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HISTORIA
DEL
DISTRITO UNIVERSITARIO DE OVIEDO
HISTORIA
DE LA
UNIVERSIDAD DE OYIEDO
Y NOTICIAS
DE LOS ESTABLECIMIENTOS DE ENSEÑANZA
DE SU DISTRITO
FERMÍN CflHEliIiñ V SECÁDES
Vicc Rector y Catedrática déla Universidad,
Cronista de Oviedo,
C. de la Real Academia Española
y de las de la Historia, Nobles Artes de San Fernando,
Buenas Letras de Sevilla y Barcelona, efe.
SEGUNDA EDICIÓN. COSTEADA
P03 D. EDUARDO DE LLANOS ALVAREZ DE LAS ASTURIAS
;z^)ftfez.
OVIEDO:
IMPRENTA DE FLÓKEZ, GUSANO Y COMPAÑÍA
Calle de San José, nüm. 6
1903
^dbuucS-IOfc'fO
AL. LEOTOB
«Fuera arrogancia, agena á mi carácter, comen-
zar la publicación del presente trabajo sin francas y
leales explicaciones, que debo al público.
No busco vano aplauso colocando mi oscuro nom-
bre en la primera página de este modesto libro; cum-
plo imperioso deber, obedezco un cariñoso mandato
cuando trazo la historia del Establecimiento litera-
rio, donde tengo gratos recuerdos de mis mejores
años, al que me ligan inolvidables tradiciones de fa-
milia. Falto de ilustración y sin dotes necesarias
para tal empresa, sí entusiasta por la historia de mi
país, me vi honrado por el Illmo. Sr. Rector de esta
Universidad, que me confió en 16 de Enero de 1873
la difícil tarea de redactar esta obra con arreglo á
la Circular de 6 de Abril de 1869-
Ante la importancia de la comisión declinó la
honra que se me confiaba; nuevas instancias vinie-
ron á obligarme; y aceptó, con temor, el encargo de
mi querido jefe y catedrático el Sr. D. León Sal-
mean. Nunca me apenaron tanto mis escasas fuer-
zas porque se trataba de mi primera obra literaria; ni
con mas diligencia demandé luces del hombre docto
y acierto de consumado escritor: pero nunca escribí
con mas entusiasmo, si bien conocí, al terminar, lo
que velaba mi ardor juvenil: que no responde, ni
con mucho, este pobre libro á la merecida reputa-
ción de la universitaria corporación ovetense. No me
íaltó buena y decidida voluntad de mostrar mi afec-
to á esta Escuela, cuando con empeño y afán in-
VI
vestigué archivos, consulté publicaciones y deman-
dó consejos á hombres entendidos para narrar los
anales del ilustre Claustro del que fui discípulo y
enseguida el último de sus miembros.
Las fuentes de datos varios, su índole, las obser-
vaciones y el plan y método de su exposición me
preocuparon, desde luego, cuando comencé la His-
toria de la Universidad de Ornado y Noticias de los Esta-
blecimientos de Enseñanza de su Distrito.
En el Archivo de la Universidad, por diferentes
vicisitudes no muy completo en sus primeros años,
estaban los principales materiales esparcidos en nu-
merosos documentos, actas, libros, legajos, impresos
y piezas sueltas; algunas veces recurrí también á los
de la Diputación provincial, Cabildo de la Basílica
y Municipio de Oviedo, así como a diferentes perso-
nas que con generoso desprendimiento me facilita-
ron curiosos datos.
Fué preciso ordenar tales elementos para tratar
mejor de la Instrucción Pública asturiana, porque
no pedía el Ministro de Fomento, dado el espíritu de
su Circular, un resumen de efemérides ó colección de
datos aislados que por su confusión y repetición
para nada servirían. El pensamiento del Gobierno
era y es conocer la historia de la Enseñanza nacio-
nal, y es indudable que mal se consigue el intento
acopiando fríamente apuntes, si no van acompaña-
dos de naturales observaciones y comentarios para
comprender la pública instrucción en pasados tiem-
pos, á fin de apreciar mejor la vida moral de otros
siglos, ya que muchos historiadores pasan en silen-
cio la marcha que tuvo la española cultura. Y á la
postre— si esto so hacía bien, como yo no pude con-
seguir,— resultarán los progresos de la época actual
criticada sin razón cuando se olvidan vicios y de-
fectos de la pasada.
Tuve presentes para el plan y concepto las histo-
rias de las Universidades de Salamanca, Valencia
VII
Zaragoza y Santiago, escritas, respectivamente, por
los Sres. Vidal y Diaz, Velasco y Santos, Borao y
Viñas, sirviéndome de norte la gran obra «De la
Instrucción Pública de España» por el distinguido
literato D. Antonio Gil y Zarate. Trato los asuntos
cronológicamente; pero no por separado los diez
puntos de la Circular para no caer en repeticiones
con la relación íntima que tienen entre sí y para no
perder de vista la marcha histórica de la Universi-
dad. Con el detenimiento posible me ocupo prime-
ramente en esta Escuela y comprendo en la Segunda
parte los Establecimientos de Enseñanza de su Dis-
trito con artículos mas breves á fin de no abultar
demasiado el presente volumen. En epígrafes de ca-
pítulos se comprenden los temas de la Circular: Ori-
gen y fundación de los establecimientos: Privile-
gios, exenciones y honores; Estatutos; Estudios y li-
bros de texto; Reformas pedagógicas; Alumnos;
Rectores y Catedráticos; Medios materiales de ense-
ñanza; Costumbres académicas. Cuanto allí no pue-
den tener cabida va inserto en Apéndices.
No terminaré estas explicaciones, sin que antes.
á fuer de bien nacido, exprese públicamente mi gra-
titud á cuantos vinieron en mi auxilio. Tal vez sin
ellos no hubiera dado cima al trabajo, porque mu-
cho debí á los Sres. D. Francisco Diaz Ordoñez,
D. Máximo Fuertes Acevedo, D. Ciríaco Miguel Vi-
gil (éste mi amado maestro en antigüedades astu-
rianas) y al Magistral D. José María de Cós. En la
biblioteca del primero encontré libros y manuscritos;
en obras, desgraciadamente inéditas del segundo,
tomé abundantes noticias de asturianos ilustres,
pues tan cariñoso amigo todo lo puso á mi disposi-
ción; y, por fin, no fueran fructuosas mis investiga-
ciones en los archivos Provincial y Catedral sin el
concurso de los otros dos. Del señor Rector, Secre-
tario D. Manuel Gómez Calderón y mas personas
tuve igual cooperación para llevar á cabo la presente
VIII
Historia. Consigno aquí mi reconocimiento y los se-
ñalo á la estimación de mis paisanos.
Recien salido de las aulas y en los albores de la
vida, tengo la satisfacción de rendir á la Universi-
dad, alma mater, pequeño homenaje de cariño entra-
ñable, aunque no haya conseguido, mi intento. Tos-
co artista, en el cuadro que pensé pintar solo indi-
qué perfiles y allegué colores; pero mejor pincel ter-
minará este lienzo bosquejado. Por eso dirijo á cuan-
tos me leyeren aquellos versos de Horacio:
Vive, vale; si quid novisti rectius istis
candidas impertí; si non, his uterc niecum.
Confiado en la indulgencia del público, pues solo
vivirá con ella, sale á luz este libro, como capitulo
de la brillante historia de mi provincia. Sea fiel tes-
timonio de mi amor á las glorias asturianas, cuando
demuestro al Rector y al Claustro que no rehuyo
sus comisiones y que aun procuro llevarlas mas allá
de lo que pudieran exigir á mi escaso saber.»
Con estas sinceras manifestaciones, palabras mas
ó menos, presenté al público (1S73) mi humilde y
primera publicación (a) que fué acogida con inme-
recida benevolencia, apreciada en términos lisonge-
ros por el Rectorado ovetense (19 de Septiembre)
k
(a) Por obediencia filial á deseos, que dictaba la modestia, no pude men-
cionar entre los auxiliares que entonces tuve, á mi padre amantísimo Sr. D. Be-
nito Canella Meana (q. s. g. h.}. Mucho debí á sus luces y consejos, á su cono-
cimiento del pasado de esta Escuela, á la que amorosamente sirvió muchos afios
y á cuyo Claustro venían perteneciendo nuestros mayores.
Fué mi Padre un asturiano entusiasta y, dotado de sólido y variado saber
fué personalidad notoria desde la prensa, la escena, la cátedra y en cargos po-
pulares del movimiento provincial, científico-literario, en el pasudo siglo. Entre
sus producciones menciono aquí la excelente Memoria untveisittuia (Oviedo,
i86x), el trabajo primero histórico de la Instrucción pública asturiana.
La paternal memoria, inolvidable y gratísima, me impulsan á esta natural y
hoy libre expresión de mi gratitud.
muy especialmente por la Dirección general de Ins-
trucción pública (30 de Diciembre), y por alcanzar
después diploma y medalla de plata en la Exposición
universal de Barcelona (1888).
Agotada no mucho después y siendo muy raros
los ejemplares, pensé en reimprimir, adicionada y re-
formada, la presente «Historia». A ello me impulsa-
ban mis sucesivos estudios ó investigaciones locales
en la materia; la lectura de obras histórico-pedagó-
gicas, como las generales de los Sres. La Fuente y
Fernández Campa, la granadina del Sr. Montells,
la colegial de Bolonia por los Sres. Borrajo y Giner
(H) é interesantes libros sobro establecimientos es-
pañoles y americanos deG.de Castro, Larrea, Flora-
nes,Berges, Egaña, Merry, La Fuente (J. J.), Bachi-
ller, Rojo, Castellanos, Icazbalceta, etc.; y otras
consideraciones muy principales y apremiantes en
los dias que vivimos, sedientos de regeneración, y
cuando para la resolución del angustioso problema
nacional todos ponen los ojos en la enseñanza \r
educación patria ¡todavía medio dormidas! Por todo
esto pretendía reproducir estas modestas páginas,
aunque sea muy pobre mi concurso á la empresa es-
pañola que se acomete ahora, ya que no se empren-
dió antes de la tremenda catástrofe.
Mas el limitado presupuesto universitario, que
llega á lo inverosímil para cubrir cargas y servicios
docentes imperiosos, dificultaba esta segunda edición,
que deseaba con empeño el Rector actual Sr. D. Fé-
lix de Aramburu, y hoy se debe al patriotismo y al
afecto particular de un asturiano benemérito.
Es este el Sr. D. Eduardo de Llanos y Alvarez
de las Asturias, nombre bien conocido en la Amé-
rica española por el respeto que mereció en Chile y
Perú y servicios allí prestados á los españoles en
época crítica. Retirado hoy en Europa, el Sr. Lla-
nos dedica sus afanes á la cultura popular: fundó
una Escuela modelo en Corao (Cangas de Onís) don-
X
de tiene su nobilísima casa solariega, establecimien-
to aquel organizado y regido con sumo acierto; vie-
ne difundiendo en hojas y láminas conocimientos y
asuntos de importancia y utilidad provinciales; y ha
costeado publicaciones, como la Reseña histórica del
Instituto de Jovéllanos de Gijón (de que fué alumno)
por el Sr. Lama y los Orígenes y Estadv actual de su
Biblioteca por F. Martínez Eiorza.
Unido al Sr. Llanos por antigua amistad y la-
zos de familia, quiso distinguirme también dispo-
niendo y costeando esta segunda edición de la His-
toria de la Universidad y Noticias de los Establecimientos
de Enseñanza de su Distrito. Dejando aparte mi favor
personal— -que sé agradecer y estimar profundamen-
te— bien puedo asegurar y proclamar otro patrióti-
co servicio mas del Sr. Llanos, generoso propaga-
dor deja enseñanza, al difundir este libro; porque
en sus páginas hay antecedentes y datos de la Ins-
trucción pública asturiana de ajrer y de hoy, base
segura, juntada con otras análogas regionales, para
la reforma urgente con nuevos rumbos y moldes
nuevos, que reclama lo porvenir, si ha de seguir Es-
paña
Y diré para terminar que aparece esta segunda
edición como heraldo del 37a cercano tercer cente-
nario de nuestra Universidad, 1908, en que de nue-
vo debe glorificarse la figura insigne de su funda-
dor el Arzobispo U. Fernando de Valdés y Salas.
Oviedo Enero 1903
t
PRIMEREARTE
HISTORIA
DE LA
UNIVERSIDAD DE OYIEDO
1
CAPÍTULO PRELIMINAR
La Instrucción pública en Asturias antes de la fundación de la Universidad de
Oviedo. — Aislamiento topográfico de la provincia. — Los romanos y godos
en ella.— Su estado después de la traslación de la Corte. — El antiguo clero
del país y esfuerzos de los prelados para mejorar su condición.— Asturianos
distinguidos en las letras durante los siglos xv y xvi. — La Imprenta en
Oviedo. — Causas del atraso de Asturias, no obstante á que desde aquellos
siglos ya se daba gran valor á la instrucción.— Movimiento moral de Espa-
ña en el siglo xvi.— Las Universidades españolas.— Otros centros de ense-
fianza. — Espíritu de fundación de establecimientos literarios. — El Inquisidor
D. Fernando Valdés Salas. — Cuando otras obras pias, ultima en su testa-
mento la erección de Colegios y de la Universidad de Oviedo.
En el antiguo Principado de Asturias, hoy provincia de Ovie-
do, no existía al fenecer el siglo xvi ningún establecimiento pú-
blico y general destinado á instrucción y educación de sus natu-
rales. Rodeado de altas montañas por la parte del Mediodía y al
opuesto limite por las olas embrabecidas del mar Cantábrico,
apenas los hijos de esta provincia tuvieron comunicación con
otras comarcas. De aquí grandes inconvenientes para su cultura,
y hasta las varias invasiones en tiempos antiguos no dejaron
huellas duraderas en la región astur levantando su nivel moral.
La ambición conquistadora del pueblo romano trajo á Apu-
leyo á poner en Torres y sitios próximos de la costa las aras
sextianas, trofeos de victoria, para llamar á Augusto señor de
todo el mundo conocido tras de laborioso triunfo sobre astures
y cántabros, descendientes de celtas, que cayeron vencidos, mas
no domados, apellidando siempre libertad é independencia. De
su dominación quedan valiosos recuerdos en explotaciones mi-
neras, trabajos agrícolas, alguna construcción y el frecuente ha-
llazgo de monedas pertenecientes al Imperio, otros objetos, lá-
pidas varias, etc.; y también de la influencia latina quedó gallar-
da muestra en voces y locuciones del bable ó dialecto asturiano.
— 4 —
Los primeros godos apenas dan señales de existencia en
nuestro país hasta Sisebuto; y hay que ver á España vencida en
Lago de Janda (Guadalete), roto él trono de sus reyes, para que
los vencidos buscaran refugio en las montañas del Norte. Ellos
trajeron, con los restos de la tremenda catástrofe, el aliento que
les quedaba y con él la religión y reliquias, códigos y tradicio-
nes, que en otro tiempo hicieron tan notables á los padres de los
Concilios toledanos y condes palatinos. Extraño parece que
herederos de tan esclarecidos varones, sabios autores de cáno-
nes y leyes, no dejasen en Asturias señal de ilustración y no es-
tableciesen aquí algo que semejase las escuelas de los Isidoros
de Sevilla y Leandros de Toledo. A la defensa de la fé tendieron
principalmente aquellos prelados que, huyendo de las huestes
musulmanas, hallaron abrigo con su clero dentro del astur te-
rritorio. Aquí permanecieron en años, adscritos á parroquias ru-
rales para declarar existentes sus diócesis; y, por esto, pasado
algún tiempo y constituida en corte, fué Oviedo llamada ciudad
de los obispos, por los aquí residentes ó reunidos ya para con-
sagración de templos ó para conciliares asambleas.
Do quiera se habían levantado Iglesias y Monasterios (el P.
Carballo menciona 109) por los reyes de la restaurada nacien-
te monarquía, y aquellas santas moradas, centros de oración,
fueron custodia de tesoros, códices y alhajas salvadas, cual figu-
ran en generosas donaciones al templo mayor del Salvador y en
construcciones embellecidas por oreses y labrantes peregrinos
con arte propio tal, que llegó á llamarse «asturiano».
Prosperó en santidad y doctrina la Iglesia de Asturias como
lo revelan, primero las actas de sus Concilios, un dia considera-
das apócrifas por la crítica hasta resultar vindicada su legitimi-
dad por el P. Risco, y después la resistencia y victoria contra
los heresiarcas Félix de Urgel y Elipando de Toledo. Los godos
refugiados debieron enseñar la historia y la paleografía á los as-
turianos, y escribieron en esta tierra códices como el del siglo
vn, precioso libro canónico, que en Oviedo vio Morales; el famo-
so de las «Etimologías o de San Isidoro; las Crónicas llamadas
de Albeldense y de D. Alfonso III; y otros preciosos diplomas,
que pertenecieron á la saqueada librería de la Catedral de Ovie-
do, de la qué muchos de sus primores escriturarios andan dis-
- 5 -
persos por bibliotecas públicas y particulares con el sello y cruz
angélicos de su procedencia.
Mas luego desaparecieron tales elementos de cultura porque,
al mismo tiempo que la reconquista dilataba el territorio cris-
tiano, quedaba reducida y pobre la monarquía asturiana, absor-
vida en 950 por la naciente leonesa y mas abandonada todavía
cuando los reyes se asentaron en lugares importantes y lejanos
para el alto fin de la restauración.
El clero, que al cumplir su misión, llenaba también la de ci-
vilizar la sociedad, cultivando y extendiendo artes y ciencias,
fué desde aquella ocasión ignorante pareciendo que no queda-
ban memorias y enseñanzas de tantos doctos prelados como
habían residido en estas montañas. Volviera el país á primitivo
estado de atraso si por sucesos diferentes no se hubiera comba-
tido el mal. •
Renació Asturias en el siglo xi con el régimen municipal que
cimienta Alfonso VI con las cartas-pueblas de Oviedo y Aviles;
debió sentir la influencia del Concilio de Coyanza en 1050 y en-
seguida la de las altas dotes y espíritu gubernamental del gran
Obispo D. Pelayo, el déla asamblea pacificadora de 1115; á
continuación se removió y tuvo paz y administración con las re-
gias visitas del Emperador D. Alfonso, D. Fernando II y las re-
petidas de Alfonso IX, que consolidaron populares franquicias;
mas y mejor sintió el gobierno de Alfonso el de las Partidas, que
favoreció las «poblas» ó cabezas de concejo formando asi gru-
pos de población mas adelantada á la sombra de leyes forales
mientras los Señores y Casas monásticas crecían en poderío y
con el Merino del Rey dictaban ordenanzas. El árbol de las ór-
denes religiosas que, bajo las reglas benedictina en Oviedo,
Obona, Corias, Cornellana y Celorio y la cisterciense en Valde-
dios, Belmonte y Óseos, seguía frondoso, se aumentó con los de
San Francisco de Oviedo, Tineo y Aviles, que asi vivían de la li-
mosna popular como la devolvían en elemental instrucción; si
bien en mayor ó menor escala, estas fundaciones tuvieron cáte-
dras de Filosofía moral y Teología principalmente para sus novi-
cios y postulantes.
Cual en otras partes, debió comenzar á organizarse en Ovie-
do algo de aquellas escuelas catedralicias, bajo el régimen de
— 6 —
prevendados especiales (maghter se/wlarum, maestrescuela)
y en documento de 1261 de la Iglesia leonesa firma uno: G. Pe-
tri, Magister scholarum ovetense et legionensi canónico. De
esta enseñanza eclesiástica ovetense hay algunos datos.
El virtuoso Obispo D. Fredolo; francés, estableció en 1280
unas escuelas para enseñar liturgia á sus prevendados, previ-
niendo la asistencia al Oficio Divino con imposición de penas al
que no lo verificase en tres meses consecutivos. (1) Sin duda á
tal enseñanza se refieren, en el Claustro de la Catedral, las lápi-
das funerarias de Rodrigo, «Rector de las Escuelas» (año 1298);
otras de Alfonso Jacco, «que tuvo el nombre y régimen de las
escuelas» (año 1301); y ha desaparecido la citada por Tirso de
Aviles en el tercer lienzo, que cubría el sepulcro de otro Ro-
drigo, también «Rector de las Escuelas» fallecido en 1317. Es-
casa noticia literaria tenemos del clero asturiano en tiempo si-
guiente y hay que llegar al gobierno del insigne Obispo D. Gu-
tierre de Toledo.
Poderoso y rico, muy docto y reformador, fué este prelado
que ganó para sí y sucesores el Señorío condal de Noreña, au-
mentando las pingües rentas asignadas á la mitra; él ordenó el
archivo-catedral y le docto de preciosos elementos para la histo-
ria; en sus dias fué comprendida la provincia y diócesis, por él
pacificadas, en «Principado de Asturias» para los herederos de
la gran corona de Castilla y después de España; y él debió intere-
sarse por la cultura de su sacerdocio al ser fundador en Sala-
manca (á donde afluía entonces toda semilla de ilustración) del
antiguo Colegio de Pan y Carbón, cuyos estatutos fundacionales
conservados en el archivo de nuestra Basílica, disponían, entre
otras cosas, para favorecer á la clase pobre que babía de tener
la casa seis alumnos de la facultad de Cánones, naturales de la
diócesis de Oviedo. El mencionado Monasterio de San Vicente
de esta ciudad era otro centro de especial cultura y en la segun-
da mitad de este siglo xiv le regia el Abad D. Diego, que dejó un
Memorial de los sucesos y alteraciones de su tiempo, obra que
se ha perdido y era estimable á juzgar por lo que de ella queda.
Bajo la prelatura de D. Juan Arias del Villar, gran letrado, á fi-
(i) Risco, España Sagrada; tomo 38, pág. 207.
nes del siglo xv floreció en. Oviedo el Br. Gonzalo González Ca-
ñamero, Abad de Tuñón, después Obispo de Cuenca, que dice
Risco (1) fundó en Salamanca el Colegio de Santa María y To-
dos los Santos, Uamaáo de Monte Olive, aunque, según el Sr. Vi-
dal, fué solamente su primer Rector, y el Sr. La Fuente escribe
que fué su bienhechor y á su nombre vinieron las bulas (2) D. Die-
go Miguez de Vendaña, nombrado en nuestro episcopologio don
Diego de Muros, pastor ilustrado y celosísimo, favoreció el esta-
blecimiento de los hijos de Santo Domingo y con su senado ca-
pitular dotó á principios del siglo xvi una cátedra de Moral en
el convento ovetense del Rosario para mejorar con ¿religiosos
de buena vida, letras y ejemplos» (3) el decaído pulpito de esta
provincia. El mismo prelado en 1517 fundó en Salamanca el Co-
legio Mayor de San Salvador de Oviedo, no pudiendo estable-
cerle aquí por estar la instrucción pública tan atrasada, ó por
oposición que le hizo el Cabildo y no existir Universidad á
donde agregarle. El famoso cronista Ambrosio Morales, dice en
so «Viaje», oque los canónigos de Covadonga vestían un hábito
pobre y corto, común de los clérigos de Asturias, con un escapu-
lario de lienzo blanco encima del sayo, poco ancho, y largo has-
ta mas de la cinta»; y este desaliño pone bien claro su rudeza y
apartamiento. (4)
El Cabildo eclesiástico sostenía un preceptor popular de
dramática y daba licencia á sus miembros para ir al t Estudio»,
el menguado que había en Oviedo, y para pasar á Salamanca ú
otras escuelas, según consta en acuerdos capitulares. Esto no
bastaba, ya en el siglo xvi, y aunque sea fingido el celebérrimo
proceso y excomunión episcopal á los ratones y el alegato de és-
tos f porque eran criaturas de Dios y no debían ser castigadas sin
ser oídas» indica el gran atraso asturiano. El breve tiempo que
rigió nuestra diócesis D. Fernando de Valdés y Salas, nuestro
futuro bienhechor (y á cuyos grandes favores se dedica esta hu-
milde Historia) fué punto de partida para ideas y cambios de en-
señanza y, á su estímulo, probablemente se movieron otros, o De
(s* Risco Es/. Sag.; tomo 39. pág. 75.
(a) Vidal y Díaz, Memoria histórica de la Universidad de Salamanca; pág. 301. — La
Fuente* Historia de las Universidades, Colegios y demás Establecimientos de Enseñanza de
Es/ama; tomo a.° pág. 117.
(3 » Risco, Es/. Sag.; tomo 39, pág. 103.
(4) Morales Viaje santo, tít. 39 pág. 66.
— 8--
estos celosos del bien público, fué el primero D. Andrés de Pra
da, Abad de Tuñón, persona grave y recta, el cual por los años
de 1568 intentó en Oviedo fundar un Colegio de la Compañía; y
para este fin acudió á Roma por facultad y licencia de su Santi-
dad para renunciar á favor de la Compañía su Abadía y otros
préstamos y rentas eclesiásticas, que poseía, las cuales pudieran
servir á la manutención y sustento de algunos Padres, que con
su celo y virtud acudiesen á las necesidades espirituales, que en
sus Paisanos conocía y lamentaba; pero tan santos deseos no
llegaron á execución, por haberse ofrecido en Roma tantos re-
paros y dificultades sobre la cesión de sus rentas á favor del
ideado Colegio, que imposibilitaron la prosecución de la depen-
dencia». Así refiere el P. Villafañe (1) el primer intento de es-
cuela jesuítica.
El referido atraso provincial y la falta de un centro de verda-
dera y general enseñanza era grave daño para la salud de las
almas y bienestar de esas míseras gentes, que se prolongó hasta
que el Obispo D. Diego Aponte Quiñones se vio precisado en
1585 á observar gran rigor en el examen de sacerdotes y de ca-
pitulares, estableciendo para ellos unas enseñanzas en su pro-
pio palacio. Y dice Risco: «sin embargo de haber alcanzado bu-
la pontificia para este fin, no duró tan piadoso y útil estableci-
miento por no haber hecho casa particular para estos clérigos y
por no haber convenido el Cabildo en la erección del Seminario».
Cuando mas adelante se pretendieron cátedras en la Universi-
dad de Oviedo, el canónigo Domingo de Mier alegó sus estudios
en Valladolid y Salamanca, y citando los nombres de sus maes-
tros, alguno de los cuales debió ser asturiano, á juzgar por su
apellido, dio noticias del colegio que fundara el Obispo Aponte,
con mitad de colegiales graduados y buenos gramáticos la otra
mitad. Entró en el primer lugar de los graduados, fué propósito
con el cargo de leer casos morales y de presidir unas conferen-
cias, pues otras las presidía él prelado por afición, y á estos
actos dice que venían los hombres doctos de la ciudad y monas-
terios (2).
(j \ P. Juan de Villafañe: •Relación historien de la vida y virtudes de la Excma. senara
doña Magdalena de VI loa, «Salamanca, 17231, pig. 241.
(2) Archivo de la Universidad.— Papeles déla testamentaría del Sr. Arzobispo D. Fernán*
do Valdés y Salas; fol. 141.
— 9 —
En Oviedo, como en la mayor parte de las diócesis de Espa-
ña, hubo resistencia á la erección de seminarios que el Concilio
deTrento había dispuesto como cosa urgente y necesaria, más
mirando á la educación especial que á la instrucción del clero,
que concurría á Universidades y Colegios. El Cabildo de Oviedo
era exento, diGe el Sr. La Fuente, y dependía del Papa, no reco-
nociendo apenas la autoridad del Obispo ni la del Metropolita-
no y como el Papa estaba muy lejos, «pasaba lo que pasaba»
cual en todos los establecimientos exentos. No justifica el eru-
dito académico tales cargos, pues el canónigo lectoral propuso
seminario en 1731 que no se erigió por falta de recursos; y la
resistencia era general y popular, pues cuando, á petición de
los comisionados del Cabildo, se trató en el Ayuntamiento ove-
tense de la erección de un Seminario de Estudiantes, se acordó
ono ser conveniente *.
El Sr. D. Pedro Suárez fundó y dotó en 16 de Octubre de
1593 el Colegio de San Pedro de los Verdes para sostener doce
colegiales, que terminaran su carrera en la Universidad proyec-
tada por el testamento del Aizobispo Valdés, que ya había falle-
cido, siendo las becas de dirección del Cabildo y de provisión
en las casas de Heredia y Rivera, de que descendía el canónigo
fundador.
Véase, pues, como aunque para el clero se llamaran, ya se
necesitaban con premura unas Escuelas superiores en Oviedoi
y cuan justo era el empeño que tenían los Obispos en su pronto
establecimiento. No cesan en la empresa, y en 1600 D. Gonzalo
Gutiérrez Mantilla escita á los testamentarios del ilustre creador
de la Universidad ovetense á que abriesen pronto las enseñan-
zas, perqué sus clérigos eran tan ignorantes y viciosos, que te-
nía que proveer las iglesias ^en quienes no había ninguna sufi-
ciencia.
Cuadro tan poco halagüeño de un cuerpo tan respetable, in"
dica también que sería mas lastimosa la condición de las otras
clases de la sociedad, y mucho menor su ilustración y saber.
No faltaron, sin embargo, durante los siglos xv y xvi algu-
nos asturianos, que supieron distinguirse en las letras. «Juan de
Oviedo» fué secretario del rey D. Enrique IV y «Alonso de Quin-
tanillao Secretario de Hacienda de los Reyes Católicos, orga-
— io-
nizador de la Santa Hermandad y protector decidido de Cristo-
bal Colón. El arcediano de Villaviciosa «Dr. Juan González
Contreras» es autor del libro de la Purísima Concepción, com-
puesto en 1439, y propuesto entonces al Concilio general de Ba
silea con el fin.de promoverla solemne declaración de la Iglesia;
y el «Dr. Rodrigo Alvarez de Noreñao fué reputado juriscon-
sulto, á quien citan los contemporáneos por sus «Determinacio-
nes». Mas tarde, en varios ramos científicos, brillaron no pocos
hijos de esta provincia, como otros, antes y después, se distin-
guieron en los consejos áulicos de los reyes. El presbítero «Al-
fonso de Proaza», ardiente defensor de las doctrinas de Raimun-
do Lulio, y su compañero y sucesor «Alfonso Ordoñez*, retóri-
co y orador notable, lucían sus talentos en la Universidad de
Valencia, ácuya ciudad ensalzaba Proaza en una elegante ora-
ción latina, publicada en 1505, y en un celebrado romance. La
ya dicha fundación dominicana, fuera de cercas de Oviedo, del
Obispo Muros dio resultados muy excelentes, y de allí salieron
reputados varones, que difundieron el cristianismo en América,
como «Alfonsode Noreña» (1544) y «Pedro de Pravia» (1580).
El jesuíta «Alvaro Alfonso» (1542) combatió los errores de Lu-
tero; fueron jurisconsultos muy distinguidos «Miguel Cifuentes,»
que hizo una edición del Ordenamiento Real y comentó las Le-
yes de Toro (1536-1555); «Juan Hévia Bolaños» (1588) publicó
laoCuriaFilípica» y «D.Alfonso Iñigo Valdés» (1588) fué también
muy conocedor de la ciencia del derecho. Como escritores de
historias no omitiremos al conocido cronista asturiano «Tirso
de Aviles» y á «Fr. Alvaro de Rojas», autor de la Historia de
dicho Convento ovetense del Rosario; y, por fin, cuando termina-
ba el siglo, fueron notables por sus obras <«D. Martín Quirós
Valdés», «D. Diego Valdéso, etc. (1)
Y de mediados del siglo xvi data la introducción de la im-
prenta en Oviedo, aunque fué como de paso. La clerecía de la
diócesis suplicó en sínodo al Obispo D. Cristóbal de Rojas que
reimprimiese el Breviario ovetense, pues eran muy raros los
ejemplares y se iba perdiendo el rezo propio diocesano; y así
debió ser llamado el impresor ambulante Agustín de Paz, que en
(i) Fuertes A ce vedo, Bosquejo acerca dr l Estado que alcanzó á todas épo.\xs la. litera-
tura en Asturias (Badajoz, 1885).
Oviedo estampó en 1556 dicho Breviario y unas Constituciones
capitulares, de que hay rarísimos ejemplares, y son de mérito.
Un año después ya el impresor trabaja en Burgos, y el prodi-
gioso arte no se asentó en nuestra ciudad hasta un siglo mas
tarde. Es de advertir que hay noticia de impresores asturianos
como Gonzalo Rodrigo de la Pasera (Monterrey, 1494) y Juan de
Valdés (Barcelona, 1497j, que andaban errantes por diferentes
provincias, como otros tipógrafos que imprimían para la Iglesia
Catedral de Oviedo hojas sueltas en 1490 y 1520 con la rela-
ción de reliquias y bula de indulgencias (1).
Según se habrá notado, estaban los conocimientos reducidos
á determinado círculo de personas, y la provincia en general,
no participaba de esta cultura. Bien por apatía, aunque mas por
falta de un foco de ilustración, como una Universidad ó una Aca-
demia, fué cierto el atraso, fatalmente auxiliado merced al des-
orden que en la administración del país introdujeron las bande-
rías, no muy disminuidas por las Ordenanzas provinciales de
Vega y de Acuña. Fué reducida la enseñanza y, cuando com-
pleta, se limitó á algunos asturianos que, privilegiados por la
fortuna ó de ingenio resuelto, pudieron con dificultad recibir en
afamadas aulas la educación y carrera que no hallaban en su
patria. Por eso daban gran importancia á los títulos académi-
cos, hasta á los más inferiores, consignándolos con presunción
en documentos y en inscripciones sepulcrales. Ejemplos tene-
mos, como el de la lápida del Claustro de la Catedral, bajo la
que descansa Frigión de Cifuentes, fallecido en 1485, é hijo del
Rr. Juan de Gijón; así como consta que el concejo de Colunga
fué visitado en 1558 por el o Magnífico o bachiller Liada, alcalde
mayor del partido de Llanes. Y, sin embargo, con todas las an-
teriores circunstancias, llama poderosamente la atención, que
relativamente á la extensión del Principado, ocupaban algunos
asturianos puestos elevados en las Iglesias, Tribunales y Con-
sejos.
¿Cuánto no se abulta la anterior triste pintura de nuestra
postración pedagógica si la consideramos en el grandioso si-
glo xvi, en el movimiento general de la nación?
fi'- E*ta* ühiirns noticias de impresores asturianos, fuera de la provincia, son del erudito
¿cadtmico Mr. K. Hatblcr en carta al Rector de la Universidad Sr. Aramburu.
Por todos los ámbitos de la Península se había desarrollado
y crecido el estudio de las ciencias, y la sabiduría de los espa-
ñoles era vasta, profunda y poderosa. Ella daba impulso y diri-
gía la fuerte voluntad que hacía del cetro de Castilla el arbitro
considerado en los reinos mas florecientes de la Europa, cuando
extendía su dominación mas allá de los mares en todo un mun.
do nuevo. Esos ejércitos, que sostenían la corona de los Césares
y que, á la sombra de los pendones de Castilla y Aragón, pe.
leaban sin descanso y vencían cor gloria, no talaban y destruían
los pueblos solamente por poder ilimitado y material, como en
los siglos de la Edad Media.... pues el entendimiento humano,
agitado profundamente en este siglo prodigioso, rompió con pa-
sadas tradiciones y llamó cuanto existia á severa residencia y
examen. Él levantó bandera en todas partes y emprendió una
lucha mas tenaz para el bienestar de las generaciones venideras.
Nadie desconoce hoy que fueron de menor importancia las glo-
rias alcanzadas sitiando á Viena, saqueando á Roma, despeda-
zando á Italia y humillando á Francia, que las conseguidas por
la inteligencia para el común provecho de aquella época y de
las sucesivas. Combatían mejor por el progreso los que estudia-
ban en academias, propagaban los conocimientos por la impren-
ta y, con elevadas miras y profundo acierto, discutían en Conci-
lios sobre todos los ramos del saber.
No fué España la que menos parte ha tomado en esta cruza-
da gloriosa para la civilización del mundo. Solícitos y volunta-
rios marcharon sus doctores y sus Obispos para demostrar que
eran tan sabios los españoles, como políticos hombres de Es-
tado y esclarecidos capitanes de la guerra. En contiendas y dis-
cusiones, sobre todo en Trento, hicieron ver que nada de cuan-
to entonces abarcaba la ciencia era ageno á los hijos de España
en doctrina profunda y en la literatura amena.
Y no podía ser otra cosa. En nación alguna, no obstante las
consecuencias de su reconquista, se vio con tal empeño y deci-
sión un afán de establecer Universidades para alimentar el ge-
neral deseo de alcanzar los conocimientos y saber humanos.
Apenas los Reyes Católicos tomaban asiento en los alcázares
granadinos, cuando surgió una Universidad para instruir á los
vencidos. Los reyes y magnates, los prelados y pueblos, to-
— «3 —
dos se apresuraban á levantar esos monumentos para cultivar la
hispana inteligencia, harto fatigada por el peso de las armas.
Tenían Universidad en el reino de León, Salamanca (.... 1243)
Valladolid (.... 1346) y antes Palencia que conservó por poco
tiempo su Estudio; en Castilla la Vieja, Avila (.... 1482-1504) y
Osma (1554); en Castilla la Nueva, Alcalá (.... 1508), Sigüenza
(.... 1472-1483), Toledo (.... 1520) y Almagro (..,. 1553); en
los reinos de Andalucía, Secilla (.... 1472-1516), Granada
(.... 1526) y Osuna (.... 1548); en Guipüzcoa, Oñate (.... 1542);
en el reino de Galicia, Santiago (.... 1506 1544) y Monterrey
(....) compitiendo la primera con la lusitana de Coimbra; en el
reino de Aragón, renació la pretoriana de Sertorio en Huesca
(.... 1354- 1461) y tuvo la de Zaragoza (1474-1574); en el Prin-
cipado de Cataluña, las de Lérida (1300), Barcelona (1430), Ge-
rona (1446), Tarragona (1572), Vich (1599); en las Baleares
la luliana de Palma (1280-1626); en el reino de Valencia, la de
Valencia (1411-1502), Gandía (1540) y Orihuela (1552). En es-
tos establecimientos se ilustraban los españoles, cuando á todas
partes llegaba el nombre de la Universidad de Salamanca que,
con arrogante blasón omnia docendo, era el centro y la luz de
todas ellas y competía en fama y esplendor con las mas eminen-
tes de Europa (1).
Y aun había otras enseñanzas para alimento intelectual de la
generación de aquel siglo porque, si no en gran escala, muchas
Ordenes religiosas de ciudades y pueblos importantes facilitaban
instrucción en sus conventos. Había en las catedrales, como ya
(i) Algunas de estas Escuela* tenían base conventual, y había también otros centros que
llevaban el nombre de Universidades, aunque distaban de serlo, como Luchentc (Ma3^ Luccna
'.*533). Oropcsa (158.), Sahagún (1534). Irache Í1605J, K«tella {...), Baeza U538J, Murcia 11565).
Al lado de las Universidades se establecieron Colegios mayores y menores, que aumentaba
el concurso de estudiantes, como los de San Bartoloi.ié (1401), Cuenca (1500), San Salvador de
Oviedo (i5>7) y Fonseca^ (1521) en Salamanca; San Ildefonso (1500) en Alcalá de Henares;
Santa Cruz (1484) en Valladolid; Santiago (1554) en Huesca; Sacrcmonte 11(05) cn O ranada,
etc , etc.
La de Oviedo fué fundada en 1565 é inaugurada en 1608.
Después se establecieron las de Pamplona '1623^, de escasa vida; Tortosa (1645); Ccrvera,
(ij\A) por supresión de las otras de Cataluña; la de San Cristóbal de Canarias (1744;) y la de
Alcalá «c trasladó á Madrid eti 1836.
Por las Ordenes religiosas principalmente, España abrió también en el siglo xvi Universida-
des y Colegios numerosos cn sus dilatados dominios de América. Entre aquéllas mencionaremos
las de México (issV, Chiapa (158 ;. Guadalajara (....) y Merida de Yucatán (....) cn el Vi-
rreinato de Nueva España; tres cn Quito fi 563 -1623^, Caracas ^721 j, dos en Sar.ta Fé de Bo-
gotá A595 íóioy y Taísima (. ..) cn el virreinato de Nueva Granada; las de Lima 11551-1570,
Cuzco ^1598 ifo.2,/tHiiamanga ^1677./ y Chuquisaca (1772,/ en el del Perú; las de Córdoba (xb^J
y Trinidad /'... ) cn Hítenos Aires; la de Santo Domingo f 16 .) en esta isla; y la de la Habana
1 1670-1778'. En A>ia, la de Manila '1628;.
^ No *on á teces exactas las fechas fundacionales de nuestras antiguas Universidades y Co-
legios; y Us indicadas se refieren, según los casos, á la erección, bulas y cédulas de aprobación,
apertura de estudios ó primeros estatutos.
— 14 —
se indicó, explicación de algunas materias por los maestre-es-
cuela, lecloral y penitenciario, ya decaídas con la fundación de
los centros universitarios, pues si algún prelado establecía Semi-
nario para su diócesis, era con séquito escaso en España donde
la pureza ortodoxa de la religión tanto resplandecía en las Uni-
versidades.
El estudio del laiin, llamado vulgarmente Gramática, desem-
peñado por preceptores, capellanes y dómines, fué general á to-
das las provincias, y sostenido por fundaciones, cabildos, ayunta-
mientos y monasterios. Cuando se trataba de crear la Universi-
dad ovetense, decía el Dean Asiego á los testamentarios del Ar-
zobispo V^ldés, que en la capital pasaban de 600 los estudian-
tes de latinidad, materia que abandonaban después por carecer
de establecimiento donde completar la instrucción. Y en famosa
novela, de popular lectura, á Gil Blas de Santillana su autor le
hace natural de nuestra ciudad y educado con su tio el canóni-
go Gil Pérez que, antes de mandarle á Salamanca, le llevó al
Dr. Godinez, el mas hábil pedante que había en Oviedo, para
aprender los clásicos griegos y latinos (1).
En tal período, no se tenía por bueno á quien alcanzando
altas dignidades ú opulentas riquezas no las consagraba á levan-
tar un colegio ó á fundar un centro de enseñanza. Así se com-
prende el gran siglo en el que la sabiduría de los españoles ca-
minaba á la par de su poder, glorias marciales y maravillosos
descubrimientos; porque en aquella época los noturalos de Es-
paña, ó peleaban como soldados en los tercios vencedores de
Francia é Italia, de Alemania y de América, ó asistían á los
grandes Estudios literarios: eran todos, ó soldados ó estudiantes.
Únicamente la región asturiana no había participado de se-
mejante ventaja fundacional, y su numerosa población, de esca-
sa fortuna, se conservaba en sensible ignorancia, no teniendo
fuera délas Ordenes religiosas y escuelas de latín, un estableci-
miento de Estudios generales. Tan lastimoso atraso en un país
apartado y pobre, no podía subsistir; aislado topográficamente,
necesitaba, según idea del gran Jovellanos, unir á la existencia
propia, merecida á la naturaleza, la intelectual y moral, que se
adquiere y constituye la vida de los pueblos.
(i) Lesage— Gil B/as, cap. I.
- i5 -
Y así fué. La poderosa acción, que en los demás ángulos de
la Península había agitado á los españoles, penetró, por fin, en
Asturias bajo el patrocinio é influencia de uno de sus hijos más
insignes, á quien la gratitud provincial recuerda con miles de
bendiciones.
ElIltmo. D. Fernando de Valdés, hijo de un Juan Fer-
nández, según expresión de Tirso de Aviles, y de doña Mencía
de Valdés, señores de la nobiliaria casa de Valdés en Salas, na-
ció en esta villa en 1483. En 1512 fué colegial en el Viejo de
San Bartolomé de Salamanca, donde terminó su carrera, desem-
peñó el rectorado y recibió los grados en la facultad de cánones,
de que fué también catedrático. Tuvo noticias el célebre carde-
nal Cisneros de las buenas dotes del asturiano, y en 1516 1c
nombró su familiar y dio una plaza de oidor en su Consejo de
Gobernación, siendo Regente. Canónigo de Alcalá y Dean de
Oviedo, visitó la Inquisición de Cuenca y gobernó el reino de
Navarra, donde hizo las Ordenanzas, que por dilatados años ri-
gieron aquel pais, recientemente agregado á la corona castella-
na. El emperador Carlos V, que le conoció en Flandes en tratos
sobre asuntos graves, le mandó á Portugal para representarle en
las capitulaciones matrimoniales de la emperatriz doña Isabel.
En 1524 fué de la general Inquisición y nombrado para elobis-
pado de Helna (Cataluña); sin tomar posesión pasó al de Orense
y en 1532 al de Oviedo y presidencia de la Real Chancillería de
Valladolid. Gobernó la diócesis de León hasta 1540, ya elegido
Obispo de Sigüenza y Presidente de Castilla. Seis años mas tar-
de se vio elevado al arzobispado de Sevilla y al cargo de Inqui-
sidor general por muerte del cardenal Loaisa, dejando entonces,
á su instancia, la Presidencia del Consejo y entrando honorífi-
camente en el de Estado. Nombrado Gobernador del reino mien-
tras Felipe II se hallaba en Inglaterra, y siempre en gran estima
del monarca por sus relevantes dotes, vivió hasta 1568 en que
murió en Madrid abrumado de honores y de rentas.
<«En todos sus puestos, escribe su primer biógrafo el Marqués
de Alventos (1), conservó tal igualdad de ánimo como si no hu-
i Historia del Colegio viejo de San Bartolomé mayor de la célebre Universidad de Sala-
manca... primera parte escrita por el Huno. Sr. D. Francisco Ruiz de Vergar.* ,. corregida y
¿umentada cu esta segunda edición por D. Joseph de Roxas, marqués, etc.. Madrid, por Andrés
Ortega, 1766. — Tom. 1. págs. 236 a 273. — Diferentes escritores se han ocupado en D. Fernando
— 16 —
biera alcanzado dignidad. Fué parco en la comida, modesto en
el vestido, severo en el semblante, sentencioso en la palabra,
magnánimo en la limosna é inimitable dispensador de sus rique-
zas, ya se atienda á la cantidad, ya al modo->. Mirando sus retra-
tos, puede repetirse con el Sr. La Fuente, que se parecía mucho
á Felipe II en el ceño severo y adusto, color cetrino, cara enju-
ta, entradas en la frente y barba rala y cenicienta.
Tal resulta la vida de quien arrancó la lepra de ignorancia á
la misera gente asturiana; tal fué el animoso prelado en cuyos
tiempos se arrastraba á los calabozos para martirizar en tor-
mentos ó conducir al fuego á los acusados de secuaces á las
nuevas doctrinas religiosas; así vivió el Arzobispo, hijo de estas
montañas, que á sí mismo se llamaba acérrimo perseguidor de
la herética pravedad, y á quien el oscuro y poderoso monarca
ofrecía llevar el haz de leña para su propia sangre, si su sangre
pecara.
El Doctor Diego Yaldés, en su tratado de De dignitatc Reg-
num Hixpanicr. juzgaba suficiente al Arzobispo, si pudiera ser
dividido, para acabar con los trastornos que los grandes acon-
tecimientos religiosos ocasionaban en Francia y en España. Pero
¿de qué modo? preguntamos nosotros.
No está en el espíritu de este trabajo, ni acriminar al tribu-
nal, encarnado en días do intolerancia y en antiguas leyes espa-
ñolas, ni denunciar abusos de la Inquisición. Escribimos historia
del primer establecimiento de enseñanza de Asturias y, por coin-
cidencia de ser inquisidor el fundador de esta Escuela, tratamos
del Santo Oficio, donde desempeñó tan elevados puestos quien
por ello ha sido calificado con apodos ignominiosos de tostón y
de r/7. Pagó el Arzobispo Yaldés triste tributo á las preocupa-
ciones religiosas y estrecha política de su siglo: llevado del fana-
tismo de la época y de ciega intolerancia, que apenas compren-
demos los que vivimos en libertad de conciencia, es cierto que
¿* Y. .■".«*, y er rorv;j'r 1 .* ** '<: r: : .' rv< ó; F>: ■'■' y ¿c b ?- ; .V.-V - c~ Li'-crtc. U >,
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- 17 —
ejerció con gran severidad su cargo inquisitorial. Suyos fueron
los índices expurgatorios de Biblias efi 1554 y el general de li-
bros de 1579, mas amplios que los dispuestos por la Universidad
de Lovaina, á petición de Carlos V; y antes, en 1561, formó las
férreas «Instrucciones de procedimiento inquisitorial»), que susti-
tuyeron á las de Torquemada y Deza. Con alma apenada se re-
cuerdan sus hogueras de 21 de Mayo y 8 de Octubre de 1559 en
Valladolid, en 24 de Septiembre en Sevilla y la malhadada per-
secución del virtuoso Arzobispo Carranza, encarcelado aquí
varios años y muerto ejemplarmente en Roma (1). Mas no se
puede menos de considerar que estos actos fueron consecuencia
de aquel tiempo sombrío y receloso, cuando el apocamiento del
ánimo no cultivado llevaba al extremo de que grandes y bajos,
nobles y villanos, sabios é ignorantes, monarcas y vasallos, asis-
tían con devoción incomprensible á los autos de fé, que la cari-
dad de nuestros días recuerda con espanto y aquella vida teo-
crática tenía por heroicos y santísimos. Apártense los ojos de
fúnebres cuadros con escenas que la moral y la filosofía reprue-
ban, y en parangón con ellas mírense otras elevadas y genero-
sas, que realzan la figura del Inquisidor implacable. Compren-
dió, sin embargo, que todo bien se alcanza por la caridad y la
ciencia, y que los pueblos bendicen á cuantos las difunden y de-
rraman su fortuna entre los menesterosos é hijos de la igno-
rancia.
Las pingües rentas y crecidos salarios del Arzobispo Valdés
le hicieron tan rico y opulento que, á no constar de su última vo-
luntad y fundaciones (2), se creería fabulosa la magnitud de sus
riquezas. El Papa Paulo IV le concedió para mayor poder y faus-
to de la Santa Inquisición una canongía en todas las Catedrales
y Colegiatas de Castilla, León, Aragón y Canarias, á mas de cien
(i) Insinúa el Sr. Li Fuente, en su Historia de las Univ:r$¡dndes, que el Sr. Valdés aspira-
ba á la mitra de Toledo, que tenia el lJ. Carranza. Fu -o muy discutido el proceso volun'.inoio de
este Arzobi-pa, no examinado ni conocido todo hasta que lo fué por el sabio Mcncndez Pelayo cu
sus Heterodoxos esfi iñtl-s «AUdrid, i83o, toni. II i. Indicase allí que el Sr. Yeldes y otros prela-
dos se resintieron del t »le«l i 10 por sus censuras á I<h Oljisp^s no residentes; p¿ro por esto y por
más es cierto el antagoniiiuo, «rencores, celos, envidias y malas pi>iones» entre los doi Mctropo-
lítanos; y asi Carranza recusó y resistió á Valdó; 0.1 insistencia, que si un día, con gestiones
en Roma por su sobrino I) Alv.ir» Val l.:., Dean do 0/iei>, lo^ró lacultade-i extraordinaria^ de
Paulo IV y Pío IV para pro_*d_r coaira el Primido. eu otn» día, au -ique el rey y el Inquisidor
*c resistieron, marcharla i l.i cinJad etor 1 ; pro.;c<.*d"» y pro:e*o, cuando San l'i > V ;v-á lo exi-
gió y también que renunciare su eleva l-> earg > ci Inqut.iJ ir asturiano
(2) En testamentos y cjJicüo* otjr.^r.l >* en Mi lnd ea 2 de Mayo de 1560 y 7 de Diciembre
de 1568 ante el escribano Podro Rodriju:/ y nu:va menoría ó test miento ante Alonso de Dóriga.
— i8 —
mil ducados de oro sobre los frutos eclesiásticos. Prelado espa-
ñol y del siglo xvi, era casi forzoso destinar su tesoro á erigir
alguna obra en favor de la Religión y del Estado, y para que
fuese digna de su nombre, hizo con autorización pontificia acer-
tada distribución de sus caudales. Dejó, como cristiano, solem-
nes aniversarios en las Iglesias Catedrales, cuya silla episcopal
había obtenido, y fundó una Colegiata en el pueblo de su natura-
leza con memorias por deudos y amigos y una misa diaria por la
emperatriz D.a Isabel y el emperador Carlos V de quien fué
testamentario; como hombre caritativo, levantó hospitales en Se-
villa, Cuenca, Oviedo y Salas; como hijo de familia hidalga,
arrimó crecidas rentas al primogénito de la casa; amante del
país, abrió caminos por terreno áspero y fragoso, dotó doncellas
de su concejo y auxilió á los labradores pobres, repartiéndoles
cien bueyes anualmente; y, á título de gran señor, condonó cré-
ditos, perdonó deudas y gratificó con largueza á los servidores.
Pero, como dice Alventos, donde demostró su magnificencia, por
donde aspiró á la corona de la inmortalidad, fué fundando el
Colegio mayor de San Pelayo en Salamanca, y en Oviedo el
de Huérfanas Recoletas, así como la Universidad, animado
por los escelentes resultados del Colegio de San Gregorio, que
ya había establecido aquí para el estudio de Gramática y Huma-
nidades.
Y si fué grande la significación del Sr. Valdés Salas, princi-
palmente por los favores con que impulsó el progreso y renaci-
miento de su patria, sus funerales y entierro revistieron un sello
de grandeza inusitada y hasta después sus mortales despojos
descansan en grandioso monumento, peregrina joya del arte na-
cional. Su cadáver, metido en lujoso ataúd y dentro de una
litera, cubierta de negros crespones y custodiada por muchas
personas que llevaban hachas encendidas, fué traído con so-
lemne pompa y aparato para ser sepultado en Salas. Precedía
la cruz arzobispal, acompañada de D. Hernando de Salas, su
hermano de padre, oidor del Consejo de Indias y arcediano de
Granada, con otros cincuenta caballeros, dos aposentadores por
el Consejo y la Inquisición, seis religiosos dominicos, seis fran-
ciscanos y seis capellanes, que todos los días, antes de empren-
A™ la marcha, celebraban el oficio divino. Con toda esta comiti-
— 19 —
va llegó á Oviedo el cadáver en 29 de Diciembre de 1568; coloca-
do á la entrada de la calle de la Platería, donde se recibe á los
Prelados, vinieron en procesión el Obispo, Cabildo, las Parroquias
y el Ayuntamiento con todo el pueblo, y el ataúd fué llevado por
regidores hasta el crucero de la Catedral, donde se cantó un so-
lemne oficio de difuntos y otro al siguiente día. Con la misma
solemnidad y compañía siguieron á Salas, donde tuvo un gran
recibimiento y se celebraron repetidas exequias.
Sus restos fueron colocados en un bellísimo y suntuoso pan-
teón de mármol blanco, mausoleo elegante y severo, armonioso
en sus proporciones y admirable en su escultura. Está en la par-
te del Evangelio de Santa María, la antigua Colegiata, hoy igle-
sia parroquial, al lado de la capilla mayor, donde en nichos y
bajo estatuas de mármol, descansan los afortunados padres del
Arzobispo.
Es el sepulcro uno de los mas bellos monumentos españoles,
cuyo autor se escapó á la pericia de escritores y artistas como
Jovellanos, Cean, Quedrado, Parcerisa, Juez-Sarmiento, Vigil y
otros, creyendo que aquella suntuosa tumba de mármol blanco
había venido de Italia, cuando tan elegantes y severas traza y
talla fueron una creación de artista italiano; pero bajo su plan
realizado por auxiliares españoles en marmóreos elementos de
nuestra nación. El conocimiento de tal paternidad artística y
grandiosa de Pompeyo Leoni fué de ayer al publicarse notable
libro en Francia (1).
Véase como la describe nuestro compañero el Sr. Vigil (don
Ciríaco M.) o Sobre el pedestal resaltado con un gracioso y sen-
{*} Les maiires italUns au service de la maison di Autriche. Leone Leoni, sculteur de
Charles- quinto et Pompeo Leaetii, scuipteur de Philippe II; Par Rugen* Plon. Eaux -fortes de
Pan i de Rat. París, 1887. En Asturias fué dado á conocer este notable libro por el Rector
Sr. Arambiiru.
La obra fué comenzada por Pompeyo Leoni hacia 1575, fecha de su contrato con los herede-
ros y testamentarios, y cuaba acabada cuando el escultor dejó á Madrid para ir á Milán con su
padre Ixronardo con encargos de Felipe II; pero estatuas y parte del monumento se hallaban
en Aleas de Veleño, cerca de Guadal ajara, sitio de hermosas canteras marmóreas y alabastri-
nas, y solamente quedaba por acordar el largo transporte á Salas por León, cuando apenas ha*
bia comunicaciones en 1583. Se ajustaron en 1582 hasta 50 carretas de bueyes que habían de
llevar cada una de 35 á 40 arrobas cabales de piedra pagando setenta y siete reales por carreta
hasta Lt-ón, y si hasta Salas «parc«ie>e haber camino* un ducado mas por cada dos carros, pero
siempre sin descargar los trozos, ya camino de León, ya de Burgos.
Respecta al pago de la obra al escultor Leani, con>ta que recibió en 158a de Alonso de Dó-
riga, secretario del consejo de la Inquisición, 185,858 maravedises por razón del tercio segundo
del asient) de 6.500 ducados di 375 mr». que había tomado de Don Antonio Padilla, presidente
del consejo de las Ordenes y de Don Diego de Valdés, abad de Ccncros, testamentarios del Ar-
zobispo, según contrato de 1576- (Extractos de documentos publicados por Mr. Plon.)
1
— 20 —
cilio entablamento y las armas de la casa de Valdés, se eleva un
cuerpo adornado con cuatro columnas jónicas sin volutas en los
capiteles; el cual forma dos resaltos sobre el centro de la fábrica.
En el tablero del medio, más espacioso que los de los lados hay
abierta una especie de ornacina donde se vé un excelente grupo
que representa al Sr. Valdés, de capa pontifical, acompañado de
tres diáconos puestos de rodillas junto á un reclinatorio en
actitud de orar devotamente. Ocupa el testero de este nicho, cu-
yo fondo es el mismo del monumento, un medallón en que se
representa, de medio relieve, la Resurrección del Señor, como
emblema de la inmortalidad; quedan á los lados, en los dos cuer-
pos salientes y entre las columnas que los adornan, dos nichos
con sus cascarones y pilastras: en el de la derecha está la Espe-
ranza y en el de la izquierda la Caridad. Sobre la parte entrante
de esta fábrica se eleva un atrio, cuyo nicho cobija la Teología
oprimiendo á la Heregía, que aparece humildemente á sus pies
con la máscara y los libros de sus errores. Las estatuas que repre-
sentan la Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza, co-
ronan los resaltos del primer cuerpo, pareadas á uno y á otro
lado del atrio; este termina con un frontoso triangular y dos an-
gelitos cogidos de la cruz que le corona...»
En el pedestal se lee extensa inscripción funeraria con ex-
presión de los cargos y méritos del Arzobispo,* y se gravaron tam-
bién conceptuosos dísticos en su loor.
¡Cuánta belleza en el funerario monumento!
Son pasmosa maravilla de cincel la estatua orante del Arzo-
bispo-Inquisidor, acompañado de sus capellanes, retratos de ver-
dad sorprendente, como las figuras teologales y cardinales del
decorado agrupadas de dos en dos. «El conjunto, escribe mon-
sieur Plon, evoca las tumbas de los Dux que Pompeyo había
visto en su juventud. La construcción de los nichos con las figu-
ras de la Esperanza y Caridad es semejante á la de Jacobo San-
sovino en sus obras de Florencia y Venecia; la Caridad, grupo
excelente, recuerda la composición veneciana del sepulcro de
Juan Boncio en la iglesia de San Juan y San Pablo, muy espe-
cialmente otra obra casi igual del mismo Sansovino en el mau-
soleo del Dux Francisco Veniero en San Salvador; y las cuatro
virtudes, colocadas á cada lado del ático, son asimismo francas
inspiraciones del arte de Venecia. El grupo central del Sr. Val-
dés con sus acompañantes indica cómo Leoni sabía imitar á Do-
natello. El trozo más notable é interesante de la obra es el de la
Fé pisando á la Heregía, que se retuerce sobre una pira, donde
van á ser quemados con ella los libros condenados por el Santo
Oficio; y, si por un instante hacemos abstracción del objeto ó de
la glorificación de la Inquisición y estudiamos la composición en
si misma, es preciso confesar que las bellezas son de primer or-
den. La disposición del grupo pertenece á la escuela de Miguel
Ángel, CDmo se ha visto en obras tan conocidas de Juan de Co-
lonia y de Vicente Danti; pero, ¡cuan más superior ahoral Lo
que aquí domina es el carácter profundo, impreso en los rasgos
de la Fé, obra toda ella «leonardesca», cuya inspiración recuerda
aquel movimiento de la cabeza con rostro dulce y triste á la vez
del Cristo de la Cena. Hay que remontarse á Leonardo de Vinci
para hallar, con toda la gracia en el realismo, el sentimiento inten-
so de la piedad, unida á la aspiración tan sobrenatural y elevada
hacíalo bello, porque aquí Pompeyo llegó á la meta de la mas
alta concepción del poder del genio á qne había rendido culto».
La obra de Salas, compite para honor y gloria de Asturias, con
los mausoleos del Escorial y otros prodigios de Leoni.
Considerando la gran figura del Inquisidor general y los
beneficios que á manos llenas derramó al morir, exclama su
biógrafo: o ¡Cuántos reyes habrán dominado el mundo, que no
puedan igualar sus vanidades á los pensamientos y á las obras
de este insigne prelado! Si los monarcas de España le honraron
con dignidades y le colmaron de riquezas, en él la^ depositaron
para que las derramase en beneficio de la causa universal.»
Ciertamente: cualquiera que sea el fallo de la historia sobre
la vida del arzobispo Valdés, siempre hallará un pueblo que ve-
nera y respeta su nombre porque le ha sacado de vergonzosa
postración; porque, en medio de esta región apartada, levantó
un templo á la sabiduría y en el brilló la luz que iluminó su
suelo y guió á sus hijos á conquistar un renombre tan ilustre
por las letras cual en otro tiempo lo fué por su heroísmo en Lan-
cia y Covadonga.
I- .-■ J** J\
- 13 —
CAPITULO PRIMERO
Fundaciones de enseñanza pública por el Arzobispo Inquisidor Sr. Valdés Salas. —
Los Colegios de San Pelayo en Salamanca y de San Gregorio en Oviedo. —
Lentitud de los Testamentarios del Arzobispo en el cumplimiento de su últi-
ma voluntad. — Sus consecuencias.— Proyecto de adjudicar la organización y
régimen de la Universidad de Oviedo á la Compañía de Jesús. — Gestiones
de la Junta general del Principado, Sr. Obispo, Cabildo Catedral y
Ayuntamiento para la apertura universitaria. — Sus comisionados marchan
á procurarla en la Corte. — El primogénito de la casa de Salas, sobrino-here-
dero del Inquisidor, se opone á la fundación de la Universidad. — Opinión
del Fiscal del Consejo.— Servicios del benemérito Deán ovetense Juan de
Asiego. — Informes y peticiones. —Importantes autos de la Testamentaría
creando la Escuela y dilaciones que opone el heredero del fundador. —
No se le confiere el patronato que pide. — Bula pontificia y Real Cédula de
erección de la Universidad de Oviedo.
Ya en el tercio final de su vida, como últimamente en testa-
mento, codicilo y memorias, se preocupó el Arzobispo Inquisidor
Sr. Valdés Salas en las fundaciones de enseñanza para favore-
cer á sus paisanos.
Rigiendo la Iglesia de Oviedo trató del Colegio de San
Gregorio en esta Ciudad cuya apertura se dilató, como después
veremos, y por el mismo tiempo fundó el Colegio de San Pe-
to/o, en Salamanca, según indicamos; y hemos tratar ahora de
este establecimiento para enseguida proseguir nuestra relación,
ya ceñida solamente á las Escuelas que el espléndido Sr. Valdés
abrió en Asturias.
Agregado á la gran Universidad de la Atenas española, qui-
so erigir en 1543 y 1546 un Colegio mayor, á cuyo efecto alcan-
zó Real cédula del Emperador Carlos V y bula pontificia de Pau-
lo III. Opusiéronse á ello los otros Colegios mayores, como acos-
tumbraban por celos de competencia y privilegios, alcanzando
retención del Breve en el Consejo de Castilla; pero, como insis-
tiera el poderoso Sr. Valdés con su pensamiento, de utilidad dis-
cutible en Salamanca donde había tantas aulas, obtuvo nueva
3
— 24 —
Bula del Papa y otra Real licencia en 1567, ya para un Colegio
«menor», aunque con titulo de Insigne y varios privilegios, que
hubieron de limitarse ante nueva reclamación de los demás Co-
legios menores. Estos ú otros concitaron al Ayuntamiento sal-
mantino para más dificultades cuando el Sr. Valdés, que ad-
quirió varias casas en aquella ciudad, se dispuso á demolerlas
con objeto de levantar el edificio colegial de San Pelayo; y, por
fin, en 1577 quedó fundada la nueva liscucla en casa grandiosa,
toda de piedra, trazada severamente y sin más adornos que el
timbre heráldico del fundador. Tenía patio cerrado con galería
alta y bajax formadas con columnas dóricas y arcos de medio
punto en el interior. Fué la apertura después de 1604.
El personal de este Colegio ovetense, en Salamanca, era tan
numeroso y bien dotado como el de los Colegios mayores. Pri-
meramente fueron veinticinco las becas de teólogos, canonistas
y juristas, doce para naturales del Obispado de Oviedo, cuatro
para los de Sevilla, dos para Sigüenza, otras dos para Orense,
dos capellanes y tres regentes en teología, cánones y leyes.
El Fundador asignó al Colegio diez mil ducados de renta, que
todavía aumentó después, resultando que tenía doble que la gran
Universidad á que estaba adscrito. Vestían los colegiales manto
verde (que les dio nombre) y beca negra, colores de la Inquisi-
ción, más después suprimieron el negro distintivo por verde, con
autorización del Nuncio; y eran las plazas muy codiciadas, dice
Garibay, por la autoridad de la casa y patrimonio que disfrutaba.
Sus hijos ilustres fueron muchos. (1)
De la supresión académica de este Colegio menor y desamor-
tización de sus bienes aún quedan tres becas, y los alumnos,
que las consiguen, pueden cursar cualquiera de las .carreras ó fa-
cultades, establecidas en la Universidad de Salamanca, y tienen
derecho á pensión de dos pesetas diarias, matrículas, títulos de
Bachiller, Licenciado, Doctor y otras ventajas cuando alcanzan
las notas exigidas al efecto. Los aspirantes á becarios han de ser
(i) La Fucj.tc: I/is/orta de las Universidades, tom. II-
En 1855, después de suprimido el Colegio de San Pelayo, ascendían los rendimientos de sus
bienes á 229 fanegas y 40 cuartillos de uÍ£o y 6.434 reales y 18 maravedises en metálico.
Cuando la guerra de la Independencia contra Francia sufrió el edificio gran deterioro y en su
local se estableció jardín botánico de Salamanca.
Véase á Vidal, Historia de la Universidad de Salamanca —Id. á Falcón, Salamanca ar-
tística y Monumental,
— 25 -
mayores de catorce años de edad, pobres; y el orden de prela-
ción para ser elegidos es: 1.° parientes del Uustrísimo señor Fun-
dador; 2.° naturales del Principado de Asturias y los de las
diócesis de Sevilla, Sigüenza y Orense; y 3.° hijos de naturales
de Asturias. Los nombramientos son atribuciones de la Junta de
los Colegios universitarios de Salamanca, á propuesta del Exce-
lentísimo Sr. Duque de Berwick y de Alba, patrono del Colegio
menor de San Pelayo como poseedor del título de Conde del
Montijo, á cuya casa afluyeron los bienes, mayorazgo y honores
de la antigua de Valdés, de Salas. (1)
Vengamos ahora á las fundaciones de enseñanza en Astu-
rias.
Hay incertidumbre sobre la fecha de verdadera creación y
apertura del Colegio de San Gregorio de Oviedo, vulgo de
los Pardos, levantado en nuestra Ciudad, en el arrabal ó calle
del Campo, cerca de la puerta también llamada así, abierta en
las murallas, próxima á la de Socastiello, las dos tocando la
Fortaleza (2); y el edificio, bajo el cubo del ovetense castillo,
quedó formando esquina entre las calles de San Francisco (la
del Campo, llamada después así por el cercano convento de
Asís) y de la Lana (ahora de Mendizábal) donde hoy se levanta
el suntuoso edificio del Banco Asturiano.
Fué la primitiva fundación del gran bienhechor de Asturias
ideada, al parecer, durante su prelatura ovetense (1532 á 1539)
y en la que persistió en el último período de su existencia cuan-
do encomendaba las fundaciones asturianas al Venerable Cabil-
do de la Catedral.
Entre los canónigos contábase entonces á D. Hernando de
Valdés, hermano del Arzobispo, que fué el intermediario de esta
negociación. Cuando el pontífice de Sevilla escribió al Cabildo
en 1561, lo hizo también á su dicho hermano, dándole cuenta
del proyecto de Colegio con idea cabal de toda la fundación:
v Cuando diereis mi carta al Cabildo de la Iglesia de Oviedo,
ft) Los anuncios y llamamientos se publican en la Gaceta de Madrid, Boletines oficiales
de Salamanca y Oviedo y eclesiásticos de Sevilla, Sigüenza y Orense en el mes de Julio del
año en que hay vacante, haciéndose las provisiones en el de Octubre.
'a) Eran terrenos de la ciudad, pues 1). Alfonso XI por Real Cédula de 134a donó á
Oviedo las casas que estaban junto á la muralla, cerca de la puerta del Campo y para que no
causasen pcjjuicio á los muros, ordenó el Rey destilarlas y que sus materiales y huertas fuesen
para la ciudad. Según Trcllc», los edificios eran de les confiscados al desgraciado D. Gonzalo
Martínez, maestro de Alcántara.
■ifp
— 26 -
les diréis que habiendo entendido por vuestra relación cómo
e'Ios desean que la baena obra del Colegio de Oviedo y las otras
dotaciones que coa la avada de Dios pienso dejar en aquella
ciudad ven otras partes del Principado hayan efecto, y que para
esto muestran buena voluntad de ayudar con su trabajo y cui-
dado, y Le recibido mucho contentamiento de ello, porque que-
riéndose ellos encargar de hacer cobrar y distribuir los juros y
re ritas y hacienda, que para ello dejaré en el Principado de As-
turias de !a manera «pe yo ordena:-.?. estaré muy cierto de que
las dotaciones tendrán siempre due.V» y amparo con buen cum-
plimiento y ejecución de ellas: y trata:? y comunicado con ello
particularmente me dará aviso con ei priuero de lo que acuer-
den y también de lo que les pareciera y será menester señalar
desalan? para la ] e:s »na que ellos nombru-en. para la cobran-
za y cuenta y buen recado de los juros y reñía-, y la orden que
creyeran conveniente para que Laya buen recado en ponerse el
«Huero, c -mo se fuere cobran .!:>. en una ¡ arte secura: y para que
haya cuenta de lo que s: sacara para las dichas obras pías á los
líe^r ,s que s- hu! ieren de proveer conforme á la urden que se
dier*. p»:q :e en tenien Jo buena :>t ue-'u: de ellos se ponjra lue-
go en efecto este negocio.
< En el CoLgio se ha de dar de cerner á quince personas,
que -on doce col*: piales y el Prever t ;»r principal, que ha de ser
I Sector, con ot:*o preceptor o lie;»* ti lor y un familiar, y señalán-
dose á diez mil maraveJises para ia comida de e-ada uno de és-
tos caia af. .». se ro ]i:n sacar ia cunihi y salario para la mujer
que tuviese car¿jo de ¡av;.r la r»»pa y : . :a un des¡*cnsero que
Lubie-c de traer d- c raer yjz;ds;.::o. y dt¿de abura se podrá
curr-7-ir el n .u.ero de I s de ce c.-lev'L'.les y familiar, y los que se
hubiesen d»- recibir de nr.evn ror ' > menos han de saber leer
bi-n i-*;n y la doctrina euistiana y qu: tengan habilidad y sean
r ;bros y cristianos viejos, que no sean vecinos ni hijos de ve-
cino de la ciu-ía J de Oviedo por el aparejo que tienen de poder-
se mejor sustentar y \> >r otros buenos respetos, y para que ésto
y en 1 . d r: ...s *,:• t » a á lo que se La de hacer en adelante se
:a:ap »: • -»_•.. .«• mas larva instrucci- n y orlen: [odranse dar des-
de Jue^j á los dichos colegiales sendas ropas ú sotanas de paño
pardo de otro color con que anden en el Colegio y fuera de él.
— 27 —
«Que se entienda en comprar la casa de Diego de Salazar,
que está junto al Colegio, en el mejor precio que fuera posible,
y se me envíe relación de lo que está hecho en la casa y de lo
que podrá costar de materiales y manos para que pueda apro-
vechar para el propósito de los porcionistas y estudio con lo del
Colegio, como está platicado, ó para otra cosa. En Madrid á
quince de Octubre de mil quinientos y sesenta y un años.»
Al Venerable Cabildo decía también el Arzobispo:
«A los muy Reverendos y magníficos señores Deán y Cabil-
do de la Santa Iglesia de Oviedo. Muy Reverendos y muy mag-
níficos Señores: Con el canónigo Hernando de Valdés recibí la
carta de V. m. y no hay para qué me dar gracias por lo que yo
deseo emplearme en sus cosas, pues esta buena voluntad siem-
pre la tuve y tengo en lo que tocase á esa Santa Iglesia y perso-
nas de ella en general y particular. El canónigo me significó
cuan de veras deseáis, señores, el bien de esa tierra y que en
algunas dotaciones y memorias que, mediante la ayuda de Dios,
tengo ordenado de dejar en ella tomarían parte del trabajo en la
ejecución de ellas, y confiado en esto yo le he comunicado al-
gunas cosas que dirá de mi parte, y teniendo respuesta de su
voluntad las comenzaré luego á poner en efecto, porque encar-
gándose de la protección y administración de esto personas de
tanta bondad y autoridad yo estaré descansado en pensar que
antes y después de mis días tendrán dueño éstas buenas obras:
con que espero será servido nuestro Señor. Él guarde y prospe-
re las muy Reverendas y muy magníficas personas de V. m. En
Madrid á 15 de Octubre de 1501. Vt. fr. f hispalensis.»
El primer edificio destinado á Colegio fué una casa modesta
en la mencionada calle del Campo, pero los testamentarios del
Arzobispo, los Consejeros, compraron después la casa de Diego
de Salazar para hacer más capaz el establecimiento que datando,
como queda dicho, de 1501, llevó la fecha de 1534, porque sin
duda fué en este año cuando D. Fernando de Valdés y Salas
proyectó primeramente favorecer con esta Escuela al Principa-
do de Asturias como ensayo de la Universidad, que también se
proponía.
La fábrica, que nosotros alcanzamos, había sufrido grandes
trasformaciones principalmente en su fachada, á principios
- 28 -
del siglo xviii y en los primeros años del xix. Muros do-
bles, agregaciones, recortes, etc., se notaron en el derribo de
1896, y argamasa, manipostería y trabajos de tres épocas dife-
rentes.
Ni de las actas del Cabildo, del Ayuntamiento y Univer-
sidad de Oviedo resulta dato fijo para asegurar cuándo co-
menzó á leerse en el Colegio de San Gregorio, llamado ele
los pardos por el color de la beca colegial.
Bajo el bello blasón arzobispal, que ostentaba en el frontis-
picio, había también la fecha de 1557. No faltó quien indicase
que las fechas señaladas de 1534 y 1557 manifestaban la pri-
mera fundación de la Escuela, y la segunda la terminación del
primer edificio; pero esto no se compadece con los datos y
acuerdos capitulares que publicó el canónigo archivero bibliote-
cario Sr. Sandoval. (1)
La factura del bien labrado escudo indica su ejecución á
mediados del siglo xvn, ya decaído el gusto del Renacimiento.
La cartela que rodea el óvalo y el estilo todo indican obra dis-
puesta y dirigida por alguno de los artistas, que aquí trajeron
Domingo Moriera, Alonso de la Barcena, Juan de la Yucera y
Bernardo de la Portilla, entendidos labrantes del edificio de la
Universidad, bajo la dirección de Juan del Rivero, maestro de
las obras de la Catedral de Salamanca, rematante á nombre de
Rodrigo Gil en 1572 y 1575. Dicho escudo tiene gran semejanza
en la disposición con otros que se ven en la Universidad.
Si aquellos artistas ó sus discípulos fueron los que decoraron
heráldicamente el Colegio, debió ser en la segunda obra ó am-
pliación de la primitiva, porque ésta ya se había levantado antes
del 1571, según consta de los libros municipales, pues en acta
de 7 de Noviembre se trata de una carta dirigida por el antes
Canónigo de Oviedo y entonces Consejero de S. M. D. Hernando
de Salas al Cabildo, tratando del lugar donde había de levan-
tarse la Universidad, á lo que nuestro antiguo Ayuntamiento de-
signó que «el sitio señalado era en las espaldas del Colegio,
que está hecho, ó delante del mismo en las huertas de Juan
de Carrió. »
(i) El Carbayón% periódico (Oviedo, 1895).
— 29 —
AI derribar dicho edificio de los Pardos se colocó el escudo
(armas de Valdés, ó tres barras con las cruces de San Jorge) y
las inscripciones que le acompañaban, en el vestíbulo de la Uni-
versidad ovetense.
Bajo la corona condal de los de Miranda, en que recayó el
vínculo fundado por el Carnoso Arzobispo, está la siguiente ins-
cripción, no fácil de reproducir aquí con exactitud por sus abre-
viaturas y letras ligadas:
NOBLISSM S. GREG COLEGUM
ANTQUS OMNIBS OPS PATRIEAE
AMOREM, MEMORIE SER
VANS EX, ILL, RV DN FER
DINAND, D VALDES FVN
DATORIS, ANNO 1534 (1)
Debajo se lee en caracteres de época posterior:
F. DE VALDÉS ARCHIEPISCO-
PUS HISPALENSIS.
Sobre la puerta de arco, entrada principal del Colegio de
San Gregorio, había otra piedra con este monograma de Jesús:
en tipos que, ó pueden referirse al año de 1534, ó ser esta piedra,
allí colocada modernamente, de la suprimida capilla del Esta-
blecimiento, que se notó cuando el derribo, hacia la parte Norte.
También se halló un relox de sol con números góticos y
»x) Nobilísimo Colegio de San Gregorio,
el más antiguo de los de la patria,
que conserva el amor á la memoria
del Excmo., limo, y Reverendísimo
D. Fernando de Valdés,
fundador. Año JSJ4>
— 3° —
restos de otras piedras labradas, un capitel, etc., con trozos de
mas lápidas inscripcionales, difíciles de reconstituir. Parecen
referirse á intermediarios en la construcción, primera dirección
y reformas del Colegio; y con las abreviaturas, entonces usuales,
se leen nombres como Fernando de llano, apellidos de queipo
de llano, etc.
La historia del Colegio se resume en los siguientes breves
datos.
El Arzobispo Valdés le señala en su testamento y codicilos
de 1566 y 1568 la renta perpetua de 300 maravedises, sobre
un juro de las alcabalas de Sevilla, á más del monte Naranco,
en Oviedo, como otras rentas en esta ciudad y su concejo; pero
es para su sostenimiento, porque la Escuela ya estaba abierta
antes de la muerte del preclaro D. Fernando.
La primera vida del Colegio inspiró mucho interés á los Re-
gidores de Oviedo, pues en 1579, dice un extracto del erudito
Sr. Vigil, que «en virtud de que no había maestros en el Colegio
de la Ciudad (el de San Gregorio) donde se leía gramática y de
los derechos excesivos que se cobraban á los estudiantes, se dis-
puso escribir á los señores del Cabildo, como testamentarios del
Obispo (Sr. Velasco) para que acudieran á su remedio.»
Por motivos como éste, sin duda, se dictó una Real Cédula
autorizando á los Consejeros testamentarios del Arzobispo para
que formasen «Constituciones» de régimen del Colegio (8 de
Mayo de 1604) y en aquel regio documento se hace referencia á
una Bula pontificia para eregir en Oviedo el dicho gregoriano,
que no se encuentra en el archivo universitario y que debió ser
de alguno de los Papas de Paulo III, á Gregorio XIII, el que de
buena gana dio la Bula universitaria.
Un antiguo memorial de Sancho Inclán, diputado de la Junta
general del Principado, habla de la dotación del Preceptor de
latinidad, número de colegiales, pagos, abolición de ciertos de-
rechos y de proyectos de dotación de los profesores. Cuando el
Cabildo elevó á los Sres. Tejada y Boorques un informe acerca
de la Universidad y Colegio, D. Hernando Valdés Osorio elevó
á los mismos Consejeros otro memorial sobre gastos y racio-
nes de esta última fundación.
De menos categoría que la de la Universidad fué la casa colé-
— 3i —
gial, y asi se deduce de dos testimonios del Secretario de los
Capitulares, que tanto interés manifestaron por el profesorado
universitario. En uno de ellos (8 de Febrero de 1602) se oponen
á que el Tesorero de la Iglesia Catedral D. Antonio González
Arango fuese Rector de San Gregorio, y en el otro (10 del mis-
mo mes y año) aceptan los prebendados diferentes lecturas en la
Universidad; pero no pueden consentir en que el dicho Tesorero
continúe siendo preceptor del Colegio por no ser decente á su
cargo y dignidad.
Aprobados los «Estatutos» del Colegio por el Supremo Con-
sejo en 12 de Septiembre de 1612,— la Universidad se abrió
antes, — se dispuso que fuesen doce las becas, provistas en jóve-
nes de siete á catorce años, con la precisa circunstancia de ser
naturales del Principado ó parientes del fundador, de buen li-
nage, acreditando limpieza de sangre.
Para su servicio había dos fámulos ó pensionistas y un co-
cinero, lavandera y boticario, etc. Se abonaban 14 maravedises
por cada colegial y familiar, y se les enseñaba Gramática latina
y educación religiosa.
Había un Rector, ordenado in sacris, con 50.000 marave-
dises anuales, un Regente con cien ducados, un Repasador ó
Ayudante con mil reales, y se abonaba real y medio al cape-
llán por la misa, si al Rector no le fuera posible celebrar-
la. El nombramiento de este personal era del Patrono de
las fundaciones del Sr. Valdés Salas, á quien el Administra-
dor del Colegio rendía cuenta de inversión de las rentas, y
todos estaban sometidos á la inspección del Prelado ó de su
Provisor, que examinaban las cualidades.
Las lecciones eran públicas y podían asistir, como exlernosí
todos los que deseasen aprender Gramática. El historiador astu-
riano P. Carballo fué preceptor y más tarde Rector en los
primeros años del siglo xvir, antes de ser jesuíta. De su tiempo
es un expediente por el cual se prohibió que este maestro lleva-
se 6 reales por la enseñanza del latin, declarada gratuita; y allí,
entre varias diligencias, están la firma y una solicitud del autor
de las Antigüedades de Asturias.
En 1668, mientras la Ciudad construía el teatro del Fontán,
se solicitó permiso de la Sra. Marquesa de Valdunquillo — que
i
— 32 —
tenía el patronato—para que en el patio del Colegio represen-
taran compañías de comediantes; y velando por la tranquilidad
del Colegio, el Cabildo consiguió Real Provisión en 1678 para
que la Ciudad no prosiguiese las obras de cárcel pública que
disponía levantar cerca del Colegio San Pedro ó de los ver-
des y del de San Gregorio ó de los pardos. Más se realizó
la reforma, pues en 1703 «se dispuso la demolición del cubo
del Real Castillo que mira al Campo de la Lana, ejecutándose
el tramo de camino de junto al Colegio de los pardos (calle de
Mendizábal) hasta incorporarlo con la calzada de los verdes
(calle de Arguelles) » .
Así continuó hasta la expulsión de los Jesuítas; pero ha-
biéndose girado visita al Colegio, dio por resultado suspen-
der el estudio de Latinidad y que sus preceptores se trasladaran
alas Escuelas dé la Compañía de Jesús, disponiendo el Consejo
General que el sueldo que aquéllos dejaban en San Gregorio
sirviese de dotación al profesor de Lengua griega de la Univer-
sidad, por lo que esta cátedra fué provista, en ocasiones, por el
Patrono de la Escuela.
En 1749 dictó auto favorable la Real Audiencia en una soli-
citud del Doctor D. Ignacio Valdés, que pretendía para ante el
Consejo de Castilla dotar el Colegio con Estudios mayores, á lo
que se opuso la Ciudad por medio del regidor D.Juan de Faes
para que no se hiciese gasto alguno, según consta de acuerdos
municipales; sin duda por ser suficientes las Facultades de la
Universidad.
El Claustro pidió en 1796 que se nombrara una comisión
para gestionar la superintendencia del Colegio. Siguió arrastran-
do lánguida vida, pues en 1804 el Procurador general del
Principado Menéndez de Luarca manifestó que, si bien estaba
habitado solamente por el Rector y un fámulo por estar en sus-
penso el pago de sus rentas, la casa estaba muy deteriorada y
sería muy costoso habilitarla para cuartel.
Desde aquella época á la de 1834, el Rector cuidaba de los
colegiales, los más pensionistas, que mandaban sus padres para
que asistiesen á la Universidad.
Más adelante, al ocuparnos en la Segunda Enseñanza en
Oviedo, hemos de narrar los últimos días de esta fundación y de
— 33 —
cómo se perdió el edificio del Colegio de San Gregorio, donde
se pensó establecer el Instituto provincial.
Concretemos ahora esta parte del presente libro á la erección
y suerte de la Universidad ovetense.
Con meditada previsión, el Inquisidor Valdés suplicó al Rey
en el testamento que, en recompensa de sus leales servicios to-
mase las fundaciones bajo su respetable protección. Ofreció el
monarca su valioso amparo y vio con agrado recaer el nombra-
miento de testamentarios en los licenciados Alonso Nuñez de
Boorques, del Real Consejo y Cámara de la Santa Inquisición,
y Juan de Tejada, del Supremo Consejo de Castilla. Era costum-
bre, aunque bien fatal de aquellos tiempos y funesta práctica en
negocios graves, someterlos á ciertos personajes acostumbrados
á la tramitación lenta y perezosa de aquellas elevadas Corpora-
ciones. Se abrió, asi, un Tribunal de testamentaría donde con
embrollados y largos procedimientos se proporcionaban crecidas
dietas á curiales, que intervenían en los asuntos del Sr. Val-
dés. Ellos mermaban las rentas y convertían los administradores
en provecho propio los rendimientos de las Obras pías.
Como en cláusulas fundacionales se autorizaba á los alba-
ceas Consejeros con poder absoluto de alterar, conmutar, modi-
ficar y disminuir lo que les pareciese, usando los testamentarios
de la amplia facultad determinaron en 1571 á ofrecer á la
Compañía de Jesús que tomase á su cargo los estudios, Colegio
y Universidad, comunicando tal acuerdo á San Francisco de
Borja, General de la Orden, imitando en esta oferta á otra igual
que había hecho la Ciudad de Valencia, deseando que la Com-
pañía se encargase de su Universidad. Estimó el santo la honra
y envió poder para recibir la fundación y organización de la Es-
cuela universitaria de Oviedo con determinadas condiciones, en
cuya virtud la aceptó el P. M. Provincial Gil González Dávila.
Se hicieron las escrituras y obligaciones de una y otra parte, y
así proseguía el negocio que, cuando se juzgaba concluido, se
vio al mismo tiempo deshecho; porque «á la noticia de que
la Compañía tenía en su poder la Universidad y sus estudios,
fué tal la inundación de contradicciones que causó la continua
lluvia de imposturas, testimonios y quejas de los que aborrecían
la disposición segunda de los testamentarios del ilustrísimo Ar-
— 34 —
zobispo, acaso porque en la primera amavan sus intereses y
fundaban sus conveniencias que, para que se deshiciese la tem-
pestad, cesare la inundación y se serenase el cielo, juzgó la Com-
pañía ser el más fácil y oportuno remedio sacrificar todo el
derecho que había adquirido por el contrato al gusto, pasión ó
mala voluntad de los contradictores; y así le cedió y se apartó
libremente de proseguir el que ya llamavan pleyto» (1). Y esto
dio lugar á la inmediata fundación del Colegio de San Matías,
de la Compañia de Jesús, en Oviedo, por la virtuosa y espléndi-
da viuda de D. Luis de Quijada, mayordomo del Emperador y
ayo de Don Juan de Austria, instituto que tuvo importancia
por su concurso á la instrucción pública en Asturias.
El pensamiento primordial del Inquisidor parece que era la
formación de sacerdotes ilustrados, deseo, á la verdad, muy
atendible; pero el Cabildo y el Municipio, al concretarse á la
Universidad en vasto informe sobre las fundaciones del Sr. Val-
dés, decían, con oposición á los antecedentes de sus personas y
representación, que para formar buenos clérigos ya felizmente
se había instituido la Universidad de Alcalá y, por lo tanto, con-
venían á este territorio otras enseñanzas. Contando con el estu-
dio de Gramática del Colegio de San Gregorio, proponían el es-
tablecimiento de cátedras de Retórica y Lengua griega, faculta-
des de Artes, Leyes, Cánones y Teología; y al dictaminar sobre
la dirección de la Escuela, añaden: —«Sólo Dios, Nuestro Señor,
nos la dio (la Universidad) para remedio de muchas gentes de
esta provincia, hará lo posible para verla efectuada, y que no se
dé á los de la Compañía (la de Jesús) porque hay en esta ciudad
más clérigos y frailes que ciudadanos, y con razón nos parece
que no se sienten aquí más, mayormente tomando á su cargo la
Universidad». Firman el Dean, Chantre y tres Canónigos con
testimonio capitular en 1572.
Con notable lentitud seguían los magistrados testamentarios
interminables expedientes; años y años pasaban en gestiones, y
á la sombra de tanta confusión seguía la testamentaría pagando
salarios y disminuyendo los productos. No se abría el Estudio
(i) P. Vülafañc: Relación histórica de la vida y virtudes de />.* Magdalena de Ulloa,
pág. 242.
- 35 -
general, aunque se levantara el edificio, porque nada se hacía
para dar en él las enseñanzas.
No fallaba vivísimo interés en llevar á cabo tan principal
elemento de dar lustre á la provincia con honra de sus hijos, y
éstos nuevo esplendor á su patria por el camino de la ciencia.
Geslionaba con solícito anhelo la Junta General del Principado,
encarnación entonces de la administración y de nuestros vene-
randos fueros; ella nombró enseguida comisionados para que en
la Corte arreglasen el pronto establecimiento de la Universidad;
hizo igual solicitud en diversas ocasiones y, todavía á principios
de 1608, relataban sus gestiones Lope de Miranda, señor de Na-
via y de Muros, pariente del fundador, y el P. Fr. Tomás de
Sierra, Prior de Santo Domingo en esta ciudad, gran escritor y
predicador que fué de Felipe III. (1) Por su parte gestionaba
también el Prelado escribiendo, como queda dicho, á los testa-
mentarios, y en las actas del Cabildo Catedral hay importantes
acuerdos para lograr á Asturias la deseada Escuela. En unión
con la Ciudad, representada por sus regidores Julián de Miranda
y Pedro de Aviles y de la Provincia por Fernando Alvarez de la
Rivera y Sancho de Inclán, nombró comisión para el asunto; y
marchó su Deán D. Juan de Asiego, hombre de letras y celoso
asturiano á la Corte (2), cuando el Municipio enviaba á Pedro
Arguelles Meres y á Juan de Nora á excitar á los Consejeros. (3).
Pasaban los primeros años del siglo xvn y daban escaso
resultado tanta petición y tanto recurso, como de unes á otros
se cruzaba, cuando los testamentarios escribieron al Obispo, Ca-
bildo y Ayuntamiento en 1001 pidiendo dictamen sobre las cá-
tedras y su dotación. (4) El Cuerpo Capitular, que ya en otra
ocasión había informado con la Ciudad sobre las fundaciones
del Sr. Valdés, presentó otro Memorial {que reiteró el Prelado)
(t> Archivo de la Diputación provincial. Libros de actas: Juntas de 8 de Marzo de 1600,
31 de Junio de 1603 y 10 Enero 1608.
— «El Regidor de Oviedo y Alférez mayor de Lena D.Rodrigo Bernardo de Miranda «asistió
en Madrid a diferentes negocios de esta provincia, y cu particular á que se fundase la Universi-
dad, como >c consiguió, haciendo también que se pusiesen en ejercicio las demás fundaciones
y obras pía* del limo. Sr. Valdés». ÍSoiar de la Casa de Olloniego por D. Felipe Bcr nal do de
(^uirói —Madrid, (sin fecha )
—Tratando de la Casa de Sierra, parroquia de Santa Eulalia del Valle, se menciona al
(hminico P. Sierra, diciendo «fué bienechor de Asturias, que le debe la Universidad», en
Soticias históricas del Concejo de Carreño por González de Posada MS.>
(?* Archivo de la Catedral de Oviedo; Libros de Actas de 1600 á 161 2: Cabildos de 3 de
Marzo de 1600, 15 de Diciembre de 1601 y a de línero de 1602.
(3) Archivo de la Universidad. Testamentaría del Arzobispo Valdés: fol. 50.
(4) Id. id. fols. 18 y 19.
- 36 -
en 1602 comprendiendo un proyecto de Universidad, así como
el Municipio escribió á los Sres. Boorques y Tejada para que
estableciesen las enseñanzas á la mayor brevedad. Por su parte
el Obispo instruyó al Deán; la Ciudad, Principado y Cabildo in-
sistieron con losalbaceas; y otra vez les anunciaron pérdidas de
bienes y de rentas. El Sr. Asiego no cejó un día y otro. (1)
Este inolvidable prebendado, adelantándose á su época, re-
sumió por si lo que entendía eran aspiraciones del Cabildo, Prin-
cipado y Ciudad, y presentó razonable y elevado dictamen, no
solamente sobre el régimen universitario y materias de sus es-
tudios, sino respecto á lo que hoy se llaman Facultades mayo-
res, muy en conformidad con el mencionado informe de 1572.
Deseaba una provechosa latitud en la filosofía, porque, conside-
rando, dice, que el Principado de Asturias es tierra marítima
donde se usa la navegación, será muy conveniente al servicio
de S. M. una cátedra de Matemáticas y otra de Física, así como
una de Metafísica. No contenían esas enseñanzas los anteriores
dictámenes y sorprende, bajo la firma de un eclesiástico del
siglo xvrr, un pensamiento que los testamentarios calificaron de
notable y aunque, desde luego dudaron seguirlo, posterior-
mente lo siguieron en alguna parte.
Crecían las quejas al ver desierto el edificio levantado, y
aún continuaban los ejecutores con aquella lentitud que, sesen-
ta años después de la muerte del Arzobispo, hizo escribir las
siguientes palabras á un comisionado del Claustro y maestro de
la Orden de San Francisco: v He gastado hasta los hábitos y, si
no nos ponemos bajo el patrocinio del Rey N. S. y no damos en
tierra con la testamentaría, nada se adelanta^ (2)
(i) El Deán fue portador de una carta para los Consejeros Boorques y Tejada, que plan-
teaban la Universidad de Oviedo, para que señalaran cátedra á los prebendados de oficio
(Acta del Cabildo de 6 de Enero de 16021. Tan bien desempeñó su cometido, que en a de Agosto
le propuso con interés el Principado para que volviese á Valladolíd y activase la apertura de la
Universidad, y al asentir los canónigos hicieron picscntc que, por sus necesidades y baj.* de la*
rentas, en la ausencia de Asiego no le darían salario pero le contarían las prebendas. No obs-
tante, comisionado el Arcediano de IScnaventc para disponer la marcha del Deán, concertó que
tuviese tres meses de licencia con 36 reales diarios para gastos, pagando la provincia 18, 9 la
ciudad de Oviedo y 9 el Cabildo. (Acta de 8 de Agosto de 1603'. Cumplió su encargo con la
diligencia, que ya hemos dicho, y en 6 de Diciembre mandó una carta asegurando que los tes-
tamentarios del Arzobispo Yaldc* habían determinado abrir la Universidad para el próximo San
Lúeas Engañaba!. le sus buenos deseos, pues en promesa quedó el ofrecimiento y fué necesa-
rio, á petición del Municipio ovetense, prorrogar la li.encia por otro trimestre; pero retirándole
sus dietas la Corporación Capitular. 'Acta de so de Diciembre).
Vino el Deán y volvió á Vulladolid, y ;,1 ieti.ii ;.r 011a \iz en 3 de Maizo de 1605, dejaba
encomendada su comisión al electo Obispo de Ov:tdo D .Juan Alv¿.icz de Caldas. Hizo aún
otro* viajes y en todos ellos acosó á los testamentarios con memoriales y dictámenes.
(2) Archivo de la Univer>idad: Testamentaria del Ai/obispo Valdés; folios 27, 37, 34, 36.
49 á 52 y 5.
- 37 —
Otras deplorables causas contribuyeron poderosamente á ha-
cer más reacios á los Consejeros albaceas. Opuso no pocas di-
(icultades el sobrino del Inquisidor, D. Fernando de Valdés Oso-
rio, primogénito de la casa de Salas y patrono de todas las fun-
daciones, hombre rico y de importancia en la Corte donde, á la
sombra del favor de su tío, era Gentil hombre de Cámara y boca
del Rey. En 8 de Enero de 1604 habían acordado los testamen-
tarios crear definitivamente la Universidad y Colegio de San Pe-
layo, en Salamanca, pidiendo para ello las Cédulas Reales de 24
de Mayo. Cayó entonces Valdés Osorio en la ruin y lastimosa
tentación de oponerse á la última voluntad de quien le había
elevado á importante posición; quiso destruir y aniquilar el pen-
samiento más fecundo para el bien de su país, seguramente
porque con las cuantiosas rentas de la fundación, creyó aumen-
tar las suyas y con ellas elevarse á mayor y próspera grandeza.
Halagado con tan vanidosa idea, expuso al Consejo la insu-
ficiencia de los fondos para una Universidad con maestros y
oficiales mal retribuidos; que la ciudad de Oviedo era uno de
los lugares más caros del reino y á donde iban desde Castilla el
pan, el vino y el paño; y que sus naturales saldrían con escaso
saber. Indicaba que los asturianos pobres fuesen á Salamanca,
donde serían pajes y criados; que asistiesen los ricos á Oñate,
Santiago y Monterrey, y unos y otros á las cátedras benedicti-
nas de San Vicente. Decía también, que con Gramática y Lec-
tura de casos bastaba para ser eclesiástico; y, por último, que
con las rentas mejor se sostendría el Colegio de Recoletas con-
vertido en un convento de Monjas. ¡Qué pensamiento tan eleva-
do! A continuación de este recurso escribió posteriormente, no
sabemos quién, una dura nota, curiosa y acertada: «Este hom-
fibre, con achaque de monjas, pensaba arañar las rentas de la
«Universidad. Estas son las buenas obras que debe la Universi-
dad á los patronos. Dios fué servido qne tan mal intento no
¿tuviese efecto. Si el tonto ó mal intencionado viviera ahora,
i vería si tenía fundamento ninguno lo que hablaba, y si tenía
rmás lustre con ser patrono de seis monjas, que con serlo de
«una comunidad tan ilustre como la Universidad. Queda esto
^escrito adfuíuram reí memoriam.* (1)
(i) Archivo de la Universidad.— Testamentaría del Arzobispo Valdés; folios 56 y 62.
i
- 38-
Hajo consideraciones más diferentes se oponía el Fiscal del
Consejo. Apoyado en el excesivo número de las Universidades,
veía inconvenientes en crear la de Oviedo; pero no descono-
ciendo razones peculiares de localidad, pidió su establecimiento,
aprobados que fuesen los Estatutos, reservando á la Corona la
protección de las Escuelas, el nombramiento de Visitadores y la
Real jurisdicción sobre los estudiantes legos. (1)
Dudosa era aún la resolución y no se ultimara con éxito fa-
vorable á no encontrarse en la Corte el animoso Deán Asiego,
que seguía con indecible vigor el negocio de la Universidad. Ha-
bía comprendido el gran beneficio que á su provincia cabía
abriendo unos estudios, y con la firmeza de un carácter inque-
brantable no desmayaba su interés ante la magnitud de los obs-
táculos y gran poder de los contrarios. Pedía el nombramiento
de Rector, Maestros y Oficiales, en lo sucesivo de elección del
Claustro ad instar Salamanticam ct aliarían Vnivcrsita-
rum, y la declaración de la soberanía y jurisdicción de aquel
y del Cancelario para evitar parcialidades. Hablaba el infatiga-
ble Deán con el lenguaje claro de la verdad, y así en 1605 des-
cubrió á la Cámara la intención del sobrino del Fundador que, á
pretexto del mayorazgo, puntualizaba solamente las rentas li-
quidas para él. Era terrible la denuncia; pero cuando la sinceri-
dad viene en apoyo de una causa su triunfo es seguro (2).
Los testamentarios confirmaron el auto de 20 de Mayo de
1604 acordando la creación y nombramientos de la Universi-
dad: buscando nuevas dilaciones, pidió Valdés Osorio traslado
de las cátedras y sueldos que pretendía otorgar; se opuso el
Fiscal en 21 de Octubre, declarando que el Consejo podía esta-
blecer y nombrar por sí en conformidad al poder del Arzobispo,
pues no era razonable «que un caballero seglar de capa y espa-
da nombrase los maestros de las ciencias, falto de suficiencia
para saber quiénes eran doctos, y mayor aún este mal si la casa
de Salas cayera en hembra.» (3)
Así lo estimó la Cámara; se declaró al D. Fernando patrono
de honor con nombramiento de los oficiales de la Escuela v se
(1) Archivo de la Universidad.— Testamentaria del Arzobispo Valdós: folios 53 á 55.
Íí) Id. id., folios 58, 81 , 84 y 86.
I1?} Id. id., folios 88, 8t>, 98 y 99-
- 39 -
dejó la elección de maestros á los estudiantes ó por ejercicios
ante los primeros nombrados. Pidió el patrono revocación del
auto; pero nada consiguió ante el incansable Deán, sin cuyos
esfuerzos quizá no se planteara la deseada enseñanza. Hízose
por ello acreedor al bien de la patria y á la gratitud de sus
paisanos (1).
Para completar los albaceas sus trabajos habían impetrado
de la Santa Sede la Bula de erección, paso indispensable en-
tonces y natural según el orden de aquellos tiempos. De buena
gana la expidió Gregorio XIII en 15 de Octubre de 1574, con-
firmando la Universidad de la populosa provincia de Asturias,
con todos los privilegios, gracias y favores de la de Salamanca
y otras de Castilla, si para ello daba el consentimiento su muy
amado hijo Felipe III. Pasó la Bula por el Consejo y fué con-
firmada la erección por Real Cédula de 18 de Mayo de 1604, en
Gumiel de Mercado (2).
Ya tomaba cuerpo el discutido y benéfico pensamiento del
preclaro Valdés; y alborozada Asturias veía cercano el día su
ventura suspirada, gozándose en la obra del antiguo estudiante
salmantino, del amparador de las obras de Melchor Cano, del
familiar é imitador del gran Cisneros.
(x\ Archivo de la Universidad. — Testamentaria del Arzobispo Valdés: fols. 103, nfl á
115.— Véase Apéndice I.
(9) Id, id. fol. 20.— Véase Apíndicb II.
41 —
CAPÍTULO II
Organización primitiva de la Universidad de Oviedo. —-Pretendientes, recomen-
daciones y nombramiento de los primeros catedráticos. — Primitivos Esta-
tutos.—Administración desastrosa de las Fundaciones y Obras pías del
Arzobispo Valdés. — Cuenta de las rentas adjudicadas á la Universidad. —
Comisario nombrado para plantearla. — Sus trabajos. —Posesión pública y
apertura «olemne de la Escuela. — Reunión claustral. — Incorporaciones. —
Primeros acuerdos para la marcha de la Universidad. — Época de la apari-
ción de ésta.
Obtenidas la Bula Pontificia y la Real licencia para la aper-
tura de la Universidad ovetense, se trató de sus cátedras y del
nombramiento de personas que las desempeñasen y se consu-
mió gran tiempo con expedientes y recomendaciones; pues en
tiempos pasados, como ahora, fué segura llave el favor para
abrir las puertas más cerradas. Deseando los testamentarios que
la elección de maestros o fuese cristianamente acertada y que se
plantease la Universidad de manera que fuese ejemplo para más
adelante», pidieron informes al Obispo, Deán, Cabildo, Ayunta-
miento, Principado y á varias personas, cumpliendo unos y otros
de diversa manera, mientras en Salamanca, Valladolid y Alcalá
se fijaban edictos llamando á la provisión (1).
El Prelado creía excesivo el número de cátedras y dudaba
de bastante concurrencia para ellas, y sucesivamente recomen-
dó al Licenciado Pedro García Selgas, al maestro Gerónimo Ga-
marra, de Santo Domingo, á Fr. Tomás, Prior del mismo con-
vento, o no obstante ser hijo de clérigo, lo cual no es cosa de
momento, ñique pueda dañar», y á Fr. Diego Menéndez, así
como para Rector y para más á Marañón de Espinosa. Re-
mitió nota de varios sugetos, entre los que sentía no incluir al
mejor jurista Licenciado Ciaño, enfermo de gota, y al Dr. Jove y
Licenciado Hevia por ser de edad avanzada (2).
h) Archivo de la Universidad.— Testamentaría del Arzobispo Valdés, fol. zi8 á 123.
(2) Id» id. fols. 135 a 128 y 170.
— 42 —
El Gobernador propuso personal para las cátedras de leyes;
para varias Facultades, el Ayuntamiento; y el Cabildo ofreció á
sus prebendados y canónigos de oficio (1). El Provincial de do-
minicos y el Inquisidor de Sevilla Sr. Llanos Valdés recomen-
daron al maestro Menéndez; el Sr. Vigil de Quiñones (también
Inquisidor) al Licenciado Bernardo de Heredia, canónigo de
Oviedo y ex catedrático de Alcalá (2); y pidieron directamente
plaza en la enseñanza otros que presentaron relación de méri-
tos. Mateo de Torres era abogado de pobres de la cárcel de Ma-
drid; Julián de Miranda, regidor y abogado en Oviedo, fué gra-
duado en Toledo y nieto de una hermana del Sr. Arzobispo; el
Canónigo Licenciado D. Domingo de Mier, de Llanes, ganó en
Salamanca beneficio de 500 ducados y presentó la relación in-
dicada en el capítulo anterior; el Doctoral Dr. Bonifaz trajo va-
rios documentos; los suyos, el Magistral D. Juan Menéndez Co-
tariella, de Langreo; el Dr. D. Juan Buiz del Villar, natural de
esta ciudad, arcediano de Benavente por oposición en Roma;
Luis Pardo y el maestro Pedro de Santo Tomás, de la tierra de
Oviedo; éste, según propia confesión, había estudiado tantas Ar-
tes y Teología que, cuando argumentaba, no había quien repli-
case (3). En memorial, que comprende otros varios sugetos,
están los dichos, asegurando no haber persona para Matemáti-
cas (4).
Con tales antecedentes los Testamentarios pudieron elegir
los primeros catedráticos en 15 de Septiembre de 1607, reca-
yendo sus nombramientos en los siguientes individuos:
Para la Facultad de Teología:
Cátedra de «Prima», á Fr. Diego Márquez, de la Orden de
Santo Domingo; de ©Vísperas,» al P. Fr. Gerónimo de Gamarra,
(t) A petición del Arcediano Marafion, por la Catedral se abonaron las horas de lectura á
los prebendados, como si fuera en negocios de la Iglesia (Archivo de la Catedral, Cabildos de 16
de Enero y i." de Febrero de 1609.)
(*) Archivo de la Universidad — Testamentaria del Arzobispo Valdés, fols. 46, 129 á 136.
Archivo de la Catedral: Libros de Actas. Cabildos de 1 ° de Febrero de 2602, 14 y 21 de Sep-
tiembre y 2 de Octubre de 1605.
(3) Archivo de la Universidad.— Testamentaría del Arzobispo Valdés, fols. 237, 139, 143
á 252, 156, 164, 171, 179 y ajo.
(4) Id id .luis. 242 y 277. Como ya manifestamos en el texto, escaseaban ¡os graduados
en Asturias y, ror lo que toca á Oviedo, en la relación de los Jueces, Presidentes de su Justicia
y Regimiento, figuran con titulo académico en el siglo x^i (según la relación publicada por
D. Ciríaco M. Vigil el Br Solí* ^1521,/, Dr Avila ^1529,/, Br. Vinagre lid). Licenciado Cifucn-
tes {i$vJ, Hr- Castillo ^1533^, Ldo. Ramírez ^542/ Br. Bucrres ^1548^, Br Villazón fi5«9.A
Ldo. Moran f*^\Jt Ldo- Avila ^2563^/. Ldo. Estrada fi5°5A Br. Loreuzana fistyj, Br. San
Cloyo (\ 568,/, Ldo. Cuevas (2575), Ldo. Bucrres '1577), Ldo. Jovc (1579 , Ld°- Hevia I2587),
Dr. Faes (2595); pero es de advertir que, ya establecida la Universidad, siguieron sin titulo
académico la mayor parte de los Jueces ovetenses.
— 43 —
de la misma Orden; la de «Biblia», al Dr. D. Juan de Lezcano,
canónigo, muy versado en lenguas; y la de «Teología Esco-
lástica», á Fr. Gregorio de Críales, del convento de San Vicente.
Para la de Cánones:
La de o Prima», al Dr. Bonifaz; la de «Vísperas», al Arcedia-
no Dr. Ruiz del Villar; la de «Decreto*, al Canónigo Licenciado
Mier; la de o Sexto de Decretales», al Dr. Lorenzo Fernández
Busto; y la de «Clementinas», al Licenciado Luis Gaicía (que
fué después Obispo de Orense).
Para la de Leyes:
De «Prima», al Licenciado D. Gabriel Moran Bernaldo; la de
c Vísperas», al Licenciado Cosme de Valdés, abogado con mu-
cha reputación; la de o Digesto Viejo», al Licenciado D. Alonso
de Solares, Regidor, hábil y de buen nombre; la de «Código», al
Licenciado Cienfuegos, ex-Juez de la Ciudad; y la de «Instituta»,
al Licenciado Rodrigo de Peón.
Para la de Artes:
Los dominicos Fr. Pedro de Santo Tomás, el famoso ergo-
tista, y Fr Jacinto de Tineo, lector de la Orden, célebre en vir-
tudes y doctrina; el benedictino Fr. Cristóbal de Aresti, y el
Magistral Menéndez de la Cotariega; la de Matemáticos, al
Dr. Martín Sánchez, y la de Canto, al maestro de Capilla de la
Catedral, que era Canónigo ó disfrutaba de un canonicato.
Los mencionados licenciados se apresuraron á adquirir el
título de Doctor antes de la apertura.
Los albaceas habían formado ya estatutos para el buen go-
bierno de la Universidad, que por ser los primitivos (26 de Oc-
tubre de 1607) son llamados Estatutos Viejos. Están dispues-
tos bajo las mismas bases de los de Salamanca y Alcalá, y los
de la primera regían en ésta para casos omisos, pues fueron
en algunos siglos la jurisprudencia académica de España. (1)
Constan estos Estatutos de once títulos distribuidos de la
manera siguiente:
Trata el I del Héctor, Hombre grave de letras y de virtud,
eclesiástico de representación fuera del círculo de los catedrá-
ticos. Cargo gratuito y honorífico, estaba sujeto á elección anual,
(i) Véase AránofCB III.— Archivo de la Universidad: En Claustro de 3 de Agosto de 1700
>e recordó todavía con pérdida y privación de voto la observancia de estos Estatutos, cuyo
cumplimiento se renovó por R. F. de 3 de Diciembre de 1701.
— 44 —
sin que primeramente pudiera ser reelegido hasta pasados dos;
tenía grandes atribuciones y facultad de designar á un Vice-
Rector para casos de ausencias duraderas. En otras Universi-
dades había el «Cancelario» con carácter mixto de jurisdicción
y de gobierno para ayudar al Rector; pero en su lugar existieron
aquí dos Consiliarios nombrados por la Corporación en per-
sonas de más de 25 años. Se huyó de aquella institución del
Cancelario con sus exigencias avasalladoras, que tanto pertur-
baron Ja vida académica en Salamanca; mas en reemplazo se
creó posteriormente el cargo de Fiscal, que intervenía en todos
los actos jurisdiccionales y económicos, denunciando abusos é
informando en todo cuanto el Rector y Claustro pasaran á su dic-
tamen. Como las Universidades, por lo que toca á su fuerza y
autoridad, dieron grandísima importancia al poder y facultades
de la Silla apostólica, ejercía las funciones fiscales, no un letra-
do seglar, sino un eclesiástico ó al menos un ordenado de pri-
ma tonsura, hasta que ya después pudo ser un graduado.
Tuvo también algo de los antiguos cPrimicieros» de otras Es-
cuelas.
Se ocupa el título II del Claustro, formado por los doctores
que tenían la obligación de asistir, bajo multa de dos reales
para el Hospital, después de citados con cédula. Formaban un
cuerpo teólogos, canonistas y legistas, y los artistas otro; ambos
discutirían con modestia y autoridad, excusando el escándalo y
guardando secreto en todo lo que hubiere perjuicio de tercero.
Los acuerdos se tomaban por mayoría votando con formalidad,
sin entrar ni salir; y se disponía gran cautela para nombrar co-
misionados que saliesen de la provincia á negocios de la Uni-
versidad. El portero permanecía fuera del local de la junta y
ageno al Claustro; sólo entraba el Notario de la Escuela que
redactaba el acta.
Los títulos III, IV, V y VI se refieren á Cátedras y sueldos,
Horas y extensión de la enseñanza, Profesorado, jura-
mentos, visitas, sustitutos, multas y asuetos, Oposiciones
y votación á cátedras.
Los salarios de la Facultad de Artes eran: Las tres cátedras
de Filosofía, 45.000 maravedises; la de Matemáticas, 18.750, y
la de Canto, 6.000.
— 45 -
En Teología: La de Prima, 50.000; la de Vísperas, 30.000;
la de Biblia, 20.000; la de Teología escolástica, 12.000.
En Cánones: La de Prima, 56.250; la de Vísperas, 37.500;
la de Decreto, 18.750; é igual sueldo la de Sexto, y la de Cíe-
raentinas, 10.000. v
En Leyes: La de Prima, 56.250; la de Vísperas, 36 500; la
de Digesto Viejo y la de Código, 18.750 cada una; y la de Insti-
tuía, 10.000.
No eran las cátedras perpetuas ó vitalicias, y en un principio
duraban cuatro años; el tiempo de «lectura» variaba según las
épocas y estaciones y duraba una hora cada vez. Por lo que
comprenden las asignaturas se vé cuan distintos de los presentes
eran aquellos programas, método y textos; pero marchando en
consonancia con una época, que daba más y mayor importancia
á las ciencias especulativas que á las prácticas. Nuestros lecto-
res no habrán extrañado la asignatura de Canto, pensamiento
muy útil á cuantos se dedicaban á la Iglesia.
Para la provisión de vacantes se fijaban edictos por el tér-
mino de treinta días; se hacían los ejercicios ante el Claustro y
estudiantes en la primera época; y se prohibía á los opositores
negociaciones ó diligencias ilícitas para grangearse votos.
El Rector, Oficiales y el Arca de la Universidad tenían dere-
chos en estos ejercicios, satisfaciendo una tercera parte los hijos
del Patrono y, á título de hermandad, los colegiales de San
Pelayo de Salamanca á petición de Tirso de Valdés (1).
Los estudiantes de 14 años de edad, que habían ganado un
curso y constaban en matrícula, tenían el derecho de elegir, si
pasaban de cincuenta, y si no, votaban los catedráticos solamen-
te. Legistas y canonistas elegían unidos en sus carreras; para la
soya y la de Artes los teólogos, pues en tutela de éstos estuvo
siempre aquélla; y teólogos y artistas eran partícipes en votar la
de Matemáticas y Canto. Como se vé, y nota La Fuente, la elec-
ción de Rector y catedráticos dependía principalmente, y después
totalmente, del Claustro, evitando «dejar los nombramientos y
los intereses de la Universidad á la turbulenta, inesperta y
sobornable clase estudiantil.»
(0 Archivo de U Universidad.— Testamentaría del Arzobispo Valdés, fol. 79 y 180.
- 46 -
A estímulo y cumplimiento de sus deberes, los catedrá-
ticos prestaban anualmente juramento y cada dos meses tenían
visita del Rector (1;, que hacía información con los discípulos
é imponía las correcciones necesarias.
De las Matrículas, Cursos y Grados versan los títulos
VII y VIII.
:,. La matrícula académica se abría el día de San Lúeas y se
ratificaba en San Martín, cuando el escolar juraba al Rector
obediencia in licitis et honestis; presentaba el estudiante la
cédula de Gramática latina y, examinado y aprobado para oir
ciencias* pagaba un real al examinador y era inscrito. Para ga-
nar curso bastaba asistir la mayor parte del año, y en cada cá-
tedra la mayor parte de la hora; pero quien saliese antes que el
catedrático, perdía aquella lección. Duraba el curso hasta el 8
de Septiembre, cuyo período se dividía en dos años escolares: el
primero, desde la apertura en Octubre hasta Pascua de Resu-
rrección, y el segundo hasta la Natividad de la Virgen.
Se requería antes del grado de Bachiller en Artes, apro-
bar tres años de Súmulas, Lógica y Filosofía; argüía un tri-
bunal de cuatro examinadores y, hallando suficiente al aspi-
rante, le daba licencia para entrar al bachillerato y oir Teo-
logía. Correspondían tres reales á cada juez por derechos
de examen, dos al notario y uno al bedel. Cuatro años se nece-
sitaban en Teología y cinco en Cánones y Leyes. Los ejercicios
se reducían á escribir una lección sobre un punto de estas facul-
tades y, dada la aprobación, se pronunciaba breve discurso pi-
diendo el grado, que concedía el catedrático ó maestro escogido
por el alumno. El depósito consistía en treinta reales, cuatro
para el notario por la expedición del título, cuatro al bedel y
otros tantos al alguacil, ingresando el resto en el arca univer-
sitaria.
Recibían la licenciatura en Leyes y Cánones los bachilleres
que acreditaban haber ganado cuatro años con pasante y, en
atención á que consumieron más tiempo en Artes, tres se exi-
gían á los teólogos, pudiendo el Claustro dispensar uno á los de
reconocida suficiencia y también ¡cosas de aquellos tiempos! á
(V ArvNiro d<r ta l*r>!vrrsivia.: .— Testamentan* del Arr:K>?.- W.J^, f.U ¿V r ?4* —Pri-
mara xiaita ca »4 S«ptx<=ibr* io.x>.
- 47 —
los que fuesen nobles. Se votaba con habas blancas y negras; y
los puntos ó cuestiones se sorteaban en las Decretales para los
canonistas, en el Código para los legistas, y para los teólogos en
el Maestro de las Sentencias. Los derechos consistían en dos-
cientos cincuenta y cuatro reales.
El Doctorado, último de los grados mayores, era simple-
mente de honor; en su recepción se observaban las prácticas
de los Estatutos y otras costumbres en que nos ocuparemos más
adelante.
El titulo IX se refiere á los Oficiales y dependientes. Su-
bordinado al Rector estaba el Secretario ó Notario con 8.000
maravedises de asignación y los derechos de matrículas, grados,
claustros y jurisdicción académica. Debía ser (.hombre honrado,
de conciencia legal y de buena pluma y nota,» no del Gremio
y Claustro, forzosamente escribano público ó notario real de
estos reinos por ser judiciales las más de sus diligencias y ac-
tuaciones. Con igual sueldo, y también con propinas y derechos,
había un bedel, que vigilaba la asistencia de los maestros, orden
interior de las cátedras y comportamiento de los alumnos; un
alguacil, con veinte ducados al año, y dentro de la Univer-
sidad traía varacon casquillo; un portero, mozo de limpieza,
con 4.000 mrs.; y un Mayordomo, administrador de las rentas,
con la correspondiente fianza.
En la Capilla, de que trata el título X, había dos Capellanes,
que, con veinte ducados anuales, decían misa diaria en el esta-
blecimiento, y un sacristán con 3.000 mrs.
El titulo XI, de la Fábrica de la Unicersidad y Arca don-
de se ha de echar el dinero que le competa, marcaba para
gastos extraordinarios el sobrante de 36.552 maravedises anua-
les, de los cuales aún se había de sacar el pequeñísimo salario
del sacristán. El resto de tal partida, cubiertas las reparaciones,
pleitos y más negocios, ingresaba con otros derechos en el arca
de tres llaves que tenían el Rector y doctores más antiguos.
Antes de pasar adelante, daremos ahora idea de los prime-
ros recursos de nuestra Universidad que explicarán algunos acon-
tecimientos que no tardaron en venir. Al sostenimiento de sus
fundaciones dejó muy crecidas rentas el Inquisidor y hubo, al
principio, para distribución y cuenta de las Obras pías varios
- 48 -
informes, dictámenes y proyectos que ofrecían alguna seguridad
á los bienes. Mas no sucedió así. Si estos fueron numerosos, su-
frieron detrimento grande con dietas á los Consejeros, gastos
de la prolongada testamentaría y, sobre todo, con la escandalosa
dilapidación por los Administradores y abusos del Patrono en la
elección de legados.
Conocieron los albaceas del Arzobispo que no eran suficien-
tes los rendimientos adjudicados á la Universidad, dada la índo-
le de las rentas sobre que estaban impuestos. Intentaron nuevas
agregaciones de las Obras pías, excitados por el Deán Asiego*
que, ante la importancia de la Escuela, sostenía que los ejecu-
tores del testamento podían adjudicarla bienes de otras funda-
ciones. Las protestas del sobrino del Fundador y reclama-
ciones del Colegio mayor de San Pelayo de Salamanca impi-
dieron el aumento acordado.
Un administrador, D. Hernando de Valdés y Salas, herma-
no del Arzobispo, miró el cargo con tal abandono, ó quizá con
el pensamiento de su sobrino, que salió alcanzado ¡en 6.000,000
de maravedises! Al dar cuenta de su comisión D. Pedro Boor-
ques, participó á los Testamentarios que la esposa del adminis-
trador Miranda había vendido el coto de Lindes y un regimiento
de Lena á Francisco Bernaldo en mil ochocientos ducados y que
el marido gaslara más de seis mil en innecesarios desmontes.
«Tan mal las rentas, decía, que no se sabe de quién sonó. Otros
varios fueron los alcances y débitos, dándose hasta el caso de
que un Gaspar Espinosa, defensor de las Obras pías con 15.000
maravedises, pidiera 7.000 que, según él, se le adeudaban (1).
Tal adminisl ración dio lugar á quiebras y pérdidas conside-
rables, que dilataron la erección de la Universidad. Para poner
fin á tal desbarajuste, vino al país el escribano real Juan de
Hita, de gran habilidad y práctica en estos asuntos y» con la im-
portancia de la autoridad del Consejo, puso en cobro lo que iba
en camino de perderse. Tuvo el entendido curial sus utilidades
y ganancias, pues hasta el Cabildo le dio trescientos ducados
para activar las diligencias (2).
(x) Archivo de la Universidad. —Testamentaría del Arzobispo Valdés, fols. 5, r3, 33, 8a,
90 i 97, 264, 273 y 304.
(2 ¡ Archivo de la Catedral.— Libros de Actas. Cabildos de 27 de Abril de 1605.
— 49 ~
La obra del edificio y su excesivo costo, consumió gran par-
te de la herencia, de modo que, al abrirse al público, las rentas
adjudicadas para su sostenimiento y dotación de los maestros y
oficiales se reducía á un millón siete mil cuatrocientos setenta y
siete maravedises, sobre imposiciones y arbitrios enagenados por
la Corona, llamados «juros» en la historia lastimosa de las in-
numerables y caducas deudas de España. Eran así:
Sobre las alcabalas de la ciudad de Sevilla, la renta m«™w*¡«*.
anual de 333.333
Sobre aloja, barquillos y nieve de Sevilla 90.000
Sobre alcabalas de la ciudad de Oviedo 250.000
Sobre millones del mismo Principado y reino de León. 23.696
Sobre las salinas de la villa de Aviles 199.480
Sobre los puertos secos de Castilla 45.000
Sobre las alcabalas de la ciudad de Avila 65.968
Se acercaba el momento de la apertura, cuando los Albaceas
en 28 de Enero de 1608 dieron encargo é instrucciones para
plantearla al dicho Lie. D. Pedro de Boorques, sobrino de uno
de los testamentarios y colegial del Mayor de Cuenca, en Sala-
manca, que fué recibido en Oviedo con importancia inusitada y
por todas las corporaciones agasajado y distinguido.
Consultó el Sr. Boorques varios extremos á los Consejeros;
la Cámara allanó dificultades relativas á los catedráticos de
Artes y Leyes; tomaron posesión maestros y oficiales; se deter-
minó su asiento en el Claustro por antigüedad; y, previas algunas
disposiciones para la función religiosa (1), llegó por fin el sus-
pirado día de la posesión pública y apertura solemne de la Uni-
versidad.
Se verificó la ceremonia con lujosa pompa en memorable
fecha de 21 de Septiembre de 1608, en medio de alegría general,
cuando de diversos puntos de la provincia acudía la gente á las
ferias y jubileo de San Mateo, apóstol (2).
La primera reunión del Claustro tuvo lugar en 22 de Sep-
tiembre, bajo la presidencia del Rector interino el sabio doctor
D. Alonso Marañón Espinosa.
(i) Archivo de la Universidad.— Testamentaría del Arzobispo Valdéí, fols. 194, aa3 y 2^9 .
Archivo de ia Catedral Libros de Acta*. Cabildo de 17 de Septiembre de 1608.
Í2> Archivo de la Universidad — Testamentaría der Arzobispo Valdós, fol. 333 — Véase
Apéndice IV.
_ 5o -
Los hijos del país, los Canónigos de la Catedral y los Maestros
de las Ordenes, doctores por otras Universidades, se apresura-
ron á pedir á la ovetense su incorporación, que fué admitida tras
maduro examen, aunque no sin falta de benevolencia por el nue-
vo Claustro. Uno de los incorporados fué el comisario Boorques,
á quien se recibió con dispensa de propinas prestando juramento
de o ser defensor, donde quiera que se hallase, de la Universidad
de Oviedo y de no ir ni venir contra las cosas de ella, más antes
defenderla y ampararla siempre do quiera que se hallara.»
En atentísima carta de 25 de Septiembre de 1608 la Cor-
poración dio las más expresivas gracias á los Testamentarios
por haber planteado la Escuela (1); con el comisionado intervi-
no en otros nombramientos y cambios de cátedras (2); pidió in-
formes al Prelado sobre el estudio de las de Leyes; y á los alba-
ceas, por medio del Dr. Bustos Breceña, reclamó copia del testa-
mento del Fundador, á quien, con ayuda del Cabildo, dedicó
funerales solemnes en 5 de Noviembre (3).
Así en tan apartado territorio se abrió un modesto asilo á las
letras y, tras la noche de la ignorancia, apareció el día de la
ciencia. Por ésta los hijos del país pudieron arribar mejor á las
altas dignidades y fueron hombres de virtud, más generalmente
cultos, amantes de la justicia y buenos repúblicos. La tardía
época de la aparición de nuestra Escuela no fué aquella de tan-
to renombre para las españolas. Eran los tiempos de Fe-
lipe III, en que se oscurecía aquel sol de gloria que, reinados
antes, lució para esta Nación, admirada por el mundo. Enton-
ces comenzaba ya la decadencia de nuestras Universidades, en
parte detenida por Carlos III en la centuria siguiente. Mucho,
sin embargo, se debió á la constancia y aún á la fortuna, y
opimos frutos se recogieron en las aulas ovetenses.
de x6o8.
(i) Archivo de la Universidad.— Testamentaria del Arzobispo Valdés, fol. «83.
(2) Id id., fols. 246, 250, 258, 261, 267, 292, 299, 301, 303, 307, etc.
(3) Id. id,, fols 368, 405 y 406.— Archivo de la Catedral. Cabildo de x.° de Noviembre
- s« —
CAPÍTULO III
Concluye la intervención de los Testamentarios del Arzobispo Fundador en los
asuntos de la Escuela. — Dificultades de los Jesuítas y de los Benedictinos. —
El Maestrescuela de la Catedral de Oviedo pide la Jurisdición universita-
ria.— Se organiza el Hospital de Estudiantes. — Primeros resultados de la
Universidad. —La penuria del Tesoro nacional compromete sus caudales. —
Escaseces del Establecimiento. — El certamen por el patronato diocesano de
Santa Eulalia. — Fundación del Colegio de San José.— Reformas de los Esta-
tutos viejos — Decadencia de las Universidades eápañolas á fines del si-
glo xvn. — La de Oviedo en este período.— Estado de la enseñanza á causa
de la corrupción literaria. — Certámenes literarios en las exequias de Feli-
pe IV y en la institución de la Cofradía de Santa Eulalia.
La primera época de nuestra Escuela está señalada por obs-
táculos é inconvenientes varios, que salieron á su paso, aunque
fueron dominados con diferentes recursos.
Abiertas las aulas, para mengua de la libertad académica
seguían los Consejeros, testamentarios del Arzobispo Fundador,
con incesante ingerencia en las funciones claustrales, y perma-
necía la Universidad bajo la tutela absorvedora de aquellos ma-
gistrados. Aspiraba á la independencia y patrocinio real, de que
gozaban otras, y no los hubiera alcanzado sin el despecho de un
animoso fraile y maestro que, en plena corporación dio la voz
de «¡abajo los Consejeros!» Alentado el Claustro, le dio cautelo-
samente comisión para pasar á Madrid, alegando asuntos de
la Orden, y se puso tal maña, ayudado de sus conventuales, que
el Rey alzó la dependencia y el Padre recogió sus papeles, vol-
viendo victorioso á Oviedo, donde dijo, al dar cuenta, que deja-
ba empeñados en la Corte sus hábitos franciscanos (1).
Mayores fueron otras dificultades.
(i) Archivo de la Universidad.— Lib. de Actas —Claustro de x6 de Septiembre de x6«o.
— 52 -
Nació la primera de los hijos de San Ignacio de Loyola, sen-
tidos de no tener participación en las cosas de esta Escuela,
como en la de Valencia los del Colegio de San Pablo (1). Pre-
textaban, que por el bien de Dios y de su Iglesia y provecho de
los asturianos, tenían diferentes enseñanzas; que á la de Teolo-
gía Moral asistían numerosos concurrentes y que éstos mar-
chaban á la Universidad, donde con poco miramiento había
aquella asignatura á la misma hora, naciendo con tal motivo la
falta de asistencia á sus aulas. Con un simple cambio se atajó
el incidente de los Jesuítas para ventilar negocio de mayor inte-
rés von otra comunidad religiosa, la Orden de San Benito, en-
tonces y después de muchísima importancia en Asturias.
En su convento de Oviedo y so color de una Bula, que ase-
guraba tener, daba grados mayores y leía públicamente á no po-
cos estudiantes. En consistorio de nuestra Ciudad, el Abad bene-
ríirtinu P. Marcilla participó en 1601 que S. S. el Papa Clemen-
te VIII había accedido á la petición de la Congregación para
instituir una Universidad donde ose leyesen ciencias y faculta-
des,» y pidió á la Justicia y Regimiento se publicase el Breve
para noticia de la Capital y Principado. La Ciudad no accedió,
acordando que los tales estudios habían de ser t particulares»
por carecer de autorización Real como ya tenía la Universidad
establecida en Oviedo por el Arzobispo de Sevilla (2). El Mo-
nasterio pretendía más y mantenía sus enseñanzas, aspirando
á subidas prerrogativas aún después de 1608. Desautorizada la
Universidad acudió al Consejo, y el Monarca, por Real Pro-
visión de 30 de Mayo de 1689, dijo al Abad de San Vicente que,
+sí la Bula existía, era sin regio consentimiento y la presentase
dentro de quince días bajo pena de 10.000 mrs. para la Cáma-
ra. Salió á la defensa de su Orden el ilustre cronista Fr. Pruden-
cio de Sandoval certificando brevemente, si no la existencia de
la prerrogativa, al menos sus Estudios y la publicidad con que
confería grados en Facultad (3). A la sombra del valimiento,
eludieron los benedictinos la obediencia al augusto mandato y á
} Historia de Li Universidad de Valencia por D. Miguel Velasco y Santos, cap. V.
> Archivo del Ayuntamiento de Oviedo. — Libros de Acuerdos.— 22 de Agoslo y 10 de
Septiembre de 1601.
\j] Archivo de la Universidad. — Testamentaría del Arzobispo Valdés, fol, 47 y 48.
- 53 —
una Carta posterior que recibiera el Abad. Mas la Universidad
pidió pronto reparo al notable daño y perjuicio que padecía y,
trascurridos nueve años sin que los monjes presentasen el pri-
vilegio, se expidió la sobre-carta de 9 de Abril de 1618 con im-
posición de la dicha multa, costas del litigio y prohibición con-
siguiente de conferir grados.
Por entonces tomó posesión del patronato honorario el In-
quisidor D. Juan de Llano Valdés, tutor y curador de D. Fran-
cisco Valdés Ossorio; y nada consiguió el Maestrescuela de la
Catedral, que pidió la jurisdicción universitaria, como en Sala-
manca correspondía al canónigo de su oficio (1).
Completando la obra universitaria se ultimó también y
se inauguró el Hospital de Estudiantes, que la piedad y mu-
nificencia del Inquisidor había dispuesto. En Madrid á 23 de
Enero de 1614, los Consejeros albaceas Juan de Tejada y Martín
Fernández Portocarrero (pues, sin duda, había fallecido Alonso
Núñez de Boorques) dieron unas constituciones para el régimen
del dicho Hospital, por auto ante el escribano Diego Bentosa. En
ellas disponían que, con el cargo de director y padre espiri-
tual, viviese allí con retribución uno de los capellanes de la
Universidad, que correría con el gasto semanal del estableci-
miento; con un sueldo conveniente establecían un enfermero,
que habitaría con su familia; y recomendaban mucha diligencia
y esmero á los administradores para distribuir los caudales que,
dentro de un arca de tres llaves, se custodiaría cerca de la uni-
versitaria en la sala claustral. En tal Hospital siempre resistie-
ron curarse y. recogerse los estudiantes y fué, por lo tanto, sin
importancia; su casa y rentas se agregaron al Colegio de Reco-
letas en 1768; pero todavía recientemente en una casa, que se
reedificó en la calle de Caveda (antes Estanco de Atrás), núme-
ro 4, había la siguiente inscripción:
ESTA CASA ES DE EL OS
PITAL DE LA UNIBER
SIDAD.
Para su sostenimiento dejó el insigne Arzobispo 50.000 marave-
(i) Archivo de la Universidad de Oviedo.— Testamentaría del Arzobispo Valdés, fol. 352
y 390.
- 54 —
djses de renta á más de la cantidad destinada á la adquisición
de solar y construcción del edificio (1).
De este modo, con los indicados elementos, en plena autori-
dad académica marchaba la Universidad de Oviedo, y ganosos
de saber los hijos de Asturias y provincias vecinas concurrían
á sus aulas. Causa admiración cómo fecundaba su entendimien-
to la fundación reciente. No había trascurrido mucho mas de
medio siglo de existencia, cuando ya se notaba gran cultura en
el Clero y mucho lucimiento de los alumnos en oposiciones á
curatos y prebendas. No fueron pocos los que obtuvieron en-
segaida |>1uzí!h de la Inquisición, destinos de gran importancia
en aquella * poca, al mismo tiempo que maestros y discípulos
ocupaban algunas sedes episcopales y otras altas colocaciones.
Y en trance estuvo de apagarse tan esplendoroso foco de
provincial cultura por profunda crisis económica, que surgió de
tan revueltos y apurados tiempos del descenso nacional.
Con aquel millón 400.777 maravedises que, no mucho tiem-
po después representaba, según liquidación oficial de las par-
lidas testamentarias, la tenue suma de 31.897 reales, 24 mara-
vedises, harto escasa para sostener una Universidad, vivía la
nuestra, si no con fausto, al menos con lustre literario y prove-
choso, merced al entusiasmo y patriótico desinterés del Claustro.
Pero venían malos tiempos.
Para mantener Felipe IV su exigua y aparente grandeza, con-
sumía grandes caudales en desastrosas guerras y en frivolos
festejos. Alimentando tan crecidos gastos se consumieron los
recursos del Estado, no se pagaban los juros y se redujeron sus
intereses, á excepción de los dedicados al culto. Como el regio
Felipe eran los Lermas y los Olivares, sus medidas económicas
y el -nint tiio y poder de nuestra España decadente.
'ludo caminaba á la ruina y así marchaba la enseñanza,
que silenciosa y exánime vivía postrada y sin aliento en la Uni-
versidad de Oviedo. Felipe IV, sin embargo, dejó comprendidos
i,á todas partes alcanzaba la bienhechora mano del Arzobispo Valdés y
.'Miración, apunta Gil (íonzalez Dávila el siguiente dato: «Consta de sus
iiUi n\ limosna», edificios públicos y servicio de sus reyes sin contar socorro?
:.j había cuenta ni razón. 1380000 ducados!» Asombran, efectivamente, el
iiiiM ti ícrosidad de tan henifico asturiano, como puede verse en la lectura de
Acuella* depone ton es testamentarias donde comienza diciendo que «había sido mucho pecador
y herrado cu ni mocedad.»
- 55 -
los juros de esta Escuela entre los de las rentas espirituales,
mandando reintegrarla las annatas vencidas. Cumplióse la pro-
mesa con lentitud y merma considerables y, por estas causas y
jubilación de algunos maestros, hubo catedrático de Prima que
apenas percibía cincuenta ducados. Llegó á tal extremo la re-
ducción de dotaciones, que los Oficiales se guarecían en la casa-
hospital de estudiantes, solicitando únicamente del Claustro
algún auxilio para vestir con decencia. Aún después, cuando
declinaba el siglo, pedía la Escuela que el Principado la favore-
ciese con cartas para que S. M. mandase pagar los juros de sus
Estudios (1).
Así entre penurias y contratiempos pasó el primer siglo de
la Universidad que, por otra parte, proporcionaba á Oviedo acti-
vidad literaria de que antes carecía.
En el año de 1639 la Santa Sede declaraba patrona de la Dió-
cesis ovetense á Santa Eulalia de Mérida, y hubo lucidas fiestas
con religiosos cultos, procesiones y diversiones profanas, éstas
con cabalgatas y mascaradas, luminarias y fuegos, torneos y jue-
gos de sortijas para nobles mantenedores y aventureros, danzas
y toros. Una compañía de farsantes representó comedias de
Monlalvan y Calderón fuera y dentro de la Iglesia Catedral; y
«como no hubo lugar de componer comedias de Santa Eulalia»
se improvisaron dos loas á propósito: una por un Jesuíta y otra
por D. Juan de Noricga, Cura de Bobes. En la primera salió la
Fama, concitando á la Iglesia, Principado, Ciudad y Universidad
para regocijarse con el patronato de la virgen emeritense. Nues-
tra Escuela respondía:
No así arroyo balbuciente,
deshecho en lenguas de plata,
sus alborozos desata
cuando nace de su fuente;
como en dicha tan presente
lenguas á lenguas añado;
que mi raudal plateado,
si á Eulalia por fuente admira,
ya presumido se mira
por mar de letras sagrado.
'i) Archivo de la Diputación provincial.— Actas de la Junta general del Principado: 23 de
Agosto de i68£.
i
-56-
También manifestaba la Universidad:
Yo, si más reciente en años,
en afectos compitiendo
con antiguas pretensiones
he epilogado deseos.
No menos reconocida,
beneficiada no menos
del patrocinio de Eulalia
deudas son que las confieso.
Y anunciaba especiales festejos de este modo:
En puntos de ingenio yo
daré cebo á los ingenios
con poético certamen,
que ofrece preciosos premios.
Los que en la fuente Castalia
beben cristales deshechos
consagren versos á Eulalia,
cristalinos, claros, tersos.
Premiaré delgadas plumas
y será su nombre eterno:
pues nunca podrá el olvido
hacer agravios groseros.
Y después que en mi capilla
rinda su senado al cielo,
las gracias por tal Patrona
con prevenidos acentos;
Un alumno de los míos
en estilo grave y lleno
los parabienes dará
á nuestro asturiano Centro.
Ni fuegos me han de faltar,
pues en amor arde el pecho,
y es fuerza que de sus rayos
se originen otros fuegos.
Por las loas y composiciones presentadas al universitario cer-
tamen poético para cantar las virtudes de la Santa Patro-
na en ocho temas, se vé cómo decaía el estro y hermoso estilo
de nuestra lírica.
No pocos vates asturianos y forasteros acudieron á la justa
y escribieron sus poesías en castellano y en latin, sir> que falla-
- 57 ~
sen geroglificos y laberintos, haciendo todos gala de saber, erudi-
ción y arte. Algunos hijos del país y de su Universidad escribie-
ron en bable á la manera de González Reguera (Antón de Ma-
rirrcfjuera, el príncipe de los poetas provinciales) que envió
su obra en el dialecto asturiano. Se otorgaron numerosos pre-
mios á los poetas, miembros en su mayor parte de las Órdenes
religiosas de la Ciudad, algunos catedráticos y estudiantes, al-
canzando dos lauros D. Tomás Serrano de Paz y cuatro su her-
. mano el Br. Faustino, de familia muy distinguida en los anales
universitarios (1).
Y la enseñanza aumentaba también en Oviedo.
El doctor D. Pedro Díaz Oseja, Arcediano de Villaviciosa en
nuestra Catedral, fundó en 1662 el Colegio de San José. La mi-
tad de los colegiales habían de ser de voz para el servicio de
aquella Iglesia, otros estudiarían Lengua latina y Filosofía,
y siendo aplicados les concedía la gracia de continuar en el Co-
legio y seguir la carrera de Teología y Cánones en la Uni-
versidad.
En ésta hubo ya, durante el primer período, algunas altera-
ciones en sus Estatutos. Se intentó por Real Cédula modo de
que cesaran la forma de votar las cátedras y el apasionado juicio
de los cursantes, disponiendo que el Rector, catedráticos y doc-
tores votasen individualmente en pliego cerrado, agregándose al
tribunal el Prelado y el Gobernador. A los que obtenían la cáte-
dra de Vísperas y Prima se permitía la perpetuidad y, como el
pago no alentaba el interesa oposición, continuaban tantos años
en poder de sus maestros, llegando el abuso á las de Artes, cuya
perpetuidad revocó la Real Cédula de 12 de Julio de 1683, de-
clarando que fueran trienales. Las reclamaciones aquéllas ha-
bían partido de los catedráticos de Prima de Cánones, Leyes,
Teología y del de Vísperas de Cánones que pretendían perpetuar-
la?, prolongar el Rectorado, variar oposiciones y votaciones y
di «Relación de las fiestas hechas en la Ciudad de Oviedo en honor de Santa Eulalia de
Mf rula por averia dado por Patrona al Principado de Asturias Nuestro Santo Padre Urbano VIH,
■:?áicadas al llusirisimo Señor Don Antonio de Vnldés, Obispo de Oviedo, Conde de Noreña,
*íel Con-* jo de Su M agesta d. Año MDCXXXIX.»
\:\ P. Andrés Mendo, Rector del Colegio de San Matías de la Compañía de Jesús en Ovie-
«i.. fué el autor de esta muy curiosa relación, que poseo, original c inédita, con su firma y la del
Prelado.
Véanse la* Memorias históricas de Asturias por González de Posada, pág. 71; y mi edición
¿notada y aumentada de las Poesías selectas en dialecto asturiano, coleccionadas en 1839 por el
labio Sr. Cavcda. (Oviedo, 1887).
- 5* -
otros cambios, como asi lo consiguieron en 1618, aunque ense-
guida lo derogó en 1619 el rey Felipe III por reclamaciones tanto
del obispo de León D. Juan de Llano Valdés, curador del joven
D. Francisco de Valdés y Cardona, caballero de Santiago, pa
trono de la Universidad y Obras pías del Arzobispo Valdés, como
del mismo Claustro en oposición á los indicados maestros. Esto
fue base para la reforma de Felipe V de que trataremos en su
lugar.
Eran cuestiones y asuntos interiores, intrigas de corpora-
ción, que valen poco ante consideraciones de mus trascenden.
i i:i. relativas al estado y cambios de la enseñanza y de las
letras.
Los últimos años del siglo xvn, verdadera antítesis délos
que constituyeron el siglo de oro de nuestra literatura, fue-
ron funestos á España, que de día á día declinaba. Llegó la
ri;i á tan lastimoso estado de postración, cual parece imposi
\ si la historia no presentase el triste cuadro nacional cuando
imo monarca de la casa austríaca, en que se mira apagada
a oscuridad de la ignorancia la aureola del saber que brilló
en días de sus progenitores.
ls causas de nuestro descenso son tan discutidas como va-
ro es difícil no convenir en que la política austríaca más
05 intereses dinásticos qn? los nacionales; que el absolu-
► i Estaco absorvió la viíaiila.1 provincial y municipal;
mentó el espíritu aventurero de raza en incesante afán
erras y en ineentiro á emigraciones para lejanas tierras
descubiertas ó dominadas. Se admitieron, con idea-
fataK repetí ios errores econbmiej?, ya en la amortiza-
extensa o intensa por el clero y la nobleza, ya dando toda
rancia al oro mientras s? menospreciaba, siguiendo
evV .:p:u i^iies. la pro:c>; vi d;-l comercio y el ejerci-
artes nuvardeas, tenidas por viles y deshonrosas, ya por
ai I.r; ciando el pueblo vivía abrumado por tributos
I ^ro? y en la despoblación. Concurrieron también otras
r.v ;.is, corno les al usos del iv.ier rvyio y nobiliario,
e.bur.^ d: »;>:.:: so. ;al ¡r.aruer.lc.a en :\iti¡es diferen-
; :r.e:;:o del e;>rcito llamando a ^nb? esv vida, que des-
u*a o;r\>s carnes de traba; o y p^vrres-o, y otros hechos,
- 59 -
siempre repetidos en la historia y superiores á la voluntad hu-
mana, con los que comenzamos á bajar y á bajar... siendo cada
día más honda y cierta la decadencia de España, que el docto
académico Sr. Canalejas llamó magnífica, sin duda porque/entre-
verada con ella, todavía al seguir la pendiente tuvimos interva-
los de gloria y figuras de gran relieve en todos los órdenes de
cultura.
Mal podían en aquellos tiempos sostener las Universidades el
acrecentamiento antiguo, porque pesaba sobre ellas una fuerza
que debilitaba y afligía la inteligencia de los españoles. Sala-
manca y Alcalá no tenían y, lo que es peor aún, no podían tener
aquellas lumbreras de ciencia que hicieron célebres las aulas
donde resonó la voz de León y Arias Montano.
La causa de tamaño mal dependió también de la institución
del Santo Oficio, de tristes resultados para la nación, uncida á
su yugo. Pudo el Rey con la Inquisición contener en lo exterior
el pensamiento de los subditos y conservar en su pureza el dog-
ma de la Iglesia, apartándolos de la guerra religiosa europea;
pero también el Tribunal, estralimitándose de su verdadero obje-
to, dificultó toda opinión libre, que tuvo en tal institución un
enemigo tenaz, inflexible y poderoso. Ella alimentó en España al
partido teocrático, y extravió al espíritu nacional en exclusiva di-
rección con desdén para estudios útiles y prácticos que mejora-
sen las necesidades materiales y fomentasen la riqueza pública
de que tan necesitado estaba el país, pues, si no puede sostenerse
en absoluto que la Inquisición ahogó la ciencia española, mal se
puede defender que bajo ella vivió libre y lozana, ni mucho
menos (1). Preciso fué, por consiguiente, que las Escuelas parti-
cipasen de aquella influencia é intolerancia y de la de algunas
Órdenes monásticas de donde salieron miembros principales
de dicha Corporación.
La Universidad de Oviedo estaba en esta época, como las
demás de la nación, sujeta á «lecturas» de ciencias limitadas á
un circulo, que no era dado traspasar, excluidos los buenos es-
tudios del siglo anterior, bajo el influjo de poderosa é indeclina-
fi) Véase á Llórente, Rodrigo. La Fuente, Azcánttc, Revilla, Luverde, Alta mira y otros
escritores, historiadores de nuestra literatura y política, en sus trabajos sobre la Inquisición en E«-
í*ñat habiendo tratado muy especialmente esta materia el doctísimo Sr. Mcnéndcz y Pela y o
rn L". Ciencia española í polémicas, proyectos y bibliografía.)
"M
' Mr
— 6o -
ble autoridad. Dejáronse de enseñar las matemáticas porque á
la muerte de su catedrático, médico de la ciudad, todos las igno-
raban por creerlas inútiles y considerar únicamente provechoso
el cultivo de la Teología, Cánones y Leyes. Perdidas y extravia-
das las Humanidades por el péximo gusto que entonces domina-
ba, no eran otra cosa que ridículo conjunto de las mayores ex-,
travagancias. A los primores y bellezas de nuestra literatura, si
guieron los extravíos que impusieron las Escuelas conceptista
y culterana, difundiendo una expresión literaria artificiosa con
estilo metafísico y exagerado hasta el absurdo; y este mal gusto.
introducido en el lenguaje poético, infestó los escritos de di-
dáctica y de los buenos hablistas, viniendo la prosa castellana
á lamentable ruina.
Para apreciar hasta qué punto llegó en Asturias la decaden-
cia de las bellas letras, basta leer la relación de las exequias que
á la muerte de Felipe IV celebró nuestra Escuela en los días ló
á 19 de Noviembre de 1665. Habíale debido favor predilecto en
la conservación de los juros, consideraba al Rey poeta como «a
su restaurador ó segundo fundador», y quiso el Claustro «hacer
presentes las lágrimas que por su sentimiento verdadero derra-
man los ojos, los golpes que en un pasmo súbito faltan al cora-
zón, que no se pueden evitar ni hacer patentes á la vista»; y dis-
puso funerales después de los del Ayuntamiento «siendo, como
dicen los filósofos, el término ci r/uo de esta pompa la Ciudad
y el término ad qneni la Universidad formando una misma
acción,» según expresiones del Claustro.
Con lujo y solemnidad levantaron túmulos y tumba regios,
cubrieron las paredes de negros paños con motes y alambicadas
inscripciones alusivas á la muerte y «grandeza» del monarca,
que perdió á Portugal y fué padre del hechizado Carlos; y hubo
fúnebre y faustuosa procesión para las vísperas y oficio de di-
funtos. Se abrió certamen público y se hizo un llamamiento á
los ingenios montañeses que correspondieron con epicedios,
elegías, epigramas, epitafios latinos y griegos, sonetos, décimas
ó espinelas, redondillas y canciones ajustadas á estancias, pen-
samientos y consonantes forzados, ofreciéndose variados galar-
dones á los vencedores en este literario palenque. Es imposible
concebir cómo á un acto por su naturaleza grave é imponente.
h
— 6i —
convertía en bufonada el ceremonioso duelo por un monarca
español. La sentencia del certamen se dio en forma de Real
pragmática: «D. Apolo, por la gracia de Dios, emperador de la
luz, rey de los signos, archiduque de los planetas, duque de las
estrellas, marqués de los tiempos, conde de las serenidades,
señor de Oriente y del Occidente, del Setentrión y del Mediodía,
de las islas de Délos, de Tenedos, de Clasos, de las ciudades de
Delfos, Patara, Tegyra, de los montes Helicor, Pimpla, Parnaso,
Citheron, Pindó y Lentico, de las fuentes Calalona, Hiproereme,
Aganipe, Helecona, señor en el mar y en la tierra, hizo saber
«á la parte del venerable caballero D. Jorge Manrique, cónsul
de los poetas lúgubres españoles, para que todos los poetas llo-
ren en grandes trenos y demás cantos lúgubres; y las Academias
hagan el sentimiento que suelen en semejantes actos de tristeza
en la muerte del Príncipe mas dilecto suyo» etc.
Fueron jueces el Arcediano de Villa viciosa Rector La Cone-
ja, el Dr. D. Faustino Serrano de Paz, catedrático de Prima de
Leyes, el Predicador P Uría, el Arcediano de Gordón D. Diego
de Valdés Bango, el P. M. Fr. Plácido de Quirós, catedrático de
Vísperas de Teología y Abad de San Vicente, y fué Secretario el
Dr. y M. D. Manuel Serrano de Paz, autor de latino cartel de lla-
mamiento, que pronunció además inaugural y altisonante ora-
ción panegírica ó epitafio, rematada con referencias á la Odisea
y esta octava:
Esto cantaba Homero de su Aquiles
y esto nuestra Academia de Felipe,
convocando los cisnes juveniles
á bañarse en las aguas de Aganipe:
el Parnaso remoce sus abriles,
el tiempo al aflo flores anticipe,
para que asistan, cultas, no confusas
á coronarle el coro de las musas.
Los temas fueron varios: «Llanto por la muerte de S. M. en
tiempo tan inoportuno», «Quejas contra la muerte por haber
arrebatado tan temprano al Monarca», «Regio epitafio», «Vio-
lencia de la muerte en no eximir á nadie», «Desconsuelo de Es-
paña,© * Sentimientos y lágrimas justas», «Grandes é infinitas
virtudes del difunto Príncipe,» y «Dos estrellas que precedieron,
una al nacimiento y otra á la muerte del gran Rey.»
— . 62 —
Se otorgaron muchos premios y menciones. Alcanzó cinco
el Dr. Francisco de la Pola Arguelles, arcediano de Benavente
y catedrático de Decreto; tres D. Antonio de Valdés Ramírez, el
Lie, Diego González Arguelles, rector del Colegio de San Gre-
gorio, y el Lie. Antonio Alvarez; dos D. Tomás Serrano de Paz,
catedrático de Prima de Cánones, que demostró su pericia en el
griego, Lie, Juan Ordóñez, D. Jóse Muñiz Miranda, D. Dionisio
H. de Güiros, PP. Fr. Pedro de Barcena, y Fr. Gerónimo Bazán,
benedictinos, colegiales de San Vicente, D. Alvaro Dasmarinas
Pu marino y el Lie. Tomás Núñez; uno D. Antonio de Llanes
Campomanes, Lie. Pedro Alvarez de Navas, Dr. Diego de Sierra
Valcarce, catedrático de «Vísperas de Leyes*, Dr. Toribio Sola-
res, Francisco Arguelles Lorenzana, PP. Fr. Gregorio Ruiz y
Benito de Loyola, benedictinos, colegial de Celorio, Lie. José
de Salís, D, Gregorio Ramos de Posada, D. Tomás de la Cruz
llenera, D. Felipe Bernaldo de Quirós, caballero de Santiago.
Pedro Fernández Palacio, Juan González Paredes, D. Sebastián
López de Castro, D. Antonio Menéndez, D. Alvaro de Nava, Mel-
chor Rodríguez de Miranda, José Muñoz Miranda, Lie. Juan
Conlreras y D. Francisco Antonio Bernaldo de güiros. Sus di-
ferentes composiciones son interesantes datos para formar idea
del lastimoso estado de nuestra literatura y de los extravíos de
aquellos ingenios. De lo más aceptable son las espinelas donde
se glosaba este texto:
Si el Sol, que á nuestra región
daba luces, hoy se ve
en su ocaso; bien es qué
noche bista el corazón.
Para el último tema se pedía («relación de la pompa funeral
universitaria.» Uno de los premiados, José Villamayor y Vivero
describió las exequias dispuestas por
La Universidad de Oviedo
(sobre el elogio á su nombre,
pues le afianzan sin riesgo
sus Numas y sus Doctores )
Ulro, D. Juan de Contreras, escribió sobre lo mismo y en-
salzando a nuestra Escuela, decía:
_
- 63 -
Academia, en que el Gobierno
hallar podrá, si los busca,
fértil copia de Licurgos,
feliz cosecha de Numas;
Academia, digo, madre
de tales hijos fecunda,
que ya por ellos con Grecia
osa competir Asturias.
Llega, y de sus ediñcios,
al funesto son que escuchan,
titubearon las torres,
zozobraron las columnas.
•
En otro asunto se premiaron oGeroglíficos» alusivos á las
grandes virtudes de Felipe IV por la Institución del Jubileo de las
Cuarenta Horas, Defensa de la Pura Concepción de la Virgen,
otras devociones y prendas, siendo laureados: el P. Fr. Ambro-
sio Guerrero y los mencionados Pola Arguelles, Núñez y Mu-
ñiz Miranda.
El sermón de las honras no desmereció de la estrambótica
llamada del dios D. Apolo; y era el orador catedrático de Prima
en Teología y maestro de la Orden de predicadores de la ciu-
dad, el R. P. Fr. Francisco de Uria. Pronunció su discurso en
medio de escogido auditorio, pues estaban allí los caballeros del
Principado, Obispo, Clero, Ayuntamiento, el Claustro con lar-
go caperuzón negro y cola al rastro, en señal de riguroso luto,
no faltando los estudiantes con manteos caídos y quitadas
las toquillas de los sombreros. Y decía el campanudo orador,
uno sin duda, de aquellos á quienes el P. Isla dedicó su famoso
libro: o Hoy esta Universidad ilustre, de su mismo nombre alen-
tada, de su obligación impelida y de su natural y leal afecto
dulcemente obligada, para que no quede camino por donde no
corra el llanto y para que no quede llanto que no busque singu.
lar camino, llore todo el mundo y llore esta Universidad lastima-
da. Y tocando el arma á las lágrimas y suspiros en certámenes y
<:ompetencias tiernas, expone al sentimiento lo más florido de la
juventud en sus hijos, lo más atento de la prudencia en la vene
rabie ancianidad de sus decanos, doctores y maestros, ejerci-
tando en sus endechas todas las lenguas; avivando en sus proe-
zas todos los ingenios; dedicando á sus virtudes todas las habili-
- 64 -
dades; convidando á las tristes canciones todas las musas y
consagrando á sus exequias todas las cátedras, para que, con-
vertidas en túmulos, todos los artistas dispongan ya sus silogis-
mos de sollozos, averigüen sus leyes, nombre y obligación y
guie la Teología todo nuestro fervor. Aquí tiene el gramático
asunto para las voces, el retórico para la elegancia, el lógico
para el discurso, el filósofo para los afectos del corazón, el ju-
rista para la constancia de la voluntad, la Sagrada Escritura
para la firmeza de la fé y para el católico, en todo la Teología.
Todo esto hay que llorar, todo esto hay que celebrar en la oca-
sión presenten. De este modo entendía el catedrático Uría
la forma y oposición de la oratoria eclesiástica más extraviada
en otras partes, pues en la corte, ante el Rey, se predicó por
entonces de Nuestra Señora de Covadonga en forma de alegato
jurídico \\ cotí pruebas y réplicas forenses, se probaba por qué
la Virgen del A use va había preferido aparecer y habitar de se-
rrana en las agrestas montañas de Asturias.
Las precedentes noticias son breve y sucinto extracto de
muy curioso libro (1) que por falta de imprenta en Oviedo se
estampó en Madrid precedido de singulares dedicatoria y carta
del Claustro para la Reina Gobernadora. Pasó á la Corte en
J 666 el P. M. Fr. Juan de Llano, de la Orden de Santo Domingo,
priiniciem, catedrático y maestro más antiguo de la Universidad
en audiencia especial, fué presentado á SS. MM. por el Conde
i\v Miranda, duque de Peñaranda y patrono de la Universidad,
acompañado por los caballeros asturianos Marqués de Valde-
carzana y Conde de Toreno, formando vistosa^ comitiva en seis
carrosas lujosas para entregar en el Real Palacio ejemplares de
la Relación* La Reina D.R María los recibió cconel manto alto,»
singularidad que notaron, pues en las demás audiencias desde
la muerto del Rey recibía con el manto echado hasta la cinta,
manifestando que «estimaba mucho la lealtad de la Universidad
y se dalia por bien servida, » así como el niño Rey Carlos, que
estaba nm su aya la Marquesa de los Vélez, acojió o con mucho
i- as Exeqvias qvc en la mverte del Rey nvestro Señor D. Felipe Qvarto
* Etpaña* y Emperador de las India» h.zo la Vniversidad de Oviedo en el
, \ i . ,, —Ofrécela e.i la Real Mano de la Rey na nvestra señora doña Maria
An,i Je AiiAlria, G^ueniadura dc*los Reynos La misma vr.iuersidad.— Ea Madrid. —Por Pablo
\ I : ¡
- 65 -
agradoo al representante del Claustro ovetense con sus linaju-
dos y religiosos acompañantes.
Corre parejas con el referido Certamen, otro también cele-
brado en Oviedo dos años después para solemnizar la institu-
ción de la Cofradía de Santa Eulalia de Mérida, patrona de la
Diócesis; y fué dispuesto todo con grandes fiestas religiosas, pro-
fanas y literarias. Estas fueron presididas por un tribunal com-
puesto por el R. Obispo Sr. Espinóla, D. Carlos de Villamayor,
gobernador del Principado, el Arcediano D. Fernando de Estra-
da, el Regidor D. Sebastián de Vigil Bernardo y otro Regidor
D. Alvaro Dasmarinas, como defensor y fiscal, funcionando de
secretario el santiaguista D. Felipe Bernaldo de Quirós, literato
distinguido en aquellos decaídos tiempos.
Este escribió poética y altisonante oración panegírica lla-
mando á los vates para cantar en ocho temas, con géneros dife-
rentes, la vida, virtudes y milagros de la Santa, encendiendo la
devoción provincial, y con otra composición cerró el certamen
felicitando á los laureados, cuyas obras se publican en intere-
sante libro regional (1).
Entre la gente universitaria figuran los doctores Serrano
de Paz (D. Faustino con cinco poesías, D. Manuel con cuatro y
con una D. Tomás), D. Esteban González de Candamo y Hevia
con tres, I). Antonio de Llanes Campomanes con dos y el arce-
diano D. Andrés de Llanes Estrada con una. Siguen Lie. Melchor
González de Naranco y Junco con dos y D. Francisco de la Pola
Arguelles y Br. Pedro Palacios Arguelles con una. De la Orden
benedictina, fueron los PP. Fr. Pedro de la Barcena y Fr. Diego
Pérez de Castejón con cuatro composiciones cada uno, Fr. José
Moro con tres, Fr. José de Artiaga, Fr. Benito de Armia con dos
y Fr. Domingo Gutiérrez con una, perteneciendo estos dos últi-
mos a 1 Colegio de Cornellana, así como obtuvo galardón ex-
traordinario Sor Bernarda Arguelles, del Real de la Vega de
Oviedo. Delcistersiense de Valdediós presentó tres obras Fr. Án-
gel del Águila; y cuatro la Compañía de Jesús, sin revelar el
nombre de los autores. De la Colegiata diocesana de Arbás se
íi) •Certamen pr>¿:ic> á la glorios i Virgen y máriyr Santa Eulalia de Mérida, p.Uiona del
Obispal.) y ciudad de Ouiedo y del Principado de Astvii.is, con el compendio de sv milagrosa
v.<ia, p>r í). Felipe tícrnaldu de (Juirój y Ueuavides.— Con licencia. — Valladolid — Por Incs de
Uredu. -Añu de 1667 — a.v*
— 66 —
distinguieron el canónigo Juan de San Pelayo y el abad D. Mar
eos Bravo de la Serna, á quien llaman el «Marcial montañés,
Garcilaso castellano y Terencio español.» Y entre otros autores
de versos están: D. Dionisio Bernaldo de Quirós cinco veces;
tres Jost* de Solís Valdés; y una D. Alvaro Dasmarinas, D. Gon-
zalo de Peón Vigil, D. Antonio de Noriega, D. Bartolomé de la
G randa, D. Ignacio de Granda Valdés, Lorenzo Palacio Vigil,
D. Francisco de la Concha, D. Juan Ordoñez Campomanes,
Francisco Arguelles, D. Benito Montes Vigil, D. Andrés de Villa-
mayor y Vivero, D. Juan y D. Felipe Bernaldo de Quirós, D. Die-
go Rato Hévia, Regidor D. Pedro de Valdés Prada, D. Alvaro
Díaz de Miranda, D. Antonio González Candamo y Pedro Fer-
nández de la Rivera. Las obras todas, unas premiadas y otras
simplemente publicadas, acusan forzada inspiración, conceptuo-
sa forma; y en algunas hay pujos de erudición en notas, aposti-
llas y comentarios.
Por tales «Relaciones» se puede juzgar del gusto literario
que dominaba y deducir cuan embrollada é indigesta sería,
bajo su influencia, la universitatía enseñanza.
Pero una cuestión tan importante, y de tan directa relación
con el objeto de esta historia, merece ser tratada separada-
mente.
-67 -
CAPÍTULO IV
Antiguos planes de estudios de las Universidades españolas.— Estado de la en-
señanza en la de Oviedo durante el siglo xvii.— Facultad de Artes. — De
Teología. — Influencia de las Órdedes religiosas. — Los Jesuítas logran entrar
en el Magisterio. —Tomistas, Suaristas y Escotistas. — Sus disputas y desórde-
nes.—Controversias llevadas con rigor á los actos académicos. — Inconve-
nientes de aquel método.— Facultad de Cánones. — La de Leyes. — Conside-
raciones generales sobre los estudios y enseñanzas. — Últimos años del
siglo xvii.
Ningún plan ó sistema seguro de estudio había primeramen-
te en las Universidades nacionales, y era muy varia la enseñan*
za, abandonada á la voluntad del Fundador ó de sus patronos y á
los recursos. Dentro de una misma Universidad tampoco había un
orden fijo de instrucción, estableciéndose diversas cátedras de
autores diferentes, según el espíritu de escuela. Puede decirse
que había libertad de enseñanza, aunque limitada y circunscrita
á las ideas de la época respecto á los grandes maestros y sus
libros, considerados en aquellos días como el último esfuerzo, el
non plus ultra de la ciencia. Se sabía, pero no se examinaba;
y con sumisión ciega é incondicional á determinadas doctrinas,
se creaban banderías en el campo de las letras, engendradoras
de rivalidades, odios y desórdenes estacionando la ilustración y,
dentro de las Universidades, las Facultades y sus estudios. Mu-
cho contribuyeron á ello el absolutismo del Estado y la prepon-
derancia de la Iglesia para sostener su respectivo poder por
la enseñanza, pues conocían perfectamente que instruyendo
los hombres á su manera consigo los tenían y á sus fines los lle-
vaban. Sucedía completamente lo mismo que en tiempos mo-
dernos después de la secularización en que cuando la sociedad
civil, ilustrada y progresiva, alcanzó la dirección de la enseñan-
- 68 —
88, desde entonces más completa y mejor reglamentada, recupe-
ró la soberanía y aseguró la libertad. Ya no se sostiene la cien-
cia en perenne statu quo. como cuando los maestros explica-
ban únicamente la opinión de determinados autores ven algunos
estatutos fc leía: o Ordenamos qne cada uno de los catedráticos
tenga obligación de explicar en la materia que leyere la mente
del autor titular: el catedrático de Aristóteles, la mente de Aris-
tóteles, el catedrático de Santo Tomás, la mente de Santo To-
más, el catedrático de Escoto, la mente de Escoto, y así los
demás» (l).
Concretemos más estos extremos en la Escuela de Oviedo.
Comprendía la Facultad de Artes los estudios filosóficos y
matemáticos. Considerados como preparatorios para las Facul-
tados mayores, estuvieron poco adelantados y en escasa conside-
ración porque se aspiraba á ser teólogo, jurista, médico, etc.,
pero difícilmente filósofo y matemático. Por otra parte, no debe
ocultarse que conteniendo las Artes muchos de los estudios ac-
tuales de Segunda Enseñanza, eran de gran cuidado en época re-
celosa; nadie entraba de lleno en materia expuesta á tristes pe-
ripecias, y pocos tenían valor para arrostrar graves consecuen-
cias.
Encerrados los artistas en perniciosa dialéctica, que venia de
muy lejos, atormentaban la doctrina de Aristóteles con aquella
gerga teológico escolástica á que la habían reducido el Jesuíta
Rubio y el Kraciscano González de la Peña. Con fórmulas deter-
minadas, explicaban los medios de alcanzar d pripri los acci-
dentes de ta razón, precisando la verdad en el apretado círculo
de un breve silogismo, atormentando frecuentemente en el lecho
de Procusto ta misma razón que trataban de determinar. Llega-
ron u familiarizarse con este método, y aún en el siglo pasado
se ha visto el lucimiento conque algún Padre Maestro de las Ór-
denes religiosas y teólogo consumado manejaba la argumenta-
rían silogística con tanta rapidez y fortalecía sus razones con
tan briosos ademanes y esfuerzos de pulmón, que al hombre de
claro discurso parecía imposible pudiera concertarse en el padre
disputador la condición reposada y necesaria para averiguar lo
fri fiuÉrtucisn ful- tica rv Effiiñ<y, por D. Antonio Gil y Zarate, tomo II, cap, IV.
- 69 -
cierto. Aguzadas así las facultades intelectuales, cada regla,
aún en la moral práctica, estaba sujeta á suspicaces y acalora-
das controversias; defectuoso gimnasio que describe el novelista
de Gil Blas de Santillana en los siguientes términos: «Apliquéme
después á la lógica, que me enseñó á discurrir y á argumentar
sin término. Gustábanme mucho las disputas y detenía á los que
encontraba, conocidos ó no conocidos, para proponerles cues-
tiones y argumentos. Topábame, á veces, con algunos manteis-
tas que no apetecían otra cosa, y entonces era el oirnos disputar.
¡Qué voces! ¡qué patadas! ¡qué gestos! ¡qué contorsiones! ¡qué
espumarajos en las bocas! Más parecíamos energúmenos que
filósofos» (l).
Y no era posible introducir novedad alguna en tan vicioso
sistema, pues habiéndose establecido en 1700 en Sevilla una
Academia literaria á la que concurrían algunos holandeses agi-
tando conclusiones de filosofía y de física experimental, sobre-
cogida la Universidad hispalense, apellidó funesta una enseñan-
za que, según ella, combatía las escuelas de Aristóteles y
destruía las de Medicina. Dio la voz de alarma contra tamaño
mal, apellidando hereges á los académicos, y apeló á todas las
Universidades para que juntas cuadyuvasen á expulsar de estos
reinos á los extranjeros innovadores. A su llamamiento corres-
pondió muy solícita la Universidad de Oviedo elevando al Rey
su petición en defensa de la de Sevilla. No creía entonces que,
dentro de breves años y de su mismo gremio, aparecería otro
innovador de más séquito sostenedor de iguales doctrinas, que
predicaría al amparo de su cogulla y con la autoridad de cate-
drático una cruzada contra las preocupaciones de la enseñanza.
Para concluir la reseña de las Artes recordaremos lo que en
el capítulo anterior hemos dicho de las Matemáticas, en cual
estudio se cemprendían la Aritmética, Geometría, Geografía,
Mecánica, Navegación, Astronomía, etc., conocimientos á los
que permanecimos poco menos que indiferentes en el siglo xvi^
siglo de grandes inventos matemáticos.
Explicando el dogma por igual sistema, era la Facultad de
Teología un hervidero de contiendas como la de filosofía. Una
(i) Gil Blas, cap. I.
— "C —
i **> ucúazxí <:c>rtA&\i\*, en on pc;bkú ,»>. más se aníeroo des
á*u<io ¿*ta la* arrras *ie *a díalec-Crca y aquélla despojan-
WfA7% libertad á Ia¿ esf^-ulac iones fi!->eófica5-
L* obra *te Pedro L/>rn:/ardo. coooeída por el *► Maestro de
r/eiráas*, era ana i^impWz^jfk de los Sanios Padres, que
rió ¡pan reputación desde el siglo xn hasta fines del pasa-
k'ioo de*poé* el portentoso trabajo de .Santo Tomás íSumma
rjí<fij j no tardó en publicarse el übro de Joan Duns, lla-
u f>co!o. antes del de Suárez. Con otros escritos de menor
mporfaneia, tal era el estado de la Teología cuando aparecie-
tan I ni versídades, y los españoles, que podemos enorgulle-
ce haber tenido ilustres teólogos en el siglo xvi, los ve-
mm decaer cuando corría el xvn.
Ijín Órdenes religiosas contribuyeron á lamentable pertur-
ijn en la enseñanza. Las l'niversidades las habían resistido,
i/o el Pontífice que la de París abriese sus puertas á los
Dominicos y después entraron las otras Congregaciones, que no
lardaron en ser eclipsadas por los Jesuítas. Hombres ilustrados,
'Ji* ¡v 'arlados métodos, habilidosos y sabios llegaron á la cáte-
dra |*or armas é instrumentos de poder. Varios en política, «ara-
bldoaoi por naturaleza y desenfadados por costumbre», dice el
Horno, tienen el vigoroso mecanismo de su regla para do
minar Las Kscuelas los combatieron en esta aspiración; la Uni-
Vüiwidad de Salamanca avisó á las demás en 1627 con escasos
rcMtiüiiílos, pues poco á poco entraron formando Colegios de
varia fortuna y nombre aquí, muy sobresalientes y completos
i 'ii oIioh países.
Kn todas las Universidades procuraban las Órdenes ocupar
el Ministerio con laudables circunstancias y en Oviedo, como
r - 1 1 oirás ciudades, las lecturas de Teología pertenecían á diver-
nventos, que pagaban con privilegios y exenciones de
congregación á quienes obtenían cátedra, no recibiendo de la
I 'Diversidad más que propinas de los grados, pues acrecía su
dotación en favor de los demás. Pero ¿qué tardaron en lie-
\:n allí el espíritu de intolerancia y de ergotismo, su afán de
disputa» y las sutilezas de embrollada dialéctica?.... ¡Con qué
ptilulims tan elocuentes no describe estas luchas teológicas de
las <)i tienes religiosas el obispo de Segorbe Fr. Alonso Cano!
• - 7i —
Los Padres benedictinos, los dominicos y los franciscanos
entraron desde luego en el Magisterio ovetense, y únicamente
á los de la Compañía de Jesús no se les dab$ participación.
Mas con su constancia expusieron en 1655 la necesidad de
turnar en Filosofía y lograron al fin su objeto, primero sin sala-
rio y después con él, como enseguida lo alcanzaron en Alcalá
por el favor que gozaban con la reina Gobernadora por medio
de la influencia de su confesor el P. Nithard (1).
Su venida completó el laberinto de los sistemas. Los Domi-
nicos llevaban á las aulas las doctrinas del angélico Doctor, los
Franciscanos sostenían la escuela del sutil Escoto y los Jesuítas
eran del séquito Suarista; sólo los benedictinos, cuyos estudios
han estado mejor dirigidos, eran eclécticos aceptando á San
Anselmo, San Agustín y Santo Tomás. Suaristas, Tomistas y
Escotistas, Jesuítas, Dominicos y Franciscanos reconocían en el
fondo las teorías aristotélicas, y se distinguían en la aplicación
en razón al punto de vista bajo el cual la miraban en su con-
cordancia con los principios teológicos. No es de este momento
referir sus diferentes conflictos y sus luchas tenaces; en Sala-
manca, Valladolid, Valencia, Zaragoza y otras Universidades
dejaron tristísimos recuerdos de sus contiendas literarias, lle-
vadas á las calles y allí ventiladas por la fuerza. ¡Doloroso re-
sultado de la intolerancia, no de amor puro á la ciencia é inves-
tigación de la verdad, en que se afana constantemente la inteli-
gencia humana!
De las distintas opiniones de los catedráticos participaban
los alumnos, pues, turnando aquéllos, llegaban éstos á ser parti-
darios de la teoría que el azar les presentaba al ingreso en la
carrera. Como los hábitos de escuela se arraigan fuertemente, no
era posible la convición de la doctrina opuesta, y con la tenaci-
dad de todos los secuaces había división profunda y lucha peren-
ne sin transacción y sin descanso. Cada conclusión de las acade-
mias, cada acto mayor era* un palenque desesperado y fatigoso.
El argumentante abría paso á la contienda con el dilema obligado
propositio tita falsa est, ergo non sostinenda; enseguida se
empeñaba la disputa; y llevaban el calor de la argumentación
(tí Historia de las Universidades, por La Fuente, tomo II.
— 72 —
en términos y modos tan excesixos, que estaba el lauro en razón
de la congoja y cansancio de ambos contendientes al sostener
escuelas encontradas,
En los ejercicios para la recepción de grados aún iba más
allá el esfuerzo, porque el candidato recibía una investidura
que daba importancia a tal 6 cual doctrina. Como el tiempo del
ejercicio era limitado, la prueba era excesiva, apasionada y
tan rigurosa, que los adversarios asediaban al candidato y le
ponían en tortura sin duelo ni compasión. Hubo ejemplar, con-
servado por la tradición, de suspenderse el acto ó examen de
capilla, porque rendido el aspirante por el aturdimiento y el ma-
reo, quedaba exánime y sin fuerzas para continuar, tendido en el
recinto, No eran las aulas universitarias el único sitio de con-
troversia escolástica, pues bastaba que se defendiese en los con-
venios una conclusión bajo determinada escuela, para que se
anunciarían* palenque y los doctores de la Universidad y los
monjes de los Monasterios acudiesen solícitos y dispuestos á
combatir del modo más acalorado y violento.
Alguien sostiene la excelencia de este método de enseñanza
contra la evidencia de sus defectos; y así nos expresamos, por-
que si con aquél hubo hombres exclarecidos y maestros doctos,
lo deben á sus buenas disposiciones, no al régimen de tales es-
tudios, Vemos con dolor, después de tanta división y contro-
versia, de tanta vigilia y recogimiento, que no han quedado en
la historia literaria de la Teología y Filosofía libros de general
reputación y mérito universal, como expositores ó como dogmá-
licosT escritos por teólogo español de aquella época. En el ca-
tálogo de estas obras sólo se encuentra el gran trabajo De locis
theologicis del ilustre Melchor Cano, libro que hoy conserva
el elevado concepto de sus primeros años y cuyo autor se dolía,
como el que más, del estado de la enseñanza; las otras produc-
ciones se deben á extranjeros. Para probar al estudiante hay
medios de mejores resultados, y por lo que toca al de nuestros
días, fuera de la cátedra, en la profesión, en la prensa y en
otros lugares es donde la juventud prueba el temple de sus ar-
mas, puestas al servicio del progreso y de la regeneración de los
pueblos (1).
kü, Horno, Vid tr La Fuente, Campa, etc.
"ateo,* la'?™*'1 de '"<• ínJ'r ~c*
Clero v *, Qe Ios 'etrados en el *a V y ,a eclesiástica, v 1«
mÍr^o5 e^iniodei::' Íh0 fCanÓDÍC° ^^ 1
Tü ^o ^ 7 híbído en ft,£^0nBento el civil, que Ho.
^sas vari^, ad0su cí«»lo el JC,s"ero« en Alcalá.
^albarXahtoDeeS,?üa, ^ribue^^- f»*»*» I. con es-
famoso ZJ^Zn }Te°log^ ^o Gral t<>da3 partes- Lo que
obr* de mucbfw' °nde «^rdando lo? n° 6D Cán°nesc0D su
<*«* -e6a^on V"raCÍ<5n en h. Escueu anteri°res' ProduÍ° ™»
**»• Para , °t0nÍ0 ^ustin, Van <=' D0 obstante los errores
<^«/es di " C0TpIemento se ¿Z^f*** Ba'"™, Berardi y
*ec"*oa llam Tñ°' Rai^undo d.P !- r°n máS tarde ,as J*
eo el Sis}oZF0 S°lam^ Se £,****• ot"> »bro sexto de
<*»aa y ení, En Su °r%en tSíí °' y desPué* las Oementina*
sof<* y T^^V^^éJS C0Dfusí(in en esta Fa"
idea« v eXD i,? \aíambicando el 2 Pernicioso de la Filo-
^ndoTcn 0,° t0d0 ^n oLP. 8amÍent°' osc"eciendo las
5Í,0^cayáTpnfalnd0 <dí?7 de ulteriores fines. C0m
^^onexcen P,ÍCació« YrlViJ^0 ¡& tentación
9°e briliarí P ,ODes honrojf ón> °ayeron en absurdos Ti
caDOn^aT°len GI estu*° de esra aIgUD0S hombres «n¿S
coí'ades n'r Cüraron también C,eDCÍa (1)' Los estudiante
■fcaS f. rqUe' COlM° -e dei 8°ir * simultanear ambas £?
Pa^ nyef es Co^o arf dn "I"0 a<kgÍ0 acadélní<». «^
rar«eipe ja Facult»*? ° sm bueyes.» * ^^O-
Si0 *? eo<-biadUatad f6 ^ de «- extravíos de ,as »
> t: r°*,Ios d--toresTfr;n e,sig,oxv"' ^ C^>
tos, Nevaban díc- y letrados, más oue ñ~ \ a% fe«*
^ ^ tanta trl^imT Caminos ^eñanl a Í^C
^auto^adas^re?^^ ""* de dife-tes y t *** 1*
l!íJUnsconsuItos Si61 estudioy,loquees peor Ls Ut*>0 J>
*****. y pre^ « domeño en ,a ffi^ **£
fí<*p/ritu esoaiwf, tes Pertu daciones. *' ^t^ **'
__ Panol marchó 1¡bremente
• I— S«"»a. Golmayo. etc.
L
— 74 —
la reconquista, creando á la sombra de la victoria una nueva
sociedad á quien servían de cimiento para su organización reli-
giosa, política y civil, las buenas reminiscencias del imperio
godo con las alteraciones que aconsejaban las necesidades del
momento y principios fundamentales de romana doctrina. Así
durante cuatro siglos florecieron los Estados castellanos, antes
de reaparecer exclusivas y preferentes las letras de aquella
sociedad, que no pudo sostener el pese de tantas glorias y la ex-
tensión de su poderío, reaparición seguida con entusiasmo por
los amantes de las ciencias. Los hombres de estudio se entrega-
ron ciegamente al culto de las doctrinas invasoras, abdicando
su nacionalidad, y enervando aquella marcha natural que es-
pontáneamente brotaba con vigor en nuestro suelo. Trajo la no-
vedad trilles consecuencias, preludio de tanta confusión para lo
porvenir y, aunque opuso el Clero tenaz y enérgica resistencia,
tuvo que recibir las prácticas romanas, cuando, por el prolon-
gado apartamiento de la Santa Sede, se pretestó purgar el rito
godo y después el muzárabe, que tan pura é incólume conser-
vaba la fe. Para perder toda esperanza se recibió con ardi-
miento el derecho civil de los romanos. En parte alguna era su
aparición más innecesaria que en España donde, aunque preva-
lecía el Fuero Juzgo y en él entraba por mucho la legislación
launa, en los tiempos á que nos referimos no tenía el derecho
mas fuentes que las necesidades y conveniencias de actualidad.
Los nuevos Concilios, Cortes nacientes, y la legislación de fue-
ros y cartas pueblas se alejaban de la legislación goda y más
aún de la romana.
De aquí una larga y prolongada confusión, pues los juriscon-
sultos y eruditos luchaban constantemente por la última, no
obstante que la legislación regnícola continuaba en su primitiva
tendencia á favor del romance, relegada el habla latina al sa-
cerdocio y á los letrados. En vano el sabio Alfonso dio cima al
proyecto más gigantesco de su tiempo formando en castellano
la elegante compilación de leyes, más filosóficamente eruditas
de la Edad Media, porque semejante autoridad, si fué admitida,
cayó en desuso, pese á sus romanas imilaciones. Los hombres
estudiosos lograron sobreponerse á sus contrarios; las Universi-
dades dieron cabida al derecho romano, y éste tuvo el apoyo de
- 75 -
los monarcas, cuyo bello ideal era la soberanía que Triboniano
y Ulpiano habían explicado. Las obras de Justiniano, el Código
ó diferentes leyes, las Pandectos ó Digesto, respuestas de los
jurisconsultos y decisiones imperiales, y la Instituía, principios
elementales de legislación para la gente del foro, constituyeron
la nueva Facultad en distribución y orden diversos.
Pueden verse en los Estatutos viejos de la Universidad de
Oviedo la manera y el método de su estudio. De las aulas pasa-
ron al Tribunal, donde las leyes patrias fueron aplicadas por las
doctrinas de los glosadores con gran fuerza de autoridad, intru-
sión limitada á Bartolo y á Juan Andrés, so pena de perder la
causa el litigante, el abogado el oficio y el suyo también el juez
y escribano (1). Desde entonces ya no hubo legislación ni estu-
dio posible, mas que el derecho romano de Irnerio, Búlgaro,
Acursio y del jurisconsulto francés Cujacio, más eminente que
sus maestros. Que el derecho patrio se había relegado, lo jus-
tifican cuantos glosadores y comentaristas aparecieron en Espa-
ña y, como queda dicho, en los Estatutos de la Universidad de
Oviedo, formados por dos Consejeros de Castilla y sancionados
por el Rey, nada hay que se refiera al derecho español. Código,
Digesto viejo é Instituía son, en suma, los conocimientos de
los que habían de administrar justicia y legislar en los Consejos.
Y no se crea que la poca importancia de una escuela naciente y
destinada al pequeño territorio de Asturias fuera causa de tan
escasos estudios; pues en Salamanca, en la ínclita Salamanca,
se enseñaba por método tan incompleto y vicioso como en
Oviedo. El prurito de glosar y comentar confundía en vez de
exclarecer y explicar, y en un sólo título se pasaba un año con
mil y mil interpretaciones. ¿Necesitaremos indicar que á las Le-
yes vinieron también los forzados recursos de la dialéctica, si-
guiendo el espíritu que entonces dominaba...?
De propósito nos hemos detenido en algunas consideraciones
para dar una idea, siquiera sea aproximada, de la antigua en-
señanza.
Así vivimos en los últimos años del siglo xvn, cuando no ha
mucho éramos admiración y pasmo del mundo por la guerra,
1.1) Mesa, Se m per, Marina, etc.
I
- 76
la ciencia y las artes. Con elocuentes frases lo expone el Sr. Gil
y Zarate: «Causa lástima nuestFa patria cuando la consideramos
á fines del siglo xrn. Perdida nuestra influencia política, venci-
das nuestras armas, repartido nuestro imperio entre príncipes
ambiciosos, despreciados en el orden intelectual, sin prestigio ni
consideración alguna en Europa, nulos en el campo científico,
infecundos en la industria, delirantes en literatura, extravagan-
tes en las artes la decadencia es completa; y el nombre espa.
Bol tan ilustre y venerado un tiempo, no se pronuncia mas que
para servir de escarnio.»
_
— 77 —
CAPÍTULO V
Siglo xviu. —Muerte de Carlos II y advenimiento de Felipe V.— Sigue la Uni-
versidad el partido de este.— Favores que le debe y á los Consejeros Pa-
ranza y Argandona.— Estatutos nuevos.— Penuria de la Universidad y arbi-
trio provincial de medio real en fanega de sal, por protección de la Junta
general del Principado.— Cambios, aumentos y creaciones en la enseñanza
y personal. — Cátedra de Matemáticas. —Disposiciones de Felipe V, Fernan-
do VI y Carlos III en favor de la Instrucción pública.— Expulsión de los
Jesuítas.— Significación del P. Feijóo, catedrático de la Universidad o veten
se.— Informe de 16 de Octubre 1767.— Leyes y Cánones.— Su Academia.—
Facultad de Teología.— Controversias de seculares ó manteistas y regula-
res.—Academias de Filosofía y Teología. — Innovaciones en el antiguo siste-
ma de lecturas. — Examen y discusión de un libro de texto. — Consejeros di-
rectores y Censores regios de las Universidades.
Principiaba el siglo xviu con la extinción de la regia Casa
de Austria en España.
Juguete de ambiciosos cortesanos, Carlos II el Hechizado
fué inconstante y fanático, retrato fiel de su reinado desastroso;
murió en l.° de Noviembre de 1700 y recogió su disputada he-
rencia el principe francés Duque de Anjou, con el nombre de
Felipe V.
No tenemos espacio para examinar aquí el cambio de dinas-
tía y considerarla en relación con la cultura pública; más dire-
mos con el erudito académico Sr. Cueto que, si con el nieto de
Luis xiv no venía el esplendor del poder ni el iris de la paz, ve-
nia, al menos, la luz de la esperanza. Aniquilado el país por el
gobierno del último rey austríaco, tuvo con el primer Borbón
mayor ensanche de relaciones con el extranjero, donde, por
Felipe II estaba vedada la educación de los españoles (1). Aún
Ui Pragmática de 22 de Noviembre de 1559; lcg. x.a, ttt. IV, lib. VIII, Nina. Ron.
L
- 78 -
después de una represión de doscientos años hubo alguna re-
sistencia á las reformas; pero, al fin, principiaron en el siglo xvm
para ser ciertas y fecundas en el xix.
Es sabido que en las guerras de sucesión siguió Asturias el
partido de Felipe V, cuando con inusitado entusiasmo y decisión
le proporcionó hombres, armas y dinero y rechazó insinuacio-
nes del Archiduque por conducto del marqués de las Minas y
conde de la Carzana. Con el cambio de dinastía presintió la Uni-
versidad mejoras en su condición y abrazó la causa del animoso
monarca francés con invariable lealtad, no obstante la incierta
fortuna de los primeros años. A manera de hidalgo pobre ó de
señor nuevo, se daba á sí misma el dictado de muy ilustre
é insigne, y se atrevió á nombrar representante en las Cortes
llamadas á prestar juramento de fidelidad al Rey, sin ver que la
convocatoria se dirigía solamente á Salamanca, Valladolid y Al-
calá, como Universidades mayores.
Se propuso con tal homenage hallar propicio á S. M. en la
confirmación de esta Escuela y la alcanzó en momentos críticos,
mediando en ello el marqués de la Paranza y el consejero Ar-
gandona, antiguos alumnos del Establecimiento.
El tiempo, con su esperiencia, pedia la modificación de los
Estatutos viejos, y por el Consejo de ,22 de Septiembre de 1707
dio Felipe V los Nuevos, que no alcanzaron la consideración
de los antiguos, pues se redujeron á reproducir y derogar en
parte las apresuradas reformas de Felipe III.
En lo sustancial no variaba la organización antigua del Esta-
blecimiento como se nota comparando los respectivos títulos de
ambos Estatutos. Los del animoso Rey francés fueron aclara-
ciones y modificaciones de los primitivos, reducidas á los si-
guientes extremos: reelección del Rector por otro año más; su-
presión de las cátedras de Digesto viejo y de Código; aumento
de multa á doctores no asistentes á Claustros; mudanza de horas
para que los canonistas simultaneasen mejor sus estudios con
los de leyes; celebración de conclusiones anuales por los maes-
tros y doctores de la Escuela; sustitución temporal de catedrá-
ticos y multas por falta de asistencia; perpetuidad de las cáte-
dras de Prima y Vísperas siendo las demás cuatrienales con
oposición ante el Rector y Claustro y votación también por los
— 79 -
oyentes que acrediten larga asistencisr, ceremonial de los grados
mayores, principalmente para el acompañamiento, insignias y
vejamen; sustitución del Notario-Secretario; acompañamiento
del Rector por los oficiales é intervención rectoral en el nom-
bramiento de éstos que hacia el Patrono; asistencia ¡que ingrata-
mente había decaído! á los aniversarios por el ánima del Sr. Ar-
zobispo fundador en Iglesia Catedral y Capilla universitaria, en
donde los capellanes no celebraban las misas que debían, y se
les recuerda, por lo que el Rector debía visitar la Capilla cuando
las cátedras; distribución de las rentas y derechos de la Escuela
por terceras partes para fiestas religiosas, conservación del
edificio y gastos en pleitos y comisarios, disponiendo una pe-
queña arca más para los derechos de grados; custodia bajo tres
llaves del Archivo académico en la indicada Capilla con el ma-
yor cuidado en la entrega y saca de papeles; cuentas anuales
por el Redor y Diputados de Hacienda, asistiendo los oficiales;
y creación del cargo de Primiciero con intervención en varias
de las anteriores disposiciones y en otras ya indicadas en pági-
nas precedentes.
Estas indicaciones de los quince primeros títulos de estos
Estatutos nuevos eran traslado de una Real Pragmática de Fe-
lipe III á 12 de Julio de 1618, que ya hemos referido en la
pág. 58; el título xvi se refiere al recibo y acatamiento de la
regia disposición en apresurado y poco concurrido Claustro
de 2 de Septiembre siguiente; el título xvn es otra Real Pragmá-
tica de 17 de Mayo de 1619 del mencionado Felipe 111 dero-
gando extremos anteriores por reclamación del Obispo leonés,
curador del Patrono universitario, y de catedráticos. Finalmente,
sobreponiéndose el Consejo á las intrigas personales y cuestio-
nes locales del Claustro, inclinó el ánimo del Monarca para que
reviviesen las Cartas y provisiones regias de 1618 y 1619, que
son la parte sustancial de tales Estatutos nuevos.
Continuaba la penuria de la Universidad, y ésta aprovechó
el regio favor con ayuda de la Junta general del Principado
solicitando en 1733 el arbitrio de medio real en fanega de la sal
consumida en Asturias, concedido á la Catedral para reparar la
bella torre gótica, arruinada en 1722; caducaba entonces (1730)
y en vista de sus cortos medios, pedía ese rendimiento para
V
— 8o —
restablecer cátedras, crear 'otras y dotar mejor las antiguas, que
lo estaban muy pobremente. A las necesidades primeras acudió
la Provincia con 6.000 reales, cuando, para apoyar la pretensión
nombró comisarios y, con los del Claustro, hizo el arreglo, al-
canzado que fué el arbitrio, por Reales Cartas de 22 de Octubre
de 1734 y 16 de Julio de 1736. Fueron aquéllos D. José Bernal-
do de Quirós, marqués de Campo-Sagrado, y D. Joaquín del
Rivero, en ausencia del marqués de Ferrera, y por la Corpora-
ción escolar los doctores D. Fernando de Quirós, catedrático de
Decreto, y D. José Benito deViJJaverde, á cuyos esfuerzos coad-
yuvó con probado patriotismo D. Ignacio Menéndez Valdés, á
quien se recompensó por adelantos de fondos en la comisión
á Madrid y otros gastos, proponiéndole al Real Consejo, por una
vez y sin opositores (sic) para la cátedra de Teología de Regen-
cia, sacándose á oposición las restantes (1). En vista de la
real concesión, en 1737 se formó el reglamento para la distri-
bución, y en él puede verse lo amenazada que á desaparecer es-
tuvo la Universidad.
En los razonamientos para la regia gracia se manifestaba que
«la pretensión de la Universidad es de notoria utilidad al Prin-
cipado, que se interesa su honor por los muchos varones ilus-
tres que han ocupado las mitras y primeras togas de esta mo-
narquía, que han debido su primera enseñanza á estas escuelas,
y han aumentado el lustre y estimación de su patria; y siendo
justo que se le continúe el origen y manantial de estas honras y
conveniencias, y que se cultiven las ciencias y las artes á que
nacen tan dispuestos los genios del pais, y siendo igualmente no-
torio que el estado actual de las rentas de la Universidad no per-
mite la continuación de la enseñanza, y que por falta de fondos
para pedir la subsistencia de los catedráticos seria preciso ce-
rrar las puertas de la Escuela». Y otra vez más recordaban que
las rentas primitivas dejadas por el Arzobispo erector para las
diez y seis cátedras fundacionales, mermadas en la testamenta-
ria del Sr. Valdés hasta 44.000 reales de renta al año en juros,
bajaran después á 1 i.000 reales, aunque en parte remedió el
descenso el Rey Felipe IV en el año de 1645. ¡Qué temores no
w\ Archiw1 de !a Diputación provincial —Libros de Actas.— Juntas de 76 de Mayo de
1*1», de n y 1* d* Mayo de i"»?o- de «4 de Febrero de 1752: tic >S de Mayo de 1733; de 39
dr N;*«W**J* 1^34 y de 17 de Junio de 1739
— 8i —
embargaron los ánimos de los habitantes de Asturias con este
peligro, funesto también para no pocos de León, Galicia,
montañas de Burgos y Vizcaya, que asistían á las aulas ove-
tenses!
Otorgado el impuesto, á más de reservados los juros para
la Fábrica, mejoró el plan de enseñanza y se dispuso un peque-
ño aumento en los exiguos sueldos. Se crearon las cátedras lla-
madas de «Regencia», de provisión cuatrienal, y en ellas se leyó
Instituía de Justiniano á los legistas, á canonistas la de Derecho
canónico y á teólogos la de Instituciones teológicas.
La plantilla universitaria fué como sigue:
Reales Mvs.
Facultad de Teología
Cátedra de <« Prima» (antes dotada con 2.696
reales y 3 maravedises) á
De «Vísperas», de 1.608 rs. y 15 marvs., á
De «Escritura», de 1.073 rs. y 18 marvs., á
De t Santo Tomás >, de 591 rs. y 6 marvs., á
De «Regencia», (creada)
2-753
1.650
1. 100
800
1.500
Facultad de Cánones
De «Prima», el mismo «alario antiguo de
De «Vísperas», idem
De «Decreto», idem
De « Sexto», idem
3.01 1 27
2.010 18
1.005 6
1.005 6
Facultad de Leyes
De « Prima» , el mismo sueldo antiguo de . . 3011 27
De «Vísperas», idem 2.019 *8
De clnstituta», de 535 rs. y 28 marvs., á . . 800
De «Regencia», (creada) 1.500
Facultad de Artes
De aSúmulas», el mismo sueldo antiguo de .
De «Lógica», ídem
De «Filosofía», idem
De «Matemáticas», (restablecida)
De «Cántico», ei mismo salario antiguo de .
804
6
804
6
804
6
1.500
301
23
i
— 82 —
Reales Afvs.
Oficiales
Secretario, de 535 rs., á 550
Capellanes, el mismo salario antiguo de . . 735 3°
Bedel, ídem 392
Alguacil, idem 389 7
Portero, idem 195 15
Sacristán, por salario, vino y hostias. . . . 220
Relojero, por salario, quiebras menores y re-
partimientos 275
Mayordomo (con intervención del Principado). 220
Importaba el repartimiento 29.546 reales y 28 marvs., y del
total á repartir de 34.826, resultaba un sobrante de 5.289 reales
y 28 marvs., para cuya inversión se dieron disposiciones.
En el indicado Reglamento, acordado por la comisión de
diputados y catedráticos y aprobado por el Rey, se disponía
también que la dotación de las dos cátedras trienales, una de
Teología y otra de Instituía, fuese íntegra de 1.500 reales cada
una si los catedráticos eran doctores ó licenciados, y la tercera
parte hasta que se graduasen, con la obligación extraordinaria
de presidir un acto menor cada tres semanas bajo multa de
treinta reales para el bachiller ó graduado que le supliese; que
dichas cátedras de Regencia de Teología serían alternas entre
regulares y seculares, dándose gratificaciones y concediéndose
gracias á los opositores por sus actos y auxilios á los trabajos
académicos; que se impusiese á todos los catedráticos menores
de sesenta años la obligación de un acto mayor bajo multa de
cien reales y propina de sesenta á los actuantes, y que los gra-
dos de bachiller fuesen con acuerdo del Claustro, precediendo
el mismo orden é informe que en los de licenciado.
Para mejor cumplimiento de esta disposición, veló por ellas
la benemérita Junta de la Provincia, como por la duración, al-
ternativa y dotación de las cátedras (1).
Las Matemáticas, miradas con preferencia, fueron puestas á
cargo del bibliotecario, que enseñaba Aritmética y Álgebra por
(i ) Archivo de la Diputación provincial. — Actas.— Juntas de 6 y 22 de Junio de 1745. — Di-
nutación de 8 de Marzo de 1741.— Juntas de xo y 15 de Junio de 174a y 6 de Junio de 1748.
- 83 -
el P. Tosca. En esta asignatura se interesaba el diputado D. José
Tejero y más tarde, en 1749, entrometióse en ella un doctor
elevando improcedente recurso al Principado. Por medio de un
oficio, la Universidad participó al marqués de Campo-Sagra-
do que dicho graduado se había opuesto á todo lo determinado
en el Claustro, y con la mayor arntonía contestó á este la Pro-
vincia que, lejos de suprimirse la cátedra de Matemáticas, se
haría el último esfuerzo para la creación de dos (1). Cobró, pues,
la Escuela más vigor y aliento cuando se reanimaron visible-
mente sus Estudios.
Felipe V y Fernando VI ayudaron, aunque tímidamente, al
desarrollo literario y pedagógico, no creyéndose fuertes para
vencer pronta y radicalmente tanto fanatismo y atraso contra
los que luchaban sus ministros Macanaz, Campillo, Ensenada y
otros. Del rey francés fueron varias disposiciones en materia de
enseñanza, terminante recuerdo á los Claustros para que los
maestros, profesores y estudiantes no hablasen ni disputasen
dentro de los patios y aulas académicos sino en lengua latina
como en las oposiciones á cátedras en que seria circunstancia
especial tal predilección por la lengua erudita; determinó las
ternas para el Magisterio y que en él nombramiento no se aten-
diese al turno de teorías y sí al mérito de los opositores, votando
en secreto los Consejeros. Su hijo Fernando protegió á literatos
estudiosos, que crearon la escuela de crítica históHca, y á otros
estudiosos que se inclinaron al Derecho patrio; y uno y otro mo-
narca dictaron órdenes prohibitivas de impresión y circulación
de libros sin real licencia, mientras que en el gobierno del pri-
mero se fomentaban el regalismo y el jansenismo (2).
Daba importancia á la Universidad de Oviedo la voz más au-
torizada que, por muchos años, alcanzó el profesorado español.
Era la del P. Feijóo que, como Bacon en Inglaterra y Descartes
en Francia, fué en España el iniciador de gran revolución en
las ideas y quien «encendió la antorcha de nueva filosofía». Este
célebre benedictino recibió aquí los grados académicos, alcanzó
(i) Archivo de la Diputación provincial.— Libros de Actas.— Juntas de ix de Junio de 1739
ya8tk Abril de 1769.
(a) Jansenismo y Regalismo en España, por el P. Manuel M. Migúele*. —fallado -
lid, 1895).
- 84 -
cátedras y recorrió las categorías de su Facultad de Teología (1);
derramó con sumo talento erudición variada y libre; combatió
con aplauso general en obras leídas con avidez las preocupa-
ciones del vulgo, y declaró guerra al atrasado plan de estudios
para purgar de fútiles y locuaces fórmulas el infecundo método
dialéctico. Al leer las obras de Feijóo debe considerarse el tiem-
po en que se publicaron aquellas valientes y atrevidas doctri-
nas, bien expuestas aunque en estilo dado al galicismo; hay
que figurarse al monje innovador expuesto A persecuciones de
que le salvó la protección del soberano. «La memoria de este
varón ilustre, ha dicho Campomanes, será eterna entre nosotros
en tanto que la nación sea ilustrada, y el tiempo en que ha vivi-
do será siempre notable en los fastos de nuestra literatura. Efec-
tivamente, concibió el proyecto, no menos atrevido que honroso
de atajar el torrente de errores y preocupaciones que á España
inundaba, y desde su reducida celda de Asturias se lanzó á lu-
char contra la irrupción de malos escritores, que amenazaban
dejar completamente yermos los campos del saber.»
Estábamos en época de innovaciones. Es notable y luminoso
el informe del Claustro ovetense de 16 de Octubre de 1767 con-
testando á la orden del Consejo de 16 de Septiembre sobre pro-
visión, número de cátedras, ejercicios de oposición, votación,
libros de texto, estudio en las Facultades y mejora de las rentas.
Había entonces cinco cátedras en Teología, cuatro perpetuas
y una trienal; en Cañones, cuatro; en Leyes otras cuatro, pero
trienal la de Instituta; y en Artes cinco con la de Matemáticas y
Canto. El cuerpo académico manifestaba la conveniencia de
crear varias de Regencia ó elementales, que abrazasen la cien-
cia, con especialidad en la Facultad de Teología dogmática,
(i) Existen en el Archivo de la Universidad, una Carta del Consejo de a6 de Septiembre
de 1736 ordenando al Claustro que informe sobre una solicitud del P Feijóo para que se le
permita hacer oposición, no obstante estar jubilado de la de Vísperas; una Real Provisión de 9
de Noviembre del mismo año, accediendo á su pretensión; y otra en que se le concede jubilación
de la Prima por R. P. de 13 de Mayo de 1739, Se conservan también otros documeutus y au-
tógrafos del sabio benedictino, así como la cátedra que ocupó desde 1709 á 1764 en la Capilla-
Paraninfo.
La influencia de este célebre profesor ovetense en la enseñanza y cultura nacionales fue
grande por el interés que despertaron sus obras. Entre otros estudios mencionaremos: «De lo
que conviene quitar en las Súmulas», * De lo que conviene poner y quitar en la Lógica y Me-
tafísica», y á este tenor muchas y variadas materias de que trata en sus Discursos y Cartas
eruditas, como «Tiempo que pierden los estudiantes por la mala enseñanza*, «Aprobación de
libros», «Arte de la Memoria», «Autoridad científica», «Dialéctica y Filosofía», «Lenguas»,
«Sistemas filosóficos», «Santo Tomás de Aqutno», etc., etc. Las polémicas de Feijóo impulsaron
la refonva de los estudios medios en sentido esperimentalista.
- 85 -
siendo necesario que explicase el maestro señalando libro de
texto, pues sujetándose á Estatutos se notaba poco aprovecha-
miento y escaso alcance. Otro tanto sucedía en la de Cánones
donde se aprendían escasos títulos, siendo infinitos los del De-
creto, Sexto, Decretales, Concilios, especialmente el de Trento,
que pasaban sin conocer y no se daba á la Disciplina especial
de España consideración alguna particular, pues el derecho ca-
nónico que se estudiaba era el general. En Leyes estaban años
y años en la Instituía, sin saludar los elementos de nuestra le-
gislación, como Nueva Recopilación de Castilla, Autos acorda-
dos, Ordenamiento Real, Siete Partidas, Fuero Real, Fuero Juz-
go, etc. y, por supuesto, sin asomo ni noticia de español dere-
cho regional. Esta preterición del derecho nacional venía de
lejos: concretamente de los Reyes D. Juan II y los Católicos,
aunque éstos procuraron emendarlo en las leyes 1.a y 2.a de
Toro; pero las Universidades y los más ilustres jurisconsultos
siguieron con su predilección por el Derecho romano en las en-
redadas «antinomias» y paradojas de que nos hablan Vázquez
Menchaca y D. Nicolás Antonio, fruto de aquella extraña en-
señanza jurídica, que describe Bermúdez de Beraza en su «Arte
legal para el estudio de la Jurisprudencia», y acusan el académi-
co Medina en una Representación, el Arzobispo Críales en Carta
á Felipe IV, el Consejero Mora en una Memoria, en su letra muer-
ta de los autos acordados de 1713 y 1741, pronto olvidados,
Castro en los «Discursos críticos» y Ensenada en el proyecto de
Código. Muchos documentos más prueban la ausencia del De-
recho patrio de nuestras aulas durante tantos siglos, aunque
otra cosa sostenga el Sr. La Fuente, sin que tuvieran importan-
cia ni séquito contadas obras como las de Pichardo, Galindo,
Torres y Pérez Valiente, que acometieron la referencia y com-
paración con nuestras leyes y los estudiantes las comenzaban á
conocer en Academias y pasantías particulares (1). Esto apre-
mió más en Asturias desde que, no satisfaciendo los Corregido-
res togados y la dificultosa intervención de la Chancillería de Va.
lladolid, por Real Cédula de 30 de Julio de 1717 se estableció el
Real Acuerdo y Audiencia del Principado, creándose un foro
(i) De esta interesante materia hicimos especial estudio en nuestro discurso inaugural uní-
verÁurío (Oviedo, 1877) reimpreso por la Revista de Trt'áuna/es (Madrid, 1878).
- 86 —
provincial y teniendo ya más ancho campo el ejercicio de la
Abogacía, principalmente en Oviedo. Requerían los estudios de
la dispersa legislación española mucho tiempo, aunque se podía
explicar según distribución del Claustro, procurando para más
ilustración, las oportunas concordancias con el derecho roma-
no. («Empezando á estudiar asi, leemos en el Informe, se comen-
zaría á saber y, en el orden de los Estatutos, el más aplicado
nada sabe para ser letrado. En las leyes de Partida tiene presen-
te V. A. (el Consejo) toda la sabiduría legal, y si estas leyes se
explicasen por la impresión en 4.° es preciso aumentar otra cá-
tedra para el repartimiento de tomos por el Claustro.»
El anterior dictamen estaba pidiendo variaciones en la or-
ganización de la Escuela, y alguna se llevó á cabo. Vino de
aquí la instalación de una Academia para civilistas y canonistas,
donde se disertaba sobre puntos teóricos de nuestra legislación
y de la Iglesia se sustanciaban causas civiles y juicios canóni-
cos. La fundó D. Luis Armiñán Cañedo, fiscal honorario de esta
Audiencia y catedrático de Vísperas en la Facultad de Cánones,
por lo qué agradecida la Academia acordó en 1765 pintar y co-
locar en sitio de honor el retrato de este su primer presidente y
maestro, en memoria de una institución provechosa de donde
salieron distinguidos magistrados que aumentaron el lustre de
la toga. La fundación de Armiñán fué notable.
Envueltos los estudios teológicos en la infecunda controver-
sia de encontrados maestros, eran no lugar de razonada discu-
sión doctrinal y sí campo encarnizado que convertía las escue-
las casi en un pugilato. Aumentábase la división porque los
graduados seculares aspiraban á alternar con los regulares que,
por juro de heredad, venían desempeñando las cátedras de tur-
no, sucediendo Escoto á Santo Tomás y á ambos los congruistas
de la Compañía. Los seculares ó o manteistas*, como se decía,
los particulares y la Junta del Principado no consideraban en
mucho á los Religiosos; pues, como escribía el P. Feijóo en in-
forme que obra en el Archivo universitario, «con ser este país
tan finamente católico no faltan en él, asimismo que en otros,
quienes se esfuerzan (lo que no se puede recordar sin mucho
dolor) á hacer aquí el nombre de fraile tan odioso ó por lo
menos tan tedioso como lo es en Londres, Ginebra ó Berlín».
- 87 -
Los manteistas pidieron auxilio á la Junta General que, habien-
do alcanzado el arbitrio de la sal, se creía con derecho á inter-
venir en la Escuela y con especialidad en las cátedras de nueva
creación. Dos doctores representaron allí sobre el agravio que
se les infería desempeñando los Religiosos la Facultad de Teo-
logía y pidieron se solicitase del monarca nuevo arreglo en la
enseñanza. Ordenó el Regente presidente Sr. Berdeja se leyeran
varios títulos de los Estatutos académicos y algunas leyes del
Reino é indicó que, sin real licencia, no se tratase este asunto
y ningún Vocal se propasase á interpretar la ley contentándose
con obedecerla. Fué necesario recurrir auna votación, haciendo
acuerdo el diputado gijonés Marqués de San Esteban del Mar,
conviniendo en pedir permiso á S. M. para formar la Provincia
un plan más conveniente al país. El Consejo 'desoyó la pre-
tensión en vista de las razones del Reverendísimo P. Feijóo; pero
la violenta expulsión de los hijos de San Ignacio de Loyola puso
fin al turno perjudicial por Real Cédula de 24 de Diciembre
de 1768.
En Oviedo, cumpliendo muy ocultas disposiciones del conde
de Aranda al Regente Sr. Beyan, se constituyó en arresto á los
PP. y Colegiales de San Matías en la noche del 2 de Abril de
1767, con aparato militar y extremadas medidas, haciéndo-
les marchar custodiados en la madrugada, camino de Gijón
donde fueron embarcados para el extranjero. Suceso fué y será
este muy discutido en sus causas, procedimiento y resultados
para la cultura (que por el momento se resintió) y no cabe dudar
que dentro y fuera del Claustro ovetense, ya olvidada la antigua
resistencia á los Jesuítas, fué sentido y reparado. La Diputación
provincial suplicó por entonces se aplicasen á la dotación de
cátedras los bienes de la Compañía (1) que más aprovecharon al
Ayuntamiento de Oviedo, según veremos tratando de la Ins-
trucción primaria.
En Claustro de 2 de Diciembre de 1767 expusieron varios
graduados teólogos y artistas que, establecidas academias de
Filosofía y Teología en los conventos de la Ciudad, en el de
Santo Domingo se habían suscitado banderías y escándalos de
(i) Archivo de la Diputación provincial.— Libros de Actas.— Junta de J5 de Junio de 1757
y Diputación de 20 de Agosto de 1767.
- 88 -
funestas consecuencias porque en ellas tomaba parte el pueblo
y se había elegido presidente y, gemnisiarca á quienes no te-
nían grado alguno; y, reconociendo la utilidad de tal institu-
ción, se manifestó que la gran concurrencia en el Monasterio
disminuiría abriendo otra Academia universitaria con regla-
mento formado por el Claustro. Al discutir el proyecto se re-
cordaron antecedentes (1); se dijo que los estudiantes habían
faltado al respetable Prior y Académicos de Santo Domingo; y, al
demandar una satisfacción para éstos, se opusieron los seglares
protestando buena armonía y pidiendo que la Escuela protegiese
á sus hijos contra siniestros informes. Hubo con este motivo
acalorados incidentes; y el Sr. Canga, refiriéndose á una alusión
del Dr. Villaverde sobre si el establecimiento admitiría desecha-
dos, dijo: «que la Universidad no era Roma en mantillas para
poblarse de espulsoso. Se vino á tomar acuerdo y, al abrogarse
el Rector el derecho de dar la satisfacción, hubo protestas que
fueron desatendidas abandonando sus autores el local de la se-
sión. Por fin, á principios de 1769, se establecieron Academias
de Teología y Filosofía con reglamento y directores para ambas
Facultades ó escuelas, siendo de los Tomistas el Dr. D. Juan
del Villar, deán de León, y el P. Gómez, franciscano, de los
Escotistas. Los académicos bachilleres celebraron ejercicios
y funciones con gran lucimiento, no siendo de olvidar el «diálo-
go» que en obsequio de su Patrón representaron los Angélicos
en Marzo de 1774.
Pero el rasgo que más caracteriza el celo de los maestros
de la Universidad fué la innovación realizada á mitad del
siglo xvm acabando con el sistema de lecturas, como aque-
llas se llamaban, porque los catedráticos eran lectores y leían
sus explicaciones. Este insuficiente y atrasado método se redu-
cía á un cuaderno en que llevaban anotados los puntos capita-
les de su doctrina; el discípulo recapitulaba en el suyo la opi-
nión del maestro, y aquel cuaderno, copia de otra copia donde
se hacinaban sin concierto leyes romanas, decretales, glosas y
glosadores, era tan poco provechoso como falto de seguridad
para el alumno. Adoptaron pauta más segura sujetándose á
(i) Archivo de la Universidad. —Libros de Actas.— Claustro' de 23 de Mayo de 1760 donde
se leyó un dictamen del P. Carrera y del Dr. Armiñáu sobre análogo asunto.
- 89 -
libro de texto y explicaciones regulares, dejando de ser rutina-
rios y casuistas.
Para dar una idea de cómo se escogían y aprobaban estas
obras de enseñanza, puede verse la discusión sobre las Institu-
tiones Pkilosophia por Pedro Leridano (1). Los alumnos y
sus padres se quejaron repetidamente á la Corporación de
que nada adelantaban en Súmulas por aquel libro y, para cono-
cer la razón de tal denuncia, excitó el Rector á los catedráticos
teólogos á emitir su opinión. Manifestó el maestro Carrera que
no era digno de un Cuerpo respetable y serio votar si convenía
ó nó enseñar la Filosofía por un curso, no solamente descono-
cido sino disfrazado y oculto en signos, á más de hallarse en él
no pocas proposiciones falsas, algunas nada piadosas, otras
escrupulosas y mal sonantes; y pedia se consultase á Salamanca
para dejar un autor sin apego á los antiguos doctores, mientras
tenía un método «perjudicial á la juventud con varios sistemas
y doctrinas de modernos, que siempre, entre nosotros, se ha
impugnado y reprobado». Fortalecía sus argumentos con citas
y textos y exclamaba por último: «Tenemos la dicha de ser va-
sallos de un Rey, que tiene por singular estima el glorioso re-
nombre de católico y, como tales, debemos mirar con escrupu-
loso reparo hasta los ápices menos puros en la religión y en el
dogma, por lo que opino, salvo meliori, que desde el día se
prohiba y que nada se ignove, Ínterin la Superioridad no mande
enseñar por autores determinados»). Así opinó Carrera, en quien
pesaba como una losa de plomo el amor á doctrinas añejas, la-
tentes entonces al perder su predominio y prepararse á reñir
batalla campal con las ideas modernas. Con él votaron algunos
teólogos excluyendo á dicho autor que se discutía; otros, más
moderados, lo aplazaban para un informe detenido; y á éstos
se agregaron varios juristas. Algunos expusieron que no con-
venía abandonar la elección del libro al Catedrático, porque
se mezclarían afectos particulares en daño de la mejor enseñan,
za; unos pocos quisieron consultar á la Real Cámara; y, entre
tantas opiniones, vino á prevalecer la del Dr. Hevia, que protestó
de nulo cualquier acuerdo para impedir la enseñanza por Len-
to Archivo de la Universidad. —Libros de Actas. — Claustro de 26 de Abril de 1771.
— 9o —
daño, tenido por útil con licencia de S. M. y Señores del Consejo,
auténtico testimonio de recomendación. Continuó la obra por
aquel curso, autorizado el Catedrático para elegir en el si-
guiente.
Poco á poco se caminaba á mejor y amplio criterio y se re.
conocía la necesidad de mejorar los embrollados y diversos
planes de tales estudios. Bajo el influjo de las ideas entonces
dominantes se siguió para lograrlo el procedimiento de la cen-
tralización.
Tendiendo á este sistema y á la unificación de los estable-
cimientos de enseñanza, en 14 de Marzo de 1769 se creó para
estos el cargo de Consejero-director, desempeñado por uno no
procedente de la Universidad ó Colegio á que se le destinaba.
Si bien con amplísimas atribuciones, vino la comisión á ser ho-
norífica, ya por oposición que hallaron tales magistrados, ya por
no ser fácil el encargo de investigar, dirigir, reformar estatutos,
rentas, matrículas, oposiciones, cátedras, ejercicios, etc., de las
Escuelas por medio de comunicaciones frecuentes con los Rec-
tores y Claustros, de cuyos acuerdos debían enterarse minucio-
samente. Desde antiguo arreglaban las cuestiones universitarias,
primero los Consejeros albaceas y después el Protector, indi-
viduo del Consejo de Castilla ó de plaza en la Cámara real;
pero aquí fué general la medida. Así desempeñaron la dirección
de la de Oviedo D. Francisco Mata Linares (1769), D. Blas Hi-
nojosa(1780) y nuestro ilustre paisano D.Bernardo Riega (1803).
Vinieron también los Censores regios en 6 de Septiembre
de 1770 para velar principalmente los temas, conclusiones y
ejercicios, que se defendiesen en las Universidades y pudieran
ser contrarios á las extendidas regalías del Rey, leyes naciona-
les, concordatos, etc., las doctrinas favorables al tiranicidio y
regicidio ú otras semejantes de moral laxa y perniciosa; dispo-
niéndose también con extremoso recelo que el Censor t revelara
con particular cuidado las dedicatorias, así en la sustancia como
en los dictados y ponderaciones, pues reduciéndose á imitar
una carta en que se dirigen las teses al patrono, que se elige por
Mecenas, es cosa ridicula declinar en alabanzas cansadas y en
adulaciones manifiestas: método muy contrario á la simplicidad
filosófica de un literato, que debe explicarse sin afectación y
— 91 —
con naturalidad en términos decentes y concisos». Cerca de la
(Diversidad ovetense desempeñaba el cargo de Censor el Fiscal
de la Real Audiencia. No estaba mal el consejo; y era el caso
que el Censor había de procurar también hasta que la latinidad
de las conclusiones fuera correcta y natural sin anfilologías ni
oscuridades misteriosas.
Después del empeño secular en mantener la lengua de los
sabios, con olvido de la propia y popular, los esfuerzos resul-
taban casi baldíos.
— 93 —
CAPITULO VI
Mejoras en la Instrucción pública por los Ministros de Carlos III. — El Conde
de Campomanes reformador de la Universidad de Oviedo.— Nueva organiza*
ción de los estudios. — Plan de 1774 para la Escuela ovetense. - Oposición
de algunos catedráticos. — Protección de la Junta General del Principado
para el establecimiento de varias cátedras. — Facultad de Medicina fundada
por el Obispo Sr. Pisador y acuerdos para ello del Claustro, Cabildo-Cate-
dral, Ayuntamiento de Oviedo y la Provincia. — Escasos resultados de las
nuevas aulas y su desaparición. — Extensión de la enseñanza, fuera de la
Universidad, por las Ordenes religiosas. — Incorporación de estudios y ma-
trículas diferentes.
Tuvo Carlos III ilustrados ministros que, conocedores de las
necesidades de los pueblos, miraron con interés el estado de la
Instrucción pública. Preparando de antemano el camino, tuvo el
Gobierno más directa y frecuente intervención en las Escuelas,
españolas, que demandaban mudanza y arreglos en su modo de
ser y desarrollo.
La reforma de los estudios, como otras muchas de la admi-
nistración, apareció muy principalmente cuando los canceles
del Supremo Consejo de Castilla se abrieron al nuevo fiscal
D. Pedro Rodríguez Campomanes, honra y prez de la provincia
asturiana. Pronto con su vasta sabiduría avasalló la del Consejo
y emprendió el arreglo de las Universidades con el concurso del
célebre Floridablanca. «Campomanes vio los establecimientos
caducos y desiguales los métodos de estudios, abandonadas las
ciencias exactas y naturales, olvidadas las lenguas sabias de la
antigüedad, divididos los profesores del dogma en necios, vanos
y perjudiciales partidos, y absolutamente ignorados los princi-
pios de la justicia universal, que unen entre sí las naciones di-
versas del globo» (1).
(i| Elogio del Excmo. Sr. Conde de Campomanes por el académico D. Vigente González
Aroao; (tomo V. de la¿ Memorias de la Real Academia de la Historia).
— 94 —
Aunque con resistencia de los Claustros, el Consejo princi-
pió los cambios académicos tras del plan del infortunado Olavi-
de en 1769 para Sevilla. La orden de 28 de Noviembre de 1770
pidió dictamen á las Corporaciones universitarias para suprimir,
modificar ó crear asignaturas arreglándose á la mente del
Fundador, y de esta manera se inició paulatina é indirecta-
mente la gloriosa tarea de reorganizar y reconstituir los estudios
españoles. De 1771 y 1772 son respectivamente los planes de
Salamanca y Alcalá, no debiendo omitirse en estas páginas as-
turianas que uno de los firmantes y de los que mas trabajaron
en las reformas de la fundación del gran Cisneros fué el Viee-
Rector, nuestro paisano D. Romualdo Món y Velarde, después
insigne prelado.
La actividad del Fiscal avivó el despacho remitiendo á la
Corporación ovetense las bases de la de Alcalá, y desde aquí se
mandaron otras bases ó constituciones dispuestas principalmen-
te por el Catedrático D. Felipe Canga Arguelles que, modifica-
das, no tardaron en convertirse en la Real Cédula ó Plan de 12
de Abril de 1774 (1). Todo cuanto existía mejoraba por él. A la
Universidad le dio la superintendencia general de los estudios
de Latinidad en el Principado; con fondos de ios maestros del
Colegio de San Gregorio, dotó las Cátedras de Lengua griega, de
que se encargó el erudito traductor de Marco Aurelio; también
organizó muy atinadamente las Matemáticas, y en las Artes des-
terró la superchería de ciertas doctrinas, descartándolas por inúti-
les. Se regularizó la carrera de Leyes y, sobre el estudio del De-
reóho romano, estableció el Civil y Canónico con el de nuestras
Leyes según los patrios y olvidados Códigos. La de Cánones,
predilecta del sabio Conde, mejoró con obras para explicar el
maestro y libros donde estudiar el discípulo. Los textos concilia-
res, la Disciplina general de la Iglesia y particular de España, la
Historia eclesiástica, los Concordatos y los recursos protectores,
que constituían aquel broquel de hierro de las regalías de la co-
rona, formaban el canonista á quien se recomendaba Van-Spen
Engel y Lanceloto con mejor doctrina y método que Decretales y
(i) «Plan de estudios de la Real Universidad de 0\i«.d<- nnr«'.td > -bscrw.r por lo? señ-rc-;
del Real y Supremo Concejo de Castilla en \o> doce de Abiil de mu setecientos retenta y cunir-»
y Reales Órdenes en este y otro* asuntos comunicad.»:»». — En la imprenta de Francisca Uu:
Pedregal, impresor del Principad** y de e*U Universidad, MDCCiXXVH.— Véase Al Rxoicn V.
- 95 —
Clementinas. La organización de la Teología fué completa tam-
bién, llegando á un estado que nunca había alcanzado. Se ini-
ciaba su estudio en «Lugares teológicos» de Melchor Cano y
en los tres años siguientes se daba un curso completo por Santo
Tomás, suprimiendo las cuestiones filosóficas al mismo tiempo
que dejaba ancho campo á maestros y discípulos con libertad
para discurrir, defender y seguir su opinión particular, no estan-
do reprobada por la Iglesia; y seguía la Sagrada Escritura, la
Teología moral, Historia, Disciplina, Concilios generales, Lengua
griega y Elocuencia sagrada. Para desempeñar estas Cátedras se
recordó á los Prevendados de la Santa Iglesia Catedral la expli-
cación de las anejas á sus oficios, y el maestro de la Orden de
Santo Domingo, que disfrutaba la fundación del señor Obispo
Muros, se trasladó á la Universidad. De igual modo en 1783
dispuso el Consejo de Castilla, que el Canónigo Magistral de
Oviedo prestase la enseñanza universitaria de Retórica y
Poética.
Al multiplicarse las Academias y establecerse también otras
dominicales para los alumnos y explicaciones extraordinarias
para los bachilleres, se impuso á los catedráticos la obligación
de un acto mayor en cada curso pro numero cátedra y se
estimulaba á los doctores á sostener otro pro unioersitale.
El plan es un documento digno de meditación y aplauso,
como puede verse por su lectura, y expresa el estado de
la enseñanza en el último tercio del siglo xvm. Con tal re-
forma y otras medidas complementarias sobre duración del
curso, certificaciones de asistencia, multas, etc., creció tanto la
enseñanza y alcanzaron tan superior concepto los estudiantes,
que se elevó la Escuela á gran altura y con ella sus hijos, lle-
gando hasta nuestros días la memoria de su reputación.
Taa brillante resultado .se consiguió contra el intento de al-
gunos catedráticos que, si no lograron su deseo, protestaron en
el Claustro de 12 de Octubre del año 1774 contra el aumento
de cátedras en la Universidad, cuyo brillo no deseaban con el
entusiasmo que la Junta general del Principado, siempre desve-
lada por el progreso y brillo de la Escuela asturiana.
En 1776 la Representación provincial proyectó fundar una
cátedra de Historia, y remitió al Conde de Campomanes el in-
- 96 -
forme de los comisarios; aconsejó éste que la dotase el Princi-
pado y, como no tuviese fondos, se acordó solicitarla como ha-
cía la Universidad. Mas los caballeros jóvenes y D. Carlos Sierra
pidieron la inmediata enseñanza, Ínterin resolvía el Supremo
Consejo y, pensando acceder á ello si consentía Campomanes,
se aprobaron el plan y método del Br. Sierra. Hubo sesión para
dotarla, reglamentarla y tratar con individuo del Claustro que
explicaría Historia sagrada y profana, y no se llevó á cabo el
pensamiento por creer mas útil, primero una academia de Dibu-
jo, después una cátedra de Anatomía y enseguida una acade-
mia de Agricultura (1).
El árbol de ciencia cultivado en las aulas mayores de Oviedo
carecía de la rama de Medicina, como se dijo entonces, y no tar-
dó en tenerla hallando el bien en los males del Obispo Ilustrisi-
mo Sr. D. Agustín González Pisador (2), cautivado por las bue-
nas dotes de sus diocesanos. Ya en 1739 D. Juan D'Elgart,
buen cirujano y anatómico francés (3), había representado á la
Junta provincial acerca de la utilidad de una cátedra de
Anatomía; y en 1769 se dio cuenta de Provisión ganada
por el cirujano D. Dionisio Abadía ordenando que el Real
Acuerdo y Audiencia oyendo á los diputados informase sobre
la pretensión de establecer en esta ciudad una academia de
Cirujía, que quedó sin realizarse por no haber recursos para
sueldos y material. No obstante, en junta de 13 de Agosto de
1781, se nombraron comisarios que con el Deán, Cabildo,
Ayuntamiento y Universidad tratasen de establecer la Facultad
de Medicina y Cirujía, explicadas por los médicos de la Ciudad
y Capitulo Catedral, dándoles 2.000 reales destinados para la
clase de Historia, sin efecto por muerte del catedrático. Tal
pensaba aquella Corporación de buenos patricios que pedía á
renglón seguido el beneplácito del sujeto de alto carácter, «con
\i) Archivo de la Diputación provincial. — Junta general que principió en 28 de Abril
de i7<Vj. — Diputaciones de 15 de Febrero de 1775, a de Agosto y 10 de Septiembre de 1777. —
Diputacu n de 14 de Abril, Junta de 12 de Julio y Diputación de 73 de Noviembre de 177S. —
Diputaciones de 12 de Junio y m de Julio de 1-70, de 10 de Julio y 22 de Diciembre de 17S0;
y de «7 de Mayo, 14 de Julio y 27 de Octubre de 1774.
vi1 Vea-e ApÉnoick VI.
1 \) Es de extrañar que no impulsara aquí la cn%cñanra académica de la Medicina el sabio
D. Ga*par Casal, una de la* uu-ria* nudit.iS tic F*paña. que remidió en Oviedo desde 1720
á i:ñi y fue muy .unigo del F. Feij<«\ tan d-ido igualmente a tale» c-tudios. t Véase mi biografía
del IVctcr Ca*al, que precede a .a nueva edicun do su* MriKsruts de Historia HAturtti y
me.ii.a de Astu9i.ixt reimpresas y anotadas p^ D. Arturo Buy na Alegre y D. Ra&tcl Sarande-
se* Aívare/ <0\iedo, i»*x> con un pro!-¿" del Dr. Puiid«*.
— 97 -
quien cuenta el Principado en todas sus cosas»; personaje que
no era otro que el doctísimo Presidente Gobernador del Conse-
jo de Castilla (1).
Con estos antecedentes, el inolvidable y benemérito Sr. Pi-
sador, á quien tanto debió el progreso de Asturias, ofreció para
crear dos cátedras de Medicina la cantidad de 5000 duros que,
debiendo imponerse en el Banco de San Carlos, se consignaron
en los Cinco Gremios de Madrid por mano del administrador de
la Escuela. Era el ánimo del ilustrado Prelado no solamente la
ampliación de la Universidad, sino también dotar al pueblo de
mejores médicos, y las Corporaciones ovetenses convinieron en
que los profesores del Cabildo y Municipio se encargasen de
la enseñanza, retribuidos con 200 ducados, que percibiría la
Escuela, según cláusula de escritura otorgada en 14 de Abril
de 1785; y los sobrantes de diez años se reservarían para au-
mentar dicho salario, y el resto, si lo hubiese, quedaba á dispo-
sición del Claustro con objeto de crear nueva cátedra de Me-
dicina, ó para otros fines convenientes (2).
En 22 de Diciembre se solicitó la aprobación del Gobierno y,
por Real Cédula de 9 de Mayo de 1786 la otorgó el Supremo
Consejo de Castilla, admitiendo la generosa oferta del Licencia-
do D. Francisco Roca, cirujano latino retirado del Ejército y
titular de los Canónigos, de servir sin salario alguno la enseñan-
za de Anatomía, mientras la Universidad arbitraba recursos
para dotarla cumplidamente. Con esta pretensión acudieron á la
Junta General el Obispo y la Universidad para que los estudian-
tes se graduasen sin acudir á otros establecimientos, y alcanza-
ron 1.000 reales para el Licenciado Roca, el cual dedicó un
acto mayor á la Provincia que acordó obsequiarle y costeó la
impresión. Dos años después los médicos catedráticos fueron
doctores en medicina, con dispensa de propinas y derechos,
fuera de los del arca y dependientes (3).
Trató la Junta General de perpetuar la cátedra que fundara,
- 98 -
conviniendo con la Universidad en entregar al mayordomo la
asignación, aumentada en 500 reales para rebajar faltas y mul-
tas, si bien quedando á su arbitrio concurso y provisión. Muere
Roca en 1790 y con aprobación del Consejo se nombró cate-
drático interino, el cual ofreció á la Junta unas conclusiones
que le valieron otra gratificación y después la propiedad del
oficio. El Procurador general indicó al Rector la necesidad de
disecciones anatómicas para mayor realce de un estudio, ya tan
consultado y en vías de sufrir aumento, cuando el médico de
frijón remitió un discurso sobre los adelantos de la Física y Me-
dicina en Asturias y la conveniencia de crear una asignatura de
Hipócrates. El catedrático de esta materia saldría por el Princi-
pado á observar las epidemias y formar su plan curativo, más
dicho trabajo, que para su aprobación é impresión pasó á la Fa-
cultad universitaria, no dio ningún resultado (1).
Por Real urden de i de Octubre de 1797 se dispuso que
desde el curso de 1799 no se admitiese al grado ni reválida de
médico á quien no acreditase haber cursado dos años de Medici-
na práctica en el Colegio de Madrid ó en otros señalados del
reino. Era ciertamente muy limitada la enseñanza de Oviedo, re-
ducida á Instituciones médicas, Aforismos y Anatomía; y además
no pudo ser reformada, pues la quiebra de los Cinco Gremios
envolvió en su ruina el capital del Sr. Pisador, y la Real orden
de 22 de Enero de 1780 estableció la Medicina y Cirujía en ins-
titutos especiales suprimiéndola en las Universidades, á excep-
ción de la de Santiago. La Junta del Principado representó con-
tra la regía orden, el catedrático de Anatomía quiso establecer
una academia tcórico-práctica en un hospital, el Claustro infor-
mó sobre la enseñanza médica en 1802 y, tres años más tarde,
aun pretendía asistir á los grados el Dr. D. Manuel María Re-
conco, como excedente que percibía sueldo vitalicio, según una
cláusula de la fundación. Estos fueron los últimos acuerdos
sobre tales estudios, y únicamente en 1804, al nombrar el Go-
bierno una Junta liquidadora de los Cinco Gremios, percibió
L
U) Archiva ilc U Diputación provincial — Libros de Actas de 25 de Octubre de 1787; 15 de
Febrtn' y 14 de Jutio de 1788.— Junta de 13 de Agosto y Diputación de i.° de Diciembre de
i ¡mío. — DlttutiKWCUÉl de 7 de Julio de 1791 y 4 y 28 de Enero de 1704. — Junta de 13 de Agosto
y Diputación de 31 de Octubre de 1796. — Archivo de la Universidad.— Claustro de 10 de Fe-
brero de íjljHj
- 99 —
nuestra Escuela la cantidad de 6.238 reales por la asignación
del benéfico Prelado (1).
Tal fué la breve vida de la Facultad de Medicina; á su
desaparición quedó la Universidad con sus primitivas y refor-
madas enseñanzas de Artes y Teología, Cánones y Leyes.
Las dos primeras tenían también aulas en ios Colegios reli-
giosos de Oviedo de San Vicente, San Francisco y de Jesús ó
de benedictinos, franciscanos y jesuítas. Fuera de la capital
igualmente funcionaban las casas de Obona, Corias, Cornellana
y Celorio de los primeros, en Tineo y Aviles de los segundos
con más aquí los Mercenarios, y otro tanto acontecía con los
monasterios bernardos de Valdediós, Belmonte y Villanueva de
Óseos. Ya los mencionamos en la página 5, y hemos de manifes-
tar ahora que los «lectores» religiosos prestaban su enseñanza
á la manera universitaria con análogos actos y ejercicios, se-
gún el ya referido método pedagógico y con el criterio de la
respectiva escuela filosófico-teológica. En la Ciudad iban estu-
diantes y maestros de una parte á otra, desde la Universidad al
Convento ó viceversa, como también á la Catedral, donde se
«leía Moral», y el estudio era incesante aunque ceñido al régi-
men académico indicado.
Mientras, sin exámenes, la probanza de curso ó «año» era
cosa sencillísima (con simples cedulitas ó diminutos atestados
de los Catedráticos ó Maestros, manifestando que el estudiante
había asistido á su cátedra oficial, colegial ó pasantía de San
Lúeas á Junio) la incorporación de matrículas ofreció dificulta-
des en un principio, dada la rivalidad de nuestra Escuela con
Comunidades como San Vicente y San Matías que primeramente
tantos obstáculos la pusieron en su marcha. Hubo más tarde dis-
posiciones sobre este asunto (R. O. de 16 de Septiembre de 1767)
aunque ya se había acordado admitir al grado de bachiller en
Artes á los cursantes en conventos de la capital y de fuera de
ella, siempre que se matriculasen en la Universidad. No faltó
quien se opusiera á tal restricción esperando mandato del Con-
sejo sobre el particular, mientras otros doctores se negaban á
admitir á cuantos no se inscribiesen en Secretaría, la que debe-
til Archivo de la Universidad — Claustro de 31 de Octubre de' 1797. —Archivo de la Di-
putación provincial. •'Diputaciones de 23 de Enero y 24 de Febrero de 180*.
— IOO —
ría participarlo á los monasterios, según se hacía en Salamanca.
Y decían también: «que siendo pública y notoria la deser-
ción que hacían los profesores (alumnos), en especial los de
Filosofía de los estudios de la Universidad, pasándose á las au-
las de los Regulares donde era pública su concurrencia des-
amparando el primer establecimiento literario de la provincia
con poca nota de sus catedráticos, que por su mérito son ele-
gidos por S. M., si hiciese saber á los conventos que, como es-
taba prevenido, no diesen enseñanza á las horas de la Univer-
sidad.»
Fué el ^cuerdo contrario á este justísimo deseo por ser los
votantes en su mayor parte eclesiásticos y frailes y, días des-
pués, se previno que sólo fueran de abono las certificaciones de
los Lectores conventuales de esta ciudad que en los tres años úl-
timos pasaban nota de los asistentes á sus academias. Estos
cursos ganados en Seminarios y Comunidades, fueron prohibi-
dos por Real cédula de 11 de Marzo de 1771, de igual manera
que por Real orden de 15 de Febrero de 1772 se decretó no
fueran aprobados los que no se matriculasen ó anualmente no
revalidasen su matrícula, según el capítulo 14 de la Cédula de
Felipe IV dada en 2 de Octubre de 1646. Pero tras de unas ór-
denes vinieron otras, y más en la instabilidad de la administra-
ción de España siempre tan movediza en materias de enseñan-
za; por Carta del Consejo, 4 de Febrero de 1781, se admitieron
á incorporación todos los cursos de Artes ganados en los Semi-
narios conciliares, Colegios y Conventos en que hubiese maes-
tros con dos lecciones diarias; después se habilitaron las ense-
ñanzas de todos los establecimientos de los puntos donde no
hubiese Universidades (aunque esta medida fué revocada
en 1789); y, por fin, vinieron distintas disposiciones privilegian-
do á San Isidro de Madrid, El Escorial, San Fulgencio de Mur-
cia, Astorga, San Pedro de Cáceres, etc., según consta de varios
acuerdos claustrales acusando los decretos recibidos (1).
En 1796 el Ayuntamiento de Cangas de Tineo hizo presente
á la Universidad que las monjas dominicas de aquella villa pa-
to Archivo de la Universidad. — Claustros de 22 de Julio de 1748; a de Diciembre de 1767;
16 de Abril de 1771; 13 de Marzo de 1772; 28 de Julio de 1781 y 4 de Abril de 1783. — Es de
advertir que de un siglo á esta parte ha cambiado por completo el significado de la palabra
profesor, que entonces indicaba discípulo ó alumno.
— ioi —
gabán un lector de Artes (probablemente donde en su juventud
Caropomanes enseñó Humanidades, Filosofía é Instituía) y soli-
citaban incorporación de los estudios, exención de sorteos y
otras gracias, cuya petición fué negada por el Claustro. Más
afortunados los conventos de San Francisco de Tineo y Obona,
que acudieron al Principado en demanda de protección para
sus clases de Gramática, Filosofía y Teología, alcanzaron las
exenciones que determina el capítulo general de Mantua (J).
Sigamos en capítulo aparte con otras memorias universita-
rias del siglo xvin.
(t) Archivo de la Universidad.— Claustro de 5 de Febrero de 1796.— Archivo tic la Dipu-
ucióa.— Juma de i.° de Mayo de 1799 y Diputación de 17 de Junio de 1800.
— t03 —
CAPÍTULO VII
Organización de la antigua enseñanza universitaria.— Disposiciones sobre pro*
visión y duración de las cátedras. — Academias y ejercicios en las diferentes
Facultades.— Incidentes de estas instituciones, principalmente en las de Le-
yes y Teología. — Estudios privados con pasantías.— Retroceso en la enseñan-
za de la legislación. — El Colegio de Abogados de Oviedo. — Libros de texto
y medios materiales de enseñanza. — Varios acuerdos claustrales y especiales
sobre días de asueto, adelanto de vacaciones y traslado de ferias. — Estado
económico de la Universidad ovetense en el último tercio del siglo xviii, y
proyecte para mejorar y ampliar las enseñanzas con beneficios de la Dióce-
sis.— Progreso de Asturias en este período. — Aspiraciones de entonces á
nuevo plan de estudios para la Universidad de Oviedo.
Si el siglo xvii fué como de ensayo y organización de la Uni-
versidad ovetense, ya en el xviii remediadas ó salvadas las
crisis económicas y otros obstáculos, aquélla se nos presenta
como cuerpo de vigorosa vida académica, de importancia grande
y utilidad indiscutible para el progreso regional, siendo una ins-
titución por la que se interesaban á porfía las Corporaciones del
país y todos los naturales de éste. Ser maestro ó estudiante de
nuestra Escuela era en Asturias señal de distinción y medio
adecuado para prosperar.
Referidas quedan las vicisitudes del Magisterio: los primeros
nombramientos por el albaceazgo arzobispal; las elecciones su-
cesivas á tenor de los Estatutos Viejos y Nuevos; las corrientes
de ideas encontradas, aquí como en otras Escuelas, sobre si ha-
bían de ser las cátedras temporales, según también pidieron las
Cortes de Castilla en Valladolid, ó si perpetuas como galardón
más definitivo y de vitalicio carácter profesional después de ios
penosos ejercicios para alcanzarlas. La política centralizadora
del Supremo Consejo llamó á sí la definitiva designación de
8
— lo4 —
maestros, principalmente en tiempos de Carlos III y con carácter
general cuando se abolió el turno de teorías ó escuelas fomen-
tadas por las Órdenes religiosas (1).
Dictáronse diferentes leyes (2) para la provisión de cátedras,
recomendando el mayor mérito, aptitud y circunstancias de los
opositores, en » términos de rigurosa justicia» (ya lejanos aque-
llos días en que mal se condenaban y corregían postergaciones,
sobornos y banderias que reinaban en oposiciones); disponiendo
que sin omisión alguna se sacasen á concurso las cátedras de
todas las rniversidades (3); designando jueces ó comisarios para
juzgar los ejercicios y formar las trincas (siendo varios los pre-
ceptos á este objeto); ordenando informes de cada uno de los
opositores en expedientes elevados al Consejo de Castilla; y or-
ganizando los ascensos á las categorías del Magisterio, cuyas cá-
tedras habían de proveerse y servir en calidad de perpetuas ú
temporales (de cuadrienio y trienio) conforme al respectivo mé-
todo observado en las Universidades. La tendencia doctoral ca-
minaba á la perpetuidad.
Variando la duración de las cátedras varió el modo de as-
pirar á las mismas, y la «oposición) fué acto muy frecuente y
meritorio constituyendo el de opositor un titulo literario de
valia (4). En esta, como en otras Universidades, se observó des-
do antiguo el Real decreto de 1661, que prevenía en la provi-
sión di1 cátedras el informe en pliego cerrado de los Doctores,
señor Obispo y ilobeniador.de la provincia para elevar la terna
de los beneméritos. Siguió por mucho tiempo esta costumbre y
mas tarde la de Salamanca, hasta que en 1771 se dio cuenta de
ti) ti R. P, M. Fr. Kclipc Carrera, después de estudios cu Salamanca y Alba de Torroe*,
h¡,- li Cloí de Prima >' Regen ce de los Kstudios en el Convento ovetense de San Francisco, reci-
biendo lo* grados de Licenciado y Uocior teólogo tu 1733 en nuestra Universidad. Fué aquí
Subtitulo, QpO*itov y Catedrático; y cuando en 17*9 presentó relación de méritos para «leer de
r>po lición fcXpusa :■! Lbii-ttf- -asimismo manifiesta que is el único escotista graduado de
Poctu! y Opswtor i cá tedia* dn Teología; que lodcs les cMcdiáticcs de cuantas cátedras de
Teología y Artes hajf en e*U Universidad son ahora tomista* y jesuítas, sin que haya escotista
l-h ninguna de ¿Ui
(íj I*ye* 7 i 36 de I úi o. ,a, Üb. 8 de la Nma. Ron.
) Con la Üoivtttidad de Salamanca se mencionan las de Valladolid, Santiago, Oviedo,
Sevilla, Granada, Zatogtxia, Huesca» Ccrvera y Valencia para fijar edictos llamando al concurrí
ü cpo»Ick»n de dUedr.u.
(4) El erudita Bibliotecario de la Universidad, D. Aquilino Suárez Barcena, de grata me-
moria» colrcci""" cu varios tomos Las Relaciones y hojas de méritos y servicios (cu su mayoría
impreca*) de ¿17 opo*¡tjre* A cátedras pertenecientes en su gran numero al siglo xvih. liuárdan-
*c tn el Anihlw universitario c*t i* documento*, que asi aportan datos curiosos para bíbiogra-
fia* de a-luriLtiikPT dÍ4l¡rtgUÍdoKi Ctune contienen noticia* muy interesantes sobre la pasada cr^n-
ftiuctótl de U ftfwriifciiu, m.uuin amplia y libre de acreditar los estudios, y muy principal:. tente
reipcetu a opóilcioBrcfc, De- allí resulta que muchos graduados pasaron la vida en funcionen de
opositores coniúiiioí.
— tos -
la Real cédula de 17 de Enero creando las regencias (cátedras
de ingreso) en las todas Universidades, sin perjuicio de los pro-
pietarios á quienes al mismo tiempo se prohibía pasar y mudar
de una á otra Facultad. Los opositores deberían tener cursados
tres años después del grado de bachiller; pero, como no tarda-
ron las cátedras en perpetuarse, ya fueron menos penosos y más
llevaderos los requisitos y ejercicios ante tres jueces del con-
curso que formaba las trincas leyendo cada opositor por espa-
cio de hora completa y argumentando con los otros durante
media. Entonces, como ahora y como por desgracia será siem-
pre, en ocasiones se lastimaban derechos adquiridos, como cuan-
do el Dr. Canga Arguelles obtuvo por Real cédula la propiedad
de una cátedra con perjuicio del canónigo Sr. Ruiz, el cual pro-
testó con diferentes consideraciones, precedidas del siguiente cu-
rioso preámbulo, digno de ser conocido: «Que no obstante el
obedecimiento que hace de lo provehido por el Real Consejo, á
quien ciegamente obedece en todas sus justas y arregladas de-
terminaciones ya que su suprema autoridad invoca la Real Per-
sona, no embaraza ni impide esta que se haga representación á
las Reales resoluciones de S. M. suspendiendo su cumplimiento
hasta que, enterado de ellas, delibere lo que fuese de su agrado,
pues como Padre supremo de la patria no solo debe atender al
bien particular de los individuos, sino con mayor razón al co-
mún de todos ellos, y las representaciones que miran á este fin
no pueden ni deben estimarse por oposición á la Majestad, por-
que reducir la potestad de los reyes y emperadores, no es atri-
buir defectos á la soberanía, si mayor perfección... Y como esta
consideración permite se dispute de la tal potestad con el res-
pelo debido, y esta opinión es la más corriente, según los mejo-
res autores, propone confiado varias razones sobre el asunto...»
Asi con valentía defendió el individuo sus derechos, y más tra-
tándose de un puesto de consideración como era una cátedra,
cuyos honores, prerrogativas y hasta el salario, aunque dismi-
nuido, alcanzaban á quien se jubilaba por falta de salud ó exce-
so de edad (1). Otras veces las oposiciones daban origen á liti-
(n Archivo de la Universidad. — Claustros de 16 de Octubre de 1767; 7 de Febrero de 1770;
f de Febrero, 7 de Agosto y 15 de Octubre de 1771; 2 de Mayo de 1772; 14 de Noviembre y a
tic Diciembre de 1774; 15 de Febrero de 1777 y 2 de Abril de 1781. Recuérdese también el
nombramiento de catedrático del Dr. D. Ignacio Mcnéndez Valdés, que mencionamos en la
pagina 50.
— io6 —
gios y reclamaciones entre los opositores, que acudían al Real
Consejo de Castilla (1) contra los Claustros y jueces, entendien-
do en estos y otros expedientes ciertos ministros, que por ello
se les llamaba *catedreros.»
Al lado de la cátedra se colocó la Academia como com-
plemento y manifestación práctica de aquélla. Mencionadas
quedan en el capitulo precedente la meritoria de «Leyeso, del
Dr. Armiñan, y las de «Teología» ó del angélico doctor y <«de Fi-
losofía» del doctor sutil organizadas con especiales reglamentos
en que se mencionan los cargos directivos de protector, direc-
tor, gimnesiarca ó vicepresidente, consiliario, moderante, teso-
rero, fiscal y spcretario con distinta función en los actos mayores
donde era mérito ser continuo asistente yarguyente, mucho más
cuando se presidía y defendía á turno, leyendo y argumentan-
do de pronto, imprimiéndose en casos extraordinarios las con-
clusiones. De la Academia teológica surgió otra «Academia de
Teología inóralo, establecida en la Universidad en 1790 y des-
pués trasladada al palacio episcopal, como la Filosófica tuvo una
derivación especial con la «de Especulativa») en 1787. La Aca-
demia de Leyes se ramificó en Academia de Cánones y más tarde
tomó aquélla los nombres «de ambos Derechos», «de Ju-
risprudencia teórica», «de Derecho público y privado-); y en
ellas, además de los indicados cargos directivos, los inscritos
figuraban en sesiones con los de juez, fiscal, relator, oidor de-
cano, correjidor, provisor, abogado, etc., funciones que no se
olvidan de consignar los interesados en certificaciones de méri-
tos y servicios (2). No deben olvidarse los actos académicos en
asabatinasfl ó ejercicios literarios que se usaban los sábados
entre los estudiantes á fin de acostumbrarse á defender con-
clusiones,
I ti Entre Dtroi t::i*o*, recordaremos las siguiente*:
Por <.L I>rn:tir I*. Francisco de la Culga (»ic) Arguelles, Catedrático de Filosofía de la l'ni-
vrr*idad de Ovii-dn Robre la oposición que tiene hecha á la Sustitución de la Cátedra de Prima
de TcMlojíin-. — Inip tri Oviedo (sin año) 10 hoj. ful. — .Estampa de la Virgen, por Cabera. —
Firmad" por el I Ir. Iludía ■
Ki muy curiosa uttt Alegación del Dr. D. Fernando Quirós y Valdés pidiendo se le elija
catedrático de l'rim i de Ltyes y se excluya por enfermo y otras causas á D. José de Granda
Vjddu*. catedrático de Víperas. No tiene fecha y está en las Relaciones de méritos de gradua-
do-i y oprwtorc-o de la I Hiversidad coleccionadas por el Sr. Suárez Barcena.
Mi Iji** acactemiai jurídicas tuvieron vidu muy activa á partir de la fundación inolvidable
del Dr- Arruinan a -jiiícii wyudó el llr. L) José Antonio García Hcvia y Noriega, primer gimne
siarcn. El catedrátñtt D, Felipe Ignacio Canga Arguelles, ponente, con loi doctores Hoyles
Coíío, Estrada y Noriegtt, del plan de 1774 en la comisión universitaria, fué también el autor de
la» «Ordenanza* para el gobierno escolástico y político de las Academias de Leyes y Cánones».
k»
— 107 —
Como las academias universitarias eran las conventuales,
pues, además de la dicha teológico-dominicana, hubo una esco-
lástica desde 1756 con Pasos y Conferencias de Artes y Teolo-
gía en el Convento de San Francisco y desde igual fecha otra
análoga en el Colegio ovetense de San Matías de los hijos de
San Ignacio. A éstas y á aquéllas concurrían, como ya dijimos,
Maestros y Escolares de la Universidad como los Padres y Cole-
giales religiosos asistían á los actos académicos de nuestra Es-
cuela, viviendo así manteistas y regulares en incesante comer-
cio científico y en el continuo batallar dialéctico de aquellos
tiempos.
Las Academias de la Universidad eran dirigidas por el Di-
rector, nombrado por el Claustro, y el Gemnisiarca, votado por
los académicos, ambos cargos con pequeña gratificación. Dentro
de aquéllos hubo diferentes y notables sucesos, siendo de no
poca importancia la queja de los bachilleres á la Junta general
del Principado, que venía ejerciendo un protectorado ó tutela
universitaria, al pedir nulidad de asignación del gemnisiarca y
oficios de la Academia, de la que con agravio fueron des-
pedidos en 1783; nombró la Provincia sus comisarios y se
arregló la cuestión amigablemente, pues, según la enseñanza de
entonces, eran indispensables las Academias, como se manifiesta
en un informe sobre el restablecimiento de la de Práctica forense,
á principios del siglo xix (1).
Mas el acontecimiento académico principal pasó en 1799-de
esta manera: el Br. Oviedo y Portal propuso en la Academia de
Leyes el siguiente tema para la discusión: o Jesucristo en la mo-
ral de su Evangelio nada mas hizo que sublimar los preceptos
de la Filosofía. » Causó extrañeza, escándalo y temor la tal pro-
posición, y unánime el Claustro acordó que los doctores Palacio
y Larauño con el Rector tomasen, consultada la Universidad de
Valladolid, la providencia oportuna extendiéndola después para
lo sucesivo. La# presión no se hizo esperar; al Br. Oviedo se le
obligó á defender un tema contrario que había de entregar al
Director de la Academia; más, cuando su nueva disertación, pre-
íi) Archivo de la Uiiivcrsídnd. — Claustros de i.1 de Diciembre de 1780; 33 de Octubre dé
178»; 23 de Octubre de 1796 y »o de Diciembre de 1800.— Archivo de la Diputación provincial.
—Diputaciones de ao de Diciembre de 1783 y 14 de Marao de 17S4.— Junta de j 3 de Agosto de
17S4.
nar
— 108 —
sentó una papeleta del Dr. Caunedo que, al votar, dijo sostenía
la verdadera inteligencia de la conclusión con diferentes citas
de Pedro Daniel Huet, Bergier, Sánchez, Santo Tomás, etc. El
incidente fué objeto de graves controversias, y el joven teólogo
pidió para Claustro extraordinario la explicación de su voto de
no refular por herétfca una proposición, defendida por varios
autores. Aunque algunos querían explicación incontinenti, se
aplazó )a cuestión para otro día, pues varios graduados, que
con el tiempo fueron á las Cortes de Cádiz, manifestaban gran-
des deseos de nir á Caunedo mientras, evitando una cuestión
resbaladiza, otros teólogos templados se daban ya por satisfe-
chos. Hubo reparos, sin embargo, cuando leyó la apología de la
cuestión, por mas que salvara como depresivas las palabras
«nada mas hizo*; y en la sesión siguiente se leyeron unas comu-
nicaciones del Prelado que, alarmado por el suceso, intervenía
en un asunto académico de tanta relación con el dogma.
Decía así el Obispo: «Acaban de comunicarme formalmente
que en el Claustro, congregado el sábado próximo 9 del corrien-
te, el Dr, D. José Caunedo, clérigo de prima corona, catedrático
de Filosofía y opositor á los beneficios curados de mi diócesis,
había leído un escrito formado para vindicar cierto dictamen
suyo cu un piiuln muy serio de religión; que este papel ha sido
oído con mucha nota y disgusto de algunos teólogos de concep-
to del mismo Claustro; que en su consecuencia se había forma-
do una diputación para examinarle y que en el día estaba ya pu-
blicado este suceso y el objeto de aquel escrito entre la juven-
tud de la misma Universidad y aun entre muchas personas de
esla capilal dr mi diócesis, con riesgo de un daño gravísimo á
su religión y Imcnafé. Y no debiendo yo en este caso desenten-
derme de las obligaciones de mi carácter, como del empeño en
que me pone una delación tan grave y que tanto excita el cargo
mas especial de mi ministerio, cual es de velar por la pureza y
conservación del sagrado depósito de la fé y separar de la grey
que Jesucristo me ha confiado todo peligrro de contagio cance-
roso de la mala doctrina, no puedo menos de decir á V. S. se
sirva disponer se me pase el insinuado papel original, como
igualmente cualesquiera copia que se haya sacado, para exami-
narle con la autoridad que me compete y tomar por mi parte,
— 109 —
en su vista, las providencias que hallare por conveniente en las
actuales circunstancias. Dios, etc., 22 de Marzo. Juan, Obispo
de Oviedo.»
Lacónica y mas terminante fué la comunicación del 15 de
Mayo, y varios doctores reunidos en Ángulo hubieron de remi-
tirle los documentos pedidos. Mas como esta resolución era gra-
ve y no tomada en Claustro, hubo larga discusión cuando éste
se reunió para proclamar no debió acordarse la pronta en-
trega de aquellos escritos, pendientes del dictamen de una co-
misión. Defendió el Sr. Palacio el acuerdo del Ángulo, del que
pidió testimonio el Sr. Hévia y Noriega, después personaje noto-
rio como consejero y testamentario de Fernando VII; se puso á
discusión el dictamen de los comisarios sobre las ideas del
Dr. Caunedo; y, en su vista, se acordó ejecutar la providencia
del Claustro respecto al Br. Oviedo y que Caunedo reformase
su papel en cuanto había autores casuistas que enseñaban aque-
lla proposición, que ni él ni otro alguno podían enseñar en
esta Universidad ni aún como probable, en público ni en secreto.
Se archivaron los informes y los graduados modernos hubieron
de conformarse con lo resuelto contra el Br. Oviedo, absteniéndo-
se respecto al Dr. Caunedo, cuya proposición fué entonces co-
nocida en toda España y en algunas partes de Europa (1).
Para mayor lucimiento de las Academias y de todos los ac-
tos en que la Teología tomaba parte, propusieron los de esta
Facultad que en los sorteos de conclusiones, que se hacían por
el Maestro de las Sentencias, alternase el Catecismo de San
Pío V. Se pasó á dictamen de los directores de las Acade-
mias, según sus escuelas, y así lo acordaron manifestando la
conveniencia de introducir en estas aulas una alternativa que
mejoraba la instrucción del eclesiástico con el interesante cate-
cismo acordado en Trento, que encerraba lo mas selecto en or-
den al dogma y moral cristiana. Y decían: «La Universidad tie-
ne interés en que sus alumnos hagan conocer en los concursos
y oposiciones el buen método que se observa en nuestros estu-
dios: el cuidado y esmero con que se procura educar á la juven-
tud para que pueda servir á la República en aquellos ramos á
(i) Archivo de la Universidad.— Claustro de 19 de Mayo de 1799.
— no-
que se la destina y para que se conozca que la Universidad ha
mirado y mira siempre por la instrucción literaria de sus hi-
jos.* (1)
Se vivía en plena libertad de enseñanza, y ésta, además de
en las aulas universitarias y conventuales, se completaba en
Pasantías privadas, que abrieron en sus casas principalmente
para estudios jurídicos diferentes doctores y catedráticos. A ellas
concurrían no pocos estudiantes á fin de prepararse y repa-
sar las materias de las Facultades de Leyes y Cánones, te-
niendo también en las moradas de los Maestros útiles liceos 6
academias particulares, que alcanzaron concepto y estimación
claustrales á juzgar por varias certificaciones de aquella época.
Tales fueron las cátedras domésticas de D. Alonso Marcos de
Llanos y Arguelles en 1751; de D. Juan Pérez Villamil en 177a;
del Deán 1). Manuel Carro en 1777; de D. Eugenio Manuel Alva-
rez Caballero en 1776; de D. Manuel M. Acebedo en 1780; de
D. Felipe Ignacio Canga Arguelles en 1781; de D. José Alvarez
Rojo en 1786; de D. Alonso Canella y Gutiérrez en 1796; de
D. Antonio Piquero Arguelles en 1797, etc., etc. Estos y otros
maestros son los que importaron y comenzaron á difundir los
libros de Derecho patrio de Asso y De Manuel, Maymó y Ribés,
Danvila, Berni y Cátala, Franckenau ó Cortés, Cortines, Febrero,
Cornejo, Rodríguez Fonseca y, sobre todos, los de Pavorde Sala,
íjue fueron más tarde texto preferente.
Si, en general, los Consejeros de Carlos III y aún de Car-
los IV iniciaron avances y fin de corruptelas pedagógicas, entre-
veraron sus disposiciones y reformas con medidas restrictivas
respecto á libros y periódicos y, por lo que toca á importante
materia de enseñanza jurídica, fué del segundo de estos monar-
cas la extinción de las cátedras de Derecho público, del Natural
y do i ¡entes en 1794, dispuesta en la Universidad de Granada y
extensiva á las demás. Si en Oviedo no había tan útil enseñan-
za, ya los Maestros se referían con amplitud á estas materias en
sus explicaciones, por lo que, aquí se dejó sentir ley tan perjudi-
cial ruando los estudios jurídicos seguían nuevo rumbo en el
examen de la legislación patria y de sus fundamentos, que en
i
e U Uiuvcrsid.t.l. — Clauitro de 13 de Euer.» de 1Ü00.
nuestra provincia era indispensable después de la erección de la
Real Audiencia territorial y de la fundación del ilustre Colegio
de Abogados de Oviedo.
Débese esta institución á los Catedráticos D. Francisco de
ílranda Valdés, D. Pedro Ruiz Villar, D. Felipe Villaverde, don
Blas José de Faes, D. José Hevia y Noriega y D. Felipe Canga
Arguelles; á los Doctores D. Bernardo Estrada Valvidares, don
Andrés Arguelles Meres y D. Ramón de Hevia y Miranda; y á los
Licenciados D. Juan de Pedrosa Rubio, D. Andrés Rodríguez
Valdés, D.. Antonio Fernández déla Llana, D. Matías Fernández
de Prado, D. Benito Gutiérrez Jove, D. Emeterio Cacho, D. José
Conejares y D. Eugenio Manuel Alvarez Caballero, que obtuvie-
ron la Real Provisión fundacional de 29 de Agosto de 1775. El
Colegio ovetense de Abogados, que puede considerarse institu-
ción filial de nuestra Universidad, en su Sala claustral vino con-
gregándose, celebrando sesiones y tomando acuerdos durante
más de medio siglo, siendo los colegiales alumnos de estas aulas
y en muchas ocasiones los catedráticos ejercieron el decanato,
habiendo así estrecha hermandad entre ambas instituciones. La
nueva determinó más el cambio y dirección al estudio de las
leyes nacionales que, como en todas partes, aquí se dejaba sen-
tir contra inveteradas resistencias de los viejos maestros, que
trabajosamente se referían en sus .explicaciones á las leyes de
Toro, de la Nueva Recopilación y de otros cuerpos legales.
Abolido el sistema de lecturas y sustituido por los libros
«le texto (1), desde antes de reformas comenzadas en 1770, ya
liemos visto el examen que de estos se hacía, dando ocasión á
informes discutidos á veces con fuego y á dictámenes, donde
brillan ideas muy particulares sobre ciertas materias, ya refu-
tando la doctrina de algún autor ó sustituyendo uno á otro,
bien alterando su método, cuand:) no se prohibía su estudio y
explicación. Con frecuencia se consultaba á Salamanca y á Va-
Hadolid y, oído el parecer de estas Universidades mayores, se
(i) Al disponer el Rey Sabio en el título XX XI de la Partida Segunda, de qué manera
•deben los maestros mostrar á los escolara los saberes», «leyendo los libros, faciéndolo entender
tn mejor que ellos pudieren», dispuso t tnibién que en los «Estudios» hubiese libreros «cstaciu-
runos de buenos libros legibles, verdaderos de texto y glosa- c«»n permiso del Rector y coa ta^a
» ■ .Kticrdo con el Claustr j.
En Estatuto» universitarios y en la Novísima Recopilación Libio YlIIy se recomiendan
y prohiben diferentes libros de texto, Cj.\ su tasa umbi»; i y otras disp jsieione*.
— 112 —
hacían diferentes cambios como el Lacini por Cantalapiedra en
Sagrada Escritura, en Cánones el Selvagio y Lackis por Lance-
Joto, siendo muy de notar el curioso y razonado examen que
dd P. Jaquier se hizo á propuesta del Dr. Caunedo (1).
Por lo que loca á medios materiales de enseñanza no fueron
ni muy buenos ni muy sobrados tanto en las asignaturas de Ar-
tes que los necesitaban, como en las breves enseñanzas de Me-
dicina (2), pues en las Facultades de Teología, Leyes y Cánones,
cuando más se precisaban buenos libros y ediciones caras en
la Biblioteca ó librería universitaria, de que hablaremos en su
lugar. Toscos y sencillísimos fueron los primeros instrumentos
de la cátedra de Matemáticas, que á su cuidado tenía el bibliote-
cario, y al acrecentarlos por R. O. de 9 de Febrero de 1765 se
mandó al Regente de la Audiencia, presidente de la Junta gene-
ral del Principado, que para la compra de algunas máquinas as-
tronómicas se asesorase de los Doctores D. Andrés Carlos de
Prada y del P. M+ Fr. Bernardo Carasa. Con el tiempo se au-
mentó el material, que fué pobre y embrionario, dado el atraso
en que estaba la enseñanza esperimental, por una parte, y aten-
diendo, por otra, á que la penuria de la Escuela no permitía la
adquisición de importantes medios, aunque es digno de mención
el rico monetario procedente del Colegio de Jesuítas y que
desapareció después. Por estas escaseces no estableció en 1780
la Academia de Dibujo y Perspectiva (3).
Larga sería nuestra tarea si diésemos cuenta de tantos y tan-
tos acuerdos del Claustro durante el siglo xvm con muchos
asuntos y reformas de que hicimos mérito; pero no debe omi-
tirse que, en 178Ü hizo una proposición el Dr. San Pedro para
aumentar la importancia del Establecimiento, estribando toda
ella en la extensión y aumento de la autoridad escolástica; en
1783, 1784 y 179i la Universidad se interesó, á petición de FlO-
fi) Archivo de I» Universidad.— Claustros de 12 de Junio de 1776; 32 de Julio, 7 y 21 de
Agobio de 179R >■ 99 de Agotto cte [802.
la) Archivo d*i hi U ni ve r>idnd. — Claustros de 13 de Septiembre de 1777 y 10 de Julio
de [7S0,
trsid.id,— Claustros de 13 de Septiembre de 1777 y 10 de Julio
de 178*5 — No cuneta que para Ui l~ acuitad de Medicina, que tuvo aquí modesta vid«\ se establecie-
ren clínica* en lni hospitales de la ciudad, aunque es probable. Respecto á la adquisición de
instrumental médico, no hay dnios en el Archivo universitario; pero 110 debía tenerlo el nuevo
Estudio cuando el cirujano ovetense D. Francisco Rodríguez solicitaba del Municipio en 24 de
Julio de i??? I;i ¡idqukkión de tina silla de Heistcr para parturientas y una máquina fumigato-
ria necesaria para varia* enfermedades.
— n3 —
ridablanca, en la beatificación del V. Palafox; dio comisión á
dos doctores para buscar sitio y edificar una cárcel de estudian-
tes, que requería el abuso del Fuero académico; y acordó hacer
rogativas por la paz con Francia (1).
Los asuetos ó dias de vacación fueron también objeto de
providencias. En los Estatutos Viejos están marcados los dias en
que no había lectura, sin contar aquellos de ejercicios de los Gra-
dos de licenciado y doctor, que se redujeron después. Mas tarde
hubo asueto en 23 y 28 de Enero; 3 de Febrero por la tarde; 7
y 17 de Marzo; 25 de Abril; 2 y 25 de Noviembre; los cuatro de
Carnestolendas; desde el 23 de Diciembre al 7 de Enero; desde
el viernes de Dolores hasta el martes de Pascua, etc., quedan-
do, por lo tanto, como dias lectivos 143 en esta forma: Enero,
1M; Febrero, 19; Marzo, 13; Abril, 17; Mayo, 19; Junio, 12; Oc-
tubre, 9; Noviembre, 21; y Diciembre, 15; durando las vacacio-
nes del verano desde el 18 de Junio hasta el 18 de Octubre.
Era grande el descanso, y en 1794 hubo proposición para
disminuirle porque aumentaba con diferentes acontecimientos
casuales. Una diputación de la Junta general del Principado se
presentó al Claustro en 1795 manifestando la necesidad de ade-
lantar el punto en razón de varias dificultades, corno alojar al
lucimiento de nobles, carestía de los alimentos, proximidad de
las ferias y la fácil ocasión á reyertas entre soldados y estudian-
tes. Fué preciso concederlo, y en 1797 y 1798 también por el su-
bido precio de artículos de primera necesidad, alojamiento de
tropas, mercado de la Ascensión y la reunión de la Asamblea
provincial en 1799. En el primero de estos tres últimos años, el
Juez 1.° de Oviedo pasó al Claustro esta comunicación:.. «Siendo
la baratura ó carestía de los granos en esta capital la que dá
tono ó arreglo á los mercados de la provincia, ya que la influen-
cia de la opinión en estas cosas nace mas bien del temor que de
la esperanza, atendiendo mas á lo que falta que á lo que existe;
para precaver que la común aprensión anticipe y abulte los ho-
rrores de la necesidad, exigen las circunstancias evitar en tiem-
po cuanto pueda contribuir á desviar las tristes resultas de ésta.
V como la baratura de los granos en los pueblos es precisa en
<i) Archivo de la U.m'oixld.id. -Clá:i»tr>; do 5 do M iy o de 17S3; 5 Je Jir.no de 1784;
'¡cAj'mo de 1785 y i." de AgosU de 1795.
- 114 —
proporción de los menos consumidores, á efecto de conseguirlo
en esta ciudad, ó á lo menos que no incrementen su precio
espero se sirva (el Claustro), en obsequio de la causa común,
acordar desde luego, dispensar á los oyentes de esa Real Uni-
versidad, dándoles libertad para que puedan restituirse á sus
casas, declarando concluido el curso.» Este y otros casos preci-
saron á que la Diputación provincial expresara al Consejo el
perjuicio de adelantar las vacaciones y consentir tantos días de
asueto (1).
Las ferias que en esta ciudad se celebran por la Ascensión
y Todos los Santos, se extendían antes á la calle de la Picota
(hoy de la Universidad) y en 1771 el Claustro indicó al Munici-
pio los perjuicios de tal costumbre. En el año siguiente las
trasladó el Ayuntamiento con gran provecho de la quietud que
debe reinar cerca de las escuelas (2).
De nuevo en este período surgieron apremios de recursos
porque las necesidades, que llevan consigo los cambios y las
aspiraciones sucesivas de los tiempos, debilitaron el estado eco-
nómico universitario, no obstante las medidas que se tomaron
desde 1769.
El Consejo de Castilla, donde tuvimos valimiento por miem-
bros asturianos y por hijos agradecidos de las aulas ovetenses,
ordenó á la Universidad repetidas veces, principalmente en 1767
y 1771, que propusiera los arbitrios que juzgara oportunos para
el efecto; y considerando «que el verdadero y pronto fondo de
los estudios consiste en las rentas eclesiásticas, adoptó (el Con-
sejo) como el medio más conforme á derecho y más útil al Es-
tado la aplicación y agregación de préstamos y beneficios sim-
ples» y lo avisó al Claustro remitiendo el asunto á la Real Cá-
mara. Esta se ayudó al caso y en 16 de Noviembre del di-
cho 1774, dirigió una Real orden al Obispo de Oviedo o para
que, enterado de la renta de la Universidad, informase de lo que
convendría aumentar para dotación de cada cátedra y salario
de dependientes, proponiendo un plan con expresión de cuáles
t
(i) Archivo de la Universidad.— Claustros de 25 de Enero de 1794; 2 de Junio de 1795;
10 de Mayo de 1797-, 26 de Abril de 1798 y 17 de Abril de 1799.— Archivo de la Diputación
provincial.— Libros de actas: Junta de i.w de Mayo de 17.J9 y Diputación de 10 de Entr >
de xS^o.
12) Archivo de la Universidad. — Claustros de 6 de Julio de 17S1 y 4 de Febrero de i782.
-115-
y cuantos beneficios incongruos, préstamos y capellanías de la
Diócesis se podían y debían agregar, sin perjuicio de la Iglesia,
á la Universidad, y en qué consistiría anualmente el producto de
dichas piezas, extendiendo la unióir á cualquiera otra preben-
da, etc.» El Consejero-Director recordó al Prelado de la Dióce-
sis que ejecutara las órdenes dadas para la reunión y extinción
de beneficios simples, agregándolos á la Escuela; y siendo insu-
ficiente tal medida, proponía la Corporación que se pensionase
la mitra en 4.000 ducados y los préstamos de algunos curatos,
reduciéndolos á vicarías como en Santiago, ó se concediese un
crecido arbitrio en cada libra de tabaco que se consumiese en
la provincia.
El Prelado formó el plan de dotación, manifestó que falta-
ban más de aquella suma para dotar las cátedras, y creyó im-
practicable la indicada agregación beneficiaría aún sumando la
de la dignidad de Prior de la S. I. C, mientras juzgaba más con-
veniente la supresión y aplicación de la Abadía y Colegiata de
Santa María de Arbás del Puerto de Pajares. Así lo estimó la
Real Cámara. La Universidad recurrió á la Corte y, después de
otras gestiones en 1777 y 1783, pidió á la Junta general del Prin-
cipado que la ayudase en sus pretensiones y á terminar el largo
expediente de la urgente adjudicación de bienes de la dicha Co-
legiata. En 1776 el alto Cuerpo dictó auto para mejor pro-
veer acordando se visitase la Abadía; encargo que por R. D.
de 6 de Febrero de 1787 se cometió al Chantre de la Cate-
dral ovetense Dr. D. Jacinto Díaz de Miranda, sabio catedrático
de la Universidad, que cumplió su misión con celo y acierto.
Redactó luminoso informe donde, después de compendiosa re-
seña histórica de la Escuela, sus primeros recursos funda-
cionales, arbitrios sucesivos y principalmente los facilitados
por la provincia en 1736, manifestaba la precaria situación del
Magisterio, oque no tenía con qué sustentarse la mitad del año
sin destinarse á la abogacía, curatos .y otros ejercicios que,
siéndoles indispensables para vivir, les apartaba de la seria y
constante aplicación á la enseñanza»; aducía el recargo de tra-
bajo después de la reforma de estudios de 1774, llamada de
Campomanes, y que era indispensable nueva dotación á los ca-
tedráticos para que «libres de la necesidad de buscar su sustento
-lió-
se puedan dedicar al estudio de las Lenguas, Ciencias exactas y
otros conocimientos difíciles y menos frecuentados, aunque muy
necesarios y muy útiles para la necesidad espiritual y temporal
de estos reinos, y especialmente de Asturias». A continuación
expone la situación de la Colegiata de Arbás, su origen y funda-
ción, donaciones regias, agregación del hospital, rentas, juris-
dicciones espiritual y temporal de su Abad y Cabildo, falta de
residencia, vida y costumbres censurables de los capitulares,
haciendo sobre esto una tristísima pintura de los abusos y rela-
jación á que había llegado la fundación piadosa; cargos tre-
mendos, y más en la boca y pluma de un sacerdote virtuoso é
ilustradísimo. Razona, para contraste, la importancia de la Uni-
versidad, bienes que reportaba y beneficios mayores que podían
esperarse, y dice:
«Tiempo hace que el Obispado de Oviedo es el que roas abunda de pastore-
sabios y celosos que se esmeran á competencia en el Ministerio de su desempe-
ño, tomando la debida instrucción en la Universidad, que suple las veces de el
Seminario Conciliar, y crió muchos sujetos que han servido y sirven á los Seño-
res Reyes en varios empleos á que fueron ensalzados, y no le faltaron Cate-
dráticos que con sus escritos ilustrasen la nación, entre los que cuenta señalada-
mente al Maestro Feijóo. Es en el día la Universidad un teatro ó escuela publica
donde hay cátedras de lengua Griega, Filosofía, Teología, escolástica y moral.
Concilios, Sagrada Escritura, Leyes, Cánones, Medicina, Anatomía y de Mate-
máticas, y en donde, por medio de una dotación competente, fácilmente se pu-
diera establecer la enseñanza de derecho económico de gentes, y natural de len-
guas orientales, Física experimental, Química y Botánica y otras ciencias exac-
tas, cuyos conocimientos son tan útiles y necesarios para dar valor á la prodi-
giosa variedad de producciones de el país y hacer ricos á sus naturales. Por todo
esto la Universidad es uno de los objetos más útiles á la Religión y al Estado, y
cuya conservación interesa sumamente á los naturales de Asturias y provincias
inmediatas, que de otra suerte volverían á sumergirse en la más profunda igno-
rancia porque se hallan encerrados dentro de ásperas montañas y sin medios,
por su pobreza, para salir á adquirir las ciencias que necesitan á otras Universida-
des, distando de la ciudad de Oviedo, la más inmediata de ellas, más de cuaren-
ta lenguas. Los Santos Pontífices reconociendo su utilidad, la igualaron en privi-
legios con la de Salamanca, y los Señores Reyes en premio de los servicios la
recibieron bajo de su especial protección, aumentaron sus fondos y aún manda-
ron que se recopilasen sus Privilegios en la primera impresión de la Leyes; y el
Supremo Consejo de Castilla y la Real Cámara reconocieron por urgentísima y
de interés público á la Iglesia y al Estado la causa de la dotación de dicha Uni-
versidad, como que de ella depende su conservación. El establecimiento de las
Universidades fué sin duda alguna uno do los medios de que se valió la Divina
k
— Im-
providencia pira conservir la pureza de la Doctrina en su Iglesia y, á su imita-
ción, es una de las máximas políticas para mantener la quietud pública en el
Reino, porque una enseñanza temprana, uniforme y acomodada á la naturaleza
y principios de el Gobierno, no puede menos de producir la firmeza y felicidad
de éste. Para dudar de la utilidad moral y política de las Universidades es me-
nester olvidar que son la base fundamental de toda la política nacional; no cono-
cer el bien que pueden producir, y cegarse por no ver los gloriosos esfuerzos
que hicieron nuestros Monarcas para conseguir por medio de la restauración de
las letras la feliz reparación de la Monarquía. Al contrario, la Abadía y Colegia-
ta de Arbás cuando no sea perjudicial por la relajación de la Disciplina ecle-
siástica, sacrilega usurpación de la potestad espiritual, empello de eximirse de la
jurisdicción diocesana y servir de padrasto á los dos Obispos confinantes de
Oviedo y León, por la apresión y pleitos en que envuelven á los vecinos del con-
cejo y, finalmente, por la ignorancia criminal y escandalosa vida y costumbres
de los canónigos, es á lo menos inútil, porque, á la verdad, ¿qué cosa puede ser
más que la nunca trajo provecho alguno? 9
Y demostrando que la fundación abacial no se había distin-
guido por ninguna cosa provechosa ni memorable; que oLras
habían sido abolidas con buen acierto por necesidades análogas
á la de que se trataba, fundaba la conveniencia de suprimir la
de Arbás atendiendo á preceptos de derecho natural, eclesiásti- '
co, disciplinario y positivo, que reforzaba con textos legales; y
terminaba insistiendo en los proyectos de la Real Cámara ó en
la imposición de una pensión de 7.000 ducados sobre la Mitra
de Oviedo opara completar la dotación conveniente de un Estu-
dio general que comprenda, además de las cátedras propuestas
por el Rvdo. Obispo en su Plan, las correspondientes á cursos
de Matemáticas, Medicino, Ciencias exactas y demás conoci-
mientos necesarios para el bien espiritual y temporal del país y
del reino como también propios de la ilustración del siglo y de
la magnificencia de nuestro augusto soberano, para que por
acción tan gloriosa y reservada al feliz reinado de Carlos IV le
llenen siempre de bendiciones la Ciudad y Universidad de Ovie-
do con el Principado de Asturias») (1). Otra vez más durmió un
expediente útil y apremiante en los Centros oficiales de Madrid;
(i) Archivo de la Universidad.
En la Biblioteca del Instituto de Jovcllanos de Gijón se guarda en la interesante Colección
de Manuscritos de su in«igne fundador otra copia literal del luminoso informe del Dr. Diaz Mi-
randa.— (Véase el Catálogo de aquellos documentos por D.Julio Somoza. en impresión acordada
por el Rectorado y costeada por el Excmo. Sr. D. José de Posada Herrera.— Oviedo, 1883).
Kn esta época de apuros de la Escuela ovetense gestionó el celebre Jovellanos para alcan-
zar los recurso» necesario*. — «¿Quién más trabajó por dotar la Universidad?* escribía el bene-
mérito asturiano á su buen amigo el Sr. González de Posada, desde Gijón, á 30 de Mayo de 1799.
t
— us-
ía Universidad y la Junta General continuaron sus gestiones
desde 1788 sin alcanzar nada, porque de nuevo habían renacido
en altas regiones ciertas influencias con recelo político á deter-
minadas enseñanzas; los beneméritos maestros ovetenses siguie-
ron viviendo en el mayor ahogo, sin abandonar su puesto de
honor; y la Provincia y el Claustro aún seguían sus demanda^
pidiendo en 1799 y 1800 que, cuando menos, se pagasen en
metálico los intereses de los ya famosos juros universitarios.
Las aspiraciones al engrandecimiento de nuestra Escuela, re-
formando su organismo primitivo con más recursos, nuevas ten-
dencias y amplitud para mayor nivel moral del país, eran como
eco y resultado de profundos cambios que se operaban en todos
los órdenes sociales dentro de la provincia.
Otra era ya la administración rotos los antiguos moldes de
gobierno del Principado, pues, no obstante el carácter severo y
curialesco del Real Acuerdo y Audienciax alguno de sus Regen-
tes, gobernadores también de la provincia con extensas atribu-
ciones, dejaron duradera memoria, como el aragonés D. Isidoro
tul de Jaz (1719 á 1755) al poner mano en todos los servicios
públicos, cortar corruptela, acometer empresas de muy grata
memoria y proyectar otras Ordenanzas.
La subida de Campomanes al poderoso Consejo de Castilla,
sus benéficas ideas de reformas morales y materiales, el aliento
y protección á sus paisanos, á quienes puso en cargos preemi-
nentes, y su intervención atinada en ios viejos institutos civiles
y eclesiásticos de la región, produjo una vida de actividad y de
relaciones con el centro nacional, del que vivíamos apartados, y
señaló nueva orientación á Asturias. La fijó más y más el gran
Jovelhmos cuando por su destierro, encubierto en una comisión,
regresó al amado y nativo rincón, viajó por estos valles y mon-
tanas de uno á otro extremo y los estudió con detenimiento, lle-
vando a tedas partes su levantado espíritu de observación, del
que fueron surgiendo la necesidad de cambios, abolición de ru-
tinas, conveniencia de nuevos hábitos y más acertada dirección
á nuestras ideas y fuerzas. Ya en el seno de la Sociedad Eco-
nómica de Anudes del País, creada en Oviedo en 1784J y nutrida
principalmente con perenal universitario, discurrió un día sobre
los ukhíos de procurar la felicidad dei Principado y otro acerca
- 119 —
del estudio de las ciencias útiles, determinando un programa de
reorganización, que llevó á todas las comarcas cuando las visitó
escudriñando su pasado con estudio de diplomas y monumentos
desconocidos, al par que consideraba su presente rutinario y
aconsejaba otros rumbos para lo porvenir. La ultimación de la
carretera de Castilla, la explotación minera, el Instituto de Gijón
con extensas miras, el proyecto de una Academia provincial y
mil propósitos más que campean en discursos, cartas y en los
deseados o Diarios», señalan en el insigne Jovellanos ai bienhe-
chor principal de nuestra tierra, como fué en España modelo y
tipo de ciudadanos virtuosos y patriotas. Supo rodearse aquí de
personas de prestigio, útiles, clarividentes y de independencia,
de buenos asturianos amantes del progreso, contenido en lo ge-
neral por recelosa política á fines del siglo xvm. De esta suerte,
el autor del «Informe sobre la Ley Agraria» abrió el surco se-
ñalado por el escritor brioso del «Fomento de la Industria po-
pular» y del «Tratado de la Regalía de Amortización»; allí el
ilustre gijonés arrojó las semillas; y así á los dos ministros dé-
bense abundantes frutos recogidos más tarde.
Uno y otro buscaron auxiliares en la Universidad y en la
Junta General del Principado porque sus miembros eran perso-
nalidades salientes de todos los concejos, y en el Claustro do-
cente figuraban además como catedráticos y doctores los pre-
bendados del Cabildo Catedral y los Abades y Maestros de
Monasterios poderosos, con quienes también se contó para
innovaciones que se acometieron ó indicaron entonces, figuran-
do asimismo en este movimiento el inolvidable y generoso Obispo
Sr. González Pisador.
La Agricultura, Industria y Comercio se movieron y agitaron
más, viéndose protegidas y consideradas; la Imprenta tuvo asien-
to en Oviedo con auxilios, provincial, universitario y municipal;
se abrió la enseñanza de Dibujo, tan deseada; aumentáronse las
Escuelas de primeras letras; se amplió la después llamada Se-
gunda Enseñanza; y por estos medios progresaron cultura y ri-
queza asturianas, que tuvieron manifestación y auxiliares valio-
sos. Tanto y más se debió también á inmigración francesa
de perseguidos por la Revolución, que aportó á nuestra tierra
gente de mérito, principalmente ilustrados sacerdotes; á las in-
9
vestigaciones históricas de los eruditos P. Risco y Dr. Torres
Ubeda, realizadas en aquella época (1); á un Foro respetable
por sus doctos letrados; á un grupo de innovadores de todas cla-
ses como Cueto, el malogrado Berbeo, Caunedo Cuevillas,
Peón, Cónsul, Puente, González Reguera, Toreno (D. José Joa-
quín) y otros Socios de la Económica; á los poetas del bable; á
Martínez Marina (ausente de la patria, pero viviendo en ella por
sus colaboradores); y, á este tenor, se sumaron otras fuerzas,
conspirando á la obra de una Asturias nueva.
Y la parte principal de esta agitación partía naturalmente de
la Universidad ovetense, cuyos miembros (salvo resistencias de
siempre en determinadas parcialidades) aspiraban á más refor-
mas, aún recientes las ya reseñadas y con tanto trabajo y esca-
sez sostenidas. De este deseo son expresión elocuente la carta
dirigida en 1795 al Sr. D. Juan Antonio Pastor, fiscal del Conse-
jo de Castilla (antes fiscal en Oviedo y colaborador de Campo-
manes desde 1773 á 1788) por el catedrático Dr. D. Antonio
Fernández de Prado, y el discurso del Di. D. Andrés Ángel de
la Vega, también maestro, pronunciado en 1798 cuando las
fiestas universitarias dedicadas á Jovellanos.
Manifestaba el primero «que el estudio del Derecho civil de
los romanos, según se enseñaba en esta Universidad, no sola-
mente era inútil sino perjudicial á los jóvenes que se dedica-
ban á él caún después del plan ovetense de 1774 con la refe-
rencia y comparación que recomendaba con el Derecho na-
cional. »>
< Alimentados, dice, los alumnos con unas doctrinas en que se ocupan cons-
tantemente por cq>acio de cuatro año<. las cobran tanto cariño é inclinación,
que miran con desden y desprecio las del Rein:>. sin que aproveche cosa alguna
las advertencias, que de vi\a \o: se its haga, «obre la variación de nuestras Le-
jes ^en que trabajo no poco, aunque sin íruto en la Cátedra que estoy regen-
tando . siguiéndose de aquí que. al cal o de su carrera escolástica, no tienen el
menor conocimiento de la Legislación de España, ni de la historia del derecho
r
i»» CooocU * c* d trjiKnj? del cn;J ':.-» P. M. 2?«>t:no Fr. Mar riel Risco, tomos 37, 38 y
tg de Ix ¿J/aCt S'^c.:j.:. rcla-:> >a *.» I> x«r>U y pr.\i:c a Je \_H.edo.
F- l>r. l> i"Cv! . A' j>*¿s¿^ IV r res l:<\i. . (S.^'U- Je la l ~:>er>idad de Zaragoza y gra-
duado cj G-V .-. re fi » • r >c;c. >c y .; ;~ Ru. vi- .:u: * ci 1751 paia visitar todos lo*
archines .:«.. O". >'\c^ v << : tri*--. r a a H -:. *• » w'v^ a-:.. Je Lsoaí-j. halñcndo reconocido la
librería v e.v . •«•••■» Je 1- Cax::^ > ».e .a M :ra C .-- ¿.:\ B-^sierv<.i< cepias y extractos; re-
dacto ei Cata- c-" J' O..",»» w^rc í-.;c :.;a> '?«•*, rc^ • . .c traslade numeroso de i u?cri pob-
res anti^va.» ».c. Fr. ic.jv^^. a:o*.v : ,c^.as osi.¿,\.iras ce t ¿». case< colecciono menedas ha-
lladas ea ei jvu>; y o«;Ttb;.yo cu i-untantes sa;crÍA.e> a ¡a Paiev^rra'ia nacional.
— 121 —
tan indispensable para* adquirirla, habiendo consumido un tiempo muy precioso
en superfluidades, cuestiones vanas, y en un estudio al fin proscripto por núes*
tras Leyes, porque por éstas solamente deben decidir los pleitos y cuestiones
los Jueces y Magistrados, á cuyos cargos únicamente podrán aspirar los profe-
sores de esta Facultad. Este amor y añción, que han tomado los jóvenes desde
su principio A las Leyes de los Romanos, da motivo á que sean muy raros los
que asisten á la Cátedra de prima de Leyes, en donde se enseñan las Recopila-
das, cuya asignatura no entiendo que pueda ser de mucha utilidad porque ni se
estudian por principios, ni sobre ellas se hace la crítica debida. Ellas están en
castellano, y si el Catedrático no las ilustra manifestando á sus discípulos el
motivo y ocasión de su establecimiento, su justicia, extensión que tienen en el
concepto de sus comentadores, si se hallan iguales decisiones ó contrarias en
los Cuerpos de nuestra legislación desde el Fuero Juzgo, si fueron establecidas
en Cortes, si por Pragmática, como se formaban en los Concilios de la Na-
ción, etc., ninguna otra instrucción adquieren más que la que podían lograr en
su estudio privado» (i).
Sigue razonando la necesidad de estudiar directamente el
Derecho español con citas autorizadas de cuantos reclamaron
esta enseñanza; y después el mismo Dr. Prado transmitió la
carta al Sr. Jovellanos, que se apresuró á contestarle con otra
magistral, cual todas las suyas, sobre el método de estudios en
Derecho. Condena el empleo de la lengua latina para ello,
mientras recomienda la Gramática castellana, Lógica, Geome-
tría y Física esperimental para hablar y discurrir bien; después
señala el paso «natural» al estudio del derecho social ó público
universal; y, «no teniendo al Derecho romano como necesario
al jurisconsulto español» en estudios elementales de cátedra,
pasa á señalar el plan de estudios del Derecho patrio, doliéndose
de la carencia de libros clásicos á este objeto. Para la Historia
jurídica recomienda la Sacne The miel i s Hispana: Arcano, de
Cortés, los prólogos de los doctores Asso y Manuel al Fuero
viejo, Ordenamiento de Alcalá é Instituciones de Castilla, las
Cartas de Mayans al Dr. Berny y del P. Burriel al Licdo. Ama-
(i) E&te deficiente y extraviado estudio en una Facultad de Leyes españolas era general en
la nación, aunque sostenga otra opinión el Sr. D. Vicente de La Fuente. Por lo que toca á la
Univeriidad de Oviedo, pudiéramos prrscntar muchas pruebas más de las del texto en éste y
capitulo* precedentes. Véanse los 'Apuntes biográficos de D.José Rodríguez Busto, con relación
de las vicisitudes políticas y el análisis critico legal de varios hechos importantes que le ocurrie-
ran y de los que fué víctima, etc. (Madrid, 1856)». Fs una interesante autobiografía escrita por
aquel ¡ntergérrimo y benemérito magistrado, digna de ser lcida; y al objeto de la presente histo-
ria hace relación detenida de su carrtra en Oviedo, (1793 á 1802) con estudio deficiente de filoso-
fía, más incompleto de la jurisprudencia civil y canónica, y trabajos en las Academias domini-
cales que describe. El cuadro que presenta de las Facultades de Leyes y Cánones es expresivo,
aunque también denuncia la influencia de la revolución francesa, que se dejaba sentir «sin que
pudiesen impedir ese torrente las medidas activas y eficaces de los gobiernos absolutos.»
— 122 —
ya; antes de las Instituciones civiles requiere el conocimiento
de la Constitución (acerca de la que diserta) y del Derecho po-
lítico, difícil por falta de libros, necesitando acudir al estudio de
la Partida Segunda, adicionada con elementos dispersos en
nuestros archivos; y, por último, ya dentro de los elementos de
nuestro Derecho, deseaba una publicación española á estilo de
la francesa de Domat, pudiendo servir de base ó materiales
para ello las concordancias de Jiménez, las dichas Instituciones
de Asso y Manuel y un cuidadoso estudio de las leyes de Par-
tida y Recopilación (lj.
Cuando la exaltación de Jovellanos al Ministerio de Gracia
y Justicia, el Dr. Vega recordó en notable oración la sabiduría
y merecimientos de aquel varón insigne, complaciéndose par-
ticularmente en sus ideas y reformas sobre disciplina y estudios
al redactar el Reglamento literario é institucional del Colegio
salmantino de Calatrava; y exclamaba:
«¡Plan admirable y deseado! Ven á este liceo, habla en nom-
bre del sabio que te formó; sé tu mismo la prueba de su sabidu-
ría y el tributo que le rindamos; sé el premio de su autor, diri-
giendo á nuestros jóvenes desde hoy, mejorando sus estudios,
haciendo florecer las ciencias en un país donde pueden cogerse
abundantes frutos entregándole todo á la utilidad pública para
que solo has salido á luz.» \
Llegamos al siglo xix; pero, antes de dejar el xvm, vamos á
insistir más en éste y á enterar á nuestros lectores de antiguas
costumbres y sucesos, que darán á conocer con detalles otros
aspectos de la pasada Instrucción pública y en particular en la
Universidad de Oviedo.
(i\ Pe la c*rta del Dr. Prado > Oviedo y ti de Pícierr.brc de 1795' al Fiscal Pastor circu-
laron mucha* copia* en la proxincin, y por la importancia del asunto no se hiro esperar la con-
testación de Jovellano* «Gijon 17 de UicicirUe de dicho año*.
Otro lWtor de nuestra Vinversidad, P Juan N. San Miguel escribió también al célebre
asturiano disertando acerca de la* I eye<* e«pafii'¡.i<, y aquel !e c».itc-to con una notabilísima
carta sobre el •Origen y autoridad Ic^al de nuestros Código»» {Gijou, 19 de Junio de ^97) con
opiniones que le cncargt consultar con el I)r. Vega.
- 123 —
CAPITULO VIII
Antigua vida académica y usos y costumbres universitarios en Oviedo. — Estu-
dio y Universidad, Claustro y Gremio.— Insignias y distintivos académi-
cos.—Fuero escolar; su ejercicio, vicisitudes y casos en nuestra Escuela. —
Las «cadenas» y la «pedrera». — Varias manifestaciones de exención relati-
vas al servicio militar y uso del papel sellado. — Estudiantes; su antigua con-
dición; traje escolar; la Tuna y otras manifestaciones de la vida estudiantil.
— Solemnidades para los grados. — El Bachillerato. — Examen de Abogacía.
— La Licenciatura; procesión ó paseo claustrales; ejercicios y examen; cena;
votación; juramentos é investidura del Licenciado.— Análogas ceremonias
en el grado de Doctor; actos públicos; atributos doctorales; investidura, ju-
ramento y borla; discursos y vejámenes ó gallos.— Colocación de los invita,
dos. — Depósito, propinas y otros gastos de los graduandos. — Reclamaciones
contra su exceso por la Junta general del Principado.— Concesión de grados
de honor á ilustres personalidades (I\ Cádiz, Campomancs, Jovellanos, Pé-
rez Villamil, Hevia, etc.) — Los tz/tor^r.— Demostraciones de alegría en oca-
sión de ascensos de los Maestros é hijos de la Universidad (P. Feijóo, Cnm-
pomanes, Jovellanos, etc.)— Celebración de fiestas religiosas y profanas ordi-
narias y extraordinarias. — Actos solemnes del Claustro en natalicios, juras,
matrimonios y lutos regios.— Otros homenajes religiosos y profanos acorda-
dos por la Corporación (P. Feijóo, Obispo Pisador). — El Patrono.— Elec-
ciones de cargos y aperturas de curso.— Armas y sello universitarios.
En el Código inmortal del Rey Sabio llamábase, como es
sabido, c Estudio general» á la escuela superior de Artes y Fa-
cultades, nombre que se unió primeramente y se vio reemplaza-
do después con el de «Universidad», por ser el instituto público
de enseñanza donde con autoridad regia y pontificia se daban
enseñanzas superiores de Ciencias y Letras para la colación de
grados en aquellas Facultades existentes al terminar la Edad Me-
dia y comenzar la moderna. En documentos de nuestros monar-
cas, dirigidos á tales Escuelas, se lee: «á Vos la Universidad del
estudio de » donde se desprende que el Rey no distinguía la
universidad y Estudio como cosas distintas, pareciendo por esto
— 124 —
que la primera era la colectividad (ayuntamiento, que decía la
Partida Segunda) constituida por doctores, maestros y estudian-
tes; y es más aceptable esta opinión que la del Sr. Gil y Zara-
te cuando distingue de las clases de estudios, según la aproba-
ción de la Corona ó de la Santa Sede. En la Bula y en la Real
Cédula de erección de nuestra Escuela, el Papa Gregorio XIII la
llama «Universidad de Estudio general» y el Rey Felipe III
simplemente «Universidad.»
Nacidas las Universidades durante la Edad Media en los
Claustros de las Catedrales y favorecidas por la Iglesia, que
procuró retener bajo su tutela y dirección las aulas públicas,
tuvieron éstas mayor ó menor. concepto y organización clerica-
les, y dieron á las Juntas de doctores y maestros el nombre de
«Claustros» por el sitio donde se reunían. El coetáneo espíritu
gremial llegó á las Universidades y, junto al Claustro surgió el
Gremio, llamándose asi al cuerpo de doctores y catedráticos,
si bien los catedráticos que no eran doctores no formaban parte
del Claustro y menos del Gremio. En éste académico había
toda la gerarquía gremial: aprendiz (estudiante)/ oficial (Bachi-
ller ó pasante), maestro (Licenciado ó Doctor) con el correspon-
diente examen para pasar de uno á otro grado; y de igual ma-
nera que únicamente los maestros manuales podían tener tienda
ó taller abiertos, también solamente podían enseñar los licencia-
dos, doctores ó maestros intelectuales. Los Rectores hacían el
oficio de Priores ó Prebostes del Gremio universitario que, para
mayor semejanza con el Gremio mecánico, tenía carácter de Co-
fradía ó hermandad por los auxilios que se debían sus miem-
bros, sufragios, funciones religiosas, patronato sagrado, etc.
Con todas las dichas circunstancias, similares á las de los
centros análogos de España, llamábase el nuestro en libros y
documentos oficiales Insigne Claustro, Estudio General y
Universidad de Oviedo y sus miembros se decían: «Dr. D. N. N.
del Gremio y Claustro de... etc.»
Constituían la Corporación académica distintos oficios en
varia gerarquía; el Rector, que era á la vez Juez Conservador
Real y Apostólico de las Escuelas; el Vice-Rector; el Primiciero,
con altas atribuciones administrativo-económicas; los Consilia-
rios 6 miembros consultivos; los Claveros ó Interventores de
— 125-
Arca y Archivo; el Fiscal; los Catedráticos, Doctores y Maestros
que se sentaban por orden de antigüedad en claustros ó en án-
gulos (pequeñas reuniones para acuerdos urgentes) colocándose
en este orden, canonistas, legistas, teólogos, médicos y artistas ó
filósofos; los bachilleres y estudiantes; y, por último, los ofi-
ciales y dependientes como el Secretario ó Notario Real y
Apostólico, Maestro de ceremonias, Bedel, Mayordomo, Capella-
nes, Impresor, Alguacil, Sacristán, Relojero y Portero-barrende-
ro; más aún de los señalados por los Estatutos Viejos y Nuevos
que marcan las respectivas atribuciones y servicios de unos,
mientras otros se rigieron por acuerdos claustrales.
Los miembros académicos del Claustro llevaban en reunio-
nes solemnes y públicas las insignias de sus respectivos grados,
principalmente los licenciados y doctores que ostentaban la
muceta, esclavina de seda ó raso sobre pecho y espalda, de los
colores verde, rojo, blanco, amarillo ó azul, según las Faculta-
des de Cánones, Leyes, Teología, Medicina y Artes de su Licen-
ciatura, mientras los Doctores cubrían la cabeza con la borla,
llamada asi por el botón de seda filamentoso, fijo en el centro
superior del bonete ó birrete y cuyos hilos se esparcían alrede-
dor cayendo por los bordes (1). Los eclesiásticos y frailes traían
las insignias sobre sus hábitos; los Oidores graduados de la Real
Audiencia las llevaban sobre la toga, modernamente extendi-
da al Magisterio; y los militares y cuantos tenían uso de uni-
forme por su dignidad, caballería ó maestranza, llevaban sola-
mente el birrete en la mano (2). Era corriente el traje talar y
siempre capa ó manteo en los catedráticos seglares, á quienes
por regias disposiciones de 1773 y 1797 se les permitía yestir
libremente de seda en la calle cuando se marcaban los vestidos
de los escolares.
Los oficiales, ministros y dependientes también tenían sus
distintivos propios. El Secretario, Bedel y Alguacil vistieron. pri-
meramente con golilla y, al fin, los dos primeros el trage escolás-
tico, después militar y negro, que conservó el Maestro de cere-
(x> Iji borla doctoral fue distintivo de subido mérito y privilegios en aqmllo* siglo*, den
tro y fuera de las aulas; en la Iglesia, donde se asimilaba al bonete para la cobo tura, y delante
He los Reyes y altas Corporaciones. Todavía, en 4 de Agosto de 1858, cuando la Reina Doña
Isabel 11 visitó la Universidad, significó al Rector que el Claustro «en uso de tus antiguos
privilegios podía cubrirse.»
la) Archivo de la Universidad.— Claustro de 25 de Agosto de 1780.
— 126 —
monias, cambiado últimamente en frac, abandonando la espada,
pero no la chupa y el calzón. La autoridad del Bedel (el o men-
sajero de los escolares», que menciona el Rey Sabio para anun-
ciar las fiestas por mandado del mayoral— el Rector, — anunciar
libros, señalar punto de Ayuntamiento (ó Claustro, etc.) era
grande y alguna vez desempeñó este cargo un sacerdote que
con recomendación académica obtenía curato cuando no me-
jor colocación, siempre apremiante por su mezquina dotación
y paupérrimo hospedaje en la casa del Hospital de estudiantes.
Caminaba á la cabeza del Claustro llevando maza de plata,
levantada dentro de la Universidad y sobre el brazo al salir
por las calles, donde sólo levantaban esta insignia los maceros
de la Ciudad. El Maestro de ceremonias llevaba alto bastón y el
Alguacil una vara, «más dentro de la Universidad y en la pe-
drera.»
Aunque dotadas con pobreza las Escuelas, se procuraban
vida de ostentación y alcanzaron consideración grande y mu-
chas distinciones públicas porque, á porfía, Reyes y Pontífices
las distinguieron con privilegios é inmunidades; ó bien unas
Universidades tomaban por sí y ante sí las preeminencias con
que se honraban otras por Bulas y Pragmáticas. El tiempo abo-
naba después el uso y el abuso.
Esto aconteció aquí por lo que toca al llamado fuero acadé-
mico, poder privilegiado de la Universidad para conocer en cau-
sas civiles y eclesiásticas de todos sus miembros. Este favor
tuvo base y principio en el famoso Código alfonsino, al tratar «de
los Estudios en que se aprenden los saberes é de los maestros
é de los escolares», clasificando las enseñanzas, disponiéndolas
en sitios alegres, abundantes y seguros; y conceder honores
y distinciones al Magisterio, principalmente al jurídico, á cuyos
individuos nombra «maestros») por antonomasia, considera como
caballeros y señores de leyes con honras de Condes, y dispone
sean acatados por jueces y servidores regios y estén exentos
de tributos. Entre aquellas leyes (1) están, como es sabido, las
primeras manifestaciones de tal fuero académico, repitiendo
excepciones concedidas por San Fernando á las aulas salman-
(i) Leyes del tit. XXXI de la Partida Segunda, principalmente las leyes 7 y 8.
— 127 —
tinas; y, si en un comienzo únicamente asoma el fuero civil, en-
seguida se extiende también al criminal ó «pleito de sangre*. La
ingerencia pontificia en nuestras escuelas dio á éstas carácter,
respetabilidad y alcance eclesiásticos; y ya desde entonces el
fuero se arraigó y extendió con más vigor enfrente del derecho
común para ser por sí mismo origen de excesos y conflictos, y
más cuando las franquicias, exenciones y libertades compren-
dieron á doctores y estudiantes, á sus dependientes y familiares,
ú gentes extrañas de todas clases, que se apresuraban á ma-
tricularse en las cátedras, sin otro objeto que el de sustraer de
la Real Jurisdicción ordinaria el conocimiento de sus causas,
jurando obedecer al Rector en licitts et honestis et de Jideli-
ler e.rercendo. Los Reyes Católicos y Carlos III adoptaron va-
rias medidas para atajar este desorden (1) que llegó hasta el
siglo XIX.
Como la Bula de erección de la Universidad de Oviedo ex-
tendía á ésta los «privilegios indultos, inmunidades, prerrogati-
vas, exenciones, favores, libertades, facultades y gracias» de la
Tniversidad de Salamanca, prolongáronse á las aulas ovetenses
las leyes recopiladas torales dictadas para la Atenas española,
si bien en nuestra Ciudad no alcanzó el Maestrescuela las am-
plias atribuciones como á orillas del Tormes las tuvo dentro y
fuera de aquella Universidad famosa.
El territorio del Fuero académico era el del edificio de la
Universidad y sitios próximos, señalado aquél por las cadenas,
y éste por la pedrera, postes y poyos. La pedrera, así llamado
vulgarmente el enlosado que rodea la Universidad por sus fa-
chadas del N. y E., fué trabajada en 1609, si bien después su-
frió varias restauraciones. De la misma época son las cadenas
de hierro dispuestas á entrambos lados de la puerta principal,
que ya se mencionan en un memorial de Sancho Inclán (2), y
fueron restauradas en el siglo xviu imitando las que existían
ala entrada de la Catedral. Como los postes y poyos, las cade-
nas jurisdiccionales marcaban en Oviedo, como en Salamanca,
• i) Leyes del tit. Ví, líb.VIII de la Novísima Recopilación.
Son obras notables relativas al Fuero académico, la* de D. Alfonso de Escobar (Madrid,
í643) y P. Andrés Mendo, S. J. (Salamanca, 1655), y en el extranjero gozaron de reputación
Rcbuffó y Hildendorp
ti) Véase Capítulo, III, pág. 53.
— 128 —
Alcalá y otras Escuelas, la «exedra» del territorio exento. El afo-
rado escolar revolvedor ó perseguido por el Corregidor, Juez ó
sus rondas, quedaba inmune en llegando á los férreos eslabo-
nes (1).
Tenía asimismo el Rector-Juez, Conservador apostólico y
real, gran autoridad con fuero académico personal, que daba
un poder fuertísimo á la Corporación literaria; pues, además de
la Real jurisdicción civil y criminal respecto á profesores, gra-
duados, escolares, oficiales y ministros de la Escuela, estaba ar-
mado por Bula pontificia ccn la espiritual y de conciencia para
fulminar excomunión contra el que la desconociese, arma pode-
rosísima entonces, que hacía irresistible sus facultades sobre
todos los matriculados, mientras no renunciasen el fuero por
cambio de estado. Y no se crea que los Rectores hacían uso
prudente y eran parcos en aplicar el poder espiritual de que es-
taban adornados, porque hubo ocasión en que, si el Ayunta-
miento de la Ribera de Arriba en el derrame de una contribu-
ción impuso diez maravedises á un tal Fernández de Lavara,
antes estudiante y á la sazón veedor de la Perera, éste creyén-
dose atropellado en su fuero, acudió al Rector que, usando de
su autoridad, expidió despacho y fulminó excomunión mayor
latee sententiez contra el Municipio que, al fin, eximió al Lava-
ra del mencionado impuesto (2).
Al poder teocrático de aquellos tiempos eran permitidos
abusos como el contenido en tal censura de excomunión; y
otros semejantes formaron piedra de toque para hacerse obede-
cer y temer el Rector. En funciones de tal y en 22 de Marzo
de 1639 ¿no excomulgó el Vice-Rector al Teniente-Gobernador
del Principado porque, siendo doctor, no quiso asistir á Claus-
tro para tratar de asuntos de la Universidad?
Celosos Rector y Claustro de tal autoridad, no consentían
nada que pública ó privadamente pudiera debilitarla, cuales-
quiera que fuesen la causa é individuos de donde partiesen los
obstáculos. Asi, cuando un Catedrático, á quien se obligó á lo-
mar el grado de Doctor, pronunció en el acto público para
desahogo de su despecho palabras «fuera del camino de lo líci-
«i) Historia de las l'Hktrsitiades por La Fuente. —Tomo II.
(2) Véase ApAndicb VII.
— 129 —
toi como se expresa en el acta, en el momento mismo se pro-
cedió contra su persona y, suspendiendo la investidura, se le
constituyó en prisión con grilletes y se le privó por cuatro años
de la cátedra y emolumentos de grados, con la imposición de
las costas procesales.
Y entre muchos casos merece citarse, respecto á competen-
cia, el de D. Francisco Dorado, médico del Cabildo Catedral,
cuando preso en el castillo-fortaleza por el Juez ordinario de la
Ciudad en 1712, fué de allí arrancado por el Rector Castañón
en virtud de su jurisdicción académica y llevado á la Universi-
dad, donde aquel ilustrado facultativo había recibido grados
mayores.
Son también interesantes las disposiciones siguientes que
figuran como adicción á nuestros códigos (1).
Por autos acordados del Consejo y consiguientes órdenes
de 11 de Marzo y 7 de Mayo de 1722, á representación del Rec-
tor y Claustro de la Universidad de Oviedo hecha con motivo
de que, habiéndose preso por la Real Audiencia á un estudiante
matriculado en aquélla y despachado el Rector letras inhibito-
rias, se introdujo por el Fiscal recurso de fuerza de conocer y
proceder y se declaró: hacerla sin embargo de los ejemplares
que había en contrario de haber tomado el Rector conocimiento
de otras tales causas en virtud del Fuero escolástico; se mandó
que dicha Real Audiencia, en los recursos de fuerza y demás
competencias de jurisdicción que en adelante se ofreciesen, se
arreglase á lo prevenido en la Bula de erección de la Universidad
y Real privilegio y los observase cumpliendo y guardando los
fueros, libertades y prerrogativas que, conforme á dicha Bula y
privilegio, le pertenecían, como se guardaban á las Universidades
de Salamanca, Valladolid y Alcalá.
Por otro auto de 4 de Julio de 17(54, á representación de la
misma Audiencia de Asturias insistiendo en que el Rector de la
Universidad parecía no tener jurisdicción en los estudiantes le-
gos por haber quedado reservado en S. M. el mismo privilegio,
se mandó que el Tribunal observase y guardase á los graduados
y matriculados su fuero escolástico y al Rector la jurisdicción
(i) Notas i la Ley G.\ tít VI, lib. VIII de la Novísima Recopilación relativa al uso de la
/irisdicción escolástica y personas que deben gozar de su fuero y conservatorio.
— jo-
para conocer en sus causas y negocios á excepción de las que
la Corona ó el Consejo estimaren ya por su gravedad ó otra
causa ser de su especial Real providencia; y debía tomar cono-
cimiento en virtud de la reserva del privilegio, la que había de
entenderse para semejantes casos; con declaración, que en cau-
sas de legos, las apelaciones debían ser para el Tribunal Real
superior correspondiente, igualmente que en los asuntos de go-
bierno de Universidad serían al Consejo por pertenecer á la po-
testad civil y proceder el Juez académico de Oviedo con juris-
dicción regia en ellos; y por lo mismo no procedía en esas dos
clases de negocios el recurso de fuerza.
Mas en el mismo año de 1764 pidió el Fiscal del Consejo re-
lación ordenada de los fueros universitarios, y alcanzaron un
perpetuo silencio sobre la cuestión el Comisario de la Escuela
en Madrid y el de la Junta General, que nunca decayó en su
interés por el Claustro. El Consejo acordó en 27 de Enero de
1776 «que los profesores y estudiantes legos matriculados en la
Universidad de Oviedo no admitiesen cesiones fraudulentas en
fuero que gozan sin impedimento ni estorbo de la Real Audien
cia y sus Fiscales; que las causas graves y dudosas las confe
rencien entre sí, por escrito ó palabra, el Fiscal de la misma Au
diencia y el Rector de la Escuela sin formar competencias; que
respecto á las apelaciones de los procedimientos de éste se tu
viese en cuenta la providencia de 1.° de Agosto de 1764 que
elevó al Consejo las correspondientes al gobierno interior y po-
lítico de la Universidad y remitió á la Audiencia las demás entre
alumnos legos matriculados; y que el Rector obrase en virtud
de jurisdicción real y de ningún modo de la apostólica, prohi-
biendo que en semejantes causas fulminase censuras en sus des-
pachos, por ser opuesto á las leyes de la nación y al Santo Con-
cilio de Trento». No obstante tales recomendaciones y la Real
Provisión (1) concediendo fuero activo á los Rectores, hubo
frecuentes competencias con el Tribunal ordinario por razón
del fuero académico, que se fué restringiendo durante el si
glo xvm por sucesos de Salamanca y Alcalá, hasta cesar tal
anacronismo con los cambios, que hemos de reseñar en el
siglo XIX.
(z) Archivo de la Universidad.— Claustro de ia de Febrero de 1776.
— i3i —
Estaban libres del servicio militar los estudiantes que, con-
forme á la ley 18, título 7.°, libro 1.° de la Recopilación, goza-
ban ciertas exenciones «haviendo de haver hecho un curso en-
tero, estudiar de continuo, entrar en las Escuelas de las Univer-
sidades aprovadas y no en conventos ni colegios, y oir dos lec-
ciones cada día, con tal que hayan de hacer constar su aprove-
chamiento en las ciencias y humanidades en que versan por
certificación de sus cathedráticos, visitada del Rector de la Uni-
versidad.»
Cuando una comisión de la Junta General del Principado
solicitó del Claustro un donativo para la formación de un Regi-
miento de Nobles en 1794, aquél, atendiendo ú que sus prerro-
gativas le eximían de sorteos, dio con entusiasmo 20.000 reales
de los 4-6.000 que tenía en el arca, y altamente honroso fué el
recibimiento que hizo la Provincia á los maestros portadores de
la ofrenda. Más el Gobierno declaró comprendidos en el sorteo
de nobles á los catedráticos, doctores, graduados y alumnos; y
como la Corporación representara contra la medida, el Rey la
volvió á decretar correspondiendo á la Universidad el cupo
de 101 por ser 712 los matriculados. Para zanjar diferencias
se acordó una suscripción á fin de poner voluntarios sustitutos,
ayudando la Universidad á los pobres y prefiriendo á los apli-
cados.
Por Real cédula se extendió y generalizó en 1795 el uso del
papel sellado, y el Claustro acordó no hacer innovaciones en el
particular y no contestar á los oficios del Tesoro y Contador
de Hacienda. La Audiencia del territorio ordenó el reintegro
del papel con sello en los juicios académicos y que el Secretario
no diese testimonios en pliego comúp, como hacia desde anti-
guo; más considerando tal orden depresiva de sus fueros y
preeminencias, la Universidad consultó á las Mayores, enviando
á Madrid un comisionado especial para gestionar con el Protec-
tor de la Escuela. Este y otros privilegios sufrieron con posterio-
ridad la suerte de otras muchas disposiciones de la administra-
ción pública (1).
(r) Archivo de la Diputación provincial— Diputación de x.° de Mayo de 1764— Archivo
¿e la Universidad.— Claustros de 12 de Febrero de 1776, n de Diciembre de 1794 y 28 de
Abril, 30 de Mayo» a de Junio y 28 de Julio de 1765.
— 132 —
Tal era la respetable Corporación académica. Veamos ahora
lo que fué el Cuerpo escolar.
Clase periódica y emigradora era durante la mayor parte
del año núcleo y nervio principales en los pueblos que tenían
Universidad como Oviedo. Por la época en que apareció nuestra
Escuela no fué la figura del estudiante ovetense aquel tipo do
noso y singular, que retrataron á maravilla el gran Cervantes en
«La Tía fingida», el maestro Espinel en «La vida del escuden»
Obregón», Quevedo en «El Buscón ó Gran Tacaño», Alemán en
oGuzmán de Alfarache» y, á este tenor, otros escritores, porque
aquel «Estudiante de Salamanca» de Espronceda ya no es cua
dre fidedigno; pero todavía nuestro escolar mostró en los si
glos xvn, xviii y primer tercio del xix la filiación rigurosa del
antiguo estudiante español.
Dejando ahora su influencia corporativa de cuando aquí
intervino por breve tiempo en la votación de catedráticos y su
partido en aulas y academias por las teorías que alimentaron
las Órdenes religiosas, la vida externa estudiantil, presidida por
espíritu de apretada unión, ofreció no poco que decir y cou
siderar en nuestra Ciudad.
Como gente moza, alegre y dispuesta siempre á jarana y al-
borotos, no eran los estudiantes muy partidarios de la calma.
Valientes por sí y escudados por inmunidades y fueros, son sa-
bidos sus atrevimientos y populares sus calaveradas. Anudado?
por vigoroso compañerismo, vestían el clásico manteo, (que los
teólogos de Urbano V preceptuaron á los parisienses en el
siglo xiv) prenda que á todos igualaba, de singular estima según
era más vieja y denotaba mayor antigüedad; y desde 1770 prin-
cipalmente, cuando los clérigos dejaron el bonete por el sombre
ro, también ellos siguieron la innovación levantando las alas y
haciéndole de tres pieos después de las providencias á que die
ron lugar los motines, desde el de Esquiiache. Las leyes reco-
piladas de espíritu suntuario reglamentaron más el traje, clase?
de paños y otros detalles, mientras autorizaban á los escolares
para pedir limosna y los hacían libres en ciertos préstamos (1).
Se reunían en pandillas y banderías divididos, á las veces,
líb. i<x
Xcx.v>m¿ Rcc-pLacun. I.c\e< K-, i\\. ::, lih. i': 7.*, t¡L 39, üb. 7.°; y i.', lit. o
— 133 —
por provincias y concejos. Riñas, amores, juegos y otros desór-
denes llegaron á ser frecuentes, y más lo hubieran sido á no
atajarles la severa autoridad del Sr. Rector, que se extendía
hasta los actos ajenos á la vida escolástica y se veía metido en
competencias con las autoridades locales cuando acudían éstas
y aquél para apaciguar tumultos y se lanzaban de una á otra
parte las voces de «¡favor ala Universidad!») «¡favor á la Ciu-
dad!») y «¡favor al Rey! o dando ocasión á causas criminales, al-
gunas muy curiosas, que obran en el archivo de la Escuela. Jó-
venes, y por ende ligeros y dados á la galantería, llevaron su
tentación á las rejas de un convento de monjas de esta capital,
ya por inclinación á las reglares, ya por alguna vocación si nó
forzada cuando menos tibia; y á más de los autos correspondien-
tes fué necesario para detenerles que apareciese en el tablón de
edictos la excomunión mayor latte sententice, que sino atajó,
contuvo el escándalo. Asi se explica cómo se fortalecían aque-
llas Corporaciones literarias protegidas por la dicha jurisdicción
privilegiada, debilitando el poder real, prontas siempre á la
creación de conflictos y reclamaciones para sostener prácticas
abusivas.
De esta manera en pueblos universitarios se crearon divi-
siones hostiles, bandos perennes entre los habitantes de la po-
blación y los estudiantes, siempre en lucha, siempre dando
campo á perturbaciones, alcanzadas en Oviedo todavía en el
siglo xix bajo la denominación de la polaina y la sotana, ori-
ginadas, las más de las veces, por fútiles pretextos. La sociedad
de aquellos tiempos estaba organizada para ello.
Los hijos del pueblo eran los de «la polaina», que en paseos,
grandes fiestas y romerías, en la «danza prima» de la plaza, en
el patio y «cazuela» del teatro, contendían con estudiantes por
cualquier motivo y no fueron las menos veces por preferencias
de las hijas de Eva, viniéndose los galanes á manos después de
provocarse con dichos y coplas desde el uno al otro bando.
Decían los paisanos:
Hoy llevarán c sotana >
los de Sotana,
que aguardan en el Campo
los de Polaina.
- 134 —
Y replicaban los estudiantes:
Que esperen y no huyan
los de Polaina,
que allá van presurosos
los de Sotana, (i)
No fué aquí siempre precisa y continua la sopa de los con-
ventos, pues ni la matrícula era tan excesiva, ni tan pobres los
estudiantes. En algunas ocasiones, sin embargo, repartían la
sopa los frailes de San Francisco, esperando los estudiantes es-
cotistas, bajo el extenso y frondoso Carbayón, al lego reparti
dor, que por orden de antigüedad distribuía las raciones; y,
una vez consumidas éstas, las cazuelas se guardaban en «teno-
bias y través de los hórreos» del próximo Campo de la Lana. Les
tomistas recibían el socorro del Convento de Santo Domingo y
aguardaban en el «Campillín» la hora del reparto, bajando por
estrecha calleja y entraban por la puerta del carro al patio que
precedía A la cocina (2). Otros estudiantes tenían casa donde ser
pajes ó acompañantes y además posadas de baratísimo pupilage,
más barato aún cuando traían las provisiones ó carraca, reno,
vadas periódicamente por la amorosa y ausente madre. Ya viene,
pues, de muy antiguo la patrona, típica personalidad aneja
siempre á la vida estudiantil; vida, como hemos dicho, llena de
peripecias y por todos deseada, no obstante prohibiciones y vi-
gilancias.
En 1709 escribió el Claustro á su Protector cómo convendría
sacar de la población una compañía de cómicos, por el grave
daño que causaban sus distracciones. El Consejo no consideró
tan perjudicial la presencia de la farsa, diversión pública y vo-
luntaria; pero, en atención á que la continua asistencia podía
ocasionar gastos y abandono en el estudio, dio orden al Regente
de la Audiencia y al Rector para que vigilasen sobre este punto
fi« Cfr\:*<t, no\e!.* do co-tumhres cveter«e^ por P.Joé R. MeJendreras < Oviedo, 18661.
r^ H.iIma también Ci ra< p;.»s en t'.i\cr de e^t:.d\irte«, como la< de />«<«, fundada en 1*36
por 1>. Gutierre Hern—do de ijuirc*. «.K>{.o de Tr. «ca'j, y « ira de Rojas, por el IIu<in<imo
Sr D. IYor/> de Ri ja-*, en iñ.n en el inUm > «..»:.cejc .a de O-l.era iRihadeseHa) por el Présbite-
r~ D. lYdr» lí : ^alcí <r it->i , 'a de ( '; . ..v, en v w « j <r el C\ r. r^-irio del Peni D. Antonio
lí..r\-.\ V.ild»-*. I- Je J\.'*:t <Ir!ic~t<t p r ti A'üi'.z I» Juan l* ...neo en 1726; la de 7a*tV
,1 '.iiíO p r I> Pitrel .\h:n: o y I\>.ida en if>4 .1 de .'•<••*'-»*•* Carreíio> por ei Préster
ro IV Mjiuk'. (*.iraa Heres en 174a, la de ür» «j \C»ttJ¡t5j por D. Toribio González de
llardo y >u muier O.* M.ina de Je>u<. y alguna mi>.
— «35 —
y los alumnos solamente asistiesen los domingos y días festivos
con permiso del superior, perdiendo fuero quien desobedeciese.
Otras veces eran ellos los actores (1). Y se dictaron también
más órdenes de no fumar, //• á la tuna, salir á horas de vela,
frecuentar ciertas tertulias de mucha confianza, etc., inspeccio-
nándolo el Rector, acompañado de paje, bedel y alguacil en la
nocturna ronda, siendo en ocasiones burlada su vigilancia (por
venalidad de los dependientes, según la crónica tradicional) y
acontecía no alcanzar su fin, imponiendo serios castigos si los es-
tudiantes eran sorprendidos en centros pecaminosos, en gari-
tos y rincones, donde se manejaba el mugriento y desencuader-
nado libro de las cuarenta hojas, en desvencijados billares, ó
en sitios de los alrededores por piras ó huidas de cátedra.
Desde los («pipiólos» y «corbateros» ó filósofos, que eran
como los reclutas ó novicios, hasta los estudiantes veteranos
había una graduación singularísima con graciosos cambiantes,
y más distinguiendo por Facultades. El legista era el estudiante
tipo de inquietud y aventuras; el teólogo, más tranquilo y traba-
jado por el penoso estudio, daba, á veces, no poco que hacer y
decir y más cuando colgaba los hábitos; el canonista era figura
anfibia; y el médico pasó por aquí muy rápido sin dejar la
memoria que en otras partes.
Para unos y otros hubo que habilitar, según queda indicado,
local académico de reclusión, y no bastó; porque en 1707 se
ofició al Corregidor San Pedro para que permitiese al Rector
poner en el Real Castillo ó Fortaleza á cursantes presos que ha-
bían cometido delitos, por no resultar segura la cárcel de la Es-
cuela. El virtuoso Magistral Sr. Menéndez de Luarca en 1779
y el edificante P. Cádiz en 1795 dieron fervorosos ejercicios
con abundante fruto á los escolares; pero la gente moza, reno-
vada en cursos sucesivos, continuaba siéndola misma. Muy serio
fué un conflicto en el mismo año de 1795, cuando por disputas
y algo más en una danza dentro del Campo de San Francisco,
el Juez de la Ciud&d prendió á un estudiante, que le quisieron
(\\ Archivo de la Universidad.— Claustros de 25 de Diciembre de 1756, so de Octubre
de 1769, 15 Mayo de 1791, 4 de Mayo de 1795, etc.
— •Cancionero* populare*» de Lafuente Alcántara, Machado, Marín, etc.
— Los Españoles pintados por si n:ismos, por varios autores (Madrid, 1851).
— Rt cuerdos drl Tiempo viejo, por D. José Zorrilla.
IO
- i36 -
arrebatar los compañeros, sin lograr meterle dentro de las cade-
nas del fuero al pasar camino de la cárcel. El Rector visitó al
Regente para amparar á su aforado; el Regente dio conocimien
to del suceso nada menos que al Consejo do Castilla; y se redo-
blaron rondas, admoniciones y medidas de todas clases para
aquietar los juveniles ánimos, que en muchas veces más, antes
y después de 1800 y 1801 dentro y fuera del teatro, tuvieron en
inquietud constante al pacífico vecindario ovetense.
Finalmente, por sabida se tiene la parte que los estudian-
tes tomaron en tumultos populares y en acontecimientos políti-
cos en 1702, 1766, 1808 y 1820.
Aún ayer, los últimos que alcanzaron aquella vida, preñada
de sucesos y de impresiones, se deleitaban con el recuerdo de
tales tiempos; la musa popular de los cantares conmemora
y alude todavía á episodios, que entonces debieron ser frecuen-
tes; y la historia anecdótica guarda mil lances y cuentos chisto-
sos y epigramáticos. Corren de boca en boca los requiebros del
estudiante á la novia y las quejas de ésta cuando aquél,
en viniendo San Lucas,
tú que le viste
¿Quién no sabe de las animadas comparsas que de pueblo
en pueblo y de calle en calle explotaban los bolsillos ajenos,
merced á la desacorde música de guitarras, ílautas y violi-
nes? ¿Quién no se complace en modernas resurrecciones de an-
tiguas Tunas con el atrevido postulante ó o moscón» y los elás-
ticos pandereteros que saltan y giran golpeando el pergamino
con manos, pies, rodillas, codos y cabeza? ¿Quién ignora atracti-
vos y penurias de aquella truanesca vida?... Ya las leyes al-
fonsinas trataron de revueltas estudiantiles, rondas y serenatas.
Palpable es la diferencia de los estudiantes de entonces y
los de después; bien que se dice en vieja máxima, piden diversos
tiempos costumbres diferentes; pero siempre las memorias de
los anos estudiantiles refrescan el alma con las dulces auras de
la primavera de la vida y son manantial inagotable de emocio-
nes: trisles cuando se evoca el nombre de camaradas que des-
aparecieron prematuramente; gratísimos cuando se encuentra a
otros en la senda de la vida ó se presencian los triunfos de com-
— »37 —
pañeros que llegaron á los primeros puestos del Estado y de las
letras. Desgraciadamente son más los que desaparecen ó veje-
tan oscurecidos, quedándose por el camino, que los que llegan
á la cumbre. Ya lo escribió periodista ilustre: Dios ha limitado el
número de los que señala con la marca sublime del genio.
Veamos ahora en otros aspectos aquella antigua vida univer-
sitaria.
La solemnidad con que se conferían los grados mayores, re-
tratan el pasado académico con sus curiosas ceremonias y rigu-
rosos ejercicios literarios. Aprobadas las Facultades, los certifi-
cados de «lecturas» y «cursoso eran llave para adquirir estima-
do titulo.
Era el primero el de Bachiller en Artes, al que seguía el su-
perior de las Facultades mayores.
Al reseñar los primeros Estatutos indicamos las circunstan-
cias de los respectivos bachilleratos, que constituían el grado ini-
cial que los ministros de Carlos III llamaron («importante© cuan-
do reglamentaron estos y más ejercicios académicos y ordenaron
sobre sus cursos, requisitos, reválidas é incorporaciones (1); pero
la solemnidad era modesta. Presentaba el estudiante un memorial
al Claustro y acreditaba su puntual asistencia á oir y leer con
certificados de los catedráticos y testimonio del bedel, y una vez
admitido al grado, se presentaba ante el Tribunal de tres docto-
res y padrino; en breve arenga solicitaba la gracia, explicaba su
punto de la Facultad desde la cátedra, contestando también á las
objecciones, y después recibía el título pagando derechos y pro-
pinas.
Los bachilleres en leyes ya se acondicionaban para el ejer-
cicio de la abogocía, principalmente desde la reglamentación
por Carlos IV del antiguo examen que, ante los Reales Consejos
y Audiencia, habían dispuesto los Reyes Católicos. Después del
grado de Bachiller se exigieron cuatro años de estudios de leyes
del Reino en las Universidades en que hubiera estas enseñanzas,
pudiendo ser dos de Cánones, justificando además pasantía con
letrados y asistencia á los tribunales. Había examen ante los
Oidores y en algún tiempo se encargó preguntar especialmente
(i) Novísima Recopilación. — Leyes 8 i 14, tit. 8, lib. 8.
— 138 —
sobre las leyes y capítulos de Corregidores, por si los abogados
aspiraban á estos cargos (1).
Al bachillerato seguían los grados mayores, á Claustro ple-
no, de Licenciado y Doctor, que coronaban la carrera académica.
Las primitivas formalidades están en los Viejos y Nuevos
Estatutos; y no bastando sus prescripciones, se hicieron los
reglamentos de 1750 y 1781 que contienen detalladamente los
rasgos característicos de aquellas ceremoniosas costumbres es-
colásticas (2).
He aquí cómo se celebraba y obtenía la Licenciatura ó
«licencia» para enseñar.
Los ministros y oficiales de la Escuela, precedidos de chiri-
mías y atambor concurrían á casa del catedrático Decano de la
respectiva Facultad para buscar al Graduando y Rector, y en la
casa de éste se formaba el Claustro. Allí principiaba el vistoso
paseo á caballo por la Ciudad, comprendiendo siempre á Cima-
devilla y la Plaza Mayor viniendo después á la Universidad,
llevando la Corporación el siguiente orden: abría el paso el al-
guacil entre músicos y estudiantes, seguía el bedel con maza
antes del capellán moderno y el impresor, á continuación mar-
chaban el capellán antiguo y el mayordomo y, á la cabeza de
las dos filas del Claustro, figuraban el Secretario-notario y el
Fiscal (3). Entraba la Corporación en la Sala grande general de
Cánones. El Decano padrino subía á la cátedra; el Rector se
sentaba bajo el dosel y retrato del Fundador, y á su lado el in-
dividuo más antiguo del Claustro con el candidato, siguiendo los
doctores por su antigüedad, colocándose el bachiller que argüía
cerca de la puerta en otra cátedra elevada. Ante la presidencia
rectoral había una mesa con libros y códigos para evacuar las
cuas y un reloj de arena para medir la duración del acto.
Principiaba el acto con el ejercicio, llamado primeramente
Quod libeto y después Repetición pública, cuyo temase saca-
ba ante el Rector, Padrino, Secretario, Bachiller y Consiliarios,
(i) Novísima Recopilación. —Leyes i.* y a.a, lit. aa lib. V.
la) Archivo de la Universidad.— Claustros de 4 de Marzo de 1750 y 5 de Marzo de 1781.
^3) Archivo de la Universidad.— Claustro de a6 de Marzo y a6 de Mayo de 1737.— Por
muerte de Fausto Antonio Plaza el Claustro, en 11 de Enero de 1750, nombró su impresora
D. Francisco D«'az {Pedregal, cuyos hijos y nietos han desempeñado su cargo y noble arle con
mucha aceptación y nombre en la provincia.
— 139 —
á quienes se pasaba impreso en seda del color de la Facultad,
y en papel á los convidados y dependientes (1).
Al medio de la lección, de memoria, que duraba una hora,
había el cedat ó salutación al Salvador, á la Virgen, á los Reyes
y al Fundador, durante la cual todos permanecían cubiertos y
sentados á excepción del Graduando. Cuando el presidente to-
caba la campanilla sonaban la chirimía y demás instrumentos,
tornaba el Claustro al paseo acompañando al Rector á su vi-
vienda, y después los ministros y oficiales al Decano y Graduan-
do á la suya respectiva. Ültimamente no había paseos en los
grados de Licenciado. A las doce de la mañana del día de la
repetición, el tambor y clarín de la Ciudad tocaban ante las
puertas mayor de la Universidad, del Rector, Decano y aspiran-
te, y acompañados éstos por algunos dependientes se dirigían á
las tres y media de la tarde á la Escuela, donde á las cuatro ba-
jaba el Claustro á la cátedra de actos mayores. Desde este ejer-
cicio al de capilla mediaban nueve días, término dado al bachi-
ller más antiguo que quisiera graduarse antes, para lo cual se
fijaba un edicto.
El día del examen había el mismo acompañamiento desde la
casa del Rector, en hora diferente según la estación y acuerdos,
vistiendo la muceta el Decano y tres graduados examinadores.
El acompañamiento del graduando á la capilla de San Gregorio
era después de los argumentos á las seis de la tarde en invierno
y á las siete en verano, no permitiéndole más que una persona
en su compañía.
Durante este tiempo se servía la cena ó refresco á los doc-
tores y secretario. Componíase aquélla de «una ensalada, un
asado de las mejores aves, cabrito en su época, ternera y pos-
tres con dulces de rajadillo, pasteles y otras hojaldras», ó un
azucarillo, agua rosada y una libra de dulces para los gra-
duados y secretario; pero un cuarterón á los dependientes, á
quienes se dio propina en compensación de la cena; y es de notar
(f) En esta ó parecida redacción y simplificada desde la intervención de los Censores
regios:
Pro l' cent, grad in .... facúltate obtinendo hac in regis Univ. Ovet. corr.m ej'ittd. j<i-
•//Vfi/. D D. ac Mag. publican dicct oratiotwm li. D.. .. Theximq secuentem (. . . . . J.
>A B. D Públici praPug. sitó auspiziis sin prtedilect Patrini D. D. D i n facúltate
Ofcain. Dü korc post nterid, Anno D. N. J. MDCC. ...»
Y eran análogas las conclusiones impuestas para oposiciones ó actos por cátedras.
— 140 —
que en ésta había mesa aparte para los pajes y socios regulares.
Era costosa tal costumbre y llamada la atención del Claustro
sobre el particular, acordó que, habiendo un reglamento para el
caso, el exceso era voluntario y fuera de sus atribuciones si
bien en lo sucesivo se daría una nota al graduando. Este llevó
la cena á su casa, más los doctores lo prohibieron disponiendo
que el Primiciero diera una colación con 300 reales que satis
faría el candidato, descontando de las propinas el exceso que
fuera necesario. Posteriormente se redujo á una ensalada, dos
huevos pasados por agua, un ave del tiempo para cada doctor,
fruta, queso, pan y vino de Castilla, por más que algunos opina
sen por el antiguo obsequio de los dulces (t).
Terminados refresco ó cena, se cerraban las puertas exterio-
res de la Universidad no permitiéndose la entrada más que á
los criados del Rector y de graduados, que traían los faroles para
acompañarlos, mientras el Primiciero y los dependientes ronda-
ban el Claustro bajo. Como en todas las ceremonias del grado,
se tocaban las campanas antes y después de salir del ejercicio
y el pueblo esperaba con impaciencia el tercer repique, que
anunciaba la aprobación, antes de la cual, en una mesa y en el
centro de la capilla, se colocaban dos velas encendidas con un
Crucifijo y los Evangelios, y detrás se sentaban en un banco el
candidato con el padrino que le auxiliaba en los argumentos y
preguntas.
Concluidas éstas, el Decano sacaba al aspirante del recinto
y volvía á entrar con el Secretario. Este con el Sar^to Cristo
y el Libro Sagrado tomaba juramento á los doctores (por preve-
nirlo el Reglamento y un acuerdo especial del Claustro) para que
no se admitiese recurso ninguno sobre aprobación, reprobación ó
levantamiento de alguna R. Llenado este requisito, repartía las
argentinas medallas con las A A y RR, y al salir del local, ce-
rraba puerta y cancel. Comenzaban á votar depositando las
medallas en las ánforas de plata, que eran llevadas enseguida al
Rector para que con dos examinadores antiguos hiciese el es-
crutinio (2). Sin embargo de tal acuerdo, aconteció que e/
(i) Archivo de la Universidad. — Claustro de 10 de Octubre de 1770.
12» ídem ídem. — Claustros de 19 de Septiembre de 1770 y 9 de Julio de 17S5.
■^» '
— 141 —
Br. D. José Fuster Lorenzo, después de jurar y recibir el grado
de Licenciado en Teología o vindicó su honor por la Rque había
resultado en la elección y examen de capilla»; y entonces los
doctores oyeron á los jueces, y éstos «aseguraron que Fuster
había hecho el ejercicio con el mayor lucimiento sin la más
leve falta y que la R pudo proceder por equívoco al echar en
el cántaro las tarjetas de plata que entonces se estrenaban»; y
por los brillantes antecedentes delD. José («casaron por equívo-
co y erróneo el voto de la /?», acordando expedirle certificacio-
nes nomine discrepante (1).
Aunque estaba dispuesto que hasta el día siguiente del exa-
men no se digese al pretendiente el resultado, para que en caso
de no aceptar el grado por alguna consideración lo participase
el bedel á los doctoreé, siempre salía el padrino á buscar al
ahijado y el Rector le decía su aprobación.
El día de la investidura se hacía el acompañamiento ó paseo
con iguales formalidades y, cuando fué suprimido, bajaba el
Claustro desde la Sala de Actos á la Capilla, donde el candidato
prestaba los juramentos ante el Secretario. Saliendo la Corpora-
ción al patio de la Escuela ocupaba amplio sitial dispuesto á
propósito; pedia el aspirante el grado y le recibía de manos del
Héctor, á quien acompañaban todos á casa, una vez terminado
el acto, antes que al Decano y al nuevo Licenciado. Ya éste en
su morada, obsequiaba á cuantos acudían á felicitarle y muchos
llegaban para recibir gratificaciones.
El juramento y promesas comprendían varios extremos, mo-
dificados y adicionados según los tiempos: la fidelidad y obe-
diencia á S. S. el Papa N. N. y sucesores en la Silla de San Pe-
dro como al Rey y Reina N. N. N. N. príncipes invictísimos; la de-
fensa á toda costa del honor, reverencia, libertad y privilegios de
la Universidad de Oviedo (alma mater) y de todos sus miem-
bros, no yendo contra su Rector, Doctores, ni Maestros ni demás
personas presentes y futuras de la Escuela, ni contra la repúbli-
ca de la Ciudad, antes bien favoreciéndoles cuanto fuese posible
en lo referente á su honra y utilidad; cumplir con todo celo y
diligencia, favor y patrocinio, dentro y fuera de la Universidad
ít) Archivo de la Universidad.— Claustro de ax de Mayo de 1772.
- I42 -
en cargos y dignidades que se ocuparen, cuanto fuese convenien-
te al Claustro y éste necesitara ó requiriese; la observancia ex-
trema en todo y para todo de las Constituciones y estatutos vi-
gentes ó futuros de la Universidad y también los cánones y de-
cretos del Concilio de Trento; no promover, defender ni enseñar
directa ó indirectamente cuestión alguna contra la autoridad y
regalías de la Corona de España (según la R. P. de 6 de Sep-
tiembre de 1770); asimismo enseñar siempre la doctrina del Con-
cilio de Constanza en la sesión XV y sus declaraciones contra
el tiranicidio y regicidio, procurando que aquélla fuese observada
rigurosamente, sin admitir jamás opiniones opuestas ni afines
como probables; leer y regir las cátedras á que fuere llamado
en caso de necesidad, sin exigir mayor salario que el asignado;
no figurar nunca en las sociedades secretas prohibidas por la
ley, ni admitir el absurdo principio de que el pueblo puede mu-
dar á su voluntad la forma de gobierno; y mantener y abrazar
como piadoso y conforme al culto y recta razón, ya se predica-
se, enseñase ó disputase pública ó privadamente, la doctrina
que afirma que la gloriosa Virgen María, Madre de Dios, no es-
tuvo nunca sujeta en virtud de gracia divina al pecado original
y que fué santa é inmaculada siempre desdo el primer instante
de su animación, según la Bula de Alejandro VIL De esta suerte,
con la santidad del juramento en épocas de creencias firmes,
de unidad religiosa y también de sucesivos recelos políticos, se
ligaba á los graduados á las autoridades pontificia y regia, pro.
greso de la Universidad y fraternidad académica.
El grado supremo del Doctorado se disponía con análogas
y más lujosas ceremonias que en la Licenciatura.
La víspera del grado doctoral se celebraba por la tarde el
paseo á caballo, sin que aparezca en qué año terminó tal cos-
tumbre, siguiendo la procesión de á pié, pues la escalera para
montar aún existía en 1844 en el zaguán de la puerta principal,
frente á la Capilla. «En atención á que con las continuas lluvias,
aún en el verano, rara vez se conseguía buen piso»», se propuso
en 1771 celebrarle en coche o ya que había bastantes en el lu-
gar»; pero siempre hubo dificultad para disponer de carruajes,
y así no duró mucho la medida. En 1835 cesó el paseo por com-
pleto cuando el derribo de la torre del Ayuntamiento, efectúan-
- Mi -
dose otro desde la Sala de Claustros hasta el tablado que se po-
nía en el patio universitario con dosel, bancos y colgaduras. Se
levantaba á cuatro pies (Je altura en lodo lo largo de la crugía
que mira á la puerta principal desde las dos columnas que
forman esquina ó ángulo, y se entraba por cerca de la puerta
del antiguo paraninfo, hoy cátedra de conferencias. Los doctores
llevaban sus respectivas insignias y el candidato, que vestía ba-
landrán sobre la sotana, tenía en mano el bonete negro y se
colocaba en pié al lado de la barandilla frente al dosel. Los
dos estudiantes que argüían se sentaban en taburetes en la co-
lumna del centro, y entonces principiaba aquel simulacro de
ejercicio donde cada arguyente, al probar la menor, daba una
patada y la música principiaba tocando últimamente el rondó
de la Vestal.
El día de la investidura concurría el Claustro con igual
solemnidad que en el anterior ejercicio, y en asientos frente al
dosel se sentaban el Secretario y el estudiante de la «gratulato-
ria* hasta que con posterioridad varió la ritualidad. A las once
de la mañana bajaba el Cuerpo académico con el graduando,
que ya vestía la muceta; dos estudiantes conducían la borla, el
libro y el anillo en bandejas de plata y entre los dependientes
venía el bachiller encargado de la laudatoria. El aspirante pedía
el <rrado en oración latina; acompañado por el Padrino y Secre-
tario juraba de rodillas ante el Rector, que le concedía la borla;
y el Padrino sentado entregaba el libro y el anillo al nuevo doc-
tor, que permanecía arrodillado oyendo otra oración latina sobre
la importancia del grado y deberes que le imponía.
Era el juramento análogo al prestado ante la Cruz con la
mano sobre los Evangelios cuando la Licenciatura, y cláusu-
las cuya redacción se fué variando, adicionando ó suprimiendo
extremos: como el especial dispuesto para los teólogos contra la
escuela y autores jesuíticos; la limitación general de gastos doc-
torales conforme á la tasa Clementina; en el primer tercio del si-
glo xix, uno especial dedicado al Rey y ala Constitución; y había
una adición general de no dispensar en tocio ni en parte los in-
dicados juramentos universitarios. La entrega de los símbolos
doctorales se hacía con fórmulas conceptuosas y de antemano
marcadas, ya al presentar y cubrir al graduando con el bonete
— 144 —
«laureado, viejo y venerable distintivo del Magisterio como coro-
na de estudios y méritos»; al ofrecerle el libro abierto y cerrado
para «enseñar, difundir y adelantar la ciencia con acatamiento
y veneración á doctrinas de los antiguos Maestros»; y al ponerle
el anillo, como «emblema del privilegio de firmar y sellar los es-
critos, consultas y censuras de la ciencia y profesión de *, al
mismo tiempo que le ofrecían unos guantes, «símbolo de la pu-
reza que debía brillar en las acciones del Doctor (1)». Decíase
la protestación de la Fé, conforme á la fórmula de Pío IV, con
el símbolo de aquélla y su continuación Apostólicas el eccle-
siasticas quoque Traditiones; y toda la dicha ritualidad si-
guió observándose hasta 1847, al centralizarse los grados doc-
torales en Madrid. Cuando por breve tiempo desde 1870 se res-
tablecieron en Oviedo, fueron simplificadas aquellas ceremonias
á tenor de las formalidades conservadas hasta 1868 en la Li-
cenciatura en que se hacía igualmente la protestación de Fé ca-
tólica, acto suprimido después de la Constitución de 1869, que
proclamó la libertad religiosa. Seguía el abrazo á los nuevos
compañeros; tomaba asiento el nuevo doctor después del gra-
duado más moderno; y el Primiciero arrojaba guantes al públi-
co, que variaron en número, según acuerdos, reduciéndose á
seis pares en 1771 en beneficio de la librería (2).
Y después tenía lugar una costumbre curiosa. Como la in-
vestidura del grado de doctor era el complemento de la ciencia,
y la edad en que generalmente se recibía era de juventud á la
que tanto halaga el lucimiento y ostentación de los actos públi-
cos, pues la inteligencia humana flaquea no pocas veces, en-
tonces mismo el graduado más reciente se dirigía al candidato
á quien manoseaba á su sabor, dejándole en ridiculo ante el
público, que esperaba con ansiedad y recibía con risas y aplau-
sos las ocurrencias más desatinadas. Ya se ponían de manifiesto
los defectos físicos y morales, ya los lances juveniles y, si á
mano venía, los de sus padres, abuelos y parientes, no Omitien-
te Desde las primeras investiduras cayó aqui en desuso la ceremonia, continuada en
otras Universidades (siguiendo el espíritu de las leyes alfoiifinas, que otorgaban nobleza al Ma-
gisterio) de armar Caballero al nuevo Doctor, entregándole espada, cinturón, espuelas y guan-
tes, quedando aqui estos últimos non tantem in sigttum ordinis equcstrii, sino en el concepto
dicho en el texto.
(2) Archivo de la Universidad.- Claustro de 4 de Febrero 1771, 12 de Junio de 179S
y 8 de Julio de 1835. Se dice.
— I4S —
dose frecuentemente el que figurase el ama del cura, si aconte-
cía ser sobrino ó pariente de un párroco el graduando ó si éste
lo era, ó Padre maestro de alguna Orden religiosa. Tal fué el
acto chavacano é improcedente, llamado («vejamen») por los Es-
tatutos y generalmente designado con el nombre de gallos.
¿De dónde venía una práctica tan extraña? En los honores
antiguos del triunfo se cantaban sátiras y epigramas á los dignos
de aquella distinción en Roma, y bien pudo de aquí pasar tal
costumbre á las Universidades en un acto, verdadero triunfo
literario de una persona. No solamente se refería al graduando,
sino que se extendía á diferentes individuos, como indicamos, y
hasta en la venia para pronunciar las diatribas en que consistía
el vejamen. Manifiesta el Sr. Borao que el famoso satírico Rabe-
lais «instituyó un particular ceremonial para la recepción del
bachillerato en Montpellicr, en que el candidato sufría una ca-
rrera de puñadas, á título de juvenil despedida, mientras pasaba
de la Sala de Actos al cónclave, en donde se hacía lo mismo
por los profesores». De la Universidad de Granada se publicó
recientemente un vejamen tomado de un códice colombino por
nuestro inolvidable y paternal amigo el sabio D. Aureliano Fer-
nández Guerra y Orbe, ornamento de las Academias españolas
Esta dirigido por el Dr. Salcedo á D. Alonso de Salazar en 1598,
y en su final se dice: «todo lo dicho hasta aquí, señores, ha sido
muy violento para cumplir con el antiguo y pesado Estatuto de
nuestra Universidad, que así como violento no puede ser dura-
ble (1)». Efectivamente, fué decayendo poco á poco compren-
diendo que no era digno de un acto serio y solemne.
El Dr. Prado propuso en J7ÍJ5 la supresión de paseos y (ja-
llos «que si fueron necesarios en tiempos bárbaros (sic) debe
el Claustro reformarlos para acomodarse á los nuestros*, aña-
diendo que diversiones tan burlescas eran impropias de la Corpo-
ración y degradantes de la autoridad ó cuerpo que las toleraba.
En 17% se acordó acceder á lo propuesto, previa aprobación
del Consejo, que sostuvo los vejámenes por Real Provisión de
20 de Octubre de 1755, y pronunciar en su lugar una oración
>i) Mistaría de ¿i Vnivn-iid.ui u- Ztragvzx, por I>. Gerónimo \l<> rao.— Artículo IV.— \r-
chivo deb Universidad— Claustros de 9 de Noviembre de 1795 y 11 de Knero de «796.— Wasc
AriADics VIII.
-i46-
en honor de las ciencias y sus profesores. Cuando los paseos, se
restableció el vejamen en 1801 continuando hasta 1826.
Para mejor conocimiento se insertan en apéndice parte de
unos Quilos, suprimiendo lo que no se puede dar á la estampa
por contener algunas frases libres, no obstante ser revisados,
como todos, primero por una comisión del Claustro y después
por un censor ad koc.
Terminados los gallos^ el bachiller pronunciaba la laudato-
ria en honor del reciente doctor y éste en 1812 y 1820 otra en
honor de la Constitución así como en 1814 y 1824 en honor del
Rey, antes de volver el Claustro á la Sala de Actos. Por último,
se repicaban las campanas, tocaba la música en los intermedios
de los actos indicados, y el nuevo doctor obsequiaba con esplén-
didas onces, comidas, refrescos y regalos á graduados, invitados
y_ á todo el mundo además de la cena de Estatutos.
En época de luto por los Reyes se hacían los ejercicios sin
pompa ni solemnidad, trayendo los doctores la muceta negra.
Había también diferentes formalidades, según los funciona-
rios que asistían. Cuando el Obispo de la diócesis concurría á
grados y oposiciones, se le daba especial lugar en sillón delante
del Rector, o quien políticamente podía ceder la campanilla á
Su llustrísima». A su entrada y salida del establecimiento se to-
caban las campanas, y era recibido y despedido por una comi-
sión de cuatro doctores; pero los demás le saludaban desde su
asiento sin levantarse. Si á los mismos actos venía el Regente
de la Real Audiencia, ocupaba el asiento del antiguo Goberna-
dor del Principado á la derecha del «magnífico» Rector con los
Oidores al lado; pero éstos, si no asistía el Regente, se coloca-
ban después del Decano con preferencia al Provisor y Prelados
de las Comunidades, á quienes seguían los Colegiales ma-
yo res.
El Primiciero y el Maestro de ceremonias cuidaban de que
ocupasen los sitios respectivos las personas dichas y los con-
vidados, generalmente Jueces de la Ciudad, Capitulares de la
Santa Iglesia, Regidores, Caballeros, etc. Los asientos destinados
á los religiosos eran ocupados por Maestros y demás oficios de
las Comunidades, procurando dicho Primiciero colocar bancos
bajos para sus socios y colegiales. A los Bachilleres les estaba
— 147 -
prohibido asistir á ocupar su puesto al frente ó testero de la pre-
sidencia, no llevando el bonete como distintivo.
Al pretender uno de los grados, se depositaban 3.000 reales
para gastos académicos solamente. Deducida de esta cantidad
la parte del arca, propinas y aumento de ocho reales álos pobres
oficiales por la cena y los estipendios de músicos, el residuo se
dividía y prorrateaba entre los doctores que hubiesen presencia-
do el examen de capilla y demás ejercicios. Dobles derechos
correspondían al Rector y Padrino, tres ducados al Doctor «ga-
Ilista» y otros tantos al Primiciero, si fuese de la Facultad del
graduante, aunque obligado á hacer la distribución con el Secre-
tario. Todos juraban no perdonar propinas con pena de abonar
el duplo para el arca y responsabilidad en el fuero interno, más
se devolvía el dinero generalmente hasta que se pagaron los ho-
norarios en chocolate: al Rector y Decano 12 libras, 6 á cada
doctor, 3 al Primiciero y 3 al Secretario, prohibiendo bajo santa
obediencia la devolución, solamente permitida con chocolate
comprado y nunca con el recibido. Destinábanse 320 reales
para la librería; y ya queda dicho que los Colegiales de San
Pelayo de Salamanca tenían depósito y. derechos menores (1).
Había otros gastos extraordinarios y hasta supérfluos que
duplicaban con exceso los mencionados, aunque, para evitar
cuantos podían comprometer las familias haciendo el laureado
ostentación de la borla, estaban prohibidas las libreas á los
acompañantes, corridas de toros y comidas y colaciones públi-
cas. ¿Pero qué mucho si eran aquellos grados deseado término
en la carrera del saber, honores entonces muy considerados
porque eran tan difícilmente adquiridos? A 40.0X) reales llega-
ron los gastos en Salamanca en época más barata que la pre-
sente, y llevado este afán de grados á las posesiones españolas
en América, ascendieron allí á 10.000 duros! (2).
La Junta General del Principado representó al Rector y al
Reai Consejo los perjuicios que ocasionaba la cena; pidió más
tarde que se aminorase el costo de las investiduras consultan-
(t) Archivo de la Universidad.— Claustros de 4 de Febrero de 1771, J7 de Octubre de
1783 y 4 de Abril de 1783.— Testamentaria del Arzobispo Valdés, folio 183.
<2l Ana tes universitarios del Perú, por D. José Gregorio Paz Soldán.— Lima. 186a. —
Coni prende el primer tomo la Universidad de San Marcos de Lima, y el segundo las cinco res •
tantea de aquella República, Arequipa, Huamanga (Ayacucho), Cuzco, Puno y Trujillo.— Estu-
dias jurídicos en Buenos Aires. («Gaceta del Notariado». — 1879, núm. 36).
r
— 148 —
do á Salamanca y á Valladolid, y combatió el aumento de pro-
pinas y juramento de no perdonarlas sin diferencia de pobres,
acordando que sus comisarios tratasen esta cuestión con el
Claustro. En 1777 volvió á sus representaciones la Diputación,
en vista de haber contestado la Universidad no ser excesivo el
importe de los grados y sí menores al de todos los demás esta-
blecimientos de algún renombre, conviniendo, por otra parte, á
su decoro no hacerlos comunmente accesibles. No pasados dos
años, otra vez intentó el Principado conseguir la rebaja de gas-
tos, que ascendían á más de 6.000 reales (y á 1.000 ducados en
alguna ocasión) entre depósitos, propinas, regalos, cenas, re-
frescos, etc., nombrándose en la Escuela una comisión que exa-
minara detenidamente el caso. Con acuerdos anteriores á la vis-
ta y en particular con el de la Junta de Hacienda de 27 de No-
viembre de aquel año, se discutió acaloradamente por todos de-
fendiéndose la costumbre antigua, que se demostró no ser cara,
atendiendo á la dignidad é importancia de la investidura (1).
En justificación del lauro académico y como ejecutoria cien-
tífica se entregaba á los graduados títulos latinos expresivos del
nombre, naturaleza, buena vida y costumbres, estudios, etc., del
bachiller, licenciado ó doctor, pues muchos se detenían en el
primero ó segundo grado; en el documento constaba la votación
obtenida de simple approbatus (por mayoría) ó de nomine dis-
crepante, y muy principalmente se repetían las fórmulas y pro-
mesas juradas en que se mezclaban con los dogmas de la Reli-
gión determinados principios de política circunstancial que se
pretendía considerar al igual ó poco menos que aquellos dogmas;
y finalmente el Secretario-notario refrendaba el diploma al lado
de la firma recloral y sello grande de la Universidad (2).
De este modo se verificaba una ceremonia que daba tanto
carácler á la vida académica de aquella época. Ultimo honor á
que aspiraba un estudiante, era recomendación del todo necesa-
ria para la cátedra y muy atendible para pretender y obtener
buenos destinos.
Fué también el doctorado una distinción que la Universidad
(1) Archivo de la Universidad. — Claustros de 7 de Agosto de 1771, 12 de Octubre de 1774
y 11 de Diciembre de 1779. — Archivo de la Diputación. — Juntas de 20 de Febrero de 1772 y 15
ele Julio de 1775 y Diputación de 16 de Febrero de 1777.
¡jq \ty.i-v AvéNDiCE IX.
'J **
- 149-
otorgaba honoríficamente á hombres ilustres, á sus hijos predi-
lectos, y á respetables personajes á quien estaba obligada por
protección y señalados favores. A instancia del egregio Campo -
manes, á quien en 1770 consideró la Escuela Doctor y Maestro
de su Claustro y Gremio, se concedió la borla en Cánones al
Iltmo. Sr. D. Miguel María de Nava, Presidente interino del Con-
sejo en 1783, remitiéndole las insignias, y poco después en am-
bos derechos al arzobispo Llanes. En 1795 se dio la de Teología
al hoy V. P. Cádiz, cuya ciencia, palabra y virtud tenían edifica-
da la ciudad de Oviedo, á donde acudían gentes de toda la pro-
vincia para escucharle, siendo de un mérito singular las oracio-
nes latinas que con tal motivo leyeron en el solemne acto el
agraciado y padrino (1).
Hallándose en Gijón el insigne Jovellanos fué nombrado
Embajador de Rusia en 1797 y, al disponer el Claustro que una
comisión de su seno le felicitase, ésta, llenó su cometido lleván-
dole las insignias de doctor. Contestó agradecido el célebre gijo-
nés dirigiendo á la Corporación universitaria muy afectuosa
carta: «Cuyo escrito, dice el acta, habiendo sido oído con gozo
singular y complacencia de todo el Cuerpo, se acordó unánime-
mente se archivara y custodiase original entre los papeles más
apreciables de la Universidad, para conservar, por este modo,
un monumento tan ilustre y de tanta gloria y honor para la Es-
cuela.»
Decía asi la carta:
«Gijón 11 de Noviembre de 1797.— Muy señores míos: lie tenido el honor
de recibir la distinguida enhorabuena y la decorosa expresión con que V. SS.
por un efecto de generosidad, han querido honrarme con motivo de mi promo-
ción á la embajada de Rusia, habiendo presentado los señores doctores Méndez
Vigo y Vélez Cosío las insignias del doctorado en ambos derechos y el testimo-
nio de la honrosa acta de 3 del anterior en que fueron servidos acordarla. Estos
mismos señores habrán manifestado á V. SS. la sincera satisfacción y el alto
ix t Orationes coram ovetcnsi academiac senatti habitae X Kalcnd Maias ann. MDCCXCV
pro publica inaugurationc licenciat. ct doct. in Sacra Theologia R. P. M. F. Didaci Camatio
Rivadencira, alias Cádiz. Strictissimac Capuccinorum Faemiliae l'rovinciac Baticanae, Con ció-
natoris Apostolici in universa Hispania, cuius mirabilem doctrinam ct communiter perillustri*
hac Civitas. ct precipue cclebris Academia jucunde dcsmtarumt. Sumptibm ejusdem Rcgiae
Universitaria typis mandatac. Ovcti ex typographia L). Francisci Díaz Pedregal. Anno
MDCCX.CV». — Contiene también la laudatoria del padrino Dr. D. Juan Méndez de Vígo, Ca-
nóuigo y Arcediano de Gordón en la Catedral, la gratularía del P. Misionero, y aparece en las
actas que pronunció otra el Br. D. Sebastián Casadoyro, á quien se dieron «decentes hábitos,
chupa, calzón y dos camisas.»
— 150-
aprecio con que he admitido tan decorosa distinción, la más grata que puede
hacerse á un hombre que hasta ahora no ha acertado á aspirar á otras, que la>
que distribuye la opinión pública en la carrera de las letras. Para acreditar más
bien este aprecio y mi profundo respeto al sabio Cuerpo que me lo dispensó,
he querido recibir este honor en el seno del Real Instituto Asturiano, deseoso
de perpetuar en él la memoria del beneficio con que V. SS. se han dignado dis-
tinguir á su Promotor, así como la de mi íntimo reconocimiento, y también
para sellar con este solemne acto la unión de los dos cuerpos, que erigidos
en beneficio público y consagrados á la instrucción de la juventud asturiana, se
deben aquel amor que corresponde á la voluntad de sus objetos.
Réstame, ahora, renovar a* V. SS. este testimonio de mi gratitud y de mi
respeto, así como el más vivo deseo de promover con todas mis fuerzas el bien
y la gloria de esa Real Universidad, no como hasta aquí, por un voluntario es-
tímulo de mi inclinación, sino por la dulce y honrosa obligación de su hijo
adoptivo. Ii. L. M. de V. SS. su más rendido afecto individuo, Dr. D. Gaspar tic
Jov ¿llanos. — Sr. Rector y Claustro de la Universidad de Oviedo >
Iguales grados de honor concedió el Establecimiento á hijos
de sus aulas promovidos á los más altos puestos del país,
que en su generalidad habían recibido aquí grado de bachi-
ller. Nombrado Regente de Oviedo D. Juan Pérez Villamil, de
cuyo cargo no tomó posesión en 171)8 por haber sido nombrado
Fiscal del Consejo de la Guerra, el Claustro le llamó su doctor
en Leyes; y en Cánones en 1799 á D. Gabriel Hevia Noriega,
Consejero supernumerario de la Suprema y General Inquisi-
ción (1).
Otra de las costumbres escolares de más boga ó señal de re-
gocijo escolar era el ¡citor! que, antepuesto al nombre de algún
doctor, catedrático ó estudiante y consignado en altos é indele-
bles caracteres en las paredes del establecimiento ó de otros
edificios de la capital, demostraba aprobación y aplauso para
quien por su ciencia sobresalía en brillante ejercicio de oposi-
ción académica, ó era como heraldo de colocación prestigiosa
merecedora de aquella extraordinaria aclamación. No hay noti-
cia exacta sobre el particular, y otro tanto manifiesta el Sr. Vi-
dal y Díaz en su «Historia de la Universidad salmantina», por
cuyo estimable libro se sabe «que también se daba el nombre
de vítor al cartel ó tabla en que se escribía algún breve elogio
(x) Archivo de la Universidad. — Claustros 27 de Kncro de 1700, de 18 ue Junio y ».* de
Diciembre de T783, 19, 21 y 26 de Abril de 1795, 3 de Noviembre de 1797, 26 de Abril de 1798
y 17 de Junio de 1799.
-151-
de los hijos predilectos de la Universidad, que se exponía al
público, y que cuando ocurría algún suceso, que merecía tal
función, se reunían los estudiantes y llevando el vítor desde
el Establecimiento á la casa del laureado, le obsequiaban con
alguna serenata y le aclamaban con entusiasmo». Diferentes
citares escritos con tinta negra y encarnada cubrían antes las
paredes de nuestra Escuela, y unos desaparecieron no pudiendo
resistir al tiempo y á la intemperie, aunque la tinta roja estaba
compuesta «con sangre de vaca mezclada en aceite común». Aún
hoy en la fachada del E. se distinguen casi borrados los nom-
bres de los doctores «Gregorio Rato Caso», «Juan de Cienfue-
gos» y «doctor Cangas», y en la parroquial de San Isidoro
*Dr. D. J. Dorado Carreño» y «Dr. Joseph Dorado, cathedrático
de philosofía» entre otros oscuros é inteligibles, como en el in-
greso de la iglesia del exconvento de Santo Domingo se leen
más vítores de «Dr. D.Francisco Dorado, médico de esta S. Igle-
sia, cathedrático de Philosophia» y de su hijo «Dr. D. Joseph
Dorado, cathedrático», ambos contendientes con el P. Feijóo
en las polémicas médicas (1). Por resoluciones del Consejo
de 29 de Septiembre y 27 de Octubre de 1757 se prohibieron los
vítores, toros y festejos ruidosos con motivo de promociones
de catedráticos y maestros á superiores dignidades, reduciéndo-
los á dentro de las Escuelas y sus iglesias.
Cuando terminaba una sesión ó Claustro en que se daba
cuenta de que alguno de sus individuos ó antiguo alumno de la
Universidad había sido promovido á un alto puesto de la Iglesia
ó del Estado, se acordaba gran repique de campanas y se dispo-
nía, á veces, funciones religiosas y profanas con iluminación y
música en casos especiales, como cuando el Doctor D. Antonio
Ibáñez, arzobispo de Zaragoza, ascendió á Presidente del Con-
sejo de Castilla en 16Ü0; á Feijóo se le concedieron los hono-
res del Consejo Real en 1748; por D. Alonso de Llanes, obispo
de Segovia, que al ser promovido en 1783 al Arzobispado de
Sevilla escribió al Claustro la más efusiva y amorosa carta ofre-
(x) Dice González Posada en sus Xoticias históricas del Concejo de Carreño fMSJ:
«De la parroquia de Pcrlora fue natural el Dr. Busto, catedrático de la Universidad de
Oviedo á principios del siglo xviii, el cual aún tenía un vítor en letras de oro el año 1760 en
que fui allí á estudiar Súmulas. »
II
-15*-
ciéndose con deseos de emular allí al insigne fundador Val des
en beneficio y progreso de Asturias; por Campomanes al ser ele-
vado en 1783 á la presidencia interina y en 1789 á la defini-
tiva del Consejo de Castilla; en 1792 cuando Canga Arguelles, el
antiguo y celoso catedrático, llegó á fiscal del mismo alto
Cuerpo; en 1798 por Jovellanos al ser nombrado ministro de
Gracia y Justicia; y en otros casos, que sería prolijo enumerar,
por los muchos hijos que honran esta Escuela, á la cual ofrecían
siempre sus destinos en atentas comunicaciones guardadas en
el Archivo (1).
En la última promoción de Campomanes y concesión de la
gran cruz de Carlos III al «hijo y padre de la Universidad», des-
pués de tributar gracias al Todo Poderoso por «tan insigne be-
neficio», se dispusieron en 17 de Septiembre repique de campa-
nas, músicas, iluminación en la torre y patio, orquestas, cancio-
nes, etc., acordando más festejos, que se celebraron en Febrero
df1 17ÍH). En el día 3, por la tarde, hubo gran sesión claustral en
la Capilla donde dijo elegante oración latina el Dr. y M. Fr. Ge-
rónimo Galindo, benedictino y catedrático de Teología, con más
nueva y vistosa iluminación después poniéndose el retrato
de S. E. bajo dosel, ante el que cantaban dos coros «gozando
mucho los nobles y plebe». Al siguiente día se celebró Te-Deum
y misa de gracias por los prebendados de la Catedral y cate-
dráticos Arcediano Francos, Magistral Canella y Canónigo Lugo,
y se represento «en los magníficos salones de la Casa» el drama
alegórico Triunfo del Mérito de D. Alonso de Arango con
música de D. Luis Blanco, profesor de la Iglesia Catedral, y
especial decoración universitaria. En sucesiva jornada de feste-
jos y alegrías hubo otra representación de la comedia seria «de
Alberto I de Alemania con rasgos de justicia y premios al
mérito por las guerras, letras é industrias», asistiendo la más
distinguida concurrencia recibida y obsequiada por los señores
García del Busto, Menéndez Noriega, Arguelles Meres y Fernán-
íj) A rchiio de W Universidad.— Claustros de ti de Agosto de 1690, 6 de Diciembre de
T74&, |> de Diciembre de 1783, xx de Septiembre y 4 de Noviembre de 1789, 6 de Septiembre
*te i?93t 3 1 tít 18 y 21 de Noviembre de 1797 y 26 de Abril y 19 de Octubre de 1798.
En virtud de mu carta del consejero D. Ramón de Noriega, el Claustro acordó grande?
funcione* en 10 de Marto de 1792 para celebrar el ascenso del Sr. Acedo Rico á la presidencia
del y» decaído Consejo de Castilla.
— 153-
dez de Prado, doctores del Claustro, que dispuso repetir las fun-
ciones en los días 6 y 7 para que «también disfrutase el pue-
blo* (1). A todas precedía una introducción en verso endecasíla-
bo, repartida en pliego suelto, en que la Sabiduría ensalzaba á
Campomanes:
Esta pompa que veis, nobles oyentes,
este aparato del mayor contento,
obsequios son que al mérito dedica
y á la heroica virtud este Lyceo.
Por él trabaja el labrador seguro
y de su afán el merecido precio
libre recoge; libre el negociante
surca el golfo por él, y largo premio
trae al sudor del mísero artesano
desde uno y otro polo contrapuesto.
Por él la alma virtud fué respetada;
temida la justicia, y por él fueron
el vicio y el error precipitados
con la ignorancia al tenebroso Averno.
¿Quién como él, con mano poderosa,
la inocencia amparó? ¿Quién tan severo
persiguió la calumnia, asegurando
de la verdad los sacrosantos fueros?
¿Ni quién mejor del Trono y del Estado,
fijó el honor, sostuvo los derechos?
Sí, nobles asturianos, esta gloria
también os debe España, y si otro tiempo
cuando salía del Alar ve yugo
su culto y libertad debió al esfuerzo
de vuestros Padres, hoy contenta y libre
de otro funesto y duro cautiverio,
de su poder y su menguada gloria
llama restaurador á un hijo vuestro.
Los públicos regocijos dispuestos para celebrar la feliz ele-
vación del virtuoso Jovellanos, antiguo alumno por breve tiem-
po y favorecedor después (2) al Ministerio de Gracia y Justicia,
(i> La Universidad se disponía á imprimir la Relación de estas fiestas, y no se hizo porque
fe adelantó el Memorial literario (Madrid, Febrero de 1790, pág. 212) publicando un extracto.
(2) Arcbivo de la Universidad.— Claustro de 1781 cuando el expediente de dotación de
«"¿ledras.
— 154 —
fueron solemnes y especiales como nunca. En 13 de Noviembre
de 1797 se anunció la fausta nueva con el tradicional repique
de campanas mientras la música del Batallón provincial reco-
rrió las calles, y por la noche se iluminó la Universidad con
sumo gusto, como los graduados lo hicieron en sus casas, pro-
longándose la velada con más música, cánticos y vivas al Mi-
nistro. Los verdaderos festejos se dilataron por los muchos pre-
parativos hasta el 12 de Mayo y duraron ocho dias más. Con
desuno á la sala claustral se encargó al pintor ovetense Fran-
cisco Hevia un retrato del sapientísimo gijonés; se dispuso gran-
de y alusivo transparente en el ingreso de esta Escuela con de-
dicatoria A la felicidad de la Patria en la elevación de su
amado hijo Jooellanos entre las figuras de la Justicia, Paz,
Providencia y Buena Fé, apareciendo también Minerva coro-
nando al integérrimo Ministro mientras la Fama proclamaba sus
virtudes y desaparecían precipitados la Envidia, Error, Sober-
bia y Pereza; é hizo todo el mejor efecto cuando la majestuosa
iluminación hasta bien entrada la media noche, gozando el pue-
blo con los artificiales fuegos, conciertos musicales y cantos
alusivos. Otro dia fueron solemnísimos el Te-Deum y sacrificio
de gracias al Cielo con reserva de S. D. M. y misa cantada por
los D. Arias Flórez, Méndez Vigo y Velez Cosió. En el patio se
celebró la mas concurrida sesión claustral donde el cursante
D. José M. García del Busto (el patriota ovetense de 1808) recitó
poética introducción al acto, mientras los doctores Alvarez Te-
rrero y San Miguel descubrían los retratos del Fundador y del
gran Magistrado, antes que el Dr. Vega Infanzón leyese el notable
discurso en que ensalzó la ciencia y virtud del ejemplar asturia-
no, sus muchos servicios á la patria, su amor al progreso nacio-
nal y su afán y sus desvelos por la pública instrucción, objeto
de su ardor constante, resultando asi una oración de subido al-
cance y más en aquellos tiempos. En otro dia se dio una comida
abundante á los pobres y á los presos; por la noche se repre-
sentó el drama Premio á la Sabiduría con música de D. José
Ferrer, organista de la Iglesia Mayor y coros de D. Juan Paez,
maestro de Capilla, repitiéndose la obra tres noches, alternando
con la aplaudida comedia pastoril Camacho el Rico, de Me-
léndez Valdés; y antes de las funciones teatrales ejecutadas por
— 155-
estudiantes recitó una introducción el cursante D. Ángel Vallejo,
más tarde Ministro de Estado. El dia 19 hubo el más vistoso pa-
seo claustral por las calles de Oviedo con escolta de tropas, que
hacia salvas, y en medio de la Corporación iban ocho niños re-
presentando de dos en dos la Ciencia, Agricultura, Artes y Co-
mercio, llegando todos al patio de la Universidad, en cuyo cen-
tro y sobre artístico pedestal cercada por otros grupos emble-
máticos, se elevaba la estatua de Jovino coronado y la ins-
cripción siguiente:
VIRTUTI ET SAPIENTAE
ÜASPARI JOVE-LLANOS GEGIONENSI.
ASTURUM DELIC1IS.
HISPANORUM SPEI.
MONUMENTUM HOC AMOR1S
STUDIOSAE 1UVENTUTI EXEMPLAR
ERIGÍ. IUSSIT
OVETENSE LICOEUM
XIV. CAL. IUN
ANN SALUT CIOlDCCXCVIII.
Así fué la primera estatua erigida al célebre asturiano, alre-
dedor de la que bailaron los bien dispuestos niños y cantaron
con letra de González Villarmil, racionero del Real Instituto As-
turiano, y música de Laralegui, organista de la Catedral (1). De
propósito nos hemos detenido en estas fiestas porque son ex-
presión de ideas y esperanzas que entonces alimentó la Univer-
sidad de Oviedo.
Conforme á los Estatutos viejos se celebraban diariamente
en la capilla una ó dos misas por los capellanes; y funciones re-
ligiosas en días de la Asunción de la Virgen, San Lúeas, San Mar-
tín, Santos Doctores de la Iglesia (la de San Ambrosio fué dotada
con un censo por el Doctor D. Diego Sánchez Escandón y Noriega
en 1685) y Santa Catalina, única que aún subsiste. Antes se con-
memoraba con mayor solemnidad, corriendo la misa cantada á
cargo de los canónigos Doctores con todo el servicio de la Cate-
(«) Vcasc « Noticia de los públicos regocijos con que la Real Universidad literaria de
Oviedo celebró la feliz elevación de su hijo el Excmo. Sr. D. Gaspar Melchor de Jovc-Llanos
Caballero del orden de Alcántara, del Supremo Consejo de Castilla, Embajador en la Corte de
Rusia: á la Secretaria de listado y del Despacho Universal de Gracia y Justicia de España é In-
dias, dedicada al mismo Excmo. Señor. En Oviedo. Por el impresor de la misma Univrrsidad.»
íLe precede una carta dedicatoria dirijida al Sr. Jovellanos). Oviedo 1798, 88 páginas.
-i56-
dral, siendo el orador miembro del Cabildo ó del Claustro,
mientras se disponían fiestas profanas por los estudiantes, re-
presentando frecuentemente comedias en el patio del Estable-
cimiento ó disponiendo iluminaciones y serenatas, que llegaron
hasta los inolvidables días escolares del autor de este modesto
übro (1),
En tal festividad el Rector costeaba una cena para los doc-
tores y dependientes, cambiada después por un refresco al
Claustro, á cayos individuos se daban dos libras de conserva ó
confitura y un frasco de vino de Ribadavia, así como una me-
rienda de pemiles y vino á los oficiales. Cambió el refresco, se-
gún las épocas y los gustos, y últimamente se dio propina á los
ministros, sirviendo aguas compuestas y chocolate á los docto-
res, que, ú. su vez, por San Maitín, daban una comida al pre-
sidente (2).
En natalicios, juras, matrimonios y lutos regios también se
hacían demostraciones de alegría y duelo, según los casos. Que-
da hecha relación de las exequias por Felipe IV, y ahora dire-
mos que con el Principado y Ciudad se asoció el Claustro á las
fiestas ofktiales en actos de proclamar al apocado niño Car-
los U y en sus dos estériles matrimonios. Cuando la muerte del
último rey austríaco hubo dificultades y excusas para túmulo,
misas, sermón, etc., por la penuria de los fondos universitarios
y el Doctor Dorado no pudo pronunciar el panegírico porque
vestía hábito de la Orden Tercera con voló que había hecho para
toda la vida (5). Al advenimiento de Felipe V hizo la Universi-
dad, al lado de la Provincia, manifestaciones expresivas de su
adhesión al nuevo monarca, auxiliándole también cuanlo pudo,
nutriendo con alumnos voluntarios el personal de oficiales y sol-
dados del Regimiento de Asturias, que mandó el Vizconde de
[i\ «El Sr. Tcdi-o Ruiz, comisario nombrado por l.i Universidad, solicitó los bancos dtl
Municipio patí lai comedias que habían determinado representar en las próximas vacaciones
& honor y culto de la píori osa Santa Catalin.i; y por el nuevo privilegio que el Claustro mere-
ciera de ¿v M..; 1 1 l i d i r.- 1 » d i ■ concurrir á las funciones los scnoies regidores que gustaran». Acta mu
nicipn) de 17 dt Diciembre de 1756. (Colección históricodif>Lunaticn d/l Ayuntamiento de Oi'ie-
tff, por IX t¡. M. Vigil).
! í) Archivo de U Universidad. — Claustros de 3, to, 10, 18 y 3 de Noviembre respectiva-
mente de lo* años 1654, 1666, 1786, 1796 y 1803.
(31 En la discusión claustral para estos funerales, se oyeron estas palabras:
— "E* materia de sacristanes decir una misa por el Rey Nuestro Señor:-
Reconvino el Rector al P. M. Fr. Pedro de Santo To\ia> y c»te <e cv.jusó m,inift.st.v.'' j
*qiít *u dicho ya era anicrior, y había pasado, dirigido al compañero próxima y no á S Seño-
ría ni al DÉltUro. ■ 1 Clan1 tro de 17 de Noviembre de 1700/.
I
— 157 —
Puerto, después famoso y sabio Marqués de Santa Cruz de Mar-
cenado. Lloró la muerte de Luis I y en 1746 la del animoso Fe-
lipe, su padre, que por segunda vez había tomado las riendas
del Gobierno; celebró el advenimiento de Fernando VI como
deploró los fines de su reinado de paz y de esperanzas, pre-
cursor del de Carlos III, la era de nuestro progreso, después in-
terrumpido. En estas y otras ocasiones dispuso el Claustro fies-
tas religiosas en su capilla y músicas en el patio, cuando no en-
viaba además comisiones á la corte, recibiendo en alguna ocasión
orden de no hacerlo y que bastaba testimonio del acuerdo claus-
tral ó su asociación á los festejes y ceremonias de la Junta Ge-
neral del Principado, por cuyo conducto recibía frecuentemente
los avisos. Fueron notorias las fiestas de la Universidad cuando
el natalicio de los Infantes gemelos Carlos y Felipe de Borbón
y ajuste de la paz con la Gran Bretaña en 1783 y en la procla-
mación de Carlos IV en 1790.
Aparte de las diversas funciones religiosas de que se hizo
mérito, no es de omitir que la antigua hermandad claustral dis-
ponía honras fúnebres primeramente con sermón y elogio en
los casos de fallecimiento de sus catedráticos, maestros y doc-
tores residentes en la ciudad, y después con más sencillez ade-
más del oficio general de difuntos, que se decía en el mes de No-
viembre. Fueron singulares y solemnísimos los dispuestos cuan-
do la muerte del insigne favorecedor de la Universidad é inolvi-
dable Obispo Sr. Pisador en 1791, así como en 1794 por el ce-
lebérrimo catedrático P. Feijóo (1). Antes, por uno y por otro
se acordaron rogativas para alcanzar su salud, y también se pe-
dían favores al Cielo en días de angustia nacional como cuando
la guerra con Francia en dicho año de 1794.
(xt — «Oración fúnebre que en las solemnes exequias consagradas por la Universidad de
Oviedo á la tierna y piadosa memoria M. O R. N. de el 111. Sr. D. Agustín González Pisador,
Obispo... etc . dixo el Dr. D. Rodrigo Valdcs Alas, de el gremio y Claustro de Teología de la
dicha Universidad, catedrático de Filosofía, que h:»y en ella, arcipreste de el partido de Pilona,
cura párroco de la de San Pedro de Villamnyor y apoderado de todos los» párrocos y clero
de este obispado, congregados en sínodo diocesano, etc. Con licencia: en Oviedo, año de
MDCCXC1: por D. Francisco Diaz Pedregal, impresor de este Principado y su Universidad y
socio de Mérito de la Real Sociedad de el*.
— «Oración fúnebre que en las solemnes exequias que la Universidad de Oviedo consagró el
día 77 de Noviembre de este año de 1794 á la inmortal memoria del ilustrisimo y Reverendísimo
Sr. U. J. Benito Gerónimo Feijóo y Montenegro, del Consejo de S M y catedrático de Prima
jubilado en cMa, dixo el Sr. Doct. D. Alonso Francos Arango, colegial mayor que fué en el
mayor del Arzobispo de la Universidad de Salamanca y en ella cathedrático de Philosopia,
Canónigo Magistral de la Santa Iglesia de Tuy, visitador y examinador synodal de aqnel Obis
pado y al presente Canónigo Magistral y Dignidad Maestreescuela de la Santa Iglesia de Ovie-
do, examinador sinodal de este Obispado y calificador de la Suprema y general Inquisición. — En
Oviedo por Francisco Diaz Pedregal. — Año de 1765».
-i58-
Además de estos homenajes religiosos, en oíros profanos con-
venía la corporación académica; ya saludaba á los alumnos
distinguidos en sus ascensos ó ya felicitaba periódicamente el
año nuevo y Pascuas al Presidente del Consejo de Castilla, á
los Consejeros Catedrero ó Superintendente y Director, al Pa-
trono, á los Cancelarios y Rectores de las Universidades mayo-
res y á aquellos hijos predilectos colocados en altas dignidades;
asi como en Oviedo al Gobernador del Principado, al R. Obispo
(notando en 1678 que no las había devuelto), al Regente de la
Real Audiencia, al Juez de la Ciudad y á los Abades y Priores
de Monasterios y Conventos de la capital y provincia.
También las Autoridades superiores, que llegaban á la Capi-
tal, se anunciaban y ofrecían al Claustro en atentas cartas, que
este contestaba con deferencia suma ó enviaba comisarios para
saludarles. El Cabildo Catedral se apresuraba siempre á invitar
al Claustro para que sus Doctores, canonistas y teólogos, so
opusieran á las vacantes canongías de oficio, y también nuestra
Escuela daba cartas de recomendación á sus hijos cuando mar-
chaban á otros cabildos ó Universidades para tomar parte en los
actos de oposición.
Otra personalidad notoria con relación á la Universidad de
Oviedo fué su Patrono, el representante déla familia de Valdés-
Salas y sucesores, á quienes en el largo y dispendioso juicio de
la testamentaría del Arzobispo D. Fernando se les adjudicó el
Patronato mermado y honorífico. Como apretadamente se mos-
tró el sobrino del Fundador espléndido, así se condujeron los
sucesores porque no resultaron de gran relieve sus actos de ge-
nerosidad y protección hacia la Escuela. Titulábanse (entre otros
honores y prerrogativas) tales patronos, solus el irisolidum
de las memorias, patronatos y obras pías del llustrisimo Inquisi-
dor en la iglesia de Santa María de Salas, Universidad y Colegio
de San Gregorio en Oviedo y del de San Pelayo en Salamanca,
hospital de Uelmonte, alféreces mayores de la villa y concejo de
Salas etc.; pero, es de advertir, que en la Universidad solamente
les correspondían los nombramientos de Catedrático de Lengua
griega (por derivación colegial), de Secretario, Bedel, Capella-
nes, Sacristán y Portero en condiciones conseguidas do ios
primeros testamentarios; que asi limitaron tales prerrogativas
-159-
universitarias con previsora adivinanza (1). El mayorazgo de los
Valdés Osorio y Valdés Cardona se unió y confundió sucesiva-
mente, entre otros vínculos y privilegios de los Acevedo, Ló-
pez de Zúñiga, Alvarez de Toledo, Portocarrero, Filz-James y
Estuart, con los marquesados de Mirallo y Valdunquillo, conda-
dos de Miranda y Montijo, ducados de Peñaranda, Montoro,
Bervik y Alba, etc., éstos últimamente. Las relaciones de la Uni-
versidad y los Pairónos variaron entre cordiales y de prevención
ó reserva por parte de aquélla, particularmente en casos de in-
gerencia de los segundos, que tomaban posesión enviando sus
apoderados al Claustro; éste los recibía «sin salir del cancel
de la sala», los sentaba entre los doctores y los despedía ense-
guida sin salir de la estancia. En 1676 el Claustro denegó á la
Ciudad el permiso solicitado para representar comedias dentro
del patio en la festividad de Santa Eulalia, porque la Patrona ha-
bía comunicado la muerte de sus hijos y estaba la Universidad
de luto; dos años después preguntaba el Patrono sobre la censu-
rable conducta del Rector del Colegio gregoriano y se le res-
pondió que era buena; y, cuando se daba cuenta de la defunción
de los titulados, al acordar honras fúnebres, se advertía que
era sin ejemplar. Pretendieron una vez remover al Secretario
claustral y nombrar á un criado, que llegó y presentó el titulo,
mas no alcanzó posesión porque la Universidad no consintió en
la remoción de un buen empleado mostrándose dispuesta á de-
• tenderse ante el Real Consejo; se aquientó así el procer nom-
brador, que mas tarde designó para secretario con futura suce-
sión á la muerte de aquél, á sustituto del que aquí funcionaba.
Lo mismo hizo con otros dependientes en varias ocasiones de-
signando su remplazo para lo porvenir, haciendo hereditario
de este modo el oficio de dependientes, que pasaba de padres á
hijos ó á deudos próximos. En uno y otros casos el Patrono, se-
ñor de la casa de Valdés de Salas, enviaba los títulos á conoci-
miento y conformidad del Claustro para ser copiados al pié de
las actas, siendo de advertir que en algunos oficios se nombra-
ba á mujeres como en 1747 á María y Dorotea Cadrecha, que
pusieron con la correspondiente fianza á personas idóneas para
íi) Vea<c Capitulo I, pág. 38.
— i6o —
desempeñar los cargos en que no podían entrar por inconve-
nientes del sexo.
Como se vé, la verdadera intervención patronal era modes-
ta, reducida á designar tales dependientes, que tenían escasa con-
sideración y vivían míseramente. Bedel, Fiscal, Capellanes, Al-
guacil, Sacristán y Relojero se quejaron que en agasajos ú obse-
quios de la Corporación y grados tenían sitio y mesa aparte,
cuando por antigua costumbre y posesión refrescaban dentro de
la sala claustral, y aspiraron á la primitiva confusión; pero se
les negó un día y otro, y únicamente después se permitió á los
capellanes aunque con debida separación en los asientos. Ade-
más en épocas de penuria académica, que fué repetida, vivieron
estos oficiales en apuro grande y necesidad mayor, pues en oca-
siones representaron sobre la desnudez y el hambre en que vi-
vían, pidiendo al Claustro limosna de ropas ó algo del salario
atrasado para poder subsistir y presentarse.
Estos eran los nombramientos que hacía el Patrono que, con
más acierto aunque el derecho fuera discutible, representó al
Claustro para reintegrar á los colegiales de San Gregorio en la
posesión y costumbre viejas, que se les había negado, de sentar-
se en los bancos doctorales pero el Cuerpo universitario apeló
al Consejo en asunto de tan poca monta mientras no hizo debida
consideración á muy atinada observación del mismo Patrono
cuando éste, extralimitándose, se quejó de que se quisiera cam
biar una cátedra de Matemáticas por otra de Moral. Y es que
nunca se quiso admitir más patronato que el honorífico ( 1).
El gobierno de la Universidad estaba en el Claustro, princi-
palmente en el Rector y demás cargos académicos.
En 1 1 de Noviembre se verificaba la elección rectoral en la
Capilla del Establecimiento, de advocación de San Gregorio. Se
leían los Estatutos Viejos y Nuevos en lo referente á la designa-
ción de oficios; los asistentes juraban su observancia ante la Cruz
y los Evangelios, el Sr. Rector saliente pronunciaba breves pala-
bras solicitando que se le dispensaran las faltas que pudiera ha-
ber cometido en el ejercicio de su autoridad y terminaba propo-
niendo para sucesor entre los individuos del Claustro, que lo
!
(i) Archivo de la Universidad. — Claustros diferentes en 1676, 1678, i6q6, 1699, 1700, 17S3.
1784, 1738. 1790 y 1783-
— 161 -
pudieran ser, ó entre los Prevendados del Cabildo Catedral que
lo fueron- continuamente, porque aquí no podía ser Rector un
estudiante como en otras Universidades, si bien lo propuso uno
de los Rectores (1), que no fué seguido. El catedrático decano ó
graduado más antiguo daba las gracias al Jefe cesante por el
celo y amor con que había desempeñado el cargo y le suplicaba
continuase por un año más, cosa que sucedía alguna vez previas
excusas que dictaba la modestia. La designación fué en varias
ocasiones por unanimidad ó en concordia; pero cuando se hacía
elección era ésta secreta, debiendo alcanzar mayoría canónica
el elegido. Designado éste, pasaban dos doctores á felicitarle
y acompañarle al Claustro, micnlras seguían las elecciones de
los otros cargos de Primiciero, Consiliarios, Claveros, Examina-
dores de Latinidad y de Artes, Revisores de cédulas de curso y
de Conclusiones para grados, Directores de Academias y Protec-
tor del Colegio de Santa Catalina de Huérfanas recoletas, de pa-
tronato del Claustro, etc. Después entraba en la Capilla el Rector
electo precedido de los oficiales y ministros con los comisarios de
enhorabuena, daba las gracias y prestaba el juramento de «usar
y ejercer el empleo guardando en todo el servicio de Dios, bien
de esta Universidad y estudiantes de ella y la fiel observancia
de sus Estatutos) (2;. Después se le acompañaba á su casa con
toda solemnidad precedido de sus pajes, porque el Claustro los
impuso á los Rectores como de su continuo acompañamiento
para más realce del puesto.
El Rector nombraba libremente al Vice-Rector en casos de
ausencia continuada, y entonces el propuesto juraba el cargo,
con las mismas formalidades que el propietario.
Uno y otro daban la orden para la citación y convocatoria á
Claustros, recomendando la asistencia pena preciti, multas
para el Arca y, á veces, conminando con excomunión; se indi-
caba el asunto del Claustro, y el bedel daba fe de haber citado
nominalim.
Con frecuencia en las reuniones claustrales fué objeto de
contiendas el concurso, la sustitución y la jubilación de cáte-
dras; pero mucho también la designación de comisarios para
-i) Archivo de la Universidad. — Claustro de 10 de Noviembre de X674.
12 1 Véase Apéndice X.
— 162 —
la Corte (donde había además un Agente de negocios gratificado)
en asuntos de importancia para la Universidad como lo fueron
los tan frecuentes apremios económicos y necesidad de dotar
decorosamente las cátedras.
En 1783 fué propuesto el Dr. Canga-Arguelles con viva opo-
sición del Dr. Francos: porque Campomanes no quería comisiona-
dos «pues bastaba su persona», y así tal viaje, no indicado en
la convocatoria, podía esperar á ser consultado con el Conde
«por no ser puñalada de picaro»; pero, sí se acordaba, dejando
á salvo las buegas dotes del doctor propuesto, mejor era, dijo,
elegir á un Regular benedictino que en Madrid tendría casa é in-
fluencia de su Orden, bastándole pocas dietas para gastos. Más
Canga-Arguelles fué nombrado y meses después dio cuenta de
su acertado cometido (visita de la Abadía de Arbás, reforma de
las Academias, cátedra del Magistral en la Universidad, arreglo
de los Colegios dé San Gregorio y de Recoletas, ampliación del
fuero escolástico, abogacía de los Doctores en la Audiencia sin
examen, etc.) aprobándose sus gestiones, que debería ultimar al
regresar á Madrid (porque había obtenido cargo en la magistra-
tura), pudiendo disponer como quisiera cde los doce jamo-
nes» (sic) dejados en poder del Agente; y se acordó darle por
ahora, con el importe de la cuenta de gastos y data, doscientos
doblones de gratificación. Entonces fueron de oir las protestas
de los Doctores Faes, Francos y Prado diciendo, entre otras co-
sas, que el comisionado había ido á Madrid para lograr la fisca-
lía de la Audiencia de Zaragoza «en que se ocuparía lo más del
tiempo». Y la cuenta y suplemento generoso fueron pagados
pur aquel Claustro que, días después, acordaba «tomar parte en
la rifa de unas casas en Madrid», adquiriendo treinta suertes,
quince para la Universidad y quince para el Colegio de Huérfa-
nas (1).
Corriendo el año de 1795, otro comisionado elegido por el
Claustro, Dr. Torres, dio cuenta de sus gestiones en asuntos
análogos á los de 1783 y también del Seminario mandado esta-
blecer en el edificio de la Compañía de Jesús de Oviedo. La
cuenta de gastos era de 3.602 reales y la de las dietas.de 77.548,
(i) Archivo de la Universidad. — Claustros tic 21 de Febrero, 26 de Marzo y x.° de
Abril de 1784.
-i63-
por cuyas sumas había recibido 12.072, resultando subido
alcance que donaba al Claustro; y, aunque éste lo estimó
en expresivo voto de gracias, trató de recompensarle, en vista
del fondo sobrante de 20.000 reales que había en el Arca,
con 15.000, consignándose que era bien poco para una co-
misión de más de seis años, cuando tan generosamente había
sido correspondido el Sr. Canga por una ausencia de seis
meses (1). El Sr. Torres volvió á Madrid y, como su colega,
allá quedó desempeñando alto cargo; porque, cifras aparte,
fueron dos magistrados de subido mérito y profunda ciencia.
Más los dichos datos son elocuentes para los que $icen que
«todo tiempo pasado fué mejor.»
Sesión pública y muy solemne del Claustro era la de la aper-
tura de curso por San Lucas, congregada la Corporación, á falta
del moderno Paraninfo, en la cátedra de término de Cánones,
á donde entraba precedida del tambor y clarín de la Ciudad,
amenizando el acto bien la Capilla de la Catedral ó la música
del Regimiento provincial. Un doctor pronunciaba elocuente
oración latina y después el Rector daba por comenzado el nue-
vo año académico; y acompañado de catedráticos y de la bulli-
ciosa estudiantina, que ocupaba el patio y crugías del edificio, se
trasladaba á la Capilla para oir todos la Misa, después de la qué
el Secretario pasaba con antigua cruz de plata y el sagrado libro
ante el reclinatorio rectoral y allí los catedráticos y sustitutos
prestaban el juramento de bcne legcndo.
Para mayor realce del acto ofreció el Rector en 1792 un
doblón de á ocho al más adelantado estudiante que en la aper-
tura pronunciase una oración panegírica de las cosas de esta
Universidad y varones que la ilustraron. No era idea del todo
innecesaria; pero fué irrealizable cuando se contestó que, por no
haber catedrático de Retórica, no sabían los estudiantes llenar
su cometido á la altura de la Corporación y, por otro lado, ca-
recía de recursos para continuar la costumbre. Uno y otro he-
cho se prestan á no muy halagüeños comentarios.
También en este acto el Rector recibía y devolvía al Secre-
tario el sello de la Universidad. Bajo el sombrero, cruz y cordo-
(t) Archivo de la Universidad.— Claustro de 16 de Marzo de 1795.
— 164 — "
nes arzobispales representaba el escudo heráldico de los Valdés
(en campo de plata, tres barras azules con diez cruces de San
Jorge de Inglaterra) y al rededor se leía esla inscripción: St'gi-
l/um Roque Cniversitatis Ocetrnsis.
t
-i6S-
CAPÍTULO IX
Siglo XIX. — El ministro universal Godoy.— Plan ele Estudios de 1807. — Nece-
sidad de recursos para la Universidad de Oviedo y arbitrio provincial sobre
el vino. — Revolución de 1808.— El Claustro y los Estudiantes ovetenses en
el alzamiento provincial y guerra de la Independencia.— Restauración de la
Enseñanza en 18 1 2.— Libertad de Fernando VII y reacción de 18 14. — Visi-
ta decretada contra la Universidad de Oviedo. — Se retrocede al pian
de 1774. —Grave incidente rectoral.— Disposiciones económicas. — Espíritu
liberal de la Escuela en 1820. — Plan de enseñanza en 1821. — Nueva reac-
ción en 1823. — Sus resultados. — Plan de 1824. — Director universitario. —
Intentos de restablecer las cátedras de Medicina.— Clausura de las Univer-
sidades.—Fundación de la Cátedra de Religión por el Sr. Pérez Villamil. —
Reinado de Isabel II.— Guerra civil é intolerancia. — Vicisitudes de la ense-
ñanza.—Recursos. — Ultimas manifestaciones del Patronato universitario. —
Reformas en 1836.— Apoyo á la Universidad por la Sociedad Económica de
Amigos del País de Asturias. —Mejora la condición del profesorado.— Inno-
vaciones universitarias — Cátedras y Academias. — Libros de texto. — Rentas
de la Universidad cuando la centralización económica. — Arreglo de la Fa-
cultad de Leyes en 1842. — Reglamento interior de la Universidad y otras
disposiciones en 1843.
En la medida del tiempo llega su turno al siglo xix, el de
las grandes reformas y trascendentales acontecimientos, en
que la Instrucción pública tomó prodigioso vuelo perfeccionán-
dose cada vez más como las otras instituciones sociales. Años
fueron de lucha y controversia, de agitación y revoluciones para
alcanzar, por fin, frutos sazonados después de tantos y tan costo-
sos sacrificios de nuestros padres.
Regía aparentemente los dominios de España el débil Car-
los IV, entregado á su favorito y ministro universal D. Manuel
Godoy, figura discutida en su encumbramiento singular, en
su capacidad insegura, en sus acto$ extraños de onnímodo po-
der. La historia imparcial le acusa de gravísimos errores políti-
— 1*66 —
eos, de tremendos abusos de mando y de las más injustas perse-
cuciones á tantas ilustres personalidades del país y á benemé-
ritos magistrados, sin detenerse ante la virtud y la inocencia
como sucedió con Jovellanos. Doctos escritores, sin embargo,
rehabilitan en parte la significación del llamado Príncipe de la
Uüz, examinando con datos no muy conocidos ciertos sucesos
para demostrar que durante sus muchos años de Gobierno pro-
tegió y levantó á literatos distinguidos y se interesó por refor-
mas nulos en la enseñanza. Le cupo ciertamente una época muy
eombatkla y vacilante, unas veces propensa al amplio criterio de
apremiantes reformas y otras veces inclinada al retroceso y al
molde viejo de gobierno; pero todo sin firmeza y con voluntad
caprichosa, porque así en unos días se aprisionaba á la prensa
como en otros, cual nota un juicioso pensador, se publicaban y
encarecían el tratado de la Regalía de Amortización, el proyecto
de la Ley Agraria, el ensayo sobre la antigua legislación de Cas-
tilla, las de Foronda, las doctrinas económicas de Cabarrús, las
obras de Asso y de Manuel, de Sempere y Villamil, de Salas y
Mendoza, de Garriga y Camino; ó las traducciones de Domat y
de Walel, de Filangieri y Pastoret, de Smith y Canard, Millot y
Mably, de Berardi y Cabalario.
Al mismo tiempo se habilitaban los estudios que los seglares
hicieran en conventos para recibir grados, y poco después se pu-
blicaba aquella asombrosa tarifa de («gracias al sacar» en que
se dispensaban cursos para grados mayores y menores, ó se con-
cedían conmutaciones de facultades, habilitación para oposicio-
nes^ dispensas para grado ele, pagando determinadas cantidades;
disposición esta muy extraña que, para atenuación de la del
Privado, se repitió en años de libertad (1).
Referido queda que al terminar el siglo xvín la Universidad
de Oviedo pedía solemnemente nuevo plan de enseñanzas ape-
nas pasados cinco lustros desde que regía la reforma de Cam-
pomanes. Ya entonces se comenzaba á andar muy de prisa.
Avecinábanse grandiosos sucesos cuando nuestra Escuela
vio colmados sus deseos y apareció el Plan de 12 de Julio de
1HÜ7, que ocupó detenidamente al Claustro. Esta nueva ley, fa-
{t) Tarifas de 13 de Mayo de 1801 y 3 de Junio de x8aa.
■
-i67-
mosa en los anales de la Instrucción Pública, acusada de inno-
vadora y de funesta, apenas tuvo vida, pues el levantamiento y
guerra cuando la invasión francesa y las variaciones y aconteci-
mientos sucesivos impidieron desconocer los resultados de aquel
cambio, que refrendaba el entonces llamado apicaro Caballero»
ministro de Gracia y Justicia, muy partidario en sus buenos
tiempos del célebre favorito.
La reforma era en verdad provechosa, y así lo entendieron los
doctores ovetenses tratando de su inmediato establecimiento
con el aumento de cátedras consiguiente para el qué no bastaban
los recursos consegidos, renovadas que fueron en 1802 las ya
dichas gestiones de 1799 y 1800 con acuerdo una vez más de
la benemérita Junta general del Principado. D. Antonio Noriega
de Bada, Tesorero mayor del Reino, participó en 1807 la suspi-
rada concesión de un arbitrio de 16 maravedises en cántara de
vino que se introdujera por puertos secos y mojados de la pro-
vincia, servicio que reiteró aquel diligente asturiano cuando se
propagaron voces en contra del tributo, porque «es para mí, escri-
bía, de la mayor satisfación todo lo que contribuya á propagar
las laces de mi país y á la conservación ilustre de Cuerpo litera-
rio tan respetable »> . Se ordenó también á la Provincia por ges-
tiones del Tesorero asturiano que entregase á la Universidad
cuanto hubiere percibido por el dicho arbitrio desde 1803, mien-
tras el Gobierno reclamaba noticias acerca del personal, mate-
rial y rentas de la Escuela para organizar mejor el cambio;
este había de hacerse cual en 1736 por comisión mixta de dipu-
tados y catedráticos, siendo aquellos en 1807 el Marqués de Cam-
posagrado con D. Ignacio Noriega y estos D. Francisco Busto
con D. Felipe Vázquez. Y todavía se pretendían más recursos
con la adjudicación del priorato de la Catedral, capellanía de
San Ildefonso, otros beneficios simples, pensión perpetua sobre
la Mitra etc. para aceptar y desarrollar el Plan innovador de
Caballero discrepando en detalles la comisión informadora (1).
Mas todo, quedó en proyectos.
La revolución de J808 con la invasión francesa produjo en
la ciudad de Oviedo el grito unánime de ¡atrás el extranjero! y
(i) Histeria de las Universidades: tom. IV.
12
i
— i68 — ,
los estudiantes y catedráticos de su Escuela contribuyeron con
entusiasmo á la atrevida resolución de la provincia que, la pri-
mera de España, retó al coloso de Europa, al genio de guerra.
Escribe el Sr. La Fuente (1) que los escolares de Santiago, To-
ledo y Valladolid fueron los que más se distinguieron en la glo-
riosa guerra de la Independencia; pero sin atenuar en nada sus
sacrificios y arranque de patriotismo, refiere también la historia
(2) el ardor y decisión con que nuestros maestros y cursante?
fueron el alma del movimiento asturiano, cuando con ardor y
valentía dirigido el pueblo por Santa Cruz, Toreno, Peñalva,
Busto, Miranda, Llano Ponte y otros animosos patriotas gritaron
¡á las armas! para arrojar al atrevido invasor de la Península.
Un hijo y doctor de la Universidad ovetense, el insigne Pérez
Villamil, fué quien dictó el famoso bando del Alcalde de Mósto-
les tras del eterno día 2 de Mayo, bando que, apenas recibido con
otras correspondencias en la capital del Principado, fué la chispa
que incendió é hizo explotar aquí el santo fuego de la patria com-
primido por los gobernantes.
Ante la conmoción popular del 9 de Mayo en la capital astu-
riana, donde los estudiantes con Piquero, Riego, San Miguel, Val-
dés (después Generales) y otros tuvieron parte principalísima, el
Claustro «no quiso deliberar», permitió hacer por encima de
rondas y consejos rectorales y más de severas ordenes de la po-
derosa Audiencia, que trasmitía los mandatos de Murat á fin de
que los escolares marchasen á sus casas (3). Los catedráticos,
miembros algunos de la Junta general del Principado, como Bus-
to, Vázquez, Canella, Rivera, Vega, Fernández San Miguel, Ce-
lleruelo y otros conspiraban con el Juez patriota, y ellos y otros
maestros formaron la Junta Soberana de Asturias, que retó á
Napoleón y levantó el Ejército asturiano en los últimos días de
aquel inolvidable mes de Mayo. La Universidad quedó converti-
da en cuartel y en almacenes; de sus exhaustos fondos, que su-
maban 18.575 reales, entregó 1.500 parala tropa y 1000 el pau-
pérrimo Colegio de Huérfanas recoletas; á petición de Alvarez
1
(i) Toreno, Canga Arguelles y Arteche en sus «Historias de la Guerra de la Independen-
cia». ,
Memorias del levantamiento de Asturias en ¡SoS por D. Ramón Alvarez Valdés (Ovie-
do 1889).
(a) Véase apéndice XII.
(3) Archivo de la Universidad: Claustros de 9, 10, 13, 21 y 31 de Mayo de 1808.
— 169 —
Acevedo, Capitán General del ejército provincial, acordó con-
siderar como presentes en las cátedras á la mayoría de estudian-
tes que ya formaban entre los oficiales y soldados batallando con
oí audaz y poderoso enemigo de la patria; y si pudo celebrar
solemne Tedeum por victorias en 1809, ya la Corporación no
pudo más, porque se vio sin casa, maestros y alumnos. Aquella
fué objeto del saqueo por las tropas insaciables de Ney, Bonet y
otros caudillos franceses, que allí se acuartelaron; había perdido
sus libros, medios de enseñanza y alhajas (1); los catedráticos,
bien andaban errantes con la Junta Gobernadora ó residían en
comandancias y alarmas del país, mientras otros figuraban en
la insigne y nacional Asamblea de Cádiz; y por decreto de 30 de
Abril de 1810 se habían suspendido los estudios públicos, que se
abrieron por otro de 1811, autorizado en Cádiz por el ilustre
Muñoz Torrero, cuando se prestó juramento al Rey cautivo y
obediencia á las Cortes extraordinarias. (2) Más no era posible
la asistencia de los cursantes, que peleaban sin descanso contra
las fuerzas napoleónicas.
Hasta 1812 no se restableció la enseñanza, y el disperso Claus-
tro se congregó entonces comisionando á los catedráticos Prado
y Canella, Cabal y Bances, P. Galindo y Estrada para gestionar
con la Junta Soberana el arreglo de la Universidad arruinada,
orden y cobranza de sus rentas, devolución de muchos objetos
sustraídos y organización de los estudios. Enseguida con el be-
nemérito Vice-Rector Dr. Bobes, párroco de San Julián de los Pra-
dos, se reunió para jurar la Constitución en solemne ceremonia
á la que asistieron los doctores y licenciados de la Ciudad y radio
de cinco leguas, autoridades y convidados en traje de gala, de-
mostrando su adhesión á la ley fundamental del Estado y su ale-
gría por tan fausto suceso. Al terminar aquel año se anunció la
apertura con arreglo al plan de 1807; pero escaso tiempo subsis-
tió la orden por los acontecimientos que sobrevinieron (3).
(i*. Tenia la Universidad completo movüiario, ricos cortinajes y efectos para el decorado,
escogida librería y preciosa colección numismática, además de bien repleto servicio de plata
para los actos académicos Los ornamentos de la Capilla eran también valiosos, acrecentados
durante do* siglo», á partir del Claustro de i.° de Octubre de 1608 cuando se nombró sacristán
con obligación de presentar fianza por 2.000 ducados, que, valían las alhajas para el culto. Todo
fue objeto de la rapiña del extranjero y de traidores.
(a) Archivo de la Universidad.— Claustro de ax de Junio de 181X.
(3) Id Id. —Claustros de 9 de Marzo de 3, 4 y 35 de Agosto y de 3, 4 y 8 de Sep-
tiembre de 1812.
— 170 —
Justo es confesar que la gran mayoría del pueblo español
no estaba á la altura del profundo cambio que significaba la obra
nobilísima de los insignes legisladores, tal vez demasiado radi-
cal por tanto; mas la necesidad de la reforma era grande en un
pueblo atrasado moral y materialmente. Los interesados en el
antiguo régimen concitaron á muchos en su favor y explotaron á
las turbas y á la plebe ignorante cuando la libertad del ingrato
Fernando VII, pretendiendo con insensatez borrar del tiempo y
del pensamiento los días y las ideas de bienhechora libertad á
fin de comenzar aquella insensata reacción, que llevó la conster-
nación y el luto del uno al otro extremo de España.
El Claustro Ovetense se vio atajado en sus buenas disposi-
ciones.
En 1814 se buscó el origen de la tendencia liberal en la ins-
trucción de las Universidades, y en 1815 se fulminó acusación
contra la de Oviedo y otros centros docentes, que «abrigaban,
sostenían y propagaban opiniones perniciosas á la Religión y al
Rey, inductivas de subversión á las legítimas potestades, que han
cundido tanto, que exigen pronto remedio á fin de estirparlas*.
Para la visita de esta Universidad se comisionó á dos eclesiásti-
cos, ambos graduados y del Gremio de la misma, los que si la
han defendido y no espulsaron á los maestros según se les pre-
venía, siendo como eran de la parcialidad de la corte, descarga-
ron su ira sobre las obras de texto, sacrificando la ciencia en
aras de la reacción política. Entonces se dio el escándalo de su-
primir por innecesario el estudio de las Matemáticas, reducidas
á la útil cuanto inofensiva enseñanza de la Aritmética con al-
gunas nociones del Algebra; entonces á libros de indudable mé-
rito se les sustituyó por otros de preferida significación ultra-
montana (1).
La corporación académica felicitó al Rey por su libertad, co-
misionando á doctores en la Corte, Sres. Méndez de Vigo, Pé-
rez Villamil, Torres Cónsul y García San Pedro; se vio obligada
á otros actos populares á la sazón é hizo donativos á la Corona
condonando los intereses de los juros; y cuando intentaba plan-
tear modificado con algún acierto aquel proyecto de Caballero
(i) Archivo de la Universidad.— Claustros de 13 de Abril y 19 de Diciembre de 1815.—
Véase Apéndice XI.
— I7i —
dictado en vísperas de la invasión revolucionaria de Francia, se
lo estorbó el intolerante espíritu del absolutismo manifiesto en las
disposiciones de la regia visita.
Después de haber estraido la savia del árbol, que alimenta-
ra e hiciera hombres á los mismos visitadores, se propuso nuevo
método desandando él camino de progreso y retrocediendo aquí
(con aviso del Director Consejero Riega) al plan de 1774, bueno
al comenzar el último tercio del siglo xvmé insuficiente ya muy
andado el primer tercio del xix. Todo al mismo tiempo que se
anunciaba un plan nuevo y general encargado á una comisión
en que figuraban los asturianos D. Manuel de Hevia y Noriega y
D. Juan de Tineo (1).
Un grave incidente perturbó más ía división latente en el
cuerpo doctoral. El Rector Sr. Díaz-Miranda se vio desacatado
y presentó la dimisión de su cargo porque un graduado armado
de cuchillo le amenazó por la noche en su casa para que dimi-
tiera el puesto, mientras los escolares lo denunciaban también al
Claustro; y se formó ruidoso expediente con la suspensión del
atrevido doctor, aunque el suceso resultó después exagerado é
hijo de la pasión política (no por eso menos censurable) en el
sobreseimiento por el Tribunal superior del territorio (2).
En medio de tantas dificultades de nuevo habría aparecido
el apuro económico. La Universidad manifestó á la Junta Ge-
neral del Principado la carencia absoluta de recursos y más es-
tablecida que fuese la anunciada contribución directa, desapa-
reciendo los arbitrios de que vivía, cuando necesitaba 350.000
reales; y así esperábase la atendiese con aquella suma y ade-
más se la ayudase para que la Hacienda nacional la indemniza-
ra de cuanto había dejado de percibir desde 1808 á 1812. La
Provincia, siempre bien dispuesta en favor de nuestra Escue-
la, representó al Gobierno manifestando ser aqui «indispensa-
ble aún para el bien déla nación o una Universidad bien dotada
con aquella cantidad y otros recursos, como pensiones sobre la
mitra, renta.de la canongía destinada antes á la Inquisición, al-
gunos beneficios simples etc. El Intendente trabajó en análogo
•¡embredcTgirí di híu^^T0™*1™ de "3 dc Abril * a5 Mayo, .8 Octubre yaSNn-
Noviembre 1818.' y 5 de Agosto dc 1815; 29 dc Julio, 13 Noviembie 1817 y 5 y «7
(a) Id. id.-CláuMros de 8 dc Mayo dc 18x7 y x6 de Febrero y 24 dc Octubre dc 18x9.
— 172-
sentido, más los recursos no aparecieron y fué así muy lánguida
la nueva vida de la Escuela (1).
Nada importó la Real Provisión de 21 de Junio de 1817 dan-
do instrucciones para crear algunas cátedras y entre ellas una
de'Medicina práctica, dotación de otras y gratificación á depen-
dientes, etc., porque mientras era compatible el profesorado con
las canongias no se consentía con la profesión de abogado. Se
adjudicaron también á la Universidad algunos beneficios en Ga-
licia, León y Astorga, de los cuales no se logró por desgracia
entrar en posesión, pues todo el interés de los ministros y
consejeros estaba en otras medidas y en tomar precauciones
para ahogar las ideas regeneradoras. ¡Lamentable intolerancia
y triste ceguedad las de aquellos gobernantes!
A todo accedía el Rey; pero, antes que diesen resultado algu-
no sus propósitos, se oyó en la Universidad la voz de Riego, y
para responderle los alumnos salieron de las aulas y en el atrio
mismo, á presencia de sus maestros, proclamó el mas audaz,
D. Francisco Villamil, la Constitución de 1812, que victorearon
todos. El cuerpo escolar fué el núcleo de aquel movimiento po-
pular de Oviedo. Con atrevimiento y entusiasmo juveniles con-
tribuyó principalmente al alzamiento liberal, adhesión del ejérci-
to, y reconocimiento de la Junta revolucionaria (compuesta en su
mayoría por gente del Claustro, Celleruelo, Díaz Laviada, Rodrí-
guez Busto, González Rio y Rodríguez Valdós) alistándose en la
Milicia nacional ó en la especial «Compañía de Literarios*, que
se dispusieron á combatir con las fuerzas restauradoras. Fueron
desoídos ofrecimientos de vacación que hicieron la Audiencia y
Claustro; dentro de la Universidad tuvieron instrucción oficiales
y clases de los nuevos batallones; se permitió con debilidad la
asistencia á cátedra con uniforme de milicianos; dieron ense-
ñanza de la nueva Constitución los catedráticos Busto, Canella y
Tames de que después pudieron lamentarse; acordáronse dona-
tivos alas víctimas de Cádiz; se pensó en el plan de 1807 to-
mándose disposiones para ello, como enseguida para el otro que
se anunciaba (2); se envió ardorosa felicitación á las Corte?.
(i) Archivo de la Universidad.— Claustros de 19 de Abril di 1814, iS de A^oiSn y 7 de
Diciembre de 1819.
(21 id. id.— Clatiitos de 26 de A;;><to y 23 de Octubre de 1.120; 28 d'Julio de 1821; y
1 de Eiero de 1823.
— «73 —
donde los representantes asturianos miraron como amantes
hijos por la Universidad y levantaron su categoría; y si el Claus-
tro, dividido en el fondo, no figuró en las «demostraciones públi-
cas de gratitud y regocijo» con motivo de la venida del infortu-
nado Riego, los escolares le recibieron en triunfo (1), no mucho
antes de salir los que figuraban como nacionales en persecución
de las facciones, levantadas en algunos puntos de la provincia,
«sin imputarles falta académica por el tiempo que inviertan en
servicio tan interesante á la patria» (2;. No cabe ocultar que al-
gunos de los llamados «blancos* ó realistas fueron molestados,
como el P. M. Fr. Tomás Marino, patriota decidido cuando la
guerra de la Independencia, que acreditó en 1826 «cómo en la
época constitucional fué muchas veces acusado á los Tribunales
revolucionarios y sentenciado á destierro; buscado largo tiempo
para ser alevosamente asesinado por individuos de asociaciones
nocturnas; preso y escandalosamente llevado entre bayonetas y
canciones irritantes desde la prisión de Oviedo á la cárcel de
Gijón y allí embarcado para la Coruña, padeciendo mucho en la
travesía y en el puerto gallego al verse vejado por un populacho
insensato». Aunque algo recargadas las escenas, bien indican la
intolerancia que presidió en aquellas épocas, cuando la enseñan-
za se vio servida por catedráticos interinos y el Ayuntamiento
de Oviedo se interesaba por la Universidad con medidas para
su conservación, como hicieron otros municipios en represen-
taciones al Gobierno inclinándole á su sostenimiento y mayor
realce.
Poco duró este sistema político, que fué como la Instruc-
ción Pública, agitado y turbulento. La nueva organización de
los estudios se basó en los trabajos de la Comisión de 1813, pu-
blicándose el plan de 1821, plan grandioso y general, comparado
con aquella enseñanza de las antiguas Universidades cuyo triste
cuadro presentaba el Dr. Lumbreras al inaugurar la de Madrid.
(t> Archivo de ¡a Universidad.— Claustros de ao, de Febrero, 1 y 22 de Marzo, 13, ai y 34
de Abril, 26 de Julio y 13 de Septiembre de 1820 y j6 de Marro de 1821.
En el periódico ovetense El Carbayón (1885) publiqué la sentencia á que se refiere el texto
dictado por la Audiencia de Oviedo y la lista de lo» literarios. Su uniforme en un principio solo
tenia de militar el correaje negro; pero después de la jura del Rey vistieron casaca corta de paño
azul turquí, pantalón de igual color y franja azul celeste; sombrero tricornio con cucarda verde
y encarnada; y en la cintura llevaban una faja de tafetán y borlas verdes. Su gzfc fué el Doc-
tor D. Pedro Alvarez Cclleruclo.
{2) Archivo de la Universidad.— Claustro de 14 de Marzo de 1823.
— 174 —
La Universidad ascendió en la reforma á la categoría de pri-
mer orden; pero sufrió grave detrimento en sus rentas, porque
los nuevos impuestos afectaron á los arbitrios sobre la sal y vino
que la sostenían.
De nuevo la ignorancia y el despotismo se entronizaron en
España, y la reacción de 1823 ejerció en nuestra Escuela la ma-
yor persecución ¿intolerancia. Sin votación, se impone el Rector
de los últimos años de absolutismo; y en los primeros dias, de un
golpe y sin respeto, se decretó la expulsión de veinte y seis cate-
dráticos y doctores y de todo cursante que hubiera sido nacional
ó afecto al régimen constitucional. Abrió tribunales secretos de
purificación que excluían á todo alumno tildado de parcial, ó
que lo hubiesen sido su padre, hermanos y parientes. ¿Y el
Claustro de entonces? Acordó suntuoso panteón y celebró lujosos
funerales por el desgraciado Br. Lamuño, jete de una partida de
realistas en 1822, que fué capturado y tristemente ejecutado en
Oviedo, cuando la tenacidad política nada perdonaba, cegada
por el mal comprendido entusiasmo. Como al que más, me duelen
de todo corazón las víctimas de nuestras discordias, pero ¿la
memoria de tan desventurado joven debió servir de pretesto para
hacer alarde de odio contra «un puñado de cobardes, desleales
y perjuros españoles que levantaron el sedicioso grito de libertad
en 1820,» como se decía en el sermón entonces pronunciado?
Puestos en balanza fiel, ¿cuánto no pesarían los sacrificios que
la violencia del absolutismo hizo, sin compasión, en diferentes
épocas? No es este el lugar de entrar en más detalles, pero mil y
mil consideraciones pudieron atajar al R. P. M. Fr. José Pinera
en su exagerado discurso reñido en todas sus páginas con la cari-
dad evangélica. Y para mayor honor del desventurado Lamuño
«benemérito hijo, primer mártir de la lealtad asturiana,» al decir
de aquel Claustro, se dispuso éste á e regirle «un monumento á
costa de la misma Universidad en el sitio que ocupó el patíbulo
en que sufrió el martirio» (1).
íir R. C* de ai de Julia de 1834. — Archivo de la Universidad: Claustro de 31 de Julio 7 y
*i d* Octubre* *9 de Noviembre y G dé Diciembre de 1823, 13 de Abril, it y 27 de Agosto y
11 de Noviembre de 1BJ4. 7 de Mayo y 14 de Diciembre de 1825. y 12 de Enero de 1827.
'Relación histórico- fúnebre, que hace hi Real Universidad de Oviedo de las exequias que ce-
lebró en sü capilla á la infanta mu cric de mí hijo el bachiller cu ar.'bos derechos L). Alejandro
Roces La muño h y oración que se dijo cu ellas. —La publícala misma Real Universidad. — Con
licencia,— Oviedo —Oficina de Pedregal y (Jonip — 1824 »
— 175 —
Aciagos fueron aquellos dias caminando por la pendiente de
una reacción sin igual como se deduce de las actas claustrales
y de los entonces incoados expedientes de tan apasionada perse-
cución contra los llamados «negros*. Ciego é impotente ante la
historia, el funesto y tornadizo Fernando pretendió otra vez
borrar los años constitucionales y, á su vez, sumisos los cuerpos
oficiales y la masa indocta tomaron y aplaudieron acuerdos de
implacable intolerancia. El Claustro destinó fondos para vestua-
rio de los realistas y se pidió á S. M. no disminuyese el número;
asociándose á la petición de los Cabildos cordobeses, representó
á la Regencia sobre «lo perjudiciales que eran las Cámaras»; fué
al paseo triunfal por las calles con retrato del Rey á quien feli-
citó en Madrid por los doctores universitarios, Consejero Pérez
Villamil, el Fiscal D. José Hevia y el Capellán de Honor Sama;
se anularon cursos y grados obtenidos durante el Gobierno revo-
lucionario; favoreció la apertura de los juicios de impurificación
para despojar de sus cargos á los maestros é impedir la ma-
tricula de los jóvenes liberales; exigió aquellos especiales jura-
mentos en grados y posesiones; y vio sin protesta cómo se abría
un proceso para levantar muchas veces el patíbulo y destinar
á presidios africanos á los entusiastas cursantes de 1820. Por
sentencia de 1827 fueron condenados á morir en garrote, entre
otros el Dr. Celleruelo y los estudiantes D. Francisco Pérez Villa-
mil, D. Ramón Tuñón de Bandujo, D. Bernardo Corripio y D. Ma-
nuel Rodríguez Valentín, así como sentenciados á varios años de
presidio en Ceuta D. Bernardo Escudero, D. Pedro José Pidal,
1). Ramón González Llanos, D. Pedro Balbin con veintitrés
compañeros; más pudieron salvarse emigrados unos en el extran-
jero y escondidos otros en apartadas provincias, no librándose
los menos comprometidos, sujetos á dura prisión en la fortaleza
de Oviedo, de grandes sufrimientos y amenazas á su vida por el
populacho dispuesto á sacrificarlos en la misma cárcel, debiendo
la salvación á dignísimos magistrados, cuyo proceder tanto distó
También se publicó entonce?: «Monologo. La última hora de D. Alejandro Roces Lamuno,
luchiütrr en Sagrado* Cañones.— Con licencia. En Oviedo en la oficina de I). Fermín PiicLí.
ín 1833». Firma la dedicatoria a D." Vicenta Roces La muño (hermana) el Capellán N. F. O. y
* ¿lude al Fiscal de la causa, condiscípulo de la victima que falleció algunos dias después á causa
de enfermedad, de lo que intentaron s-icar partido los devotos de la reacción.
— 176 —
del que manifestaron sus colegas. Apartemos la vista de seme-
jantes cuadros.
El plan de Instrucción Pública, que en 1824 saliera de la
misma pluma de quien buscando una mitra ensalzara en 1814
la Constitución y escelencias de su sistema, legitimó aquellos
actos. Fué su autor el P. M. Martinez, de gran crédito en la Orden
de la Merced, y sirvió de instrumento para oponerse al progreso,
siguiendo las ideas de aquel monarca veleidoso, que había pro-
metido marchar el primero por la senda constitucional. Si las
leyes pudieran contra el sentimiento general, ninguna más dies-
tramente concertada se ha publicado; ninguna con más arte se
propuso encaminar á maestros y discípulos á la idea, puramente
política, del gobierno, autor de aquella reforma «pobre, atrasada
y ruino como la calificó Menéndez Pelayo. Catedráticos, libros
de texto, trajes clericales, juntas de censura, listas inversas, visitas
domiciliarias, pláticas religiosas, confesiones, comuniones y ju-
ramentos en la recepción de grados, formaban una red de la que
nadie salía, y los encargados de su ejecución en parte alguna fue-
ron tan solícitos para cumplirla con la mayor y más rígida es-
crupulosidad que en Oviedo, cuando fué nombrado Consejero
Director el docto D. José Cabanilles, que por su antigua residen-
cia y afecciones en la provincia, se interesó por nuestra Escuela
aunque nada pudo hacer por los perseguidos.
Entonces, como en el siglo xvi, se vio que numerosos astu-
rianos marchaban á otros Establecimientos y buscaban leja-
nas y más tolerantes Universidades, porque continuaba sospecho-
sa la nuestra y en aquella reglamentada vida de exajerada
tirantez y de sombrío color político, que obligaron á los corifeos
aquejarse del Regente de la Audiencia, porque censuraba con
demasiado rigor las conclusiones para grados y actos. Cuando la
Repetición pública del D. Rodríguez Arango en 1828, todas las
imprentas de la ciudad se negaron á estamparlas por temor de
serias consecuencias, una vez que carecían del pase del Fiscal
de la Audiencia, Censor Regio de la Universidad, y no llevaban
revisión de tres catedráticos antiguos, según el artículo 22 del
severo Plan de estudios. En 1829 se dictó sentencia episcopal
absolutoria á favor de D. Diego Fernández Ladreda por su pro-
posición relativa al matrimonio, cuando el grado de doctor, cali
*
— 177 —
licada de herética y escandalosa por el Colegio de Teología; pero
fué después que el graduado y su padrino D. Pedro Fernández
Villaverde, declararon haber obrado sin reflexión y con premura,
retractándose del todo con adhesión á las doctrinas de la Iglesia
para ser declarados libres de la nota de herejía, no sin otras ad-
vertencias y consejos para qué en un acto público del Claustro
hicieran (como así lo verificaron) las mismas declaraciones y pro-
testas. Poco menos sucedió dias después con reparos y adverten-
cias á la arenga del Dr. Busto cuando nuevo grado doctoral del en-
causado; y otros casos pudieran citarse de las extremadas medi-
das que entonces se tomaban (1).
Moribunda por falta de sus propios recursos, había quedado
ia llamada Facultad de Medicina (2) organizada rápidamente en
los últimos años del siglo xvni. No llegó después, aunque se in-
tentó con reiteración, á tomar nueva y vigorosa vida desde 1817
á 1825. Cuando el nombramiento de un sustituto de Medicina
práctica, se hizo saber á los médicos de la Ciudad y del Cabildo
que tenían expedita la enseñanza de sus respectivas cátedras en
los mismos términos que cuando la suspensión de 1806, aunque
observó el Dr. Vázquez que estas enseñanzas estaban suprimidas,
no siendo en Salamanca y Valencia, y no las mencionaba el Plan
de 1774 mandado restablecer en Oviedo. Algunos estudiantes
pretendieron matrícula y, si el Claustro se mostró bien dispuesto,
enseguida le salieron al paso dificultades para renovar las aulas
médicas de Prima y Vísperas, debidas al insigne Obispo Sr. Pisa-
dor y la de Anatomía sostenida por la Junta general del Princi-
pado, cerradas cuando se estableció el Protomedicato. No obs-
tante, otra vez se ofició al Cabildo y al Municipio que se mostraron
propicios; se nombró sustitutos de catedráticos á sus médicos y
hasta se incorporaren estudios seguidos en Salamanca; pero
no pudo prevalecer tal enseñanza, que arrastró lánguida vida
para desaparecer por completo poco antes de morir el funesto
Fernando (3).
Ir» Archivo de la Universidad.— Cláustroi de 15 de Julta de 1828, 20 y 31 de Agosto y 12
de Octubre de iS2q
I2) Veise Capitulo VII
(31 Archivo de U Universidad —Claustros de 22 de Agosto y t.* de Ojtnhrc d>: 1F07; 13
de Noviembre y 6 de Diciembre de 1817; 17 do Noviembre de 181S; 6 y 16 de Febrero, 5 de
Agosto y 18 de Octubre de 1810; 12 de Junio de 1820; ¿¿ de Enero y o de Octubre de 1824; y
11 de Diciembre de 1825, etc.
- i78 -
Otras enseñanzas tenían preferencia para los secuaces de la
política entonces dominante.
Así los estudios de la ovetense Escuela se aumentaron á la
sazón con una cátedra especial que fundó D. Juan Pérez Villa-
mil. En 1819 acudió al Consejo de Castilla el antiguo Regente
del Reino pidiendo autorización para destinar parte de sus bie-
nes en beneficio de un establecimiento del Estado, y prefiriendo
la Universidad asturiana donde había seguido su carrera litera-
ria. Pensaba crear una cátedra de «Fundamentos de nuestra ver-
dadera Religión Católica, Apostólica, Romana» para los escola-
res que, dedicados á otros estudios, olvidaban las ligeras nocio-
nes aprendidas en Astete, Ripalda y Fleuri, obligando á todos
los bachilleres á cursar esta materia sin aumento de año esco-
lar antes de la licenciatura ó doctorado. Las ocurrencias políti-
cas suspendieron el proyecto y, falleciendo Villamil en 1824,
quedó encargado de su cumplimiento D. Manuel Cancio, conta-
dor de Sisas de la H. Villa. Este volvió al Consejo con igual pre-
hensión que el fundador y fué autorizado para cumplir su pensa-
miento de acuerdo con la Universidad y Obispo de Oviedo.
Nombró aquella su comisión, compuesta de los doctores D. Juan
de la Cruz Ceruelo y P. M. Fr. José Saez, de la Orden de San
Benito, que con el heredero fideicomisario establecieron la en-
señanza en la facultad de Teología bajo varias condiciones.
Para su dotación y subsistencia fueron adjudicadas varias casas
y tierras en Móstoles, exentas del quince por ciento de amorti-
zación, y destinadas á monasterios pobres, iglesias, etc., caso de
separarlas de su objeto; la cátedra se otorgaría por oposición á
persona de vida ejemplar, costumbres intachables y de treinta y
seis á cuarenta años de edad; el libro de texto sería de autor
muy católico, señalándose por el pronto la obra del P. Antonio
Walsech, dominicano, en la tradución latina Oe fundamentis
rcligionis et de fontibus impietatis, ocupándose de la for-
mación de un compendio el catedrático; y que este tuviera 400
ducados de asignación y 100 de administrador, consumiendo el
sobrante en raparos de las fincas, parientes pobres del Sr. Villa-
mil y gratificación al dicho profesor (l)
i
\t\ Archivo úc lü Univemtlad.— Claustros de 30 de Diciembre de 18 19; it de Enero de
p; xf de Agoito y t úc Octubre de iKim; 5 de Septiembre de 1825; y 15 de Marzo de 1828
— 179 —
Continuaba mientras tanto la política recelosa y tirante ini-
ciada en 1824 aunque fué suavizándose un tanto en los últimos
años del Rey; pero catedráticos, doctores y estudiantes hacían
constar en los documentos universitarios «que eran adictos á los
derechos de la Real Persona en cuya atención habían sido puri-
ficados en primera y segunda instancia», ó bien que o no habían
sido nacionales ni bajo ningún titulo pertenecido al llamado Go-
bierno constitucional, estando así purificados y que, en prueba de
su buena conducta religiosa, moral y política habían merecido
como estudiantes ú opositores el correspondiente atestado». A
qué tomar aquella extraña medida de cerrar las Universidades
desde 1830 á 1832 y dispersar á la juventud abandonándola á
una enseñanza privada para la que entonces no había prepara-
ción? Y ¿de qué sirvió tanta persecución, tanta severidad y tan-
ta vigilancia? Ni libros, ni maestros, ni juramentos, ni censuras
impidieron que, al albor de nuevas tendencias, los estudiantes,
renovando el sentimiento liberal de 1820, plantaran en su tri-
cornio la cucarda azul-cristina, símbolo de generosa idea, que
brotó á impulso de la presión cuando murió Fernando VII y
doña Cristina de Borbón fué Reina Gobernadora por su hija
D.a Isabel II.
Aunque personas duramente maltratadas y perseguidas tu-
vieron influencia en el cambio político de 1834, no hubo la ex-
tremada violencia que en el anterior régimen, aunque si intole-
rancia y malestar por la agitación continua de los ánimos. El
Rector fué llamado por la autoridad militar á León; el Goberna-
dor de Oviedo, General Isidro, acusó por desafectos y procesó á
varios doctores, llegándose después en igual medida hasta á al-
gunos dependientes; al dictar el Gobierno la R. O. de 31 de Ju-
lio de 1834, reclamando «sincera y cordial adhesión y fidelidad»
bajo pena de separación, el Claustro acordó «quedar enterado»;
y un día se negó á suscripciones para la Milicia nacional, como
otro ofreció descuento para la guerra y donativos para los pri-
En el archivo se guarda primorosa copia de la escritura de la fundación, esta cátedra de
Religión otorgada en n de Abril de 1S25 por el testamentario Cancio ante el escribano D. Juan
Antonio Urraza, de Madrid.
Menguada fué la suerte de la Universidad con los bienes que gencrosaMenlc la dejó el vir-
tuoso y sabio Pérez Villamil.
Véase Apéndice XII.
— i8o —
sioneros (1). Hubo, sin embargo, en la Universidad disciplina y
prudencia para conseguir el orden posible y la tranquilidad aca-
démica mientras duraron la desastrosa guerra civil y el cólera.
Por el articulo 4.° de la R. O. de i de Enero de 1834 se modifi-
có el sistema de impresiones y se declararon libres de licencia
las memorias y proposiciones de las Escuelas y Cuerpos científi-
cos dándose varios tolerantes decretos que auguraban excelen-
tes resultados.
Con las calamidades de la guerra intestina vinieron otra?
muchas de orden civil con la profunda división política del país
y los frecuentes «pronunciamientos») ó cambios de situación á
cuyo compás la Instrucción Pública viene siendo objeto de ince-
santes reformas, teniendo los diferentas planes vida efímera,
modificándose sin descanso por Leyes, Reales Decretos y nume-
rosas Reales Ordenes, Reglamentos y Circulares, que hicieron
un laberinto de la Legislación académica principalmente á par-
tir de la tercera época constitucional, sin rumbo fijo y alternado
el criterio fundamental de las reformas, reduciéndose muchas
veces á páginas de la Gaceta, porque á la teoría no responde
un criterio práctico, ni menos los medios económicos indispen-
sables en función tan costosa como la enseñanza.
Así pasó (y pasa) á la Universidad de Oviedo repitiéndose su
carencia de recursos y las dificultades para obtenerlos, cuando
se dictaban innovaciones y ensanches á su organización. AI apa-
recer el plan de 1821 descendía el arbitrio de la sal, aunque re-
cibió de la Provincia una suma de 78.000 reales que procedía
de tal tributo muy oscilante, como lo fué también el del vino, por
lo que el ilustre Jefe político D. José Caveda representaba celo-
samente al Gobierno y reclamaba fondos del Tesorocentral para
dotar las cátedras universitarias, al mismo tiempo que el Claus-
tro manifestaba «que pues parte de los diezmos se destinaba en
otras partes al auxilio y sostenimiento de los Seminarios Conci-
liares, procedía tratar de esto con el Jefe político y dirigirse al
Ministerio porque en esta diócesis de Oviedo se daban en suUni-
i
(i) Archivo de la Universidad. — Claustros de 29 de Enero de 1833; 12 de Diciembre de 1834,
i.°dc Junio, 25 de Septiembre, 26 y 10 de Octubre, 3 y 14 de Noviembre de 1835, y 20 de Ene-
ro y 3 de Julio de 1836
— 181 —
versidad las enseñanzas eclesiásticas» (1). Ya entonces estaba en
auge la política desamortizados; se caminaba á nueva y más
económica forma de tributación y á centralización administrati-
va, tan precipitada como extremosa; y el Estado reclamaba su
propio imperio en la función pedagógica para también mejor com-
batir á la reacción y á la insistencia de aquellas clases, que la
amparaban y se resistían á entrar en nueva vida de progreso.
Había ya acontecido esto cuando la guerra de la independencia,
y de igual manera la reforma recobró vigor cuando la enconada
contienda civil.
De la época antigua era asimismo el patronato universitario.
Desde su origen, según queda referido, fué honorífico y extraño
á la vida propia del Claustro, porque estaba reducido al asiento
doctoral, que se le concedía, y en lo demás limitado al nombra-
miento de personal administrativo, dependientes y á relaciones
de etiqueta en determinados casos. En 1815 participó el Patrono
que había sido nombrado Mayordomo mayor del Rey y se le dio
cortés enhorabuena; pero desde la revolución de 1820 cambiaron
las relaciones entre la Escuela y la casa patronal. Se consignó
entonces que, siendo nacional la Universidad y á cargo del Esta-
do ya debía concluir toda otra ingerencia y cesar la casa de Miran-
da en el nombramiento de los dependientes; y, sí en 1823 se con-
sintió en nombramientos de Secretario y Maestro de ceremonias,
no asi tres años más tarde cuando se desestimó su manifestación
de seguir designando los subalternos sin satisfacer sus nuevos
sueldos, como se hacía en análogos centros. No se avino á ello
el Patronato, que protestó de usar de su derecho donde corres-
pondiera y de representar á S. M. solicitando el edificio de la
Universidad ó su justo valor... El Consejo Supremo reclamó in-
forme al Claustro é insistió aquel en su demanda, como después
el apoderado condal en la provincia pidió en 1830 posesión
de sus prerrogativas, siguiendo durante cinco años varias ma-
nifestaciones de una á otra parte. Expresaban las del Claustro
que, según antecedentes antiguos y disposiciones modernas, le
haría distinguido recibimiento en la primera vez que se presen-
tase, con lugar de preferencia después del decano cuando asis-
«:) Archivo de la Universidad.— Claustros de 9 de Mayo de 1821; 27 de Julio de 282a; 3 de
Enero de 1833; y 24 de Septiembre y 24 Octubre de 1824.
— 182—
tiere, dándose por enterado á este efecto, siempre que se lo par-
ticipasen los sucesores al comenzar en el patronato, más no en
los nombramientos, que habían cesado por diferentes modernas
RR. 00. A ello se avino en 1835, el representante y no se con-
sintió aquí al año siguiente en el nombramiento de Secretario he-
cho por el Patrono porque, según la legislación vigente, «corres-
pondía ó S. M. á propuesta del Claustro» (1).
En orden más principal y pedagógico tuvo éste nuevo rumbo,
desde las reformas de 1836 por el plan «general» de Estudios
de 4 de Agosto de aquel año con que reemplazaba al vetusto de
1824- la situación entonces presidida por el famoso literato Du-
que de Riva^. Ofrecía las novedades consiguientes en todos los
ramos de la instrucción y régimen de sus corporaciones, des-
envolviéndose por lo que se refiere á la Segunda y «Tercera»
enseñanzas en el Arreglo provisional de 26 de Octubre del mismo
1836 y en disposiciones complementarias de 1837 sobre matrícu-
las, examen y grados; pero no pudo desenvolverse aquella radi-
cal reforma, flor de un día en la Gaceta, que adoleció del vicio
de la imprevisión como ha acontecido tantas veces.
En favor de la Universidad ovetense gestionaron entonces
cerca del Doctor Conde de Toreno, que ocupaba preminente
lugar en la política española, sus compañeros Sres.Mata Vigil y
Fernández San Miguel; y después trató el Claustro de la difícil
manera de desenvolver el nuevo plan (2), que fué provechoso en
esta Escuela porque mejoró el estudio de Matemáticas, amplió el
teórico de la Física con lecciones esperimentales y creó cáte-
dras de Historia general y de Literatura para los de Filosofía, in-
troduciendo en la facultad de Leyes el estudio de la Economía
política.
Como se careciese de estos maestros y medios para su dota-
(O Archivo de la Universidad — Claustros de 18 de Octubre de 1815; 24 de Enero de 1812;
18 de Octubre de 1823: 8 de Abril, 18 de Junio y 25 de Octubre de 1826; 14 de Marzo y 16 de
Abril de 1827; 17 de Febrero de 1S28; as de Febrero de 1S30; 14 y 22 de Mayo y 10 de Junio
de 1835 y 5 de Febrero de 1836.
Uno de los últimos nombramientos patronales fué de 26 de Julio de 181$. Decía el titulo,
«nombro portero con 50 ducados al año á Benito Granda en atención á los méritos de su padre
Nicolás y abuelos, y mando al Rector que le guarde todas las honras y preeminencias que le per-
tenecen». Hasta 1861 que fué destinado á servir en el Instituto, que está en el minino edificio de
la Universidad, fué Benito portero y bedel de la Casa, muy querido de catedráticos y estudian-
te*, correspondiendo al entrañable amor que profesaba al Establecimiento. Su tipíco carácter
escolar fué objeto de famosa semblanza en el periódico estudiantil El Invhnio, gracioso artículo
del malogrado Antonio Arango. El popular Benito falleció en 1873.
(2) Archivo de la Universidad.— 20 de Julio y 17 de Noviembre de 1835 y 15 de Noviembre
de 1836.
— le-
sión, tuvo valioso apoyo en una corporación provincial mantene-
dora del espíritu innovador que la habían infundido sus inspira-
dores y directores Campomames y Jovellanos; fué la Sociedad
Económica de Amigos del País de Asturias. Desde 1832 había
alcanzado el benemérito Cuerpo cátedras industriales emana-
das del Conservatorio de Artes (donde fué doctísimo profesor el
asturiano D. Antonio Gutiérrez) y, bajo la dirección del Rector
Sr. Mata Vigil, una comisión mixta compuesta de los docto-
res Alvarez Arenas, P. Caso, García Cónsul, Blanco y de los
socios D. Telesforo Cónsul y D. Francisco Julián Sierra deter-
minó trasladar al edificio universitario las cátedras económicas
bajo las siguientes bases:
Primera: que los señores Catedráticos de Economía Política, Matemáticas y
Química de la Sociedad pasarían provisionalmente á dar sus enseñanzas á la
Universidad, acomodándola de manera que en lo posible se llenase el objeto
para que fueron nombrados y lo que se pedía en el nuevo plan de estudios pro-
visional vigente.
Segunda: que la dirección de dichas cátedras continuase, como está preve-
nido, por la misma Sociedad Económica.
Tercera: que los gastos de traslacción de los enseres de las cátedras de Ma-
temáticas y Química se harán por cuenta de la Universidad, y la misma destinará
también algunas sumas para los gastos de la enseñanza esperimental, á que
también contribuirá la Sociedad.
Cuarta: las cátedras tendrán una doble matrícula: una en la Universidad
para sus alumnos y otra por la Sociedad para los suyos.
Quinta: las horas de enseñanza como los locales para esplicar, lo acomoda-
rán loa señores Catedráticos de acuerdo con el Claustro (i).
Justo es, pues, hacer mención de tales profesores que con
celo y desinterés aceptaron tan penoso encargo: enseñó «Mate-
máticas y Dibujo», D. José de Posada Herrera; «Física y Quími-
ca», D. León Salmean; y sucesivamente «Economia política»
D. Antonio Oviedo y Portal, D. Ramón Valdés y D. Benito Ca-
nella Meana. Muy principalmente el Sr. Salmean inició y ase-
guró afición é inclinaciones á los estudios experimentales y co-
menzó á formar gabinete de máquinas y laboratorio de ensayos
aquí poco menos que desconocidos. La Sociedad Económica hizo
grandes esfuerzos para obtener material de enseñanza y otro
(t) Archivo de la Universidad.— Claustro de 29 de Noviembre de 1836.
— Archivo de la Sociedad Económica.— Acta de 5 de Diciembre de 1836.
13
— 184 -
tanto el Claustro (1), que apenas tenía más que una máquina
neumática y otra eléctrica, muy buenas entonces, y obtuvo del
Instituto de Gijón otros instrumentos, allí sin uso y en pésimo
estado por los azares que habían perseguido á la fundación de
Jovellanos.
Mas la guerra civil con la amenaza de invasiones y desaso-
siego interior no favorecía el desarrollo pedagógico aunque se
había mejorado la condición del profesorado con los sueldos,
que continuó en adelante, pues los catedráticos de 1841 volvie-
ron á recibir íntegra la dotación que les señalaba el plan de 1824
y de la que no disfrutaban desde, 1829 porque se retenía en el
arca universitaria; continuaban los Prebendados de la Catedral
con sus cátedras, aunque ya no todas; en la facultad de Leyes
se recomendó en 1838 al profesor de Derecho político que espli-
case la Constitución para que los estudiantes se penetrasen de
su espíritu y fundamento; se procuró dar vida más activa á las
Academias de las Facultades que tenían buenos reglamentos y
estaban dirigidas por excelentes Moderantes, últimamente cate-
dráticos; y respecto á libros de Texto para Filosofía, Leyes,
Cánones y Teología hubo criterio más amplio y se recibieron los
mas nuevos y adelantados, sin aquellos reparos de principio
de siglo ni menos los de la visita de 1815, porque en 1839 ya se
aceptábanlas mejores obras nacionales y extranjeras (2).
Esta y mas innovaciones del nuevo reinado merecen especial
mención. Respecto ol traje escolar fueron suprimidos en 1835 la
sotana y manteo antiguos, prendas clásicas de igualdad en la
clase estudiantil, disponiéndose que loscursantes asistiesen á las
aulas ele levita ó frac, á su arbitrio, capa y sombrero de copa
alta, y los graduados como les acomodase y sus atenciones lo
permitiesen (3). En disposición de mas trascendencia dos años
después se suprimieron en todos los ejercicios académicos las
fórmulas silogísticas nada menos que «por ser repugnantes al es-
tado actual de la civilización», quedando los argumentos reduci-
1
(i) Archivo ííe b Universidad.— En Angtúo de 15 de Noviembre de 1815 cedió el Dr. Pe-
tera iH[ücll¿id. do* cxcclcnte-i mi'|iJnns. que había adquirido en la testamentaría del antiguo Rec-
tor y Director de 3a I'J nii«. l 1). Uernardino A de Sierra, por la suma de 320 reales, aunque
vxiüaa iná* de 4,000 cad i una, Clin*tro-i de ix de Julio de 1834 y 31 de Enero de 1837
tu Arrhivi] d^ la Uiiiveriidnil— Claustros de 23 de Septiembre, 8 y 18 de Noviembre de
1%31> i£ de Uciului- de 1837, ia tic Enero de 1838 y 13 de Octubre de 1839.
j.\> Archiva de la Un 1 vsr ^ídad,— Claustro de 16 de Octubic de 1735.
- 185 -
dos ú. preguntas, y se permitió ejercitar en lengua latina ó espa-
ñola ó. elección de los graduandos (1). Todo lo antiguo ib^ des-
apareciendo y mas lo secundario de formas arcaicas.
La concurrencia de alumnos sufrió una baja considerable,
pues al abrirse la matrícula en 1836 faltaba casi la mitad de
los alumnos inscritos en 1835. Tan súbito abandono se quiso
justificar en la abolición del antiquísimo manteo, trage econó*
mico, popular y característico de los estudiantes de España, co-
mo también en el aumento de derechos de matrícula (20 reales)
y de grados. Y otras eran las causas. A las cuatro quintas par-
tes de los teólogos, hijos de labradores, se les cerraba la carrera
porque, suspendida la facultad de conferir órdenes, de adjudicar
capellanías y de provisión de curatos no tenían aquellos porve-
nir. Otro tanto sucedía á los canonistas, al mismo tiempo que
para los de Jurisprudencia disminuían considerablemente los ne-
gocios forenses con el establecimiento de juzgados de primera
instancia. Agregúese á esto que habiéndose suprimido el fuero
académico, eximidor del servicio de las armas á bachilleres
y tonsurados (2) los estudiantes asturianos, muchos de escasa
fortuna, no podían sufragar tales gastos sin esperanza de com-
pensación á sus sacrificios. Pero corrían tiempos muy azarosos
y hubo que llegar hasta medidas escepcionales que, por otra
parte, eran ya necesarias. De aqui vino aquella relativa deca-
dencia universitaria de que se lamentaba el celoso Rector señor
Mata Vigil (3) porque se vivía en un estado incierto y poco ha-
lagüeño para las profesiones literarias; las reformas eran tran-
sitorias y provisionales; y este carácter tuvo el arreglo 1836
como otras disposiciones complementarias sobre sustituciones de
cátedras, programas, contabilidad, etc., en medio de carencia
de recursos. Siempre la pobreza en la casa de la ciencia.
De todos era ya conocido el lastimoso estado económico de
las Escuelas, pues, cuando la Nación se incautó de sus bienes
para administrarlos por su cuenta, la precaria situación de la
Universidad de Oviedo era la siguiente, como consta del «Re-
tí) A rcfcivo de la Universidad. — Claustro de 2 de Mayo de 1837.
(3) Cesaron las exenciones de sorteo y facilidad de poner sustitutos á los estudiantes
•quintos* y concluyeron también aquellos cambios y abusos de años de carrera militar por años
académicos, que fué cosa ce rricnte en muchos acuerdos claustrales desde la guerra de la Inde-
pendencia hasta la guerra civil inclusive.
(3) Archivo de la Universidad.— Claustro de 24 de Octubre de 1838
— i86 —
sumen de propiedades, rentas, censos y' demás derechos de los
establecimientos literarios españoles»:
i
RENTAS QUE SE PAGAN AL
CORRIENTE
Valor Renta
capital anual
RENTAS NO CORRIENTES AUNQUE
SCN COBRADLES
Valor Renta
capital. anual
RENTAS
Valor
capital
INCOBRARt.RS
Renta
anual
293,707
9,573
154,319,16
1,514
J»
16,843,16
Y como la necesidad es muchas veces causa de discordia, en
Oviedo apareció ésta y por Orden de 3 de Mayo de 1842 de la
Dirección general de Estudios, se nombró visitador de la Es-
cuela al Jefe superior político de la provincia para aclarar cier-
tas desavenencias entre el Rector y Claustro, pidiéndole el co-
nocimiento de las causas y origen de las discordias para estir-
parlas. Se le autorizaba para indagar las intrigas, enredos, espí-
ritu de partido ó padrinazgo entre catedráticos y también para
tomar medidas perentorias, que no fueron de mucha trascen-
dencia.
Era resultado de la división local, de las diferencias políti-
cas y de la lucha enconada, que venía de lejos, como queda re-
ferido; de encontrados sentimientos, que se agitaron más durante
la guerra civil y trascendían á las corporaciones como el Ayun-
tamiento, Cabildo Catedral, Sociedad Económica y Claustro
Universitario, cuyos doctores y maestros figurabau en aquellas
tanto de uno como del otro partido. En el pueblo reinaban tam-
bién separaciones vivas de opinión con cierta trascendencia
religiosa en días en que había pasado por aquí el protestante
Jorge Barrow; cuando todo se discutía con viveza después de las
invasiones de fuerzas del Pretendiente, se había conmovido la
diócesis con la división del Cabildo y clero por el nombramien-
to del Obispo electo Sr. Pérez de Necochea como Vicario capi-
tular y Gobernador, dando origen á la famosa «causa eclesiás-
tica» y á dos muy discutidos libros en 1840 á ella referentes; y
cuando vinieron á continuación las intolerancias de la Junta
provincial y las varias disposiciones del reformista ministro se-
ñor Alonso, el admirador y editor de Campomanes.
Un decreto de 1.° de Octubre de 181-2, dado por el Regente
" *>, refundió en una Facultad de Jurisprudencia las dos
h:
-i87-
de Leyes y Cánones, y en ella se hacía detenidamente durante
diez cursos el estudio del derecho patrio, que aquí puede decirse
no apareció hasta 1802. Las enseñanzas eran estas: «Prolegó-
menos del Derecho; Elementos de Historia y de Derecho roma-
no»»;— «Elementos de Historia y de Derecho Civil y Mercantil de
España»; — «Elementos de Derecho Penal, de Procedimientos y
de Derecho Administrativo»; — o Elementos de Historia y de De-
recho Canónico»^; -o Códigos civiles españoles, el de Comercio
y los de Materia criminal»; — «Historia y Disciplina eclesiástica
general, especial de España y Colecciones canónicas»; — «Dere-
cho Político Constitucional con aplicación á España, y Econo-
mía política»; — o Derecho Natural y de Gentes, Tratados y rela-
ciones diplomáticas de España»; — y o Principios generales de le-
gislación, Legislación universal comparada, Codificación»).
La enseñanza y su parte material recibieron impulso debido
al celo del Sr. Alvarez Arenas, Rector en el trieno de 1843,
pues con activa solicitud introdujo variaciones muy convenien-
tes para fomentar los estudios, como preparación de radical
reforma universitaria punto de partida para el progreso de la en-
señanza. El preparó para el Gobierno interior del Claustro ove-
tense, el Reglamento discutido y aprobado en 1.° de Enero de
1814 con las obligaciones del Claustro general, Rector, Doctores
Secretario, Bedel, Portero y reglas para el recibimiento de au-
toridades y otros asuntos interesantes, á los que ya no respon-
dían los anticuados y desconocidos acuerdos de los antiguos
libros de actas ó claustros (1).
De todas suertes el estado de la enseñanza pública en Ovie-
do, como en el resto de España, dejaba mucho que desear. Tris-
te, pero cierto, es el cuadro pintado por el Sr. Gil y Zarate ex-
presando la postración de las Universidades españolas antes de
la obra por siempre memorable de un estadista asturiano.
Fué el plan de 1845.
(iJ «Reglamento intciior del Claustro de la Universidad de Oviedo.— Imprenta de don
1". Pedregal, impresor de la Universidad, 1844» - «Instrucción que determina las obligaciones del
Héctor, Decano y Empleados de la Universidad de Oviedo en la administracicn económica de
cíte Establecimiento literario .— (H"ja suelta, sin pié de imprenta; pero fué estampada en la an-
terior en j S48J.
-r- —."«■*
-189-
CAPÍTÜLO X
Reforma de las Universidades por el Ministro Sr. Pidal en 1 84$. — Modificacio-
nes posteriores. — Revolución de 1868. — La Restauración. — Alteraciones di-
ferentes de los Estudios en la Universidad de Oviedo, segitn los frecuentes
cambios de legislación escolar. — Facultades de Filosofía y de Filosofía y Le-
tras: su desaparición. — Facultad de Ciencias; sus servicios á la provincia; su-
presión y renovación. — Facultad de Teología; supresión, restablecimiento y
terminación. — Facultad de Jurisprudencia; sus vicisitudes hasta la actual de
Derecho; el Doctorado; antigua Escuela del Notariado. — Otras indicaciones
sobre la enseñanza universitaria ovetense.— Matrícula. — Cátedras y Acade-
mias.— Disciplina. — Libros- de Texto; programas y cuestionarios; métodos.
— Exámenes. —Premios y Pensiones. — Material de Enseñanza. — Bibliotecas
de Facultad.— Gabinete de Física.— Laboratorio de Química — Antiguo Jar-
dín Botánico. — Observatorio astronómico,— Donativos. — Organización y per-
sonal administrativos. — Presupuesto. — Consideraciones.
No se ha pretendido en este humilde libro escribir la histo-
ria de la Instrucción pública española, porque, según su título,
en propósito más limitado se intenta solamente bosquejar ligero
cuadro con las vicisitudes de la pública enseñanza en Asturias.
Por tanto no cabe detenerse aquí en la trascendental obra del
sabio Ministro D. Pedro José Pidal, que en el famoso Plan de
1W5 reformó radicalmente las Universidades españolas, consu-
mando la empresa iniciada en los tiempos de Carlos III y prose-
guida al compás de las alteraciones nacionales en la primera
mitad del siglo xix.
La ley refrendada por el Sr. Pidal ha sido muy discutida res-
pecto á su intención, á su alcance y resultados; pero no debe
dudarse de su bondad y eficacia y de ser expresión de progreso
cierto para la cultura del país detenida y enredada en las mallas
de disposiciones parciales y en la lucha no apagada do contra-
rios bandos. Dícese del insigne reformador que no llevaba tan
lejos su pensamiento como supone el Sr. Gil y Zarate, historia-
_ 190 —
dor del plan, y que él entendió de otra manera las bases funda-
mentales del mismo ó secularización y libertad de la enseñanza,
gratuidad de la misma y centralización administrativa de sus
organismos. Ciertamente que la secularización ya venia de más
lejos, del Ministro Roda, deshaciendo los Colegios mayores, y de
los planes de 1807, 1821 y 1836, cuyo espíritu, mejorado, se si-
guió por el Ministro asturiano, que en los otros principios dio
cuerpo y vida á las ideas de los partidos victoriosos en la guerra
civil, procurando también imitar y seguir las reformas francesas
en su desenvolvimiento y reglamentación, apartándose bastante
de la tradición universitaria española. Más no cabía hacer otra
cosa ante la decadencia de nuestras aulas, pues era urgente sa-
carlas de su postración como se justifica en el notabilísimo
preámbulo del plan, que fué seguido por disposiciones comple-
mentarias y reglamento de Septiembre de 1845.
Abarca las diversas clases de enseñanza, secundaria, mayor,
superior y especial; sus varios establecimientos públicos ó priva-
dos; el profesorado de Regentes y catedráticos mejor dotados; y
todo bien desenvuelto en reglas detalladas extremando el ex-
píritu burocrático, centralizador y autoritario, que desde enton-
ces va unido á todas las reformas académicas.
Sin razón ni motivo y con ese afán de tejer y destejer en la
Administración española, la obra de 1845 fué modificada por si-
guientes ministros en 1847 por el Sr. Pastor Díaz, en 1850 por
el Sr. Seijas Lozano y en 1852 por el Sr. González Romero, que
no mejoraron con sus planes y respectivos reglamentos la dicha
del Sr. Pidal y se limitaron á detalles y alteraciones de escasa
trascendencia, particularmente en la enseñanza universitaria.
Carácter más amplio y organización más completa tuvo de nue-
vo la Instrucción Pública con la ley famosa de 1857 debida al
ilustre Ministro de Fomento Sr. Moyano, desenvolviendo la obra
de una comisión por él elegida al efecto y de la que formaron
parte dos antiguos catedráticos de la Escuela ovetense, señores
D. José de Posada Herrera y D. Francisco de Tames Hevia. Aun-
que no exenta de lunares esta obra ecléctica, tuvo más acepta-
ción y duración que las anteriores y es como un resumen de to-
do lo hecho hasta entonces desarrollado bajo los principios doc-
trinarios del partido imperante. Y, sin embargo, fué sospechosa
tal ley, no pasados dos lustros, y en ella puso mano el Ministro y
docto catedrático Sr. Catalina cuando aquellos 23 decretos de
extremoso sentido reaccionario con que pretendió refrenar la
marcha progresiva de las cátedras y guiar la enseñanza á los
unes de aquella intolerante situación política, precursora de la
Revolución.
El alzamiento nacional de Septiembre de 1 868 sacudió al
país de un modo radical cambiando las instituciones sóbrela
base firme de las doctrinas democráticas. En primer término y
entre las más importantes se proclamó la «libertad de ense-
ñanza», que fué clibre en todos sus grados cualesquiera que fue-
re su clase) á partir del Decreto de 21 de Octubre, que derogó
las reformas del Sr. Catalina y restableció con sucesivas modifi-
caciones la obra del Sr. Moyano para llegar á ser la legislación
escolar un enmarañado conjunto de disposiciones parciales.
Y todo porque en aquellos años de continua agitación políti-
ca y guerras civiles, bajo el Gobierno provisional, Monarquía
de la casa de Saboya y la República faltaron sosiego y concierto
(como siguen faltando) paro obra seria, fundamental, progresiva
y digna por la que suspira la nación. Hubo, si, intentos gene-
rosos y pasos de avance respecto á la enseñanza, y ésta pudo di-
fundirse sin aquellas trabas, un día y otro puestas por las situa-
ciones políticas anteriores á 1868. Desde entonces tendió la Uni-
versidad á nueva vida de exteriorización social y á mas influen-
cia pública por encima de secundaria misión en el otorgamiento
de diplomas y títulos.
Siguieron iguales propósitos cuando la situación de 1874 y
mas desde la restauración del Rey Alfonso XII á quien, bajo la re-
gencia de su madre la Reina viuda D.a María Cristina de Habsbur-
go, sucedió su hijo D. Alfonso XIII, monarca actual, declarado
mayor de edad en 1902.
Ni para compendiar siquiera, á partir de las disposiciones del
ministro Conde de Toreno, hay espacio en estas páginas enume-
rando las muchas disposiciones en el ramo de la Instrucción ni
los varios proyectos intentados con objeto de unificarla y des-
envolverla, cual se ha procurado con proyectos de ley, bases y
comisiones á fin de lograr uno ó varios códigos académicos don-
de se fomente la enseñanza á la manera que, con mayor ven-
— 192—
tura, lo han conseguido otros pueblos. Dentro de las reformas
fragmentarias con que se vienen verificando los cambios, recti-
ficándose unos á otros, deben mencionarse aquí, como conti-
nuadoras de los planes generales y R. D. de 1842, aquellas mo-
dificaciones que en más ó en menos afectaron á la Escuela ove-
tense como los RR.D D.de 1880, 1883 y 1884, refrendados por
los Ministros Sres. Lasala, Gainazo, Marqués de Sardoaly Pidal
y Mon (D. Alejandre) siendo vigente el último, modificado en
parte por el Sr. García Alix, primer ministro de Instrucción Pú-
blica y Bellas Artes, en 1900.
A tenor de las disposiciones que van citadas cambió el cua-
dro de enseñanzas de la Universidad de Oviedo, moldeada en la
organización general impuesta á todas las subsistentes por el
primer Marqués de Pidal. En 1845 conservó los estudios de Fi-
losofía, Jurisprudencia (leyes y cánones) y Teología; perdió estos
últimos en 1852, y los recuperó en 1857 cuando cambió los de
Filosofía por los llamados de Filosofía y Letras y de Ciencias, que
desaparecieron en seguida; en 1867 quedó la Universidad redu-
cida á una mera Escuela de Derecho Civil, que unió al Canónico
de 1868; y en 1895 de nuevo abrió de aulas para las Ciencias
exactas.
La Facultad de Filosofía, continuadora de la antigua de
Artes, estaba constituida desde 1845 de un periodo elemental ó
segunda enseñanza (bachillerato) y de otro de Ampliación, subdi-
vidido en dos secciones de Letras y Ciencias como preparación
para determinadas carreras.
En la reforma inmediata del Sr. Pastor Díaz (ya separados
los Institutos) fueron cuatro las secciones en dos grupos de Lite-
ratura y Ciencias filosóficas, y de Ciencias físico-matemáticas y
Ciencias naturales, cambiando las filosóficas por la Adminis-
tración en los decretos de los Sres. Leijas Lozano y Romero.
Ahora bien, del período propio de Facultad no tuvo Oviedo to-
da la plantilla del profesorado, que pedía la reforma, y se dio
la enseñanza uniendo diferentes asignaturas y otorgándose algu-
nos grados de un modo precipitado. Predominaban los estudios
especulativos, históricos, literarios y filológicos, apartados aque-
llos de la estrechez y escasas miras á que les había reducido la
dialéctica escolástica, tomando el nombre de Facultad de Fi-
w
— 193 —
losofia y Letras en 1857, separada de la de Ciencias, y aquí
se autorizó solamente el grado de bachiller siendo necesario
para terminar la carrera recurrir á la Universidad Central.
Esta medida contribuyó á disminuir la matrícula que, por otra
parte, nunca fué numerosa, viviendo á favor de la simultanei-
dad, y porque determinadas asignaturas se cursaban en año
preparatorio para Derecho. Ofrecía á sus cursantes escasas colo-
caciones, pues mirando la ciencia bajo un fin práctico y econó-
mico, ni el profesorado se juzgó aliciente bastante, ni los desti-
nos en Archivos y Bibliotecas se creyeron suficiente recompensa;
más en verdad que la permanencia de la facultad en Oviedo
levantó el gusto literario, inició los estudios filosóficos y propagó
el conocimiento de las lenguas sabias. Nunca pudo su profeso-
rado completarse con catedráticos propietarios, como prescribía
la ley, teniendo que recurrir á encargados y auxiliares que lle-
naron muy cumplidamente su cometido. Obedeciendo las órde-
nes de la Superioridad, el Decano Sr. Delgado remitió en 1860
un informe sobre el orden y método de tales estudios, lenguísti-
cos, literarios, históricos y filosóficos con muy atinadas observa-
ciones ante el cuadro limitado, que aquí tenían tales enseñanzas,
desaparecidas, sin razón ni motivo cuando la reforma del señor
Catalina.
Los estudios de Ciencias habían tenido buen auxilio con las-
cátedras experimentales de la Sociedad Económica de Amigos
del País, que sirvieron de única base universitaria cuando la ley
de 1845 las dio carácter académico. Desde 1845 á 1852 no fal-
taron alumnos matriculados en esta enseñanza donde, en gene-
ral, fué escasa la concurrencia, aunque se simultaneaba con las
otras carreras y servía de preparación para las de Medicina y
Farmacia. Descendió la matrícula cuando exigiéndose ciertos
requisitos no los alcanzaban los artesanos, industriales, propie-
tarios, mecánicos, telegrafistas y otros á quienes eran útiles
aquellos conocimientos. De nada sirvió que la ley de 1857 las
diese mas importancia elevándolas á Facultad independiente
desde una Sección en ía de Filosofía, porque, si solamente se
atiende al número de estudiantes, tuvo lánguida vida hasta el
decreto de 1860 en que fueron suprimidos en esta Universidad,
quedando los más de los profesores agregados, en comisión, al
— 194 —
Instituto provincial, donde continuaron prestando grandes ser-
vicios á Asturias.
Aunque fué tan fugaz el primer periodo de la Facultad de
Ciencias en la Universidad de Oviedo fueron grandes las utilida-
des que prestó á la provincia. Ella despertó la industria minera
asturiana analizando gratuitamente el cinabrio, los plomos ar-
gentíferos, la calamina, el cobre y, particularmente, los hierros
y carbones de nuestras cuencas. A instancia de los Gobernado-
res y Diputación provincial se conocieron las aguas minerales
del país y con especialidad la de sus casas balnearias; el Muni-
cipio de Oviedo tuvo calificadas las aguas potables de la pobla-
ción; los Hospitales y Cárceles apelaron también al análisis para
precaverse de toda adulteración en los alimentos; el Gobierno
eclesiástico utilizó las ciencias esperimentales sobre las sustan-
cias destinadas al culto; y los Tribunales de justicia hallaron, en
la respuesta á sus exhortos, modo de esclarecer ciertas cuestio-
nes y de probar muchos hechos por medio de operaciones de
reacción, toxicológicas y esperimentales.
Brevemente, en la Memoria universitaria de 1858 á 1860, se
reseñan otros trabajos de aquellos catedráticos. El Decano señor
Salmean sorprendió por medio de la acción química la falsifica-
ción de un vale de crecida suma, dificultad insuperable al simple
criterio legal. El mismo profesor, destinado á la enseñanza de
Física, fué el primero en nuestras Universidades que se dedicó
á los importantes trabajos de las Observaciones meteorológicas,
que, desde entonces, imprimió y publicó facilitando interesantes
datos á la prensa y al público para e) conocimiento físico del
clima y útiles aplicaciones á la agricultura. El catedrático de
Química Sr. Bonnet y Bonfill, observando las varias algas marinas
que salen á nuestras costas, hizo conocer su riqueza estrayendo
de ellas el yodo, trabajo considerado por el Gobierno como un
mérito en la carrera de tan entendido maestro. El Sr. Luanco
estrajo del orujo de la manzana gas de alumbrado, de cuyo des-
cubrimiento se ocupó la prensa de Francia, y además publicó
una «Memoria sobre la elaboración de la sidra», como bebida al-
cohólica que representa una considerable riqueza en el país. El
profesor de Historia natural Sr. Pastor, López obtuvo el premio
del concurso anunciado en 1852 por la Academia nacional
— 195 —
de Ciencias, por su «Memoria Geognóstieo agrícola de la pro-
vincia de Asturias»; y posteriormente publicó unos «Ensayos sobre
la Fauna Asturiana», y varios artículos acerca de la florescencia
de los árboles. El que le sucedió, D. Luis Pérez Minguez, conti-
nuó iguales publicaciones; la supresión de la Facultad le sorpren-
dió en sus trabajos de la Flora de Asturias y poco después publicó
el Manual del «Agricultor asturiano», sosteniendo en los periódi-
cos sus observaciones y estudios. Con tales profesores trabajó el
célebre Schulz.
En 1860 fué la de Oviedo la primera Universidad de España
que, por medio del péndulo de Mr. Foucault, demostró el movi-
miento rotatorio de la tierra con el aparato colocado en la capi-
lla del Establecimiento, donde los Sres. Salmean y Terrero hi-
cieron los mas bellos experimentos ante numerosa y escogida
concurrencia. Para mejor conocimiento de los asistentes se re-
partió un impreso con todas las necesarias esplicaciones, y fué
muy notable este suceso, del que se ocuparon con elogio la pren-
sa de la corte y provincias. Y en 1902 se repitió en París, comu-
nicando el telégrafo y prensa franceses aquella novedad...
Los útiles de tal facultad se aprovecharon para el Instituto.
Sus dispersos catedráticos se reunieron en esta capital cuando
el notable eclipse de sol de 18 de Julio de 1860 para las obser-
vaciones realizadas en el Jardín Botánico, y acaso en ninguna
otra comarca de España se hicieron tan acertadas y dignas de
ser tantas veces citadas en varios trabajos astronómicos.
El movimiento industrial, fabril y agrícola, que hoy agita al
antiguo Principado, reclamaba un día y otro el restablecimiento
de una facultad que dio tan felices resultados, teniendo también
ahora mas aliciente y mejor porvenir que antes los que se dedi-
quen á las ciencias exactas, físicas y naturales cuyo estudio, por
lindóle especial, tanto necesita del auxilio y medios del Estado.
Esto se debió al entusiasmo y celo del sabio Rector Sr. Aram-
buru, que recabó el patriótico concurso de la Diputación pro-
vincial (sucesora en buena ley de aquella antigua Junta General
á la que tanto debió la Universidad) y del Ayuntamiento de
Oviedo, que por mitad sufragan dichas enseñanzas. De esta suer-
te se restauró en Oviedo la Facultad (Sección) de Ciencias Fisico-
matemáticas por R. O. de 9 de Julio de 1895.
— 196 —
Comprendió desde luego los estudios de las asignaturas si-
guientes: «Análisis matemático» (1.° y 2.° curso), «Geometría
analítica», «Cosmografía», o Física o, «Química general», «Zoo-
logía», «Mineralogía y Botánica» y «Dibujo lineal y topográfico*.
Encargáronse interinamente del desempeño de estas asignaturas
los catedráticos del Instituto Sres. Jimeno, Martin Ayuso, el au-
xiliar Sr. Iraola, los Arquitectos Sres. La Guardia y Bellido y el
Sr. Redondo, único profesor interino que continua por haberse
suprimido la asignatura de «Dibujo lineal y topográfico» convir-
tiéndose en la de o Dibujo geométrico y artístico», que solo de un
modo provisional ha sido establecida hasta dar lugar á que los
alumnos la traigan aprobada del Instituto. Fué después designado
definitivamente por concurso el personal de auxiliares, entre Jos
que han figurado los Sres. Nacher y Barras; hoy siguen los se-
ñores Molina, Martínez y Fernández Castillo, y fué también con-
siderado como auxiliar el ex-ayudante nombrado por oposición
Sr. Entio. Sucesivamente fué nombrado el personal de numera-
rios, algunos ya trasladados á otras Universidades como los
Sres. Izquierdo, Hernández y Aparicio, continuando ahora los
Sres. Urios, Mur y Ainsa, Fernández Echavarría y Rioja. Con
motivo de la reforma de los Estudios de Ciencias por R. D. de 4
de Agosto de 1900 y siguiente R. 0. de 28 de Septiembre se su-
primió la asignatura de oCosmografía y Física del Globo» de que
era catedrático numerario al Sr. Fernández Echavarría, y hallán-
dose entonces vacantes las de («Análisis matemático» (1.° y 2.°
curso) se le nombró catedrático de la de primer curso, desempe-
ñando la de segundo como acumulada. Así mismo al Sr. Mur,
catedrático de «Geometría métrica y geometría analítica», y al
Sr. Rioja que lo era de «Zoología general» y de « Mineralogía y
Botánica» se les consideró como catedráticos de una de lasde su
cargo desempeñando la otra en concepto de acumulada. Supri-
mióse la asignatura de «Dibujo lineal y topográfico», y se esta-
blecieron las ociases prácticas» en las diversas asignaturas.
Muy de sentir es que, correspondiendo á los esfuerzos de la
Diputación y Ayuntamiento de Oviedo, el Estado no organice de
un modo completo los estudios de Ciencias en la Universidad
ovetense, pues en esta provincia, muy especialmente, son de in-
mediata aplicación los conocimientos fisíco-matemáticos. Debe,
— 197 -
así, completarse tal facultad, con mas Secciones de las ciencias
exactas, físicas, químicas y naturales, que tanto pueden auxiliar
al moderno movimiento industrial y agrícola de Asturias.
La Facultad de Artes (dividida después en las de Filosofía y
Ciencias, literarias y exactas, que quedan reseñadas) daba su
principal contingente para la Facultad de Teología en la an-
tigua vida universitaria. Su organización y enseñanzas primeras
pueden verseen los Estatutos viejos y en el plan de 1774, y así
continuó hasta las reformas del siglo pasado alcanzado su cua-
dro más completo en la organización del Sr. Pidal en 1845,
pues fueron cercenadas y agrupadas las materias en los cambios
de 1847 á 1850. Después de un curso preparatorio de Literatura
y composición latina, Literatura española y ampliación de Filo-
sofía, la carrera teológica abarcaba ocho cursos con las asigna-
turas de «Fundamentos de la Religión», «Lugares Teológicos»,
«Sagrada Escritura», «Teología dogmática, especulativa y prác-
tica», «Teología Moral», «Oratoria Sagrada», «Historia é Insti-
tuciones de Derecho Canónico.», «Historia eclesiástica general y
particular de España», «Influencia del Cristianismo en la Socie-
dad civil», «Disciplina general de la Iglesia y particular de Es-
paña», «Colecciones canónicas» (alguna de estas materias se
cursaban en la sección de Cánones de la Facultad de Jurispru-
dencia) «Lengua griega» y «Lengua hebrea».
Desde la creación de la Escuela fué tal Facultad el nervio de
mas vida en su existencia y era en su bjason literario el cuartel
mas notable. Había mejorado completamente la condición mo-
ral de la provincia, trasformando é ilustrando su clero, y con
esta consideración, cuando fué suprimida por R. D. de 21 de Ma-
yo de 1852, la Diputación provincial, el Ayuntamiento de Ovie-
do y el Claustro universitario acudieron al Gobierno pidiendo
su reposición, que fué alcanzada con el art. 13 de la ley de
1857. Mas habían variado las circunstancias, y el segundo perío-
do de las cieucias teológicas en Oviedo no fué, ni con mucho,
tan feliz como el primero, ya por la escasez de alumnos ya por
el vicioso arreglo déla Facultad, cuya organización estaba apla-
zada. Su programa, determinado conforme al Reglamento de 28
de Septiembre de 1851, no era el suficiente ni lo fué con la di-
cha ley de 1857, que no hizo novedad en los estudios esperando
— 198 —
el planteamiento definitivo de los Seminarios Conciliares; y hasta
al personal de la carrera compuesto de auxiliares y encargado?
de reconocida capacidad, faltábale el requisito de la propiedad
y de la estabilidad, que tanto convienen á la enseñanza y real-
zan la importancia académica de una Facultad. Aun así hubo al-
gunas mudanzas hasta que, por R. D. de 19 de Julio de 1867,
fué suprimida difinitivamente la Facultad de Teología y fueron
declarados cesantes los sustitutos, quedando excedente el cate-
drático numerario Sr. Fernández Cardin. En los primitivos tiem-
pos fué numerosa la matrícula dé esta enseñanza. Pais pobre y
de mucha población el de Asturias, que necesita numeroso clero
parroquial y que contaba además con muchos beneficios ecle-
siásticos, dio cursantes teólogos á la sombra de privilegios y
esenciones. Cuando éstas cesaron y se estableció el Seminario
diocesano ovetense; cuando en éste fué menos costosa la matrí-
cula y se encontraron los seminaristas con requisitos y trabas
para cursar y graduarse en la Teología universitaria (1) dismi-
' nuyó la concurrencia, no obstante la justa reputación que en la
provincia y fuera de ella alcanzaron los teólogos de la Universi-
dad de Oviedo, de donde, como queda escrito, salió un clero in-
teligente y virtuoso.
Si cierta y relativa importancia de las Escuelas está en la
extensión de los estudios y en el número de sus Facultades, es
indudable que la de Oviedo descendía, por mas que en sus otras
enseñanzas se mantuviese á la altura de su crédito antiguo, co-
mo aconteció con las jurídicas.
En los planes de 184-5 é inmediatos se conservó en este Es-
tablecimiento la Facultad de Jurisprudencia de 1842 con el
estudio del Derecho civil y Canónico, que formaron dos seccio-
nes en 1857, de nuevo refundidas en 1858 en una de Derecho
civil y canónico adjudicada á Oviedo; pero no lp otra del Admi-
nistrativa. Hasta casi ayer fué con pequeña interrupción la ense-
ñanza aquí principal bajo la dirección durante muchos años
del ilustrado Decano y antiguo catedrático D. Juan D. de
(i i En las vigentes cnnstitnciones sinodales ovetenses se prohibe á todos los sácerdottss
con recuerdo de la excomunión canónica, que se matriculen, cursen ó sufran exáivencs de Juris,
prudencia, Física y Química, Filosofía y Letras y Medicina en las Universidades seculares, si no
obtienen previo permiso de la Silla apostólica {Sinódo diocesano de Oviedo celebrado en 18S0. —
Madrid i887).
L.
-*9$-
Aramburu. Celoso por mas completa instrucción en tal Facultad,
elevó al Gobierno dos autorizados informes en 1859 y 1861 so-
bre las reformas que, á su juicio, debían introducirse en los
estudios jurídicos. Consideraba muy escaso el tiempo destinado á
«Derecho Civil, Común y Foral español», que pudiera ampliarse
reduciendo á uno los dos años del «Derecho romano», porque sin
desconocer la grandísima importancia y filosofía de esta asigna-
tura, es indudable, decía, que muchas de sus materias hijas de
sutilezas de escuela no pueden aplicarse á nuestro estado social,
que va creando condiciones legales inexplicables por la muerta
civilización de aquel imperio poderoso, mientras que por varias
causas y la implantación del nuevo sistema hipotecario se modi-
ficaba todo el Derecho Civil, cuya enseñanza debía extenderse en
mas cursos. Y, á este tenor, aconsejaba otros atinados cambios,
que se han realizado modernamente.
La reforma del ministro Sr. Catalina en 1866, de nuevo di-
vidió la Facultad jurídica en tres secciones de «Derecho civil»,
«Canónico» y «Administrativo» dejando en Oviedo tan solo la
primera, y en su más mínimum espresión el cuadro pedagógico
ovetense, que vino á ser de una «particularidad» en vez de
Universidad; pero aquel plan reaccionario, que en otros extre-
mos tuvo determinados aciertos, fué inmediatamente derogado
cuando la Revolución de Septiembre, restableciéndose la orga-
nización déla Facultad de Derecho como venía siendo desde la
reforma del Sr. Moyano
En 25 de Octubre de 1868 se decretó el programa de Liber-
tad de Enseñanza, y en el artículo 41 se organizó la Facultad de
Derecho en las dos antiguas secciones de «Civil y * Canónico» y
de «Administrativo». Volvió la Escuela á tomar nuevo vigor y
mascón el establecimiento del doctorado, de años atrás existente
en Madrid con desmedido espíritu centralizador.
Recordando la protección que la antigua Junta general del
Principado dispensará siempre á la Universidad, allí acudió ésta
deseando nueva creación de la Facultad de Filosofía y Letras y
estudios del Doctorado en Derecho con arreglo al artículo 20
del Decreto de 14 de Enero, limitándose á esta última pretensión,
cuando fué suprimido el grado de bachiller en Letras. En Octubre
de 1870 accedió la provincia, no obstante la penuria de su
14
— 200 —
caja exhausta por mil atenciones y, en particular, con la crea-
ción del batallón de Covadonga, que fuéá Ultramar á combatir
por la integridad del territorio. No sacadas á oposición las cá-
tedras del doctorado, la Diputación satisfacía una gratificación á
los profesores que esplicaban «Filosofía del Derecho», («Legisla-
ción comparada» é «Historia de la Iglesia». Siguió esta enseñan-
za todavía hasta 1875 en que la política restauradora fue tam-
bién modificando nuestros Centros de enseñanza, volviendo al
patrón de la ley de 1857 del que no se apartó mucho la modifi-
cación de 1880, si bien ya se caminaba á más completa y mejor
ordenada organización de dicha facultad.
Antes de pasar adelante se debe reseñar aquí la antigua «Es-
cuela especial del Notariado».
Con el nombre de «Estudios superiores» se estableció en
Oviedo en 1844 bajo la dependencia é inspección de la Audien-
cia territorial. Incorporados á la Universidad por R. D. de 20 de
Agosto de 1851, tuvieron consideración académica; suprimidos
en 1855, volvieron á aparecer en 1857; y determinó la R. O. de
29 de Abril de 1862 que sus profesores reconocieran como Di-
rector y Secretario al Decano y Secretario de Derecho, sujetán-
dose al régimen interior de esta Facultad. Los cuatro años, que
prescribía el R.-D. de 23 de Septiembre de 1857 fueron reduci-
dos á dos, uno teórico y otro práctico, introduciéndose alteracio-
nes en los programas de 20 de Septiembre de 1858. Los dos cur-
sos eran insuficientes para adquirir la conveniente instrucción;
pues habiendo necesidad de ocupar la mayor parte del tiempo
en los estudios teóricos, «Nociones de Derecho Civil, Mercantil
y Penal de España», no quedaba el necesario para tratar con
amplitud y detenimiento la «Práctica de la Redacción de instru-
mentos públicos y Procedimientos judiciales». Cuando menos, y
á parte de otros mas estensos conocimientos jurídicos, debió or-
denarse, y no privadamente y sin formalidad, un adecuado cono-
cimiento de la Paleografía nacional y someter á los alumnos á
su examen en los ejercicios finales de la carrera, á fin de cercio-
rarse de que poseían este conocimiento interesante. La dicha
R. O. de 18G2 determinó la forma en que habían de redactarse los
expedientes y celebrarse los exámenes de reválida para el ejer-
cicio de la Fé pública. En el primer periodo de la Escuela nota-
rial fué de consideración el número de estudiantes; pero en el
segundo, preciso es confesar que es muy escaso. No se necesita- !
ha al principio más preparación que la de instrucción primaria, y i
después se requirió el grado de bachiller; antes había fácil coló- !
cación, una vez terminada la carrera; y más tarde fueron necesa-
rios otros requisitos y cultura para tal profesión respetable, de-
seada y lucrativa. .
Esto se consiguió desde la reforma de 1883 en que de una
manera acertada y más completa se determinó toda enseñanza ju-
rídica formando una sola Facultad de Derecho en que se refun-
dieron las Secciones, unidas un día y otro día separadas, pre-
sentando también las materias con la debida distinción, vi-
niendo al cuadro de la Facultad otras indebidamente olvidadas
hasta entonces y que no debían seguir preteridas dado el progre-
so que los tiempos modernos imprimieron á tales estudios. Basta
enumerar las asignaturas distribuidas en seis cursos para com-
prender cuanto más aceptable era la nueva distribución de tan
importante Facultad, reduciéndose el programa de los Derechos
Romano y Canónico y dando entrada al Derecho Internacional
al mismo tiempo que se separaban el Derecho Mercantil y Penal
que, sin razón alguna, se enseñaban juntos en un mismo año.
Fueron estas las materias: «Principios de Derecho Natural»,
«Historia general del Derecho Español», «Economía política y
estadística » ; — « Derecho Romano » , « Derecho eclesiástico general
y particular de España»), «Hacienda Pública»; — «Derecho Civil
Español, Común y Foral» (primer curso), «Derecho Político,
Administrativo y Nociones de lo Contencioso» (primer curso),
«Derecho Penal» y ((Procedimiento Criminal»; — «Derecho Civil
Español, Común y Foral» (segundo curso), «Derecho Político y
Administrativo y Nociones de lo Contencioso») (segundo curso),
(Derecho Internacional Público»; — «Derecho Civil Español, Co-
mercio y Foral (tercer curso), («Derecho Mercantil de España y
de las principales naciones de Europa y América», «Derecho
Procesal Español, Civil y Administrativo»;— «Derecho Interna-
cional Privado» y «Teoría y Práctica de la redacción de instru-
mentos públicos y actuaciones judiciales»).
No es de olvidar que al estudio de Facultad viene precedien-
do un curso preparatorio tomado de otra Facultad, innecesario á
— 20i —
nuestro modo de ver, si la Segunda Enseñanza tuviera la exten-
sión y organización debidas. Cuando la precedente reforma áA
Ministro Sr. Gamazo se dispuso otra preparación con estas tre-
asignaturas: «Ampliación déla Psicología y Nociones de Ontolo-
gía y Cosmología», «Reseña histórica de las principales tran-
formaciones sociales y/políticas de los pueblos europeos» y «Li-
teratura Española y Nociones de Bibliografía y Literatura juiía\
cas de España». Entonces también y muy atinadamente se supri-
mieron las modestas Escuelas del Notariado, requiriéndose para
el titulo de aptitud de Fé pública más conocimientos por medio
de las asignaturas de Derecho Romano, Canónico, Civil, Polüi-
co, Administrativo y Mercantil de España, Internacional Priva-
do y la Redacción de instrumentos y actuaciones públicas.
A esta nueva plantilla, recibida con aplauso, se ajustó en
Oviedo la Facultad de Derecho. No tuvo vida la innovación de
Enero de 188í que, en realidad no variaba sustancialmenle el
plan anterior, si bien impuso á los alumnos la conveniente obli
gación de aprobar la ^Medicina legal»; y fué reemplazado por h
de 14 de Agosto del mismo año, que redujo á dos los cursos do
Derecho Civil Español y en otros dj5 agrupó los Procedimiento?
•bajóla denominación de «Derecho procesal Civil, Penal, Canó-
nico y Administrativo y Teoría Práctica de Redacción de insfru
mentos públicos». Siguió y signe englobada la carrera del No-
tariado en la Facultad de Derecho y cambió el año preparatorio
con las asignaturas de «Metafísica», «Literatura general y Espa-
ñola» é «Historia crítica de España»), que son de la Facultad de
Filosofía y Letras. Por último, por R O. de 2 de Agosto de 190)
el Ministro Sr. García Alix modificó una vez mis el plan de
estudios de la Facultad de Derecho, que constará en lo sucesivo
(hasta que se dicte otra reforma) de dos Secciones, una de Dere-
cho y otra de Ciencias Sociales, esta por ahora únicamente en
la Universidad de Madrid llamada Central. En aquella quedó su
primido el estudio de la Estadística; la de Derecho Político com
prende el «Derecho Político Español comparado con el del
Extranjero»; y la de «Derecho Administrativo» constituye una
enseñanza independiente del anterior. Fué plausible tal refor-
ma aunque, detenida por obstáculos económicos, no llevó (como
procedía) la nueva Sección á todas las Universidades con sus
— 203 —
mportantes estudios de Antropología, Etica, Estadística, Derecho
^omún de España comparado con el Foral, Estudios superiores
le Derecho Penal y Antropología Criminal, Sociología, Historia
le las doctrinas económicas, Asociaciones mercantiles é indus-
iriales é Historia de la Iglesia y del Derecho Canónico.
Y para terminar estas noticias relativas á la Facultad de
Derecho, liemos de mencionar aquí los trabajos que se le enco-
mendaron por el Gobierno; uno relativo á la conveniencia de
establecer tribunales de Comercio en primera y segunda instan-
cia con proyecto de su organización y bases, y otros relativos al
problema de los foros, tan importante en Galicia y Asturias. En
su día se elevaron á la Superioridad los correspondientes infor-
mes en que fueron ponentes los catedráticos Sres. Aramburu
[D. Juan D.) Ordóñez y Escandón, Manzano, Buylla, Ureña,
Berjano, Jove y el autor de este libro (1).
En otro orden de consideraciones sobre la enseñanza uni-
versitaria ovetense, tan solo preceden en estas páginas alguna
indicación breve porque no hay espacio para más.
Los datos relativos á la estadística de matricula y concu-
rrencia van aparte; pero aquella es tan solo punto de partida
para otras conclusiones, porque si siempre es de considerar el
número, más importa saber las consecuencias. Y que el estableci-
miento de la Universidad mejoró considerablemente la cultura
intelectual y moral de la provincia, es un hecho que salta á la
vista con los prósperos resultados que ha dado en todos tiempos.
Xo ha sido muy numerosa su matrícula, ya por la dificultad en
viajes y comunicaciones, existiendo fuera de Asturias escuelas
de completas enseñanzas, (además de causas apuntadas en el
capitulo precedente), ya por las modernas reformas con la división
de la enseñanza oficial y libre y los subidos derechos de inscrip-
ción, académicos, títulos, etc. (2). También la juventud toma
otras direcciones y carreras: milicia, ingeniería, industria, co-
mercio, agricultura, bellas artes y profesiones para las que se
han abierto centros docentes de que antes se carecía en Espa-
ña. Es de considerar además el número de jóvenes que cursa
en el extranjero y el de los que marchan á América.
'i) Archivo de la Universidad.— Claustros de la Facultad de Derecho de i.° de Junio
¿c I&7-»; 1 8 de Julio de 1881 y 5 de Diciembre de 1885.
íj) Véase Apéndice XIII.
— 204 —
Las distintas cátedras de nuestra Escuela fueron natural
mente las exigidas por los planes y cambios tan repetidos de la
enseñanza; y frecuentemente hubo cátedras acumuladas á cargo
de un mismo profesor ó encomendadas á auxiliares y sustitutos
retribuidos ó gratuitos. Por ejemplo, en Ciencias una vez se auto
rizó la matricula y curso de «Organografía y Fisiología vegeta
les», que explicó el docto médico D. Agustín María Acevedo; en
oirás hubo proyectos y oomienzos de varias cátedras libres que
autoriza la ley, y en algún tiempo se dieron lecciones de «Medi-
cina legal» por el Sr. Buylla (D. Arturo), y de «Lenguas trance
sa, inglesa y alemana» por D. Julián Orbón, etc.
Las reformas de los estudios mantuvieron las antiguas Acá
demias con las naturales modificaciones, y así sucedió en lo?
reglamentos de 1845, 1847 y 1857. Cesaron poco después tan
útiles gimnasios, que los estudiantes restablecieron voluntaria
mente con Academias, que en 1866 y 1868 presidieron Jo?
catedráticos. Sres. Rodríguez Campillo y Piernas, teniendo más
vida la organizada en 1879 dirigida sucesivamente por lo?
profesores Sres. Ureña, Manzano y Buylla y que mantuvo inte-
resante publicación jurídica, el Boletín- Revista, quincenal, des-
de Abril de 1882 á Noviembre de 1 884. El R. D. de 1884 restableció
las Academias oficiales de Derecho que, bajo la acción directiva
del Claustro, siguieron durante cuatro cursos y dieron excelente?
resultados (1).
Ni en las cátedras ni en las instituciones académicas hubo
nunca falta grave de disciplina, y en contadas ocasiones se
reunió el Consejo claustral, creado por la Ley de 1845 y subáis-
íi) De las Academias de 1879 y 1884 son también estas publicaciones:
—"Reglamento orgánico de la Academia», (Oviedo, i88o>.
—«Memoria de los Trabajos académicos en 1879 a 1880*, por D. Erneito Castro L:»j>mi
cherc (Oviedo, 1880 1.
— Discurso del Sr, Urcña: «Nacimiento y desaparición de los Eitados hispano mu,ulniar.c? ,
{Oviedo. 1880L
—Discurso del Sr. Buylla: «El Economista Flore/ Estrada y sus doctrinas», (Oviedo, 1SS0J.
— «Memoria de los Trabajos académicos en 1880 á 1881», por D. Juan Fernández Llana,
(Oviedo, 1881).
—«Memoria» del Vice- Presidente D. Manuel González Pérez
—Discurso del Vite- Presidente D.Crisanto Posada. «Derecho de Extradición», fOviedo, iSSj'i
— «Reglamento déla Academia de Derecho-, (Oviedo, 1884).
— Discurso inaugural del curso de 1884 á 1S85 por el catedrático D. Juan Rodrigue? Ami-
go: 'Significación católica de España», (Oviedo, 1884 :.
El Claustro de nuestra Universidad ha sido siempre sostenedor principal cuando no
iniciador de Academias, Ateneos, Círculos, Conferencias, etc., establecidas en Oviedo. Lo Rk
tnres facilitaron locales y medios, y sus directores y presidentes fucro:i catedráticos y alumno
distinguidos de la Casa; pero estos centros no han sido de gran importancia, ni en Asturias s.
lian conocido los notables Liceos de otras provincias, como en Cataluña, Valencia y Andalucía.
Fué importante la Academia de Legislación teóricopráctica fundada en 1841 por L>. Liu<
— 205 —
lente por disposiciones posteriores, para entender en faltas di-
versas, principalmente de los escolares. También por no ser
numerosa la matrícula y por ser más fácil la vigilancia, no se
ha resentido el orden académico ni fueron repetidas las faltas
colectivas de asistencia y protesta, generalmente para adelantar
las ya crecidas vacaciones ó por otros motivos especiales, que
crearon un estado anómalo universitario como desde los últimos
dias de 1884 hasta los primeros de 1886 en que fué repuesto el
queridísimo Jefe (1). El cambio desde la excesiva reglamentación
antigua á la radical, reforma iniciada por los decretos de Octu-
bre de 1888, fué muy grande, y otra vez más se tocaron los
resultados de las extremas modificaciones de nuestra Adminis-
tración sin el paso gradual y preparatorio qae siempre es con-
veniente. Por mil causas, que no es del caso referir, es lo cierto
que ha decaído el respeto al principio de autoridad principal-
mente en la forma externa, que siempre es importante; más, justo
es confesar, que se marca una reacción sobre este extremo y más
en los Centros de enseñanza donde la suavidad antes que el rigor,
el afecto antes que la severidad y la unión y compenetración de
maestros y discípulos son los medios más adecuados para man-
tener disciplina. Urge conservar incesante y firme el amor al
Irabajo y al estudio, la asistencia á las aulas con devoción á la
Universidad por la significación moral que esta tiene y por el fin
educador que persigue además del instructivo. Así no serán ne-
cesarios ni frecuentes los acuerdos claustrales disciplinarios,
y bajo la respetable autoridad del Rector, levantada por dis-
posiciones superiores de 1886, 1894 y 1900 entre otras, pro-
fesores y alumnos marcharán unidos en íntimo consorcio, pro-
curando y consiguiendo la paz, bajo cuyo imperio se cultiva y
R. Camaleño, en cuya Junta directiva figuraban los universitarios D. Juan D. de Arambum y
i). Benito Candía Meana, siendo académicos los catedráticos, licenciados y bachilleres de nues-
tra Universidad.
En el bienio (1854-56) se fundó el Ateneo científico-literario, que presidió el Dr. Cellcruclo,
siendo principales socios catedrático.* y alumnos universitarios, entre otros los Srcs. Uorbolla y
Caso, que refundieron en notables folletos sus respectivos criterios ¡»obrc la «Soberanía nacional».
De la Universidad pasó el Ateneo al local de la Orden tercera, y tuvo cátedra» y discusiones de
Derecho, Economía, Literatura, Agricultura, etc., en que comenzaron á distinguirse los señores
Estrada, Pedregal, Laverdc, Fernández Rojas, etc.
De igual manera tuvo la Universidad importante participación en centros de cultura poste-
riores como los do la «Juventud católica», «Juventud republicana», «Academia de Santo Tenias»,
•Conferencias del Casino», estas principalmente á cargo de catedráticos, etc.
En 190-1 los estudiantes han establecido la Unión Jiscoltir.
(0 Archivo de la Universidad.— Claustros de 9 de Diciembre de 1880; 27 de Noviembre, 4
y 23 de Diciembre de 1884 y 17 de Enero de 1894. — Claustros de la Facultad de Derecho de 38
<i< Febrero y 5 de Diciembre de 1885; 37 de Enero de 1886 (reposición solemnísima del Rector
Sr. Salmean); xx de Diciembre de 1S91 y 13 de Diciembre de 1895, etc.
— 206 —
prospera la ciencia. Cesarán colectivas y hasta tumultuosas ma-
nifestaciones de la clase estudiantil, que son un desprestigio na-
cional, registrado por la prensa, cuando los alumnos «se toman*
ó adelantan las «vacaciones sin considerar los excesivos dias de
descanso y asueto, que consignan los reglamentos académicos.
Deben cesar esas tristes é inmotivadas «huelgas escolares» repa-
rando la juventud de las Universidades y Establecimientos docen-
tes el ejemplo de jóvenes obreros, desoldados mozos y de tantos
y tantos obedientes á las leyes; pues en aquel caso la impunidad
corriente entristece á quien bien la considera, porque el obrero
que no trabaja queda sin comer, el soldado que deserta es se-
veramente castigado, y... Si hemos de levantarnos de nuestra pos-
tración después del complejo desastre nacional, otra debe ser la
conducta de esa juventud florida de nuestras aulas (1).
En el orden pedagógico tuvo siempre gran importancia y
trascendencia la cuestión de los libros de texto, mejor dicho, su
imposición á catedráticos y alumnos. Quedan indicados cambios
y severas órdenes de pasados tiempos á la sombra y en prove-
cho de determinadas situaciones políticas, y es curioso advertir
que Calomarde y el Duque de Rivas coincidían en sus reformas
de 1824 y 1836, dejando libros y programas á la aprobación de
las respectivas Facultades, mientras los redactores del arreglo
provisional del mismo año 1836 facultaban á los catedráticos
para elegir el libro ó libros de texto más convenientes ó no ele-
gir ninguno (excepto en las Facultades de Jurisprudencia y
Teología) pudiendo hacer sus explicaciones orales ó por medio
de cuadernos. Esta libertad se consintió en el plan de 18i5 para
los estudios del Doctorado; pero en los de Facultad se impuso la
elección de libros de texto entre la lista de los aprobados por el
Consejo de Instrucción Pública, revisable cada tres años, con
seis autores por asignatura. La lista no fué limitada en 1857,
las reservas de 1866 pasaron enseguida, y todo cesó desde la
Revolución de 1868 en que fué libre la elección ó no (de libros)
por los profesores con oportunos anuncios en cuadros al comen-
zar el curso. Como para los textos, hubo mayor ó menor respe-
to á programas, debiendo consignarse que, salvo en contadas
(i) «Huelgas escolares' : artículo del catedrático Sr. Scla en la Revista fioj>nlar (Año I).
— 207 —
excepciones, tuvo siempre el catedrático la libertad necesaria en
su cátedra. Una fué la letra de la ley y, por su ineficacia, otros
fueron el espíritu y la práctica del Magisterio y la tolerancia de
Gobiernos, Rectores y Claustros hasta la libertad actual. En 1843,
la meritoria iniciativa de la Universidad de Barcelona publi-
cando al principiar el año académico los programas y cuadernos
razonados de las enseñanzas de las Facultades, motivó una orden
general por la Dirección de Estudios, que la Universidad de
Oviedo se apresuró á cumplir. Imprimió razonados progra-
mas con señalamiento de textos y obras de consulta para 1844
á 1845 en las asignaturas de Filosofía, Matemáticas, Química,
Historia, Literatura, ocho años de Jurisprudencia y siete de
Sagrada Teología, que contienen observaciones acerca de méto-
dos, libros, citas, explicaciones, extensión de ciertas mate-
rias, etc., etc., por los profesores propietarios ó auxiliares á la
sazón Sres. Fernández Cardín (I.), Salmean, Rodríguez Val-
dés (F.), en Filosofía; Fernández Cuevas, Casero, Fernández La-
dreda, Luis Blanco, Aramburu, Alvarez Arenas y Estrada, en
Jurisprudencia; Fernández Castañón, Fernández Cardín (F.), Cou-
der, S. Quintanilla, Rodríguez Valdés (P.) Fernández de Lavara
y Piquero, en Teología. Otro tanto aconteció en el curso de 1847
á 1848 (aunque únicamente se imprimieron programas) para el
Instituto de segunda enseñanza, agregado á la Universidad, y en
esta los de la Sección de Filosofía ó Física, Literatura latina, la
General y Española, Ampliación de la Filosofía y su Historia,
y Economía Política por los Sres. Salmean, Guisasola, Puente,
Armesto y Prado; los de Jurisprudencia ó de Derecho Ro-
mano (l.° y 2.° curso), Derecho público y administrativo, Histo-
ria del Derecho español y Derecho civil, penal y mercantil,
Derecho canónico, Colecciones canónicas, Oratoria forense y
Práctica forense por los Sres. Casero, Cuevas, Prado, Aramburu,
Luis Blanco, Piquero, Estrada y Arenas. La disposición resultó
impracticable económicamente (el caso de siempre en nuestras
reformas); cayó en desuso y alguna vez se continuó aisladamente
y por cuenta de los catedráticos (1) si bien, además, el progreso
(i) De los Sres. Alvarez Amandi, Afaba. Bjylli, G. Posada, Díaz Ordoñcz Calabrug.
Jove, d autor de este libro, etc., de las aUgnitura* de Metafísica, Literatura, Economía política,
Derecho político y administrativo, Disciplina eclesiástica, Derecho civil, Derech> político Admi-
nistrativo y de Ampliación del Derecho civil y C0JÍ505 cipañoleá.
— - 208 —
pedagógico trajo modernamente otra provechosa norma en ma-
teria de plan, programas, cuestionarios ymétodos de enseñanza.
Durante el largo período en que fué preceptiva ó usual la
designación y anuncio de los libros de texto, figuraron sucesi-
vamente en los cuadros de la Universidad de Oviedo, los si-
guientes:
En la antigua Facultad de Teología:
«Lugares Teológicos»: Cano, Juenin.
«Instituciones»: Perrone, Sunma de Santo Tomás, Berti, Biluart. Marín,
Compendio salmanticense, Baylli, Lar raga.
«Sagrada escritura » : Janssens, Lamy y Wouters.
¿Oratoria sagradaí: Muñoz Cárnica, P. Antonio á S. Joscpho y Martínez
Sanz.
En las de Filosofía y Filosofía y Letras.
«Matemáticas»: Vallejo.
«Química aplicada á las artes: Dumas.
«Física»: Beudant.
«Moral»: Martel.
«Religión»: Para de Janjas.
«Literatura general y española»: Gil y Zarate, Campillo, Cano, Fillol, Mu-
darra, Ue villa, Afaba.
«Literaturas griega y latinas: Marín, Díaz, González Andrés, Villar, Ber-
gens de las Casas y Bardon.
«Geografía*: Anchoriz, Bustamante y Palacio.
«Historia Universal»: generalmente las explicaciones de los profesores y
Castro.
«Historia de España*: Ranera, Colmeiro, Moreno Espinosa, Altamira,
> Metafísica»: Servant Beauvais, Arbolí, Gutiérrez, Mendive.
«Lengua hebrea*: García Blanco y Biblia hebraica de Leipsickc.
En Ciencias:
«Aritmética, Algebra, Geometría métrica y analítica y Trigonometría»: Ci-
rode, Giménez Rueda, Lazzeri, Vega, Serret, Brior, G. Palíela, Cortázar. Tole-
do, Villafane, Ronche y Combercuse, y Logaritmos de Callet y de Skron.
(•Física»: Ganot, (traducción de Monlau D. José) Lozano.
• Historia natural »: Rivera, Bolívar, Quiroga.
«Zoología»: Edwars, Calderón, Segovia y Carriles.
«Mineralogía»: Beudant, Naranjo, Calderón.
«Botánica?: Girardin, Bolívar y Calderón.
«Química»: Lessaigne y Regnault (traducción de Verdú). Bonilla.
En Derecho Civil tj Canónico.
«•Prolegómenos»: Miguel, La Serna.
«Derecho Natural»: Prisco, Taparelli, Mendive, Giner, Roeder.
— 209 —
«Derecho romano»: Vinnio, Ileinecio, La Serna, Ortolan, Pastor, Van Weter.
«Historia general del Derecho»: Marina y Cepeda, Semperc, Antequera,
Morató, Hinojosa.
c Derecho Civil español, común, forab: Sala, Gorosabel, La Serna, Montal-
van, Viso, Morató, Falcon, Código.
-¿Derecho penal»: La Serna, Pacheco, Aramburu (J). Silvela, Rueda, Arambu-
' ru U') y Pessina.
«Derecho mercantil?: Lasso, Martí Eixalá y Duran, Manzano; Código.
«Ampliación del Derecho civil >: Febrero y Goyona, Gutiérrez, Sánchez
Román.
«Derecho político y administrativos: Colmeiro, Santamaría, Ferian, Meyer,
G. Posada.
uKconoraía política»: Flórez Estrada, Ochoa, Carreras González, Garnier.
Piernas, Neuman, Buy lia.
«Estadística»: Piernas.
««Hacienda pública»: Piernas
c Derecho canónico»: Barardi, Lancelloto, Devoti, Van-Spen, Selvagio, La-
ckis, Cabalado Golmayo, Walter, Manjón, Iuséu.
«Disciplina de la Iglesia»: Aguirre, Salazar.
«Teoría de los procedimientos»: Casielles y Olivares, Tapia, Gutiérrez, Las-
praT La Sarna y Montalvan, ürtiz de Zúñiga, Lastres.
«Oratoria Forense: Sainz de Andino.
«Derecho Internacional público»: Olivart, Torres Campos, Neuman y Blunt-
sehli, Martens.
«Derecho Internacional privado»)-. Torres Campos, Asser, Prida.
En la Escuela del Xotariado fueron los textos:
Zúniga. Lasso, Cara van tes. Zarzoso, etc.
Continuó la designación y anuncio de libros de texto en los
últimos cursos del siglo pasado hasta el R. D. de 6 de Julio de
1900, precursor de la ley de 1.° de Febrero de 1901 por la que
se declara que la adquisición de aquellos libros no es obligatoria
para los alumnos, los cuales podrán estudiar ert los por ellos ele-
gidos, siempre que adquieran los conocimientos que constitu-
yen la respectiva asignatura con arreglo al cuestionario oficial;
y la disposición se confirmó más en el II. D. de 12 de Abril
de 1901, con extremos cumplidos desde entonces por los respec-
tivos Claustros de las Facultades de Derecho y Ciencias exis-
tentes en esta Universidad.
Esta reíorma, acertada en nuestro humilde entender, estaba
intimamente enlazada con la de los programas modificando
también el examen académico, para que cese de ser considerado
como fin, cuando no es más que un medio en la enseñanza; y era
y es necesario afirmar esto en la organización de los estableci-
mientos de enseñanza, mirando al mayor progreso déla cátedra
oficial. A este objeto se dispuso encomendar al Consejo de Ins-
trucción Pública, que determinase por medio de un cuestionario
general el fin, carácter y extensión de cada materia de las in-
cluidas en el plan de estudios con propósito de que no se desna-
turalice su exposición y no resulte duplicada ú omitida una en-
señanza. Cada profesor desenvolverá el contenido de la asignatu-
ra y redactará programa con plena libertad de método y doctrina
con sujección al indicado cuestionario.
Se dictó éste para los grados; pero quedó en suspenso hasta
nueva revisión por R. O. de 16 de Marzo de 1903. En la oveten-
se Facultad de Derecho, ya antes se había modificado el cues-
tionario antiguo (1) conforme al que se celebraban los dichos
ejercicios de grados, ahora con solemnidad privada desde la
innovación de 1868, al suprimir cuanto quedaba de las antiguas
solemnes investiduras que, con ritualidad mermada, aunque
todavía aparatosa, venían practicándose desde el plan de 18+5 y
leyes posteriores. Ultimo resto de aquellas antiguas ceremonias
académicas, fué el sencillo rilual determinado para el bachille-
rato en 1832; y desde la ley de 1845 las fórmulas para licencia-
turas y doctorados se redujeron á la reunión aparatosa de los
Claustros, presentación del candidato por el Doctor padrino,
discurso doctrinal del graduando, los varios juramentos (con
profesión de fé) de defensa de la Religión católica y del misterio
de la Inmaculada Concepción de la Virgen, obediencia á la
Constitución, fidelidad al Rey y cumplimiento de las obligacio-
nes del grado, cuyas insignias se recibían de manos del señor
Rector.
Si el cambio pedagógico del siglo xvm, relativo á los méto-
dos de enseñanza superior, fué plausible (2), el realizado á fines
del siglo xix lo será también en la historia de la enseñanza, pues
no han de ser las aulas meras escuelas profesionales cuando de-
ben tener muy principalmente fin educador, adquirir con él firme
( i) Archivo de la Universidad —Claustros de la Facultad de Derecho de 9 de Octubre
de 1888 y 5 de Febrero de 1892. En este último se aprobó el cuestionario confeccionado pox el
autor de este libro. ^
(2) Véase pág. 88.
— 211 —
y amplia cultura, y sentido profundo de la ciencia para mejor
caminar con espíritu progresivo en las respectivas profesiones.
Otro debe ser, pues, el procedimiento moderno de enseñanza y,
áéste propósito, otro viene siendo el nuevo rumbo comenzado á
seguir en nuestra Universidad. No se han de apuntar aquí las
respectivas innovaciones en las cátedras de Derecho y de Cien-
cias, pues fuera muy prolijo; y apuntado queda en otra publica-
ción con indicaciones respecto á las enseñanzas teóricas y
prácticas, á los trabajos de profesores y alumnos, saliéndose de
antiguas rutinas por investigaciones y ejercicios diferentes den-
tro y fuera de la cátedra, que dan y han de seguir dando los
mejores resultados (1) por la ciencia y para la ciencia, combi-
nando la explicación del maestro, la doctrina de autores, la co-
municación incesante del profesor y discípulo, bajo amplio
criterio y tareas de propio esfuerzo, con todas las manifesta-
ciones posibles y variadas en prácticas adecuadas al objeto de
cada asignatura.
Por fin, ya no es el examen con sus notas y calificaciones la
aspiración casi única del estudiante, porque el de la enseñanza
oficial debe ser examinado incesantemente por sus ejercicios en
la cátedra, y únicamente restan para el alumno de enseñanza
libre, mientras se excojitan otros medios, ejercicios adecuados
que alejen en lo posible las contingencias del azar y de la
suerte, ciega y propicia en ocasiones á preparaciones rápidas ó
superficiales. A estos levantados propósitos se dieron reciente-
mente, desde el R. D. de 28 de Julio de 1900, varias disposicio-
nes sobre exámenes de ingreso en Facultad, de curso de asigna-
turas y para los grados; más un día se dictaron y en otro se
rectificaron ó suspendieron (2; porque nunca acaba el tejer y
destejer en la legislación escolar.
Realzando y haciendo de más ventaja y provecho las prime-
ras y honrosas calificaciones de examen alcanzadas por los
alumnos, se reemplazaron las antiguas medallas y adjudicación
(i) En los Anales de l.i Universidad de Oviedo. — Año I, 1901 —(Oviedo, 1902) pueden
verse las notas sobre nuevos procedimiento* de enseñanza en las Facultades de Derecho y Cien-
cia» de nuestra Escuela, y compararse con las indicadas en el texto, relativas á 1844 y años
sucesivos, para mejor comprender los progreso* en Metodogia universitaria.
W\ R. D. de 12 de Abril, R. O. de 20 del mismo mes y Reglamento de 10 de Mayo de
xooi; R. D. de 25 de Abril de 1902; R, U. de 6 de Diciembre de 1901 y R. O. de 12 de Sep-
tiembre de zoos).
de libros (1) por matrículas de honor y gratuitas que, como era de
justicia, se han extendido recientemente de los alumnos oficiales
á los libres. Timbre de honor del'asluriano Conde de Toreno,
ministro de Fomento, fué el R. D. dado en Gijón á 10 de Agosto
de 1877 estableciendo cierto número de pensiones otorgadas
previa oposición á los alumnos pobres y distinguidos de las fa-
cultades universitarias, nobilísima disposición bajo cuyo amparo
han podido proseguir estudios no pocos escolares de subido mé-
rito; y mejor todavía al ser ampliada por el ministro Sr. Conde
de Romanones en el R. D. de 18 de Julio de 1901 disponiendo
la concesión de pensiones para ampliar sus estudios en el
Extranjero á los alumnos que hayan dado mayores pruebas de
capacidad y aprovechamiento y las confirmen en debida oposi-
ción. Dos jóvenes graduados con los más brillantes antecedentes
académicos obtuvieron en 1901 y 1902 las pensiones correspon-
dientes á nuestra Facultad de Derecho, y fueron D. Leopoldo
Palacios Morini, alumno ovetense y D. José Castillejo Duarte,
de la Universidad de Madrid, donde, á la vez, alcanzó también
pensión D. Manuel Miguel y Traviesas que había cursado los estu-
dios de Derecho en Oviedo.
Destinando una parte de la cantidad recaudada por «dere-
chos académicos» (que reemplazó al antiguo segundo plazo del
pago de matrículas) se pudo mejorar y aumentar el material ó
medios auxiliares de enseñanza por el dicho R. D. de 1877 del
Sr. Conde de Toreno con sus Instrucciones complementarias.
Este fué el origen de la «Biblioteca especial ele la Facul-
tad de Derecho de Oviedo», institución que viene a ser como
complementaria de la Provincial-Universitaria por la índole pe-
culiar de su contenido, ya que ésta no puede enriquecer el suyo
con su tan limitada consignación, que debe repartir con diferen-
tes y más amplias necesidades. La Biblioteca jurídica ovetense
fué planteada por el antiguo Rector Sr. Salmean con el Decano
Sr. Fernández Cuevas, auxiliados por una comisión de los Cate-
di La adjudicación de recompensa constituyó en ocasiones un especial acto académico,
como el reseñado en el folleto — «Solemne distribución de premios adjudicados por la Universi-
dad de Oviedo, en conformidad ú la R. O. de 19 de Mayo último. — (Uviedo, 1848J». Contiene
también los discursos del Rector Sr. Mata Vigil, l>ecano Sr. Arenas y alumr.o premiado, don
José Fernández Valdés
Después los premios se repartieron en la solemne apertura de los cursos académicos. A
continuación de los discursos de 1857, se in?crta la oración de gracias del alumno D. José
González Alegre Alvarcz.
— 213-
draticos Sres. Vallina, Alvarez Amandi, Buylla, Ureña y el autor
de estas páginas, en 1879 nombrado Bibliotecario, cargo que
dejó en 1884 después de los primeros trabajos de organización,
siendo reemplazado por el catedrático Sr. G. Posada.
Sucesivamente fué aplicándose para la «Biblioteca de la Fa-
cultad» parte de los derechos académicos destinados á material
científico, aunque en ocasiones la Dirección general de I. P. au-
xilió también con otros libramientos extraordinarios, y una par-
tida especial en el presupuesto del Ministerio, antes de dos mil
pesetas y ahora de mil. Los Decanos Sres. Barrio, Estrada, Aram-
buru y el actual Sr. Buylla han mirado siempre con marcado
interés el progreso de esta Biblioteca, enriquecida además con
donativos por los señores profesores y particulares, como el
editor Sr. Lázaro y otro importante del Sr. Ordoñez Escandón,
catedrático de Derecho Canónico, que en 1887 favoreció gene-
rosamente al Claustro con la cesión de 1250 pesetas para la ad-
quisición de obras. También se debe aumento al profesor señor
Vallina y á remesas de publicaciones por centros nacionales y
extranjeros.
Bien aplicados dichos elementos, cuenta hoy la «Biblioteca
especial» de la Facultad de Derecho con más de mil volúmenes
y folletos, dato que prueba la importancia de tan útil dependen-
cia. Esto se demuestra mejor teniendo á la vista los dos «Catá-
logos» impresos en 1889 y 1892 por acuerdo del Claustro, otro
próximo á imprimirse, y todos formados por el docto profesor
y celoso bibliotecario actual Sr. Posada, que en los años que
lleva al frente de la nueva institución ha realizado meritorios
trabajos para ponerla en su brillante y presente estado, en par-
ticular para seguir, en cooperación de los miembros del Claus-
tro, el rápido é incesante movimiento bibliográfico de la época
moderna.
El caudal principal de la «Biblioteca» es, como fácilmente se
comprende, relativo á las ciencias morales y políticas, que el
Sr. Posada distribuye y clasifica en relación con las asignaturas
de la Facultad de Derecho. En ocasiones agrupa algunas for-
mando secciones, ampliando los títulos de éstas para compren-
der las obras en que se trata de materias afines á la asignatura
respectiva, añadiendo, para que la obra sea más completa y útil
I
— 214 —
en la consulta, dos secciones mas: una pedagógica y otra de
asuntos varios. En esta forma:
Filosofía; Literatura; Historia Universal, Historias particu-
lares; Historia de España; Enciclopedia Jurídica; Filosofía del
Derecho; Derecho Romano; Historia General del Derecho; His-
toria del Derecho Español; Derecho Canónico; Disciplina é His
loria de la Iglesia; Derecho Civil; Derecho Mercantil; Sociología;
Economía Política y Estadística; Hacienda Pública; Política:
Derecho Político; Derecho Constitucional, Derecho Administra-
tivo; Derecho Penal; Derecho Internacional público y privado;
Derecho Procesal; Enseñanza; y Materias varias.
En todas estas secciones, y merced á los pedidos de los pro-
fesores^ figuran las obras y revistas más notables y los nombren-
de los publicistas más ilustres, que marchan á la cabeza del mo-
vimiento intelectual de nuestro siglo en los principales pueblos
de Europa y América. Por este concepto y con relación á la
época contemporánea es interesante la «Biblioteca especial» de
la Facultad de Derecho.
Los medios materiales de la Sección de Ciencias proceden
en su mayor número de la antigua Facultad, que por R. O. de
1.° de Julio de 1861 se dedicaron al Instituto. Eran entonces
notables, y podían compararse con los de otras Escuelas, los
g&bmttes de Física, Química c Historia natural, y el
desaparecido Jardín Botánico.
En páginas anteriores (1) quedan mencionadas las máquinas
y apáralos para el estudio de la Física, escasos é inútiles restos
de los adquiridos en 1807 y 1815 cuando se estableció la ense-
ñanza experimental, las pocas que se trasladaron en 1836 pro-
cedentes de la cátedra de Física y Química aplicadas á las artes
desde1 la Sociedad Económica de Amigos del País y desde Gijón,
así uomo en 1844 encargó otras el Claustro para fomentar dicho
estudio. En 1845 se habilitó el local necesario y, dada la esca-
sez de recursos, se acomodó el Gabinete en muy reducido espacio
en que hoy se encuentra. Alli está la colección de máquinas
re mil ¡da por el gobierno en 1846 y las que con posterioridad se
adquirieron por el Sr. Salmean, principalmente cuando estaba
11) Vcaac pág. 184.
— 215 —
ai frente de la asignatura, y después por los profesores del Ins-
tituto Sres. Ceruclo y Frades. Se hallan colocadas con estre-
chez y no representan, á primera vista, las quinientas pró-
ximamente repartidas en balanzas, pesas de latón y de platino
(colecciones), medidas de superficie y capacidad, mecánica,
neupmalismo, hidrodinámica, hidrostática, compresión, solidifi-
cación, meteorología, calórico, electricidad, magnetismo, elec-
tro-magnetismo, galvanismo, acústica, óplica, etc., etc. (1).
Restablecidos los estudios de Facultad de Ciencias en 1895,
los gabinetes y museos se utilizan en común con el Instituto.
Kl de Física se amplió á poco de la creación de la Sección, bajo
la dirección del catedrático Sr. Urios (con cargo á un presupuesto
extraordinario, pues la cantidad de 14.000 pesetas anuales que
satisfacen las corporaciones provincial y municipal apenas son
suficientes para el personal) y el profesor Sr. Aparicio dirigió la
limpieza, compostura y ordenación de los aparatos. En la actua-
lidad, el catedrático del Instituto Sr. Brañas sigue en estos tra-
bajos y, de acuerdo con la Facultad, ha instalado un cuadro de
distribución de electricidad á que contribuye la Sección. Como
los recursos de ésta son escasos, solamente ha podido adquirirse
algún aparato con cargo á los derechos de clases prácticas, que
satisfacen los alumnos; y cuando se realice la anunciada separa-
ción de la Universidad é Instituto se impondrá una verdadera
distribución y el aumento respectivo de loe instrumentos.
Antes de 1845 se había construido un Laboratorio de Quí-
mica, que ya entonces se estudiaba en elementos. Tomando
después otras proporciones, fué indispensable reformar lo hecho
para acomodarlo al provechoso aumento que se daba á esta
asignatura. Construyéronse nuevos hogares y hornillos fijos, y
el Gobierno remitió otros portátiles de magnesita, retortas de
porcelana, barro y hierro; matraces sublimatorias, recipientes,
alargaderas y provetas; copas y toda clase de útiles de cristal;
crisoles de barro, de platino y de plata; balanza alemana de
gran precisión y otra de trasporte; cajas de reactivos y soplete
por el sistema de Plattner; otra caja para la via húmeda, así
(i* En la interesante Memoria universitaria (Oviedo 1861) redactada por el antiguo Secre-
tario Sr. 1). Benito Canella Mcana, nuestro querido padre, pueden verte curiosas noticias de
•:>tc y demás gabinetes y museos, su trabajoso origen y desenvolvimiento, completándose aquellas
por la* Memoria* dei Instituto, principalmente en las del Sr. González Frades (1877 á 1880).
15
— 2IÓ —
como colecciones de productos químicos. De todo cuanto >
consideró preciso se abasteció á este departamento en número
suficiente para atender á las necesidades de las operaciones, fo-
mentándose después los medios, según los adelantos de la cien
cia, de modo que el laboratorio de esta Universidad pudo com-
petir con los demás de Distrito. Cuando se trató de la Facultad
de Ciencias se apuntaron los servicios de los profesores con ?u¿
estudios y ensayos, y, ahora, al hablar de la Química, recorda-
remos otra vez el infatigable celo que en sus trabajos mostraron
los Sres. Bonnet y Luanco, de que es buena prueba el resultado
de sus tareas. A la clausura de esta enseñanza, en las propor-
ciones en que antes se hacía, quedaron registrados bajo inventa-
rio doscientos cuarenta frascos, que contienen otros tantos
productos químicos orgánicos 6 inorgánicos. Los catedráticos
Sr. G. Frades, del Instituto, y últimamente el Sr. l'rios con e!
ayudante Sr. Enlío hicieron en este departamento algunas mo-
dificaciones y contadas adquisiciones con cambio de procedí
miento; pero resultó el local reducido y en excasas condicione-
para las debidas enseñanzas y prácticas.
El gabinete de Historia natural tuvo su origen en 1846 cuan-
do casualmente residía en una de las poblaciones de la costa un
extranjero que, poseyendo con perfección el arte de la Taxider-
mia, se dedicaba á la disección de animales. Por indicación del
Héctor Sr. Mala Vigil, el Sr. D. José Sarandeses se trasladó á su
lado y de aquellas lecciones sacó todo el provecho que acredita
el mérito de sus obras, á las que perteneced la mayor parte de
las del actual Museo. La novedad aficionó á estos trabajos á va-
rios alumnos, con lo cual, y con la circunstancia de haberse en-
cargado de sustituir la asignatura una persona de los conocimien-
tos y mérito del Sr. D.. Amalio Maestre, Ingeniero de minas del%
distrito, se echaron los fundamentos del gabinete. Ocupa casi
todo el lienzo de O. de la Universidad y en elegante estantería
están colocados cuantos objetos posee de Mineralogía y Zoología;
pero ha tenido que dividirse recientemente para habilitar allí
una cátedra de estas asignaturas.
Es bastante completa la colección de minerales, en número
de 700 próximamente, antes clasificados por el sistema Beudant,
teniendo además una excelente colección de fósiles y rocas y
- 217-
magniücos aerolitos, recogidos en 1866 en el momento de su
descensión, muy notables por su magnitud y peso. En Zoolo-
gía contiene varios esqueletos, no pocos mamíferos, bastantes
aves de Europa, Asia y América, algunos peces, reptiles, colec-
ciones de insectos, y otras de conchas; pero faltan aveces repre-
sentación de tipos enteros de animales y vegetales, y se deterio-
raron ejemplares por la acción del tiempo y otras causas. El
Instituto procuró su acrecentimiento, que después sufrió parali-
zación porque no se facilitaron medios al catedrático Sr. Gime-
no. Vuelta la Sección de Ciencias, los auxiliares Sres. Nacher y
Barras emprendieron el arreglo de esta dependencia, que se
continuó con mayor intensidad en la sección de Mineralogía
por el Sr. Martínez, hasta dejar ordenada la colección respec-
tiva. Desde su venida, el Sr. Riojaha trabajado constantemente
con aquel en la clasificación de los ejemplares, que era á veces
falsa por cambio de etiquetas ó deficiente, habiéndose hecho re-
visar para ello los de la colección conquiliológica por el espe-
cialista español catedrático de Madrid Sr. Hidalgo; y se han
ordenado las diversas colecciones, que se van catalogando al
mismo tiempo, y se han completado con animales marinos, com-
prados en Ñapóles, y otros terrestres con cargo á los derechos
de clases prácticas, y algunos al importe de un donativo anóni-
mo procedente de Valladolid.
Un gabinete tan rico y comparable con los más provistos de
provincia fué debido en su mayor parte, después de las consig-
naciones del Gobierno é interés de los Rectores y catedrático
Sr. Pérez Minguez, á la generosidad nunca desmentida de los
asturianos, hijos de la Escuela. En un álbum están consignados
los nombres de los que se han distinguido por sus donativos y,
en la imposibilidad de citarlos todos, es de justicia recordar
á algunos. El ingeniero francés Adriano Paillete, inolvidable
promotor con D. Guillermo Schultz de la minería provincial, los
Sres. D. Lorenzo Nicolás Quintana, D. Manuel García Barzana-
llana y D. Francisco Agustín Méndez Vigo hicieron importantí-
simos regalos, y varios asturianos residentes en Cuba mandaron
diferentes objetos, adquiridos por suscripción que ascendió
á 1,089 duros. Otros enriquecieron también el gabinete, y son
dignos de la gratitud como los Sres. Marqueses de Camposagra-
— siS —
do y de San Esteban del Mart D. José Cavcda, D, Domina
Alvarez Arenas, D. Antonio Eseosura Hcvia. D. León SaJtncm,
D. Pedro María Villaverdc, D. Ignacio González Olivares, do»!
Salustio González Rcgueral, D. Benito Canella Mcana, D. Ignaci>
Méndez Vigo, D. Juan Posada Herrén D. Carlos Meras, D. lio*
nito Macuá, D. Laureano Fernández Cuevas, D. Ventura Beltriu .
D. Eugenio Menéndez Valdés, D. Remigio Salomón, D. Paulina
Carriedo, D. Pedro Fernández Caneja, el General D. Francisco
de B. Canella, el Coronel Padin, D. Ricardo Acebal, D. Rafan
Altamira, los vecinos de Ladines en Sobrescobio, ele , etc., y en
alguna ocasión, quien escribe este pobre libro.
Para conciliar las necesidades pedagógicas de los dos centros
docentes, se ha empezado, en buen acuerdo con el catedrático
del Instituto Sr. Gimeno, á establecer dentro del local la separa-
ción de colecciones para una y otra Escuela; y así para la Uni-
versidad se han dispuesto las siguientes colecciones: en Geología
y Mineralogía, una de minerales ordenados según Tscherrnafc.
separando los ejemplares demasiado repetidos para trabajos de
alumnos en el laboratorio, y otro de rocas según la clasificación
de Geikie, haciéndose los catálogos de ambas; además, otra de
fósiles. En Zoología se han podido formar colecciones de proto-
zoos, celentéreos, equinodermos, gusanos, con adquisición de
ejemplares á cargo de un donativo especial y donación de otros
por parte del Ingeniero Sr. Orueta, tan amigo y favorecedor de
nuestra Universidad, y del catedrático Sr. Rioja, que los ha se-
parado de sus colecciones particulares, y son ejemplares reco-
gidos por él, el auxiliar y los alumnos en las excursiones. Se
han formado nuevas colecciones de artrópodos (dejando las
existentes para el Instituto) con ejemplares recogidos en la forma
antes indicada y con donativos importantes de los Sres. Bolívar,
catedrático en Madrid, y Boscá de Valencia. Se adquirieron tam-
bién los moluscos para ser de nuevo determinados por el especia-
lista español Sr. Hidalgo, en Madrid, y después de su devolución
se han ordenado como los otros tipos del reino animal, por cla-
ses, haciéndose los respectivos catálogos de estas colecciones y
de algunos ejemplares de moluscoideos y tunicados. En los ver-
tebrados, en los que se ha incluido una piel de Ornitorinco, regalo
del Sr. Calzada, se ha empezado una revisión para destruir los
— 219 —
completamente estropeados por la polilla, operación en que se
continua.
Para las clases prácticas se ha hecho una instalación de
2 i puestos, contando para ello con las partidas ó ingresos de 10
pesetas, que cada alumno oficial satisface á este fin al matricu-
larse como también por los libres que han solicitado su admi-
sión; con algunos trabajos pagados á cargo de la pequeña asig-
nación anual de 1.000 pesetas entre Diputación y Ayuntamiento;
con material de otras cátedras y con mas adquirido acredito. Se
halla dividida la clase en cuatro secciones, en cada una de las que
han ocupado sitio 56 alumnos, encargándose de dos de ellas el
catedrático y de otras dos el auxiliar. Cada sección se halla pro-
vista de un microscopio de observación (sistema Zeiss, Chevalier
v olvos) otro idem de disección, un soplete y una serie de reac-
tivos, líquidos y utensilios diversos comunes á todos los alumnos
independientemente de los de uso de cada uno que, con los pro-
ductos de su trabajo, guarda en su respectivo cajón. Finalmente,
y gracias al valioso donativo hecho á la Universidad por D. Ra-
fael Calzada, se han podido destinar unas 3.CÜ0 pesetas á la ad-
quisición del mejor modelo de microscopios del sistema Zeiss,
wn objetivos apocromáticos y oculares compensadores, aparato
para dibujar á la cámara clara y micrómetros, y asimismo á la
«lo un microtomo para hacer las secciones microscópicas (1).
Kstos aparatos, una estufa de Mayer para incluir los objetos que
han de ser seccionados con el microtomo, una «tournet» de Mine-
ralogía, que cede el Instituto, y un aparato micro fotográfico, pres-
tado por el Sr. Orueta, mientras se adquiera otro constituyen el
material que manejan bajo la dirección del Profesor y Auxiliar.
(tí Con ír.tima complacencia consigno aquí el importante donrtivo de mi cordial amipo
IX Rafael Calzada, de Navia, reputado abogado y escritor en la República Argentina, donde
Mcur gritando grandes servicios á España. Al visitar cu 4 de Noviembre rio jyola Univcrsi-
**'l, roe preguntó con amoroso interés por su estado y necesidades y al saber !;«» dificultades
>• íúV por falta de recursos, que habíamos solicitado en recientes circulares, me entregó una
■ rJ'-n contra un banquero ovotcn.«c por valer de chico n.il pesetas con expresiva carta para el
b.". Reolor manifestando también en ella, que »su cspo«a la Sra. D." Celina González, deseen-
'.k-ntt de asturianos y amante de este suelo, se asociaba con la mayor satisfacción á esta modesta
ffroida».
La gcncrosiJad del Sr. Calzada fué profundamente agradecí. la por el Claustro, que considera
•ililn>irc hijo de sus ai:las, como protector de la Casa. A ella volvió meses después el di-tin-
v .Jo favorecedor, obsequiado con humilde pero efusivo banquete donde se pronunciaron
•Vctiectrs decursos por el esplendido donante, Rector Aramburu y Decano liuylla, ¿cardándose
1 K-y el retrato del Dr. Calzada en la Iconoteca universitario-provincial.
Con el importante donativo de mi fraternal compañero se adquirieron el aparato mencionado
'¡"itcxtj y libros, y se costeó la impresión del primer tomo de --í/w/rí l'nivet sitarías, junta-
re c a otro giro «ie 500 pc«cta* p">r la benemérita A^o«;ia.;ión patriótica c<parV>la de Buenos-
— 220 —
Para el estudio de la Botánica se Procuró la Universidad el
correspondiente Jardín. Acudieron al Ayuntamiento de Oviedo
el Sr. Rector Mata Vigil y el Vice-Direclor de la Sociedad Eco-
nómica D. Manuel Prado Tobia, pidiendo el campo que había
pertenecido al destruido convento de San Francisco y que la
municipalidad había adquirido detrás def edificio, convertido
entonces en Hospital; y vieron cumplido su objeto, cuando en
1846, accediendo la Ciudad á sus deseos, á propuesta de los
concejales D. José Coll, D. Ramón Valdésy D. Victoriano Ar-
guelles, concedió en foro perpetuo el sitio solicitado por el ca-
non anual de 1.000 reales. Por vía de indemnización se destina-
ban 800 para el establecimiento benéfico, que antes se aprove-
chaba de dicho campo, 200 para obras en dicho Jardín y, entre
otrqs condiciones, había la de colocar una elegante verja de
hierro en la tapia que separaba el mencionado prado del fron-
doso campo de San Francisco, delicioso esparcimiento de los
ovetenses.
Desde entonces se trabajó para trasformar aquel sitio y, en
poco tiempo, venciendo muchos obstáculos se estableció el Jar-
dín Botánico que, llenando los objetos de la enseñanza, consti-
tuyó con el tiempo un bello recreo y ornato de la población,
después que en diferentes años se hicieron no pocas obras de
invernáculos, caseta, pozo, etc. Estaba dividido en tres secciones:
una destinada á semillero de árboles y plantas herbáceas, otra
compuesta de plantas de adorno, y la tercera y principal com-
prendía las escuelas botánicas. Las plantas del Mediodía de esta
última sección, estaban distribuidas según el sistema de Linneo,
las del Norte por el método de Jussieu; y todas tenían su eti-
queta numerada, que correspondía al catálogo que obraba en po-
der del profesor.
Correspondientes áeste ramo de la ciencia, vinieron al gabi-
nete y jardín universitarios una colección de maderas de la Isla
de Cuba y de Filipinas, donada por los Sres. Fernández Villa-
verde y Méndez Vigo; plantas de Baleares y Guipúzcoa remi-
tidas por nuestro padre D. Benito Canella Meana; un herbario
compuesto de 1.162 especies, recogidas en los alrededores de
Madrid por el malogrado alumno D. Eduardo Carreño, y otro
precioso de Asturias en el que colocaban las plantas que el celo-
— 221 —
>o catedrático Sr. Pérez Minguez recogía sobre la base de las
obtenidas por el famoso D. Benito Pérez (a) el «botánico». Casi
perdidos tan notables elementos, se ha comenzado á formar aho-
ra un herbario con ejemplares recogidos por el Auxiliar y alum-
nos.
En 1859, 1868 y 1870 pidió la Corporación municipal el es-
tablecimiento de la verja divisoria, cuando la Universidad y el
Instituto, por más deseos que tenían de efectuar la obra, care-
cían de los recursos procedentes del exhausto Tesoro del Esta-
do, que de día en día mermaba su presupuesto. Ninguna consi-
deración fué posible á detener una medida que, escudada en el
cMnbellecimiento del parque, se realizó con el derribo déla tapia
on 1871. El Jardín Botánico se convirtió en parte integrante del
campo de San Francisco que, ciertamente, se hermoseó en es-
tremo, cuando se quitaba á la enseñanza uno de sus más pre-
ciados medios de instrucción, en donde tanto se había trabajado
y tantos caudales se habían invertido. El Rectorado y el Cuerpo
académico vieron con sentimiento este suceso que, retardado,
hubiera podido verificarse de otra manera mas beneficiosa para
Oviedo y su Universidad é Instituto.
Para los trabajos del primitivo profesorado de Ciencias se
habilitó un cuarto accesorio al gabinete de Historia natural,
donde se hacían las disecaciones y los estudios de clasificación
con la caja-neceser y otros instrumentos reactivos, cápsulas y
utensilios; además se reunió una biblioteca especial, compuesta
de algunas obras relativas á estas ciencias naturales y de la
colección de láminas de M. Aquilcs Conté, etc.; pero moderna-
mente se destinó este local para un modesto museo de Agricultu-
ra de esta asignatura de la Segunda Enseñanza.
Aunque no forma parte integrante de la Sección de Ciencias
ni está el Observatorio astronómico rigurosamente compren-
dido en la enseñanza que antecede, se trata aquí de este Cen-
tro porque su fundación se debe á ilustre catedrático de Cien-
das, que le organizó y dirigió muchos años, siguió después á
cargo de sus sucesores y continúa en la Universidad.
Kl Gobierno recomendó á los Rectores en R. 0. de 30 de Mar-
zo de 1864 para que estimulasen á los profesores de Física hacia
lo* trabajos meteorológicos. La falta de aparatos de precisión
impedía que se planteasen en Oviedo; pero el catedrático d*m
León Salmean venció con celo no pocos obstáculos y, carecien-
do de local en donde hacer las observaciones, colocó los instru-
mentos en varios sitios de la Escuela y sus dependencias, lo-
grando dar principio á la publicación de datos en Enero de
1831. El resultado fué tan favorable, que alcanzaron por su
exactitud y buen orden ser apreciadas y consultadas por el Ob-
servatorio astronómico de Madrid, Comisión del Mapa geológico
y Junta general de Estadística, que las reprodujeron en sus pu-
blicaciones, como también la Academia de Ciencias, que nombró
individuo correspondiente al Sr. Salmean.
Entonces el Rector Sr. A. Arenas pidió á la Superioridad
más instrumentos; y, al girar después como Consejero de Instruc-
ción pública la visita de este Distrito universitario, dio lugar pro
ferentc en su informe á las observaciones meteorológicas, pro-
puso la construcción del Observatorio, acompañó su plano y pre-
supuesto y pidió que, para levantarle, se utilizasen los fondos que
la Universidad tenía en títulos de la Deuda. El Gobierno aprobó
tan útil pensamiento en R. O. de 30 de Septiembre de 1859, y el
arquitecto provincial D. Luis Céspedes levantó el correspondien-
te plano, proponiendo la construcción de la actual torre en el
sitio que ocupaba el antiguo campanario-espadaña de la Univer-
sidad, desechando la idea, por otros abrigada, de establecerle en
el Jardín Botánico. Formado el presupuesto, sin ningún resul-
tado se realizaron diferentes subastas, hasta el remate en 180 [
por 64.600 reales. Aun así no se terminaron los trabajos; en 1807
se hizo un presupuesto adicional de 1.890 escudos, y se concluyó
la torre-observatorio en el siguiente año colocando en ella los
aparatos é instrumentos de observación, así como el reloj del
Establecimiento.
Por la ley de 5 de Junio de 1859 se dispusieron que los tra-
bajos meteorológicos continuasen bajo la dirección de la Junta
general de listadtelica, y para darles la conveniente organización
se espidió el 11. D, de 1 1 de Marzo de 1860 por el cual se esta-
blecían 22 estaciones, una de ellas en esta capital. Se ordenó
que las observaciones consistiesen en el conocimiento déla tem-
peratura, presión atmosférico, rsLado higrométrico del aire, di-
y fuerza de Im vientos*, lluvia y meteoros fáciles de ob-
- 223 —
servar, etc., y que se encargasen de ellas los catedráticos de Fí-
sica de las Universidades é Institutos con su ayudante, donde lo
hubiese, como lo fué aquí D. Máximo Fuertes Accvcdo, docto
escritor asturiano. Al cesar el Sr. Salmean en 1866, el Observa-
torio astronómico siguió á cargo de los catedráticos de Segunda
Enseñanza y Facultad Srcs. Terrero, Ceruelo, G. Fradcs, Mén-
dez, Aparicio y Trios; y este continua al frente de los trabajos
del importante centro que son:
l.'1 Determinación de la altura barométrica conveniente-
mente reducida á 0.° y corregida á las nueVe de la mañana y á
las tres de la larde para deducir la altura media diurna y la osci-
lación; 2.a Inspección de los termómetros, máximas al sol y som-
bra y mininas á la sombra y reflector correspondientes al día
anterior, para deducir la temperatura media, oscilación termo-
mótrica, y diferencias mutuas entre las máximas y mínimas;
3.a Apreciación de los grados psicrométricos para el cálculo de
la humedad relativa, á las nueve de la mañana y á las tres de la
tarde; 4.a A estas mismas horas, dirección y fuerza aproximada
del viento, milímetros de evaporización y de lluvia y número
relativo de nubes desde O al 10 y estado del cielq; 5.a Diario
meteorológico para indicar el carácter más dominante del día.
Por telégrafo remiten todos los dias al Observatorio central, los
principales datos apuntados en la observación de las nueve de la
mañana.
Tiene el Observatorio ovetense, que hoy depende del Astro-
nómico y Meteorológico de Madrid, instrumentos y aparatos ne-
cesarios para su objeto, y cuenta con los termómetros, baróme-
tros, atnómetros, termometógrafos, dinanómetros, pluviómetros,
psicómetros, etc., perfeccionados, según el estado actual de la
ciencia de las mejores invenciones y sistemas de Fortin, Bunlcn,
Fastre, Pixii, Saussure, Barrow, Casella, Philips, Winckelman,
Rutherford, Damcll, Peltier, Hobinson, etc., y libros de consulta
como los de Daguin, Ganol, Hoefer, Swars, Frcssenius, Lelaunay,
Liáis, Garcet, ¡vemtz, Sechi, Flammarion, etc. A continuación de
las Memorias universitarias y del Instituto, se han publicado in-
teresantes trabajos y resúmenes (l ).
(rl Vedi» se prú.opn! r.ertr. la- [>;i!>!:> tcion ••< ik! Sr Salmw:i y <-".. l'r.idc*. E*tc pubiú •'•••»
•SU w.i int^rC'.a-ite f >!lel >; • Iv>t.» ló-i moto ir. I. -„\ « <ic Ovifita -Resúmc-no» £01101.1 lo» wo. '.,«,
Üj*vrvat-¡ont * realizad 1+ dj>dc 1 "> 5 1 poc- lilis .k .il¿m.t* noii^ia-. hUtiuicis- .
— 224 —
Y resla hacer alguna breve indicación, después de lo dicho
acerca del aspecto académico y pedagógico de Ja Universidad
asturiana, sobre su actual carácter y organización adminis-
trativos.
Bien se sabe que, desde la influencia rcga lisia del siglo xyiii
y de cierta corriente autoritaria en parle del siglo xix, cambió
la significación de la Universidad, principalmente en sus rela-
ciones con el Poder, perdiendo aquella libertad é independencia
que, bajo la mente del fundador, la caracterizaron en su primera
época. El cambio fué más evidente desde la reforma de 1845 y
disposiciones posteriores hasla la Revolución de Septiembre
de 1868; y después la trasformación quedó á medio camino,
disponiéndose ahora á proseguirla y á recuperar bien entendida
autonomía. Desde el plan-tipo del ilustre primer Marques de Pt
dal, dictado en eco y correspondencia á doctrinarias y centraliza-
doras ideas francesas, tuvo la Universidad detallada y severa re-
glamentación y otro fué desde entonces el alcance de la autori-
dad rectoral, diferentes y mermadas las atribuciones del amplio
Claustro de doctores y maestros, otros los cuerpos consultivos
académicos y muy diferentes los estatutos directivos de la juven-
tud escolar. Bajo patrón de igualdad y con vida sujeta a reglas
poco flexibles, la Escuela universitaria tuvo en el aspecto exter-
no marcado carácter oficial y burocrático, y servicios adminis-
trativos muy complicados los funcionarios encargados del régi-
men de la pública instrucción.
No es de estas páginas demostrar con citas de innumerables
disposiciones cuanto se ha legislado respecto á las modernas
funciones del Rector, Vice-Rector, Decanos, Consejo universita-
rio, Secretaría general, etc. No hay siquiera espacio en pági-
nas de índole local para considerar la actual significación de los
Claustros ordinarios ó de catedráticos propiamente tales de ca-
da-facultad, ni de los Claustros, extraordinario y electo senato-
rial, convocados á solemnidades académicas y elecciones para
el representante universitario en la alta Cámara, reuniones á
lasque vienen los jefes de establecimientos docentes del Distrito
con los doctores incorporados; pero ya sin derechos y prerro*
gativas de los del antiguo Gremio y Claustro con aquel carácter
tradicional y de comunidad. Sobre tal organización se anuncian
i
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— 225 —
reformas, que pudieran ser de gran utilidad, si se desenvuelven
con acierto.
Por lo que toca á la significación del catedrático, nadie
ignora que desde la organización de 1845, después que el Estado
en virtud de las leyes amortizadoras se incautó de los bienes
de la Instrucción Pública (1), pasaron las Universidades á depen-
dencia y administración oficiales y fué el profesorado supe-
rior carrera honrosa de seguro porvenir. Ya no se ven aquellos
casos de penuria y de pobreza de maestros de las antiguas
Facultades, aunque los actuales, por las exigencias de la vida
moderna, hacen compatible el profesorado con otras profesiones
y trabajos. La importancia de los Claustros académicos crece á
medida que es mayor la instrucción y el trabajo de sus miembros
en pueblos deseosos de saber; porque cuando aumenta el des-
arrollo de la enseñanza, cada día es más mayor la considera-
ción de los Cuerpos que la propagan en medio de respeto gene-
ral y de la proLección, á veces no efectiva, de los gobernantes.
Ya también no está la Enseñanza y su personal dependiendo de
extraños departamentos ministeriales, como antes de Goberna-
ción y d3 Gracia y Justicia, ni siquiera del de Fomento donde
permaneció mucho tiempo, y sí del especial de Instrucción Pú-
blica y Bellas Artes, anunciado en 1886 y recientemente creado
por la ley de 31 de Marzo y R. D. de 18 de Abril de 1900.
Como todas las demás de la nación, la Escuela ovetense tie-
ne Secretaría general con escaso personal para sus asuntos y los
de la Instrucción pública del Distrito. En respectivo lugar se
apuntan las consideraciones que, dentro del Claustro, tenía el
antiguo Secretario, que hoy es destino inamovible de considera-
ción, responsabilidad y hasta técnico con no escaso trabajo y re-
tribución aumentada en sucesivos ascensos por el plan de 1845,
ley de 1857 y disposiciones posteriores. La ley especial de 1895
levanta y reglamenta las condiciones de aptitud, elección y
propuesta del Claustro del Secretario y empleados á sus ór-
denes..
•i} Asi aconteció con los fundacionales primeros de la Universidad Ovetense y con los pro-
ci dente? después de antiguos arbitrios provinciales, donativos y legados posteriores como 1 1 de
Viilamil etc. De liquidaciones arreglos y depósitos modvrnos se trató en Claustros de 13 de Junio
tic 1S7'», 17 de Febrero de iSSo, .'j de Febrero de 1SS0, 15 de Noviembre de 1S90 y 15 de Mar-
7<j, 14 de Abril y 13 Mayo de iSoj.
— 226 —
No deja de ser importante tarea la especial de redactar y pu-
blicar estensas Memorias- anuarios desde 1858, con minuciosas
noticias del personal, libros, medios de enseñanza, estadísticas
de matrículas y exámenes, grados, títulos, diversos establecimien-
tos de instrucción etc.; publicaciones que se resienten de extre-
mado carácter oficial y administrativo sobre el importante peda-
gógico, aunque modernamente, se inicia otra dirección más aca-
démica y acertada á estas publicaciones, (1) si han de servir de
estudio, de aplicación y utilidad como toda obra de orden cien-
tífico-estadístico.
Hay en la Universidad varios dependientes para su servicio;
un Conserje ó Bedel mayor, dos Bedeles, dos Porteros y tres
mozos de limpieza, estos últimos míseramente dotados.
El presupuesto universitario se presta á interesantes y tristes
consideraciones; pero como las cifras son por si bien elocuentes,
la simple lectura del siguiente estado, ha de sugerir á todo lector
el convencimiento de la vida apretada y pobre que trabajosa-
mente arrastra nuestra Escuela, quizá como ninguna otra de sus
hermanas
Véase el siguiente cuadro de
(i) El primero de c>los trabajos fue el siguiente. — 'Memoria acerca del estado de la en-
señanza en la Universidad de Oviedo y en los establecimientos del Distrito de la misma en los
años de 1858 á 1860 y Anuario de 1860 á 1861, precedidos de reseñas históricas. —(Oviedo,
Imp. y lit. de Brid, Regadera yComp.-Enero 1864*.— Fué redactada, como ya se dijo, por el un
tiguo Secretario del Establecimiento 1"). Benito Canclla Mcana, nuestro querido padre, y contie-
ne estudios y consideraciones sobre las diversas enseñanzas, por lo que fué muy elogiada cuando
su aparición.
M Secretario D. Miguel Fernández y Fernández, que prestó tan buenos servicios á la Uni-
versidad, publicó otros seis volúmenes con l.ts «Memorias- de los cursos 1860— 6t;=i8ói — 63; --
1862— 63; — 1863— 64;-- 1864— 65¡ — i865— 66; -1866— ó;- (Oviedo, imp. de Brid, Regadera y
Comp. de Brid y Regadera, 18Ó2, 1863, iS64l 1865, 1866, 18Ó7 y 1868).
Del celoso Secretario D. Manuel Gómez Calderón son las «Memorias» de los cursos 1S76 — 77;
= 1885—86;= 1886—87;-- 1887— 88;---i838— 89; --1889 — oo;--i89o— 91; — 1891— 9a. La primera
contiene reseñas históricas de los establecimientos y apéndices interesantes, como también estos
últimos la de 1887 — 88. Las otras son principalmente estadísticas.
El Secretario actual I). José Quevedo y G. Llanos es autor de las -Memorias* del curso de
1S9S— 99 con apéndices bien escritos y de interés pedagógico y la estadística de 19.V»— or
Han quedado sin publicar -zt, Memorias; las de nueve cu: sos comprendidos de iF'¿7 a itj^;
och .« ó desde 1877 a 1^5; seis ó de 16 ~,i a 1803; y el de i¿ou a u/w.
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— 228 —
Para que por la profesión y cargo de quien esto escribe no
se pueda ni suponer siquiera el más lejano móvil de interés per-
sonal, únicamente se llama aquí la atención de todo lector que
sepa la complicada y costosa vida de los centros de enseñanza.
(si han de responder á las exigencias pedagógicas de la moderna
instrucción y á los muchos gastos de índole administrativa) so-
bre las cifras inverosímiles relativas al material científico, ordi-
nario y de oficina, con las que es humanamente imposible todo
buen servicio La dotación de algunos empleados de Secreta
ría y de los últimos dependientes es, ademas de increíble, ver
gonzusa; pero no menos cierta,
Un día y otro los Rectores han reclamado de la Superioridad
el urgente remedio á este mísero estado; y el Sfc Arambum íos
acusó además en la prensa y en el Parlamento con su pluma y
palabra prestigiosas.
Y el remedio no ¡legó..,; no hay recursos ni un puñado de
pesetas, que esto significa, mientras hay en los presupuestos
partidas especiales y de utilidad muy discutible.
r
_
— 229 —
CAPÍTULO XI
Manifestaciones varias de la Universidad de Oviedo en el siglo xix. — Sucesos
políticos. — Elecciones senatoriales. — Visitas regias y de ilustres personalida-
des.— Visitas de inspección. — Acuerdos claustrales relativos á favorecedores
é hijos distinguidos déla Escuela. — Proyecto de estatua al fundador seSor
Arzobispo-Inquisidor D. Fernando de Valdés y Salas. — Concurrencia de la
Universidad asturiana á Exposiciones, Congresos, Centenarios, Certámenes,
etc. — Relaciones de la Universidad con las Hispanoamericanas y Extran-
jeras.— Instituciones complementarias. — Escuela práctica de Estudios jurídi-
cos y sociales. — Colonias escolares de vacaciones. — Excursiones escolares. —
Extensión universitaria. — Clases populares. — Publicaciones académicas; Dis-
cursos inaugurales; Anales, etc.— Significación provincial de la Universidad
de Oviedo.— Los antiguos alumnos.— Estado actual.— Noticias y descripción
del edificio universitario. — Siglo xx y centenario III. — Aspiraciones.
Como se reseñaron en capítulo precedente, relativo al si-
glo xvín, diversas manifestaciones de la Universidad de Oviedo
en tal periodo, debe hacerse otro tanto con relación al siglo pa-
sado, para que al menos en el apuntamiento de hechos resulte
más completa esta reseña histórica, humilde por ser mía y como
su autor desprovista de galas literarias.
Apuntado queda el agitado movimiento político del siglo xix
dentro del Principado de Asturias y de su influencia natural en
la marcha de su Universidad.
La proclamación de la Reina D.a Isabel II se verificó en
Oviedo con entusiásticos festejos, á los que se asoció el Claustro
universitario, que dispuso solenjnes funciones muy principales
en el programa ovetense de 1833. Al rayar el alba del 17 de Di-
ciembre se anunció la fiesta académica con salvas de cañonazos
por la goleta Isabel II que, tripulada por gijoneses alumnos
del Real Instituto Asturiano, «había arribado» á la Capital, y
enarboláronse en la torre-espadaña de la Escuela las banderas
de España y Sicilia, Francia é Inglaterra, aliadas de España. Se
— ¿30 -
celebró en la capilla misa oficiada por tres doctores y se cant<
solemne Te-Deum ante el Claustro 6 invitados; y por la noche
se celebró fastuosa procesión académica con los retratos de las
Reinas hija y madre, entonando algunos estudiantes el himno:
En hora felice
la estrella de Italia,
traspuesta la Calía,
á España alumbró, etc.
mientras todos los demás alumnos repelían el coro:
Cantemos, astures,
el día de gloria
«jue en la fiel historia
eterno será.
Y todos victoreaban, unos á Isabel II y otros á la Reina Go-
bernadora. La iluminación fué de mucho gusto y en las ventanas
del edificio aparecían en trasparentes los retratos de las reinas
españolas. En el patio se había improvisado bello jardín con
fuente central de altos surtidores oprimidos por el tridente de ía
estatua de Neptuno. El retrato de la Reina niña, objeto de tantas
esperanzas, estaba en una de las galerías inferiores sobre lujoso
trono, mientras en las interiores ventanas había nuevos cuadros
y trasparentes con alegorías de las facultades de Artes, Teolo-
gía, Cánones y Leyes. Tocaban la orquesta y capilla de la Cate-
dral; el barco gijonés repetía las salvas; los fuegos artificiales se
sucedían sin descanso; en la cátedra de grados se improvisó un
baile; y duraron los festejos hasta bien entrado el día siguiente,
cuando se arriaron las banderas de la torre y se despedía la regia
goleta á cuyo comandante obsequiaron los estudiantes con her-
mosa corona de flores del jardín universitario. Antes, cuando en
vistosas comitivas la Ciudad y el Principado pasaron por la an-
tigua calle de la Picota al castillo-fortaleza para levantar pendo-
nes de «Castilla y Oviedo», «Castilla y Asturias» (tres veces
repetidos) «por la Reina Nuestra Señora D.a Isabel II», el Claustro
universitario vestido de gran ceremonia saludó desde un tablado
sobre la «pedrera» de la Escuela, como en iguales ocasiones an-
teriores. Ciudad y Provincia hicieron alto en tanto que la Capi-
lla de la Catedral entonaba, al son de la orquesta, el himno raen-
— 231 —
cionado alusivo á la ceremonia, escrito por uno de los cursantes
de Leyes (1).
Vino la guerra civil con todos sus horrores y, bajo el estruen-
do de las armas, el Claustro juró otra vez mas la Constitución
de 1812 con el aparato de 1820 y al mismo tiempo fidelidad á
la joven y combatida Soberana (2); y otro tanto se hizo con la
Constitución de 1837, que remplazó á la de Cádiz (3).
En 1839 lució el sol de paz tras del convenio de Vergara, y la
l'mvcrsidad comisionó á sus doctores D. Juan Nepomuceno San
Miguel, D. Agustín Arguelles, D. José Canga Arguelles, D. Pablo
Mata Vigil, D. Alejandro Mon y D. Alvaro Flórez Estrada para
felicitar á la Reina (4) representación de la patria desbastada. *
Cuando los acontecimientos de 1840, la Junta local política
no fué tolerante con algunos catedráticos; el Claustro se asoció
á las felicitaciones ofrecidas al General Espartero, Regente del
Weino, y dos años después reconoció ala Junta provincial de 1843
no mucho antes de acQrdar funciones por la mayoría de edad de
Isabel 11 y nuevo juramento de adhesión á esta Señora (5).
En 1857 se dispusieron también festejos por el nacimiento del
Principe de Asturias (6).
Promulgado, como expresión de la Revolución de 1868, el
Código político de 1869 y dispuesto el juramento de su obser-
vancia para continuar en cargos públicos, se repitió en los Claus-
tros la antigua separación de maestros que, por su conciencia
digna de respeto, no asintieron á confesión semejante; y en Ovie-
do se dio este caso con algún profesor (7). En otro género
de recelos, si bien bajo la presión de la guerra civil de nuevo
resucitada, se llegó al extremo de procesar á profesor dignísimo
interpretando apretadamente ciertas manifestaciones del Discur-
so inaugural (8).
Realizada la Restauración monárquica y proclamado Rey
i
i
<i) Véase la «Relación de las públicas demostraciones de alegría con que la Ciudad de
Oviedo y el Principado de Asturias celebraron la Real proclamación de la Reina Nuestra Señora
H.k Isabel II —Oviedo, 1834. — Imp. del Principado».
1 2) Archivo de la Universidad. — Claustro de 26 de Agosto de 1836.
<3» Id. id.— Claustro de 2a de Julio de 1837.
'4) Id. id. — Claustro de n de Noviembre de 1839.
(5"» Id. id.— Claustros de 8 de Octubre de 1840; de 17 de Maye de 1841; de 15 de Julio,
?4 de Noviembre y 1." de Diciembre de 1843.
16) Id. id. — Claustro de 20 de Diciembre de 1857.
{7) Id. Id. — Expediente del Dr. D. Francisco Fernández Cardin.
18) Id. id.— Claustro de 3 de Octubre de 1874.— Expediente y cansa al Dr. D. Faustino A.
del Manzano.
D. Alfonso XII, el Claustro se asoció á funciones y actos públ
eos con este motivo (1). En días después no faltó docto miembr
de la Corporación académica que protestara del sentido y e:
tensión del 11 I), de 2íi de Febrero de 1875 y Circular siguienl
derogatorios de la legislación de libertad de enseñanza de 186
al resucitar, respecto á textos, programas y doctrinas de cátedn
prescripciones de la ley de 1857 y Reglamento de 1859, que y
do encajaban en el espíritu pedagógico moderno (2). Justo e
confesar que la política restauradora fué enseguida más tolefant
y amplia y no se registraron en los anales universitarios restrk
ciones semejantes, porque de otra índole fueron las molestia
del Claustro en 1SSíT> (¿pie quedaron compensadas por su defer
sa en la Prensa, en el Parlamento y en el Foro); y, apenas naci
dos, no prosperaron reparos oficiosos á un artículo debido á h
pluma de finado catedrático, célebre crítico (3).
Los regios matrimonios de Alfonso XII, la prematura muerh
de la hermosa é inteligente Reina Mercedes y los atentados frus
lados felizmente contra el Monarca fueron objeto de varios
acuerdos claustrales (i) asi de complacencia como de pena, por
que el dolor y la alegría viven en unión y hermandad presidiendo
la existencia. De igual manera la Universidad contribuyó ala sus
eripciún patriótica en días temerosos de la patria, olvidada en su
justicia [lorias naciones de Europa, cuando el violento ataque y
el atropello inicuo de la ensoberbecida potencia americana (5).
En otro orden de expresiones exteriores de nuestra Universi-
dad, debe apuntarse aquí su manifestación en Madrid al par de
otros centros de cultura del país. Cuando cesó la regia Regencia,
al ser declarado mayor de edad en 1902 el Rey D. Alfonso XIII,
á tenor de lo dispuesto en el precepto constitucional, se dispu-
sieron homenajes y fiestas con motivo del fausto suceso. Fué
uno de aquellos actos la presencia á Madrid de comisiones délas
jn Archivg .1.. k Universidad. -
itt Véue 'Oi"-ii'>n uujvrriitai
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con b pivirstíi de O Juié M. Fíerrt:
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30 de Octubre rtt 1900 En d primen
¿jado O. Manuel Dtaj Pedregali dcí\>
tivo, aQutfdániioia también coloca 1 <-l
universitaria
'4l Archivo de !■■> Ua¡ ventilad., -
de 187&, y ji de Diciembre de 1879,
tsí Archivo da la Universidad. -
- 1 , li -.1 ■ ■- ilc 11, 12 y 23 de Enero de 1875.
li.i ■ ; ni- ^míenlos coleccionados por M. Ruiz de Quevcdo,
•., dimi-i maniti* y suspensos.— «Madrid, 1876); pág. XVI,
1- y Hurtado, catedrático de Economía política en Oviedo.
• L I .ti i-it - de Facultad de 27 de Septiembre de 1887 y de
1 m iJ L-pii-n voto de gracia* al cx-ministro y reputado abo-
tu ■ í\c\ Cláltitro ante el Tribunal Contencioso Administra-
; Lid 1 lie i.in ilustre hijo de la Escuela en la Iconoteca
(Je 16 de Enero, 27 de Junio y 26 de Octubre
-CULitflru de 4 de Mayo de 1898.
-233-
Universidades y principales instituciones científico-literarias de
España, celebrándose solemne festival académico ante SS. MM. y
AA., representando entonces á la Escuela de Oviedo y su Dis-
trito el Rector Sr. Aramburu, los catedráticos Sres. Berjano,
Jove, Urios, Mur, Rioja, otros miembros y alumnos de los esta-
blecimientos docentes, leyendo el primero una hermosa oración,
esmaltada de citas y consideraciones, en que se condensaba el
pasado y timbres de la antigua Universidad asturiana y sus tra-
bajos de cultura para ser una Universidad moderna (1).
De mas alcance y permanencia tuvo/y tiene el Distrito uni-
versitario otra consideración, consagrada en la Constitución de
1876 al' reconocer principalmente parala alta Cámara la repre-
sentación del elemento social ó colectivo por medio de especial
régimen electoral, como el organizado en la ley de 8 de Febrero
de 1877 y disposiciones complementarias; y en su virtud elige
la Universidad (sus claustros de catedráticos, doctores inscriptos
y jefes de los Establecimientos) un senador. Desde las fechas in-
dicadas se han celebrado doce elecciones; y, en tributo á la ver-
dad, debe decirse que, no obstante de tratarse aquí como en
otras parles, de cuerpo electoral reducido y culto, ni el sufragio
se mostró activo ni la presión oficial dejó de presentarse en el
Claustro, repitiéndose así la atonía y debilidad electorales,,
que tan tristemente aquejan á nuestra nación. El mal fué general,
salvo excepciones de fechas y lugares; el instituto electoral
selecto, que debiera ser espejo y modelo en la materia, ofreció
en los distritos académicos abstenciones y complacencias; no
tuvo ó se le impidió en una ú otra forma que tuviera impulso
propio para designar candidatos «suyos» con programa ó si-
quiera orientación en cuestiones de Instrucción pública ó con tal
significación científica, que esta bastara por si sola para la elec-
ción merecida. No proceden aquí otras consideraciones porque
al fin tiene la cuestión aspecto personal, demasiado vivo, y fue-
ron los senadores Universitarios de Oviedo personalidades res-
petables é ilustres, y, si algunos ágenos á la Casa, todos distin-
guidos por buenos servicios al pais. Los nombres y los sufragios
h\ Archivo de ia Universidad. — Claustro de 26 de Abril de 1902.
Véase el interesante folleto:— «Ministerio de I. P y B. A. Discursos leídos el día 24 de
Mayo de 1902 en el solemne Festival Académico celebrado en la Biblioteca y Museos Naeiona*
le* con motivo de la entrada en la mayor edad de S. M« el Rey D. Alfonso XIII». — Madrid Im-
prenta de los Hijos de M. G. Hernández.— 1902).
— 234 —
obtenidos evitan decir aquí más; ellos indican las luchas so.-
nidas en determinadas elecciones; pero felizmente, A la postre,
acierto del Claustro ovetense ha resultado eligiendo, como }
aclamación, á su querido y celoso Rector Sr. AramburiK í-t¡
ciencia, palabra y escritos le hicieron merecedor, con aplau*
dentro y fuera de la Universidad, de la senatorial y acadéim
investidura. Su ya repetida elección responde bien al pens
miento orgánico, que se persiguió en la composición del Señad
Las elecciones de Senador por este Distrito universitai
fueron las siguientes:
5 de Abril de 1877. — Excmo. Sr. D. Alejandro Olivan: o
tuvo 25 votos.
3 de, Mayo de 1879. —Excmo. Sr. D. Lorenzo Nicolás Qui
tana: id, 29 id.
2 de Septiembre de 1881.— El mismo: id. 39 id.
8 de Mayo de 1884.— El mismo: id. 29 id.
25 de Abril de 1886. — Excmo. Sr. D.Francisco ValdésyMói
barón de Covadonga, elegido por 27 id., obteniendo 21 id. <
Sr. Dr. D, José González Alegre y Alvarez.
15de Febrero de 1891.— Excmo. Sr. Barón de Covadonga: 24 ic
19 de Marzo de 1893. -Excmo. Sr. Dr. D. Marcelino Menér
dess Pelayo: 38 id.
20 de Abril de 1896.— Excmo. Sr. Dr. D. Marcelino Menén
dez Pelayo, elegido por 11 id., obteniendo 10 id. D. Juan Uña.
10 de Abril de 1898.— Excmo. Sr. Dr. D. Marcelino Menénde
Pelayo, por 27 id., obteniendo 22 id. el Illmo. Sr. D. Juan Uña.
30 de Abril de 1899.— Excmo. Sr. Dr. D. Nicolás Suárez In
clan: elegido 34 id.
2 de Junio de 1901.— Excmo. Sr. Dr. D. Félix P. de Arambu
rn: id. 15 id.
10 de Mayo de 1903.— El mismo: 42 id.
(Jira representación universitaria es la dispuesta por reciente
organizador] del Líeal Consejo de Instrucción, habiendo sido
nombrados consejeros correspondientes del Distrito academice
de Oviedo el Rector Sr. Aramburu y los catedráticos Sres. Alva-
res Buylla, decano, y González Posada.
Tratando de otros sucesos memorables en la vida de nuestra
Universidad figuran aquí en primer término las visitas regias.
Después que Carlos I arribara casualmente á Villaviciosa en
1517 ningún monarca español ni persona de la real familia visi"
taron á la provincia de Oviedo hasta el presente siglo, y no ha
muchos años. Fué la primera la reina Madre D.a Cristina de Bor-
bón, que en 12 de Julio de 1852 visitó la Universidad, acompa-
ñada de su segundo esposo el duque de Kiansares é hijos, vinien-
do espresamente desde el palacio de Contrueces, en Gijón, don-
de residían. Enfermo el Rector y ausentes muchos profesores,
que disfrutaban de vacaciones, recibió á la reina Gobernadora
el Decano Sr. Aramburu que, saludando á S. M. en nombre del
Claustro, la acompañó en la Universidad, elegantemente adorna-
da para recibir á la que en 1832 dio orden de abrir los estudios
dos años seguidos cerrados por mandato de Fernando VII (1).
Los Infantes duques de Montpensier también visitaron el Es-
tablecimiento en 13 de Junio de 1857, presidiendo la Corpora-
ción el Rector Sr. Alvarez Arenas. Los gabinetes de Ciencias
Naturales, la Riblioteca y otros departamentos fueron vistos con
agrado por los Infantes, demostrando varios y profundos conoci-
mientos el hijo del Rey de Francia. Durante su permanencia
en Oviedo concurrieron con frecuencia al Jardín Botánico y
el Rector acompañó al Sr. Duque cuando este hizo una escur-
s\ón á las antiguas y bellas basílicas de San Miguel de Lino y
Santa María de Naranco.
En 1861, para recuerdo de las visitas de D.a Cristina de Bor-
bón y sus hijos los duques de Montpensier, se colocó en el ves-
tíbulo del edificio, á un lado del arco de ingreso, esta lápida:
D. O. M.
(¿UAM CHRISTINA,
FERDINANDI REGÍS OLIM CONJUX
IV ID. JUL. MDCCCL1I
IPS1USQUE FILIA LOA1SA FEROINANDA
UNA CUM VIRO DUCE DE MONTPENSIER
IDIB. JUN. MDCCCLVII
DIGNABAN TUR INVISERE;
NUNC MEMOR ACADEMIA
UTRUMQUB DIEM FESTUM PLAUSU RECENSURA,
MARCHIONE DE ZAFRA RECTORE,
1N TANTOS HOSriTES
GRATI ANIMI SÍGNIFICATIONIS INTERPRETE,
PERPETUO INSCRIB1T.
OVETI MDCCCLXI.
•vij Archivo de la Universidad.— Claustro general de i8;a. Se recibió con jubilo la orden
fomunicada por S. E. la Inspección general de Instrucción Pública al Sr. Rector, juiz de estu-
diar, é inmediatamente fué trasladada á los Jueces, Arciprestes y Curas de la provincia para co-
nocimiento de los cursantes.
— 236 —
En 1858 doña Isabel II vino á Asturias en compañía de
esposo el Rey D, Francisco y sus hijos los l rifan Ma
Isabel y D. Alfonso, entonces Príncipe de Asi la I "ni v
sidad de Oviedo celebró su venida con grandes y üui
naciones. Cuando en 4 de Agosto visitaron la Escuela, adoren
el establecimiento con esquisito gusto y elegancia, v el t ¡láttÉ
general, presidido por el Redor Sr Martin San/ lo p
sentes el Ministro de botado y personajes palatinos recibió ú. I
Monarcas, acompañándolos á lodos los departamentos del ed
db, que vieron coa satisfacción las Reales p< Doña I¿
bel II mandó cubrirse al Claustro, enuso de antiguos privili
después del besamanos tu vo lugar un refresco. Levantó;
acta minuciosa de tal visita que, firmada en Madrid en 3 de Ma
de IKóív fué encuadernada con esmero y guardada en el Archí1
del Establecimiento (1).
Para conmemorar esta visita se erigió un monumento eti
centro del patio principal Tiene por remate el broncead*
de la Reina, fundido en la Fábrica nacional de Traína, y en el ma
móreo pedestal se ostentan en la parte de E. las armas de Esp
ña, en la de 0. las de Asturias y al S< las de la I universidad, leyrvi
dose al N., frente u la puerta principal, la siguiente inscripción
EL1SAHKI lí
HlSPANiARUS k í O J N A I
uVtl'KNSO ACADEMM.M
I'RJDIK NONAS 4DG0ST1 ASHí MDCCCLVU1
JPíVISENTI
COMíTANTE KF.r*ro CONjr i
MON L¡MEN TU M HUC
KAO I £ T 1 0 R ü m o K I* o
CtfR AVIT FX5TFJ RH j .1 M
También cuando su breve excursión por la proviu<
1872 el Rey D. Amadeo I de Saboya vino á la universidad. Coi
una comisión de catedráticos, el Rector Sr* Salmean le salud
en Gijón, le acompaño en su visita al Instituto de Jovellano
y presidió el Claustro ovetense cuando visitó la Universid
15 de Agosto, Vio el Rey los diferentes departamentos de 1¡
Escuela, decorados como en análogas ocasiones, y demosl
lij Este dQCUffl • *t piiMica en la primera Mc:n ria uní*..:
P.ira conocimiento de otaoj icu«r<f< n< -i ■- p&t i
lírtsunic libte - > Viaje tic SV M M v A A
4v Ditri de U Ra<k y Diluid
— 237 —
tisf acción por el lisonjero estado de la enseñanza, siendo despe-
dido con el mismo ceremonial de la entrada.
En 15 de Julio dé 1877 fué la visita del Rey D. Alfonso XII
acompañado de su hermana la señora Princesa de Asturias, de
los ministros de Fomento, el asturiano Sr. Conde de Toreno, de
Gracia y Justicia y de Marina con dignatarios de la Corte y las
primeras autoridades de la Provincia. Fueron recibidos por el
Claustro extraordinario presidido por el Rector Sr. Salmean, que
saludó al Monarca y Princesa con expresiva oración de bienve-
nida. Con fácil palabra contestó S. M. al discurso rectoral: re-
cordó las gloriosas tradiciones y timbres históricos del Principa-
do de Asturias, conmemoró sus ilustres hijos los reyes Pelayoy
sucesores, á Feijóo, Campomanes, Jovellanos y pantos otros
eminentes en Ciencias y Letras; dijo qué, terminada felizmen-
te la campaña de la guerra, era indispensable emprender la de
la paz, que consiste en el desarrollo del trabajo en todas las es-
feras de la actividad humana, para borrar las huellas de la lucha
devastadora y desenvolver los gérmenes de la prosperidad na-
c\oi\al, anhelo constante de su pensamiento: que para tan noble
y patriótica tarca contaba seguro el ilustrado concurso del pro-
fesorado español; y concluyó exhortando á los miembros del
ovetense Claustro á que continuasen estimulando á la juventud
con el ejemplo de aquellos dignos compatricios y encaminándo-
la por la senda del honor, para que en su día pueda contribuir al
progreso y engrandecimiento de la amada patria. La Corte hizo
detenida visita á todos los departamentos de la Casa (1).
En lápida conmemorativa se colocó en el vestíbulo de la Uni-
versidad la inscripción siguiente: (2).
D. O. M.
ADEPHONSO XII
II1SPANIARUM REGÍ.
SOROR1QUE EL1SABET
ASTURICARUM PRINC1PATUS PR/ESlDI.
OVETENSEM ACAÜEMIAM
JD1B JUL. MDCCCLXXVII
1N VIS ERE DIO NATIS.
RECTOR MAGISTRORUMQUE ORDO
HOC GRAT1 ANIMl MONUMKNTUM
1N TANTI DIEI MEMORIAM
PERLIBENTER DICAVERE.
OVETI MDCCCLXXVII.
(i) Archivo dcla Universidad.— Claustro de 15 de Julio de 1877, acta publicada coinoapcu-
&ce de la Memoria universitaria, impresa en 1878.
(2) Cuando se conmemore en marmórea lápida la visita del Rey D. Alfonso XIII será oca*
«ón de subsanar con análogo recuerdo, la del rey D. Amadeo I, injustamente olvidado.
aj8 -
La reciente ultima visita fué del Rey D, Alfonso Mil
hermano político el Sr. Príncipe de Asturias, consorir, tO I** ■"
nana del ti de agosto de 1902 concurriendo también el asluriai
Ministro de Agricultura y Oteas Públicas, Excmo. Sr I» Féñ
Suatez facían. Presidió al Claustro el Rector Sr, Arambui
se dirigió a hs Ueales personas mu elocuente buen diseurs
que agradeció el joven monarca» pasando seguidamente *
acompañamiento á ver las dependencias universitaria
recuerdo de su rápida estancia se dedicaron A S. M
piares encuadernados de la primera edición de esta "Historia
y del tomo primero de los c*Anales Universitario?*. El rey ofr<
ció, al examinar el Museo de Historia Matura!, un ejenipi
perdiz, que cazaría con tal objeto, para reemplazar el deteriora
do que había reparado en el Gabinete 1 1 )
De mas visitas oficíales cabe hacer también especial mcn<
En 1845 fué visitador regio el .lefe político de la provioci:
Sr. Rui/ Cermeño para plantear las reformas del nuevo plan rh
estudios del ministro Sr. Pidal; en 1858 La de inspección
Consejero ponente del. P, Sr. Alvares Arenas, antiguo Ri
en 1876 y 1880 verificaron otra visita análoga loa Inspe
generales Sres. D. Manuel Colmetro y I), Alfredo Adolfi
mus: y en 1H85 vino á formar desagradable r infructuoso expc
diente el Sr Campillo (2).
Notorias fueron otras visitas de ilustres personalidades: En
1H77 las del estadista español I 'residente del Consejo de Minia*
tros Sr, Cánovas del Castillo, y días después la del anti
drático de la Escuela Sr, D, José de Posada Herrera, p
ala sazón, del Congreso de los Diputados, quien se complació i>
cordando antiguas memorias de alumno y profesor en estas au-
las; en 18781a del sapientísimo filósofo y Cardenal Arzobispo
Fr. Ceferino González, hijo de Asturias; en IKSU la del celoso
Director general ele Instrucción pública Sr Cárdenas; en issj
las del ministro de Fomento Sr, Alvareda, que suscribió la me
morable circular de 3 de Marzo de 1881, mantenedora ;
i) Arthnü de la LTnivenidad. — OáuUro de 6 tli; Ajf^íio Je i -j >jt j
r.,¡v.r.;i,,r. • de < YvV ■'
la i Am;1-
rjcmbí r: de M.ivii de 1885*
— 239 —
fueros de la cátedra, y del senador universitario Sr. Quintana, in-
cansable defensor de los intereses provinciales; en 1883 la del
inmortal poeta Zorrilla; en 1884, la del Ministro de Fomento
Sr. Pidal y Mon, obsequiado por el Claustro con expresivo ban-
quete; y en 1889 la del Sr. Salmerón, ex-presidente del Poder
ejecutivo de la República (1).
Tratando de personalidades ilustres, otras memorias regis-
tran los libros claustrales en honor de los hijos distinguidos de
la Tniversidad en el siglo xix, ya en ocasión de sus merecidos
ascensos ó concesión de grados de honor como lambién de fúne-
bres disposiciones cuando su muerte. Se deben recordar, cual
.se hizo tratando de época anterior.
Con alborozado y tradicional repique de campanas, función
de iglesia, iluminaciones y otros festejos, según los casos, se ce-
lebró la elevación de antiguos escolares y maestros, que la es-
cribían con afectuoso ofrecimiento al Claustro. En 1801 por el
Sr. Torres Cónsul, nombrado Teniente Gobernador de Madrid;
en 1805 por el ex-Rector Sr. llevia y Noriega (D. Francisco), in-
quisidor de Sevilla y después Secretario del Patriarca-Inquisidor;
en 1807 por el Sr. Pérez Villamil, auditor general del Consejo
supremo del Almirantazgo y mas tarde Secretario con voto del
Consejo de Estado; en 1808 por el patriota Sr. Alvarez Acevedo,
ministro de la Real Audiencia y Jefe político provincial en cir-
cunstancias difíciles; en 1815, por el Sr. Hevia y Noriega (D. José),
Regente de Granada, Fiscal togado del Consejo de Guerra y Ma-
rina y Consejero de Castilla, elevado en 1833 á Camarista; por
el Sr. Fernández San Miguel (D. Juan N), agente fiscal y después
Consejero del Supremo en 1831; y por el General Ministro mar-
qués de Camposagrado, muy favorecedor de la Universidad; en
1816 por D. Bartolomé Cienfuegos, Obispo de Mondoñedo; en
1HH5 por el ministro y después Presidente del Consejo Sr. Conde
de Toreno; en 1836 por el Sr. Valdés Busto, presentado para el
Obispado deTarazóna; en 1838 por los Sres. Món y Héctor Mata
Vigil, ministro* de Hacienda y de Gracia y Justicia; en 1841 por
el divino Arguelles, elevado á la Regia tutoría; en 1844 por Pi-
'il Archivo de l.i L"n¡vcr-»i l.td.— Cl;tu>iro; de -í y iS do Avr ><1»i tic 1677, 'Je >(> de Orii.'ue
*'■* 1*78, 4 de Ago-ao de 18S0 íL 15 de Julio y 20 d; S;,. Sembré de i'-'^.z >' 4 de Ag j>to de 1^4.
Li Academia de Jurisprudencia celebro vel.1d.1s e.i 1) ;ior de 1-is celebres poetas Zorrilla y
Ku¡/ Aguilera.
da I (D. Pedro José), ministro, y después en oirás ocasione!
también por el St\ Uón; en iK5í ai General Duque de S
guclt cuando el movimiento polílieo de aquel año; en 1
los Sres, Posada, Herrera y Fernández Negrete como en oi
fechas en que fueron Consejeros de la Corona; en este mis
ano por el ex-Reetor Sr+ Alvares Arenas, nombrado Coi
ponente de Instrucción pública, & quien el Claustro oír
recuerdo de intimo afecto un bastón de mando (1), ntimmne:
aquellos exteriores acuerdos de alegría y satisfacción unjveí
fueron reemplazados por expresivos telegramas y cartas dp enJ
rabuena a los antiguos alumnos y distinguidos acunan*
cados en los primeros cargos del Estado y de Ja Iglesia, i
los Srcsr Lnzcoili, Lorenzana, Barzanallanas, Pedregal. Toreí
Ruíz Gomes, Tidal (A), Sánchez Bastillo, Marqués de Pida I, M
qnés de Te verga, S.nárez Inclau (L*. K. y D, F.), obispos Güi
sola, etc., etc.
La concesión de grados honorarios de doctor fue Lambí
acordada en la püsada centuria- En 1815 se otorgó el doctoral
en Cánones al Consejero D. José Hcvt¡) y Noi
título é insignias ana comisión dr Doctores, I<
lello y Fernández San Miguel que á la sazón estaban en Madri
en 1H21 se desestimó, como desusada, una propuesta es< olar j
diendo la elevación al doctorado del Sr Plores Jotrada, y
Claustro acordó otra suya otorgando al gran economista el do
torado de ambos Derechos en atención *á sus servicios, cienci
patriotismo y padecimientos» (2). El regreso de D, Agustín A
güolles si la tierra nativa, después de tanl de auseí;
tantos lauros en la tribuna gaditana, de tantas persecuciones
sufrimientos y de tantos méritos en el regio consejo, fué oí
itj Archivo de L» Viiíversidad. — Claustro» de si de Diclrrid i
Abril de 1807, ia de Octubre de iSoS. iz de Üutubft de i^i?: 73 de F«bi
lo y 18 de Nnvícmbre de iéSi$; 10 de Noviembre de iBj^ 13 de ft*ar*ú *
E3 de Mano de 1834; 16 de AUil de iB>6; jo de Fnero, jo m
i8>B; ?7 de Juli" y 28 de Agüito de 1841; o de Mayo de 1044; *& de Abril de t
hrc de i$¿3; y en crtnu ocaiÍo<t<e* por carta* y oh.
. 1 ] c >í de \i-- inten
ttti CMoatro ile La Facultad de Derecho dt- 1- de ÍlLuto de i&ía>
al pe;, - rornnncióo de4 »ran poela Laft>poamor, gloria de A»'-
Ar:imburu »e iiiri.i;M. ^ 11 i:v^m>i\ .. vin.i ..i ejt mihísiro Sr, Romen. I
nl*i Vj á propuesta u ordo 3,i relebratíotí dt nurt gi
:. en le ünivetíidad a la iiue *c invierta al cfleísre hijo de Navia y al 5-.
vcrtUirl
líthjva .:t : I —Claustro de 17 de Enera d*
— Mm U*í veces he pedida eti libro- y pcHi
11 Klérer Bitmdj, r.hid;ido* en d £*»< 1 terki -
— 241 —
de memorables acuerdos universitarios en 1822 cuando el Arísli-
des español llegó á Oviedo. Mejor que en la concisa relación del
libro claustral se refiere esta investidura en notable libro bio-
gráfico:
«Se distinguió la Universidad en obsequio del Sr. Arguelles.
Pasó una diputación de su seno á felicitarle, y aquella misma
nocho celebró claustro pleno en casa del Rector, donde se acor-
dó inferirle el grado de doctoren ambos Derechos, lo mismo que
úl los Sres. D. Francisco Martínez Marina y D. Lorenzo Rivera,
diputados á cortes de 1820 y 1821, al Sr. D. José Canga Argue-
lles, ex-ministró, nombrado para la de 1822 y 1823, y al Sr. don
Manuel María Acevedo, jefe político de la provincia. Al Sr. Conde
de Toreno se le confirió el grado de Doctor en Leyes.
»Una diputación pasóá comunicar lo acordado á D. Agus-
tín y al Jefe político que eran los solos, que se hallaban en Ovie-
do, por si gustaban recibir el grado con la pompa y ceremonia
acostumbradas. Mas los interesados contestaron: que, agrade-
ciendo infinito la honra que les hacia el Claustro de la Universi-
dad, esperaban se les dispensase de recibir el grado con la so-
lemnidad del caso, añadiendo Arguelles: que tendría gran satis-
facción el presentarse al Claustro privadamente, si posible fuera.
» Accediendo este á sus deseos se reunió, en efecto, al día
siguiente; y habiendo mandado una diputación de cuatro indivi-
duos de su seno salir á recibir á los Sres. Arguelles y Acevedo, se
presentaron estos, y el Rector les puso en la posesión de su gra-
do de Doctores. Concluido el acto, sentáronse entre los Decanos,
se dirigieron las arengas y hubo los abrazos, que en tales casos
se acostumbran.
«Terminado el acto, bajaron todos los doctores á la cátedra
de Vísperas, ocupada ya por una numerosa y escogida concu-
rrencia. Gozoso Arguelles y lleno de emoción, al verse rodeado
de tantos amigos y antiguos condiscípulos, les dirigió la palabra
y en un breve discurso, recordó que en aquellas aulas había pa-
sado sus mejores años. Haciendo una reseña de los trastornos
que había experimentado desde aquellos tiempos la nación, en-
careció las ventajas que resultaban de la libertad bien entendida
y de la puntual y exacta obediencia déla Constitución política
de la Monarquía; concluyendo por exhortar á la juventud á que
— 2^2 —
aprovechando la nueva era que abría al sabe) ma líber
se dedicase incesantemente al estudio para & din útil
SU pütri:i
Tomó la palabra para contestarle 0. Tomás Joaquín !
da. cursante en Jurisprudencia; le felicitó en nombre de s
compañeros, y felicito no menos al país por aer cuna del I
cu de la libertad; Con cuyas palabras terminó la eeremor
liendo de la Universidad Arguelle* y el Jefe político entre infii
Los aplausos con un lucido acompañamiento, que les coa do jo
su casa* (1)
Kn glorificación de otro doctor esclarecido también ton
Claustro parte activa. En 1810 y 1861 intervino en el expedie
le de beatificación del famoso P, Cádiz, y ¡se asoció á la soleuin
dad religiosa del Cabildo Catedral en 1894 cuando el virtuoso
elocuente capuchino Eaé canonizado porS, S< Le<>n XIII (1 u
De igual malicia, en días de luto mostróse la Universida
abatida y apenada cuando la muerte Je arrebataba a sus liíj*3
preclaros y favorecedoi
En 1802 falleció el egregio Conde de Campo manea fi «juie
la Escuela debió su reforma con generosos alientos en 177'
otras ocasiones; que tuvo para su progreso y el adelanto d
maestros y alomóos el amor de un padre diligentísimo; y<j»
miraba á estas aulas como »cosa suya», según repelí;:
misionados de la Provincia y del Claustro enviados
Auus hacia <|ue el famoso lujode Tinco arrastraba vida oscura 1
retirada, debilitado en sus antiguas energías y muy comp!a<
con el satélite que entonces brillaba en los consejos y hasta ei
la Cámara de los reyes ¡pero su muerte revivió aletargados sentí
miento* de gratitud en corazones asturianos, y la corporactáj
universitaria le dedicó suntuosos funerales á la manera de lo;
i
- I .i IjttidAtorin <i.:l 1 1 1 ; r si i r
Cljiüütms <fe i.o> ti y 12 «le Febrero de 1S31. Kn 1
IX Agustín Arfftelle* pudiera ^er elector en Madrid, ya que |jitr ~u \<
1,7 *c le otiíidió uu precióte LÍluia, qi
galanJu mi nouihk- uil.i-: iiciitírifico y remitiendo con c&pre»ivn dedicatoria un rjetm
, . n hUtiiricodc La Refoim* coniUtucíím&l ,
■Hiuoñ* iJt.i levanta quemo, jucr» y t* Efpa&a*, [I
y 35 di: Junio tic l8)0),
FJ - U.iMin dal
madre, poi hahei
kr írnluiIVC y |c
de .•c,• de J11I
— 243-
del Obispo Pisador», colgando de negro toda la capilla, vistiendo
lo? doctores las insignias de luto, doblando las campanas en va-
rios días y oficiando en la fúnebre misa los doctores mas distin-
guidos: el limo. Sr. D. José Palacios, del consejo de S M., digni-
dad en la Catedral y Provisor de la diócesis con los canónigos
I). José Agustín de Lago, magistral, y D. Sebastián de Cosió (1).
En 1811, entre el fragor de la guerra y el desconcierto pro-
vincial, una vez más injustamente perseguido el célebre Jovella-
nos, arrojado por la tempestad de los mares y la tormenta polí-
tica, murió en el pequeño pueblo de Puerto de Vega cerca de
Xavia,y tuvo allí los primeros funerales y sepultura provisional; á
las exequias y sepelio concurrió en nombre de la Junta Sobera-
na de Asturias, á la sazón en Castropol, su vocal el Doctor Ca-
nella, catedrático de la Universidad, especialmente con este
carácter, á más de la amistad que había tenido al virtuoso pa-
tricio. Cerradas Escuela y Capilla (convertidas en cuartel y
almacenes) en 1812 y disperso el Claustro, su representación
más numerosa concurrió después á los funerales dispuestos en
sufragio del sapientísimo asturiano en la ovetense Iglesia cate-
dral (2).
En repetidos acuerdos, ultimados en 1828, la Corporación
dispuso exequias por el generoso hijo y protector de la Univer-
sidad el Regente del Reino Sr. Pérez Villamil, recordando el
amor que le tuviera en vida y el desprendimiento con que la fa-
voreció en muerte (3); en el mismo año por el Consejero Torres
Cónsul y el Dr. Venayas, también benéficos para la casa Uni-
versitaria y su Riblioteca (4); en 1836 por el Doctor Rivera (5);
y en 1866 por el primer Marqués de Pidal, el reformador de la
Instrucción pública española (6).
'ij Archivo de la Universidad.— Claustros de 22 dz Mayo, 18 de Noviembre y 1 y a de
I)¡ciembre de 180?.
(2) Archivo de la Universidad. — Claustro de 9 de Febrero de 18 r 2.
(3) Id. id.— Claustros de 1." de Mar/o de 1824 y 24 de Octubre y 12 de Diciembre de
i8í3.
Vcáse • Discurso que en las solemnes exequias de la Real Universidad de Oviedo, á la memo-
ria de su bienhechor el excelentísimo Sr. D. Juan Pérez Villamil, fundador de una cátedra de
Religión en la misma, dixo el R. I'. M. Fr. Manuel de Caso, catedrático de Teología y moderan-
te de Oratoria* —Con licencias necesarias. — Oviedo en la oficina de la viuda de Prieto. — 1829.
(4) Archivo de la Universidad. — Claustros de 15 y 26 de Marro de 1828
(5» Id. id.— Claustro de 26 de Agosto tle 1836.
• 6) id. id.— En 6 de Febrero de 1866 se celebraron suntuoso* funerales por el Dr. D. Pe-
dro José Pidal y la Exenta. Sra. Marquesa viudi de Pidal dirigió al Claustro muy sentida carta
de gtatitud.
— 244 —
Las rutas claustrales registran igualmente más fúneb»
iierdoq.
Eo 1sí:í para traer a la Capilla de la Universidad lo-
ni. átales del célebre P. Feijóo, que yacen en la ex-lgtesifl
cal de San Vicente, hoy parroquial de la Corte, iniciando Mf
de un panteón académico, que algunos quieren iniciar,
lauto fuera posible, con H traslade a Oviedo del bellísimí I
mentó de Salas doné el fundador esclarecido Ar/
Inquisidor Valdés; en 18Sít ofreciendo homenaje funerario, de
j capilla, cuando la traslación á Oviedo de lOa rest
Obispo del Ton-Kin, V. Fr, Melchor Sampedro* el proto-mart
asturiano, que antea habia recibido en llareelona poi
de sus doctores Luanco, Bas, Rubio, Torl Lie. Rodi
Latin; en 1890 cuando se trató de análoga traslación icn qn
debe inaistírse) délas cencas del doctísimo Martínez Marín:
que descansa en Zai , en 1894 ordenando en sufragi
riel asturiano Cardenal arzobispo Vr. Zeferino González ew
quias solemnísimas y otro acuerdo para imprimir especial pübl
cacion, que no pudo realizarse (1).
Casi de ayer fueron análogas disposiciones. También en 1891
falleció el reputado catedrático D. Guillermo Estrada VHlai
notorio por su sabiduría en la cátedra, en la tribuna ven la
sa, varón di stinado & prominentes cargos y lucimiento, si su txst
deslía no lo hubiera estorbado. Profesábamosie Olíal cariño lo
compa ñeros, muchos antiguos discípulos, y cuando su pcrdid;
sen t lilísima se lomaron amorosos acuerdos en honra mcrecidí
desús despojos, y llegando también al Parlamento y al Trono ei
Earor de SU familia í2)< No mucho después, en 1901, su
Claustro otra pérdida de gran valia con la prematura muerli
del profesor D, Leopoldo G, Alas, inteligencia poderosa,
de las plumas más prestigiosas de la España del siglo xix
Maestro de profundo espíritu pedagógico, ora nial, EIÓso
fo y economista, severo crítico en todos los géneros literarios
que avasallaba con dilatado saber, novelista y periodista rncnh
simo, que lodo ésto y mus fué el célebre Clarín, ornamento di
it] Aíeíiivii de la Univpriifi^d— Cliuitfii* de a a de Noviembre de 1&43; »j-r
»j d. Íü¡ de i} de Mayo de i&qq; y de JO de N -.-i ii iiiIitc de tSf>4
fa) Archivo dt la ' Dkicmt/re de 1894 1 ti
-245-
la Universidad asturiana (1). A su duelo se asociaron enseguida
con telegramas y cartas las firmas mas notorias de la política, de
la enseñanza y de las letras; el entierro fué como una explosión
de dolor; el municipio ovetense, al que había pertenecido Alas,
propuso un monumento á la memoria del docto escritor y dio su
nombre ü la calle en que había vivido muchos años. El Claustro
colocó el retrato del ilustre miembro en la iconoteca; avivó con
gestiones la merecida concesión por las Cortes de una pensión
extraordinaria á la viuda é hijos; le dedicó el discurso inaugural
del curso siguiente y página especial en los «Anales Universita-
rios» con notables trabajos, donde el Decano Sr. tíuylla y el pro-
fesor Sr. Altamira revivieron la figura del malogrado polígrafo;
y, por último, compañeros y alumnos costearon rtiarmórea lápida
en la aula núm. 8, descubierta con expresiva solemnidad aca-
démica:
En esta cátedra explicó
el insigne maestro y publicista
Leopoldo Alas
1883— 1901
RECUERDO CARIÑOSO DE SUS DISCÍPULOS
Uno de los últimos discursos del inolvidable Leopoldo Alas
había sido en la solemne velada dispuesta por el Claustro, cuan-
do la muerte del gran poeta y pensador Campoamor, en el teatro
ovetense (que lleva el nombre del autor de la l)olorasy á pro-
puesta de Clarín) conmoviendo al público con la efusiva ora-
ción que entonces pronunció, recibida con nutridos aplausos
como las del Rector Sr. Aramburu y catedráticos Altamira y
Melquíades Al varez (2;.
Como se vé por las anteriores manifestaciones, la Universi-
dad de Oviedo procuró responder con gratitud y admiración á
los servicios y merecimientos de sus hijos. De manera más inde-
leble tomó nobles acuerdos en 1867, con la siguiente expresiva
lápida de reconocimiento, que puso en el vestíbulo, dedicada al
espléndido Fundador y al animoso Deán Asiego, que aseguró la
(t) Archivo de la Universidad. — Claustros de 26 de Noviembre de 1901 y 28 de Febrero
de 1902.
—Anales de la Universidad de Oviedo. —(Oviedo 1902).
(2) Archivo de la Universidad.— Claustros de 15 y 21 de Febrero de 1901.
— 2\<% —
a fundacional; al P. Frijón, gloria de estas
protector Campomnnes:
!■_ O. W.
ÍMCSTM ADMoMM AfiCMlKPfóCOI
KERlilNAM"' VAlliFS i' l SAI, A?,
MrxíFRM jrují S STtí Di O Jt UN Atij \
JOAN NJ DE ASI,
t.ANt>L>KNTJÜ JAM IHV INSTITUÍ! STItKtfUO >
ÍIlt£DtCTO 1'EljOO,
KRROKi II l N K GRASSAKIITíM |)RP
AIMAH VEHI'I Al ls « C'LTtUtl II
ii KKQ1 i LriÉSACtlS I. L herís MtUlTO KACiSTBO,
COlfl M DJ
t-rltjentj Kfct;ii PATRUQI i rulIS VINDIC1
DISCIPLINA 1UH Al* si KM UN I *Qi B fcl>AI CLORI
A»! UIA 0
INT1
HOC Musiwiks M \J il'i I
i \ Li
\ máa aspira el Claustro, haciendo suya la obligación de .
tniiíis á la gratísima memoria del Arzobispo de Sevilla, ¡mpul
dov de la cultura provincial y dispensador aquí y en i
nea de múltiples beneficios v obi El antiguo proyecto
mas adecuado recuerdo estatua rr ib al magnifico Prelado Fon<
dor. es de esperar que se realice ahora por el ¡ni ntusi
nvodei Rector Sr, Araraburu, habiéndose ya acudido á lo
Poderes del Estado y estando en estudio loa medios de
o! ciclado monumento al hijo insigne do Salas*
Los diputados asturianos I). Manuel Pedregal
0. Julián t ¡aria San Miguel, D. Ventura Ülavarriela, D.
ílro fcfon y Martínez, D. José Mana Gelleruelo, D. Alejan
ilal y Món y el antiguo catedrático D, Matías Barrio y Süer pj
sentaron al Congreso en 6 de Junio de 1894 un proyecto
en que «asociándose al noble pensamiento riel Rector j Profeí
res de la Universidad ele Oviedo, que se proponen erigir un bus
colosal ni fundador de aquella ilustre Escuela* en el centro d
edificio, construido á sus expensas, pedían la concesión del bro
ce necesario- En sesión del día 12 apoyó la [imposición i
Pedregal, qnfe fué nombrado para la comisión informadora (
Unión de los dichos diputados Srcs. Barrio, Món y San
con loa Srea D. Rafael Prieto y D* Faustino Rodriguen San P
dro; al dictamen, fecha del día 25, se presentó una enmienda i
[os diputados I), Félix Suárez Inclán, IX José lióme/ Pelayí
— 247 —
D. Julián Suárez Inclán, D. Ferhando Ceballos, D. Manuel Iranzo
Benedicto, D. Emilio Díaz Moreu y D. Alfonso Flórez, para que
el busto del fundador fuese colocado en la Plaza de Riego de
Oviedo, cerca de la Universidad; el Congreso aprobó el proyecto
primitivo en 15 de Febrero de 1895 y fué remitido al Senado.
La alta Cámara nombró tres días después la comisión dictami-
nado ra, compuesta por los senadores Sres. D. José García Bar-
zanallana, presidente, D. Manuel González Longoria, D. Fermin
Hernández Iglesia, D. José de la Torre Villanueva y D. Plácido
Jove Hevia, vizconde de Campo-Grande, secretario, que presen-
taron dictamen favorable el día 20, aprobando sin debate el 22
y votado definitivamente el 23 de Febrero. En su virtud se pro-
mulgó la siguiente ley:
DON ALFONSO XIII, por !a gracia de Dios y la Constitución Rey de Es-
paña, y en su nombre y durante su menor edad la Reina Regente del Reino;
A todos ios que la presente vieren y entendieren; sabed: que las Cortes han
decretado y nos sancionado lo siguiente:
Artículo i.° Se concede á la Universidad de Oviedo el bronce necesario
para fundir un busto semicolosal del fundador Sr. D. Fernando Valdés, que se
habrá de colocar en el centro del edificio construido á sus expensas y destinado
ala enseñanza universitaria.
Artículo 2.° £1 Sr. Ministro de la Guerra señalará la cantidad de bronce
que se haya de extraer de una de las fábricas del Estado para cumplir lo dis-
puesto en el artículo precedente.
Por tanto;
Mandamos á todos los Tribunales, Justicias, Jefes, Gobernadores y demás
Autoridades, así civiles como militares y eclesiásticas, de cualquier clase y dig-
nidad, que guarden y hagan guardar, cumplir y ejecutar la presente ley en todas
sus partes.
Dado en Palacio á veinticinco de Marzo de mil ochocientos noventa y cinco.
-YO LA REINA REGENTE.— El Presidente del Consejo de Ministros, Anto-
nio Cánovas del Castillo.
Una comisión universitaria tiene á su cargo cuanto se refiera
á este asunto (1) y es de esperar que, al celebrarse el ya próxi-
mo tercer centenario de la Universidad se levante la debida es-
tatua del Arzobispo Valdés en el centro de la casa por él ofre-
cida á la cultura de su patria.
Y avanzando en relación de más noticias y manifestaciones
universitarias, es ocasión de consignar ahora la presencia de
íx) Archivo de la Universidad.— Claustro de «o de Abril de 1895 constituyendo la Comi-
sión especial los catedráticos Sres. Buylla, Jove y el autor de esta Historia.
17
— 24S —
nuestra Escuela y su participación en determinados actos
coa y sucesos memorables como en Exposiciones, Congrí
Asambleas diferentes, fiestas de Centenarios v Certámenes
tifico-Ülerarios, celebrados dentro y fuera de España
En 1877 hubo en Lugo de Galicia una Exposición 1 1
su Junta organizadora acordó que en el Jurado calificador
ra representación la Universidad asturiana; yt d este efect
nombrado por el Claustro el Dr. D. Pedro U, Rodríguez V
antiguo catedrático de Teología y, ala sazón, Dignidad de
lia S< I. Catedral, Cuando los Concursos universales de Pai
isTs y 1900 acudió nuestra Universidad enviando libros y I
¡os de los ceñiros del Distrito, imprimiendo eo la primera
un catálogo explicativo en lenguas castellana, francesa, ingl
alemana, y donó después la cnlerru-n bibliográfica A las B
tecas nacional de Francia y de la Facultad de Derecho de I
que en lisonjeras frases mencionaron tal obsequio en «Ú
monas. A la primera Exposición Universal de España, celet
en Barcelona en 1888, enviaron igualmente sus libros los
dráticos ovetenses, que obtuvieron medallas de plata y bror
por ultimo, la Universidad reunió publicaciones y elemento
dagúgicos de los Establecimientos de Oviedo y León,
exhibidos en la memorable Exposición regional át
1899, mereciendo especial diploma (1),
Los Congresos americanistas de Madrid en Irttft y de Hi
en 1898 designaron por su delegado en Asturias al aulor «
presente Historia; para el Congreso Jurídico dispi
en 1886 por la Real Academia matritense de Legisle
risprudencia, el Claustro ovetense eligió por sus represento
¿ los catedráticos Sr, Barrio y a quien escribí
Lerviniendü los dos en aquellos trabajos y votaciones; y de
manera intervinieron en el Congreso pedagógico híspano p
gucs americano de 1892, en Madrid, los profesores S:
sada y Sela corno el Sr. Hiles en análoga Asamblea ei
leraria, que se celebraron á la sazón conmemorando el dése
miento de América por los españoles, En la primera cong
fcl Archivo tk la UflivenUlnd — Uia«i mlw« Y •» de Diciembre
de i? de relwero y i \ de Bfayo d* = »d de io de Abril J.
VtUt el folíelo:— «El Oiwrito uní vertftaño de Ovkdo tn u K*.
en rig» Halieto* Históricas y Catálogo., [Oviedo. Est, tip* de A+ Brid, f$gg,
— 249 —
ción se discutió el tema «Modos como pueden contribuir las
Universidades á la cultura general» y por unanimidad fué apro-
bada la ponencia del Sr. Sela (1). No fué posible enviar repre-
sentación personal al Congreso internacional de la Enseñanza
superior, reunido en París en Julio de 1900, mas el ovetense
Rector Sr. Aramburu figuró entre los Vicepresidentes y en se-
sión pública fueron leídos trabajos de sus profesores sobre las
modernas instituciones complementarias de nuestra Universi-
dad. Al reciente Congreso económico social ibero-americano, ce-
lebrado en Madrid en 1900, concurrió la Universidad; el Rector
Sr. Aramburu fué también designado como uno de los Vicepre-
sidentes de la Asamblea; el Sr. Alas lo fué de la sección de Le-
tras y Artes y quien esto refiere de la de Jurisprudencia y Legis-
lación, mientras otros colegas tomaban parte activa en propo-
siciones, ponencias y comisiones (2).
En honor del Rvmo. P. M. Feijóo, en 1876 se celebró un
certamen literario en Orense, conmemorando el segundo cente-
nario natalicio del polígrafo benedictino que, vivió, enseñó y
murió en Oviedo, á cuyo pueblo y Universidad tuvo por patria y
madre de adopción. El docto Jurado gallego otorgó valiosos pre-
mios á los autores de poesías en honor de Galicia y su preclaro
hijo y, después de varias dificultades, hubo empate respecto al
mérito y premio para el autor del mejor c Estudio critico de las
obras del R. P. M. Fray Benito Gerónimo Feijóoo. Acordó enton-
ces aquel tribunal encomendar el fallo al Claustro de la Univer-
sidad de Oviedo y aceptado por éste tan difícil encargo, no elu-
dible por la Corporación á que había pertenecido el sapientísi-
mo monje, eligió una comisión de su seno (Dres. Penzol Lavan-
dera, Alvarez de la Viña y Polo; Catedráticos, Fernández Cardín,
Vallina, Díaz-Ordoñez, Alvarez Araandi, Aramburu, Buylla, Ro-
dríguez Arango, Alvarez del Manzano y quien esto escribe), que
examinó en sesiones generales y parciales los dos Estudios críti-
cos, que le fueron remitidos, y propuso por mayoría de votos la
(*) Archivo de la Universidad.— Claustro de la Facultad de Derecho de »o de Septiembre
de 1 886 y general de 34 de Noviembre de 189a.
Véase el interesante libro:— * Congreso pedológico hispano portugués- americano, reunido
en Madrid en el mes de Octubre de 1892: Preliminares; actas; resúmenes». (Madrid, 1894).
(a» «Proposiciones que presentan al Congreso hispa no-americano algunos Catedráticos de
la Universidad de Oviedo». (Oviedo— 1900). Suscriben jos Sres. Aramburu, Buylla, Alas, Posa-
da, Jo ve, Sela, Altamira, Alvarez y el autor de esta Historia.
Vcáse «Anales de la Universidad de Oviedo». (Año I).— 1901; pág. 3897 siguientes.
adjudicación del accésit al trabajo, que después resultó ser c
de la insigne escritora D.1 Emilia Pardo Unzan 1 1 1.
Con inusitadas fiestas nacionales se celebró años despué
tercer centenario del inmortal Calderón de la Barca, glor
escena española; y para representar á la Universidad i
las solemnidades de Madrid, el Claustro designó ú los Si
José de Posada Herrera, D. Juan Alvares Lorenzunn, D, Mai
Pedregal y Cañedo, I). Estanislao Suórez Inclan, D. Julián Ga
San Miguel, D. Lorenzo Nicolás Quintana, D. Plácido
Hevia, D. Acisclo F* Vallin y D. Florencio Rodríguez Val
tos que basta citar el nombre para saber sus ü
míenlos.
Las fiestas de Oviedo fueron organizadas por los cátedra ti
de la universidad <* Instituto Sres, Campillo, Aramburu, Huy
Polo, Gómez y Quiroga con los redactores de la excelente i
Distü dt Asturias, y se verificaron en los días 21 y 25 J
de 1881- Una estudiantina clasica, á la usanza de los tiern]
calderonianos, recorrió la poblar ion tocando y canta mió
himno compuesto tul ¡toe: hubo velada animadísima en la L
versidad adornada con gusto y vestida de suntuosos tapices, i^
facilitó la casa condal de Nava; se otorgaron premios a los au
res laureados en temas anunciados por los Claustros de la D
versidad y del Instituto, Colegio de Abogados, Sociedad Ecoi
mica de Amigos del País, Academias de Bellas Artes y d< 1
lacjón y Jurisprudencia y Redacción de El Carbayüi
lemne sesión publica, que presidió el Héctor Sr. Salmean, í
coronado el busto del celebérrimo poeta por un coro de bella
mas niñas ovetenses (2),
Consagrando una vez más la gloria inmarcesible del gr
fil Archiva de la Ufttróttidíid,— Cláu*tit)t de $% de Octubre y at de Noviembre de t&ji
Seaioiíe* del jurad ■ Ovetense en j de Diciembre de iHjú, j.¿ d^ Enero y 5 de ]
— Memoria de la Universidad de Oviedo de itfH % 1S77.
-♦Kívcím del Certamen literario celebrado en Óreme el din 8 de Octubre de 1 ¡
de! R, t\ M. Kr. Benito 1 rfi Feífóo' lürenfe, 187?),
L¿ ntínórtA dd Tribu 1.1I ovetett*e4 en e¡ta o¿«*i 1
lia y el autor del nrctfrñie Ubro, ürapujo para el .. ■ . -,'..iili", tin
I») Aichivu de la Universidad — Clüu+troi de By u dt- Febrero, 23 y 25 de M ■
—El MUincíi cvij,iord¡n.T,r;o de la Rtvítta dt Aitnrtut publío
fasta - literarios dnpue*ttj* eon 1 ,1
poi d Sr. Campillo.— * Poeija Utín«> i*»r I,i...i«l..¡ — ■: • por QnLrog 1
por Alvarcí Amandi;- ifoc-iia- ten b-il.!- , t\ Cvn ■-■■>. El ■■:.■ ■'• i d* Cftl
i.., p \v. ,],,,- »Poc*U« per 1\ Carave*; — • Epíiodio militar
tSu taoesíl premiad*] pot ti barón de Obcrcad- lcíé asturiana de L
autut ■ &•*<
1 L Diputación provincial contribuyó á los gaste» de catas funcione.
-251-
Cristobal Colón en el cuarto centenario del maravilloso descu-
brimiento del Nuevo Mundo, España congregó en su capital y
corte á los hermanos pueblos latinos, mostrándoles entonces las
memorias y preseas de su obra civilizadora, en tiempos de sus
nunca vistos poderío y progreso, y reunió también en aquel re-
cinto á la representación de sus centros de enseñanza y cultura.
;<)uién dijera entonces que pocos años después, en contra de la
nación generosa y, como ninguna, fecunda madre, habían de
concitarse la ingratitud, la injusticia y la fuerza para despojarla
del resto de aquel imperio por ella colonizado y engrandeci-
do....! Precedida de sus maceros y bedeles y del pendón univer-
sitario, á Madrid acudió en 1892 la Universidad asturiana por
comisión de sus alumnos y de los mencionados profesores seño-
res G. Posada, Sela y Giles para fraternizar con sus hermanos
de España, Portugal y América (1).
Y últimamente en ocasión de celebrar la Universidad de Va-
lencia el también centenario cuarto de su definitiva organización
(después de los primitivos Estudios dispuestos por el Rey Jaime,
el Obispo Gastón y los Jurados) la Escuela ovetense concurrió á
las fraternales fiestas, celebradas en la ciudad de las flores, y á
su memorable Asamblea universitaria. Para ello comisionó á los
catedráticos Sres. Sela y Alvarez (D. Melquíades) extendiendo la
representación á los profesores valentinos Sres. Soler, Calabuig
vGestoso, que antes lo habían sido en Oviedo (2). El Sr. Alvarez,
gloria ya de la tribuna española, pronunció allí elocuentísimo
discurso abrillantando con esmaltes y cambiantes de su pala-
bra los ideales de la moderna Enseñanza, y el Sr. Sela fué po-
nente con su reconocida autoridad pedagógica del tema 1.°, dis-
cutido por aquel Congreso académico, para determinar el «fin y
organización de las Universidades» votándose con unanimidad
las siguientes conclusiones por él propuestas (3):
Ia Las Universidades deben proponerse:
A). El cultivo de la ciencia pura por medio de la más alta y desinteresada
<0 Archivo de la Universidad. — Claustro de 24 de Noviembre de 1893.
b) Id. ¡d. de 1 de Octubre y 8 de Noviembre de 190a. Se acordó la impresión de la ra-
lada ponencia del Sr. Sela.
íjí «Conclusiones aprobad is por la Asamblea Universitaria celebrada en Valencia en los
iUv 17 al 31 de Octubre de 1902» (Valencia — Est. tip. Domcnechí.— Fué también ponente el
Sr. Torres Campo», catedrático de Granada
-•Asamblea Universitaria de Valencia. — Octubre de 190a — Tema i.°: Fin y organización
¿«jas Universidades, ponencia leida por D. Aniceto Sela, catedrático de la Universidad de
Vtáedo». ^Oviedo. — Imp La Económica).
— 252 —
investigación» siguiendo de cerca el movimiento científico del m
tomando parte activa en el.
£)> La preparación de los alumnos para el desempeño de las pro íes*
correspondientes á las Facultades y las Escuelas especiales.
Cjt La elevación del nivel moral é intelectual det paft, por medio 4
educación completa de los alumnos, que han de constituirse en fieles conü
dores de la o Vira universitaria; por la difusión de lo miento* de im
gación y de la cultura general entre los que no pueden concurrir á la
por su concurso en todas las empresas de acción social.
2É* Se organizarán sobre las siguientes bases:
A\* Formarán parte de la Universidad torfts las Facultades y I\
peciales del orden civil consagradas ¡i la enseñanza llamada superior.
Bj, Serán personas jurídicas á los efectos del Código civil.
C). Se les concederá autonomía para el régimen de su vida propia, ci
científico y en lo económico, bajo h inspección del EsUdo, gobernándose po
Asamblea universitaria, en que tendrán particqiacton lo» estudiantes; el Ciíu
general, compuesto de los profesores y los doctores adventos, mediante cíe
condiciones; las Juntas de profesores de cada Facultad ó Escuela, y el Con
universitario; eligiendo las autoridades académicas ti interviniendo en U ciec<
de los profesores,
D). Las Facultarles y Escuelas e>pecíaL"i que constituyen la (Jai vertí
serán personas jurídicas á los efectos del Código civil, en eui
asuntos; se regirán por sus Juntas de profesores y s« decano ó director, y gt
rán de autonomía dentro de la organización general de las Universidad*:* y
bordinadas á ella,
E). Mantendrán relaciones directa* con lo* demii grados y órdenes di
enseñanza,
Los Certámenes poéticos que, bajo los auspicios u con la
lervención principal de la Universidad, se celebraron en el s¡(
xvii, no se repitieron en la siguiente centuria, aunque en pri^
do concurso se eligieron las loas y odas para las fiestas di
pomanes y Jovellanos, En el último tercio del siglo pas
surgieron en Oviedo y provincia Juegos llórales y Certamen
científico-literarios, y, sí no las dispuso el Claustro Universitar
á ellas contribuyó, ya por sus miembros, como justadores, ó
por acuerdos oliciales tomando activa parte en los intelectual
concursos y señalando al efecto temas y premios suy
Al llamamiento de la academia «Juventud Católica», en 1S1
acudieron y fueron laureados los Sres. Jo ve y Alvarez Aman
como en 1872 los Sres. Aramburu y Jove, que no mache di
pnés obtuvieron cátedra en nuestra Escuela, Referido queda
Certamen poético y científico-literario dispuesto pur la fnirer
— 253-
lad en 1881 cuando el centenario del insigne autor de «La vida
^s sueño» ; y en diferentes años en que, para las fiestas ovetenses
de San Mateo, organizó desde 1883 iguales concursos la Socie-
dad económica de Amigos del País, el Claustro se asoció á la no-
ble contienda. En el primer año ofreció su galardón al mejor
«Estudio biográlico-crítico de los Jurisconsultos de Asturias»),
obteniendo el premio el erudito historiador provincial D. Máxi-
mo Fuentes Acevedo, uno de los primeros nombres de la litera-
tura del Principado; y, anunciado premio en otros años para re-
compensar un trabajo con «Examen histórico-crítico del derecho
municipal asturiano», quedó desierto el concurso á tema tan im-
portante. Cuando en 1891 se levantó en Gijón por suscripción
nacional la estatua, tantos años debida al autor del («Informe so-
bre la Lev agraria», entre otros actos y fiestas solemnísimas fué
muy principal el certamen poético y científico-literario á que se
asociaron y contribuyeron los mas ilustres centros académicos de
España, señalando temas y otorgando premios, como lo hizo la
Universidad asturiana en justo honor á su hijo y doctor esclare-
cido. Quedó, por desgracia, desierto el tema claustral: «Breve
Memoria acerca de las ideas y criterio de Jovellanos en la orga-
nización de los estudios universitarios, particularmente en sus
Facultades de Leyes y Cánones» (1). En los juegos .florales dis-
puestos por el Ayuntamiento de Oviedo para sus fiestas de Sep-
tiembre de 1900 y 1901, en el primero fué elocuente mantene-
dor el Rector Sr. Aramburu, alcanzando la flor natural en una y
otra fecha dos alumnos muy distinguidos de nuestra escuela: en
aquella D. Bernardo Acevedo, que por otras obras y lauros repe-
tidos en iguales juntas es ya «Maestre en Gay Saber»; y en la
última el catedrático D. Armando Miranda y Palacio, vate de
inspiración delicadísima (2). También el Claustro ha intervenido
principalmente en recientes certámenes de la «Unión Escolar».
Otra exteriorización importantísima de nuestra Universidad
(ij Archivo de la Universidad- — Claustros de 8 y xi de Febrero y 73 y 7$ de Mayo de
1S81; de 18 de Junio y 23 de Septiembre de 1883.— (Claustros de la Facultad de Derecho de ao
teXbñl de 1887 y 10 de Abril de 1 888. —(Claustro general de 10 de Enero de 1891.
(ai [Triste coincidencia! Cuando se imprimen estas líneas, llega hasta mi la dolorosa noti-
cia de la muerte de este fraternal compañero en ya lejanos y juveniles años, asi en las aulas
universitarias como en periódicos ovetenses. En el cementerio de Lugo de Galicia, duerme el
sueño eterno mi querido Armando, el inspirado poeta asturiano, enamorado fideli-imo de la fie-
rrina, autor de la oda hermosa A la Torre de la Catedral de Oviedo, que mereció el pensa-
miento de oro en 1901, cuando tuvo para mi hogat y para mí, favor, honra y cariño inolvida-
H«. E, P. D.
— 254-
eslá en las relaciones, que inició y procura sostener con las he
manas Universidades hispanoamericanas, así como con le
principales centros docentes de Europa.
Este antiguo pensamiento, que tuve el honor de manifestí
en diferentes ocasiones, tomó cuerpo y efectividad á propues
del catedrático Sr+ G. Posada en 1900 secundado por el señ(
Altamira, y fué desenvuelto por dichos señores, Rector Sr. Arar
buru y Decano Sr. Huylla en comisión de que también forra
parte. En su virtud, se redactaron expresivas comunicaciones
circulares á las Escuelas americanas y á las Colonias españole
de los Estados hisnano-americanos; á las primeras, para establ
cer una relación cada vez más íntima entre la madre España
los pueblos, que antes fueron sus virreinatos y gobiernos coí<
niales, saludando i sus establecimientos de enseñanza superic
en nombre do la comunidad de raza y fraternidad intelectua
ofreciéndose á ellas para el planteamiento de un cambio efectiv
de servicios, como el de sus publicaciones corporativas de cí
rácter científico, impresión de una Revista en que figurasen la
firmas de los profesores de Oviedo y de sus colegas americano
etc.; y íi las segundas, pidiendo su concurso y auxilios para me
jor desenvolver, no ya solamente las enseñanzas oficiales, sin
las complementarias, creadas por el ovetense Claustro á fin d
ensanchar y extender los fines instructivos y educativos d
la moderna Tuiversidad, ya que no bastan los recursos de si
propio presupuesto. Solicitamos aquellos generosos auxilios
para destinarlos, como se dice en la carta, pura y exelusivamen
te á gastos materiales de las diversas fundaciones de la Univer
s?idad, tales corno compra de aparatos para las lecciones prácti
cas, y de libros, mapas fotográficos, etc.; instalación de gabrnc
les para investigaciones científicas y mejoramiento de los lo
cales que actualmente se utilizan al efecto; impresión de pro
gramas y lisias bibliográficas que se reparten gratis á los oyen
tes; excursiones con grupos de alumnos; viajes de profesores í
localidades distintas con el objeto de dar conferencias; publica
ción de una Revista de la Universidad (como la propuesta poi
el catedrático Sr. Jove y Bravo); y gratificaciones á especialista*
extranjeros ó nacionales, llamados para explicar cursos breves
sin que en ningún caso hayan de destinarse al pago del personal
-255 -
docente de Oviedo, que ha prestado hasta ahora y seguirá pres-
tando su esfuerzo de manera totalmente desinteresada (l).
Hay anuncios y esperanzas de persistente comunicación en-
tre la Universidad ovetense y las hispanas de la América, ya
manifiesta por cartas y envíos de las de Caracas, Lima, Cara-
baho, Asunción, Guatemala, Buenos Aires, México, Quito, Mon-
tevideo, Venezuela, Habana, etc.; así como los centros coloniales
de nuestros compatriotas, rauéstranse bien dispuestos en cartas
de D. Rafael Calzada, en la Argentina, y D. Telesforo García, en
la antigua Nueva España.
De i^ual manera ha procurado el Claustro la debida corres-
pondencia y relación con los centros universitarios del Extranje-
ro; y, unas veces solicitado y otras por propia iniciativa, no ha
perdido ocasión de mostrar al gran público los resultados de su
obra constante. Invitada nuestra Universidad á la conmemora-
ción del 8.° centenario de la de Bolonia en 1888, después al de
la de Edimburgo y últimamente al de Galileo en la de Padua, ha
estado representada en el primero por el profesor Sr. G. Posada
como antes en una de las fiestas que, al cerrar el curso, celebró la
anligua Universidad de Oxford, habiendo sido nuestros delega-
dos objeto de delicadísimas atenciones nunca bastante agrade-
cidas. Prueba de esta comunicación fraternal pedagógica son
las obras y publicaciones, que se reciben de aquellos doctos
centros de Lisboa, Coimbra, Oporto, París, Burdeos, Tolosa,
Atenas, Junsbruck, Praga, Pisa, Padua, Genova, Berlín, Was-
hington, Yedo, etc., á que se procura corresponder con las pu-
blicaciones asturianas (2). Ya la Universidad de hoy no puede
vivir aislada como la de ayer.
Son base principal en esta exteriorización de la de Oviedo,
los nuevos rumbos, que sigue ahora con interés constante y
ft ) Archivo de la Universidad.— Cláu$tros de 25 de Junio de 1900, x6 de Enero de 1001
y a8 de Febrero de 190a.
— Estas Circulares, de Julio de 1900 reproducidas en los Anales de li Universidad —
lOviedo-i9D3J fueron insertan de orden del Excina Sr. Ministro de Instrucción pública, en la
Gaceta de Madrid, precedidas de laudatoria R. O.
(a» Archivo de l.i U uversidatl.— Claustro* de la Facultad de Derecho de 10 de Abril y 25
de Septiembre de 1888 y de 24 de Noviembre de 1902.
— En la Memoria universitaria de Oviedo (1887-1888.' se publican los documentos relativos
al cenienario de la Universidad de Rolonia y de la asistencia del Sr. G Posada.
— Es ocasión de consignar aquí que por gestiones del Rector Sr. Aramburu, el Ministerio de
E>tado h.i concedido recientemente á nuestra Universidad una bec 1 en el Colegio e->|>.nV>l <Ie
San Clemente de Bolonia, fundado por el Cardenal Albornoz; y fué adjudicada al alumno don
Benito Buylla y Lozana (Claustro de 7 de Agosto de 1902}. De esta manera se renovó la presen-
cia de estudiantes ovetenses en la famosa Escuela italiana, efectiva en siglos anteriores.
— 256 —
creciente, saliendo de sus aulas y del círculo trazado al cuadro
de asignaturas oficiales para dilatar la enseñanza, lanío por lo
que toca á las materias, y atañe á maestros y discípulos, como por
lo que se refiere á otros fines pedagógicos.
Así surgieron las Instituciones complementarias organizadas
por el Claustro académico-ovetense.
La * Escuela práctica de Estudios jurídicos y sociales*
aneja á la Facultad de Derecho, fué creada en 1895 por acuerdo
del Claustro y aprobada por la Superioridad. Su organización
responde al tipo de los seminarios alemanes y de la *Ecole
pratiqíie deshautes etudes*, de Paris. Comprende tres secciones;
de Política y Sociología, de Cuestiones internacionales y de His-
toria del Derecho, dirigidas por Jos catedráticos Sres. Buy lia,
Posada, Sela y Altamira. En todas ellas y alternando en leccio-
nes semanales hacen los alumnos oficíales y libres trabajos de
investigación personal y de crítica, que Jes despiertan y adies-
tran en los procedimientos de la ciencia rigurosa. La «Escuela
práctica»? está formada por número limitado de estudiantes, que
asisten voluntariamente y voluntariamente trabajan en el estu-
dio de cuestiones histórico-jurídicas, económicas, sociológicas y
políticas, hacen examen crítico de libros y se ocupan también en
trabajos monográficos de obreros, según la Escuela de Le Play y
Maroussem. Es una institución complemento de la cátedra, que
no es lugar el mas adecuado para trabajos «especiales», repo-
sados y detenidos con procedimientos como el empleado en esta
Escuela. Sentados maestros y discípulos en la Biblioteca de la
Facultad de Derecho, uno de los profesores ó de los alumnos
inicia el trabajo con una exposición del tema, resumen del libro
ó articulo, é inmediatamente se conversa acerca de él con entera
familiaridad, procurando huir de todo dogmatismo, evacuando,
cuando sea posible, toda cita, teniendo á la vista mapas murales
y atlas, si el asunto lo requiere; encargando á éste ó aquél alum-
no las ampliaciones necesarias, la compulsa de tal ó cual docu-
mento, etc. De todas las reuniones redacta un alumno una rese-
ña, cuya lectura suele servir de punto de partida en tarca del
día inmediato (1).
(i) Véanse en Aituleí de ta r*twrrj¡idnd di Ovíeér* figos) niá*f¡otlctas dt? c*ta ¡ml¡tucii>u
¡mr d Sr. G. Picada, un dbcurso allí pronunciada per c\ Sr. Aranihuru y resumen de los jiriuci-
pales trabajos y monografías realizado* por la 'Escuda práctica'.
— 257 —
Las Colonias escolares de vacaciones, noble y útilísima
fundación del filántropo suizo Mr. Bion, fueron establecidas en
Oviedo desde 1895 para los alumnos de las escuelas primarias,
y aplicables á los universitarios, en el pueblo ó balneario de Sa-
linas, cerca de Aviles, (y se pretende extenderlas á lugares de
montaña), bajo la dirección de uno ó más profesores, sirviendo
de centro para excursiones por la provincia, rica en hermosos
paisajes llenos de frondosidad y de accidentes.
Estas Colonias, pensamiento y obra benéficos que encajan
perfectamente en la función social de la moderna Universidad,
están arraigados en los pueblos adelantados de Europa y han
sido difundidos en España por el Museo Pedagógico Nacional
que dirige el señor Cossío, dando ya en varias provincias los
mas satisfactorios resultados con objetivos médico y educador
en favor de niños y jóvenes, principalmente enfermizos y ne-
cesitados, entre la clase pobre. Durante un plazo mayor ó menor
según los casos y recursos, viven y gozan de vida libre, higié-
nica, con descanso y ejercicios compensados, baños, sana y
abundante alimentación, obteniéndose al fin de la temporada
beneficios evidentes en el estado fisiológico y moral de los colo-
nos, que viven bajo la dirección del maestro, porque la Co-
lonia viene á ser también como la prolongación de la Escuela
en días de recreo y esparcimiento especiales. Iniciaron entre
nosotros esta filantrópica empresa los profesores Sres. Buylla,
G. Posada y Sela, y enseguida la hizo suya el Claustro consti-
tuyendo una Junta de Colonias escolares de que forman parte
el Rector, Vice-Rector, varios catedráticos, los representantes
de la Diputación provincial, Ayuntamiento, Obispado y magis-
terio público de Oviedo. El Director general de Instrucción pú-
blica Sr. Vincenti ayudó con una subvención de aquel departa-
mento, que han repetido los Ministros y Subsecretarios sucesi-
vos del ramo; otro tanto hicieron la Diputación provincial y el
Municipio ovetense; y así mismo contribuyen con una suscripción
anual profesores y particulares.
Designado como residencia el dicho pueblo de Salinas y al-
quilada la casa, se adquirió el ajuar por generoso adelanto del
entonces Secretario de la Universidad Sr. Gómez Calderón; fue-
ron elegidos los jóvenes colonos, de acuerdo con sus padres, y
— 258 —
reconocidos por ilustrados médicos, extendiéndose la hoja antro-
pológica de los niños. Tras de alegre viaje y después vida inuy
variada, todos los años se notan los mas satisfactorios resultados
físicos, intelectuales y morales, pudiendo nuestra empresa ser
comparada con las principales de España y otras del extranjero,
Mucho se debe ala atinada gestión de los Directores D* Juan
Antonio Fandiño y D. Adolfo Fernández Villaverde, distinguidos
maestros, que con amoroso celo vienen teniendo á su cargo las
expediciones <íe Oviedo, San Martín del Rey Aurelio, Langreo y
Laviana en Colonias hasta ahora marítimas, mas con proyectos
de realizar otras alpinas, como la ya iniciada por valiosos auxilia-
res de Gijón y Laviana á fin de llevar sus colonos á Arbas de
Pajares y Breza de Peñamayor. La Universidad üene el propó-
sito de levantar modesto edificio en la costa y otro en la monta*
ña para lo que se ha comenzado á reunir recursos como los ya
donados por la Real Compañía asturiana í>n Arnao de Castri-
llón (1). Fuera de desear ahora que á esta obra de caridad y de
regeneración contribuyeran y ayudaran todas las personas,
amantes del engrandecimiento de la patria, que es madre de
todos y le interesan mucho los pobres, los débiles y ios igno-
rantes.
Y en estos pensamientos de difundir la acción docente de la
Universidad para que la cátedra oficial no sea patrimonio exclu-
sivo de estudiantes matriculados, tomó cuerpo y surgió vigorosa
en Oviedo la principal institución, que divulga y dilata la ense-
ñanza, antes intentada en otras formas y lugares muy principal-
mente por los ovetenses catedráticos (2).
El Sr. Alas, recogiendo importantes consideraciones de la
oración inaugural del curso de 1898-99 leída por el Sr. Altamira,
y teniendo en cuenta los trabajos que en todas partes, fuera de
España, se realizan en favor de la cultura popular, propuso al
Claustro que emprendiese la obra útilísima de la llamada Ex-
tensión Universitaria. Apoyada por los Sres. Rector, Sela,
Mur y Altamira la moción del Sr. Alas, y aceptada por uuaiii-
íx) Véanse en Anales de la Universidad de Ovicda (íytn \ con indicaciones generales del
Sr. G. Posada y una interesante Memoria del Sr. Fandiño. E^ii pendiente de publicación de \m
del Sr. F. Villavcrde.
— Archivo de la Universidad.— Claustro de 17 de Febrero de 1895.
— Véase «Memoria universitaria de Oviedo» del curso de iBg&-gy.
(2) Veásc la nota de las páginas precedentes 304 y 205.
— 259-
midad, se discutió respecto del título que debía darse á estos
trabajos, prevaleciendo la idea de conservar aquel con que han
sido planteados en Inglaterra («University extensión»), en las
Universidades populares francesas, y adoptados en la mayor
parte de las naciones. A propuesta del Sr. Rector, se constituyó
la Junta especial de la Extensión de que formarían parte cuan-
tas personas de dentro ó de fuera de la Universidad cooperasen
á ella; y para organizar todos los trabajos primeros se nombró
una Comisión compuesta de los Sres. Buylla, Urios, Altamira é
Izquierdo y de quien esto escribe. Esta acordó enseguida invitar
á los Claustros del Seminario conciliar de esta Diócesis, del Ins-
tituto ovetense de Segunda Enseñanza y de las Escuelas Norma-
les, como á muchas personas de la capital y provincia, abogados,
sacerdotes, ingenieros, arquitectos, militares, médicos, maestros,
etc., etc., que por virtud de sus conocimientos y aptitudes, pue-
dan explicar conferencias, cursos breves, etc., dentro ó fuera de
la Universidad; y con las adhesiones de varios se formó el pro.
grama de las conferencias y enseñanzas del primer curso. Quien
redacta este libro tuvo la honra, á título de Vice-Rector, de inau-
gurar la Extensión Universitaria de Oviedo en 15 de Noviembre
de 1898, pronunciando con tal motivo breve discurso sobre la
importancia y utilidad de la nueva institución de cultura con sus
progresos en el Extranjero y los propósitos de ahora en Oviedo
ya que entonces no se pudo escuchar la elocuente palabra del
Rector Sr. Aramburu, ausente en Italia, como representante de
España en la Conferencia internacional antianarquista de Roma.
Reseñar ahora las conferencias de vulgarización de conoci-
mientos científicos, cursos de estudios superiores y breves, y tra-
bajos diferentes durante cinco años de nuestra Extensión univer-
sitaria, alargaría con exceso estas páginas ceñidas á rápidas noti-
cias. Baste indicar el variado cuadro de materias, el lugar de las
cátedras y los muchos profesores. Fueron las enseñanzas de His-
toria general y local, Arqueología, Música, Zoología, Cosmología,
Agricultura, Química, Higiene, Sociología, Filosofía, Arte de
construcción, Economía, Geografía y Viajes; Derecho, Matemáti-
cas, Moral, Industrias general y provincial, Biografía, Crítica,
Meteorología, Sanidad, Física, Micografía, Comercio, etc., etc.; —
hubo cátedras principalmente en la Universidad, por la noche,
— 2ÓO —
y, fuera de ella: en la Escuela de Artes y Oficios, Cámara d
Comercio é Industria, Centro Obrero de Oviedo y en el de Tn
bia; en el Instituto de Jovellanos (donde se ba organizado tan
bien la gijonesa Extensión universitaria en íntimo consorcio co
la ovetense) y en el Círculo Mercantil é Industrial, Centros Obn
ros y Centro de Sociedades Obreras, Casino federal, Asociació
musical, Colegio pericial mercantil, Ateneo Casino Obrero d
Gijón; en la Sociedad Obrera Industrial y Centros Obreros d
Aviles y Salinas; en el Ateneo-Casino Obrero y Centro Obrer
de la Felguera (Langreo); en los Círculos de Labradores y Arte
sanos y Republicano de Mieres; y en la Asociación de Defens;
y Fomento del Comercio y de la Industria de Fiilbao; — y fueroi
profesores los Sres. Altamira, Martín Ayuso, Pbro. Bayón, Ala:
(L.i, Fernández Echevarría, Fernández (M.), Mur, Sela, Redond<
(l. F\). Fusada, Clavería, Alvarez (M.), Aramburu, Labra, Rioja
Qchoa, Huylla (A., A. y B.), Jove, Rivera, Beltran, Aparicio
[Miro. Cejador, Torre, Orueta, Moliner, Gutiérrez (J. de A.), Entío.
Martínez, Alvarez Casariego (J.), Marqués de Valero de Urna,
Cabanas, Urios, Arias de Velasco, Adellac, Albornoz, Diz Tira-
do, Acebal, y el autor de este libro (1). En Gijón profesaron los
Sres. Orueta, Escalera CU.), Miranda, Andellac, Merediz, los cita-
dos caíedráticos de Oviedo y otras distinguidas personas de
aquella tan floreciente localidad. /
Las cátedras y conferencias fueron y son orales, así como
experimentales cuando el asunto y materia lo requieren. En este
punió, como los recursos son muy escasos, no fallaron colabora-
res que facilitaron aparatos y elementos para la mejor enseñan-
za, ya Centros corporativos como la Escuela de Capataces de
Minas de Mieres, el Colegio de PP. Jesuítas de Gijón, la Socie-
dad popular Ovetense, la Comisión provincial de Monumentos
históricos y artísticos, etc., ya particulares, como D. Domingo
Orueta, D. Policarpo Herrero, D. Plácido S. Bravo, D. Luis Mu-
ñí/ Miranda, D. Victorino Alvargonzález, etc.
f
íil Arcliivo de la Universidad.— Claustro de 15 de Octubre de 1898 y el libro de actos de
hi Junta »íe Extensión universitaria, redactadas por el Secretario Sr. Sela, á cuyo celo y trabajo
ínciifitableí tanto deben la organización y vida de la Institución.
Véanse en los Anales Universitarios sus notables «Memorias* de los cinco primeros cursos
de la /-li ■ffitstfot , redactadas por el mismo Profesor, que son modelos en esta clase de trabajos
y contienen ideas y consideraciones pedagógicas de verdadero espíritu práctico.
— Mein' iia de la Universidad de Oviedo del curso de 1898 á 1899.
— 2ÓI —
También se iniciaron Excursiones escolares, que han de
proporcionar ventajas; y ya se notan en las establecidas Faculta-
des de la Universidad para alumnos oficiales y se notarán en
cuantos á ellas quieran agregarse, porque á todos comprenden
los nuevos y prácticos métodos pedagógicos para vulgarización
de los conocimientos humanos y su experimentación (1). Son
aquellas «excursiones, que decía el Rector de la Escuela hispa-
lense Sr. Morís y Vallin, antiguo alumno de Oviedo, con exten-
sión amplísima, desde la visita al monumento artístico é históri-
co hasta la visita al taller, á la fábrica, á las obras de la indus-
tria, á los laboratorios, á los jardines, á los establecimientos
mercantiles y bancarios, á los establecimientos administrativos,
para apreciar en ellos de cerca su marcha y vida legal; á las bi-
bliotecas, los archivos y los museos, para estudiar el códice, el
monumento legislativo y el carácter y frutos de una escuela ar-
tística; al Instituto, á la Escuela especial, á la Normal y á la Es-
cuela primaria como medio de una verdadera y sólida ense-
ñanza ^.
Además de las lecciones explicadas en la Extensión uni-
versitaria, siguiendo la evolución de esta en todas partes, se
inauguraron en 1901 Clases populares, que podrán constituir
con el tiempo base de una modesta Universidad popular, sobre
el modelo de las extranjeras y especialmente de Francia. Son los
obreros quienes principalmente aprovechan esta creación; pero
sus puertas están abiertas á cuantos se inscriban sin distinción
de clase, sexo, ni posición social. Se diferencian de las confe-
rencias ante público anónimo, diferente y variable, porque es-
tas Clases tienen carácter más familiar, y así más educativo y
de mas permanente acción durante un curso entero, ó cursillos
sobre los mismos alumnos. En cuanto al programa de enseñan-
zas, se procuró en los dos años pasados no duplicar las estable-
cidas oficialmente en los Institutos generales y técnicos y se, Han
limitado á un primer grupo de materias, preferentemente lasque
no se estudian en otra parte, como Economía, Historia de la Ci-
vilización, Lengua y Literatura castellanas, Cosmografía, Cien-
(i) 'Recuérdese lo indicado en la pág. an.
— Anales de la' Universidad de Oviedo (ioot).— págs. 179 y siguientes.
— 2Ó2 —
cias Naturales, Educación cívica y Derecho Usual que explica
ron los Sres. Buylla (A.), Altamira, Beltrán, Buy lia (B ), Posad:
Jovo, Martínez y el redactor de esta Resena histórico univeí
sitaria.
De esta suerte pretende la Universidad recuperar y extende
su verdadera misión; abandona antigua vida estacionaría par
andar y llegar al corazón del país, lanzando en el á todos vier
tos semillas de cultura popular y de educación nacional (ya qu
el problema social es un problema de educación) y deja de se
mera oficina de enseñanza ó centro de confección de vano
títulos académicos. La Extensión universitaria será, faftf
ideas de libertad amplia, tolerancia y neutralidad doctrinales
noble desinterés, como extensa Universidad popular para edu
car al niño, enseñar al joven é instruir al adulto. Los obstáculo
son grandes mientras á la institución falten recursos y medio
materiales, entusiasmo más general, hábito y constancia en I;
asistencia y su encauce en las costumbres públicas. Fallan: di
arriba, los generosos protectores que se ven en otros países; di
en medio, más concurso y ayuda patrióticos; y de abajo, mayoi
esfuerzo y mas impaciencia populares por eí propio adelanta
miento. En Oviedo se han tocado y siguen tocándose algunas de
estas dificultades, ya personales, ya económicas, que lentamente
se van venciendo, sin que falten colaboradores generosos; perc
debieran venir muchos más y venir pronto.
Complemento de la Extensión en sus varias manifestaciones
es la publicidad de trabajos, como extractos y programas délas
conferencias, cátedras y prácticas. En parte se ha procurado
llenar este extremo, ya por resúmenes, que publican los principa-
les periódicos de la provincia, ya por lirada de hojas que se re-
parten al público; pero, como esto es dispendioso, falta no poco
por lograr para sostener en el pueblo una constante, viva, circu-
lante y propagadora serie de publicaciones universitarias, ade-
cuadas á su objeto de extensión popular de la cultura á senie^
janza de los syllabus extranjeros. El ensayo es deficiente, mas
no se olvide que la empresa está comenzando.
Hasta ahora la publicidad universitaria fué escasa bajo eJ
aspecto corporativo y se manifestó únicamente en ocasiones so-
lemnes, mas bien con finalidad histórica del momento que con
— 263 —
carácter pedagógico ó instructivo (1). Los discursos inaugúra-
les del curso son casi de ayer, pues fueron acordados de una
manera fija por el plan de 1825 con disposiciones para su im-
presión y circulación, encargándose primeramente á los Mode-
rantes de Oratoria y mas tarde por turno á todos los profesores;
después se ordenó la impresión de programas y su razonamien-
to, que cayó en desuso (2); durante algunos años hubo también
discursos de recepción, cuando los catedráticos ingresaban en
el Claustro, siendo contestados por otro compañero; el Regla-
mento general para la Administración y régimen de la Instruc-
ción pública dispuso la redacción de la Memoria anual del
Distrito universitario (3); y en algunas ocasiones se imprimieron
últimamente discursos de graduandos en la licenciatura y
doctorado (4). A poco más \¡» estado reducido lo que pudiéramos
llamar «bibliografía universitario-ovetense».
Merecen especial mención los discursos inaugurales en las
fechas y por los autores siguientes, desarrollando los temas que
también se indican:
— 1825, R. P. M. Fr. Manuel de Caso: cCáracter é importancia de la voca-
ción en las diferentes carreras universitarias >.
— 1826, el mismo: «Importancia del Magisterio».
— 1828, el mismo: «Influencia de la instrucción y educación en las eos*
tumb res».
— 1829, el mismo: «Necesidad del estudio».
— 1830, el mismo: «De la Sabiduría».
— 1832, el mismo: <Medios para alcanzar la Sabiduría».
(1) Me refiero únicamente á los trabajos impresos, mencionados en las notas y páginas 64,
54, 104, 106, 12a, 149, 153, »55i xS7i *74* »75i «871 a°4» 3<>5» *<>7, *"# »*»i *»3. «6* «38, «43»
249 y 251.
la) Véase pág. 207.
(31 Id. pág. 226 y las respectivas notas de la Segunda parte de esta Historia referentes ¿
oíros Establecimientos de Knscñanza del Distrito.
(4.'. En el Archivar-universitario y en los expedientes de los interesados se guardan manus-
critas diferentes tesis en grados de Licenciados desde 1845, y de Doctor en el breve periodo en
que de 1869 á 1875 en que se restauró en Oviedo el grado superior. Con estos trabajos, infor-
mo claústrale*, discursos de apertura y otras publicaciones de catedráticos pudiera formarse una
interesante «bibliografía universitaria» mediante clasificaciones regionales porel Cuerpo de archi*
veros y bibliotecarios. De aquellos grados se imprimieron en Oviedo los siguientes discursos:
De Lictii£iatnm:
— 1859, IK Gonzalo Casta ñon: «El progreso en la penalidad».
—1863, D Indalecio Corujcdo: «Origen y fundamento del Derecho».
— 1 864 D. Mariano M. Valdés: «Constitución política y civil de Roma pagana con la de
las sociedades cristianas y modernas».
De Doctorado:
—1871, D. Luis G. Valdés: «Examen critico de la Constitución democrática en 1859».
—1871, D. Severo Rivcro: «Tecria del derecho divino como fundamento del Estado».
—1872, D. Sccundino Torre: «Antiguas Cortes de Castilla».
—1874. D. Jesiís de Alvaré: «Naturaleza y extensión de la Patria potestad».
—1874, D. E. González del Valle: «De la propiedad literaria».
l8
— 264 —
— 18331 "D. Víctor Díaz Ordofiez: cldeade las ciencias é importancia de
estudios de Filosofía, Cánones, Leyes y Teología « (i).
— 1834, el mismo: «De la Elocuencia».
— 1835, D. Carlos Fernández Cuevas: «Deberes del hombre en la Socia
é importancia de la Jurisprudencia para su cumplimiento u.
— 1836, el mismo: «De lo verdadero y de lo utíU.
— 1844, D.José Fernández Castafión: «De la Sahiduriai.
— 1845. D. Manuel Prado y Tobía: c Vicisitudes históricas de la Instrucci
Pública española y significación é importancia del nuevo plan*.
— 1846, D.Juan Domingo de Aramburu y Arregui: «La sana moral im
pensable para ser sabio».
— 1847, D.José Puente Villanúa: «Porvenir de las ciencias *.
— 1848, D. Juan Lozano: «Los errores que originan algunos sistemas fil>
fíeos modernos».
— 1849, D. Victoriano Guisasola: «Armonía de la religión y de la ciencia
— 1850, D. Carlos Fernández Cuevas: «Las costumbres y la instrucción c
mo fundamentos délas sociedades*.
— 1851, D. Niceto Jaraba: tLa gloria y grande; 1 de lo* pueblos en reí
ción con su ciencia».
— 1852, D. Tomás Rivero: «Importancia y utilidad de las Matemáticas».
— 1853, D. Patricio Palacio: Tendencias de las ciencias y servicios quepu*
tan á las sociedades».
— 1854, Sr. Puente Villanúa: «Causas que dificulran los esfuerzos de la e*
se fianza».
— 185$, D. Claudio Polo: «Poder y desarrollo de la ciencia*.
— 1856, D. Luis Pérez Minguez: «Ventajas del saber é inconvenientes de h
ignorancia».
— 1857, D.José María Anchoriz: «Vida de Feijóo y juicio crítico de sus
obrasw.
— 1858, D. Francisco Fernández Cardín: * La sobriedad científicas.
— 1859, D. Francisco de B. Estrada: «Necesidad é importancia de la ciencia
y de la enseñanza como medio de propagación >,
[xi§j5¡fr ?! — 1860, D. Ramón Armesto: •'So hay verdadera civilización en algunos m<
.-. M2.í a cesos del siglo xix por falta de conocimiento y observancia de la moral evan-
gélica».
— 1861, Sr. Fernández Cardín: «Sabiduría del humilladm,
^, , — 1862, D. Guillermo Estrada Villaverdei i-Servícios prestados ala cienck
¿£± por la Iglesia t.
— 1863, Sr. Armesto: «Influencia de la facultad de Filosofía y Letras en las
de Derecho y Teología».
— 1864, Sr. Fernández Cardín: «La razón cristiana, levanta la inteligcnciiy
salva la sociedad».
(1) Hasta este año se redactaron los discursos en lengua latina» comenzando á seres ^-
tcllano desde 1834 á propuesta del moderante Dr. D. Víctor Djaí Ürdoíki. En vario* alM f*""
motivos de la guerra y otras dificultades, no se pronunciaron ó no se publicaron dUcur&Oi mtt*
guralcs; pero si desde 1845 sin interrupción.
— 265 —
— 1 865, D. Ildefonso Guerra: «Influencia de la Iglesia sobre el Estado».
— 1866, D.José Campillo: cPeligros en algunas tendencias de los estudios
filosóficos modernos>.
— 1867, D. Francisco Díaz Ordofiez: «Necesidad actual del estudio de la
Jurisprudencia romana >.
— 1868, D. Diego Fernández Ladreda: «Legitimación en general y en espe-
cial la de por subsiguiente matrimonio».
— 1869, Sr. Campillo: iLey de Unidad en la Historia y exposición délas
escuelas históricas».
— 1870, D. José María Piernas Hurtado: «La Propiedad según el Derecho, la
Economía política y la Historia».
— ^871, D. Félix Aramburu Zuloaga: «Concepto, fin, acción y funciones del
Estado y su relación con las restantes esferas de la vida».
— 1872, D. Juan Pablo Pérez de Lara: «Bancos hipotecarios».
— 1873, D. Francisco F. Barmés: «Ideas religioso-morales».
— 1874, D. Faustino A. del Manzano: < El Notariado ante la Filosofía y la
Historia >.
— 1875, Sr. Campillo: t Origen y tendencia de la Estética como medio de
determinar la verdadera esencia de la belleza».
— 1876, D. Víctor Díaz Ordofiez: «Del Derecho canónico en su relación con
las varias ramas del Derecho».
— 1877, D. Fermín Canella Secades: «De la enseñanza del Derecho civil es-
pañol, estado actual y necesidad de su ampliación y reformas».
— 1878, D. Justo A. Amandi: «La elocuencia forense en Roma».
— 1879, D. Adolfo A. Buylla: «De los socialistas de cátedra (Der Kathtder-
Soctalismus) » .
— 1880, D. I. Faustino Vallina: «Antecedentes y consecuencias de la revo-
lución religiosa de Europa en el siglo xvi».
— 1881, D. Rafael Ureña: «Antigua filiación de la teoría correccionalista y
origen de la ciencia jurídico- penal».
— 1882, D. Hipólito Casas y G. de Andino: * Representación de D. Alfon-
so x el Sabio en el desenvolvimiento de nuestra cultura nacional; carácter lite-
rario de sus producciones y de aquellas en que intervino».
— 1883, D.Juan R. Arango: «Estudio comparativo de 1 i ley de Enjuicia-
miento Civil vigente y la anterior».
— 1884, D. Adolfo G. Posada: «De la enseñanza del Derecho».
— 1885, D. Gerardo Berjano: «De la Historia general del Derecho».
— 1886, Sr. Canella Secades: «La Iconoteca asturiano-universitaria».
— 1887, D. Rogelio Jove y Bravo: «La fuerza que determina las transforma-
ciones del Estado es el derecho individual».
— 1888, Sr. Vallina: «Crítica de la Historia de la civilización ibérica por el
historiador portugués Oliveira Martins y de su examen por el escritor español
Sr. Valera».
— 1889, U- Eduardo Serrano: «Principios generales del Derecho procesal,
civil y penal; importancia, naturaleza, extensión y límite de esta ciencia».
— 1890, D. José Giles Rubio: «Origen y desarrollo de la novela picaresca».
— 266 -
— 1891, D. Leopoldo G. Alas: «El utilitarismo en la enseñanza» (y er
exhordio recuerda al malogrado alumno Evaristo Cía reía Paz).
— 1892, U. Aniceto Sela: «Concepto de la Universidadi.
— 1893, Sr. Vallina: *I-a casa de Austria en España».
— 1894, Sr. Díaz Ordoñcz: «El cristianismo descifra el enigma del muí
antiguo y los cismas y herejías acrisolaron la Iglesia» .
— 1895, Sr. lierjano: < Diferencias más importantes en materias de suces
testamentaria entre el Código civil y las legislaciones de Aragón, Navarr
Cataluña».
— 1896, D. Armando G. Rúa: «La ley del progreso en la edad antigua |
ticularmente en Roma».
— 1897, Sr. Urios: <Nuevas teorías de la Química».
— 1898, D. Rafael Altamira: x Misión de la Universidad en la obra prese
de reforma interna y de restauración del crédito nacional en el exterior o.
— 1899, D. Leopoldo Afaba: «Supremacía de Cervantes como uovelist
errores del estudio tropológlco sobre D. Quijote de la Mancha».
— 1900, D. José Mur Ainsa: «Principios fundamentales de la Geometría»
— 1901, Sr. Buylla: «Necrología y significación de Leopoldo Alas».
— 1902, D.José Rioja: -.Conocimiento del ciclo evolutivo compitió de
parásitos que originan en el hombre las llamadas fiebres palúdicas».
— 1903, Sr. Díaz-Ordoñez: «Fr. Domingo Soto y su libro De Justttic et^un
Los discursos en actos solemnes de recepción y posesión (
los catedráticos numerarios al ingresar en el Claustro, eran co
testados con otro trabajo por un colega á nombre de la respectiv
Facultad; pero, por dificultades económicas aquí y en otras pa
tes, se suprimieron estas publicaciones académicas. Corrcspoi
dientes tx la Facultad de Derecho se verificaron en Oviedo e
1861 las recepciones de D. Guillermo Estrada Villaverde, qu
fué contestado por D. Manuel Rosón Lorenzana, y la de D. Dieg
Fernández Ladreda, en la que el Sr. Estrada llevó la voz de
Claustro, (1); ven la de Filosofía y Letras en 1862 y J86H, 1¡
de D. Martin Villar y García á quien contestó D. Ramón Armes
to, y la de D. Pablo Gil y Gil contestado por el Sr. Villar (2).
(i i Disertó el Sr. Estrada en la importancia del Derecho canónico y el Sr. Rosón en h
Jurisdicción eclesiástica — La reseña histórica de los Códigos españoles formó las tareas dclof
Sres Ladreda y Estrada. «
(2) El discur.-o del Sr Villar ver«a acerca de los Cánticos de Moisés, David y Cántico de
los Cánticos, que, con otra* consideraciones, explanó el Sr. A rm esto —El catedrático Sr. Gil
demostró que, las libertades políticas de Aragón fueron cau-a principal de su explcnilor en la
Edad Media, é hizo elocuente elogio de aquel país el indicado Sr. Villar.
En reciente Llau-tru de 9 de Mayo de i)~>_\. se .solicitó del Gobierno la publicación de J.i
«Memoria» redactada por el Catedrático Nr. Alt.unin como lMegado do nuestra Universidad y
del Ministerio de Instrucción publica en el «Congrego internacional de Ciencias históricas', cele-
brado en Roma en el pre-eute año, d>nj_ aquí pterscató notable* trabajos y tuvo distinguidu*
puestos. Sirva esta nota como adicción al texto de las precedentes ná^ín.-is 340 y «e.
En los Anales de la Universidad de Oviedo (Año 11-1903) en peema, se jn¿erta un entelo
— 267 —
Y uno y otro día notaba el Claustro universitario la necesi-
dad y conveniencia de medios de publicidad, naciendo de aquí
las proposiciones de los profesores Sres. Altamira y G. Posada,
que respondían tan perfectamente á los nuevos rumbos de* la
Corporación y al ensanche de su misión instructora y educado-
ra (1). Comenzó así la publicación de los Anales de la Uni-
versidad de Oviedo, á semejanza de los análogos en Escuelas
de otros paises (como Chile, que periódicamente nos envía los
voluminosos suyos); y cuando esto se escribe van publicados dos
interesantes volúmenes ovetenses — 190Í y 1003 — con trabajos
históricos, científicos, pedagógicos, bibliográficos, etc., de cate-
dráticos y alumnos en las cátedras oficiales é instituciones com-
plementarias de que se hizo mención en la nueva marcha de
nuestra Universidad. Libros son estos de gran utilidad, propios
para extender y cambiar relaciones docentes y, por ello, de mé-
rito en que no insisto, por tratarse de una obra de nuestra Es-
cuela; pero si hé de manifestar que para su tan conveniente im-
presión, á falta de recursos que nos niega el pobre presupuesto
oficial, tuvimos medios por el generoso donativo de D. Rafael
Calzada y después con la Asociación patriótico española de
Huenos Aires (2). Por la publicación de los Anales quedó en
suspenso el pensamiento de una Revista universitaria, que
proyectó el catedrático Sr. Jove Bravo (3), para reflejo y expre-
sión del movimiento científico-literario y pedagógico de Asturias,
porque con frecuencia necesitó el Claustro de un órgano seme-
jante para los estudios y trabajos de sus miembros y de ilustres
colaboradores, como cuando invitó á los doctos hispanófilos
D. Rodolfo Beer y D. Arturo Farincllí, al primero en ocasión del
descubrimiento del palimpsesto en la Catedral de León, que con-
tenía un fragmento del Epítome de las Instituciones de Gayo (4);
pero no llegaron á venir estos dos eruditos escritores.
'!<- e<ta Delegación y sigue la publicación de notas sobre los procedimientos de en?cíianza por
'"i profesores, :uvctt;gacioncs y actos délos alun nos cu nuestras cátedras y K: aula práctica,
indicado» en la pág. 2ti y nota i.1 Dicho volumen contendrá también lo* resúmenes de la.
Asamblea de Valencia, trabajos de los pensionados, memoria de las Instituciones complementa-
riaj de la Universidad, apéndices, etc., como continuación de las malcrías del tomo I. (Véanse
h< anteriores páginas >i2, 245, 251, 756, 258, 260 y 261).
:n Archivo de la Universidad.— Claustros de 17 de Febrero y 16 de Marzo de 1899 y de
»6 de Enero de 190T.
[3) Véase páginas 219 y 255.
•3! Archivo de la Uni Tersidad.— Claustro de 26 de Noviembre de 1901.
(4) Id. id.— Claustro de Facultad de ix de Octubre de 2887 y general de 16 de Enero
de 190X.
— 268 —
Y el Principado ha visto siempre con entusiasmo y simpa!
todo cuanto se refiere al progreso y significación de su princip
Escuela, la Universidad asturiana. No porque en la ctierrim
se -agite y prospere malsano y egoísta regionalismo con quim
ricos ensueños contra lo que una historia común de triunfos
caídas ha consagrado para siempre, antes al contrario, «pensa
do aquí todos en la prosperidad de la patria pequeña por am<
ala patria grande o. Amase aquí la región y estimanse profund;
mente el sello que en ella pusieron los siglos, el arte, la fiist*
ria, el dulce hablar (bable), los usos y costumbres patriarcales
y las manifestaciones todas del pueblo astur y cántabro herma
nados y fundidos; pero están abiertos alma y corazón, cabeza
sentimiento á la ley del progreso, á la fecunda ley de amor y her
mandad que la misma historia y secular derecho público pusir
ron entre todas las regiones de la madre España.
La Universidad es asturiana por su nacimiento y vida; pera
hasta donde sea posible, pretende llevar vigora lodos vientos de
la patria española y, más allá, comunicándose con los ceñiros
adelantados y prósperos de tierras extrañas, y abrazando con fra-
ternal afecto á las de aquella América, siempre moralmente nues-
tra por encima de violencias, injusticias é ingratitudes. Con venido
esto, nada quita á la significación provincial de la Universidad
de Oviedo.
Nació de la munificencia de un insigne Prelado asturiano y
todo el país con sus instituciones más alias esperaron y vieron
en ella el faro de su adelantamiento. La c Junta general», encar*
nación de nuestros venerandos fueros y libertades, se consagro
un día y otro á sostenerla Universidad; el poderoso Cabildo de la
Iglesia mayor consideró también á la Escuela como hija predi-
lecta; el Municipio ovetense vio en estas aulas el foco explendo-
roso de progreso local; y unos y otros se consagraron á sostener
la obra del Arzobispo Valdés. Para su Universidad, Asturias
impuso arbitrios y soportó gavetas, que compensaran las perdi-
das rentas fundacionales, a fin de no cerrar las cátedras, asilo ác
la juventud de sus comarcas; por ella salip de atraso secular y
se procuró la ansiada cultura; y áella volviólos ojos en momen-
tos solemnes y en críticos dias, tornándose la mansión tranquila
de Minerva en ruidoso asilo de los hijos de Marte.
— 269 —
De sus aulas salió el sabio y heroico Marcenado al frente de
tos «cangrejos! y en el recinto escolar fué el al islam ie rito y jura
del temido Tercio asturiano; un siglo después, graduados y estu-
diantes fueron los capitanes y soldados principales del ejército
provincia], cuando pronta y airada Asturias se dispuso á recha-
zar la invasión extranjera de Í808; sus doctores y catedráticos
brillaron en el gobierno soberano regional cuando la nación
quedó huérfana de reyes; maestros y discípulos propagaron las
auras de libertad y se alzaron en épocas de opresor gobierno; y,
ayer cuando á la intestina guerra envió la provincia los «Volun-
tarios de Covadonga» y «del Principado» en defensa de la integri-
dad nacional, en la Universidad fueron despedidos los soldados
de nuestra tierra.
Al tratar del renacimiento asturiano Campomanesy Jovella-
nos buscaron en el Claustro universitario sus más conspicuos
auxiliares; la representación de la provincia en el Parlamento
siempre fué confiada á los hijos de esta Escuela y la mayor y
mejor parte de los Senadores y Diputados asturianos fueron an-
tiguos estudiantes ovetenses; el ilustrado Foro del territorio se
nutrió de nuestras cátedras; de ellas salieron los insignes repú:
blicos que llenaron la España del siglo xix, los estadistas Ar-
guelles, Toreno y Pidal, los primeros hacendistas Canga-Argüe-
lles y Mon, el economista Flórez Estrada, Martínez Marina el
sapientísimo, Posada Herrera consumado en la administración,
Lorcnzana el gigante de la prensa, Inguanzo y Cienfuegos lum-
breras de la Iglesia, Valdés, Riego y San Miguel príncipes de la
milicia y tantos otros que, con el suyo, levantaron el nombre de
la Universidad. Es verdaderamente notable el número de perso-
nalidades distinguidas, procedentes de estas cátedras ó con ella
relacionadas, que ya reconocía el rey Felipe V o con la expe-
riencia de togas que se hallan en los tribunales de estos reinos
y de las armas que florecían en'la milicia, (jebiendo unos y otros
sus principios á la enseñanza de esa Escuela, con cuya luz des-
collaron tan aventajadas habilidades, como tropezaba la expe-
riencia á cada paso» (1).
Si los Cuerpos morales, especialmente los científicos, viven
\x) Real Cédula dirigida á la Universidad en 92 de Octubre de 1774.
-Véase AriNoics XIV.
s,
U
?
ir* -Mi
cu
,v*
— 270 —
y adquieren títulos á la gratitud de ia patria por los servicia?
las obras de sus hijos, ¿cómo negar á la Universidad o veten:
justo galardón y bien ganada nombradla, por sus insignes v
roñes?
Los modernos alientos de Industria y trabajo del Principad
tuvieron ensayos y consejos en los gabinetes escolares; rumbo
cauce el actual movimiento obrero; y colaboración asidua tud
clase de centros é instituciones oficiales y particulares de Asli
rias. La prensa provincial, eco y directora de la opinión, eJt
mentó poderoso y reflejo de la publica cultura, palenque de di;
cusión fecunda, debió y debe su auge á profesores y estudiante
de la Universidad desde el primer periódico asturiano Itasla lo
diarios presentes, como o La Gaceta de Oviedo* (I8ír8-180f¿
o El Correo militar y político del Principado* Castrupol, (1810)
«El Observador» (1813); «El Conciliador de la Nación y de
Rey* (1820); a El Ciudadano» (1820); «El Momo» y *Cartas di
Minerva» (1821) con polémicas de las Academias universitarias;
cEl Nalón» (1842); «El Sin Nombre» (1845); *&] Asturiano*
(1850); «El Álbum de la Juventud» (185:3); «El Centinela* y *K!
Nalón» (1854); «La Verdad», Gijún (1854); «El Paro Asturia-
no» (1856); «La Revista Universal o, (í I ijón, 185G); 41.a Tradi-
ción» (1857); «Revista de Asturias» (1858;; *El Porvenir» (18níM;
«El Invierno», periódico estudiantil (1859); «La Joven Astu-
rias» (1862); «El Anunciador») 1866); «El Eco de Aviles* (1866]:
«El Apolo» (1866); «La Estación* (lKBtfj; «El Constituyente»
(1868); «La Unidad* (1868); <EJ Eco de Asturias* fl3üS); -El
Oriente de Asturias», Llanes(lRBft); *EI Hfidfeal» (1871); uEI Na-
raneo», periódico de primera enseñanza (1870); «La Revista, tic
Asturias», segunda vez (1878); «El Carbayón* (1879); *E1 Occi-
dente de Asturias», Cangas de Tinco (1882); a La Crónica d<3
Luarcao (1882); «La Cruz de la Victoria* (1888); «El Correo Je
Asturias» (1890); «La Opinión de Asturias», (1892); i&l Noro-
este», Gijón (1897); «El Nalón n, Muros de Pravia (1897); 'El
Progreso de Asturias» (1901); etc., ele,; y otros muchos, pues
falta espacio para mencionarlos todos (1),
• (1) «Noticias históricas de la Prensa perindi Ática de Aiturau, pt»t f>. Mü\tmn fuicrlr* Avi
vedo». (Oviedo. Irap. de Solis— 1868— Folletín de F.l 1'un* Asturt'itttfl /,
No es fácil publicar aquí una relación compltrLi de periodista» asturiano^ hijos *te \a [di-
versidad de Oviedo, donde figurarían los nombre* Je Ai: e vedo, Canetla Gutiérrcr, l\ Fr, MU»,
H
— 271 —
En todo esto y en mas estriba la significación asturiana de la
Tniversidad de Oviedo, dentro del deber nacional y déla misión
general intelectual de toda institución docente. Por aquella
muy en especialmente atraídos, tuvo la Escuela en muchas oca-
siones el auxilio y apoyo de sus hijos: ya para sostenerla y con-
servarla al tratarse alguna vez de su supresión por razones de
mal entendida economía (1); ya para dotarla de medios de en-
señanza enriqueciendo sus museos y material de enseñanza con
generosos donativos; ó ya, como ahora, por medio de más per-:
manente y propio auxilio, con gran oportunidad hoy que las
necesidades corporativas son mayores así como menores los re-
cursos que da el Estado. Me refiero al pensamiento de un anti-
guo y distinguido discípulo tratando dé constituir una Asocia-
ción de antiguos Alumnos ele la Universidad con el fin de
auxiliar moral y materialmente á esta en sus empresas relacio-
nadas con la educación nacional (2); idea nobilísima, tanto de
amor y gratitud en su origen como de patriotismo y utilidad en
su objeto.
Si la Asociación llega á realizarse y acuden en favor de la
alma mater los antiguos hijos, ha de mejorar en gran escala el
estado actual de la Universidad ovetense debiendo á la adorme-
cida sino indiferente iniciativa privada, lo que la del Estado,
San Miguel, Villarmil, Pilal (F. J), Albucrne, Fernández Poja, Llanos (R.), Lorcnzana, Ortíz,
Palacio*. Bravo, Vigil, Infanzón, Canella Meana, Timón, Puente Villanucva, Achucarro, Caso,
Castaño, Estrada Fuerte*, Laverdc. Carrizo, Oviedo, Marino, Arango, Escalera, Ca«tañon,
Vlartavio, Rcnducles, Ponte, Amandi, González Solí*. Concha, Valledor, Ladreda Vallina,
Campoainor. Bustillo, Reíl, Cantón, Posada, Quintana. Escosura, Doriga, Pedregal, Corugedo,
Sánchez Calvo, Barcena, Uria, Montequtn, Pérez Mingucz, Salmean, Pello, Moutoto, Murtas,
San Julián, Agosti, Gonzilez Alegre, Buyha, Labra, Lago, Prada, Rayón, Salinas, Aramburu,
Moran, Nevé, Canella Sccudes, Alfaro, Cuesta, Guisasola, Llana, Valdés, Alarcón, Alvarez,
García Caveda, Balbín, Ceña), Acebil, l'olledo, l'rieto, Polo, Rocl, Ochoa, Alas, Tuero, Me-
néndej Pidal, Menéndez de Luarca, Escudero, Carrcño, Celleruclo, Fernández Llana, Pola,
Jove, Méndez de Vigo, Serrano, San Pedro, Sampil, Canel y muchos y muchos más.
íi) Kn 1830 los Ayuntamientos de la provincia elevaron instancia al Gobierno pidiendo la
conservación de la Universidad.
En otra* ocasiones principalmente en 1865 y 1S66, hicieron otro tanto los municipios astu*
nanos, principalmente el de Oviedo con un notable documento redactado por el reputado aboga-
do 1). Pedro González Valdés. — Entonces el entusiasta ovetense Excmo. Sr. 1). Anselmo <¡. del
Valle y Fernández Roccí, residente en la Habana, ofreció cubrir el déficit que ia escuela causa-
se en los presupuestos; y, á ene tenor, otro.* asturianos ilustres trabajaron en aquella época
ydtspuéi, como D. José González Alugre y Alvarez, por la conservación de la Universidad.
(2) El Excmo. Sr. D. Ramón Prieto y Pazos cx-alcalde, y V ¡ce- presidente de la Diputa-
ción provincial de Oviedo, trabaja por dar efectividad y cuerpo á U Asociación de los antiguos
Muramos de la Universidad, bajo las siguientes bases:
•Podrán pertenecerá !a Asociación todo.-» los que hubieren cursado con cualquier carácter en
la Universidad. — Los socios se comprometen á contribuir á los fines de la Asociación con una
cuota anual de cinco pesetas. — La A«o:iación ofrecerá la presidencia honoraria ni Sr. Rector tic
la Universidad y solicitará del mismo domicilio en la cas.i liniversitar'a. — Regirá la Asociación
una Junta directiva elegi Ja por la A->ambLa de los socios. — La Junta DinetLa podrá d -clarar
miembros protectores de la Asociación á las perdonas qr.e presten servicios importantes á la Aso-
ciación ó á la Universidad.- Si llegar*, a disolverse la Asociación, los fondos de que disponga
después de satisfechas las atencioues sociales, serán entregados á la Universidad*.
— 2*1* —
también inactiva, cercena ó dificulta. Hállase compuesta por
plantilla oficial (enseñanza de la cátedra) de la Facultad i
Derecho y Secciones de Filosofía y Letras y de Ciencias, esta i
tima sostenida por la Diputación provincia! y el Ayuntamien
de Oviedo (1) y por las Instituciones complementarias de educ
ción y enseñanza, (Escursiones escolares, Escuela práctica de e
tudios jurídicos y sociales, Extensión universitaria, Clases pop
lares yColonias escolares) aunque rejuvenecida y ampliada por
reforma del método y la extensión social de su actividad acad
mica. Toca en su marcha principales dificultades económicas, qu
ya se indican y hasta estrechez y limitación muy grandes asi e
el material como en el edificio que ocupa.
Fuera este suficiente para la Universidad, mas no para cor
tener también al Instituto general y técnico provincial y la Bi
blioteca provincial que se hallan en el mismo recinto, contri
toda conveniencia.
El edificio de la Universidad Ovetense fué levantado poce
tiempo después déla muerte de su Fundador esclarecido en Í5fi8
Su hermano el Sr. D. Hernando de Salas, de! consejo de
S. M. antiguo canónigo de Oviedo escribió en 1571 á la Justi-
cia y Regimiento de la Ciudad para que se designase sitio con*
veniente donde construir el edificio universitario, y la corpora-
ción nombró enseguida un comisionado para tratarlo con los del
poderoso Cabildo Catedral, á quien e! Sr. Valdés confiara mm
principalmente sus fundaciones, Con la premura que el caso
referia se contestó «que el sitio señalado era en las espaldas del
Colegio, que está hecho, ó delante del mismo en las huertas de
Juan el Correo» (2); esto es, detrás del Colegio de San Gregorio
ó de los Pardos, donde hoy está el Banco Asturiano, ó, á su fren*
te en el solar actual. Aun hubo oíros pareceres: en sitio «de lo pú-
blico, el de la Magdalena (del Campo) hacia el reguero, cerca de
Santa Clara» además de los mencionados «en terreno de parti-
culares, el que está debajo del Colegio que hizo el Sr. Arzobis-
po ó el de enfrente, considerado más acomodado y conveníen*
te»>. Este fué elegido (3) en la antigua calle del Campo, camino
(i) Véase pág. 195.
(2) Véase pág. 25. — Archivo del Ayuntamiento de Oviedo.— Acta* municipales de j y *
de Noviembre de 1571.
¡3) Id. id. de 9 de Julio de 1572.
— Véase Colección histérico-diplomática del Ayuntamiento de Oviedo por D, Cínico Mi*
guel Vigil. ( Oviedo, 1889.
— 273 —
del destruido convento de San Francisco, bajo la muralla y dando
otro frente á la antes llamada calle de las Mercedes, de Silleros
y de la Picola, hoy de la Universidad.
Imitadores de Juan de Herrera y oriundos, como él, de estas
montañas, recorrían entonces el Principado aplicando ásus tra-
bajos arquitectónicos la grata simplicidad de aquel, los maestros
Gonzalo de Guemes Bracamonte, Juan de la Pedriza, Juan de Ca-
jigal, Feraando de Huerta, Juan de Ri vero, etc. El primero se
distinguió en los trazos y planos de la Universidad, que ejecutó
el ultimo, Kivero, natural de León y maestro de obras de la cate-
dral de Salamanca (1).
Por escritura pública otorgada en 1572 ante el escribano
de Oviedo D. Alonso de Heredia se remató la importante obra
c de las Escuelas y Universidad») á favor de Rodrigo Gil, quien
nombró por encargado y representante suyo al dicho Rivero por
contrato de 10 de Julio de 1575. En 14 de Abril de i 584 Domin-
go Mortera y Alonso de la Barcena ajustaron la labra y asiento
de columnas, bases, dinteles, cornisas y antepechos; Andrés de
la Vara y Alonso Cerdeño contrataron en 15 del mismo mes el
arrastre de todas las vigas de castaño, que el maestro tenía cor-
tadas y reunidas en la próxima parroquia de San Claudio; en 13
de Abril de 1585, Juan de la Zucera ajustó 27 columnas de nue-
ve pies de largo y un pie y dos dedos de grueso, 28 dinteles de
seis pies y dos dedos, 28 antepsehos de cinco pies y dos de-
dos: en precio todo de 34.000 maravedís, puesto, bien desbastado,
en el patio de las Escuelas; en 15 de Abril de id., Bernardo de
Va Portilla, de Trasmiera, remató todas las cornisas del palio
bajo, 29 bases, 29 chapiteles y 29 co'lumnas, con la condición de
que la piedra había de ser blanca de cercana cantera de Colloto;
en 6 de Julio de 1587 Juan del Palacio remató 600 varas de bal-
dosas de tres pies de largo, uno y medio de ancho y medio de
grueso, todas ellas de la cantera del inmediato concejo y pueblo
de Tudela; en 13 de Abril de 1596 Juan de Pantones, carpinte-
ro, ajustó toda la obra de carpintería de los dos frentes de orien-
te y mediodía en el patio alto, y Fernando Noriega la de los.
(i) — Noticias de los arquitectos y (i-: la Arquitectura en Zfv/.i// 1 por Ll.iguno, adicionada
por Ccan Ber mudez (Madrid— Enero 30 - 1829.
— La Arquitectura greco-romana en Asturias por Fortunato de Selgas (Revista de Astu-
rias-Oviedo — x 882 ) .
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t. V;!
*£■!
—374-
lienzos del norte y occidente; y, por último, el enlosado exlerio
con un ancho de doce pies y loa asientos, con dos cadenas d
hierro á derecha ¿izquierda de la puerta principal, que había t
recorrer las cuatro calles que circundaban al edilkio, corrió
cargo del maestro Rodrigo Gil (1).
A Bracamonte y á Rivero débense, pues, [os trazos del seveí
y clásico edificio con algunos resabios platerescos, de robustas
aunque poco elevadas magesluosas fachadas, que contrastan en
la elegante arquería interior.
Tiene el Establecimiento IfiO pies (50,15 metros) por cad
una de sus fachadas, que forman un cuadro perfecto. La decors
ción de las que corresponden a las caites de San Francisco
antigua de la Picota son graves y sencillas. Consisten en un í*J
calo de proporcionada altura en el punto mas alto, que form;
con el desnudo de los muros un retallo de un cuarto de ph
(0,069 metros), que cubre un salón de perfil gracioso con escc
lente efecto. Sobre dicho zócalo se elevan los muros hasta la
cornisa de coronación, que termina la obra en sus lisas fachadas,
sin más ornamento que la hermosa y bien labrada cantería, y
sin otra interrupción que los huecos de las puertas en los úni-
cos pisos bajo y principal. Las estrechas ventanas son nueve en
el lienzo del N. y once en el de E. unas y otras con alféizar in-
terior y esteriormente. Al 0. y S. no había mas que piso bajo;
pero se terminó el alto de manipostería en 17ííf> con fondos de
la herencia del Brigadier Solis para colocar la Biblioteca y otras
dependencias, bajo plano y obras que dirigió el ilustre arquitec-
to asturiano D. Manuel Reguera González.
La puerta principal en la calle de San Francisco está bien
entendida, es espaciosa y de buenas proporciones y ia realza la
guarnición moldada, que adorna las cambas y dintel; pero lo
que más contribuye al agradable efecto de esta puerta es el in-
tercolumnio que la decora. Es de dos esbeltas y íigeras ccluov
ñas dóricas istri&das, un poco más altas de lo que requieren
las proporciones del orden, apoyadas en cnntrapilastras. Su en-
tablamento es propio con triglifos y metopas, sobre el que apa-
(1) — Archivo notarial de Protocolos de Oviedo.
— La construcción del edificio para el Colegio de Huérfana* KeculttA*. de parí ornen I ó Hfliwr-
sita rio, obligó á cerrar la calle ó callejón, qnc daba á la del Campo u üan frraAt&euj terrado
una puerta que por allí daba también entrada á la Universidad.
— 275 —
recen descansar, en el piso principal, las armas familiares del
Sr. Valdés Salas (1), repetidas al lado de la ventana del centro -
con guarniciones moldadas y coronadas por un frontón curvo
bajo el que está una escultura que, aunque sin ningún parecido
con el Fundador, á él, al menos, se quiso aludir representando
un Arzobispo de pontifical. La puerta del E., no tiene más
adorno que estar en medio de un pequeño resalto que hace el
muro, formando un grupo central, cuyo resalto, está por hiladas
de almohadillado que siguen las líneas de las hiladas generales
y las dovelas del cerramiento de la puerta y ventana del piso
principal, que está entre dos escudos universitarios. La dicha
cornisa de coronación dá tono, unidad y carácter dórico al edi-
ficio, y tiene, por lo tanto, el alquitrave y cornisa dóricos con
metopas y triglifos circulares.
Él interior es claro, alegre y desahogado, con espacioso patio
al que se baja desde la fachada del E. por una suave escalera de
dos tiros, á causa del alto nivel de la calle de la Universidad.
Sus cuatro crujías están formadas por ocho columnas dóricas
en cada uno de los lados y sobre sus capiteles arrancan siete
arcos de medio punto, con la archivolta del orden, coronados
con sencilla cornisa alquitrabada, cuya corona sirve de imposta
al piso principal. Este se halla decorado con orden jónico,
que coge toda su altura, con la circunstancia que, además de las
columnas, que cargan á plomo de las de planta baja, carga otro
peso á plomo de la clave de arcos, en los siete del lienzo del
0. del patío. Lo mismo sucedía con los otros tres; pero al abrigar
las altas galerías y habilitarlas para oficinas, cátedras y salas se
han quitado las columnas centrales y de sillería, dejando en
medio ventanas antepechadas. En el lienzo del N. existe entre
las columnas un antepecho general de sillería y los cuatro
eslán coronados con una ligera cornisa que, si no corresponde
al orden, contribuye con sus buenos perfiles y la acertada pro-
porción de 'ambos pisos á hacer de más agradable efecto la de-
coración del patio.
'i) Son de cuatro cuarteles bajo el sombrero, cruz y cordón arzobispales: un castillo con
un \eón sobre s*.i* almenas ÍStilas )\ en campo blanco, tres barras azule* con diez cruces de San
Jorge de Inglaterra ( VaM¿¡ )\ tres barras verde* en campo colorado, f Li-ino )\ en azul y dentro
tic una orla con la« cruces de San Andrés cinco flore* de li> oro y una espada plateada metida
en un I uncí colorado. ' Doña Palla y Ponte).
Las armas ó escudo universitario iValdéO se hallan también sobre elegantes cartelas en las
esquinas del edificio, análogas al antiguo del Colegio de los Pardos. (Véase pág. 29).
Los cuatro lienzos de éste forman otros tantos eláusti
espaciosos en el piso bajo; á estas galerías abren las puertas
las nulas, y la del 0. está el emboque de la espaciosa escale
principal (1),
Como era natural, por consecuencia ineludible de los lie
pos, se hicieron en la Universidad varias obras desde su fund
ción para conservar y restaurar eí edificio destinándose pa
ello diferentes sumas desde los Estatutos Viejos, En el últin
tercio del siglo xvni comenzaron muchas de reparación y dec
rado, como la Sala de actos mayores en 1770, el patio en 17 H
las cátedras en 1789, y no pocas se efectuaron á principios di
siglo pasado; pero las que cambiaron completamente la EscueJ
datan de 1843. Hasta entonces tuvieron menores exigencias la
enseñanzas y el gobierno de la casa, bastando. Jos ingresos de
arca á cubrir, á veces con desabogo, todas las necesidades di
la antigua vida académica; más las novedades posteriormente
introducidas obligaron á grandes innovaciones para dar cabidí
ú varias dependencias y hacer más agradable el aspecto severo
y triste del primitivo Establecimiento. ¿Qué diferencia, sino, en
tre las antiguas aulas y las modernas? Estaban reducidas aque-
llas á la elevada cátedra, donde se colocaba el maestro, negra f
sombría por los años, con un tosco respaldo de madera; partien-
do de la escalerilla que le servía de ascenso, iban arrimadas á
la pared unos asientos fijos de tabla y atravesados en el centro
los largos y estrechos bancos de álamo, lustrosos por el roce y
laa flexibles, que el alumno del centro, sirviéndole de apoyo la
punía del pié, hacía que sus compañeros se columpiasen blanda-
mente en el asiento.
En el trenio rectoral de 1843 comenzóla renovación univer-
sitaria el animoso Sr. Arenas destinando á ella cerca de un mi-
llón de reales procedentes de rentas fundacionales, ingresos y
derechos académicos. Asi pudo acometer y realizar obras de
mucha importancia, renovando los atrios interior y exterior y las
galería^ cubriendo de cielorasos los tránsitos y salones, dando
al edificio, en una palabra, un aspecto agradable y aseado bo-
rrando injurias del tiempo, vestigios de guerra y de impropios
(i) Madnx." "Diccionario gcoíjráficc-htstóríco-E.'átMitaLko de España y sus posesiona tk
Ultramar-.— Tomo X1L— M-idr¡dj 1&49-
— 277 —
destinos de almacenes, hospital, cuartel, etc, (1) preparando la
Casa para la exigencia y cambios con el plan de 1845.
Afortunadamente recayó el nombramiento \ de Rector en el
Sr. D. Pablo Mata Vigil, persona que reunía, al aprecio y simpa-
tía general, una elevada representación, el más infatigable celo y
el mayor acierto para dar impulso y desarrollo á la nueva ley.
Interesado por él nombre de la Escuela en la que por largos
años había sido profesor y jefe de reconocido mérito, no perdo-
nó medio ni sacrificio personal para mejorarla. Siguiendo el
impulso, que había iniciado el Sr. Arenas, si no cambió la forma
del edificio le acomodó á las nuevas necesidades y le embelleció
agradablemente. Se arreglaron las oficinas rectorales y de secre-
taría, se dividieron en dos las aulas grandes, construyéndose
asientos de forma circular para los estudiantes y levantando
otro sitial para el catedrático, respetando el antiguo de Feijóo; se
ensancharon las ventanas, se trasformó la Sala de actos mayo-
res, se crearon los gabinetes, se adquirió mucho material de en-
señanza, etc., etc. Respetado de maestros y amado por los alum-
nos, fué su muerte dolorosa pérdida para el Establecimiento.
Volvió otra vez al Rectorado el antiguo catedrático Sr. Al»
varez Arenas, cuyas dotes de inteligencia y carácter con su en-
trañable cariño á la casa hicieron no decayese el espíritu de
bienhechoras reformas, porque dispuso el arreglo de la sala
claustral, habilitó local para la enseñanza del Notariado y siguió
con más obras.
Los Rectores sucesivos las continuaron, como la escalera in-
dependiente para la antigua Secretaria, que hoy ocupa el Insti-
tuto, eh tiempos del Sr. Martín Sanz; la pared de canto labrado
entre el patio exterior de la Universidad y la plazuela de Riego
con puerta exterior á esta (2) y la transformación del Paraninfo
decorado por el excelente pintor Sr. Diana con alegorías acadé-
micas, sonde la jefatura del Sr. Marqués de "Zafra; y, á este tenor
otras obras continuas en el edificio y sus dependencias. Mas las
principales fueron ultimadas por el Sr. D. León Salmean, profe-
sor docto de la facultad de Ciencias. Muy estimado de sus com-
(i) Archivo de la Universidad. —Claustros de 20 de Septiembre de 1833, 25 de Septiembre
de 1834 y 4 de Febrero, 31 de Muyo y 21 de Diciembre de 1835.
h) Archivo de la Universidad. -Entre otros acuerdo* relativo! á Cata pretendida servidum-
bre 300 los acuerdos de 12 de Junio de 18 16, 13 de Noviembre de 1887 y 22 de Abril de 1818.
— 278 —
pañeros y muy querido por los estudiantes, su ascenso al rec
rado fué día de inolvidable jubilo y prenda segura sli celosa
lividad para el progreso y nombre de ia enseñanza en esta L
versidad, á la que profesaba el mas acendrado afecto. Bajo
mando se trasformó el edificio porque gestionó con incansal
afán la adquisición de fondos ordinarios y extraordinarios, y i
durante veinte años de su mando paternal rehizo el estable
miento. Ultimó la Torre -observatorio; embaldosó de nuevo
patio, los claustros exteriores y la antigua ;< pedrera*; reno
por completo la vieja cubrición y tejados dejando espacios
desvanes con tres escaleras independientes de que antes se c
recia; hizo bella escalera principal, dedos tiros de ida y vuel
toda de excelente piedra, con balaustrada de mármol y canee
de hierro en remplazo de la vieja ascensión primitiva, dejand
bien dispuestos y decorados paredes y recuadros para alegoría;
pinturas é inscripciones que proyectaba; dotó de nuevo morí/fe
rio todas las dependencias, cuyos gastados y negros pisos sustj
tuyo también por nuevos tillados; decoró las cátedras dotando
las de nuevos bancos conforme á los últimos adelantos pedagú
gicos; gestionó y realizó la compra de la huerta del O para en
sanche del establecimiento y defensa de sus luces; y aún dispusr
mas obras y procuró adquisición de cuadros, libros varios, pe-
diendo decirse que casi dejó un edificio rejuvenecido total me/i
te cuando cesó en la jefatura académica (1), Amó á la Escuela
como á su casa propia, y aún enfermo, rendido por los año*\
visitó diariamente mientras humanamente pudo á su querida
Universidad y puede decirse que murió pensando en ella
¡Sirvan estas pobres líneas, que escribo conmovido, como testimo-
nio de afecto y gratitud ¡i mi maestro y jefe, por quien escribí
la primera edición de este humilde libro, y el fué también quien
me asoció después á su inolvidable gestión universitaria.
Tuvo el respetable Sr. Salmean dignísimo continuador en el
(i) Grandes fueron «us dcsvel* * itnu y oiro año para mejorar y engrandecer la LTnivírwíbd
en favor de la que acudió incesantemente á la Superioridad y á las silurianos influyentes. Formu-
ló un plan de reformas, partiendo de la se^n melón del latfltuto "Clá'L'rtro* de 5 de Abril de
1877 y 21 de Noviembre de 1881I con doi DomltioMSi u «a de los Srcs, Campillo y Djüi urdiría,
y otra de lo* Sres. Aramburu • F), AK,.n / Am:mri¡ y Buylh y tu Ja-¡ do-, une ti huimí iU"
contarme; procuró el concurso de lo* Sres. Po&ad;i Herrcia, Toreuo, Quintana, Barón de Crt»*
donga, Fernández Vallín y mas 1 Claustro* diados los de 23 de Marzo y 23 AgO>tci de i$8^ II
de Octubre de 1887 y 8 de Febrero y lo de Abril de iKSÜfj cte., tic, pues seiiü muy pioiijii Ij
tarea de mencionar todas las gcsliouts del benemérito Sr. Salmeas y acuerdo!, dnuigrata lauda
bajo au presidencia.
— 279 —
sabio catedrático Sr. D. Félix P. de Aramburu, Rector actual,
que, desde fines de 1888, con heredado y personal cariño á la
Universidad, prosiguió la labor meritoria de su antecesor con
mejoras sucesivas, que igualmente han de hacer memorable su
mando. Dispuso el cercado y arreglo de la huerta y la construc-
ción allí de necesario almacén; el ensanche, apertura y enrejado
de las ventanas de cátedras y capilla, que fué decorada y desti-
nada á Paraninfo sin perder su importante y tradicional desti-
no; afianzamiento con viguetas y columnas de la crugía del E.;
habilitación de aulas para los estudios de Ciencias y del despacho
rectoral con más luces; construcción de nuevos retretes; servi-
cio de alumbrado eléctrico; hizo nueva escalera de ingreso por
la calle de la Picota, etc.; y todo ruchando con indecibles difi-
cultades. No es la menor la del misero presupuesto, que imposi-
bilita al Sr. Aramburu para poner la. parte material de la Uni-
versidad con independencia y á la altura del progreso moral
que ha conseguido bajo su régimen (1). Lazos de amistad frater-
nal, nacida en la infancia, acrecentada en las aulas y sellada ahora
en muchos años de magisterio y de puesto á sus inmediatas órde-
nes, me impiden decir más del Sr. Aramburu, cuyos altos mereci-
mientos son, por otra parte, bien conocidos, no ya solamente
en Asturias sino dentro y fuera de España.
Actualmente está el edificio distribuido de la siguiente forma:
en el piso bajo, la Capilla-Paraninfo, las aulas de la Universidad
é Instituto, (que son reducidas por la división de las amplias an-
tiguas) la portería, el antiguo Paraninfo destinado hoy á cátedras
y Sala de conferencias de la c Extensión universitaria»; y en el
piso alto, aulas y gabinetes de Física, Química é Historia Na-
tural de la Sección de Ciencias é Instituto, la Dirección y Se-
cretaría de éste, con la Secretaría general, Rectorado, (2) Salas
Claustral é Iconoteca asturiana y de Juntas de la Facultad de De-
recho con su Librería especial y la Biblioteca provincial universi-
taria. En el extremo N. O. se alza la Torre Estación meteorológica
(i) Archivo de la Universidad.--Cláustros de 7 de Mario y 5 de Mayo de 1903, con
Acuerdos y apremiantes gestiones de orden económico en relación con los de la Asamblea uni-
versitaria de Valencia.
(a> En el despacho rectoral se conservan, por generosa donación, la escribanía que sirvió
para firmar en Cuba la p-z llamada del Zanjón, remitida desde Nuevitas en 1879 por D. Etel-
v'mo Martínez, de Llanera; y una tabaquera, de uso del insigne repúblico el divino Arguelles,
regalo del cx-alcaldc oveteusc y antiguo alumno, Excmo. Sr. D. José Longoria Carbajal.
19
— 28o —
con el reloj moderno, que reemplazó al primitivo de H"
sonoras campanas,
La capilla osla á la izquierda de! vestíbulo, entre <
esquina cfciN. U. y es de buenas proporciones, cubierta A
veda de punto. El altar, de privilegio perpetuo desde 1 7Híit i
las elides de San Gregorio el Magno, tí quien está dedi
las de Santa Catalina, San Antonio de Pádua, Sao Fram
Asís y San Juan Bautista, con más San l'edro y San Pabío j
Evangelistas San Lucas y San Juan en gnicios ves cutí
ara y los santos íl), K¡ retablo fue trabajado por Juan de De
cuando las primeras obras de habilitación de la tln¡ve¡ -
ganó por ¿1 25 501 reales, aunque Domingo Montciv
albañü de la ciudad, denunció varías fallas en la úbt
oeiieta, «pie separa la bóveda de loa lienzos, se lee la «gtiie
rípción qtie rodea todo el templo:
Dft ESTAS ESCUELAS V UNIVERSIDAD HA SIDO FUNDADO* V DOTAHOR
Ii.IMO Ski. Ü. FkkPíANDO DE VALPbá, DE GLORIOSA MEMORIA, HIJO D*
Fernánubk de VaLdís v ni doña Mrncía dk Vald&í, %e$
de Salas. Akzohisi'u &* Sevilla, Presidente del Suprrmo Coks
ESTOS REINOS Í lN*jl '1MDOR GENERAL EN ELLuS, KRLK3I0SG Y VJGtl U
FENSOK DE LA fi CATÓLICA V SEVERÍS1M0 PERSEGUIDOR DÉLA HERÉTICA Pl
VEDAD. MURIÓ Año di: 156Ü COMENZÓSE A LEER KN ÉSTAI KSCUELAS EL A
DE 1608. PRIMER PATRONO DE ELLAS EL Hk, D, J VaLI
DSnfilO, «AflAlLEKÜ DÍL ILÁUJTO DB Sa SOCA!'
Rey D. FRLtFl Ilf, V LO SON rERFÉTUOS LOS SUCESORES EN
lasa de Salas.
Por último, ya se dijo, que para el buen servicio del temp
se entregó al Claustro numerosa plata, ornamentos y
que desaparecieron en su totalidad cuando en la guerra
Independencia los franceses convirtieron en cuartel
ció (2) El pulpito antiguo fué reemplazado por el venera:
tial del sapientísimo catedrático benedictino con esta ioscripcií
I Ai Í1
tLTMO, V KMO. P. MTRO,
FR. BENITO J IEIJÜO
1709-1764
i'i'i ^ Archivo tic la. Universidad —TevUimiL .mi ..I. I Ai
— Cl1 fililí" ífl 1«'" ■:
ño!,, obtuvo de SS, el Papa León Xül un eMitu
Fm fie c* que, c i Tcr&áo* y comulfudír», visita «¡en la ':;».
pera* li,i*u la |mc ta\ del Sol, en cada mi 1 -Ir b* frsimdiide* de
1 '■ -i- ' ) I* MatM, TmUiImcii ha coi ■
I' m 5r. A Kítialdini» artuHkpu de Kcradtu y Nü 1
m-im a la UnKcr*id*d.
(?) AtctiivM de la L-«ivi:r>idr*d.— Tes lamen tana del Arzobispo Valí
Vea*c pág* 155.
— 28l —
• De las dependencias del piso alto ya se hizo mérito tratando
de los gabinetes y museos para las enseñanzas de Ciencias.
La galería, qué precede á las oficinas universitarias está de- '
corada por cuadros, que del ministerio de Fomento obtuvo el
Héctor Salmean y son los siguientes:
De autores desconocidos: San Antonio de Padua, un san-
to Crucifijo Prematatense, Sacra Familia, Jesús aprisio-
nado, San Juan Bautista, la Virgen y el Niño Jesús, La
comida del Fariseo, Jesucristo y San Pedro, dos Obispos,
dos Santos Religiosos un Santo heroico, y Minerva; El
Bautismo de la Virgen y la Concepción, por Gilarte; un
país, de escuela Flamenca; Reinaldo burlando los encantos
de Armida y Herminia huyendo de Polifermo, por Gordia-
no; El Maná, por Escalante; San Antonio, por Herrera el
viejo; dos Religiosos benedictinos, por Ricci; San Francisco
de Asís, por Zurbarán; San Jerónimo, por Ribera; y Últimos
momentos de Felipe II en el JEscorial, por Esquivel-
' Para decorado de la escalera principal, el Rector Sr. Aram-
buru obtuvo el cuadro histórico de grandes dimensiones, debido
al pincel laureado del profesor asturiano D. José Uría y Uría,
representando el dramático episodio del alzamiento provincial
de 1808 cuando las turbas populares pretendieron sacrificar en
el campo de San Francisco de Oviedo al poeta Melendez Val-
des, consejero Mon y los coroneles Filzgerald y Ladrón de Gue-
vara, como comisionados ó partidarios del duque de Berg y go-
bierno intruso, y fueron libertados de la muerte por el Cabildo
Catedral, en procesión, y frailes franciscanos que calmaron las
iras de los patriotas.
De la «Biblioteca provincial universitaria» se tratará á ca-
pítulo aparte; y nespecto del «Archivo») cabe decir que está hoy
confiado al Cuerpo facultativo especial. Urge ultimar su ordena-
ción y clasificación y terminar también los índices, con uno es-
pecial de la interesante antigua vida académica, cuyos principa-
lea documentos deberán publicarse en las «Memorias» y «Ana-
les» comenzados. Al Rector Sr. Salmean débese haber salvado
las primitivas actas y papeles de mérito cuya encuademación y
arreglo procuró con interés especial.
Por último, es hoy dependencia notable, pasando á ser como
'V;v
ífr-;
— a** —
una institución provincial, ¡a «Iconoteca asturianu-uní versilari
galería de retratos de hijos ilustres de la Universidad 6 prn\
cía, sus favorecedores y personas distinguidas dignas de e
honor. Esta colección de retratos, algunos de escaso mérito
tístico, débense principalmente al tantas veces mencionado
ñor Salmean que, desde 1874 con un donativo del Sr, Gonzá
del Valle, pues entonces solo había los retratos del Areobfc
Fundador, Campomanes, Jovellanos, P, Feijóo, Brigadier Solí
Rector Mata Vigil, se dedicó tan celoso Jefe á enriquecer la h
noteca con numerosos lienzos (1) que obtuvo por ges! iones in
sanies y donativos particulares, dejando también guía é índit
ciones para la continuación de este Musco iconográfico astur
no, proseguido con interés por el Rector Ararnburu.
Su complemento y manifestación en acto solemne sería u\
fiesta adecuada entre otras, que deben verificarse on fecha ya i
lejana del tercer centenario universitario, celebrando la entrm
y nuevos rumbos de cultura del siglo xx; debiendo también ost:
ya erigido para aquellos solemnes días de 1908 el monuuicnl
estatuario proyectado, que la gratitud pública dedica á la menn
ria inmarcesible del munífico D. Fernando Valdés v Salaí
En peregrinación de amor visitarán los asturianos en el puebl
nativo del Arzobispo insigne la egregia sepultura cincelada po
el maravilloso Leoni; en certamen extraordinario podrá presen
tarse como un balance de las fuerzas morales y materiales aslu
rianas, el progreso y manifestaciones salientes de ciencia, litera fu
ra, industria, agricultura y comercio del país á partir de las fun
daciones del gran Prelado; desde la primaria escuela hasta h
mas superior institución instructiva y educativa de Asturias, ves
tiran de gala, y mejor, si para entonces ya pueden manifestarse
renovadas y reproducidas en vida progresiva y propia de verda
dera enseñanza.
,£G1
íi) Véase mi «Discurso inaugural del c\ít*o de tSSfi 87a, fQvicdo. imp. de Rrid: iSf
donde se de? cribe esta Iconoteca con reseña bio£rá tí Cf>- bibliográfica de luí a^uriuno* itiislH">.
Algún visitante de e.«ta galería dice; 'Noson todos loi que Cátiu, ni cuan todas los quí
son».
Se buscan, para adquirir copias, Ilu relr-ito* del Deán AsL*£j y de] Regente Pém Vil '■'■
mil, y *c hacen gestiones á fi.i de cj, seguir Ini del Auobí#p<i Orü.'da y iná* Prelado*; d* 7;Vj4i
dt Aviles, Carvallo y otros escritores; di: tai Préndenles del Consejo de CaAlítlsi, Mniquetdc b
Paronz.%, Riega, l). Arias Man y VtÍArdtt /í Rmn >n éé f\nm¿i y Stfa, y alta*, Cortejen* 1
Ministros; de los Generales Abura/, Trema ñtst CirttfHfg94t"LucHr*t loi Mi*drz de f'igv y nw
ilustres militares; de miembros distinguido; de I m Ordt-iiüi 1Iciicd¡-:tñM, Dominicana, Frantho1
na y Compañía di Jesii;, y otro.» asturfAiui*, notorig-i p.ir^u* tBftintcSmlíatfOS.
En el Apéndice XIV figuran con * lo* isturi&tttM distflfuidas, cuyo* retratos estin üdwJ1
mente en la Iconoteca.
-283-
CumpHdas se vean también las justas aspiraciones de la
Universidad logrando personalidad vigorosa, siendo ley y régi-
men la «autonomía universitaria» anunciada en el proyecto del
ministro Sr. García Alix, desenvuelto en base amplia tanto en la
esfera científica y docente como en la económica (1). Al llama-
miento de la Universidad española responderán quizá mejor las
fuerzas vivas nacionales; adecuados organismos, en consonancias
con ideas y deseos modernos, desenvolverían el progreso moral
para suspirada regeneración, que por ese camino principalmen-
te puede conseguirse; la región tendrá los medios de cultura en
dirección de sus inmediatas y características necesidades y as-
piraciones; y á la labor, bajo rigorismo oficial de plantilla, po-
drán sustituir trabajo y estudio mas hondos y entusiastas, libres
y vivificadores.
Asi vive la Universidad de Oviedo esperando un cambio ra-
dical en el régimen y gobierno de la Instrucción pública. Foco y
encarnación de cultura local y general, aspira á continuar su
historia.
La Universidad de Oviedo no ha tenido, es verdad, una épo-
ca grande y gloriosa, como otras célebres Escuelas de Europa;
pero llenó cumplidamente una modesta existencia, impulsando
la actividad intelectual de Asturias y regiones inmediatas. El
tiempo, al pasar de siglo en siglo su inexorable fevista, la halló
siempre en primera fila en el estado de la enseñanza, mientras
han desaparecido otros cuerpos docentes que, al nacer el de
Oviedo, disfrutaban de superior y merecido concepto. La Univer-
sidad asturiana, aunque reducida á limitado territorio y cerce-
nada en su antiguo cuadro fundacional, tiene hoy como en pasa-
dos días el crédito y esplendor que á sus aulas dieron muchos
hijos, que se abrieron paso en todas partes por claro talento y
sentido práctico.
Trabajemos todos por dias venturosos para la Escuela astu-
riana, que han de lucir si el mezquino é impotente sentimiento
de mal entendida economía no ajusta el ancho campo de la
1 1) Archivo de la Universidad —Claustros de a, 9 y 26 de Octubre de iqoo para el estudio
del proyecto de ley, y notas redactadas al efecto por los Sres. Diazürdoñcs y Sela. En ios
Anales de la Un roen ida d ^Oviedo, 190a) se publicó el dictamen del Claustro ó ponencia del
catedrático D. Aniceto Sela.
i\-
flf.
Instrucción pública al estrecho recinto de las casillas de un p
supuesto mecánico, poco meditado y, por lo tanto, eslérih
No se apague, no, en la Universidad de Oviedb el fuego ¡
grado de la ciencia, que encendieron el generoso Váleles y
animoso Asiego; que fomentaron Feijóo y Campomanes, Pk
dor y Víllamil; y que avivo el primer Marqués de Pidal cuando
moderna renovación de la Enseñanza,
íí>
I
SEGUIDA PARTE
NOTICIAS
DE LOS
ESTABLECIMIENTOS DE ENSEÑANZA
EN FL
DISTRITO UNIVERSITARIO
DE OYIEDO
*
CAPÍTULO PRIMERO
Observación sobre el plan de este libro.— El Distrito universitario de Oviedo;
su demarcación primera y la actual; Estudios y Centros oficiales de Instruc-
ción que comprende. — La Segunda Enseñanza; su concepto, — Antiguas cá-
tedras asturianas y leonesas de Latinidad y Humanidades; Últimos datos del
Colegio universitario de San Gregorio de los Pardos. — Enseñanzas, Pro-
yectos y planes de Estudios secundarios ó preparatorios en el siglo xvm y
primera mitad del xix. — Instituto provincial de Oviedo; su separación de la
V Diversidad; organización; material de enseñanzas; presupuestos; necesidad
de local propio. — Instituto provincial de León; su creación; medios de ense-
ñanza; presupuestos.— Estudios de Segunda enseñanza en el Instituto* de
Gijón; su creación moderna y carácter del Establecimiento; matrícula y re-
cursos.—Institutos locales suprimidos de Casariego de Tapia (Oviedo) y de
Ponferrada (León); noticias históricas y consideraciones acerca de la supre-
sión.—Antiguos Institutos libres de León y Astorga (León) y Llanes (Oviedo).
— Colegios particulares de Segunda enseñanza incorporados á los Institutos
oficiales. — Referencia al Instituto de Santander. — Libros de texto en los
indicados Institutos.— Matrícula. — Inspección. — Múltipley variada legislación
de Segunda enseñanza y necesidad de un plan orgánico estable.
Dispuso la Circular ministerial de 6 de Abril de 1869 (en
cuya virtud me encargó el Rector Sr. Salmean escribir en 1872
la presente obra, ahora ampliada y reformada) que se redactase
primeramente la «Historia de la Universidad de Oviedo» (núme-
ros 1 al 9.°) y se reúnan al final «Noticias de las Cátedras y Es-
cuelas, que hayan existido en el distrito universitario, ya depen-
dieran ó no de la Universidad» (número 10.°). Esto explica el plan
seguido; pues, de otra suerte, diferente hubiera sido el orden
lógico y hasta oficial del libro, distribuyendo las materias en la
graduación propia de la Instrucción pública: «Enseñanza prima-
ria» ó fundamental (de Párvulos, Elemental, Superior, de Adul-
tos ó ampliada profesional, y la propia de Mujeres); «General ó
Segunda»; y «Especial ó Facultativa»; que asi resulta más sim-
plificada la conocida clasificación de la Ley de 1857.
Roto por el mandato ministerial el plan, que debió seguirse
- 2-
en estas páginas, en orden inverso comprenden
parte datos varios de los róstanlos Centros d
Distrito universitario ovetense.
Surgió éste por la Orden de 29 de Abril de 1841 ñisp<
qm lodos los Establecimiento- y Colegios de la Provin
Oviedo se dirigiesen a la Superioridad por conducto del Etoeh
rado. El plan de 1815, que dividió á la Península un Distrito
académicos, comprendió en el de Oviedo esta Provincia i
de León y Santander; pero el de 1860 i á Santandt
unió al de Yalladolid sin motivo fundamental para ello, ptsi
por la proximidad y otras consideración natural
histórica la distribución del ilustre primer Marqués de PSdal
Santander y Oviedo bou dos provincias hermana:-
fueron asttires y cántabros, a Lo que tira al mar, (
P, Flórez, se decía después de los moros Asturias incluya
Santander y Laredo; y las montañas que hay d<
hasta el mar eran llamadas por los antiguos Asturias di- Tra?
miera i,í). Sabido es que la parte occidental de Santan
llamó y se llama Asturias de Santularia. La unión m&s intima
del «Principado* y de la ^Montaña* ó sea de tas dos
fué pensamiento patriótico, que movió Ja pluma del docto La
verde Ruiz, y escribía: illn misino ruarlas baña, una n
cordillera las separa de Castilla; su topografía agricultura, pro
duelos vegetales y minerales son idénticos; análogas sus
trias; análogos sus trajes, y muchos usos y costumbre-: no b&\
solución de cunlinuidad entre ellas, ni por la disposición de
terreno, ni por la manera de ser de sus pueblos; nadir al pasa)
la barca de Inquera cree entrar en un país distinto ch
acaba de recorrer como nos sucede cuando trasponemos kn
puertos de Heinosa y de Pajares* (2). Abogaba el sabio cátedra
tico con argumentos hisb sociales para hermanar i
más á Santander y Oviedo en todo genero de divisiones a* i
trntivas; \\ respecto ¡t la académica, existen (¿oy otr-
tradícíonalea y los de proximidad entre Asturias y la
( i) Es/ttñti Sagrada, truno XXV I,
<jj EJcctfvwnenle, no obstante la í diferente* tti visión es histérica* y »dnum
el siglo xvj 14. -■: uoniprciíde en mapai, hiütoría», dtadonimen
nielle, L_i Martmícre. ete-}. bajo Isi dtuomii .Uthtim
i.'cay.i. Piran - y ■■! m.ir.
— a»9 —
unidas ahora, cual no sucedía en 1850, por cómodas carreteras
y el actual ferro-carril de la costa.
Los estudios y centros oficiales de instrucción, que comprende
el actual distrito universitario de Oviedo, son:
Universidad de Oviedo.
Institutos provinciales de 2.a Enseñanza de Oviedo,
León y Gijón.
Escuela de Veterinaria de León.
Escuelas de Artes é Industrias de Gijón y Oviedo.
Escuela de Comercio de Gijón.
Escuelas normales de maestros de Oviedo y León.
Escuelas normales de maestras de Oviedo y León.
Escuelas de Instrucción primaria de Oviedo y León.
Y pues que la Circular, tantas veces mencionada, también
pide noticias de otras Escuelas que no dependan de la Universi-
dad, igualmente se han de comprender en esta segunda parte
datos varios de otros diferentes Centros de Enseñanza é Instruc-
ción existentes en el Distrito.
Si no se llamó hasta el siglo pasado «Segunda Enseñanza»
la intermedia (entre la primaria y universitaria) ó preparatoria
no puede decirse que ésta se debe al siglo xix más que de una
manera externa ó más reglamentada. Para la Segunda Enseñanza
parece haberse escrito aquel concepto de la Ley alfonsina: «Di-
zen Estudio general en que ay Maestros de las Artes assi como
Gramática e de la Lógica e de la Retórica e de Arismética e de
Geometría e de Astrología...» Y más adelante: «Pero si para to-
das las sciencias non pudiessen auer Maestro, abonda que aya
de Gramática e de Lógica e de Retórica...» (1); y á continuación
se mencionan las Escuelas primarias y universitarias.
Las cátedras de Artes de las Universidades mayores y meno-
res, las de muchos antiguos Colegios, Conventos y posteriores
Seminarios eran de Segunda enseñanza ó de Gramática, Huma-
nidades y Filosofía elemental; y muy especialmente en los últi-
mos siglos, los de D.a María de Aragón y de San Isidro delMadrid,
los de Calatayud, Monforte, Huesca, Zaragoza, Guadalajara, etc.,
principalmente de Jesuítas.
(i; Leyes i y 2, tit. XXXI, Part, II.
Entonces, como después y ahora, fueron y son preciaos losi
tudios secundarios como complemento de la ¡nst
ni y grado de mas amplia cultura, así conio de preparado
cialparu profesiones y carinas varias ¿i fin de que el individ
se instruya y eduque completamente. Cuando las es
meras progresen en grados sucesivos y ron lodos los
tjue se requieren en un cambio total de una enseñanza rica
pera (posible, en tiempos lejanos todavía) pudiera enloni
cutirse y variar el concepto de la enseñanza segunda. En
pHsados sus materias fueron de una necesidad previa para i
gresaren I;»- íniversidades, aunque también en algunasdi
(en más ó en menos y en la moderna de Ce r ven
comprendían las enseñanzas do Arles, no muy di
las de los modernos Institutos. Era la continuación de los lejai*
frihio (gramática, w lialéctica) y cuadrivio (ariii
geometría, música, astronomía); enseñanzas preparatorias
centros eclesiásticos y estudios generales para i n gres
en las Facultades (teología, cánones, leyes y medicina).
Primeramente las aulas de Latinidad se extendieron por t
partes baja la denominación «de dramática» á ca:
respectivo «Dómine ¡ tipo genuinamente español de que ni
escritores hicieron cumplida pintura, como Tirso de Molina e
Marta la Piadosa^ Que vedo en el ilumine de <a y
P, Isla en el de Villamandos. Eran salvo honrosas exeep
maestros famélicos, sentenciudos, pedantes, de guste estragan
y crueles con pálmela y zurriago, que llenaron toda Es|
que murieron casi ayer con la variación de libros de te
castellano, antiguamente sin razón postergados, pues de latir
m&tica castellana nadie se acordaba. Asi pudo escnbu D. Ferro:
Caballero: «¿Qué teólogo, qué jurisconsulto, qué canonista, <p
médico tía existido en nuestro país, a quien no haya i
Dómine fas primera- lecciones de hablar y escribir corred
mente? ¿qué tribunal, qué universidad, que pulpito, qu<
qué botica puede evanecerse de no haber pagado tribal
dispensable Dómine? o (t)
Dolíase Navarrete de Ja existencia de treinta y ibis I
1 i! — 'Lm *t¿itñt*Ín piHttufot ;' >3 ptii varias
— 29' -i
dades y mas de cuatro mil Estudios de Gramática, «daño que
cada día va cundiendo», porque muchas personas procuraban
eximirse con ellos de cuidados y trabajos, que tuvieron y profe-
saron sus padres, y muchos también por falta de aptitud queda-
ban mendigando (1). Como la ignorancia de España en los si-
glos medios fué muy grande, extensiva hasta el Clero que era la
gente nías culta, primeramente en ayuda de éste, que fué muy
numeroso, y después en favor de la juventud, que llenó las mu-
chas Universidades, para unos, y para otros se crearon las escue-
las de latinidad. Dispuso así el concilio de Valladolid en 1228
que « todos los beneficiados que non saben f a blar latín, sacados
los vieyos,*que sean costreñidos que aprendan, ét que no les den
los beneficios hasta que no sepan hablar latín»; y en materia
atváloga recuérdese lo que ya se dijo aun de tiempos posteriores
en las presentes páginas (2). Por el predominio de los estudios
universitarios en libros y lecturas latinos, la lengua del Lacio
fué la única que se consideró digna de ser usada en las aulas y
se miró con desdén el romance ó castellano, relegado al vulgo y
á la literatura amena, cuando desde los siglos medios estaba el
idioma nacional bien dispuesto para ser aquella lengua literaria
con que brillaron tan esclarecidos escritores. De ello se quejaron
Morales, Fr. Luis de León y mas; pero nada sirvió para atajar se-
mejante tendencia que llegó hasta ayer. No entendieron nues-
• tros mayores, que no parece natural enseñarlas ciencias en una
lengua estraña cuando los idiomas no son solamente un instru-
mento de expresión sino de concepción y análisis respecto de
nuestras ideas.
Reglamentando y conteniendo tantas aulas latinas, desparra-
madas en provincias (desde los Reyes Católicos en aumento por
afición general de aristocracia y pueblo) fueron Felipe IV y Fer-
nando VI quienes dictaron leyes acerca de las localidades que de-
bían sostenerlas y con qué dotación (3). Referido queda (4) lo que
acontecía en Oviedo con tantos estudiantes de latinidad en el si-
glo xvi. La Ciudad habilitó en 1557 un local en el Hospital de
li)~ * Conservación de Monarquías y Discurso: políticas sobre la gran consulta que el Con-r
sejo hixo al Señor Rey D. Felipe III, por el Licenciado Pedro Fernández Navarrete (Discurso 46).
\i) Véanse página ó y siguientes.
«3) Leyes i.K y a.n, lib. 8, Libro 2.0 de la Nina Ron.
(4) Véase páginas 14.
— 2>}2 —
Santiago para estos escolares; y el Obispo D, Jerónimo
tasco señaló entonces salario perpetuo al dómine que lej
gratuitamente ú los jóvenes ovetens
sostenía el Cabildo de la Catedral, cargo que di
15S9 -I I -r Onhx, ¡i í|uitMi se daban 10, 000 mará ved
ruados de la prévenda «le Maestrescuela
un | o en Pesoz, Con el establecimiento del '
Sao Gregorio por el limo. Sr. Valdé f 1) so or
jor la l enseñanza en institución que la Junta general del I'ri:
pado protegió, gestionando & su favor con el Rey a peti
la Universidad en I65í), para wno perder las Ires
gramática» y en 1743 para recuperar los juros fundaciona
de estas materias intermedias (2); nías que hubo queja*
esto (3)', E\ arreglo vino principalmente y enseguida con
tense O San Matías de la Compañía de Jesús, ptai
desde 1578 y años siguientes < i). <jiic tuvo cátedras y erm
matrícula de Latinidad y Humanidades, al priti
sistemática con la Universidad y su Colegio de los
intervinieron además los Jesuítas en exámenes y nonnbramien
de dómines v preceptores para pueblos y villas, salidos muc)
ele sus aulas ovetenses Esteban estas organizadas en caí
de i mínimos * con pasantes de los niños ó princij « fin
ensañarlos con ejercicios prácticos, antes de libros como el
\vU' deNebrija, basta \n> declinaciones inclusive y el 5
r/ftitt. atolladero ó puente de los asnos tan difícil de pas
los escolares; de imenores , que leían ha supifl
v principios de sintaxis y composición; de u medíanos*, tu
;i vaneados en estos dos últimos puntos, comenzando
].,osn«li:i; y de * mayores*, que terminaban el tratado pro
medían y componían versos ¡ aprendían estilos A v
ciaban en la lengua griega y basta cu la hebrea, que mas f
eaenlemcnte se cursaban cuando la Teología. Expulsados p
Carlos lil los Hijos de San Ignacio, el Ayuntamiento de 1 Ivie
fué principalmente favorecido con sus edificios y alguoi
; 1) Véase páftma i 5 y *¡ijii¡'
dí b Dipuucíóp ptovíncíol. Dípuüi riuucí d« 7 1
t5Í Víate páginas jo y 3*.
I Id» págíun 34.
— 293 —
tas,, aunque ej patronato y nombramiento de las cátedras de
«♦menores» fué del Regente de la Audiencia y el de «mayores»
(Sintaxis, Prosodia y Retórica) lo fué del Rector y Claustro de
la Universidad, por la traslación de los Profesores del Colegio de
los Pardos, y anualmente nombraban también «Examinadores
de latinidad» para el ingreso de los estudiantes en Facultad. Dá-
banse aquejla en su local de la plaza del Fontán, en la que, á
fines del siglo xvín, intervenía el Claustro universitario con su-
jección á las leyes y privilegios de la Real Academia greco-lati-
na de Madrid y después según Reglamento de 1825 ordenando
las Escuelas de Latinidad y Colegios de Humanidades (1).
No había villa ni pueblo de importancia en Asturias sin cá-
tedra de latin, ya pagada por la Justicia y Regimiento, ó particu-
larmente por los vecinos con módicas retribuciones, ó bien de-
bidas á piadosas fundaciones, á mas de las que sostenían los
párrocos y sus coadjutores, las Ordenes religiosas benedictina,
eisterciense, franciscana y dominicana en sus monasterios y con-
ventos (2), y en Oviedo además los Colegios de los Verdes y de
San José (3).
Pueden aducirse, como ejemplo, los siguientes datos.
Tuvo Gijón bien atendidas y sostenidas cátedras de latini-
dad, una dotada por D. Miguel Cifuentes con 72 fanegas; y si
allí no se estableció centro eclesiástico que las favoreciera, de
esto se trató en 1670 cuando del traslado del monasterio bene-
dictino de Villanueva de Cangas de Onís á la villa, siendo una
de las bases «que la Religión había de poner Colegio ó Estudio
con los profesores necesarios, que bien lo necesitaba una po-
blación que pasaba de 4000 almas». (4)
El municipio de Aviles subvencionaba también un profesor
de Latin y Humanidades; y resulta, entre otras noticias, que so-
licitaba el Licenciado Guyena en 1670 se le aumentara el sala-
(i) Véase páginas 3a, 87 y 261.
—Archivo del Ayuntamiento de Oviedo. — Acuerdos de 1772, 1774, 1785 impresión de
una obra de O. Francisco Rubiera, catedrático de Sintaxis y otros, á consecuencia de la expul-
sión de Jo* Jesuítas. Debe mencionarse por curioso el de 28 de Noviembre de 1798 para regalar
•chupa, calzón, dos camisas sombrero, medias y rapato* á D. Ramón I 'alacio Vigtl, pasante de
los estudios 4« latinidad», que importaron 389 reales y 25 maravedís.
- Archivo de la Universidad —Claustros de 12 de Noviembre de 1817 y de 9 de Marzo
de 1826.
12) Id. páginas 5, 7, y 99.
(3) 14. página 9 y 57.
(4) Historia de la Villa de Gijón por D. Estanislao Rcnducles Llanos i Gijón, 1867).
- 294 —
rio do H<t din -ados por testar subido el precio de loa roani
miento?*, aunque también cobraba un es l i pendió de h
nos. Cuando el nombramiento de estos m¡
oficial de competencia «ti certamen público, dial -
Br. Lorenza na para que se examinase en el Colegio
xputeada que fué la Compañía de Jesús, so ¿Hipase
moa del siglo xxi» que «el preceptor de Gramática y olma
bes 1). Manuel do la Cruz concurriese con los demás pretendí
leso oposiciones el consistorio^ jmos había nombrado p«
inteligentes para discutir eoo ellos en lengua latina ¡1).
En Aller corrió suerte desdichada la fundación de Él
mérito hijo el Brigadier D, Lorenzo Solís (de quien se trat
adelante describiendo la Biblioteca provincial) qu*
testamento eo Sao Juan de Dlloa— México, 1761 — , dejó 12-<
escudo?; para tin estudio de Gramática en Murías de Santi
y. i iniciado en I739i de patronato de sangre d< 4fej y \m
Amplio edificio, Los vecinos ayudaron con su trabajo y inate|
les pura levantar en 1772 la llamada «Colegí ata o, bajo plfl
los maestros- Reguera, Pruncda y Solís; duro poco el entable
mienlo, no h mimado del lodo en I7íir> aun con la inlen
del Regente de la Audiencia, y fueron desapareciendo ma
discípulos y hasta laCOUStfOCCiÓñ».,
ETujS natural de El Franco D. lilas J, Sarmiento Castrillon
■nf uegos, alguacil mayor del Tribunal del Santo Oficá
Inquisición, que fundó la obra pía do San Juan úo Pereadoa
levanW buen edificio, boy en ruinas, para Colegio-Semiba
con rentas además para sostener maestro de Gramática latti
pensiones para parientes, etc.; y redactó de bu puño y u
1757 un hermoso reglamento (2)
En Coaña la obra pía de Villaoondide sostenía un domi
retribuido cotí i .200 reales.
El de Grado fué establecido en 1713 por D. Juan Cicnftieg
Arguelles
En Llanes, el antiguo estudio de la villa estaba á cargo h
cuenlemente de uno de sus beneficiados; y D, Agustín de la O
Miguel [Madrid, i
//^imiv yat (fuer/Vi jHJr D, M .are clin o KcrnÁiicIcz y \ ■ . ift^J,
— 295-
eha Díaz costeó una cátedra latina en el pueblo de la Borbolla,
Es también antigua la de Onís, debida á D. José Villoría y
D,a Isabel de Castro,
El Alférez Real D. Juan Blanco» de Lozana en Pilona, señaló
desde el Parral (México) en 1726 la suma de 82.300 pesos para
fundar en Asturias conventos^ capellanías y escuelas, por lo que
su aliácea Si\ Hoyos Calderón estableció, de acuerdo con el
Consejo de Castilla, la obra pía de Pilona con cuatro capellanes,
dos para la enseñanza de Latinidad y Teología moral etc.; y, sí la
fundación vino á menos, ha sido recientemente restaurada por
sus patronos loa Sres. Marqueses de Vistalegre D.a Presentación
de Tineo y Un quera y su esposo el catedrático de la Universi-
dad Central y antes de Oviedo D. José Piernas y Hurtado,
Alies (Valle alto de Peñamellera) debió su cátedra de Latini-
dad desde 1775 al limo Sr. D. Domingo de Mier Trespalacios.
En el Seminario de Primera Educación, establecimiento no-
table y que desgraciadamente duró poco, fundado en 1815 en la
Vega de Bívadeo por el limo. Sr, D. Jacinto Valledor y Presno,
obispo de Osma, y ampliado por D. García Ramón Valledor y
Presno, era cátedra principal la de Gramática latina, continua-
ción de la antigua en aquella localidad de la dilatada obispalía.
Casi ayer fundáronse todavía cátedras de latinidad enTeverga
porD, Antonio González Quintana, que construyó y dotó el Cole-
gio de Fresnedo, y enNavia por D. José Pérez y García, quebizo
otro tanto con el de VÜlapedre* Y en otro orden, pueden citarse
los Seminarios conciliares mayor de Oviedo y menor de Valde-
dios (Villaviciosa).
Como en Asturias, sucedió lo mismo en la provincia de León
ensillos pasados porque su clero creó y sostuvo cátedras latinas
en villas y parroquias principales, y también las casas religiosas
de los benedictinos de Sahagun, monasterio famoso, San Claudio
de León, Espina reda y Montes; los bernardos de Sandoval y Ca-
rroeedo; los franciscanos de León, Sahagun, Astorga y Villafran-
cd: los dominicos de León y Astorga; y los agustinos de Sahagun
yPonferrada y Valderas; los jesuítas de León y Villafranca, con
estudios también de Filosofía y Teología en algunas.
Otras de aquellas enseñanzas debiéronse á los municipios,
fundaciones benéficas y prelados.
— 296 —
En la Bañeza era reputada su preceptoria de latinidad y;
tes de 1624, dotada con 4.100 reales de propios y módicas j
buciones; en Villamanín sucedía poco menos; la San Féli
Torio (Garrafe) con estudios de Humanidades fué fundad
1738 por D. Francisco Gutiérrez de Castilla, abogado de Gi
da, dejando por patronos á los señores Penitenciario y Doc
de León; la de Lois de Salamón lo fué por D. Jerónimo R
guez Castañón en 1740; y ya se mencionarán enseguida lo;
minarios conciliares de León y Astorga, el Colegio seminan
Valderas y el deVillafranca, que tuvieron naturalmente cate
de latín, aquí dos, de mayores y menores, dotadas con 200 y
ducados (1).
Avanzando á esferas superiores de la enseñanza, sabk
que existían también en las antiguas Universidades, mayor
menores, y en Colegios á ellas incorporados, algunas cate
de aquellas materias siguientes á la Gramática Latina, ya
el nombre de Retórica, ya con el vago de Humanidades (Iil
rtíores Htterce) (2), estudios intermedios ó de preparación
1 1 ingreso en las Facultades, comprendiéndose también trat
de dichas materias en la de Artes, que era como Facultad d<
gando orden ó de entrada (3).
A este fin respondieron principales enseñanzas del menci
do ovetense Colegio de San Gregorio ó de los Pardos en el ¡
xvi, también algunas otras monásticas y muy principalm
desde el xvn las del mencionado Colegio jesuítico de San
tías. En unas y otras aulas se formaron maestros y huuu
las distinguidos como el P. Carballo, el Chantre Díaz Mira
Menéndez Carreño, Oviedo y Portal, el erudito González LI¡
etc. La suerte última del viejo Colegio de las becas parda:
poco halagüeña para la Universidad.
En 1815 se reconoció la escasa importancia del estab
miento desde últimos del siglo anterior, y el Claustro univ
Uriose proponía darle más vida y consideración, aumentam
íi> Con un estudio detenido de actas municipales, át Juntas de Beneficencia y de I
cipítida y embrollada desamortización pudieran resultar datos muy curiosos respecto d i
"tras enseñanzas. Trabajo propio será de quien escriba una verdadera «Historia de la I
•n pública de España»
(21 — * Historia de Lis Universidades, Colegios y demás Establecimientos de Eus'múí
/.r/ítña por D. Vicente de La Fuente (Madrid, 1884—1839, tomos lí y IV).
{3) Véanse los Estatutos (llamados viejos! de la Universidad.— Apéndice III.
— 297 —
sueldo del director y genles de su servicio, después del gran es-
fuerzo que había hecho en 1746 reedificando el Colegio, siendo
su Rector y Administrador celoso el Dr. D. Ignacio Menéndez
Valdés. No pudo llevarse á efecto la reforma y, á consecuencia
de la clausura de la Universidad, cesó en 1830 la concurren-
cia de colegiales, aunque no su admisión; en 1836 era Rector
D. Joaquín Benayas, canónigo; y cuando los acontecimientos polí-
ticos de entonces, el ayuntamiento de Oviedo se posesionó del
edificio destinándole á cuartel de Milicia nacional, cuya medida
interina fué aprobada en R. 0. de 10 de Febrero de 1836. Allí
continuaron los Nacionales hasta su disolución en 1844, en que
el Municipio, conforme lo prevenido en dicha R. O., le entregó en
Marzo del mismo año á la Comisión Superior de Instrucción
primaria con destino á Escuela Normal de Maestros. Así las
cosas, el Patrono señor Duque de Berwik y Alba acudió al Go-
bierno quejándose del despojo que había cometido este Ayunta-
miento, alegando inexactamente que sus causantes siempre ha-
bían poseído quieta* y pacíficamente el Colegio; y reclamó su
reintegro y devolución. Entonces se publicaba el plan de 1845
y se proyectaba establecer en él la Casa-pensión, que toda pro-
vincia había de sostener para alumnos internos de Segunda En-
señanza, que fuesen de corta edad, llegándose á levantar el pla-
no y á formar el presupuesto. Mediaron diversas contestaciones
entre el Señor Duque y el Ministerio de la Gobernación sóbrelos
términos y concepto para el destino ó arrendamiento del edifi-
cio, ya para Escuela Normal ó ya para Colegio-pensión; y des-
pués de haber aceptado aquél las condiciones, que se le impusie-
ron en R. O. de 31 de Mayo de 1846 aunque con la de que se le
reconociese como dueño, recayó la resolución de 13 de Junio
del propio año, que malamente se ha considerado como título
bastante para extender los derechos del antiguo Patrono. Enton-
ces, el señor Rector Mata Vigil excitó al procer haciéndole
presente el origen y objeto de la fundación y la utilidad que la
reforma colegial reportaría á Asturias, continuando destinado á
los benéficos fines de la ilustración, y obligándose á que la pro-
vincia sostendría en el nuevo Centro cierto número de internos
nombrados por él, como en representación viva de su patronato.
Nada se consiguió. El Duque prefirió que el Colegio de San Gre-
- 398 -
gorio sirviese de habitación á sus apoderados en
que las oficinas sobrantes se diesen en inquilinato.
Mas era ya apremiante la necesidad de un local p;*ra el
titulo de Segunda enseñanza, que hoy, sin holgura de ningiin
ñero y en extremo reducido, vive en la universidad, confuí
dos los estudiantes d*- ambos establecimientos con muchos
convenientes morales y materiales, a disgusto de lodos
amantes de la Instrucción publica. Pensando en éíh
Sr. Martín Sana llamó ft wfcinen todos los anteceden*
timó una vez mas que no asistía al señor Duque un derecho
caz para retenerle, y en 18 de Marzo de 1860 remití- -
rioridad un luminoso expediente solicitando la revocación
dicha tt. O. de cestón. Apoyado en sólidas razonen j esalarec
do su parecer con ios de la Facultad de Derecho, Cláüs
Instituto, Gobernador civil y Consejo provincial y en no pe
documentos, era de gran peso por el derecho que demostw
Informado favorablemente & esta Escuela, como no se fu
nos^por los Consejos de Instrucción pública y de Estado, nu
se logró resolución definitiva, algunas veces anunciada; sin
se sepa el motivo, siendo unas la justicia y la ley, japlicíod
lo mismo a! pobre que al opulento magnate.
El Fundador todo lo legó * para el Colegio, colegiales, sus
rederos y subcesores* y, no dejando ninguna reserva i
del Patrono, claro estaque el Colegio de San Gregorio debía
para la Instrucción pública como otras muchas erecciones
mejantes, que se adjudicaron á los institutos de Segunda ei
fianza en virtud de RR. 00, como las de 13 do Octubre d
y 12 de Mayo de 1849. ¿Qué hizo la casa patronal cuan I
tado sé incautó del Colegio de San Pelayo de Salamanca, deol
casas y obras pías del Inquisidor, y cuando cesó en su
de nombrar los dependientes de la Universidad de Oviedo?
por suerte, sin derecho demostrado ante los Tribunales \
tudde una declaración meramente gubernativa y poco espite
adquirió la propiedad del Colegio de los Pardos, ¿no traer*
reconocimiento consecuencias para lo porvenir? El Fun<¡
nombro heredero al Patrono, antes bien le dio la carga de ri
por la conservación de sus benéficos legados en favor de la¡
tración de sus paisanos; y asi, ¿quién mejor cumplía la voliui
— 299 ~
del Arzobispo Valdés, el Gobierno estableciendo una enseñanza
ó el Duque destinando el edificio en cuestión á su propio pro-
vecho? Si, considerado como dueño, hizo arriendo con la Comi-
sión de Instrucción primaria, ¿se deduce que era propietario?
¿todo el qué arrienda lo hace en virtud de derechos de dominio?
Estas y mas razones que resolvían en favor de la Universidad de
Oviedo el expediente incoado, quedaron por responder, no obs-
tante ser repetidas veces recordadas á la Administración pública.
Después... previa información posesoria, el Colegio y huerta de
los antiguos Pardos fueron inscritos en el Registro de la Propie-
dad de Oviedo á favor de los Sres. Herederos de la casa ducal
patronal en 1874 y 1893, y el Claustro perdió ya toda esperan-
za (1). No mucho después los herederos de Alba vendieron huer-
ta y edificio colegiales en crecida suma (¿á qué referir más deta-
lles?) y el nuevo dueño derribó Colegio y dependencias, vendienr
do otra vez el extenso solar con destino al suntuoso Banco As-
turiano, que allí se levantó por encima y frente ala Universidad.
Antes, deferente á una indicación mía, donó al Claustro las sen-
das piedras con el escudo arzobispal-universitario y la inscrip-
ción de. la erección, que el Rector Sr. Aramburu dispuso colocar
en el ingreso de nuestra Escuela cuyos miembros tanto hicieron
por la casa becaria. El timbre heráldico y el epígrafe se sal-
varon de ser picados y aprovechados para manipostería; allí
están, y parece que repiten y recuerdan aquellas palabras que
mano desconocida trazó en un documento antiguo del Archivo:
«Estas son las buenas obras que debe la Universidad á los
Patronos».
Y prosigo ahora con las comenzadas noticias de enseñanzas
secundarias.
Campomanes se ensayó en su juventud poniendo cátedra de
Humanidades en Cangas de Tineo, que todavía sostenían en
1796 las monjas dominicas de aquella villa (2).
En la ciudad de León tuvo la Compañía de Jesús afamado
Colegio desde 1572 á 1767 con cátedras análogas á las oveten-
fi; Archivo déla Universidad. — Testamentaría del Arzobispo Valdés. Folios 7, 37, 43, 45,
4<>. 75i >' 354.— Claustros de 7 de Octubre de 1776, 24 de Octubre de 1787, 11 de Abril de 1796,
3 de Septiembre de 1715, otros y el de -28 de Abril de 1895
—Véase pág. 29.
{2) Véase pág. 100
— Zoo —
ses de Primeras letras, Latín, Humanidades y Teología 1110
bajo el conocido método de Raíiú Studiovum, Según las «C
las ánnuas» fué notable el número, calidad y adelantos de '
colegiales leoneses, y allí fueron sabios maestros los VV. Líaea
La Puente y los PP. Salazar y Lugo,
En la misma provincia fué notorio el Colegio sominn rio
San Mateo de Valderas, fundado en 1737 por el carmelita ¡
Mateo Panduro y Víllafañe, Catedrático de Salamanca, Califi
dor de la Suprema Inquisición y Obispo de Poparan (Col o mi)
y de la Paz (Solivia), que lo dejó encomendado á los patror
mayorazgo de Villoría de Orbigo y párroco de San Claudio
aquella Villa, Tuvo cátedras de Latinidad, Matemáticas, Filo
fía y Teología dogmática con becas de gracia para parienl
otras de oposición y de preferencia para los pobres pilón
Valderas y del Obispado. Fernando VII le agregó primei
Universidad de Valladolid y después á la de Oviedo.
D. Gaspar de Robles, vecino de Villafranea, costeó allí á
nes del siglo xvi un gran edificio, que donó con todoa sus i*
nes á la Compañía de Jesús á fin de establecer escuelas
ría, de Latinidad y de Retórica, para pobres principalmente,
nombró patrono al mayorazgo de los Cayanesde Gorullón. Cus
do la extinción de los Jesuítas, tuvo diferente organización
1769 como Seminario de Educación con las cátedras de Laüi
dad, comprendiéndolas Humanidades Se daba a éstos díferer
extensión en los varios centros de su enseñanza tendiendo a i
cluir materias comprendidas hoy en la Segunda.
Al tratar Carlos III en 1768 de los Seminarios, reunía ■
éstos los estudios de Latín, Humanidades y Ciencias con ciai
independencia del establecimiento conciliar y con carácter inü
medio ó de genera! cultura; y lo mismo aconteció en 17H(> al i
organizarías cátedras de Artes de Salamanca (1).
Dicho queda en la primera parle el carácter movido de l
aspiraciones y cambios del siglo xvni en todos los órdenes
la vida antigua y principalmente en enseñanza.
En Asturias no tuvo desarrollo la do las Matemáticas, que
perspicaz Doctor Asiego deseaba para su patria cuando la fu
ti) Ley *.* ut, U libra I y ley it til VIII, lik VUI d* u Nina, K m
— 3ci -
dación de la Universidad; y, en lo general, no dio frutos extraor-
dinarios ni tuvo también gran preferencia en otros Centros,
antes se la miró con recelo hasta bien entrado el pasado siglo (1)
aun después del empuje en la reforma de la Universidad por
Campomanes y de la notable fundación gijonesa de Jovellanos.
Desde 1754 se pensó en esludios de Agricultura. Pedía el be-
nemérito Regente Sr. Gil de Jaz que se fomentase; en 1759 la-
mentaba la memorable Junta General del Principado los muchos
males por la emigración de mozos á Castilla y lo crecido de
los tributos, pidiéndose informes á la Coruña; en 1774 se pensó,
como remedio principal, en Academia y cátedra agrícolas alis-
tándose como académicos el Regente, varios diputados, docto-
res y personas notorias de la provincia; y, como siempre, se pi-
dió al Conde de Campomanes formase las Ordenanzas después
de recibir con aprecio su innovador y útilísimo libro de la «In-
dustria popular». Tan laudable idea, que había de desarrollarse
en la Universidad con estudios elementales y populares, no lle-
gó á realizarse, como en 1822 la cátedra de Agricultura de la
Vega de Rivadeo, que había de trasladarse á Oviedo igualando
al catedrático D. Ramón Reguero á los de las Facultades (2). Si-
guieron después proyectos varios de Granja agrícola, Estación
agraria, Cabana modelo etc., en la Sociedad Económica, Conse-
jo provincial de Agricultura, Industria y Comercio, y en la pren-
sa, y, no realizados, asi se resienten de rutinarias y atrasadas las
labores en nuestros valles y montañas, si bien el estudio agra-
rio se va abriendo lento paso modernamente en escuelas prima-
rias, secundarias y normales, como ya se verá.
El proyecto de cátedra de Historia queda referido (3), é indi-
cado el pensamiento de Academia de Dibujo y Perspectiva, que
ideó la Junta General desde 1775 y consultó, cual era costum-
bre, con el hijo insigne de Tineo, siguiendo gestiones hasta
1787 por comisión del conde de Peñalva; pero la realización se
1 1) Véanse páginas 36, 94, 112, 160 y ¡jo.
(2) Id. pág. 96.
—Archivo de la Diputación provincial.- Juntas de ir de Junio de 1754, 28 d» Abril y 28
de Juliu de 1769; Diputaciones de 27 de Mayo, 30 de Junio y 14 de Julio de 1774; y Juntas de
1$ de Julio de 1775, 10 de Enero de 1776 y xó de Febrero de 1777.
—Archivo de la Universidad.- Claustro de 11 de Octubre de 182a.
(31 Véase pág. 95.
— 302 —
debió á la iniciativa particular del pintor Sr. Cónsul tres ai
después (1).
Ciertamente que con la expulsión de los Jesuítas se resir
la enseñanza de Humanidades, pues los maestros que los re<
plazaron apresuradamente no podían en su mayor parte com
tir con aquéllos en conocimientos, asiduidad y práctica; p
con los bienes y rentas se dotaron no pocos estudios y se cr
ron otros, como el Real Seminario de Vergara en 1701* (p
mi de inolvidables recuerdos porque cursé en sus aulas y c<
gio de internos). En remedio de Asturias vino con cdo y sabi
ría el célebre ministro y siguieron incesantemente los benefie
y protección del Gobernador del Consejo de Castilla. Asegí
la cátedra de Retórica y Poética; ensancháronse otros estud
con miras y conceptos nuevos, cual en los proyectos de H
por el Sr. Diaz Miranda (2), oficial y privadamente; y de esta d
ñera comenzó el estudio de Lengua francesa. Hasta bien i
trado el siglo xix, no fué muy común el conocimiento de
lenguas vivas extranjeras, y ninguna su enseñanza. Para
Hospital de Peregrinos ó de San Juan de Oviedo tuvo el Cal
do Catedral confesores, que hablaban francés, italiano y «al;
ñas otras lenguas», á quienes, según acuerdos de 1684, so
gratificaba con 50 ducados, 6 fanegas de pan, habitación, can
leña, estipendio de misas, médico y botica. En 1699, por <
función del Licenciado Riaño, que desempeñaba el cargo, te i
licitó el Licenciado D. Bernardo Lameo, natural del reino de
landa; en 1729 hizo otro tanto D. Francisco Povisor, natural
Rohan, que conocía varios idiomas; y en 1761 el Cabildo esc
bió á Madrid, Salamanca y Santiago para traer un clérigo
lenguas francesa y alemana, á quien se le darían 200 ducadi
casa, leña y demás conveniencias. Kn 1783 tenia el benefi*
D. Nicolás Trelles, asturiano, mencionado por el docto vía
ro inglés Townsend (3). En 1784 ya había en Oviedo enseñan
particular de Lengua francesa, según certificados de mérito;
(i) Archivo déla Diputación provincial.— Junta de 15 de Julio di* 1775 y Diputaciout
10 de Julio de 1780 y 17 de Febrero de 1783.
(2) Véanse páginas 95, 117 y 119.
(3) Discurso en la apertura del curso de 1902 á 1903 cu d Seminario conciliar de Ov.
por el Dr. D. Arturo de Sandoval, canónigo etc. (Oviedo, 1901),
—Véanse mis Estudios asturianos ó Carta/u ?y os d" .hittri<rtr (Oviedo, iSflft,1,
— 303~
servicios académicos; en 1788 Mr. F. Affre era el director de
una «asamblea» ó academia; y en 1799 lo acredita el malogrado
Dr. Vega, uno de los jóvenes que asistían á la enseñanza «de un
francés de mérito» establecido en la capital. Los eclesiásticos y
otros emigrados de la Revolución de Francia, se establecieron
en casas acomodadas ó fueron protegidos por el Sr. Obispo, y
ellos difundieron no poco y ayudaron á la enseñanza del fran-
cés, como el ilustrado D. Francisco Barthelemy, entre otros,
huésped de D. Francisco Caveda en Villaviciosa, donde á éste y
á su hermana D.a Rita, escritores, al médico Madiedo y á mas
enseñó lenguas francesa é inglesa, haciendo en Gijóu otro tanto
D. Juan Lesparda, escogido para Bibliotecario y maestro de rudi-
mentos de estos idiomas por el gran Jovellanos cuando promovió
las aulas gijonesas; y allí el insigne patricio dio breve tiempo
lecciones de Francés (1). El conocimiento del inglés fué mas ex-
cepcional y tardío, aunque en algunos puntos supieron adquirirle,
como cosa extraordinaria, algunos jóvenes estudiosos, cual el
después célebre D. Agustín Arguelles en Rivadesella.
Mencionada queda la carta del catedrático ovetense Dr. Pra-
do al Fiscal del Consejo Sr. Pastor en 1795, que refleja el estado
de los estudios de Artes entre nosotros, á tenor del plan de Cam-
pomanes, y se manifiesta que en 1790 «mandó el Consejo que en
esta Universidad, á ejemplo de la de Salamanca, se enseñase el
curso de Filosofía por el autor más análogo, para mejor instruc-
ción y progreso de las Matemáticas y Medicina, cuya orden aún
no se ha cumplido, sin embargo de haberse pedido su observan-
cia por un graduado». Dichos están también los consejos de
Jovellanos al mismo Sr. Prado y el discurso de 1797 del Doctor
Vega, este pidiendo plan de estudios más en consonancia con
aquellos años en que terminaba el siglo xvm y nacía el xix (2).
Ya en este, aunque no planteado por consecuencia de la
guerra inmediata, el plan de Caballero en 1807 daba orden y
regularidad á la enseñanza y más importancia á los estudios
matemáticos y físicos. No se realizaron por causas bien sabidas
los grandes propósitos de los legisladores de Cádiz en materia
de enseñanza é instrucción públicas; y, cuando la reacción, quedó
itl Véase mi Discurso necrológico: D. José Cavcda y Naves. (Oviedo. x88a).
la) V<'*anse páginas 120 y siguientes y 154.
- JQ4 —
archivado i ! proyecto do plan de 1813 debido pri napalm
coronado Quintana que, antre otras reformas, prov
Universidades de provincia para estudios de Segunda Bi
fianza o, cuya deficiencia antigua señaló en el nota!
bulo. Se retrocedió al pían de I77í en Oviedo, ó ño\
rieron los PP de Jesús a su Colegio de Sari
en 1815 se restableció la Compañía en España, que i
cfsmO habían mejorado, merced a. su extendida organizad
métodos de enseñanza en relación con los progresos de la
fias y letras, A sus cátedras de otras localidades acudió tsui
rosa juventud, ^ran parte de ella distinguida después
formas políticas contra loque esperaba el receloso y rutin:
gobierno de Fernando VII, que los buscó entonces para í.*alü£
de lo pasado y firme oposición a novedades.
Expresión pedaf lovimieoto libeml de 182<
piando 1H¡>1, basado en muchas partes en el proyecta d«
intentandb de nuevo las I Diversidades provinciales, Hal
dos Universidades en Oviedo, la antigoa 6 I Diversidad de Efl
nansa Tercera j |a de Segunda Enseñanza; ésta
Gramática castellana y Lengua latina; a, CrOnoloj
Literatura é Historia; Matemáticas puras, Física, Química, Mi
ralogía y Geología, Botánica y Agricultura y Zoología; I
Gramática general, Economía política y estadística, Moral y
recbo natural, y Derecho político y Constitución; y debía tei
además Biblioteca pública, escuela de Dibujo, laboral
Química, gabinete de Física, de Historia natural, de productos
dustrialcs y Modelos de maquinas, Jardín botánico
tinado para la Agricultura práctica.
El progreso iniciado era grande y acertados loa métodos
enseñan/a: pero se paralizó el movimiento con reacción ini
diata y su plan literario de estudios ó arreglo general de 1^
que, aparte de su rigorismo hasta ridículo y de pobres y aira
das disposiciones en algunos puntos, tenía preceptos
por encima del fanatismo e intransigencia que le dictare
Humanidades y Lenguas anunció próxima reforma, aunque
galo mientras tanto la Gramática latina *en castellano» por
franciscano P. Carrillo, la Poética de Sánchez y la B
P. Colonia, así como parala mermada Filosoíía loa libros
— 305 -
P. Jacquier y Guevara. Enseguida apareció el «Reglamento ge-
neral para las Escuelas de Latinidad y Colegios de Humanida-
des de 1825», limitando aquellas, bajo la intervención de la Aca-
demia greco-latina, y señalando las materias de los segundos:
Primeras letras y Latinidad; Lógica, Metafísica y Etica; Historia,
Geografía y Cronología; Literatura ó arte de hablar en prosa y
verso; Lengua griega; Matemáticas puras; Historia natural; Física
y Química; Lengua francesa é italiana; Dibujo; Música, Baile y
Esgrima (1). El cuadro era bueno; pero no así el desarrollo y su
práctica, pues entonces y en años después se confundieron y
entreveraron en Instrucción pública, así el deseo de acierto y es-
píritu filosófico positivo y expansivo á veces, como las pasiones
políticas, la persecución, las impurificaciones y un retroceso in-
comprensible en magisterio, métodos y libros de texto.
Muerto el tristemente notorio Fernando VII, ya en los prime-
ros y bonancibles días de la Reina Gobernadora por Isabel II,
el Ayuntamiento de Oviedo ayudó á la deseada reforma de los
estudios públicos facilitando aulas para las enseñanzas de Geo-
metría, Mecánica, Química y Delincación que, de acuerdo con el
Real Conservatorio de Artes y su director D. Juan López Peñal-
ver, planteaba la Sociedad Económica de Amigos del País de
Asturias. Fueron enseguida los elementos con que se pudo des-
envolver mejor aquí el plan de 1836 debido al procer ministro
autor del «D. Alvaro» (2i. La «Instrucción secundaria pública»)
se dividía en elemental y superior; aquella en establecimientos
que denominaba «Institutos» (constitución, regla que prescribe
formas y métodos varios) como D. Gaspar Melchor de Jovellanos
había llamado al «asturiano» en Gijón, obra de más felices di-
recciones que debieron continuarse para el renacimiento de la
nación; y la suparior extendiendo las materias elementales con
más rudimentos de las políticas. El plan del Duque de Rivas
nació y murió; no se plantearon en Oviedo los dos Institutos,
que aquí correspondían, ni en León el elemental, mientras la
(i) Fn la Impccción general, creada en 1826 figuraban los asturianos D. Juan Tinco y don
Gabriel de Hevia y Noriega.
- Historia filosófica de la íjtsti uaicn publica d? £sfaña porD.J. M. Sánchez de la Campa.
(Burgos— 1874) Tomo II.
(ai Véase pag. 183.
(3! RR. OO. de J2 de Abril de 1843 y 14 de Octubre de 1844 de los ministros Srcs. To-
rres Salonot y Marques de Peñaflorida.
— 3o6 —
fundación gijonesa, ya desfigarada, sufría protunda crisis.
segunda enseñanza, se dijo en el Arreglo provisional del inie
año de 1836, que se conoce con el nombre de Filosofía en
Universidades, se distribuirá en tros cursos académicos*. D
nueve años el llamado «arreglo» en los también llamados Ir
tutos, favoreciéndolos á expensas de los alumnos externos
Seminarios conciliares, donde, decía la disposición oficial,
por aferramiento á sus antiguos estudios escolásticos, ya por
ta de medios, no se enseñan con la debida latitud las cien*
físico-matemáticas en que se hace consistir ahora principalme
los estudios filosóficos»; y determinaba masías enseñanzas c
forme al dicho Arreglo (1). Véase nota 3 de la página anterio
A la nueva organización se oponían los obstáculos trad*
nales y viejas preocupaciones de siempre en favor de los se
lares estudios universitarios; pero Jas autoridades provincia
trabajan por establecer y organizar de acuerdo con losReclOi
los nuevos Institutos de Segunda enseñanza, corao lo ges
naron en Oviedo y León los jefes políticos D. Juan HuízCernií
y el asturiano D. Francisco García del Busto.
El plan de 1845 fué la piedra fundamental donde descaí
para lo sucesivo la Enseñanza secundaria, pues todo cuanto
hizo después fué en relación con aquella memorable obra
primer Marqués de Pidal, secundado por el Sr. Gil y Zarate
Los Institutos eran de 1.a clase ó superior con la Segunda en
ñanza elemental y asignaturas de ampliación; de td.6 clase ó í
mental; y de 3.a ó con esta incompleta. El cuadro original ce
prendía cinco cursos con eslas malcrías distribuidas en una ó
más asignaturas: Gramática castellana, Lengua latina, Cale
aritmético, Geometría, Geografía, Mitología é Historia genei
Moral y Religión, Historia de España, Lengua francesa, Aritr
tica, Algebra y Geometría, Física, Química é Historia natura
Dibujo (éste como voluntario). Todo este cuadro fué variandi
través de frecuentes reformas.
El Instituto de Oviedo fué entonces superior por las en
ñanzas universitarias de la Facultad de Filosofía de que dep
dio, en virtud del plan de 1845, hasta 1817» en que ya tuvoexist
\2) Véanse páginas 189 y 192.
3m
— 307 —
cia oficial separada de la Universidad, principalmente desde los
Reglamentos de 1858 y 1859, bajo la dirección del bondadoso é
inolvidable D. Ángel Paez, después canónigo, llamado en Oviedo
popularmente «D. Angelín». Siguió las vicisitudes y organiza-
ción de todos los de su clase de España, quedando á cargo de la
Diputación provincial en 1866 y volviendo á la del Estado en
1886, aunque la Excma. Diputación provincial siempre satisfizo
su contingente con la mayor exactitud, acordando también la
elevación de sueldos en 1877 á tenor de lo antes dispuesto por
el ministro señor Echegaray.
Fué adquiriéndose el material de enseñanza necesario, pri-
mero aprovechándose del de la Universidad y después teniéndolo
propio, pues el ministro Sr. Pidal atendió con interés á la Escue-
la y á las peticiones del Rector Sr. Mata Vigil. Suprimidos que
fueron los estudios de la Facultad de Ciencias, pasaron al Insti-
Vwto sus gabinetes de Física, laboratorio de Química, museo de
Historia Natural y Jardín Botánico (1) desde 1861 y creándose
los de las asignaturas de Geografía y Matemáticas (en éste se
conserva un eclímetro que perteneció al célebre arquitecto don
Ventura Rodríguez) todos lentamente con pocos elementos y al-
gún donativo hasta 1877 en que se obtuvieron no pocos recur-
sos con los derechos académicos creados por el ministro Conde
de Toreno. Lo mismo aconteció con la Biblioteca especial,
creada en 1862, y acrecentada desde la indicada fecha de 1877.
Tuvo en 1885 el establecimiento un donativo importante remiti-
do desde Jaén por el docto asturiano Comandante de Infantería
retirado Sr. D. Elias García Tuñón y Bernaldo de Quirós, acadé-
mico correspondiente de la Real de la Historia y autor de esti-
mables trabajos de erudición, compuesto por un monetario for-
mado por 21 estuches conteniendo: varias monedas antiguas en
su mayoría de cobre y algunas de plata; una pequeña estatua de
Mercurio, en un pedestal de bronce; un alfiler romano; dos pen-
dientes celtíberos; un cuchillo; un broche romano; dos sortijas,
una de plata y otra de cobre; dos platillos de barro; dos esta-
tuitas; un hacha de bronce; tres hachas de piedra; dos medallo-
nes de cobre con busto; un brazalete; un lacrimatorio; una es-
(x) Véanse páginas 2x4 y siguientes.
- 3°8 —
tatuita muy antigua de piedra; una base de alabastro fioam
calada; y una cimera de casco rom ano.
Los Estudios tuvieron aquellos aumentos, reducciones y a
paciones (pie dispuso la variable legislación del ramo. Por b
tiempo tuvo enseñanzas del Magisterio primario en 1867: se?
la cátedra de «Fisiología é Higiene» en 1868; la de «AgrícuItJ
en 1870, formándose desde entonces un gabinete agronón
en 1893 la asignatura de ^Gimnástica higiénica» tan conver
te y que no lia tenido local y medios que necesita; desde el
mo año sucedió otro tanto con la de ^Dibujo*, que ante
daba en la Escuela provincial de Bellas artes de la capital; y,
último con acuerdo de la Diputación provincial se estableció
tes, en 1889, la enseñanza de la Taquigrafía, que duró va ríos ¿
y debiera volverá rcstablccerío.
El EL D< de 1901 del Ministro Si\ Conde de Romarn
transformó al Instituto en ¿General y Técnico» con las va
enseñanzas, que dilataron el campo de la instrucción secur
ria con algunas novedades aceptables; pero no dotadas te
con los recursos y elementos que se necesitan, Por este le
fallas de base y medios, flaquean y mueren muchas reforn
Aquellas fueron: 1.a Estudios generales de letras, arte
ciencias con cuyos conocimientos se obtiene el titulo de Bai
11er, de prel ación para del ei minados estudios superiores;
Estudios elementales y superiores drl Magisterio de 1.a i
señan ¿a; pero las Escuelas de Maestros y Maestras conserva
su unidad orgánica; 3.*: Estudios elementales di Agricuitu
para la obtención Jcl título de o Práctico agronómico* y «Pe
agrimensor*; La: Estudios elementales de * Industrias, en
dos los Institutos; para obtener el certificado de * Práctico ind
trial», necesario para el ingreso en las Escuelas superiores
Industrias de varias localidades; o,n: Estudios demoniales
Comercio^ para obtener el diploma de «Contador mercantil
de ingreso en las Escuelas superiores de Comercio de varias lo
lidades; 0.a; Estudios elementales de Bellas Artes, necesai
para entrada en las Escuelas Superiores de Bellas Arles y
las Superiores de Artes industriales, de diferentes localidad
y 7.a: Estudios (confeiencias y clases prácticas) en e.seue
elementales nocturnas para obreros.
wm*
— 309 -
La situación económica del Institato ovetense fué siempre
desahogada. Los ingresos en 1857 fueron: 9.200 pesetas pro-
ducto de matrículas y títulos, 14.002'98 por consignación del
Estado, total: 23.202'98; y los gastos del personal importaron la
misma suma. En 1881 fueron los ingresos, 15.624 pesetas por
matriculas y títulos, 4.835*50 por consignación, de 24.453 por
la de la Diputación provincial, haciendo un total de 44.912J91.
En su último presupuesto del 1902 importaban los «Ingresos»
79.204'5O pesetas, descompuestas en las siguientes cifras:
En papel de pagos al Estado 23.013 ptas.
En timbres y pólizas de todas clases. . . . 4.114 »
En metálico 52.137'50
y, es de advertir, que la subvención de la Diputación provincial
ascendió á 37.370'50 pesetas.
Los «Gastoso importaron 74.494 pesetas, descompuestos en
las siguientes sumas:
Personal: por sueldos, quinquenios y gratifica-
ciones del académico y sueldos del adminis-
trativo 69.894 ptas.
Material de Enseñanza 3.650 »
Id. de oficina. 950 »
Dichas sumas se prestan á no pocas reflexiones.
Sigue el Instituto de Oviedo careciendo de local propio y
ocupa parte del edificio de la Universidad: en la planta baja tres
aulas, cuatro para las enseñanzas de Geografía é Historia, Len-
guas, Matemáticas y Dibujo y otra para Gimnástica, todas redu-
cidas y la última oscura y sin condiciones higiénicos; en la
planta principal, dos para Física y Química, Historia Natural,
Agricultura y Técnica, como los Gabinetes en común con lá
Sección Universitaria de Ciencias; y sigue la sala de Juntas
de Profesores, Dirección y Oficinas de Secretaria, todas habita-
ciones de paso excepto el reducido despacho del Director. Uno
y otro día, durante mas de medio siglo, se ha reclamado contra
esta situación antipedagógica en todos sus conceptos. El Recto-
rado, la Dirección del Instituto y la Prensa representaron ince-
santemente contra esta situación insostenible, después que en
mal hora el Estado cedió á la propiedad particular el Colegio
universitario de San Gregorio de los Pardos con su huerta, si-
— 3»'
líos donde debieron establecerse el Instituto y Colegio de»
proyectos do 1846. La Superioridad dictó diferentes RB
disponiendo la separación de los dos Centros de ens<
guicron las gestiones, bobo proyectos, se pensó en los palacio
tenses del Duque del Parque y Marqués de Vista Alegre, qn
m enage&aron por módicas sumas; y últimamente se trató de
onvento de Sanio Domingo con acuerdos del Obispado, D
pulaciún provincial y I kn turado; perú la cuestión sigue sin rt
solver, si bien, cuando escribo estas páginas, se habla de ante
proyectos que tienen en estudio celosos representantes de la Pro
Viuda. Condenso en breves líneas el trabajo y los do< OC
naces de t&ntoa B0OS, mientras en capitales y localidades d
008 importancia que Oviedo y de Instílalos, que no alcanzan íí
matricula y significación Sel ovetense, ya se batí íevantai
demos y amplios edificios dedicados a la Segunda enseñanza
aun donde no habla los inconvenientes morales, mal
económicos que en este punto se tocan todos los días en la Cá
pital de Asturias con la confusión y eslrefehez de la Un i ve i
é Instituto y de .sus alumnos. Urge, y cada día más, resolver la
cuestión, pues no se comprende como no se ba solucionado ana
aspiración tan constante y justa (1)*
¡l\ Instituto ¡trocí aria I de Segunda enseñanza de l
debe su origen a las gestiones que en 1846 llevaron á caliólos
Excelentísimos Srcs. D. Juan Píñan, TX Segundo Sierra Pain-
Me\\ diputados ft Corles y Senadores, que fueron lujos amantes
de su provincia, y del celoso funcionario provincial D, Jof
(i) Pnra ma» noticia» relativas til Instituto provincial de Oviedo deben tef can.uli
tMrmorfdj y fitmiat •ttMftltfs
L¿t* de if^.j^-,, i píirr- ñi ¡ -= tKAi -6* ; ^= rS6» 63; -t8G^64;=T&Si-
i ¡v'.; í..&;^í8ó8-6u y 1870-71 por el Directo i I'. Rstfoel Oitíi frfoaiuffei ia.
La* de 1871-7^— 1B72-73, =^873-74. = 187^75*=/ 1S75 •?'.' por cJ Secretario D, Ulpfamü¿
HÜ.-7- Calderón*
I.i dt 1676*77 par el Serreta río I>* Juan Ljn¡r»ip*>
I 14 de 1877 78: -T678-7y ;^ 1879-80;^= iB&o-Si.— 1881 Sa;— iBSa 8 jtz=:i 883*84;— i* ¡
TBBseÉ;=iB86 87;=7»S87'-íl8i— 188889;= j8B,j 90 ¡=iE^d r el' Sccrct,,
1 ajÍI < 3ont¿lea Fradtí.
La de iBfla-93 por el Secretario D. jo-¡é María Cn-i¡lhi.
1 ti de iSy3-94;^:i8^ 95;=í895 96.=i8oé-97;^i897 98,— y 1B98 99 por D. Lui* M
Ij de rH 1^900 por D. Marcelino I iraáiMUí y 1 tninéti.
Y la a de 1900 fl p»r O 1 fanciüco J. t}.irr¡e»>
Son muy 00 m pitia* Us de 18 60 Oí por el Sr. ¡JUi Monasterio y la* de r
- 1 Si GüOiáJes r radei,
mi lÚtínu k pirUi idice un interesante trabajo acerca del Grifmpd
fk> tff ¿>S rtítti.n'ii Eitlufreí iff S?£tártJ,t fHU&mtZQ fti el í raí Unto ftf L>PttH» por
Quito ,
A continuación di lai Mtméria* se publican [01 dalo* de la E*t:ición metearoltigjcji ,
Salmean, CemcLo, Fr,idut Méndc*, ele.
-3H -
cobar secundadas por la Excma. Diputación provincial, el Muy
Ilustre Ayuntamiento de aquella capital y el Jefe político don
Francisco G. de! Busto.
La memoria de este hecho se perpetuó en lápida de blanco
mármol en que se lee la siguiente inscripción:
Al patriotismo y al celo [lustrado
con que nhocurarojí la apertura de este instituto
los señores
Busto — Pijíak — Escobar,
año 18Í6, Segundo Sierra Pambley.
El día 10 de Octubre de 1846 se verificó la inauguración
bajo la presidencia del St\ García del Busto con asistencia de
las autoridades y corporaciones- El acto tuvo lugar en el Semi-
nario Conciliar de San Froilan y el Claustro de Catedráticos era
compuesto de los Sres. D. Francisco del Valle, religioso domini-
co, canónigo que fué de la Iglesia Catedral, natural de aquella
provincia y reputado humanista, D. Aquilino Rueda, D, Domin-
go Alvarez y D. Natalio San Román, encargados respectivamen-
te de las asignaturas de Retórica y Poética, Matemáticas, Latín
y Religión y Moral, únicas que en aquel curso se plantearon (1).
Organizadas estas enseñanzas, según el sistema entonces vi-
gente, se instalaron sus aulas en la planta baja del edificio mo-
numental de San Marcos, ex-eonvento de Caballeros-canónigos
regulares de la Orden de Santiago, Allí continuó el Instituto
hasta 1855 en que se trasladó al ex»colegio de PP. Escolapios,
por gestiones y medidas del limo. Sr D. Patricio Azcárate, Go-
bernador de la provincia, hijo también de León y bien conocido
cu España como político y escritor
En el decurso del año 18Í7 al de 1848 completáronse los
estudios del Bachillerato, nombrándose los profesores para dar
la enseñanza de las asignaturas de Geografía é Historia, Fran-
ees, Psicología, Lógica y Ética, Historia Natural, Física y Quf*
mica. En 1859 se inauguró la de Dibujo lineal y de adorno
Creación debida á la iniciativa de la Junta de Instrucción públi-
ca; también entonces la Excma. Diputación provincial consignó
en sus presupuestos la cantidad necesaria para elestablecimien*
(j ( Xüilciaí que debo A b atención del aqttin] Director Sr. Diní-Jímcnc*.
- 312 -
to de un cátedra de Agricultura, enseñanza que, con el nomb
de ('Nociones teórico prácticas de Ajirienlhira, eomODZO a dar
en Abril de 1860; y al año siguiente», aparecieron consiitmd
los estudios periciales para la obtención del título de AgrímetUK
Fué de sentir la desaparición de estos estudios en Is71.
El Instituto leonés tuvo las vicisitudes y vari
demás de su «lase en España* y la Escuela elemental de
Industrias, agregada al Instituto por gestiones del Diputad
Fernando Merino* entusiasta leonés, ceso recientemente en L90
Posee no escaso material científico; los Gabinetes de ;
nina é Historia Natural se enriquecieron con tus aparato)
objetos que fueron de los PP. de la Compañía de Jesús y de i
Seminario central, establecido en San Marcos, que el Gobíen
provisional concedió en 18f¡tt al Instituto, y con los que
prOCürfl principalmente por las disposiciones del Ministro Tm
DO de 1877. También tiene los útiles concernientes á b
fianza de Matemáticas, Geografía é Historia con lo mas indi
pensable para una sólida instrucción; y desde el dicho año d
1S77 funciona un Laboratorio químico asneóla La Es
meteorológica dala de 18&G, y en 1874 comenzó la Bibliotí
pecial del Establecí miento.
La situación económica de éste desde su fundación
prende de los siguientes datos:
En 1818 el producto de matrículas, grados é incorpora
ascendió á 3,095 pesetas y el arbitrio de un real en
de sal tque se aplicaba entonces) a 8.161*25
11. 256 '2 6; los gastos fueron 18 158 pesetas por personal
$29*50 por material, total 18.880*50 pesetas, resultando un áí
ficit de 7.624*25 pesetas cubiertas por la Provincia,
En 1H75 los ingresos fueron: existencia di .mterio
>; pesetas, 1.124'oü por matrículas y grados y 31*020 si
plidas por la Diputación provincial; los gastos ascendí*
82 250 de persooal, 3.18975 de material, total 8
quedando de existencia para el ano siguiente 513'
seta
El presupuesto de 1901 de la última Memoria publicada eoífl
prende «Ingresos» por 81,876*37 pesetas, sumadas las siguiente
cifras;
— 313 —
En papel de pagos al Estado 26.092 ptas.
En timbres y pólizas 2.260 »
En metálico. . , 53.524'37 t
Siendo de advertir que la subvención de la Diputación pro-
vincial ascendió á 37.803 pesetas.
Los gastos ascendieron á 54.264'77 pesetas por los concep-
tos siguientes:
Personal académico administrativo . . 49.920*57 ptas.
Material científico y oficinas 4.344'20 »
Quien deseara mas datos del Instituto de León podrá con-
sultar las excelentes Memorias anuales publicadas por su Di-
rección y Secretaría (1).
En el capitulo siguiente se ha de tratar con toda la extensión
posible en estas páginas de la por siempre memorable funda-
ción de Jovellanos, y ahora solamente se comprenden aquí bre-
ves noticias del moderno Instituto de Segunda Enseñanza
de Gijón, establecido en el antiguo «Asturiano» de caracterís-
tica y diferente significación. Cuando en mal hora se cerraron
las apenas abiertas cátedras industriales de la Escuela gijonesa,
se pensó en aumentar enseñanzas y el Rector de la Universi-
dad, jefe del distrito, y el diputado á Cortes Sr. Cápua gestiona-
ron á tal efecto. Propuso el primero así al Ayuntamiento de la
villa como á la Dirección, crear cá lo menos un Instituto lo-
cal y legalizar la situación de aquella Escuela en lo respectivo
á los Estudios de Segunda Enseñanza y Aplicación», para que
«con mengua de la época y mucho más de aquella población
no desapareciese hasta el último vestigio de la benéfica institu-
ción con que honró á su pueblo el insigne Jovellanos». Hubo
dificultades económicas por parte del Municipio y de la Diputa-
íi) Las de los cursos 1858-59 y 1859-60; — i86o-6i;s=x86x-6a;— 1862-63 y 1863-64 por el Di-
rector D. Aquilino Rueda.
Las de 1864-65;=/ de 1865-66 por el Vicc-Director D. Romualdo Tcjerina.
Las de i86ó-67;=i867-68; = i868-69; — 186970 y 1870-71 por el Director D. Vicente Andrés
y Andrés. -
Lai de i87i-7a;=y 187273 por el Secretario D. José de Castro y Pulido.
Las de i873-74;=i874-75; = i875-76;=i876-77;--i877-78 (con discurso del Sr. Gobernador
Civil D. Ricardo Puente y Breñas i ;=y 1878-79 por el Secretario D. Policarpo Mingóte.
Las de i879-8o;=y 1880-81 por el Secretario D. Hipólito Casas.
Las de i88i-82;=y 1882-83 por el Secretario D.Juan Eloy Diaz Jiménez.
Las de 1883-84; -i884-85; = i88s-86; -1886 87;— 188788;— 1888 89;=i889 9o;=x89o-9i;=
1891-9?;— y 1892-93 por el Secretario D. Valentín Acevcdo Calleja.
Las de 1893-94 ;— 1 894 95;-^i89596;^=iS96 97;— y 1897-98 por el Secretario D. Pedro Ga-
lapo.
Y las de x899-9oo;=iooo-oi;^=x9oi-oa;=:y 1902-03 por el Secretario D. Felipe de la Garza.
- 3¡4 -
ción provincial para aumentos de cátedras de Enseñanza gen*
ral ó secundaria, estableciéndose, por último, con escaso seta
to los dos primeros años ó cursos de ésta, no sin que el Directo»
Sr. Menéndez Duarte (uno de los primeros alumnos de aquel1
ilustre Casa, muy querido del Fundador por sus aventajada-
disposiciones y maestro allí participante de todas las vicisitud*
que entorpecieron la marcha progresiva del Establecimiento i
manifestase su oposición contraria a estudios ede poca utií
para los ramos de riqueza que está llamada a desarrollar ¿Uffi
rías*, sin compensar también el sacrificio que al pueblo se ío
pusiera, mientras prefería los esludios propios de la pritiR
fundación, industriales, para cuyo fomento allí proponía qu;
fuesen de matrícula gratuita y con todo género de facilídu
des (1). Mas por R. O. de 28 de Julio de 1863 se establecieron
los indicados dos cursos primeros de Segunda Knseñanza, ba*=*
del Instituto local.
En !a reforma, con retroceso, de esla Instrucción por el mi-
nistro Sr. Oro vio en 1866, dividida en dos períodos, el Di redor
de entonces Si\ CienfuegosJovellanos procuró el eslablecimien
to del primer período ó de dos cursos (Gramáticas castellana y la-
tina y oiro de Retórica y Poética co til ¡miando los ejercicios de
análisis, traducción y composición latinas, que no había plan-
teado el Promotor) y asi siguió hasta los plausibles decretos de
Octubre de 1868 por el Sr. Ruiz Zorrilla con autorización á los
Ayuntamientos y Diputaciones para fundar y sostener estableci-
mientos docentes. Muy principalmente se preocupó el ministro
reformador en la Segunda Enseñanza, entonces («desnaturaliza-
da, cohibida, retrocedida mas de dos siglos, preparando a los
jóvenes solo para estudiar teología ó entender algún autor esco-
lástico» y, dándole su propio concepto, no solamente ocomo
serie de estudios preparatorios») sino como («ampliación á la
instrucción primera y educación necesaria a los ciudadanos*,
modificó el plan viejo bajo dos sistemas, uno con algunos cam-
bios del sistema tradicional, aunque sobre la base del latin, y
(i i Véanse * Breves CDnsideracioncs sobre la creación de un Instituto local» en la Memoria
del curso de 1S60-Ó1.
En la «Memoria universitaria de 0\icdo> (1861} escrita por mi docto p;<drc el entonces Se-
ere ario át\ Pi-trito, I) lignito Cundía, hay interesantes trabajos suyos relativos al Instituto de
Joví llanos y do su primitivo carácter (.páginas 87, ioj y siguientes) e inserta además ti articulo
que publicó cu El Porvenir d.> Asturtis, cundí las supresiones (que calificó de «desgracia
provincial» • de característicos y útiles estudios en las aulas gijonesas.
~ 3i5 —
otro mas innovador y técnico. El Ayuntamiento gijonés, que por
la patriótica obra de Jovellanos siempre se mostró bien dis-
puesto, ante el injusto olvido del Estado, á toda clase de sacrifi-
cios, decidió sostener toda la Segunda Enseñanza; pero eligió
el sistema antiguo al plantear completo el Instituto local, por
«cuyo acierto > tuvo felicitación del reducido Claustro. Este fué
nutrido primeramente con profesores sustitutos y después con
mas numerarios, éstos de corta permanencia en la localidad por
la escasa dotación, que allí tenían, mientras eran mayores los
sueldos y más las ventajas en otros Institutos.
i-Insensiblemente, y sin proceder un plan fijo ni una regla á
que sujetarse, fué modificándose poco á poco la plantilla del
personal», como dice el diligente historiador del Instituto señor
Lama y Lefia, y por la indicada movilidad del magisterio hubo
que recurrir frecuentemente á interinidades, en virtud de lo qué,
eon R. O. de 21 de Julio de 1880, se reformó la plantilla encar-
gando á cada catedrático, el desempeño de dos asignaturas dia-
rias con 3.000 pesetas de sueldo, comprendiendo también las de
Náutica y Estudios de Aplicación, de que se tratará en su lugar.
Asi continuaron los Secundarios en el establecimiento, que ya
llevaba desde 1865 el glorioso nombre de Jovellanos, hasta que
para procurar en sus aulas mayor ingreso de alumnos, imposibi-
litados de concurrir á ellas por el carácter de Instituto local, se
le habilitó para admitir matrícula privada, doméstica y libre y se
dictó, por gestiones patrióticas de los señores Conde de Revillagi-
jedo y Fernández Vallín, el R. D. de 22 de Mayo de 1892 deter-
minando que en lo sucesivo tendría el establecimiento «todos
los efectos académicos y el carácter, consideraciones y prerro-
gativas que tienen los Institutos provinciales, conservando
su organización actual (la plantilla reducida) y corriendo como
hasta ahora su sostenimiento á cargo del municipio de Gijón».
Siempre el Estado negando recursos á la fundación trascenden-
tal del inmortal Jovino!
Aún asi no tuvo la concurrencia y vigor esperados y que re-
quirió la reforma de 1901 al trasformar los Institutos generales;
y otra vez mas el Ilustre Ayuntamiento de Gijón manifestó su
patriotismo y amor al Instituto, entonces con mas acierto que
en 1868, porque el plan del ministro Sr. Conde de Romanones
comprendía varias enseñanzas, mas semejantes ú las que
Promotor recomendaba para el Real Asturiano. Asi, bien dota-
do el magisterio desde 1900 y enseguida con plantilla completa,
por R. D. de 29 de Noviembre de 1901 de nuevo o fué elevada 6
provincial la categoría del Instituto de Jovellanos*, y como tal
pasó á General y Técnico, ahora como todos los de su clase re
formados y cercenados en 1903 por el ministro Sr. BugallaL
Los medios materiales de enseñanza del Insülutogijonéssori
suficientes en varios ramos, compitiendo con las de Establecí
mientos similares, si bien, por estar en el mismo recinto,
aprovecha de los adquiridos para las otras Enseñanzas ttjúvella
nistas*,que le arrebataron con injusticia notoria; pero vasueesi
vamente aumentando aquel caudal científico, ya que en el artísti-
co tiene todo un tesoro. La matrícula de los Esludios secundarios
fué hasta ahora reducida por el antiguo carácter local del Esta-
blecimiento; mas, con su nueva categoría y el crecimiento de la
cada día mas floreciente villa de (Jijón,, habrá de aumentar na-
turalmente, si bien lo de concurrencia es accidental porque es
siempre principal la índole de las enseñanzas que allí debieron
sostenerse y propagarse.
Hasta aquí solamente se ha tratado de ia Secundaria, moder-
namente implantada f sostenida por el Ayuntamiento con lo
poco que ya queda de las cátedras allí peculiares, Habrá de
apreciarse mejor el interés municipal y sus dispendios en pájíí-
ñas posteriores de historia interesante y apenadora del Institu-
to Asturiano que, gracias al Consistorio gijones, sigue abierto
aunque con el dicho carácter. Alguna vez el Estado, como en
1878 y 1885, le concedió subvenciones excepcionales de 12*500
y 9.000 pesetas o costeó la terminación del edificio; pero, en lo
demás, sus principales recursos vinieron y vienen del presupues-
to local. El corriente de 1903 del Instituto se descompone en
las siguientes partidas de «Gastos»: Personal de los Estudios ge-
nerales, 73.000 peseta?; Personal de Estudios de Aplicación y He
Náutica, 10,500; Personal administrativo, 9,250; y Materia fh
4.6G0; total, 1)7.000 pesetas. Son «Ingresos»: Por matriculas y lí*
tulos 12,000 pesetas; Subvención de la Exorna. Diputación provin-
cial de Oviedo, 6.800; total, 18.800; y el «déficit*, á cubrir por
el Ilustre Ayuntamiento de (Üjón, importa 78.*ilO pesetas
-3"7 —
Existieron en el Distrito universitario los Institutos locales
de Tapia y Ponferrada.
He aquí la breve historia del primero.
D. Fernando Fernández Casariego nació en Tapia, 1794, en
el seno de modesta familia; y muy joven dejó el pueblo para de-
dicarse al comercio de lienzos en Madrid, donde prosperó lle-
gando á ser una de las primeras firmas de la banca de la Corte
desde 1840. Desempeñó los cargos de Prior del Tribunal de Co-
mercio, Consejero del Banco de España y de otras sociedades y,
contra su voluntad y humilde carácter, se vio colmado de me-
recidos honores y distinciones, como las grandes bandas de Isa-
bel la Católica y de María Victoria, senaduría vitalicia y los títu-
los nobiliarios de Marqués de Casariego y Vizconde de Tapia.
Tan benemérito asturiano falleció en 1874, después de dispen-
sar grandes beneficios á su provincia y pueblo nativo, que le de-
bió independencia municipal, centros oficiales, la edificación de
la casa consistorial y magníficas Escuelas, la construcción de un
murallón contra la arena, y puerto, etc., disponiéndose también
á levantar espacioso y bien dotado hospital; pero, entonces, el
concejo y todo el partido pidieron, creyéndolo mas beneficioso
al país, la creación de un Instituto local incorporado á la Uni-
versidad de Oviedo, el cual impulsaría la cultura general y fa-
vorecería á los jóvenes de extensa comarca de mas de 30.000
almas de población en el occidente de Asturias.
Así lo hizo presente al Gobierno el Sr. Casariego, ofreciendo
construir el edificio y dotarle con la renta necesaria; y en R. 0.
de 16 de Junio do 1865 se concedió la oportuna autorización
con gracias al Fundador disponiendo que el Rector de la Uni-
versidad de Oviedo ultimase la creación; por otra R. 0. de 22
de Marzo de 1867 fueron aprobadas las condiciones bajo las
cuales el bienhechor proponía la donación;y, en 24 de Abril del
mismo año, fué autorizado el municipio de Tapia para aceptar-
las á nombre del Común.
En escritura otorgada en Tapia ante el notario D. Antonio
de Murías y Pasaron á 1.° de Diciembre del mismo 1867, el abo-
gado D. Manuel García de Vior, ex diputado provincial y á Cor-
tes y ex-gobernador civil de la Provincia, por virtud del poder
especial del Fundador formalizó á favor del Ayuntamiento la do-
\
-3ts~
nación del edificio y de una inscripción intransferible de la
Deuda consolidada, señalada con el número 37.085, en la que
se reconocía á favor de la expresada Corporación para dotación
del Establecimiento la suma de LOOO.ÜGÜ de pesetas de capitaí
y 30.000 de renta, Comprendíase, asimismo, en la donación los
muebles para oficinas, biblioteca, enseñanza de Dibujo, y délas
aulas, costeados todos por el Fundador. No siendo la voluntad
del mismo, al hacer este beneficio á su país natal, renunciar en
absoluto el dominio á favor del A yunta mié uto ni del Común ní
menos á favor del Estado, sino en tanio que se cumpliesen la-
condiciones de la donación, sin que de ningún modo ni por na-
die se pudiese alterar su destino, se reservaba el derecho para
sí y sus herederos de revertir é incautarse de nuevo así del viu
(icio como de la renta en el caso quc> por disposición superioi
ó por fuerza mayor, se dejasen de destinar al objeto exclusivo
para que la donación fué hecha. Se reservaba asimismo el dere-
cho de visitar el Establecimiento para ver si se cumplían los fi-
nes fundacionales; siendo además su voluntad que el Rector de
la Universidad de Oviedo inspeccionase la legitima inversión de
la renta y obligase al Ayuntamiento á desuñarla completa y
puntualmente á la dotación del Instituto; y, por último, para el
caso de que hubiere sobrantes, después de cubiertas las necesi-
dades ordinarias de los estudios generales de Segunda Enseñan-
za, quería se empleasen, según acordasen el Fundador ó sus he-
rederos, el Director del Instituto y el Ayuntamiento de Tapia,
con la superior aprobación del Rector de la Universidad y del
Gobierno.
El edificio fué construido bajo la dirección y planos del ar-
quitecto D. Juan M. Yanez y Rodríguez Trelles. La fachada es de
líneas elegantes y esmerada ornamentación con tres lapidas su-
periores de bien bruñido mármol. Una en el centro indica el
destino de la casa:
Instituto de Segunda Enseñanza
De las colocadas sobre los dos balcones laterales, en una
histórica se lee:
Edificado kx 1806 v 67, Año 34 del Hei\aoo de í).n Isabel ii
y la otra votiva dice:
i
~ 3>9 -
Fernando Fernández Casariego en señal de afecto
á la juventud estudiosa
Sobre el descanso de la ancha y clara escalera se gravó la
significativa aclamación de gratitud popular:
Salve al Fundador
En el centro del edificio hay un atrio de doce arcos, tres por
cada lado, que corresponden á la galería del piso; al medio día
se puso la capilla dedicada á la Purísima Concepción de la Vir-
gen, San José y San Fernando. Están en la planta baja las cá-
tedras de Física y Química, el laboratorio, las de Geografía é
Historia con su menaje y tres aulas mas para cátedras que no
requieren material científico, y otras dependencias; las de la
planta principal se destinaron á oficinas de Secretaría y Direc-
ción, salón de actos públicos, cátedras de Matemáticas y Dibu-
jo, de Historia Natural con su modesto Museo y la Biblioteca;
y el piso segundo se distribuyó en habitaciones de los depen-
dientes.
La inauguración del Instituto fué en 17 de Septiembre de'
1867 y, cubiertas por oposición las cátedras de sus estudios, se
desarrolló el Establecimiento durante 35 años. Las aulas de
Matemáticas, Geografía, Física y Química y la Biblioteca tenían
algunos medios de instrucción, mas no los suficientes; todos los
años se hacían nuevos adquisiciones ó se recibían donativos de
personas ilustradas; y el Fundador atendía con solícita protec-
ción al Instituto, el deseado Establecimiento con que hizo mu-
cho bien á sus paisanos y connaturales. Es probable que la fun-
dación pudo ser mas acertada y práctica con estudios elemen-
tales de Agricultura é Industria ó de Comercio y de la moderna
Náutica, ó un Seminario análogo y mas completo que el inicia-
do en la Vega de Rivadeo en 1815.
Bajo la acertada dirección del Dr. D. Antonio González Tol
y Cancio (cuyo celo, amor y desvelos por el establecimiento nun-
ca serán bastante elogiados) y la cooperación que le prestó el
profesorado, el Instituto local de Casariego de Tapia dio en su
principio resultados que podían satisfacer al Promotor gene-
r
— 3£c —
roso, si bien después se resintió la disciplina de asistencia y
hubo deficiencias pedagógicas, que señaló el catedrático D, Ani-
ceto Sela cuando por delegación del Rectorada giró tina visita
de inspección al Establecimienlo en 1895 y redactó * Me moría-
muy interesante y práctica, olvidada en la Superioridad.
La marcha económica fué en los comienzos desahogada ofre-
ciendo hasta un sobrante en los presupuestos de varios años;
pero no sucedió lo mismo al mermar principales ingresos d^
la renta por las conversiones y ¡arreglos! de la Hacienda nach.
nal. Mientras pudo veló por aquellos intereses et entendido Fui-
dador y sus próximos deudos D. Fernando y D. Francisco Per*-.-
Casariego; pero después faltó el generoso Marqués y fue muy
considerable la merma de los réditos, rebajados en dos terceras
partes desde la ley de 1875 aunque con ofrecimientos y esperan
zas de volver al valor de la primitiva emisión en futuros tiempos
normales que no llegaron. Con orden y economía se habían
vencido consecuencias de descuentos y suspensiones de pagos;
se procuraron ahorros con interinidades de personal, sí bien re-
sintiéndose alguna enseñanza; se redujo la plantilla con cátedras
dobles 'á cada profesor numerario en 1802; y todo fuéinsuficicn^
te para levantar al Instituto de su lánguida vida, que inspiraba
peligros anunciados ya por los Sres. Fernandez Buján, secreta-
rio, y Tol y Cancio, director, (1) hace bastantes años para Irisle
realidad cuando se escriben estas páginas. Ya no fué posible sos
tenfer un verdadero presupuesto de gastos; ni tener completo y
regularmente dotado el magisterio, cuyo personal fué de movi-
miento incesante, siendo come» de paso el Instituto de Tapia, pues
los Catedráticos aspiraban á mejorar su situación allí insoste-
nible, de sueldo escaso, trabajo dobie y sin los alicientes de de-
rechos pasivos y otras ventajas en centros de enseñanza análo-
ga, no pudiendo aquí realizarse el aumento y nivelación de suel-
dos dispuestos por R. O. de 21 de Julio de 1900. kl Estado se
cruzó antes y entonces de bracos, cuando era el causante de la
crisis del Instituto de Casariego, porque de sus disposiciones eco-
nómicas vino la depreciación de los valores públicos con que el
benéfico tapíense había favorecido ü su pueblo. Surgió el dilema,
(i) Mentoritis de! Instituto de Lasariegc de /«//a, ^Oviedo Imp, de Una 1B76 y 1877}.
- 321 —
que expresó el Sr. Sela: ó mermar sueldos y enseñanzas (con lo
que la Instilación no respondía á sus fines) ó equipararle á los de
su clase en todo (lo que no era fácil por no ser suficientes los re-
cursos, que había cercenado la Ley). Sin resolver el problema,
siguió la fundación sin variación ni cambios, por los términos
de la escritura donataria, ya en un grupo escolar con todos los
grados de la Instrucción primaria de donde saldrían alumnos
educados con menos pretensiones pero más solidez que muchos
bachilleres; ya en escuela de Artes y Oficios, ó de Comercio
y Náutica, ó de Agricultura, mas en consonancia con la región,
según proponía el Sr. Sela; ó ya también en Colegio completo de
Segunda enseñanza, cual los de Santoña fundado por el Marqués
de Manzanedo, el de Cée (Coruña) debido al Sr. Blanco de Le-
na, etc. por no citar otras benéficas y análogas creaciones. Nada
de esto se intentó para modificar y salvar la de Tapia, cuando
\as leyes de Beneficencia particular dan medios para ello, y
cuando el Estado, en primer término como promotor del conflic-
to, la Provincia, el concejo de Tapia y los limítrofes Ayuntamien-
tos interesados debieron hacerlo sin excusa alguna, de acuerdo
con la familia del fundador y en honra y justicia para su nom-
bre generoso.
Siguió la crisis, no solucionada por aquellos elementos, y
el Instituto de Tapia quedó suprimido, como oficial, por R. Ü. de
25 de Octubre de 1901 en relación con el de 17 de Agosto ante-
rior, y convertido en Colegio. En su consecuencia, entendieron
. los señores Herederos del Fundador Marqués de Casariego que
adquirían por ello la reversión á su favor del edificio y capital
fundacional y asi lo solicitaron del Ministerio de Instrucción Pú-
blica, el que, de acuerdo con el Consejo de Estado, declaró en
R. O. de f> de Mayo de 1903 se significase al Alcalde de Tapia
que tno había inconveniente» en otorgar la escritura de rever-
sión á favor de los indicados herederos. Así fué. Gestionaron en
contrario el Rector Sr. Aramburu desde su cargo académico y
en el Senado; el Claustro universitario (1); la Junta provincial de
Beneficencia (2); los Ayuntamientos de Tapia y próximos; y el
ix) Archivo de la r.iiversid.id. - Clá-i*tr> ár. 10 de Mayo de x.y>i.
• 7) La Junta provín;i.d de Hj i »fi :'mcu p irtii-nl.tr represento al Ministro de ).* Goberna-
ción tcm¡tiend<) extenso y razónalo Í!if>rme, cuya redicción me encargo y ultime, en 7 de
Juli') de 1903.
— 323 —
respetable Director del Instituto, que se Iiabía desvelado por ia
fundación durante treinta y seis años de trabajos y OTcrifieiúÉ
excepcionales. Nada se alcanzó,..,..,.
Asi, por una disposición administrativa desapareció uiij
fundación importante, que "debió sostenerse y verificarlo el FL¿
lado, pues el Instituto seguía y podía seguir entonces «con cj
objeto exclusivo para que la donación fué hecha» ; el nombí«-
importaba poco porque el de «Instituto* tiene amplio significad
El poder ministerial no podía verificar allí cambios, cuando vti
ningún modo ni por nadie se podía alterar el objeto y destina
del Instituto, según la escritura fundacional, sí bienes verdad
que destino y objeto podían seguir como Colegio, La reversión
fué hecha, porque de tal manera se manifestaron entonces la mi
sión tutelar y el protectorado del Estado cuando no había ca-
ducado la fundación de Tapia, Ante semejante desamparo ofi-
cial, después que la misma Administración pública cercena fun-
daciones o por sus órdenes se extinguen contratos y se modifican
leyes ¿qué confianza han de tener los ciudadanos generosos para
fomentar la enseñanza y acometer obras benéficas?...... (1).
También el Instituto local de Pan/errada alcanzó men-
guada suerte, y resultaron atajados desprendimientos y entusias-
mos de amantes hijos de la localidad, aunque al final salvaron
et conflicto con relativa fortuna comparada con la tenida hasta
ahora por los tapíenses.
Aquella institución ó Escuela de Segunda Enseñanza turo
por base la generosidad del benemérito IX Diego Antonio Gótfáfr
lez y (ion ¡sales;, nacido en Ponferrada en 1793. Este buen pafri-
{t) Para mas ¡(oticia* del Instituto de Caía riego de Tapia pueden consultarle las Mtmn-
riiti anua le*.
!jí* de lo* carias de 1867 ■&$[ -ittofl -69;— y ifióo 70 por el Director D, Antonio G. Tol y
Can cío.
Lar* de lo* cursos de 187 1-7*;= [B7J-73; =ri87j-74^=y 1874-75 por el Stqrctafío D, Justo At-
varer Amandi.
La de 1875-7* Por f' Secretario D. Vicente Fernández Pujan.
La* de lo* tur«w 1 6 76- 7 7 -^ y 1B&9-EI3 (cúh datos también de los ctííilro cut*'>* de 1876 a
i8S¡0 jíor el Director Sr. G. Tol.
Lb del curso de tflqj ^4 [con datos de tos nueve curso» de 1EB3 á 1893) por el Secretar ¡o
D. Manuel Pa* y Sabuco,
La«, de los curéosde 1893- 54.-- y 181^4 05 por el Secretario D, Eulogio Se rifan.
Y La del curso 1835-96 por el Secretario D, Cándido 5ay*,
A continuación de la Memoria de 1871 se publica el discurso del Catedrático D. Ju.*r, £1
v,,rrr Vega* Aceren de »K] hombre bajo r| aspecto metafiñfiCK,
Y en Ja de 1873 la 'Necrología del fundador Marque* deCa*ariego- por el Sr. A, Amamt:
Kn h del Sr. í'a/ se Iii«crtan do* decursos del distinguido alumno D. Manuel Vvivuttitij
Méndez; uno relativo al antiguo reino de Per 5 La y oiro que versa sobre U ijtifu; r tanda de ú
Lengua francesa y los estudios de Filosofía en la Segunda Enseñan»,
- 3*3-
cío siguió ios estudios de medicina en Valladolid, ejerció la pro-
fesión en el pueblo nativo, respetado y querido de todos por su
iencia, virtud y sufrimientos familiares hasta su muerte en 1870;
y, á la desgracia de verse completamente solo en los últimos
años de si] ancianidad, deben muchos ponferradenses ios comien-
zos de sus carreras y profesiones. Su testamento de 1864 y dis-
posiciones complementarias de 1869 y 1870 expresan bien sus
nobles sentimientos y deseos.
c Considerando, dice, que mi caudal ha sido formado en todo lo que va de
siglo por mis padres, madrasta, hermana y cuñado; por mi esposa, su madre y
tíos; por mi hijo I). Manuel y por mi á fuer de privaciones y desvelos, de asi-
duo trabajo y continuo sutrimiento, quiero que luzca por el tiempo y espacio
que \o permitan los hombres, del modo siguiente»:
Después de las disposiciones religiosas continua :
«» Considerando que los Religiosos del Convento de San Agustín daban cáte-
dras de Latinidad, de Filosofía y de Moral, estudios que eran los preparativos
para carreras mayores; y que muchos hijos de Ponfe/rada y de los pueblos co-
marcanos si llegaron á ser curas, abogados y concluyeron otras carreras, como
yo la de medicina, brillando muchos en el foro, en la magistratura y en las más
altas dignidades de la Iglesia, lo debieron y debimos á los estudios del Conven-
to de San Agustín de esta villa; y considerando que, al poco tiempo de la supre-
sión del convento, no quedó en esta villa más instrucción que la primaria, vién-
dose los padres de familia imposibilitados «le dar carrera á sus hijos por los in-
finitos gastos que tienen precisión de hacer yá los que no pueden arribar, sin
saber que hacer con ellos en una edad tan solo propia para el estudio, que-
dándose en la ignorancia y el olvido muchos talentos, tal vez genios privilegia-
dos, destinados por la Providencia a sobresalir en las ciencias >
Enseguida instituye las cátedras de Latín y Matemáticas y
posteriormente de Humanidades, y más adelante dice:
cTeraiéndome que con el tiempo la Lengua latina será un estudio de adorno
y solo necesaria para la Teología; y abrigando la dulce esperanza de que el Go-
bierno, tan pronto como las atenciones del Estado lo permitan, ha de extender
la Instrucción publica á las capitales de partido, cuando menos, si llegase á es-
tablecer cátedras de Latinidad y Matemáticas, pagadas de fondos del Estado, pro-
vinciales ó municipales, quiero que la Junta local de Instrucción ponga otras cá-
tedras en vez de aquéllas... >
A las que primero y principalmente fundaba señaló el sueldo
de 2.000 pesetas, y designaba para la de Matemáticas ó cualquie-
ra de las otras dos, á su elección, á D. Silverio Méndez Rodrí-
guez, natural de Villaquinta, Orense. El capital invertido en valo-
- 3*4 -
res del litado, después de cumplir varios legados (entre oíros
uuo para dar instrucción y útiles con que ejercer un oficio, a su
elección, a todos los liijos de un pariente muy lejano de su c^
posa, úoicos que pudieran llamarse deudos) ascendió á trescien
tas mi! pesetas nominales (í).
Este fué el comienzo para la futura creación del Instituto,
que se debió, no mucho después, á los desvelos y sacrificios &
otro buen hijo do Ponferrada, el limo. Sr, D, Isidro Rueda y LA
pez, ex-alcaide y ex diputado provincial, hombre de legitima y
recta influencia, qyc supo dar acertada dirección y cumplimí*
á la voluntad última del Sr« Gonzálezy á la Junta encardada -
su ejecución para dotar al Vienao de mas amplío centro de cu!
tura secundaria. Pensó en encargar la enseñanza á una comí*
nidad religiosa; consultó con D, Nicolás María Rívero que, en
último término, opinó por los PP. Escolapios y con ellos gestío
nú sin resultado; y, finalmente, ayudado por el entusiasta cate-
drático de Madrid D. Manuel María Joséde Caldo, llego á organi-
zar un Instituto libre. En esta forma se inauguró en 18 de Octu-
bre de 1870 con escogido magisterio.
Las reformas de 187i hacían difícil su continuación; pero el
temple del Sr. Rueda no se arredró ante obstáculos oficiales y
logró que el establecimiento se convirtiese en «Instituto local de
Segunda Enseñanza» con pleno carácter oficial. Es digno de men-
ción que entre otras dificultades, salidas al paso del entusiasta
Director, estaba el derecho del expresado D. Silverio Méndea
nombrado profesor por el Sr, González; y el Ministerio de Fo-
mento no podía aceplar tal medio para provisión de cátedras,
Entonces, el Sr. Méndez se apresuró á renunciar solemnemen*
te á su derecho incontestable de cátedra y sueldo á ella anejo,
fiara qué, por su parte, no hubiese obstáculo alguno á la reor-
ganización oficial del Instituto. Rasgo fué de desprendimien-
to digno de loa, porque el generoso y docto profesor distaba
mucho de tener desahogada posición; era heredero, según el tos*
tamento, de parte del capital fundacional en el caso de incauta-
ción por el Estado, y de Lodo se apartó entonces y después de*
(i) Ya en época antigua, otro D. Diego González, regidor perpetuo de Ponferrada fundó
otra institución docente donando bienes, que ventaban 300 di!cndn«r ó ln<? PP, Agustinos con la
obligación «de tener con sus profesores cátedras da Gramática y Aritmética*. HA Aymii.imkn^
percibia en 1837, á raíz de la desamortización, 3.300 reales .1 rumie..
-325-
dicándose á modesto cargo oficial y á la penosa enseñanza priva-
da en Madrid para no ser nunca impedimento á la marcha del
Instituto y á la «institución» que le siguió. Hermoso contraste
ofrece el desinterés del Sr. Méndez con el proceder de otros en
casos análogos.
Ya como libre y principalmente como «local», el Instituto
de Ponferradase desenvolvió floreciente, porque todos conjura-
ron allí ú su sostenimiento. La Corporación municipal hizo obras
en el edificio, ex-convento de PP. agustinos, y subvencionó las
enseñanzas en sus presupuestos; el vecindario ayudó con sus-
cripciones y repetidos anticipos, no pocos condonados; la So-
ciedad del Teatro hizo una donación importante y otra igual se
recibió del Ministerio una vez; fué muy breve la subvención de
la Diputación provincial y de algunos municipios vecinos; y
siguieron siempre los esfuerzos morales y económicos del en-
tusiasta Sr. Rueda y convecinos. Mientras tanto el Estado,
agoviado por desgracias y guerras, no pagaba los intereses del
principal ingreso ó renta de la fundación, é imponía al capi-
tal mermas considerables con impuestos y los llamados arre-
gios... El entusiasmo de la villa luchó contra las varias y cre-
cientes crisis económicas, secundando con el mayor desinterés
el trabajo indecible del repetido Sr. Rueda, á quien, cerno á los
demás Directores, ayudaron los Excmos. Sres. D. León Salmean,
Rector del distrito, D. Antonio Valdés, magistrado del Tribunal
Supremo de Justicia, D. Anastasio Alvarez, D. Pedro N. Au-
nóles, D. Manuel Colmeiro y el Marqués de Retortillo como
D. Fausto E. Agosti y otros.
Falto de los recursos necesarios, que se le cercenaron, el
Instituto de Ponferrada no pudo subsistir con la plantilla y or-
ganizaciones oficiales, cesando con este carácter y fué converti-
do en Colegio, ya antes iniciado, que aprovecha las rentas de-
crecidas de las donadas por el Sr. González y los medios pedagó-
gicos que se habían juntado. Los elementos precisos para las
cátedras de Letras y los aparatos, máquinas é instrumentos ne-
cesarios para las de la sección de Ciencias se adquirieron unos
con rentas de la fundación y fondos del Ayuntamiento, y no po-
cos por donativos de personas ilustradas, teniendo ya el Institu-
to escojido material científico; pero lo que debe llamar la aten-
ción es la formación de la Biblioteca que, merced á la iniduti
va y generosidad particular, se elevó á mas *í+0GO volumen*1?
resultado de donaciones diferentes, como las del mencionan.
Sr. Méndez Rodríguez, el farmacéutico D. Mateo Garza y mí
cjue fuera prolijo apuntar.
Las Memorias anuales (1) son en ésle y otros extremos ik
«ron enseñanza en honor de aquella iniciativa privada, tan ador-
mida en España, y también de triste consideración al ver \>< i
didos tanto desprendimiento y esfuerzo tanto, sin alajo ni ;•
medio por el Estado. Aquellos rasgos de patriotismo resulta roa
ineficaces yT como todos los lujo* de la localidad, se dolía ei
ne mérito Sr. Rueda, fallecido ya octogenario en días cerca;
á los en que pe escriben estas noticias. Había dedicado much*?
y muchos arios á continuar la obra del Sr. González y á la or
gamzaeión y sostenimiento de su «único hijo», como llamaba
ai Instituto, al que también pensó en nombrar su heredero, sí d
Estado no le hubiese suprimido, pasando así toda su fortuna, no
escasa, al Hospital de Pon ferrada.... ¡Dichosos los pueblos que
tienen tales hijos! (2).
En 11 de Octubre de 1872 el Exemo. Sr. Rector Jefe del Dis-
trito Universitario autorizó el establecimiento del Instituto libre
de León, que bajo la dirección de D. Antonio Moheda, se inaugu-
ró en 3 de Noviembre con Estudios de Segunda Enseñanza y los
de Aplicación á la industria y al Comercio. En Ifi de Agosto
varios vecinos lo habían solicitado del Ilustre Municipio y ésta
aprobó la creación con arreglo al Decreto de 15 de Enero de
1809, Dos meses después se formó el presupuesto de Ingresos y
íi) Véase el 'Discurso de inauguración» en 187a y la • Memoria* del curso de 1070-71 por
el Director L>. Isidro Rueda,
Lat de los curso* de 1871 jaj^^s^;— y 1373-74 por el Secretario D. Silverto McncLi
Rodríguez,
l,as de los de i$jfjyf?zi&j5-jGi--t9i?&7?;— 1877 78;— y 1878-79 por el Secretario D. Lean-
dro M, ■* -SílVBH.
Las de i 05 de iBj9'Ho;z y iSüo-Üi por el Secretario l>. Benito Sane he í Martina.
1.a de 18&1-&2 por el Secretarte D- Ignacio Amalo
1.a de iSS*-S3íí*y 1BB3IÜ4 por el Secretario i>, Futrim Süarex.
La de iñÉt 5i=j por el Directur D. Leandro M> &ilvjtn.
La de iftfl5-H6 por el O i rector D. Ignacio Aré val o.
V la de i£Érj-fl7 por el Speretfliio Dt Andrés i.ioriíiler
A continuación de 3a de 1871 71 *l publica un decurso acerca del poeta -dramático »AUr
cón> por el catedrático D, Enrique Gil ríe Roble*, y al final de la de ieHs-Sj otro del prafc*"-"
D. Mariano Amador, cuyo tema fué: •Detarrollfl de la IHitrttcdófl publica*.
(a) Me facilita rao datos y noticia* diferente* del Instituto de Ptmferrada los Sre=. D. Va
letttin Acevedu Calleja , antiguo catedrático de aquel Entable cimiento, despurt de I^eon y a hura
de Oviedo, y 1 1. Enrique Hernández, ilustrado farmacéutico de agüella villa, d >]uieit« cito)
muy agradecido,
f
— 327 —
gastos, resultando un déficit de 200 pesetas; y se hizo constar
que los profesores, movidos por su amor á la instrucción públi-
ca, obtendrían solamente una pequeña gratificación de produc-
tos líquidos de los derechos académicos, aunque el principal ob-
jetivo fué dar gratis la enseñanza á las familias pobres para lo
que el Ayuntamiento creó doce plazas de gracia. Además la fun-
dación se extendió á las asignaturas de Aplicación para que, sin
salir de la localidad, pudieran los jóvenes alcanzar los títulos de
Perito agrónomo, mecánico, químico y mercantil (1). De esta
suerte, una ciudad de escasa población como León, tuvo dos
Institutos de Segunda Enseñanza; este libre y ampliado funcionó
solamente hasta 1874.
Antes se había establecido el asturicense, un tanto más am-
plio en propósitos; pero también tuvo breve vida.
Para cursar los estudios de Segunda Enseñanza, del Notaria-
do y los necesarios para el título de Perito mecánico, acordó el
Municipio de Astorga crear un establecimiento público, previa la
autorización que, en 6 de Octubre de 1869, solicitó del Rectora-
do de Oviedo. Atendiendo á su existencia y conservación, formó
el presupuesto correspondiente y se señalaron 7.000 pesetas
para sueldos, 2.400 para empleados y dependientes y 1.600 para
material, calculando el ingreso de matrículas de 6.003 á 7.000 y
ofreciendo el resto de fondos municipales. Nombrando Director
el Sr. D. Pelayo González, Dean de la Santa Iglesia Catedral y
después Obispo de Cuenca, se inauguró el Instituto libre de
Astorga en el curso de 1869 á 1870; pero en este mismo año
cesaron las carreras de Notarios y de Mecánicos, quedando los
estudios secundarios á cargo del Vice-Director Sr. Castellanos.
Hasta que el Ayuntamiento se procuró en los años sucesivos los
medios materiales que requieren las asignaturas de Geografía,
Física, Química, Historia Natural etc., para su mejor explica-
ción, el señor Obispo D. Fernando Arguelles Miranda facilitó los
aparatos necesarios del Seminario Conciliar, que por aquella
época tenia escasa matrícula para la enseñanza eclesiástica. El
ingeniero D. Carlos A. Castro donó generosamente una colección
{i\ Véanse:
—Discurso de la inauguración del Instituto municipal de León por el Director D. Antonio
M aliada y Melcón.— (León 1873).
—Memoria del Curso de 2873*74 por el Secretario D. Tomás Mallo López.
22
— 3^8 —
de 200 minerales, la Corporación municipal y Claustro adqij
rieron otros objetos, se comenzó á formar una Biblioteca y *
establecimiento funcionó hasta 29 de Septiembre de 1874 por
consecuencia del D. de 29 de Junio del mismo año (1) pasando
el archivo al Instituto oficial de León cual se hizo también con v\
del libre legionense,
El Instituto de Manes, establecido en el convento do
Encarnación de aquella villa, apenas vivió por aquella época
como «libre» y poco después se transformó en Colegio.
Y aquí es el lugar propio para tratar brevemente de la ense-
ñanza colegial, con internado, privada, que reapareció con ín
tención en la última mitad del siglo pasado.
El Colegio es anliguo entre nosotros, aplicado principalraeiiU
á estudios de los llamados de Artes y, aún de los de Facultada -
mayores, estando adscritos á las Universidades, como los de San
Ildefonso en Alcalá, Sania Cruz en Vailadolid, oíros muchos en
diferentes ciudades, en Salamanca también varios, entre ellos el
viejo de San Bartolomé y, para no citar todos los de la Atenas
española, baste nombrar los asturianos por fundación y prerro-
gativas denominados de «Pan y Carbón », «Todos los Santos »\
«tSanSalvadorde Oviedo* y «San Pelayo*. Aquí en nuestra ciu-
dad tuvimos los ya dichos de *San Gregorio», <San Pedro w y
«San José» aquel desaparecido y estos dos úl limos agregados
ahora al Seminario Conciliar ó Iglesia Catedral (2),
Los Colegios tuvieron época de apogeo y de pronta decít;
deneia en estudios, concesión de becas y reglamentaciones inter-
nas, haciendo de ellos triste pintura, a íinesdel siglo xviu, el ilus-
trado Pérez Bayer. Por R C. de 1768 se intentó su reforma, ge-
neralmente sin los frutos que se esperaron, creando casas de
pensión en los edificios de la suprimida Compañía de Jesús con
su Director y profesores escolares de primeras letras y asigna-
turas de Humanidades y Ciencias; otro tanto aconteció con las
RR, CC, de 1771 para reformar losanliguos Colegios universita-
rios, hasta que, dando elevación mas práctica ú. las enseñanzas,
íif V¿a$c I ai yUm&rias del fnatétuto de Astenia:
— L«t de i B 70 71 por ti Direcior Líe. D, Pelayo Gonzíh-/,
— La* de j 871-7?^ y 1B73-7J por t| Vice- Director Dr Eugenio Castellanos.
t«; Vcaiue paginas o, ;, 9, a3j 35 y 57,
É
— 3^9 -
lograron vigor otras fundaciones como las del Real Seminario
de Vergara y más (1).
Muertos los viejos Colegios, quedaron algunos de estos últi-
mos y varios tornaron para la Segunda Enseñanza á cargo de
los PP. Jesuítas cuando su restauración en 1815. Después, el
plan de 1824 apenas los nombra porque se preparaba el men-
cionado Reglamento especial de los de Humanidades, que se
desarrollaron mal y sirvieron al establecimiento de varios por
empresas particulares, cuya desaparición no fué muy sentida en
general. La reforma del Duque de Rivas en 1836 reglamenta la
creación de establecimientos privados de Instrucción secunda*
ría, permitida á todo español con ciertos requisitos; los ensanchó
el plan de 1845 del Marqués de Pidal con los Colegips Reales de
alumnos internos, sostenidos por el Estado, como el que se pro-
vecto establecer en San Gregorio de los Pardos en Oviedo (2),
además de los privados, dirigidos y sostenidos, bajo bases deter-
minadas por particulares «con el título de Colegios, Liceos ó
cualquiera otro, aunque ninguno podía usar el de Instituto». La
ley del ministro Sr. Moyano en 1857 dispuso que en el mismo eáU
ficio de los Institutos oficiales ó á sus inmediaciones se estable-
cieran Colegios donde, por una módica retribución, se recibie-
ran alumnos internos en establecimientos á cargo del Estado,
Provincia ó Municipio con renta de viejas fundaciones análogas
y alguna beca de gracia; y hasta se pensó en iguales para la En-
señanza superior, aparte de las reglas para aquellos privados
costeados por particulares, sociedades y corporaciones bajo cier-
tos preceptos. Más detalles se dieron en Reglamento de 1858; en
otro de 1861 se quiso organizar mejor tales Colegios de Segun-
da Enseñanza exponiendo la necesidad de estas instituciones; y,
por último, la reforma del Marqués de Orovio en 1866 con su
reglamento de 1867 sabido es<jue tuvo carácter propio de aque-
llas circunstancias políticas que determinaron la revolución de
1868. Entonces su organización se moldeó, suprimiendo trabas
antiguas, en principios de libertad de Enseñanza, expresada en-
seguida en los preceptos constitucionales de 1869 y 1876.
Desde las primeras disposiciones citadas, creáronse en Astu-
to Véanse págs. 289 y 302.
(a) Id. página 297.
— 3J°-
rias y León varios centros privados, incorporados & sus luül
tos provinciales, y basta tos Seminarios Conciliai
ron desde antiguo para estos efectos*
Merecen mencionarse los Colegios de Ooiedo: el
Salvador» dirigido en 1848 por D. Leonardo Garda Infan/*
I) .losó Posada Huerta; la Casa pensión «de San Juan» en l
por D. Felipe y D. Claudio Polo y D, Tomás Rivera; la acre*
da i Escuela poHm&ticao ó colegio hispano americano ast&b
dos en 1866 por D. Diego Terrero (1) que en lí Dlimí
D. Rafael Díaz Agüeiia; el «de Covudonga» en 1871 por li <
los y D. Esteban Viguri; el tiHisp&no-CUhano» en 1 87 1 ¡
José Campillo; la «Academia cientilieo-lileraria* en I 3
D, Lllpiaiio Gómez, D. Castor Alvarez y el aulor de esl
sucesivamente varios á cargo de D. Angél Rodríguez
D, Candido Alonso, D. Julián Bascarán, 1), Manuel Vazqiií
otros que siento no recordar (2).
No es fácil también lisia completa de tos estable
Asturias; pero en estos últimos años figuraban los Cok
Al laude. 18&54 <de San Andrés* dirigido por D. José Otero
en Aviles, La Merced*, 1*71, por D, Castor Alvarez
nuado con crédito por D, Domingo Alvarez; en (
Qnis, 1878, <>de Coyadoügao sucesivamente por D, Arito
Sanche? Otero, D, Leandro García Ceñal y Iv José Go
Sánchez;— en Cangas de Tinco, 18i>2, por los l*P> Domini
en Corias; y en la villa, IS7X, porD. Dan [rigtiez Aran
D, Francisco Trapiello, D. José María Ürdax, D. Luis, D, Ral
y D, Alberto Martínez;— en Colanga se p.
con la base de la antigua cátedra de latinidad fundada en 17
porD, Francisco Lué González; -en Cudtttero3 I89í
Dionisio» por iniciativa del generoso D. Hernardo Roví
facilitó local y subvención anual para la Junta de Insli
popular con estudios de Segunda Enseñanza, Comercio, pre]
ración para Artes y Oficios y Escuela primaria dirigidos por d
U) D. Diego Terrero y Pírea anti
giudo catL'drtiíc i y amor de notabtn obra» lie Materna tkai, inicio cu Qi
tadón e-cpéd.d d* *lwmi
Kwi dt»pu& muy :■■ í.;li¡-ul i I . Al idcmia i
i'* Alai Urcíü, " Fsrttatidq A S H imiy w y l» kk ..
ArgüeMcir I j l . ".i - \,.. -, <ttc.
I3í I lümcotoi y Memona* y proveeos, de muclioi de
CU diferentes ;mü»íii < hiedo.
— 33" -
Ángel Riesgo; — en Gtjón es muy importante y se halla insta-
lado en magnífico edificio, 1894, el «de la Concepción» de PP.
Jesuítas, que han dirigido sucesivamente los PP. Landa, Vinuc-
sa y Recalde;— en Grado, 1877, porD. Matías García Solano, y
el «de San José», 1892, por D. Sotero Blanco, D. Emilio G. Es-
trada y D. Román Rodríguez;— en Langreo, 1892, «de San
Luis Gonzaga» -por D. Juan M. Alvarez y D. Aurelio Delbrouck; —
en Pola de Laolana, 1891, el «de Santa María del Otero» por
D. Sotero Blanco;- en Mieres, 1892, porD. Antonio Aguirre;—
en Muros, 1889, «de la Asunción» por D. Marcelino G. Gonzá-
lez, D. Luis Ruiz Carneado, D. Ricardo G. Rubiera y D. Alberto
Diaz; — en Infesto, 1896, «de Santo Tomás» por D. Sergio Diez
y D. Hugo Miranda, y la enseñanza de los dos primeros cursos
en la Obra-pia del Alférez Blanco, mejorada por los actuales pa-
tronos Marqueses de Vistalegre (1) á cargo de los capellanes de
la Colegiata D. Waldo Rodríguez Pineda y D. Prudencio Diaz
González; — en Pracia, 1880, «de los Cabos» por D. Camilo
Suarez, «del Carmen» por D. Cándido Suarez y el «de San
Luis» por D. Eulogio Suarez;— en Rivadesella, de «El Ángel»,
1877, por D. Eduardo Cámprubi, D. Valentín González Llerandi
y D. Bautista Caravera, y el de 1895 por D. Ramón G. Carcedo; —
en Pola de Siero, 1880, de «El Carmen» porD. Germán R, A ve-
llo;—en Tinco, en 1888, por Q. Liborio Rico, y en 1896 «de San
Francisco») por D. Andrés G. Blanco; -en Luarca, «La Con-
cepción» y «Santa Eulalia» y otros desde 1879 por D. Luciano
Bances, D. José Ahuja, D. Conrado Paslur, D. Ceferino Rodrí-
guez, D. Germán R. Avello, D. Leonardo Infanzón, D. Manuel
Albornoz, ele; — en IJanés, el «de la Encarnación*, continua-
ción del breve Instituto libre en buen edificio, inaugurado en
1873 por el Director D. Miguel Montilla á quien siguieron don
Manuel Pardo, D. Juan Risc'o, D. Antonio Vázquez y D. Emilio
Sagarminaga estando en la actualidad á cargo de los PP. Agus-
tinos, asi como en los primeros trabajos para su creación en
1862 se pensó encomendarle á los PP. Escolapios reunidos que
fueron los fondos suficientes, procurados por una subvención
del cincuenta por ciento de la Diputación provincial y una sus-
(x) Véase pág. 295.
— 332 —
cripción en la villa, en toda España y América {que ri
689.840 reales) y un legado de 100.000 pesetas del gene
llanisco D. Nemesio Sobrino (1); — en Villariciosa el <c:
Concepción» en ei Seminario menor de Valdedios estable
1863 por el entonces Obispo de Oviedo y después Cárdena
zobispo de Toledo D. Juan Ignacio Moreno, dirigido sucesivaí
te porD, Victorio Cuervo, D. Cipriano Robledo, Q, Luis Alvs
D. Raimundo Vitorero, D, Eugenio Junqu era 1 D. Baldomeri
clan, D. Herminio Hería, D. Salustiano Villazón, D. Claudi
Vega, D. Luciano Garcia y D. Vicente S> Coronas; y en la \
el tan reputado «de San Francisco a organizado en 1875 p<
malogrado escritor y pedagogo asturiano D. Joaquín (Jarcia
veda, que formó un establecimiento modelo y muy record
seguido después á cargo de D. Rafael Cangas Valdés, D 1
Ramírez y D, Ceferino González (2), creándose posteriora*
otro «de San José» por D. Manuel G. Fernández, D. Manuel
nández Diez y D. Juan Risco.— De estos Colegios asturianos,
mas no tenían alumnos internos, y actualmente gozan algu
subvención municipal, como el de Aoitésde 1.5UÜ pesetas
Cangas de Tinco, 1.000; de Aliares, 6.500 y 2,000 fiara lo
de Pilona, 2,000; de Tinco, 2.000; de Laurea, 2.500; y
Preceptorias de Latinidad, de Peonza, 125 pesetas para al
ler de casa; de Pola de $icrof 1*000 con cargo al profesor
pellán de misa de medio día; y de Vega de Ri vadeo j 500
setas.
En la provincia de León se han establecido los síguiei
Colegios de Segunda Enseñanza:— en Astorga, 1885, diri^
por D. José Carceda y D. Luis Luengo;— en La Baiteza, 1$
por D. Toribio Moro; -en Ponfrrrada, 18S7, por Ü. Eliseo í
nández García, sobre la base del suprimido instituto de los se
res González y Rueda;— en Valencia de D, Juan, 18H5, e
(i> Véase Memoria dejan gestiones para =1 Colegio de Llanca. Ulviedii. i86j).
— Reglamento del Colegio de < l Encarnación de Llanes* par D, Mtguel Mantilla. í1
dolid, 1874^,
—Velada liicrario-mmicat celebrada en 26 de Agosto de 1800 en boíir>r de 1? Kau¿t¡u
briuo Vt*z. > Llants, 1 H-j.-.i.
(aj Vcajje el libro donde coleccione Ariicntos, DÍMtltWQ9\ Vtítftt y fcewrtéo* drjn.
Oarria Ca*xda. (Oviedo, 1866) precedidos de la íiiLpráucion y biografía, que escribí culi
del fraternal y doctísimo amigo. Su obra docente cu VirUvicins-i será memorable.
— A*i Segunda HttMHatitu, discurso de apetiuj.i del Colegiu de Vtllavk¡o£u por J- G
Caveda* (Oviedo, 1S76J con apéndice» y datos estadísticos.
— El Deber y ti Trabajo t idem, por el miamo en 1878*
— 333 —
cargo de los PP. Agustinos;— en Va hieras, centro de la Tierra
de Campos, 1876, por D. Félix González;— y en Villaf ranea
fiel Vi orzo, 1882, por D. Santiago Heydk de las Heras y don
Willevaldo Robledo. También los municipios leoneses otorgaron
subvenciones para ayudar la vida de estos establecimientos: al
do Astorga, 2.000 pesetas; al de la Bailesa, 1.600; al de Va-
lencta, 2.000; y al de Valdcras, 1.500
En general, bien puede decirse que lá organización y medios
de los Colegios dejan bastante que desear; pero llenan importan-
te cometido y ayudan relativamente á la cultura, aunque en las
condiciones poco halagüeñas y progresivas cual aquella se fo:
menta y desarrolla en España. Resulta así deíiciente la instruc-
ción siendo la enseñanza de estos centros, con y sin internado,
un problema tan difícil de resolver como es urgente la solución
referente á su organización interna y externa, su alcance, y la de-
bida intervención del Estado al desenvolver la libertad de Ense-
ñanza. Los Colegios de Asturias han estado incorporados al Ins-
tituto provincial de Oviedo, único con tal carácter desde 1845
hasta que recientemente tuvo igual declaración el de Jovellanos
de Gijón, dándose entonces el R. D. de 30 de Mayo de 1901 con
demarcación territorial para cada uno, confirmado por otro de 29
de Noviembre adjudicando á la Escuela Gijonesa los centros en-
clavados en los partidos judiciales más importantes, por lo que
reclamó la Ovetense perjudicada en su antigua significación é
intereses, dándose demarcación nueva por R. D. de 1.° de Enero
de 1902 que no satisfizo á la primera. Hubo sobre esto dificulta-
des varias en traslados de matrículas, que el Rectorado dirimió;
y estas desagradables diferencias han desaparecido ahora que se
ha declarado libre la incorporación colegial á los Institutos.
Dicho queda que el Provincial de Santander, perteneció
desde 1845 á 1850 al Distrito Universitario de Oviedo (1) y por
este breve período debe ser comprendido en la presente Reseña
histórica. Su creación con el nombre de Instituto Cantábrico data
de 1839 y, como el de San Sebastián de la misma época, fué re-
medo del famoso Asturiano de Gijón, contribuyendo á su esta-
blecimiento el Ayuntamiento con 7.500 pesetas, la Junta de Co-
tí) Véase pág. 228.
- 334 —
mercio con 6,000, la Diputación provincial co
del edificio en el solar del convenio de Santa Clara y una ■
dad igual al déficit, aplicándose edemas al \o las
las del antiguo Seminario cántabro, cesado en 1808,
dones, memorias y obras pías de la pn de ei
tas las cátedras de latinidad de los Jesuítas y gastus de In¿
< /iún primaria) y los derechos académicos. Ten • rita I
cuela de Dibujo y otra de Náutica. El Instituto de Santaoti
transformó después, como los demás de la Nacida, con Jas
sivas reformas del ramo, que no fueron pocas.
En los muchos años en que fueron pre<
Universidades, libros de texto en loa Instituios, ya intci
señalados primeramente por el Gobierno y cu fcpoca posl
por los respectivos Claustros o los Catedrático
gumía Enseñanza, corrientes en el Distrito de Oviedo, fu
los siguientes en las asignaturas que se indican:
Ora '/i>rtiut Castellana. — Real Academia Espa Ajo 1 » .
Lengua Latina.- Raimundo Migad, Gómci •
Ganadles CaUada, Canillo, Guapo, Stttfki, Conmberan, Jímenei, Loun» La
Franco, Ruiz de la Pelia, Sardan, Colecciones de C íkíi] y de U
Escolapios; diccionarios de Valhuena, Marqués de Morante y Miguel.
Lengua Gtitg a.— Ortega, Crai, G, Andrés,
Lengua Francesa. — tierges de las ' riellas, tienot, La ver
la, Gaspar, Ferrer, Modino, Siler, Sales, Ramón, Cu
dizabal, Ayuso.
1— Palacio, Berdejo, Qutroga, Moreno l
Morelo, Mingóte, Sinobas.
Historia de /: <fmhi , — Ranera , López Amarante, Cid, Rivera
PicatQstc, Moreno Espinosn, Catado, Gongora, Arteco, liehrnn.
ffohvia ( "rtiz't'ntiL — PaJ ai i o , Rivera, C sstn i airante) A
bió, Sales, Moreno Espinosa. Sánchez Casado, Mingóte.
Literatura.— Jovellanos (continuado por Lespardat y Villarmtl y en e<1
posterior por Jainn\ Gil y Zarate, Coll y Velii, Rios, Polo, Casado, Cam
Casas, Garza, Terradí líos, Arpa.
Psieo/agia, Lógica y Etica*— Monlau, Rey y Heredia. J-
Ortl y Lara, Masferrer, Polo Peirolón, Elízalde, Gutierre*, Sand
Bessoo, Olmo*
Religión y Moral, -Mam, Bacía Manilo, Nowailhic, Pintón, Fie
Rio, Sánchez ,
Derecho Usual. — Candía y Acevedo.
Matemáticas. — torta/. ar, Valliny Bustíllo, Fernando* Cardfn,Tej
Mallo , Rubio j Gavilán, Sánchez, Sabrás, Zorzano, Lasala, Váícjuct Q
- 335-
Fisica y Quíutica.— Rico y Santisteban, G. Valledor, Chavarri, G. Frades,
Vicufia, I^uanco, Fuertes Acevedo, Lozano, Felití, López, Gómez, Marcolain,
Araujo.
Ifisloj-ia Natural,— Pérez Minguez, Galdo, Ramos, Rivera, Gómez, Pereda,
Albiñana, Jimeao^Picatoste, Pérez Márquez.
Fisiología é Higitnt. - Pérez Minguez, Pereda, Hidalgo, Jiménez, Fernández
Navarro.
Agricultura é Industria. — Tunón, G. Frades, Blanco, Echegaray, Arce, Pi-
ñuela, Otero, Botija, Pombo, Avela, Vidaurt, Galo, Tortosa, Ayuso, Mcneses,
Muneros.
Dibujos. -Yillanueva, Borrcll, Pilar y Morales, Capo, Calvo, Giol y Soldé-
villa, Cortázar, Garnier.
Gimnástica . — Sá nchez So m oa n o .
No es este lugar para crítica pedagógica de tales libros, ni
tratar de su extensión y precio (sobre lo que se lamentan también
los extranjeros) aunque ya pasó el tiempo de la tasa y, por otra
parte, no es tan fácil conseguir compendios completos, metódicos
y claros. Hay excepciones laudables.
En los citados Centros, públicos y privados de Segunda En-
señanza, fué aumentando de año en año la matrícula cual se
apreciará por los cuadros estadísticos (1) porque en una y otra
dirección y en menor escala con propósitos de general cultura,
una numerosa juventud acude á los Institutos; y este hecho de
gran transcendencia pública debiera llamar más y más la aten-
ción de nuestros gobernantes á la organización imperiosa, que
requiere este grado de enseñanza. Esto aparte, de que no es la
mayor ó menor matrícula buen barómetro de los Establecimien-
tos docentes, ni menos deben ser considerados como fuente de in-
greso para el Erario nacional: lo que conviene aquilatar con su-
mo cuidado es el resultado, ya general ó ya particular, de la cul-
tura y educación adquirida en ellos.
Medio conducente á este objeto y manera de apreciar el des-
envolvimiento educativo es la inspección superior de estas
escuelas secundarias. Alguna vez se ha manifestado en el Distri-
to, como cuando la presencia de los Consejeros de I. P. señores
Alvarez Arenas, Colmeiro y Camús, en otras ocasiones por los
Sres. Rectores como el Marqués de Zafra, ó por Catedráticos de
Facultad como los Sres. Salmean en Santander, Sela en Tapia y
(x) Véase Apéndice XIII.
-336-
Aramburu en las provincias de Oviedo y Leóo. Esta última
vechosa inspección fué la creada por R. O. de 4 de ]\1arz
1882 para los Institutos por medio de propuesta unipersfona
Ministerio de los claustros universitarios, En 1882 y 1883 e
Oviedo presentó á la Superioridad (1) el nombramiento del
tonces Catedrático y hoy Redor Sr. Aramburu, que realizó t
nida visita á las cátedras asturianas y leonesas de Segunda E
ñanza y redactó después «Memoria» muy notable, archivad
el Ministerio. Enseguida se suprimió tal Inspección, pues f
reforma ó institución dura entre nosotros?
De todo lo expuesto se deduce el estado interino y de i
fusión legislativa con que eslá organizada la Enseñanza segu
en España en su concepto, alcance y, principalmente, en su
ganización variable y alterada con lanía frecuencia en la Oí
ta de Madrid.
El tiempo pasa sin la urgente transformación de las escui
tradicionales en escuelas modernas, dilucidando de una vez <
de los aspectos de la Segunda Enseñanza conviene seguir ei
los llamados o clásico» y «técnico»; aquel con principales c
dras de lenguas muertas y conocimientos literarios, mientras
el segundo, predomina el estudio de las lenguas vivas y de
ciencias físico-naturales con su aplicación; y es de advertir i
hoy los países cultos, que van ú la cabeza de la cultura y <
dan á la instrucción más completa forma educativa, liendei
conciliar ambos extremos á tenor de corrientes inglesas, al t]
mo tiempo que en Inglaterra se reacciona de la cultura prii
pálmente física á la principalmente intelectual Ciertamente t
España no puedo competir ahora con esos pueblos adelantad
más procede consignar que también en tales naciones hay q
jas de la deficiente enseñanza de su bachillerato oficial, sier
más adelantada la enseñanza en Colegios privados que la de
Institutos y Liceos.
En Francia, por ejemplo, resulta como en España, donde, c
pues de varios cursos de lengua latina, la mayoría de los ah
nos no llegan á comprenderla ni traducirla mientras tanto c
olvidan la lengua propia y toman un barniz apenas percepü
(i) Archivo de la Universidad.— Claustras de 14 de M:ir/ze» de iflBa y de iB de Junii
1883.
. —337 —
de francés é inglés enseñados por profesores nacionales, y no es
muy completo el estudio de otras materias. En Colegios de la
poderosa y rica Inglaterra es bien sabido cómo se emplea el
sistema de la bifurcación, con una sección primera de conoci-
mientos generales (Lenguas vivas, Geografía, Historia, Matemá-
ticas, Ciencias físico-químicas y naturales, Comercio, Coloniza-,
ción, Dibujo) y otra sección de conocimientos especiales (Len-
guas muertas, Letras, Ciencias, etc.,) más son allí numerosos
los Centros en que se atiende la enseñanza llamada clásica cual
también en el Norte de América siguiendo' hasta ahora á la an-
tigua Metrópoli; y ambos, á su vez, tienden á la enseñanza mo-
derna. Hay sobre este punto mucha confusión en todas partes,
hasta en Alemania en sus Escuelas y Colegios (Gimnasios), sien-
do redundante decir cómo están dotados personal y material
pedagógicos en tales países, si bien resulta frecuentemente que
son más apropósito para gente rica, aunque en filantrópicas ins-
tituciones particulares y populares, de que aquí carecemos, se
sale al paso de esta dificultad.
Para ayudar á un cambio español de la Enseñanza Segunda
privadamente se creó en 1878 la denominada Institución Libre
de Enseñanza que, por desgracia, no prosperó como debía, aun-
que subsiste su espíritu avisador y práctico en el sabio maestro
D. Francisco Giner con otros profesores y en el importantísimo
«Boletín» que publica tan notable Centro.
No hay en este libro espacio para exponer en él doctrina y
noticias relativas al verdadero concepto con que, según la opi-
nión de autorizados pedagogos, dabiera reformarse y desenvol-
verse la Segunda Enseñanza entre nosotros, resolviendo el pro-
blema ó dirección entre la antigua ó la nueva y aun con otra
tercera, llamada i-integral», de más alcance que la moderna. Y
conviniendo todos en sustituir la antigua «instrucción» por «edu-
cación» que desenvuelva armónicamente todas las facultades,
preséntase aceptable el siguiente plan de la Segunda Enseñan-
za con estudios adecuados para los conocimientos que debe
comprender. Son: a) Educación intelectual: Preceptiva literaria
y Textos de la Lengua nacional y Nociones de la latina, Francés
é Inglés, Geografía, Historia de España é Historia Universal,
Matemáticas, Física, Química, Fisiología, Historia Natural, Téc-
-33*~
nica industrial, Psicología y Lógica; h) Educación moral: 1
gión y Moral, Derecho Usual; c^ Educación Física, Gímnás
Higiene, Trabajos manuales; y ú) Educación artística; Díbnj
La enunciación de tales estudios evita todo razonami
respecto á su necesidad é importancia con armonía, que i
perseguirse, délos conocimientos literarios y científicos sir
cesidad de bifurcación, que hace incompleta la enseñanza
neral fundamental. Tocante á su organización, ya todos coi
nen en el ingreso dentro de edad adecuada, no de niños sin
arrollo físico ni intelectual y sí después que los alumnos hí
dominado la Enseñanza primaria, elemental y superior;
mismo en la reforma de la vida escotar con adecuada dísli
ción del tiempo para el Irabajo y descanso, dedicando hora
la mañana ú la enseñanza intelectual y moral, las úc la tan
la parte física y artística, y las primeras horas de las largas
ches de invierno á preparar trabajos del siguiente día. El pi
sorado, probado en su respectiva ciencia, en conocimientos d
Pedagogía general y especial y en sn aptitud práctica, sen
maestros dignos de este nombre en comunicación intima y
ternal con los discípulos. Claro es que muchas de estas re¿
alcanzan á todos los ordenes de la Enseñanza pública y
vada(l).
¿Qué se ha hecho en España para afirmar esta aspirac
pedagógica con relación á nuestros Institutos? amontonar re
mas y cambios puramente legislativos y además sin medios c
nómicos en material y personal para tales reformas. Y conví<
enumerarlas, aun á riesgo de prolijidad:
Plan de enseñanza intermedia ó secundaria, que fnrm
el Consejo de Instrucción Pública por R. O. de 14 de Octubre
1844 suscrita por el Ministro Sr. Pida!, y no tuvo aplicac
á consecuencia del inmediato de 1845 del mismo Ministro i
los programas de 181(5, obra del Director Sr. Gií de Zarate
de 1847, por el Sr. Pastor Diaz;— de 1819, por el Sr. Br.
MuriIlo;--de 1850, por el Sr. Seijas Lozano; y todos con
respectivos reglamentos y la especial Junta agregada en el i
mo de dichos años;— de 1852, el Plan Regí amento del Sr, G
(i) Véase, entre otros mucho* libros extranjeros y algunos HMflokt,, d interesante
Enseñanza en ?t siglo A^por Kíeardo Becerro de üengoa. (Madrid» 1899-1900;.
— 339 —
zález Romero;— de 1857, la importante Ley del Sr. Moyano;—
de 1858 y 1861, del Sr. Busto, marqués de Corvera;-de 1866,
del Marqués de Orovio;-de 1868, del Sr. Ruiz Zorrilla;— de
1873, los proyectos del Sr. Chao; — de 1874, el arreglo del señor
Navarro Rodrigo; -de 1880, del Sr. Lasala;— de 1885, disposicio-
nes generales del Sr. Pidal (D. A.) con tendencia derogada en
1886 por el Sr. Montero Rios (1);— de 1893, el Proyecto del se-
ñor Moret;-— en 1894, las organizaciones de los Sres. Groizard y
Puigcerver, anuladas en 1895 por el Sr. Bosch; -de 1898, la del
Sr. Gamazo, modificada en 1898 por el Marqués de Pidal que,
á su vez, fué reformada por el Sr. García Alix; — y en 1901 la
amplia organización del Sr. Conde de Romanones (2), que ha
sido cambiada y simplificada en 1903 por el Sr. Bugallal, cuan-
do se imprimen estas líneas
Si se hubiese realizado, con alguna modificación, el pensa-
miento del Sr. Chao, se hubiera adelantado España á aplaudidas
y posteriores reformas del Extranjero ó tendríamos un puesto
cerca de países adelantados habiendo sido ley el proyecto del
Sri Moret, plan á la vez clásico y moderno, íntegro y sin bifur-
cación. Aceptaba ésta, el de los Sres. Groizard y Puigcerver, mix-
to clasico-moderno, pero más clásico que técnico; y sin ella era
el del Sr. Gamazo de amplio alcance, literario y científico á la
vez porque, aparte de la reforma Sr. Orovio, ninguna de las
mencionadas fué clásica en España á partir de la del sabio pri-
mer Marqués de Pidal.
De todas suertes, urge determinar de una vez el verdadero
concepto y alcance de la Segunda Enseñanza; pero, como debe -
hacerse en relación con el plan total, seguiremos con proyectos
de las diferentes situaciones políticas sin abordar el problema
vital y nacional de un plan general de enseñanza.
(i) R. D. de 5 de Febrero de i885 derogando el de 18 de Agosto de 18S5 con sin disposí-
cioncj complementarias sobre enseñanza libre suprimiendo lo* establecimientos de Segunda En-
señanza * asimilados», restableciendo Ioí Rs. Ds. de ao de Julio y 29 de Septiembre de 1874 ele-
vados a leyes por la de 27 de Diciembre de 1876.
^a) Véase pág. 308.
— 34i —
CAPÍTULO II
Enseñanzas especiales. — Jovellanos y el Real Instituto Asturiano de Gijón. —
Obstáculos de localidad.— Pensamiento fundacional.— Establecimiento, orga-
nización y primeros resultados de la Escuela*. — Vicisitudes hasta la prisión
del Promotor. — Reformas y disminución de ensefianzas. — Tentativas de res-
tauración y muerte de Jovellanos. — Segunda época del Instituto. — Crisis. —
Visita de Canga- Arguelles. — Los directores Sánchez y Menéndez. — Escuela
especial y estudios de Minería. — Protección de Caveda. — Escuelas elemental
y superior industrial. — Su lamentable desaparición.— Estudios de Aplicación
á la Industria y al Comercio. - Ley de Monumento á Jovellanos y su inefica-
cia.— Subsistencia é importancia de la primitiva Escuela de Náutica. — Vici-
situdes de estas aulas y estado actual. — Medios materiales de Enseñanza .del
Instituto Asturiano de Jovellanos. — Libros de texto. — Renta y recursos su-
cesivos.— Matrícula. — Noticias del edificio. —Observaciones.
Las diferentes Enseñanzas que la tan reformada y alterada
ley de 1857 distinguía y llamaba «Superiores» y «Profesionales^
reciben también el nombre común de «Especiales», todas com-
prendidas en el moderno y extensivo concepto de la «Universi-
dad» ó amplia Escuela del general saber. Así ha de abarcar el
presente capítulo (sin sujección extricta á rigurosa clasificación
administrativa) noticias y datos de centros oficiales diferentes,
ya extinguidos ó subsistentes en Asturias y León, que son espe-
ciales en relación con el hasta ahora cuadro docente universita-
rio de las tradicionales Facultades y además posteriores en con-
tenido y aplicación á Jas materias comprendidas en la llamada
Segunda Enseñanza ó General, de que se hizo relación en el
capitulo que antecede (1).
Y por su historia y trascendencia merece el primer lugar
la desaparecida Escuela Gijonesa, con aulas cerradas en hora
aciaga para la cultura y bien públicos.
Fueron obra del inmortal Jovellanos, figura grandiosa en la
historia nacional y de gran relieve en el desarrollo de la pública
(i) Aun así. no comprendemos en el Capitulo las Escuelas Normales, que han de aparecer
en siguiente capitulo por íu estrecha relación con la Primera Enseñanza.
— 342 —
enseñanza en su natural y completo concepto educador. Nc
camente se comprueba la significación esta con la fnnd.
asturiana, sino por estudios y propagandas incesantes con i
tos de profunda ciencia y anhelo práctico, ya impresos ó i
tos; más de tal mérito todos, que hoy, después de mas de un
tienen preceptos y aplicaciones de gran vigor y exhuberante
Cuando esto se considera, suben al punto la admiración y í
ñeza al no ver figurar el insigne magistrado en la dHistoiia
Instrucción pública de España» por el Sr, Gil y Zarate, ni p
notable Instituto de Gijón ni por sus brillantísimos trabaje
dagógicos; omisión imperdonable, que hace desmerecer m
un libro tan interesante por otros aspectos; y olro tanto su
con el titulado pomposamente «Historia filosófica de la Iris
ción pública en España») por Sánchez de la Campa. Este si
ciona al virtuoso Jovino; pero, como de pasada, sin hac
cargo que tan ilustre asturiano significo y aun significa la ne
dad de cambio en el rumbo de las Escuelas publicas, demos
dolo con su institución y con sus obras de enseñanza esím
numerosas que parece, dice Cean, no haber tenido oíro est
ni otra ocupación tan principal en toda su existencia (1).
La vida de Jovellanos fué la vida de los grandes mcrecín
tos y de los más inmerecidos infortunios-
Nació en Gijón, en 1741; estudió allí, en Oviedo, en Av.
en Alcalá; fué juez y oidor en Sevilla; magistrado en Ma<
miembro de la Real Junta de Comercio y Minas, del Consoj
las Ordenes militares, del de Estado y de Castilla; eleclo cu
jador de Rusia, ministro de Gracia y Justicia; y, finalmente,
i\) De suma importancia y con un acabado conocimiento de la materia bou los e^cj
estudio* de Jovellanos sobre Instrucción Publica, pudknik citarle aquí leu sifui^nies:
-Estado de la Sociedad médico-hispalense y estudio de la Medicina en su Lniver-uí
•Reglamento literario ó institucional del Colegio de Calairava en Salamanca»-—* Ordena:
'Oración inaugural»; "Noticia-; «Curso de Humanidad^ Castellanas»; * Tratado de anilí:
Discurso»; 'Oración sobre la necesidad de unir el c-tuilio de la Literatura ni de las Cien
«Programas, Discurso* sóbrela Geografía histórica"; cíe, del Real Instituí.} Asturiano,— *
al ovetense Dr. I'rado sobre el Método de estudiar el Derecho cspatioE*.— ■Exposición :i\ f
pe de la Paz como respuesta á los once puntos de I. 1'. en E^juím im< se le consultaron de F
— «Método para perfeccionarse en el estudio de la Teología*.— * Memoria sobre I, P. ó tr
teórico- práctico de la Enseñanza para Escuelas y Colegio* cte nint^-.— ^Base* para U fbrir
de un plan general de I. P. (como individuo de la Junta ¡soberana cerrlraE de Gobierno) cíe
Y aun quedan inéditos, masó menos completos, o tro* trabajos y apHttfctf,. horradoreü
como «Diálogo filosófico acerca del saber, estudiar y discurrir;» ^Estudio de las lengu
i.a y ¿.a Enseñanza»; «La Versión en la Latinidad»; » ['credibilidad humana y nbjcio
Instrucción respecto de ella»; «Conversaciones sobre I. P. (con interlocutores de las varia*
siones)»; «Impedimentos para la I. P.;» «Apuntamiento! para la Historia de U I. P.)* -Infl
la I P. en la prosperidad social». — «Tratado de las obligaciones del Hombre, de Cicerón1
-343-
cal de la Junta Central al comienzo de la guerra y revolución de
España en 1808 y 1809.
En estos, más cargos y comisiones probó su celo por el
bien público y su vasto saber: en León arregló la biblioteca de
San Marcos; en Salamanca reorganizó con nuevo plan Jos co-
legios de las Ordenes; en Santander y Vizcaya informó sobre los
montes y minas; en Asturias activó y terminó la carretera de
Castilla, fomentó la explotación carbonífera y las obras del puer-
to y promovió y estableció en Gijón el «Instituto Asturiano».
Ah! entretanto no le concedieron reposo «la envidia, la am-
bición, los privados intereses y el furor de los malvados».
En 1720 fué desterrado simuladamente de la Corte por am-
parar á Cabarrús en la cuestión del Banco7 de San Carlos, fal-
tándole! entonces á Jovellanos hasta el apoyo de Campomanes;
pero en siete años dio cima con el acierto y desinterés de siem-
pre á útilísimas empresas. Elevado al ministerio en 1797, fué
víctima de su credulidad y honradez y, tras de sufrir asechanzas
contra su vida, se conjuraron inútilmente para perderle y desho-
norarle la nulidad del Rey, la desenvoltura de la Reina, la trai-
ción del valido, la intriga de aduladores palaciegos y el resenti-
miento de los inquisidores. Vuelto á su casa, nuevamente le azo-
tó la desgracia con que en vano pretendieron hundirle los gober-t
nantes de Madrid, que semejaban á enemigos de la patria. Los
envidiosos de las virtudes y grandeza de Jovellanos (la pluma se
resiste á escribirlo) hasta en Gijón y en Oviedo tuvieron para su
afrenta espías, denunciadores y esbirros preparando las soñadas
causas por las que el sapientísimo asturiano, tratado como un
criminal, fué preso ignominiosamente y encerrado en 1801 en
prisiones de Mallorca para aprender el Catecismo. Ya libre,
ya prisionero siguió estudiando y escribiendo en todos los géne-
ros del humano saber.
La suspirada libertad, otorgada mezquinamente siete años
después, fué consagrada por el eximio patricio á la santa causa
de España, desdeñando los halagos de Napoleón y rechazando
ofrecimientos de doctos afrancesados, «que cesaron de ser sus
amigos cuando dejaron de serlo de la patria»; pero aceptando
con sus trabajos y peligros la representación de Asturias en la
Junta Central, huyendo con ella y volviendo á Sevilla, teatro un
23
- 344-
diadc amores y amistades entrañables, Alli ti brilil
dotes de gobierno y, al concluir la gloriosa lana,
aplausos de los buenos, te acibararon otra ¡alan
envidia que persiguieron á los Centrales, La tempestad le ;
á las playas de Galicia pata ser blanco de nuevo- insultos
tranquilo eo su conciencia y fuerte ante el dolor, eo la pi
.Muros escribió la Defensa de (n Junta, ^ ora ció
nía, la más patética, liorna y vigorosa del idioma españolo
¿Y le reserve) todavía su infeliz estrella el consuelo de
entre los suyos, dedicando sus últimos alientos a la [>]
de su Gíjón idolatrada y de la juventud asturiana pa
abrió nuevos derroteros? No, Los Franceses habían saq
petidas veces la provincia; dudaba .(ovina si le <pi
reclinar su cabeza, é iba á buscar en su casa desolada un /*/
ru defabes&; no cobraba sueldo y había agotad
i;tmn que para salir de Cftdiz habí
sus servidores. Exhausto de recursos, Jo* olíanos arril
Agosto al tlugartn del alma y otra M/ abrió las p
instituto; mas tomaron loa fn ,quB le arrojaron <I*
benditos lares, huyó en frágil nave juguete de las ola
tempestad, que parecían concitadas con los enemigos, Des
de mil angustias se salvó, con amigos
gio, y en la hospitalaria caso de Trelles Osorio {Puerto fie V
en Xavía de Asturias, al llegarlas primeras horas Hela noclu
27 de Noviembre de 1811, entregó al Creador su alma, tesoí
y ir tu des v acrisoladas valerosamente en el martirio.
Tal fué el fundador »Ii I instituto A ro, escuela m
y la primera de España en dirección práctica
diferente de los posteriores llamados de Segunda Enseñaos
más la tradicional- en centros que llevaron aquel nombre d
1839 principiando por el de fiuadalajara, enseguida
m y torios desde el plan de 1845.
Véase ahora la'obra jovellanista (1).
El primer pensamiento, exteriorizado, fué en Oviedo i
Oí l'
Lann y F. : L. V, s¡¡
retar O Juit ) ClUtlIl ' y h« ÜÚ > GOfleQd I I I <r.Jj dt
■
— 345 — '
de Abril de 1781 en el Discurso dirigido á la Real Sociedad
Económica de Amigos del País de Asturias sobre los «Medios de
promover la felicidad del Principado», cuando decía: «sobre
todo convendría que se promuevan en Asturias, los buenos estu-
dios especialmente el de aquellas ciencias que se llaman útiles,
por lo mucho que contribuyen á la felicidad de los Estados: tales
son las Matemáticas, la Historia natural, la Física, la Química, la
Mineralogía, la Metalurgia, la Economía civil. Sin ellas nunca
podrán perfeccionar debidamente la agricultura, las artes y ofi-
cios ni el comercio*. Y un año después, en 6 de Mayo, presi-
diendo aquella doctísima corporación, leyó otro discurso sobre
la «Necesidad de cultivar en Asturias el estudio de las Ciencias
naturales» exponiendo con maravillosa elocuencia la importan-
cia de tales conocimientos «los medios de atraerlos á esta pro-
vincia y arraigarlos en ella o al proponer el envío de dos aprove-
chados jóvenes al Seminario de Vergara, á costa de una suscrip-
ción pública para estudiar aquellas materias, que habían de am-
pliar y perfeccionar seguidamente en el extranjero y, á su térmi-
no, venir á enseñarlas á nuestra tierra.
Ocasión más concreta en este novilísimo pensamiento se
presentó al hijo preclaro de Gijón cuando en 1789 tuvo que in-
formar la instancia de D. Juan B. González Llanos para el fo-
mento y explotación de minas de carbón por este asturiano des-
cubiertas en Langreo y Siero; y ya en su favorable dictamen,
proponía D. Gaspar la creación de una Escuela de Matemáticas,
Física y Mineralogía y con un complemento de Escuela de Náuti-
ca. Nuevamente sobre estos extremos informó Jovellanos en
1791 de acuerdo con el docto ingeniero Sr. Casado de Torres.
En su consecuencia se dictaron la RR. CC. de 24 de Agosto y
11 de Septiembre de 1792 para promover tales enseñanzas con
objeto de difundir «los conocimientos científicos, que son abso-
lutamente necesarios para el laboreo y beneficio de las minas,
y para formar pilotos, que dirijan las naves», encomendándole
la organización ya que era «suyo el pensamiento»>,al que debían
prestar apoyo las autoridades asturianas. En RR. 00. de 28 de
Noviembre y 12 de Diciembre del mismo año se determina y
aprueba la fundación de tales enseñanzas, encargando á Jovella-
nos el plan y estatutos y señalando el establecimiento en Gijón
- 346-
al aceptar el generoso ofrecimiento de casa y magisterio p
Capitán de Navio D. Francisco de Paula Jovellanos, herr
del Promotor. Ea expresiva carta éste lo participo al Ay
miento gijonés:
«Señores justicia y Regimiento de la M, N. villa tic Cijón. — Muy *
míos: Por la copia adjunta verán V, SS< la resolución tomad» por S* M. *
U de los informes, que dirigí á su Keal mano en el ftflo pasado, acerca di
blecer en esta villa una Escuela de Matemáticas, Fínica y Náutica, y dotar
una renta de 50.000 reales anuales; y sitndo bien notorias las ventajas rj
mejante Establecí miento promete a nuestro país, lo pongo en noticia de l
muy complacido de haber tenido una ocasión tan oportuna de acreditar ;
villi y á todo el Principado el amur que les profeso y el interés que tomo
bien y su gloria —Nuestro Señor guarde á V. SS. muchos años, -{Jijón
Biciemhre de 1792. — 11. L, M. de V, SS. su mas atento seguro servidor.-
Gaspar Melchor de Jovel lanas».
Dificultades de índole especial salieron al paso del Si\ J
llanos en «guerrillas», como este las califico, del espíritu eei
lízador y de los siempre repetidos y poco medüados celos d
calidad, si es que también no había de por medio alarma in
dada sobre alcance de la nueva Escuela, que se establecía
un espíritu bien diferente del tradicional y anticuado de núes
Universidades, donde ejercían gran influjo los autoritarios
montos, que hasta entonces monopolizaban la vida publica.
El Ministro de Marina y llaylió Sr. Frey D. Antonio de
des, comunicó la fundación del Real Instituto Asturiano al
verendo Obispo, Diputación provincial y Ayuntamiento de 0
do+ Respecto al primero no sé de su oposición más que lo ui
feslado popel mismo Jovellanos en carta al Sr* González P<
da: «Sé que ha sido locado (el Obispo) como todos los de
(Oviedo) de la punta de Escuela y que en su casa se fragua
algunos recursos contra ellao, (l). La Diputación provincial (
misión permanente de la Junta General y compuesta de los
ñores Regente, Toreno, Rivera, López (irado y Flúrez) acó
contestar que «se representase al Sr. Ministro y Supremo C
sejo— si se tuviese por conveniente— á fin deque el Esíabl
miento se haga en esta Ciudad, como antes de ahora se había
licitado, exponiendo las muchas, justas y muy poderosas raao
<i) Carta de 4 de Mnrzo de 1783 al Sr, G. Posada.
— 347-
que existían al Principado para esta solicitud». En el ayunta-
miento de Oviedo, después de la lectura ministerial, se acordó
consultar á Jovellanos por los muy pocos regidores asistentes á
la sesión, no sin que hubiese expresivas y razonadas observa-
ciones al asunto. Dijo entonces el Sr. Carreño, encargado de es-
cribir al Sr. Jovellanos, oque no podía persuadirse, que S. M. haya
resuelto fijar en Gijón la Escuela sin pleno Conocimiento y razo-
nes, ni tampoco á que los estudios, que se han de dar allí fuesen
conciliables con los de la Universidad, pues desde luego los es-
tudios de Náutica están mejor situados en puerto de mar y de
ellos es inseparable el de las Matemáticas, por lo que la reunión
de los demás estudios no era otra cosa que el complemento de
la misma Escuela, mientras la Universidad ya tenía cátedra de
Matemáticas á la que fácilmente se podía añadir otra de Física
experimental, mientras que la Química y Mineralogía no pare-
cían necesarias á la Universidad ni álos estudios que se enseñan
en ella*. El Sr. Villaverde añadió que asi á primera vista pare-
cían que era más interesante al bien público establecer tales en-
señanzas en Oviedo, no era de dictamen se resistiese su estable-
cimiento en Gijón sin que antes se oyese al Sr. Jovellanos y que
bien estarían las enseñanzas de Náutica en Gijón y otras en
Oviedo »\ Pocos días después se leyó la contestación del Sr. Jo-
vellanos á la Justicia y Regimiento de Oviedo y distaron mucho
nuestros ediles de resistencia tenaz ó apasionada, pues el Sr. Es-
Irada, si opinó por representar respecto al proyecto, había de ser
«satisfaciendo, como se puede muy bien, á cuanto expone (Jove-
llanos) y al interés público y al de la provincia, pues en lo demás
lo tiene por oportuno y conveniente»; y el Sr. Villaverde mani-
festó «que al elegante y erudito papel del Sr. Jovellanos solo con-
venía en que la Escuela de Náutica debía establecerse en Gijón y
que las otras no están bien bajo la dirección de la Universidad;
pero que estas estarían mejor en esta Ciudad, ya en la casa que
fué de los expulsos (la Compañía de Jesús) ó ya en alguna aula
áe la Universidad, sin que por eso quedasen sujetas al gobierno
de ella». En acuerdos universitarios solo hay á este punto refe-
rencias un año después respecto al establecimiento de las nuevas
cátedras, que se solicita fundar y dotar en la villa de Gijón, para
«escribir á nombre del Claustro todas las cartas de recomendación
— 34* -
que tengan por conveniente (¡os doctores comisionados e<Bus
Prado)* y más tarde, cuando el Sr. Jovellanos anunció en car
Rectoría próxima apertura del Instituto se acordó únicam
«que SS le contestase».
De propósito nos hemos detenido en estas noticias o vete
(1) sin haber encontrado las «Representaciones*) elevadas á
drid, para dar luces á este incidente enojoso de oposición inir
cida al pensamiento nobilísimo del ilustre Ministro, que r
tenía de reparable en tiempo, lugar y fin. Son muy humano?
diferentes puntos de vista de todo asunto, y era natural qu
Oviedo se deseasen enseñanzas de ciencias (no las de Nám
cuando el mismo Jovellanos en su dicho discurso de 1782
ponía que los pensionados á Vergara podían hacer los estu
de Matemáticas en esta Capital. Lo de traer aquilas enseñar
de pilotos era risible «porque mejor estarían en Tazones*, ct
decía Jovellanos, y era ridículo que a los caciques de O vi
quisieran cátedras de Náutica en secano», como graciosarru
escribe elSr, Lafuente. De todas suertes, aún sin la R. O. de í
Mayo de 1793 para que Diputación, Ayuntamiento y Universi
«no moviesen disputas que retardasen la plantificación de la
cueSa deGijón»n ia oposición fué y debió ser flor de un dia, a
que á D. Gaspar le molestase mucho cual se deduce de sus
mitables cartas; más seguramente tratándose de «nuestra 1
versidad» como la llamaba en su carta á Carreno; porque am;
•á la Escuela donde había estudiado y á la que había ser vi
porque en ella tenía doctores y maestros que opinaban com<
y Je llamaron á su seno; porque trataba de hacer dos cení
hermanos (2) aunque con finalidad diferente; porque adívin;
que el alma mater había de hacer justicia á su ideal pedag
co y enviaría á sus maestros como Vega, San Miguel, Prs
etc, á las solemnidades escolares de Gijón. Pero ¿cómo extra
opiniones contrarias, aunque sea en esté punto de un bien píi
co, cuando en la misma patria del gran gijonés se escribían
aquella incalificable delación secreta el ataque más durísi
(i) Archivo de U Diputación provincial; Diputación de iS de Diciembre de 179*.
— Archivo del Ayuntamiento de Oviedo; Actav de ta de Diciembre y 4 de Enero de
— Archivti de U Universidad: Claustras de 4 de Marzo y 6 de Diciembre de 1793.
Íj) Véase pags, 117 (nota), 118 a taz, 149, *57 (nota) y siguiente*.
— 349 —
contra el ^Instituto y sus enseñanzas y hasta la duda más rastrera
contra la purísima inversión de caudales por el integérrimo Mi-
nistro...?
En R. 0. de 15 de Noviembre de 1793 se aprobó definitiva-
mente el establecimiento del Real Instituto Asturiano.
¿Cuál era el pensamiento del Sr. Jovellanos? Deseando nueva
dirección á los estadios nacionales, que en las Universidades es-
taban reducidos á las Leyes, Cánones y Teología, ansiaba dar
merecida importancia á las ciencias naturales y experimentales
para el mejor progreso de la industria y navegación; quería pro-
curar esos conocimientos útiles que prometían un porvenir econó-
mico. En comunicación dirigida al Ministerio en 22 de Julio de
1793 se deduce que su objeto era que el (Instituto pudiera, á la
larga, servir á la educación de aquella parte de la nobleza de
Asturias que se destinara á la profesión de las armas (1) y aun
de toda la gente acomodada que no siguiera la Iglesia ó la Ma-
gistratura. La enseñanza reunida de las ciencias exactas y natu-
rales, presenta á la Instrucción de la juventud no solo los cono-
cimientos mas agradables, sino también los más provechosos
para perfeccionar su espíritu y mejorar su educación». Las «Re-
flexiones.» en que fundamentó la creación del Instituto Asturiano
y las «Ordenanzas» atinadísimas que supo darle en 1793, la
«Oración» inaugural de! siguiente año, los «Discursos») que pro-
nunció en aquellas aulas en repetidas ocasiones, y sus preciosas
«cartas» entre otras á los ministros Valdés, Lángara y Cornel,
académico Vargas Poncc, al docto amigo Magistral Posada y á
varios asturianos reflejan su pensamiento de enseñanza verda-
deramente científico y nueva dirección de cátedras públicas.
Bajo el modesto titulo de Escuela de Náutica y Mineralogía, su
plan era vastísimo, como se infiere también de una carta que en
1800 escribió al dicho prebendado ü. Carlos González de Posa-
da: t...Ah! si viera V. á lo que aspiro! No menos que á formar un
modelo de aquella instrucción literaria, que necesita la nación
para ser instruida en aquella especie de conocimientos, que ha
despreciado hasta aquí, y poderle decir un día ó á su gobierno:
(i) Cuando l:t reapertura del Instituto en x8ir se ofreció un curso de 'Principios de Técni-
ca, Fortificación y Artillería», ya, según unos, para ayudar á futuras contingencias bélicas como
las que Asturias sufrió ea la guerra de la Independencia, ó ya para base, según otros, de una
academia militar facultativa.
— 350 —
¿Quieres ser verdaderamente sabia? Reforma las Universid
erige en cada provincia un Instituto como este; protege li
tras y los literatos, y volverás á ser lo que fuiste un día, h
mera nación del mundo sabio*. Mejor está la idea de Ja fi
ción en la inscripción de trasparentes cuando las función
la apertura:
* CARLOS. IV,
PROTECTOR. DE» LAS- CIENCIAS.
PADRE. Y. DELICIA. DE. SUS.
PUEBLOS.
FUNDA. EN, ASTURIAS,
Y. E5TABLECE. EN* GljON.
UN. INSTITUTO. DE. NÁUTICA,
Y. MINERALOGÍA*
PARA. ENSEÑAR. LAS. CIENCIAS.
EXACTAS. Y, NATURALES,
PARA. CRIAR. DIESTROS. TI LOTOS.
Y. HÁBILES. MINEROS,
PARA. SACAR. DEL. SENO. DE, LOS.
MONTES. EL. CARBÓN. MINERAL.
PARA. CONDUCIRLO. EN.
NUESTRAS. NAV*:?. Á. TODAS
LAS. NACIONES.
El escudo del Instituto indica también en expresiva aleg
el pensamiento fundacional del Promotor, que le diseñó. Es
tido: el Pelayo de las armas gijonesas en un cuartel; en el
una pirámide sobre cuya base se lee matemáticas así conu
la cúspide náutica mientras un genio escribe con un estile
neralogía sobre el monumento; y en la orla aparece el le
Quid verum, Quid utile(l).
La apertura de la Escuela se celebró con loda pompa i
de Enero de 1794, y en aquel acto solemne nacieron grande
peranzas de aquella bienhechora creación (2).
Los estudios planteados se dividieron en principales y a
(i) No acertó el Sr. La Fuente en la Historia dr /n* Unrvcrsidtidrs etc. Humo IV, |
199) en suponer que el pensamiento de Jovellftftos respondía a la ^corriente* de entono
echaba á las Universidades y en especial á teólogo* y JltNátn la culpa de la holgazanería
tual é ingénita de España. Los estudios, antecedentes é ¡deas de Joveilnnoi erati otros; cotí
día que las Universidades no eran lo que debí ui de Mt y , ...aiin im son toda tía.
ii) Véase:
—Relación de la apertura de la Gaceta de Madrid dd i t de Febrero íie 1704
— «Noticia del Real Instituto Asturiano, dedicada ni Principe niu?s[r<, urrtor por m:i
Excmo. Sr. D. Antonio Valdcs —(Oviedo— Aflo M UCCXCVj,— Var 1>. francisco Diar
gal) — Contiene la dedicatoria, relación de la apertura trabajen de preparación, discurso
ñor Jovcllanos, oda del Sr. Villarmil, otros sucedo* y apéndice* con duLUwuitoi y órdenes.
— 35i —
sorios. De los primeros; dos años ó cursos de Matemáticas (Arit-
mética, Geometría, Trigonometría, Algebra, Mecánica é Hidro-
dinámica); otro de Náutica (Cosmografía, Astronomía, Navega-
ción y Maniobras); y tres para Mineralogía (Física, Química, Mi-
neralogía teórica y práctica). Y de los segundos: un curso de Di-
bujo natural y Rudimentos de Francés é Inglés; otro de Dibujo
científico y Ejercicios de versión de aquellas lenguas; y otro
curso de Dibujo hidrográfico. Estas enseñanzas se fueron plan-
teando sucesivamente aunque no se consiguieron las de Mine-
ralogía.
Los ilustrados individuos, que componían la dirección y el
profesorado en el momento de la apertura, eran los siguientes:
Director: D. Francisco de Paula de Jovellanos, comendador de
Aguilarejo en la Orden de Santiago, capitán de navio en la Real
Armada, alférez mayor y regidor perpetuo de la villa de Gijón;
profesor de Matemáticas, D. Diego Cayón, segundo piloto de la
Real Armada; de Náutica, D. José Hermida, primer piloto y al-
iérez de fragata; de Lenguas inglesa y francesa y Bibliotecario
D.Juan Lespardat; Racionario, D. Ramón González Villarmil; y
auxiliares interinos de Matemáticas y Dibujo, D. José Alvargon-
zález Zarracina y D. Ángel Pérez.
Los alumnos matriculados en el primer curso fueron 50.
Para la enseñanza de las Matemáticas Jovellanos tomó valiosos
consejos del sabio asturiano D. Agustín Pedrayes, profesor repu-
tado de esta ciencia, comisionado español con Ciscar para la
asamblea internacional del nuevo Sistema decimal de pesos y
medidas, que se hallaba retirado en su patria, Lastres (1).
Desde el primer curso consolidáronse las esperanzas abriga,
das por inteligentes patriotas al simple anuncio del pensamiento
pedagógico-jovellanista. Los primeros exámenes fueron brillan-
tes y el magisterio rivalizó en celo y competencia, si bien hubo
que hacer en él necesarios cambios. Las Ordenanzas señalaban
cinco ejercicios de prueba: de «aprobación» para aquilatar el
mérito de cada alumno ante el Tribunal académico y en acto
público; la «graduación» para adjudicar recompensas á los más
(») Por f-liz coincidencia, también otro atturnno ilustre, hijo de Aviles, el Teniente Gene-
ra! de Ingenieros D. Pedro de Lucncc impulsó los estudios de Matemáticas en ei siglo xvm co-
mo director de Academias militate* de Ctrcclona y Madrid y autor de notables obras. Véase su
biografía por el General y académico D.Julián Suárez Inclán. (Madrid, 1903).
- 35*-
distinguidos; de «oposición* para aspirar á miembro del ma*
rio como profesor ó bien auxiliar; y de * ejercicio» para obl
los náuticos el título de pilólo. Había «certámenes» con ej
cios científico-literarios en días solemnes, y de ellos da nolíc
insigne Jovellanos en «Cartas» y «Diarios», siendo notorio «
1795 para colocar el retrato de Carlos IV y del Ministro de
riña Sr. Valdés (1). Igualmente se dispusieron «pensiones» .
modernamente se han resucitado como novedad) cual Jas <
gadas en 1797 á los aprovechados alumnos D.José Alvargo
lez Zarracina y D. Timoteo Alvarez Veriña; al primero ]
completar sus estudios en Segovía al lado del químico
Luis Proust y al segundo para pasar al Extranjero á íiíi de
quirir conocimientos mineralógicos, de cuyos progresos d
cuenta, años después al Director del Establecimiento, refirió
su estancia en París y proyectos de seguir á Inglaterra y Ale
nia. Realizaba Jovellanos el proyecto ofrecido ¿i la Eeonón
Asturiana en 1782, ya que ricos paisanos estuvieron fcotütl
muy parcos á contribuir apensiones análogas recomendadas
el gijonés insigne. Era reducida la casa, que generosamente ha
donado el Alférez mayor de íujón; y D. íiaspar, que vivía e
para el Instituto, pensó en acometer nuevo edificio, míent
asistía á las aulas, inspeccionaba á los profesores, daba poi
mismo enseñanzas, abría la Escuela primaria de Sia. Doradla
y disponía cátedras de Humanidades castellanas en 17ÍM>.
Geografía é Historia en 1799 y de Física experimental tiltil
mente. Procuraba en todas partes medios y recursos para
mentar su obra patriótica, de la que se separó con pena ;_rt:n
cuando fué llamado á Madrid en 17N7 para los consejos de
Corona en el Ministerio de Gracia y Justicia, del que fué exlio
rado pronto al triunfar intrigas y asechanzas cortesanas,
Mas, como por ley humana no hay dicha duradera, neg
nubes obscurecieron alguna voz el cielo sereno al que eontín
mente alzaba los ojos el virtuoso magistrado; nubes precurso
de la tempestad, que después cslallósubreGijóny Asturias ai
batándonos al más glorioso desús hijos. En una ocasión recia
(i,/ Con este motivo los alumnos del Instituto representaran la escena ó toa AY a^rut
miento, que se imprimió en Oviedo en tirada de 50 ejcín piarte
(2) Se tratará de esta Escuela en d capítulo de la Instrucción primaría.
— 353 —
Jovellanos libros científicos extranjeros indispensables á las en-
señanzas, nuevas en España, que había planteado; pero para su
introducción era preciso contar con trámites de la Inquisición y
solicitó la oportuna licencia del leonés Inquisidor general Car-
denal Lorenzana. Este se la negó «porque había buenas obras de
entonces españolas sin recurrir á los extraños y los libros prohi-
bidos habían corrompido á estudiantes y catedráticos de Univer-
sidades»; respuesta que el Promotor calificó de «monumento de
barbarie» y cuyo espíritu no olvidó el futuro Ministro en conse-
jos á la Corona contra el Santo Oficio. O tro .día, un Comisario
de éste, párroco de Somió, se introdujo en la librería (todavía
privada) del Establecimiento y hubo agrias recriminaciones. Y
surgieron, por último, delaciones ¡de Asturias! y recelos de Ma-
drid, que dieron con el patriota Ministro en el destierro y prisión
de Mallorca El Instituto quedó sin padre, huérfano.
Su ausencia se hizo sentir de seguida y por R. O. de 23 de
Octubre de 1803 se dispuso: «que se suprima el Instituto Astu-
riano, estableciendo en Gijón una Escuela de Náutica á seme-
janza de las demás del Reino». Se le quitaron recursos, se sus-
pendieron las obras del edificio y tuvo el Establecimiento vida
más limitada, no obstante los desvelos del Director Cienfuegos,
de los profesores Cayón, Villamil, Alvarez, García Arguelles,
Alvargonzález, Fernández Prieto y Tineo. Entre tanto el inocente
desterrado y cautivo durante siete años pensaba continuamente
en su Escuela amadísima, celado además por esbirros de la Corte
para no comunicarse con sus Maestros y amigos. Alcanzada
la libertad con la caida del Privado y Revolución de 1808, al
Instituto volvió los ojos y á su recinto quiso tornar presuroso;
pero se lo estorbaron arduos deberes para con la patria oprimi-
da, hasta que, cumplida su misión en la Junta Central, desde-
ñando encumbrados puestos y honores de unos y de otros, todo
lo dejó para de nuevo velar por la suerte «del huérfano, que con-
sideraba identificado á su existencia». Solicitó Jovellanos su re-
tiro para Asturias con cargo de promover nuevamente la explota-
ción y comercio carbonero y perfeccionar el Real Instituto Astu-
riano («señaladamente, decía, para restablecerá su estado primi-
tivo aquel importantísimo establecimiento, que el rencor de sus
ruines enemigos persiguió y casi destruyó en sus ausencias». Así
-354-
le fué concedido porK, O. de 2 do Febrero de 1810, sí bfa
desgracia y persecuciones no pudo llegar á su Gijún basl
de un año después.
Dirigió al Ministro Itardaxi y A/ seol
sobre el restablecimiento de enseñanzas y, á lin de ptoa
cursos deque por apremios y deeastn a de La gaerffl
erario público, dirigió en Agosto de 1K11 la siguiente aloe
js paisanos:
t& SC&JCtÓN volun TAHA*-" D, Gaspar Melchor de Jovellmi
iíc Atturift» Encargado por S, M. de restablecer y perfeccionar el Rea
Luía Asturiano, rjiíc vosotros habéis víalo nacer y morir, he reconocido j
mente su citado, visto eofl i Etttmftable dolor los estragos que una Urga s<
tristes circunstancias y acaecimientos ha caucado en él. Arrancado efe
vosotros por la n lismo, los enemigos de mi nombre emp<
su ruina, y los de nuestra patria la Consumaron. La dotación del I
mentó de que viví*, fué notablemente me[< cn-eflanzns en parte
midas, en parte alteradas; su biblioteca e entregada al piUagc.
suri .|iiíiii>, instrumentos y titile*, robados o deteriorados; y hasta L
drieras y paredes del edificio rotas ó asquerosamente manchadas por loa )
rosT que últimamente le invadieron y profanaron l^ra reparar tai.
se necesita tiem¡ Id fondos! pero reparar lo mas esencial p
blecimiento de la enseñan/a no es difícil, y parece indispensable. '\
el auxilio del Gobierno en favor de un establecimiento, que le merece Ja m
talada protección» Vb espero - ; pero entretanto tin¡ !
tros. Si mis cortan facultades lo permitiesen, yo consagraría I
ellas a c*te objeto, ijue ha sido en otro tiempo y es hoy el primero y tu;
diente de mis desvelos; pero haré por RU bien rodo aquello que me
j>Mí sueldo, que era antes de 134,000 reales, se halla hoy reducid
Yo los repartiré con los que defienden á la patria y los que la ilustran. í
el próximo mes una cuarta paite de este sueldo queda cedi
para Lo* gustos de nuestro ejército, y otra cuarta parle acrecerá á U doti
del Instituto, para nuc sos digí es, que cihoi 11 se prestan I
generosidad á dar gratuitamente la enseñanza, sean algún día recompensad
» AcudklT pues, oh nobles y generosos asturianos, al socorrí
cimiento en que no hay uno de vosotros que no deba interesarse lUftfftQCft
enseñanza de las primeras letras, Humanidades castellanas, Dtbají
cas, Geografía c Historia y Ciencias Náuticas continuara ó se aluna en el
no, en La forma que os anunciaré, Vuestros hijos, hermano-
pueden venir á recibirla aquí, ¡Qué ventaja tan preciosa no les ofrece un*
cae uní literaria tan ordenada y completa! Cuando no os mueva
vuestro persona] interés, muévaos ¡i lo menos el de mies
ñ\\u>nad que la instrucción publica es L primera fuente de la pi
los pueblo*; que la nación no -olo necesita de defensores val
— 355-
>íén de defensores instruidos: que los jóvenes destinados á la profesión de las
armaLS, única carrera abierta hoy al honor y al provecho, pueden recibir aquí
todob los conocimientos que la perfeccionan. Si me ayudarais, yo procuraré
alegar á las enseñanzas del Instituto las que no abrazó hasta aquí, y la educa-
ción de nuestra preciosa juventud volverá á ser, como lo fué en otro tiempo, el
continuo, el mas tierno objeto de mis desvelos. Los dignos generales, que man-
dan nuestro ejército y provincia, nuestra junta superior y primeras autoridades,
ofrecen protegerla. Yo guiaré los primeros pasos de los alumnos; yo los dirigiré
en sus estudios; yo velaré sobre sus progresos; yo los miraré, los cuidaré no solo
con el celo de promotor, sino también con el amor y solicitud de padre. A esto
solo he vuelto entre vosotros, después de tan larga ausencia, y á esto consagra-
ré el resto que me ha quedado de fuerzas, después de tantas persecuciones y
trabajos. Ayudadme, pues, en tan patriótico designio, y haced en beneficio de
tan recomendable establecimiento algún pequeño sacrificio proporcionado á
vuestras facultades.
«Acudid a resucitarle. Sus dignos maestros y yo volveremos á inspirarle el
primer soplo de vida; acudid vosotros á nutrir su infancia para que sea algún
día la gloria de la patria, y vuestra». i
Escaso debió ser el resultado de esta alocución por el estado
de la provincia; pero los entusiastas gijoneses realizaron otra
suscripción local, llamada «de los vidrios rotos», para reparar
daños causados por la tropa francesa en el edificio del Instituto.
El venerable Promotor era incesantemente aplaudido y para
su empresa, como para difusión de sus doctrinas salvadoras de
Instrucción, todos le ofrecían su concurso. Por especial significa-
ción deben reproducirse aquí las cartas de felicitación á Jovella-
nos por la Universidad de Oviedo y la respuesta del varón escla-
recido: documentos elocuentes en forma, fondo y tendencias pe-
dagógicas y de hermandad éntrelos dos principales establecimien-
tos docentes de Asturias.
Decía así la Escuela ovetense:
Excmo. Sr. — Una de las satisfacciones mas dulces que prueba la Universidad
literaria de Oviedo con la libertad del Principado, es considerar á V. E. resti-
tuido felizmente á los Pueblos, que merecieron siempre su predilección, y verle
de nuevo ocupado en restaurar el templo de la sabiduría reducido casi á escom-
bros por las calamidades pasadas. En tanto que las plagas de la guerra hacen
verter á la humanidad lágrimas desangre, V. E. le prepara ya los medios más
eficaces para consolarla y enjugar su llanto. La Universidad lo advierte gozosa;
y recogerá una gran parte de los frutos opimos que produzca la constante labo-
riosidad de V. E. brillando con las nuevas luces que por ellas van á difundirse
por todas partes. Obscurecida largo tiempo entre las tinieblas del escolasticismo
y aherrojada con las cadenas de la preocupación, se esforzó varias veces á bus-
- 35* -
caria cliuidad y sacudir el yugo que ía oprimía, Sus tentativa*, no pro*!
hasta ahora lodo el resultado apetecido; pero dirigidas y auxiliadas en J
íítO por las fuerzas poderosas y conocimientos eminentes de V. E,, can
dercín til vez d los deseos de los Doctores y Maestros. Esto csper» el C
cuando trata de restablecer sus ntudi ¡^providencias del Gobíi
>. ¡311.10 tenemos el honor de manifestar en su nombre á V. E cornil
á GijÓO para felicitarle por su regreso al Principado, como lo ocre
mopio adjunto. La Universidad, considerando, siempre a V. E. el in
ilustre y benemérito de su gremio, te tributa por nuestro débil mh
respetos de su mayor aprecio y reconocimiento, — Excroo, Sr, — Oijón 6 *!<
bre de 1S1 1* — A nombre de la Reul Universidad de Oviedo, ^Manuel jfy>
chez ¡'artfK—jfftim Ntf»&rntHaiú San MigtítL
Y respondió D, Gaspar:
.Señorea Doctores D. Joseph Sánchez Fano y D, Juan Nepomiiceno Fen
de San Miguel. — La satisiacción qoe el ilustre Claustro de ntiestm Uníve
ha Wf) digna nmnifesUime por medio de V, SS^ con motivo
vuelta a esta mí antigua residencia, y las honrosas expresiones con que V.
han realizado esta demostración, son para mi tanto mas estimables, cuan
miro como una consecuencia de la bondad con cjue este sabio Cuerpo i
mirado y tratado antes y después de agregarme á la lista de sus íl
con la cual he querido recompensar, mas bien que nu curto mérito* la ai
inclín ación <[ue le profeso, y mi celo por los progresos de 1h instruí
Tero aquel, con que el sabio Claustro ^ prepara en el día á mejor** la cn«
? a de las ciencias especulativas, y 6 rf mimar sus antiguos métodos, empen
y más. así mi gratitud como mis deseos de concurrir en todo cuanto pueda,
gro de un designio ian recomendable y digno de su sabiduría. Por unto,
traa trato de restablecer y perfeccionar en c^te Real Instituto los estudios
Decientes á h filosofía práctica, tendré la mayor satisfacción en íjue el Oí
me ayude con su** \u< co en este intento, como sinceramente se lo i
para que promovida y difundida por nuestros acordes esfuerzos la ensenan,
bliea en indos los ramos que abram, tenga nuestra nfligida patria el Cor
de ver que de vino y otro establecimiento sale nuestra preciosa juventud i
nada asi en los artes de Ja guerra, con que ha de vencer á los ú r
que la combaten, como en las de la paz. que debe :scr el más glorioso
de ^Lts tiempos. — N tro. Sr. etc. -Gix6n, 9 de Octubre de iSl I, — J* ¿/ (t)
Restablecida la enseñanza con algunos antiguos profesi
Gayón, Cendres, Fernández (C), Martínez Marina (M) y T
(K) se pensó en la apertura para el 20 de Koviembn
pero la nueva invasión de los franceses, que otra vez enli
ron al ptllage el Instituto, desbarató tan lisonjeros pkií
llanos se vio en la necesidad de emigrar y dejó a Gijón pe
(t) El docta jovelJanirtn Sr, Somera publicó por primera vci «las notables Ofcitai ti
— 357 —
tima vez, pues, como queda dicho, la traidora muerte le sorpren-
dió en el Puerto de Vega pocos días después. Dejó así esta vida
el que fué modelo de ciudadanos, el que sacrificándose con
austera virtud por el bien público, pospuso su tranquilidad al
bienestar de la nación. Pálido resumen de su vida es la inscrip-
ción redactada por los célebres literatos Quintana y Gallego
para la piedra sepulcral de la tumba gijonesa:
Magistrado, ministro, padre de la pXtr^ia,
no menos respetable por sus virtudes
que admirable por su talento; urbano, recto, íntegro,
celoso promovedor de la cultura y del adelanto de su país;
literato, orador, poeta, jurisconsulto, filósofo, economista
distinguido en todos géneros, en muchos eminente
honra principal de españa mientras vivió
y eterna gloria de su provincia y de su familia.
Con la muerte de Jovellanos (1) principia la segunda época
del Instituto Asturiano cuando, vueltas á abrir las aulas en 1812,
se procuraron recursos para componer el edificio y dar mas es-
tabilidad á'los modestos sueldos del personal escaso. Aquella
época de reacción no fué propicia á la obra de Jovino.
En 1820 el Instituto fué apellidado «Nacional» y con verda-
dera extrañeza no fué citado ni fomentado en el Reglamento ge-
neral de Instrucción Pública, decretado por las Cortes en 1821;
también, mientras el magisterio era «impurificado» en la into-
leraucia y persecución políticas de aquella época, otro tanto
aconteció con el Plan literario de estudios de 1824; y nada se
hizo tampoco en el General de estudios de 1836 cuando eí Go-
bierno (art. 43) había de designar los pueblos donde establecer
íi) Pojo después de la muerte del eximio patricio, su admirador y amigo cordial el erudito
magistral de Tarragona dispuso colocar sobre mármol en una plancha de cobre el siguiente re-
cuerdo á la entrada antigua Biblioteca del Instituto:
D. o. M.
GASP. MBLCH. F. F.
lOVINO. DB. PLAÑÍS.
OMNIB. HONOR. IN
REPVB. SVA. FVNCTO
RBG. ASTVR. 1NSTIT.
PROMOTOR!.
CAROL. GONZ. DB. PAVSATA.
ÓPTIMO. AM1CO
IX. 11 A C. AVLA. PONÍ. IUSSIT.
«Deo Óptimo Máximo. Carlos González de Posada hizo poner la presente inscripción en
e«ta aula para honrar la memoria de su mejor amigo Gaspar Melchor, hijo de Francisco Jove-
llanos, Promotor del Real Instituto asturiano, muerto» lleno de merecimientos, en su patria».
•
-35*-
Escuelas especiales. Venia D. Julián Vclarde siendo directoi
los estudios, que entonces existían: Náutica, Matemáticas,
guas, francesa é inglesa, Geografía, Humanidades, Dibujo,
que las últimas cesaron en seguida por rniíerte de sos cated
eos y carencia de fondos. Así, con lánguida vida y amenazt
continua ruina, siguió la creación del gran Jovellanos, que h
pasado á cargo del ministerio de la Gobernación en 1H32 d
el de Marina de quien dependía.
El Alcalde gijonés Sr Valdés Fano y el Director Velardí
bian interesado en 1834 al Ministro asturiano D< José Cz
Arguelles para el establecimiento y organización de cáted
principalmente una de Química aplicada á la industria del
bón de piedra, ya concedida en 1832, mientras D, Joaquín
ría Suarez, Subdelegado de Fomento en Oviedo, había elc\
en 22 de Febrero de Í834 un luminoso informe proponiend
Secretario de Estado y del Fomento general del Reino la vi
del Sr. Canga Arguelles, que fué dispuesta por H. O. de 1^
Marzo siguiente; mas también quedó paralizada por el inmed
nombramiento de Consejero Real á favor del J5r, Cangas. Cu¡
años pasaron en diligencias y gestiones de los Alcaldes de
jón Sres. Cabo y Acebal, Director Sr. Prieto y del Sr. Ga
Rivero, Presidenle de la Sociedad Económica de Gijón, En
que por otra R. O. de 28 de Julio de 1838 se autorizó al se
Canga Arguelles para verificar la visita por medio de su
D. Felipe, intendente de Hacienda. Inmediatamente cum
éste su cometido, remitiendo á su señor padre una detall
Memoria acerca del estado y crisis del Establecimiento,
cuyos elementos pudo D. José redactar su informe, que er
de Enero de 1839 elevó al Gobierno en un trabajo por to
conceptos brillantísimo. Aconteció lo de siempre; durmió
Memoria entre los papeles ministeriales y apenas se dispusÍE
paliativos cuando el Alcalde Sr, García Sala otra vez reclam
ante el Trono y Visitador solicitando cátedras de Mineralo
tantas veces pedidas como negadas (1).
t
(i) Véase en el periódico El Centonar fo tt?l I mí iluto {numero ühíco. Cijón 7 de E111
1894) mi artículo «Jovcllanos y Canga Arguelles»,
Es un resumen del expediente de U VUiía cu el (orno LXXX éc Monumento d^ :.. \
teca del Instituto, del que per bondad de mi amigo el £ü. Somoza poico una exacta, detall
primorosa copia. -
£1 Sr. Lama y Leña publicó el informe del Subdelegado Sr. Suarez.
— 359-
Habían resultado ineficaces las patrióticas gestiones del se-
ñor Ganga Arguelles y era grande el abatimiento del Instituto
cuando su docto y celoso Director D. Victoriano Sánchez y
Fuentes elevó en 18 de Abril de 1845 apremiante Memoria al
Ministro asturiano D. Pedro José Pidal, que se apresuró por
U. O. de 28 de Abril á dar nueva vida y reformar la Escuela
*con el carácter especial que le corresponde, decía, y crear en
él Vas enseñanzas que de más inmediata utilidad puedan ser
para el fomento industrial de esa provincia por ser este el obje-
to primitivo del referido Instituto y no el de preparar á los jó-
venes para las carreras literarias, lo cual pueden fácilmente
conseguir en esa Universidad, para lo qué el antiguo Instituto
Asturiano tomará el nombre de Escuela especial, conforme á
^u destino, y para que no se confunda en sus atribuciones con
\os Institutos destinados á la enseñanza de Filosofía». Se orga-
nizaban las cátedras de Náutica, Matemáticas (3 cursos) Física,
Quimica aplicada á las artes, Geografía é Historia, Geometría
subterránea, Lenguas Francesa é Inglesa y Dibujos lineal, geomé-
trico y natural. El benemérito Sr. Sánchez inauguraba solemne-
mente las nuevas enseñanzas; pero desconfiaba de su firmeza
«en una época de agitación en que todo cambia y es inseguro»;
ensalzaba su carácter é importancia por ser «el útil sistema de
educación, que se proponía y á que aspiró con más celo y ardor
que fortuna el digno Promotor»; recordaba las recomendacio-
nes de aquel hombre grande y pródigo, que hablaba cuando aún
no se habían sentido los grandes adelantos del siglo xix; y en-
salzaba la industria carbonera que debieron levantar á Gijón y
ala provincia. ¿«Qué sucedería hoy, exclamaba, si el Instituto hu-
biese procurado á nuestro pueblo el sistema de educación que tra-
zó y empezó á darle el virtuoso Protector?» Y terminaba diciendo:
«el polvo de aquella alma grande está siempre entre nosotros
sin perder del todo la virtud que animaba al cuerpo que acabó.
Es el privilegio del genio y de la inteligencia, que nunca muere
para las sociedades. Erigid un monumento digno de su grande
mérito. Elevad en el punto más culminante de explotación una
estatua, que muestre á las generaciones venideras la imagen del
hombre á quien se debe tan grande beneficio para que, sirviendo
24
de recompensa a sus virtudes abra la senda en la posten
otros que le imiten (1)».
No tardo en aparecer otra R. 0. de 15 de Noviembre de
también suscrita por el Sr. Pidal, crean rio una Escuela te
práctica de minería en (Jijón y Langreo con enseñanzas te<
en Ja primera villa y prácticas en la segunda. El pensan
del ilustre Ministro asturiano era genuínamonte jovella
pero no pasó de ser una aspiración porgue, según manife
el Sr. Sánchez á la Dirección General de I. 1*. en 18 \1 *];i
fianza no experimentó desarrollo* y seguía el Instituto *
eslado de decadencia*, confirmándose asi aquella descodl
del sabio jefe y maestro de las aulas gijonesas, que aún j
repetir lo mismo siete años después.
Por R. D. de 20 de Mayo de 1855 creando las Escueh
dustriales, se dio el carácter de Escuela elementa! con am
ción á las cátedras gijonesaa con estudios de Gramática gei
y castellana, Aritmétien, Algebra, (í come Iría, Trigonometría
na, Geometría descriptiva. Elemento- de Mecánica, Fisi<
Química, Prácticas de Agrimensura y de levantamiento de
nos y Dibujos lineal, de adorno y topográfico; pero otra vez
continuaron las antiguas y mermadas enseñanzas hasta que
fi D. de 10 de Septiembre de 1 830 futí elevada la Escuela
mental de Industria á Profesional, suceso fausto debido ai
nistro Collado, como también se decretóla ampliación y me
de la plantilla del personal con los elementos de Laboratorio,
bínete de ciencias y material necesario para los nuevos itnpor
lísimos estudios (2)+
El Instituto Asturiano debió tal ensanche al amor y pro
ciÓO de un antiguo alumno, el sabio escritor asturiano D. J
Caveda, á la sazón Director general de Agricultura, Imltislr:
Comercio, que ya antes, como Jefe político de la provincia.
(0 Vi}¡^e, *Qrácié* itHHt£mr*f prcuiuiieLidá en el ;<ctn Je apertura del Curio de Cíe
ideo mal i mal ii::is ert l:i Escuela Ejp*cfct de í~¡¡ <j r*i* rl üi,i a d- Septiembre de 1^4^ p^r *lí í
tur IV Vjciuriifftu S.i-ith'-i. HÍíjóü: Irnp de 1'. 1> imfcgo Cresa y ild ¡mjWc*oí Albreti¡ ^-V
El Ü.iire ait uriana y cacdrluct» t!tl ( rví.toii0 dc A*Wi O Antonio Gutierre
pac») deipue* en Madrid Furn gdicivrt dr m* tirt.iiiJr trabajo di Sr, S¿(n:hrEp precedida (k
ve prttiogfl *uyf» siictcji ele la \mp®x%¿nú* de la mi?v& euatTíjn/.i K1 de los poefa lr^bnjb-«
Ütu* L |ti*tm»tu, dwtidc út L y.npttnde eiiid u *ubrt la fuente dü Pr 'snm^r.
i j V, ,<<- ul fiííctuj
— *En téteif í'-f.it? de 1* apertura dt 1 nuevo ctir*o académico de la Esdtela £«ptrci:il.
lívnl LoMÍtuto A-.iLíriiMHs — Ucdie.idn á |o4 teñotfet Oi rector y Profe*wc* de dicho E*EablrcÍi
to. — » (Üijún s*u de Noviembre de iüííj, imp. y líb. de N. S, C. á cargo de L. Gonzák/J
Cüaiiene uaa inspirada pQeái^gtimJüda iUu recuerdo ájovino», y uu Himno*. '*
-36i —
bía favorecido al Establecimiento procurando recursos para su
subsistencia. Mas estos y otros esfuerzos se estrellaron contra
la siniestra estrella de la Casa, porque, ni un momento después
de los primeros años de su apertura, hubo para la obra meritísi-
ma y social de Jovellanos la protección que de consuno pedían
el propósito de aquellas aulas y la memoria patriótica del gijo-
nés esclarecido. En 1860 faltó á la Escuela Industrial superior
de Gijón el auxilio de la Diputación provincial y del Ayunta-
miento de la villa con la subvención á que les obligaba la Ley
de 1857 y, sin decisivo y suficiente apoyo en las altas regiones
oficiales, apenas creadas desaparecieron unas enseñanzas que
debieron ser el más firme sosten del progreso asturiano.
Al Sr. Sánchez había sucedido en la dirección el Sr. Ren-
dueles Jo ve y éste fué quien con honda pena presenció la clau-
sura de las suspiradas cátedras. «Permítaseme, decía al Recto-
rado ovetense, como buen asturiano amante de los adelantos
morales y materiales de este privilegiado suelo, donde la natu-
raleza se manifiesta pródiga en dones y la mano del hombre tan
pausada para remover los obstáculos que se oponen á su de-
sarrollo; permítaseme, repito, lamentar la desaparición y la
poca vida que ha tenido la Escuela Superior de Industria de e3ta
villa; tanto más de lamentar este acontecimiento porque vino á
realizarse en las circunstancias menos á propósito para la pro-
vincia, que vé el vuelo que su industria adquiere. Era, pues, este
motivo muy justo para ambicionar un establecimiento que pro-
porcione inteligentes operarios y hábiles ingenieros, que la con-
dugesen por camino seguro y enseñasen á explotar un sinnúme-
ro de industrias y fabricaciones, que tienen elementos para acli-
matarse en este suelo y hoy las cubre el manto del olvidó y de
la ignorancia. Para que prevaleciese este sentimiento aún
había una razón muy poderosa, corno es el que ya no existe
ningún establecimiento de su clase en todo el N de España» (1).
Expresivas son las anteriores manifestaciones del Sr. Rendue-
les (D. Alfonso) uno de los mas antiguos profesores y primeros
alumnos del Instituto, á quien el mismo Jovellanos se complacía
en reconocer las mas felices disposiciones. Fué reemplazado
(z) Archivo de la Universidad. «Instituto y Memorias de Gijón*.
— 361 —
por D, Miguel Menéndez y Duarte con las mismas singu
circunstancias, el cual tuvo á su cargo la dirección de la
fianza completa de Náutica y de la elemental do Indti-
quede esta última fué forzoso suspender alguna de las ai
turas por traslación de sus catedráticos.
Por R, 0. de 25 de Marzo de 1#62 se pidieron noti<
ca de los recursos con que pudiera contarse para dar
y desarrollo al Establecimiento; y, habiendo ofrecido 90.00
les la Excma* Diputación provincial é igual cantidad el A y
miento de (¡ijón, se dispuso, por otra lí O. do 30 de Aj
se estableciesen los a Estudios elementales de aplicación a
mercio y k la Industria ». Fueron aprobados la plantilla del
sonal y el presupuesto de estas enseñanzas; se Ij>/<> eslfl
desta reforma con plantilla especial aprovechando los serv
del magisterio de Náutica; y debe consignarse que el Inspé
de Telégrafos D+ Andrés de Cápua contribuyó con soh
á esta mejora, como á las de los primeros años de Estudios |
rales, ya mencionados. El resultado distó de ser líson
y por apuros económicos municipal^, considerando que t
estudios de Aplicación eran, por la escasa concurrencia de al
nos, si no inútiles, los menos provechosos para la localit
acordó en 1866 suprimirlos, si bien para honra del Ayuntara
to, dice el Sr+ Lamas, continuaron talos enseñanzas; pero
frieron modificaciones y subsistieron con principal auxilio
personal de Estudios generales ó Instituto de Segunda I
zn, creado en la forma referida (1) y, á nuestro humilde col
der, con dudosa propiedad si se considera, lo que no debe f
darse, el espíritu pedagógico de Jovellanos en este punto. E
fué discutido en varias ocasiones.
Ya entonces había cambiado de nombre el EstableWnm
cuando, en nuevo y perpetuo testimonio de gratitud nacional
diputado á Cortes por Gijón D, Andrés Cápua presentó la ]
posición Monumento á Jovellanos y, secundado en el C
greso y Senado por los Sre*, Benavides, Posada Herrera, Ní
da!, Campoamor, Jovc Ilevia, Suárez Inclan, Quintana, (üsb
Moreno, Bubt, Hoyos, Tumos He vía, Sánchez Silva, Smi
(ij Véase pigs. 313 ¡i 31 A,
-363 —
Deza, Sevilla, Olivan, Egaña y García Barzanallana, dio por re-
sultado *la ley siguiente:
cDoña Isabel II, por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía
Española, Reina de las Espafias. A todos los que la presente vieren y entendie-
ren, sabed: que las Cortes han decretado y Nos sancionado lo siguiente:
* Artículo i.° Para honrar y perpetuar la memoria de D. Gaspar Melchor
de Jovellanos se levantará una estatua semicolosal de bronce en el punto de la
villa de Oijón que el Gobierno de S. M. considere mas conveniente. La Real
Academia Española determinará la inscripción que haya de ponerse en este
monumento.
*Art. 2.0 El Instituto de Gijón se denominará en lo sucesivo de Jovellanos,
Art. 3.0 El Gobierno de S. M. establecerá en el Instituto de Jovellanos
las enseñanzas que, según los progresos de la época presente, correspondan me-
jor á la realización del pensamiento del fundador, oyendo al Real Consejo de
Instrucción pública.
*>Art. 4.0 El Ministro de Fomento i n ¿luirá en el presupuesto general del
Estado las cantidades necesarias para la ejecución y cumplimiento de la pre-
sente ley.
»Por tanto:
> Mandamos á todos los tribunales, justicias, jefes, gobernadores y demás
autoridades, así civiles como militares y eclesiásticas de cualquier clase y dig-
nidad, que guarden y hagan guardar, cumplir y ejecutar la presente ley en to-
das sus partes.
«Dado en San Ildefonso á 4 de Julio de 1865.— Yo LA Reina.— El Ministro
de Fomento, Antonio Aguilar y Correa».
Dicho sea con el respeto debido, la anterior Ley fué como
flor de un día, una página más en la Gaceta porque, sal-
vo el artículo 2.°, de poco ó nada ha servido para la Escuela de
Gijón; y el monumento se debió á un acuerdo del Ayunta-
miento gijonés en 1880 como protesta al olvido del Estado;
y, si hoy se levanta la estatua de Jovellanos en su afortunada
patria, se debe principalmente á los desvelos de amantes gijone-
ses como D. Acisclo Fernández Vallin y D. Hilario Nava y Ca-
veda, en particular á los sacrificios y desprendimiento del
primero, llevando á cabo la suscripción española é hispano-
americana para fundir la estatua de bronce con que el laureado
artista catalán Fuxá representó al sapientísimo autor del Informe
de la Ley agraria y Promotor del Instituto (1).
/'i» Véase mi artículo en «Jovellanos y su Estatua» en La Ilustración Espalóla y Ameri-
cana de 8 de Agosto de 1897.
— En aquellos días se publicó el folleto Jovellanos y la Pública Instrucción ]>or Manuel
García y Molina-Martell. (Gijón lmp. del Comercio, 1891). En este trabajo, muy breve parala
extensión del tema, no se apreció bien el equivocado rumbo dado al Instituto desde 1866.
— 364 —
Y antes de pasar adelante deben mencionarse coma del
complemento de una reseña de esta Escuela i
con que fué honrada: de Isabel II y Real familia en 18
de Amadeo I en 1872, de Alfonso XII y Princee
María Isabel en 1878, del mismo monarca, su augusta Espo*
las Infantas D." Muría Isabel y D.a Eulalia en 1H8Í, y de A 11
so XIII, su Madre la Reina Regente y Hermana en 1900 I
estará también notar, que cuantas ilustres pcrsunalida-
España pasaron por Gijón se complacieron visitando al It
y admirando las memorias que en él se conservan de su pre<
ro promovedor.
En 1894 se cumplió el centenario de la Escuela gíjontt
hubo solemnes funcione* po[ miares celebrando; una rea fnAs
memoria inmarcesible del asturiano celebérrimo; y el Muí
gijonés dispuso la acuñación de una medalla conmean
recuerdo plausible, aunque su ejecución distó mucho de los f»
inores artísticos que merecía el varón insigne, estudioso c
dorde las bellas arles {lj< Dos corporaciones académica
didas, celebraron principalmente la memorable fecha, que pí
petuaron en mármol con el siguiente epígrafe, debi
drático historiador Sr, Lama y Leña:
PRESTANTÍSIMO VIRO
D. Gas par i Mfxchjoíu piJovku.4
BfcGAI¿S ASTVR1C1 (JIM Pí ASI! HÍ&TfTVTORI*
EIVSDEM MOIjERATORIS AC ALV \1NI
II \ N'C LA1HDEM
JN TAMO VIRO GR ATI ANIMI AR^VMKN T\ ||
JN CENTESSJMO SVoE CüJíSTlT UTIONJS AKXG
sci lpkni>\ y
4TQJYI ii ir. :ni i-ixiivM
c\ hArvnt
VII, lOTi lANVAlíII, ANNíi. UDCCOÍCIY
h) Anverso:
ÜUBtO éc J<>\>.\
El Ihttirt AyuHtttmÍ*nte y VÍUñ dr frijén, ésa
t ,1/ílHftI.
Reverso
Fu hads principal del Inttílutu. ttgú» el pdrjiíti*« proyect* «3*.: A
l,i orla, la leyenda: Cemiritarfo d* í* fitHtintiá* títi Rtat /.
campo o área, esta ©ira: firimtr InsíitnUí Kjjutüol Vi!
I*a medalla d de cobra i\r So milímetro* <i : diain
Mariin¿/ y estampada en lo* tflltoretdc Manuel BJbee,
i y) *AÍ muy ¡lu^rre varón O Gaspar Mcklint de fovetfanet, fuiHfmlot del 1
.;iiiti. Los pro: Júranos del mismo, mandaron r»cuLp¡r y cdocer mpkt <■■
i « de gratitud á tan fitau varón, <:n el
/*•
LBt*ri*5i pAf, 35B.— T*»Uíéq «l peitód
111 e mor ó dicha fecha c m un ira bey o especial, reíais vn al Inútil ■<
Mm ocrttkract, llevad., trocido al gran JovelUiim y i -*u Escueta., hice l- •
periódico* y revistas de Asturias y Madrid.
— 365-
Aquellas dos corporaciones fueron el Instituto de Segunda
enseñanza de Jovellanos y la Escuela de Náutica, primitiva,
característica enseñanza del antiguo Real Instituto Asturiano,
tlijón había pedido su Establecimiento en 1787 áraiz del Decre-
to del Baylió Sr. Valdés mandando erigir escuelas de Náuti-
ca en todos los puertos habilitados de la nación. Jovellanos la
habia obtenido para su pueblo nativo y para Asturias, y la había
puesto, dice en sus «Reflexiones», «bajo la inmediata depen-
dencia del Ministro de Marina porque la enseñanza de la Náuti-
í*a, que es uno de sus primeros objetos, le pertenece exclusiva-
mente y la Mineralogía es solo un accesorio de ella». Había de
tener siempre á su frente un hábil oficial de la Real Armada»
y -r.cn el primer Establecimiento los profesores de Matemáticas
\ Náutica se podrán elegir entre los pilotos». Así sucedió duran-
te no pocos años, y el Promotor explicaba á sus paisanos la
ciencia y dominio del mar cuando les decía: «¿Queréis entrega-
ros al terrible Occéano, que brama á vuestra vista? La sabiduría
levantará sobre sus abismos una morada firme y segura y os en-
señará á conducirle á los extremos de la tierra. Ella pondrá en
vuestra mano la llave de los vientos y haciéndoos leer en el
cielo los rumbos que debéis seguir sobre las ondas, os enseñará
á triunfar de peligros y tempestades. Mientras el astro del día
alumbrare los climas que están bajo vuestros pies, os mostrará
la estrella de los navegantes, velando sobre vuestras cabezas;
y, si las tinieblas la robaren á vuestros ojos, pondrá en vuestra
mano un instrumento débil, pero maravilloso, que os señalará
continuamente los polos sobre que gira el mundo. Y, si tal vez
el deseo de fama y nombradia hinchase vuestros corazones,
así también subiréis á la gloria inmortal que ilustra los nombres
célebres de Colón y Magallanes, deKook y Malespina».
Terminados por los alumnos los dichos estudios náuticos se
verificaba el indicado último ejercicio al que concurrían los ca-
pitanes ó pilotos de la localidad, que presenciaban el riguroso
examen, calificado por el profesor de Náutica y los asistentes
peritos por mayoría do votos, para extender después al aspiran-
te aprobado el correspondiente título con todas las solemnida-
des del caso. Y es curiosa, como nota local, la que indicaba el
Promotor escribiendo al Sr. González Posada en 1796: «Hemos
- 366 —
examinado á los primeros discípulos de la a en!
cuales brillan los de Candas:. Es, por cierto notable, que
Luaneo vencen tanto en aglicadóo corno son ven
tracíón y expresión de los de Candan y Gijdu
Cuando la extraña supresión de] bstitqto Asturiano en
queriendo horrar la huella luminosa de Jo?flHa
en ligón (aunque ya lo estaba) una Escuela .i-
te á las demás del reino» y enseguida ge estorbí
cuitando y disminuyendo los recursos para el soatenim
desoyendo gestionen de su Director el Brigadier Valdés, au
enseguida el Director general de la Armad Le
procuró dotarlo de los n más necesarios j con al
mejora en la dotación del personal en 180
subsistir, aunque pasando por las crisis do la ausencia
llanos, guerra de la Independencia y suc
hasta 1832 en que se la separó del Ministerio de Marina
dola dependiente del de lo Interior, per rliguo pr
gio de la exención de quinr
cite de eiimeoea de pilólos. Kn el esl mj i
tuto Asturiano á mediados del si
Náutica sl eterizando la Casq ¡um pie con dula m
cula, y cuando el Director Sr. Sánchez re| dnvi
8r. ttdal para -<^^\v con bu propio espíritu la fundación de
vellanos, ¡ratificaba el restablecimiento do las enseñanzas de
guas vivas por necesidad que de ellas tienen los que «
carrera náutica, aunque eran pocos porque «solo
uno que otro joven de la costa Ikm? interés en uiali
la Escuela*,
En 1857 se acordó el régimen para esta á tenor del R. D
20 de Septiembre de L860, li o de 7 de Enero de 1851 v
giamento de estadios de Jo de Septiembre de e*
Al ser el Instituto declarado Escuela Especial v Pro
los términos del Plan y Reglamento de 1855, se detei i
servar en ella la enseñanza de la Náutica que tenía
fin se ajusto también la plantilla del personal, entero
da, por lo qué, cuando la supresión inmediata de
industriales, al quedar subsistente la Escuela de Pilol
petaron i su magisterio los venta adquiridos, I
— 367 —
eUa manifestó especial interés el Director Sr. Cienfuegos Jove-
Hanos procurando su adelantamiento moral y materiíjl en ges-
tiones tanto más meritorias cuando, es de advertir, que por en-
tonces coexistían ocho escuelas análogas en la costa cantábrica;
pero tan celosa gestión fué coincidiendo con el Decreto de 30 de
Junio de 1869 por el qué las Escuelas de Náutica dejaron de ser
sostenidas por el Estado. Tal era para Gijón el doloroso incum-
plimiento de la ley de 1865. Hubieran desaparecido tan antiguas
v genuinas enseñanzas del Instituto de Jovellanos, si no lo hu-
bieran atajado el desinterés y generoso entusiasmo de los profe-
sores al ofrecerse para continuaren sus cátedras sin retribución,
determinando entonces *cl Gobierno, por Orden de 19 de Agosto
del mismo 1869, la aceptación de tan patriótica oferta, «debien-
do comunicarse á la mayor brevedad si la Diputación provincial
ó el Ayuntamiento de Gijón se encargaban del sostenimiento de
la Escuela sin perjuicio de lo que en su día se acordase » (1).
El Municipio gijonés aceptó entonces, aunque con carácter de
interinidad, el sostenimiento del Instituto de Jovellanos (Segunda
Enseñanza) y de la Escuela de Náutica con un presupuesto de
plantilla reducida y agrupada, y así continuaron las aulas náuti-
cas con el carácter de profesionales principalmente para los
derechos de su profesorado, hasta la última reforma de am-
pliación, por R. 0. de 29 de Septiembre de 1897, alcan-
zada por la activa solicitud del Ingeniero industrial y Direc-
tor D. Justo del Castillo, tan amante del Establecimiento, para
el que consiguió la aplicación del R. D. de 11 de Julio de dicho
año, dictado para la Escuela de Sevilla, corriendo á cargo del
Ayuntamiento la sufragación de gastos, pues otra vez más el Es-
tado se olvidó de cuanto se ofrece en la repetida Ley, llamada del
Monumento á Jovellanos... Al considerar estas crisis del Instituto
Asturiano, á la vez que pasan los años sin ser debidamente am-
parado ni comprendido el espíritu pedagógico-reformador del
gran patricio, por el Ministerio de Instrucción Pública parece que
(ij Apareció en n'iii.*!lo? d¿.»« el f «'.loto. M'inir;i /v/ tipoy» di' l-i ciuserv rc/'Ui del Instituía
de Jovellanos en Gijón (Gijon. imp. de C Lidrclt, 1869) y irat.i ck- las miras dd Promotor del
Instituto Asturiano, vicisitudes do es ti* y priiuip thn.Ue de la o >aserv.i<:ión de la Escuela de
Náutica.
Las alteraciones del Instit.n A>t:u¡.t:i> y su dccidoncia en ciert r» rp">'is fucion muy dis-
cutidas en la prensa, como por oí r-.-sp-.-t *ble í). H-rnirJo E ■>!..» i oro c-i 1S77.
Tuvo poca importancia otr.> f<»!i<-io-
La decadencia d*l Instituto de J'jvjIImos de (Jijón d^de hice :.lguuo» años í apuntes de
actualidad; por un aficionado á las letras ((Jijón, 1886).
- tfñ -
toáavfa tienen triste virtualidad aquellos del Pw
cuando e ! Sr, Posada
Establecimiento el nuevo Ministro, atioqi
pre í cubiértode riesgos. Ciertamente que pa¡
para ser loque v<< quisiera aún necesita de
protección; pero también es cierto que
sin rila Líbrele Dios <!*' ser ¡
A trayí iones que sufrió I hle íurui
n\iit\ dotarle de loselementos, m
para Ins varias enseñanzas allí establecí'1 iotnr
primeramente de una Biblioteca de ci< nata
un Laboratorio de Qufmk bínete y
lección de instrumentos y máquinas ii i
.-I surtido «.le muebles y ütilf - de la
adquiriendo como se pudo con el atnoro
líanos en ^u i rccurso d
ríanos y <\r tan verdaderos ami
Posada; pero mucho de lo reunido en el |
eional fue objeto 'Ir la rapiña IVunccsa, lo que difícilmente
siguió reponer Jo1
1811, <|u»' le interrumpió la muerte, ' •
■ u<- mo.d< sto porque loa mermados recursos no perra
cosa v, si cuando el establecimiento ú
Industria, el Gobierno ;■ la ■ onstrm
ratorio químico y formación del Gabinete de h
tídmo ensegui la desapareciei y otn
siguió el InsLitulo con la difícil vida que tW1 leu
dando vestigios da la protecciún dispensada p
v Cayeda, No es fácil y además fuera prolijo poner aquí na
lación drl nctatei
indotados que i &tán en i
aefianza en punto al material Inn indispensable i
Memorias anuales del Instituto <2) conliei
i
>.-[ Directo! O. Miguel M
— 369 —
Iquisiciones sucesivas de estos medios materiales de instruc-
ón indicándose allí el buen resultado de las disposiciones dic-
idas para tal materia por el Ministro Sr. Toreno. Allí pueden
orse los elementos con que cuentan las cátedras de Geografía
de Matemáticas; el estado del Gabinete de Física con los ele4
nentos más precisos pera la Estación local meteorológica (ini-
kiada y en muchos años á cargo del profesor D. Alfonso Fernán-
lez Vallin); lo decaído del de Mecánica industrial; los aparatos,
utensilios y productos de que se pudo dotar al de Química; el
de Mineralogía clasificado en su principio por el método de Du-
irenoy; el de Zoología, sin importancia; el Jardín botánico prin-
cipiado y desaparecido con el nuevo destino de la Huerta adya-
cente, alguna vez en pteligro de ser enagenada; y relativamente
más nutrido el museo de Pilotaje con sus variados instrumentos,
atlas, telégrafo marino de Prida, construcciones navales, y en el
techo del aula especial se dispuso pintar al óleo un planisferio
con las estrellas visibles sobre el horizonte de Gijón. En otroor-
úen tiene el Instituto de Jovellanos una verdadera riqueza con
^u Biblioteca y la Colección de bocetos de pintores célebres,
que han de ser reseñados más adelante en capítulo aparte.
Durante largo período en que á la enseñanza se determina-
ron en una,ú otra forma libros de texto para estudio y guia de
la enseñanza, los seguidos en las aulas de Náutica, Industria y
Comercio de Gijón fueron los siguientes (1).
Las de los cursos 186667; — 1867-68=)' 1868-69 por el Director D. José Cienfucgos Jovellanos.
I-a de 1869-70 por el Director D. Francisco J. Junquera Plá.
I -as de 1870-71 y de 18717.Í por el Vio<.- Di rector D. Juan .Junquera Huergo.
La» de i872-73;~i873-74;=i874 75;— 1875 ?ó; = y 187Ó-/7 por el Director D. Luciano Ciar*
na Renducles
Las de 1877-78; — 1878-79; — 187Q 80; - 18S0 81;— 1881-82; -y 188a á 18S6, comprendiendo
ca e^ta los cursos intermedios, por el Secretario D. Jcsii-? Mcnéndez Acebal.
La de 18S6-87 por el Secretario D. Felipe de ia Garza.
La de (887-88 por el Secretario D. Canuto Ortiz de Zarate.
I.J de 1888-89 por el Secretario D Jo-e López D>>nga.
La de 1889-90 por el Secretario D Vicente I'olo Pérez.
Lt de 1890-91; -y 1891 9a por el Secretario D. Enrique Miranda.
Las de 1892 93; -1893-94; -i8o4-Q5;--i895 f>6; "1890-97; .—1897.98: _ iPyS-yy;- 1^99 'V-'o; -
:>oooi;— y 1901-0-2 por el Secretario X>. Rafael Lama y Leña.
La* de los Sres. Rctidueles Jove, primera del Si. Meaéndcz Duartc y la del Sr. Junquera
Harreo responden al espíritu jovellanUta.
En la primera del Sr C¡ciifue¿o< se pub'ica un interesante apéndice con el análisis cualita-
tivo y cuantitativo de 47 aguas potables en fuentes del concejo de (.Jijón y 68 del resto de As-
tariai.
A continuación de la segund i Memoria del Sr. Miranda *c imprimió un Discurso del Vico-
Director D Manuel (Jarcia y M >l¡:'.a Mari- 11 aicrcí de la Se. furnia K.i*cuan/a.
—Véanse: «Discursos. Menoría y I» evj K-_s«.ña de la Velada li:er:.ri.4iiiu>ir.tl celebrada cu
bt'Y.v de D. CJaspar Melchor dv* J nc!l m >■; e:i 7 íL* .\^>>to ú>- ic.i c m notivo de la erección
«fe su estatua, por d Instituto de que es titul.-.i, auxiliado de la bNcml.i de Artc> y Uricin-. !).,j >
U presidencia del JItmo. Sr. D. Félix de Ar.tin'uiru, l< :cí<»r de la UiiivcisiJad de Oviedo. V(Ji-
jcn. imp de Torre, 1891).
U> Recuérdense los de la Segunda Enseñanza, páginas 334 y 335.
— 370 -
A tit mi i ka. G<w¡ ttt f& , / > igt w« m c/t tu r a ti 'línea y 7
! ernández V'a J J i n , VásqUtl
[«don, Verdejo, Man retí.
Tt ig&mm ¿i* i a tij ¡ n a , ( Fertiáncl e* , C
cha, Men-dotu..
Ft i /V « i Q« /w/f tf ■ K ico S« n 1 1 ¡ i a .
Múémt* industrien Alafre, Oe£tuaty< Afilio.
Química i. faj ftrftt: Wigocr, Wurte.
CrÉfígrfl/Ta y Bffffffitfifa indmtrhí y c(wm<i(\f: Rada J>tL
<!m¿tí<a mercantil y Teneduría de iiéfvs: Labrador, Casiano.
Préctit* dt Cenfoétfidád y Cwrtspmtdtuei&i G oí! leo, En
Economía petitk* y ntlh Allcr, Cartiallu. I
.v,í fftiM±\ "ut: OHcndortf, Laverdüre.
• i¡. i. ictiJlu, Cornelias, Sadler.
Dihujü ítntal; Vtllltiuevi ilurdcaux*
IHfotfo i.-
Déénfü Itiifa vgréfim To fi ík> i M o ral c s ., K u i d a v c st y Ca i la s del Pe | »óí 1
gráfico,
n/¿ ¡miustihil: Proyectes varios.
Enumerando áfibra las reñías y recursos su*
Ututo Asturiano, bien puede decirse que en la primera ép<
bieron y bajaron en relación con la consideración
la persecución injusta <!<■ Jovellanoa; y después d h
corrientes de Gobierno y administración, que así compren
seguíala la [dea jovollanista como la di ban 5 dan al
El primer fondo fundacional fué i\
año, separados de la renta de aguardientes del l
cíal de Oviedo; en 1790 se doló la cátedra de tía »i
ría coa ¡ WOre* adosdel Pondo de lemporaltdade
extinguida Compañía de Jesús; y por entono irneni
bien [a consignación del Instituto con 30,000 anual*
mitras de Toledo y Cuenca y el beneficio dr
Murcia, aunque solamente después fué efeelWn la
12 CKX^ reales anuales sobro el Obispado de Cuencí
expedida en 20 de Octubre de 1800 por S. S. Pió Vil 1
del destierro y prisión de Jovellanos en 1801 ya ¿e pa(
poca exactitud y por tercios la renta del Hospicio do Ov
para conjurar esta primera crisis económica el Director
tt) Publica su tfadueCÍ6fl el Sr. \maa v |
- 37i —
lier Sr. Valdés Bazán y profesores elevaron sentidas instancias
4 regio privado Principe de la Paz, llamándole al efecto su pro-
tector y rogándole permitiera colocar su retrato en el salón
principal del Establecimiento, que pedían acogiera bajo su am-
paro poderoso; vana súplica al adversario de Jovino porque en-
seguida se suprimió la benéfica renta asturiana, disponiéndose
que la Escuela de Náutica se sostendría con 30.000 reales sobre
las mitras mencionadas, cuando en su mayor parte eran iluso-
rias (la toledana se anuló en 1804 y la murciana fué ineficaz)
además de los quebrantos que sufría la pequeña parte cobra-
ble. El Sr. Gil de Lemus, Director de Marina, protejió los estu-
dios náuticos y se debió á su intervención el nuevo auxilio de
medio maravedís primeramente y después dos maravedís en
cuartillo de aguardiente y licores consumidos en el Principado
dictándose #al efecto las RR. 00. de 29 de Agosto y 30 de No-
viembre de 1805 para lograr tal arbitrio, que rendía 18.000
reales anuales próximamente. La guerra contra Francia mermó
vi impidió estos recursos y, si para remediarlo con las RR. 00.
de 9 de Marzo de 1813 y 15 de Marzo de 1816, se concedió el
medio por ciento de avería en las aduanas de Asturias, cuyo
rendimiento no pasó de 14.000 reales por año, también se su-
primió en 1817 la dicha renta sobre temporalidades de los je-
suítas ya repuestos. De esta suerte, los apuros fueron siempre
grandes y no se pudieron vencer cuando la R. O. de 9 de Fe-
brero de 1840, debida á gestiones del Visitador Sr. Canga Ar-
guelles, á fin de que el Instituto percibiera de la Hacienda provin-
cial cuatro reales en carga de avellanas, la Diputación propu-
siera otros arbitrios destinados á la cátedra de Mineralogía, y el
Ayuntamiento gijonés «los medios suficientes para el monumento
que debía levantarse delante del Instituto para perpetuar la me-
moria del ilustre fundador».
Cuando las reformas iniciadas y no proseguidas, creándose
por R. 0. de 28 de Abril de 1855 la «Escuela especial de Gijón»
se disponía que la suma de 108.500 reales, á que ascendían los
gastos de personal y material, se satisfarían con arbitrios en-
tonces vigentes y el importe de los derechos de matrícula, cu-
briéndose el déficit á cargo del producto del impuesto provincial
de veinte maravedís encantara de vino; pero tales elementos
-37*-
eran oscilantes é inseguros, según manifestaba el a
torSr. S en 1847, co&sfdera&dci la variación
ntO de loa arbitrios y manifestando también qtie no
r menor él presupuesto de gastos calculado dos sita
el sobrante era asaz pequeño, y menos ron la partid
al material de enseñanza y edificio, Al crearse en i
• uoia profesional», el Estado contribuía con 3UÜ0Ü rea
sumará l^s ya referidos y va riabies gravámenes, y eo el e
ano ya lialua déficit superior É I -la 5Uma una vea de
de &7.81 3 reales, que existían en las ato
r] presupuesto de 1866-57. Creada que fué seguidametil
:¡ Superior industrial en 1857, ya se dijo comod
en I sr.i i por dificultades económicas porque ni la I hpi
provincial <lr Oviedo ni el Ayuntamiento de GijÓn pudtf
(Huir en sus presupuestos la torcera parte del fe la E
que ascendía ó nías de 20< i 000
las enseñanzas gijonesas por el sacrificio siempre era
sino jovellanisla se impuso aquel Muni*
desaparecidos ó transformados los arbitrios asturianos, b
tacíón provincial acordó subvencionar al Ioí le Gl,
(jarda referido, con suma variable; de 3.000 j
ejemplo, eo 1872-78 aumentadas a 6.800 pesetas en é3
puesto actual áínqueel Estado, como repetidan
cho, contribuya con subvención permanente por no I
tableeido con su carácter propio la* enseñanzas ofrec
i.i v de 1885.
llanta 1901, en que varió la categoría dellnstítu
llanos, los Ingresos académicos fueron muy i
minución de estudios \ reducida matrícula (2) siendo título
ñor para et Ayuntamiento de Gijón la dispensa de <
iripcidn y académicos, que en algunas oes otorga
ahílanos pobres; y lia de manifestarse aqui que lósese
sobresalientes gozan allí también de otra ventaja. En 1
Colonia gijoi la Habana, presidida por Gaff
varez, acordó destinar 1.000 duros oro para fundar un |
de 250 pesetas anuales, depositándose aquella suma ene
(i) x ir6.
{f\ v. i xm.
— 373 —
co de España en renta perpetua del cuatro por ciento, denomi- •
nándose «Jovellanos-Habana» aquella recompensa, que desde
entonces alcanza todos los años en el Instituto al alumno más
distinguido por su aplicación, aprovechamiento y conducta, á
«lección de la Junta de Profesores, entre los aspirantes de las
secciones de Segunda Enseñanza y Estudios de aplicación y de
Náutica (1).
Y esta rápida reseña histórica del Instituto no puede cerrar-
le sin algunas interesantes noticias relativas al ediíicio del Real
Instituto Asturiano, hoy de Jovellanos.
Ya en 1793 pensó Jovellanos en que podía ser insuficiente
la casa que había ofrecido su hermano el Comendador de Agui-
larejo, benemérito primer Director, y en 1797 se decidió á em-
prender un nuevo edificio. Al efecto obtuvo del Ayuntamiento
el solar necesario en lí de Mayo; por H. O. de 19 de Julio al-
canzó un auxilio de 60.000 reales por una vez, tomados de los
Fondos de las empresas del Nalón y minas carboneras de Lan-
^rreo, pagaderos á razón do 5.000 reales mensuales, y enseguida
se le otorgaron 200.000 reales del uno por ciento de averías;
inició una suscripción éntrelos asturianos patriotas residentes
en España y América; y encomendó el proyecto á nuestro ilustre
paisano Villanueva.
La colocación déla primera piedra se verificó con gran so-
lemnidad el 12 de Noviembre de 1797: el Promotor pronunció
un aplaudido discurso, se cantó un Te Dea m y hubo espléndi-
do refresco en el Municipio, mientras el pueblo se entretenía
con las cucañas, volatines, corridas de patos, cuadrillas, etc.,
sin que faltaran iluminaciones y fuegos artificiales por la no-
che cuando un magnífico baile en casa de los señores de Jove-
llanos (2). La continuación de los trabajos y sus adelantos están
consignados en varias cartas de aquel hombre extraordinario;
al finalizar el año de 1798 decía á los Sres. Quintana y Pedro-
sa: «En medio de esto se trabaja y adelanta en la nueva casa á
que deba trasladarse el Instituto. No será ni demasiado grande,
(,i) I«a colonia g¡jonC"4.i de la Habana autorizó al ilustre gijon«;s D. Acisclo Fernández Va-
llin par.i recibir y organizar e>ta fundación del premio «Jovellano* Habana» y asi lo hizo, como
consta de las Memorias del Establecimiento, impresas en 1891 y 189,2.
12) Véase:
— Noticia de las fiestas de Gijón del \i y 13 de Noviembre de 1797 con motivo de colocar
1¿ primera piedra del Instituto en la Gaceta de Madrid de 28 de Noviembre de 1797.
— 374-
ni muy magnífica, pero sí un edificio noble y 1 ' piar
hecho f oj el 3. M D. Juan de VilLaonei
aaoj pero por macho que nos hay
dos tic esta obra, trino que tí OOBte
dos con que contara guro y que se acercan
realas. Espero, no obstante, que no faltarán medios, por
nna obra tuyo beneficio se extiende á toda la Dación o. A
pío do 179B daba estas otras noticias ü su am
Sr, Posada: «¡Si viera V. qué caí ect&dá |
(¡lato, £1 plan de Villanueva lodo ya faera de ciroiei
bella sin ser magnífica, con gran I
(jiie si l ■•• ida se recabará y si no, no, l '.
aun fallan por mi cálculo para bu conclusión
reales y que, sin embargo, cuento con elti ce locan
l;i- cuestas de América prometen mucho, muí ho
t8Q0 daba cuenta de loe adelantos al arquitecto
ciosidad é loten imprende ser solí
a aquella prodigiosa inteligencia lanío
istancia. I liabío alean/
subvención del Nalón y, si bien dudaba del apo;
terminar la obra, confiaba al mismo tiempo* en la genen
de sos paisanos como ib cía es< • al Sr < i
sada: iCm todOj pudiera n una cuesta qui
América con la ^Noticia del instituto», que acaso podrlam
irla en nuestros días, Lo* ¡meros paisj
i jJmnKt, tu is mandaron 10.000 rc¡ por qué no i
con la beneficencia pública? la encuentran los frailea
tenerse, ¿y no la bailara un Establecimiento d<
Asi esperaba D, (laspur, ú cuya autorizada voz y nol
sitos respondían los liijus de Asturia
partes. Fueron en América entusiastas e
ta D< Jttau de Cabo y D. Santiago González AraDgo, en la
na; D Francisco A. Quintana y D.Juan N* Pedresa, en
I) José Soarez y D. Francisco Valdepares, en Bo'
el favorecedor de l¿\ aronel de ejército en Lima
del Real Tribunal de Minería D* José Robledo y Colun
Perú; 1) Pedro de Alonso Día?;, administrador general d
zuda, primer marqués de Santa Cruz de Inguan/*
— 375 -
lábrales, gran patriota que donó también al Rey Carlos III un
navio de guerra completo y equipado, desde México; y otros bue-
nos asturianos en diferentes puntos, enviando sumas de conside-
rae\óu los dos últimos opulentos paisanos. Buscaba Jove-
llanos el concurso de todos escribiendo á las personas de po-
sición y en elevados cargos para que le ayudasen en 'aquella
empresa de bien público. Entre éstos figuró el Cardenal Loren-
zo, que no resultó se mostrara propicio, y también el Obispo de
Lvi£0, D. Felipe Pelaez Caunedo, que hubo de responder con
desabrida carta de fútiles escusas y consejos, no merecidos
por el gijonés dechado de virtud y sabiduría; pero éste se apre-
suró á dar severa lección al prelado asturiano en la sabida varo-
na epístola, enérgica y nutrida de profundas advertencias para
que cotra vez no fuese ingrato con su patria y desconocido con
los amigos, ni cayese en tentación de ser desatento con quien
podía tachárselo tan franca y justamente como Jovellanos». Al
arquitecto Villanueva, influyente en la corte, á los ministros
Cornel y Lángara acudió igualmente D. Gaspar para sostener
la subvención del gobierno (1) y evitar se suspendiesen las obras
fcu el ansiado edificio, lo que fué un hecho poco después de su
destierro y cautiverio en Bellver de Mallorca.
No lo fué enseguida por la protección del Sr. Gil de Lemus,
disponiendo el pago de dos anualidades atrasadas de la canali-
zación del Nalón, reanudándose los trabajos hasta la altura del
primer piso en cuya forma no avanzó más, comenzó á cubrirse,
y en 1807 se trasladaron las enseñanzas á la incompleta casa
de Villanueva, pues su proyecto, grande y sencillo, nunca se lle-
vó á efecto. Importaron las obras 615.892 reales, y se cumplieron
los augurios del Promotor en 1797: «Se ejecutará la primera
parte y quedará la segunda para la posteridad». Llegó ésta en
1885 siendo Director del Instituto el Sr. García Rendueles (2)
que, secundado por el diputado á cortes Sr. Conde de Revillagi-
jedo, lo solicitó del Ministro de Fomento D. Alejandro Pidal y
Món mostrándose este bien dispuesto á la terminación del edi-
(i) A las p?rsonas indicadas en el texto, dirijió Jovellanos muy notables carta?, que pue-
den verse en la colección de sus obras ilustradas por Nocedal, tomo L de la «Biblioteca de Auto*
re* «pañoles» de Rivadencyra.
(a) Siendo Director L). Luciano García Rendueles realizó importante suscripción gijonesa
para recomponer la antigua torre del Instituto y colocar en ella un reloj.
25
-37*5 —
fieio, bajo nuevos planos á cargo del arquitecto Sr, Maree
zá, encomendando también á D. Andrés Pidal la visita d<
blecimienlo para informar sobre las enseñanzas allí esl
das y necesidad de nuevos estudios en relación con las
ses locales y provinciales. Una vez más nada se hizo sobi
pero sí fué ampliado el edificio, modificado en su traza \
va j\ por fin, en 1888 se adjudicaron las obras a D, Cali:
vargonzáiez, que las terminó en 1892 importando I
setas. Pudo y debió ser oirá la terminación del Instituto.
El edificio, de gran solidez y severidad, ocupa un per
de 2,116 metros cuadrados conteniendo pfanla baja, prini
segunda, esta última, como las construcciones del jardín,
nadas á la Escuela de Artes y Oficios, según Se dirá en
pitulo siguiente, Los departamentos "de la planta baja está
tinados á salón de estadio, Escuela primaria de Sania D*
cátedras de Comercio, Física, Mecánica, Laboratorio de i
cu, fjimnasio, salón de actos solemnes il) etc.; v en i
principal están las cátedras de Matemáticas, Geografía, I
Latín y Castellano, Historia Natural con su Gabinete, C
grafía, Depósito bidrográfico, la Biblioteca, sala de Boceto
de Profesores, Dirección, Secretaría, etc. En la salida á la 1
se construyó pobre y reducida capilla, que do llegó á habí
para el culto, ni resulta propia para descanso de las ve:
dfl9 cenizas del eximio Promotor, que siguen en la pan-
de San Pedro. E! quería dormir el sueno eterno
cuela que fué la aspiración constante de su trabajada
como disponía en su testamento de 1705: <• y 56 me
«en aquel sitio, contiguo al Instituto, después de bendito
tfcado. Estará descansando mi corazón cerca de la substit
í que le ocupa, y los frutos de la enseüanza serán mi me,
ifragio*.
Tal es la breve historia del antiguo Real Instituto asti
en que se desveló el gran Jpvino, Le tocaron tiempos acci
1 1 1 Km Bft< ü* p»rt»1HCf*m >e hallan colocado* io> icLrato* al óleo del Re
cípc de Afltttrift] 1>. Fernanda, Hjytfo O. Frey Antonio Val
ro» D, Felipe C;iitg4 Arguelles y U- Jo*¿ C.ived;». üencrni S.m Miguel, el
íwoa Di JwiH Miguel Indán Valdé*. el Conde tic Toreno, D. EaUtitiIno fm
tijidnr dé Gijtin.— En k nía de Profesora* hay otrtrt retraíala üpái y t I
rr^ I irisindei V«llir*, Cunde de ReviÜagijedü, Director IX Miguel Mcuévdea Uñarle y
rectora D. Alonso Fernández Vallin y D* Juan Junquera Huergo*
— 377 —
dos y en la revuelta pública se torció después el espíritu funda-
cional con insistencia desconsoladora. Siguiendo la «mente» del
Promotor (1), en Asturias toda y más allá de Asturias otro fuera
el foco potente y siempre brillante, que alumbrara nuestro pro-
greso material y otra también la dirección mejor encauzada de
la moderna educación pública. Fué el primer Instituto, norte de
un rumbo no seguido.
En las contadas épocas que, con mas ó menos vigor, guió
la rclí» jcHP^llanista, las ventajas que proporcionó al país son
bien conocidas. La Escuela de Náutica ha facilitado carrera á
gran número de alumnos, que han debido á la profesión de Pilo-
to so bienestar; ella ha estimulado á los dueños de capitales pa-
ralizados, convirtiéndolos en armadores; ella ha contribuido al
aumento de buques en nuestras costas y á que se estableciesen
relaciones directas con América y las Antillas. El comercio
floreció, como consecuencia de estos adelantos, con personal in-
teligente de peritos mercantiles, industriales y químicos; las
artes y oficios recibieron muy útil amplitud, pues siendo acce-
sible la matrícula á todas las clases, fué general la asistencia al
Instituto; y como el estudio délas Matemáticas y del Dibujo sir-
ven de auxiliares tan poderosos á todo trabajo, la perfección se
echa de ver en las obras de Gijón, desde el mas humilde arte-
facto hasta la construcción de los edificios.
Ya lo decía en 1838 la Real Sociedad Económica de Ami-
gos del País de Gijón: «Los niños que salen de esta Escuela,
(Santa Doradía) bien instruidos en la lectura y escritura y en las
primeras reglas del arte de contar, toman afecto al Estableci-
miento y pasan la mayor parte, sin salir de él, al estudio de las
Matemáticas y demás cosas que aquí se enseñan. De lo que re-
sulta, que muchos artesanos del pueblo llevan á los talleres bue-
nas ideas de Geometría y Dibujo, tan útiles para la perfección
íi> Aún incluyendo al erudito Ccan Bcrmudez, amigo íntimo y conocido biógrafo de Jove-
llanos, bien puede afirmarse que el escritor más saturado de las ideas y significación del gran
jijones es D.Julio Sotnoza y García Sala, autor de celebradas obras jovellanistas: — «Catálogo
de manuscrito* é impreíos notables del Instituto». 'Oviedo, 1883);— «Cosiquines de la mió Quin-
tana»... (Oviedo, 1884); ■ Jovellanos; nuevos datos para su biografía». (Madrid, X8S5 ; «Las
amarguras de Jovellanos» (Gijón, 1889»;— «Escritos inéditos de Jovellanos». {Barcelona, 1891);
# —«Inventario de un jovellanista»; (premiado por la Biblioteca Nacional é impreso. á expensas
Ac\ Estado: — (Madrid, 1901). — V otros varios trabajos sueltos publicados en la prensa de Gijón y
Oviedo. Prepara también el Sr. Somoza, ayudado por entusiastas gijoneses, la publicación de
las Oirás de Jovellanos, que excederá seguramente á la «edicción asturiana y verdaderamente
completa», que me atreví á proponer en 1891, con el cumplimiento de la Ley de 1865, para reali-
zar mejor el debido monumento á Jovellanos.
-378-
de las artes mecánicas. A pesar de la poca protección qu
el Instituto después de su fundación, y de las crueles vícis
que le hicieron sufrir la ignorancia y la envidia, salieron
seno jóvenes brillantes, que han hecho honor á la provine
la nación; se han formado en él muchos pilotos hábiles, c
dos y buscados en toda !a costa de la península, y algum
sido colocados en varias cátedras del Reino, hallándose oti
dicados á la enseñanza privada de tas Matemáticas, Nát
Dibujo, que son recibidos con aceptación en todas partes
circunstancia de haber estudiado en este Establecimii
«Después de la fundación del Instituto se perfeccionaron
blemente en la provincia la navegación y la construcción i
la carpintería y la arquitectura civil, por influjo de la GeoT
y del Dibujo, á que se dedican muchos artesanos. ¡Cuál bi
sido el progreso de las artes, si el Instituto, bien dotado, !n
proporcionado también el estudio de las Ciencias Físicas! ¡'
tos jóvenes instruidos se habrían esparcido por España i
diendo los conocimientos industriales, que tanta falla n<
cen!»
En los gloriosos anales del Instituto de Jovellanos hay
bres ilustres de distinguidos alumnos: de D.Juan Arce I
matemático y arabista; D. Timoteo Alvares Veriña, Inspectc
neral de Minas; D. Juan Miguel de Inclán, académico di
Fernando y Director de su Escuela; D. Evaristo Fernánde:
Miguel, académico, historiador, ministro, capitán general
Francisco Caveda y Nava, Director general de Agricultor
dustria y Comercio; los Generales Alvargonzález, Sala y Ci
tes; D. Acisclo Fernández Vallin, docto catedrático, acade
escritor, Consejero de 1. P, y uno de los favorecedores mas
lantesdel Instituto; los Cifuenlcs, Zarracina, Pola, Truha]
rios Directores y Maestros beneméritos de la Casa ele.
¿Y dónde y cuando surgirá en Asturias el verdadero i
nuador de Jovellanos en dirección de la Enseñanza y en e
puje de ansiada regeneración?.,,.
Honremos, pues, al Instituto de Gijón, porque así se hoi
se venera al inmortal Jovellanos, que en el solemne aclo
apertura, exclamaba conmovido: *Y si en el entusiasmo d
conocimiento algún tierno recuerdo despertase la memor
-379-
B débiles esfuerzos de mi celo, de este celo de vuestro bien,
tue ahora me consume, entonces mis yertas cenizas, que no re-
posarán lejos de vosotros, recibiendo el único premio que pue-
de anhelar mí corazón, os predicaran todavía desde el sepulcro
que estudiéis continuamente la naturaleza, que solo busquéis
en ella las verdades útiles y que consagréis toda vuestra aplica-
• ióo, toda vuestra sabiduría, todo vuestro celo, al bien de la pá-
Iria y al consuelo del género humano».
-38i~
CAPÍTULO III
Escuelas especiales (conclusión).— Real Escuela de Dibujo de Oviedo. -Don
Juan N. Cónsul.— Desenvolvimiento de los estudios de Dibujo hasta la or-
ganización de 1849.— Escuela provincial de Bellas Artes de Oviedo; su
ampliación desde 1881.— Escuela de Artes é Industrias; organización, pro-
vectos y presupuestos.— Consideraciones sobre estas enserian zas.— Escuela
de * Artes y Oficios de Gijón; desarrollo y estudios. — Transformación
en Escuela superior; estado actual.— Escuela de Comercio de Gijón; su
moderno establecimiento y reforma.— Escuela de Veterinaria de León.—
Noticias generales de esta Enseñanza. — Su establecimiento en el distrito
universitario de Oviedo.— Organización de la Escuela; medios materiales de
enseñanza; textos; matrícula; presupuesto.— Importancia y reforma de la ca-
rrera.
En capítulos anteriores (1) se hizo referencia al estableci-
miento de la Escuela de Dibujo en Oviedo, después ampliada
como Escuela elemental de Bellas Artes, base de la actual ove-
tense de Artes é Industrias.
La Junta general del Principado trató en 1775 de establecer
en esta Capital una Academia de Dibujo y nada pudo ultimar
entonces. La proyectó nuevamente en 1780 pensando destinar á ;
tal objeto los recursos destinados á una cátedra de Historia en
\a Universidad, consultando el caso, como siempre, con el Con-
de de Campomanes; y, no lográndose la transferencia de aque-
llos fondos, se dio encargo al Agente en Madrid y enseguida
comisión especial al Sr. Conde de Peñalva. Interesaba á la Junta
General en aquel pensamiento la Sociedad Económica y, á su
vez, animaba á los Amigos del País el benemérito D. Juan Ne-
pomuceno Cónsul y Requejo, persona de notorias prendas por
educación é ilustración esmeradas, que fueron características
en su familia.
(i) Véanse páginas 96, 1x9 y 301.
— 3»* —
Entestado origen francés, del delfinado en I
Italianas, que vino i España cuando Felipe \ »lecii
los Cónsul en Asturias, acreditando en esta Ciu
de nobleza para ser incluido en el patrón de !>■
reñido pleito con nuestra Justicia y Regimiento, Los
fundaron mayorazgo é hicieron aquí aventajados
curando educar á los hijos varones en Francia para ruejo
jir industrias y cultivos cun que eontribuyeron al :
vincial. ,
Vi/níeto del Cónsul primero avecindado entro noaotro
D. Juan Nepomuceno Cónsul y Requcjo, natural de Ovio
1717, que pasó su juventud en la nación originaria, ad
conocimientos y práctica en Ciencias, Industrias y Bell
con las que pudo ayudar al renacimí
tercio del siglo xvnt. Era Regidor perpetuo v en 1705 fué
noble de la Ciudad; a su casa concurrían los asturianos vb&
torios á quienes auxiliaba g nsiruc ra trat
agrícolas é industriales, facilitando á tod
francesas, aquí tan de
cío falleció en 1807 sucediéndole su hijo el oapttá
D, Juan Cónsul Villar, nao de los héroes del dos de Mayo en
drid al lado de Daoh y Velarle. En la 1 Económica
D+ Juan Nepomuceuo comisión importante en relm
Junta de Comercio y minas del Reino; fue distinguido
tad cordial por Carapomanes y joveiiai eultívab;
esmero dibujo y pintura, se animó tambii i tribuir er
aier término para establecer la deseada Vademia de Di
En 1788 expuso & la Sociedad Económica: que con mirar
lo a! bien de su patria v sin propone! de tal
que la dulce satisfacción de comunicarlas luces qu
dibujo, se hallaba decidido á dirijir esta enseñanza
proporcionarle pieza suficiente, v; utensilios
colocarlos diseños». Bien acogida pro m tan gei
nombró una comisión para solicitar del Recio í ó
aula ó local en la Universidad; pero no fueron m
que se obtuvo en el Colegio de los 1T\ Jesuítas expol
material más preciso, gracias al inolvidabl P i
liaGonzález Pisador, ñ quien debe la provincia muchos y
- 3»3 -
eminentes servicios. La Sociedad patriótica designó ni mismo
Sr. Cónsul Requejo, álos Sres. D. Juan Antonio Berbeo, D. Fran-
cisco García Soh's y al secretario Conde de Peñalva para re-
dactar los estatutos de régimen y gobierno de la nueva Acade-
mia él la que entonces prestaron también ayuda y protección el
Obispo auxiliar Llano Ponte, los Condes de Campomanes y de
Toreno y D. Andrés G. Posada.
Fué el Sr. Cónsul nombrado primer Director y Maestro, co-
misionándole para encargar á París los modelos necesarios por
valor de doscientas cincuenta libras tornesas y para procurarse
otros aprovechando la estancia de un italiano en Oviedo. No es
tá.cil describir con cuanto celo D. Juan Nepomuceno Cónsul so
dedicó á enseñar el dibujo á 160 alumnos, alentando á los pri-
iweros discípulos con premios trimestrales en metálico por los
fondos de la Sociedad Económica, siempre generosa para el fo-
mento de estas aulas artísticas. Así se tocaron los más excelen-
tes resultados en los siete primeros cursos, coincidiendo con las
análogas aulas y trabajos dispuestos en el Real Instituto Astu-
riano por Jovellanos. Ya por entonces pudo estudiar, como pen-
sionado en la Real Academia de San Fernando, el aventajado
discípulo D. José Alonso del Rivero, aunque fué modestamente y
por medio de una suscripción en que figuraban el Conde de Cam-
. pomanes, el Obispo Pisador, el Regente de la Audiencia, el mis-
mo Director de esta Escuela y otros individuos de la dicha Eco-
nómica. Esta recompensó á Cónsul con el título de Socio de mé-
rito en 1786, poniendo además á sus órdenes en calidad de
Conserje á don Bernardo Soto, sujeto muy apreciado en esta
capital y bien conocido por su gusto en las artes decorativas.
Decayó el Establecimiento en 1792 por falta de recursos, te-
niendo entonces lánguida vida con 40 alumnos de matrícula, no
obstante los esfuerzos de su Director. Mas, por R. O. de 2 de
Mayo de 1800, el Gobierno contribuyó á su consolidación con-
cediendo en seguida 12.500 reales anuales del fondo de averías,
y con esta dotación vivió algunos años en el local del suprimido
Colegio de San Matías, donde ahora se encuentra, en la calle del
Rosal. Carlos IV aprobó en 27 de Junio del año mencionado el
«Reglamento de la Escuela», siendo de advertir que el Ministro
Sr. Soler pidió reservadamente al Sr. Cónsul Requejo un infor-
- 384-
me especia) sobre dichos Estatutos, desde aqui remitidos;
alendóle del Promotor en la parle técnica, de que se Jmbía I
caso omiso por la Sociedad Económica de Amigos del Par
lo que la Superioridad dio á nuestro artista expn
en Real orden.
En atención á los referidos antecedentes desde 1785, se
así en el artículo primero de aquel Reglamento: *La Real £
dad Económica de Amigos del País tendrá la supcrintenrii
de la Escuela, dejando al Director de ella D, Juan .V
no Cónsul, las facultades que le ha conferido el Bey por
orden de i de Mayo de este año, para que disponga con ari
(i los fondos lo que tenga por conducente, así en la disíribii
del edificio y obras precisas en 61 como en proporcionar
utensilios necesarios al servicio de la Escuela y e
método y forma de la enseñanza*. V se lee en el segundo:
rector es en el .día D. Juan Nepomueeno Cónsul por una
cía particular, que se ha servido concederle el Rey en aten
á sus servicios, inteligencia y al desinterés, que ha manift
do en el primer establecimiento de esta E&cucla, quedando
voluntad de S, M. el dispensar esta confianza á quien fuere
su Real agrado, en falla del referido E) Juan Nepomuc
Cónsul, (i).
Por público concurso en toda España se nombro cnloi
Maestro á D, Francisco Alcántara Torrejón, de Jaén, y luvolt
la solemne apertura de la enseñanza, en esta segunda épQCl
i do Noviembre de 1802 con discursos del Vice-Direelor d
Sociedad D, Francisco de Paula García del Busto y de D, Mal
Mana Flúress, socio honorario y de mérito.
El Sr. Cónsul siguió desempeñando con el mayor entus
rao su cargo directivo, y el profesional en muchas ocasiones.
Sociedad aumentó el presupuesto y la Escuela de Dibujo II
al mas brillante estado en 1805 ¡ 1807 aniptiándose lásense!
mascón nociones de Paisaje, Pintura, Escultura y Arquitecto
Continuó además la rigurosa repartición de premios mensu;
de diez, veinte y treinta reales á los alumnos sobresalientes, t
( ti VéÉM el folíelo:
•RtfUment* mandado observar en la Real Escuela de Dibujo de la Ciudad d
Ul'kckla y dotada JWT S, M. cl Sr. IX Catlo* IV toue Dioi guarde) cd solicitud di la
Sodcdj i <Je Amigo? del Pftb.— Año Je ML>i .'■
— 385 —
cediéndose también anuaTnreifte *te«M
de trescientos, quinientos y setecientos reales én . libros, estu-
ches de matemáticas, y estampas de profesores célebres. En 1805
había sufrido molesta crisis la Escuela de Dibujo por diferencias
entre el Director Sr. Cónsul y el Maestro Sr. Alcántara, á causa
de imponerse á éste la formación de estampas de Principios, no
apreciadas por aquél como su autor deseaba; y porque además
el jefe prefería las de París, aunque — justo es decirlo— ,sin
desconocer nunca las buenas dotes del profesor andaluz. Así
las cosas, el Sr. Cónsul presentó la dimisión de su. cargo, ente-
rándose la Sociedad Económica en junta extraordinaria y remi-
tiendo los antecedentes al Gobierno. Bien pronto se comunicó al
Director de la Económica la R. Ó. de 17 de Mayo recordando
\os muchos servicios de D. Juan Nepomuceno en la primera fun-
dación de la Escuela, su desinterés y especial inteligencia en la
enseñanza, circunstancias que el Rey había considerado para
concederle la dirección: y por ello, convencido el Monarca de
que los progresos de la Escuela de Dibujo de Oviedo dependían
del celo y patriotismo de D.Juan Nepomuceno Cónsul aera su
Real voluntad se le hiciese presente que sería de su agrado con-
tinuase en el cargo de Director con la asistencia, que le permi-
tiesen sus ocupaciones». Ante el soberano mandato continuó
el Sr. Cónsul Requejo en el honorífico y gratuito destino, que le
fué confirmado por otra R. O. de 17 de Julio de 1805, y en la so-
lución honrosa para todos de este conflicto no tuvieron la menor
parte el celoso Ministro Soler y los asturianos D. Felipe y don
José Canga Arguelles, que siempre mostraron gran interés por
la fundación y vida de la Escuela de Dibujo. Continuó desde en-
tonces inalterable la amistad del Director con el excelente Maes-
tro Sr. Alcántara, á quien se debe un notable retrato del Pro-
motor de este Establecimiento, que la Sociedad Económica ha-
bía acordado colocar en su Sala de sesiones, de donde fué qui-
tado, y que de nuevo se puso allí por Real mandato (1). Bien
(i) «Noticioso S. M. de que se ha sacado de la Escuela el retrato de D.Juan Cónsul ha ve-
nido en mandar se prevenga á la Sociedad que en semejantes Establecimientos corresponde co-
locar al frente del de los Reyes y en parage inferior el de los individuos que se distingan en
(Beneficio de la Corona y del público; siendo por estas consideraciones digno de semejante dis-
tinción Cónsul, cuyo retrato se colocará en el modo insinuado. — De Real orden, etc.— Aran-
«juez 31 de Marzo de 1804. — Soler».
El retrato que hoy posee la Escuela es una copia excelente del antiguo Profesor y Director
D. Vicente Arviol.
había merecido el entendido iniciador semejante dístinciúi
su amor á la enseñanza y dirección suprema de estas aula
rante los doce primeros años; por las reformas propuestas
Sociedad Económica» que se ajustaba siempre á su dietíui
premiaba á los alumnos que proponía; y por sus servicios c
das clases, pues en diferentes ocasiones adelantó fondos y
naje (1).
Los acontecimientos de 1808 detuvieron los progresos <
enseñanza artística, y la Sociedad Económica no pudo evií.
suspensión de tal enseña nza cuando también se vio privar!
los arbitrios indicados. Terminada la gloriosa guerra, nu
dificultades con la persecución de distinguidos socios ímp
ron la reapertura de la Escuela basta 1820, gracias entone*
celo y desprendimiento de personas ilustradas; pero de ni
volvió á ser cerrada cuando la reacción de 1823, y así con ti
hasta 1832 en que se reanudaron tan útiles enseñanzas 0
niéndose regia disposición para que la Sociedad Económica
mára sobre sí el gobierno del Establecimiento con las atribu
nes del Sr. Cónsul. Lns ejerció en no pocos anos por acue
de la corporación el Dr. D. Alonso Canalla y Gutiérrez, que
chó con muchos obstáculos y sostuvo las aulas en medio
difíciles crisis por el escaso y poco puntual rendimiento de
arbitrios sobre aguardiente y sal, que habían reemplazado á
antiguos sobre averias; por la división y retraimiento de so<
cuando la guerra civil y luchas políticas; y por la preferem
muy discutida, á otras atenciones de la Sociedad; que todo c
y más estorbó el desarrollo de la Escuela hasta 1839* Enton
se acometieron importantes mejoras adquiriéndose buenas
lecciones de dibujos, organizando formalmente la clase de!
délo antiguo, adquiriendo otra colección de estatuas, cabe;
bajorelieves, capiteles, repisas, adornos y estreñios en difereí
pedidos á la Reíd Academia de Nobles Artes de San Femar
y la Sociedad Económica asturiana (principalmente los mi
bros de su Junta directiva D. Ramón Alvares Valdés, D> J
de Posada Herrera, D. Benito Canella Meana, D. Manuel de I
(i) Véase mi follct
•Noticias biografían de P. Ju.xn JV« tamul y F!tpt?j#, promotor y primer Director ■
Escuela de Dibujo--. (Ov¡rdur fmp, del Hospicio provincia], xMút que escribí por encarga
Academia de Bellas Artes de San Salvador»
-387-
do y Tovía, D. José González Alegre, D. Matías J. Cónsul etc.),
dio nueva y definitiva vida á la Escuela de Dibujo.
Entonces se publicó el R. D. de 31 de Octubre de 1849, que
dio organización uniforme á los Establecimientos artísticos, y
dispuso la creación en esta capital de una Academia de segunda
clase de Bellas Artes, que lleva el nombre de San Salvador. La
Escuela de Dibujo pasó en 1854 á la dependencia académica no
sin resistencia por parte da la Sociedad Económica encariñada
con "la institución por ella creada en el siglo xvm con su lo-
cal, y los fondos que, sobre arbitrios provinciales, sostenían tan
provechosa fundación. Insuficientes los recursos arbitrados
para hacer frente á las nuevas atenciones, pronto conoció la
Academia el poderoso obstáculo que había de impedir su plan-
teamiento. El presupuesto de b provincia había de sufragar los
gastos del personal y material de la Escuela, y su penuria y es-
trecheces no podían conllevar el recargo que debían imponerle
las obligaciones nuevamente decretadas. ínterin la Academia es-
cogitaba un medio, que pudiera conducir á plantear con alguna
estabilidad la Escuela, solicitó y obtuvo en 16 de Marzo de 1854
autorización para que en ella continuasen dándose las enseñan-
zas superiores de Dibujo, en atención á que constituían de muy
antiguo parte de la que so daba bajo la inspección de la Socie-
dad. Favorable era esta resolución, si bien insuficiente para dar
impulso y remover los embarazos económicos referentes á lo-
cal, persona}, y material del Establecimiento. Comenzó la ense-
ñanza con muy exiguo presupuesto; aun así, dando brillantes re-
sultados, siguió en su existencia precaria; y á consecuencia de
la R. O. de 13 de Octubre de 1858 pasó á la dependencia del
Rectorado. Continuaron los obstáculos, y si el Establecimiento
no se ajustaba á las condiciones del decreto orgánico, se aproxi-
mó á las que para obviar dificultades previnieron la R. 0. de 9
de Mayo de 1856 y R. D. de 20 de Septiembre de 1858 en la en-
señanza profesional de Pintura, Escultura y Grabado. Su celoso
y entendido director D. Vicente Arbiol procuró con el mayor in-
terés dar eficaz impulso á la Escuela de Etellas Artes é introdujo
grandes mejoras sobre las ya realizadas con auxilio de la Socie-
dad Económica de Amigos del País.
El primer trabajo de la Academia provincial de Bellas Artes
— aj-
enando se hizo cargo Je la ovetense Escuela de Dibujo (1) I
reforma del anticuo local acomodarla u las enseñanzas el
diferentes alases Je dibujo Je Figura, de Adorno, Lin*
peetiva y Cátedras superiores, disponiendo el n
recinto de la mejor manera, sustituyendo en 1860 el p6
alumbrado da velas Je sebo por el de gas v enriquecías
sivamente el material necesario para tas diferentes w
Algunos discípulos aprovechados lucieron, suplamos e^fiia
hasta en escultura, como f>. fiunmn Fresno, tallando una i
Iúm de San José, y otros que emularon á los antiguos altiu
sobresalientes en la época de la Sociedad Eo i c\
el malogrado dibujante D> Eduardo Puei
primores de su lápiz en Madrid y «*u <l extranjero por bellos
bajos perdidos ü olvidados y el famoso escultor D. José I
cuyas celebradas ofetoía estatuarías, Je gusto clásico, son oí
mentó de plazas y edificios en Madrid v Asturias [2i.
En 1866 se ofreció un reglamento para es
MUÍ Especiales, que no llegó á publicarse y, un arlo d<
las Academias pasaron á Cuerpos inspectores ó oonsalioi
adjudicándose la jefatura al Director, Bien pronto se sintió
académica \\ falta de vo é intervención dir
la, laoguidecíú Ja Escuela ovetense, que en 1868 paso á dep<
der del Rectorado del distrito; en 1870 fué agregada al ti
provincial; (ornando otra vez á la primitiva dependencia
mica por H, l> de 27 de Marzo de t H7 1 con sujeeeión al
mentó nrnai IS-íií, Por entonces se habían limitado 1
enseñanzas ü Las primitivas Menores, y así continuaron
ludios artísticos Je Oviedo con muy reducido personal hasta q
(i) Eitc y ]ft* sjf UiÉtitéf tmbaJM con>lan tu d inirrc^antc MlelOi
publica ipie celebra '.. Salvadm
Ovitd-. pan -. premios < i'iccidos a h
liritl. Regadera y C . ' [8sf]>4<
i mí- UDibién una interesante ir «-tru hUic-rio
ñi>r Atvi..l y un DUcuri ¿*] Liiiúga y de I
. ranos de Matemática* *K I ImtU .-! nim-nin^
EscucUi Allí -<■ r>
I, Secretaria de ti ' i iver»idad ILmí. del campo dt San Fronda
i -n Fernández y alumno* de icgtmd» afín d<
¡i, I'jiM.. :u ' ■ a ilcl jíttúi:
Ü I L>.r'J4« di iu 'ifl Kicen, D Bni-ili'j Vií\lt D. Üirri CílfTlíki,
I gOta ■: \i ¡ l-> direcciñ» d> ¡-(..r- - J '.n... i U ■ :. -
y catedrático* ,.
PoiieriorniCfite bajo la dirección de D. Jesé M," I Ktriiuruhz bultreí! <
corle* de lo» «Jificiüi de- b Eructa (aMci de =u actual t>ídad * liuti
to y practicas de c;uitpo.
- 3*9 -
se dictó el R. D. de 13 de Febrero de 1880 con objeto de pro-
veer por oposición ó concurso las cátedras y ayudantías va-
cantes.
El personal de la primera Academia había mermado por de-
funciones y traslaciones y, completado poco antes de 1881, co-
menzó en este año la reforma y ampliación de la Escuela de
Oviedo. Reducida á la sazón á los Estudios menores (Aritmética
y Geometría del dibujante, Dibujos de Figura, Lineal, de Adorno,
e\ aplicado á las Artes y Fabricación, Modelado y Vaciado) la
Academia fué sucesivamente estableciendo otros Estudios de
los Vlamados Superiores en el Decreto fundamental de 1849
como Dibujo del Antiguo y del Natural, Pintura, Grabado (esta
clase desde 1882 hasta 1892 en que fué suprimida por la escasa
matricula) é igualmente los de Perspectiva, Ampliación del Di-
bujo lineal, Dibujo topográfico, otra clase especial de Pintura
^para mujeres) y las diferentes de Música de que se hablará
oportunamente. La Diputación provincial atendió con largueza
á las innovaciones; con un importante fondo, procedente de los
sueldos del Secretario D. Francisco Bernaldo de Qairós y Peón,
que cedía su haber anual á la Academia, sufrió el Estableci-
miento una conveniente ampliación de sus dependencias, cons-
truyéndose varias clases en la parte interior del edificio; con
ayuda del Ayuntamiento de Oviedo se dio á é3te una transfor-
mación más amplia con sggundo piso, nueva escalera y espacio-
sas ventanas, de que carecía, para luz y ventilación; y otros cam-
bios radicales sufrió la antigua fundación del Sr. Cónsul, co-
brando vigorosa vida, aumentando su matrícula (1), celebrándo-
se solemnes actos de premios y oposiciones (porque la Academia,
de acuerdo con la Diputación provincial, organizó el envío de
Pensionados Artistas á Madrid y al Extranjero). Aumentó el per-
sonal docente y su dotación; creó un Museo; y, muy particular-
mente para las clases de Dibujo de figura y Superior lineal,
realizó un profundo cambio metodológico en la enseñanza pro-
curando que se estudiase y copiase por modelos de yeso ú obje-
tos naturales y nunca, ó las menos veces posibles, por el siste-
ma rutinario de estampas, que constituye una traba ó amanera-
(i) Véase Apéndice XIII.
- &" -
miento de l&s facultades indi viduales (1), Loa pi
rarins D, Ramón Romea y D José María I. F<
<jíi celo y afán en este cambio prov la Ac
mía, <lr que formaban parto, trabajaron
sus compañeros Sres. líallina, (¡<
Agüera, Salmean, González MorHJ, B.) Dia
Poto, i Hernán. Vereterra Estrada (L.) y el autor de este li i
Y alcanzando y laa Escuelas d<
y variable tag ¡elación il«' Insl u pública R. L
tí do Julio de 1892 suprimiendo
en teles establecí míenlos que sin
do, pasaron á dependencia «Ir i el fie
ato de Segunda Enseñanza de 1859, aunq
y las denominaciones para li
¡) él artículo 87 de dicho Reglamento oí \
La Academia *1<- Oviedo había acudido al Ministerio d<
en I de Junio 4 i on una Memoria imp
los Centros análogos de Esp
del ramo con los cambios ya necesi
1849; m(m po resultando con éxito alguno, antes al contrarío* I
hiéndese dictado rl lí. D. de H de Julio do 1892, elevó en 15
Enero de 1893 otra M amorfo, igualmente impresa y dreulac
ha* iend ti^as observaciones -i la modificación
eión nuevas de la Escuela por la que se había d
yo cuadro d ñauza había ampliado (3), La Superi
mantuvo su Decreto; quedo la Academia ron los otroí
libres que 1j; a lo; después se fueron reduciend
ten acto al mente los de Música.
Uí I'.
*Re¿h y Ekmeoii-. I
Igunlroemc >c nú* cticaí
imp dd II- |
■ i->j, y I., ■ omprensjva tí* cusir*
■ D. 1-iii^ 'I'" \Vr<:Uir.i y fc-tr ■
Ssjitmii ii I
¿ b i
pu dd iEi r U. Ji
\. r¡. ¡
(3) T
■ i:s de ttgfl y 1893 dirijíd ntu.
— 39i-
Prosiguieron las Menores de Dibujo, bajo dependencia del
Rectorado durante varios años, hasta que, cambiando la índole
y finalidad de la enseñanza, por R. D, de 4 de Enero de 1900
n otro espíritu práctico y útil se organizaron con la denomina-
ción de Escuelas dé Artes é Industrias con un solo regla*
: tiento la Escuela Central de Artes y Oficios, las de Artes y Ofi-
cios de Distrito y las Escuelas provinciales de Bellas Artes, dic-
tándose para la adaptación y nombre de nuevas cátedras y su
diferente dirección las RH. 00. de 1,° y 26 de Abril, 17 de Ju-
lio, 14? de Septiembre y 17 de Octubre del mismo año, bajo cu-
yas disposiciones cambiaron el carácter y condiciones de la an-
tigua Escuela de Dibujo y Bellas Artes de Oviedo. Es de advertir
también que, por R. D. de 17 de Agosto de 1901, al modificar
los Institutos de Segunda Enseñanza en Generales y Técnicos,
se reorganizaron también (arts, 65 á 70) los Estudios elementa-
les de Bellas Arles con Jas Enseñanzas necesarias para el ejer-
cicio de las industrias artísticas y preparación para el ingreso en
las Escuelas Superiores de Bellas Artes. No fué más que inicial
esta ultima disposición porque, como de costumbre, faltaron
medios materiales y económicos para su desenvolvimiento, su-
primiéndose en R. D, de 1,° de Septiembre de 1903, con la con-
tinuación de las cátedras de Dibujo elemental en ios Institu-
tos (l); y, por lo que toca á la Escuela ovetense de Industrias y
Bellas Artes, asi llamada en el R, D. de 27 de Junio de 1902, si-
gue muy necesitada de personal y material y principalmente de
edificio capaz si la reforma, dispuesta principalmente en favor
de la clase obrera, ha de dar los resultados apetecidos (2). A
este fin, siendo Director el Sr, Fernández, presentó al Rectorado
un plan de muy convenientes modificaciones, y suyo viene sien-
do el pensamiento de enajenar (de acuerdo con la Diputación
provincial, Academia de Bellas Arles y Sociedad Económica de
Amigos del País) el actual edificio de la Escuela ovetense de
fjV V¿asc el interesante c<¡ ludio:
PUtn it*t*grat de la Emcñanza del Dibujo con aplicación 4 todo* Ich grados de Li instruc-
ción oaciouaJ por Alejandro Guichot y Sierra. (Sevilla, 19^3 1>.
Eáte e*i n4io ha sido premiado en el certamen del Ateneo de Sevilla-
El presupuesto del material es. reducido v el autillo ó subvención del Estado no *e repitió
de*d* la de a. ora pesetas concedida* por el rtbtnisttu de Fomento IX Alejandro Pidal y Món.
{*) Acta de ta Junta de Frofirv&r** de la Ka cuela de Industria y Bella* Artes de Oviedo At
t¿ de Junio de ioot.
26
— 39* —
Arles é Industrias con el contiguo de dichas Corpor 0
construir con su precio y subvenciones del Estado, Dipc
Ayuntamiento otro amplio edificio para todas la ñnn
Corporaciones artéticas con sus Museos,
El Cuadro actual de las materias arii^tico induítrialí
Oviedo» á cargo de los Profesores nunierark tantea i
petidores, es el siguiente: «Sección Léi árilmitú
tria y Dibujo Geométrico, v no se ha establecido lac
sica y Química; «Sección artística < Dibujo artístico, Dibu;o
cado á las artes y Modelado y Vaciado.
La Diputación provincial sufragaba en un principio Iodos
gastos de la Escuela de Dibajo y de Bellas Arles, satis i
7 '.101,50 pesetas en el presupuesto de 1880 1881, y ascei
el año económico de 1886-86, cuando las ultimas reforma
Academia á 16.521,53 pesetas; pero en la actualidad, * <
estaba prevenido por el Decreto orgánico de 1*1'». contribi
también por mitad al presupuesto el Ayuntamiento de '
siendo el presente como sigue: 16.809, 00 péselas por p<
y 3hó00 para material.
Por la índole del presente libn\ más directamente dirigido
desarro I . no de la Instrucción Pública en el Distrito univ
sitario, no se hacen aquí algunas observaciones relativas
enseñanza en Oviedo, problema y cuestiones llamadas u ca
bio y reforma radicales como otros ramos de la enseñanza f
pular. Además, con este lema y la innovación de 1900
relación íntima las siguientes noticias históricas y notas á la k
denominada Escuela Superior de Artesa Indu&tri
Gijón.
La enseñanza popular y especial de Artes y i lucios Bfl
ayer en Kspaña y, corno ya escribí en otro estadio (1), la silu
ción crítica de las clases obreras, digna de preocupación £enpr
y atención solicita, reclama y exige previsoras medidas
principalmente para su cultura.
No puede seguir en esln punto el abandono antiguo y, a
como por vaiiu- caminos han mejorado otras clases social*
(t\ Véase mi di-.
— 'Rfsfña Histórica de la Sociedad Eowámica tic An País de Aslun
imp de E. Uria; l88ó)+
— 393-
*e progresar el trabajador y favorecerse su desenvolvimiento
en consonancia con los días que alcanzamos. No es su suerte
actual seguramente la vida de otras épocas; no poco se anduvo
desde cercanos años. La subsistencia material, el alimento, el
vestido, la morada y hasta su cultura relativa, lleva gran venta-
ja, salvo determinadas excepciones y crisis angustiosas, al modo
de sor del obrero antiguo; pero ¡cuánto queda por hacer!
Las causas de semejante estado son muchas y complejas;
más la principal estriba en falta de instrucción y, por tanto, de
moralidad, consecuencia de una educación viciada é incompleta
y de una enseñanza negativa ó deficiente. Marchen unidos,
como debe ser, los elementos educativo é instructivo y todo
cambiará. Los pueblos alcanzan prosperidad y grandeza cuando
son cultos, condición que tos Irasforma en trabajadores y mora-
les; porque la ignorancia, los vicios y la miseria se ahogan con
el estudio y el trabajo, que traen por consecuencia inseparable
la salud, la energía, la inteligencia, el bienestar, la previsión, el
ahorro, la asociación: prendas y medios de verdadero mejora-
miento en la tierra. Labor omnia n'ncit. Pero la instrucción
de la clase obrera, después de comenzada en la escuela de pri-
meras letras, —sobre cuya organización mucho podrá decirse —
debe completarse en las Escuelas de Artes y Oficios, que son
como las Universidades del porvenir. Todos los pueblos se vie-
nen afanando en su planteamiento para unir el arte á la indus-
tria y el estudio al trabajo.
En Inglaterra, con especialidad desde la Exposición de 1851,
está completamente sistematizada la enseñanza técnica de las
artes y oficios, dependiendo del Gabinete de Ciencias y Artes,
sección importantísima del departamento de Instrucción pública.
Otra institución de gran prestigio y alcance, el Instituto de Lon-
dres, anda en esle punto compitiendo con el Estado. Las prin-
cipales capitales tienen grandes centros ó museos instructivos
y por lodo el reino se multiplican las escuelas nocturnas con li-
bertad para determinar la naturaleza de sus clases, según las
industrias locales. El Parlamento concede presupuesto crecido
á estas atenciones y, para mantener vivo el estímulo de alumnos
y maestros, las subvenciones son variadas y las escuelas reci-
ben una, dos, tres y cuatro libras esterlinas por cada alumno
-394-
aprovecliado que, en riguroso examen y con programa red
do por el Gabinete de Ciencia- v Aries, pasa y asciende st
vamente en las cuatro secciones en que esli dividida
enseñanza popular. Los dato?; estadísticos relativos ai núi
de escuelas, alumnos, auxüios, etc., no pueden ser más li*i
ros. Y en Alemania, Bélgica, Francia y otras varias □
sucede lo misino, aunque con distinta organización, si<
tablecímicnlos modelos los de Lieja, Mullmiisií, I -yon, el*
no solamente se facilita á los obreros la Instrucción para sv
ció particular en el taller y en la fábrica, sitió que, aspiran
mayor progreso y ampliación artística, se acometen
especíales facilitando el estudio histórico, comparativo
de los productos de las mejores épocas con clases a€Í la
mu artes industriales, siendo notables los de k<
Viena, Utiremberg, Lraoges, Huma, Venecia, etc , para re
las antiguas tradiciones, el buen gu^to y los primores de ra<
Harto, porcelanas» metales preciosos, vidrios de ci
tejidos, lapices, encajes, bronces, etc ., el
A su ejemplo, se ha intentad parecido en España p
tapices, cerámica, reproducciones é industrias ai
ciónos convenientes en alio grado; pero más todavía si
hiera precedido una verdadera organización nacional de la i
señanza técnica y manual de la clase obrera, En este punto
lia bocho muy poco por el Estado andan -amenté
camino emprendido en el reinado del gran i
leyes que condenaron y borraron ej desprestigio antiguo de I
oficios, ensalzando todo trabajo honrado con aquella pul
xima, que Fioridablanca puso en labios del
más oficio vil que el do vago!»
La iniciativa de las cátedras príiclicus para obreros v luí-:
dores, creación de talleres, repartición de máquinas j pi
ción de cartillas partió de las bsnemeritas Sociedi \on6n
cas de Amigos del País, y es bien sabido cuanto hizo la Corp
ración patriótica de Asturias. En este movimiento general áf
vor del obrero y en su dirección señálase la figura del Conde c
Campomanes para abolir las viejas enseñanzas ó, mejor dicto
el penoso aprendizaje de los antiguos gremios é imitación se
vil a los maestros, condenados y llevados portan insigne asturí
- 395 —
no á mejor dirección por la influencia de sus memorables escri-
tos y numerosos informes (1),
De 1786 es la Real Cédula encargando a los Intendentes,
Corregidores y Justicias la creación de escuelas de hilaza de la-
na para adelantar sus fábricas y tejidos; pero estas y otras fun-
liciones perecieron cuando la guerra de la Independencia, y hay
<¡ue llegar a 182i, registrándose entonces la creación del * Con-
servatorio de Artes -i en Madrid, que consistía en un depósito de
máquinas é instrumentos artísticos y de un taller de construc-
ciones, á fin de promover la mejora y adelantamiento de las ope-
raciones industriales, á cuyo objeto también se mandaron pen-
sionados al extranjero, En 1832 se dio un plan de Estudios de
industria para la corte y provincias, dividiendo las enseñanzas
w tres grados, y enseguida abrió la Sociedad Económica de
Oviedo tas mencionadas cátedras de Aplicación (2); en 1850 se
plantearon escuelas industriales, divididas en «elementales, de
ampliación y superiores», obteniéndose con la primera certifica-
dos *de aptitud para las profesiones Industriales* y de «Maestros
de artes y oficiosa En 1855 se cambió la organización mencio-
nada, creándose en (jijón por el Sr. Caveda la Escuela industrial,
c[ue desapareció cuando la ley de 1857, quedando después allí los
estudios de Peritos mecánicos y químicos en los llamados de
Aplicación; únicas materias especiales que van quedando al Ins-
tituto de Jovellanos, En 18(19, finalmente, se aumentaron cáte-
dras páralos artesanos en el antiguo Conservatorio de Madrid,—
donde había tenido su cargo el ya mencionado sabio asturiano
D. Antonio Gutiérrez;— más todaslas reformas oficiales hasta aquí
apuntadas no comprendieron la verdudera organización general
de la enseñanza obrera.
En este punto es honra de los Ministros de Fomento D, Ma-
nuel Ruiz Zorrilla, en 1S71, y del Conde de Toreno, en 1876, la
publicación de dos decretos importantísimos. LJor el primero se
fundó en el Conservatorio la ^Escuela de Artes y Oficios* para
vulgarizar la ciencia, y sus aplicaciones, dar ia instrucción «con-
iri Éntrelo 4 mucha* [rab^joü del sabio magistrado, merecen citarse nqtij lo* dfÜfentQK
-OíiCüiHi »"brt el Fumen le* de I ti Induciría popular?; - Educación del írw^nwy s» fnmcit-
lo-; - Apéndice ni trabajo anterior' ; - R cíio£J miento y aplicación de vacante* y m*\ cntitrení
doi-, * Aviso* aJ BtacJtro de escribir*; = K¿la bleci miento de Kíciiibi* patriótica « de hiladas Ae
miil.ul de Li* irei cLi*c* incia:ca de Agricultura, Industria y Oficios =-: ■ Plaiic& de aludios de
Universidades»;; ele,
(tj) Véase p*g* 1B3.
— ad-
veniente al simple artesano, formar operarios entendí'
tros de taller, contramaestres de fábrica, maquina
ees yT en suma, propagar los conocimientos indfspení
para el fomento de la industria de nuestro país»; y
gando se crearon allí siete secciones para dar la ínslni
hasta cuatro mil alumnos, prometiendo auxiliar fundac
análogas en provincias, y conceder premios, que estimula!
aplicación y laboriosidad de nuestros artesanos. En el p
decreto se expone con precisión, espíritu práctico y h
tal pensamiento la manera de ser de estas cátedras para la:
ses trabajadoras; y en el segundo se inicia el cmnplimienfl
la idea para lograr oel equilibrio que debe existir entro la
trucción de las clases acomodadas y la de las que no lo
concediendo al trabajo un apoyo semejante al que nbtienei
profiriónos liberales»». Y decía el Ministro de 1876: «en el r
de Instrucción pública no hay cuestión que presente lanío,
res de actualidad ni de tanta importancia para el país, comí
que se refiere ú la enseñanza de las clases trabajador
sentadas por seis millones de españoles, 6 las cuales i
rio proporcionar instrucción y cultura para que < n
sus propí usos no se abandonen A las rutinas de su ofi
y puedan emplear con fruto su iniciativa persona] y ater
con desabogo á sus necesidades y las de su familia; v fomei
la industria nacional, produciendo en delern condi
nes genios como los que han impreso carácter ti la civiliza*
material de nuestro siglo, muchos de los cuales no han í
hombres de ciencia y de teorías adquiridas en las au
hombres de tino práctico y esperimentul, que se han forra:
respirando la atmosfera de los talleres y de las fábricas»,
Pueden considerarse como base y cimiento de las nue
aulas populares pjonesas las enseñanzas nocturnas de Dife
para artesanos, planteadas y sostenidas cu la antigu
Especial, ¿que hace referencia el Director Sr. Rendí
Su establecimiento y organización modernos datan del H+ D
5 de Noviembre de 1H86, preparado por el ministro Sr. Muñí
Ríos y suscrito por el sucesor Sr Navarro Rodrigo, creandi
Escuela Central de Artes y Oficios de Madrid y otras
(0 'Memoria iU ti Ibcfletl Bspecfe] dcGíjdu de 185.,
— 397 —
cuelas de Distrito, siendo una la de Gijón. Fué esta inaugurada
en 1888 después de procurados edificio provisional en la casa
número 13 de la calle del Instituto, el material más preciso,
los talleres necesarios y cuanto fué- conveniente para las clases
orales, gráficas, plásticas y prácticas nocturnas, para las prácti-
cas y las especiales de la mujer de día; y todo organizado por el
Delegado regio y primer Director D. Justo del Castillo. El cuadro
de enseñanzas comprendía las asignaturas de Aritmética, Geo-
metría y Principios del Arte de .construcción, nociones de Físi-
ca, Química y Mecánica, Dibujo geométrico industrial con ins-
trumentos y á mano alzada, Dibujo de adorno y figura con apli-
caciones de colorido á la ornamentación, Modelado y Vaciado;
los talleres dispuestos fueron de carpintería, cantería, cerraje-
ría, relojería, bisutería, de azabache, hueso y marfil con su
montaje, teniendo como complemento clase de Instrucción Pri-
maria y de Dibujo lineal y de adorno; y para la Enseñanza de
la Mujer se dispusieron igualmente talleres de costura, corte de
vestidos y ropa blanca, bordado, confección de flores artificia-
les y otras clases complementarias con nociones de Matemáti-
cas, Escritura y Dibiíjo. Se crearon además las cátedras de Mú-
sica vocal é instrumental, como base de un Conservatorio de
Música, que creó la corporación municipal y protejió el Conse-
jero Sr. Fernández Vallin. El Instituto de Jovellanos facilitó en
los comienzos el material de Física, Química y Mecánica; varios
particulares hicieron importantes donativos, como los Sres. Pola,
Cifuentes Pola y Compañía, otros industriales, el Conde de Re-
villagijedo, etc; y muy particularmente el dicho Sr. D. Acisclo
Fernández Vallin y Bustillo, que incesantemente hasta su llora-
da muerte en 1896 fué un protector celoso y espléndido de la
Institución obrera, cuya primera matrícula de 200 alumnos se
cubrió en cuarenta y ocho horas, dato que indica por sí solo la
necesidad y utilidad de la Escuela de Artes y Oficios.
Marchó el Establecimiento en progresión creciente en los
cursos sucesivos. No pudo ser mayor el celo de los profesores
numerarios, que fueron llegando á las respectivas enseñanzas, y
el de los maestros y ayudantes poco retribuidos, puestos al frente
de los talleres; el material fué creciendo de día en día con los
recursos del Estado y el apoyo moral y económico del ayunta-
— 398 —
miento de Gijón, (en todas ocasiones propicio y g
nes de instrucción) que favoreció i la Escuela con úl ah
del local, con subvenciones repetidas, con la cesión del ma
de las clases nocturnas del Instituto y otros dispendios, i
la Diputación provincial acordó en mis presupuestos olríi
vención. De esta suerte aumentaron los medios pedagógico*
Museo, tan principales en estas Escuelas» lográndosela nece
en calidad y número cual indican los inventarios, para la nn
ta vida de la enseñanza española, diciéndose en este punt<
el Sr, Marín: «la Escuela no es pobre porque es laboi
hace algunas de las herramientas y sus composturas; enriq
los gabinetes con trabajos de alumnos; y asi, (orlo en ella
rodeado de aquel valor de afección que no tiene los obj.
comercio». La numerosa concurrencia fué atentada en aplica
y aprovechamiento con premios, la pensión reglamentaria de
pesetas, y otras recompensas, siendo muy repetidas las del
ñor Fernández Vallin, y con su nombre se creó en t H9 1 un ¡
mió anual de 125 pesetas dispuesto por la colonia gijonesfl d<
Habana, que al efecto donó 600 duros invenidos en D$n
pótua del cuatro por ciento, depositada en el Banco de I
Excusado es decir que estos auxilios, humildes
con los que se otorgan en el extranjero, redundan en pr
de alumnos pobres porque en la matricula son muchos
critos canteros, albañíles, carpinteros, ebanistas, Lapiceros, ¿
tores, doradores, herreros, cerrajeros, caldereros, forja
ajustadores, torneros, moldeadores, fundidores,
tógraf os, cajistas, plateros, relojeros, alfareros, fogoneros, n
quinistas, etc., ele. Las Enseñanzas de la Mujer cesaron
curso de 1894-95 por muerte del Sr. Fernández Vallin. su or
dor y principal sostenedor; y fueron de deplorar asi la perdí
del protector amante como la penuria siempre repetida |
Instrucción pública en nuestra España resintiéndose toda la !
cuela por aquel triste acontecimiento y porque el Estado» la
putaeión y el Municipio mermaron por entonces las subvenc
nes que respectivamente hacían al centro docente gijoode i
las mismas razones hubo que suprimir los talleres do Cante
y Relojería, quedando reducida lu enseñanza de aprendí'
Gerrajena, Carpintería, Complemento de la Instrucción prima
"
— 399-
y Música vocal. En el presupuesto de 1839 á 1890 se desarrolló
la Escuela con los siguientes ingresos del Kstado: 4.000 pesetas;
del mismo para ampliación de Enseñanzas, 3.000; del mismo
para gastos de oficina i .000; subvención de la Diputación pro-
vincial de Oviedo 2.000; del Ayuntamiento de Gijón, 4.000; del
mismo para el Conservatorio musical, 250; del Sr. Fernández
Vallin, 500; total 14.750. En el presupuesto de 1900 á 1901: del
Estado 3.500 péselas; del mismo para oficinas, 950; de Ja Dipu*
tacíón 1.260; del Ayuntamiento kUOO; total 9,700 pesetas. En
1902 cesó la subvención provincial de LO00 pesetas y no se ce-
rraron los talleres porque el Municipio gijonés agregó la misma
cantidad á su acostumbrado auxilio. No se contó vn el comien-
zo con estas y otras mermas de recursos y todo hacía presa-
giar próspera vida y satisfactorios resultados en la instrucción
de alumnos oficiales y libres, de aprendices y de mujeres en
tuvo adelanto se desvelaba el técnico magisterio, competente y
entusiasta^ á cuyo personal dedicó en 1888 una notable confe-
rencia el Sr. D. Félix Márquez patentizando las excelencias del
método de enseñanza de Mr. Lagout con los principios funda-
mentales de la Taqu i tecnia.
En 1892 se trasladó Ja Escuela al segundo piso del reforma-
do y ampliado Instituto de Jovellanos, distribuyéndose sus de-
partamentos en Museo y Sala de espera, clases de Física, Quí-
mica y Mecánica, Matemáticas, Dibujos de adorno y figura, Mo-
delado y Vaciado, Laboratorio, Biblioteca y Secretaría, así como
al S. de la huerta se establecieron la Escuela de aprendices y
los talleres de carpintería, de fragua y de ajuste. Tal adaptación
de este especial Centro de Artes y Oficios en un edificio dispues-
to con otros propósitos educativos, deja mucho que desear* Las
aulas son pequeñas, pues la mayor, que e* la de Dibujo, no sirve
más que para 80 plazas y se usa para más de 90 cuando seiía
uteasario colocar 200 alumnos; la altura de los techos es poca,
no produciendo el cubo de aire necesario, notándose una zona
de atmósfera muy viciada; las ventanas son bajas y asi no tie-
nen luz suficiente varias satas; yT en fin, aparte de oíros defec-
tos subsanados en parte, tal Establecimiento, que ocupa un piso
ático con la escalera común del Instituto, carece de indepen-
dencia y se halla también en condiciones impropias para el buen
orden y disciplina académicos.
— 4oo —
En 13 de Agosto de 1894 se dictaron disposición*?-
res relativas ala enseñanza técnica-industrial y artíflüc
trtal con ei fin de formar obreros mecánicos, electricistas
tilicos expertos para las diferentes industrias; en -i > á(
de 1896 se reorganizaron los estudios de las Escuel;
y Oficios en el sentido de mantener su enseñanza general
restablece r las profesionales de maquinistas, peritos mecám
electricistas y arlístico-industriales, y de crear las de aparej;
res; en 15 de Febrero de 1896 se organizaron más tal
dios con su profesorado; y en 1897 se dictaron díspo-
que, sin contrariar las de) orgánico de 1895, antes bien
pli.i minkis, establecieron mas fijamente la manera corno se de
prestar las enseñanzas generales en su dobh ter ¡>rapi
de preparación para las técnico-industriales y artístico iad
les, marcando las relaciones recíprocas entre un;:
Pastos KM. I)D, fueron como anuncio de la indicada refor
de i de Enero de 1900, por cuya virtud la Escuela de
Oficios de Gijóa cajnbió de denominación y basta de finaltd
al pasar á Escuela de Artes é Industrial
de las Bellas Artes de Oviedo) y, enseguida por el R D
de Agosto de 1001, que reformó y amplió la Segunda En
ga, á Escuela Superior fie industrias confirmada
carácter por el K. D. de 21 de Junio de 1908 perdiendo
anterior, elemental y mas accesible (1).
En la refornia.de 1901 se decía: *Con la
cuelas elementales y superiores de Industrias trátase de k
mar prácticos y peritos bien instruidos en todos k>s pormenor
de la técnica industrial y avezados á las prácticas del talle
Así podrán ir siendo sustituidos los técnicos extranjeri
técnicos españoles. Entre el hombre de ciencia que h;i de
[tí Para pías Batida i y detalle* de r*lc iulercraute E*rabtccifniei
— »AVA Oficios tic I
don general de I. P. en 19 de Abril <k 188K» Cijón, iBflS:*
de Arte* y OíícÍl-h de Gir
fGgon, t884*. Contiene el acia y di* ' l>, Jmto ■'
Sr. Alcaide D Alejandrcp Al^rgonzák/. También comprende lo* daioi de muí
de ifiSr-Kfi
—Mt marta t
De I¡f7 curtos de iSBf-BS; — y iflflS í ■ retarlo D. Jcu» MentW
Uc lo* cunos de ttUg^o; :iSg >, gi , - 1841 i)7— y 1893-93 por el S
Btrmudcz del Río,
Dtlcui por d Secretario D Marinin Marín.
lie \m OUrffl ^'¿5'^; -M89607;" 1897-98; j ,,1-90";=^ >.
el Becr cario I ■ H i«* 11 ■ Herí
Las sein páfaefu Memoria»! comicnen lo- Di&tursm del Dekgatlu rq¡¡o I*. J»
tillo cuii ngüciuii y atinad** cooaider «dones wljre U Escuela y enierta ojea o]
— 4*'i —
l larga, costosa y dificilísima carrera, y el obrero, cuya cs-
n instrucción no le permite otra cosa que el desempeño de
¡ mecánicas tareas, exia tiró el técnico, que en las múltiples
¡paciones á que el desarrollo de la industria moderna le
ndc\ encontrará empleo adecuado á su actividad y satisfac-
n decorosa á las necesidades de su vida». A este fin res-
rulen, pues, estos Centros, y tal es el principal objeto de so
nación Las enseñanzas comprenden tres cursos o años.
De «Mecánicos», L° Algebra superior y Geometría analíli-
, Contabilidad de talleres, Inglés 6 Alemán (1/ ' curso), Dibu-
de máquinas (l.nf curso) y Prácticas de taller; 2° Geometría
iseripiiva, Mecánica general y aplicada, Física industrial (l/:r
uso), toglés ó Alemán (2.° curso), Dibujo de máquinas (2.° cur-
)), Practicas de taller; y 3,° Maquinas térmicas. Física indus-
1 ° curso), Motores hidráulicos, de gas y de airecomprimi-
ién de maquinas, Prácticas de taller y conocímieu
j empírico de combustibles y materias engrasantes.
De ,« Electricista»: 1° Algebra superior y Geometría analítica,
^isica iftdüstrial (l.*pcur3o}, Inglés Ó Alemán (h',r curso), Dibujo
iquinas y Prácticas de taller; 2.° Geometría descriptiva,
nglés ó A 2,° curso), Mecánica general aplicada, Física
odustrial (2.° curso), Electrotécnica (l.*1, curso) y Prácticas de
tallen 3-° Electrotécnica (2.° curso). Electroquímica y Electro-
metalurgia, Maquinase instalaciones eléctricas, Motores hídráu-
do gas y de aire comprimido, Química industrial inorgáni-
ca, Telegrafía práctica y Practicas de laboratorio de taller y de
telegrafía
De «Aparejador Ugehra y Geometría, Inglés (} Ale-
\ curso), Dibujo arquitectónico, Mecánica general y apli-
cada y Prácticas de topografía; 2>° Ingles o Alemán (2a cu
Geometría descriptiva, Física industrial (i.** curso), Construc-
arquitectónica y Dibujo ornamental; 8.* Física industrial
■ursn), Reconocimiento y resistencia de materiales, Conta-
biliflad aplicada A la construcción, Legislación, Labra de piedra,
Formación de proyectos de obras, Modelado y vaciado,
Y prir l¡ D de lo de Enero de 1002 se lia dispuesto la crea-
ra sección de enseñanza para y Manufactureros.!).
La dicha reforma de 1901 alteró la mareba progresiva y
— 402 —
provechosa de la Escupía de Cíijón, que en su carácter el
tal y popular, se desenvolvía con utilidad creciente. I
ción de 1886 estaba consolidada aparte de algunas d<
que habían de ser vencidas; su profesoral
la enseñanza del obrero; el Establecimiento coataba
material conveniente y estudiad*»; y, en fin» la institoeuSq e
caracterizada v sancionada por una practica basta nü
se tiene en cuenta la ninguna estabilidad de nuestra U
escolar. Cumplía perfectamente sus unes y no debió habej
suprimida o alterada en su dicho carácter elemental |
Superior liariendo que los obreros, en un pueblo tan itiúu
como (Jijón, queden privados de la enseñanza que tanto
les reportaba, Los profesores celosos seimpu^ienm iJ nnj
trabajo de seguir extraoficial mente co; rdin
conforme al plan preparatorio ó elementa! indicado; pero, í
esto no puede continuar, surge una crisis para la !
Gij<Jn,que lia de lenei olio menos útil y práctii o si pM
pronto no se remedia con auxilio de los estudios del h
Aplicación á la Industria que, por otra parte, han sido sup
dos, y aprovechando asignaturas de la
en el Establecimiento local, Este remedio podrá pasar comí
termo, uno de tantos que para diferí l
la Instrucción Pública en España por la precipitación y ec
mía en que aquí se desenvuelve la cultura públi
arrollarse bien la Escuela gijonesa de Industrian debiera
nirlos dos períodos, Elemental y Superior, y sérosle ultimo
práctico y mejor dispuesto en el plan con verdadera rclacitf
de las Escuelas de Ingenieros para evitar ciertos < nnflielo
incorporación de estudios,
Debió darse eq&s tiempo y práctica a la enseñanza pop
organizada en l^Hfj, y permitir en su desarrollo -
dad y tanteos locales sin encerrarla en moldes fij
con único patrón oficial y de tendencias burocráticas, La orj
nación y extensión de su enseñanza debe ser circuasti
lian de obtenerse resultados prácticos de la
á tales establecimientos, Las I de Arte-
las de Artesanos, generalmente nocturnas, como requier
concurrencia en ellas matriculada, no debe ser ensanchada
-403 -
5 risos planes de estudios y muchos y costosos talleres tan
ciles de sostener; hoy por hoy aquellas Escuelas deben ser
icipalmente elementales ó iniciales y difundidas por toda la
;ión cuanto sea posible; por de pronto como complemento
las ci verdaderas» Escuelas primarias en pensamiento ya indi-
Ío por el Ministro Sr. Burgos en 1833 cuando su notable Ins-
cción para los Subdelegados de Fomento hablaba de «la Es-
ela en que se ensene el arte fácil de medir las tierras, de afo-
c los líquidos, de combinar la elegancia con la solidez en las
ras de carpintería etc»< Antes que Escuelas Superiores de In-*
istriíís, muy importantes, convendría desparramar por toda
spaña centros de verdadera ó inmediata enseñanza de obreros,
jmerosas Escuelas oficiales ó particulares subvencionadas,
:m los estudios principales ó fundamentales; multiplicarlas en
uvales diferentes apropósitopara determinado número de alum-
05 con ingreso en toda época; dos profesores, uno de Aritméti-
a y Prácticas elementales de contabilidad general y otro de
Hbujo geométrico simultaneado con Geometría y Dibujo gene-
ai elemental. Podrían ser estas las propias Escuelas de adultos
tunca comprendidas ni organizadas en su verdadera índole pe-
lagógica. Después vendrían las Escuelas elementales y ensegui-
ia las superiores de Artes é Industrias como ampliación de
iquélías. Mas en nuestro país, cuando llegamos tarde a una insti-
tución, se quiere andar de prisa y á saltos tomando elementos
reformadores con poca detención y menos recursos, creyendo
abarcar múltiples enseñanzas al pensar en títulos y en certifica-
dos de Capataces, Contramaestres, Peritos,, cual si hubiera car-
gos para todos, y sin comprender que tales puestos, además de
la aptitud profesional requieren condiciones de edad, carácter,
trato social, conocimientos detenidos de organización, contabi-
lidad y fabricación especial de cada establecimiento, que en lo
genera!, no se pueden adquirir más que dentro del mismo y al
cabo de tiempo. Otras consideraciones no son propias de la pre-
sente reseña histórica,
He aquí ahora los antecedentes de la Escuela de Comercio
de Gijón.
Los estudios mercantiles estuvieron poco menos que olvida-
dos en España hasta mediados del siglo pasado. Se dispusieron
— 4<H —
en los planes de 1821, 1836 y 1845 en vagos anuncios
R. D* de 8 de Septiembre de 1850 se ordenó la creación i
Escuelas de Comercia, tan necesarias á loe intereses nació
Se hallaban los estudios reducidos á modestas aulas en coi
localidades y sostenidos por instituciones mercantiles de 1
lona, Bilbao, Santander, Vergara, Cádiz, Corulla, Sevilla* 1
cia, etc., poblaciones donde se establecieron las Escueta
el Ministro Seijas Lozano para la enseñanza de las
materias: Matemáticas elementales, Metrología universal
temas monetarios reales y convencionales con sus cálculos y
i -U ¡ios prácticos; Partida doble» Teneduría delibro*
Elementos de Economía política, balanza universal, Ban<
seguros y Aranceles comparados; Geografía fabril y me
til, y nociones de Derecho comercial; y Lenguas fran
glesa. Se mantuvo este plan en las reformas de L P, por e
nistro Sr. González Homero en 1852, siguiendo tales Esial
niirn toa incorporados á los Institutos, sometidos á su diret
y disciplina y costeados, la mitad por el Estado, y la oí
por la provincia y localidad respectivas. Tal cuadro d*
zas se amplió para Profesores mercantiles con estasas
Aritmética y Algebra mercantil; Metrología universal; S
mas monetarios; Teneduría de libros con aplicación al come
Fábricas, talleres y oficinas publicas y particulares; Cálcalo i
cantil aplicado á toda clase de negociaciones; Práctica di
nu'ivm; Geografía y Estadística industrial y comercial; Etel
los del Derecho mercantil español y Legislación de Adua
Economía política con sus aplicaciones al comercio; llistoni
ncral del comercio; Elementos de Derecho internacional i
cantil; Conocimiento de las primeras materias y de las mam
turas y objetos comerciales que con ellas se fabrican, v m
nrs de Física y Química indispensables para la profc>
tendiendo los mismos estudios mercantiles, en la misma \j\
mada del Ministro Moyano se ciearon en Institutos de Segt
Enseñanza los de Aplicación a! Comercio para Peritos, publi
dose los programas en 1858 y que, como queda dicho, en 1
Eüeron establecidos en la Escuela especial é Instituto dr Joi
nos de Gijón (1).
^i) Véame pági, 362 y 370,
— 405 —
Más la verdadera reforma de las enseñanzas de Comercio
i del R. D. de 11 de Agosto de 1887, obra del ministro Na
ro Rodrigo, con Escuelas Elementales y Superiores para
¡tos y Profesores, ninguna establecida en Asturias ni Ledo,
íya organización, aparte del mejor orden y eslabonamiento
agógicos, no discrepaba del plan antiguo y extensión de rna-
as, aunque entonces se incluyeron las de Caligrafía, Lenguas
ncesa, inglesa y alemana, el Derecho internacional mercantil
loco más. Al año siguiente se dio, como es usual en España,
i R. O. incorporando sin nuevo examen en las Escuelas de
mercio los dichos elementales Estudios de Aplicación agrega-
s á los Institutos.
De 5 de Agosto de 1899 es el R. IX estableciendo en Gijón
a Escuela elemental de Comercio, bajo el pían de las de 1887
n la supresión de las cátedras de Lenguas francesa é inglesa,
le habían de cursarse en las aulas de J avellanos cuyo Direc*
r había deberlo también de la nueva Escuela. El Ayunlamien-
gijonés consignaría anualmente en sus presupuestos la suma
icesaria para la instalación y sostenimiento de los estudios
ercantiles y hasta el día en que figuraran en los presupuestos
ú Estado (como procede por la Ley de 1865) había de pagar
[rectamente todos los gastos; y cuando corriesen á cargo de la
ación, el Estado había de sufragarlos, reintegrándose en la
>rma prescripta para el sostenimiento de los Institutos incorpo-
raos de la? 22.475 pesetas á que ascendían las plántulas det
ersonal y consignación del materia] salvo ¡as alteraciones su*
esivas de carácter general. La nueva Escuela se inauguro en
esión solemne de 1.° de Diciembre de 1899 bajo la presidencia
leí Alcalde D. Ramón García Sala; y su Director D. Justo del
bastillo, trabajó con celo en la organización secundado por los
atendidos catedráticos interinos Sres. Cifuentes (J.) García
lastro, Ordóñez y Escolar, siendo ayudante profesor de Lengua
ilemana el Sr. Martínez Pigna; Claustro joven y entusiasta que,
epresentado por el Sr. Escolar, figuró dignamente en el Con-
jreso mercantil de Madrid de 1900.
Al año siguiente cambió la Escuela en virtud de las innova-
nones del R. D. de 17 de Agosto disponiendo y agrupando sus
\_
— 4rá —
materias en los Institutos Generales y técnicos (1), lii
á tocios estos Centros los esludios elementales de Omero
el ingreso prevenido para el bachillerato); y así se orgor
en Oviedo y se reorganizaron en fiijón, en forma muy
porque dicha reforma no vino, como otras muchas, acor
da di? los medios ecofiómioos con qoe desenvolverse
tivo al personal y material (2). Eran estudios díspuest os <
cursos, en plan mus simplificado y menos practico qn
1887, dictándose en el mismo año de 1901 y principios
guíente varías RR. 00, de adaptación para mejor alin
lado de todos los Instituios las dichas enseñanzas tnerc¡
Elementales con paso á las Superiores para adquirir en é<
título de Profesor necesario en el ingreso délos cu
Aduanas y de Contabilidad general, provincial y municipal
tal innovación en Gijón y Oviedo hasta el R. D.di
de 1903 reorganizando otro vez más la mencionada i
comercio en el sentido de unificar la enseñanza mercan ti
se dará en adelante (esto es, hasta otra próxima reforma) i
mismo Establecimiento, con objeto de devolver á las d
Escuelas su independencia y dotarlas también de una le
ciun completa, que probablemente será interina. Así, a|
neados, desaparecieron los estudios mercantiles del Ins
de Oviedo después de dos cursos; y el Ayuntamiento Offc
debió sostenerlos, como sección de su Instituto, á la manen
que había mantenido los suyos el de Gjjón por R. D. de 1
Octubre de 1902, bajo cuya organización continua.
De todas suertes, la enseñanza mercantil en España
mucho que desear y, por lo que á la intervención del Eat&i
refiere, no alcanza la importancia y extensión que
Parece que todavía alientan viejas y ridiculas preocupad
profesionales y que bastan para el comercio la rutina y la
tica del mostrador, bien distantes de una profesión ú carreri
tan honrosa y lucrativa como complicada. La imitación ¡
tranjero, á que somos tan inclinados, no se sigue en este pu
{%) Véase p£g, jüS,
< j * Yia«t los folíela»:
— lnanmiraciñii de 1a Kiei7i i de Comercio cíe Gíjt-»> b dd c
1B99 igoo par «I Uirectoi D Jiuto del Castillo.
— Memoria dd cutsü de luoo ot por el Secretario D, Melchor OrdoDex AJorno.
-4o7 —
>íén lo estorba la penuria en que vive la Instrucción Pública
al v la falta de iniciativa en esta materia de las instituciones
árnicas particulares, que en otros países han desenvuelto la
íianza del comercio en términos progresivos y cien tifíeos,
ttras que aquí vivimos con Escuelas anémicas ó con estu-
iniciales de contada fundación benéfica con que algunos pa-
as, amantes de la profesión que les ha enriquecido, han do-
) á determinadas localidades sirviendo muchas veces de base
tímulo á la emigración, aunque aminorando las tristezas del
Qiidiza je en remotos países. Nuestro patrón, ya oficial ó ya prt-
o, en estas enseñanzas dista mucho de los belga, francos, in-
S alemán y suizo. En Bélgica la enseñanza comercial está al
o de la facultativa en sus Universidades, y los diplomas de
iíud mercantil allí conseguidos tienen la mayor estimación
todo el mundo. Francia ha hecho otro tanto, y sus Escuelas
París, Mulhouse, Lyon, Havre, Rúen, Marsella, Burdeos, etc.,
n de crédito universal; las Cámaras de Comercio se han apre-
vado á prestar su cooperación y con sumas verdaderamente
bulosas lian tomado bajo su patronato Los establecimientos
ícenles mercantiles. Las análogas suizas son hoy objeto de la
ayor concurrencia de jóvenes de todos los países de Europa y
mérica; y, por motivos de brevedad en materia también cono-
da no se han de apuntar aquí idénticas noticias ó considera-
iones de las Escuelas y Colegios de comercio ingleses, alema-
es é italianos. De igual manera que sus aulas de industria son
)s auxiliares más poderosos del múltiple progreso fabril, sus
nías mercantiles responden al alto concepto moderno' del Co-
lerdo; y con estudios de teoría y práctica, muy principalmente
:>5 prácticos en escritorios diferentes, y con la simulación de las
nás variadas operaciooes para todas las manifestaciones mer-
anüles, todos los pueblos consiguen «de verdad» formar un
uerpo de dependientes comerciantes, contadores, administra-
lores inteligentes y prácticos creando al mismo tiempo el perso-
lal apio, seguro y activo para desempeñar cargos públicos rela-
lionados con la contabilidad. No poco se ha hecho en España en
as poblaciones mercantiles con la iniciativa privada; pero toda-
ría hoy falta mucho tanto de cuenta del Estado como de la
;lase comercial en sus varias y potentes manifestaciones.
27
— 4oS —
Reblan para terminar este capítulo los datos relativ
Escuela de Veterinaria de León,
Como las ciencias médicas de que forma parle la
ría, ésta vivió mucho tiempo entregada á prácticas con sus i
y preocupaciones fortalecidos en el trascurso de los ano*
albeilares, que ejercían en parte aquella profesión, sen t /ai
gor de las leyes de Alfonso X y de los Beyes Católicos <
erraban por su culpa ó falta de conocimientos (1). D
antiguo existía en España un Froto albeiterato, que e
solamente en Madrid á los aibéílares y herradores i quien
pedía los títulos, aunque ya desde 1749 tuvo delegadi
provincias. En 1739 decretó Felipe V que la Veterinaria d«
ser considerada como arte liberal y científico; pero, sin
no empezó & progresar hasta Carlos III y entonces, en
fué enviado en uoini^iün uela de Alfort D. Uernard
driguea y, como pensionados, Malals y Este ve en Í7Í
auxilio de tan distinguidos profesores se inauguró la <
Veterinaria en 1793 reinando Carlos IV y siendo su uxinis
favorito Uodoy, principe de la Paz (2), el cual narra c
en sus Memorias de la manera siguiente: * Entre los objelí
enseñanza pública que Faltaban en España cuando eixifM
reinar Carlos IV, era uno de ellos este arte, reducido entre
otros á una mera práctica ó rutina sin principios científicos ¡
ningún sistema razonado. La milicia, el arma de caballón
agricultura, la salubridad de los ganados, el comercio, la ii
tria y la trajinería sufrían mucho por esta falta ,.._», *M¡ pr<
to de una escuela fundamental y normal de Veterinaria, en
la extensión de esta ciencia y este arle, mereció el real apr
y decretada que hubo sido la fundación de esta enseñanz
nombraron personas de instrucción y de capacidad probada
pasando á los reinos extranjeros, observasen en ella ios pi-
ses do aquel ramo, recogiesen luces, libros é instrume
cuanto hubiese mus aventajado. Mientras tanto corrían i
las provincias de España con el mismo objeto de apn
bueno que podría encontrarse y anotar los errores ó el al
que sufría aquel arte. Cuando hubieron vuelto unos y otro;
(i) Ley j, lífc. VÍ1T, Part> V y hy 9, tít. XV, Patt. VIL- Ley,
<-j) Uyea 1 | 1 -Id til. XtV, libro VIH de U tiran, Ron*
— 409 —
i de estudios y experiencia, la escuela decretada y proyecta-
tuvo efecto. Abrióse ésta por el pronto, siendo yo ministro,
18 de Octubre de 1793, destinando interinamente para aquel
'vicio el terreno y casas á Ja derecha de la puerta de Recole-
;, donde estaban ya dispuestas las oficinas necesarias.... El nú-
*ro de plazas designado en el R. D. de fundación fué de no-
ntci y seis, una parte para los individuos de ejército y otra
ra paisanos de todas las provincias».
En 1802 !a Sociedad Económica de Amigos del País de As-
rias envió pensionados á la Escuela central matritense, y al-
iña vez después concurrieron otros alumnos. Los colegiales
tiernos duraron hasta 184J), pero, no bastando la protección
fieial de la enseñanza en Madrid, la Escuela de Veterinaria tuvo
na vida débil y precaria, decayendo por completo cuando la
nvasión de los franceses. En 1817 y en 1826 la protegieron
on interés D. Félix Colón y el duque de Alagón, que mejora-
ron los estudios, cuya organización se anunció en los planes
le 1821, 1836 y 1845; mas la gran reforma de esta enseñanza
Jala del H. D. de 1847, estableciendo tres Escuelas, una superior
en Madrid y dos subalternas en Córdoba y Zaragoza.
En el primitivo establecimiento veterinario apenas se aten-
día mas que á la curación del caballo, si bien después para la Es-
cuela superior hg decretaron otros estudios, cuya necesidad ex-
plicaba el preámbulo del decreto en los siguientes términos:
* Pobre idea se tendría de la Veterinaria dejándola reducida al
mero herrado y cura del caballo, como generalmente sucede;
debe extenderse al cuidado de todos los animales que son útiles
al hombre; y si además se considera que estos profesores se ha-
llan esparcidos por las aldeas y poblaciones rurales, que tienen
relaciones intimas con los labradores, los cuales suelen consul-
tarlos en infinidad de casos, se echará de ver cuan útiles pueden
ser sus consejos para dirijir á estos acertadamente en la conser-
vación de sus ganados y en el cultivo de sus tierras. No puede
el Gobierno establecer una cátedra de Agricultura, ni aunque
lo pudiese produciría esto resultado alguno, porque el labrador
no gusla de asistir á cátedras y rehuye toda clase de enseñanza
teórica y de aparato, pero si á su lado se colocan personas re-
gularmente instruidas en los buenos principios agrónomos y en
— 416— '
ciertas prácticas útiles desconocidas en los campos
por via de consejo en conversado oes familiares y tal vi
el ejemplo, conocimientos que de otro modo inri*
terrando poco apoco arraigadas preoeupacim, \stitQ
á métodos añejos otros mas perfectos y productivos. El i
nano puede y debe ser para el labrador un verdadero tn¡
de agricultura*. Por eso al lado de los estudios medie»
ticos se establecían cátedras accesorias de Agricultura v Zi
nia ó arte de criar los animales domésticos; y á los ahmm
la Kscuela superior, por otra parte, se les exigía esturj
Matemáticas, Física é Historia natural en un Instituto.
La Escuela de Veterinaria de LeOtí fué creada por R. <
19 de Marzo de 1862, habiéndose instalado
de San Marcos. Ocupado éste por el Instituto, se di
Escuela un local tan reducido, que apenas podía llenar la¡
meras necesidades; mas, cuando aquel cslablecimi.
do á otro edificio, la Diputación provincial hizo etttfl
San Marcos al Director de aquélla en JB5G, y pudiei'
parse los locales necesarios, aunque siempre con el CU
interinidad con que fué instalada. Así continuo hasta is,>
que, cedido dicho edificio á loa IV Misioneros de
de Jesús, lo fué á Veterinaria el ex convento de Descalzos e
radio de la ciudad, donde ejecutadas las obi
instaló definitivamente en 1800,
La Escuela de León fue de segunda clase, en virtud del
que para estos establecimientos se publicó en 15 de FVbrcr
1864, y comprendía los estudios del primer penudo, ái<
en cuatro años y ajustados á lo dispuesto en el arlfcu
Reglamento de 14 de Octubre de 1857. <-on el direcl
catedráticos propietarios, dos supernumerarios, el profeso
fragua y los alumnos pensionados por su mérito y aplicar
se dieron las enseñanzas necesarias que estaban así distribuí
Primer año: Anatomía general y descriptiva de todos
animales domésticos: Exterior de los mismos.— Segundo i
Fisiología c Higiene.— Tercer ano: Patología general y
Farmacología; Arte de recetar; Terapcu l ira; Policía sanilí
Clínica medica.— Cuarto año: Patología quirúrgica; nperaen
y vendajes; De recito veterinario comercial; Veteriníl
— 411 —
te de forjar y herrar; Clínica quirúrgica; Historia crítica de
os ramos. Para la mejor explicación de estas asignaturas se
quieren diferentes medios materiales, que fué adquiriendo la
cuela leonesa aumentando en lo posible de año en año el Bo-
uin, Fraguas, Anfiteatros, Hospital y Cátedras, como los ga-
aetes de Anatomía, Cirujía y Ciencias naturales, y también
a biblioteca especial del ramo, decorada con los bustos de
>urgelat, Bobadilla, Esteve y Malats.
En varias ocasiones, con objeto de remediar la organización
í la Facultad veterinaria, los Directores acudieron al Gobierno
licitando con insistencia modificaciones convenientes en los
jtudios; y fué muy notable la Representación que el Director
e \a de León Sr. Giménez Camarero dirijió á la Superioridad
n 1867. Opinaba por igualar los centros veterinarios de Ma-
rid y provincias para que los facultativos de primera clase de
x Escuela Central no fueran los únicos en conocimientos de
incultura y Zootecnia, destinados después al Ejército y gran-
Les localidades con perjuicio de otras regiones y distritos rura-
cs ó de sus intereses agrícolas y sanitarios; quería además un
^lau científico fundado en el principio de generalidad decré-
tente y de complegidad creciente, y así requería prioridad de
la Visiea, Química é Historia natural á la Biología, etc; y se
declaraba partidario de fundir las categorías veterinarias y en
particular las de albeitares y veterinarios de segunda clase, faci-
litando también á éstos, previo examen riguroso el paso á la
primera.
Estas y otras observaciones fueron atendidas, y en R. D. de
2 de Julio de 1871 se aprobó el Reglamento de las Escuelas de
Veterinaria, que introdujo en la carrera innovaciones necesa-
rias. La enseñanza fué la misma en todos los establecimientos
sostenidos por el Estado, de una sola clase los títulos de Veteri-
nario, y la instrucción mas completa y acabada con las siguien-
tes asignaturas: Física y Química con relación á los animales y
á sus agentes exteriores; Historia natural; Anatomía general y
descriptiva; Nomenclatura de las regiones externas; Edad de los
soUpedos y demás animales domésticos; Fisiología, Vivisección
é Higiene; Mecánica animal; Aplomos, pelos y modo de reseñar;
Patología general y especial y Clínica médica; Farmacología y
— 412 —
Arte de recetar; Terapéutica; Medicina legal; Operaciones
sitos y vendajes; Obstetricia; Procedimiento de herrado y
do; Clínica quirúrgica y Reconocimiento de animales; A*
tura y Zootecnia; Derecho veterinario comercial y Policía
taria; Clínicas médica y quirúrgica; Ejercicios de disección
visección; y Prácticas de Herrado y Forjado y de Agrien 1 1
Zootecnia.
Este es el plan vigente no sin que, respondiendo al pro
y circunstancias de los tiempos, se haya formulado tan i
la prensa profesional-veterinaria como por los cátedra ti
profesores la necesidad de innovaciones en las Escuelas;
1883 el Director de la de León Sr. Nuñez fue autor &
f Proyecto reformando la enseñanza de la Medir ina veteríi
en España». Dividía la oficial en cinco grupos, uno preparal
bajo un plan de mas asignaturas para profesores veterina
organizaba la privada para peritos herradores con cinco í-u
y la de peritos castradores en uno á fin de justificar mejor
certificados; y daba reglas páralos diferentes estudios por
señanza libre.
Una modificación, que no debe omitirse, fué la dispuesta
R. O. de 30 de Septiembre de 1896 mandando que, para in
sar como alumno en las Escuelas de Veterinaria, se oecesi
tener aprobadas en los Institutos de Segunda Enseñanza
asignaturas de Latin y Castellano, Geografía, Lengua france:
Matemáticas con certificado que lo acredite; estudios con tiei
y gastos que pueden retraer á ciertos aspirantes, no ¡ndemn
dos mas tarde en modestas colocaciones, aunque también e;
considerar que la profesión con sus varios fmes sanitarios re
ta cada día mas importante y trascendental y requiere mas
nocimientos.
Cuando para su estudio fueron necesarios libros de texto
aquí los aprobados, usuales ó recomendados en la Escueh
León.
Anatomía general y descriptiva: San Pedru, Quiroga, Ortego, La Vil Ja,
món y Cajal, Robert, González y García, Cliauveaii,
Exterior de los animales domésticos: Casas, La Villa*
Fisiología general: Casas, C. Bernard, ALcolea, Gutiérrez Quedada,
Fisiología especial: Beaunis, Wimt, Colün, Gómez Ocatla* Landósi, Bec
Mecánica animal: Alcolea.
— 4(3 —
figi*a*j Cusas, AngraCK», Villas, Garrote.
úiofog/a geneíaí y A*Ai*MÍá Ptottlfgkai Rainarcl, Cadiac, Uonchard, Corral,
>peti. CajaL
ím espeetaf: Ca<líacf Nocard, Galtíer, Fronher.
■•■;, Formaeolfigfa y Arte di recetar: Guinard, Kaussman» Lloren le ,
juat, Cairum. iJeltvarte.
\fedtcieta legal: Casas, Gallier, Saina:,
7//rar/i»fff;, Apositos y vendajes y di nica tjuirthgiea: Hregmer, I'ench y
Bftftit,
Bouraay, L Saint y Te, Yiolet, García Ircara.
Rtc&fM&iitííicnh* Je animales: Sainz y Ro/as.
PbvtediMUitla Je herrad» y forjado: Casas, Marichalern y Thary García I r-
^ Marichalerri y P. Pader. Satftt y Rnzas, Badiot, B, Almy, I1. Seolanc, y P.
íngean,
tita: Saimón. Moyana, González Pitarra, Cornevm, Barón, Dechurn-
y Rusugaol,
ittt/Ittra- Alíela, Tortosa, Reqtiejo, Sánchez, Hruíl y Castro.
Etcrtchet veterinario: Casas, Castro y Sainz.
/W/o/i Sanitaria: Garrote, Molina.
i/iitüria y Biéífografía <>¿ terina ñas: Lloren te . I
La matricula oscilante, como en muchos establecimientos
ícenles, figura en su lugar (1 1.
La situación económica puede comprenderse por los siguien-
s datos. En la primera edición de este libro, 1873, se insertó
lente presupuesto: «Ingresos»: Por derechos de matricula,
H75 pesetas; por reválidas, 9*735; y por estancia y operario-
¡8 de animales, 46,50; total, 12,456*50, — * Gastos *; Personal
icultativo, 17,281 '60; personal administrativo, 3.589*88; mate-
ai, 3.500; tolal, 24.371*48; resultando un déficit, abonado por el
stado.de íl.914'98 pesetas. — En el presupuesto actual de 1903
)s tgastos* (por sueldos y quinquenios de catedráticos, sueldos
e auxiliares, ayudante, pensión de un alumno de 4.a grupo»
mpleados, dependientes y palafreneros, material de oficinas y
tenciones á justificar) importan 34,550 pesetas; y los «ingresos»
K>r matriculas, derechos de inscripción, académicos y de ex-
cedientes de alumnos de las enseñanzas oficial y Ubre, títulos y
lescuenlosi suman 12.925*85; de lo que resulta un déficit de
Ü.H2Í15 pesetas.
£1 estado actual de la Escuela es altamente satisfactorio y
fia» ArfoíDiCR XW
— 414 —
hace honor á su director el Sr, Díaz Garrote y profesorncta
deudo principalmente dificultades de la ensena i
materias agrupadas en un curso. De nuevo resalta !
CÍO «-le otra organización y dilucidar de una v >nv¡f*
no los estudios preparatorios y la distinción entre los Elerr
les y Superiores, estos para los profesores en cargos v
mente facultativos y aquellos para el modesto personal er
blos rurales, mal remunerados y generalmente d<
bajo mas bien mecánico que científico; pero siempre, parti
de la base, que han de tener conocimientos adecuado-
eesidades agrícolas y varias (> apai
parte, !a enseñanza práctica, sin la cual la teoría resulta i
caz de ordinario, deja que desear en las Escuetas
León por falla de medioa en que desarrollo
La consignación del material es tan exigua, que
ni la adquisición de instrumentos y aparatos indispensables ]
las disecciones vivisecciones, clínicas y práctica
zootécnicas, hasta tal extremo, que estas ultimas i
resultan nulas vn la Escuela, El Director «sr (Viaz Garrote y
fesores han solicitado del Ministerio del ramo una Esl
cuaría ó ( íranja experimental zootécnica, an Escuela, i
ala par de ser muy útil para la enseñanza, reportarla
beneficios a la ganadería de la región; y, de Ludas soei
atender con más recursos á las legitimas y necesarias extgero
de este centro docente leonés,
A él eran llevados antes animales diferentes c
fermedades, presentados para la cura ó consulla, y sometido
conveniente tratamiento; los dueños satisfacían á razón de 1
péselas diarias por gastos de alimentación y medica meato
de este modo, las prúrüras de Patología y de Círuj;
aseguradas sin dispendios para «i Establecí mi* liestrát
se además los alumnos para los diagnósticos, pronósticos y
sultados. Más por orden ministerial se dispuso qoé d prpdi
de las estancias de animales enfermos se ingresara en la Sai
sal del Banco de España, y así desapareció el medio de te
prácticas veterinarias sin dispendios para el Estado, A partij
semejante disposición los gastos pasaron a cargo de la Esa
con desatención de otras necesidades más impelió
- 4i5 —
ama; por lo qtie, debe ser conveniente, como es fácil, volver
meo antiguo en este punto.
La Escuela leonesa de Veterinaria llena cumplidamente los
beres que le están impuestos y liarle coüdaqir a los benéficos
Inflados para que fue instituida íl>, Verdad es que su sitúa-
^atribuye muy eficazmente a que sea provechosa, Centro
ón de un radio adonde pueden concurrir fácilmente varias
ovincias; cuya principal riqueza es pecuaria, qnfe exige pn>
cción decidirla para su fúraenl <. especíaltttáttte para el de la
Lbtitliar, es indudable que la Escuela, al tiempo qtae va á pro-
ircionar honrosa y lucrativa profesión ú los que á ella se de
can. ha de influir poderosamente en beneficio de fa ganadería
de la agricultura, refluyendo sus beneficios en utilidad de las
idustrias nacíanles en las regiones limítrofes Por otra parle.
i* desaparecido ya el vulgar concepto que la ¡gooracoia solfa
ormar de una ¡dtaliva, que hoy alcanza considera-
ííun y prestigio por su creciente utilidad social,
fí.ilktn
letlriiia* v d í redor (te U Escuela *J# \,i.n,i.,rii de León á O. M.miH
< le U revial una tnoder • i
-417-
CAPÍTULO IV
eñanza primaria,— Su desarrollo en Asturias y León.— Antecedentes histó-
ricos hasta tiempos modernos.— Antiguas obras pias y fundaciones. — Prime-
ros trabajos de innovaciones en Escuelas á fines del siglo xvm y en comien-
zos ñcl Xix. — Leyes y principales reformas de instrucción popular desde
iSiir — Deficiencias de tas Escuelas en la primera mitad del siglo pasado. —
Enseñanza de la mujer; datos históricos; Colegio universitario de Huérfanas-
Recoletas de Oviedo; Escuela de la Virgen de los Dolores de Gijón; refor-
mas posteriores.- Creación de las Escuelas Normales provinciales de Maes-
tros y de Maestras de Oviedo y León; desarrollo y estado actual de estos
establecimientos; Escuelas prácticas y graduadas agregadas á ellos. — Datos
varios de Escuelas primarias públicas en concejos del Distrito universitario
de Oviedo. — Escuelas de párvulos, de adultos, de sordo-mudos, etc.— Colo-
nias escolares.— Enseñanza primaria privada; fundaciones particulares mo-
dernas; Congregaciones religiosas dedicadas á la enseñanza de niños y ni-
nas*—Inspección*— juntas provinciales y- locales de Instrucción primaria. — .
Datos estadísticos. — Educación física.— Consideraciones y necesidad de re-
forma radical y progresiva en el primero y mis importante ramo de la Ins-
trucción pública.
Entre las diferentes manifestaciones de la Instrucción Pú-
lica, ninguna es de más importancia y transcendencia que la
rimaría, base y fundamento de aquélla, porque es más honda y
enera!; y así, entre todos los Centros de Enseñanza, la llamada
iscuela de primeras letras es la que merece primordial interés
olítico-pedagógico, si la sociedad ha de asentarse en cimientos
Diidos y asegurar cultura y civilización. Los pueblos no pueden
ivir, ó viven mal, sin templos y sin escuelas. Pero este tema no
s para tratado aquí y ahora porque otra es la índole de la pre-
ente reseña histórica, donde únicamente han de aducirse los
atos pertinentes al desarrollo de las instituciones docentes,
legado su turno, en el plan indicado, al de las Escuelas infanti-
ís ó populares, asiento de la enseñanza primera, punto de par-
ida ó camino para las demás que, á su vez, no son más que am-
pliaciones y derivaciones de aquélla.
— 4*8 —
Ciren&scríbiendo el esludio & tas provincias de
León, no es fácil presentar datos concretos de antigua
yt ya se dijo, que en ellos fué grande la incultura en genen
el aislamiento en que se vivía La «-hili/arion romana, cin
da muy principalmente en la escuela pública mixta, S
señanza y descanso recreativo, libre en Roma é impera
uaT no dejó en tales regiones tradieción y huella ctert
la institución; y otro tanto sucede bajo la civilización £od
su primera épOCÜ! por DO desenvolverse aquí eji segó ida si
ganizaeiones y reformas que estorbaron el dualismo de ni
religión primeramente, facilitándolo bien pmnlo la
vcmrdui ;t J:i superioridad ral del vnimlo. [fo asi 00 I
guada época, bajo la dirección del Clero, que dirijió príac
mente la Suciedad en talen centurias, siendo pn
una íi otra Eoi o basta el Norle ramiB$¡
fluencias de los varios estudios, que prosperaban en ei
y en el centro de la nación. Esta misma influencia directiva
bió ser y fue la saliente cuando la Monarquía asturiana «1c
gio vi r i, vestida en todo a usanza visigótica; do podiendo
darse que otra residió nuestra cuitara, a uno y ¡mi:
los montes vindicos si bien limitada y circunscrita •
ñas y localidades; mas cesa la duda respecto é inatti
tiempos en que también el arle prosperó por estas Un
uno estela de su paso los primores en piedra de las be
basílicas y la áurea filigrana délas sagradas cruces, Entot
el espíritu cristiano lo domino todo, y rnonaquisn,
llenaron la vida e informaron la pedagogía, siendo Clero y
denes religiosas los que tuvieron las escuelas primeras y las g
riores, absorvieudo su di/ección durante no poco tiempo, por
ellos eran los cultos é ilustrados.
Se continué con esta orientación cuando
reino leonés y la vida mas humilde, a que quedo rrdn
rias, se fue vigorizando con el régimen municipal. El el
lar y el regular siguieron teniendo el magisterio todo, y per
tanto, el primario que era pobre y reducido. Es sabido tuinl
que las escuelas árabes coetáneas tuvieron igualmente ¡ninv
dirección religiosa en sus comienzos con significación piad
ó benéfica y, a seguida, contractual entre el maestro y el pa
— 419 -
os niños, siendo dirijidas por personas que, dando prefe-
ría al conocimiento del Corán, se adelantaron además á sis-
*s posteriores, enseñando á leer y á escribir á un mismo tiem-
organizándose aquellas escuelas, que difundieron Abderra-
i, Hixem, Jusuf y otros monarcas cuando se cimentaron las
osas aulas cordobesas á donde, se dice, Alfonso el Magno de
arias y otros proceres enviaron sus hijos.
En el creciente territorio cristiano y dentro de la diócesis
Oviedo regida por el Obispo Froilán se celebró, en 1050, el
ncilio de Coyanza (Valencia de D. Juan), dispuesto por los
es D. Fernando y D.a Sancha, asamblea mixta á estilo de las
edanas, donde se encargó á los clérigos enseñasen el Cate-
mo y principales oraciones á los niños (1); y, puestos á ense-
r, escribe el Sr. Lafuente, la transición del Catecismo á las
imeras letras, puede conjeturarse que no se haría esperar. De
tonces debe datar la instalación de las escuelas primarias en
5 atrios ó pórticos de las iglesias, como las Ordenes religiosas,
itiedictina, cisterciense, mendicantes, etc., de Asturias y
ion (2), tuvieron también análogas escuelas en sus vestíbulos
claustros; y justo es reconocer, por tanto, que la iglesia difun-
ó durante siglos la instrucción primaria, hasta que en ella fué
lerviniendo cada día con creciente influencia el elemento ci-
1. De la enseñanza popular apenas hay indicaciones en el Có-
go de las Partidas, mientras la diplomática de aquella época
ice creer que hasta en las escuelas catedralicias de los si-
os xni y xiv, de finalidad superior, debieron enseñarse, en
rasiones, las primeras letras á los ministros menores, servido-
ís de la iglesia etc.; porque los celosos Prelados, que tanto se
forzaron contra la ignorancia, seguramente también combatí-
an ésta en todos sus grados y personas.
Bajo la influencia de la Santa Sede y Prelados ó del Clero en
eneral difúndese en los siglos inmediatos xv y xvi los Cole-
ios y las Universidades, de que fueron preparación las nume-
jsas P receptorías de latinidad, y se levantan do quiera estable-
(i) Archivo de la Catedral de Oviedo: Libro Gótico, fol 62
España bugrada por ti P. Risco (tom. XXXVIIIi ArÜNDicp. 1.
(a) Véanse las páginas 5, 7 y 99 con referencias de las Ordenes religiosas en Asturias
londc se omitió por olvido de copia la benedictina de San Pedro de Villanueva) y 295 y 399
e las de León.
— 42o — •
cimientos ricos y suntuosos <!<> aquellas clases, que
Pontífices favorecen y reglamentan sin cesar, mientra?
bres, a! azar, sin norma ni reglamentación, sin í
querían las escuelas primarias escasas y mal organiza*.
gran Cisncros, por tantos conceptos memorable y áquíe
debió la superior enseñanza, d ícese que gustaba poco d*
der la primaria entre la gente del pueblo, y que no m
inclinación, como otros grandes letrados de aquellos tier
la instrucción en la lengua popular; \\ aunque parpa
repitiéronse hasta bastante después extrañas opinión*
pobre y humilde escuela de primeras letras, diciéndose po
rea militares que la cultura enervaba á lados lia<
les indisciplinados ó menos dóciles. No obstante, ya de a
habla manifestado en afganos monarcas la necesidad de
dir tales centros de enseñanza, como Enrique II en su Pi
tica desde Toro, en 1319, buscando profesores a costa de
legios y exenciones, favoreciéndoles con hidalguía, relé
de quintas, cargos y cargas concejiles y otras varias gi
«porque en nuestros reinos y señoríos, decía, no se puede
sin maestros que enseñen tas primeras letras»; dispos
li miada por reyes posteriores aunque sin efieín
viejo, por lo tanto, el hado adverso que vino persiguió
gtatefto popular. Díeese de Carlos I que para informarse <
lado de un pueblo (I) solía preguntar por los sujetos
tres P. F. P. latinas (parochu&} cura, pretor, alcalde o j
preceptor* el maestro, si no era el dómine con las dos f
nes docentes, latina y castellana) aunque es probable qi
neralmente el Emperador hallaría los dos primeros sují
menos mal, s¡ el párroco era á la vez maestro religioso y
rio. Felipe II dio algunas disposiciones útiles en h
instrucción primaria, que pasaron ú la Nueva ñecopilac
lo6fi; y el maestro del Principo, liarcía de Loaisa, le dirj
memoria! denunciando la ignorancia de algunos maestros,
introducidos en la lengua y escritura castellanas y m€
reforma, á lo que contestó el Monarca disponiendo en
exámenes de maestros y visitas de escuelas (2),
íil I/títi»/,! dr ¿<t$ l'uivérsidiíJrs ere ., pnr Laíbenlc; lom.TI» ca¡
(■?) /fiítortn di &i Prda I I, Eugenio Gara a v Barbaría. {Mstói
dkc Jí.
— 421 -
En la diplomática ovetense pueden verse algunos datos re-
vos ¿i determinadas Escuelas primarias en el siglo xvi. En
>2 ne trilló en el Consistorio, en unión de representan Les del
Cabildo Catedral, de erigir en la Ciudad una casa donde se
ceñase á los niños Doctrina cristiana *por la importancia que
i»; pero la carencia de escuelas de instrucción primaria
leral se manifiesta en otro acuerdo de 1578, que es el conve-
* de la Ciudad con la Compañía de Jesús encargando á ésta
las Escuelas de primeras letras y de latin, estableciéndose un
bit rio para adquirir fincas y rentas destinadas á tal objeto,
e habían de quedar á- favor de la primera, como patrono, en
so de extinción de la Orden, cual sucedió más tarde; en 1588
leyeron cartas del R Provincial de la Orden de Jesús crean-
> en el Colegio una Escuela para enseñanza de letras y virtu-
de Doctrina cristiana en 1624, conforme al deseo munici-
xl (1); y es de advertir que la corporación jesuítica examinaba
facilitaba maestros á las contadas localidades que lo pedían.
En el siglo xvn, con el espíritu gremial que entonces domi-
aba, se creó con aprobación del Rey Felipe IV en 1642 la
Hermandad de San Casiano» para fomentar y protejer la ins-
moción primaria en el reino, congregación que entre sus privi-
egios tenía el de examinar á los maestros, lo que fué confirma*
b por Felipe V en 1743 considerando á estos individuos con
ítalo como profesores de artes liberales y las distinciones con*
¡ites. Requeríase para el ejercicio de la profesión, prueba
íe buena vida y costumbres, examen de pericia en leer, escri-
bir y contar aprobado por la Hermandad y otro de Doctrina
.-nstiarm á satisfacción del Ordinario. Más tarde, & la institución
le San Casiano sucedió en 1780 el o Colegio académico del No-
[)le Arte de primeras letras», que fué principalmente para Ma-
drid; las Sociedades Económicas de Amigos del País gestiona-
ban sobre lo mismo en todas las regiones; al mencionado Cole-
rín siguió en 1791 la «Academia de Primera Edueacióm; y se
dieron disposiciones varias á Corregidores y Justicias sobre
maestros y educación, recomendando la gratuita, de niños y ní-
Cabida* kiitiiricottifiUftuUica drt AyttHtamitnh* iU Qvitde por D, CirirtCC M, Vígit*
18S9I,
— 422 —
fia», en la Corte y fuera (1), Más á las apartadas [
¡jaron tardíamente y escasa la influencia de dichas ¡ r * -
y leyes; j, por [o qoe se refiere á Asturias, bien ¡
aquella intervenciones porque estaba abandon ma
dida la enseñanza primaia de los concejos, Gonsia en los
municipales de Aviles que el maestro de niños, asalaria
1605 con siete mil maravedises, real y medio á los niño;
enseñaba á leer y tres fr los que aprendían
nía la obligación de ser cantor en la iglesia parroquial,
maestro avilesinoen 1079 pedía limosna y solicitaba B
ravedís por socorro del municipio, que acordó se le d*
cuenta reales, sin ejemplar*; lo que trajo por conse<
abandono de maestro y discípulo al extremo de prohibirla
la asistencia de sus hijos á la escuela del cono<
humilde escuela de Gijón en 1640 era regida por un BwtU
López, que vivía en grandes apreturas, Oviedo en I76J
nada menos que diez años de retribución á los l\ P, Jesoilf
el misino año la Real Congregación de Nuestra Señora d
vadonga de Naturales del Principado de Asturias en Madi
dirijió ala Junta General del Principado sobre la ulilkki
poner maestros en Lodos los concejos, pues por falta de in
ción los jóvenes y vecinos emigrados tx la Corte leniaa
dedicarse á oficios indecorosos y pobres (3),
l.o que no .hacían Justicias y Regimientos, y entonces
bien gran parte del Clero de Asturias y León, quiso b
el espíritu de caridad de beneméritos patricios en ü
provincia. En su mayor parte son de los siglos mencionados
ta el xviii la erección de varias Obras Pías y fundaciones
propósito de instrucción popular; mas en revueltas |
han perdido memorias y documentos de tantas obras benttfk
de dispersos datos quedan las siguieules notici
Provincia de Oviedo
AtiLiiS.— En Cüslrittón la Capellanía con Escuda fundaba \
M ii do* Galán; otra en N* veces por los vecinos y mareantes; y otra en
1 1) Ltytl ilc la Novísima Recopilación, úi. i, tibio VUI.
ti»¡ AT'itts. noticia hiitójriau por I. Caí
(3) Archivo de la Diputad* de Oviedo; - de 3 de Ou
-4*3 —
^En Párroco H.+ J>. Damián Serré tünéá la de Heres en 1755
ifíilo por patronos ú las párrocos sucesores,
ÜELMox-u,-^;^ A la Escuela de Faedo, en Salas, se le adjudicaron reiv
del antiguo Hospital de Peregrinos.
„£ Osii.- Asditmi La Escuela temporera desde Todos los Sanios
1 CrL1- >° X *lra W Scvarga por D, Benito Carreflo; y la de Mian,
Leada irnplista, fjue daba al Maestro U tercera parte de lo» diezmos
so participación.— fW*. La de Avin por D. José Villoría y D.n Isabel de Cas.
<1<r Santa Eulalia por D. Miguel de Rem¡7 mejorada por el D+ José Víllo-
— l'na Escueta en Rtvúfatlfa pur el canónigo de Oviedo D. Gonzalo de
Santos para los niños ,nás pobres; en Moro se fundó la Capellanía del
míen con Cargo de Escuela. -Er. Parres fundó la de Nevares su párroco
Juan Menéndesc,
CASTRuroi.. -Cattr^i: La Escuela de Viladevelle, en Seares, Fué de
>ra Pía.— También la de Villacondido, en Cumia,-},* de tendones de Eí
a^"' fué úe '^dadón de D. Blas F. Sarmiento Castnllón de Cienfnegos (i),
Kn Grvmdei di Ssümt, la temporera de Nogueirán fué debida al Presbítero
: agadán con renta de 1 12 fanegas de grano gravadas con III
»•** — En Watitr, U Escuela de invierno fué establecida por el L. D. Domingo
-ima y unida al vínculo de su casa, debiendo los sucesores buscar
«jo la aprobación del Párroco; y la Capellanía de Hullaro con oblí-
de Escueta la estableció en 1709 D. Domingo Fuertes y Castnllón.— La
scuela de PtsSi tuvo antiguamente algunas rentas del fundador Sr, López
Xm. - En Ojw, la de Santa Eulalia fué debida d D, Bernardo Rt de A rango y
Fn Ttyw, tina piadosa mujer dejó una casa en Ferrol para una Escuela*
Gl>" E1 rfncttlo de Arguelles en Valdornón estaba gravado con
00 rtaks pata el una Escuela de Lavandera fué debida á D.Juan
Ugüclles; y fué y es notoria la Escuela primaria al Instituto de Jovdla-
m* En favor de obreros y viudas pobres ¡mposibilitatfas de retribuir al Maestro
a fundó en su ultima voluntad el ilustrado Presbítero D. Fernando Moran La-
:, abad de Sania Doradla, «jui/á> también aconsejado por el Jovellanos,
el organizador después del Establecimiento con ordenanzas,
meen todos sus extremos son dignas del sabio magistrado y pedagogo, asi en
liciones del maestro como en el número y clase de los alumnos (entre
pensionistas), material, programas, etc.; escuela ijue por R. O. de I ! de
Kovietnbre de 1795 fué unida al Instituto Asturiano como para base y plantel
nseñanzas.
,:sto.— fH/¡tifa La Escuela de Quen fué fundada por D, Diego No*
riega, la de Lozana por el L. D, Francisco Unquera, pasando al patronato de
tí de Vistalegre; y las de Coya y Sevares fueron también de crea*
ium benéfica.— En ¿Pava D, José A. Alonso Faes fundó en 1751 la de San
Layjana, — ^/St/; La de Murías de Santibafl« fué instituida por el Bríga-
pagina 3-94.
aS
— 424 -
díer D. Lorenzo Solis (i) con un ayudante del preceptor para l*s ¡
tras— En Vaitf la Escuela de Cateao fué encomendada por su crect*
ñuto del Ayuntamiento y Párroco; y fué también benéfica la de Tañes,
Lena, — Lefta: Las retí tas de la antigua alberguen* de CampoOTw
dedicaron á Escuela* y las de Villayón y Puente de los Fierros i~«¡
principio benéficas. — En Mitres dispuso la creación de la de San Jiinn fie
del Camino en 1624 el virtuoso Párroco D. Leandro Martínez Vega* í"i
también de ejemplar y extensa Obra Pía.— En Qwtós, lu escuela 1
era del patronato de la casa de Raqueros y la de Honderos de Ntmbra <lel
do Catedral de Oviedo estando el Maestro bajo la vigilancia del Dean.
Luarca. — Vélééti Eran pías las escuela- tte Barcia y Cad*ve4o*
Llanes.— Unnes: La de esta villa fué fundada por el Presbítero D
nando A, Villar Ma riega en 1756 bajo el patronato del mayo raigo de *u
lia; la de la Borbolla por D. Juan Gon ralez Ahedn, bajo el de la Cott
Jesds de Oviedo; lu de Nueva en 176S por D< Joaquín Martine* García.
Caldueflo fué debida á varios particulares principalmente á D* Domingo
Puertas, dignidad de la S. I. C de Oviedo y mejorada posteriormente pv
Domingo de Puertas; la de Penduetcs en parte principal por el Sr. Jo
ro Ihaflez en 1792; la de Posada por el Pairoco D. Fernando Airare* i
Asturias con patronos de sil familia, cura sucesor y vecinos, riendo
dt'nfvucs por IX Francisco A Cabralcs Pesquera; y U de Hibaño por
tero U- Toribio üonzáíer que nombró patrono* d sus deudos. ~En £M
la de Asiego por el Pbro. D, Pedro Manuel Viejo en 1 776 dejando el
á los vecinos; en Carreña por Dt Antonio No riega en 177S; en Arenas por
Juan Gutiérrez de Bulnes y D. Juan 13, Díaz Porrero en la niUma época y
pues favoreció la misrru escuela I). Francucj Dial l'ietve
erigida por D. Pedio González de la Lleude en 179S.— /W7íiw/.'7í-/w alia: h
cuela de Llcnin se debió en 17 '4 á D. José de Caso Guerra y D. D
D. Francisco de la Turre; la de Roza gas á D Juan de Posada en 1 7 20; la de J
D. Juan de la Torre y Mier, marqués de Santa Coba, en 1750; y la de Alie
177S al fimo. Sr* D. Domingo Trespalacios, ijue gravó su wuculo para el *t
nimicnto del maestro. —En PttlamtíUra bajá dispuso la de Huelles el , cap
Dé Tomás Escandón.
OvifcDO.— Llanera: La Escuela de Terrones se debió á su párroco
Francisco A. Píava,- Murcia tenia la de -San Esteban de fundación parí
En Preasti eran tle patronato las de Linures, Sograndio y Villatnrgin tic la
tiulia.1 de Diaz Arguelles y de González Tufión y la última del Prior de Si
Domingo de Oviedo.
Pkavía.— Pravto: La de Santianes en 1713 por D. Juan Cienfuegos
gUelles,— En CamtüMP dotó al maestro de Murías en 1624 I). Juan Su
cionero de Toledo, <¡ue dio el patronato á la Iglesia mayor de Oviedo. Lu
éiUir* era de fundación privada la escusla de Soto, y rcnti del hospital de
regrinos se dedico después ¿i la enseñanza prim
Siero,— Bimtttts: donde D, Jerónimo de Estrada fundó en Martinpoira
ti) Vé*M pagina 994.
- 425-
oó la abadía y capellanes de los Remedios con escuela de patronato del Mar-
es de Casa-Estrada, asi como en San Emeterio D. Ramón Montes Huelga,
or*ció la Escuela con renta de seis fanegas y dos copines de pan, dando
íferencia á su familia en caso de incautación por el Estado.
Tixeo. — Tinco: El Maestro de la villa fué dotado en ióoi por el L. don
tiro de Rojas, alcalde del crimen en México; la Escuela del Pedregal fué obra
l L. D. Pedro García, la de Tuna, del limo. Sr. D. Tomás Nuñez, oidor de
Rota, que la dejó al patronato de los Uria; en Tuna también el Ilustrfsimo
. ]>. Juan Queipo de Llano estableció en 1727 una panera-pósito después
nvertida en escuela; y 'la de Lombas se debió á D. Francisco F. Campomanes.
Villaviciosa. — Caravia: La primera escuela se debió á D. Marcos del
ille. — Colunga. La de la Riera fué dispuesta en 17 17 por D. Bartolomé Mo.
n y después ampliada por D. Juan A. Caride; la de Libardón, por el párroco
. Antonio de Cangas; la de Pivierda también por el párroco D. Manuel Pelayo
: la Peruyera, asi como la de Lastres por Sor Teresa Rita de Robledo.
Provincia de León
Astorga. — Caí-rizo: La antigua Escuela temporera de invierno y prima-
eri fué fundada por D. Antonio Martínez, que dejó al pueblo casa y bienes, y
L Maestro recibía dos cargas de centeno, dos carros de leña y 150 reales al
ño; pero desamortizados los bienes, se han convertido en una lámina de la
)euda nacional que rinde 50 pesetas.
Bañeza. — Torneros: antigua obra pía con escuela de primeras letras y cape-
lama.
León.— Garra/e de Torio: La Escuela de San Félix fué fundada por don
francisco Gutiérrez de Castilla en 1738 y es de patronato de los sefiores Peni-
enciario y Doctoral de la Iglesia Catedral de León.
Murías de Paredes. — Ca¿>ri//ancs: de la antigua obra pía de San Esteban
le la Riera quedan hoy 125 pesetas para Escuela; y la de Candamuela fué esta-
blecida por D. Francisco García Alvarez, vecino de Lima, en 1747, siendo de
patronato de los vecinos.
Ponferrada. — Ponf errada: La Escuela de Campo de la jurisdicción fué
fundada por D. Manuel González Yebra, Dean de Málaga en 1 7 76, con un ca-
pital de 10.000 duros y foros de que se incautó el Estado, estando antes servi-
da por un Sacerdote con cargo de Misa y Rosario y hoy solamente percibe el
pueblo 120 pesetas, asi como 20 el de San Andrés de Pontejos por su antigua
Obra pía escolar. *
Riaño. — Ose/a fie Sajambre: su Escuela fué fundada por el Dr. D. Pedro
Diaz Oseja (i) en 1669, siendo de patronato del Cabildo Catedral de Oviedo.
Sahagón. — Cea: Su primitiva Escuela fué fundada por D. Bartolomé Al
varez, párroco de San Juan en 1646 con 340 reales y 48 fanegas de grano de
renta, con vertidas hoy en 25.
(ij V¿ase página 57.
— 426 —
Valencia de D* Juan.— VtffawQmfas; A mediarlos del sigto X vt it D.
dscg *íel Talado fundó dos vínculos y grav6 á cada uno cot! do? c»f£*s <
go y cuatro cántaras de vino para el sostenimiento de la Escuela; y el Ai
miento solo cobra uno de loi indicados gravámenes, pues el otro
percibiendo el Estado la redención y nada el municipio.
Vi li.af ranga del Bierzo. — ViHúfmtua: En las innovaciones
clones por Carlos J1I al Colegio de Jesuíta* (i) te destino para ínsttf
m;nta parte del legado del benemérito Dr, D. Francisco Aren del Soto» a
do de los Reales Consejos, Secretario doctísimo y Racionero del Arzobispal
México, donde falleció en 1 755; y también *¿e debió á e^le escritor cr» i
fundación de otra Escuela de niños en La misma localidad* 1.a de Villal*i
de patronato del R. Obispo de Astorga, estaba d t 200 rea Je* p
fundador D, José Valcarce en i 7S4; y desde el lunes de Pascua basta I.
de San Pedro se daba ración de pan á los niños pobres de asistencia pur
la renta ha quedado reducid* á 200 peseta
En los últimos años del siglo xvíli el poderoso God
tro interés por la enseñanza é inclinación a favorecerla, em
jado por las corrientes innovadoras del memorable reioade
Carlos 111, que proseguían en Madrid y provincias las Diputa*
nes de Caridad, las Juntas y Asociaciones de Damas, las
dades Económicas y personajes principales de la ar;
del comercio, mientras pesaba en el Gobierno la autoridad
Ministros y Magistrados como Campomanes, Jovellanoa y oír
que incesantemente clamaban en favor déla iflstracciÓO
cación populares. Había base para lanío en determinada? lo
lidades de la nación porque, si no fué general el adelanto q
significaron las Universidades u nn sus decadencias, liu
en unos y en otros lugares casos de verdadero iiltei
Enseñanza Primaria; puesT aparte de la inconsideración en q
vivieron los maestros en no pocos pueblos, no descendíeroi
lanto como en Francia donde servían oficios de criados, pre¡
ñeros, limpiadores de letrinas, etc., ó como en Italia don*!
banenderos de la Iglesia y domésticos del Párroco. En muni
pios de España hubo laudables y repetidos acuerdos en fa\
de la Escuela, y no ha resultado allí moderno el precepto de
enseñanza obligatoria con sanción penal, que antiguos Ayun
fl| Víase pig. 30».
(2) No *on completo* tas anitriurc* datos de la Beneficencia de [nstruccita en AatiTÜ
León, tanto por ct mal catado tic I01 respectivos archivo* i calis* del dctfrrdfin con que n
rtaüz&dc (4 dstaniorliMctáu como UmhU 11 pal mentía de pueblos, patronos y ot?a* tntermí
Aun 3>íp las noticia* reunid» lo fueron á co*U de ns* cküio trabajo. .
— 427 —
mientos habían decretado; y nuestros viejos maestros, como Pe-
dro Ortega y Juan de la Cuesta, practicaron respectivamente la
enseñanza individual y la mutua con procedimientos, que bas-
tante después ha formulado la Pedagogía (1).
Con aquella base y recuerdos pudo el Príncipe de la Paz
avanzar en la senda del progreso mejorando la condición del ol-
vidado y escaso magisterio, ampliando los programas de ense-
ñanzas, determinando los resultados con exámenes, y difundien-
do libros de texto cuando poco ó nada había en la materia, no
siendo aventurado conjeturar que en todo esto y para más
contó probablemente con el consejo de hombres avisados, como
Jovellanos (2) por ejemplo. A estos últimos días gubernamenta-
les del favorito pertenece la creación del Real Instituto Militar
Pestalozziano á fin de ensayar principios y procedimientos del fa-
moso pedagogo (3), que no alcanzaron á Asturias y León aunque
se implantaron cerca, como en Santander por breve tiempo y lo
mismo en Madrid y Tarragona. En aspiraciones iguales á cam-
bio de personal y método, y ante la necesidad de llenar el
vacío de la Compañía de Jesús, que en su función pedagógica no
había sido bien reemplazada, había pensado el Ayuntamiento de
Oviedo, «privado déla pública enseñanza», en traerá los Pa-
dres Escolapios para poner á su cargo las escuelas primarias;
pero no pudo realizarse el pensamiento (4). La dicha y central
institución pedagógica fué suprimida á principios de 1808 de lo
que se dolió Godoy, escribiendo al innovador suizo. La Sociedad
Económica de Asturias, que había enviado pensionados á la mis-
ma Escuela pestalozziana, estudió también más tarde el sistema
mutuo lancasteriano, difundido enseguida por la nobleza de Ma-
drid (sistema del que, como ya se ha dicho, habia tradición espa-
(z) Estudios sobre la grandeza y decadencia de España por Felipe Picatosta. (Madrid,
1887J.
(2) «Exposición hecha al Príncipe de la Paz en 94 de Agosto y 19 de Octubre de 1791»,
como respuesta 4 los once puntos sobre Instrucción pública en España á que se contraía la
R. O. que se le dirigió en 16 de Julio del mismo año. La segunda parte del informe guarda gran
semejauza con el discurso de Jovellanos acerca del «Influjo que tiene la Instrucción pública en
la prosperidad social», (Véase, SomozaJ.
(3) Véanse:
— La Enseñanza primaria en España por Manuel B. Cossio (Madrid, 1899*.
— Noticia de las providencias tomadas por el Gobierno para observar el nuevo método déla
Enseñanza primaria de Enrique Pestalozzi, y de los programas que ha hecho el establecimiento
formado en Madrid, con este objeto, desde su origen hasta principio del año de 1807 (Madrid,
l8o'7)-
(4) Archivo municipal de Oviedo.— Actas municipales de 22 de Enero de 1794 y 13 de
Junio de 1796.
— 4^8 —
ñola) mientras el Ayuntamiento ovetense con bienes de
suíías expulsados, instituía en la Ciudad una Escuela COG oí tO
do de Naharro, maestro de Madrid, adversario del deletreo
pagador del sistema orgánico y silábico seguido durante bastí
tiempo hasta ser vencido por el método jacotista de \
Como en Oviedo, reparó el Ayuntamiento de León Mi 1
que no daban resultado satisfactorio las enseñanzas dispue:
para remplazar á las de los PI\ Jesuitas expulsados yT de aei
do con el Obispo Blanco, llamó á los PP. Escolapios, ba
ses aprobadas, no sin dificultades por e! Rey y Concejo, y <
una renta de 2.200 reales anuales. En el nuevo Colegio, esta l
cido en el de Jesús, hubo desavenencias con el iminicipi
triólas intolerantes en 1820 con motivo de la enseñanza de
Constitución, canciones liberales y una causa seguida á un p
fesor por loqué ía corporación de las Escuelas i *ndo
la ciudad leonesa. No he podido registrar otros datos relaliv
á la provincia de León; pero no será muclio suponer qué poce
nada se hizo, y su enseñanza popular siguió entregada á d
persos esfuerzos que, aunque incompletos, no dejaron n vec
de dar resultado, según después se indicará.
La guerra de la Independencia suspendió los trabajos ime¡
dos de innovaciones y reformas en las escuelas publicas; pe
es bien sabido que con los ejércitos invasores llegaron
nuevas, y revivieron y se agitaron las propias nacionales ad<
midas por opresores gobiernos.
La Constitución de 1H12 dispuso que en todos los puebl
se establecieran escuelas de primeras letras bajo plan unifon
y general por «ser generales y uniformes Religión y Leyes
ensanchó los programas de aquellos centros y mostró noble «
peranza en que «desde el año 1830 deberán saber leer
bir los que de nuevo entren en el ejercicio de los d
ciudadano*. Por todas partes se quiso caminar á la luz del (
digo gaditano: al Ayuntamiento de Oviedo presentó el Dr. á
José A. Vidal Saavedra un «Plan completo de Educación pul
ca», que se pensaba extender, según el anunciado Plan d<
ñanza; la Regencia habla creado una Junta reformadora de Ii
tracción Publica que redactó el famoso informe de 1813,01
del inmortal Quintana; más la inmediata reacción impidió
— 4*9 —
desenvolvimiento y en 1815 se emprendió otro camino recomen-
dando á los Prelados regulares y Ordenes religiosas la creación
de Escuelas caritativas de primera enseñanza.
La nueva era constitucional de 1820 formuló en el fRegla-
mento general de Instrucción Pública» de 1821, guía metódica y
amplia extendiendo escuelas y determinando su gratuidad, aun-
que equivocándose entonces al entregarlas á los Ayuntamientos
y Diputaciones, agitadas principalmente al calor de luchas poli-
ticas y locales, que hicieron ineficaces buenos deseos de perso-
nalidades beneméritas. Entronizado otra vez el Gobierno abso-
luto, apareció el «Plan y Reglamento de primeras letras» de
1825, debido á la misma Comisión autora del Plan de Estudios
del año anterior; y si, ciertamente la obra de Calomarde respira
\os recelos políticos de aquella reacción y hay notorias equivo-
caciones en extremos pedagógicos, justo es confesar era supe-
ñor el Reglamento á legislación igual coetánea en todas las
naciones de Europa, pues contenia disposiciones prácticas para
conseguir que ningún pueblo careciese de Escuela de Primera
Enseñanza y oíos Maestros y Pasantes no yaciesen en la pobre-
za y envilecimiento»; y allí se les habló por primera vez de dere-
chos pasivos.
En 1834 se reanudaron las reformas de adelanto escolar, cu-
yos primeros impulsadores fueron el Ministro Moscoso de Alta-
mira y el insigne pedagogo Montesino. El Plan general de Es-
ludios del poeta Duque de Rivas en 1836 organizó la Enseñanza
primaria pública y privada, y repitió principios fundamentales
sobre la división, materias, calidades y dotación de los maes-
tros, clasificación, gastos, administración y gobierno de las es-
cuelas; mas el plan tuvo vida efímera y se vio reemplazado en
1838 por la Ley provisional de Instrucción primaria, que refren-
dó el Ministro Someruelos así como el Sr. Valgornera el inme-
diato Reglamento de las Escuelas públicas de Instrucción pri-
mera elemental. Se dio el caso que, á la manera cómo las Cortes
modificaron el proyecto de la Comisión en que figuraban Mon-
tesino y otras ilustres personalidades, también el Reglamento
modificó la Ley (lo que suele repetirse en nuestro país); pero
ésta significó gran progreso y avance con una organización com-
pleta y bien dispuesta hasta el extremo de que muchas de sus
disposiciones pueden considerarse vigentes, L
en armonía con el espíritu liberal de la época, satisfiz-
pi raciones; determino los métodos simultáneo, tnúta
según el criterio del profesor; trató de local y menaje y a
la instrucción creando las Escuelas primarias superi-
males, aunque los sueldos del magisterio eran inferiores
señalados por Calomarde y tampoco indicaba nada de
laciones* De 1844 fueron disposiciones relativas á las con
>nes de edificios escolares con habitación para el nuestra,
Uos bien provistos de lo necesario para la enseñanza, capa
con patío ó corral para descanso y espera cíe los nim
nos tle estudios de 1846, 1847 y 1850 no fueron de inslru
primaria, si bien el último los menciona; pero ya la U
con su Reglamento de 1859 de carácter rnás general
comprenden todos los grados de la educación publica, q
vuelven con el eclecticismo de la época. Respecto al primar*
terminan fijamente como obligatoria la enseñanza elcmc
exijen á los Ayuntamientos el sostenimiento de sus escuela;
gün su población, fomentan las de párvulos, las nocturnas
minicales de adultos y establece en determinadas tocaljc
clases de Dibujo con aplicación á las Artes y oficios e\
do consignarse que en estos años progresó la instruoc
lar y se prestó más atención á las doctrinas pedagógicas,
desenvuelven escritores como Carderera, Avendaño y otro:
se indicará más adelante cuan difícil y tardía fué la aplics
de la ley de 1857 (como otras anteriores) en Asturifi
En la obra del Sr. Moyana puso mano el Ministro Si*. Cal
en Junio de 1808 con nueva Ley de primera enseñanza, ca!
en principios reaccionarios, ley que tuvo brevísima vida f
Revolución de Septiembre del mismo año al comenzar la
rias reformas, algunas pricipitadas, como consecuencia de
berta d de enseñanza.
A partir de esta memorable fecha cambia de una mi
profunda la organización del país, y sucedióse durar
treinta años innovaciones políticas más ó menos radicales
olvido y sin preferencia fija al problema pedagógico, ya ¡
zado ó resuelto en las principales nacionalidades. Reía!
instrucción primaria no ha podido formularse una ley de c
— 431-
ter general, y la de J857 que, por su plah y finalidad más com-
pletos viene siendo la fundamental legislación escolar, ha su-
frido en muchos de sus principales estremos cambios transcen-
dentales con tantas y tantas disposiciones parciales sobre es-
tudios libros, establecimientos, profesorado, gobierno y admi-
nistración, etc., se ha formado un cuerpo legal de tan difícil ma-
nejo y aplicación cual lo fueron en su tiempo las antiguas Leyes
Recopiladas. Cierto fué que hubo y siguen varios proyectos para
una nueva Ley de Instrucción Primaria y también de Instruc-
ción General, tan fáciles de presentar como difíciles de conse-
guir, ya externamente por la variación de Gobiernos y situacio-
nes políticas, como internamente al considerar el estado del
problema pedagógico en España en términos que no hacen ac-
cesible una transacción. Asi se va viviendo al día, y menos mal
que y§a la atención pública se fija ahora en todas las manifesta-
ciones del problema de la cultura y organización de las escuelas
como verdadero camino de la regeneración ó de reconquista
del tiempo perdido con sus tremendos resultados.
Desde la Revolución de Septiembre se han dictado á este
objeto Decretos y Ordenes numerosas relativas á Instrucción
pública (en capítulos antecedentes van citados los principales
de Enseñanza Superior y Especial) y no deben omitirse aquí los
más importantes del orden de la Primaria. En 1869 y 1883 se dis-
pusieron bases y reglas para la construcción de las escuelas pú-
blicas á. fin de determinar proyectos de edificios con todas las
condiciones adecuadas á su objeto y triste es consignar cuan
poco ó nada en general se ha hecho sobre este punto por Mu-
nicipios y Diputaciones ayudados por las subvenciones del Es-
tado. En 1876 el Conde de Toreno llevó á las escuelas una
dirección muy útil relativa al estudio popular de la agricultura,
y al mismo tiempo organizó la cátedra y primera escuela de
párvulos, iniciadas por D. Fernando Castro según el sistema
froebeliano, repercutido en señaladas localidades, aunque á mas
se llevó tal procedimiento difundido en libros y publicaciones
provinciales, cual en Oviedo procuró popularizarle el catedráti-
co de la Universidad Sr. Calabuig (1). La creaciqn del Museo
(i) Varios artículos cq la Revista de AsfurLn. '.Oviedo, tora. IH, 1880).
I
— 432 —
Pedagógico es de 18ft2, y era ya tiempo detener tan ut
establecimiento, que dirige el ilustrada Sr. Ce
al progreso déla educación nacional promovie^
y trabajos á ella conducentes é in medios
para las urentes reformas de que están m 13 mi
escuelas. Ea 1888 se intento llevara! presupuesto del t
/as atenciones de primera enseñan»*, desatendidas
de un modo desconsolador, origen de mimen ¡ocutn
dispoaiéíottes para que 1 1 vergonzoso? pertii
de pagos que era como un padrón de ignominia sobre ut
país
Se dictó en 1893 una muy acertada Orden disponiendo
'II tí frontispicio do todas las escuelas públicas
escudo nacional y que ondeara el pabellón español <;
horas dedicadas a la instrucción; pero, si la disposición fu
triótioa y acertada, pena dá el conteraplí ;indos
bolos de la patria en locales qUe muí
merecen este nombre y son otras muchas inadecuad
nos de la función augusta a que se ,,n. Fue i
simo el R, IX de 20 de Octubre de 1901, - or el Uin
señor Conde de Uomanones, autorizando al Gobierno 1
vuiU Kstado las obligaciones del personal y malcrií
Instrucción rumana, respondiendo así a muy aoUff
ción, y adoptando otras medidas dirijidas ü reorj
mera enseñanza. Entre éstas fué muy principal la 1
antiguo plan escolar de materias. Como en 1838, determii
la ley de is:>7 los siguientes estudios de los centros elemt
latí Doctrina Cristiana é Historia Sagrada, Lectura, I
Gramática, Aritmética con el Sistema métrico decimal y br
nociones de Agricultura, Industria y Comercio; v para la*
(Mielas Superiores: (¡eometria y Dibujo lineal, Historia y lío,,
fía, especialmente de España, v Física y Química acom
las necesidades comunes de la vida. En la reforma da 190
amplio el programa escolar distribuyendo en otro ordi
dro de enseñanza, poniendo también en el V,
Naturales, de Higiene y Fisiología humanas, Rudiménti
fecho, Canto, Trabajos manuales, Ejercicios 1
jo general, que solo era lineal en la reforma del Sr\ Moyano.
-433-
llinio, y sin perjuicio de indicar sucesivamente mas disposício-
esde la legislación del ramo, se ha de consignar aquí, acusan-
io el interés general que despierta desde hace años cuanto se
re al progreso de la enseñanza primera, la celebración de
s Congresos pedagógicos. Fracasados que fueron los dispues-
* en Madrid por el Sr Castro en 1870, en Barcelona por la
Sociedad de Amigos de la Instrucción en 1876, y otro en la
xirte dos años después por la Academia de Maestros, el pri-
mer Congreso nacional pedagógico fue organizado por el «Fo-
mento de las Artes» de Madrid en 1882, inaugurado por el Rey
D, Alfonso XII y presidido por los fires. Moyana y General Ros
le Olano; siguiendo ios de Barcelona, dispuesto por el laborioso
Magisterio cataían en 1888; el Hispano Portugués-Americano
?n 1892, bajo la presidencia del Sr. Labra, y el de los Amigos de
la Enseñanza en 1901, ambos en Madrid; el de Valencia en
1Ü02 y el actual de Albacete en 1903, sin olvidar otras Juntas
y Asambleas del magisterio en Pontevedra, Valladolid, Victoria,
Sevilla, ele, y el gallardo acuerdo del Ateneo valenciano. En
todos se discutieron los temas de más transcendencia para re-
formar é impulsar en todas sus manifestaciones a la decaída
Escuela Española, formulándose conclusiones comprensivas de
los últimos adelantos de la Pedagogía, También Jos Congresos
católicos españoles, celebrados en Madrid, Zaragoza, Sevilla,
Tarragona, Burgos y Santiago, desde 1839 á 1902, vienen estu-
diando con verdadero interés las cuestiones de enseñanza (1),
de igual manera que poülici.* y escritoras de la agrupación
t. Unión Católica ->, en el sentido y dirección que su nombre indi-
ca; mientras otros se manifiestan con orientación contraria ó
criterio independiente á toda comunión religiosa ó partido polí-
tico como la ^Institución libre de Enseñanzas A una y otra
tendencia han respondido con especialidad en tiempos recientes
al frente de este ramo de la moderna administración española
tos Ministros Sres. Orovio, Pida I (A), Navarro Rodrigo, Albareda,
Montero Ríos, M:\rques de Pida!, Gamazo, Grotzard, Puigcer
i*i En ti tilum* Conffcsn t:¡ilr>1ia» de Compon cía prevenía un herro^o dHCiirtr; lm
Padits de Cimitta y el jirüblema de í* EM*cnaiiz;i* t! brhemeriuj Sr D AtiérM Mnu&tw, ■J.tífNt-
¿i fainindor de ía* E*cve|ju tlci Avr Jt.tn.t en Granad:), piiblic.tdü en MflbejptA edición gratuita
prologn de mi querido ámifto y próatta d Rmo. Sr. O. Vic^rÍAttii <¿uí**»afo y Mencndti,
Uji-jiode Madrid Alciíi, muy c"j:n^tejl; en material ped^ó^id*
— 434 -
ver, García Alix y Uonianones, Ai lado del Ministro
de Toreno, trabajó el Director General Sr, Cárdenas, y
mucho tiempo se señaló en el negociado de Primera Ení
el entusiasta Sr, Sanios Robledo,
De propósito se lian apuntado leyes, cambios
realizados en la organización de la Instrucción Priman;.!
le el siglo M\ para debidos antecedentes y términos
ración, que lian de ser útiles al indicar ahora lo
cuanto se hizo en las provincias de Astadas ¡ León dtn
mismo período, Una vez más ha de repararse que
mente son letra muerta las órdenes del Poder centra
solamente en la * Gaceta de Madrid ■ i por su
tu práctico; mandatos y deseos buenos, aunque ilusun
acompañados de medios morales y materiales para d<
los y realizarlos, mayormente cuando se trata de ¡cao?
radicales, de andar á saltos ó de golpe, sin aquel tifN
cía, que exigen las funciones de Gobierno en un puebl
el nuestro donde la indolente iniciativa particular tanto
neceal
La primera mitad del pasado siglo, consumida en gu
luchas, ofrece poco halagüeño cuadro, si se le consider
mera vista y en términos generales, Empobrecido el |
pudo dar t\ la Escuela el impulso y el calor que neo
mantuvo en pobreza, que fué y viene siendo ri dístinlh
nación. Buscáronse maestros cu Asturias y León, sí bien
tos, ni con mucho, como se necesitaban, y durant-
azarosa época se recibían á los modi atesores tal c
presentaban con ó sin titulo, sin estudios conveniente
Dito, con relativa pericia ó práctica en Lectura, Escr
Cuentas En la mayor parte de los pueblos no había Ir
siguieron las Escuelas en tos abiertos pórticos de
en bodegas de pósitos, en sitios peor<
peñe, y en Asturias bajo un hórreo ó panera, si lu peni
Complaciente dueño. Los libros para lectura eran B»
raros; cualquiera servia hasta que fueron llegando »S
a Calones *t ensayos de carteles y menaje deficiente
medianas imprentas, que ya, andado el siglo, enviaron <
de Madrid y de Valladolid; pero para la lectura de mam
-435-
e echaba mano de papeles ó oprocesos» que facilitaban el fiel
le fechos, los escribanos, los archivos municipal y privados,
lesapareciendo así no pocos documentos curiosos ó importantes.
La Aritmética ó «cuentas» se reducía á las cuatro reglas elemen-
tales metidas forzosamente en la «mollera» de los niños con re-
petidos ejercicios prácticos. Lo demás era por el estilo: la mesa,
un banco de piedra ó un paso de escalera; por tintero, el típico
de cuerno quien podía comprarlo; y todo el deficiente material
de la enseñanza era aportado por el alumno con la variedad hija
de las circunstancias y posiciones.
Los colaboradores de «León» en el «Diccionario Geográfico,
Estadístico é Histórico de España» por Madoz (Madrid, 1847)
describen asi esta peregrina enseñanza en los pueblos humildes
de aquella provincia: o Por los meses de Noviembre, Diciembre
y Enero, en que las nieves impiden lodo trabajo del campo en
las montañas, se descuelgan y diseminan por todo el país,
una porción de labradores que apenas saben deletrear y pintar
su nombre; se ajustan en los pueblos regularmente por artícu-
los de comer y una pequeña cantidad en metálico, y presiden la
escuela hasta Febrero; entonces el maestro vuelve á su menta-
ña, y los discípulos á sus faenas de labor que no abandonarían
aunque aquél permaneciera. La enseñanza tiene lugar muchas
veces dentro de las casas de concejo, donde si hay asientos falta
luz, abrigo y mesas para escribir, otras en los pórticos de las
iglesias y muchas otras á campo raso en algún sitio abrigado.
Niños se ven, que llevan por libro las «Aventuras de Bertoldo»,
ó el «Despertador del alma descuidada», empezando á leer por
libros antiguos é inaplicables si no perniciosos á la instrucción
primaria; tal es la falta de método, tal la confusión, tal el con-
junto y variedad de autores ó libros que se ven en cada una de
las escuelas»). Aun siguen en León estas escuelas temporeras,
que sostienen los pueblos de la montaña, y perdura el tipo sin-
gular del maestro sin título muchas veces y otras acreditado
con el «certificado de aptitud», que se ajusta ó acomoda por
75 á 100 pesetas, cuando más, durante los meses invernales, lle-
gando á este ó al otro lugar con alguna vianda {carraca) y con
la habilidad de algún oficio, principalmente carpintero, con que
se ayuda, á más de las tareas de memorialista ó auxiliar del Pá-
— 4J0 —
troco ó sacristán, i /ando asi sus provisión
n ¡endose del convite alternado del vecindario para I
pueblo con el importe del ajuste y pagar renta y contr
Pone la escuela al aire, libre, en plena natur
feaofes y diseípü iciosos y descubiertos con
pío, refugiándose en el cabildo eclesiástico cuando 11
va. Son satisfactorios los resultados ahora mus que en
(pie se auxilian con libros y menaje do que están
comercio! de la villa prójimo ó de la capital, Otro tanto
ció y sigue (aunque no tanto) en concejos montofi
dos de Asturias con estas escuelas temporeras. Los
por escote ó con auxilio municipal buscan y pagan i un
tro*T que suele ser un rapaz aprovechado, tai licenciado i
cito, un habilitado con certificado de aptitud etc., que ei
leer un poco y á escribir mal, más las cuatro reglas ai
En algunas partea los vecinos mantenían por
ruante profesor; la enseñanza era de sol a sol v por la 00*
bía clase general de doctrina cristiana; reportando ul
di lite en esta región de población diseminada á gran dist
difíciles caminos al sitio de la pobre escuela.
En oirás poblaciones fue la escuela más atendida en
mienzos del siglo pasado por Ayuntamientos y Sociedadi
nómicas procurándose maestros titulares, muchos de el
loa llamados «calígrafos*. Éstos eran frecuentemente dh
cultivadores especiales de! arte bello de escribir la letra
da española, fijado por [ciar y Lucas en el siglo XVI y CU
en los siguientes por el P. Flórez, Morante, Palm
lapio Delgado, el famoso Torio, Iturzaeta y Al verás D
bien conocidos >s últimos con sus muestras pan
imitación en la primera mitad del siglo p¡ 1 1 En el
¡ iodo, tanto en Asturias como en León fué notoria la í
de libros y elementos pedagógicos; muy populares y re
ft) S •''.** Económícaí a i, lunaria y Icones fomentaran C&B premio* <
grifku
Huno tn ■: tíos dísilpuloj
i líe Rama* Fuctiirs, nmtílm cu [lunes.
Kcon¿mkn* de Oviedo, Toledo * Cari», bureado pos
• iin |. ii Oviedo y en U por ceiion m\a\ se guardad pa
del Sr. Ramo* de itfaoy i\^.
¡ja Mac«tTii« de Oviedo D, L y D. Rafael Vida
miento, müdernaineme, Ea esencia de Jtunatt.i, También c% digna de mención D. Ca
ro 1). Rodrigo Cuervo, c^k-j- tjl méteme, qpn
!-. Toriu, Sien tu no lecurd.ir oíros mimbres.
— 437 —
en numerosas ediciones el «Catecismo de la Doctrina Cristiana»)
del F. Astete, los «Catones» de San Casiano, el («Compendio de
las Obligaciones del hombre» por Ezcoiquiz, el «Amigo de los
Niños» del abate Sabatier traducido por el mismo Ezcoiquiz,
el «Compendio histórico de la Religión» por Pintón, el «Cate-
cismo histórico» por Fleury, el bello librito de Martínez de la
Rosa «Amigo de los Niños», escrito por indicación del Duque
de Gor, tan interesado en el progreso escolar, la «Cartilla agrí-
cola* de Olivan, últimamente el llamado «Rueda» (1) etc., y
después las Fábulas de Samaniego y de Iriarte, y también las di-
versas publicaciones del asturiano profesor normal y pedagogo
D. José María Flórez. El número de escuelas oficiales era toda-
vía muy escaso en las dos provincias del distrito (2) porque, aun-
que otra cosa digan los ensalzadores del pasado, la ciase popu-
lar seguía indocta en número abrumador hasta los años en que
aparecieron las Leyes de los Sres. Someruelos, Pidal y Moya-
no. Fácilmente contada podía ser la gente del pueblo, que sabía
leer y escribir; las mujeres muy pocas.
Mucho mayor que la de los hombres fué la ignorancia de
las mujeres durante siglos repetidos. Cuando más alguna que
otra alternaba en la enseñanza primaria con los niños en las
escasas y primitivas escuelas, dirijidas por el Clero y Ordenes
religiosas ó por municipios y fundaciones benéficas principal-
mente desde el siglo xvi. Es dudoso que á la región asturleone-
sa llegaran innovaciones y doctrinas en esta materia ni el famo-
so libro de Juan Vives sobre la educación de la mujer. Hubo nu-
merosas bbras pías con dotes paia casar doncellas, más no para
enseñarlas. Las hijas de familias principales tenían preceptor ó
capellán en casa para instruirlas; otras pasaban á conventos
donde procurar su educación, que era principalmente religiosa
porque las buenas Madres tenían muy escasa la suya literaria.
En la historia de conventos asturianos y leoneses mencionánse
(x) El compendio del P. Astete fué adicionado por el asturiano D. Gabriel Menéndez de
Luarca, canónigo de Scgovia, cuyo ilustre nombre ha desaparecido sin razón de modernas edi-
ciones del Catecismo.
Titulábase la obra del Dr. D. Ricardo Díaz de Rueda «La Escuela de Instrucción Prima-
ria ó Colección de todas las materias que comprende la primera enseñanza». < Vallado) id, 1844'.
Procedía esta edición del editor y librero F. Cuesta, que durante mucho tiempo surtió á la
instrucción primaria de Oviedo y León.
(ai Véase:
«Reglamento especial para el régimen de las Escuelas públicas de Instrucción primaria ele-
mental y superior». (Oviedo, imp. de Gotuálcz; 1848).— Se refiere á las de la ciudad de Oviedo.
a Prelados Ilustres y algunas Hermanas b
elevada hubo matronas de relevante mérito; pero, er
son contados los nombres de mujeres doctas en o
biográficos, le n Sendo que llegar para esto á fines
él fin de citar el nombre de D-B Rita Caveda y Sol;;
En tiempos pasados la educación de la mujer fué a«
poco menos que olvidado, y cofa insistencia incompí
lia creído que la bella mitad del genero humano so lamen1
nía misión y destino en el gobierno de la casa y en el ejei
de contadas labores. Se descuidaba la parte intelectual, coi
en la insl Micción y educación verdaderas pudiera haber
rencia de sexos. Ciertamente que hay dificultades th
rales para desenvolverlas con absoluta igualdad; \>
ésta á la relegación é incapacidad antiguas de la mujer
instruirla y desenvolver su personalidad media todo un
mo, El derecho y la ciencia son para lodos sin más
que las trabas naturales y circunstancíales, que delermin;
vida pública y la especial de la mujer La misión de la aun
de la hija, bu indiscutible influencia dentro y fuera del hi
la compartid pación ooo el hombre en inte aciales, de
dan con imperio la mas al en i a educación progresiva de la
jer y también conveniencia y necesidad de ayudarla y í
en su destino, capacitándola con todas las fases de la educa
jue se la permite y condena ¡ahajo mi
tas y propias aspiraciones, aunque no se debe llegar hoy pot
á radicales conclusión que apresuradamente se abor
se quiere resolver el problema del feminismo, Menguado en
aquella época de tradicional galantería, de culto y considera
afectivas para las mujeres, el olvido con que se miraba su
greso moral é intelectual.
Escasos son también los datos histórico-localcs d
fianza de la mujer en tiempos á que principalmente se con
este humilde libro. Honra la memoria del ilustre Otó^JH
Oviedo D, Gonzalo de Solorzano su piadoso legado con
cid as sumas en 1580 para dotar una maestra, que en
botes á las niñas (1); y coincidía lan noble proposito, aoaqitl
h) /¡ü¿nno cu d Seminario Ccmc¡l»ir tic Oviedo p<w el Dt. D* Altura di Saadi
ln. (Oviedo, ioo»Jt
I^^H
— 439 —
se tratase de una escuela primaria propiamente tal, con las es-
pléndidas memorias dispuestas por el erectorde.la Universi-
dad de, Oviedo, el Arzobispo D. Fernando Valdés Salas, conti-
nuando en protección á las mujeres la noble obra de los Carde-
nales Cisneros, Silíceo, Girón de Loaisa en Alcalá, Salamanca,
Toledo, Guadalajara, etc.
Una délas fundaciones del Inquisidor famoso fué el Cole-
gio ele Santa Catalina ele Alejandría ó de Huérfanas Re-
coletas de Ociedo. Ordenaba en su testamento de 1558 que
*«se establezca en la ciudad una casa en que se recojan donce-
llas virtuosas, que estén bajo la custodia de dos ó tres matro-
nas, cuales convengan á fin que sean doctrinadas en las cosas
de la fé y las enseñen á labrar, coser é hilar». Para la construc-
ción del edificio dejaba 1.500 ducados y para su sostenimiento
200.000 maravedises de renta sobre las alcabalas de Sevilla, de
los que se perdieron 50.000 en un principio, si bien después se
recibieron otros bienes. A un lado de la Universidad, en la ca-
lle de San Francisco y en solar del Municipio, se construyó la
Escuela por el maestro Juan del Rivero y, cómo se dilatase tan-
tos años su apertura, se arrendó un local, pues cuando la inau-
guración del Colegio le llevaba en foro por 40 ducados el Se-
cretario Suarez de Cores.
El lltmo. Sr. Valdés nombró patronos y administradores al
Rector y Claustro de la Universidad y, deseando correspondería
Corporación á la confianza que mereció del Prelado, hizo un esta-
blecimiento de bastante capacidad entonces para su objeto, mien-
tras pasaba el tiempo entre embrollados actos de la testamenta-
ría y otros, reclamando después, más fondos y estudiando la orga-
nización, que pensaron y dilataron mucho aquellos graves docto-
res. En 9 de Marzo de 1676 se aprobaron las Constituciones for-
madas por los Sres. D. Tomás Serrano de Paz, catedrático de Pri-.
ma de Cánones, regidor perpetuo de Oviedo, el P. M. Fr. Plácido
de Quirós, catedrático de Prima de Teología, abad del Real Colé-
legio de San Vicente, el P. M. Fr. Juan Caballero, de la Orden de
Santo Domingo, catedrático de Artes y el Dr. D. Francisco Pola
Arguelles, catedrático de Decreto y arcediano de Benavente (1).
(i) Archivo de la Universidad.— Las Constituciones primitivas constan en una simple copia
con testad uras y entrerrenglonaduras.
29
— 44<> —
Estos minuciosos Estatutos atendieron, según la ép
objeto del Colegio y disponían que, para su dn
raen tuviese una Maestra, soliera ó viuda, de buen
fares, de 35 anos de edad por lo menos, instruida en d<
cristiana y que supiese leer, escribir, contar, labrar, c
y amasar. Estaba dotada con 30 ducados anuales y recibía
50 cada trimestre para sustento de la casa, con un extrae
rio en Pascua, Natividad, Carnestolendas y Santa Cata li
nía obligación de procurarse lo necesario para el si
méslico; participaba de la mitad del trabajo de las bué
poniendo el liento y el hilo; vestía de viuda,
soltera, de beata, con manto de añascóle ó capa de 1
negra; y, por último, estaba autorizada para castigos coo
«lasca», palmatoria y azotes. Se fijó primeramente 1 1
numero de Huérfanas, bijas de vecinos pobres del obispa
Oviedo, pudiendo admitirse otras tantas pensionista*
el Patrono de la Universidad podía educar las niñas que f
siera, sin mas costo que la manutención y equipo. Admitid!
edictos, las Recoletas tendrían de 7 á 11 años de edad y p
necerían en el Colegio hasta los 20; vestirían con vaqtici
estameña parda, toca blanca, y la mas antigua lleva ría un
do en el pecho con las armas del Sr. Valdcs Salas, Eo (al
recreos, comidas, paseos y rezo distribuirían el día, eegúa
lacion y época del año; cumplirían fuera del Establee m
las obligaciones religiosas; y terminaban las oraciones, de
de la cena, diciendo; «Dios» nuestro Señor, se sirva !
Cielo el alma del tilmo. Sr. D. Fernando de Valdés,
de Sevilla, nuestro fundador, y prospere el estado de la V
sidad y obras pías», El entierro de las colegialas se celel
en la iglesia que eligieren y sino en la de San Franciscc
teáadose por la Fundación la misa y cera, como lo niisr
de la Maestra, cuando para sus funerales no dejan
Dotaba para los servicios domésticos una criada, moza bo
y virtuosa, cun 10 ducados de salario, y ella v la «lirectoi
dían ser removidas con causa ó sin ella, ft voluntad del t
tro. Otras varias personas intervenían en el arreglo ¡
de la casa de Santa Catalina: un eclesiástico grave vi>
anualmente el Colegio para inquirir el cumplimiento de las (
— 441 —
tituciones y estado de los libros; el médico percibía 100 rea-
les al año, 50 el barbero sangrador, y se calculaba lo suficiente
para botica y la fábrica y restauraciones del edificio; la dota-
ción del administrador era de 6.800 maravedises, de 820 la de
los contadores y de 1.536 la del Secretario por intervenir en los
caudales. Los deudos de las Huérfanas pagaban en las informa-
ciones de las aspirantes un real al Rector por cada testigo,
otro real al Secretario, y cuatro mas al Claustro por la relación.
Había, por último, un portero, soltero ó viudo sin hijos, ó clérigo
de mas de 45 años que, viviendo en aposento aparte, tenía la
obligación de abrir, cerrar y rondar las puertas del Colegio. Tan
detalladas Constituciones se resienten de las ideas y costumbres
de aquel siglo, y con minuciosos estremos y puntos accesorios,
no será muy arriesgado asegurar que comprendían la educación
práctica de la mujer de entonces.
Terminados estos Estatutos, se hicieron reparaciones en la
casa y, dadas otras disposiciones, siguió el Colegio su vida pro-
pia con satisfacción de los interesados en el mayor brillo de la
Universidad ovetense y obras pías del señor Arzobispo Valdés.
Fué por muchos años la única escuela de mujeres que existió
en la capital, llenando una urgente necesidad sentida por todos.
Así cuando en 1572 informaron el Cabildo y Ayuntamiento
acerca de las fundaciones del Inquisidor, demostraban su con*
veniencia, lamentándose del limitado número de educandas, por
mas que un Tirso de Valdés, colegial de San Pelayo de Sala-
manca, tuviese por supérflua la casa de doncellas (1).
El edificio se amplió en el piso superior con una agregación
sobre la antigua capilla de San Sebastian hacia el E., y la Ciu-
dad permitió y dio al Colegio una ventana con reja para que,
Maestra y Recogidas, asistieran desde casa á los divinos oficios,
poniéndose allí para señal el escudo universitario de los Valdés
bajo la inscripción recordatoria de que: siendo Gobernador
de este Principado el Sr. D. Gerónimo Altamirano se edi-
ficó y amplió este templo y su pórtico, año de 1681. Enton-
ces el Rector y Claustro dispusieron construir un altar y retablo
frente á la dicha reja, que están hoy en la capilla de Carreño
(x) Archivo de la Universidad.— Testamentaria del Sr. Arzobispo Valdés, folios 27 y 79.
— 44* —
de San Tirso, desde que se cerró al cullo la íícha capilla
Sebastian, cuyo local lia solicitado recientemente la Univ.
al Ayuntamiento de Oviedo (1).
Cuando la baja de los juros, el Real Consejo de Casi
judíco al Colegio las rentas del Hospital de Estudian t
concederse el arbitrio de la sal, el Claustro le señal*
reales. Por Decreto de 10 de Oclubre de 17 ->dc
metilo de 3.000 para el sustento en razón de la
insuficiente el real diario; en 1781 redimió laO
versilaria el censo de 100 ducados, que pagaba á las
y en 1783, época de gran apuro en que solo po*
cinco niñas á un real diario para todo gasto de « i
lido y enseñanza, se leyó detenido informe sobr<
estas Huérfanas, reconociendo la necesidad de refoi >
tuitivas Constituciones, a petición de los Doctores D.
cía San Pedro y D. Félix Antonio Robes (2), eom
1798. El nuevo Reglamento, modificación del prirní
menor observancia que aquél, pues en el mismo año d<
sn nombró una Rectora (ya entonces no se llamada Maes
20 años ue edad, aunque se requerían 38. En 11 de Mi
1805 se dictó R. O. prohibiendo que en el Colegio se
pósito judicial de persona alguna, como Labia intentado
diencia con oposición del Claustro (3), asi como por olra
di- Junio de 1817 se aprobó una consignación
para admitir y sostener otras dos educandaa,
infructíferas gestiones para que de los fondos de Obras p
Reino se aplicasen al Colegio universitario 2.000 ducs
renta anual. Llegaron días apurados á fines del siglo xvt
tuvo en peligro de cerrarse el Colegio, á causa de
que no podía |>a¡íar y ruina del edificio. El Claustro univeí
hizo grandes esfuerzos para conjurar aquellos temoi
arcas dio cuanto pudo, pues un día y otro día, con.
numerosos acuerdos claustrales, tomó con los espe<
sarios el mas decidido inicies por restaurarla fundación,
sonal y casa, ayudado también, cual siempre, por la Joi
tu Arehivo municipal -Acu« de 15 de Abril y 11 Je Mayo de «í»a.
-Aldúvo de la UiMvenidad.-Cliurtro de »6 d< Mano del
tu Id ,-CUuauoe de a de Abril de ijíi y ai de (¿cubil dr 1
t.-CUiutraa de 14 de Julio de U98 y li de M»«o de ieuj.
— 443 —
neral del Principado procurando arbitrios desde 1799 á 1807.
En correspondencia á esta solicitad, el Claustro concedió á la
provincia dos becas tcomo garantía de la estrecha unión entre
arabos Cuerpos» (1).
Los rendimientos de la fundación estaban reducidos en 1849
á S.OOO reales de censo, 2.000 de alquileres de casa y 20 fane-
gas de escanda, todo producto de sus antiguas rentas, aumenta
das con legados, donaciones y limosnas, como modernamente
los del escribano D. Francisco Rabanal, secretario- de la Uni-
versidad, del prebendado ovetense D. Francisco Rodríguez Cas-
lañón, del Brigadier de Marina D. Antonio de Cañedo y del Ilus-
trfsimo Sr. Pinar, Comisario general de Cruzada. El Sr. Rector
Mata Vigil, que miraba con predilección el Colegio de Santa
Catalina, introdujo en él provechosas reformas haciéndole á
propósito para esmerada educación de niñas pudientes, en ca-
lidad de internas y externas, y aumentó dos plazas mas de Re-
coletas para parientes del bienhechor Sr. Pérez Villamil, desig-
nando para su sostenimiento 2.000 reales anuales de los bienes
que este ilustre magistrado dejara á la Universidad. En 14 de
Septiembre de 1851 dio al Colegio distintas bases, las cuales
modificaron su existencia, dándole vida y prestándole mayor
concurrencia (2).
En 1859 falleció en Oviedo D.a Jacoba de Valdés é Inclan,
viuda del General y Ministro marqués de Camposagrado, dejan-
do en su testamento piadoso legado para educar siete huérfanas
de militares y empleados, naturales de esta provincia. Los alba-
ceas Sr. Chantre de la Catedral D. Victorio Pericón, D. Anto-
nio Estrada y el Dr. D. Domingo Diaz Caneja propusieron que,
en la casa de Huérfanas Recoletas, se llevase á cabo la funda-
ción de la virtuosa señora, y con los doctores de la Junta uni-
versitaria D. Juan Alvarez de la Viña, D. Juan Domingo de
Aramburu, D. León Salmean y D. Francisco Fernández Cardin
hicieron en 1861 y 1862 el arreglo necesario, entregando laren-
ln Archivo de la Universidad.— Claustro de 9 de Abril de 1808.— En 1815 se circulaban
edictos impresos por la Diputación del Principado para la provisión en el Colegio de Recoletas
de patronato de la Provincia; después cayó en desuso.
(a) Véase:
•Reglamento para el Colegio titulado de Recoletas. (Oviedo,. Imp. de Martínez, 1851)».
Fué redactado por el Rector D. Pablo Mata Vijil, los Decanos D. Domingo A Arenas, D. Frau-
cisco Fernández de la Vara, D. Clemente Moraleda, el Director del Instituto D. Ángel Paez y
c\ Secretario general D. Benito Candía Meana.
— 444 —
ta anual de 15400 reales para sostener las siete pla#
otros 2,000 para el dote de las agraciadas, Las nuev
las se asimilaron á las antiguas; pero en la admisión de
lias se dio la elección al Sr. Obispo de Oviedo en lerna foi
por la Comisión inspectora ó patronal de osle asilo de 1
En 1862 el Colegio se reorganizó con estas adido:
otro Reglamento para las nuevas plazas, aprobado por íl
2 de Mayo de 18tf3; y, vencida nueva crí-i>
guerras y alteraciones del país que llegaron á los valore
bucos, una vez mas reformaron en 1884 las
ta fundación (1), que et Rector Sr. Salmean salvó de mmr
ruina. La revivió por completo, dio vigoroso impulso a la É
la con menaje donado por la Excma. Sra, D,11 Laurearía (¡
lez de Fernández Vallin, procuró admisión mayor de
las internas y la suficiente concurrencia de exterrw
trucciún atiende una Maestra con Auxiliar En osle ¡n
siguió el Redor actual Sn Aramburu, restaurando lambí
edificio en su típica fachada de resabios y adornos pl
Hoyt para su dirección, sigue la .km la directiva compiles
los señores Rector, Vicc Rector, Decanos, Director del In*
y dos doctores no catedráticos, que en unión del Adminisl
y Secretario-Contador atienden con interés y celo á
ciones del Arzobispo Valdés y Marquesa viuda de G
do. La situación económica del Colegio se desprende de s
supuesto para el presente año económico <!<> 1903 con 1
guíenles conceptos, después de las cnagenaeíones de las i
fundacionales, agregaciones y conversiones, disminuidas p
farreglos» de la Hacienda nacional; — «Ingresos fl
un pequeño censo, único en uso de pago, y los ínleres
I H Véanse.
' íísíaíntits y Rrgitimerxt Hiiéffjrtjn Rccli
por el Anobtipo tic Sevilla 1>. Fernando de Vald
la Universidad'- ; Oviedo, [mp. de Urid; 1&84). Fué disjiui>t.- poi La Junta putfomL c
de li-s Sr«. D, León Salmean, : [dente, y I01 vocaleJ I' MatiMí 1
vartí de la V¡i¡a, D. Claudia Pola, el autor de esta Historia
¿terciario D, M a nncl Gome* Calderón.
Contiene: Reseña I primitivas de 167^, las J:
paira su provisión por este orden: huérfanai de padre y mailru4 hiiUendn sida a
hij;i- de mi I i taro; huérfana* de padre empleado; huérfana de padre y madre a
futie empleadü; y en hm.nf.iiia* de padre no empleado -¿ y compren
iJJ6i reformado en 1884,
Eu igualdad de circunstancia^ para la* pía/i* uni*er*ilarÍ4H deben *er prr I
«do civil de Doctore* del Cianuro y lar bué>fanai á Id ve* de
madre,
- 445 —
200.885,62 pesetas deducidos recientes impuestos de títulos é
inscripciones nominativas de la Deuda perpetua del 4 por ciento
interior, 6.508,78 pesetas; o ingresos eventuales») por pensión y
retribuciones de las pupilas y honorarios de la Escuela: 1.600; to-
tal 8.108,78 pesetas.— t Gastos fijos»: los diarios por el sustento
de 12 recoletas, Rectora, Maestra y criada, retribución del per-
sonal directivo y administrativo, etc., 7.254,25; y t eventuales»:
790; total, 8.044,25 pesetas. Resulta, como se vé, un superabit
insignificante; y convendría dotar al histórico, piadoso y útil es-
tablecimiento con mas recursos, que bien pudieran venir del
Icmdo de otras obras benéfico-provinciales, para ampararse me-
jor la desvalida suerte de estas y otras asiladas, completar su
educación, procurarlas carrera ó profesión de porvenir y hasta
ayudarlas con dote ó gratificación en su colocación ó matrimo-
nio. En ello ha pensado varias veces la Junta claustral del Pa-
tronato mirando con profundo interesal Colegio y Escuela tan
íntimamente unidos á la Universidad. En las funciones religio-
sas, celebradas por la Corporación escolar, daba preferente y
honorífico lugar á sus protegidas Huérfanas, que recibía bajo .
mazas y las acompañaba con afectuosa ceremonia, como toda-
vía sucede en la fiesta anual de Santa Catalina.
A fines del siglo xviu también se registra otra interesante
fundación de una Escuela de Niñas en Gijón, bajo la advo-
cación de Nuestra Señora de los Dolores. Fué su fundadora
D.a Josefa Francisca de Jovellanos, hermana del celebérrimo
promotor del Instituto Asturiano, llamada «la Argandona» por
su matrimonio con D. Domingo González de Argandona, procu-
rador general de Asturias en Madrid. Tan docta señora, también
poetisa, brilló en la sociedad de la Corte y en la tertulia de Cam-
pomanes, como después, ya retraída y en viudez, en Oviedo al
lado de su hermana la Condesa de Peña Iva. Fué en esta Ciudad
directora de todas las damas del pueblo y la principal en la
«Junta de Caridad») del benemérito Párroco Dr. Bobes, retirán-
dose, por último, del mundo llamándose Sor Josefa de San Juan
Bautista en el Claustro de las Agustinas de Gijón, desde donde
con poder á favor de sus ilustres hermanos y director espiritual
Sr. González Zarzuelo, Dignidad de la Catedral ovetense, fundó
una Escuela denominada c Enseñanza caritativa de Nuestra Se-
— 4*6 —
"jora de loa Dolores*, cuando dispuso igualmente v
pías de carácter rclígi'
La Escuela gijonosa fué reglamenl
1797, y de su contesto se deduce que la organización c<
cargo de D. Gaspar bajo preceptos y condiciones aunadas
todo lo que salía de la pluma de aquel insigne m
pedagogo (1). Refleja naturalmente el documento
nes de entonces en lo relativo á la educación de la mu
mitran en la Escueta 24 hiñas pobres, huérfanas, de !
ocho á diez años, permaneciendo en la Instilad
trece ó quince (con dotación de 1.100 reales para su lü
eación); y dos de las mayores y mas adelantadas hadan il
dantas de la Maestra. Esta, retribuida con cuatro
había de ser de eslado libre, de treinta á cine
dosa en las labores del sexo, distinguida por su
ción {principal instituto de esta piadosa enseñan;
leer y escribir, y saber además hilar, calcetear, l¡.
ro de punto, como enseñada también á barí
li;in i ramas y labores de una casa, Es de advertí
instrucción, que solamente se en
las niñas que» por su particular tálenlo ú singuto:
cias, determinaran juntamente los Patronos, designad
sucesivo, el Director del Instituto, el Párroco i v la
Priora del Convento de Agustinas. 0
la escritura respecto á la enseñanza religiosa y pr<
ción espiritual del Párroco etc., etc., (2). Al sostenímiel
centro escolar de la Virgen de los Dolores j »br;i
destinaba la benemérita Fundadora casas en Madrid ye
con más el edificio para la Escuela y habitación de
ea la calle de las Cruces de Gijún; peí
bienes á tenor de las leyes desamortizad* as ^
mermadas rentas en la actualidad según indican las i
(O Jovtltjmoa cu tu - Plan de ti.
,, m jer Hdil ridñ á 1 3 ¡ii (ri].jti.iri h u!uc:u
rcndnn ptríftiM
jída» madre» de f*n. . ten para Iai
m erada ♦
Véase también á Jovettait/vt en tu 'Memoria leída en l.i
bre *¡ le <icK¿in 6 no admitir en elln U* j,íti
i.i iiiogr.tftó d«kt
de F ti fi*e& at£m d o , 1887).
— 447 —
cuentas da 1902 aprobadas por la Superioridad. Importaron los
* gastoso 771,68 pesetas, comprensivas de 547,50 pesetas por el
sueldo de la Maestra y 224,18 por otros «varios» de material y
menaje, ropa para las ninas etc.; é importaron los «ingresos»
360 pesetas por el arrendamiento de los bajos de la casa escue-
la, pudiendo cubrirse el déficit de 411,68 pesetas con la exis-
tencia de fondos en caja de 5.036,89; siendo de advertir que al
terminar el año pasado debía el Estado por intereses de la ins-
cripción intrasferible de la Deuda perpetua del cuatro por cien-
to interior, la suma de 2.119,48 pesetas. Con tales elementos, y
sin salir de la previsión y prudente economía que informa al
celoso patronato, algo más pudiera hacerse para el progreso do
la Escuela.
Tal fundación significaba un verdadero progreso en Asturias
donde la instrucción dé las mujeres estaba completamente
abandonada todavía á fines del siglo xvin. No se había cumpli-
do aquí la Real Cédula de Carlos III en 1768, que disponía de
bienes de la Compañía de Jesús para instrucción de niñas,
creando escuelas, dirijidas por matronas honesías é instruidas
prefiriendo la asistencia de las hijas de labradores y artesanos
porque las de otros «pueden proporcionarse enseñanza á expen-
sas de sus padres y aun buscar y pagar maestros y maestras».
En las pocas escuelas de niñas, solamente se enseñaba Doctrina
Cristiana, Lectura y Labores, y más adelante se comprendió
también la Escritura; pues, por absurda y añeja preocupación,
ninguna niña pobre aprendía á escribir. Una Diputación de Ca-
ridad de Madrid estableció la primera Escuela gratuita de niñas
en 1781, y el mismo Carlos III por Real Cédula de 1783 las ex-
tendió á todos los barrios de la Corte como á las Capitales y
pueblos importantes de la Monarquía.
En Oviedo se intentó en 178H la creación de una Escuela ó
cátedra de encajes con el apoyo de la Justicia y Regimiento, que
éste no pudo facilitar, no obstante la intervención del Consejo
de Castilla; pero la Sociedad Económica Asturiana la costeó
desde 1804 á 1803. La misma patriótica Corporación había
creado en Oviedo en 1797 una Escuela de primeras letras y la-
bores de niñas, que duró muy poco, aunque la sostuvo generosa-
mente D. Vicente de Antayo, marqués de Vistalegre, para 30
-448-
niñas, en 1802, Siguió una tercera Escuela en 1804
ralizn de 1808 á 1812 por Jos repetidas entrada?
francesas (1) y en 1815 ya fueron cuatro las escuelas, que
ciedad Económica y el Ayuntamiento §ostenían en las ealh
Rosal, Vega, Puerta Nueva Baja y San Francisco.
El impulso para tales escuelas vino prineipalme;
glamento general de Instrucción Pública de 1821 qu.
tado titulo y al final después de tratar de4 todos los centr
enseñanza, trata de la de las mujeres, disponiendo e
miento de escuelas públicas en que se enseñe á Jas niñas á
escribir y contar y a las adultas las labores y habilidades
pias de su sexo; y con cierta parsimonia encargaba i
Eaciones provinciales propusieran el numero de estas esa
su dotación y arreglo y los parajes en que debían situar
fugaz Plan de estudios de 1836 comprende ya lodo-
tros en su propio lugar de instrucción primaria y sin ^rai
gencia ordena la creación de escuelas, separadas para tíi
ñas, donde quiera que los recursos lo permitan, aeomod
la enseñanza á las correspondientes elementales y super
de niños con las modificaciones y en la forma convenían
sexo; pero advirlíendo que su buen régimen, gnl
sión serían objeto de un Decreto especial. De este modo, y
ñor de las leyes y múltiples disposiciones de Primen Eos*
Ka, se fueron extendiendo paulatinamente las escuela
principalmente desde la ley de 1857 aunque no con el Ínter
la extensión que las de niños, cosa no lograda, y falla basia
hasta bien cercanos días, Si el programa de mstroedóo era ¡
logo, todavía se hizo la salvedad de sustiluir en las Escu
elementales de niñas las * Nociones de Agricultura, (adusto
Comercio» por o Labores propios del sexo»; y en las Superio
Ja Geometría, Dibujo lineal, Agrimensura, Ffsicu é Historia
tural fueron reemplazadas por Dibujo de labores y Economía
méstica; en uno y en otro caso como si las mujeres, que ton
'') k»* p(imtr»t mM»(rai óreteme* de ■
Y D* Bárbara Míra.idí, cora* Lis amerifira y de bordado, eq .3™
L*4**aófl (Jfl til cual» ultimas era de cuatro rciilef diari
— 449 —
parte tan principal en las rudas labores del campo, artes y ofi-
cios, talleres y fábricas, no necesitaran de los conocimientos su-
primidos en sus Escuelas. Hasta 1883 no apareció la ley conce-
diendo á las maestras los mismos sueldos y consideración que
á los maestros; y estos y aquellas hasta la ley de 1887 no tuvie-
ron derechos pasivos
Hacia la mitad del siglo pasado se establecieron por todas
partes Escuelas privadas y Colegios de mujeres con procedi-
miento y programa pedagógicos harto deficientes, pero superio-
res á tos de los centros oficiales; determinando aquellas funda-
ciones notorios adelantos en materia de labores delicadas y ar-
tísticas y la iniciación en la Lengua francesa, muy útil, con
abandono y á expensas del olvido de la lengua patria.
El desenvolvimiento y progreso verdaderos de la Enseñanza
Primaria está en Escuelas Normales, plantel de un magiste-
rio de condiciones muy superiores al que habían tenido los pue-
blos en pasados siglos. Es bien extraño que, habiendo escuelas
y estudios de tantas profesiones, no se crearan para la más im-
portante de maestros de primeras letras. Estos adquirían los co-
nocimientos necesarios «al arte» donde y como podían, acredi-
tándolos de una manera superficial, con más ó menos travas
ante los Examinadores y Juntas, que determinaban las RR. 00.
y Provisiones de 1743, 1771, 1780 y 1804, en esta fecha más
fácilmente por disposición de Godoy.
La primera manifestación de Escuela Normal pudiera re-
traerse á las plazas prácticas ó discípulos de número, Leccio-
nistas, del Colegio académico en 1780 ó á lecciones análogas de
los Institutos pestalozzianos en 1803 y 1806. En este último año
ya se retrogradó á las pasadas Juntas de exámenes, aunque ex-
tendidas á provincias, y era un examen la «habilitación» con-
signada en el dictamen de Quintana de 1813 y en el proyecto
del Plan de Instrucción Pública por las Cortes de 1814. El pro-
yecto de reglamento de Primera Enseñanza de 1822 determina
la expedición de las tres clases de títulos de maestros por la Di-
rección general de Estudios y establece Academias ó Colegios
en lodos los pueblos en que hubiere varios maestros; y en el Re-
glamento sucesivo de 1825, dado por Calomarde, se habla de
oposición para obtener Escuelas de primeras categorías y de
- 45° —
examen para las de 2.a y 3.a clase como tan
Uterarias de primera educación en Madrid Mes.
Escuelas de t » y 2.a clase, que pueden derii
mejor y reglada enseñanza, podrían concurrir, ei
servadores, para instruirse en la teoría y prédica, los
que aspirasen á Pasantías y II; Aej
de Madrid y provincias caíanlas personas de<
para tratar do obras y escritos de i
[frotamientos de enseñanzas, ele* il). Aunque I
de asistencia servían de mérito para las Pasantía
indicados» no resultan aquellas instituciones coi
ter profesional (2).
La primera vez que se habla de Es
el memorable R. D. de 31 de Agosto de 1*^f, icspin
mente por el venerable Montesino. Fué iniciación ntá
de idea repetida con instituciones análogas
vincias en el Plan general de Estudios de 1830, asi com<
Ley de 21 de Julio de 1888 ya se determina el pensar
concreto á fin de inaugurar en 1839 la Escu mal
drid, t donde concurrieron pensionados y colegiados de
(¡as romo futuro plantel de Profesores normales, lin 1
dictó el Reglamento orgánico mareando el programa d
dio», y en él se agrupaban en dos y tres años considera
mero de materias; pero el curso era voluntario p<
en Isi.Y se exijia a los aspirantes á titulo de Mar-sí
sito de haber asistido algún tiempo á una Escuela Noi
Primera Enseñanza (3).
Mas las disposiciones fundamentales, rpie dieron vida
go á las nuevas Escuelas profesionales fueron el R. D á
Marzo de 1849 y el Reglamento siguiente de Jo de Ma
puede considerarse todavía vigente en no pocos pual
la y repite el objeto de las Escuelas Normales; formar m
idóneos paralas Escuelas comunes de primeras leí:
en su Escuela Práctica de niños un modelo para la-
cuelas asi publicas como privadas; servir a los alumnc
t|) Artitutq» ii uj dd Regbrm.nl > de tR¿5t
h\ C'jjsit
t$) Para distinguirta de fo Escueb Norinjil de I I
m de Eittidim de i
-451-
rantes á. maestros para que vean y puedan hacer por si en la
misma Escuela Práctica la aplicación de los sistemas y meto--
dos de enseñanza; y, por último, proporcionará los jóvenes, que
no quieran seguir carrera literaria, los varios conocimientos
que se suministran en ellas. Asegurados los nuevos estableci-
mientos, ya pudo mejor desenvolverlos y difundirlos la tantas
veces mencionada Ley de 1857, que determinó los siguientes es-
ludios para el magisterio primario Elemental: Catecismo expli-
cado de la Doctrina Cristiana, Elementos de Historia Sagrada,
Lectura, Caligrafía, Gramática Castellana con ejercicios prácti-
cos de composición, Aritmética, Nociones de Geometría, Dibujo
lineal y Agrimensura, Elementos de Geografía, Compendio de
la Historia de España, Nociones de Agricultura, Principios de
Educación, métodos de enseñanza y Práctica de la enseñanza;
así como para el magisterio Superior exijía además: Nociones
de Álgebra, de Historia Universal y de los Fenómenos de la na-
turaleza (1). Siguieron en esta forma las Escuelas Normales
provinciales que, alteradas profundamente ó casi suprimidas á
principios de 1868, fueron en buen hora restablecidas y más
aseguradas desde la Revolución de Septiembre, á fines del mis-
mo año, con la Legislación de 1857 y Reglamento de 1858, que,
más ó menos alterados, han estado vigentes en lo principal du-
rante cuarenta años. Lo que más fué variando fué el programa
materias; nó la «verdadera organización».
Las Escuelas Normales de Maestras se establecieron después
de las de Maestros (salvo la de Pamplona, de 1847) continuan-
do otra vez más el interés secundario para la enseñanza de la
mujer. La Ley de 1857 recomendaba su organización, que fué
un hecho en Madrid al año después, y sucesivamente fueron
creándose en casi todas las provincias, cada una con su Regla-
mento análogo al de Maestros y auxiliándose de su personal,
hasta que se procuró uniformidad en R. O. de 14 de Marzo
de 1877.
Sirven estos antecedentes generales para mejor determinar
• (i) Para el ejercicio de las llamadas E -.cuelas ¡nompletas hubo y subsiste el «Certificado
de aptitud» obtenido tras de somero y breve eximen iin cursos escolares. Sirve para esas es-
cuelas incompletas.
No se hace referencia en el texto, por razones de ser extraños al Distrito universitario, á los
Estudios superiores Normales de la Escuela Central de Madrid.
— 452-
la época v r ondiciones en que se formaron y desenvolv
Escuelas Normales del distrito universitario,
El proyecto de la Superior de Macstr
cuando en 1838 se creó en la Corte el Seminario Cen
provincia envió en dos ocasiones su contingente de i
que ayudaron á aquel propósito* Al inaugurarse* en 184
cuela provincial, los partidos judiciales presentaron en el
alumnos y aún vinieron de provincias líroiirofes,
dificultades morales y materiales, que determinaron la
siés en 1848, se restableció en 1849 gracias al (
los primitivos maestros profesores que cumplieron c
celo. Del Colegio de San Gregorio, donde se estableció i
mente la Escuela, pasó á la Casa de Celleruelo ydesptié
pita! de Peregrinos al lado de la derribada iglesia de S
en el curso de 18Ó8 á 1859, Habiendo cesado la ¡nscrip
scosa de los matriculados por los partidos judicial
rrencia voluntaria declinó considerando también tos c
el escaso porvenir de una profesión ü la que las corpo
regateaban el sueldo, como si se tratase del jornal de
bracero, después tarde y mal pagado. El Director Sr+
uno de los primeros alumnos pensionados de Asturias
drid, sacó á Üole la fundación (1) dejando en ella imb
recuerdos, y ésta debió mas tarde su principal progreso
Plórez y González cuando la Diputación provincial le^
1888l bajo planos del arquitecto D. Javier Aguirre, aropli
vo local en la calle de Cría para instalar las Normales
li diente desahogo y sin poner allí las Prácticas.
La Escuela Normal de Maestros de León tuv<
píos análogos, también fué inaugurada en 1844 y por el
1849 fué elemental ó de segunda clase, Por eslnr i
menos gravada que la de Oviedo en alenciones de Instruc
Iilica y tener locales de que disponer, su establecimiento
ír] Son ¡ntcte*nnie* los siipiicmrs follriM*.
■~JUflam*nte fmmtMtl para )a Escueta Normal tic Cvkdo, BJ
provincial tic Instrucción l*rj¡mnri-i (Oviedo, iH+j)t
—A- ■ iVfiVpnra el frgímíti de la Efcuel* tfotmat, Scmiitari
Oviedo (Oviedo, ímp. de Jl. Gamiítt, 1845),
— Anuncio de la apertura de la Escueta Normal Superior que del
dad en i,° de Octubre del presente año, (Onedq, 1849.— Con líen* • ■
vibre la nueva carrera y su» enseñanza*» tu** rilas por ni Rector D, PaUo ft
et Secretario Ií4 Benko Candía Meana (que la red^ctój publicándose
K. I>. orgánico de iBjy y el Reglamenta de tus Educías Normales.
-453 —
en un antiguo y amplio convento aprovechado con reformas
sucesivas, y más con la acertada "primera dirección del Presbí-
tero D. Jacinto Arguello. Tuvo entonces escasa matrícula, pues
no pocos pensionados leoneses vinieron á Oviedo en el comien-
zo; pero, al cesar esta concurrencia, aumentó aquella inscrip-
ción y fueron muy satisfactorios los resultados dotando á las
localidades de excelentes maestros, que transformaron los Cen-
tros puestos á su cuidado elevándolos á Escuelas- modelo. La
Diputación aumentó un profesor y logró elevar la Escuela á la
categoría de Superior en 1860.
La Escuela Normal Superior de Maestras de Ociedo
fué debida á la R. O. de 9 de Noviembre de 1858 para el cumpli-
miento de la Ley de 1857, que recomendaba la creación de Es-
cuelas Normales de Maestras en Provincias. Ella hizo que el
Rector oficiase á la Diputación provincial para que incluyera en
su presupuesto las partidas necesarias á la creación y sosteni-
miento de la Escuela y, como por otras atenciones imperiosas
no fuera posible, esto se dispuso á crear la Escuela en el Colegio
de Recoletas con una subvención de 2.000 pesetas de la Junta de
Instrucción Pública. Redactó un reglamento, que fué aprobado
por la Superioridad; eligió el personal entre los profesores de la
Normal de Maestros; y en el mismo Colegio de Huérfanas, con
autorización de la Dirección General del ramo, la inauguró en
2 de Febrero de 1859. Duró dos cursos y, cuando el Rectorado
se disponía á dar más eficaz impulso al nuevo y útilísimo esta-
blecimiento, cesó la subvención y se suspendió aquella. Los bue-
nos recuerdos que había dejado, las reclamaciones del Rector se-
ñor Salmean, de la prensa provincial y peticiones de Ayunta-
mientos determinaron en 1872 el restablecimiento por la Dipu-
tación provincial de tan útil Escuela de Maestras; y lo fué en el
mismo local del Colegio universitario de Recoletas donde había
vivido en la primera época, alquilando después dependencias
en el Palacio ducal del Parque y pasando en 1888 al nuevo edifi-
cio. El programa de la Enseñanza abarcaba dos cursos, uno para
el grado Elemental y otro para el Superior, ampliando en este las
asignaturas de aquél: Doctrina cristiana, Historia sagrada, Gra-
mática castellana,' Teoría y Práctica de la Lectura y de la Escri-
tura, Geografía é Historia, Aritmética, Pedagogía, Principios de
-4.:
Edueactón y Métodos de la Enseñanza y Labores. El
K. O. de 1 i de Marzo de 1S77 (con reglas para la E&
Toledo para las demás) ensañe!
las asignaturas de Geometría, Economía
cod más la Práctica docente en los dos cursos, que
el íillimo para Maestras superiores, a pailir de la H. t
de Junio de 1881 en relación con la próxima antei
que recomendaba también el sistema laneasteriano para
trat de Madrid. A la exclusiva mejora de esta,
vido délos ceñiros provinciales, aparecieron loa R.R
1884, I887j L889 en que prinripalmenJ
acertada extensión del pr< femenil
La EscuqIü Elemental Nortti&l de
fué creada por R. D, de 2 de Septiembre de 1897
nizaciún de 1S77 y 1881 estableciéndose en el nuevo
de las Escuelas ratifticip des,
Por fin llegó el día de la suspirada reforma de Jas E
Normales de Maestros y Maestra- con el II. H, de '
dical del Ministro fit\ Gnmazo, dis¡ o las dos
les de Madrid, las Superiores en las capitules de di
sitario, como Oviedo, y las Elementales en las
cias, aunque el pensamiento primitivo había sido el de
organización uniforma ! lipo (mico de lasSuperi
las Escuelas de Maestros se l elusivo carácter téi
general y técnico a la.s de Maestras El pn de las
las Elementales de aquéllos y de éstas, dividido en dos
líos, comprendía las materias siguientes: Doctripa Cri:
Historia Sagrada, Lengua Castellana, Geogí
Aritmética y Geometría, Dibujo y Caligrafía, Fífii
Historia Natural y Trabajos manunles, Fisi
Gimnasia, Pedagogía, Nociones de Legislación es
tica de la Enseñanza. El cuadro de enseñanzas superi<
dos cursos académicos para Maestros, abarcaba las $i{
asignaturas: Religión y Moral; Gramática general, FiU
Literatura Castellana; Geografía é Historia; Ariln^
tria y Álgebra; Física, Química, Historia Natural con N
de Geología y Biología y Trabajos manuales; Antro
cología y Teoría completa de la Educación, Dereci
— 455 —
ción escolar; Didáctica pedagógica y Práctica de la Enseñanza;
Dibujo artístico y Caligrafía; Francés; Música y Canto; Física,
Higiene y Gimnasia; suprimiéndose estas tres últimas materias
en las Escuelas Superiores de Maestras, donde se agregaban dos
cursos de Corte de prendas y Labores. La reforma fué plausible
en general, y et extenso cuadro de enseñanzas había de ser
desenvuelto de una manera compendiada y práctica; pero aun
usi resultó reeargaSo y teórico, y se planteó apresuradamente
sin medios ni locales, con personal interino, movedizo y que á
vi oes sirvió para el favor burocrático, La intención era buena y
no correspondió el desarrollo.
De mas estará decir que, cual sucedió en 1845 y después se
repitió muchas veces organizando !a Instrucción Pública, la re-
forma del Sr. ííamazo fué enseguida modificada en 1900, mani-
festando el Ministre Sr García AIíx que habían faltado elemen-
tos adecuados para un cambio tan profundo con objeto de lle-
var Maestros con título profesional á las Escuelas más modestas,
lo que había traído gravea dificultades en Ja práctica; y se buscó
el remedio determinando un cuadro docente, no mucho mayor
que los de 1857, 1870 (proyecto del Sr. Montejo Robledo pre-
sentado a las Cortes) 1877 y 1881 para Maestros y Maestras, si
bien se determinaron dos cursos académicos en cada grado.
No bien había pasado un año, apareció la radical reforma
de tos Estudios generales y técnicos de Segunda Enseñanza, y
rm ella et Ministro Sr, Conde de Romanones incluyó en 1901
los del Magisterio primario, que llevó á tos Institutos, conservan-
do las Escuelas Normales, principalmente las de Maestras, su
unidad orgánica. Nada menos que tres cursos para el grado ele-
mental en todas provincias se determinó á la sazón esperando
que solamente portal aumento se elevaría la condición intelec-
tual, moral y social de Maestros y Maestras y se colocarían al
nivel de los extranjeros; mas las consecuencias se determinaron
únicamente en un descenso alarmante de matrícula, principal-
mente para Maestros, que todavía habían de cursar otros dos
años mas en las Normales de distrito universitario, como en
Oviedo, para alcanzar el grado superior, teniendo unos y otros
por principal aliciente las Escuelas primarias que se estilan en
nuestro pobre país. La idea era buena, como en 1898; pero el
30
desenvolvimiento en tiempo, dispendios, medios
no era realizable, y ei programa, en especial, era abruma
ligión é Historia Sagrada; Lengua Castellana (2 cursos);
fm general y de Eurof
Universal, Historia de España; Aritmética, G
y Trigonometría; Dibojo (2 cursos); Ca irsosj
Química aplicada; Historia Natural; Trabajo man-
tenía de Naás cuando fuese posible); Fisiología é 13
y ejercicios corporales; Pedas
tos de Derecho; Derecho y Legislación escolar; EV.icolog
gica; Agricultura y Técnica agrícola; Prúctica de
y todas estas materias pai ¡ementa i.
yor parle en las cátedras de los Institutos, Los cst
do superior comprendían: Historia déla lích
perfores de tiran. lana (2 cura
cial y Estadística; Ampliación He las Male
de la Física; Antropología y Principios do Pdc
escolar y Profiláctica; Estudios superiores de
ría fie la Pedagogía íi? cursos); Caligrafía superioi
la Escritura (2 cursos); Dibujo i2 cursos); Técnica int
Francés; Práctica de la Enseñanza; y en \\
tras las correspondientes clases de Labore
La exterioridad de este plan, ampliación de ■
zo, se manifestó principalmente en natural aumentó deca
Profesores v Auxiliares de diferentes cale
el concepto de destinos, objetivo saliente de Ifi
ción española; y siendo digno, ilustrado, procedente de
cuelas centrales, no produjo en lo general, salvo exee
honrosas, e! resultado «práctico* de las verdaderas E& aé
mutrs. Va lo indicaba bien el Si\ Garnnzo, aludiendo r|
aunque rara ejemplo de aquellos cuya mi
ros directores de la Escuela primaria y no tengan de &
impresión personal que la que recibieron de su nii
nes respetables, como la del ilustrado Director del Mua
gógico Nacional (1), — que en 1897 pedía carácter |
adquisición de los conocimientos y declaraba esencial <
(i/ Confa Oten duda,
- 457 —
ma práctica para la formación del Maestro— no fueron atendidos
en extremo tan transcendental; y si bien los programas fueron ex-
tendidos, mirando al progreso de la cultura, aquella extensión
pudo ser gradual y en reformas sucesivas, cuandp fuesen prepa-
radas y bien desarrolladas en consonancia con análogo progre-
so moral y material, realizado antes ó al mismo tiempo, en las
paupérrimas Escuelas españolas y en su desatendido y humildí-
simo magisterio. No están en relación tales programas con Es-
cuelas de primeras letras, que solo tienen el nombre de tales,
y con Profesores, cuyo sueldo (así le llaman) no es el jornal de
un bracero de la localidad. Aspirando á Escuelas algo mejor
dotadas, concurren alumnos de la población rural y clases mo-
destas, que llegan desde sus pueblos á la Normal con una ins-
trucción deficiente y siguen breve carrera entre apuros econó-
micos para tener, sin gran vocación no pocos, una profesión
pobre, si bien menos penosa que la material de las tareas del
campo. Las alumnas pertenecen generalmente á la clase media,
están algo más adelantadas en instrucción primaria que los hom-
bres, y no pocas acuden á las Escuelas Normales, sin los fines
ni las utilidades de la profesión, buscando uno de los escasos
centros de instrucción que tiene la mujer española, ya que no
concurre á los de los hombres (1); más también por deficiencias
de las Escuelas primarias no llevan preparación necesaria ni or-
denada. En uno y otro caso y por doble motivo córrese aquel
peligro, que apuntaba el Sr. Catalina: «Exagerados ó mal dirigi-
dos los estudios, solo conducen á difundir una ciencia indiges-
ta que dispone al orgullo y á la pedantería, que desdeña los
estudios minuciosos y práticos de la Escuela»; ó no se evitan
los temores del Sr. Gamazo, al no desenvolverse bien, prácti-
camente, los programas, «de que á las disciplinas pedidas seles
(il Con propósito de auxiliar y fomentar la cultura de la mujer en Asturias el autor de este
libro inició en 1881 y después repitió en 1885 'artículos en El t'aróayón.—Año VII, y en la
Revista de Asturias — Tomo lili muy activa propaganda en la prensa provincial para constituir
en Oviedo una Asociación asturiana para la Enseñanza de las mujeres. El benemérito D. Ma-
nuel Rtu'z de Quevcdo y sus compañeros de la Institución en la Corte, Sres Galdo, Alcántara y
Eguilaz y Sras. Acacio de Ferreira y Vela López, leyeron los trabajos con especial benevolencia y
me dirigieron honrosas comunicaciones, que menciono en señal de gratitud, alentándome una y
otra vez para la empresa. El Presidente de la Económica ovetense Sr. Méndez de Vigo acogió
en 188a con todo interés mi pensamiento, que por dificultades locales no pudo entonces llevarse
á cabo, aunque sería muy conveniente ponerlo en práctica, cual sucede en otras capitales de Es-
paña con idéntica Asociación, Escuela de Institutrices, de Comercio etc., para mujeres, (sirvien-
do de tipo Ihs de Madrid, de grandes resultados) para no mencionar lo mucho que en este punto
hace la iniciativa particular en el Extranjero.
-458-
dé el carácter de falsa ciencia, qae i petulaoj
punto inútiles para la sociedad»,
A tenor de las dichas reformas se desarrolla
las Escuelas Normales de Me
dotadas de interino profesorado, peri
do precedía ú la Enseñanza ta designación ó recomí
gafes de libros de texto, figuraron en cuadros clr I<
Estable cimientos del cus I rilo las siguienti
DwtrtMñ Cristiti/id Histeria
vaiHac, Olmos, Horc»jos Fiócez, Cenia, l
Ltciura y Escritttt a: Á\ 1 1 tira ac Li , A 1 vl
prácticas. Peral, Blsuico Gircf*.
Gram<¡ tica Castfttatta: Real Academi* español.!
fiftiiméiktu: < illta, Pícalo
Histeria I i caí os te.
Historia l'aiiersat: Alejo, García Moreno.
G&grqffa; Palacio, PaJucie, FernAndra Vallfn Ai
Agricultura: OHvía,
BdMtaii&M y A fita, fot d¿ Eas.
derera, ftraotlj Parral,
CUfKfái físiüíí y Natitftii
guez, Albina na, Mu rute y Id id.
Pedagogía: Carrierera, Alcántara, 1
Torres, Prieto, lien a i n/.
fmitntria y £¡ Licterera*
ÉtU&i ríairnes.
íqj/a; Diaz Giménez ,
Dinch* U§mk Candi* y Ace---
Lfghlariort esteta i 'v Fcrrcr.
Caligrafía. Perales,
Higiene y Economía do mís tita ¡ Curre tefo.
Di faifa ¡wtat: Peí roñe l, Ciro Aran o U y C
Agrimensura: Verdejo.
ít< A! Ikjí.if aquí aparece en el pr. i í ,
modificando tura ver hi • , vep:n intiol . • A lo* !
lacJéfl (Je ptisün.il, • •jmplifií.auda* I
dn pata el lupcrior.
.n.u-riiir, 41 v etceso de vacan
t!c*ctii»o Je Ja nurtí
tJ*MtitLii*á Rui .
frciitura, [■< hgngín, Atitmeiic . y i
y de l
cení aplicación á ¡ » tinJ-i^i r i^ y a 1;¡ II¿¿ku
■ Religión y Moral, LYdjigugia, Aritmi-LM .
-•o, Lengua Cantdtana iv curáo^, Geagí I
Calieran*, Ciencia* Piucas y Naturales apli
Dibuja y Labora [para mac*íra*).
— 459 —
En lo general los edificios donde están instaladas las Escue-
las, aún siendo capaces, y alguno como el de Oviedo construido
ad hoc, dejan mucho que desear para su especial destino, que re-
quiere las sabidas condiciones pedagógicas y las agregaciones
que deben completar estos Establecimientos teniendo unidas
las Escuelas Prácticas, según sucede en León, aunque no dis-
puestas en las condiciones de su objeto. El material de ense-
ñanza, antes humilde y deficiente, casi no merecía mención, como
igualmente el resto del menaje, la biblioteca, apenas sin libros, y
ni siquiera en apreciable iniciación el Museo pedagógico tantas
veces recomendado. Los recursos con que ahora se atiende sin
grandes lujos á estos importantes servicios son apreciables, y
asi serán mayores también, en especial para la cultura de la
mujer, los resultados de las modernas reformas, que principal-
mente se traducen, si se repara el fin pedagógico, en estudios teó-
ricos y aumentos del personal, improvisado ó interino.
El presupuesto actual de la Normal Superior de Maestros de
Oviedo es el siguiente: «Gastos de personal» (4 profesores dota-
dos á 3.000 pesetas; 2 auxiliares á 1.000; el de Música con 750;
profesor provisional de Pedagogía con 2.000; otro análogo de
Caligrafía que tiene también á su cargo la misma asignatura del
instituto provincial con 1.500; escribiente con 999; conserje con
750; y portero con 650): 20.649 pesetas; y «Gastos de material de
enseñanza y de oficina»: 2.600 pesetas; total de «gastos»: 23.249
pesetas. Los «Ingresos») (que son de escasa ó relativa importan-
cia en los centros docentes) ascienden— sin contar entradas por
estudios del grado elemental que en el curso anterior se hicieron
en el Instituto —por conceptos de matrícula, reválidas y títulos, á
2.691 pesetas.
El de la Normal Superior de Maestros de León se descompo-
ne en las siguientes cifras: «Gastos de personal» (4 profesores
dotados con 3.000 pesetas; 4 especiales de Religión, Francés,
Música, Dibujo y Caligrafía á 1.000; un supernumerario-secreta-
rio con 750; otro supernumerario con 500; escribiente con 999;
conserje-ordenanza con 750; y portero con 650): 19.649 pesetas;
y oGastos de material, 2.600 pesetas. «Ingresos» por los concep-
tos indicados en el párrafo anterior, suman 1.829,60 pesetas.
El de la Normal Superior de Maestras de Oviedo es así:
«(¡asios de personal* (ti profesoras do»; I p«
auxiliares á 1,000; una especial de Musita a 760;
te con 750; la Conserje con 000; y una porteril con '
pesetas; y *Gastos de material de enseñanza v ■
pesetas, Los «Ingresos» por los conceptos de ma
das y títulos: 8.111,10 pesetas.
Y el presupuesto de la Normal elemental de
León es como sigue; «Ingresos de p<
das á 1,500 pesetas; un profesor de Religión con 750; i
tera*conserge con 250); 5,500; y los de «material
No se determinaron los escasos w Ingresos
El presupuesto de cada Escuela la permite v i v
holgura; y seria discutible si fuera más acertada bu a;
bien pensadít reforma de las Escuelas Normales e
las antiguas Escuelas Prácticas v Grad
aquellas, á linde formaren el ¿constante y diari
la enseñanza el futuro magisterio de las Escuelas primar
que, á su vez, debiera nutrirse el magisterio norma
/unes apuntadas y otras, que no son de este libro.
La Escuda Práctica y Graduada d\
ció cuando la Normal de Maestros i mdo diferenl
les, ya en la derribada ex capilla de la i
Francisco, en el ex-hospüal de San Juai
en bien mísero departamento de las o\
cipales del Fontán. Su objeto, marcado en 1"
otras Ordenes, era y es servir de modelo y para
ticos de los aspirantes a Maestros al mismo tiempo que i
vechamiento publico como Escuela superior de niños
lidad, á cargo del maestro regente y de un ayudante, f
de recursos y material consiguiente, así como por la coi
cia de alumnos en su m i la Kscm
ingresar enseguida en el aprendizaje de artes
más por el incesante movimiento de personal dio en
rnienzos escasos resultados que, si mejora:
ron los propios de la institución, aplicada también en
po sirvió á los alumnos de Segunda Enseñan^!
para el repaso de Lectura, Escritura y Contabilidad eh
Hasta por su disposición, lejos de la Escuela Normal,
— 4<"> i —
intervenida por sus Directores, en repetidos períodos no respon-
dió fijamente á su objeto especial, y fué una Escuela más que
se ha desarrollado como tal en las condiciones posibles y gene-
rales. Si con tales vicisitudes y medios la Escuela Práctica dejó
que desear aún en el desarrollo del programa de las Superiores,
abúltase la dificultad por falta de medios materiales y económi-
cos desde su reorganización en 1898 para ensayar los modernos
adelantos pedagógicos, dividida en cuatro secciones á cargo de
ilustrados y celosos auxiliares, y desenvolver las funciones con-
signadas en el Reglamento de 1899. Cuantos esfuerzos haga este
magisterio se estrellan aquí con las indicadas dificultades de lo-
cal y material en consonancia con la práctica de los normalistas
v el adelanto de los niños. Urge remediar tan triste estado de un
local sin ninguna condición pedagógico-higiénica, y esto corres-
ponde á la Diputación provincial, en cumplimiento de mandatos
repetidos, que debiera disponer una edificación nueva, apartado
de laya antigua forma de escuela individual.
Análogo origen fué el de la Escuela Práctica y Gradua-
da de niñas de Oviedo, y tuvo las mismas vicisitudes y régimen
que la anterior con halagüeños resultados en años en que fué
regente D.a Rosa Recalde de Fernández. El local dejaba que
desear hasta que lo tuvo amplio y espacioso en 1882 con nuevo
edificio municipal; y si pudo ser bastante entonces, no así resul-
ta desde la reforma para graduación pedagógica en 1898, por-
que no está dispuesto á tal propósito y se mueven con gran di-
ficultad los respectivos grupos de niñas y párvulos dirigidos
cada uno por una profesora auxiliar bajo la dirección de la Re-
gente. Luchando con tales obstáculos cabe decir, sin embargo,
que sus resultados son satisfactorios en lo posible.
Los datos y consideraciones anteriores pueden repetirse res-
pecto ala Escuela Práctica tj Graduada de niños de León
principalmente reorganizada desde 1871. Si en la primera épo-
ca dejaban mucho que desear las condiciones materiales del
edificio y el menaje, las dificultades suben de punto después de
la innovación dispuesta por el Ministro Sr. Gamazo; y otro tan-
to sucede con la Graduada de niñas, porque, aunque instala-
da en local construido en 1897, fué la obra reducida, modesta,
y resulta con los mismos inconvenientes, que van referidos. Es
— 462 —
de advertir, no obstante, qm seuelas ¡
das á las respectivas Normales para mejor dispoi
ejercicios prácticos tan indispensables para
magisterio, pues en Oviedo y León, como en la n
tes capitales, falta mucho para cumplir en este pi
mentas con la constancia, asiduidad y trana
cha practica profesional, Son, pn
á ser posible, ajustados al sistema | por
pío, el propuesto par el Sr, Márquez Valero,
Expuestas las mas principal»'- noticias li
ñanza primaria en las dos provincias del Distrito uo
procede presentar ahora el estado general de las i
cas y privadas en los respectivos términos rnunici
do y León á partir de la Ley de 1857, en que 1 1 In-
lar se difundió y progresó mas aunque no ta
como lo necesita España,
Hábitos seculares de libertad y abandono en m;>
blica instrucción opusieron en Asturi
forma, como antes á las innovación»
propusieron arrancar de raíz tanto mal, cauri ;os y
unidad posible al organismo < scolar, si b
se ha indicado, algunos aumentos en Escuelas y
sas dotaciones. A partir de la Ley del Sr, Mo
ron algunos, pocos?! locales, al mismo tiempo que
los sueldos increíbles y, si no fu >ron los
cicron desaparecer indigno- regateos unie
maestros, aquellos n m sin limita
estos someticml u pobreza y ninguna
cial, consiguiendo de este modo dol
con que se remuneraba el improbo trabajo del Mar
de 1857, tomando por base la población, aui
blemenle el número de Escuelas y Maestros como el
las dotaciones; y dictada aquella, sin cuenta
varias de topografía y vecindario» no ¡en ó
cunstancias naturales do la provincia -1
con abrumador presupuesto c iu
posiciones conciliadoras la Junta provincial de ¡
blica delerniinó un presupuesto de 1.589.010 real*
-463-
< oncejos solicitaban del Gobierno que continuasen las dotaciones
iei arreglo de 1815. Apoyó el Rectorado la pretensión, aunque
insistiendo en mejorar á Maestros y Escuelas de los pueblos pe-
fjuonos, indicando que cada municipio asturiano podía conside
rftraé como un distrito escolar, sí bien ad virtiendo que la asig-
nación mínima no había de bajar de 9Ü0 reales. El presupuesto
se reducía asi á 1,220,877 reales, comprendiendo en esta canti-
dad la de 17(17421 que aún producían entonces las fundaciones
benéficas de Instrucción, y uo incluía las obligaciones de locales-
escuelas y casas habitaciones de maestros.
Por R. 0. de 21 de Febrero de 18G0, en relación con otra de
18 de Octubre de 1859, se ordenó un arreglo especial para esta
provincia de Oviedo; y, no obstante, sus disposiciones concilia-
doras para menos gravoso y sucesivo progreso, siguió la resis-
írncia pasiva y la tardanza de los Ayuntamientos, no siguiendo
el animoso proceder de los de Llanos y Gazón, El Rectorado
insistió un día y otro día en la creación y organización de las
escuelas dispuestas, procuró la construcción de varios locales
alcanzando auxilio del Gobierno, y muy principa I mente cuidó
en la elección del personal, poco apto en general, y nun-ho
inris el de las Escuelas '.incompletas^ cuyo sólo nombre bus*
tgu Iguales y mayores dificultades se tocaron para establecer y
dotar las Escuelas de niñas, tanto por viejas prevenciones como
con singulares escusas de los municipios; y por el estilo surgían
cada día otros obstáculos para extender aquellas, que la autori-
dad académica fué sorteando y siempre avanzando, en el co-
menzado camino del progreso. Por R. 0. de 22 de Abril de
1863 fué aprobado el arreglo de organización de las Escuelas
de primeras letras de esta provincia, determinando sus clases,
categorías y variada condición, circunstancial en programa, per-
sonal, sueldos etc., para ir mejorando poco á poco bajo innú-
meras disposiciones y un laberinto de acuerdos municipales á
tenor de los censos de población y de incesantes reclamaciones
de la opinión pública.
En la provincia de León acontecieron análogos inconvenientes
á los ya referidos principalmente en la parle montañosa donde
los pueblos pretendían defenderse del nuevo presupuesto escolar
de 1857, prefiriendo continuar con sus antiguos y típicos maes-
— 4Ó4-
tros temporeros y trashuma rites. En la parte IJ¡
sistenciaá la Ley nueva como la habían tenido anieriar
alciones, que fueron ineficaces al consentir >u»
de 500 reales, siendo lan invisibles las partidí
material docente, como insistente la oposición
de enseñanza de ninas, Tales fueron
locales, que hubo que suspender el cumplimiento de la
unos y oíros extremos para procurar, como en Asturias,
glo solicitado por la mayoría délos pueblos Míeol
to es consignarlo, Maestros inteligentes \ celosos eonsí
que se declarasen escuelas-modelo á I uifios
torga, La Bañera, Mcmbibre, Ponientada, íirajal de I
silla de las Muías, Valderas y Gorullón, y las de
llamañan y Caeabelos, de niñas. A fin de avanzar, el Ele
celó cuanto pudo para procurar maestros i
en oíros pueblos y conseguir con subvenciones la consl
de algunos locales, si bien han resallado inservibles ¡
jeto; y recibió la R, O. de 2\ do Agosto d
efectos de la lej respecto al número y clase de Escueto
rías en numerosos términos municipales, al mismo
dilataba el establecer las tan necesarias L
tiempo Eué determinando fórmulas de arreglo; i
[nerón cediendo, aunque dentro de humildes propo
eipalmenle después del movimiento de 1868 y de ti
guerras civiles posteriores; y, por ultimo, mejor o reía tí i
la enseñanza popular con disposiciones varias, con
5 de Octubre de 1883 y diferentes \\\\. 00. sucesn
tos consignados m presupuestos en favor de aquella
mentos y premios de dotación, que tuvieron gran apllcí
bien de maestros leoneses, de lus f]tu- no se olvidaron
presentantes en las Cortes, como el Sr, Ayj
muy de advertir que de las 250.000 pesetas,
el Estado, lo provincia de León percibe más -lo i
auxilios vienen dando buenos resultados, y el mal ¡
lerio percibe allí su pequeña asignación municipal. qu<
mentando con el auxilio de la nación, aunque requiere p
dos contabilidades y nómina»,
Pronto se cumplirá medio siglo desde el impulso
- 4&5 —
él ilustre Sr Hoyano á la Instrucción Primaria. El progreso con-
seguido fué notorio, si se considera nuestro atraso en la materia
á mitad del siglo xix; pero es de reparar también la lentitud con
que se van desenvolviendo las prescripciones iegaíes al encon-
trarse con la pasividad rutinaria y la pereza incomprensible con
que se mira el fundamento principal de la cultura pública; por-
que ante la importancia y necesidad de la Escuela de primeras
letras ceden las de todos los centros docentes. Apena honda-
mente nuestra situación comparada con la de las naciones eu-
ropeas <1) y con los centros principales de nuestras antiguas co-
lonias americanas Hora es ya de que en este punto trans-
cendental España entre en el concierto de los pueblos verdade
ramente cultos, al mismo tiempo que, por la instrucción general,
se capacite con energías para regenerar y levantarse resuelta de
una vez después de nuestra profunda caida.
Véanse ahora dakB interesantes y noticias varias relativas á
las innovaciones, rutinas, fundaciones, impulsos, proyectos, ne-
cesidades y reclamaciones, que pueden dar idea del estado ac-
tual de la Enseñanza primaria en Asturias y León, consignando
en conjunto los extremos más salientes y ofreciendo la síntesis
de una información personal, lograda (no sin dificultades) gra-
cias al concurso, nunca bastante agradecido, de ilustrados rola-
l M»rad uros por quienes se pudo obtener detalles externos, esca-
pados muchas veces & la deficiente fiscalización de los varios
centros oficiales ó por ellos no denunciados ni evitados con la
insistencia, que impone lo apremiante del asunto (2).
(i> Cu indo la E* porción uiiivrrial de Parí* en i§?8 Mi. Mankr reproduje ti »Mflpíi Jt la.
instrucción popular en Europa* de i3o;?r donde, indicando el mayoral raso España apárcela cotí
el colar nc?ro de I a. ignorancia, al lado de Portugal, Turquía y Ru-ia. Su obra apasionada re-
m-io ¡fresada* gracia* al nuevo JUa/M dt h* ImtfMCftJn fapnfar * m JCnrvfrt publicada por mice-
lio íkiitrc amigo y paUa-io O. ¿chelo Fcruánün Vallio Madrid, Imp de Artban y Compañía,
iS-Sr recti titean tfo te dkha obra de Mi- Manitr con rUimcmüos dalo» dirl catado y réurfuucpi de
La Instrucción primaria europea, Por tllu» *t deintie?trat no obelante la delTciencin de tai escuelas
españolad, que nuestra nación ligura tn el a." firüp-r de 3oí pueblo-* ítmrftidojdic Europ;*, íjLieptn^
den enumerarse en el sí^iiír-nic orden: i." Snií.t^ Alemania, Sliccia, Dinamarca, Francia; J.^Htd-
cíe*, Nuiucga, Holanda, E*paíí a, Inglaterra; 3 ."• Autlf íah Italia,. Grecia, Portugal; *M líwsia y
Turquia, ci-míiderandi su respectiva pobbcino, babiuntcs y ocuela^ habitantes por cada eteucrte
y por cada alumno, i-a* servicio prelado por el Sr. Vallen a nut-ira patria debe ser inolvidable;
pero, preicindicndo de üpimonu discutible*, la verdad c* que nuestro aíralo ca muy fraude
Ij) Para los dalos del texto riiiulé profin -ármente por Aít^ias y León un interrogatrrío a
|ji du averiguar Int modrrnas construceíonc* ó re tdifi cae tonei de escuda*, nombre* de sus favo-
recedores y otra* no tic mí. Tardía y penosamente fin recibiendo data* de |o* Ayuntamientos, *c
fíorci Párroco** Maestro», de, y, no oblante mis Ktsiionc* facíale* y paníadare* con abru-
madora correspondencia, algún ^ muiucipin* a<turiauu* y mucho* león cíes respondieran con *u
skncb-
Duy giaáa*a las per4dtin; de una y 'ilra provincia, que contentaron i mi desíulertmdo lla-
in^mÍcntrjÉ y bu puedo aieu^i de mrnd'jnar eipet talmente á lo> Src*. ÍJ. Manuel Lorenio Gil,
— 4*6 —
Van agrupados los términos ó distritos p
provincia dentro de su* respectivos partidos jad
Provincia de Oí ledo
Áviui^. — Ari/rs ( 12763 habitantes de hecho, -
so de 1900): 6 < de niños y 5 d< Es lau<
\tión del Alcalde Excmo* Sr. D. Florentino Mesa en f.
la primera enseñanza; muy principalmei
truccion de excelente escuela de niños de San <
rando también la antigua, que dedico á la de Diñas;
buenas condiciones la de Villa l< aJ m
el ^convento de S;m Francisco la Superior de n
Una nota lan símpala fl como honrosa dio el pu«
en 1 902 elevando un monumento á la memoria d<
benemérito maestro municipal D. Juan de la Oue Al
cando su butilo, obra del escultor Qarcia González, en un
pública il)- Corcera (4,068 habitantes): 5eacu
1 do niñas. La i\^ Solís, con locales para am!
fruida recientemente con fondos municipales y auxilio
dndario, como también la de CanCienes, bal
a nú logo proyecto para Mol leda. Antiguamente 1
llanía con escuela en Trasona .- Castriltón (6.162 hábil
7 escuelas de niños y *J de niñas; el municipio I
mayoría (Je los edificios y tiene alquilados é
estado (1 Escuelas privadas}. -
13 escuelas de niños y 5 de niñas, en general en mal
locadas en pobres casas de alquiler y en atrios de li
Con subvención municipal y ayuda del pueblo se <**>iislr
escuela de Bocines; y la de niñas en Ambied
ímpeobot prttvhkcwl del I
y O I i por li diligencia re fsoííi
León, imji
A propuwt* mi;» ,
ii,icif'ni »cul*jsnittí \i i
til {te IU rrf. uní y pregl
tu r.« u>
rola* antiguo alumnn
■
<iRa7) y di Ir Hk-fniM.ii;:i (iS^pi dd inolvidable 1> Juan > '•
de afi d* A
— 467 —
expensas de D. José García Pola en 1900. (Véase Escuelas priva-
das).— Soto del Barco (4.301 habitantes): 5 escuelas de niños
y 3 de niñas; se hallan en regular estado en relación con el defk
ciente de la provincia. La de niñas de Riveras fué reformada y
ampliada en 1898 por el vecindario y naturales del mismo pue-
blo, residentes en Cuba, con más una subvención del Ayunta-
miento á fin de habilitarla para enseñanza de niñas; en igual
forma fué construida la de niños de Ranón en 1897; el Ayunta-
miento demolió por ruinosa y reedificó la de niños de Soto, si-
guiendo en proyecto la de niñas; y las para niños y niñas de la
Arena se halla en construcción dispuesta por el Ayuntamiento.
(Véanse Escuelas privadas).
Helmonte. — Miranda (7.121 habitantes): 17 escuelas de
niños y 3 de niñas, en pésimo estado. A excepción del local al-
quilado de la villa, claro y ventilado, aunque tan reducido que
es incapaz para su matrícula, de los demás pueblos tienen algu-
nos local propio y capaz, pero de malas condiciones, como la ma-
yoría de los restantes en casas alquiladas; y se dio el caso que
en Montovo no hubo enseñanza, á veces, por falla de local. —
Salas (17.147 habitantes): 30 escuelas de niñ03 y 9 de niñas;
las municipales en regular estado. La reducida de Mallecina fué
ampliada y mejorada con un legado de 2.500 pesetas, en 1890,
por D. Evaristo Alonso, y fué aumentado su menaje con pro-
tección de D. José Rubio; la de Loro fué levantada en 1891 por
suscripción de los hijos del pueblo, residentes en Cuba, sien-
do principal donante D. Juan Fernández Bao, alzando hermo-
so y amplio local y casa habitación donados al municipio. La
de Priero, construida en 1901, fué también debida á otra sus-
cripción iniciada y completada por el entusiasta D. Isidro Pen-
das y García, que señaló también durante diez años una renta
de 70 pesos, oro americano, para material pedagógico y gratifi-
cación al Maestro D. Leonardo del Campo, el cual ha costeado
una lápida de gratitud al generoso protector. El vecindario de
la Barraca de Malleza construyó en 1902 completo local de es-
cuela y el Ayuntamiento donó excelente menaje. (Véase Escuelas
privadas). -Somiedo (5.00o habitantes): 12 escuelas de niños y
4 de niñas; en general en mal estado. El vecindario de varios
pueblos ha construido pequeños locales y otros son alquidados
— 4GS -
y mninív— 7 f 7 í i » habitantes): 12 escuelas de n
de niñas-, en mal estado. La de la eapilal se halla ¡n
Consistoriales, edificio que Eué fábrica de mantel
das en 1890; otros en Incales alquilados; y varias ¡ncoj
se hallan en los púnicos de Jas iglesias. — J
(79B habitantes las de niños pobremente
Camas ene Onís. — Cangas deüni
escuelas de niños y 7 de Diñas, en
más construcción moderna que la de Covudo el
la mayoría de loa locales son alquilados y alguna
tan instalada- en atrios ó capillas. El Ayuolain
en un arreglo escolar y en provéelos de edifi
las privad;^). - Am¡ 670 habitantes):
y t de niñas, en mal estado; pero las «t<
ron mejoradas por los résped! ¡ndarios.— 0
habitantes): ¿ escuelas de niños y 2 de niñi -ubv
<h\ listado en 1&8H se construyó buen ediíki'
niños y ninas en Berna, capital, habiendo donado el
fiora D.m Ramona Vega y el moderno mena D, L
llieo y Vega, La pequeña escuela de Gamona
r\n\\ moderna como también son recientes algui
Jas del líueu Suceso y tteboüada, — Parres (6.754 hábil
lo escuelas de niños y 3 de niñas ea mal estad*
de niñoi y niñas del distrito de San José fu
itérese i> Ángel Caso, que satisface también el sueW
Maestra.— Ponga (2.710 habitantes); m escuetas den
niñas y, aparte de algunas mejoras municipal*
Abiegos y Sobrefoz, todos los demás locales úr \
pésimas condiciones y tan reducidos que en casos de
algo mas; nutrida tienen que ocuparse
Rhadesella (7.334 habitantes): 10 escuelas de m
niñas. Con dirección y auxilios plausibles del Sr. D, Jo¡»é
te y Cohián, comenzó en el concejo una gestión activa en
de la Enseñanza pri?naria. Kn 1886, con i del
cooperación vecinal, se construyeron las excelente
de Leees bajo plano del arquitecto Aguirrc. Kn lHíll
miento y vecinos adquirieron en Cuevas una casa, q
repararon y dispusieron para Escuela a cuyos ma<
— 469 —
subvencionando el Sr. D. José Martínez. Las escuelas de Colle-
ra fueron construidas con importante subvención oficial y un
donativo de 5.640 pesetas del patriota Sr. D. Antonio Quesada
Solo, ex-alcalde de la Habana. La buena Escuela de Moro fué
levantada con subvención análoga y suscripción de los vecinos,
bajo planos de los arquitectos Aguirre y Rivero, costeando la to-
rre y reloj el Sr. D. Ramón Cifuentes; el Ayuntamiento contribu-
yó al menaje, en unión de los suscriptores indicados, como tam-
bién para la Escuela de Collera. El mismo Municipio en unión
del Sr. D. Francisco S. de Fuentes acometió importantes mejo-
ras en la de Linares. Igualmente la corporación municipal y el
vecindario levantaron en 1902 la Escuela de Santianes, dispo-
niéndose á próxima construcción con los mismos medios de la
de Junco, y está en tramitación el expediente para adquirir sola-
res y construir amplia Escuela en la capital. Se ha establecido
en este concejo un «Premio Pidal» de 125 pesetas anuales en un
título de la Deuda pública del cuatro por ciento interior para los
niños pobres distinguidos por su aplicación; y es de sentir que
en algunos años no pudo ser adjudicado.
Gangas de TmEO.— Cangas de Tinco (22.742 habitantes):
28 escuelas de niños y 5 de niñas, en general en mal estado y
defectuosas, fuera de la capital, y necesitadas de material peda-
gógico. — Degarla (1.677 habitantes): 4 escuelas de niños y 1 de
niñas en pobre estado, propios, y una quemada. — Ibias (7.079
habitantes): 8 escuelas de niños y 2 de niñas en malas condi-
ciones . — Leitariegos (353 habitantes): 1 escuela de niños y 1
de niñas, municipales, aunque los pueblos sostienen otras en
locales alquilados y variables eq tiempos de nieves, siendo allí
necesarias escuelas fijas por las condiciones de aquel pequeño
y montañoso municipio.
Castropol. — Castropol (7.731 habitantes): 11 escuelas de
niños y 3 de niñas, y aparte del edificio propio de la* villa, de
excasa capacidad, los demás son alquilados sin condiciones para
el caso. En Figueras favoreció á la Escuela con menaje en 1892
D. Laureano Accvedo y en 1895 hizo muy importantes donati-
vos de material D. Juan Suarez Cartavio, que proyectó la cons-
trucción de nuevo local.— Boal (5.648 habitantes): 8 escuelas
de niños y 1 de niñas, generalmente en mal estado y en locales
— 470 —
alquilados; pero hay proyectos d
capital y ♦ • s i ú próxima a edificarse Id
donativo de D. Antonio Trclles.— Coaín
ueíag de niños y 3 de niñas, en mal ei
lados,— El Franco (4 &84 habítanli
de niíias, El Ayuntamiento ha reslaurado la de Petu
[«8 demás escuelas se hallan en tuediai Pff
h Fernando Díaz Rico, natural de üadelta,
1880 su casa y capilla con destino a i
Maestro y fincas contiguas para la dotación — G¡
time (3324 habitan les): :'• escuelas de niños y I i
mal estado, Los vecinos de Llande
• fueia, y el Ayuntamiento proyecta una nueva u,—
(1. 681 liabrtanti uelas de niñoa y i d< en i
lado. — Pasoú [890 habitantes); 2 escuelas de niil
en mal estado. — San Martí ti
escuelas de niños y i de niñas, en mal estad'
rea, reclamando argente y completa mejora. Lof
Iruyeron las pequeñas de Villaezquille y Ven'
y en Soulelo los ¡litan, por tui
para escuela. D, Manuel (Juinlana, natura! ti
einu de Uivadco, construyó a fines del siglo xvín
pílal extenso edificio de planta baja para Casa coosktori
alas amplias de niños y ninas; y Juzgado municipal.-*
Eulalia de Óseos (1.632 habitantes): 3 es<
de ninas, en mal estado y alquiladas, con m
lo. En la Depositaría municipal se guarda una lámina ¡ni
ble en compensación de biei rucia vendido* en
viocia de \j¡wk y hasta hoy fueron inftlil neo i
pales para la conversión de la lámina y cobro de los ínter
San Tirso de Abres (1.853 habitantes
1 de niñas, estando las de la capital bien instaladas en ¡
en el entresuelo de la nueva casa del A yti ni amiento;
otra Escuela carece de local.- Tu¡ (i habita
encías de niños y 1 de niñas. Las de la capital ?on bu
obra generosa del inolvidable Marqué
— 471 —
Sres. D. Manuel y D. Carlos Magdalena y Murías, residentes en
lUienos Aires, construyeron recientemente una buena Escuela en
Campos; pero las demás no pasan de medianas.— Taramundi
(2.928 habitantes): 3 escuelas de niños y 2 de niñas. En 1893 se
comenzó la construcción de las excelentes escuelas de niños y
niñas de la capital; pero, consumida la subvención del Estado ó
sea el cincuenta por ciento, se paralizaron las obras siguiendo la
Escuela de niños en local propio, malo é insuficiente, mientras la
do niñas está en otro alquilado, como todas las demás del conce-
jo.— Vega de Rivadeo (6.643 habitantes): 10 escuelas de niños,
una superior y 2 de niñas. El Ayuntamiento dotó recientemente
de buen menaje á las escuelas de aquella villa Piantón y Mión;
está en proyecto la edificación de las de Paramios y la de Quin-
ta de las Pareiras; sigue en tramitación el expediente á fin de
oblener subvención del setenta y cinco por ciento y construir
asi 4 escuelas y después las restantes para que cese el mal
oslado de las actuales. Mencionado queda (1) el Real Semi-
nario de Primera Educación, fundado en 1815 en la Vega de Ri-
vadeo por los ilustres Sres. Valledor.y Presno con pensamiento
magnífico, que desenvolvió en representación al Trono el docto
D. Ramón Fernández Reguero, autor del Reglamento de esta
amplia institución. Habían de componer el Seminario cuatro
maestros de primeras letras, retribuidos con 200 ducados cada
uno, y otros cuatro de Gramática, Matemáticas, Dibujo, Agricul-
tura, Industria y Economía, con 700; un maestro de Gimnasia y
Música, con 200; un bibliotecario impresor para reimprimir las
órdenes del Gobierno, silabarios, cartillas de Doctrina cristiana,
papel pautado etc., y se disponía el establecimiento de escuelas
primarias en todas las parroquias del dilatado cbncejode Castro-
pol. El Seminario abrió sus aulas en 1817, fué suprimido en 1823,
restablecido en 1834 y enseguida tristemente cerrado (2).—
(i) Véase pág. 295.
(a) Véanse:
Vega de Rivadeo. Monografía histórico- descriptiva de este concejo por D. Juan 1 Rodríguez
Atango, publicada en la obra monumental astuhias, dirigida y escrita por D. Octavio Bellmunt
y D. Fermín Canella y Secades con colaboración de otros escritoresy artistas (Gijón, 1895-1900,
3 tomos, folio, ¡lustrados con numerosas láminas).
—Documento* históricos de Asturias (Rivadeo, 1882 ). Fueron publicados en «Las Riberas
flelEo* por el Excmo. Sr. D. José Ramón de Luanco, antiguo catedrático de la Universidad
ovetense y Rector de la de Barcelona. Entre los indicados documentos publica en la tercera par-
te el Reglamento del Real Seminario de la Vega de Rivadeo, notable trabajo pedagógico, dig-
no de estudio y aplicación.
31
- 47* —
ViUanucva de Óseos m 255 habitantes): i
l de niñas, cuyo edificio ha sido construido ydoi
dro Cotarelo y Castelao en 1*77, mejorado de*
vención oficial, alcanzada por el Sr. Con
no está ultimada !a obra,
Guós,— G//V5/1 (47.544 habitai
y 2* de niñas, teniendo ana Supcrn
cíente y trabajadora villa. En
creciente por la Instrucción pública, el Ayunta*
(raido excelentes locales para las escuelas
mentando en m¡ r ¡ obltti
importantes subvenciones del \.
tienes de la coj i municipal, secundadas ¡
lísimos Sres, I>. Acisclo Fernández Val I ín (q
años hizo generosos donativos de menaje v líbi
las) y el actual Conde de Rcvill: Para complel
Sable obra en bien de la enseñanza popular gijoi
proyectos y se lian realizado adquisi
to de levantar escuelas en la villa, siendo oe
(ruir buenos edificios para Graduad
íanles): 10 escuelas de niños y 5 de niñas. L;.t >I
Candas se reedificó en 1902; despui
distrito Albandi Prendes, v está en proyi
gados al Arquitecto provincial, la eonsti
de niñas y una de párvulos parala capital, como
de ambos sexos en ins distritos de Perlora^ I
mün y Amlu-. D. Ramón Prendes González legú
1:000 pesos oro á favor de la Escuela des
los intereses a mejoras en la misma; pero es el raso que
los términos del testamento, no se ha realizado nada
Infiesto. — P¡totla (18.228 habilantes): 26 es
una superior, y 12 de niñas; en regular i ¿tifies
escuelas de Sevarcs y Vil la mayor (osla sobre las ruitti
ex-iglesia, notable monumenlo del si#!o xti
romano bizantino — conservando su porlada, venia;
de mérito), la de niñas de Borines (donde I» Manuel di
donó una casa con destino á Escuela de niñas)
otras, mientras se realizan ios proyectos de mas repara
m ii .
-473 —
D. Segundo Alonso ha dispuesto importante legado á favor do
la Escuela de Antrialgo. La de Coya viene á reemplazar á la an-
tigua capellanía con Escuela fundada en 1715 por D. Manuel
Cadanes, que legó al efecto 1.000 pesos fuertes. (Véase Escuelas
privadas). — Cabruñes (3.635 habitantes): 6 escuelas de niños
y o de niñas en pésimo estado. No existe en este concejo ni-una
sola casa de escuela, dándose la enseñanza en los atrios de las
iglesias ó locales malos y alquilados. Son muy frecuentes las
vacantes de personal.... aunque el municipio invierte importan-
te cantidad de su presupuesto en enseñanza. D. Bernardo Sán-
chez donó modernamente 200 pesos fuertes con destino ala Es-
cuela de Torazo.— Nava (6.857 habitantes): 6 escuelas de niños
y 3 de niñas. En 1886 se construyeron buenos locales para es-
cuelas de niños y niñas en Nava y Ceceda, y el resto de las es-
cuelas se hallan en lócales alquilados y malos mientras no se
ultime el expediente incoado de. subvención oficial para cons-
truir los nuevos.
Laviana. — Laviana (8.125 habitantes): 12 escuelas de niños
y 2 de niñas, y si bien las de la villa pueden ser aceptadas pro-
visionalmente por sus resultados, en general los locales son
malos. Se ha incoado expediente de subvención oficial para edi-
ficaciones, y la Sociedad Electra-industrial de Gijón se dispone
á construir una escuela en Ribota. -Aller (13.159 habitantes':
22 escuelas de niños y 6 de niñas, en mal estado mientras no se
ultime y resuelva favorablemente otro expediente de subven-
ción oficial para construir seis locales con destino á otras tantas
escuelas, así como en la actualidad se están reconstruyendo
otros tantos de los existentes. D. Ignacio García, vecino delrún,
y natural de Nembra, construyó en este pueblo en 1893 amplio
local escolar. — Caso (5.413 habitantes): 17 escuelas de niños y
1 de niñas, en general en muy mal estado por todos conceptos.
Alguna de las escuelas son de los vecindarios, muy pocas de
Municipio; pero, á excepción de la escuela de Orlé que es regu-
lar, todas las demás son de pésimas condiciones. D. Gaspar de
Traviesas comenzó á edificar la de Caleao, mas quedó por con-
cluir desde su aciaga muerte en 1896; y para la de Tañes, el Pá-
rroco cedió el solar, y la edificación no se ha ultimado por-
que se paralizó la suscripción comenzada al efecto en Ultramar.
— 474 —
—L&ngreü (18.714 habitantes): 16 ese»
rior, y 7 de ñiflas, y, en general, las municipales se b*
relativo satisfactorio estado, Se han encaigado al Alquile
vineial los planos para las escuelas de Ung
líos figurando en los presupuestos la i
diente paralas nuevas obras. (Véanse Escuelas p
Martin del Rey Aurelio (7.590 habita
ños y 3 de mitas; en estado regular. El Municipio
esfuerzos pan» mejoraría proyccl
tiütniír un expedíanle para obtener auxilio del i
Escuelas privados).— Sobn
fe Dlüoí j 1 de niñas,* i io esladi os r
del Ayuntamiento de este pequeña concejo U).
UsiAm— Lena (12.239 h&bit&nti
de niñas; en regular estado; y el celoso Municipio ha
en Éátoa últimos años cinco locales d
otros oiaco, que estaban abandonados, osí conn
dispuso varias elevaciones decalegoría, Míere<*
Htftjitl -■■: 21 escuelas de niños y 11 d<-
los locales, en estado regular, son propios de ln
pero los restantes son alquilados, dispoi VM"
to a general reforma.— Quirós (6 273 habitantes): 18 c
de niños v 2 do niñas; en general en muy mal
en abandono, otros alquilados y hay todavía una E¡
pórtico de la iglesia. El Ayuntamiento y ro in
han construido recientemente el edUicio-eseui
pueblo de Hicabo iia costeado el suyo D Manuel
provincial, no ha podido construir por obs
voluntad una casacseuela donde refundirlas pol
Lindes y Corles. (Véanse Escuelas privad
habitantes): 8 escuelas de niños y 1 de niñas. En 18
truja la t\r niños de la capital y las demás, incumple!
sisien en los pórticos eelesiástíi
Utaucjl— Vatdúñ (25.682 habitantes): 19 escuelas d
.... de ».;► m.yarc*. i«.uiift:*( ■
■, tu SolircícrjUio, i|uc ■-
lie íhCil
0«* cwno hwwWc ««presiéa tí« mí acendrada ^"
bto* de l.i im<:
-475-
una superior y 10 de niñas; en deficiente estado en lo general, y
en el último decenio no se ha construido ni mejorado ninguno
de los locales escolares. (Véanse Escuelas privadas).— Navia
(5.804 habitantes): 11 escuelas de niños, una superior y 4 de ni-
ñas; en mediano estado. La de. Santa Marina de Puerto de Vega
fué fundada en 1828 por D. Manuel Cancio, contador del Ayun-
tamiento de Madrid. (Véanse Escuelas privadas). — Villayón
(3.8 Í3 habitantes): 6 escuelas de niños y 1 de niñas, en mal es-
lado y locales alquilados.
Llanes. —Llanes (18.684 habitantes): 27 escuelas de niños
y 9 de niñas; en relativo satisfactorio estado á partir muy prin-
cipalmente desde los años en que el benemérito y generoso
D. José Parres Pinera, natural de Posada, fué Presidente y De-
legado de la Junta local de Primera Enseñanza. El Ayunta-
miento demuestra interés, y auxilió en cuanto le fué posible la
const rucción de nuevos edificios, siendo asimismo de conside-
rar que en este concejo la iniciativa particular se muestra gene-
rosa ayudando á la popular instrucción. El excelente local de
Escuelas de niños y niñas de Póo fué construido por iniciativa
de D. Egidio Gabito, incansable favorecedor de aquel pueblo,
obteniéndose subvención nacional del cincuenta por ciento é
importantes recursos por suscripción local á que contribuyeron
D. Manuel Romano Gabito y demás vecinos, mientras que don
Ramón Gabito procuró excelente menaje y subvenciona genero-
samente á los maestros. La escuela de niñas de Cué fué debi-
da en 1899 á D. Francisco Noriega y Mijares, secundado por
D. Francisco Sordo Noriega y D. Eduardo Noriega Somano con
algún auxilio del pueblo. D. Pedro Pelaez Rubin, de Posada, en
1900 legó 12.100 duros para mejoras locales y de instrucción.
A favor de Valmori hizo recientemente otro tanto desde México
E. José Parres Gómez con un importante legado. La Escuela de
Vidiago fué dotada por D. Ramón Rubin en 1893 y la de niñas
se levantó con suscripción iniciada en América por D. Andrés
Noriega, de Puertas, y otros. El edificio escolar de Pendueles y
Bueina se costeó también por entusiastas suscriptores dirigidos
por D. Juan Noriega Tamés. Los modernos locales de Nueva se
construyeron por el pueblo con auxilios municipal, del Estado y
del actual Sr. Conde de la Vega del Sella. La escuela de niños
— 47& -
de Pria se debió á D+ Agustín Arguelles, & -u
mun, primer marqués de Arguelles, a
la de niftas, ahora restablecida, había .sida fu i
taliim Ventura 1/t mixta de Pereda obtiem
Diego Bastillo Fernández. La Escuela de Andria fue
D. José Valmori, comerciante de la Habana en el
En favor de la de Llanes legó el respetable D
Posada Arguelles, antiguo diputado, la cantid;
las al mismo tiempo que hho otros beneficios al
cuela de Parres es la creada en 1707 con un
Sobrino Tamés, asi como la de Ardisana fué do:
porD, Pedro Hernández Tamés (Véanse Escuelas
Cóbrales (3*847 habitantes); 10 escuelas da niños
algunas en locales propio- pilar estado pero otra
alquilados y malos. El vecindario de Carreña i Olía
de ninas en 1883, y el Ayuntamiento ha solti
edificar la de niños del mismo pueblo. I) f
ssález y D. Narciso Alvarez han favorecido re-
menaje las escuelas de Puertas y de Carreña. - ftici
(3,063 habitantes): 7 escuelas
en buen estado. El Ayuntamiento, que ¡jumen -
de instrucción, hizo algunos reparos en las munic
tura les de Pimiango, es en México, h
de una suscripción la Escuela de este pueblo; la
fué construida y habilitada por D. Ángel y D r
naturales del pueblo, (pie subvencionan' al Ma
setas; D. Joaquín Ibañez, de Villanueva, dono
menaje completo y variado, y la subvenciona
en favor de la de niños de Colombn ti don
menaje D Luis Iban* la, y otorgó un pr
ta á cada uno de los niños y niñas matriculados ei
las; y D+ Prudencio Sordo, natural de Noriega
-panul en l!»i)l para que, con sus ínli
pió otorgue premios anuales á dos alumnos
más se distingan en los exámenes,— Valle
mellera (1.720 habitantes): 6 escuelas de nii
en mal estado las muniei; ¡junas en pi
Ku 1800 se formó este pequeño coneojo, constüuyttnd
— 477 —
del antiguo de Peñamellera. En el Alto, ha construido buena
Escuela el vecindario de Ruenes, ayudado por suscripción de
los hijos de la localidad, residentes en América, y uno de los
iniciadores, D. Aureliano Diaz, subvenciona al Maestro con 100
pesetas, mientras D. Manuel López se disponed mejorar edificio
y menaje; en 1894 los hijos de Mier, también ausentes en Ul-
tramar, ayudaron á los vecinos para levantar la modesta escue-
la del pueblo; y en 1885 D. Cándido Campillo construyó y donó
Va Escuela de Llenin.— Valle bojo de Peñamellera (3.473
habitantes): 7 escuelas de niños y 4 de niñas; en mal estado y
en pobreza.
Ovikdo. — Ociedo (48 103 habitantes): 47 escuelas de niños
y 34 de niñas. El Ayuntamiento viene demostrando moderna-
mente creciente interés por la instrucción popular y ha cons-
truido en la capital edificios nuevos de escuelas; pero todavía
debe levantar más por ser ya antiguo é inservible el local de las
del Fontán donde resultan hacinadas cinco escuelas en un mis-
mo edificio y sin las condiciones pedagógicas é higiénicas del
caso. Ya se hizo referencia al lamentable estado de la Superior
de niños (1) si bien los amplios locales deben ser de cuenta de la
Provincia por ser aquella complemento de la Escuela Normal.
En próximos proyectos para la Ciudad y en donde sea posible
deben acometerse grupos escolares. Hasta no hace muchos años
la parte rural ha estado en abandono, y aún siguen no pocas es-
cuelas en medianos locales alquilados, procedimiento que debe
cesar con ventajas morales y económicas para el Municipio, aco-
metiendo la edificación de nuevos edificios, cual se hizo en Prio-
rio con gestiones y apoyo del ex-diputado constituyente D. José
González Alegre y Alvarez y en Latores con muy importante
subvención del Excmo. Si\ D. Tomás Suárez y Pedregal, secun-
dando auxilios del vecindario, al que también prodigó otros
favores. El Ayuntamiento hizo importantes reparaciones en dicha
escuela de Priorio y en Olloniego; construyó recientemente las
modestas de Brañes y Naranco; tiene próxima á terminar la im-
portante de Villaperi; y de igual manera se dispone á oíros pro-
vectos y progresos sucesivos, al mismo tiempo que favorece
(i) Véanse pág». 460 y 461.
-478-
otras manifestaciones de la cultura pública, De
urge una reforma completa, (Véanse Escuelas pri
ñera (7.706 habitantes); 11 escudas de niño
mediano estado. Modernamente se han construid)
escuelas Se lYubia, Víllardebeyo y San Cocufate
reparaciones en otros ¡ocales, y el Ayuntamienl
construcción délas restantes . — Morcín (8*<HÍ
escuelas de niños y 2 de niñas. La de Pinera fué lev;-
pensas del Párroco D. Bernardo Alonso y la de La
vecindario; pero las restantes siguen abandonadas en !■>
eos de las iglesias. — Proaza (3 517 habttai
niños y í lie niñas; en el abandono anterior, pue
parle están instaladas en los atrios parroquiales (W— /iV;
(4.033 habitantes); 7 escuelas de niños y 1 d
estado donde han intervenido vecinos y favorec
escuela de niños di* Santullano tiene locol Iiobiiit;
Ayuntamiento en las Casas consistoriales; \¡i* do ni
duno, Trasmonto y Valsora debena
dariosen 1HQ tt L894 y 1895 con un donativo para I ..
D- Wenceslao Bernaldo Je Quiros; la <l ¡ niñ
dispuesta con generoso donativo, en 1900, por el Sr,
García Tunón, primer marque do las Reguer
cluir; la de Soto fué también del/ida á la genero
del Sf. D. Genaro Flórez Sánchez, residente en (
escuelas siguen en los pórticos ó cabildos de la
Ribera de Arriba (2.396 habitantes); í c de
1 de niña*; en mal estado. Con auxilios municipali
les, y 600 pesetas de ahorros del malcría! (¡!) por el
ha construido recientemente la modesta escuela de
demás se bailan en edificios alquilados ó en los ve
de las iglesias parroquiales; y cslá en prove lo la
pendiente de las ofertas y auxilios de varios particpl
Santo Adriano (1.701* habitantes fe ni
de ninas y, aparto rli- lu> edificios de Adriano del !
Castañedo, debidos á los vecindarios, las de
iií V£m* juirn qditrinfie* á !■■ ;
ri is c«t.-|l>ki:UI;i? ce)
> Atv:uií I
-tu*> litios),
- 479 —
Han en abandono en locales alquilados y pórticos de templos.—
Como se vé el partido judicial de la Capital deja bastante que
desear por lo que se refiere á medios materiales de enseñanza
popular.
Pravia. — Praoia (9.559 habitantes): 15 escuelas de niños y
5 de niñas; fuera de la villa, la mayoría de las escuelas del
concejo se hallan en mal estado. (Véanse Escuelas privadas). —
Candamo (5.244 habitantes): 10 escuelas de niños y 2 de niñas;
bastantes en mediano estado, pero no las debidas á generosos
favorecedores: la Escuela de San Román fué construida por el
Excmo. Sr. D. Juan Antonio Bances, la de San. Tirso por el
Excrno. Sr. D. Manuel Valle García, y las de Heces y Prahúa
fueron obra de sus vecindarios con auxilios municipales. (Véan-
se Escuelas privadas).- Ctulillcro (9.977 habitantes): 13 es-
cuelas de niños y 7 de niñas; en regular estado las en edificios
propios, pero no las otras en alquilados. La de San Martín de
Luiña fué construida por el vecindario y el Ayuntamiento en
1880, como también la de Novellana, siendo muy principales las
de San Juan, en construcción, que se deben á generoso legado
de D. Fermín Menéndez Inclán; y los vecinos de Faedo proyectan
levantar otro edificio capaz con subvención municipal. (Véanse
Escuelas privadas).— Grado (17.125 habitantes): 27 escuelas de
uiños, una superior y 13 de niñas, en gran parte en locales al-
quilados. Las escuelas de Santa María de Grado y de Fresno
fueron hechas por .suscripción délos vecinos; las de Sama fue-
ron piadoso legado del Diputado y Senador Sr. D. Eulogio Díaz
Miranda; y en la Capital construyó el excelente edificio escolar
de la Perrería D. Manuel González Longorio, senador vitalicio
del reino. —Muros (1.815 habitantes): 1 escuela de niños y otra
de niñas y 1 mixta en San Esteban, ésta sin local. La de niños
de la capital se halla instalada en la planta baja de las casas
consistoriales, estas mejoradas en 1870 por la renuncia de su
herencia paterna que, á favor del Ayuntamiento, hizo D. Deme-
trio López; y el buen local de la de niñas de la villa se debió á
subvención del cincuenta por ciento del Estado, satisfaciendo el
resto el Ayuntamiento, el vecindario y la señora Marquesa
de Muros.
Siero. — Siero (22.503 habitantes): 28 escuelas de niños y
— 4&
15 de niñas; hasta ahora en mal esta*
(te Liares, son en edificios alquilados; pero e¡
dispon* á construir los de la Pola, Poja, Muñó, * ¡randa y
del «I*:' Valdesoto, contando, para estos dos Lili
do cíe D. Juan Camino y auxilios del vecíüdaí
te. D, Marlin Malgor, fallecido en Milico, lia dejado 21
piala con destino á la Escuela de la I 'ola, que no se bai
do; f>. Francisco González Cortina y Moro b
en 1901, con un legado de 1.000
llaila; y para la proyectada de Muñó, D Cesáreo
lia ofrecido la quinta parte de su coste, — Btm
tanh \- líelas de niños y 1 mixta en tre-
lares edificios. — Noreña (2,007 habilaoli
y 1 de niñas, aquella en los bajos del Ayui
< ;ii, obscuro y poco ventilado, y ésta en déficit
iado. — Sariego (1.460 habitantes): lj ■ niño!
niñas en ma] estado y la de Narzana en el |»f>¡
Tkvko, — Tinco (21.865 lia bit ai
Bde niñas» en muy deficiente estado,
imido las de Obona, Francos ) Colla
oob pequeña subvención municipal; loa
han construido un local aceptable en la riñera di
quitado por módica renta. El importante
hacer mucho más. —Attande (8. 195 habitan! >
niños y 1 de niñas Las de la capital son del Miinú
y las restantes escuelas están en locales alquili
nes para el caso,
Vh-laviciosa. -- ViUaciciom (20.995 habih
las de niños, una superiory 15de niñas Sr 1 1 r ^
consideración en Árgüero, Castiello, Oles y QuL
Selofio.— Carada (951 habitantes}: 1 e- e níw
niñas, en pobre estado con pro;
arreglo en la de niñas en I su I.
13 escuelas de niños y 5 de tuna-; n> su mayoría ni lúüí
pios del Municipio si hien algunos son reducid-
Pivierda ha sido mejorada por D. Cipriano del i
pueblo; los vecinos de Ubardón están construyendo la i
de esta parroquia; y merece especial mención la n
de Garrandi, construida y dotada de excelente material por don
Cayetano, D. Pedro y D. Vicente Sánchez Pando, hijos del pue-
blo, residentes en Buenos Aires.
Provincia de León
Astorga. — Astorga (5.573 habitantes de hecho según el
censo de 1900): 2 de niños y 2 de niñas; en mediano estado.
La del Hospicio fué creación del Dean D. Manuel de Revilla. —
fícnavicles (2.558 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas
y 3 mixtas y de temporada.— Brazuelo, antes Pradorrey (1.747
habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 5 mixtas y de tem-
porada.- Carrizo (1.679 habitantes): 1 escuela de niños y 1 de
niñas y 4 mixtas y de temporada.— Castrillo de los Poloaza-
res (883 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 3 mixtas
Y de temporada; en 1893 y 1897 fueron construidas las de Cas-
trillo por el pueblo.— Hospital de Oroigo (844 habitantes): 1
escuela de niños y 1 de niñas; en mal estado (Véanse Escuelas
privadas). — Lucillo (2.373 habitantes): 1 escuela de niños, 1
de niñas y 7 mixtas y de temporada; últimamente la de Villali-
bre ha sido reformada y la de Luyego es de malas condiciones.
— Llamas déla Ribera (1.811 habitantes): 2 escuelas ele ni-
ños, 2 de niñas y 2 mixtas y de temporada.— Magaz (1.397 ha-
bitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 3 mixtas y de tempo-
rada; la de la villa es edificio moderno y en mediano estado.—
Quintana del Castillo (2.264 habitantes): 9 escuelas mixtas y
de temporada; la de Villameca se debe á D. Francisco Fernán-
dez Blanco, en 1890; otras están en mal estado y varios pueblos
no tienen Escuela. - Quintanilla de Somoza, antes Priaranza
de Valduerna (2.485 habitantes): 2 escuelas de niños, 2 de niñas
y 4 mixtas y de temporada; la escuela de Quintanilla, edificada y
donada por D. Manuel Criado Pérez, ha sido reedificada en 1884
por el Dr. D. Matías Alonso Criado. — Rabanal del Camino
(1.627 habitantes): 7 mixtas y de temporada; en mal estado. —
San Justo de la Vega (2.574 habitantes): 3 escuelas de niños,
3 de niñas y 1 mixta y de temporada; con algunos locales
muy mejorados por el Ayuntamiento, con olvido hasta aho-
ra de otros. — San (a Colomba de Somoza (1.947 habitantes):
— 482 —
8 mixtas y de temporada; en edificios humild
condiciones del país. La de Tebladillo se debe A D Toi
Han, en 18ÍÍH, que la donó al pueblo, como D
la do San Martín del Agostado, a t
(2,328 ImbitanLes): 1 escuela de niños, i de niña
de temporada; en malas condiciones, aunque se mejor<
principal de Ja capital; y D- José Marta Lázaro, dt
diferentes donativos de libros.— Santiago Mllh
tan tes); 2 e&eoelas de niños, 2 de niñas y 2 mixtas y di
rada; que Jos pueblos se esmeran en mejorar En Yaldes
Somoza ha construido buenas escuelas de niñi
mas preeeptoria de latin y capilla, D. Tomás Ar<
trense retirado — Truchas (2654 habitantes): 1 es<
ñus, i di» niñas y 11 roixlas \ de temporada; en depl<
ti" tanto en edificios municipales como en casas alquil
Tárete (L792 habitantes): 1 escuela de niño», I de d
mixtas y de temporada; at^o mejorada por el Aynntain
de la capital; pero en Gavilanes no hay enseñanza por
dejado en abandono un local regular- Valdcrrey (2J
hilantes): 8 escuelas mixtas v de temporada; en neniar
la de Harrientos es nueva y [os otros pueblos
construidos, ya por el Municipio, ya por el vecind;i
del alquiler.— Val de San L<>rrrt:>> i!7:>n 1
cuela de niños, 1 de niñaa y 2 mixtas y de temporada
estado. - Vtllagatón (2-303 habitantes): 8 escuelas n
temporada, que á excepción de la de la capital, debí
dario, las démosse hallan en muy mal estada— Viti
(1.485 habitantes): 5 escuelas mixtas y de temporada;
regulares construidas por los pueblos; pero otras en
—+VitlúobÍ8po del Otero ú Otero del Escarpizo (1 17
tantes): 5 escuelas mixtas y de temporada; regular en la
v las demás deficientes, — Villarejo de Orvigo \'l 569 t
tes): 4 escuelas de niños y I de niñas; xñ\ algi
cientemente y otras, como la de Villoría, en mal estado»-
res de Orvigo (1.544 habitantes): 1 escuela de nn
ñas y 8 mixtas y de temporada; en mal estado.— ComO r
de las notas relativas al estado escolar de este j
be manifestarse, aún con relaciona los Avuutamiei
- 483 -
llevan nota especial, que las escuelas de este partido, la capital
inclusive, son muy deficientes en edificios y menaje. Casi todas
las salas de escuela carecen de la superficie, capacidad cúbica
interior, de luz y ventilación como de desahogo exterior, patios
ó huertas para -ejercicios ó esparcimiento, y no tienen cobertizos
para resguardarse los niños del frío, lluvia y calor. También en
Asturias. Son muchas las escuelas del partido judicial de Astor-
ga, que tienen el piso de tierra con tal humedad, que las hace
inhabitables; muchas sin plano ni blanqueo. De algunas me di-
cen se hallan instaladas en pajares ó establos de donde se sacó
el ganado para entrar los niños....
La Bañeza. — La Bañera (8.860 habitantes): 2 escuelas de
nmos y 1 de niñas; en buenos locales, construidos en 1884, sien-
do Alcalde celoso D. Joaquín Nuñez, y con base para instalar
una moderna escuela graduada. — Alija de los Melones
(1.997 habitantes): 1 escuela de niños y 1 de niñas; en regulares
locales.- La Antigua ó Andanzas del Valle (1.635 habitan-
tes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 4 mixtas y de temporada.
— Bercianos del Páramo (1.230 habitantes): 1 escuela de ni-
ños-.— Bustillo del Páramo (2.023 habitantes): 7 escuelas
mixtas y de temporada; algunos locales regulares. — Castrillo
de la Valduerna (681 habitantes): 1 escuela de niños y 1 de
niñas. — Castrocalbón (1.833 habitantes): 1 escuela de niños,
1 de niñas y 3 mixtas y de temporada.— Castrocontrigo (1.658
habitantes): 2 escuelas de niños y 2 de niñas. — Cabrones del
Rio (1.041 habitantes): 3 escuelas mixtas y de temporada.-
Destriana (1.730 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y
2 mixtas y de temporada, en locales propios del Municipio;
pero reducidos. — Laguna Dalga (888 habitantes): l escuela
de niños, 1 de niñas y 2 mixtas y de temporada con un edificio
propio y los demás alquilados y malos —Laguna de Negrillos
(1.722 habitantes): 1 de niños y 1 de niñas. (Véase Escuelas pri-
vadas).— Palacios de la Valduerna (827 habitantes): 1 escue-
la de niños, 1 de niñas y 1 mixta y de temporada; en locales
propios, pero reducidos. — Pobladura de Pelayo García
(600 habitantes): 1 escuela de niños y 1 de niñas. — Pozuelo
del Páramo (1.447 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de ni-
ñas y 2 mixtas y de temporada.— Quintana del Marco (973
- 4&4 -
ha hilantes): 1 esi tu ta de i)iñop1 1 de Riñas y t m
porailíi— Quintana y t
do temporada. — Regueras de Arriba (i
euela de niños y i de fíiVpa c/e /a t
tantes): 1 escuela nV niños, 1 de Diñas y 6 mixtas y de I
da en algunos locales propios; p
del Páramo (1,101 habitantes); 3 mixtas y de temp<
San Adrián del Valle {170 habitan
í de ninas rn locales propios; pero reducidos,
Wi' fn Potantera (1,h:í7 habitantes): 1 ei
nti¡;is y 5 mistas y de temporada,- San Esd
(896 habitantes): 1 escuela de niños y 1 úe ufóos.- San
(Ir Búrcianm (532 habí 2 mixtas j (I*'
Snnin Licúa de Jamui¿ (1 867 habilai
ños, 2 de niñas y 1 mixta y de temporada
la Lsftf (836 habitante*); 1 escuela
mixta y de temporada.— Sania María del /'
hitantes): las mixtas y de temporada; en edil
dos recientes, pero reducidos. — Soto déla Vega
lantes): 3 escuelas ÚY B de niñas y 2 mixta
— Vrdinli \s del Párame (1,099 habitantes): 1 es<
niños y 1 '!'• niñas; en mal estado. - Valde
(508 habilnnlcs); 2 escuelas mis rada.-
montan de la Vak (1,631 habitantes
temporada.— Villasata < 1.296 habitantes): H escuelas i
de temporada -Zafes <frl / habitante
cuela de niños, 1 de niñas y 2 mixtos y de temperada
completar tas notas a los Ayunta in ionios anterioi
tienen, se me dice: en todo el partido son muy mfi
conceptos los servicios y medios escolares.
León.— León (15.5Í
niñas y 1 mixta y de temporada, incluyendo eulfó las f
las dos Superiores graduadas (1), En 1902 se ha
Ayuntamiento la subvención del por ci
importe de su presupuesto, ú sean 107,72i,55[
i íún de escuelas de niños y niñas en la eapiti
(i I V«íc páff, *6i.
-485-
eomenzado las obras en solar municipal, calle del Cid. (Véase
capítulo adicional).— Armunia (1.163 habitantes): 3 escuelas
mixtas y de temporada. — Carrocera (1.213 habitantes): 6 es-
cuelas mixtas y de temporada. — Cimanes del Tejar (1.632 ha-
bitantes): 6 escuelas mixtas, y de temporada. — Cuadros (2.061
habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 6 mixtas y de tem-
porada; algunas de nueva planta desde 1890 y otras restauradas
con obras acometidas por el Municipio y un auxilio de 3.000
pesetas por el Diputado á Cortes D. Fernando Merino, asi como
la de Lorenzana á cuenta 'de fondos de la obra pía de su nom-
bre.— Chozas de Abajo (2.830 habitantes): 9 escuelas mixtas
y de temporada con edificios nuevos, aunque reducidos en Ar-
doncino y Banuncias, debidos al vecindario.— Garrafa de To-
rio (2.441 habitantes): 12 escuelas mixtas y de temporada. —
Gradcfes (4.307 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y
20 mixtas y de temporada; en regular estado las de Santibañez,
Yaldubieco, Santa Olaja y Val de San Miguel por el Municipio
y pueblos; pero las demás en mal estado. — Mansilla de las
Muías (1.430 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 1
mixta y de temporada. — Mansilla Mayor (772 habitantes): 3
escuelas mixtas y de temporada.— Onzon illa (1.373 habitan-
tes): 4 escuelas mixtas y de temporada. (Véase Escuelas privadas)
— Rioseco de Tapia (1.168 habitantes): 3 escuelas mixtas y de
temporada.— San Andrés del Habanedo (2.084 habitantes):
2 escuelas de niños, 2 de niñas y 2 mixtas y de temporada; ha-
biendo construido recientemente el vecindario la de Villavalter.
— Santovenia de la Valdoncina (1.204 habitantes): 5 escue-
las mixtas y de temporada.- Sariegos (1.063 habitantes): 3 es-
cuelas mixtas y de temporada.— Valdefresno (2.249 habitan-
tes): 1 escuela mixta y de temporada.— Valverde del Camino
(2.058 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 4 mixtas y
de temporada; habiendo levantado recientemente el vecindario
la de Fresno del Camino.— Vega de Infanzones (1.136 habi-
tantes): 3 escuelas mixtas y de temporada. — Vegas del Conda-
do (3.197 habitantes): 12 escuelas mixtas y de temporada. El
edificio de la villa es de regulares condiciones; para las escuelas
de San Cipriano y de Villamayor contribuyó con importantes
donativos D. Primitivo Valbuena, más las restantes escuelas es-
— 4S6 —
í;iu en mnl estado y en locales alquila
esfuerzos que por la enseñanza hace tí Ayontami
dangaa dei Páramo (1.015 habitantes): 1<
de ninas y 2 mixtas y ríe temporada- — VillaquiL
habitantes): 8 escuelas mixtas y de temporada.— Viltc
go (1.751 habitantes): 1 1 i
¡a escuela de Villimcr lia cedido uti local el Diputado
v sabio publicista D. Gumersindo uantl
el material escolar. — Viltaturiei
mixtas y de temporada, habiendo construido reí
vecindario [as dó VJltarrodanes y Roderos.— En log
Municipios de! partido judicial de I*eón, no
notas, son también muy grandes las deficiencias escola
MrííiAs i»K Pabrdes.- Murías de Par
lea): 1 es I dr ninas y 13 mixtas y de te
en mediano estado los mas, a pesar de reí
Presbítero D. Gerónimo Quintana, párroco de la Al me
Madrid, ha reconstruido á sus expensas I. a do 1
J.i rúente. — Barrios de Luna (1.759 hábil
mixtas y de temporada.— Cabrtltan es (1.679 ¡
telas mixtas y de temporada.- -Campos fie lü Lar
habitantes): 7 escuelas mistas y de temporada,— *J
[9.106 habitante*): 18 escuelas mixtas y de temporada
lino García, de Laucara, ha subvencionado cu
años ul Maestro y surtió de menaje á la Escuela del f
La& OníüñüS (1.275 habitantes): i escuelas u
ponida. — Palacios *ltí SU (2 77ü habitantes): 1
ño?, 1 de niñas y 0 mixtas v de temporada d<
ríndanos con sus obras, celo é interés por la
fio (2,385 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas ]
tas y de temporada,- Sa/t Emiliano ó La Moj
hilantes): 11 escuelas mixtas y de temporada. — Santa
di' Qrdó& (1,090 habitantes); 0 escuelas mixtas y de
da,— Soto y Amio (2J73 habitantes): 1 escuela de ni¡
niñas y 8 mixtas y de temporada algunas de nueva ptai
reformadas por el celo del Ayuntamiento, ayudado p(
personal de los vecindarios.— Valdesanu
ouelas mixtas y de temporada, — Vegarienta {IÁ
- 487 -
tantes): 13 escuelas mixtas y de temporada. — Villablino (2.877
habitantes): 1 escuela de niños, J de niñas y 12 mixtas y de
temporada; algunas de nueva construcción y reforma, mientras
en la villa se está levantando un excelente edificio de escuelas
teniendo proyectado el Ayuntamiento completo arreglo de las
demás. (Véanse Escuelas privadas). — Los pueblos, que nó . los
Municipios de este partido judicial, yienen mejorando edificios y
escuelas en cuanto pueden; lo que hacía mucha falta porque en
su mayor número están cubiertas de paja, de pizarra algunas y
las menos de teja; son reducidas, escasas de ventilación y en su
mayor parte con piso de terreno.
Poxfemíavx.— Ponf errada (7.188 habitantes): 4 escuelas
de niños, 4 de niñas y 9 mixtas y de temporada. Desde hace
años el Ayuntamiento viene consignando en sus presupuestos
diferentes cantidades con que va mejorando las escuelas, que
dejaban bastante que desear. — Alhares (2.106 habitantes): 1
escuela de niños, 1 de niñas y 7 mixtas y de temporada; en mal
estado y edificios alquilados.— Los Barrios de Salas (1.961
habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 5 mixtas y de tem-
porada; también en mal estado y sin locales. — Bembibre (3.4-06
habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 8 mixtas y de tem-
porada.— Benuza (2.811 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de
niñas y 8 mixtas y de temporada. — Borrenes (984 habitantes):
1 escuela de niños, 1 de niñas y 4 mixtas y de temporada. —
Cabañasraras (963 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas
y 1 mixta y de temporada; en mal estado y en locales alquila-
dos.— Carucedo ó Lago de Carucedo (1.586 habitantes): 5
escuelas mixtas y de temporada. — Castrillo de 'Cabrera
(1.416 habitantes): 6 escuelas mixtas y de temporada.— Castro*
pódame (2.416 habitantes):* 1 escuela de niños, 1 de niñas y 6
mixtas y de temporada; algo mejoradas las primeras y en mal
estado las más délas últimas. — Congosto (1.844 habitantes):
1 escuela de niños, 1 de niñas y 4 mixtas y de temporada. —
Cubillos (654 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 1
mixta y de temporada. — Encinedo (2.393 habitantes): 1 escuela
de niños, 1 de niñas y 8 mixtas y de temporada. — Folgoso de
la Ribera (1.955 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y
5 mixtas y de temporada; en mal estado y casuchas alquiladas.
32
— Fresnedo (929 habitantes): 1 escuela de niños, 1 d<
2 mixtas y ele temporada. — Igüciia (1.931 batí
-le temporada, - Molinasa ü I I
escuela de niños, 1 de tiiiius y 6 mixtas y de ti
catado. - Noceda (1*766 habitantes): 1 escuela'
niñas y 3 mixtas y de temporada, -Páramo
bitantes): 1 escuela de niños, 1 de aiñaa y 8 mixtu-
rado; algo reformada la dí Argayo por loa vecinos y
más están en locales propios, no merecen el nombre*
\a,— Pr¡aranza del Bierso (1.990 Imbifanh
tas y de temporada; en nial estado y locales alquila
te Domingo Florea (1.935 habitantes): 1 escuela ét
de niñas y 6 mixtas y de temporada.— & han
dueza (2,218 habitantes): 9 escuelas mixtas y de temj*
Toreno (3,810 habitantes): 2 escuelas de niños, 2 de r
mixtas y de temporada; en estado deplora lile, que el
argente reforma, -Los Municipios de este partido
dan noticias especiales, dejan igualmente mu
su atención para los medios y desarrollo debido de la i
za popular.
Riaño.— Riaño (2.025 habitantes): 1 escuela dentó
niñas y 7 mixtas y de temporada; con algunos regulai
l%ñ*—AceBüdQ (723 habitantes): 3 escuelas mixi q
rada; en edificios regulares, hah¡ obtenido
venciones del Estado. Las escuelas de Acevedo y Lw
nen algunos bienes inmuebles de escaso valor.— L
Muérgano (2.266 habitantes): 9 escuelas mistas | de i
dñ. — Burún ¡1 130 habitantes): 7 escuelas mixtas y d(
rada; la de Lario ea buen edificio.— Cistiern
tes): l escuela de niños, 1 de niñas y 15 mixtas y á
la de Sabero fué construida p iad anónima I
de Sabero, y otras á i$ de hj pueblos
lo mismo con las demás, que son muy reducidas.—/.///
habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y G mfo
perada; solamente aceptable la de Lillo — M
lantes): 1 escuela mixta, regular. - Qsr]fa da Sajambn
habitantes): 4 escuelas mixtas y d* temporada
\'al(león (1.117 habitantes): .H escuelas mixtas y <i
— 489-
— Prado (872 habitantes): 4 escuelas mixtas y de temporada;
la de Prado mejorada por el Ayuntamiento y las demás en mal
estado. — Prioro (987 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de ni-
ñas y 1 mixta y de temporada; la de Prioro con buen edificio en
construcción, y gozó durante años de crédito especial como pre-
paratoria para ingreso en las Normales ú obtención de certifica-
do de aptitud para temporeras mientras estuvo regida por el ce-
loso Maestro D. Benito Herrero Fernández, hoy jubilado. — Re-
nació de Valdetuejar (1.441 habitantes): 9 escuelas mixtasy de
temporada; algunas, pocas, mejoradas. — Reyero (595 habitan-
tes): 4 escuelas mixtas y de temporada; la de Pallide en cons-
trucción.— Salamón (868 habitantes): 6 escuelas mixtas y de
temporada.— Valderrueda (1.709 habitantes): 7 escuelas mix-
tas y de temporada. — Vegamian (1.325 habitantes): 9 escuelas
mixtas y de temporada. — Villajandre (1.550 habitantes): 9 es-
cuelas mixtas y de temporada; construidas por los respectivos
pueblos y la de la villa es aceptable. — Todas las escuelas de
este partido, á excepción de las muy pocas citadas, no pasan de
medianas y muchas de ellas son malas por reducidas y antihi-
giénicas.
Sahagún.— Sahagún (2.787 habitantes): 2 escuelas de ni-
ños y 2 de niñas, que no pasan de medianas.— -Almanta (76b
habitantes): 1 escuela de niños y 1 de niñas; en estado deficien-
te. - Bercianos del Real Camino (537 habitantes): 1 escuela
mixta.— Calzada del Coto (789 habitantes;: 8 escuelas mixtas
y de temporada. — Castromudarra (245 habitantes): 1 escuela
mixto.— Castrotierra (254|habitantes): 1 escuela mixta. — Cea
(1.062 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 1 mixta y de
temporada. — Cebánico (1.158 habitantes): 7 escuelas mixtas y
de temporada.— Cubillas de Rueda (1.515 habitantes): 9 es-
cuelas mixtas y de temporada. La de Villapadierna fué cons-
truida contribuyendo por terceras partes los fondos del pueblo,
el auxilio de los vecinos y el del celoso Maestro D. Mariano Ro-
dríguez; en los demás sitios hay locales propios, aunque deterio-
rados, y otros son alquilados. —Escobar de Campos (386 habi-
tantes): 1 escuela mixta. — GaZ/eg aillos de Campos (1.493 ha-
bitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 8 mixtas y de tempo-
rada; buenas y capaces las de la capital, construidas en 1900
.1
1
• 1
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— 490 —
con fondos del pueblo; la de San Pedro, mejorada; y ot
mal estado. — El Burgo ó Burgorranero (1.453 habitan
escuelas mixtas y de temporada. — Gordaliza del Pim
habitantes): 1 escuela mixta.— Grajal de Campos {XA
hitantes): 1 escuela de niños y 1 de niñas. — Joara(llQ ha
tes): 7 escuelas mixtas y de temporada. — JoariUa de la¡
•i tas (1.101 habitantes): 1 escuela de niños, 1 do niñas y 2 i
. y de temporada. — La Vega de Almanza (937 habitan
s¡ escuelas mixtas y de temporada. - Sahelices del ítio (6
i hitantes): 2 escuelas mixtas y de temporada.— San (a Cr
I de Valmadrigal (826 habitantes): 2 escuelas* mixtas y d
l porada. — Valdepolo (1.795 habitantes): 9 escuelas mixta
■ temporada; algunas de obra nueva y otras reformadas ce
)} dos municipales y donativos de vecinos. — Vallccillo (A{
|1 hitantes): 2 escuelas mixtas y de temporada.— Vi/lamar
I). Sancho (508 habitantes): 1 escuela mixta.— Villa t
JJ (1.427 habitantes): 5 escuelas mixtas y de temporada. —
ji mal (793 habitantes): 3 escuelas mixtas y de temporada.
llamoraiiel de las Matas (565 habitantes): 2 escuelas n
recientemente construida la de Villamoraliel por el puel
Villaselan (1.144 habitantes): 6 escuelas mixtas y de ten
da. — Villaverde de Arcayos (372 habitantes): 1 csctieli
idi.— Villazanzo de Valdera (1.908 habitantes): 8 esc
mixtas y de temporada; algunas debidas á los pueblos y 1
más en deplorable estado.— Muy poco han hecho los A;
mientos de este partido judicial en los últimos años p£
mejor acomodamiento y progreso de la enseñanza, y la mi
de las Escuelas se hallan en estado tan lamentable, que <
cuente preferir los pórticos de las iglesias á los paupér
locales de que se dispone.
Valencia de D. Juan.— Valencia de.D. Juan (2.344
tantes): 1 escuela de niños y 1 de niñas; en edificios de
planta desde 1902.— Algadefe (741 habitantes): 1 escu
niños y 1 de niñas; en mal estado.— A rdón (1.769 habití
1 escuela de niños, 1 de niñus y 5 mixtas y de témpora
Cabreros del Rio (793 habitantes): 2 escuelas mixtas y d<
porada; en mal estado. — Canxpazas (581 habitantes): 1 es
de niños y 1 de niñas; en edificios deteriorados, - Camp
— 40 I —
512 habn Líelas mixtas; en estado defi-
I escuela de niños y 1 de
ios con menaje moderno. - C&Btrofuer¿&
tan tes): 1 escueto y l de niñas; eo mal optado.
lü \ habitantes): i escuela de ftíños, l
ada; la de niños en edificio des*
■¡■», de malas condiciones, y la de ninas alquilada.
s (777 habitantes); i escuela de niño?,
y I mixta y de temporada; en muí estado.— Cubil/as
(617 habitantes): l escuela da niños, 1 de niñas y
;i muí estada,— Fresno de la 1
i de niños y 1 de niñas, con pobres
: - Fuentes dé Carbajal
ile niños y 1 de niñas. La do Fuentes fué
ir prestación voluntaria vecinal y la de
ociada [ or ruinosa dándosela enseñanza m el sa-
unicipales, y los pueblos nilernan por meses ía
i de niñn ¡cilio (1,431 habitantes): l-cscue-
con edificio moderno,
85 habitantes): 2 escuelas mí
icos y alegiv- insuficientes para
niñas.- /sagre (343 habítenles): 3 es*
temporada; en edificios relativamente anti-
Oteroa (999 habitantes); 1 escuela
f 1 de niñas; en mal estado. — Matanza (554 habi-
do niños y 1 de niñas; en bueno» locales, —
habitantes): 7 escuelas tnixl
Datado.— -San Mi lian délos Cabadnos
i ti edificio bien conservado,
vttas Murtas (1808 habitantes):
temporada; algunas construidas en 1
la capital lada poj inos; y otros pueblos lio-
Gu :nnt>l{-* (810 habi-
do niños y i de niñas; en mal estado,— Val-
i i < mi;! mixta, en la casa consisto'
Vnltivrcis i¿\ B00 habilanles): 2 escuelas
I mixta; las primeras, han sido coostrui-
ón del listado por gestiones del Dipu-
— 492 —
lado á Cortes D. Demetrio Alonso Caslrilto.—V
(2.2Ó1 ha hilantes): 1 escuela de niños» 1 de mf\:
rada; la de Fontecha construida en 1903 con donativo
lares, y las demás en mal estado. — \'alf
hitante*): 1 escuela mixta; en buen estado — Villabrt
hilantes); 3 escuelas mixtas; la de la Capital, mod
la de Facilar reformada por el vecindario; p
cuelas son inservibles.— Villa f\- (703 hsblianfc
niños, 1 de niñas y una temporera; la de niños, mejoi
el Ayuntamiento, la de Diñas, instalada en las eonsist
la temporera de Villomatiel, reformada por e! vccindni
ttademof rfe la Vega (944 habitantes): 1 escueta
niñas; en mal estado.— Viltafér (851 habitantes): 1 e:
niños y 1 de niñas; en edificios raodi
mandos (729 habitan tesj: 1 escuela de niños, 1 de t
mixta; la de niñas en la casa consistorial. — Vtllamañt
habitantes): 1 escuela de niños y 1 de nir". fruida
El Municipio estableció en IH7K la enseñanza dealguitf
turas para auxiliar á los niños pobres de la localidad
nueva de tas Manzanas (1.071 habi tan tes); i e
y de temporada; en mal estado.— VitlaquPjídü (977
1 escuela de niños y 1 de niñas, en ma! estado, —
loa partidos judiciales anteriores, los locales
bitaciones de los maestros no son capaces ni higiénico
mayoría son alquilados.
La Vecilla.— La Vetilla (074 habitantes): 4 eset
v de temporada; en mediano estado. -Donar (2,804
tes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 12 mixtas y
en excelentes locales en la villa y pueblos, demnstrandr
tamiento celo especial por la enseñanza,— Carmenes i
hitantes): 12 escuelas mixtas y de temporada.— La
{ 1 163 habitantes): 7 escuelas mixtas y de temporada .—
de Gordón (4,486 habitantes): 2 escuelas de niu
ttiixtaa y de temporada; con algunas escuelas nu
- cou subvención del Estado, debiéndose la de lluergas,
á donativos del hijo del pueblo D. Luis García, a quiec
tamiento dedicó una lápida de gratitud. — La fío
mies): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 9 mixta
— 403 —
rada; en mal estado.— Maíallana de Vegaceraera (L800 ha-
bitantes):*? escuelas mixtas y de temporada; tres construidas por
los vecinos.— Rodiezmo (3.089 habitantes): 1 escuela mixta y
de temporada; la de Casares reformada por suscripción, que
ha encabezado el Diputado á Cortes D. Fernando Merino; la de
Villamanin débese á D> Ruperto Sanz; y las restantes se hallan
**n mal estado y en locales alquilados» — Sanea Colomba de
Curu crío (I.ÜÍÍ9 habitantes): 8 escuelas mixtas y de temporada. —
Vatclclugueros (1.031 habitantes): 9 escuelas mixtas y de tem-
porada.— Valdepíelago (1.174 habitantes): 9 escuelas mixtas y
de temporada. — Vatdetya (352 habitantes): 3 escuelas mixtas
y de XempoTaáüi.— Vcgacercera (940 habitantes): 5 escuelas-
mixlas y de temporada.— Vegaqttemada (1,693 habitante?):
*J escuelas mixtas y de temporada.— Respecto de algunos locales
de escuelas de esie partido judicial, se indica ser detestables
bajo el punto de visla pedagógico é higiénico.
Vi llaf ranga del BiERZO, - Yillaf ranea del Bíerzo (4424
habitantes): 4 escuelas de niños, 4 de niñas y 1 mixta; en loca-
les alquilados y defeeluosos.— Arganza (2,061 habitantes): i
escuela de niños, 1 de niñas y 4 mixtas y de temporada.— Val-
boa (1.276 habitantes): 2 escuelas mixtas. — Bargas (2,357 ha-
bitantes); 3 escuelas mixtas.— ifr/7a/-¿c9a {926 habitantes): 3 es-
cuelas mixtas y de temporada. — Cacabelos (2.180 habitantes);
2 escuelas de niños y 2 de niñas; en locales mejorados de que
carece el pueblo de Quilos.— Camponaraya (1.456 habitantes):
1 escuela de niños, 1 de niñas y 3 mixtas y de temporada, unas
instaladas en las consistoriales; en otras de los pueblos se han
acometido mejoras y lodas dejan que desear.— Candín (2.188
habitantes): 1 escuela mixta y de temporada; en mal estado.—
Carraecdelo (2 7¿8 habitantes): 3 escuelas de niños, 3 de ni-
ñas y 2 mixtas y de temporada. — Candían (3,856 habitantes):
1 escuela de niños, 1 de niñas y 6 mixtas y de temporada. — Fa-
bero (1.155 habitantes): 5 escuelas mixtas y de temporada. —
Oencia (2.426 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de niñas y 5
mixtas y de temporada,— Paradascca (2.208 habílanlcs): 1 es-
cuela de niños, 1 de niñas y 5 mixtas y de temporada; en mal
estado.— Peranzanes (i, 702 habitantes): 1 escuela de niños, 1
de niñas y 6 mixtas y de temporada; en mal estado y locales de
'
— 494 —
alquiler.— Saucedo (1,007 habitantes): 2 escuelas de ni
niñas y 1 mixta y de temporada. —Sobrado 6 Porl
1 1 164 habitantes); 6 escuelas millas y do temporac
délo (2,174 habitantes): 1 escuela de niños, 1 de ni
tas y de temporada. — Valle de Finoll
Moreda (2.086 habitantes): 2 escuetas de pii
2 mixtas ó de temporada. — \ rega de Espié
les): 2 escuelas de niños, 2 de niñas y 1 mixta y d
— Vega de Valen r ve I (3.574 habitantes
2 de niñas y 5 mixtas y de temporada; en m.
decanes (2,361 habitantes): S escuelas de nif<
mixtas y de temporada— Las escuelas de este partido
en bu mayoría las condiciones necesarias; por lo peñera
local es bueno, pocos son regulares y muchos pésitfc
Las anteriores muy sucintas notas, como lo ¡mpn
de este capítulo, si se refieren en lo principal al ni
cuelas y estado de los locales, reflejan indirecta pero
otras muchas deficiencias escolares relativas al
todo y materia pedagógicos, que ni ni pueden des
departamentos semejantes, cuyos directores están
pobremente dotados en consonancia con los huim
mientos donde desenvuelven su misión transcendental
variable clasificación de escuelas, su frecuente
desta categoría por reclamaciones del magisterio
cías del censo de población (no atendidas muí
Ayuntamientos) se desistió de más detalles en los
anteceden,
Breves también serán las siguientes indicado!
otras primarias escuelas especiales.
Las de Párvulos no se hnn desenvuelto has l a
cercanos, porque en [as capitales, villas y pueblos de Q
portancía de Oviedo y León aún perduran las
«de amigas* , donde los pequeñuelos permanecen enl
horas enteras salmodiando rezos duran ¡Li-
ciones de sus padres. No transcendió á h
laescuelade párvulos iniciada por el benen
Madrid é impulsada por los Hres Montesino, D
otro.-, cuando la Sociedad encargada de preparar
;¡inos.
ero el
-495-
^icación del pueblo, las Conferencias de Lasagra, los artículos
ele Mesonero Romanos, las gestiones de Gil y Zarate y varias dis-
posiciones oficíales para arraigar tan convenientes centros do-
centes en aquel período memorable de 1831 á 1850; y no es de
extrañar, porque no resultaron afirmados categóricamente en las
Leyes de 1857 y efímera de 1808, aunque ya se había dictado
el R. D, de 3 de Agosto de 1853 y subsistía la primitiva y Nor-
mal Escuela de Madrid, donde se hicieron ensayos del método
froebeliauu, que implantó en España el respetable Sr. Castro.
Desde 1882 se encomendó acertadamente esta enseñanza ü las
maestras, previos esludios especiales; medida que sufrió diferen-
tes vicisitudes, aunque al fin predomina en su tendencia funda-
mental. No se han de describir aquí las actuales deficientes es-
cuelas de párvulos, que en su interior y exterior necesitan radi-
cal reforma.
La de Oviedo fué creada por el Alcalde D. Matías J. Cónsul
é inaugurada en 1860 eon 116 niños de ambos sexos en de-
partamento del antiguo hospital de San Juan, "y no mucho des-
pués se trasladó á olro de las escuelas municipales del Fontán,
que no reúne condiciones para su destino. El Maestro, que lo
viene siendo desde la fundación, D Urbano Olay desenvuelve
la enseñanza bajo sistema ecléctico, el de Montesinos con ejerci-
cios de Froebel, y á sus esfuerzos se debe un material pedagó-
gico bastante aceptable: pero que debe completarse al mismo
tiempo que se lleve dicho centro á edificio apropiado. En las
Graduadas prácticas, después de la reforma de 1898, hay la co-
rrespondiente sección con niños y niñas párvulos. La Escuela
de Párvulos de León ha merecido elogios desde su creación
en 1864 por el Alcalde D. Pablo de León y Brizuela, procuran-
do su apertura en 1866, venciendo toda clase de dificultades,
D. Salvador Muro y Colmenares, presidente de la Junta provin-
cial de Instrucción Pública. La de Gijón se debe al benéfico
D. Mariano Suárez Pola, que la dispuso en su Memoria testa-
mentaria de 1879, «estableciendo una Escuela de párvulos para
recojer los niños de menestrales y jornaleros del pueblo mien-
tras van á sus trabajos», escuela asilo que el Ayuntamiento gijo-
nés ha organizado (1) con celo y enconando á las Hijas d¿ la
(i) Acta de la Junta provincial de Beneficencia pirticilar do O/i'cJíJjjd de Abril de
1903 con informe del autor de la presente Historia.
t J ti Li c
:iehrs
— 496 —
Caridad en 1892. En otros pueblos se han enlabie
escuelas de párvulos, como en Cudillero, Gozón, ¡
proyecto en la villa de Aviles, y en algunas Io<
á cargo de congregaciones religiosas euaTV:
cesidad y á la Ley, debieran crearse en m&s pueble
y León.
Kespecto a las aulas de adultos pueden repe
bras del Sr. Gil y Zarate escritas hace medio sL
las de adultos no se conocen todavía en España, sino
blecimicnlos destinados á suplir la falta de instra
en los que han dejado de adquirirla durante su infar
escuelas, que sirven de complemento á las elemental"
afirmar a los jóvenes en la instrucción adquirida, yi
filiarla en los ramos que tienen aplicación n 1
I ¡ :m logrado establecerse; y aun bajo el primer a
cuenlran tampoco grandes simpatías* (1). La Ley de
de su fomento y las determinó en pueblos de m&í
mas y, apesar de su utilidad y transcendencia, no
de Oviedo hasta 1862 por el Alcalde D, Ramón
mendándose esta enseñanza especial al docto inaesirt
flr la Vallina; y seguidamente, por esta époi
cuelas nocturnas para adultos en Gijón, León y i
des más sin fijeza en ocasiones; porque hub 1
creaciones y supresiones, dispuestas ó tole¡
pios, mientras que otras veces han subsistido po;
lusiásrao de algunos maestros. En este punto es Li
de la Junta provincial de Primera enseñanza de ( I
viembre de 18f>s a Mayo de 1871) el impulso que dio
tos de su instituto (2) y principalmente á las escuelas
que desde entonces arraigaron más en la pi
mismo tiempo en León, aunque allí en las escuela
por el invierno, es frecuente la a adult
íi) Gil y Zarate: /V Ai Jnitrmctán ¿úbtka dt Hifinü
(íi V¿a«:
■Memoria more el fotado y progresa» de li Iü*in
Primera en ^c nanzú de l.t Provincia de Ovici • i la K*cm,i.
mUma, (Oviedo-- Imi. de Eduardo Una — «
E* Je iciuÍF [jue no *c cvitimiire U publíc temí ilj tía
IcrOAnK Mi'iirm.i, rce'iirvrrnl.ilíte \t «t su tvxia y ilifer
Junt.i D, Pedro I . \\.M. ■,. prt Silente, P
I p L> SAnii.ip-1. Kuiz (.icuiki.,, n. Clai
Jrr Üiaí, D, SamKu Alvares MontcquÍní ü« R.ifuel García Andrcs
lío UAptt, Secretorio.
^^
— 497 — •
ñámente se favoreció más y mejor la enseñanza de Adultos
en el R. D. de 25 de Mayo de 1900, en Institutos y Escuelas Nor-
males, y en el Reglamento orgánico de Primera Enseñanza (ar-
tículos 84 á 86) de 6 de Julio del mismo año y en el R. D. de 26
de Octubre de 1901; sin embargo no resulta constante y extendi-
da en principales términos de Oviedo y León, como se desprende
de los datos estadísticos y, antes por el contrario, es frecuente la
resistencia de Ayuntamientos al pago de la gratificación á que,
por este trabajo extraordinario y penoso tienen derecho los maes-
tros. Por último, es de recordar otro R. D. de 17 dq Agosto de
1901 del Ministro Sr. Conde de Romanones, creando en los Ins-
titutos las mencionadas Escuelas elementales nocturnas para obre-
ros (las de ampliación en los ramos que tienen mayor aplicación
á cada localidad, recomendadas por el Sr. Gil y Zarate) con Nocio-
nes de Gramática castellana, Francés, Aritmética, Geometría,
Geografía, Física, Agricultura, Química, Técnica industrial, Ca-
ligrafía, Contabilidad, Moral social, Rudimentos de Derecho, His-
toria patria, Higiene y Dibujo, con matrícula gratuita y asisten-
cia obligatoria para los matriculados.
Aparte de la acción oficial, iniciativa de variada procedencia
se ha manifestado igualmente en favor de la enseñanza de adul-
tos. El pensamiento de escuelas nocturnas y dominicales para
obreros, que desde 1880 tenía establecidos en Oviedo el presbíte-
ro D. Jesús Flórez Villamil, fué ampliado en 1885 y dio origen al
«Circulo escolar ovetense-de Obreros Católicos*, bajo la advoca-
ción de San José, institución que ha favorecido con local y pro-
tección el Rvmo. Sr. Martínez Vigil, obispo de la diócesis, y con
incesantes auxilios el Sr. D. Policarpo Herrero, extendiéndose
aquella á centros análogos de Gijón, Noreña, Siero y Ujo, que
tienen importantes matrículas. En Llanes sostiene útilísima es-
cuela nocturna de Artesanos el Senador Sr. Parres Sobrino,
continuando la meritoria obra de su Sr. Padre. En favor de las
adultas prestan grandes servicios las o Escuelas dominicales»
donde concurren sirvientas y jóvenes del pueblo recibiendo edu-
cación é instrucción adecuadas á su clase, como en la de Oviedo
llamada de la Concepción al fundarse en 1869, hoy denominada
de Santa Eulalia de Mérida, y establecida en el piso bajo del pa-
lacio episcopal; la de Gijón, organizada en 1872; y otras, conta-
-49»-
das, en localidades del distrito donde alguna?
se lian impuesto este trabajo extraordinario de la er
minieal de mujeres (1). Y no debe omitirse el n
ras de Guisasola, de Oviedo, que han 'ido
importante Escuda da Adultas y de uta
enseñanzas muy merecedoras <h
La enseñanza d(- Sordo mu
Sociedad Económica Matritense ini m Lí
miado y .sigue en la Corte con su última organiza
y en pocas capitales más (2)t la tuvo Oviedo d
en un Colegio pensión, dirijido por el ma
Fermín Zabalota y Chueca, en lo cali
do subvención municipal á petición de! catedral
D. Adolfo Buylla, y de otras corporación! itros
sislió por breve liempo, Conviene restablecer ur
loga en Oviedo y León, ruando menos, ya qi
de estos centro?, eíi la K nlral de Madrid
pecial de métodos y procedimientos de 1; - ei
do-mudos y ciegos al que puedei
tos asi lo deseen y hayan cumplido I le 17 añi
por esta ciudad del Sr. Za lia lela d ordarse^
de alumnos internos, medio pensionistas y externo
rebajas á los desgraciad excelentes
su rápida duración. Gijón subvenciona una ensefi
Entre las nuevas direcci - de la I
están las Colonia- escolares, que patrocina y dirigí
dicho, el Claustro universitario de ' \vh I
que la institución está asegurada entre nosotros
(i i Vi%in«¡
—Rcgi**tttnto • oUr de übrcí
— Ai en ta apertura <ti- ím cfait» i ■
U. Mni]|ict V
, dimana, i »<i ij 4 > .
nrjj prunuii
p9t >
por el i j. r[, \'r. Mi
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JL'rc* deOvitdo; dirigidas yoi ..I >i Ü
D* Coi>cc[KÍrii Kcu.ililt¿ y D, -ir . . . [ ■ i
n¿\ eM i di l
[t| El 1-'.;.:1 I>> .J-. Ov|i 'l. <
'•t «tabletuí
lg< J57.
— 499 —
asi la meritoria obra de Mr. Bion «haciendo, como dijo el céle-
bre pedagogo de Leipzig Dr. Gozte, una verdadera guerra desde
el punto de vista físico é intelectual al incremento del proleta-
riado degenerado; y, cuando las Colonias de vacaciones lleven
veinte años seguidos, en las cepas inferiores del pueblo de
nuestras grandes ciudades habrá seguramente más fuerza y sa-
luz, más vigor natural y más alegría *. Las Colonias escolares
son como defensoras murallas contra la vida miserable y mina-
dora del raquitismo, una institución de higiene preventiva, según
manifiesta Blayac, en provecho de los niños débiles de las es-
cuelas primarias, de Jos más pobres entre los débiles, de los
más merecedores entre los más pobres. Las Colonias, asturianas
\um de imitarse y extenderse por varias localidades de la pro-
vincia, como se han extendido á León desde 1895 bajo la direc-
ción de una Junta compuesta de los Sres. D. Manuel Diz Beree-
doniz, ingeniero, Pallares y Nuevo, médicos, Diaz Giménez y Re-
dondo, catedráticos, y Diez Canseco (L), Secretario. De igual ma-
nera de Ja de Oviedo, la Colonia escolar leonesa se organizó con
donativos oficiajes y particulares; ha escojido también, como
centro de operaciones, el puerto de mar de Salinas (Castrillón)
y quienes quieran conocer los satisfactorios resultados de la fi-
lantrópica empresa lean la detallada relación del viaje de los
colonos, dirijidos por el celoso Maestro D. Benito Blanco y Fer-
nández, con la descripción de la casa, plan de vida (aseo
personal, desayuno, comida, cena, obsequios, playa, baño y jue-
gos) excursiones, trabajos escolares, regreso y resultados inte-
lectuales y físicos de la Colonia etc. (1). Y en años sucesivos ha
continuado la benéfica institución.
El cuadro de cultura popular en Asturias y León hasta aquí
bosquejado con las instituciones de carácter público, que á ella ^
se consagran, debe completarse en estas páginas con una breve
idea de la enseñanza privada que, al lado de la pública y en
competencia y cooperación provechosas, subsiste en todos los
pueblos como manifestación propia de personal derecho. Sabido
es que la enseñanza primaria es libre, que todos los españoles
(i) Véase:
— «Colonia escolar leonesa; Excursión de*i895»; Memoria. (León, iinp. de H. Miñón).
También es interesante:
— 'Cartilla sanitaria para las Colonias escolares del Ayuntamiento de Bilbao* por el doctor
Enrique García de Aucos (Bilbao; 190a).
e la i
ayud
s qu
inó d
- 500-
pueden ejercerla, asi como e- r y dirigir escuelí
glo ¡i las ley orno por o(ra parle, la acción tal
lora del Estado se manifiesta circunsiann.
islilla la privadü enseñanza da todo pui
digna del apoyó y 80l¡dtud de Jos pueblos. Ella
parle en el progreso nacional, ha sido causa de
ción docente y, si no debe ser, como igualmente la [
sorvedora, preponderante y exclusiva dentro y ayud
Estado, la Ley debe ampararla hasta los límites
-nía .libertad bien entendida.
VA ilusione Duque de Rívas trataba de este piol
vació» de miras en la Exposición de motivos de si
dios de 1836 y exponía con claridad cuestión de
deuda en España y oíros países, no de ahora síüÍ
no en la natural ponderación y equilibrio con veniente
supremacía de una sobre la otra. Preténdese por la pi
solicitud de Sociedades, Asociaciones y Congregación*
nados privilegios y hasta un monopolio sin razón qu«
mente; porque, si en casos aislados, tal enseñanza
excepción y ante apatías de la iniciativa oficial
aunque aparente organización oficial, al disponer c
que el Es lado no facilita con tal largueza, no es en e
perforo! mucho menos á la enseñanza pública. Yi
nías atendida que fuese esta oficial en personal, medi<
condiciones; fiscalizada, corno debiera ser, la privadi
mentó ni menos ahogo por el Estado, al cumplir Rema
su misión educadora é ineludibles deberes para la int<
Poder civil, el problema lomaría sus naturales propo
bien de la cultura nacional, Llevada la cuestión en c
opuestas, según el tira y afloja de nuestros partidos
incesantes cambios ministeriales, no es fácil resol ?■
mente el litigio, siguiendo asi la lucha y también la
con las dilaciones y prórrogas conseguidas en el cumpl
tan acertadas medidas, como las dispuestas en D
de Octubre de 1868, 29 de Septiembre de 187
de L° de Julio de 1902, incumplimentado (1),
i 1 } De ésta y otr^ i reforma,* trata el;
— *Di»eur»o leído en la Univenídaii de &ahrci4nca en la inauguración
3 por ti M ¡imito dtlDfiruitfión Pública y Bellas Artes, Enano, Sr, Conde i
- Soi -
Concretando ahora la materia á la realidad de los hechos,
tal cual se ha manifestado la enseñanza primaria privada en
Asturias y León, los datos estadísticos expresan su extensión é
importancia comparadas con la pública, apreciando cifras no
elevadas dé escuelas y concurrentes, repitiéndose aquí el mismo
cuadro que en otras provincias. Ante la deficiencia de la Escuela
pública de primeras letras, con local reducido y sin condiciones,
Ínfimo material, excaso desarrollo y apretada matrícula, surge
la privada con mejores elementos materiales algunas veces (prin-
cipalmente por empresas ó corporaciones), y á ella acuden alum-
nos de familias pudientes, distanciándose asi de los niños po-
bres, cuando es de transcendental interés social que, confundidos
ricos y menesterosos, sin diferencia de clases, sin más categoría
que la aplicación y el trabajo, asistan juntos á las escuelas del
pueblo con finalidad, que debe perseguirse y se alcanzará segura-
mente, siempre que la acción del Estado sea lo que debe ser en
instrucción pública. A este objeto de unión y progreso se revela
hoy en todas partes la tendencia del Poder civil á asimilarse es-
tos establecimientos, llegando al trust de la instrucción popu-
lar, si vale la frase (1).
Ya se mencionaron en el capítulo anterior (2) los primeros
Colegios particulares establecidos en la segunda mitad del siglo
pasado, que tenían sección de primera enseñanza para niños y
niñas; y en años sucesivos fueron muy reputados en Oviedo
los organizados por la ilustrada Sra. D.° Justa Traver y su doc-
to esposo D. Antonio Bellmunt, Sras. Martínez Marina, Sres. Iz-
quierdo y otros varios en León, Gijón, Aviles, Astorga, etc., exten-
diéndose igualmente las escuelas privadas á diferentes localida-
des de mayor y menor importancia, en una y otra provincia,
dándose también el caso de Ayuntamientos que las subvenciona-
ban cuando no tenían recursos bastantes para sus propios esta-
blecimientos escolares. En párrafos anteriores tratando de escue-
(tl Con esta y otras consideraciones del texto coinciden, entre diferentes folletos modernos,
las •Memorias leídas tu los actos de distribución de premios á los alumnos de las Escuelas mu-
nicipales del Ayuntamitnto de Bilbao» en 1901 y 1902 por D. Juan U. Migoya y en 1903 por
D. Manuel Agustino.
Asimismo es notable por sus datos y observaciones la •Mrtttoria sobre el proyecto de
reorganización escolar presentada al Excmo. Sr. Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes
por el Delegado regio de Primera Enseñanza de Barcelona D. Pedro G Marístany (Barce-
lona, 1903).
(a) Véase págs. 330 y 449.
'.'I*»|'U
— 502 —
las de adullos se mencionaron algunas no debidas
t ración pública.
Va ijuc no por su carácter privado sino
la iniciativa particular y á instituciones difer»
del Estado [si bien interviniendo éste directa o inci
lian de apuntarse aquí otros eslableciinienl
escolares, algunas de patronato, asimilables y couipu
ciertos CASOS al ctmdfO de la enseñanza püblii
nará mejor con la observancia del R, D. de 1
y de otras varias disposiciones.
Desde luego merece mencionarse por diado
a *u cumplimiento se habían adelantado diferí
el importante ti D. de 25 de Mayo de U
nblro Sr. íi arria Alix. Impuso a loa pairónos
lores de establecimientos industriales y fabriles la con
una hora de tiempo á los obreros menores de díe
para que se instruyan, y á los jefes de estabtecímic
gan de 150 oper adelante, la obligación
sostener una eseuela elemental. Hace ya basl.
¡ con éxito la que los Srcs. Duro y Corapai
ron te sus talleres en la Felgnora de Langreo
funcionan escuelas análogas en el mismo concejo p<
presas «Hullera de carbonea asturianos
nos», «Carbones de la Nueva», y «Martínez Kivas»; \
la «Fábrica de Mieres», «Minas del Peñóos, «Minase
ñire, ^Hulleras del Turón*, t< Hullera española» y *M
Comidas», en Hieres» por otra de la Fabrica de Miercs
cena de Quiros; por la «Unión hullera metalúrgica o, 1
por la de «Santa Bárbara» é * Industrial asturiana
de Oviedo; por lado o Fernández Nespralo, en 8
Rey Aurelio; y por las * Fabricas nacionales de armas,
bia y Oviedo,
También en diferentes localidades del Distrito mu
se han levantado otras fundaciones escolares, bien rec
más, debidas á nobles impulsadores de la cultora
U\ Véaic;
PUcttrsi* Icldii ni el acto de la ^pcttiuR de las tictidas de N
poffoftSiK». Duro y CofnpaAia, ep La tVJguera, y F¿£t*\mcMt&At,\& mi>mí lUvíetl
— 503 —
manera que en otras regiones de España se han visto favoreci-
das con la implantación de centros docentes de importancia
v instalación envidiables, como las de Llodio, en Álava, por el
primer Marqués de Urquijo; las de D. Lucas Aguirre, D. Valentín
Sotes y los recientes grupos Escolares debidos á ilustres perso-
nalidades en Madrid; la de la Real Maestranza, en Sevilla; y la
Colonia escolar del «Ave María* del ilustre catedrático Presbí-
tero D. Andrés Manjón, en Granada. A tener espacio, hiciérase
aqui breve indicación de éstos y análogos establecimientos de
España (no muchos, porque en nuestra patria sigue dormida ó
recelosa la iniciativa particular) y se ha de apuntar tan solo el
ideal pedagógico del insigne canónigo del Sacro Monte que, como
se ha de ver, ha comenzado á iniciarse en Asturias. «El pensa-
miento de estas Escuelas - dice el Sr. Manjón— -es educar ense-
ñando, hasta el punto de hacer de los niños hombres y mujeres
cabales; esto es, sanos de cuerpo y alma, bien desarrollados, en
condiciones de emplear sus fuerzas espirituales y corporales en
bien propio y de sus semejantes; en suma, hombres y mujeres
dignos del fin páTa que han sido creados y de la sociedad á que
pertenecen. No se dirá que no está aquí bien definida la educa-
ción moderna, íntegra, y tal cual los mejores pedagogos desean
que se dé á la juventud». «Para conseguí rio — añade el fundador
— recibimos en nuestros jardines escolares á los niños desde
tres años, y no los dejamos, si ellos no nos abandonan, hasta
que no estén colocados en su casa, y nunca del todo. Se trata,
pues, de ver lo que consigue una buena educación continuada,
para mejorar razas y pueblos degenerados y para perfeccionar
á los que no lo estén tantoo (1).
He aquí ahora las modernas fundaciones de escuelas en As-
turias y León; siendo de desear que su ejemplo cundiese, y las
gentes opulentas y de buena voluntad concurrieran á la obra
caritativa y social de enseñar al que no sabe.
(i) Los primero* y notables trabajos del Sr. Manjón sobre «El pensamiento del Ave Ma-
rta, colonia escolar permanente en los Cármenes del camino del Sacro Monte de Granada»
(Granada., 1900) han sido reimpresos con inclusión de trabajos posteriores por el ilustrado Pres-
bítero D.Joié Comas, canónigo magistral de Covadonga en nueva tirada asturiana:
— Las Escuelas de Manjón. (Discurso del Sr. Oláriz; Memorias de Granada; la Escuela de
Sargentos; la Extensión Mariana; la Escuela de Cora o, etc.), edición de propaganda publicada
por El Pensamiento de Asturias. ^Oviedo; imp. de Navarro Hermanos, 190»).
33
Provincia lie Oviedo
Ayjlés. — Aviles: Escuela asilo de Afíí
D. Sergio Suare¿¡ en 1894 para treinta niñas lu
murió sin ultimar su pensamiento
del Santo Ángel. Análoga Escuela asilo de la vil le
osla sostenida por las Señoras ile la coofc
lJaul desde 1903. — Cuatrillón: escuelas dtí Ra
alegres edificios; la de niños, cri
Galán y la de niñas por su hermano D, Bernaa
que proyecta oirás fundaciones d< en
pió de su naturaleza.— G escuelas de
pitamente instaladas en buenos locales, Alo?
Ututo del Sanio Cristo del Socorro, fundadas» Lien bal
sostenidas desde 1870 por so genero? i D Mai
rea Pola, á quien se debe Lambí*
jjílulo adicional); pero manifestó predilección pr
miento de estas dos escuelas, en términos, qm
ción corriera peligro por bajas del capital fundni
dos públicos del Estado, la escuela de niños p¡
miento, sosteniéndose á toda cosía la de niña;
quedase (1). Escuela de //■
Barco: Escuela mixta de la Arena, de funda*
patronato de D, Ramón Suarez Iivcluu
Belmo.\te+- Salas: Escuela ua? pairo naío
dríil, fundada en 1898 por el Presbítero D
güeras, con buen edificio y renta anual de L8Í
la particular de niñas de Aiallecina, fui
D. José Habió en hermoso local y con renta de I l
Torergn: excelente Colegio gral
latinidad, in;- talado en magnífico edificio por
lanío González Quintana, de lu ,n renta
tas en valores del Estado, hoy mermada por la
1 .250; está á cargo dé cm Sacerdote.
Canoas de Qnis.- Cangas tic Ottís; I
Alvares de las Asturias», fundada en Coran por i
u leal
i Mai
\t\ Vc.i,* jig, 495-
— 5o5 -
Llanos y Alvarez de las Asturias, inaugurada en 2 de Enero de
1900, y es un establecimiento modelo al que asisten niños de
Corao, lsongo, Intriago, Soto de Cangas, Telena, Coraín, Cueto,
Celorio, Mestas, Soto del Ensertal, Perlleces, Coraó-Castillo,
Paroro, San Martin y Cardes. El benéfico y entusiasta erector
dispuso la Escuela en el mejor edificio, que para el caso halló
en el amado puebltf nativo, de convenientes condiciones peda-
gógicas y le transformó todavía más para el objeto, cerca del
camino real y rodeado de bosque, campos y rio. Allí se abrió
escuela diurna de niños y nocturna para hombres, siguiéndose
\>ara los primeros el sistema mutuo y mixto, aunque predomi-
nando el mutuo por el gran . número de alumnos. El programa
de enseñanza (lectura, escritura, Doctrina cristiana, Aritmética,
Geometría, Gramática Castellana, Geografía, labores, principal-
mente agrícolas) se desarrolla con procedimientos prácticos au-
xiliados por rico y completo material docente, que el genero-
so protector enriquece todos los días con lo mejor de su clase
de España y del Extranjero, en correspondencia incesante é ins-
tructiva con el celoso Maestro, profesor de vocación, al mismo
li^tnpo que con su sobrino D. Leandro Llanos, Alcalde de
Cangas de Onís, que con amoroso celo, secunda y extiende
las instrucciones del bienhechor de Corao. Los niños reciben
premios mensuales en metálico para recompensa de su aplica-
ción y aliciente de asistencia desde pueblos lejanos, aunque por
si mismo los atrae aquella Escuela, rica de medios, alegre y
atractiva por las condiciones en que se desenvuelve y rige; pero
la mayor recompensa es el honor, que se concede al alumno
más adelantado, de colocar y quitar la bandera española en la
puerta del establecimiento. Cuatro cursos de Septiembre á Julio
van fenecidos; entra en el quinto la «Escuela de D. Rodrigo
Alvarez de las Asturias o; y los exámenes verificados en Agosto
acusan cada día los más brillantes resultados de institución que
debiera ser repetida en Asturias y en toda la nación. No se trata
únicamente de una Escuela primaria, sino de centro especial, que
sin perder aquel carácter, sirve y prepara á los alumnos hacia
la vida, ya acondicionándolos para la emigración á América,
que aún sigue en la provincia, como principalmente para los
trabajos agrícolas á que han de dedicarse en su mayor número
— 5' '
los niños. Allí arraigóla «-fiesta del Arí ■
como se debiera, Los j han pli
maderables y fruíales ú? varias clase
agrícolas en la huerta de Hueña, con culi
y con diferentes abonos minerales para com]
cosechas por parcela y hectárea, compn ■■ii«h»-n«
do los gastos de callivo y recolección, raí
Hacen también observaciones con hígróraetr
mómetro; ejercitan la apicultura; crian gusí
lemas; redactan la ero nica de los
dad y su vecindario; acusan el movimiento
curtida feria de Mayo; asisten con sus padres
nocturnas; y, en una palabra, se insb
rren y trabajan satis or el perqué de D,
ñedo de D.a Amalia, asi llamados por la madre
fundador benemérito. Tiene la Es
Ijhjos referentes á aquélla (estados, oficio*, parir-
les, conferencias, ele,); rfgese por un Reglo me Dio
como sustancioso y práctico, bien diferente
dos é incumplidos estatutos tl<> i
mase el Maestro ejecutor de la laudable obra p<
rao, D. Antonio Nava, anles funcionario en I:
vidada enseñanza publica y que, al frenlc del eer
Sr Llanos, eslá manifestando las tnejoi
rienicmonto ba obtenido el primer premio d
por sus experiencias agrícolas le adjudicó el I
Valencia, en el segundo concurso de pn
primaria. Y el ¡5r. D. Eduardo de Llanos Ib
ciosal cercano puebiccíto de Onao; donde había pti
cuela temporera, convertida desde 1002 en
inamienin acudieron los vecinos de dielio pueblí
Perllece?, que ahora pueden instruir mejor
renovada é inspeccionada por el Maestro de Con
como ésta de menaje suficiente y bueno diém
mente la enseñanza elemental ú las
del Árbol. Cuantos, comino de Covadongí
dación palriótiea, que lieva el nombre de mernor
tonino (cual, entre otros, el ilustre Sr. Maujóiv
— 5°7 —
inolvidable con manifestación del sistema pedagógico grana-
dino) ensalzan, como se merece, la nobilísima empresa acome-
tida con humildad y silencio, porque no es rico ni mucho menos
D. Eduardo para imponerse tales sacrificios y desprendimientos.
Al escribir estas líneas, apartándome de toda obligación y grati-
tud al señor Llanos, he de limitarme á poner aquí el mas sentido
y caluroso aplauso para las fecundas obras de Corao y Onao,
ejemplo y norte que deberían seguir tantos y tantos para levan-
tar y regenerar esta España abatida (1). ¡Qué no solamente en
los labios debe tenerse el amor á la patria, porque obras son
amores, y más las obras que se cimientan en la escuela dig-
na de este bendito nombre! — Aniieva: (véase pág. 423). —Pa-
rres: D. Ángel Caso (véase pág. 468) del comercio de Madrid y
natural de RcmelUn, aconsejado por su hijo D. José y por el
Párroco D. Ceferino González, construyó en aquel pueblo, en
1895, un local para la Escuela incompleta de niños, cerca de la
capilla de San José, que también había reedificado, y subven-
cionó al Maestro con 200 pesetas y al menaje con un crédito
prudencial. Años después, en memoria de su dicho hijo falleci-
do, y cuando se elevó á completa la mencionada Escuela, de-
terminó D. Ángel construir otro edificio para la enseñanza de
niñas, dolando á la Maestra con 500 pesetas desde 1901. Enton-
ces el Presbítero D. José Comas, profesor del Seminario de Val-
dedios y hoy Magistral de Covadonga, entusiasta de la obra Ma-
riana de Granada, inclinó al Sr. Caso para procurar una Maestra
de la Escuela especial ó plantel de Sargentes (Burgos) debidos
igualmente al sabio catedrático D. Andrés Manjón, que vino á
Asturias, estuvo en Auseva y visitó á Romellin, sucediéndose
después diferentes circunstancias para que el benéfico Sr. Caso
(i) Fomentando por otros medios la cultura popular, D. Eduardo de Llanos y Alvarez de
la* Asturias viene public indo en Londres excelentes cuadros, bellamente litografiados, que repar-
te después profusamente á los principales centros docentes y á las escuelas primarías de Astu-
iWs y oirás provi.icia*. Lj; aparecidos hasta ahora contienen vistas y detalles interesantes de
Covadonga, Corao, Cangas de Onis, Oviedo, Gijón, edificios escolares de este concejo; intere-
.■*ntes cuadros por curso» de las escuelas de Corao y Onao; regiones de Cangas de Onís, Gijón,
Sicro y Langrco, tomadas del Mapa de Schulz; sondeos de carbón en Hüerces, de Gijón, por
los 5 res Fclgucroso Hermano*; inventario de las maderas de Asturias; apunte de la Escuela de
Carrandi; mapa forestal de Cajigas de Onis; objetos curiosos de la colección arqueológica de
I) Sebastian de Soto Cortés. Kscucla asturiana de Capataces de Minas, Hornos y Máquinas en
Micre?; etc , etc., formando la más bella colección con muy útiles enseñanzas. Como se vé, la
emprcs.: pedagógica del Sr. Llanos es altamente plausible.
Va cu coiuicn/os del pasado !>i¿;lo, en 1808, otro ilustre miembro emparentado con la casa
Je Corao, L>. Felipe Posada y Soto, Dignidad de la S. I. Catedral de Oviedo, fundó una Escue-
la en Cangas de óni*, cuyas rentas debieran esclarecerse.
I A '<*'
— |08 —
solicítase del Director de la Culón ¡a del 9
sora, que dotó con 775 pesetas, viniendo I) ' \
te Gallo. Así desde 1902 tiene Romell
M;iría* ó* mejor dicho, dos, porque el Mai
IJedraces hizo un viaje á los cftrn anadino
la nueva y admirable pedagogía, que puso en pn
mi á Parres. Con el profesor di din mar
Cura del inmediato Casliello D. José lí. de la Fu
que, al retornar de la hermosa ciudad del Genil
manos á la obra dé enseñar por el sistema Maojtf
gre campo de la iglesia todos los días reúno mucha
tro parroquias, que se instruyen y educa;
De esta suerle entró en Asturias la meritísiiBa obra
jón, gradas á los Sres, Caso, Comas (i) y auxilia
' con ftjénrplosque ha repercutido en 1 Janes. Vatdés
Colunga, Cabrales, San Martin del
llamamientos de personal de Granada, & que o*
el i lustre pedagogo ileJ Ave María,
Castropol.- Completai
datos se Eiizo en la pá eoela
Itn de Tapia, se a provee] lugar para
fundadores en 1789 fueron D Diego Paos v D." t
nnndex de la Arena dotándola con una
modernamente ha sido vendida por el Estado, qu
Ayuntamiento en 1886 una inscripción por 7 I
intereses han bajado por arreglos,
pesetas.
Gwón. — Gijón: Escuelas de Sania Doradia y
ñora de los Dolores. (V< ágs, 952,
D. Acisclo Fernández Vallin * Buslíllo,
397, 398, 46á y 172) fallecido en 18HB, deiermiD
mentó de 1890 que la mitad dfj las acciones del B
ña existentes á su nombre cuando falle
fundación y sostenimiento de un t Asilo de niñas
Santa Laureana», en las cercanías de Gíjób,
las instrucciones dadas á sus testamentarios
lt) V. 4. 503
— 5<>9 —
en testamento ológrafo no dispusiera otros detalles y circuns-
tancias para la institución. El generoso Sr. Vallin levantó y ha-
bilitó magnífico establecimiento en Somió para dicho asilo, al
que también destinaba algunos cuadros de mérito después de
donar otros al Museo nacional de pinturas de Madrid y al Insti-
tuto de Jovellanos. La fundación de Santa Laureana no está to-
davía ultimada.
Infiesto. — Infleslo: En la reciente y acertada reforma de la
obra pía del Alférez Blanco (véase pág. 295) por los actuales
señores Marqueses de Vistalegre se ha establecido una buena
Escuela primaria.
Laviana.— Langreo: D. Antonio Velázquez, de la Sociedad
^ftvwo-Felguera», estableció en 1902 en magníficos y amplios
locales una Escuela, dirijida por ocho Hermanos de las Escue-
las Crislianas de San Juan Bautista de la Salle, á la que asislen
más de 500 niños con los mejores resultados por la excelente
organización y medios de estas completas aulas de la Felguera.
San Martin del Rey Aurelio: Con subvención de 10.000 pe-
setas del Ayuntamiento y 30.000 donadas por D. Policarpo He-
rrero, Sociedad «Duro Felguera», Marquesa de la Isabela y
de Camposagrado, Párroco de San Andrés de Linares (D. Nico-
lás Arguelles, que estudió en Granada y practica en Asturias el
procedimiento pedagógico del Ave María) y varios particulares
se ha construido amplio y hermoso edificio para Escuela de
párvulos en la Obscura, ya en ejercicio cuando aparece este li-
bro, dirijido por Hijas de la Caridad, y que será dotado del me-
jor material y sostenido por los indicados donantes y una sub-
vención municipal de 1.000 pesetas.
Lena.— Qw/rtf.s: El Iltmo. Sr. D. Bernardo A lvarez Terrero
y Valdés fundó por su testamento de 1889 una Escuela de pri-
mera enseñanza superior en Villamarcel, de la que es patrono
y administrador el Diputado provincial D. Manuel Nieto de la
Fuente. La institución, bien regida por excelente reglamento (1),
da los mejores resultados, que no alcanzan las preceplorias de
latin instituidas por el mismo caritativo procer.
(i) Véase:
— «Fundación de la Escuela de primera enseñanza superior en Villamarcel, concejo de Qui*
ró< . bases y reglamento.» (Oviedo, imp. de A. García, 1896).
Li;akca.— \ Ed 1002 fueron ioaugur
de Cancro las escuelas de niños y niñas debida*
miento del Sr. D. Eduardo Pérez de la Fañosa, qi
rerer así al pueblo de la naturaleza de BUS padir
miento tiene todas las condiciones pedagógicas rnodci
elegante y salida construcción, en las habita*
tes de Maestro y Maestra, bien retribuidos (el |
dente de las Escuelas del Sacro Monte de Granad
ra de la Normal de Madrid), en las hermosas aul;
mejor menaje y en su acabada organización ron un r
modelo en los de su clase, que hace honor al ilu-
dido fundador. Los vecinos de Busto y pueblos pr
cen á este bienhechor cuyos levantado» sentimii
cen en tan noble obra pedagógica, - í) José v i
sa y Pérez del Rio, fallecido el primero en
y el segundo en Oviedo en 1898, dejaron en su
oü-ÍXJO pesetas para la Escuela de Ca&ietlm
rroquia de Cañero; y el Ayuntamiento de Valdés ¡
trega del legado para su debido cumplimiento
Juan Pérez García, apodado el i Trinquete . natuí
en Tese, de Viilapedre, logró ímp<
arriesgados trabajos y modestos deslinos en el pi
liana, Por sus ultimas dispos
correr con largue/a á parient nprovinciítta
destina 15.000 pesos en favor de loa pobres de la pa
suma que destinó el codicilo para fines bel en i
dad, a juicio de sus testamentarios los Sres. D-
Llanos, D. Rafael de la Cruz y D» Ignacio de Saniia
yantaran un hermoso edificio-colegio en la menett
sia, inaugurado en 1889, designando en 1894
trunos al llluio, Obispo de la I al St\
Catedral y al Alcalde de i h u do \ como vocales .b- i
:j a los señores Alcalde y Arcipreste de Navia, t
Villapedre y mayor contribuyente de la e nali
ta anual de la fundación «Pérez fiari (a
lámina intransferible de la Deuda nacional pi
maestros, menaje, premios, misas por el fundado]
vistos; los profesores lian de ser maestros supci
nos n<
nctum
-511-
tulo se dispensa á los Sacerdotes, que pueden ser nombrados,
como los actuales, para dicho magisterio. Y el reglamento deter-
mina las condiciones de la enseñanza, principalmente católica,
en favor de los niños y niñas de Villapedre y parroquias próxi-
mas.
Llanes.- Llanes: Las Escuelas cristianas de la Arquera,
en las cercanías de la villa, fueron ultimadas realizando el pen-
samiento del generoso D. Manuel Cué Fernández, natural de di-
cho barrio, y fallecido en Santander en 1899. Alzaron su viuda,
la Sra. D.a María Abarca y Junco y Sres. Pola Várela y Junco
Caso, albaceas, un bello edificio dedicado á la instrucción ele-
mental necesaria para el comercio y trabajos á que se consa-
gran en América los jóvenes, que abandonan su pais natal en
busca de mejor porvenir, y lo pusieron bajo la dirección de los
Hermanos de la Doctrina Cristiana. Desde 1901 reciben allí edu-
cación completamente gratuita 140 alumnos de siete años en
adelante, pobres, de la villa de Llanés y pueblos de la Portilla,
Parres, Pereda, Galguera, Soberrón, San Roque, Purón, Andriñ
y Cué; y podrán admitirse otros 10 con módica retribución. El
establecimiento se halla montado á gran altura. Por voluntad
del finado bienhechor Sr. Cué se gastaron 200.000 pesetas pró-
ximamente en el elegante instituto y sus dependencias, fincas que
le rodean y completo material de enseñanza; para su sosteni-
miento se han impuesto 120.000 pesetas nominales en un título
de la Deuda del Estado; y, siendo fundación de carácter pura-
mente privado, está regida por un patronato familiar, que ejerce
actualmente la señora viuda de Cué á la que sucederán sus so-
brinos. IíOs resultados de la Escuela de la Arquera son hasta
ahora altamente satisfactorios. — En la parroquia de Hontoria se
levanta el Colegio ó Escuelas de Cardoso, debidos al espléndido
D. Francisco del Hoyo Junco, del comercio de la Habana, donde
adquirió gran fortuna, que dedicó al morir para un establecí,
miento de enseñanza en la capital de la Gran Antilla y otro en
su patria y casa nativas del dicho Cardoso. Este se inauguró en
1888, bajo la advocación de San Pedro y Santa María, formando
la Junta patronal los señores Alcalde de Llanes, Párroco de
Hontoria y Director.de la enseñanza, que comprende amplias es-
cuelas de niños y de niñas, y asignaturas de comercio con pro-
fesorea bien dotados, aunque el eátal leja
por otros conceptos y conviene refori una mar
y pedagógica para que la institución del
itajas, que redund
u tan importante como la del Valle de San J
morí, de Barros agorará sil upare
tente escuela, mixta por
dirigidos por Siervas de San José, de
jo el sistema íedimientoa granadinos del A
el infatigable Sr. Manjón dirige y auxili
ción. Débese al celo y ardor del Presbítero D. <
de/ de la Vena, catedral ico del Seminario <
en unión de h>s entusiastas vecln<
personas caritativas, que han contribuido on fu
la suscripción y utros con materiales y trabajo, ¿
una obra importante por el ampl lobiendfc
patio, hulera, etc., teniendo las escuetas buco
livo del animoso Sr. Fernández de la Vega La*
morí eslan llamadas a próspero porvenir, en bien de loa
comarcanos, porque también es de esperar q<
para su desarrollo contribuyan hijos de la localidad fl
en América. Kn Cabra
ños y ninas de Inguanzo fin habilite
en IK70 por D, Juan de Alonso Huerdo, nal
que organizó D* Vicente Alonso* — Kn Petlai
vecinos de Suañ ron en 1000 una i, -que
con auxilios de -. auseí mar,
mente D. José Noriega Vega, asi corno < lela
de Cimfano eató sostenida por su vecindario
0?iEno. — Oüiedo: Colegio universitario
letas. (Véase pfig 139),— La Sra I)." I
Ararobarri, de San Sebastian, viuda de P, Han
«¡íidlo, natural de Lorinna de Oviedo, abrió en i'
parroquia rural una Escuela denominada de Nucí
de los Dolores*, realizando ;im. con los pfc
finito esposo, li propios en montuna de
luja I) !l Dolores* Con excelentes [danos del nota
La íiuai'dia, la distinguida Sra, de I
— 513 —
bello edificio destinando una de sus aulas para enseñanza de ni-
ñas, á cuyo efecto dotó la clase de cscojido menaje, y sostiene
una Maestra dotada con 900 péselas y casa en el piso superior;
mientras habitación y aula iguales son para un Maestro y los
niños de la Escuela, correspondientes á aquella parroquia, de-
pendiente del Ayuntamiento de Oviedo, á quien se arrendó tan
magnífico local por tres pesetas anuales. La benéfica dama doña
Cristina Fernández rije hoy la instrucción femenina, que se dis-
pone á ultimar con reglamento y medios duraderos, que han de
ser seguramente expresión de su caridad y un recuerdo imbo-
rrable de su grata memoria y de la del marido é hija llorados.
Pravia. — Pracia: La Excma. Sra. D.a Ramona Valdés y de
los Ríos, viudadel Senador D. Pedro de Salas Omaña, úllimo
representante de esta antigua casa, donó para satisfacer sus
sentimientos caritativos el palacio de aquel nobiliario solar y te-
rrenos adyacentes en el lugar de los Cabos, parroquia de San-
tianes, con el exclusivo objeto de prestar allí la enseñanza pri-
maria y gratuita á todos los niños y niñas de aquella región, en
donde naciera la ilustre fundadora. En 1868 se estableció el Co-
legio, que lleva el título «de Nuestra Señora del Carmen de los
Cabos», encargándose de la enseñanza algunos Sacerdotes auto
rizados por el Excmo. Sr. Obispo de la Diócesis, hasta el año de
1900 en que principiaron y continúan al frente de las escuelas
los R. R. P. P. Benedictinos, los cuales ayudan además al Pá-
rroco de Santianes en su ministerio pastoral por encargo espe-
cial de la erectora. La Comunidad sostiene también una Maestra
para la Escuela de hiñas. — Can clamo: Bajo la denominación de
«Escuela García», se ha establecido en San Román un centro
docente, fundación patriótica de los Srcs. D. Francisco y D. Ra-
món García, generosos hijos de dicha localidad, con el fin de
que los jóvenes del concejo puedan adquirir la instrucción nece-
saria para dedicarse al comercio y á la agricultura. Fué inaugu-
rado en 190J con profesorado de primera enseñanza escogido
en Madrid, única que se podía atender hasta que los niños estu-
viesen bien preparados; y otro fué nombrado en el presente
curso para enseñanza superior y secundaria, como en lo sucesi-
vo serán nombrados los que se necesiten para idiomas, ciencias
exactas, etc. El magnífico edificio, de tres pisos, reúne las apc-
- 514 —
iecibles condiciones, que exigen la higiene y pedagogía para las
aulas indicadas, tiene habitaciones del magisterio, jardin y huer-
ta y además una finca próxima destinada á granja agrícola. Los
beneméritos Sres. (Jarcia son dignos de acendrada gratitud de
cuantos amen la cultura popular.— Cudillero: Ya se mencionó
(Véase pág. 330) el centro de instrucción popular de esta villa.
D. Bernardo G. lío bes donó un edificio y costeó las obras nece-
sarias para establecer la Escuela práctica «de San Dionisio* á
la que doló con una renta anual de 1.000 pesetas. — En el pueblo
de la Magdalena lo* Sres. D. Onesto Batalón Rodríguez y Her-
manos fundaron é inauguraron en el presente año de 1903 1a
«Escuela y capilla de San José», construyendo un excelente y
amplio edificio en bella situación con tan benéfico destino de
enseñanza, que se desarrolla por programas prácticos y acerta-
do reglamento bajo la dirección de Maestro y Maestra, bien re-
tribuidos. Las Escuelas están habilitadas de completo y nuevo
material pedagógico, y el sistema mixlo es el que se sigue en la
organización de esta noble obra á la que los Sres. Batalón se
dedican con amoroso entusiasmo.
Tiseü* — Tifteo: La Escuela de la Trapa en Brañalonga
fué dispuesta en 1868 por D. Luis Rico, amante hijo de la loca-
lidad; pero no resulta esclarecida esta fundación.
Villavigiosa.— Yiilaviciosa: La modesta Escuela de 7a-
:ones fué obra benéfica en 181 4 por D. Manuel Rivero y Batalía.
Provincia de León
Astorga,— Hospital de Orcigo: El ex-dipulado á Corles
D. Francisco Fernandez Blanco y Sierra Pambley, natural de
Villablino y vecino i le León, viene distinguiéndose por amor y
celo como por entusiasmo y desprendimiento para todo cuanlo
tienda al progreso moral y material de aquella provincia; y,
aparte de oíros beneficios, que con generosidad incesante ha
dispensado á su región, mira con especial interés cuanto se re-
fiere ala cultura popular, creando con acendrado patriotismo,
varios centros docentes, En 1890 ha fundado en Hospital de Or
go una Escuela de ampliación de primera enseñanza en cxlen-
Üficio, dispuesto con acierto, surtido de los elementos pe-
— 5»5 -
dagógicos necesarios y con habitaciones para el magisterio, bien
retribuido. Hay también cldse especial de Agricultura con prác-
ticas en una granja próxima para trabajos de los alumnos, así
como las niñas se dedican á toda clase de variados labores de
su sexo. — Quintana de Castillo: la excelente escuela de Villa-
meca, también debida al generoso Sr. Fernández Blanco. (Véase
página 481).
La Bañeza.— Laguna de Negrillos: D. Manuel Alonso y
Mansilla, vecino de Lima, fundó en 1816, con aprobación regia
y bajo el de patronato y administración del cabildo eclesiástico
de la misma villa, una escuela que dotó con 200.000 reales, co-
locados á censo consignativo, disfrutando el maestro 3.740
reales anuales y hoy 825 pesetas.
León. — Onzanilla: La escuela de Torneros. (Véase página
42b).— Garrafa de Torio la de San Félix. (Véase pág. 425).
Murías dk Paredes. — Cabrillanes: la escuela de la Riera.
(Véase pág. 425).— San Emiliano: la de Candamuela. (Véase
página 425). — Villablino. Escuelas de Caboalles: D. Pedro
Alvarez Carballo legó un capital de 87.000 pesetas nominales
en títulos de la Deuda perpetua interior al cuatro por ciento á
fin de que su renta de 3.500 pesetas anuales se invirtieran en el
pago de los maestros y en material de enseñanza de las escuelas
de Caboalles de Abajo, instaladas en edificio de nueva planta,
para cuya construcción legó también 10.000 pesetas, aumenta-
das por los celosos testamentarios y por D. Juan Alvarez Carba-
llo, el hermano del benéfico testador, que viene asimismo prote-
giendo la fundación con la mayor generosidad. Tan excelente
institución, regida por una Junta patronal (señores Párroco del
pueblo, el citado D. Juan A. Carballo, un vecino de Caboalles y
el ex-ministro D. Eduardo Dato Iradier, éste en representación
de la testamentaria) rigen estas escuelas de San Pedro para ni-
ños y niñas, constituyendo un Establecimiento modelo en su
clase (1).
Riáño. — Osejar de Sajambre. (Véanse págs. 57 y 425).
Villafran'CÁ del Bierzo: Escuela de Villabuena. (Véase
página 426).
(i) Véase:
— ^Reglamento de las Escuelas públicas de San Pedro en Caboalles de Abajo». ^Madrid,
Romero, inip. *95).
Los anterior y alguno mas, tjoese bal
la diligencia puesta en juego para reunirlos y pu
dieran servir de ejemplo para, que cuantos ¡
I vídeo de los pobres, pues es de deplorar (ju-
no avaden & levantar la cultura de la patria.
Entre tas institución! - de enseñanza privad
lado ile ía pública concurren á la inslruc* i <*nal
omitirse la prestada por las Corporacione algún
lis, que (en relación con «■] Concordato «le I851,ar
de la Ley de 1857, Decreta-Ley de 1 í de Oetul
de 27 de abril de 1882, otras disp >si It D. d»
lio de 1902) contribuyen también ú la ens primí
May escaiela ó complemento de la i
ifüirio menor de Valdcdios; en loa < te P«
ñus de Uanes, l.run v V de D. Juan; 80 el d<
de (Jijón, en el de los Saccrd
de Villafranca del Bierzo; en el Asilo de lin-
de Oviedo, fundado por el Sr Vinjoy; en las
boa de Pravia; y en las de Hermanos de
na Cristiana en la Arquera de Llanes y la Fel|
llenen enseñanza de mujeres, los monas
clausura, de la \ i ó Saleaas y de
■amento o «Adori de ' i\¡< do;
dedicarse a la vida contemplativa, profesan i,
taita de ni rías en el Obispado ti
Astorga, de Sanoii Espíritus ¡
de la Anunciada y de la Concepción y !
San José de Villafranca del Tuerzo; las fran
rradfi; tas beroardas de San Miguel de las Dueñas; In
trátense* de Sania Mana en Villoría de 0 las
de Santa Mana d o, También en el Distrito uni
hay aulas y enseñanza variada de niñas, dirigidas pe
gaciones: Hermanas del Santo Ángel de Gijón, Aviles
Oviedo y Grado; Hermanas é Bijas de la Caridad
Avile-. Gijón, Astorga, Letin y Saliagftn; Caí
dad de Infiesto, Villavieiosa y León; Terciarias domitw
Allcr, Mí eres, Saina, lijo y Moreda; Terciarias de
(Divina Pastora) de Llanes Valencia de D. J Villa!
— 5i7-
del Bierzo; Ursulinas de Jesús en Oviedo; Siervas de María ó de
Nuestra Señora del Refugio en Oviedo; religiosas del Buen Con-
sejo, en Aslorga; y Siervas de María en Ponferrada. Igualmente
debe hacerse aqiií referencia á la «Santa Obra del Catecismo»
de niños y niñas, fundada por el inolvidable Obispo de Oviedo,
Sr. Sanz y Forés y dirigida en sus comienzos por los Sres. Fer-
nández Castro y Cós, actuales Obispo y Arzobispo respectiva-
mente de Mondoñedo y Valladolid, escuelas dominicales de Doc-
trina Cristiana extendidas á continuación en Gijon, Aviles y su-
cesivamente á todas las parroquias de la dilatada Diócesis de
Oviedo y de las próximas comprendidas en el Distrito universi-
tario.
Recientemente se han establecido escuelas laicas en Oviedo,
Gijón, Trubia y León, sostenidas principalmente por Círculos
democráticos, que á su misión política unen con entusiasmo la
de cultura y enseñanza.
Conviene también consignar la falta de disposiciones termi-
nantes para crear y organizar, — pues no basta recomendar, —
centros de instrucción primaria en cuarteles de la guarnición as-
turiana y leonesa. Sabido es que vienen á filas no pocos solda-
dos, faltos de instrucción elemental que les ayudaría á compren-
der mejor Ordenanza y Táctica, y más fácilmente el manejo de
las modernas armas de fuego, de alza numerada. Hay en los
Cuerpos academias ó escuelas de sargentos, cabos y alumnos
para clases; pero debían organizarse de un modo fijo las escue-
las primarias regimentales, que en algunas ocasiones y con cier-
ta periocidad viene sosteniendo penosa y patrióticamente el ele-
mento militar. Tuviera para ello, no la suma insignificante ó no-
minal que ahora se facilita, sino los suficientes medios persona-
les y materiales, y entonces alcanzaría vida efectiva y continua-
da la escuela de primeras letras regimentaría ó de cada unidad,
según previene el Reglamento para el Detall y Régimen interior
de los Cuerpos de ejército, publicado en 1896. Se ha de enseñar,
dice, á lodos los soldados, lectura, escritura, principios de Arit-
mética, elementos de Gramática y principios de Religión y Mo-
ral, éstas á cargo del capellán de cada cuerpo (t). El cuartel
de 1866
íi) Artículo 343 del tit. I.
Véase el art. 9.0, tit. XK1IT, Tratado II de las Orclcnnnxai y R. O. de 21 de Agosto
1866.
— 5i8 —
debe ser complemento de educación social, aula de civismo, que
difunda y arraigue el amor patrio, el hábito de la obediencia, la
conformidad al sacrificio, la compenetración y solidaridad de
clase?, la aptitud para toda organización, condiciones que se no
tan después en la vida publica y de trabajo, cual sucede en
Francia y Alemania. Ante la necesidad del servicio militar obli-
gatorio, hay que crear el cuartel-escuela, que redimirá de la ig-
norancia á miles y miles de hombres é infundirá en las almas
aliento y decisión, que atrofien apatía y pereza de raza, dotando
á la pal ría española de moldados y defensores inteligentes. Li
servicio en tilas y la instruí \ aún deben organizarse con relación
estrecha.
Del mismo mudo, los establecimientos penales del territorio
de la Audiencia de Oviedo y de la de Yalladolid, por lo que toca
Oviedo y León, debieran estar dotados, conforme á los últimos
adelantos penales y penitenciarios, de la respectiva sección de
enseñanza, consignada en varias disposiciones y últimamente
por el R, 1). de *í de Junio de 1901 al realizar el sistema penal
progresivo irlandés para que los penados pasen debidamente por
el período educativo y dé trabajo, y su corrección y redención
sea más accesible al contacto con la enseñanza, que dignifica
y levanta loa espíritus.
V presentado <sn huras generales el cuadro de los diversos
centros de uishiaeion piimaria en Asturias y León, antes de
apreciar su airante, segím datos estadísticos, conviene hacer
mención de otros organismos, que desempeñan papel principal
bajo el punto de vista administrativo en la marcha y progreso
de nuestras escuelas de primeras letras.
La necesidad de la Inspección pública de estos Centros ya
se indicaba en el reinado de Felipe II, según se manifestó (1), y
aparece establecida en Madrid con los veedores ó visitadores de
la Cofradía ó Hermandad de San Casiano, reinando Felipe IV,
confirmados por Felipe V en 1743. Antes y después, las anti-
guas escuelas, regentadas por el Clero, y algunas dependien-
tes de las Justicias de loa pueblos no eran objeto de inspección
tan necesaria para acusar periódicamente su estado y desarro-
llo. En 1811 las Cortes encomendaron la vigilancia escolará
(ij VáaAfl f.ag. 4í3.
-519-
los Ayuntamientos; Calomarde, en 1825, á los Prelados, Pá-
rrocos y Visitadores extraordinarios de las Juntas; la Instruc-
ción de 1 834 á las Comisiones de provincia, partido y pueblo;
el Plan de 1836, á vocales de estos Centros, retribuidos con die-
tas, para apreciar los adelantos y métodos escolares; en el Plan
de Instrucción Primaria de 1838, á las dichas Juntas provincia-
les y locales por medio de personas de dentro y fuera de su
seno; en su Reglamento de 1839 se encomendaba la visita á
personas idóneas, gratuitamente hasta que pudieran ser retri-
buidas; y la Regencia, en 1841, señaló para tal función, pagada
á personas capaces, técnicas, con preferencia á las procedentes
de la Escuela Normal ó Seminario Central de maestros. Se creó,
por fin, en 1847 el Cuerpo de Inspectores de la enseñanzar pero
de una manera deficiente, que no mejoró mucho con la organi-
zación de 1849 y la modificación de 1857. Se proyectó una re-
forma plausible en 1887 y la institución sigue mal organizada,
con principal carácter administrativo burocrático, siendo ade-
más insuficiente (uno por cada provincia), poco técnica, inesta-
ble, sin independencia; y así está organizada en 1889 y con Re-
glamento de 1890. Estos defectos de cuerpo tan respetable y
útil se han nolado en nuestro Distrito universitario, como en los
demás de España, y urge aumentarle y dotarle de las circunstan-
cias y medios con que pueda desenvolverse, si ha de responderá
su misión transcendental en relación técnico-administrativa con
los Maestros y la Superioridad. Al mismo tiempo falta también
la inspección médica, como en Bélgica y otros paises, procuran-
do la visita periódica y extraordinaria de los médicos municipa-
les, porque de este modo se evitarían enfermedades contagiosas
y se instruiría el maestro sobre el estado de salud de algunos
niños, que hiciera preciso modificar su enseñanza en grado de
intensidad, ó aconsejar á la familia interrumpiera la educación
durante algún tiempo (1), ó disponer alteraciones en el edifi-
cio y organización de las escuelas. A este objeto también debe
extenderse la inspección del Estado sobre las escuelas privadas,
más cuando se cumpla el R. D. de 1.° de Julio de 1902, y mejor
fi) Sr. Ledo Eguiartc en el «Discurso Icido en la Universidad de Valladolid en la inaugu-
ración del curso de 1903-1904», tratando de «la importancia de la educación infantil, sus pro-
gresos en el siglo Xlx y su estado en España ».
34
— $zo —
al someterse aquéllas á la inspección cúmplela para
como públicas en el cómputo de las legales muí
anteriores datos y consideraciones de carácter na
nen á las provincias de Oviedo y León (1).
Otro tanto sucede respecto á los Jimias pmvin
lea de la Enseñanza primaria. Aparecen organizad
el repelido Plan y Reglamento de Calomarde con amj
tuiciones de inspección, vigilancia, exámenes, censura*1
maestros y alumnos, en relación ' on C
y Alcaldes mayores, contando además tres
como técnicos, y tanto para las Locales con visitas !
predominando en unas y otras el elemento civil. U
del magisterio ya no figuran en el Plan de 1&
en el Reglamento de las mismas Juntas de 1839 raodl
reglamentadas sucesivamente en ) 857, 1859, 1S>
y 1901 para ser muchas veces ruedas supe
complicado engranaje administrativo (2), y una más i
Comisiones honoríficas y gratuitas en las que el 1
con mejor intención que acierto, todo lo espera d
de los ciudadanos en un pueblo cerno el nuestro donde
amortiguada la acción scJcial, Con propósito de |i
de renovar las Juntas provinciales y municipales
se dictó el li D, de 2 de Si \ liembre de 1902, sq
Juntas provinciales los asuntos administrativos que I;
turalizaban, los cuales pasafl a las Secciones de I
blica y Bellas Artes establecida» en cada capital
donde se suprimen las Locales. Se robu.^kve la constil
las respectivas Juntas y se IV u competencia, i E
respondan á la alta misión, que se les encomien
fianza que en ellas se deposita para que cumplan
(< > E< tnujiv.ü citar i
se han diiiinguufo pot su i v adicidad ti Sr Giirvii
ctón d St. Laguna* nik-otr i -i. I,' lujo >:i..[isi-in.- ilm
COmO ti aCtUJit D Mu.iiit L < * i I viene tJí ii> *,Ktrjiin[<i <ii,t»-v d>
en una provincia cuya ioipeccii itiva ti lau difícil
Qfta iraUajo* pr6fc*ío< ..V-. icckk ; , n- i¡ .
fcrríUci V'^blícacinmci pcriócfii
En Oviedo; Ei A*£itrMU#t El Uín*, tí .'. i tnttü
tuiilid.ití /,'
En I.cc-ii La Estüri*i \i< l,*ónA íit /ft'riu
El Distrito Hjv/vrrj&arfr.
{a] Un fuJidflo^rio de la de Ovíed
— 'Guíll del Maestro tic Instrucción priin.m>k del FWucip «Jo de Al
líSk.% Arias-, (Oviedo; íjiip, de IVdreg.-ii; 1865].
velar por el prestigio del magisterio y de la enseñanza, de es-
timular á los padres, de procurar la creación de escuelas, de
atender á su conveniente distribución, de vigilar por la higiene,
de formar el censo escolar, de presidir los exámenes, de recom-
pensar á los alumnos y á los profesores, . de congregar á éstos
para proponer y discutir reformas convenientes, y de fomentar,
en fin, la instrucción popular... A lado de los vocales, padres de
familia, se nombró también vocales mujeres; y el ministro Con-
de de Romanones, autor de la reforma, esperaba confiadamente
dejaran de ser casi inútiles las mencionadas Comisiones que,
cual lodo lo referente á Instrucción primaria, están necesitadas
de radical transformación en medios y finalidad, y requieren la
propia y debida intervención del mismo magisterio, creando or-
ganismos alejados en lo posible de tantos otros en que se des-
envuelven influencias perniciosas, personales y políticas con
que se manifiesta el llamado caciquismo provincial y local. Por
el contrario, modificado y levantado que sea el magisterio, urge
que las Comisiones den vida y autoridad á los maestros, por-
que, tal como van las cosas, conviene crear el «caciquismo de
la educación», sacando del mayor mal el mayor bien posible,
según la oportuna frase del ilustre escritor Sr. Navarro y Le-
desma.
Concretando ahora noticias estadísticas para mejor apreciar
el progreso de la Instrucción primaria en Oviedo y León, el dato
más antiguo que puedo ofrecer referente del Principado de As-
turias es de los últimos años del siglo xvur. Según censo de
1797, había en esta provincia 31 escuelas públicas, 32 maestros
y 1.550 alumnos; 4 escuelas de niñas, 4 maestras y 82 alumnas;
y no fué dado alcanzar dato igual referente á la comarca leonesa.
Mediado ya el siglo xix, he aquí noticias del Diccionario geo-
gráfico de Madoz referentes á centros escolares primarios
en 1845.
Provincia de Oviedo: 20 escuelas públicas de niños, lla-
madas superiores, 3 elementales completas de niños, 4 de niñas
y 271 de ambos sexos; 3 elementales incompletas de niñas y 361
de ambos sexos; total: 662 escuelas públicas. Había 1 escuela
privada superior de niñas, 6 elementales incompletas de niños,
20 de niñas y 16 de ambos sexos; total: 33 escuelas privadas.
Ed el mismo año, en la Provincia clr I
blicas superiores de niñas, 53 elementales complot
y 7 de niñas; 7*H1 elementales incompletas de i.
uelas públicas, Escuelas particulares: 7 i ■•!•
(í de niñas y 1 incompleta de niños; total: 1 1
En el año presente de 1903, concordando
Inspecciones provinciales y del reciei íso ifel te
gráfico y estadístico, puede presentarse el sig
número de Escuelas publicas, dejanrl-
de matricula y asistencia fl):
Slíp£-
MKMA-
KiOftKS
l.F.5
iNCOMfLKmS 1
PROVINCIAS
|
fl
*
*
*
2
f
1
u
_
ñ
-
25
¿
Oviedo .*,*.,
i
2
409
i 93
tfi
81
4S3
3Í
León. . * . . . ,
[
z
560
14 c
-
•
-
444
927
637
TOTAL. . .
ti 3
Es de advertir en el número de escuelas pi
Municipios sostenedores de más escuelas de pfln
que las que le corresponden, según ley, como Cudil
y Navia en Oviedo, advirliendo que Villaviuiosa,
ca, Grado, Navia y Vega de Ki vadeo sostienen volur
escuelas superiores, mientras que £3 Ayunlauíiei
tablecido lodas las debidas escuelas municipales
do todavía por crear (si bien eslos datos varían cada
cuelas elementales de niños y 8 de niñas, JS3 ¡ncorap
ñas, 1 de párvulos; total: 108 escuelas que faltan
Respecto á la provincia de León, si en totalidad
escuelas que las determinados por los censos lo*
advertir que algunos Ayuntamientos, pocos, lien
que el número legal que les corresponde, y olí
sos, deben aumentar las que tienen.
(1) VéaaeAflstEHCBXIlL
— 523 —
Las escuelas particulares ó rigurosamente privadas son en
la actualidad 251 en Oviedo y 42 en León, asistiendo 10.383
niños y niñas á las primeras y 3.220 á las segundas.
Entre todas las provincias de España, la de León ocupa el
primer lugar y la de Oviedo el segundo por razón del número
de sus escuelas públicas; y siendo, según el censo de 1900, la
población de la primera 386.083 habitantes, tiene 0,39 escuela
por cada 100 de éstos; y la segunda con 627.069 habitantes,
0,22 escuela por cada 100.
En relación con las 49 provincias españolas, respecto á la
instrucción ó habitantes que. saben leer y escribir, León ocupa
el número 15 y Oviedo el 16. En el censo de población de 1860
contaba la provincia leonesa 223.266 analfabetos ó 65,62 por
ciento de habitantes, y el Principado asturiano 374.710 ó 69,32
por ciento de su población; asi como en el último censo de 1900
los analfabetos leoneses eran 203.304 ó 59,80 por ciento, y los
asturianos 338.494 ó 53,98 por ciento.... En aminorar estas ci-
fras debieran poner toda emulación y rivalidad las provincias y
regiones de España.
Hagíí el lector ahora oportunas deducciones y estudio dete-
nido de los anteiiores dalos (1), pues no hay espacio para tanto
en las presentes páginas de un capítulo, que ha tomado tales
proporciones y no se ha dividido considerando la unidad de ma-
teria.
En complemento de ésta, ya que hasta aquí se trató de edu-
cación más propiamente intelectual y moral, debe apuntarse algo
concerniente á la física indispensable á la integridad de aqué-
lla, que reclaman los presentes tiempos. Desde comienzos del
siglo pasado, en que el ilustre Coronel Amorós asentó en Espa-
ña las bases de la enseñanza gimnástica dentro del breve Insti-
tuto peslalozziano con la protección de Godoy, muy poco se hizo
en la nación, aparte del establecimiento de algunos gimnasios
particulares ó centros privados. Hay que llegar á plazo próximo,
á la proposición en 1879 del diputado Coronel De Gabriel para
declarar oficial y obligatoria la Gimnasia higiénica en Institutos
d) F.n el periódico ElCailayón (Oviedo, 1879, 1884 y 1890) estudie en diferentes a rlícu»
los lo* censos escolare» de Asturias de aquellos años, como también en varias catlas publicadas
en el mismo periódico trato de las sesiones del ^Congreso pedagógico de Madrid", en 1882,
apreciando datos esta di > ticos y los demás temas de la asamblea.
por
— Ui —
y Escuelas Normales, y después á la ¡asistencia de
hombro público Sr, Becerra logrando, cotí i
Ministros Sres. Albareda, Gamazo y Navarro Rodri(
recieran la Ley de 1883 y el 1
la central de Gimnástica (1).
Kra ya hora de conseguir institución - ite pe
relación que tiene el progreso moral é intelectual del pl
el armónico desarrollo físico de sus habitantes; nialcrr
sada en el conocido principio: rnens sana in cot{
se lian de manifestar aquí por demasiado sabidas la
oía y transcendencia de las enseñanzas I
la Gimnástica pedagógica. Corresponden á las prii
tomia, fisiología é higiene en su relación con la .
ludio, construcción y aplicación de los apar.'
peeial gimnástica; fundamentos tic la esgrimir rnovlu
las artes mecánicas y conocimiento de loa [
y vendajes en heridas y luxaciones, Concíernen á las
Jos ejercicios libres y ordenados sin ap;
voz y declamación, evoluciones acoro]
to; usos de la visión para las diversas pr
eiones para apreciar distancias, medir alturas y d
ees; aplicaciones del oido para a] imbién p
las lejanías, asi como la dirección é ¡ni
ritmo y tonalidad; ensayos de la natación, ei
de palo, sable y fusil y tiro al blanco etc, (2)
Desarrollándola ley mencionada, se determinaron
de educación física en nuestros Institutor en 18
dictaron las importantes Circuís 1894 f 189
proscriptos los ejercicios de fuerza para atenerse k li
pios de higiene y pedagogía, aplicadas á la cantidad 'I
según edad, constitución y temperamento da losalum
(ti SoLirc c^U interinante: tfl educación ÍUka ni
y en El ói
Guia de la Cuidad y eti Concoj' i; ÍQvjiído¡ im^ <W i
— Enirr Ut$ ptfmefQs profesores di- la K-iml.i eatitral g
.-'■> PedrtffAl y Pridn, úr Cantan v, sutm ik- mv
otras, la mu ermucida Gin
También el ■
entre €Ü*í, b Préftg*pti ghmiñil
■
d;nl ilc Tiro N.'igíojuíI» t que \\ >
(Dnedo] k tía vi ■
-525 —
colegios incorporados se les ordenó tuviesen profesores compe-
tentes para el caso; y, mientras tanto, los gimnasios de los Insti-
tutos de Oviedo, León, Gijón y pocos establecimientos más de-
jan mucho que desear en sus locales respecto á medios y apa-
ratos, siendo muy apremiante la necesidad de habilitar conve-
nientemente tales aulas, asi como los Municipios del distrito de-
bieran preocuparse de lo mismo por lo que se refiere á sus es-
cuelas. Más la Central gimnástica fué suprimida, siguiendo una
vez más el funesto procedimiento de crear y cercenar cuerpos
docentes. Asi, después de incluir en 1898 la asignatura de Gim-
nasia entre las de las Escuelas Normales (aunque como libre y
ceñida á conclusiones del Congreso Internacional IX de Higie-
ne) se suprime en 1900, se restablece en «ejercicios y juegos
corporales» en 1901 en la nueva organización de los estudios
del Magisterio, incorporados entonces á los Institutos generales
y técnicos. Quedaron solamente los ejercicios corporales en pos-
terior cambio de las Normales en 1903 para los maestros (¿por-
qué no para las maestras?) en correlación, sin duda, al R: D. de
26 de Octubre de 1901, que incluye con acierto los tales ejerci-
cios corporales en el programa de la Primera enseñanza; pero
sin que se dictaran después disposiciones encaminadas á definir
y reglamentar concretamente dichos ejercicios. Cuando la Es-
cuela Central, había al menos, como agregadas, una escuela ele-
mental de niños y otra de niñas con clases prácticas de Gimnás-
tica pedagógica; centros enseguida desaparecidos. ¡Qué es muy
usual entre nosotros iniciar una reforma, no darla enseguida re-
glas para desenvolverla ni medios para que viva, y suprimirla
con impaciencia sin aguardar ni aquilatar con el tiempo los
verdaderos resultadas de la institución!...
Tal es en líneas generales, insistiendo en la materia princi-
pal de este capítulo, la organización atrasada de la Enseñanza
primaria en Asturias y León, á semejanza de lo que, sin gran-
des diferencias, pasa en el resto de la nación española. Muchos
proclaman el mal y nadie ayuda con resolución al remedio, es-
perándolo lodo de la mano pródiga de los Gobiernos, asi en el
fondo como en la forma de nuestras decaidas y atrasadas aulas
populares de primeras letras.
¡A cuántas consideraciones no se presta su estado!
?nlcs t
— 5*6 —
Variadísimos son los aspectos tM pi
Aparece primeramente oí programa de la I
cesivamenle se ha aumentado (l), y seria bastí
desenvolverse; pero, en general, bien se puede as
en unas y oirás escuelas, temporeras, incompl-
laa llamadas elementales ampliadas y las su
ñas se diferencian de las elementales) se dá
ble y hacedera en relación con los mil inconveniente
les y materiales de cada institución. Las asignatuí
son todas tan importantes como indispens;:
necesidades de los tiempos y del progreso, con van
sanas respecto ¡i los alumnos y aluroi
las del cuadro Ir adicional cual se pre!
cuando, aparte de las condiciones interna* de nn
naciones ian adelantadas como Alemania, 1
Unidos, etc.* todas las escuelas tienen su coi
cuanto á lo importante de inculcar en las almas En
y las compiemenÍari:i> religiosas, la Biblia, el
repeticiones á coro sin la debida compróos
Loque ya resulta anticuado es el Reglamento ir
lar, que dehiera ser reemplazado ¡'
que permitan al maestro orientar libra y atina
la, según su distinto carácter y la eond ni
para huir de todo lo mecánico íable, qu<
ctóo de aquéllos, lloy las escuelas debe~n
forme ala clase, localidad, diversas manifestar
y probables profesiones futuras de los alumnos en din
llamadas urbana, rural y marítima; y, dentro de C3
direcciones respectivas, las necesarias profesional,
ral, obteniendo, con la cultura, la habilidad manual
de ahorro (cajas encolares), la mulualida 1, la recluí
dez, el anli alcoholismo, la templanza, etc., [3 ;porq
de primeras letras es para la gran mayoría de lo
ca Universidad, Academia, Liceo, oticurriáfi
miento de su vida, principalmente por tos pob
los albores de la juventud se alejan dn las humildes
■ - ! Véau
l) V¿A*C Lit KuHctit y d Micftrú (jqi Em
— 527-
lares solicitados prontamente para artes y oficios á que se con-
sagran por entero en el resto de la existencia. Hay que llevar á
ellas el concurso de todos, reforzando ciencia y autoridad del
maestro, constituyéndose en protectores y auxiliadores de la es
cuela, con sus respectivas aptitudes, el Sacerdote, el Médico, él
Abogado, el Farmacéutico, el Veterinario, el Piloto, el Comer-
ciante y los obreros ilustrados (1) para mejor acondicionar á los
alumnos del campo, de la ciudad y del puerto en la vida y acti-
vidad que les espera.
La didáctica pedagógica ha de ser la adecuada, no como
ahora, tan deficiente é incompleta, sin los medios propios del
procedimiento intuitivo, sin elementos variados para las leccio-
nes de cosas, ejercicios prácticos, trabajos manuales, (aunque
son posibles juegos escolares y excursiones); hay que reducir á
lo más indispensable el tenaz procedimiento memorista y de re-
dacción, que hoy predomina con tantos inconvenientes. En una
palabra: hay que formar hombres y ciudadanos educados inte-
lectual, moral y físicamente, con seguros conocimientos y hábi-
tos nobles; en completo desarrollo orgánico, huyendo de recita-
dores inútiles, tan abundantes como superficiales, débiles- ade-
más, que no sirven patfa trabajar y vivir.
La clasificación actual de escuelas es ya vieja y nada prác-
tica, y otra debe ser su organización y distribución formando
acertados distritos escolares, más hacederos que antes por la
mayor facilidad actual de comunicaciones, sobreponiéndose los
municipios á rivalidades y luchas de pueblos y barrios. Procede
habilitar verdaderas escuelas completas en que la población, sin
dejar de ser atendida, no sea norma única, causa de la escuela,
como en la Ley de 1857, al crear sombras de escuelas ó escue-
las rurales incompletas allí, donde, por el apartamiento social,
conviene establecer completos centros docentes. Y tampoco debe
seguir la desproporción entre el número de escuelas de niñas
comparado con el de las de niños.
Siendo la primera enseñanza obligatoria y obligatorio el de-
ber civil de alimentos legales, padres y tutores deben procurar
la asistencia de lo^ alnmrm á las aulas pública-, mientras no se
(i) Véase EnSt'ñjtiz.is />r.:f:t\-ní.s :;i ¿it i'.v.-r. ■// ,- ntr.il:> é iujjtit>!:tas pn el L)r . V.
Fraiz. (Orease; 1903).
inleí
-5*8-
acojan á la privada ó doméstica. Impon-
de feyes y regla mcnUí?, ai abandono, pereza i
de familia por ser toa primeros intein n la puntual*
colar de sus hijos evitando, cuanto ^ea posi ttil
cías con pretextos fáciles de la necesidad en Ira
porque, es auguro, el sacrificio, quealiora se i«ij
t&rfos, había de ser indemnizado" acuaodoj roí
Hadóse instruidos, aquellos hijos ayudarían mejoi
Hoy, generalmente, no asiste ni la tercera ¡
hieran concurrí* alas escuelas á causa
trabajo prematuro, dejadez, dándose además
de aulas 6 insuficiencia de éstas (también no
prc^r/it' ¡os matriculados). Causis
les de vencer algunas, más todas accesibles de remedio
bioradl tlaacción délos Gobiernos Sesen
cidido apoyo de los padres, el interés público y cuan
cien de amigos de la enseñanza. Constituyanse
hniiimia y Socii aridad escolar facilitando y a
do la concurrencia de niños con premios
h para loa pobres, y recompensen debidamente a los
[rosque nías y mejor conlribuyan á la a-
efectivas las leyes de I*7:í y de 1900, y no sean admitidas
gima dase de trabajos los menos
< imii comenzada, que han de completar des]
lado de los centros [abriles 1 1 )
La gratuidad escolar no es una verdad; deben i
tríbuciones individuales én dinero <> frutos á Jos ms
alumnos no pobres (2) y el señalamiento poi atas
con aprobación de la Provincia! de las cuotas mensuales, i
dictado diferentes disposiciones para que in
Mii |. , .
et tablead** en Si provincia dr Oviedo, di
í;i Iconc^ií
La Ertiiui.
1 v
tÉÜttMttV rteogU «i í •■ i ,i ':■! ■ .
y ¡uña* tn I * « l - 1 i ¡ - del Par; « I •
hiuta JwnUl cn(r
■
— 529 —
cluyan en sus presupuestos cantidades para compensar y satis-
facer partidas fallidas ó loque deben percibirlos profesores por
concepto de retribución. Aquellos que asi lo hicieron, antes de
pasar al Estado las obligaciones de primera enseñanza, disfru-
tan los beneficios de la gratuidad (1); perp el más completo des-
orden reina en esta materia, pues, si algunos municipios de
Oviedo y León han estipulado sumas alzadas con los maestros
(generalmente una cuarta parte del sueldo como equivalente á
las- retribuciones suprimidas para mayor prestigio del profesora-
do y término de sinsabores enojosos) en la mayoría de las cor-
poraciones locales ni hay tales conciertos ó contratos, ni se sa-
tisfacen las partidas fallidas, ni se clasifica á los niños en catas-
tro especial. Apremia una medida general en punto de tanta
transcendencia moral y económica, dando al concepto de «gra-
tuidad» el alcance, que debe tener, con los mpdios también de
realizarla en justicia.
Los datos apuntados en anteriores páginas indican bien el
estado de atraso de locales y edificios escolares, viejos é inser-
bibles, cuando los hay; pocos nuevos ó construidos exprofeso,
adaptados algunos y también, en mayoría de casos, levantados
al azar respecto á sitio, orientación, luz, ventilación y demás
circunstancias tan necesarias al destino. >Hay edificios modernos
en que las condiciones de sanidad y pedagógicas han sido sa-
crificadas al aspecto ornamental ó exterior, y más veces toda-
vía las edificaciones nuevas son meras construcciones muy re-
ducidas, de cuatro paredes, porque no se buscó más objetivo que
el de la economía, resultando así que tales escuelas son casi
peores que los ventilados atrios de las iglesias (2). De grupos
escolares y verdaderas escuelas graduadas no hay por ahora
asomos en el Distrito universitario. En cambio, en muchos mu-
nicipios de Oviedo y León son numerosas las escuelas de repul-
sivo aspecto, tristes, obscuras, de paredes mugrientas, eStre-
íi* Las retribuci vics convenidas ascienden á 55 084 pesetas y á 23 557; I05 aumentos vo-
luntarios á 6 444 y 2 332 pesetas; á 5057 y á 27 H73 de gratificación por enseñanza de adultos
en las provincias de Oviedo y León respectivamente, según el ultimo Extracto de 1903 de la Es-
tadística de I. P. donde también aparece la cantidad de 831 pesetas de pren.io á nir.cstios en la
provincia de Oviedo.
\'j) Acerca de estos tenias y ref irans de la Primera Enseñanza viene haciendo incesante
c.impaña y escribiendo c;i h pro-isa de Madrid y provincias compañero l). Aniceto Sel. 1 Sani-
pil, ilu-trado ped i'4 4 >, ati: >r, ratte m 10; tt .ti. ,j.^, de ¡ir i.xb'.e !,!.r<> r. r /•'.•/,7. u ,-Vj.v </,/«./ roí-
Ur. "liarcelona, 1S93J. — Oiro colega y de iguales cntiiM.isiuoi D Adolfo G. Posada, ba escrito
interesante libro Ideas pzdtigigicas m ui.ru ns (Madrid, 1892) y otros.
— 53o-
chas, sin la debida cubicación aérea, ni la ventilación necesa-
ria, sin servicio de agua para el consumo y limpieza, húmedas,
anti higiénicas ó perjudiciales, en resumen; y pocas, contada?,
las sencillas y limpias, claras y alegres para atractivo y alicien-
te, recreo y descanso de los niños, que no gozan allí de jardines
campo de esparcimiento y sitio de abrigo, que, cuando hay re-
tretes, son lugares nauseabundos, nunca limpios ni desinfecta-
dos. Las más de las escuelas están en locales alquilados con
arrendamientos, hijos de compadrazgos ó por influencias locales.
*Es preciso, dice un ilustre hombre público campeón incansa-
ble de la reforma pedagógica española (1), recabar las sumas
necesarias para dedicarlas exclusivamente á la construcción de
edificios escuelas cantidades que han de reintegrarse en muy
pocos años, al deducir la exhorbitante suma que en la actuali-
dad hc paga por el concepto de arrendamiento de locales, que
aunque malus r insuficientes, se pagan como buenos». Según
el último «Anuario estadístico» en la provincia de Oviedo se
satisfacen 56 L90 pesetas por alquileres y 11.500 en la de León;
pero las cifras deben ser mayores. Aunadas las fuerzas y sub-
venciones del Estado, Municipio y Provincia, es tan posible como
urgente construir edificios conforme (i las instrucciones de 18W,
1883 y otras de pedagogos competentes Síes. Ares, Giner, Jaro-
fio, Repullos, ete,, levantándose escuelas según los progresos
del día, con vestíbulo, aula ó aulas de enseñanza capaces, otras
dependencias, patio amplio, campo ó jardín etc. Las habitacio-
nes de los maestros, aunque fuera preferible que no fuesen en
el mismo edificio escolar, ya que lo están, deben tener entrada
y servicios completamente independientes y, á ser posible, no en
la fachada principal del establecimiento.
En relación con los antiguos centros de instrucción primaria
están su mobiliario ó material. Perduran el viejo mesabanco co-
rrido sin respaldo para cuantas plazas se pueda; los bancos ó
pupitres incómodos por obligadas actitudes violentas y fatigo-
0 i J] lvi<\-i] \1 ' h'l- T.nhra, diputado, senador, Rector de la Tnstitucicn libre de En.-c-
libios, cátedras del Ateneo y de otras hirtilucioiu s, en el Coi.sijo de
. le;i-> pedagógicas, etc., viene trabajando con entusiasmo y convicción
i ile la enseñanza, en primer término de la Primaria.
■ ,:<•>.. leí, tal objeto von nim-hos h-s eolitos y discur-os del Sr. I-al-»,
educadores; />. honamló ,í: Cistm . (Madrid, 1887) ; El C'i'g'f^J'''
tii/tri\ </;/(>. (.Madrid, 1S92 ; Ctnsdotn'S palpitantes OKdiuJ» u^\\
ti f'i:<¿Ii'f/:<i politizo- pcdag*\§ ico <n España. (Madrid, 1898}.
k.
— 53i —
sas, que importa evitar siguiendo las doctrinas higiénicas repe-
tidas por Daily y tantos médicos pedagogos; y sigue la mal
dispuesta y peor ornada plataforma con los desocupados arma-
rios cuando no llenos de libros incompletos y sobados. El mate-
rial todo de enseñanza responde á la pobreza y abandono di-
chos (1) en carteles, abecedarios, silabarios máximas (no bien
escojidas\ tablas de multiplicación, pesos y medidas, mapas pri-
mitivos y anticuados, esferas de muy medianas condiciones, pi-
zarras y encerados inservibles y, por complemento ú adorno,
los cuadros de Historia Sagrada y de España de dudosa exacti-
tud arqueológica y de escaso gusto artístico, como dejan también
mucho que desear las estampas de los reinos de la naturaleza y
más aditamentos, que se colocan en los muros escolares. Así es
escaso y mísero tal material, según es exigua la cantidad sumi-
nistrada para ello, (antes la cuarta parte, ahora la sexta del
sueldo del maestro) percibida con descuentos y ga velas, resul-
tando de todo punto insuficiente para reparaciones y aseo de lo-
cal, compra de tinta, plumas, papel, libros, carteles, premios,
-etcétera y adquisición de objetos, cuando tantos se necesitan
para enseñanza y representación objetivas, aliciente también
para reunir en centros iguales y bien dotados á todas las clases
sociales. Oportunamente la Asociación nacional del Magisterio
pedía al Estado la renovación completa del material escolar sin
la qué faltan estímulos y medios á maestros y discípulos; cuan-
do fuera muy hacedero por otros procedimientos (evitando ade-
más abusos) dotar las escuelas, principalmente alas rurales, de
los suficientes auxilios pedagógicos, aumentado además los ne-
cesarios y olvidados Museos que, por de pronto, pueden nutrir-
se con ejemplares naturales, sustancias, productos, objetos de
la localidad, provincia y patria de los niños. Según la cifra
calculada para gastos de material en 1904, importan éstos 62.000
pesetas en la provincia de Oviedo y 47.000 para la de León...
Como se va notando con repetición, la cuestión económica
domina todos los aspectos de la reforma escolar, y aquélla es de
mayor relieve cuando se trata del llamado sueldo, debiendo
calificarse de ignominiosa soldada la que perciben los maestros
<i) Entre los publicados en Asturias tuvo, aceptación el »Si/a¿arw metódico y analítico
acomodado en todos los Sistemas de enseñanza y Escuelas de párvulos* compuesto por D. J. R. A.
—a.a edición. 'Oviedo, 1847).
- 53* -
de Ins r tadas aldeas, La Lev d<
lomo t»or base con equivocado criterio la población de
dos para retribuirá los f lando co
dos aquellos de pueblos pobres, lejanos de centro
blados, i los que se lia condenado á enseftai ti mil
frecuencia cerrada ó ú merced de perjudiciales ínterin
que los mee retraen de ir á laleí uáes,
de 600 almas de población, donde por no
en dicha Ley se consienl
pni ! ■:.."■< i i.. 150 las de lettiporúd
¿57o y no umebu n ma provincia,
de 260, 300 Ovtedo; eio reparares
región, que los últimos obreros y bra junan ba
que Los maestros de escuela Años 6 con
justicia é ignominia semejantes; pero fué en ovien
prosperar el U D< de 30 de Abril de IKkík debido al m
üot Montero í¡¡">, ó leyendo con indiferencia el de 26 de ;1
j.^uk qn- teniendo inda
tas bastí se de pueblos de i)(
raaa de población- Y meóos mal que no hay [ucll
caliü ;i el pago de itendones
ra enseñanza, pues si bien, para honra del Distrito un
no se vieron i deudas <¡j < i
en las provincias, que nos presentaban anle Europa
despectivo lugar (l).Kl pagopunlual es!
nandú esta aspiración nacional el ministro Sr. Conde de I
nones incluyendo entre las del Eslado las ati
ra Enseñanza; y, por lo que se refiere al Distrito, los suelt
(i) La ¡rttírrupcióii, uní sjc*i dj
su al final de la ■!
nitela aJkuk noticias y eGiiiideradanefi de !•
A-.ii puede suprimir aqui ;
I con y rc+lq m lo* pr^fk
E* pi ■ p!nccr»c nnu "í"t^. tiiicíuda i i
v U. U, dtí g de EtK ro d<
i«;i i Ij*. iiietiiñpktnt >■ de ic i
Cupo lí^ gloria de l;i r*-i i
Instrucción ptíbltcn en ct gabinete Villavcr' I
i.i al J I! ua . iiiiivcrjuíaríü de UvicJ
y 8i¿iB Icoac
— 533 —
los maestros de Asturias importaban 629.246 pesetas y 314.247
en León (1). Esto, aparte de liquidar y pagar cuanto se deba por
atrasos.
Sin dotación suficiente y bien pagada, bajo base, tipos y con-
diciones muy diferentes de los actuales, no es posible tener ma-
gisterio digno de este nombre, en consonancia con los tiempos
y necesidades presentes; y se debe escogitar además un sistema
ó graduación de dotaciones por períodos, ú otros procedimientos
adecuados con objeto de remunerar convenientemente á los
maestros y dotar á las escuelas rurales en propósito de lograr
la tan conveniente permanencia de los primeros y el desarrollo
de las segundas que por su apartamiento de villas y ciudades
merecen mayor protección, mientras en establecimientos céntri-
cos y más poblados pueden obtenerse ventajas con gratificacio-
nes de residencia ó por concesión, bajo forma distinta, de los
discutidos aumentos graduales que se dan apreciando deficiente-
mente antigüedad, méritos y servicios. Es enorme é injusta la
desproporción entre sueldos de maestros cuando no son muy
diferentes (suprimidos que sean certificados de aptitud y cursos
incompletos) la preparación, dispendios, aptitud, y resultados
del trabajo de unos y otros, que seguramente serían más efecti-
vos procurando el ascenso sucesivo del personal sin salir en
plazos determinados de la respectiva escuela. Desde ésta pue-
den tener los avances posibles en relación con la Caja de Dere-
chos pasivos, en buen hora creada desde 1887 para amparo de
jubilados, viudas y huérfanos; institución que debiera amparar
más y mejor el Estado, reglamentando los descuentos de que se
nutre y aminorando ingresos por interinidades, á fin de facilitar
la provisión temporal de las escuelas, que nunca deben cerrar-
se, como reclaman á diario Ayuntamientos y familias.
El presupuesto español resulta indotado en servicios princi-
pales, mientras se consignan cifras de utilidad dudosa. Cierta-
mente que son de atender significación, derechos y convenien-
cias de Clero y Magistratura, Trabajo y Comercio, Sanidad y Co-
municaciones, Ejército y Armada, etc., ele; pero la base y fun-
(t ) Según la «Estadística de Maestros y Auxiliares de Escuelas pública?, clasificados por
los sueldos con que figuren en las nóminas del Estado; Extracto del Anuario estadístico de Ins-
trucción pública». 'Madrid, 1903).
-534-
tomento de la vida pública estú en la Ensw •nan/.i
este principio de política
Iones adelantadas aumentandu sucesivamente
lo de la Instrucción porque si
reproductivo en lodos los ói
material. El capítulo de ¡ las es ui
riüinit'ji, qt»e rinde una cosecha
pueblo inteligenl
En España no se ha seguido
considerar ol inmóvil presupuesto de Instruí
parado coa el d< naciones, no \
lados Unidos no con oirás de menos territorio,
A asta
economía responden loa secutare
míenlo de la ens at, utf
todavía en las escuelas de primeras letra
brea aquéllas, pocos ó indolad
La estadística inilexí ble acusa los muchos n.
tan para La debida in- de nuestro terri
mente resulta insuficiente el aquell* a
el de* sus necesarios \ convenientes páranles y uyud
huirlo-, aparte de los Au
duadas para aplicación de sistemas y procediuiiej
son mayores los frutos ú
dagogía los requiere en aulas muy concurrid)
13 auxiliares de
cuyn sueldo importa i péselas, y en I qo<
tan 12.17ñ, Mientras los maestros can, po luían
ríos de todas clases en tas dependen iaspíibli
cidn y utilidad no admite comparación alguna cor
lio.
Clasificase éste por razón del título ó eerlíGeadoti
de loe esludios, que si puede ser normí
eidn al comienzo del ejercicio de la carrera, no
atendiera ü los resultados, condictói
ascensos sucesivos en ella, etc, Respecto alin-
dado y siguen diversos procedimientos: el de la
— 535—
Jos concursos, pues no hay otros mejores en las actuales cir-
cunstancias; y, respecto de aquélla, repararse debe tanto y más
que los conocimientos teóricos, á veces demostrados con fortu-
na y suerte en ejercicios al azar, las condiciones de práctica y
de enseñanza, que en justa ponderación deben buscar y perci-
bir los jueces rectos é independientes; así como procede abre-
viar trámites de concursos con limitación de plazos para la po-
sesión, y después procurar la permanencia en el cargo con el
aliciente de mejoras sin mudar de sitio. Otra fuera entonces
la significación y respetabilidad del maestro, concretado á su mi-
nisterio y significación augustas, en frente de caciques y políticos
de campanario en los pueblos, desapareciendo, ante la innamo-
vilidad verdadera, dotación justa y consideración general, aquel
tipo de maestros: «el rebelde con el cura, con el concejal, con
el alcalde, el muñidor electoral, que provoca á todo el mundo,
un instrumento continuo de perturbación; y, de otro lado, el
maestro, humillado, intranquilo, que se arrastra, que tiene miedo
al Inspector, que si llega á ver al Ministro ó al Director no sabe
como presentarse y estaría dispuesto hasta á darse golpes de
pecho» (1).
No se puede seguir así. Ya todos (aunque no pocos con su-
perficial efectismo) convienen en radical y progresiva reforma
de la Instrucción pública principalmente en el primero y más
importante de sus ramos,. el de la enseñanza primaria (2).
No se oculta á nadie las dificultades de un plan general de
concordia, ante los llamamientos y dirección encontradas de
partidos y pedagogos; pero ¿será imposible una reforma com-
pleta ó parcial en puntos de general coincidencia? No cabe le-
gislar y cambiar poco y bien, sin fatigar á diario los tórculos de
la Gaceta de Madrid, sin idealismos, en copias extrañas, y con
espíritu práctico dotar debidamente los nuevos servicios, ensa-
yándolos en tiempo debido sin impaciencias para mutaciones
personales, todo con atinada descentralización? Ciertamente que
es esto mucho pedir en pocas palabras, y también difícil de ha-
cer ante inflexibilidad de ministros y de sus circunstanciales
consultores.
{i) Labra.
fa) Véase ti siguiente notable trabajo:
Reseña critica del Estado de la Enseñanza en España por el Dr. 1"). Eduardo García Sola,
catedrático y Rector de la Universidad de Granada. (La Enseñanza primaria); (Granada, 190a). *
35
- 536 -
Mas el tiempo apremia y la primera escuela no puede con-
tinuar abatida y negada después de tantas voces y plumas como
lo ensalzan y requieren. Todo verdadero estadista insiste en la
preferencia por la enseñanza elemental y vulgarización cicnliii
ca auxiliadoras de la soberanía popular, al lado de los más ine-
ludibles compromisos y principios políticos; y ante este urgente
problema, aun se recela como grave error comprometer nuestra
poco segura atención en un plan total de enseñanza para no re-
petir el triste espectáculo de la España antigua con sus fainos
Universidades sobre un pueblo ignorante y pendenciero. Mas es
cierto también, según se dice y se repite todos los días y en todo-
Ios momentos: los problemas planteados en la época moderna.
el religioso, el agrario, el político, el económico, son fundamen-
talmente problemas de educación. En la escuela y en la despen-
sa cifra el sapientísimo Costa el compendio de las aspiraciones
nacionales; pero ¿no es la escuela el medio de que se llénela
despensa?..»* (1)
Los defectos españoles en el problema educativo no son los
únicos en la historia y, aunque no de tanto relieve, en olías
partes hay u hubo análogas deficeneias; pero las naciones ade-
lantadas supieron romper viejos moldes y, sin renegar de todo
lo antiguo, acometieron la resolución del primer problema pe-
dagógico, desenvolviendo conjuntamente después todos los as-
pectos dvl mismo, conforme á tiempo y lugar, sin que les detu-
vieran inconvenientes históricas, crisis ni caídas; antes bien fun-
damentando en él resurrección y regeneración, que han alcan-
zado* También nuestra patria es ejemplo vivo que debe repetir-
se: de que coi) la muerte del antiguo régimen y en época de en-
conadas luchas intestinas surgieron la reforma de la enseñanza
y el progreso escolar, no pequeños después de todo, que se han
conseguido.
Aun asi quedamos muy rezagados y en circunstancia de más
premura que nunca.
Hay que salir de la inercia y oxidación, que todo lo invaden,
y hay que marchar hacia adelante con vigoroso impulso recibido
desdo las aulas primeras. La nación debe procurarse:
[il Corta „ Labr;!, Cosío, Gincr, Unamuno, Aramburu, Sola, Manjón, ScJa, Allanara, To-
iAdn, Picave», Moróte, Sarda, Navarro, Alcántara y muchos más,
I
— 537 —
Enseñanza educadora, intelectual y positiva que, sin rom-
per ni negar ideales, como enseñó á orar y á pensar, enseñe
también desde hoy á vivir; una enseñanza semillero de virtudes,
de pensamientos y de acciones, como pedía el cubano Luz Ca-
ballero.
Maestro, digno de tal nombre en estos tiempos; retribuido
á tenor de su función civilizadora; nutrido para su profesión en
la verdadera y trasformada Escuela Normal, de misión tan alta;
ilustrado por generales estudios bien comprendidos y, siempre
que sea posible, viendo, cuantos más mejor, lo que pasa en ade-
lantados países extranjeros; técnico ó avisado en artes y oficios
para ser consejero de sus conciudadanos; y ayudado siempre
por frecuente Inspección científica.
Y la Escuela, que sea templo de doctrina y cultura, edificio
apetecido y amado como complemento del hogar.
Todos los centros é instituciones docentes de la nación es-
tán necesitados también de profundo cambio y orientación más
prácticos; pero... ante la consideración de un pueblo, donde
más de la mitad de su población no sabe leer ni escribir, prime-
ro que sabios y grandes liceos, urgen y son indispensables hom-
bres instruidos y educados en las Escuelas primarias.
539 —
CAPITULO V
Medios auxiliares de la Enseñanza. — Bibliotecas públicas. — La primitiva libre-
ría de la Universidad de Oviedo. —Su acrecentamiento con derechos acadé-
micos y mandas. — Importante legado del Brigadier Solís. — Interés del Con-
de de Campomanes y ayuda provincial para la Biblioteca universitaria. —
Su organización y apertura.— Patronato, rentas y fondos.— Invasión france-
sa y funestas consecuencias. — Arreglo y sucesivos aumentos. — Declaración
de provincial. — El bibliotecario Sr. Suárez Barcena. -Protección de los
Rectores. — Donativos y acrecentamientos oficiales y particulares, principal-
mente por el Sr. González del Valle. — El Cuerpo facultativo de Archivos,
Biblioteca y Museos. — Catálogos. — Idea general del contenido de la Biblio-
teca.—Deficiencias y escaseces. — Libros notables.— Descripción del estable-
cimiento.— Estado actual; concurrencia; necesidad de reformas. — Biblioteca
provincial de León.— Su origen, desarrollo y catálogos. -Biblioteca del Ins-
tituto de Jovellanos de Gijón. — Su creación, progreso; memoria importante.
— Colección notable de bocetos. — Bibliotecas populares.— Museos escolares.
— Museos arqueológicos provinciales de Oviedo y León. — Museo provincial
de Pinturas de Oviedo.
En las noticias históricas de la Universidad y demás Centros
docentes del Distrito universitario se hicieron indicaciones refe-
re ntes á los medios auxiliares de enseñanza ó material científi-
co de los varios órdenes de escuelas (1), sin que fuera posible
descender á detalles ó inventarios, que constan también en Me-
morias y publicaciones de los diferentes Establecimientos (2).
El capítulo presente se ha de concretar á noticias históricas
de los centros bibliográficos ú objetivos de instrucción, de Biblio-
tecas oficiales y de Museos, no comprendidos en páginas ante-
riores; instituciones que tienen propia y especial organización
como medios que impulsan y favorezcan la cultura pública (3).
ítj Véanse páginas n», 183, 214 y siguientes; 307, 31a, 3x6 y 368, 319, 3.15; 384 y siguicn*
tes; 392 y ¿iguientcs, 397; 411 y siguientes; 459 y 530.
12I Véanse las notas en las páginas 226, 310, 313. 322, 326, 368, 390, 400 y 406.
•3» La Biblioteca de la Facultad de Derecho de Oviedo queda icscñada en la página 21a,
a'ai como se hizo mención de las nacientes Bibliotecas especiales de otros Centro* en las páginas
307, 31?, 319 y 326. Ha comenzado la de la Escuela de Artes é Industrias de Gijón, asi como
está paralizada la artística de la antigua Escuela de Bellas Artes de Oviedo, aunque la prosigue
paulatinamente la Academia provincial de San Salvador.
Apenas están iniciadas las Bibliotecas de las Escuelas Normales de Oviedo y León, donde
urge tambiéu establecer las propias «pedagógicas» con sección circulante para auxilio de Maes-
tros y Maestras de pueblos apartados.
-540 -
Merece el primor lugar por su antigüedad é
Biblioteca de nuestra principal Escuela,
Era preciso de todo punto, una vez abiertos los estudi
la Universidad, tener una librería para maestros v estatuí
en época en que no era muy fácil la adquisición da b
obras. Por otra parte, el Colegio de San Matías de la Cora
de Jesús, que estuvo en pugna con nuestra Escuela, U
leca abundante á donde acudían no fácilmente los atorar
las Facultades, y era urgente la necesidad da I j^<
una casa de enseñanza como la Universidad, Pero so (
la escasez de fondos, y aunque se adquirió la librada
Dean Dr Asiegoy se procuraron algunas obras en
de prebendados, catedráticos y letrados, que fallt
pila!, no era notable el aumento de la Biblioteca uní ven
aunque se acordara desuñar á és reales de los dej
en cada grado de doctor y, á fines dei siglo xvill, ur
oro (I),
Mas el amor entrañable, que muchos hijos distij
fesaron siempre á nuestro Establecimiento, fué remediar
contrariedades tocadas al principio. l£l célebre Navk
marqués de Santa Cruz de Marcenado, que peí
mente en la defensa de Oran, le dejó su librería, muy
por el numero de volúmenes y t
sultaron inútiles repetidas gestiones, que duraron ha
no se tuvo la fortuna de llevará cumplido término I
del sabio autor de las «Reflexiones milita;
camino á la emulación de neuos asturin
La causa principal de su aumento e impori
de su crecimiento y valía está en el siguiente casual
la vez que en Murías '!<' Santih&ñez (Aller) Pandaba una E
de primeras letras y de Latinidad H brigadier de
Lorenzo Solfe (2) destinaba en su testamento, oIoj
castillo de Sao Juan de Ulloa a 20 de Noviembre de I
crecida suma de 20.000 escudos de vellón (SOCU
ediar
[,\ En «I
— 54i —
cipalmente con destino á una librería en el Colegio de San Ma-
tías de los jesuítas de Oviedo, de los cuales era Rector un pa-
riente suyo. Tan crecida cantidad era «para comprar (dice la
cláusula) por ahora de pronto una librería selecta, universal, de
todas facultades, ciencias, historias y noticias curiosas con que
se puedan satisfacer la curiosidad y aplicación, de los sujetos
aficionados á la literatura en general y útil á los hombres no- •
bles y de talento especial, para imponerse umversalmente y po-
der ser útilísimo su trabajo á las repúblicas, la cual se escojerá
con nimio y cuidadoso escrutinio».
Las mandas del generoso é ilustrado Sr. Solís llegaron mer-
madas en Oviedo, reducidas á 338.000 reales y 28 maravedises.
El Regente Gobernador del Principado Sr. Várela depositó dicha
suma en la Junta General porque el R. P. Rector de la Compa-
ñía no la quiso recibir en el concepto y objeto indicados, que no
se avenían á las reglas de la Caso, y renunció en 1773 al legado
de la expresada fundación en su Colegio, ó sea á 200.000 reales
para la Biblioteca, 150.000 para libros y 50.000 para dotación
de un bibliotecario, carbón y aumento anual de libros. Otro Re-
gente, el Sr. Verdeja, ayudó á la intervención de la Jurisdicción
Real en las mandas é instituciones mientras los testamentarios
del Brigadier allerano, entre ellos el sobrino D. Martín Carda
Solís, ayudaron los deseos del Claustro de la Universidad para
establecer aquí la librería, pensamiento apoyado con la decisión
de siempre por la Junta General del Principado y la Justicia y
Regimiento de Oviedo.
El famoso Conde de Campomanes, que no perdía ocasión de
favorecer á la Universidad, llamó así el expediente de las obras
pías del docto Ingeniero asturiano, y por R. P. de 6 de Febrero
de 1765 se reglamentó el cumplimiento práctico de su última
voluntad á cargo de una comisión especial en Oviedo, presidida
por el Caballero Regente y de la que formaban parte el Rector
Sr. Francos Arango, Diputado y R?gidor decanos, el canónigo
D. Andrés de Prada y el R. P. Sr. Bernardo Carasa, benedictino
y catedrático de Matemáticas, quedando como Inspector y con-
sultor el Fiscal del Consejo de Castilla. La Junta determinó en
primer término establecer la Biblioteca en la Universidad, inven-
tarió como base los pocos libros que tenia el Claustro, dispuso
-542-
obras en el edificio y encargó -la conveniente estantería con ma-
deras y en talleres de Covadonga.
El Claustro también recurrió á la Junta general del Primi-
pado; éste mandó traer el plano y remate de las obras de la ííi-
blioteca, y de arbitrios propios concedió 12.000 reales en 1705,
comenzando entonces la verdadera vida de nuestro Museo bi-
bliográfico (1),
Con parte de la herencia del Sr. Solis se levantó el piso
principal de la Universidad en sus lienzos de Occidente y Me
diodía (2), y allí .se estableció la Biblioteca, comisionando al
ilustre Fiscal para que comprase libros hasta la suma de 13.000
ducados. Nadie más competente ni más idóneo para tan delica-
da comisión como este Magistrado^ cuyo vastísimo saber era
por todos conocido, y asi no es de extrañar que viniesen á ocu-
par nuestros estantes los libros más estimados y en sus mejores
ediciones de Teología, Cánones, Leyes, Historia y Literatura. La
Diputación provincial permanente gestionaba por otro lado en
Madrid con su representación y procuración en Cortes para al-
canzar alguna concesión de la Real familia, y ayudaba en esta
empresa el mismo D. Pedro de Campomanes. Dieron los Prín-
cipes de Asturias D, Carlos y D.a María Luisa la cantidad de
2.000 ducados, y consintieron colocar en la ovetense Biblioteca
sus retratos, bastante bien ejecutados, aunque no por Hoya
ionio se deseaba (3), é lazo todavía más aquel insigne patricio
que no perdonaba medio alguno de proteger á la Universidad;
por su valimiento donó el infante D. Gabriel un ejemplar (edi-
ción principe) de su traducción de Cayo Salustio Crispo y otro
magnífico del «llereulano* (regia y primorosa ilustración de sus
antigüedades, dedicada á Carlos III, Ñapóles, 1757) é interesó á
sus relaciones y á las personas ilustradas que le facilitaron
ejemplares dr> sus libros; y con estas adquisiciones y regalos
Buyos remitió el Sr. Campomanes una crecida é interesante co-
lección dfc papeles sueltos y manuscritos formando 280 tomos
de t Varios > ó curiosos y especiales asuntos. Y escribía sobre
- Imputaciones de 27 de Septiembre y 22 de Noviembre
1 1 ' I : .
(*} V,:|-- |,., ■ ,j4
i — Claustro? de ?7 de E lero á¿ 1770 y 2 de Mayí .le 1771.
M|>UiacÍouc> dí ó de Febrero y ¿5 de Noviembre de 1770 y de :<•
de J unió de 177^.
r
- 543 —
estas materias en carta de 21 de Mayo de 1774 á los individuos
del Claustro: «Piensen en ir completando los Diarios y Memo-
rias, que vayan saliendo nuevas; que se dipute algún individuo
de los que residen en Madrid para que cuide de estos asuntos»
en el supuesto de que yo ayudaré en todo cuanto penda de mi
arbitrio, porque la instrucción pública es el mayor bien de un
pais; y éste no se ilustra con discursos y porfías sofísticas, sino
con la lectura de libros útiles y de pensamientos originales».
Terminaba recomendando en autógrafa postdata la formación
de una Biblioteca provincial especial, al estilo de la catalogada
por el erudito Magistral González Posada, y decía: «De los es-
critores asturianos, impresos ó manuscritos, ó de los que escri-
bieron de cosas de Asturias y memorias de sus varones ilustres
(que exciten Ja gloriosa emulación de imitar sus virtudes y ta-
lento) conviene ir recojiendo cuanto se pueda, y también de las
obras poéticas escritas en el lenguaje vulgar del pais» (1).
Instalada y arreglada la Biblioteca, se había abierto al pú-
blico en 1770 confundida con la antigua librería de la Universi-
dad, cuyos ejemplares se sellaron con sus armas (2), y estaba
servida por un bibliotecario dotado con 300 ducados y cargo de
enseñar Matemáticas y después Historia literaria, y por un ayu-
dante con 1.000 reales.
Proveía ambos destinos el Patrono de las Obras pías del se-
ñar Solís y, con medalla al pecho, podía asistir, entre los docto-
res, á los grados y actos académicos. No ha mucho tiempo que
un humilde labrador ejercía esta honrosa prerogativa, porque
el cambio de fortuna y precaria situación social no le privaron
de ocupar su sitio, abrazar al nuevo graduado, recibir la propi-
na ó derechos y, en fin, tener igual representación que los indi-
viduos de la Corporación universitaria.
Para su sostenimiento y desarrollo tenía la Biblioteca rentas
(i) El catálogo de esta Biblioteca asturiana, parte principal del Catalogo as tur por el
Sr. González Podada y base de las "Memorias hisic'.ricas del Principado de Asturias»- del mismo
erudito Magistral, paró en poder de Campomancs y se publicó por los Sre> Zarco y Rayón en
1863 en el Ensayo de una Biblioteca española ó libros raros y curiosos del famoso Gallardo.
(Véase mi artículo en el «Homenaje á Menémlez Pelayo»; Madrid, 1899, tomo II).
(ai El índice de las importante* y curiosas adquisiciones del Sr. Conde de Campomanes
se hizo por comisión nombrada en Claustro de 74 de hiciembre de J775. — El sello universitario
representaba la; armas arzobispa'cs de Valdés; pero, como modernamente habí.» cambiado la or-
ganización oficial de la I'ibliuteca, propuse y hu- aceptado un nuevo sello donde se .igruparon
los escudos nacional, provincial, universitario y el d-¿ la casa de Solís un sol de oro en campo
de gules) recordando la dependencia, significación y favores del establecimiento bibliográfico al
Estado, Provincia, Universidad y al benemérito Sr Solís.
k
— 544 —
de la herencia del brigadier Solís, aumentadas en 1774 por me-
diación de Campomanes con un beneficio simple en Seares,
aplicado al bibliotecario, y la tercera parte de otro de Nogueira
en Lugo para utensilios y material. En 1775 se autorizó á una
comisión para que del fondo de grados, destinado á comprar li-
bros, se adquiriesen los del canónigo Sr. Torres; y también en
más obras se emplearon depósitos existentes en 1776. Nombro
entonces el Claustro un doctor Comisario de la Biblioteca; con
esta dirección se gestionaron mas aumentos; y en 1786 se recibió
carta acordada del Consejo para que bajo ningún pretexto se
permitiesen sacar volúmenes del Establecimiento. Tuvo creci-
miento notorio la Biblioteca cuando recibió gran parte de la de
los Jesuitas de Oviedo, algunos ejemplares de importancia y
gran coste, después de su expulsión en 1787; y con sus libros,
de los que se enagenaron no pocos duplicados para aumentar
los fondos, vino también un rico y variado monetario, de gran
valor intrínseco y extrínseco, y á lograr esta adquisición por la
Universidad trabajaron con el celo de siempre el Sr. Campoma-
nes y la Junta General del Principado. ,
Así continuó la Biblioteca hasta la invasión de los franceses
que la saquearon, desparramando tan riquísimo monetario con
más de 6.000 medallas (á juzgar por los cartones que después
se llegaron á ver), el «Hercufano», otras obras de mucha esli-
ma, dejando bastantes incompletas, y muchas fueron arrojadas
á sótanos húmedos, donde en su mayor parte se deterioraron ó
perdieron.
En esta época funesta falleció en la emigración el bibliote-
cario, y con su muerte se perdieron los fondos que el Adminis-
trador le había entregado para salvarlos de la rapiña francesa.
Se rescataron en 181 i bastantes libros, y la Biblioteca estuvo
largos años sin acrecentamiento alguno hasta que por los de
1825 el Dr. Benayas, médico de León, la dejó su librería, facul-
tativa en su mayor número, y en 1828 el Iltmo. Sr, D. Manuel
Torres Cónsul, consejero de Castilla y catedrático de Derecho
canónico de esta Escuela (1), donó también la suya de 1.000
volúmenes próximamente, oscojida y de estimación bibliográfica
(i) Vóansc páginas 162 y 243.
r
-545-
que, hasta el último arreglo, estuvo en departamento separado,
llevando el nombre del distinguido favorecedor.
En 1834 cobró vida nuestra librería; en 1836 fué declarada
provincial, como modernamente lo fué de 2.a clase, cual todas
las universitarias. Recibió gran impulso con tal motivo (1), y va-
rias donaciones individuales, una importante de 8.000 reales.
Ala entusiasta actividad d'el celoso bibliotecario el malogrado
D. Aquilino Suarez Barcena, ayudado por sus compañeros los in-
dividuos de la Comisión provincial de Monumentos históricos y
artísticos, se debió que pasasen á la Universidad los escasísimos
restos de las rebuscadas librerías conventuales de San Francis-
co, San Vicente y Santo Domingo de esta ciudad y algunos otros
ele San Francisco y la Merced en Aviles, San Salvador y San
Francisco en Villaviciosa y San Juan de Corias en Cangas de
Tineo. ¡Qué riqueza científica no se perdió entonces! La preci-
pitada y tumultuosa exclaustración, en medio de la guerra civil
y apasionadas luchas políticas, determinó el desamparo y aban-
dono de ricas bibliotecas y archivos conventuales, abiertos á la
intemperie unos, saqueados otros, aquéllas y éstos objeto de la
rapacidad y de la ignorancia, mientras sagaces acaparadores
propios y extraños lograban lo mejor de tales depósitos llegando
tarde sin recursos ni medios, como es usual en España, la ac-
ción reparadora del Estado por las Comisiones arqueológicas.
Ellas recogieron lo poco que restaba; pero manuscritos, códices,
incunables y ejemplares raros y curiosos se desparramaron por
España y el Extranjero; y después, para remate, á lo que pudo
salvarse llegó el espíritu centralizador de la Administración que
lo atesoró en Madrid con abandono y desden para los elemen-
tos provinciales y su propia historia (2). El trabajo, que con en-
tusiasmo y competencia memorables ee impuso el Sr. Suarez
Barcena fué grande y útil. Abogado de reputación, erudito de
buena cepa y variados conocimientos, periodista y publicista
(i) Archivo de la Universidad.— Claustro de la de Mar/o donde se leyó interesante infor-
me sobre el estado de la Biblioteca.
(2) Véanse los «Resúmenes de la* Actas y Urcas de la Comisión de Monumentos históricos
y artísticos déla Provincia di* Oviedo» dewle iSjj á iS'^6, de iS'iS á 1870, 1871 á 1872 y 1872 á
i°74. %()viedo; imp. de E. Uri.i, 1871; t)j¿ y 10741 reli'il»? p>r el antur de ivta Hi-toria
universitari 1. E.i la ép >c:i primera prest. iroa graa les scr\'i:¡os I j-. Sre». Prado, Alvarc* Arenas
y Salmean, vicepr; -idéate,-;; Ca^ed 1, Ca 1 .-lia il> \ Smr.7 Caatóa, I)i..z Onloikv • F > y Miguel
V'ujil (J) vocales; y Conde de Caualej ts, S aire/ Hueca 1 y Migu.-I V:gil \C) .secretarios. Por cu-
t'»nce$ vino á Asturias y entendió en el c )inercio bibliojjrálioj el famoso erudito y arqueólogo
D. Roberto Frassinelli.
X IUL'
~\
— 54Ó-
de mérito verdadero, desplegó esta? y otras cood
ecentamiento v organización de la Biblioteca, al rutena
po que en la prensa provincial y de Madrid dio A luz int<
te variados géneros y aquilato Ja riqu
«un noM incunables v de edtci iras '
na universitaria.
Los Reetotea, & *\\ ve$, ayudaron con ¡nter<
respetable Sr Mala Vigií dejó para
ocupaba la Biblioteca en ni O. del edrficj Lint
lodo el limzo del S.; hizo Lraer la bella estantería de i¿i
nedictina de Cortas; y aplico, además de los r-j •
lantes 6 insignedoü en I ial
oubriend
bililar y enriqueceré! departamento bibliográfico 1
coa igual d \ ici 1 n c!
Elector Sr. Alfares
npritra libro! ección d<
é hiaso llama míenlos para do
igualmente desde 1812. La Biblioteca
impulso durante los muchos años de jefatuí
logrando ed&b de mil volúmenes y, arrimando á lew
recursos de la Biblioteca loí
so la construcción á\
ron ■ uro n
lias y, principalmente, cuando con dii
[del a mente el edificio universitaria por medí
ñas ó clara)' lates ob
modos pftra La U
Siluro i-i Redor actuaJ Sr Arambun
interés por la importanti ion, con
&d v asi la prestó memo]
caudal de Ib
adelatiti y litera]
¡■■nulidad, no lograd;
lilú trabajos >U niiin a
una
i<>7 con • al
retirar del Banco de España tres residuos d<
- 547 —
les edentes do I de San Fernando y correspon-
lo del Brigadier Solís, llegaron á poder del Rector
del dicho Banco de I [ue, ne-
del día (415 0/o) dieron más de 4.00U poseí
m comprados los indicados libro- modernos
-ario. Nuestra Biblioteca carecía de ca-
fan indispensables como «cajas de índices* y, después de
oír Pela y o y Carrera Martínez,
on dos de tales útiles del modi lo de tas déla Nació*
construyó místico dísono de) profesor
ii el Instituto Sr. Redondo, una artística vitrina en
a ineunal rnplaresdel Estable-
■tito.
En diferentes ocasiones tuvo también la Biblioteca otros ía*
, ron donativos de libros y remesas de obras difaren-
aros D. José \rgiielles, D. Joan Peres
. I» Frai Martínez Marina, D Agustín Arguelles, el
i Alvaro Floreas Estrada, el Marqués de Pi
daJ y, a opio, D. Manuel María Aeevedo, el canónigo don
siendo de no esi aso valor el legado qae de
o el Sr, D, Juan Escandún, secretario de la
ntc también dislin-
con su- doi los Sres, M. Ccok
I Marqués de Harzanallana, D Francisco Taraes
Hevia, D. J tández Heredia, el canónigo D. Fernando A!-
Santutlano, D León Salmean, mis amantes padrea B, líe-
les y otros muchos, que
uyos nombres constan en un álbum es-
oria de los volúmenes (1). Particular rnen-
lio que di bió Ir Biblioteca al entusiasta as-
D. Anselmo González del Valle y Fernández Roces con
: afecto para nuestra Escuela (2), ataque
"tas en 1874, La mitad de esta suma fué destina-
luiskión de obras por una Comisión, compuesta del
toa de hurí.:
le irlSi pi in-
Hiipriütdivnd
livj cu rjnc lie clu t
«Ha,
\
— 548-
Decano D. Juan D. de Aramburu, catedrático D. José M. Piernas,
bibliotecario D. Juan R. Arango y el autor de la presente Histo-
ria, lográndose entonces 115 obras (35-1 volúmenes) con prefe-
rencia de tratados y estudios más relacionados en últimas publi-
caciones con las enseñanzas de la Universidad (1). El Dr. don
Faustino Roel legó recientemente una colección de libros de me-
dicina.
El ministerio de Fomento, hoy de Instrucción pública, remi-
tió excelentes publicaciones, propias de Bibliotecas públicas por
su elevado precio, especialmente en la década de 1858 á 1868;
hizo más tarde muy apreciable envío el ministro Sr. Conde de
Toreno con 200 volúmenes; siguen las remesas periódicas por
la Superioridad con 80 ó 90 obras, procedentes del Depósito
central, conforme al reglamento del ramo, aunque en ocasiones
son libros de escaso mérito; se destinó á Oviedo parte de la Bi-
blioteca ducal de Osuna, adquirida por el Estado; y hay algún
aumento también con uno de los ejemplares de cada publica-
ción inscripta en el Registro de la Propiedad intelectual.
Creada la Escuela central diplomática en 1856, con la ley de
1857 se dio origen al Cuerpo facultativo de archiveros-bibliote-
carios, después también de anticuarios, al que fueron incorpora-
dos los antiguos funcionarios de las Bibliotecas -públicas, como
aconteció con los que estaban al frente de la universitaria-pro-
vincial de Oviedo. Se ha regido seguidamente dicho Cuerpo por
diferentes Reglamentos desde el 17 de Julio de 1858, determi-
nándose más las Provinciales en 1859, dictándose con posterio-
ridad numerosas disposiciones de organización general, siendo
principales el R. D. orgánico y Reglamento de 1887, modificados
en 1889, las leyes de 1894, el R. D. de 10 de Enero, que exten-
dió los servicios, y los Reglamentos de Bibliotecas, Archivos y
Museos de 1901, etc. Por estas reformas cesó la jefatura directa
de los Rectores y la intervención principal que venían teniendo
los Claustros en los centros bibliográficos universitarios, que ha-
bían establecido y desarrollado, determinándose cierta separa-
ción, que ha sido perjudicial en el fondo, en muchos casos y cir-
'1) Archivo de la Universidad. — Claustros de 24 de Octubre y ax de Diciembre de 1874.
— Véase mi folleto: «Donativo de cinco mil pesetas á la Universidad de Oviedo por el
Excmo. Sr. D. Anselmo González del Valle (Oviedo; tip, de E. Una; 1876J que comprendía re-
lación oficial del nuevo catálogo de libros adquiridos para la Biblioteca y de algunos retratos
para la Iconoteca provincial universitaria.
— 549 —
cunstancias, á la marcha progresiva y resultados prácticos de
éstos. No aconteció así por fortuna en Oviedo; y Universidad y
Biblioteca marchan unidas en cuanto es legalmente posible,
porque además están en el mismo edificio. Los Rectores, que
tienen la inspección superior de la Instrucción pública en el
Distrito y á quienes el Reglamento del Cuerpo de Bibliotecas li-
mitó su intervención al señalamiento de horas de servicio (cuan-
do debieran tener muchas más) aquí ayudaron siempre al Cuer-
po facultativo para el mejor desempeño de su cometido técnico
y administrativo. Más, á veces, teniendo interés y celo los bi-
bliotecarios, resultan ineficaces los esfuerzos por dificultades y
obstáculos repetidos, que ya se dirán, al desarrollar los trabajos
de su instituto.
Son tareas fundamentales las de catalogación y formación
de índices razonados con adecuada clasificación en remplazo
de los primeros é incompletos inventarios y relaciones de la Bi-
blioteca ovetense desde que fué preciso un balance después del
saqueo, espoliación y desórdenes cuando los años de la guerra
de la Independencia. En 1816 principió á formarse una relación
que dio por resultado 7.000 libros y, tras de las varias operacio-
nes de incorporación de los conventuales, en nuevo índice de
1844 se comprendieron 10.000 volúmenes; en 1857 se inventa-
riaron 18.000, que llegaron á 20.000 en 1859; y asi sucesiva-
mente fué registrado el fondo y se fué fijando su alcance,
pudiendo decirse que en la actualidad pasa de 50.000 volúme-
nes. Los catálogos acometidos son varios, aunque deficientes
y por ultimar, asi el primitivo de autores en diferentes tomos
en 4.° con numerosas hojas ordenadamente foliadas, como otro
alfabético en papeletas grandes con más detalles bibliográficos.
Se comenzaron igualmente mas índices: uno cronológico, que
da razón de manuscritos y de bastantes libros antiguos, papeles
varios y de notas referentes á ejemplares posteriores; y otro, en
grandes cuadernos por materias, clasificadas en cinco grupos,
«Teología», «Jurisprudencia», «Ciencia y Artes», «Bellas letras
é Historia». Ensayáronse más procedimientos registrando libros
por apellidos de autores, títulos de obras, impresores y localida-
des, fechas, con más otro de orden, en relación con el material
de la colocación de las obras por salones y estantes, aparte del
- 55°-
general ó de inventario, haciéndose mientras tanto el servicio
público con el «índice provincial de A A.» formado por los se
ñores Barcena y Arango. La escasez y mudanza de personal, la
falta de medios materiales, la variación de sistemas y criterio,
etcétera, fueron dilatando la catalogación deñnitiva y ordenada
de que el Claustro universitario se preocupaba con interesa
pesar de la separación oficial en consecuencia de la creación del
Cuerpo facultativo (1).
Los actuales bibliotecarios Sres. Puras, Lucio y Lozano se
han impuesto el trabajo penoso, nunca bastante agradecido, de
terminar el «Catálogo por materias» adoptando el sistema Bru-
net, seguido generalmente en España, pues que la Junta Supe-
rior facultativa del ramo ha desechado por poco práctico el de
cimal del norteamericano Mr. Melvil Dewey, recibido en otras
naciones. A los cinco grupos indicados se agregó otro más de
o Enciclopedia») que, con las «series» correspondientes á cada
uno, facilitan así la clasificación como el servicio público. Con
la tarea indicada han removido por completo toda la Biblioteca
redactando 10.832 papeletas (hasta el día de hoy) ajustada á las
Instrucciones de 1882, repetición de la del docto Sancha en 1857,
que comprenden toda clase de datos: autor ó autores, título;
traductor, adicionador, anotador, compulsador, director, editor;
exornación de mapas, láminas y cuadros sinópticos; editor ó
librero; edición; lugar y año de .impresión y nombre del impre-
sor; volúmenes y tamaños; encuademación; circunstancias del
ejemplar; y marca ó lugar de la obra en la Biblioteca. Esta difí-
cil operación dará por resultado el conocimiento completo del
contenido de la Biblioteca, al mismo tiempo que determinación
y separación de ejemplares de mérito, aumentados por los que
van apareciendo. Prestan con esto muy patriótico servicio los
mencionados funcionarios que, por otra disposición de la Junta
Consultaliva, han comenzado nuevo Catálogo alfabético de im-
presos, conforme á la R. O. de 15 de Octubre de 1902 con oirás
cédulas comprensivas del encabezamiento, nombre ó indicado
b
(i\ Archivo de la Universidad.— Claustro de la Facultad de Derecho de so de Abril de
1SS7 en que se apreciaron tas gestiones del diputado y Catedrático Sr. Vallina y el acuerdo de
la siempre protectora Diputación provincial disponiéndose á imprimirá su costa el Catálcgodí
la liib.ioteca. Se solicito entonces el aumento de personal facultativo, no logrado, para e«tc tra-
bajo extraordinario y, á ñu de auxiliarle, se designó á los Catedráticos Sres. Barrio, Pasada,
Rúa, Jove y al autor de esta obra. Nada se pudo hacer....
— 55i-
nes del autor, título, edición, pié de imprenta, número de pági-
nas ó volúmenes, tamaño, encuademación, registro de entrada
y signaturas bibliográOcas y topográficas; todo esto á completar
con cédulas de referencia para acometer después el Catálogo
metódico ó de materias. Cuándo? Cómo?... Con el personal ac-
tual, necesitado de auxiliares y de consignación especial?...
Es muy difícil sin incurrir en omisiones dar una idea del es-
tado actual del establecimiento, y fuera muy prolija la relación
de las diferentes obras antiguas y modernas más consultadas ó
leídas. Bastante provista la Biblioteca de clásicos antiguos en
buenas ediciones, y posteriormente de los europeos, franceses,
ingleses, italianos y alemanes; masque abundante, rica en obras
de Teología y ciencias eclesiásticas, con buenos ejemplares de
los Benedictinos de San Mauro; conteniendo numerosas publica-
ciones de jurisconsultos, comentaristas y tratadistas del derecho
romano y de los viejos códigos nacionales; poseyendo no esca-
sas historias, estudios de antigüedades y crónicas apreciables,
puede decirse que representa el movimiento científico-literario
hasta el siglo xvnr, y éste muy principalmente. Acusaba el pro-
greso científico de entonces, cual se ve por lo que conserva: los
primeros cincuenta tomos de las «Memorias de la Academia de
Inscripciones y Bellas Letras de París», el Journal de Sacans,
las Acta eruditorum Lipsia, el Journal etranjer (de M.Fre-
ron), la Gazette litteraire de V Europe, el «Espíritu de los me-
jores diarios que se publican en Europa», el comienzo délas
(«Noticias y extractos de manuscritos» del Instituto de Francia,
las Acta Sanctorum, los 51 lomos primeros de los Hollandos
etc., etc., lamentándose por los estudiosos que de publicaciones
tan importantes no haya podido continuarse la adquisición. Des-
pués se paralizaron necesarias compras hasta 1855, produciendo
un vacío que no se ha logrado llenar en lo principal, siguiendo
este y otros atrasos en épocas posteriores de tanto movimiento
en ciencias y letras, aunque se alcanzó relativa entrada con las
adquisiciones de 1874, cuando el Rectorado del Sr. Salmean, y
muy principalmente con las últimas dirigidas por el Sr. Aram-
buru de notables obras de Geografía, Historia, Ciencias sociales
y Ciencias exactas, físicas y naturales de que se carecía. Bien es
verdad también que la próxima Biblioteca especial de la Facul-
36
-552-
tad de Derecho, accesible á cuantos lo deseen, contiene lo prin-
cipal y más saliente del movimiento contemporáneo en ciencias
morales y políticas; pero siempre resulta que el caudal científico
del establecimiento provincial es harto deficiente, no responde á
las necesidades actuales, creciendo cada día más el atraso. Ante
estos inconvenientes, el jefe de la Biblioteca Sr. Puras se dirigió
en 1902 al Ministerio de Instrucción Pública remitiendo uoa re-
lación de obras modernas no existentes en el establecimiento y
necesarias para servir á frecuente demanda, consullas y lectoras
científicas, literarias, artísticas, agrícolas, industriales y mercan-
tiles, ya de carácter general ó ya apropiables á las necesidades
inmediatas de la región. Tan plausible petición no ha sido sa-
tisfecha todavía por la Superioridad, mientras no es fácil que tal
deficiencia pueda llenarse con los tan reducidos recursos de
nuestra provincial Biblioteca. La consignación del Estado, que
alguna vez fué de 1.500 pesetas, ha disminuido sucesivamente
hasta las 1.000 actuales, sujetas á descuentos, para material de
oficina, compras de obras, encuademación, restauración, cale-
facción, etc. Se ha deseado también la adquisición de libros por
medio de oportunos cambios de centenares publicaciones dupli-
cadas existentes en la Biblioteca, habiéndose hecho inventarios
especiales al efecto; y, lo que con buen éxito se llevó á cabo en
1776, con libros repetidos de la librería de los Jesuítas, y en
1845, bajo el Redorado delSr. Mata Vigil, adquiriendo 1.500 vo-
lúmenes escogidos, no ha podido realizarse después desdeñando
la ventaja de adquirir obras modernas por este recurso, y hasta
lograr espacio para otras en el tan limitado de los actuales de-
partamentos ovetenses.
No falta muy abundante «Miscelánea» ó bastantes tomos
con reunión de «Varios»), algunos de importancia, formados
por Campomanes, y va tomando cuerpo y aumentando la co-
lección de periódicos provinciales (1), de gran interés, á partir
de la Caseta de Ooiedo (1808-1809). En esta materia contrajo
mérito especial el oficial D. Elias Lucio Suerperez, que con lla-
mamientos en la prensa local y gestiones privadas desde 1894,
se dedicó con afán á reunir periódicos y revistas asturianas.
k
(i) Véase pág. 270.
— 553 —
Con éxito apreciable enriqueció esta sección, de tanta utilidad
y frecuente consulta porque, cual bien se sabe, acusan y con-
tienen las publicaciones periodísticas la vida regional en todos
sus aspectos y aspiraciones, al mismo tiempo que son como
archivos ó arsenales de datos y noticias no contenidas en libros
y constituyen el o libro diario» de la manifestación intelectual
de un pueblo. Ya lo indicaba el Conde de Campomanes en su
dicha caria de 1774; la agitada vida moderna hizo necesaria la
conservación del periódico para que no sea flor fugaz de un día;
y fué ésta una recomendación muy acertada del joven Monarca
Alfonso XIII al visitar la Biblioteca provincial universitaria,
complaciéndose en el mencionado trabajo del Sr. Lucio,. al que
debieran contribuir cuantos posean colecciones de periódicos
de Asturias.
En todas las Bibliotecas públicas tienen también sitio prefe-
rente la sección de publicaciones singulares por su importancia
histórica, literaria y tipográfica, determinados en manuscritos,
incunables y libros raros y curiosos.
No son en Oviedo muy numerosos los primeros: propiamente
antiguos hay pccos, algunos son de la segunda mitad del siglo xvn
y en su mayor número copias modernas del siglo xvm. Entre
tales manuscritos debe señalarse, como el primero en mérito, una
Biblia (versión latina de San Gerónimo) admirable ejemplar en
bitela con iniciales de oro y colores, folio (1;, de principios del
siglo xiv; le sigue el tratado de Familiaritaie Physicce del ca-
talán Juan de-Ruspeorsa ó Rupescisa, interesante tratado de Al-
quimia (2), del siglo xv; y pudieran señalarse más de otros cien
volúmenes manuscritos: varios tratados de medicina de D. Leo-
nel Serrano de Paz, catedrático de la Universidad en el siglo xvn,
folio, entre los cuales está un diccionario árabe-greco-latino
vulgar, de medicamentos, escrito en árabe con letras latinas; —
«Las Astucias militares de S. J. Frontino», traducidas al portu-
gués y adicionadas por el mismo Serrano;— un poema épico,
muy bien escrito, «La fiuerra lusitana»; — y, á este tenor, otros
(i) El bibliotecario D. Román García Aguado remitió á la Superioridad en 16 de Noviem-
bre de 1870 una excelente Memoria acerca de esta Biblia. m
(a) De Gonzalo Rodrigo ó Rodríguez de la Pasera, probablemente asturiano, que escribió
con aquel nombre, según D. José Ramón de Luanco, en $u erudita obra La Alquimia en Espa-
ña (Barcelona; 1889; tom. I).
r
-55+-
papelesde Historias locales, Cuadernos de Cortes, Ordenamien
tos, papeles de política, y varios referentes á la provincia, en-
tre ellos, una excelente copia del «Sumario de armas y linajes
de Asturias» por el canónigo Tirso de Aviles (1); etc.
Respecto á ejemplares verdaderamente incunables resulta
como el más antiguo de los hasta ahora registrados el libro
Quadragesimale de * JIoribus sapientiw, per... Ambrosium
Spiera, (1481, folio, letra tortis); pero alguno anterior pudiera
aparecer en el nuevo reconocimiento que se está practicando,
cuando, sobre mudanzas de personal y otras ocupaciones, no
debió dilatarse tal operación, pospuesta á ultimar los catálogos
mencionados. Se registraron antes 80, entre ellos: «Nicol, de
Lyra, In quator Evangelio,*, que puede ser de los más antiguos;
el rarísimo c Doctrinal de los Caballeros por D. Alfonso de
Cartagena (1487)»;— *Los Varones ilustres de Plutarco, (Se-
villa, 1491, 2 tomos, folio)» versión del cronista Alfonso de Pa-
tencia; -del mismo año la tlmitatio de Ihesu Christ (en valen-
ciano, ejemplar que perteneció al virtuoso y sabio Martínez Ma-
rina)» etc., de mérito singular; pero en breve plazo ha de verse
sisón masó menos de dicha cifra para fijar de una vez este
punto tan interesante á la significación de nuestra Biblioteca.
Por esta razón se prescinde de apuntar otros valiosos ejempla-
res de aquel período primero de la imprenta, cuando este pro-
digioso invento estaba «en la cuna», según la gráfica frase de
los bibliófilos (2).
No faltan impresiones á partir de 1500 y libros raros y cu-
riosos de la mayor estimación: — la «Comedia philodozcos
leonis baptiste (Salamanca, 1501)»;— dos ejemplares de la *An-
toniana Margarita» de Gómez Pereira, en la muy apreciada y
escasísima edición de Medina del Campo, de 1554, tan elogia-
da por el polígrafo Sr. Menéndez y Pelayo; — * Silva de varía
lection*, compuesta por el magnífico caballero Pero Mexia(Va-
(i) El original, perdido, es del último tercio del siglo xvi A la conclusión de esta obrase
lee: Ex libris D. Francisci Solisii Biblioth. Or>ctcnsis; contiene las «Adiciones» de D. Manud
Caballero en 1700; y la copia del Sr. Solis es de 1808
(a) Débese al bibliotecario Sr D. Juan Rodríguez Arango, ilustrado sucesor del Sr. Su.v
reí Barcena, una breve pero notaole Memoria ó Reseña histórica ?/ descriptiva de b Biblioteca
de Oviedo, publicada en la «Revista de Archivos y Biblioteca*». (Madrid, 1878) reproducida en
la prensa provincial y en la «Memoria universitaria *. tOvicdo, 1878) donde se contiene la primera
lista impresa de principales manuscritos c incunables registrados por el Sr. Barcena y {xrd;
trabajo que ha de servir de base para formar de una vez el interesante catálogo de estas seccio-
nes de antigüedades.
- 555 —
liadolid, 1551);— el primer libro estampado en Asturias, *Bre-
vicu\um secundara moren alma ecclesie oveten imper im-
pressum apucl Ovetum. Anno Dom 1556», del mayor aprecio
provincial (1); y no se citan otras rarezas bibliográficas por mo-
tivos de brevedad. Igualmente pueden mostrarse en la librería
universitaria ovetense varias bellas y antiguas encuademacio-
nes sobre madera y cuero con primorosas labores y artísticos
hierros en las tapas, que ponen muy altas gusto y pericia de los
pasados artistas.
El departamento de la Biblioteca se compone de tres salo-
nes, de 27,864, 8,360 y 13,932 metros de longitud respectiva-
mente el primero, segundo y tercero, por 8,360 metros los tres de
ancho, y 4,040 de elevación. Al primero y más importante da
paso un pórtico de bellas proporciones, de orden jónico, con co-
lumnas estriadas y, una vez pasado, causa grata impresión este
primer departamento por su artística estantería, traida de Co-
rtas, tallada en el estilo del renacimiento y compuesta de dos
cuerpos, el inferior de orden corintio y el superior dórico al que
se sube fácilmente sin necesidad de molesta escalera de mano
por gradas abiertas en el mismo cuerpo de los estantes. En
esta sala están los escritorios y cajas de índices para los traba-
jos facultativos y administrativos de los empleados, la vitrina de
notabilidades (manuscritos é incunables), el estante central del
donativo Roel y las mesas de lectura pública. El segundo redu-
cido salón sirve como de enlace con el tercero, que tiene moder-
na estantería dispuesta en análoga forma que la del primero y
además cuatro estantes centrales, que dieron grande alivio para
la colocación de libros, porque á centenares los hay colocados
sobre las cornisas del cuerpo inferior de las estanterías, quitan-
do ai local el agradable aspecto y amplitud que debiera tener,
otros aglomerados en mesas, cajas, rincones, y sótano (bajo
el tercer salón), almacenes y desvanes de la Universidad. Como
se vé, resulta el local en extremo recargado y reducido para el
número de obras que cada día va aumentando; y esto despoja
á la Biblioteca de las condiciones necesarias para su desenvol-
(z) Los bibliotecarios Srcs. Suarez Barcena, Rodríguez Arango, Lozano y el autor de este
libro han publicado trabajo* con descripción y datos de estas y otras notables obras.
— Véase pág. jo.
i
-556- •
viraiento y destino. Se impone en primer término lá ampliación
de locales habilitando más salones, como pudiera conseguirse
si, destinado el Instituto á otro edificio, se tomase entonces
todo ó parte del salón contiguo á la Biblioteca, destinado hoy á
Gabinete de Historia Natural. También se pensó en la construc-
ción de un martillo saliente sobre el pequeño jardin de la Es-
cuela ó la habilitación del desván superior en debida forma y
con las consiguientes seguridades. Asi no se puede seguir.
Tal estrechez, por otra parte, perjudica la conservación, se
gura custodia (para evitar fraudes, alguna vez notados) y el ma-
nejo de los libros, estando además muy comprimidos los colo-
cados en tablas ó cajones al descubierto. Por este motivo tam-
bién y con el sistema de calefacción de carbón de piedra, usado
en Oviedo, el hollín penetra abundante por claraboyas, balcones
y ventanas y se deposita en los estantes hasta el punto que,
aunque se verificase limpieza diaria en todos ellos, no se conse-
guiría verlos limpios, si bien tampoco fuera fácil esta operación
dado el pequeño espacio y actual estado de los departamentos.
. La concurrencia pública ha decrecido cual acusa la estadís-
tica verdad de análogos establecimientos en toda España. Triste
es decirlo, pero actualmente se lee poco en todas partes y me-
nos se consultan las obras magistrales, ya por el desconocimien-
to general del latín, en que están escritas aquellas antiguas pu-
blicaciones, ó por la carencia de las más completas y costosas
modernas, de que principalmente se debieran surtir las bibliote-
cas públicas. También es verdad que estos centros tienen orga-
nización deficiente en nuestro pais á diferencia de otros mejor
educados ó más cultos, donde la Biblioteca es más accesible; cir-
culante y móvil su caudal con las debidas precauciones; auxi-
liadas y facilitadas las consultas por un personal directivo tan
ilustrado como bien retribuido; abiertos los locales en horas de
tarde y de noche para mayor aprovechamiento de toda clase de
personas; y se dá también al público comodidades, calefacción y
otros atractivos. Seguramente que por estos ú otros procedi-
mientos, la Biblioteca de Oviedo y las demás de su clase serían
más y mejor aprovechadas.
Mal dotado nuestro personal facultativo, principalmente en
las categorías inferiores, necesitado de medios materiales, de au-
— 557 —
xiliares y dependientes dedicados á trabajos mecánicos, eslerilí-
zanse así instituciones tan útiles como Bibliotecas, Archivos y
Museos para ilustración é instrucción generales, que en ellos se
consigue en muy pequeña escala, por falta de las debidas aten-
ción y protección del Estado, y así debiera trasformarlas para su
debido progreso.
La Biblioteca provincial de León data de 1844 con los
restos de las conventuales de aquella provincia, que pudieron
salvarse en iguales circunstancias á las referidas de Asturias
después de la exclaustración. A la Comisión provincial leonesa
de Monumentos históricos y artísticos, auxiliada por la Diputa-
ción, Ayuntamiento, los' Cabildos eclesiásticos y celosos Corres-
ponsales en los partidos débese tan patriótico servicio, salvando
lo conservado casualmente del abandono local y diferentes ra-
piñas (1). Con diligente tarea el ilustre D. Fernando Castro, que
fué bibliotecario interino por entonces, se dedicó también á for-
mar un inventario sistemático de los libros reunidos, no mucho
más de 3.000, en su mayor parte de Teología é Historia, proce-
dentes de las casas religiosas de San Claudio y San Marcos de
León, Sahagún, Tríanos (2), La Bañeza, Sandoval, Eslonza, Ca-
rracedo, Ponferrada, Valderas y Villafranca.
El bibliotecario enseguida nombrado D. Manuel de la Calle
se distinguió con gran laboriosidad hasta 1864 en la organiza-
ción de la Biblioteca, establecida en el exbeaterio de las Catali-
nas, y el centro fué sucesivamente aumentando con adquisicio-
nes oficiales y donativos particulares. Entre los primeros son de
notar la compra de 1.000 libros en 1869, diferentes remesas mi-
nisteriales desde 1879 y los aumentos de diferentes centros, pro-
curados en 1885 y años sucesivos por el Sr. Braña; y entre los
segundos un importante legado del Sr. Castro en 1874 y otras
ofrendas posteriores de los Sres. Arnaiz, González del Palacio,
Azcárate (G)., Mingóte etc., etc.
Inició el índice de autores el bibliotecario Sr. Vergara; pero
este y más servicios valiosos fueron coronados por el celo y com-
petencia de D. Ramón Alvarez de la Braña, jefe de la Biblioteca
<i) Figuraron en esta celosa Comisión, además del Sr. Castro y D. Patricio de Azcárate
en primer termino, loi Sres. Polo Iíriz, Chal.tnzón, Sánchez Pcrtcjo IF. yP)y Canseco (P).
(»> Antiguo Colegio de PP. Dominicos donde se enseñaba la Escolástica, Moral y Teolo-
gía, no citado por omisión de copia en la pág. 295.
- 55» -
de León desde 1869, porque, aparte de otros trabajos y estudios,
realizó los catálogos alfabéticos (7.289 papeletas) y de materias
(7.156 papeletas), éste dividido en seis grandes secciones: Teo-
logía, Derecho, Ciencias y Artes, Bellas Letras, Historia, Misce-
lánea, y dentro de cada una de ellas se incluye en agrupaciones
subalternas de sub-secciones, divisiones y subdivisiones todo el
caudal literario, que asciende á 9.290 volúmenes, 30 hojas y
cartas geográficas y 50 estampas; y entre los primeros: 4tcódices
y manuscritos, 23 incunables y 146 libros raros y curiosos, algu-
nos con artísticas y antiguas encuademaciones. Deben citarse
por su importancia: el incunable titulado— *Libri Cronicarum
ab initio mundi (Nuremberg: 1493)» escrito por Hartraan Sche-
del, — los códices señalados con los epígrafes de tSetentiarum
libri IV» — y la « Conquista de Cartago ó Afi *i ca*, letra del si-
glo xn á dos tintas el primero, y del siglo xv, también á dos
tintas, el segundo. Entre los impresos figura una notable *Pará-
frasis* de Aristóteles por Santiago Faber (París, 1492, letra tor-
tis) y la famosa «Biblia Poliglota* (Antuerpia? 1569— 1572) en
ejemplar que regaló el impresor Plantino al sabio Arias Monta-
no, que le dedicó á San Marcos de León.
La obra del Sr. Alvarez de la Braña (1) va precedida dedos
interesantes prólogos, histórico y técnico, razonando los índices
de autores y materias; y después de su impresión sigue el au-
mento de libros, aunque paulatinamente por la escasa consig-
nación, si bien la Diputación provincial ha protegido siempre el
establecimiento. Se halla instalado en salón rectangular de
27,70 metros de largo por 6,75 de ancho y 5,22 de alto, con seis
ventanas que dan luz y sol escasos. A un lado y otro del local
están las estanterías, alta y baja, de nogal con andanas y tablas
traseras de chopo, con numeraciones romana y arábiga, y en un
armario cerrado se custodian los manuscritos é incunables. Res-
pecto á concurrencia y otros servicios de la Biblioteca de León,
declarada de 3.a clase, pueden repetirse aquí las consideracio-
nes ya expuestas tratando de la ovetense.
Tiene el Instituto de Jorellanos de Gijón muy importan
te Biblioteca, cuya historia y estado presente se conoce gracias
\
(i) * Catálogo de la Biblioteca provincial de León por I), Ricardo Alvarez de la I$r;«ña
(León, lip. provincial, 1897L
— 559 —
á muy estimable trabajo del celoso é ilustrado jefe de aquel
departamento D. Jesús F. Martínez y Elorza, que ha contraído,
como el Sr. Braña, superior mérito facultativo y provincial con
la publicación de notable libro (1).
Ya se dijo que al organizar el insigne Promotor el Instituto
Asturiano, procuró la creación de una Biblioteca, principalmen-
te de ciencias exactas y naturales sin excluir otros ramos y ma-
terias de cultura general; y cuando la inauguración del estable-
cimiento en 1794, fué nombrado primer bibliotecario D. Juan
Lespardat. Los hermanos Jovellanos, otros gijoneses y personas
diferentes donaron y depositaron en la nueva librería obras es-
cojidas de las nuevas enseñanzas y varia erudicción, que el Pro-
motor procuraba aumentar con toda clase de gestiones al mis-
mo tiempo que fomentaba la concurrencia de lectores. Aconte-
cieron entonces los referidos incidentes del Cardenal Lorenza-
na y del Párroco de Somió (2). Desterrado el insigne ministro
asturiano, se resintió la Biblioteca de la falta de su protección
directiva y, para mayor mal, cuando la guerra de la Independen-
cia, una vez en 1808 y dos en 1811, la reciente Biblioteca gijo-
nesa se vio entregada al pillaje y fué expoliada por las tropas
francesas. Así resultó infructuoso en parte el nuevo desprendi-
miento de 1.500 volúmenes depositados allí en el referido año
de 1811 por el virtuoso D. Gaspar cuando, libre de su injusto
cautiverio y de altos y patrióticos cargos, vino á restaurar el
Instituto, anhelo íntimo y entrañable de su existencia y de sus
amores.
Muerto el celebérrimo asturiano, tuvo la Biblioteca gijonesa
el principal incremento porque, en las manifestaciones de su
última voluntad, declaraciones, memorias y testamento de
1795, 1802 y 1807, manifestó: «que todos los libros impresos ó
manuscritos (excepción hecha de los que tengo cedidos por pa-
pel firmado de mi mano á mi mayordomo D. Domingo García
de la Fuente, y existe en su poder) y cartas geográficas, que tu-'
viere al tiempo de mi muerte, deberán ser transportados á la
'r) «Ori?r.iu*.> y estado actual do l.i HiMintooi del In- tiL iiIm de Jovcllunus p..r Jesú> F.
Martínez y Elorza- {(.Jijón, imp. de L. San ;cni-, i)>¿). K-ta inon-njiufia, premiada con meda-
lla de plata en la Expo-iuón regional i;':j<¡K--a di i : < ,, ha -.¡do irnprc-a á t\p'.ii->.is tl-j d«.»n
Kduardo de Llanos y Alvarcz de las A -turiai. i Véanse pA^in k >j y i<> d<* la introdiivxión y
>44— nota— 504 y siguientes de l< presentí Ili-t'uia .
i?) Véase pás 353.
— s^o —
villa de Gijon y unidos á los que tengo allí y á los que existen
en Madrid, que deberán ser también llevados allá, servirán lodos
para formar una sola Biblioteca». Las persecuciones del precia
ro magistrado, sus diferentes residencias y desgracias, ocasio-
naron después obstáculos y dificultades varias al recojer su
mobiliario y equipajes desparramados, perdiéndose ó extravián-
dose muchos libros y papeles de subido mérito, no pocos de re-
lación inmediata para los nuevos estudios, pues ya advertía el
Promotor generoso que «los de Derecho civil y canónico y cien-
cias eclesiásticas, que no podían ser de tanta utilidad en Gijón,
atendidos los objetos de la enseñanza del Instituto, se habían
de vender para gastos de transporte y mayor adquisición de
otras obras». En 1816 pudo rocojerse la herencia bibliográfica
de Jovellanos en Madrid, Sevilla, Valencia, Barcelona, Mallor-
ca, Vega de Navia y lo existente en Gijón de antiguas donacio-
nes y depósitos del Promotor, resultando 485 volúmenes y 520
folletos, base principal de aquella Biblioteca; uno de sus actos
más útiles y prácticos por el bien general en que se afanó du-
rante su inmaculada vida, dedicada muy principalmente á «con-
tribuir á las mejoras de instrucción pública, que siempre desee
con ansia», según sus propias palabras en solemnes momen-
tos (1).
La Biblioteca, de igual manera que el Instituto, arrastró vida
lánguida aunque creció con algunos donativos de 178 volúme-
nes por el después ministro D. Juan de la Dehesa; de 196 por un
amigo y admirador del gran Jovino, el General inglés Sir Tilo-
mas Dyer (cuyo busto figura en el establecimiento); otros varios
hasta 1838; y no mucho mejoró hasta ya la segunda mitad
del pasado siglo. Los libros que allí llegaron de distinta proce
dencia se amontonaban sin orden ni concierto en reducido de-
partamento, confundidos, revueltos y apretados, consumidos por
el polvo, polilla y humedad, mirados con indiferencia en el
más lamentable estado; si bien es cierto que las sucesivas Di
recciones nunca tuvieron en los presupuestos asignación alguna
para el sostenimiento de un bibliotecario archivero, que vigila-
se, ordenase y repusiese estos departamentos, aunque debie-
\
(i) Memoria testamentaria de D. Gaspar de Jovellano* en Ja Cartuja de Jc:ús Namín'1
de Valdenuiza á 31 de Enero de i3j2 dirigida al benemérito D. Juan Aria> de Saavcdra.
-56i-
ron cuidarlos con más esmero y devoción. Esto no mejoró
gran cosa en 1862 ni en la breve revisión, que sufrieron los li-
bros al hacer un resumen por secciones, resultando 6.801 volú-
menes á los que se sumaron en el año siguiente 1.132 con más
520 folletos por legado del Conde de Canga Arguelles, que tan-
to interés mostró siempre por el Instituto de Gijón. El Director
del establecimiento Sr. Menéndez se ocupó en la Biblioteca y
mostró especial interés por su progreso (1); pero de nuevo con-
tinuó sin reformas de importancia en años sucesivos, si bien en
ellos se vio favorecida por nuevos legados de 124 volúmenes
por D. Emilio Cuesta en 1866; de 285 por el ex-director D. Alon-
so G. Rendueles Jove, en 1876; y de 301 por el vice director
D. Juan Junquera Huergo en 1880; manifestándose también por
estas y sucesivas fechas la protección y remesas del Ministerio
de Fomento con gestiones, después repetidas, por D. Acisclo Fer-
nández Vallin y Bustillo, constante favorecedor de la Escuela.
Hizo otro tanto el Sr. Conde d& Revillagijedo, y el Estado
concedió 9.000 pesetas para reformas de la Biblioteca, hacién
dose una estantería de medianas condiciones, aumentada mo-
dernamente con otro cuerpo. Aquella reforma material prestó
ocasión al Rector jefe del distrito Sr. Salmean para encargar
á una comisión, compuesta de los Profesores Sres. Cid, Gonzá-
lez Calzada, González López y D. Julio Somoza, que verificase
una revisión, recuento y colocación de los libros. Este erudito
publicista asturiano (2) dio cuenta de su cometido en extenso y
notable oficio de 28 de Marzo de 1887 con triste relación del
estado, deterioros y abandono de la Biblioteca, cuya decadencia
y no pocos abusos en ella se habían hecho públicos diez años
antes y se consignaron después en interesante libro (3), pudien-
do ser considerada aquella comunicación oficial corno el primer
documento relativo al departamento bibliográfico gijonés, cuyo
registro acusó entonces la existencia de 11.400 volúmenes dis-
tribuidos en secciones y subseceiones. En él se hacían obser-
vaciones é indicaciones atinadísimas, que debieron haberse se-
guido. Por último, las obras de ampliación del Instituto en 1888
(i) - Memorias acerca del ctado du I.i Escuclacspcci.il do GIjó;i en 1 36 f. por D. Miguel
Mcnctulc/ y Dunrtc». ((iijón. i Sr" 4) .
(2» Véase pá¿. 377(1101.1).
¡3) Véase el articulo *L.i tíil>!i >:cc.i pA^. 145 d; Cj<í¡uíh'S Jj ii mió Quintana pjr el
Sr. Somoza.
r
determinaron el cierre y depósito de la librería (l)? reinstalada
en el primer piso del renovado edificio en 1H92 continuando á
cargo gratuito y meritorio de Profesores del establecimiento
Estos habían acometido índices é inventarios deficientes, y co-
rregido á medias los antiguos, hasta 18% en que, por R 0. de
28 de Febrero, la Biblioteca del Instituto de Jovellanos de Gijón
que ya tenia consideración de pública por R. D* de 17 de Julio
de 1858, fué incorporada ai Estado y puesta á cargo del Cuerpo
facultativo, siendo nombrado primer bibliotecario el reputado es-
critor asturiano D: Juan Menéndcz Pidnl al que sucedió en 1897
el actual Sr. Martínez tílorza. En la ultima época tuvo el esta-
blecimiento acrecentamientos importantes, como el de 3.902 vo-
lúmenes por los herederos de! sabio D. José Caveda en 1891 y,
posteriormente, 200 volúmenes de D. Cristóbal Valdés, 25 de ía
Señora de Guilmain y 11 de D. Rafael María de Labra, entre
otros.
De todo hizo revisión el Sr. Martínez; terminó en 1899 un
detenido inventario, ó avance de excelente catálogo, del caudal
bibliográfico del departamento (12.9JÍÍ volúmenes); ven sura2t>
nada Memoria a la Superioridad señaló deficiencias y escase-
ces usuales por desgracia en estos establecimientos, según se
dijo de Oviedo y León. Al mismo tiempo insistió con atinadas
reformas dirigidas principalmente á la adquisición de obras mo-
dernas para que la Biblioteca resulte más útil y frecuentada, au-
torización para cambios (ya el mismo Jovellanos determinó la
venta de determinados libros), disposición de un estante de ho-
nor para todo lo relativo al Promotor insigne, y adquisición de
una vitrina para muestra de preciosidades bibliográficas, que
atesora aquella dependencia (2).
Contiene dos códices, manuscrito uno é impreso otro. El
primero es un precioso Libro de horas- calendario en fran-
cés, y Evangelio de San Juan— (incompleto, en bilela, letra góti-
ca, 228 folios, iniciales miniaturadas, recuadros, miniaturas, be-
llísimas orlas con variedad de asuntos, láminas, etc); y el se-
gundo *Hore intemerata Virginia Mario secundutn l'sum
Ruinan um citm pluribus orationibua tam ¡n gallico quam
1 1 ) Vciiíc página 376.
íj) Vi-anf-c /W.mmces V al IX dd lil.ro dvl Sr. M.irtmc?- Elor/a.
-563 -
¡n latino. (París, 1520, XCVI fojas, en bitela, hermosa portada
letra tortis é iniciales iluminadas).
Airas queda mencionada la colección de «Manuscritos é
Impresos» reunidos en la Biblioteca (1), conjunto de muy inte-
resantes documentos que, como otros aficionados, había yo re-
gistrado alguna vez llevado de mi inclinación á la Escuela gijo-
nesa (2) y su esclarecido promovedor; pero el conocimiento más
acabado fué por los estudios que de aquella notable colección
hizo el docto jovellanista mi antiguo amigo el Sr. Somoza, pues
en 1887, deferente á mis indicaciones, acometió la ardua tarea
de sacar completa copia de los 120 volúmenes, que al año si-
guíente llevé á la liceísta de Asturias por ser uno de los re-
dactores de esta publicación, dirigida por el Sr. Aramburu.
Entonces se difundió la importancia de colección tan notable
avalorada con interesantes notas y de ella hablé repetidas veces
con mi favorecedor el Sr. Posada Herrera procurando difundirla
más en tirada especial; y esto determinó la proposición del Rec-
tor Sr. Salmean al ilustre estadista asturiano, que se dispuso
enseguida á costear la nueva impresión en prueba de su respeto
y admiración á la memoria del esclarecido autor del «Informe
sobre la Ley Agraria». La edición lleva interesante carta-prólo-
go del Sr. Somoza con los antecedentes de la preciada colec-
ción formada en su mayor parle por D. Gaspar de Jovellanos,
en archivos y bibliotecas de Sevilla, Salamanca, Madrid, Ma-
llorca, Asturias, etc , impulsado de su afición á todo linaje de
estudios, procurándose por copias suyas y de sus secretarios,
compras y regalos la mayor parte de aquellos documentos anti-
guos y modernos, que aumentaron después los primeros Direc-
tores del Instituto y los Sres. D. José y D. Felipe Canga Argue-
lles. No están ordenados y clasificados y, como se vé por el Ca-
tálogo, es una heterogénea y revuelta reunión de manuscritos é
impresos referentes á Historia, Legislación, Política, Adminis-
tración, Hacienda, Economía política, Agricultura, Industria y
Comercio, Obras públicas, Literatura, Artes, Crítica, otras ma-
terias, y muchos documentos de Historia é intereses asturia-
<x) Véanse páginas precedentes t-7 (nota', 358 (nota), 3697 377 (nota».
(a) En una de mi.* investigaciones proctiré una copia del curioso manuscrito «Representa*
ción al Consejo de Castilla (El Derecho espaful en 1744) por el I)r. D. Miguel de Medina y
Flore-»», que publique cu la Ri'Z'ista gene ral d? Legislación y Jurisprudencia. (Madrid, 1878).
— 564 —
nos (1). Posteriormente se aumentó la colección con 12 volú
mencs mas, donde se reunieron análogos y variados papeles,
encontrados unos y regalados otros (2).
Asimismo avalora este centro 7 libros incunables ó de los
años 1468 á 1496, siendo el primero «Speculutn vita humante^
de prosperis et adeersis, dulcibus et amaris omnium sta-
tuliurn vitee mortalis, íam in statu spirituali quam tempo
rali* por el Obispo D. Rodrigo Sánchez de Arévalo, (incomple-
to, Roma, folio, iniciales coloreadas, ele). Otros 88 ejemplares
son impresos entre los años de 1500 á 1550, y figuran 208 entre
los llamados raros y curiosos, de los siglos xvr, xvn con alguno
del xviii, muy notables en su mayoría.
La Biblioteca está situada en la mitad de la fachada, que
mira a¡ Nordeste, departamento frió y húmedo, sin condiciones
para el trabajo, permanencia y estudio y contiguo á las aulas,
causas que reclaman su traslado á locales del mediodía, tam-
bién para mejor conservación de los libros. En cuanto á auxi-
liares para su aprovechamiento y progreso no hay ni los indis-
pensables para la limpieza, vigilancia y servicio, ni menos para
los trabajos molestos y pesados de oficina que á veces la Supe-
rioridad reclama tan perentoriamente. Con insistente celo, el bi-
bliotecario Sr. Martínez Elorza ha conseguido del Ilustre Ayun-
tamiento de Gijón que consignase en sus presupuestos la canti-
dad de 500 pesetas, ante el incomprensible «olvido» del Estado,
al no facilitar lo que procede en razón y justicia; porque es de
advertir que, cuando su fundación, la Biblioteca se instaló en la
misma casa cedida para Instituto por D Francisco de Paula Jo-
vellanos en 1789 con donación reiterada en 1797 interviniendo
su hermano D. Gaspar, como inmediato sucesor del vínculo fa-
miliar. Se indicó entonces que, de no proseguir las enseñanzas
de la Escuela quedaría la casa (núm. 2 de la plazuela délos
Jovellanos) con destino á Bibliotecas públicas de la villa, asi
como poco después se acordó enagenar aquélla sirviendo su pre-
k
(1) En apéndice del «catálogo del Sr Somoza se publica el «índice de los documentos va-
rios relativos á Jovellanos que posee el Circulo asturiano »La Quintanat. Este se enriquece má>
cada día persiguiendo la publicación magna de una edición completa y asturiana de las obras
del sapientísimo gijones.
(2 ) Ai'éNbiCE VIH de la obra del Sr. Martínez Elorza.
Eu el Apéndice XTrncnciona el extravío ó sustracción del raro y notabilísimo manuscrito
«Historia y nobleza del reino de León y Principado de Asturias - por D. Lázaro Día» del Valle
de 1657.
— 565 —
ció para reintegro del capital empleado en el nuevo edificio del
Instituto. Habilitado éste en 1804, el Estado intentó tal venta y
no llegando á realizarse se empleó la pequeña renta en soste-
ner y aumentar la Biblioteca durante no pocos años. En 1845 y
1846 D. Gaspar Cienfuegos Jovellanos demandó al Director de
la Escuela y Promotor fiscal reclamando la casa como vincular
y, fallado el pleito á su favor en el Juzgado de Gijón y Audien-
cia de Oviedo en 1847, por sentencia al recurso de súplica se ab-
solvió de la demanda en 1848, á la representación de la Escuela
especial gijonesa que obtuvo también favorable R. O. en 1850
desechando el recurso administrativo de dicho Sr. Cienfuegos.
El Estado vendió, por fin, la casa; pero ni el Instituto ni el Ayun-
tamiento de Gijón recibieron en compensación del precio la ins-
cripción intransferible de la Deuda pública y, además no han
percibido los intereses reclamados, que se les deben desde la ena-
genación
Ahora bien; si con instituciones de ciencias y letras favore-
ció Jovellanos al Instituto asturiano todavía con otra de artes
avaloró á la amada Casa por que se desveló toda su vida. Nombre
de Museo merece la rica Colección de bocetos, que allí se guar-
dan, dibujos, láminas, rasgos y apuntes de los más celebrados
pintores y otros artistas nacionales y extranjeros. Sabidos son
la competencia y gusto del célebre gijonés en las Bellas Artes,
acreditados en escritos publicados ó inéditos, informes, discur-
sos, apuntes, en los deseados «Diarios», etc., estimados por
Cean Bermudez, Menéndez Pelayo y más; pero todavía no aqui-
latados en detenido examen pedido por los Sres. Pidal y Somo-
za. No dejó D. Gaspar noticias y antecedentes de colección tan
preciosa, probable adquisición de su paisano y amigo íntimo
Cean para una Academia de Bellas Artes en Sevilla, porque
también menciona algunos bocetos en artículos de su Dicciona-
rio artístico, y varios de los gijoneses tienen la filiación de su le-
tra. Pudo asimismo haberlos cedido á D. Gaspar que, por su
parte, debió acrecentar la colección adquiriendo ejemplares con
regalos y compras, resultando que algunas de éstas lo fueron
por insignificante precio; también constan remesas de «mues-
tras» por D. Salvador Maella para la cátedra de Diseño; y el
Promotor ilustre alude á varios notables dibujos en cartas de
— 566 —
1800 y 1801 al canónigo González Posada como modelos co
piados por laureados alumnos. Padecieron los bocetos con tal
destino, no muy apreciados por los profesores, siendo además
objeto de alguna torpeza ó travesura de los escolares, permaoe
ciendo después, no pocos años, guardados en grandes carteras
lo que no estorbó la desaparición de algún ejemplar, cuyo vacío
se nota. Más tarde, en 1867 y 1871, los directores Cienfuegos
Jóvellanos y Junquera Huergo salvaron del olvido la obscurecí
da colección, que colocaron y expusieron en cuadros y armarios
en un departamento del Instituto para estudio y admiración pú-
blicos. Aparecieron en lBTIHin precioso trabajo histórico crítico
de los Dibujos y otros sucesivamente, que divulgaron el tesoro
artístico gijonés, principiando sus reproducciones y apuntándo-
se su número en ordenado índice ó inventario por el Profesor
Sr. Menéndez (1).
En la imposibilidad de registrar aquí tantas preciosidades
con noticias crítico-artísticas, dignas de este nombre, ni la tan di
fícil clasificación de los bocetos, obra muy deseada y propia de
persona competente, mejor será remitir al lector á los estudios
indicados, principalmente de los Sres. Guilmain y Somoza,é in
dicar brevemente que la colección gijonesa consta de 796 dibu-
jos, comprendiendo los últimamente donados por el Sr. D.Acis-
clo Fernández Vallin y Buslillo. Hay allí bocetos numerosos de
artistas españoles de diferentes tiempos y regiones deBayeu
(F. y H.), Becerra, Castillo ó Bergonasco, Cano, Castillo Saave-
dra, Caxes, Carreño, Concliillos, Camas, Coello, Céspedes, Co-
liantes, Camilo, CineimUo, Goya, Greco, Herrera el Mozo, Juan
de Juanes, ¡Vlaella, Murillo, Michel, Mazo, Muñiz, Navarrete,
Órente, Palacios, Pereda, Prado, Kivalta, Solís, Torres, Veláz-
(i) Véanse:
— «Dibujos originales del Instituto de Gijón», por Arveris* (D. Eduardo Guilmain y Abarc.il
en El Eco de Asturias (Oviedo, 1873^
— *Hi>toria de la Universidad de Oviedo», etc., por F. Candía 'Oviedo, 1873) i." edición,
— «El Museo de Gijón> por Felipe B. Navarro ven la Revista de Esfaña; Madrid, 1877 y
Barcelona, 1878 .
— «Bocetos del Instituto de Gijón», (Revista de Asturias, Oviedo, X878). In>ertó 8 rt
producciones de bocetos por los Sres. Acebal y Escalera.
— «Bocetos del Instituto de Jóvellanos». publicados por D. Ricardo Acebal y D. Pió Esca-
lera con un prólogo de D. Alejandro Tidal y Mon, (Gijón, imp. y lit. de Torre; 1878). Rcp'""
duce 19 bocetos.
— "Cosiquines etc.» , por Somoza, (Oviedo, i884\ págs. 165 y siguientes. -
— «Catálogo de los bocetos que existen en el Musco del Instituto de Jóvellanos de Cijo1,
por D. Je-iís Menéndez Acebal, (Gijón, 1886).
— «(Jijón y la Exposición de 1899^, (Gijón, 1899). Reproduce 6 bocetos, reducidos,
— "Reseña histórica del Instituto de Jóvellanos de Gijón»/poT D. Rafael Lama, (Gijón. 19°?)'
— 567-
quez, Vargas, Valdés (J. y L ), Zurbarán, etc., etc.; de los italia-
nos señalados en diferentes escuelas: Binbacci, Baccio Bandine-
Ui, Broncino, Barraci, Bassaro, Buonarroti (Miguel Ángel), Ber
mini, Bartolomeo (Fra), Conca, Carpaccio, Corregió, Cortona
Caraglio, Chirlandojo, Caldara, Dolci, Dolce, Fattore, Gozzo
li, Manini, Mazzola, Valdini, Palma, Porta, Rivera, Romano,
Reni, Ricci, Rosselli, Salvati, Schidone, Sacchi, Tonoggini, To
rrigiani, Theolocopuli ó Greco, Ticiano, Tintoretto, Tempesta
Teste, Vcronés, Vccchio, Vasari, Volterre, Vanni, Urbino (Ra
fael), Vetino, Zuccaro, Zampieri ó Dominiquino etc; y de otros
maestros extranjeros, notorios en las escuelas alemana, france-
sa y franco-holandesa: Diviero, Ptersiveis, Schuster, Callot,
Gausse, Volfaerts, Dummes, Rembrandt y algunos otros. Como
se ve, Asturias, y Gijón principalmente, tienen en la colección de
bocetos todo un tesoro artístico, pareciendo que Jovellanos,
aquel hombre extraordinario y figura gigantesca en nuestra his-
toria, «sí quiso, como dice el Sr. Pidal, que en sus severas au-
las hallaren enseñanza los que habían de empuñar el goberna-
lle de sus naves mercantes para convertir al Principado en em-
porio del Comercio y la Industria, quiso también que el enten-
dimiento de estos mercaderes y navegantes, engrandecido y ele-
vado por el estudio de las bellas artes y la contemplación de los
modelos de los grandes maestros, lejos de encenagarse en los
impuros lodazales de la materia, se remontase á las sublimes
regiones del espíritu».
Continuando ahora la cita de otros centros auxiliares de la
enseñanza, procede hacer mención general de las llamadas Bi-
bliotecas populares, ya dispuestas en 1847 y establecidas en
1869 por el ministro Sr. Echegaray. No son las Bibliotecas mu-
nicipales, que en Francia se dispusieron en 1837 para los Ayun-
tamientos principalmente, base de las muchas librerías locales
desparramadas por todas partes en la nación vecina; no son
tampoco las denominadas «Bibliotecas escolares», reunión de
más ó menos libros elementales, además de aquéllos que los
maestros dan á los niños pobres ó bien facilitan para su lectura
á distintos alumnos de la Escuela y á sus familias en obras de
divulgación de ciencias, artes, conocimientos útiles, historia,
viajes, amena literatura, etc; ni son las rigurosamente «pedagó-
37
r
— 568 —
gicas», no proyectadas siquiera por las más de las Escuelas
Normales como «circulantes»; las deficientes Bibliotecas popu-
lares, que se estilan en España, son las determinadas en 0. de
28 de Septiembre de 1869. Se dispusieron dos por distrito uni
versitario con libros existentes en el Ministerio de Fomento y
los cedidos con tal objeto por centros, autores y editores. Está
dispuesto que se remitan por conducto de las Juntas provincia
les á las Escuelas y Sociedades de objeto vario; son generalmen
te bibliotecarios los maestros para cuidar de la lectura pública
en sitios y horas marcados ó del préstamo á particulares con
debidas garantías por término de diez días. No pocas fueron las
Bibliotecas concedidas, más de obras y folletos de poca utilidad
y aprovechamiento en lo general, y urge modificar la institución
escojitando los libros que, aunque pocos, fueran aquellos nece
sarios y utilizables en apartados puntos donde conviene auxi-
liar la cultura por cuantos medios se puedan. Para extender y
favorecer estas Bibliotecas se dictaron la K O. y el R. D. de
1892 y 1895; pero ni en las Juntas provinciales é Inspecciones del
Distrito que, según la ley, debieran intervenir en los catálogos,
buen orden y conservación de tales Bibliotecas, hay conocí
miento de los aquí existentes; tal vez porque la Superioridad
las otorgue ahora directamente.
En los primeros años se concedieron á Vega de Rivadeo, Ri-
vadesella, San Tirso de Abres, Aviles, Llanos, Cangas de Onís,
Parres, Infiesto, Oviedo, Castropol, Nueva, Celorio y Cué (Lia-
nes), Libardón (Colunga), Villaviciosa, Pola de Aliando, Cangas
de Tineo, Colombres (Rivadedeva), Luarca, Candas, Sobreseo-
bio, Gijón, Celorio, etc., en la provincia de Ociedo.
Igualmente se otorgaron primeramente á Villa martin de don
Sancho, Astorga, La Bañeza, Cacabelos, Valderas, Hospital de
Orvigo, Pola de Gordón, Ponferrada, Riaño, Matanza, Sahagún,
Villaquegida, Galleguillos y Santiago de Millas, Valencia de don
Juan, etc., en la provincia de León.
Son muy contados, y apenas si pasan de iniciación, los Mu-
seos escolares recomendados por varias disposiciones en rela-
ción con los adelantos pedagógicos, cuando, desarrollados en
modestas condiciones, no requieren mucho trabajo, tiempo ni
dinero; y pueden obtenerse en paseos, excursiones, visitas á es-
— 569 —
tablecimientbs, etc., por maestros y niños reuniendo objetos va-
rios relativos á ciencias, físico-naturales, industria, artes, oficios;
que son medios muy aprovechables después en enseñanza intui-
tiva, práctica y experimental, al presentar las manifestaciones
del trabajo para ver la historia de los mismos objetos tJesde la
primera materia y transformaciones sucesivas hasta el pro-
ducto de uso. Y es esto punto muy descuidado desde la Escuela
Normal hasta la última Escuela.
En otra forma y significación se iniciaron y desarrollaron
los Muscos arqueológicos prooinciales de Oviedo y León.
Fué organizado el Museo asturiano por la Comisión de Mo-
numentos históricos y artísticos; pero no pasó de una reunión
de objetos propiamente arqueológicos, porque los bibliográficos,
según queda dicho, pasaron á la Biblioteca universitaria. Traba-
jó primeramente en su establecimiento el erudito cronista astu-
liano, mi inolvidable maestro Sr. D. Ciríaco Miguel Vigil y, con-
tinuando sus tareas, tuve el honor de ultimar, organizar y au-
mentar este útil Centro provincial desde 1871, primeramente en
la ex-capilla de la Orden tercera de San Francisco y, por último,
en los actuales departamentos de' la Escuela Normal, sitio re-
ducido, cuando ya pide más extensos locales la importancia del
establecimiento. No puede hacerse en estas páginas relación mi-
nuciosa ó inventario del Museo, que va paulatinamente enrique-
ciendo su caudal á pesar de su muy limitado presupuesto, algu-
na vez con donativos generosos, siendo tan repetidos como im-
portantes los del Vocal y Académico correspondiente D. Brau-
lio Vigón, de Colunga. El catálogo provisional está dividido en
tres secciones de las edades de la historia, perteneciendo á la
antigua objetos de civilizaciones primitivas y del arte pagano,
otros epigráficos, restos arquitectónicos y de cerámica, alhajas
de oro, plata y otros metales, de cristal, numerosas monedas y
medallas, etc., principalmente romanas; á la media, objetos
análogos y otros de escultura y artes industriales de siglos pos
teriores; y asimismo á la moderna, objetos varios, heráldicos
epigráficos, sepulcrales muy preciados, cruces, imágenes, armas
más monedas y medallas, trozos arquitectónicos (como los góti
eos de San Francisco), hierros, muebles, reproducciones, cua
dros, etc., etc. Tiene también una librería de las materias reía
i
- 570 —
donadas con el instituto de esta Comisión provincial, y una sec-
ción especial de obras, folletos y papeles históricos asturianos,
asi como en su archivo datos, varios para un catálogo monumen-
tal y artístico (l) de avance para el nacional otra vez dispuesto
en 1900 y 1902.
El Museo de antigüedades leonesas se halla instalado en
el edificio de San Marcos en León desde 1869, y también fué de-
bido á su Comisión de Monumentos. Es ya establecimiento de
verdadera importancia con muchos objetos de la época roma-
na, que ostentan el sello de la legión VII gemina, muchas lápi-
das latinas, una griega y otra hebrea, un sepulcro también ro-
mano y otros objetos de la edad antigua, alhajas, armas, pon-
dus, ánforas, vasijas, vasos, etc.; de la edad media, bajo relieves
y esculturas y otros varios objetos, como también tallas, cua-
dros, etc., de la época moderna. La Comisión leonesa ha reali-
zado trabajos como la restauración del Panteón regio de San
Isidoro, escabaciones en Villasabanejo, formó ün curioso álbum
epigráfico de la provincia etc., y tiene en su archivo importantes
elementos para estudios arqueológicos (2).
Las tan olvidadas antigüedades tienen ya hoy determina-
xla significación práctico-pe Jagógica, á tenor de lo dispuesto en
el R. D. de 25 de Octubre de 1901. Estas colecciones y objetos
de nuestros Museos se considerarán como material de enseñanza
para estudio de las asignaturas de Bellas Artes, Industria, Co-
mercio y Ciencias históricas, que se cursan en las Universidades
é Institutos generales y técnicos. A este fin, los jefes de tales Mu-
seos tendrán, respecto de los Rectores de Universidades y de
los Directores de Instituto, las mismas relación y dependencia
que hoy mantiene con éstos el personal de las Bibliotecas pú-
blicas. Los encargados de los centros Arqueológicos provincia-
les tienen obligación de dar conferencias de Arqueología y tíe-
lias Artes, dos veces al mes, una en día laborable y otra en fes-
tivo, que anunciarán de antemano, procurando que aquéllas se
(1) Los primero* trabajos de la Comisió:i provincial arqueológica asturiana constan en mu
Resúmenes ó Memorias \ Vea se pág 545 nota).
Han sido declarados monumentos nacionales el Torreón de Llanca, la Colegiata deCow
donga y las bellas iglesias de San Miguel de Lino, Santa María de Naranco y Santa Cristina de
Lcnat.i la provincia de Oviedo. Y se comenzaron las cxcab.iciones de Coañ*, etc.
Con la .«parición de esta Historia universitaria, coincide la publicación de muy interesante
Memoria •Iglesias primitivas de Astuiiai* escrita p)r el vocal D. Inocencio Redondo.
(■2) En la provincia leonesa han sido declara Jjs monumento* nacionales la preciosa Cate-
dral de León, el Convento de San Marcos y la Iglesia de San Miguel de Escalada.
— 571 —
distingan por el carácter práctico en presencia de las coleccio-
nes ú objetos, que en el establecimiento se custodien. Se dirigen
estas disposiciones á los jefes del Cuerpo ó sección facultativa
de Antiquarios. Asimismo se invitó á los Cabildos Catedrales,
Sociedades económicas, Municipios, Diputaciones para que ex-
hiban diaria y gratuitamente las colecciones artísticas ó arqueo-
lógicas, si no prefieren depositarlas bajo inventario y recibo,
en los Museos provinciales donde se rotularán los objetos con
indicación especial de la Corporación á que pertenezcan en do-
minio y el consiguiente derecho de retirarlas cuando lo estimen
oportuno. Del mismo modo se hizo un llamamiento á dichas
Corporaciones civiles y eclesiásticas para que, en fomento de la
cultura y enseñanza nacionales, abran al servicio del público
sus archivos y Bibliotecas. Mas en lo general no se ha conseguí"
do lo dispuesto por el Estado, y siguen ciertas independencias
á cuya sombra continúa el comercio de antigüedades en per-
juicio de la historia y cultura; siendo asi muy urgente una rigu-
rosa ley de conservación arqueológica, que obligue, con las
condiciones debidas, á todas las corporaciones y particulares,
cual se ha hecho en otros' países (1).
Últimamente se ha organizado en Oviedo el Museo pro-
vincial ele Pintaras, que data en sus preparativos ó comienzos
de 1883, en años de actividad y florecimiento de la Acade-
mia provincial de Bellas Artes de San Salvador, otra vez de-
caída después que, con escaso acierto, se limitaron sus funciones
por R. D. de 8 de Julio de 1892. Formaron la base del estable-
cimiento algunos trabajos de los jóvenes pensionados por la Di-
putación provincial y algunos cuadros cedidos por la Comisión
de Monumentos históricos y artísticos, logrados en la incauta-
ción de lo poco que quedaba en conventos y casas religiosas de
la provincia. En 1886 y 1887 se solicitaron pinturas, obtenidas
después de gestiones de los Sres. González Morí y Grajera, del
Ministerio de Fomento y Academia de San Fernando como
antes las depositadas en la Universidad (2); con auxilios provin-
cial y municipal se habilitó un nuevo piso en el edificio académico
(x) Siendo el autor de este libro, Secretario de la Comisión de Monumentos redactó é impri-
mió un «Catálogo de Legislación arqueológica» y otro después el Sr. Altamira.
(7) Véase pág. 281.
— 572 -
en 1888 para colocación de los lienzos; y un año después se ve-
rificó la inauguración del Museo, que se abrió al público en 1890
impreso ya un inventario provisional. La colección reunida,
originales y copias de las Escuelas española, italiana, holandesa
y flamenca, dista de ser importante, cuando también en mayor
número tiene obras de aquellos pensionados, que han de figu-
rar en sección especial, si bien algunos ya son artistas distinguí
dos. Son Martines Abades, García Sampedro y otros cuyas fir-
mas figuran hoy al lado de las de Fierros, Comas, A moros, Pé
rez Rubio, Agrasot, etc., pero todas las indicadas pinturas son
base para que el Estado y los particulares fomenten un centro
de lanta utilidad en la enseñanza artística.
\
-573-
CAPÍTULO ADICIONAL
Centros de enseñanza no dependientes del Rectorado del Distrito universitario.
— Enseñanza popular y obrera en la provincia de Oviedo. —Sociedad Eco-
nómica de Amigos del País de Asturias.— Escuelas de Artes y Oficios de
Oviedo, Trubia y Aviles.— Escuela de Aprendices y de Aspirantes á Maestros
armeros del Ejército en Oviedo.— Escuela de Capataces de minas, hornos y
máquinas d? Mieres. — Enseñanzas de Ciencias aplicadas á la Industria en
Gijón. — Círculos y centros asturianos de obreros.— Cátedras de Comercio
en Oviedo. — Instituto de Comercio y Náutica de Luanco. — Estudios de
aplicación á la Industria y al Comercio en Langreo y Villaviciosa. — Ense-
ñanza práctica de Agricultura en Asturias. — Cátedras de Taquigrafía.— Es-
cuela provincial de Música. — Enseñanzas popular y obrera en la provincia
de León. — Cátedras de la Sociedad Económica de Amigos del Pais. — Escue-
la industrial de obreros de León.— Escuela mercantil y agrícola de Villabli-
no. — Enseñanzas eclesiásticas.— Seminarios conciliar de León y menor de
Valderas.— Seminario conciliar de Astorga y colegios sucursales. — Semina-
rios conciliar de Oviedo y menor de Valdedios. — Colegios eclesiásticos ove-
tenses y el de PP. Dominicos de Corias.— Archivos y Bibliotecas ecle-
siásticos.— Enseñanza; de «Centros Asturianos <> fuera de Asturias.
Si la circular oficial de 1869, origen de la edición primera
de esta Historia, pedía noticias de cátedras y escuelas que hu-
biesen estado en el Distrito, ya dependieran ó no de la Universi-
dad, parecen también oportunas, como debido complemento del
libro, datos y referencias análogas de .escuelas y cátedras que
funcionen actualmente en las provincias de la demarcación uni-
versitario-ovetense (1). Asi será más exacto el cuadro dé la Ins-
trucción pública en Asturias y León y más cabal el conocimiento
de sus instituciones de cultura.
Aparte de aquellas referentes á la antigua enseñanza ecle-
siástica, de que se hará mención, se dirigen principalmente los
otros y modernos estudios á la popular y técnica en relación con
necesidades y aspiraciones actuales. El movimiento obrero, po-
deroso y pujante en apremios de progreso para solucionar prO-
liJ Véase pág. 289.
— 574-
blemas de vida, requiere su camino y encauzamiento en rieles
de ilustración y adelanto para mejor condicionarse en el logro
de sus aspiraciones, y dar á la fuerza social dirección de cul-
tura, de orden y de un ideal bien definido; todo por medio de la
educación.
Cospiran á estos fines aulas abiertas desde tiempos próximos
principalmente en favor de las clases populares; y, otra vez entre
mil, á enseñanza privada se debió y se debe la cooperación,
cuando no la iniciativa, en tal objetivo social y patriótico; por-
que, aún considerando estas especiales instituciones docentes
relacionadas con organismos oficiales, resulta que estos hao
podido crear y dar forma dentro de sus atribuciones y autono-
mía relativas á semejantes aulas organizadas y sostenidas con
magisterio y medios distintos, iniciales ó complementarios, de
los de la enseñanza pública y tradicional. Tales servicios fue-
ron y son manifestaciones de la enseñanza privada, que en
todos tiempos se ofrece como base, norma y adición de la
pública; responde más prontamente á exigencias ó influjos de la
pedagogía y á los llamamientos incesantes del progreso; cual
se determinó en momentos históricos como válvula de expan-
sión en días de opresiones y ara segura donde, contra todos
vientos ardió el fuego de la ciencia. Ya se indicó en anteriores
páginas tratando de todos los grados de las enseñanzas desde
las humildes Escuelas primarias á las complementarias de Hu-
manidades, desde los varios Colegios y Estudios secundarios á
las cátedras universitarias (1); y siempre aparece la euseñanza
privada respondiendo con oportunidad alas necesidades dek
época, conviviendo á la par de la oficial denlro de la armonía y
ponderación de sus respectivas fuerzas con los fueros y vigor
encarnados en misma la libertad de enseñanza (2).
Como se verá por las breves noticias que siguen, bástanles
de las Escuelas comprendidas en este capítulo no son rigurosa-
mente de índole privada en su origen, pues que, no pocas, de-
penden de corporaciones oficiales ó de tal significación; pero
han nacido y se desenvuelven sin procedimientos sistemáticos y
disciplinarios, y, aparte de dependencia ó inspección ó auxilios
^
\i) Véanse pá^s. 4a2 á 126 y 5^4 á 515; 293 á a/); 9, 57, 339 á 333; y 110.
{2) Vea re pág. 500.
— 575 —
del Estado y de las manifestaciones de éste, muévcnse amplia-
mente y más en relación con las circunstancias sociales, á seme-
janza de otras, menos en número, éstas sí debidas por completo
á la iniciativa particular.
Con entusiastas y repetidos acuerdos la Sociedad Económi-
ca de Amigos del Pais de Asturias inició y apoyó en Oviedo las
enseñanzas populares con la indicada dirección pedagógica.
Inspirada un tiempo por Campomanes y Jovellanos encarnó con
predilección la nueva vida docente en favor de las clases nece-
sitadas para salvar profunda crisis nacional á fines del si-
glo xviii; y referidos quedan sus inolvidables servicios, su pa-
triótica cooperación á la enseñanza primaria de niños y niñas,
dibujo, veterinaria, agricultura y estudios superiores universita-
rios de Economía política y Ciencias (1), á más de la participa-
ción que tomó difundiendo progresivos sistemas y métodos pe-
dagógicos» Reverdeciendo tan honrosa tradición, creó y organi-
zó en 1878 la Escuela ovetense de Artes y oficios siendo su
principal promotor el Sr. D. José González Alegre y Alvarez y
auxiliando á su planteamiento la «Revista de Asturias*, que di-
rigía el Sr. Aramburu. En el primer Reglamento comprendía
enseñanzas preparatorias y periciales para carpinteros, albañi-
les, canteros, obreros industriales hasta maestros de obras y
capataces mecánicos (2); y se determinó con nueva organización
en 188081 Desde entonces continúan abiertas aulas útilísi-
mas de enseñanz.x obrera con un cuadro de materias adecuado
á las necesidades locales; pero fué necesario establecer también
un curso preparatorio ó Escuela primaria, dividida en secciones
de niños y de adultos, considerándola instrucción deficiente con
«i) Véanse páginas u8¡ 4*7, 436 nota, 447; 3S1 y .siguientes; 409; 345; 301; 183, 193
y 220.
— Mi discurso: : Noticias históricas de 1.» Sociedid Económica eic (Oviedo, 18SÓ).
— * Regltiuuntn de la cátedra de Eco v. mía política, sciíún «c halla establecida en Oviedo
por R D di 28 de Septiembre de iSl; hij •> I.» dinveión de la Red Socird id Económica de
Amigos del Pan de Asturias- (Ovie 1 )iSo;,; ms..— Ki varías ocasiones celebró certámenes pu-
blicoi y concurridas «con disertaciones «obro piop bidones varias co:iu->tando después á las ob-
servaciones, que tuvieren á bien hacer los concurrentes é ilustrando ia u. atería coi» ejemplo; y
aplicaciones* como dicen bu programas impreco , referentes á los ttnns desarrollados por D. Be-
nito Canella, D. losé Fosada Herrera, 1>. Dominen Joaquín Alvarez Arenas. D. Antonio Cortes
Llanos, D. Napoleón Acebal y el malogrado I) Kcmúri» Alvarez.
(31 Formaron la comisión organizadora, que redactó el Reglamento, lo; Srcs. D. Plácido
y D. Adolfo Alvarez Buylla, l). Dicjd Terrero, D Gcaaro. Alas Uieña, D. José María Flórez y
el autor de estas páginas.
Vcasc:
— «Reglamento de la Enciela de Artes y ofido; establecida p >r 1¿ Sjci:d «J E:)nó:uica as-
turiana de Ami¿3s del Pai-> ,0.i<d:>; i np. t\i- E. TriaiSSo).
— 576 —
que venían unos y otros á las aulas de la Económica. Las asig-
naturas propias de la Escuela se cursan en cuatro á seis años y
comprenden: Aritmética, Geografía é Historia; Algebra y Geo-
metría plana; Dibujo, y Dibujo aplicado; Lengua francesa; Geo-
metría descriptiva, Estereotomía; Elementos de Física y Quími-
ca, Mineralogía; Mecánica; Nociones de Arquitectura; Manejo de
materiales é instrumentos de construcción; Higiene del Obrero
y Excursiones escolares. Ilustrados socios de la Económica y
maestros diferentes vienen constituyendo celoso y docto profe-
sorado de esta Escuela, á veces gratuitamente y á veces con re-
tribución muy módica, porque otra cosa no consienten los re-
cursos de la institución, subvencionada en alguna fecha por el
Estado con modesta suma, nunca á la manera prescrita en el
R. D. orgánico de 1886, mientras continuamente recibe partida
modesta de la Diputación y Municipio. De esta suerte vive desde
hace un cuarto de siglo la Escuela ovetense de Artes y Oficios
continuando aquellas ventajas, que ya se notaron desde la an-
tigua Escuela de Dibujo, pues las artes y construcciones de la
ciudad y provincia atestiguan los frutos de esta enseñanza popu-
lar mantenida por el entusiasmo y desprendimiento del Director
de la Corporación Sr. G. Alegre. El asimismo fundó y dotó, al
lado de estas aulas, un «Museo industrial», indispensable en la
moderna enseñanza intuitiva, con cuadros y objetos expresión
de los adelantos pedagógicos del extranjero, que determinan la
historia de los productos y principales manifestaciones de la in-
dustria de hierro, acero, cobre, plomo, zinc, hulla, vidrio, tierras
cocidas, tejidos, cueros, papel, alimentos, vestidos, habitación,
trabajos agrícolas, etc.; y es colección notable ya enriquecida
con otros productos y manufacturas de Asturias, maderas, ar-
mas y un proceso modelo de máquina de vapor, donativo del
aventajado alumno D. Valentín Echevarría (1). Tiene también la
Escuela una «Biblioteca popular» constituida sobre la base de los
libros de la antigua Sociedad Económica, y debió aumento apre-
ciable al Ministro de Fomento Sr. Conde de Toreno en una de
sus expresiones de amor al Principado, cual digno sucesor de
(i) Con merecido acuerdo de grartud <c colocó á la puerta de este Musco la siguiente la-
pida /89o.— José González Alegre y Alvar ez fundó y dotó este Museo.— La Sociedad Ecemc*
mica esculpe este recuerdo a expensas de los socios. — iSQ2.
- 577 -
otro Conde de Toreno, D Joaquín Queipo de Llano, uno de los
fundadores en 1780, con Campomanes, déla Reunión patriótica
de Amigos del Pais. Todos los años se reparten premios y dis-
tinciones á los obreros sobresalientes (1); y constituye esta se-
sión acto solemne y principal de Corporación asturiana, de tan
honrosa historia, con lectura de discursos por ios actuales miem-
bros, desarrollando temas en relación inmediata cpn la funda-
ción, como los siguientes:
— 1 88o, D.José González Alegre y Alvarez: «Excelencias y beneficios de
trabajo y de la instrucción»».
1881, D. Adolfo A. Builla y Alegre: «La instrucción y moralidad de las
clases trabajadoras».
1882, D. Félix P. de Aramburu: «Los trabajadores y la enseñanza profesio-
nal!.
— 1883, D. José López Doriga: «Difusión de la educación c instrucción en
la clase menesterosa!.
— 1884, D. Juan Quiroga: «Constancia en el trabajo y en el estudio de las
ciencias y artes».
— 1885, D. Manuel Muniz: «Fines y aplicaciones de la actividad humana».
— 1886, D. Fermín Canella y Secades: «Noticia» históricas de la Sociedad
Económica de Amigos del Pais de Asturias y de la fundación y objeto de su
Escuela de artes y oficios».
— 1887, D. Genaro Alas y Ureña: «Disertación sobre el calor».
— 1888, D. Arturo Builla y Alegre: «Higiene del obrero».
-- 1889, D. Adolfo G. Posada y Biesca: «La educación del obrero como
base fundamental de su influencia política».
— 1890, D. Anreliano Esc:tet: «La cuestión social».
— 1891, D. Leopoldo Alas Ureña: «Alcance y manifestaciones de la instruc
ción de los trabajadores».
— 1892, D. Guillermo Estrada Villaverde: «Significación cristiana y moral
de la instrucción obrera».
— 1893, D. Dimas Cabeza: «El trabajo manual y el trabajo de la inteli-
gencia».
— 1894, D. Eulogio Diaz: «Educación é instrucción del obrero en las Es-
cuelas de Artes y oficios».
— 1895, D. Manuel Muñiz: «La libertad y la educación del hombre».
— 1896, D. Rogelio Jove y Bravo: «Progreso de la condición social del
obrero».
(1) Para más noticias véanse las Memorias anuales de la Escuela ovetense de Artes y
oficios:
Las de los cursos comprendidos desde 1880 á 1885 por el Secretario I). José María Flórcz y
González
Las de los de 18*5 a 1887 por el vicesecretario D. Adolfo A. Builla y Alegre.
Las de los de 1887 á 18R; por ti Secretario D. Félix »\ de Aramburu.
Y las de lo* de 1889 á 1903 por el Secretario D. Adulfo A. Huilla.
Y
-57»-
— 1897, D. Manuel A. Santullano: «La virtud y la instrucción».
— 1 90 1, D. Rafael Altamira: «Naturaleza y extensión de la educación del
obrero».
La Escuela de Aries y Oficios de la Fábrica nacional
de Trubia data de los tiempos del ilustre General Elorza, como
«Escuela de aprendices», aunque sin carácter oficial, cuando el
insigne artillero, Director de aquel establecimiento y bienhe-
chor inolvidable de Asturias, destinaba á los más aventajados jó
venes obreros á practicar en los talleres y disponía que por Ja
noche recibiesen lecciones de Matemáticas y Dibujo á cargo de
los oficiales del Cuerpo. Otro Director y distinguido artillero,
D. Tomás de Reyna, inauguró oficialmente en 186G la Escuela
de Artes y Oficios, como también en aquella época y por (an ce-
loso Jefe se creó la de Fogoneros y Maquinistas al mismo tiempo
que dotaba al establecimiento con una Sociedad de Seguros
mutuos, otra cooperativa y un casino y gabinete de lectura para
obreros. El Reglamento vigente de 1891 indica el objeto de
la Escuela de Artes y Oficios para «formar obreros instruidos y
prácticos en los diversos oficios de la fábrica». El número de
alumnos debe oscilar entre 30 y 60, no mayores de 18 años de
edad, siendo preferidos los hijos de operarios, acreditando
todos, cuajido el ingreso, haber cursado la instrucción prima-
ria elemental. Los estudios duran cuatro años y disfrutan suce-
sivamente los matriculados jornales de 0,25, 0,50, 1,00 y 1,50
pesetas respectivamente con un descuento del veinte y cinco
por ciento para garantía de la obligación, que adquieren los
aprendices de servir cinco años después de terminar los es/u-
dios. Comprenden éstos las asignaturas de Aritmética y Alge-
bra, Geometría, Mecánica, Metalurgia, Descriptiva y Electrici-
dad á cargo de Oficiales de Artillería, y en todos los cursos Di-
bujo lineal y aplicado y Prácticas en los talleres á cargo de un
Maestro, bajo la inspección de un Oficial. El plan de enseñanza
y el sistema pedagógico han sido modificados y modernizados
según los adelantos y necesidades del trabajo; y asi como en un
tiempo se daba excesiva extensión á las Matemáticas, hoy se
prefiere, previa una sucinta exposición de los métodos de edícu-
lo, trazado y de su fundamento, resolver aquellos problemas de
carácter práctico más frecuentes en los talleres. Otro tanto ha
— 579 —
sucedido con la práctica en éstos y, dada la actual preponderan-
cia del trabajo mecánico, en el local de la Eseiiela ae han ins-
talado taladros, tornos, garlopas, etc., en que los jóvenes traba-
jan piezas que después ajustan. Los nuevos métodos de fabrica-
ción mecánica é intercambiable impondrán, con otras mudanzas
en el sistema de aprendizaje, el subdividir y especializar más los
oficios á fin de obtener los conocimientos y práctica de los bue-
nos operarios. Para juzgar la aptitud y prueba de un curso, hay
exámenes anuales en los que, además de la conceptuación co-
rrespondiente, se conceden premios de 10 á 25 pesetas ó bien
libros, estuches y objetos de aplicación profesional á los alum-
nos distinguidos.
La Escuela de Artes y Oficios de Aviles debe su origen
á una Sociedad creada con el fin patriótico de favorecer la
cultura pública en aquella localidad (1), inspirándose en la fun-
dación de 1878 por la Sociedad Económica asturiana de Ovie-
do. Un año después se inauguró la institución avilesina con en-
señanzas de Matemáticas, de otras materias y Dibujo, principal-
mente para los obreros, pues cuando apareció el R. D. de 5 de
Noviembre de 1886 organizando las cátedras populares de Oficios
y de Artes, ya la de Aviles tenía las clases gráficas y orales del
plan oficial; y si, por lo modesto de sus recursos, no contaba con
talleres, se auxiliaba y se auxilia para las prácticas de aprendiza-
je confiando los alumnos á los capataces de taller y maestros de
obras de la localidad. Arraigada la Escuela, el Ayuntamiento la
favoreció con su apoyo, como también el Estado y la Diputación
provincial con respectivas subvenciones y el Diputado á Cor-
tes Sr. Marqués de Teverga con protección incesante. Vio así
crecer su matrícula en relación con el aumento de enseñanzas,
principalmente la de Dibujo geométrico y ornamental, siendo la
inscripción gratuita, gratuitos los medios y, al final, se otorgan
premios á los concurrentes aventajados. Las Juntas directi-
vas han rivalizado en celo y en interés por las aulas, que desde
sus comienzos dirige con entusiasmo y constancia bien pro-
bados D. Domingo Alvarez Acebal, personalidad prestigiosa de
(i) Figuraron principalmente en la or^mización di la E¿cucla de Aviles Ioí Srcs. D. Ra-
món González Llanos, D.Jesús de Alvaro, D.Julio Zavala, D. Maximino R. Alvarez, D.José
Plaza Castellanos y D. Domingo A. Acebal.
— 53o —
Aviles, á cuyo pueblo viene prestando su especial competencia
pedagógica en todos los órdenes de instrucción . En estos últimos
años, ya la Escuela lícne casa propia, edificio nuevo de plan ar-
tístico y acertada distribución, trabajo del maestro de obras don
Armando F. Cueto, uno de los más aventajados alumnos del es
tablecimiento y hoy profesor de Dibujo, que supo darla acería-
da distribución con locales amplios para cátedras orales y gráfi
cas, talleres, biblioteca, gabinetes, salón de actos, etc.; siendo
de advertir que sirve el mismo edificio para los Esludios gene-
rales y técnicos del Colegio de Segunda Enseñanza dirigido
también por el ilustrado Sr. Alvarez Acebal (1). La Escuela
obrera de Aviles viene reportando grandes beneficios, y es mere
cedora del apoyo oficial y privado encaminados á su mayor pro-
greso y completo desenvolvimiento.
Análogos motivos de fundación, y con organización semejan-
te á las dichas enseñanzas de obreros de Trubia, motivaron la
creación de la Escuela de Aprendices en la Fábrica nacio-
nal de Armas portátiles de Ociedo. Fué dispuesta por R. 0.
de 28 de Diciembre de 1891 é inaugurada en 1892 siendo Direc-
tor el Coronel D. Emilio Rodríguez Solís; y todo cuanto se ha ma-
nifestado respecto á la Escuela de Elorza en matrícula, enseñan-
zas, auxilio de jornales, cuadro de materias, profesorado, sis-
tema pedagógico, premios, etc., tiene aplicación á la de Oviedo.
También recientemente se fundó en el mismo establecimiento
por R. O. de 31 de Octubre de 1898, bajo la dirección del Coro-
nel D. Eusebio Sanz, otra Escuela de aspirantes á Maestros
armeros. Su objeto es proporcionar los conocimientos necesa
rios á aquéllos como á los obreros aventajados pertenecientes
al personal del material de Artillería; y los hijos de estas clases
tienen cierta preferencia en la matrícula á la que también son
admitidos obreros eventuales de las fábricas y otros libres. Los
estudios duran dos años ó cursos de Matemáticas, Metalurgia y
Fabricación, Armería, Obligaciones de las profesiones indicadas
y Prácticas de operaciones de ajuste y forja, montura, temple,
repasado, pavón, cajas y examen del armamento para lograr
los alumnos aprobados el correspondiente título de Maestro ar-
r
(i) Véase pág 330.
p
-581-
mero. Reglamentos especiales rigen estas provechosas institu-
ciones de Oviedo y Trubia, planteles también de operarios que
han proporcionado grandes ventajas á la industria del pais, pues
además de prestar excelentes servicios en las fábricas 8el Esta-
do y ser el primer escalón del competente personal de Maestros
del Cuerpo de Artillería, se difunden después de la permanencia
en los centros oficiales por los talleres particulares elevando el
nivel de conocimientos del personal obrero y obteniendo ellos
á su vez ventajas indudables por su mayor ilustración y práctica
¡Lástima es que en la escala posible no se instalen en las in-
dustrias privadas, como ocurre en el extranjero, Escuelas aná-
logas que, con la práctica del taller y los estudios teóricos fá-
ciles de obtener en las cátedras de Artes y Oficios municipales ó
del Estado, producirían un contingente de especialistas! De esos
operarios los más aptos serían los indicados para perfeccionar-
se el extranjero, subvencionados por las fábricas y por la Na-
ción (fijando y sosteniendo los ensayos dispuestos por el minis-
tro Sr. Gasset) para establecer el contacto con aquellos indus-
triales, europeos levantados después la producción española á la
altura de los últimos adelantos, poniéndola en condiciones de
competencia en el mercado universal, y con aptitud para ser
la creadora de modificaciones y perfeccionamientos, que hoy día
siempre es preciso importar (1).
Que ya no es posible ni razonable volver á la vieja, detenida
y lenta enseñanza gremial; pero cabe transformarla, encauzarla
y moverla al compás de las necesidades actuales, según proponía
el ilustre Pérez Puzol, ó desenvolverla en libres enseñanzas fa-
vorecidas y alentadas por el Estado con instrucción fundamental
y orientada á los oficios, artes é industrias de la localidad, en
que por circunstancias propias y de tiempo vse manifieste prefe-
rente cierta dirección del trabajo. En todo esto apremian cada
día más intereses é instituciones regionales y lo reclaman otra
vez en el Parlamento, en los momentos en que reviso estas pá-
ginas, los Sres. Moret, Alvarez (M.), Romanones, Vincenti, Sala,
Pilares y otros. Presenta también el Sr. Codina Sert un proyec-
(i) La importancia de los dos establecimientos fabriles militare? de Trubia y Oviedo, junta*
mente con otros de fundición de hierro, acero, cobre y los de pólvora, dinamita, etc , de la pro-
vincia, han dado ocasión para discutir y pensar en la conveniencia de trasladar á Asturias la
Academia ó algunos cursos de la de Artillería de Segovia.
-582-
to «Escuela progresiva de obreros» ofreciendo una oi$anizaeióa
docente, que responda á aspiraciones naturales del operario para
mejorar moral y materialmente ascendiendo en categorías y gra-
dos sucesivos, desde peón y aprendiz á ayudante, oficial, maes-
tro de taller y jefe técnico; sistema diferente al propiamente téc-
nico, dispone unas escuelas-talleres y hasta verdaderas fábricas,
desarrollándose en la respectiva región industrial por grupos de
industrias establecidas, restablecidas ó nuevas, comprendiendo
por cada fábrica ó producción otras tantas secciones docentes y
productoras, dentro todo de especial reglamentación, que así
tiene dejos antiguos como nuevas aspiraciones sociales y econó-
micas. Otra organización fué la propuesta en 1902 por impor-
tantes instituciones de Barcelona, que formularon el proyecto de
un «Centro general de enseñanza técnica» dividido en tres cate-
gorías ó enseñanzas: Elemental (la escuela nocturna para formar
buenos obreros en relación y funcionamiento con las necesida-
des fabriles locales); Secundaria (con talleres, laboratorios y
museos, ya general ó especial manufacturera, mecánica ó elec-
tricista, etc , para obtener un personal intermedio entre el obre-
ro é ingeniero ó de contramaestres, jefes de taller y directores
de fábrica); y la Superior (de ingenieros industriales). Bastan
estas consideraciones sobre tema ya esbozado (1), difícil de tra-
tar y más de compendiar en este libro; y prosigo en la enumera-
ción de otros establecimientos.
En Escuela oficial, la de Capataces de Minas, Hornos y
Máquinas dv Mieres, ayuda el Estado á las necesidades indi-
cadas. Dicho está cómo quedaron sin cumplir las aspiraciones
del gran Jovellanos en la enseñanza de la Mineralogía (2) y como
se desvanecieron venturosos anuncios de 1845; pero dos lustros
después tomó cuerpo la idea, aunque con otra dirección y am-
pliaciones en consonancia con dichas necesidades regionales.
Por el artículo 39 de Ley minera de 18¿9 se determinó la
creación de Escuelas prácticas en Almadén y Asturias para In-
genieros, Maestros y Capataces de minas, cuyos reglamento y
programas, especialmente para los Capataces de carbón y hierro
en esta provincia, se deben al insigne Schulz, de imperecedera
(i) Véanse págs. 392 á 403.
(a) Véanse págs 358 y 360.
r
-5*3-
memoria eatre los asturianos (1). Él fué organizador de la de
Mieres en 1854 para alumnos obreros de minas, oficiales de car-
pintería, albañilería ó fragua, dedicándose á trabajos mineros du-
rante los dos años de la enseñanza con lecciones semanales (sá-
bados y domingos) desde Febrero á Noviembre, cursando Mate-
máticas, Mecánica, Dibujo, Labores de minas (de carbón y hierro
principalmente), Fabricaciones derivadas, etc. En 1860 se trasla-
dó la Escuela á Langreo considerando el desarrollo de la explo-
tación carbonera en esta localidad, creación de las fábricas de la
Felguera y progreso determinado con el ferrocarril á Gijón. Des-
de Langreo se llevaron las aulas á Oviedo en 1869, contra el in-
forme de la Junta de profesores de Madrid y, con escasa matri-
cula, siguió la Escuela en la capital hasta que nuevamente fué
trasladada en 1874 á Mieres, donde continúa. Más las industrias
metalúrgico-asturianas, desarrolladas modernamente «al calor
dfel combustible», reclamaban un personal práctico y competen-
te, y á llenar esta necesidad se dirigieron los esfuerzos del Direc-
tor é Ingenieros-profesores, alcanzándose asi la ampliación de
los estudios de la Escuela, á tenor de la R. O. de 27 de Julio de
1881, creándola especialidad de Capataces de minas, de hor-
nos y máquinas, que determinó un cuadro de enseñanzas en
tres cursos. Comprendíalas siguientes asignaturas: Matemáticas,
Topografía, Mecánica y Construcciones, Física, Química y Mine-
ralogía, Metalurgia y Preparación mecánica, Geología y Labores
de minas y Dibujo lineal, derivando de los respectivos cursos
la especialidad de los Capataces (2). Otra nueva ampliación tuvo
la Escuela en 1896 (R. O. de 30 de Junio) y, con la base de im-
portante donativo dej municipio mierense, se creó un cuarto cur-
so con las asignaturas de Descriptiva, Electrotecnia y Amplia-
ción de Topografía; hoy, y desarrollada y perfeccionada debida-
mente la fundación del benemérito Schulz, tiene Asturias una
institución de enseñanza industrial teórico-práctica, digna del
(i) D. Guillermo Schulz nació en Hcsse Cassel (Alemania) en 1800; fué sabio ingeniero dt
minas al servicio de España desde 1833; y falleció, ya jubilado, en 1877. Por su larga perma-
nencia en Asturias cobró afición a este país, que le debió su progreso minero moderno y la ha**
de los trabajos del porvenir, tanto por su dirección durante muchos años, como por sus memo-
rables obras: Mapa topográfico de la provincia de Oviedo: -Atlas geológico de Asturias ^
Descripción geológica de esta provincia;— etc. (Véase la biografía del benemérito Sr. Schulz, <iue
escribí para la 2. ,l edición de la «Descripción geológica»; Oviedo, 1900».
12» Véanse artículos «Escuela de Capataces de Minas de Asturias» por D. RampnJRodiF
guez en la 'Revista Minera, Metalúrgica y de Ingeniería» (Madrid; Marzo y Abril de 1896).
38
r
- 584 -
mayor encomio. Ella ha contribuido poderosamente al progreso
del trabajo provincial con competentes maestros y capataces,
que han salido de sus aulas -acreditando la instrucción y direc-
ción pedagógico-industriales de los doctos ingenieros profesores
(1). La Escuela de Mieres tiene, por último, edificio propio, le-
vantado á partir de la reforma de 1896, con obras á que contri-
buyeron aquel Municipio y la Diputación provincial; construc-
ción que si era suficiente ayer, ya no lo es hoy con las nuevas
enseñanzas, su extensión y progreso relacionados con el vuelo
de la industria. En la planta' baja están instaladas las clases ora-
les, sala de Dibujo, gabinete de Electrotecnia, cuartos de pilas y
acumuladores, de la máquina de vapor y Observatorio de la de-
clinación magnética; así como en el primer piso están los gabi-
netes de Mineralogía y Geología, de Física y Química, de Mecá-
nica y Laboreo con más las oficinas y habitaciones de perso-
nal (2). Desde la fundación de la Escuela hasta el curso de
1903 ingresaron 1603 alumnos, obteniendo 38 el título de Sub-
capataces, 213 el de Capataces de Minas y 157 el de Capataces
de minas, hornos y máquinas.
En 1902 se constituyó la Sociedad de los Laboratorios
para la enseñanza práctica y gratuita de las ciencias fí-
sicas y Químicas aplicadas á la Industria, en Gijón, siendo
su fundador D. Antonio Diaz Camino. Creó gabinetes de mani-
pulaciones y cursos para enseñar diferentes operaciones á los
alumnos, adultos, hombres y mujeres, dedicados á las artes y ofi-
cios á fin de trasformarlos, mediante estudios y ensayos, en tra-
bajadores inteligentes y hábiles (3). Constituyen la institución
socios fundadores, adherentes y donantes (contribuyentes todos
en una ú otra forma, figurando entre los primeros con una sub-
vención el I. Ayuntamiento de Gijón) y los profesores, que son
ingenieros industriales, graduados en ciencias, peritos químicos
(x) Menciono entre éstos al malogrado D. Guillermo de la Sala y Jove, cuya temprana
muerte privó á la ciencia y á la patria de un servidor ilustre. Breve pero aprovechado fue su
paso por la vida, honrada con sus brillantes carreras de Ingeniero de Minas y de A boga de, sus
escritos en la prensa, sus trabajos profesionales y suí Memorias laureadas. Mi joven amigo
murió en 1899.
<2) Considerando las condicione* mineras y fabriles de Asturias y otras circunstancias, «
ha tratado en la prensa provincial, de acuerdo con favorable opinión facultativa, de la oportuni-
dad de establecer aquí la enseñanza de Ingenieros y Ayudantes de Minas.
Véanse, entre otro? trabajos, los artículos «¿Dónde debe situarse la Escuela de Minas?* por
el reputado ingeniero D. Francisco Gascue, en El Comercio «Jijón, 188a).
13) Véase: — «Reglamento porque ha de regir¿c la Sociedad de Laboratorios» iGijón; im-
prenta de El Comercio; 1902).
— 585 —
y mercantiles, fotógrafos, etc. En la construcción del local, de
fácil adquisición futura por la Sociedad, en dotar á ésta de Jos
elementos fundamentales para su manifestación científica, y en
la organización total, bajo bases progresivas y desinteresadas,
de un centro tan útil, el Sr. Camino Diaz ha prestado patriótico
servicio á la cultura y al adelanto del trabajo. Desde su apertu-
ra la Sociedad tiene y ofrece á la enseñanza popular aplicada,
laboratorio^ de Física, de Electricidad industrial, de Fotografía,
de Análisis de sustancias orgánicas aplicado á la Agricultura,
Industria y Comercio, de Análisis químico mineral, etc.; y pre-
senta programas de operaciones, á elección libre de los alum-
nos, sin más que solicitarlas con una semana de antelación. Hay
clases nocturnas diarias, dominicales por la mañana, y en los
cursos pasados hubo cátedras de Galvanoplastia, Fotografía,
Química general, Química aplicada, conferencias sobre temas
industriales y enseñanzas de Análisis cualitativo y cuantitativo,
modelado en cera, fabricación de barnices, de colores para loza,
ensayos de vinos, construcción de aparatos eléctricos, trabajos
en vidrio sobre la mesa de esmaltar, etc., etc. Los alumnos, en
matrícula creciente, no pagan cuota alguna, ni llenan más
formalidades, al ingresar en los Laboratorios, que inscribir su
nombre- y oficio en la lista y firmar el registro; y realizado el
trabajo (operaciones y ensayos de preparación, obtención, fa-
bricación de productos, elementos, moldes, objetos varios ó
bien de preceptos y conocimientos diferentes) bajo las instruc-
ciones del caso, redactan un resumen de las manipulaciones
efectuadas, constituyendo una nota sucinta que, revisada única-
mente en la parte científica con observaciones técnicas del
Profesor, se imprime en las publicaciones de la Sociedad para
instrucción y propaganda públicas (1). La Sociedad de los La-
boratorios de Gijón resulta una cátedra moderna, variada, alta*
mente provechosa por su enseñanza eminentemente práctica,
sencilla, clara, penetrante, donde el alumno trabajador mani-
fiesta y ensancha sus aptitudes; es lazo y centro de unión entre
obreros manuales é intelectuales, entre el que ofrece y el que
busca trabajo, confundiendo y compenetrando su interés y sig-
(i) «Sociedad de los Laboratorios para la Enseñanza práctica y gratuita de las CkucJai
fisicas y Químicas, aplicadas en la Industria, subvencionadas por el I. Ayuntamiento— Boletín —
Hojas, resumen, etc., en el curso de 1902 á 1903» (Gijón; imp. de El Comercio; iox>3\
— 586 —
nificación respectivas. La idea realizada por el Director profe-
sor Sr. Camino Diaz y los profesores Sres. Sinelair Arnott, Fer-
nández (L) y Peinado (J), que hasta ahora le han secundado
principalmente, es de las que merecen apoyo y aplauso genera-
les. Ha comenzado modesta y silenciosamente sin aparatosos
k anuncios y grandes ofrecimientos; va traduciendo en hechos
múltiples y en labor fecunda sus programas; y, asi como seria
deplorable que por desmayos, dificultades ó cansancio popular
desapareciera tal Sociedad, así es de desear que su progreso y
ventajas locales sirvan de estímulo y patrón para instituciones
análogas en cuantos pueblos pudiera desenvolverse la enseñan-
za verdad de los Laboratorios, que tanto ayudan al adelanto so-
cial y á los intereses privados.
En condición también modesta y con significación elemental
de enseñanzas obreras, manifiéstanse en las provincias de Ovie-
do y León otras instituciones de propia iniciativa privada, como
son los «Centros» y «Círculos de Obreros», ya mencionados en
otras páginas de este libro, tratando dé su participación en la
primaria enseñanza y en su aprovechamiento de la Extensión
universitaria (1).
El Centro de Obreros Católicos de Oviedo sostiene clases
de Matemáticas y de Dibujo; y actualmente piensa en ensanchar
el cuadro de sus enseñanzas, estudios é instituciones varias en
favor de los operarios; y, á su ejemplo, determinan análoga am-
pliación las filiales escuelas nocturnas de trabajadores de Gijón,
Ujo, Siero y Noreña. De igual manera la Federación local de
Sociedades Obreras de Ociedo tiene ya «Sección de Ense-
ñanza», que se dispone á extender con diversas aplicaciones en
la capital y provincia.
En 1881 varios artesanos de Gijón crearon con el auxilio de
todas las clases sociales el Ateneo-Casino Obrero para instruc-
ción y recreo. Bien dirigido é instalado con progreso creciente
por celosas Juntas directivas, tiene nutrida inscripción de so-
cios y cuenta con numerosa matrícula y clases de Enseñanza
primaria, Geografía, Historia, Matemáticas, Física y Química,
Estereotomía y corte de piedra, Teneduría de libros y Cálculos
(z) Véanse págs. 497 y a 60.
-587-
mercan tiles, Francés, Higiene, Gimnástica, logrando también
reunir una ya importante biblioteca, al misino tiempo que en su
recinto se dan variadas conferencias científicas. El Centro Casino-
Obrero de Gijón llevó también á cabo en 1877 una interesante
Exposición artístico-industrial y sostiene una Revista con esco-
gida colaboración.
Otros Estudios de aplicación ala Industria y al Comer-
cio se han organizado en Lángreo y Villaciciosa.
En el primer concejo se estableció una «Escuela de Artes y
Oficios» (agregada al colegio de 2.a Enseñanza, donde había tam-
bién clases gratuitas de Comercio) con importante subvención
municipal, en donde, además de la instrucción primaria para
obreros, se cursaban las asignaturas de Aritmética, Geometría,
Geografía, Mecánica, Teneduría de libros y Cálculos mercantiles,
Francés y Dibujo; pero, privada del auxilio provincial que tam-
bién recibía, se suprimieron las enseñanzas superiores, transfor-
mándose en «Escuela nocturna de Obreros de Sama». El muni-
cipio creó otra análoga Escuela en la Felguera, con sección ele-
mental y superior, dirigida por Capataces de minas; más ésta no
pudo continuar desde 1899, quedando solamente la sección ele-
mental muy concurrida.
La «Escuela nocturna de Artes é Industrias de Villa viciosa*
fué fundada en 1869 por aquel Ayuntamiento, presidido por don
Adolfo Pando y Valle, y para su apertura costeó las obras del lo-
cal el acaudalado hijo de la villa D. Antonio Fernández Pando,
Tiene dos profesores uno de Dibujo y otro de Matemáticas apli-
cadas á la Industria, debiéndose el sostenimiento de las aulas al
municipio que se procuró subvención provincial.
La enseñanza mercantil se ha desenvuelto asimismo en cen-
tros especiales de la Provincia y en repetidas ocasiones y loca-
lidades hubo y hay clases de Teneduría de libros y Cálculos:
habiendo merecido reputación y concepto excelentes lecciones
privadas como las ovetenses de D. Emilio Marcos, entre otros.
Ya se mencionaron los estudios oficiales de la patria de JovelJa-
nos y en la capital (1) continuando los primeros con el mismo
ti) Véanse págs 362,4057406.
— En Gijón se ha establecido cu iqds un « Colegio Pericial Mercantil Asturiano', que esta-
blecerá «Centros de enseñanza mercantil» así gratuito y popular como retribuido y de carácter
práctico. Véase su Reglamento 'Gijón, 1902; y la «Memoria délos trabajos realizados en toot*
(Gijón, 1903).
— " 588 —
carácter, mientras la Escuela mercantil de Ooiedo se debe i
la Cámara de Comercio, Industria y Navegación, aquí reorgani
zada en 1898. Desde el siguiente año gestionó de la Superioridad
la creación en la ciudad de una «Escuela elemental de Comer
ció» y, de no ser esto posible, se concediese validez oficial á
los Estudios creados y sostenidos por la misma Cámara, ayu-
dándola con una subvención para ampliar las cátedras. Eran y
son éstas: Aritmética y Cálculos mercantiles, Teneduría de li
bros y Práctica mercantil, Geografía económico-industrial y Es
tadística, Caligrafía y redacción de documentos mercantiles,
Economía Política, Rudimentos de Derecho, Derecho MercantiV.
Francés é Inglés; y además dispuso otra enseñanza elemental
nocturna donde se cursarán las asignaturas de Gramática cas
tellana y Caligrafía, Aritmética y Contabilidad y Geografía. Hu-
bo también, y no pudieron continuarse por falta de recursos.
cursos de Electricidad práctica y de Taquigrafía, éstos como lo?
anteriores á cargo de profesores del Instituto provincial, de la
Facultad de Ciencias, de un maestro de primera enseñanza y
otras personas. La necesidad de esta Escuela de Comercio resul
ta mayor cada día y más después de la supresión de estas ense
ñanzas en el Instituto general y técnico, donde debieron soste-
nerse con verdadero interés, para lo que nuevamente ha gestio-
nado esta Cámara Oficial de Comercio de Oviedo, donde vienen
señalándose con entusiasmo j celo notorios en patriótica Junta
directiva su presidente y secretario D. Gerardo Aza y D. Aure-
lio San Román. Ellos muy principalmente recabaron del Estado
las modestas subvenciones obtenidas y alientan la matricula
progresiva de tan útil establecimiento, que el próspero y rico co
mercio ovetense debiera impulsar y desarrollar más y más hasta
dotarle de edificio independiente y con todos los medios peda-
gógicos que son necesarios.
El Instituto de Comercio y de Náutica de Luanco, bajo
la advocación dei Santísimo Cristo del Socorro, se debe ala ge-
nerosidad y amor patriótico del Sr. D. Mariano Suarez Pola (1)
por su piadosa memoria testamentaria de 1879. Destinó «tres
millones de reales nominales en títulos de la deuda del 3 por
(i) Véanse pá^s. 495 y 504.
— 589-
100 anterior para establecer el estudio completo de la Náutica;
arreglado al que se sigue en San Fernando y, si esto ofreciese
alguna dificultad, como está establecido en el Instituto de Gijón.
Además una clase de Dibujo lineal, de figura y de adorno y otra
de Teneduría de Libros y Aritmética mercantil*. Sorprendió
la muerte al benéfico fundador y después á su hermano y testa-
mentario sin realizar aquel pensamiento; y el Ayuntamiento de
Gozón reclamó entonces el patronato y derechos de la institu-
ción para instalar ésta, recabándolo de la Junta provincial de
Beneficencia particular, que así lo acordó aprobando el dicta-»
men del Vocal-ponente, el autor de esta Historia universitaria,
trabajo (1) que, impugnado por la testamentaría, fué aprobado
por^R. 0.<de28de Abril de 1897 declarando de Beneficencia
particular al Instituto de Luanco bajo un patronato municipal.
Esta disposición soberana fué firme por sentencia del Tribunal
contencioso-administrativo de 7 de Noviembre de 1899, cuando
aquélla fué impugnada por la dicha testamentaría del hermano
del erector, la que se había adelantado en 1897 á establecer En-
señanzas de aplicación al Comercio y á la Náutica. El Patronato
recibió el capital fundacional, reducido por contingencias de la
Hacienda nacional y otras causas, .y honró á quien escribe estas
páginas con la comisión de establecer y' reglamentar las ense-
ñanzas para lo que hubo de redactar el consiguiente trabajo (2)
aprobado por R. O. de 16 de Septiembre de 1901. El Instituto
comprende las siguientes enseñanzas: las referidas Escuelas
primarias de ñiños y niñas, asignaturas de Náutica, Dibujo,
Francés, Comercio y cátedras complementarias de las anterio-
res; y más se establecerán sucesivamente cuando lo permitan
las reservas y economías del capital y rentas fundacionales ó
los donativos y subvenciones con que pudiera ser favorecido el
Instituto. Las clases de enseñanza se disponen precisamente por
el orden con que el Fundador las determinó; pero, si aquéllas
no tuviesen efecto por falta de alumnos ó más causas, se susti-
tuirían por otras que más convengan al concejo de Gozón y sean
(i) Véase el folleto:
«Él Instituto del Santísimo Cristo del Socorro, fundado en Luanco por el Excmo, Srh don
Mariano Suarez Pola» (Oviedo; imp. de Uria hermanos, 1896).
(2' «Instituto del Santísimo Cristo del Socorro — Estatutos y Reglamente— ^Oviedo, im*
prenta de A. Brid; 1901).
— 59o —
de mejores é inmediatos resultados como de Agricultura, Arles
y Oficios, etc., procurando instrucción y educación á los obreros
y ampliando las Je las mujeres.
Respecto á enseñanzas de Agricultura quedan relatados an-
tiguos proyectos del siglo xvín y primer tercio del pasado (1).
En diferentes ocasiones insistieron sobre este pensamiento
la Sociedad Económica Asturiana de Amigos del Pais y Ja
Diputación provincial modernamente acerca de la necesidad de
enseñanza agrícola (2) en una región, que á su importancia y
riqueza industrial reúne análogos intereses agrícolas, posibles
de fomentar para vencer hábitos de rutina ayudados por la
holgazanería, la ignorancia y la terquedad' en el cultivo de la
tierra é industrias derivadas. Creada la Escuela Normal de
Maestros, su Director el Sr. Posada hizo ensayos insistentes de
enseñanza agraria, más fueron naturalmente muy limitados.
Uno y otro día también laboró la prensa en la misma necesidad
pedagógica reparando, como Columela, que la Agricultura care-
ciese de Escuela (3). El Consejo provincial de Agricultura, In
dustria y Comercio hizo además gestiones sobre lo mismo (4);
en 1886 solicitando el Sr. Ballina una de las Escuelas .enton-
ces proyectadas; en 1892, proponiendo el Sr. Acebal (R) que se
crease una Cabana modelo, y en el mismo año el Sr. Vereterra
y quien esto refiere trabajando por lograr un Campo de experi
mentación con establo-modelo; en 1899 indicando el Sr. San
Román (A) la necesidad de adquirir ó arrendar una finca para
Granja experimental ó Escuela práctica y gratuita con debida
instrucción de labradores, capataces, mayorales, hortelanos,
jardineros, arboricultores, ganaderos, etc.; y llegamos á los ac-
t
íx) Véanse págs. 96 y 301. •
(a) Véase en mis «Noticia* históricas de la Sociedad Económica de Asturias» etc. (Ovie-
do, 1886) el resumen de los trabajos y proyectos agrícolas de esta ilustre Corporación.
A mediados del siglo pasado se trató otra vez más de 1m Granja y Enseñanza agrícola», con
trabajos órale» y escritos de los Sres. Méndez de Vigo (F), Ballina <F), Fernández Ponte (P,
Faes <J>, Cienfuegos Jovcllanos, Canclla <B», Lobo Castafión (A), Bro¿ Cónsul (J), Pérez
Mtnguez, Alegre, Diaí, Builla, González, etc.
—Resumen de discusiones de la Diputación provincial son los siguientes trabajos:
• Informe y ordenanzas para la creación de una Escuela de Agricultura práctica en Ovkdo
por el diputado y catedrático D. Fernando Alvarcz Miranda* «Oviedo; 1842 ms. •
«Memoria sobre el proyecto de plantear en la villa de Aviles un Establecimiento teórico-
práctico de Enseñanza agrícola» (Oviedo; imp. de El Centinela tic Asturias, 1856L
(3) Entre otros muchos escritos, mciccc citarse. «Escuelas de Agricultura cu A «tunas y
Galicia» por D. Gumersindo Lavcrde Ruiz en lil Faro Asturiano {Oviedo, 18Ó4J.
(4) Inició estos trábalos publicado:
— «Apuntes para formar una Estación agronómica en Astutas (Oviedo; imp y lit. de Bnd;
1879)»— Fué trabajo debido á los Sres. D. Claudio Polo, director, 1). Mariano Tortosa y don
Luis G. Frades, catedráticos del Instituto de Oviedo.
r
-591 -
tuales días careciendo de estas aulas, mientras son breves y ol-
vidadas las indicaciones teóricas de la Agricultura en Escuelas
primarias é Institutos de Segunda enseñanza, cuando por tantos
motivos se imponen la práctica, ensayos é instrucciones de ad-
ministración económica en favor de los labradores á cuya suer-
te y levantamiento dedicó Jovellanos las páginas inmortales del
Informe- sobre la Ley Agraria. No cuenta así la provincia con
enseñanza agrícola, Granja-escuela ó campo de cultivo y expe-
rimentación (1) ó Estación agronómica ó tipo de Cübañn, etcé-
tera, siendo las gestiones últimas sobre tan importímte* institu-
ciones las del Comisario regio del ramo D. Luis de Vereterra. Y
sí cabe decir, que por acuerdos provinciales y municipales se
han celebrado exposiciones pecuarias y concedido alguna pen-,
sión para el extranjero, consignarse debe que sigue la aspira-
ción general de aulas elementales de Agricultura en forma ade-
cuada á las necesidades del pais asturiano ó como las ambulan-
tes italianas.
En otro género de enseñanzas, como el de la escritura ve-
loz, procede recordar que la Sociedad Económica Asturiana es-
tableció una Cátedra de Taquigrafía en Oviedo en tb2Q ó
cargo de D. Pedro Ramiro de la Cuesta, dotado con 200 duca-
dos, y duró breve tiempo.* En 1861 dio lecciones taquigráficas
en la Universidad el ex-decano y catedrático de Ciencias don
León Salmean, antiguo discípulo del famoso Marti, logrando
aprQvechados alumnos; pero las enseñanzas no lograron forma-
lizarse y arraigar hasta que, bastantes años después, en 1887, la
Diputación provincial creó una cátedra de Taquigrafía en el
Hospicio provincial nombrando profesor á D. Rafael Ruiz Mar-
tin, discípulo del Sr. Loma. A petición del Claustro se creó oti#
, clase taquigráfica en el Instituto desempeñada con éxito por el
mismo Sr. Diaz, que renunció y fué remplazado en 19W por don
Pablo Estrada. Este sigue prestando una enseñanza tan útil y de
tanta aplicación en la vida moderna; pero convendría favore-
(i< En 1901 se ha constituido en Tnlwsto el numeroso Gremio agríenla de Pí1<n"ia< para e|
fomento y protección del cultivo y j¡an¡i leria dr !<>s asociados, y ti Ministerio dt-l ftlfUO, por ges-
tiones activa* del Diputado D. Manuel liria y LTria, ha concedido atan importante instituí ion
una Granja-agrícola corriendo de cjr<*o del Ayuntamiento la adquisición de terrcuM* retid -io* y
demás comprometiéndose el Estado al sostenimiento sucesivo; pero el municipio piEoíici no ha
podido hasta ahora sufragar aquellos gasto*, por lo que pudiera quedar en proyecto aquel ulili
simo y necesario establecimiento.
— 592 —
cerla más, organizaría mejor y extenderla, fomentando su ma-
trícula con alicientes y recompensas á los alumnos distinguidos.
Otras aulas de bien diferente naturaleza son las déla Es-
cuela provincial de Música, en Oviedo, creada en 1883 por la
Academia de Bellas Artes de San Salvador (1) con iniciativa y
auxilio generoso del entonces Consiliario y hoy Presidente señor
D. Anselmo González del Valle y Carbajal con clases de Solfeo
y Canto coral, Violin y Piano, anticipándose aquella Corpora-
ción á la R O de 29 de Febrero de 1887 creando una Sección
de Música en las academias provinciales (2). Subsiste la funda-
ción en relativo próspero estado; tiene numerosa matricula prin-
cipalmente en las clases de Solfeo; celebra anuales y solemnes
veladas; ha enviado al Conservatorio nacional pensionados ar-
tistas; y fomenta askel Instituto de San Salvador con los escasos
medios de que dispone la afición y cultivo de la Música de tan-
ta influencia en la cultura pública*
De igual .manera que en antiguo Principado de Asturias, se
han -establecido en la provincia de León centros distintos de en-
señanza popular, principalmente con dirección y propósito de
educación de las clases obreras ante la carencia de estos orga-
nismos en los cuadros ofjciales de la pública instrucción.
Manifiéstase primeramente en tan levantados propósitos la
Sociedad Económica de Amigos del Pais de León, establecida
en 1783, la que, como los análogos patrióticos Cuerpos debidos
principalmente á nuestro Campomanes, contribuyó asi al pro-
greso material de aquella región y á sus elementos morales y
educadores. De éstos subsisten Sólidas y gratuitas enseñanzas
de Matemáticas, Dibujo, Caligrafía, Comercio, Francés, Música
y Gimnástica (3).
Ya se dijo que al establecerse el Instituto provincial de Se
gunda Enseñanza de León tuvo cátedra de Agricultura desde
1860 á 1871; que el Instituto libre de 1869 inició Estudios de
aplicación ó la Industria y al Comercio; y que el análogo de As-
ir^ Véase pág. 390.
(?) Por encargo de la Academia de San Salvador redacté, con de una breve introducción
histórico-pedagógica, el:
— ^Reglamento de la Escuela provincial y elemental de Música (Oviedo; imp. de Vallina;
1883)'.
¡3) De lo* primeros tiempo* de estas enseñanzas e3 el siguiente:
— «Discurso de D. Patricio de Azcáratc cu la apertura de las cátedras del Ateneo, creadas
por la Sociedad Económica de Amigo* del Pais (León, 1856)*.
— 593 —
torga, por igual fecha, intentó sostener los estudios de Mecánica
(1); pero fueron como ensayos no proseguidos.
Al espléndido y patriótico leonés D. Francisco Fernández
Blanco y Sierra Pambley, ya mencionado (2), se debe la Escue-
la industrial de obreros de León, creada y sostenida por
aquel amante de la instrucción pública y por él instalada en
amplio edificio en 1902. El cuadro do enseñanzas^dividido en
cuatro cursos, comprende las siguientes materias: Lectura, Es-
critura, Aritmética, Dibujo, Nociones de Higiene, de Urbanidad
y de Moral, Geografía, Algebra, Física y Química, Mecánica,
Geometría y Cubicaciones, Historia natural, Geometría con
aplicadión al corte de piedra, de hierro y de madera, y educa-
ción cívica. Además se dan enseñanzas prácticas de. algunos
oficios; funciona ya un gran taller de carpintería con máquinas
movidas por fluido eléctrico teniendo al frente de la dependen-
cia un Maestro, perfeccionado en Francia por cuenta del genero-
so fundador; y se crea otro taller de herrería y cerrajería. La
matrícula consta de 22 alumnos leoneses, mayores de 12 años
de edad, admitidos al ingreso previo examen, y sus vacantes por
cualquiera causa no se proveen hasta pasar los cuatro arius, que
dura la epseñanza durante la qué perciben los asistentes una
pensiónde 0,50 pesetas diarias. Se celebran exámenes trimes-
trales cuya calificación es. base parala definitiva de fin decurso.
En 1886 se había eregido en la misma ciudad el Circtüo
Católico de Obreros de León, bajo el patronato de la Confe-
rencia de San Vicente Paul, con clases nocturnas de Instrucción
primaria y de Matemáticas, Dibujo aplicado á las artéáj y Músi-
ca, dándose también, conferencias de Geografía, Historia, Eco-
nomía, Física y Química, Derecho natural y Religión y Moral
(3). Últimamente se ha establecido otro Centro obrero, sacia-
lista, que sostiene enseñanzas nocturnas de varias materias y
también se dan frecuentes y variadas conferencias. Y en 1000
se fundó el Círculo Católico de Obreros de Astorga con
clases de Instrucción primaria ampliada, Dibujo, Geografía,
Agricultura, Economía, Higiene, Música, etc.; pero han sobre-
(i) Véanse pájjs. 312, 376 y 327.
(21 Véanse págs. 48 1, 514 y 515.
(3» Véanse:
— «Reglamento del Círoulo de obreros de León t'I.eón; imp. de H. de Miñón; 188GV .
— -Rcg'.am.-nto del Circulo c:ttf»lio< de obrero- do León (León; imp. ác\\. de Miñón; iflyi») ►
— 594 —
venido dificultades de local para sostener las varias manifesta-
ciones déla institución, que se ha reducido por ahora á. una
Escuela nocturna de obreros y Caja de ahorros.
En este orden de enseñanzas populares en la provincia de
León tiene principal notoriedad la Escuela mercantil y agrí-
cola de Villablino, nuevo favor público y expresión de la mu-
nificencia del ilustre D. Francisco Fernández Blanco y Sierra
Parabley. En aquel pintoresco pueblo y municipio del valle de
Laceana levantó de nueva planta, y con arreglo á las últimas
exigencias pedagógicas bajo la dirección del maestro de obras
D. José Solares, un excelente edificio de piso bajo y principal
con varias dependencias de servicio en el primero y espaciosas
aulas, Bibliotecas, oficinas, etc., en el segundo, teniendo además
habitaciones independientes para los profesores, uno de la sec-
ción mercantil y otro de la agrícola bien retribuidos. La Escue-
la tiene á su alrededor varias parcelas de terreno para las prác
ticas, y al sostenimiento de la institución, aprobada por R. 0.
de 11 de Enero de 1888, destinó tan generoso erector 150.000
pesetas nominales de la Deuda nacional perpetua interior; y en-
comendó el patronato á una Junta compuesta por los señores
D. Francisco Giner, D. Gumersindo de Azcárate, D. Bartolomé
B. Cossío con el dicho Fundador y, en su defecto, un pariente
de éste. La enseñanza es gratuita; se ingresa mediante un exa-
men de la primera enseñanza eligiéndose 20 alumnos para la
sección mercantil y otros tantos para la agrícola; y en ambas se
procura dar á la instrucción con el carácter educativo, el gene-
ral ampliado y de aplicación de la Enseñanza primaria. A Ja
primera sección concurren los jóvenes que, con -propósitos de
emigrar más tarde, han de dedicarse al comercio, y á la segunda
los que han de quedar en el pais, prevaleciendo por principal ob-
jeto la elaboración de quesos y manteca. Dentro y fuera de Es-
paña se conoce ya la importancia y utilidad de la Escuela del
Sr. Fernández Blanco.
Y para completar este capítulo adicional, con el propósito
de que abrace todas las otras direcciones pedagógicas, que se
manifiestan en las provincias del Distrito universitario de Oviedo,
han de referir también aquí breves noticias de lasdelinse-
-a eclesiástica aunque organizadas separadamente de las
r
- 595 -
del Estado. Constituyen aquéllas los Seminarios conciliares
(ahora principalmente auxiliados por el presupuesto de Gracia y
Justicia con 25.200 pesetas anuales cada uno, á tenor del Con*
cordato, menos el 15 por 100 del donativo del Clero) y las Es-
cuelas eclesiásticas á ellos agregadas.
Sabido es que los Prelados españoles determinaron la crea-
ción de los Seminarios con miras principalmente educativas, ya
que á la instrucción eclesiástica se respondía en las antiguas
Universidades y Colegios de España. Procedían, según los doc-
tores de aquella asamblea, nuevos centros docentes bajo la pro-
pia dependencia de los Obispos y en clausura, separación y
otras condiciones para sus alumnos á fin de evitar determinados
inconvenientes acusados en Trento (1).
A partir de la fundación primera en Granada, el Seminario
conciliar de León ocupa el número 20 en el orden de creación
de los diocesanos españoles, y aparece en los comienzos del si-
glo xvii. Es anterior, por lo tanto, á la Circular y al Decreto de
1713 con que el Estado procuraba extender y mejorar los estu-
dios de la Disciplina y Concilios nacionales, de la Sagrada Escri-
tura y Libros de los Santos Padres (2). Proyectó y preparó la
erección del Seminario de San Froilán de León el Obispo
Sr. D. Juan Alonso de Moscoso en 1603; pero fué fundado en
1606 por su sucesor D. Fr. Andrés de Caso, que le djó estatutos
acomodados á la época; así como á otros Prelados, entre éstos
D. Bartolomé Santos de Risoba en 1646 y principalmente al Ke-
verendísimo Sr. D. Cayetano A. Cuadrillero y Mesta en 1792, se
debieron oportunas reformas y acabado establecimiento con no-
tables Constituciones para su régimen y gobierno (3). El Semi-
nario leonés, que por R. P. de Carlos IV tuvo la incorporación
de sus cursos en la Universidad para obtener los grados acadé-
micos, tiene un cuadro completo de ciencias eclesiásticas y pro-
fanas con enseñanzas generales y de Filosofía, Teología en sus
dos secciones de Dogmática y Moral y el Derecho canónico. Se
(x Cum adolescentium atas, nisi rede instititatur, Preña sitad tnundi volufitnttt if
quenda 'Sess. XXIII, cap. XIII).
(ai — Historia de las Universidades por La Fuente; tom. II.
f3> —«Real Provisión de los Señores del Real y S.ipremo Consejo de Castilla por lit que
se aprueban las Constituciones ó Estatutos íbrmadiis por el llustrísimo Sr. D. Cayetano Antonio
Cuadrillero, Obispo de León, para el régimen y gobierno del Seminario Conciliar fundado en
esta ciudad. (Año de MDCCXCIII; con licencia en Madrid; por Ramón Rui/,1».
fc
— 596 —
halla instalado ei^edificio propio, contiguo al Palacio episcopal
tiene escogida Biblioteca y el material pedagógico necesario
para auxilio de su numerosa matrícula en favor de la que hay
también becas de gracia y de patronato. Entre sus alumnos me-
morables se cuentan el Obispo ovetense Sr. Diaz Caneja y el
asturiano Sr. Forcelledo, Prelado de Astorga.
El Seminario de San Mateo de Valderas, cuya funda-
ción queda reseñada (1) ha sido y es institución reputada, y en-
tre sus alumnos ilustres se cuentan el Ministro Arrazola y el es-
critor Ordás Avecilla. Tiene estudios de Segunda Enseñanza
desde 1876. s
El Seminario de la Purísima Concepción y Santo To-
ribio de Astofga fué creado en 1766, á propuesta del Cabildo,
por el Obispo D. Francisco J. Cabezón, aumentándose sus ren-
tas p&r R C. de Carlos III. El magnífico local en que está insta-
lado fué terminado conforme á los planos del arquitecto gallego
Sr. Landayuela, siendo Obispo D. Francisco I. Gutiérrez Vigily
tiene las enseñanzas de Filosofía, Teología y Cánones como asi-
mismo Biblioteca, el suficiente material, etc., de que se aprove-
chan los alumnos matriculados, internos, externos, habiendo en-
tre aquéllos algunos de becas patronales ó graciosas: Entre los
hijos distinguidos de las aulas asturicenses menciónanse el sa-
bio publicista o historiador Lafuente y el Sr. Manso, Obispo
de Zamora. Como Colegios sucursales tiene los de Nuestra Se-
ñora de las Ermitas en Viana del Bollo, provincia de Orense, y
el de San Francisco de Puebla de Sanabria, de la de Zambra.
El Seminario conciliar de Xuestra Señora de la Asun-
ción y de Santo Tomás de Ociedo fué su fundador el Obis-
po y antes I>eán Sr. D. Ignacio Diaz Caneja con trabajos dife-
rentes desde 1848 hasta su inauguración* en 1851 en el ex-con*
vento de Santo Domingo (2). El Obispo Emmo. Sr. D. Benito
Sanz y Foros, después Cardenal-Arzobispo de Sevilla modificó
(1) Véanse pág<. joo y 333.
(2 1 Véanse:
— Constituciones cÍlI Scmin.ii :■» conciliar de Santa María de la Asunción en la ciudad de
Oviedo dUpue-tas p ir «.I Km m >. •'• Illin >. Sr. D. Ignacio Di 1/ Canija, Obispo de Oviedo, etcé-
tera 1 Ovu-iio, iinp. ilc M.utiiK7 Hermano».; 1 85 1 1
— (>/!!< ion que en la Milontiiriaii reli^ius-.i celebrada en Oviedo á 19 de Enero de 1851 para
la instalación d¿l Seminal i" c >ix ihar pronuncio el Presbítero 1). Victoriano GuisasoU, Vire-
Rector H)viedo; imp). d<- Martínez Hermanos).
- DÍ-CUI.-.0 en la inauguración del curso de 1903 á rgo4 por el Profesor D. Manuel Rodrí-
guez Lo.-ada. (No .se lia publicado este trabajo por aplazamiento del neto académico en el nue-
vo edificio 1.
W.\
— 597 —
el plan primitivo de estudios en 1879, y es hoy vigente el dis-
puesto por el actual Prelado Kvmo. Sr. D. Ramón Martínez Vi-
gil desde 1897 c.on algunas modificaciones posteriores en régi-
men educativo-espiritual y gobierno administrativo desde que,
por disposición del mismo Sr. Obispo está dirigido por P. P, de
la Congregación de la Misión. Como los establecimientos de su
clase, tiene el ovetense los estudios de la carrera mayor dividida
en secciones: de Latinidad y Humanidades, de Filosofía, deTeo- *
logia y de Cánones, asi como la carrera menor consta de menor
número de cursos. Hay academias semanales de materias pro*
pias de las respectivas asignaturas y otras en domingos y fiestas
de Canto Llano, Liturgia, Teología pastoral y Ejercicios prácti-
cos. El establecimiento se halla hoy en» espacioso y magnífico
edificio construido de nueva planta desde 1896 á 1903, rodeado
de extensos terrenos para recreo, esparcimierfto y servicios de
la Escuela, siendo indudablemente una de las construcciones
más notables en su género de España que hacen honor así al
celoso y emprendedor Obispo Sr. Vigil como al reputado arqui-
tecto Sr. Bellido. En sus primeras aulas estudiaron los Keve-
rendisimos Sres. Castro, Pinera, Menéndez Conde y Guisasola
Menéhdez, actuales Obispos de Mondoñedo, Ciudad Real, Tuy
y Madrid-Alcalá.
El Seminario menor de la Purísima Concepción ríe
Valdedios ya queda citado, y su última reforma de 1877, en rev
lación con la Segunda Enseñanza, se debe al Obispo Sr. Sanz y
Forés (1).
Igualmente fueron mencionados los Colegios eclesiásticos
ovetenses de San Pedro y de San José como el de P. P. Domi-
nicos en Corias de Cangas dé Tineo (2). Esta suntuosa casa be-
nedictina fué cedida por el Estado para Colegio de la Orden de
Predicadores de las Misiones de Filipinas con gestiones del Co-
misario apostólico Reverendísimo P. Orge y del Procurador
R. P. Velinchon en RR 00. de 1859, y organizó el estableci-
miento dominicano desde 1855 el primer Rector R. P. Fr José
(i — Véase pag. 332.
— * Reglamento para, el Sei.iinari'j de la Purísima Concepción de Val-deDios (Oviedo; im-
prenta y lit. de Brid, Iiegadera y C.a; 186;, .
— Reglamento adicional del Colegio de Seguida Eiicñauza de la Purísima Concepción de
Val-deDios (Oviedo; imp. de Vallina; 1877).
(2) —Véanse pags. 9, 57 y 330.
— 598 -
María Larroca que, por R. O. de 21 de Enero de 1861 fué tam-
bien autorizado para establecer un Colegio de 1.a y 2.a Ense
ñanza.
Procede también indicar en nota relativa á la enseñanza
eclesiástica, que ésta se desenvuelve en los seminarios mayores
y menores á tenor del Decreto de la Sagrada congregación de
Estudios de 30 de Enero de 1896.
Y, por último, á los efectos auxiliadores de enseñanza y cul-
tura general ya expuestos en el capítulo anterior con relación al
R. D. de 25 de Octubre de 1901, no pueden omitirse las Bibliote-
cas y Archivos riquísimos eclesiásticos. Entre otros preciosos có-
dices de la catedral de León son notables: upa colección de car-
tas, sentencias y poesía probablemente del siglo ix; la «Biblia
Gótica», escrita en 920 por Juan Diácono; un Antifonario de
1069 por Arias; el «Breviario» con las actas de los mártires le-
gionenses»; la ¿Crónica de España», manuscrito del siglo xiv del
Arzobispo D. Rodrigo Giménez de Rada etc.; y es de recordar
que en el códice é interesante manuscrito de la «Historia ecle-
siástica de Eusebio Cesariense», el erudico austríaco R. Beer
descubrió en 1887 un palimpsesto que comprendía, según se vio
entonces, importantísima copia del Epitome dé Gayo en el Có-
digo de las Leyes romanas por el visigodo Alarico, con texte
más antiguo é ignorado que los compulsados por el sabio Haenel
en su estimada edición de J 848, dando todo esto ocasión me-
morable á la moderna edición española (1). Y en el archivo de
San Isidoro se conservan una c Biblia», iluminada, de 960, por
el Presbítero Sancho; las obras originales del canónigo Sanio
Marlino; otra «Biblia», de 1162, etc.; pero no se sabe el parade-
ro del famoso códice Libro Juzgo de León, escrito en 1058 por
Munio. Asimismo en una y otra iglesia hay otros preciosos li-
bros y documentos.
En la de Aslorga quedan escasos restos diplomáticos y bi-
bliográficos después del incendio, que sufrió en la guerra de la
(i) Entonces se cruzaron comunicaciones entre el Sr. Beer y la Facultad' de Derecho de la
Univei->idnd de Oviedo. Aquel publicó «u descubrimiento en notable articulo de La Esta J tía ¿t
León al que contesté con humilde trabajo mió en El Carbayón Oviedo, 25 de Octubre de vá'r
La Real Academia de la Historia imprimió, avaloradas con profundos estudios de los >eóo-
res Fita y Cárdenas.
— Legis Romanar U'isigothorum. Fragmenta ex códice palimprcsto Sanctae legionenás
eclesiae protulil illustravit ac sumptu público edidit Regia Historiae Academia Hispana. Matri
ti, Apud Ricardum Fe, Ragian Acadcmiae typographum. 1896.
_ 599 -
Independencia; más no faltan documentos interesantes para la
historia de la región y la significación de su diócesis por privile-
gios de los reyes de León, indicados por Morales, que se refería
también á dos notables Biblias en la gran librería con muchos
libros de Derecho de mano.
Son joyas preciadas del archivo eclesiástico de Oviedo: el
«Testamento de Alfonso el Casto», de 812; el «Libro Gótico de
los Testamentos»,- iluminado, del siglo xn; el «Libro Becerro»,
de 1385; la «Regla Colorada», la «Regla Blanca», el sLibro de
las Calendap», etc., y otros diplomas y curiosidades. En la libre-
ría, que fué muy rica, hay ejemplares del más subido mérito
histórico y tipográfico; y en el mismo departamento se guarda
un notabilísimo dictico consular, de marfil, del Cónsul Flavio
Apión (539 de J. G). Eu estos locales ha iniciado el canónigo
Sr. Sandoval un interesante Museo arqueológico diocesano.
Terminando.
Si por conocida ficción jurídica se considera como territorio
nacional la embarcación áque cubre la bandera de aquel hállese "
la nave en cualquiera parte del Occeano inmenso, como también
la morada del representante español en tierra extranjera porque
asimismo se cobija bajo el patrio pabellón; de igual manera
han de considerarse aquí establecimientos docentes en territorio
de Asturias aquellas instituciones de enseñanza que, constituidas
en otra provincia, ó en suelo, hoy extraño, llevan el nombre de
la «tierrina»; son como extensión del solar de sus hijos y tienen
por timbre distintivo el azul estandarte del Principado con la
pelagiana Cruz de la Victoria. Son los Centros de Asturiano^
principalmente los de Madrid y de la Habana, escuelas abiertas
por el amor nacional, casto, puro y español; por aquel regionalis-
mo noble y justificado, que tiene su principal razón surgiendo en
sociedades nuevas ó numerosas, formadas por el aluvión de
emigrantes, que, alejados por completo de la familia y del rin-
cón nativo, viviendo en perpetua añoranza del bendito hogar,
tratan de sustituir esos caros objetos de su alma con algo que
sea semejante y sirva de respiro común atan íntimos sentimien-
tos. Todo dentro de la Historia, nunca contra ella ni contra sus
consecuencias.
El Centro de Asturianos de Madrid, creado en 1881 bajo
39
— 6oo —
la presidencia del ilustre Posada Herrera, organizó en 1885,
siendo Presidente el gran poeta Campoamor, una «Institución de
Enseñanza gratuita»" en favor de los socios, sus hijos y parientes,
de los asturianos pobres, aunque no sean socios, y, en general,
de todos cuantos quieran aprovecharse de sus ventajas. El
«Centro» , que ha pasado por diferentes crisis, vencidas con en-
tusiástico tesón por modestos y amantes asturianos, abrió y sos-
tiene aulas de Instrucción primaria con sección de párvulos y cá-
tedras de Gramática, Aritmética, Teneduría de libros, Cálculos
mercantiles, Geografía comercial, Caligrafía, Taquigrafía, Fran-
cés, Inglés, Alemán, (en algún año, de Árabe) Solfeo, Piano, Di-
bujo de figura, lineal, de adorno y topográfico etc., con sección
de labores y confección de flores para señoritas; y desde 1894
ha planteado también las asignaturas de Segunda enseñanza.
Con este amplio cuadro de materias, que enseñan doctos profeso-
res numerarios y suplentes presididos por el sabio escritor señor
Balbín de Unquera, y extendida también la instrucción en confe-
rencias y discursos, las cátedras del Centro Asturiano tienen ya
merecido renombre en, Madrid; y en ellas se han educado y edu-
can miles de alumnos. Bien de la patria han merecido diferentes
presidentes, como el actual D. Pedro Niembro, las celosas Jun-
tas directivas que se suceden, el escogido magisterio y los conta-
dos protectores de tan útilísimas cátedras, siendo de extrañar
que no persista antigua subvención auxiliadora de la Diputación
provincial y que, con la de algunos municipios, no se sume la de
todos los Ayuntamientos de Asturias (1).
En alas de amores y sentimientos por Asturias, cual aconte-
ció en Madrid, los hijos de Covadonga congregáronse en la Ha-
bana y fundaron en 1886 el grandioso Centro de Asturianos
que, desde el gran impulso de 1892, superó á todos los déla Gran
Antilla. Fué y es institución de la más subida importancia en
Cuba; prestó inolvidables servicios á la integridad nacional; y
(i) No es fácil compendiar en brevísima nota nombres y sucesos más salientes del «Centro
de Asturianos de Madrid» y más sin incurrir en or.'isiones. Fueron iniciadores los Sres. Lago,
Escalera, Ruidiaz, Pando y Valle. Menéndez Pidal, Ga moneda, Prieto, etc.; ilustrados Profesores
los Sres Florcz, El ola Jubes, Doce, Villanueva, ctc ; protectores de la sección de Enseñanza, la
Casa Real y los Príncipes de Asturias, los Sres. Vallíu Bustillo, Ruidiaz, Suarez India (F), Otlu,
Conde de Kivadcdcva, etc.
—Véase Asturias, revista ilustrada mensual, órgano del Centro (Madrid, 1885 ) dixigid*
por los Sres. Balbín, Accvcdo, Salmean, (A*, etc., con numerosa colaboración asturiaoa, que P°'
Mica trabajos y noticias provinciales y crónica periódica de la importante Institución de Eusc-
ñanza.
— 6oi —
desde sus comienzos creó con especial interés una sección de
enseñanza é instrucción. Hay en esta aulas Escuela prima
ria y otras de aplicación mercantil con clases de Composición
Ortografía práctica y Redacción de documentos, Aritmética
Gramática castellana, Geografía universal y particular dé España
Historia de España y particular de Asturias, Cálculos raercanti
les y Teneduría de libros, Francés, Inglés, Solfeo y Piano, y sec
ción especial para mujeres. La matrícula es nutrida y asi son
grandes los frutos de la enseñanza (1).
A su ejemplo, en 1895, surgió el Centro asturiano de Buenos
Aires, presidido por el Sr. G. Llamazares; y complácese el ánimo
considerando cómo los asturianos de hoy persisten en el amor á
la instrucción desde los «Centros» modernos ala manera que
sus antepasados del siglo xvm ya la recomendaban desde la
Corte y en la Real Congregación de Nuestra Señora de Cova-
donga (2).
(i) En 1882 el poeta asturiano Carlos Ciaño proyectó el Centro de Asturianos de ta KriKana
desde las columnas de El Eco de Covadonga; pero la fundación se debió á El Heraldo dr Aittt*
rías en 1886 con trabajos de los Sres. Solis <L), Santa Eulalia (F). González Prado f A), Me nd ¡-
víl (J), Fernández Plaza (V), y Fernández Folgucras (B>, Fueron presidentes del Centra los
Srcs. González del Valle (D), el Marqués de Arguelles, García Marqués iR), prestando inalvída-
bles servicios el generoso D. Manuel Valle Fernández. En gestiones de la sección de En^cñ.uu.i
no pueden olvidarse los nombres de Martínez (S), Alvarez del Rosal, Junco del Pondíi1p O;»™
(R), H. Palacios, Díaz del Villar (A), González Aguirre'J), Pola (S>, etc. Toda otra omisión es
involuntaria.
(2) Véase pág. 422,
i
f
— 602 —
CONCLUSIÓN
AI llevar á la imprenta las últimas cuartillas del presente li-
bro, puedo escribir y cerrar estas páginas registrando fausto y
reciente suceso universitario.
La Facultad de 'Ciencias, sostenida desde 1895 por la Exce-
lentísima Diputación provincial y el Excmo. Ayuntamiento de
Oviedo, ha pasado en virtud de la Ley económica de 29 de Di-
v ciembre de 1903 «á ser enseñanza oficial y pública del Estado*
por R. Ó. de 1.° de Enero de 1904 y en cumplimiento de aque
Ha soberana disposición.
Realizáronse así aspiraciones incesantes del Claustro uni-
versitario, coronadas del éxito gracias á las constantes gestiones
cerca del Gobierno de la Nación y en el Parlamento por los se-
ñores D. Félix P. de Aramburu, Senador y Rector del distrito
universitario y de D. Melquíades Alvarez, Diputado á Cortes por
f la circunscripción de Oviedo y Catedrático de esta Facultad de
Derecho. Ejerciendo accidentalmente las funciones rectorales,
me cupo la honra de presidir á la Corporación académica (claus-
tros de 16 y de 18 de Diciembre de 1903) y de ejecutar acuer-
dos de satisfacción y gratitud, asi de anunciar al pueblo tan gra-
ta nueva, en la forma tradicional de nuestra Escuela, como de
suscribir mensajes de íntimo reconocimiento y justísimo galar-
dón á los Sres. Aramburu y Alvarez, hijos tan ilustres como
amantes de la Universidad. En nombre del Claustro me honré
también dirigiendo expresivos homenajes á la Diputación astu-
riana y al Ayuntamiento de Oviedo por la protección y auxilios
que venían prestando á los estudios de Ciencias, tan importan-
tes en Asturias; á la Representación déla provincia porque des-
de la antigua y veneranda Junta General del Principado viene
mostrándose tan interesada como generosa y espléndida en el
sostenimiento y progreso de estas aulas; y al Consistorio munici-
pal porque asimismo en ocasiones repetidas mira como suyo el
brillo de las cátedras ovetenses; siendo de esperar que aquélla y
éste sigan con su amoroso favor. En los trabajos por siempre
inolvidables del jefe y compañero queridísimos cooperaron Se-
nadores y Diputados de Asturias, convocados por los Sres. don
Faustino Rodríguez Sampedro y Marqués de Teverga, á quienes
dirigió la Escuela sentido y aclamado voto de gracias compren-
diendo también á eminentes hombres públicos y conspicuos pa-
tricios, como los Sres. D. Raimundo Fernández Villaverde, don
Nicolás Salmerón, D. Rafael María de Labra, D. José Canalejas
y Méndez y D. Salvador Cañáis, nuestros auxiliadoresen la de-
roanda.
Concluyen aquí los anales históricos de la Instrucción pública
de Asturias y León, que tuvo su cebtro principal en la,Escuela
ovetense. Cuando el país decaía y vino á postración, un Arzobis- .
po ilustré fundó la Universidad, que plantearon el Pontífice y el
Rey, á usanza de aquellos tiempos: cuando los sucesos pervirtie-
ron aquellos estudios, un Fraile insigne y un Conde célebre la
reformaron; y cuando los acontecimientos políticos la hicieron
balancearse en sus cimientos, el patriotismo de sus hijos y un
Estadista sabio la sostuvieron, porque con sus enseñanzas había
sido baluarte firmísimo de libertades. Mientras tanto desapare-
cieron aulas levantadas á la sombra de la Universidad de Ovie-
do; pero fueron reemplazadas por otras en armonía con necesi -^
dades de los siguientes días. Aquellas ciencias, que anduvieron
perseguidas, son hoy cultivadas con esmero y ahinco y, si pasa-
ron los antiguos Colegios, vinieron los Institutos y las Escuelas
superiores, profesionales y de obreros, así como se extendieron
las primarias. '
En páginas antecedentes se reseñaron estos cambios y vicisi-
tudes, llegando á su estado actual resentidas- por desgracias y
penurias de la patria después de la caida injusta é inmerecido
desastre reciente.
La crisis moral y material es profundísima; pero en ella no
se puede perdurar sin peligro de muerte. Hay que salvarla y ven-
cerla, cual hicieron otras naciones, hoy revividas y poderosas
tras de angustias y derrumbamientos semejantes; porque no son
invencibles las causas del mal, que tiene postrada á España, *
cuando en la cultura, que sana y vigoriza cuerpo y espíritu, está
el remedio nacional. No se busque por de pronto otro camino y,
— 604 —
con triste espejismo, no se acuda á otras ficticias artes de gobier-
no y de regeneración.
Las nacionalidades moribundas, que dijo Salisbury, se le-
vantan y resucitan, no consumiendo lo mas de los menguados
restos de exhausto patrimonio publico en instituciones materiales
y de fuerza, creyéndolas principales, de preferencia, y urgentes,
sino mirando que son más esenciales y premiosas las de sabia
política que atiende primordialmente á la cultura y al fomento
de la nación. Ni siquiera en este objetivo de tan seguro y vigo-
roso porvenir pueden y deben ser obstáculos insuperables los de
gestión económico-niveladora ni la precipitada solvencia á todo
trance, porque, aun tendiendo á aspiración tan necesaria y á
obligación muy sagrada, dá la función de gobierno otros recursos
y medios, siendo los más efectivos en el tiempo aquellos que, por
la enseñanza bien difundida, estimulan, extienden y perfeccionan
el trabajo del país, fomentan y acrecientan la riqueza pública y
capacitan á los ciudadanos por medio de una educación verdade
ra. La Escuela y la Universidad, la Biblioteca y el Laboratorio, la
Granja y el Taller son los campos de batalla de las nuevas gue-
rras, se dice y se confiesa uno y otro día. Un pueblo ignorante y
atrasado no puede luchar y hasta no tiene derecho á vivirla vida
moderna; y, al vejetar en años y años desatendiendo el desarro-
llo de su espíritu y de sus fuerzas, vive muriendo, no camina y
se estaciona en la pobreza hasta desaparecer por la miseria y
debilidad. Alemania, Francia, Italia, otros pueblos de América,
el Japón en Asia etc., han llegado á ser fuertes después de ins-
truidos. «No hay mejor negocio, lía dicho recientemente Hana-
taux, que el que hace una nación colocando su capital á renta,
en centros docentes. El interés de ese capital es oro, es gloria,
es honor para la raza». Por otra parte, nunca debe olvidarse
aquella conocida sentencia de Michelet: «no se puede tener con-
fianza en las leyes cuando los hombres no están educados para
respetarlas y comprenderlas. Por la educación se fortifica la jus-
ricia',^tie vigoriza las naciones/ Hagamos hombres, y todo irá
hienden lop pueblos*.
».i i finiré «mili oración os de la tribuna española, que compile con
la' pnm¡era;det;muwdo, resonará por siempre la mágica palabra
del' cátedrátido ojetease D. Melquíades Alvarez A aquel prodi-
— 605 —
gioso discurso del 12 de Diciembre de 1903 condensa las aspi-
raciones nacionales para revivir, reformada, nuestra enseñanza
pública; esa enseñanza defectuosa, indotada, anémica, sostenida
en increíble presupuesto, que se ha llamado «la cuenta de la ig-,
norancia». Desde 1867, si aumentaron progresivamente hasta
1877 los recursos dedicados á material de enseñanza, fueron
después decreciendo hasta una cifra inferior á la de la primera
fecha Por partidarios del statuquo y de la rutina se nota,
«orno decía el Sr. Azcárate, la suma de gastos de enseñanza y
se olvida lo que aporta este ramo á ingresos; y muchos ignoran
que las diez Universidades españolas cuestan al Estado poco
más de 213.000 pesetas, y 3.332.829 las Universidades, Institu-
tos, Escuelas superiores profesionales y normales; porque aque-
llas cifras son la diferencia entre sus gastos é ingresos.
Asi viven tales centros, necesitados, viejos, herrumbrosos
para todo movimiento y progreso siendo como de milagro ó
circunstanciales aquellos alcanzados á pesar de los pesares.
Se perdieron elementos de un glorioso pasado, y hay como
empeño por muchos de no recuperarlos con fuerzas propias
buscando extraña aquella savia necesaria, que obliga á una inva-
sión de intelectuales y de obreros extranjeros porque las ense-
ñanzas .privada y oficial de hoy no la pueden dar nueva y vigo-
rosa. La darían rica y pujante si se las atendiera con porfía
no viviendo preteridas ó desheradas; árboles son, que crecerían
frondosos y fructíferos, cultivados con amoroso afán, np abando-
nados á la rutina para medrar pobremente con ramas entecas y
frutos sin jugo. Necesítanse procedimientos de pensada adapta-
ción, huyendo y sorteando asi las precipitadas, voluntariosas y
exóticas reformas como el amor senil á la inmovilidad, que dijo
el diputado elocuente; adaptaciones, que asi permiten enlazar
la tradicción sana, el sentir predominante, la creencia arraigada,
lo que constituye el genio ó imprime carácter á través de la his-
toria, lo que es voluntad inmanente y poderosa de un pueblo
con lo que reclaman las exigencias del porvenir, las necesidades
del progreso, los nuevos ideales de la civilización, el imperio del
trabajo y el reinado, ya irremplazable, de la democracia. En esta
compenetración armónica de elementos está la clave para la re-
solución del problema pedagógico y, como consecuencia, el de
— 6o6 —
la resurrección de la patria, en el humilde parecer del autor de
este libro.
Ante el clamor general de una mayoría convencida anún
cianse el cambio y, bajo leyes inspiradas en aquel enlace, debie-
ran acometerse nuevos rumbos, vuelos altos y otros moldes.
¿Cuándo lucirá ese día explendoroso?
Alumbre semejante sol lo porvenir de la cátedra española y,
dentro de su círculo, á la Universidad asturiana y á las aulas
filiales adheridas á ella desde la superior Facultad hasta la pri-
maria Escuela en estas tierras de Covadonga y del histórico
reino leonés.
Ciérrese este libro en tales alientos de esperanza, y que la
juventud, ahora comenzando la vida, alcance por la alma ma-
ten días de ventura y grandeza, regenerándose la injustamente
abatida España con el impulso de la Ciencia educadora.
\
AP1ÍDIC1S
A
— 609 —
APÉNDICE I
(V.págs. 35 á 39, 245 y 246, 300 y 540).
EL DR. DON JUAN ALONSO ASIEGO
Los aftos y la ingratitud de los hombres dieron al olvido el nombre
de este buen asturiano á quien debe el país eminentes servicios por sus
constantes trabajos y sacrificios en el establecimiento de esta Univer-
sidad. Quise averiguar su vida y nada hubiera conseguido sin la gene-
rosa ayuda de nuestro respetable amigo, el antiguo Magistral de la Ba-
sílica Rvmo. Sr. Dr. D. José María de Cos (hoy Arzobispo de Vatla-
dolid) inolvidable sacerdote en Oviedo, su segunda patria, que en
calidad de Secretario del Cabildo pudo facilitarme casi todos los datos
de esta biografía.
Las siguientes noticias del antiguo Dean fueron entresacadas de la
información de limpieza de sangre para una canongía en esta Catedral,
en sus actas capitulares y en el archivo de la Universidad.
Juan Alonso de Asiego'y Rivera fué hijo legítimo de Pedro Sánchez
de Asiego, natural de la Ria, en Cabrales, vecino de Oviedo, y de
juliana de la Rivera, natural y vecina de esta ciudad, donde moraron
ordinariamente, muy escaso tiempo en Olloniego y en Cabrales, vi-
viendo aun por los años de 1575 á 1577. Los abuelos paternos fueron
Gutiérrez de la Ria, natural y vecino de este lugar, y Elvira Fernán-
dez, que lo fué de Póo, y los maternos Diego Fernández de Oviedo y
Catalina Fernández de la Rivera, naturales y vecinos de Oviedo, en
cuya calle de Cimadevilla vivían hacia 1536 y ella en 1546. Nada se sa-
be del estado social de los tíos del Deán como tampoco de los abuelos
paternos, mientras que de los maternos se sabe que, Diego Fernández
-era pintor y hacía escudos de armas»; que Catalina «era persona muy
devota que acudía de ordinario los sábados á Nuestra Señora de la
Merced á hacer oración», y que al matrimonio le llamaban *dela Cris-
ta v, porque Diego «había representado el papel de Cristo en un auto».
Juan Alonso debió de haber nacido en Oviedo, según la bula ponti-
ficiñ para, la primera caiiongía; á juzgar por la continuada residencia de
sus padres y familia en esta ciudad. Vivió con aquellos hasta la edad
ie doce ó catorce años en que fué entregado al Canónigo Br. Ribera,
— 6io — #
su tío carnal, hermano de su madre, para que le sustentara, «el cual le
trataba é regalaba muy bien é iba con él á la Iglesia é le traia muy po-
ndamente vestido». Hacia el 1561 era estudiante «mozo fresco del ros-
tro»-esto es, sin barba— por lo cual parece*que debió nacer en 1545 á
1550, si no empezó á estudiar hasta que estuvo en casa de su tio.
Asiego fué colegial de Salamanca, sin que se sepa en que colegio,
por lo que es probable que en esta célebre Universidad recibiera sus
grados académicos hasta el de Doctor en Teología, pues en la bula del
Deanato se le líama maestro en esta facultad. Después tuvo cargo en
el obispado de Pamplona, donde según Juan de Nora, cura de Santo
María de Naranco y de su aneja San Miguel, fué «visitador, vicario ó
cura, no sabe cualo».
Por bula de Gregorio VIH de 27 de Julio de 1596 fué nombrado ca-
nónigo de Oviedo y capellán perpetuo de D.Gutierrez, prebenda que
vacara por muerte de Gaspar Flórez. En tal fecha residía en Roma el
Doctor Asiego, adonde no se sabe con que motivo había marchado,
pero sí que se le concediera tal gracia en atención á laudables circuns-
tancias: vitce et morum honestas alliaque laudabilia probitatis tí
virtutis menta. Resulta también de dicho documento, que en este tiem-
po^era ya presbítero, que fué aprobado por los examinadores de Roma,
que era oriundo de la ciudad de Oviedo en cuya diócesis tenia benefi-
cio eclesiástico, como en Mondoñedo y en Pamplona. En 26 de Diciem-
bre de 1596, el canónigo Licenciado Joan Martínez de Piscina fué nom-
brado por el Cabildo para hacer la información de limpieza de sangre,
el cual la terminó sirviéndole de actuario Bartolomé del Campo, nota-
rio público apostólico, vecino de Oviedo. Principió el expediente en el
lugar de Asiego (Cabrales), 31 de Diciembre, y se terminó en la capital
á 14 de Enero* de 1597, aprobándose por el Cabildo tres días después,
en que se mando darle posesión. Al efecto se comisionó al Dr. Juan
Escudero Maldonado, Arcediano de Grado, y los canónigos Arcallana
y Coneja, los< cuales llevaron al apoderado Juan González de Oviedo
al coro de la Iglesia y le sentaron en la silla última alta de la parte
del Evangelio siendo testigos Juan de Manzaneda, sochantre, Marcos
de Rivera, y Agustín de Biedes, vecino de esta ciudad*
En esta información resulta que Asiego tenía fama de sabio, pues
un testigo asegura «que era muy bueno en letras, otro que fué muy
buen estudiante y otro que no sabe si es Doctor, pero sí que es pú-
blico por esta tierra que es muy letrado» y afirma esto cuando el Se-
cretario del Capítulo le llama Doctor al designar á Piscina para juez
de la dicha información.
D. Juan Alonso no vino por entonces á Oviedo, permaneciendo
probablemente en Roma. Así, dos años más tarde el mismo Pontífice
le nombra Deán de esta Catedral en 8 de Abril de 1598, en la vacante
del Licenciado Melendo Valdés. El canónigo Bernabé Heredia, su apo-
derado, pidió la posesión en 6 de Octubre concediéndola el Cabildo el
— 6u --
mismo día. Tuvieron la comisión el dicho 'Maldonado, el conocido Tir-
so de Aviles y Alonso de la Coneja y con los testigos Diego Argue-
lles, canónigo jubilado, Marcos de la Rivera y Bernardo Barbón, lle-
varon al coro al Heredia, á la 'silla del Evangelio arrimada á la del
Obispo. Muy poco después ya presidió el Cabildo y debió mostrar en
el cargo mucha entereza y clara inteligencia, cuando le vemos siempre
llevar la dirección de todos los asuntos y formar parte de las más de
las comisiones, principalmente para la universitaria en la Corte.
Fué y vino el Deán á Valladolid, y en tantas estancias gastó su ha-
cienda, pues cuando su muerte solamente dejó deudas y créditos por
su empeño de dotar á la provincia de tan necesario establecimiento de
ilustración. Véase como concluía una de sus peticiones á los Conseje-
ros albaceas: «Y comenzando vuestras mercedes á poner en ejecución
lo dicho, hacen una obra de las más heroicas que se les puede ofrecer
y del mayor servicio á Dios, Nuestro Señor, y bien de aquellas gentes
y descargo de sus propias conciencias; porque no sé yo con qué se
puede satisfacer á aquel Principado el daño que ha recibido y recibirá
de aquí adelante y el interés que ha perdido y pierde por no poner
esto en ejecución, pues de 600 estudiantes gramáticos, que hay ordi-
nariamente en aquella ciudad que se quedan con la sola gramática por-
que no pueden ir á otras Universidades, Y atendiéndose que en esto se
hará gran servicio á Dios, Nuestro Señor, y el dicho Deán recibirá
muy gran merced, porque por solo el servicio de Dios, Nuestro Señor,
y bien de aquella patria, há tres años que asiste á su propia cuenta á
la solicitud de este negocio en esta Corte, gastando más de tres mil
ducados de su hacienda, y al presente ha tomado seiscientos ducados
á censo para solo gastarlos en la asistencia dé este negocio». Al fin
consiguió su patriótico intento.
. Pasaron los años, y achacoso y enfermo el Doctor Asiego pidió al
Cabildo en 9 de Marzo de 1615 «dos meses de recreación y una de las
llaves de la Puerta de la Lonja» para con más facilidad venir á la Igle-
sia desde su casa. Negada esta petición y concedida la primera, no la
disfrutó por mucho tiempo, porque el 16 del mismo mes fueron convo-
cados los canónigos para ver el testamento del Deán, que había falle-
cido en el mismo día según participara Juan Moran de la Rúa ante
quien lo había otorgado. Fueron sus albaceas el Tesorero y el Magis-
tral Doctor Méndez, por la Iglesia, y «de la parte de afuera» el Doctor
Cienfuegos, su cuñado, y Juan de la Rivera, su sobrino. Dejó por he-
redera á su hermana Doña María, esposa del dicho Doctor Cienfuegos
y mandó que «cobrándose lo que la Ciudad y el Principado le deben
por las diligencias que hizo en traer la Universidad á esta Ciudad, que
son seiscientos ducados quinientos se den al Cabildo por un ani-
versario, correspondiente al día de saóvito cada año». La Corpora-
ción nombró al Arcediano de Grado y á Suero González para señalar
la sepultura, hoy desconocida; y ya después del 26 de Marzo, en que
— 6l2 —
I
se habla de su almoneda y estado de su casa, no .vuelve á sonar e!
nombre del Doctor D. Juan Alonso de Asiego en aquellas actas y se-
siones, que había presidido por tanto tiempo.
En las del 14 de Julio, 17 de Septiembre y 18 de Noviembre de
1608 está bien manifiesta la alegp'a del Cabildo al ver establecida la
j*. Universidad, cuya fiesta de apertura quisieron los Capitulares, y el
Deán el primero, que «se regocijase con luminarias y menestrales >t
además de facilitar á la Escuela todo lo que no tuviese. Dos años más
.. tarde, en 1610, fué elegido Rector, y ¿cuál no sería la satisfacción de!
c Doctor Asiego Rivera al ocupar tan elevado puesto?
*
v
-6i3-
APÉNDIOE II
(V. pág. 39)
BULA DK ERECCIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO(*)
Gregorio, siervo (fe los siervos de Dios,
Al venerable hermano el Obispo de Oviedo y á los amados hijos
el Abad del Monasterio de San Vicente de la orden de San Benito de
Oviedo, y al Maestrescuela de la Iglesia de Oviedo, salud y apostólica
bendición, oyan emanado de Nos letras del tenor siguiente: Gregorio
Obispo, siervo de los siervos de Dios, para perpetua memoria. Por la
providencia del Padre celestial habiendo sido promovidos y eregidos
al Sumo Pontificado, atendiendo al provecho de la Iglesia militante, y
considerando que por las letras y estudios de ellas se muestra camino
para vivir bien, y bienaventuradamente, se conoce la verdad, se honra
la justicia y se ilustran é resplandecen las demás virtudes y se aumen-
ta toda condición de humana prosperidad, se amplía y acrecienta la Fé
católica, y el culto y divino nombre, de buena gana atendemos ú aque-
llas cosas por las cuales se acrecientan los tales estudios en toda parte
y particularmente en los en que hay mayor necesidad, y las personas
humildes que desean llegar á tan grande felicidad en esto puedan ser
con más utilidad y aprovechamiento regalados en su propósito y conse-
guir las honras y premios de sus trabajos, y en esto las partes de la
apostólica providencia, según que conforme lo piden y requieren las
pías voluntades de los que testan, y Nos, consideradas las localidades
de los lugares y personas, vemos que conviene saludablemente en el Se-
ñor, y así, habiéndonos, poco ha sido dada petición por parte de los
[*) Segdn traducción oficial en xóoa. Ha desaparecido del archivo universitaria dtmdc «
custodiaba; pero se procuraron después:
Letras Apostólicas del Pa/a Inocencio X, de j.°de Abril de 1652, manifestando que fun-
dada la Universidad de Oviedo por el Arzobispo Valdé\«, el Papa Gregorio XIII expidió la Bula
de erección correspondiente, cuyo original se ha extraviado; y que el Papa Inocencio X autori-
zó un documento en que aparece cuanto contenia la tal Bula fundacional. El Códice \¿ icfutodo
con el número 22.
Letras Apostólicas del Papa Alejandro VIIt fecha n de Octubre de 1656, trascribiendo la
Bula del Papa Gregorio XIII de 15 de Octubre de 1574. por la que se erigió la Universidad de
Oviedo. A continuación se transcribe otra Bula de igual fecha en la que el mismo Pi \.t ?■< .■ en-
comienda al Obispo de Oviedo, al Abad de San Vicente y al Maestre escuela de la Iglesia Ca-
tedral ovetense ayuden por su parte al establecimiento de la Universidad y al cumplimiento de
sns fines.
i
— 614 —
amados hijos y ejecutores del testamento y última voluntad de Fernanda
Arzobispo de Sevilla de buena memoria, la cual contenía que otramente
el susodicho Fernando Arzobispo viviendo entonces y considerando
cuánto provecho se le seguía á la república y fé católica que la dicha
Iglesia militante tuviese en abundancia varones que tuviesen letras, por
cupo trabajo se pudiese extender y ampliar en toda parte la luz de la
verdad y destruir á los que las procurasen escurecer, y que en la ciu-
dad de Oviedo, la cual era insigne y populosa, y en toda la provincia
de Asturias ninguna Universidad de estudio general se hallaba enton-
ces eregida, y la Universidad de estudio general mas cercana estaba
distante de dicha ciudad doscientas millas ó cerca, é la provincia su-
sodicha era muy estéril y constituida en ásperas montañas, y los natu-
rales de ella tenían grande pobreza é necesidad, de tal manera que los
mancebos de buena inclinación de la dicha provincia, que por el con-
tinuo trabajo deseaban alcanzar las letras, ó quedaban sin poder conse-
guir su tan loable propósito, ó á lo menos con grande gasto é incomo-
didad eran compelidos y les era forzoso ir fuera ée la dicha "provincia
á universidades muy lejos y por diferentes caminos. Y por tanto, de-
seando sembrar en las tierras alguna cosa que poseyese con perpetua
felicidad en los cielos, movido de un celo de piedad para con los es-
tudiosos, y no solamente atendiendo á la honra y ornato de la dicha
ciqdad de Oviedo y cómodo y aprovechamiento de los naturales de la
provincia susodicha y regiones circunvecinas, sino también acrecenta-
miento del estudio general de Salamanca, de los bienes que nuestro
Señor le dio donó la suma dccuatro mil ducados poco más ó menos,
en añales censos, llamados Reales juros, para que de ellos se erigiese
é instituyese una Universidad de estudio general, en la susodicha ciu-
dad de Oviedo, y un Colegio de estudiantes en la ciudad de Salamanca,
y por cuanto según se decía más en la dicha petición, los dichos eje-
cutores desean en grande manera que se cumpla y guarde la voluntad
y ordenanza del dicho Fernando Arzobispo; por parte de los dichos
ejecutores nos fué humildemente suplicado que tuviésemos por bien
erigir é instituir en la dicha ciudad de Oviedo Universidad de estudio
general, se¿ún y conforme la voluntad de Fernando Arzobispo y otra-
mente en lo susodicho oportunamente de proveer de benignidad apos-
tólica; y Nos, que de buena gana concedemos con los deseos de cuales-
quiera fieles dirigidos al aumento de ciencia y doctrina, y los favore-
cemos y que hoy habernos erigido é instituido en la susodicha ciudad
de Salamanca un Colegio para en él se criar y doctrinar estudiantes al
modo de otros colegios de los reinos de las Es pañas, por otras nues-
tras letras, so ciertos modos y forma entonces espresadas, como en
las dichas letras más largamente se contiene, absolviendo por el tenor
de estas é juzgando haber de ser absueltos para conseguir tan sola-
mente el efecto de las presentes á los dichos ejecutores y cualesquiera
de ellos de cualesquiera sentencias de descomunión, suspensión y en-
— 6i5 —
tredicho y otras eclesiásticas sentencias, censuras, penas por derecho
ó por Juez, por cualquier ocasión ó causa dadas, si en algunas de
cualquiera manera están ligados, é inclinados á los tales ruegos, por
la Autoridad apostólica, por el tenor de la presente perpetuamente
erigimos «é erigimos en la dicha ciudad de Oviedo, Universidad de es*
tudio general de estudiantes, Bachilleres, Licenciados, Maestros é
Doctores al modo de la de Salamanca» susodicha y otras universidades
de los dichos Reynos, la cual por el Maestrescuela que por tiempo fue-
re de la Iglesia de Oviedo y un Rector junta y separadamente se deba
re i ir é gobernar sin perjuicio de alguno, y con tal que para ello dé su
consentimiento el muy amado y nuestro hijo nuestro Felipe, Católico
Rey de las Españas. Y á ella ansi erigida é instituida por la Autoridad,
é tenor susodichos ansimismo perpetuamente apropiamos y aplicamos
la parte de los suma y juros, y otros bienes dejados por el dicho Fer-
nando Arzobispo para dote de la dicha Universidad de Oviedo y sus*
tentó é mantenimiento del Rector, Maestros, estudiantes y otras perso
ñas que en ella por tiempo residieren, y otramente según y conforme jfc
la voluntad de Fernando Arzobispo ó ordenanza de los tales ejecuto-
res que sobre esto se hiciere ó pareciere convenir, y demás de esto
por la dicha Autoridad concedemos que los estudiantes de la dichi
Universidad de Oviedo, así seculares como regulares de cualesquier
órdenes y de cualquiera parte que á ella vinieren, libre y lícitamente
puedan estudiar en cualquier facultad lícita, empero van acabados sus
cursos, y otramente guardado lo que se ha de guardar, como es .eos*
tumbre en otras Universidades susodichas, ansí los que allí estudiaren
como también otros que hayan estudiado en otras Universidades, f
después de acabados sus cursos hayan allí venídose hacer promover É
grados de Bachilleres, Licenciados, Maestros y Doctores, según el uso
y costumbre de otras Universidades de estudios generales susodichas,
y recibir las acostumbradas insignias de ellas; y que en las tales facul
tades, ansí promovidas, desde entonces así en la dicha ciudad de
Oviedo como en cualquiera otros estudios generales; y otramente á
donde quisieran leer é interpretar y en ellas disfrutar y ansimismo ejer-
cer actualmente cualesquiera actos convenientes al grado ó grados
por ellos tomados y usar y gozar de todos é cualesquiera privile-
gios, indultos, inmunidades, prerrogativas, exenciones, favoresí,
libertades y gracias de que usan y gozan ansi los estudiantes de
la dicha Universidad de Salamanca, como los de cualquiera otra
de los dichos reinos y los que en ellas leen, y según los usos y cos-
tumbres á cualquiera grados susodichos respectivamente promovidos
de derecho, uso y costumbre ó de otra cualquiera manera usan y go-
zan y podrán usar y gozar de cualquiera manera en lo venidero ellos
de la misma manera. Y sin alguna diferencia de todo puedan usar y
gozar y que los ejecutores susodichos y algunos otros, si hay por el
dicho Fernando Arzobispo nombrados, cada y cuando que fuere nece-
40
— 6i6 —
sario poner é deputar en él lectores y asignar liciones y proveer los
salarios competentes. Y ansimismo para feljz regimiento, gobierno y
administración de la dicha Universidad de Oviedo y de los Doctores,
Maestros y otros cualesquiera graduados, lectores, colegiales estu-
diantes y otras personas, que allí por tiempo estuvieren, y conservación
y aumento de los bienes, cosas y derechos de elfos, ansí espirituales
como temporales, hacer y ordenar cualesquiera estatutos y ordenanzas
lícitas empero y honestas, y según la disposición del testamento del di-
cho Ferhando Arzobispo, que han de ser aprobadas por el Ordinario y
hechas y ordenadas como fuere la calidad de los tiempos, reformar en
mejor é poner y en todo ó parte mudar; y ansimismo sobre la guarda
de ellos poner cualesquiera penas, discirniendo por írrito y vano si de
otra manera sobre ello por cualquiera de cualquiera autoridad sciente ó
ignorantemente aconteciese atentarse, no obstante cualesquiera consti-
tuciones y ordenanzas apostólicas y estatutos y costumbres de cuales-
quiera Universidades de estudios generales con juramento, confirma-
ción Apostólica, ó cualquiera otra firmeza roborados, privilegios é in-
dultos y letras Apostólicas á las dichas Universidades y Rectores é
personas de ellas, so cualesquiera tenores y formas y con cualesquie-
ra cláusulas y decretos de cualesquiera manera concedidos, aproba-
dos é innovados, todo lo cual aunque de ellos y de todos sus tenores
le hubiese de tener mención especial, específica y espresa é in diem
et de verbo ad verbum, y no por cláusulas generales que lo mis-
mo importan ó cualquiera otra espresión ó para esto se hubiese de
aguardar alguna otra esquisita forma, quedando otramente en su
fuerza y vigor, esta vez tan solamente especial y .espresamente dero-
gamos y demás cosas contrarias cualesquiera. Ninguna persona, pues,
pueda quebrantar esta plana de nuestra absolución, erepeión, institu-
ción, aplicación, apropiación, concesión, indulto, decreto y deroga-
ción ó ir contra ella con temeraria osadía, y si alguno presumiere
atentar esto, habrá incurrido en la ira del Omnipotente Dios, y de
los bienaventurados San Pedro y San Pablo sus Apóstoles. Dado
en Roma en San Marcos, año de la encarnación del Señor de mil y qui-
nientos y sesenta y cuatro, á quince de Octubre, de nuestro]Pontifica-
do año tercero. Por tanto á vuestra discrepción por los escritos Apos.
tólicos mandamos que vos, ó dos ó uno de ellos, por vos ó otro ó
otros las letras arriba insertas y en ellas contenido, cualquiera cosa
que sea á donde y cuando fuere necesario, é todas las veces que por
parte de los dichos ejecutores y otros á quien tocare ó de algunos de
ellos fueredes requeridos, solemnemente publicando y asistiendo en lo
susodicho con defensa eficaz, hagáis por Nuestra Autoridad que las
preinserta! letras y lo en ellas contenido surtan pleno efecto, inviola-
blemente se guarden, y que los ejecutores y otros susodichos á quien
concierne de cualquiera manera en lo venidero de ellos usen y gocen
no permitiendo que sobre esto sean de cualquier manera molestados,
hr
— 6i7 —
apremiando á cualesquiera contradictores y rebeldes por sentencias y
censuras, y penas eclesiásticas y otros remedios oportunos de derecho
y hecho por justa apelación, é guardados los procesos legítimos que
sobre esto hubiere, las dichas penas y censuras iteradas veces agra-
*a¿ido, invocando para esto si fuese necesario el auxilio del brazo se-
glar, afe obstante todo lo susodicho, ó si algunos común ó apartada-
mente tiene»de la dicha Sede que no puedan ser entredichos suspen-
didos ó descomulgados por letras Apostólicas, que no hagan mención
plena y espresa de tal indulto y de verbo ad verbum. Dado en Roma
en San Marcos, año de la encarnación del Señor de mil y quinientos
sesenta y cuatro años, á quince de Octubre, año tercero de Nuestro-
Pontificado.— Lugar del Sello.— Está bien y fielmente traducido del
latín en castellano por mi Tomas Gracian Dantisco, Secretario de la
interpretación de las lenguas, Notario Apostólico y Escribano Real
que por mandado y cédula particular del Rey nuestro Señor traduzgo
sus escrituras de Sus Consejos é Tribunales, en Valladolid á siete de
Febrero de mil y seiscientos y dos.— Tomas Gracian Dantisco,' Apostó-
lico y Real Notario y Escribano. (*)
<„*) La Real Cédula de Felipe III está inserta en los Estatutos del siguiente Apéndice
►
— 6i8 —
APÉNDICE III
(Véanse págs. 43 y siguientes)
ESTATUTOS VIEJOS
DON FELIPE POR LA GRACIA DE DIOS RfcY DE CASTILLA,
de León, de Aragón, etc. TPor cuanto por parte de vos Gaspar de Es-
pinosa, defensor de las memorias y obraspias de Fernando de Valdés,
Arzobispo que fué de Sevilla, nos fué fecha relación que los Licencia-
dos Alonso Nuñez de Boorqu^s del nuestro Co/isejo y Cámara y del de
la Santa general Inquisición, y de Juan de Tejada, de Nuestro Consejo,
por nuestro mandado y como testamentarios nombrados por el nuestro
Consejo, habían entendido y entendían en lai cosas de la disposición,
memorias y obraspías de el dicho Arzobispo y ejecución y cumpli-
miento de su testamento, habían hecho el nombramiento de Catedráti-
cos para la Universidad, que dicho Arzobispo había mandado erigir p
fundar en la ciudad de Ovjedo del Principado de Asturias, donde había
sido natural, y las constituciones y estatutos que para la dirección v
buen gobierno de la dicha Universidad eran necesarias, de que se nos
había dado cuenta y hecho relación en el nuestro Consejo, y para que
todo se cumpliese, observase y guardase en todo tiempo, no3 fué pe-
dido y suplicado lo mandásemos aprobar y confirmar c interponer á
ello nuestra^iutoridad y decreto Real para que se cumpliese y ejecu-
tase en todo y por todo, como por los dichos testamentarios estaba
hecho, proveido y ordenado, y que se diese para ello nuestra carta de .
confirmación, ó como la nuestra merced fuese lo cual visto por los
del nuestro Consejo, juntamente con las dicnas constituciones y esta-
tutos, que son del tenor siguiente:
EN EL NOMBRE DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD PADRE E HIJO
y Espíritusanto, tres personas y un solo Dios verdadero, que vive 7
reina por siempre sin fin, y de la gloriosa Virgen Santísima, nuestra
Señora, Madre de Dios y abogada nuestra. — Estos son los estatutos
conforme á los cuales se debe y ha de re^ir y gobernar la Universidad
que en la cijtíad de O/iedo, cabeza de el Principado de Asturias,
mandó erigir y fundar el Sr. D. Fernando de Valdés, de buena memo-
ria, Arzobispo de Sevilla, Inquisidor general en todos los Repaos y
Señoríos de S. M. y de su Consejo de Estado, y se funda por nos los
Licenciados Alonso Nuflez de Boorques, del Consejo y de la Cámara
t* i
— 6i9 —
de S. M. y del de la Santa y general Inquisición, y Juan de Tejada, del'
Consejo de S. M., que por su mandado y como testamentarios nombra-
dos por el Consejo Real entendemos en las cosas tocantes á la dispo-
sición, memorias y óbraspías del señor Arzobispo y ejecución y cum-
plimiento de su testamento en virtud de las comisiones que tenemos
para ello de S. M. y del su Consejo, y de la bula concedida para la
erección de la dicha Universidad por nuestro Santísimo Padre y Señor
el Papa Gregorio décimo tercio de felice recordación, y de la licencia y
cédula Real para esto dada por S. M. del Rey D. Felipe nuestro Señor
tercero de esté nombre, cíe que usamos y mandamos se ponga é incor-
pore aquí, y uno en pos de otro es lo siguiente:
Este.es un traslado bien y fielmente sacado de una Cédula Real
de 5. M. firmada de su Real nombre y refrendada de Juan Amezqueta
su Secretario, scripta en papel y señalada de los señores Presidente y
I03 del su Concejo como de aquella parecía su tenor, de la cual sacada
de verbo ad verbum es el siguiente.— «EL REY: Por cuanto por parte
de vos los licenciados Alonso Nuñez de Boorques, del mi Consejo y Cá-
mara y del de la Santa general Inquisición, y Juan de Tejada,1 del mismo
Consejo, que por nuestro mandado y como testamentarios nombrados
por los del nuestro Consejo entendéis en |as cosas tocantes á lá eje-
cución y cumplimiento de la disposición, memorias y óbraspías ele don
Fernando de Valdés/Arzobispo que fué de Sevilla, Inquisidor Apostó-
lico general de estos Reynos difunto, se Nos ha hecho relación que á
instancia y suplicación de los testamentarios del dicho ^rzobispo vues-
tros predecesores, conforme á su voluntad, Su Santidad habia erigido
un Colegio de la vocación de San Gregorio é una ^Universidad en la
ciudad de Oviedo, cabeza del nuestro Principado de Asturias, que el
mismo Arzobispo había mandado fundar y aplicádole las! rentas que
había dejado para su creación y dádoles licencia y facultad para hacer
constituciones acerca de la dirección, conservación y aumento de el
dicho Colegio y Universidad, todo con aditamento que Nos los apro-
básemos, y diputando jueces ejecutores de las dichas letras para que
se cumpliesen y ejecutasen y los estatutos y ordenanzas, señalamiento
de salario y lo demás que hiciésedes, ordenásedes y dispusiésedes,
como constaba de la bula original de Su Santidad que para este efecto
exivistes, y así mismo por otras dos bulas de Su Santidad había apro-
bado la erección del Colegio de San Pelayo, que el dicho Arzobispo
había mandado se fundasen en la Universidad de Salamanca y que go-
zase de todas las preeminencias concedidas á los Colegios, y por
otras letras les había señalado jueces ejecutores de las primeras, co-
mo también constaba de las unas y de las otras que exivistes, supli-
cándonos que atento que la dicha erección é institución de la Universi-
dad y Colegios era instituto tan santo y pió y tan en pública utilidad
de estos nuestros Reynos, Nos sirviésemos de dar licencia é interpo-
ner nuestra autoridad Real para la fundación de la dicha Universidad y
r
— 620 —
Colegios, y hechas que se trugesen al ouestro Consejo y se viesen en
él y aprobasen las que fuesen necesarias y convenientes, recibiéndola
dicha Universidad y Colegios debajo de nuestro amparo y protección
para que con esto se animasen otros prelados y personas á hacer se-
mejantes obras, ó como la nuestra merced fuese, lo cual visto por los
del nuestro Consejo y lo que en razón de ello dijo y alegó el Licenciado
Gil Ramirez de Areilano, nuestro fiscal, fué acordado que debíamos
. mandar dar esta nuestra cédula en la dicha razón; por la cual y por ha
cer bien y merced al dicho nuestro Principado de Asturias damos licen-
cia é nuestro Real consentimiento á vos los dichos Licenciados Alon-
so Nuñez de Boorques y Juan de Tejada, del dicho nuestro Consejo,
para que ambos juntos, como tales testamentarios y ejecutores de la
dicha disposición del dicho Arzobispo, podáis erigir y fundar la dicha
Universidad y Colegio de San Gregorio en Oviedo y Colegio de San
Pelayo en Salamanca, según y como el dicho Arzobispo los mandó ere-
gir y fundar y por las dichas bulas se dispone, las cuales mandamos se
guarden y cumplan como en ellas se contiene, recibiendo como re-
cibimos y quedando como quedan los dichos Colegios é Universidad
debajo d? nuestra Real protección y amparo, é que la dicha Universi-
dad la erijáis y fundéis vos los dichos testamentarios como convenga
y en la forma según que dicho el Arzobispo lo dispuso y os lo dejó
cometido, haciendo y ordenando las constituciones que para el buen
gobierno y dirección del dicho Colegio é Universidad de Oviedo con-
vengan, y hechas' mandamos que antes que se use de ellas se traigan
al nuestro Consejo, para que se aprueben las que pareciese convenir
y ser necesarias, reservando como reservamos en Nos y en nuestros
sucesores la coerción y el derecho y preheminencia y superintenden-
cia de enviar visitadores á la dicha Universidad y Colegios cada y
cuando que fuésemos servidos, y asimismo la jurisdición contra los
estudiantes legos, é mandamos á los del nuestro Consejo, Presidentes
y Oidores de nuestras Audiencias y Chancillerías y á las demás nues-
tras justicias guarden y cumplan y hagan guardar y cumplir esta nues-
tra cédula é lo en ella contenido, y contra su tenor y forma no vayan
ni pasen ni consientan ir ni pasar en ningún tiempo ni por alguna ma-
nera, que así es nuestra voluntad. Dada en Gumlel de Mercado á 18
días del mes de Mayo de 1604 años.— Yo el Rey. —Por mandado del
Rey nuestro Señor, Juan de Amezqueta.— Fecho y sacado, corregido y
concertado fué este traslado de la dicha Real cédula con el origina/
donde se sacó en la ciudad de Valladolid Corte de S. M. á 9 días del
mes de Junio de 1604 años, siendo testigos al corregir y concertar
Diego Maldonado y Luis de Ita é Joan Pérez estantes en esta Corte. -
E yo Francisco de Ita, escribano de S. M. en su Corte, Reynos y Se-
ñoríos y de la disposición del dicho Arzobispo, fui presente al corre-
gir y concertar este traslado y doy fé va cierto y verdadero y lo signé
en testimonio de verdad, Francisco de Ita».
— 621 —
V en ejecución y cumplimiento de las dichas nuestras comisiones y
bula Apostólica y licencia y cédula Real que desuso va incorporada!
hacemos y ordenamos para el buen gobierno de la dicha Universidad
que así fundamos en la dicha ciudad de Oviedo y escuelas, que para
ello están hechas y para su perpetuidad, los estatutos y ordenamientos
que de suso irán declarados en la forma y manera siguiente:
TITULO l.—Dela elección del Rector
Primeramente estatuimos y ordenamos que en la dicha Universidad
haya de haber y haya una persona grave y de letras y virtud que sea
Rector y haga el oficio del en ella, el cual se elija y nombre en cada
un año por la víspera del día de San Martín que es á 11 días del mes
de Noviembre; y para hacer esta elección el mismo día por la mañana
en la capilla de la dicha Universidad se diga una misa del Espíritu
Santo y sermón, en la cual se hallen todos los Doctores, Maestros y
Licenciados y Bachilleres de la dicha Universidad y los estudiantes de
ella, y dicha la misa y sermón el Rector y Claustro pleno hagan jura-
mento sobre la cruz y libro misal, que harán la dicha elección e nom-
bramiento del Rector bien y fielmente sin tener respetos á amistad y
parcialidad ninguna, salvo mirando lo que conviene al servicio de
Dios nuestro Señor y bien y utilidad de la dicha Universidad, procu-
rando que sea el más digno y conveniente, y hecho este juramento el
Rector en el Claustro proponga el que le parezca, para que se vaya
votando y salga el que tuviese mas votos, y si fueren iguales se haga
el segundo escrutinio, en la cual elección ha de tener su voto también
el dicho Rector el cual tenga á su cargo el gobierno de los Claustros
de la dicha Universidad y eiecución de lo que en ellos acordare y la
provisión de las cátedras, como adelante irá declarado y ordenado, y
el tal Rector lue^o que saliese elegido haga juramento solemne en la
capilla sobre la dicha cruz y libro misal ante el notario de la dicha
Universidad, que hará y usará 'el dicho oficio de Rector bien y fiel y
diligentemente, guardando el servicio de Dios nuestro Señor y eí bien
y utilidad de la dicha Universidad y estudiantes de ella y la observa-
ción de estos estatutos y que no pueda volver á ser tal Rector hasta
pasados dos años.
Ordenamos que si el dicho Rector hubiere de hacer alguna ausencia
que pase de ocho días, pueda dejar en su lugar un Více-Rcctor en
quien han de concurrir y concurran las cualidades necesarias y apro-
bación del Claustro para que cesen todas sospechas. El dicho Vice-
Rector, cuando hubiere de quedar, jure solemnemente en la dicha capi-
lla ante el notario de la dicha Universidad de ejercer bien y fielmente
el oficio y de guardar los estatutos por el bien y aumento de Ja Uni-
versidad, y cuando la ausencia fuere de menos de ocho días lo sea el
Consiliario de más edad, y el dicho juramento le haga el dicho Vice-
Rector la primera vez que hubiere de entrar y entrare en el Claustro,
\
— 622 —
y que el tal Více-Rector no le pueda volver á ser hasta pasados otros
dos años como el Rector, no embargante que no lo haya sido todo el
aflo sino parte de él.
ítem ordenamos que el Rector así nuevamente elegido sea llevado
el dicho día de San Martín desde su casa á la capilla de las escuelas
con acompañamiento de todas las personas de la Universidad asi
Maestros, Doctores y Licenciados y Bachilleres como estudiantes y sea
vuelto á su casa con el mismo acompañamiento.
Ítem estatuimos y ordenamos que la misa y vísperas de San Martin,
que es cuando se ha de hacer la elección del Rector, según queda es-
tatuido, se haga también por todo el Claustro elección y nombramiento
de dos personas del, los cuales tengan título é nombre de Consiliarios
para aquel año y asistan corr el Rector á la provisión de las cátedras
que se hubieren de proveer por votos, según en su lugar se dirá, y el
que unaf vez hubiere sido Consiliario no lo volverá á ser hasta de allí
á otros dos años, y cada uno de estos tenga por lo menos edad
de 25 años.
ítem estatuimos y ordenamos que por esta primera vez sea tal
Rector de la dicha Universidad por este año primero, que comienza
desde el día de San Martín 1 1 de Noviembre de este presente año
de 1607, D. Sancho de Miranda, Abad de Teberga, pariente cercano
del fundador.
TITULO II. -De los Claustros
ítem ordenamos que el Rector, cuando para alguna cosa importante
al bien y gobierno de la Universidad viere que conviene, dé un día
antes una cédula firmada de su nombre y rubricada del notario de
la Universidad, para que el bedel llame secretamente por escusa:
negociaciones y cite á los Doctores y Maestros para que e 1 el siguien-
te día y hora se iunten á Claustro y declare en la dicha cédula el nego-
cio que se hubiere de tratar, y los dichos Doctores y Maestros tengan
obligación de venir á él; donde no, el Rector les puede multar en dos
reales al que no viniere, aplicados para el hospital del estudio.
ítem que los Doctores y Maestros se sienten y voten en el Claustro
por sus antigüedades, haciendo para esto un cuerpo entre sí los
Teólogos, Canonistas y Legistas, y luego otro los Artistas, votando
y hablando con la modestia y autoridad que conviene á personas de
letras y escusando las ocasiones, escándalo y alboroto, y que eJ Rec-
tor ó el que presidiese en el Claustro no permita que entcetanto que
uno votare hable otro, so las penas que á él le pareciere.
ítem que el Rector proponga el negocio sobre que se hubiere de
votar y caso que el Rector no pudiere venir á Claustro, ni tuviere
Vice-Rector que venga por él, haga la proposición el Doctor ó Maestro
más antiguo el cual entre en su lugar, y así el Rector como el que
h.
— 623 —
hiciese sus veces suspendan el dar su voto y parecer hasta que hayan
votado todos los que estuvieren en el Claustro.
ítem que habiéndose de tratar en los Claustros que se hicieren de
conceder alguna gracia ó de perjuicio de tercero, el Rector mande
que todos iuren de guardar secreto y les encargue lo que importa, y
si alguno del Cláuátro lo pidiere, se vote secreto ó con cédula de los
nombres, si fuese negocio de elección con habas blancas y negras
como semejantes cosas se acostumbra, y si fuese negocio que tocare
á- alguno del Claustro, habiendo informado allí de su justicia si quisiere
informar, se salga luego y no esté presente cuando se vote.
Ítem que para los negocios, puntos de justicia y gobierno que en
los Claustros se propusieren y trataren, baste para su espedicirin y
despacho el acuerdo de la mayor parte de los votos y si fueren igua-
les se prefiera la parte con quien se conformare el Rector, pero para
los que meramente fueren de gracia sean menester que concurran to-
dos en un voto y parecer y no de otra manera.
ítem que el Claustro escuse de enviar á los negocios de plcytos 6
embajadas ó otras cosas que se ofrecieren así á la corte como á otras
partes, sino fuere con gran necesidad y negocio importante, y enton-
ces no envíen mas que un Doctor ó Maestro con tal que el que fuere
enviado no tenga negocios suyos propios que hacer en la parte á don-
de le enviaren, y que se le señale término limitado que no esceda de
treinta días, el cual pasado, si el negocio pidiere mas tiempo, c.ivie
por prorrogación al Claustro; y se le señalen de salario cada día si
fuere catedrático de prima ó víspera 2 ducados, y si de otras cátedras
menores 600 maravedises, y si se enviare á alguno de los oFícíale:; de
la Universidad como es notario, bedel ó maestro de c^remviias 500
maravedís.
ítem estatuimos que la Universidad tenga mucha cuenta con el
gobierno de su renta y hacienda, para que crezca y aumente, y asi
ordenamos que cada año juntamente con el Rector se elijan p nombren
dentro de diez días después de la elección del Rector tres personas
del gremio déla Universidad, para que entre sí traten y confieran del
estado de la hacienda, gastos y cuentas de ella, y de los pleytos de
ella que hiciere, juntándose en Claustro particular para este Fin por lo
menos cada quince días una vez, y dando sus libranzas con Firma del
Rector y notario dé la Universidad para lo que fuere necesario, con tal
que si se ofreciese algún negocio de cantidad de 20.000 maravedís y de
allí arriba, lo hayan de remitir y remitan al primer Claustro pleno que
hubiere para que en el se vea, trate y confiera y resuelva.
ítem que nadie pueda votar estando fuera del Claustro, ni habiendo
entrado , una vez en él pueda salirse dejando su voto á otro, sino que
si se le ofreciere causa por donde haya de irse pida licencia al Rector,
y dándomela diga primero su voto y parecer en público, y si hubiere de
hacer voto secreto lo deje votado en poder del notario firmado de su
nombre.
— 624 —
ítem que el Rector tenga obligación de dar cédula y llamar á Claus-
tro todas las veces que se ofreciere tratar alguna cosa que lo requie-
ra, é no queriendo hacer el dicho llamamiento y pareciendo ser el ne-
gocio de importancia, se le requiera que lo haga por ante el notario de
la Universidad; é no lo haciendo pueda el Doctor ó Maestro más anti-
guo dar 4a cédula y hacer juntar el dicho Claustro, y si éste no quisie-
re lo haga el siguiente en grado y así los demás, precediendo otro tal
requirimiento.
ítem que en los Claustros no se hallen más personas de los que hu-
bieren de tener voto en ellos y que el portero esté por la parte de
afuera, pero el notario bien permitimos que esté presente por ser
como es forzoso: y ordenamos tenga su libro de Claustro en que vaya
asentando en limpio el día, mes y año en que se juntan y los negocios
que en ellos se tratan y resuelven, y que los tales Claustros se firmen
por el Rector y dos de los más antiguos Doctores ó Maestros que i
ellos se hallaren y lo signe y rubrique el dicho notario.
TITULO III. -Del número de las Cátedras de todas Facultades
y las rentas y salarios que por agora han de tener
Estatuimos y ordenamos que en la Facultad de Teología haya en
la dicha Universidad una cátedra de prima de Teología que tenga de
salario 50.000 maravedís. - Y otra cátedra de vísperas con salario de
30.000 maravedís. -Otra cátedra de Biblia con salario de 20.000 mara-
vedís. -Otra cátedra de Teología escolástica con salario de 12.000 ma-
ravedís: esto por ahora.
ítem en la Facultad de Cánones ordenamos que asimismo por aho-
ra haya las cátedras y salarios siguientes: Una cátedra de prima de
Cánones con salario de 56.250 maravedís. - Otra cátedra de vísperas
con salario de 37.500 maravedís. -Otra cátedra de Decreto con sala-
rio de 18.750 maravedís. -Otra cátedra de Sexto con salario de otros
18.750 maravedís. - Otra cátedra de Clementinas con salario de 10.000
maravedís. x
ítem en la Facultad de Leyes haya asimismo por ahora las cátedras
y salarios siguientes: Una cátedra de prima con 56.250 maravedís de
salario.— Otra cátedra de vísperas con salario de 36.500 maravedís. -
Otra cátedra de Digesto viejo con salario de 18.750 maravedís.— Otra
cátedra de Código con otros 18.750 maravedís de salario. - Otra cáte-
dra de Instituta con salario de 10.000 maravedís.
ítem en Artes, Matemática y Canto ordenamos y fundamos que por
ahora haya las cátedras con los salarios Siguientes: Tres cátedras de
Artes, que son tres cursos, con salarios de 45.000 maravedís á 15.000
cada una.— Una cátedra de Matemática con salario de 18.750 marave-
dís.—Una cátedra de Canto con salario de 6.000 maravedís.
ítem estatuimos y ordenamos que todas las Hienas cátedras se pro-
vean por solos cuatro años, menos el tiempo que nos pareciere á nos
— 625 —
ó á los testamentarios que en adelante fueren; y ellos pasados, se
vuelvan á vacar, y el que hubiere leído la cátedra que se vacare por
cuadrenio pueda volverse á oponer á ella, y no teniendo opositor se le
provea por el Claustro por otros cuatro años.
TITULO IV.-Z)e las horas á que se fian de leer das dichas Cáte-
dras y de lo que se ha de leer en ellas.
ítem para que las cátedras sean mejor regidas y los estudiantes
puedan mejor oir con más comodidad y ser más aprovechados, esta-
tuimos y ordenamos que se lea en los generales que para cada Facul-
tad están señalados y por el orden y forma siguiente, escepto si otra
cosa se les ordenase por nos ó por nuestros sucesores.
La cátedra de prima de Teología se lea en invierno desde San Lu-
cas á Pascua de Flores desde las ocho de la mañana hasta las nueve,
y desde Pascua de Flores á Nuestra Señora de Setiembre se lea de
siete á ocho; y lo que se ha de leer en ella y en la de vísperas es los
cuatro libros del Maestro de las Sentencias, pero cumplir se ha con
esto, leyendo sus materias por el orden de las partes de Santo Tomas
con que en los principios de las cuestiones se lea la letra del Maestro
que á ellas corresponde, declarando sus conclusiones y en que se tie-
ne en cada una de ellas por ciertas ó inciertas; y en cada una de estas
cátedras se ha de leer tres años continuos de primera parte, y se pro-
sigan todas las partes de Santo Tomas por la orden y forma que se
contiene en los estatutos de Salamanca en el título de las lecturas
de Teología.
La cátedra de vísperas de Teología tenga por hora en invierno de
las tres de la tarde á las cuatro, y en verano de las cuatro á las cinco,
y lo que en ellas se ha de leer es lo siguiente. Ha de comenzar á leer
por la cuestión 52 de la secunda secundas de Santo Tomas, prosi-
guiendo por ella y las demás cuestiones, por el mismo orden en lo que
toca á la división de año y número de cuestiones que cada año se han
de leer, conforme á lo que está dicho.
La cátedra de Biblia* se leerá de nueve á diez en invierno y de
ocho á nueve en verano, y lo que se ha de leer en ella es: un año Tes-
tamento Viejo y otro año Testamento Nuevo: pero permítese que, pi-
diéndolo los estudiantes, pueda dos años continuar la lectura del
Testamento Viejo ó Nuevo. Y en cuanto á lo que ha de leer el lector
cada año, se lo señale el Rector ó Catedrático de Teología más anti-
guo por el primero día del mes de Mayo de cada año para que pre-
venga la lectura para el año siguiente; y por esta primera vez ordena-
mos, que luego que estos estatutos se publiquen, se haga la asignación
de lo que se ha de leer este primero año por el Rector que va nombra-
do, y el abad de San Benito, y por el Prior de Santo Domingo, y
Guardian de San Francisco y Rector de la Compañía de Jesús de la
dicha ciudad de Oviedo.
L
— 626 —
La otra cátedra de Teología escolástica sea de Santo Tomás, se lea
en Invierno de nueve á diez y en verano de ocho á nueve horas, 7
leeráse en ella por este orden: comenzando de la* cuestión 63 de h
tercera parte de Santo Tomás y prosiga en todo guardando el orden
puesto para la cátedra de vísperas.
Las cátedras fie prima, vísperas y Decreto de Cánones tendrán por
horas las mismas que las de prima, vísperas y Biblia de Teología, y
leeráse en ellas lo siguiente.
En la de prima el primero año en las Decretales los títulos de Ju-
diciis, Foro competenti, Mutuis petitianibus, Litis contesta tione. -
El segundo de Ordine cognitionum, Causa possesicnis ct propietc-
US, Restitutione spoliarum. - El tercero de Probationibus , Jurefuran-
do, Prcesumptionibus. — Eí cuarto de Exceptionibus , Proescríptio-
nibus.
En la de vísperas el primero año los títulos de Rebus Eclesie,
Emptione et veuditione, Pignoribus.- El segundo los títulos de Prcc
bendis et de Concesione pñcebcndce. — E\ tercero los títulos de Of/i-
ció delegati et ordinarii. El cuarto los títulos de Rescriptis et de
Consuetudine. /
En la de Decreto el primero año la primera parte de Jas distincio-
nes del Decreto hasta la distinción 20 inclusive. - El segundo desde la
distinción 21 hasta la quinquagésima.-El tercero, las distincior.es de
Pcenitentia hasta la séptima. -Y el cuarto las distinciones de Conse-
cratione hasta la quinta inclusive.
La cátedra de Sexto se lea en invierno de dos á tres y en vera.io
de tres á cuatro, y tendrá por asignación: El primero año los títulos de
Constitutionibus, Rescriptis et Consuetudine.— E\ segundo los títulos
de Officio delegati ,Off icio legati , Officio ordinarii] Procuratoribüs
—El tercero los títulos de Judiáis, Foro competenti, Litis contesta-
tione, Juramento calumnia?, Qui mittitur in possessionen lite pen-
dente, Confessis, Jure/urando, Exceptionibus- El cuarto los títulos
de Sentcntia excomunicationis y de Hcereticis.
La cátedra de Clementinas se leerá en invierno de cuatro á cinco
y en verano de cinco á seis, y leeráse en ella.— El primero año los tí-
tulos de Rescriptis, Electione, Renumtiatione, Supplenda r.cgligen-
tia, Áetate et cualitate, Officio vicarii, Officio delegati, Officio or-
dinarii, Procuratoribüs, Restitutione in integrum.— EX segundo de
Judiáis, Foro competenti, Causa possessionum, Probationibus,
Testibus , Jure/urando. - El tercero de Vita, et honéstate clericorum,
Prccbendis, Concesione prccbend<v , Rebus Eclesiw, Rerum permuto-
tione, Testamentis, Sepulturis, Décimis, Statu monachorun, Jure
patrono fus, Censibus, ímmunitate Ecclesiariim. El cuarto de/fa-
rcticis, Homicidio, (/suris, Excessibus Praiatorum, Pvnifentiís,
Pcvnis, Sententia excomunicationis.
En la cátedra de prima de Leyes en el primero año el título de
Conditionibus et demostrationibas.—E\ segundo del título de Lega-
tis I la ley primera, 1 Cum filio, 1. Filius familias % Divi. Del de Le-
gratis // la ley primera, 1. Cum Ha § ¡n fideicommisso, 1. «Pe/o Sí /rtf-
íre, 1. ¿//W//7Z et familia con sus parágrafos. Del de Legatis II f la ley
Reconjundi.—E\ tercero del título <Je Vulgari las leyes prima y se-
gunda con sus parágrafos, 1. Si /s ?ui e.r ¿0/i/¿, 1. Centurio, 1, /TW&s
qui patri, \, Ex fado, 1. Lucius con las repeticiones de Bartolo. -El
cuarto el título de Adquirenda hereditate.
En la cátedra de vísperas se lea el primero año el título de Adqui-
renda possessione.—E\ segundo el título de Re /udicala. — E\ tercero
del título dé Verborum, las leyes primera y segunda, tercera y cuarta
con sus parágrafos, 1. ¡s cui bonis, 1. Impossibilis, 1. Stipulatio $oc
modo concepta, l.*Si insulam, 1. g^' Romee con sus parágraFos. — El
cuarto de Afow operis nunti alione, ley primera éti/h paragraphis, h
de Pupillo $ Meminisse, 1. jVo/i so/íi/h g Morte, 1. S/ />"/i//ff S /ü/Za-
/7Í/.9, el título de Damno infecto el título de Separationibus y el titulo
de Exceptione rei judicahe la ley primero y la ley Cu/7* queerifur con
l^s dos siguientes y sus parágrafos.
En la cátedra^de Código se lea el primero año los títulos de Eden-
da, Pactis y Transactionibus. -El segundo los títulos de Contraten-
da empilone, Kescindenda venditione, Quando liceat ab empitone
discedere, Sine censa vel reliquis, De Periculo et commodo rei
venditi?. — E\ tercero los títulos de Usucapionibus , Usacapione trans-
formando, Adquirenda possessione, Pnv.scriptione longí temporis.
--El cuarto los títulos de Lócalo, de Jure empñyteutico y de Eviciio-
nibus.
En la cátedra de Digesto viejo se lea el primero año el titulo de
Rebus creditis et Si certum peta tur. — E\ segundo de Servitutibus tí-
tulo generaí, y el título, de Scrvitutibus urbanorum la ley segunda! K
Qui luminibus, 1. Fistulam, 1. ¡n re communi, del de Servitutibus
rusticorum la ley primera, del título Si servitus vindicetur la ley se-
gunda, del de Conditione indebiti la íey primera y la ley Frater afra-
tre. - El tercero ano los títulos de Pactis y de Transationibus. - El
cuarto el título de Officio ejus, la ley Di em fundo, los títulos de
Officio assessorum, de Jurisdidione omnium judicum; del título de
Negotiis gestis la ley Pomponius, 1. Atqui natura cumparagraphis,
del título De eo quod certo loco etc., ley primera § nunc de officio,
ley tercera cum paragraphis \. Centum Capuce.
En la cátedra de Instituía se lea en un año el libro segundo desde
el título de Testamentis hasta fin del libro: otro año el libro tercero
desde el título de Obligationibus hasta fin del libro.
Los cursos de Artes se lean en esta manera: en el primero ario se
han de leer Súmulas hasta Natividad ó fin de tunero, y desde Enero se
comtcncen á leer Predicables con sus cuestiones premíales y universa-
les por el orden que escribió el Maestro Fr. Domingo Yañez, Cátedra-
tico de prima de Teología de Salamanca, que es el que naevnmfrti »
la dicha Universidad se ha dado para leer, acabándolo para San Joan,
y desde allí á vacaciones se lean loa siete capítulos primeros del pri-
mer übr# Priores de Aristóteles, explicando en «líos todas figuras,
modos y reducciones de silogismos.— El segundo año comenzarán los
Regentes á leer Predicamentos de,Aristóteles, con el comento de Fray
Domingo de Soto, y los acaben para fin de Enero, y luego comiencen
los libros de Posteriores en esta forma, que lean los cuatro capítulos
primeros, y el diez, veinte y tres, y veinte y seis, y los acaben para
fin de Abril, y desde principio de Mayo comiencen á leer Físicos y
lean hasta vacaciones los tres libros primeros de Aristóteles con el
comento y cuestiones de Soto.— El tercero año comiencen los Regen-
tes á leer el libro cuarto de Físicos, y en acabándolo de leer lean el
octavo, y entrambos los acaben para fin de Enero, y principio de Fe-
brero comiencen los libros de Generatione con comento y cuestiones
del Cardenal Toledo, y los acaben para fin de Abril, y á primero de
Mayo comiencen los libros de Anima con el mismo comento y los con-
tinúen hasta las vacaciones. Los Regentes lean á la mañana una hora
de lección de prima, que será de ocho á nueve de San Lucas á Pascua
de Flores, y de siete á ocho de Pascua de Flores adelante hasta las
vacaciones; pero han de estar media hora antes en el general, en el
cual tiempo han de pasar la lección del día antes, y luego en dando la
hora han de comenzar su lección entera, y en el último cuarto han de
preguntar á dos ó tres estudiantes, variando cada día para que el ejer-
cicio toque á todos, y acabada la hora se salga á la puerta y estén allí
la hora siguiente sin dejar salir á ninguno de los oyentes, los cuales
han de quedar en el general pasando y conferenciando la lección y el
maestro respondiendo á las dudas que le preguntaren, lo cual se en-
tiende los dos primeros años del curso y no en el tercero, porque en
él no han de estar obligados á quedar allí esta segunda hora.
Ítem los dichos Regentes han de leer á la tarde lección de vísperas
una hora, que será de tres á cuatro en invierno y de cuatro á cinco en
verano, leyendo los tres cuartos primeros, y en el último reasumiendo
lo que han leido y preguntándolo á dos ó tres estudiantes, y en la hora
siguiente haciendo el ejercicio que se manda se haga á la mañana, y
este ejercicio se entienda en todos tres años con lógicos, sumulistas
y filósofos.
Ítem que el Regente que faltase en el dicho ejercicio sea multado
en el salario que le tocare aquel día.
ítem los dichos Regentes cada sábado desde las dos horas de ia
tarde sean obligados á tener repasaciones generales que duren dos
horas, y el primero año serán Súmulas porque no se habrá pasado á
la Lógica, y el segundo año alternarán unas veces de Súmulas y
otra de Lógica, y el tercero año se tendrán por su turno también de
Filosofía, y pasados estos tres primeros años se ternán alternativa-
*— 629 —
mente de Súmulas, Lógica y Filosofía, porque habrá ya más oyentes
para todas estas ciencias.
Ítem desde el principio de San Lucas de este año de 1607 comen-
zarán todos los regentes á leer Súmulas, pero el año siguiente uno de
los dichos Maestros será obligado á volver á comenzar el mismo cur-
so de Súmulas y los otros dos irán prosiguiendo au curso ponforme á
lo que está ordenado, y luego el tercer año otro Maestro de les dos
que leyeren Lógica volverá á comenzar las Súmulas, y de allí adelante
los dichos Maestros, ó los que subcedieren en su 'lugar, han de ir
continuando el curso hasta acabarle, lo cual se hace y ordena á fin de
que en cada un año haya curso nuevo* para los que hubieren de co-
menzar y se vaya prosiguiendo hasta acabar la Filosofía, de manera
que el un Regente comience Súmulas para los que comenzaren, y el
otro lea Lógica para los del segundo año, y el otro lea la Filosofía
para los de tercero, y así por su turno y orden se vaya comenzando y
prosiguiendo el curso entero hasta acabarle.
En la cátedra de Matemáticas se lea Sphera y Teóricas de planetas
y unas tablas, y el astrolabio deTolomeo.— El segundo año seis libros
de Euefides y Aritmética hasta las raices quadradas y cúbicas y Alma-
gesto. -El tercero año Cosmografía y Geografía.
En la cátedra de Cantóse lea la media hora de músicar especula-
tiva y la otra media de práctica.
TITULO V.—De como han de leer ios Lectores *
ítem ordenamos que los Lectores y Catedráticos de la Universidad
todos los años el día de San Lucas hagan juramento en la capilla de
las Escuelas en manos del Rector y presencia del notario, que leerán
lo que les toca bien y fiel y diligentemente, haciendo aquello que vie-
ren y entendieren ser para más provecho de los estudiantes y descargo
de sus conciencias.
ítem que de dos en dos meses el Rector, acompañado del Catedrá-
tico más antiguo de la Facultad que visita, vaya visitando las Cáte-
dras para ver si se lee conforme á lo acordado por los estatutos; y el
notario, el cual para esto ha detener libro particular de visitas, reciba
información de los estudiantes que oyesen de lo que se lee y como
se lee y ha leído, y serán multados los que pareciere no guardar en
leer el orden que se les ha dado, y por esta visita lleve el Rector un
real de derechos de cada lección que visitare, y otro el Doctor ó
Maestro que entrare con él, y medio real al notario, lo cual 'se pague
del arca.
ítem que los Catedráticos estén obligados á leer por su persona
hasta las vacaciones, las cuales sean desde el día de Nuestra Señora
de Setiembre hasta el día de San Lúeas, salvo si estuviesen enfermos
ó tuvieren otro justo y legítimo impedimento, el cual averigüe el
— 630 —
Rector, y constándole que es justo, dé licencia para que el Catedrá-
tico'pueda leer por sustituto el tiempo que durase el tal impedimento,
y que de otra manera ninguno pueda dejar de leer su cátedra de un
mes arriba, y esto dejando sustituto que lea por él sopeña de que
pueda darse por vaca, pero bien permitimos que pueda acudir al
Claustro á dar por si ó por interpuesta persona las causas de su au-
sencia y se le pueda dar otro mes de gracia y no más.
ítem que por las lecciones que faltaren de leer, no estando enfer-
mos, presos ó legítimamente impedidos, sea.i multados los Lectores
en lo que prorata les había de valer cada dia el salario de su cátedra,
y si pusieren sustituto sean multados en la media lección, y que el
bedel tenga un libro en que vaya asentando el dia, mes y año que á
cada persona se le dá la posesión de la cátedra, y requiera las escue-
las y generales todas las horas para ver como se lee y á que hora
entran y salen los Catedráticos.
ítem ordenamos que demás de las fiestas que manda guardar gene-
ralmente nuestra Santa madre Iglesia sea día feriado y asueto para de-
jar de leer el jueves de cada semana, salvo si en ella no cayere otra
fiesta, y demás de esto señalamos por días no lectivos los ocho que
hay desde Navidad á año nuevo, á los quince desde el domingo de Ra-
mos de la Semana Santa hasta Cuasimodo inclusive, y todos los días de
las festividades de Nuestra Señora, Doctores de la Iglesia, Santa Lu-
cia, Santa Catalina, San. Martín y San Nicolás.
TITULO VI.— De la provisión de las Cátedras y votos que fia de
haber en ellas
ítem estatuimos y ordenamos que en la provisión de-las cátedras
por esta primera vez sean tenidos y recibidos por Catedráticos las
personas que f uere.i para el cuadrienio elegidas y nombradas.
ítem vacando alguna de las cátedras que por ahora asi fueren pro-
veídas por muerte de Jos Catedráticos, ó por haberse cumplido su
cuadrienio, ó dejación por el cual solamente se han de proveer, orde-
namos que las provean los estudiantes de la dicha Universidad que tu-
vieren tiempo y curso legítimo para votar en ellas, con tal que haya
mas número de cincuenta de la profesión en que vacare la tal cátedra
y no habiendo el dicho númerq de estudiantes, se haga la provisión
por el Claustro de la Universidad, jugando primero los que en él se ha-
llaren y votarán por el que más á propósito juzgaren para regirla y
gobernarla; y declaramos por una Facultad para votar los estudiantes
Cánones y Leyes, y los teólogos voten en Artes.
ítem en cuanto á las cátedras de Matemáticas y Canto en el caso
de su vacante, ordenamos que se provean por los estudiantes que tu-
vieren voto en Teología y en Artes llegando al dicho número de cin-
cuenta, y no llegando quede la provisión al Claustro como dicho es.
-63l-
ítem declaramos que sean votos en las cátedras, que fueren vacan-
do, los estudiantes mayores , de catorce años que estuvieren matricu-
lados en la matrícula del Rector presente, y tuvieren por lo menos
un curso cumplido en. la dicha Universidad ó en otra parte de las apro-
badas, y que en el proveer y regular las cátedras y tantear los cursos
y calidades de los votos se guarde en todo y por todo el estilo y cos-
tumbre que se tiene en la Universidad de Salamanca, cuyos estatutos
en esta parte habernos por insertos é incorporados.
ítem que vacando alguna cátedra se publique luego por vaca por
mandado del Rector y se pongan edictos de ella, y se envíen á otras
Universidades con término de treinta días para que vengan oposito-
res, y pasados se provea conforme á estos estatutos.
ítem que los que hubieren de ser opositores, luego que hubiere
noticia de la vacante de la cátedra se abstengan de hablar con los
votos y hacer otras negociaciones y diligencias ilícitas para gran-
gearles, sopeña de que serán dados por inhábiles para aquella oposi-
ción; y los votos no serán admitidos sino antes gravemente castiga-
dos, por cuanto importa mucho para el bien y conservación de esta
Universidad que se guarde en la provisión de las cátedras gran ente-
reza, rectitud y limpieza.
ítem que pasados los términos de la vacante, luego el Rector
mande citar los opositores que hubieren firmado, por el antigüedad
de sus grados les vaya señalando dea y hora en que hayan de tomar
puntos para leer de oposición al siguiente dentro de veinte y cuatro
horas, los cuales puntos se les han de dar y señalar en el libro que se
lee en la cátedra que pretenden, abriéndole por tres partes y esco-
giendo de cada una de ellas un punto el Rector y en ausencia del
Rector un Catedrático el más antiguo de la Facultad, de el cual punto
el opositor podrá después escoger el que quisiere.
ítem estatuimos y ordenamos que cuando las cátedras se prove-
yeren por votos de estudiantes tenga de derechos de las de prima de
todas las Facultades veinte reales el Rector, y diez reales cada Consi-
liario, y otros catorce reales el notario y el arca quince reales: de
las de vísperas Biblia, Sexto y Decreto lleve el Rector quince reales,
los Consiliarios á ocho reales, el notario diez reales, el arca otros
ocho reales: de las demás cátedras se lleve la mitad que se dá por las
de prima, y de todas se paguen al bedel por la posesión que dá cuatro
reales, al portero que asiste á la puerta del Claustro entretanto que
se vota seis reales, y cuatro al aguacil de las Escuelas, los cuales
derechos pague el que fuere proveído de la cátedra antes de tomar
la posesión.
ítem estatuimos y ordenamos que si las cátedras se proveyeren
por el Claustro se pague de derechos la mitad de lo que se llevara si
la cátedra se proveyera por votos de estudiantes, y que en unas ni
en otras no se puedan llevar más derechos, sopeña de volver los cua-
41
A
i
-632-
tro doblados para eí arca de la Universidad; y que cuando se fueren á
graduar los Regentes y colegiales que son ó por tiempo fueren del
Colegio de San Pelayo de Salamanca,, que es también fundación de el
dicho señor Arzobispo,^ pobres, ordenamos que se les lleve por sus
grados la tercia parte de los derechos dichos y no mas ni otra cosa
alguna, y lo mismo se entienda en los hijos del Patrón que entonces
fuere, guardando en todo lo demás las constituciones y estatutos
de la Universidad.
TITULO VIL— Dejas matrículas y cómo se han de ganar y probar
ios cursos para graduarse de Bachilleres de todas Facultades.
ítem estatuimos y ordenamos que para poder ganar curso en esta
Universidad sea menester que el que le pretendtere ganar esté ma-
triculado en el libro de las matrículastle'aquel año, el cual libro ha
de hacer el notario de nuevo cada año con el Rector que fuere nom-
brado, yendo poniendo'en él por Facultades distintas los nombres de
los que en ellas cursan y el año que tienen de estudios, y si algún
estudiante viniere por San Lúeas á la Universidad se ha de matricuia:
para ganar los días que hay hasta San Martín en la matrícula de!
Rector que entonces es, y después otra vez por San Martín en la ma-
trícula del nuevo Rector que entrare, jurando, como es costumbre, de
obedecerle in licitis et honestis.
' ítem ordenamos que lqs Teólogos para poderse graduar de Bachi-
lleres oyan cuatro años, de los cuales el primero y segundo cursen
en la cátedra de Biblia y en la cátedra de Prima ó Vísperas: el ter-
c^ro ó cuarto en sola una lección de Prima ó Vfsperas la que esco-
gieren, con que primero que comiencen á ganar curso en Teología
sean examinados en Artes y tengan licencia de los examinadores
para oiría. . * '
Los canonistas oyan cinco años, el primero y segundo cursen en
Decreto y Decretales en cualquiera de las cátedras de Prima ó Vís-
peras, y en los otros tres años cursen el uno de ellos en cátedra de
Sexto y los otros dos en , Decretales, Prima ó Vísperas como
quisieren.
ítem los legistas oyan otros cinco años, de los cuales el primero
cursen en la cátedra de Instituía: el segundo en Código y Digesto
Viejo: el tercero, cuarto y quinto cursen en Digestos en la cátedra
de Prima ó Vísperas.
ítem los artistas cursen el primero año en Súmulas, el segundo
en Lógica, el tercero en Filosofía; y acabados todos> estos cursos
antes de graduarse se presenten ante el Rector para ser examinados,
el cual los admita, y con cuatro examinadores que habrá nombrados en
cada año al principio de San Lúeas los examinen arguyéndoles por
su antigüedad, y hallándoles] suficientes se les dé licencia para gra-
duar se. y para pasar á oir Teología, y al Rector se le den de cada exá-
— $33 —
men á costa del examinado tres reales, á cada uno de los examinado-
res dos reales y al notario un real.
ítem estatuimos que para ganar curso en todas las dichas Faculta
des baste cursar la mayor parte del año y en cada lección la mayor
parte de' la hora, con que el que saliese del general antes que el Cate*
drático deje de leer no gane curso en aquella lección.
Ítem estatuimos que si algún estudiante tragere cursos ganados
fuera de esta Universidad en otras de las aprobadas, se le reciban y
puedan oir, ganando en ella los que le faltaren; y si alguno comenzase
tarde ó temprano á cursar y tuviese impedimento paca no acabar el
curso, lo puede suplir el año ó años siguientes las veces que les suce-
diere en el tiempo de sus cursos.
Ítem estatuimos que ningún estudiante pueda aprobar ni- ganar
el priníer curso de ninguna Facultad en esta Universidad sin haber
primero mostrado y presentado cédula de Gramática por la cual el
examinador, que para esto diputare y señalare la Universidad, le dé
por hábil y suficiente para pasar á oir Facultad; el cual examinador
tenga libro de las cédulas que dá, y ponga en él las señas de los estu-
diantes que examina y nombres y naturaleza, y haga que juren ellos
mi6mos*para quien piden y sacan las cédulas, para que asi cesen tos
fraudes y no se examinen unos con nombres; de otros, y reciba en su
poder la cédula del examen y lleve de derechos el dicho examinador
un real de cada estudiante.
ítem que el notario tenga libros donde vaya escribiendo los cursos
que en cada Facultad se ganaren, y no pueda dar testimonio de ellos
si no fuesen ganados en la forma dicha, y lo juren*asi dos testigos
cuyos nombres é naturaleza también escriba en el dicho libro, {levando
de derechos por cada curso que se probare lo que se dice en el títuíg
del notario.
ítem estatuimos que cuando el notario diere testimonio de los
cursos para cualquier efecto que sea, le dé juntamente del año y día
de la matrícula que precedió á cada curso.
TITULO VIII. -De los grados de Bachilleres, Licenciados, Docto-
res y^ Maestros.
ítem por cuanto fundándose como se funda ahora de nuevo esta
Universidad, no pueden hallarse Maestros nj Doctores graduados por
ella, que den principio á los demás que hubiere de haber por discurso
de tiempo, estatuimos y ordenamos que los Catedráticos, que por
esta primera vez fueren por nos nombrados según lo que ya queda
dispuesto, pues serán graduados por otras Universidades de Doctores
y Maestros, los que no lo fueren se gradúen por esta Universidad
dentro de cuatro meses del día de la publicación y sean ipso jure ha-
bidos por incorporados en esta dicha Universidad. •
ítem estatuimos que los qué se hubieren de graduar de Bachilleres
— 634 —
hayan de hacer alguna lección de la Facultad en que se gradúan, v
después una breve oración en que pidan el grado, la cual dicha, le
reciban de el Doctor ó Maestro que para esto escogiere en su facul-
ttyd, y paguen de derechos treinta reales, de los cuales se den cuatro
al bedel, y otros cuatro al aguacil, y los demás se echen en el arca
de la Universidad, y al notario por la carta que diere del grado se le
den otros cuatro reales de por sí.
ítem para el grado de licénciamiento en Cánones ó Leyes estatui-
mos y 'ordenamos que sean necesarios por lo menos cuatro años de
pasante, los cuales se cuenten después que el Licenciado se graduó o
pudo graduar de Bachiller, pero para el grado de Teología atento
que oyen más tiempo, pues han de haber cursado en Artes, baste
solo haber pasado tres años, pero* bien permitimos que se pueda dis-
pensar algo de este tiempo, que sea un año con las personas que fue-
sen conocidamente nobles, y asimismo con los que se entendiere tener
suficiencia y pidieren ser graduados por ella, con que el Claustro se
Junte para tratar de esto y se conforme en dispensar el dicho tiempo
de las tres partes de los votos las dos, con que no esceda de el
dicho año. »
ítem estatuimos que el que se hubiere de graduar de Licenciado
en esta Universidad en cualquiera de las Facultades, sea obligado á
repetir en ella en la Facultad que ha de tomar el grado, y la tal repe-
tición sea un día de asueto ó lectivo é no en días de fiesta de obli-
gación, y presida á ella el Decano de la Facultad, al cual se le den
por esto ocho reales, y haya de durar una hora, y los argumentos
que le hubiere.1 de poner otra media, y no se pueda dispensar ni re-
mitir, y hecha la repetición se presentq para Licenciado ante el Rec-
tor, el cual'mande publicar la dicha presentación con término de nueve
días para si alguno pretendiere preferirse.
ítem estatuimos que los Licenciados entren en examen en la Capi-
lla de las Escuelas, ó si pareciere más conveniente en ef lugar dipu-
tado para juntar los Claustros, y allí lean el punto que se les hubiere
señalado: los teólogos en el Maestro de las Sentencias: los canonistas
en las Decretales: los legistas en el Código; y en dar los dichos
puntos se tenga la forma que en los de las cátedras, salvo que para
los exámenes se les han de dar treinta y seis horas de tiempo, de
manera que tomando puntos un día al amanecer entren en la capilla
el día siguiente á la tarde, y al dar los dichos puntos se halle el
Rector y dos Doctores ó Maestros los más modernos de la Facultad,
y el notario que dé fé de lo que allí pasa, y acabada la lección le ar-
guyan tres Doctores ó Maestros los menos antiguos, proponiendo
cada uno y prosiguiendo tres argumentas diferentes, en los cuales
bien permitimos que repliquen los demás lo que les pareciere, mirando
en todo esto que no haya alboroto ni confusión y que Se guarde en
todo la modestia y autoridad debida.
— 635 —
ítem estatuimos que entren á los dichos exámenes de Licenciados:
á los de Teología y Artes Maestros teólogos y artistas promiscua*
mente, y á los de Cánones y Leyes todos los Doctores canonistas
y legistas que hubiere en la Universidad, los cuales, para en cuanto á
esto hacemos un Colegio; y que el' más antiguo de la Facultad del
examinado sea padrino y se siente juntamente con el que se hubiere
de graduar, y el Rector de la Universidad se halle también en el
dicho examen, y tenga el mejor lugar, y pueda meter silla para
sentarse.
Ítem estatuimos que acabada la dicha lección y argumentos se
abra la puerta de la capilla, y saliendo fuera el Licenciado le reciban
en su compañía el maestro de ceremonias y bedeles que para este
efecto estarán aguardando, y entrando dentro, el notario dará á los
Doctores y Maestros sus habas blancas y negras para que aprueben ó
reprueben el examinado, los cuales irán echando en unas bolsas de
la misma color que para este fin tendrá en sus manos el Rector, el
cual no tenga voto aunque suceda ser graduado por la Universidad,
y contadas y vistas las habas el notario, según lo sque por ellas pare-
ciere, dará fé del dicho grado y aprobación ó reprobación.
Ítem estatuimos que de cada /examen y grado de licénciamiento
se lleven y paguen solamente los derechos siguientes: sesenta y seis
reales al arca de la Universidad: veinte y dos á la misma Universidad
para la cena que gasta la noche , del examen: al Rector cuarenta y
cuatro reales y otros tantos al Decano ó padrino: á cada Doctor de
los que entraren en el examen veinte y dos reales: al notario de la
Universidad un ducado, y otro ducado de la carta y sello del grado:
al bedel y al a ;uacil que hace oficio de maestro de ceremonias á ocho
reales cada uno: al portero cuatro reales: á los trompetas y atabales á
cuatro reales cada uno: á los chirimías si los hubiere ocho reales á
cada uno, y han de estar obligados á acompañar al entrar en examen
y después el día siguiente al ir á recibir el grado, el cual dará el Rec-
tor á la puerta de la capilla de las Escuelas, donde ordenamos asistan
precisamente cuatro Doctores de los más nuevos con sus borlas y ca-
pirotes y el Decano de la Facultad, sopeña de que el Rector les pueda
multar en las propinas ó parte de ellas como le pareciere.
ítem estatuimos que queriendo alguno graduarse de Doctor ó
Maestro en esta Universidad, se presente ante el Rector de ella, y he-
cha la publicación y señalado día, sean todos los Doctores y Maestros
obligados á acompañar al que se graduase con sus insignias al pasco
de la tarde al ir y venir desde casa del Rector hasta volver á la casa
del Doctorado ó Magistrado, sopera de que el Rector les pueda mul-
tar en lo que le pareciere, y este mismo acompañamiento se haga el
día siguiente al lie/arlos á la parte donde se hubiere de dar el grado,
en la cual por la tarde proponea su cuestión y la dispute y se dé el
vejamen acostumbrado, y por la mañana propuesta otra cuestión y
I
— 636 -
disputa habiéndole orado y argüido los estudiantes; y luego el que
hubiere de doctorarse ó ser Maestro pida al Rector el grado, y el
Rector con otra oración se le conceda, cometiendo al padrino las ce-
remonias, las cuales sean las que en la Universidad de Salamanca se
acostumbran, y hecho esto se le dé la gratulatoria por otro estudiante
para esto nombrado, y se arrojen guantes al pueblo, volviendo al
Rector y Doctorando á su casa. •
ítem estatuimos que por evitar gastos y escesos no se den libreas
en los doctoramientos ni licénciamientos, ni haya toros ni comidas
ni colaciones públicas, sino que solamente se doblen los derechos y
propinas que se dan en los licénciamientos según el estatuto antes de
este', y á los que no fueren de la Facultad se les dé lo que se suele
dar en un licénciamiento: conviene á saber: 22 reales á cada uno.
ítem que en los magisterios, doctoramientos y licénciamientos de
cualquier Facultad que sean, el padrino esté y vaya en el más preemi-
nente lugar. después del Rector.
ítem que habiéndose de incorporar alguno que fuere graduado
por otra' Universidad trate primero el Claustro si ha de ser admitido,
y pareciendo que conviene, pague las mismas propinas y derechos
que los demás, escepto lo que se ha de dar á los músicos.
TITULO IX.— Del notario, mayordomo, bedel, alguacil y portero,
y de sus nombramientos y salarios.
ítem estatuimos y ordenamos que en esta Universidad haya para
su buen gobierno y administración los oficiales siguientes, conviene
á saber: un notario, un bedel, un alguacil, un portero y barrendero;
los cuales oficios han de estar á la nominación y elección de D. Fer-
nando de Valdés Osorio, Señor de la casa de Salas, á quien como á
sobrino del fundador de la Universidad y Patrón por él nombrado de
todas las obras-pías que dejó, declaramos pertenecer el derecho hono-
rífico de Patrón de esta Universidad, y que como á tal sea habido
y respetado por el Rector, Claustro y estudiantes de ella. *
ítem estatuimos que asimismo haya en esta Universidad un ma-
yordomo y administrador de la hacienda, y efn cuanto á la nominación
y elección del declaramos que si al tiempo que se hubiere de pro-
veer se hallare presente el dicho D. Fernando de Valdés en la ciudad
de Oviedo pueda concurrir y concurra como un voto con el Claustro
de la Universidad á nombrar la persona que convenga para tal ma-
yordomo, y lo que se votare por la mayor parte eso se egecute,
con que las fianzas que hubiere de dar el mayordomo sean á satisfa-
ción del dicho Claustro, y no hallándose presente el dicho D. Fernan-
do en la dicha ciudad de Oviedo pueda el Claustro nombrar el dicho
mayordomo dando fianzas bastantes, y si hubiere votos iguales per-
manezca la parte á quien inclinare el Rector.
^m estatuimos que el dicho mayordomo así nombrado tenga
— 637--
cuenta con la cobranza y administración de la hacienda' 7 bienes de
la Universidad y hacer los pagamientos de las cátedras é salarios de
ellas, por lo cual le señalamos y queremos que Heve de la renta que
al presente tiene la dicha Universidad veinte y cuatro mil maravedís
cada año.
ítem estatuimos que el notario en quien consiste el principal go-
bierno y pronto de la Universidad se procure que sea siempre hombre
honrado y de conciencia legal y de buena pluma y nota, al cual
a asimismo de la renta presente le señalamos 8.000 maravedís cada
año, y demás de e$to sus derechos de los graduados y cátedras según
que está referido,' y lleve también de matricular cada estudiante seis
maravedís, y de todos los cursos que probare en cualquiera Facultad
medio real de cada uno, y de los testimonios que diere signados
dos reales.
ítem estatuimos que un bedel, que por ahora mandamos que haya
c no mas, lleve de la renta, presente otros 8.000 maravedises, fuera de
los derechos y propinas de los grados que ya en otros estatutos van
declarados.
Ítem estatuimos que el alguacil que disponemos que haya en la
Universidad pueda traer y traiga su vara dentro de ella con casquillo
y acuda á hacer que haya quietud f silencio en las escuelas, y haga
oficio de maestro de ceremonias en lo que fuere menester en ellas, al
cual por ahora de la renta presente señalamos asimismo veinte duca-
dos de salario en cada un año, demás de sus derechos que ha de llevar
de fos grados y cátedras según que va dicho en su lugar.
ítem estatuimos que haya una persona de confianza que tenga par-
ticular cuidado con la limpieza de las Escuelas y con cerrar las puer-
tas de los Claustros y capillas y asistir al umbral d$ ellas en los casos
que fuere necesario, al cual por su trabajo y asistencia asignamos ni
más ni menos de la renta presente cuatro mil maravedís de salario en
cada un año.
TITULO X.-Z)e ¡a Capilla y Capellanes.
ítem estatuimos y ordenamos que en la capilla de las Escuelas de'
esta Universidad se diga por lo menos una misa cada día en invierno
á las once y en verano á las diez, y para este efecto haya dos capella-
nes que la digan por semanas, cuya elección y nombramiento decla-
ramos pertenecer al dicho D. Fernando de Valdés Osorio como á tal
Patrón, que en cuanto á esto y lo demás que va dicho es de esta Uni-
versidad, y que para decir la misa hagan señal tañendo primero una
campanilla para que la vayan á oir.
ítem estatuimos que los dichos capellanes gocen de la renta pre-
sente veinte ducados de salario cada uno, que son cuarenta ducados
por ahora, y juntamente haya un mozo que tenga cuenta con la
sacristía y sirva de ayudar á misa, al cual el Claustro señale de
-638-
la renta de la fábrica salario competente que no esceda de tres
mil maravedís.
ítem estatuimos que en la sacristía de la Capilla haya una tabla
en que estén escritas las obligaciones del servicio de los capellanes y
sacristán para que mejor las cumplan.
ítem estatuimos que hay* misa cantada, música y sermón en la
Capilla de las Escuelas el día de la Anunciación de Nuestra Señora, y
el de San Lucas, San Martín, Santa Catalina, y los días de los cinco
Doctores de la Iglesia, á las cuales acudan todos los Doctores y Maes-
tros, y el Rector ponga pena de prestiti juramenti para que acudan los
estudiantes, y se dé y pague al que predicare ocho reales y al que
digere la misa mayor cuatro reales y á los acólitos á dos reales y se
pague del arca, y asista á ella el Catedrático de Canto de la dicha
Universidad y algunos discípulos los más diestros, y á los demás
clérigos que asistieren á cantar en el coro en la misa se les dé á real
á cada uno con que no pasen de seis los dichos clérigos.
TITULO XI.— De la fábrica de la Universidad y arca donde se ha
de echar el dinero que le compela
ítem porque la Universidad como es forzoso se le ofrecerán algu-
nos gastos extraordinarios, así en el reparo de sus edificios coma en
pleytos y otros negocios, reservamos para lo susodicho de la renta
que al presente hay todo lo que de ella sobra, pagadas las cátedras y
salarios contenidos en los estatutos antes de éste, que son treinta p
seis mil quinientos y cincuenta y dos maravedises cada año, de los
cuales' se ha de sacar el salario del sacristán y no se distribuyan en
otra cosa.
ítem estatuimos que la dicha renta de la fábrica se cobre todos los
años y se eche en una arca que esté en la sacristía, de la Capilla de
Escuelas y tenga tres llaves: la una el Rector, y las otras dos los Doc-
tores ó Maestros más antiguos, y haya libro particular de lo que se va
metiendo y sacando en la dicha arca y la razón y causa porque en ella
entra y sale, y el libro esté dentro del arca.
ítem estatuimos que á la dicha arca demás de la renta ordinaria de
la fábrica le pertenezca y en ella se echen y se le apliquen los dere-
chos que habernos dispuesto se paguen al arca de tas cátedras y gra-
dos, según que en sus lugares va dicho; y para cuenta de la renta v
gastos de la fábrica haya libro aparte cuenta y razón que esté en ía
misma arca, y que no se saque dinero ninguno sino para los dichos
gastos de la dicha fábrica é mozo de la sacristía, y esto con libranzas
del Rector y Consiliarios y dos Doctores é Maestros más antiguos.
Y porque ahora al principio de esta fundación no se puede prevenir
todo lo necesario, y con el tiempo y experiencia se irá descubriendo ?
clarando lo que más converná hacerse para el buen gobierno de esta
versidad, de más de lo por estos estatutos proveído é ordenado, se
— 639 —
podrán ofrecer algunas dudas y dificultades, declaramos que lo que
así se ofreciere necesidad de hacer más estatutos sobre otras cosas
en los susodichos quedare algo' omitido ó dudoso, dentro de dos años
que corran y se cuenten de la publicación, se haya de acudir é acuda
á nos, ó á los testamentarios que después de nos fueren nombrados
por el Consejo Real de S, M., para que declaremos, ordenemos y pro-
veamos ó ordenen y provean lo que más conviene y se declaren las
dudas que se ofrecieren, é lo que así proveceremos, declaráremos y
ordenáremos y ordenaren y declararen se guarde, cumpla y egecute, y
pasados los dichos dos años en lo dudoso y omitido y que no esté de-
clarado se guarde lo dispuesto por los estatutos de la Universidad de
Salamanca, cort que no sea ni se entienda en lo dispuesto por estos es-
tatutos, ó por nos después de ellos, ó por los testamentarios que nos
sucedieren en los dichos dos años que van declarados.
Y en la manera que dicha es hacemos y ordenamos las dichas cons-
tituciones y estatutos para que con ellos se rija y gobierne la dicha
Universidad y se observen y guarden, y mandamos á Francisco de Ita,
escribano de S. M., y de la dicha disposición, los lleve al Consejo
Real de S. M. y haga relación de ellos á los Señores del, para que sé
aprueben para su guarda y perpetuidad proveyendo lo que más con-
venga, que fué fecho en la villa de Madrid, Corte de S. M. á 25 días
del mes de Octubre de 1607 años y lo firmamos: el licenciado Nuñez de
Boórques; el Licenciado Tejada; ante mi Francisco de Ita.
En la villa de Madrid Corte de S. M. á 23 días del' mes de Octubre
del año de 1607 los Señores Licenciados Alonso Nuñez de Boórques,
del Consejo y de la Cámara de S. M. y del de la Santa y general Inqui-
sición, é Juan de Tejada, del Consejo de S. M., que por su mandado y
como testamentarios nombrados por el Consejo Real entienden en las
cosas tocantes á la disposición, memorias y obras-pías de la buena
memoria del Señor Arzobispo de Sevilla D. Fernando de Valdé:,, In-
quisidor Apostólico general en todos los Reinos y Señoríos de S. M. y
de su Consejo de Estado, y egecución y cumplimiento de su testamen-
to.—Digeron que en las constituciones y estatutos que hqa hecho para
re*ir y gobernar la Universidad que en la ciudad de Oviedo, cabeza
del principado de Asturias, mandó erigir y fundar el dicho Señor Ar-
zobispo D. Fernando de Valdés entre las demás hay una, que las cáte-
dras se provean por solos cuatro años é aquellos pasados se vuelvan
á vacar, y otra tocante á las lecturas que se han de leer; que atento
que la dicha Universidad se funda ahora de presente y que se entiende
que no habrá oyentes para tantas cátedras como están señaladas, y los
Catedráticos se estarán holgando y llevarán el salario y estipendio sin
fruto ni aprovechamiento ninguno, 7 no se cumplirá con el fin é inten-
to que el dicho Seño; Arzobispo tuvo y el tiempo y experiencia lo de-
clarará, y porque á los dichos Señores iicumbe el poner remedio en
todo ello acordaron y mandaron: que en cuanto á las dichas cátedras y
— 640 — •
provisión de ellas por esta primera vez sea y se entienda la dicha pro-
visión de cátedras por los dichos cuatro años, menos el tiempo que pa-
rezca á los dichos señores testamentarios y fuefe su voluntad y no
más, y las lecturas que los Regentes de las cátedras han de leer sean
las que van señaladas por los dichos Señores en las dichas constitu-
ciones y estatutos ó las que les fuesen por sus mercedes señaladas, y
de esta manera sean y se entiendan las dichas constituciones y estatu-
tos cuanto á lo susodicho, quedando en todo lo demás en su fuerza yx
vigor en todo é por todo según y como en ellos se contiene y así lo
mandaron y firmaron: el Licenciado Nuñez de Boorques; el Licenciado
Tejada;— ante mi Francisco de Ita.-E yó el dicho Francisco de Ita, es-
cribano de S. M. y de la disposición del dicho Arzobispo D. Fernando
de Valdés, fui presente á lo que de mi se hace mencién y lo fice escri-
bir en estas treinta y un hojas escritas y señaladas 4e mi rúbrica con
esta en que va mi signo en testimonio de verdad, Francisco de Ita.—
Y fué acordado que debíamos mandar dar esta nuestra^ carta para vos
en la dicha razón é nos tuvímoslo por bien, é por la presente por el
tiempo que nuestra merced y voluntad fuese, y sin perjuicio del dere-
cho de nuestra Corona y patrimonio Real ni de otro tercero alguno,
confirmamos y aprobamos fas dichas constituciones y estatutos que de
suso van incorporadas en todo y por todo como en ellas se contiene
para que valga y sea firme perpetuamente, é mandamos á los de el
nuestro Consejo, Presidente é Oidores de las nuestras Audiencias, Al-
caldes y alguaciles de la nuestra Casa y Corte é Cnancillerías y á to-
dos los Corregidores, Asistentes, Gobernadores, Alcaldes mayores é
ordinarios y otros Jueces é Justicias cualesquier, así de la dicha ciu-
dad de Qyiedo como de todas las demás ciudades, villas y lugares de
los nuestros Rejnos y Señoríos y á cada uno y cualquier de ellos en
sus lugares é jurisdiciones, que guarden, cumplan y ejecuten é hagan
guardar cumplir y egecutar las dichas constituciones y' estatutos, v
que contra su tenor y forma no se vaya ni pase en tiempo alguno ni
por alguna manera é no fagan ende al. Dada en Madrid á 15 días del
mes de Octubre de 1609 años. -YO EL REY.— Yó Jorge de Valdeza-
ma, Secretario del Rey, nuestro Señor, la hice escribir. — El Patriar-
ca=el Ldo. D. Diego Fernando de Alarcon— Ldo. D. Pedro de
= el Ldo. D. Diego Aldrete=el D. Antonio Bonal. Vuestra ma-
gestad sin perjuicio de su real Corona ni de otro bercero alguno con-
firma y aprueba la constitución y estatutos hechos para la fundación
de la Universidad que en la ciudad de Oviedo mandó fundar el Arzo-
bispo de Sevilla D. Fernando de Valdés, para que se guarden y cum-
plan por el tiempo que su voluntad fuere. =S.° León.
— 641 —
APÉNDICE IV
(Véase pág. 49)
AütO DE LA POSESIÓN DE LA UNIVERSIDAD
«En la ciudad de Oviedo, Domingo, día de San Matheo, que se
cuentan 21 días del mes de Septiembre de 1608 años. El señor Licen-
ciado DonYedro de Bohorques á quien por comisión especial esta co-
metido la planta de la unibersidad que en la dicha ciudad mandó ere-
gir y fundar el señor arzobispo de sebilla Don femando de Valdés, ha-
biendo señalado para hoy dicho día dar la posesión de la dicha uniber-
sidad é habiendo hecho la noche antes y el mismo día las prevenciones
é alegrías, regocijos que para semejante acto tan solemne se requiere
en ta ciudad, salió de su posada acompañado con los cathedraticos
nombrados para la dicha Universidad que tienen aceptadas las dichas
cathedras, que estaban apercibidos para ello, que son los siguientes:
El Dr. D. Alonso de Espinosa, Arcediano de Tineo, nombrado para
la cathedra dé theojogia Escolástica de Santo Tomas y nombrado asi-
mismo por Vice-Rector y ha de hacer el oficio de Recto: e.i el ínterin
que se nombra por los Sres. Jueces testamentarios Recto: po: muerte
de D. Sancho de Miranda que lo era.
El Dr. Lorenzo Fernández Busto, nombrado para la cathedra de
sesto.
El Dr. D. Juan Ruiz del Villar, Arcediano de Benavente, nombrado
para la cathedra de bísperas de cánones.
El Dr. Lezcano, canónigo de la Santa Igesia de la dicha ciudad
nombrado para la cathedra de prima de Biblia de Sagrada Scriptura.
El Dr. Gabriel Moran Bernaldo, nombrado para la cathedra de pri-
ma de leyes.
El Dr. Cosme Valdés, nombrado para la cathedra de vísperas de
leyes.
El Dr. Sola:es, nombrado para la cathedra de Digesto viejo. #
Él Dr. Cienfue^os nombrado para la cátedra de Códigos.
El Dr. Rodrigo de Peón, nombrado para la catfiedra de lnstituta.
El licenciado Luis García, nombrado para la cathedra de Ciernen-
tinas.
El padre fray Gerónimo de Gamarra, de la orden de Santo Domin-
go, nombrado para la cátedra de vísperas de teología.
El padre fray Jacinto de Tineo, de la dicha orden de Santo Domin-
go, nombrado para la cathedra de artes.
— 642 —
Y el dicho señor Ldo. D. Pedro de Bohorques, acompañado de los
dichos cathedraticos é de otras muchas dichas personas prales de la
dicha ciudad fué á las Escuelas de la dicha Universidad donde en la
capilla de ellas hizo decir y se dijo una misa solemne cantada con su
música y menestriles asistiendo á ella el Sr. D. Juan Alvaj-ez de Cal-
das, Obispo de Oviedo, Conde de Noreña, del consejo de s. m. y el
que dijo la misa cantada es D. Lope de Miranda, chantre de la Santa
iglesia de Oviedo con diácono y subdiacono y en la dicha comulga-
ron el dicho Sr. D. Pedro de Bohorques y todos los dichos cathedra-
ticos de suso nombrados é yo el presente Escribano de esta comi-
sión é Diego García Hevia, alguacil nombrado para la dicha Univer-
sidad y Gaspar Alvarez, Secretario della. Y habiendo acabado de
decir la misa y puesto sobre un bufete una cruz de plata y un libro
misal abiertos los Evangelios Santos se leyeron por mi el dicho Se-
cretario los Estatutos y Constituciones fechos para el gobierno de la
dicha Universidad en altas é inteligibles voces, de manera que se pu-
dieron bien oir, y ^ntender por los dichos cathedraticos y demás per-
sonas que allí se hallaron y así leídas el dicho Sr. Ldo. D. Pedro de
Bohorques, comisario susodicho, habiendo puesto y tocado los dichos
catedráticos su mano derecha cada uno de ellos sobre la dicha cruz y
Santos Evangelios tomó y recibió de los susodicho y cada uno dellos
juramento en f^rma debida de derecho por Dios, nuestro señor y por
Santa María su madre y palabras de los Santos Evangelios y señal de
Cruz, a tal como esta f, en que como es dicho cada uno tocó su mano
derecha, so cargo del cual se les encargó y ellos prometieron que bien
y fiel y diligentemente usaran del ministerio desta Universidad para
que son nombrados y la defenderán guardando el servicio de Dios y
de s. m. mirando y procurando el bien y utilidad della y se lo allega-
ran y aplicaran y el daño se lo apartaran y guardaran ^observaran po:
si y susisubcesores los dichos estatutos y constituciones hechos para
el gobierno de la dicha Universidad que se les han leido inviolablente
y no los quebrantaran ni'iran ni vernan ni consentirán ir ni parar contra
ellos en manera alguna y regentaran cada uno su cathedra leyéndola
con el mayor aprovechamiento de los oyentes que ser pueda y conven-
gan á las horas señaladas por los dichos estatutos é constituciones v
guardaran el secreto de lo que hiciere y pasare en el claustro sin lo
descubrir y en las eleciones de cathedras no permitirán ni darán lugar
á que haya soborno ni negociaciones ilitas y en todo harán y cumpli-
rán lo que deben y son obligados á buenos cathedraticos y obedecerán
al Rector en lo lícito y honesto. Si asi lo hicieren Dios les ayude y al
contrario se lo demande como aquellos que traspasen y quebrántenlos
juramentos que hacen perjuros infames y caer en este caso de menos
valer y á la fuerza y conclusión de dicho juramento diieron cada uno,
si juro y amen. Y hecho el dicho juramento en la manera que dicho es
el dicho Sr. Ldo. p. Pedro de Bohorques, comisario susodicho en eje-
— 643 —
cución é cumplimiento de su comisión, dijo que daba y dio y entregaba
y entregó al de los dichos cathedraticos de suso nombrados por si y en
nombre de los ausentes y sucesores la posesión real, actual, corpo-
ral, cevil, natural vel casi de la dicha Universidad y Escuela della y
les amparaba y defendía y amparó y defendió en la dicha posesión y
en nombre de su majestad y señores sus jueces del su consejo testa-
mentarios y ejecutores de la disposición del dicho Sr. D. femando de
Valdés, arzobispo de Sevilla, mandaba é mandó que ninguna ni alguna
persona asi eclesiásticas como seglares de cualquier estado é condición
que sean les inquieten ni perturben contradigan ni molesten en la dicha
posesión que así les da y les acudan clon los frutos y rentas é juros
anejos y pertenescientes á la dicha Universidad y les son devidos y les
hagan guardar y guarden todas las honras, gracias, franquezas, liver-
tades, y esenciones y honores devidos y pertenescientes á la dicha Uni-
versidad é cathedraticos della sin les quitar ni menguar en cosa algu-
na so pena de forzadores ó de cada dos mil ducados para la cámara y
fisco de su Majestad y de caer é incurrir en las otras penas en que
caen é incurren ios que ban y pasan contra los mandamientos déla Jus-
ticia y posesiones dadas por sus Jueces y ministros en que dio por
condenados desde luego á los que lo contrario hicieren sin otra sen-
tencia ni declaración alguna. Y los dichos cathedraticos dijeron que por
si y en nombre de la dicha Universidad ausentes y subcesores della
tomaban y recibían y tomaron y recibieron la dicha posesión en la for-
ma que les es dada, y en señal y acto della estuvieron sentados en la
Capilla de las dichas escuelas cada uno en su lugar como tales cathe-
draticos y lo pidieron por testimonio, á todo lo cual se alió y asistió
autorizándolo el dicho Señor Don Juan Alvarez de Caldas, Ovispo de
este Ovispado, Conde de Norefia, del Consejo de Su Magestad y
fueron testigos Diego de la Concha, Juez,' é Juan de Nora, Regidor de
la dicha ciudad y Lorenzo de Hita y otros muchos que por la prolegi-
dad no se por.en aquí; y lo firmaron el dicho Señor Comisario y cate-
draticos=El licenciado Don Pedro de Bohorques~el Licenciado Espi-
nosa—Doctor J. de Lezcano=El Doctor Ruiz de Villar ~ Doctor Alon-
so de Solares = El Doctor Cienfuegos Oviedo = Doctor Moran Éernal-
do=EI Doctor Rodrigo de Peón - Doctor Cosme de Valdés = Doctor
Lorenzo Fernández=Frai Gerónimo de Gamarra^Frai Jacinto de Ti-
neo = Licenciado Luis García— Ante mí, Francisco de Hita.»
— 644 —
APÉNDICE V
(Véanse páginas 94 r i 20)
ri.AN DE ESTUDIOS DE I.A UKIVERSJUAD DE OVIEDO EN T774
DON CARLOS, POR LA GRACIA DE DIOS, REY DE CASTILLA,
de León, etc. A vos el Rector, y Claustro de la Universidad de Ovie-
do, Cathedráticos, Graduados, Profesores,' y demás á quien lo conte-
nido en esta nuestra Carta, toca, ó tocar pueda en cualquiera manera,
Salud y gracia. Ya sabéis, que por orden del nuestro Consejo de 13 de
Junio del año pasado de 1772, se os mandó conferenciar en Claustro
pleno el, arreglo y asignaturas que se podían adaptar y establecer para
la mejor y más útil enseñanza de ese General Estudio, acomodándolo
en quanto fuese posible á las intenciones del nuestro Consejo, teniendo
para ello presente el. formado para la Universidad de Alcalá, de que
se os remitió un Exemplar, en cuyo cumplimiento, haviendo hecho las
Juntas que tubísteis por convenientes, examinando por medio de Co-
misarios con toda la devida atención tan importante asumpto, acor-
dando últimamente, con presencia de lo representado al nuestro Con-
sejo, en 17 y 21 de Octubre de 1767, y teniendo á la vista el citado
Plan de Estudios de la Universidad de Alcalá, informasteis al nuestro
Consejo en 14 de Septiembre del expresado atio de 1772, el método
que teníais por conveniente se estableciese en las respectivas faculta-
des que se enseñan en ese General Estudio, los medios que se podían
tomar para la dotación de f áthedras, supresión de algunas, y erec-
ción de otras. Y visto por los del nuestro Consejo todo el expediente
causado en esta razón, teniendo ^presente lo espuesto en el asumpto
por el nuestro Fiscal, por auto que proveyeron en 11 de Enero de este
año, entre otras providencias que se han tomado para la dotación y
aumento de Cáthedras, se acordó establecer, y ordenar por Plan de
Estudios de esa Universidad el siguiente.
Gramática.
Por cuanto esa Ciudad de Oviedo, se haya reintegrada en el Pa-
tronato de los Estudios de Gramática, que estubieron á cargo de los
Regulares de la Orden Extinguida de la Gompañía, los quales se
probeen con arreglo á la Real Cédula de 5 de Octubre de 1767, quere-
— 645 —
mos, y mandamos, que aunque la Ciudad conserve este Patronato,
celéis en el método de esta enseñanza, asistencia de los Maestros,
distribución de las horas, calidad de Libros porque se hacen los
exercicios, y de corregir cualquiera abuso, ó error en el método, á
cuyo fin os encargamos la superitendencia de estos Estudios en todo
ese Principado, haciendo se observe la Ley del Reyno, que prescribe
los Lugares y dotación con que pueden fundarse y existir, arreglán-
dolos, y si algunos fueren inútiles ó contrarios á la mente de la misma
Lep, los propondréis al nuestro Consejo para su resunción, dándoles
el destino literario que sea conforme al espíritu, y mente de la funda- *
ción respectiva, tomando á este fin noticia de ellgs, haciéndose la
enseñanza de la Latinidad por la Gramática de Don Juan de Yriarte,
Bibliotecario que fué de nuestra Real Biblioteca, y que en todos los
Estudios se trate, y enseñe la Rethórica, por la utilidad que resulta
de esta instrucción previa á la Jubentud.
Facultad de Artes.
Por lo tocante á la Facultad de Artes por ahora, y hasta propor-
cionar mayor dotación á ese Estudio para la erección de una Cáthe-
dra separada de Philosophia Moral, como lo apetece el Claustro, en
que se expliquen los Éticos Políticos y Económicos de Aristóteles,
por la letra de este Philosopho, con las notas de Donato Acciayolor
las de Huberto Gifano y de Juan Gina de Sepúlveda, por lo mucho
que conducen estos conocimientos á el sólido progreso en la Tocolo-
gía y derechos, queremos y mandamos se supla todo con las tres Cá-
thedras de Artes que actualmente hay, y para este efecto se han de
explicar en el primer año la Dialéctica y Lógica: En el segundo la
Metafísica, Animística y Philosophia Moral: Y en el tercero la Phi-
losophia Natural, alternando todos los Cathedráticos en estas asigna-
turas, para que de este modo todos los años se empiece y acabe cur-
so de Artes, y los discípulos sigan vajo de la mano y esplicación del
mismo Cathedrático con quien empezaron á estudiar, haciéndose este
por el curso Philosóphico de Fr. Antonio Goudín, por aora y hasta
que haya otro mejor, ó la Universidad le forme, apartando de la ense-
ñanzas tod^s las questiones superfluas, y reflexas, que descarta de los
Estudios Philosophicos el. Padre Fr. Benito Gerónimo Feyjoó, Ca-
thedrático Jubilado que fué de esa Universidad, teniéndolo presente
los Catedráticos, para que la Jubentud no malogre el tiempo en
questiones ridiculas ó inútiles.
Mathemáticas
Atendiendo á la utilidad que puede resultar de la enseñanza de
Mathemáticas en esa Universidad, cuya Cáthedra se# halla vacante te-
niendo presente la solicitud que hizo esa Universidad, para que se
— 646 —
agregase y uniese al oficio del Bibliotecario, y el deseo que ha mani-
festado cse^ Principado de que permanezca, teniendo igualmente pre-
sente la corta dotación de mil y quinientos reales que hoy goza, y la
unión de dos beneficios simples hecha por nuestra Real persona en ese
Obispado á la Universidad destinados á la dotación de Bibliotecario el
uno, y el otro para fondo annual de la Biblioteca, que el primero as-
cenderá á mil y quinientos reales líquidos al año; queremos y manda-
mos, se una esta cantidad al Catedrático de Mathemáticas, con la que
compondrá tres mil reales, y también se le añadan los trescientos rea-
les de la Cáthedra de Música, ó Canto, que se halla indotada, enten-
diéndose esto en el caso de vacante, y este Catedrático de Mathemáti-
cas será en adelante primer Bibliotecario, y le suplirá mientras lee en
su Aula el Segundo Bibliotecario que hoy existe, pariente del Briga-
dier D. Lorenzo de Solís, quien debe gozar la dotación que dejó este
Fundador de la Biblioteca, y en falta de este segundo Bibliotecario,
queremos que la ,renta de cien ducados que parece goza, se una al pri-
mero Bibliotecario y Cathedrático de Mathemáticas, con lo que com-
pondrá quatrocientos ducados de salario, ínterin se proporciona ma-
yor dotación, quedando la Asignatura de esta Cáthedra al juicio de
esta Universidad, cuydando que en lo subcesivo se lea por los mejo-
res tratados.
Theología
Por lo tocante á la enseñanza de la Facultad ^de Theología, en que
hay solamente cinco Cáthedras teniendo presente que con tan corto
número nc puede ensenarse cumplidamente esta facultad, que por lo
menos exige siete años ó cursos, declaramos, y mandamos, qué des-
de ahora en adelante, concurra á esa Universidad el Religioso Domi-
nico que regenta la Cáthedra de Moral, que en el Convento de su Or-
den fundó el Reverendo Obispo D. Diego de Muros, á regentar y es-
plicar en una de sus Aulas la de Locis Theologicis, y también asistan
á la misma Universidad el Canónigo Lectoral de la Iglesia de esa ciu-
dad á esplicar la de Sagrada Escritura, y el Penitenciario de la mis-
ma la de Theología Moral, en este concepto distribuimos las asigna-
turas de las Cáthedras de esta facultad en la forma siguiente. En la
Cáthedra de Lugares Theológicos, que ha de regentar en la Universi-
dad, como queda dicho, el Religioso Dominico, se esplicarán por ma-
ñana y tarde los Elementos preliminares ó lugares comunes de la
Theología por Melchor Cano, debiendo ser este Estudio preliminar p
preparatorio al de la facultad de Theología, porque de estos lugares ó
elementos, se deducen las verdades ó conclusiones de la Theología,
los argumentos y fuentes de ella. Las quatro Cáthedras que hoy se
llaman de Vísperas, Escritura, Santo Thomás y la trienal de Regen-
cia, perderán estos nombres, y todas quatro compondrán el curso de
— 647 —
Theología, esplicando alternativamente las quatro partes de la Suma
de Santo Thomás, para que de este modo todos los años empiece y
acave el curso Theológico, y los discípulos lo finalicen con el mismo
Maestro con quien lo empezaron, para cuyo efecto unos y otros deve-
rán asistir diariamente á las Cáthedras, una hora por la mañana, ,y otra
por la tarde á lo menos, sin computar en este tiempo -los repasos, que
además de dicha asistencia cfeverá haver con los Bachilleres, que es-
pliquen de extraordinario para hacerse veneméritos á la obtención de
las Cáthedras. El Estudio y esplicación de estas Cáthedras se ha de
hacer por la Letra de la Suma de Santo Thomás, que deverán apren-
der los Estudiantes, y los Cathedráticos la aclararán de viva voz', es-
plicando al mismo tiempo las Sentencias y opiniones de las demás Bs-
c rfelas de la Theología, y las razones y fundamentos de ellas, dejando
á los Discípulos entera livcrtad de discurrir, seguir y defender la opi-
nión que mejor les pareciere entre las que no están reprovadas por la
Iglesia. Y para que los Cathedráticos del curso Theológico puedan
proponer á sus discípulos las varias opiniones de las Escuelas en las
questiones problemáticas, y tengan un resumen, como desea esa Uni-
versidad, mandamos á vos el Rector y Claustro cuidéis que además
de la Suma tengan los cursantes el Diccionario Theológico y diserta-
ciones de D. Próspero de Aquila, que actualmente se está reimpri-
miendo con nuestra licencia, para que los estudiantes se instruyan de
la Historia y progresos de la Theología y de la variedad de opiniones
y puntos en que s.e fundan sin impedirles por esto á los oyentes la
Lección particular de otros Conventos, si quisieren hacerla volunta-
riamente. Y por quanto en la Suma de Santo Thomás hay muchos ar-
tículos cuyo estudio /io es necesario y muchas questiones inútiles que
más pertenecen á la Philosophia que a la Theología, para que no se
gaste con poco provecho en ellas el tiempo, os mandamos nombréis
dos Theólogosvde vuestra, satisfacción, que libres de todo espíritu de
partido, y atendido el mejor aprovechamiento de los Cursantes de
Theología noten y entresaquen dichas questiones y artículos, formando
un Catálogo de ellas, que haréis imprimir para noticia y gobierno de
Cathedráticos y discípulos; con cuyo método será mucho más corto,
pero nada menos útil el Estudio de la Suma de Santo Thomás: Vajo
de estos supuestos mandamos que ninguno sea admitido al Estudio de
la Theología, sin que antes haya estudiado tres años de Artes del
modo que queda referido, y se encuentre hábil é idóneo por el examen
que deve preceder, y asimismo haya estudiado el año preliminar de
lugares Theológicos; lo que así egecutado, asistirán el primer año á
la Cáthedra en que se enseñe la primera parte de la Suma, el segundo,
á la en que se enseñe la Prima Secundae; en el tercero á la de Secunda
Secundas; y en el quarto y último, á la de la Tercera Parte de dicha
Suma, alternando los quatro Cathedráticos en esta esplicación, para
que los discípulos nunca tengan que variar de Maestro, y para que to-
4*
— 648 —
dos los años empieze y acave el curso de Theología en esa Universi-
dad, y finalmente para que los Cathedráticos mismos se exerciten en-
señando completamente el curso Theológico. Finalizados estos quatro
cursos podrán los estudiantes pretender el Grado de Bachiller en Teo-
logía, sugetándose al examen prevenido en la Real cédula de 24 de
\ Enero de 1770, que se ha de executar con todo rigor y sin disimulo
alguno, jurando los Cathedráticos en el primer examen á que entraren
de Bachilleramiento, que así en aquel como en, todos los demás á que
en adelante concurran, procederán á votar la aprovactón ó reprova-
ción del examinando, según Dios y buena conciencia, y sin otro inte-
rés, afecto, ni motivo que el de la Justicia, honor de la Universidad r
utilidad de la causa pública, por la importancia de que1 solo reciban
los beneméritos y aprovechados este grado, prestando para ello el ju-
ramento de fideliter exercendo, y esto mismo queremos y mandamos
se egecute, y observe en todos los demás Exámenes para Bachillera-
mientos de Artes, Leyes y Cánones, enterando de ello ante todas cosas
! á los Examinadores. Los que quisieren seguir por más tiempo el estu-
'dio de la Theología para efecto de oponerse á sus Cáthedras, y reci-
bir los grados mayores de Licenciado, y Doctor, deberán asistir por
otros quatro años á las Cáthedras de Sagrada Escritura, Theología
Moral y Concilios, por el siguient^orden. Los Theólogos de quinto
año asistirán á la cáthedra de Sagrada Escritura, que ha de servir v
regentar siempre el Canónigo Lectoral de esa Santa Yglesia, según
queda espresado, y en las vacantes de esta Prebenda, se servirá por
el sobstituto que nombre el ;Cavildo, con el salario que correspondí
señalarle, el qual sobstituto ha de ser graduado á lo menos de Bachi-
ller, y de la aprovaeión de esa Universidad, para que dignamente pue-
da desempeñar esta importante y laboriosa explicación, la que lude
ser de una hora al día empezando por los Prologómenos de la Biblia,
Cronología de los tiempos, Geografía de los lugares, dando noticia
d$ los sentidos de la Escritura, y de sus principales antilogias y difi-
cultades, sirviendo para esto las «hypotyposes* de Martin Martínez de
Cantalapiedra. Los Theólogos de sexto año, han de asistir también
por otra hora diaria á la Cáthedra de Theología Moral, que ha regen-
tarse y servirse en esa Universidad, como queda dicho, por el canóni-
go Penitenciario, esplicándosc en ella una Suma Latina de Theología
Moral, como Natal Alexandro, ó de Ctmiliati. Los profesores Theólo-
gos de séptimo y octavo año han de asistir una hora cada día á la
Cáthedra de Prima, la qual alternará esplicando un año, la Historia
Eclesiástica del antiguo y nuevo testamento, en que se declaren indi-
vidualmente á los oyentes los ritos, Ceremonias y Profecías de aquel,
misterios y dogmas de este, las tradicciones apostólicas, la autoridad
de los Libros Sagrados, y los errores condenados en estas materias ó
producidos por los Hereges, los Libros Apócrifos que están repelidos
y contenidos en las Decretales de los Papas Hormisdas y Gelasio, díc-
i
— 649 —
tando y formando el .Cathedrático esta enseñanza para la instrucción
de los oyentes por aora, y hasta que haya un compendio breve, impár-
oial y juicioso como se desea. Al siguiente y último año esplicará este
Cathedrático de Prima, una Suma de Concilios Generales con refle-
xión particular á los errores prescriptos en ellos, y á los dogmas de
la Religión aclarados en los mismos Concilios advirtiendo de paso las
costumbres y derechos de España en lo tocante á protección Real, Ju-
risdicción é independencia de la autoridad civil en lo temporal, recu-
rriendo con especialidad á los Concilios Nacionales y provinciales,
para lo qual podrán servir la Suma de Carranza y Colecciones de los
Concilios de Loaysa y Aguirre, ínterin se forma un tratado convenien-
te en que se resuma toda la materia de los Concilios perteneciente al
Theólogo. Finalizados estos ocho cursos, y no antes .podrán recivir
los profesores el Grado mayor de Licenciado y Doctor en Theología,
y ser Opositores á las Cáthedras de esta facultad.
Dotación de estas Cáthedras
La Cáthedra de Prima, conservará por aora, y hasta que se aumen-
te la dotación de esa Universidad, el salario que hasta aquí ha perci-
vido de dos mil setecientos y cincuenta reales annuales: Las de Escri-
tura, TheQlogía Moral y Lugares, Theológicos han de gozar la renta
que tienen asignadas por sus respectivas Comunidades, mediante lo
qual no se trata de su dotación, pero queremos y mandamos que ganen
propinas, como los demás Cathedráticos, en los actos, exámenes y
funciones de esa Universidad á que concurran, como Individuos de
ella, tratándoles en todo con la distinción que á los demás Cathe-
dráticos.
Siendo desigual entre sí la renta de las otras quatro Cáthedras que
han de componer el curso entero de Theología, atendiendp á ser igua-
les en honor y travajo, queremos y mandamos se unan las rentas de
todas que componen la cantidad de cinco mil y cinquenta reales, y que
se repartan con igualdad, dando á cada uno de estos quatro Cathedrá-
ticos de curso el anual salario de mil doscientos sesenta y dos reales,
hasta que se aumente su dotación, entendiéndose esto, sin perjuicio
del actual posehedor de la Cáthedra Trienal de Regencia, que perci-
virá mientras la sirva los mil y quinientos reales de su salario no avi-
niéndose voluntariamente á la igualdad, que queremos tenga lugar
desde luego entre los otros tres Cathedráticos, y también mandamos
no haya obción de unas á otras de estas quatro Cáthedras, por la ra-
zón espresada de- ser iguales en honor; asignatura y dotación.
Facultad de Leyes y Cánones
La enseñanza de estas dos facultades de Leyes y Cánones, que se
ha de hacer en esa Universidad, se executará en lo subcesivo del
siguiente modo:
i
-\6$o —
En la facultad de Lepes, ha de haber dos Cátedras de Institucio-
nes Civiles, que son las que hoy tienen el nombre de Instituta, y por
quanto son iguales en honor, travajD, y asignatura, declaramos y
mandamos que lo sean también en dotación y renta percibiendo cada
uno de sus poseedores mil ciento y cinquenta reales annuales, uniendo
para este efecto los ochocientos" reales de la una con los mil y
quinientos de la otra.
En estas dos Cáthedras de Instituciones Civiles se explicará por
aora la Instituta de Justiniano con las notas de Heyneccio, y Commen-
tarios de Amoldo Vinnio, dándose, y explicándose al fin del segundo
año los dos títulos del Digesto Verbor Significatione, y de diversis
I regulis furis, y cada uno de estos dos Cathedráticos explicará alter-
nativamente los quatro Libros de la Instituta, y los dos menciona-
dos títulos del Digesto; de modo que el que un año hubiere explicado
el primero y segundo Libro, deberá explicar el siguiente el tercero
'r y quarto con los dos títulos referidos; de cuyo modo todos ios años
r empezará y acabará el curso de Instituta Civil, y los Discípulos no
variarán de Maestro, cuydando mucho los Catedráticos de advertir
, * á los Discípulos de viva voz la variación de nuestras Leyes Reales
Í sobre las respectivas materias, y textos que explicaren, para que de
* este modo se vayan instruyendo desde el principio en las diferencias
del derecho Real, y del Civil de los Romanos, asistiendo dichos
Cathedráticos y sus Discípulos á la Cátedra una hora á lo menos por
la mañana, llevando nueva lección, y otra por la tarde en que repa-
sarán la que dieron tres ó quatro días antes.
Asimismo ha de haber dos Cáthedras de Instituciones Canónicas
que son las que se han llamado hasta aquí de Sexto y de Decreto,
en las quales se explicarán en el primer año las Instituciones Conónt-
cas de Paulo Lanceloto, con las notas de Doujat, y los dos primeros
Libros del Curso del Padre Engel, con las anotaciones de Gaspar
Barthel, y en el segundo los restantes Libros de dicho Curso, y los
títulos Canónicos de Verbor, Signi? y de diversis regulis juris%
teniendo también á la vista el Innocgncio Cironio, por la brevedad y
método con que explica las Decretales, ó sea todo el derecho nuevo
Eclesiástico, alternando en esta explicación los dos Cathedráticos del
mismo modo que queda ordenado para los de Instituta Civil, advir-
tiendo á sus Discípulos de viva voz las especies más notables de
Van-Espen y lo que por nuestros Concilios nacionales, Leyes del Reyno,
concordatos, y práctica de nuestros Tribunales en los recursos pro-
tectivos se hallare establecido y observado, de que formarán quader-
no para el uso de los Discípulos, ú oye.ites mientras esa Universidad
produce tratados dignos y útiles, asistiendo Cathedráticos y oyentes
dos horas diarias á sus respectivas Cáthedras, y repasando por ía
tarde las Lecciones que dieron por la mañana co.i retraso de tres ó
quatro. La dotación de estas dos Cáthedras de Instituciones Canóni-
í
-6Sl-
I
cas será por aora, y hasta que pueda aumentarse, de mil y cinco rea-
les á los mismos que hasta aquí han gozado.
Asimismo queremos y mandamos, que en la Cáthedra que hoy se
dice de Vísperas de Leye§ se expliquen las Leyes de Toro, c#n los
Comentarios de Antonio Gómez, que enlazó con felicidad el derecho
Real sin perder de vista el de los Romanos, advirtiendo á sus oyentes
las diferentes opiniones de los demás glosadores de estas Leyes de
Toro, cuyo Cathedrático ha de gozar de dotación los mismos dos mil
y diez reales que hasta aora ha tenido esta Cáthedra, asistiendo por
mañana y tarde á la citada explicación.
En la Cáthedra que hoy se llama de Prima de Leyes, se han de ex-
plicar por espacio de una hora diaria en tres años los nueve libros
de la nueva Recopilación, con todos los títulos que comprehende,
dando noticia el Cathedrático de los Autos acordados, ó Leyes aña-
didas, y haciendo ver á los oyentes la variación entre ellas y el dere-
cho Civil de los Romanos, y á este efecto alternará el Cathedrático en
la explicación de los tres Tomos de la Nueva Recopilación, explican-
do cada año uno, con lo cual los que hubieren asistido tres cursos
habrán oydo todos los Libros, y títulos de la Recopilación, detenién-
dose el Cathedrático mas principalmente en la explicación de las rú-
bricas de los nueve Libros y títulos; por que como las Leyes son por
si tan claras é; inteligibles, bastará á los oientes su cuydadosa lección,
ayudada de la explicación del Cathedrático, el qual ha de hacer con-
frontación de estos títulos, y rúbricas con los del Digesto, y Código,
y advertirá las diferencias, y que los Bachilleres cursantes, no sólo
den razón de los títulos de Recopilación, sino de los equivalentes en el
Digesto y Código, en que se ha de poner gran cuidado, y en que den
razón de la Historia deV derecho, y promulgación de las Leyes.
La dotación de esta Cáthedra, será la de los tres mil once reales
que hasta aora ha gozado.
Igualmente mandamos que en la Cáthedra de Vísperas de Cáno-
nes se explique por mañana y tarde el tratado Histórico, Canónico
de Van-Espen sobre los Cánones de los Concilios griegos y Latinos, y
el brebe Comentario del mismo autor al Decreto de Graciano, gozan-
do también este Cathedrático los dos mil diez reales que hasta aora ha
percibido.
Finalmente en la Cáthedra de Prima de Cánones, se alternará la
explicación de los Concilios Nacionales de España por Don García
de Loaysa, en un curso, y en otro la de los Concilios Generales, todo
por espacio de una hora diaria, parando la consideración solamente
en la materia disciplinar gerárquica, y juridiccional, cuydando mucho
el Cathedrático de advertir quanto tenga conexión con las Regalías
de la Corona, derecho del Patronato Laycal, Exequátur Regio, Con-
cordato^ é independencia de la autohoridad civil en lo temporal, recu-
rriendo á las suertes, con cuyo método quedarán instruidos los
— 652 —
Cursantes de los Concilios Nacionales y Generales, gozando el Cate-
drático los mismos tres mil once reales que hasta aora ha tenido.
Supuesta la referida asignatura, ningún estudiante ha de ser admi-
tido á la Matrícula para oyr derecho Ovil, sin que antes sea exa-
minado, y justifique haver ganado por lo menos un curso de Dialéc-
tica y de Lógica, y otro de Filosophia Moral, y el que fuere matricu-
lado para oyr derechos, asistirá los dos primeros años á las Cáthedras
de Instituciones Civiles, y finalizados estos, pasarán á oyr los Estu-
diantes en las Cáthedras de Instituciones Canónicas; á que también
asistirán por otros dos cursos enteros; precediendo antes examen, y
aprobación de la Instituta áe Justiniano, que se hará por el Cate-
drático con quien la hubieren estudiado, y por aquel con quien han de
empezar el Estudio Canónico.
Acavados estos quatro cursos de Instituciones Civiles y Canó-
nicas, podrán pasar los Estudiantes ó Cursantes de derechos á oír en
las restantes Cáthedras de estas facultades distintas, y podrán también
recibir entonces el Grado de Bachiller en Leyes, y Cánones, sufrien-
do dos diversos exámenes, uno de cada facultad, y amboS con la
formalidad que ha dicho, por los Bachilleramientos en Theología, y
con el rigor que se previene en la Real Cédula de 24 de Enero de 1770.
Los que hubieren recivido el Grado de Bachiller en Leyes, ó hubieren
ganado los cursos necesarios para recibirlo, y quisieren permanecer
por más tiempo en la Universidad para su aprovechamiento, ó para
oponerse á sus Cáthedras, y recibir los grados mayores de Licenciado,
ó Doctor en Leyes, asistirán el quinto año á la Cáthedra de Vísperas
de esta facultad, y declaramos que á los que ganaren este curso de
Leyes de Toro asistiendo por mañana -p» tarde, les valga por un año de
práctica, ó Pasantía, para efecto de recibirse de Abogado de nuestros,
Consejos, Cnancillerías, y Audiencias.
El sexto, séptimo, y octavo año de Leyes se han de ganar asistien-
do una hora diaria, á la Cáthedra de Prima de esta facultad, y estos
tres cursos valdrán por dos años de práctica y Pasantía para el refe-
rido efecto de recibir el título de Abogado.
Los que hubieren ganado estos ocho cursos en las referidas Cá-
thedras podrán recivir el grado mayor de Licenciado, y Doctor en Le-
yes, sugetándose al riguroso examen que deve preceder conforme á
los Estatutos, en el qual no deve haber disimulo alguno, votando sola-
mente la aprobación ó reprobación del graduando, y ganando propina
los que hubieren asistido á todos los Exercicios del examen, los quales
antes de votar la aprobación ó reprobación han de jurar en cada exa-
men, que procederán en esto según Dios, y buena conciencia, y sin
otro interés, afecto, ni motivo, que el de la Justicia, honor de la Uni-
versidad, y utilidad de la causa pública, por la importancia de que
solo reciban este grado los beneméritos y aprovechados, á cuyo efec-
to han de prestar el juramento de fideliter exercendo.
i
-653 -
Asimismo podrán ios que con la aplicación y aprovechamiento refe-
ridos, hubieren ganado los referidos ocho cursos, oponerse y obtener
las Cáthedras de Leyes, aunque no hayan recivido el grado de Licen-
ciado, sino solo el de Bachiller.
Y finalmente con dicho grado de Bachiller, y con los citados ocho
cursos, tendrán también ganados tres años de práctica; de modo que
solo necesitarán asistir uno más al Estudio de algún abogado, é ins-
truirse en el modo de libelar, y práctiba judicial, para recibirse en los
Consejos, Chancillerías y Audiencias, y exercer la Abogacía, de cuyo
modo no les es grabosa la asistencia á la Universidad, ni dejan de
aprender en ella las materias de Cotidiano uso.
Los que quieran continuar la Carrera de los Cánones y recibir el
grado de Licenciado y Doctor en esta facultad, han de ganar igual-
mente otros quatro cursos después de haver recivido el grado de Ba-
chiller en Cánones, y estudiado los quatro años que se requieren para
ello, y el Orden mettjódico de dichos cursos ha de ser en la forma si-
guiente.
Los que ya hubieren ganado los quatro cursos de Instituciones Ci-
viles y Canónicas, han de asistir el quinto curso por mañana y tarde,
á la Cáthedra de Vísperas de Leyes, de modo que esta Cáthedra ha de
ser de común y necesaria asistencia á los Profesores de qufnto año,
bien quieran dedicarse á la Jurisprudencia Real, ó bien á la Canónica.
Los que quieran seguir esta última carrera, asistirán el sexto año
á la Cáthedra de Vísperas de Cánones por mañana y taróle según su
asignatura, y el séptimo y octavo curso lo ganarán en la Cáthedra de
Prima de la misma facultad, conforme á su particular asignatura.
Y ganados estos ocho cursos en las referidas Cáthedras, podrán
recivir los Profesores los grados mayores de Licenciado, y Doctor en
Cánones, pero no antes.
Providencias Generales, Oposiciones, y Corsos á Cáthedras
A excepción de la Cáthedra de Escritura, que ha de ir siempre
anexa á la Canongía Lectoral de esa Santa Iglesia, y de la de Theolo-
gía Mora! y Lugares Theológicos, que han de regentar el Penitencia-
rio de la misma, y Religioso Dominico, en la forma que va anteceden-
temente declarado, todas las restantes Cáthedras de esa Universidad
. se han de proveer por rigurosa oposición en concurso general, y
abierto, precediendo edictos convocatorios que se han de fixar así en
esa Universidad, como en todas las demás del Reyno, expresando en
ellos su asignatura y rentas.
Los puntos para la elección de oposición se han de dar por las res-
pectivas asignaturas de lar, Cátedras á que se hubiere de leer, y esto
se executará á presencia de los dos Opositores contrincantes, los qua-
les han de firmar con los que hubieren de leer, así el Capítulo, Texto,
— 654 —
ó Ley que escogiere, como la conclusión que dedujere de él: obser-
vando puntualmente lo dispuesto por Reales Ordenes: En quanto á la
formación de Trincas, oposiciones, y argumentos, y haciendo el nom-
bramiento de Jueces de Concurso en la forma siguiente.
Para las tres Cáthedras de Artes, serán Jueces de Concurso los
Cathedráticos de Theología: Para las de Theología se nombrarán los
Cathedráticos de la misma facultad, que no hicieren oposición á la
Cáthedra vacante, por tener otras superiores; y en la de Prima de esta
facultad lo serán los Cathedráticos de Escritura, Theología Moral, y
lugares Theológicos, que nunca pueden ser Opositores á otras por
estar fixas á sus Oficios las que regentan, y el Catedrático de Prima
de Cánones.
Para los Concursos de Leyes y Cánones, se eligirán Jueces respec-
tivamente los Cathedráticos de Cáthedras superiores de la misma fa-
cultad: pero los que fartaren de la una se deberán elegir de la otra, v
aunque estas dos facultades de Cánones y de Leyes formarán u.i solo
cuerpo para el efecto de exámenes actos, y demás funciones literarias,
y los Graduados en una y otra facultad pueden hacer oposición indis-
tintamente á las Cáthedras de ambas, queremos y mandamos que el
que una vez obtubiere Cáthedra en la facultad de Leyes, no pueda ob-
tener, ni aun oponerse en la facultad de Cánones, ni al contrario por
la utilidad que de esto se sigue.
Los Jueces de Concucso formarán separadamente la Censura, y
Juicio absoluto y comparativo de los Opositores, jurando en ella mis-
ma que así lo sienten, según Dios, y buena^ conciencia, sin otro algún
motivo, interés, ni afecto particular; en fas Censuras entregarán
cerradas al Rector que formará la suya del mismo modo, y las remiti-
rá todas al nuestro Consejo con los informes del Reverendo Obispo,
Regente de la Real Audiencia, y todos los Graduados de las faculta-
des de esa Universidad, según se ha observado hasta aora.
El Rector pondrá muy particular cuydado en que no se nombren
por Jueces de Concurso segetos que por achaques, ú otros motivos
no puedan asistir á todos los exercicios de la Oposición, y enfer-
mando alguno de los nombrados, cuydará mucho de que & nombre
por el Claustro otro que se subrrogue en su lugar; y haga sus veces,
de modo que siempre esté completo el número de los tres Jueces
de Concurso.
i Actos
l
Los Cathedráticos de esa Universidad presidirán anualmente un
acto mayor que precisamente ha de ser de la asignatura, y materias
de su Cáthedra, y lo mismo cada uno de los Doctores que hubiere,
deberá presidir otro anualmente, percibiendo unos y otros las propinas
acostumbradas hasta aquí. Estos actos pro Univer$itate,,ct CQihc-
dris, se han de tener en días de asueto, ó festivos, con tal de que no
N —655 —
sean domingos, cuidando mucho el Rector y Claustro de que asistan
á ellos los estudiantes, y obligándolos á la sustentación de dichos
actos y á los argumentos de medio; procurando que se hable todo en
latín correcto, sin mezcla de palabras castellanas examinando en
el Idioma Latino á los cursantes, antes de matricularse c:i Artes, y
otra facultad mayor.
Academias
No permitirá esa Universidad que haya pasos ni repasos públicos
de facultad alguna* en Conventos, Colegios ni casas particulares; ni
mas enseñanza pública que se da en sus Cáthedras, cuya prohibición
no comprehende los repasos y exercicios privados á horas distintas
de las de Universidad. Y por quanto son muy convenientes las Juntab
ó Academias de los Estudiantes que en ellas se ensayan y disponen
para mas serios Theatros; mandamos, que por lo* concerniente á la
facultad de Artes continúen las Sabatinas del modo que se han tenido
hasta aquí, y con las propinas que se han acostumbrado dar: Y por
lo que mira á las demás facultades, mandamos se establezcan dos
Academias en los Generales de esa Universidad, una para tTheología,
que ha de durar dos horas*, empleando la primera media hora en la
lección que deberá decir uno de los Bachilleres ó Profesores de
quarto año, y de ay eii adelante, alternando según su antigüedad:
Una hora que se deverá emplear en tratar, argüir y defender una
questión de Theología Escolástica, y la última media hora, se gastará
en tratar de Theología Moral, Escritura y Concilios, alternando en es-
tas disputaciones de manera que dicha última media hora de una Aca-
demia se gaste en exercicios de la Sagrada Escritura, la de la Acade-
mia siguiente en exercicios de Theología Moral, y la otra que
se sigue en exercicios sobre Concilios, y asi sucesivamente. La otra
Academia ha de ser para Legistas y Canonistas, alternando en estas
facultades; de manera que si la Academia de una semana fuere de
materias civiles, la siguiente debe ser precisamente de las Canónicas,
y sus exercicios durarán también por dos horas, empleando media
en la Lección, uña en la disputación y argumentos del capítulo ó
texto de que se tratare,' y la última media hora será para tratar alter-
nativamente de Leyes Reales, de Historia Eclesiástica y de Concilios,
según el método dicho en la de Theología. Se tendrán estas Acade-
mias precisamente los domingos, y queremos asistan á ellas todos Iqs
profesores de las dichas facultades, vajo la pena de no .Tañar curso el
que no asistiere.
La Conclusión que se ha de defender, como también la Ley, Texto
ó Artículo, á que se ha de leer, se harán notorios á todos por tres ó
quatro días de anticipación por medio de carteles que se fijarán en
la puerta del general, en donde se celebraren las Academias, teniendo
1
— 656 —
la obligación de presidirlas por su turno los Cathedráticos y Docto-
res, no Cathedráticos de Theología, Cánones y Leyes, y arguyendo en
ellas los profesores de tercer año y Bachilleres, y replicando los
Doctores y Cathedráticos que quisieren asistir.
Esplicaciones de Extraordinario.
Teniendo por muy conveniente el establecimiento de esplicaciones de
extraordinario al cargo de los Bachilleres adelantados por ser un su-
plemento á la completa enseñanza de las cáthedras, queremos y manda-
mos que vos el Rector y Claustro arregléis este punto con la mayor
brebedad, para lo que os enterareis de lo dispuesto por el nuestro Con-
sejo en este asunto para otras Universidades.
Otras providencias.
También declaramos, que el curso ha de empezar por San Lúeas, y
acabar por San Juan, y hasta este día no podrán dar los Cathedráticos
certificaciones de asistencia y curso á su? discípulos, las quales han de
ser en adelante juradas, espresando er. ellas los Cathedráticos la apli-
cación y aprovechamiento del discípulo á quien la dieron, y que no ta
faltado á la Cáthedra por más de veinte días seguidos ó interpolados,
porque de otro modo queremos no den semejantes certificaciones, pero
si algún estudiante no por culpa suya, sino por enfermedad, ó otra le-
gítima causa, hubiere dejado de asistir á la Cáthedra por más de veinte
días, en tal caso, y siendo conocida por otra parte su aplicación y
aprovechamiento, ganará el curso asistiendo por otros tantos días
quantos faltó á la Cáthedra, á la casa de su Cathedrático ó quien le
sustituya, al qual mandamos le esplique lo que dejó de oyr en la Cá-
thedra. Asimismo queremos y mandamos que los Cathedráticos sean
puntuales en asistir á sus Cáthedras, no solo todos los días, sino tam-
bién por todo el tiempo que corresponde á cada uno, no entrando en
aulas mas tarde de lo que deben entrar, ni saliendo de ellas hasta que
haya dado la hora que termine sus exercicios, uno y otro vajo la pena
de perder el salario que le corresponda en aquel día, el qual se boni-
fique y ceda en fa^or del Bedel celador que le notase ó denunciase la
falta. También mandamos á los Cathedráticos tomen lista de las posa-
das de sus discípulos y la pasen mensualmente al Rector con noticia
de su aplicación y adelantamiento, y dicho Rector, con los Comisarios
de las respectivas facultades, cuide mucho de la conducta, porte y
aplicación de los estudiantes, y si encontrasen que alguno es inútil para
el estudio por su entera desaplicación ó falta de capacidad, lo espele-
rán para evitar que pierda mas tiempo, v que sea dañoso á sus con-
discípulos, y perjudicial al estado, y para este importantísimo efecto
queremos se nombren al fin de cada curso Comisarios de todas las
— 657 —
facultades, los cuales, juntos coi el Rector, examinen á todos los estu
diantes y se hagan cargo de su aprovechamiento y capacidad, proce-
diendo en estos exámenes como en los que se deben hacsr para pasar
de unas Cáthedras á otras, y en el de Latinidad, con el mayor rigor y
sin disimulo alguno, encargando las conciencias de los examinadores,
por los irreparables perjuicios que ocasionan estos disimulos y con-
descendencias.
Todo este cuidado, y aun mayor rigor se deberá poner ' en los de-
más exámenes de grados mayores y menores que interesan notable-
mente la conciencia de los examinadores, en honor de la Universidad
y de la nación, y el cumplimiento de nuestras Reales órdenes. Asi-
mismo queremos que los cursos se ganen por su orden, y neceáaria-
mente en las cáthedras señaladas para los respectivos años de estu-
dios, sin que tengan arbitrio los estudiantes para anteponer ni pospo-
ner el estudio de sus asignaturas, de manera que el que asistiere
¿ otras cátedras distintas de las señaladas para cada curso, no lo ga-
narán,'como ni tampoco el que no asistiere por mañana y tarde á las
cátedras que piden esta asistencia. Últimamente, queramos y manda-
mos, que en todas las demás c'osas y casos no prevenidos en este-
Plan, os gobernéis por las Cédulas, Provisiones, Reales órdenes y
demás que en el asunto están comunicadas á la Universidad de Sa-
lamanca, haciendo presente al nuestro Consejo, todo lo que estima-
reis mas combeniente en lo sucesibo, según la esperiencia vaya acre-
ditándolo.
Y para que se guarde y cumpla todo lo que queda expresado, se
acordó espedir esta nuestra Carta. Por la cual os mandamos á todos
y cada una de vos, según dicho es, veáis, guardéis, cumpláis y exe-
cuteis, y hagáis guardar, cumplir y executar en todo'y por todo el
orden que queda propuesto para la enseñanza y asignatura de cáthe-
dras de esa Universidad, sin perjuicio de las demás realas y provi-
dencias que puedan tomarse en lo succesivo para la mas útil enseñan-
za, entendiéndose la asignación de ljbros que va hecha por ahora, y
sin perjuicio de que esa Universidad pueda proponer al nuestro Con-
seje* otros que estime mas oportunos para conseguir el fin de la pú-
blica instrucción y mayor aprovechamiento de los cursantes escu-
sando cosas vanas, supérfluas y puramente rcflexas, cuydando de que
se instruyan en lo sólido y útil, y de que no se pierda el tiempo y
para que á todos conste de lo que va dispuesto en este Plan y méto-
do de estudios de esa Universidad, haréis se imprima el número de
exemplafes correspondiente de este Plan, con todas las demás pro-
videncias y órdenes que estubiesen comunicadas á esa Universidad
y fuesen relativas á dicha enseñanza, colocándose por el orden de
asuntos con la devida distinción, executando lo mismo con las que
se espidiesen en adelante pnra su mas fácil comprehensión en los ca-
sos ocurrentes, remitiendo al nuestro Consejo cien exemplares de la
-^- 658 —
•
colección que se forme. Que asi es nuestra voluntad. Dada en Madrid
á 12 de Abril de 1774.— Don Manuel Ventura Figueroa. = D. Joseph de
Victoria. = D. Pedro de Viliegas.=D. Domingo Alexandro Zerezo.=
D. Juan Acedo Rico.
Yo D. Antonio Martínez Salazar, Secretario del Rey nuestro Se-
ñor, su Contador de Resultas, Escribano de Cámara la hice escribir
por su mandado, con .acuerdo de los de su Consejo.=Registrada.=
D. Nicolás Berdugo, Theniente de Canciller Mayor; D. Nicolás Ber-
dugo.
►
ÉL-
-659 —
APÉNDICE VI
(Véanse págs. 96,119, 157 y 382)
ILLMO. SR. D. AGUSTÍN G. PISADOR, OBISPO DE OVIEDO
Trasladado á Plasencia el Obispo de Oviedo D. Juan Manrique de
Lara. fué designado para remplazarle el Rvmo. Sr. D. Agustin Gonzá-
lez Pisador; auxiliar en Toledo desde 1754.
Nació este prelado en 1709 en la Nava del Re? (Valladolid) y en
esta ciudad hizo los estudios y se preparó para diferentes oposiciones
en Toledo, donde obtuvo varios curatos y en Madrid el importante de
San Sebastian. Desde auxiliar del Cardenal Primado Fernández de
Córdoba, con el título de Tricomi in partibus, pasó á Oviedo en el
año de 1760, y en esta provincia es gratísima su memoria por su acer*
tado gobierno y reconocida sabiduría. Convocó y celebró sínodo para
la reforma de la disciplina, arreglo de curatos y su provisión en con-
cursos y la reedificación de varios templos; y á él se deben los estima-
bles estatutos para el mejor régimen <ie la diócesis, que todavía son
consultadas:— «Constituciones sinodales del Obispado de Oviedo, he-
chas en esta ciudad por el Illmo. Sr. D. Agustin Goniález Pisador,
Obispo de la dicha diócesis, prelado doméstico de Su Santidad, asisten-
te al Sacro solio Pontificio, Conde de Noreña y del Consejo de S. M.
en los días 24 de Septiembre y seis siguientes del año MDCCLX1X y
publicadas con el real permiso del Rey N. S. D. Carlos III (q. D. g.) y
correspondientes licencias del Real y Supremo Consejo de Castilla,
su fecha en Madrid á 9 de Noviembre de 1784.» (Salamanca; por An- ,
drés García Rico, impresor titular de esta ciudad, año de 1786).
Hombre de saber y amigo de los adelantos, contribuyó al fomento
de la Sociedad económica de Amigos del País de Asturias, á la crea-
ción de la Escuela de Dibujo y á la instalación de la Cárcel-galera
para la qtfe, de acuerdo con el Regente Sr. Azcárate, la Diputación
provincial y Ayuntamiento, dio 50.000 reales. Bajo sus armas y en bre-
vísima inscripción se consignó tal desprendimiento y cuando la Junta
de Caridad reedificó en 1832 el edificio, que tanto debió al señor Pisa-
dor para bien de infelices mujeres, se recordó la acción generosa del
pastor que, en 1781 se ocupaba desde Benavente, donde con frecuen-
cia residía, del piadoso establecimiento. Fué protector generoso de la
Universidad y de sus miembros, y ya hemos indicado cómo contribuyó
— 66o —
al establecimiento de la facultad de Medicina. Todos sus actos indica-
ban un celo paternal y pasmosa actividad en el ejercicio de su cargo
como entusiasmo y apopo para toda reforma de progreso provincial
aun amargado por la falta de salud. En 1769 necesitó Obispo auxiliar,
para cuyo puesto fué nombrado el Prior de la Catedral D. Juan de Lla-
no Ponte, natural de Aviles.
Ajeno á pleitos y cuestiones, caritativo y dadivoso, respetado por
sus virtudes y muy amado en toda la provincia, murió el señor Pisa-
dor á los 81 años de edad en Benavente, donde descansa, en 17 de
Marzo de 1791. Cuando con sentimiento profundo se supo la muerte
del Prelado, en virtud de comunicación del Secretario de Cámara y
Gobierno D. Miguel Bernardo de Meana (doctor del Gremio y Claus-
tro de la Universidad, hombre de grandes conocimientos y quien más
contribuyó á trabajos del sínodo diocesano), el Claustro de la Univer-
sidad lloró la muerte de aquel Protector y le dedicó suntuosos funera-
les. Impresa e^tá la Oración fúnebre, mencionada en la pág. 157, con esta
dedicatoria. «A la muy ilustre y Real Universidad dé Oviedo por ma-
nos de su Rector el Sr. D. Manuel Arias Flórez de Llano, doctor teó-
logo del gremio y Claustro de ella, canónigo y chantre de la Catedral
de Durango en la Nueva España y al presente canónigo y arcediano de
Grado, dignidad de la Santa Iglesia Catedral .de Oviedo; O. E. C. O.
el menor de los hijos de tan sabia madre, D. Rodrigo Valdés Alas.»
Imborrable debe ser en Asturias y en toda la diócesis el recuerdo
de un prelado tan virtuoso y sencillo, tan sabio y caritativo, con
quien se complacían en consultar las autoridades y corporaciones
civiles. Los palacios episcopales de Oviedo y Benavente, la organi-
zación de esta vicaría, los estatutos capitulares ovetenses, las misio-
nes del célebre P. Calatayud, etc., son otras memorias del Señor
González Pisador, que mostraba especial predilección por la ense-
ñanza de todas las Facultades de la ovetense Universidad.
Cuando su enfermedad y muerte, el Apuntamiento de Oviedo tomó
honrosos y justos acuerdos de dolor y gratitud.
■Lg^v
— 66i —
APÉNDICE VII
Auto rectoral de fuero académico
(Véase pag. 128)
*Nos el Doctor D. Diego Collar de Uríay Rector de la regia Uni-
versidad de Oviedo, Juez conservador del Estudio y Claustro de ella
por autoridad Apostólica y Real, otro sí, Canónigo Doctoral de la Igle-
sia mayor de la ciudad de Oviedo, etc.
Hacemos saber á los Arciprestes, Clérigos, Curas, Capellanes, Sa-
cristanes y más personas eclesiásticas y seglares de nuestro Obispado,
ea cómo por nuestras letras y mandamientos está excomulgado decla-
rado Gabriel Alvarez, dcCarrasconte, concejo de Babia, por no haber
cumplido con las dichas nuestras letras para que pagara treinta y dos
ducados, doce hanegas de pan y treinta y dos libras de manteca, y
diez y ocho reales, por otra parte, según mas largo se contiene en el
primero y segundo autos que le Fueron notificados, según de su notifi-
cación nos consta que por no haber cumplido ni pagado lo susodicho,
según parece se debe por escritura de obligación ante nos presentada,
y otros autos en su virtud hechos de que «os fué avisada la rebeldía
y pedido agravásemos censuras contra vos como inobediente á la de-
declaratoria en que estáis, y por nos visto hubimos por acusada la
rebeldía, y agravando y reagravando contra vos las censuras, os decla-
ramos y denunciamos por público descomulgado en estos escritos, y
por ellos y como ¿al mandamos á los fieles cristianos os hayan y ten-
gan y se aparten del vueslro trato y comunicación, y no os den, salva
palabra, horno, ni molino, ni otro mantenimiento alguno que no le sea,»
y si, lo que Dios nuestro Señor no quiera ni permita, el susodicho se
muriere en tal estado, mandamos no le sea dada eclesiástica sepultura
hasta que haya cumplido y pagado lo que dicho es, y venga á obedien-
cia de la Santa Madre Iglesia y alcance beneficio de absolución en con-
trario. Lo cual cumplan unos y otros, pena de excomunión mayor ipso
fado incurrenday y estas nuestras letras se publiquen y lean en la
Iglesia parroquial, donde el susodicho es feligrés, y en las demás de
este Obispado donde fuere necesario; y se notifique á las personas que
les sea pedido por parte del dicho Juan Alvarez y hechos se entregue
originalmente á la parte del dicho luán Alvarez con las dichas notifi-
caciones para que las presente ante Nos, pagando los derechos debidos.
y*
— 662 —
Dado en las casas de nuestra morada á veinte p cuatro días del mes de
Marzo de mil seiscientos treinta p ocho años.— Dr. Collar de Uria,
Rector. = Por mandado del Sr. Rector, Joan Moran déla Rúa.— (Sello
universitario.)
«Notificación. -En la villa Nés, á treinta días del mes de Marzo de
seiscientos treinta p ocho, yo Joan Vázquez, Cura de dicho lu¿ar re-
querido con él mandamiento del señor Rector de Oviedo por parte de
Juan Alvarez, p habiéndolo leído p sabido lo que contiene, me dop por
notificada p que por tal público descomulgado lo declararé la primer
fiesta, p en te de ello lo firmo.— Juan Vázquez.» -
«Otra.- En el lugar de Villaseca, concejo de la Laciana, á treinta p
un días del mes de Marzo de mil seiscientos treinta p ocho años, po
Alonso Rodríguez, Clérigo de menores, leí p hice notorio el manda-
miento de Arriba al Cura de Villaseca, para que no abrigase á Gabriel
Alvarez á misa ni á los divinos oficios* p juntamente se lo notifiqué
que estaba presente; estando testigos toda la feligresía de la dicha
Iglesia p lo firmo. -Alonso Rodríguez.»
-663 -
APÉNDICE VIII
(Véase pág. 145.)
VEJAMEN 6 CGALL05» EN UN GRADO DE DOCTOR
Hizo la casualidad que hallara en mis investigaciones cuatro vejá-
menes pronunciados en un grado de Doctor en los últimos años del
siglo xviií. Por atendibles consideraciones, se omiten fecha, nombres p
otras circunstancias, pues los siguientes gallos lastiman á personali-
dades de familias conocidas, p únicamente se publican para muestra
varios trozos, aunque son poco dignos de la prensa.
El manuscrito consta de diez y seis hojas, en clara y redonda
letra, p tiene al final la aprobación ó vistos. Uno por uno, todos tos
cuatro graduandos tienen su respectivo p separado vejamen en prosa y
en verso, pues el doctor gallista, encargado del trabajo, repetía en
décimas, algunas bien acabadas, la parte del discurso no sujeto á la
ritma, que se reproduce en su defectuoso estilo. Véanse, pues, tales ,
detalles de un acto tan estraño en los pasados usos académicos:
I
«El objeto primario á quien por su antigüedad p distinguidas cir-
cunstancias, debo dirigir toda mi atención p cuidado es D Las
travesuras de su infancia p niñez no merecen especial mención; por
que además que se debe suponer, que habiendo nacido en la Plaza,
cursado en el Fontan p pedrera de la Compañía, habrán sido extra-
ordinarios sus progresos en ellas; se coligen mejor de los ejercicios
cuotidianos en que se emplea ahora, en los adelantamientos que ha
hecho en el Ars amandi p de varios lances, que ha sufrido en sus
galanteos. Con tal estremo se dedica al cortejo de madamas, que
parece venirle estrecho todo el ámbito de la ciudad para la estensión
de sus cariños; son tan innumerables las hereditarias de sus amores,
que presumen que tienen un corazón de cofradía. Pero en donde más
se desvela p en donde como enamorada mariposa anda en continuos
tornos p giros de noche p de día, es desde el arco del señor Regente
hasta la Catedral: en este continente visita alternativamente á tres
solteras p una casada, pa sea por parecerle que la poligamia en mate-
ria de cortejos no esta prohibida, pa porque gusta de diferencias, ó
43
— 664 —
porque, teniendo muchas, no todas han de estar á un mismo tiempo
intratables: á una soltera la miraba tan absorto, extático y elevado,
que no advertía lo que pasaba por la calle; á otra soltera y á la casada
las dice tales expresiones y finezas, que no sabe lo que dice: y con
otra soltera profesa tal inseparabilidad, que jamás se halla sin ella.»
«Consagra todo su amor
en las aras de las damas,
y arde el pecho en vivas llamas
víctimas de el dulce ardor.
De todas es servidor,
de todas enamorado;
pero más amartelado
de las de Cimadevilla,
pues de capilla en capilla
busca asilo y no sagrado.
Estando en cierto portal
agarrado de un cerrojo,
orinó por el un cojo
y así sirvió de orinal.
Pues en batalla campal,
con arma en mano se esmera
en llevar la dama entera
sin admitir partición
y le dio la posesión
la guerra de la escalera.»
11
«Se dedica, con no menor aplicación que disimulo, al cortejo de
las damas; pero no son tan ocultas que no tengamos noticia de algu-
nas de aquellas á quienes profesa especial cariño. Aunque en esta ciu-
dad tiene algunas, estas vienen á ser como interinas ó sustitutas ó su-
plefaltas de las que deja en , entre las cuales ha7 una criada de su
cuñada, en tanto grado, que asegura su primo el médico, que se le
pega demasiado el pañal y que, si no fuera por respetos de su tio
ya se hubiera casado. Infiere su primo esto de la demasiada pasión,
ardor y desvelo con que se entrega á los galanteos y mucho más de
la aplicación estupenda que tiene al bolero; que, siendo ocupación in-
digna de un teólogo, se precia don no solo de haberla promovido
en sino de prolongarla y autorizarla con su guitarra y cantinelas.»
«Un teólogo que el bolero
con su guitarra ha ensalzado,
merece un sublime grado
h
^PV
— 665 —
pero grado de gaitero;
pues siendo todo su esmero
fomentar bailes y danzas
juntar gente, unir alianzas
para aumentar galanteos,
se vé bien que estos recreos
son sus bienaventuranzas.
No se condena su amor,
si es acto de urbanidad,
ó efecto de caridad,
que en tal caso ya es mejor.
Condénase, sí, el ardor
con que al bolero se ha dado
y que, después que ha gastado
el tiempo en bailes y danzas,
nos venga con confianzas
de teólogo consumado.
Disculpa tuviera el hecho
en la frágil propensión,
si amara con proporción
á una dama de provecho.
Pero que rinda su pecho
á una pilforra estenuada,
criada de su cuñada,
es por cierto un vil oficio,
y es hacer flaco servicio
á la facultad sagrada.»
111
«Con ocasión de pasar á Santander le pareció haber logrado oca-
sión de pasar plaza de hombre distinguido, carácter y elevada gerar-
quía. Dejóse, pues, allí ver vestido de hábito clerical y al verle en-
trar en un lugar tan reverendo y magestuoso, les causó tai asombro
que, juzgando que era el Visitador episcopal, repicaron los campanas
en su entrada. En Santander trabó amistad con una dama medio boba
con la que aún continúa desde acá por escrito, pues, aunque es tan
serio y tan grave, á la bella porción no niega el respeto.»
«Cuando pasó á Santander
tuvo la oportunidad
de dar á su gravedad
(digamos) un nuevo ser.
— 666 —
Dejóse, pues, allí ver
de un modo muy magistral,
pues en traje clerical,
por no ceder de su idea,
se ha entrado por una aldea
causando un susto fatal.
Fué el caso: que allí juzgaroi
que era algún visitador
y movidos de este error
las campanas repicaron;
breve se desengañaron
y breve se arrepintieron,
porque, cuando conocieron
que era un niño el que llegaba,
aunque tabaco tomaba
no por eso le creyeron.
En Santander ha mostrado
la gravedad en su punto,
que este principal asunto
jamás le tiene olvidado.
A una dama ha consagrado
su amor, y se ofrece á ser
de cortina sumiller,
page de manga ó de escoba,
siendo la dama más boba»
IV
«No obstante, á pesar de todo su valor y gentileza le han sucedido
á D andando de tuna, algunps chascos bien pesados y afrentosos.
Sucedióle una noche, que habiendo entrado en una vivienda baja con
otro amigo á ejercer, acaso, oficios de caridad, salieron de allí con
manteos y sombreros llenos de Para hablar á cierta dama, cuando
era apasionado á la medicina, se introducía para hablarla por la bufar-
da del tejado, por no ser visto de los padres que no gustaban de seme-
jante comunicación. Sucedióle una noche, al salir por la bufarda, que,
si un contrincante, que iba á entrar por el mismo sitio, no le hubiera
amparado se caía, sin remedio, á la calle. En otra casa, por el mismo
motivo de no ser conocido de los amos, se ocultó debajo de una cama
y salió de allí cubierto de polvo y telarañas. Se omiten otras aventu-
ras por no causarle rubor »
f
«Se entró con un confidente
en una vivienda baja,
— 667 —
que el diablo mucho trabaja
para pervertir la gente.
Y aunque la astuta serpiente
no consiguió el precipicio,
les dio un infame suplicio,
haciendo que hasta los ojos
salieron llenos de
mas son gages del oficio.
Debajo de cierta cama
se metió para ocultarse
y aunque tuvo que limpiarse
barrió la cama á su dama.
Se vé en precisión quien ama
de usar semejantes mañas:
cubierto de telarañas
y algo más, de allí salió,
por esto, que le afrentó
canoniza sus hazañas.»
Por último, el doctor gallista terminó diciendo:
«Prudente y sabio Senado,
concluí mi relación:
ahora pido perdón
de todo cuanto napa errado.
A los cuatro de este grado
perdón, (como debo), pido,
y si les han ofendido
las recitadas gacetas,
bien saben que son baquetas
que todos hemos corrido.»
668 —
í
I
>
APÉNDICE IX
ANTIGUOS TÍTULOS ACADÉMICOS DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO
(Véase la pág. 148)
A)
TÍTULO DE BACHILLER
^ In Del nomine. Amen. Noverint quot quot hoc viderint ¡nstrumen-
? tum anno Dominí millessimo septengesimo die mense
5 hora Oveti et ejus civitaíis perillustri Universitate constitutum
? personaliter in mei, testiumque ¡nfrascriptorum presentía D oriun-
dum facultati olim incumbentem, ejusque cursibus tempore
legitimo peractis, ac aestimatis, habitaque tentativa in rigoroso exami-
ne, quod justa novissimas Regias ordinationes subiit, ad bachalaure-
atus gradum in praedicta facúltate dignum et idoneum á proeclarissi-
t«. ' mo Doctorum et Magistrorum Claustro-pleno fuisse inventum et
nemine discrepante aprobatüm, calculis emissisque juramentu se
publice et privatim asserturum, defensurum, proedicaturum Beatissi-
mam Virginem Mariam per merita Jesu-Christi Don! N. á primordio
su» conceptionis ab originali labe immunem: in super, observaturum
doctrinam Concilii Const. sess XV, contra Tprannicidium, seu Regi-
cidium, adeo ut, nec etiam ut probabilem aliam erit tenturus semen-
tiam necnon et alus in novissima studiorum lege, tit XVII Regia auto-
I rítate ordenatis ad bachalaureatus gradum fuisse in praenominata evec-
tum scientia dante, et conferente D D D necnoh nejus licentia cathe-
dram ascendisse actumque bachalaureatus publice, et laudabiliter fe-
cisse, et exercuisse. Quorum omnium ad fidem, ipse D bacha-
laureatus publicum petit, ut fieret, eique daretur instrumentum per in-
frascriptum Secretarium prsesentibus qui supra relatis adfuerant testi-
bus D aliisque plurimis Oveti.
V.° B.°- Rector Srius
Et ego Lee D Notarius publicus, et Studii, et Claustri ujus pr«-
clarissimae Universitatis Secretarium, quia his u.ia cum praenomi-
' testibus interfui, hoc instrumentum sigilo proedietse Universitatis,
— 669 —
et signo meo sólito, rogatus, munivi, et proprio Chirographo sus-
cripsi, Die mense et anno suprarelatis.
B)
TÍTULO DÉ LICENCIADO
InDei Nomine. Amen.— Per hoc publicum instrumentum licencia-
tufae Ounctís pateat, et sit notum, quod anno a natívitate Domini mille-
sfnld septingentésimo.... díe.... mense.... hora undécima ante merídiemf
Oveti,et in ejus perillustri Universitate, in mei Notarü publici, et Secre-
tarii ejusdem, testiumque infrascriptorum praesentia, coram D D D
Rectore praedictae Regiae Academias, stantibus ibidem multis omnium
scientídrum, et facultatum Doctoribus, et Magistris, necnon multitudine
copiosa Licentíafum, Bachalaureorum, Scolasticorum, Equitumque
nobilium, praesens adstitít D D Bachalaurus, et per infrascriptos.
D preside, Doctores, nemptie D D D D in examine acérrimo,
et privato juxta forrram Constitutionum dictae Universitatis, in Aula
cor.sueta rigorose examir.atus, praemisis et peractis ómnibus, quae ad
licentiam dicti Bachalauri seeumflum Legem studiorum vigentem re-
quirebantur, eidem D. Rectori humilliter príefatus Bachalaurus petivit
et rogavit, ut quia per suffragia dictorum D D D D qui jam per
schedulas secretas, (ut moris est), deposuerant in dicto tremendo
examine ad licentiam obtinendam, idoneus, habilis, et sufficiens fuit
repertus, dictum gradum, honorem et dignitatem impertiri, pariterque
concederé dignaretur. Tune vero D Rector audita petitione, rationi
consona, et cum eumdem Bachalaurum figuróse et diligenter examina-
tum in rigurossisimo atque tremendo examine (aprobatis vel nemine
discrepante) aprobatum vidisset; et palam humiliter, afque submisse
inclinatum aspexisset, priusque juramentum solemne praestitisse, se pu-
blice, ac privatim asserturum, defer.surum, et praedicaturum Beatissi-
mam Virginem Dei Genitricem Mariam ab originali peccato per J. C.
D. N. merita praeservatam fuisse; insuper observaturum doctrinam
Concilii Constantiensis Sess. XV, contra Tyrannicidium seu Regici-
dium, adeo ut nec etiam ut probabilem aliam erit tenturus sententiam;
similiter docturum, defensorumque supremam potestatem Regiam, Ma-
jestatisque Catholici nostri Monarcluc jura; necnon se ad nullam Lo-
giam seu associationem secretam, cujuscumque denominationis sit,
pertinere, nec aliquando pertinuisse; et de alus, quae juxta Canónicas,
Regalesque Santiones, et dictae Universitatis Statuta promitti et jurare
necesse est: postea auctoritate Apostólica, et Regia qua in hac parte
fan^cbatur ad dictam obtinendam licentiam praefatum Bachalaurum ap-
p/obavií, eique licentiam amplissimam ad Doctoratus Gradum in
eadem Facúltate cum solemninate debita, et consueta recipiendum
dedit, et concesit, ipsumque in dicta Facúltate benemeritum Licencia-
ntf llüCTOR
Tivi'io ni- mooctorat»s
observatu»né !id« otó**»1"1** Reg¡cWm«>; a0 oCtorun.,
origina» pe*** .»£. T^*«*f J^#* **£%*
sastra - t:;r# i—d sSoVe^^:
aoCCre, iegere, etuncrP Wlcrí, exercere
guíes acius Docto**»'
— 671 —
ralibus privilegiis, honoribus, libertatibus et gratiis ubique terrarum, et
marium uti, et potirí valeat: ipsumque Doetorem, ac Magistrum fecit, et
creavit, praefatoque D. Decano ac Patrino dedit plenam, ac liberam po-
testatem insignia doctoralia conferendi. Tune Patrinus auctoritate sibí
commissa Doctoratus insignia cum illorum declaratione, videlicet, in
eapite pileum cum flosculo.... anmuli aurei ornamentum in dígito, librum
in manu, osculum pacis, amplexus delictionis, sedemque doctoraíem
dedit novo doctori ab eoque cum gratiarum actione fuerunt recepta:,
de quibus ómnibus, praedictus DD Doctor in dicta Facúltate
creatus, sibi hoc publicum instrumentum per me infrascriptum Nota-
rium fieri, et dari petivit, et requisivit. Oveti liase acta et data fuere,
anno, mense, die, et hora de quibus supra, prsesentibus ad ea testíbus
D et allis quan plurimis actum hunc condecorantibus.
Et Ego Lie D Notarius publicus, et Studii el Claustri pr^dietse
UniversitatísSecretarius, quia his, quae dicta sunt, una cum prsenomina-
tis testibus interfui, ideo hoc instrumentum sigillo praedictas Universita-
tis, et signo meo sólito rogatus munivi et proprio chirographo subscrip-
si. Die, mense et anno supra relatis V.° B." Rector Srius
— 672 —
APÉNDICE X
I'eKsoSaL directivo y administrativo de los centros Deeüse£an2a
de oviedo y león
(Véanse págs. 160, 161,192, 197, 193,198, 307,351,313,
310, 317, 322, 383, 392, 405,-410, 452, 453, 454 y 225).
Se comprenden aquí no solamente los Rectores, jefes natos, y los
Vice-Rectores, que lo fueron accidentales, de la antigua Universidad,
sino todo el personal directivo de los diferentes centros de Enseñan-
za, en Asturias y León, desde que en 1841 y principalmente desde 1845
se organizó el Distrito Universitario bajo dirección y dependencia del
Rectorado de Oviedo.
Cambió así, con las nuevas leyes administrativas, ef carácter y sig-
nificación del cargo rectoral, gerarquicamente superior al de los Di-
rectores de los varios Establecimientos de Instrucción.
A continuación se publican las relaciones cronológicas del perso-
nal superior de todo el Distrito académico para debido complemento
de las noticas históricas del presente libro.
Universidad de Oviedp
El primer Rector fué pariente cercano del Fundador, que lo había
solicitado de los Testamentarios:
«D.Sancho de Miranda, Abad de Teberga, dignidad déla Santa
Iglesia de Oviedo, es hijo de Diego Fernández de Miranda, señor de
la casa de Miranda y de doña Catalina de Valdés, sobrina del señor
Arzobispo Valdés, hija de su hermana, ha sido colegial en el Colegio
<3e San Pelayo de Salamanca y graduado en aquella Universidad; tie-
ne mil ducados y mas de renta eclesiástica; es de edad de treinta y
seis años Suplica á V. S. ms. nombrarle Rector de la Universidad
que fundan ei Oviedo, que en ello recibirá muy gran merced.»
Murió antes de tomar posesión (papeles de la Testamentaría del Ar-
zobispo Valdés, folios 168 y 225) y designado como interino el Arcedia-
no Marañón Espinosa, colegial en el Mayor de Cuenca, éste fué des-
pués en propiedad el primer Rector de esta Escuela. Ya el Obispo le
había conceptuado muy suficiente para el destino, y el Fiscal de Con-
sejo Gil Ramírez de Arellano dio el siguiente dictamen, si bien equi-
vocando el nombre de Juan $ót Álórtso, por llamarse Juan otro her-
mano:
*B1 Ldo. Juan de Espinosa, canónigo de Oviedo y Arcediano de
Tineo es uno de los hombres mas calificados en virtud y buenas letras,
que hay en este reino, y es de mucha esperiencia, prudencia y gobier-
no. Ya muchos aflos que al parecer del Sr. D. Pedro Puerto Carrero,
Inquisidor general, que murió, y del maestro Fr. Luis de Leonera el
que más entendía las tres lenguas, y la causa de nó haber lucida, tantó^
como pudiera, era haberse contentado con la quietud con que pásá su
vida en aquella Iglesia con ejemplar y general aprobación de su vida
y costumbres. Asi parece y, si el apeteciese, no habría otra persona
tan apropósito para cualquier oficio de aquella Univereidad.» (Papeles
de la Testamentaría del Arzobispo Valdés, folio 167).
Los mas de los Rectores fueron del Cabildo Catedral para poder
tener la jurisdición eclesiástica además de la civil. No siempre tuvie-
ron los superiores títulos académicos, que solían pedir al Claustro y
este los otorgaba con investidura, de pompa y con ciertas dispensas
y exenciones. Mas aconteció que, al solicitarlos el Rector D. Juan
Fernández Arango protestaron ante el Consejo de Castilla los Doctores
y Catedráticos Serrano de Paz (D. Manuel y D. Juan), el P. Mtro.
Osorio y otros, que alcanzaron R. C. de 23 Octubre de 1701 pidiendo
antecedentes para resolver sobre la suspensión rectoral. El informe
del Claustro fué favorable al Rector, y mencionaba otros varios casos
«lo que impone ya costumbre, decía, de graduarse los Rectores,
siéndolo», como los Sres. Valdés Bango U656), Puente (1G74),
Llanes <fl675), Castañón (1687), Cernuda (1695), los Vice-Rectores
Montero (1681), Quirós Cossio (1698), etc; por lo qué el Consejo
supremo acordó por bueno el dicho grado del Sr. Fernández Arango.
(Véanse las actas claustrales de 26 de Octubre y 20 de Diciembre
de 1701.) Mas por estos grados del Rector en ejercicio hubo serias
cuestiones y hondas diferencias, porque era grande, honorífico y respe-
tada la autoridad de quien se titulaba Juez Conservador Apostólico,
Real y ordinario de la Insigne Universidad, su Estudio y Claustro.
En las votaciones rectorales, muchas veces contra Estatutos, hubo
con frecuencia conflictos y desórdenes. A causa de la elección, se
autorizó al Alcalde de hijodalgos de la Cnancillería de Valladolid don
Gutierre Arguelles VakJés para girar una visita á la Universidad,
según consta del Claustro de 21 de Enero de 1636; y en la de 1638 se
acaloraron tanto los ánimos, que el Prelado creyó prudente personarse
en la corporación y, á su presencia, se unieron los votantes de ambas
parcialidades, que designaron por unanimidad al señor Obispo.
El Claustro de 27 de Mayo de 1773 presenta también un cuadro
curioso sobre la autoridad y elección del Rector. El Sr. Franco
Bustillo, que desempeñara este cargo en el año anterior, había pro-
veído de, sustituto á varias Cátedras y entre ellas á la de Súmulas.
— 674 —
Creyéndose perjudicado el maestro García, de la orden de San Fran-
cisco, acudió al Claustro protestando del nombramiento del Doctor
Fuster, que no tenía ejercicios de oposición, por lo qué solicitaba vota-
ción secreta para designar al más idóneo. Antes de llegar á este caso,
el dicho García, otros graduados sustitutos y el maestro Reconco,
Juez de concurso de la Cátedra en cuestión, y también franciscano,
dieron lugar á la pena de excomunión mayor y, aunque se apeló al
Claustro, el Rector insistió, la Fulminó otra vez y levantó la sesión.
Llegó la nueva elección, y dos graduados, uno renunciante de cátedra
y otro sustituto, presentaron memorial para reelegir al Sr. Franco Busti-
11o y, recordando ocurrencias anteriores, consideraron tal medida como
asunto de reputación del Claustro «para no ser juguete de religiosos
faccionarios y no desairar á un superior íntegro y justo á quien
combatían aquellos ambiciosos.» Se opusieron los de las Ordenes
trayendo en su apoyo los Viejos y Nuevos Estatutos de esta Univer-
sidad y de la de Salamanca; pero los promovedores, con muchos
juristas y canonistas, respondieron que la práctica y costumbre legiti-
maba la reelección, pues la legislación salamanquina solamente regía
aquí en omisiones, siendo de notar la diferencia del Rector de ía
antiquísima Escuela, que podía ser un estudiante, mientras en Oviedo
se necesitaba una persona grave y de letras. Hubo otras protestas del
Doctor Canella (D. Domingo) y aunque se votó la reelección del señor
Francos, este se negó á aceptar y fué elegido el Doctor Faes.
En 1812 aparecieron dos Rectores, cada cual con sus Doctores 7
parciales, y este hecho tiene esplicación sencilla. Algunos graduados
solieron de Oviedo con la Junta Soberana de Asturias cuando la inva-
sión francesa, mientras que otros permanecieron en la capital; los pri-
meros nombraron su Rector al Dr. D. Luis Arango, que oTició partici-
pando su nombramiento (Ángulo de 5 deOctubre de 1811), ysecitópara
tratar detenidamente del asunto al siguiente día, mas . no hubo sesión
hasta 28 de Febrero de 1812; y los .que permanecieron en la capital tu-
vieron por tal Rector al de 1808, que así fué considerado por la gene-
ralidad, hasta qne reunidos todos eligieron al Sr. Sierra.
No debe omitirse que quien desempeñaba este cargo no podía abrir
cartas y comunicaciones dirigidas al Claustro (acta de 1 1 de Septiem-
bre de 1728), y las que viniesen con sobre para él y la Corporación de-
bería abrirlas en Ángulo, celebrado al efecto, reservándose el Claustro
la facultad de resolver sobre ellas. (Actas de 23 de Noviembre de 1799
y de 4, 11 y 28 de Marzo de 1800).
El Plan de Estudios de 1824 prescribía que durasen tres años las
funciones del Rectorado, y dio nuevo carácter ala elección de este car-
go con propuesta en terna, arreglada por los siete primeros individuos
que salían á la suerte, bajo la presidencia del mas antiguo. Este la diri-
gía á la Inspeción general de Instrucción pública, á cuya consulta el
Monarca elegía Rector, partipándoloá la Universidad; y así fué el señor
í
— 675 —
Lamuño en 1835 con paseo público por las calles de Oviedo antes del
juramento. La dignidad retoral fué muy considerada y honorífica, y ser-
vida, con muy pocas excepciones, por los prebendados de la Catedral,
de cuyo Cabildo recibían licencia para desempeñarla. En 1835 se dio
un paso para la secularización del puesto nombrando la Corona, sin
propuesta, al Sr. Mata Vigil, de cuyos sucesores solo uno ha sido ecle-
siástico. Desde el plan de 1845 se reservó el Gobierno el nombramiento
de Rector, dentro de algunas categorías, fijadas también por La ley
de 1857, y así constituyó en dignatario del orden civil al que antes, por
el origen de laá Universidades y carácter de los juramentos, se consi-
deraba Pontificio. Finalmente, por la ley de 21 de Octubre de 1868 se
dispuso que el Rectorado lo ejerciese un Catedrático, nombrado por
el Gobierno, con la gratificación de 1,500 pesetas después reducida.
He aquí el Catálogo de los
RECTORES
1608 Sres. Dr. D. Alonso Marañón de Espinosa, arcediano.
Juan Ruíz de Villar, arcediano de Benavente.
Juan Alonso Asiego, deán.
Juan Quijada de Almaráz, canónigo.
Juan de Lazcano, canónigo.
Antonio de Arango, canónigo tesorero.
Martín Vázquez Prada, doctoral.
Juan Menéndez de la Cotariella, canónigo.
Jacome Prieto de Cancio, canónigo.
Tomás Bernaldo de Quirós, idem.
Juan Menéndez de la Cotariella, canónigo.
Pedro Arias, canónigo y catedrático.
Pedro Arguelles, chantre.
Gutierre de Arguelles Valdés, canónigo.
Gabriel de Arguelles, idem.
Pedro Arias Vinuela, idem.
García de Lamadrid, arcediano du Benavcnte»
Pedro Aldrete Torres, canónigo.
Alonso de Vigil, abad de Cenero.
Jacome Prieto de Cancio, maestrescuela,
Alonso de Inclán Valdés, prior.
García de Arango, canónico tesorero.
Toribio Valdés Vigil, arcediano de Rivadeo.
Alonso Inclán Valdés, prior.
Martín Oquerruci Santa Cruz, provisor.
Luis González Muñíz, canónigo y catedrático.
Juan García Ciaño, arcediano de Cordón,
Martín Vara de Reyero, canónigo.
1609
»
»
1610
»
»
1611
»
»
1612
»
»
1613
»
L.
1614
»
Dr.
1615
»
»
1616
»
L.
1617
»
Dr.
1618
»
»
1619
»
»
1620
9
L.
1621
»
*
1622
»
»
1623 y 24
»
Dr.
1625
»
»
1626
»
»
1627
»
»
1628
»
»
1629
»
»
1630
»
L.
1631
»
»
1632
»
Dr.
1633
»
L.
1634
»
Dr.
1635
■»
»
1636
»
»
L
— 676 —
1637 Sres. Dr. D. Diego Collar Uría, doctoral.
1638 » » Pedro Osorio Carvajal, canónigo.
1638 Illmo. Sr. Dr. D. Antonio Valdés, Obispo de Oviedo.
1639 Sres. Dr. D. Matías López Baltablado, vicario general.
1640 » » » Alonso Inclán Valdés, prior.
1641 » » » Diego Collar Uría, doctoral.
1642 » L. » Sebastián Bernaldo de Quirós, canónigo.
1643 » » Cosme de Cué Nocedo, idem.
1644 » Dr. » Alonso de la Concha, idem.
1645 * L. » Domingo de Mier Trespalacios, idem.
1646 » Dr. » Crepis de Escobar, provisor.
1647 » » » Fernando González Castrillón, canónigo.
1648 » L. » Hilario Suárez Ciaño, idem.
1649 » » > Sebastián Bernaldo de Quirós, idem.
1650 » » » Juan Francisco de las Dueñas Estrada, idem.
1651 » » » Cosme de Valdés y Miranda, prior.
1652 á 54 » Dr. » Fernando de Estrada, arcediano de Grado.
1655 » » » Diego Collar Uría, doctoral.
1656 » » » Diego Valdés Bango, provisor.
1657 » » * José del Cosío y Varreda, arcediano de Gordón.
1658 > L. » Andrés de Llanes Estrada, arcediano de Tineo.
1659 » Dr. » José del Cosío y Varreda, idem de Gordón.
1660 » • L. » Andrés Llanes Estrada, idem de Tineo.
1661 y 62 » Dr. » Francisco de Arguelles Celles, deán.
1663 » L. » Alvaro Díaz Miranda Ponce de León, canónigo.
1664 » Dr. » Pedro de Quevedo Hoyos, arcediano.
1665 » » » Diego de Caneja, idem de Villaviciosa.
1666 » L. » Toribio de Mier Inguanzo, canónigo.
1667 y 68 » Dr. » Luis Ramírez y Valdés, prior.
1669 » L. » Juan Manuel Heredia y Valdés, canónigo.
1670 y 71 » Dr. » Diego Bernaldo de Quirós, abad de Villoría.
1672 » L. » Diego Varona Saravia, caballero de Alcántara.
1673 » Dr. » Marcelo de la Puente, provisor.
1674 * L. » Tomás Isidro Bernaldo de Quirós, canónigo.
1675 » Dr. » Antonio Llanes Campomanes, idem.
1676 y 77 » L. » Pedro Riquelme de Quirós, chantre.
1678 y 79 » » » Gonzalo Muñíz Arango y León, canónigo.
1680 y 81 » Dr. » Benito García Escaxadillo, idem.
1682 y 83 » » > Francisco de la Pola Arguelles, arcediano.
1684 » » » García Díaz Miranda Bailongo, canónigo.
1685 lllmo. Sr. L. D. Gerónimo L. de Guevara, del cons.° deS. M.
1685 Sres. Dr. D. Francisco Menéndez Solís, canónigo.
1686 » » » Juan Antonio Castañón, idem.
1687 y 88 » L. » Antonio de la Espriella Jove, idem.
1689 » Dr. » José Antonio de la Concha Miera, idem.
4690 Sres.
1691 y 92
1693
1694
1695
1696
1697 y 98
1699
1700
1701
1702
1703
1703 y 704
1705
1706
1707 á 710
1711 y 12
1713 y 14
1715 y 16
1717
1718 á 22
1723 y 24
1725 y 26
1727
1728 y 29
1730 y 31
1732
1733 y 34
1735 y 36
1737 y 38
1739 y 40
1741
1742
1743 y 44
1745 y 40
1747 y 48
1749 y 50
1751 y 52
1753 y 51
1755
1756
1756
1757 y 58
1759 y 60
1761 y 62
— 677 —
Dr. D. Juan Menéndez Jove, canónigo.
» » Gonzalo de Peón y Vigil, deán.
» » Juan Menéndez Jove, canónigo.
L. » Bartolomé Cernuda y Rico, doctoral.
Dr. » Mateo García Escaxadillo, canónigo.
L. » Manuel Alonso de Salceda, provisor.
Dr. » Juan Menéndez Jove, canónigo.
» » Pedro Fernández Palacio Arguelles, doctoral.
» » Juan Fernández Arango, canónigo magistral.
» » Gonzalo Muñíz Arango y León, canónigo.
» » Alvaro Flórez Abarca, idem.
» » Luis Moran Lavandera, magistral de Santander.
L. » Diego Gerónimo Arguelles Quiñones, canónigo.
Dr. » Francisco A. de Tapia Reinoso, penitenciario.
» » Juan Fernández Arango, magistral.
» » Francisco A. de Tapty Reinoso, penitenciario.
L. »" Gregorio José de Tineo y Hevia, doctoral.
Dr. » Juan Avello Castrillón, doctoral.
» » Juan Francisco de Tineo Estrada, chantre.
L. » José Requejo, canónigo tesorero.
Dr. » Eusebio Velarde y Prada, canónigo.
» » Lope García Infanzón, chantre.
L. » Alvaro Antonio Flórez Abarca, canónigo.
» » Andrés Marrón de Llano Flórez, idem.
» » Pedro Gómez de la Torre, penitenciario.
» » José de Mier Noriega, arcediano de Villaviciosa*
» » Sancho Miranda Solís, canónigo.
» » Lope F. Infanzón, coadjutor de chantre.
Dr. » Nicolás Ignacio de Balbín, canónigo.
L. » Francisco Cañedo Velez, idem.
Dr. » Policarpo de Mendoza, provisor.
» » Alvaro Inclán, canónigo.
L. » Toribio Gerónimo Alonso de Faes, idem.
Dr. » Nicolás Valdés Prada y Navia, idem.
L. » José Añares de Llanes y Aviles, arcediano.
» » José Menéndez de Luarca y Tineo, penitenciario
Dr. » Ignacio Menéndez Valdés, abad de Covadonga.
» » Alonso Francos Arango, magistral.
L. » José Santiago Balbin, canónigo.
Dr. » Benito de Cañas Trelles, idem.
» » Andrés Carlos de Prada y Cienfuegos, idem.
» » Alonso Francos Arango, magistral.
» » José de Pozo y Merino, lectoral.
L. » Antonio Arguelles Quiñones, canónigo.
» » Miguel Pisador y Bergaz, arcediano.
_ 678 —
1763 y 64 Sres. Dr. D. Alonso Francos Arango, magistral.
1765 y 66 » L. » Manuel Gerónimo Carro, doctoral.
1767 » > » Domingo Lorenzo del Carpió, canónigo.
1768 y 69 » Dr. » Ramón Miranda Sierra, lectoral.
1770 y 71 » » » Lope José Valdés, canónigo.
1772 » » » Pedro Francos Bustillo, arcediano en Oreare.
1773 y 74 » » » Blas José Faes, canónigo.
1775 » » » Pedro de-Francos Bustillo, arcediano.
1776 y 77 » * » Domingo Enrique de Puertas, provisor.
1778 y 79 » » Andrés Carlos Prada, canónigo.
1780 y 81 » » » Bernardino Sierra Quiñones, ídem.
1782 y 83 » » » Domingo Enrique de Puertas, provisor.
1784 y 85 » » » Juan Méndez de Vigo, canónigo.
1786 y 87 » » » Domingo Enrique de Puertas, arcediano.
1788 y 89 » » » Juan Méndez de Vigo, canónigo.
1790 y 91 » » » Manuel Arias Flórez, arcediano de Grado.
1792 y 93 » » » Manuel Antonio de la Granda, abad de Cov.*
1794 » » » Francisco Hevia y Noriega, canónigo.
1795 y 96 » L. » José González Candamo, idem.
1797 y 98 » Dr. » Benito Menéndez Valdés, idem.
1799 y 800 » » » Sebastian Velez de Cosío, idem.
1801 , » L. » Ramón de la Cuadra, deán.
1802 y 803 » Dr. » Francisco A. Lamuño Palacio, lectoral.
1804 y 805 » * » Francisco Hevia y Noriega, arcediano.
1806 á 811 » » » Francisco A. Lamuño Palacio, lectoral.
1812 y 13 » » » Bernardino Sierra, arcediano de Tineo.
1814 y 15 » » » Alonso Ahumada, canónigo.
1816 > » » Manuel Diaz Miranda, canónigo penitenciario.
1817 y 18 » » * Isidro Suarez del Villar, penitenciario.
1819 y 20 » » » Domingo Vicente de Casas, provisor.
1821 y 22 Illmo. Sr. Dr. D. Ramón Valdés Llanos, del cons.° de S. M.
1823 » » » Manuel Diaz Miranda, penitenciario.
1823 y 24 » » » Pablo Roces Lamuño, magistral.
1825 » » » Juan Antonio Cabal, (electo) canónigo.
1825 y 26 » » » Juan de la Cruz Ceruelo, penitenciario y prior.
1827 y 28 » » Pablo Roces Lamuño, magistral.
1829 y 31 » » » Andrés Alvarez Lorenzana, canónigo.
1832 y 33 » » » Pablo Roces Lamuño, magistral.
1834 » » » Juan Antonio Barreiro, deán.
1835 y 38 Excmo. é Illmo. Sr. Dr. D. Pablo Mata Vigil, catedrático.
1839 y 42 Sres. Dr. D. Juan Gerónimo Couder, canónigo y catedrático
1842 » » » Manuel Arias Valdés, (electo).
1843 y 44 E. é I. Sr. Dr. D. Domingo A. Arenas Secades, catedrático.
1845 y 51 » » » Pablo Mata Vigil, Jefe de Administración.
1852 y 57 » » » Domingo Alvarez Arenas Secades, idem.
— 679 —
1858 y 59 Sr. Dr. D. Simón Martin Sanz. Jefe de admon.
1860 y 64 Excmo. é Illmo Sr. L. D. Diego R. Bahamonde, marqués, id,
1865 Sr. Dr. » Jacobo Tomás Olleta, id.
1866 Excmo. é Illmo. Sr. L. León Salmean y Mandayo, id.
1867 » Dr. » Domingo Alvarez Arenas Secádes, id.
1868 » L. » León Salmean y Mandayo, catedrático.
1884 Sr. Dr. » Juan Rodríguez Arango, id.
1886 Excmo. é Illmo. Sr. L. León Salmean y Mandayo, id.
1888 Excmo. Sr. Dr. Félix P. de Aramburu, id, Rector actuar
II
VICE- RECTORES
1613 Sres. D. Alonso Marañón de Espinosa.
1615 » » Martín Vázquez Prada.
1627 » » Alonso Martín de Espinosa.
1618 » » Jacome Prieto de Cancio.
1620 » » Juan García Arias.
1623 » » Juan Ruíz de Villar.
1625 » » Martín Vara de Reyero.
1627 » » Cristóbal Serrano.
1630 » » Cosme de Valdés.
1633 » » Juan Flórez de Miranda.
1634 » » Diego Collar Uría.
1635 » » Martín Aguerruci de Santa Cruz.
1641 » » Nicolás García de Llano.
1643 . » » Rosendo Arguelles.
1647 » » José de Agüera Bracamonte.
1648 » » Luis González Muñíz.
1648 » » José Velázquez.
1649 » » Sebastián Bernaldo de Quirós.
1652 » » Luis González Muñíz.
1654 » » Diego Collar Uría.
1655 » » Nicolás González de Llano.
1658 » » Luis González Muñíz.
1663 » » Diego Sánchez Escandón.
1663 » » Fernando de Estrada.
1665 » » Diego de Sierra Valcariel.
1666 » » Diego de Valdés Bango.
1670 » » Luis Ramírez Valdés.
1671 » » Diego Sánchez Escandón.
1671 » » Tomás Serrano de Paz.
1672 > » Juan de Granda.
1674 » » Tomás Serrano de Paz.
44
— 68o —
1675 Sres. D. Juan de Rato Caso.
1675 »
» Andrés de Llanes Estrada.
1676 »
» Francisco Pola Arguelles.
1677 ■
» Antonio de Llanes Campomanes.
1678 >
» Diego Sánchez Escanden.
1679 »
» Tomás Serrano de Paz.
1680 ■
» Gonzalo Muñíz Arango.
1681 '
► » Francisco Montero Obregón.
1683 »
» Toribio Solares.
1684 «
> « Benito García Escajadillo.
1686 «
» Antonio de Llanes Campomanes.
1694 «
► » Francisco Pola Arguelles.
1696 «
► » Benito García Escajadillo.
1698 ■
► » Antonio de Quirós Cosío.
1702 «
► » Pedro Fernández Palacio Arguelles.
1707 «
> t Juan Francisco Serrano de Paz.
1711 «
► » Juan Fernández Arango.
1716
► > Juan Francisco Serrano de Paz.
1717
► R. P. M. Pedro de Santo Tomás.
1718
► D. Juan Francisco Serrano de Paz.
1727
» > Juan Fernández Arango.
1731
» » Pedro de la Torre.
1732
» > Juan Fernández Arango.
1733
• > Lope García Infanzón.
1738
» Rvmo. P. M. F.\ Benito Gerónimo Feijoó.
1743
» D. José Antonio García Fuentes.
1748
• Rvmo. P. M. Fr. Benito Gerónimo Feijoó.
1750
» R. P. M. Fr. José Pérez.
1762
» * P. M. Fr. Manuel Carrera.
1776
» » P. M. Fr. Gabriel Bernaldo de Quirós
1781 Sr
es. D. Lope Jove Valdés.
1797
» * Bernardo de Caso Cobos.
1799
» » Juan Méndez de Vigo.
1838
» > Felipe Vázquez.
1808
> José Rivera.
1812
» » Félix Antonio de Bobes.
1811
» » Manuel Díaz Miranda.
182.)
» F/ancisco Antonio Lamuño.
1821
» Rimó.i de Valdés Llanos.
1823
• Jua i de Dios Ceruelo Velasco.
1823
» » Eusebio Gutiérrez Villarán.
1823
» » Francisco García del Busto.
1829
» » Antonio Piquero.
1834
» • Francisco de Borja Estrada.
1835
» Antonio Piquero.
— 68i —
1842 Sres.
1843 »
1851 »
1852 »
1856 »
>
1861 »
1882 »
1867 »
1868 »
1881 ' »
1882 »
1884 >
1886 »
1894 »
D. Joaquín González Rio.
Pedro Armada y Valdés, conde de Canalejas.
Domingo' Alvarez Arenas Secades.
Clemente Moraleda.
Francisco de Borja Estrada.
Ramón Armesto, (electo).
José Delgado.
Francisco Fernández Cardin.
León Salmean y Mandayo.
Juan Domingo de Aramburu.
Francisco Fernández Cardin.
Fermín Canella Secádes.
Guillermo Estrada Villaverde, (interino).
Félix Pió de Aramburu y Zuloaga.
Fermín Canella Secádes, (Vice-Rector actual}.
III
DECANOS DE LAS FACULTADES
Facultad de Filosofía
1845 Sres. D.
1846 » »
1851-1860 >
Manuel Prado y Tovia.
Clemente Moraleda.
León Salmean y Mandayo.
Facultad de Teología
1845 Sres. D.
1846-1852 »
1860 * »
Antonio Piquero.
Juan Gerónimo Couder.
Francisco Fernández Cardin.
Facultad de Filosofía y Letras
1860 Sres. D. José Delgado.
1863 » » Ramón Armesto.
1866-1868 > Timoteo Alfaro.
1897 > > Justo Alvarez Amandi (catedrático decano actual).
Facultad de Ciencias
1858 Sres. D. León Salmean y Mandayo.
1897 » > Enrique Urios, catedrático decano.
1902 » » José Mur y Ainsa, (idem actual).
— 682 —
m
t
r
Facultad de Derecho
1845 Sres. D. Domingo Alvarez Arenas Secádes.
1853 » > Juan Domingo de Aramburu.
1881 » » Carlos Fernández de Cuevas.
1883 » » Matías Barrio y Mier.
188* » » Guillermo Estrada Villaverde (interino).
1886 » » Félix P. de Aramburu.
1889 » » Adolfo A. Buylla y Alegre (decano actual).
IV
DIRECTORES
Instituto de Oviedo
1845 Sres. D. Clemente Moraleda, (jefe).
1847 » » Ángel Paez, presbítero, catedrático.
1860 » » Rafael Díaz Monasterio, idem, idem.
1878 » » Claudio Polo Astudillo, catedrático.
1894 » » Manuel Rodríguez Losada, idem.
1901 » » Dionisio Martín Apuso, (director actual).
Antiguo y Real Instituto Asturiano y hoy Instituto de JoVellanos
de Gijón
i
1794 Sres.
1798
1799
1804
»
1813
1834
1835
1840
1840
1815
1856
»
1860
1866-1839
»
1870
1870
1872
D. Francisco de P. Jovellanos, capitán de navio.
Francisco García González, teniente de fragata.
José Valdés Bazán, brigadier.
José Maria Cienfuegos Quiñones, idem.
Diego Cayón (interino en ausencia de los dos anteriores
Julio Velarde Herrera, capitán de navio.
Antonio de Condres Pumarino, catedrático, (interino),
Benito Prieto Solares, capitán de fragata.
Ramón García Alas, catedrático, (interino).
Gregorio María Jove Valdés, coronel.
Victoriano Sánchez Cifuentes, catedrático.
Alonso García Rendueles Jove, idem.
Dionisio Aceval Laviada, idem, (accidental en ceses).
Migjel Menéndez Duarte, idem.
José Cienfuegos-Jovellanos y García.
Alonso Fernández Vallín, (accidental en vacantes.)
Francisco J. Junquera y Pía, catedrático.
Juan Junquera Huergo, idem, (interino).
Luciano García Rendueles y Cofer, catedrático.
Francisco Jarrin y Moro, idem, (interino).
-683-
1881 Sres. D.. José María Suárez Ordax, catedrático, (interino).
1883 » » Benjamín del Riego y F. Vallin, catedrático.
» ». Leoncio Cid y Farpón, idem, (interino).
1887 » » Félix de Goiqoechea y Alvarez, catedrático.
1895 » > Justo del Castillo y Quintana, director actual.
Instituto de León
1846 Sres. D. Francisco del Valle, catedrático.
1860 » » Aquilino Rueda, ídem.
1866 » » Vicente Andrés y Andrés, idem.
1873 » » Francisco Ruíz de la Peña, ídem.
1874 > » Vicente Andrés y Andrés, idem.
1880 » » Juan Eloy Díaz-Jimenez, idem.
1881 » » Policarpo Mingóte Tarazona, idem.
1884 » > Juan Eloy Díaz-Jiménez, idem.
1893 » » Policarpo Mingóte y Tarazona, idem.
1895 » » Juan Eloy Díaz-Jiménez, idem.
1897 » > Policarpo Mingóte Tarazona, idem.
1898 » > Juan Eloy Díaz-Jiménez, idem, (director actual).
Instituto de Casariego de Tapia
1867-1901 Sr. D. Antonio Tol y Cancio, párroco de Tapia.
Instituto de Ponferrada
1870 lllmo. Sr. D. Isidro Rueda y López.
1882 Sres. D. Benito Sánchez Martínez, catedrático.
1883 » > Mariano Amador y Andreu, idem.
1884 > > Leandro María Sil van, idem.
Instituto de Santander
1843-1855 Sr. D. Ramón <Je Miranda y Septien, catedrático.
Antigua Escuela de Dibujo y Bellas Artes, lioy de
Artes é Industrias de Oviedo
1785-1807 Sres. D. Juan N. Cónsul Requejo, profesor.
» » » Francisco Alcántara Torrejón, idem, (interino).
1820 » » Miguel Acevedo, idem, (idem).
1832 » » José Castelaro y Perca, profesor.
1836-1839 » » Ramón Beltrán, idem.
1854 » » Vicente Arviol, idem.
1866 » » Serafín Rincón, idem.
1866 » » Ramón Romea, idem.
— 684 —
1900 Sres. D. José M. Y. y Fernández, profesor.
1901 » » Rafael de Zamora, marqués de Valero, (director actual).
Escuela de Artes é Industrias de Gijón
1888 Sres. D. Justo del Castillo y Quintana, Director-Delegado rg.«
1893 » » Fernando Pallares Colmenar, profesor, director.
1894 » » Mariano Marín, ídem, (director actual).
Escuela de Comercio de Gi|ón
1899 Sr. D. Justo del Castillo y Quintana, (director actual).
Escuela de Veterinaria de León
1852 Sres. D. Antonio Giménez Camarero, catedrático.
185* > » Bonifacio de Viezma y Lozano, idem.
1863 » > Antonio Giménez Camarero, idem.
1882 » » Martin Nuñez y Martínez, idem.
1899 » » Cecilio Diez Garrote, idem, (director actual).
Escuela Normal de Maestros de Oviedo
1844 Sres. D. Tomás Rivero, profesor.
1848 »
1856-1875
1876-1878
1879
1890
1895
1895
1897
Fernando Arranz de la Torre, idem.
José Antonio Posada, idem.
Mariano Calzada Balbuena, idem.
José María Flórez y González, idem.
José García y García, idem.
Manuel Muñiz y García, idem.
Heriberto Larios y Fernández, idem, ^interino).
Manuel Muñiz y García, idem, (director actual).
Escuela Normal de Maestros de León
1849 Sres. D. Jacinto Arguello y Rosado, profesor.
1869 » » Gregorio Pedrosa Gómez, idem.
1893 » » Florencio González García, idem, (director actual).
Escuela Normal de Maestras de Oviedo
1872 Sra. D.a Rosario González Alberú, profesora, (interina).
1876 » » Juana Fano Acebal, idem.
1902 » » Rogelia Zubillaga, idem.
— 685 —
Escuela Normal de Maestras de León
1897 Sra. D.a Aurora Miret y Bernard, (interina).
Secretarlos generales de la Universidad y distrito
1836 Illmo. Sr. D. Benito Canella Meana.
1861 D. Miguel Fernández y Fernández.
1866 » Valentín Sambricio.
1867 > Miguel Fernández y Fernández.
1871 » Ambrosio Loza.
1872 t Miguel Fernández y Fernández.
1872 > Manuel Gómez Calderón.
1874 > Arturo Salinas Medinilla.
1875 » Manuel Gómez Calderón.
1899 » Julián M. de Luarca y Secades, (interino).
1899 t José Quevedo y G. Llanos, (secretario actual).
— 686.
APÉNDICE XI
(Véase pag. 170)
VISITA DE INSPECCIÓN POLÍTICA Á LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO EN 1815
Y APROBACIÓN DE LO PROPUESTO POR LOS VISITADORES EN 1817
D. FERNANDO SÉTIMO, POR LA GRACIA DE DIOS, ETC.
A vos D. José Antonio Palacio, Arcediano de Cordón y canónigo de
la Santa Iglesia Catedral de la ciudad de Oviedo y D. Fernando La-
muño, del Gremio y Claustro de la Universidad de dicha ciudad, sa-
bed: Que por mis Reales decretos de 1.° y 8 de Febrero próximo cir-
culados por el mi Consejo en 10 de él, tuve á bien crear una junta para
que, examinando los Planes de estudios que rigen en las Universida-
des del reino, arreglase uno general y uniforme sin escluir ninguno de
los que influyeron para asegurar la felicidad espiritual y temporal de
mis vasallos y en 6 del mismo mes se dirigió al mi Consejo por don
Tomás Moyano, Secretario de Estado y del despacho universal de
Gracia y Justicia, la Real orden que sigue:
Excmo. Sr.: Cerciorado el Rey de que algunos de los maestros de
los Estados reales de San Isidro de esta Corte, de las Universidades
de Salamanca, Oviedo y Santiago, del Seminario de San Fulgencio de
Murcia, han abrigado, sostenido y propagado opiniones perniciosas á
la religión é inductivas de subverción á las legítimas potestades y que
el mal ha cundido tanto, que exige el mas pronto remedio: Que esto
solo puede conseguirse separando de la enseñanza á tales maestros,
prohibiendo que esta se dé por los libros ú obras que hayan podido
ocasionar tan perjudiciales errores, sustituyendo otros que contengan
sana doctrina y tomándose conocimiento puntual del estado de los
espresados establecimientos en lo económieo y científico de ellos; para
proveer pronta y provisionalmente sin apelación cuanto se contemple
necesario á impedir el progreso del daño que se sufre, se ha servido
mandar que los Estatutos reales de San Isidro de esta Corte sean vi-
sitados por el ministro del Consejo Real D. Nicolás María de Sierra y
D. Felipe Montoya Diez, canónigo lectoral de la ciudad de Plasencia.
La Universidad de Salamanca por el Director de la misma D. Manuel
Caballero á quien S. M. Concede los honores de oidor de la Cnanci-
llería de Valladolid, en remuneración de la constancia y lealtad con
— 687 —
que sostuvo en las Cortes, llamadas extraordinarias, la religión y el
trono y por D. Gerónimo Castrillón, maestro de escuela de la cátedra
de Huesca; la de Oviedo porel Arcediano de Cordón y canónigo de
la Catedral de dicha ciudad D. José Antonio Palacio y D. Francisco
Lamuño de aquel Gremio y Claustro. La de Santiago^por el P. D. Fray
Teobaldo Rodríguez, electo Abad de San Isidro de León y D. Juan
Martínez Oliva, canónigo cardenal de la Catedral de dicha ciudad, Y
últimamente el Colegio Seminario de San Fulgencio de Murcia, por
D. Francisco Cortés, canónigo lectoral de la Catedral de Palencia,
cuyas personas merecen la confianza del Rey por su orden y letras y
por las pruebas que tienen dadas de -lealtad á su Real persona. A los
que el Consejo espedirá prontamenle las competentes Reales cédulas
revistiendo las mas amplias facultades señalándoles las dietas que es-
time pagaderas de los fondes de los respectivos Estudios y Seminario,
haciéndoles los encargos y prevenciones oportunas y para el pronto
despacho de las visitas, sino también para que las evacúen con el
acierto y utilidad publica á que se dirigen, á cuyo fin se pasarán á [os
Visitadores nombrados para las Universidades de Salamanca, Santiago
y Oviedo las noticias que obran en este expediente, y quiere S* M*
que, concluidas las visitas, presenten todos los Visitadores eí expe-
diente original con su parecer con el Consejo y para que examinados
en él con audiencia dé los Fiscales, consulte en su razón lo que se le
ofrezca y parezca.
Lo que de orden del Rey participo á V. E. para que disponga su
cumplimiento etc.=Dios guarde etc.=Palacio 6 de Febrero de 1815.=
Tomás Moyano.=Señor Presidente del Consejo. — Publicada en el mi
Consejo la antecedente R. O. lo mandó guardar y cumplir y que para
el modo de mi ejecución se pasase á mis fiscales con los antecedentes
que hubiese, quienes en su vista espusieron lo siguiente:
Los fiscales se han enterado de la Real Orden de 6 de este mes,
en la cual por muy justas y graves causas, se dignó S. M. nombrar
personas de su real confianza para hacer las visitas de las Universida-
des de Salamanca, Oviedo y Santiago, de los estudios reales de Sai
Isidro de esta Corte y del Seminario de San Fulgencio de Murcia,
mandando al misino tiempo que el Consejo expidiese á favor de estos
Visitadores regios las cédulas correspondientes con las mas amplias
facultades y las prevenciones oportunas: Y para que esto tenga el de-
bido efecto dicen: que las piadosas y benéficas intenciones de S. M.
están bien manifestadas, tanto en la citada Real Orden, como en los
soberanos Decretos de primero de este mes, y se dirigen á proporcio-
nar á sus leales vasallos una sólida y bien ordenada educación, para
preservarles de los errores y vicios que produce la ilustración viciada.
Ningún asunto más importante ni más digno de un gran Rey, que
este cuidado por cuyo completo desengaño aspira ansiosamente S* M.,
porque de la inspección y cuidado de los estudios públicos, no sola-
— 688 —
mente depende la felicidad y gloria de la nación, sino también la segu-
ridad del Estado, pues es una verdad comprobada por la historia de
todas las naciones y de todos los siglos, que floreciendo las ciencias,
florece y prospera el Estado y que aquellas florecen, á proporción que
el Príncipe las protege y adelanta.
Por otra parte, sino se prescribe una enseñanza uniforme y aco-
modada á la forma del Gobierno bajo, del cual nos colocó la divina
Providencia, para que los subditos desde sus más tiernos años se im-
buyan en sana doctrina y se acostumbren á amarle, tanto como á su
propia conservación por más moderado que sea, no faltarán quienes
intenten novedades subversivas, con las que peligraría el Estado.
Tan importantes fines por ningún medio se consiguen tan bien co-
mo por las visitas, que son el nervio ó eje que sostiene toda la disci-
plina tanto civil como eclesiástica, pues así como no pueden curarse
las enfermedades si el médico no visita ó examina cuidadosamente al
enfermo para aplicarle remedios oportunos, tampoco pueden corregir-
ce los abusos de los estudios, ni conservarse la sana doctrina y bue-
nas costumbres, sino se inquiere y toma conocimiento del estado inte-
rior y exterior en lo científico y económico de las Universidades y es-
tudios públicos, para averiguar las causas de su relajación y proveer
de remedio. Por la misma razón á petición de los Reinos en las céle-
bres Cortes de Toledo del año de 1480, se mandó nombrar visitadores
que fuesen cada año por las provincias á inquirir cómo se administra-
ba la justicia, y en las de la misma ciudad en el año de 1525, se pidió
que se nombraran visitadores para visitar todos los monasterios; reco-
nocer los bienes sobrantes de ellos y el número de individuos necesa-
rios, contando tanto estas Cortes como las de Madrid del año de 1528,
que el medio de enviar Visitadores era mejor que el de las residen-
cias, y añadiéndose en las "celebradas en Madrid el año de 1552, que
de tres en tres años saliesen Consejeros á visitar las Cancillerías y
las Universidades.
No podía ocultarse á la sabiduría del Consejo la importancia de las
frecuentes visitas de las Universidades, y conociéndolo así en el año
de 1610, mandó por el auto acordado siete, título siete, libro primero
de la Nueva Recopilación, que además de las Visitas generales ó ex-
traordinarias visitase el señor Ministro, Presidente del Consejo de la
Mesta, la Universidad de Salamanca y en otro la de Valladolid, y que
para la de Alcalá, nombrase el señor Presidente de Consejo en cada
año á otro de los señores Ministros de él.
La falta de estas visitas dio ocasión á la decadencia de las Univer-
sidades y estudios públicos y con el fin de conseguir el restablecimien-
to, mejoras y perfección de ellos, por otro auto acordado de 20 de Di-
ciembre de 1769, se nombró para cada una de las Universidades á un
señor Ministro del Consejo por Director, cuya vigilancia no bastó
para impedir los estragos de la pasada invasión, fruto de una erudi-
ción viciada y corrompida.
— 689 —
Creyeron los Fiscales que debieron detenerse en señalar el objeto
de los paternales desvelos de S. M. y la cenveniencia del medio adop-
tado para conseguirlo, á fin de que corresponda á uno y otro la ejecu-
ción de la visita decretada en dicha Real Orden y también para que
pueda el Consejo hacer general á todas las demás Universidades y es-
tudios públicos, tan saludable y necesaria medida, con lo cual se evi-
taría el disgusto y sentimiento que podría causar el singularizar al-
gunas, cuando todas ellas se distinguieron y esmeraron en manifestar
su lealtad y amor al Soberano en la pasada guerra.
Para que dichos Visitadores puedan tomar conocimiento puntual
en todo lo económico y científico de los estudios públicos con la pron-
titud, acierto y utilidad pública, que S. M. desea para gloria de la
nación, sería oportuno el que se encargase al Consejo tuviese pre-
sente la sabia Instrucción, formada para gobierno de los señores Mi-
nistros, Directores de las Universidades, que se halla inserta en la ley
cinco, título tercero, libro octavo de la Novísima Recopilación, para
que, con conocimiento de cuanto en ella se ordenare, averiguasen
los progresos y decadencia de la instrucción pública, examinasen las
causas de que proceden, y propusiesen los remedios que crean conve-
nientes para la reforma ó mejora de los estudios cuya imperfección ó
vicios puede, provenir de los Maestros y discípulos del plan y método
de los ejercicios y gobierno escolástico y de la insuficiencia, manejo
é inversión de las rentas.
Por lo respective á los maestros ó Catedráticos deberá recibirse
justificación sobre su idoneidad, conducta y costumbres, y sobre lo
que enseñan y cómo enseñan, á fin de separar á los que propagasen
opiniones perjudiciales á la Iglesia y al Estado y suspender á los des-
cuidados, examinando si convendría prohibirse concedan las jubila-
ciones sin más causa que tener veinte años de Catedrático, para que
estos no absorban las rentas de las Universidades, respecto á los dis-
cípulos, podrá encargarse á los Visitadores que informen de si se
tiene el importante cuidado en la elección de ingenios, á fin de no
permitir á todos toda clase de estudios, sino á aquellos á que respec-
tivamente los llame su índole ó naturaleza como lo ejecuta todo buen
padre de familia con sus hijos. Cuyo encargo no debiera fiarse á los
Catedráticos por el interés que tienen en la concurrencia de discípulos
y por la falta de autoridad é inficiente para repeler á los ineptos, por
lo cual convendría mucho al público, como lo advierte el P. Fr. Job en
su Teatro crítico, que en cada Universidad hubiese un Visitador ó
examinador señalado por el Príncipe que informándose cada año de
los que son aptos ó ineptos para las letras limpiase de estos las Escue-
las y con este arbitrio habría más gente para ejercer las artes.
Esto se conseguirá fácilmente, si para los estudios mayores no se
admitiese sin el riguroso examen de la Lengua latina, que previene
la ley segunda, título cuarto, libro ocho de la Novísima Recopilación
— 690 —
y sin el necesario conocimiento ó estudio de la Retórica, Poética y
Lengua griega, cuya falta es la causa del atraso que se nota en nues-
tra literatura: y si hubiera el debido cuidado de la asistencia y apro-
vechamiento de los discípulos, como está encargado por la lev
octava, título siete del mismo libro, y el necesario rigor en el examen
de dichos adelantamientos para ganar el curso sobre lo cual se podrá
recibir información, como también sobre el porte, traje, conducta, lujo
y costumbres de los estudiantes.
Por lo que toca á lo establecido en los Estatutos, Plan de estudios
y Ordenes generales y particulares, convendría apurar lo que se
guarda ó deja de guardarse, como también los abusos que se hubie-
sen introducido en los ejercicios literarios y académicos en la colac-
ción y coste de los grados mayores y menores, á Fin de prohibir los
libros que puedan ocasionar errores, y sustituir otros en su lugar
y de mejorar el método de los ejercicios de oposiciones y actos mayo-
res y de proponer todo lo demás que sea conducente para formar el
Plan de estudios, que S. M. tiene encargado á la junta creada por
su Real decreto de primero del presente mes. Por último, puede
haber habusos en el ejercicio de la jurisdición escolástica en la elec-
ción de Rector, en la celebración de los Claustros, en la recaudación
distribución y manejo de las rentas y en otros puntos del gobierno de
las Universidades ó estudios y cuya reforma sea necesaria para que
prosperen estos y para que los maestros, los edificios y Biblioteca
tengan la dotación, libros, máquinas y utensilios necesarios para la
enseñanza de las ciencias del modo que S. M. apetece, de todo lo
£ual deberán informarse los Visitadores, procurando el debido reinte-
gro de los bienes, libros y efectos que, con ocasión de la pasada
guerra, se hubieren vendido ó estraído de la Biblioteca y Monasterios
que tenían las Universidades; con estas advertencias y las amplias
facultades que S. M. concede á los Visitadores, creen los Fiscales
que podrá el Consejo mandar librar las Reales cédulas correspon-
pondientes á las personas encargadas de la visita de los estudios
públicos que quedan espresados provean provisionalmente y sin ape-
lación cuanto sea necesario á impedir el progreso del mal y á la refor-
ma y mejora de la enseñanza y remitan todas las diligencias de la
visita con informe al Consejo, quien podrá al mismo tiempo hacer
presente á S. M. la necesidad de nombrar Visitadores para todas las
demás Universidades y estudios públicos del reino ó acordará sobre
todo, como tenga por más acertado.-=Madrid 24 de Febrero de 1815.
Y visto todo en el mi Consejo pleno, por auto que proveyeron en
8 de este mes, se acordó expedir esta mi cédula, por la cual, y con-
fiando de vuestra virtud y letra y por las pruebas que tenéis dada^de
lealtad á mi Real persona, que desempeñareis este encargo con el es-
mero y acierto que requiriese su importancia, os nombro por Visitado-
res de la Universidad de Oviedo, y os mando que, con presencia de la
— 691 —
Instrucción formada para gobierno de los Ministros Directores de las
Universidades del reino que se halla inserta en la ley quinta, título
tres, libro octavo de la Novísima Recopilación, averigüéis los progre-
sos ó decadencias de la Instrucción pública en dichos Reales estudios,
examinando las pausas de que procede y proponiendo los medios que
creían convenientes para la reforma ó mejora de los estudios, y al
efecto recibiréis purificación sobre la idoneidad, conducta y costum-
bres de los maestros y Catedráticos y sobre lo que enseñan y cómo
enseñan, á fin de separar á los que propagasen opiniones perjudiciales
á la Iglesia y al Estado y suspender á los descuidados. También la re*
cibireis acerca del porte, conducta, lujo y costumbres délos estudian-
tes, su aptitud, y si hay el debido cuidado de la asistencia y aprove-
chamiento de todos ellos. Examinareis si se observa lo establecido en
los Estatutos, Visitas, Plan de estudios y Ordenes generales y par-
ticulares. Los abusos que se hubiesen introducido en el uso de la Ju-
risdicción Escolástica y todos los demás puntos que proponen mis Fis-
cales en su exposición, que va inserta, según como en ellos se contie-
ne, y las diligencias que practicareis las remitiréis al mi Consejo por
mano de D. Bartolomé Muñoz de Torres, mi Secrelario, Escribano de
Cámara más antiguo y de gobierno de él con vuestro parecer, para
que examinadas en él con audiencia de mis Fiscales me consulte en su
razón lo que se le ofrezca y parezca, y para que puedan proceder con
más conocimiento en el desempeño de esta comisión, se os remitirán
con esta cédula los antecedentes que existen relativos á planes ó me-
joras de los citados Reales estudios, y mando al Director, Catedráti-
cos y demás dependientes de los citados Reales estudios de cualquiera
clase, estado ó condición que sean os reconozcan por tales Visitado-
res y no os impidan ni pongan el menor embarazo en la ejecución de La
referida visita y en todo lo demás concerniente al desempeño de esta
comisión antes bien coadyuven en lo que esté de su parte á todo lo
que sea necesario facilitándoos las noticias, papeles y todo lo demás
que conviniese para vuestra cabal instrucción: Que para todo y cada
cosa y parte de ello os doy el poder cumplido y comisión en forma tan
bastante, como es necesario y de derecho se requiere, que así es m¡
voluntad. Dada en Palacio á 21 de Marzo de 1815. = Yo el Rey.=Yo
D. Juan Ignacio de Ayestarán, Secretario del Rey nuestro Señor, la
hice escribir por su mandado.=Registrada. ^Aquilino Escudero, Te-
niente de Canciller mayor.=Aquilino Escudero.=El Duque del Infan-
tado. =^D. Gerónimo Antonio Díaz. =D. Bernardo Riega.=D. Miguel
Alonso Villagomez.=D. Todeo Gómez. =V. M. se sirve nombrar para
Visitadores de la Universidad de Oviedo á D. José Antonio Palacio,
Arcediano de Cordón, y á D. Francisco Lamuño, del Gremio y Claus-
tro de la Universidad de dicha ciudad. ^Corregida.
DON FERNANDO SÉTIMO, POR LA GRACIA DE DIOS, ETC
A vos el Rector y Claustro de la Universidad de Oviedo y demás á
— 692 --
quien corresponda el cumplimiento de esta nuestra carta salud y gra-
cia, sabed:
Que por R. O. de 6 de Febrero de 1815 tuvimos á bien resolver
que, por las personas que al efecto nombramos, se hiciese visita de
diferentes Universidades y estudios donde se habían abrigado opinio-
nes perniciosas á la Religión é Inductivas de subversión á las legítimas
Potestades comisionando por lo respectivo á la de esa ciudad á don
José Antonio Palacio, Arcediano de Gordón y canónigo de la Catedral
de ella, y á D. Francisco Lamuño, del Gremio y Claustro de la misma
Universidad, quienes en uso de su comisión procedieron desde luego
á tomar los informes y recibir las justificaciones que estimaron conve-
nientes, así por lo respectivo á la enseñanza, autores por donde se
hacia y plan que se seguía en esa Universidad, como respecto á la
conducta de los Catedráticos y su asistencia á las cátedras.
De ellos resultó que, si algunas máximas subversivas se habían
difundido, no había sido por culpa de los Maestros en quienes nunca
se había notado cosa que desdigese del amor y respeto á nuestra Real
Persona, y legítimas autoridades, sino del método que se seguía fau-
tores que se señalaban, confo'rme al nuevo Plan de Estudios conteni-
do en nuestra Real Cédula de 12 de Julio de 1807, sin que se señalase,
ni aun indicase un solo Catedrático que se hubiese hecho sospechoso
por su doctrina, en lo que contestaron los eclesiásticos seculares y
regulares mas provectos, varios ministros de esta Real Audiencia y
demás que fueron preguntados.
Que habían tenido por conveniente suprimir las lecciones que se
hacían por la obra de Lakis en el primer año de Cánones, sustituyen-
do en su lugar las Instituciones Canónicas de Berardi, que instruían
en los sanos principios del derecho Canónico sin riesgo.
Resultó también la disminución que se había experimentado en el
número de Graduados y cursantes de esta Universidad por efecto de la
última guerra en que habían tomado las armas muchos de ellos, y
gran parte continuaban el servicio militar y la que se seguiría indis-
pensablemente sino se les eximiese del sorteo antes de recibir el gra-
do de Bachiller.
Que si bien la Biblioteca, que contenía bastantes volúmenes prohi-
bidos, había estado franca y esto podía haber contribuido á que se es-
parciese la doctrina que se trataba de evitar, estaba remediado, por
cuanto restablecido el orden, se habían puesto las obras prohibidas en
pieza separada y con la custodia correspondiente, y no se podía dudar
de la recomendable conducta y exactísimo celo del Bibliotecario prime-
ro, que tomaría las disposiciones necesarias para evitar su lectura á
los que no estuviesen autorizados por el Tribunal de la Inquisición.
Entre otros particulares que se propusieron á los Visitadores, fué
uno apoyado por varios Abogados del Colegio de esa ciudad de que
se restableciese el Plan del año 1774, con que tantos progresos se
— 693 —
habían hecho en la Universidad, lo que apoyaron los Visitadores, pro-
poniendo igualmente que, en la facultad de Cánones se esclúsese de
la enseñanza pública el Van-Espen mientras no se corrigiesen sus
opiniones arriesgadas en otras impresiones pues, como ahora co-
rre, era aventurada su lectura como también la del Selvaggio á los
jóvenes.
Y por lo tocante á la Filosofía y Teología podría darse la enseñan-
za por el método y autores por los que se hacía antes del Plan
de 1807.
Que no se obligase á los cursantes á asistir á las Cátedras de
Matemáticas y otras que, si bien ilustran y disponen mucho para otras
ciencias, no así para las carreras de Teología, Cánones y Leyes; y
concluyeron esponiendo la indispensable necesidad de dotar compe-
tentemente la Universidad que, por falta ó poco valor de los arbitrios
que le estaban asignados, se hallaba en el estado más lamentable sin
que pudiesen por esta razón observarse las leyes que prevenían lo
conveniente en orden al decoro de los cursantes y sus Maestros en el
trage y demás requisitos para la asistencia á la Universidad. Vistas
por el nuestro Consejo las diligencias de visita é informe de dichos
Comisionados con lo que sobre todo espusieron así los nuestros Fisca-
les, como el Ministro Director de esa Universidad, nos hizo presente
su dictamen en consulta de 30 de Agosto del año próximo pasado,
manifestando, entre otr.as cosas, advertía en las mismas diligencias
que los Catedráticos propietarios é interinos habían enseñado por los
libros señalados en el Plan de Estudios de 1807, sin separarse de su
observancia y que en su esplicación no habían esparcido á sus discí-
pulos doctrinas sospechosas y sí, por el contrario, las que siempre se
habían enseñado en la Universidad; por lo que era de parecer en este
particular que Nos sirviésemos declarar que no había habido justo
motivo para imputar á los Catedráticos de la Universidad la enseñan-
za de doctrinas perniciosas á la religión é inductivas de subversión
á las legítimas autoridades, y que estábamos convencidos y satisfechos
de su religiosidad, celo y lealtad en el cumplimiento de sus deberes
morales y políticos; y por nuestra Real resolución á dicha consulta,
que ha sido publicada y mandada guardar y cumplir por el nuestro
Consejo en 22 de este mes, se acordó espedir esta nuestra carta. Por
la cual aprobamos la visita de esa Universidad practicada por los
citados D. José Antonio Palacio y D. Francisco Antonio Lamuño, á
consecuencia de nuestra Real Orden de 6 de Febrero de 1815.
Y es nuestra voluntad que en esa Universidad rija y gobierne el
Plan de Estudios del año 1774, ínterin se forma y establece por la
Junta, creada al efecto, el general acordado por nuestra Real resolu-
ción en Real Desreto de 1.° de Febrero de 1815.
Que en los libros de enseñanza se hagan las variaciones, que pro-
pongan los Visitadores, y que los cursantes en esa Universidad gocen
— 694 —
exención del sorteo, presentando calificación de matrícula y otra
jurada de los respectivos Catedráticos en que conste su puntual asis-
tencia y aprovechamiento, quedando esta providencia sujeta ¿ lo
que se resuelva en el Plan general, mandado formar por citado Real
Decreto.
Que se encargue al Bibliotecario la pronta habilitación de la Bi-
blioteca y el exacto cuidado y custodia de los libros prohibidos, y por
lo respectivo á la dotación de las Cátedras, se tendrá presente lo
resuelto por nuestra Real Persona á consulta de 30 de Enero del
año próximo y provisión espedida en su virtud en 21 de Junio de
este año.
Y os mandamos veáis esta nuestra Real resolución, y la guardéis,
cumpláis y ejecutéis y hagáis guardar cumplir y ejecutar en todo y
por todo como en ella se contiene, sin contravenirla, permitir, ni dar
lugar se contravenga en manera alguna,
Dada en Madrid á 24 de Septiembre de 1817. = E1 Duque del Infan-
tado.=D. Manuel de Torres.^D. Felipe de Sobrado. =D. Juan Benito
Hermosilla.=D. José Montemaj>or.=Dr. D. Manuel Antonio de San-
tiesteban, Secretario del Rey nuestro Señor y su Escribano de Cáma-
ra. = La hice escribir por su mandado, con acuerdo de los de su Con-
sejo por el Secretario Muiioz. = Registrada. = Aquilino Escudero, Te-
niente de Canciller mayor.=Aquilino Escudero.=Para la Cárcel de
Corte quince reales.=V. A. aprueba las diligencias de visita de la
Universidad de Oviedo en la forma que se expresa. = Corregida.
695 —
APÉNDICE XII
( Véanse, págs. 110, 150, 168, 175, 178, 239 y 243.)
EXCMO. t ILLMO. SR. D. JUAN PÉREZ VILLAMIL
Sabido es que se difundió por España la triste nueva del 2 de Mayo
con la conocida proclama del Alcalde patriota: «La patria está en
* peligro. Madrid perece víctima de la perfidia francesa. Españo-
les, acudid á salvarle. Mayo 2 de 1808.— El Alcalde de Móstoles. »
En tranquilo retiro de este pueblo vivía á la sazón D. Juan Pérez
Villamil, cuando la próxima capital de España ya pensaba en su nombre
para individuo de una Junta defensora del Reino en días de zozobra
para la libertad de España, acechada por muchas tropas francesas
estendidas cautelosamente por la nación. Allí sorprendió D. Juan en
la tarde del 1.° de Mayo á un traidor con pliegos reservados dirigidos
á Extremadura y Andalucía, en qué se alentaba á las provincias á la
sumisión en favor de Francia.
Era Pérez Villamil secretario del Almirantazgo; por su ciencia y
virtud gozaba del mayor prestigio, y á su llamamiento en la villa de
Móstoles acudieron en seguida D. Andrés Torrejón y D. Simón Her-
nández, alcaldes 1.° y 2.°, los regidores, el cura párroco y personas
influyentes de la localidad.
Aquella reunión de patriotas envió emisarios á Madrid á fin de ave-
riguar lo que pasaba. Cuando tornaron éstos al declinar el 2 de Mayo
relatando las cruentas esceñas de aquel día, Villamil arengó al pueblo
y, para contrarrestar las proclamas que Murat remitía á provincias,
propuso y dictó tan breve y airado bando, que firmó el memorable
Alcalde, siendo dirigido á las comarcas meridionales y occidentales
de España, transmitido á Sevilla con gran velocidad, por caminos no
directos ni frecuentados. Fué aquel parte, dice Vargas Ponce, «chispa
•eléctrica, que cundió á Europa y, al fin, la purificó de tiranos.»
Toreno, Arteche y los historiadores de la guerra de la Independen-
cia recuerdan este suceso nobilísimo. En 1886 el entonces Alcalde
Presidente del Ayuntamiento de Móstoles remitió á quien esto escribe,
con otros documentos y folletos interesantes, copia de la lápida colo-
cada en la casa consistorial de aquella población: *2 de Mayo de 1808.
A D. Juan Pérez Villamil— iniciador de la Guerra de la lndepen-
45
— 696 —
dencia—á los Alcaldes de esta villa— D. Andrés Torrejón—y /). S/-
món Hernández— que secundaron tan patriótico movimiento— para
perpetua memoria— la Junta revolucionaria de 1868.*
Hé aquí algunas noticias del preclaro asturiano:
D. Juan Pérez Villamil y Paredes nació en Puerto de Vega (Navia)
en l.° de Mayo de 1754 y siguió los estudios de Derecho en la Univer-
sidad de Oviedo, donde fué también maestro. Ejerció la profesión de
abogado en Madrid señalándose por su ilustración y firmeza de carác-
ter; publicó á la edad de 24 años el conocido trabajo sobre las «Le-
yes de Toro»: (Doctrina Doct Antonii Gomezzi ete/us addentis ne-
potes Dictad Gómez Cor de jo ad leges Tauri escudeata et incom-
pendum redacta cum legib. concordante recopit, in gratiam gurisp
juvent) (1776); y siguió después con otros escritos diversos, siendo
curiosa la Disertación sobre la escelsitud de Abogados, etc. (1782),
dedicada á su insigne paisano Campomanes y, bajo el pseudónimo de
«Juan Paredes», unas Memorias sobre los Reyes de Asturias en Cartas
á un Profesor de Alcalá (1786). En 1789 fué nombrado fiscal de la
Audiencia de Mallorca, donde dejó gratísimos recuerdos de no pocas
reformas debidas á su iniciativa, leyendo también en aquella Sociedad
Económica el Elogio de Carlos III, y escribiendo el Cronicón ma-
llorquín ó Historia civil de aquella isla. Electo Regente de la
Audiencia de Oviedo en 1798, no tomó posesión por haber sido nom-
brado seguidamente fiscal del Consejo Supremo de Guerra, y volvió en-
tonces á briílar en la corte por sus dotes de magistrado integérrimo y
por sus vastos conocimientos jurídicos, históricos y literarios. En
1803 fué elegido académico supernumerario de la Real de la Historia,
numerario en 1804 y en 1807 Director de la misma Corporación, perte-
neciendo además como miembro honorario y supernumerario á la Aca-
demia española de la Lengua. Presentó al Instituto histórico varios
proyectos para recopilar todo lo referente á España en los antiguos
historiadores griegos y latinos (que después realizó el erudito señor
Cortés y López); redactó profundos informes y dictámenes; y la dejó
rica colección de papeles, apuntes y documentos importantes. Por estos
últimos años era ya Ministro auditor general y Secretario del Almiran-
tazgo, en cuyo puesto le sorprendió la invasión francesa, siendo ense-
guida designado para una primera Junta Central en representación de
su amigo y paisano Jovellanos, cautivo e.i Bellver de Mallorca.
También el fué llevado prisionero á Francia cuando entró en Ma-
drid el rey intruso Bonaparte, y en aquella nación era muy vigilado
porque no se desconocía su valer é influencia en España; sin embargo,
Napoleón le permitió regresar á la península con objeto, alegado por
Pérez Villamil, de dedicarse á trabajos literarios y traducción de Co-
lumela. A su llegada á Alicante, de donde se fugó embarcado para
Cádiz, fué nombrado Consejero de Estado; más enseguida, fiján-
dose en la rectitud y ciencia del ilustre astur, las Cortes le eligieron
— 697 —
para formar parte del Consejo de la Regencia del Reino; elevado
puesto que Villamil, hombre de extremada modestia, se apresuró á
renunciar y lo aceptó forzosamente, bajo el imperio de críticas circuns-
tancias y por consejo de los amigos, jurando el cargo el 29 de Sep-
tiembre de 1812, y prometiendo seguir «por los rectos y luminosos prin-
cipios, dijo, del admirable Código constitucional, que las Cortes aca-
baban de dar á la nación española.»
No es ésta la ocasión de narrar sus gestiones como Regente, ni
menos exponer el antagonismo entre la Regencia moderadora y las
innovadoras Cortes; pero sí resulta que pasó allí momentos muy amar-
gos, y que fué poco á poco modificando sus ideas con espíritu de
resistencia para toda innovación. En otra ocasión publicaré estudios y
noticias sobre esto, indicando aquí solamente que Pérez Villamil cesó
con sus compeleros en el cargo de Regente por decreto de las Cortes
de 8 de Marzo de 1814.
Vivió retraído hasta la entrada de Fernando VII en España. Enton-
ces fué llamado á Valencia é intervino principalmente en la redacción
y publicación del tristemente famoso decreto de 4 de Mayo de 1814,
cumplimentado después con crueles persecuciones, muy lejos del
ánimo de Villamil, que fué siempre magistrado recto y justificadísimo,
aunque entonces vencido por las circunstancias, condiciones de mo-
mento y presión de la corte dominada por intrigantes. El también fué
después una de las víctimas, aunque de otra manera. El rey le nombró
Ministro de Hacienda en Noviembre de 1814; pero Villamil, probo,
serio y circunspecto, no era secretario de despacho á gusto de aquella
indigna camarilla, y bien presto en Febrero de 1815 fué separado por
aquel monarca, que tuvo escaso respeto á las virtudes y menos grati-
tud para los servicios del ilustre hijo de Navia y de miles de españoles.
Pérez Villamil favoreció cuanto pudo los intereses de su provincia
natal. Representaba en la corte á la Sociedad Económica de Amigos del
País de Asturias, de la que fué Director perpetuo desde 1816 á 1820,
y manifestando en 1816 que el Rey (en simulado destierro) le había
mandado salir de la corte y pasar á Plasencia, la Sociedad se apresuró
á comunicarle que «el Real Decreto no desvanecía el nombramiento
de Director y antes le repetía su consideración.»
Los sucesos de 1820 á 1823 los presenció desde Móstoles ocupado
en sus trabajos para las Academias de la Lengua, de la Historia y de
San Fernando, donde redactó diversos informes y noticias de subido
mérito, que debieran publicarse, reuniéndose además todas las obras
mencionadas y otras, como la «Carta sobre la formación del Consejo
de la Regencia con arreglo á la Constitución $e Castilla y León,*
•Observaciones sobre la Constitución de 1812*, *La Antigua Sobe-
ranía de Contabria*, «Los Vaqueros de Asturias y Chuelas de
Mallorca* (ésta perdida), etc., y más que dejó manuscritas.
Gozando honores en el Consejo.de S. M. poco tiempo alcanzó el
— 698 —
Pérez Villamil el nuevo estado de cosas, cuando la reacción de 1823,
y murió retirado en Madrid en 24 de Enero de 1824.
Entre sus últimas disposiciones hállase público testimonio de su
filial amor á la Universidad de Oviedo, fundando aquí una cátedra de
«Fundamentos de Religión católica, apostólica romana», y dio al- esta-
blecimiento pingües propiedades en Móstoles y Caramanchel, Fincas
urbanas y rústicas, como el extenso parador de aquella villa, dos ca-
sas más en calle, que hoy lleva el nombre del sabio asturiano, huertas,
tierras/ etc., cuya renta pasaba de 12.000 reales. Tal fundación fué
puesta por el generoso erector bajo el patronato del Rector y Gáustro
ovetenses y, después del expediente legal al efecto con favorable dic-
tamen del Consejo de Castilla en 1 1 de Febrero, fué aprobada por
R. O. de 5 de Marzo de 1825 y exenta del impuesto sobre obras pías.
A tenor del espíritu y letra de la escritura fundacional,^ Universidad
«tomando posesión de la fundación y de sus bienes, ejerció funciones
patronales sin intervención de ninguna persona, obligándose á no re-
vocar aquélla.» En defensa de la misma, Rector y Claustro patronos
se alzaron á la Superioridad cuando ésta en 1833 se entrometió á ele-
var el sueldo del catedrático, de 400 ducados según la institución, á
7.000 reales; y siguieron cuidando del capital y percibiendo las rentas
por medio de su administrador hasta que en 1846 el Estado se incautó
indebidamente de tales bienes, incluyéndolos entre los de las Universi-
dades y de Instrucción pública (siendo de condición especial) contra
lo dispuesto en la misma institución, que para tai caso quedaba anula-
da. Entonces habían de venderse casas y tierras, destinando el precio
al socorro de pobres, de monasterios y templos necesitados, princi-
palmente á la nativa iglesia de Santa María de Ve¿£, autorizando á su
Párroco, al Obispo y al Fiscal de la Audiencia de Oviedo para recla-
mar el cumplimiento de esta última previsora condición. La cátedra fué
suprimida y no reemplazada por otra; el Rector y Claustro patronos
reclamaron rentas y sobrantes en 1851 para disponer aquella enseñan-
za de su patronato; pero se realizó la venta en virtud de las lepes
desamortizadoras. El Estado no liquidó con la Universidad ni emitió á
su favor las inscripciones correspondie.ites de la Deuda perpetua, re-
presentativas del producto de los bienes, entrega que siempre procede
con más los intereses devengados, á que nuestra Escuela tiene dere-
cho, como en repetidas ocasiones se manifestó al Gobierno y lo dijo
últimamente en el Congreso (sesió.i de 7 de Julio de 1886) nuestro di-
putado el Sr. Pedregal. Antes y después de las reclamaciones, ni el
retrato de Pérez Villamil pudo hallar el Rector Sr. Salmean para colo-
carle en sitio de preferencia de la Iconoteca universitaria, donde tiene
lugar preeminente, como Protector y favorecedor de la Casa, al lado
de Asiego (que también falta), de Campomanes, del Obispo Pisador,
del primer Marqués de Pidal y no muchos más.
Cuando la muerte del sabio patriota asturiano, la Gaceta oficial de
— 699 —
Madrid de 17 de Abril de 1824 publicó su elogio necrológico, di-
ciendo:
«El Gobierno, que se auxiliaba de sus vastos conocimientos en to-
ados los ramos; las ciencias y las letras humanas; la magistratura; la
•jurisprudencia; la educación é instrucción públicas, objetos perennes
•de sus meditaciones y escritos; su traducción de Columela, y otras
•obras inéditas, halladas entre sus papeles y que las circunstancias
•de los tiempos no lo permitieron dar á luz, son otros tantos monumen-
tos de su sabiduría y religiosidad, que formarán su elogio, al paso
•que nos recuerdan que perdimos un gran estadista, un sabio eminente
•y un juicioso magistrado, benemérito de la Religión, amado del Rey
•y apreciado de la Nación.»
Tal fué, á grandes rasgos, la noble existencia de D. Juan Pérez
Villamil.
\
APÉNDICE Xin
►
(Véanse págs. 203, 335, 372, 389, 397, 406, 4/3, 452, 453,
454 y 522).
DATOS ESTADÍSTICOS DE MATRÍCULA EN LOS ESTABLECIMIENTO?
DE ENSEÑANZA DEL DISTRITO UNIVERSITARIO DE OVIEDO
ADVERTENCIA.— Para la mejor comprensión de este Apéndice
procede observar la variación de estudios y de planes de enseñanza
objeto de tantos cambios, principalmente en el siglo pasado, y consi-
derar los Estudios ó Facultades, que se simultaneaban. Procu-
rando también, mayor simplificación, en el numero de matriculados
se comprende, después de 1868, el total de alumnos, sumados los de la
enseñanza oficial y de la libre.
Universidad de Oviedo. Sus cuadros estadísticos son resultado
de penosa y complicada labor, examinando antiguos y modernos docu-
mentos, manuscritos ó impresos. Azares diferentes y sucesos, como
los de la guerra de la Independencia, causaron importantes pérdidas
en el Archivo universitario de Oviedo, hoy no muy atendido. Entre
perdidos papeles de importancia se comprenden varios registros de
matrícula de las antiguas Facultades, y así faltan los de 1609 á 1632 y
de 1655 á 1742, correspondientes á las inscripciones; y respecto á
grados y títulos, solamente pude hallar aquellos referentes á 1744 en
adelante. Los primitivos y viejos libros de matrícula, que se conservan,
se hallan en no muy buen estado, pues en muchos faltan hojas, en otros
están los cursos interpuestos y confundidos y, á veces, hay omisiones
imposibles de llenar. Se salvó, sin embargo, la matrícula del primer
año ó curso de la Universidad en un cuaderno largo y estrecho, de
diez hojas, cinco escritas, resultando que la matrícula estuvo abierta
en Octubre y Noviembre de 1608, adicionada en 1609, é involucrada
con inscripciones del curso, que comenzó en «San Lúeas» de aquel
último año. Dice así la cubierta:
« Libro délos ge. se matricularon para oyr Artes de este año
d& 1608 y Theulugia.
Siendo Ror. el Dor. Don Al° marañon De espinosa Srio. Gaspar
Aluz de la Lauiada.
— 701 —
Las inscripciones se hicieron en la forma siguiente:
«Sanctiago menendez natural de sanctianes q.° de Tineo Diocs. de
Ouy.° se matriculó para oyr Artes en 15 de Otue. de 1608 y juró.»
«Joan Arias vz.° de s. Tiago de las billas diocs.de León se ma-
triculó p.a oyr Theulugía en 20 de otue. de 1608 no dejó cédula.»
Las cifras una, dos, tres ó cuatro que, en relación con el año inicial
del curso aparecen en cada casilla, indican por su orden de izquierda
á derecha, la primera el número de alumnos matriculados, y la segun-
da, tercera y cuarta el número respectivo de los graduados de Bachi-
ller, Licenciado y Doctor (G. de B. L. D.) La Facultad de Artes, ter-
mina propiamente, tras de los conatos de 1836, en el curso de 1841 á
1842, reemplazada por la de Filosofía en la Universidad, pasando los
estudios de Artes á los Institutos, siguiendo como superiores los di-
chos de Filosofía que, á su vez, varios se comprendieron en Facultad
de Filosofía y Letras desde 1857. -La de Leyes tuvo esta denomina-
ción hasta 1842, que se llamó de Jurisprudencia, abarcando también
los estudios de Cánones, denominándose Facultal de Derecho Civil y
Canónico desde 1851 á 1867, que en Oviedo quedó reducida á simple
Facultad de Derecho civil en breve reforma, volviendo á la dicha de-
nominación desde 1883 en que continúa, comprendiendo las enseñanzas
de los Civil, Canónico y Admistrativo con más las propias del Nota-
riado.-Este aparece con la separación debida, tanto de su matrícula
especial como de los ejercicios de Reválida para la Fe Pública
(R.de F. P).— Respecto á los grados académicos, procede recordar que
el de «Doctor» fué centralizado en Madrid desde 1845, salvo el breve
periodo posterior, de 1868 á 1875, que se permitió en las Universida-
des de provincia; y el grado de «Bachiller» en todas las Facultades
fué suprímiffb después de 1838. Para no complicar el estado de «Filo-
sofía y Letras», me figuran los trece «Preceptores de Latinidad y
Humanidades» examinados desde 1853 á 1860.
Institutos. La estadística de matrícula y grado primero en estos
establecimientos ha sido fácil de obtener, tomándola de las anuales
Memorias impresas donde constan los matriculados y grados de Ba-
chiller (G. de B). En cursos recientes figuran los estudios del Ma-
gisterio, de Agricultura y Ú2 Comercio, llevados á aquellos Centros
generales y técnicos e.i virtud de la reforma de 1901 del Ministro Con-
de de Romanones; pero volvieron los antiguos organismos, y en los
Institutos fueron contadas las reválidas elementales de maestros
(R. E.) y los ejercicios para Contadores mercantiles (C. AL) ó de Pe-
ritos agrónomos (P. A.) etc. No figuran en casilla aparte nueve «Agri-
mensores y Peritos tasadores de tierra», procedentes del Instituto de
León, desde 1863 á 1867. También con diferente origen, á partir de 1861,
se han examinado cuatro «Practicantes de medicina.»
Enseñanzas especiales. Las vicisitudes y repetidos cambios del
Instituto de Gijón determinan una estadística más complicada resultan-
]
— J02 —
do solamente aproximada en los primeros años porque los libros lla-
mados «del rol» y de matrícula de entonces eran muy deficientes, pues
en una hoja de los mismos se anotaba lo correspondiente á los dife-
rentes cursos, que estudiaba cada alumno, siendo un trabajo improbo y
á veces invencible el de distinguirlos por secciones ó estudios. Las
reformas y variados cambios del mismo Establecimiento hacen tam-
bién complejos los resúmenes, que pude determinar principalmente con
las «Memorias» del Secretario D. Jesús Menéhdez Acebal y la «Rese-
ña histórica» del catedrático D. Rafael Lama y Leña. Las cifras dobles
de las casillas indican la primera el número de matriculados, y la se-
gunda los alumnos que terminaron estudios de «Cálculos» obteniendo
oportunos «certificados» y de «Pilotaje», ó demostraron su aptitud
para «Peritos mercantiles», «Peritos mecánicos» y «Peritos químicos»
(P. M; P, m; P. Q.) en los «Estudios de Aplicación al Comercio y á la
Industria». -Respecto á la antigua Escuela de Dibujo y de Bellas Ar-
tes de "Oviedo^ cabe indicar que figura un número total de alumnos en
años en que no aparecen diferenciadas las respectivas inscripciones
en los libros de oficina; que faltan los antecedentes de algunos cursos;
y que, para simplificar los resúmenes de años próximos, se agruparon
lo más posible las diferentes clases de las secciones del Dibujo de Fi-
gura y Lineal, principales enseñanzas prestadas primeramente por la
antigua Sociedad Económica de Amigos del País y después por la Aca-
demia provincial de Bellas Artes de San Salvador de Oviedo, materias
aquellas que se complementaron más tarde con otras (Modelado y Va-
ciado, Prespectiva, Colorido y Grabado) y aun se aumentaron moder-
namente con las académicas musicales, que hoy están aparte, abriéndo-
se entonces la matrícula para mujeres; pero en las aulas oficiales sola-
mente quedan las dos Secciones de industrias y bellas artes. — En aná-
loga Escuela de Gijóny si resulta escasa la última matrícula, es des-
pués de la elevación á «Superior» á consecuencia de la reforma de 1901
con las consecuencias indicadas e.i la pág. 401. -Para los cuadros de
la Veterinaria de León y de las Escuelas Normales de Maestros de
Oviedo y Leóny tuve benévolos auxiliares en los Directores Sres. Díaz
Garrote, Muñíz y González. Respecto á los estudios del Magisterio
conviene observar que, por deficiencias y omisiones, no es fácil deter-
minar exactamente la estadística de matrícula de los primeros cursos
ó ensayos de la Normal ovetense de Maestros.— Es asimismo de con-
siderar la fecha académica en que comienzan los exámenes finales ó
de Reválida para el magisterio Elemental y Superior (R E y R S) de
las Escuelas Normales de Oviedo y de León; pues antes (y bastantes
años después) de creados ambos Establecimientos, aquellos ejercicios
de aprobación profesional se verificaban ante un tribunal ó comisión
de las Juntas provinciales de I. P. donde están los expedientes y da-
tos. Por diligencia del celoso Inspector de León Sr. Gil obtuve rela-
ción detallada por años, desde 1834 á 1860 de los allí aprobados para
— 7<>3 —
ejercer el magisterio, que fueron 272 maestros y 83 maestras, mientras
que en la provincia de Oviedo aparecen 292 y 82 respectivamente; pero
son aquí cifras inseguras é incompletas por el lamentable estado del
archivo de esta Junta provincial. Cuando las mencionadas Juntas esta-
ban también autorizadas para expedir Certificados de Aptitud (C. A) ó
de habilitación para el desempeño de las ínfimas Esc uelas incompletas
(ejercicios que después pasaron á las Escuelas Normales) por aquella
de Oviedo se expidieron 572 de maestros y 43 de maestras en los años
de 1859 á 1870, y por concepto y finalidad iguales en León 860 de
maestros sin ninguno de maestras desde 1860 á 1869. Sumadas estas
cifras de tales Certificados á las análogas posteriores, que aparecen en
los cuadros de las Normales, no resultará todavía el número exacto de
tales documentos ó habilitaciones, porque también se expidieron por
las respectivas Juntas municipales de I. P.- Finalmente, como en las
páginas 466 á 494 se comprenden las estadísticas de población de los
Concejos ó Ayuntamientos de las provincias de Oviedo y León, con el
respectivo número y clases de Escuelas públicas de enseñanza pri-
maria, en ios últimos cuadros de este apéndice xiii se indica solamen-
te el número de niños y niñas matriculados en las indicadas Escuelas
en 7 de Marzo de 1903, y obtuve las cifras respectivas después de va-
rias operaciones, teniendo á la vista los trabajos recientes del ramo,
que me facilitaron para base las oficinas provinciales del Instituto
Geográfico y Estadístico de Oviedo y León.
Es dato curioso de concurrencia á las Escuelas públicas, con rela-
ción al dicho día de la estadística, que de 45.441 varone3 matriculados
en aquellas en la provincia de Oviedo, asistieron 35.134 y dejaron de
concurrir 10.307; y de 25.766 mugeres matriculadas, concurrieron
20.212 y dejaron de asistir 5.554.
En la provincia de León de 37.531 hombres matriculados, concu-
rrieron 28.468, y no asistieron 9.033; y de 21.389 hembras inscriptas
concurrieron 19.628 y dejaron de hacerlo 4.761 en la mencionada
fecha.
Mas la falta de asistencia general en una y otra provincia es bas-
tante mayor.
-7°5- •
Universidad de Oviedo
ARTES
LEYES
CÁNONES
TEOLOGÍA
CORSOS
Matriculados
Matriculados
Matriculados
Matriculados
Grados de B.
Grados de B. L. D.
Grados de B. L. D.
Grados de B. L. D
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Matriculados
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FILOSOFÍA
/
TEOLOGÍA
Y LETRAS
Matriculados
Matriculados
CIENCIAS
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Grado de B.
Matriculados
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Matriculados
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Escuelas primarias
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Cabrales. .
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Cangas de Onís.
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Cangas'de Tineo.
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Caravia.
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Carreño. .
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Castrillón. .
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Coaña.
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Colunga. .
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Degaña.
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AYUNTAMIENTOS
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Noreña.
Onís. .
Oviedo.
Parres.
Pesoz..
Pilona .
Ponga .
Pravia.
Proaza.
Quirós.
Regueras. .
Ribera de Arriba
Riosa. .
Ribadesella .
Ribadedeva.
Salas. .
Santa Eulalia de Óseos.
San Martín de Óseos
S. M. del Rey Aurelio.
San Tirso de Abres.
Santo Adriano.
Sariego.
Siero. .
Sobrescobio.
Somiedo. .
Soto del Barco.
Tapia. .
Taramundi. .
Teverga. .
Tineo. .
Valdés.
V. altodePeñamellera.
V.bajodePeñamellera.
Vega de Ribadeo.
Villanueva de Óseos.
Villaviciosa.
Villayón (b).
Yernes y Tameza.
MATBICPLIDOS
Niños Niñas
532
92
207
2.477
533
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89, 20
(a) (b) Por datos posteriores á los déla página 510 deben adicionarse allí la importante
fundación de escuelas en Teifaros de Andes 1 Navia) con 43.000 pesos legados por D.Joaquín
García Loredo, desde México; y también las escuelas de Valdedo ^Villayón) con enseñanzas de
ultura, fundadas por D. Manuel García Junccda.
— 723-
Escuelas primarias
de la provincia de León
AYUSTaMIESTJS
Acevedo.
Algadefe.
Alija de los Melones
Almanza
Alvares.
Antigua (La)
Ardón.
Arganza.
Armunia.
Astorga.
Balboa.
Barjas.
Barrios de Luna
Barrios de Salas (Los
Bembibre.
Benavides
Benuza.
Bercianos del Camino
Bercianos del Páramo
Berlanga. .
Boca de Huérgano.
Boñar .
Borrenes. .
Brazuelo. .
Burón .
Bastillo del Páramo.
Cobañas raras .
Cabreros del Río.
Cabrillanes.
Cacabelos .
Calzada.
Campazas. .
Campo de la Lomba
Campo de Villavidel
Camponaraya. .
Canalejas .
Candín
Cármenes. .
Carracedelo.
Carrizo. * .
Carrocera. .
MATRICULAOS 1
Niños
Niñas
72
59
83
37
214
13*
91
6S
222
132
158
135
210
164,
174
87
74
29;
487
173
98
8'
97
23
168
149
223
121¡
254
128
266
139!
269
90
»
»
78
20
81
20
200
16l!
265
200
91
44
124
65|
84
87|
143
93,
162
69,
51
63,
157
14li
284
147|
62
50!
71
48
96
77|
40
4^,
165
78,
33
32
178
72
218
235;
275
99
150
60,
105
82
MATRICULADOS
AYUNTAMIENTOS
Niños
Ninas
Castilfalé .
57
22
Castrillo de Cabrera .
119
71
Id. de la Valduerna. .
111
44
Id. de los Polvazares.
8
5
Castrocálbón.
259
39
Castrocontrigo. .
289
16
Castrofuerte.
78
»
Castromudarra.
18
2
Castropodame.
242
26
Castrotierra
■»
»
Cea. .
128
94
Cebanico .
112
85
Gebrones del Rio.
108
63
Cimanes de la Vega .
32
71
Cimanes del Tejar
147
112
Cistierna. . ,
329
258
Congosto .
188
132
Corullón. .
310
i 46
Corvinos los Oteros.
148
76
Cuadros. .
181
140
Cubillas de los Oteros
93
61
Cubillas de Rueda. .
93
89
Cubillos. .
55
25
Chozas de Abajo. . .
176
116
Destriana. .
200
120
Encinedo. .
242
118
El Burgo. .
149
154
Escobar.
37
33
Fabero
102
66
Folgoso de la Ribera.
217
115
Fresnedo .
111
39
Fresno de la Vega
143
98
Fuentes de Carbajal .
95
57
Galleguillos
156
122
Garrafe.
279
261
Gordaliza del Pino
68
58
Cordoncillo
206
121
Gradefes. .
427
325
Grajal de Campos.
200
104
Gusendos los Oteros.
35
32
Hospital de Orvií
ro. .
»
75
AYflflTiMIEHTOS
Igüena.
Izagre ,
Joara. ,
Joarilía.
La Bañeza. .
La Ercina. .
Lago de Carucedo.
Laguna Dalza. .
Laguna de Negrillos.
Láncara.
La Poia de Cordón.
La Robla. .
La Vecitla, .
La Vega de Almanza.
Las Omañas.
León* .
Lino. .
Lucillo.
Llamas de la Ribera.
Magaz.
Mansilia de las Mutas
Mansilla Mayor .
Maraña,
Matadeón los Oteros
Matallana Vegacef vera
Matanza. .
Molinaseca .
Murías de Paredes.
Noceda.
Oencia.
On/t milla. .
Oseja de Sajambre.
Pajares de los Oteros,
Palacios la Valduerna
Palacios del Sil .
Paradaseca .
Páramo del Sil .
Peranzanes .
Pobladura P. García
Ponferrada .
Posada de Valdeón
Pozuelo del Páramo
Prado ...
Priaranza del Bierzo
Prioro.
Puente Domgo Flórez
Quintana del Castillo
Quintana del Marco
Quintana 3? Congosto
Quintanilla de Somoza
^anal del Camino
724 —
MATRICULADOS
AYUNTAMIENTOS
MATRICULilOS
Niños
Niñas
Niños
Niñas
164
90
Regueras. .
39
96
80
Renedo de Baldetuejar.
151
161
37
46
Reyero.
87
78
97
74
Riaño
286
178
351
163
Riego de la Vega.
206
123
133
86
Riello
262
116
89
38
Rioseco de Tapia.
73
57
105
74
Rodiezmo. .
325
275
189
129
Roperuelos de Páramo.
88
86
305
255
Sahagún. .
296
177
550
366
Sahelices del Río.
49
43
296
192
Salamón. .
99
91
89
52l
San Adrián del Valle.
86
67
88
70
S. Andrés de Rabanedo
272
204
120
63
Sancedo.
156
62
828
459
S. C. de la Polantera.
171
146
147
120
San Emiliano.
299
207
188
147
S. Esteban de Nogales.
145
84
142
102
S . Esteban d e Vald ueza.
188
95
110
9
San Justo de la Vega..
oto
206
158
131
S. M. de los Caballeros.
»
»
56
81
S. Pedro de Bercianos.
50
34
39
27
S. Colomba Corueño..
217
167
73
63
S. Colomba Somoza. .
89
71
175
135
Santa Cristina. .
46
55
137
83
Santa Elena de Jamúz.
Santa María de la Isla.
247
136
211
96
97
62
431
337
Sta. María del Páramo.
155
87
223
103
Santa María de Ordás.
120
76
135
f07
Santa Marina del Rey.
288
173
122
99
Santas Martas. .
183
150
53
58
Santiago Millas. .
200
121
115
130
S. de la Valdoncina. .
70
89
137
73
Sariegos. .
99
54
243
123
Sobrado. .
89
39
60
22
Soto de la Vega .
240
213
278
95
Soto y Amío.
248
202
179
88
Toral de los Cuzmanes.
90
43
92
54
Toreno.
266
96
573
255
Trabadelo. .
234
117
95
75
Truchas. .
200
93
182
92
Turcia.
229
116
53
41
Urdiales del Páramo. .
112
31
160
122
Valencia de D. Juan. .
156
113
118
102
Valdefresno.
208
186
156
86
Valdefuentes.
.
62
47
199
131
Valdelugueros.
.
199
78,
37
77
Valdemora. .
.
23
15
173
113
Valdepiélago.
.
152
113
237
181
Valdepolo. .
.
177
174
141
141
Valderas. .
.
444
295
— 72$ —
ATONTAMIENTOS
Valderrey. .
Valderrueda.
Valdesamario. .
Val de San Lorenzo
Valdeteja. .
Valdevimbre.
Valverde del Camino
Valverde Enrique.
Valle de Finolledo.
Vallecillo. .
Vegacervera.
Vega de Espinareda
Vej,a de Infanzones.
Vega de Valcarce.
Vegamián. .
Vegaquemada. .
Vegarienza .
Vegas del Condado.
Villablino. .
Villabraz. .
Villacé.
Villaobispo.*
Villadangos.
Villadecanes.
Villademor de la Vega
MATRICULADOS
Niños
Niñas
205
170
166
146
122
92
267
1211
f 20
8
230
179'
203
86
36
32
249
99
37
40
110
103
114
100
110
96
327
127,
175
128
200
139|
238
155
236
230'
298
245
49
39
60
32
134
91'
123
71
324
121,
109
81¡
ATONTAMIENTOS
Villafer. .
Villafranca del Bierzo.
Villagatón. .
Villamandos.
Villamañán..
Villamartín de Don S
Villamegil. .
Villamizar. .
Villamol. .
Villamontán.
Villamoratiel.
Villanueva de las M
Villahornate.
Villaquejida.
Villaquilambre. .
Villarejo. .
Villares de Orbigo.
Villasabariego. .
Villaselán. .
Villaturiel. .
Villaverde de Arcayos
Villayandre.
Villazala. .
Villazanzo. .
Zotes de Páramo.
MATRICULADOS
Niños
96
231
133
94
175
50
67
115
59
168
62
102 '
40
120
220
374
176
126
107
224
22
170
101
139
103
Niñas
58
184
70
65
132
33
52
90
47
112
59
94
15
95
161
232
74
103
92
141
20
117
66
120
34
— 726 —
L
vi
ILMO. SU D. FERNANDO VALDÉS, FUNDADOR DE LA UNIVERSIDAD DE OYIEDO
AD FAMAM
Dic mihi, quae donas illustrihus ore canoro
Vivcrc post obítum saecula longa viris,
¿Quein claro» inter heroas atquc ardua famse
Pignora, nutjori faenorc adornat hono«?
— Valdesium -tatuó, qno Salas gaudct alumno,
Quo Valdcsa domu* cr.iinet ampia viso
Occidis; excmplum fidei, laus alta parentum,
Occidís, cocli lucida rcgna pctens.
O te felicem, qui fortúnala priornm
Agmina ct xtcrni conspicís ora Patr¡>!
Desine jam tristes, Hispania, funderc vivos,
lufaustisque polum sollickare nolis.
Haud obüt piac-ul, sed dum super atiriera fertur
E térra in coelum transtulit imperium.
A la fama. — Tu, que con sonoros ecos concedes á los ¡lustres varones vivir después de la
muerte por dilatados siglo.*, diñe: á quien enaltece el honor con mas provecho, éntrelos esclare-
cidos héroes y difíciles prendas de la gloria?
— A Valdes, alegría de su patria Salas, y orgullo de la grandiosa casa de su nombre.
Mueres tú, modelo de la fe, alto loor de tus antepasados, mucres y vuelas á los fulgentes
reinos de los cielos.
¡Feliz tü, á quien es dado" contemplar las bienaventuradas legiones de los Santos y la pre-
sencia del eterno Padre!
l)tja ya ¡oh España de verter tristes raudales y de conmover la tierra con tu desgarrador
acento; no; no, murió el Prelado que, arrebatado á la región etérea, trasladó al cíelo el terrenal
imperio! (Disticos en el monumento sepulcral de 'Salas; v. pág. 2o).
- 727
APÉNDICE XIV
PERSONALIDADES MEMORABLES DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO
(Véase pág. 269).
Prolectores.— Rectores, Catedráticos y Doctores.— Hijos ilustres
de la Escuela.— Favorecedores de Asturias.
Difícil es, sin incurrir en muchas omisiones, Formar una relación
completa de los hijos ilustres de la Universidad, de sus Favorecedores
y personalidades distinguidas en ella ó relacionadas con la Instruc-
ción pública de su distrito. Para las breves indicaciones siguientes Fué
preciso acudir, tras el prolijo examen del Archivo, á publicaciones, y
escritos varios, como los de González Posada, de mi querido Padre,
de Rendueles Llanos, de Ruidfaz, del P. Fr. Fabián Rodríguez García,
etc., á colecciones de periódicos, de libros y diccionarios biográficos,
asi como para la primera edición de la presente historia conté con
valiosa cooperación de mi inolvidable amigo D. Máximo Fuertes Ace-
vedo, el insigne bibliógrafo asturiano, cuyas laureadas obras perma-
necen desgraciadamente inéditas. La relación presente ha sido muy
adicionada sobre la efe 1873.
Los nombres comprendidos en el presente Apéndice no van, en su
mayor número, á título de «celebridades» ó de Figuras eminentes con
imborrable huella en tiempos pasados, lejanos ó próximos, porque no
pocos son de modestas personalidades, aunque dignas de mención y
mérito ya en relación con la índole del presente libro ó ya del movi-
miento intelectual de su respectiva época, cuando no por determinado
relieve patriótico y especial signiFicación provincial. Por estos motivos
aléjanse las notas bio-bibliográFicas, que siguen, de los justos reparos
que puso el gran Jovellanos á la comenzada obra biográFico-asturiana
del erudito Magistral de Tarragona ó de la merecida sátira del eximio
Galdós á los hijos ilustres de Orbajosa; pues se escriben principalmente
como manifestación de la bibliografía universitaria, tan atendida por
el polígraFo Sr. Menéndez Pelayo en la Ciencia española.
Debe advertirse asimismo respecto á algún nombre incluido en este
Catálogo que, si puede aparecer también en los que publiquen otras
escuelas, justifícase aquella mención por el organismo y hermandad de
los viejos Establecimientos; pues, existiendo los Colegios Mayores y
proveyéndose sus becas en estudiantes de Facultad, muchos de esta
provincia las vistieron en los de Salamanca, Valladolid y Alcalá,
47
— 728 —
pasaron á ellos cuando terminaban su carrera, y algunos teniéndola
concluida en Oviedo. La Casa les proporcionaba los grados mayores
en la Universidad, á que el Colegio se hallaba ascrito, y en ella en-
traban como Doctores y como Catedráticos.
Procurando toda exactitud, no incluí en el Apéndice á ilustres
varones, tenidos por hijos de este Estudio, cuando no lo fueron, ó
solamente tuvieron cuna en Asturias ó León; pero no debieron educa-
ción y ciencia á su primer establecimiento de enseñanza.
Por razones de brevedad no se hace mención de muchos contem-
poráneos, aunque, por imperiosos motivos universitarios y de su partici-
pación en el actual movimiento intelectual, van comprendidos algunos
nombres de conocidos escritores. Otros quedan para quien continúe
este libro ó sea futuro historiador de la cultura regional (1)
Por último, van señalados con * las personalidades cupos retra-
tos figuran en la Iconoteca asturiano-universitaria (V. pág. 282), insti-
tución ya provincial, merecedora de fomento, por la que pa en 1782
clamaba el entusiasta Sr. González Posada. «Me lleno de enojo, escri-
bía, contra los asturianos cuando, al ver la Universidad de Valencia
llena de retratos de sus más honrados hijos, contemplo la de Oviedo
vacía de semejantes imágenes, que dan honor y escítan á la virtud. En
el año de 1769 en que he salido de Asturias no quedaba en la casa de
las Escuelas más retrato que el de su fundador» Hoy, sej.ún queda re-
ferido, ya es notoria dentro y fuera de la provincia nuestra Iconoteca
como modesto pero expresivo homenaje de gratitud y memoria á anti-
guos miembros del Claustro, hijos distinguidos de la Universidad ó
del Principado y también á los favorecedores de Asturias, sin conside-
rar el accidente del nacimiento.
A los primeros estremos se ciñe el presente Catálogo y, en esta
consideración, nombres asturianos y leoneses le llenan principalmente;
pero también figuran en él, como en la Iconoteca, los ilustres General
Elorza y el ingeniero Sc'iulz en merecido reconocimiento por cuanto
contribuyeron al adelanto y bienestar del país. En igual concepto y para
expresión de colectiva gratitud, en Historia mas detallada de la cultura
y progreso de Asturias como en más amplio Museo iconográfico pro-
vincial, debieran aparecer otras memorables personalidades, aunque no
nacidas en el Principado: escritores ilustres como Morales, Sota, Da-
vila, Flórez, Risco, Art>aiz, Amador-, Fernández Guerra, Quadrado,
Hübner, Sangrador, Rada, etc., ó los impalsadores de la riqueza y del
(i) Difícil y dado á olvidos involuntarios seria una indicación de estos nombres como
Acebedo, Acebal, Alvaro, Aza, Alas Ureña, Hcllmuut, Busto Yaldés, Bctjano, Coviin, Comie-
do, Cot.irelo, Celicruelo, Ceñal, Cónsul, K. l'rida, Can ja, Díaz, Castro, G. Dórica, Tunen,
Real, Llana, Guüasola, Laspra, Mcncndcz de Lita rea, Manzano, Menéndex Pida I, PcHcdo,
Pando, Prieto, Quevedo, Su moza, Vallina, Vigón, Carvajal, Ayala, Albornoz, Sohs, San Román,
Serraiio, Ladreda, García Jovc, Selgas, Arbolcya, Ranees, González Valle, Saro, Flórez, Rico.
Castaño, Parres, Arguelles, Renducles, S. Inclán, Suárez Valdé*, Suárez de la Riva, Vcreterra,
Uria, Valdéi Ricstra, Morís, y tantos más. (V. pág. 870, nota).
— 729 -
trabajo, cuales Galeoti, Paillete, Hein, Duro, Guillou, Le Soinne, Hauz-
cour, Azpirez, Aclaro, Tartiere, etc., etc.
Ceñido, pues, á las anteriores manifestaciones, y comprendiendo
las notas más salientes de cada personalidad, redacté nuevamente esta
relación:
Abad y la Sierra (Dr. Migo), Obispo de Ibiza, Astorga y Barbas-
tro de 1783 á 1790.
Abad y Queipo (Manuel), canónigo, vicario capitular y Obispo
electo de Valladolid de Mechoacán (México) y después de Tortosa;
Ministro de Gracia y Justicia y diputado á Cortes por Asturias en
1820; varón patriota y sabio, que avisó á tiempo los futuros conflictos
americanos en sus notables escritos «Representación acerca de" los in-
tereses de España en México», «Cartas», «Exposiciones», «Pastora-
les», etc. Fué perseguido y murió injustamente olvidado después de
la reacción de 1823.
Abascal y Sousa (José Fernando), marqués de la Concordia espa-
ñola del Perú, vizconde de Casa-Abascal, Capitán general de los ejér-
citos, virrey del Perú, vocal nato por aclamación de la Junta General
del Principado, socio de honor y presidente de la Comisión en la Cor-
te de la Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias, etc., etc.
Se distinguió en campañas y Gobierno de varios territorios de Améri-
ca; en el Perú dejó memoria inolvidable. M. en 1821.
Acebal Gutiérrez (Juan), varón de generales aptitudes como artis-
ta, mecánico y principalmente como poeta bable, de dulzura é inspira-
ción extraordinarias. Sus poesías asturianas debieran publicarse para
gloria de su autor y de la provincia. M. en 1895.
Acebal y Moran (José Napoleón), abogado y alcalde gijonés; mo-
desto y erudito escritor, poeta apreciable y distinguido además en el
dialecto asturiano. M. en 1879.
Acevedo (Ramón), uno de los primeros periodistas asturianos des-
de 1810 á 1821; fué muy perseguido por sus ideas liberales.
Alvarez (P. Joaquín), agustino, sabio autor de muy reputadas
Lectiones Philosophice.
Alvarez Acevedo (Manuel), (V. pág. 239).
Alvarez Acevedq (Vicente), Teniente general de los ejércitos; Co-
mandante General de Asturias en 1808, asesinado por los franceses
después de la desgraciada batalla de Espinosa de los Monteros.
* Alas (Leopoldo), (V. págs. 244, 258 y 266). En periódicos y re-
vistas están dispersas muchas obras de este malogrado y célebre po-
lígrafo. En volúmenes y opúsculos se han publicado discursos, nove-
las, críticas, etc., como: «El derecho y la Moralidad», «Programa de
Economía política», «Alcalá Galiano», «La Regenta», «Su único hijo*,
«Sermón perdido», «Pipa», «Folletos literarios», «Mezclilla», «Pérez
Galdós», «D.a Berta», «Cuentos», «Solos de Clarín», «Paliques», «El
Gallo de Sócrates», etc., etc.
— 730 —
Albuerne (José María), diputado á cortes, jefe superior de Ad-
ministración de! Ministerio de la Gobernación, colaboró en Oviedo en
«El Nalón» y fué en Madrid notable periodista.
Alonso (Antonio), Consejero de Hacienda, Intendente de ejército,
Socio de honor de la Económica de Asturias, etc. M. en 1849.
Alia mira y Prevea (Rafael), (V. págs. 254, 256, 257, 266 y 257).
Autor de numerosos escritos en periódicos y revistas y de los siguien-
tes libros y folletos: «Historia de la propiedad comunal», «La ense-
ñanza de la Historia», «Le probléme de l4 homme de genie et de la co-
Uectivité en Histoire»; «De Historia y Arte»; «Cuestiones hispano-ame-
ricanas»; «La reforma de los estudios históricos en España»; «Historia
de España y de la civilización española»; «Pensiones y asociaciones
escolares»; «L4 enseignement des sciences sociales en Espagne»; Psi-
cología del pueblo español»; «Historia de la civilización española-;
«Mi primera campaña»; «Cuentos de Levante»; «Novelas*; «Novelitas
y cuentos»; «Cuadros levantinos»; «Historia del Derecho español»;
«Reposo»; «Discursos á la nación alemana «de Fitchc* (traducción
con prólogo y notas), etc.
Alvar ez (Francisco Remigio), malogrado estudiante y sabio pro-
fesor, tenido por Posada Herrera, Lorenzana y otros compañeros
como el hombre más extraordinario de su tiempo en Asturias. M. en
El Franco en 1839.
Alvarez Arenas y Secades (Domingo), (V. págs. 187, 222, 235,
238, 276, 277, 546, 678 y 679), Abogado de gran reputación. Diputado
provincial y á Cortes, etc.
Alvarez Baragaña (José Manuel), abogado notorio. Entre sus
diferentes trabajos: «Memorial ajustado en pleito entre D. Francisco A.
López Acevedo, de Navia y Puerto de Vega, con D. Juan de Navia,
Marqués de Santa Cruz de Marcenado, etc., sobre términos comunes,
derecho de Barquería, de Pasaje y patronato de la Atalaya.— También
redactó «Apuntes sobre costumbres jurídicas del territorio de la Au-
diencia de Oviedo». 1777.
Alvarez Borbolla (José Hipólito) (V. pág. 235 nota), letrado de
gran crédito, decano del Colegio de Abogado, Diputado provincial y á
Cortes constituyentes, Jefe del partido progresista.
Alvarez Buylla (Plácido), sabio médico, auíor, de diferentes tra-
bajos de su Facultad; periodista; decano de la Beneficencia provincial.
M. en 1836.
Alvarez Buylla Alegre (Aiolfo), (V. págs. 204, 253, 257, 235, 266
y 688). Autor de «Economía política» y de numerosos trabajos en ar-
tículos y revistas.
Alvarez Caballero (Eugenio Manuel), (V. págs. 110 y 111) Cate-
drático, Fiscal del Consejo de Ordenes, Ministro del Real Consejo ?
uno de los jueces de la causa del Escoria!. Autor de «Genealogía de
la casa de Caballero,(Ms)».-«Notas al Sumario de Armas y Linajes de
— 73i —
Tirso de Aviles. (Ms)».- Carta al «Iltmo. Sr.D. Pedro Rodríguez Cam-
pomanes sobre diversos sucesos, industrias y mejoras de Astu-
rias». (1780).
Alvarez Caballero (Dr. Pedro), teólogo, Arcediano de Yillavi-
ciosa é individuo de la Económica. Autor del «Elogio fúnebre del
Excmo. Sr. D. Pedro Rodríguez, conde de Campomanes», en la Real
Sociedad Asturiana, en 1802.
Alvarez Celleruelo (Dr. Pedro). (V. págs. 168, 172, 173 y 175).
Coronel, Ministro decano de la Audiencia de Oviedo, vocal de la Junta
soberana de 1808. Entre otros trabajos suyos, el «Discurso de aper-
tura de la Audiencia» en 1844.
Alvarez y González (Melquíades). (V. págs. 245, 251 y 602),
* Alvarez Lorenzana (Juan), vizconde de Barrantes, diputado á-
Cortes, Senador, Consejero de Estado, Ministro de Estado, etc.; y
generoso favorecedor del Hospicio de Oviedo. M. en 1883. Su viuda
la Sra. D.a Adela Antoine ha publicado en 1899 la «Colección de los
escritos más notables», de Lorenzana, precedida de la biografía de
este gran periodista del siglo xix, escrita-por el autor del presente
libro.
Alvarez Miranda (Fernando). (V. pág. 590, nota). Catedrático de
Leyes, Secretario de la Comisión de Asturias en Inglaterra en 1808;
tuvo varios destinos y fué señalado y perseguido por sus opiniones
liberales. M. en 1858. Escribió: «Reglamento sobre nuevos riegos»,
leído en la Sociedad Económica. -«Manifestación de los hechos relati-
vos su elección de Diputado provincial.» -«Informe sobre el estado
del Hospicio de Oviedo en 1842.»- «Informe sobre la agricultura y
caminos de Asturias. (M s)» - «Representación á las Cortes Consti-
tuyentes en demanda de que no se suprima la Universidad de Oviedo,
en 1855.» -Tenía diferentes apuntes sobre la Historia de esta Escuela.
Alvarez Montenegro (Fr. Pedro), Confesor de Carlos II.
Alvarez Perera (José Vicente), Auditor de Guerra del Preten-
diente en la guerra civil; emigró á Francia (Clermont) y regresó á
Valladolid, donde ejerció de Abogado y diferentes cargos. Es autor
de «Poesías y Comedias.» — •Calendario de 1823 para Oviedo;
dispuesto por el observatorio ultra-pirenaico y arreglado á las beatifi-
caciones y canonizaciones hechas por la gran Junta de Oriente»,
(ridiculizando á los liberales.) Escribió también «Palabras de un Cris-
tiano», libro notable, traducido al francés.— «Ciencia de la vida ó re-
creaciones morales en verso.» M. en 1854.
Alvarez Quiñones (Antonio), Catedrático de Valladolid, Abogado
de Oviedo de gran opinión en el siglo xvm. Escribió entre otros:
«Memorial por la Jurisdición Eclesiástica y el Fiscal de ella con don
Rodulfo Arredondo, Fiscal de la Audiencia del Principado, sobre
cuentas del Hospital de Santiago de Luarca y otros de este Obispado
de Oviedo.» - «Por D.a Emilia Doriga Malleza, como curadora de don
/
►
- 732 -
Fernando Queipo, conde de Toreno, y sus más hijos, con el Fiscal
de S. M. y vecinos de Folgareixu, Labayos, Trasmonte, etc., de
Cangas de Tineo, sobre desembargo de rentas de los términos ,
montes, brañas y dehesas de Braniella, Ravera, etc., en el mismo
concejo y en Tineo.»
Aramburu Arregui (Juan D.), ( V. págs. 195, 235, 264, 681
y 682.) Decano del Colegio de Abogados, magistrado suplente, censor
de la Sociedad Económica, etc. Autor del «Manual histórico del Dere-
cho español», y de «Instituciones del Derecho penal español.*
M. en 1881.
Aramburu y Zuloaga (Félix.) (V. págs. 11, 19, 233, 234, 238, 2H),
245, 246, 249, 254, 256, 257, 258, 265, 279, 280, 336, 369, 546, 575, 679,
681 y 682.) Autor de «La nueva ciencia penal»; «Derecho penal por
Pessina» (prólogo y notas al final de cada capítulo); «Monografía de
Asturias»; «Memorias, informes y discursos»; de inspiradas poesías,
entre ellas «Historia de pájaros.»
Arango (Luis Antonio.) (V. pág. 674.) Catedrático de matemáticas,
muy perseguido por sus ideas liberales, y de vastísima instrucción
especialmente en ciencias exactas y naturales.
Arango y Queipo (Fernando), Abad de San Isidoro de León, Con-
sejero de Indias, Obispo de Tuy y fundador de la Colegiata de Pra-
via. M. en 1745.
Arango y Sierra (Alonso.) (V. pág. 152.) Brigadier de ejército,
director de la Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias;
Autor de obras poéticas, literarias, económicas é históricas: «Elogio
de Felipe V» (premiado por la Academia Española), «Decadencia y
deterioro de los montes»; «Prosperidad de montes y plantíos» (premia-
da por la Económica de Madrid); «Perjuicios al Estado y á Asturias
por los malos plantíos»; «Molinos de papel»; «Silva encomiásticas
«Interrogatorio sobre montes»; «La fuerza de la amistad» y «Discurso
sobre la elección de marido.» Tradujo: «La Ley natural por Juan
Jacobo Rousseau»; «La vida de Mauricio, conde de Sajorna»; y el
Elogio de Luis, delfín de Francia.» M. en 1859.
Arango Valdés (Antonio): Son bellísimas las ^Poesías de Simbad
publicadas en los periódicos de Oviedo «El Centinela de Asturias-,
«El Nalón (2.a época,)» «La Tradición* y «El Invierno». Otros traba-
jos y artículos demuestran la notable disposición del malogrado
vate. Ha coleccionado sus Baladas bajo el título de «Suspiros del
alma.» (1859).
* Arguelles Alva re z (Agustín), (V. págs. 231, 239 y 240), diputa-
do, ministro de la Gobernación, vicepresidente del Estamento de pro-
curadores, dos veces presidente del Congreso de los diputados y hon-
radísimo tutor de Isabel II. Caudillo del partido liberal en Cádiz, fue
allí restaurador de la patria; la libertad de imprenta, la supresión de
la tortura y del tráfico negrero, la cesación del voto de Santiago, la
-733 —
enajenación de propios y valdíos, la abolición del Santo Oficio, la me-
morable Constitución de 1812, después la de 1837 y mil reformas más
tuvieron adalid esforzadísimo en el divino Arguelles, llamado el Arís-
tides español. Fué condenado á muerte, encerrado en el presidio de
Ceuta, desterrado á Mallorca, emigrado en Londres, y murió pobre
en 1843. Su probidad, honradez, consecuencia y lealtad, tanto en el
poder como en la desgracia, le han conquistado reputación y respeto
universales. Aparte de sus muchos y magníficos discursos parlamen-
tarios, es autor de las obras siguientes: — «Introducción á la Constitu-
ción de 1812»-«Catilinaria contra los Reyes, Papas, Obispos, Frailes,
Inquisición, etc.» «Examen histórico de la reforma constitucional, que
hicieron las Cortes generales y estraordinarias desde que se instala-
ron en la Isla deLeón en 1810, hasta que cerraron en Cádiz en 1823» —
«Apéndice á la sentencia pronunciada en 1821 por la Audiencia de Se-
villa, contra 63 diputados de las Cortes de 1822». - «Memoria acerca
de la administración de la Real Casa y Patrimonio de S. M. en 1842».--
«De 1820 á 1821: reseña histórica («con una noticia biográfica del
autor por D. José Olazaga y un prólogo por D. Ángel Fernández de los
Rios» (1864.)
Arguelles Miranda (Dr. Fernando), catedrático, piadoso párroco
de Taramundi, magistral ejemplar y elocuente en Oviedo y Obispo de
Astorga. M. en 1870.
Alvarez Amandi (Justo) (V. págs. 265, 322 y 681). Autor de «Lec-
ciones de Literatura latina*; «Apuntes histórico-títerarios sobre la an-
tigua Grecia»; «La Catedral de Oviedo»; «Dias festivos de la Iglesia
católica»; «El martirio de Santa Eulalia de Mérida»; «El Doctor D. José
Puente Villanúa»; y otros trabajos y folletos.
Arguelles de Meres y Valdés (Antonio), Catedrático en Salaman-
ca, Alcalde del crimen de Valladolid y Granada, Fiscal del Consejo de
Indias, Gobernador del Consejo de Castilla, Marqués de la Paranza,
cuya biografía escribió su hermano D. Francisco, abad de Arbas, etc.
Escribió un «Memorial contra la Universidad de Salamanca» defendien-
do unos derechos y residuos que había ganado, y era hombre de gran
sabiduría y talento (1696). «De pactis resolutis in diem additionis et
comisario in venditione*.
Arguelles Riva 'Alejandro), ilustrado oficial del cuerpo de inge-
nieros militares, docto profesor de Matemáticas, General en el ejército
del Pretendiente. M. en 1899.
Arguelles Rúa (Pedro A.), mariscal de campo de los ejércitos.
Arguelles Valdés (Juan), Regente de la Audiencia de Oviedo, au-
tor de los «Discursos de apertura en 1836 á 1839».
* Arias de Miranda y Flórez Estrada (José), alcalde y diputa-
do provincial de Grado, oficial del Ministerio de Ultramar, C. de la
Academia de la Historia y socio de mérito de la-Económica Asturiana.
Colaborador de numerosos periódicos y revistas, y autor, entre otras
- 734 —
obras, de «Ventajas del comercio libre»; «Consideraciones económi-
cas y políticas acerca del ganado caballar en España ; «Autenticidad
del fuero de Aviles» (refutando el discurso del Sr. Fernández Guerra)
«Influjo que tuvo sóbrela riqueza de nuestra nación el descubrimiento
de América >, (premiada por la Academia de la Historia), cHtstoria de
la Beneficencia en España? y «Exposición y crítica del sistema colo-
nial de España» (premiadas por la Academia de Ciencias morales y
políticas). M. en 1890.
Arias de Miranda y Florez Estrada (Juan), magistrado de Au-
diencia. Escribió c Memoria histórica sobre la Cartuja de Miraf lores de
Burgos»), dejando inédita otra sobre el «Monasterio de las Huelgas* y
más escritos de historia, arqueología y derecho.
* Arruinan Cañedo (Luis), (V págs; 86 y 106), Catedrático de Cá-
nones, Notario apostólico y abogado de fama. -Corren impresos en-
tre varios «Alegatos» los siguientes: «Por D. Francisco Maldonado y
Tineo, dueño de la casa de Tineo, con D. Antonio Gómez y otros ve-
cinos de Villarmiide, jurisdición de las Morteras en Tineo, sobre el
desocupo de bienes ó arrendamientos de ellos y otras cosas ;. —«-Por
D. Alvaro A. Cienfuegos, regidor perpetuo de Miranda y Pravia, coa
el Fiscal del Tribunal eclesiástico de Oviedo sobre manutención de
pila bautismal en la capilla de las casas de Agüerina y posesión de
bautizarse en ella las personas de la familia (1752).
Asiego y Rivera (Juan Alonso.) (V. pág. 603.)
Avella Fuertes (Alonso), oidor de México visitador y gobernador
de Filipinas en los reinados de Carlos II y Felipe V.
Avella Fuertes (Jacinto), docto en letras y hábil matemático, C. de
la Academia de Historia. Autor de: «Mapa de Asturias» y del «Tra-
zado de la carretera de León á O/iedo».
Ave/lo y Valdés (Juan), Oidor de Valladoltd, Visitador general de
Panamá y Tierra-Firme. Autor de: «Diccionario de los nombres de los
navios, sus aparejos, términos que usan los marineros en sus locucio-
nes y son propios en las materias de la mar, puertos, cabos, golfos,
islas y otras conducibles. (M s.) 1673 -«De los derechos, leyes y
cédulas de la navegación á Indias, de las Ordenanzas del mismo Tri-
bunal y de sus materias navales.»
Avello Valdés (Vicente), docto abogado, diputado á Cortes, go-
bernador de provincia y erudito bibliógrafo.
Auja (Benito Antonio), párroco de Candas, poeta bable y colabo-
rador del Diccionario geográfico histórico del Principado de Asturias,
que proyectó Martínez Marina.
Ayala (Fernando Luis), docto teólogo, Catedrático de Filoso-
fía, capellán de honor de Fernando VI, confesor de la Real familia, co-
legial de Bolonia, orador sagrado de gran reputación en Madrid.
M. en 1752.
Azcárate (Patricio) (V. págs. 557 y 592.) Abogado, diputado pro-
— 735 -
vinciat y á Cortes, por León, gobernador civil de provincia, C. de las
Academias de Historia y de Ciencias morales y políticas. Autor de
«Exposición histórico crítica de los sistemas filosóficos modernos
p verdaderos principios de la Cieacia»; «Veladas sobre laFilosofia
moderna»; y fué sabjo traductor de las obras, «República, Cartas y
diálogos apócrifos y dudosos de Platón» y de las «Obras filosóficas y
de la Política de Aristóteles.»
Bal lina (Félix C.) Abogado, periodista, último vocal de la Junta
del Principado, diputado y presidente de la Diputación provincial, cen-
sor de la Sociedad Económica, presidente de la Academia provincial
de Bellas Artes, individuo de varias Juntas Asturianas y en ellas celo-
sísimo defensor de la provincia. M. en 1892.
Balvidares Arguelles (Antonio), celebrado poeta jovial en el dia-
lecto asturiano. M. en 1792.
Bango y Valdés (Lorenzo), diputado provincial y á Cortes, perio-
dista incansable por el progreso provincial, firmando «Fachal.»
Barcena Valdivieso (Pedro), Te/iiente General, ministro de la
Guerra, victorioso al frente de las tropas asturianas en la guerra de
la Independencia. M. en 1836.
Be maído de Quirós. (Francisco), poeta del dialecto asturiano,
Sargento Mayor de los tercios asturianos en la guerra de Sucesión»
muerto en la batalla de Zaragoza. Fué muy elogiado del P. Feijóo.
Bernaldo de Quirós (Francisco). (V. pág. 239), marqués de Cam-
posagrado, Representante de Asturias en la Junta Central cuando la
guerra de la Independencia, Teniente General, Ministro de la Guerra,
inolvidable Capitán General de Cataluña. M. en 1837.
Bernaldo de Quirós y Llanes (José), marqués de Camposagra-
do, diputado, Senador; llamado popularmente «D. Pepito»; llenó toda
una época por sus virtudes cívicas y nobilísimo carácter. M. en 1865.
Bernaldo de Quirós (Gregorio) , teniente general del ejército
asturiano, muerto gloriosamente en la guerra de la Independencia.
Bernaldo de Quirós ( Alvar o\ poeta, Oidor en Chile y Lima.
Escribió un «Discurso laudatario al papel genealógico de la Casa de
Olloniego,» por su padre D. Felipe.
Bernaldo de Quirós (Manuel), Regente de Mallorca y Zaragoza,
consejero de Indias. M. en 1778.
Bernaldo de Quirós (P. M. Antonio , jesuíta, Catedrático de Teo-
logía en Valladolid, Autor de: «Tractatus Auxiliis Divina Gratise*.
(M s). 1654. -cDe Theologia tractatus varii praesertum de gratia pne-
destinatione peccatis et opere sex dierum». 1658 -«Selectas disputalio-
nes de Deo...
Bernaldo de Quirós Benavides (Felipe), (V. pág. 65), caballero
de, Santiago, señor de Olloniego, regidor perpetuo de Oviedo, alfé-
rez mayor de Lena. -Escribió: «Historia de la vida y martirio de la
gloriosa Santa Eulalia de Mérida, patrona del Principado de Asturias
K
c
— 736 —
y de las varias traslaciones de su sagrado cuerpo y reliquias, con el
Poema sacro». (1672) < Solar de la casa de Olloniego, varonías ea
ella y descendencia de doscientos años .
Bernardo de Miranda (Rodrigo) (V. pág. 35, nota).
V Bonnet y Bofill (Magin), (V. pág. 194), catedrático de la Univer-
í. sidad Central, Consejero de 1. P., sabio y reputado químico.
f Bobes (Félix Sntouio), (V. págs. 169 y 680), Catedrático de Sa-
grada Escritura, párroco de San Julián de los Prados (Santullano), di-
rector de las cárceles de Oviedo, etc.— Predicó varios «Sermones de
acuerdo* á la Audiencia y se distinguió por su caridad con los pena-
dos. Escribió: - «Memorias sobre el ejercicio de la virtud de la cari-
dad en la limosna» (en las Memorias de la Sociedad E. de Madrid |.
—«•Novena del Santísimo Cristo».- •Constituciones de la Real Asociá-
is ción de Caridad establecida para alivio de los pobres presos en las
? cárceles de la ciudad de Oviedo». M. en 1814.
Boorques (D. Pedro), (V. págs. 49 y 461).
^ Buelga SoL's(Juan\ Lectoral de Málaga é Inquisidor de Granada.
Entre sus «Sermones» se ha impreso uno: « Sobre el Evangelio de la
Dominica primera de Cuaresma,ó carácter y principios que mueven á
los ambiciosos y rebeldes constitucionales.» (1820).
Buenaventura (Fr. Francisco), Lector de Teología en San Fran-
cisco de Oviedo en 1673. Autor del «Espejo Seráfico».
Caballero (Fr. Juan), Catedrático de Teología en 1666: escribió
varios «Tratados» sobre doctrina tomista en 1666.
Caballero de Tineo (Bernardo , abogado, Consejero de Castilla.
Entre «Alegaciones» y «Memoriales» hay uno «Dirigido al Rey por eí
Principado contra los arrendadores de las rentas reales de Astu-
rias.» 1738.
Cal ello Miranda (Dr. Francisco), catedrático, abogado, Vice-
presidente de las Cortes err 1812 y Presidente en 1813. Después de
estos elevados cargos sólo aspiró en la revolución de 1820 á ser Juez
de primera instancia de Belmonte; y con los •honores»' de Oidor y Fis-
cal de la Audiencia de Oviedo, murió olvidado cuando la reacción
Calderón (Fr. Miguel), O P. Tuvo diferentes cargos en Filipinas
y en las Misiones de China, obispo de Bedona en aquellas Misiones.
I Murió lleno de méritos y años en 1883.
I Calzada (Rafael) (V. págs. 219 y 267)Abogado y periodista insigne
i en Buenos Aires, protector y defensor de los intereses españoles en la
América. Son muchos sus escritos forenses, políticos y literarios.
Cama/lo Rivadeneyra (Diego P. Cádiz) (V. pá¿s. 135, 149 y 242).
Nació e.i esta ciudad e.i 1743, estudió en Ronda, profesó en 1759; fué
lector; pero se dedicó á la predicació.i en distintas diócesis, donde
fué famoso. M. en Ronda en 1801.
* Campoamor (Ramón (V. pá;s. 240 y 245.) Poeta célebre,
filósofo, polemista; brilló en la Administración y en el Parlamento.
fr
— 737 —
Fué el poeta popular de las «Doloras», «Pequeños poemas-, «Drama
Universal», «Ternezas y flores», «Ayes del alma», «Coló i», *Humora-
das», dramas y comedias, etc., y de celebradas obras en prosa como:
«Filosofía de las lepes», «El personalismo», «La metafísica en el len-
guaje», «Lo absoluto», «Poética», «Cánovas», etc., etc. M. en 1901.
Campillo Cedrón (Andrés), Gobernador y Vicario general de este
Obispado. Redactó el «Parecer que dio al Dean y Cabildo de Oviedo
el L. D sobre la novedad de derogarse el estilo antiguo del Tribu-
nal Eclesiástico en el modo de*sustanciar algunas execuciones.»
Cando Villamil (Mariano), uno de los funcionarios más compe-
tentes de la Administración española con numerosos trabaios en Fo-
mento y Hacienda; Directo/ general del Tesoro, intendente de Cuba,
diputado á Cortes, etc.
Cartel Acevedo (Pedro), C. de la Historia y socio de la Económica
de Asturias. Hizo viajes por Europa y América; fué perseguido .
por la Inquisición y se defendió en un valiente escrito. M. en 1839.
Es autor de: «Reflexiones críticas sobre la constitución española,
cortes nacionales y estado de la presente í.uerra». — «Fidelitatis sacra-
mentum constitutioni hispanice emissum, oblatum ejus comitiis majes-
tates et Europse cultoe exibitum á. ...*>— «Wellignton, caudillo de tres
naciones sobre la antigua Nántua Carpetana por Eliso Barcineo».—
«Oda al regreso del ansiado Monarca Fernando Vil, después de su
largo cautiverio». -«Estudios sobre Noega (Návia), con un discurso
preliminar sobre el estado de la tierra •. «Historia general de América.
(M s).» -«Informes sobre los medios de destruir la enfermedad del
maiz, conocida con el nombre de Pintón y los medios de fomentar la
ganadería». —«Proyecto de constitución española». — Proyecto sobre
el modo de hacer la guerra para concluir brevemente con las tropas
francesas- 1810.
Canella Gutiérrez (Dr. Alonso), (V. págs. 110, 168, 169, 172, 2*3
y 386) catedrático de Leyes, Cánones y Lengua griega. Procurador ge-
neral noble de Oviedo, vocal de la Junta general del Principado y de
la Soberana de 1808 y mftmbro de su Consejo y Tribunal de Estado,
primer Alcalde constitucional de Oviedo en 1812, secretario de la Eco-
nómica de Asturias. Fué redacto; de «El Correo militar y político del
Principado» y, con varios trabajos de abogacía, dejó escritas: "Noticia
histórica de las Actas de la Sociedad Económica desde 1808. ->- Obser-
vaciones á la Junta General de Asturais, como representante de So-
brescobio». M. en 1835.
Canella Gutiérrez (Domingo, catedrático de Filosofía y de
Teología, cura de Santiago y San Román de Sariego, Magistral de
Oviedo: murió muy joven y presentado para Obispo auxiliar de Cá-
diz, (1792). Orador sagrado de renombre, e.iíre varios • Sermones »
quedan manuscritos, varios al Real Acuerdo, uno de Santa Catalina,
en la Universidad; otro de la Concepción, en la Catedral, y uno de
-738-
Santa Catalina, en la Universidad; otro de la Concepción, en la Cate-
dral, y una de San Juan Nepomuceno en San Tirso, cuaudo la Her-
mandad en favor de los penados, y pronunció el «Elogio de Carlos
III» en la Catedral ovetense.
Canella Meana (Benito), (V. págs. VIH, 183, 226, 314, 452, 575 y
685), profesor de diferentes asignaturas, Gobernador civil, diputado y
presidente del Consejo provincial, censor de la Sociedad Económica,
miembro de varias corporaciones, etc. Fué periodista, poeta y autor
laureado del drama romántico «El parcial de Trastamara». Dejó inédi-
tos: «Colección de fábulas»; «Cantares, romances, faules y otres
copies» en dialecto asturiano. M. en 1882.
Canga Arguelles (Dr. Felipe Ignacio), (V, págs. 94, 1 10, 111, 152,
y 162), catedrático de Cánones y Leyes, Abogado del Principado y
Obispado, Decano del Ilustre Colegio, Fiscal del Consejo de Castilla,
etc. Autor de «Ordenanzas para el Gobierno de la Junta general del
Principado y su Diputación, y las generales, judiciales y políticas para
la Administración de Justicia de todos los concejos, cotos y jurisdi-
ciones de él» (1782). En unión con D. Martín Ramón Cañedo y D. Ni-
colás Rivera Arguelles.
* Canga Arguelles (José), V. pá¿s. 231 y 358), archivero de Si-
mancas, diputado en 1812 y 1822, ministro de Hacienda; varias veces
emigrado y desterrado. Presentó á las Cortes el primer presupuesto
en la célebre «Memoria» para nivelar los gastos y los ingresos; murió
en 1823. Hombre de variado saber en muchas publicaciones y manus-
critos: «Suplemento al apéndice de la Educación popular*.- «Prólogo
al censo de población de 1797».— «ídem al de 1800».- «Gaceta de los
niños ó principios generales de Moral, Ciencias y Artes». -«Doce Me-
morias sobre Hacienda (insertas en el Diccionario)».— «Colección de
Reales cédulas, órdenes y providencias dadas para gobierno del Real
patrimonio del reino de Valencia». - «Recopilación de todas las leyes,
ordenanzas y reglamentos del Cuerpo político de los ejércitos de Es-
paña».-«Prontuario de esta obra». -«Ocho Memorias sobre Hacienda
á las Cortes de Cádiz».- «Apuntes para la Historia de la Hacienda
pública de España en 1811*.- «Manifiesto de su conducta política en
las Cortes de 1813 y 1814, (escritas en el castillo de Peñíscola donde
estaba preso)».- «Memoria sobre el crédito público presentada alas
Cortes de 1820».- «Memoria sobre el estado de la Hacienda pública
de España, presentada á las Cortes de 1821».- «Elementos de la cien-
cia de Hacienda».-- «Ensayo sobre las libertades de la iglesia católica
de España en ambos mundos». - «Diccionario de Hacienda para uso de
los encargados de la suprema dirección de ella».— »Diccionario de Ha-
cienda con aplicación á España».- Quelques mots en réponse á une
petition des negocians de Londres, ainsi qu' a plusieurs de «Times»
tendant á attaque I' honneur et les droits du Roi d4 Espagñe, sur l1 iñ-
dependance des Amériques».- «Observations sur la guerre d4 Espag-
— 739 -
ne». «El Comercio de los algodones ingleses en España». -«Sema-
nario de Agricultura y Artes». -«Memorándum sobre la derogación
de ta ley Sálica en España».— «Observaciones sobre la Historia de la
guerra de España que escribieron los Sres. Ciarke, Southep, London-
derri y Napier».-En unión con su hermano D. Bernabé tradujo en
verso castellano: «Obras de Anasreonte». — «Obras deSapho, Ericma,
Alemán, Stesicoro, Aldo, Ibico, Simonides, Bachilides, Archiloco,
Alpheo, Pratino, Menalípides, etc». -«Obras de Pindaro».-En unión
con D. Jaime y D. Joaquín Villanueva, redactó en Londres el periódi-
co «Ocios de Españoles emigrados».- Entre muchas obras que ha de-
jado manuscritos están las siguientes: - «Memoria sobre el estudio
que deben hacer de la filosofía los pintores y estatuarios». -«Discur-
sos sobre los derechos del bello sexo en la sociedad civil y matrimo-
nial».—«Memoria sobre las causas, así físicas como políticas, que han
disminuido la población del reino de Aragón y modo de realizar su co-
mercio espedito y floreciente».— «Traducción anotada de la carta del
Sr. Gesuer al Sr. Jueslin sobre el paisage».- «Memoria sobre la cons-
titución de la Junta central de Gobierno». — «Memoria leida en la Junta
Suprema de Valencia en defensa del Consejo Real». - «Observaciones
sobre las Cortes de España y su organización». — «Apuntaciones canó-
nicas de las Iglesias de España». -«Historia del Principado de Astu-
rias durante los seis años de la guerra de la Independencia».- «Dis-
curso leido en sn recepción en la Academia de la Historia acerca de la
necesidad que los hacendistas tienen de dedicarse á los estudios histó-
ricos».-«Investigaciones históricas en los códices del Museo Británi-
co».-«Causa que se formó en 1814 á varios diputados á Cortes y á
otros beneméritos españoles». -«Apuntaciones de la Historia civil de
España». -«Noticia de los manusc/itos legada por Jovellanos al Insti-
tuto Asturiano».— «Memoria sóbrelos servicios prestados por este
hombre de Estado durante su vida pública,» etc.
Cantera (Diego de ¡a), Inquisidor de Murcia, jurisconsulto notable,
autor de «Cuestiones criminales» (1819).
* Cañedo (Valentín), Teniente General, Capitán General de Ara-
gón, Galicia y de la Isla de Cuba. M. en 1856.
Cañedo y Riego (Ramón), estudiante de Leyes, nombrado en 1808
Capitán del Regimiento de Lena y Secretario del General Peón; fué
más tarde Jefe de la Junta de cesantes y jubilados. M. en 1837. Escri-
bió: «Nociones de Economía Política^.— «Cartas económicas ó tratado
teórico-pi-áctico elemental sobre la naturaleza de una de las rentas de
la Corona y de su régimen administrativo».- «Colección anotada de
las obras de Jovellanos». — «Biblioteca ó anales de la Agricultura, Ar-
tes y Comercio» en colaboración con varios oficiales del Ministerio de
Fomento.
Cañedo Vigil (Alonso), doctoral de Badajoz, dignidad de Toledo,
— 740 —
diputado por Asturias y presidente de las Cortes en 1810, Obispo me-
morable de Málaga y Arzobispo de Burgos. M. en 1829.
Carballo (P. Luis Alfonso), canónigo archivero de Oviedo, pre-
ceptor y Rector de los Pardos. (V. pág. 31). Escribió las obras si-
guientes: «Cisme de Apolo, de las escelencias y dignidad y todo lo
que al arte poética y versificatoria pertenece*. -«Antigüedades y co-
sas memorables del Principado de Asturias>.— «Antigüedades de la
Santa iglesia de Oviedo y Cristiandad de Asturias (Ms)». - «Discur-
so sóbrela Merindad de Asturias (Ms).» -«Casas y genealogías de
Asturias (Ms)».— «Vida de Diego Meléndez Valdes, llamado el Va-
liente. (Ms).» --«Genealogía del Linage de la casa de Valdés». (Ms).
Carrefto Valdés (Eduardo), naturalista, discípulo de La Gasea, no-
torio por sus trabajos de botánica en Francia.
Caso (José Indalecio), (V. pág. 205), reputado abogado en Oviedo,
Madrid y Barcelona, Fiscal de imprenta y figura saliente en el partido
monárquico católico. Sus trabajos jurídicos, políticos, académicos, li-
terarios, etc., desparramados en la prensa fueron muchos. — Publicó
una importante «Colección legislativa de España», etc. M. en 1903.
Caso Parle (P. P. Fr. Manuel), (V. págs. 243 y 263), catedrático
de Filosofía y Teología, redactor del «Correo Militar y Político de As-
turias». Gozó de gran reputación como Teólogo orador. Autor de
«Oración en las solemnes funciones hechas en Oviedo por los militares,
fallecidos en la batalla de 31 de Agosto de 1813».- «Oración en la fun-
ción solemne, que el Regimiento provincial de Oviedo celebró en
la renovación y bendición de sus banderas en 1819.— «Oración fúne-
bre en las exequias celebradas por el 11 1. Ayuntamiento á la augusta me-
moria del Rey Luis XVIII».
Casiano (Mariano), abogado, poeta y periodista asturiano. M. en
1860.
Caslañón Escarano (Gonzalo), Mártir de la Integridad de ta pa-
tria, vilmente asesinado en Capo-Hueso en 1870. Siendo estudiante
ovetense redactó «La Tradición» y «El Invierno»; en Madrid fué re-
dactor de «El Día> y dirigió la Crónica de Ambos Mundos». Diputado
y Consejero provincial de Gracia y Justicia del Gobierno de Cuba, Se-
cretario del de Puerto-Príncipe, Consejero de I. P. Fundó en la Haba-
na «La Voz de Cuba * periódico que combatió valientemente por la
causa de España; y antes publicó en la corte el foHeto político «Un
desengaño más y una ilusión menos». (V. la biografía que escribí de
este inolvidable patriota, precediendo á la «Corona literaria>, que pu-
blicamos sus amigos y admiradores asturianos en Oviedo, 1871).
Castillo (Francisco José), Obispo de Sebaste, vicario apostólico
de Oviedo cuando el Prelado D. José Fernández Toro fué llamado á
Roma á causa de doctrina heréctica en 1722.
Cantillo Jovellanos (Alejandro), Cónsul general, periodista, tradu-
— 74i —
jo la «Cuaresma de Massillon» y publicó la tan notable «Colección de
tratados diplomáticos de España». M. en 1845.
Caunedo (Nicolás Castor), Coronel de Infantería, autor de nume-
rosos estudios históricos asturianos en periódicos de la provincia y de
Madrid; poeta, autor dramático y novelista. Publicó también: «Álbum
de los niños».— «Álbum de un viaje por Asturias». — «Crónica de los
Príncipes de Asturias».- «Árbol genealógico de las fundaciones pri-
mitivas».-«Cuadro sinóptico déla vida del general Espartero».- «Id.
de la de Zurbano».- «Id. de los mártires de la libertad española», etc.
Fué de los publicistas más laboriosos y amantes de su patria. M. en
1879.
Caunedo y Clavillas (José Antonio), (V. pág. 108) teólogo: perso-
na muy ilustrada y aficionada á las artes; benemérito restaurador de la
románica iglesia de San Juan de Amandi, en Villaviciosa, donde fué
cura párroco. Escribió: «Memoria sobre el manzano y fabricación de
sidra. (Ms). M. e.i 1802.
Caveda Nava José, (V. págs. 180 y 360), jefe político, diputado
provincial y á Cortes por Asturias, director general de Agricultura,
consejero de Estado, académico de la Lengua, de la Historia y de Be-
llas Artes, etc. M. e:i 1882. Ilustre escritor, continuador del espíritu de
Campomanes y Jovellanos; inspiradísimo poeta bable á quien se debe
también la notable «Colección de poesías en dialecto asturiano». Autor
de «Ensayo literario crítico sóbrela arquitectura española» (traduci-
da al franejs y al alemán); «Memorias para la historia de la Academia
de San Fernando desde Felipe V hasta nuestros días».- «Examen crí-
tico de la restauración de la monarquía visigoda en el siglo vm», -
«Memoria histórica de la Junta general del Principado de Asturias».—
«Memoria de la Exposición nacional de 1850». De varios y muy nota-
bles discursos académicos, dejando también muy importantes obras
inéditas que, con las conocidas, le colocan entre los primeros escrito-
res españoles del siglo xix.
Caveda y Solares (Francisco de Paula), graduado en Leyes; ami-
go de Jovellanos, trabajando co:i él y Pérez Villamil para la forma-
ción de un «Diccionario bable». Fué C. de la Historia y m. en 1811.
Siguen inéditas sus obras: «Descripción geográfica-histórica de Vi-
llaviciosa». - «Copias de inscripciones de lápidas antiguas de Castie-
11o, Amandi, Fuentes, Valdebarcena, Deva, etc. de Villaviciosa».—
«Viaje de Teopisto por el Asia y Europa».- «Notas para los sincro-
nismos de la Historia general».- «Canto e.i verso libre á Jovellanos».
- «Himn 3 patriótico en loor de Fernando VII. -«Descripción de los
concejos de Cabranes y Colunga»; y dejó otros muchos trabajos ma-
nuscritos.
Cernuda Rico (Bartolomé), Obispo de Palencia (V. pág. 677), ca-
tedrático, doctoral de Toledo y Obispo de Plasencia.
- 742 —
* Ceruelo Velasco (Juan de Dios), (V. págs. 178 y 678). Escribió
una monografía histórica de la Catedral de Oviedo.
Ceruelo Velasco (D. Víctor), arcediano de la S. 1. C, autor de la
«Relación histórica documentada de los sucesos ocurridos en la dióce-
sis de Oviedo sobre el nuevo nombramiento de Gobernador eclesiás-
tico en el Obispado electo Sr. Necochea» (1840).
Cienfuegos (Bartolomé), (V. pág. 239), Obispo de Mondoñedo.
M. en 1827.
* Cienfuegos Jovellanos (Francisco), rector de la Universidad
gispalense, Cardenal, Obispo de Cádiz, Arzobispo de Sevilla; pastor
de ardientísima caridad. M. en 1847.
* Cienfuegos y Sierra (Dr. Alvaro Díaz), jesuíta, Catedrático de
Salamanca, donde fué llamado el oráculo de forasteros y domésticos.
Siguió el partido austríaco, cuando las guerras de sucesión, y fué em-
bajador del Rey de Romanos y su plenipotenciario en Holanda; carde-
nal de San Bartolomé in ínsula, Obispo de Catania en Sicilia, conde
de Mesecuculi, abad y arzobispo de Montreal, Primado de aquel reino,
consejero de Estado y particular del Emperador Carlos IV; su testa-
mentario; protector de la nación siciliana y maltesa, comprotector de
Alemania y demás dominios del Emperador; embajador de Roma,
miembro de la congregación de Ritos, de la de inmunidad de Obispos
y regulares, etc., y por el libro de San Pedro consta que en cónclave
alcanzó votos para el pontificado. Fué favorecedor de españoles por
aquellos reinos, consiguió para la Catedral de Oviedo diferentes pri-
vilegios y escribió al ovetense Claustro universitario la más amorosa
carta, muy dispuesto en favor de su antigua é inolvidable Escuela.
M. en 1739. Compuso las obras: «Memorial al Rey para impedir la fun-
dación de la cofradía del Rosario de los estudiantes de Salamanca».—
«Vida de San Francisco de Borja». - «Historia de Leopoldo II de Aus-
tria». -« jEnigma Theologicum».— «Vita abscondita, seu speciebus en-
cucharisticis relata». -«Vida del V. D. Juan Nieto».— «Dictamen sobre
el Defensorio de la Religiosidad de los caballeros militares del conde
Aguilar».— «Philosofia Aristotélica».— «De Theologia tractatus varii...»
— «Varias cartas», etc. Tuvo fama de buen humanista, fué regular poe-
ta y corrigió las obras del P. Carballo.
Cienfuegos (Pedro), Obispo de Papayán en 1700.
Cisneros (Gregorio Rosendo)^ Consejero de Castilla.
Collar Vria (Diego), (V. págs. 661 y 676), Catedrático de vísperas
de Cánones. Escribió: «Informe de varios capitulares de la S. I. de
Oviedo, vindicando el honor del Iltmo. Sr. Obispo D. Bernardo Caba-
llero y Paredes, vulnerado con ciertas calumnias».
Cónsul (Francisco), médico. La Sociedad Económica de Santiago
publicó sus «Memorias sobre agricultura y Artes.» M. en 1810.
* Cónsul (Juan A'.) (V. pág. 382.)
Cortés Llanos (Antonio), diputado, presidente del Consejo pro-
-743 —
vincial, abogado, C. de la Historia y de Nobles artes de San Feman-
do. Redactó, entre otros trabajos, una «Memoria h¡stórico-crítica-f rio-
lógica sobre la Inscripción de Santa Cruz de Cangas de Onís», é hizo
diferentes investigaciones sobre <Vadinia% población romana en aquel
concejo. M. en 1871.
Cortés Llanos (Bonifacio), magistrado, intendente de Hacienda de
Cuba, diputado á Cortes, consejero de Estado, subsecretario de Ultra-
mar, intendente general de la Real Casa y Patrimonio, etc. M. en 1883.
Cortés Uanos (José), juez de término de primer.a instancia;
colaboró en «El Álbum de la Juventud > y en la «Revista de Asturias»,
y publicó una «Colección de poesías.» M. en 1862.
Coader y Camoyran (Juan Gerónimo), (V. págs. 678 y 681), Cate-
drático de Filosofía y Teología. Escribió, á petición del Gobierno, un
«Informe» sobre I. P., antes del plan de 1845 y sobre «Asturianos
ilustres» cuando el proyecto del panteón de Españoles célebres.
Crespo y Agüero (Tomás), estudiante y opositor á cátedras en
Oviedo, Obispo de Ceuta y Arzobispo de Zaragoza, favorecedor de
la enseñanza pública. M. en 1742.
Crespo y Escobar (Francisco), Inquisidor de Toledo, Obispo de
Girgenti, en Sicilia, en 1687.
Cuerres Valdés (Alonso), teólogo y párroco de Hevía (Siero).
Escribió «Virgilias del Pastor cura de almas. » (1711).
Cuervo (Eugenio Manuel), Magistrado del Supremo Tribunal:
Cuervo (Ramón), diputado Provincial y á Cortes y Gobernador
civil. M. en 1878.
* Cuesta (Teodoro), el popular poeta asturiano. Sus bellas é
inspiradas poesías en el dialecto bable, precedidas de un prólogo
por D. Alejandro Pidal y Món, han sido coleccionadas y publicadas en
Oviedo (1895) por D. Bernardo Acevedo y el autor de la presente
historia. M. en 1895.
* Dehesa (Juan), catedrático de Leyes en Alcalá, Ministro de
Gracia y Justicia. Compuso un «Método práctico para aprender en
poco tiempo el inglés.» - «Traducción de la Indagación filosófica sobre
el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello, escrita
en inglés por E. Burke.» — ídem de la Constitución de Inglaterra ó
descripción del gobierno inglés comparado con el democrático y con
las otras monarquías de Europa, por T. L. Lome.» (1821.)
Díaz Arguelles (isidro), diputado á Cortes, director general de
Ultramar, abogado de gran reputación. M. en 1883.
Díaz Campomanes (Arias), presidente de la Chancillería de
Granada, consejero de Castilla y Gobernador de la Mesta en 1760.
Díaz Laspra (Dr. Manuel), profesor de Procedimientos y Aboga-
do de fama en Oviedo. Escribió un «Diccionario jurídico (hasta* la
letra R.) (M s)»— «Curso de práctica forense mercantil, (M s.)»— «Ele-
48
_— -
— 744 —
mentos de práctica ó Curso teórico-práctico de la sustanciación de los
juicios, así civilesicomo criminales.» M. en 1851.
Díaz de Miranda (Dr. Alvaro), (V. págs. 65 y 676.)
Díaz de Miranda (Dr. Jacinto), Colegial del Español de Bolonia,
Chantre de Oviedo, Catedrático de Lengua Griega. Publicó la tra-
ducción de los «Dase Libros del Emperador Marco Aurelio.» (1785.)
Díaz Ordóñez y Escandan (Víctor), (V. págs. 213, 265 y 283.)
Autor.de "Aparato didáctico-bibliográfico para el estudio de la Disci-
plina general de la Iglesia y en particular de la de España»; «Estu-
dios histérico-canónicos» (1.a serie.) «La unidad católica» (2.a serie de
Estudios histórico canónicos.)
Díaz Ordóñez y Miranda (Francisco), (V. págs. 265 y 5>5, nota),
catedrático, decano del Colegio de Abogados, vicesecretario de la
Sociedad Económica, vicepresidente de la Comisión de Monumentos,
docto bibliófilo y numismático, C. de la Real Academia de la Historia.
M, en 1874.
Díaz Ordéñez y Miranda (Mamerto), abogado y General de divi-
sión de Artillería* M. e.i 1881.
Díaz Ordóñez y Miranda (Tomás), Magistrado de Audiencia,
Gentil-hombre de S. M., publicó: «Ensayo filosófico sobre la impro-
visación ó enseñanza universal de Jacotot aplicada á la improvisación
en los tres géneros de elocuencia.» M. en 1867.
Díaz Ordó;lez y Miranda (Víctor), (V. pág. 234), vocal de la
antigua Junta generaí del Principado, diputado y vicepresidente del
Consejo provincial, auditor de guerra, abogado de gran reputación,
decano del Cohgio, de la Academia pro /¡acial d2 BMlas Artes.
M. en 18 3 L
• Díaz Pedregal (Manuel)y (V. págs. 232 nota, y 246), abogado
de gran reputación, decano del Colegio, diputado á Cortes, vicepre-
sidente del Congreso de los diputados y ministro de Hacienda, C. de
la Real Academia de la Historia, rector de la Institución libre de ense-
ñanza* Se publicaron separadamente en libros y folletos varias obras
suyas: -Estudios políticos»; «Estudios económicos»; «Engrandeci-
miento y decadencia de España»; «La democracia»; «Nociones de
Hacienda pública-; -Derecho, libertad, estado»; «Unión aduanera de
España y Portugal»; *Los presupuestos modernos»; «La cuestión
agraria en Irlanda»; «El Feudalismo»; «La libertad antigua»; «Institu-
ciones de crédito*; «¿Existe el partido obrero?»; «Sociedades coope-
rativas*; «Postrimerías de la Casa de Austria»; «Estudio crítico del
Código civil español-; «Porlier»; «El derecho de propiedad»; «La
asociación; «La protección de los cereales », etc.; y otros nume-
rosos trabajos jurídicos, políticos é históricos en la prensa de Madrid
y de Asturias; y esta varios estudios sobre la historia del Princi-
pado, mereciendo especial mención el «Discurso preliminar á la
\
- 745 -
Colección histórico-diplomática del Ayuntamiento de Oviedo , por
D. C. M. Vigil.» M. en 1896. 4
Díaz Valdés y Arguelles (Dr. Pedro), Inquisidor y Obispo de
Barcelona, y gran amigo de Jovellanos. Bajo el anagrama de «Pedro
Zadi valdés,» escribió varios tratados sobre ciencias en el Memorial
literario de Madrid; publicó algunos «Sermones» y fué autor de: «El
padre de su pueblo ó medios para hacer temporalmente Felices á los
pueblos con el auxilio de los párrocos.» -«Tratados sobre la Física
del clero y otros puntos útiles de las ciencias naturales.» M. en 1807.
Diaz Vela (Ramón), Regente de varias Audiencias, Magistrado
del Supremo Tribunal. M. en 1872.
Dorado (Francisco), (V. págs. 129, 151 y 156) catedrático fie Filo-
sofía y médico de la ciudad y de la Iglesia de Oviedo, escribió un
«Discurso médico» impugnando al P. Feijóo, y otros estudios. M.
en 1729.
Dorado (José),(V. pág. 151) catedrático y médico, como el ante-
rior, su padre, y como éste impugnador del sabio benedictino. M*
en 1738.
Duque de Estrada (Vicente), Consejero de Castilla en 1762.
* Elorza y Águirre (Francisco A.), (V. pág. 578), General de Ar-
tillería, reorganizador y Director de la Fábrica nacional de cañones de*
Trubia é impulsador de la industria y progreso de Asturias. M.
en 1873.
Escalera y 5. Carreño (Evaristo), antiguo periodista asturiano y
notorio en Madrid como redactor de La Iberia y otros diarios; oficial
del Ministerio de Ultramar. Entre sus muchos trabajos figuran folle-
tos políticos y obras como: «La España del siglo xix» «Los soldados
de la Independencia italiana» (en colaboración del Sr. G. Llana) etc.,
y «Crónica del Principado de Asturias», «Recuerdos de Asturias» y
más. M. en 1896.
Escandan (José María), escritor y anticuario. Escribió: «Reseña
histórico-fúnebre de las exequias por el alma del Brigadier D. Salva-
dor Escandón y Antapo en el monasterio de San Vicente de Oviedo en
1824»; la singular «Historia del Heroico rey D. Pelayo y sucesores en
el trono cristiano de Asturias»; y varios artículos de arqueología, ga-
nadería, etc. M. en 1839.
* Escosura y López de Porto (Gerónimo), del Consejo de S. M.,
capitán y se:retar¡o dsl ejército del General Castaños y vocal de la
Junta de Fomento de la riqueza del reino, Intendente de Hacienda, aca-
démico de'número de las de la Lengua, de la Historia y de San Fer-
nando etc. Autor de: varias «Comedias.»- «Compendio de la Historia
de Grecia.» - «ídem de Roma.» -«ídem de España.»- «Traducción del
Tratado de las máquinas de vapor y de su aplicación á la navegación,
por Tredgold» (traducción); «Consideraciones sobre Economía política
de la Sta. Lowry.» M. en 1855.
*HI
- 746 -
Escósara $ Hévia (Antonio), comisario regio de A. 1. y C. de As-
turias, Intendente de Ejército y Hacienda de Puerto Rico, Gobernador
de varias provincias, diputado á Cortes. Periodista político y autor de:
* De las coaliciones parlamentarias.»; «Cuestión romana.»; «Observa-
ciones y dictamen en el expediente sobre el establecimiento de un
puerto de refugio en la costa de Asturias.»; «Del feudalismo en Espa-
ña.»; -Misterios 5? festividades de N. S. Jesucristo y de la Virgen Ma-
ría;» y comenzó la publicación de un Diccionario ó Enciclopedia de
Derecho y Jurisprudencia. M. en 1865.
Escudero ? Reguera (Bernardo), (V. págs. 175 y 367), periodista
y economista, autor de un tratado de «Economía política», y otros
estudios notables. M. en 1881.
Estrada Nava (Antonio), Repartidor de los Reales Consejos y
favorecedor de la Hermandad de Covadonga de Madrid. Escribió:
*Vida del gran Tebando español» (4 tomos); «Vida de Telesio y Ardi-
des, ermitos» (2 tomos); «Desengaño de vicios», y -«Cartilla y guía de
los Agentes» M. hacia 1780.
Estrada Yiltaverde (Guillermo), (V. págs. 244, 264, 266 y 682),
diputado á Cortes, C. de la Real Academia de la Historia, vicepresi-
dente de la Comisión de Monumentos, etc. Antiguo periodista astu-
riano, fué autor de profundos, variados estudios y discursos en
sociedades, ateneos y círculos, que están dispersos y merecen colec-
cionárseos! como los folletos *Peda¿ogía», «La Novela», «El carlismo
es una esperanza» etc.; y preparaba materiales para su obra magna
«Historia del siglo xix.»
* Feijóo (¡limo, y Rvmo. P. Ai. Fr Benito Jerónimo), (V. págs.
83, 151, 157, 244, 246, 249, 264, 280.) -Dice el Sr. Anchoriz hablando
del sabio benedictino: «No había nacido en Asturias el P. F. Benito
Feijóo, pero en ella vivió 55 años, en ella escribió todas sus obras y
no quiso cambiar, ni aún por la corte, este privilegiado suelo de Astu-
rias, que le otorgó por adopción los derechos, que correspondieran á
sus predilectos hijos.» Conocidas son sus célebres obras: «Teatro
cntico-, «Cartas», y fué también autor de «Discursos», «Pláticas»,
«Poesías», 5? del «Sermón en el día de la dedicación de la restaurada
capilla del Re? Casto, en la Catedral de Oviedo», etc.
Fernández Arango (Juan), (V. págs. 673 y 677), Colegial y Cate-
drático del colegio de Maese Rodrigo en Sevilla, Lectordl de Zamora
y Magistral de Oviedo.- Escribió: «Aprobación del Dr ó la contra-
respuesta de el Dr. D. Francisco Dorado á la respuesta qire dio el
R. P. Fr. Benito Feijóo á su discurso phisiológico-médico.»
Fernández Blanco y Sierra Pambley (Francisco), (V. págs. 4SI,
514, 515, 503 y 599.)
Fernández Lazcoiti (Víctor), diputado, senador, ministro de Ha-
cienda, presidente del Tribunal de Cuentas, gobernador del Banco de
España y distinguido bibliófilo. M. en 1878. •
— 747 — ,
Fernández Campomanes (Domingo), diputado por Asturias y
vicepresidente de las Cortes de 1813 y 1814, Consejero Real.
* Fernández Cardin (Francisco), (V. págs. 234 y 681).
Fernández Cardin (Joaquín), abogado, catedrático de Matemáti-
cas en Oviedo y en el Instituto de Sai Isidro de Madrid, autor de
«Plano de Oviedo»; «Nociones de Aritmética» (con un notable apéndi-
ce y tablas de reducción de las medidas métricas á las usadas en
los partidos y concejos de la provincia de Oviedo); y de mup comple-
tos «Elementos de Matemáticas».
* Fernández Casariego (Fernando), (V. págs. 317 y 470).
Fernández Cepeda (Bruno), profesor de Humanidades en Villavi-
ciosa, inspirado poeta del dialecto bable. M. en 1803. V.la biografía que
escribí del Sr. Fernández en adiciones á la Colección de Caveda.
Fernández Cortina (Joaquín), Obispo de Sigüenza. M. en 1854.
Fernández Cortina (Lorenzo), doctoral y provisor de Jaén, re-
nunció dos mitras para que fué consultado.
Fernández Cueto (José Gabriel), en 1848 celoso regidor y aboga-
do de Oviedo. Autor de «Ordenanzas municipales», y en unión con el
Fiscal de la Audiencia Sr. Pastor formó una «Colección histórico-di-
plomática de Asturias» por encargo de Campomanes.
Fernández Cueto (Br. Lorenzo), colegial de Bolonia, catedrático
de su Universidad en 1785, doctísimo en lenguas orientales.
* Fernández Cuevas (Carlos*, (V. págs. 212, 234 y 682).
Fernández Cuevas (P. José), sabio jesuíta, profesor de Filosofía
en España, en el Extranjero y memorable también en Filipinas. Fué
autor de un notable curso de Filosofía y de otros escritos de subido
mérito. M. en 1864.
Fernández Flórez (Juan Francisco), industrial, poeta en el dia-
lecto bable con obras mup variadas. M. en 1886. (V. mis adiciones á la
Colección de Caveda).
Fernández Ladreda (Manuel), profesor de la Facultad de Dere-
cho, notable periodista asturiano con numerosos artículos, novelas y
otros trabajos. Tuvo importantes cargos jurídicos y fué presidente de
la Audiencia territorial de la Coruña. Autor de los folletos: «El Re-
tracto*; «Páginas asturianas»; «Estudio sobre los Códigos españoles^;
«Las Regueras» etc. M. en 1902.
* Fernández Kegrete (Santiago) (V. pág. 240) diputado, sena-
dor, ministro de Fomento y de Gracia y Justicia en 1858.
* Fernández Ponte (Pablo), socio de la Económica de Amigos
del País de Asturias y por muchos conceptos entusiasta impulsador
del progreso provincial.
Fernández de Prado (Antonio}, (V. págs. 120, 145, 169 y 303).
Fernández Reconco (Dr. Fr, José), Guardian y Lector de San
Francisco, Catedrático de Regencia y Vísperas de Teología y exami-
nador sinodal (1794). Autor de: «Justa defensa de los Prelados Regula-
— 748 —
res contra aserciones falsas, quejas injustas y declamaciones inopor-
tunas del R. P. Fr. Francisco Ajofrin, capuchino, acerca de los confe-
sores extraordinarios de Monjas».
Fernández Reguero (Ramón), (V. págs. 301 y 471), Catedrático de
Agricultura y director del Seminario de educación de la Vega de Ri-
vadeo. Es autor de varios trabajos, muchos inéditos, en la Sociedad
Económica de aquella villa, siendo el principal: «Colección de ideas ó
apuntes relativos á prácticas electorales, influjo político de las diver-
siones locales, sistema legal de reemplazo del ejército de mar y tierra,
enseñanza agraria aplicada, minería, acarreo, geodesia, topografía, etc.»
Hizo inventos importantes, fué perseguido por sus ideas liberales y
murió olvidado en 1839.
Fernández Rojas (Enrique), abogado de nota y distinguido perio-
dista asturiano bajo el pseudónimo de Lupercio. M. en 1889.
* Fernández San Miguel (Evaristo), (V. pág. 240), diputado,
senador, duque de San Miguel, grande de España, consejero honorario
de Estado, capitán general de los ejércitos nacionales, comandante
general de Alabarderos, ministro de Estado, de la Guerra y de Marina,
director de la Academia de la Historia, etc., etc. Dirigió los perió-
dicos «El Espectador» y «El Mensajero de las Cortes», publicó la
■ Historia de Felipe II», la «Vida de D. Agustín Arguelles», el primer
tomo de los «Capitanes ilustres de la antigüedad», y dejó comenza-
dos otros trabajos. Vivió tan modestamente y fué tan honrado y leal,
que murió pobre en 1862.
Fernández San Miguel (Juan\ (V. pá¿s. 122, 168, 182, 231 y 239),
Consejero Real.
Fernández San Miguel (Julián), publicista y escritor, secretario
particular del Príncipe de la Paz, durante su larga emigración, y se le
atribuye parte principal en la redacción de las Memorias de aquel
privado.
Fernández San Miguel (Santos), Teniente general. M. en 1860.
Fernández Toro (José), Obispo de Oviedo, depuesto en 1722 en
Roma, donde la Inquisición seguía causa contra él.
Fernández Vallín (Acisclo), (V. págs. 508 y 566), Catedrático,
director del Instituto del Cardenal Cisneros , Consejero de I. P.,
Académico de número de la de Ciencias exactas, físicas y naturales,
C. de la de Historia etc. Fruto de su incansable laboriosidad fueron las
obras: «Aritmética para niños», < Geometría», «Geografía», «Atlas geo-
gráfico descriptivo», «Monitor de los niños», «Elementos de Aritmé-
tica, Algebra, Geometría y Trigonometría», los mapas de cSegunda
Enseñanza» y «Enseñanza universitaria» de España, el discurso sobre
la i Cultura científico-española en el sL lo xm» (traducido al francés
y al alemán), etc. Este entusiasta y generoso favorecedor de la cultura
popular. M. en 1896.
* Fernández Villaverde (Pedro), catedrático de la Facultad de
— 749 —
Derecho y favorecedor de esta Universidad, asesor del Gobierno
general de Cuba, diputado á Cortes, gobernador civil, subsecretario
de Gobernación y consejero de Estado. M. en 1855.
* Fierros (Dionisio, laureado pintor, discípulo de los Madrazo,
académico de la provincial de Bellas Artes de Oviedo y socio de
mérito del Ateneo de Madrid. Muchos de sus celebrados lienzos figu-
ran en museos y corporaciones. M. en 1894.
* Flórez Estrada (Alvaro), (V. págs. 231 y 240), diputado, sena-
dor, ministro de Estado. Sufrió persecuciones por su amor á la
libertad, y sus conocimientos económicos y políticos le dieron reputa-
ción universal. Es autor de: «Plan para formar la Estadística de la
provincia de Sevilla.»— «Introducción para la Historia de la Revolu-
ción de España. »- «Examen imparcial de las discusiones de la Amé-
rica con España, de los medios de su recíproco interés j? de la utilidad
de los aliados de nuestra nación.»— «Constitución política de la nación
española por lo tocante á la parte militar.» —«Representación hecha
á S. M. C. el Sr. D. Fernando VII en defensa de las Cortes. -«Efectos
producidos en Europa por la baja en la producción de las minas de
plata.» -«Examen de la crisis comercial de Inglaterra.» - «Enage-
nación délos bienes nacionales.» -«Contestación á las impugnaciones
hechas á este escrito.» -«La cuestión social, ó sea origen, latitud y
efectos del derecho de propiedad.» «Contestación á D. Ramón de la
Sagra por su impugnación al anterior trabajo.» -«De la propiedad.» —
«Tratado de Economía política» (con dife.-entes ediciones en España y
en el extranjero.) M. en 1851.
Flórez Valdés (Diego), colegial de San Pelayo y catedrático de la
Universidad de Salamanca, auditor de la Rota, presidente de la Cnan-
cillería de Granada, consejero de Castilla, deán de Toledo y Arzo-
bispo de Palermo. M. en 1698.
Folgueras y Sión (Luis), Obispo de Tenerife, Arzobispo de Gra-
nada, Senador del reino, C. de la Historia y de número de la Latina
matritense; poeta lírico de la escuela de Cadalso. Escribió: «Invectiva
contra los Dominastros.»-- «Elegía á la muerte del P. Fr. Diego Gon-
zález.»-«Fábulas.» «Sátiras de Juvenal (traducción).» -«Carta acerca
de doctrinas y libros dañosos.» M. en 18*9.
Forcelledo y Tuero (Benito), canónigo y gobernador eclesiástico
de Santiago, celoso obispo de Astorga, notable orador sagrado. M.
en 1858.
Francos Arango (Dr. Alonso), (V. págs. 157 y 677) Obispo de
Orense.
Fuertes Acevedo (Májrimo),úocto profesor de Ciencias en Oviedo,
Santiago y Valladolid, de varios Institutos y Director del de Badajoz;
erudito escritor en varios ramos del humano saber, muchas veces
laureado en certámenes públicos, bibliógrafo ilustre de Asturias con
valiosos trabajos, desgraciadamente inéditos, aparte de numerosos es-
fr
-7$o-
critos en periódicos. He aquí un breve resumen de sus principales
obras: «Memoria sobre el modo de recoger, preparar y conservar los
insectos» «Ensayo de una Biblioteca de escritores asturianos» (premia-
do por la Biblioteca Nacional). -«Noticias históricas de la prensa pe-
riodística de Asturias.»- «Conferencias agrícolas.» -«Aurora boreal
en Santander, 1870.» - «Estudios sobre Astronomía, Física y Meteoro-
logía.»-«Años meteorológicos de 1879, 1880 y 1881 en Badajoz.» -
«Curso de Física elemental y Nociones de Química.» -«Homenajea
Calderón» (discurso).- «En memoria de Moreno Nieto.» -«El Darvi-
nismo: sus adversarios y sus defensores.» -«Estudio biográfico-criti-
co de los jurisconsultos ilustres de Asturias» (premiada).- «Mineralo-
gía asturiana: catálogo descriptivo de las sustancias así metálicas
como lapídeas de la provincia de Asturias, y su importancia indus-
trial.»—«La Atmósfera» (premiada).»- «Bosquejo acerca del estado
que alcanzó en todas épocas la literatura en Asturias, seguido de una
bibliografía de los escritores asturianos.»- «Vida y escritos de don
Alvaro de Navia-Osorio, marqués de Santa Cruz de Marcenado» (pre-
miadas).- «Influencia de los Agustinos en la literatura española» (pre-
miada), etc. M. en 1890.
Gala (Fr. Andrés), reputado catedrático de Artes y Teología en
Oviedo, Cuenca, Avila y Palencia. M. en 1683.
García Alas (Ramón), (V. pág. 682) poeta en el dialecto asturiano.
Escribió una disertación histórica «Establecimiento de la primitiva
diócesis de Oviedo» (Ms.) M. en 1866.
García Avello Castrillón (Juan), Penitenciario de Santiago, Lec-
toral y Obispo de Oviedo. Entre sus celebrados sermones figura el de
las fiestas de la reedificación de la Capilla del Rey Casto. Redactó las
«Constituciones de la Cofradía de Santa Eulalia.» (1730). Aunque corre
con su nombre el «Manifiesto contra el P. Castañeda sobre la funda-
ción del Seminario de Misioneros de Contrueces» fué el P. Feijóosu
autor. M. en 1744.
García Barzanallana (José), diputado á Cortes, senador, ministro
de Hacienda, presidente del Consejo de Estado, etc., y académico
secretario de la de Ciencias morales y políticas. Autor de importantes
obras, memorias, discursos, etc. M. en 1902.
García Barzanallana Juan), director general de Hacienda, minis-
tro de Hacienda, senador del Reyno, y autor de varios trabajos eco-
nómicos. M. en 18*5.
* García Barzanallana (Manuel), diputado, senador, ministro
de Hacienda, presidente del Consejo de Estado, del Senado, etc.,
primer marqués de Barzanallana. Fué autor de profundos estudios y
discursos políticos y económicos. M. en 1892.
García Bernardo Cónsul (Dr. Ramón), catedrático de Filosofía y
Religió.i Moral y párroco de San Juan de Oviedo. Autor de: «Leccio-
nes elementales de verdadera Religión.» -«Traducción ilustrada del
— 75i —
Diccionario enciclopédico de Teología del abate Bergier.»-«Idem del
Anti-Emilio.» M. en 1841.
García del Busto (Francisco) (V. págs. 168 y 172), prestó grandes
servicios con inteligencia y patriotismo en 1808.
García del Busto (José), juez primero noble de Oviedo y uno de
los primeros iniciadores del alzamiento provincial y nacional de 1808.
García del Busto (Valentín), docto y celoso funcionario, inten-
dente electo de Cuba. Autor de numerosos trabajos en el ramo de Ha-
cienda. M. en 1896.
García Solís y Cabal (Protasío), abogado, antiguo periodista,
fundador de «El Industrial», «El Independiente», «La Revista de Astu-
rias» y «El Faro Asturiano» en Oviedo, y colaborador en Madrid de
los más importantes diarios. Fué Delegado é Inspector de Hacienda,
notorio en estos cargos, como en otros muchos y en diferentes corpo-
raciones de utilidad pública, por especiales dotes de actividad é inte-
ligencia. Sus varios trabajos, artículos y folletos están dispersos, y
bajo el título de «Memorias Asturianas», ha publicado en 1890 una
obra de verdadera importancia provincial. El Sr. Solís prestó grandes
servicios á la provincia.
García de Casielles Meana (Benito), Fiscal de la Audiencia de
Oviedo, Presidente de Sala de la de Coruña. Publicó: «Tratados críti-
cos y razonados de práctica forense y legislación (en unión con don
Ignacio González Olivares.)»- «El sacerdocio y el Pueblo.» -Dejó
inéditas: «Inscripción hallada en la parroquia de Serapio de Aller.» —
«Mapa de los partidos judiciales de Asturias.»— «Alegaciones y Dictá-
menes fiscales.»— «Poesías.»— Varias obras dramáticas, entre ellas un
drama «La Escuela de las casadas.» M. en 1855.
García Caveda (Joaquín) (V. pág. 332).
García infanzón (Leonardo), abogado, antiguo periodista, y doc-
to párroco de Luarca. M. en 1890.
García Jove (José), diputado á Cortes, Director general y Subse-
cretario de Hacienda. M. en 1884.
García Robledo (Benito Antonio), párroco de Aimares de Cuzco
(Perú), generoso favorecedor de Oviedo y fundador de importante
obra pia en 1690.
García Rodríguez (Luis) (V. pág. 43). Catedrático de Clementi-
. ñas, Obispo de Orense y de Astorga. M. en 1638.
García Ruisuarez (Dr. Benito A.), catedrático de Sexto de Le-
yes. Entre otros alefatos: «Por D. Juan Francisco Vitorero, del Puer-
to de Lastres, Regidor perpetuo del de Colunga, como marido de doña
Rosa de Toro Pandiello, con el Procurador general del de Asturias y
otros, sobre la posesión de los bienes que vincularon Bartolomé Gon-
zález Colloto, D. Melchor Naranjo y Junco, etc».
García San Miguel (Dr, Julián) (V. pág. 579), marqués de Tever-
ga, diputado provincial y á Cortes, Vice-presidente del Congreso, di-
L
— 752-
< rector' general, subsecretario de Gobernación, consejero de Estado,
ministro de Gracia y Justicia, C de la Academia de la Historia y anti-
guo Secretario de la Comisión de Monumentos, etc. Ha publicado:
«Aviles (noticias históricas)» y otros estudios históricos y políticos.
García San Pedro (Fr. Melchor) (V. pág. 244), O. PM misionero
celosísimo, Obispo de Triconia y Vicario apostólico del Tung-King,
en donde fué martirizado en 1859.
García Vior (Manuel) (V. pág. 317), diputado provincial y á
Cortes, teniente Fiscal del Tribunal Supremo.
Gómez de la Torre (Anselmo), benedictino, Catedrático de Víspe-
ras de Teología, Obispo de Tu? en 1690.
González Abarca (Fr. Felipe), mercenario, catedrático de hebreo
en Santiago, Obispo de Ibiza y de Santander. M. en 1842.
González Alegre y Alvarez (Dr. José) (V. págs. 271 y 575), repu-
tado periodista y economista, diputado á Cortes, presidente de la
Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias, etc. Ha publi-
cado varios opúsculos, folletos y discursos.
González Bobela (Miguel), colegial de los Verdes, estudiante
notorio en esta Universidad, Obispo de Falisco, auxiliar de Toledo.
M. en 1775.
González Berbeo (Dr. Juan), abogado de crédito y Catedrático
de ambos derechos. (Era una esperanza de Asturias, y Jovellanos
escribió al canónigo Posada: «Créalo V., muerto Berbeo, y* no hay
que buscar otro que nos ayude.)» Escribió: «Memorias sobre causas
de la decadencia de los labradores, leída en la Sociedad Económica.*
«Disertaciones históricas, (M s.)» -«Impugnación á la alegación por el
mayorazgo de Asturias contra Flórez Valdés, con el privilegio.»
M. en 1791.
González Candamo (Francisco de Paula), catedrático de Sala-
manca, Fiscal del Consejo del Rey intruso José Napoleón, y autor de
la «Memoria sobre la influencia de la I. P. en la prosperidad de los
Estados» (prohibida por la Inquisición.)
González Candamo (José), teólogo, párroco de Caldones, en
Gijón. Fué poeta, y muy celebrado su «Soneto en laberíntico acróstico
y consonantes precisos, premiado en el Certamen Olímpico en Santia-
go en loor del Arzobispo Fonseca.»
González de Cienfuegos y Rúa (José), catedrático de Salamanca y
fiscal del Consejo de Hacienda en el primer reinado de Felipe V.
González de Cienfuegos Jovellanos (José), coronel de artillería,
director de las fábricas nacionales de armas de Trubia y Oviedo, ge-
neral del ejército asturiano y eomaidante general de Asturias en'la
guerra de la Independencia, consejero del Supremo de la Guerra, te-
niente general, capitán general de la Isla de Cuba y allí fundador de
la ciudad de «Cienfuegos», etc. M. en 1825.
González Flórez (José María) (V. págs. 575, 577 y 684), C. de la
— 753 —
Academia de Bellas Artes de San Fernando, autor de excelentes estu-
dios de historia, pedagpgía y arqueología. M. en 1890.
Gomales y González (Diego) (V. pág. 322).
González Llana (José), teniente coronel, periodista, con intere-
santes trabajos históricos y económicos. Autor del «Manual de agricul-
tura práctica de Asturias». 1889.
González Llanos (Carlos), Mariscal de Campo distinguido en la
guerra civil y en mandos militares, habiendo sido perseguido por sus
opiniones liberales. M. en 1852.
González Llanos (Rafael), periodista en Oviedo y Madrid, y pri-
mer editor del controvertido «Fuero de Aviles*. Entre otros trabajos
de mérito: «Examen paleográf ico-histórico del códice y código del Es-
péculo» 1845. - «Proyectos industriales del Excmo. Sr. Marqués de las
Marismas.» 1842.
* González Olivares (Ignacio), abogado y periodista de gran
reputación en Ultramar, Regente de la Audiencia de la Habana (Véase
García Casi el l es).
* González Pisador (Agustín) (V. pág. 659).
González Posada Diesca (Adolfo) (V. págs. 213, 248, 251, 254,
256 y 267). Son sus principales obras: * Relaciones entre el Derecho
natural y el positivo»; «Programa de Derecho político y administrativo
español»; «Parlamentarismo»; «Régimen parlamentario en España»;
«Principios de Derecho político»; «Enseñanza del Derecho en las Uni-
versidades»; «Ideas pedagógicas modernas»; «El amor y el sexo»;
«Tratado de Derecho político»; «La administración política y la admi-
nistración social»; «Tratado de Derecho administrativo»; «Teorías mo-
dernas acerca del origan de la Familia, de la Sociedad y del Estado»;
«Ciencia políticas «Feminismo»; «El sufragio»; «Instrucciones políti-
cas de los pueblos hispano-ameri canos»; < Literatura y problemas de
sociología»; «Le droit et la question sociale»; «Le mouvement social
en Espagne».; «Gli studi sociologici in Spagna»; «Ideas é ideales»; «El
Instituto del trabajo» (en colaboración con A. Buylla, L. Moróte y J.
Uña); «Política y enseñanza»; y traducciones de obras de Ihering,
Menger, Tarde, Holtzendorff, Guyau, Fonillée, Giddings y Buissón.
González Posada (Carlos) (V. pág. 543), Catedrático en los Estu-
dios de San Isidro, Canónigo de Ibiza y Tarragona, C. de la Historia é
individuo de varias Sociedades económicas; amigo de Campomanes,
Cean Bermudcz y Jovellanos, manteniendo con este último íntima co-
rrespondencia. En la toma de Tarragona por los franceses han des-
aparecido muchas más obras de este erudito escritor. Publicó: «Memo-
rias históricas del Principado de Asturias y Obispado de Oviedo,
(primer tomo)»; y dejó manuscritas: «Ensayo de una versión de prosa
y verso latino en castellano. '-«Traducción de la Lógica ¿el P. Al-
meida.»--«Idem de una Gramática latina, muy celebrada en Francia. »--
«El diptongo iC.»- «Noticia de la vida y muerte de D. Domingo García
— 754-
Linares, sacerdote ejemplar de Candas, en 1782.» — «Disertación
sobre la superstición de decir: Dominus tecum, al que estornuda.» -
«Historia de Candas y concejo de Carreño.» — «Noticia de los autores
de todo lo artístico de la parroquia de Candas. >- «Disertación pro-
bando ser fabulosa la aparición del Santo Cristo de Candas en una
sepultura de su Iglesia.» - « Disertación histórico-crítica sobre la
verdadera situación del Castillo de Gozón en el territorio llamado
Raices, inmediato á la villa de Aviles. >- «Inscripción descubierta en
el pórtico de la Iglesia de Heres en Gozón.» -Discurso histórico
sobre la parte que tuvieron los asturianos en las glorias del V. Pala-
fox,. Obispo de Puebla de los Angeles.» -«Del lino en Asturias en
tiempo de los Romanos.» — «Descripción de Ibiza.»- «Apéndice á la
relación de Ibiza, de su primer Obispo el Sr. Abad.» - «Poema cele-
brando los poetas asturianos.» -«Diccionario Etimológico del Idioma
de Asturias.» —«Noticia histórica de la Iglesia de Tarragona.* —
«Catálogo de los españoles dados á la Numismática y que poseyeron
monetarios.» — «Colección de barros con marcas de sus Artífices.» —
«Colección Tarraconense de sellos de barros Egipcios, Griegos y
Romanos.»»— «Relación de su cautiverio por los piratas.* - «Historia
documentada de la Traslación de la reliquia de Saita Tecla desde el
convento de Capuchinos de Sama.» — «Vida de Jovellanos.» - «Noticia
de sus entretenimientos literarios.» - «Conquista de Asturias (dra-
ma)», etc. M. en 1831.
González Reguera (Antonio) (V. pág. 57), llamado «Antón de
Mari-Reguera», cura de Prendes y Albandi y arcipreste de Carreño.
Famoso poeta en dialecto asturiano, dejó varios «Poemas» inéditos
que son populares: «Dido y Eneas.» -«Mero y Leandro.» - «El Ensal-
mador.»—«Romance entre dos labradores.» -«La batalla de Lepan-
to», etc. (V. Colección de Poesías asturianas, por el Excelentísimo
Señor Caveda, anotadas y adiccionadas por el autor de esta Historia.)
González Reguera (Manuel), arquitecto por la academia de San
Fernando con muchas é importantes construcciones en Asturias. M.
en 1798.
González Toraño (Pedro), consejero de Hacienda.
* González D. Tuñón (Fr. Ceferíno) (V. pá*s. 238 y 244) O. P.,
catedrático de Filosofía y Teología en Filipinas, Obispo de Córdoba,
Cardenal Arzobispo de Sevilla y de Toledo, académico de la Españo-
la, de la de ciencias morales y políticas, etc. Son muchos los maravi-
llosos escritos de este célebre filósofo español: «Los temblores de
tierra»; «La electricidad atmosférica y sus principales manifestacio-
nes»; «Sermón de Santo Tomás de Aquino*; «La economía política y el
cristianismo-; * Estudios sobre la filosofía de Santo Tomás de Aquino
(3 tomos); ^Philosophia elementaría ad usum academice ac pnesertam
ecclesiasticac juventutis, opera et estudios «La inmortalidad del
alma»; «Biblioteca de teólogos españoles»; «Filosofía de la Historia»;
— 755 —
«La definición de la infalibilidad pontificia»; «El positivismo materia-
lista»; «Filosofía elemental» (2 tomos, repetidos en varias ediciones);
«Estudios religiosos filosóficos y sociales»; «La Filosofía católica y
la racionalista»; «Historia de la Filosofía»; «La causa principal de la
decadencia social es la gran negación de Dios»; «La Biblia y la cien-
cia» (2 tomos); «Pastorales»; «Los místicos»; y numerosos estudios en
diferentes revistas. M. en 1894.
González Val des (Juan Antonio), sabio humanista, director de
la Real academia de Latinidad de Madrid, Autor de: ¿Silabario trilin-
gües Ortopepa universa! -ó arte de pronunciar s * Gramática de la
lengua latina y castellanas * Gramática completa greco-latina y caste-
llanas «Sentencias de Publio Siró, Décimo Laberio, Séneca y otros>;
^Pensamientos originales de Quintilianos (traducidos) etc. 1797.
González Valdés Granda (Justo), reputado teólogo y orador sa-
grado de Girón. Entre sus «^sermones* el «Pronunciado con motivo de
la traslación de los restos de Jovellanos,* 1842,
González Valdés (Pedrot (V. págs. 271 y 496), decano del Cole-
gio de abogados, alcalde de Oviedo, presidente de la Diputación pro-
vincial y Teniente fiscal. Dejó inéditos varios escritos jurídicos, his-
tóricos y literarios. M. en 1883.
* González del Valle y Fernández Roces C Anselmo) <V. pági-
nas 271, 5*7 y 5+8), decidido protector de los asturianos en la Isla de
Cuba. M. en 1876.
González Villar y Fuertes (Dr. Juan), regente de Cátedras de
Teología, Leetoral, abad de San Guillermo y Dean de León. Muy co-
nocedor del dialecto asturiano, compuso el poema *Judith>, y tuvo
gran concepto como orador sagrado. Es autor de: <E1 verdadero polí-
tico para Dios y para el mundo», (oración Fúnebre en las honras de
Cisneros en Alcalá),- --Tratado de la Sagrada Luminaria, en el que
se demuestra la antigüedad y piedad de las velas y lámparas encendi-
das á honra de Dios,- —Suplemento al anterior tratado.» ^«Refuta-
ción de varios errores reproducidos con la ocasión de la Revolución
francesa y espartóla ■>. M. en 1820.
* Gttisasola Rodríguez (Victoriano) (V. págs. 2U y 500), cate-
drático de Filosofía, Obispo de Teruel, Orihuela, prior de Ciudad
Real y Arzobispo de Santiago, etc. Sus Discursos y Pastorales*
demuestran el profundo saber de este insigne Prelado, uno de los
consultores en eí Concilio general del Vaticano. M. en 1888.
Gutiérrez i Anión* o) (V.pi^s. 183 y M0)t sabio profesor y refor-
mador de las enseñanzas de artes y oFieios en España.
Guzmán v Magadán t f Federico) , diputado provincial y á Cortes,
senador del remo, presidente de la Audiencia de Madrid y Magistrado
del Tribunal Supremo. M. en IKSO.
Guzmán Vtiasco (Jos¿} [V. pá*. 390), diputado provincial y á
'Cortes, gobernador civil, funcionario de gran ilustración y rectitud,
M. en ¡896.
— 756 —
Hano Bustiilo Pérez (Eduardo), antiguo periodista asturiano,
poeta inspirado, crítico y reputado publicista en periódicos y publica-
ciones de Madrid.
Hermida (Gregorio), Obispo de Oviedo. M. en 1814.
Hévia (Dr. Diego), benedictino, catedrático, definidor de la Orden,
Obispo de Nueva Vizcaya en 1649.
Hévia (Domingo), benedictino, prior de Carrión de los Condes y
canónigo de Soria. Escritor fecundísimo y polemista batallador de
materias teológico-morales y literarias en periódicos, revistas y folle-
tos. Fué poeta laureado y tiene composiciones en el dialecto bable.
M. en 1885.
Hévia Bolaños (Juan), colegial de los Pardos y, sin título ni grado,
ejerció la abogacía con mucho crédito en el Perú y fué autor de la
conocida «Curia Philipica», que le señala entre los jurisconsultos espa-
ñoles. (1603.)
Hévia y Miranda (Ramón A.), catedrático de Leyes, consejero de
las Ordenes y de Castilla. M. en 1798.
Hévia Soriega (Francisco) (V. págs. 239 y 678).
Hévia y Soriega (Gabriel), Consejero Real.
Hévia y Soriega (José) (V. págs. 109, 239 y 240) Presidente del
Consejo Real.
Hordieres Lorenzana i Dr. José), presidente de la Academia de
Teología. Entre otros trabajos: «Oración latina al feliz nacimiento de
los Infantes gemelos y ajuste de la paz con la Gran Bretaña», 1784.
Hoyos y Rubia de Celis • Isidoro), marqués de Zornoza y de Ho-
yos, teniente general, ministro de la Guerra. M. en 1875.
¡bañez (Dr. Anselmo) (V. pág. 151) Arzobispo de Zaragoza, Pre-
sidente del Consejo de Castilla en 1690.
ínclan (Sancho , Consejero de Castilla.
ínclan Yaldés (Antonio Marcelino), Fiscal del Consejo de las Or-
denes y Ministro del de Castilla.
ínclan Valdés (Juan Miguel), arquitecto de mérito con muchas y
excelentes construcciones, fué Director de la Escuela de la Academia
de San Fernando y publicó: «Tratado de Aritmética y Geometría del
Dibujante» y -Apuntes para la Historia de la Arquitectura y observa-
ciones sobre la Gótica», 1833.
Inguanzo y Rivero (Juan), Consejero de Castilla.
* Inguanzo y Rivero i Dr. Pedroj, teólogo, canónigo de Oviedo,
se distinguió en las Cortes de Cádiz por sus ideas anti-reformistas
Obispo de Zamora, Cardenal Arzobispo de Toledo. Fué muy querido
de Fernando VII y era prelado caritativo. Es auto de: «Discurso so-
bre la confirmación de los Obispos.* - «El dominio sagrado de la Igle-
sia en sus bienes temporales, carta contra los impugnadores de esta
propiedad, e.i ciertos libelos de estos tiempos.-- * Carta á Pió VIL» —
* Representación al Rey con motivo de los Decretos de las Cortes y
del Gobierno sobre regulares.»— «Pastorales.»— M. en 1835.
— 757 —
Isla Alones (José Joaquín), docto abogado y funcionario judicial.
Dejó los escritos siguientes: «Manifiesto contra la libertad de impren-
ta»; «Derecho de la monarquía sobre la aristocracia y la democracia»;
«Ordenanzas de Valdehorras»; «Proyecto de ordenanzas rurales diri-
gido á la Junta general del Principado de Asturias»; «Informe acerca
del estado del ganado vacuno, lanar y de cerda, en Asturias»; asi
como la «Enfermedad del maiz, llamada Pintón». M. en 1849.
Jove Bravo (Rogelio) (V. págs. 254, 265 y 577). Autor de: «Los fo-
ros en Asturias y Galicia»; de numerosos artículos y poesías en pe-
riódicos y revistas, asi como de folletos jurídicos y literarios.
Jove y Hévia (Dr. Plácido), vizconde de Campogrande, cónsul ge-
neral*, ministro plenipotenciario, diputado á Cortes, senador, director
general de aduanas, subsecretario de Hacienda, académico de número
de la de ciencias morales y políticas, C. de la Historia, vicepresiden-
te del Consejo de Sanidad, etc. Autor de: varias «Memorias consula-
res», de numerosos artículos periodísticos y poesías, y de folletos y
discursos, como «Saida»; «Influencia de la mujer en la moral y en la
política de la sociedad»; «¿A quién pertenecerá Marruecos?»; «La
cuestión arancelaria», «Informes de Sanidad», etc.
* Jovellanos (Gaspar Melchor) (V. págs. 117, 118, 149, 153,
243, 342 y siguientes, 559 y 565). Muchos de los escritos de este
célebre, sapientísimo y virtuoso magistrado han sido publicados en
las ediciones de Cañedo, Linares, Mellado y otras, siendo la más
completa la de la Biblioteca de Autores Españoles de Ribadeneyra
en dos tomos ilustrada por D. C. Nocedal; pero aún falta mucho por
publicar, que debe aparecer e.i deseada y completa colección (V. pá-
gina 377 nota) teniendo por guía el precioso «Inventario de un Jovella-
nista» por Julio Somoza, laureado por la Biblioteca Nacional (Madrid,
1901.) Se imprimieron en el Tomo I de aquélla: «Poesías.» -«Pelayo»
(tragedia.) -«El delincuente honrado» (comedia.) — «Elogio del Mar-
qués de los Llanos de Alguazas.»»— Discurso sobre la «Necesidad de
unir al estudio de la Legislación el de la Historia y Antigüedades.» —
ídem sobre la «Necesidad del estudio de la Lengua para el de la Legis-
lación.» -«Felicitación de la Academia española á Carlos III.» — «ídem
á idem de la Sociedad económica matritense.»- «Discurso sobre un
diccionario geográfico.» - «Elogio de Carlos III.»— «Instrucciones
para la formación de un Diccionario geográfico de Asturias.» —
«Elogio de las Bellas Artes.» -«Informes sobre la publicación de los
monumentos de Granada y Córdoba.» -«Elogio de D. Ventura Rodrí-
guez.» - «Carta al Redactor del Diario de Madrid,»- «Memorias
histórico-artísticas de Arquitectura.» — «Introducción á un escrito
forense.» -«Informe de la Real Sala de Alcaldes sobre indultos.» -
«Plan de una disertación sobre las leyes visigodas. —«Consulta del
Consejo de las Ordenes sobre su jurisdicción.» — «Reflexiones á la
legislación de España en el uso de sepulturas.»— «Memoria para el
— 758 —
arreglo de la policía de los espectáculos públicos.»- «Memoria en
defensa de la Junta Central (con 26 apéndices) »— Tomo II: -«Informe
sobre la extracción de aceites á reinos extranjeros.» - «ídem sobre
el establecimiento de un Monte de Piedad en Sevilla.» — «Dictamen
sobre el proyecto de un banco nacional por Cabarrus.«- «Discurso
sobre el Monte pío para los nobles.»- «Informe sobre el fomento de
la Marina mercante.» — «Resumen de las tareas de 1784 en la Sociedad
económica matritense.» -«Dos discursos en la misma para la distri-
bución de premios.» --«Informe sobre el libre ejercicio de las Artes. »--
« Discurso al cesar en la presidencia de la Sociedad económica
matritense.»- «Voto particular sobre introducción y uso de las muse-
linas.»—«Apuntes para una memoria sobre legislación mercantil.» —
«Memoria leida en la Sociedad económica matritense sobre admitir
ó no á las señoras.» -«Dictamen sobre la decadencia de las Socie-
dades económicas.»- «Informe en las ventas de varias casas de los
hospitales de Madrid.» - «Informe sobre la fabricación de gorros
tunecinos.* «Informe para sustituir un nuevo método para la hilaza
de seda.» -«Dictamen sobre el embarque de paños extranjeros para
nuestras colonias.» -«Informe sobre una Compañía de seguros.»—
«Discurso sobre una Compañía de seguros terrestres y marítimos.»—
«Instrucción á la Junta especial de Hacienda.» — «Informe en el Espe-
diente de la Ley Agraria.» -«Cartas: á Campomanes sobre Erarios
públicos; á Floridablanca sobre posadas secretas; al Dr. Prado y
al Dr. San Miguel (V. págs. 120 á 122); al Sr. Barben", sobre anti-
güedades de Mallorca; al P. Bayer, sobre pintura; al Sr. Trigueros,
sobre literatura; al Sr. González de Posada (familiares), sobre varios
asuntos; al Marqués de Camposagrado, sobre el blasón de Astu-
rias; al Sr. Vargas Ponce, sobre toros y otras materias; al Sr. Ponz,
sobre un viaje por Asturias y León; á su hermano D. Francisco P.
Jovellanos , (familiares); á Bentham , Holland , Ceán Bermúdez ,
Arzobispo Delgado, Mr. Bourgoing, varios gijoneses, Hardinas,
Muntaner, Barberi, Oliveros, etc., y un oficio á la Diputación de
Asturias, etc., sobre diversos asuntos; al Azobispo Cañedo, sobre
las Cortes de Cádiz y proyecto de Constitución; etc.»— «Discurso é
informes sobre el establecimiento de un Juez de letras en Cazalla.*-
«Informe sobre una pretensión del Marqués de Montefuerte al patro-
nato de unas Escuelas.»- «Informe al Protomedicato.»— «Discurso
sobre Hospicios.»— Consulta sobre el abasto de huevos en Madrid. »~
«Discurso en la Sociedad económica de Asturias sobre el fomento
del Principado.» - «Discurso al tomar posesión de la Dirección de la
Sociedad patriótica de Madrid.»— «Informe sobre carreteras de
Asturias.» — «ídem sobre el carbón de piedra.»- «ídem sobre una
representación del Director general de Minas. «"«Reflexiones al R. D.
de 18 de Agosto de 1790 sobre minas de carbón.»— «Informe sobre
los derechos particulares en los ríos.» «Notas á la descripción de
— 759 -
la Lonja de Palma.» -«Señas del manuscrito de la Crónica del Rey
Jaime.» — «Advertencias sobre el manuscrito de Juan de Herrera.»—
(•Extracto de la Historia de la Cartuja de Valdemuza.*— « Reseña de
la Junta general de Asturias.» -«Juicio crítico de la Historia de Gijón
por Melendez Val des.»- «Exposición sobre el establecimiento de un
Consulado en Gijón. > — «Representación de esta villa para que se
prorrogue el arbitrio sobre el vino y la sidra para fuentes, calles y
plantíos.» -«Representación al Ministerio de Marina sobre el puerto
de Gijón. »>— «Ídem á S. M. sobre aumento de dotación á su párroco. »--
«Dictamen acerca de una solicitud de la Compañía de seguros de
Barcelona.» -«Informe sobre encabezamiento de Rentas públicas de
Mallorca.» -«Manifestaciones sobre el premio de la Academia Espa-
ñola á los autores de una Sátira contra los malos poetas.»— «Censuras
de obras literarias y dramáticas», y «Fragmentos sobre literatura
de Bellas Artes. »= En el anterior resumen se han suprimido por
brevedad las obras pedagógicas impresas é inéditas de Jovellanos, ya
citadas, (V. pág. 342, nota.) En «la Historia de Gijón» por Rendueles;
en el segundo tomo de una «Biblioteca clásica española» (Barcelona
1884); en «Jovellanos» y «Amarguras de Jovellanos» (debidas éstas
al diligentísimo jovellanista Sr. Somoza), y en otras obras se han
impreso nuevos escritos de Jovellanos, porque aún siguen inéditos
bastantes más que los muchos publicados. Deben aparecer, debida-
mente clasificados y anotados, en la magna edición que se proyecta;
y urge, sobre todo, la impresión de los famosos é importantísimos
«Diarios», la obra más íntima y trascendental del insigne asturiano.
Jove Muiliz (Dr. Juan), Catedrático de Artes, Magistral de San-
tander, de donde fué nombrado primer Obispo, cargo que no admi-
tió, renunciando también á serlo de Oviedo. Escribió: - «Declamación
evangélica y declamación sagrada en el día en que lo fué Fernan-
do VI.» -«Memorial al Rey en contestación á varias exigencias y re-
paros del Rv. Arzobispo de Burgos, que se había quejado de falta de
solemnidad en la Bula de erección del Obispado de Santander.»- «Jo-
vial cristiano y erudito, demócrito nuevo y contento de toda fortuna;
arte de vivir alegre y reirse de todo el mundo; consuelo en todo géne-
ro de aflicciones y recetas contra toda tristeza, compuestas de quintas
esencias.» -«El perfecto Sacerdote». M. en 1775.
Jovellanos (Josefa Francisca) , (V. pág. 445.)
* Labra (Ramón), alumno graduado de Leyes, oficial del ejérci-
to asturiano en 1808, brigadier y gobernador de Cienfue^os (Cuba)
donde prestó grandes servicios. M. en 1870.
Ladrón de Guevara (Jerónimo), (V. pág. 676) Inquisidor de Va-
lencia.
Lago (José María), antiguo periodista asturiano, oficial mayor de
Hacienda, autor de numerosos trabajos económicos y literarios. M.
en 1887.
49
— 76o —
Laverde Raíz (Gumersindo), (V. pág. 288) sabio catedrático del
instituto de Lugo y de ias Universidades de Valladoltd y Santiago, C
de las academias Española y de la Historia, poeta laureado, antiguo
periodista en Asturias, Madrid y otras provincias con numerosos ar-
tículos de historia y literatura, crítica, intereses morales y materiales,
asi como fué autor de notabilísimos «Discursos» y «Cartas», que le va-
lieron ei dictado de Campeón de la ciencia española. Su precioso li-
bro «Ensayos críticos», donde reunió profundos escritos, es de gran
mérito; pero quedan muchos por coleccionar. M. en 1890.
* León Escosura (Ignacio), reputado pintor y anticuario con ce-
lebrados cuadros en museos nacionales y extranjeros. M. en 1902.
Lorenzana (Francisco Antonio), Cardenal-Arzobispo de Toledo.
Losada (Luis), S. J., sabio catedrático del Colegio de Salamanca,
autor del celebrado «Cursus philosophicus» y de otros muchos traba-
jos científicos y literarios. M. en 1748.
* Lozano y Torreira (Juan), (V. pág. 2(54), catedrático de Teolo-
gía, canónigo de Santiago y virtuoso Obispo de Palencia. M. en 1891.
Luanco y Riego (José R.), (V. págs. 194 y 471) docto catedrático
en varias Universidades, decano de ciencias, Inspector y Rector de la
Universidad de Barcelona, reputado químico y literato, bibliófilo, au-
tor de numerosos trabajos, discursos académicos, informes y libros
como el «Tratado de Química» «La Alquimia en España» etc., que le
han granjeado nombre respetable y merecidas distinciones de España
y otras naciones.
Lucuce y Ponce (Pedro), (V. pág. 351), teniente general de ingenie-
ros militares, sabio autor de: «Tratado de Matemáticas.»— «Carta al
Dr. D. José Finistres, catedrático de Prima de Leyes de Cervera, so-
bre la Lengua española.» -«Discurso sobre conservar ó abandonar los
tres presidios menores de Melilla, Peñón y Alhucemas.» -«Principios
de fortificación.» -«Disertación sobre las medidas militares.» -Dejó
varios manuscritos y M. en 1779.
Lué y Riega (Benito), Obispo de Buenos-Aires. M. en 1827.
Lianes Arguelles (Dr. Alonso M.),{V. págs. 110, 149 y 151), Obis-
po de Segovia, Arzobispo de Sevilla. Además de las «Pastorales» es-
cribió: «Plan y derechos de erección y dotación de curatos para su
Arzobispado.» -«Demostración histórica-canónica legal del* valor é
inteligencia de los Reales privilegios y donaciones de D. Fernando y
Alfonso el sabio á la Catedral de Sevilla.» M. en 1795.
Lianes Campomanes (Dr. Antonia), (V. pág. 676), Catedrático de
Prima de Cánones, Arcediano de Tineo, Inquisidor de Cerdeña e.i Ma-
drid, Obispo electo de Coria. En el archivo de la Catedral de Ovtedo
hizo estudios sobre el debatido concilio de Alfonso el Casto, cuyos
datos facilitó al Cardenal Aguirre. M. en 1710.
Lianes Estrada (Andrés), (V. págs. 65 y 677), teólogo, Arcediano
de Tineo; muy versado en historia asturiana y poeta.
-76i-
Uano (Fr. Joan), (V. pág. 64), fué el principal redactor de la Re-
lación de las Exequias de Felipe IV.
Llano Ponte (Antonio) ¿ periodista asturiano, autor de diferentes
trabafos históricos p literarios.
Llano Ponte (Juan), (V. págs. 108, 114 p 660), Obispo de Oviedo.
Escribió: «Exortación al clero de la diócesis.» -«Pastoral excitando
al socorro del Estado por medio de un donativo voluntario p présta-
mo patriótico.» etc. M. en 1805.
Llano Ponte (Juan), desempeñó cargos p comisiones provinciales,
desvelándose por el engrandecimiento de Asturias. Esfcribió en perió-
dicos del país, con el pseudónimo de «Juan de las Carreteras.»
Llano Ponte (Ramón), (V. pág. 168), canónigo de Oviedo, de los
iniciadores del movimiento asturiano nacional en 1808. Perseguido por
sus ideas liberales, murió desterrado en la reacción de 1825.
Llano Valdés (Alonso), Consejero de Castilla.
Llano y Valdés Nava (Alonso), fiscal de Granada, regente de
Navarra p consejero de Castilla en 1668. Publicó: «Declaración jurídi-
ca en la causa contra D. Adán Centurión, marqués de Estepa p D. Ce-
cilio Centurión, marqués de Aula, su hijo p criados, sobre pendencia
con D. Pedro Portocarrero, conde de Medellin p los supos.»
Llórente. (Florencio). Obispo de Gerona. M. en 1861.
Madiedo (José), docto médico en Villaviciosa, impulsador del re-
nacimiento de Asturias á fines del siglo xvur.
Marañan de Espinosa (Alfonso), (V. págs. 672, 673 p 675). - Escri-
bió: «Vida del Sr. D. Diego de Muros, Obispo de Oviedo» (Ms al
frente de Líber Constitucionum en la Biblioteca de la Universidad).—
«Estatutos p constituciones de la S. I. de Oviedo.» - «Comentarios de
la S. I. C. de Oviedo p su obispado»;— «Linajes de Asturias (Ms)» —
«Reliquias de la Cámara Santa de Oviedo, (Ms.)»
Marrón Suarez (José), mariscal de campo. M. en 1845.
* Martin Sanz (Simón), (V. págs. 236, 277, 298 p 679).
Martínez y Fernández (Ildefonso), sabio médico, filósofo p lite-
rato p uno de los restauradores modernos de la ciencia p filosofía es-
pañolas. Autor de: «Del influjo de lo físico en lo moral p viceversa»,
«Discurso de inauguración de la academia de Esculapio», «Filósofos
españoles: Juan Huarte, Diego Alvarez, D.a Oliva Sabuco de Nantes»;
de «La Pelagra p mal de la Rosa en Asturias», <• Espejo del verdadero
médico», «Médicos perseguidos por la Inquisición española», «Carti-
lla popular higiénica del cólera morbo»; p de numerosos artículos en
periódicos políticos p científicos, asi como de traducciones, etc. M.
en 1855 víctima de su celo, abnegación p caridad cristiana, asistiendo %
á los enfermos coléricos de Oviedo.
Martínez Marina \Dr. Francisco), canónico de Lérida p de San
Isidro de Madrid, diputado á cortes por Asturias en 1820, individuo de
número de la Academia Española p Director de la de la Historia. Cam-
— 762 —
pomanes y Jovellanos le distinguían por su talento, ciencia, acrisola-
das virtudes y grandes merecimientos; fué muy señalado y perseguido
por sus ideas liberales. Escribió: «Antigüedades hispano-hebreas con-
vencidas de supuestas y fabulosas; discurso histórico-crítico sobre la
primera venida de los judíos á España.»— «Ensayo histórico-crítico
sobre el origen y progreso de las lenguas, señaladamente el romance
castellano.» -«Ensayo histórico-crítico sobre la antigua legislación y
principales cuerpos legales de León y Castilla.»- «Discurso sobre el
origen de la monarquía y sobre la naturaleza del Gobierno español.»
— «Teoría de las Cortes ó grandes Juntas nacionales.» -«Discurso so-
bre sociedades patrióticas.» — «Juicio crítico de la Novísima Recopila-
ción.»— c Historia de la Vida de N. S. Jesucristo y de la doctrina mo-
ral cristiana. i-« Respuestas á las censuras de los calificadores del San-
to Oficio, acerca de las obras «Teoría de las Cortes y Ensayo históri-
co-crítico.»—Dejó manuscritas: «Principios naturales de la moral polí-
tica y legislación.»- «Diccionario histórico-geográfico del Principado
de Asturias (apuntes para). '--«Historia civil y eclesiástica de Lérida.»-
«Informe sobre el Expediente instruido por consecuencia de los albo-
rotos de Zaragoza con motivo de un sermón del P. Cádiz» 1788.
«Memoria sobre las antiguas leyes, usos y costumbres de los caste-
llanos en sus bodas y casamientos.» - Disertación histórico-crítica en
que se combate por falsa la común opinión de la primera venida de los
judíos á España en tiempos de Nabucodonosor». M. en 1833.
Martínez Marino (Fr. Tomás), (V. pág. 173) de Orense, Catedrá-
tico de Teología, escribió. «Metodus cogitando. M. en 1841.
* Martínez Vigil(Fr. Ramón), (V. págs. 497, 498 y 597), actual
Obispo de Oviedo. Autor de: «Curso de Historia natural, Fisiología é
Higiene»; «La Orden de Predicadores»; «La Creación, la Redención y
la Iglesia»; «El Evangelio de N. S. J. según San Mateo»; «Pastora-
les»; etc.
* Mata Vigil (Pablo), (V. págs. 182, 183, 216, 220, 239, 277, 307,
546 y 678) abogado de gran opinión, catedrático, diputado, senador,
Ministro de Gracia y Justicia, Magistrado del Tribunal Supremo de
Guerra y Marina.. De sus trabajos se imprimieron: el < Discurso en
la distribución de premios universitarios en 1848»; la «Manifestación
en la sentencia del general D. Diego de León»; é «Impugnación á un
artículo de La Esperanza para que se traslade á Santiago la Facultad
de Teología de Oviedo». M. en lg52.
Melendreras (José Ramón), (V. pág. 134), decano del colegio de
abogados, diputado provincial, periodista. Autor de varios opúsculos
políticos y literarios.
Méndez San Julián Fernando), alcalde, juez y diputado pro-
vincial, teniente-fiscal de Puerto Rico y letrado de gran rcputació.!.
Colaboró en periódicos de Madrid, Asturias y Galicia, escribió nota-
bles y variados estudios jurídicos en diarios y revistas, como en la
— 7^3 -
de Legislación y Jurisprudencia, y redactó muy interesantes «Apuntes
sobre Rivadeo.» M. en 1902.
Méndez de Vigo (Francisco", asturiano entusiasta y trabajador
del progreso provincial, alcalde de Oviedo, presidente de la Diputa-
ción provincial, diputado á cortes, director de la Sociedad Económica
de Amigos del País, vocal de numerosas Juntas y comisioaes provin-
ciales donde trabajó con patriotismo y desinterés. M. en 1891.
Méndez de Vigo (Frbilán), del ejército asturiano de 1808, maris-
cal de Campo. M. en 1838.
Méndez de Vigo CPedro), del ejército asturiano en 1808, mariscal
de campo, escribió: «Contestaciones á los manifiestos del general
Rodiles». M. en 1843.
Méndez de Vigo (Santiago), conde de Santa Cruz de los Manueles,
Teniente general y Ministro de la Guerra. M. en 1860.
* Mendoza Cortina (Francisco), conde de Mendoza Cortina, di-
putado, senador.
Menéndez Carreño (Bartolomé), párroco de San Martin de Argue-
lles en Siero, catedrático de Humanidades en el Colegio de los Par-
dos. Publicó la «Explicación del Arte de Antonio de Nebrija.» 1675.
Menéndez de Luarca (Gabriel), (V. pág. 437), Penitenciario de Se-
govia, adicionó la popular «Doctrina cristiana del P. Astete.»
Menéndez de Luarca (Miguel), del ejército asturiano en 1808, dis-
tinguido en la campaña de México y allí muerto gloriosamente en 1814.
* Menéndez de Luarca (Rafael), Catedrático de Teología, ma-
gistral de Oviedo, Obispo de Santander, Presidente de la Junta sobera-
na de aquella provincia en 1808, y memorable por grandes servicios
de todas clases, que le colocan entre los bienhechores de la Montaña.
Bajo el título general de «Opúsculos» (cuatro tomos) publicó sus
Pastorales, otros trabajos singulares, y después un extraño Poema
filosófico (dos tomos): «El recíproco Sin y Con de Dios y de los
hombres buscado por medio de Aloquios etc.» M. este virtuoso Prela-
do en 1819.
Menéndez Moran de Lavandera (Justo), sabio teólogo, magistral
de San Isidro de León, -catedrático de Salamanca, abad de Arbas. M.
en 1780.
Menéndez Parres (Manuel), Consejero de Castilla.
Menéndez Pola (Jos*), abogado, publicista de gran ilustración con
numerosos escritos históricos y políticos, laureado por la Academia de
Ciencias morales y políticas. M. en 1901.
Menéndez Rayón (Damián), archivero del Ministerio de Hacien-
da, ateneísta y periodista notable en Madrid con numerosos trabajos
históricos y literarios.
Menéndez Rayón (Patricio), malogrado literato é inspirado poeta.
M. en 1855.
Menéndez Valdés (Mariano), abogado, diputado provincial, go-
— 7^4 —
bernador civil en Pilipinas; periodista, autor de libros y folletos: «Los
carbones asturianos», «Restauración de Alfonso XII», «Páginas jurídi-
cas», «Historia crítico-filosófica de la Monarquía asturiana», etc. M-
en 1891.
Menéndez Vaidés (Dr. Ignacio), (V. pág. 677), catedrático de Fi-
losofía y Teología, defensor en Madrid de los intereses y regalías de
la Universidad, Rector y restaurador del Colegio de los Pardos, ca-
pellán de honor de S. M.
Meras Queipo de Llano (Ignacio), bajo el pseudónimo de Juan
Capdevila ó de Juan Resma fué distinguido poeta lírico y dramático á
fines del siglo xvm, Publicó: «Avisos de una dama á otra»; «Obras
poéticas», etc.
Merry (Diego), Predicador de Carlos II.
Mier y Campillo (Francisco Javier), Obispo de Almería, Inquisi-
dor general en 1815.
Miguel Vigil (Ciríaco), (V. pág. 569), ilustre Cronista de Asturias,
archivero de la Diputación provincial, C. de las academias de la His-
toria y de San Fernando, antiguo vocal de la Comisión provincial de
Monumentos históricos y artísticos, miembro honorario del Instituto
heráldico italiano etc. Fué redactor de «El Nalón» y colaborador de dia-
rios provinciales; investigó y arregló diferentes archivos públicos y
particulares; y dibujó monumentos artísticos é históricos del Principa-
do. Publicó los notabilísimos libros: «Asturias monumental, epigráfica
y diplomática» y «Colección histórico-diplomática del Apuntamiento
de Oviedo». Fué también autor de «Heráldica asturiana y catálogo ar-
morial de España»; «Noticias biografico-genealógicas de Pedro Me-
néndez de Aviles»; «Cuadro sinóptico de senadores y diputados de
Asturias» etc. Dejó inéditas: «Genealogías de las principales casas y
familias de Asturias». M. en 1903.
Mi/ares (Gregorio), uno de los abogados de más reputación de la
Isla de Cuba en el pasado siglo.
Miranda (José), párroco de Valdesoto, en Siero, redactor de la
notable «Consulta sobre Contratos de ganados», 1741.
Miranda Palacios (Armando), (V. pág. 253).
Miranda Quiñones (Rodrigó), alcalde de casa y Corte, consejero
de Castilla, Conde de San Pedro. M. en 1719.
Miranda y Sierra (Fabián), catedrático de cánones en Oviedo,
doctoral de Zamora, deán y varias veces provisor y vicario capitular
en Sevilla, vocal de la Junta suprema del Reino; y renunció el obispado
de Málaga y el arzobispado de Burgos. Fué varón de grandes virtu-
des, firmeza y justicia, inagotable caridad, y por ellas sacerdote in-
signe y venerable, gloria de la Iglesia y honra de su provincia. M.
ei 1836.
Miranda Solis (Alvaro), opositor á prebendas en Toledo, autor
de: -Examen crítico ó influencia déla Filosofía sobre las letras.» —
-Avisos sobre la necesidad de retirarse á ejercicios» 1781.
- 765 — «•
Miranda Trelíes (Pedro), abad de Teverga y Obispo de Teruel,
escribió: < Pamilias de Asturias y otras cosas del Principado».
M. en 1771.
* Món y Menéndez (Orí Alejandro), (V. pág. 240), diputado, se-
nador, presidente del Consejo de ministros y del Congreso de los di-
putados, ministro de Hacienda varias veces é interino de oíros depar-
tamentos, embajador en Francia y Roma, caballero del Toisón de Oro,
etcétera; director de la Sociedad económica de Asturias, decano ho-
norario del Colegio de Abogados, académico de número de Ciencias
morales y políticas y de la de San Fernando. Fué célebre estadista,
verdadera gloria de la Administración espartóla, como reformador de
la Hacienda nacional, y uno de los hijos más amantes de Oviedo y su
provincia. M. en 1882.
Món y Veiarde (Arias), decano del Consejo de Castilla en 1808,
prisionero en Francia y declarado benemérito de la patria por las
Cortes de Cádiz. Se conocen de él varios informes jurídicos, siendo
los principales: «Sobre los ruidos y alborotos que causaron en Zara-
goza las misiones del P. Cádiz.»— «Sobre el establecimiento de herre-
rías en Asturias.»— «Si se ha de proceder por solo indicios á la pena
capital, según las lepes de Aragón, ó por pruebas patentes y conve-
nientes, según las lepes de Castilla.»— «Ordenanzas para el régimen
y gobierno de la Audiencia de Cáceres por su Regente (el pri-
mero) D » M. cautivo en Paris en 1811.
Món y Veiarde (José A.), conde def Pinar, consejero de Castilla.
M. en 1816.
Món y Veiarde (Romualdo), memorable Arzobispo de Tarragona
y de Sevilla y M. en 1819.
Moran (Valentín), mercenario, procurador de su Orden en Roma,
predicador de Felipe V, Obispo de Canarias y favorecedor de Aviles.
M. en 1766.
Moran Lavandera (Fernando), (V. pág. 423.)
Muñiz Miranda (Juan Bautista), abogado en Madrid, fué confina-
do á Guadalajara por sus ideas republicanas en 1838. Dedicado á los
estudios jurídicos, fué el primero que publicó en España una <> Revista
de Legislación y Jurisprudencia»; tradujo é ilustró la «Historia del
Derecho romano por Heinecio», é igualmente la «Concordancia del
Código civil francés y los Códigos civiles extranjeros,» dejando
principiados otros trabajos. M. en 1856.
Nava (Miguel María), (V. pág. 149.) ♦
* Navia Osorio (Alvaro José), (V. págs. 156 y 540), marqués
de Santa Cruz de Marcenado, vizconde de Puerto, teniente general,
de los ejércitos, hábil diplomático. Fué autor de las célebres «Refle-
xiones militares.»— «Rapsodia económica política monárquica. »-~
«Proyecto para un diccionario universal á los eruditos,» dejando
otras obras comenzadas. M. heroicamente en Oran, 1732.
» — 766 —
Soriega (Juan), (V. pág. 55.)
Noriega (Miguel), Secretario de Felipe V.
Noriega de Bada (Antonio), (V. pág. 167), Consejero Real,
diputado de Asturias en la Comisión permanente de Madrid. M.
en 1810.
Ochoa (Fernando), docto abogado y periodista, alcalde de Aviles,
diputado provincial, C. de la Academia de Historia. M. en 1879.
Ochoa (Juan), ahogado y periodista, llamado á brillante porvenir,
que ataió su prematura muerte en 1899. A continuación de la novela
«Los Señores de Hermida», se han publicado sus principales traba-
jos de crítica y cuentos, precedidos de un prólogo de L. Alas y biogra-
fía por R. Altamira.
Oiay (Fr. Benito), Procurador general de la Orden de San Benito
en Roma en 1701.
Olañeta (José Antonio), Consejero Real.
* Olivan (Alejandro), (V. pág. 234.)
Omaña (Benito), auditor de la Rota y obispo de Jaén. M. en 1712.
Omaña (José), Inquisidor de Sevilla.
Ontiveros (Mtro. Benito), catedrático de Prima de Teología, Ge-
neral de la Orden de San Benito y Obispo de Calahorra, 1653.
Oviedo y Portal (Antonio R.), (V. págs. 107 y 183), Gobernador de
Salamanca y Zaragoza, Bibliotecario déla Nacional. — Publicó: «Elo-
gio del Conde de Toreno, acordado por la Sociedad Económica.» —
«Informe sobre las causas de ta decadencia de la ganadería en Astu-
rias y medios de mejorarla.»— Dejó manuscritos: «Memoria sobre el
Archivo de la Sociedad Económica de Asturias.» — «Discurso pronun-
ciado en la inauguración de la Cátedra de Economía política.»- «Otro
en la apertura de 1835.» M. en 1854.
Oviedo y Portal (Rodrigo), Catedrático de Latinidad en Oviedo,
de Sintaxis en los Reales Estudios de San Isidro y de Caballeros Pa-
ges, de Matemáticas en el Observatorio de Madrid, Teniente de Inge-
nieros Cosmógrafos. Autor de: «Traducción de las vidas de varor.es
ilustres de C. Nepote.» «Sex. P. Terentii Afri. comedise.»- «Cartas
de Cicerón escogidas y anotadas.» -«Fábulas de Phedro.» — «Traduc-
ción en prosa y verso de la Gramática de Lebr i ja.» — «Sátiras de Ju ve-
nal»; «Elegías de Ovidio» con notas é ilustraciones. M. en 1807.
Palacio (Victoriano), vizconde de Casa Tineo, distinguido perio-
dista en Oviedo y Madrid, oficial de ministerio de Gracia y Justicia.
M. en 1874.
Palacio Arango (Patricio), (V. pág. 264), catedrático del Instituto
de Oviedo y del de Córdoba. Autor de «Elementos do Geografía (re-
petida en varias ediciones) y de un compendio de Historia universal.
Palacio y Cabeza (Antonio), (V. págs. 170, 243 y 687), oidor de
Oviedo, y auditor de la Rota. Fué notable bibliófilo y anticuario.
M. en 1819.
— 7^7 -
Palacio Valdés (Armando), el reputado novelista, autor de: cEl
Idilio de un enfermo»; «Marta y María»; «El señorito Octavio»; «La
hermana San Sulpicio»; «José»; «Riverita»; «Maximina»; «El cuarto
poder ; «El maestrante»; «Los majos de Cádiz»; «La aldea perdida»;
«Aguas fuertes»; «La fé»; «El origen del pensamiento»; etc., etc. Va-
rias de estas obras han sido traducidas al francés, inglés, alemán,
ruso, bohemio, sueco y holandés.
Panduro Villafañe (Fr. Tomás), (V. pág. 300).
Parres Pinera (José), (V. pág. 475), oficial del Ministerio de Gra-
cia y Justicia, diputado á Cortes, generoso favorecedor del concejo
de Llanes. M. en 1889.
Pastor López (Pascual), (V. págs. 194 y 195).
Pelaez de Caunedo (Felipe), (V. pág. 375), catedrático de Cáno-
nes, Doctoral de Oviedo y Obispo de Lugo. Es autor de varias «Pas-
torales» y de unas «Constituciones sinodales de su obispado.» M.
en 1811.
Peón y Mier (José María), distinguido en Trafalgar y guerra de
la Independencia, Tenieite general, fué perseguido por sus ideas
liberales. M. en 1840.
Peón Heredia (Pedro), u:io de los asturianos más doctos del
siglo xvm é impulsador del progreso provincial con instrucciones y
reformas de agricultura, industria, comunicaciones, etc., muy elogiado
por el marqués de la Ensenada, Posada, Gallardo, etc. M. en 1814.
Pérez Minguez (Luis), (V. pág. 190, 264 y 335.)
Pérez Ortiz (José), catedrático. Escribió: «Prolegómenos del
Derecho»; y con variantes el antiguo romance asturiano: «Ay del
galán de esta villa.»
Pérez de Pereda (Juan), teólogo, canónigo de Oviedo. Escribió:
«Relación de las Santas Reliquias, que están en la S. I. C. de Oviedo»
y otra «de las que hay por Asturias, fuera de la Cámara Santa.» (1621)
Pérez Villamil (Juan), (V. pág. 695.)
Pertierra Albuerne (José), primer marqués de Cienfuegos, docto
médico, periodista y orador en la Isla de Cuba, diputado, senador
coronel de voluntarios, etc. M. en 1898.
*' Vidal y Carneado (Dr. Pedro J.), (V. págs. 175, 189, 239, 243),
307 y 360). Fué constante diputado á Cortes por Asturias, senador, mi-
nistro, embajador, Presidente del Congreso de los diputados, de la
Academia de la Historia y de la matritense de Jurisprudencia y Legis-
lación, fundador y Presidente de la de Ciencias Morales y Políticas,
individuo de la Española y de la de San Fernando, honorario de la de
San Carlos de Valencia, primer marqués de Pidal, caballero del
Toisón de Oro, etc., etc. Nació en Villaviciosa en 1799 y murió en
Madrid en 1865. Fué notable orador parlamentario y autor de numero-
sos escritos. Artículos en «El Ciudadano» y «El Aristarco», 1820.--«Mi
opinión sobre el diezmo» 1838. -En la Revista de Madrid 1840-41:
— 768-
< Observaciones sobre la poesía dramática y en especial sobre el pre-
cepto de la Unidad»; «Fr. Pedro Malón de ¿naide»; «Teatro escogido
de Fr. Gabriel Telles»; «El trovador Joan Ruiz del Padrón»; «Noticia
histórica del actual paradero del Cancionero de Baena»; «Memoria
sobre el descubrimiento de América en el siglo ix por los escandina-
vos, escrita en latía por Carlos Cristiano Rafu (traducción)»; «Poema
Crónica y Romancero del Cid»; «Colección de Cortes de León y Casti-
lla por la Academia de la Historia»; «Fuero Viejo de Castilla»; «Colec-
ción de poesías en bable por D. José Caveda»; «Poesía antigua y Vidas
del Rey Apolonio, Santa María Egipciaca y Adoración de los Reyes»;
«Introducción á las lecciones del Ateneo»; y «Recuerdos de un Viaje á
Toledo».- «Tomé de Burguillos y Lope de Vega son una misma perso-
na»; «Juan Paldes y si es autor del Diálogo de las Lenguas» (en la
Revista hispano-ameticana); «Alegación histórico-jurídica en el pleito
entre el Excmo. Sr. Marqués de Belgida, conde de la Gomera y el Fis-
cal de S. M. sobre incorporación á la Corona de las islas Gomera,
Hierro, Lanzarote y Fuerte Ventura».- «Fuero Viejo de Castilla» (in-
troducción á este cuerpo legal en la Colección de Códigos Españoles
de la Publicidad).— cjurisdicción eclesiástica» (cuando el proyecto del
ministro Alonso en 1841). -«De las Escuelas ó teorías del Derecho
principalmente de la histórica» (Discurso de apertura en la Academia
de Jurisprudencia en 1843). — «Formación del Lenguaje vulgar en los
Código? españoles» (discurso de recepción en la Academia Española\
—«El Cancionero de Juan Alfonso de Baena, por primera vez dado á
la luz con Discurso preliminar, notas y comentarios.» -«La Poesía
como elemento de la Historia» (discurso en contestación á otro de
D. José Caveda en la Academia Española.) -«Orígenes y existencia
del Municipio en España (discurso de contestación á otro en la Acade-
mia de la Historia por D. Manuel Seijas Lozano).- «Fragmento de un
poema castellano antiguo. «-«Cartas sobre las Relaciones de cosas suce-
didas en la corte de España de 1599 hasta 1614 de .Luis Cabrera de
Córdoba». — «Discurso en la inauguración de la Academia de Ciencias
Morales y Políticas, contestando al Marqués de Corvera» — «Historia
de las Alteraciones de Aragón en el reinado de Felipe 11* (3 tomos). —
Continuación á la historia de los poetas Castellanos anteriores al si-
glo xv, de D. Tomás A. Sánchez (p en el tomo 57 de la Biblioteca de
Autores Españoles de Rivadeneyra.) -«Sobre la legitimidad del Cen-
tón epistolario del Br. Fernán Gómez de Cibdareal» (en la Revista de
Ambos Mundos). - «Vindicación de un prelado de la Iglesia Española*
(D. Alonso de Cartagena).- Colección de Documentos inéditos para la
Historia de España (e.i unión del Sr. Salva, tomos XXIV á XLVII).—
«La Unidad católica en España». -También escribió otros muchos ar-
tículos como las Crónicas políticas de la mencionada «Revista de Ma-
drid»; diferentes biografías en la «Galería de hombres célebres con-
temporáneos»; los trabajos de historia en la «Enciclopedia española
— 769 -
del siglo xix> (llamada de Mellado); los del «Álbum pintoresco univer-
sal» y finalmente otros importantes de la prensa moderada en solemnes
y críticas circunstancias políticas, principalmente en el bienio, como
los de «Cámara alta», «Sanción Real», «Libertad de cultos», etc., en el
«Espectador», «El Censor», «El Imparcial», «El Parlamento», «-El Dia-
rio Español», «La Época» y más.— Dejó inéditos entre otros trabajos:
«Elementos de Derecho civil Español». — «Tablas históricas y crono-
lógicas de la Historia de España desde los tiempos primitivos hasta
nuestros días» (formadas conforme al Atlas de Mr. Lasage) precedi-
das de Indicaciones históricas para cada tabla. -«Juicio crítico sobre
el poema «La Creación > del Dr. Alonso de Acevedo.»— Y diferentes
Informes en las Academias y Corporaciones.— «Análisis del poema La
Caída de Luzbel por Meléndez», que escribió por encargo de Lista.—
Trabajó con D. José Caveda para escribir la «Historia de la Literatura
Española» juntando al efecto muchos materiales.— El Sr. Pidal fué
también inspirado autor de muchas poesías (la mayor parte aún per-
manecen inéditas) y reunidas bajo el título «Ocios de mi edad juvenil».
De estas composiciones las más notables por sus arranques patrióti-
cos y contra la reacción son: <A la libertad de España en el día 1.° de
Enero», Epístola á Fabio (cuando el sitio de Cádiz por los franceses
en 1823) y «A mi amigo D. Alejandro Món» 1824, etc. (1)
Pida! y F. Crespo (Ramón), abad de Covadonga y auditor de la
Rota. M. en 1830.
Pidal y Món (Alejandro", (V. págs. 239, 375, 566 y 567), ministro
de Fomento, presidente del Congreso de los diputados, embajador en
Roma, individuo de número de las academias Española y de Ciencias
morales y políticas. Antiguo periodista con numerosos escritos políti-
cos y literari os en diarios y revistas; orador parlamentario; autor de
discursos académicos y de un estudio sobre «Santo Tomás de
Aquino»; etc.
Pidal y Món (Luis), marqués de Pidal, diputado á cortes, vice-
presidente del Senado, ministro de Fomento, embajador, de las acade-
mias Española y de Ciencias morales y políticas etc. Autor de varios
discursos y trabajos políticos, históricos y literarios.
Piíian (Juan), (V. pág. 310), diputado y senador por León.
Piquero Arguelles (Gregorio), Mariscal de Campo, uno de los
iniciadores de la revolución provincial de 1808, jefe en el ejército
asturiano, brigadier en la guerra de la Independencia, gobernador
militar de varias provincias en la península y en Cuba. M. en 1864.
Pinera (Fr. José), (V. pág. 174.)
Pinera y Nacedo (Casimiro), actual obispo-prior de Ciudad Real.
Polo Astudillo (Claudio), (V. págs. 264, 390, 590 y 682), autor de
(i) En merecido homenaje al sabio D. José P. Tidal, hijo amantisitno de la Universidad,
fué el último grado de «Doctor en Jurisprudencia» concedido por el Claustro ovetense en ao de
Mayo de 1844; el anterior, «en Ambos Derechos» fué otorgado á D. Alejandro Món en «7 de
Enero de 1838. (Nota, para adicionar también al testo de la pág. 340.)
— 77o —
«Elementos de Retórica y Poética», repetido en varias ediciones.
M. en 1897.
Pola Arguelles (Francisco), (V. pág. 62, 65, y 676.)
Posada Fernández de Córdoba (Francisco), diputado provincial
y á Cortes, oficial del Ministerio de la Gobernación, muy versado en
idiomas y docto en ciencia política, siendo el que difundió por Astu-
rias los estudios de la organización inglesa. M. en 1851. ^
Posada Herrera (Benito), diputado provincial y á "Cortes, sena-
dor, regente de la Audiencia de Madrid, magistrado del Tribunal
Supremo. Inició con Escriche y su paisano Cantillo Jovellanos un
Diccionario de Legislación y Jurisprudencia, y comenzó una Historia
del Derecho Español. M. en 1890.
* Posada Herrera (José), (V. págs. 117, 183, 190, 238, 240, 250,
386, 563 y 575), abogado, secretario de la Sociedad Económica de
Amigos del País de Asturias, diputado á Cortes, senador, fiscal del
Consejo de Estado, Director general de 1. P., ministro de la Goberna-
ción é interino de otros departamentos, presidente del Consejo de Mi-
nistros, del Consejo de Estado, del Congreso de los diputados, emba-
jador, caballero del Toisón de Oro, etc. Fué académico de número
de Ciencias morales y políticas, C. de la Española, presidente del Ate-
neo, de la Academia de Jurisprudencia y primer presidente y fundador
del Centro de Asturianos en Madrid. M. en 1885. Sus notables oracio-
nes en el Parlamento; las famosas «Lecciones de Administración*, los
discursos académicos y otros trabajos harán imperecedera su memo-
ria, abrillantada por el recuerdo de privadas y públicas virtudes.
Posada Rubín de Ceiis (Antonio), abad del Bierzo, obispo de
Cartagena, prestando después grandes servicios en Roma y Francia,
Patriarca de las Indias, Arzobispo presentado de Valencia y Toledo,
distinguiéndose por su adhesión á la causa constitucional. Orador de
gran crédito, entre sus varios sermones es muy notable el de las
«Honras celebradas en Madrid por los héroes de Trafalgar.» M-
en 1853.
Posada Soto (Ramón), magistrado en los virreinatos de América,
Consejero de Indias y primer Presidente del Tribunal Supremo de
Justicia. M. en 1815.
Prado (Andrés Carlos), (V. págs. 677 y 678), teólogo, colegial de
Fonseca en Santiago, canónigo de Oviedo, capellán mayor de su
Hospicio, cuyas «Ordenanzas» redactó, director de la Sociedad Eco-
nómica de Asturias, Capellán de honor, presentado para las sillas de
Astorga y Valladolid. Visitó la colegiata de Covadonga, y escribió:
««Declaración sobre la clave historial del P. Flórez*; — «Real cédula
de S. M. el Rey, nuestro Señor, D. Carlos 111, con inserción délos Es-
tatutos que deben observarse en la Iglesia colegial de N. S. de
Covadonga».
Prieto y Mesta (Fernando), teólogo y jurisconsulto, racionero
►
-77i -
canónigo y secretario del cardenal Inguanzo, en Toledo; doctísimo en
lenguas clásicas y orientales, contribuyó con los sabios alemanes á la
edición de la «Historia natural de Plinio»; escribió: «Tratado de Ló-
gica»; «Bosquejo del Jansenismo ó disertación histórica sobre esta
secta y sus errores»; y dejó numerosos trabajos inéditos de gran mé-
rito y muy rica biblioteca. M. en 1839. Se le tiene por autor de las
«Cartas al Momo» periódico liberal de Oviedo en 1820.
Puente (Fr. Anselmo), General dé la Orden de San Benito en 1704.
Puente Villanúa (José), (V. pág. 264), catedrático de la Universi-
dad de Zaragoza, periodista en Asturias y Aragón, y autor de discur-
sos académicos, estudios críticos de literatura y de música, y de dos
exceites manuales de «Historia antigua» y «de la Edad Media». M. en
1870.
* Queipo de Llano (Francisco de B.), (V. págs. 191, 212,307,
312, 369, 376, 395, 431 y 576), Conde de Toreno, Alcalde y Gobernador
de Madrid, Ministro de Fomento y de Estado, celoso diputado y Presi-
dente del Congreso, Académico de la de Ciencias morales y políticas,
etc. M. en 1890. Autor de varios discursos académicos y comenzó la
reimpresión y anotación de los discursos parlamentarios de su padre.
* Queipo de Llano (José María), (V. pá^s. 168, 182, 239 y 241),
Conde de Toreno, vizconde de Matarrosa, embajador de Asturias en
Inglaterra en 1808, Presidente del Consejo de Ministros y del Congreso
de los diputados, y ministro de Hacienda; gloria del Parlamento espa-
ñol desde sus notables discursos en las Cortes de Cádiz, que han sido
coleccionados. Es autor de la «Historia del Levantamiento, Guerra y
Revolución de España», reimpresa en varias ediciones en España y Mé
jicoy traducidas en Francia, Italia, Inglaterra y Alemania. Dejó por ter
minar la «Historia de la dominación de la Casa de Austria en España».
Escribió también: «Noticia de los principales sucesos ocurridos en el
Gobierno de España desde 1808 hasta la disolución de las Cortes en
1814» y una «Memoria presentada al Estamento de Procuradores». M.
en 1843.
Queipo de Llano (Joaquín), quinto Conde de Toreno y alférez ma-
yor del Principado, académico honorario de la Historia y de mérito de
las Económicas de Madrid, Valencia, Valladolid y León, y promotor de
la de Asturias. Fué poeta y literato; docto en ciencias naturales, es-
tando en correspondencia con varios sabios de Madrid y los de la Enci-
clopedia en Francia. Publicó los poemas: «La muerte de Abel»; «Triun-
fo de Santa Eulalia de Mérida»; «Las artes triunfantes»; «Elogio de
San Joaquín»; «Rasgos de Semiramis»; «Crueldad y arrepentimiento de
Cingha» etc., y es autor de los notables «-Discursos leídos en la eco-
nómica asturiana con descripción de mármoles, miierales y otras di-
versas producciones del Principado». M. en 1793.
Queipo de Llano (Juan), Oidor de Granada, obispo de Guadix
y de Coria. M. en 1643.
- Í72 -
Queipo de Llano (Juan), catedrático de Cánones en Salamanca,
auditor de la Rota en Roma, presidente de la Chancillería de Vallado-
lid, Obispo de Pamplona, virrey de Navarra y Obispo de Jaén, don-
de murió en 1647.
* Quintana (Lorenzo Nicolás), (V. págs. 234 y 278), periodista y
literato, celoso representante de Asturias, director general y Conseje-
ro de Estado. M. en 1886.
Quirós y Valdés (Gabriel), señor de la casa de la Mota, Abobado
de los Reales Consejos y regidor de Oviedo y Llanera. Entre sus
«Alegatos» es muy interesante: «El concejo, justicia, regimiento y ve-
cinos de Llanera y el Dr en el pleito con D. Pedro F. de Leyguar-
da, de quien son en empeño las alcabalas de dicho concejo».
Quirós y Valdés \ Martin), «no de los primeros colegiales de los
Pardos. Escribió: «Modus vivendi procesum.» M. en 1599.
Ramos Excajadillo Posada (Gregorio), Consejero de la Inquisi-
ción.
Rato Hevia (Apolinar), abogado, asesor y auditor de ejército en
Cuba y en Aragón, miembro de diferentes Juntas y comisiones, redac-
tor de la Ley hipotecaria de Cuba y Puerto Rico. Son numerosos y va-
riados sus escritos; publicó una notable «Carta dirigida á la Academia
Española acerca del dialecto asturiano •, y es autor del «Vocabulario
de las palabras y frases bables*. M. en 1894.
Reinosa (Fr. Plácido), catedrático de Teología en 1618. Publicó:
«El Maestro cristiano sobre el capítulo 2.° de la Epístola 2.a Ad Timo-
theum». - « Defensa del Estado eclesiástico y religioso».
Reguero Arguelles (José), canónigo de Toledo, Director de su
Instituto y profesor de Matemáticas del Colegio militar. Escribió:
«Apología del justo medio»; «Concordia del sacerdocio y el imperio»;
«Uranografía vulgar»; «La religión y las ciencias»; «Nociones de As-
tronomía física (tres tomos)». M. en 1824.
Rendueles Llanos (Estanislao), periodista, C. de la Academia de
la Historia y autor de la «Historia de la villa de Gijón>.
Riego (Bernardo), (V. pág. 90 y 171), Presidente del Supremo
Consejo de Castilla.
* Riego Flórez (Rafael), estudiante de Leyes, Capitán del ejército
asturiano en 1809 con heroico proceder en la batalla de Espinosa; pri-
sionero en Francia huyó y con otros voluntarios volvió á la guerra de
la Independencia. Se sublevó en 1820 en Cabezas de San Juan procla-
mando la Constitución, comenzando allí su rápido encumbramiento des-
de mariscal de campo hasta Ayudante del Rey, Capitán Genera] de Ara-
gón, diputado y presidente de las Cortes que le votaron ocnsión ex-
traordinaria y el se apresuró á renunciar. Fué una de las primeras víc-
timas de inmediata reacción y perfidia de Fernando Vil, siendo conde-
nado á morir en la horca tras de su discutida retractación política y
en medio de los insultos de voluble populacho en 1823. La vida de
— 773 —
este honrado patriota, escrita entre declamaciones y parcialidades de
uno y otro bando, es un ejemplo de lo que duran y valen las auras po-
pulares, que así entonaban el himno de Riego, con letra del General
San Miguel, como gritaban ¡vivan las cadenas!
Riego y Fiorez (Migue!), inteligente bibliófilo, canónigo de Oviedo
y hermano del célebre patriota. Fué autor de poesías y publicó una
«Colección de obras poéticas españolas, unas enteramente perdidas,
otras que se han hecho muy raras y todas ellas merecedoras de ser
conservadas en el Parnaso Español». Emigró á Londres y m. en 1848.
Riego Queipo (Juan), inquisidor de Barcelona y abad de Arbas.
M. en 1742.
Riego Nuñez (Eugenio), tuvo diferentes cargos administrativos y
escribió laureada «Memoria sobre la influencia del trabajo en las
costumbres públicas».
Rivera (Lorenzo), (V. págs. 168, 241 y 243).
Rivero (Felipe), Consejero de Castilla á fines del siglo xvm.
Rivero (José Vicente), varias veces diputado á Cortes ordinarias
y constituyentes y senador hasta 1873.
Rivero (Nicolás), celoso Rector del Seminario conciliar de Oviedo,
Ghantre de la S. I. C, misionero apostólico, incansable en el ministe-
rio sacerdotal. M. en 1890.
Rivero (Tomás), (V. págs. 234 y 684). M. en 1888.
Rivero Larrea (Alonso B.), párroco en Segovia, autor de la dis-
cutida «Historia fabulosa del distinguido caballero D. Pelayo Infanzón
de la Vega, Quijote de Cantabria», 1793, 1800.
Robles (Gaspar), (V. pág. 300).
Roces Lamuño (Alejandro), (V. pá rt. 174).
Roces Lamuño (Dr. Pablo), (V. pág. 678). Escribió «Bosquejo de
la Carta pastoral espedida por los Gobernadores y vicarios generales
del obispado de Oviedo en 1822*.— «Sentimientos de un católico, apos-
tólico, romano, contra el irreligioso cismático y escandaloso oficio,
dirigido al Cabildo de Oviedo en 1821, por el jefe político de Asturias».
Rodríguez Arango (Juan), (V. págs. 204, 265, 554 y 679).
* Rodríguez Bahamonde (Diego), marqués de Zafra, (V. páginas
235, 246, 277 y 679), magistrado, Rector de la Universidad de Madrid,
Consejero de I. P., etc.
Rodríguez Busto (José), (V. pág. 121), gobernador civil, magistra-
do de Audiencia, Regente de la de Madrid, ministro del Tribunal Su-
premo de Justicia, diputado, senador benemérito de la patria. Fué va-
rón esclarecido por públicas y privadas virtudes, sufrió padecimientos
y persecuciones por sus ideas liberales, y fué condenado á muerte...
M. en 1858.
* Rodríguez Pérez ó Campomanes (Dr. Pedro), (V. págs. 93 y
siguientes, 118, 149, 158, 162, 246, 299, 301, 381, 394, 395,541 y 644).
abogado, Conde y señor del coto de Campomanes; depositario y regí-
-774 —
dor perpetuo de Tineo, fiscal, y Gobernador del Consejo de Castilla,
director de la Academia de la Historia, individuo de la Española, de la
de Inscripciones de París, de la Sociedad de FiladelFía, de las Econó-
micas de Madrid y otras provincias, fundador y Director de la de
Oviedo, etc. Fué de los pocos magistrados que comprendieron la
causa del atraso material y moral de España en el siglo xvm; era muy
versado en el griego y árabe, cánones y legislación civil; y Ensenada
le designó como uno de los cuatro literatos que pensaba dedicar á escri-
tores públicos. Cotejó en el Escorial los códices de los Concilios de
España y trazó en 1753 un plan para las colecciones litológica y diplo-
máticas. Sus obras principales (además de las citadas en la pá^. 395,
nota) son: «Tratado de la Regalía de amortización» (repetida en varias
ediciones nacionales y extranjeras).— «Memorial ajustado sobre el
contenido de varias cartas del Sr. Obispo de Cuenca». — «Juicio
imparcial de la bula pontificia de 1768, que con el título de
« Monitorio », condena los edictos del Duque de Parma sobre la
amortización eclesiástica y ciertos abusos del clero».— «Respuesta
fiscal sobre la Abolición de la tasa estableciendo el comercio de
granos», 1764.— «Resumen del expediente sobre la Policía rela-
tiva á los Gitanos».— Itinerario de las Carreteras de postas dentro
y fuera del reino».— «Memorial del Principado de Asturias sobre
los agravios que se le ocasionan en la regulación de la cuota co-
rrespondiente á la única contribución».— «Memorial ajustado sobre di-
ferentes ramos de los Abastos de Madrid».— «Memorial ajustado en el
expediente consultivo sobre el pleito pendiente entre varias poblacio-
nes y el honrado Consejo de la Mesta».- Memorial ajustado del expe-
diente de Concordia entre el Consejo de la Mesta, la Diputación gene-
ral del Reino y la provincia de Extremadura». -«Prólogo que precede
á la Historia legal de la Bula In ccena Domíni*. — «Respuesta de los
Sres. fiscales del Consejo proponiendo la formación de una Herman-
dad para el fomento de los Reales Hospicios de Madrid y San Fernan-
do». - «Fuero concedido á las poblaciones de Sierra Morena».-* Alega-
ción fiscal sobre que se declare llegado el caso de la reversión á la
Corona, de la jurisdicción, señoríos y vasallaje de la villa de Aguilar
del Campoó y otros derechos».- «Dictamen sobre el contesto de la
representación que los Sres. marqueses de la Corona y D. Juan Anto-
nio de Alcalá dirigieron á S. M. en solicitud de que, mediante el dere-
cho de la Corona para reintegrarse de los bienes y efectos que perte-
necieron al Real Patrimonio, se prohiba todo acto judicial sobre esta
materia». - «Alegación fiscal declarando la reversión á la Corona de la
jurisdicción, señorío y vasallaje del valle de Orozco*.- «Respuesta de
los tres Sres. Fiscales del Consejo de Castilla en el expediente de las
Cartujas de España».- «Disertación sobre el establecimiento de lepes
y obligación de conformarse á ellas». -«Discurso histórico-ftgal pro-
bando el derecho de la Infanta Doña María de Portugal á la corona de
-775 -
este Reino».— «Ordenanza para la administración de las Rentas en
1762».— «Colección de Cortes y Fueros».— «Cánones de la Iglesia de
España ».— «Las Cortes de León con un preámbulo sobre la pretendida
soberanía de los condesde Castilla».— «Disertaciones históricas del
Orden y caballería de Templarios».— «Antigüedad marítima de la
República de Cartago con el Periplo de Hannon» (tradución del griego).
— «Noticia del Reino y caminos de Portugal».— «Fuero de Madrid y
preámbulo sobre las antigüedades de esta villa». - «La vida del Cid».—
«Año de la entrada de los moros en España, su arte militar, agricultu-
ra y modo de enjuiciar». -«Historia abreviada y general de la Marina
hasta él principio de los Califas é Imperio de Justiniano el menor».—
«De los Dioses y del mundo» (traducción del griego).— «Informe que
con el Sr. Dieguez evacuó sobre el tratado de Cronología para la Jiis-
toria de España». -«Capítulos 17 y 19 del libro de Agricultura de
Ebuel-Abunad» (traducción con Casiri).«<« Dictamen sobre que la colo-
nia Pax Julia fué Badajoz». -«Disertación ^obre las Leyes y el Gobier-
no civil y eclesiástico de los Godos».— «Juicio crítico de la traducción,
de la Agricultura del árabe Abu-el Arran por D. José Banqueri».—
«Prólogo para el Diccionario del P. Cartes».— «Plan para reducir á un
solo cuerpo los Monumentos auténticos que se encuentran citados ó
copiados en las historias generales ó particulares de España, com-
prendiendo entre ellos los litológicos.»-«Plan para metodizar el uso
de la Colección de martirologios, negrológios y calendarios que ha-
bía recogido el Sr. Ceballos para formar el calendario de España».—
«Traducción déla Geografía del Nubiense (sheri-Tdvers)».— «Proposi-
ción presentada á la Academia de la Historia para coleccionar é ilustrar
las Inscripciones más notables de España».— «Documentos originales
de Cronología y Geografía en el archivo del Escorial reconocidos por
el Sr. Campomanes». — «Biografía del P. M. Fr. Gerónimo Feijóo».—
«Marina de los árabes, descubrimiento del cabo de Hornos y reforma-
ción de las naves para este paso». — «Carta á la Diputación del Princi-
pado de Asturias en 1769 con motivo del R. D. sobre la carretera de
Castilla». — «Arenga á S. M. en nombre de la Academia de la Historia
con motivo del nacimiento del Infante D. Carlos Clemente en 1771».—
«Arenga con motivo del matrimonio del Principado de Asturias D. Car-
los con la princesa deParma D.a María Luisa».— «Prevenciones que de-
ben observarse en las funciones y regocijos de Madrid por la Paz y el
nacimiento de los Infantes gemelos» .-«Discurso sobre el mejoramien-
to de terrenos» (traducción del francés).- «Respuesta fiscal en el ex-
pediente para fomentar los Edificios de Madrid y reducir los contratos
y censos con que están gravados». -«Observaciones para la composi-
ción ordenada de los Elogios académicos, escritos y presentados á la
Real Sociedad Económica».— «Memoria sobre el reconocimiento y
coordinación de las que se van á publicar por la Sociedad Económica
de Madrid». -«Colección de Alegaciones».— «Cartas á Jovellanos, al
5o
— 776 —
canónigo Posada y á otras ilustres personalidades sobre asuntos di-
versos.»—«Copia de una inscripción arábiga hallada en Mérida, su tra-
ducción castellana y esplicación crítico-histórica».— «Informe sobre
una inscripción romana de la villa de Guinzo en Galicia».— «Varios tra-
bajos del Diccionario histórico de España proyectado por la Academia
de ia Historia».- «Discurso sobre la Cronología délos Reyes godos».—
«Elogio fúnebre de D. Manuel Ventura Figueroa».- «Primitiva legisla-
ción de España»,— «Tratado de la Regalía de España ó sea el derecho
real de nombrar á los beneficios eclesiásticos».— «Cartas político-eco-
nómicas, etc. M.el Sr. Campomanes en 1802.= Urge recoger estos y más
escritos de este famoso reformador, y publicar una completa y anotada
edición de sus obras; tarea que debieran acometer las Sociedades eco-
nómicas y principalmente la de Asturias. El ministro Sr. Alonso comen-
zó esta empresa con la «Alegaciones fiscales», i proyectaron otras co-
lecciones los Sres. Caveda, Colmeiro, Canella (B), Avello (V), Pier-
nas (J), Buylla (A), Labra (R) y otros.
Rodríguez Cienfuegos (Alberto), Mariscal de Campo. M. en 1851.
Rodríguez Menéndez (Manuel Aj, catedrático de Teología. De
sus «Sermones» se publicó la «Gratulatoria en las funciones por el
Comercio de Gijón para solemnizar fos ascensos de Jovellanos á la
Embajada de Rusta y Ministerio de Gracia y Justicia».
Rodríguez Romano (Manuel), doctoral de Toledo, Consejero de
Gobernación en tiempos de Carlos III.
Rodríguez San Pedro (Faustino), (V. pág. 603), abobado, econo-
mista, diputado, senador, alcalde de Madrid, vocal de la Comisión de
Códigos, presidente de la Unión Ibero-americana, ministro de Ha-
cienda y de Estado, etc.
Rodríguez San Pedro (Joaquín), abogado, oficial del ministerio
de Ultramar. Publicó el notable «Diccionario de la Legislación ultra-
marina, concordada y anotada», (16 tomos). M. en 1885.
Roel (Dr. Faustino), (V. pág. 548), sabio médico, decano de la Be-
neficencia provincial. Autor de laureadas Memorias y de la «Etiología
de la Pelagra». En su testamento ha favorecido la publicación de tra-
bajos higiénicos é instituciones pedagógicas. M. en 1895.
* Rodríguez Valdés (Pedro P.), catedrático y magistrado.
* Rodríguez Valdés y Mata-Vigil (Florencio), catedrático y
magistrado.
Rodríguez Viña (Felipe), uno de los abogados más famosos de.
Madrid en el reinado de Carlos III; escribió importantes alegaciones
e.i Derecho y tuvo excelentes discípulos.
Rubín de Celis Para/a (Fernando), abogado, coronel de ejército,
Procurador de Asturias en 1836, ministro togado de Guerra y Marina,
gobernador de Macírid, benemérito déla patria. Sufrió persecución por
sus trabajos constitucionales. M. en 1875:
Rueda y López (isidro), (V. págs. 324 y 683.)
— 777 —
Raidíaz y Caravia (Eugenio), periodista y literato. Autor de
«Conquista y colonización de La Florida», y dejó inédito: «Diccionario
biográfico de Asturias». M. en 1896.
* Ruiz Gómez (Servando), diputado, senador, ministro de Ha-
cienda y de Estado, individuo de la Academia de Ciencias morales y
políticas. Escribió numerosos estudios y discursos económicos y
políticos. M. en 1888.
Sala y Vaidés (Eugenio), abogado y General de división de Arti-
llería. M. f n 1898.
Salas (Francisco Paula), diputado provincial y á Cortes, magis-
trado del Supremo Tribunal de Justicia.
* Salmean Mandayo (León), (V. págs. 183, 194, 212, 214, 222,
236, 237, 277, 278, 281, 325, 444, 546, 563, 591, 669, 681 y 689). Publicó
«Observaciones meteorológicas en Oviedo de 1851 á 1886», y dejó
inéditos: «Centón filosófico de pensamientos, notas é impresiones cien-
tíficas»; «Historia y progresos de la Química>; y «Necesidad de la ins-
trucción teórico-práctica para la clase obrera». M. en 1893.
Sama Fuertes (Nicolás), (V. pág. 175), párroco de Gijón, cape-
llán de S. M., fundador de la Hermandad y hospital de Caridad de
Gijón.
Sampil y Laviades (José A.), capellán y amigo fidelísimo de Jo-
vellanos; mecánico, agricultor inteligente; y autor de: «El jardinero
instruido» y «Nuevo plan de colmenas».
Sánchez Ahumada (Dr. Alfonso), (V. pág. 678). Entre varios ser-
mones, el «Pronunciado en 1815, de orden de la Junta general del Prin-
cipado, en acción de gracias por haber sido restituido al trono Fer-
nando Vil».
Sánchez Bastillo (Cayetano), periodista, antiguo funcionario de
Hacienda, diputado, senador, alcalde de Madrid, gobernador del Ban-
co, ministro de Ultramar, etc.
Sánchez Calvo (Estanislao), abogado, alcalde de Oviedo, diputa-
do provincial; tan culto y sabio como sencillo y bueno; original autor
de obras filosóficas como «Los nombres de los dioses» y «Lo maravi-
lloso positivo», y de escritos literarios de subido mérito en periódicos
y revistas. M. en 1895. ■
Sánchez Cueto (José), abogado en Madrid, decano del colegio
de Oviedo, de la Sociedad Económica asturiana. Publicó: «Memorias
sobre el cultivo de la zanahoria y alfalfa».— «Pliego semanal de los se-
cretos de agricultura y otros conocimientos rústicos»; y dejó manuscri-
tas: «Memorias sobre los montes de Asturias» y «Secretos de agricul-
tura», etc., 1820.
Sánchez Raposo (Dr, Martin), médico, catedrático de Matemáti-
cas. Su «Catálogo de yerbas y plantas medicinales de Asturias» fué
publicado por el P. Carballo.
Santuri o (Ramón M.), publicó: «Retrato de Alejandro».— «Induc-
— 77« —
ción contra el Dr. Godinez de Paz, sobre su~ proyecto de viudedad
universal».— «Disertación contra la tortura». Fué poeta y compuso una
elegía á la muerte de Carlos III.
Sarmiento Castrillón (Blas F), (V. págs. 294 y 423).
* Schulz (Guillermo), (V. págs. 582 y 583).
* Secades- Bivero (José María), diputado á Cortes, dfrector del
Tesoro, ministro interino de Hacienda, etc. M. e.i 1868.
Secades F. Sierra (Manuel M), abogado, director general y sub-
secretario del ministerio de Hacienda, sub-gobernador <fel Banco de
España. M. en 1881.
Secades F. Sierra (Gabriel), literato, socio de mérito de la Econó-
mica asturiana, director general en el ministerio de Hacienda, etc. M.
en 1902.
Sela Sampit (Aniceto), (V. págs. 248, 249, 251, 256, 257 nota, 283,
y 320). Autor de: «Educación física de la mujer»; «Programa de Dere-
cho internacional público y privado»; «Memorias de la institución para
la enseñanza de la mujer de Valencia»; «La educación del carácter»;
«Derecho internacional público moderno por Neumann» (traducción es-
pañola con prólogo y notas); «Geografía popular de España» (Astu-
rias) etc., etc.
Serrano de Paz (Faustino), (V. págs. 15, 57, 61 y 65), Regidor per-
petuo de Oviedo.
Serrano de Paz (Dr. Manuel), (V. págs. 61, 65 y 563), catedrático
de Matemáticas y Buenas letras. Entre otras obras dejó manuscritas:
«Opera matemática.»- «Diversos fragmentos de Historia y curiosi-
dades».
Serrano de la Paz (Tomás), (V. págs. 57, 62, 65 y 439), Canonista
y Abogado del Cabildo.
Sierra (R. P. Tomás), (V. pág. 35 y 41).
Sierra (Bernardino), (V. págs. 184 y 678).
Sierra (Víctor), Teniente General. M. en 1877.
Sierra Pambley (Felipe), Ministro de Hacienda en 1822.
Sierra Pambley (Segundo), (V. pág. 310).
Sierra Varcálcel (Diego), Inquisidor de Barcelona, Cuenca y Va-
lladolid.
* Siñeriz y Trelles (Juan Francisco', secretario en 1809 de la se-
gunda Comisión Asturiana que pasóá Inglaterra; desempeñó en su pa-
tria (El Franco) varios cargos, y fué individuo de las Sociedades
Económicas matritense y leonesa. Escribió: «Compendió del Derecho
Real de España»; «Plan de Gobierno Económico»; «Proyecto de Cons-
titución universal»; «El amante de la Nación española»; etc. Son prin-
cipales reconocidas porCantú: «El Gil Blas de Sanlillana del siglo
xix» y el «Don Quijote del siglo xvm», libros salpicados de alusiones
políticas y otras obras. M. en 1857.
* Solís (Lorenzo), (V. págs. 294 y 423.) Su padre, escultor en
i — 779 —
Oviedo, le matriculó en esta Universidad; pero á consecuencia de
una relación amorosa, abandonó el joven la, casa paterna y sentó plaza
de soldado en León, desorientando á su familia. Hizo estudios de
Matemáticas en Santiago, entró en el cuerpo de Ingenieros, y trabajó
de Capitán en el Canal de Castilla. Ya Coronel, volvió á su país natal
de Aller donde se acompañaba de muchachos de aquellos lugares;
al ser destinado á Méjico, quiso llevar consigo varios compañeros;
prometiéndoles carrera y profesión en aquel vireinato; pero, no anima-
dos ó consentidos para viaje tan largo, marchó solo dándoles para
despedida un real de plata á cada uno; proceder que fué considerado
como un acto de prodigalidad. Electo Mariscal de Campo, murió
en 1761, y con su herencia se estableció la Biblioteca (V. pág. 540.)
Dejó inéditos diferentes trabajos é informes de su profesión.
Soto Posada (Felipe), diputado provincial y á Cortes, erudito
bibliófilo.
Suárez Barcena (Aquilino), (V. pág. 544), decano del Colegio de
Abogados, diputado provincial, alcalde de Oviedo, auxiliar mayor
de la presidencia del Consejo de Ministros, etc. Director de «El Por-
venir de Asturias»; en esta y otras publicaciones de Oviedo y Madrid
publicó estudios de ciencias, historia, literatura, bibliografía y bellas
artes. De estos dispersos trabajos, es muy interesante la edición ano-
tada del «Sumario de armas y linages de Tirso de Aviles», (sin con-
cluir); las cartas de Madrid en «El Anunciador»; y la crítica de la Ex-
posición de Bellas Artes allí publicados. M. en 1867.
Suárez Bravo (Ceferino), notable periodista en Asturias y Madrid,
Cónsul general. Fué poeta y novelista laureado, reputado autor dra-
mático; literato y periodista de altos vuelos, distinguido en todas las
manifestaciones de la literatura, y señalado además con acrisoladas
virtudes. M. en 1896.
Suárez Cantón (Nicolás), subsecretario de Gobernación, director
general de correos, diputado á Cortes, Comisario regio de agricultu-
ra en Asturias, á la que prestó con su trabajo y su pluma grandes ser-
vicios; poeta laureado y periodista de mérito con notables trabajos.
M. en 1879.
* Suárez Inclán (Estanislao), diputado, senador, subsecretario
del -ministerio de Gobernación) consejero de Estado, ministro de Ul-
tramar, etc. Doctísimo en Administración, publicó: «Boletín oficial del
Ministerio de la Gobernación»; «Boletín de los ramos de Gobernación,
Hacienda y Fomento»; «Diccionario de política y administración» (en
colaboración con el Sr. Barca), y reseñó su función ministerial en inte-
resante libro «El Gobierno del Ministerio presidido por el Sr. Posada
Herrera con respecto á la administración de las provincias de Ultra-
mar. M. en 1880.
* Suárez Pedregal (Dr. Ramón MJ, gobernador civil y direc-
tor general en el Ministerio de Estado.
- 78o —
* Saarez Pola (Mariano), (V. págs. 495, 504 y 588).
Suarez Vigil (Felipe), abogado de crédito, fiscal de la Audiencia
de la Habana, presidente de la Junta de I. P. y de exámenes de maes-
tros en Cuba, director general de Hacienda, subsecretario de Ultra-
mar, coronel de voluntarios, diputado á Cortes, etc.
Suarez del Villar (isidro), Director general de Rentas.
Suarez Vitorero y Robledo (Juan A.), coronel de ejército de la
Sociedad Económica de Asturias. Muy amigo de Arguelles y sostene-
dor también de las ideas liberales por las que sufrió persecuciones.
Fué colaborador de los periódicos «El Espectador», de Madrid, «El
Asturiano» y el «Fomento de Asturias», de Oviedo, y del Diccionario
del Sr. Madoz, para drfhde escribió varios artículos del partido de Vi-
llaviciosa. Publicó: «Memorias sobre muelles, pesquerías de Asturias»
y dejó manuscritas: «Descripción geográf ico-histórica del concejo de
Colunga» y un folleto político: «Lucero de la Libertad». M. en 1857.
* Tames Hévi a (Francisco), (V. pág. 172 y 190), catedrático de
Leyes, regente de Audiencia, fiscal del Tribunal de Cuentas, conse-
jero de Estado y de I. P., diputado, senador. M. en 1865.
Terrero y Pérez (Diego), (V. pág. 185 y 130). M. en 1892.
Tineo (Blas), deán de Málaga, obispo de Termópoli, auxiliar de
Granada y electo de Coria.
Tineo y fíevia José (Gregorio), (V. pág. 677), maestrescuela de
Salamanca. Escribió los siguientes memoriales: «Por el Dean y Ca-
bildo de la S. I. C. de Oviedo, en respuesta al Manifiesto y Discurso
jurídico en que el limo. Sr. D. Francisco J. del Carrillo, obispo de
Sebaste, etc., descifra y funda los motivos, los honores, autoridad y
silla ó lugar, que pretende se le deben comunicar por el Dean y Ca-
bildo de la dicha Santa Iglesia, su coro, capítulo y más actos y funcio-
nes capitulares, etc»; «Papel histórico legal á Felipe V »
Torano (Nicolás), estudió pidiendo limosna y, protejido del Regen-
te Isunza y médico Casal, cursó Teología, fué catedrático de Retórica
y orador de gran mérito. M. en 1761.
Torres Cónsul (Manuel), (V. págs. 162, 170, 239, 243 y 544).
Torres Ubeda (Pedro A), (V. pág. 120).
Trelles r Benito), Consejero Real en 1742.
Trelles y Villademoros (José), escribió la «Historia cronológica y
genealógica de esta provincia», obra erudita pero difusa y conocida
con el nombre de «Asturias Ilustrada». - 1660.
Trelles Coaña (Benito), marqués de Torralba y Borromeo, Conse-
jero real en Ñapóles y después de Castilla. M. en 1670.
Trespalacios y Mier (Juan A), canónigo é Inquisidor fiscal de
Córdoba. Escribió: «Discurso sobre las causas que ocasionan los de-
litos y los medios de evitar que sean frecuentes». -Traducció.i del
Derecho público de Mr. Donat». - «Discurso sobre la nobleza de Pcña-
mellera, su origen, progresos y estado actual. (Ms) »
Tuero (Tomás), periodista de mérito en Oviedo p Madrid, escritor
de agudo ingenio con profundos conocimientos crítico-literarios p polí-
ticos; compañero mup querido de «Clarín» y de los principales escri-
tores madrileños. Sus muchos trabajos de El Solfeo, Rabagás, La
Iberia, El Liberal, El País. etc. debieran coleccionarse, como las
famosas «Semblanzas políticas», que tanto llamaron la atención. Tra-
dujo la novela «Nana» de Zola y, en colaboración con F. Llana, el
drama «Fernando», de Dumas. M. en 1892.
Tuñón y Quirós (Elias), (V. pág. 466). Autor de trabajos eruditos.
Uría Valdés (Fr. Benito), benedictino, maestro de estudiantes en
Oviedo, Abad en Celánova, General reformador, Obispo de Ciudad
Rodrigo. M. en 1810.
Uría (R. P. Fr. Francisco), (V. pág. 63).
* Uría (fosé Francisco), diputado, Director general de Obras
públicas é inolvidable protector de la provincia. M en 1862.
Uriarte Arguelles (Domingo A.), abogado en Madrid, donde fué
Diputado por Asturias, agente y procurador general de la corte de
Roma. Autor del «Dictamen jurídico-político al Rep, el agravio del
establecimiento de la Audiencia de Oviedo».
Valdés (Diego), colegial de los Pardos, catedrático de Lepes, en
Valládolid, escribió: «De dignitate Regum Regnorumque Hispanice».
Valdés (Jerónimo), conde de Villarin, estudiante de Lepes, capitán
del ejército asturiano en 1808, General en el Perú y vencedor en la ba-
talla de Torata, Teniente general y General en Jefe en la guerra civil
de España, ministro de la Guerra, capitán general de Galicia, Catalu-
ña y de Cuba. M. en 1855. Su hijo el Conde de Torata ha publicado
las Memorias y planos de su campaña en América.
Valdés (Dr% Rodrigo), (V. págs. 157 y 660).- «Sermón panegírico
en la función sagrada con que el noble Apuntamiento celebró el día 7
de Febrero de 1784 el feliz nacimiento de los dos Infantes gemelos y
glorjosa Paz con la Corona Británica».
Valdés Alvar ez (Ramón) x&bog&úo de crédito, decano del Colegio
p Vice-Director de la Sociedad Económica. Escribió varios «Infor-
mes» siendo notables los que figuran en la «Causa eclesiástica sobre
desprecio p violación de censura impuesta á varios canónigos p cape-
llanes de esta S. I. C. por rebeldes» al Sr. Dr. D. José J. Pérez de
Necochea, Gobernador p Vicario capitular, sede vacante, Obispo elec-
to de Oviedo en 1836»; -Pronunció: «Discurso que en la Junta de
distribución de premios de 1843, celebrada en la Sociedad Eco-
nómica Asturiana»; p es autor de la «Memoria sobre el levantamiento
del Principado de Asturias en 1808», que se ha publicado incompleta.
Valdés Busto (Rodrigo), (V. pág. 239), diputado p senador por
Asturias, Obispo electo de Tarazona, confesor de Isabel II.
Valdés Llanos (Ramón), Canónigo Maestrescuela, (V. pág. 678).
Autor de: «Discurso en la Junta electoral de la provincia ien 1820».—
:*v
- 782 —
•Pastoral de los Gobernadores del obispado de Oviedo». -«Al Au-
gusto Congreso Nacional». (Firman también otros capitulares).
Valdés ¡nclán (D* Jacoba), (V. pág. 443).
Valledor y Fresno (Jacinto), (V. pág. 295).
Valle jo (Ángel), Ministro de Hacienda en 1821.
Vázquez Prada (Gaspar), Primer protonotario de la curia de
Roma en 1701.
Vázquez (Felipe), (V. págs. 167 y 168), diputado á las cortes de
Cádiz de 1810 á 1813.
Vázquez Prada Quirós (Alonso), pasó al Colegio de Oviedo en
Salamanca y escribió: «Anacresis epjstolaris doméstica, jurídica de
jure académico, Salmantini Collegii majoris Ovetensis».
Vega Andrés (Ángel), (V. págs. 168, 122 y 303), diputado y presi-
dente de las Cortes de Cádiz en 1812 y murió allí prematuramente
cuando por sus talentos y servicios, era una esperanza de Asturias.
Velarde Cienfuegos (José), mereció la amistad y consulta de Bene-
dicto XIV, fué coronel, corregidor de Granada y electo de Madrid, y
muy apreciado de los ministros de la Corona por su gran talento
político. M. en 1654.
Velarde Cienfuegos Dr, Romualdo), oidor de la Coruña, Canó-
nigo de Soledo y virtuosísimo Obispo de Avila. Autor de varias
«Pastorales». -«Comentario del sutil Godofredo sobre el inforciado,
(Ms).»— «De derogatione generis per speciem in toto jure; (Ms).-«De
instantibus et momentis temporum in jure computandis; (Ms.— «De
Captatoribus institionibus.» M. en 1768.
Vereterra Carreño (Felipe), diputado, senador, subsecretario del
Ministerio de Hacienda. M. en 1877.
Vereterra Carreño (Miguel), (V r. pág. 388), marqués de Gastaña-
ga y de Deleitosa, primer presidente y organizador de la Academia y
Escuela de Bellas Artes de Oviedo, diputado provincial y á cortes, se-
nador, etc., etc. M. en 1879.
Vigil (Bernardo), Consejero de la Inquisición en el siglo xvn.
Vigit de Quiñones (José), Consejero de Castilla.
Villa (Gabriel), catedrático de Leyes. De sus trabajos de Abogado
está impreso «Por el Abad y R. Monasterio de N. S. de Villanueva de
Óseos, de la O. de San Bernardo en Asturias, en el pleijo con el Fis-
cal de S. M sobre la jurisdicción, nombramiento de Merino y Es-
cribano y otros derechos».
* Villamil y Cueto (Fernando), bizarro capitán de navio, diputa-
do á cortes, marino ilustre y figura insigne en la historia de la Arma-
da. Fué sobresaliente en todos los servicios de su instituto, navegan-
do sin cesar en corbetas y vapores, fragatas y cañoneros; mandó el
«Destructor», dio la vuelta al mundo en el clipper «Nautilus» y escri-
bió el hermoso libro de este viaje. En 1898 murió gloriosamente en
Santiago de Cuba...
-783-
VHlaverde (Cipriano), catedrático de Leyes. De sus alegatos se
ha publicado: cPor D. Rodrigo de Vfllaverde, cura de Pandos, de
Villaviciosa, en el pleito con D. Enrique de Cangas, sobre el beneficio .
curado de la parroquia de Libardón».
Villaverde (Pedro), catedrático de Lepes en el siglo xvm. De sus
trabajos forenses es conocido. -«Por Dr. Barthome F. Tornaleo Osso-
rio, dueño de la casa de Tornaleo, como primogénito de D. Sebastian
Tornaleo en el pleito con los vecinos de Tornaleo y Taíadriz de
Ibias y el Fiscal de S. M».
Viniegra (Alonso), catedrático en Oviedo y Valladolid, notable
orador, predicador de Cámara de Carlos II.
Viña (Juan A. de la), profesor de Teología, magistral de Cova-
donga, deán de Oviedo, electo para sillas episcopales, que renunció.
M. en 1898.
Índice
rágiflas.
Al lector ,
PRIMERA PARTE
Historia de la Universidad de Oviedo
CAPITULO PRELIMINAR
La Instrucción pública en Asturias antes de la fundación de la Uni-
versidad de Oviedo. — Aislamiento topográfico de la provincia. — Los
romanos y godos en ella.— Su estado después de la traslación de la
Corte. — El antiguo clero del país y esfuerzos de los Prelados para mejo-
rar la condición de aquel. — Asturianos distinguidos en las letra* durante .
los siglos xv y xvi. — La imprenta en Oviedo. — Causas del atraso de As-
turias, no obstante que desde aquellos siglos ya se daba gran valor á la
instrucción. — Movimiento moral de España en el siglo xvi.— Las Univer-
sidades españolas.— Otros centros de enseñanza. — Espíritu de fundación
de establecimientos literarios. — El Inquisidor D. Fernando de Valdés
Salas. — Cuando otras obras pias, ultima en su testamento la erección de
Colegios y de la Universidad de Oviedo 3
CAPITULO I
Fundaciones de enseñanza publica por el Arzobispo Inquisidor señor
Valdés Salas. —Los Colegios de San Peíayo en Salamanca y de San Gre-
gorio en Oviedo. — Lentitud de los Testamentarios del Arzobispo en el
cumpjimiento de su ultima voluntad; sus consecuencias. —Proyecto de
adjudicar la organización y régimen de la Universidad de Oviedo á la
Compañía de Jesús. - Gestiones de la Junta general del Principado, señor
Obispo, Cabildo Catedral y Ayuntamiento para la apertura universi-
taria.—Sus comisionados marchan A procurarla en la Corte. — El primo-
génito de la casa de Salas, sobrino-heredero del Inquisidor, se opone á
la fundación de la Universidad. — Opinión del Fiscal del Consejo.— Ser-
vicios del benemérito D¿an ovetense Juan de Asiego. — Informes y peti-
ciones.—Importantes autos de la Testamentaría creando la Escuela y
dilaciones que opone el heredero del fundador. — No se le confiere el pa-
tronato que pide. -Huía Pontificia y Real Cédula de erección de la Uni-
versidad de Oviedo 23
— 786 —
Páginas.
CAPITULO II
Organización primitiva de la Universidad de Oviedo. - Pretendien-
tes, recomendaciones y nombramiento de los primeros Catedráticos. —
Primitivos Estatutos. — Administración desastrosa de las Fundaciones y
Obras pías del Arzobispo Valdés. —Cuenta de las rentas adjudicadas á
la Universidad. — Comisario nombrado para plantearla; sus trabajos. —
Posesión pública y apertura solemne de la Escuela.— Reunión claustral.
— Incorporaciones. — Primeros acuerdos para la marcha de la Universi-
dad.—Época de la aparición de ésta 41
CAPITULO III
Concluye la intervención de los Testamentarios del Arzobispo Fun *
dador en los asuntos de la Escuela.— Dificultades de los Jesuítas y de los
Benedictinos. - El Maestrescuela de la Catedral de Oviedo pide la Juris-
dicción universitaria. — Se organiza el Hospital de Estudiantes. — Prime-
ros resultados de la Universidad. — La penuria del Tesoro nacional com-
promete los caudales de aquella; escaseces del Establecimiento.— El cer-
tamen por el patronato diocesano de Santa Eulalia. — Fundación del Cole-
gio de San José.— Reformas de los Estatutos Viejos. — Decadencia de las
Universidades españolas á fines del siglo xvii. — La de Oviedo en este
periodo. — Estado de la enseñanza á causa de la corrupción literaria. —
Certámenes literarios en las exequias de Felipe iv y en la institución de
la Cofradía de Santa Eulalia 51
CAPITULO IV
Antiguos planes de estudios de las Universidades españolas.— Esta-
do de la enseñanza en la de Oviedo durante el siglo xvn.— Facultad de
Artes.— De Teología. - Influencia de las Ordenes religiosas.— Los Je-
suítas logran entrar en el magisterio.— Tomistas, Suaristas y Escotistas.
— Sus disputas y desórdenes. — Controversias llevadas con rigor á los
actos académicos.— Inconvenientes de aquel método,— Facultad de Cá-
nones.— La de Leyes. — Consideraciones generales sobre estos estudios y
enseñanzas. — Últimos años del siglo xvii. 67
CAPITULO V
Siglo xviii.— Muerte de Carlos 11 y advenimiento de Felipe v. —
Sigue la Universidad el partido de éste. — Favores que le debe y á los
Consejeros Paranza y A rgandona. — Estatutos Nuevos. — Penuria de la
Universidad y arbitrio provincial de medio real en fanega de sal por
protección de la Junta General del Principado. — Cambios, aumentos y
creaciones en la enseñanza y personal. — Cátedra de Matemáticas, —Dis-
posiciones de Felipe vi, Fernando vi y Carlos III en favor de la Instruc-
ción pública. — Expulsión de los Jesuítas. — Significación del P. Feijóo,
catedrático de la Universidad ovetense.— Informe de 16 de Octubre
de 1767.— Leyes y Cánones. — Su Academia.— Facultad de Teología. —
Controversias de Seculares ó manteistas y Regulares. — Academias de Fi-
losofía y Teología. — Innovaciones en el antiguo sistema de lecturas. — *
Examen y discusión de un libro de texto.— Consejeros, Directores y Cen-
sores regios de las Universidades • 77
-787-
Páginas.
CAPITULO VI
Mejoras en la Instrucción pública por los Ministros de Carlos 111. — ,
El Conde de Carapomanes reformador de la Universidad de Oviedo.— *
Nueva organización de los Estudios.— Plan de 1774 para la Escuela ove-
tense.—Oposición de algunos catedráticos. — Protección de la Junta Ge-
neral del Principado para el establecimiento de varías cátedras. — Facul-
tad de Medicina, fundada por el Obispo Sr. Pisador, y acuerdos para ello
del Claustro, Cabildo Catedral, Ayuntamiento de Oviedo y de la Provin-
cia.—Escasos resultados de las nuevas aulas y su desaparición. — Exten-
sión de la Enseñanza, fuera de la Universidad, por las Ordenes religio-
sas.—Incorporación de estudios y matrículas diferentes 93
CAPITULO VII
Organización de la antigua Enseñanza universitaria.— Disposiciones
sobre provisión y duración de las Cátedras. — Academias y ejercicios en
la 3 diferentes Facultades. — Incidentes de estas instituciones, principal-
mente en las de Leyes y Teología.— Estudios privados en Pasantías". —
Retroceso en la Enseñanza de la Legislación.— El Colegio de Abogados
de Oviedo. — Libros de texto y medios materiales de enseñanza.— Varios
acuerdos claustrales y especiales sobre días de asueto, adelanto de vaca-
ciones y traslado de ferias. — Estado económico de la Universidad ove-
tense en el último tercio del siglo xvm; proyecto para mejorar y am-
pliar las Enseñanzas con beneficios de la Diócesis.— Progreso de Asturias
en este periodo. — Aspiraciones de entonces á nuevo Plan de Estudios
para la Universidad de Oviedo 103
CAPITULO VIII
Antigua vida académica y usos y costumbres universitarios en Ovie-
do.—Estudio y Universidad, Claustro y Gremio.— Insignias y distintivos
académicos. — Fuero escolar; su ejercicio, vicisitudes y casos en nuestra
Escuela.— Las «cadenas» y la «pedrera».— Varias manifestaciones de
exención relativas al servicio militar y uso del papel sellado. — Estudian-
tes; su antigua condición; traje escolar; la Tuna y otras manifestaciones
de la vida estudiantil.— Solemnidades para los grados.— El Bachillerato.
Examen de Abogacía. — La Licenciatura; procesión ó pasco claustrales;
ejercicios y examen; cena; votación; juramentos é investidura del Licen-
ciado.— Análogas ceremonias en el grado de Doctor; actos públicos;
atributos doctorales; investidura, juramento y borla; discursos y vejáme-
nes ó » gallos».— Colocación délos invitados. — Depósito, propinas y otros
gastos de los graduandos; reclamación contra su exceso por la Junta
General del Principado. — Concesión de grados de honor á ilustres perso-
nalidades (P. Cádiz, Campomanes, Jovellanos, Pérez Villamil, Ilévia etc.)
— Los vítores, — Demostraciones de alegría en ocasión de ascensos de los
Maestros é hijos de la Universidad (P. Feijóo, Campomanes, Jovellanos,
etc). — Celebración de fiestas religiosas y profanas, ordinarias y extraor-
dinarias.—Actos solemnes del Claustro en natalicios, juras, matrimonios
y lutos regios.— Otros homenajes religiosos y profanos acordados por la
Corporación (P. Feijóo, Obispo Pisador etc.) -El Patrono.— Elecciones
de cargos y aperturas de curso.— Armas y sello universitarios . . . . 123
— 788 —
Página-t.
CAPITULO IX
Siglo xix. — El ministro universal Godoy. — Plan de Estudios de
1S07. — Necesidad de recursos para la Universidad de Oviedo y arbitrio
provincial sobre el vino. — Revolución de 1808. — El Claustro y los estu-
diantes ovetenses en el alzamiento provincial y guerra de la Indepen-
dencia.—Restauración de la Enseñanza en 1812.— Libertad de Fernan-
do VII y reacción de 1814. — Visita decretada contra la Universidad de
Oviedo. — Se retrocede al Flan de 1774. — Grave incidente rectoral.— Dis-
posiciones económicas.— Espíritu liberal de la Escuela en 1820. — Plan
de Enseñanza en 182 1. — Nueva reacción en 1823.— Sus resultados.—
Plan de l8-¿4. — Director universitario.— Intentos de restablecer las cáte-
dras de Medicina. — Clausura de las Universidades. — Fundación de la
Cátedra de Religión por el Sr. Pérez Villamil.— Reinado de Isabel II. —
Guerra civil é intolerancia. — Vicisitudes de la Enseñanza. — Recursos.—
Ultimas manifestaciones del Patronato universitario. — Reformas en 1836.
— Apoyo á la Universidad por la Sociedad Económica de Amigos del
País de Asturias.— Mejora la condición del Profesorado. — Innovaciones
universitarias. — Cátedras y Academias. — Libros de texto.- Rentas de la
Universidad cuando la centralización económica.— Arreglo de la Facul-
tad de Leyes en 1842.— Reglamento interior de la Universidad y otras
disposiciones en 1843 '^5
CAPITULO X
Reforma de las Universidades por el Ministro Sr. Pidal en 1845. —
Modificaciones posteriores. - Revolución de 1868. — La Restauración. —
Alteraciones diferentes de los Estudios en la Universidad de Oviedo,
según los frecuentes cambios de legislación escolar. - Facultades de Filo-
sofía y de Filosofía y Letras; su desaparición. — Facultad de Ciencias;
sus servicios á la pro\incia; supresión y renovación — Facultad de Teolo-
gía; supresión, rest?blecimiento y terminación.— Facultad de Jurispru-
dencia; sus vicisitudes hasta la actual de Derecho; el Doctorado. — Anti-
gua Escuela del Notariado.— Otras indicaciones sobre la Enseñanza uni-
versitaria ovetense. — Matrícula. — Cátedras y Academias. — Disciplina. —
Libros de texto; programas y cuestionarios; métodos. — Exámenes. — Pre-
mios y Pensiones. — Material de Enseñanza.— Bibliotecas de Facultad. —
Gabinete de Física.— Laboratorio de Química. — Antiguo Jardín Botáni-
co.—Estación meteorológica, — Donativos. — Organización y personal ad-
ministrativos. — Presupuesto.— Consideraciones 189
CAPITULO XI
Manifestaciones varias de la Universidad de Oviedo en el siglo XIX.
— Sucesos políticos. — Elecciones senatoriales. — Visitas regias y de ilus-
tres personalidades. — Visitas de Inspección. — Acuerdos claustrales rela-
tivos á Favorecedores é Hijos distinguidos de la Escuela. — Proyecto de
estatua al fundador Sr. Arzobispo Inquisidor D. Fernando de Valdés
y Salas.— Concurrencia de la Universidad asturiana á Exposiciones,
Congresos, Centenarios, Certámenes, etc. — Relaciones de la Universidad
con las Hispanoamericanas y Extranjeras. — Instituciones complementa-
rias:— Escuela práctica de Estudios Jurídicos y Sociales. — Colonias es-
colares de vacaciones. — Excursiones escolares. — Extensión universitaria.
-789-
Páginas.
— Clases populares.— Publicaciones académicas: Discursos inaugurales;
Anales, etc. — Significación provincial de la Universidad de Oviedo.— Los
Antiguos Alumnos. — Estado actual. — Noticias y descripción del edificio
universitario.— Siglo xx y Centenario III. -Aspiraciones 229
SEGUNDA PARTE
Noticias de los Establecimientos de Enseñanza en el Distrito
Universitario de Oviedo.
CAPITULO PRIMERO
Observación sobre el plan de este libro.— El Distrito universitario
de Oviedo; su demarcación primera y la actual; Estudios y Centros ofi-
ciales de Instrucción que comprende. — La Segunda Enseñanza; su con-
cepto.— Antiguas cátedras asturianas y leonesa i de Latinidad y Huma-
nidades; últimos datos del Colegio universitario de San Gregorio de los
Pardos. — Enseñanzas, Proyectos y Planes de Estudios secundarios ó pre-
paratorios en el siglo xvm y primera mitad del xix. — Instituto provincial
de Oviedo; su separación de la Universidad; organización; material de
enseñanzas; presupuestos; necesidad de local propio. — Instituto provin-
cial de León; su creación; medios de enseñanza; presupuestos. —Estudios
de Segunda Enseñanza en el Instituto de Gijón; su creación moderna y
carácter del Establecimiento; matrícula y recursos.— Institutos locales
suprimidos de Casariego de Tapia (Oviedo) y de Ponferrada (León); no-
ticias históricas y consideraciones acerca de la supresión.— Antiguos Ins-
titutos libres efe León y Astorga (León) y Llanes (Oviedo). — Colegios
particulares de Segunda Enseñanza incorporado; á los Institutos oficiales.
— Referencia al Instituto de Santander. — Libros de texto en los indicados
Institutos. — Matrícula. — Inspección. --Múltiple y variada legislación de
Segunda enseñanza y necesUad de un plan orgánico estable 287
CAPITULO II
Enseñanzas especiales.— Jovellanos y el Real Instituto Asturiano de
Gijón. — Obstáculos de localidad. — Pensamiento fundacional. — Estable-
cimiento, organización y primeros resultados de la Escuela. — Vicisitudes .
hasta la prisión del Promotor.— Reformas y disminución de enseñanzas. —
Tentativas de restauración; muerte de Jovellanos. — Segunda época del
Instituto. — Crisis. —Visita de Canga-Arguelles. —Los directores Sánchez,
Rendueles y Menéndez. — Escuela Especial y Estudies de Minería. — Pro-
tección de Caveda. — Escuelas Elemental y Superior Industrial. - Su lamen-
table desaparición.— Estudios de Aplicación á la Industria y al Comercio
— Ley de Monumento ájovellanos, y su ineficacia. — Subsistencia é impor-
tancia, de la primitiva Escuela de Náutica.— Vicisitudes de estas aulas y
estado actual. — Medios materiales de Enseñanza del Instituto Asturiano
de Jovellanos. — Libros de texto.—Renta y recursos sucesivos.— Matrícu-
la.— Noticias del edificio. — Observaciones * ... 34'
- 790 —
Páginas.
CAPITULO III
Escuelas especiales (conclusión). — Real Escuela de Dibujo de Ovie-
do.— 1). Juan N. Cónsul. — Desenvolvimiento de los estudios de Dibujo
hasta la organización de 1849. — Escuela provincial de Bellas Aries de
Oviedo; su ampliación desde 1881. — Escuela de Arles é Industrias; or-
ganización, proyectos y presupuestos; consideraciones sobre cvtas en-
señanzas.— Escuelas de Artes y Oficios de Gijón; desarrollo y estudios;
transformación en Escuela superior; estado actual. — Escuela de Comer-
cio de Gijón: su moderno estaDlecimiento y reforma.- Escuela de Ve-
terinaria de León; noticias generales de esta Enseñanza. — Su estable-
cimiento en el distrito universitario de Oviedo. — Organización de la
Escuela: medios materiales de enseñanza; textos; matrícula; presupues-
tos; importancia y reforma de la carrera 3&1
CAPITULO IV
Enseñanza primaria.— Su desarrollo en Asturias y León.— Antece-
dentes históricos hasta tiempos modernos.— Antiguas Obras pías y Funda-
ciones.—Primeros trabajos de innovaciones en Escuelas á fines del siglo
xvm y en comienzos dej,xix. — Leyes y principales reformas de Instruc-
ción popular desde 1812. - Deficiencias de las Escuelas en la primera
mitad del siglo pasado.— Enseñanza de la mujer; datos históricos; Cole-
gio universitario de Huérfanas Recoletas de Oviedo; Escuela de la Vir-
gen de los Dolores de Gijón; reformas posteriores. -Creación de las
Escuelas Normales provinciales de Maestros y Maestras de Oviedo y
León; desarrollo y estado actual de estos establecimientos; Escuelas
prácticas y graduadas agregadas á ellos. — Datos varios de Escuelas pri-
marias públicas en concejos del Distrito universitario de Oviedo. — Es-
cuelas de párvulos, de adultos, de sordo-mudos, etc. —Colonias escola-
res.— Enseñanza primaria privada; fundaciones particulares modernas;
Congregaciones religiosas dedicadas á la Enseñanza de niños y niñas. —
Inspección. —Juntas provinciales y locales de Instrucción primaria. — Da-
tos estadísticos. — Educación física. — Consideraciones y necesidad de re-
forma radical y progresiva en el primero y más importante ramo de la
Instrucción pública . 417
CAPITULO V
Medios auxiliares de la Enseñanza. — Las bibliotecas públicas.— Pri-
mera Librería de la Universidad de Oviedo. — Su acrecentamiento con
derechos académicos y mandas. — Importante legado del Brigadier Solís.
— Interés del Conde de Campomanes y ayuda provincial para la Bibliote-
ca universitaria. -'Su organización y apertura. — Patronato, rentas y fon-
dos.—Invasión francesa y funestas consecuencias. — Arreglo y sucesivos
aumentos. — Declaración de provincial.— El Bibliotecario Sr. Suárez
Barcena. — Protección de los Rectores. — Donativos y acrecentamientos
oficiales y particulares, principalmente por el Sr. González del Valle.
— El Cuerpo facultativo de Archivos, Bibliotecas y Museos. — Catálogos.
— Idea general del contenido déla Biblioteca. — Deficiencias y escaseces.
— Libros notables. — Descripción del Establecimiento.— Estado actual;
concurrencia; necesidad de reformas. — Biblioteca provincial de León. —
Su origen, desarrollo y catálogos. — Biblioteca del Instituto de Jove-
— 79i —
Página»,
llanos de Gijón.-- Su creación, progreso; memoria importante.— Colec-
ción notable de Bocetos.— Bibliotecas populares.- Museos escolares. —
Museos arqueológicos provinciales de Oviedo y León. — Museo provin-
cial de Pinturas de Oviedo 539
CAPITULO ADICIONAL
Centros de Enseñanza no dependientes del Rectorado del Distrito
universitario. — Enseñanza popular y obrera en la provincia de Oviedo. —
Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias.— Escuelas de Ar-
tes y Oficios de Oviedo, Trubia y Aviles. — Escuela de Aprendices y de
Aspirantes á Maestros armeros del Ejército en Oviedo. — Escuela de
Capataces de. minas, hornos y máquinas de Mieres.— Enseñanzas de
Ciencias aplicadas á la Industria en Gijón. — Círculos y Centros asturia-
nos de Obreros.— Cátedras de Comercio en Oviedo. — Instituto de Comer-
cio y Náutica de Luanco. — Estudios de Aplicación á la Industria y al
Comercio en Langreo y Villaviciosa. — Enseñanza práctica de la Agricul-
tura en Asturias. — Cátedras de Taquigrafía. — Escuela provincial de Mú-
sica.—Enseñanzas popular y obrera en la provincia de León.- Cátedras
de la Sociedad Económica de Amigos del País leonés. — Escuela indus-
trial de Obreros de León.— Escuela mercantil y agrícola de Villablino. —
Enseñanzas eclesiásticas.— Seminarios Conciliar de León y . Menor de
Valderas.— Seminario Conciliar de Astorga y Colegios sucursales. — Se-
minario Conciliar de Oviedo y Menor de Valdedios.— Colegios eclesiás-
ticos ovetenses y el de P.P. Dominicos de Coria*.. — Archivos y Bibliote-
cas eclesiásticas. — Enseñanzas de «Centros Asturianos» fuera de Asturias. 573
Conclusión.— (La Facultad universitaria de Ciencias en 1903. —
Consideraciones generales sobre Instrucción publica) , 602
APÉNDICES
I. — El Doctor D. Juan Alonso Asiego 609
II. — Bula de Erección de la Universidad de Oviedo 613
III. — Estatutos Viejos de la Universidad de Oviedo 618
IV. — Auto de la Posesión de la Universidad de Oviedo 641
V.— Plan de Estudios de la Universidad de Oviedo en 1774. . ". . 644
VI.— Illmo. Sr. D. Agustín G. Pisador, Obispo de Oviedo 659
VIL — Auto rectoral de Fuero académico en Oviedo . . . . •. . . '661
VIII. — Vejamen ó «gallos» en un grado de Doctor en Oviedo . . _. . 663
IX. — Antiguos títulos académicos de la Universidad de Oviedo. . . 668
X.— Personal directivo y administrativo de los Centros de Enseñanza
de Oviedo y León 672
XI. — Visita de inspección política á la Universidad de Oviedo en 18 15
y aprobación de lo propuesto por los Visitadores en 18 17. . 686
XII.— Excmo. é Illmo. Sr. D.Juan Pérez Villamii 695
XIII. — Datos estadísticos de Matrícula, Grados, Ejercicios y Revalidasen
los Establecimientos de Enseñanza del Distrito universitario de
Oviedo 700
XIV.— Personalidades memorables de la Universidad de Oviedo. (Pro-
tectores; Rectores, Catedráticos y Doctores; Hijos ilustres de la
Escuela; Escritores; Favorecedores de Asturias) 727
Retrato del Illmo. Sr. D. Fernando de Valdés, fundador de la Uni-
versidadvle Oviedo 72^
51
Erratas y enmiendas principales
Página
Línea
Dice
Debe decir
5
30
Cornellana
Cornellana, Villanueva
30
21
Obispo (Sr. Velasco)
Arzobispo de Sevilla
64
15
por qué
porqué
68
30
pasado
XVIII
174
11
Abrió
Hubo
176
29
censuraba
no censuraba
191
13
Hel Sr. Catalina de losSres.Orovio v Catalina
199
16
Catalina en 1866
Orovio en 1867
238
6
buen
breve
257
3
1895
1894
261
2
establecidas
establecidas por las
292
13
que hubo
hubo
302
28
clérigo
clérigo perito
308
14
volver á restablecerse
organizarse oficialmente
328
12
intención
intensión
358
37
Monumentos
Documentos
138
1
Prelados
Preladas
461
16
apartado
apartada
500
21
oficial
material
515
31
rigen
dirige
532
24
en las
en otras
536
32
circunstancia
circunstancias
574
30
misma la
la misma
581
19
levantados
levantando
730
23
Atoare* Arenas
* Aleares Arenas
id.
42
Aleares Caballero
* Aleares jCaballero
741
17
Cqceda Naca
* Cavedá Nava
Este libro se acabó de imprimir
en Oviedo, en casa de
Flórez, Gusano y C.a
el día 6 de Mayo
del año de
*9<>4
HAR P^^
JAN 1 í^