  — 

mos,  y  mandamos,  que  aunque  la  Ciudad  conserve  este  Patronato, 
celéis  en  el  método  de  esta  enseñanza,  asistencia  de  los  Maestros, 
distribución  de  las  horas,  calidad  de  Libros  porque  se  hacen  los 
exercicios,  y  de  corregir  cualquiera  abuso,  ó  error  en  el  método,  á 
cuyo  fin  os  encargamos  la  superitendencia  de  estos  Estudios  en  todo 
ese  Principado,  haciendo  se  observe  la  Ley  del  Reyno,  que  prescribe 
los  Lugares  y  dotación  con  que  pueden  fundarse  y  existir,  arreglán- 
dolos, y  si  algunos  fueren  inútiles  ó  contrarios  á  la  mente  de  la  misma 
Lep,  los  propondréis  al  nuestro  Consejo  para  su  resunción,  dándoles 
el  destino  literario  que  sea  conforme  al  espíritu,  y  mente  de  la  funda-  * 
ción  respectiva,  tomando  á  este  fin  noticia  de  ellgs,  haciéndose  la 
enseñanza  de  la  Latinidad  por  la  Gramática  de  Don  Juan  de  Yriarte, 
Bibliotecario  que  fué  de  nuestra  Real  Biblioteca,  y  que  en  todos  los 
Estudios  se  trate,  y  enseñe  la  Rethórica,  por  la  utilidad  que  resulta 
de  esta  instrucción  previa  á  la  Jubentud. 

Facultad  de  Artes. 

Por  lo  tocante  á  la  Facultad  de  Artes  por  ahora,  y  hasta  propor- 
cionar mayor  dotación  á  ese  Estudio  para  la  erección  de  una  Cáthe- 
dra  separada  de  Philosophia  Moral,  como  lo  apetece  el  Claustro,  en 
que  se  expliquen  los  Éticos  Políticos  y  Económicos  de  Aristóteles, 
por  la  letra  de  este  Philosopho,  con  las  notas  de  Donato  Acciayolor 
las  de  Huberto  Gifano  y  de  Juan  Gina  de  Sepúlveda,  por  lo  mucho 
que  conducen  estos  conocimientos  á  el  sólido  progreso  en  la  Tocolo- 
gía y  derechos,  queremos  y  mandamos  se  supla  todo  con  las  tres  Cá- 
thedras  de  Artes  que  actualmente  hay,  y  para  este  efecto  se  han  de 
explicar  en  el  primer  año  la  Dialéctica  y  Lógica:  En  el  segundo  la 
Metafísica,  Animística  y  Philosophia  Moral:  Y  en  el  tercero  la  Phi- 
losophia Natural,  alternando  todos  los  Cathedráticos  en  estas  asigna- 
turas, para  que  de  este  modo  todos  los  años  se  empiece  y  acabe  cur- 
so de  Artes,  y  los  discípulos  sigan  vajo  de  la  mano  y  esplicación  del 
mismo  Cathedrático  con  quien  empezaron  á  estudiar,  haciéndose  este 
por  el  curso  Philosóphico  de  Fr.  Antonio  Goudín,  por  aora  y  hasta 
que  haya  otro  mejor,  ó  la  Universidad  le  forme,  apartando  de  la  ense- 
ñanzas tod^s  las  questiones  superfluas,  y  reflexas,  que  descarta  de  los 
Estudios  Philosophicos  el.  Padre  Fr.  Benito  Gerónimo  Feyjoó,  Ca- 
thedrático Jubilado  que  fué  de  esa  Universidad,  teniéndolo  presente 
los  Catedráticos,  para  que  la  Jubentud  no  malogre  el  tiempo  en 
questiones  ridiculas  ó  inútiles. 

Mathemáticas 

Atendiendo  á  la  utilidad  que  puede  resultar  de  la  enseñanza  de 
Mathemáticas  en  esa  Universidad,  cuya  Cáthedra  se#  halla  vacante  te- 
niendo presente  la  solicitud  que  hizo  esa  Universidad,  para  que  se 


—  646  — 

agregase  y  uniese  al  oficio  del  Bibliotecario,  y  el  deseo  que  ha  mani- 
festado cse^  Principado  de  que  permanezca,  teniendo  igualmente  pre- 
sente la  corta  dotación  de  mil  y  quinientos  reales  que  hoy  goza,  y  la 
unión  de  dos  beneficios  simples  hecha  por  nuestra  Real  persona  en  ese 
Obispado  á  la  Universidad  destinados  á  la  dotación  de  Bibliotecario  el 
uno,  y  el  otro  para  fondo  annual  de  la  Biblioteca,  que  el  primero  as- 
cenderá á  mil  y  quinientos  reales  líquidos  al  año;  queremos  y  manda- 
mos, se  una  esta  cantidad  al  Catedrático  de  Mathemáticas,  con  la  que 
compondrá  tres  mil  reales,  y  también  se  le  añadan  los  trescientos  rea- 
les de  la  Cáthedra  de  Música,  ó  Canto,  que  se  halla  indotada,  enten- 
diéndose esto  en  el  caso  de  vacante,  y  este  Catedrático  de  Mathemáti- 
cas será  en  adelante  primer  Bibliotecario,  y  le  suplirá  mientras  lee  en 
su  Aula  el  Segundo  Bibliotecario  que  hoy  existe,  pariente  del  Briga- 
dier D.  Lorenzo  de  Solís,  quien  debe  gozar  la  dotación  que  dejó  este 
Fundador  de  la  Biblioteca,  y  en  falta  de  este  segundo  Bibliotecario, 
queremos  que  la  ,renta  de  cien  ducados  que  parece  goza,  se  una  al  pri- 
mero Bibliotecario  y  Cathedrático  de  Mathemáticas,  con  lo  que  com- 
pondrá quatrocientos  ducados  de  salario,  ínterin  se  proporciona  ma- 
yor dotación,  quedando  la  Asignatura  de  esta  Cáthedra  al  juicio  de 
esta  Universidad,  cuydando  que  en  lo  subcesivo  se  lea  por  los  mejo- 
res tratados. 

Theología 

Por  lo  tocante  á  la  enseñanza  de  la  Facultad  ^de  Theología,  en  que 
hay  solamente  cinco  Cáthedras  teniendo  presente  que  con  tan  corto 
número  nc  puede  ensenarse  cumplidamente  esta  facultad,  que  por  lo 
menos  exige  siete  años  ó  cursos,  declaramos,  y  mandamos,  qué  des- 
de ahora  en  adelante,  concurra  á  esa  Universidad  el  Religioso  Domi- 
nico que  regenta  la  Cáthedra  de  Moral,  que  en  el  Convento  de  su  Or- 
den fundó  el  Reverendo  Obispo  D.  Diego  de  Muros,  á  regentar  y  es- 
plicar  en  una  de  sus  Aulas  la  de  Locis  Theologicis,  y  también  asistan 
á  la  misma  Universidad  el  Canónigo  Lectoral  de  la  Iglesia  de  esa  ciu- 
dad á  esplicar  la  de  Sagrada  Escritura,  y  el  Penitenciario  de  la  mis- 
ma la  de  Theología  Moral,  en  este  concepto  distribuimos  las  asigna- 
turas de  las  Cáthedras  de  esta  facultad  en  la  forma  siguiente.  En  la 
Cáthedra  de  Lugares  Theológicos,  que  ha  de  regentar  en  la  Universi- 
dad, como  queda  dicho,  el  Religioso  Dominico,  se  esplicarán  por  ma- 
ñana y  tarde  los  Elementos  preliminares  ó  lugares  comunes  de  la 
Theología  por  Melchor  Cano,  debiendo  ser  este  Estudio  preliminar  p 
preparatorio  al  de  la  facultad  de  Theología,  porque  de  estos  lugares  ó 
elementos,  se  deducen  las  verdades  ó  conclusiones  de  la  Theología, 
los  argumentos  y  fuentes  de  ella.  Las  quatro  Cáthedras  que  hoy  se 
llaman  de  Vísperas,  Escritura,  Santo  Thomás  y  la  trienal  de  Regen- 
cia, perderán  estos  nombres,  y  todas  quatro  compondrán  el  curso  de 


—  647  — 

Theología,  esplicando  alternativamente  las  quatro   partes  de  la  Suma 
de  Santo  Thomás,  para  que  de  este  modo  todos  los  años  empiece  y 
acave  el  curso  Theológico,  y  los  discípulos  lo  finalicen  con  el  mismo 
Maestro  con  quien  lo  empezaron,  para  cuyo  efecto  unos  y  otros  deve- 
rán  asistir  diariamente  á  las  Cáthedras,  una  hora  por  la  mañana,  ,y  otra 
por  la  tarde  á  lo  menos,  sin  computar  en  este  tiempo -los  repasos,  que 
además  de  dicha  asistencia  cfeverá  haver  con  los  Bachilleres,  que  es- 
pliquen  de  extraordinario  para  hacerse  veneméritos  á  la  obtención  de 
las  Cáthedras.  El  Estudio  y  esplicación  de  estas  Cáthedras  se  ha  de 
hacer  por  la  Letra  de  la  Suma  de  Santo  Thomás,  que  deverán  apren- 
der los  Estudiantes,  y  los  Cathedráticos  la  aclararán  de  viva  voz',  es- 
plicando al  mismo  tiempo  las  Sentencias  y  opiniones  de  las  demás  Bs- 
c rfelas  de  la  Theología,  y  las  razones  y  fundamentos  de  ellas,  dejando 
á  los  Discípulos  entera  livcrtad  de  discurrir,  seguir  y  defender  la  opi- 
nión que  mejor  les  pareciere  entre  las  que  no  están  reprovadas  por  la 
Iglesia.  Y  para  que  los  Cathedráticos  del  curso  Theológico  puedan 
proponer  á  sus  discípulos  las  varias  opiniones  de  las  Escuelas  en  las 
questiones  problemáticas,  y  tengan  un  resumen,  como  desea  esa  Uni- 
versidad, mandamos  á  vos  el  Rector  y  Claustro    cuidéis  que  además 
de  la  Suma  tengan  los  cursantes  el  Diccionario  Theológico  y  diserta- 
ciones de  D.  Próspero  de  Aquila,  que  actualmente  se  está  reimpri- 
miendo con  nuestra  licencia,  para  que  los  estudiantes  se  instruyan  de 
la  Historia  y  progresos  de  la  Theología  y  de  la  variedad  de  opiniones 
y  puntos  en  que  s.e  fundan  sin  impedirles  por  esto  á  los  oyentes  la 
Lección  particular  de  otros  Conventos,  si  quisieren  hacerla  volunta- 
riamente. Y  por  quanto  en  la  Suma  de  Santo  Thomás  hay  muchos  ar- 
tículos cuyo  estudio  /io  es  necesario  y  muchas  questiones  inútiles  que 
más  pertenecen  á  la  Philosophia  que  a  la  Theología,  para  que  no  se 
gaste  con  poco  provecho  en  ellas  el  tiempo,  os  mandamos  nombréis 
dos  Theólogosvde  vuestra,  satisfacción,  que  libres  de  todo  espíritu  de 
partido,  y  atendido  el  mejor  aprovechamiento  de  los  Cursantes  de 
Theología  noten  y  entresaquen  dichas  questiones  y  artículos,  formando 
un  Catálogo  de  ellas,  que  haréis  imprimir  para  noticia  y  gobierno  de 
Cathedráticos  y  discípulos;  con  cuyo  método  será  mucho  más  corto, 
pero  nada  menos  útil  el  Estudio  de  la  Suma  de  Santo  Thomás:  Vajo 
de  estos  supuestos  mandamos  que  ninguno  sea  admitido  al  Estudio  de 
la  Theología,  sin  que  antes  haya  estudiado  tres  años  de  Artes  del 
modo  que  queda  referido,  y  se  encuentre  hábil  é  idóneo  por  el  examen 
que  deve  preceder,  y  asimismo  haya  estudiado  el  año  preliminar  de 
lugares  Theológicos;  lo  que  así  egecutado,  asistirán  el  primer  año  á 
la  Cáthedra  en  que  se  enseñe  la  primera  parte  de  la  Suma,  el  segundo, 
á  la  en  que  se  enseñe  la  Prima  Secundae;  en  el  tercero  á  la  de  Secunda 
Secundas;  y  en  el  quarto  y  último,  á  la  de  la  Tercera  Parte  de  dicha 
Suma,  alternando  los  quatro  Cathedráticos  en  esta  esplicación,  para 
que  los  discípulos  nunca  tengan  que  variar  de  Maestro,  y  para  que  to- 

4* 


—  648  — 

dos  los  años  empieze  y  acave  el  curso  de  Theología  en  esa  Universi- 
dad, y  finalmente  para  que  los  Cathedráticos  mismos  se  exerciten  en- 
señando completamente  el  curso  Theológico.  Finalizados  estos  quatro 
cursos  podrán  los  estudiantes  pretender  el  Grado  de  Bachiller  en  Teo- 
logía, sugetándose  al  examen  prevenido  en  la  Real  cédula  de  24  de 

\  Enero  de  1770,  que  se  ha  de  executar  con  todo  rigor  y  sin  disimulo 

alguno,  jurando  los  Cathedráticos  en  el  primer  examen  á  que  entraren 
de  Bachilleramiento,  que  así  en  aquel  como  en,  todos  los  demás  á  que 
en  adelante  concurran,  procederán  á  votar  la  aprovactón  ó  reprova- 
ción  del  examinando,  según  Dios  y  buena  conciencia,  y  sin  otro  inte- 
rés, afecto,  ni  motivo  que  el  de  la  Justicia,  honor  de  la  Universidad  r 
utilidad  de  la  causa  pública,  por  la  importancia  de  que1  solo  reciban 
los  beneméritos  y  aprovechados  este  grado,  prestando  para  ello  el  ju- 
ramento de  fideliter  exercendo,  y  esto  mismo  queremos  y  mandamos 
se  egecute,  y  observe  en  todos  los  demás  Exámenes  para  Bachillera- 
mientos  de  Artes,  Leyes  y  Cánones,  enterando  de  ello  ante  todas  cosas 

!  á  los  Examinadores.  Los  que  quisieren  seguir  por  más  tiempo  el  estu- 

'dio  de  la  Theología  para  efecto  de  oponerse  á  sus  Cáthedras,  y  reci- 
bir los  grados  mayores  de  Licenciado,  y  Doctor,  deberán  asistir  por 
otros  quatro  años  á  las  Cáthedras  de  Sagrada   Escritura,  Theología 
Moral  y  Concilios,  por  el  siguient^orden.  Los  Theólogos  de  quinto 
año  asistirán  á  la  cáthedra  de  Sagrada  Escritura,  que  ha  de  servir  v 
regentar  siempre  el  Canónigo  Lectoral  de  esa  Santa  Yglesia,  según 
queda  espresado,  y  en  las  vacantes  de  esta  Prebenda,  se  servirá  por 
el  sobstituto  que  nombre  el  ;Cavildo,  con  el  salario  que  correspondí 
señalarle,  el  qual  sobstituto  ha  de  ser  graduado  á  lo  menos  de  Bachi- 
ller, y  de  la  aprovaeión  de  esa  Universidad,  para  que  dignamente  pue- 
da desempeñar  esta  importante  y  laboriosa  explicación,   la  que  lude 
ser  de  una  hora  al  día  empezando  por  los  Prologómenos  de  la  Biblia, 
Cronología  de  los  tiempos,  Geografía  de  los  lugares,   dando  noticia 
d$  los  sentidos  de  la  Escritura,   y  de  sus  principales  antilogias  y  difi- 
cultades, sirviendo  para  esto  las  «hypotyposes*  de  Martin  Martínez  de 
Cantalapiedra.  Los  Theólogos  de  sexto  año,  han  de  asistir  también 
por  otra  hora  diaria  á  la  Cáthedra  de  Theología  Moral,  que  ha  regen- 
tarse y  servirse  en  esa  Universidad,  como  queda  dicho,  por  el  canóni- 
go Penitenciario,  esplicándosc  en  ella  una  Suma  Latina  de  Theología 
Moral,  como  Natal  Alexandro,  ó  de  Ctmiliati.  Los  profesores  Theólo- 
gos de  séptimo  y  octavo  año  han  de  asistir  una  hora  cada  día  á  la 
Cáthedra  de  Prima,  la  qual  alternará  esplicando  un  año,  la  Historia 
Eclesiástica  del  antiguo  y  nuevo  testamento,  en  que  se  declaren  indi- 
vidualmente á  los  oyentes  los  ritos,  Ceremonias   y  Profecías  de  aquel, 
misterios  y  dogmas  de  este,  las  tradicciones  apostólicas,  la  autoridad 
de  los  Libros  Sagrados,  y  los  errores  condenados  en  estas  materias  ó 
producidos  por  los  Hereges,  los  Libros  Apócrifos  que  están  repelidos 
y  contenidos  en  las  Decretales  de  los  Papas  Hormisdas  y  Gelasio,  díc- 


i 


—  649  — 
tando  y  formando  el  .Cathedrático  esta  enseñanza  para  la  instrucción 
de  los  oyentes  por  aora,  y  hasta  que  haya  un  compendio  breve,  impár- 
oial  y  juicioso  como  se  desea.  Al  siguiente  y  último  año  esplicará  este 
Cathedrático  de  Prima,  una  Suma  de  Concilios  Generales  con  refle- 
xión particular  á  los  errores  prescriptos  en  ellos,  y  á  los  dogmas  de 
la  Religión  aclarados  en  los  mismos  Concilios  advirtiendo  de  paso  las 
costumbres  y  derechos  de  España  en  lo  tocante  á  protección  Real,  Ju- 
risdicción é  independencia  de  la  autoridad  civil  en  lo  temporal,  recu- 
rriendo con  especialidad  á  los  Concilios  Nacionales  y  provinciales, 
para  lo  qual  podrán  servir  la  Suma  de  Carranza  y  Colecciones  de  los 
Concilios  de  Loaysa  y  Aguirre,  ínterin  se  forma  un  tratado  convenien- 
te en  que  se  resuma  toda  la  materia  de  los  Concilios  perteneciente  al 
Theólogo.  Finalizados  estos  ocho  cursos,  y  no  antes  .podrán  recivir 
los  profesores  el  Grado  mayor  de  Licenciado  y  Doctor  en  Theología, 
y  ser  Opositores  á  las  Cáthedras  de  esta  facultad. 

Dotación  de  estas  Cáthedras 

La  Cáthedra  de  Prima,  conservará  por  aora,  y  hasta  que  se  aumen- 
te la  dotación  de  esa  Universidad,  el  salario  que  hasta  aquí  ha  perci- 
vido  de  dos  mil  setecientos  y  cincuenta  reales  annuales:  Las  de  Escri- 
tura, TheQlogía  Moral  y  Lugares, Theológicos  han  de  gozar  la  renta 
que  tienen  asignadas  por  sus  respectivas  Comunidades,  mediante  lo 
qual  no  se  trata  de  su  dotación,  pero  queremos  y  mandamos  que  ganen 
propinas,  como  los  demás  Cathedráticos,  en  los  actos,  exámenes  y 
funciones  de  esa  Universidad  á  que  concurran,  como  Individuos  de 
ella,  tratándoles  en  todo  con  la  distinción  que  á  los  demás  Cathe- 
dráticos. 

Siendo  desigual  entre  sí  la  renta  de  las  otras  quatro  Cáthedras  que 
han  de  componer  el  curso  entero  de  Theología,  atendiendp  á  ser  igua- 
les en  honor  y  travajo,  queremos  y  mandamos  se  unan  las  rentas  de 
todas  que  componen  la  cantidad  de  cinco  mil  y  cinquenta  reales,  y  que 
se  repartan  con  igualdad,  dando  á  cada  uno  de  estos  quatro  Cathedrá- 
ticos de  curso  el  anual  salario  de  mil  doscientos  sesenta  y  dos  reales, 
hasta  que  se  aumente  su  dotación,  entendiéndose  esto,  sin  perjuicio 
del  actual  posehedor  de  la  Cáthedra  Trienal  de  Regencia,  que  perci- 
virá  mientras  la  sirva  los  mil  y  quinientos  reales  de  su  salario  no  avi- 
niéndose voluntariamente  á  la  igualdad,  que  queremos  tenga  lugar 
desde  luego  entre  los  otros  tres  Cathedráticos,  y  también  mandamos 
no  haya  obción  de  unas  á  otras  de  estas  quatro  Cáthedras,  por  la  ra- 
zón espresada  de- ser  iguales  en  honor;  asignatura  y  dotación. 

Facultad  de  Leyes  y  Cánones 

La  enseñanza  de  estas  dos  facultades  de  Leyes  y  Cánones,  que  se 
ha  de  hacer  en  esa  Universidad,  se  executará  en  lo  subcesivo  del 
siguiente  modo: 


i 


-\6$o  — 

En  la  facultad  de  Lepes,  ha  de  haber  dos  Cátedras  de  Institucio- 
nes Civiles,  que  son  las  que  hoy  tienen  el  nombre  de  Instituta,  y  por 
quanto  son  iguales  en  honor,  travajD,  y  asignatura,  declaramos  y 
mandamos  que  lo  sean  también  en  dotación  y  renta  percibiendo  cada 
uno  de  sus  poseedores  mil  ciento  y  cinquenta  reales  annuales,  uniendo 
para  este  efecto  los  ochocientos"  reales  de  la  una  con  los  mil  y 
quinientos  de  la  otra. 

En  estas  dos  Cáthedras  de  Instituciones  Civiles  se  explicará  por 
aora  la  Instituta  de  Justiniano  con  las  notas  de  Heyneccio,  y  Commen- 
tarios  de  Amoldo  Vinnio,  dándose,  y  explicándose  al  fin  del  segundo 
año  los  dos  títulos  del  Digesto  Verbor  Significatione,  y  de  diversis 
I  regulis  furis,  y  cada  uno  de  estos  dos  Cathedráticos  explicará  alter- 

nativamente los  quatro  Libros  de  la   Instituta,  y  los  dos  menciona- 
dos títulos  del  Digesto;  de  modo  que  el  que  un  año  hubiere  explicado 
el  primero  y  segundo  Libro,  deberá  explicar  el  siguiente   el  tercero 
'r  y  quarto  con  los  dos  títulos  referidos;  de  cuyo  modo  todos  ios  años 

r  empezará  y  acabará  el  curso  de  Instituta  Civil,  y  los  Discípulos  no 

variarán  de  Maestro,  cuydando  mucho  los  Catedráticos  de  advertir 
,  *  á  los  Discípulos  de  viva  voz  la  variación  de  nuestras  Leyes  Reales 

Í  sobre  las  respectivas  materias,  y  textos  que  explicaren,  para  que  de 

*  este  modo  se  vayan   instruyendo  desde  el  principio  en  las  diferencias 

del  derecho  Real,  y  del  Civil  de  los  Romanos,  asistiendo  dichos 
Cathedráticos  y  sus  Discípulos  á  la  Cátedra  una  hora  á  lo  menos  por 
la  mañana,  llevando  nueva  lección,  y  otra  por  la  tarde  en  que  repa- 
sarán la  que  dieron  tres  ó  quatro  días  antes. 

Asimismo  ha  de  haber  dos   Cáthedras   de   Instituciones  Canónicas 
que  son  las  que  se  han  llamado  hasta  aquí  de  Sexto  y  de  Decreto, 
en  las  quales  se  explicarán  en  el  primer  año  las  Instituciones  Conónt- 
cas  de  Paulo  Lanceloto,  con  las  notas  de  Doujat,  y  los  dos  primeros 
Libros  del  Curso  del   Padre  Engel,  con  las  anotaciones  de  Gaspar 
Barthel,  y  en  el  segundo  los  restantes  Libros  de  dicho  Curso,  y  los 
títulos  Canónicos  de  Verbor,  Signi?  y  de  diversis  regulis  juris% 
teniendo  también  á  la  vista  el  Innocgncio  Cironio,  por  la  brevedad  y 
método  con  que  explica  las  Decretales,   ó  sea  todo  el  derecho  nuevo 
Eclesiástico,  alternando  en  esta  explicación  los  dos  Cathedráticos  del 
mismo  modo  que  queda  ordenado  para  los  de  Instituta  Civil,  advir- 
tiendo á  sus   Discípulos  de  viva   voz  las  especies  más  notables  de 
Van-Espen  y  lo  que  por  nuestros  Concilios  nacionales,  Leyes  del  Reyno, 
concordatos,  y  práctica  de  nuestros  Tribunales  en  los  recursos  pro- 
tectivos  se  hallare  establecido  y  observado,  de  que  formarán  quader- 
no  para  el  uso  de  los  Discípulos,  ú  oye.ites  mientras  esa  Universidad 
produce  tratados  dignos  y  útiles,  asistiendo  Cathedráticos  y  oyentes 
dos  horas  diarias   á  sus  respectivas  Cáthedras,  y  repasando  por  ía 
tarde  las  Lecciones  que  dieron  por  la  mañana  co.i  retraso  de  tres  ó 
quatro.  La  dotación  de  estas  dos  Cáthedras  de  Instituciones  Canóni- 


í 


-6Sl- 

I 

cas  será  por  aora,  y  hasta  que  pueda  aumentarse,  de  mil  y  cinco  rea- 
les á  los  mismos  que  hasta  aquí  han  gozado. 

Asimismo  queremos  y  mandamos,  que  en  la  Cáthedra  que  hoy  se 
dice  de  Vísperas  de  Leye§  se  expliquen  las  Leyes  de  Toro,  c#n  los 
Comentarios  de  Antonio  Gómez,  que  enlazó  con  felicidad  el  derecho 
Real  sin  perder  de  vista  el  de  los  Romanos,  advirtiendo  á  sus  oyentes 
las  diferentes  opiniones  de  los  demás  glosadores  de  estas  Leyes  de 
Toro,  cuyo  Cathedrático  ha  de  gozar  de  dotación  los  mismos  dos  mil 
y  diez  reales  que  hasta  aora  ha  tenido  esta  Cáthedra,  asistiendo  por 
mañana  y  tarde  á  la  citada  explicación. 

En  la  Cáthedra  que  hoy  se  llama  de  Prima  de  Leyes,  se  han  de  ex- 
plicar por  espacio  de  una  hora  diaria  en  tres  años  los  nueve  libros 
de  la  nueva  Recopilación,  con  todos  los  títulos  que  comprehende, 
dando  noticia  el  Cathedrático  de  los  Autos  acordados,  ó  Leyes  aña- 
didas, y  haciendo  ver  á  los  oyentes  la  variación  entre  ellas  y  el  dere- 
cho Civil  de  los  Romanos,  y  á  este  efecto  alternará  el  Cathedrático  en 
la  explicación  de  los  tres  Tomos  de  la  Nueva  Recopilación,  explican- 
do cada  año  uno,  con  lo  cual  los  que  hubieren  asistido  tres  cursos 
habrán  oydo  todos  los  Libros,  y  títulos  de  la  Recopilación,  detenién- 
dose el  Cathedrático  mas  principalmente  en  la  explicación  de  las  rú- 
bricas de  los  nueve  Libros  y  títulos;  por  que  como  las  Leyes  son  por 
si  tan  claras  é;  inteligibles,  bastará  á  los  oientes  su  cuydadosa  lección, 
ayudada  de  la  explicación  del  Cathedrático,  el  qual  ha  de  hacer  con- 
frontación de  estos  títulos,  y  rúbricas  con  los  del  Digesto,  y  Código, 
y  advertirá  las  diferencias,  y  que  los  Bachilleres  cursantes,  no  sólo 
den  razón  de  los  títulos  de  Recopilación,  sino  de  los  equivalentes  en  el 
Digesto  y  Código,  en  que  se  ha  de  poner  gran  cuidado,  y  en  que  den 
razón  de  la  Historia  deV  derecho,  y  promulgación  de  las  Leyes. 

La  dotación  de  esta  Cáthedra,  será  la  de  los  tres  mil  once  reales 
que  hasta  aora  ha  gozado. 

Igualmente  mandamos  que  en  la  Cáthedra  de  Vísperas  de  Cáno- 
nes se  explique  por  mañana  y  tarde  el  tratado  Histórico,  Canónico 
de  Van-Espen  sobre  los  Cánones  de  los  Concilios  griegos  y  Latinos,  y 
el  brebe  Comentario  del  mismo  autor  al  Decreto  de  Graciano,  gozan- 
do también  este  Cathedrático  los  dos  mil  diez  reales  que  hasta  aora  ha 
percibido. 

Finalmente  en  la  Cáthedra  de  Prima  de  Cánones,  se  alternará  la 
explicación  de  los  Concilios  Nacionales  de  España  por  Don  García 
de  Loaysa,  en  un  curso,  y  en  otro  la  de  los  Concilios  Generales,  todo 
por  espacio  de  una  hora  diaria,  parando  la  consideración  solamente 
en  la  materia  disciplinar  gerárquica,  y  juridiccional,  cuydando  mucho 
el  Cathedrático  de  advertir  quanto  tenga  conexión  con  las  Regalías 
de  la  Corona,  derecho  del  Patronato  Laycal,  Exequátur  Regio,  Con- 
cordato^ é  independencia  de  la  autohoridad  civil  en  lo  temporal,  recu- 
rriendo á   las  suertes,  con    cuyo   método   quedarán  instruidos  los 


—  652  — 

Cursantes  de  los  Concilios  Nacionales  y  Generales,  gozando  el  Cate- 
drático los  mismos  tres  mil  once  reales  que   hasta  aora  ha  tenido. 

Supuesta  la  referida  asignatura,  ningún  estudiante  ha  de  ser  admi- 
tido á  la  Matrícula  para  oyr  derecho  Ovil,  sin  que  antes  sea  exa- 
minado, y  justifique  haver  ganado  por  lo  menos  un  curso  de  Dialéc- 
tica y  de  Lógica,  y  otro  de  Filosophia  Moral,  y  el  que  fuere  matricu- 
lado para  oyr  derechos,  asistirá  los  dos  primeros  años  á  las  Cáthedras 
de  Instituciones  Civiles,  y  finalizados  estos,  pasarán  á  oyr  los  Estu- 
diantes en  las  Cáthedras  de  Instituciones  Canónicas;  á  que  también 
asistirán  por  otros  dos  cursos  enteros;  precediendo  antes  examen,  y 
aprobación  de  la  Instituta  áe  Justiniano,  que  se  hará  por  el  Cate- 
drático con  quien  la  hubieren  estudiado,  y  por  aquel  con  quien  han  de 
empezar  el  Estudio  Canónico. 

Acavados  estos  quatro  cursos  de  Instituciones  Civiles  y  Canó- 
nicas, podrán  pasar  los  Estudiantes  ó  Cursantes  de  derechos  á  oír  en 
las  restantes  Cáthedras  de  estas  facultades  distintas,  y  podrán  también 
recibir  entonces  el  Grado  de  Bachiller  en  Leyes,  y  Cánones,  sufrien- 
do dos  diversos  exámenes,  uno  de  cada  facultad,  y  amboS  con  la 
formalidad  que  ha  dicho,  por  los  Bachilleramientos  en  Theología,  y 
con  el  rigor  que  se  previene  en  la  Real  Cédula  de  24  de  Enero  de  1770. 
Los  que  hubieren  recivido  el  Grado  de  Bachiller  en  Leyes,  ó  hubieren 
ganado  los  cursos  necesarios  para  recibirlo,  y  quisieren  permanecer 
por  más  tiempo  en  la  Universidad  para  su  aprovechamiento,  ó  para 
oponerse  á  sus  Cáthedras,  y  recibir  los  grados  mayores  de  Licenciado, 
ó  Doctor  en  Leyes,  asistirán  el  quinto  año  á  la  Cáthedra  de  Vísperas 
de  esta  facultad,  y  declaramos  que  á  los  que  ganaren  este  curso  de 
Leyes  de  Toro  asistiendo  por  mañana  -p»  tarde,  les  valga  por  un  año  de 
práctica,  ó  Pasantía,  para  efecto  de  recibirse  de  Abogado  de  nuestros, 
Consejos,  Cnancillerías,  y  Audiencias. 

El  sexto,  séptimo,  y  octavo  año  de  Leyes  se  han  de  ganar  asistien- 
do una  hora  diaria,  á  la  Cáthedra  de  Prima  de  esta  facultad,  y  estos 
tres  cursos  valdrán  por  dos  años  de  práctica  y  Pasantía  para  el  refe- 
rido efecto  de  recibir  el  título  de  Abogado. 

Los  que  hubieren  ganado  estos  ocho  cursos  en  las  referidas  Cá- 
thedras podrán  recivir  el  grado  mayor  de  Licenciado,  y  Doctor  en  Le- 
yes, sugetándose  al  riguroso  examen  que  deve  preceder  conforme  á 
los  Estatutos,  en  el  qual  no  deve  haber  disimulo  alguno,  votando  sola- 
mente la  aprobación  ó  reprobación  del  graduando,  y  ganando  propina 
los  que  hubieren  asistido  á  todos  los  Exercicios  del  examen,  los  quales 
antes  de  votar  la  aprobación  ó  reprobación  han  de  jurar  en  cada  exa- 
men, que  procederán  en  esto  según  Dios,  y  buena  conciencia,  y  sin 
otro  interés,  afecto,  ni  motivo,  que  el  de  la  Justicia,  honor  de  la  Uni- 
versidad, y  utilidad  de  la  causa  pública,  por  la  importancia  de  que 
solo  reciban  este  grado  los  beneméritos  y  aprovechados,  á  cuyo  efec- 
to han  de  prestar  el  juramento  de  fideliter  exercendo. 


i 


-653  - 

Asimismo  podrán  ios  que  con  la  aplicación  y  aprovechamiento  refe- 
ridos, hubieren  ganado  los  referidos  ocho  cursos,  oponerse  y  obtener 
las  Cáthedras  de  Leyes,  aunque  no  hayan  recivido  el  grado  de  Licen- 
ciado, sino  solo  el  de  Bachiller. 

Y  finalmente  con  dicho  grado  de  Bachiller,  y  con  los  citados  ocho 
cursos,  tendrán  también  ganados  tres  años  de  práctica;  de  modo  que 
solo  necesitarán  asistir  uno  más  al  Estudio  de  algún  abogado,  é  ins- 
truirse en  el  modo  de  libelar,  y  práctiba  judicial,  para  recibirse  en  los 
Consejos,  Chancillerías  y  Audiencias,  y  exercer  la  Abogacía,  de  cuyo 
modo  no  les  es  grabosa  la  asistencia  á  la  Universidad,  ni  dejan  de 
aprender  en  ella  las  materias  de  Cotidiano  uso. 

Los  que  quieran  continuar  la  Carrera  de  los  Cánones  y  recibir  el 
grado  de  Licenciado  y  Doctor  en  esta  facultad,  han  de  ganar  igual- 
mente otros  quatro  cursos  después  de  haver  recivido  el  grado  de  Ba- 
chiller en  Cánones,  y  estudiado  los  quatro  años  que  se  requieren  para 
ello,  y  el  Orden  mettjódico  de  dichos  cursos  ha  de  ser  en  la  forma  si- 
guiente. 

Los  que  ya  hubieren  ganado  los  quatro  cursos  de  Instituciones  Ci- 
viles y  Canónicas,  han  de  asistir  el  quinto  curso  por  mañana  y  tarde, 
á  la  Cáthedra  de  Vísperas  de  Leyes,  de  modo  que  esta  Cáthedra  ha  de 
ser  de  común  y  necesaria  asistencia  á  los  Profesores  de  qufnto  año, 
bien  quieran  dedicarse  á  la  Jurisprudencia  Real,  ó  bien  á  la  Canónica. 

Los  que  quieran  seguir  esta  última  carrera,  asistirán  el  sexto  año 
á  la  Cáthedra  de  Vísperas  de  Cánones  por  mañana  y  taróle  según  su 
asignatura,  y  el  séptimo  y  octavo  curso  lo  ganarán  en  la  Cáthedra  de 
Prima  de  la  misma  facultad,  conforme  á  su  particular  asignatura. 

Y  ganados  estos  ocho  cursos  en  las  referidas  Cáthedras,  podrán 
recivir  los  Profesores  los  grados  mayores  de  Licenciado,  y  Doctor  en 
Cánones,  pero  no  antes. 

Providencias  Generales,  Oposiciones,  y  Corsos  á  Cáthedras 

A  excepción  de  la  Cáthedra  de  Escritura,  que  ha  de  ir  siempre 
anexa  á  la  Canongía  Lectoral  de  esa  Santa  Iglesia,  y  de  la  de  Theolo- 
gía  Mora!  y  Lugares  Theológicos,  que  han  de  regentar  el  Penitencia- 
rio de  la  misma,  y  Religioso  Dominico,  en  la  forma  que  va  anteceden- 
temente declarado,  todas  las  restantes  Cáthedras  de  esa  Universidad 
.  se  han  de  proveer  por  rigurosa  oposición  en  concurso  general,  y 
abierto,  precediendo  edictos  convocatorios  que  se  han  de  fixar  así  en 
esa  Universidad,  como  en  todas  las  demás  del  Reyno,  expresando  en 
ellos  su  asignatura  y  rentas. 

Los  puntos  para  la  elección  de  oposición  se  han  de  dar  por  las  res- 
pectivas asignaturas  de  lar,  Cátedras  á  que  se  hubiere  de  leer,  y  esto 
se  executará  á  presencia  de  los  dos  Opositores  contrincantes,  los  qua- 
les  han  de  firmar  con  los  que  hubieren  de  leer,  así  el  Capítulo,  Texto, 


—  654  — 

ó  Ley  que  escogiere,  como  la  conclusión  que  dedujere  de  él:  obser- 
vando puntualmente  lo  dispuesto  por  Reales  Ordenes:  En  quanto  á  la 
formación  de  Trincas,  oposiciones,  y  argumentos,  y  haciendo  el  nom- 
bramiento de  Jueces  de  Concurso  en  la  forma  siguiente. 

Para  las  tres  Cáthedras  de  Artes,  serán  Jueces  de  Concurso  los 
Cathedráticos  de  Theología:  Para  las  de  Theología  se  nombrarán  los 
Cathedráticos  de  la  misma  facultad,  que  no  hicieren  oposición  á  la 
Cáthedra  vacante,  por  tener  otras  superiores;  y  en  la  de  Prima  de  esta 
facultad  lo  serán  los  Cathedráticos  de  Escritura,  Theología  Moral,  y 
lugares  Theológicos,  que  nunca  pueden  ser  Opositores  á  otras  por 
estar  fixas  á  sus  Oficios  las  que  regentan,  y  el  Catedrático  de  Prima 
de  Cánones. 

Para  los  Concursos  de  Leyes  y  Cánones,  se  eligirán  Jueces  respec- 
tivamente los  Cathedráticos  de  Cáthedras  superiores  de  la  misma  fa- 
cultad: pero  los  que  fartaren  de  la  una  se  deberán  elegir  de  la  otra,  v 
aunque  estas  dos  facultades  de  Cánones  y  de  Leyes  formarán  u.i  solo 
cuerpo  para  el  efecto  de  exámenes  actos,  y  demás  funciones  literarias, 
y  los  Graduados  en  una  y  otra  facultad  pueden  hacer  oposición  indis- 
tintamente á  las  Cáthedras  de  ambas,  queremos  y  mandamos  que  el 
que  una  vez  obtubiere  Cáthedra  en  la  facultad  de  Leyes,  no  pueda  ob- 
tener, ni  aun  oponerse  en  la  facultad  de  Cánones,  ni  al  contrario  por 
la  utilidad  que  de  esto  se  sigue. 

Los  Jueces  de  Concucso  formarán  separadamente  la  Censura,  y 
Juicio  absoluto  y  comparativo  de  los  Opositores,  jurando  en  ella  mis- 
ma que  así  lo  sienten,  según  Dios,  y  buena^  conciencia,  sin  otro  algún 
motivo,  interés,  ni  afecto  particular;  en  fas  Censuras  entregarán 
cerradas  al  Rector  que  formará  la  suya  del  mismo  modo,  y  las  remiti- 
rá todas  al  nuestro  Consejo  con  los  informes  del  Reverendo  Obispo, 
Regente  de  la  Real  Audiencia,  y  todos  los  Graduados  de  las  faculta- 
des de  esa  Universidad,  según  se  ha  observado  hasta  aora. 

El  Rector  pondrá  muy  particular  cuydado  en  que  no  se  nombren 
por  Jueces  de  Concurso  segetos  que  por  achaques,  ú  otros  motivos 
no  puedan  asistir  á  todos  los  exercicios  de  la  Oposición,  y  enfer- 
mando alguno  de  los  nombrados,  cuydará  mucho  de  que  &  nombre 
por  el  Claustro  otro  que  se  subrrogue  en  su  lugar;  y  haga  sus  veces, 
de  modo  que  siempre  esté  completo  el  número  de  los  tres  Jueces 
de  Concurso. 


i  Actos 

l 


Los  Cathedráticos  de  esa  Universidad  presidirán  anualmente  un 
acto  mayor  que  precisamente  ha  de  ser  de  la  asignatura,  y  materias 
de  su  Cáthedra,  y  lo  mismo  cada  uno  de  los  Doctores  que  hubiere, 
deberá  presidir  otro  anualmente,  percibiendo  unos  y  otros  las  propinas 
acostumbradas  hasta  aquí.  Estos  actos  pro  Univer$itate,,ct  CQihc- 
dris,  se  han  de  tener  en  días  de  asueto,  ó  festivos,  con  tal  de  que  no 


N  —655   — 

sean  domingos,  cuidando  mucho  el  Rector  y  Claustro  de  que  asistan 
á  ellos  los  estudiantes,  y  obligándolos  á  la  sustentación  de  dichos 
actos  y  á  los  argumentos  de  medio;  procurando  que  se  hable  todo  en 
latín  correcto,  sin  mezcla  de  palabras  castellanas  examinando  en 
el  Idioma  Latino  á  los  cursantes,  antes  de  matricularse  c:i  Artes,  y 
otra  facultad  mayor. 

Academias 

No  permitirá  esa  Universidad  que  haya  pasos  ni  repasos  públicos 
de  facultad  alguna*  en  Conventos,  Colegios  ni  casas  particulares;  ni 
mas  enseñanza  pública  que  se  da  en  sus  Cáthedras,  cuya  prohibición 
no  comprehende  los  repasos  y  exercicios  privados  á  horas  distintas 
de  las  de  Universidad.  Y  por  quanto  son  muy  convenientes  las  Juntab 
ó  Academias  de  los  Estudiantes  que  en  ellas  se  ensayan  y  disponen 
para  mas  serios  Theatros;  mandamos,  que  por  lo* concerniente  á  la 
facultad  de  Artes  continúen  las  Sabatinas  del  modo  que  se  han  tenido 
hasta  aquí,  y  con  las  propinas  que  se  han  acostumbrado  dar:  Y  por 
lo  que  mira  á  las  demás  facultades,  mandamos  se  establezcan  dos 
Academias  en  los  Generales  de  esa  Universidad,  una  para  tTheología, 
que  ha  de  durar  dos  horas*,  empleando  la  primera  media  hora  en  la 
lección  que  deberá  decir  uno  de  los  Bachilleres  ó  Profesores  de 
quarto  año,  y  de  ay  eii  adelante,  alternando  según  su  antigüedad: 
Una  hora  que  se  deverá  emplear  en  tratar,  argüir  y  defender  una 
questión  de  Theología  Escolástica,  y  la  última  media  hora,  se  gastará 
en  tratar  de  Theología  Moral,  Escritura  y  Concilios,  alternando  en  es- 
tas disputaciones  de  manera  que  dicha  última  media  hora  de  una  Aca- 
demia se  gaste  en  exercicios  de  la  Sagrada  Escritura,  la  de  la  Acade- 
mia siguiente  en  exercicios  de  Theología  Moral,  y  la  otra  que 
se  sigue  en  exercicios  sobre  Concilios,  y  asi  sucesivamente.  La  otra 
Academia  ha  de  ser  para  Legistas  y  Canonistas,  alternando  en  estas 
facultades;  de  manera  que  si  la  Academia  de  una  semana  fuere  de 
materias  civiles,  la  siguiente  debe  ser  precisamente  de  las  Canónicas, 
y  sus  exercicios  durarán  también  por  dos  horas,  empleando  media 
en  la  Lección,  uña  en  la  disputación  y  argumentos  del  capítulo  ó 
texto  de  que  se  tratare,'  y  la  última  media  hora  será  para  tratar  alter- 
nativamente de  Leyes  Reales,  de  Historia  Eclesiástica  y  de  Concilios, 
según  el  método  dicho  en  la  de  Theología.  Se  tendrán  estas  Acade- 
mias precisamente  los  domingos,  y  queremos  asistan  á  ellas  todos  Iqs 
profesores  de  las  dichas  facultades,  vajo  la  pena  de  no  .Tañar  curso  el 
que  no  asistiere. 

La  Conclusión  que  se  ha  de  defender,  como  también  la  Ley,  Texto 
ó  Artículo,  á  que  se  ha  de  leer,  se  harán  notorios  á  todos  por  tres  ó 
quatro  días  de  anticipación  por  medio  de  carteles  que  se  fijarán  en 
la  puerta  del  general,  en  donde  se  celebraren  las  Academias,  teniendo 


1 


—  656  — 

la  obligación  de  presidirlas  por  su  turno  los  Cathedráticos  y  Docto- 
res, no  Cathedráticos  de  Theología,  Cánones  y  Leyes,  y  arguyendo  en 
ellas  los  profesores  de  tercer  año  y  Bachilleres,  y  replicando  los 
Doctores  y  Cathedráticos  que  quisieren  asistir. 

Esplicaciones  de  Extraordinario. 

Teniendo  por  muy  conveniente  el  establecimiento  de  esplicaciones  de 
extraordinario  al  cargo  de  los  Bachilleres  adelantados  por  ser  un  su- 
plemento á  la  completa  enseñanza  de  las  cáthedras,  queremos  y  manda- 
mos que  vos  el  Rector  y  Claustro  arregléis  este  punto  con  la  mayor 
brebedad,  para  lo  que  os  enterareis  de  lo  dispuesto  por  el  nuestro  Con- 
sejo en  este  asunto  para  otras  Universidades. 

Otras  providencias. 

También  declaramos,  que  el  curso  ha  de  empezar  por  San  Lúeas,  y 
acabar  por  San  Juan,  y  hasta  este  día  no  podrán  dar  los  Cathedráticos 
certificaciones  de  asistencia  y  curso  á  su?  discípulos,  las  quales  han  de 
ser  en  adelante  juradas,  espresando  er.  ellas  los  Cathedráticos  la  apli- 
cación y  aprovechamiento  del  discípulo  á  quien  la  dieron,  y  que  no  ta 
faltado  á  la  Cáthedra  por  más  de  veinte  días  seguidos  ó  interpolados, 
porque  de  otro  modo  queremos  no  den  semejantes  certificaciones,  pero 
si  algún  estudiante  no  por  culpa  suya,  sino  por  enfermedad,  ó  otra  le- 
gítima causa,  hubiere  dejado  de  asistir  á  la  Cáthedra  por  más  de  veinte 
días,    en  tal  caso,  y  siendo  conocida  por  otra  parte  su  aplicación  y 
aprovechamiento,  ganará  el  curso   asistiendo  por  otros  tantos  días 
quantos  faltó  á  la  Cáthedra,  á  la  casa  de  su  Cathedrático  ó  quien  le 
sustituya,  al  qual  mandamos  le  esplique  lo  que  dejó  de  oyr  en  la  Cá- 
thedra. Asimismo  queremos  y  mandamos  que  los  Cathedráticos  sean 
puntuales  en  asistir  á  sus  Cáthedras,  no  solo  todos  los  días,  sino  tam- 
bién por  todo  el  tiempo  que   corresponde  á  cada  uno,  no  entrando  en 
aulas  mas  tarde  de  lo  que  deben  entrar,  ni  saliendo  de  ellas  hasta  que 
haya  dado  la  hora  que  termine  sus  exercicios,  uno  y  otro  vajo  la  pena 
de  perder  el  salario  que  le  corresponda  en  aquel  día,  el  qual  se  boni- 
fique y  ceda  en  fa^or  del  Bedel  celador  que  le  notase  ó  denunciase  la 
falta.   También  mandamos  á  los  Cathedráticos  tomen  lista  de  las  posa- 
das de  sus  discípulos  y  la  pasen  mensualmente  al  Rector  con   noticia 
de  su  aplicación  y  adelantamiento,  y  dicho  Rector,  con  los  Comisarios 
de  las  respectivas  facultades,  cuide  mucho  de  la  conducta,  porte  y 
aplicación  de  los  estudiantes,  y  si  encontrasen  que  alguno  es  inútil  para 
el  estudio  por  su  entera  desaplicación  ó  falta  de  capacidad,  lo  espele- 
rán  para  evitar  que  pierda  mas  tiempo,    v  que  sea  dañoso  á  sus  con- 
discípulos, y  perjudicial  al  estado,  y  para  este  importantísimo  efecto 
queremos  se  nombren  al   fin  de  cada  curso  Comisarios  de  todas  las 


—  657  — 

facultades,  los  cuales,  juntos  coi  el  Rector,  examinen  á  todos  los  estu 
diantes  y  se  hagan  cargo  de  su  aprovechamiento  y  capacidad,  proce- 
diendo en  estos  exámenes  como  en  los  que  se  deben  hacsr  para  pasar 
de  unas  Cáthedras  á  otras,  y  en  el  de  Latinidad,  con  el  mayor  rigor  y 
sin  disimulo  alguno,  encargando  las  conciencias  de  los  examinadores, 
por  los  irreparables  perjuicios  que  ocasionan  estos  disimulos  y  con- 
descendencias. 

Todo  este  cuidado,  y  aun  mayor  rigor  se  deberá  poner  '  en  los  de- 
más exámenes  de  grados  mayores  y  menores  que  interesan  notable- 
mente la  conciencia  de  los  examinadores,  en  honor  de  la  Universidad 
y  de  la  nación,  y  el  cumplimiento  de  nuestras  Reales  órdenes.  Asi- 
mismo queremos  que  los  cursos  se  ganen  por  su  orden,  y  neceáaria- 
mente  en  las  cáthedras  señaladas  para  los  respectivos  años  de  estu- 
dios, sin  que  tengan  arbitrio  los  estudiantes  para  anteponer  ni  pospo- 
ner el  estudio  de  sus  asignaturas,  de  manera  que  el  que  asistiere 
¿  otras  cátedras  distintas  de  las  señaladas  para  cada  curso,  no  lo  ga- 
narán,'como  ni  tampoco  el  que  no  asistiere  por  mañana  y  tarde  á  las 
cátedras  que  piden  esta  asistencia.  Últimamente,  queramos  y  manda- 
mos, que  en  todas  las  demás  c'osas  y  casos  no  prevenidos  en  este- 
Plan,  os  gobernéis  por  las  Cédulas,  Provisiones,  Reales  órdenes  y 
demás  que  en  el  asunto  están  comunicadas  á  la  Universidad  de  Sa- 
lamanca, haciendo  presente  al  nuestro  Consejo,  todo  lo  que  estima- 
reis mas  combeniente  en  lo  sucesibo,  según  la  esperiencia  vaya  acre- 
ditándolo. 

Y  para  que  se  guarde  y  cumpla  todo  lo  que  queda  expresado,  se 
acordó  espedir  esta  nuestra  Carta.  Por  la  cual  os  mandamos  á  todos 
y  cada  una  de  vos,  según  dicho  es,  veáis,  guardéis,  cumpláis  y  exe- 
cuteis,  y  hagáis  guardar,  cumplir  y  executar  en  todo'y  por  todo  el 
orden  que  queda  propuesto  para  la  enseñanza  y  asignatura  de  cáthe- 
dras de  esa  Universidad,  sin  perjuicio  de  las  demás  realas  y  provi- 
dencias que  puedan  tomarse  en  lo  succesivo  para  la  mas  útil  enseñan- 
za, entendiéndose  la  asignación  de  ljbros  que  va  hecha  por  ahora,  y 
sin  perjuicio  de  que  esa  Universidad  pueda  proponer  al  nuestro  Con- 
seje* otros  que  estime  mas  oportunos  para  conseguir  el  fin  de  la  pú- 
blica instrucción  y  mayor  aprovechamiento  de  los  cursantes  escu- 
sando  cosas  vanas,  supérfluas  y  puramente  rcflexas,  cuydando  de  que 
se  instruyan  en  lo  sólido  y  útil,  y  de  que  no  se  pierda  el  tiempo  y 
para  que  á  todos  conste  de  lo  que  va  dispuesto  en  este  Plan  y  méto- 
do de  estudios  de  esa  Universidad,  haréis  se  imprima  el  número  de 
exemplafes  correspondiente  de  este  Plan,  con  todas  las  demás  pro- 
videncias y  órdenes  que  estubiesen  comunicadas  á  esa  Universidad 
y  fuesen  relativas  á  dicha  enseñanza,  colocándose  por  el  orden  de 
asuntos  con  la  devida  distinción,  executando  lo  mismo  con  las  que 
se  espidiesen  en  adelante  pnra  su  mas  fácil  comprehensión  en  los  ca- 
sos ocurrentes,  remitiendo  al  nuestro  Consejo  cien  exemplares  de  la 


-^-  658  — 

• 

colección  que  se  forme.  Que  asi  es  nuestra  voluntad.  Dada  en  Madrid 
á  12  de  Abril  de  1774.— Don  Manuel  Ventura  Figueroa.  =  D.  Joseph  de 
Victoria.  =  D.  Pedro  de  Viliegas.=D.  Domingo  Alexandro  Zerezo.= 
D.  Juan  Acedo  Rico. 

Yo  D.  Antonio  Martínez  Salazar,  Secretario  del  Rey  nuestro  Se- 
ñor, su  Contador  de  Resultas,  Escribano  de  Cámara  la  hice  escribir 
por  su  mandado,  con  .acuerdo  de  los  de  su  Consejo.=Registrada.= 
D.  Nicolás  Berdugo,  Theniente  de  Canciller  Mayor;  D.  Nicolás  Ber- 
dugo. 


► 


ÉL- 


-659  — 


APÉNDICE  VI 


(Véanse  págs.  96,119,  157  y  382) 


ILLMO.  SR.  D.  AGUSTÍN  G.  PISADOR,  OBISPO  DE  OVIEDO 

Trasladado  á  Plasencia  el  Obispo  de  Oviedo  D.  Juan  Manrique  de 
Lara.  fué  designado  para  remplazarle  el  Rvmo.  Sr.  D.  Agustin  Gonzá- 
lez Pisador;  auxiliar  en  Toledo  desde  1754. 

Nació  este  prelado  en  1709  en  la  Nava  del  Re?  (Valladolid)  y  en 
esta  ciudad  hizo  los  estudios  y  se  preparó  para  diferentes  oposiciones 
en  Toledo,  donde  obtuvo  varios  curatos  y  en  Madrid  el  importante  de 
San  Sebastian.  Desde  auxiliar  del  Cardenal  Primado  Fernández  de 
Córdoba,  con  el  título  de  Tricomi  in  partibus,  pasó  á  Oviedo  en  el 
año  de  1760,  y  en  esta  provincia  es  gratísima  su  memoria  por  su  acer* 
tado  gobierno  y  reconocida  sabiduría.  Convocó  y  celebró  sínodo  para 
la  reforma  de  la  disciplina,  arreglo  de  curatos  y  su  provisión  en  con- 
cursos y  la  reedificación  de  varios  templos;  y  á  él  se  deben  los  estima- 
bles estatutos  para  el  mejor  régimen  <ie  la  diócesis,  que  todavía  son 
consultadas:— «Constituciones  sinodales  del  Obispado  de  Oviedo,  he- 
chas en  esta  ciudad  por  el  Illmo.  Sr.  D.  Agustin  Goniález  Pisador, 
Obispo  de  la  dicha  diócesis,  prelado  doméstico  de  Su  Santidad,  asisten- 
te al  Sacro  solio  Pontificio,  Conde  de  Noreña  y  del  Consejo  de  S.  M. 
en  los  días  24  de  Septiembre  y  seis  siguientes  del  año  MDCCLX1X  y 
publicadas  con  el  real  permiso  del  Rey  N.  S.  D.  Carlos  III  (q.  D.  g.)  y 
correspondientes  licencias  del  Real  y  Supremo  Consejo  de  Castilla, 
su  fecha  en  Madrid  á  9  de  Noviembre  de  1784.»  (Salamanca;  por  An- , 
drés  García  Rico,  impresor  titular  de  esta  ciudad,  año  de  1786). 

Hombre  de  saber  y  amigo  de  los  adelantos,  contribuyó  al  fomento 
de  la  Sociedad  económica  de  Amigos  del  País  de  Asturias,  á  la  crea- 
ción de  la  Escuela  de  Dibujo  y  á  la  instalación  de  la  Cárcel-galera 
para  la  qtfe,  de  acuerdo  con  el  Regente  Sr.  Azcárate,  la  Diputación 
provincial  y  Ayuntamiento,  dio  50.000  reales.  Bajo  sus  armas  y  en  bre- 
vísima inscripción  se  consignó  tal  desprendimiento  y  cuando  la  Junta 
de  Caridad  reedificó  en  1832  el  edificio,  que  tanto  debió  al  señor  Pisa- 
dor para  bien  de  infelices  mujeres,  se  recordó  la  acción  generosa  del 
pastor  que,  en  1781  se  ocupaba  desde  Benavente,  donde  con  frecuen- 
cia residía,  del  piadoso  establecimiento.  Fué  protector  generoso  de  la 
Universidad  y  de  sus  miembros,  y  ya  hemos  indicado  cómo  contribuyó 


—  66o  — 

al  establecimiento  de  la  facultad  de  Medicina.  Todos  sus  actos  indica- 
ban un  celo  paternal  y  pasmosa  actividad  en  el  ejercicio  de  su  cargo 
como  entusiasmo  y  apopo  para  toda  reforma  de  progreso  provincial 
aun  amargado  por  la  falta  de  salud.  En  1769  necesitó  Obispo  auxiliar, 
para  cuyo  puesto  fué  nombrado  el  Prior  de  la  Catedral  D.  Juan  de  Lla- 
no Ponte,  natural  de  Aviles. 

Ajeno  á  pleitos  y  cuestiones,  caritativo  y  dadivoso,  respetado  por 
sus  virtudes  y  muy  amado  en  toda  la  provincia,  murió  el  señor  Pisa- 
dor á  los  81  años  de  edad  en  Benavente,  donde  descansa,  en  17  de 
Marzo  de  1791.  Cuando  con  sentimiento  profundo  se  supo  la  muerte 
del  Prelado,  en  virtud  de  comunicación  del  Secretario  de  Cámara  y 
Gobierno  D.  Miguel  Bernardo  de  Meana  (doctor  del  Gremio  y  Claus- 
tro de  la  Universidad,  hombre  de  grandes  conocimientos  y  quien  más 
contribuyó  á  trabajos  del  sínodo  diocesano),  el  Claustro  de  la  Univer- 
sidad lloró  la  muerte  de  aquel  Protector  y  le  dedicó  suntuosos  funera- 
les. Impresa  e^tá  la  Oración  fúnebre,  mencionada  en  la  pág.  157,  con  esta 
dedicatoria.  «A  la  muy  ilustre  y  Real  Universidad  dé  Oviedo  por  ma- 
nos de  su  Rector  el  Sr.  D.  Manuel  Arias  Flórez  de  Llano,  doctor  teó- 
logo del  gremio  y  Claustro  de  ella,  canónigo  y  chantre  de  la  Catedral 
de  Durango  en  la  Nueva  España  y  al  presente  canónigo  y  arcediano  de 
Grado,  dignidad  de  la  Santa  Iglesia  Catedral  .de  Oviedo;  O.  E.  C.  O. 
el  menor  de  los  hijos  de  tan  sabia  madre,  D.  Rodrigo  Valdés  Alas.» 

Imborrable  debe  ser  en  Asturias  y  en  toda  la  diócesis  el  recuerdo 
de  un  prelado  tan  virtuoso  y  sencillo,  tan  sabio  y  caritativo,  con 
quien  se  complacían  en  consultar  las  autoridades  y  corporaciones 
civiles.  Los  palacios  episcopales  de  Oviedo  y  Benavente,  la  organi- 
zación de  esta  vicaría,  los  estatutos  capitulares  ovetenses,  las  misio- 
nes del  célebre  P.  Calatayud,  etc.,  son  otras  memorias  del  Señor 
González  Pisador,  que  mostraba  especial  predilección  por  la  ense- 
ñanza de  todas  las  Facultades  de  la  ovetense  Universidad. 

Cuando  su  enfermedad  y  muerte,  el  Apuntamiento  de  Oviedo  tomó 
honrosos  y  justos  acuerdos  de  dolor  y  gratitud. 


■Lg^v 


—  66i  — 


APÉNDICE  VII 


Auto   rectoral  de  fuero  académico 
(Véase  pag.  128) 

*Nos  el  Doctor  D.  Diego  Collar  de  Uríay  Rector  de  la  regia  Uni- 
versidad de  Oviedo,  Juez  conservador  del  Estudio  y  Claustro  de  ella 
por  autoridad  Apostólica  y  Real,  otro  sí,  Canónigo  Doctoral  de  la  Igle- 
sia mayor  de  la  ciudad  de  Oviedo,  etc. 

Hacemos  saber  á  los  Arciprestes,  Clérigos,  Curas,  Capellanes,  Sa- 
cristanes y  más  personas  eclesiásticas  y  seglares  de  nuestro  Obispado, 
ea  cómo  por  nuestras  letras  y  mandamientos  está  excomulgado  decla- 
rado Gabriel  Alvarez,  dcCarrasconte,  concejo  de  Babia,  por  no  haber 
cumplido  con  las  dichas  nuestras  letras  para  que  pagara  treinta  y  dos 
ducados,  doce  hanegas  de  pan  y  treinta  y  dos  libras  de  manteca,  y 
diez  y  ocho  reales,  por  otra  parte,  según  mas  largo  se  contiene  en  el 
primero  y  segundo  autos  que  le  Fueron  notificados,  según  de  su  notifi- 
cación nos  consta  que  por  no  haber  cumplido  ni  pagado  lo  susodicho, 
según  parece  se  debe  por  escritura  de  obligación  ante  nos  presentada, 
y  otros  autos  en  su  virtud  hechos  de  que  «os  fué  avisada  la  rebeldía 
y  pedido  agravásemos  censuras  contra  vos  como  inobediente  á  la  de- 
declaratoria  en  que  estáis,  y  por  nos  visto  hubimos  por  acusada  la 
rebeldía,  y  agravando  y  reagravando  contra  vos  las  censuras,  os  decla- 
ramos y  denunciamos  por  público  descomulgado  en  estos  escritos,  y 
por  ellos  y  como  ¿al  mandamos  á  los  fieles  cristianos  os  hayan  y  ten- 
gan y  se  aparten  del  vueslro  trato  y  comunicación,  y  no  os  den,  salva 
palabra,  horno,  ni  molino,  ni  otro  mantenimiento  alguno  que  no  le  sea,» 
y  si,  lo  que  Dios  nuestro  Señor  no  quiera  ni  permita,  el  susodicho  se 
muriere  en  tal  estado,  mandamos  no  le  sea  dada  eclesiástica  sepultura 
hasta  que  haya  cumplido  y  pagado  lo  que  dicho  es,  y  venga  á  obedien- 
cia de  la  Santa  Madre  Iglesia  y  alcance  beneficio  de  absolución  en  con- 
trario. Lo  cual  cumplan  unos  y  otros,  pena  de  excomunión  mayor  ipso 
fado  incurrenday  y  estas  nuestras  letras  se  publiquen  y  lean  en  la 
Iglesia  parroquial,  donde  el  susodicho  es  feligrés,  y  en  las  demás  de 
este  Obispado  donde  fuere  necesario;  y  se  notifique  á  las  personas  que 
les  sea  pedido  por  parte  del  dicho  Juan  Alvarez  y  hechos  se  entregue 
originalmente  á  la  parte  del  dicho  luán  Alvarez  con  las  dichas  notifi- 
caciones para  que  las  presente  ante  Nos,  pagando  los  derechos  debidos. 


y* 


—  662  — 

Dado  en  las  casas  de  nuestra  morada  á  veinte  p  cuatro  días  del  mes  de 
Marzo  de  mil  seiscientos  treinta  p  ocho  años.— Dr.  Collar  de  Uria, 
Rector.  =  Por  mandado  del  Sr.  Rector,  Joan  Moran  déla  Rúa.— (Sello 
universitario.) 

«Notificación. -En  la  villa  Nés,  á  treinta  días  del  mes  de  Marzo  de 
seiscientos  treinta  p  ocho,  yo  Joan  Vázquez,  Cura  de  dicho  lu¿ar  re- 
querido con  él  mandamiento  del  señor  Rector  de  Oviedo  por  parte  de 
Juan  Alvarez,  p  habiéndolo  leído  p  sabido  lo  que  contiene,  me  dop  por 
notificada  p  que  por  tal  público  descomulgado  lo  declararé  la  primer 
fiesta,  p  en  te  de  ello  lo  firmo.— Juan  Vázquez.»    - 

«Otra.- En  el  lugar  de  Villaseca,  concejo  de  la  Laciana,  á  treinta  p 
un  días  del  mes  de  Marzo  de  mil  seiscientos  treinta  p  ocho  años,  po 
Alonso  Rodríguez,  Clérigo  de  menores,  leí  p  hice  notorio  el  manda- 
miento de  Arriba  al  Cura  de  Villaseca,  para  que  no  abrigase  á  Gabriel 
Alvarez  á  misa  ni  á  los  divinos  oficios*  p  juntamente  se  lo  notifiqué 
que  estaba  presente;  estando  testigos  toda  la  feligresía  de  la  dicha 
Iglesia  p  lo  firmo. -Alonso  Rodríguez.» 


-663  - 


APÉNDICE  VIII 


(Véase  pág.  145.) 

VEJAMEN     6    CGALL05»    EN    UN    GRADO     DE    DOCTOR 

Hizo  la  casualidad  que  hallara  en  mis  investigaciones  cuatro  vejá- 
menes pronunciados  en  un  grado  de  Doctor  en  los  últimos  años  del 
siglo  xviií.  Por  atendibles  consideraciones,  se  omiten  fecha,  nombres  p 
otras  circunstancias,  pues  los  siguientes  gallos  lastiman  á  personali- 
dades de  familias  conocidas,  p  únicamente  se  publican  para  muestra 
varios  trozos,  aunque  son  poco  dignos  de  la  prensa. 

El  manuscrito  consta  de  diez  y  seis  hojas,  en  clara  y  redonda 
letra,  p  tiene  al  final  la  aprobación  ó  vistos.  Uno  por  uno,  todos  tos 
cuatro  graduandos  tienen  su  respectivo  p  separado  vejamen  en  prosa  y 
en  verso,  pues  el  doctor  gallista,  encargado  del  trabajo,  repetía  en 
décimas,  algunas  bien  acabadas,  la  parte  del  discurso  no  sujeto  á  la 
ritma,  que  se  reproduce  en  su  defectuoso  estilo.  Véanse,  pues,  tales , 
detalles  de  un  acto  tan  estraño  en  los  pasados  usos  académicos: 

I 

«El  objeto  primario  á  quien  por  su  antigüedad  p  distinguidas  cir- 
cunstancias, debo  dirigir  toda  mi  atención  p  cuidado  es  D Las 

travesuras  de  su  infancia  p  niñez  no  merecen  especial  mención;  por 
que  además  que  se  debe  suponer,  que  habiendo  nacido  en  la  Plaza, 
cursado  en  el  Fontan  p  pedrera  de  la  Compañía,  habrán  sido  extra- 
ordinarios sus  progresos  en  ellas;  se  coligen  mejor  de  los  ejercicios 
cuotidianos  en  que  se  emplea  ahora,  en  los  adelantamientos  que  ha 
hecho  en  el  Ars  amandi  p  de  varios  lances,  que  ha  sufrido  en  sus 
galanteos.  Con  tal  estremo  se  dedica  al  cortejo  de  madamas,  que 
parece  venirle  estrecho  todo  el  ámbito  de  la  ciudad  para  la  estensión 
de  sus  cariños;  son  tan  innumerables  las  hereditarias  de  sus  amores, 
que  presumen  que  tienen  un  corazón  de  cofradía.  Pero  en  donde  más 
se  desvela  p  en  donde  como  enamorada  mariposa  anda  en  continuos 
tornos  p  giros  de  noche  p  de  día,  es  desde  el  arco  del  señor  Regente 
hasta  la  Catedral:  en  este  continente  visita  alternativamente  á  tres 
solteras  p  una  casada,  pa  sea  por  parecerle  que  la  poligamia  en  mate- 
ria de  cortejos  no  esta  prohibida,  pa  porque  gusta  de  diferencias,  ó 

43 


—  664  — 

porque,  teniendo  muchas,  no  todas  han  de  estar  á  un  mismo  tiempo 
intratables:  á  una  soltera  la  miraba  tan  absorto,  extático  y  elevado, 
que  no  advertía  lo  que  pasaba  por  la  calle;  á  otra  soltera  y  á  la  casada 
las  dice  tales  expresiones  y  finezas,  que  no  sabe  lo  que  dice:  y  con 
otra  soltera  profesa  tal  inseparabilidad,  que  jamás  se  halla  sin  ella.» 


«Consagra  todo  su  amor 
en  las  aras  de  las  damas, 
y  arde  el   pecho  en  vivas  llamas 
víctimas  de  el  dulce  ardor. 
De  todas  es  servidor, 
de  todas  enamorado; 
pero  más  amartelado 
de  las  de  Cimadevilla, 
pues  de  capilla  en  capilla 
busca  asilo  y  no  sagrado. 

Estando  en  cierto  portal 
agarrado  de  un  cerrojo, 
orinó  por  el  un  cojo 
y  así  sirvió  de  orinal. 
Pues  en  batalla  campal, 
con  arma  en  mano  se  esmera 
en  llevar  la  dama  entera 
sin  admitir  partición 
y  le  dio  la  posesión 
la  guerra  de  la  escalera.» 


11 

«Se  dedica,  con  no  menor  aplicación  que  disimulo,  al  cortejo  de 
las  damas;  pero  no  son  tan  ocultas  que  no  tengamos  noticia  de  algu- 
nas de  aquellas  á  quienes  profesa  especial  cariño.  Aunque  en  esta  ciu- 
dad tiene  algunas,  estas  vienen  á  ser  como  interinas  ó  sustitutas  ó  su- 
plefaltas de  las  que  deja  en ,  entre  las  cuales  ha7  una  criada  de  su 

cuñada,  en  tanto  grado,  que  asegura  su  primo  el  médico,  que  se  le 

pega  demasiado  el  pañal  y  que,  si  no  fuera  por  respetos  de  su  tio 

ya  se  hubiera  casado.  Infiere  su  primo  esto  de  la  demasiada  pasión, 
ardor  y  desvelo  con  que  se  entrega  á  los  galanteos  y  mucho  más  de 
la  aplicación  estupenda  que  tiene  al  bolero;  que,  siendo  ocupación  in- 
digna de  un  teólogo,  se  precia  don no  solo  de  haberla  promovido 

en sino  de  prolongarla  y  autorizarla  con  su  guitarra  y  cantinelas.» 


«Un  teólogo  que  el  bolero 
con  su  guitarra  ha  ensalzado, 
merece  un  sublime  grado 


h 


^PV 


—  665  — 

pero  grado  de  gaitero; 
pues  siendo  todo  su  esmero 
fomentar  bailes  y  danzas 
juntar  gente,  unir  alianzas 
para  aumentar  galanteos, 
se  vé  bien  que  estos  recreos 
son  sus  bienaventuranzas. 

No  se  condena  su  amor, 
si  es  acto  de  urbanidad, 
ó  efecto  de  caridad, 
que  en  tal  caso  ya  es  mejor. 
Condénase,  sí,  el  ardor 
con  que  al  bolero  se  ha  dado 
y  que,   después   que  ha  gastado 
el  tiempo  en  bailes  y  danzas, 
nos  venga  con  confianzas 
de  teólogo  consumado. 

Disculpa  tuviera  el  hecho 
en  la  frágil  propensión, 
si  amara  con  proporción 
á  una  dama  de  provecho. 
Pero  que  rinda  su  pecho 
á  una  pilforra  estenuada, 
criada  de  su  cuñada, 
es   por   cierto  un  vil   oficio, 
y  es  hacer  flaco  servicio 
á  la  facultad  sagrada.» 


111 

«Con  ocasión  de  pasar  á  Santander  le  pareció  haber  logrado  oca- 
sión de  pasar  plaza  de  hombre  distinguido,  carácter  y  elevada  gerar- 
quía.  Dejóse,  pues,  allí  ver  vestido  de  hábito  clerical  y  al  verle  en- 
trar en  un  lugar  tan  reverendo  y  magestuoso,  les  causó  tai  asombro 
que,  juzgando  que  era  el  Visitador  episcopal,  repicaron  los  campanas 
en  su  entrada.  En  Santander  trabó  amistad  con  una  dama  medio  boba 
con  la  que  aún  continúa  desde  acá  por  escrito,  pues,  aunque  es  tan 
serio  y  tan  grave,  á  la  bella  porción  no  niega  el  respeto.» 


«Cuando  pasó  á   Santander 
tuvo  la  oportunidad 
de  dar  á  su  gravedad 
(digamos)  un  nuevo  ser. 


—  666  — 

Dejóse,  pues,  allí  ver 

de  un  modo  muy  magistral, 

pues  en  traje  clerical, 

por  no  ceder  de  su  idea, 

se  ha  entrado  por  una  aldea 

causando  un  susto  fatal. 

Fué  el  caso:   que  allí  juzgaroi 
que  era  algún  visitador 
y  movidos  de  este  error 
las  campanas  repicaron; 
breve  se  desengañaron 
y  breve  se  arrepintieron, 
porque,  cuando  conocieron 
que  era  un  niño  el  que  llegaba, 
aunque  tabaco  tomaba 
no  por  eso  le  creyeron. 

En  Santander  ha  mostrado 
la  gravedad  en  su  punto, 
que  este  principal  asunto 
jamás  le  tiene  olvidado. 
A  una  dama  ha  consagrado 
su  amor,  y  se  ofrece  á  ser 
de  cortina  sumiller, 
page  de  manga  ó  de  escoba, 
siendo  la  dama  más  boba» 


IV 

«No  obstante,  á  pesar  de  todo  su  valor  y  gentileza  le  han  sucedido 

á  D andando  de  tuna,  algunps  chascos  bien  pesados  y  afrentosos. 

Sucedióle  una  noche,  que  habiendo  entrado  en  una  vivienda  baja  con 
otro  amigo  á  ejercer,  acaso,  oficios  de  caridad,  salieron  de  allí  con 

manteos  y  sombreros  llenos  de Para  hablar  á  cierta  dama,  cuando 

era  apasionado  á  la  medicina,  se  introducía  para  hablarla  por  la  bufar- 
da  del  tejado,  por  no  ser  visto  de  los  padres  que  no  gustaban  de  seme- 
jante comunicación.  Sucedióle  una  noche,  al  salir  por  la  bufarda,  que, 
si  un  contrincante,  que  iba  á  entrar  por  el  mismo  sitio,  no  le  hubiera 
amparado  se  caía,  sin  remedio,  á  la  calle.  En  otra  casa,  por  el  mismo 
motivo  de  no  ser  conocido  de  los  amos,  se  ocultó  debajo  de  una  cama 
y  salió  de  allí  cubierto  de  polvo  y  telarañas.  Se  omiten  otras  aventu- 
ras por  no  causarle  rubor » 


f 


«Se  entró  con  un  confidente 
en  una  vivienda  baja, 


—  667  — 
que  el  diablo  mucho  trabaja 
para  pervertir  la  gente. 
Y  aunque  la  astuta  serpiente 
no  consiguió  el  precipicio, 
les  dio  un  infame  suplicio, 
haciendo  que  hasta  los  ojos 

salieron  llenos  de 

mas  son  gages  del  oficio. 

Debajo  de  cierta  cama 
se  metió  para  ocultarse 
y  aunque  tuvo  que  limpiarse 
barrió  la  cama  á  su  dama. 
Se  vé  en  precisión  quien  ama 
de  usar  semejantes  mañas: 
cubierto  de  telarañas 
y  algo  más,  de  allí  salió, 
por  esto,  que  le  afrentó 
canoniza  sus  hazañas.» 


Por  último,  el  doctor  gallista  terminó  diciendo: 
«Prudente  y  sabio  Senado, 
concluí  mi  relación: 
ahora  pido  perdón 
de  todo  cuanto  napa  errado. 
A  los  cuatro  de  este  grado 
perdón,  (como  debo),  pido, 
y  si  les  han  ofendido 
las  recitadas  gacetas, 
bien  saben  que  son  baquetas 
que  todos  hemos  corrido.» 


668  — 


í 


I 


> 


APÉNDICE  IX 


ANTIGUOS  TÍTULOS  ACADÉMICOS  DE  LA  UNIVERSIDAD  DE  OVIEDO 

(Véase  la    pág.    148) 
A) 

TÍTULO   DE  BACHILLER 


^  In  Del  nomine.  Amen.   Noverint  quot  quot  hoc  viderint  ¡nstrumen- 

?  tum    anno    Dominí    millessimo  septengesimo die mense 

5  hora Oveti  et   ejus  civitaíis   perillustri  Universitate  constitutum 

?  personaliter  in  mei,  testiumque  ¡nfrascriptorum  presentía  D oriun- 

dum facultati olim  incumbentem,   ejusque   cursibus  tempore 

legitimo  peractis,  ac  aestimatis,  habitaque  tentativa  in  rigoroso  exami- 
ne, quod  justa  novissimas  Regias  ordinationes  subiit,  ad  bachalaure- 
atus  gradum  in  praedicta  facúltate  dignum  et  idoneum  á  proeclarissi- 

t«.  '  mo Doctorum  et  Magistrorum  Claustro-pleno  fuisse  inventum  et 

nemine  discrepante  aprobatüm,  calculis emissisque  juramentu  se 

publice  et  privatim  asserturum,  defensurum,  proedicaturum  Beatissi- 
mam  Virginem  Mariam  per  merita  Jesu-Christi  Don!  N.  á  primordio 
su»  conceptionis  ab  originali  labe  immunem:  in  super,  observaturum 
doctrinam  Concilii  Const.  sess  XV,  contra  Tprannicidium,  seu  Regi- 
cidium,  adeo  ut,  nec  etiam  ut  probabilem  aliam  erit  tenturus  semen- 
tiam  necnon  et  alus  in  novissima  studiorum  lege,  tit  XVII  Regia  auto- 
I  rítate  ordenatis  ad  bachalaureatus  gradum  fuisse  in  praenominata  evec- 

tum  scientia  dante,  et  conferente  D  D  D necnoh  nejus  licentia  cathe- 

dram  ascendisse  actumque  bachalaureatus  publice,  et  laudabiliter  fe- 
cisse,  et  exercuisse.  Quorum  omnium  ad  fidem,  ipse  D bacha- 
laureatus publicum  petit,  ut  fieret,  eique  daretur  instrumentum  per  in- 
frascriptum  Secretarium  prsesentibus  qui  supra  relatis  adfuerant  testi- 

bus  D aliisque  plurimis  Oveti. 

V.°  B.°-  Rector Srius 

Et  ego  Lee  D Notarius  publicus,  et  Studii,  et  Claustri  ujus  pr«- 

clarissimae  Universitatis  Secretarium,  quia   his   u.ia    cum  praenomi- 
'  testibus  interfui,  hoc  instrumentum  sigilo  proedietse  Universitatis, 


—  669  — 

et  signo  meo  sólito,  rogatus,  munivi,  et  proprio  Chirographo  sus- 
cripsi,  Die  mense  et  anno  suprarelatis. 

B) 

TÍTULO    DÉ    LICENCIADO 

InDei  Nomine.  Amen.— Per  hoc  publicum  instrumentum  licencia- 
tufae  Ounctís  pateat,  et  sit  notum,  quod  anno  a  natívitate  Domini  mille- 
sfnld  septingentésimo....  díe....  mense....  hora  undécima  ante  merídiemf 
Oveti,et  in  ejus  perillustri  Universitate,  in  mei  Notarü  publici,  et  Secre- 

tarii  ejusdem,  testiumque  infrascriptorum  praesentia,  coram  D  D  D 

Rectore  praedictae  Regiae  Academias,  stantibus  ibidem  multis  omnium 
scientídrum,  et  facultatum  Doctoribus,  et  Magistris,  necnon  multitudine 
copiosa   Licentíafum,    Bachalaureorum,    Scolasticorum,   Equitumque 

nobilium,  praesens  adstitít  D  D Bachalaurus,  et  per  infrascriptos. 

D preside,  Doctores,  nemptie  D  D  D  D in  examine  acérrimo, 

et  privato  juxta  forrram  Constitutionum  dictae  Universitatis,  in  Aula 
cor.sueta  rigorose  examir.atus,  praemisis  et  peractis  ómnibus,  quae  ad 
licentiam  dicti  Bachalauri  seeumflum  Legem  studiorum  vigentem  re- 
quirebantur,  eidem  D.  Rectori  humilliter  príefatus  Bachalaurus  petivit 
et  rogavit,  ut  quia  per  suffragia  dictorum  D  D  D  D  qui  jam  per 
schedulas  secretas,  (ut  moris  est),  deposuerant  in  dicto  tremendo 
examine  ad  licentiam  obtinendam,  idoneus,  habilis,  et  sufficiens  fuit 
repertus,  dictum  gradum,  honorem  et  dignitatem  impertiri,  pariterque 
concederé  dignaretur.  Tune  vero  D  Rector  audita  petitione,  rationi 
consona,  et  cum  eumdem  Bachalaurum  figuróse  et  diligenter  examina- 
tum  in  rigurossisimo  atque  tremendo  examine  (aprobatis  vel  nemine 
discrepante)  aprobatum  vidisset;  et  palam  humiliter,  afque  submisse 
inclinatum  aspexisset,  priusque  juramentum  solemne  praestitisse,  se  pu- 
blice,  ac  privatim  asserturum,  defer.surum,  et  praedicaturum  Beatissi- 
mam  Virginem  Dei  Genitricem  Mariam  ab  originali  peccato  per  J.  C. 
D.  N.  merita  praeservatam  fuisse;  insuper  observaturum  doctrinam 
Concilii  Constantiensis  Sess.  XV,  contra  Tyrannicidium  seu  Regici- 
dium,  adeo  ut  nec  etiam  ut  probabilem  aliam  erit  tenturus  sententiam; 
similiter  docturum,  defensorumque  supremam  potestatem  Regiam,  Ma- 
jestatisque  Catholici  nostri  Monarcluc  jura;  necnon  se  ad  nullam  Lo- 
giam  seu  associationem  secretam,  cujuscumque  denominationis  sit, 
pertinere,  nec  aliquando  pertinuisse;  et  de  alus,  quae  juxta  Canónicas, 
Regalesque  Santiones,  et  dictae  Universitatis  Statuta  promitti  et  jurare 
necesse  est:  postea  auctoritate  Apostólica,  et  Regia  qua  in  hac  parte 
fan^cbatur  ad  dictam  obtinendam  licentiam  praefatum  Bachalaurum  ap- 
p/obavií,   eique  licentiam   amplissimam   ad    Doctoratus   Gradum  in 

eadem Facúltate  cum  solemninate  debita,  et  consueta  recipiendum 

dedit,  et  concesit,  ipsumque  in  dicta  Facúltate  benemeritum  Licencia- 


ntf     llüCTOR 

Tivi'io  ni-  mooctorat»s 

observatu»né  !id«  otó**»1"1**         Reg¡cWm«>; a0 oCtorun., 

origina»  pe***  .»£.  T^*«*f  J^#*  **£%* 

sastra  -  t:;r#  i—d  sSoVe^^: 

aoCCre,  iegere,  etuncrP  Wlcrí,  exercere 

guíes  acius  Docto**»' 


—  671  — 

ralibus  privilegiis,  honoribus,  libertatibus  et  gratiis  ubique  terrarum,  et 
marium  uti,  et  potirí  valeat:  ipsumque  Doetorem,  ac  Magistrum  fecit,  et 
creavit,  praefatoque  D.  Decano  ac  Patrino  dedit  plenam,  ac  liberam  po- 
testatem  insignia  doctoralia  conferendi.  Tune  Patrinus  auctoritate  sibí 
commissa  Doctoratus  insignia  cum  illorum  declaratione,  videlicet,  in 
eapite  pileum  cum  flosculo....  anmuli  aurei  ornamentum  in  dígito,  librum 
in  manu,  osculum  pacis,  amplexus  delictionis,  sedemque  doctoraíem 
dedit  novo  doctori  ab  eoque  cum  gratiarum  actione  fuerunt  recepta:, 

de  quibus   ómnibus,   praedictus  DD Doctor  in  dicta Facúltate 

creatus,  sibi  hoc  publicum  instrumentum  per  me  infrascriptum  Nota- 
rium  fieri,  et  dari  petivit,  et  requisivit.  Oveti  liase  acta  et  data  fuere, 
anno,  mense,  die,  et  hora  de  quibus  supra,  prsesentibus  ad  ea  testíbus 

D et  allis  quan  plurimis  actum  hunc  condecorantibus. 

Et  Ego  Lie  D Notarius  publicus,  et  Studii  el  Claustri  pr^dietse 

UniversitatísSecretarius,  quia  his,  quae  dicta  sunt,  una  cum  prsenomina- 
tis  testibus  interfui,  ideo  hoc  instrumentum  sigillo  praedictas  Universita- 
tis,  et  signo  meo  sólito  rogatus  munivi  et  proprio  chirographo  subscrip- 
si.  Die,  mense  et  anno  supra  relatis V.°  B."  Rector Srius 


—  672  — 


APÉNDICE  X 


I'eKsoSaL  directivo  y  administrativo  de  los  centros  Deeüse£an2a 
de  oviedo  y  león 

(Véanse  págs.   160,  161,192,  197,  193,198,  307,351,313, 
310,  317,  322,  383,  392,  405,-410,  452,  453,  454  y  225). 

Se  comprenden  aquí  no  solamente  los  Rectores,  jefes  natos,  y  los 
Vice-Rectores,  que  lo  fueron  accidentales,  de  la  antigua  Universidad, 
sino  todo  el  personal  directivo  de  los  diferentes  centros  de  Enseñan- 
za, en  Asturias  y  León,  desde  que  en  1841  y  principalmente  desde  1845 
se  organizó  el  Distrito  Universitario  bajo  dirección  y  dependencia  del 
Rectorado  de  Oviedo. 

Cambió  así,  con  las  nuevas  leyes  administrativas,  ef  carácter  y  sig- 
nificación del  cargo  rectoral,  gerarquicamente  superior  al  de  los  Di- 
rectores de  los  varios  Establecimientos  de  Instrucción. 

A  continuación  se  publican  las  relaciones  cronológicas  del  perso- 
nal superior  de  todo  el  Distrito  académico  para  debido  complemento 
de  las  noticas  históricas  del  presente  libro. 

Universidad  de  Oviedp 

El  primer  Rector  fué  pariente  cercano  del  Fundador,  que  lo  había 
solicitado  de  los  Testamentarios: 

«D.Sancho  de  Miranda,  Abad  de  Teberga,  dignidad  déla  Santa 
Iglesia  de  Oviedo,  es  hijo  de  Diego  Fernández  de  Miranda,  señor  de 
la  casa  de  Miranda  y  de  doña  Catalina  de  Valdés,  sobrina  del  señor 
Arzobispo  Valdés,  hija  de  su  hermana,  ha  sido  colegial  en  el  Colegio 
<3e  San  Pelayo  de  Salamanca  y  graduado  en  aquella  Universidad;  tie- 
ne mil  ducados  y  mas  de  renta   eclesiástica;  es  de   edad   de  treinta  y 

seis  años Suplica  á  V.  S.  ms.   nombrarle  Rector  de  la  Universidad 

que  fundan  ei  Oviedo,  que  en  ello  recibirá  muy  gran  merced.» 

Murió  antes  de  tomar  posesión  (papeles  de  la  Testamentaría  del  Ar- 
zobispo Valdés,  folios  168  y  225)  y  designado  como  interino  el  Arcedia- 
no Marañón  Espinosa,  colegial  en  el  Mayor  de  Cuenca,  éste  fué  des- 
pués en  propiedad  el  primer  Rector  de  esta  Escuela.  Ya  el  Obispo  le 
había  conceptuado  muy  suficiente  para  el  destino,  y  el  Fiscal  de  Con- 
sejo Gil  Ramírez  de  Arellano   dio  el  siguiente  dictamen,  si  bien  equi- 


vocando  el  nombre  de  Juan  $ót  Álórtso,  por  llamarse  Juan  otro  her- 
mano: 

*B1  Ldo.  Juan  de  Espinosa,  canónigo  de  Oviedo  y  Arcediano  de 
Tineo  es  uno  de  los  hombres  mas  calificados  en  virtud  y  buenas  letras, 
que  hay  en  este  reino,  y  es  de  mucha  esperiencia,  prudencia  y  gobier- 
no. Ya  muchos  aflos  que  al  parecer  del  Sr.  D.  Pedro  Puerto  Carrero, 
Inquisidor  general,  que  murió,  y  del  maestro  Fr.  Luis  de  Leonera  el 
que  más  entendía  las  tres  lenguas,  y  la  causa  de  nó  haber  lucida,  tantó^ 
como  pudiera,  era  haberse  contentado  con  la  quietud  con  que  pásá  su 
vida  en  aquella  Iglesia  con  ejemplar  y  general  aprobación  de  su  vida 
y  costumbres.  Asi  parece  y,  si  el  apeteciese,  no  habría  otra  persona 
tan  apropósito  para  cualquier  oficio  de  aquella  Univereidad.»  (Papeles 
de  la  Testamentaría  del  Arzobispo  Valdés,  folio  167). 

Los  mas  de  los  Rectores  fueron  del  Cabildo  Catedral  para  poder 
tener  la  jurisdición  eclesiástica  además  de  la  civil.  No  siempre  tuvie- 
ron los  superiores  títulos  académicos,  que  solían  pedir  al  Claustro  y 
este  los  otorgaba  con  investidura,  de  pompa  y  con  ciertas  dispensas 
y  exenciones.  Mas  aconteció  que,  al  solicitarlos  el  Rector  D.  Juan 
Fernández  Arango  protestaron  ante  el  Consejo  de  Castilla  los  Doctores 
y  Catedráticos  Serrano  de  Paz  (D.  Manuel  y  D.  Juan),  el  P.  Mtro. 
Osorio  y  otros,  que  alcanzaron  R.  C.  de  23  Octubre  de  1701  pidiendo 
antecedentes  para  resolver  sobre  la  suspensión  rectoral.  El  informe 
del  Claustro  fué  favorable  al  Rector,  y  mencionaba  otros  varios  casos 
«lo  que  impone  ya  costumbre,  decía,  de  graduarse  los  Rectores, 
siéndolo»,  como  los  Sres.  Valdés  Bango  U656),  Puente  (1G74), 
Llanes  <fl675),  Castañón  (1687),  Cernuda  (1695),  los  Vice-Rectores 
Montero  (1681),  Quirós  Cossio  (1698),  etc;  por  lo  qué  el  Consejo 
supremo  acordó  por  bueno  el  dicho  grado  del  Sr.  Fernández  Arango. 
(Véanse  las  actas  claustrales  de  26  de  Octubre  y  20  de  Diciembre 
de  1701.)  Mas  por  estos  grados  del  Rector  en  ejercicio  hubo  serias 
cuestiones  y  hondas  diferencias,  porque  era  grande,  honorífico  y  respe- 
tada la  autoridad  de  quien  se  titulaba  Juez  Conservador  Apostólico, 
Real  y  ordinario  de  la  Insigne  Universidad,  su  Estudio  y  Claustro. 

En  las  votaciones  rectorales,  muchas  veces  contra  Estatutos,  hubo 
con  frecuencia  conflictos  y  desórdenes.  A  causa  de  la  elección,  se 
autorizó  al  Alcalde  de  hijodalgos  de  la  Cnancillería  de  Valladolid  don 
Gutierre  Arguelles  VakJés  para  girar  una  visita  á  la  Universidad, 
según  consta  del  Claustro  de  21  de  Enero  de  1636;  y  en  la  de  1638  se 
acaloraron  tanto  los  ánimos,  que  el  Prelado  creyó  prudente  personarse 
en  la  corporación  y,  á  su  presencia,  se  unieron  los  votantes  de  ambas 
parcialidades,  que  designaron  por  unanimidad  al  señor  Obispo. 

El  Claustro  de  27  de  Mayo  de  1773  presenta  también  un  cuadro 
curioso  sobre  la  autoridad  y  elección  del  Rector.  El  Sr.  Franco 
Bustillo,  que  desempeñara  este  cargo  en  el  año  anterior,  había  pro- 
veído de,  sustituto  á  varias  Cátedras   y  entre  ellas  á  la  de  Súmulas. 


—  674  — 

Creyéndose  perjudicado  el  maestro  García,  de  la  orden  de  San  Fran- 
cisco, acudió  al  Claustro   protestando  del   nombramiento    del  Doctor 
Fuster,  que  no  tenía  ejercicios  de  oposición,  por  lo  qué  solicitaba  vota- 
ción secreta  para  designar  al  más  idóneo.  Antes  de  llegar  á  este  caso, 
el  dicho  García,  otros  graduados  sustitutos  y  el  maestro   Reconco, 
Juez  de  concurso  de  la  Cátedra  en  cuestión,  y  también  franciscano, 
dieron  lugar  á  la  pena  de  excomunión  mayor  y,  aunque  se  apeló  al 
Claustro,  el  Rector  insistió,  la  Fulminó  otra  vez  y  levantó  la   sesión. 
Llegó  la  nueva  elección,  y  dos  graduados,  uno  renunciante  de  cátedra 
y  otro  sustituto,  presentaron  memorial  para  reelegir  al  Sr.  Franco  Busti- 
11o  y,  recordando  ocurrencias  anteriores,  consideraron  tal  medida  como 
asunto  de  reputación  del  Claustro  «para  no  ser  juguete  de   religiosos 
faccionarios  y  no  desairar   á  un   superior  íntegro  y  justo  á  quien 
combatían  aquellos  ambiciosos.»   Se  opusieron  los   de  las   Ordenes 
trayendo  en  su  apoyo  los  Viejos  y  Nuevos  Estatutos  de  esta  Univer- 
sidad  y  de  la  de  Salamanca;  pero   los   promovedores,  con  muchos 
juristas  y  canonistas,  respondieron  que  la  práctica  y  costumbre  legiti- 
maba la  reelección,  pues  la  legislación  salamanquina  solamente  regía 
aquí  en   omisiones,  siendo  de  notar  la  diferencia  del  Rector  de  ía 
antiquísima  Escuela,  que  podía  ser  un  estudiante,  mientras   en  Oviedo 
se  necesitaba  una  persona  grave  y  de  letras.  Hubo  otras  protestas  del 
Doctor  Canella  (D.  Domingo)  y  aunque  se  votó  la  reelección  del  señor 
Francos,  este  se  negó  á  aceptar  y  fué  elegido  el  Doctor  Faes. 

En  1812  aparecieron  dos  Rectores,  cada  cual  con  sus  Doctores  7 
parciales,  y  este  hecho  tiene  esplicación  sencilla.  Algunos  graduados 
solieron  de  Oviedo  con  la  Junta  Soberana  de  Asturias  cuando  la  inva- 
sión francesa,  mientras  que  otros  permanecieron  en  la  capital;  los  pri- 
meros nombraron  su  Rector  al  Dr.  D.  Luis  Arango,  que  oTició  partici- 
pando su  nombramiento  (Ángulo  de  5  deOctubre  de  1811),  ysecitópara 
tratar  detenidamente  del  asunto  al  siguiente  día,  mas  .  no  hubo  sesión 
hasta  28  de  Febrero  de  1812;  y  los  .que  permanecieron  en  la  capital  tu- 
vieron por  tal  Rector  al  de  1808,  que  así  fué  considerado  por  la  gene- 
ralidad, hasta  qne  reunidos  todos  eligieron  al  Sr.  Sierra. 

No  debe  omitirse  que  quien  desempeñaba  este  cargo  no  podía  abrir 
cartas  y  comunicaciones  dirigidas  al  Claustro  (acta  de  1 1  de  Septiem- 
bre de  1728),  y  las  que  viniesen  con  sobre  para  él  y  la  Corporación  de- 
bería abrirlas  en  Ángulo,  celebrado  al  efecto,  reservándose  el  Claustro 
la  facultad  de  resolver  sobre  ellas.  (Actas  de  23  de  Noviembre  de  1799 
y  de  4,  11  y  28  de  Marzo  de  1800). 

El  Plan  de  Estudios  de  1824  prescribía  que  durasen  tres  años  las 
funciones  del  Rectorado,  y  dio  nuevo  carácter  ala  elección  de  este  car- 
go con  propuesta  en  terna,  arreglada  por  los  siete  primeros  individuos 
que  salían  á  la  suerte,  bajo  la  presidencia  del  mas  antiguo.  Este  la  diri- 
gía á  la  Inspeción  general  de  Instrucción  pública,  á  cuya  consulta  el 
Monarca  elegía  Rector,  partipándoloá  la  Universidad;  y  así  fué  el  señor 


í 


—  675  — 

Lamuño  en  1835  con  paseo  público  por  las  calles  de  Oviedo  antes  del 
juramento.  La  dignidad  retoral  fué  muy  considerada  y  honorífica,  y  ser- 
vida, con  muy  pocas  excepciones,  por  los  prebendados  de  la  Catedral, 
de  cuyo  Cabildo  recibían  licencia  para  desempeñarla.  En  1835  se  dio 
un  paso  para  la  secularización  del  puesto  nombrando  la  Corona,  sin 
propuesta,  al  Sr.  Mata  Vigil,  de  cuyos  sucesores  solo  uno  ha  sido  ecle- 
siástico. Desde  el  plan  de  1845  se  reservó  el  Gobierno  el  nombramiento 
de  Rector,  dentro  de  algunas  categorías,  fijadas  también  por  La  ley 
de  1857,  y  así  constituyó  en  dignatario  del  orden  civil  al  que  antes,  por 
el  origen  de  laá  Universidades  y  carácter  de  los  juramentos,  se  consi- 
deraba Pontificio.  Finalmente,  por  la  ley  de  21  de  Octubre  de  1868  se 
dispuso  que  el  Rectorado  lo  ejerciese  un  Catedrático,  nombrado  por 
el  Gobierno,  con  la  gratificación  de  1,500  pesetas  después  reducida. 
He  aquí  el  Catálogo  de  los 

RECTORES 

1608  Sres.  Dr.  D.  Alonso  Marañón  de  Espinosa,  arcediano. 

Juan  Ruíz  de  Villar,  arcediano  de    Benavente. 

Juan  Alonso  Asiego,  deán. 

Juan  Quijada  de  Almaráz,  canónigo. 

Juan  de  Lazcano,  canónigo. 

Antonio  de  Arango,  canónigo  tesorero. 

Martín  Vázquez  Prada,  doctoral. 

Juan  Menéndez  de  la  Cotariella,  canónigo. 

Jacome  Prieto  de  Cancio,  canónigo. 

Tomás  Bernaldo  de  Quirós,  idem. 

Juan  Menéndez  de  la  Cotariella,  canónigo. 

Pedro  Arias,  canónigo  y  catedrático. 

Pedro  Arguelles,  chantre. 

Gutierre  de  Arguelles  Valdés,  canónigo. 

Gabriel  de  Arguelles,  idem. 

Pedro  Arias  Vinuela,  idem. 

García  de  Lamadrid,  arcediano  du  Benavcnte» 

Pedro  Aldrete  Torres,  canónigo. 

Alonso  de  Vigil,  abad  de  Cenero. 

Jacome  Prieto  de  Cancio,  maestrescuela, 

Alonso  de  Inclán  Valdés,  prior. 

García  de  Arango,  canónico  tesorero. 

Toribio    Valdés   Vigil,   arcediano  de  Rivadeo. 

Alonso  Inclán  Valdés,  prior. 

Martín  Oquerruci  Santa  Cruz,  provisor. 

Luis  González  Muñíz,  canónigo  y  catedrático. 

Juan  García  Ciaño,  arcediano  de  Cordón, 

Martín  Vara  de  Reyero,  canónigo. 


1609 

» 

» 

1610 

» 

» 

1611 

» 

» 

1612 

» 

» 

1613 

» 

L. 

1614 

» 

Dr. 

1615 

» 

» 

1616 

» 

L. 

1617 

» 

Dr. 

1618 

» 

» 

1619 

» 

» 

1620 

9 

L. 

1621 

» 

* 

1622 

» 

» 

1623  y  24 

» 

Dr. 

1625 

» 

» 

1626 

» 

» 

1627 

» 

» 

1628 

» 

» 

1629 

» 

» 

1630 

» 

L. 

1631 

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» 

1632 

» 

Dr. 

1633 

» 

L. 

1634 

» 

Dr. 

1635 

■» 

» 

1636 

» 

» 

L 


—  676  — 

1637  Sres.  Dr.  D.  Diego  Collar  Uría,  doctoral. 

1638  »    »    Pedro  Osorio  Carvajal,  canónigo. 

1638  Illmo.  Sr.  Dr.  D.  Antonio  Valdés,  Obispo  de  Oviedo. 

1639  Sres.  Dr.  D.  Matías  López  Baltablado,  vicario  general. 

1640  »  »    »    Alonso  Inclán  Valdés,  prior. 

1641  »  »     »    Diego  Collar  Uría,   doctoral. 

1642  »  L.   »    Sebastián  Bernaldo  de  Quirós,  canónigo. 

1643  »    »    Cosme  de  Cué   Nocedo,  idem. 

1644  »  Dr.  »    Alonso  de  la  Concha,  idem. 

1645  *  L.    »    Domingo  de  Mier  Trespalacios,  idem. 

1646  »  Dr.  »    Crepis  de  Escobar,  provisor. 

1647  »  »     »    Fernando  González  Castrillón,  canónigo. 

1648  »  L.    »    Hilario  Suárez  Ciaño,  idem. 

1649  »  »    >    Sebastián  Bernaldo  de  Quirós,  idem. 

1650  »  »    »    Juan  Francisco  de  las  Dueñas  Estrada,  idem. 

1651  »  »    »    Cosme  de  Valdés  y  Miranda,  prior. 

1652  á  54  »  Dr.  »    Fernando  de  Estrada,  arcediano  de  Grado. 

1655  »  »    »    Diego  Collar  Uría,  doctoral. 

1656  »  »    »    Diego  Valdés  Bango,  provisor. 

1657  »  »     *    José  del  Cosío  y  Varreda,  arcediano  de Gordón. 

1658  >  L.    »    Andrés  de  Llanes  Estrada,  arcediano  de  Tineo. 

1659  »  Dr.  »    José  del  Cosío  y  Varreda,  idem  de  Gordón. 

1660  »  •  L.    »    Andrés  Llanes  Estrada,  idem  de  Tineo. 

1661  y  62  »  Dr.  »    Francisco  de  Arguelles  Celles,  deán. 

1663  »  L.    »    Alvaro  Díaz  Miranda  Ponce  de  León,  canónigo. 

1664  »  Dr.  »    Pedro  de  Quevedo  Hoyos,  arcediano. 

1665  »  »    »    Diego  de  Caneja,  idem  de  Villaviciosa. 

1666  »  L.    »    Toribio  de  Mier  Inguanzo,  canónigo. 

1667  y  68  »  Dr.  »    Luis  Ramírez  y  Valdés,  prior. 

1669  »  L.    »    Juan  Manuel  Heredia  y  Valdés,  canónigo. 

1670  y  71  »  Dr.  »    Diego  Bernaldo  de  Quirós,  abad  de  Villoría. 

1672  »  L.    »    Diego  Varona  Saravia,  caballero  de  Alcántara. 

1673  »  Dr.  »    Marcelo  de  la  Puente,  provisor. 

1674  *  L.    »    Tomás  Isidro  Bernaldo  de  Quirós,  canónigo. 

1675  »  Dr.  »    Antonio  Llanes  Campomanes,  idem. 

1676  y  77  »  L.    »    Pedro  Riquelme  de  Quirós,  chantre. 
1678  y  79  »      »    »    Gonzalo  Muñíz  Arango  y  León,  canónigo. 
1680  y  81  »  Dr.  »    Benito  García  Escaxadillo,  idem. 

1682  y  83  »      »    >    Francisco  de  la  Pola  Arguelles,  arcediano. 

1684  »      »    »    García  Díaz  Miranda  Bailongo,  canónigo. 

1685  lllmo.  Sr.  L.  D.  Gerónimo  L.  de  Guevara,  del  cons.°  deS.  M. 

1685  Sres.  Dr.  D.  Francisco  Menéndez  Solís,  canónigo. 

1686  »      »    »    Juan  Antonio  Castañón,  idem. 

1687  y  88      »     L.  »    Antonio  de  la  Espriella  Jove,  idem. 
1689  »  Dr.  »    José  Antonio  de  la  Concha  Miera,  idem. 


4690  Sres. 

1691  y  92 

1693 

1694 

1695 

1696 

1697  y  98 

1699 

1700 

1701 

1702 

1703 

1703  y  704 

1705 

1706 

1707  á  710 

1711  y  12 

1713  y  14 

1715  y  16 

1717 

1718  á  22 

1723  y  24 

1725  y  26 

1727 

1728  y  29 

1730  y  31 

1732 

1733  y  34 

1735  y  36 

1737  y  38 

1739  y  40 

1741 

1742 

1743  y  44 

1745  y  40 

1747  y  48 

1749  y  50 

1751  y  52 

1753  y  51 

1755 

1756 

1756 

1757  y  58 

1759  y  60 

1761  y  62 


—  677  — 

Dr.  D.  Juan  Menéndez  Jove,  canónigo. 
»    »    Gonzalo  de  Peón  y  Vigil,  deán. 
»    »    Juan  Menéndez  Jove,  canónigo. 
L.  »    Bartolomé  Cernuda  y  Rico,  doctoral. 
Dr.  »    Mateo  García  Escaxadillo,  canónigo. 
L.  »    Manuel  Alonso  de  Salceda,  provisor. 
Dr.  »    Juan  Menéndez  Jove,  canónigo. 
»    »    Pedro  Fernández  Palacio  Arguelles,  doctoral. 
»    »    Juan  Fernández  Arango,  canónigo  magistral. 
»    »    Gonzalo  Muñíz  Arango  y  León,  canónigo. 
»    »    Alvaro  Flórez  Abarca,  idem. 
»    »    Luis  Moran  Lavandera,  magistral  de  Santander. 
L.   »    Diego  Gerónimo  Arguelles  Quiñones,  canónigo. 
Dr.  »    Francisco  A.  de  Tapia  Reinoso,  penitenciario. 
»    »    Juan  Fernández  Arango,  magistral. 
»    »    Francisco  A.  de  Tapty  Reinoso,  penitenciario. 
L.    »"    Gregorio  José  de  Tineo  y  Hevia,  doctoral. 
Dr.  »    Juan  Avello  Castrillón,  doctoral. 
»    »    Juan  Francisco  de  Tineo  Estrada,  chantre. 
L.    »    José  Requejo,  canónigo  tesorero. 
Dr.  »    Eusebio  Velarde  y  Prada,  canónigo. 
»    »    Lope  García  Infanzón,  chantre. 
L.    »    Alvaro  Antonio  Flórez  Abarca,  canónigo. 
»    »    Andrés  Marrón  de  Llano  Flórez,  idem. 
»    »    Pedro  Gómez  de  la  Torre,  penitenciario. 
»    »    José  de  Mier  Noriega,  arcediano  de  Villaviciosa* 
»    »    Sancho  Miranda  Solís,  canónigo. 
»    »    Lope  F.  Infanzón,  coadjutor  de  chantre. 
Dr.  »    Nicolás  Ignacio  de  Balbín,  canónigo. 
L.    »    Francisco  Cañedo  Velez,  idem. 
Dr.  »    Policarpo  de  Mendoza,  provisor. 
»     »    Alvaro  Inclán,  canónigo. 
L.    »    Toribio  Gerónimo  Alonso  de  Faes,  idem. 
Dr.  »    Nicolás  Valdés  Prada  y  Navia,  idem. 
L.    »    José  Añares  de  Llanes  y  Aviles,  arcediano. 
»    »    José  Menéndez  de  Luarca  y  Tineo,  penitenciario 
Dr.  »    Ignacio  Menéndez  Valdés,  abad  de  Covadonga. 
»    »    Alonso  Francos  Arango,  magistral. 
L.    »    José  Santiago  Balbin,  canónigo. 
Dr.  »    Benito  de  Cañas  Trelles,  idem. 
»    »    Andrés  Carlos  de  Prada  y  Cienfuegos,  idem. 
»     »    Alonso  Francos  Arango,  magistral. 
»    »    José  de  Pozo  y  Merino,  lectoral. 
L.   »    Antonio  Arguelles  Quiñones,  canónigo. 
»     »    Miguel  Pisador  y  Bergaz,  arcediano. 


_  678  — 

1763  y  64  Sres.  Dr.  D.  Alonso  Francos  Arango,  magistral. 

1765  y  66  »  L.    »  Manuel  Gerónimo  Carro,  doctoral. 

1767  »  >    »  Domingo  Lorenzo  del  Carpió,  canónigo. 

1768  y  69  »  Dr.  »  Ramón  Miranda  Sierra,  lectoral. 
1770  y  71  »  »     »  Lope  José  Valdés,  canónigo. 

1772  »  »     »  Pedro  Francos  Bustillo,  arcediano  en  Oreare. 

1773  y  74  »  »     »  Blas  José  Faes,  canónigo. 

1775  »  »     »  Pedro  de-Francos  Bustillo,  arcediano. 

1776  y  77  »  *  »  Domingo  Enrique  de  Puertas,  provisor. 
1778  y  79  »  »  Andrés  Carlos  Prada,  canónigo. 

1780  y  81  »  »     »  Bernardino  Sierra  Quiñones,  ídem. 

1782  y  83  »  »     »  Domingo  Enrique  de  Puertas,  provisor. 

1784  y  85  »  »     »  Juan  Méndez  de  Vigo,  canónigo. 

1786  y  87  »  »     »  Domingo  Enrique  de  Puertas,  arcediano. 

1788  y  89  »  »     »  Juan  Méndez  de  Vigo,  canónigo. 

1790  y  91  »  »     »  Manuel  Arias  Flórez,  arcediano  de  Grado. 

1792  y  93  »  »     »  Manuel  Antonio  de  la  Granda,  abad  de  Cov.* 

1794  »  »     »  Francisco  Hevia  y  Noriega,  canónigo. 

1795  y  96  »  L.  »  José  González  Candamo,  idem. 
1797  y  98  »  Dr.  »  Benito  Menéndez  Valdés,  idem. 
1799  y  800  »  »     »  Sebastian  Velez  de  Cosío,  idem. 

1801  ,  »  L.    »  Ramón  de  la  Cuadra,  deán. 

1802  y  803  »  Dr.  »  Francisco  A.  Lamuño  Palacio,  lectoral. 
1804  y  805  »  *  »  Francisco  Hevia  y  Noriega,  arcediano. 
1806  á  811  »  »  »  Francisco  A.  Lamuño  Palacio,  lectoral. 
1812  y  13  »  »  »  Bernardino  Sierra,  arcediano  de  Tineo. 
1814  y  15  »  »     »  Alonso  Ahumada,  canónigo. 

1816  >  »     »  Manuel  Diaz  Miranda,  canónigo  penitenciario. 

1817  y  18  »  »  *  Isidro  Suarez  del  Villar,  penitenciario. 
1819  y  20  »  »     »  Domingo  Vicente  de  Casas,  provisor. 

1821  y  22  Illmo.  Sr.  Dr.  D.  Ramón  Valdés  Llanos,  del  cons.°  de  S.  M. 

1823  »  »     »  Manuel  Diaz  Miranda,  penitenciario. 

1823  y  24  »  »     »  Pablo  Roces  Lamuño,  magistral. 

1825  »  »     »  Juan  Antonio  Cabal,  (electo)  canónigo. 

1825  y  26  »  »     »  Juan  de  la  Cruz  Ceruelo,  penitenciario  y  prior. 

1827  y  28  »  »  Pablo  Roces  Lamuño,  magistral. 

1829  y  31  »  »     »  Andrés  Alvarez  Lorenzana,  canónigo. 

1832  y  33  »  »     »  Pablo  Roces  Lamuño,  magistral. 

1834  »  »     »  Juan  Antonio  Barreiro,  deán. 

1835  y  38  Excmo.  é  Illmo.  Sr.  Dr.  D.  Pablo  Mata  Vigil,  catedrático. 
1839  y  42  Sres.  Dr.  D.  Juan  Gerónimo  Couder,  canónigo  y  catedrático 

1842  »  »     »  Manuel  Arias  Valdés,  (electo). 

1843  y  44  E.  é  I.  Sr.  Dr.  D.  Domingo  A.  Arenas  Secades,  catedrático. 
1845  y  51  »  »     »  Pablo  Mata  Vigil,  Jefe  de  Administración. 
1852  y  57  »  »     »  Domingo  Alvarez  Arenas  Secades,  idem. 


—  679  — 

1858  y  59  Sr.  Dr.  D.  Simón  Martin  Sanz.  Jefe  de  admon. 

1860  y  64  Excmo.  é  Illmo  Sr.  L.  D.  Diego  R.  Bahamonde,  marqués,  id, 

1865  Sr.    Dr.  »    Jacobo  Tomás  Olleta,  id. 

1866  Excmo.  é  Illmo.  Sr.  L.  León  Salmean  y  Mandayo,  id. 

1867  »    Dr.  »    Domingo  Alvarez  Arenas  Secádes,  id. 

1868  »     L.    »    León  Salmean  y  Mandayo,  catedrático. 
1884            Sr.    Dr.  »    Juan  Rodríguez  Arango,  id. 

1886  Excmo.  é  Illmo.  Sr.  L.  León  Salmean  y  Mandayo,  id. 

1888  Excmo.  Sr.  Dr.  Félix  P.  de  Aramburu,  id,  Rector  actuar 

II 

VICE- RECTORES 

1613  Sres.  D.  Alonso  Marañón  de  Espinosa. 

1615  »  »  Martín  Vázquez  Prada. 

1627  »  »  Alonso  Martín  de  Espinosa. 

1618  »  »  Jacome  Prieto  de  Cancio. 

1620  »  »  Juan  García  Arias. 

1623  »  »  Juan  Ruíz  de  Villar. 

1625  »  »  Martín  Vara  de  Reyero. 

1627  »  »  Cristóbal  Serrano. 

1630  »  »  Cosme  de   Valdés. 

1633  »  »  Juan  Flórez  de  Miranda. 

1634  »  »  Diego  Collar  Uría. 

1635  »  »  Martín  Aguerruci  de  Santa  Cruz. 
1641  »  »  Nicolás  García  de  Llano. 

1643    . »      »    Rosendo  Arguelles. 

1647  »      »    José  de  Agüera  Bracamonte. 

1648  »      »     Luis  González  Muñíz. 

1648  »      »    José  Velázquez. 

1649  »      »    Sebastián  Bernaldo   de  Quirós. 
1652      »       »    Luis  González  Muñíz. 

1654  »  »  Diego  Collar  Uría. 

1655  »  »  Nicolás  González  de  Llano. 
1658  »  »  Luis  González  Muñíz. 
1663  »  »  Diego  Sánchez  Escandón. 
1663  »  »  Fernando  de  Estrada. 

1665  »      »    Diego  de  Sierra  Valcariel. 

1666  »      »    Diego  de  Valdés  Bango. 

1670  »      »    Luis  Ramírez  Valdés. 

1671  »      »    Diego  Sánchez  Escandón. 

1671  »      »    Tomás  Serrano  de  Paz. 

1672  >      »    Juan  de  Granda. 

1674      »      »    Tomás  Serrano  de  Paz. 

44 


—  68o  — 

1675  Sres.  D.  Juan  de  Rato  Caso. 

1675      » 

»    Andrés  de  Llanes  Estrada. 

1676      » 

»    Francisco  Pola  Arguelles. 

1677      ■ 

»    Antonio  de  Llanes    Campomanes. 

1678      > 

»    Diego  Sánchez  Escanden. 

1679      » 

»    Tomás  Serrano  de  Paz. 

1680      ■ 

»     Gonzalo   Muñíz    Arango. 

1681       ' 

►      »    Francisco  Montero  Obregón. 

1683      » 

»    Toribio  Solares. 

1684      « 

>      «    Benito  García  Escajadillo. 

1686       « 

»    Antonio  de    Llanes  Campomanes. 

1694      « 

►      »    Francisco  Pola  Arguelles. 

1696      « 

►      »    Benito  García  Escajadillo. 

1698      ■ 

►      »    Antonio  de  Quirós  Cosío. 

1702       « 

►      »    Pedro  Fernández   Palacio  Arguelles. 

1707      « 

>      t    Juan  Francisco  Serrano   de   Paz. 

1711       « 

►      »    Juan  Fernández  Arango. 

1716 

►      >    Juan  Francisco  Serrano  de  Paz. 

1717 

►     R.  P.  M.  Pedro  de  Santo  Tomás. 

1718 

►     D.  Juan  Francisco  Serrano  de  Paz. 

1727 

»      >    Juan  Fernández  Arango. 

1731 

»      »    Pedro  de  la  Torre. 

1732 

»      >    Juan  Fernández  Arango. 

1733 

•      >    Lope  García  Infanzón. 

1738 

»     Rvmo.  P.  M.  F.\  Benito  Gerónimo  Feijoó. 

1743 

»     D.   José  Antonio   García  Fuentes. 

1748 

•     Rvmo.  P.  M.  Fr.  Benito  Gerónimo  Feijoó. 

1750 

»     R.  P.  M.   Fr.  José  Pérez. 

1762 

»      *    P.   M.   Fr.   Manuel    Carrera. 

1776 

»      »    P.  M.   Fr.   Gabriel  Bernaldo  de   Quirós 

1781  Sr 

es.  D.  Lope  Jove  Valdés. 

1797 

»      *    Bernardo  de  Caso  Cobos. 

1799 

»      »    Juan  Méndez   de  Vigo. 

1838 

»      >    Felipe  Vázquez. 

1808 

>    José  Rivera. 

1812 

»      »    Félix  Antonio  de  Bobes. 

1811 

»      »    Manuel  Díaz  Miranda. 

182.) 

»    F/ancisco  Antonio  Lamuño. 

1821 

»    Rimó.i  de  Valdés  Llanos. 

1823 

•    Jua  i  de  Dios  Ceruelo  Velasco. 

1823 

»      »    Eusebio  Gutiérrez  Villarán. 

1823 

»      »    Francisco  García  del  Busto. 

1829 

»      »    Antonio  Piquero. 

1834 

»      •    Francisco  de  Borja  Estrada. 

1835 

»    Antonio  Piquero. 

—  68i  — 


1842  Sres. 

1843  » 

1851  » 

1852  » 
1856  » 

> 

1861  » 

1882  » 

1867  » 

1868  » 

1881  '  » 

1882  » 
1884  > 
1886  » 
1894  » 


D.  Joaquín  González  Rio. 

Pedro  Armada   y  Valdés,  conde  de  Canalejas. 

Domingo'  Alvarez  Arenas  Secades. 

Clemente  Moraleda. 

Francisco  de  Borja  Estrada. 

Ramón  Armesto,  (electo). 

José  Delgado. 

Francisco  Fernández  Cardin. 

León  Salmean  y  Mandayo. 

Juan  Domingo  de  Aramburu. 

Francisco  Fernández  Cardin. 

Fermín  Canella  Secádes. 

Guillermo  Estrada  Villaverde,  (interino). 

Félix  Pió  de  Aramburu  y  Zuloaga. 

Fermín  Canella  Secádes,  (Vice-Rector  actual}. 


III 


DECANOS  DE  LAS  FACULTADES 


Facultad  de  Filosofía 


1845  Sres.  D. 

1846  »       » 
1851-1860      > 


Manuel  Prado  y  Tovia. 
Clemente  Moraleda. 
León  Salmean  y  Mandayo. 


Facultad  de  Teología 


1845  Sres.  D. 
1846-1852  » 
1860       *       » 


Antonio  Piquero. 

Juan  Gerónimo  Couder. 

Francisco  Fernández  Cardin. 


Facultad  de  Filosofía  y  Letras 

1860  Sres.  D.  José  Delgado. 

1863      »       »  Ramón  Armesto. 

1866-1868      >  Timoteo  Alfaro. 

1897      >       >  Justo  Alvarez  Amandi  (catedrático  decano  actual). 

Facultad  de  Ciencias 


1858  Sres.  D.    León  Salmean  y  Mandayo. 

1897       »       >     Enrique  Urios,  catedrático  decano. 

1902       »       »    José  Mur  y  Ainsa,  (idem  actual). 


—  682  — 


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t 

r 


Facultad  de  Derecho 

1845  Sres.  D.  Domingo  Alvarez  Arenas  Secádes. 

1853  »  >  Juan  Domingo  de  Aramburu. 

1881  »  »  Carlos  Fernández  de  Cuevas. 

1883  »  »  Matías  Barrio  y  Mier. 

188*  »  »  Guillermo  Estrada  Villaverde  (interino). 

1886  »  »  Félix  P.  de  Aramburu. 

1889  »  »  Adolfo  A.  Buylla  y  Alegre  (decano  actual). 

IV 

DIRECTORES 

Instituto  de   Oviedo 

1845  Sres.  D.  Clemente  Moraleda,  (jefe). 

1847      »  »  Ángel  Paez,  presbítero,  catedrático. 

1860      »  »  Rafael  Díaz  Monasterio,  idem,  idem. 

1878      »  »  Claudio  Polo  Astudillo,  catedrático. 

1894      »  »  Manuel  Rodríguez  Losada,  idem. 

1901      »  »  Dionisio  Martín  Apuso,  (director  actual). 

Antiguo  y  Real  Instituto  Asturiano  y  hoy  Instituto  de  JoVellanos 

de  Gijón 


i 


1794  Sres. 
1798 
1799 
1804 

» 
1813 
1834 
1835 
1840 
1840 
1815 
1856 

» 
1860 
1866-1839 

» 
1870 
1870 
1872 


D.    Francisco  de  P.  Jovellanos,  capitán  de  navio. 
Francisco  García  González,   teniente  de  fragata. 
José  Valdés  Bazán,  brigadier. 
José  Maria  Cienfuegos  Quiñones,  idem. 
Diego  Cayón  (interino  en  ausencia  de  los  dos  anteriores 
Julio  Velarde  Herrera,  capitán  de  navio. 
Antonio  de  Condres  Pumarino,  catedrático,  (interino), 
Benito  Prieto  Solares,  capitán  de  fragata. 
Ramón  García  Alas,  catedrático,  (interino). 
Gregorio  María  Jove  Valdés,  coronel. 
Victoriano  Sánchez  Cifuentes,  catedrático. 
Alonso  García  Rendueles  Jove,  idem. 
Dionisio  Aceval  Laviada,  idem,   (accidental  en  ceses). 
Migjel  Menéndez  Duarte,  idem. 
José  Cienfuegos-Jovellanos  y  García. 
Alonso  Fernández  Vallín,  (accidental  en  vacantes.) 
Francisco  J.  Junquera  y  Pía,  catedrático. 
Juan  Junquera  Huergo,  idem,  (interino). 
Luciano  García  Rendueles  y  Cofer,  catedrático. 
Francisco  Jarrin  y  Moro,  idem,  (interino). 


-683- 

1881   Sres.  D..  José  María  Suárez  Ordax,  catedrático,  (interino). 
1883       »        »    Benjamín  del  Riego  y  F.  Vallin,  catedrático. 

»       ».   Leoncio  Cid  y  Farpón,  idem,  (interino). 
1887       »       »    Félix  de  Goiqoechea  y  Alvarez,  catedrático. 
1895       »       >    Justo  del  Castillo  y  Quintana,  director  actual. 

Instituto   de   León 

1846  Sres.  D.  Francisco  del  Valle,  catedrático. 

1860      »       »  Aquilino  Rueda,  ídem. 

1866      »        »  Vicente  Andrés  y  Andrés,  idem. 

1873  »       »  Francisco  Ruíz  de  la  Peña,  ídem. 

1874  >       »  Vicente  Andrés  y  Andrés,  idem. 

1880  »       »    Juan  Eloy  Díaz-Jimenez,  idem. 

1881  »        »    Policarpo  Mingóte  Tarazona,  idem. 
1884      »        >    Juan  Eloy  Díaz-Jiménez,  idem. 

1893  »  »  Policarpo  Mingóte  y  Tarazona,  idem. 

1895  »  »  Juan  Eloy  Díaz-Jiménez,  idem. 

1897  »  >  Policarpo  Mingóte  Tarazona,  idem. 

1898  »  >  Juan  Eloy  Díaz-Jiménez,  idem,  (director  actual). 

Instituto  de  Casariego  de  Tapia 

1867-1901    Sr.  D.    Antonio  Tol  y  Cancio,  párroco  de  Tapia. 
Instituto  de   Ponferrada 

1870  lllmo.  Sr.  D.  Isidro  Rueda  y  López. 

1882  Sres.   D.   Benito  Sánchez  Martínez,  catedrático. 

1883  »       >    Mariano  Amador  y  Andreu,  idem. 

1884  >       >    Leandro  María  Sil  van,  idem. 

Instituto   de  Santander 


1843-1855    Sr.  D.    Ramón  <Je  Miranda  y  Septien,  catedrático. 

Antigua   Escuela  de  Dibujo   y   Bellas  Artes,   lioy  de 
Artes  é  Industrias  de  Oviedo 

1785-1807  Sres.  D.  Juan  N.  Cónsul  Requejo,  profesor. 

»  »  »  Francisco  Alcántara  Torrejón,  idem,  (interino). 

1820  »  »  Miguel  Acevedo,  idem,  (idem). 

1832  »  »  José  Castelaro  y  Perca,  profesor. 

1836-1839  »  »  Ramón  Beltrán,  idem. 

1854  »  »  Vicente  Arviol,  idem. 

1866  »  »  Serafín  Rincón,  idem. 

1866  »  »  Ramón  Romea,  idem. 


—  684  — 

1900  Sres.  D.    José  M.  Y.  y  Fernández,  profesor. 

1901  »       »    Rafael  de  Zamora,  marqués  de  Valero,  (director  actual). 

Escuela  de  Artes  é  Industrias  de  Gijón 

1888  Sres.   D.  Justo  del  Castillo  y  Quintana,  Director-Delegado  rg.« 

1893  »       »    Fernando  Pallares  Colmenar,  profesor,  director. 

1894  »       »    Mariano  Marín,  ídem,  (director  actual). 

Escuela  de  Comercio  de  Gi|ón 

1899    Sr.  D.    Justo  del  Castillo  y  Quintana,  (director  actual). 
Escuela  de  Veterinaria  de  León 

1852  Sres.  D.  Antonio  Giménez  Camarero,  catedrático. 

185*      >  »  Bonifacio  de  Viezma  y  Lozano,  idem. 

1863      »  >  Antonio  Giménez  Camarero,  idem. 

1882      »  »  Martin  Nuñez  y  Martínez,  idem. 

1899      »  »  Cecilio  Diez  Garrote,  idem,  (director  actual). 

Escuela  Normal  de  Maestros  de  Oviedo 

1844  Sres.   D.  Tomás  Rivero,  profesor. 

1848      » 

1856-1875 

1876-1878 

1879 

1890 

1895 

1895 

1897 


Fernando  Arranz  de  la  Torre,  idem. 

José  Antonio  Posada,  idem. 

Mariano  Calzada  Balbuena,  idem. 

José  María  Flórez  y  González,  idem. 

José  García  y  García,  idem. 

Manuel  Muñiz  y  García,  idem. 

Heriberto  Larios  y  Fernández,  idem,  ^interino). 

Manuel  Muñiz  y  García,  idem,  (director  actual). 

Escuela  Normal  de  Maestros  de  León 

1849  Sres.   D.   Jacinto  Arguello  y  Rosado,  profesor. 

1869      »       »    Gregorio  Pedrosa  Gómez,  idem. 

1893      »       »    Florencio  González  García,  idem,  (director  actual). 

Escuela  Normal  de  Maestras  de  Oviedo 

1872  Sra.  D.a  Rosario  González  Alberú,  profesora,  (interina). 
1876    »        »    Juana  Fano  Acebal,  idem. 
1902    »        »    Rogelia  Zubillaga,  idem. 


—  685  — 

Escuela  Normal  de  Maestras  de  León 

1897  Sra.  D.a    Aurora  Miret  y  Bernard,  (interina). 

Secretarlos  generales  de  la  Universidad  y  distrito 

1836  Illmo.  Sr.  D.  Benito  Canella  Meana. 

1861  D.    Miguel  Fernández  y  Fernández. 

1866  »    Valentín  Sambricio. 

1867  >    Miguel  Fernández  y  Fernández. 

1871  »    Ambrosio  Loza. 

1872  t    Miguel  Fernández  y  Fernández. 
1872  >    Manuel  Gómez  Calderón. 

1874  >    Arturo  Salinas  Medinilla. 

1875  »    Manuel  Gómez  Calderón. 

1899  »    Julián  M.  de  Luarca  y  Secades,  (interino). 

1899  t    José  Quevedo  y  G.  Llanos,  (secretario  actual). 


—  686. 


APÉNDICE  XI 


(Véase  pag.  170) 

VISITA  DE  INSPECCIÓN  POLÍTICA  Á  LA  UNIVERSIDAD  DE  OVIEDO  EN   1815 
Y  APROBACIÓN  DE  LO  PROPUESTO  POR  LOS  VISITADORES  EN   1817 


D.  FERNANDO  SÉTIMO,  POR  LA  GRACIA  DE  DIOS,  ETC. 
A  vos  D.  José  Antonio  Palacio,  Arcediano  de  Cordón  y  canónigo  de 
la  Santa  Iglesia  Catedral  de  la  ciudad  de  Oviedo  y  D.  Fernando  La- 
muño,  del  Gremio  y  Claustro  de  la  Universidad  de  dicha  ciudad,  sa- 
bed: Que  por  mis  Reales  decretos  de  1.°  y  8  de  Febrero  próximo  cir- 
culados por  el  mi  Consejo  en  10  de  él,  tuve  á  bien  crear  una  junta  para 
que,  examinando  los  Planes  de  estudios  que  rigen  en  las  Universida- 
des del  reino,  arreglase  uno  general  y  uniforme  sin  escluir  ninguno  de 
los  que  influyeron  para  asegurar  la  felicidad  espiritual  y  temporal  de 
mis  vasallos  y  en  6  del  mismo  mes  se  dirigió  al  mi  Consejo  por  don 
Tomás  Moyano,  Secretario  de  Estado  y  del  despacho  universal  de 
Gracia  y  Justicia,  la  Real  orden  que  sigue: 

Excmo.  Sr.:  Cerciorado  el  Rey  de  que  algunos  de  los  maestros  de 
los  Estados  reales  de  San  Isidro  de  esta  Corte,  de  las  Universidades 
de  Salamanca,  Oviedo  y  Santiago,  del  Seminario  de  San  Fulgencio  de 
Murcia,  han  abrigado,  sostenido  y  propagado  opiniones  perniciosas  á 
la  religión  é  inductivas  de  subverción  á  las  legítimas  potestades  y  que 
el  mal  ha  cundido  tanto,  que  exige  el  mas  pronto  remedio:  Que  esto 
solo  puede  conseguirse  separando  de  la  enseñanza  á  tales  maestros, 
prohibiendo  que  esta  se  dé  por  los  libros  ú  obras  que  hayan  podido 
ocasionar  tan  perjudiciales  errores,  sustituyendo  otros  que  contengan 
sana  doctrina  y  tomándose  conocimiento  puntual  del  estado  de  los 
espresados  establecimientos  en  lo  económieo  y  científico  de  ellos;  para 
proveer  pronta  y  provisionalmente  sin  apelación  cuanto  se  contemple 
necesario  á  impedir  el  progreso  del  daño  que  se  sufre,  se  ha  servido 
mandar  que  los  Estatutos  reales  de  San  Isidro  de  esta  Corte  sean  vi- 
sitados por  el  ministro  del  Consejo  Real  D.  Nicolás  María  de  Sierra  y 
D.  Felipe  Montoya  Diez,  canónigo  lectoral  de  la  ciudad  de  Plasencia. 
La  Universidad  de  Salamanca  por  el  Director  de  la  misma  D.  Manuel 
Caballero  á  quien  S.  M.  Concede  los  honores  de  oidor  de  la  Cnanci- 
llería de  Valladolid,  en  remuneración  de  la  constancia  y  lealtad  con 


—  687  — 

que  sostuvo  en  las  Cortes,  llamadas  extraordinarias,  la  religión  y  el 
trono  y  por  D.  Gerónimo  Castrillón,  maestro  de  escuela  de  la  cátedra 
de  Huesca;  la  de  Oviedo  porel  Arcediano  de  Cordón  y  canónigo  de 
la  Catedral  de  dicha  ciudad  D.  José  Antonio  Palacio  y  D.  Francisco 
Lamuño  de  aquel  Gremio  y  Claustro.  La  de  Santiago^por  el  P.  D.  Fray 
Teobaldo  Rodríguez,  electo  Abad  de  San  Isidro  de  León  y  D.  Juan 
Martínez  Oliva,  canónigo  cardenal  de  la  Catedral  de  dicha  ciudad,  Y 
últimamente  el  Colegio  Seminario  de  San  Fulgencio  de  Murcia,  por 
D.  Francisco  Cortés,  canónigo  lectoral  de  la  Catedral  de  Palencia, 
cuyas  personas  merecen  la  confianza  del  Rey  por  su  orden  y  letras  y 
por  las  pruebas  que  tienen  dadas  de  -lealtad  á  su  Real  persona.  A  los 
que  el  Consejo  espedirá  prontamenle  las  competentes  Reales  cédulas 
revistiendo  las  mas  amplias  facultades  señalándoles  las  dietas  que  es- 
time pagaderas  de  los  fondes  de  los  respectivos  Estudios  y  Seminario, 
haciéndoles  los  encargos  y  prevenciones  oportunas  y  para  el  pronto 
despacho  de  las  visitas,  sino  también  para  que  las  evacúen  con  el 
acierto  y  utilidad  publica  á  que  se  dirigen,  á  cuyo  fin  se  pasarán  á  [os 
Visitadores  nombrados  para  las  Universidades  de  Salamanca,  Santiago 
y  Oviedo  las  noticias  que  obran  en  este  expediente,  y  quiere  S*  M* 
que,  concluidas  las  visitas,  presenten  todos  los  Visitadores  eí  expe- 
diente original  con  su  parecer  con  el  Consejo  y  para  que  examinados 
en  él  con  audiencia  dé  los  Fiscales,  consulte  en  su  razón  lo  que  se  le 
ofrezca  y  parezca. 

Lo  que  de  orden  del  Rey  participo  á  V.  E.  para  que  disponga  su 
cumplimiento  etc.=Dios  guarde  etc.=Palacio  6  de  Febrero  de  1815.= 
Tomás  Moyano.=Señor  Presidente  del  Consejo.  — Publicada  en  el  mi 
Consejo  la  antecedente  R.  O.  lo  mandó  guardar  y  cumplir  y  que  para 
el  modo  de  mi  ejecución  se  pasase  á  mis  fiscales  con  los  antecedentes 
que  hubiese,  quienes  en  su  vista  espusieron  lo  siguiente: 

Los  fiscales  se  han  enterado  de  la  Real  Orden  de  6  de  este  mes, 
en  la  cual  por  muy  justas  y  graves  causas,  se  dignó  S.  M.  nombrar 
personas  de  su  real  confianza  para  hacer  las  visitas  de  las  Universida- 
des de  Salamanca,  Oviedo  y  Santiago,  de  los  estudios  reales  de  Sai 
Isidro  de  esta  Corte  y  del  Seminario  de  San  Fulgencio  de  Murcia, 
mandando  al  misino  tiempo  que  el  Consejo  expidiese  á  favor  de  estos 
Visitadores  regios  las  cédulas  correspondientes  con  las  mas  amplias 
facultades  y  las  prevenciones  oportunas:  Y  para  que  esto  tenga  el  de- 
bido efecto  dicen:  que  las  piadosas  y  benéficas  intenciones  de  S.  M. 
están  bien  manifestadas,  tanto  en  la  citada  Real  Orden,  como  en  los 
soberanos  Decretos  de  primero  de  este  mes,  y  se  dirigen  á  proporcio- 
nar á  sus  leales  vasallos  una  sólida  y  bien  ordenada  educación,  para 
preservarles  de  los  errores  y  vicios  que  produce  la  ilustración  viciada. 

Ningún  asunto  más  importante  ni  más  digno  de  un  gran  Rey,  que 
este  cuidado  por  cuyo  completo  desengaño  aspira  ansiosamente  S*  M., 
porque  de  la  inspección  y  cuidado  de  los  estudios  públicos,   no  sola- 


—  688  — 
mente  depende  la  felicidad  y  gloria  de  la  nación,  sino  también  la  segu- 
ridad del  Estado,  pues  es  una  verdad  comprobada  por  la  historia  de 
todas  las  naciones  y  de  todos  los  siglos,  que  floreciendo  las  ciencias, 
florece  y  prospera  el  Estado  y  que  aquellas  florecen,  á  proporción  que 
el  Príncipe  las  protege  y  adelanta. 

Por  otra  parte,  sino  se  prescribe  una  enseñanza  uniforme  y  aco- 
modada á  la  forma  del  Gobierno  bajo,  del  cual  nos  colocó  la  divina 
Providencia,  para  que  los  subditos  desde  sus  más  tiernos  años  se  im- 
buyan en  sana  doctrina  y  se  acostumbren  á  amarle,  tanto  como  á  su 
propia  conservación  por  más  moderado  que  sea,  no  faltarán  quienes 
intenten  novedades  subversivas,  con  las  que  peligraría  el  Estado. 

Tan  importantes  fines  por  ningún  medio  se  consiguen  tan  bien  co- 
mo por  las  visitas,  que  son  el  nervio  ó  eje  que  sostiene  toda  la  disci- 
plina tanto  civil  como  eclesiástica,  pues  así  como  no  pueden  curarse 
las  enfermedades  si  el  médico  no  visita  ó  examina  cuidadosamente  al 
enfermo  para  aplicarle  remedios  oportunos,  tampoco  pueden  corregir- 
ce  los  abusos  de  los  estudios,  ni  conservarse  la  sana  doctrina  y  bue- 
nas costumbres,  sino  se  inquiere  y  toma  conocimiento  del  estado  inte- 
rior y  exterior  en  lo  científico  y  económico  de  las  Universidades  y  es- 
tudios públicos,  para  averiguar  las  causas  de  su  relajación  y  proveer 
de  remedio.  Por  la  misma  razón  á  petición  de  los  Reinos  en  las  céle- 
bres Cortes  de  Toledo  del  año  de  1480,  se  mandó  nombrar  visitadores 
que  fuesen  cada  año  por  las  provincias  á  inquirir  cómo  se  administra- 
ba la  justicia,  y  en  las  de  la  misma  ciudad  en  el  año  de  1525,  se  pidió 
que  se  nombraran  visitadores  para  visitar  todos  los  monasterios;  reco- 
nocer los  bienes  sobrantes  de  ellos  y  el  número  de  individuos  necesa- 
rios, contando  tanto  estas  Cortes  como  las  de  Madrid  del  año  de  1528, 
que  el  medio  de  enviar  Visitadores  era  mejor  que  el  de  las  residen- 
cias, y  añadiéndose  en  las  "celebradas  en  Madrid  el  año  de  1552,  que 
de  tres  en  tres  años  saliesen  Consejeros  á  visitar  las  Cancillerías  y 
las  Universidades. 

No  podía  ocultarse  á  la  sabiduría  del  Consejo  la  importancia  de  las 
frecuentes  visitas  de  las  Universidades,  y  conociéndolo  así  en  el  año 
de  1610,  mandó  por  el  auto  acordado  siete,  título  siete,  libro  primero 
de  la  Nueva  Recopilación,  que  además  de  las  Visitas  generales  ó  ex- 
traordinarias visitase  el  señor  Ministro,  Presidente  del  Consejo  de  la 
Mesta,  la  Universidad  de  Salamanca  y  en  otro  la  de  Valladolid,  y  que 
para  la  de  Alcalá,  nombrase  el  señor  Presidente  de  Consejo  en  cada 
año  á  otro  de  los  señores  Ministros  de  él. 

La  falta  de  estas  visitas  dio  ocasión  á  la  decadencia  de  las  Univer- 
sidades y  estudios  públicos  y  con  el  fin  de  conseguir  el  restablecimien- 
to, mejoras  y  perfección  de  ellos,  por  otro  auto  acordado  de  20  de  Di- 
ciembre de  1769,  se  nombró  para  cada  una  de  las  Universidades  á  un 
señor  Ministro  del  Consejo  por  Director,  cuya  vigilancia  no  bastó 
para  impedir  los  estragos  de  la  pasada  invasión,  fruto  de  una  erudi- 
ción viciada  y  corrompida. 


—  689  — 

Creyeron  los  Fiscales  que  debieron  detenerse  en  señalar  el  objeto 
de  los  paternales  desvelos  de  S.  M.  y  la  cenveniencia  del  medio  adop- 
tado para  conseguirlo,  á  fin  de  que  corresponda  á  uno  y  otro  la  ejecu- 
ción de  la  visita  decretada  en  dicha  Real  Orden  y  también  para  que 
pueda  el  Consejo  hacer  general  á  todas  las  demás  Universidades  y  es- 
tudios públicos,  tan  saludable  y  necesaria  medida,  con  lo  cual  se  evi- 
taría el  disgusto  y  sentimiento  que  podría  causar  el  singularizar  al- 
gunas, cuando  todas  ellas  se  distinguieron  y  esmeraron  en  manifestar 
su  lealtad  y  amor  al  Soberano  en  la  pasada  guerra. 

Para  que  dichos  Visitadores  puedan  tomar  conocimiento  puntual 
en  todo  lo  económico  y  científico  de  los  estudios  públicos  con  la  pron- 
titud, acierto  y  utilidad  pública,  que  S.  M.  desea  para  gloria  de  la 
nación,  sería  oportuno  el  que  se  encargase  al  Consejo  tuviese  pre- 
sente la  sabia  Instrucción,  formada  para  gobierno  de  los  señores  Mi- 
nistros, Directores  de  las  Universidades,  que  se  halla  inserta  en  la  ley 
cinco,  título  tercero,  libro  octavo  de  la  Novísima  Recopilación,  para 
que,  con  conocimiento  de  cuanto  en  ella  se  ordenare,  averiguasen 
los  progresos  y  decadencia  de  la  instrucción  pública,  examinasen  las 
causas  de  que  proceden,  y  propusiesen  los  remedios  que  crean  conve- 
nientes para  la  reforma  ó  mejora  de  los  estudios  cuya  imperfección  ó 
vicios  puede,  provenir  de  los  Maestros  y  discípulos  del  plan  y  método 
de  los  ejercicios  y  gobierno  escolástico  y  de  la  insuficiencia,  manejo 
é  inversión  de  las  rentas. 

Por  lo  respective  á  los  maestros  ó  Catedráticos  deberá  recibirse 
justificación  sobre  su  idoneidad,  conducta  y  costumbres,  y  sobre  lo 
que  enseñan  y  cómo  enseñan,  á  fin  de  separar  á  los  que  propagasen 
opiniones  perjudiciales  á  la  Iglesia  y  al  Estado  y  suspender  á  los  des- 
cuidados, examinando  si  convendría  prohibirse  concedan  las  jubila- 
ciones sin  más  causa  que  tener  veinte  años  de  Catedrático,  para  que 
estos  no  absorban  las  rentas  de  las  Universidades,  respecto  á  los  dis- 
cípulos, podrá  encargarse  á  los  Visitadores  que  informen  de  si  se 
tiene  el  importante  cuidado  en  la  elección  de  ingenios,  á  fin  de  no 
permitir  á  todos  toda  clase  de  estudios,  sino  á  aquellos  á  que  respec- 
tivamente los  llame  su  índole  ó  naturaleza  como  lo  ejecuta  todo  buen 
padre  de  familia  con  sus  hijos.  Cuyo  encargo  no  debiera  fiarse  á  los 
Catedráticos  por  el  interés  que  tienen  en  la  concurrencia  de  discípulos 
y  por  la  falta  de  autoridad  é  inficiente  para  repeler  á  los  ineptos,  por 
lo  cual  convendría  mucho  al  público,  como  lo  advierte  el  P.  Fr.  Job  en 
su  Teatro  crítico,  que  en  cada  Universidad  hubiese  un  Visitador  ó 
examinador  señalado  por  el  Príncipe  que  informándose  cada  año  de 
los  que  son  aptos  ó  ineptos  para  las  letras  limpiase  de  estos  las  Escue- 
las y  con  este  arbitrio  habría  más  gente  para  ejercer  las  artes. 

Esto  se  conseguirá  fácilmente,  si  para  los  estudios  mayores  no  se 
admitiese  sin  el  riguroso  examen  de  la  Lengua  latina,  que  previene 
la  ley  segunda,  título  cuarto,  libro  ocho  de  la  Novísima   Recopilación 


—  690  — 

y  sin  el  necesario  conocimiento  ó  estudio  de  la  Retórica,  Poética  y 
Lengua  griega,  cuya  falta  es  la  causa  del  atraso  que  se  nota  en  nues- 
tra literatura:  y  si  hubiera  el  debido  cuidado  de  la  asistencia  y  apro- 
vechamiento de  los  discípulos,  como  está  encargado  por  la  lev 
octava,  título  siete  del  mismo  libro,  y  el  necesario  rigor  en  el  examen 
de  dichos  adelantamientos  para  ganar  el  curso  sobre  lo  cual  se  podrá 
recibir  información,  como  también  sobre  el  porte,  traje,  conducta,  lujo 
y  costumbres  de  los  estudiantes. 

Por  lo  que  toca  á  lo  establecido  en  los  Estatutos,  Plan  de  estudios 
y  Ordenes  generales  y  particulares,  convendría  apurar  lo  que  se 
guarda  ó  deja  de  guardarse,  como  también  los  abusos  que  se  hubie- 
sen introducido  en  los  ejercicios  literarios  y  académicos  en  la  colac- 
ción  y  coste  de  los  grados  mayores  y  menores,  á  Fin  de  prohibir  los 
libros  que  puedan  ocasionar  errores,  y  sustituir  otros  en  su  lugar 
y  de  mejorar  el  método  de  los  ejercicios  de  oposiciones  y  actos  mayo- 
res y  de  proponer  todo  lo  demás  que  sea  conducente  para  formar  el 
Plan  de  estudios,  que  S.  M.  tiene  encargado  á  la  junta  creada  por 
su  Real  decreto  de  primero  del  presente  mes.  Por  último,  puede 
haber  habusos  en  el  ejercicio  de  la  jurisdición  escolástica  en  la  elec- 
ción de  Rector,  en  la  celebración  de  los  Claustros,  en  la  recaudación 
distribución  y  manejo  de  las  rentas  y  en  otros  puntos  del  gobierno  de 
las  Universidades  ó  estudios  y  cuya  reforma  sea  necesaria  para  que 
prosperen  estos  y  para  que  los  maestros,  los  edificios  y  Biblioteca 
tengan  la  dotación,  libros,  máquinas  y  utensilios  necesarios  para  la 
enseñanza  de  las  ciencias  del  modo  que  S.  M.  apetece,  de  todo  lo 
£ual  deberán  informarse  los  Visitadores,  procurando  el  debido  reinte- 
gro de  los  bienes,  libros  y  efectos  que,  con  ocasión  de  la  pasada 
guerra,  se  hubieren  vendido  ó  estraído  de  la  Biblioteca  y  Monasterios 
que  tenían  las  Universidades;  con  estas  advertencias  y  las  amplias 
facultades  que  S.  M.  concede  á  los  Visitadores,  creen  los  Fiscales 
que  podrá  el  Consejo  mandar  librar  las  Reales  cédulas  correspon- 
pondientes  á  las  personas  encargadas  de  la  visita  de  los  estudios 
públicos  que  quedan  espresados  provean  provisionalmente  y  sin  ape- 
lación cuanto  sea  necesario  á  impedir  el  progreso  del  mal  y  á  la  refor- 
ma y  mejora  de  la  enseñanza  y  remitan  todas  las  diligencias  de  la 
visita  con  informe  al  Consejo,  quien  podrá  al  mismo  tiempo  hacer 
presente  á  S.  M.  la  necesidad  de  nombrar  Visitadores  para  todas  las 
demás  Universidades  y  estudios  públicos  del  reino  ó  acordará  sobre 
todo,  como  tenga  por  más  acertado.-=Madrid   24   de  Febrero  de  1815. 

Y  visto  todo  en  el  mi  Consejo  pleno,  por  auto  que  proveyeron  en 
8  de  este  mes,  se  acordó  expedir  esta  mi  cédula,  por  la  cual,  y  con- 
fiando de  vuestra  virtud  y  letra  y  por  las  pruebas  que  tenéis  dada^de 
lealtad  á  mi  Real  persona,  que  desempeñareis  este  encargo  con  el  es- 
mero y  acierto  que  requiriese  su  importancia,  os  nombro  por  Visitado- 
res de  la  Universidad  de  Oviedo,  y  os  mando  que,  con  presencia  de  la 


—  691  — 

Instrucción  formada  para  gobierno  de  los  Ministros  Directores  de  las 
Universidades  del  reino  que  se  halla  inserta  en  la  ley  quinta,  título 
tres,  libro  octavo  de  la  Novísima  Recopilación,  averigüéis  los  progre- 
sos ó  decadencias  de  la  Instrucción  pública  en  dichos  Reales  estudios, 
examinando  las  pausas  de  que  procede  y  proponiendo  los  medios  que 
creían  convenientes  para  la  reforma  ó  mejora  de  los  estudios,  y  al 
efecto  recibiréis  purificación  sobre  la  idoneidad,  conducta  y  costum- 
bres de  los  maestros  y  Catedráticos  y  sobre  lo  que  enseñan  y  cómo 
enseñan,  á  fin  de  separar  á  los  que  propagasen  opiniones  perjudiciales 
á  la  Iglesia  y  al  Estado  y  suspender  á  los  descuidados.  También  la  re* 
cibireis  acerca  del  porte,  conducta,  lujo  y  costumbres  délos  estudian- 
tes, su  aptitud,  y  si  hay  el  debido  cuidado  de  la  asistencia  y  aprove- 
chamiento de  todos  ellos.  Examinareis  si  se  observa  lo  establecido  en 
los  Estatutos,  Visitas,  Plan  de  estudios  y  Ordenes  generales  y  par- 
ticulares. Los  abusos  que  se  hubiesen  introducido  en  el  uso  de  la  Ju- 
risdicción Escolástica  y  todos  los  demás  puntos  que  proponen  mis  Fis- 
cales en  su  exposición,  que  va  inserta,  según  como  en  ellos  se  contie- 
ne, y  las  diligencias  que  practicareis  las  remitiréis  al  mi  Consejo  por 
mano  de  D.  Bartolomé  Muñoz  de  Torres,  mi  Secrelario,  Escribano  de 
Cámara  más  antiguo  y  de  gobierno  de  él  con  vuestro  parecer,  para 
que  examinadas  en  él  con  audiencia  de  mis  Fiscales  me  consulte  en  su 
razón  lo  que  se  le  ofrezca  y  parezca,  y  para  que  puedan  proceder  con 
más  conocimiento  en  el  desempeño  de  esta  comisión,  se  os  remitirán 
con  esta  cédula  los  antecedentes  que  existen  relativos  á  planes  ó  me- 
joras de  los  citados  Reales  estudios,  y  mando  al  Director,  Catedráti- 
cos y  demás  dependientes  de  los  citados  Reales  estudios  de  cualquiera 
clase,  estado  ó  condición  que  sean  os  reconozcan  por  tales  Visitado- 
res y  no  os  impidan  ni  pongan  el  menor  embarazo  en  la  ejecución  de  La 
referida  visita  y  en  todo  lo  demás  concerniente  al  desempeño  de  esta 
comisión  antes  bien  coadyuven  en  lo  que  esté  de  su  parte  á  todo  lo 
que  sea  necesario  facilitándoos  las  noticias,  papeles  y  todo  lo  demás 
que  conviniese  para  vuestra  cabal  instrucción:  Que  para  todo  y  cada 
cosa  y  parte  de  ello  os  doy  el  poder  cumplido  y  comisión  en  forma  tan 
bastante,  como  es  necesario  y  de  derecho  se  requiere,  que  así  es  m¡ 
voluntad.  Dada  en  Palacio  á  21  de  Marzo  de  1815.  =  Yo  el  Rey.=Yo 
D.  Juan  Ignacio  de  Ayestarán,  Secretario  del  Rey  nuestro  Señor,  la 
hice  escribir  por  su  mandado.=Registrada.  ^Aquilino  Escudero,  Te- 
niente de  Canciller  mayor.=Aquilino  Escudero.=El  Duque  del  Infan- 
tado. =^D.  Gerónimo  Antonio  Díaz. =D.  Bernardo  Riega.=D.  Miguel 
Alonso  Villagomez.=D.  Todeo  Gómez. =V.  M.  se  sirve  nombrar  para 
Visitadores  de  la  Universidad  de  Oviedo  á  D.  José  Antonio  Palacio, 
Arcediano  de  Cordón,  y  á  D.  Francisco  Lamuño,  del  Gremio  y  Claus- 
tro de  la  Universidad  de  dicha  ciudad. ^Corregida. 

DON  FERNANDO  SÉTIMO,  POR  LA  GRACIA  DE  DIOS,  ETC 
A  vos  el  Rector  y  Claustro  de  la   Universidad   de  Oviedo   y  demás  á 


—  692 -- 

quien  corresponda  el  cumplimiento  de  esta  nuestra  carta  salud  y  gra- 
cia, sabed: 

Que  por  R.  O.  de  6  de  Febrero  de  1815  tuvimos  á  bien  resolver 
que,  por  las  personas  que  al  efecto  nombramos,  se  hiciese  visita  de 
diferentes  Universidades  y  estudios  donde  se  habían  abrigado  opinio- 
nes perniciosas  á  la  Religión  é  Inductivas  de  subversión  á  las  legítimas 
Potestades  comisionando  por  lo  respectivo  á  la  de  esa  ciudad  á  don 
José  Antonio  Palacio,  Arcediano  de  Gordón  y  canónigo  de  la  Catedral 
de  ella,  y  á  D.  Francisco  Lamuño,  del  Gremio  y  Claustro  de  la  misma 
Universidad,  quienes  en  uso  de  su  comisión  procedieron  desde  luego 
á  tomar  los  informes  y  recibir  las  justificaciones  que  estimaron  conve- 
nientes, así  por  lo  respectivo  á  la  enseñanza,  autores  por  donde  se 
hacia  y  plan  que  se  seguía  en  esa  Universidad,  como  respecto  á  la 
conducta  de  los  Catedráticos  y  su  asistencia  á  las  cátedras. 

De  ellos  resultó  que,  si  algunas  máximas  subversivas  se  habían 
difundido,  no  había  sido  por  culpa  de  los  Maestros  en  quienes  nunca 
se  había  notado  cosa  que  desdigese  del  amor  y  respeto  á  nuestra  Real 
Persona,  y  legítimas  autoridades,  sino  del  método  que  se  seguía  fau- 
tores que  se  señalaban,  confo'rme  al  nuevo  Plan  de  Estudios  conteni- 
do en  nuestra  Real  Cédula  de  12  de  Julio  de  1807,  sin  que  se  señalase, 
ni  aun  indicase  un  solo  Catedrático  que  se  hubiese  hecho  sospechoso 
por  su  doctrina,  en  lo  que  contestaron  los  eclesiásticos  seculares  y 
regulares  mas  provectos,  varios  ministros  de  esta  Real  Audiencia  y 
demás  que  fueron  preguntados. 

Que  habían  tenido  por  conveniente  suprimir  las  lecciones  que  se 
hacían  por  la  obra  de  Lakis  en  el  primer  año  de  Cánones,  sustituyen- 
do en  su  lugar  las  Instituciones  Canónicas  de  Berardi,  que  instruían 
en  los  sanos  principios  del  derecho  Canónico  sin  riesgo. 

Resultó  también  la  disminución  que  se  había  experimentado  en  el 
número  de  Graduados  y  cursantes  de  esta  Universidad  por  efecto  de  la 
última  guerra  en  que  habían  tomado  las  armas  muchos  de  ellos,  y 
gran  parte  continuaban  el  servicio  militar  y  la  que  se  seguiría  indis- 
pensablemente sino  se  les  eximiese  del  sorteo  antes  de  recibir  el  gra- 
do de  Bachiller. 

Que  si  bien  la  Biblioteca,  que  contenía  bastantes  volúmenes  prohi- 
bidos, había  estado  franca  y  esto  podía  haber  contribuido  á  que  se  es- 
parciese la  doctrina  que  se  trataba  de  evitar,  estaba  remediado,  por 
cuanto  restablecido  el  orden,  se  habían  puesto  las  obras  prohibidas  en 
pieza  separada  y  con  la  custodia  correspondiente,  y  no  se  podía  dudar 
de  la  recomendable  conducta  y  exactísimo  celo  del  Bibliotecario  prime- 
ro, que  tomaría  las  disposiciones  necesarias  para  evitar  su  lectura á 
los  que  no  estuviesen   autorizados  por  el  Tribunal  de  la  Inquisición. 

Entre  otros  particulares  que  se  propusieron  á  los  Visitadores,  fué 
uno  apoyado  por  varios  Abogados  del  Colegio  de  esa  ciudad  de  que 
se  restableciese  el  Plan  del  año   1774,  con  que  tantos  progresos  se 


—  693  — 

habían  hecho  en  la  Universidad,  lo  que  apoyaron  los  Visitadores,  pro- 
poniendo igualmente  que,  en  la  facultad  de  Cánones  se  esclúsese  de 
la  enseñanza  pública  el  Van-Espen  mientras  no  se  corrigiesen  sus 
opiniones  arriesgadas  en  otras  impresiones  pues,  como  ahora  co- 
rre, era  aventurada  su  lectura  como  también  la  del  Selvaggio  á  los 
jóvenes. 

Y  por  lo  tocante  á  la  Filosofía  y  Teología  podría  darse  la  enseñan- 
za por  el  método  y  autores  por  los  que  se  hacía  antes  del  Plan 
de  1807. 

Que  no  se  obligase  á  los  cursantes  á  asistir  á  las  Cátedras  de 
Matemáticas  y  otras  que,  si  bien  ilustran  y  disponen  mucho  para  otras 
ciencias,  no  así  para  las  carreras  de  Teología,  Cánones  y  Leyes;  y 
concluyeron  esponiendo  la  indispensable  necesidad  de  dotar  compe- 
tentemente la  Universidad  que,  por  falta  ó  poco  valor  de  los  arbitrios 
que  le  estaban  asignados,  se  hallaba  en  el  estado  más  lamentable  sin 
que  pudiesen  por  esta  razón  observarse  las  leyes  que  prevenían  lo 
conveniente  en  orden  al  decoro  de  los  cursantes  y  sus  Maestros  en  el 
trage  y  demás  requisitos  para  la  asistencia  á  la  Universidad.  Vistas 
por  el  nuestro  Consejo  las  diligencias  de  visita  é  informe  de  dichos 
Comisionados  con  lo  que  sobre  todo  espusieron  así  los  nuestros  Fisca- 
les, como  el  Ministro  Director  de  esa  Universidad,  nos  hizo  presente 
su  dictamen  en  consulta  de  30  de  Agosto  del  año  próximo  pasado, 
manifestando,  entre  otr.as  cosas,  advertía  en  las  mismas  diligencias 
que  los  Catedráticos  propietarios  é  interinos  habían  enseñado  por  los 
libros  señalados  en  el  Plan  de  Estudios  de  1807,  sin  separarse  de  su 
observancia  y  que  en  su  esplicación  no  habían  esparcido  á  sus  discí- 
pulos doctrinas  sospechosas  y  sí,  por  el  contrario,  las  que  siempre  se 
habían  enseñado  en  la  Universidad;  por  lo  que  era  de  parecer  en  este 
particular  que  Nos  sirviésemos  declarar  que  no  había  habido  justo 
motivo  para  imputar  á  los  Catedráticos  de  la  Universidad  la  enseñan- 
za de  doctrinas  perniciosas  á  la  religión  é  inductivas  de  subversión 
á  las  legítimas  autoridades,  y  que  estábamos  convencidos  y  satisfechos 
de  su  religiosidad,  celo  y  lealtad  en  el  cumplimiento  de  sus  deberes 
morales  y  políticos;  y  por  nuestra  Real  resolución  á  dicha  consulta, 
que  ha  sido  publicada  y  mandada  guardar  y  cumplir  por  el  nuestro 
Consejo  en  22  de  este  mes,  se  acordó  espedir  esta  nuestra  carta.  Por 
la  cual  aprobamos  la  visita  de  esa  Universidad  practicada  por  los 
citados  D.  José  Antonio  Palacio  y  D.  Francisco  Antonio  Lamuño,  á 
consecuencia  de  nuestra  Real  Orden  de  6  de  Febrero  de  1815. 

Y  es  nuestra  voluntad  que  en  esa  Universidad  rija  y  gobierne  el 
Plan  de  Estudios  del  año  1774,  ínterin  se  forma  y  establece  por  la 
Junta,  creada  al  efecto,  el  general  acordado  por  nuestra  Real  resolu- 
ción en  Real  Desreto  de  1.°  de  Febrero  de  1815. 

Que  en  los  libros  de  enseñanza  se  hagan  las  variaciones,  que  pro- 
pongan los  Visitadores,  y  que  los  cursantes  en  esa  Universidad  gocen 


—  694  — 

exención  del  sorteo,  presentando  calificación  de  matrícula  y  otra 
jurada  de  los  respectivos  Catedráticos  en  que  conste  su  puntual  asis- 
tencia y  aprovechamiento,  quedando  esta  providencia  sujeta  ¿  lo 
que  se  resuelva  en  el  Plan  general,  mandado  formar  por  citado  Real 
Decreto. 

Que  se  encargue  al  Bibliotecario  la  pronta  habilitación  de  la  Bi- 
blioteca y  el  exacto  cuidado  y  custodia  de  los  libros  prohibidos,  y  por 
lo  respectivo  á  la  dotación  de  las  Cátedras,  se  tendrá  presente  lo 
resuelto  por  nuestra  Real  Persona  á  consulta  de  30  de  Enero  del 
año  próximo  y  provisión  espedida  en  su  virtud  en  21  de  Junio  de 
este  año. 

Y  os  mandamos  veáis  esta  nuestra  Real  resolución,  y  la  guardéis, 
cumpláis  y  ejecutéis  y  hagáis  guardar  cumplir  y  ejecutar  en  todo  y 
por  todo  como  en  ella  se  contiene,  sin  contravenirla,  permitir,  ni  dar 
lugar  se  contravenga  en  manera  alguna, 

Dada  en  Madrid  á  24  de  Septiembre  de  1817.  =  E1  Duque  del  Infan- 
tado.=D.  Manuel  de  Torres.^D.  Felipe  de  Sobrado.  =D.  Juan  Benito 
Hermosilla.=D.  José  Montemaj>or.=Dr.  D.  Manuel  Antonio  de  San- 
tiesteban,  Secretario  del  Rey  nuestro  Señor  y  su  Escribano  de  Cáma- 
ra. =  La  hice  escribir  por  su  mandado,  con  acuerdo  de  los  de  su  Con- 
sejo por  el  Secretario  Muiioz. = Registrada.  =  Aquilino  Escudero,  Te- 
niente de  Canciller  mayor.=Aquilino  Escudero.=Para  la  Cárcel  de 
Corte  quince  reales.=V.  A.  aprueba  las  diligencias  de  visita  de  la 
Universidad  de  Oviedo  en  la  forma  que  se  expresa.  =  Corregida. 


695  — 


APÉNDICE  XII 


(  Véanse,  págs.  110,  150,  168,  175,  178,  239  y  243.) 

EXCMO.  t  ILLMO.  SR.  D.  JUAN    PÉREZ    VILLAMIL 


Sabido  es  que  se  difundió  por  España  la  triste  nueva  del  2  de  Mayo 
con  la  conocida  proclama  del  Alcalde  patriota:  «La  patria  está  en 
*  peligro.  Madrid  perece  víctima  de  la  perfidia  francesa.  Españo- 
les, acudid  á  salvarle.  Mayo  2  de  1808.— El  Alcalde  de  Móstoles.  » 

En  tranquilo  retiro  de  este  pueblo  vivía  á  la  sazón  D.  Juan  Pérez 
Villamil,  cuando  la  próxima  capital  de  España  ya  pensaba  en  su  nombre 
para  individuo  de  una  Junta  defensora  del  Reino  en  días  de  zozobra 
para  la  libertad  de  España,  acechada  por  muchas  tropas  francesas 
estendidas  cautelosamente  por  la  nación.  Allí  sorprendió  D.  Juan  en 
la  tarde  del  1.°  de  Mayo  á  un  traidor  con  pliegos  reservados  dirigidos 
á  Extremadura  y  Andalucía,  en  qué  se  alentaba  á  las  provincias  á  la 
sumisión  en  favor  de  Francia. 

Era  Pérez  Villamil  secretario  del  Almirantazgo;  por  su  ciencia  y 
virtud  gozaba  del  mayor  prestigio,  y  á  su  llamamiento  en  la  villa  de 
Móstoles  acudieron  en  seguida  D.  Andrés  Torrejón  y  D.  Simón  Her- 
nández, alcaldes  1.°  y  2.°,  los  regidores,  el  cura  párroco  y  personas 
influyentes  de  la  localidad. 

Aquella  reunión  de  patriotas  envió  emisarios  á  Madrid  á  fin  de  ave- 
riguar lo  que  pasaba.  Cuando  tornaron  éstos  al  declinar  el  2  de  Mayo 
relatando  las  cruentas  esceñas  de  aquel  día,  Villamil  arengó  al  pueblo 
y,  para  contrarrestar  las  proclamas  que  Murat  remitía  á  provincias, 
propuso  y  dictó  tan  breve  y  airado  bando,  que  firmó  el  memorable 
Alcalde,  siendo  dirigido  á  las  comarcas  meridionales  y  occidentales 
de  España,  transmitido  á  Sevilla  con  gran  velocidad,  por  caminos  no 
directos  ni  frecuentados.  Fué  aquel  parte,  dice  Vargas  Ponce,  «chispa 
•eléctrica,  que  cundió  á  Europa  y,  al  fin,  la  purificó  de  tiranos.» 

Toreno,  Arteche  y  los  historiadores  de  la  guerra  de  la  Independen- 
cia recuerdan  este  suceso  nobilísimo.  En  1886  el  entonces  Alcalde 
Presidente  del  Ayuntamiento  de  Móstoles  remitió  á  quien  esto  escribe, 
con  otros  documentos  y  folletos  interesantes,  copia  de  la  lápida  colo- 
cada en  la  casa  consistorial  de  aquella  población:  *2  de  Mayo  de  1808. 
A  D.  Juan  Pérez  Villamil— iniciador  de  la  Guerra  de  la  lndepen- 

45 


—  696  — 

dencia—á  los  Alcaldes  de  esta  villa— D.  Andrés  Torrejón—y  /).  S/- 
món  Hernández— que  secundaron  tan  patriótico  movimiento— para 
perpetua  memoria— la  Junta  revolucionaria  de  1868.* 

Hé  aquí  algunas  noticias  del  preclaro  asturiano: 

D.  Juan  Pérez  Villamil  y  Paredes  nació  en  Puerto  de  Vega  (Navia) 
en  l.°  de  Mayo  de  1754  y  siguió  los  estudios  de  Derecho  en  la  Univer- 
sidad de  Oviedo,  donde  fué  también  maestro.  Ejerció  la  profesión  de 
abogado  en  Madrid  señalándose  por  su  ilustración  y  firmeza  de  carác- 
ter; publicó  á  la  edad  de  24  años  el  conocido  trabajo  sobre  las  «Le- 
yes de  Toro»:  (Doctrina  Doct  Antonii  Gomezzi  ete/us  addentis  ne- 
potes Dictad  Gómez  Cor  de  jo  ad  leges  Tauri  escudeata  et  incom- 
pendum  redacta  cum  legib.  concordante  recopit,  in  gratiam  gurisp 
juvent)  (1776);  y  siguió  después  con  otros  escritos  diversos,  siendo 
curiosa  la  Disertación  sobre  la  escelsitud  de  Abogados,  etc.  (1782), 
dedicada  á  su  insigne  paisano  Campomanes  y,  bajo  el  pseudónimo  de 
«Juan  Paredes»,  unas  Memorias  sobre  los  Reyes  de  Asturias  en  Cartas 
á  un  Profesor  de  Alcalá  (1786).  En  1789  fué  nombrado  fiscal  de  la 
Audiencia  de  Mallorca,  donde  dejó  gratísimos  recuerdos  de  no  pocas 
reformas  debidas  á  su  iniciativa,  leyendo  también  en  aquella  Sociedad 
Económica  el  Elogio  de  Carlos  III,  y  escribiendo  el  Cronicón  ma- 
llorquín ó  Historia  civil  de  aquella  isla.  Electo  Regente  de  la 
Audiencia  de  Oviedo  en  1798,  no  tomó  posesión  por  haber  sido  nom- 
brado seguidamente  fiscal  del  Consejo  Supremo  de  Guerra,  y  volvió  en- 
tonces á  briílar  en  la  corte  por  sus  dotes  de  magistrado  integérrimo  y 
por  sus  vastos  conocimientos  jurídicos,  históricos  y  literarios.  En 
1803  fué  elegido  académico  supernumerario  de  la  Real  de  la  Historia, 
numerario  en  1804  y  en  1807  Director  de  la  misma  Corporación,  perte- 
neciendo además  como  miembro  honorario  y  supernumerario  á  la  Aca- 
demia española  de  la  Lengua.  Presentó  al  Instituto  histórico  varios 
proyectos  para  recopilar  todo  lo  referente  á  España  en  los  antiguos 
historiadores  griegos  y  latinos  (que  después  realizó  el  erudito  señor 
Cortés  y  López);  redactó  profundos  informes  y  dictámenes;  y  la  dejó 
rica  colección  de  papeles,  apuntes  y  documentos  importantes.  Por  estos 
últimos  años  era  ya  Ministro  auditor  general  y  Secretario  del  Almiran- 
tazgo, en  cuyo  puesto  le  sorprendió  la  invasión  francesa,  siendo  ense- 
guida designado  para  una  primera  Junta  Central  en  representación  de 
su  amigo  y  paisano  Jovellanos,  cautivo  e.i  Bellver  de  Mallorca. 

También  el  fué  llevado  prisionero  á  Francia  cuando  entró  en  Ma- 
drid el  rey  intruso  Bonaparte,  y  en  aquella  nación  era  muy  vigilado 
porque  no  se  desconocía  su  valer  é  influencia  en  España;  sin  embargo, 
Napoleón  le  permitió  regresar  á  la  península  con  objeto,  alegado  por 
Pérez  Villamil,  de  dedicarse  á  trabajos  literarios  y  traducción  de  Co- 
lumela.  A  su  llegada  á  Alicante,  de  donde  se  fugó  embarcado  para 
Cádiz,  fué  nombrado  Consejero  de  Estado;  más  enseguida,  fiján- 
dose en  la  rectitud  y  ciencia  del  ilustre  astur,  las  Cortes  le  eligieron 


—  697  — 

para  formar  parte  del  Consejo  de  la  Regencia  del  Reino;  elevado 
puesto  que  Villamil,  hombre  de  extremada  modestia,  se  apresuró  á 
renunciar  y  lo  aceptó  forzosamente,  bajo  el  imperio  de  críticas  circuns- 
tancias y  por  consejo  de  los  amigos,  jurando  el  cargo  el  29  de  Sep- 
tiembre de  1812,  y  prometiendo  seguir  «por  los  rectos  y  luminosos  prin- 
cipios, dijo,  del  admirable  Código  constitucional,  que  las  Cortes  aca- 
baban de  dar  á  la  nación  española.» 

No  es  ésta  la  ocasión  de  narrar  sus  gestiones  como  Regente,  ni 
menos  exponer  el  antagonismo  entre  la  Regencia  moderadora  y  las 
innovadoras  Cortes;  pero  sí  resulta  que  pasó  allí  momentos  muy  amar- 
gos, y  que  fué  poco  á  poco  modificando  sus  ideas  con  espíritu  de 
resistencia  para  toda  innovación.  En  otra  ocasión  publicaré  estudios  y 
noticias  sobre  esto,  indicando  aquí  solamente  que  Pérez  Villamil  cesó 
con  sus  compeleros  en  el  cargo  de  Regente  por  decreto  de  las  Cortes 
de  8  de  Marzo  de  1814. 

Vivió  retraído  hasta  la  entrada  de  Fernando  VII  en  España.  Enton- 
ces fué  llamado  á  Valencia  é  intervino  principalmente  en  la  redacción 
y  publicación  del  tristemente  famoso  decreto  de  4  de  Mayo  de  1814, 
cumplimentado  después  con  crueles  persecuciones,  muy  lejos  del 
ánimo  de  Villamil,  que  fué  siempre  magistrado  recto  y  justificadísimo, 
aunque  entonces  vencido  por  las  circunstancias,  condiciones  de  mo- 
mento y  presión  de  la  corte  dominada  por  intrigantes.  El  también  fué 
después  una  de  las  víctimas,  aunque  de  otra  manera.  El  rey  le  nombró 
Ministro  de  Hacienda  en  Noviembre  de  1814;  pero  Villamil,  probo, 
serio  y  circunspecto,  no  era  secretario  de  despacho  á  gusto  de  aquella 
indigna  camarilla,  y  bien  presto  en  Febrero  de  1815  fué  separado  por 
aquel  monarca,  que  tuvo  escaso  respeto  á  las  virtudes  y  menos  grati- 
tud para  los  servicios  del  ilustre  hijo  de  Navia  y  de  miles  de  españoles. 

Pérez  Villamil  favoreció  cuanto  pudo  los  intereses  de  su  provincia 
natal.  Representaba  en  la  corte  á  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del 
País  de  Asturias,  de  la  que  fué  Director  perpetuo  desde  1816  á  1820, 
y  manifestando  en  1816  que  el  Rey  (en  simulado  destierro)  le  había 
mandado  salir  de  la  corte  y  pasar  á  Plasencia,  la  Sociedad  se  apresuró 
á  comunicarle  que  «el  Real  Decreto  no  desvanecía  el  nombramiento 
de  Director  y  antes  le  repetía  su  consideración.» 

Los  sucesos  de  1820  á  1823  los  presenció  desde  Móstoles  ocupado 
en  sus  trabajos  para  las  Academias  de  la  Lengua,  de  la  Historia  y  de 
San  Fernando,  donde  redactó  diversos  informes  y  noticias  de  subido 
mérito,  que  debieran  publicarse,  reuniéndose  además  todas  las  obras 
mencionadas  y  otras,  como  la  «Carta  sobre  la  formación  del  Consejo 
de  la  Regencia  con  arreglo  á  la  Constitución  $e  Castilla  y  León,* 
•Observaciones  sobre  la  Constitución  de  1812*,  *La  Antigua  Sobe- 
ranía de  Contabria*,  «Los  Vaqueros  de  Asturias  y  Chuelas  de 
Mallorca*  (ésta  perdida),  etc.,  y  más  que  dejó  manuscritas. 

Gozando  honores  en  el  Consejo.de  S.  M.   poco  tiempo  alcanzó  el 


—  698  — 

Pérez  Villamil  el  nuevo  estado  de  cosas,  cuando  la  reacción  de  1823, 
y  murió  retirado  en  Madrid  en  24  de  Enero  de  1824. 

Entre  sus  últimas  disposiciones  hállase   público  testimonio  de  su 
filial  amor  á  la  Universidad  de  Oviedo,  fundando  aquí  una  cátedra  de 
«Fundamentos  de  Religión  católica,  apostólica  romana»,  y  dio  al- esta- 
blecimiento pingües  propiedades  en  Móstoles  y  Caramanchel,  Fincas 
urbanas  y  rústicas,  como  el  extenso  parador  de  aquella  villa,  dos  ca- 
sas más  en  calle,  que  hoy  lleva  el  nombre  del  sabio  asturiano,  huertas, 
tierras/  etc.,  cuya  renta  pasaba  de  12.000  reales.  Tal  fundación  fué 
puesta  por  el  generoso  erector  bajo  el  patronato  del  Rector  y  Gáustro 
ovetenses  y,  después  del  expediente  legal  al  efecto  con  favorable  dic- 
tamen del  Consejo  de  Castilla  en  1 1  de  Febrero,  fué  aprobada  por 
R.  O.  de  5  de  Marzo  de  1825  y  exenta  del  impuesto  sobre  obras  pías. 
A  tenor  del  espíritu  y  letra  de  la  escritura  fundacional,^  Universidad 
«tomando  posesión  de  la  fundación  y  de  sus  bienes,  ejerció  funciones 
patronales  sin  intervención  de  ninguna  persona,  obligándose  á  no  re- 
vocar aquélla.»  En  defensa  de  la  misma,  Rector  y  Claustro  patronos 
se  alzaron  á  la  Superioridad  cuando  ésta  en  1833  se  entrometió  á  ele- 
var el  sueldo  del  catedrático,  de  400  ducados  según  la  institución,  á 
7.000  reales;  y  siguieron  cuidando  del  capital  y  percibiendo  las  rentas 
por  medio  de  su  administrador  hasta  que  en  1846  el  Estado  se  incautó 
indebidamente  de  tales  bienes,  incluyéndolos  entre  los  de  las  Universi- 
dades y  de  Instrucción  pública  (siendo  de  condición  especial)  contra 
lo  dispuesto  en  la  misma  institución,  que  para  tai  caso  quedaba  anula- 
da. Entonces  habían  de  venderse  casas  y  tierras,  destinando  el  precio 
al  socorro  de  pobres,  de  monasterios  y  templos  necesitados,  princi- 
palmente á  la  nativa  iglesia  de  Santa  María  de  Ve¿£,  autorizando  á  su 
Párroco,  al  Obispo  y  al  Fiscal  de  la  Audiencia  de  Oviedo  para  recla- 
mar el  cumplimiento  de  esta  última  previsora  condición.  La  cátedra  fué 
suprimida  y  no  reemplazada  por  otra;  el  Rector  y  Claustro  patronos 
reclamaron  rentas  y  sobrantes  en  1851  para  disponer  aquella  enseñan- 
za de  su  patronato;  pero  se  realizó  la  venta  en  virtud  de  las  lepes 
desamortizadoras.  El  Estado  no  liquidó  con  la  Universidad  ni  emitió  á 
su  favor  las  inscripciones  correspondie.ites  de  la  Deuda  perpetua,  re- 
presentativas del  producto  de  los  bienes,  entrega  que  siempre  procede 
con  más  los  intereses  devengados,  á  que  nuestra  Escuela  tiene  dere- 
cho, como  en  repetidas  ocasiones  se  manifestó  al  Gobierno  y  lo  dijo 
últimamente  en  el  Congreso  (sesió.i  de  7  de  Julio  de  1886)  nuestro  di- 
putado el  Sr.  Pedregal.  Antes  y  después  de  las  reclamaciones,  ni  el 
retrato  de  Pérez  Villamil  pudo  hallar  el  Rector  Sr.  Salmean  para  colo- 
carle en  sitio  de  preferencia  de  la  Iconoteca  universitaria,  donde  tiene 
lugar  preeminente,  como  Protector  y  favorecedor  de  la  Casa,  al  lado 
de  Asiego  (que  también  falta),  de  Campomanes,  del  Obispo  Pisador, 
del  primer  Marqués  de  Pidal  y  no  muchos  más. 

Cuando  la  muerte  del  sabio  patriota  asturiano,  la  Gaceta  oficial  de 


—  699  — 

Madrid  de  17  de  Abril  de  1824  publicó  su  elogio  necrológico,  di- 
ciendo: 

«El  Gobierno,  que  se  auxiliaba  de  sus  vastos  conocimientos  en  to- 
ados los  ramos;  las  ciencias  y  las  letras  humanas;  la  magistratura;  la 
•jurisprudencia;  la  educación  é  instrucción  públicas,  objetos  perennes 
•de  sus  meditaciones  y  escritos;  su  traducción  de  Columela,  y  otras 
•obras  inéditas,  halladas  entre  sus  papeles  y  que  las  circunstancias 
•de  los  tiempos  no  lo  permitieron  dar  á  luz,  son  otros  tantos  monumen- 
tos de  su  sabiduría  y  religiosidad,  que  formarán  su  elogio,  al  paso 
•que  nos  recuerdan  que  perdimos  un  gran  estadista,  un  sabio  eminente 
•y  un  juicioso  magistrado,  benemérito  de  la  Religión,  amado  del  Rey 
•y  apreciado  de  la  Nación.» 

Tal  fué,  á  grandes  rasgos,  la  noble  existencia  de  D.  Juan  Pérez 
Villamil. 


\ 


APÉNDICE  Xin 


► 


(Véanse  págs.  203,  335,  372,  389,  397,  406,  4/3, 452,  453, 

454  y  522). 

DATOS  ESTADÍSTICOS  DE  MATRÍCULA  EN  LOS  ESTABLECIMIENTO? 
DE  ENSEÑANZA  DEL  DISTRITO  UNIVERSITARIO  DE  OVIEDO 


ADVERTENCIA.— Para  la  mejor  comprensión  de  este  Apéndice 
procede  observar  la  variación  de  estudios  y  de  planes  de  enseñanza 
objeto  de  tantos  cambios,  principalmente  en  el  siglo  pasado,  y  consi- 
derar los  Estudios  ó  Facultades,  que  se  simultaneaban.  Procu- 
rando también,  mayor  simplificación,  en  el  numero  de  matriculados 
se  comprende,  después  de  1868,  el  total  de  alumnos,  sumados  los  de  la 
enseñanza  oficial  y  de  la  libre. 

Universidad  de  Oviedo. Sus  cuadros  estadísticos  son  resultado 
de  penosa  y  complicada  labor,  examinando  antiguos  y  modernos  docu- 
mentos, manuscritos  ó  impresos.  Azares  diferentes  y  sucesos,  como 
los  de  la  guerra  de  la  Independencia,  causaron  importantes  pérdidas 
en  el  Archivo  universitario  de  Oviedo,  hoy  no  muy  atendido.  Entre 
perdidos  papeles  de  importancia  se  comprenden  varios  registros  de 
matrícula  de  las  antiguas  Facultades,  y  así  faltan  los  de  1609  á  1632  y 
de  1655  á  1742,  correspondientes  á  las  inscripciones;  y  respecto  á 
grados  y  títulos,  solamente  pude  hallar  aquellos  referentes  á  1744  en 
adelante.  Los  primitivos  y  viejos  libros  de  matrícula,  que  se  conservan, 
se  hallan  en  no  muy  buen  estado,  pues  en  muchos  faltan  hojas,  en  otros 
están  los  cursos  interpuestos  y  confundidos  y,  á  veces,  hay  omisiones 
imposibles  de  llenar.  Se  salvó,  sin  embargo,  la  matrícula  del  primer 
año  ó  curso  de  la  Universidad  en  un  cuaderno  largo  y  estrecho,  de 
diez  hojas,  cinco  escritas,  resultando  que  la  matrícula  estuvo  abierta 
en  Octubre  y  Noviembre  de  1608,  adicionada  en  1609,  é  involucrada 
con  inscripciones  del  curso,  que  comenzó  en  «San  Lúeas»  de  aquel 
último  año.  Dice  así  la  cubierta: 


« Libro  délos  ge.  se  matricularon  para  oyr  Artes  de  este  año 
d&  1608  y  Theulugia. 

Siendo  Ror.  el  Dor.  Don  Al°  marañon  De  espinosa  Srio.  Gaspar 
Aluz  de  la  Lauiada. 


—  701  — 

Las  inscripciones  se  hicieron  en  la  forma  siguiente: 

«Sanctiago  menendez  natural  de  sanctianes  q.°  de  Tineo  Diocs.  de 
Ouy.°  se  matriculó  para  oyr  Artes  en  15  de  Otue.  de  1608  y  juró.» 

«Joan  Arias  vz.°  de  s.  Tiago  de  las  billas  diocs.de  León  se  ma- 
triculó p.a  oyr  Theulugía  en  20  de  otue.  de  1608  no  dejó  cédula.» 

Las  cifras  una,  dos,  tres  ó  cuatro  que,  en  relación  con  el  año  inicial 
del  curso  aparecen  en  cada  casilla,  indican  por  su  orden  de  izquierda 
á  derecha,  la  primera  el  número  de  alumnos  matriculados,  y  la  segun- 
da, tercera  y  cuarta  el  número  respectivo  de  los  graduados  de  Bachi- 
ller, Licenciado  y  Doctor  (G.  de  B.  L.  D.)  La  Facultad  de  Artes,  ter- 
mina propiamente,  tras  de  los  conatos  de  1836,  en  el  curso  de  1841  á 
1842,  reemplazada  por  la  de  Filosofía  en  la  Universidad,  pasando  los 
estudios  de  Artes  á  los  Institutos,  siguiendo  como  superiores  los  di- 
chos de  Filosofía  que,  á  su  vez,  varios  se  comprendieron  en  Facultad 
de  Filosofía  y  Letras  desde  1857.  -La  de  Leyes  tuvo  esta  denomina- 
ción hasta  1842,  que  se  llamó  de  Jurisprudencia,  abarcando  también 
los  estudios  de  Cánones,  denominándose  Facultal  de  Derecho  Civil  y 
Canónico  desde  1851  á  1867,  que  en  Oviedo  quedó  reducida  á  simple 
Facultad  de  Derecho  civil  en  breve  reforma,  volviendo  á  la  dicha  de- 
nominación desde  1883  en  que  continúa,  comprendiendo  las  enseñanzas 
de  los  Civil,  Canónico  y  Admistrativo  con  más  las  propias  del  Nota- 
riado.-Este  aparece  con  la  separación  debida,  tanto  de  su  matrícula 
especial  como  de  los  ejercicios  de  Reválida  para  la  Fe  Pública 
(R.de  F.  P).— Respecto  á  los  grados  académicos,  procede  recordar  que 
el  de  «Doctor»  fué  centralizado  en  Madrid  desde  1845,  salvo  el  breve 
periodo  posterior,  de  1868  á  1875,  que  se  permitió  en  las  Universida- 
des de  provincia;  y  el  grado  de  «Bachiller»  en  todas  las  Facultades 
fué  suprímiffb  después  de  1838.  Para  no  complicar  el  estado  de  «Filo- 
sofía y  Letras»,  me  figuran  los  trece  «Preceptores  de  Latinidad  y 
Humanidades»  examinados  desde  1853  á  1860. 

Institutos.  La  estadística  de  matrícula  y  grado  primero  en  estos 
establecimientos  ha  sido  fácil  de  obtener,  tomándola  de  las  anuales 
Memorias  impresas  donde  constan  los  matriculados  y  grados  de  Ba- 
chiller (G.  de  B).  En  cursos  recientes  figuran  los  estudios  del  Ma- 
gisterio, de  Agricultura  y  Ú2  Comercio,  llevados  á  aquellos  Centros 
generales  y  técnicos  e.i  virtud  de  la  reforma  de  1901  del  Ministro  Con- 
de de  Romanones;  pero  volvieron  los  antiguos  organismos,  y  en  los 
Institutos  fueron  contadas  las  reválidas  elementales  de  maestros 
(R.  E.)  y  los  ejercicios  para  Contadores  mercantiles  (C.  AL)  ó  de  Pe- 
ritos agrónomos  (P.  A.)  etc.  No  figuran  en  casilla  aparte  nueve  «Agri- 
mensores y  Peritos  tasadores  de  tierra»,  procedentes  del  Instituto  de 
León,  desde  1863  á  1867.  También  con  diferente  origen,  á  partir  de  1861, 
se  han  examinado  cuatro  «Practicantes  de  medicina.» 

Enseñanzas  especiales.  Las  vicisitudes  y  repetidos  cambios  del 
Instituto  de  Gijón  determinan  una  estadística  más  complicada  resultan- 


] 


—  J02  — 

do  solamente  aproximada  en  los  primeros  años  porque  los  libros  lla- 
mados «del  rol»  y  de  matrícula  de  entonces  eran  muy  deficientes,  pues 
en  una  hoja  de  los  mismos  se  anotaba  lo  correspondiente  á  los  dife- 
rentes cursos,  que  estudiaba  cada  alumno,  siendo  un  trabajo  improbo  y 
á  veces  invencible  el  de  distinguirlos  por  secciones  ó  estudios.  Las 
reformas  y  variados  cambios  del  mismo  Establecimiento  hacen  tam- 
bién complejos  los  resúmenes,  que  pude  determinar  principalmente  con 
las  «Memorias»  del  Secretario  D.  Jesús  Menéhdez  Acebal  y  la  «Rese- 
ña histórica»  del  catedrático  D.  Rafael  Lama  y  Leña.  Las  cifras  dobles 
de  las  casillas  indican  la  primera  el  número  de  matriculados,  y  la  se- 
gunda los  alumnos  que  terminaron  estudios  de  «Cálculos»  obteniendo 
oportunos  «certificados»  y  de  «Pilotaje»,  ó  demostraron  su  aptitud 
para  «Peritos  mercantiles»,  «Peritos  mecánicos»  y  «Peritos  químicos» 
(P.  M;  P,  m;  P.  Q.)  en  los  «Estudios  de  Aplicación  al  Comercio  y  á  la 
Industria». -Respecto  á  la  antigua  Escuela  de  Dibujo  y  de  Bellas  Ar- 
tes de  "Oviedo^  cabe  indicar  que  figura  un  número  total  de  alumnos  en 
años  en  que  no  aparecen  diferenciadas  las  respectivas  inscripciones 
en  los  libros  de  oficina;  que  faltan  los  antecedentes  de  algunos  cursos; 
y  que,  para  simplificar  los  resúmenes  de  años  próximos,  se  agruparon 
lo  más  posible  las  diferentes  clases  de  las  secciones  del  Dibujo  de  Fi- 
gura y  Lineal,  principales  enseñanzas  prestadas  primeramente  por  la 
antigua  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  País  y  después  por  la  Aca- 
demia provincial  de  Bellas  Artes  de  San  Salvador  de  Oviedo,  materias 
aquellas  que  se  complementaron  más  tarde  con  otras  (Modelado  y  Va- 
ciado, Prespectiva,  Colorido  y  Grabado)  y  aun  se  aumentaron  moder- 
namente con  las  académicas  musicales,  que  hoy  están  aparte,  abriéndo- 
se entonces  la  matrícula  para  mujeres;  pero  en  las  aulas  oficiales  sola- 
mente quedan  las  dos  Secciones  de  industrias  y  bellas  artes.  — En  aná- 
loga Escuela  de  Gijóny  si  resulta  escasa  la  última  matrícula,  es  des- 
pués de  la  elevación  á  «Superior»  á  consecuencia  de  la  reforma  de  1901 
con  las  consecuencias  indicadas  e.i  la  pág.  401. -Para  los  cuadros  de 
la  Veterinaria  de  León  y  de  las  Escuelas  Normales  de  Maestros  de 
Oviedo  y  Leóny  tuve  benévolos  auxiliares  en  los  Directores  Sres.  Díaz 
Garrote,  Muñíz  y  González.  Respecto  á  los  estudios  del  Magisterio 
conviene  observar  que,  por  deficiencias  y  omisiones,  no  es  fácil  deter- 
minar exactamente  la  estadística  de  matrícula  de  los  primeros  cursos 
ó  ensayos  de  la  Normal  ovetense  de  Maestros.— Es  asimismo  de  con- 
siderar la  fecha  académica  en  que  comienzan  los  exámenes  finales  ó 
de  Reválida  para  el  magisterio  Elemental  y  Superior  (R  E  y  R  S)  de 
las  Escuelas  Normales  de  Oviedo  y  de  León;  pues  antes  (y  bastantes 
años  después)  de  creados  ambos  Establecimientos,  aquellos  ejercicios 
de  aprobación  profesional  se  verificaban  ante  un  tribunal  ó  comisión 
de  las  Juntas  provinciales  de  I.  P.  donde  están  los  expedientes  y  da- 
tos. Por  diligencia  del  celoso  Inspector  de  León  Sr.  Gil  obtuve  rela- 
ción detallada  por  años,  desde  1834  á  1860  de  los  allí  aprobados  para 


—  7<>3  — 

ejercer  el  magisterio,  que  fueron  272  maestros  y  83  maestras,  mientras 
que  en  la  provincia  de  Oviedo  aparecen  292  y  82  respectivamente;  pero 
son  aquí  cifras  inseguras  é  incompletas  por  el  lamentable  estado  del 
archivo  de  esta  Junta  provincial.  Cuando  las  mencionadas  Juntas  esta- 
ban también  autorizadas  para  expedir  Certificados  de  Aptitud  (C.  A)  ó 
de  habilitación  para  el  desempeño  de  las  ínfimas  Esc  uelas  incompletas 
(ejercicios  que  después  pasaron  á  las  Escuelas  Normales)  por  aquella 
de  Oviedo  se  expidieron  572  de  maestros  y  43  de  maestras  en  los  años 
de  1859  á  1870,  y  por  concepto  y  finalidad  iguales  en  León  860  de 
maestros  sin  ninguno  de  maestras  desde  1860  á  1869.  Sumadas  estas 
cifras  de  tales  Certificados  á  las  análogas  posteriores,  que  aparecen  en 
los  cuadros  de  las  Normales,  no  resultará  todavía  el  número  exacto  de 
tales  documentos  ó  habilitaciones,  porque  también  se  expidieron  por 
las  respectivas  Juntas  municipales  de  I.  P.- Finalmente,  como  en  las 
páginas  466  á  494  se  comprenden  las  estadísticas  de  población  de  los 
Concejos  ó  Ayuntamientos  de  las  provincias  de  Oviedo  y  León,  con  el 
respectivo  número  y  clases  de  Escuelas  públicas  de  enseñanza  pri- 
maria, en  ios  últimos  cuadros  de  este  apéndice  xiii  se  indica  solamen- 
te el  número  de  niños  y  niñas  matriculados  en  las  indicadas  Escuelas 
en  7  de  Marzo  de  1903,  y  obtuve  las  cifras  respectivas  después  de  va- 
rias operaciones,  teniendo  á  la  vista  los  trabajos  recientes  del  ramo, 
que  me  facilitaron  para  base  las  oficinas  provinciales  del  Instituto 
Geográfico  y  Estadístico  de  Oviedo  y  León. 

Es  dato  curioso  de  concurrencia  á  las  Escuelas  públicas,  con  rela- 
ción al  dicho  día  de  la  estadística,  que  de  45.441  varone3  matriculados 
en  aquellas  en  la  provincia  de  Oviedo,  asistieron  35.134  y  dejaron  de 
concurrir  10.307;  y  de  25.766  mugeres  matriculadas,  concurrieron 
20.212  y  dejaron  de  asistir  5.554. 

En  la  provincia  de  León  de  37.531  hombres  matriculados,  concu- 
rrieron 28.468,  y  no  asistieron  9.033;  y  de  21.389  hembras  inscriptas 
concurrieron  19.628  y  dejaron  de  hacerlo  4.761  en  la  mencionada 
fecha. 

Mas  la  falta  de  asistencia  general  en  una  y  otra  provincia  es  bas- 
tante mayor. 


-7°5-  • 


Universidad  de  Oviedo 


ARTES 

LEYES 

CÁNONES 

TEOLOGÍA 

CORSOS 

Matriculados 

Matriculados 

Matriculados 

Matriculados 

Grados  de  B. 

Grados  de  B.  L.  D. 

Grados  de  B.  L.  D. 

Grados  de  B.  L.  D 

1(508 

57 

» 

» 

8 

1633 

66 

» 

> 

» 

1G31' 

98 

6 

93 

18 

16  55 

53 

8 

4') 

37  < 

1636 

> 

» 

&} 

»                                1 

1638 

15 

5 

66 

4 

1639 

146 

26 

1Í8 

M 

161') 

76 

13 

86 

13                 j 

1611 

103 

> 

64 

7 

1612 

75 

28 

57 

«                1 

1643 

61 

11 

4¿ 

6                   ! 

1GU 

89 

6 

41 

6                  ; 

1615 

i 

3 

21 

9                 ! 

1646 

110 

16 

62 

» 

16*7 

46 

7 

> 

» 

1643 

82 

> 

50 

» 

1610 

169 

5 

52 

21            ; 

16j0 

> 

6 

6d 

» 

1651 

106 

16 

74 

32                 i 

l'J52 

t 

15 

64 

M 

1053 

* 

» 

52 

16 

165 1 

93 

6 

59 

15 

1743 

60 

2 

> 

» 

1744 

72      2 

10-8 

»  3 

»-3-J-l 

1745 

20     l) 

8-2 

»-l 

»-6-l-l 

1746 

75      4 

9-8 

•-2 

>-l 

1747 

11      9 

4-2 

»-l-3-l 

» 

1743 

12      1 

Ü-5 

»-l 

>    -1-1 

1749 

28      6 

5-6 

»-l 

»-7 

1750 

28      3 

6-2 

»-2 

»-2-2-2 

1751 

29      7 

12-7 

>-i 

»-l 

1752 

JG      2 

9-4 

>  1-1-1 

.-1-1-1 

1753 

65      4 

10-5 

>-4-l-l 

i-3-l-l 

1754 

42    26 

14-6 

>-2 

,,-6-2-2 

1755 

48      7 

11-9 

»-2 

>-6 

1756 

34    11 

3-7 

»-l 

»-2 

—  7o6- 


MDICNA 

ARTES 

LEYES 

CÁNONES 

TEOLOCÍA 

Matricu- 

CDU9S 

Matriculados 

.  Matriculados 

Matriculados 

Matriculados 

lados 
arados  de 

Orados  de  B. 

G.  de  B.  L   D. 

G.  de  B.  L.  D 

G.  de  B.  L   D. 

tí.  L  D. 

175? 

92    8 

3-   1 

»-  4 

w-    6 

I 

1758 

27  26 

5-  6 

»-  i 

>-  9-1-1 

1759 

33    6 

13-  S 

>-  2-1-1 

»-   1 

i 

1?6> 

89    7 

2-  3 

>-  1 

»-  5 

! 

1761 

105  A) 

4-12-1-1 

*-  8-1-1 

»-17-l-l 

1762 

37  19 

4-12 

»-  7 

»-  9 

1763 

5l  34 

>-  6-1 

»-  3  1 

»-  1 

1761 

11     9 

7-  7    -1 

»-  >-M 

13-  7-1-1 

1765 

20  12 

11-  5 

>-  4-1-1 

>-  5-4-4 

i 

1766 

71  24 

6-  9 

»-  3-11 

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1770 

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1773 

167  11 

61-  6-3 

13-  7 

32-15-2-1 

1774 

172  19 

36-14 

35-10-4-4 

52-13 

1775 

169  17 

38-  3 

36-  5-1-1 

49-  4 

1776 

213  19 

56-  9-1 

32-13-2  2 

62-10-2-1 

1777 

202  23 

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47-  8 

118-  2-2-3 

1778 

231  22 

77-  8 

51-  4-1-1 

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229  28 

98-16 

61-  5-2-2 

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243  26 

105-21 

68-12-2-1 

99-  9 

1      1781 

298  29 

77-18 

83-17-2-1 

102-  6-1-1 

1      1782 

249  32 

81-14 

90-  7-2-2 

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i      1783 

264  26 

89-26 

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111-  4-1-1 

i      1784 

196  21 

09-20 

72-13-1-1 

102-  8 

i     1785 

212  29 

100-16 

75-10-1-1 

121-12 

,      1786 

229  25 

93-19 

74-11-2  1 

128-12 

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1787 

212  24 

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248  28 

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1      1781 

171  34 

9*19-1-1 

90-17-7-2 

121-10-2-3 

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1790 

230  28 

99-18 

93-20-5-2 

132-  4  2-1 

>  2 

1791 

239  28 

91-18 

97-20-5-3 

130-11-2 

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1792 

212  40 

86-11 

107-20 

157-19-55 

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1793 

209  29 

10J23 

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163-11-3-1 

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1794 

266  26 

149-2  '> 

111-2-4 

182-13-2-1 

4 

1795 

251  27 

111-  7 

101-16-3 

165-  2-4-2 

4.1 

1      1796 

241  41 

121-13 

108-15 

183-17-4-3 

1-2 

1797 

272  31 

135-62     • 

102-28 

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,      1798 

215  35 

110-23 

122-25-5-2 

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,      1790 

211  34 

128-33 

108-26 

165-12-3-3 

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162  21 

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i,      1801 
,      1802 

177  25 

125-25 

145-11-4-1 

174-172-2 

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176  15 

122-29 

130-21-2 

155-17-1 

2      . 

1       1803 

172  16 

159-17 

131-31-2-3 

107-13-1-3 

4 

i'      1804 

169  24 

140-14 

140-31-5-3 

88-16-2  1 

5     -1 

¡!      1805 

161  24 

148-17 

139-26-2  3 

71-  5-1 

4 

1,      1806 

l    172  17 

155-21 

147-25-5-1 

82-11-2-1 

5 

707  — 


DERECHO 

CÁNONES 

TEOLOGÍA 

FILOSOFÍA 
Y  LETRAS 

51  * 

CURSOS 

ARTES 

Matriculados 

Matriculados 

Matriculados 

Matriculados 

S-g* 

G.  de  P. 

G.deB.L.D. 

G.deB.L.D. 

G.deB.L.D. 

Grado  de  B. 

O 

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l    1807 

209  24 

11130 

105-35-7-6 

87       -3-1 

1 

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¡    1808 

3 

-   1 

6-1 

ll  1812 

22 

3 

1 

2 

1813 

64 

8 

4 

4 

1814 

92 

6 

5 

7 

1815 

126     6 

24-  2 

4     -1 

12-  1-1-1 

1816 

204  16 

46-  i 

11         -2 

15-  3-2-2 

i    1817 

256  27 

89-  4 

42-  5 

18-  2-2  3 

8 

¡i  1818 

316  18 

116  26-1 

61-12 

38-  4 

5-1 

.   1819 

19*  42 

165-13-1 

69  20-1-1 

46-  1-1-1 

3 

'i   1820 

285  25 

130-26 

59-20-3-2 

26-  7 

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i»   1821 

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132-  3 

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1822 

157  13 

52-56 

9-  7 

10-  7 

4 

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153    2 

263-  8 

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176-59 

20-27 

56-15-3-2 

4 

1    1823 

173    0 

171-26 

29-  5-2-1 

62-11-1 

3 

!    1826 

217  19 

187-30-4-2 

33-10-3-3 

88-  6-3-1 

!    1827 

259  13 

187-29-1-1 

46-19-1-1 

119-11-2-1 

1828 

1829 

221  18 

183-26-4-2 

28-  2-5-3 

124-13-1-1 

1830 

¿81  32 

80-17 

31-  5-1 

65-17-3-3 

1831 

312     1 

137-25-1-2 

15-  3    -1 

79-19-2-1 

3832 

334  42 

195-11-1-1 

7-  5 

120-  9-3-1 

1833 

392  31 

81-30-1-2 

16-  5 

138-10-1-8 

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306  30 

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1833 

29)  11 

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71-16    -1 

1836 

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60-40-1-1 

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1833 

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7-   1 

55-  3 

1839 

158  15 

106-22-5-5 

11-  2 

45 

1840 

141  17 

167-10-4 

9-  5-2-3 

34-  8-1-1 

1811 

144  15 

167-29-1-3 

18-  3-1 

23-  4 

1842 

144-25-2 

-  4 

17-  3 

95-15 

1843 

143-18  25 

13-  1-4-4 

96-1) 

1844 

113-19-27 

19 

93-  7 

1345 

10)- 13-14 

18-  2 

82-22 

1846 

95-9-i0-2 

15-  2-3 

8)-24-2-l 

1847 

99-19-19 

19-  6 

33-38 

L48 

105-34-15 

18-  4 

27-44 

1819 

91-28-13 

13-  6 

30-24 

1850 

82-34-23 

20-10 

31-5) 

1351 

85-2-20-1 

18-  2-5 

39-29 

8 

1852 

97-  2-18 

14-10-1 

6 

J  1853 

88-25-2') 

14-17-9 

5 

1854 

106-1 1-  8 

24-31 

8 

1855 

105-16-18 

19-39 

i 

1856 

105-17-14 

22-43-1 

1857 

75-14-10 

6 

19-  1 

6 

7o8- 


CDRSOS 


1858 
1839 
186) 
1861 
1862 
1863 
1864 
1*>5 
1866 
1807 
1868 
1869 
1870 
1871 
1S72 
1873 
1874 
1375 
1876 
1877 
1878 
1879 
1881 
1881 

ia*2 

1883 
1884 
1885 
1886 
1887 
1888 
1889 
1390 
1891 
1892 
1893 
1894 
1895 
18% 
1897 
1898 
18J9 
1900 
1901 
1902 


DERECHO 

Matriculados 

Grados  de  B.LD, 


117-11-25 
100-21-11 

112-32-20 
85-18-15 
77-14-20 
-78-11-19 
.91-14-11 
"101-13-11 
124-2042 
141-23-10 
171-44  62 
175-  234-  1 


205 
172 
228 
225 
§16 
196 
170 
219 
217 
242 
254 
272 
276 
29) 
230 
202 
212 
252 
294 
405 
436 
458 
531 
610 
483 
529 
482 
447 
350 
3)0 
247 
242 
210 


67-  8 
47-13 


40- 
52- 
34- 
43 
19 
34 
45 
25 
36 
41 
34 
37 
29 
49 
32 
10 
26 
51 
3¿ 
44 
68 
51 
46 
42 
45 
60 
63 
4 
41 
35 
28 


FILOSOFÍA 

/ 

TEOLOGÍA 

Y  LETRAS 

Matriculados 

Matriculados 

CIENCIAS 

GradoideB.L.D. 

Grado  de  B. 

Matriculados 

6 

4-  4 

6 

7 

9-  3 

2 

0-2-1 

8-  3 

4-2 

13 

2    -1 

15-  3 

4    -2 

40-  8 

5-2  8 

59-  5 

4    -2 

65»  2 

3-1 

64-28 

7) 
73 
82 
W 
85 

118 
92 
95 
98 

106 
75 

60 

48 

88 

74 

66 

88 

66 

71 

48 

73 

40 

52 

34 

96 

33 

78 

NOTARIADO 
Matriculados 
R.  de  F.  P. 


8 

3 

4 
2 
4 
4 
1 
1 
9 
8 
5 
16 
13 
8 


1 
2 
2 
2 

G 
7 
8 
7 

26  15 

23  24 

27  23 

24  22 

28  23 
43  37 
30  18 
52  22 
58  18 
54  22 
43  21 
22  13 


11 
11 
12 
9 
7 
8 
3 
14 
4 
5 
4 
4 
5 
6 
2 
3 
2 


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Instituto  de  Oviedo 


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1845 

199 

31 

1865 

363 

40 

1885 

597 

84 

1846 

213 

34 

1866 

383 

13 

1886  638 

112 

1847 

167 

42 

1867 

418 

45 

1887 

657 

97 

1848 

154 

26 

1868 

511 

121 

1888 

652 

105 

1849 

169 

30 

1869 

498 

81 

1889 

644 

8! 

1850 

182 

33 

1870 

503 

88 

1890 

604 

92 

¡1851 
'1852 

147 

26 

1871 

535 

105 

1891 

673 

m 

184 

12 

1872 

554 

115 

1892  621 

112 

1853 

185 

16 

1873 

514 

94 

1893  627 

111 

1854 

282 

31 

1874 

488 

87 

1894 

747 

97 

* 

i  1855  224 

l  1856  243 

l  - 

41 

1875 

505 

67 

1895 

847 

140 

37 

1876 

577 

112 

1896 

860 

160 

1857  206 

36 

1877 

595 

58 

1897 

861 

78 

1858216 

19 

1878 

643 

89 

i 

1898  845 

162 

1859  209 

8 

1879 

595 

76 

1899  622 

89 

|  1860  215 

19 

1880  640 

87 

1900  565 

91 

1861  220 

26 

1881  592 

74 

1901 

505 

85 

8 

16 

8 

1 1862  290 

26 

1882  628 

80 

1902 

566 

32 

14 

3 

37 

9 

7 

1863  326 

35 

1883  592 

90 

1864 

1 

313 

44 

1884 

608 

106 

—  7io  — 


Instituto  de  León 


1846 
1847 
1848 
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Cursos 

Matriculados 

1872 
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Instituto  libre  de  Astorga 


Cursos 

Matriculados 

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Escuela  de  Artes  é  Industrias 
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ALUMNOS 

ENSEÑANZA 

CURSOS 

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205 

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721  34 

1837 

213 

3 

53  51 

1833 

17) 

63|  44 

1839 

1*4 

65 1  37 

1890 

110 

81  ¡  20 

1891 

129 

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1892 

135 

85¡  47 

1893 

165 

78 

60 

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1893 

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1899 

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101   5 

19 

19 

Escuela  Normal  de  Maestras 
de  León 


Cursos 

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3 
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2 

C  A 

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1897 

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1898 

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1899 

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1901 

25 

21  2 

» 

|¡  1902 

36 

í 

6 

» 

—  722  — 


Escuelas  primarias 
de  la  provincia  de  Oviedo 


MATRICULADOS 

ATONTAMIENTOS 

Niños 

498 

Niñas 

174 

Allande. 

Aller 

1.041 

862 

Amieva. 

291 

83 

Aviles. 

759 

418 

Bimenes .    .        .        . 

236 

44 

Boal.   . 

432 

297 

Cabrales.    . 

388 

304 

Cabranes.    . 

209 

190 

Candamo.    . 

410 

242 

Cangas  de  Onís. 

476 

391 

Cangas'de  Tineo. 

1281 

461 

Caravia. 

100 

85 

Carreño.     . 

544 

452¡ 

Caso 

674 

539 

Castrillón.  . 

590 

238 

Castropol.  . 

397 

211 

Coaña. 

365 

169 

Colunga.     . 

975 

534 

Corvera.     . 

316 

170 

Cudillero.    . 

715 

453 

Degaña. 
El  Franco.  . 

182 

» 

354 

349 

Gijón 

3.112 

1556 

Gozón. 

647 

407 

Grado. 

1.430 

519 

Grandas  de  Salime.    . 

137 

38 

Ibias 

220 

30 

Ulano 

109 

2a. 

Illas 

137 

104 

Langreo. 

1.181 

498 

Laviana. 

670 

418 

Lena 

1.453 

940 

Leitariegos . 

» 

» 

Llanera. 

742 

284 

Llanes. 

1297 

809 

Mieres. 

1311 

761 

Miranda. 

841 

324 

Morcín. 

206 

161 

Muros . 

70 

54 

Nava 

229 

176 

AYUNTAMIENTOS 


Navia  (a).  . 

Noreña. 

Onís.   . 

Oviedo. 

Parres. 

Pesoz.. 

Pilona . 

Ponga . 

Pravia. 

Proaza. 

Quirós. 

Regueras.    . 

Ribera  de  Arriba 

Riosa. . 

Ribadesella . 

Ribadedeva. 

Salas.  . 

Santa  Eulalia  de  Óseos. 

San  Martín  de  Óseos 

S.  M.  del  Rey  Aurelio. 

San  Tirso  de  Abres. 

Santo  Adriano. 

Sariego. 

Siero.  . 

Sobrescobio. 

Somiedo.     . 

Soto  del  Barco. 

Tapia. . 

Taramundi. . 

Teverga.     . 

Tineo. . 

Valdés. 

V.  altodePeñamellera. 

V.bajodePeñamellera. 

Vega  de  Ribadeo. 

Villanueva  de  Óseos. 

Villaviciosa. 

Villayón  (b). 

Yernes  y  Tameza. 


MATBICPLIDOS 


Niños   Niñas 


532 

92 

207 

2.477 

533 

38 

1.510 
329 
611 
328 
809 
604 
214 
134 
531 
305 

1.408 
110 
111 
392 
47 
126 
136 

1551 
243 
392 
293 
270 
127 
311 

1163 

1-492 

236 

263 

359 

67 


287 

38 

102 

2  288 

286 

37 

753 

131 

360 

89 

262 

220 

110 

59 

478 

199 

755 

55 

43 

287 

61 

81 

98 

826 

136 

160 

165 

132 

121 

288 

424 

948 

142 

154 

i  181 

29 


1.564  1.1  U 

312*  82 

89,   20 


(a)  (b)     Por  datos  posteriores  á  los  déla  página  510   deben    adicionarse   allí    la  importante 
fundación    de  escuelas  en  Teifaros   de  Andes    1  Navia)  con  43.000  pesos  legados  por  D.Joaquín 
García  Loredo,  desde  México;  y  también  las  escuelas  de  Valdedo  ^Villayón)  con   enseñanzas   de 
ultura,  fundadas  por  D.  Manuel  García  Junccda. 


—  723- 


Escuelas  primarias 
de  la  provincia  de  León 


AYUSTaMIESTJS 


Acevedo. 

Algadefe. 

Alija  de  los  Melones 

Almanza 

Alvares. 

Antigua  (La) 

Ardón. 

Arganza. 

Armunia. 

Astorga. 

Balboa. 

Barjas. 

Barrios  de  Luna 

Barrios  de  Salas  (Los 

Bembibre. 

Benavides 

Benuza. 

Bercianos  del  Camino 

Bercianos  del  Páramo 

Berlanga.    . 

Boca  de  Huérgano. 

Boñar  . 

Borrenes.    . 

Brazuelo.    . 

Burón  . 

Bastillo  del  Páramo. 

Cobañas  raras    . 

Cabreros  del  Río. 

Cabrillanes. 

Cacabelos  . 

Calzada. 

Campazas.  . 

Campo  de  la  Lomba 

Campo  de  Villavidel 

Camponaraya.     . 

Canalejas    . 

Candín 

Cármenes.  . 

Carracedelo. 

Carrizo.  *    . 
Carrocera.  . 


MATRICULAOS  1 

Niños 

Niñas 

72 

59 

83 

37 

214 

13* 

91 

6S 

222 

132 

158 

135 

210 

164, 

174 

87 

74 

29; 

487 

173 

98 

8' 

97 

23 

168 

149 

223 

121¡ 

254 

128 

266 

139! 

269 

90 

» 

» 

78 

20 

81 

20 

200 

16l! 

265 

200 

91 

44 

124 

65| 

84 

87| 

143 

93, 

162 

69, 

51 

63, 

157 

14li 

284 

147| 

62 

50! 

71 

48 

96 

77| 

40 

4^, 

165 

78, 

33 

32 

178 

72 

218 

235; 

275 

99 

150 

60, 

105 

82 

MATRICULADOS 

AYUNTAMIENTOS 

Niños 

Ninas 

Castilfalé    . 

57 

22 

Castrillo  de  Cabrera  . 

119 

71 

Id.  de  la  Valduerna.    . 

111 

44 

Id.  de  los  Polvazares. 

8 

5 

Castrocálbón. 

259 

39 

Castrocontrigo.  . 

289 

16 

Castrofuerte. 

78 

» 

Castromudarra. 

18 

2 

Castropodame. 

242 

26 

Castrotierra 

■» 

» 

Cea.    . 

128 

94 

Cebanico     . 

112 

85 

Gebrones  del  Rio. 

108 

63 

Cimanes  de  la  Vega   . 

32 

71 

Cimanes  del  Tejar 

147 

112 

Cistierna.    .        , 

329 

258 

Congosto    . 

188 

132 

Corullón.    . 

310 

i  46 

Corvinos   los  Oteros. 

148 

76 

Cuadros.     . 

181 

140 

Cubillas  de  los  Oteros 

93 

61 

Cubillas  de  Rueda.     . 

93 

89 

Cubillos.     . 

55 

25 

Chozas  de  Abajo.  .    . 

176 

116 

Destriana.    . 

200 

120 

Encinedo.    . 

242 

118 

El  Burgo.    . 

149 

154 

Escobar. 

37 

33 

Fabero 

102 

66 

Folgoso  de  la  Ribera. 

217 

115 

Fresnedo     . 

111 

39 

Fresno  de  la  Vega 

143 

98 

Fuentes  de  Carbajal    . 

95 

57 

Galleguillos 

156 

122 

Garrafe. 

279 

261 

Gordaliza  del  Pino 

68 

58 

Cordoncillo 

206 

121 

Gradefes.    . 

427 

325 

Grajal  de  Campos. 

200 

104 

Gusendos  los  Oteros. 

35 

32 

Hospital  de  Orvií 

ro.    . 

» 

75 

AYflflTiMIEHTOS 


Igüena. 

Izagre , 

Joara.  , 

Joarilía. 

La  Bañeza. . 

La  Ercina.  . 

Lago  de  Carucedo. 

Laguna  Dalza.    . 

Laguna  de  Negrillos. 

Láncara. 

La  Poia  de  Cordón. 

La  Robla.    . 

La  Vecitla,  . 

La  Vega  de  Almanza. 

Las  Omañas. 

León*  . 

Lino.  . 

Lucillo. 

Llamas  de  la  Ribera. 
Magaz. 

Mansilia  de  las  Mutas 
Mansilla  Mayor  . 
Maraña, 

Matadeón   los  Oteros 
Matallana  Vegacef  vera 
Matanza.      . 
Molinaseca  . 
Murías  de  Paredes. 
Noceda. 
Oencia. 
On/t milla.    . 
Oseja  de  Sajambre. 
Pajares  de  los  Oteros, 
Palacios  la  Valduerna 
Palacios  del  Sil  . 
Paradaseca . 
Páramo  del  Sil    . 
Peranzanes . 
Pobladura  P.  García 
Ponferrada  . 
Posada  de  Valdeón 
Pozuelo  del  Páramo 
Prado  ... 
Priaranza   del  Bierzo 
Prioro. 

Puente  Domgo  Flórez 
Quintana  del  Castillo 
Quintana  del  Marco 
Quintana  3?  Congosto 
Quintanilla  de  Somoza 
^anal  del  Camino 


724  — 

MATRICULADOS 

AYUNTAMIENTOS 

MATRICULilOS 

Niños 

Niñas 

Niños 

Niñas 

164 

90 

Regueras.   . 

39 

96 

80 

Renedo  de  Baldetuejar. 

151 

161 

37 

46 

Reyero. 

87 

78 

97 

74 

Riaño 

286 

178 

351 

163 

Riego  de  la  Vega. 

206 

123 

133 

86 

Riello 

262 

116 

89 

38 

Rioseco  de  Tapia. 

73 

57 

105 

74 

Rodiezmo.  . 

325 

275 

189 

129 

Roperuelos  de  Páramo. 

88 

86 

305 

255 

Sahagún.     . 

296 

177 

550 

366 

Sahelices  del  Río. 

49 

43 

296 

192 

Salamón.     . 

99 

91 

89 

52l 

San  Adrián  del  Valle. 

86 

67 

88 

70 

S.  Andrés  de  Rabanedo 

272 

204 

120 

63 

Sancedo. 

156 

62 

828 

459 

S.  C.  de  la  Polantera. 

171 

146 

147 

120 

San  Emiliano. 

299 

207 

188 

147 

S.  Esteban  de  Nogales. 

145 

84 

142 

102 

S .  Esteban  d  e  Vald  ueza. 

188 

95 

110 

9 

San  Justo  de  la  Vega.. 

oto 

206 

158 

131 

S.  M.  de  los  Caballeros. 

» 

» 

56 

81 

S.  Pedro  de  Bercianos. 

50 

34 

39 

27 

S.  Colomba  Corueño.. 

217 

167 

73 

63 

S.  Colomba  Somoza.  . 

89 

71 

175 

135 

Santa  Cristina.    . 

46 

55 

137 

83 

Santa  Elena  de  Jamúz. 
Santa  María  de  la  Isla. 

247 

136 

211 

96 

97 

62 

431 

337 

Sta.  María  del  Páramo. 

155 

87 

223 

103 

Santa  María  de  Ordás. 

120 

76 

135 

f07 

Santa  Marina  del  Rey. 

288 

173 

122 

99 

Santas  Martas.    . 

183 

150 

53 

58 

Santiago  Millas.  . 

200 

121 

115 

130 

S.  de  la  Valdoncina.  . 

70 

89 

137 

73 

Sariegos.     . 

99 

54 

243 

123 

Sobrado.     . 

89 

39 

60 

22 

Soto  de  la  Vega  . 

240 

213 

278 

95 

Soto  y  Amío. 

248 

202 

179 

88 

Toral  de  los  Cuzmanes. 

90 

43 

92 

54 

Toreno. 

266 

96 

573 

255 

Trabadelo.  . 

234 

117 

95 

75 

Truchas.      . 

200 

93 

182 

92 

Turcia. 

229 

116 

53 

41 

Urdiales  del  Páramo. . 

112 

31 

160 

122 

Valencia  de  D.  Juan.  . 

156 

113 

118 

102 

Valdefresno. 

208 

186 

156 

86 

Valdefuentes. 

. 

62 

47 

199 

131 

Valdelugueros. 

. 

199 

78, 

37 

77 

Valdemora. . 

. 

23 

15 

173 

113 

Valdepiélago. 

. 

152 

113 

237 

181 

Valdepolo.  . 

. 

177 

174 

141 

141 

Valderas.    . 

. 

444 

295 

—  72$  — 


ATONTAMIENTOS 


Valderrey.  . 
Valderrueda. 
Valdesamario.     . 
Val  de  San  Lorenzo 
Valdeteja.    . 
Valdevimbre. 
Valverde  del  Camino 
Valverde  Enrique. 
Valle  de  Finolledo. 
Vallecillo.   . 
Vegacervera. 
Vega  de  Espinareda 
Vej,a  de  Infanzones. 
Vega  de  Valcarce. 
Vegamián.  . 
Vegaquemada.    . 
Vegarienza . 
Vegas  del  Condado. 
Villablino.   . 
Villabraz.    . 
Villacé. 
Villaobispo.* 
Villadangos. 
Villadecanes. 
Villademor  de  la  Vega 


MATRICULADOS 

Niños 

Niñas 

205 

170 

166 

146 

122 

92 

267 

1211 

f     20 

8 

230 

179' 

203 

86 

36 

32 

249 

99 

37 

40 

110 

103 

114 

100 

110 

96 

327 

127, 

175 

128 

200 

139| 

238 

155 

236 

230' 

298 

245 

49 

39 

60 

32 

134 

91' 

123 

71 

324 

121, 

109 

81¡ 

ATONTAMIENTOS 


Villafer.      . 
Villafranca  del  Bierzo. 
Villagatón.  . 
Villamandos. 
Villamañán.. 
Villamartín  de  Don  S 
Villamegil.  . 
Villamizar.  . 
Villamol.     . 
Villamontán. 
Villamoratiel. 
Villanueva  de  las  M 
Villahornate. 
Villaquejida. 
Villaquilambre.   . 
Villarejo.    . 
Villares  de  Orbigo. 
Villasabariego.   . 
Villaselán.  . 
Villaturiel.  . 
Villaverde  de  Arcayos 
Villayandre. 
Villazala.     . 
Villazanzo. . 
Zotes  de  Páramo. 


MATRICULADOS 


Niños 


96 
231 
133 

94 
175 

50 

67 
115 

59 
168 

62 
102 ' 

40 
120 
220 
374 
176 
126 
107 
224 

22 
170 
101 
139 
103 


Niñas 

58 

184 
70 
65 

132 
33 
52 
90 
47 

112 
59 
94 
15 
95 

161 

232 
74 

103 
92 

141 
20 

117 
66 

120 
34 


—  726  — 


L 


vi 

ILMO.  SU  D.  FERNANDO  VALDÉS,  FUNDADOR  DE  LA  UNIVERSIDAD  DE  OYIEDO 

AD  FAMAM 

Dic  mihi,  quae  donas  illustrihus  ore  canoro 
Vivcrc  post  obítum  saecula  longa  viris, 
¿Quein  claro»  inter  heroas  atquc  ardua  famse 

Pignora,  nutjori  faenorc  adornat  hono«? 
— Valdesium  -tatuó,  qno  Salas  gaudct  alumno, 

Quo  Valdcsa  domu*  cr.iinet  ampia  viso 
Occidis;  excmplum  fidei,  laus  alta  parentum, 

Occidís,  cocli  lucida  rcgna  pctens. 
O  te  felicem,  qui  fortúnala  priornm 

Agmina  ct  xtcrni  conspicís  ora  Patr¡>! 
Desine  jam  tristes,  Hispania,  funderc  vivos, 

lufaustisque  polum  sollickare  nolis. 
Haud  obüt  piac-ul,  sed  dum  super  atiriera  fertur 
E  térra  in  coelum  transtulit  imperium. 
A  la   fama.  —  Tu,  que  con  sonoros  ecos  concedes  á  los  ¡lustres  varones  vivir  después    de  la 
muerte  por  dilatados  siglo.*,  diñe:  á  quien  enaltece  el  honor  con  mas  provecho,  éntrelos  esclare- 
cidos héroes  y  difíciles  prendas  de  la  gloria? 

—  A  Valdes,  alegría  de  su  patria  Salas,  y  orgullo  de  la  grandiosa  casa  de  su  nombre. 
Mueres  tú,  modelo  de  la   fe,  alto  loor  de  tus  antepasados,    mucres    y  vuelas  á    los   fulgentes 
reinos  de  los  cielos. 

¡Feliz  tü,  á  quien  es  dado" contemplar  las  bienaventuradas  legiones  de  los  Santos  y  la  pre- 
sencia del  eterno  Padre! 

l)tja  ya  ¡oh  España  de  verter  tristes  raudales  y  de  conmover  la  tierra  con  tu  desgarrador 
acento;  no;  no,  murió  el  Prelado  que,  arrebatado  á  la  región  etérea,  trasladó  al  cíelo  el  terrenal 
imperio!  (Disticos  en  el  monumento  sepulcral  de  'Salas;  v.  pág.  2o). 


-  727 


APÉNDICE  XIV 


PERSONALIDADES    MEMORABLES  DE  LA  UNIVERSIDAD    DE  OVIEDO 

(Véase pág.  269). 


Prolectores.— Rectores,  Catedráticos  y  Doctores.— Hijos  ilustres 
de  la  Escuela.— Favorecedores  de  Asturias. 


Difícil  es,  sin  incurrir  en  muchas  omisiones,  Formar  una  relación 
completa  de  los  hijos  ilustres  de  la  Universidad,  de  sus  Favorecedores 
y  personalidades  distinguidas  en  ella  ó  relacionadas  con  la  Instruc- 
ción pública  de  su  distrito.  Para  las  breves  indicaciones  siguientes  Fué 
preciso  acudir,  tras  el  prolijo  examen  del  Archivo,  á  publicaciones,  y 
escritos  varios,  como  los  de  González  Posada,  de  mi  querido  Padre, 
de  Rendueles  Llanos,  de  Ruidfaz,  del  P.  Fr.  Fabián  Rodríguez  García, 
etc.,  á  colecciones  de  periódicos,  de  libros  y  diccionarios  biográficos, 
asi  como  para  la  primera  edición  de  la  presente  historia  conté  con 
valiosa  cooperación  de  mi  inolvidable  amigo  D.  Máximo  Fuertes  Ace- 
vedo,  el  insigne  bibliógrafo  asturiano,  cuyas  laureadas  obras  perma- 
necen desgraciadamente  inéditas.  La   relación  presente  ha  sido  muy 
adicionada  sobre  la  efe  1873. 

Los  nombres  comprendidos  en  el  presente  Apéndice  no  van,  en  su 
mayor  número,  á  título  de  «celebridades»  ó  de  Figuras  eminentes  con 
imborrable  huella  en  tiempos  pasados,  lejanos  ó  próximos,  porque  no 
pocos  son  de  modestas  personalidades,  aunque  dignas  de  mención  y 
mérito  ya  en  relación  con  la  índole  del  presente  libro  ó  ya  del  movi- 
miento intelectual  de  su  respectiva  época,  cuando  no  por  determinado 
relieve  patriótico  y  especial  signiFicación  provincial.  Por  estos  motivos 
aléjanse  las  notas  bio-bibliográFicas,  que  siguen,  de  los  justos  reparos 
que  puso  el  gran  Jovellanos  á  la  comenzada  obra  biográFico-asturiana 
del  erudito  Magistral  de  Tarragona  ó  de  la  merecida  sátira  del  eximio 
Galdós  á  los  hijos  ilustres  de  Orbajosa;  pues  se  escriben  principalmente 
como  manifestación  de  la  bibliografía  universitaria,  tan  atendida  por 
el  polígraFo  Sr.  Menéndez  Pelayo  en  la  Ciencia  española. 

Debe  advertirse  asimismo  respecto  á  algún  nombre  incluido  en  este 
Catálogo  que,  si  puede  aparecer  también  en  los  que  publiquen  otras 
escuelas,  justifícase  aquella  mención  por  el  organismo  y  hermandad  de 
los  viejos  Establecimientos;  pues,  existiendo  los  Colegios  Mayores  y 
proveyéndose  sus  becas  en  estudiantes  de  Facultad,  muchos  de  esta 
provincia  las  vistieron  en  los   de  Salamanca,  Valladolid  y  Alcalá, 

47 


—  728  — 

pasaron  á  ellos  cuando  terminaban  su  carrera,  y  algunos  teniéndola 
concluida  en  Oviedo.  La  Casa  les  proporcionaba  los  grados  mayores 
en  la  Universidad,  á  que  el  Colegio  se  hallaba  ascrito,  y  en  ella  en- 
traban como  Doctores  y  como  Catedráticos. 

Procurando  toda  exactitud,  no  incluí  en  el  Apéndice  á  ilustres 
varones,  tenidos  por  hijos  de  este  Estudio,  cuando  no  lo  fueron,  ó 
solamente  tuvieron  cuna  en  Asturias  ó  León;  pero  no  debieron  educa- 
ción y  ciencia  á  su  primer  establecimiento  de  enseñanza. 

Por  razones  de  brevedad  no  se  hace  mención  de  muchos  contem- 
poráneos, aunque,  por  imperiosos  motivos  universitarios  y  de  su  partici- 
pación en  el  actual  movimiento  intelectual,  van  comprendidos  algunos 
nombres  de  conocidos  escritores.  Otros  quedan  para  quien  continúe 
este  libro  ó  sea  futuro  historiador  de  la  cultura  regional  (1) 

Por  último,  van  señalados  con  *  las  personalidades  cupos  retra- 
tos figuran  en  la  Iconoteca  asturiano-universitaria  (V.  pág.  282),  insti- 
tución ya  provincial,  merecedora  de  fomento,  por  la  que  pa  en  1782 
clamaba  el  entusiasta  Sr.  González  Posada.  «Me  lleno  de  enojo,  escri- 
bía, contra  los  asturianos  cuando,  al  ver  la  Universidad  de  Valencia 
llena  de  retratos  de  sus  más  honrados  hijos,  contemplo  la  de  Oviedo 
vacía  de  semejantes  imágenes,  que  dan  honor  y  escítan  á  la  virtud.  En 
el  año  de  1769  en  que  he  salido  de  Asturias  no  quedaba  en  la  casa  de 
las  Escuelas  más  retrato  que  el  de  su  fundador»  Hoy,  sej.ún  queda  re- 
ferido, ya  es  notoria  dentro  y  fuera  de  la  provincia  nuestra  Iconoteca 
como  modesto  pero  expresivo  homenaje  de  gratitud  y  memoria  á  anti- 
guos miembros  del  Claustro,  hijos  distinguidos  de  la  Universidad  ó 
del  Principado  y  también  á  los  favorecedores  de  Asturias,  sin  conside- 
rar el  accidente  del  nacimiento. 

A  los  primeros  estremos  se  ciñe  el  presente  Catálogo  y,  en  esta 
consideración,  nombres  asturianos  y  leoneses  le  llenan  principalmente; 
pero  también  figuran  en  él,  como  en  la  Iconoteca,  los  ilustres  General 
Elorza  y  el  ingeniero  Sc'iulz  en  merecido  reconocimiento  por  cuanto 
contribuyeron  al  adelanto  y  bienestar  del  país.  En  igual  concepto  y  para 
expresión  de  colectiva  gratitud,  en  Historia  mas  detallada  de  la  cultura 
y  progreso  de  Asturias  como  en  más  amplio  Museo  iconográfico  pro- 
vincial, debieran  aparecer  otras  memorables  personalidades,  aunque  no 
nacidas  en  el  Principado:  escritores  ilustres  como  Morales,  Sota,  Da- 
vila,  Flórez,  Risco,  Art>aiz,  Amador-,  Fernández  Guerra,  Quadrado, 
Hübner,  Sangrador,  Rada,  etc.,  ó  los  impalsadores  de  la  riqueza  y  del 


(i)  Difícil  y  dado  á  olvidos  involuntarios  seria  una  indicación  de  estos  nombres  como 
Acebedo,  Acebal,  Alvaro,  Aza,  Alas  Ureña,  Hcllmuut,  Busto  Yaldés,  Bctjano,  Coviin,  Comie- 
do, Cot.irelo,  Celicruelo,  Ceñal,  Cónsul,  K.  l'rida,  Can  ja,  Díaz,  Castro,  G.  Dórica,  Tunen, 
Real,  Llana,  Guüasola,  Laspra,  Mcncndcz  de  Lita  rea,  Manzano,  Menéndex  Pida  I,  PcHcdo, 
Pando,  Prieto,  Quevedo,  Su  moza,  Vallina,  Vigón,  Carvajal,  Ayala,  Albornoz,  Sohs,  San  Román, 
Serraiio,  Ladreda,  García  Jovc,  Selgas,  Arbolcya,  Ranees,  González  Valle,  Saro,  Flórez,  Rico. 
Castaño,  Parres,  Arguelles,  Renducles,  S.  Inclán,  Suárez  Valdé*,  Suárez  de  la  Riva,  Vcreterra, 
Uria,  Valdéi  Ricstra,  Morís,  y  tantos  más.  (V.  pág.  870,  nota). 


—  729  - 
trabajo,  cuales  Galeoti,  Paillete,  Hein,  Duro,  Guillou,  Le  Soinne,  Hauz- 
cour,  Azpirez,  Aclaro,  Tartiere,  etc.,  etc. 

Ceñido,  pues,  á  las  anteriores  manifestaciones,  y  comprendiendo 
las  notas  más  salientes  de  cada  personalidad,  redacté  nuevamente  esta 
relación: 

Abad  y  la  Sierra  (Dr.  Migo),  Obispo  de  Ibiza,  Astorga  y  Barbas- 
tro  de  1783  á  1790. 

Abad  y  Queipo  (Manuel),  canónigo,  vicario  capitular  y  Obispo 
electo  de  Valladolid  de  Mechoacán  (México)  y  después  de  Tortosa; 
Ministro  de  Gracia  y  Justicia  y  diputado  á  Cortes  por  Asturias  en 
1820;  varón  patriota  y  sabio,  que  avisó  á  tiempo  los  futuros  conflictos 
americanos  en  sus  notables  escritos  «Representación  acerca  de" los  in- 
tereses de  España  en  México»,  «Cartas»,  «Exposiciones»,  «Pastora- 
les», etc.  Fué  perseguido  y  murió  injustamente  olvidado  después  de 
la  reacción  de  1823. 

Abascal  y  Sousa  (José  Fernando),  marqués  de  la  Concordia  espa- 
ñola del  Perú,  vizconde  de  Casa-Abascal,  Capitán  general  de  los  ejér- 
citos, virrey  del  Perú,  vocal  nato  por  aclamación  de  la  Junta  General 
del  Principado,  socio  de  honor  y  presidente  de  la  Comisión  en  la  Cor- 
te de  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  País  de  Asturias,  etc.,  etc. 
Se  distinguió  en  campañas  y  Gobierno  de  varios  territorios  de  Améri- 
ca; en  el  Perú  dejó  memoria  inolvidable.  M.  en  1821. 

Acebal  Gutiérrez  (Juan),  varón  de  generales  aptitudes  como  artis- 
ta, mecánico  y  principalmente  como  poeta  bable,  de  dulzura  é  inspira- 
ción extraordinarias.  Sus  poesías  asturianas  debieran  publicarse  para 
gloria  de  su  autor  y  de  la  provincia.  M.  en  1895. 

Acebal  y  Moran  (José  Napoleón),  abogado  y  alcalde  gijonés;  mo- 
desto y  erudito  escritor,  poeta  apreciable  y  distinguido  además  en  el 
dialecto  asturiano.  M.  en  1879. 

Acevedo  (Ramón),  uno  de  los  primeros  periodistas  asturianos  des- 
de 1810  á  1821;  fué  muy  perseguido  por  sus  ideas  liberales. 

Alvarez  (P.  Joaquín),  agustino,  sabio  autor  de  muy  reputadas 
Lectiones  Philosophice. 

Alvarez  Acevedo  (Manuel),  (V.  pág.  239). 

Alvarez  Acevedq  (Vicente),  Teniente  general  de  los  ejércitos;  Co- 
mandante General  de  Asturias  en  1808,  asesinado  por  los  franceses 
después  de  la  desgraciada  batalla  de  Espinosa  de  los  Monteros. 

*  Alas  (Leopoldo),  (V.  págs.  244,  258  y  266).  En  periódicos  y  re- 
vistas están  dispersas  muchas  obras  de  este  malogrado  y  célebre  po- 
lígrafo. En  volúmenes  y  opúsculos  se  han  publicado  discursos,  nove- 
las, críticas,  etc.,  como:  «El  derecho  y  la  Moralidad»,  «Programa  de 
Economía  política»,  «Alcalá  Galiano»,  «La  Regenta»,  «Su  único  hijo*, 
«Sermón  perdido»,  «Pipa»,  «Folletos  literarios»,  «Mezclilla»,  «Pérez 
Galdós»,  «D.a  Berta»,  «Cuentos»,  «Solos  de  Clarín»,  «Paliques»,  «El 
Gallo  de  Sócrates»,  etc.,  etc. 


—  730  — 

Albuerne  (José  María),  diputado  á  cortes,  jefe  superior  de  Ad- 
ministración de!  Ministerio  de  la  Gobernación,  colaboró  en  Oviedo  en 
«El  Nalón»  y  fué  en  Madrid  notable  periodista. 

Alonso  (Antonio),  Consejero  de  Hacienda,  Intendente  de  ejército, 
Socio  de  honor  de  la  Económica  de  Asturias,  etc.  M.  en  1849. 

Alia  mira  y  Prevea  (Rafael),  (V.  págs.  254,  256,  257,  266  y  257). 
Autor  de  numerosos  escritos  en  periódicos  y  revistas  y  de  los  siguien- 
tes libros  y  folletos:  «Historia  de  la  propiedad  comunal»,  «La  ense- 
ñanza de  la  Historia»,  «Le  probléme  de  l4  homme  de  genie  et  de  la  co- 
Uectivité  en  Histoire»;  «De  Historia  y  Arte»;  «Cuestiones  hispano-ame- 
ricanas»;  «La  reforma  de  los  estudios  históricos  en  España»;  «Historia 
de  España  y  de  la  civilización  española»;  «Pensiones  y  asociaciones 
escolares»;  «L4  enseignement  des  sciences  sociales  en  Espagne»;  Psi- 
cología del  pueblo  español»;  «Historia  de  la  civilización  española-; 
«Mi  primera  campaña»;  «Cuentos  de  Levante»;  «Novelas*;  «Novelitas 
y  cuentos»;  «Cuadros  levantinos»;  «Historia  del  Derecho  español»; 
«Reposo»;  «Discursos  á  la  nación  alemana  «de  Fitchc*  (traducción 
con  prólogo  y  notas),  etc. 

Alvar ez  (Francisco  Remigio),  malogrado  estudiante  y  sabio  pro- 
fesor, tenido  por  Posada  Herrera,  Lorenzana  y  otros  compañeros 
como  el  hombre  más  extraordinario  de  su  tiempo  en  Asturias.  M.  en 
El  Franco  en  1839. 

Alvarez  Arenas  y  Secades  (Domingo),  (V.  págs.  187,  222,  235, 
238,  276,  277,  546,  678  y  679),  Abogado  de  gran  reputación.  Diputado 
provincial  y  á  Cortes,  etc. 

Alvarez  Baragaña  (José  Manuel),  abogado  notorio.  Entre  sus 
diferentes  trabajos:  «Memorial  ajustado  en  pleito  entre  D.  Francisco  A. 
López  Acevedo,  de  Navia  y  Puerto  de  Vega,  con  D.  Juan  de  Navia, 
Marqués  de  Santa  Cruz  de  Marcenado,  etc.,  sobre  términos  comunes, 
derecho  de  Barquería,  de  Pasaje  y  patronato  de  la  Atalaya.— También 
redactó  «Apuntes  sobre  costumbres  jurídicas  del  territorio  de  la  Au- 
diencia de  Oviedo».  1777. 

Alvarez  Borbolla  (José  Hipólito)  (V.  pág.  235  nota),  letrado  de 
gran  crédito,  decano  del  Colegio  de  Abogado,  Diputado  provincial  y  á 
Cortes  constituyentes,  Jefe  del  partido  progresista. 

Alvarez  Buylla  (Plácido),  sabio  médico,  auíor,  de  diferentes  tra- 
bajos de  su  Facultad;  periodista;  decano  de  la  Beneficencia  provincial. 
M.  en  1836. 

Alvarez  Buylla  Alegre  (Aiolfo),  (V.  págs.  204,  253,  257,  235,  266 
y  688).  Autor  de  «Economía  política»  y  de  numerosos  trabajos  en  ar- 
tículos y  revistas. 

Alvarez  Caballero  (Eugenio  Manuel),  (V.  págs.  110  y  111)  Cate- 
drático, Fiscal  del  Consejo  de  Ordenes,  Ministro  del  Real  Consejo  ? 
uno  de  los  jueces  de  la  causa  del  Escoria!.  Autor  de  «Genealogía  de 
la  casa  de  Caballero,(Ms)».-«Notas  al  Sumario  de  Armas  y  Linajes  de 


—  73i  — 

Tirso  de  Aviles.  (Ms)».-  Carta  al  «Iltmo.  Sr.D.  Pedro  Rodríguez  Cam- 
pomanes  sobre  diversos  sucesos,  industrias  y  mejoras  de  Astu- 
rias». (1780). 

Alvarez  Caballero  (Dr.  Pedro),  teólogo,  Arcediano  de  Yillavi- 
ciosa  é  individuo  de  la  Económica.  Autor  del  «Elogio  fúnebre  del 
Excmo.  Sr.  D.  Pedro  Rodríguez,  conde  de  Campomanes»,  en  la  Real 
Sociedad  Asturiana,  en  1802. 

Alvarez  Celleruelo  (Dr.  Pedro).  (V.  págs.  168,  172,  173  y  175). 
Coronel,  Ministro  decano  de  la  Audiencia  de  Oviedo,  vocal  de  la  Junta 
soberana  de  1808.  Entre  otros  trabajos  suyos,  el  «Discurso  de  aper- 
tura de  la  Audiencia»  en  1844. 

Alvarez  y  González  (Melquíades).  (V.  págs.  245,  251  y  602), 
*  Alvarez  Lorenzana  (Juan),  vizconde  de  Barrantes,  diputado  á- 
Cortes,  Senador,  Consejero  de  Estado,  Ministro  de  Estado,  etc.;  y 
generoso  favorecedor  del  Hospicio  de  Oviedo.  M.  en  1883.  Su  viuda 
la  Sra.  D.a  Adela  Antoine  ha  publicado  en  1899  la  «Colección  de  los 
escritos  más  notables»,  de  Lorenzana,  precedida  de  la  biografía  de 
este  gran  periodista  del  siglo  xix,  escrita-por  el  autor  del  presente 
libro. 

Alvarez  Miranda  (Fernando).  (V.  pág.  590,  nota).  Catedrático  de 
Leyes,    Secretario  de  la  Comisión  de  Asturias  en  Inglaterra  en  1808; 
tuvo  varios  destinos  y  fué  señalado  y  perseguido  por  sus  opiniones 
liberales.   M.  en  1858.  Escribió:  «Reglamento  sobre  nuevos  riegos», 
leído  en  la  Sociedad  Económica.  -«Manifestación  de  los  hechos  relati- 
vos su  elección  de  Diputado  provincial.» -«Informe  sobre  el  estado 
del    Hospicio  de  Oviedo  en  1842.»- «Informe  sobre  la  agricultura  y 
caminos  de  Asturias.  (M  s)»  -  «Representación  á  las  Cortes  Consti- 
tuyentes en  demanda  de  que  no  se  suprima  la  Universidad  de  Oviedo, 
en  1855.» -Tenía  diferentes  apuntes  sobre  la  Historia  de  esta  Escuela. 
Alvarez  Montenegro  (Fr.  Pedro),  Confesor  de  Carlos  II. 
Alvarez  Perera  (José   Vicente),  Auditor  de  Guerra  del  Preten- 
diente  en  la  guerra  civil;  emigró  á   Francia  (Clermont)  y  regresó  á 
Valladolid,  donde  ejerció  de  Abogado  y  diferentes  cargos.  Es  autor 
de   «Poesías   y  Comedias.»  —  •Calendario    de    1823  para  Oviedo; 
dispuesto  por  el  observatorio  ultra-pirenaico  y  arreglado  á  las  beatifi- 
caciones y  canonizaciones   hechas    por  la  gran  Junta  de  Oriente», 
(ridiculizando  á  los  liberales.)  Escribió  también  «Palabras  de  un  Cris- 
tiano», libro  notable,  traducido  al  francés.— «Ciencia  de  la  vida  ó  re- 
creaciones morales  en  verso.»  M.  en  1854. 

Alvarez  Quiñones  (Antonio),  Catedrático  de  Valladolid,  Abogado 
de  Oviedo  de  gran  opinión  en  el  siglo  xvm.  Escribió  entre  otros: 
«Memorial  por  la  Jurisdición  Eclesiástica  y  el  Fiscal  de  ella  con  don 
Rodulfo  Arredondo,  Fiscal  de  la  Audiencia  del  Principado,  sobre 
cuentas  del  Hospital  de  Santiago  de  Luarca  y  otros  de  este  Obispado 
de  Oviedo.»  -  «Por  D.a  Emilia  Doriga  Malleza,  como  curadora  de  don 


/ 


► 


-  732  - 

Fernando  Queipo,  conde  de  Toreno,  y  sus  más  hijos,  con  el  Fiscal 
de  S.  M.  y  vecinos  de  Folgareixu,  Labayos,  Trasmonte,  etc.,  de 
Cangas  de  Tineo,  sobre  desembargo  de  rentas  de  los  términos , 
montes,  brañas  y  dehesas  de  Braniella,  Ravera,  etc.,  en  el  mismo 
concejo  y  en  Tineo.» 

Aramburu  Arregui  (Juan  D.),  ( V.  págs.  195,  235,  264,  681 
y  682.)  Decano  del  Colegio  de  Abogados,  magistrado  suplente,  censor 
de  la  Sociedad  Económica,  etc.  Autor  del  «Manual  histórico  del  Dere- 
cho español»,  y  de  «Instituciones  del  Derecho  penal  español.* 
M.  en  1881. 

Aramburu  y  Zuloaga  (Félix.)  (V.  págs.  11,  19,  233,  234,  238,  2H), 
245,  246,  249,  254,  256,  257,  258,  265,  279,  280,  336,  369,  546,  575,  679, 
681  y  682.)  Autor  de  «La  nueva  ciencia  penal»;  «Derecho  penal  por 
Pessina»  (prólogo  y  notas  al  final  de  cada  capítulo);  «Monografía  de 
Asturias»;  «Memorias,  informes  y  discursos»;  de  inspiradas  poesías, 
entre  ellas  «Historia  de  pájaros.» 

Arango  (Luis  Antonio.)  (V.  pág.  674.)  Catedrático  de  matemáticas, 
muy  perseguido  por  sus  ideas  liberales,  y  de  vastísima  instrucción 
especialmente  en  ciencias  exactas  y  naturales. 

Arango  y  Queipo  (Fernando),  Abad  de  San  Isidoro  de  León,  Con- 
sejero de  Indias,  Obispo  de  Tuy  y  fundador  de  la  Colegiata  de  Pra- 
via.  M.  en  1745. 

Arango  y  Sierra  (Alonso.)  (V.  pág.  152.)  Brigadier  de  ejército, 
director  de  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  País  de  Asturias; 
Autor  de  obras  poéticas,  literarias,  económicas  é  históricas:  «Elogio 
de  Felipe  V»  (premiado  por  la  Academia  Española),  «Decadencia  y 
deterioro  de  los  montes»;  «Prosperidad  de  montes  y  plantíos»  (premia- 
da por  la  Económica  de  Madrid);  «Perjuicios  al  Estado  y  á  Asturias 
por  los  malos  plantíos»;  «Molinos  de  papel»;  «Silva  encomiásticas 
«Interrogatorio  sobre  montes»;  «La  fuerza  de  la  amistad»  y  «Discurso 
sobre  la  elección  de  marido.»  Tradujo:  «La  Ley  natural  por  Juan 
Jacobo  Rousseau»;  «La  vida  de  Mauricio,  conde  de  Sajorna»;  y  el 
Elogio  de  Luis,  delfín  de  Francia.»  M.  en  1859. 

Arango  Valdés  (Antonio):  Son  bellísimas  las  ^Poesías  de  Simbad 
publicadas  en  los  periódicos  de  Oviedo  «El  Centinela  de  Asturias-, 
«El  Nalón  (2.a  época,)»  «La  Tradición*  y  «El  Invierno».  Otros  traba- 
jos y  artículos  demuestran  la  notable  disposición  del  malogrado 
vate.  Ha  coleccionado  sus  Baladas  bajo  el  título  de  «Suspiros  del 
alma.»  (1859). 

*  Arguelles  Alva  re  z  (Agustín),  (V.  págs.  231,  239  y  240),  diputa- 
do, ministro  de  la  Gobernación,  vicepresidente  del  Estamento  de  pro- 
curadores, dos  veces  presidente  del  Congreso  de  los  diputados  y  hon- 
radísimo tutor  de  Isabel  II.  Caudillo  del  partido  liberal  en  Cádiz,  fue 
allí  restaurador  de  la  patria;  la  libertad  de  imprenta,  la  supresión  de 
la  tortura  y  del  tráfico  negrero,  la   cesación  del  voto  de  Santiago,  la 


-733  — 

enajenación  de  propios  y  valdíos,  la  abolición  del  Santo  Oficio,  la  me- 
morable Constitución  de  1812,  después  la  de  1837  y  mil  reformas  más 
tuvieron  adalid  esforzadísimo  en  el  divino  Arguelles,  llamado  el  Arís- 
tides  español.  Fué  condenado  á  muerte,  encerrado  en  el  presidio  de 
Ceuta,  desterrado  á  Mallorca,  emigrado  en  Londres,   y  murió   pobre 
en  1843.  Su  probidad,  honradez,  consecuencia  y  lealtad,  tanto  en  el 
poder  como  en  la  desgracia,  le   han  conquistado  reputación  y  respeto 
universales.  Aparte  de  sus  muchos  y  magníficos  discursos  parlamen- 
tarios, es  autor  de  las  obras  siguientes:  —  «Introducción  á  la  Constitu- 
ción de  1812»-«Catilinaria  contra  los  Reyes,  Papas,  Obispos,  Frailes, 
Inquisición,  etc.»     «Examen  histórico  de  la  reforma  constitucional,  que 
hicieron  las  Cortes  generales  y  estraordinarias  desde  que  se  instala- 
ron en  la  Isla  deLeón  en  1810,  hasta  que  cerraron  en  Cádiz  en  1823»  — 
«Apéndice  á  la  sentencia  pronunciada  en  1821  por  la  Audiencia  de  Se- 
villa, contra  63  diputados  de  las  Cortes  de  1822».  -  «Memoria    acerca 
de  la  administración  de  la  Real  Casa  y  Patrimonio  de  S.  M.  en  1842».-- 
«De  1820  á    1821:   reseña  histórica  («con  una  noticia  biográfica  del 
autor  por  D.  José  Olazaga  y  un  prólogo  por  D.  Ángel  Fernández  de  los 
Rios»  (1864.) 

Arguelles  Miranda  (Dr.  Fernando),  catedrático,  piadoso  párroco 
de  Taramundi,  magistral  ejemplar  y  elocuente  en  Oviedo  y  Obispo  de 
Astorga.  M.  en  1870. 

Alvarez  Amandi  (Justo)  (V.  págs.  265,  322  y  681).  Autor  de  «Lec- 
ciones de  Literatura  latina*;  «Apuntes  histórico-títerarios  sobre  la  an- 
tigua Grecia»;  «La  Catedral  de  Oviedo»;  «Dias  festivos  de  la  Iglesia 
católica»;  «El  martirio  de  Santa  Eulalia  de  Mérida»;  «El  Doctor  D.  José 
Puente  Villanúa»;  y  otros  trabajos  y  folletos. 

Arguelles  de  Meres  y  Valdés  (Antonio),  Catedrático  en  Salaman- 
ca, Alcalde  del  crimen  de  Valladolid  y  Granada,  Fiscal  del  Consejo  de 
Indias,  Gobernador  del  Consejo  de  Castilla,  Marqués  de  la  Paranza, 
cuya  biografía  escribió  su  hermano  D.  Francisco,  abad  de  Arbas,  etc. 
Escribió  un  «Memorial  contra  la  Universidad  de  Salamanca»  defendien- 
do unos  derechos  y  residuos  que  había  ganado,  y  era  hombre  de  gran 
sabiduría  y  talento  (1696).  «De  pactis  resolutis  in  diem  additionis  et 
comisario  in  venditione*. 

Arguelles  Riva  'Alejandro),  ilustrado  oficial  del  cuerpo  de  inge- 
nieros militares,  docto  profesor  de  Matemáticas,  General  en  el  ejército 
del  Pretendiente.  M.  en  1899. 

Arguelles  Rúa  (Pedro  A.),  mariscal  de  campo  de  los  ejércitos. 
Arguelles  Valdés  (Juan),  Regente  de  la  Audiencia  de  Oviedo,  au- 
tor de  los  «Discursos  de  apertura  en  1836  á  1839». 

*  Arias  de  Miranda  y  Flórez  Estrada  (José),  alcalde  y  diputa- 
do provincial  de  Grado,  oficial  del  Ministerio  de  Ultramar,  C.  de  la 
Academia  de  la  Historia  y  socio  de  mérito  de  la-Económica  Asturiana. 
Colaborador  de  numerosos  periódicos  y  revistas,  y  autor,  entre  otras 


-  734  — 

obras,  de  «Ventajas  del  comercio  libre»;  «Consideraciones  económi- 
cas y  políticas  acerca  del  ganado  caballar  en  España  ;  «Autenticidad 
del  fuero  de  Aviles»  (refutando  el  discurso  del  Sr.  Fernández  Guerra) 
«Influjo  que  tuvo  sóbrela  riqueza  de  nuestra  nación  el  descubrimiento 
de  América  >,  (premiada  por  la  Academia  de  la  Historia),  cHtstoria  de 
la  Beneficencia  en  España?  y  «Exposición  y  crítica  del  sistema  colo- 
nial de  España»  (premiadas  por  la  Academia  de  Ciencias  morales  y 
políticas).  M.  en  1890. 

Arias  de  Miranda  y  Florez  Estrada  (Juan),  magistrado  de  Au- 
diencia. Escribió  c Memoria  histórica  sobre  la  Cartuja  de  Miraf lores  de 
Burgos»),  dejando  inédita  otra  sobre  el  «Monasterio  de  las  Huelgas*  y 
más  escritos  de  historia,  arqueología  y  derecho. 

*  Arruinan  Cañedo  (Luis),  (V  págs;  86  y  106),  Catedrático  de  Cá- 
nones, Notario  apostólico  y  abogado  de  fama. -Corren  impresos  en- 
tre varios  «Alegatos»  los  siguientes:  «Por  D.  Francisco  Maldonado  y 
Tineo,  dueño  de  la  casa  de  Tineo,  con  D.  Antonio  Gómez  y  otros  ve- 
cinos de  Villarmiide,  jurisdición  de  las  Morteras  en  Tineo,  sobre  el 
desocupo  de  bienes  ó  arrendamientos  de  ellos  y  otras  cosas ;.  —«-Por 
D.  Alvaro  A.  Cienfuegos,  regidor  perpetuo  de  Miranda  y  Pravia,  coa 
el  Fiscal  del  Tribunal  eclesiástico  de  Oviedo  sobre  manutención  de 
pila  bautismal  en  la  capilla  de  las  casas  de  Agüerina  y  posesión  de 
bautizarse  en  ella  las  personas  de  la  familia  (1752). 

Asiego  y  Rivera  (Juan  Alonso.)  (V.  pág.  603.) 

Avella  Fuertes  (Alonso),  oidor  de  México  visitador  y  gobernador 
de  Filipinas  en  los  reinados  de  Carlos  II  y  Felipe  V. 

Avella  Fuertes  (Jacinto),  docto  en  letras  y  hábil  matemático,  C.  de 
la  Academia  de  Historia.  Autor  de:  «Mapa  de  Asturias»  y  del  «Tra- 
zado de  la  carretera  de  León  á  O/iedo». 

Ave/lo  y  Valdés  (Juan),  Oidor  de  Valladoltd,  Visitador  general  de 
Panamá  y  Tierra-Firme.  Autor  de:  «Diccionario  de  los  nombres  de  los 
navios,  sus  aparejos,  términos  que  usan  los  marineros  en  sus  locucio- 
nes y  son  propios  en  las  materias  de  la  mar,  puertos,  cabos,  golfos, 
islas  y  otras  conducibles.  (M  s.)  1673 -«De  los  derechos,  leyes  y 
cédulas  de  la  navegación  á  Indias,  de  las  Ordenanzas  del  mismo  Tri- 
bunal y  de  sus  materias  navales.» 

Avello  Valdés  (Vicente),  docto  abogado,  diputado  á  Cortes,  go- 
bernador de  provincia  y  erudito  bibliógrafo. 

Auja  (Benito  Antonio),  párroco  de  Candas,  poeta  bable  y  colabo- 
rador del  Diccionario  geográfico  histórico  del  Principado  de  Asturias, 
que  proyectó  Martínez  Marina. 

Ayala  (Fernando  Luis),  docto  teólogo,  Catedrático  de  Filoso- 
fía, capellán  de  honor  de  Fernando  VI,  confesor  de  la  Real  familia,  co- 
legial de  Bolonia,  orador  sagrado  de  gran  reputación  en  Madrid. 
M.  en   1752. 

Azcárate  (Patricio)  (V.  págs.  557  y  592.)  Abogado,  diputado  pro- 


—  735  - 
vinciat  y  á  Cortes,  por  León,  gobernador  civil  de  provincia,  C.  de  las 
Academias  de  Historia  y  de  Ciencias  morales  y  políticas.  Autor  de 
«Exposición  histórico  crítica  de  los  sistemas  filosóficos  modernos 
p  verdaderos  principios  de  la  Cieacia»;  «Veladas  sobre  laFilosofia 
moderna»;  y  fué  sabjo  traductor  de  las  obras,  «República,  Cartas  y 
diálogos  apócrifos  y  dudosos  de  Platón»  y  de  las  «Obras  filosóficas  y 
de  la  Política  de  Aristóteles.» 

Bal  lina  (Félix  C.)  Abogado,  periodista,  último  vocal  de  la  Junta 
del  Principado,  diputado  y  presidente  de  la  Diputación  provincial,  cen- 
sor de  la  Sociedad  Económica,  presidente  de  la  Academia  provincial 
de  Bellas  Artes,  individuo  de  varias  Juntas  Asturianas  y  en  ellas  celo- 
sísimo defensor  de  la  provincia.  M.  en  1892. 

Balvidares  Arguelles  (Antonio),  celebrado  poeta  jovial  en  el  dia- 
lecto asturiano.  M.  en  1792. 

Bango  y  Valdés  (Lorenzo),  diputado  provincial  y  á  Cortes,  perio- 
dista incansable  por  el  progreso  provincial,  firmando  «Fachal.» 

Barcena  Valdivieso  (Pedro),  Te/iiente  General,  ministro  de  la 
Guerra,  victorioso  al  frente  de  las  tropas  asturianas  en  la  guerra  de 
la  Independencia.  M.  en  1836. 

Be  maído  de  Quirós.  (Francisco),  poeta  del  dialecto  asturiano, 
Sargento  Mayor  de  los  tercios  asturianos  en  la  guerra  de  Sucesión» 
muerto  en  la  batalla  de  Zaragoza.  Fué  muy  elogiado  del  P.  Feijóo. 

Bernaldo  de  Quirós  (Francisco).  (V.  pág.  239),  marqués  de  Cam- 
posagrado,  Representante  de  Asturias  en  la  Junta  Central  cuando  la 
guerra  de  la  Independencia,  Teniente  General,  Ministro  de  la  Guerra, 
inolvidable  Capitán  General  de  Cataluña.  M.  en  1837. 

Bernaldo  de  Quirós  y  Llanes  (José),  marqués  de   Camposagra- 

do,  diputado,  Senador;  llamado  popularmente  «D.  Pepito»;    llenó  toda 

una  época  por  sus  virtudes  cívicas  y  nobilísimo  carácter.  M.  en  1865. 

Bernaldo  de  Quirós  (Gregorio) ,  teniente  general  del   ejército 

asturiano,  muerto  gloriosamente  en  la  guerra  de  la  Independencia. 

Bernaldo  de  Quirós  ( Alvar  o\  poeta,  Oidor  en  Chile  y  Lima. 
Escribió  un  «Discurso  laudatario  al  papel  genealógico  de  la  Casa  de 
Olloniego,»  por  su  padre  D.  Felipe. 

Bernaldo  de  Quirós  (Manuel),  Regente  de  Mallorca  y  Zaragoza, 
consejero  de  Indias.  M.  en  1778. 

Bernaldo  de  Quirós  (P.  M.  Antonio  ,  jesuíta,  Catedrático  de  Teo- 
logía en  Valladolid,  Autor  de:  «Tractatus  Auxiliis  Divina  Gratise*. 
(M  s).  1654.  -cDe  Theologia  tractatus  varii  praesertum  de  gratia  pne- 
destinatione  peccatis  et  opere  sex  dierum».  1658  -«Selectas  disputalio- 
nes  de  Deo... 

Bernaldo  de  Quirós  Benavides  (Felipe),  (V.  pág.  65),  caballero 
de, Santiago,  señor  de  Olloniego,  regidor  perpetuo  de  Oviedo,  alfé- 
rez mayor  de  Lena. -Escribió:  «Historia  de  la  vida  y  martirio  de  la 
gloriosa  Santa  Eulalia  de  Mérida,  patrona  del  Principado  de  Asturias 


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—  736  — 

y  de  las  varias  traslaciones  de  su  sagrado  cuerpo  y  reliquias,  con  el 
Poema  sacro».  (1672)  < Solar  de  la  casa  de  Olloniego,  varonías  ea 
ella  y  descendencia  de  doscientos  años  . 

Bernardo  de  Miranda  (Rodrigo)  (V.  pág.  35,  nota). 
V  Bonnet  y  Bofill  (Magin),  (V.  pág.   194),  catedrático  de  la  Univer- 

í.  sidad  Central,  Consejero  de  1.  P.,  sabio  y  reputado  químico. 

f  Bobes  (Félix  Sntouio),  (V.  págs.  169  y  680),  Catedrático  de   Sa- 

grada Escritura,  párroco  de  San  Julián  de  los  Prados  (Santullano),  di- 
rector de  las  cárceles  de  Oviedo,  etc.— Predicó  varios  «Sermones  de 
acuerdo*  á  la  Audiencia  y  se  distinguió  por  su  caridad  con  los  pena- 
dos. Escribió:  -  «Memorias  sobre  el  ejercicio  de  la  virtud   de  la   cari- 
dad en  la  limosna»  (en   las  Memorias  de  la  Sociedad   E.  de  Madrid |. 
—«•Novena  del  Santísimo  Cristo».-  •Constituciones  de  la  Real  Asociá- 
is ción  de  Caridad   establecida  para  alivio  de  los  pobres  presos  en  las 
?  cárceles  de  la  ciudad  de  Oviedo».  M.  en  1814. 
Boorques  (D.  Pedro),  (V.  págs.  49  y  461). 
^  Buelga  SoL's(Juan\  Lectoral  de  Málaga  é  Inquisidor  de  Granada. 
Entre  sus  «Sermones»  se  ha  impreso  uno:   « Sobre  el  Evangelio  de  la 
Dominica  primera  de  Cuaresma,ó  carácter  y  principios  que  mueven  á 
los  ambiciosos  y  rebeldes  constitucionales.»  (1820). 

Buenaventura  (Fr.  Francisco),  Lector  de  Teología  en  San  Fran- 
cisco de  Oviedo  en  1673.  Autor  del  «Espejo  Seráfico». 

Caballero  (Fr.  Juan),  Catedrático  de  Teología  en  1666:  escribió 
varios  «Tratados»  sobre  doctrina  tomista  en  1666. 

Caballero  de  Tineo  (Bernardo  ,  abogado,  Consejero  de  Castilla. 
Entre  «Alegaciones»  y  «Memoriales»  hay  uno  «Dirigido  al  Rey  por  eí 
Principado  contra  los  arrendadores  de  las  rentas  reales  de  Astu- 
rias.» 1738. 

Cal  ello  Miranda  (Dr.  Francisco),  catedrático,  abogado,  Vice- 
presidente de  las  Cortes  err  1812  y  Presidente  en  1813.  Después  de 
estos  elevados  cargos  sólo  aspiró  en  la  revolución  de  1820  á  ser  Juez 
de  primera  instancia  de  Belmonte;  y  con  los  •honores»'  de  Oidor  y  Fis- 
cal de  la  Audiencia  de  Oviedo,  murió  olvidado  cuando  la  reacción 

Calderón  (Fr.  Miguel),  O  P.  Tuvo  diferentes  cargos  en  Filipinas 
y  en  las  Misiones   de  China,   obispo  de  Bedona  en  aquellas  Misiones. 
I  Murió  lleno  de  méritos  y  años  en  1883. 

I  Calzada  (Rafael)  (V.  págs.  219  y  267)Abogado  y  periodista  insigne 

i  en  Buenos  Aires,  protector  y  defensor  de  los  intereses  españoles  en  la 

América.  Son  muchos  sus  escritos  forenses,  políticos  y  literarios. 

Cama/lo  Rivadeneyra  (Diego  P.  Cádiz)  (V.  pá¿s.  135,  149  y  242). 
Nació  e.i  esta  ciudad  e.i  1743,  estudió  en  Ronda,  profesó  en  1759;  fué 
lector;  pero  se  dedicó  á  la  predicació.i  en  distintas  diócesis,  donde 
fué  famoso.  M.  en  Ronda  en  1801. 

*  Campoamor  (Ramón  (V.  pá;s.  240  y  245.)  Poeta  célebre, 
filósofo,   polemista;   brilló  en  la  Administración  y  en  el  Parlamento. 


fr 


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Fué  el  poeta  popular  de  las  «Doloras»,  «Pequeños  poemas-,  «Drama 
Universal»,  «Ternezas  y  flores»,  «Ayes  del  alma»,  «Coló i»,  *Humora- 
das»,  dramas  y  comedias,  etc.,  y  de  celebradas  obras  en  prosa  como: 
«Filosofía  de  las  lepes»,  «El  personalismo»,  «La  metafísica  en  el  len- 
guaje», «Lo  absoluto»,  «Poética»,  «Cánovas»,  etc.,  etc.  M.  en  1901. 

Campillo  Cedrón  (Andrés),  Gobernador  y  Vicario  general  de  este 
Obispado.  Redactó  el  «Parecer  que  dio  al  Dean  y  Cabildo  de  Oviedo 
el  L.  D sobre  la  novedad  de  derogarse  el  estilo  antiguo  del  Tribu- 
nal Eclesiástico  en  el  modo  de*sustanciar  algunas  execuciones.» 

Cando  Villamil  (Mariano),  uno  de  los  funcionarios  más  compe- 
tentes de  la  Administración  española  con  numerosos  trabaios  en  Fo- 
mento y  Hacienda;  Directo/  general  del  Tesoro,  intendente  de  Cuba, 
diputado  á  Cortes,  etc. 

Cartel  Acevedo  (Pedro),  C.  de  la  Historia  y  socio  de  la  Económica 

de    Asturias.    Hizo   viajes  por   Europa  y  América;   fué  perseguido . 

por  la    Inquisición  y  se  defendió  en  un  valiente  escrito.  M.  en  1839. 

Es    autor  de:   «Reflexiones  críticas  sobre  la  constitución  española, 

cortes  nacionales  y  estado  de  la  presente  í.uerra».  — «Fidelitatis  sacra- 

mentum  constitutioni  hispanice  emissum,  oblatum  ejus  comitiis  majes- 

tates  et  Europse  cultoe  exibitum  á. ...*>— «Wellignton,  caudillo  de  tres 

naciones  sobre  la  antigua  Nántua  Carpetana  por  Eliso  Barcineo».— 

«Oda  al  regreso  del  ansiado   Monarca   Fernando   Vil,    después  de  su 

largo  cautiverio». -«Estudios  sobre  Noega  (Návia),   con  un  discurso 

preliminar  sobre  el  estado  de  la  tierra  •.    «Historia  general  de  América. 

(M  s).» -«Informes    sobre   los  medios  de  destruir  la  enfermedad  del 

maiz,  conocida  con  el  nombre  de  Pintón  y  los  medios   de  fomentar  la 

ganadería».  —«Proyecto  de  constitución  española».  — Proyecto  sobre 

el  modo  de  hacer  la  guerra  para  concluir  brevemente  con  las  tropas 

francesas-  1810. 

Canella  Gutiérrez  (Dr.  Alonso),  (V.  págs.  110,  168,  169,  172,  2*3 
y  386)  catedrático  de  Leyes,  Cánones  y  Lengua  griega.  Procurador  ge- 
neral noble  de  Oviedo,  vocal  de  la  Junta  general  del  Principado  y  de 
la  Soberana  de  1808  y  mftmbro  de  su  Consejo  y  Tribunal  de  Estado, 
primer  Alcalde  constitucional  de  Oviedo  en  1812,  secretario  de  la  Eco- 
nómica de  Asturias.  Fué  redacto;  de  «El  Correo  militar  y  político  del 
Principado»  y,  con  varios  trabajos  de  abogacía,  dejó  escritas:  "Noticia 
histórica  de  las  Actas  de  la  Sociedad  Económica  desde  1808.  ->- Obser- 
vaciones á  la  Junta  General  de  Asturais,  como  representante  de  So- 
brescobio».  M.  en  1835. 

Canella  Gutiérrez  (Domingo,  catedrático  de  Filosofía  y  de 
Teología,  cura  de  Santiago  y  San  Román  de  Sariego,  Magistral  de 
Oviedo:  murió  muy  joven  y  presentado  para  Obispo  auxiliar  de  Cá- 
diz, (1792).  Orador  sagrado  de  renombre,  e.iíre  varios  •  Sermones » 
quedan  manuscritos,  varios  al  Real  Acuerdo,  uno  de  Santa  Catalina, 
en  la  Universidad;  otro  de  la  Concepción,  en  la  Catedral,  y  uno  de 


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Santa  Catalina,  en  la  Universidad;  otro  de  la  Concepción,  en  la  Cate- 
dral, y  una  de  San  Juan  Nepomuceno  en  San  Tirso,  cuaudo  la  Her- 
mandad en  favor  de  los  penados,  y  pronunció  el  «Elogio  de  Carlos 
III»  en  la  Catedral  ovetense. 

Canella  Meana  (Benito),  (V.  págs.  VIH,  183,  226,  314,  452,  575  y 
685),  profesor  de  diferentes  asignaturas,  Gobernador  civil,  diputado  y 
presidente  del  Consejo  provincial,  censor  de  la  Sociedad  Económica, 
miembro  de  varias  corporaciones,  etc.  Fué  periodista,  poeta  y  autor 
laureado  del  drama  romántico  «El  parcial  de  Trastamara».  Dejó  inédi- 
tos: «Colección  de  fábulas»;  «Cantares,  romances,  faules  y  otres 
copies»  en  dialecto  asturiano.  M.  en  1882. 

Canga  Arguelles  (Dr.  Felipe  Ignacio),  (V,  págs.  94, 1 10,  111,  152, 
y  162),  catedrático  de  Cánones  y  Leyes,  Abogado  del  Principado  y 
Obispado,  Decano  del  Ilustre  Colegio,  Fiscal  del  Consejo  de  Castilla, 
etc.  Autor  de  «Ordenanzas  para  el  Gobierno  de  la  Junta  general  del 
Principado  y  su  Diputación,  y  las  generales,  judiciales  y  políticas  para 
la  Administración  de  Justicia  de  todos  los  concejos,  cotos  y  jurisdi- 
ciones  de  él»  (1782).  En  unión  con  D.  Martín  Ramón  Cañedo  y  D.  Ni- 
colás Rivera  Arguelles. 

*  Canga  Arguelles  (José),  V.  pá¿s.  231  y  358),  archivero  de  Si- 
mancas, diputado  en  1812  y  1822,  ministro  de  Hacienda;  varias  veces 
emigrado  y  desterrado.  Presentó  á  las  Cortes  el  primer  presupuesto 
en  la  célebre  «Memoria»  para  nivelar  los  gastos  y  los  ingresos;  murió 
en  1823.  Hombre  de  variado  saber  en  muchas  publicaciones  y  manus- 
critos: «Suplemento  al  apéndice  de  la  Educación  popular*.-  «Prólogo 
al  censo  de  población  de  1797».— «ídem  al  de  1800».-  «Gaceta  de  los 
niños  ó  principios  generales  de  Moral,  Ciencias  y  Artes». -«Doce  Me- 
morias sobre  Hacienda  (insertas  en  el  Diccionario)».— «Colección  de 
Reales  cédulas,  órdenes  y  providencias  dadas  para  gobierno  del  Real 
patrimonio  del  reino  de  Valencia».  -  «Recopilación  de  todas  las  leyes, 
ordenanzas  y  reglamentos  del  Cuerpo  político  de  los  ejércitos  de  Es- 
paña».-«Prontuario  de  esta  obra». -«Ocho  Memorias  sobre  Hacienda 
á  las  Cortes  de  Cádiz».-  «Apuntes  para  la  Historia  de  la  Hacienda 
pública  de  España  en  1811*.- «Manifiesto  de  su  conducta  política  en 
las  Cortes  de  1813  y  1814,  (escritas  en  el  castillo  de  Peñíscola  donde 
estaba  preso)».-  «Memoria  sobre  el  crédito  público  presentada  alas 
Cortes  de  1820».- «Memoria  sobre  el  estado  de  la  Hacienda  pública 
de  España,  presentada  á  las  Cortes  de  1821».- «Elementos  de  la  cien- 
cia de  Hacienda».-- «Ensayo  sobre  las  libertades  de  la  iglesia  católica 
de  España  en  ambos  mundos».  -  «Diccionario  de  Hacienda  para  uso  de 
los  encargados  de  la  suprema  dirección  de  ella».— »Diccionario  de  Ha- 
cienda con  aplicación  á  España».-  Quelques  mots  en  réponse  á  une 
petition  des  negocians  de  Londres,  ainsi  qu'  a  plusieurs  de  «Times» 
tendant  á  attaque  I'  honneur  et  les  droits  du  Roi  d4  Espagñe,  sur  l1  iñ- 
dependance  des  Amériques».-  «Observations  sur  la  guerre  d4  Espag- 


—  739  - 

ne».     «El  Comercio  de  los  algodones  ingleses  en  España». -«Sema- 
nario de  Agricultura  y  Artes».  -«Memorándum  sobre   la  derogación 
de  ta  ley  Sálica  en  España».— «Observaciones  sobre  la  Historia  de  la 
guerra  de  España  que  escribieron  los  Sres.  Ciarke,  Southep,  London- 
derri  y    Napier».-En   unión  con  su  hermano  D.  Bernabé  tradujo  en 
verso  castellano:  «Obras  de  Anasreonte».  —  «Obras  deSapho,  Ericma, 
Alemán,   Stesicoro,  Aldo,   Ibico,  Simonides,   Bachilides,  Archiloco, 
Alpheo,  Pratino,  Menalípides,  etc». -«Obras  de  Pindaro».-En  unión 
con  D.  Jaime  y  D.  Joaquín  Villanueva,  redactó  en  Londres  el  periódi- 
co «Ocios  de  Españoles  emigrados».-  Entre  muchas  obras  que  ha  de- 
jado manuscritos  están  las  siguientes:  -  «Memoria  sobre  el  estudio 
que  deben  hacer  de  la  filosofía  los  pintores  y   estatuarios». -«Discur- 
sos sobre  los  derechos  del  bello  sexo  en  la  sociedad  civil  y  matrimo- 
nial».—«Memoria  sobre  las  causas,  así  físicas  como  políticas,  que  han 
disminuido  la  población  del  reino  de  Aragón  y  modo  de  realizar  su  co- 
mercio espedito  y  floreciente».—  «Traducción  anotada   de  la  carta  del 
Sr.  Gesuer  al  Sr.  Jueslin  sobre  el  paisage».-  «Memoria  sobre  la  cons- 
titución de  la  Junta  central  de  Gobierno».  — «Memoria  leida  en  la  Junta 
Suprema  de  Valencia  en  defensa  del  Consejo  Real».  -  «Observaciones 
sobre  las  Cortes  de  España  y  su  organización».  — «Apuntaciones  canó- 
nicas de  las  Iglesias  de  España». -«Historia  del  Principado  de  Astu- 
rias durante  los  seis  años  de  la  guerra  de  la  Independencia».- «Dis- 
curso leido  en  sn  recepción  en  la  Academia  de  la  Historia  acerca  de  la 
necesidad  que  los  hacendistas  tienen  de  dedicarse  á  los  estudios  histó- 
ricos».-«Investigaciones  históricas  en  los  códices  del  Museo  Británi- 
co».-«Causa  que  se  formó  en  1814  á   varios  diputados  á  Cortes  y  á 
otros  beneméritos  españoles». -«Apuntaciones  de  la  Historia  civil  de 
España».  -«Noticia  de  los  manusc/itos  legada  por  Jovellanos  al  Insti- 
tuto Asturiano».— «Memoria  sóbrelos  servicios  prestados  por  este 
hombre  de  Estado  durante  su  vida  pública,»  etc. 

Cantera  (Diego  de  ¡a),  Inquisidor  de  Murcia,  jurisconsulto  notable, 
autor  de  «Cuestiones  criminales»  (1819). 

*  Cañedo  (Valentín),  Teniente  General,  Capitán  General  de  Ara- 
gón, Galicia  y  de  la  Isla  de  Cuba.  M.  en  1856. 

Cañedo  y  Riego  (Ramón),  estudiante  de  Leyes,  nombrado  en  1808 
Capitán  del  Regimiento  de  Lena  y  Secretario  del  General  Peón;  fué 
más  tarde  Jefe  de  la  Junta  de  cesantes  y  jubilados.  M.  en  1837.  Escri- 
bió: «Nociones  de  Economía  Política^.— «Cartas  económicas  ó  tratado 
teórico-pi-áctico  elemental  sobre  la  naturaleza  de  una  de  las  rentas  de 
la  Corona  y  de  su  régimen  administrativo».-  «Colección  anotada  de 
las  obras  de  Jovellanos».  — «Biblioteca  ó  anales  de  la  Agricultura,  Ar- 
tes y  Comercio»  en  colaboración  con  varios  oficiales  del  Ministerio  de 
Fomento. 

Cañedo  Vigil  (Alonso),  doctoral  de  Badajoz,  dignidad  de  Toledo, 


—  740  — 

diputado  por  Asturias  y  presidente  de  las  Cortes  en  1810,  Obispo  me- 
morable de  Málaga  y  Arzobispo  de  Burgos.  M.  en  1829. 

Carballo  (P.  Luis  Alfonso),  canónigo  archivero  de  Oviedo,  pre- 
ceptor y  Rector  de  los  Pardos.  (V.  pág.  31).  Escribió  las  obras  si- 
guientes: «Cisme  de  Apolo,  de  las  escelencias  y  dignidad  y  todo  lo 
que  al  arte  poética  y  versificatoria  pertenece*.  -«Antigüedades  y  co- 
sas memorables  del  Principado  de  Asturias>.— «Antigüedades  de  la 
Santa  iglesia  de  Oviedo  y  Cristiandad  de  Asturias  (Ms)».  -  «Discur- 
so sóbrela  Merindad  de  Asturias  (Ms).» -«Casas  y  genealogías  de 
Asturias  (Ms)».— «Vida  de  Diego  Meléndez  Valdes,  llamado  el  Va- 
liente. (Ms).»  --«Genealogía  del  Linage  de  la  casa  de  Valdés».  (Ms). 

Carrefto  Valdés  (Eduardo),  naturalista,  discípulo  de  La  Gasea,  no- 
torio por  sus  trabajos  de  botánica  en  Francia. 

Caso  (José  Indalecio),  (V.  pág.  205),  reputado  abogado  en  Oviedo, 
Madrid  y  Barcelona,  Fiscal  de  imprenta  y  figura  saliente  en  el  partido 
monárquico  católico.  Sus  trabajos  jurídicos,  políticos,  académicos,  li- 
terarios, etc.,  desparramados  en  la  prensa  fueron  muchos.  — Publicó 
una  importante  «Colección  legislativa  de  España»,  etc.  M.  en  1903. 

Caso  Parle  (P.  P.  Fr.  Manuel),  (V.  págs.  243  y  263),  catedrático 
de  Filosofía  y  Teología,  redactor  del  «Correo  Militar  y  Político  de  As- 
turias». Gozó  de  gran  reputación  como  Teólogo  orador.  Autor  de 
«Oración  en  las  solemnes  funciones  hechas  en  Oviedo  por  los  militares, 
fallecidos  en  la  batalla  de  31  de  Agosto  de  1813».-  «Oración  en  la  fun- 
ción solemne,  que  el  Regimiento  provincial  de  Oviedo  celebró  en 
la  renovación  y  bendición  de  sus  banderas  en  1819.— «Oración  fúne- 
bre en  las  exequias  celebradas  por  el  11 1.  Ayuntamiento  á  la  augusta  me- 
moria del  Rey  Luis  XVIII». 

Casiano  (Mariano),  abogado,  poeta  y  periodista  asturiano.  M.  en 
1860. 

Caslañón  Escarano  (Gonzalo),  Mártir  de  la  Integridad  de  ta  pa- 
tria, vilmente  asesinado  en  Capo-Hueso  en  1870.  Siendo  estudiante 
ovetense  redactó  «La  Tradición»  y  «El  Invierno»;  en  Madrid  fué  re- 
dactor de  «El  Día>  y  dirigió  la  Crónica  de  Ambos  Mundos».  Diputado 
y  Consejero  provincial  de  Gracia  y  Justicia  del  Gobierno  de  Cuba,  Se- 
cretario del  de  Puerto-Príncipe,  Consejero  de  I.  P.  Fundó  en  la  Haba- 
na «La  Voz  de  Cuba  *  periódico  que  combatió  valientemente  por  la 
causa  de  España;  y  antes  publicó  en  la  corte  el  foHeto  político  «Un 
desengaño  más  y  una  ilusión  menos».  (V.  la  biografía  que  escribí  de 
este  inolvidable  patriota,  precediendo  á  la  «Corona  literaria>,  que  pu- 
blicamos sus  amigos  y  admiradores  asturianos  en  Oviedo,  1871). 

Castillo  (Francisco  José),  Obispo  de  Sebaste,  vicario  apostólico 
de  Oviedo  cuando  el  Prelado  D.  José  Fernández  Toro  fué  llamado  á 
Roma  á  causa  de  doctrina  heréctica  en  1722. 

Cantillo Jovellanos  (Alejandro),  Cónsul  general,  periodista,  tradu- 


—  74i  — 

jo  la  «Cuaresma  de  Massillon»  y  publicó  la  tan  notable  «Colección  de 
tratados  diplomáticos  de  España».  M.  en  1845. 

Caunedo  (Nicolás  Castor),  Coronel  de  Infantería,  autor  de  nume- 
rosos estudios  históricos  asturianos  en  periódicos  de  la  provincia  y  de 
Madrid;  poeta,  autor  dramático  y  novelista.  Publicó  también:  «Álbum 
de  los  niños».— «Álbum  de  un  viaje  por  Asturias».  — «Crónica  de  los 
Príncipes  de  Asturias».- «Árbol  genealógico  de  las  fundaciones  pri- 
mitivas».-«Cuadro  sinóptico  déla  vida  del  general  Espartero».- «Id. 
de  la  de  Zurbano».-  «Id.  de  los  mártires  de  la  libertad  española»,  etc. 
Fué  de  los  publicistas  más  laboriosos  y  amantes  de  su  patria.  M.  en 
1879. 

Caunedo  y  Clavillas  (José  Antonio),  (V.  pág.  108)  teólogo:  perso- 
na muy  ilustrada  y  aficionada  á  las  artes;  benemérito  restaurador  de  la 
románica  iglesia  de  San  Juan  de  Amandi,  en  Villaviciosa,  donde  fué 
cura  párroco.  Escribió:  «Memoria  sobre  el  manzano  y  fabricación  de 
sidra.  (Ms).  M.  e.i  1802. 

Caveda  Nava  José,  (V.  págs.  180  y  360),  jefe  político,  diputado 
provincial  y  á  Cortes  por  Asturias,  director  general  de  Agricultura, 
consejero  de  Estado,  académico  de  la  Lengua,  de  la  Historia  y  de  Be- 
llas Artes,  etc.  M.  e:i  1882.  Ilustre  escritor,  continuador  del  espíritu  de 
Campomanes  y  Jovellanos;  inspiradísimo  poeta  bable  á  quien  se  debe 
también  la  notable  «Colección  de  poesías  en  dialecto  asturiano».  Autor 
de  «Ensayo  literario  crítico  sóbrela  arquitectura  española»  (traduci- 
da al  franejs  y  al  alemán);  «Memorias  para  la  historia  de  la  Academia 
de  San  Fernando  desde  Felipe  V  hasta  nuestros  días».-  «Examen  crí- 
tico de  la  restauración  de  la  monarquía  visigoda  en  el  siglo  vm»,  - 
«Memoria  histórica  de  la  Junta  general  del  Principado  de  Asturias».— 
«Memoria  de  la  Exposición  nacional  de  1850».  De  varios  y  muy  nota- 
bles discursos  académicos,  dejando  también  muy  importantes  obras 
inéditas  que,  con  las  conocidas,  le  colocan  entre  los  primeros  escrito- 
res españoles  del  siglo  xix. 

Caveda  y  Solares  (Francisco  de  Paula),  graduado  en  Leyes;  ami- 
go de  Jovellanos,  trabajando  co:i  él  y  Pérez  Villamil  para  la  forma- 
ción de  un  «Diccionario  bable».  Fué  C.  de  la  Historia  y  m.  en  1811. 
Siguen  inéditas  sus  obras:  «Descripción  geográfica-histórica  de  Vi- 
llaviciosa». -  «Copias  de  inscripciones  de  lápidas  antiguas  de  Castie- 
11o,  Amandi,  Fuentes,  Valdebarcena,  Deva,  etc.  de  Villaviciosa».— 
«Viaje  de  Teopisto  por  el  Asia  y  Europa».-  «Notas  para  los  sincro- 
nismos de  la  Historia  general».-  «Canto  e.i  verso  libre  á  Jovellanos». 
-  «Himn 3  patriótico  en  loor  de  Fernando  VII. -«Descripción  de  los 
concejos  de  Cabranes  y  Colunga»;  y  dejó  otros  muchos  trabajos  ma- 
nuscritos. 

Cernuda  Rico  (Bartolomé),  Obispo  de  Palencia  (V.  pág.  677),  ca- 
tedrático, doctoral  de  Toledo  y  Obispo  de  Plasencia. 


-  742  — 

*  Ceruelo  Velasco  (Juan  de  Dios),  (V.  págs.  178  y  678).  Escribió 
una  monografía  histórica  de  la  Catedral  de  Oviedo. 

Ceruelo  Velasco  (D.  Víctor),  arcediano  de  la  S.  1.  C,  autor  de  la 
«Relación  histórica  documentada  de  los  sucesos  ocurridos  en  la  dióce- 
sis de  Oviedo  sobre  el  nuevo  nombramiento  de  Gobernador  eclesiás- 
tico en  el  Obispado  electo  Sr.  Necochea»  (1840). 

Cienfuegos  (Bartolomé),  (V.  pág.  239),  Obispo  de  Mondoñedo. 
M.  en  1827. 

*  Cienfuegos  Jovellanos  (Francisco),  rector  de  la  Universidad 
gispalense,  Cardenal,  Obispo  de  Cádiz,  Arzobispo  de  Sevilla;  pastor 
de  ardientísima  caridad.  M.  en  1847. 

*  Cienfuegos  y  Sierra  (Dr.  Alvaro  Díaz),  jesuíta,  Catedrático  de 
Salamanca,  donde  fué  llamado  el  oráculo  de  forasteros  y  domésticos. 
Siguió  el  partido  austríaco,  cuando  las  guerras  de  sucesión,  y  fué  em- 
bajador del  Rey  de  Romanos  y  su  plenipotenciario  en  Holanda;  carde- 
nal de  San  Bartolomé  in  ínsula,  Obispo  de  Catania  en  Sicilia,  conde 
de  Mesecuculi,  abad  y  arzobispo  de  Montreal,  Primado  de  aquel  reino, 
consejero  de  Estado  y  particular  del  Emperador  Carlos  IV;  su  testa- 
mentario; protector  de  la  nación  siciliana  y  maltesa,  comprotector  de 
Alemania  y  demás  dominios  del  Emperador;  embajador  de  Roma, 
miembro  de  la  congregación  de  Ritos,  de  la  de  inmunidad  de  Obispos 
y  regulares,  etc.,  y  por  el  libro  de  San  Pedro  consta  que  en  cónclave 
alcanzó  votos  para  el  pontificado.  Fué  favorecedor  de  españoles  por 
aquellos  reinos,  consiguió  para  la  Catedral  de  Oviedo  diferentes  pri- 
vilegios y  escribió  al  ovetense  Claustro  universitario  la  más  amorosa 
carta,  muy  dispuesto  en  favor  de  su  antigua  é  inolvidable  Escuela. 
M.  en  1739.  Compuso  las  obras:  «Memorial  al  Rey  para  impedir  la  fun- 
dación de  la  cofradía  del  Rosario  de  los  estudiantes  de  Salamanca».— 
«Vida  de  San  Francisco  de  Borja».  -  «Historia  de  Leopoldo  II  de  Aus- 
tria». -« jEnigma  Theologicum».— «Vita  abscondita,  seu  speciebus  en- 
cucharisticis  relata». -«Vida  del  V.  D.  Juan  Nieto».— «Dictamen  sobre 
el  Defensorio  de  la  Religiosidad  de  los  caballeros  militares  del  conde 
Aguilar».—  «Philosofia  Aristotélica».—  «De  Theologia  tractatus  varii...» 
—  «Varias  cartas»,  etc.  Tuvo  fama  de  buen  humanista,  fué  regular  poe- 
ta y  corrigió  las  obras  del  P.  Carballo. 

Cienfuegos  (Pedro),  Obispo  de  Papayán  en  1700. 

Cisneros  (Gregorio  Rosendo)^  Consejero  de  Castilla. 

Collar  Vria  (Diego),  (V.  págs.  661  y  676),  Catedrático  de  vísperas 
de  Cánones.  Escribió:  «Informe  de  varios  capitulares  de  la  S.  I.  de 
Oviedo,  vindicando  el  honor  del  Iltmo.  Sr.  Obispo  D.  Bernardo  Caba- 
llero y  Paredes,  vulnerado  con  ciertas  calumnias». 

Cónsul  (Francisco),  médico.  La  Sociedad  Económica  de  Santiago 
publicó  sus  «Memorias  sobre  agricultura  y  Artes.»  M.  en  1810. 

*  Cónsul  (Juan  A'.)  (V.  pág.  382.) 

Cortés  Llanos  (Antonio),  diputado,  presidente  del  Consejo  pro- 


-743  — 

vincial,  abogado,  C.  de  la  Historia  y  de  Nobles  artes  de  San  Feman- 
do. Redactó,  entre  otros  trabajos,  una  «Memoria  h¡stórico-crítica-f rio- 
lógica  sobre  la  Inscripción  de  Santa  Cruz  de  Cangas  de  Onís»,  é  hizo 
diferentes  investigaciones  sobre  <Vadinia%  población  romana  en  aquel 
concejo.  M.  en  1871. 

Cortés  Llanos  (Bonifacio),  magistrado,  intendente  de  Hacienda  de 
Cuba,  diputado  á  Cortes,  consejero  de  Estado,  subsecretario  de  Ultra- 
mar, intendente  general  de  la  Real  Casa  y  Patrimonio,  etc.  M.  en  1883. 

Cortés  Uanos  (José),  juez  de  término  de  primer.a  instancia; 
colaboró  en  «El  Álbum  de  la  Juventud  >  y  en  la  «Revista  de  Asturias», 
y  publicó  una  «Colección  de  poesías.»  M.  en  1862. 

Coader  y  Camoyran  (Juan  Gerónimo),  (V.  págs.  678  y  681),  Cate- 
drático de  Filosofía  y  Teología.  Escribió,  á  petición  del  Gobierno,  un 
«Informe»  sobre  I.  P.,  antes  del  plan  de  1845  y  sobre  «Asturianos 
ilustres»  cuando  el  proyecto  del  panteón  de  Españoles  célebres. 

Crespo  y  Agüero  (Tomás),  estudiante  y  opositor  á  cátedras  en 
Oviedo,  Obispo  de  Ceuta  y  Arzobispo  de  Zaragoza,  favorecedor  de 
la  enseñanza  pública.  M.  en  1742. 

Crespo  y  Escobar  (Francisco),  Inquisidor  de  Toledo,  Obispo  de 
Girgenti,  en  Sicilia,  en  1687. 

Cuerres  Valdés  (Alonso),  teólogo  y  párroco  de  Hevía  (Siero). 
Escribió  «Virgilias  del  Pastor  cura  de  almas. » (1711). 

Cuervo  (Eugenio  Manuel),  Magistrado  del  Supremo  Tribunal: 

Cuervo  (Ramón),  diputado  Provincial  y  á  Cortes  y  Gobernador 
civil.  M.  en  1878. 

*  Cuesta  (Teodoro),  el  popular  poeta  asturiano.  Sus  bellas  é 
inspiradas  poesías  en  el  dialecto  bable,  precedidas  de  un  prólogo 
por  D.  Alejandro  Pidal  y  Món,  han  sido  coleccionadas  y  publicadas  en 
Oviedo  (1895)  por  D.  Bernardo  Acevedo  y  el  autor  de  la  presente 
historia.  M.  en  1895. 

*  Dehesa  (Juan),  catedrático  de  Leyes  en  Alcalá,  Ministro  de 
Gracia  y  Justicia.  Compuso  un  «Método  práctico  para  aprender  en 
poco  tiempo  el  inglés.»  -  «Traducción  de  la  Indagación  filosófica  sobre 
el  origen  de  nuestras  ideas  acerca  de  lo  sublime  y  de  lo  bello,  escrita 
en  inglés  por  E.  Burke.»  — ídem  de  la  Constitución  de  Inglaterra  ó 
descripción  del  gobierno  inglés  comparado  con  el  democrático  y  con 
las  otras  monarquías  de  Europa,  por  T.  L.  Lome.»  (1821.) 

Díaz  Arguelles  (isidro),  diputado  á  Cortes,  director  general  de 
Ultramar,  abogado  de  gran  reputación.  M.  en  1883. 

Díaz  Campomanes  (Arias),  presidente  de  la  Chancillería  de 
Granada,  consejero  de  Castilla  y  Gobernador  de  la  Mesta  en  1760. 

Díaz  Laspra  (Dr.  Manuel),  profesor  de  Procedimientos  y  Aboga- 
do de  fama  en  Oviedo.  Escribió  un  «Diccionario  jurídico  (hasta*  la 
letra  R.)  (M  s)»— «Curso  de  práctica  forense  mercantil,  (M  s.)»— «Ele- 

48 


_— - 


—  744  — 

mentos  de  práctica  ó  Curso  teórico-práctico  de  la  sustanciación  de  los 
juicios,  así  civilesicomo  criminales.»  M.  en  1851. 

Díaz  de  Miranda  (Dr.  Alvaro),  (V.  págs.  65  y  676.) 

Díaz  de  Miranda  (Dr.  Jacinto),  Colegial  del  Español  de  Bolonia, 
Chantre  de  Oviedo,  Catedrático  de  Lengua  Griega.  Publicó  la  tra- 
ducción de  los  «Dase  Libros  del  Emperador  Marco  Aurelio.»  (1785.) 

Díaz  Ordóñez  y  Escandan  (Víctor),  (V.  págs.  213,  265  y  283.) 
Autor.de  "Aparato  didáctico-bibliográfico  para  el  estudio  de  la  Disci- 
plina general  de  la  Iglesia  y  en  particular  de  la  de  España»;  «Estu- 
dios histérico-canónicos»  (1.a  serie.)  «La  unidad  católica»  (2.a  serie  de 
Estudios  histórico  canónicos.) 

Díaz  Ordóñez  y  Miranda  (Francisco),  (V.  págs.  265  y  5>5,  nota), 
catedrático,  decano  del  Colegio  de  Abogados,  vicesecretario  de  la 
Sociedad  Económica,  vicepresidente  de  la  Comisión  de  Monumentos, 
docto  bibliófilo  y  numismático,  C.  de  la  Real  Academia  de  la  Historia. 
M,  en  1874. 

Díaz  Ordéñez  y  Miranda  (Mamerto),  abogado  y  General  de  divi- 
sión de  Artillería*  M.  e.i  1881. 

Díaz  Ordóñez  y  Miranda  (Tomás),  Magistrado  de  Audiencia, 
Gentil-hombre  de  S.  M.,  publicó:  «Ensayo  filosófico  sobre  la  impro- 
visación ó  enseñanza  universal  de  Jacotot  aplicada  á  la  improvisación 
en  los  tres  géneros  de  elocuencia.»  M.  en  1867. 

Díaz  Ordó;lez  y  Miranda  (Víctor),  (V.  pág.  234),  vocal  de  la 
antigua  Junta  generaí  del  Principado,  diputado  y  vicepresidente  del 
Consejo  provincial,  auditor  de  guerra,  abogado  de  gran  reputación, 
decano  del  Cohgio,  de  la  Academia  pro /¡acial  d2  BMlas  Artes. 
M.  en  18 3 L 

•  Díaz  Pedregal  (Manuel)y  (V.  págs.  232  nota,  y  246),  abogado 
de  gran  reputación,  decano  del  Colegio,  diputado  á  Cortes,  vicepre- 
sidente del  Congreso  de  los  diputados  y  ministro  de  Hacienda,  C.  de 
la  Real  Academia  de  la  Historia,  rector  de  la  Institución  libre  de  ense- 
ñanza* Se  publicaron  separadamente  en  libros  y  folletos  varias  obras 
suyas:  -Estudios  políticos»;  «Estudios  económicos»;  «Engrandeci- 
miento y  decadencia  de  España»;  «La  democracia»;  «Nociones  de 
Hacienda  pública-;  -Derecho,  libertad,  estado»;  «Unión  aduanera  de 
España  y  Portugal»;  *Los  presupuestos  modernos»;  «La  cuestión 
agraria  en  Irlanda»;  «El  Feudalismo»;  «La  libertad  antigua»;  «Institu- 
ciones de  crédito*;  «¿Existe  el  partido  obrero?»;  «Sociedades  coope- 
rativas*; «Postrimerías  de  la  Casa  de  Austria»;  «Estudio  crítico  del 
Código  civil  español-;  «Porlier»;  «El  derecho  de  propiedad»;  «La 
asociación;  «La  protección  de  los  cereales »,  etc.;  y  otros  nume- 
rosos trabajos  jurídicos,  políticos  é  históricos  en  la  prensa  de  Madrid 
y  de  Asturias;  y  esta  varios  estudios  sobre  la  historia  del  Princi- 
pado, mereciendo    especial    mención  el   «Discurso  preliminar  á  la 


\ 


-  745  - 

Colección  histórico-diplomática  del  Ayuntamiento  de  Oviedo ,  por 
D.  C.  M.  Vigil.»  M.  en  1896.  4 

Díaz  Valdés  y  Arguelles  (Dr.  Pedro),  Inquisidor  y  Obispo  de 
Barcelona,  y  gran  amigo  de  Jovellanos.  Bajo  el  anagrama  de  «Pedro 
Zadi valdés,»  escribió  varios  tratados  sobre  ciencias  en  el  Memorial 
literario  de  Madrid;  publicó  algunos  «Sermones»  y  fué  autor  de:  «El 
padre  de  su  pueblo  ó  medios  para  hacer  temporalmente  Felices  á  los 
pueblos  con  el  auxilio  de  los  párrocos.» -«Tratados  sobre  la  Física 
del  clero  y  otros  puntos  útiles  de  las  ciencias  naturales.»  M.  en  1807. 

Diaz  Vela  (Ramón),  Regente  de  varias  Audiencias,  Magistrado 
del  Supremo  Tribunal.  M.  en  1872. 

Dorado  (Francisco),  (V.  págs.  129,  151  y  156)  catedrático  fie  Filo- 
sofía y  médico  de  la  ciudad  y  de  la  Iglesia  de  Oviedo,  escribió  un 
«Discurso  médico»  impugnando  al  P.  Feijóo,  y  otros  estudios.  M. 
en  1729. 

Dorado  (José),(V.  pág.  151)  catedrático  y  médico,  como  el  ante- 
rior, su  padre,  y  como  éste  impugnador  del  sabio  benedictino.  M* 
en  1738. 

Duque  de  Estrada  (Vicente),  Consejero  de  Castilla  en  1762. 

*  Elorza  y  Águirre  (Francisco  A.),  (V.  pág.  578),  General  de  Ar- 
tillería, reorganizador  y  Director  de  la  Fábrica  nacional  de  cañones  de* 
Trubia  é  impulsador  de  la  industria  y  progreso  de  Asturias.  M. 
en  1873. 

Escalera  y  5.  Carreño  (Evaristo),  antiguo  periodista  asturiano  y 
notorio  en  Madrid  como  redactor  de  La  Iberia  y  otros  diarios;  oficial 
del  Ministerio  de  Ultramar.  Entre  sus  muchos  trabajos  figuran  folle- 
tos políticos  y  obras  como:  «La  España  del  siglo  xix»  «Los  soldados 
de  la  Independencia  italiana»  (en  colaboración  del  Sr.  G.  Llana)  etc., 
y  «Crónica  del  Principado  de  Asturias»,  «Recuerdos  de  Asturias»  y 
más.  M.  en  1896. 

Escandan  (José  María),  escritor  y  anticuario.  Escribió:  «Reseña 
histórico-fúnebre  de  las  exequias  por  el  alma  del  Brigadier  D.  Salva- 
dor Escandón  y  Antapo  en  el  monasterio  de  San  Vicente  de  Oviedo  en 
1824»;  la  singular  «Historia  del  Heroico  rey  D.  Pelayo  y  sucesores  en 
el  trono  cristiano  de  Asturias»;  y  varios  artículos  de  arqueología,  ga- 
nadería, etc.  M.  en  1839. 

*  Escosura  y  López  de  Porto  (Gerónimo),  del  Consejo  de  S.  M., 
capitán  y  se:retar¡o  dsl  ejército  del  General  Castaños  y  vocal  de  la 
Junta  de  Fomento  de  la  riqueza  del  reino,  Intendente  de  Hacienda,  aca- 
démico de'número  de  las  de  la  Lengua,  de  la  Historia  y  de  San  Fer- 
nando etc.  Autor  de:  varias  «Comedias.»- «Compendio  de  la  Historia 
de  Grecia.»  -  «ídem  de  Roma.»  -«ídem  de  España.»-  «Traducción  del 
Tratado  de  las  máquinas  de  vapor  y  de  su  aplicación  á  la  navegación, 
por  Tredgold»  (traducción);  «Consideraciones  sobre  Economía  política 
de  la  Sta.  Lowry.»  M.  en  1855. 


*HI 


-  746  - 

Escósara  $  Hévia  (Antonio),  comisario  regio  de  A.  1.  y  C.  de  As- 
turias, Intendente  de  Ejército  y  Hacienda  de  Puerto  Rico,  Gobernador 
de  varias  provincias,  diputado  á  Cortes.  Periodista  político  y  autor  de: 
*  De  las  coaliciones  parlamentarias.»;  «Cuestión  romana.»;  «Observa- 
ciones y  dictamen  en  el  expediente  sobre  el  establecimiento  de  un 
puerto  de  refugio  en  la  costa  de  Asturias.»;  «Del  feudalismo  en  Espa- 
ña.»; -Misterios  5?  festividades  de  N.  S.  Jesucristo  y  de  la  Virgen  Ma- 
ría;» y  comenzó  la  publicación  de  un  Diccionario  ó  Enciclopedia  de 
Derecho  y  Jurisprudencia.  M.  en  1865. 

Escudero  ?  Reguera  (Bernardo),  (V.  págs.  175  y  367),  periodista 
y  economista,  autor  de  un  tratado  de  «Economía  política»,  y  otros 
estudios  notables.  M.  en  1881. 

Estrada  Nava  (Antonio),  Repartidor  de  los  Reales  Consejos  y 
favorecedor  de  la  Hermandad  de  Covadonga  de  Madrid.  Escribió: 
*Vida  del  gran  Tebando  español»  (4  tomos);  «Vida  de  Telesio  y  Ardi- 
des, ermitos»  (2  tomos);  «Desengaño  de  vicios»,  y  -«Cartilla  y  guía  de 
los  Agentes»  M.  hacia  1780. 

Estrada  Yiltaverde  (Guillermo),  (V.  págs.  244,  264,  266  y  682), 
diputado  á  Cortes,  C.  de  la  Real  Academia  de  la  Historia,  vicepresi- 
dente de  la  Comisión  de  Monumentos,  etc.  Antiguo  periodista  astu- 
riano, fué  autor  de  profundos,  variados  estudios  y  discursos  en 
sociedades,  ateneos  y  círculos,  que  están  dispersos  y  merecen  colec- 
cionárseos! como  los  folletos  *Peda¿ogía»,  «La  Novela»,  «El  carlismo 
es  una  esperanza»  etc.;  y  preparaba  materiales  para  su  obra  magna 
«Historia  del  siglo  xix.» 

*  Feijóo  (¡limo,  y  Rvmo.  P.  Ai.  Fr  Benito  Jerónimo),  (V.  págs. 
83,  151,  157,  244,  246,  249,  264,  280.)  -Dice  el  Sr.  Anchoriz  hablando 
del  sabio  benedictino:  «No  había  nacido  en  Asturias  el  P.  F.  Benito 
Feijóo,  pero  en  ella  vivió  55  años,  en  ella  escribió  todas  sus  obras  y 
no  quiso  cambiar,  ni  aún  por  la  corte,  este  privilegiado  suelo  de  Astu- 
rias, que  le  otorgó  por  adopción  los  derechos,  que  correspondieran á 
sus  predilectos  hijos.»  Conocidas  son  sus  célebres  obras:  «Teatro 
cntico-,  «Cartas»,  y  fué  también  autor  de  «Discursos»,  «Pláticas», 
«Poesías»,  5?  del  «Sermón  en  el  día  de  la  dedicación  de  la  restaurada 
capilla  del  Re?  Casto,  en  la  Catedral  de  Oviedo»,  etc. 

Fernández  Arango  (Juan),  (V.  págs.  673  y  677),  Colegial  y  Cate- 
drático  del  colegio  de  Maese  Rodrigo  en  Sevilla,  Lectordl  de  Zamora 
y  Magistral  de  Oviedo.- Escribió:  «Aprobación  del  Dr ó  la  contra- 
respuesta de  el  Dr.  D.  Francisco  Dorado  á  la  respuesta  qire  dio  el 
R.  P.  Fr.  Benito  Feijóo  á  su  discurso  phisiológico-médico.» 

Fernández  Blanco  y  Sierra  Pambley  (Francisco),  (V.  págs.  4SI, 
514,  515,  503  y  599.) 

Fernández  Lazcoiti (Víctor),  diputado,  senador,  ministro  de  Ha- 
cienda, presidente  del  Tribunal  de  Cuentas,  gobernador  del  Banco  de 
España  y  distinguido  bibliófilo.  M.  en  1878.  • 


—  747  — , 

Fernández  Campomanes  (Domingo),  diputado  por  Asturias  y 
vicepresidente  de  las  Cortes  de  1813  y  1814,  Consejero  Real. 

*  Fernández  Cardin  (Francisco),  (V.  págs.  234  y  681). 

Fernández  Cardin  (Joaquín),  abogado,  catedrático  de  Matemáti- 
cas en  Oviedo  y  en  el  Instituto  de  Sai  Isidro  de  Madrid,  autor  de 
«Plano  de  Oviedo»;  «Nociones  de  Aritmética»  (con  un  notable  apéndi- 
ce y  tablas  de  reducción  de  las  medidas  métricas  á  las  usadas  en 
los  partidos  y  concejos  de  la  provincia  de  Oviedo);  y  de  mup  comple- 
tos «Elementos  de  Matemáticas». 

*  Fernández  Casariego  (Fernando),  (V.  págs.  317  y  470). 
Fernández  Cepeda  (Bruno),  profesor  de  Humanidades  en  Villavi- 

ciosa,  inspirado  poeta  del  dialecto  bable.  M.  en  1803.  V.la  biografía  que 
escribí  del  Sr.  Fernández  en  adiciones  á  la  Colección  de  Caveda. 

Fernández  Cortina  (Joaquín),  Obispo  de  Sigüenza.   M.  en  1854. 

Fernández  Cortina  (Lorenzo),  doctoral  y  provisor  de  Jaén,  re- 
nunció dos  mitras  para  que  fué  consultado. 

Fernández  Cueto  (José  Gabriel),  en  1848  celoso  regidor  y  aboga- 
do de  Oviedo.  Autor  de  «Ordenanzas  municipales»,  y  en  unión  con  el 
Fiscal  de  la  Audiencia  Sr.  Pastor  formó  una  «Colección  histórico-di- 
plomática  de  Asturias»  por  encargo  de  Campomanes. 

Fernández  Cueto  (Br.  Lorenzo),  colegial  de  Bolonia,  catedrático 
de  su  Universidad  en  1785,  doctísimo  en  lenguas  orientales. 

*  Fernández  Cuevas  (Carlos*,  (V.  págs.  212,  234  y  682). 
Fernández  Cuevas  (P.  José),  sabio  jesuíta,  profesor  de  Filosofía 

en  España,  en  el  Extranjero  y  memorable  también  en  Filipinas.  Fué 
autor  de  un  notable  curso  de  Filosofía  y  de  otros  escritos  de  subido 
mérito.  M.  en  1864. 

Fernández  Flórez  (Juan  Francisco),  industrial,  poeta  en  el  dia- 
lecto bable  con  obras  mup  variadas.  M.  en  1886.  (V.  mis  adiciones  á  la 
Colección  de  Caveda). 

Fernández  Ladreda  (Manuel),  profesor  de  la  Facultad  de  Dere- 
cho, notable  periodista  asturiano  con  numerosos  artículos,  novelas  y 
otros  trabajos.  Tuvo  importantes  cargos  jurídicos  y  fué  presidente  de 
la  Audiencia  territorial  de  la  Coruña.  Autor  de  los  folletos:  «El  Re- 
tracto*; «Páginas  asturianas»;  «Estudio  sobre  los  Códigos  españoles^; 
«Las  Regueras»  etc.  M.  en  1902. 

*  Fernández  Kegrete  (Santiago)  (V.  pág.  240)  diputado,  sena- 
dor, ministro  de  Fomento  y  de  Gracia  y  Justicia  en  1858. 

*  Fernández  Ponte  (Pablo),  socio  de  la  Económica  de  Amigos 
del  País  de  Asturias  y  por  muchos  conceptos  entusiasta  impulsador 
del  progreso  provincial. 

Fernández  de  Prado  (Antonio},  (V.  págs.  120,  145,  169  y  303). 

Fernández  Reconco  (Dr.  Fr,  José),  Guardian  y  Lector  de  San 
Francisco,  Catedrático  de  Regencia  y  Vísperas  de  Teología  y  exami- 
nador sinodal  (1794).  Autor  de:  «Justa  defensa  de  los  Prelados  Regula- 


—  748  — 

res  contra  aserciones  falsas,  quejas  injustas  y  declamaciones  inopor- 
tunas del  R.  P.  Fr.  Francisco  Ajofrin,  capuchino,  acerca  de  los  confe- 
sores extraordinarios  de  Monjas». 

Fernández  Reguero  (Ramón),  (V.  págs.  301  y  471),  Catedrático  de 
Agricultura  y  director  del  Seminario  de  educación  de  la  Vega  de  Ri- 
vadeo.  Es  autor  de  varios  trabajos,  muchos  inéditos,  en  la  Sociedad 
Económica  de  aquella  villa,  siendo  el  principal:  «Colección  de  ideas  ó 
apuntes  relativos  á  prácticas  electorales,  influjo  político  de  las  diver- 
siones locales,  sistema  legal  de  reemplazo  del  ejército  de  mar  y  tierra, 
enseñanza  agraria  aplicada,  minería,  acarreo, geodesia,  topografía,  etc.» 
Hizo  inventos  importantes,  fué  perseguido  por  sus  ideas  liberales  y 
murió  olvidado  en  1839. 

Fernández  Rojas  (Enrique),  abogado  de  nota  y  distinguido  perio- 
dista asturiano  bajo  el  pseudónimo  de  Lupercio.  M.  en  1889. 

*  Fernández  San  Miguel  (Evaristo),  (V.  pág.  240),  diputado, 
senador,  duque  de  San  Miguel,  grande  de  España,  consejero  honorario 
de  Estado,  capitán  general  de  los  ejércitos  nacionales,  comandante 
general  de  Alabarderos,  ministro  de  Estado,  de  la  Guerra  y  de  Marina, 
director  de  la  Academia  de  la  Historia,  etc.,  etc.  Dirigió  los  perió- 
dicos «El  Espectador»  y  «El  Mensajero  de  las  Cortes»,  publicó  la 
■  Historia  de  Felipe  II»,  la  «Vida  de  D.  Agustín  Arguelles»,  el  primer 
tomo  de  los  «Capitanes  ilustres  de  la  antigüedad»,  y  dejó  comenza- 
dos otros  trabajos.  Vivió  tan  modestamente  y  fué  tan  honrado  y  leal, 
que  murió  pobre  en  1862. 

Fernández  San  Miguel  (Juan\  (V.  pá¿s.  122,  168,  182,  231  y  239), 
Consejero  Real. 

Fernández  San  Miguel  (Julián),  publicista  y  escritor,  secretario 
particular  del  Príncipe  de  la  Paz,  durante  su  larga  emigración,  y  se  le 
atribuye  parte  principal  en  la  redacción  de  las  Memorias  de  aquel 
privado. 

Fernández  San  Miguel  (Santos),  Teniente  general.  M.  en  1860. 

Fernández  Toro  (José),  Obispo  de  Oviedo,  depuesto  en  1722  en 
Roma,  donde  la  Inquisición  seguía  causa  contra  él. 

Fernández  Vallín  (Acisclo),  (V.  págs.  508  y  566),  Catedrático, 
director  del  Instituto  del  Cardenal  Cisneros ,  Consejero  de  I.  P., 
Académico  de  número  de  la  de  Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales, 
C.  de  la  de  Historia  etc.  Fruto  de  su  incansable  laboriosidad  fueron  las 
obras:  «Aritmética  para  niños»,  <  Geometría»,  «Geografía»,  «Atlas  geo- 
gráfico descriptivo»,  «Monitor  de  los  niños»,  «Elementos  de  Aritmé- 
tica, Algebra,  Geometría  y  Trigonometría»,  los  mapas  de  cSegunda 
Enseñanza»  y  «Enseñanza  universitaria»  de  España,  el  discurso  sobre 
la  i  Cultura  científico-española  en  el  sL  lo  xm»  (traducido  al  francés 
y  al  alemán),  etc.  Este  entusiasta  y  generoso  favorecedor  de  la  cultura 
popular.  M.  en  1896. 

*  Fernández  Villaverde  (Pedro),  catedrático  de  la  Facultad  de 


—  749  — 

Derecho  y  favorecedor  de  esta  Universidad,  asesor  del  Gobierno 
general  de  Cuba,  diputado  á  Cortes,  gobernador  civil,  subsecretario 
de  Gobernación  y  consejero  de  Estado.  M.  en  1855. 

*  Fierros  (Dionisio,  laureado  pintor,  discípulo  de  los  Madrazo, 
académico  de  la  provincial  de  Bellas  Artes  de  Oviedo  y  socio  de 
mérito  del  Ateneo  de  Madrid.  Muchos  de  sus  celebrados  lienzos  figu- 
ran en  museos  y  corporaciones.  M.  en  1894. 

*  Flórez  Estrada  (Alvaro),  (V.  págs.  231  y  240),  diputado,  sena- 
dor, ministro  de  Estado.  Sufrió  persecuciones  por  su  amor  á  la 
libertad,  y  sus  conocimientos  económicos  y  políticos  le  dieron  reputa- 
ción universal.  Es  autor  de:  «Plan  para  formar  la  Estadística  de  la 
provincia  de  Sevilla.»— «Introducción  para  la  Historia  de  la  Revolu- 
ción de  España. »-  «Examen  imparcial  de  las  discusiones  de  la  Amé- 
rica con  España,  de  los  medios  de  su  recíproco  interés  j?  de  la  utilidad 
de  los  aliados  de  nuestra  nación.»— «Constitución  política  de  la  nación 
española  por  lo  tocante  á  la  parte  militar.» —«Representación  hecha 
á  S.  M.  C.  el  Sr.  D.  Fernando  VII  en  defensa  de  las  Cortes. -«Efectos 
producidos  en  Europa  por  la  baja  en  la  producción  de  las  minas  de 
plata.» -«Examen  de  la  crisis  comercial  de  Inglaterra.»  -  «Enage- 
nación  délos  bienes  nacionales.»  -«Contestación  á  las  impugnaciones 
hechas  á  este  escrito.» -«La  cuestión  social,  ó  sea  origen,  latitud  y 
efectos  del  derecho  de  propiedad.»  «Contestación  á  D.  Ramón  de  la 
Sagra  por  su  impugnación  al  anterior  trabajo.»  -«De  la  propiedad.»  — 
«Tratado  de  Economía  política»  (con  dife.-entes  ediciones  en  España  y 
en  el  extranjero.)  M.  en  1851. 

Flórez  Valdés  (Diego),  colegial  de  San  Pelayo  y  catedrático  de  la 
Universidad  de  Salamanca,  auditor  de  la  Rota,  presidente  de  la  Cnan- 
cillería de  Granada,  consejero  de  Castilla,  deán  de  Toledo  y  Arzo- 
bispo de  Palermo.  M.  en  1698. 

Folgueras  y  Sión  (Luis),  Obispo  de  Tenerife,  Arzobispo  de  Gra- 
nada, Senador  del  reino,  C.  de  la  Historia  y  de  número  de  la  Latina 
matritense;  poeta  lírico  de  la  escuela  de  Cadalso.  Escribió:  «Invectiva 
contra  los  Dominastros.»-- «Elegía  á  la  muerte  del  P.  Fr.  Diego  Gon- 
zález.»-«Fábulas.»  «Sátiras  de  Juvenal  (traducción).» -«Carta  acerca 
de  doctrinas  y  libros  dañosos.»  M.  en  18*9. 

Forcelledo  y  Tuero  (Benito),  canónigo  y  gobernador  eclesiástico 
de  Santiago,  celoso  obispo  de  Astorga,  notable  orador  sagrado.  M. 
en  1858. 

Francos  Arango  (Dr.  Alonso),  (V.  págs.  157  y  677)  Obispo  de 
Orense. 

Fuertes  Acevedo  (Májrimo),úocto  profesor  de  Ciencias  en  Oviedo, 
Santiago  y  Valladolid,  de  varios  Institutos  y  Director  del  de  Badajoz; 
erudito  escritor  en  varios  ramos  del  humano  saber,  muchas  veces 
laureado  en  certámenes  públicos,  bibliógrafo  ilustre  de  Asturias  con 
valiosos  trabajos,  desgraciadamente  inéditos,  aparte  de  numerosos  es- 


fr 


-7$o- 
critos  en  periódicos.  He  aquí  un  breve  resumen  de  sus  principales 
obras:  «Memoria  sobre  el  modo  de  recoger,  preparar  y  conservar  los 
insectos»  «Ensayo  de  una  Biblioteca  de  escritores  asturianos»  (premia- 
do por  la  Biblioteca  Nacional). -«Noticias  históricas  de  la  prensa  pe- 
riodística de  Asturias.»- «Conferencias  agrícolas.» -«Aurora  boreal 
en  Santander,  1870.»  -  «Estudios  sobre  Astronomía,  Física  y  Meteoro- 
logía.»-«Años  meteorológicos  de  1879,  1880  y  1881  en  Badajoz.»  - 
«Curso  de  Física  elemental  y  Nociones  de  Química.»  -«Homenajea 
Calderón»  (discurso).- «En  memoria  de  Moreno  Nieto.» -«El  Darvi- 
nismo: sus  adversarios  y  sus  defensores.» -«Estudio  biográfico-criti- 
co  de  los  jurisconsultos  ilustres  de  Asturias»  (premiada).-  «Mineralo- 
gía asturiana:  catálogo  descriptivo  de  las  sustancias  así  metálicas 
como  lapídeas  de  la  provincia  de  Asturias,  y  su  importancia  indus- 
trial.»—«La  Atmósfera»  (premiada).»- «Bosquejo  acerca  del  estado 
que  alcanzó  en  todas  épocas  la  literatura  en  Asturias,  seguido  de  una 
bibliografía  de  los  escritores  asturianos.»- «Vida  y  escritos  de  don 
Alvaro  de  Navia-Osorio,  marqués  de  Santa  Cruz  de  Marcenado»  (pre- 
miadas).- «Influencia  de  los  Agustinos  en  la  literatura  española»  (pre- 
miada), etc.  M.  en  1890. 

Gala  (Fr.  Andrés),  reputado  catedrático  de  Artes  y  Teología  en 
Oviedo,  Cuenca,  Avila  y  Palencia.  M.  en  1683. 

García  Alas  (Ramón),  (V.  pág.  682)  poeta  en  el  dialecto  asturiano. 
Escribió  una  disertación  histórica  «Establecimiento  de  la  primitiva 
diócesis  de  Oviedo»  (Ms.)  M.  en  1866. 

García  Avello  Castrillón  (Juan),  Penitenciario  de  Santiago,  Lec- 
toral  y  Obispo  de  Oviedo.  Entre  sus  celebrados  sermones  figura  el  de 
las  fiestas  de  la  reedificación  de  la  Capilla  del  Rey  Casto.  Redactó  las 
«Constituciones  de  la  Cofradía  de  Santa  Eulalia.»  (1730).  Aunque  corre 
con  su  nombre  el  «Manifiesto  contra  el  P.  Castañeda  sobre  la  funda- 
ción del  Seminario  de  Misioneros  de  Contrueces»  fué  el  P.  Feijóosu 
autor.  M.  en  1744. 

García  Barzanallana  (José),  diputado  á  Cortes,  senador,  ministro 
de  Hacienda,  presidente  del  Consejo  de  Estado,  etc.,  y  académico 
secretario  de  la  de  Ciencias  morales  y  políticas.  Autor  de  importantes 
obras,  memorias,  discursos,  etc.  M.  en  1902. 

García  Barzanallana  Juan),  director  general  de  Hacienda,  minis- 
tro de  Hacienda,  senador  del  Reyno,  y  autor  de  varios  trabajos  eco- 
nómicos. M.  en  18*5. 

*  García  Barzanallana  (Manuel),  diputado,  senador,  ministro 
de  Hacienda,  presidente  del  Consejo  de  Estado,  del  Senado,  etc., 
primer  marqués  de  Barzanallana.  Fué  autor  de  profundos  estudios  y 
discursos  políticos  y  económicos.  M.  en  1892. 

García  Bernardo  Cónsul  (Dr.  Ramón),  catedrático  de  Filosofía  y 
Religió.i  Moral  y  párroco  de  San  Juan  de  Oviedo.  Autor  de:  «Leccio- 
nes elementales  de  verdadera   Religión.»  -«Traducción  ilustrada  del 


—  75i  — 

Diccionario  enciclopédico  de  Teología  del  abate  Bergier.»-«Idem  del 
Anti-Emilio.»  M.  en  1841. 

García  del  Busto  (Francisco)  (V.  págs.  168  y  172),  prestó  grandes 
servicios  con  inteligencia  y  patriotismo  en  1808. 

García  del  Busto  (José),  juez  primero  noble  de  Oviedo  y  uno  de 
los  primeros  iniciadores  del  alzamiento  provincial  y  nacional  de  1808. 

García  del  Busto  (Valentín),  docto  y  celoso  funcionario,  inten- 
dente electo  de  Cuba.  Autor  de  numerosos  trabajos  en  el  ramo  de  Ha- 
cienda. M.  en  1896. 

García  Solís  y  Cabal  (Protasío),  abogado,  antiguo  periodista, 
fundador  de  «El  Industrial»,  «El  Independiente»,  «La  Revista  de  Astu- 
rias» y  «El  Faro  Asturiano»  en  Oviedo,  y  colaborador  en  Madrid  de 
los  más  importantes  diarios.  Fué  Delegado  é  Inspector  de  Hacienda, 
notorio  en  estos  cargos,  como  en  otros  muchos  y  en  diferentes  corpo- 
raciones de  utilidad  pública,  por  especiales  dotes  de  actividad  é  inte- 
ligencia. Sus  varios  trabajos,  artículos  y  folletos  están  dispersos,  y 
bajo  el  título  de  «Memorias  Asturianas»,  ha  publicado  en  1890  una 
obra  de  verdadera  importancia  provincial.  El  Sr.  Solís  prestó  grandes 
servicios  á  la  provincia. 

García  de  Casielles  Meana  (Benito),  Fiscal  de  la  Audiencia  de 
Oviedo,  Presidente  de  Sala  de  la  de  Coruña.  Publicó:  «Tratados  críti- 
cos y  razonados  de  práctica  forense  y  legislación  (en  unión  con  don 
Ignacio  González  Olivares.)»- «El  sacerdocio  y  el  Pueblo.» -Dejó 
inéditas:  «Inscripción  hallada  en  la  parroquia  de  Serapio  de  Aller.»  — 
«Mapa  de  los  partidos  judiciales  de  Asturias.»—  «Alegaciones  y  Dictá- 
menes fiscales.»— «Poesías.»— Varias  obras  dramáticas,  entre  ellas  un 
drama  «La  Escuela  de  las  casadas.»  M.  en  1855. 

García  Caveda  (Joaquín)  (V.  pág.  332). 

García  infanzón  (Leonardo),  abogado,  antiguo  periodista,  y  doc- 
to párroco  de  Luarca.  M.  en  1890. 

García  Jove  (José),  diputado  á  Cortes,  Director  general  y  Subse- 
cretario de  Hacienda.  M.  en  1884. 

García  Robledo  (Benito  Antonio),  párroco  de  Aimares  de  Cuzco 
(Perú),  generoso  favorecedor  de  Oviedo  y  fundador  de  importante 
obra  pia  en  1690. 

García  Rodríguez  (Luis)  (V.  pág.  43).  Catedrático  de  Clementi- 
.  ñas,  Obispo  de  Orense  y  de  Astorga.  M.  en  1638. 

García  Ruisuarez  (Dr.  Benito  A.),  catedrático  de  Sexto  de  Le- 
yes. Entre  otros  alefatos:  «Por  D.  Juan  Francisco  Vitorero,  del  Puer- 
to de  Lastres,  Regidor  perpetuo  del  de  Colunga,  como  marido  de  doña 
Rosa  de  Toro  Pandiello,  con  el  Procurador  general  del  de  Asturias  y 
otros,  sobre  la  posesión  de  los  bienes  que  vincularon  Bartolomé  Gon- 
zález Colloto,  D.  Melchor  Naranjo  y  Junco,  etc». 

García  San  Miguel  (Dr,  Julián)  (V.  pág.  579),  marqués  de  Tever- 
ga,  diputado  provincial  y  á  Cortes,  Vice-presidente  del  Congreso,  di- 


L 


—  752- 

<  rector'  general,  subsecretario  de  Gobernación,  consejero  de  Estado, 
ministro  de  Gracia  y  Justicia,  C  de  la  Academia  de  la  Historia  y  anti- 
guo Secretario  de  la  Comisión  de  Monumentos,  etc.  Ha  publicado: 
«Aviles  (noticias  históricas)»  y  otros  estudios  históricos  y  políticos. 

García  San  Pedro  (Fr.  Melchor)  (V.  pág.  244),  O.  PM  misionero 
celosísimo,  Obispo  de  Triconia  y  Vicario  apostólico  del  Tung-King, 
en  donde  fué  martirizado  en  1859. 

García  Vior  (Manuel)  (V.  pág.  317),  diputado  provincial  y  á 
Cortes,  teniente  Fiscal  del  Tribunal  Supremo. 

Gómez  de  la  Torre  (Anselmo),  benedictino,  Catedrático  de  Víspe- 
ras de  Teología,  Obispo  de  Tu?  en  1690. 

González  Abarca  (Fr.  Felipe),  mercenario,  catedrático  de  hebreo 
en  Santiago,  Obispo  de  Ibiza  y  de  Santander.  M.  en  1842. 

González  Alegre  y  Alvarez  (Dr.  José)  (V.  págs.  271  y  575),  repu- 
tado periodista  y  economista,  diputado  á  Cortes,  presidente  de  la 
Sociedad  Económica  de  Amigos  del  País  de  Asturias,  etc.  Ha  publi- 
cado varios  opúsculos,  folletos  y  discursos. 

González  Bobela  (Miguel),  colegial  de  los  Verdes,  estudiante 
notorio  en  esta  Universidad,  Obispo  de  Falisco,  auxiliar  de  Toledo. 
M.  en  1775. 

González  Berbeo  (Dr.  Juan),  abogado  de  crédito  y  Catedrático 
de  ambos  derechos.  (Era  una  esperanza  de  Asturias,  y  Jovellanos 
escribió  al  canónigo  Posada:  «Créalo  V.,  muerto  Berbeo,  y*  no  hay 
que  buscar  otro  que  nos  ayude.)»  Escribió:  «Memorias  sobre  causas 
de  la  decadencia  de  los  labradores,  leída  en  la  Sociedad  Económica.* 
«Disertaciones  históricas,  (M  s.)»  -«Impugnación  á  la  alegación  por  el 
mayorazgo  de  Asturias  contra  Flórez  Valdés,  con  el  privilegio.» 
M.  en  1791. 

González  Candamo  (Francisco  de  Paula),  catedrático  de  Sala- 
manca, Fiscal  del  Consejo  del  Rey  intruso  José  Napoleón,  y  autor  de 
la  «Memoria  sobre  la  influencia  de  la  I.  P.  en  la  prosperidad  de  los 
Estados»  (prohibida  por  la  Inquisición.) 

González  Candamo  (José),  teólogo,  párroco  de  Caldones,  en 
Gijón.  Fué  poeta,  y  muy  celebrado  su  «Soneto  en  laberíntico  acróstico 
y  consonantes  precisos,  premiado  en  el  Certamen  Olímpico  en  Santia- 
go en  loor  del  Arzobispo  Fonseca.» 

González  de  Cienfuegos  y  Rúa  (José),  catedrático  de  Salamanca  y 
fiscal  del  Consejo  de  Hacienda  en  el  primer  reinado  de  Felipe  V. 

González  de  Cienfuegos  Jovellanos  (José),  coronel  de  artillería, 
director  de  las  fábricas  nacionales  de  armas  de  Trubia  y  Oviedo,  ge- 
neral del  ejército  asturiano  y  eomaidante  general  de  Asturias  en'la 
guerra  de  la  Independencia,  consejero  del  Supremo  de  la  Guerra,  te- 
niente general,  capitán  general  de  la  Isla  de  Cuba  y  allí  fundador  de 
la  ciudad  de  «Cienfuegos»,  etc.  M.  en  1825. 

González  Flórez  (José  María)  (V.  págs.  575,   577  y  684),  C.  de  la 


—  753  — 

Academia  de  Bellas  Artes  de  San  Fernando,  autor  de  excelentes  estu- 
dios de  historia,  pedagpgía  y  arqueología.  M.  en  1890. 

Gomales  y  González  (Diego)  (V.  pág.  322). 

González  Llana  (José),  teniente  coronel,  periodista,  con  intere- 
santes trabajos  históricos  y  económicos.  Autor  del  «Manual  de  agricul- 
tura práctica  de  Asturias».  1889. 

González  Llanos  (Carlos),  Mariscal  de  Campo  distinguido  en  la 
guerra  civil  y  en  mandos  militares,  habiendo  sido  perseguido  por  sus 
opiniones  liberales.  M.  en  1852. 

González  Llanos  (Rafael),  periodista  en  Oviedo  y  Madrid,  y  pri- 
mer editor  del  controvertido  «Fuero  de  Aviles*.  Entre  otros  trabajos 
de  mérito:  «Examen  paleográf ico-histórico  del  códice  y  código  del  Es- 
péculo» 1845.  -  «Proyectos  industriales  del  Excmo.  Sr.  Marqués  de  las 
Marismas.»  1842. 

*  González  Olivares  (Ignacio),  abogado  y  periodista  de  gran 
reputación  en  Ultramar,  Regente  de  la  Audiencia  de  la  Habana  (Véase 
García  Casi  el l  es). 

*  González  Pisador  (Agustín)  (V.  pág.  659). 

González  Posada  Diesca  (Adolfo)  (V.  págs.  213,  248,  251,  254, 
256  y  267).  Son  sus  principales  obras:  *  Relaciones  entre  el  Derecho 
natural  y  el  positivo»;  «Programa  de  Derecho  político  y  administrativo 
español»;  «Parlamentarismo»;  «Régimen  parlamentario  en  España»; 
«Principios  de  Derecho  político»;  «Enseñanza  del  Derecho  en  las  Uni- 
versidades»; «Ideas  pedagógicas  modernas»;  «El  amor  y  el  sexo»; 
«Tratado  de  Derecho  político»;  «La  administración  política  y  la  admi- 
nistración social»;  «Tratado  de  Derecho  administrativo»;  «Teorías  mo- 
dernas acerca  del  origan  de  la  Familia,  de  la  Sociedad  y  del  Estado»; 
«Ciencia  políticas  «Feminismo»;  «El  sufragio»;  «Instrucciones  políti- 
cas de  los  pueblos  hispano-ameri canos»;  <  Literatura  y  problemas  de 
sociología»;  «Le  droit  et  la  question  sociale»;  «Le  mouvement  social 
en  Espagne».;  «Gli  studi  sociologici  in  Spagna»;  «Ideas  é  ideales»;  «El 
Instituto  del  trabajo»  (en  colaboración  con  A.  Buylla,  L.  Moróte  y  J. 
Uña);  «Política  y  enseñanza»;  y  traducciones  de  obras  de  Ihering, 
Menger,  Tarde,  Holtzendorff,  Guyau,  Fonillée,  Giddings  y  Buissón. 

González  Posada  (Carlos)  (V.  pág.  543),  Catedrático  en  los  Estu- 
dios de  San  Isidro,  Canónigo  de  Ibiza  y  Tarragona,  C.  de  la  Historia  é 
individuo  de  varias  Sociedades  económicas;  amigo  de  Campomanes, 
Cean  Bermudcz  y  Jovellanos,  manteniendo  con  este  último  íntima  co- 
rrespondencia. En  la  toma  de  Tarragona  por  los  franceses  han  des- 
aparecido muchas  más  obras  de  este  erudito  escritor.  Publicó:  «Memo- 
rias históricas  del  Principado  de  Asturias  y  Obispado  de  Oviedo, 
(primer  tomo)»;  y  dejó  manuscritas:  «Ensayo  de  una  versión  de  prosa 
y  verso  latino  en  castellano. '-«Traducción  de  la  Lógica  ¿el  P.  Al- 
meida.»--«Idem  de  una  Gramática  latina,  muy  celebrada  en  Francia. »-- 
«El  diptongo  iC.»- «Noticia  de  la  vida  y  muerte  de  D.  Domingo  García 


—  754- 
Linares,  sacerdote  ejemplar  de  Candas,  en  1782.»  —  «Disertación 
sobre  la  superstición  de  decir:  Dominus  tecum,  al  que  estornuda.»  - 
«Historia  de  Candas  y  concejo  de  Carreño.»  —  «Noticia  de  los  autores 
de  todo  lo  artístico  de  la  parroquia  de  Candas. >- «Disertación  pro- 
bando ser  fabulosa  la  aparición  del  Santo  Cristo  de  Candas  en  una 
sepultura  de  su  Iglesia.»  -  «  Disertación  histórico-crítica  sobre  la 
verdadera  situación  del  Castillo  de  Gozón  en  el  territorio  llamado 
Raices,  inmediato  á  la  villa  de  Aviles. >- «Inscripción  descubierta  en 
el  pórtico  de  la  Iglesia  de  Heres  en  Gozón.»  -Discurso  histórico 
sobre  la  parte  que  tuvieron  los  asturianos  en  las  glorias  del  V.  Pala- 
fox,.  Obispo  de  Puebla  de  los  Angeles.» -«Del  lino  en  Asturias  en 
tiempo  de  los  Romanos.»  — «Descripción  de  Ibiza.»-  «Apéndice  á  la 
relación  de  Ibiza,  de  su  primer  Obispo  el  Sr.  Abad.»  -  «Poema  cele- 
brando los  poetas  asturianos.»  -«Diccionario  Etimológico  del  Idioma 
de  Asturias.»  —«Noticia  histórica  de  la  Iglesia  de  Tarragona.*  — 
«Catálogo  de  los  españoles  dados  á  la  Numismática  y  que  poseyeron 
monetarios.»  — «Colección  de  barros  con  marcas  de  sus  Artífices.»  — 
«Colección  Tarraconense  de  sellos  de  barros  Egipcios,  Griegos  y 
Romanos.»»— «Relación  de  su  cautiverio  por  los  piratas.*  -  «Historia 
documentada  de  la  Traslación  de  la  reliquia  de  Saita  Tecla  desde  el 
convento  de  Capuchinos  de  Sama.»  — «Vida  de  Jovellanos.»  -  «Noticia 
de  sus  entretenimientos  literarios.»  -  «Conquista  de  Asturias  (dra- 
ma)», etc.  M.  en  1831. 

González  Reguera  (Antonio)  (V.  pág.  57),  llamado  «Antón  de 
Mari-Reguera»,  cura  de  Prendes  y  Albandi  y  arcipreste  de  Carreño. 
Famoso  poeta  en  dialecto  asturiano,  dejó  varios  «Poemas»  inéditos 
que  son  populares:  «Dido  y  Eneas.»  -«Mero  y  Leandro.»  -  «El  Ensal- 
mador.»—«Romance  entre  dos  labradores.» -«La  batalla  de  Lepan- 
to»,  etc.  (V.  Colección  de  Poesías  asturianas,  por  el  Excelentísimo 
Señor  Caveda,  anotadas  y  adiccionadas  por  el  autor  de  esta  Historia.) 

González  Reguera  (Manuel),  arquitecto  por  la  academia  de  San 
Fernando  con  muchas  é  importantes  construcciones  en  Asturias.  M. 
en  1798. 

González  Toraño  (Pedro),  consejero  de  Hacienda. 

*  González  D.  Tuñón  (Fr.  Ceferíno)  (V.  pá*s.  238  y  244)  O.  P., 
catedrático  de  Filosofía  y  Teología  en  Filipinas,  Obispo  de  Córdoba, 
Cardenal  Arzobispo  de  Sevilla  y  de  Toledo,  académico  de  la  Españo- 
la, de  la  de  ciencias  morales  y  políticas,  etc.  Son  muchos  los  maravi- 
llosos escritos  de  este  célebre  filósofo  español:  «Los  temblores  de 
tierra»;  «La  electricidad  atmosférica  y  sus  principales  manifestacio- 
nes»; «Sermón  de  Santo  Tomás  de  Aquino*;  «La  economía  política  y  el 
cristianismo-;  *  Estudios  sobre  la  filosofía  de  Santo  Tomás  de  Aquino 
(3  tomos);  ^Philosophia  elementaría  ad  usum  academice  ac  pnesertam 
ecclesiasticac  juventutis,  opera  et  estudios  «La  inmortalidad  del 
alma»;  «Biblioteca  de  teólogos  españoles»;  «Filosofía  de  la  Historia»; 


—  755  — 

«La  definición  de  la  infalibilidad  pontificia»;  «El  positivismo  materia- 
lista»; «Filosofía  elemental»  (2  tomos,  repetidos  en  varias  ediciones); 
«Estudios  religiosos  filosóficos  y  sociales»;  «La  Filosofía  católica  y 
la  racionalista»;  «Historia  de  la  Filosofía»;  «La  causa  principal  de  la 
decadencia  social  es  la  gran  negación  de  Dios»;  «La  Biblia  y  la  cien- 
cia» (2  tomos);  «Pastorales»;  «Los  místicos»;  y  numerosos  estudios  en 
diferentes  revistas.  M.  en  1894. 

González  Val  des  (Juan  Antonio),  sabio  humanista,  director  de 
la  Real  academia  de  Latinidad  de  Madrid,  Autor  de:  ¿Silabario  trilin- 
gües Ortopepa  universa!  -ó  arte  de  pronunciar s  *  Gramática  de  la 
lengua  latina  y  castellanas  *  Gramática  completa  greco-latina  y  caste- 
llanas «Sentencias  de  Publio  Siró,  Décimo  Laberio,  Séneca  y  otros>; 
^Pensamientos  originales  de  Quintilianos  (traducidos)  etc.  1797. 

González  Valdés  Granda  (Justo),  reputado  teólogo  y  orador  sa- 
grado de  Girón.  Entre  sus  «^sermones*  el  «Pronunciado  con  motivo  de 
la  traslación  de  los  restos  de  Jovellanos,*  1842, 

González  Valdés  (Pedrot  (V.  págs.  271  y  496),  decano  del  Cole- 
gio de  abogados,  alcalde  de  Oviedo,  presidente  de  la  Diputación  pro- 
vincial y  Teniente  fiscal.  Dejó  inéditos  varios  escritos  jurídicos,  his- 
tóricos y  literarios.  M.  en  1883. 

*  González  del  Valle  y  Fernández  Roces  C Anselmo)  <V.  pági- 
nas 271,  5*7  y  5+8),  decidido  protector  de  los  asturianos  en  la  Isla  de 
Cuba.  M.  en  1876. 

González  Villar  y  Fuertes  (Dr.  Juan),  regente  de  Cátedras  de 
Teología,  Leetoral,  abad  de  San  Guillermo  y  Dean  de  León.  Muy  co- 
nocedor del  dialecto  asturiano,  compuso  el  poema  *Judith>,  y  tuvo 
gran  concepto  como  orador  sagrado.  Es  autor  de:  <E1  verdadero  polí- 
tico para  Dios  y  para  el  mundo»,  (oración  Fúnebre  en  las  honras  de 
Cisneros  en  Alcalá),- --Tratado  de  la  Sagrada  Luminaria,  en  el  que 
se  demuestra  la  antigüedad  y  piedad  de  las  velas  y  lámparas  encendi- 
das á  honra  de  Dios,-  —Suplemento  al  anterior  tratado.»  ^«Refuta- 
ción de  varios  errores  reproducidos  con  la  ocasión  de  la  Revolución 
francesa  y  espartóla  ■>.  M.  en  1820. 

*  Gttisasola  Rodríguez  (Victoriano)  (V.  págs.  2U  y  500),  cate- 
drático de  Filosofía,  Obispo  de  Teruel,  Orihuela,  prior  de  Ciudad 
Real  y  Arzobispo  de  Santiago,  etc.  Sus  Discursos  y  Pastorales* 
demuestran  el  profundo  saber  de  este  insigne  Prelado,  uno  de  los 
consultores  en  eí  Concilio  general  del  Vaticano.  M.  en  1888. 

Gutiérrez  i  Anión*  o)  (V.pi^s.  183  y  M0)t  sabio  profesor  y  refor- 
mador de  las  enseñanzas  de  artes  y  oFieios  en  España. 

Guzmán  v  Magadán  t f Federico) ,  diputado  provincial  y  á  Cortes, 
senador  del  remo,  presidente  de  la  Audiencia  de  Madrid  y  Magistrado 
del  Tribunal  Supremo.  M.  en  IKSO. 

Guzmán  Vtiasco  (Jos¿}  [V.  pá*.  390),  diputado  provincial  y  á 
'Cortes,  gobernador  civil,  funcionario  de  gran  ilustración  y  rectitud, 
M.  en  ¡896. 


—  756  — 

Hano  Bustiilo  Pérez  (Eduardo),  antiguo  periodista  asturiano, 
poeta  inspirado,  crítico  y  reputado  publicista  en  periódicos  y  publica- 
ciones  de  Madrid. 

Hermida  (Gregorio),  Obispo  de  Oviedo.  M.  en  1814. 

Hévia  (Dr.  Diego),  benedictino,  catedrático,  definidor  de  la  Orden, 
Obispo  de  Nueva  Vizcaya  en  1649. 

Hévia  (Domingo),  benedictino,  prior  de  Carrión  de  los  Condes  y 
canónigo  de  Soria.  Escritor  fecundísimo  y  polemista  batallador  de 
materias  teológico-morales  y  literarias  en  periódicos,  revistas  y  folle- 
tos. Fué  poeta  laureado  y  tiene  composiciones  en  el  dialecto  bable. 
M.  en  1885. 

Hévia  Bolaños  (Juan),  colegial  de  los  Pardos  y,  sin  título  ni  grado, 
ejerció  la  abogacía  con  mucho  crédito  en  el  Perú  y  fué  autor  de  la 
conocida  «Curia  Philipica»,  que  le  señala  entre  los  jurisconsultos  espa- 
ñoles. (1603.) 

Hévia  y  Miranda  (Ramón  A.),  catedrático  de  Leyes,  consejero  de 
las  Ordenes  y  de  Castilla.  M.  en  1798. 

Hévia  Soriega  (Francisco)  (V.  págs.  239  y  678). 

Hévia  y  Soriega  (Gabriel),  Consejero  Real. 

Hévia  y  Soriega  (José)  (V.  págs.  109,  239  y  240)  Presidente  del 
Consejo  Real. 

Hordieres  Lorenzana  i  Dr.  José),  presidente  de  la  Academia  de 
Teología.  Entre  otros  trabajos:  «Oración  latina  al  feliz  nacimiento  de 
los  Infantes  gemelos  y  ajuste  de  la  paz  con  la  Gran  Bretaña»,  1784. 

Hoyos  y  Rubia  de  Celis  •  Isidoro),  marqués  de  Zornoza  y  de  Ho- 
yos, teniente  general,  ministro  de  la  Guerra.  M.  en  1875. 

¡bañez  (Dr.  Anselmo)  (V.  pág.  151)  Arzobispo  de  Zaragoza,  Pre- 
sidente del  Consejo  de  Castilla  en  1690. 

ínclan  (Sancho  ,  Consejero  de  Castilla. 

ínclan  Yaldés  (Antonio  Marcelino),  Fiscal  del  Consejo  de  las  Or- 
denes y  Ministro  del  de  Castilla. 

ínclan  Valdés  (Juan  Miguel),  arquitecto  de  mérito  con  muchas  y 
excelentes  construcciones,  fué  Director  de  la  Escuela  de  la  Academia 
de  San  Fernando  y  publicó:  «Tratado  de  Aritmética  y  Geometría  del 
Dibujante»  y  -Apuntes  para  la  Historia  de  la  Arquitectura  y  observa- 
ciones sobre  la  Gótica»,  1833. 

Inguanzo  y  Rivero  (Juan),  Consejero  de  Castilla. 

*  Inguanzo  y  Rivero  i  Dr.  Pedroj,  teólogo,  canónigo  de  Oviedo, 
se  distinguió  en  las  Cortes  de  Cádiz  por  sus  ideas  anti-reformistas 
Obispo  de  Zamora,  Cardenal  Arzobispo  de  Toledo.  Fué  muy  querido 
de  Fernando  VII  y  era  prelado  caritativo.  Es  auto  de:  «Discurso  so- 
bre la  confirmación  de  los  Obispos.*  -  «El  dominio  sagrado  de  la  Igle- 
sia en  sus  bienes  temporales,  carta  contra  los  impugnadores  de  esta 
propiedad,  e.i  ciertos  libelos  de  estos  tiempos.--  *  Carta  á  Pió  VIL»  — 
*  Representación  al  Rey  con  motivo  de  los  Decretos  de  las  Cortes  y 
del  Gobierno  sobre  regulares.»— «Pastorales.»— M.  en  1835. 


—  757  — 

Isla  Alones  (José  Joaquín),  docto  abogado  y  funcionario  judicial. 
Dejó  los  escritos  siguientes:  «Manifiesto  contra  la  libertad  de  impren- 
ta»; «Derecho  de  la  monarquía  sobre  la  aristocracia  y  la  democracia»; 
«Ordenanzas  de  Valdehorras»;  «Proyecto  de  ordenanzas  rurales  diri- 
gido á  la  Junta  general  del  Principado  de  Asturias»;  «Informe  acerca 
del  estado  del  ganado  vacuno,  lanar  y  de  cerda,  en  Asturias»;  asi 
como  la  «Enfermedad  del  maiz,  llamada  Pintón».  M.  en  1849. 

Jove  Bravo  (Rogelio)  (V.  págs.  254,  265  y  577).  Autor  de:  «Los  fo- 
ros en  Asturias  y  Galicia»;  de  numerosos  artículos  y  poesías  en  pe- 
riódicos y  revistas,  asi  como  de  folletos  jurídicos  y  literarios. 

Jove  y  Hévia  (Dr.  Plácido),  vizconde  de  Campogrande,  cónsul  ge- 
neral*, ministro  plenipotenciario,  diputado  á  Cortes,  senador,  director 
general  de  aduanas,  subsecretario  de  Hacienda,  académico  de  número 
de  la  de  ciencias  morales  y  políticas,  C.  de  la  Historia,  vicepresiden- 
te del  Consejo  de  Sanidad,  etc.  Autor  de:  varias  «Memorias  consula- 
res», de  numerosos  artículos  periodísticos  y  poesías,  y  de  folletos  y 
discursos,  como  «Saida»;  «Influencia  de  la  mujer  en  la  moral  y  en  la 
política  de  la  sociedad»;  «¿A  quién  pertenecerá  Marruecos?»;  «La 
cuestión  arancelaria»,  «Informes  de  Sanidad»,  etc. 

*  Jovellanos  (Gaspar  Melchor)  (V.  págs.  117,  118,  149,  153, 
243,  342  y  siguientes,  559  y  565).  Muchos  de  los  escritos  de  este 
célebre,  sapientísimo  y  virtuoso  magistrado  han  sido  publicados  en 
las  ediciones  de  Cañedo,  Linares,  Mellado  y  otras,  siendo  la  más 
completa  la  de  la  Biblioteca  de  Autores  Españoles  de  Ribadeneyra 
en  dos  tomos  ilustrada  por  D.  C.  Nocedal;  pero  aún  falta  mucho  por 
publicar,  que  debe  aparecer  e.i  deseada  y  completa  colección  (V.  pá- 
gina 377  nota)  teniendo  por  guía  el  precioso  «Inventario  de  un  Jovella- 
nista»  por  Julio  Somoza,  laureado  por  la  Biblioteca  Nacional  (Madrid, 
1901.)  Se  imprimieron  en  el  Tomo  I  de  aquélla:  «Poesías.» -«Pelayo» 
(tragedia.) -«El  delincuente  honrado»  (comedia.)  — «Elogio  del  Mar- 
qués de  los  Llanos  de  Alguazas.»»— Discurso  sobre  la  «Necesidad  de 
unir  al  estudio  de  la  Legislación  el  de  la  Historia  y  Antigüedades.»  — 
ídem  sobre  la  «Necesidad  del  estudio  de  la  Lengua  para  el  de  la  Legis- 
lación.» -«Felicitación  de  la  Academia  española  á  Carlos  III.»  — «ídem 
á  idem  de  la  Sociedad  económica  matritense.»- «Discurso  sobre  un 
diccionario  geográfico.»  -  «Elogio  de  Carlos  III.»— «Instrucciones 
para  la  formación  de  un  Diccionario  geográfico  de  Asturias.»  — 
«Elogio  de  las  Bellas  Artes.» -«Informes  sobre  la  publicación  de  los 
monumentos  de  Granada  y  Córdoba.» -«Elogio  de  D.  Ventura  Rodrí- 
guez.» -  «Carta  al  Redactor  del  Diario  de  Madrid,»-  «Memorias 
histórico-artísticas  de  Arquitectura.»  —  «Introducción  á  un  escrito 
forense.» -«Informe  de  la  Real  Sala  de  Alcaldes  sobre  indultos.» - 
«Plan  de  una  disertación  sobre  las  leyes  visigodas. —«Consulta  del 
Consejo  de  las  Ordenes  sobre  su  jurisdicción.»  — «Reflexiones  á  la 
legislación  de  España  en  el  uso  de  sepulturas.»— «Memoria  para  el 


—  758  — 

arreglo  de  la  policía  de  los  espectáculos  públicos.»-  «Memoria  en 
defensa  de  la  Junta  Central  (con  26  apéndices) »— Tomo   II: -«Informe 
sobre  la  extracción  de  aceites  á  reinos  extranjeros.»  -  «ídem  sobre 
el  establecimiento  de  un  Monte  de  Piedad   en  Sevilla.»  — «Dictamen 
sobre  el  proyecto  de  un  banco   nacional   por   Cabarrus.«- «Discurso 
sobre  el  Monte  pío  para  los  nobles.»- «Informe  sobre  el  fomento  de 
la  Marina  mercante.»  — «Resumen  de  las  tareas  de  1784  en  la  Sociedad 
económica  matritense.» -«Dos  discursos  en  la  misma  para  la  distri- 
bución de  premios.»  --«Informe  sobre  el  libre  ejercicio  de  las  Artes. »-- 
«  Discurso  al   cesar  en   la  presidencia  de  la   Sociedad   económica 
matritense.»-  «Voto  particular  sobre  introducción  y  uso  de  las  muse- 
linas.»—«Apuntes  para  una  memoria  sobre  legislación  mercantil.»  — 
«Memoria  leida  en  la  Sociedad  económica  matritense  sobre  admitir 
ó  no  á  las  señoras.» -«Dictamen  sobre  la  decadencia  de  las  Socie- 
dades económicas.»-  «Informe  en  las  ventas  de  varias  casas  de  los 
hospitales  de  Madrid.»  -  «Informe  sobre  la   fabricación  de  gorros 
tunecinos.*    «Informe  para  sustituir  un  nuevo  método  para  la  hilaza 
de  seda.» -«Dictamen  sobre  el  embarque  de  paños  extranjeros  para 
nuestras  colonias.» -«Informe  sobre  una  Compañía  de  seguros.»— 
«Discurso  sobre  una  Compañía  de  seguros  terrestres  y  marítimos.»— 
«Instrucción  á  la  Junta  especial  de  Hacienda.»  — «Informe  en  el  Espe- 
diente de  la  Ley  Agraria.» -«Cartas:  á  Campomanes  sobre  Erarios 
públicos;  á  Floridablanca  sobre  posadas  secretas;  al  Dr.   Prado  y 
al  Dr.  San  Miguel  (V.  págs.  120  á  122);  al  Sr.  Barben",  sobre  anti- 
güedades de  Mallorca;  al  P.  Bayer,  sobre  pintura;  al  Sr.  Trigueros, 
sobre  literatura;  al  Sr.  González  de  Posada  (familiares),  sobre  varios 
asuntos;   al  Marqués  de  Camposagrado,  sobre  el  blasón  de  Astu- 
rias; al  Sr.  Vargas  Ponce,  sobre  toros  y  otras  materias;  al  Sr.  Ponz, 
sobre  un  viaje  por  Asturias  y  León;  á  su  hermano   D.  Francisco  P. 
Jovellanos  ,    (familiares);  á  Bentham ,    Holland ,    Ceán   Bermúdez , 
Arzobispo    Delgado,    Mr.  Bourgoing,  varios  gijoneses,    Hardinas, 
Muntaner,   Barberi,   Oliveros,   etc.,  y  un   oficio  á   la  Diputación  de 
Asturias,  etc.,  sobre  diversos  asuntos;  al  Azobispo  Cañedo,  sobre 
las  Cortes  de  Cádiz  y  proyecto  de   Constitución;  etc.»— «Discurso  é 
informes  sobre  el  establecimiento  de  un  Juez  de  letras  en  Cazalla.*- 
«Informe  sobre  una  pretensión  del  Marqués  de  Montefuerte  al  patro- 
nato de  unas  Escuelas.»-  «Informe  al  Protomedicato.»—  «Discurso 
sobre  Hospicios.»— Consulta  sobre  el  abasto  de  huevos  en  Madrid. »~ 
«Discurso  en  la  Sociedad  económica  de  Asturias  sobre  el  fomento 
del  Principado.»  -  «Discurso  al  tomar  posesión  de  la  Dirección  de  la 
Sociedad    patriótica    de    Madrid.»—  «Informe  sobre  carreteras  de 
Asturias.»  — «ídem  sobre   el   carbón  de   piedra.»-  «ídem  sobre  una 
representación  del  Director  general  de  Minas. «"«Reflexiones  al  R.  D. 
de  18  de  Agosto  de  1790  sobre  minas  de  carbón.»— «Informe  sobre 
los  derechos  particulares  en  los  ríos.»    «Notas  á  la  descripción  de 


—  759  - 

la  Lonja  de  Palma.» -«Señas  del  manuscrito  de  la  Crónica  del  Rey 
Jaime.»  — «Advertencias  sobre  el  manuscrito  de  Juan  de  Herrera.»— 
(•Extracto  de  la  Historia  de  la  Cartuja  de  Valdemuza.*— « Reseña  de 
la  Junta  general  de  Asturias.» -«Juicio  crítico  de  la  Historia  de  Gijón 
por  Melendez  Val  des.»-  «Exposición  sobre  el  establecimiento  de  un 
Consulado  en  Gijón. >  —  «Representación  de   esta  villa  para  que  se 
prorrogue   el  arbitrio  sobre  el  vino  y  la  sidra  para  fuentes,  calles  y 
plantíos.» -«Representación   al  Ministerio  de  Marina  sobre  el  puerto 
de  Gijón. »>— «Ídem  á  S.  M.  sobre  aumento  de  dotación  á  su  párroco. »-- 
«Dictamen  acerca  de  una  solicitud  de  la  Compañía  de  seguros  de 
Barcelona.» -«Informe  sobre  encabezamiento  de  Rentas  públicas  de 
Mallorca.» -«Manifestaciones  sobre  el  premio  de  la  Academia  Espa- 
ñola á  los  autores  de  una  Sátira  contra  los  malos  poetas.»— «Censuras 
de  obras   literarias  y  dramáticas»,    y  «Fragmentos  sobre  literatura 
de  Bellas  Artes.  »=  En  el  anterior  resumen   se  han  suprimido  por 
brevedad  las  obras  pedagógicas  impresas  é  inéditas  de  Jovellanos,  ya 
citadas,  (V.  pág.  342,  nota.)  En  «la  Historia  de   Gijón»  por  Rendueles; 
en   el   segundo  tomo  de  una  «Biblioteca  clásica  española»  (Barcelona 
1884);  en  «Jovellanos»  y  «Amarguras  de  Jovellanos»  (debidas  éstas 
al  diligentísimo  jovellanista  Sr.  Somoza),   y  en   otras  obras  se  han 
impreso  nuevos  escritos   de  Jovellanos,   porque  aún  siguen  inéditos 
bastantes  más  que  los  muchos  publicados.  Deben  aparecer,  debida- 
mente  clasificados  y  anotados,  en  la  magna  edición  que  se  proyecta; 
y  urge,  sobre  todo,  la  impresión  de  los  famosos  é  importantísimos 
«Diarios»,  la  obra  más   íntima  y  trascendental  del  insigne  asturiano. 
Jove  Muiliz  (Dr.  Juan),  Catedrático  de  Artes,  Magistral  de  San- 
tander, de  donde  fué  nombrado  primer  Obispo,  cargo  que  no  admi- 
tió, renunciando  también  á  serlo  de  Oviedo.  Escribió:  -  «Declamación 
evangélica  y  declamación   sagrada  en  el  día  en  que   lo  fué  Fernan- 
do VI.» -«Memorial  al  Rey  en  contestación  á  varias  exigencias  y  re- 
paros del  Rv.  Arzobispo  de  Burgos,  que  se  había  quejado  de  falta  de 
solemnidad  en  la  Bula  de  erección  del  Obispado  de  Santander.»-  «Jo- 
vial cristiano  y  erudito,  demócrito  nuevo  y  contento  de  toda  fortuna; 
arte  de  vivir  alegre  y  reirse  de  todo  el  mundo;  consuelo  en  todo  géne- 
ro de  aflicciones  y  recetas  contra  toda  tristeza,  compuestas  de  quintas 
esencias.»  -«El  perfecto  Sacerdote».  M.  en  1775. 

Jovellanos  (Josefa  Francisca) ,  (V.  pág.  445.) 

*  Labra  (Ramón),  alumno  graduado  de  Leyes,  oficial  del  ejérci- 
to asturiano  en  1808,  brigadier  y  gobernador  de  Cienfue^os  (Cuba) 
donde  prestó  grandes  servicios.  M.  en  1870. 

Ladrón  de  Guevara  (Jerónimo),  (V.  pág.  676)  Inquisidor  de  Va- 
lencia. 

Lago  (José  María),  antiguo  periodista  asturiano,  oficial  mayor  de 
Hacienda,  autor  de  numerosos  trabajos  económicos  y  literarios.  M. 
en  1887. 

49 


—  76o  — 

Laverde  Raíz  (Gumersindo),  (V.  pág.  288)  sabio  catedrático  del 
instituto  de  Lugo  y  de  ias  Universidades  de  Valladoltd  y  Santiago,  C 
de  las  academias  Española  y  de  la  Historia,  poeta  laureado,  antiguo 
periodista  en  Asturias,  Madrid  y  otras  provincias  con  numerosos  ar- 
tículos de  historia  y  literatura,  crítica,  intereses  morales  y  materiales, 
asi  como  fué  autor  de  notabilísimos  «Discursos»  y  «Cartas»,  que  le  va- 
lieron ei  dictado  de  Campeón  de  la  ciencia  española.  Su  precioso  li- 
bro «Ensayos  críticos»,  donde  reunió  profundos  escritos,  es  de  gran 
mérito;  pero  quedan  muchos  por  coleccionar.  M.  en  1890. 

*  León  Escosura  (Ignacio),  reputado  pintor  y  anticuario  con  ce- 
lebrados cuadros  en  museos  nacionales  y  extranjeros.  M.  en  1902. 

Lorenzana  (Francisco  Antonio),  Cardenal-Arzobispo  de  Toledo. 

Losada  (Luis),  S.  J.,  sabio  catedrático  del  Colegio  de  Salamanca, 
autor  del  celebrado  «Cursus  philosophicus»  y  de  otros  muchos  traba- 
jos científicos  y  literarios.  M.  en  1748. 

*  Lozano  y  Torreira  (Juan),  (V.  pág.  2(54),  catedrático  de  Teolo- 
gía, canónigo  de  Santiago  y  virtuoso  Obispo  de  Palencia.  M.  en  1891. 

Luanco  y  Riego  (José  R.),  (V.  págs.  194  y  471)  docto  catedrático 
en  varias  Universidades,  decano  de  ciencias,  Inspector  y  Rector  de  la 
Universidad  de  Barcelona,  reputado  químico  y  literato,  bibliófilo,  au- 
tor de  numerosos  trabajos,  discursos  académicos,  informes  y  libros 
como  el  «Tratado  de  Química»  «La  Alquimia  en  España»  etc.,  que  le 
han  granjeado  nombre  respetable  y  merecidas  distinciones  de  España 
y  otras  naciones. 

Lucuce  y  Ponce  (Pedro),  (V.  pág.  351),  teniente  general  de  ingenie- 
ros militares,  sabio  autor  de:  «Tratado  de  Matemáticas.»— «Carta  al 
Dr.  D.  José  Finistres,  catedrático  de  Prima  de  Leyes  de  Cervera,  so- 
bre la  Lengua  española.»  -«Discurso  sobre  conservar  ó  abandonar  los 
tres  presidios  menores  de  Melilla,  Peñón  y  Alhucemas.» -«Principios 
de  fortificación.» -«Disertación  sobre  las  medidas  militares.» -Dejó 
varios  manuscritos  y  M.  en  1779. 

Lué  y  Riega  (Benito),  Obispo  de  Buenos-Aires.  M.  en  1827. 

Lianes  Arguelles  (Dr.  Alonso  M.),{V.  págs.  110,  149  y  151),  Obis- 
po de  Segovia,  Arzobispo  de  Sevilla.  Además  de  las  «Pastorales»  es- 
cribió: «Plan  y  derechos  de  erección  y  dotación  de  curatos  para  su 
Arzobispado.»  -«Demostración  histórica-canónica  legal  del*  valor  é 
inteligencia  de  los  Reales  privilegios  y  donaciones  de  D.  Fernando  y 
Alfonso  el  sabio  á  la  Catedral  de  Sevilla.»  M.  en  1795. 

Lianes  Campomanes  (Dr.  Antonia),  (V.  pág.  676),  Catedrático  de 
Prima  de  Cánones,  Arcediano  de  Tineo,  Inquisidor  de  Cerdeña  e.i  Ma- 
drid, Obispo  electo  de  Coria.  En  el  archivo  de  la  Catedral  de  Ovtedo 
hizo  estudios  sobre  el  debatido  concilio  de  Alfonso  el  Casto,  cuyos 
datos  facilitó  al  Cardenal  Aguirre.  M.  en  1710. 

Lianes  Estrada  (Andrés),  (V.  págs.  65  y  677),  teólogo,  Arcediano 
de  Tineo;  muy  versado  en  historia  asturiana  y  poeta. 


-76i- 

Uano  (Fr.  Joan),  (V.  pág.  64),  fué  el  principal  redactor  de  la  Re- 
lación  de  las  Exequias  de  Felipe  IV. 

Llano  Ponte  (Antonio) ¿  periodista  asturiano,  autor  de  diferentes 
trabafos  históricos  p  literarios. 

Llano  Ponte  (Juan),  (V.  págs.  108,  114  p  660),  Obispo  de  Oviedo. 
Escribió:  «Exortación  al  clero  de  la  diócesis.»  -«Pastoral  excitando 
al  socorro  del  Estado  por  medio  de  un  donativo  voluntario  p  présta- 
mo patriótico.»  etc.  M.  en  1805. 

Llano  Ponte  (Juan),  desempeñó  cargos  p  comisiones  provinciales, 
desvelándose  por  el  engrandecimiento  de  Asturias.  Esfcribió  en  perió- 
dicos del  país,  con  el  pseudónimo  de  «Juan  de  las  Carreteras.» 

Llano  Ponte  (Ramón),  (V.  pág.  168),  canónigo  de  Oviedo,  de  los 
iniciadores  del  movimiento  asturiano  nacional  en  1808.  Perseguido  por 
sus  ideas  liberales,  murió  desterrado  en  la  reacción  de  1825. 

Llano  Valdés  (Alonso),  Consejero  de  Castilla. 

Llano  y  Valdés  Nava  (Alonso),  fiscal  de  Granada,  regente  de 
Navarra  p  consejero  de  Castilla  en  1668.  Publicó:  «Declaración  jurídi- 
ca en  la  causa  contra  D.  Adán  Centurión,  marqués  de  Estepa  p  D.  Ce- 
cilio Centurión,  marqués  de  Aula,  su  hijo  p  criados,  sobre  pendencia 
con  D.  Pedro  Portocarrero,  conde  de  Medellin  p  los  supos.» 

Llórente.  (Florencio).  Obispo  de  Gerona.  M.  en  1861. 

Madiedo  (José),  docto  médico  en  Villaviciosa,  impulsador  del  re- 
nacimiento de  Asturias  á  fines  del  siglo  xvur. 

Marañan  de  Espinosa  (Alfonso),  (V.  págs.  672,  673  p  675).  -  Escri- 
bió: «Vida  del  Sr.  D.  Diego  de  Muros,  Obispo  de  Oviedo»  (Ms  al 
frente  de  Líber  Constitucionum  en  la  Biblioteca  de  la  Universidad).— 
«Estatutos  p  constituciones  de  la  S.  I.  de  Oviedo.»  -  «Comentarios  de 
la  S.  I.  C.  de  Oviedo  p  su  obispado»;— «Linajes  de  Asturias  (Ms)»  — 
«Reliquias  de  la  Cámara  Santa  de  Oviedo,  (Ms.)» 

Marrón  Suarez  (José),  mariscal  de  campo.  M.  en  1845. 

*    Martin  Sanz  (Simón),  (V.  págs.  236,  277,  298  p  679). 

Martínez  y  Fernández  (Ildefonso),  sabio  médico,  filósofo  p  lite- 
rato p  uno  de  los  restauradores  modernos  de  la  ciencia  p  filosofía  es- 
pañolas. Autor  de:  «Del  influjo  de  lo  físico  en  lo  moral  p  viceversa», 
«Discurso  de  inauguración  de  la  academia  de  Esculapio»,  «Filósofos 
españoles:  Juan  Huarte,  Diego  Alvarez,  D.a  Oliva  Sabuco  de  Nantes»; 
de  «La  Pelagra  p  mal  de  la  Rosa  en  Asturias»,  <•  Espejo  del  verdadero 
médico»,  «Médicos  perseguidos  por  la  Inquisición  española»,  «Carti- 
lla popular  higiénica  del  cólera  morbo»;  p  de  numerosos  artículos  en 
periódicos  políticos  p  científicos,  asi  como  de  traducciones,  etc.  M. 
en  1855  víctima  de  su  celo,  abnegación  p  caridad  cristiana,  asistiendo  % 
á  los  enfermos  coléricos  de  Oviedo. 

Martínez  Marina  \Dr.  Francisco),  canónico  de  Lérida  p  de  San 
Isidro  de  Madrid,  diputado  á  cortes  por  Asturias  en  1820,  individuo  de 
número  de  la  Academia  Española  p  Director  de  la  de  la  Historia.  Cam- 


—  762  — 

pomanes  y  Jovellanos  le  distinguían  por  su  talento,  ciencia,  acrisola- 
das virtudes  y  grandes  merecimientos;  fué  muy  señalado  y  perseguido 
por  sus  ideas  liberales.  Escribió:  «Antigüedades  hispano-hebreas  con- 
vencidas de  supuestas  y  fabulosas;  discurso  histórico-crítico  sobre  la 
primera  venida  de  los  judíos  á  España.»— «Ensayo  histórico-crítico 
sobre  el  origen  y  progreso  de  las  lenguas,  señaladamente  el  romance 
castellano.» -«Ensayo  histórico-crítico  sobre  la  antigua  legislación  y 
principales  cuerpos  legales  de  León  y  Castilla.»- «Discurso  sobre  el 
origen  de  la  monarquía  y  sobre  la  naturaleza  del  Gobierno  español.» 
—  «Teoría  de  las  Cortes  ó  grandes  Juntas  nacionales.» -«Discurso  so- 
bre sociedades  patrióticas.»  — «Juicio  crítico  de  la  Novísima  Recopila- 
ción.»— c Historia  de  la  Vida  de  N.  S.  Jesucristo  y  de  la  doctrina  mo- 
ral cristiana. i-« Respuestas  á  las  censuras  de  los  calificadores  del  San- 
to Oficio,  acerca  de  las  obras  «Teoría  de  las  Cortes  y  Ensayo  históri- 
co-crítico.»—Dejó  manuscritas:  «Principios  naturales  de  la  moral  polí- 
tica y  legislación.»-  «Diccionario  histórico-geográfico  del  Principado 
de  Asturias  (apuntes  para). '--«Historia  civil  y  eclesiástica  de  Lérida.»- 
«Informe  sobre  el  Expediente  instruido  por  consecuencia  de  los  albo- 
rotos de  Zaragoza  con  motivo  de  un  sermón  del  P.  Cádiz»  1788. 
«Memoria  sobre  las  antiguas  leyes,  usos  y  costumbres  de  los  caste- 
llanos en  sus  bodas  y  casamientos.»  -  Disertación  histórico-crítica  en 
que  se  combate  por  falsa  la  común  opinión  de  la  primera  venida  de  los 
judíos  á  España  en  tiempos  de  Nabucodonosor».  M.  en  1833. 

Martínez  Marino  (Fr.  Tomás),  (V.  pág.  173)  de  Orense,  Catedrá- 
tico de  Teología,  escribió.  «Metodus  cogitando.  M.  en  1841. 

*  Martínez  Vigil(Fr.  Ramón),  (V.  págs.  497,  498  y  597),  actual 
Obispo  de  Oviedo.  Autor  de:  «Curso  de  Historia  natural,  Fisiología  é 
Higiene»;  «La  Orden  de  Predicadores»;  «La  Creación,  la  Redención  y 
la  Iglesia»;  «El  Evangelio  de  N.  S.  J.  según  San  Mateo»;  «Pastora- 
les»; etc. 

*  Mata  Vigil  (Pablo),  (V.  págs.  182,  183,  216,  220,  239,  277,  307, 
546  y  678)  abogado  de  gran  opinión,  catedrático,  diputado,  senador, 
Ministro  de  Gracia  y  Justicia,  Magistrado  del  Tribunal  Supremo  de 
Guerra  y  Marina..  De  sus  trabajos  se  imprimieron:  el  < Discurso  en 
la  distribución  de  premios  universitarios  en  1848»;  la  «Manifestación 
en  la  sentencia  del  general  D.  Diego  de  León»;  é  «Impugnación  á  un 
artículo  de  La  Esperanza  para  que  se  traslade  á  Santiago  la  Facultad 
de  Teología  de  Oviedo».  M.  en  lg52. 

Melendreras  (José  Ramón),  (V.  pág.  134),  decano  del  colegio  de 
abogados,  diputado  provincial,  periodista.  Autor  de  varios  opúsculos 
políticos  y  literarios. 

Méndez  San  Julián  Fernando),  alcalde,  juez  y  diputado  pro- 
vincial, teniente-fiscal  de  Puerto  Rico  y  letrado  de  gran  rcputació.!. 
Colaboró  en  periódicos  de  Madrid,  Asturias  y  Galicia,  escribió  nota- 
bles y  variados  estudios   jurídicos  en  diarios  y  revistas,  como  en  la 


—  7^3  - 

de  Legislación  y  Jurisprudencia,  y  redactó  muy  interesantes  «Apuntes 
sobre  Rivadeo.»  M.  en  1902. 

Méndez  de  Vigo  (Francisco",  asturiano  entusiasta  y  trabajador 
del  progreso  provincial,  alcalde  de  Oviedo,  presidente  de  la  Diputa- 
ción provincial,  diputado  á  cortes,  director  de  la  Sociedad  Económica 
de  Amigos  del  País,  vocal  de  numerosas  Juntas  y  comisioaes  provin- 
ciales donde  trabajó  con  patriotismo  y  desinterés.  M.  en  1891. 

Méndez  de  Vigo  (Frbilán),  del  ejército  asturiano  de  1808,  maris- 
cal de  Campo.  M.  en  1838. 

Méndez  de  Vigo  CPedro),  del  ejército  asturiano  en  1808,  mariscal 
de  campo,  escribió:  «Contestaciones  á  los  manifiestos  del  general 
Rodiles».  M.  en  1843. 

Méndez  de  Vigo  (Santiago),  conde  de  Santa  Cruz  de  los  Manueles, 
Teniente  general  y  Ministro  de  la  Guerra.  M.  en  1860. 

*  Mendoza  Cortina  (Francisco),  conde  de  Mendoza  Cortina,  di- 
putado, senador. 

Menéndez  Carreño  (Bartolomé),  párroco  de  San  Martin  de  Argue- 
lles en  Siero,  catedrático  de  Humanidades  en  el  Colegio  de  los  Par- 
dos. Publicó  la  «Explicación  del  Arte  de  Antonio  de  Nebrija.»  1675. 

Menéndez  de  Luarca  (Gabriel),  (V.  pág.  437),  Penitenciario  de  Se- 
govia,  adicionó  la  popular  «Doctrina  cristiana  del  P.  Astete.» 

Menéndez  de  Luarca  (Miguel),  del  ejército  asturiano  en  1808,  dis- 
tinguido en  la  campaña  de  México  y  allí  muerto  gloriosamente  en  1814. 

*  Menéndez  de  Luarca  (Rafael),  Catedrático  de  Teología,  ma- 
gistral de  Oviedo,  Obispo  de  Santander,  Presidente  de  la  Junta  sobera- 
na de  aquella  provincia  en  1808,  y  memorable  por  grandes  servicios 
de  todas  clases,  que  le  colocan  entre  los  bienhechores  de  la  Montaña. 
Bajo  el  título  general  de  «Opúsculos»  (cuatro  tomos)  publicó  sus 
Pastorales,  otros  trabajos  singulares,  y  después  un  extraño  Poema 
filosófico  (dos  tomos):  «El  recíproco  Sin  y  Con  de  Dios  y  de  los 
hombres  buscado  por  medio  de  Aloquios  etc.»  M.  este  virtuoso  Prela- 
do en  1819. 

Menéndez  Moran  de  Lavandera  (Justo),  sabio  teólogo,  magistral 
de  San  Isidro  de  León, -catedrático  de  Salamanca,  abad  de  Arbas.  M. 
en  1780. 

Menéndez  Parres  (Manuel),  Consejero  de  Castilla. 

Menéndez  Pola  (Jos*),  abogado,  publicista  de  gran  ilustración  con 
numerosos  escritos  históricos  y  políticos,  laureado  por  la  Academia  de 
Ciencias  morales  y  políticas.  M.  en  1901. 

Menéndez  Rayón  (Damián),  archivero  del  Ministerio  de  Hacien- 
da, ateneísta  y  periodista  notable  en  Madrid  con  numerosos  trabajos 
históricos  y  literarios. 

Menéndez  Rayón  (Patricio),  malogrado  literato  é  inspirado  poeta. 
M.  en  1855. 

Menéndez  Valdés  (Mariano),  abogado,  diputado  provincial,  go- 


—  7^4  — 

bernador  civil  en  Pilipinas;  periodista,  autor  de  libros  y  folletos:  «Los 
carbones  asturianos»,  «Restauración  de  Alfonso  XII»,  «Páginas  jurídi- 
cas», «Historia  crítico-filosófica  de  la  Monarquía  asturiana»,  etc.  M- 
en  1891. 

Menéndez  Vaidés  (Dr.  Ignacio),  (V.  pág.  677),  catedrático  de  Fi- 
losofía y  Teología,  defensor  en  Madrid  de  los  intereses  y  regalías  de 
la  Universidad,  Rector  y  restaurador  del  Colegio  de  los  Pardos,  ca- 
pellán de  honor  de  S.  M. 

Meras  Queipo  de  Llano  (Ignacio),  bajo  el  pseudónimo  de  Juan 
Capdevila  ó  de  Juan  Resma  fué  distinguido  poeta  lírico  y  dramático  á 
fines  del  siglo  xvm,  Publicó:  «Avisos  de  una  dama  á  otra»;  «Obras 
poéticas»,  etc. 

Merry  (Diego),  Predicador  de  Carlos  II. 

Mier  y  Campillo  (Francisco  Javier),  Obispo  de  Almería,  Inquisi- 
dor general  en  1815. 

Miguel  Vigil  (Ciríaco),  (V.  pág.  569),  ilustre  Cronista  de  Asturias, 
archivero  de  la  Diputación  provincial,  C.  de  las  academias  de  la  His- 
toria y  de  San  Fernando,  antiguo  vocal  de  la  Comisión  provincial  de 
Monumentos  históricos  y  artísticos,  miembro  honorario  del  Instituto 
heráldico  italiano  etc.  Fué  redactor  de  «El  Nalón»  y  colaborador  de  dia- 
rios provinciales;  investigó  y  arregló  diferentes  archivos  públicos  y 
particulares;  y  dibujó  monumentos  artísticos  é  históricos  del  Principa- 
do. Publicó  los  notabilísimos  libros:  «Asturias  monumental,  epigráfica 
y  diplomática»  y  «Colección  histórico-diplomática  del  Apuntamiento 
de  Oviedo».  Fué  también  autor  de  «Heráldica  asturiana  y  catálogo  ar- 
morial  de  España»;  «Noticias  biografico-genealógicas  de  Pedro  Me- 
néndez de  Aviles»;  «Cuadro  sinóptico  de  senadores  y  diputados  de 
Asturias»  etc.  Dejó  inéditas:  «Genealogías  de  las  principales  casas  y 
familias  de  Asturias».  M.  en  1903. 

Mi/ares  (Gregorio),  uno  de  los  abogados  de  más  reputación  de  la 
Isla  de  Cuba  en  el  pasado  siglo. 

Miranda  (José),  párroco  de  Valdesoto,  en  Siero,  redactor  de  la 
notable  «Consulta  sobre  Contratos  de  ganados»,  1741. 

Miranda  Palacios  (Armando),  (V.  pág.  253). 

Miranda  Quiñones  (Rodrigó),  alcalde  de  casa  y  Corte,  consejero 

de  Castilla,  Conde  de  San  Pedro.  M.  en  1719. 

Miranda  y  Sierra  (Fabián),  catedrático  de  cánones  en  Oviedo, 
doctoral  de  Zamora,  deán  y  varias  veces  provisor  y  vicario  capitular 
en  Sevilla,  vocal  de  la  Junta  suprema  del  Reino;  y  renunció  el  obispado 
de  Málaga  y  el  arzobispado  de  Burgos.  Fué  varón  de  grandes  virtu- 
des, firmeza  y  justicia,  inagotable  caridad,  y  por  ellas  sacerdote  in- 
signe y  venerable,  gloria  de  la  Iglesia  y  honra  de  su  provincia.  M. 
ei  1836. 

Miranda  Solis  (Alvaro),  opositor  á  prebendas  en  Toledo,  autor 
de:  -Examen  crítico  ó  influencia  déla  Filosofía  sobre  las  letras.» — 
-Avisos  sobre  la  necesidad  de  retirarse  á  ejercicios»  1781. 


-  765  —  «• 

Miranda  Trelíes  (Pedro),  abad  de  Teverga  y  Obispo  de  Teruel, 
escribió:  <  Pamilias  de  Asturias  y  otras  cosas  del  Principado». 
M.  en  1771. 

*  Món  y  Menéndez  (Orí  Alejandro),  (V.  pág.  240),  diputado,  se- 
nador, presidente  del  Consejo  de  ministros  y  del  Congreso  de  los  di- 
putados, ministro  de  Hacienda  varias  veces  é  interino  de  oíros  depar- 
tamentos, embajador  en  Francia  y  Roma,  caballero  del  Toisón  de  Oro, 
etcétera;  director  de  la  Sociedad  económica  de  Asturias,  decano  ho- 
norario del  Colegio  de  Abogados,  académico  de  número  de  Ciencias 
morales  y  políticas  y  de  la  de  San  Fernando.  Fué  célebre  estadista, 
verdadera  gloria  de  la  Administración  espartóla,  como  reformador  de 
la  Hacienda  nacional,  y  uno  de  los  hijos  más  amantes  de  Oviedo  y  su 
provincia.  M.  en  1882. 

Món  y  Veiarde  (Arias),  decano  del  Consejo  de  Castilla  en  1808, 
prisionero  en  Francia  y  declarado  benemérito  de  la  patria  por  las 
Cortes  de  Cádiz.  Se  conocen  de  él  varios  informes  jurídicos,  siendo 
los  principales:  «Sobre  los  ruidos  y  alborotos  que  causaron  en  Zara- 
goza las  misiones  del  P.  Cádiz.»—  «Sobre  el  establecimiento  de  herre- 
rías en  Asturias.»— «Si  se  ha  de  proceder  por  solo  indicios  á  la  pena 
capital,  según  las  lepes  de  Aragón,  ó  por  pruebas  patentes  y  conve- 
nientes, según  las  lepes  de  Castilla.»— «Ordenanzas  para  el  régimen 
y  gobierno  de  la  Audiencia  de  Cáceres  por  su  Regente  (el  pri- 
mero) D »  M.  cautivo  en  Paris  en  1811. 

Món  y  Veiarde  (José  A.),  conde  def  Pinar,  consejero  de  Castilla. 
M.  en  1816. 

Món  y  Veiarde  (Romualdo),  memorable  Arzobispo  de  Tarragona 
y  de  Sevilla  y  M.  en  1819. 

Moran  (Valentín),  mercenario,  procurador  de  su  Orden  en  Roma, 
predicador  de  Felipe  V,  Obispo  de  Canarias  y  favorecedor  de  Aviles. 
M.  en  1766. 

Moran  Lavandera  (Fernando),  (V.  pág.  423.) 

Muñiz  Miranda  (Juan  Bautista),  abogado  en  Madrid,  fué  confina- 
do á  Guadalajara  por  sus  ideas  republicanas  en  1838.  Dedicado  á  los 
estudios  jurídicos,  fué  el  primero  que  publicó  en  España  una  <> Revista 
de  Legislación  y  Jurisprudencia»;  tradujo  é  ilustró  la  «Historia  del 
Derecho  romano  por  Heinecio»,  é  igualmente  la  «Concordancia  del 
Código  civil  francés  y  los  Códigos  civiles  extranjeros,»  dejando 
principiados  otros  trabajos.  M.  en  1856. 

Nava  (Miguel  María),  (V.  pág.  149.)  ♦ 

*  Navia  Osorio  (Alvaro  José),  (V.  págs.  156  y  540),  marqués 
de  Santa  Cruz  de  Marcenado,  vizconde  de  Puerto,  teniente  general, 
de  los  ejércitos,  hábil  diplomático.  Fué  autor  de  las  célebres  «Refle- 
xiones militares.»—  «Rapsodia  económica  política  monárquica. »-~ 
«Proyecto  para  un  diccionario  universal  á  los  eruditos,»  dejando 
otras  obras  comenzadas.  M.  heroicamente  en  Oran,  1732. 


»  —  766  — 

Soriega  (Juan),  (V.  pág.  55.) 

Noriega  (Miguel),  Secretario  de  Felipe  V. 

Noriega  de  Bada  (Antonio),  (V.  pág.  167),  Consejero  Real, 
diputado  de  Asturias  en  la  Comisión  permanente  de  Madrid.  M. 
en  1810. 

Ochoa  (Fernando),  docto  abogado  y  periodista,  alcalde  de  Aviles, 
diputado  provincial,  C.  de  la  Academia  de  Historia.  M.  en  1879. 

Ochoa  (Juan),  ahogado  y  periodista,  llamado  á  brillante  porvenir, 
que  ataió  su  prematura  muerte  en  1899.  A  continuación  de  la  novela 
«Los  Señores  de  Hermida»,  se  han  publicado  sus  principales  traba- 
jos de  crítica  y  cuentos,  precedidos  de  un  prólogo  de  L.  Alas  y  biogra- 
fía por  R.  Altamira. 

Oiay  (Fr.  Benito),  Procurador  general  de  la  Orden  de  San  Benito 
en  Roma  en  1701. 

Olañeta  (José  Antonio),  Consejero  Real. 

*    Olivan  (Alejandro),  (V.  pág.  234.) 

Omaña  (Benito),  auditor  de  la  Rota  y  obispo  de  Jaén.  M.  en  1712. 

Omaña  (José),  Inquisidor  de  Sevilla. 

Ontiveros  (Mtro.  Benito),  catedrático  de  Prima  de  Teología,  Ge- 
neral de  la  Orden  de  San  Benito  y  Obispo  de  Calahorra,  1653. 

Oviedo  y  Portal  (Antonio  R.),  (V.  págs.  107  y  183),  Gobernador  de 
Salamanca  y  Zaragoza,  Bibliotecario  déla  Nacional.  — Publicó:  «Elo- 
gio del  Conde  de  Toreno,  acordado  por  la  Sociedad  Económica.»  — 
«Informe  sobre  las  causas  de  ta  decadencia  de  la  ganadería  en  Astu- 
rias y  medios  de  mejorarla.»— Dejó  manuscritos:  «Memoria  sobre  el 
Archivo  de  la  Sociedad  Económica  de  Asturias.»  — «Discurso  pronun- 
ciado en  la  inauguración  de  la  Cátedra  de  Economía  política.»-  «Otro 
en  la  apertura  de  1835.»  M.  en  1854. 

Oviedo  y  Portal  (Rodrigo),  Catedrático  de  Latinidad  en  Oviedo, 
de  Sintaxis  en  los  Reales  Estudios  de  San  Isidro  y  de  Caballeros  Pa- 
ges,  de  Matemáticas  en  el  Observatorio  de  Madrid,  Teniente  de  Inge- 
nieros Cosmógrafos.  Autor  de:  «Traducción  de  las  vidas  de  varor.es 
ilustres  de  C.  Nepote.»  «Sex.  P.  Terentii  Afri.  comedise.»- «Cartas 
de  Cicerón  escogidas  y  anotadas.» -«Fábulas  de  Phedro.»  —  «Traduc- 
ción en  prosa  y  verso  de  la  Gramática  de  Lebr  i  ja.»  —  «Sátiras  de  Ju  ve- 
nal»; «Elegías  de  Ovidio»  con  notas  é  ilustraciones.  M.  en  1807. 

Palacio  (Victoriano),  vizconde  de  Casa  Tineo,  distinguido  perio- 
dista en  Oviedo  y  Madrid,  oficial  de  ministerio  de  Gracia  y  Justicia. 
M.  en  1874. 

Palacio  Arango  (Patricio),  (V.  pág.  264),  catedrático  del  Instituto 
de  Oviedo  y  del  de  Córdoba.  Autor  de  «Elementos  do  Geografía  (re- 
petida en  varias  ediciones)  y  de  un  compendio  de  Historia  universal. 

Palacio  y  Cabeza  (Antonio),  (V.  págs.  170,  243  y  687),  oidor  de 
Oviedo,  y  auditor  de  la  Rota.  Fué  notable  bibliófilo  y  anticuario. 
M.  en  1819. 


—  7^7  - 

Palacio  Valdés  (Armando),  el  reputado  novelista,  autor  de:  cEl 
Idilio  de  un  enfermo»;  «Marta  y  María»;  «El  señorito  Octavio»;  «La 
hermana  San  Sulpicio»;  «José»;  «Riverita»;  «Maximina»;  «El  cuarto 
poder ;  «El  maestrante»;  «Los  majos  de  Cádiz»;  «La  aldea  perdida»; 
«Aguas  fuertes»;  «La  fé»;  «El  origen  del  pensamiento»;  etc.,  etc.  Va- 
rias de  estas  obras  han  sido  traducidas  al  francés,  inglés,  alemán, 
ruso,  bohemio,  sueco  y  holandés. 

Panduro  Villafañe  (Fr.  Tomás),  (V.  pág.  300). 

Parres  Pinera  (José),  (V.  pág.  475),  oficial  del  Ministerio  de  Gra- 
cia y  Justicia,  diputado  á  Cortes,  generoso  favorecedor  del  concejo 
de  Llanes.  M.  en  1889. 

Pastor  López  (Pascual),  (V.  págs.  194  y  195). 

Pelaez  de  Caunedo  (Felipe),  (V.  pág.  375),  catedrático  de  Cáno- 
nes, Doctoral  de  Oviedo  y  Obispo  de  Lugo.  Es  autor  de  varias  «Pas- 
torales» y  de  unas  «Constituciones  sinodales  de  su  obispado.»  M. 
en  1811. 

Peón  y  Mier  (José  María),  distinguido  en  Trafalgar  y  guerra  de 
la  Independencia,  Tenieite  general,  fué  perseguido  por  sus  ideas 
liberales.  M.  en  1840. 

Peón  Heredia  (Pedro),  u:io  de  los  asturianos  más  doctos  del 
siglo  xvm  é  impulsador  del  progreso  provincial  con  instrucciones  y 
reformas  de  agricultura,  industria,  comunicaciones,  etc.,  muy  elogiado 
por  el  marqués  de  la  Ensenada,   Posada,   Gallardo,  etc.  M.  en  1814. 

Pérez  Minguez  (Luis),  (V.  pág.  190,  264  y  335.) 

Pérez  Ortiz  (José),  catedrático.  Escribió:  «Prolegómenos  del 
Derecho»;  y  con  variantes  el  antiguo  romance  asturiano:  «Ay  del 
galán  de  esta  villa.» 

Pérez  de  Pereda  (Juan),  teólogo,  canónigo  de  Oviedo.  Escribió: 
«Relación  de  las  Santas  Reliquias,  que  están  en  la  S.  I.  C.  de  Oviedo» 
y  otra  «de  las  que  hay  por  Asturias,  fuera  de  la  Cámara  Santa.»  (1621) 

Pérez  Villamil  (Juan),  (V.  pág.  695.) 

Pertierra  Albuerne  (José),  primer  marqués  de  Cienfuegos,  docto 
médico,  periodista  y  orador  en  la  Isla  de  Cuba,  diputado,  senador 
coronel  de  voluntarios,  etc.  M.  en  1898. 

*'  Vidal  y  Carneado  (Dr.  Pedro  J.),  (V.  págs.  175, 189,  239,  243), 
307  y  360).  Fué  constante  diputado  á  Cortes  por  Asturias,  senador,  mi- 
nistro, embajador,  Presidente  del  Congreso  de  los  diputados,  de  la 
Academia  de  la  Historia  y  de  la  matritense  de  Jurisprudencia  y  Legis- 
lación, fundador  y  Presidente  de  la  de  Ciencias  Morales  y  Políticas, 
individuo  de  la  Española  y  de  la  de  San  Fernando,  honorario  de  la  de 
San  Carlos  de  Valencia,  primer  marqués  de  Pidal,  caballero  del 
Toisón  de  Oro,  etc.,  etc.  Nació  en  Villaviciosa  en  1799  y  murió  en 
Madrid  en  1865.  Fué  notable  orador  parlamentario  y  autor  de  numero- 
sos escritos.  Artículos  en  «El  Ciudadano»  y  «El  Aristarco»,  1820.--«Mi 
opinión  sobre  el  diezmo»   1838. -En  la  Revista  de  Madrid  1840-41: 


—  768- 

< Observaciones  sobre  la  poesía  dramática  y  en  especial  sobre  el  pre- 
cepto de  la  Unidad»;  «Fr.  Pedro  Malón  de  ¿naide»;  «Teatro  escogido 
de  Fr.  Gabriel  Telles»;  «El  trovador  Joan  Ruiz  del  Padrón»;  «Noticia 
histórica  del  actual   paradero  del  Cancionero  de  Baena»;  «Memoria 
sobre  el  descubrimiento  de  América  en  el  siglo  ix  por  los  escandina- 
vos, escrita  en  latía  por  Carlos  Cristiano  Rafu  (traducción)»;  «Poema 
Crónica  y  Romancero  del  Cid»;  «Colección  de  Cortes  de  León  y  Casti- 
lla por  la  Academia  de  la  Historia»;  «Fuero  Viejo  de  Castilla»;  «Colec- 
ción de  poesías  en  bable  por  D.  José  Caveda»;  «Poesía  antigua  y  Vidas 
del  Rey  Apolonio,  Santa  María  Egipciaca  y  Adoración  de  los   Reyes»; 
«Introducción  á  las  lecciones  del  Ateneo»;  y  «Recuerdos  de  un  Viaje  á 
Toledo».- «Tomé  de  Burguillos  y  Lope  de  Vega  son  una  misma  perso- 
na»; «Juan  Paldes  y  si  es  autor  del  Diálogo  de  las  Lenguas»    (en  la 
Revista  hispano-ameticana);  «Alegación  histórico-jurídica  en  el  pleito 
entre  el  Excmo.  Sr.  Marqués  de  Belgida,  conde  de  la  Gomera  y  el  Fis- 
cal de  S.  M.  sobre  incorporación  á  la  Corona  de  las  islas  Gomera, 
Hierro,  Lanzarote  y  Fuerte  Ventura».- «Fuero  Viejo  de  Castilla»  (in- 
troducción á  este  cuerpo  legal  en  la  Colección  de  Códigos  Españoles 
de  la  Publicidad).— cjurisdicción  eclesiástica»  (cuando  el  proyecto  del 
ministro  Alonso  en  1841).  -«De  las  Escuelas  ó  teorías  del   Derecho 
principalmente  de  la  histórica»  (Discurso  de  apertura  en  la  Academia 
de  Jurisprudencia  en  1843).  — «Formación  del  Lenguaje  vulgar  en  los 
Código?  españoles»  (discurso  de  recepción  en  la  Academia  Española\ 
—«El  Cancionero  de  Juan  Alfonso  de  Baena,  por  primera  vez  dado  á 
la  luz  con  Discurso  preliminar,  notas  y  comentarios.» -«La  Poesía 
como  elemento  de  la  Historia»   (discurso  en  contestación  á  otro  de 
D.  José  Caveda  en  la  Academia  Española.) -«Orígenes  y  existencia 
del  Municipio  en  España  (discurso  de  contestación  á  otro  en  la  Acade- 
mia de  la  Historia  por  D.  Manuel  Seijas  Lozano).-  «Fragmento   de  un 
poema  castellano  antiguo.  «-«Cartas  sobre  las  Relaciones  de  cosas  suce- 
didas en  la  corte  de  España  de  1599  hasta  1614  de  .Luis  Cabrera  de 
Córdoba».  — «Discurso  en  la  inauguración  de  la  Academia  de  Ciencias 
Morales  y  Políticas,  contestando  al  Marqués  de  Corvera»  — «Historia 
de  las  Alteraciones  de  Aragón  en  el  reinado  de  Felipe  11*  (3  tomos).  — 
Continuación  á  la  historia  de  los  poetas  Castellanos  anteriores  al  si- 
glo xv,  de  D.  Tomás  A.  Sánchez  (p  en  el  tomo  57  de  la  Biblioteca  de 
Autores  Españoles  de  Rivadeneyra.) -«Sobre  la  legitimidad  del  Cen- 
tón epistolario  del  Br.  Fernán  Gómez  de  Cibdareal»  (en  la  Revista  de 
Ambos  Mundos).  -  «Vindicación  de  un  prelado  de  la  Iglesia  Española* 
(D.  Alonso  de  Cartagena).- Colección  de  Documentos  inéditos  para  la 
Historia  de  España  (e.i  unión  del  Sr.  Salva,  tomos  XXIV  á  XLVII).— 
«La  Unidad  católica  en  España». -También   escribió  otros  muchos  ar- 
tículos como  las  Crónicas  políticas  de  la  mencionada  «Revista  de  Ma- 
drid»; diferentes  biografías  en  la  «Galería  de  hombres  célebres  con- 
temporáneos»; los  trabajos  de  historia  en  la   «Enciclopedia  española 


—  769  - 

del  siglo  xix>  (llamada  de  Mellado);  los  del  «Álbum  pintoresco  univer- 
sal» y  finalmente  otros  importantes  de  la  prensa  moderada  en  solemnes 
y  críticas  circunstancias  políticas,  principalmente  en  el  bienio,  como 
los  de  «Cámara  alta»,  «Sanción  Real»,  «Libertad  de  cultos»,  etc.,  en  el 
«Espectador»,  «El  Censor»,  «El  Imparcial»,  «El  Parlamento»,  «-El  Dia- 
rio Español»,  «La  Época»  y  más.— Dejó  inéditos  entre  otros  trabajos: 
«Elementos  de  Derecho  civil  Español».  — «Tablas  históricas  y  crono- 
lógicas de  la  Historia  de  España  desde  los  tiempos  primitivos  hasta 
nuestros  días»  (formadas  conforme  al  Atlas  de  Mr.  Lasage)  precedi- 
das de  Indicaciones  históricas  para  cada  tabla. -«Juicio  crítico  sobre 
el  poema  «La  Creación  >  del  Dr.  Alonso  de  Acevedo.»— Y  diferentes 
Informes  en  las  Academias  y  Corporaciones.— «Análisis  del  poema  La 
Caída  de  Luzbel  por  Meléndez»,  que  escribió  por  encargo  de  Lista.— 
Trabajó  con  D.  José  Caveda  para  escribir  la  «Historia  de  la  Literatura 
Española»  juntando  al  efecto  muchos  materiales.— El  Sr.  Pidal  fué 
también  inspirado  autor  de  muchas  poesías  (la  mayor  parte  aún  per- 
manecen inéditas)  y  reunidas  bajo  el  título  «Ocios  de  mi  edad  juvenil». 
De  estas  composiciones  las  más  notables  por  sus  arranques  patrióti- 
cos y  contra  la  reacción  son:  <A  la  libertad  de  España  en  el  día  1.°  de 
Enero»,  Epístola  á  Fabio  (cuando  el  sitio  de  Cádiz  por  los  franceses 
en  1823)  y  «A  mi  amigo  D.  Alejandro  Món»  1824,  etc.  (1) 

Pida!  y  F.  Crespo  (Ramón),  abad  de  Covadonga  y  auditor  de  la 
Rota.  M.  en  1830. 

Pidal  y  Món  (Alejandro",  (V.  págs.  239,  375,  566  y  567),  ministro 
de  Fomento,  presidente  del  Congreso  de  los  diputados,  embajador  en 
Roma,  individuo  de  número  de  las  academias  Española  y  de  Ciencias 
morales  y  políticas.  Antiguo  periodista  con  numerosos  escritos  políti- 
cos y  literari  os  en  diarios  y  revistas;  orador  parlamentario;  autor  de 
discursos  académicos  y  de  un  estudio  sobre  «Santo  Tomás  de 
Aquino»;  etc. 

Pidal  y  Món  (Luis),  marqués  de  Pidal,  diputado  á  cortes,  vice- 
presidente del  Senado,  ministro  de  Fomento,  embajador,  de  las  acade- 
mias Española  y  de  Ciencias  morales  y  políticas  etc.  Autor  de  varios 
discursos  y  trabajos  políticos,  históricos  y  literarios. 

Piíian  (Juan),  (V.  pág.  310),  diputado  y  senador  por  León. 

Piquero  Arguelles  (Gregorio),  Mariscal  de  Campo,  uno  de  los 
iniciadores  de  la  revolución  provincial  de  1808,  jefe  en  el  ejército 
asturiano,  brigadier  en  la  guerra  de  la  Independencia,  gobernador 
militar  de  varias  provincias  en  la  península  y  en  Cuba.  M.  en  1864. 

Pinera  (Fr.  José),  (V.  pág.  174.) 

Pinera  y  Nacedo  (Casimiro),  actual  obispo-prior  de  Ciudad  Real. 

Polo  Astudillo  (Claudio),  (V.  págs.  264,  390,  590  y  682),  autor  de 


(i)  En  merecido  homenaje  al  sabio  D.  José  P.  Tidal,  hijo  amantisitno  de  la  Universidad, 
fué  el  último  grado  de  «Doctor  en  Jurisprudencia»  concedido  por  el  Claustro  ovetense  en  ao  de 
Mayo  de  1844;  el  anterior,  «en  Ambos  Derechos»  fué  otorgado  á  D.  Alejandro  Món  en  «7  de 
Enero  de  1838.  (Nota,  para  adicionar  también  al  testo  de  la  pág.  340.) 


—  77o  — 

«Elementos  de  Retórica  y  Poética»,   repetido  en  varias  ediciones. 
M.  en  1897. 

Pola  Arguelles  (Francisco),  (V.  pág.  62,  65,  y  676.) 

Posada  Fernández  de  Córdoba  (Francisco),  diputado  provincial 
y  á  Cortes,  oficial  del  Ministerio  de  la  Gobernación,  muy  versado  en 
idiomas  y  docto  en  ciencia  política,  siendo  el  que  difundió  por  Astu- 
rias los  estudios  de  la  organización  inglesa.  M.  en  1851.  ^ 

Posada  Herrera  (Benito),  diputado  provincial  y  á  "Cortes,  sena- 
dor, regente  de  la  Audiencia  de  Madrid,  magistrado  del  Tribunal 
Supremo.  Inició  con  Escriche  y  su  paisano  Cantillo  Jovellanos  un 
Diccionario  de  Legislación  y  Jurisprudencia,  y  comenzó  una  Historia 
del  Derecho  Español.  M.  en  1890. 

*  Posada  Herrera  (José),  (V.  págs.  117,  183,  190,  238,  240,  250, 
386,  563  y  575),  abogado,  secretario  de  la  Sociedad  Económica  de 
Amigos  del  País  de  Asturias,  diputado  á  Cortes,  senador,  fiscal  del 
Consejo  de  Estado,  Director  general  de  1.  P.,  ministro  de  la  Goberna- 
ción é  interino  de  otros  departamentos,  presidente  del  Consejo  de  Mi- 
nistros, del  Consejo  de  Estado,  del  Congreso  de  los  diputados,  emba- 
jador, caballero  del  Toisón  de  Oro,  etc.  Fué  académico  de  número 
de  Ciencias  morales  y  políticas,  C.  de  la  Española,  presidente  del  Ate- 
neo, de  la  Academia  de  Jurisprudencia  y  primer  presidente  y  fundador 
del  Centro  de  Asturianos  en  Madrid.  M.  en  1885.  Sus  notables  oracio- 
nes en  el  Parlamento;  las  famosas  «Lecciones  de  Administración*,  los 
discursos  académicos  y  otros  trabajos  harán  imperecedera  su  memo- 
ria, abrillantada  por  el  recuerdo  de  privadas  y  públicas  virtudes. 

Posada  Rubín  de  Ceiis  (Antonio),  abad  del  Bierzo,  obispo  de 
Cartagena,  prestando  después  grandes  servicios  en  Roma  y  Francia, 
Patriarca  de  las  Indias,  Arzobispo  presentado  de  Valencia  y  Toledo, 
distinguiéndose  por  su  adhesión  á  la  causa  constitucional.  Orador  de 
gran  crédito,  entre  sus  varios  sermones  es  muy  notable  el  de  las 
«Honras  celebradas  en  Madrid  por  los  héroes  de  Trafalgar.»  M- 
en  1853. 

Posada  Soto  (Ramón),  magistrado  en  los  virreinatos  de  América, 
Consejero  de  Indias  y  primer  Presidente  del  Tribunal  Supremo  de 
Justicia.  M.  en  1815. 

Prado  (Andrés  Carlos),  (V.  págs.  677  y  678),  teólogo,  colegial  de 
Fonseca  en  Santiago,  canónigo  de  Oviedo,  capellán  mayor  de  su 
Hospicio,  cuyas  «Ordenanzas»  redactó,  director  de  la  Sociedad  Eco- 
nómica de  Asturias,  Capellán  de  honor,  presentado  para  las  sillas  de 
Astorga  y  Valladolid.  Visitó  la  colegiata  de  Covadonga,  y  escribió: 
««Declaración  sobre  la  clave  historial  del  P.  Flórez*;  — «Real  cédula 
de  S.  M.  el  Rey,  nuestro  Señor,  D.  Carlos  111,  con  inserción  délos  Es- 
tatutos que  deben  observarse  en  la  Iglesia  colegial  de  N.  S.  de 
Covadonga». 

Prieto  y  Mesta  (Fernando),  teólogo  y  jurisconsulto,  racionero 


► 


-77i  - 

canónigo  y  secretario  del  cardenal  Inguanzo,  en  Toledo;  doctísimo  en 
lenguas  clásicas  y  orientales,  contribuyó  con  los  sabios  alemanes  á  la 
edición  de  la  «Historia  natural  de  Plinio»;  escribió:  «Tratado  de  Ló- 
gica»; «Bosquejo  del  Jansenismo  ó  disertación  histórica  sobre  esta 
secta  y  sus  errores»;  y  dejó  numerosos  trabajos  inéditos  de  gran  mé- 
rito y  muy  rica  biblioteca.  M.  en  1839.  Se  le  tiene  por  autor  de  las 
«Cartas  al  Momo»  periódico  liberal  de  Oviedo  en  1820. 

Puente  (Fr.  Anselmo),  General  dé  la  Orden  de  San  Benito  en  1704. 

Puente  Villanúa  (José),  (V.  pág.  264),  catedrático  de  la  Universi- 
dad de  Zaragoza,  periodista  en  Asturias  y  Aragón,  y  autor  de  discur- 
sos académicos,  estudios  críticos  de  literatura  y  de  música,  y  de  dos 
exceites  manuales  de  «Historia  antigua»  y  «de  la  Edad  Media».  M.  en 
1870. 

*  Queipo  de  Llano  (Francisco  de  B.),  (V.  págs.  191,  212,307, 
312,  369,  376,  395,  431  y  576),  Conde  de  Toreno,  Alcalde  y  Gobernador 
de  Madrid,  Ministro  de  Fomento  y  de  Estado,  celoso  diputado  y  Presi- 
dente del  Congreso,  Académico  de  la  de  Ciencias  morales  y  políticas, 
etc.  M.  en  1890.  Autor  de  varios  discursos  académicos  y  comenzó  la 
reimpresión  y  anotación  de  los  discursos  parlamentarios  de  su  padre. 

*  Queipo  de  Llano  (José  María),  (V.  pá^s.  168,  182,  239  y  241), 
Conde  de  Toreno,  vizconde  de  Matarrosa,  embajador  de  Asturias  en 
Inglaterra  en  1808,  Presidente  del  Consejo  de  Ministros  y  del  Congreso 
de  los  diputados,  y  ministro  de  Hacienda;  gloria  del  Parlamento  espa- 
ñol desde  sus  notables  discursos  en  las  Cortes  de  Cádiz,  que  han  sido 
coleccionados.  Es  autor  de  la  «Historia  del  Levantamiento,  Guerra  y 
Revolución  de  España»,  reimpresa  en  varias  ediciones  en  España  y  Mé 
jicoy  traducidas  en  Francia,  Italia,  Inglaterra  y  Alemania.  Dejó  por  ter 
minar  la  «Historia  de  la  dominación  de  la  Casa  de  Austria  en  España». 
Escribió  también:  «Noticia  de  los  principales  sucesos  ocurridos  en  el 
Gobierno  de  España  desde  1808  hasta  la  disolución  de  las  Cortes  en 
1814»  y  una  «Memoria  presentada  al  Estamento  de  Procuradores».  M. 
en  1843. 

Queipo  de  Llano  (Joaquín),  quinto  Conde  de  Toreno  y  alférez  ma- 
yor del  Principado,  académico  honorario  de  la  Historia  y  de  mérito  de 
las  Económicas  de  Madrid,  Valencia,  Valladolid  y  León,  y  promotor  de 
la  de  Asturias.  Fué  poeta  y  literato;  docto  en  ciencias  naturales,  es- 
tando en  correspondencia  con  varios  sabios  de  Madrid  y  los  de  la  Enci- 
clopedia en  Francia.  Publicó  los  poemas:  «La  muerte  de  Abel»;  «Triun- 
fo de  Santa  Eulalia  de  Mérida»;  «Las  artes  triunfantes»;  «Elogio  de 
San  Joaquín»;  «Rasgos  de  Semiramis»;  «Crueldad  y  arrepentimiento  de 
Cingha»  etc.,  y  es  autor  de  los  notables  «-Discursos  leídos  en  la  eco- 
nómica asturiana  con  descripción  de  mármoles,  miierales  y  otras  di- 
versas producciones  del  Principado».  M.  en  1793. 

Queipo  de  Llano  (Juan),  Oidor  de  Granada,  obispo  de  Guadix 
y  de  Coria.  M.  en  1643. 


-  Í72  - 
Queipo  de  Llano  (Juan),  catedrático  de  Cánones  en  Salamanca, 
auditor  de  la  Rota  en  Roma,  presidente  de  la  Chancillería  de  Vallado- 
lid,  Obispo  de  Pamplona,   virrey  de  Navarra  y  Obispo  de  Jaén,  don- 
de murió  en  1647. 

*  Quintana  (Lorenzo  Nicolás),  (V.  págs.  234  y  278),  periodista  y 
literato,  celoso  representante  de  Asturias,  director  general  y  Conseje- 
ro de  Estado.  M.  en  1886. 

Quirós  y  Valdés  (Gabriel),  señor  de  la  casa  de  la  Mota,  Abobado 
de  los  Reales  Consejos  y  regidor  de  Oviedo  y  Llanera.  Entre  sus 
«Alegatos»  es  muy  interesante:  «El  concejo,  justicia,  regimiento  y  ve- 
cinos de  Llanera  y  el  Dr en  el  pleito  con  D.  Pedro  F.  de  Leyguar- 

da,  de  quien  son  en  empeño  las  alcabalas  de  dicho  concejo». 

Quirós  y  Valdés \  Martin),  «no  de  los  primeros  colegiales  de  los 
Pardos.  Escribió:  «Modus  vivendi  procesum.»  M.  en  1599. 

Ramos  Excajadillo  Posada  (Gregorio),  Consejero  de  la  Inquisi- 
ción. 

Rato  Hevia  (Apolinar),  abogado,  asesor  y  auditor  de  ejército  en 
Cuba  y  en  Aragón,  miembro  de  diferentes  Juntas  y  comisiones,  redac- 
tor de  la  Ley  hipotecaria  de  Cuba  y  Puerto  Rico.  Son  numerosos  y  va- 
riados sus  escritos;  publicó  una  notable  «Carta  dirigida  á  la  Academia 
Española  acerca  del  dialecto  asturiano  •,  y  es  autor  del  «Vocabulario 
de  las  palabras  y  frases  bables*.  M.  en  1894. 

Reinosa  (Fr.  Plácido),  catedrático  de  Teología  en  1618.  Publicó: 
«El  Maestro  cristiano  sobre  el  capítulo  2.°  de  la  Epístola  2.a  Ad  Timo- 
theum».  -  « Defensa  del  Estado  eclesiástico  y  religioso». 

Reguero  Arguelles  (José),  canónigo  de  Toledo,  Director  de  su 
Instituto  y  profesor  de  Matemáticas  del  Colegio  militar.  Escribió: 
«Apología  del  justo  medio»;  «Concordia  del  sacerdocio  y  el  imperio»; 
«Uranografía  vulgar»;  «La  religión  y  las  ciencias»;  «Nociones  de  As- 
tronomía física  (tres  tomos)».  M.  en  1824. 

Rendueles  Llanos  (Estanislao),  periodista,  C.  de  la  Academia  de 
la  Historia  y  autor  de  la  «Historia  de  la  villa  de  Gijón>. 

Riego  (Bernardo),  (V.  pág.  90  y  171),  Presidente  del  Supremo 
Consejo  de  Castilla. 

*  Riego  Flórez  (Rafael),  estudiante  de  Leyes,  Capitán  del  ejército 
asturiano  en  1809  con  heroico  proceder  en  la  batalla  de  Espinosa;  pri- 
sionero en  Francia  huyó  y  con  otros  voluntarios  volvió  á  la  guerra  de 
la  Independencia.  Se  sublevó  en  1820  en  Cabezas  de  San  Juan  procla- 
mando la  Constitución,  comenzando  allí  su  rápido  encumbramiento  des- 
de mariscal  de  campo  hasta  Ayudante  del  Rey,  Capitán  Genera]  de  Ara- 
gón, diputado  y  presidente  de  las  Cortes  que  le  votaron  ocnsión  ex- 
traordinaria y  el  se  apresuró  á  renunciar.  Fué  una  de  las  primeras  víc- 
timas de  inmediata  reacción  y  perfidia  de  Fernando  Vil,  siendo  conde- 
nado á  morir  en  la  horca  tras  de  su  discutida  retractación  política  y 
en  medio  de  los  insultos  de  voluble  populacho  en  1823.  La  vida  de 


—  773  — 

este  honrado  patriota,  escrita  entre  declamaciones  y  parcialidades  de 
uno  y  otro  bando,  es  un  ejemplo  de  lo  que  duran  y  valen  las  auras  po- 
pulares, que  así  entonaban  el  himno  de  Riego,  con  letra  del  General 
San  Miguel,  como  gritaban  ¡vivan  las  cadenas! 

Riego  y  Fiorez  (Migue!),  inteligente  bibliófilo,  canónigo  de  Oviedo 
y  hermano  del  célebre  patriota.  Fué  autor  de  poesías  y  publicó  una 
«Colección  de  obras  poéticas  españolas,  unas  enteramente  perdidas, 
otras  que  se  han  hecho  muy  raras  y  todas  ellas  merecedoras  de  ser 
conservadas  en  el  Parnaso  Español».  Emigró  á  Londres  y  m.  en  1848. 

Riego  Queipo  (Juan),  inquisidor  de  Barcelona  y  abad  de  Arbas. 
M.  en  1742. 

Riego  Nuñez  (Eugenio),  tuvo  diferentes  cargos  administrativos  y 
escribió  laureada  «Memoria  sobre  la  influencia  del  trabajo  en  las 
costumbres  públicas». 

Rivera  (Lorenzo),  (V.  págs.  168,  241  y  243). 

Rivero  (Felipe),  Consejero  de  Castilla  á  fines  del  siglo  xvm. 

Rivero  (José  Vicente),  varias  veces  diputado  á  Cortes  ordinarias 
y  constituyentes  y  senador  hasta  1873. 

Rivero  (Nicolás),  celoso  Rector  del  Seminario  conciliar  de  Oviedo, 
Ghantre  de  la  S.  I.  C,  misionero  apostólico,  incansable  en  el  ministe- 
rio sacerdotal.  M.  en  1890. 

Rivero  (Tomás),  (V.  págs.  234  y  684).  M.  en  1888. 

Rivero  Larrea  (Alonso  B.),  párroco  en  Segovia,  autor  de  la  dis- 
cutida «Historia  fabulosa  del  distinguido  caballero  D.  Pelayo  Infanzón 
de  la  Vega,  Quijote  de  Cantabria»,  1793,  1800. 

Robles  (Gaspar),  (V.  pág.  300). 

Roces  Lamuño  (Alejandro),  (V.  pá  rt.  174). 

Roces  Lamuño  (Dr.  Pablo),  (V.  pág.  678).  Escribió  «Bosquejo  de 
la  Carta  pastoral  espedida  por  los  Gobernadores  y  vicarios  generales 
del  obispado  de  Oviedo  en  1822*.—  «Sentimientos  de  un  católico,  apos- 
tólico, romano,  contra  el  irreligioso  cismático  y  escandaloso  oficio, 
dirigido  al  Cabildo  de  Oviedo  en  1821,  por  el  jefe  político  de  Asturias». 

Rodríguez  Arango  (Juan),  (V.  págs.  204,  265,  554  y  679). 

*  Rodríguez  Bahamonde  (Diego),  marqués  de  Zafra,  (V.  páginas 
235,  246,  277  y  679),  magistrado,  Rector  de  la  Universidad  de  Madrid, 
Consejero  de  I.  P.,  etc. 

Rodríguez  Busto  (José),  (V.  pág.  121),  gobernador  civil,  magistra- 
do de  Audiencia,  Regente  de  la  de  Madrid,  ministro  del  Tribunal  Su- 
premo de  Justicia,  diputado,  senador  benemérito  de  la  patria.  Fué  va- 
rón esclarecido  por  públicas  y  privadas  virtudes,  sufrió  padecimientos 
y  persecuciones  por  sus  ideas  liberales,  y  fué  condenado  á  muerte... 
M.  en  1858. 

*  Rodríguez  Pérez  ó  Campomanes  (Dr.  Pedro),  (V.  págs.  93  y 
siguientes,  118,  149,  158,  162,  246,  299,  301,  381,  394,  395,541  y  644). 
abogado,  Conde  y  señor  del  coto  de  Campomanes;  depositario  y  regí- 


-774  — 

dor  perpetuo  de  Tineo,  fiscal,  y  Gobernador  del  Consejo  de  Castilla, 
director  de  la  Academia  de  la  Historia,  individuo  de  la  Española,  de  la 
de  Inscripciones  de  París,  de  la  Sociedad  de  FiladelFía,  de  las  Econó- 
micas de  Madrid  y  otras  provincias,  fundador  y  Director  de  la  de 
Oviedo,  etc.   Fué  de  los  pocos  magistrados  que  comprendieron  la 
causa  del  atraso  material  y  moral  de  España  en  el  siglo  xvm;  era  muy 
versado  en  el  griego  y  árabe,  cánones  y  legislación  civil;  y  Ensenada 
le  designó  como  uno  de  los  cuatro  literatos  que  pensaba  dedicar  á  escri- 
tores públicos.  Cotejó  en  el  Escorial  los  códices  de  los  Concilios  de 
España  y  trazó  en  1753  un  plan  para  las  colecciones  litológica  y  diplo- 
máticas. Sus  obras  principales  (además  de  las  citadas  en  la  pá^.  395, 
nota)  son:  «Tratado  de  la  Regalía  de  amortización»  (repetida  en  varias 
ediciones  nacionales  y  extranjeras).—  «Memorial  ajustado  sobre   el 
contenido  de  varias  cartas  del  Sr.   Obispo  de  Cuenca».  —  «Juicio 
imparcial    de    la    bula    pontificia    de   1768,    que  con  el  título  de 
«  Monitorio  »,  condena  los  edictos  del  Duque  de    Parma  sobre  la 
amortización  eclesiástica  y  ciertos  abusos  del  clero».—  «Respuesta 
fiscal  sobre   la  Abolición  de  la  tasa  estableciendo  el  comercio  de 
granos»,    1764.—  «Resumen   del    expediente    sobre  la  Policía  rela- 
tiva á  los  Gitanos».—  Itinerario  de  las  Carreteras  de  postas  dentro 
y  fuera  del   reino».—  «Memorial  del  Principado  de  Asturias  sobre 
los  agravios  que  se  le  ocasionan  en  la  regulación  de  la  cuota  co- 
rrespondiente á  la  única  contribución».— «Memorial  ajustado  sobre  di- 
ferentes ramos  de  los  Abastos  de  Madrid».— «Memorial  ajustado  en  el 
expediente  consultivo  sobre  el  pleito  pendiente  entre  varias  poblacio- 
nes y  el  honrado  Consejo  de  la  Mesta».-  Memorial  ajustado  del  expe- 
diente de  Concordia  entre  el  Consejo  de  la  Mesta,  la  Diputación  gene- 
ral del  Reino  y  la  provincia  de  Extremadura». -«Prólogo  que  precede 
á  la  Historia  legal  de  la  Bula  In  ccena  Domíni*.  —  «Respuesta  de  los 
Sres.  fiscales  del  Consejo  proponiendo  la  formación  de  una  Herman- 
dad para  el  fomento  de  los  Reales  Hospicios  de  Madrid  y  San  Fernan- 
do». -  «Fuero  concedido  á  las  poblaciones  de  Sierra  Morena».-* Alega- 
ción fiscal  sobre  que  se  declare  llegado  el  caso  de  la  reversión  á  la 
Corona,  de  la  jurisdicción,  señoríos  y  vasallaje  de  la  villa  de  Aguilar 
del  Campoó  y  otros  derechos».- «Dictamen  sobre  el   contesto  de  la 
representación  que  los  Sres.  marqueses  de  la  Corona  y  D.  Juan  Anto- 
nio de  Alcalá  dirigieron  á  S.  M.  en  solicitud  de  que,  mediante  el  dere- 
cho de  la  Corona  para  reintegrarse  de  los  bienes  y  efectos  que  perte- 
necieron al  Real  Patrimonio,  se  prohiba  todo  acto  judicial  sobre  esta 
materia».  -  «Alegación  fiscal  declarando  la  reversión  á  la  Corona  de  la 
jurisdicción,  señorío  y  vasallaje  del  valle  de  Orozco*.-  «Respuesta  de 
los  tres  Sres.  Fiscales  del  Consejo  de  Castilla  en  el  expediente  de  las 
Cartujas  de  España».-  «Disertación  sobre  el  establecimiento  de  lepes 
y  obligación  de  conformarse  á  ellas».  -«Discurso  histórico-ftgal  pro- 
bando el  derecho  de  la  Infanta  Doña  María  de  Portugal  á  la  corona  de 


-775  - 

este  Reino».— «Ordenanza  para  la  administración  de  las  Rentas  en 
1762».— «Colección  de  Cortes  y  Fueros».— «Cánones  de  la  Iglesia  de 
España ».— «Las  Cortes  de  León  con  un  preámbulo  sobre  la  pretendida 
soberanía  de  los  condesde  Castilla».— «Disertaciones  históricas  del 
Orden  y  caballería  de  Templarios».— «Antigüedad   marítima  de  la 
República  de  Cartago  con  el  Periplo  de  Hannon»  (tradución  del  griego). 
—  «Noticia  del  Reino  y  caminos  de  Portugal».— «Fuero  de  Madrid  y 
preámbulo  sobre  las  antigüedades  de  esta  villa».  -  «La  vida  del  Cid».— 
«Año  de  la  entrada  de  los  moros  en  España,  su  arte  militar,  agricultu- 
ra y  modo  de  enjuiciar». -«Historia  abreviada  y  general  de  la  Marina 
hasta  él  principio  de  los  Califas  é  Imperio  de  Justiniano  el  menor».— 
«De  los  Dioses  y  del  mundo»  (traducción  del  griego).— «Informe  que 
con  el  Sr.  Dieguez  evacuó  sobre  el  tratado  de  Cronología  para  la  Jiis- 
toria   de  España». -«Capítulos   17  y  19  del  libro  de  Agricultura  de 
Ebuel-Abunad»  (traducción  con  Casiri).«<« Dictamen  sobre  que  la  colo- 
nia Pax  Julia  fué  Badajoz». -«Disertación  ^obre  las  Leyes  y  el  Gobier- 
no civil  y  eclesiástico  de  los  Godos».— «Juicio  crítico  de  la  traducción, 
de  la  Agricultura  del  árabe  Abu-el  Arran  por  D.  José  Banqueri».— 
«Prólogo  para  el  Diccionario  del  P.  Cartes».— «Plan  para  reducir  á  un 
solo  cuerpo  los  Monumentos  auténticos  que   se  encuentran  citados  ó 
copiados  en  las  historias  generales   ó   particulares  de  España,  com- 
prendiendo entre  ellos  los  litológicos.»-«Plan  para  metodizar  el  uso 
de  la  Colección  de  martirologios,  negrológios  y  calendarios  que  ha- 
bía recogido  el  Sr.  Ceballos  para  formar  el  calendario  de   España».— 
«Traducción  déla  Geografía  del  Nubiense  (sheri-Tdvers)».— «Proposi- 
ción presentada  á  la  Academia  de  la  Historia  para  coleccionar  é  ilustrar 
las  Inscripciones  más  notables  de  España».— «Documentos  originales 
de  Cronología  y  Geografía  en  el  archivo  del  Escorial  reconocidos  por 
el  Sr.  Campomanes».  — «Biografía  del  P.  M.  Fr.  Gerónimo   Feijóo».— 
«Marina  de  los  árabes,  descubrimiento  del  cabo  de  Hornos  y  reforma- 
ción de  las  naves  para  este  paso».  — «Carta  á  la  Diputación  del  Princi- 
pado de  Asturias  en  1769  con  motivo  del  R.  D.  sobre  la  carretera  de 
Castilla».  — «Arenga  á  S.  M.  en  nombre  de  la  Academia  de  la  Historia 
con  motivo  del  nacimiento  del  Infante  D.  Carlos  Clemente  en  1771».— 
«Arenga  con  motivo  del  matrimonio  del  Principado  de  Asturias  D.  Car- 
los con  la  princesa  deParma  D.a  María  Luisa».— «Prevenciones  que  de- 
ben observarse  en  las  funciones  y  regocijos  de  Madrid  por  la  Paz  y  el 
nacimiento  de  los  Infantes  gemelos»  .-«Discurso  sobre  el  mejoramien- 
to de  terrenos»  (traducción  del  francés).- «Respuesta  fiscal  en  el  ex- 
pediente para  fomentar  los  Edificios  de  Madrid  y  reducir  los  contratos 
y  censos  con  que  están  gravados».  -«Observaciones  para  la  composi- 
ción ordenada  de  los  Elogios  académicos,  escritos  y  presentados  á   la 
Real  Sociedad   Económica».— «Memoria  sobre  el  reconocimiento  y 
coordinación  de  las  que  se  van  á  publicar  por  la  Sociedad  Económica 
de  Madrid». -«Colección  de  Alegaciones».— «Cartas  á  Jovellanos,  al 

5o 


—  776  — 

canónigo  Posada  y  á  otras  ilustres  personalidades  sobre  asuntos  di- 
versos.»—«Copia  de  una  inscripción  arábiga  hallada  en  Mérida,  su  tra- 
ducción castellana  y  esplicación  crítico-histórica».— «Informe  sobre 
una  inscripción  romana  de  la  villa  de  Guinzo  en  Galicia».— «Varios  tra- 
bajos del  Diccionario  histórico  de  España  proyectado  por  la  Academia 
de  ia  Historia».-  «Discurso sobre  la  Cronología  délos  Reyes  godos».— 
«Elogio  fúnebre  de  D.  Manuel  Ventura  Figueroa».- «Primitiva  legisla- 
ción de  España»,— «Tratado  de  la  Regalía  de  España  ó  sea  el  derecho 
real  de  nombrar  á  los  beneficios  eclesiásticos».— «Cartas  político-eco- 
nómicas, etc.  M.el  Sr.  Campomanes  en  1802.= Urge  recoger  estos  y  más 
escritos  de  este  famoso  reformador,  y  publicar  una  completa  y  anotada 
edición  de  sus  obras;  tarea  que  debieran  acometer  las  Sociedades  eco- 
nómicas y  principalmente  la  de  Asturias.  El  ministro  Sr.  Alonso  comen- 
zó esta  empresa  con  la  «Alegaciones fiscales»,  i  proyectaron  otras  co- 
lecciones los  Sres.  Caveda,  Colmeiro,  Canella  (B),  Avello  (V),  Pier- 
nas (J),  Buylla  (A),  Labra  (R)  y  otros. 

Rodríguez  Cienfuegos  (Alberto),  Mariscal  de  Campo.  M.  en  1851. 

Rodríguez  Menéndez  (Manuel  Aj,  catedrático  de  Teología.  De 
sus  «Sermones»  se  publicó  la  «Gratulatoria  en  las  funciones  por  el 
Comercio  de  Gijón  para  solemnizar  fos  ascensos  de  Jovellanos  á  la 
Embajada  de  Rusta  y  Ministerio  de  Gracia  y  Justicia». 

Rodríguez  Romano  (Manuel),  doctoral  de  Toledo,  Consejero  de 
Gobernación  en  tiempos  de  Carlos  III. 

Rodríguez  San  Pedro  (Faustino),  (V.  pág.  603),  abobado,  econo- 
mista, diputado,  senador,  alcalde  de  Madrid,  vocal  de  la  Comisión  de 
Códigos,  presidente  de  la  Unión  Ibero-americana,  ministro  de  Ha- 
cienda y  de  Estado,  etc. 

Rodríguez  San  Pedro  (Joaquín),  abogado,  oficial  del  ministerio 
de  Ultramar.  Publicó  el  notable  «Diccionario  de  la  Legislación  ultra- 
marina, concordada  y  anotada»,  (16  tomos).  M.  en  1885. 

Roel  (Dr.  Faustino),  (V.  pág.  548),  sabio  médico,  decano  de  la  Be- 
neficencia provincial.  Autor  de  laureadas  Memorias  y  de  la  «Etiología 
de  la  Pelagra».  En  su  testamento  ha  favorecido  la  publicación  de  tra- 
bajos higiénicos  é  instituciones  pedagógicas.  M.  en  1895. 

*  Rodríguez  Valdés  (Pedro  P.),  catedrático  y  magistrado. 

*  Rodríguez  Valdés  y  Mata-Vigil  (Florencio),  catedrático  y 
magistrado. 

Rodríguez  Viña  (Felipe),  uno  de  los  abogados  más  famosos  de. 
Madrid  en  el  reinado  de  Carlos  III;  escribió  importantes  alegaciones 
e.i  Derecho  y  tuvo  excelentes  discípulos. 

Rubín  de  Celis  Para/a  (Fernando),  abogado,  coronel  de  ejército, 
Procurador  de  Asturias  en  1836,  ministro  togado  de  Guerra  y  Marina, 
gobernador  de  Macírid,  benemérito  déla  patria.  Sufrió  persecución  por 
sus  trabajos  constitucionales.  M.  en  1875: 

Rueda  y  López  (isidro),  (V.  págs.  324  y  683.) 


—  777  — 

Raidíaz  y  Caravia  (Eugenio),  periodista  y  literato.  Autor  de 
«Conquista  y  colonización  de  La  Florida»,  y  dejó  inédito:  «Diccionario 
biográfico  de  Asturias».  M.  en  1896. 

*  Ruiz  Gómez  (Servando),  diputado,  senador,  ministro  de  Ha- 
cienda y  de  Estado,  individuo  de  la  Academia  de  Ciencias  morales  y 
políticas.  Escribió  numerosos  estudios  y  discursos  económicos  y 
políticos.  M.  en  1888. 

Sala  y  Vaidés  (Eugenio),  abogado  y  General  de  división  de  Arti- 
llería. M.  f  n  1898. 

Salas  (Francisco  Paula),  diputado  provincial  y  á  Cortes,  magis- 
trado del  Supremo  Tribunal  de  Justicia. 

*  Salmean  Mandayo  (León),  (V.  págs.  183,  194,  212,  214,  222, 
236,  237,  277,  278,  281,  325,  444,  546,  563,  591,  669,  681  y  689).  Publicó 
«Observaciones  meteorológicas  en  Oviedo  de  1851  á  1886»,  y  dejó 
inéditos:  «Centón  filosófico  de  pensamientos,  notas  é  impresiones  cien- 
tíficas»; «Historia  y  progresos  de  la  Química>;  y  «Necesidad  de  la  ins- 
trucción teórico-práctica  para  la  clase  obrera».  M.  en  1893. 

Sama  Fuertes  (Nicolás),  (V.  pág.  175),  párroco  de  Gijón,  cape- 
llán de  S.  M.,  fundador  de  la  Hermandad  y  hospital  de  Caridad  de 
Gijón. 

Sampil  y  Laviades  (José  A.),  capellán  y  amigo  fidelísimo  de  Jo- 
vellanos;  mecánico,  agricultor  inteligente;  y  autor  de:  «El  jardinero 
instruido»  y  «Nuevo  plan  de  colmenas». 

Sánchez  Ahumada  (Dr.  Alfonso),  (V.  pág.  678).  Entre  varios  ser- 
mones, el  «Pronunciado  en  1815,  de  orden  de  la  Junta  general  del  Prin- 
cipado, en  acción  de  gracias  por  haber  sido  restituido  al  trono  Fer- 
nando Vil». 

Sánchez  Bastillo  (Cayetano),  periodista,  antiguo  funcionario  de 
Hacienda,  diputado,  senador,  alcalde  de  Madrid,  gobernador  del  Ban- 
co, ministro  de  Ultramar,  etc. 

Sánchez  Calvo  (Estanislao),  abogado,  alcalde  de  Oviedo,  diputa- 
do provincial;  tan  culto  y  sabio  como  sencillo  y  bueno;  original  autor 
de  obras  filosóficas  como  «Los  nombres  de  los  dioses»  y  «Lo  maravi- 
lloso positivo»,  y  de  escritos  literarios  de  subido  mérito  en  periódicos 
y  revistas.  M.  en  1895.  ■ 

Sánchez  Cueto  (José),  abogado  en  Madrid,  decano  del  colegio 
de  Oviedo,  de  la  Sociedad  Económica  asturiana.  Publicó:  «Memorias 
sobre  el  cultivo  de  la  zanahoria  y  alfalfa».— «Pliego  semanal  de  los  se- 
cretos de  agricultura  y  otros  conocimientos  rústicos»;  y  dejó  manuscri- 
tas: «Memorias  sobre  los  montes  de  Asturias»  y  «Secretos  de  agricul- 
tura», etc.,  1820. 

Sánchez  Raposo  (Dr,  Martin),  médico,  catedrático  de  Matemáti- 
cas. Su  «Catálogo  de  yerbas  y  plantas  medicinales  de  Asturias»  fué 
publicado  por  el  P.  Carballo. 

Santuri o  (Ramón  M.),  publicó:  «Retrato  de  Alejandro».— «Induc- 


—  77«  — 

ción  contra  el  Dr.  Godinez  de  Paz,  sobre  su~  proyecto  de  viudedad 
universal».— «Disertación  contra  la  tortura».  Fué  poeta  y  compuso  una 
elegía  á  la  muerte  de  Carlos  III. 

Sarmiento  Castrillón  (Blas  F),  (V.  págs.  294  y  423). 

*  Schulz  (Guillermo),  (V.  págs.  582  y  583). 

*  Secades-  Bivero  (José  María),  diputado  á  Cortes,  dfrector  del 
Tesoro,  ministro  interino  de  Hacienda,  etc.  M.  e.i  1868. 

Secades  F.  Sierra  (Manuel  M),  abogado,  director  general  y  sub- 
secretario del  ministerio  de  Hacienda,  sub-gobernador  <fel  Banco  de 
España.  M.  en  1881. 

Secades  F.  Sierra  (Gabriel),  literato,  socio  de  mérito  de  la  Econó- 
mica asturiana,  director  general  en  el  ministerio  de  Hacienda,  etc.  M. 
en  1902. 

Sela  Sampit  (Aniceto),  (V.  págs.  248,  249,  251,  256,  257  nota,  283, 
y  320).  Autor  de:  «Educación  física  de  la  mujer»;  «Programa  de  Dere- 
cho internacional  público  y  privado»;  «Memorias  de  la  institución  para 
la  enseñanza  de  la  mujer  de  Valencia»;  «La  educación  del  carácter»; 
«Derecho  internacional  público  moderno  por  Neumann»  (traducción  es- 
pañola con  prólogo  y  notas);  «Geografía  popular  de  España»  (Astu- 
rias) etc.,  etc. 

Serrano  de  Paz  (Faustino),  (V.  págs.  15,  57,  61  y  65),  Regidor  per- 
petuo de  Oviedo. 

Serrano  de  Paz  (Dr.  Manuel),  (V.  págs.  61,  65  y  563),  catedrático 
de  Matemáticas  y  Buenas  letras.  Entre  otras  obras  dejó  manuscritas: 
«Opera  matemática.»- «Diversos  fragmentos  de  Historia  y  curiosi- 
dades». 

Serrano  de  la  Paz  (Tomás),  (V.  págs.  57,  62, 65  y  439),  Canonista 
y  Abogado  del  Cabildo. 

Sierra  (R.  P.  Tomás),  (V.  pág.  35  y  41). 

Sierra  (Bernardino),  (V.  págs.  184  y  678). 

Sierra  (Víctor),  Teniente  General.  M.  en  1877. 

Sierra  Pambley  (Felipe),  Ministro  de  Hacienda  en  1822. 

Sierra  Pambley  (Segundo),  (V.  pág.  310). 

Sierra  Varcálcel  (Diego),  Inquisidor  de  Barcelona,  Cuenca  y  Va- 
lladolid. 

*  Siñeriz  y  Trelles  (Juan  Francisco',  secretario  en  1809  de  la  se- 
gunda Comisión  Asturiana  que  pasóá  Inglaterra;  desempeñó  en  su  pa- 
tria (El  Franco)  varios  cargos,  y  fué  individuo  de  las  Sociedades 
Económicas  matritense  y  leonesa.  Escribió:  «Compendió  del  Derecho 
Real  de  España»;  «Plan  de  Gobierno  Económico»;  «Proyecto  de  Cons- 
titución universal»;  «El  amante  de  la  Nación  española»;  etc.  Son  prin- 
cipales reconocidas  porCantú:  «El  Gil  Blas  de  Sanlillana  del  siglo 
xix»  y  el  «Don  Quijote  del  siglo  xvm»,  libros  salpicados  de  alusiones 
políticas  y  otras  obras.  M.  en  1857. 

*  Solís  (Lorenzo),  (V.  págs.  294  y  423.)  Su  padre,   escultor  en 


i  —  779  — 

Oviedo,  le  matriculó  en  esta  Universidad;  pero  á  consecuencia  de 
una  relación  amorosa,  abandonó  el  joven  la,  casa  paterna  y  sentó  plaza 
de  soldado  en  León,  desorientando  á  su  familia.  Hizo  estudios  de 
Matemáticas  en  Santiago,  entró  en  el  cuerpo  de  Ingenieros,  y  trabajó 
de  Capitán  en  el  Canal  de  Castilla.  Ya  Coronel,  volvió  á  su  país  natal 
de  Aller  donde  se  acompañaba  de  muchachos  de  aquellos  lugares; 
al  ser  destinado  á  Méjico,  quiso  llevar  consigo  varios  compañeros; 
prometiéndoles  carrera  y  profesión  en  aquel  vireinato;  pero,  no  anima- 
dos ó  consentidos  para  viaje  tan  largo,  marchó  solo  dándoles  para 
despedida  un  real  de  plata  á  cada  uno;  proceder  que  fué  considerado 
como  un  acto  de  prodigalidad.  Electo  Mariscal  de  Campo,  murió 
en  1761,  y  con  su  herencia  se  estableció  la  Biblioteca  (V.  pág.  540.) 
Dejó  inéditos  diferentes  trabajos  é  informes  de  su  profesión. 

Soto  Posada  (Felipe),  diputado  provincial  y  á  Cortes,  erudito 
bibliófilo. 

Suárez  Barcena  (Aquilino),  (V.  pág.  544),  decano  del  Colegio  de 
Abogados,  diputado  provincial,  alcalde  de  Oviedo,  auxiliar  mayor 
de  la  presidencia  del  Consejo  de  Ministros,  etc.  Director  de  «El  Por- 
venir de  Asturias»;  en  esta  y  otras  publicaciones  de  Oviedo  y  Madrid 
publicó  estudios  de  ciencias,  historia,  literatura,  bibliografía  y  bellas 
artes.  De  estos  dispersos  trabajos,  es  muy  interesante  la  edición  ano- 
tada del  «Sumario  de  armas  y  linages  de  Tirso  de  Aviles»,  (sin  con- 
cluir); las  cartas  de  Madrid  en  «El  Anunciador»;  y  la  crítica  de  la  Ex- 
posición de  Bellas  Artes  allí  publicados.  M.  en  1867. 

Suárez  Bravo  (Ceferino),  notable  periodista  en  Asturias  y  Madrid, 
Cónsul  general.  Fué  poeta  y  novelista  laureado,  reputado  autor  dra- 
mático; literato  y  periodista  de  altos  vuelos,  distinguido  en  todas  las 
manifestaciones  de  la  literatura,  y  señalado  además  con  acrisoladas 
virtudes.  M.  en  1896. 

Suárez  Cantón  (Nicolás),  subsecretario  de  Gobernación,  director 
general  de  correos,  diputado  á  Cortes,  Comisario  regio  de  agricultu- 
ra en  Asturias,  á  la  que  prestó  con  su  trabajo  y  su  pluma  grandes  ser- 
vicios; poeta  laureado  y  periodista  de  mérito  con  notables  trabajos. 
M.  en  1879. 

*  Suárez  Inclán  (Estanislao),  diputado,  senador,  subsecretario 
del -ministerio  de  Gobernación)  consejero  de  Estado,  ministro  de  Ul- 
tramar, etc.  Doctísimo  en  Administración,  publicó:  «Boletín  oficial  del 
Ministerio  de  la  Gobernación»;  «Boletín  de  los  ramos  de  Gobernación, 
Hacienda  y  Fomento»;  «Diccionario  de  política  y  administración»  (en 
colaboración  con  el  Sr.  Barca),  y  reseñó  su  función  ministerial  en  inte- 
resante libro  «El  Gobierno  del  Ministerio  presidido  por  el  Sr.  Posada 
Herrera  con  respecto  á  la  administración  de  las  provincias  de  Ultra- 
mar. M.  en  1880. 

*  Suárez  Pedregal  (Dr.  Ramón  MJ,  gobernador  civil  y  direc- 
tor general  en  el  Ministerio  de  Estado. 


-   78o  — 

*  Saarez  Pola  (Mariano),  (V.  págs.  495,  504  y  588). 

Suarez  Vigil  (Felipe),  abogado  de  crédito,  fiscal  de  la  Audiencia 
de  la  Habana,  presidente  de  la  Junta  de  I.  P.  y  de  exámenes  de  maes- 
tros en  Cuba,  director  general  de  Hacienda,  subsecretario  de  Ultra- 
mar, coronel  de  voluntarios,  diputado  á  Cortes,  etc. 

Suarez  del  Villar  (isidro),  Director  general  de  Rentas. 

Suarez  Vitorero  y  Robledo  (Juan  A.),  coronel  de  ejército  de  la 
Sociedad  Económica  de  Asturias.  Muy  amigo  de  Arguelles  y  sostene- 
dor también  de  las  ideas  liberales  por  las  que  sufrió  persecuciones. 
Fué  colaborador  de  los  periódicos  «El  Espectador»,  de  Madrid,  «El 
Asturiano»  y  el  «Fomento  de  Asturias»,  de  Oviedo,  y  del  Diccionario 
del  Sr.  Madoz,  para  drfhde  escribió  varios  artículos  del  partido  de  Vi- 
llaviciosa.  Publicó:  «Memorias  sobre  muelles,  pesquerías  de  Asturias» 
y  dejó  manuscritas:  «Descripción  geográf ico-histórica  del  concejo  de 
Colunga»  y  un  folleto  político:  «Lucero  de  la  Libertad».  M.  en  1857. 

*  Tames  Hévi a  (Francisco),  (V.  pág.  172  y  190),  catedrático  de 
Leyes,  regente  de  Audiencia,  fiscal  del  Tribunal  de  Cuentas,  conse- 
jero de  Estado  y  de  I.  P.,  diputado,  senador.  M.  en  1865. 

Terrero  y  Pérez  (Diego),  (V.  pág.  185  y  130).  M.  en  1892. 

Tineo  (Blas),  deán  de  Málaga,  obispo  de  Termópoli,  auxiliar  de 
Granada  y  electo  de  Coria. 

Tineo  y  fíevia  José  (Gregorio),  (V.  pág.  677),  maestrescuela  de 
Salamanca.  Escribió  los  siguientes  memoriales:  «Por  el  Dean  y  Ca- 
bildo de  la  S.  I.  C.  de  Oviedo,  en  respuesta  al  Manifiesto  y  Discurso 
jurídico  en  que  el  limo.  Sr.  D.  Francisco  J.  del  Carrillo,  obispo  de 
Sebaste,  etc.,  descifra  y  funda  los  motivos,  los  honores,  autoridad  y 
silla  ó  lugar,  que  pretende  se  le  deben  comunicar  por  el  Dean  y  Ca- 
bildo de  la  dicha  Santa  Iglesia,  su  coro,  capítulo  y  más  actos  y  funcio- 
nes capitulares,  etc»;  «Papel  histórico  legal  á  Felipe  V » 

Torano  (Nicolás),  estudió  pidiendo  limosna  y,  protejido  del  Regen- 
te Isunza  y  médico  Casal,  cursó  Teología,  fué  catedrático  de  Retórica 
y  orador  de  gran  mérito.  M.  en  1761. 

Torres  Cónsul  (Manuel),  (V.  págs.  162,  170,  239,  243  y  544). 

Torres  Ubeda  (Pedro  A),  (V.  pág.  120). 

Trelles  r Benito),  Consejero  Real  en  1742. 

Trelles  y  Villademoros  (José),  escribió  la  «Historia  cronológica  y 
genealógica  de  esta  provincia»,  obra  erudita  pero  difusa  y  conocida 
con  el  nombre  de  «Asturias  Ilustrada».  - 1660. 

Trelles  Coaña  (Benito),  marqués  de  Torralba  y  Borromeo,  Conse- 
jero real  en  Ñapóles  y  después  de  Castilla.  M.  en  1670. 

Trespalacios  y  Mier  (Juan  A),  canónigo  é  Inquisidor  fiscal  de 
Córdoba.  Escribió:  «Discurso  sobre  las  causas  que  ocasionan  los  de- 
litos y  los  medios  de  evitar  que  sean  frecuentes».  -Traducció.i  del 
Derecho  público  de  Mr.  Donat».  -  «Discurso  sobre  la  nobleza  de  Pcña- 
mellera,  su  origen,  progresos  y  estado  actual.  (Ms) » 


Tuero  (Tomás),  periodista  de  mérito  en  Oviedo  p  Madrid,  escritor 
de  agudo  ingenio  con  profundos  conocimientos  crítico-literarios  p  polí- 
ticos; compañero  mup  querido  de  «Clarín»  y  de  los  principales  escri- 
tores madrileños.  Sus  muchos  trabajos  de  El  Solfeo,  Rabagás,  La 
Iberia,  El  Liberal,  El  País.  etc.  debieran  coleccionarse,  como  las 
famosas  «Semblanzas  políticas»,  que  tanto  llamaron  la  atención.  Tra- 
dujo la  novela  «Nana»  de  Zola  y,  en  colaboración  con  F.  Llana,  el 
drama  «Fernando»,  de  Dumas.  M.  en  1892. 

Tuñón  y  Quirós  (Elias),  (V.  pág.  466).  Autor  de  trabajos  eruditos. 

Uría  Valdés  (Fr.  Benito),  benedictino,  maestro  de  estudiantes  en 
Oviedo,  Abad  en  Celánova,  General  reformador,  Obispo  de  Ciudad 
Rodrigo.  M.  en  1810. 

Uría  (R.  P.  Fr.  Francisco),  (V.  pág.  63). 

*  Uría  (fosé  Francisco),  diputado,  Director  general  de  Obras 
públicas  é  inolvidable  protector  de  la  provincia.  M  en  1862. 

Uriarte  Arguelles  (Domingo  A.),  abogado  en  Madrid,  donde  fué 
Diputado  por  Asturias,  agente  y  procurador  general  de  la  corte  de 
Roma.  Autor  del  «Dictamen  jurídico-político  al  Rep,  el  agravio  del 
establecimiento  de  la  Audiencia  de  Oviedo». 

Valdés  (Diego),  colegial  de  los  Pardos,  catedrático  de  Lepes,  en 
Valládolid,  escribió:  «De  dignitate  Regum  Regnorumque  Hispanice». 

Valdés  (Jerónimo),  conde  de  Villarin,  estudiante  de  Lepes,  capitán 
del  ejército  asturiano  en  1808,  General  en  el  Perú  y  vencedor  en  la  ba- 
talla de  Torata,  Teniente  general  y  General  en  Jefe  en  la  guerra  civil 
de  España,  ministro  de  la  Guerra,  capitán  general  de  Galicia,  Catalu- 
ña y  de  Cuba.  M.  en  1855.  Su  hijo  el  Conde  de  Torata  ha  publicado 
las  Memorias  y  planos  de  su  campaña  en  América. 

Valdés  (Dr%  Rodrigo),  (V.  págs.  157  y  660).-  «Sermón  panegírico 
en  la  función  sagrada  con  que  el  noble  Apuntamiento  celebró  el  día  7 
de  Febrero  de  1784  el  feliz  nacimiento  de  los  dos  Infantes  gemelos  y 
glorjosa  Paz  con  la  Corona  Británica». 

Valdés  Alvar ez  (Ramón)  x&bog&úo  de  crédito,  decano  del  Colegio 
p  Vice-Director  de  la  Sociedad  Económica.  Escribió  varios  «Infor- 
mes» siendo  notables  los  que  figuran  en  la  «Causa  eclesiástica  sobre 
desprecio  p  violación  de  censura  impuesta  á  varios  canónigos  p  cape- 
llanes de  esta  S.  I.  C.  por  rebeldes»  al  Sr.  Dr.  D.  José  J.  Pérez  de 
Necochea,  Gobernador  p  Vicario  capitular,  sede  vacante,  Obispo  elec- 
to de  Oviedo  en  1836»; -Pronunció:  «Discurso  que  en  la  Junta  de 
distribución  de  premios  de  1843,  celebrada  en  la  Sociedad  Eco- 
nómica Asturiana»;  p  es  autor  de  la  «Memoria  sobre  el  levantamiento 
del  Principado  de  Asturias  en  1808»,  que  se  ha  publicado  incompleta. 

Valdés  Busto  (Rodrigo),  (V.  pág.  239),  diputado  p  senador  por 
Asturias,  Obispo  electo  de  Tarazona,  confesor  de  Isabel  II. 

Valdés  Llanos  (Ramón),  Canónigo  Maestrescuela,  (V.  pág.  678). 
Autor  de:  «Discurso  en  la  Junta  electoral  de  la  provincia  ien  1820».— 


:*v 


-  782  — 

•Pastoral  de  los  Gobernadores  del  obispado  de  Oviedo». -«Al  Au- 
gusto Congreso  Nacional».  (Firman  también  otros  capitulares). 

Valdés  ¡nclán  (D*  Jacoba),  (V.  pág.  443). 

Valledor  y  Fresno  (Jacinto),  (V.  pág.  295). 

Valle  jo  (Ángel),  Ministro  de  Hacienda  en  1821. 

Vázquez  Prada  (Gaspar),  Primer  protonotario  de  la  curia  de 
Roma  en  1701. 

Vázquez  (Felipe),  (V.  págs.  167  y  168),  diputado  á  las  cortes  de 
Cádiz  de  1810  á  1813. 

Vázquez  Prada  Quirós  (Alonso),  pasó  al  Colegio  de  Oviedo  en 
Salamanca  y  escribió:  «Anacresis  epjstolaris  doméstica,  jurídica  de 
jure  académico,  Salmantini  Collegii  majoris  Ovetensis». 

Vega  Andrés  (Ángel),  (V.  págs.  168,  122  y  303),  diputado  y  presi- 
dente de  las  Cortes  de  Cádiz  en  1812  y  murió  allí  prematuramente 
cuando  por  sus  talentos  y  servicios,  era  una  esperanza  de  Asturias. 

Velarde  Cienfuegos  (José),  mereció  la  amistad  y  consulta  de  Bene- 
dicto XIV,  fué  coronel,  corregidor  de  Granada  y  electo  de  Madrid,  y 
muy  apreciado  de  los  ministros  de  la  Corona  por  su  gran  talento 
político.  M.  en  1654. 

Velarde  Cienfuegos  Dr,  Romualdo),  oidor  de  la  Coruña,  Canó- 
nigo de  Soledo  y  virtuosísimo  Obispo  de  Avila.  Autor  de  varias 
«Pastorales». -«Comentario  del  sutil  Godofredo  sobre  el  inforciado, 
(Ms).»— «De  derogatione  generis  per  speciem  in  toto  jure;  (Ms).-«De 
instantibus  et  momentis  temporum  in  jure  computandis;  (Ms.— «De 
Captatoribus  institionibus.»  M.  en  1768. 

Vereterra  Carreño  (Felipe),  diputado,  senador,  subsecretario  del 
Ministerio  de  Hacienda.  M.  en  1877. 

Vereterra  Carreño  (Miguel),  (V r.  pág.  388),  marqués  de  Gastaña- 
ga  y  de  Deleitosa,  primer  presidente  y  organizador  de  la  Academia  y 
Escuela  de  Bellas  Artes  de  Oviedo,  diputado  provincial  y  á  cortes,  se- 
nador, etc.,  etc.  M.  en  1879. 

Vigil  (Bernardo),  Consejero  de  la  Inquisición  en  el  siglo  xvn. 

Vigit  de  Quiñones  (José),  Consejero  de  Castilla. 

Villa  (Gabriel),  catedrático  de  Leyes.  De  sus  trabajos  de  Abogado 
está  impreso  «Por  el  Abad  y  R.  Monasterio  de  N.  S.  de  Villanueva  de 
Óseos,  de  la  O.  de  San  Bernardo  en  Asturias,  en  el  pleijo  con  el  Fis- 
cal de  S.  M sobre  la  jurisdicción,  nombramiento  de  Merino  y  Es- 
cribano y  otros  derechos». 

*  Villamil  y  Cueto  (Fernando),  bizarro  capitán  de  navio,  diputa- 
do á  cortes,  marino  ilustre  y  figura  insigne  en  la  historia  de  la  Arma- 
da. Fué  sobresaliente  en  todos  los  servicios  de  su  instituto,  navegan- 
do sin  cesar  en  corbetas  y  vapores,  fragatas  y  cañoneros;  mandó  el 
«Destructor»,  dio  la  vuelta  al  mundo  en  el  clipper  «Nautilus»  y  escri- 
bió el  hermoso  libro  de  este  viaje.  En  1898  murió  gloriosamente  en 
Santiago  de  Cuba... 


-783- 

VHlaverde  (Cipriano),  catedrático  de  Leyes.  De  sus  alegatos  se 
ha  publicado:   cPor  D.  Rodrigo  de  Vfllaverde,  cura  de   Pandos,  de 
Villaviciosa,  en  el  pleito  con  D.  Enrique  de  Cangas,  sobre  el  beneficio  . 
curado  de  la  parroquia  de  Libardón». 

Villaverde  (Pedro),  catedrático  de  Lepes  en  el  siglo  xvm.  De  sus 
trabajos  forenses  es  conocido. -«Por  Dr.  Barthome  F.  Tornaleo  Osso- 
rio,  dueño  de  la  casa  de  Tornaleo,  como  primogénito  de  D.  Sebastian 

Tornaleo en  el  pleito  con  los  vecinos  de  Tornaleo  y  Taíadriz  de 

Ibias  y  el  Fiscal  de  S.  M». 

Viniegra  (Alonso),  catedrático  en  Oviedo  y  Valladolid,  notable 
orador,  predicador  de  Cámara  de  Carlos  II. 

Viña  (Juan  A.  de  la),  profesor  de  Teología,  magistral  de  Cova- 
donga,  deán  de  Oviedo,  electo  para  sillas  episcopales,  que  renunció. 
M.  en  1898. 


Índice 


rágiflas. 


Al  lector  , 


PRIMERA   PARTE 


Historia  de  la  Universidad   de  Oviedo 


CAPITULO    PRELIMINAR 

La  Instrucción  pública  en  Asturias  antes  de  la  fundación  de  la  Uni- 
versidad de  Oviedo.  — Aislamiento  topográfico  de  la  provincia. — Los 
romanos  y  godos  en  ella.— Su  estado  después  de  la  traslación  de  la 
Corte. —  El  antiguo  clero  del  país  y  esfuerzos  de  los  Prelados  para  mejo- 
rar la  condición  de  aquel.  — Asturianos  distinguidos  en  las  letra*  durante  . 
los  siglos  xv  y  xvi. — La  imprenta  en  Oviedo.  —  Causas  del  atraso  de  As- 
turias, no  obstante  que  desde  aquellos  siglos  ya  se  daba  gran  valor  á  la 
instrucción. — Movimiento  moral  de  España  en  el  siglo  xvi.—  Las  Univer- 
sidades españolas.— Otros  centros  de  enseñanza.  — Espíritu  de  fundación 
de  establecimientos  literarios.  — El  Inquisidor  D.  Fernando  de  Valdés 
Salas. —  Cuando  otras  obras  pias,  ultima  en  su  testamento  la  erección  de 
Colegios  y  de  la  Universidad  de  Oviedo 3 

CAPITULO   I 

Fundaciones  de  enseñanza  publica  por  el  Arzobispo  Inquisidor  señor 
Valdés  Salas. —Los  Colegios  de  San  Peíayo  en  Salamanca  y  de  San  Gre- 
gorio en  Oviedo.  — Lentitud  de  los  Testamentarios  del  Arzobispo  en  el 
cumpjimiento  de  su  ultima  voluntad;  sus  consecuencias. —Proyecto  de 
adjudicar  la  organización  y  régimen  de  la  Universidad  de  Oviedo  á  la 
Compañía  de  Jesús.  -  Gestiones  de  la  Junta  general  del  Principado,  señor 
Obispo,  Cabildo  Catedral  y  Ayuntamiento  para  la  apertura  universi- 
taria.—Sus  comisionados  marchan  A  procurarla  en  la  Corte.  —  El  primo- 
génito de  la  casa  de  Salas,  sobrino-heredero  del  Inquisidor,  se  opone  á 
la  fundación  de  la  Universidad.  — Opinión  del  Fiscal  del  Consejo.— Ser- 
vicios del  benemérito  D¿an  ovetense  Juan  de  Asiego.  —  Informes  y  peti- 
ciones.—Importantes  autos  de  la  Testamentaría  creando  la  Escuela  y 
dilaciones  que  opone  el  heredero  del  fundador.  — No  se  le  confiere  el  pa- 
tronato que  pide.  -Huía  Pontificia  y  Real  Cédula  de  erección  de  la  Uni- 
versidad de  Oviedo 23 


—  786  — 

Páginas. 


CAPITULO  II 

Organización  primitiva  de  la  Universidad  de  Oviedo.  -  Pretendien- 
tes, recomendaciones  y  nombramiento  de  los  primeros  Catedráticos. — 
Primitivos  Estatutos. —  Administración  desastrosa  de  las  Fundaciones  y 
Obras  pías  del  Arzobispo  Valdés.  —Cuenta  de  las  rentas  adjudicadas  á 
la  Universidad. — Comisario  nombrado  para  plantearla;  sus  trabajos. — 
Posesión  pública  y  apertura  solemne  de  la  Escuela.— Reunión  claustral. 
—  Incorporaciones.  — Primeros  acuerdos  para  la  marcha  de  la  Universi- 
dad.—Época  de  la  aparición  de  ésta 41 

CAPITULO  III 

Concluye  la  intervención  de  los  Testamentarios  del  Arzobispo  Fun  * 
dador  en  los  asuntos  de  la  Escuela.— Dificultades  de  los  Jesuítas  y  de  los 
Benedictinos.  -  El  Maestrescuela  de  la  Catedral  de  Oviedo  pide  la  Juris- 
dicción universitaria. — Se  organiza  el  Hospital  de  Estudiantes. — Prime- 
ros resultados  de  la  Universidad. — La  penuria  del  Tesoro  nacional  com- 
promete los  caudales  de  aquella;  escaseces  del  Establecimiento.— El  cer- 
tamen por  el  patronato  diocesano  de  Santa  Eulalia. — Fundación  del  Cole- 
gio de  San  José.— Reformas  de  los  Estatutos  Viejos. — Decadencia  de  las 
Universidades  españolas  á  fines  del  siglo  xvii.  — La  de  Oviedo  en  este 
periodo. — Estado  de  la  enseñanza  á  causa  de  la  corrupción  literaria. — 
Certámenes  literarios  en  las  exequias  de  Felipe  iv  y  en  la  institución  de 
la  Cofradía  de  Santa  Eulalia 51 

CAPITULO  IV 

Antiguos  planes  de  estudios  de  las  Universidades  españolas.— Esta- 
do de  la  enseñanza  en  la  de  Oviedo  durante  el  siglo  xvn.— Facultad  de 
Artes.— De  Teología.  -  Influencia  de  las  Ordenes  religiosas.— Los  Je- 
suítas logran  entrar  en  el  magisterio.— Tomistas,  Suaristas  y  Escotistas. 
— Sus  disputas  y  desórdenes.  — Controversias  llevadas  con  rigor  á  los 
actos  académicos.— Inconvenientes  de  aquel  método,— Facultad  de  Cá- 
nones.— La  de  Leyes.  — Consideraciones  generales  sobre  estos  estudios  y 
enseñanzas. — Últimos  años  del  siglo  xvii. 67 

CAPITULO   V 

Siglo  xviii.— Muerte  de  Carlos  11  y  advenimiento  de  Felipe  v. — 
Sigue  la  Universidad  el  partido  de  éste.  — Favores  que  le  debe  y  á  los 
Consejeros  Paranza  y  A rgandona.  —  Estatutos  Nuevos.  — Penuria  de  la 
Universidad  y  arbitrio  provincial  de  medio  real  en  fanega  de  sal  por 
protección  de  la  Junta  General  del  Principado. — Cambios,  aumentos  y 
creaciones  en  la  enseñanza  y  personal.  —  Cátedra  de  Matemáticas, —Dis- 
posiciones de  Felipe  vi,  Fernando  vi  y  Carlos  III  en  favor  de  la  Instruc- 
ción pública.  — Expulsión  de  los  Jesuítas. — Significación  del  P.  Feijóo, 
catedrático  de  la  Universidad  ovetense.— Informe  de  16  de  Octubre 
de  1767.— Leyes  y  Cánones.  — Su  Academia.— Facultad  de  Teología. — 
Controversias  de  Seculares  ó  manteistas  y  Regulares. — Academias  de  Fi- 
losofía y  Teología. — Innovaciones  en  el  antiguo  sistema  de  lecturas. —  * 
Examen  y  discusión  de  un  libro  de  texto.— Consejeros,  Directores  y  Cen- 
sores regios  de  las  Universidades • 77 


-787- 

Páginas. 
CAPITULO  VI 

Mejoras  en  la  Instrucción  pública  por  los  Ministros  de  Carlos  111.  —  , 
El  Conde  de  Carapomanes  reformador  de  la  Universidad  de  Oviedo.—  * 
Nueva  organización  de  los  Estudios.— Plan  de  1774  para  la  Escuela  ove- 
tense.—Oposición  de  algunos  catedráticos. — Protección  de  la  Junta  Ge- 
neral del  Principado  para  el  establecimiento  de  varías  cátedras. — Facul- 
tad de  Medicina,  fundada  por  el  Obispo  Sr.  Pisador,  y  acuerdos  para  ello 
del  Claustro,  Cabildo  Catedral,  Ayuntamiento  de  Oviedo  y  de  la  Provin- 
cia.—Escasos  resultados  de  las  nuevas  aulas  y  su  desaparición. — Exten- 
sión de  la  Enseñanza,  fuera  de  la  Universidad,  por  las  Ordenes  religio- 
sas.—Incorporación  de  estudios  y  matrículas  diferentes 93 

CAPITULO  VII 

Organización  de  la  antigua  Enseñanza  universitaria.— Disposiciones 
sobre  provisión  y  duración  de  las  Cátedras. — Academias  y  ejercicios  en 
la 3  diferentes  Facultades. — Incidentes  de  estas  instituciones,  principal- 
mente en  las  de  Leyes  y  Teología.— Estudios  privados  en  Pasantías". — 
Retroceso  en  la  Enseñanza  de  la  Legislación.— El  Colegio  de  Abogados 
de  Oviedo. — Libros  de  texto  y  medios  materiales  de  enseñanza.— Varios 
acuerdos  claustrales  y  especiales  sobre  días  de  asueto,  adelanto  de  vaca- 
ciones y  traslado  de  ferias. —  Estado  económico  de  la  Universidad  ove- 
tense  en  el  último  tercio  del  siglo  xvm;  proyecto  para  mejorar  y  am- 
pliar las  Enseñanzas  con  beneficios  de  la  Diócesis.— Progreso  de  Asturias 
en  este  periodo. — Aspiraciones  de  entonces  á  nuevo  Plan  de  Estudios 
para  la  Universidad  de  Oviedo 103 

CAPITULO  VIII 

Antigua  vida  académica  y  usos  y  costumbres  universitarios  en  Ovie- 
do.—Estudio  y  Universidad,  Claustro  y  Gremio.— Insignias  y  distintivos 
académicos. — Fuero  escolar;  su  ejercicio,  vicisitudes  y  casos  en  nuestra 
Escuela.— Las  «cadenas»  y  la  «pedrera».— Varias  manifestaciones  de 
exención  relativas  al  servicio  militar  y  uso  del  papel  sellado. — Estudian- 
tes; su  antigua  condición;  traje  escolar;  la  Tuna  y  otras  manifestaciones 
de  la  vida  estudiantil.— Solemnidades  para  los  grados.— El  Bachillerato. 
Examen  de  Abogacía. — La  Licenciatura;  procesión  ó  pasco  claustrales; 
ejercicios  y  examen;  cena;  votación;  juramentos  é  investidura  del  Licen- 
ciado.—  Análogas  ceremonias  en  el  grado  de  Doctor;  actos  públicos; 
atributos  doctorales;  investidura,  juramento  y  borla;  discursos  y  vejáme- 
nes ó  » gallos».—  Colocación  délos  invitados. — Depósito,  propinas  y  otros 
gastos  de  los  graduandos;  reclamación  contra  su  exceso  por  la  Junta 
General  del  Principado. — Concesión  de  grados  de  honor  á  ilustres  perso- 
nalidades (P.  Cádiz,  Campomanes,  Jovellanos,  Pérez  Villamil,  Ilévia  etc.) 
— Los  vítores, — Demostraciones  de  alegría  en  ocasión  de  ascensos  de  los 
Maestros  é  hijos  de  la  Universidad  (P.  Feijóo,  Campomanes,  Jovellanos, 
etc). — Celebración  de  fiestas  religiosas  y  profanas,  ordinarias  y  extraor- 
dinarias.—Actos  solemnes  del  Claustro  en  natalicios,  juras,  matrimonios 
y  lutos  regios.— Otros  homenajes  religiosos  y  profanos  acordados  por  la 
Corporación  (P.  Feijóo,  Obispo  Pisador  etc.) -El  Patrono.— Elecciones 
de  cargos  y  aperturas   de  curso.— Armas  y  sello  universitarios  .     .     .     .     123 


—  788  — 

Página-t. 

CAPITULO  IX 

Siglo  xix. — El  ministro  universal  Godoy. — Plan  de  Estudios  de 
1S07. — Necesidad  de  recursos  para  la  Universidad  de  Oviedo  y  arbitrio 
provincial  sobre  el  vino. — Revolución  de  1808. — El  Claustro  y  los  estu- 
diantes ovetenses  en  el  alzamiento  provincial  y  guerra  de  la  Indepen- 
dencia.—Restauración  de  la  Enseñanza  en  1812.— Libertad  de  Fernan- 
do VII  y  reacción  de  1814. —  Visita  decretada  contra  la  Universidad  de 
Oviedo.  — Se  retrocede  al  Flan  de  1774.  —  Grave  incidente  rectoral.— Dis- 
posiciones económicas.—  Espíritu  liberal  de  la  Escuela  en  1820. — Plan 
de  Enseñanza  en  182 1. — Nueva  reacción  en  1823.— Sus  resultados.— 
Plan  de  l8-¿4. — Director  universitario.— Intentos  de  restablecer  las  cáte- 
dras de  Medicina. —  Clausura  de  las  Universidades. —  Fundación  de  la 
Cátedra  de  Religión  por  el  Sr.  Pérez  Villamil.—  Reinado  de  Isabel  II. — 
Guerra  civil  é  intolerancia. — Vicisitudes  de  la  Enseñanza. — Recursos.— 
Ultimas  manifestaciones  del  Patronato  universitario. — Reformas  en  1836. 
—  Apoyo  á  la  Universidad  por  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del 
País  de  Asturias.— Mejora  la  condición  del  Profesorado.  — Innovaciones 
universitarias.  —  Cátedras  y  Academias. — Libros  de  texto.-  Rentas  de  la 
Universidad  cuando  la  centralización  económica.— Arreglo  de  la  Facul- 
tad de  Leyes  en  1842.— Reglamento  interior  de  la  Universidad  y  otras 
disposiciones   en    1843 '^5 

CAPITULO  X 

Reforma  de  las  Universidades  por  el  Ministro  Sr.  Pidal  en  1845. — 
Modificaciones  posteriores.  -  Revolución  de  1868.  — La  Restauración. — 
Alteraciones  diferentes  de  los  Estudios  en  la  Universidad  de  Oviedo, 
según  los  frecuentes  cambios  de  legislación  escolar.  -  Facultades  de  Filo- 
sofía y  de  Filosofía  y  Letras;  su  desaparición. — Facultad  de  Ciencias; 
sus  servicios  á  la  pro\incia;  supresión  y  renovación — Facultad  de  Teolo- 
gía; supresión,  rest?blecimiento  y  terminación.— Facultad  de  Jurispru- 
dencia; sus  vicisitudes  hasta  la  actual  de  Derecho;  el  Doctorado. — Anti- 
gua Escuela  del  Notariado.—  Otras  indicaciones  sobre  la  Enseñanza  uni- 
versitaria ovetense.  —  Matrícula. — Cátedras  y  Academias. — Disciplina. — 
Libros  de  texto;  programas  y  cuestionarios;  métodos. — Exámenes. — Pre- 
mios y  Pensiones. — Material  de  Enseñanza.—  Bibliotecas  de  Facultad. — 
Gabinete  de  Física.— Laboratorio  de  Química. — Antiguo  Jardín  Botáni- 
co.—Estación  meteorológica, — Donativos. — Organización  y  personal  ad- 
ministrativos. —  Presupuesto.—  Consideraciones 189 

CAPITULO  XI 

Manifestaciones  varias  de  la  Universidad  de  Oviedo  en  el  siglo  XIX. 
— Sucesos  políticos.  —  Elecciones  senatoriales. — Visitas  regias  y  de  ilus- 
tres personalidades.  —  Visitas  de  Inspección. — Acuerdos  claustrales  rela- 
tivos á  Favorecedores  é  Hijos  distinguidos  de  la  Escuela. — Proyecto  de 
estatua  al  fundador  Sr.  Arzobispo  Inquisidor  D.  Fernando  de  Valdés 
y  Salas.— Concurrencia  de  la  Universidad  asturiana  á  Exposiciones, 
Congresos,  Centenarios,  Certámenes,  etc.  —  Relaciones  de  la  Universidad 
con  las  Hispanoamericanas  y  Extranjeras. — Instituciones  complementa- 
rias:—  Escuela  práctica  de  Estudios  Jurídicos  y  Sociales. —  Colonias  es- 
colares de  vacaciones. — Excursiones  escolares. — Extensión  universitaria. 


-789- 

Páginas. 

— Clases  populares.— Publicaciones  académicas:  Discursos  inaugurales; 
Anales,  etc. — Significación  provincial  de  la  Universidad  de  Oviedo.— Los 
Antiguos  Alumnos. — Estado  actual.  — Noticias  y  descripción  del  edificio 
universitario.— Siglo  xx  y  Centenario  III. -Aspiraciones 229 

SEGUNDA  PARTE 

Noticias  de  los  Establecimientos  de  Enseñanza  en  el  Distrito 
Universitario  de  Oviedo. 


CAPITULO  PRIMERO 

Observación  sobre  el  plan  de  este  libro.— El  Distrito  universitario 
de  Oviedo;  su  demarcación  primera  y  la  actual;  Estudios  y  Centros  ofi- 
ciales de  Instrucción  que  comprende. — La  Segunda  Enseñanza;  su  con- 
cepto.—  Antiguas  cátedras  asturianas  y  leonesa  i  de  Latinidad  y  Huma- 
nidades; últimos  datos  del  Colegio  universitario  de  San  Gregorio  de  los 
Pardos.  —  Enseñanzas,  Proyectos  y  Planes  de  Estudios  secundarios  ó  pre- 
paratorios en  el  siglo  xvm  y  primera  mitad  del  xix. — Instituto  provincial 
de  Oviedo;  su  separación  de  la  Universidad;  organización;  material  de 
enseñanzas;  presupuestos;  necesidad  de  local  propio. — Instituto  provin- 
cial de  León;  su  creación;  medios  de  enseñanza;  presupuestos.  —Estudios 
de  Segunda  Enseñanza  en  el  Instituto  de  Gijón;  su  creación  moderna  y 
carácter  del  Establecimiento;  matrícula  y  recursos.— Institutos  locales 
suprimidos  de  Casariego  de  Tapia  (Oviedo)  y  de  Ponferrada  (León);  no- 
ticias históricas  y  consideraciones  acerca  de  la  supresión.— Antiguos  Ins- 
titutos libres  efe  León  y  Astorga  (León)  y  Llanes  (Oviedo). — Colegios 
particulares  de  Segunda  Enseñanza  incorporado;  á  los  Institutos  oficiales. 
— Referencia  al  Instituto  de  Santander. — Libros  de  texto  en  los  indicados 
Institutos. — Matrícula. —  Inspección. --Múltiple  y  variada  legislación  de 
Segunda  enseñanza  y  necesUad  de  un  plan  orgánico  estable 287 

CAPITULO  II 

Enseñanzas  especiales.— Jovellanos  y  el  Real  Instituto  Asturiano  de 
Gijón. — Obstáculos  de  localidad. —  Pensamiento  fundacional. —  Estable- 
cimiento, organización  y  primeros  resultados  de  la  Escuela. — Vicisitudes  . 
hasta  la  prisión  del  Promotor.— Reformas  y  disminución  de  enseñanzas. — 
Tentativas  de  restauración;  muerte  de  Jovellanos. — Segunda  época  del 
Instituto. — Crisis. —Visita  de  Canga-Arguelles. —Los  directores  Sánchez, 
Rendueles  y  Menéndez.  —  Escuela  Especial  y  Estudies  de  Minería.  — Pro- 
tección de  Caveda.  — Escuelas  Elemental  y  Superior  Industrial.  -  Su  lamen- 
table desaparición.— Estudios  de  Aplicación  á  la  Industria  y  al  Comercio 
— Ley  de  Monumento  ájovellanos,  y  su  ineficacia. — Subsistencia  é  impor- 
tancia, de  la  primitiva  Escuela  de  Náutica.— Vicisitudes  de  estas  aulas  y 
estado  actual. — Medios  materiales  de  Enseñanza  del  Instituto  Asturiano 
de  Jovellanos. — Libros  de  texto.—Renta  y  recursos  sucesivos.—  Matrícu- 
la.— Noticias  del  edificio. — Observaciones *     ...     34' 


-  790  — 

Páginas. 


CAPITULO  III 

Escuelas  especiales  (conclusión). — Real  Escuela  de  Dibujo  de  Ovie- 
do.—  1).  Juan  N.  Cónsul. —  Desenvolvimiento  de  los  estudios  de  Dibujo 
hasta  la  organización  de  1849. —  Escuela  provincial  de  Bellas  Aries  de 
Oviedo;  su  ampliación  desde  1881. — Escuela  de  Arles  é  Industrias;  or- 
ganización, proyectos  y  presupuestos;  consideraciones  sobre  cvtas  en- 
señanzas.—  Escuelas  de  Artes  y  Oficios  de  Gijón;  desarrollo  y  estudios; 
transformación  en  Escuela  superior;  estado  actual. — Escuela  de  Comer- 
cio de  Gijón:  su  moderno  estaDlecimiento  y  reforma.- Escuela  de  Ve- 
terinaria de  León;  noticias  generales  de  esta  Enseñanza.  — Su  estable- 
cimiento en  el  distrito  universitario  de  Oviedo. — Organización  de  la 
Escuela:  medios  materiales  de  enseñanza;  textos;  matrícula;  presupues- 
tos; importancia  y  reforma  de  la  carrera 3&1 

CAPITULO  IV 

Enseñanza  primaria.— Su  desarrollo  en  Asturias  y  León.— Antece- 
dentes históricos  hasta  tiempos  modernos.—  Antiguas  Obras  pías  y  Funda- 
ciones.—Primeros  trabajos  de  innovaciones  en  Escuelas  á  fines  del  siglo 
xvm  y  en  comienzos  dej,xix. — Leyes  y  principales  reformas  de  Instruc- 
ción popular  desde  1812.  -  Deficiencias  de  las  Escuelas  en  la  primera 
mitad  del  siglo  pasado.— Enseñanza  de  la  mujer;  datos  históricos;  Cole- 
gio universitario  de  Huérfanas  Recoletas  de  Oviedo;  Escuela  de  la  Vir- 
gen de  los  Dolores  de  Gijón;  reformas  posteriores.  -Creación  de  las 
Escuelas  Normales  provinciales  de  Maestros  y  Maestras  de  Oviedo  y 
León;  desarrollo  y  estado  actual  de  estos  establecimientos;  Escuelas 
prácticas  y  graduadas  agregadas  á  ellos. — Datos  varios  de  Escuelas  pri- 
marias públicas  en  concejos  del  Distrito  universitario  de  Oviedo. — Es- 
cuelas de  párvulos,  de  adultos,  de  sordo-mudos,  etc.  —Colonias  escola- 
res.—  Enseñanza  primaria  privada;  fundaciones  particulares  modernas; 
Congregaciones  religiosas  dedicadas  á  la  Enseñanza  de  niños  y  niñas. — 
Inspección.  —Juntas  provinciales  y  locales  de  Instrucción  primaria. — Da- 
tos estadísticos. —  Educación  física. — Consideraciones  y  necesidad  de  re- 
forma radical  y  progresiva  en  el  primero  y  más  importante  ramo  de  la 
Instrucción   pública .     417 

CAPITULO  V 

Medios  auxiliares  de  la  Enseñanza. — Las  bibliotecas  públicas.— Pri- 
mera Librería  de  la  Universidad  de  Oviedo. — Su  acrecentamiento  con 
derechos  académicos  y  mandas. —  Importante  legado  del  Brigadier  Solís. 

—  Interés  del  Conde  de  Campomanes  y  ayuda  provincial  para  la  Bibliote- 
ca universitaria.  -'Su  organización  y  apertura.  — Patronato,  rentas  y  fon- 
dos.—Invasión  francesa  y  funestas  consecuencias. — Arreglo  y  sucesivos 
aumentos.  — Declaración  de  provincial.— El  Bibliotecario  Sr.  Suárez 
Barcena.  — Protección  de  los  Rectores. — Donativos  y  acrecentamientos 
oficiales   y  particulares,    principalmente    por  el  Sr.  González  del   Valle. 

—  El  Cuerpo  facultativo  de  Archivos,  Bibliotecas  y  Museos. — Catálogos. 

—  Idea  general  del  contenido  déla  Biblioteca. — Deficiencias  y  escaseces. 

—  Libros  notables.  — Descripción  del  Establecimiento.—  Estado  actual; 
concurrencia;  necesidad  de  reformas. — Biblioteca  provincial  de  León. — 
Su    origen,  desarrollo    y  catálogos. — Biblioteca   del  Instituto  de   Jove- 


—  79i  — 

Página», 
llanos  de  Gijón.-- Su    creación,   progreso;  memoria  importante.— Colec- 
ción notable  de  Bocetos.—  Bibliotecas  populares.-  Museos  escolares. — 
Museos  arqueológicos  provinciales    de  Oviedo  y  León. — Museo    provin- 
cial de  Pinturas  de  Oviedo 539 

CAPITULO  ADICIONAL 

Centros  de  Enseñanza  no  dependientes  del  Rectorado  del  Distrito 
universitario. — Enseñanza  popular  y  obrera  en  la  provincia  de  Oviedo. — 
Sociedad  Económica  de  Amigos  del  País  de  Asturias.— Escuelas  de  Ar- 
tes y  Oficios  de  Oviedo,  Trubia  y  Aviles. — Escuela  de  Aprendices  y  de 
Aspirantes  á  Maestros  armeros  del  Ejército  en  Oviedo. — Escuela  de 
Capataces  de.  minas,  hornos  y  máquinas  de  Mieres.—  Enseñanzas  de 
Ciencias  aplicadas  á  la  Industria  en  Gijón. — Círculos  y  Centros  asturia- 
nos de  Obreros.—  Cátedras  de  Comercio  en  Oviedo. — Instituto  de  Comer- 
cio y  Náutica  de  Luanco. —  Estudios  de  Aplicación  á  la  Industria  y  al 
Comercio  en  Langreo  y  Villaviciosa. — Enseñanza  práctica  de  la  Agricul- 
tura en  Asturias. — Cátedras  de  Taquigrafía. — Escuela  provincial  de  Mú- 
sica.—Enseñanzas  popular  y  obrera  en  la  provincia  de  León.-  Cátedras 
de  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  País  leonés. — Escuela  indus- 
trial de  Obreros  de  León.— Escuela  mercantil  y  agrícola  de  Villablino. — 
Enseñanzas  eclesiásticas.— Seminarios  Conciliar  de  León  y . Menor  de 
Valderas.—  Seminario  Conciliar  de  Astorga  y  Colegios  sucursales. — Se- 
minario Conciliar  de  Oviedo  y  Menor  de  Valdedios.— Colegios  eclesiás- 
ticos ovetenses  y  el  de  P.P.  Dominicos  de  Coria*.. — Archivos  y  Bibliote- 
cas eclesiásticas. — Enseñanzas  de  «Centros  Asturianos»  fuera  de  Asturias.     573 

Conclusión.— (La   Facultad  universitaria   de  Ciencias   en    1903. — 
Consideraciones  generales  sobre  Instrucción  publica)  , 602 

APÉNDICES 

I. — El   Doctor   D.  Juan    Alonso   Asiego 609 

II. —  Bula  de  Erección    de  la   Universidad  de    Oviedo 613 

III. — Estatutos  Viejos  de  la  Universidad  de  Oviedo 618 

IV. — Auto  de  la  Posesión  de  la  Universidad  de  Oviedo 641 

V.— Plan  de  Estudios  de  la  Universidad  de  Oviedo  en  1774.     .     ".     .  644 

VI.— Illmo.  Sr.  D.  Agustín  G.  Pisador,  Obispo  de  Oviedo 659 

VIL —  Auto  rectoral  de  Fuero  académico  en  Oviedo  .     .     .     .  •.     .     .  '661 

VIII. — Vejamen  ó  «gallos»  en  un  grado  de  Doctor  en  Oviedo     .     .    _.     .  663 

IX. — Antiguos  títulos    académicos  de  la   Universidad    de  Oviedo.     .     .  668 
X.— Personal  directivo  y  administrativo  de  los  Centros  de    Enseñanza 

de  Oviedo  y  León 672 

XI. — Visita  de  inspección  política  á  la  Universidad  de  Oviedo  en    18 15 

y  aprobación  de  lo  propuesto  por  los  Visitadores    en  18 17.     .  686 

XII.— Excmo.  é  Illmo.    Sr.    D.Juan  Pérez   Villamii 695 

XIII. — Datos  estadísticos  de  Matrícula,  Grados,  Ejercicios  y  Revalidasen 
los  Establecimientos  de  Enseñanza  del  Distrito  universitario  de 

Oviedo 700 

XIV.— Personalidades  memorables   de  la  Universidad   de  Oviedo.  (Pro- 
tectores; Rectores,  Catedráticos  y  Doctores;  Hijos  ilustres  de  la 

Escuela;  Escritores;  Favorecedores  de  Asturias) 727 

Retrato  del  Illmo.  Sr.  D.  Fernando  de  Valdés,  fundador  de  la  Uni- 
versidadvle  Oviedo 72^ 

51 


Erratas  y  enmiendas  principales 


Página 

Línea 

Dice 

Debe  decir 

5 

30 

Cornellana 

Cornellana,  Villanueva 

30 

21 

Obispo  (Sr.  Velasco) 

Arzobispo  de  Sevilla 

64 

15 

por  qué 

porqué 

68 

30 

pasado 

XVIII 

174 

11 

Abrió 

Hubo 

176 

29 

censuraba 

no  censuraba 

191 

13 

Hel  Sr.  Catalina    de  losSres.Orovio  v  Catalina 

199 

16 

Catalina  en  1866 

Orovio  en  1867 

238 

6 

buen 

breve 

257 

3 

1895 

1894 

261 

2 

establecidas 

establecidas  por  las 

292 

13 

que  hubo 

hubo 

302 

28 

clérigo 

clérigo  perito 

308 

14 

volver  á  restablecerse 

organizarse  oficialmente 

328 

12 

intención 

intensión 

358 

37 

Monumentos 

Documentos 

138 

1 

Prelados 

Preladas 

461 

16 

apartado 

apartada 

500 

21 

oficial 

material 

515 

31 

rigen 

dirige 

532 

24 

en  las 

en  otras 

536 

32 

circunstancia 

circunstancias 

574 

30 

misma  la 

la  misma 

581 

19 

levantados 

levantando 

730 

23 

Atoare*  Arenas 

*  Aleares  Arenas 

id. 

42 

Aleares  Caballero 

*  Aleares  jCaballero 

741 

17 

Cqceda  Naca 

*      Cavedá  Nava 

Este  libro  se  acabó  de  imprimir 

en    Oviedo,  en  casa  de 

Flórez,  Gusano  y  C.a 

el  día  6  de  Mayo 

del  año  de 

*9<>4 


HAR  P^^ 


JAN  1  í^