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Full text of "Historia de nuestra señora de San Juan de los Lagos, y del culto de esta milagrosa imagen"

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PROPIEDAD RESERVADA 



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JTI Jlmo. y J(mo. 

Sr. jCíc. 7). ^osé de ^eaús Ortiz, 

J/íuy digno JIrzobispo de Quadalajara, 



jYíariifesiación de respeto, s¡rr¡patiay admiración 

J'f ias tntijf virtuosas S» ñoras 

y T)oña 
jTdela Solazar de jTljumada. 



limo, y Rmo. Sr: 

Dcscana© que se termine en breve plazo la impresión de la 
'^Historia de Nuestra Señora de San Juan'* que estoy trabajando por 
bondadoso encargo de V. S. lima, y Rma., be pensado que el medio 
mejor para expeditar ese negocio sería que mi escrito fuera sometido 
á la respectiva^censura eclesiástica, á medida que fuese saliendo de 
mi pluma. 

Si mi idea es del superior agrado de V. S. lima, y Rma., le 
suplico muy humildemente que se digne nombrarme el censor reque- 
rido. 

FVotéstole mi profundo respeto y adhesión á V. S. lima, y 
Rma., á quien Dios Nuestro Señor guarde muchos años. 

limo, y Rmo. Sr: 
B. LL. M.M de U. lima, y Rma. su mínimo servidor. 

Alberto Santoscx)Y. 

Guadalajara, 19 de abril de 1902. — Al limo, y Rmo. Sr. Lie. D. 
J. de Jesús Ortiz, digmo. Prelado de esta Arquidiócesi. 



Guadalajara, Abril 22 de 1902. 

Accediendo á la solicitud que hace el Sr. Santosco}- en el ante- 
rior ocurso, se nombra al Sr. Pbro. Dr. y Lie. D. Manuel Azpeitia 
Palomar, censor déla "Historia de Ntra. Sra. de San Juan", para que 
se sirva revisarla á medida que vaya escribiéndola el autor. 
El limo, y Rmo. Sr. Arz^ lo proveyó y firmó. 

tEL AllZOBlSPO. 

TORIBIO DÉLA GaUZA CaNTC, 

Oficial mayor, 
limo. Señor: 

Según la anterior disposición de V. S. lima, y Rma. he leído 
detenidamente la **Historia de Ntra. Señora de San Juan*', escrita por 
el Sr. D. Alberto Santoscoy, y no he encontrado en ella nada que 
se oponga á la fe y á la piedad cristianas. 

Con este motivo me es grato reiterar á V. S. lima, y Rma. 
mi adhesión y respeto. - Guadalajara, E3nero 4 de 1904. 

Presb. Manuel Azpeitia Palomar. 




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€1 J/mo. y ]{mo. Sr. Xic. S>. José de Jesús Ort/z, 
digmo. *■. ** jTrzobispo de ^uadaíajarc. 



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PRIMERA PARTE. 



I. 



La serpiente del cielo. 



Por primera vez en el curso de los siglos resonaban en 
honor del verdadero Dios los cánticos sagrados, entre los ce- 
rros que circuían los tres barrios, poco distantes entre sí, de 
que estaba formado el pueblo de Ñochtlán,* hoy Nochistlán, 
uno de los principales de la comarca de los Téules cliichi- 
inecas. Era la Semana Santa del año de 1530; y celeíirábala 
allí la hueste del crudelísimo y codicioso Ñuño de Guzmán, 
de la cual fonnaba parte, al lado de la flor y nata de los a- 
ventureros españoles que poco habían medrado todfi\ia (:\i 
su viaje á Tenochtitlán, una heterogénea masa de íiIííkIos 
indígenas: mexicanos, tlaxcaltecas, tarascos, huexotzincas y 
de otras denominaciones. 

Li Cruz se enhestaba va sobre tres jiradas en la rústica 
y pequeña iglesia pajiza que acababa de levantarse y íjuo se 



* Aunque este nombre geográfico debería acentuarse ¡jtosó- 
dicamenic en la penúltima sílaba, cx>mo todos los de su clase que ^a\ 
de origen náhuatl, atendiendo á la costumbre le he puesto el signo 
tónico de su pronunciación castellana. Otro tanto adnerto respecto 
délos demás nombres geográficos indígenas que se hallan en el texto. 



— 2 — 

había decorado poregrinaiaoale toda ella de pluma rica, 
formando el monumento; erguíase tam])ién en las cinco ermi- 
tas que se prepararon para las estaciones, y elevcii)ase, [)or 
último, hasta en la cima del elevado cué ó adoratorio de los 
ídolos, que desde elpeñón próximo sefioreabacl pueblo ¿iban- 
donado por sus habitantes, quienes á la aproximaci(3n de los 
invasores y después de una téime resistencia, halnan ido á 
refugiarse en las abruptas serranías y en otras poblaciones, 
temerosos de ser vídimas de los horrores que venía comc»- 
tiendo aquella temi])¡e soldadesca cubierta de hierro, dueña 
del rayo y servida por bravias y nunca vistas bestias, — los 
caballos y los perros, — que sin eml)íU"go en fiereza tenían por 
competidores a los desenfrenados y serviles auxiliares. 

Pero en vano la sacra insignia del Redentor de los 
hombres extendía sus brazos en el espacio como llamando en 
torno suvo á los sencillos é ignorantes moradores de esa tie- 
rra, que no se daban cuenta del dereclio que pudiera ca].)er- 
les á los intrusos guerreros para talarles sus sementeras de 
maiz y de caña, los pocos árboles de su comarca y los tuna- 
les que le da})an nombre al lugar, así como pai*a quemarles 
sus viviendas y hus de los antiguos númenes y aun para sacri- 
ficarles sus esposas y sus poqueñuelos, — ¿sartales de piedras 
[)reciosas que se llaman zafiros, > —estrujándolos dentro de una 
red hasta echarles fuera los intestinos, como acal:)al)an de 
hacerlo allí mismo los matlatzincas ó tolucas que venían con 
los blancos y cuya era tal costumbre, la cual esa vez paga- 
ron sufriendo, de orden de Gu/mán, el suplicio déla hoguera. 
Ue ningiin ejemplo les podía ser á los de Nochistlán, para 
moverles religiosamente los corazones, la sola presencia, inútil 
entonces para ellos, del })endito Padre Fray Juan de Padilla, 
mártir más tarde de su apostólico celo, y la de su virtuoso lego 
Fray Andrés de Córdova, que venían con el ejército enemigo; 
ni redundaba en su provecho la devota procesión de discipli- 
nantes, que en tídes se transformaron aquel Jueves Santo 
más de treinta de aquellos feroces guerreros españoles, acri- 
solados en la fe, pero no siempre en la caridad. Fji el acre 
y ncgi'O Immo de los incendios del caserío se perdían las blan- 
cas y delicadas espirales del copal encendido en los turíbulos; 



-3 — 

y el sonido de las trompetas y la detonación de los tiros y arca- 
buces de la soldades(*a, pregoneros de la muerte, que hacían 
estremecer con sus bélicos sones las márgenes del patrio 
arroyuelo, cabe el que se levantaba el real español, apagaban 
el rumor de las místicas salmodias v de los himnos eucarísti- 
ros que sin precedente algimo se elevaban allí esa vez en 
alabanza de la Redención del linaje humano. 

Era que la hora de la evangelización no había sonado 
todavía para aquel pueblo en el reloj de la Providencia, y 
antes bien á dilatarla vino, á la postre, la despedida de la 
horda invasora, al alejarse de ese lugar, el martes de Pascua, 
para encaminarse al Teul, la cercana población en que era 
reverenciado por todo el distrito de laCaxcana el ídolo de la 
diosa Tonan ó laTieira: las llamas encendidas por las manos 
brutales de los indios de su misma raza, asolaron del todo, 
en el llano y los cerros, las habitaciones de los nochtecas. 
Seamos justos: aunque los conmilitones europeos de 
Ñuño de Guzmán culpables de grandes atrocidades fueron 
en aquella expedición, que el jeroglífico indígena dejó expre- 
ídvamente significada como una serpiente lanzándose del 
cielo sobre la tierra, varias cosas excusan los cargos que 
les resultan; pero mucho más imperdonable es la conducta 
de los hombres de la misma raza que estos naturales de los 
Teules chichimecas, miembros desprendidos del mismo cuer- 
po nahuatlaca en la histórica Tuitlán, á donde tornaban hoy 
los otros descendientes de aquella estirpe fundadora de la 
ciudad que aun con sus reliquias nos admira en la jurisdic- 
ción de Villanueva, llevándoles á sus hermanos el estcrminio 
y la muerte. 

No estaba lejos, sin embargo, el día en que la justicia divi- 
na les hiciera pagar tamaños desmanes á los indios allegadi- 
zos: unos, murieron ahogados en la inundación que les sorpren- 
dió en Aztatlán, no lejos de Xalixco; de muchos otros dieron 
cuenta los males palustres que allí mismo les acometieron; 
los que pretendían huir, para volverse á sus tierras, fueron 
colgados como desertores; á los que se habían escapado de 
estos males, se les envió á la provincia de Chametla, donde 
sofrieron tales fatigas y privaciones, que á impulsos de la 



— 4 — 

desesperación se ahorcaban ellos mismos, de diez en diez; 
y el resto, tué dado en esclavitud á los vecinos de la villa 
de San Miguel de Culiacán, que los encadenaron por el cue- 
llo y los pusieron en cepos, desde los cuales llorando vieron 
tomarse hacia el Oriente el grueso del ejército en que habían 
venido. 

Ni los mismos caciques pudieron esquivar el cueipo á 
la ingrata suerte que les cupo á sus vasallos, aunque ofrecían 
ya, porque se les dejara volver, sus divisas de oro Y de plu- 
mas ricas. Allí fenecieron también casi todos, entre ellos el 
felón Tapiezuela, que al denunciar en Izancanac á su señor 
Cuauhtémoc, lué causante de su muerte; y que era tan mal 
visto por los españoles, que en Cuitzeo el maese de campo 
Villarroel puso sobre su persona las manos con tal dureza, 
€ que nunca estuvo bueno hasta que murió. > 

tPor último, de todos los indios que llevó (el jefe de la 
expedición) de Tascaltecle (Tlaxcala), — dice un testigo ocu- 
lar, — no me acuerdo haber escapado sino dos principales 
que andaban en una cadena guardando los puercos de Ñuño 
de Guzmán. > * 



* Carta de Ñuño de Guzmán al Emperador, fechada en Omitían 
el 8 de julio de 1530. — Relacionesde esta Conquista, publicadas por el 
Sr. Icazbalceta, en el tomo II de la * 'Colección de Documentos para 
la Historia de México." — Los nombres de los religiosos franciscanos 
que vinieron en esta expedición están tomados de la "Crónica Misce- 
lánea" del P. Tello. capítulos XXXIII y XLVIII.— '•Noticias 
históricas de Ñuño de Guzmán'*, por D. J. Fernando Ramírez, (pág. 
203,) que se hallan precediendo á los * 'Fragmentos del Proceso de 
residencia instruido contra Ñuño de Guzmán,*' etc., en el libro que 
lleva en su frontis el título de "Proceso de residencia contra Pedro de 
Alvarado,** y las cuales 'Noticias" pueden verse también en el 
"Diccionario Universal de Geografía é Historia,'* comenzado á 
publicar en la tipografía de Rafael [México] el año de I853. 

Al final de cada capítulo citaré, como aquí acabo de hacerlo, las 
fuentes históricas de donde he tomado mis noticias. 

Es conveniente declarar que no aludo en este capítulo á las expe- 
diciones de Chirinos y Cristóbal de Oñate hacia el Norte, narradas 
hasta hoy sin reparo en la historia, porque creo absurdos los relatos 
que de ellas se han hecho. 



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Los NOCHTECAS GUERREROS Y COLONIZADORES. 



Tanto porque se hubiera noticiado á Ñuño de Guzmán 
que en la comarca en que se asentaban los Téules chichi- 
mecas había oro, supremo deseo de los aventureros de 
Iberia, como por asegurar su conquista hacia el Norte del 
señorío de Tonalá, desde á fines del mismo año, hallán- 
dose setenta leguas adelante de Culiacán, les habla expre- 
sado aquel caudillo á sus subalternos la intención que tenía 
de poblar una villa en la mencionada comarca, así como dos 
más en otros puntos de la nueva conquista; y persistiendo 
en sus propósitos, al regresar á Tepic, donde fundó la ciu- 
dad de Compostela, dióle comisión á Juan de Oftate para 
que fuese con competente golpe de soldados y llevando por 
su maestre de campo á Francisco de Arce, á apaciguar la 
provincia de los Téules y á erigir en ella la villa de Guada- 
lajara. 

Cumplió Oñate puntualmente su encargo, fundando esa 
población española en Nochtlán; no sin que sobre los pobres 
indios del lugar indígena recayera, mal de su grado, la carga 
de edificarles sus casas v de servir á los vecinos de la tal 
erección, destinada á tener sometidos á los caxcanes, (*) due- 



* A mi entender, el verdadero nombre gentilicio de los indivi- 
duos de esta tribu, no era el de caxx^nnes^ como se les ha llamado ge- 
neralmente; sino el de caocanes. que alguna vez les da MeudietaL ^VvV\ 




€1 Jlmo. y Timo. Sf- -^'C- 2>. José de Jesús Ort/'z, 
digmo. *. ° jTrzobispo de Quadalajara. 




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PRIMERA PARTE. 



I. 



La serpiente del cielo. 



Por primera vez en el curso de los siglos resonaban en 
honor del verdadero Dios los cánticos sagrados, entre los ce- 
rros que circuían los tres barrios, poco distantes entre sí, de 
que estaba forniíido el pueblo de Nochtlán, * hoy Nochisllán, 
uno de los principales de la comarca de los Téules chichi- 
mecas. Era la Semana Santa del año de 1530; y celebrábala 
allí la hueste del crudelísimo y codicioso Ñuño de Guzrnán, 
(le la cual formaba parte, al lado de la flor y nata de los a- 
ventureros españoles que poco habían medrado todavía en 
su viaje á Tenochtitlán, una heterogénea masa de aliados 
indígenas: mexicanos, tlaxcaltecas, tarascos, huexotzincas y 
de otras denominaciones. 

La Cruz se enhestaba ya sobre tres gradas en la inistica 
y pequeña iglesia pajiza que acababa de levantarse y que se 



* Aunque este nombre geográfico debería acentuarse prosó- 
dicamente en la penúltima sílaba, como todos los de su clase que son 
de origen náhuatl, atendiendo á la costumbre le he puesto el signo 
tónico de su pronunciación castellana. Otro tanto advierto respecto 
délos demás nombres geográficos indígenas que se hallan en el texto. 



— 10 — 

nango, en Ahuisculco; otros de los de Apozol, en Atlixtac; 
otros de los de Cuxpala, en el valle de Mazatepec, etc.; 
aunque la citada medida no dio completa resulta, ya porque 
no pudo hacerse universal el desarraigo, y ya porque cuanto á 
los que á él se sometieron aprovecháronse de la oportunidad 
favorable que de volverse á sus antiguos lares les ofreció el 
descubrimiento de las minas de Zacatecas, inmediatas á sus 
propios pueblos; y como la explotación argentífera de ellas, 
comenzada en 1548, de muchos brazos necesitaba, fué cau- 
sa de que se disimulara la contravención. 

Aunque los historiadores no dicen explícitamente que 
los indios de Nochtlán huljieran pasado por iguales vaivenes 
que el vecindario de los lugares mencionados, es lógico supo- 
ner que así fuese, especialmente cuanto á ellos que habían 
sido alma y vida de la sangrienta revuelta. 

Consta sí que al término de ésta, Fr. Antonio de Segovia 
traginó recogiendo á los indios caxcanes dispersos á conse- 
cuencia de los alborotos, les hizo reedificar sus destruidos 
pueblos y les puso por doctrinero á Fr. Miguel de Bolonia, 
flamenco de nación y laboriosísimo apóstol, cual lo demuestra 
la pericia que llegó á tener en las lenguas indígenas, puesto 
que habló la mexicana, la tarasca, la otomile, la caxcánica, ó 
sea la mexicana corrompida, la de los tocuexes y la de los 
cocas. 

Este venerable religioso acabó de reunir á los indios 
diseminados y se estableció con ellos en Xuchipila. Desde allí, 
según la narración del cronista de la Provincia de Santiago de 
Jalisco, cadministniba más de cincuenta leguas de largo y 
cuarenta de ancho, á todos los indios que en ella (esa exten- 
sión) se contenían; andando siempre á pié, con un bordón en 
la mano y un poco de maiz tostado para comer»: así «iba á 
Nochistlán, Xalostotitlán, Teocaltech y todas aquellas provin- 
cias, y volvía por Xalpa, el Téutl, Tlaltenango, sierra de Te- 
pec, hasta llegar á Tzacatecas», de donde regresaba á su 
punto de partida, evangelizando en el trayecto. Era tan 
vasto el campo de acción de este benemérito monje, que no 
habían pasado todavía treinta años desde la fundación del 
¿convento de Xuchipila, cuando ya en el mismo espacio de 



— 11 — 

terreno existían, además de esa doctrina, cuatro beneficios, 
que eran los de Tlaltenango, Teocaltech, (distinto del que lle- 
va el mismo nombre en la jurisdicción episcopal de Guada- 
lajara), Nochistlán y Xalpa. 

iVntes de la erección del tercero de esos curatos y, según 
puede congeturarse, con el objeto de oponerles uno de los 
primitivos valladares, aunque físicamente débilísimos por cier- 
to, á los belicosos y vagabundos indios guachichiles, que causa- 
])an muchos daños en las estancias que los españoles poseían 
hacia el Norte y el Nordeste de la Nueva Galicia, fueron lleva- 
dos, tal vez por los consabidos religiosos del Orden Seráfico, 
varios indígenas nochtecas ya cristianos, á fimdar, cerca de 
Xalostotitlán, el pueblo de San Gaspar; y de este villorrio se 
desprendieron otras familias que fundaron los pueblos de Mi- 
tic, San Miguel, Teocal titán, Mezquitic, San Nicolás y San 
Juan, denominado así este último por ser su patrono titular 
San Juan Bautista, como lo prueba el antiquísimo culto que 
¿ una imagen suya se le daba en ese pueblo. 

Hé ahí el humilde origen de la población que andando 
^1 tiempo vendría á ser lugar muy célebre en los anales reli- 
giosos de nuestra patria, y emporio, siquier periódico, del 
comercio del suelo mexicano. * 



* ** Relación de la entrada de Ñuño de Guzmán," que dio García 
del Pilar y que es la primera de las ya citadas, pág. 260 del t. II de 
la Colección referida del Sr. Icazbalceta. — Herrera. "Historia gene- 
ral de los hechos de los Castellanos en las islas y tierra firme del 
•'Océano/* década VII, lib. V, capítulos I y II. Visita hecha al 
Virrey D. Antonio de Mendoza," publicada en el mismo volumen 
de la citada Colección del ilustre Icazbalceta, páginas 103 á 114 — 
Crónica MiJif-, de Tello, págs 135, 137, 138, 150, 151, 165. 167, 197, 
'99. 223, 234. 235' 237» 249, 276, 338, 343, 344, 354, 357 367, 372. 
388, 398, 449, 456, 472, 475, 482 y 856. — Bi8t, EclfH. Iiid., de Men- 
dieta, págs 740 á 742, lib. V, parte II, cap. III. — "Descubrimiento 
y Conquista de San Luis Potosí.** Conferencia dada por el Sr. Lie. 
D. Primo Feliciano Velázquez la noche del 27 de agosto de 1892, pág. 
20. — ''Informe al Rey por el Cabildo Eclesiástico de Guadalajara, 
acerca de las cosas de aquel Reino* ', en el tomo II de la expresada 
Colección, pág. 495. 




-14- 

de dar la batalla, aunque mas les favorezca la ocasión, cóle- 
ra y apetito y certidumbre de la victoria. Sacrificanse ante 
ídolos de piedra y barro, sangrándose de las orejas y otras 
partes del cuerpo. De !a religión cristiana tienen mucha 
noticia por los frailes menores, y no otros, (*) que siempre 
andan entre ellos. Y si alguno se convierte es con mu- 
cho trabajo y perseverancia de los ministros Tienen es- 
tos chichimecos entre si guerras civiles muy simgrientas, 
y enemistades mortales, asi nuevas como antiguas, heredadas 
de mano en mano de sus antepasados, y estas por livianas 
ocasiones, porque los unos entraron en tierras de los otros 
ó á cazar ó acoger alguna fruta. Lo cual parece haber sido 
permisión ó provisión divina para conservación de los indios 
cristianos y de paz, que más se han conservado por la discor- 
dia de los chichimecos que por su valor y fuerzas. Por- 
que si los chií:himecos se pudieran conformar y hacer á una 
para de mancomún hacerles guerra, cierta cosa es que no 
hallaran en todos los indios de esla Nueva Elspaña r&sisten- 
cia. Y aun los españoles en dias pasados les tuvieron harto 
temor, porque llegaron á hacer saltos en pueblos no muchas 
leguas de iléxico, y no han sido pocos los que han muerto á 
sus manos. Pelean desnudos, endDijadosó untados con niati- 
cesde diferentes colores, con solos arcos medidos á su estatu- 
ra, labrados con pedernales, de que también son las puntas de 
las flechas, que miradas en si parecen frágiles y de menos- 
preciar (porque son de caña), y puestas en sus manos no ha- 
llan reparo. Y a.sí metidos ellos y encendidos en batalla, es co- 
sa increíble cómo con espantable ferocidad menosprecian el 
resto de los que se les ponen delante, amique sean hombrea 
aunados y de caballos encubertados. La certinidad, ánimo, 
destreza y facilidad con que juegan esta diabólica arma, no 
se puede explicar. Son tan alentados, ligeros y sueltos en co- 
rrer, que por maravilla los alcanzan los caballos. ¡Muchos 
ejemplos se podian contar del estrago que han hecho en los 



ibraB están borradas en el M. S. (Nota deISr. 



Icazbal- I 



- 15 — 

españoles, pero basta uno solo que acaeció habrá catorce 6 
quince años cerca de un paso que llaman la Entrada de 
las Bocas, adelante de Zacatecas, donde no muchos de 
los chichimecos desnudos, con solas sus flechas (que he di- 
cho) de caña, dejaron muertos una capitanía de mas de 
cincuenta soldados, armados ellos y sus caballos á uso de 
guerra, con arcabuces y lanzas, sin escapárseles uno solo que 
llevase la nueva. Eran muchos los daños que cada año hacían 
en los tiempos pasados, matando españoles y indios cristia- 
nos, y robando hacienda de mucho valor, por el camino de 
Zacatecas y de otras minas de aquella comarca, y en estan- 
cias, que hay muchas de ganado mayor. > 

En efecto, estos bravios naturales, que 'Uenían la esta- 
tura de hombres y lo demás de salvajes, » según la gráfica 
expresión del mismo historiador, fueron por más de tres lus- 
tros, en la segunda mitad del siglo XVI, el azote de los espa- 
ñoles de la tierra adentro y de los indígenas sojuzgados por 
éstos: viandantes aislados é inennes, como los miseros reli- 
gioso?, lo mismo que bien armadas y numerosas partidas, 
como las grandes caravanas que iban de México á avituallar á 
los mineros de Zacatecas y que tornaban llevando las barras 
de plata de esas ricos vetas, eran sorprendidos de improviso 
á lo mejor de la jomada por el alarido de los bárbaros y por 
los silbos estridentes de las rociadas de sus saetas mortales: 
ejemplares entre los primeros, fueron Fr. Juan de Tai)ia, Fr. 
Luis de Villalobos, Fr. Francisco Doncel y Fr. Pedro de 
Burgos; y uno de los otros casos, que merece señalarse, 
el lucrativo asalto que los chichimecas le dieron, en 1554,^ 
un gran convoy de más de treinta carretas y muchas acémi- 
las, al pasar por Ojuelos, no escapando allí con bien más que 
una de tales carretas y pocos ginetes que le debieron su vida 
á la ligereza de sus caballos. 

Alguna vez hasta llevaron su arrojo los salteadores, al 
punto de atacar algún no despreciable pueblo, como le acae- 
dóal de Yuririapúndaro, en 1558: valiéndoles de salvación á 
los vecinos, que su iglesia tuviera la solidez de una fortaleza, 
porque en ella se refugiaron al ser sorprendidos por la furiosa 
arremetida. 




— 16 — 

IWerceíI, sin embargo, á la puebla de diversos lugares, 
como fueron, entreotros, Querétaro, Acáinbaro, San Juan del 
Río, San Felipe, San Miguel el Grande, Lagos, Celaya, Jerez y 
AguascaUenles; y á la creación de una linea estratégica de 
presidios, ó acantonamientos militares, como Portezuelo, 
Ojuelos, Bocas, Ciénega Grande y Palmillas, poco á poco fué 
cercenándoseles á los chicliimecas el teneno en que campea- 
ban por sus respetos; y agregada á tan buenas medidas, la 
guerra sin cuartel que se les hizo bajo la conducta de capi- 
tanes duchos en sus mismas artes y que tenían en sus venas 
sangre indígena, como Don Nicolás de San Luis Montáñez, 
D. Femando y D. Diego de Tapia, D. Alonso de Sosa y Miguel 
Caldera, llagó á ponérseles en tales aprietos que por fin, en 
1 ií89,se decidió la mayor parte de ellos á capitulai- con el gene- 
ral Don Rodrigo del Rio de Loza; siendo la principal de las 
condiciones que estíi)u!aron para su smnisión, que por cuen- 
ta de la real hacienda se les suministrara, por detenninado 
número de años, alimentos y vestidos. Y Jicabó de poner- 
los en brida, el asiento que se les dio á sus congregaciones 
en la vecindad de las adictas faTnilias tlaxcaltecas, que 
trasmigraron desde su ciudad natal con ese objeto preciso, 
mediante un convenio que muclio las privilegió. 

Teniendo, pues, sobre si los pobladores indios de San 
Juan la continua amenaza de tos chichimecas, era consi- 
guiente que no pudiese prosperar su reducido y peligroso 
casal, levantado en un paraje que se hallaba en el ordina- 
rio tránsito de estos errahundos bárbaros; aunque se c-onci- 
be que la misma pequenez y pobreza de este pueblo, les 
haya evitado á sus moradores ser blanco de la codicia y 
crueldad de las cerriles bandas. ^ 

Ni filé ese el único obstáculo que impidiera el creci- 
miento de tal población, sino acaso también las algaras Ó. 
cabalgadas á que solían entregarse despiadadamente los espa- 
ñoles, sobre los indefensos caseríos de los indios de paz, lleván- 
dose capturados á sus vecinos para proveer de manera expe- 
ditiva al laboreo de las minas, necesitado de brazos. 

Este abuso de las iirupciones para secuestrar indios, era 
ya. líin inveterado en los conquistadores, que á él le atribuía 



el venerable Las Casas la despoblación de las Lucayas y de 
buena parte de la costa de la Tierra Firme; é implantado en 
el Virreinato de la Nueva España, enumerábalo el P. Moto- 
linia como la novena de las diez plagas con que Oios en ese 
tiempo había castigado esta tierra. Y aunque, gracias á las 
numerosas providencias que los reyes de España dieron para 
extirpar el mal, y á la energía de los virreyes para hacerlas 
cumplimentar, se logró reprimir paulatinamente estos desa- 
fueros, no fué tan pronto que hubieran dejado de ejercitarse 
todavía á fines del siglo XVI, como lo comprueba el siguiente 
testimonio de un verídico cronista zacatecano: "sallan, escri- 
be, algunos hombres de valor armados y prevenidos y llegaban 
á Zacatecas, San Luis y otras ciudades, y cogiendo iJo noche 
violentamente cuantos podían, los amarraban y con toda 
ligereza los trasportaban al Mazapil, donde para mejor custo- 
dia los metían de noche en unas oscuras cabernas, tan rigo- 
rosas y tan sin resquicio de alivio, que según me las han 
pintado los que las han visto, son no desiguales á las cárce- 
les oscuras que en sus 7V/síeí nos pinta la erudición de 
Ovidio." Cierto es que el historiador no dice que las perso- 
nas asi violentadas fueran indios; pero á buen seguro que á 
tales atropellos se hubieran propasado los españoles con 
sus compatriotas ó con miembros de las familias de estos. De 
admitir, sin embargo, que hasta allá se hubiese llegado, lógica 
aera también la consecuencia de que mucho peor que eso 
pasarían las cosas para los indios, con los desalmados mine- 
ros blancos. Y si, por último, tales algaradas se hacían so- 
t)re los habitantes de las ciudades, con mucha mayor razcín 
debieron ser mira de esas correrías y de todo género de atro- 
pellos, los pueblos cortos, sin resguardo alguno, de vecindario 
indio y no lejanos de los minerales que se trabajaban enton- 
ces; circunstancias que á una concurrian en el incipiente 
lugarejo de San Juan de los Lagos. 

Empero, no todo en aquella comarca asolada por tos 

chichimecas y los explotadores de metales, era batallar y 

servidumbre: también fué teatro, en esa época, de notables 

hechos en que la virtud y el amor al prójimo refulgían con 

iberaiio brillo: allí el siervo de Dios Sebastián, de Aparicio, 




-18 - 

el primero que en Nueva España puso novillos bajo ei yugo, 
inventaba el camino carrelero entre Zacatecas y México; y 
el venerable Gregorio López, personaje de misterioso origen, 
que la leyenda pretende colocar en las gradas del trono, 
sintiéndose llamado á hacer vida contemplativa, en plena 
juventud se fabricó una solitaria ermita cerca del cortijo de 
Atemajac, sin temor alguno á los salvajes, cuyo afecto y 
respeto se granjeó á tal grado, que en lugar de ofenderlo le 
llevaban para que se sustentara, codornices y conejos de los 
que ellos habían flechado, y aun los más ladinos le saludaban 
diciéndole Dm Oratias. 

Apacibles memorias que le dan no menos imperecede- 
ro renombre á aquellos sitios, que las maravillas que las 
crónicas adscriben á los mismos lugares, contando cómo las 
saetas disparadas sobre Fr. Bernardo Cossin ,se volvieron 
contra los salvajes que trataban de matarlo; y que espíritus 
angélicos cercaban al primero de los anacoretas del Nuevo 
Mundo, cuando labraba un buertezuelo en las tierras del 
capitán Pedro Carrillo de Avila. (*) 

(*) "Milicia Indiana y Descripción de las Indias," escrita por el 
capitán D. Bernardo de Vargas Machuca, vol. II, pág. 98, eitición 
madrileña de 1892.— "Instrucción que por mandato de S. M. hizo el 
virrey D. Martín Enrfquez para el Conde de Coruña, la cual el 
Conde envió á pedir desde el camino, y contiene todo lo más que los 
Viréis (»'f) tienen en esta tierra á que acudir", párr. 9° , eu el vol. 
III de la 'Colección de Documentos inéditos", publicada por D. 
Joaquín F. Pacheco y otros americanistas.'— "ffrtí. Eclen." citada, 
íib, V, parte II, prólogo, páginas 732 y 733.— Cavo: "Los tres siglos 
de México", lib. IV, págs. 51 y 59— Velázquez: págs. XXXIX y 
siguientes en la Noticia de las piezas contenidas en el vol. I de la 
"Colección de Documentos para la Historia de San Luis Potosí," y 
otros diversos lugares de la misma Noticia. — Pena' Apéndice mim. 
I á su "Estudio Histórico sobre Sau Luis Potosí. "^Romero: "Noti- 
cias para formar la Historia y la Estadística del Obispado de Michoa- 
cán," páginas 226y 227. — Las Casas; "Historia de las Indias," capí- 
tulos últimos del lib. III.— Motolinía: "Hi'itoria de los indios de 
Nueva ExpaTia", tratado I, cap. I. — "México á travésde los siglos", 
lib II, cap. III del vol. II. -Arlegui: "Crónica de la Provincia de 
N. P. S. Francisco de Zacatecas", parte V, cap. XII, pág. 323: y 
parle JV, cap. I, pág. 199. — Vetancurt: pág. 54 del -'Mouologio 
Francfecino ' , inserto en el ' 'Teatro Mexicano" — Loza; "Vida que 
el siervo de Dios Gregorio López hizo en algunos lugares de la fíue- 
va España", cap. II, págs. 8 á 12. 1 

/"or/joa/arg^armásesta nota, omito algunas citas menos importantes. 1 



El despuntar de un astro. 



Rebujada siguió todavía en su originaria obscuridad la 
humilde población de San Juan, durante poco más de la 
primera veintena del siglo siguiente; y nada de lo suyo pro- 
pio, — ni sus poquísimas y ruines moradas, ni sus chozas esca- 
sas y sin aliño, ni su yermo y blanquecino suelo bundido en- 
tre calvos altozanos, ni su infeliz emita-hospitalejo, que era 
ron todo su mejor presea, — ^ofrecia á la vista el mas mínimo 
halago. Pero así como la tosca armadura de las conchaa 
esconde las perlas, y las rocas de granito cubren el oro y la 
plata; así intramuros de ese lánguido pueblo, se hallaba 
recóndito un tesoro sin par en valía. 

La manera con que se revelara la existencia de tal rique- 
za, la narra en esta forma el primer relato que se hizo del 
suceso: 

«En el pueblo de San Juan de este nuevo reino de la Gali- 
cia, que dista veinte leguas (1) de la ciudad de Guadalajara, 

10 Según las "Noticias Geográficas y Estadísticas del Departa- 
mento de Jalisco, reunidas y coordinadas de ordeti del Gobierno del 
fniano. por la Junta de Seguridad Pública," obra de que es autor el 
'«nemérito Don Manuel López Cotilla, San Juan de los Lagos dista 
de Guadalajara cuarenta leguas. Es necesario, para disculpar el 
«Tor en que sobre esto se incurre en la primera narración incerta en 
este capítulo, asignando entre uno y otro punto la mitad apenas de 
la distancia verdadera, considerar el descuido que se tenía en lo 
, pasada, aun por los más ñeles historíadores, cuanto couceriiía ádeta- 
HüJlUMSráficos, cronográficos, ele. 



-20 — 

está una imagen milagrosa, llnniada la Vii^en de San Juan, 
loniaTidü la denominación del díi'ho pueblo; y queriendo ave- 
riguar su origen, comuniqué al Br. Diego de Camarena, bene- 
ficiado que fué del parlido de Xaloi^lolillán, (en cuya juris- 
dicción cae.) Dicho pueblo {!} es alioríi racionero de la santa 
iglesia de Guadalajara; (2) el cual rn3 dijo y certificó, que á 
una india llamada María Magdalena, que murió por los aiios 
pasados de mil y quinientos (3) y (luarenta y tres, la cual 
lenia más de ciento y diez años de edad, le dió noticia de 
que el P. Fray Antonio de Segovia le dió al dicho pueblo 
dicha imagen, aunque no ie nombró, sino que dijo haberla 
dado, un religioso de N. F. S. Francisco, y se presutne que 
fuera el dicho padre Fr. Antonio de Segovia, que fué et 
apóstol de estas naciones, ó el P. Fray Miguel de Bolonia, que 
fué el primer guardián de Xuchiplan (4) el cual administraba 



(i) Así dice: pero es claro que este e 
be atribuírsele al copiante; de segiiro qi 
y lio "pueblo," 6 más bieii, que debió decir: "cura fiel partido de 
Xalostotitláii (en cuya jurisdicción cae dicho pueblo) y que es ahora 
racionero de la santa iglesia de Gu'idalujara." 

(7) El Br. Don Diego Camarena se posesionó de una ración del 
Coro de la Catedral de Guadalajara el 15 de junio de ifisi; y aun- 
que en una lista muy bien trabajada de los miembros del mismo Co- 
ro, que existe en la Secretaría del V. Cabildo, se apunta que aquel 
prebendado ascendió á una canoiigía á principios de 1653 y que mu- 
rió en abril de 1663, ni una ni otra cosa es cierta, puesto que en el 
librj IV de bautismos, matrimonios y defunciones del Sagrario de la 
misma Catedral, hay una partida en que consta que el Racionero ( no 
Canónigo) Diego de Cauíarirna fué sepultado el 9 de marzo de lósQ. 

(¡) Debe ser mil seiscientos, 110 mil quinientos, como se infiere 
de lo que se asienta eu el texto mistrio Basta, para corregir ese 
erro-, reflexionaren que todavía en 154J no existía el pueblo de San 
Juan, ni podría allí haber hablado con María Magdalena el citado 
cura de Xalostotitlán. que hasta ciento y dieciseis años después de 
aquella fecha dejó ese encargo parroquial en virtud de su ascenso á 
prebendado. Fundadamente, sin embargo, 110 se puede culpar de 
los anacronismos que aparecen así, al narrador, que era persona ilus- 
trada y amante de la verdad; sino más bien deben achacársele esas 
resultas, al poco cscrúpuio de algún ipsógrafo mercenario y necio. 

(H) Así, en vez de Xuchipila. Débese hacer notar, que el P. 
Bolonia no fué el primer guardián de ese pueblo: habíalo sido ya an- 
tes gtieé! Fr. Martín de la Coruña, como consta en la "Visita hecha 



desde allí los vallesde Teruallctih v NochixUán; y sacaron 
del puehlo de Nodiixtláii alguno.s indios para poblar un pue- 
blo llamado San Gaspar, cerca do Xalostolillán, v del origen 
do éstos, se fundai'on cnatro pueblos, que son; Milic, y este 
de San Juan, que está á la orilla de un río, y Mexquilic y 
oíros tres que hay en el beneficio, (1 ) v es tradición de indios 
y indias, y de muchos españoles antiguos de aquel partido, 
de que todas \as imágenes {que hay en ios dichos pueblos) 
de Nuestra Señora, los (sicj dieroi los religiosos de N. P. S. 
Francisco. 

'Había mucho tiempo que la dicha india llamada María 
Magdalena, comunicaba y hablaba rnn la Virgen Santísima. 
V la veía en diferentes partes de la iglesia, porque tenía por 
devoción el Larrerla cada día. Sucedió, pues, que en el nfio 
de mil seiscientos y treinta, pasando por allí un hombre que 
venía á la ciudad de Guatlalajara, de San Luis Potosí, con 
sil Tnujer y hijas, ante.s de llegar á San Juan, se le murió una 
de ellas; y habiendo llegado con ella al dicho pueblo, se fué 
derecho á la iglesia, rogando á los indios fuesen á llamar ni 
cura para que enterrase á la difunla; y condoliéndose la india 
María Magdalena de las lágrimas que hacia Ja madre de l.i 
difunla, la dijo que se encomendara á aquella imagen de la 
Virgen (jue estaba en la iglesia, porquesieinprelaveia en dife- 
rentes partes y algunas veces la hablaba, con que la afligida 
majer, afectuosamente, con mucha fé v devoción, pidió á la 
Vit^en Santísima la vida de su hija; y poniéndola delante, 
resucitó y se levantó abracándose con la imagen, y pidiendo á 
sil madre no la sacase do allí. Habiendo visto (2) el padre 

al Virrey Don Antonio de Mendoza." El P. Bolonia fué allí en 
efecto el fundador del convento; pero la guardianía debió existir 
desde anles. segúu se colige. 

(i) Va se lia puntualizado cuáles fueron esos pueblos, tomando 
U noticia de los padrones del partido de Xalostotitlán en e! siglo 
XVII, Aunque en ello,; figura todavía como simple barrio San Nico- 
lás, para llamarlo uno de los pueblos que procedieron del de San Gas- 
par se lia tenido á la vista lo que consta sobre el particular en la pág 
111 del tomo IV déla "Colección de acuerdos sobre bienes de indíge- 
nas y fluidos legales, " Guadalajara Tip. de S. Banda. iSjg. I 

|2) Aquí faltael coniplemenlo de la frase; tal ve?, éste: "'elcaso"; J 



y madre, dieron muchas gracias á Dios y á la Virjíen Santísi- 
ma; y queriendo proseguir su camino para usar su ejeiricio en 
la ciudad de Guadalajara, que era oficio de volantín, con que 
pasaban la vida, viendo la imagen muy maltratada por la anti- 
güedad del tiempo, pidió al cura y á los oficiales del hospital, 
el padrf!, se la dejasen llevar á Guadalajara, para aderezarla 
y vestirla, como se la dieron, y dos indios que viniesen con él 
para volverla. Llegaron á esta ciudad, y certifica el dicho Br. 
Diego de Camarena, cura, que le dijeron que antes de hacer 
diligencia por quién la había de aderezar, le salió al encuentro 
un hombre no conocido, el cual le dijo, que si buscaba quien 
aderezase la imagen, que él lo haría; y conchavándose en el 
precio, se la dio, enseñándole la casa á donde vivía; y en 
breve tiempo la trajo aderezada, tan solamente el rostro y las 
manos, y nunca supieron quién fué aquel hombre. Vistiéronla 
aquellos devotos agradecidos, pobremente, conforme á su 
caudal. 

«Este ftjé el origen de esta santa imagen, y el principio 
de sus milagros, ó por mejor decir, el primero que se supo.» 

El relato que acaba de ser transcripto, había quedado 
inédito por el espacio de casi doscientos y cuarenta años, has- 
ta que vino á darlo á conocer, hace once, la "Crónica Mi.sce- 
lánea" del religioso franciscano Fr. Antonio Teilo, de la cual 
obra forma parte en capítulo especial. 

La antigüedad de esa deposición, hace de ella un docu- 
mento de mucha valía; tanto más precioso cuanto que con 
él se ha podido corroborar la verdad de las partes esencia- 
les de aquellos testimonios concernientes á la primera mara- 
villa pública obrada por la santa Imagen; testimonios que 
con mejor suerte que su citado antecedente, corrían ya 
impresos desde antes de finalizar el siglo XVL 

De esos testimonios, que á .su tiempo se dirá en qué 
condiciones fueron recojidos, es el más señalado el que rin- 
dió en la siguiente forma el Br. Juan de Conlreras Fuerte, 
(1) persona no sólo respetable por su carácter sacerdotal, 

(i) Florencia le da alguna vez áeste eclesiástico (pág. 34 del Ori- 
j^eu áe los dos Célebres Santuarios") el nombre de Juan Gómez de 
Coatreras Fuerte; j>ero en documentos auténticos 110 aparece que 




— 23 — 

sino también por las honrosas comisiones y cargos con que lo 
distinguieron sus superiores. Kse eclesiástico declara liajo la 
religión del juramento: "Que esta Hermita ó Capilla (la primi- 
tiva del mencionado pueblo) tenia en aquellos primeros tiem- 
pos título de Hospital; y que esta Señora, que oy es lan mila- 
grosa, no estaba antes en el Aliar de ella, ni era la que 
principalmente reverenciaban en la Ilermita, sino otra Imagen 
de nuestra Señora; que esta que ahora es milagrosa, por te- 
ner todo el rostro entonces comido de polilla, y afeado con el 
mal trato de la vejez y del tiempo, la tenian los indiosdeshe- 
chada entre otras Imágenes de la Virgen, y de otros Santos, 
que estaban arrimados en la Sacristía. Y que passando por es- 
te Pueblo, como camino Real para Guadalaxara, un Volanlin, 
que ganaba la vida aventurando la suya, y de los suyos, dando 
gusto con su peligro; El estuvo alli quatro ó cinco dias, en 
cuya compañía estaba su mujer y dos hijas, á quienes ense- 
ñaba á voltear y hacer pruebas sobre puntas de dagas y espa- 
das. Estándose imponiendo y adiestrando para exercitar- 
se en Guadalaxara en .su oficio, resbaló una de Isis bijas, al 
parecer la menor, y cayendo sobre la punta de la daga se 
mató. El sentimiento fué grande, y las demostraciones de 
sus Padres al passo de él. Amortajada la muchacha la pusie- 
ron en la capilla para enterrarla. Juntáronse muchos Indios, 
é Indias, para el entierro; y viendo tan sentidos á sus Pa- 
dres por el fracaso, una India, que avia venido entre otras, 
ya anciana, que se llamaba Ana Lucia (y testifica dicho 
Juan de Contreras Fuerte, que la vio y conoció el año de 
1634-, que entonces serin do ochenta años, y de ella .supo el 



Iteii'ara el apellido Góme^. sino solamente los otros dos Ju/go que 
«debería ese aditamento á una confusión en que incurriera aquel 
docto jesuíta, al escribir muy inmediato al nombre de Juan Gómez 
líe Santiago el de Juan de Contreras Fuerte. Bachiller j- no I-icen- 
ciado. le llaman las auténticas que he visto (y que tienen la fecha de 
¡664) en el archivo de la Secretaría de la Mitra de Guadalajara, y 
por eso yo le doy ese título. Sin embargo, en 1668. fecha de los testi 
mcMiios que se citan en el texto, pudo muy bien haber usado ya con 
derecho el nombre de licenciado; y hasta colijo que obtendrí.i eso grado 
en 1664, porque constaqueen tal año. ydesde hacía bastante tienv^, 
estaba ansenle de San Juan, doiule tenía su desliiio. 



^^■caso) la quai les dijo, que se consolassen. que la Cihua¡H}li 
^^M (que quiere decir la Señora) (1 ) lo daría vida á la niña (señal 
^^B que tenia experiencia de su poder, y que j'a olra vez en este 
^B género lo avia mostrado) y diciendo y haciendo se entró en 
^V la Sacristía, y de entre las Imágenes que alli estaban deslie- 
os chadas, sacó esta bendita Imagen, que oy es tan milagrosa. 
H y se la puso á la difunta sobre los pechos, con toda fé y 

■ resolución. Y á poco rato vieron todos los presentes, que 

■ estaban aguardando con diferentes afectos, el lin de todo, 

■ bullirse y moverse la niña. Cortáronle á toda prisa las liga- 
I duras de la mortaja, y despojáronla de ella, y la que estaba 
f difunta, al punto se levantó buena y sana, con prodigio raro. 

"Lo que se supo de dicha Anna Lucia, preguntándole, 
qué imagen era aquella tan prodigiosa? Fue, que siendo su 
marido Sacristán de aquel Hospital, ella madrugaba, é ibaá 
él á barrerlo todos los días, y que quando ella iba, ya esta 
Imagen estaba en la peaña puesta por sí, ó por los Angeles; 
y que ella la cogia, y volvía á la Sacristía. El dicho Volan- 
tín, agradecido al beneficio recibido, les pidió á los Indios, 
que se la dejaran llevar á Guadalaxara adonde iba, que era 
indecencia que eatuviesse tan destrozada Imagen tan mila- 
grosa, que alli la mandarla aderezar, y la volvería con toda 
puntualidad. Concediéronsela los Indios; fue á la Ciudad, y 
aquella noche que llegó á ella, fueron á la puerta de la casa 
donde se avian hospedado, unos mancebos, y preguntaron, 
si acaso avía algo de pintura, ó escultura que aderezar, que 
esse era su oficio. El dijo que si, que una Imagen, de un 
Pueblo llamado S. Juan, traía para esso, y entregándosela 
aquella noche, el dia siguiente muy de mañana, y tanto, que 



(i) "'CiuapUli, señora ó dueña", dice Molina en su "Diccionario," 
Es palabra mexicana, compuesta de ci/tiiatl, mujer, y pilJi, persona 
noble. — En el niexicancí corrompido, caxán ó locho, la misma palabra 
se interpreta por "señora de casa" ; en ta.nto que lilivatcco áxihuaf eco 
sería "señora de vasallos." [L'oíítit] Sinembargo. existe un ejemploque 
parece acreditar que también en los pueblos de la Nueva Galicia la 
referida palabra se usaba, como entre los mexicanos, en el sentido de 
señora noble: asi Mota Padilla (cap. VI, pág. 43 de su "Historia." 
edición de iHjn) Je da el dictado de tUmapüli á la cacique de TonaU. 1 



el dicho Volaiitin aun no se avia levíiritaclo (1p í^u rama, se 
la eiiibiai'on ¿ ella, taii bien aderezada y compuesta como ^e 
Ve oy en dia. Y embiándoles un recaudo muy agradecido, 
huinfino y corlesano (no pensando que en aquello avia 
mysterio) que mientras él se levantaba, para estimarles la 
punluatidad, y ofrecerse á su servicio, le avisassen lo que su 
trabajo valía, 
que estaba 
muy pronto á 
remunerárse- 
lo; no halla- 
ren á nadie, 
iii pudieron 
liallarlos, n i 
nwonde quié- 
nes ei-ari. Con 
que sin duda 
eran persona.^ 
4 quienes to- 
das las noche^^ 
soinlias,ópoc 
mejor decii, 
délas que vi- 
ven aquel dia. 
que ni tiene. 
ni ha de tener 
noche: Ange- 
les sin duda 

del Cielo en su aderezo. Y desde entonces la iHi.-iíTon en el 
Aliar á donde se iba antes todas las noches, y en f^uya peai'ia 
amanecía todas las luailanas. Este parece que fue el primer 
milagro célebre de esta Santa bnagcn. Y parece que sucedió, 
o)mo dice el Licenciado Juan de Contreras Fuerte, oik^c años 
anles del año de 6Si; con que empezó á ser sei'ialada en 
milagros desde el año de 1623. 

Al leslimonío que acaJja de leerse, sígnele, en el orilen en 
que fueron producidos los que de pronto interesa conocer, 
ddel cíipitán Luís I>úpez Ramírez, quien (tuntualineiile 







— 26 — 

dijo: "Que avíendo assístido diez años continuos en este 
Santuario, como Teniente de Alcalde mayor, oyó decir ú ' 
muchas personas, y muchas veces, que por ser tantas, no 
se acuerda de las personas en pai'ticular, que esta Unagen 
estuvo en un Xacalillo, que decían era Hospital de dicho Pue- . 
blo de San Juan, donde la que oy llaman Original {que no lo i 
debia de ser entonces) empezó d hacer muchos m'lagros, y 
que el primer milagro, que de ella se contaba, era, que una h 
niiia hija de unos Volantines, que aportaron al Pueblo de San i 
Juan, jugando ó haciendo suertes con unas dagas, se atrave- ¡ 
sú y mató con una de ellas. Que una India, qna supo la i 
desgracia, dijo á sus Padres, en su lengua, que no tuviessen 
pena, que allí estaba una Señora que le darla vida; y llevando ] 
la difunta, donde estaba entre otras esta hnagen, se la puso j 
encima, y resucitó. Los Padres, viendo que la Imagen estaba - 
maltratada, la llevaron á Guadalaxara; que llevándola, un I 
mancebo (de los que dice el Licenciado Fuerte) le dijo, que él I 
era Pintor, y se la entregaron, y la puso como oy está, y que j 
no supieron quién era este mozo, ni los otros, aunque los [ 
buscaron para pagarles. Esto oyó decir, y muchas veces, 
quanlo al origen. > ( 

Otro testigo, el pintor Francisco Flores, declaró á su vez: 
• Que conoció á un Indio IlamadoAndres,que varias veces, en ( 
diferentes ocasiones, le contó el caso del Volantín, sin variar ] 
en él, ni en las circunstancias, y de la hija que se mató; y que J 
su muger del dicho Andrés le persuadió le eneendiesse una : 
hela á la Virgen que estaba en el Hospital, y que assí lo hizo; y | 
estuvieron rezando delante de la Imagen, desde casi medio dia i 
hasta las quatro de la tarde, presente el cuerpo de la niña 1 
amortajada, aquella hora lo resucitó la Virgen, y después \ 
sucedió lo demás que ya queda contado, de haver llevado la | 
Imagen á Guadalaxara, y averse ofrecido un mozo (de los que 
dice el Licenciado Fuerte) que no supieron quién era, á ade- 
rezarla, como la aderezó. Y añade, que tiene por cierto, y 
assí lo dijo el dicho Andrés, que la bnagen avia ya hecho 
antes de este otros milagros.» 

Francisco Gutiérrez Kuhio, expuso: * que el año de 61 9, 
ó 620, que fixamente no se acuerda, llegaron al Pueblo de 



-27- 

Xoloztotítlán un hombre con su rnuger y dos hijas ninas, que 
traía una cabra que baylaba, y ellos también hacian otras 
suertes: dijo la muger de este jugador de manos á Francisca 
de Mendoza, muger de dicho declarante, que iba con él, y lo 
oyó decu*, cómo la Virgen de San Juan avia resucitado una 
de aquellas ninas, seaalando la que era, que sería de seis á 
siete años. Juntamente le mostró la hnagen maltratada de 
polilla, que la llevaban á aderezar á Guadalaxara, y este 
declarante la vio después ya aderezada, y después en la Parro- 
quial de San Juan, que era el sitio del Hospital. Y se acuer- 
da, que dijo la muger del Volantín con muchas lágr\'mas: Espe- 
raba en Dios avia de venir miicha (¡ente en romería d visitar 
la Inuiffen; que pareció prophecia de lo que ahora se ve; y 
declaró este testigo tenia á marabilla, en infinidad de veces 
que ha visto la Imagen, no aver en toda ella polilla alguna. 
Antes ha notado, que ha visto el Rostro de dicha Imagen mas 
encendido unas veces que otras. Y contó que la India que 
le dio aquella Imagen para que resucitasse la niña, afirmó á 
dicho Volantin, y á otros, cómo aviéndola puesto en la Sacris- 
tía, la hallaba por la mañana enmedio de la Iglesia del Hospi- 
tal; y que decía: TjOs Españoles no saben hs mila//ros que hace 
fst(i luuigen, porque aunque nosotros los dif/arnos, como somos 
Indios no nos creen. Y este es el Origen que sabe de esta 
Imagen. » 

Testificó en esta forma Francisco do Orosco y Agüero, 
dueño de estancia como el precedente: tque vio en Zacate- 
cas al Volantin, y que le refirió todo el milagro de la Virgen, 
}' resurrección de la niña, y aderezo de la milagrosa Imagen 
en Guadalaxara, según y como ya se ha contado; y que este 
fue el origen y principio de la celebridad de esta Imagen. » 

Preguntada Inés de Mendoza, es[)añola acomodada, por el 
origen de la Imagen, dijo: ''que há mas de cincuenta años que 
conoció al Volantin, á su muger y á dos niñas, que de ellas 
supo el milagro de la resurrección de la menor, y lo demás 
que ya queda contado." 

El Teniente de Alcalde mayor de la jurisdicción de Xalos- 
totitlán, Antonio Escoto de Tobar, expuso, después de contes- 
tar ''la muerta de la niña, hija del Volantin, y la milagrosa 



— 28 — 

resurrección de ella", "que la India llamada Anna Graciana, 
que fue la que dio la noticia al Volantín de ella, decía varías 
veces á Pedro Andrés su marido, que avia visto á esta Ima- 
gen sudar, á que no queria dicho Pedro Andrés dar crédito, 
hasta que vio el milagro de la resurrección de la niña. Y 
que aviendo el Volantín llevado la Imagen para aderezarla y 
renovarla en Guadalaxara, parecíéndoles que tardaba en 
volverla, y á persuasiones de dicha Anna Graciana, fueron en 
pos de dicha Imagen, con ánimo de ir hasta Guadalaxara, 
pero en el camino encontraron al Volantín que la traía, y 
que los Pueblos por donde venía la salian á recibir y á feste- 
jar. 

Por último, declaró el clérigo Presbítero Juan López 
€ aver oído á su Padre Miguel López de Lizalde el caso de la 
hija del Volantín, la qual volteando sobre unas dagas, delante 
de él, de Gerónymo de Arrona {sic) y otros sucedió el mila- 
gro, que fue origen de esta Imagen, cayó sobre la punta de 
una, y se atravesó y mató; y estando ya atnortajada la nina 
vino una India, y le dijo lo de la Imagen, y que poniéndola so- 
bre la difunta resucitó, y él se halló presente quando se mató. 
Que lo que toca á la resurrección de ella lo oyó decir, y lo de- 
más del milagro y aderezo de la Imagen, &c., que queda en el 
dicho del Licenciado Juan de Contreras Fuerte, expressado, 
y se repite para mas certeza. » 

Aparte de estos testimonios, que proporcionan datos de 
importancia sobre el punto culminante de la investigación, 
hay siete más, — los de Esteban Gómez, Juan Patino, Baltasar 
Messía, Melchor González de Hermosillo, el Presbítero Br. 
Lázaro Gutiérrez, Juan Gutiérrez y Juan Camacho, — que 
confirman, sin entrar en detalles, que el origen de la cele- 
bridad de la Virgen de San Juan fué el que expuso el testigo 
Contreras Fuerte. 

Confórmanse entre sí todas e3tas declaraciones, sin 
otras salvedades que agregar algunas de ellas nuevos detalles, 
más ó menos importantes; que designar la del expresado 
Contreras con el nombre de Ana Lucía á la india que acon- 
sejara á los volatineros padres acudir á la santa Imagen 
p/díéndoh el remedio de su pena, á la vez que la declaración 



— 29- 

(le Antonio Escoto de Tobar llama Anna Graciana á la mis- 
ma devota mujer; y en fin, otra excepción áque adelante se 
alude. 

Cuanto á la relación comunicada por el Br, Diego de 
Camarena al historiador Tello, si bien resulta acorde en la 
parle substancial, difiere en varios íiccidenles de la del Br. 
Contreras Fuerte. Esas variantes consisten: en el nombre de 
la india; en la edad que teñía ésta; en el lugar de la muerte 
de !a hija de los funámbulos; en si fué ó fueron uno ó varios, 
según el caso, el individuo que concurrió ó los individuos que 
concurrieron á reparar la Imagen en Guadaiajara; y en el año 
en que Dios concedió que la referida Imagen hiciera su pri- 
mer milagro público. 

Aunque en nada afecten estos desacuerdos á lo principal 
(le los relatos, conviene explicar tales divergencias, para que 
la verdad quede establecida sólidamente. 

Acerca del delantero de esos puntos, debe notarse que 
si bien difieren el Br. Contreras v el Teniente de Alcalde ma- 
yor Escoto en el segundo nombre de la india, ambos convie- 
iienen el primero, llamándola Ana; conformidad que da tanto 
íííayor valor á ese dicho de los dos, cuanto que la divergencia 
^ntre ellos respecto del otro nombre demuestra que no se ha- 
bían puesto de acuerdo al declarar, y que procedieron valién- 
dose cada cual de su memoria. Bajo tal concepto, la deposi- 
ción de estos dos testigos, igualmente abonados, es preferible 
^ la del Br. Camarena. 

Es cierto que éste era el párroco de la jurisdicción; ma¿5 
Por una parte, es de notarse que no residía en San Juan, sino 
^M la cabecera de aquélla, en Xalostotitlán; por lo cual, aun- 
que pudo ser frecuente, no era continuo su trato con sus feli- 
Kfeses avecindados á la distancia de cuatro leguas; y por otra 
toarte, que le comunicó sus noticias al P. Tello, diez años 
después de la muerte de la india y ya residiendo él hacía algún 
tiempo en Guadaiajara. Fácil es que por estas dos razone.-^ 
olvidara el verdadero nombre de la obscura india sanjuanense 
V que le aplicara la doble denominación (1) de Alaría Magda- 

( i> Para la debida claridad de este pasaje, es oportuno advertir que 
si Uen muchos de los indios adoptaron en el bautismo algún apellido 





- 30 — 

lena, que era la más usada por las intiigenas de esii feliyi'esía; 
y aunque Liiíipoco faltaba quienes llevaran el doble nornbrti 
de Ana Lucia, eran en muclio menor número que las que se 
distinguían por aquel otro duplicado. (2) 

La divergencia respecto de la edad de la india Ana, — quu 
dados los expuestos precedentes así deberá ser llamada en lo 
sucesivo, — se comprende con sólo lijarse en los lénnínos que 
usaron en sus respectivos relatos el Br. Camarena y el Br. 
Contreras: el primei-o realmente así^ró que la piadosa mu- 
jer en 16 i-2 «leiiiainás de ciento y diez años»; en líinto que el 
segundo tuilcAiló que en 1684 tseria de ochenta ai"ios.> Aquél, 
por nizón de su ministerio pan'oquial, estaba en condiciones 
de saí>er mejor que ei Br. Contreras á qué atenerse á tal 
respecto, hallándose en posesión de los registros de su cura- 
to, y debió no olvidarse de los años de Ana, por ser un caso 
no muy común de longevidad; y cl Br. Contreras. al juzgar 



español ó agregaron á su nomtwe propio castellano eJ indígena que 
hasta entonce» habían llevado, quedándoles este último como apelli- 
do, y pasando en ambos casos por herencia á sus famihas taleü nomi- 
naciones genéricas; fué lal vez lo más común, que en vez de apellido 
íe les diese otro nombre de algún santo, aparte del primero, para que 
el segundo de ellos distinguiera ál"s que llevaran en primer término 
mi mismo nombre; y además, esa segunda denominación no pasaba de 
padres á hijos, sino que variaba arbitrariamente en lasucesJón. Esta 
costumbre, en la que se nota la piedad de los misioneros y que serla 
seguida por imilación de la práctica semejante que observaoan los 
miembros de algiui os délos institutos religiosos, al entrar en clausura, 
se mantuvo con vigor en nuestro país por lo menos durante lo-í siglos 
XVI y XVH. Sin embargo, c rrieiido el tiempo esos segundos nom- 
bres se con\')rtieron en apellidos. 

Con esto se comprenderá ya bien lo que en el texto se dice acerca 
de la d»pl¡cac:ón de nombres; asf como que por cirtunscribirse la 
devoción, en los pueblos indígenas, á señalados santos abundaran en 
cada lugar los homónimos ó rccii(//r»<: mexicanismo é^te, dicho sea de 
paso, que tieneorigen en el verbo l"cii/uti'i, "jx>ner nombre, ó nom- 
brar á alguno, ó llamarle por su nombre", como lo enseña Molina. 
'"Nombre, dice á su vez nuestro Cortés y Zedeño. tuaüt/t, 1. locuio, 
vel itomii/t.'' 

(j) De 514 mugeres de confesión y comunión y sólo de esta últi- 
ma, que existían en tos pueblos de indios de la parroquia de Xalosloti- 
tláti el ano de 1679. como se verá en el respectivo padrón que en un 
apéndice de esta obra insertaré, no menos de 50 llevaban el doble 
nomhrt de María Magdalena, y sólo 4 el de Ana Lucía. 



— 31 — 

que la india tendría ochenta años, cuando era ya centenaria, 
se fundó seguramente en la apariencia fisiognóinica de ésta, 
que debfa hallarse bien conservada. La cuestión, en todo caso, 
es de poco fuste; y basta, para cortar toda dificultad, saber a 
punto fijo que según entrambos pareceres Ana era ya senil. 

No es tampoco imposible conciliar el dicho del Br. Cama- ' 
rena, cuanto á que la muerte de la hija del volatinero haya 
sucedido antes de llegar á San Juan, con el del Br. Contreras 
Fuerte, s^ún el cual aconteció en el mismo San Juan y que 
se ve, por lo demás, robustecido con el de otros testigos: sufi- 
ciente es para esto, suponer que el hecho pa^ó en las goteras 
del pueblo, en pertenencias de este mismo: así, pudo decir el 
Br.Camarena, sin que aparezca en positiva cont/adicción con 
los demás narradores del caso, que la niña murió antes de lle- 
gar á San Juan, entendiendo por tal nada más el caserío; 
V á la vez se expresaron con verdad y propiedad quienes 
dijeron que el referido caso ocun'ió en San Juan, compren- 
diendo en esa denominación ya sea el poblado ó cualquiera 
parte de los terrenos de su fundo legal. Mayor es la posibi- 
lidad de esta explicación, si se piensa en que el conjunto de 
pobres chozas que fonnaban, en un sentido extricto, el pue- 
blo, cuando aconteció la muerte de la nina saltatriz, debió 
ocupar un espacio reducidísimo en tomo del Hospital. De 
esta manera viene á resultar ficticio el desacuerdo. 

No lo hay tampoco realmente en haber aludido el Br. 
Camarena á que un solo hombre incógnito se hubiera encar- 
gado en Guadalajara de reparar la antigua y apolillada hna- 
gen de la Virgen de San Juan; en tanto que el Br. Contreras 
hizo mérito de varios mancebos. A uno se refieren tam- 
bién el capitán López Ratnírez y Francisco Flores, como el 
único que se ofreció á repararla; cuidando ambos, sin embar- 
go, de advertir en sus declaraciones que ese mancebo ó mo- 
zo era "de los que dice el Licenciado Fuerte." En tal sentido 
se puede entender que aludiría á uno solo el Br. Camarena, 
aunque otros acompañaran á ese uno. 

Finalmente, no cabe duda en que el Br, Camarena sufrió 
wi enror al asignar el año de 1630 como fecha del suceso; 
puesto que al visitar el Br. Contreras, cuatro años después de 




— 32— 

ese, el templo de San Jua» y hacer prolijas invesligaciones 
acerca del origen de la sania Imagen, supo qutí ¡ú parecer 
había hecho el primer milagro púliíico once años antes dcf 
de tal visita, resultando de su cómputo que fué ese prodigio 
en 1028. Y aunque otros dos de ios declarantes, — ILsteiían 
■ Gómez é Inés de ftlendoza,— indican con cierta vaguedad que 
acaeció el he<'-ho mirilico más de ciiiciienta años antes de 
la información levantada en 16li8, lo que equivale á decir, 
que ííi¿ con antelación á 1618; y Francisco Gutiérrez Uiihio 
(lec'íiró que no se acordaha con íijeza si en 1619 ó U)20 !« 
contó A su esposa en Xaíostolitlán aquel mismo hecho el 
volatinero; en estos casos la falta de precisión de la fecha, ha- 
ce que el dicho de estos testigos, (no acordes los tres, y los dos 
que lo están expre^iindose con incertidutiibre.) mucho menos 
que elatoslado del lír. Camarena pueda contrarrcslai" ladeduc- 
eión quesaiíó de sus diligencias el otro eclesiástico cwnstilui- 
do en cjüidad prüominente con referencia á este ¡isunlo singu- 
lar. Adviértase, con todo, que más se aproximan las fechas 
mencionadas por esos li-es tesUgos, á la que lijó el lír. 
Gontreras, que á la que asignó el Br. CarnarciieC. 

Allíuiados esos ligeros tropiezos, so puede, en lírreno 
llano y lirme, reconstituir así el sucoso que Originó la celebri- 
dad taumatúrgica de esta reverenciada imagen de la íMadro 
do Üios. 

Por el año de IB23 una errabunda familia de acróbatas, 
procedente de San Ijjís Potosí, compuesta del padro, la ma- 
dre y dos bijas, y llevando en su compañía una cabra amaes- 
trada, al ir caminando con rumbo á Guadalajara, donde iba ú 
ganarse el sustento ejerciendo sus habilidades, llegó á hacer 
jornada á San Juan; y allí, para aprovecliar el tiempo, se 
entregó esa familia, en presencia de varias personas, entre 
ellas Miguel López de Li/alde y Gerónimo de Arona, al 
ensayo de un difícil lance de cubistica, (*) saltando sobre 
espadas y dagas hincadas en el suelo y con la jniiita hacia 
arriba. 



* Con esle nombre griego se designa desde tíeuipos muy antiguos 
el arte gimnástico de saltar violentamente ó echar voltereta.'^. 



— 33 — 

Desgraciadamente, la menor de las hijas, que contaba 
apenas íle seis á siete años de edad, cuando iba á dar ó había 
dado ya la voltereta que le tocara en turno, perdió pisada 
y cayó sobre uno de los aguzados puñales, que atravesándole 
el cuerpecito, la privaron de la vida. 

El dolor de los infelices padres fué inmenso y lo expre- 
saron con demostraciones ardorosas que conmovían á cuan- 
tos las presenciaban: ¡perder tan inesperadamente aquel ama- 
ble fruto de su unión, que aun los embelesaba con sus gracias 
infantiles! ¡tener que dejar allí, abandonado en tierra extraña, 
aquel peda;codesu alma! ¡pobres gentes! Pero ¿qué otra cosa 
hacer? Preciso fué pensar en darle al cadáver de la desven- 
turada niña, sepultura en lugar sagitado: condujéronlo á ese 
efecto, después de amortajarlo y cerca de la hora del medio- 
día, á la capilla del Hospital, donde quedó en depósito, ínte- 
lin se iba á avisarle al párroco de Xalostotitlán lo sucedido, 
l>ara que acudiese á presidir las exequias ó diera cuando 
menos su licencia para proceder al entierro. 

Ante el inerte cuerpo seguía haciendo el duelo la des- 
consolada familia; y había tanta angustia en las lágrimas y 
los sollozos de los tristes padres, que la anciana india Ana, 
esposa del sacristán Pedro Andrés, com|)adecida al ver tan 
grande pena, les insinuó, con expresivas frases de la lengua 
mexicana, — conservada allí aún por los terrícolas, — que no 
8e desesperasen; que en ese mismo lugar había una imagen 
de la Santísima Virgen, tan prodigiosa que sin humana inter- 
vención se trasladaba á donde le placía en aquel oratorio y 
solía platicar con ella mano á mano; que invocasen, pues, á 
la Cihuapilli y que de seguro recobrarían el bien perdi- 
do. 

Asimilándose la honda fe de tales conceptos, ('on bue- 
na voluntad y firme esperanza aceptaron el consejo los infeli- 
ces: sacó entonces Ana la santa Imagen, que por estar muy 
deteriorada á causa de la vejez, se guardaba en la sacristía; 
púsosela sobre el pecho á la difunta niña; encendieron en ofren- 
da una vela; y fervorosamente se arrodillaron los volatineros 
para implorar el favorde la^Madre de Dios, acompañándolos en 
sus oraciones buen golpe de vecinos que á la novedad había 

5 




- 34 - 

acudido con ánimo hospitalario. Las plegarias se sucedieron 
á las plegarias en el discurso de lai^o tiempo, hasta que á 
á eso de las cuatro de la tarde, notaron los circunstantes, — 
quiénes con asombro, por más que todo lo aguardaran, y 
quiénes con estupefacción, porque apenas podían darle crédi- 
to á lo que estaban viendo, — que la muerta abrió los ojos y 
comenzó á moverse lánguidamente, como quien despierta de 
im pesado sueño. Cortáronle ai punto las ligaduras de la fúne- 
bre túnica que la envolvía; quitáronle ésta, entre ardientes 
caricias, los gozosos padres; y la resucitada, sana además de 
su herida y con entera salud, se abrazó con inmenso agra- 
decimiento á la Imiten de su Protectora celestial, y clamaba, 
dirigiéndose á su madre, que queria quedarse ahí para siem- 
pre. 

No puede caber ninguna duda acerca de la cualidad 
sobrenatural de ese hecho: fué una obra sensíbk, asom~ 
brosa, contraria al orúfn acostumbrado de la Protñáfincia y d 
las leyes de la naturaleza: es decir, que reunió en sí todas las 
condiciones del milagro, correlativas de tal detinición. Nin- 
guna causa criada pudo producirle: ¿quién ó qué bahria 
podido resucitar á la niña muerta de una puñalada, y dejar- 
la en un momento buena y sana? Acaeció el hecho sensi- 
blemente, habiendo testigos de la muerte y de la resurrec- 
ción de la niña; y aunque estos testigos fueran gente senci- 
lla, "¿qué dificultad bay, como dice un sapientísimo teólogo, 
en juzgar de la resurrección de un muerto? Nada más que 
ved" Elstá por encima de las leyes naturales, que un muer- 
to recobre la vida. Y por último, los sucesos relaciona- 
dos con ese acontecimiento y que se han sucedido por 
espacio de dos siglos y más de dos tercios de otro, comprue- 
ban el muy elevado objeto que Dios se propuso al hacer 
aquella maravilla: la mayor honra de su Madre Santísima, 
representada en su antigua bnagen que se conserva en San 
Juan y que ba venido á ser el blanco de una devoción fer- 
vorosa; y al mismo tiempo, por efecto de la bifinita Bondad, 
darle ser en aquel humilde pueblecillo, emplazado en el cen- 
tro de la tierra mexicana, á una perenne fuente de gracias 
para los necesitados. 



— 35- 

I^ parte final de los relatos, la en que se cuentan las 
circunstancias que acompañaron á la renovación de la santa 
Efígíe, puede reconstituirse en la forma siguiente, adoptando 
para ese objeto aquellos ponnenores que presentan mayor 
verosimilitud entre los diversos que suministran los documen- 
tos ya citados. 

No era posible que accedieran á los deseos de la rediviva 
chiquilla sus gozosos padres, por mucho que fuera el agrade- 
cimiento que les inspirase la merced incomparable que acaba- 
ba de hacérseles; pero deseando demostrar en otra forma cuan 
reconocidos le estaban á la santa Imagen, solicitaron de los 
encargados del Hospital licencia para conducir la bienhecho- 
ra Efigie á Guadalajara, donde Juan Ibáñez, (1) Gándara, (2) 
ó algún otro pintor ó escultor de los que vivieran en esta capi- 
tal, podría encargarse de reparar con habilidad las injurias 
que el tiempo había causado en el rostro y las manos de 
aquella obra de arte. Con la anuencia del párroco, acce- 
dieron los funcionarios indígenas á las vivas instancias de los 
agradecidos volatineros; aunque para tener seguridad de que 
la valiosa joya se le volvería al pueblo, dispusieron que dos de 
los naturales acompañaran á la familia de los saltarines en ese 
viaje, llevando el carácter de custodios de la CihiuipilU. IIí/o- 
se con felicidad el camino; aposentáronse, ya en la población, 



(i) Este pintor fué sepultado en Guadalajara. según consta en 
uno de los libros del Sagrario, el i6 de abril de 1626. Como este 
Jnan Ibáflez es el único pintor guadalaj árense que haya dejado su 
nombre en los registros de la época referida, se le menciona en el 
texto; aunque es de suponerse que hubiera en la misma ciudad otros 
individuos que se dedicaran, con más ó menos arte, á los trabajos de 
pincel. 

(2) £1 citado Gándara se hallaba en Guadalajara por los años de 
1619a 1625; era escultor é hizo para la iglesia del Hospital de la Santa 
Veracruz un retablo dedicado á San Carlos Borromeo, y trabajó para 
Fr. José de Medrano, Prior juanino del mismo Hospital, un Niño 
Dios; aunque fué un mestizo cuyo nímbre no se expresa, y no 
Gindara, quien le púsola encarnación á esta última escultiu'a, según 
consta de tm expediente de visita hecha á esa casa por el Dr . D. Láza- 
ro Jiménez de Palacios, comisionado á ese efecto por el Sr. Obispo D. 
Fr. Francisco de Rivera. 

1 



donde la fortuna les deparó almgo. porque eran imiy esca- 
sas las hospederías; y la noche de ese miííino día. antes de 
que se diese ningiui paso en busca del pintor que se necesi- 
taba, se presentó en aquella casa un joven, á quien acom- 
pañaban otros, inquiriendo si no había ahí esculturas o'pin- 
tiiras que aderezar; contestáronle afirniativairiente; mustiá- 
ronle la Imagen; conviniéronse en el precio en que se haria 
la reparación; y no sin tomar infonnes exactos del domicilio 
del artista, le entregaron la Kfigie al joven solicitanle. (*) 

Al día siguiente, aun no se levantaba del lecho el volatinero 
cuando se presentaron el diestro mancebo y sus acompañan- 
tes, llevando consigo la hnagen ya reparada (^on toda perfec- 
ción; púsola el joven en manos de aquellos de los funámbulos 
que ya se hallaban en pié; éstos lleváronla al aposento en don- 
de descansaba el jefe de la familia, quien complacido al ver lo 
acaJjado de tan pronta restauración, le mandó cortés recado 
á aquél, avisándole que en breve ibaá levantarse y á entre- 
garle e! estipendio convenido; pero cuando salieron í;n busca 
del artista y de sus compañeros, ya no los hallaron.ni volvie- 
ron á saber más del uno ni de los oíros. 

Cuando los volatineros hubieron terminado sus funcio- 
nes en Guadalajara, — donde también se debieron detener 
disfrutando de los divertimientos de la ciudad los indios que 
habían venido de resguardo, — tornaron á hacer jomada 
para San Juan, con objeto de volverles la sania Imagen á sus 
dueños; y en ese camino, los habitantes de las poblaciones 
del tránsito, noticiosos ya de! gi'an milagro obrado por media- 

(*) Por h alie r desechado Mola Padilla, coii poco criterio ys 
fundaraenlo alguno, lo que informó el Br. Camareiia y apuntó Tello, 
acerca de la precaución tomada por los indios de San Juan para tener 
seguridad de que les sería devuelta por los volatineros la sania ima- 
gen, y la cautela con que el jefe de éstos li!?o que el pintor le enseñar; 
la casa donde vivía, tuvo aquel historiador, cuanto á lo primero, qui 
suponer hicieron los indios dueños de la Imagen, especialmente Ana. 
resistencia á dejar llevarla: y refiriéndose á uno y otro caso, quehacer ^ 
esta observación confusa: "es cierto que en estos estragos, sin preca- 
ver el riesgo, hay que admirar por qué pudo la íudia Ana Lucía te- 
mer que el maromero se apoderase de prenda á quien tanto debía, y J 
no pudo temer perder alhaja de tanta estima, y no darla á mancebosB 

e no conocía," 



— 37 — 

ción de aquella Virgen, al saber que allí venía, recibíanla con 
demosl raciones de fiesta v reverencia, entre ellas la de ento- 
liar el Tehuaizin, esto es, el Te Dmm. acompañadas las vo- 
ces con los alegres sones de las chirimías. Antes de llegar al 
pueblo privilegiado, se encontraron con otros indios que 
marchaban ya en comisión de su repúblic^a y por instigacio- 
nes d^ la devota Ana, que estaba cuidadosa por recobrar su 
tesoro, á investigar el motivo de la tardanza. Todos jun- 
tos, pues, entraron en San Juan; procediéndose á poner lue- 
go en el altar mayor á la milagrosa y renovada Imagen, de 
quien dijera, acaso esa vez, la agradecida madre de la nina 
resucitada, expresando un voto ferviente de su corazón: que 
"esporaba en Dios que había de venir mucha gente en rome- 
ría á visitarla." (*) 



(*) TeÜO: Crónica referida, cap. CCLXXXIX.— Plofenoia! obra 
citada, todo el cap. III. — Mota Padilla: Histcrria (ír la Conquista ih 
Iflhutva Galicia, cap. LXXI.— Perrone; Tratado de fa vtí^iadera 
Migián, cap. III. 



»#'*%***%#**k***^'*»#'«»**»»»»»»#»»^#»%^*»%^^»»^,»«^^«^^r«^^r%^,»»^,»%^,r%^^%. 



V. 



Disquisiciones y Aclaraciones. 



Aunque ni el Br. Conireras Fuerte ni las demás perso- 
nas que figuran (*omo testigos en las informaciones levanta- 
das en 1668, manifestaron de quién y cómo hubieran adqui- 
rido los indios de San Juan aquella antigua Imagen de Nues- 
tra Señora quccstaba olvidada en la sacristía de la capilla del 
Hospital, sogún la noticia que el Br. Camarena le dio al P. 
Tello, la india Ana expresó el recuerdo que tenía de que la 
Imagen era donación de un religioso de San Francisco; y 
apoyado en ese dato, el referido cronista presume que tal 
religioso fuera Fr. Antonio de Segovia, ''apóstol de esas nacio- 
nes", ó Fr. Miguel de Bolonia, ''que fué el primer guardián 
de Xuchipila." 

La primera de esas dos conjeturas es la más probable: 
1 ^ , porque, como atrás se dijo, el P. Segovia fué no sólo 
apóstol de los caxcanes y los tecuexes, en general, sino que 
en este caso particular lo caracteriza mucho el haber sido el 
primer guardián de Nochtlán, pueblo de donde tenía proce- 
dencia el de San Gaspar y los que se formaron con familias 
de éste; y 2 ^ , por la analogía, ya hecha notar por Mota 
Padilla, que resulta de haber sido también el P. Segovia 
guíen les dio á los indios de Tzapopan la Imagen, asimismo 



— 39 — 

tauínaturga, de Nuestra Sonora de la Espectacíón, más cono- 
cida con el nombre del lugar en que se venera. 

A la vez hay contra el apoyo único que se hace valer en 
pro de la conjetura de que fuese autor de tan preciosa dádi- 
va el P. Bolonia, una razón contundente: que el primero qu(í 
desempeñó las funciones de guardián en Xuchipila no ftié ese 
monje, como lo creía el P. Tello, sino el P. Fr. Martin de la 
Corona, pues así consta en un documento coetáneo y feha- 
ciente, que no conoció el mencionado cronista; y por lo mis- 
ino, el supuesto que descansa en ese error, no tiene la más 
mínima razón de ser. Más bien pudiera decirse, en tal caso, 
que el donante de la Imagen seria el expresado Fr. Martín, 
primer guardián de Xuchipila; pero con parar mientes en que 
entonces esta guardianía no abarcaba en su jurisdicción á 
Nochtlán, y que este pueblo era á su vez calvecerá de otra, 
que rigió Fr. Antonio de Segovia, resulta que á e.ste I\adr(?, 
y no al de la Corana, deberá atribuírsele el valioso regalo. 

Por lo demás, es probabilísimo que no se les hizo éste á 
ios indios, sino hasta después del abcamiento de 1 512; pm^to 
que sabiéndose, con ciencia cierta, que en tal sublevación los 
caxcanes, teniendo á su frente álos de Nochtián. t quema- 
ron y derribaron las iglesias,» volvieron á ado]>tar los 
antiguos ritos de su culto idolátrico y sangriento, y hasta 
«hicieron penitencia del tiempo que habían sido cristianos", 
mal puede creerse que en esos pueblos quedara á híúvo do, 
las resultas de esa conflagración ninguna de las Imágenes (]ue 
les hubierati dado los misioneros á los naturales. Vs<o presien- 
te tiene que datar de fecha posterior á la revuelta; sí?ria un 
recuerdo que el primer evangelizador de Nochtián les lleva- 
ra ó les enviara á sus antiguos doctrinos, al terminarse aqu(*- 
Ha guerra, cuando solícito mandó á misionar entre ellos y los 
demás de su lengua y progenie á Fr. Miguel de Koloiiia. 

Decidido este interesante punto á favor del P. Segovi;i. 
es oportuno inquirir, ha^^ta donde sea dable, quién pudo s(fr o\ 
autor de la bendita escultura de Nuestra Señora de S;ui Juan. 
Tanto el Br. Contreras Fuerte como el Ik. Arévalo, ectle- 
siástícos que por haber de.«emperiado durante mij^'lios ;u'ios, 
como va se verá, las funciones de capellanes del templo do la 



-40- 

saiiUi Ii iiagefr*fíffléru?Ocasiún (ie verla mil y mil veces, de 
locarla y de examinarla con tudo detenimiento, poref cual 
motivo su lestiinonio á este respeclo merece entera fe,— están 
iicordüs en asegurar, sin el menor asomo de duda, que la 
materia de que está romiada LtI escultura es pasla de 
Miclioacán. 

Esta masilla se¡ compone de la manera siguiente: "cogen, 
dii'e un curioso cronisla, la caña de! maíz y le sacan el cora- 
zón, que es á modo de corazón de cañeja, pero más delica- 
do, y moliéndolo, se hace una píb-ta con un género de en- 
grudo (jue olios llaman tatzingueni, tan excelente que ye ha- 
cen de ella las famosas hechuras- de Cristos de Michoacan, que 
fuera de ser tan propios y con tan lindos primores, son taii 
ligeros que siendo de dos varas, al respecto pesan lo que 
pesaran siendo de pluma y así haii sido y son las hechuras 
más eslimadas que conocen." 

\)e esa pasla se hacían no sólo Crucifijos, sino también 
otras imágenes de santos, como la de la Asunción de Pátzcua- 
ro, más conocida con el nombre de Nuestra Señora de la 
Salud, mandada faJirícar por e! Sr. Obispo IJon Vasco de 
Quiroga, "de caña de maíz batida, explica el autor de la 
«Vida» de ese veneralilo personaju,que es un género de pas- 
ta usado en este Heirio, cuyo peso es ligerissimo y de grande 
consistencia." 

-Atribuye aquel mismo cronista la invención deesa pasla 
á los tara.scos; pero su aplicación ala estatuaria de los san- 
tos, les lué enseñada á e-sos naturales, si se da crédito á Mota 
Padilla, por Matías de la Cerda, lel más famoso es(^uUor 
que á estos reinos pasó de la Europa, cuando se pobló Amé- 
rica, (súplase: •porlosespaiioIes»,)y fué el primer maestro de 
donde se ha derivado de padres á hijos el oficio que hoy es 
coiuun en los indios de la sierra de Michoacan, cuyas imáge- 
nes se comercian en todo el reino, especialmente Santos 
Cristos.» Este escultor fué padre del mestizo Luis de la 
Cerda, autor de las imágenes del Señor Crucificado que se 
veneran en Amacueca y en la Magdalena; y las obras de uno 
y otro estatuario, conforme al testimonio del cronista arriba , 
rumio. • llegaron á gozar la estimación de toda la Empopa. » 



— 41 — 

A alguno de estos dos célebres artistas, (puesto que 
habiendo venido Matías á México por los años de 1521 y 
subsiguientes, c cuando se pobló América » por los conquista- 
dores, él y su hijo fueron probablemente coetáneos de la 
donación que les fué hecha á los indios de San Juan hacia 
cualquiera de los años inmediatamente posteriores al de 
1542.) ó á lo menos, á alguno de sus más aventajados discí- 
pulos, se le debe atribuir, basándose en estos indicios, la 
hechura de la bella Imagen de Nuestra Señora de San Juan. 

Y no cabe dudar que es muy hennosa: léase como 
prueba de esto, la entusiasta descripción, llena de idealismo, 
que hacia de ella, aun no terminado el siglo XVII, uno 
de los dos capellanes antes mencionados: ''es su Santíssimo 
Cuerpo de poco mas de una tercia, y para que levante hasta la 
estatura de media híu-a poco mas, está dentro de un vaso de 
plata con su peaña, y dentro del vaso unos cogincillosde algo- 
don. El. Rostro de esta Soberana y milagrosa Imagen es aguile- 
iK), los ojos muy grandes, rasgados, y de color negro; el co- 
lor de su Rostro es impossible determinar quál sea, respecto 
de que unas veces está muy encendida, otras muy pálida, 
otras trigueña, y también denegrida; y lo que mas admira es, 
que suele estar tan lleno el Rostro de luces, muy suaves y 
apacibles, que no se le distinguen con la confusión de las 
luces, ni los ojos, ni facción alguna de su Rostro, esto es en 
dias señalados, como en todas las Fiestas de su Santíssimo 
Hijo, y en las de la Virgen Santíssima, como es en su Concej)- 
cion, Natividad, &c. Estas lu(íes le nacen de una estrella que 
tiene continuamente en el Rostro, unas veces en la frente, 
otras en la barba; A lo que mas admiración causa es, que al 
mismo tiempo se muestra á unos pálida, á otros muy encen- 
dida, á otros denegrida, y á otros con las luces que tengo ya 
referidas." 

El mismo Br. Arévalo le avisaba al I\ Florencia, por 
conducto del Dr. Castoreña y Ur/úa, que ''viendo que mu- 
chas veces le salen á la Virgen luces del Rostro, especial- 
mente en las fiestas de su Santíssimo Hijo, y las suyas, por 
v^ si eran brillos de unos diamantes que tenia la Imagen, 

cenó el Tabernáculo y apagó las luce?, v a^^scniándcso \Ar 

6 



— 42 — 

una rendija de la puertecica, vio la Santa Imagen, y todo el 
Tabernáculo ardiendo en luces y resplandores brillantes, con 
que entendió salian del Rostro de la Imagen las luces, y no 
eran mendigadas de los diamantes postizos. Todo esto lo 
afirmó con juramento, como he dicho." 

Aludiendo al supuesto de la estrella el V. Florencia, no le 
pone á ese aserto ningún reparo; se contenta con decir que 
«no es estrella de luz natural», pues «de ser así fueran siem- 
pre sus reflejos de un modo»; que es cosa de misterio que eso 
acaezca en las principales fiestas del Señor y de la Virgen; que 
si se le pone á la Imagen el rostro denegrido es, á lo que pare- 
ce, porque entonces se llegan á su capilla ó á su altar «perso- 
nas con las conciencias manchadas»; y por último, advierte en 
una acotación marginal, que «el Br. Miguel Guerra Baladez 
(sic) testifica averio visto (el cambio de luces ?) ahora poco há » • 
También el testigo Francisco Gutiérrez Rubio, mucho 
tiempo antes que los dos citados atestantes oculares, afirmaba 
«que ha visto el Rostro de dicha Imagen mas encendido unas 
veces que otras. » 

Da bastante luz cuanto al cabello de la Imagen este 
párrafo de la declaración del Br. Contreras Fuerte: «Llegan- 
do á este Santuario Doña Isabel de Bocanegra, en compañia 
de su marido Don Juan Maldonado, que iba por Alcalde ma- 
yor á Aguas Calientes, trajo esta Señora licencia in scriptis 
del Señor Obispo Don Juan Ruiz Colmenero para vestirá 
la Virgen. Hízolo; escogió un vestido de lama verde; púsole 
las joyas que le parecieron, y una cabellera negra, que la dicha 
Doña Isabel le trajo, que al dicho Vicario Fuerte le pareció 
el color tan mal, como ver á la Señora en manos de una 
muger, que no la avia visto en otras hasta entonces, tanto, 
que afirmó el dicho Vicario, que á no averia visto vcistir la 
desconoíMcra. Irisóla el Vicario en su casa (sic); pero dentro 
de pocos dias repararon dicho Vicario, y el Licenciado Nico- 
lás Pérez, que no tenia la cabellera el color que quando se la 
pusieron. Bajáronla para cerliíicarse, y (*ra assí, que el color 
negro de la cal)ellerase havia vuelto acastañado, de color de 
avellana, que es lo mismo. Este es el color que dicen los Autho- 
res que tenia e\ cabello de la Virgen. Dejóla assí el Vicario 



— 43- 

por algunos dias puesta, y después dio cuenta al Señor Colme- 
nero; luego se la quitaron. Repartió dicho Vicario por reli- 
quias al llustríssiino Señor D. Fr. Marcos Rarnirez de Prado 
Obispo de Michoacan, á Don Gerónymo de Salcedo del Ahi- 
lo de Santiago, al Dean de Guadalaxara, al Bachiller Don 
Bartholome de Sahina Provisor, y á los demás del Cahildo... » 
Mucho respeto merecen esas declaraciones emanadas 
principalmente de sujetos nada vulgares y de estricta concien- 
<^'ia; pero sin negarles á sus palabras la buena fe, se advierte 
que los hechos que en esa parte figuran como extraordina- 
rios, no son de los que exceden los límites de mía explica- 
<^'ióx\ natural: la mudan/a de tintes en el semblante de la vene- 
«"able hnagen, puede atribuirse al efecto óptico causado en 
^' observador por motivo de las variaciones cromáticas de 
^^s trajes que se le vestían alternativamente á la misma santa 
'^^agen, pues consta que los tenía entonces de (^olor mora- 
^^P^ azul, rojo, verde, blanco, etc, etc, ó bien, al reflejo de las 
P'^clras de diversos colores ccn que se alhajaba la Efigie; 
los resplandores del rostro, al brillo de las mismas piedras 
preciosas puestas en la corona, en los pendientes y la gargan- 
* -^la, sin que valga en contrario de este supuesto la experien- 
^'*a que se hizo apagando las luces y cerrando el tabernáculo, 
Yíi que no se tuvo, á mayor abundamiento, la precaución do 
apartar de la Estatua los diamantes y se dejó un resquicio 
V^Or donde penetrara la luz del exterior, que pudo ir á herirlos 
V á arrancarles fulgores; (jue esos cambiantes fueran coinci- 
^^ntes de las principales fiestas religiosas, á que en ellas, 
^'-omo es costumbre, se le mudarían ropa y joyas á la vene- 
nada escultura, y al par á que enlonces ante ella esplondoría 
^líiayor número de luces artificiales que de ordinario; y, por 
Oltimo, el cambio de color de la cabellera, al efecto químico- 
biológico de alteración decolorante en el pigmento del pelo 
íuuerto ó del que simplemente carezca de elementos nutri- 
tivos. 

En sentir del insigne Abate l)u-Clot, «es más piadoso 
Y más conforme con la Religión, lo que menos desdice de la 
verdad»; y «son tantas y tan de bulto las cosas verdaderas 
que la Religión y su historia contienen, qv\e íu^Ya\\\^w^^ ^^ 



— 44- 

quien io hiciese y no poco perjudicial á la piedad misma, 
echar mano de las falsas y dudosas y quererlas anunciar á 
los fieles. » 

Descartando, pues, lo que esa parte de los antiguos rela- 
tos ofrece como maravilloso no comprobado, y co iservando 
incólume lo que de indudable tiene, las senas que de la santa 
Imagen se han dado son éstas: el color trigueño, los ojos ne- 
gros y rasgados, delgado el encaje de la cara, y la cabellera 
de color castaño. 

Añádanse á estas particularidades, la nariz afilada y perfec- 
ta, y la boca pequeña; así como debe expresarse, por lo que 
toca á la actualidad, que la pátina del tiempo ha dorado de 
seguro aun más aquel color de espiga madura; que la c^ellera, 
quebrada á trechos, le cae graciosamente á la Imagen sobre 
los hombros; y que los siglos han estropeado sus manecitas.(*) 



m 4 i ' 



* Florencia y Tello, obras y lugares citados, y ademasen la refe- 
rida de aquel P., el cap. IV. — Mota Padilla, obra y cap. ya citado y 
también el LXXV.— La Rea: 'Crónica de la Orden de N. Seráfica 
P. S. Francisco, Provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacáii 
en la Nueva Es«paíia,'* lib. I, cap. IX. — Moreno: ** Fragmentos de la 
vida y virtudes del V. Illmo. y Rmo. Sr. Dr. D. Vasco de Quiroga," 
lib. I. cap. XI.— Du-Clot: **Vindicias de la Biblia." vol. IV, fíí 
Meado, nota 1**, párr, XL. 



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VI, 



Un Apostolado Sublime. 



«TjOS primeros frailes que venían á las Indias reducían 
todas sus aspiraciones, concentraban todos sus esfuerzos y 
cifraban el objeto de sus trabajos en dos cosas: conversión de 
los idólatras á la fe cristiana y protección de la vida y libertad 
de los vencidos naturales; fuera de esto nada les preocupaba ni 
nada llamaba su atención; ningún anhelo de riquezas; ningún 
empeño por los honores; ningún cuidado por los títulos ni 
por el puesto; pobres hasta la miseria, abnegados hasta el 
sacrificio»... 

Uno de los más esquisitos ejemplares de ese admirable 
prototipo que con tanta justificación como imparcialidad retra- 
tara en las lineas anteriores un historiador moderno v mieni- 
bro prominente del partido liberal mexicano, fué Fr. Antonio 
de Segovia, esa grande y evangélica figura que por sus muchos 
benéficos lilulos conexivos entre ella, la Santísima Virgen de 
San Juan y la población del mismo nombre, requiere ser en 
este libro detenidamente observada v no entrevista nomás. 
Atendiendo á que «los franciscanos solían cambiar su 
apellido propio por el nombre del lugar de su origen,» (*) en 



(*) Bn comprobación cita el Sr. Icazbalceta, cuyo es tal aserto, 
i Fr. Toríbio de Benavente (6 MotoliniaJ que tenía por apellido Pti- 
''«áe», y i Fr. Martín de Vafencia, natural de Valencia de Don Juav^ 
qoe se llamaba Fr. Juan Martín de Boíl, Entre los mii>ioneros que 
vinieron á Xalixco, 6 Jalisco, que hoy escribimos, no escasean los 
ejemplos de la misma costumbre: recuérdese á Fray Martín de la 
ftrwilo, Pr. Ángel de Valencia, (que se apellidaba Srfirt'to 6 Sauce- 
*í, Fr. Asidiiés de Córdoba^ Pr. Miguel de las Garrobillas. etc. etc. 



i ciudad de Segovia naceríii esle rutiiro apóstol, por el año 
(le 1489, según probable cómputo. 

Sólo se sabe ds fijo acerca de su vida en España, que 
allá pertenecía á la provincia de la Concepción, que es la de 
Valladolid, esclarecida por los apostólicos varones que envió 
á la conquista espiritual de la Nueva España, entre los que se 
cuentan Fr, Juan de Zumárraga, — -el primer Obispo y Arzo- 
bispo de México, — Fr. Andrés de Olmos, Fr. Juan de Tapia, 
y Fr. Bernardino Marmóreo. 

El antiguo cronista de la de Santiago de Jalisco dice y 
repite que fué uno de los individuos de la Orden Seráfica quft 
vinieron en la segunda harcaila ó misión autorizada por el 
rey y los superiores eclesiásticos para trasladarse en 1525 &. 
estos nuevos dominios; pero persona de mucliaauloridad en la 
materia, — fundándose acaso en que el historiador Mendieta 
al ocuparse de lal b/trcadti expresa que la fonnaron < Fr. Anto- 
nio Maldonado, Fr, Antonio Ortiz. Fr. Alonso de Herrera, Fr. 
Diego de Almonte, y otros muy e.sclarecÍdos religiosos de la 
misma provincia de S. Gabriel,' y en que el P. Segovia no 
pertenecía á ésta, — se decidió á ponerlo en el número de los 
veinte franciscanos que hasta cuatro años después de ese, en 
el de 152í),trajo Fr. Antonio de Ciudad Rodrigo, tmo de loa 
doce primeros que asi en cueipo aportaron y que había ido 
la Península con el objelo de negociar varios asuntos á favor 
de los indios, principalmente que no Fuesen retenidos como 
esclavos- En tal supuesto, habrían sido los compañeros de 
viaje del P. Segovia, según el respetable autor que pregona 
ia segunda de esas opiniones, Fr. Juan de San Francisco, Fr. 
Jacobo de Testera. F>. Alonso Rengel, el doctísimo Fr. Bernar- 
dino de Sahagün.Fr. Juan del Águila, el mártir Fr. Antonio de, 
Cuéllar. Fr. Cristóbal Homero ó Zapata, Fr. Alonso Urbano. 
Fr. Alonso de Topas, Fr. Luis el francés, Fr. Luis de Soto, Fr., 
Hernando de Segiu-a, (dicho el PiAre), los PP. Gocial, Ricque 
y Rodenas, y los legos Fr. García de Salvatierra, Fr. Hernando 
de Leiva. Fr. Daniel, (el italiano bordador,) y Fr. Miguel Nava- 
rro. 

En compañía de estos obreros evangélicos navegaban 
iuinbién un hyo de ilotecuhzoma, D. Lorenzo el hijo 



— 47- 

Maxixcatz'.n, mucho? caballero? v señores mexicano?, Ihix- 
caltecas y de otraj? ciudades de la Nueva F^pafiíK lo? odio 
volteadores del palo, lo? doce jugadore? de pelolíi. lo? indi< s 
é indias muy blanco?, lo? eiiímo? y lo? contrahecho? (|ue el 
año precedente había llevado, con otra? cunosidadc? nafu- 
rales ó artificiales de la tierra conquistada. Hernán Corh? al 
Rmperador I). Oírlo?; y á las cuales persona? (».-le njonarca 
hacia volverá su patria, recomendadas á Fr. Antoíiio de Ciu- 
dad RodrijíO. La oportunidad no podía ?ei- nie^ur para (jik» 
los religiosos aprovecharan tan larjíajornr.da, en coni(»ííx;ir ;í 
liacer su aprendiza;e de la len;rua níexicana con arnieüos roni- 
pañeros- Asi lo hace notar acerca de Fr. Bernardino th Saha- 
gíin eminente bi<'»grafo suyo: y es nuiy l<'>gico hacer extcri- 
«iva esa advertencia cuanto al P. Segovia. quien csíah;i vw 
toda la madurez de la «'dad. pues de cierto se sa!)e í|u:' fcMiía 
entonces cuarenta años. 

El mismo de su llej-ada coincidió con t*¡ (hl |'nii<ip:o di? 
la expedición de Numo M \trán í1 * (liunini á do di? Xalix(f>>: 
sobre las sangiientíis huellas (!e ese nuevo ;iv;ini c de la <oii- 
quista española- se adelantti con pié \m\u\ sin r.v-h;.l;ir en los 
rojos coágulo? y llevand > <ín las manos por sola ¡iviua y ] or 
todo escudo el crucitijo. y en lo? labios pa\t!):as dt- <í;nsiií-lo 
y de vida, de caridad y d • n'li^íii'Hi. rl fervor s<; oiísIotiíto 
Segovia, 

El señorío deToiíallan. hoy Ton;dH. dondf mijuTalía l,i 
prudente rUnwpilU Tzaj )Ot/ii ir< ). i Kh ^'hnjtutitn. y coi no 1 1 :t < n.i . 
áloqueparece, de su hijo menor di- edad. Xurhitl/in. iJartlin.) 
filé el primer escenario dr su piediraci<';n: n»: \\\'<r al!í. on 
1531, con Fr. Juan de Padilla y su le;io Fr. Andn s fh» Tóido- 
ba,que habían rejíresadod«*l viaje que á las liiTras (|<»| litiii.il 
de Occidente acababan d** harí-r acomiMuai'd^i í:\ fj.'rí-.li» 
español, y con el I*. Juan H.idia. Hadill«Mi |{.jdi;.no. ij:í<' de io- 
dos estos modos s*^ apellida á este rel¡;;¡oso frann's dr wwr.nu. 
Tetlán, pueblo df e^-^.* sefiOrio y «|ur ríribi''i la! nombn- ¡j 
causa de una gran piedra qiu* cenadi-l lu;i.ir sr manliMjí.i ^-n 
peregrino equilibrio, fu»'- ele;z¡ílo [lor ellos «onio ba.-í- dr? í^j.-era- 
ciones para excursionar ev;üi;i#-¡i(ajnenle en Iíj.-- ca>iíazyos 
de los contornos. 




-48 — 

Copiosa fué la mies que entonres cosecharon estos varones 
apostólicos: los indios cristianizados fueron inumerables y en- 
tre ellos se contaron la * cihuapilli » y su hijo, que recU)ieron el 
bautismo en la capilla que en el Itepec.ó seael Cierro b<irri;ju<to, 
había levantado Guzmán dándole el titulo conmemorativo de 
Victoria de la Cruz, y por aquel bautizo llevaron en adelante 
respectivamente esos caciques los noiribres de Juana Bautis- 
ta Danza y de Santiago Vázquez Palacio; apellido el prime- 
ro de ellos, debido, segiin la crónica indígena, al recuerdo del 
baile con que íeslejó aquella señora la entrada de los españo- 
les; el segundo, á haber apadrinado al neólito en aquel sacra- 
mento el capitán Diego Vázquez, y el último, por alusión á la 
herencia palatina (?) que debiera disfrutar el que lo adoptó. 

A medida que se allanaban los tecuexes tonaltecos y los 
cocas de Tlaxomulco á reciliir el suave yugo de la Ueligión, 
ensanchalja Fr. Antonio, como debe suponerse de su celo, el 
campo de sus trabajos, haciendo objeto de éslos á otros mu- 
chos lugares indígenas, más lejanos de aquel centro de acción, 
hasta llegar por el Oriente á Xalostotitlán y los villorrios 
circunvecinos, y por el Norte á los caxcanes inmediatos á la 
nueva villa de Guadalajara. 

Para atender bien á estos otros indios, para librarlos de 
las vejaciones de sus vei^inos los habitantes de la fundación 
española y para auxiliar á estos mismos, se trasladó de asien-- 
lo á Nochtián. con el carácter de guardián, nombre que los: 
indígenas daban á los presidentes y vicarios: allí catequizó, 
al mismo tiempo que a otros muchos, á los señores del lugar, 
bautizó á éstos con los nombres de Francisco y Diego, y s 
granjeó el amor filial de lodos. 

Cuando poco después los vecinos abandonaron aquella 
villa, con el pensamiento de poblarla en otra paj'te más favo- 
recida, la elección del lugar dio motivo á que se dividiera] 
en parcialidades, yéndose unos á ftmdar en Tlacotlán, mien- 
tras que la mayor parte se instalaba en Tonalá: acaso para 
aplacar esas disensiones, no menos que para seguirles impar- 
tiendo sus cuidados tanto á sus compatriotas como á suai 
queridos hijos los neófitos tecuexes, se volvió el laboriosa 
misionero á este último pueblo. 



— 49 — 

Allí lo visitó Fr. Martín de la Coruña, que desde Motín 
(Coahuayana,) donde había sido desembarcado con otro mon- 
je por el piloto Ortún Jiménez, volvía maltrecho de su nave- 
gación en el golfo de Cortés; y ambos religiosos, de acuerdo 
con otros, resolvieron en esa entrevista la fundación del 
convento de Etzatlán. 

Hacia el mismo tiempo, al erigirse, en 1535 y por el capí- 
lulo general celebrado en Niza, la custodia del Santo Evangelio 
de México en provincia, y las casas de Michoacán y Xalisco 
en custodia, fué designado el P. Segovia para gobernar la 
postrera: debería sin duda esa distinción á sus incesantes 
conatos en procurar el bien de las almas, adunándose esto á 
las dotes de organización que se le reconocerían, á sus mu- 
chas virtudes y tal vez á que hubiera demostrado pericia 
en el desempeño de cargos graves y de gobierno en la 
provincia donde tuvo su origen monacal. 

No tardó en justificarse con sucesos muy provechosos 
el acierto de la elección: un año apenas había transcurrido 
de ella, cuando tío de Xalisco» contaba ya con otros dos 
conventos: el de Tuxpan y el del Teiíl, puestos uno y otro 
bajo el patrocinio de San Juan Bautista. 

Dolíale el alma al venerable Custodio ver difundida la 
poligamia en estas regiones; pero teniendo presente que el 
amor de los hijos habidos en diversas mujeres, y otras cir- 
cunstancias de momento, harían indiscreta la pretensión de 
cortará cercén los vínculos ilegítimos apretados por tan anti- 
gua costumbre, había disimulado hasta entonces esa (*ontra- 
ílicción de la ley cristiana, en espera de una ocación oportu- 
na; (*) y considerándola al cabo llegada, el P. Segovia y sus 

(*) También en la parte primeramente conquistada de nuestro 
spelo. tuvieron los primeros religiosos que desentenderse durante va- 
'Josaños de ponerle remedio á ese mal, como lo confiesa Kr. Toribio 
^Benavente. 

Coanlo á la celebración allá, de los primeros matrimonios eclesiás- 
ticos entre los indígenas, son muy curiosas las noticias siguientes: 

*'EÍ primero que en faz de la Iglesia se casó en esta Nueva Espa- 
ña, dice el P. Mendieta, fué un mancebo principal del pueblo ó ciu- 
<iad de Huexocingo, llamado D. Calixto, á quien yo muy bien conocí. 
Ycasaronáeste aquellos padres, antes que áotro alguno se comeu/.g.- 

1 




,1 pal. 

L y." 

^^ ciea 



— 50 — 

subditos se consagraron á extirpar el abuso, no pasando ya 
porque los conversos siguieran haciendo vida conyugal múlti- 
ple, y reduciéndolos á tener una sola esposa, conforme á los 
cánones, á las autorizadas decisiones concretas que había 
pronunciado sobre la materia el Sumo Fortifice Pablo III, y 
á las demás muy acertadas que, en solución de casos espe- 
ciales é inopinados, dieron asambleas de personas idóneas. 
Y muy consolador debió ser para Fr. Antonio, ver la doci- 
lidad con que los indígenas acataron en breve tiempo las 
exhortaciones que se les hicieron á tal respecto, mantenién- 
dose al lado de la primera esposa y apartándose de las de- 
más. 



se á ministrar el sacramento del matrimonio, porque entró á enseñarse 
en la iglesia juntamente L-on losniños, siendo ya graudecillo. V instrui- 
do en las cosas de la fe y doctrina cristiana, quisiéronlo despedir de la 
iglesia con aquella honra de enviarlo casado, aunque simplemente 
sin las ceremonias con que la Iglesia solemniza el matrimonio." 

Y del primero de estos que se hizo con todas las formalidades de 
ritual, se ocupa el P. Motolini'a en estos términos: "El sacramento 
del matrimonio en esta tierra de Anahuac. ó Nueva España, se 
comenzó en Tetzcoco, En el año de 1526, domingo 14 de Octubre, 
se desposó y casó pública y solemnemente Don Hernando hermano 
del señor de Tetzcoco con otros siete compañeros suyos, criados todos 
en la casa de Dios, y para esta fiesta llamaron de México, que son 
cinco leguas, á muchas personas honradas, para que les honrasen y 
festejasen sus bodas; entre los cuales vinieron Alonso de Avila y 
Pedro Sánchez Karfau, con sus mujeres, y trajeron otras personas 
honradas que ofrecieron á los novios á la manera de España, y les 
trajeron buenas joyas, y trajeron también mucho vino, que fué la jo- ' 
ya con que más todos se alegraron, y porque estas bodas habían de 
ser ejemplo de toda la Nueva España, veláronse muy solemnemente, 
con las bendiciones y arras y anillo, como lo manda la Santa Madre 
Iglesia. Acabada la misa, los padrinos, con todos los señores y priuci- ' 
pales del pueblo, que Tetzcoco fué muy gran cosa en la Nueva Espa- j 
ña, llevaron sus ahijados al palacio ó casa del señor principal, yendo, j 
delante muchos cantando y bailando; y después de comer hicieron i 
muy gran netotiUiztli ó baile. En aquel tiempo ayuntábanse á un I 
baile de estos mil y dos mil Indios. Dichas las vísperas, y saliendo I 
al palio adonde bailaban, estaba el tálamo bien ¡aderezado, y allí i 
delante de los novios ofrecieron al uso de Castilla los señores y princi- 
pales y parientes del novio, ajuar de casa y atavíos para sus personas; 
yel marques del Valle mandó á un su criado que allí tenía, que ofre- 
ciese ea sa nombre, el cual ofreció muy largamente." 




— SI- 
NO fué, como con eso, tan feliz en la ardua empresa de 
conseguir aquietar á los indios, que á causa de las innumera- 
bles vejaciones que de continuo recibían de los españoles, se 
alborotaban aquí ó allá, apelando á las armas para defenderse 
de las tropelías. Tanto llegaron á exasperar estas á los natu- 
rales, que por fin todos ellos se insurreccionaron, á excep- 
ción de los de los pueblos de Poncitlán, Cuitzeo, Tonalá, Tla- 
jomulco, Ocotlán, Atemaxac y Tepatitlán, que se conservaron 
tranquilos debido á las frecuentes excitativas del P. Sego- 
via, á quien amaban y respetaban mucho. 

Aun es de creerse que entonces se viera este buen reli- 
gioso en riesgo de perder la vida, puesto que es probable que 
fiíera él uno de aquellos monjes que tuvieron entonces que 
dejar el Téul y que en Apotzol fueran amenazados de muer- 
te: fundase tal juicio en que es natural que á esos lugares 
caxcanes, acudieran en aquellas circunstancias así el P. Sego- 
via como el P. Corufta, sus evangelizadores, á solicitar la 
tranquilidad de los enardecidos ánimos; como consta expre- 
samente que uno y otro ftieron poco después, cuando se 
fortalecieron los mismos indios en sus peñones, á hacerles, 
por encargo del Virrey Mendoza, requerimientos de paz. 

Generalmente, sin embargo, no le causaron los revolto- 
sos al P. Segovia, á quien sólo bienes le debían, molestia 
alguna; antes bien, por lo común, se le mostraban humildes; 
y hasta preténdese por algunos cronistas, que cierta vez su- 
bió en busca de los insurrectos á los atrincheramientos de 
sus patrias montañas, les hizo oir persuasivos discursos y los 
bajó sosegadamente á la llanura. 

Tanto se pondera los esfuerzos que esa vez hizo este 
insigne religioso, que escritos referentes á aquella época 
hay que aseguren: que si no fuera por él « padecieran muchos 
más trabajos los españoles, ó no quedara ninguno,» y que 
4 lo menos sin su intervención, durara mucho más tiempo 
la guerra. 

Al ser tomado el cerro de Miztón, baluarte que se creía 
inexpugnable, allí se hallaba Fr. Antonio, que sobre su cima 
levantó una capilla dedicada al Apóstol Santiago, cuyo nom- 
bre, en vez del propio indígena, pretendieron imponerle los 



■52- 

vencedores á aquella mole; íuinqiic esa mudanza no prevale- 
ció y aun vino, corriendo el tiempo, á derrumbarse la capilla, ; 

Aplacada aquella sublcvarión que duró dos años, (defines 
del540h!isla ISiS,) á reparar las funestas consecuencias , 
que ella tiabía producido, enderozrt sus gestiones el P. Sego- 
via, quien aunque ya había cesado de funcionar como Custo- 
dio, tal vez siguiera con el cargo de delegado de éste por lo 
tocante á las cosas de Jalisco. |*) 

«No cesó el venerable Fr. Antonio de Segovia como tan 
gran prelado y pastor, dice aludiendo á esas gestiones el 
1'. Tello, de pro.seguir en el traer al rebaño del Señor aquellas 
fieras a quienes, á los más de los cuales, había bautizado, no 
dejando quebradas, grutas, barrancas, peñoles y sierras aspe- 
rísimas por buscarlos, y como los iba encontrando el santo, 
les iba reprendiendo, diciéndoles lo nial que habían hecho, y 
prometiéndoles todo buen tratamiento á aquellos que mansa 
V pacíficamenle se volviesen á sus pueblos. Recibíanle de 
paz los indios y se alegraban con su presencia, porque le 

(•) El P. Torquemada afirma que el P. Segovia fué varias veces 
coiuisario: y como do es creíble que esa comisaría se refiera á fecha 
posterior á la erección de la provincia de San Pedro y San Pablo de 
Michoacán , acordada en el capítulo que se tuvo en Valladolid el año 
de 1565, porque ya para entonces se hallaba Pr. Antonio imposibilita- 
do de desempeñar ese cargo, á causa de la enfermedad orgánica de 
que vino á adolecer, hay que figurarse tn talcaso que aquella delega- 
ción ó comisión la tuvo cuando todavía Michoacán y XaUsco eran 
custodia dependiente de la provincia del Santo Evangelio de México. 

Nuestro Tello, cuando se refiere á la erección de la custodia de 
Michoacán y Xalisco, dice; ' Quedó la provincia de Xalisco muy dila- 
tada, y el remedio que se tuvo para su gobierno fué que, cuando el j 
jwovincial andaba en lo de Mechoacán, quedaba nombrado un comi- 
sario en lo de Xalisco para los nrgocios precisos que se pudieran ofre- . 
cer en estas partes, y de ordinario lo era el guardián de Guadalajara, 
y cuando el provincial andaba en lo de Xalisco, quedaba otro comisa- 
rio nombrado en lo de Mechoacán, y de ordinario lo era el guardián 
de Valladolid"... 

Según ese texto, databa de i ^6^ la costumbre de que se nombraran 
tales comisarios; pero no es imposible que antes liubteran alternado 
de igual modo y alguna vez en el gobienio franciscano para Michoa- 
cán y Xalisco. el custodio y un comistrio- 

Por lo demás, esta palabra, en su acepción más lat.i, se puede apli- 
car a! encargado de cualquier cometido. 



— 53- 

esUmaban y querían mucho, por lo que en él habían visto y 
experimentado del mucho amor que les tenía y la caridad 
que había usado siempre con ellos, y viendo que sola ella le 
movía y el compadecerse de sus trabajos, á caminar por cami- 
nos tan ásperos yfragozos, á pié y descalzo, padeciendo infi- 
nitas necesidades; y así luego vinieron en obedecer lo que el 
santo religioso les dijo, recogiéndose á sus pueblos, y después 
de dados de paz, se salieron de las barrancas y breñales en 
que estaban escondidos, y les hizo poblar los pueblos que 
estaban abrasados con la guerra y reedificar las iglesias, 

poniéndolos en policía'' 

Para que colaborara con él en esa obra de restauración, 
llamó de la provincia de Ávalos á Fr. Miguel de Bolonia, 
monje animado de su mismo benéfico espíritu, encargándolo 
délos puablos caxcanss; e:i tanto qu3 él consolidaba aún 
más su obra evangélica entre los tecuexes y cocas. 

Trasladada en 154-2 la ya ciudad de Guadalajara al sitio 
que ocupa en el valle de Atemaxac, se mudó á ella el conven- 
toque se había fundado en Tetlán, y entró á regirlo, según se 
colige, el V Segovia: alií, al par ateidia á los españoles de 
esta nueva puebla, á los cocas y tecuexes de las barriadas 
de Analco y San Sebastián, y á los mexicanos que le dieron 
nombre al barrio de Mexicaitzinco. 

Sucesivamente, en los trienios que siguieron, desempeñó, 
con el celo que le era propio, las guardianías de Zapolitlán y 
Zapotlán; ¡f pasó luego, ea 1551, con el mismo carácter, al 
monasterio de Tlaxomukto, (|ue acababa de ser fundado. 

El año de 1557 fué á encargarse de la guardianía de 
Tuxpan, llevando en su compañía á un indio tarasco, educa- 
do en el colegio de Santa Cruz Tlaltelolco, que sabía bien 
tanto el mexicano como el latín, les predicaba á los indios y 
quemas adelante murió mártir t tierra adentro de Xalisco. » 
En el referido pueblo de Tuxpan, que administró por muchos 
anos el P. Segovia, conservaban los naturales grata y viva 
memoria de la santidad de esto esclai'ecido guardián suyo, á 
quien le atribuían el espíritu de profecía. En comprobación 
relataban, entre otros casos, un suceso inédito híisla el presen- 
ley que está narrado en el t Libro Tercero » de la Crónica del V. 



r-Tello: un día de Navidad, (*) al ir los cantores á subir al coro 
' de la iglesia para tocar las trompetas y chirimías, les advirtió 
Fr Antonio que no fuesen alia, que las tañeran abajo, porque 
iba & suceder una desgracia; en seguida el religioso fué á 
proslernanití ante el Santísimo Sacramento. Poco después, 
se hizo sentir una serie de temblores; que duró dos horas y 
(]ue echií por tierra el templo deTuxpan, no quedando en pié 
de él, sino la capilla mayor en que rezaba el P. Guardián. 
Agrégase que esos temblores derribaron todas las casas del 
pueblo, excluyendo las de la gente pobre; que no murieron en 
el lugar, á consecuencia de ellos, más que dos niñitas; y que 
los efectos de tales terremotos se extendieron, con mucha 
mortandad, »por la provincia de Avalos, Zapotlán, Zapoti- 
tlán y Tamazula», destruyendo todos los templos y casas. 



(") Kl manuscrilo fija como fecha de ese acontecimiento el 24 de 
diciembre de i577;pero no puede adoptarse esa fecha, porque ya en- 
tonces no vivía el P. Segovia, y porque el mismo Tello no hace méri- 
to de ningún temblor ese año; habla sí de los que se sintieron duran- 
te un día y mía noche, en Zapotlán. el ano de 15*13; de dos que hubo 
en 1564; de otro, el 30 diciembre de 1567; de uno muy grande, el 
marltii ty de diciembre de 1568. que derribó muchas casas y templos 
de la comarca, muriendo tiajo las ruinas de dos de éstos, respectiva- 
mente. Fr. Hernando Pobre, (en Atoyac. dice Tello. y en Amacueca 
el P. Mendieta) y Fr. Esteban de Fuente Ovejuna, en Cocula; de 
una erupción del ^'olcan de Zapotitlán (el Colima) en 1576: de otro 
gran terremoto, acompañado de una Ihuia de ceniza que despidió el 
mismo volcán y que llegó & más de cuarenta leguas de distancia, el 10 
de enero de 1585: de otro temblor, en 1590 ó 91. que derribó gran 
parte del con\'ento de Autlán y las iglesias de algunos otros pueblos; 
de una lluvia de ceniza el wítorfo 14 de enero de 1590. Esto por lo 
que concierne sólo hasta fines del siglo XVI. 

Collgese también, por lo que se refiere en la página 688 de la 
"Segunda Parte de la Crónica Miscelánea." que en 1559 había habi- 
do unvs temblores qoe derribaron ta iglesia de Colima. 

Consultando las tablas que pera las indagaciones cronológicas pabli' 
cóen 18910. Juan E- Hernández y D¿\-alo6. se \-e. por lo demás, que 
d 37 de diciembre de 156S no fué martes, sino lunes: y que el 14 de 
ruero de 1 5go fué domingo, no sábado como dice Tello- Tal v^ el 
pristen) de los temblores acaecidos en esas dos fechas, seHa en b a»- 
che del lunes 37 al martes 38 de 4Ucienibre de 1 56S: y el üegnado, en . 
Jm Doebcdel sábado 13 a) domingo 14 de enero de 159a, 



i 



— 55— . 

Otra vtíz más fué designado el P. Segovia, después del 
año de 1560, para desempeñar el cargo de Custodio de 
Michoacán y Xalisco; y ejercíalo con toda idoneidad, — puesto 
que por ese tiempo (1563) quedó del todo generalizada en 
los pueblos de indios la misericordiosa institución de los 
hospitales, — cuando á consecuencia, según se cree, de la vida 
penitente que llevaba el Reverendo Custodio, de sus vigilias 
en oración y del continuo llanto en que su piedad se desleia, 
vino á cegar; cosa que él tuvo por un gran regalo, pues so- 
lía decir, aludiendo á la vida interior: tno vi hasta que ce- 
gué.» 

«Mas por esto, escribe Mendieta, no dejó de trabajar, 
como solia, y aun con mucho mas fervor, predicando y confe- 
sando, y doctrinando y peregrinando. « Yo le vi, agrega, en 
un capítulo que tuvimos en la ciudad de Guaxocingo, que vi- 
no de mas de cien leguas á pié, así ciego como estaba, y vino 
en su compañía otro gran siervo de Dios, y muy letrado, 
llamado Fr. Jacobo Daciano, natural de Dacia y descendiente 
de aquella casa real.» 

Y por cierto que en ese mismo capítulo hizo el P. Sego- 
via para su custodia una buena adquisición en el mallorquí- 
no Fr. Miguel de Gomales, que estaba entonces enseñando 
con mucho fruto un curso de teología. 

«Jamás dexó, (aunque ciego) — cuenta á su vez Torque- 
jnada, — de confesar y predicar á los indios; lo qual hacia 
¡naciéndose sacar fuera al Pulpito. Su estudio para estas 
Predicaciones, era leerle vii hidio, que traía consigo, para 
6ste efecto, el Sermón ó Materia, que havia de predicar, y 
^n esto tomaba motivo para otras cosas, que les decia, y 
^6 esta manera los doctrinaba» en la propia lengua de ellos, 
pues habia llegado á saberla muy bien. 

Compadecíase de los mismos indios «y los consolaba 
^nsus trabajos, como la Madre, que ve en necesidad al Hijo 
í^e mucho quiere. I quando el caso lo requería, los repre- 
hendía, y castigaba ásperamente, por lo qual era de ellos tan 
aniado, como obedecido. Hacia una cosa muy nueva, y pere- 
grina en esta Tierra, que le procedia de su grande espíritu, 
y devoción; y era, que en los Pueblos de los Indios, iba á pe- 



dir de Puerta en Puerta, por amor de Dios, lo que avia de co- 
mer; y de las larvas cocidas que le daban, tomaba muy tasa- 
damente lo necesario para su sustento, en manera, que con 
mucha moderación satisfaciese su necesidad: y decia, que 
no havia de comer él, mejor, que aquellos que se lo daban, 
que eran los Indios, cuio substento es de mui poco cuidado, 
y substancia: conformándose con ellos, porno parecer escan- 
daloscren el regalo de su mantenimiento.» 

«Nunca llevaba cosa de sustento para ningún Camino, 
ni Jornada, que hiciese, por larga que fuese, dexándose en 
las manos de la Divina Providencia. ■ 

« Nunca bebía Vinos; y aunque havia abundancia de Aves, 
que le ofrecían, para comer los Indios, que doclrinava, nunca 
quería, sino vnas lervas mal guisadas, ó raices de Hortaliza, y 
otras veces alguna fruta, con el Pan de Maíz, que es el ordi- 
nario sustento de los Indios. Jamás comía Carne, y fuera 
de los Aiunos obligatorios, tenia oíros de devoción, en qie 
traía todo el tiempo del Año repartido- Si alguna vez, aunque 
estas eran muy particulares, y raras, comia algún otro man- 
jar extraordinario, y fuera de su costumbre, lo destemplaba 
con Agua fria, ó con Ceniza, ó con Hiél de Vaca, que siempre 
la tenia de respeto, para mezclarla en los manjares que co- 
mía,» excediéndose en estas mortificaciones los viernes. 
«Eira tanta su abstinencia, que quando llegó á viejo, estaba 
mui debilitado; por lo qual le mandaron los Prelados, por 
obediencia, que en lo tocante á la comida, obedeciese á 
otro Religioso, que !e havian dado, como por Procurador, 
y Aio.» 

«Vestía muy pobremente, y de vn Sayal vil y grosero, 
y todo el Hábito muí rolo, y remendado»; usaba un «cilicio 
I de cerdas de caballo á raiz de las carnes • y se sujetaba á otra.s 

I penitencias; «tomaba muí poco sueño, y dormía sobre vna 

I Tabla dura y desnuda de ropa»; era de suma honestidad y 

I limpieza, y observantísimo de su profesión. 

I «Hallábase, por cuenta, que desde que se levantaba á 

I Maitines, hasta la hora ordinaria de et comer, empleaba 

1 más de las ocho horas de este tiempo en oración.» «En el 

^^^^ Ofício Divino se extremaba tanto su devoción, que üaij 



— 57- 

contemplando el sentido de cada verso, en que sentía dulzu- 
ras inefables, y lo rezaba puesto de rodillas, y con las ma- 
nos juntas en señal de la mayor reverencia, el rostro levanta- 
do y muy alegre, como quien estaba hablando con Dios; > 
acrecentándose todavía más su fervor cuando pronunciaba 
el Gima Patri. 

Para calificarlo como «varón de admirable santidad y 
vida observanlísirna,» refiere un escritor su contemporáneo, 
quetratanto el austero y penitente Fr. Alonso de Escalona 
con un compañero suyo, «de los varones santos que en es- 
ta tierra habían conocido, y habiendo nombrado muchos, 
llegando el compañero á nombrar á Fr. Antonio de Segovia, 
dijo el santo viejo Escalona: ¡Oh! ese sobre todos. > 

Una vez, según el testimonio del reputado autor de la 
Monarquía Indiana, sucedió que los ministros de justicia se 
inirodujeron al monasterio de Guadalajara, en busca de un 
delincuente que en él se había retraído. Después de haber 
cateado toda la casa, llegaron al coro descomedidamente y 
haciendo grande ruido: allí se hallaba de rodillas el P. Sego- 
via, que moraba en eso convento: tocáronle los alguaciles 
la ropa y hasta le miraron bien las faldas del hábito, teme- 
rosos de que bajo él hubiera ocullido al reo; sin que el reli- 
gioso, que se hallaba cxtáliro, hiciera movimiento alguno. 
^0 hallando nada los pesquisidores, se retiraron de allí con 
^\ mismo alboroto. Poco después, — porque esto había sido 
^caer la tarde, — la campana convocaba á los monjes á ce- 
íiar: acudió con los demás Fr. Antonio; v como ovese enton- 
^es haljiar del cateo que acababa de pasar, expresó clara- 
íí^ente que tan seguro se hubiera visto en el coro el retraído, 
<'onio en el lugar donde escapó de la justicia; porque al 
deferido coro, donde él había estado, nadie ocurrió á hacer 
^^gisífo alguno. Ante esa afirmación, los demás religiosos 
^^ miraron suspensos unos á otros y conocieron que el 
f^endito Padre nada vio ni sintió por estar á aquel tiempo en 
^í^ental arrobamiento. 

El mismo cronista refiere, que otra vez yendo un reli- 
ffoso lego á encender la lámpara del coro á la hora de las 
Avemanas, al llegar á la puerta de él oyó adentro voces de 

8 




-58- 

personas que rezaban á versos; y asomándose, vio á Fr. 
Antonio arrodillado enire dos gallardos mancebo? qne le 
eslaban ayudando á rezar Completas, en tanto que aquel 
lugar estaba tan lleno de luz como si el mismo sol lo bañara.. 
Maravillado el buen lego, bajó al refertorio. — donde á aquella 
hora estaba reunida la comunidad, — para cerciorarse de si 
eslaban allí todos los monjes ó algunos de ellos eran los mo- 
zos que estaban en rompañía del P. Segovia; pero hallándose 
con que en dicho refectorio no faltaba ninguno, sino este P.. 
volvió á subii- para certificarse de que no era ilusión lo que 
había visto, encontrándose ya entonces el coro sin resplando- 
res ningunos, y orando yasolo y en silencio el venerable reli- 
gioso. Tanto el testigo de aquel caso, como lodos los demás 
moradores del convento, quedaron persuadidos de que los 
jóvenes que asi acudían á anudarle en sus oraciones al muy 
anciano y devoto ciego, eran no menos que ángeles. 

;Pero qué mucho si, (como su confesor Fr. Diego de 
Aguilar lo revelara, por haberlo sabido de la boca de su peni- 
tente,) cuantas veces comulgaba, que eran tres días á la 
semana y todas las festividades principales. Dios, para conso- 
larle de la ceguera y premiar la resignación con que sobre- 
llevaba la falta de la vista, le permitía que viera con toda 
claridad la Hostia consagrada! (*) 

Habiendo quedado vacante la mitra de la Nueva Gali- 
cia, por muerte del Rmo. Fr. Pedro de Ayala, como se 
hablara del nombramiento de la persona que debería venir 
á ceñirla, el P. Segovia pronosticó que ya se hallaba en esta 
tierra el futuro Obispo; y salió exacta la predicción, porque 
el 16 de mayo de 1671 fué promovido á ese elevado puesto 
el Sr. I.ic. D. Francisco Gómez de Mendiola. Oidor que era 
de la Audiencia residente en Guadalajara. 

Por ese tiempo ya el venerable anciano así favocecidoJ 
con gracias tan singulares del Cielo, estaría consagradcia 
nomás á prepai'arse para el tránsito de esta vida mortal á \s^ 



{*) Bajo la fe de los antiguos cronistas, nada más, es com 
se reproducen, modernizando alguna vez la forma de las viejas 
dones, los portentos qne tachonan brillantemente la biografía di 
Apóstol de los tecuexes, coca 



'i 



— 59 — 

imperecedera, ya que su senectud no le pemnitiria seguir 
dedicándose á las tareas con que, ciego y todo, procuraba el 
bien espiritual de sus semejantes, y en especial, el de los in- 
dios, sus amados hijos que tanto le debían: así se infiere de 
que al mencionar el Tesorero Jorge Pérez y el Provisor 
Melchor Gómez de Soria, en 20 de enero de 1570 y como 
representantes del Cabildo Eclesiástico de Guadalajara, los 
«frailes de la orden de San Francisco» que thay en este rei- 
no.» en informe que dirigieron al trono, apenas secamente 
dijeron con referencia al ilustre evangeli;5ador de Jalisco, 
sin dedicarle como á otros algún elogio, ni expresar, como de 
ciertos de éstos, que se dedicara á la predicación: tlton): 
Fray Antonio de Segovia, viejo y ciego. » 

Ochenta y cuatro años tenía este buen amigo de Dios 
y dalos hombres, cuando su ahna fué á recibir el galardón 
me:ecido y su muirlo cuerpo fué sepultado en el convento 
franciscano de Guadalajara. 

Aunque Vetancurt, en su « Menologio » (conmemora en 
29 de Diciembre al benéfico donante de las Imágenes de 
Nuestra Señora de San Juan y de Nuestra Señora de Zapo- 
pan, de seguro que asignó esa fecha arbitrariamente y no 
por ser la de la muerte del P. Segovia. puesto que ni siqnicíra 
fija el año en que ella sucedió. 

Eternizada en los anales jali.scienses perdura la grata 
memoria de este ínclito misionero, más fúlgida que la de 
ningún otro de los héroes que con plantar el árbol de la cruz 
en este .suelo, dejáronle á la posteridad los precioso.s frutos 
de la fe v la civilización. 

Y no han sido ingratos para con el Apóstol de .sus 
progenitores, los des<-end¡entes de los lecuexes: fronteros al 
'emplo principal de Tonalá. e.scenario principal desús matíní- 
ficas proezas, están plantados varios jardincilo.s quf? himno, 
í^ean aquel sitio: uno de ellos lleva el nombre de Fr. Antonio 
íleS^ovia v en él se iersrue, desde el año de 1888 v moíb. 
ladaen barro por un habilidoso artista indio, la í;.síátua d^. 
ese benemérito monje. (*) á quien todavía ahora .se le ¡rntulo. 

(*) Esa estatua, así como las de otros relí^ir/v/s y la de Vu, \^^ 
qtiedecoranlos jardines del cementerio de IV/nalá, «-e dchú-ron {^]¡^ 




iniciativa del ilustrado y virtuoso Párroco de aquella villa. D Jaime 
de Aiiesagasti : por encargo siiyo trabajó esas obras, menos la última, 
el indígena Remigio Grande. 

En el Itepec también se mira un monumento erigido á la memoria 
de la i-ifiimiiitU Tzapolzinco, por el mismo Sr. Cura, el año de 1887; 
la estatua de la Señora de Tonalá, abrazando con la mano derecha 
una cru?. de hierro y repeliendo con la siniestra un ídolo de cantera, 
descansa sobre un maci/.o pedestal de piedra, que tiene la altura de 
tres metros. Esta otra estatua fué construida igualmente p3r Gran- 
de. 

(*) Riva Palacio: 'Méxicoálravés délos siglos," vol. II, pág. 
303.^Icazbalcela; "Fr. Juan de Znmárraga, primer Obispo y Arzo- 
bispo de México," edición de 1881, pág. 5. — Mendieta: ob. cit., págS. 
248,629,644, 746. 377 y 715— Telloiob. cit.. págs. 137, 138,139. 151, 
223, 226. 276. 353. 354. 466, 472. 474. 479. 549. 552. 612 y 621.^ 
Andrade: "Primer estudio sobre los conquistadores espirituales en Ib 
Nueva Rípaña,". págs. 36 á 41. — Gomara: "Conquista de México", 
edición barcelonesa de 1S88. t II, págs. i6g y 170. — Icazbalceta: 
"Bibliografía Mexicana del siglo XVI", pág 2^4. — Anesagasti: 
■'Brevísimas notas de la Historia Antigua y Moderna de Tonalá", 
págs. lo, II, 16, 17. 32, 36 y 37. — Beaumont: "Extracto del LH/¡'n 
Ten^ro déla Oninicti Mi8crUUiea'\ Ms. del Sr. Dr. D. Nicolás León, 
capítulos 4°.5°-6°.yr6'' . — La Rea, ob. cit , págs. 162 á 164. — 
Torquemada; ' 'Los Veinte y un Libros Rituales y Monarquía India-. 
na", lib. XX, cap. LVII. — "Informe al Rey", ya citado, pág. 498.— 
Vetancurt: "Menologio ' citado, pág. 402. 

Eu la página 51 se imprimió la palabra Apolml-; debe ser Ajiozol, 



»*I,**^#^.#^#»*«#"%##»%**^#*%##»»«/*%.#**«#"*,#"*«#"%*#M«#»»«#»%«»*««#H 



VIL 



El Antiguo Hospital de San Juan. 



Una pieza de cerca de veinte varas de largo por ocho 
^^ ancho, techada de paja y comunicada con otras dos mu- 
^'^0 más pequeñas, una de las cuales sirviera de sacristía: tal 
^^^ la capilla ó ermita del Hospital de San Juan* 

Es de entenderse, sin embargo, que este hospital no esta- 

"^ reducido á tan estrecho recinto, como lo deja compren- 

^^t* el noble objeto á que estaba destinado; en el cual objeto 

^^ se empleaba indudablemente tal capilla, que sólo era un 

^6X0, ni tampoco la sacristía y la otra pieza contigua, que 

Í^C^r sus diminutas proporciones no eran adecuadas para la 

^islencia de los enfermos* 

Los institutos de esta clase destinados á los indios, debie- 

^n su creación en la Nueva Galicia v en Michoacán, — no 

^>cceptuándose de estos últimos sino los que fundó el Vene- 

^^le Señor Quiroga, — á los misioneros franciscanos, siendo 

^e entre ellos el más empeñoso en propagarlos Fn Juan de 

^an MigueL 

Verdad es que algunas de las grandes ciudades indíge- 
nas del Anáhuac tuvieron desde el tiempo do su gentilidad 
\iospitales, como tuvieron médicos, cirujanos y aún núme- 
nes especiales, á quienes los naturales invocaban contra las 



— 62 — 

diversas enfermedades que solían aquejarles; (l)pero también 
es cierto que disfrutaban de ese beneficio nada más pobla- 
ciones de la importancia de México-Tenochlitlán, Texcoco, 
Tlaxcalay Cholula, y no los pueblos cortos y pertenecientes á 
tribus ó subtril)us que no ha!3Ían alcanzado el desarrollo civi- 
li/ador que indican tales institutos: antes bien, entre los 
rústir.ost teuchichimecas,» (2) — que acaso fueran los mismos 
teulcs chichimecas, de habla nahoa, como parece indicarlo 
el nombre gentilicio que se les da, ó á lo menos, los indios 
que vagaban desde Zacatecas á Comanja, — se acostumbraba 
que tsi á algimo le daba alguna enfermedad y dentro de tres 
6 cuatro días no sanaba, (con la aplicación de las hierbas y 
raices medicinales de que ellos conocían la calidad y las virtu- 
des,) hacían junta todos los Temhichinvecas, y lo mataban 
metiéndole por la hoya de la garganta una flecha;y á los que 
va eran muv viejos v vichis los mataban así mismo con fie- 
chas, diciendo que con aquello los despenaban porque ya no 
penasen mas en el nmndo, y porque no tuviesen ya lásti- 
ma de ellos, y los enterraban (*on muy gi'an regocijo, y les 
duraba la fiesta del entierro dos y tres días con gran baile y 
canto.» 

El modo discreto con que uruformemente les dieron ser y 
reglamentación los monjes á las casas destinadas á hospeda- 
jo y cura de les enfermos, eslá expuesto con mucha claridad 
en los siguientes concej)tos del P. Tello: 

tEn estos hospitales, dice tal cronista, entran los indios 
que enferman, así vecinos como forasteros, y acuden los 
religiosos con mucho cuidado, siendo sus hospitaleros y médi- 
cos; pero entonces se (turaban los enfermos por su orden, 
comían por sus manos, y siempre les acompañaban con el 
amor de padres á hijos; y el orden que se tuvo fué edificaí* 



( 1 ) Es notable ver que los númenes á quienes se atribuía en Méxi- 
co el cargo de sanar á los enfermos, la diosa Zapotlatenan y el dios 
Xii^etotec, fueran oriimdos de Zapotlán, en la comarca xalisciense. 

(2) Dice el P.Sahagún: 'Xosque se llamaban '*Teuchichimecas'\ 
que quiere decir, *'del todo barbudos"... No parece que sea exac- 
to esto como etimología: barbudo es, en mexicano, fentzone: chidihneca 
barbudo sería, pues, fentzonchichimect. "Hombre de gran barba," se 
dice en mexicano, tcntzonpatchic, (Véase el ** Diccionario' ' de Molina.) 



— 63- 

unaiglesia ó capilla en cada hospital para administrarles los 
.sanios sacramentos, y después se hicieron unos salones gran- 
des donde estuviesen los enfermos, con oficinas, patios y 
cocinas v se dio orden v asentó ciue cada semana fuesen 
entrando tantos de cada barrio, así varones como mujeres, 
para el servicio délos enfermos; y acabando su sonianalos 
unos,entraban otros de nuevo,y entrando el enfermo se confc»- 
saba. y en la misma capilla se le administraban los otros 
sacramentos, y luego sci trataba de curar la enfermedad y 
tratar del remedio del cuerpo. 

«Establecieron que todos los oficiales, hombres y mnj(»- 
res. puestos á coro cantasen la doctrina cristiana á |)rima 
noche en la capilla, y también por la mañana, y cjue los liim^s, 
miércoles y viernes, cantasen un responso con dobhí dr 
campanas, por los difuntos, y que en todos los hospilalcs 
tuviesen por titular la Concepción, singular patrona iW. nues- 
tra sagrada religión, y así los sábados la llevan á la iyhísia en 
honmbros de cuatro indios (*)en procesión, los ciiahís ll(»van 
sus guirnaldas en las cabezas á la iglesia del conv(ínto, dotnle 
í>e canta la misa déla Concepción con tola solíjiiniidaíL 
teniendo adornado el altar con muchas íli»r(;s, como si hirra 
^*ldíade la principal fiesta, todo lo cual se obsííiva hoy eu 
^líi provincia de la misma manera, si bien es vrrílad (|ue con 
la falla de los indios, ha ido todo muy á menos y, en parí mu- 
'íU", el cuidado de curarlos en los hospitales, (fíi al^njnaH par- 
tes.,. 
• • • • 

«El asiento que dieron los religiosos para qu" -i* pudir 
sen conservar y tener algún posible para |í).< «.'aylo' qnr •• 
habían de ofrecer, además d^; su asisíenrí;! v cuidado ru 
'as lundaciopes, y de laslirno-nas qur^ fir-vini'rrou v prncu 
raron paradlas, dispusieron qu ís ; \\U'Á(t.^ "n it*ní"t)\t'V¡í • « m'Ii 
U'i año, á las cuales acudiese todo el pu^'bjo un día <i d'n 
^ los que fuesen nec^ssari^r^. y que dí-íqiu/:* ríe ro^Md;!- hi • 

(*) El P. La Rea dice que cuatro ín^lía^. Of** iiíiíro ni'li'/'-. ' t;iM I;i4 
(juellevabaná la Purísima Concejx: ion \/t*/ f^ÁfñíuUuiuU \ír^\ >'/%\nt\ifA 

Provendrá esta diferencíale alimón 'rrror fUt fí\,\:\u\r , /, A» t^\u r* íiI 
mente en Micboacán serían indias r ':n Jí»!i •/ o wVu/-', I'/-. ' r»' ''^ry,'lfUr* 
de ese trasporte. 



— 64- 



I semillas, se guardasen las necesniias para el gasto de loy 
[ oliciales y enfermos, y las que f|iietlasen se veiitliesen para 
medicinas, ropa y otras cosas, y que juntamente pidiesen 
limosna entra sí tales días, y criasen algunos atajos de gana- 
do mayor y menor para valerse con los esquilmos en Iil'« 
necesidades qu^ se ofreciesen, y que las indias que entra- 
ban cada semana á servir, los ratos que se desocupasen en 
las cosas locantes al hospital, hiciesen algunas oliras di; 
manos de los oficios que c^ida pueblo usaba y cosas que 
supiesen, dándoles el hospital los materiales pai-a que des- 
put's sa vendiesen por bienes del dicho hospilal para sus 
gasto.", y que lo mismo hiciesen los varones que supiesen 








i 



Exterior del templo del Hospilul. como está al presente. 

ulicios. Todo lo cual se observó y en algiuias partes se 
conserva hasta hoy, (mediados del sif/h XVIIJ debiéndose 
ú los religiosos de nuestra orden la ti-aza y ai-bitrio de esta 
buena obra. » 

Celosos se mostráronlos gobernantes superiores, des- 
de el principio de ta colonización española, en darles vidal 
¡t esa clase de establechnientos: asi, Carlos 1 y el Cardenalí 
Gobernador, mandaban en Fuensalida, á 7 de octubre á^ 

i__i|uo en todos los pueblos de españoles é indios f 



— 65 — 

fundara hospital donde ftieran curados los pobres enfermos 
y se ejercitara la caridad cristiana. 

Solícitas se manifestaban también acerca de este punto 
favorable á los indios las autoridades episcopales: el capí- 
tulo LXX de los decretados por el Primer Concilio Provin- 
cial Mexicano, que se celebró el año de 1555, se expresa de 
eslemodo; "Otrosí, porque es muy necesario, así para los 
indios pobres de los pueblos, como para los extrangeros, que á 
ellos vienen, que ha} a un Hospital, donde los necesitados sean 
recibidos, y favorecidos, exhortamos á todos los Ministros 
Religiosos y Clérigos, que por mejor vía, que pudieren, procu- 
ren, que en todos los Pueblos haya un Hospital cerca de 
las Iglesias, y Monasterios, donde puedan ser socorridos los 
pobres, y enfermos, y los Clérigos, y Religiosos los puedan fácil- 
mente visitai', y consolar, y administrarlos Sacramentos.» (*) 

Dieron especial ocasión á esos y otros posteriores mo- 
vimientos humanitarios de igual índole y relacionados con los 
indígenas, las epidemias exóticas que se introdujeron en el 
transcurso del siglo XVI con los hombres del Viejo Mundo a 
esta tierra virgen, y que se mencionan en este orden por 
los historiadores: las viruelas, á que los indios llamaron 
hmitzahiuitl, (la gran lepra,) t que no dejó rincón sano en 
toda esta Nueva España», pues en algimas provincias murió 
lamitad de la gente y en otras poco menos; el sarampión, ape- 
llidado por los naturales tepitontzahuatl, (la pequeña lepra,) 
ílelque también murieron muchos, aunque no tantos como en 
la primera epidemia, á causa de las medidas higiénicas que 
se tomaron; «la de pujamientos de sangie y juntamente 
<*^enturas», que algún escritor presume que sería el tifo. 



* Como sólo se trata de los hospitales de indios, no se mencionan 
^ el texto otras disposiciones que hablan de esa materia con carácter 
^eral, aunque sean del mismo siglo, como la Ordenan/a 1 22 de Pobla- 
^ones, dada con las demás de ese nombre por Felipe II, en el Bosque 
^eSegovia, á 23 de julio de 1573; y el capítulo que se contiene inva- 
^ablemente en todas las bulas de erección de los Obispados de Amé- 
rica é ignoro si también de otros, por el que se asigna el noveno y 
oiedio de las rentas decimales al sostenimiento del hospital. 

9 



enfermedad de la qvie sólo en Tlaxcala y Cholula murieron 
doscientos cincuenta mil indígenas, y con proporción seme- 
jante en los demás pueblos; otra, el año de IñG-i: otra, once 
y doce años después, también de «pujainiento de sangre» y 
que daba en «laJjardülo», la cual se cree que fuera la fiebre 
tifoidea, siendo notable este contagio porque sólo cundió en- 
tre los indios de raza pura y porque hizo, según el cómputo 
que mandó formar al Virrey Enríquez, más de dos millones 
de victimas; otra, el año de 158H, en que murió asimismo 
mucha gente, con especialidad de los matlatzincas; y por fin 
otra, en 1595, de «sarampión, paperas y taI)ardillos», que 
aunque se generalizó mucho, no fué de tan mortales conse- 
cuencias como las pestes precedentes. 

Cabal explicación de las causas antropológicas que oca- | 
sionaban esos terribles estragos epidémicos en las razas indí- 
genas de México, da, como sigue, un historiador de nuestros 
dias: tSólo los indios, no los españoles ni los mestizos, 
eran víctimas de aquellas enfermedades. Llevados los gérme- 
nes morbíficos de Europa por los españoles ó los negros, el 
contagio era rápido, seguro y general, por lo mismo que 
aquellas enfermedades eran nuevas y desconocidas en las 
razas de los indios, desarrollando en ellas con mayor inten- 
sidad, porque los organismos de aquellos hombres estaban 
aptos para recibir el contagio, supuesto que ninguno de sus 
antecesores lo había sufrido ni por lo mismo adaptado los 
elementos de su posteridad para resistir con mayor ó menor 
éxito la invasión del mal; porque indudablemente todas las 
enfermedades endémicas ó esporádicas que los organismos 
europeos y americanos resisten hoy sin dificultad ni peligro, 
han comenzado por ser en tiempos remotos terribles epide- 
mias que perdieron su intensidad y energía por la adapta- 
ción sucesiva de los organismos trasmitidos en razón de la 
ley de la herencia, como una inmunidad que se acentúa más 
y más cada día hasta la dasaparición del elemento morbifi- . 
co, ó al menos hasta su absoluta incapacidad para obrar so- 
bre el organismo.» 

Todos estos antecedentes deben obrar en el proceso 
que se instruya para poder formar juicio exacto de labené- 



— 67 — 

fica trascendencia que tuvo para los indios la caritativa insti- 
tución de los hospitales fundados, como ya se expresó, por 
los misioneros del Orden Seráfico: tal vez sin esas casas de 
asilo, la mortandad terrible con que las epidemias hicieron 
disminuir en tan gran número á los habitantes de este país 
en el mismo siglo de su conquista, hubiera aniquilado del 
todo á los hom])res de raza cobriza, en Jalisco y Michoacán 
cuando menos; porque es de advertirse en particular elogio 
délos franciscanos de la custodia que ahorcaba las tierras de 
entrambas denominaciones, que si bien los indios de la 
mayor parte de las provincias tmás querían morir en sus 
casas que alcanzar salud en el hospital», á la inversa, todos 
los de Alichoacán, y seguramente los de Jalisco, cjue se halla- 
ban en las mismas condiciones que sus vecinos de la misma 
raza, desde el menor hasta el mayor iban á curai^se y á morir 
en él. 

Estas noticias son asimismo pertinentes para fonnarse 
una idea de la significación que tenía en el pueblo de San 
Juan, el lugar privilegiado por la Providencia para cjue en él 
se iniciara el eslabonamiento de las mercedes extraordina- 
rias, concedidas en estaparte de la tierra, á la débil, siempre 
necesitada y suplicante ímmanidad, por mediación de la 
Virgen Purísima. * 



* Florencia: ob. y lug. citado. — Beaiimont: ^'Crónica de la Provin- 
«a Franciscana de los Apóstoles San Pedro y San Pablo de Michoa- 
c4n": capítulos XVI y XVII en que está la "Vida de el Apostólico 
^'aron Fr. Antonio de Segovia." — La Rea: ob. citada, lib. I, capítulo 
XXVn.-_-,Torquemada: ob. cit., lib. VIII, cap. XX. — Sahagún: 
^'Historia general de las cosas de Nueva España", lib. I, capítulos 
IX y XVII; lib. X, capitulas VIII y XXIX, párr. II.— Orozco y 
^a: '^Historia Antigua y de la Conquista de México", vol.I, lib. 
II» cap. VI, págs. 357 á 359.— Tello: ob. cit., cap. CLV.— "Recopi- 
len de I^yes de los Reinos de Indias'', lib. I, tít. IV. leyes I y 
II.-. Vera: "Apuntamientos históricos de los Concilios Provinciales 
Mexicanos y Privilegios de América", trat. I, cap. IV, págs. 10 y 
Il.-^avo, citando á Dávila Padilla: "Los Tres Siglos de México', 
lib. V.— Mendieta: ob. citada, lib. IV, cap. XXXVI; y lib. III, 
cap.XLIX. 



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VIII. 



Principio de la españoliz ación del lugar. 



La fama del primer milagro público debido á la Imagen de 
Nuestra Señora de San Juan, fué extendiéndose poco á poco, 
hasta trasponer largas distancias; y á medida que se acrecen- 
taba esa celebridad, los devotos acudían á visitar la humil- 
de ermita del pueblo; imploraban allí favores; alcanzábanlos 
de la Bondad Divina; agradecidos le tributaban entonces 
ó después á la Inmaculada Medianera las parias que su caudal 
más ó menos modesto ó rico les permitiera; y confortados 
y satisfechos volvían á sus hogares, preconizando el mara- 
villoso valimiento de la Virgen Santísima en aquella su advo- 
cación. 

Aunque de ese modo, sin embargo, podía contar ya San 
Juan con la población flotante que venían á componer los 
peregrinos, el número de los moradores arraigados en su 
caserío estaba muy lejos de ir en aumento, porque eran óbices 
para eso algunas leyes reales expedidas con el noble propó- 
sito de amparar á los indios que se congregaban en pue- 
blos: efectivamente, según el tenor de esas disposiciones, 
para que los naturales viviesen con entera libertad y quietud^ 
se ordenó que en sus pueblos no residiesen españoles, ne- 
gros, mestizos ni mulatos, á excepción de que los mestizos 
J^¿ibiesen nacido de indias del mismo pueblo; que el español 



— 69 — 

viandante sólo pudiese estar en uno de tales lugares dos días, 
y tres el que fuese mercader; que habiendo mesón no se 
hospedase ningún pasajero en casa de indio; que en cada 
una de esas congregaciones no se permitiese establecerse 
indígenas de otra distinta; y finalmente, que on las cercanías 
de los mismos pueblos no se pudiesen fundar estancias de 
ganado mayor ni menor, debiendo las primeras hallarse 
apartadas de ellos á distancia de una legua y media. 

En esas condiciones mal podría esperarse que pros- 
perara Saii Juan, y antes era de temer que por cualquier 
fatal evento, como por ejemplo, una de las asoladoras pesies 
que se cebaban en los naturales, se extinguiese la pobla- 
ción que entonces tenía, tan reducida que apenas le cupie- 
ra el derecho, como á todos los lugares indígenas que sólo 
contaban de cuarenta casas abajo, de poder elegir cada año 
para su gobierno, á estilo de España y en presencia del 
párroco, un alcalde pedáneo, es decir, de poquísimo fuste. 

El escudo contra tamaña amenaza lo poseía aquel lugar, 
en la santa Imagen que de él había recibido su título: no en 
vano era la capilla del Hospital un conditorio de apiñados 
beneficios. 

Teníala cura de almas en la jurisdicción de Xalostotillán 
el Br. D. Diego Camarena, eclesiástico c^íloso de sus debe- 
res, que al cerciorarse de los prodigios que estaba obrando 
en el pequeño pueblo de San Juan, perteneciente á su distri- 
to parroquial, la restauí'ada Efigie de Nuestra Señora, y ver las 
muchas preseas que le ofrecía el agradecimiento de sus obliga- 
dos y que en la ermita quedaban ellas con escaso resguardo, 
propúsose dar cuantos pasos fuesen necesarios para que aquel 
pueblo extenuado recibiese elementos que vigorizaran su ser. 

El medio de que se valió para conseguir su generoso 
propósito, y la resulta inmediata de su gestión civil, consta en 
el inapreciable documento oficial auténtico é inédito que á 
continuación se inserta: 

«Nos el Presidente y Oidores de la Real Audiencia del 
nuevo Reino de la Galicia etc. Hacemos saber á el Alcalde 
wayor de la villa de los Lagos ó á su lugar teniente cómo ante 
Nos y en ei Gobierno, pareció Diego de Zúñiga procurador en 



noiTibrey con poder del Lie. Diego Camarena cura y vicario 
del partido de XalostoMllán de esa juiisdicción y por lesUli- 
cación no? iiÍ/.o relación diciendo que en el pueblo de San 
Juan estaba el Santuario déla Virgen Santísima que llaman 
de San Juan, imagen tan preciosísima y milagrosa cuya devo- 
ción estaba estendida en todos los fieles de esle Reino con 
lo cual babian enriquecido y adornado el dicho santuario de 
nuichas lámparas de plata, candeleros, frontales y muchas 
cosas de muy gran valor y cada día se iba enriqueciendo más 
con las limosnas que daban para el adorno y fiíbrica de la 
Iglesia, y porque el dicho puel)lo no tenía más que seis in- 
dios pobres los cuales no podían estar de ordinario en el 
dicho pueblo ni eran suficientes para la guarda de la Iglesia, 
plata y joyiis que en ella había, por estar corno estaba despo- 
blado, sin vecindario y guarda de españoles, y que algunos 
por la devoción grande que tienen á la dicha imagen se ha- 
bían querido quedar y hacer casas para vivii' en el dicho 
pueblo, no lo habían puesto en efecto por defendérselo dichos 
indios y por que lugar tan precioso y de tanla veneración 
era bien se poblase de gente española llevada de la devoción 
de la Virgen santísima y para mejor guardia y custodia de la 
dicha Iglesia y servicio de ella y no se atrev-iesen salteadores 
y gente de mal vivirá roballa, nos pidió y suplicó le diíse- 
Tnos licencia para que la gente española que quisiera poblar 
y vivir en el dicho pueblo de San Juan lo pudiera hacer sin que 
los naturales que en él hubiese se lo iriipidif^en y poblasen 
en sitios realengos y despoblados y que vos el dicho Alcalde 
Mayor acomodaseis y les dieseis los sitios de que tuviesen 
necesidad para hacer sus casas de vivienda, y para que alH 
mismo pudiesen libremente comprar de los dichos indios los 
sitios que de su voluntad les quisiesen vender atento á ser' 
bien común y del servicio de Dios Nuestro Señor, y de su 
bendita madre y en ello recibiría bien y merced el dichos* 
parte y españoles, y por Nos visto dicho pedimento manda- 
mos se llevase á el Fiscal de su Magestad de esta real Audien- 
cia, y habiéndosele llevado por petición respondió diciend» 
que por reales cédulas estaba prohibido que las Audiencias, 
Vireyes y Gobernadores no pudiesen dar licencia paxa 



— Ti- 
ras fiíndaciones de lugares, por lo cual esta real Audiencia no 
la podía dar conforme lo pedía el dicho Lie. Diego Caina- 
rena. Y por Nos vista la dicha respuesta mandamos se 
Irujesen los autos con la real cédula de S. Magestad y 
habiéndonos fecho relación de todo, proveímos el auto 
siguiente: 

tEn la ciudad de Guadalajara á c'mco días del mes de 
Jullio de mil y seiscientos y treinta y tres anos, los señores 
Presidente y Oidores de la real Audiencia del nuevo Reino 
de la Galicia, habiendo visto estos autos en razón de lo pedi- 
do por el Lie. Diego Camarena, cura y vicario del Partido 
de Xalostitlán, (sic,) dijeron que daban y dieron licencia para 
que en conformidad de las cédulas y órdenes de su Mages- 
tad, puedan poblar y vivir españoles en el pueblo de San 
Juan sin perjuicio de los indios del dicho pueblo y para ello 
se dé el recado necesario v lo rubricaron ante mí Francisco 
de Cervantes» — En cuva conformidad acordamos dar el 

m 

presente por el cual os mandamos que véais el auto que de 
suso va incorporado, el cual haréis se guarde y cmnpla sin 
ir, ni que se vaya contra el tenor y forma de él en manera 
alguna. Fecho en la ciudad de Guadalajara á diez y nueve 
días del mes de Jullio de mil y seiscientos y treinta y tres a- 
uos.-rEl Dr. Damián Gentil de Párraga. — Dr. D. Antonio de 
Salazar. — Lie D, Francisco de Medrano y Pacheco. — I^or 
mandado de la real Audiencia. = Francisco de Cervantes. 

tEn el pueblo de San Juan á veinte y tres días del mes 
de Octubre de mil y seiscientos y treinta y ti'es años D. Mar- 
cos de Párraga y Rojas Alcalde mayor de las villas de los 
Lagos, Aguascalientes y Monte grande y Corregidor del va- 
De de TeocuaJliche y de... y Alcalde de la Santa Hermandad 
por su Magestad. 

« Habiendo visto el recaudo atrás contenido de losSres, 
Presidoite é Oidores de la real Audiencia de este Reino con 
^1 respeto debido lo obedeció y dijo que para que tonga 
debido (sic) y que los españoles que quisieran poblar lo ha- 
gan y para que venga á noticia de todos mandó que se prego- 
ne públicamente. Lo firmó. = Don Marcos de Párraga y Ro- 
jas.— Ante mL — Francisco Espinosa, Escribano Púl)lico. 



-72- 



»Eji ei dicho pueblo de San Juan hoy domingo vetnle 
y tres días de! mes de Octubre de mil y seiscientos y treinta 
y tres años, por voy. de JosepIi indio {ladino?) en la lengua 
castellana se pregonó e! recaudo de atrás estando mucha 
gente congregada á la puerta de la Iglesia del hospital de 
este pueblo siendo testigos Nicolás de Ulloa, y Francisco Pé- 
rez, y Diego NúñezdeSoto, y el Padre Fr. Manuel de Villa- 
nueva de la orden de Nuestra Señora de la Merced y Lo- 
renzo Juárez déla Cruz estantes en este pueblo. Y de ello 
doy fe. =Francisco Espinosa, Elscribíino público.» (1) 

F^ta licencia, otorgada para que los españoles — enten- 
diéndose .por tales asi los individuos originarios de la penín- 
sula dominadora como los criollos, — pudiesen poblar en San 
Juan, dejó expedito el campo para que la aldehuela india de 
ese nombre se transfonnase. por obra de los nuevos y loza- 
nos elementos constituyentes que espiaban en aptitud de ir 
á incorporársele, en un tugar capaz de hacer la evolución 
progresista que le destinal)a la Providencia, conforme á los 
designios soberanos que lo señalaran como espléndido núcleo 
religioso. 

Con igual euritmia se traman los hilos de todos lo» 
planes divinos; y la Historia, con la majestad de un heraldo 
del Rey Eterno, en tanto que con una mano levanta l.t 
antorcha refulgente de la verdad, y con el seguro índice de 
la otra los señala á la contemplación y al asombro de los 
mortales, con voz de trueno pregona por lodos los ámbitos 
de la tierra: «¡Hijos de los hombres, caed de rodillas!» (2) 



t Le soy deudor de haberme permitido ípsografiar ese docnmenlo 
á mi apreciable amigo el historiógrafo Sr.B. Manuel Cambre, Archi- 
vero del Gobierno del Estado, quien lo tiene en mía colección de 
papeles relatívo.s á los fundos y á otros asuntos de interés concer- 
nientes á los pueblos de Jalisco, formada por el notablemente erudito 
Sr. D. Ignacio Agnirre, ya difunto. 

2 Sotórzano: "Política Indiana", lib. II, cap. XXIV. 




k«*n«*H#*»%#*»*««»*#»*%*****«*»#'*»«***«*^«***»*"w**»»»*%,'*»«»**,#^#«»*#**<»» 



IX. 



La Primera Visita Episcopal- 



Por la promoción del Rmo. Sr. D. Fr. Francisco de Rivera 
á la Diócesi de Michoacán, para sucederle fué transladado de 
la de Cuba á la de Jalisco (1) ó Nueva Galicia, — que de ambos 
niodos se llamaba entonces á la que después se denominó 
exclusivamente de Guadalajara, — el limo. Sr. Dr. D. Leo- 

(i) Escribo Xalixco, Xalisco 6 Jalisco, y Xalostotitlán ó Jalostoti- 
tlán, según la ortografía que corresponde á los diversos tiempos á 
^üe aludo; y aunque respecto del segundo de esos nombres de lugar, 
atiendo que debiera ponerse z y no « en la segunda sílaba, escribo 8 
por conformarme con la costumbre. Xaloztotitlán se compone de las 
voces mexicanas: xalli, arena; oztotl, cueva ó cuevas; ti, que es partí- 
cula que liga eufónicamente las palabras que entran en formación; y 
laposposición tldn, que quiere decir en este caso, entre: *'Xaloztoti- 
tl¿i*' significa, pues, **lugar entre las cuevas de sirena." La signi- 
ficación de ese nombre corresponde, según los informes que tengo, á 
las condiciones topográficas de la población, puesto que la colina de 
Baenos Aires, adyacente por el S. £. á Jalostotitlán, está formada de 
arena y en ella hay muchas grutas; así como se abren otras de éstas 
en las paredes sedimentarías del arroyo de Don Diego, que está ubi* 
cade al N. de la misma población y separado de la loma de Camarena 
s61opor un corto plan. 

A propósito: haré notar, por más que sea obvio, que en los textos 
que reproduzco hago uso de la misma ortografía, puntuación y á veces 
hasta acentuación que tienen esos textos en los libros ó documentos 
originales de donde los he tomado; y sólo en señalados casos me separo 
^ esa regla, para evitar algunas veces los inconvenientes que en la 
lectura ofrece tal procedimiento: por ejemplo, reformé la acentuación 
únicamente» del documento relativo á la licencia para que los españoles 
pudieran poblar en San Juan. 



— 74 — 

nel de Cervantes Carbajal, ilustre por su prosapia fl) y no 
menos esclarecido por sus virtudes (2). 

Hacía en ÍQ3i la visita general de su Diócesi el Sr. 
Cervantes, cuando seguramente al hallarse cumpliendo ese 
deber en XalostotitlAn, dispuso qne pasara el Br. U. Juan de 
Contreras Fuerte, que le acompañaría como familiar suyo a 
que simplemente le mereciera confianza para ese encalco, & 
visitar en su nombre el pueblo de San Juan, por no encontrar- 
se éste precisamente en el itinerario, ó «veredaí como enton- 
ces se decía, que llevaba el Prelado (3); y movido de la fama 
que de milagrosa tenia va la santa Imagen de Nuestra Seño-^ 
ra venerada en el mismo pueblo, y por lo que de ella le refi- 
riera tambiín elPárrocode la jurisdicción, Br. 1). Diego Cania- 




(i) Era el sexto hijo de D. Leonel de Cervantes y de DP Marítt^ 
Carbajal; nieto, por la línea paterna, del Factor Juan de Cervantes 
Casaus yde DP Luisa de Lara y Andrada; bisnieto, por la línea 
materna, del Comendador de Santiago D. Leonel de Cervantes, quien 
vino primero con Panfilo de Narváex á la Nueva España, estuvo en 
la Conquista de México, tornó después de ella á la Península j' vol- 
vió de allí á establecerse en este suelo con su esposa DP Leonor de 
Andrada y sus siete hijos. 

Gonzalo de Cervantes, padre del Factor D. Juan de Cervantes, era 
hermano, al parecer, de Juan de Cervantes, quien era padre de Rodri- 
go de Cervantes y abuelo del gran escritor Miguel de Cer\'antes 
Saavedra. 

El tronco de esta familia fué Ñuño Alfonso, décimo alcaide de la, 
ciudad de Toledo, príncipe de la milicia del Emperador Alíonso VIIl 
de Castilla, rícohome y glorioso adalid en las empresas contra Uk 
morisma. Del tercer hijo de este guerrero, tjue fué Alfonso Munkx 
Cervatos, nació Gonzalo de Cervantes, el primero de eate apellido. 1 

(2) Basta para testimonio el hecho siguiente: siendo Capitular dj 
la Iglesia de Santa Fe de Bogotá, donde desempeñó los delicados car3 
gos de Provisor y Vicario General de dos Prelados, le escribia al Rej^ 
de España el Sr. D, Fernando Arias Ugarte, Arzobispo de aquella. 
Metropolitana: "El Dr. Leonel de Cervantes, Arcediano de esta rol 
Iglesia, es sujeto tal, que en su presencia me avergüenzo de verme 
consagrado y á él nó." j. 

(3) En varios de los libros de Visita de los Sres. Obispos he 1^ 
do que así solían hacerlo. Por ejemplo, el Sr. Colmenero visita 
por sí minmo el templo parroquial de Teocaltiche y envió al Licü 
D. Diego de Herrera, que con él iba, á que visitara los de S, Frand»^ 
co de Teocaltitán, distante cuatro leguas, y de S. Juau HuexotitáiiM, 
á una y media legua de distancia. 



— 75- 

rena, cometió asimismo á su delegado el encargo de inforinar- 
se acerca de cuíil era el origen de aquella Eligió. 

Halló entonces el Visitador la capilla del Ilospilal en el 
pobre estado que antes se dijo; el altar hallábase sin adorno; 
la Imagen tamnaturga se guardaba, juntamente con los vesti- 
dos lie su uso. dentro de una pequeña arca que le servía de 
labemáculo; esta arca tenia dos puertas que se cerraban 



con llave, y 




le quilo el 


enuna dee- 




trajederaso 


sas (los puer 




azul de Chi- 


las se veía 




na que ves- 


pintada la 




lía; examinó 


figura d e Se- 




la hechura 


ñorSanJoa- 




artística; la 


quín, V en 




vistió denue 


laolra.lade 




vo; le quitó 


Señoril.'-:,-!?!- 


, ^'*j^& Wuj^j^T W^ 


los dijes de 


taAna. 


''^^k^ifl&r^^Bv- 


vidrio que le 


ÜBr.Cuii- 


.^HStW^VkVI^K'^ 


liahían col- 


Ireras safó 


■ '■mMm^m^' 


tadolossen- 


ilel correci- 


rillos indios. 


llo la precio- 


^^^^^^'^v'i '■■■"■■ 


y .■^ólo le de- 


sa escultura. 


■ ^m , - 


■1) luiestas 


que leiiia la 


w. 


H!>s joyas 


lima ;i ín< 




vniladeras. 


pies, n.nin 




Afrcguraba 


atribuloir.,- 




eliiiismo Vi- 


nico de la 


Illnio. tír. I)r. D. Ltoni-I lit' CiTvaiitea y 


sitador que 


Inmaculada 


Carbajal. 0.= Obispo efectivo de 


es ta.s alhajas 


Concepción; 


Nueva Galicia. 


eran las úni- 



casque en ese tiem|)o tenia la santa Imagen; que la plata labra- 
da del templo era muy poca ó ninguna, y que sólo habría 
«n él una lámpara, y ésta era de azófar; todo lo cual á prime- 
ra vista no se compadece con las constancias de los autos 
en que vino á conceder la Audiencia de la Nuevva Galicia el 
permiso para que los españoles pudieran avecindarse en San 
Juan: hay que explicar, pues, la contradicción que se presen- 
ta á este respecto, conjeturando que las muchas lámparas de 



-76- 



plata, candeleros, frontales y demás preseas con que estaba 
enriquecida ya en 163U la capilla del Hospital, habían sido 
llevados en depósito á la cabecera parroquial, previéndose que 
pudiera tentarles la codicia á algunos ladrones saber que ha- 
bía prendas valiosas en un pueblo tan escaso de habitantes, 
como San Juan lo estaba á la sazón: muy pocos años des- 
pués, cuando gobernaba la Nueva España el conde de Salva- 
tierra (1642 á 16i8) "asaltaban á los viajeros los facinero- 
sos» y aun robaban la correspondencia pública (1); en 1662, 



[ I ] Por el rumbo de San Juau pasó ta! vez el pillo Martín de Villavi- 
cen cío Sal azar, alias, Garattiza. cuando huyendo del Santo Ofido, en 
1646 se vino por el Teul y Tlallenango haciendo fechorías hasta 
Guadal a jara. 

Una cédula real de 22 de marzo de 668 se refiere precisamente á 
un escandaloso asunto de tres salteadores que se le escaparon á derto 
alcalde en la villa de Lagos; los recobró la justicia: ahorcó á uno de 
ellos, llamado Nicolás Dávalos, y á los otros dos los volvió al lugar 
de su retraimiento. 

No se terminaba ese mismo siglo, cuando ya se consideraba la sie- 
rra del Nayarit refugio de bandoleros 

Por último, fué á fines del siglo XVII cuando el foragido José 
Mercado, por un robo de consideración que cometió en el campo, fué 
aprehendido por D. Diego de la Mota y Padilla, Juez de la Santa 
Hermandad en el pueblo de Jalostotitlán; y habiendo el reo logra- 
do escaparse de la prisión en que se le tenía, se refugió ala iglesia; 
extraído de aquel sagrado tugar por orden de la Audiencia, ese proce- 
dimiento dio motivo á graves litigios. Llevado el bandolero á Guada- 
lajara, se le reintegró á la iglesia de San Francisco; extraído de nue- 
vo, se le condenó á muerte; llevándolo á ejecutar, los alumnos dd 
Colegio de la Compañía de Jesús se echaron sobre los ministros de 
justicia, les quitaron á Mercado, lo metieron á dicho Colegio y el 
escándalo terminó, después de otras muchas peripecias, con que el la- 
drón escapó impune y se castigara pecuniariamente a! Presidente de 
la Audiencia,^ Ce val los Villagutierre.^y á uno de los Oidores, 

Mota Padilla narra tales hechos, (cap. LXXVI,) omitiendo que la. 
primera parte de los sucesos hubiera pasado en Jalostotitlán, no 
obstante que así consta en la cédula real de 31 de diciembre de 1696 
que cita aquel historiador y que yo tengo á la vista al escribir estas 
lineas 

Indudablemente que al mismo suceso del rescate de Mercado por 
los estudiantes, alude esta nota incompleta del "Diario" del Lie. 
Martin de Guijo, correspondiente á julio de 1692: "TumvUu en 



— 77- . 

cuando ya la santa Imagen estaba al cuidado de un sacer- 
dote, se intentó robar, en efecto, el templo de Nuestra 
Señora de San Juan, como lo declaró seis años después el 
Br. Contreras Fuerte; y que el mismo riesgo corriera en 1634, 
lo demuestra con creces, que hasta la Audiencia hubiese 
estimado el recelo de que salteadores y gente de mal vivir 
pudiera tener el designio de robar la ermita, por tan eficaz 
apoyo para permitir la puebla de españoles en San Juan, que 
prevaleció esa razón sobre el parecer del Oidor Fiscal, quien 
sólo alegó en contrario las leyes prohibitivas acerca de la 
materia y nada objetó cuanto á la falta de seguridad en que 
se basaba la petición. 

Para dar fin á su cometido el Visitador, recabó de los 
indios las noticias que tenían acerca del principio de la cele- 
bridad de la Imagen y se cercioró de que desde entonces 
llegaba la devoción de los muchos peregrinos que iban 
á venerarla, al punto de llevar consigo, en clase de reli- 
quias, — á las que atribuían cualidades milagrosas, — no sólo 
wiedidas de la preciada escultura, y cabos de vela, flores y 
hierbas que habían adornado su altar, sino también unos 
panecillos que se formaban con tierra arrancada de los ado- 
bes de la ermita; costumbre continuada después hasta el 
presente, con tales aumentos que más adelante, cuando esa 
ermita desapareció, se siguieron haciendo los panecicos con 
<^alquiera tierra de aquel sitio, siempre dándoles el carácter 
de una panacea; y llegó vez que á ese efecto no bastaran 
^iez quintales de dicha tierra para fabricar los que se lleva- 
fon tan sólo al Obispado de Michoacán. 

Vuelto el Br. Contreras Fuerte al lado del Sr. Cervantes, 

fe d¡ó cuenta con todo lo que había hecho y sabido en su visi- 

*^á San Juan; y á consecuencia, el Prelado recomendó el cul- 

*^ de la Santísima Virgen en su ermita al Sr. Cura Camarería: 

^^Híibró demandadle de las limosnas para esc culto al Henna- 

^^ Blas de la Virgen, tratamiento aquél y sobrenombre éste 

^^ indican que el sujeto que lo llevaba vestiría el hábito de 

r^adaíojara, — Jiieves lo, hubo nueva de que eii Guadalajara hubo 
^^ttltocon Víctores en la apedrearon á dosoidores.*' 




-78 - 

alguna de las órdenes religiosas, á título de lego; y por úlliiuo, 
ie encai'gó la iiiayonioinia de la capilla á Gerónimo de Arona, 
aquel testigo presencial de la muerte de la volalinerita que 
recobró después la vida niaravillosanienle, é individuo dicho 
Arona que era el más rico de todo aquel valle. 

Estas providencias episcopales, que sirvieron para aula- 
rizar y acrecentar la atición á la santa Imagen, son uno de los 
Ujiü>res que realzan la buena memoria del Sr. Cervantes en la 
tercera de las üiócesis que tuvo á su cargo y que gobernó ya 
muy poco tiempo después de terminar aquella visita pastoral- 
Dícesequeen t63ó fué trasladado á Anlequera ú Oaxaca; 
pero hasta 1 1)37 todavía se hallaba en su sede de Guadalajara, 
desempeñando los oficios de su ministerio ( 1 ). Ese mismo año 
partió a encargarí?e de su nueva Grey; pero, murió alll^ar 



(i i En la Serie de Obispos qnc trae el Segundo Concilio Mexicano y 
en Alcedo, dícesequs esa translación fué el 21 de septiembre de 1635; 
pero el P, Gay y el Sr Gillow fijan esa mudanza en 15 de marzo de 
tal año. He aceptado yo esta última opinión en tin trabajo mío, 
(hdtiih PoHttiral fie la Iglesüi df Onn'lnlajnr'i,) por creer bien infor- 
mados á estes refpelablKS hisloriígrafos de Oaxacs; pero, como digo 
arriba, todavía en 1537 se hallaba en Guadalajara el Sr. Cervantes. 

Kn la' foja 180 del volumen II de registros del Sagrario Metropo- 
litano, comienza un ' Libro en el qual seadeutan los que el Illmo mi 
ssr. El Dr. Don Leonel de Ceruantes y Caruajal obpo. de este nue ? 
Reyno de la Galií.ia y del consejo de su magd. & ? , Conlicina en su 
ygl "■ . Cathc'ral de esta ciud.. desde dos de febrero de 1634 años., 
siendo Cura y Bendo. El licenciado Don Lope de Orozc».' ' Las últi- 
mas partidas de confirmación hechas por el Sr Cervantes, que cons- 
tan en e! libro á que aludo, tienen estos títulos: 

' 'Y en seis del mes de Septiembre de mili y seiscientos y treinta y 
siete años el Jllusmo. Sr. Don leonel d; ceruantes y caruajal Obispo 
deste nueuo Re>^lO de la galicia celebró confirmaciones en el coiitiento 
de monjas de Snt " . m " . de gracia." (Folio 1S4; siguen luego las 
partidas correspondientes,) 

"en el dho. Conuento ocho dias del mes de Septiembre del dho. 
aiío prosiguió Su Illussma. con las confirmaciones y se confirmaron 
las Personas siguientes | (Folio 196 vuelto; á continuación las parti- 
das de confirmados) 

Asi pues, queda probado que todavía en septiembre de 1637 se 
hallaba en Guadalajara el Sr. Cervantes. Acuérdase esto cou el 
siguiente párrafo que se halla en el valioso articulo ' 'JALISCO. A- 
punles sobre el Obispado de Guadalajara, hechos en 1852, para que 
sirvan ala formación de una Historia Eclesiástica Mexicana" 



— 79 — 

á México V fué enterrado en la sala de Profundis del conven- 
to de San Francisco, en el sepulcro de su familia. El epitafio 
que allí se le puso y que es un epílogo biográfico suyo, decía: 

*'Aquí yaze el Dr. D. Leonel de Cervantes Carvajal, Maes- 
trescuelas V Arcediano de Santa Fe del Nuevo Revno de 
Granada, Provisor y Vicario General de su Arzobispado, Cotni- 
sario del S, Oficio, Ohispo de Santa Marta, Obispo de Cuba, 
Obispo de Guadalajara, y de Guaxaca, Gran Limosnero, y 
Padre de los Pobres" (1). 

to en el '* Diccionario de Historia y de Geografía'' publicado en Méxi- 
co desde 1853 hasta 1856: '*En el lib. 6 '^ . de Actts á fojas 46 se lee 
la del cabildo celebrado en 23 de setiembre de 1637 que: ^'habiendo 

hecho de este obispado ei Ilimo. Sr. D. Leonel Cervantes: en 21 

de este se presentó el Sr. Dr. D. Bartolomé de Arvide con poder del 
Illmo. Sr. Dr. D. Juan Sánchez- Duque pidiendo la posesión que lue- 
go se le dio, y con ella la del gobierno y provisorato de esta ciudad y 
obispado." Los puntos supletorios indicarían, según el contexto, 
que allí debió existir la palabra renuncia ó dejación. 

Ya escrita y aun parada esta nota, he visto tal libro de actas, en la 
parte que corresponde á tal suceso. Desde el folio 4 5 frente hasta el 
50 vuelto, consta todo lo concerniente á la separación del Sr. Cervan- 
tes y á la toma de posesión del Sr. Sánchez Duque, por medio del 
canónigo más antiguo Dr. Arvide: allí están transcriptas la cédula real 
de 22 de diciembre de 1636, en que se avisó ala Audiencia de Guada- 
lajara y á las demás autoridades ue qen el caso tenían que ver, cómo 
el Sr. Sánchez Duque de Estrada había sido nombrado Obispo con 
todos los requisitos legales; y las bulas dadas en Santa María la 
Mayor el año de 1637, á doce de las kalendas de agosto (21 de julio) 
por el Santo Padre Urbano VIIL el décimo tercio año de su pontifi- 
cado, nombrando Obispo al mismo Sr. Sánchez Duque. 

El acta que primero se ocupa del asunto, que es la de 22 de septiem- 
bre de 1637, dice *"auer hecho dexación el sr. Obispo Don Leonel de 
Cervantes deste govierno por averie venido las bulas del Obpado. de 
guaxaca y desfndyose ayer veinte y uno de septe. deste presente año 
deseysctos. treinta y siete*' , etc. 
(i) Algara y Cervantes: '*Los descendientes de Miguel de Cervan- 
tes Saavedra", págs. 9, 10, 12, 14, 3iy';4;y árbol genealógico que se 
llalla entre las págs. 52 y 53. -Beristain- ^Biblioteca Septentiional 
-Americana", edición del Sr. Vera, t. III, págs. 295 y 296.— Gay. 
* Historia de Oaxaca'* vol. I, pág. 206. — Gillow: "Apuntes Históri- 
<X)S'\ pág. 86 del ** Apéndice*'.— Florencia: ob cit., págs. 52, 53, 56, 
^y ój.-^líivera Cambas: *'Lios Gobernantes de México"', vd. I, 
P4g. 165. — "^Dicdonario Universal" citado, art. Garatuza., por el 
Sr Qrocco y Berra, en el vol. II de los *' Apéndices.*'. — Vetancurt: 
'^Teatro Mexicaiio'\ vol. III, pigs. 102 y 103. 



i 



Tkanskokmaciones y mudanza del santuario. 



E!s muy probable que el Sr. Obispo D. Juan Sánchez 
Ducpae, sucesor inmediato del Sr. Cervantes Carbajal, á su 
paso de Zacatecas para Guadalajara, tocara en el pueblo de 
San Juan; (1) y con fundamento de esta probabilidad, es de 
suponerse que él fuera quien ordenó que se mejorara la 
primitiva capilla del Hospital, dándole mayor amplitud y 
decencia, como lo exigía ya el aumento del culto de la san- 
ta Imagen de Nuestra Seftora de aquel nombre. 

Atinada ó no esa conjetura, lo cierto es que hasta des- 
pués de la muerte del virtuoso Sr. Sánchez (2) que muy poco 



( i) En un "Libro de Gobierno del Cabildo Sede Vacaiile, " que 
existe en el archivo de la Secretaría de la S, Mitra de Guadalajara. 
consta que en 9 de enero de 1643 se nombraron para visitar el Obis- 
pado, por el Sur y el Poniente al Canónigo Lie. D. Lázaro Jiménez 
de Palacios, y por el Norte al Lie. Pbro. D. Juan de Álzate, Vicario 
de Zacatecas; providencia tomada en virtud de que el Sr. Sánchez 
Duque sólo había visitado en el territorio de su Diócesi aquella ciu- 
dad y algunos de los lugares del tránsito entre ésta y Guadalajara. 

(2) En el citado artículo que lleva el nombre de JalUco, se lee 
respecto de tal defunción: "Esta, según Mota Padilla, cap. 54 niJin. 
3, fué en noviembre de 1643, y según la Serie y Alcedo en 1641 : esto 
segundo parece lo más cierto, porque en el libio 6P de Actas del 
cabildo á fojas 204 se dice: que habiendo fallecido su lllnia. en 2 de 
noviembre de 1 541, se procedió al día siguiente al nombramiento del 
secretario del gobierno eclesiástico con la declaración de la sede 
vacante." 

£1 día de esa fecha que yo había adoptado come cierta, pw ver 



— 81- 

liempo gobernó, y precisamente al principio de su vacante 
fué cuando se vino á acabar la nueva capilla, que en su 
lecinto comprendía el terreno de la antigua: debió ser esto 
afines de 1641 ó principios del siguiente año. 

tObra lucida, pero de poco dui-a,» llamó al nuevo edi- 
ficio persona que tuvo que conocerle; (*) y así debió esti- 



que se citaba como comprobante un documento auténtico, está con 
todo errada; que no debe ser 2, sino 12, como lo testifica este princi- 
pio dd acta resjxictiva que se halla en el ya expresado **Libro de 
Gobienio del Cabildo Sede Vacante*': *'En la ciudad de Guadala- 
xara á doze dias del mes de noviembre de mili y seiscientos y qua- 
renta y un años haviéndosse juntado los señores Dean, y capitulares 
desta sancta yglessia en su cavildo Hordinario conviene a saver D<^r 
D. Matheo Ramires y alarcon deán, don Rodrigo de Ángulo Chantre 
D<>''Thomas Zapata de Gal vez y Maestro don Juan de Salvatierra 
canónigos lido. Manuel Macedo don Andrés de Sanctiago y Herrera 
PíOs Por quanto aviendo muerto el señor obispo don Juan Sán- 
chez Duque que Dios tiene en el cielo a las oras de las ocho de la 
mafiana poco mas ó menos oy dho. dia ..." Concluye el acta 
mandándose citar á cabildo extraordinario para acordar lo concer- 
niente al entierro del ilustre difunto y ordenando al Secretario que 
diera fe del cadáver. 

Concuerda con el día así fijado, el testimonio del P. Tello, que 
estuvo presente á la muerte del Sr. Sánchez Duque y que dice: **lo 
llevó Dios para sí después de la octava de San Diego, ó en la misma 
octava", esto es, del 11 al 19 de noviembre; aunque debe advertirse, 
que no tuvo el mismo P. Tello memoria tan feliz como esa, para recor- 
dar el año del suceso, puesto que lo atribuye á 1643, error en que hizo 
incurrir más tarde á Mota Padilla, y éste á Navarrete. 

Después de escritas las líneas precedentes, he podido certificarme 
por mis propios ojos de que en el original del acta de cabildo que acer- 
ca de este particular se cita en el artículo Jaliftco, no está escrito 2 de 
ftoojemteie, sino * 'dose f sic) de Twviembre,' ' Dice de esta manera literal 
laparte correspondiente de tal acta: **En la ciu<l de Guadaláx» adose 
dittdd mes de noviembre de mili y seiscientos y quarenta y un años 
.... estando en cav 9 pleno y aviendo visto y conferido como 
88» Illma. del Sr. Dor Don J 9 Sánchez Duq? de Estrada obispo 

Jtte fue de este Reyno oy dia de la fecha fue Nuestro Sr. servido 
c llevárselo desta presente \nda á la otra*' . . . . 
Tal vez ese cambio de fecha se deba á una errata de imprenta. Fué- 
lo asi á no dudarlo poner en el mismo artículo después del errado 2 
de noviembre, 1541 en vez de 1641. 

(*^ El Sr. Contreras Fuerte residía el año de 1648 en Lagos, se- 
g¿tt lo acredita la siguiente partida del vol. I del "Libro de Visita" 

11 




— 82 - 

marlo también el Sr. Obispo Dr. D. Juan Ruiz Colmenero, 
que al visitar en junio de 1648 el referido pueblo de San 
Jnan, notando que amenazaba ruina esa segunda capilla, 
ordenó que fuese derribada y que en vez de ella se erigiese 
un buen templo de más sólidos materiales que los del enton- 
ces existente, en el lugar donde hoy se halla la iglesia parro- 
quial. 

Pronto debió terminarse esa otra construcción, pues- 
to que en 1 653 se escribió que "habría cinco años que estaba 
acabada" (1): era "toda de cal y canto, de mampostería y 



del Sr. Colmenero: "En 22 de junio de 1648 se le dio licencia para 
confesar á el llzclo. Ju ° . de Contreras residente y domiciliario de la 
villa de Lagos." Kslaiido, pues, este eclesiástico residiendo en las 
inmediaciones de San Juan, es seguro que conoció también la segun- 
da capilla de Nuestra Señora, como antes había conocido la prime- 
ra. 

Y á propósito, por no tener ese dato á la vista cuando rae referí, 
en la pág. 23 de este libro, al grado académico que debería dársele á 
Contreras Fuerte, opiné que sólo tendría el de Badiiller y no el de 
Licenciado, que me supuse habría recibido después: fundé mi conje- 
tura en un edicto fechado el 8 de agosto de 1664, que cc-mieiixa de esta 
manera: "Nos el Br. Don Baltasar de la Peña y Medina Racionero de 
la Sta, Iglesia Catedral de Guadalax " Juez Pro\-isor y Vicario geni 
deeste Obispado de la Nueva Galicia por los SSes. Dean y Cavildo 
Bede Vacante eta. Por quanto se nos á dado notizia cierta que el Br. 
Juan de Contreras Fuerte, Capellán del Santuario de Nuestra Señora 
de San Juan del distrito de Jalostotítlan en este dicho obispado," etc. 
Además, en 6 de julio de 1660 el Cabildo Eclesiástico llamaba Bachi- 
ller al mismo Contreras Fuerte, al admitir el ofrecimiento de $ 2000 
que éste hacía á cambio de los diezmos de la villa de Lagos, que 
había tenido contratados ya en 1658. 

Ahora, en vista de que en el "Libro de Visita" del Sr. Colmenero 
se le decía Licenciado á Coutreras en 1648. tiene que deducirse que 
se le daba uno y otro título promiscuamente; y queda insoluta la cues- 
tión acerca de cuál de los dos fuera el grado que en efecto tu\'iera, 
¿Se explicará esta dualidad por el supuesto de que estuviera gradua- 
do de Bachiller en una facultad y de Licenciado en otra? 

[*J El Br. Contreras Fuerte se expresa así acerca de estos particu- 
lares: "Echáronse los cordeles para la iglesia nueva del Santuario, 
cogiendo dentro de la Capilla mayor la Hermita en que estaba la Vir- 
gen. Acabóse en la Sede-Vacante del Señor Don Juan Sánchez Du- 
que, seis ó siete años después, obra lucida, pero de poca dura. De- 
rrívoia el Señor Don Juan Ruiz Colmenero, seis años después, pori 



— 83 — 

süleria, cubierta de sanco (?) al modo de tijera," con una to- 
rre; y sacó de costo más de veinte mil pesos, recogidos en 
su totalidad sólo de limosna. 

amenazaba rtiina; y no se cayó por milagro de la Virgen; y se hizo la 
que oy está sumptuosa y firme.'* Según esta versión, hasta 1668, en 
que declaraba esto el mencionado testigo, es decir, en fecha en que ya 
era muerto el Sr. Colmenero, sólo había habido tres casas de oración 
dedicadas al culto de Nuestra Señora en San Juan: la ermita primiti- 
va; aquélla que comprendió á ésta en su capilla mayor; y la que exis- 
tía cuando declaró el Lie. Contreras Fuerte. 

El Br. Arévalo informó á su vez en 1693 Q^^- **La Iglesia que tu- 
vo esta Sagrada Imagen en sus principios fué un Xacal, después se 
fabricó otra, la cual duró muy poco, por ser también de Xacal, aun- 
que mas grande que el primero. El Ilustrlssimo y Reverendíssimo 
Señor Dr. D. Juan Ruiz Colmenero mandó se hiciese la Iglesia de Ar- 
tezon, con las paredes de cal y canto: esta también, por ser mala la 
madera de que se fabricó, se tuvo de desbaratar por orden del mismo 
Sefior Obispo D. Juan Ruiz Colmenero, y se hizo de bóveda . . . *' 
Conforme á este testimonio, resultan cuatro casas de oración hasta el 
tiempo de ese Prelado: un jacal; otro mayor; la iglesia de artezón con 
mala cubierta; y la de bóveda. 

A su vez el Cura Br. Camarena se refería, informando en 1653 al 
P. Tello, tan sólo á la iglesia ó capilla primitiva y á aquella otra que 
* 'habrá cinco años que está acabada, toda de cal y canto, de mampos- 
teria y sillería, cubierta de sanco (tal vez debería decir, saúco,) al 
modo de tijera, con la torre" 

Comparando lo que expresan sobre esos templos el Lie. Contre- 
ras y el Br. Arévalo, se ve que la tercera de las casas de oración á que 
alude éste, no fué mencionada por aquél; y aunque por ser el primero, 
coetáneo de todo lo que refiere, debiera su dicho preferirse al del se- 
gundo, como las señas que da el Br. Camarena, coetáneo también, de 
la iglesia que se concluyó de fabricar hada el año de 1648, — la que era 
de cal y canto y estaba techada en forma de tijera, — corresponden con 
lasdd tercer templo á que se refiere el Br. Arévalo, — que era de cal y 
canto y con el artezón ó techo de madera mala, — resulta comprobada, 
merced á esta identificación, — la existencia del templo de que no habla 
el Br. Contreras Fuerte. 

Ssa omisión se puede explicar, sir forzamiento algmio, de este mo- 
do: como el techo era el malo y no los muros de cal y canto, sobre él 
debió recaer la providencia de reponerlo con el de bóveda y no sobre 
las paredes que por hallarse en buen estado se conservarían: en ese 
oso, fué sólo una reparación, no una completa obra nueva, la que 
se hiio en los últimos años del gobierno del Sr. Colmenero: por 
^to, así se comprende que el Lie Contreras no la hubiese menciona- 
^ y que el Br. Arévalo, sin embargo, la cite en los términos en que 
lo baoe, oomo una mejora importante. Así aclaradas las cosas, quedan 
av^iídos I06 tres testimonios fidedignos que tenemos sobre esos puntos. 



-84 — 

No debe extrañarse que tan gruesa cantidad fuera reu- 
nida, y tal vez en corto tiempo, noniás con religiosas dádi- 
vas: muchos de los objetos de que en 1653 se servia esa 
tercera casa de adoración del Favorecido pueblo, — á la que en 
lo sucesivo se le llamará Santuario,— eran de plata: habla en 
ella catorce láinpiu-is, veinLIcualro caiid:'bros, ocho blando- 
nes, cálices, 
vinajeras, a- 
cetre é hiso- 
po de ese 
metal, y aun 
se sabe que 

cuatro 
delasprime- 
ras tenían un 
valor de seis- 
cien tosa mil 
pesos. Se 
contaba a- 
deniás con 
un órgano, 
ornamentos 
suñcientes y 
todo lo ne- 

. ■ . « ■r,'A tr ^';*''"''°«"*^ seriedemfs- 

Iglesia Parroquial ác San Juan. 

ticos varo- 
nes destinados, con ese noble carácter, á consagrarse abne- 
gada y filialmente k procurar que durase inextinguible la reve- 
rencia y el fervor que inspiraba la santa Imagen. 

Muy grandes debieron ser los sentimientos de esa natu-- 
raleza que le infundió al Sr. Colmenero: para esto bastaba que 
fuera esa Imagen ima representación de la Vii^en Inmacu- 
lada, titulo privilegiado á que fué espei^ial mente afecto 
gran Prelado, como lo definen varios hechos memorables; 
suficiente es recordar la notabilísima sesión que en 22 di 
noviembre de 1665 celebraron el Ulmo. Obispo y su Cabi 
do, — en el que figuraba el Br. Camarena, — ^para deten 




— 85 — 

nar, como en efecto lo acordaron y cnmplieron, hacer pú- 
blico y solemne juramento, por sí y sus sucesores, tde 
tener, defender, enseñar, predicar, y hacer cuanto fuere de 
su parte y obligación para todos los fieles, para que to- 
dos y cada uno, según su estado y calidad tengan, enseñen, 
defiendan y prediquen que la bienaventurada siempre Virgen 
Mana y Madre del Redentor y Salvador del mundo, en el 
primer instante de su Concepción fué prevenida con la Divi- 
na gracia para no contraer, como no contrajo, manera algu- 
na de pecado original; y que por la noticia cierta en que se 
hallan de que su Magestád católica, piadoso emulador de sus 
progenitores en cuanto á la promoción y aumento de lo 
religioso en todos sus reinos y señoríos, y mas señalada- 
mente en todo lo perteneciente á este preciosísimo misterio, 
con intervención de sus embajadores está haciendo muv 
vivas instancias con su S., para que por medio de la Santa 
Sede Apostólica se proponga á la universal Iglesia la infali- 
ble creencia de esta verdadera opinión (*); y para que esta 
acción religiosa tenga antes el mérito de su afecto y se eje- 
cute sin perder tiempo, respecto de hallarse impedido el dia 
primero 8 del mes venidero Diciembre de este presente año, 
consagrado á la común solemnidad, con la publicación de la 
Santa Bula de Cruzada; se haga el dicho juramento el dia de 
Mana Santísima de la Espectacion, 18 de dicho mes y año, 
en la capilla de Nuestra Señora de Zapopan, á cuya Imagen 
milagrosa está dedicada esta festividad, y á ella concurran 
para el dicho efecto capilularmcnte todos los dichos seño- 
res con las demás personas pertenecientes al cuerpo de es- 
ta Santa Iglesia, para la celebridad de semejantes fiestas, 
con el presupuesto que se hace de que Su Sria. Revma. é 



(*) En una cédula expedida en Ventosilla el 24 de octubre de 
1617, participaba el Rey (Felipe III) al Rdo. Obispo de esta Diócesi, 
^oe había mandado á su predicador Fr. Plácido de los Santos á impe- 
trar de S. S. la declaración del misterio de la Purísima Concepción; 
y rogaba y encargaba al mismo Prelado que en sus cartas al Papa le 
manifestara su sentir scbre la materia y la ^ande alegría y consuelo 
que caoseria esa determinación. (Nota del autor.) 



— 86 — 

lllma. ha de celebrar la presente con Misa mayor de Pontifi- 
cal; y que la forma del juiuniento, que se ha do prestar en 
lengua latina, la ha de leer en tono de evangelio el Diácono 
que hiciere el oficio en la celebridaxl de dicha misa. V asi- 
mismo determinaron por decreto que ha de tener fuerza 
de precepto y perpetuo estatuto, que los dichos subcessores 
asi en la Dignidad Episcopal como en las demás dichas dig- 
nidades y canongias, raciones, y en los demás oficios ecle- 
siásticos que se acostumbran á servir con juramento, le hagan 
antes de ser admitidos á la posesión, en cuanto á la limpia 
Concepción de nra. sra. María Santísima en la forma ideter- 
minada; y que la dha. fiesta común que se celebra r^ida año 
en dicho dia ocho de diciembre, se celebre de aquí adelante 
perpetuamente por los dichos señores y demás personas de 
esta dicha Iglesia con vigilia de ayuno; y que el estatuto en 
esta razón tenga fuerza de precepto: y dicho Sr. Dean y de- 
mas señores Capitulares, pidieron y suplicaron á Su Señoría 
Illma. tuviese por bien de interponer su autoridad y decreto 
judicial para que el dicho decreto de vigilia con ayuno 
con fuerza de estatuto y precepto común, se entienda y obli- 
gue á todos los fieles que á la sazón se hallaren en esta di- 
cha ciudad y Obispado; y Su Sria. illma. la interpuso para que 
se haga y ejecute según la proposición, en la manera que pue- 
de y ha lugar por derecho . ..." (1) Aquí es de recordarse 
que esa edificante conducta fué tomada luego cual modelo 
tanto por la Audiencia de la Nueva Galicia como por el Cabil- 
do, Justicia y Regimiento de la capital del mismo Reino, 
la parte concerniente á jurar la defensa de la Inmaculada 
Concepción. (2) 



[ij Lleva esta copia la ortografía con que está eu el documento 
que se publicó al ña del folleto que citaré en la nota bibliográfica 
tínal del presente capitulo; pero difiere de ese mismo documentos 
algunas palabras que corregí conforme al acta original. 

I z) Ese juramento tuvo en esla región su primer precedente entre 
loü religiosos franciscanos de la Provincia de Santiago de Jalisco, que 
en definí torio de lo de julio de 1622 y eu obedecimiento de una paten- 
te del Rmc. Ministro General de su Orden, Fr. Benigno de Genova, 



— 87- 

Apenas habían pasado esos relevantes sucesos, cuando 
el preclaro Obispo que había sido su principal factor, tuvo que 
dejar su Sede, ya para evitar las contrariedades que se le ofre- 
cían en defensa de su jurisdicción eclesiástica y ya para 
procurar por símismo el arreglo de algunas diferencias terri- 
toriales con la Mitra de Michoacán: á este fin, se instaló por 
espacio de dos años poco más ó menos, — de 1656 á 1658 y 
tal vez 1659, — en una humilde choza ubicada en Santa 
Lugarda-Rincón de Frías, — límite entre aquel Obispado y el 
suyo, — en el cual predio rústico ya había residido algún 
tiempo el año de 1655, con el mismo postrer objeto. 

Es probable que en la primera de las dos residencias que 
allí hizo el venerable Prelado, por haber visto ó por noticiár- 
sele que el Santuario edificado de orden suya tenía poco só- 
lido techo de madera, hubiera ordenado que se procediese á 
darle consistencia á aquél, substituyéndole éste con otro de 
bóveda; como probable es también que hallándose en la 
segunda época de ese confinamiento, movido por el deseo de 
apresurar aquella material reforma, se transladara á San 
Juan, que no dista mucho de Santa Lugarda: entonces serta, 
como consta en la Historia, cuando el Sr. Colmenero por sí 
mismo estuvo atendiendo tal construcción por algún tiempo. 
Ano ser que tanto el principio de la mejora como la asistencia 
pvsonal que le dio el limo. Sr., tomando el puesto de sobres- 
tante, deban referirse tan sólo á la segunda época de la estan- 
cia en Santa Lugarda, por haber sido esta permanencia más 
dilatada que la que en el mismo lugar había hecho el ano 
precedente. De todos modos, los nuevos beneficios que el 
preclaro Diocesano de la Nueva Galicia le hizo al culto en 
San Juan, tienen que referirse al lapso de tiempo habido 
desde 1655 á 1659. (*) 



di^msienMi hacer solemnemetite el juramento de se^iir y defender la 
opinián pía acerca del misterio sacratísimo de la Inmaculada Concep- 
ci6n. 

(*) El Sr. Colmenero hizo la visita general de la Diócesi desde 
Jtmio de 1648 hasta septiembre de 1649, sin detenerse en ninguna 
pote sino lo preciso para desempeñar las funciones de su elevado 
anoisterio. Consta qne después de esta fecha no volvió á salir de 



De la forma en que vino á quedar así restaurado el tem- 
plo, se daban en 1693: estas señas precisas "es un cañón en- 
tero muy capaz y alegre, tiene su Capilla mayor, y su Cruce- 
ro con dos Capillas; una al lado derecho, con un Allur de\ 
Santo Christo; la otra con un Altar con un lienzo muy lindo 
con la Huida á Egipto, con Señor San Joseph y San Migueí, 
que los van tequelaSa-- 

guiando ^HH^^^^BM^^^HI^HI est,« 

de Epis- ^^^^^^^^^^^^^^^^1 

la ^^^^^^^H^^^^^^^^^^l poniue e 

^^^^^^^^^^^^^^^^^^1 se 

que estam- ^^^^^^^^^^^^^^^^H ^'^ 

de bó- ^^^^^^^^^B^^^^^^IH '^ 

un cajón ^^^^^^^^^^^^^^^^1 perl^Biis 

gi'ande de ^^^^^^^^^^^^^^^^^^| Hi^'^ tíe^^<^ 

^^^^^^^^^^^^^^^^^^1 esta &agr=ra- 

queseguar- ^^^^^^^^^^^^^^^^^^| Imag^^n. 

or- ^^^^^^^^^^IB^^^^^H Assirnisii^Hio 

^H^^^^^^^K'^^^^I tienelalg 

otro lado ^^^^^^^^^^^H^n^^H C* 

la ^^^^^^^^^^^^^^^^^^1 en 

mayor ^^^^^^^^^^^^^^^^H aposen 

otro ^HH^^^^^^^^^^^^H de 

quarto del muv as^'^" 

^ . limo Sr. Dr. D. Juan Rmz Colmenere.; , " 

mismo por- ll.eobispode In Nueva (ialicia. 00.» 

Al par que en darle ese nuevo impulso al culto de Nui^*" 
tra Señora de San Juan y en amparar su territorio episcopj 



Gruadalajara sino hasta el tiempo á que se refiere un decreto q^' 
comienza de esta manera: "En la Ziudad de Guadalax?^ á seis d» ^ 
del mes de Diz" de mil y seis^í^ y dnqta. y qualro años Su SS / 
el Sor. Don Juan Rniz Colmen P Obispo deste obispado del Cous^J'^ 
de Su Magíl —Por hallarse como se halla para salir desta Ziudad á " 
disposición de divertios u ^odos graves que piden su inmediata Inte^ 
vención y asistenzia en diversas partes deste obispado"&. — Faése ^^ 
efecto el Sr. Colmenero á Santa Lugarda, como lo expresa el textt); »I^ 
se hallaba en 22 de mayo de 1655, cuando confirió el orden delsubdÍB' 



— 89 — 

el sabio Prelado, que había sido profesor de Teología y aun 
rector de la Universidad Complutense, ocupaba su tiempo 
en la soledad á que se había retirado, escribiendo un comen- 
tario, — como no se desdeñó de hacerlo el gran filósofo Santo 
Tomás, — al inmortal tratado ó diálogo tDe consolatione 
philosophica, » que en su prisión de Pavía compuso Severino 
Boecio; y además de-ese comentario redactó más de cinco mil 
pensamientos sueltos predicables, que llamó t Misceláneas. » 
Poco después de haber regresado á su Sede, recibió una 
cédula real, fechada en Madrid á 6 de agosto de 1660, en 
que se prevenía á todos los Prelados que no descuidasen ha- 
cer la visita general; y en cumplimiento de esa orden, el 22 de 
octubre del año siguiente avisaba el Sr. Colmenero, por me- 
dio de un escrito, que con la posible brevedad saldría á hacer 
aquella visita, comenzando por los distritos en que la había 
retardado por causa de la mucha distancia, y siguiendo luego 
la de los demás. 

Es indudable que de haber podido efectuar el buen propó- 
sito que de esa manera expresaba, esta salida á visita delexce- 
lenle Pastor hubiera abundado, como la primera, en tan admi- 
rables actos de celo evangélico cual lo fueron los de su inter- 
naciónpor parajes «no andados jamás por obispos ni visitado- 
res,» hasta las rancherías del Río Blanco, donde catequizó é 
hizo bautizar muchos adultos indios negritos y borrados^y á los 
hijosde los mismos; el descenso, por peñascasi cortadas á pico, 



conado á Pr. José de Alcaraz, religioso que andando el tiempo llegó 
i ser Provincial de Santiago de Jalisco. Volvió á Guadalajara ese 
mismo año, puesto que en noviembre de 55 asistía al memorable cabil- 
docuyaacta va en gran parte reproducida en este capitulo. En 24 de 
febrero de 1656 ya se hallaba de vuelta en Santa Lugarda, porque 
a esa fecha le escribía á su Cabildo, acerca del nombramiento de 
ttcretario y contador de éste, hecho en la persona de Francisco de 
Quixada; en 1 1 de marzo del dicho año, confería allá el diaconado 
i Fr. José de Alcaraz; y en 12 de mayo del mismo año el Capítulo 
acordó nifl^dar por los santos óleos á Michoacán. Hasta el año de 60 
oovudve en las actas del Cabildo á hacerse mención del Sr. Colme- 
nero como residente en Guadalajara: fué con motivo de notificársele 
hdeodón de hacedores. 

Estas fechas concurren á demostrar los asertos que obran en el tex- 
to. 

12 



-90 — 

en la barranca de San Juan de Quenta, donde se habían 
retirado seis huicholes con sus familias, para idolatrar á su sa- 
bor; y su entrada á la sierra del Nayarit, en que reconcilió á 
muchos apóstatas é hizo que diera principio la repoblación de 
San Francisco de Ateneo. Estos hechos están en perfecta ar- 
monia con aquellos conceptos en que á él se refiere un histo- 
riador: "amaba tanto á los indios, que sabiendo que si se leí 
hacia algún agravio, sin poderse contener salía de su natural 
pacífico, y decía que sólo por defender un indio debían esti- 
marse por bien logrados ios trabajos de España á Indias." 

La anunciada salida á visita de este apostólico Prelado, 
no se llevó á calió; porque antes de que pudiese satisfacer el 
Sr. Colmenero su deseo acerca del particular, una enferme- 
dad que á la postre lo puso en cama, obligándolo á permanc' 
cer de espaldas sin movimiento y con excesivos dolores, le 
arrancó la vida el viernes 28 de septiembre de 1 

De «cristiano, atento y ajustado» Obispo calificábale su 
Cabildo, deplorando esa muerte, pocos días después: en ver- 
dad, acreditan que mereció todos esos calificativos lauda- 
torios cuantos hechos ilustran su biografía, en gran parte no 
bien conocida hasta el presente; y entre los que hacen más 
grata su memoria en la Diócesi que gobernó con tanta recti- 
tud, diligencia y fervor, no son los menos gloriosos aquellos 
que afianzan la inflamada devoción que profesó á Mana Santí- 
sima, muy señaladamente en sit'? títulos de Zapopan y de 
San Juan de los Lagos. (*) 
("1 Florencia, ob. cit., cap. III, párr-*. I y IV; y cap. IV, parr. VI. 
— Tello. ob. cit , cap. CCLXXXIX, al final.— Espinosa y otros 
miembros del Cabildo de Ouadalajara: "Diclamen sobre la Inmacu- 
lada Concepción de María Santísima" ', documento núm. 3, pág. 83. — 
Mola Padilla, ob. cit.. cap. LXVI, — Varios: ' Diccionario" dtado, 
art. Jalinco.—^UihTo de Visita del Sr. Colmenero, tns. — Lit>ro VII de 
Actas del Cabildo, ms. — Diversos documentos inéditos del archñ'O 
de la S. Mitra. 

A pesar del cuidado con que corregí el pliego anterior, después de' 
la revisión de sus últimas pruebas, los impresores, de su propia auto- 
ridad hicieron á última hora estas errata?: en la página 87, línea 5* 
pusieron: «/mismo, en lugar de: K/mísjno.-yen la página R8, linea a* 
donde decía bien:seííoí«z/( en 1693 vfttas señas pcecjsrts.'-etc.eainbiaí 
ron estos dos puntos, dejando as( la frase: ae daban 
señas jjrec isas-, etc. 



•'•••••«•'••••••••••.'•^•••*#**%«*n«#n,#H,*n«#^,#n,#**^H^«»«#«»##H,»»*<»H*»»^ 



XI. 



El Cronista de la Provincia de Santiago de 

Jalisco. 



Cabida debe tener aquí, por ser este el lugar á propó- 
sito, un relato de la vida del cumplido cronista que antes 
que nadie tuvo el cuidado de narrar el memorable suceso que 
le dio nombradla á Nuestra Señora de San Juan: ya se 
comprenderá que esta alusión le corresponde al meritísi- 
mo Fr. Antonio Tello. 

Insignes escritores le han dado á este ilustre religioso por 
patria á Guadalajara de Indias; le han hecho indio discípulo 
de Fr. Pedro de Gante; lo han puesto en el número de los 
misioneros que acompañaron á Sebastián Vi/caino el año de 
1596 á California; y lo han colocado rigiendo en 1605 como 
guardián el convento de Zacoalco: errores de los cuales el 
primero se presenta sin apoyo de autoridad alguna; el segun- 
do proviene de una extraña confusión entre el P. Tello y el 
indio donado Juan Antonio ó Juan Francisco, venido en 1528 
con la expedición de Cortés de San Buenaventura; el tercero, 
nace de una mala interpretación de los términos en que 
extractó el mismo Tello el relato que del primer viaje de 
Vizcaíno hizo antes que nadie Torquemada y reprodujo más 
adelante Betancourt; y por último, el cuarto, originado proba- 
blemente de algún error de fecha. (*) 

(*) En un estudio biograbibliográficx) acerca del P. Tello y sus 
ohfas, que vengo preparando, demostraré ampliamente esos errores; 
por hoy me reduzco á hacerlos constar, declarando que he recogido 
ya las pruebas de que lo son. 




— 92- 

De cierto se sabe, porque consta así en la parte inédita 
de la Crónica Miscelánea^ que Tello era hijo de la Provincia 
de Santiago, que comprendía en su circuito á León, Galicia y 
Elstremadura, y que era la misma donde proresaron Fr. Mar- 
tín de Valencia, Fr. Martin de Jesús, Fr. Hernando de Soto 
y Fr. Toribio de Benavente; miembros después de la de San 
Gabriel é individuos del número de los doce religiosos que 
formaron la «primera barcada • de franciscanos que aportó á 
la evangelización de Nueva España. (1) 

Ese dato hace inferir que ta nacionalidad de Fr. Antonio 
era la española; porque no era la costumbre que los natura- 
rales del Nuevo Mundo fueran á tomar el hábito en la Penín- 
sula y sí lo era que de ésta vinieran á él de vez en cuando 
grupos de misioneros á reforzar las filas de los que trabaja- 
ban en cristianizar á los indios. 

Por otras noticias á que S3 aludirá á su tiempo, se pue- 
de conjeturar que la época de su nacimiento debió ser por 
los años de 80 á 90 del siglo XVl; y no es inadmisible el 
supuesto que hizo ya algún erudito, de que acaso pertene- 
ciera á la familia Tello de Orozco, avecindada en Guadalaja- 
ra desde tiempos muy remotos. (2) 



(O La última parte de la "Crónica Miscelánea", aparte que como 
la primera, la tercera y la quinta t&tá todavía inédita y que nadie 
había mencionado hasta hoy. pues se ha creido que solo constaba 
dicha Crónica de tres libros,— lleva este título que con uno de sus 
conceptos funda mi aserto acerca de la patria del P. Tello: "'Libro 
Sexto y último en que por haver fundado el Sancto Fr. Martin de 
Valencia i sus compañeros las provincias de la nueva España, siendo 
hijos de la ProV de S. Tiago y también el Authnr, tomó motivo para 
tratar de su fundación, y lo que ha florecido eu tetras y santidad,' ' 

(a) El Cabildo Eclesiástico de Guadalajara, en su Informe de 20 de 
enero de 1570, decía: "ítem: en esta real audiencia hay im oidor que 
se dice el licenciado Orozco. el cual tiene un hermano oidor de Méxi- 
co, que es el doctor OroKco, y las apelaciones y discordias de esta 
audiencia van á la chancilleria de México. Si están bien proveídos 
ó no. V M. lo vea. Fueron proveídos los dís por el licenciado San- 
doval, por ser el doctor OroKCo casado con una sobrina de su herma- 
no, y poi causa del uno se proveyó el otro." 

Hé ahí claramente explicado el origen del apellido Tello de Oroz- 
co; pues el Licenciado Sandoval apellidábase Tello de Saiidoval y 
a.sí debió apellidarse su hermauo, el suegro del Dr. Orozco. No 



— 93 — 

A tener en estas tierras parentela de tan buena cepa, 
tanto como á que la memoria todavía fresca de las proe- 
zas de aquellos esclarecidos monjes, convidaba á sus herma- 
nos con la imitación á su celo ap >stólico, obedecería la veni- 
da del P. Tello á la región debelada por el deudo de Hernán 
Cortés, por Nm'io de Guzmán, por Cristóbal de Oñate y por 
el primer Virrey de México, y que regaron con su sangre los 
mártires de la fe Fr. Juan de Esper inza, Fr. Antonio de Cué- 
Uar, Fr. Francisco Lorenzo y su compañero Fr. Juan, Fr. 
Andrés de Ayala y Fr. Francisco Gil. Aun le quedaba aquí 
mucha maleza para siega ala hoz délos labradores del Señor, 
y aun había extensos campos que abonar y hacor fértiles. 

Casi al finalizar la reacción general idolátrica de la 
extensa tribu tepehuana, sólo vencida tras rudo batallar por 
las armas españolas, es cuando aparece Fr. Antonio Tello 
por primera vez en la Nueva Galicia, ejerciendo su noble 
apostolado. 

qoe extrañar que se haya antepuesto en el linaje habido del matrimo- 
nio entre el Dr. Orozco y la Sra. Tello, el apellido materno al pater- 
no; porque en aquel tiempo, como escribe D. Ángel de los Ríos y 
Ríos, **el org^lo, disfrazado con apariencias de piedad y conve- 
niencias políticas, f imdaba mayorazgos, patronatos, monasterios, ca 
pellanías y hasta aniversarios de dos ó tres reales, bajo condición de 
usar un determinado apellido y armas.' ' 

En el Libro I de Bautismos del Sagrario de Guadalajara, se regis- 
tró con fecha 26 de agosto de 1607 el bautismo de Jerónimo, hijo de 
Francisco Tello de Orozco y de Mariana Carbajal. El niño así bauti- 
zado sería probablemente nieto del Dr. D. Jerónimo de Orozco 

Qce e te gobernante de la Nueva Galicia dejó en efecto familia 
entre nosotros, lo hallo comprobado en un escrito auténtico, por el que 
d Br, Diego Molina Bracamonte se presentó á concurso para el cu- 
rato de Nochistlán. el 12 de agosto de 1656: en él se dice tal opositor, 
Wjo de Francisco de Molina Bracamonte y de Ana de Villegas y Pe- 
niíta; nieto por la línea patenia de Cristóbal de Molina Uzeta y de 
Isabel de Hurtado y Brrcamonte; nieto por la linea materna, de Mar- 
tín de Villegas y Peralta y de Beatriz Tello de Orozco; y por último, 
bisnieto, por parte de ésta, del Dr. Jerónimo de Orozco, "Presiden- 
le» Gobernador y Capitán General de la Nueva Galicia, único que hu- 
bo entonces de este título.'* 

Al ver que se le atribuye esa dignidad militar, se recuerda al punto 
la disputa que hubo entre este gobernante y el Virrey de México. 
Marqués de Villa Manrrique, la cual estuvo á punto de originar un 
lance de armas entre las fuerzas de una y otra gobernación. 




— 94— 

La repoblación dei mineral de Xora, explotado nueva- 
mente por españoles que favorecía con religioso fin el monje 
vizcaíno Fr. Miguel de Uranzu, guardián de Guaximic, sirvióle 
de apoyo al proyecto de fundar en Aniatlán, pueblo indígena 
situado cinco leguas al N. de aquellas minas y hacia la sierra, 
un convento donde fueran á morar los religiosos franciscanos 
que predicasen el Evangelio á los semisalvajes que residían 
en aquellos contornos. Para llevar á cabo aquella buena obra 
fué elegido el P. Tello, como va á verse en el relato que de 
ese suceso y sus consecuencias inmedialas trae con amplitud 
la «Crónica Miscelánea»: 

■ Por este tiempo, dice, se trató de la fundación del 
convento de San Juan Bautista de Amallan, en cuya conver- 
sión muchos años había, estuvieron los padros Fr. Pedro de 
Almonte, Fr. Andrés de Medina y Fr. Francisco de Barrios, 
en diferentes tiempos, conque los naturales de aquel pueblo 
y sus visitas tenían en este tiempo alguna luz de nuestra san- 
ta fe, y estaban bautizados; pero cerno nunca hablan tenidí 
ministro propio, en sus costumbres estaban tan gentiles como 
sus antepasados porque no sabían la doctrina cristiana, y s( 
casaban con dos y tres mujeres, y traían gnrfeantillas y zarci- 
llos, y los cabellos tan largos, que les llegaban á las rodillas y 
corvas, aunque algunos ios traían trenzados; y en este estado 
los halló el P. Fray Antonio Tello, el año de 1620, que es 
cuando fué la primera vez por su ministro, llevando en su 
compañía al P. Fray Diego de Rivera. 

<Pai'tieron estos padres de Guaclalajara por el mes de 
octubre del año de 1620, y llegaron á Xora por el mes def 
noviembre del mismo año, habiendo icio por S. Pedro Anal- 
co, por caminos muy ásperos y fragosas sierras, á causa de 
no saber la tierra, con mucho trabajo. Y habiendo llegado A 
Xora el P. Fray Antonio Tello, dejando allí á su compañero, 
se fué á dar á conocer á los indios dei pueblo de Amallan, ^ 
á decirles la causa de su llegada, que era acudir á sus necesi- 
dades espirituales y corporales,y enseñarles la doctrina cristia- 
na y el conocimiento de Dios y de su ley, y decirles misa en 
compañía del Alcalde Mayor recién nombrado, que era d 
Capitán Bernardo Guillen de Ávila. Los indios naturales d¿ 



— 95- 

pueblo eran pocos; pero había entro ellos tepehuanes, coanos, 
tecuares y otra gente foragida, qao por delitos y por no pagar 
tributo al rey, y por no sujetarse á ministro de doctrina ni á 
la justicia, se habían ido allí, por vivir <i sus anchas en tierra 
donde ni había justicia, ni ministro de doctrina, ni llegaba 
español en la vida. 

«Alborotóse aquella gente con la ida del dicho padre, 
como de cosa impensada, y él los sosegó diciéndolcs que no 
venia á inquietarlos, sino á ayudarles y hacerles oficio de 
padre. 

«Cuando llegó este religioso á aqueste pueblo, halló una 

iglesia muy pequeña de paja, y un aposento muy pequeño 

pegado á ella, que daban á entender haber pasado por allí los 

religiosos que dije; pero todo tan sucio y desaliñado, que se 

echaba de ver que los indios jamás entraban en ella. Hízola 

barrer y limpiar, y volvióse á Xora, donde estal)an los esi)a- 

ñoles, por no tener bastimento ni cosa con que poder pasar la 

vida, porque aun no daba la limosna el rey; dejándoles dicho 

que para el domingo siguiente, les volvería á ver, como lo hizo, 

y les dijo misa, para lo cual llevaba un ornamento, y luego 

trató do visitar los pueF)los de la SiíM'ra, ((uo eran Santa iMaría 

la Menor, Atotonilco, Ocotitic. San Krancis(U) y Santa María 

la Mayor. Hízolo así, y halló grandísima |)enlición en lodos los 

pueblos, porque todos los indios estaban casados con dos y 

tres mujeres, todos nmy embijados, con cabell(4*as largas. 

zarcillos y gargantillas, y lo (jue i)eor era, que se proveía 

cometían gravísimos pecados. (*) IMjolos misa y la doctrina. 

élmisüio en persona, consol()los á todos sin hablarles de otra 

cosa, hasta que el tiempo diese lugar para su remedio; poro 

ellos, como gente ignorante de su bien, no reparaban en lo 

que les decía, antes daban muoslrasde que los i)osaba de 

<iue hubiese ido a su tierra el dicho i)adro, el cual anduvo do 

esta manera visitándolos á menudo, v volteando la sierra al- 

?ún tiempo sin hacer mansión en parle ninguna, padeciendo 



(*) Por razón del respeto que nierecx; el asunto de que se trata en 
•stcHhro, sustituyo aquí el complemento de la frase con otro menos 
<!<teeto. 



muchas hambres y trabajos, porque cuando mucho comía, erí 
un pedazo de calabaza cocida, algún maíz tostado y cualquiaí 
tortilla; y un poco de miel por jubileo en más de un año. 
Compadecido el P. Fr. Miguel de Uranzu, que en el capitulo 
había vuelto por guardián de Guaximic, envió á llamar al P* 
Tello para que tomase algún refresco y se consolase. Fué, ^ 
llegó la víspera de la Ascención del Señor, y estuvo aquel día 
y otro; y habiendo recibido grande gusto de haberlo tratado ^ 
comunicado,volvióal dicho pueblo deAmatlán. Ko halló indio 
ninguno.porque lodos habían huido á las sierras y quebradas^ 
y se certificó más en ello, cuando entrando en sus casas, nO 
halló cosa ninguna de sus trastccillos. 

• Desconsolóse n.ucho el dicho padre con lo sucedido, Jj 
fué á Xora, donde conccrló á im indio xalleco, llamado Sebaa 
tián, natural del pueblo de Xomulco, buena lengua luexicanai 
y que sabia canto, para letnaxtiani (*) y doctrinero. ' 

«Llevóle con su mujer al dicho pueblo, que estaba m\x] 
despoblado, y desde entonces hizo el dicho padre asiento en 
él, porque no entendiesen los indios buidos, que viéndola 
do aquella manera, loa habla de dejar y irse, que era lo quí 
ellos deseaban... . 

* Ya en esta ocasión no estaba el P. Fr. Diego de Rivera 
en Xora, porque el padre provincial lo había enviado á llamar, 
y el Padre Fray Antonio Tello, desde e! pueslo de Amatlánj 
aunque despoblado, procuraba decir misa y administrar, no 
sólo á los indios de las visitas, las cuales visitaba a menudo 
caminando por la Sierra, sino también á los españoles de Xo- 
ra que estaban á su cargo, sin hacerles una falta. Viendo 
pues, los bárbaros que el dicho padre no se quería ir, sino qm 
estaba de asiento en el dicho pueblo, determinaron amedreií 
tarle viniendo de noche á quemar las casas que en él habla; 
como lo lucieron, basta que no quedó ninguna, sino tan sola- 
mente la casita de paja donde el padre estaba, y otra casiM 
donde estaba el indio que habla llevado por doctrinero, y s^ 
mujer. Y sucedió una noche, que un muchacho españolito 

f* Esta voz es mexicana; significa "predicador, enseñador ó niaeat 
tro"j según Molina. 






— 97 — 

que el padre tenía para que le ayudase á misa, saliendo fuera 
de la casita y viendo que ardían las casas del pueblo, entró 
llorando y diciendo: «padre, mire que nos quieren quemar 
aquí, porque he sentido gente al rededor de la casa, y están 
quemando el pueblo. » Entonces el padre le cogió de la ma- 
no y se salió de ella, v se fué á la casa del indio doctrinero, 
donde encomendándose á Dios, estuvo hasta que am;ujeció, 
después de lo cual vio que todas las c¿isas del pueblo estaban 
quemadas, sino era la en que el padre vivía y el indio, (.'on 
todo esto no desmayó, sino que perseveró en visitar los pue- 
blos de la sierra y hacer pié en el pueblo despoblado hasta 
enterarse de todo, del estado de las cosas, y (le las partes y 
puestos donde podían estar rancheados los indios fugitivos. 
y de esta suerte estuvo padeciendo solo muchas necesidades 
de hambres y trabajos, por espacio casi de dos años, hasta 
que tuvo noticia que de los indios foragidos que ha])ía en el 
dicho pueblo, los unos, que eran tecuares, se habían ido á 
Pochotitlán, pueblo de chichimecos de la misma nación, visi- 
ta de Xalisco, y los otros á diferentes partes; y que los 
naturales del pueblo y coanos, estaban rancheados en unas 
quebradas de la sierra de Tepec, y otros, en otra de la sierra 
de Ocotitic V de Santa María la Mavor; y enterado bien de 
esto, procui'ó su reducción, para lo cual fué á visitar los pue- 
blos de la SieiTa, y trató con los indios principales, que eran 
un Don Alonso, de Santa María la Mayor, Jerónimo, del pu(í- 
hlo de S. Francisco, D. Pedro, del pueblo de Ocotitic, Don 
Miguel, del pueblo de Atotonilco, gran chichimeco é idólatra, 
y el que más daño causó en aquella conversión, porque 
cuando el religioso confesaba á los indios de acjuel pueblo, 
se ponía á la puerta de la iglesia á decirles en su lengua, que 
no dijesen cosa de importancia al padre, porque no alcanza- 
se sus cosas; pues como digo, trató con ellos, y mandóles 
que no recogiesen en sus pueblos los indios de Amatlán ni 
los admitiesen, sino que antes le llevasen los que pudiesen 
haber á las manos, y ellos se excusaron diciendo que no los 
habían visto; y aunque el padre sabía que comimical)an con 
ellos, dejó pasar algún tiempo, volvióles á rogar y persuadir 
que hiciesen lo que les tenía dicho; y viendo que no querían. 




determinó ir á visitar la Sierra y llevar t;onsigo al teniente 
de alcalde mayor de Xora, que era Fulgencio Guillen de Ávila, 
por ausencia de su hermano el capitán Bernardo Guillen, con 
el cual y un mancebo llamado Rodrigo Jorge, que hacia el ofi- 
cio de escribano, y el indio doctrinero, Sebastián, partió por 
los pueblos, y habiendo avisado primero á los indios de los 
otros pueblos que se congregasen en el pueblo de Santa Ma- 
ría la Mayor para oir misa y la doctrina, fueron allá, y un 
día después de haberla dicho, dijo el dicho padre al teniente 
y escribano, que se pusiesen á la puerta de la iglesia con los 
arcaijuces que llevaban, y él comenzó con el indio doctrine- 
ro á aprender (sic) y atar las manos de los principales de 
aquellos pueblos para llevarlos á Xora en rehenes, mientras 
daban orden los otros indios que los de Amallan se redujesen. 
«Sucedió, pues, que yendo caminando con ellos por e! 
repecho de un cerro para subir la sierra que va á Amatlán. 
cuando menos pensaron dio con ellos una gendulada (1) de 
indios de guerra, desnudos, con sus plumas y quetzales, (2) 
con arcos y flechas, dando un glande alarido, enarcando los 
arcos, y diciendo que soltasen los presos, porque si nó loa 
habían de matar. El teniente se quedó pasmado, y el Rodri- 
go Jorge, que era mancebo alentado y gran tirador, aprestó 
su arcabuz. Los indios perseveraron en decir que les diesen los 
presos, y decían algunas desvergüenzas v palabras afrentosas. 
Viendo esto el P. Tello, díjoles que mirasen lo que hacían, 
porque si se desmandaban, además de que harían muy grande 
ofensa á Dios, el rey los había de castigar enviando soldados 
que los destruyesen. Con todo eso, perseveraban, y estando 
ya para dar alarma, el dicho padre se apeó de la bestia en 
que iba, y fué á donde estaban los indios presos, que iban en 
una collera de cordeles, cuatro ó cinco, y ató el cordel del 
primero con el del último, de manera que quedaron hechos 
un ovillo, y no podían huir; y dijo á los españoles que loa 
pusiesen por Irinchera adelante, y aprestasen sus arcabuces yi 
hiciesen la puntería sobre los hombros de los presos. Viendo»; 



{i) Así, pov if a ndulada. 

(2) "Quetxalll, pluma rica, largay verde." [Molina] 



-99 — 

pues, esto los indios de guerra, y que no podían disparar fle- 
chas sin ofender á los suyos, y que el indio Don Alonso, que 
era indio viejo á quien ellos respetaban, viendo que ponían 
los arcabuces sobre sus hombros, y que los tenían delante, 
les dijo en su lengua, que se ftiesen y los dejasen llevar, que 
ya sabían por qué los llevaban, y que no los llevaban á ma- 
tar; con lo cual los indios de guerra se fueron, y el dicho padre 
y los españoles llevaron los presos á Xora, y allí los tuvieron 
algunos días, diciéndoles que aconsejasen á sus indios, hicie- 
sen de manera que los de Amatlán volviesen á su pueblo, 
porque si nó no los habían de dejar ir, á que respondieron, 
que cómo podían hacer la diligencia si estaban presos. Pero 
no filé de importancia lo que dijeron, ni se hizo caso de ello, 
por saber que no podían ignorar los indios de sus pueblos á 
dónde estaban, ni dejarían de irlos á ver, con que podrían 
decirles lo que habían de hacer; y dejándolos allí el dicho 
padre, se volvió á Amatlán, á donde estando descuidado, 
vinieron tres, ó cuatro indios de los fugitivos, al cabo de ocho 
días, á verle. Alegróse sumamente de verlos, y díjoles lo mal 
(jue habían hecho en haber dejado su pueblo y el bien de sus 
almas, pues por sólo eso había ido á aquel puesto ;consolólos 
y abrazólos, y díjoles que fuesen á decir á los demás que se 
volviesen, que nadie les haría mal, con que ellos, muy alegres 
Y alentados, se fueron, y dentro de pocos días, volvieron con 
sus mujeres y hijos y otros muchos de los huidos. Comen- 
zaron á reparar sus casas, que estaban maltratadas del fuego, 
y el dicho padre los animaba, pareciéndole que teniendo ya 
hechas sus casas, no se volverían á huir con tanta facilidad; 
y dio orden para que el teniente soltase los que tenia presos 
^ Xora y los dejase ir á sus pueblos. 

«Estando las cosas en este estado, y hechas sus casas, 
cada día iban viniendo más indios de los huidos, excepto de 
los foragidos, que se habían ido muy lejos, aunque de los 
tecuares se volvieron algunos, y pareciéndole al padre que ya 
^tiempo de tratar de la enseñanza y doctrina cristiana, los 
fué disponiendo para que dejasen las mujeres y se casasen 
con una, según el orden de la Santa Madre Iglesia; y para que 
se confesasen por la cuaresma, y que supiesen la doctrina. 



— 100 — 

para lo cual hacían venir á ios ya crecidos un poco antes 
ÜG misa, y áios muchachos por la mañana y tarde, y esto 
poco á poco y con mucha suavidad, porque no se alterasen y 
se huyesen otra vez; y esto mismo comenzó á hacer con los 
demás pueblos, yéndolos á visitar, y en teniéndolos dentro 
de la iglesia, les quitaba las gargantillas y zarzillos, v les corta- 
ba las cabelleras, que algunos las teniaii trenzadas romo 
mujeres, y otros tendidas. 

• Yendo este padre una vez, entre muclúsimas, á visitar 
los pueblos, vino á él un indio del pueblo de Ychualtitlán, 
llamado Alonso, diciendo que los indios de aquel pueblo 
estaban en unas quebradas de Talepuzco rancheados y hui- 
dos, por malos tratamientos que ciertos españoles del dicho 
pueblo les habían hecho y tes hacían, y que le pedían y roga- 
ban aquellos indios, fuese á verlos y consolarlos. Estaba en 
esta ocasión muy distante el dicho padre, y con todo eso, 
porque no se perdiesen aquellos pobres, fué a verlos, y los ha- 
lló en una quebrada con sus mujeres é hijos, debajo de unos 
árboles; y habiéndoles saludado, les preguntó la causa de 
haberse huido y dejado su pueblo, y ellos respondieron que 
por los malos tratamientos de los vecinos españoles; y para 
que no se entendiese que se habían alzado ni apostatado de 
la fe, le habían enviado á llamar para que los viese y consola- 
se y congregase donde mejor le pareciese. El dicho padre 
los consoló y dijo que no tunesen pena, que él los favorece* 
ría y ampararía en todo lo posible; que mirasen dónde querían 
fundar su pueblo; y habiendo discurrido, señalaron un llano 
encima de un cerrillo que está de la otra banda del río, don- 
de haliin muchos plátanos y otros frutales; y fueron al pues- 
to, donde el dicho padre hizo levantar una cruz, y hacer una^ 
casilla de paja en que les dijo misa de San Buenaventura, 
intitulando al pueblo del nombre de este santo, y en lo de- 
más, hicieron sus casas, y quedó el pueblo por visita y doctri- 
na de Amatlán, distante siele leguas de serranías, á donde, 
después de asentados, volvió el padre á su ordinario ejercicio 
de la enseñanza y doctrina de los indios de Amatlán. 

« Poco tiempo después de la reducción de los indios de, 
.Amatlán, se tuvo capítulo en la ciudad de Guadalajara, V' 



— 101 — 

el provincial que salió electo, que fué el P. Fray Nicolás do 
San Lorenzo, envió á esta conversión al P. Frav Juan Muñoz, 
y el dicho padre Fray Antonio Tello salió de olla».... 

Antes de efectuar esa salida, «murió el bendito religioso 
Fray Miguel de Uranzu: ocasionóse su muerte del mucho 
Irabajo que tuvo en las minas de Xora, ayudándolo siempre 
el padre Fray Antonio Tollo, por facilitar la población, abrien- 
do caminos, bajando maderas de aíjuella serranía, vsacáíido- 
los (sic) de quebradas profundísimas, y llevándolos de muy 
íejos, andando al sol y al sereno, y durmiendo on d campo 
con inmenso Irabajo, de que los dos padres vinieron á enfer- 
mar; pero como el padre TJranm ora ya hmnhro entrado en 
edad, hizo en él más impreMÓn la enfermedad*.,,, 

«Ya queda dicho atrás, continúa diciendo la «Crónica», 
cómo estando el padre Fray Antonio Tello en la conversión 
de Amallan, fué enviado en su lugar el padre Fray Juan Mu- 
ñoz, y cómo los indios, viendo la novedad, se alzaron otra 
vez dejando el pueblo y yéndose á las sierras y quebradas; (*) 

Y los esp<iñoles de Xora, irritados por parecerles que los 
prelados no tenían las atenciones que se debían tener, pues 
era aquello recién poblado, no ol)slanto que el padre Fr. 
Juan Muñoz era muy buen religioso, y muy manso y apaci- 
ble; el cual viéndose solo y lo que pasaba, lo dejó y se salió 
á tierra de paz. Llegó el capítulo inicrmedio, y habiendo 
sabido el Lie. D. Pedro de Otálora, presidente de la Audien- 
cia y gobernador de aquel reino, lo que pasa])a en Amallan, 
por informes que le hicieron personas celosas del servicio de 
Dios, envió á su secretario á decir á los prelados (jue oslaban 
congregados en el capítulo, que convenía al servicio de Dios 

Y del rey, que el padre Fray Antonio Tello volviese á dar 
asiento á las cosas de aquella conversión, y que esto le cons- 
taba le seria fácil, por el amor que los naturales de aquella 
tierra le tenían, y el afecto con que el dicho padre acudía á 
las cosas que tocaban al bien de sus almas. Con esto los 



(*) Omito esa parte del relato, por crear bastante, para conocimien- 
to del asunto principal, la alusión hecha en las líneas que preceden 
inmediatamente al asterisco que corresponde á esta nota. 



\ 




-103 — 

prelados volvieron á enviar al dicho padre ¡i aquella conver- 
sión, y habiendo llegado al pueblo de Amallan solo con un 
indezuelo ({ue llevó por guia del pueblo de Alotonilco, lo halló 
todo quemado, hasta la iglesia, y sin ninguna persona huma- 
na en ella, y teniendo noticia que el indio Sebastián, que ha- 
bia sido su temaxtiani y doctrinero, estaba en las minas de 
Xora, le envió á decir con el indio que le había guiado 
(quedándose solo), cómo ya estaba en la tierra; que viniese 
luego al punto á verle, lo cual sabido por el dicho indio, luego 
al punto se puso en camino con su mujer, y llegó al puesto 
donde el padre estaba, como á las nueve ó diez de la noche. 
En la compañía de este dicho indio se estuvo el dicho padre 
en aquel pueblo solo por algunos dias, hasta que se informó á 
donde andaban los indios alzados; y habiéndolo sabido, les en- 
vió á decir cómo ya estaba en la tierra, que viniesen á verle y 
habiéndolo sabido, vinieron luego al punto muchos de ellos 
verse con el dicho padre, el cual les dijo la causa de su veni- 
da, afeándoles haberee huido segunda vez, y que su intente 
era volverlos á congregar, y que así se fuesen, y que para ta 
día volviesen, con susmujeresé hijos. Ellos replicaron dicien' 
do que por entonces no podía ser, porque tenían hechas lai 
rozas para sus sementeras, y que si venían al pueblo, no luí 
podrían hacer, por ser ya cerca de las aguas, y que de no cogea 
maíz, padecerían todo el año; pero que estuviese cierto qut 
en pasándolas aguas y cogiendo sus sementeras,se volverían. 
Mucho le ailigió al padre esta respuesta, porque por una par- 
te, se veía solo en aquel yermo, sin provecho ninguno; j 
por otra parte, conocía que decían bien; y asi con grande 
ánimo les respondió que no tuviesen pena, que Dios lo había 
de remediar, y que él les ayudaría con el maíz que S, M. U 
diese, y de lo que pudiese adquirir por otros caminos, procu- 
raría darles lo necesario para su sustento; que no permiUi 
que estuviese él solo sin hacer nada. Oída esta respuesl 
por los indios, dijeron que muy enhoral>uena, que harían U 
que les mandaba y volverían para el plazo señalado, com( 
lo hicieron, y volvieron con sus mujeres y hijos, y se ranchea 
ron debajo de unos árboles, hasta que poco á poco fueroi 
haciendo sus casas. 



-103 — 

«Otros muchos indios quedaron en las quebradas sin 
gana ninguna de volver á dicho pueblo, por tener ya sus 
casasen ellas, y rehusar el trabajo que podían tener en hacer- 
las de nuevo; y la reducción de éstos, le costó al dicho padre 
mucho trabajo, porque con gran riesgo de su vida, fiié mu- 
chas veces á diferentes partes, y los que hallaba en sus ran- 
chos, los traía y á los que no, les quemaba y talaba sus ca- 
sas y cuanto tenían, para citarlos por estos caminos ú que se 
volviesen á su puel)lo; y vez hubo que trajo catorce perso- 
nas entre padres y hijos, con lo cual pobló de nuevo al i)ueblo 
como antes estaba, si bien con las huidas murieron algunos, 
y otros no pudieron ser habidos; pero en su lugar vinieron 
otros de los cristianos y antiguos de tierra de paz, y algunos 
españoles que poblaron en el dicho pueblo. E^rtc es el estado 
en que el dicho padre puso aquella conversión, con grandísi- 
mos trabajos, y en el que persevera hasta hoy. Luego que se 
redujeron los naturales de este pueblo, fundó el padre la igle- 
sia y convento, y le dio por título, San Juan Bautista, y puso 
algunos ornamentos, cuadros é imágenes, y lo necesario para 
el culto divino, de limosnas que adquirió; y S. M. le dio un 
ornamento entero, con cáliz».... 

Así se inició brillantemente el P. Tello como «uno de los 
más denodados protagonistas de aquella lucha gigantesca 
emprendida por el cristianismo y la civilización on contra de 
la idolatría y de labarbaiie en estas vírgenes comarcas», que 
así le llama con mucha justicia un notable escritor moderno. 
Ignórase á que nuevos rumljos lo encaminaron después 
las órdenes de sus superiores; sólo consta que con más eleva- 
do carácter que el de presidente conventual, seguía prestando 
sus servicios en las misiones poco tiempo después, porque 
su nombre aparece entre los de los guardianes y padres de 
provincia que asistieron á un directorio ó definitorio celebra- 
do el 17 de febrero del 631 en el convento de Cfuadalajara; 
reunión que tuvo por objeto acordar la alternativa do criolloí? 
Y españoles que se habían de recibir en la Provincia de 
Santiago de Jalisco. 

Siete años más tarde, esto es, en 1 638. — como consta 
en la misma «Crónica Miscelánea» y no como equivocada- 



— 104 — 

mente se ha escrito que el año de 1605, — fué nombi.. 
guardián del convento de Zacoalco, el cual tenía porpaeL 
de su jurisdicción Santa Ana Acatlán, Atotoniico, San T 
tolomé de Atemaxac y San Marcos: tal elección se hizoei 
monasterio de Sayula, con fecha 1 6 de enero del citado í^ 
Aunque en ese convento moraban de ordinario tres ócu¿ 
religiosos, corría por cuenta del guardián enseñarles á 
niños, valiéndose de un indio ladino, á mañana y taidf 
doctrina cristiana, y por la noche diversas oraciones; er 
fianza á la cual se agregaba la de la loctiu-a, la escritor 
c^nto, esta última sólo á los chicos más hábiles y de mcg^" 
voces, para formar con ellos la capilla de música. Apartr 
ese ordinario trabajo y de los demás que eran inhereñtf- 
la administración espiritual do sus doctrinos, el P. Telloen 
convento «hizo la sacristía (ie cal v canto, como ahora 
tá, — dice la «Ci'ónica» — y los dos lienzos del claustro, la *^ 
(k profumiis, y alargó el corredor con otros dos arcoí^ 
ladrillo, y lo (cubrió do vigas; y tiizo también la cocina con 
aposento para su servicio; y guarneció las ventanas del reí 
torio do piedra labrada de sillería; derribó la torre vieja, • 
era de aclo])e, y comenzó la de mamposlería, y la dejó d** 
estado de alto; y íiizo la portoria por donde entran del a 
po, y levantó las i)arodos, enladrilló todo el convento, y I 
otros mucíios reparos. » 

Méritos suíi(Mentes eran éstos, asi como los demás ■ 
ya había acreditado en el ejercicio de su benéfico ininislt 
para que sus hermanos lo llamai'an al desempeño de i 
importantes cargos: i)or eso el 21) de octubre de 1639 eü, 
ronle Definidor de la Provincia, al mismo tiempo queresu 
ba votado para gobernar ésta Fr. Melchor Castañón. 

Examinando las firmas que con aquel título y por 
tiempo (1642) aparecen de él, se las halla denunciando 
mano teml)Iorosa, como de persona ya de edad provecli 
si al par de ese dato so toma en consideración que vei 
años antes, cuando acompañaba el l\ Tollo al P. Urai' 
no era aquél como éste, «hombre ya entrado en edad»i^ 
hacían gran impresión las enfermedades originadas p^' 
graves fatigas del catequismo e\\ Va ^v^\:ra^ no se b*^ 



- 107 — 

Con ese carácter cúpole la fortuna de darles el háhilo, 
así como á otros, al ilustre sayulense Fr. Juan Larios, apóslol 
de los indios de Coahuila, y al autlanense Fr. José de Alcaraz 
6 Alcarazo, que adelante llegaría á ser Provincial. 

Honrábase por ese tiempo el H. Tello con los títulos lU; 
Predicador, Padre de Provincia, Cronista y Procurador df- 
ella, aparte del que se le daba por el desempeño de la guanlia- 
nía. 

En el ejercicio de las múltiplas funciones de esos cariaos 
pasó el anciano misionero sus últimos días; pero en (-saí'ípo- 
ca el principal de sus conatos ftié el de ponerle remate, c;omo 
lo consiguió felizmente el 2Í) de abril de IfióíJ. á la tíniride 
y Variada obra bistórica que bahía emprendido por encariío 
(le sas bermanos y para gloria de la Provincia de que Im'; bijo 
adoptivo: esa obra es la famosa «Crónica Miscelánea,» de la 
cpie sólo d03 Libros están publicados y que aun conserva iné- 
ditos cuatro de ellos. 

Su misión elevadtóma quedaba así terminada; sólo h: 
tallaba ir á recibir de la mano de Dios el premio de tíinlo.-' 
años de fatigas y de las laudables obras en que ocupó la me- 
jor parle de su vida. Terminó ésta á fines de ese mistiio .iño 
fi principios del siguiente: todavía en jimio d _■ itíbü [jresidía 
! '^ toma de hábito de Fr. Í*e.lro de Plasencia. y en ¡vjoí-Uj tli- 
ts'añose presentaba como apoderado liol cura dorinne- 
™ de Colotlán, exponiendo los dereclios de ésle en un \)\'-\l<, 
jurisdiccional que seguía con el cura de Jerez. Br. T-orenzo 
'^úñez Carvallo; pero ya en 1 i de junio de 1 (i.íi no subscribía 
^'t sino un presidente í/í r'ipH--. los documentos que debía 
''"íiar el guardián de Guadalajara. 

Mil yunalc^s de gran tamaño y escritas con letra menu- 
*'''•> son las qae componen el conjunto de la extensa «Cróni- 
•^ íVlisceláDea*: ¡cuánto rnás provechosa apare'-*:- e^a magna 
labor atestada de preciosidades históricas, que el monto d« 
"^slunürantes pero inútiles fantasías de las -l/'7 ■/ í'/c/ AV 

Aceica del criterio que preside generalmente en la meo* 
'^Otiada f Crónica > . formuló este ¡mparcialv '¿aUuvj iW^Vi 
'"^íitíSBo editor del 'Libro .Segundo» de \a TíiVsma. o\rtai 



Hecho cargo de la guardiania de Cocula, tomó empeño 
el P. Tello en proseguir la construcción del templo de ese 
pueblo, la cual, aunque se había comenzado en 1530, — por 
haber deiribado el que antes había y que no era bastante 
consistente, — sólo iba á la mitad de la altura que deberían 
tener los muros. Tal fué el impulso que recibió esa obra, que 
en el mismo año pudo ya decirse misa en su capilla mayor, 

La eficacia con que se obraba en esa mejora y el deseo 
de que ésta se terminara, fué probahlemente el motivo de que 
el 16 de enero de IGii se reeligiera al referido P. Tello 
guardián del mismo convenio: la medida fué acertada, porque 
en efecto tal iglesia quedó enteramente concluida el año de 
164.6. 

A 26 de septiembre de ese año se trasladó á la guardia- 
nía de Etzatlán el laborioso doctrinero; y en 29 de febrero 
de 16i8 fué destinado á regir el monasterio de Tecolotlán, 
del que eran dependientes los pueblos de Tenamaztíán, Ixtla- 
huacán, Ayotitán y Xuchitlán. Hallábase allí cuando el.Sr. 
Obispo Colmenero llegó á visitar ese curato de doctrina el 15 
de junio de 1649. En la cabecera se estaba haciendo enton- 
ces la reedificación de la iglesia; el presbiterio y capilla ma- 
yor estaba enmaderado y cubierto de ladrillo y se iba prosi- 
guiendo la obra en todo con mucha diligencia; á la vez que, 
en algimos de los pueblos de la visita de ese convento, está^ 
banse haciendo igualmente otras mejoras semejantes. 

Aunque en junta definitorial de 12 de noviembre d^ 
1650 se destinó al P. Tello para que fuera al convento de 
Zapotitlán, tal vez ni lugar tuvo de ir á hacerse cargo de esi 
destino, porque en el capítulo celebrado en Guadalajara el J 
de enero siguiente, se le instituyó guardián del monasterio de 
esta ciudad. 

deste obpx'o y districto de sus doctrinas de q. tienen despacho en for- 
ma qe esen la manera sigí* ...." 

Aludiéndose luego á una certificación extendida por el escribí _^^ 
Hernando Enríquez del Castillo, se dice: "El F>-' Fr. Antonio Tellú 
para la guardiania y doctrina de Cocula se examinó ante los SS"" 
Juezes Sinodales de este Obispado en dies y siete dias del mes de 
Setiembre del dho. año (1642) por dhos. SSi^^s fué aprobado comt 
consta del Recado y auto qe pasó ante dho. Secret" de govíemo.'L 



r. 



- 107 — 

Con ese carácter cúpole la fortuna de darles el hábito, 
así como á otros, al ilustre sayulense Fr. Juan Larios, apóstol 
de los indios de Coahuila, y al autlanense Fr. José de Alcaraz 
ó Alcarazo, que adelante llegaría á ser Provincial. 

Honrábase por ese tiempo el P. Tello con los títulos de 
Predicador, Padre de Provincia, Cronista y Procurador de 
ella, aparte del que se le daba por el desempeño de la guardia- 
nía. 

En el ejercicio de las múltiples funciones de esos cargos 
pasó el anciano misionero sus últimos días; pero en esa épo- 
ca el principal de sus conatos fué el de ponerle remate, como 
lo consiguió felizmente el 2Í) de abril de 1653, á la grande 
y variada obra histórica que baldía emprendido por encargo 
de sus hermanos y para gloria de la Provincia de que fué hijo 
adoptivo: esa obra es la famosa «Crónica Miscelánea,» de la 
que sólo dos Libros están publicados y que aun conserva iné- 
ditos cuatro de ellos. 

Su misión elevadísima quedaba así terminada; sólo le 
faltaba ir á recibir de la mano de Dios el premio de tantos 
años de fatigas y de las laudables obnts en que ocupó la me- 
jor parte de su vida. Terminó ésta á fines de ese mismo año 
ó principios del siguiente: todavía en junio do 1653 presidía 
la loma de hábito de Fr. Pedro de Plasencia, y en agosto de 
tal año se presentaba como apoderado del ciu'a doctrine- 
ro de Colotlán, exponiendo los derechos de éste en un pleito 
jurisdiccional que seguía con el cura de Jerez, Br. Lorenzo 
Xúñez Carvallo; pero ya en 1 i de junio de 1654- no subscribía 
fl,sino un presidente in capite, los documentos que debía 
finnar el guardián de Guadalajara. 

Mil y una fojas de gran tamaño y escritas con letra menu- 
da, son las que componen el conjunto de la extensa «Cróni- 
ca Miscelánea»: ¡cuánto más provechosa aparece esa magna 
labor atestada de preciosidades históri(*as, que el monto de 
^sA deslumbrantes pero inútiles fantasías tie las Mil y Una Xo- 

Acerca del criterio que preside generalmente en la men- 
donada «Crónica», formuló este imparcial y galano juicio v\ 
meritísimo editor del «Libro Segundo» de la misma obra: 



ti 



;c- 



— 108 — 

< La escuela que sigue el P. Tello es la benemérita de Fray 
Bartolomé de las Casas. Con aquella rectitud, con aque- 
lla veracidad y noble entereza con que el gran Obispo de 
Chiapa defiende la causa de la justicia y clama contra la ini- 
quidad, contra el abuso de la Fuerza y contra la barbarie; 
con ellas mismas nuestro autor anatematiza la ferocidad de 
los conquistadores, les ecba en rostro sus crueldades, y toma 
bajo su patrocinio los pobres indios desposeídos, esclaviza- 
dos y diezmados. Tiene á este propósito, capítulos bellísimos, 
de entonación viril y majestuosa, de estilo nervioso é indigna.-' 
do que harían por sí solos la gloria de un escritor de aquellos 
tiempos. Al pasar los ojos por esas valientes páginas, experi- 
méntase la profunda impresión que produce en el alma todo- 
lo sublimo, porque sublime es, en efecto, y en grado altísi- 
mo, ver al fraile pobre, descalzo, inerme, sin más defensa que 
un Crucifijo, ponerse frente á frente de los guerreros cubier- 
tos de acero, que empuñan lanzas y espadas, que pasan &. 
cuchillo tribus enteras, que ante nada se detienen ni nada 
respetan, llamándolos sin miedo ni embozo, perversos y cri* 
mínales, y recordándoles que hay una justicia soberana qu^ 
á todos alcanza, y que caerá sobre ellos algún día en castigo 
de sus delitos. 

"Fiel á las tradiciones de la religión franciscana, pónesa 
el P. Tello resueltamente de parte de los indígenas, abraza 
su causa con entusiasmo, y truena contra el abuso y la ini 
quidad sin ninguna contemplación. ¿Qué necesidad tenía ¿ 
de dejar gratos á los conquistadores callando ó desfigurando 
la verdad? Había renunciado ai mundo, no anhelaba pod« 
ni riquezas, sino sólo cantar las victorias ganadas por { 
Evangelio y predicar la paz y la justicia. Por eso en los tiei 
pos que alcanzó, próximos á la conquista, (*) no temió cla^ 
mar muy alto en favor de los oprimidos, y fulminar los rayO! 
de su indignación contra los opresores. 



{*) El ilustre escritor que así se explica, tenía la creencia de qw 
en efecto el P. Tello había sido contemporáneo de los conquistadores 
pero no fué así históricamente, como lo expreso en el texto. Valgatf 
pues, aquellos conceptos sólo en calida de retórica» elocueutea.i 



. —109 — 

«Resalta la alteza de sus propósitos en cien partes 
diversas de su obra. ¿Qué voz más elocuente que la suya cuan- 
do se eleva contra la esclavitud, contra la marca, contra los 
asesinatos proditorios verificados en los indios subyugados? 
Sobre nada de esto guarda reserva, como otros historiadores 
Jo practican. No es hábil ni político, ni lisonjero; sino veraz, 
honrado y amante de la justicia. Mola Padilla apunta apenas 
el asesinato del rey de Michoacán, Caltzontziii, realizado por 
Ñuño de Guzmán en los instantes mismos de comenzar la 
expedición de la Nueva Galicia, á manera de prólogo sanginen- 
to de las terribles tragedias de Xocollán y el Nayarit, en 
las que fué el corifeo, ó, por decirlo mejor, el verdugo; no lo 
hace así ciertamente el docto franciscano, sino que, al tocar 
este punto, relátale con toda claridad, sin omitir las circuns- 
tancias agravantes del hecho, ni callar las consideraciones 
condenatorias áque naturalmente so presta. LUmia ante el 
tribunal de la historia asi á Ñuño de Guzmán, (*omo á otros 
conquistadores, sin pordonai* á ningimo, incluso Juan de 
Onate, hermano del capitán Cristóbal de Oñale, héroe de su 
predilección en el relato de los hechos de la conquista; y 
haciéndoles los cargos que merecen, condénalos sin miseri- 
cordia, pronuncia en su contra la inexorable sentencia y 
entr^a sus nombres á la excecración de las edades. 

«Su enérgico lenguaje no sólo fué osado para su tiem- 
po, sino también para algunos anos más tarde, según lo 
manifiesta con irrefragable evidencia el mismo manuscrito, 
lleno de notas y apostillas marginales, en que se j)rociu\'m 
frfutarlos altos juicios y reciisimas sentencias del autor. Es 
inconcuso que, años desiniés de escrita la Crónica, pareció 
demasiadamente atrevida en varios de sus conceptos á no 
pocos lectores de laProvincia, aca^o á los mismos superioríís, 
Tse tuvo por conveniente desvirtuarlos por medio de glosas 
consignadas al lado mismo del texto, á manera de triaca 
i)enéfica aplicada juntamente con el tósigo. Esas ol)serva- 
ciones han venido á formar con el tiempo, el mayor elogio 
Repudiara tributarse al escritor independiente y veraz, que 
no se dejó subyugar por sujestión de ningún género, ni |)or 
el odio, ni por el ainor, ni por el miedo, pasiones (jue con 



— no- 
tanta facilidad se apoderan de la voluntad hasta de los m 
esforzados. Ser censurado por verídico, y contradicho 
defensor de la justicia, títulos son á la gloria más alta qu 
puede alcanzarse con la pluma en la mano, escribiendo I 
historia. 

« Suprímense en este libro las referidas apostillas, — concl 
ye el eximio crítico, — tanto porque no forman parte de 1 ^ 
obra, como porque son de tan escasa importancia literaria, 
de tan pobre criterio histórico, que no valen la pena de darlas 
á conocer del público. Quédense en la sombra de lo ignora.- 
do, de donde no deben salir nunca, esas pobres reflexiones, 
fruto de la preocupación y de la estrechez de los espíritus, 
y existan sólo y dése á conocer su consignación en el manus- 
crito, para que resalte con mayor esplendor el mérito del 
insigne historiógrafo, que dio motivo á ellas por las verdades 
que dijo, juicios que emitió y fallos rectísimos que pronunci<5 
contra los violadores de la naturaleza v délos derechos huma- 
nos. Nada ganarían los lectores con imponerse de su conte- 
nido; pero sí gana, y mucho, el historiador con que se sepa 
que fueron escritas. Conózcase su existencia, que es como 
el claro obscuro del cuadro donde se destaca la noble figura 
del franciscano; y no fatigue su lectiu^a á quienes, lejos de la 
ceguedad de otras épocas, tienen formado ya su criterio 
respecto á esos puntos, tiempo há fallados por el tribunal d^ 
la conciencia humana. » 

Probo y sincero en sumo grado es, como sienta e»^ 
extenso juicio, el historiador Tello; y aunadas con esas cualí '^ 
dades aquellas otras que tienen que reconocérsele, al sabe^ 
los hechos de su apostólica vida, resulta de mucho peso c? ' 
testimonio de los sucesos que relata, entre ellos los que mirara 
al origen de la devoción de Nuestra Señora de San Juan. 

«Para asegurarse de un hecho por el testimonio de algú* 
Autor, escribe el doctísimo carmelita Fr. Honorato de Santa^ 
Mana, no basta que el escrito en que se refiere sea incontes- 
tablemente legítimo y no supuesto, ni tampoco que el Autor 
que lo refiere haya vivido en el tiempo en que sucedió la co- 
sa, ó poco después; también es menester que tenga ciertas 
calidades personales, por las cualea se pueda \uzgar que la 



—111— 

prudencia y el buen juicio dictan que se le dé asenso á lo que 
dice.» Esas cualidades han sido fijadas por críticos excepcio- 
nalmente competentes, entre ellos el incomparable Melchor 
Cano; y las primeras de ellas son precisamente las que atrás 
se le diciemen al P. Tello. (♦) 



[*] Tello: Orón. Mise, lib. II, prólogo y caps. CCLXXVl, los dos 
^guientes, el CCLXXXI y el CCLXXXIV.— Icazbalceta: **Noti. 
vía" de las piezas contenidas en el vol. I de su '* Colección de docu' 
mentos para la Historia de México' ', págs. XLVIII y las dossiguien* 
tes. — Libros y documentos manuscritos del antiguo archivo de la 
Provincia de Santiago de Jalisco, existentes algunos de ellos en la 
Biblioteca Pública del Estado, y los otros en poder de los religiosos 
que pertenecen á la misma Provincia; y libros y documentos, también 
manuscritos, del archivo de la Mitra de Guadalajara. — Santa María: 
•'Reflexiones sobre las reglas de la Crítica*', t. I, dísert. 2», parte 2* , 
art. VI. 



La demanda popular de la Virgen 
"Roba-Corazones." 



Importantes fueron los servicios que en las creces que 
fué tomando el culto de Nuestra Señora de San Juan, presta^ 
ron los demandantes de limosnas para ese objeto, los cuales 
recorrían el país, previa la autorización de las diversas Mitras, 
llevando consigo la Pererjrina, copia dé la bendita Imagen 
á cuyo servicio se consagraron, y siendo ellos los más fervo- 
rosos propagandistas de los relatos de las maravillas atribui- 
das á la Imagen original. 

De cuatro de esos demandantes se conserva memoria: 
fué el primero el Hermano Blas de la Virgen, á quien ya se 
aludió en una de las páginas anteriores; fué el segundo el 
Hermajio Adriano, apellidado también de la Virgen; el terce- 
ro, el Hermano Francisco de la Cruz, y el cuarto, el Hermano 
Nicolás Ruiz. Algunos de ellos, ó todos, acaso usaron hábitos 
monacales, como consta respecto del tercero, quien recibió 
el de San Francisco, en clase de donado, el 2-í de septiembre" 
de 16G3, en Tlaxomulco y de las manos del provincial Fr,^ 
Diego de Cervantes, 

Intervención tuvieron los tres últimos de aquellos cuatro 
devotos varones, en los memorables sucesos, ya narrados C 
ya inéditos, que en significativo agrupamiento van á presen- 
larse. -. 



— 113 — 

El jueves 10 de junio de 1649, octava de Corpus, se 
hixo á la vela en Veracruz la flota en que tomó á España el 
llxno. Sr. D. Juan de Palafox y Mendoza: el venerable Freía- 
lo, al dejar esta tierra, quiso llevarse de ella un noble objeto 
que se la recordase, y fijó su elección en la Imagen Peregrina 
de Nuestra Señora de San Juan; la cual elección se explica 
sabiendo que en la escultura de ese nombre veía unido el 
pío Obispo, de admirable modo, dos de sus devociones predi- 
lectas: la de la Concepción Purísima, á quien acababa de 
terminarle el grandioso templo de la Catedral de Puebla (*) 
y á quien tenia tan presente en todas partes que aun andan- 
do en el coche, al poner los ojos en las ventanillas, creía 
^'erla «en figura de una niña muy hermosa, con manto azul, 
^■orona en la cabeza, la luna en los pies»; y la de San Juan 
t^^utista, que era el Santo de su nombre, Santo al que profesa- 
^^ tal afecto que siempre le rezaba alguna cosa cada día y á 
guíenle erigió capilla en el cerro de su mismo nombre, inme- 
^''^to á Puebla. A fin de cumplir aquel anhelo el venerable Sr. 
'^íindó llamar al Hermano Adriano, con recomendación de 
^Uele llevase el trasunto de la hnagen; y al acudir el deman- 
^^nte á aquel reclamo, expúsole su deseo el Prelado, — quien 
^^ hallaba ya en la nave que lo iba á volver á su patria, — of/e- 
^^^ndole que en cauíbio de aquella escultura mandaría hacer 
^tra semejante para que con ella se hiciera la cuestación, y 
5^\ie además le daría al Santuario mil pesos de limosna en una 
libranza sobre Puebla y un vestido para la Imagen original 
^ e San Juan. Púsole el Hermano algún reparo á tal pretensión, 
exponiéndole á S. S. lima, que aquella misma copia la solicita- 
ba para erigirle una capilla el rico vecino de Huichapan, D. 
-Antonio Almaraz, movido de un prodigio obrado á presencia 
^uya por la misma Imagen; pero elSr. Palafox insistió con 
\al calor en su intento, hasta abrazarse con la escultura, que 



(.*) Con el título de * *Confessiones y Confusiones. Cargos, y lágri- 
mas de un pecador enormissimo por sus grandíssimas culpas' ' , escri- 
bió á su vuelta de España el Sr. Palafox un edificante libro, que 
original en^nó su autor, quince 6 dieciseis días antes de su muerte, 
al R. P. Gral. de los Carmelitas Descalzos, Fr. Diego de la Presen- 
tadón, pidiéndole que examinara tal obra en un definitorio, para que 

15 




forzoso le fué al demandante consentir re^ípetuosamenle en 
que se la llevase el ínclito viajero, y aceptar la buena compen- 
sación que éste le ofreciera. Por cierto que Almaraz cobró tal 
sentimiento del caso, que no quiso aceptar la copia hecha á 
costas del Sr. Palafox, y aun le dedicó á otra Imagen de 

si por éste no se juzgaba que esa obra fureaá honra y gloria de Dios. 
se arrojara al fuego: y si se estimaba lo contrario, se guardase cerrada 
para publicarse hasta veinte años después de la muerte de S. S. lima. 
Este libro fué impreso en Sevilla por Lucas Martín, en 1691 ¡ edita- 
do por D. Miguel de Guevara: y aparece con el título de "Vida inte- 
rior del lUmo. Sr. D. Juan de Palafox y Mendoza," etc. 

De esa interesantísima autobiografía, que fué reimpresa en Madrid 
en 1898, formando un solo volumen ella y el "Libro de las virtu- 
des del indio", del mismo autor, son los siguientes párrafos conducen- 
tes á dar robustez á lo que expresa el texto en el lugar donde aparece 
la llamada respectiva: 

"El sexto (cargo de beneficencia): que habiendo hallado la igle- 
sia material de su iglesia, muy á los principios de su obra, porque 
no había llegado á la mitad, le puso Dios en el corazón que le acaba- 
se á la Virgen aquel templo. V estando suspandida su prosecución 
hacía más de veinte años, comenzó en ella con notable confianza, ayu- 
dando con una buena cantidad, y ásu ejemplo los denás. y con el ca- 
lor que daba á otros devotos, en nueve años se acabó, gastándose en 
ella trescientos setenta mil reales de á ocho; y habiendo sábado (que 
era el día que se pagaba á los oficiales) que se gastaban dos mil reales 
de á ocho y trabajaban también, tal vez, doscientas personas entre 
oficiales y peones y este aliento, dinero y disposición parecía tan 
imposible al hallarlo á los principios, que hoy no sabe cómo ni de 
qué manera se disponía con tanta facilidad. 

"Lo séptimo: dióle Dios tan grande amor en hacer este servicio 
á la Virgen de la Concepción (que era la advocación de la Iglesia) y 
con tan grande ternura y devoción, así racional, com^ sensible. que_ 
decía muchas veces á esta piadosísima señora, y á muchos de los 
que le ayudaban á esta obra, que con gran gusto elegía acabarla y 
morir un día después de haberla acabado, por asegurar á Dios este; 
servicio j- á la Virgen este gusto 

"Lo octavo: no sólo le dio disposiciones y perseverancia para esto, , 
sino que antes de partirse de aquella tierra le concedió el consuelo de . 
que la consagrase y se trasladase á ella el Santísimo Sacramento y 
todo lo demás que había en la antigua y los venerables huesos de sus^ 
prelados Y el día de la consagración, habiendo estado antes con ( 
grandes disposiciones, le dio un vigor tan grande en el cuerpo y en J_ 
el alma, que hizo la consagración comenzando desde las cinco de la ■ 
mañana: y predicó y dijo misa de pontifical y oyó otra después, acá- 
bando á las tres de la tarde. Y al rodear la iglesia (que es suntuosísi- 
ma) las veces que manda el pontifical por dentro y por fuera para la. 



— 115 — 

distinta advocación, la capilla que le había levantado á Nues- 
tra Señora de San Juan. 

Confirman que hasta tan lejos del Santuario, por el rum- 
bo de Oriente, se extendía la demanda, la concesión de una 
Bcencia expedida, en 2 de junio de 1665 y por el Sr. Arzo- 
bispo Cuevas y Dávalos, para que se pudiese hacer cuestación 
á favor del Santuario de San Juan, en varios lugares de la 
Arquidiócesi única que había entonces en el país, y otro nue- 
vo permiso que para el mismo objeto y con relación á los 



consagración, quedaba tan suelto, tan fuerte, tan ligero, tan sin can- 
sarse que jurara que sobre tanta debilidad como la suya no era aque- 
llo natural; y de este género de agilidad y alivio del cuerpo, al obrar 
corporalmente en el ministerio pastoral, le ha sucedido con gran 
frecuencia, como después se verá. 

**I/) noveno: también puede hacerle Dios cargo á este obispo peca- 
dor de que le dio tan grande desasimiento en el alma de hacer esto 
sólo por la honra de Dios y servicio de su Madre, que con ser sober- 
bio y naturalmente vanísimo sobremanera (si Dios no le tuviera de 
bU santa mano) no quiso que se pusiesen armas suyas en parte alguna 
dd templo (como se suelen poner en las de los prelados) dando (como 
es justo) el primer lugar á las de los reyes, y sólo escogió por memo- 
ria de su reconocimiento, siete pies de tierra á lo último de la iglesia 
para poderse enterrar cuando Dios se lo llevare. 

"Lo décimo: á este cargo se puede añadir o*.ro aún más misericor- 
dioso, que fué: que habiendo obrado con aquel cuidado de que nada 
hese para sí en aquel santo templo, sino todo para Dios, y no habiendo 
querido poner sus armas, le acusaron [por una equivocación de los 
acusadores en no conocer las armas Reales] de que había puesto este 
Prelado las suyas dentro de los escudos y cuarteles de las Reales; 
hasta que mirándolo bien, se halló patente el engaño V llama 
cargo misericordioso á éste, porque s'empre que una alma hace algpin 
servicio á Dios, y este mismo le ocasiona algún trabajo, ó por él se 
levanta alguna persecución ó calumnia, es grandísima merced, por- 
que es señal que de lleno en lleno se lo premiará Dios, cuando no 
tuvo premio del mundo, antes oprobio, aflicción, cruz y congoja. Y 
asiera costumbre de este pecador decir (habiéndole sucedido padecer 
otrascalumnias como ésta) que Dios, por mayor bien nuestro, cuando 
nos favorece, premia un servicio con un trabajo, y un mérito con una 
pan bofetada en esta vida, para hacer más preciosa nuestra corona 
en la eterna. 

"Lo undécimo: el gran cargo que puede hacerle Dios es haberle 
^íado gracia para que hiciese con sus limosnas y otros socotos de 
divereos bienhechores, otros dos templos á San Miguel y á San Juan 
Btutista: y con su orden y calor (aunque no á su costa) -e erigiesen 



-116 — 

pueblos de los alrededores de México, le otorgó al Hermano 
de la Cruz el Provisor Dr. D. Nicolás del Puerto, el 24 de 
mayo de 1666. 

La singular devoción que se le tenía en el Obispado de 
Michoacán, ya en el siglo XVII, á la tauínaturga Imagen, — y á 
la cual devoción se ha aludido anteriormente, — lo demues^ 
tran con plenitud los siguientes documentos, expedidos por 
el Cabildo de aquella Diócesi: 

«Muy grande gusto y consuelo nos dio la Carta del 
Hermano Francisco de la Cruz, con la nueva de tener en 
Nuestra Casa, y tan cerca, á la Soberana Reyna de los Ange- 
les, Madre de Dios y Señora Nuestra, en quien desde luego 
afianzamos con mucha seguridad nuestras esperanzas, para 
conseguir de su Santíssimo Hijo perdón de nuestras culpas, y 
el remedio de la presente necessidad por los malos tempora- 
les, y porque en algo se obligue nuestra devoción, le hemos 
prometido celebrar un Novenario en esta Catliedral, y quere- 
mos merecerla presente; y assi le rogamos al Hermano que 
no nos dilate tanto bien, y que luego nos traiga á esta Ciudad 
á la que solo es único consuelo en nuestras necessidades, que 
aqui se procurará recoger alguna limosna, y la proseguirá 
pidiendo hasta su casa, quedamos aguardando muy contentos 
de que viene, y tendremos en nuestra Iglesia prenda tan Sobe- 
rana, y assi enc^irgamos al Hermano, que disponga luego su 
viage, y le guarde Dios muchos años, que emplee en serviciO' 
de su Madre. =Valla(iolid y Julio 12 de 1667.=A^. ik Ortega- 
Valdivia. = Docfor Rodrigo Ruiz.=Br. Antonio Taniarij de 

otros, hasta el número de treinta y seis, eii su tiempo, de que es dea-. 
dor á aquella eterna bondad," 

Aprovechóme de esta oportunidad para emplear aquí, de paso, ua 
argumento contra los respetables bibliógrafos que han supuesto que 
■ e! Sr. Palafox introdujo la Imprenta en Puebla; el cual argumento, 
aunque negativo, con el concurso de los positivos qne se han_ expre- 
sado en el sentido de que tal introducción en la ciudad de los Augeles 
precedió al gobierno de dicho Prelado, me parece de mucho peso. 

Después de enimierar el Sr. Palafox la erección de templos que 
hizo, como ya se vio, se expresa de esta manera respecto délas demás 
mejoras qne se le debieron en el mismo Obispado: 

"Lo dérímoquinto: conoce y reconoce por cargo haberle dado Dios 
gracia que formase otro colegio de Vírgenes útilísimo, con lasdispO' 



— 117 — 

Cantwna.= Br. Thomas Pérez Deza Secretario.» Al maigerl 
de esta carta, se escribió como postdata: «El portador vuelve 
los doce pesos que avia traído para la licencia, porque aguar- 
damos sin falta á nuestro Hermano, (jue acá se le dará muy 
á su gusto > 

En efecto, se le dio en los términos literales de este segun- 
do documento: «Nos el Di^an v Cabildo Sede- Vacante de la 
Santa Iglesia Cathedral de Valladolid del Obispado de Michoa- 
can.=Por quanto nos consta, y hemos reconocido, la virtud 
y modesto proceder del Hermano Fiancisco do la Cruz, y assi- 
inisnio es notarla la singuhir devoción y reve:ente afecto de 
todos los fieles generalmente, á la Santí^siina y milagrossfsi- 
ma Imagen de Nuestra Sonora do San Juan, y lo generoso 
y rendido de \06 ánimos con ([uc todos acudirán jnanifes- 
tándolo en la contribución de la limosna: le concedemos v 
damos nuestra licencia al dicho IJermano, para que la pueda 
pedir y demandar por aquelhis partos y cordilleras de esta 
Diócesis, que eligiere y le pareciere, por lodo el tiempo que 
hmiere menester hasta volverse á su Santuario ala Santíssi- 
nia Virgen, y pedimos y encargamos á los Padres Curas 
Beneficiados v sus Vicarios, v á los M. lili. W, Guardianes, 
Priores y Ministros de Doctrina, j)or donde fuere y passai-e, le 



síciones que le ofreció la visita, en qae Dios fiic muy servido. Y otros 
colegiosy seminarios, fundándose con cátedras de teología, moral, esco- 
lástica, gramática y de lenguas, de muy grande utilidad, a\-udando 
á esto de sus rentas cuanto pudo, y que dejase allí y donase una gran- 
de librería que tenia para el bien de aquella tierra: sin mirar en ello 
(en cuanto alcanza y se acuerda j sino á la mayor honra y servicio de 
Dios, aunque siendo obras de este miserable pecador, mal sacerdote y 
perdido obispo, no duda que mezclaría en el'o muchas pasiones, mise- 
rias é imperfecciones/'. 

¿No es fundadocreer que si el Sr. Palafox hubiera sido el introduc- 
tor de la Imprenta en Puebla, lo dijera precisamente en ese párrafo, 
donde cita los bienes que le hizo á la instrucción piíblica en esa su 
primera Sede? Sin embargo, ni ahí ni en ninguna otra parte de sus 
^'Confessiones y Confusiones' ' , alude á que a él se le debiera tal nove 
dad; lo cual fuera más de estrañarse que callara, si en efecto hubiese 
sido el autor de esa mejora, cuanto que no habría dejado de tomar, 
en sentido místico, como un gravísimo cargo, la introducción de uu 
tan señalado medio de propagar la verdad, como lo es la tipografía. 




-106 — 

Hecho cargo de la guardianfa de Cocula, lomó empeño 
el P. Tello en proseguir la construcción del templo de ese 
pueblo, la cual, aunque se había comenzado en 1530, — por 
haber derribado el que antes había y que no era bastante 
consistente, — -sólo iba á la mitad de la altura que deberían 
tener los muros. Tal Fué el impulso que recibió esa obra, que 
en el mismo año pudo ya decirse misa en su capilla mayor. 

La eficacia con que se obraba en esa mejora y el deseo 
de que ésta se terminara, fué probablemente el motivo de que 
el 16 de enero de 1644 se reeligiera al referido P. Tello 
guardián del mismo convento: la medida fué acertada, porque 
en efecto tal iglesia quedó enteramente concluida el año de 
1646. 

A 26 de septiembre de ese año se trasladó á la guardia- 
nía de Etzatlán el laborioso doctrinero; y en 29 de febrero 
de 1648 fué destinado á regir el monasterio de Tecolotlán, 
del que eran dependientes los pueblos de Tenamaztlán, Ixlla- 
huacán, Ayotitán y Xuchitlán. Hallábase allí cuando el.Sr. 
Obispo Colmenero llegó á visilai" ese curato de doctrina el 15 
de junio de 1649. En la cabecera se estaba haciendo enton- 
ces la reedificación de la iglesia; el presbiterio y capilla ma- 
yor estaba enmaderado y cubierto de ladrillo y se iba prosi- 
guiendo la obra en todo con mucha diligencia; á la vez que 
en algunos de los pueblos de la visita de ese convento, está- 
banse haciendo igualmente otras mejoras semejantes. 

Aunque en junta definitorial de 12 de noviembre de 
1650 se destinó al P. Tello para que fuera al convento de 
Zapotitlán, tal vez ni lugar tuvo de ir á hacerse cargo de ese 
destino, porque en el capítulo celebrado en Guadalajara el 7 
de enero siguiente, se le instituyó guardián del monasterio de 
esta ciudad. 

deste obp^o y districto de sus doctrinas de q. tienen despacho eu for- 
maqe esen la manera sigtt ...." 

Aludiéndose luego á una certificación extendida por el escribanoi 
Hernando Enríquej! del Castillo, se dice: "El P*' Fr. Antonio Tellc 
para la giiardiania y doctrina de Cocula se examinó ante los SSre— 
Juezes Sinodales de este Obispado en dles y siete dias del mes dm 
Setiembre del dho. año (1642) por dhos. SSi'es fué aprobado com* 
consta del Recado y auto qe pasó ante dlio. Secret" de govierooi.'! 



- 107 — 

Con ese carácter cúpole la fortuna de darles el hábito, 
así como á otros, al ilustre sayulense Fr. Juan Larios, apóstol 
de los indios de Coahuila, y al autlanense Fr. José de Alcaraz 
ó Alcarazo, que adelante llegaría á ser Provincial. 

Honrábase por ese tiempo el P. Tello con los títulos de 
Predicador, Padre de Provincia, Cronista y Procurador de 
ella, aparte del que se le daba por el desempeño de la guardia- 
nia. 

En el ejercicio de las múltiples funciones de esos cargos 
pasó el anciano misionero sus últimos días; pero en esa épo- 
ca el principal de sus conatos fué el de ponerle remate, como 
lo consiguió felizmente el 20 de abril de 1653, á la grande 
y variada obra histórica que había emprendido por encargo 
de sus hermanos y para gloria de la Provincia de que fué hijo 
adoptivo: esa obra es la famosa t Crónica Miscelánea,» de la 
que sólo dos Libros están publicados y que aun conserva iné- 
ditos cuatro de ellos. 

Su misión elevadísima quedaba así terminada; sólo le 
faltaba ir á recibir de la mano de Dios el premio de tantos 
anos de fatigas y de las laudables obras en que ocupó la me- 
jor parte de su vida. Terminó ésta á fines de ese mismo año 
<i principios del siguiente: todavía en junio de 1653 presidía 
la toma de hábito de Fr. Pedro de Plasencia, y en agosto de 
W año se presentai)a como apoderado del cura doctrine- 
ro de Colotlán, exponiendo los derechos de éste en un pleito 
jurisdiccional que seguía con el cura de Jerez, Br. Lorenzo 
^úñez Carvallo; pero ya en 1 í de junio de 1 654 no subscribía 
^') sino un presidente in capite^ los documentos que debía 
firmar el guardián de Guadalajara. 

Mil y una fojas de gran tamaño y escritas con letra menu- 

^^, son las que componen el conjunto de la extensa «Cróni- 

^ Miscelánea»: ¡cuánto más provechosa aparece esa magna 

'^or atestada de preciosidades históricas, que el monto de 

^alumbrantes pero inútiles fantasías de las Mil y Una Xo- 

Acerca del criterio que preside generalmente en la men- 
cionada «Crónica», formuló este imparcial y galano juicio el 
Peritísimo editor del «Libro Segundo» de la misma obra: 



Los Capellanes de la Virgen, durante 
EL SIGLO XVII. 



Al Capellán del Santuario, Nido del Estoque, le sucedía 
en ese cargo el Lie. Alonso Muñoz de Huerta, de quien 
pocas memorias se conservan, ano ser su intervención en al- 
guna de la.s diversas mejoras del templo y en dos de los he- 
chos miríficos que allí tuvieron lugar. 

Después del Lie, Muñoz, entró á desempeñar tales fun- 
ciones el Lie. Contreras Fuerte, aquel mismo sacerdote que 
en í6B4f había sido Visitador de la primitiva Capilla. 

Era este Sr., según cierta descripción que de su per.^ona 
ha conservado un papel coeláñe67 * de buena estatura, grueso, 
abultado, de rostro moreno y mal barbado • ; y tendría obra de 
cuarenta años ya muy pasados, cuando por primera vez se le 
halla desempeñando el empleo de Capellán, en 1 656. Respec- 
to de sus cualidades morales, los hechos demuestran que era 
de carácter activo, franco, animoso, tal vez algo inqu¡elo,y 
propagandista ardiente cTelctiHo -Se la Santisinia Virgen ques,^ 
tenia á su cuidado; otiVise le Vp entregarse devotamente al 
servicio der templo, hasta cuidar de adornar éste con su^ 
propias manos y llevando el copioso registro de los^ficfftentos 
que obraba Nuestra Señora; bieiñ. aparece, ^decfaf-andó 9U3 
diferencias coi\ el párroco de lajorisdiccióh; ^-ja sé preñ.eriu 
sin timidez alguna persiguiendo .UfM)§_'tíÍ8antés qq^-se habí 



— 123 — 

apoderado de ciertos bienes del Santuario, hasta recobrar el 
robo y aprehender á los malhechores, ó echarse á la calle 
bien armado en pos de otros tales que pretendían al parecer 
asaltar el mismo templo, y logrando hacerlos huir. 

Si sucesos ya conocidos, no dieran motivo por sí so- 
los á que el recuerdo del Lie. Contreras Fuerte perdurara 
unido intimamente al Santuario de San Juan, los hechos acae- 
cidos en el tiempo que ejerció la guarda de él, serian bastan- 
tes para que de su persona se hiciesen buenas remembranzas. 

Una de las necesidades que aquejan hasta el presente á 
la población de aquel nombre, es la falta de agua potable de 
buena calidad (*); pero hubo un tiempo en que esa deficien- 
cia se vio remediada, conforme á lo que declaró aquel Cape^ 
llán y que se cuenta en el relato siguiente: «Carecía este Pue- 
blo, de buena agua para beber, porque la del Rio es gruessa y 
mal sana; los sanos la estrañaban; 7 los enfermos con ella esta- 
ban peores. El año de 1662, á 23 de junio, passeándose el 
Licenciado Juan de Contreras Fuerte, junto á un arroyo, que 
bsya al Rio, vio una muchacha Indisuela, que tenia en una ma- 
no una piedra, y en la otra un palito delgado, que hacia dili- 
gencias para clavarlo con la piedra en una peña, golpeando en 
ella;y como lo vio venir la muchacha apresuró los golpes. Dióle 
coidadoy reparó que la peña, por aquella parte, mostraba algu- 
na humedad: dQole á la muchacha: Anda, que mejor entendí- 
mnto tienes tú, que yo. El dia siguiente lué al lugar donde la 
muchacha estaba, con un Indio y una barreta: y haciéndole ca- 
bar en la peña hizo una como pila, que pudiese caber un cán- 
taro grande; y después mandándole dar con la barreta recio en 
la parte que la muchacha hincaba el palito con la piedra, é 
invocando el Vicario á la Virgen de San Juan, al segundo gol- 
pe como Moyses, saltó el agua, muy buena y saludable, y bas- 
tante para los que quieren de ella beber. Y por aver sido la 
vbpera de San Juan Bautista {este descubrimiento)^ se llama 

(*j Generalmente el vecindario bebe el agua del algibe del Gachu- 
pin, distante cetca de dos kilómetros del centro de la población; y 
vn tengo infonnes de que hay alguna persona aue, por considerar 
fluda esa misma agua, se hace llevar la del Salto de Zurita, que dista 
de San Joan aproximadamente cincuenta y ocho kilómetros. 




-124- 

el ojo de San Juan. Es de notar que en tiempo de seca da el 
agua con abundancia, en tiempo de a^uas suele crecer, y 
taparlo el arroyo, y en limpiándolo vuelve á darla como an- 
tes.» Después de esto, según el mismo relato, haciendo dili- 
gencias el Lie. Contreras tpara averiguar quién fuese aquella 
muchacha, que tanto bien avia heclio al pueblo, siendo aques- 
te tan corto, no lo avia podido averiguar, ni descubrir la 
muchacha. » 

Ese manantial debió estar en el lugar donde se halla hoy 
el llamado «Pocito de la Virgen.» Este es actualmente una 
excavación medio aterrada, circuida por un casi derrumliado 
brocal y que contiene en su frente principal una inscripción 
mandada poner por Bazán y Cía, suplicando que no se come- 
tan profanaciones en tal sitio; pero allí no hay ahora agua 
brotante alguna, ni á los vecinos les consta de manera ocular 
que la ha^'a habido. La existencia de ese pozo aun abierto, 
testifica, sin embaído, la verdad de la declaración del Lie, 
Contreras, cuanto al particular. 

Funcionando también el mismo Capellán en 1666, se 
celebró por primera vez la fiesta de Nuestra Señora de San 
Juan, el día de la Purísima Concepción, por haberlo asi man- 
dado el Sr. Obispo Verdín, quien además concedió al concur- 
so, para fomento de la devoción, indulgencia plenarla, confor- 
me á la facultad de que ya se dijo gozaba este Prelado, No 
obstante que el Lie. Contreras Fuerte hacia entonces tres a* 
ños que estaba en cama, fué esa función la más famosa di 
cuantas hasta la fecha se habían celebrado en el Sanluarioi. 
«sobró todo, refiérese, para el gasto de la Iglesia, y Missa qu( 
se ofició con Preste, Diácono y Subdiácono, huvo Procession^ 
tan solemne como pudiera un dia de Corpus, salió la Santa 



[*~\ Hace como tres ó cuatro años, según me cuenta persona fide: 
digna, que el Sr. D. Crescendo de Alba, a! edificar una venta emplaza- 
da á distancia de veinticinco metros, poco más ó menos, de! Pocito de 
la VirgejijSe propuso proveerla de agua potable; y al efecto hizo cavar 
durante semanas enteras en aquel terreno y hasta empleó la dinamita 
en esa obra. No obstante, tuvo que desistir de su propósito, al ver 
que era inútil el gasto que estaba haciendo, porque, á pesar de lama* 
cha profundidad que se habla ya ahondado, el agua no parecía. , 



— 125 — 

Imagen debajo de Palio. Abrióse de repente al entonar la glo- 
ria una nube en gajos, muy hermosa, salió de ella una paloma 
blanca bien aderezada, derramáronse de las entrañas de la 
nube muchas nóminas y cédulas escritas de colorado que ca- 
da una decia: MARÍA concebida sin pecado original; que los 
circunstantes cogieron, y tocadas á la Santíssima Imagen lle- 
varon para reliquias. Dióse de comer á lodos los Sacerdotes 
que oficiaron la Missa y á los demás que assistieron compe- 
tentemente, de lo que aquel dia se recogió de limosna, y sobró. 
Llevaron para las vísperas y dia santo, pebetes y sahumerios, 
y otras cosas hasta de la Puebla, y cera bujia, de la Ciudad de 
San Luis Potosí, de la de Guadalaxara, Zacatecas, los Lagos, 
Aguascalientes, etc: y el concurso de la gente llegó á dos mil 
almas, en un despoblado, como es el Pueblecito de San 
Juan.» 

Ocupándose del origen de esa fiesta un historiador del 
culto de la santa Imagen, asienta que el Capellán del Santua- 
rio le había escrito, en 17 de febrero de 1694, refiriéndole 
que el haber elegido para aquélla la celebración del misterio 
de la Concepción Purísima, entre todas las advocaciones de la 
Santísima Virgen, tuvo por motivo este caso peregrino. Como 
se hospedara ^n el Santuario, narra el historiador, cun padre 
de la Compañía de Jesús, fué menester para encender un 
trozo de leña rajarlo, y haciéndolo, en el corazón del madero 
se halló escrito, con letras legibles, y bien formadas: '3/<7rífi 
Santíssima concebida sin pecado original. Fué esto en ocasión 
que el Licenciado Juan de Contreras Fuerte, Vicario que 
entonces era del Santuario, andaba deliberando si la fiesta 
déla Virgen sería de la Natividad, ó de la Concepción; y con 
d sucesso se determinó que fuesse de la Concepción, pues 
d Qelo se declaraba por este Mysterio. Y sabiendo el Señor 
Obispo Don Francisco Berdin esta marabilla confirmó esta 
elección y le aplicó una de las Indulgencias que arriba quedan 
dichas. Esta marabilla, dice dicho Qipellán Mayor Nicolás de 
^balo, oyó predicar en dicha fiesta de la Concepción al 
Arcediano de Guadalaxara Don Francisco de Cueto Busta- 
núuite, que murió después Religioso de la Compañia de 
Jesús en .Querétaro; y que dicho renglón milagroso se avia 



-128- 



hacia ya mucho tiempo el empleo de Segundo CapéllAn.) 
Al año ííiguiente de hecho ese noinbianiíento, se lleí 
c.aho el padrón del cúralo de Jaloslotillán á que en ( 
lugar sé ha hecho referencia: en ese trabajo esladisüco fig 
San Juan, bajo el doble a^^pecto de pueblo de indios y de p 
blo de españoles y castas. El primero se formaba de 1 18 hi 
tantes, (varones Qi de ellos, y mujeres 54,) lodos los cui 
estaban distribuidos en 35 casas; y el segundo, contaba < 
4i8 personas (de ellos 225 varones y 223 mujeres) i 
moraban en 22 casas del pueblo, y en 27 estancias y 26 r 
chos que á él estaban sujetos. El número total de ved 
de la jurisdicción de San Juan, era, pues, en 1679, de 56i 
el número de casas del pueblo llegaba á 57. Si al mirar ( 
resumen,, se recuerda que menos demedio siglo antes, cu 
do la Audiencia concedió su permiso para que pudieran 
españoles poblar en el referido lugarejo indígena, y ha 
estancias en los terrenosi inmediatos á él, sólo tenia San Ji 
seis vecinos indios, se comprenderá de cuanta trascendec 
fué para el incremento de la población que tan rápido ai 
tuvo, la solicitud que, á efecto de conseguir esa resulta, i 
en 1630 el previsor Cura D. Diego Camarena. Y nótese b 
que en el consabido padrón no figuran en el número de 
mas anotadas, sino ios individuos que por su edad esta] 

* La inscripción puesta en el cuadro que representando í < 
famoso Capellán se conserva en el Santuario y de la cual pintur 
copia el grabado de la página 25 de este libro, dice así: 

■■Retratodel Venerable S"r Lizencíado D" Juan de Contreras fi 
te Capellán Maior que fne||De este Selebre Santuario de Nra &ra 
Sn Juany Visitador de éste Obispado por el IllmoSf"' Doctor||Du I 
nelde Seruantes Obispo qne fué de Guadalaxara & que handa 
En su Visita el año de 1634 estubo en este H San tu ario y mando ád 
Pe Contreras vestir de nuebo á la SSmn Virgen y á Veriguar el 
nier milagro déla Kesuresion déla hija|jDel Volantín, yasi. mis 
abrir Simientes pa mas decente Iglesia Cogiendo dro la hein 
Enque eslava N"i S''» que era de adove||Y techada de paja y a 
na9ando Ruina el año de Jtí.3;í Con esta noticia Visoeste Santuari 
Illmo Sur Dor Da Juan Ruis C....|]Nero y mando derriuar dha Ij 
sia quese maiilenia de Milagro " 

Los dos y medio renglones con que esa inscripción termina, « 
indescifrables: ni con el microscopio he podido leerlos en la íoUn 
fia gue reproduce el mismo cuadro. 



— 129 — 

obligados á cumplir con el precepto eclesiástico, de confesar 
Y comulgar en el tiempo de la Cuaresma, y no los infantes 
exentos de tal obligación. 

El mismo censo manifiesta que la población española 
gozaba allí, en lo general, de ciertas comodidades, puesto que 
se ve repartido entre ella buen número de esclavos, dedica- 
do en su mayoría á los trabajos rurales y que llegaba á 45. 

Finalmente, el observador se complacerá en hallar enu- 
merados en el susodicho padrón, varios de los pei'sonajes 
que con diversos títulos figuran en la historia del Santuario 
de Nuestra Señora, entro ellos el Capellán Mayor Lie. Pérez 
Maldonado, y el Br. Nicolás de Arévalo. 

Poco fué el tiempo que ol primero de éstos disfrutó de 
su ascenso á aquel puesto, porque ya en 1682 le había suce- 
dido en ese cargo el Hr. Arévalo, quien asistía en el Santua- 
rio desde 1673, aunque se ignora con qué carácter fué 
adscripto á él: si como Sacristán simplemente, empleo que 
se proveyó por aquol tiempo en persona eclesiástica, según 
se verá adelante, ó ya como Capellán. (*) 

Precisamente el referido año de 1682 fué á hacerle á 
San Juan la Visita episcopal el limo. Sr. Garabito; y viendo 
ÍUe las campanas del Santuario estaban colgadas en una de 
'^ puertas del cementerio, porque no se habían levantado 
^ún las torres proyectadas desde dieciseis años atrás, dispu- 
^^ que se emprendiese esa mejora y que jimtamonte se hicie- 
^^tx otras que reclamaba la importancia de aquel templo. 
Comenzóse luego la obra de las dos torres, con la dirección 

C^) De haber sido con ese título, hay que juzgar que el Br. Contre- 
ía^ Fuerte murió por el año de 1673; y que por ese motivo, se le dio 
^ Capellán Segundo, Lie. Pérez Maldonado, como compañero el Br. 
^^^valo, ínterin se proveía la vacante. 

^ motivo de la falta de provisión de la Capellanía Mayor en propie- 
^^, se explica muy bien con saber que el Sr. Obispo Verdín tenía no- 
"^ade su promoción á Michoacán cuando menos desde el mes de a- 
S^^sto de 1673, — puesto que hasta al Cabildo le constaba ya entonces 
^^'^ mudanza; — y por eso probablemente el referido Prelado le reservó 

*^^i sucesor el derecho de nombrar sujeto para la capellanía vacante. 

^ Sr. Santa Cruz no lo nombró á su vez, por haber gobernado muy 

P^^^x tiempo. 

^1 



-130 - 



del alarife Juan de Santiago; y se terminó el 18 de marzo de 
16Si: * quedaron, escribía el Br. Arévalo, tan hennosas y 
aseadas (taks forres) como se puede colegir de aver costado 
once mil pesos, con el blanqueo de la Iglesia, una Pila liaptis- 
mal, y un Pulpito de piedra laboreada de oro y a^u!. » 

No se satisfizo con esto la devoción del venerable Prela- 
do, sino que sucesivamente fué (lictando otras providencias 
correlativas: nombró Tesorero del Santuario de San Juan 
y del de Zapopan al Lie. D. Pedro de Alcarazo, sujeto de 
mucha integridad y uno de los eclesiásticos más beneméritos 
que ha tenido la Diócesi; ñmdó de su propio peculio, á 5 de 
marzo de 1688. una capellanía de dos mil pesos, á favor del 
primero de esos Santuarios; ordenó, tres años y meses 
después, que se le diese minucioso informe de los nuevos 
milagros que hubiese hecho la Santísima Virgen de San Juan, 
y de todo lo demás tocante al culto de la reverenciada Ima- 
gen; y por ultimo, libró despacho, en 27 de agosto de 1 691, 
mandando se hiciera lo posible p¡ira que fuese todavía mayor 
ese culto y se tuviera siempre aseado el Santuario. 

En concordancia con esos estímulos pastorales, estaba 
el aliento con que el Capellán Mayor Br. Arévalo procuraba 
honrar á la Santísima Virgen cuyo custodio inmediato era. , 
Él mismo describe, en esta forma Hiera!, los ejercicios religio- 
sos que le daban realce al templo de San Juan: 

«La Fiesta principal de este Santuario es en el día och» 
de Diciembre, en que celebra la Iglesia la Purissima Concei»- - 
cion de nuestra Señora, y es tanto el concurso que acude d_ e 
diferentes partes, que passan de tres mil personas las que 
assisten a su Fiesta; y es con tanta devoción el venir, que 
algunos vienen desde Guanajuato á pie, distando mas de 
veinte leguas. Es mucha la gente que confiessa y comulga, 
pues, como tengo dicho, un año que se tuvo curiosidad de 
contar las formas, se halló aver comulgado mil y ochocienlas 
personas, tlácese la fiesta con mucha solemnidad, la víspera 
se cantan Vísperas, con assistencia de veinte ó veinte y dos 
Sacerdotes, que vienen de diferentes partes; á la noche se 
queman muy lindas invenciones de fuego, se ponen mas de 
sesenta luminarias de leña, y süiscientas de papel, »J de mas 



— 131 — 

cazuelas pequeñas con sus mechas; el dia se celebra con 
Missa y Semion, se encienden en el Altar ciento y cincuenta 
luces; y año ha ávido de docientas. Sale la Santíssima Ima- 
gen en Procession, en sus andas de plata, en hombros de 
Sacerdotes, debajo de un Palio que tiene de lama blanca, muy 
lindO; con su flueco de oro. La Procession es solo por el 
Cementerio, por ser bastantemente capaz. A la tarde se po- 
nen en el Altar dos vasos pequeños de plata, en el uno doce 
<i catorce papeles con los nombres de los devotos de esta 
Señora, y en el otro otros tantos papeles blancos, con uno 
que dice: Fiesta de NueMra Señora de San Juan; y sacando 
un papel de uno y otro vaso, el del devoto que sale con el 
papel que dice: Fiesta &c, á esse le cabe la suerte para el 
siguiente año; y al punto que sale le repican las campanas, y 
se disparan algunos tiros; y es tanta la devoción y ansia, que 
íiene cada uno de los devotos de esta Sra. de salir en suerte, 
que algunos se me han quejado, juzgando que no los entro en 
ella, y muchos anticipadamente me ruegan y piden los entre 
en dicha suerte. Esto es todo lo que se observa en dicha fies- 
ta. Después de la suerte se baja la Santíssima Virgen para que 
'^ besen, y comenzando á las tres de la tarde, es la oración, 
V no han acabado por ser muy grande el concurso, assi se 
Vuelve á bajar otro dia la Virgen Santíssima para que la be- 
s^en los que faltaron, ó no pudieron el dia antecedente. El 
^ia de la Assumpcion de nuestra Señora se celebra también 
Cíori Missa y Vísperas, esta Fiesta la dejó dotada el Capitán 
Hspíndola. 

cl^ Cofradía que dixe del Santo Nombre de Jesús, 
celebra fiesta con Vísperas y Missa, el dia de año nuevo, y 
el dia de la Natividad, y tiene dos Missas cantadas por los 
Cofipades difuntos. Cada mes tiene una Missa cantada por vi- 
vos y diftintos; esto es por razón de dicha Cofradía, y solo go- 
zan de estos sufragios los Cofrades. Tiene dicha Cofradía las 
Indulgencias siguientes: El dia que se assientan Indulgencia 
plenaria, para la hora de la muerte: invocando el Santo Nom- 
bre de Jesús Indulgencia plenaria; el dia de año nuevo, con- 
fessando, comulgando, visitando la Iglesia, y pidiendo por las 
necessidades comunes, siete años, y siete quarentenas de per- 



— 132- 

don; cada vez que un Cofrade hiciere una obra de miserícor 
dia, ó assistiere á Fiestas y Missas de dicha Cofradia, por ca 
da vez siete dias de Indulgencia. Esto es lodo lo que tiene es 
ta Cofradia, que está fundada en este Santuario. 

cEl Santuaiio por razón de tal tiene todos los Sábado 
Missa cantada de nuestra Señora por los Bienhechores d 
dicho Santuario. Assimisnio se cania lodos los dias la Salve 
y después de ella un Responso por los Bienhechores de di 
cho Santuario. 

« Asoiniismo se celebra la Semana Santa con mucha decen 
ciay atención, se predica el Mandato, se hace el Lavatori» 
de pies á los pobres, á la noche se predica la Passion, ( 
Viernes Santo se predica el Descendimiento de Christ 
nuestro Señor, y sale la Procession del Santo Entierro, qu 
sacan los Indios de este Pueblo. Todos los Viernes de Quares 
ma se anda el Via-Crucis, y después se hace una plática 
Algunos dias del año, principalmente en los dedicados 
nuestra Señora se predica exhortando a la devoción de 1 
Virgen Santíssima, se tiene mucho cuidado en que en la Igle 
sia se guarde mucho silencio, y que assistan todos con 1 
decencia y devoción que se debe. Ño tiene el Santuario otra 
liestas que las que tengo dichas de la Concepción y Assumj 
cion. 

« Assimismo se cantan las nueve missas de Aguilando, p( 
un devoto que las dotó, y nombró para ello al uno de los Cap< 
llanes del Santuario, que lo somos oy ol Bachiller Pedro c 
Aguirre, que assimismo es Vicario y Juez Eclesiástico, y 
Bachiller Nicolás de Arébalo con título de Capellán Mayo 
assiste también en dicho Santuario Juan de Dios Villega 
Clérigo de menores Órdenes, con título de Sacristán. Tiei 
assimismo la Virgen Santíssima ocho Esclavos, que han dac 
diferentes personas devotas de esta milagi'osa Imagen. 

«La octava de Corpus avrá cinco años que se celebra ( 
esta forma: El dia de Corpus lo celebra el Santuario, "pa 
cuyo efecto el Capellán tiene cuidado con los que vienen e: 
tre año á Novenas, y si han de encender cada dia seis lucf 
les pide que enciendan quatro, y que las quo sobran las ap 
quen para el dia de Corpus; todos lo hacen de buena gan 



— 133 — 

con que se celebra el dia sin que el Santuario tenga costo 
alguno. 

•El Domingo infraoctavo lo celebramos los dos Capella- 
nes; los cinco días están repartidos entre algunos vecinos; el 
día octavo lo celebran los Cofrades del Santo Nombre de 
Jesíus; y assi se celebra toda la octava con mucho lucimiento 
Y devoción, con sus Vísperas, todos los días, menos el dia 
octavo. Los Indios de este Pueblo celebran las siguientes: 
El dia de San Juan Baptista, Titular de este Pueblo, celebran 
fiosta con Vísperas y Missa, y el dia después Missa de Anni- 
versario; el dia de la Presentación de nuestra Señora, dia en 
qLie mudan Prioste y Mayordomo celebran fiesta con Vísperas 
y IMissa, y el dia siguiente Missa de Anniversario. Todo lo qual 
se hace en la Iglesia de este Santuario, porque aunque tie- 
nen su Hospital y su Capilla, no tienen ornamentos, ni la 
decencia que se debe para celebrarlas en su Capilla; es perte- 
neciente á la administración del Curato, porque por razón de 
Santuario no ay obligación alguna. » 

En otro lugar del mismo informe, expresó su autor estas 
particularidades: cAssimismo digo Señor, (}ue el dia de la 
Concepción, ... acuden á él (Santuario) mas de do.^ ó tres mil 
personas, y es de notar, quo unas vienen á pedir algún bene- 
ficio, otras á agradecer el beneficio ya rccil)ido, contando 
averies librado esta Señora, á unos de la muert % á que se han 
hallado cercanos, á otroj aviéndoles conccídido vista, y to- 
dos por su camino cuentan diversidad de ma/abira^. T^os que 
vienen á pedir van consolados; los que vienen á dai' gracias ya 
han recibido el beneficio; y solo en este dia se pueden ajus- 
^ mas de dos ó tres mil milagros, obrados en diferentes 
tiempos y personas. » 

«Manifiéstase también esta devoción en la frequencia 

"^ los Sacramentos, y esta es de forma, que todos quantos 

vienen á este Santuario, la primera diligencia que hacen es 

confessar y comulgar; y en el dia de la Concepción. ... es por 

'"^Yor, porque como ya tengo dicho, acuden a él mas de dos 

^ ^'"^s mil personas! un año, siendo Capellán el Licencia- 

•^Uan de Contreras^ se tuvo curiosidad en contar las for- 

°^^^' y se gastaron en aquel dia mil y oc\\oc\eYvV<v's>\o\vw^^, 



— 134- 



No se manifiesta menos la devoción que se tiene en toda la 
Nueva España, y Uoyuo de Galicia, con esta Sagrada Imagen, 
en lo que tengo notado, y os, que. . . estando esLaSra. en un 
lugar tan inconinodo, (sir.) que ni aun hospedaje pueden te- 
ner, con lanía Falta de bastimentos, y de lo demás necessario, 
vienen con todas estas inconmodidades de México, de Pue- 
bla, de San Luis, de Zacatecas, de Guanajuato, de Guadala- 
xara, de Sombrerete, &c, y de todas las mas partes de los 
Reynos do Nueva España, y Galicia, sin que les traiga otro 
motivo, mas que la devoción de esta Sagrada Imagen, sin 
reparar en lo inconmodo del lugar, y viniendo muchas, muchas 
leguas á pie, y algunos descalzos, en tanta cantidad, y tan ^ 
tropos, (as£, por tropas,} que viéndolos bajar por las lomas y 
cerros, que rodean este Santo Lugar, parece se han despobla- 
do las ciudades. » 

Por úlLiiuo, el P. Florencia, para detallar mis las noticias 
concernientes al sorteo de la fiesta titular del Santuario, dice: 
«Sobre todo lo qii^ me han referido personas Religiosas (y 
dicen sucede lo mismo en los Lagos, y en Guanajuato) y entre 
ellas algunas de la Compañía, y de mucha suposición, que lo- 
dos los años se ponen en el Santuario dos urnas con los nom- 
bres de los devotos de Zacatecas mas hacendados, y aqu^ 
cuyo nonbre sale en suertes, con el de la tiesta de la Concep- 
ción, hace el año siguiente la fiesta de San Juan, en nombre 
de aquella poderosa Ciudad; y este á quien fian el desempe- 
ño de todos los devotos y garvosos vecinos, ha de dar algo á:^ 
la Señora, que siempre es al tamaño de su devoción y viza^ 
rria». . . . 

La exactitud del dato final se encuentra confirmada corar 
una enumeración que de las presentallas de Zacatecas hizo 
en su informe el Br. Arévalo {*): era la ciudad minera que ta- 
les dones hacia, tan liberal para el culto divino, que cuando . 
se quemó la iglehiia pairoquial el año de 1 (522, en sólo un día 
que en el lugar se juntó limosna para reedificarla, se reunieron 
$ 35,000; Y veintiséis años después, habiéndose iguahnente 



(*) La liallará el lector en loa documentos que fjrman el Apén- 
dice de este libro. 




— 135 — 

incendiado el templo de S. Francisco de la misma ciudad, en 
un día nomás también, se reunieron $25.000 para el reparo 
del daño. ¡Pero qué mucho que se mostrara esa largueza 
en las cosas santas, cuando allí, en 1676, el empleo de alférez 
real se enagenaba en $10.000, y el de alguacil mayor en 
35.000; y cuando zacatecanos hubo en ese siglo, como el 
Maestro de Campo D. Vicente de Zaldívar, que marcó suyos 
$2.983.686, ypagó derealesquintos $585.610; como el Gene- 
ral D. Agustín de Zavala, que marcó suyos $4.000.000, 

contribuyendo por ese título á la real hacienda con 

$500.000; y como el General D. Bartolomé Bravo de Acuña, 

padre del primer Conde de Santa Rosa, que marco 

$15.000.000 de su propiedad, y dio de reales quintos millón 
Y medio de pesos! 

A las ricas ofrendas que enviaba al Santuario la piedad 
de los vecinos de la opulenta Zacatecas, se unían los más 
modestos, pero no menos sinceros, con que dotaban al mis- 
mo templo los devotos que NuestraSeñora do San Juan había- 
le conquistado en mucha extensión del Virreinato: de consi- 
guiente, contaba ya aquél con todos los menesteres necesa- 
rios para el culto, aunque no llegara todavía éste al grado 
<le ser en extremo esplendoroso. 

Ya se ha visto, por lo demás, que de los últimos empu- 
jes que en sentido progresivo recibiera el mismo culto, fué 
principal autor el limo. Sr. Garabito. Motivos tenía el venera- 
ble Prelado para amar entrañablemente á la Santísima Virgen: 
cuando sólo era de un año y meses de edad este futuro Obis- 
po de la Nueva Galicia, la nodriza que le criaba abandonóle 
descuidadamente en la azotea de la casa; y el inocente niño, 
gateando, gateando, llegó al borde del elevado muro y se 
desprendió de allí á la calle, sin que nada de importancia le 
hubiera acontecido, á pesar de la grande altura de que cayó; 
prodigioso suceso que los que fueron testigos de aquel rápido 
descenso, atribuyeron al favor de la Virgen de Peñaílor, á 
quien invocaron en auxilio del precipitado infante, y al Ángel 
Custodio, cuya fiesta se celebraba aquel día. Nada más natu- 
ral era, por tanto, que quien siendo párvulo recibió de la 
Madre de Dios tan insigne favor, ya ciñendo la Mitra fuera 



— 136 — 

ardiente aficionado del celesiíal prototipo de la Virgen Santí- 
sima en sus diversas Imágenes; y con predilección de la vene- 
rada en San Juan, por llevar el uiisino nombre que él reciliie- 
ra en el bautismo. 

Finó el limo. Sr. Garabito el domingo 1 1 de julio de 
1694(1) * con dolor y sentimiento de todas sus obejas, causa- 
do de su Santa exemplarissirna Vida,» dice el instmmento 
oficial en que el Cabildo hizo constar la defimción de este 
eminente Tavorecedcr del templo de Nuestra Señora de San 
Juan. 

Por último, va se habn't advertido, con las respectivas 
alusiones hechas en diversos lugares, que alguno de los dos 
Capellanes del mismo templo (2) ejercía también el cargo 
de Vicario del Párroco de Jaloslotitlán. (3J 




i 



(^i) Aunque el P. Caslüla pone ese acontecimiento á i o de julio 
del citado año, tanto el Libro del Cabildo Sede Vacante como la parti- 
da de defunción extendida en el Sagrario refieren al día 1 1 ese siice- 

(2) Hago notar que en las informaciones de 1668 se llama "Vica- 
rio de esta jurisdicción" á Clemente de la Torre Ledesma; pero ese 
es un error tipográfico manifiesto, porque el tal de la Torre era casado 
con Beatriz Ramfre?,, como él y Miguel de Hennosillo lo declararon. 
Seguramente el original dice Vecino, y no Vicario, 'le esto Jurindicción . 

(3) Florencia, ob. cit., cap. III, parr-'' II, III y IV; y cap. IV, 
parrHl, II, III, IV y V.=Libros de cuentas del H. de la Cruz; VII 
de Actas del Cabildo Eclesiáslico de Guadalajara; de Gobierno deL 
Sr. Verdín; de Gobierno del Sr. Garabito y del Cabildo Sede Vacante, 
todos m anu scrit os. = Documentos sueltos, tamtn¿n manuscritos, del 
archivo de la Secretaría de la Mitra de Guadal a jara.— Dice fíe Geng. 
citado, art. Zacattran, en el vol. III del Apéndice .^líotA Padilla: 
HiKt cit., cap. I,III,=Conde de Santiago de la Laguna: Dencripctóa- 
de Zacatecas, punto VIII.— Castilla: Vida y keroitxis virtudes de D. , 
Juan de Santiago de León GaravUo. 



'••,i'*w»V,'^«#»%-»«», 



1 



XIV. 



Taumaturgismo de Nuestra Señora de San Juan. 



«Graii milagro es María, dice un esclarecido teólogo 

^etáneo, reclamando para la Madre de Dios el privilegio de 

^^f la principal taumaturga. Diósele al rey Acaz el profeta 

^as por rara señal y por suma de los milagros que podía 

P^dir: Una Virgen concebirá d un varón. Con mucha razón 

^nmn á la Virgen milagro prodigioso y oficina de milagros. 

^^ la admiración y espanto que causan así su vida milagrosa 

^^10 los milagros y p^'odigios nunca vistos que en ella se obra- 

^^^. Y así San Ignacio mártir la llama prodigio celestial y 

feralísimo milagro de la gracia; San Juan Damasceno la llama 

5^Xaeva maravilla y abismo de milagros, y da voces á Salomón 

deje ya de afirmar que no hay cosa nueva bajo del sol; y que 

^^iga al profeta Jeremías lo que dic^, que crió Dios una cosa 

^ueva, hablando de la Virgen. Y finalmente, es muy usado de 

^x>8 Santos llamarla con semejantes nombres , llevados de la culmi- 

ación de las raras y prodigiosas maravillas que en ella 

Resplandecen. (*) lia que es admiración de los ángeles, pasmo 

(•) P. Fr. José de Jesús María, carmelita, Historia de la vida y 
excelencias de la Virgen Mario. Nuestra Señora, 1675, cap. II. 

Es sabido que Mahoma llegó á llamar á la Virgen Santísima mani- 
fiesto milagro [Alcorán, Azoar 31]; lugar explanado y encarecido por 

18 



' —138 — 

de loa querubines, asombro de las virtudes, grandeza pere- 
grina, primor y alegria del mundo ¿qué mucho que sea rica 
en m¡lagi-os y sacratísimo espectáculo de portentos y mara- 
villas? La que dio sus entrañas por maravilla donde se fragua- 
se aquel milagro de la Encarnación juntándose humanidad y 
divinidad en unidad de persona divina, quedando ella verda- 
dera madre de Dios, del mismo Dios reciliió las llaves del 
cielo y los tesoros del mundo para que acudiesen á su poder 
por milagros los mortales en las angustias de la vida.» 

Y explanando sus doctrinas sobre el particular, agrega 
el mismo teólogo, después de aludir á diversas compilaciones J 
en que se historian los milagros de millares de Imágenes de I 
Nuestra Señora: I 

I No es menester citar aquí los Anales de los PP. Carme- 
litas, Mercedarios, Franciscanos y otras sagradas religiones, 
donde se contienen maravillas obradas por la Virgen Nuestra ^ 
Señora. También es ocioso añadir que no todos los que ae:-^^ 
pregonan han sido verdaderos milagros. La fama en este parti — _,. 
calar más tiene de aprehensión que de real. Por esta causa lí^ ^a 
Iglesia ha usado siempre de cautela en no dar crédito á sudo^rn^. 
res y lágrimas de imágenes de María sin grandes y palpablí 
razones. La verdad de los milagros no pende de los labii 
de la plebe, sino de la depo.sición de testigos oculares dotadc^ os 
de veracidad, juicio y consideración. Para decretar que Ja 

Virgen benditísima privilegia con su particular favor á tod^--os 

cuantos la invocan ó entran en su asilo á venerai'la, más q^ ue 

buena fe es menester. La frecuencia y continuación de cui=:r-a- 
clones y gracias extraordinarias está en las trazas de la di\'^ffna 
providencia. 

«Mas ¿quién será tan temerario que piense que si no toc:3os 
los estimados por milagros en hecho de verdad lo son, ningu- 
no hay que verdaderamente lo sea? Los santuarios de U&ría 
son monumentos erigidos á au misericordioso patrocinio por 
la devoción y reconocimiento, monumentos de piedra y no 



el P. Fr. Lorenzo de Zamora en su Monarquía mística de la Iglesia, 
tercera parte, 1614, psalmo LXXXVI.vers.V, fol.51. f Nota del P, 
Mir.) 




-139 — 

obras de papel; y la piedra no miente como sabe mentir la 
pluma; la piedra habla el lenguaje de la verdad. Ningún monu- 
mento se levanta á la Madre de Dios sin razón suficiente. Los 
santuarios de María vienen á ser testimonios fehacientes'de 
los milagros que acreditaron el imperio de su maternal amor. » 
La Iglesia, en efecto, lejos de entretejer, que dijera el 
Cardenal Baronio, «cuentos de viejas, rumores del vulgo, ilu- 
siones de sentidos, con grandísimo daño de las cosas sólida- 
mente establecidas», toma las más esquisitas precauciones 
para precaver aquel género de imposturas, invento por lo co- 
niún de ánimos supersticiosos. 

El sacrosanto Concilio de Trento decretó que no se admi- 
tiesen ntievos milagros sin conocimiento y aprobación del Obis- 
po: los Prelados son, pues, los que tienen la facultad de averi 
^ar con ese objeto lo que haya de cierto en los portentos que 
^dan en la boca del vulgo; inquisición que es ajustada á 
^ overas reglas. 

Ya se ha dicho que en orden á los milagros atribuidos 
^ Nuestra Señora de San Juan en el siglo XVII, mandaron ha- 
^^r los Sres. Obispos Verdín y Molina, y de Santiago de León 
Garabito, informaciones conducentes á certificarse de la ver- 
dad de los presuntos hechos sobrenaturales. 

La instrucción de la primera de ellas, que fué termina- 
ba el 18 de marzo de 1668, se cometió al Lie. Juan Gómez de 
Santiago, Cura Beneficiado propietario de Jalostotitlán. 

Quién fuera este Juez comisionado, lo hacía saber al Rey 
de España, en un informe, el segundo de los dos Obispos que 
se acaba de mencionar, usando allí estos términos literales: 
cEl L^^ Juan Gómez de Santiago originario de giudad Rodrigo 
en la Provincia de Estremadura en España, Cura Beneficiado 
de Xalostotitlan de edad de mas de sesenta años, (el de 1682) 
vino aestos Reinos con el R^^ Don Ju^ Ruiz Colmenero mi 
antecesor aquien asistió hasta q. murió, y después se ha ocu- 
pado en el exergicio del dicho curato q. posee, oi se halla mui 
achacoso, y impedido, y como el curato es tenue apenas se 
puede mantener a^i, y aun tenientes es forzoso tenga, y por 
lo mucho q. en este obpdo. ha trabajado parege es digno de 
premio. » 



— 140 — 

La información levantada por el Sr. Cura Grómez d 
Santiago tiene requisitos formales y á ella concurrieron veintfi. - 
cuatro testigos, que fueron: el Lie. Contreras Fuertes; Lui^^s 
López Ramírez, exteniente de alcalde mayor; Francisco Fl(^ - 
res, pintor y dos veces declarante; Clemente de la Torre ^^^ 
Ledesma; Esteban Gómez, estanciero; José de Orozco Agüeren, 
clérigo; Francisco Gutiérrez Rubio, estanciero; Francisco d ^e 
Orozco y Agüero, dueño también de estancia; Juan Patinen; 
Inés de Mendoza, dueña de estancia; Antonio Escoto de TovaMT*, 
teniente de alcalde mayor y estanciero; Baltasar Messfa, du 
ño de rancho; Melchor González de Hermosillo; Nicolás Mor 
no de Ortega; Gonzalo de Hermosillo, presbítero; Melchor d 
los Reyes, pintor y que había desempeñado puestos impo: 
tantes, como los de corregidor, alcalde mayor, y otros; Jo 
de Alba; Br. Lázaro Gutiérrez, presbítero; Antonio de Saav 
dra; Miguel de Hermosillo; María Ana de Mendoza; Juan 
pez, presbítero; Juan Gutiérrez, propietario de hacienda cL 
campo; y Juan Camacho. 

Cuanto á la información que le ordenó hacer el Sr. Gar 
hito al Br. Arévalo, por medio de una carta fechada el 14 A 
julio de 1691, (*) tiene carácter simplemente individual, po 
que en ella depone sólo el informante, aunque aluda con disti 
ción á los hechos que en persona presenció y á los testigo 
que le informaron las demás cosas que menciona. Ese infor" 
me epistolar fué rendido hasta el 18 de abril de 1693. 

Acerca de la fe que merezca su autor, por sus circunstai'3 
cias personales, se puede formar juicio, con lo que respecU 
á él decíale al Rey el mismo limo. Sr. Garabito, en el docu:*'" 
mentó que arriba se citara: c Y en todo el discurso del obpd 
q. ai muchos clérigos los mas dellos son mui pobres, y virtu 
sos, entre ellos me aparecido preferir al Br. Nicolás de Arábalo 
(.¿^ppUan maior del Santuario de Ntra Sra. de S. Ju° , sujet^o 
de letras virtudes y exemplo singular, y q. hace mucho fruteo 
espiritual en las almas en el dicho Santuario dondeasiste.» 



('^) Está inserta en el Apéndice de este libro. 



- 141 — 

' En la primera información se refieren á titulo de porten- 

tos sesenta y cinco diferentes sucesos, sin incluir en este 
número el primer milagro conocido de Nuestra Señora de 
San Juan« 

De entre tales sucesos, vanse á citar algunos, en los mis- 
mos términos con que fuaron referidos; porque aunque tal 
VGz conviniera modernizar el estilo anticuado de los relatos, 
cualquier aliño que se les diese podría resultar en perjuicio 
de la integridad y del crédito que merezcan asi como co- 
rren impresos. 

Adviértase, que si bien varios de ellos carecen de los 
requisitos que la Iglesia en su loable prudencia exige que ten- 
gan esa clase de sucesos para poder declararlos formalmen- 
te verdaderos milagros, y que aun algunos de los mismos 
admiten explicación natural; mas no se lleva aquí la preten- 
sión de decidir acerca de la autenticidad mirífica de esos 
'fechos, lo que implicaría una auda ^ usurpación de las facúl- 
teles reservadas al superior eclesiástico; sino que simple- 
^'^^nte se les reproduce como relatos publicados ya la mayor 
P^rte hace más de dos siglos y los otros poco menos, con 
I^^raiiso de la autoridad legitima; tenidos por verdaderos 
^ Varante el lapso de tiempo que ha corrido; y adoptados aquí 
^^ncillamente como materia de la narración histórica conte- 
'^ i da en este libro. No se les prejuzga ahora como milagros 
^ emitidos; se les apunta como asunto de respetabilísimos 
^ ^cumentos conducentes al propósito de la presente obra. 

tEl año de 660 ó 61, relató el Lie. Contreras Fuerte, 
^*^ajo el Hermano Blas de la Virgen un niulatillo, que donó á 
*^ Santa Imagen un Fulano Ayllon, á quien sanó milagrosa- 
*>iente la Virgen de una gravíssima herida; y por esso lo do- 
^lósiendo de hasta siete años. IJn dia como andaba desnudo, 
V andaba solo sin aver quien le socorriesse, le embistió y tan 
rtruelmente un mastin, que de la herida vino á morir sin reme- 
ciio; causóles á todos gran lástima, y ofreciéronlo á la Virgen 
fie San Juan; la qual fue servida de oir las plegarias de toda su 
casa. Dióle vida y salud. Su amo no quiso que S3 quedasse 
en su casa, sino pues vivia por la Virgen, fuesse para la Vir- 
gen; y assi lo donó á la Señora. El ano de 668, let>l\íve.^tí^\Á<^, 



— 142 - 

Juan de Contreras Fuerte, estaba en el Santuario, y que 
llainaba Nicolás, y que preguntado de él, contó muchas vec< 
el caso, y decia, que como era muchacho no se pudo defendí 
del Perro, ni huvo quien lo defendiesse. » 

€ Mariana de Montoro, muger de Pedro de Mendoza, veci 
nade Aguas Calientes, hidrópica conñrmada, y que entre da 
personas la llevaban á la Iglesia del Santuario, y que do: 
leguas de él estuvo oleada, y volviéndola á él estuvo tres 
sin habla, toda disforme de hinchada, rostro, brazos y pech( 
y ya moribunda, sin comer, ni beber en los tre^ días. El Licen. — 
ciado Juan de Contreras, Vicario que lo refiere, le assisUó d 
ordinario, y le llevaba, y le ponía sobre ella la Imagen de 
contorno, por quien la de San Juan obra sus marabillas. Fa 
servida de oir á dicho Licenciado, y al Licenciado Nicolás Pi 
rez, que eficazmente podían para la enfernja salud. Mejoró, 
dentro de tres o cuatro dias se le quitó la hinchazón, y vía 
por su pie a la Iglesia. Llevóla su marido á Aguas Calientes, 
acabar de sanar, prometiendo volver con ella en estando d^^\ 
lodo sana, a servir dos años á la Virgen. Fue lí su casa, y 
todo sano de la hidropesia, y quedó totalmente buena; y di 
cho Licenciado la vio en ella sana, fuerte y alegre, exhortól 
á no dilatar la promessa, que quien le dio la salud milagros 
mente, en virtud de c!la, se la podía quitar, si se tardaba e. 
cumplirla: No lo hizo, y de un espanto vino 6, morir en pen 
de su infidelidad, como se piensa. 

« Aqui se ha de ponderar, — parece ser este párrafo córner]^»-' 
tario del P. Florencia, — quan de espacio le dio la Virgen 1 
salud: Hizo un Novenario sin conseguirla, volvía á.sa a 
y en la estancia de los Truxillos se le agravó el mal; volvi( 
ronla al Santuario; estuvo al cabo recomendada el alma, 
fin la sanó la Imagen en virtud de dicha promessa; no 1—- * 
cumplió, y costóle la vida.... ¡Qué de veces estuviera mejo--'^^ 
no recibir el beneficio, que recibirlo, y no agradecerlo! Y qu^-**^ 
debemos cumplir con puntualidad los votos, si no queremo -^ 
experimentar el castigo: Qiiod wvidi Deo, menu>r eris redder^^f 
dice el Espíritu Santo. Pues si acá los hombres sienten qu- 
no les cumplan la palabra, qué sentirá Dios? Qué sentirá 
Madre? El caso lo dice, porque no lo digan otros. > 




— 143 - 

tEl año de 662, por Octubre, fue en persona el Licen- 
ciado Juan de Contreras Fuerte á Toqualtiche (sic, por Teocal- 
tiche) á pedir prestada ó comprada una botija de atíeyte, por- 
querva no lo avia para la lámpara en todo el Santuario. Ni 
de un modo ni de otro lo halló. Volvióse ájsu casa, y requi- 
rió al Sacristán, que S3 llamaba Sebastian de Salazar, el qual 
trajo la botija, y apenas avria en ella poco mas de un quar- 
tillo. Mandóle que dé dia ardiesse la lámpara con el aceyte 
que avia, y que de noche encendiesse una be!a de cera, de la 
que avia muy prieta en el Santuario; y para la primera noche 
le dio una de media libra. El dia siguiente, que fué de S. 
Lucas, vino muy de mañana el Sacristán con la bela en la 
mano, y dixo á dicho Vicario: Esta es la candela que Vmd. 
nie dio á noche, y qm por su orden encendí á la Viríjen; apaga- 
da y entera la halh% y de la misma suerte la lámpara que dej^ 
apagada, encendida; y el vaso lleno de aceyte; y aceyte tenemos 
Hcísta despachar y proverlo de Guadalaxara. Fue el Vicario 
^ ver con sus ojos uno y otro. Despachó un vente y viniente 
él. Guadalaxara, trajo una botija, tardó seis dias; y del aceyte 
djue avia sobró un poco, que se repartió para reliquias. Testi- 
icó dicho Vicario este caso, y lo juró, y atribuyó á milagro 
de la Señora. » 

€ Afirma y jura dicho Vicario, que estando á 28 de 
Septiembre de 662, acostado á las once de la noche, se halló 
«n accidente con tanta inquietud, que no podia dormir: con 
el desvelo sintió que le avian abierto el aposento; preguntó 
quién era? Y no le respondieron; levantóse, y halló la puerta 
del aposento abierta; preguntó al criado, quién la avia abier- 
to? Respondió, que dormia y no lo sabia. Requirió las puer- 
tas de la sala, y las halló cerradas y con aldabas. Buscó en 
su aposento, si era algún perro, ó gato, ú otro animal, el que 
avia abierto el aposento; abrió la ventana, y con la claridad 
de la Lmia que hacia, no halló cosa. Vistióse, abrió la puer- 
ta que cae á la plaza, y vio tres personas junto á la Iglesia; 
receló ladrones; llamó á su criado; convocó gente; sintieron los 
tres vultos el ruido; y retiráronse poco á poco. El Vicario con 
el zelo de la casa, y cosas de la Señora, encomendándole á 
ella su guarda, empezó á decir: Ladrones, y juntamente á co- 



— 144 — 

rrer Inir^ ellos. Ksrondióse el uno, y huyeroi] los dos; siguiól 
(sic) sin reparar en el que se avia escondido; quando de impro- -- 
viso le salió este con una lanza, y tirándole tan recio golp 
azia el pecho, que á no topar li punta con una carabina qu 
llevaba en la mano izquierda, y divertfdose con el encuent 
lo huviera passa(]o y muerto; con todo le rompió el Jubón 
llevaba desabrochado, y la camisa. Cayó sobre una mata d 
marabillas, y cJ criado sobrevino de fepente á levantar! 
preguntándole si estaba herido? Reconocióle bueno y san 
sin daño en su cuerpo, por beneficio de la Virgen de San Juar:^, 
á quion invocó el Vicario en el conflicto. Huyó el malhechc^r 
y los domas ladrones, sin quien los siguiesse. El diasiguient:^ « 
dio públicas gracias á la Señora de San Juan, y después de I -a 
consagración le prometió con voto do servirla toda su vid -a 
sin ínteres, ccn la vida, que era suya. Como lo cumplí 
puntualmente mientras vivió. Y lo testificó dicho Vicario.» 

«El año de 16(52, vino á este Santuario Nicolás (L 
Mendoza, muíalo libre, v:icino de Aguas Calientes, tullido d 
ambas piernas; estando en Neveras pidiendo miseiicordia 
la Virgen, salió teniéndose de sus muletas á calentarse al So 
á la sazón que el Vicario iba á la Iglesia, y vio á dicho Nic 
las do ]\Iendoza ya sin muletas, y dando vueltas, y haciend 
cabriolas. Pregimtóle la causa? Y él dijo: Señor y parezco locc::^'' 
porque salí tullido y siu fuerzas, y me hallo con tantas que 9^^^ 
lie menester muletas y puedo yi dar estas xmeltas. — Pues ei 
trad y agradeced á la Virgen la salud qtie de ella aveis recib 
do, le dixo el Vicario; y él cogiendo en las manos las muletaf===?^; 
se las ofreció alegre á la Virgen; acabó sus Novenas y se fti -^^ 
bueno. Después vino de una vez á este Santuario á servir ^ 
la Virgen. Refiere este caso el mismo Vicario.» 

El anciano Capellán, — llámesele así, pues ya andab.- ^^ 
entonces peinando sus sesenta años, poco más ó menos, 
aunque sólo puntualizó trece de los i)resuntos milagros, 
más del de la resurrección de la hija del Volantín y algún otr^ ^ 
suceso que él tenía por sobrenatural, agregó por rematad^- ® 
su declaración, € tener apuntados mas de 300 milagros del 
Virgen, que le han contado devotos de ella, venidos en rome 
ría, unos de España, otros de Perú, de Philipinas alguno 




-145- 



.■ A^ l^c ' 



algunos sucedidos en el mar, otros en estos Re^Tios; de los 
quales, aunque no le ha quedado copia, por averie faltado to- 
dos los escritos, en una larga enfermedad que padeció, mu- 
chos pudiera decir de memoria, si no bastaran los referidos. » 
Aceptando como bueno este testimonio, la fama del lauma- 
lurgiaino de Nuestra Señora de San Juan, no estaba reducida 
l'a en e! último tercio del siglo XVII, al Virreinato de la Nueva 
España; sino que alcanzaba en el Continente de Colón, hasta 
'a América del Sur, y aun había traspuesto el Atlántico y el 
f acifico. dilatándose hasta Europa y Asia. 

Como testigo de visla. refirió el Capitán Luis López 
fiamirez, que «estando con dicho Lic9nciado Alonso Muñoz 
de Huerta y otros, viendo traliajar en la obra un oficial de 
AlbaAil llamado Juan, estaba enxarrando en lo alto de la 
Pobeda; y llevándole un peón un cubo de argamaza, al irlo 
' *'Oger desmintió una tabla del andamio, y el dicho Juan 
^3yó al suelo, V dio con sucuetpo en un montón de argama- 
^•* dura y seca como piedra, de espaldas. Levantóse el Cape- 
"an para absolverlo, si estuviesse vivo; y juzgándole ya difun- 
do no lo hizo, sino que con muchas lágrraas, yéndose al altar 
^e la Virgen, la sacó del Tabernáculo; y llevándola adonde 
^siabael difunto, y hablando con la Virgen le decía con tanta 
'^i'nura, que hacia llorar á los circunstantes: Virgen Santíssi- 
, *a. m permita tu Magestad, que en tu obra, y en tu casa, aya 
;*»4wí-r/o este sin confesítion. Y poniendo la Imagen sobre el 
;J^>ierpo difunto, empezó i menearse y á quejarse; y entonces 
y^ absolvió, y lo mandó arropar y llevar cargado, corno lo 
'levaron entre. todos los oficiales a la casa donde vivia, y allí 
■^anó tan del lodo, que á las quarenta horas después de esto, 
■ « vio el dicho testigo trabajar en la obra, como si no huviera 
T:aido, ni recibido daño alguno, y lo tuvo por milagro de la 
Virgen, y como tal lo declara, y jura el caso. . . . %. 

El pintor Francisco Flores relató: «Que estando en el 
Taller de la Iglesia, donde se trabajaba, con el Capellán que 
entonces era el Licenciado Joseph Nido del Estoque, Licen- 
ciados Juan Antonio Garibaldo Beneficiado al presente de 
Guanajuato, y Alonso de Garibaldo; entró un hombre á ver 
la Imagen, y dentro de poco rato oyeron voces en la Iglesia, 



Y entrando en ella á ver que era, lo vieron bajar del Altar 
mayor, confessando sus culpas fl voces, y diciendo, que avia, 
entrado solo por curiosidad, y no devoción; y que le avia? 
parecido que del Rostro de la Santa Imagen avia salido und 
luz que le avia turbado la vista; y que reconocía que era por 
sus muchos pecados. Era Español, y al parecer de edad de 
quarenta años; j sossegándolo el Capellán, en los diaa que 
alli estuvo se confessó generalmente, y comulgó. Y el Cape- 
llán dijo que avia muerto Religioso en la Provincia de Michoa- 
can, y que le avia venido esta milagrosa mudanza de vida, 
de este milagro que avia obrado con él la Virgen, i 

El mismo Flores declaró *aver conocido ü un mulato 
llamado Luis, esclavo que fue de Juan Muñoz de Aldaco, veci- 
no del Real de los Ramos, tullido arrastrándose, y pidiendo 
limosna, por mas de diez años; y que después lo vió en este 
Santuario de nuestra Señora andar con dos muletas. Y 
preguhtándole dicho testigo, que como se sentía? iíespon- 
dió, que después que avia prometido á la Virgen de San Juan 
de venir á visitar su Santuario, avia podido levantarse, y an- 
dar en muletas. Dentro de un mes, poco mas 6 menos, vi(>i 
colgadas las muletas de dicho mulato á los lados del Taber-* 
náculo de la Virgen, y lo vió á él baylar, y andar á caballo bue- 
no. Y después lo conoció libre; y oyó decir que era por* 
sentencia de la Real Audiencia deGuadalaxara; porque poniénr 
dolé su antiguo amo pleyto, viéndote sano y buüno; alegó di- 
cho mulato, que su amo lo avia echado de casa, á que se 
sustantasse de limosna por impedido; y la Audiencia dijo, que 
pues la Virgen lo avia sanado, que ya estaba libre de su 
esclavitud.» 

Clemente de la Torre y Ledesma testificó: «que yendo^ 
con su Esposa, y con Miguel de Hermosillo Español, á bauti- 
zar una criatura á dicho Santuario de San Juan, les anocheció 
en la cañada que llaman de Arrona (sic), lloviendo con true- 
nos y relámpagos; la noche tan tenebrosa, que no se veían 
unos á otros. Subiendo la cuesta por donde bajan á San Juan, 
al medio de ella perdió pie la bestia en que iba su muger Rea' 
triz Ramírez, y cayendo elta,y advirtiéndolo su marido, empe- 
zaron los dos á llamar ala Virgen de San Juan, y repentina* 



— 147 — 

mente apareció una luz azia el poniente, de la parte, al pare- 
cer, de las nubes; con ella fueron á socorrer á dicha Beatriz 
fiamirez; y preguntando si se avia lastimado ella, ó el niño, 
respondió, que ni el niño, ni ella, ni lo avia soltado de sus 
irazos, con averse ido la bestia de pies, como pica y media; 
con la luz volvieron á coger el camino, subieron hasta el plan 
del cerro, y alli se les desapareció la luz, que sin duda les 
einbió la Virgen para que los guiasse. Llegaron al Santuario, 
y dieron á la Señora las gracias por ambos beneficios. » 

Con juramento afirmó Esteban Gómez «que estando con 
Ices criados suyos sacando piedra para una cerca, estando 
aomiando una gran piedra para ella, se metió debajo, para 
V-oner bien las cuñas, y de repente se \lesga ó y cayó sobre 
íl; y era tan grande dicha piedra, que le parece tenia mas de 
So aiTobas, que por el caso la ha conservado entera en dicha 
cuerea. Invocó á la Virgen de San Juan, y por beneficio suyo 
"^o le mató (la piedra) aviéndole quebrado (esta) tres costillas, 
Y desencajádole el pecho, para mostrar mas su manutenen- 
^í^ en breve tiempo sanó del golpe y las heridas. Prometió 
h^icer Novena y de hecho tiene ya la cora (dice este testigo) 
P^ja cumplirla.» 

José de Orozco Agüero, Clérigo de menores órdenes y 
^ás tarde Cura Beneficiado de Tequila, refirió el caso siguicn- 
^^: «que siendo de nueve á diez años, aviéndolo embiado un 
*^^rmano suyo por carne á una estancia, en una bestia, con 
^Ola una manta doblada, y un mete pies que le servia de 
^iUa y estrivos, al passar un arroyo se travo de riña con otros 
^^uchachos; cerca del arroyo avia una barranca tan honda, 
^116 al parecer de esto declarante tenia mas de quatro picas 
^e hondura; como iba riñendo ron los otros muchachos, 
í levaba la cara vuelta á las ancas azia ellos, quando advirtió 
^ue se detenia la bestia; volvió la cara para enderezarla, y la 
Vio toda colgada de la barranca, haciendo fuerza con las dos 
tnanos, por tenerse en el bordo de la dicha barranca, colgado 
Üe lo demás del cuerpo de la profundidad. Conoció su grande 
peligro, y exclamó diciendo: VdUjamela Virr/en Santíssimade 
San Juan. Y en este confiicto, se asió do la clin (de) del caba- 
llo, hizo fuerza, y sacó la manta que \\e\aW AííWa^o, q^w\\ 



atada, y bien apretada con el mete pies, y tirándola se halló 
sentado sobre ella, y de la parte de afuera de la barranca. El 
caballo cayó en la barranca, y se quebró los huessos. Y baxan- 
do á ver si se avia muerto, lo vió tan lastimado, que vien- 
do que no podia servir ni sanar, lo acabó de matar, porque 
no penasse mas. Tuvo este escape por milagro de la Señora 
de San Juan; y entonces y después que ha tenido mas razón, 
ha dado muchas gracias á la Señora en su Santuario. Y una 
vez que se halló cerca del lugar, donde el caso sucedió, fue 
con Blas de Chaves, que también vió caer el caballo, admi- 
ra este prodigio, (sic) y la hondura de la barranca donde 
sucedió. » 

Un hecho semejante al que le acaeciera al testigo Oroz- 
co, narró Francisco Gutiérrez Rubio, quien yendo á oir misa á 
San Juan, «perdió la senda por donde avia de ir; la bestia 
lo llevaba á su arbitrio; subió un peñasco, y bajando por una 
vereda antigua empezó á derrumbarse el caballo, él con el ^ 
susto invocó á la Virgen diciendo: Válgate, nuestra Señora de r^^^ 
San Juan, y al punto se halló fiíera del riesgo. Pero como ■ » — 
llovia, y el camino estaba resvaloso, y la noche obscura, y él.#'ss 
turbado, ni vió al mozo, ni reparó en su falta, hasta que oyótj 
un golpe, que era de la bestia del Almofrez, que cayó y 
mató. Este declarante se quedó aJli cerca en una Estancia de 
Francisco Martin del Campo, el qual dijo, que si no era po»: - 
milagro, ni él, ni el mozo podían passar aquella vereda, tods 
derrumbada; y que ima oveja passándola de dia cayó en e 
medio de ella, y se mató. Madrugó este declarante, oyó Miss; 
en el Santuario, y dio gracias á. la Señora, por tantos bene 
ficios. 

«A\Tá como veinte y cinco años, que estando este ■ 
testigo un dia de Fiesta en concurso de otros, vió á un ciego 
y á un tullido, Españoles ambos, aquel celebrar delante de 
la Imagen la vista que por ella milagrosamente avia conse- 
guido; este, que alentado con el buen sucesso del ciego dijo: 
Lh'venme á la Virgm, que ya estoy bueno. Y al punto que lo 
levantaron dejó las muletas, y fue por su pie al Altar de la Seño- 
ra; y el ciego escribió en señal de que ya veía ios dos müa- 




— 149 — 

grosos favores. Y todos dieron á la Virgen muchas gracias.» 
Francisco de Orozco y Agüí^ro meacionó este caso: «que 
el año de 650, llevando una quadrilla de 16 Carretas de maíz 
y manteca y otros géneros al Parral, avien do traido cosa de 
seis leguas de dicho Real, junto á un Pajonal tan alto que cu- 
bría un hombre, estando las carretas juntas, mandó hacer 
guardaraya, que llaman, que es quemar un podazo del Pajonal, 
para que alli pare el fuego, si acaso el del hato prendierc en el 
l^ajonal. Estando en esta jiroviclencia se levantó de repente 
un ayre, que prendió, encendió y estendió el fuego en todo 
el Pajonal; y acudiendo este testigo con hasta treinta perso- 
nas á apagar el ftiego, los venció el incendio, y pegó en una 
<^rrelade maiz, y mas de diez arrobas de manteca, amena- 
7-ando naturalmente a las otras carretas. Viéndose Francis- 
co de Orozco perdido, y desesperada su hacienda, se volvió á 
^ Vii^en de San Juan, y le dijo: Ya no me da cuidado, Señara, 
^ hcmenda, sino cánio he de volver estos pobres^ qiie vienen conmi- 
ÍP d sus casas, que son ynas de quarenta^ entre Jiombres, muge- 
m y niños; dexadnie libre siquiera una carreta. Apenas huvo 
dicho estas palabras, quando repentinamente se volvió el 
^í^to á la parte contraria, y passó el fuego á la otra banda 
^^ un Rio, que estaba de por medio ancho mas de doce ba- 
J*^, y dejó los campos donde estaban las carretas abrasando 
*^s de la otra parte. Y volviendo con su gente, que por el fue- 
SDse avia retirado, á ver el daño que avia hecho en sus carre- 
'^s, que el humo no avia dado lugar á ello; hallaron, que el 
*^aiz de sola una carreta, á que avia tocado el fuego, estaba 
derramado, y solo faltaron de él, después de recogido, como 
^uatro 6 seis fanegas, diez calabazos, que hacia cada uno una 
^¿Toba, estaban quemados, hechos carbón, y la manteca que 
estaba dentro dura, congelada, y sin derrctirso con el fuego, 
^e suerte, que assi llegó al Parral, donde los de él ya estaban 
:tooticiosos del caso, y la compraban a poifia, porser la mante- 
fca del milagro. A la carreta se le quemó el limón, (sic) los 
tendales, y las estacas que están en ellos, los arquillos de la 
cubierta, que era de zacate, una silla de á cal3allo de un Indio 
que estaba entre los calabazos de la manteca, aviendo queda- 



— 150 — 

(lo .solo los o.^ti¡vos, y el uno ya empezado u derretirse, c 
que solamente se refundió el daño, quando de toda la haciei 
da y carretas se tomió al principio. Dieron todos gracias é 
Dios, que por la Imagen de su Madre de San Juan se aví. ¿ 
mostrado tan misericordioso; y el año que se declaró est « 
milagi'o vivían nueve personas, hombresy mugeres en Tequa-l- 
tiche, de las que iban en la quadrilla. Divulgóse en el Parr.^il 
el sucesso, y la devoción á la Virgen de San Juan se propcs*- 
gó...» 

«El mismo Francisco de Orosco contó el caso siguíer"»- 
te, qud avrá como quinco años que sucedió, y es de inuchma 
gloria de Dios, y crédito de la Virgen de San Juan. Yenci o 
para la V^illa de León, llevaba para su servicio una esclaw^a 
llamada Juana, con una criatura de pecho, hija suya, otra cié 
quatro años llamada Salvadora; al passar el Rio de Atot< 
nilco. Jurisdicción de Tequaltiche, que iba crecido, y al 
Irar en el agua derribó la fuerza de ella a la bestia en la 
Ha, y cayeron la Aladre con la niña de pecho, la qual-sali- ^ 
libie, y con ella la bestia salió por un lado. I^ii dicha Juaiv> a 
buscó la otra hija, y viendo que no parecía, se quiso arrojí^J' 
al agua á buscarla: su Amo la detuvo, diciéndola: No te afl^" 
joíi, qiw. In Vtr¡ií'ii <h San Jioui la s,u:ard l¿bn\ Y cu esto 1 ^ 
vio sobreaguar, como un tiro de piedra de alli. Rio abajc:^: 
á los gritos que diiba la Madre, llamando á la Virgen ^ ^ 
»San Juan, acudió la mulata (*) y el declarante, y la ftier»^ 
siguiendo Hio al)ajo, por la orilla; anduvieron cosa de m^^' 
iia legua tras de ella, que á trechos la veían sobreaguar, ^ 
irochos no la veían, porque iba por debajo del agua; Uegand ^ 
á un remanso, (jue liacia el Kio, arrojóse un Indio, cogió -* 
la muchaca (sicj y sacóla; lleváronla á una casa, que estáis -* 



(*) La mala redacción de este relato, origina aquí cierta confusióiT^' 
Si la madre de la muchacha y la mulata eran una mi«ma personi 
ésta no podía acudir á sus propios gritos; si la mulata era la muchi 
cha, tampoco podía acudir á los gritos de su madre, puesto que ands 
ba ahogándose; y por último, es improbable que fuera una tercer' 
persona, porque se habla de tal mulata como de sujeto ya exj 
y antes de ese lugar de la narración sólo se menciona al narrador, 
su esclava y á Jas hijas de ésta. 



« 151 — 

enfrente de un Diego Carrillo; y mandó Diego de Orosco (*) 
que la colgassen de los pies, porque echasse el agua, que 
acaso huviesse bebido en tan gran trx^cho que anduvo debajo, 
y en el agua, Pero la muchacha dijo, que no avia ])ebido 
ninguna; porque tenia cuidado de taparse boca y narices, 
significándolo con la acción de tap¿u'se. Con todo, reconocien- 
do lo mucho que anduvo en el Rio,y por debajo del agua, y 
las veras con que la Madre y el Amo invocaron á la Virgen 
de San Juan, con razón atribuyeron á protecci<'n suya el 
escape, y la sanidad con que se hallaba, y por ello le dieron 
gracias. » 

Juan Patino testificó: «queavrá tiempo de seis años, 
que queriendo ensillar un potro, y derribádolo para este fin. 
^e le enredó por las piernas un cabestro, el potro se desma- 
neó y levantó, y no ad virtiendo el enredo del cabestro, lo Ue- 
^ó el potro arrastrando mas de tres 6 quatro picas, golpeán- 
dole pies, manos y cabeza, por entrv^ piedras, y dándole co- 
^cs el dicho potro: en este conflicto invocó a la Virgen de San 
''uan, y de repente separó, tanto tiempo, que tuvo lugar el 
^icho Patino de pararse en pie, ó desenredarse, ó por mejor 
^ecir desatarse sin dolor, ni lesión ninguna; y el potro A todo 
^sto se estuvo azorado mirándolo, sin moverse, ni volverse a 
espantar. Túvolo á beneficio de la Madre de Dios, y dentro 
^^ tres dias fue á visitar su Imagen de San Juan agradecido.» 
Inés de J\Iendoza declaró € que en su Estancia, un mula- 
*^^ílo, que tendría quatro ó cinco año-s, llamado Isidro, se 
?-?rojó en el Rio tras unos Becerros, y se hundió en ól, que 
^t>a crecido, violo una niña, nieta do esta declarante, de la 
'^isma edad, la qual avisó á otra, y ambas vinieron a ver. 
^*^iiio no salía, espantadas del caso: De un mulato esclavo de 
^ Hlstancia, se supo en toda ella la desgracia, y acudieron con 
'^^nde alboroso, (sic, por alboroto) donde, quando llegaron, 
-'^ dicho mulato avia sacado al muchacho ahogado al i)are- 

( 2) Así dice; pero creo que debería decir *' Francisco" y no "Die- 
|- — de Orosco," puesto que aquél era el nombre del declarante. Proba- 
^í^tnente la alusión que a:aba de hacerse respecto d* Diego Carrillo. 
^^^ lagar á que el nombre de Diego, por una persistencia recordativa 
lata, se le aplicara á Orozco. 



— 152- 



cer de todos, tendido en la arena, llenos lo? ojos y la ca 
)a del Rio. Unacriida de esla declarante trajo una 
gen pequeña de vulto, que estaba en la casa, copiaJ 
de San Juan, empezaron á llamarla; y esta dectaranld 
Madre del niño ahogado, prometieron visitar la Imafi 
San Juan, y mandarle decir una Missa; y poniéndole ^ 
la Imagen que avian traído de la casa, vieron que uml 
de la garganta se le buüia, con que daba señas d3 vida, 
páronlo. y lleváronlo á la casa, aunque humanamente d 
perados de su vida; perseveraron en pedir misericor 
la Vii^en de San Juan, toda aquella tarde íque la des( 
avia sucedido corno á medio dia) y ya cerca de la n 
comenzó á sudar, y poco después á l.ablar; y dentro de | 
días estuvo bueno, y se levantó. A ios qualro meses, la 
Inés de Mendoza, llevó al hijo resucitado y á su Madre, 
de su Estancia, que ay seis leguas, hasta el Santuario, i 
á visitar y dar gracias & la Virgen, y velaron ante ella c< 
ees encendidas tres dias; y dijo !a Missa que promel 
Licenciado Nicolás Pereza y se tuvo a milagro el caso 
intercession de la Virgen de San Juan.» 

Melchor González de Hermosillo contó: » que avia 
referir á un Indio de este Pueblo cantor, llamado Phelip 
otros muchos, que aviéndosele muerto á una India de ■ 
Pue))Io de San Juan (cuyo nombre no le ocurre ahora, au 
la conoció) una niña, pidiendo la Madre misericordia á li 
gen, por medio de su Imagen, le dijo su Abuela: Que Íl 
rrasse: que la Imagen iio era mas que tm palo con f^m 
mwjer: que qttf' milagro avia de hacer un palo? T wws ¿ 
lióla ella curado con sus yerbas, sin poderla sanar. Per 
la Madre respondió: Yo quiero hacer lo ipte hacen hs j 
Roles, y acudir á la Virgen ',ue la re^ucih'. Llevóla, é h: 
súplica; y puesta la niña delante de la Santa Imagen, co 
zó á moverse, y á experezarse; como quien despertaba i 
sueño, y se levantó buena y sana; y alabaron todos á 
y á su Madre San líssima por el milagro.» 

«El mismo declarante dijo, que avia mas de 30 año 
estando su Madre, llamada Anna González Florida, ei 
hacienda suya, por nombre la Venta, en Juiisdicciou di 



— 153 — 

nacatlan, y con ella mucha gente, en especial el Bachiller 
Martin Casillas de Cabrera Beneficiado de dicho Xonacatlan, 
en una noche tenebrosa, oyeron mucho ruido de perros, y un 
mulato criado de dicho Beneficiado, salió con una luz á ver 
qué era; desde la puerta, cerrándola juntamente, dijo: León, 
León. Salieron todos los de la casa, sin luz (porque el mucho 
viento se la apagó) á verlo. Vieron el vulto del León, y oye- 
ron el ruido que para defenderse de los perros hacia; salió la 
Madre que no creía que fuesse León: Viéndola cerca de él 
este declarante, le diio: Apártese Señora, no la coja, A este 
tiempo fué para ella el León; y ella retirándose de él la alcan- 
zó y derribó, y abrazándose con ella, con la boca y la mano 
la cogió por la muñeca, con las dos manos hizo presa en las 
espaldas y brazo, y con los pies en los muslos. Viéndose assi 
la afligida muger, llamó á la Virgen de San Juan con fe y 
confianza, que no tenia otro recurso, porque los circunstantes 
por la obscuridad no se atrevían á socorrerle, ni á herir al 
León, por no dar el golpe en la muger. De aquella suerte 
sstuvo forcejando gran rato con la paciente el León, hasta 
lueun Indio, tapada la cabeza, se abrazó por detras con el 
íruto, y entonces soltó la prosa, y fué á embestir con un 
nulato, el qual lo recibió con tan fiero goli)e de una tranca, 
lie lo deiTibó aturdido, y con las armas que avia lo ¿icabaron 
e matar. Curaron á la dicha Anna González do la.s heridas 
e las garras, y en breve sanó, pojo le quedaron perpetua- 
aente señaladas las uñas y colmillos del León. Fué á dar 
racias á la Virgen de San Juan, á quien reconoció el bene- 
icio, y por despojo le llevó una mano del. 

•Estando arando un negro esclavo de la dicha Anna 
íonzalez le picó en el pie una vívora. La dicha quando 
3 supo le embió unas flores que avian servido al Altar de la 
Virgen, y le pusieron en la picadura un poco de romero, que 
ssi mismo con las floies avia sido ofrecido á la Imagen; y al 
íunto se deshinchó la pierna, que estaba toda hinchada, y 
lentro de dos dias pudo salir como antes á trabajar. Y en 
agradecimiento llevó la Señora el negro á la Santa hnagon, 
' dejó pintado el milagro para memoria. También testificó 

le un ciego, que visitando esta hnagen cobró la vista perdida, 

20 



y el lo conoció ciego, y después por beneficio de la Santa 
Imagen; y lo vio con vista.» (Sic.) 

De este hecho fué relator Nicolás Moreno de Ortega: «á 
diez y siete de Febrero de 1668 años, aviendo salido de ia 
hacienda de Santa Teresa, de la Jurisdicción de los Lagos, 
para visitar á ia Virgen, se perdió en compañia de otro llama' 
do Alonso Hernández, y en un arroyo seco cayó peligrosa- 
mente debajo de una bestia, que quedó pies arriba entre do- 
peñas encaxada; y él diciendo: Vdlffate la Vtr¡jen de S. Juan 
con aver dado con todo el cuerpo en una peña, y con L 
cabeza en otra, salió por debajo de la bestia sin daño, pos 
que le pareció, quando dio en las dos peñas, que aviadaí" 
en cosa blanda. La bestia, aunque con trabajo, salió despulsa 
sin lesión. líeconoció á licneficio de la Vii-gen este escaí* «, 
por el qual le dio gracias en su Santuario. » 

Melchor de los Reyes contó «aver oido á.... Antonio «3e 
Almaraz, vecino de Hucichiapan, y hombre poderoso, y m"uy 
devoto de nuestra Señora de los Remedios de México, á. 
quien dejó por heredero de toda su hacienda (como se escri- 
be en la Historia moderna de dicha Imagen) que saliendo el 
año de 1647 de su hacienda á recibir la Imagen que veniíi 
de Guadataxara con toda la gente de ella, y oirás personas 
muchas de la Comarca con grande aparato, dejando los Indio^ 
de trabajar en sus milpas, mas de una legua de ella uno po t 1 
no dejar de arar no quiso ir, y al volver la procession con ! -^ 
Santa Imagen, dos Indisuelos hijos suyos le salieron ^^ J 
encuentro dando gritos, diciendo que avia picado á su Padr^^^l 
una Vivora estando arando, y se avia muerto; passaron po*^"* 
donde estaba el indio con la Virgen, y lo hallaron tendidC^:^ 
muerto y parados los bueyes. Bajaron con toda devoción Ic:^"" 
Imagen, pusiéronla sobre el cuerpo muerto, y al punto s^^* 
levantó bueno y sano; y lo que mas es, luego al mismo punlC^^^i 
la Vivora malhechora quedó alli muerta. Dando todos gracia^^ ^ 
á la Virgen; y el Indio conociendo su culpa, y el piadosc 
castigo de ella.» 

Atestiguó José de Alba, que «siendo romo de diez añoe 
vio á Juan del Portillo, muchacho de la misma edad, echars- 
incauto tras un perro, a un Rio que passa por la Villa de le 



— 15S — 

í-.agos, el qiial tenia un profundo remanso, en que cayó sin 
saür maü>. Y viendo este test igo que no salía, se desnudó y 
fiííó tras el, y advirtiííndo, que también se sumia, se salió 
Sí 'ainiardarlo fuera del Rio, de donde pensaba saldría como 
avia entrado. Y cansado de aguardarlo se fué, y avisó Ti una 
India que lo avia criado. La qual asustada empezó á invocar 
ala Virgen de San Juan, y con este declarante, para que le 
mostrasse el sitio donde se sumió, fue al Rio, llamando siem- 
pre á la Virgen de San Juan. Arrojóse la India al remanso, 
V después de media bora que lo estuvo buscando, lo bailó y 
^íicó ahogado. Y delante de nuicba gente que se juntó, y en- 
Ire ellos Pbelipe de Kspinosa Escríl)ano Real, y Jacintho de 
Laris; y que después de mas de quatro boras que estuvo deba- 
jo del agua, por benelicio de la Virgen dio señas de vida, y con 
I 'Oí5 fomentos y diligencias que bicieron volvió en sí, sanó, y 
: l^^dó bueno, y que aquel día se fué por su pie á su casa, y 
^'Hió mucho tiem|)o después; y con la dicha India que lo tenia 
P^í* hijo vino al Santuario fi dar ala Virgen gracias por el 
beneficio.» 

Refirió Juan Gutiérrez lo siguiente: €(]ue siendo ya 

&ran^l(.^ y corriendo tras un caballo le tiró un gorguz (*) que 

l^^'aba, V esíe se- clavó (íu la tierra; v no pudiendo arrendar 

^»ro lado la yegua en (jue iba á toda carrera, viendo el pelí- 

^1^9 de toparse con el gorguz, dijo en alta voz: Válffdme la 

^ *>Vyp;/ de San Jnnn. Y lu(»go le paríició que la vio en el ayre 

,:^^i rayos dorados; y sin duda vino á ÍLivorecerio, porque 

.^gando la bestia sobre el gor^'u/. qu;^ estaba en un asta de 

I ^^ brazas y media, se le clavi) el cuorno i)()r las iiigh^s, y lo 

^^* cinto de la silla, y derribó i)or sobre la asta en el suelo co- 

1^*^ ocho passos, y |)or la i)arte que antiguamente avia tenido 

i^ quebradura, (luia de (pw había sanado //^r intcrm^idn de la 

^rgen sef/nn lo declara ni otro laf/arj le sac<) el goli)e, sin 

<lssjrarle la carne, las tripas, v de ellas se le hizo en la una in- 

- ^ una bincliazon como una narania. Levantólo uno, que 

'^^*Vidió ;i la caída, del suelo, v llev(')lo a su casa, donde lo 

^*^"iraron. Pn»metió á la Virgen do San Juan velar ante su Ima- 

(*) El gorguz era una esjíecie de dardo. 



— 15í) 

gen un dia. Dentro de tres dias pudo caminar á Xalostoti 
tlan, donde fué por oir Missa, y á los cinco estuvo del todi 
bueno v fué al Santuario, donde veló tres dias, v dio á U 
Virgen gracias, á quien atribuyó el beneficio. 

«Otra vez después de esta caida, corriendo tropezó la 
bestia, y al levantarse se puso en dos pies, y le dio un fiero 
golpe con el arción, y por donde avia sido quebrado quando 
niño, se le salieron las tripas, y encomendándose á la Virgen 
de San Juan con fé, se fue á su casa, y en aquella parte se pu- 
so tierra de ella, y á los siete ü ocho dias estuvo sano; y se- 
hecha de ver que la salud ftié de la Virgen, porque andando 
en el campo, y haciendo fuerza en su exercicio, no le ha vuel- 
to ni el dolor, ni el accidente. Y agradeció á la Virgen de San 
Juan el favor en su casa. 

« Assimismo, garrocheando aqueste testigo un Toro, con 
un encuentro violento cayó la Yegua y el Ginete, y con las 
grandes espuelas que llevaba se embarazó el un pie en el 
estrivo, y lo llevó arrastrando la bestia la cabeza vuelta m^ 
la tierra, topó una piedra á poco espacio, hincada en el suelo, 
asióla, y con las manos se tuvo en ella, y forcejó á detener 
la bestia, y la bestia volvió con tanta furia á morderle, y á 
cozearle por quitarle el estorvo. Los dedos de la mano cruza- 
dos se le asieron con tanta fuerza en la piedra, que querien- 
do soltarla, porque se le descoyuntaba el cuerpo, y se le 
partian de dolor todos los miembros, y ya juzgaba por menos 
daño que lo arrastrasse la Yegua, aunque veía su peligro: 
empezó á llamar á la Virgen de San Juan, con tan buen efecto, 
que permitió la Señora, que á aquella sazón llegasse un ne- 
gro, y abrazándose con la Yegua por el pescuezo, la hizo 
cejar, y este testigo pudo sacar los dedos; y llegando mas gen- 
te cortaron el estrivo, y desembarazaron el pie. Y aviéndo- 
le mordido y acozeádole la Yegua, se levantó sano y bueno, 
y solo de la fatiga se sintió algo molido y cansado algunos dias» 
para que con el cansancio le quedasse la memoria del bene- 
ficio que atribuyó á la Virgen, y fué á agradecerle en su Altar- 
tlten, dijo por compendio, ser mucha la frequencia al 
Santuario, y que todos confessaban avor recibido de la Inia- 
gen muchos favores. Y que en faltando la lluvia a los campos 



— 157- 

1 

el refugio era la Imagen de San Juan, que nunca faltó el agua 
invocada; que por ocho ó diez veces assistió a las Processio- 
nes; que en una llovió tanto, que apenas pudo entrar en su 
Iglesia la Virgen; y en otra ocasión pidió todo el Valle, que 
saliesse la Sagrada Imagen en Procession; y por aver manda- 
do el Señor Obispo Don Juan Ruiz Colmenero, no saliesse sin 
su licencia, se sacó en ella una Joya que tenia en el pecho, 
y llovió, como si huviera salido la propria Imagen.» 

Por último, Juan Camacho declaró: tQue el Padre de 
este testigo tenia en su servicio una India, y esta una niña, 
que casi estaba ya muerta, pero la Madre aun la hacia reme- 
dios con yerbas, sin provecho; el Padre de este testigo el 
aconsejó se quitasse de remedios inútiles, y le dio para una 
Missa, que mandasse decir á la Virgen de San Juan, y que 
le Uevasse á la niña. Y diciéndole las otras Indias: hagamos 
lo que los Españoles hacen, la llevaron, y la pusieron en la 
peafta del Altar, y empezaron á barrer. Y a poco tiempo, 
^^ando la tenian por muerta, la vieron rebullir; y cogiéndola 
su Madre en los brazos le dio el pecho; y ella, como si no 
^^Uviera estado muerta, mamó y vivió. Y en memoria de 
^ste insigne milagro le celel)raba todo.'í los años su Padre 
^esta. > 

Hasta aquí llegan los hechos entresacados de la informa- 
ción de 1668; siendo de notar que varios lostigos narraron 
algunos de los mismos hechos, sin diferencia esencial; así 
<^omo que vajios de estos mismos constan en el infoime de 
1693. 

De lo que éste refiere á título de prodigios, son los párra- 
fos siguientes, á los cuales también les convienen las salve- 
dades que ya se hicieron: 

«En quanto á los milagi-os (¡ue V. S. me manda dé noti- 
cia: Digo Señor, que solo podré darla de algunos, y esto sin 
determinar, ni señalar tiempo, ni afio, respecto de que nun- 
ca se han assentado; lo que puedo certificar y certifico desde 
luego, jurándolo in rrrho Sacenlofis. que es mas fácil al pare- 
cer contar las estrellas del Cielo, que numerar los milagros y 
marabillas que esta Señora ha obi'ado en el tiempo que V. S. 
nma. me señala. 



— 1S8 — 

«Y viniendo en particular, digo Señor: Que el Capitán 
Andrés Ramírez de Cueva, vecino que fue de la Villa de La - 
gos, me contó que vino á este Santuario un hombre ciego 
de la Ciudad de México á pedirle á esta Sagrada Imagen la 
vista; y aviendo tenido unas Novenas, consiguió el efecto de 
su petición, dándole esta Soberana Señora la vista, y volvién- 
dose muy gozoso á México, la noche que estaba en la Ciu- 
dad de Querétaro, no pudo tener sossiego, ni dormir, bata- 
llando consigo en que no avia pedido á la Santissima Virgen 
la vista, con la condición necessaria, de si le convenia para. 
su salvación; con que se detenninó á volver á este Santuario, 
y entrando en él hizo oración diciendo: Que si la vista que 
le avia otorgado esta Soberana hnagen no le convenia para 
salvarse, que se sirviesso su Magestad de quitársela; y al pun* 
to quedó otra vez ciego, y se volvió á México mucho mas 
contento que antes. Quál fue mayor milagro, darle la vista, 
6 quitársela, definalo otro. 

fines Ortiz de Roda, vecina que fué de este Pueblo, tra* 
jo en una ocasión á este Santuario un mulatillo de edad d^ 
cinco áseis años, por causa de aver comido un poco de soli- 
mán crudo, y estando ya casi muerto, respecto de que co^ 1-^^, 
la fuerza del veneno, se arrojaba por el suelo, y brincaba ^ ^^J^. 
manera que una gallina, quando le luerzen el pezcueso; co^ 
una poca de tierra de la Virgen Santissima quedó bueno ^ 
sano. Este caso lo vi Yo. 

«Don Joseph deGugurron, aviendo venido á este Santuí*-' 
rio á poner unas vidrieras, trajo en su compañia á su muge 
la qual tenia el dedo pequeño de una mano recostado sobr" 
la palma, y valdada la mano; y entrando en la Iglesia hiz 
oración, y metió la mano debajo de la Palia del Altar mayo: 
y sintió que estirándole el dedo se lo dejaron en su lugatT** 
quedando del todo buena del accidente de la mano. Este ca-^ 
so lo vi Yo. 

«Don Eugenio Fernandez de la Sierra, Alcalde mayo 
que fue de la Villa de Lagos, passando por este Santuari 
para ir á tomar posession de su oficio, me rogó le bajasse I 
Imagen Santissima para bczarla; y aviéndolo hecho, y acu 
dido alguna gente á bezarla, me asseguró después, que lueg 



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que \ió la Santissima Virgen dijo: No es tan herniosa como di- 
cen; Yo juzgue, qup era »tas heriiiosii. No lohuvo bien dicho, 
quando quedó ciego, d^ forma, que todo el tiempo que gasté 
en bajar la Imagen, en darla á biisar, en volver á subirla á su 
lugar, no la vio, ni otra cosa alguna pudo ver por hallarse 
ciego. Estuvo grande rato en oración, pidiendo misericordia 
ú la Madre de ella, y se la conccüó volviéndole la vista. En 
este caso me hallé presente á todo, y me lo asseguró con 
juramento dicho Don Eugenio. 

«Angela de Madrid, vecina que fué de Sombrerete, y oy 
lo es de este Santuario, estando ya prevenidos los hierros 
para corlarle un brazo que se le iba acancerando, para tener 
Valor se untó una poca de tierra de la Virgen en el brazo, y 
queriéndoselo cortar lo halló el Ciiujano bueno, de calidad, 
que no huvo menester mas curación, Este caso me lo ha 
contado la dicha Angela de Madrid, y se lo hice afianzar con 
juramento. » 

«Domingo de Lomelin, estando conduciendo piedras 
para la fábrica del cementerio de este Santuario, una noche 
Passó por medio de la milpa de un Indio de este Pueblo, con 
<Iuatro carretas, y ochenta Bueyes, de que resultó gravíssimo 
^'afto k la milpa, y aviéndose quejado el Indio Josepb de Alva, 
Teniente en la ocasión de este Partido, huvieron de ir á reco- 
nocer el daño para pagárselo al Indio, el qual antes que llega- 
^^n á la milpa les salió al encuentro diciendo, se volviessen, 
^e ya la Virgen avia puesto buena la milpa; no obstante 
P^'Osiguió el Teniente con otros que le acompañaban, y llegan- 
^^ á la milpa halló ser cierto, y solo veían las señales de las 
*^edas, sin que caña alguna estuviesse caída. Este caso me 
^OTttó el Licenciado Juan de Contreras, Capellán de este 
^¡ajituario, y es muy público entre sus moradores. » 

«Una niña de edad de cinco ó seis años, aviéndose abra- 
cado una mano con una caldereta de agua hirviendo, querién- 
dole sus Padres hacer algún remedio, dijo llorando con nota- 
Ciles gritos, causados del dolor: Aa quiero, niito irme d la Irjle- 
quela Virgen uw sanard; y diciendo y haciendo se fué a la 
lesia, metió la mano en la pila del agua bendita, y salió bue- 
sana. Estecaso me contó el Licenciado J\ia.n ifeíl.cin.\xeíaa. 



— 160 — 

«Aviendo venido á e?t(í Santuaiio una muger enfi 
de hidropesía, vecina de la Villa de Xerez, con tanto exti 
hinchada, que fué nece;-sario traerla en una carreta, y 
llevarla k la Iglesia eran necessarios quatro ó seis honi 
hallándose en la ocasión el Doilor Juim Flore?, vecino 




I 



fué de Zacatecas, el cual la desaució diciendo, estar yÍÉi co 
mada dicha hidropesía, a el último dia de su Novena fué 
ta la evacuación de agua que tuvo, que quedó buena y s 
y se fué muy contenta á su tierra. Este caso me cont 
Licenciado Juan de Contreras, y es muy comua en 
Saiiluario. 

f Juan de Chaverri, Vizcayno muy cerrado, vecino 
fué de Gnanajuato, vino ft este Santuario con dos mul< 



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— 161 — 

porque estaba valdado de ambas piernas, y aviendo entrado 
en la iglesia, puso en el altar mayor un vestido muy despro- 
porcionado para la Virgen Santíssima, é hincándose en la 
manera que pudo, hizo oración diciendo: Semr^ Jimncho )w 
tener pies j ay estar vestido^ Vos mirar que hacer, Y á poco rato 
sintió alguna fuerza en las piernas, y procurando quererse 
levantar dejó las muletas, y se levantó bueno y sano, dando 
algunas zapatadas con ambos pies, y fué tanto el gusto de 
verse bueno, que rogó á un pobre, llamado Nicolás, que en 
esta ocasión assistia en este Santuario, que velasse por él 
nueve dias, que él se lo pagaría y regalaría, como lo hizo, por- 
que él quería andar, respecto de aver mucho tiempo que no 
andaba, assi lo hizo, con admiración de los que lo vieron en- 
trar en la Iglesia con las muletas. Este caso me contó el Licen- 
ciado Juan de Contreras, Capellán que fué de este Santuario. 
«Vino á este Santuario á Novenas una Señora, siendo 
Capellán el Licenciado Joseph Nidos del Estoque, y estando 
^n la Iglesia quiso llevar una reliquia de esta Sagrada Imagen, 
y poniendo los ojos, y la consideración, en qué la llevarla, se 
determinó á quitar unas campanillas de plata, con que estaba 
^n aquel tíenpo orleada la caja de la Virgen Santíssima, y 
^'^Iviéndose á la possada las acomodó en una de síus petacas, 
í^^niéndoles algodón, y alguna ropa encima, para ajustarias. 
Parque no sonassen: cumplió sus Novenas, y aunque en este 
^terinse hicieron algunas diligencias, no se pudo descubrir 
^^ien las avia cogido. Al querer irse á su tierra, aviendo 
^^ado su almofrez, cargaron en una muía las petacas, y lo 
^^^¡smo fué comenzar la muía á andar, que comenzar las campa- 
nillas á sonar, con tanta claridad en el sonido, como si estu- 
^'¡eran libres, á cuyo sonido comenzaron los nmchachos á de- 
^^: Aqui van las campanillas de la Virgen^ y á estas voces 
^^ juntaron algunos de los pocos vecinos que en la ocasión 
^^¡a. La muger confessó luego su culpa, diciendo el motivo que 
^via tenido de llevar alguna reliquia; y descargando las pcta- 
^^ hallaron en una de ellas las campanillas encima de toda 
'^ ropa, y desparramado el algodón que con ellas avia pues- 
^^ debajo de toda la ropa, con ánimo de que no sonassen; 
S en penitencia de averias cogido, se quedó á cumplir otras 

21 



-162 — 

Novenas, que tuvo con mas devoción que las primeras. Es- 
to me contó Joseph Bernal, Sacristán que era en este tiempo 
del Santuario, y después se fué á San Luis, donde murió. 

«Luis López Ramírez, vecino de Xaíoztotitlan, estando 
bregando con un Torete de dos años, que tenia sugeto de 
las dos astas, se orilló á una barranca de mas de seis esta- 
dos, y como no la viesse, respecto de estar á sus espaldas, 
cayó en la barranca, y el Torete sobre él, é invocó S la Vir- 
gen Santíssima de San Juan, y quando los presentes juzga- 
ron se hubiesse hecho pedazos, llegando á verle le hallaron 
parado en el suelo de la barranca, sin lesión alguna, y el Tore- 
te hecho pedazos. Este caso me contó el Licenciado Alonso 
Martin del Campo Clérigo Preshytero. 

«Joseph de San Juan, esclavo de esta Santíssima Virgen, 
siendo de edad de nueve á diez años, estando de brusas so- 
bre el brocal de un pozo de siete estados, de donde estaban 
actualmente sacando agua para la obra de las Torres, un 
muchacho lo alzó de los pies, y lo echó de cabeza en el pozo, 
d invocando á la Virgen Santíssima de San Juan, le hallaron 
pendiente de la soga con que sacaban el agua; y cayendo de 
cabeza, ni aun ei somhrero, que actualmente tenia puesto, 
se le cayó. Este caso me lo contaron muchas personas que 
se hallaron presentes, y entre ellos d Maestro Juan de Santia- 
go, que estaba maestramlo la obra. 

*VÍno á este Santuario á Novenas un hombre, movido 
de que navegando para España, iba en el Navio una muger 
natural de este Reyno, y aviéndoles acometido una tormen- 
ta, entró una ola de agua en ei Navio, y arrojó á la muger al 
mar, la qual invocó á la Virgen Santíssima de San Juan, y 
á poco vino otra ola, y restituyó á la muger al Navio, y este 
hombre preguntó á la muger, que Imagen era la que invoca- 
ba? Y aviéndole dado noticias de este Santuario, prometió 
Novenas, y las vino á cumplir, y contó el caso al Licenciado 
Juan de Conlreras, el qual me lo contó A mi. 

• Vino á este Santuario una muger á Novenas, y confe- 
ssándose conmigo, dijo aver creído en un sueño; y averigua- 
do el sueño como avia sido me dijo: Ahora veinte años que 
me assaltó un achaque gravissimo, del qual me vi ya agoni' 



— 163 — 

^^evenida la mortaja, y enniedio de la agonía, con 
el corazón invoqué á la Virgen SanLíssima de San Juan, y le 
prometi unas Novenas, con que quiso concederme con niuclia 
brevedad la salud, y aviendo dilatado mi proniessa, por tiem- 
po de dichos veinte años, avrá un mes que repitió el mismo 
accidente, y hallándome ya en lo extremo, y muy afligida, 
volvi á prometer Novenas á la Santissima Virgen de San 
Juan, y quedándome dormida, vino una Señora, la qual me 
asití del brazo, y me dijo: Han deseressas Nove.itas como las 
pítssadas? Y cobrando con brevedad la salud, puse luego por 
obra el venir á cumplir mi promessa; y como mi puntualidad 
fca sido causada del sueño que tuve, me ha causado escrú- 
pulo el aver creído en él. Yo la consolé lo que pude, y le 
expliqué los sueños, como que suelen ser avisos, y en los que 
*io se debe creer, y muy consolada cumplió su Novena. 

«Don Diego de Acosta, Oidor que fué de la Ciudad de 
Giiadaiaxai-a, vino á este Santuai-io muy malo de un achaque 
^uc le valdó absolutamente de pies y manos, y un dia me 
"ornaron á toda prisa, diciendo se moria; y a la puerta de su 
Posada me recibió el P. Juan Antonio Caballero Religioso de 
■^^ Compañía de Jesús, y me dijo: ya yo le absolví sub contli- 
«o«e. porque me parece estar muerto; no obstante llevé el 
patito Oleo, y reconociendo algún movimiento en el Sugeto, 
'^ comenzé á olear, omitiendo las deprecaciones anteceden- 
•-^S, porque me pareció, según le vi, que morirla muy breve. 
A este tiempo entró el Padre Fray Antonio de la Orta, Heli- 
%ioso de San Augustin con la Santissima hnagen de nuestra 
Señora de San Juan, la original, y llegándose á la cama del 
enfermo le dijo: Señor Don Diego, aqui c^tá la Virgen Sanií- 
ssima: y luego comenzó á moverse, procuró lo senlassen en la 
ciima, y comenzando á hablar dio gracias á la Virgen Santi- 
ssima, y al tercero dia se fué á Querétaro, de donde volvió 
bueno y sano de su achaque. Este caso lo vf todo, y passó 
estando yo presente. 

«Aviéndosele acancerado una pierna á un mulato escla- 
vo de Joseph Ramírez, vecino de Xalostotitlan, y estando 
para cortársela, le pusieron unos cabellos de esta Santa Ima- 



gen, y quedó bueno, con admiración de todos. Este caso me 
contó Maria Vasquez de Lai-a. » 

• No fué menor milagro el que sucedió con el Órgano de 
este Santuario, y liié el caso, que aviéndolo traído para 
venderlo al Santuario, se halló el Capellán sin dineros con que 
poderlo pagar, y deseoso de que el Santuario no se quedasse 
sin él, hizo diligencias con los vecinos, entre los quales no pu- 
do juntar mas que cincuenta pesos, y como pedían por él 
trecientos y cincuenta pesos, y en la ocasión, por ser muy á 
los principios de este Santuario, se hallaba muy pobre, se 
huvo de determinar á ahrir un cepo que está en la Iglesia, en 
el qual se tiene por experiencia, que abriéndolo cada seis 
meses, lo mas que se suele hallar en él son veinte reales, con 
que al año se hallarán cinco ó seis pesos, y á lo mas larga 
siete; en esta ocasión se hallaron los trecientos pesos que 
faltaban para la paga de dicho Órgano. Este caso me contó 
Lucas Rodríguez Salcedo, que se halló en la ocasión que se 
compró dicho Órgano. » 

Llegan hasta este lugar los sucesos de que sale garante la 
pluma del virtuoso Capellán Br. Arévalo. 

Por lo demás, los sucesos así narrados, cai'ecen todavía 
de la sanción debida, aunque esto nada arguya contra la ver- 
dad de ellos; es decir, que no han recUiido esos hechos el 
examen correspondiente para su debida calificación; ni mu- 
cho menos ha recaído acerca de los mismos sucesos decisión 
autorizada alguna. En otros términos, existe el proceso; pero 
falta la sentencia. . 

Mas aunque ésta no se haya pronunciado sobre esos ca- 
sos particulares, consta de un modo irrechazable, por el sen- 
tir unánime y secular de las generaciones y por las frases 
esplícitas, no sólo de varones justos é ilustrados, sino de 
numerosos Rmos. Obispos, el taumaturgismo de la Santa 
Imagen venerada en San Juan de los Lagos. 

Aparte de los hechos que se narran en la información 
levantada por el Juez de Comisión Gómez de Santiago, y en 
la respuesta del Br. Arévalo al Jhno. Sr. Obispo Garabito, elj 
P. Florencia refiere estos tres sucesos, aunque sin calificarlo8| 
de milagi'os y haciendo sobre ellos y sobre los demás á qui 



— 165 ~ 

arriba se alude y de que también se ocupó, la protesta manda- 
da por el Sumo Pontífice Urbano VIH, en 18 de marzo de 
1625 y 5 de junio de 163i^ sobre que tales dones del cielo, 
contados sin que preceda la calificación legítima, no tienen 
más autoridad que la que les dan las humanas letras: 

f Doña Josepha de Miranda y Ángulo, Viuda del Capi- 
tán Joseph de Villareal, Gutiérrez del Castillo, Alguacil mayor 
de la Ciudad de nuestra Señora de Zacatecas, (*) dice el P. 
Florencia, ha tenido siempre mucha fe y devoción con esta 
Santa Imagen, teniendo una copia de vulto en su casa para 
asylo de sus trabajos, y enfermedades, como lo ha e^íperi- 
mentado muchas veces, y con particularidad una en que se 
rió ahogada con una espina de pescado que tuvo atravesada 
en la garganta sin casi poder respirar por mas de un quarto 
de hora, y a\iendo llamado Cirujanos para que con arte se la 
arrancassen, estos conocieron la dificultad, y la enfcnna el 
peligro en que se hallava; invocando con fé viva á esta prodi- 
giosíssima Imagen, y poniéndose ante el Simulachro suyo, 
que tenia en su casa, al instante arrojó fuera la espina con 
ttucha sangre, índice de lo recio que se le avia clavado, de 
<^yo beneficio, mas obligada en invocarla por Protectora, se 
^ostrava reconocida, hízolo en una gravissima enfermedad 
^ele afligía, prometiendo passar de Zacatecas á visitar su 
^nluario (que avrá como treinta y cinco leguas de distancia:) 
^ travéndola "á la Ciudad de México el Dr. ü. Juan Ignacio 
^^ Castoreña y ürsua, su nieto, este año de 1691-, determinó 
í^í^imero su devoción, cumplir la promessa á la Emperatriz 
p^ los Ángeles, de ponerse á sus sagradas plantas, besando 
'^ ° del Templo de su Santuario; y aviendo llegado cerca del 



^ [*] Acerca de este sujeto se expresa asi el Conde de Santiago de 
^^ Laguna, enumerándolo entre los zacatecanos ilustres: 

'*E1 Capitán Joseph de Villa Real Gutiérrez del Castillo, Alguacil 

^íaayor, que fué, de esta muy noble Ciudad, f Zacatecas,) Alcalde Ordi- 

'^ario, Padre de la Patria, que á sus expensas con crecido gasto cele- 

^*6 la Jura de la Puríssima Concepción el año de 1657, y la del piadc- 

^dsimo Rey Carlos Segundo, á 4 de Julio de 1666. Sirvió á su 

^«gestad con el donativo de catorze mil > setecientos pesos. Y en 

^a Iglesia dd Convento de Señor Santo Domingo costeó el Altar de 

i SanKioolas Obispo, donde está sepultado. 



— 166 — 

Pueblo de S.n Juan, va uiuv dccünada la luz de la larde, 
instándole los deseos de ver al Original de la gracia concebida 
desde el primer instante, sin el de la culpa, mandó poner en 
el coche unas muías muy briosas, para que pudiessen como 
mas losanas conducir con mayor presteza la llegada. Ano- 
checióles como una legua antes del Pueblo de San Juan, y 
llegando con bastante obscuridad á la cima del cerro, por 
donde hace el camino bajada para el Santuario, vieron las 
luces que hacian las cosinillas de los xacales de los Indios, 
próximas á la Iglesia, y al punto hicieron alto parando el co- 
che, y toda la gente rezando una Ave Maria, alabando á la 
Emperatriz de los Cielos con la salutación de los Ángeles; 
comenzando á bajar el gerro, que es sobradamente empinado, 
azia la cima hace una ceja por donde los cocheros dirigiéronla, 
carroza, sin advertir el riesgo á que se exponian por hacerla 
noche bastantemente obscura, y tomando corrida el coch^-9 
descuidados los caminantes, desprevenidos los cocheros, abi» ^ 
padas las muías por ser espuela á su losania la bolea que le ^ 
dio en las corbas á las de enmedio, comenzando con brinco'^ 
y reparos partieron violentamente á correr la cuesta abajen 
advierten el peligro, y comienzan todos á invocar el PatrocL 
nio de la Purissima Virgen, clamando todos con voces alta^— = 
diciendo: Virgen de SanJ^ian, Virgen de S. Jiuin, Virgen óT^^ 
San Juan, sin ofrecérseles otro Santo de su devoción (quiz^ 
para que solo á nuestra Señora de San Juan se le reconociess^ 
el beneficio) y fué assi, pues á este tiempo, procurando ^/ 
cochero mayor sugetar la violencia de las muías de enmedio, 
con las direcciones de los frenos, malagró su diligencia, tanto, 
que con las riendas perdió hasta los estrivos, y reparando la 
de silla, le tiró y arrojó la rueda á los pies de la muía de ma- 
no, al caer instantáneamente le dio esta dos coces, rompiéndo- 
le todo el paño de los calzones, como si con una cuchilla lo 
rasgaran, sin lesión alguna en el muslo de la pierna, arroján- 
dole por encima de la rueda, donde si cayera le huviera cogido 
debajo; y assi el mismo golpe le libró del mayor estrago, y 
metida la muía de silla debajo de la lanza, fue estorvo aJ 
violento curso de las delanteras, quedando el coche en mitad 
de Ja cuesta abajo, y los passageros aun mas que detenidos 



3; y bajados del corhe se fueron desde alli á pie hasta 
el Santuario, en reconocimiento al patrocinio de nuestra 
Señora, repitiéndole las gracias, que por su amparo no se 
avian hecho pedazos con el coche que se qued('> en la cuesta 
hasta otro día, tan por ai solo propenso ii rodar, que fué menes- 
ter calzarle las ruedas con piedras, para que por si solo no 



•No paró solo en el coche el beneficio, pues se adelantó 
áTavorecer al dicho Doctor Don Juan Ignacio de Castoreña 
y tlrsua, quien a\"ia padecido por tiempo de quatro meses 
"Ha grave molestia en el oido derecho, con un zumbido que le 
atormentaba de noclie, y con una comezón que le alonnenta- 
ia de día. y aviendo hecho varias diligencias, echándose en 
*' oido algunos licores, poniéndose á la lux del Sol, para que 
sí fuera Garrapata saliesse; por no aver salido con estas 
Wetlicinas, con parecer de Médicos se persuadió que eran 
ílitos. Y aviendo querido medicarse en Zacatecas, por la 
Proximidad del viage determinó hacerlo en llegando á Méxi- 
*^o, pero como primero llegasse á la piscina de las misericor- 
dias, y salud de los acongojados en nuestra Señora de San 
"¡Jan; aviendo passado lo referido fueron al Templo el dia 
Siguiente á la velación, y dar gracias A nuestra Señora del fa- 
^«r que la reconocían, estuvo lodo aquel dia con mayor vehe- 
**iencia en el oído, sin ofrecérsele el pedir á la Señora el reme- 
dio {pudo ser providencia el olvido de hacer el ruego el dolien- 
te, para que después hecha la súplica, y otorgado al punto 
^1 beneficio fuesse continuo recuerdo de la memoria á la obli- 
gación del patrocinio.) Assi fué, estuvo toda aquella noche 
desvelado, tanto que en el siguiente dia por la mañana se les 
quejó de la mala noche á sus compañeros, que lo eran el Capi- 
tán Gerónymo de Goy¡neche,y Nicolás Ustarizo,y persistiendo 
rebelde la vehemencia del zumbido, ftiesse á la Iglesia del 
Santuario á oÍr la Missa que decia el Br. D. Pedro de Coba- 
mibias Cura Beneficiado de aquel Partido, quien llamando en 
voz alta á los Sacristanes, no oia las voces del Doctor, de lo 
qual se llegó á persuadir que era flaqueza del sentido, que 
"la á sordera, y acongojado se puso de rodillas delante 
la Santa Imagen, suplicando á su sacra benv^v^íiOv, ^\ 



y 



— 168 — 

conviene, le quit u*a ¿iquel rumor (fue tanto le afligía ("caso por 
cierto digno do ponderación.) Le comenzó á avivar mas eí 
zumbido, de tal suerte, que á media Missa, juzgando hallar 
algún alivio, se quitó una lanilla que traía en el oído; y aun 
pareciéndole, aun toda via, la avia dejado en el oído, volvió á 
tocar con los dedos; y se le vino á ellos una Garrapata que 
envolvió en un lienzo. Acavada la ]\íissa se la mostró viva al 
Cura, y á todos los circunstantes, y á los de su casa, con quie- 
nes se avia quejado todos aquellos quatro meses, y con espe- 
cialidad la noche antes; admirándolo todos como obra de 
milagro, á lo ([ue parece; desde aquel punto no ha vuelto á 
tener en el oído rumor alguno, ni zumbido; en cuya atención 
al prodigio, llegó á México y embió á la Santíssima Virgen una 
Garrapata de oro con un diamante, por humilde reconoci- 
miento á tan manifiesto beneficio, y lo firmó á "SI de Marzo 
de 1694. 

D. Juan Ignacio Castoreña. » 

Esta firma es de grande autoridad, por pertenecer á uno 
de los más ilustres sujetos de la C4olonia. En comprobación 
de esto, hé aquí lo que de él escribió cierto caracterizado 
escritor su coetáneo: "Vno de ellos (los hijos de Zacatecas) ^^ 
el Uustrísimo Señor Doctor Don Juim Ignacio María de Casto- 
reña, Vrsua, y Goyeneche, Colegial Real en el de San Ilde- 
fonso, Seminario de la Sagi-ada Compañia de Jesús déla Cort^ 
de México, Capellán de honor y Predicador de su Magestad» 
Theólogo de la Nunciatura de Espafia, Doctor en dos facul- 
tades, Rector, que fué de la Real Vniversidad, Visitador d^ 
su Real Capilla por Cathedrático mas antiguo en Santa 
Theologia, y Jubilado en la Prima de Sagrada Escriptura. Fué 
uno de los Cathedráticos nombrados por el Claustro pleno, 
y Apoderado por las Informaciones adperpetiuim, quese siguen 
en preparatorio juicio ante el limo. Señor Arzobispo para 
ocurrir ala Santa Sede Apostólica, cerca de la buena fama, 
y virtudes del Venerable Sacerdote Juan González, (Canónigo* 
que fué de la Santa Iglesia de México, y Rector en la Real 
Vniversidad.) Calificador del Santo Tribunal de la Inquisición, 
y Ordinario por los Ilustríssiuios Señores Obispos de Michoa- 



vv 



— 169 — 

can, Oaxaca, Guadiana, Guadalaxara, y Yucatán, Juez l^o vi- 
sor, y Vicario General de Indios, y Chinos, y Examinador 
Synodal de el Arzobispado, y Secretario de Cámara, y 
Goviemo de la Sede Vacante, Chantre Dignidad de la Santa 
Iglesia Metropolitana, Abad reelecto en quinto año de la muy 
Ilustre Congregación de nuestro Padre Señor San Pedro, y 
Primiserio de la Ilustre Archi Cofradía de la Santíssima Trini- 
dad, Comissario Apostólico Subdelegado General del Tribu- 
nal de la Santa Cruzada de México, Vicario Visitador del 
Convento de Señoras lieligiosas de Nuestra Señora de Valva- 
nera, del Consejo de Su Magestad, digní^simo Obispo de Yuca- 
tan, &c. Fundó, y erigió el Colegio de recogimiento de muge- 
1^ honestas, y virtuosas en esta Ciudad de Zacatecas con 
el título de los mil Angeles Custodios de MARÍA Santíssima, 
cuyo Patronato cedió, y transfirió al llustrissimo Señor Obis- 
po de Guadalaxai'a, y sus Successorcs.... histiluyó la Fies- 
ta al Santo de su nombre.... fundóla también en España en el 
Colegio de Almonacid, de que son Patronos los Marqueses 
de Belzunze sus Parientes, con mil y cien pesos de principal, 
y en Madrid en el Colegio Imperial con tres mil y trecientos 

Pesos de principal ; y en la de México fundó con mil pesos 

^e principal en el Convento Grande de Nuestra Señora del 
^rmen.... las siete Missas, que se celebran á Señor San 
'^oseph por el mes de Octubre,.... para que sea muy plausi- 
ble su Natividad, y se procure en la Curia Romana su Fiesta, 
^omo se celebra la de San Juan Baptista, sobre que tiene 
^echa postulación á la Santa Sede Apostólica. Ha costeado 
^ti la Real Vniversidad de México la Fiesta de la Puríssima 
Concepción en el cuarto dia de su Octava, desde ol año, 
^íiie obtuvo la Cáthedra de Prima de Sagrada Escriptura 

Fundó también en la Metropolitana de México con mil 

pesos vn Annivei'sario con Vigilia, y Missa, que se cania el 
^ia del fallecimiento del Venerable Sacerdote Canónigo Juan 
Oonzalez, arriba citado, aplicando el Suffragio por las Almas 
de todos los limos. Señores Arzo])ispos, y I^relíondados. (jue 

hansido^ y fueren de la Santa Iglesia Metropolitana Kn oí 

Convento de la Purissima Concepción de la Villa de Agreda, 
* celebra cada año á expensas de su lima, con principal de 

22 



— 170 — 

seicienlos pesos Fiesta, y Novenario á Nuestra Señora il e 
los Dolores; y al mismo Convento remitió también vn mil 
pesos para que se celebre vn Anniversario en memoria de el 
dia de su muerte, ordenando, que después de esta se lleve á 
él su lengua, cerebro, y corazón, y que alli se deposite al pie 
del Altar de la Puríssima Concepción. Assistió con vno de 
los tres limos. Consagrantes á la Consagracñon del limo. 
Señor Doctor 1). Juan Antonio de Vizarron, y Eguíarreta, 
del Consejo de Su Mngestad, Arzobispo de México; y el dia 
de San Blas del año de mil setecientos y Ireüita y dos puso 
á su lima, el Palio después de la Missa, que celebró de 
Pontifical en la Sania Metropolitana Iglesia.» 

Además de los méritos que acusa esta larga nota, y sin 
mencioucU* ¿ügiin otro, tal como el de haber sido el Sr. Casto- 
reña y Ursúa quien reedificó y adornó en Chapul tepec la cap*' 
lia de Nuestra Señora del l^ilar, obra de la que no ha queda.- 
do ni vestigio, y aun sin aludir á los diversos trabajos litera- 
rios de que se le reconoce autor, basta para considerar conn^^ 
nmy prominente á este eclesiástico, saber que él fué el pri- 
mer periodista en México, t sufriendo por el bien público, di^^ 
un bibliógrafo, las nmrmuraciones de los egoístas, é ignoran- 
tes, enemigos de la luz, y de la común utilidad.» En efecto, 
hasta que elSr. Castoreña, desde 1** de enero de 1722, ins**" 
tuvo la pul)licación mensual t Gaceta de México y NoticiíJ-S 
de Nueva Esi)aña>, las relaciones sueltas en que «á la lleg^í*-" 
da de cada ilota reunían los impresores las noticias recibid^*-^ 
y en imo ó más pliegos las daban al público con diversos tíli^' 
los, > era desconocido el periodismo en Nueva España. 

La honorabilidad de este nuevo testigo del taumaturgi^" 
mo de Nuestra Señora de San Juan, es, como queda demo^" 
trado con creces, sobremanera excepcional. 

Y después de citarlo el P. Florencia, puso fin á su obr^ 
con este otro caso, que abona poniendo por testigo al sacris' 
tún del Santuario, — (¿) Juan de Dios Villegas, Clérigo de Meno- 
res Órdenes, (?) — quien se lo refirió al Rr. Miguel Guerra Vala- 
déz. 

fEl Capitán Estevan Andrés del Arrañaga Fundidor 
mayor y BaJanzario de /.acatccas, gran devoto de aquesta 



— 171 — 

Sagrada Imagen, y que le ha dado muchos dones en reco- 
nocimiento de su devoción, y de los beneficios que ha recibi- 
do de ella, le cupo el año passado de mil seiscientos y noven- 
la y tres hacer la fiesta de la Concepción (que le ha cabido 
otras veces hacer, que parece la Virgen lo escoge, por lo 
niucho que se agrada en su devoción, y lo mismo digo de los 
demás vecinos de Zacatecas.) Fué al Santuario de nuestra 
Señora á hacer la fiesta con toda su familia, y llevó consigo 
una niña sobrina suya, que avia criado, y amaba el dicho 
í^onioá hija. Sucedió que poco después do la fiesta le dio un 
achaque tan executivo, que de él murió, y con la muerte de 
fe niña le faltó á su hermana una niña, y á él ambas de sus 
^jos. Pero aunque lo sintió como debia, no le faltó la piedad, 
ni se le murió la esperanza que en la Virgen Santíssima tenia. 
Í^Ievóle la difunta, como estaba, su hermana á la Soberana 
Señora, y le pidió con fé y devoción, hc la volviesse para 
Consuelo suyo y de su hermano; en esta demanda insistieron, 
•'duplicando á la Virgen los consolasse pues podía, y su afecto 
V piedad la obligaban, y actualmente estaba entendiendo en 
festejarla. A su ardiente afecto y piadosa fé, no se hizo del 
''Ogar la piadosíssima Señora, pues en poniéndole su Imagen 
^íicima del pecho, le volvió los alientos de vida, y la resu- 
citó delante de todos los que estaban presentes, que eran 

'duchos, y los que acudieron ala fiesta " 

Con este último relato se cierra el ciclo de los muchí- 

^ixnos favores que á la Santísima Virgen de San Juan le atri- 

*^\iyó, en el siglo XVII, la devoción de los pueblos que la implo- 

^^an en todas sus necesidades, como irrecusable medianera 

Para con el Todopoderoso. (*) 



.1 



(•) P. Juan Mir: El Milagro: lib. II, cap. XVI. arts III v IV; y 
Ub.l, cap. VII, art. IV, y cap. XIV, art. I.— lUiiio. Sr. Garabito: 
Infomie al Rey, fechado en Zacatecas el 20 de junio de 1682: ms. — 
Florencia: ob. cit. cap. III. párrs III. IV, V. VI, VII, VIII y IX, 
ycap. IV, pirra l y último. — Santiago de la Laguna: ob- cit.. puntos 
lXyX.-"Beristain: '-Biblioteca Hispano Americana Septentrional," 
*rt. OanUJTenay Urs úa (Illmo. D. Juan I^iacio) — Icazbalceta, artícu- 
lo '*Tipograf {a Mexicana" vol. V del Diccionario citado. 



•••fc**^* 



••%*»••••••*•••»••••••«'*•••••• 



XV 



Nota biobibliogrAfica 



¡Dichosa invención aquella que multiplica las produccí^^' 
nes del pensamiento humano, las pone al alcance de todos I^^^ 
hombres y fácilmente las comunica á todos los pueblos! ¡Dicho- 
sa la idea á que se debió el uso de imprimir los caracter^^ 
movibles, que revelan y le dan lustre y fortaleza á la vei*- 
dad! ¡Mil veces dichosa esa voz de hierro, cuando sirve par^ 
repetir eternamente, con variedades de expresión, las alaban *" 
zas de la creatura á su Autor y Conservador, y para contad' 
las bondades y las glorias de Dios, en libros, folletos y hoja^ - 
Ya estaba al fenecer el siglo XVII, cuando las justad 
causas de la celebridad del Sanluariode San Juan y dela^ 
nacientes peregrinaciones á él, solóse conocían de vivavo^ 
y se conservaban escritas en documentos inéditos; pero al 
llegarse el año de 169 i se dio á la estampa, en la imprentau 
mexicana de Carrascoso, el ''Origen de los dos célebres 
II Santuarios || de la Nueva Galicia || Obispado de Guadala- 
xara || en la América Septentrional. || Noticia cierta || De los 
Milagrosos Favores que hace la Saiitíssima || Virgen, á los 
que en ellos y en sus dos hnagenos || la invocan, || Sacada 
de los Processos Auténticos, que so guardan en || los Archi- 
vos de] Obispado, de orden del Ihnó. y Rmó. Sr. || D. Juan 



^^ Santiago León Garavíto. || Por el Padre Francisco de 
Florencia || de la || Compañiade Jesús." (1) 

Gracias á este libro, las relaciones verbales acerca del 
P^i^íncipio de la taumaturgia de Nuestra Señora de San Juan y 
^obre muchos de los demás hechos tocantes á la misma reve- 
l^enciada Imagen y á su culto, recibieron firme corrobora- 
ción; dejaron de estar expuestas á que en ellas se introduje- 
sen infidelidades; se fijaron con orden histórico y en forma 
Vionorífica y docta; corrieron por el mundo, con estímulo de 
la devoción, extendiendo la fama de los beneficios hechos 
p>or la Santísima Virgen de aquel título, y de las muestras de 
x'econocimiento de los beneficiados por ella; y queió garan- 
fiizada su subsistencia en la frágil memoria de los hombres. 
Más se apreciará el servicio que esta obra literaria del 
'. Florencia le prestó al culto hiperdúlico, cuando se sepa que 
fe ignora el paradero tanto de los originales de las informa- 
iones que instruyó el Br. Gómez de Santiago, como de la que 
-despachó el Br. Arévalo; pues si bien existían esos documen- 
tos auténticos en el Archivo del Obispado, no han parecido 
•^n él, por más que se les ha buscado: (2) es probable que se 
Perdieran en la época revolucionaria que dio motivo á la 
extracción de muchos de los papeles que allí se conservaban. 
Y una vez que se deja indicada la importancia singular 
<lue asume el valioso trabajo histórico objeto de estas líneas,es 
Pertinente y justo dar una breve noticia del autor de tal obra. 
La tierra de la Florida no sólo produjo abrojos y zarza- 
les para los jesuítas, como lo dice el P. Alegre en su "Histo- 
*^ia", con motivo de narrar los generosos é inútiles esfuerzos 
liechos por los misioneros de su Orden para catequizar á los 
indígenas de esa región; sino que también le dio á esa Orden 
Vina provechosa y ubérrima planta, en el P. Francisco de 
l«lorenc¡a. En efecto, éste nació allí el ano de 1620. 



(i] Transcribo ese título, no de la edición primitiva, porque el 
dánico ejemplar de ésta que ha llegado á mis manos carece de portada, 
^no de la reimpresión de la misma obra, hecha en 1757. 

[2) Yo mismo lo hice con empeño desde 1896 hasta 1901, en que 
tttveá mi cargo ese A^rchivo. 



-174 — 

Ningunas son las noticias que se tienen acerca de su 
niñez; las de su juventud se reducen á haber cursado las aiz- 
las en el Colegio de jesuítas de S. Ildefonso, establecido en 
la capital de Nueva España, y á haber tomado la sotana del 
mismo Instituto Jeoultico el año de 1643. 

Debido seguramente á su buen talento y á otras cualidst- 
des para el magisterio, dedicósele á la enseñanza escolar; ^' 
con grande aplauso leyó Filosofía y Teología en el Colegio 
Máximo de San Pedro v San Pablo. 

m 

Con el misino brillante éxito que en la cátedra se disti 
guió en el pulpito. 

Regenteaba aún en aquel Seminario la clase Je Vlsp 
ras de Teología, cuando, al celebrar sus hermanos regular 
á 5 de noviembre de 1658, la congregación provincial d^ 
ordenanza, lo eligieron uno de los dos procuradores que debf ^^-^ 
representarlos en Roma y Madrid, considerando que tera xX^ 
hombre muy á propósito para dar un gran crédito á la pr'<^' 
vincia en las dos cortes á que iba destinado, por su religión "■' 
dad, por sus letras y por la grande instrucción» que tuvi 
en todos los asuntos de la Compañía en América. 

Con plena satisfacción cumplió ese encargo, tanto qti 
por mandato del General de su Orden, luego que termi 
aquella su misión, siguió residiendo en Se\illa algunos año^^' 
con el cargo de procurador de todas las Provincias de ^"^ 
Compañía en hidias. 

Todavía se hallaba en Roma cuando escribió la primeí^ ^ 
obra que se conoce de su pluma y la cual obra fué el cMen 
logio de los varones más señalados en perfección religiosa el 
la Compañía, de la Provincia de la Nueva España,» obraRpr^^^ 
bada por el Rmo. General Juan Pablo Oliva y que se imprimí 
en Barcelona en 1671. (*) 

Dos años después de éste, hallándose ya en Sevilla di 
allí ala estampa, en la imprenta de Juan Francisco Blas, I^ 



f 
^ 



[*] En Beristain se lee que esta obra se imprimió el año de i66i, pof 
Jacinto Andrés y en Barcelona; pero no fué ese el año de tal impre- 
sión, sino el de 1671 , como lo expresó el P. Oviedo, en el Prólogo dd 
mismo **Menologio'* que reimprimió, aumentado, en 1747. Tal vez 
la variante de aquella fecha se deba á una errata de imprenta. 



— 175 — 

« Vida ejemplar y gloriosa muerte del V. P. Luis de Medina, 
muerto en odio de la Fe por los Gentiles de la Isla de los 
Ladrones. » 

Al regresar á su patria, fué nombrado Rector del Cole- 
gio del Espíritu Santo en Puebla; y al entrar al provincialato 
^l P. Bernardo Pardo, convocó una congregación que, á 2 de 
í^oviembre de 1680, eligió Secretario de la Provincia al P. 
Florencia. 

Desde ese año, en el espacio de trece, publicáronse las 

•*^íguientes obras suyas, según el respectivo catálogo del biblió- 

^afo Beristain: «Panegírico del Apóstol San Pedro, predicado 

^n la Catedral de Puebla.» Impreso en México por Lupercio, 

1 680. 4f. — «Sermón en la solemne dedicación del Templo de 

^epozotlan. > Imp. en México por Lupercio, 1682. 'k — «Pane- 

S^í*ico del Bienaventurado liUis Gonzaga. » Imp. en México 

í^^r Ribera, 1683. 4. — Sermón en la dedicación de la Iglesia 

^^ Religiosos Carmelitas de S. José de México.» Imp. alli por 

*^ibera. 1684. 4. — Relación de la ejemplar vida del P. Nico- 

*^5H de Guadalajara. » Imp. en México por Ribera, 1684. 4. — 

>'Iilagroso hallazgo del tesoro escondido: Historia de la Ima- 

Ti de Nuestra Señora de los Remedios de México. » Imp. alli, 

1686 y reimp. en Sevilla, en 1745. 4. — «La Estrella del 

^lo Ártico de México: ó Historia de Nuestra Señora de 

nadalupe.» Imp. en México por Benavidez, 1688, y reimp. 

n Madrid, 1785. 4. (*) — «La Casa peregrina, ó Historia de 

'^^uesira Señora de Loreto. » Imp. en México por Calderón 

^689. 4. — «Vida admirable del Religioso P.Gerónimo de 

^"¡gueroa, Jesuíta, Misionero cuarenta años entre los Indios 

*^arahumares. » Imp. en México por Benavidez, 1689. 4. — 

^Descripción histórica y moral del yermo de San Miguel de 

las Cuevas, y hallazgo milagroso del Santo Cristo de Chalma. » 

ímp. en Cádiz por Cristóbal Requena, 1590. 8. — Historia 

admirable de la Aparición de S. Miguel al indio Diego Lázaro 

en la Barranca de los Sopilotes de la provincia de Tlaxcala, y 



(*) De esta obra se hizo otra reimpresión el año de 1895, en la 
imprenta de J. Cabrera, Guadalajara. 



— 176 — 

fundación de su magnífico Santuario. Imp. en Sevilla por Ló- 
pez de Haro, 1692. 4.» 

Durante ese lapso de tiempo, y después del empleo de 
Secretario, tuvo acaso el puesto de Rector del Ck)legio de S. 
Ildefonso de Puebla, é indudablemente que desempeñó el 
mismo cargo en el Colegio Máximo de México, así como el de 
Prefecto de Estudios mavores. 

El hecho de hallar impresos en España en 1690 y er 
1692 algunas de las obras enumeradas, es indicio para supo 
ner que tal vez por ese tiempo volviera á Europa el P. Floren 
cia; pero por sí solo es insuficiente ese débil dato para prest 
mir con probabilidades de acierto que así fuera. 

Lo que sí consta es que el inoncionado Padre á 16 c 
enero de 1694 se hallaba en Guadalajara, porque en esa P 
cha se le refrendaban sus licencias en la Secretaría de did 
Mitra. Y esta constancia ofrece pié seguro á la conjetura ^ 
que el motivo de ese viaje del P. Florencia, fué el de recoj 
las noticias relativas al origen de los dos célebres Santuarí' 
de la Nueva Galicia, las cuales le sirvieron para esCTibir el 
bro que ese mismo año publicó en México, como ya se exp^ 
só. 

Atendiendo á algunas consideraciones de peso, es vel" 
símil creer que el P. Florencia escribía entonces su tZodi^^ 
Mariano, » ó sea la historia de las más célebres imágenes ^ 
María Santísima veneradas en la América Septentrional 
especialmente en los Reinos de la Nueva España; (*) y que 



[*] El título íntegro de esta obra es el siguiente, que adolece ^ 
extensión y alambicamiento: * *Zodiaco Mariano||en que [el Sol de Jus^ 
cia Christo||Con la salud en las alas visita como Signos, y Casas pro- 
prias para beneficio de los hombres los templos, y lu- ligares dedicadc 
á les cultos de su SS. MadrefPor medio de las mas celebres,! y milagfC 
sas Imagenesll De la misma Señora, que se veneran en esta Ameríc 
Septentrio-||nal, y Reynos de la Nueva España. "=AI publicarla ei 
1755 el P. Juan Antonio de Oviedo, reduciéndola á compendio y aña 
diéndole también algunas cosas, exproisó que: "Haviendo fallecido e 
P. Florencia no se pudo hallar el dicho Libro Zodiaco Mariano^ por mu 
chas diligencias, q. se hicieron. Y fué muy probable la sospecha, é 
que estando ya para imprimirse, y remitido por el superior goviemo 
y Ordinario á ios Sugetos, que debian dar su parecer, y aprobacioi 
para la imprenta, quedó en el poder de alguno de ellos, viendo qtn 



I venir á la Nueva Galicia á recoger materiales para dicha obra, 

fueron tan abundantes los que se le proporcionaron cuanto 

á las Imágenes de Nuestra Señora reverenciadas respecüva- 

' mente en los Santuarios de Zapopan y de San Juan de los 

' Wos, que le decidirían á formar con esos solos materiales 




a el Autor no havia ya quien iiistasse, y solicilasse su impre- 
. Pero al calió de muchos años en un apoaeiitode este Colegio se 
lUó el borrador aunq. no cabal de toda la Obra. El qual por dicha 
'a vino á mis manos. Regístrelo todo aunque no con poco trabajo, 



— 178 — 

Acaso ese mismo pensamiento le fuera sugerido por I 
devoción del limo. Sr. Garabito á entrambas imágenes; pe 
ro en todo caso, la idea expresada debió contar no sólo co 
la aprobación, sino con el beneplácito del mismo Prelado. 

Recogidas esas noticias por el docto y anciano jesuiU 
volvió á México donde le aguardaban, aparte de los empeñe 
literarios ya mencionados, uno del mayor aliento, cual era 1 
publicación de su « Historia de la Provincia de la Compañía d 
Jesús de la Nueva España. » 

El primer tomo de esta importante obra puede ser liaras 
do gemelo del libro que trata de los dos Santuarios de la Nue 
va Galicia, puesto que uno y otro fueron publicados el mism 
año en la imprenta de Carrascoso. 

Aquel primer tomo fué el único de la Historia de s 
Provincia que alcanzó á dar á la estampa el P. Florencia, C 
pues la muerte vino á sorprenderle muy poco tiempo despué 
el miércoles 29 de junio de 1695, en su querido Colegio d 
San Pedro y San Pablo. 

Debido á esto quedó inédito el « Zodiaco Mariano » , hasl 
que sesenta años después lo publicó el P. Oviedo, aunque ce 
diversas variantes; y asimismo dejó manuscrita el mencioní 
do P. Florencia, una «Historia de la Imagen del Santo Crii 
to de Ixmiquilpan, antes y después de su milagrosa renoví 
ción. » 



lo uno porque como borrador tenia de letra del mismo P. Floreuc 
muchas cosas añadidas en los márgenes, y muchas borradas en * 
Cuerpo del Libro, á que se llegaba lo deslustrado del papel, y leti 
por haver passado ya mas de sesenta años después de escrito.*' 
sigue diciendo el P. Oviedo, que por considerar que la publicacií 
de tal libro vendría á ser para la gloria de Dios y de su Madre Sant 
sima, se decidió á hacerla, compendiándolo por ser muy difuso y lleí 
de digresiones, y agregándole en cambio noticias de algunas Imágew 
de Nuestra Señora que no eran todavía celebres en vida del P. Fl( 
rencia. 

La conexión del '^Zodiaco Mariano'* con el '*Origende losd 
célebres Santuarios d^ la Nueva Galicia," justifica la pertinencia ( 
esta nota. 

[:)c] La correspondiente licencia para que ese tomo se imprímié 
fuédada por el Provincial Diego de Almonazir, con fecha lo de ffl 
yo de 1694.— sTenía intenciones el autor de escribir una II y aun u 
III parte, que se quedaron proyectadas. 



— :i79— 

El lllmo. Eguiara calificó al P. Florencia de «lustre y 
honor de la Sagrada Compañia de Jesús, historiador celebé- 
rrimo de las principales Imágenes de Nuestra Señora, que se 
veneran en este Reyno, cuya fama dura, y durará inmortal 
en cuantos han leido sus Escritos; » y el Dr. Beristain le llamó 
tuno de los mas ilustres ornamentos de la provincia (de la 
Compañía) de México,» y asegura que t desempeñó muchas y 
nauy delicadas comisiones del tribunal de la inquisición, y 
naereció á los obispos de este reino las más singulares 
confianzas. » (*) 



(•) Beristain: ob. dt., art. Florencia (P. Francisco de) — Floren- 
y Oviedo: Prólogo del Menologio citado en el texto. — Alegre: 
historia de la Compañía de Jesús en la Nueva España, vol. II, págs 
"45oy 471 > y vol. III, pág. 25. — Florencia y Oviedo: Zodiaco María- 
>io, en su "Prólogo al lector." — Lib. de Gobierno del Sr. Garabito, 
xns. — Robles: Diario de sucesos notables, t. II,pág. 270. en el t. III 
de los "Documentos para la Historia de México," publicados en la 
imprenta de Juan R. Navarro, México, 1853. 



SEGUIDA PARTE 



I. 



A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVIII 



Iniciase la serie de los Obispos de Guadalajara en el 

^iglo XVIII, con el nombre del limo, y Rmo. Sr. D. Fr. Felipe 

Oalindo y Chávez, honra de la Orden de Predicadores á que 

\)erteneció, y que ha dejado gratísimo nombre como fundador 

fiel más provechoso de los planteles científico-literarios de 

la misma Diócesi: el Seminario Conciliar de Señor San José, 

famoso por los muchos alumnos que de él han salido para 

brillar en la república, ya como santos, ya como sabios, ora 

como héroes de la patria, ora como gobernantes eclesiásticos 

6 civiles. 

Habiéndose criado este Rmo. Obispo en Zacatecas, ciu- 
dad á la que su padre había venido desde España con el 
cargo de corregidor; y habiendo residido en Guadalajara, 
cuando era ya religioso, ejerciendo los oficios de lector y 
prior en el convento del Rosario; era consiguiente que parti- 
cipase de la devoción general que en toda la Nueva Galicia 
se le profesaba á la Imagen de Nuestra Señora de San Juan. 
Pruebas de esa devoción fueron dos hechos que deben 
registrarse en su biografía: el primero se refiere á haber¿sido 
él quien formalizara la fundación de la capellanía menor del 



— 182 — 

Santuario, para la que había dejado capital el Sr. Garabito su 
antecesor (*j; y el segundo se contrae á haber sido también 
él quien dispuso se trabajase la rica corona de oro muy fino, 
en que están engastados doscientos diajnautes y ochen^ 
esmeraldas^, joya que hasta el presente ciñe las sienes de\^ 
venerada hnagcn. 

Muerto el Sr. Galindo justamente el mismo día en c^^e 
se cumplieron seis años de la fecha en que tomó posesión ^^ 
Obispado, siguió gobernando canónicamente el Cabildo S cs d^ 
Vacante: esle Venerable Cuerpo, en 28 de abril de 170^*^^ 
daba licencia al Capellán Mayor para que procediera á ha- -^^^ 
el retablo de la Virgen, con las limosnas que reuniese^^ ^ 
Heimano demandante Tomás de la Cueva, las joyas que ^ f^ 
vendiesen y la plata que no le sirviera al Santuario; y el rr""^^' 
mo Cabildo, en 1^ de octubre de 1705 otorgaba tambí: ^^^ 
licencia para que se pudiera decir misa en el histórico tem^ ^P^^ 
del Hospital de naturales, aquel recinto famoso porlos prinn^^^^^' 
ros milagros conocidos que obró la Santa Imagen y (^^^^f 
cimentaron la fama de la misma. Dato es el último, que mai: -^^^' 
tiesta ímplicitamcnte que aquel antiguo templo sufrió pc:^3íP^^ 
entonces una restauración, indispensable para quedar en -^^^ ^' 
estado de decencia preciso á efecto de que se permitie;^^ -^''^ 
celebrar en él los divinos oficios. _ 

Ya por esos días sabíase que había sido trasladado á -^ '^ 
Sede Guadalaj árense, desde la Arzobispal de Manila, el Dm» j^^^- 
y Rmo. Sr. Dr. D. Diego Camacho y Ávila, por causa tal v^ ^^ 
de la suspicacia con que el gobierno español, celoso de su^^^ 
regalías, viera la hospitalaria acogida que en la capital d ^ ^ ^' 
Archipiélago Filipino le dio el MetropoUtano á un DelegadJÍ^^ 
pontificio; y aun á consecuencia de aquella noticia, el Cabild ^ ^ 
Sede Vacante, en nombre del cual gobernaba como Vicari ^ 
el M. I. Sr. Deán D. Jacinto de Olivera Pardo, librab 
despacho, en 31 de octubre de 1705, á los Párrocos d^ 
Compostela, Valle de Banderas y la Purificación, y al Vica- 



[*] Por ignorarse hasta hoy que el verdadero fundador de esa 
capellanía fué el Sr. Garabito, como consta en el Libro de su Gobier- 
no, se le ha atribuido tal f tmdación al Sr. Galindo, que tan sólo llevó 
á cabo lo que su predecesor dispusiera cuanto á ella. 



— 183 — 

tío Juez Eclesiástico de Autlán, paira qu3 si d333mbarcaba 
en alguno de los puertos de esas jurisdicciones el Sr. Cama- 
cho, que era aguardado «de los Reinos de China», lo agasaja- 
ran convenientemente y por medio de correo propio le die- 
ran al Cabildo noticia de su llegada. 

Con todo, por la dificultad de comunicaciones de esa xia 
iTiaritima, se pasó no sólo el resto de aquel año, sino también 
^odo el siguiente, sin que aportase á su nueva Diócesi el Sr. 
Arzobispo-Obispo; vino al fin en 1707, pero probablemente 
^^ desembarco no se efectuó en las costas de la Nueva Gali- 
cia, por donde pudo llegar y era esperado, sino en el puerto 
^e Acapulco. (*) Alo menos asi se deja inferir de que el Cabil- 
do nombró oportunamente un comisario que saliese á darle 
'¡^^ parabienes al nuevo Prelado, en el pueblo de San Pedro 
^'ciquepaque, sito al Oriente de Guadalajara; y de que se se- 
que el Sr. Camacho estuvo en San Juan, de tránsito para 



^ (*) La nao de China generalmente anclaba en Acapulco; pero al 

^«jrar, en su derrota, á Navidad ó Manzanillo, echaba en tierra el 

^^«ntilhombre encargado de ir á anunciar á México la llegada de tal 

^^ao. A veces también desembarcaba algunas otras personas en estos 

'últimos puertos. 

Véanse en comprobación estas notas del ** Diario'' de Robles: 
'* Hombre de la nao de China. - Lunes i ® de marzo [de 1653] llegó 
^ esta ciudad un hombre que saltó en Colima de la nao de China, con 
^cartas en que se da noticia del estado de aquellas islas; y hasta este 
dia no hay nueva de haber embocado en Acapulco.'* 

**Nf/evfi. — Sábado 5, [de febrero de 1689,] entró nueva de la capi- 
tana de China y de haber echado gente en la Navidad." 

** Nueva de vao de China, — Lunes 4 (de diciembre de 1690,) entró 
nueva de nao de China á las nueve de la mañana: se llama el Santo 
Cristo de Burgos: general de ella Arocha: saltó el gentil-hombre en 
el puerto de la Navidad." 

*^Naode China, — ^Viernes 2, (de diciembre de 1695,) entró nueva 
de nao de China por el puerto de la Navidad, y se tocó plegaria á las 
doce del dia que entró la nueva, que fué de Caponeta, y de hab-*r 
echado hombre en tierra, y que se llama la nao nuestra Señora del 
Rosario: viene por general D. Francisco de Ardila, y que van entran- 
do 1^ dos navios del año de 94." 

Precisamente la nave á que se refiere esta última noticia y que de 
regreso al lugar de su procedencia levó anclas el 29 de marzo de 1696, 
fué la que llevó á su Arzobispado al Sr. Camacho, juntamente con el 
Obispo de Zebú, Fr. Miguel Bayote, dieguino. 




alí 

I fiíí 

co: 

I C3' 



-184 — 

i Capital de su Obispado, expresión ésta que sólo puede alu- 
dir al paso de Su lima, por aquella población, cuando camina- 
ba á hacerse cargo det gobierno de esta Diócesi; porque ningu- 
na otra vez, después de esa, estuvo dicho Sr. en San Juan 
viniendo para su Sede. 

Ahora bien, este Prelado, que señaló la llegada á su 
Diócesi con un notable acto de integridad, cual fué el de 
reprobar la extralimltación de los gastos que se hicieron 
en recibirlo con pompa, señalóse especialmente por el ar- 
dor con que procuró que fuese digno de contener la fuen- 
te de las gracias celestiales, el sacro recinto en que se le 
tributaba culto á la Santísima Virgen de San Juan, la cual 
Imagen debió ganarle el corazón á primera vista: de resul- 
las de las órdenes del Sr. Camacho, el Santuario tuvo un 
camarín, una media naranja se levantó sobre el presbiterio, 
mejores piezas formaron la sacristía y tesoro, fabricóse un 
colateral, proveyóse el altar mayor de rico tabernáculo y se 
dotó a la milajírosa Imagen inmediatamente de un magnifico 
trono de plata y de una urna; objetos á los que se aludirá 
más adelante. En todo esto, que mejoró en gran manera la 
ya bella construcción de que por si mismo cuidara el Sr. Col- 
menero, (*) se gastaron como cíen mil pesos, parte de la 

(") Comprobará ampliamente que por bella era tenida esa construc- 
ción y que entendió en ella el Sr. Obispo Colmenero inmediatamen- 
te, ia carta inédita que sigue y que al mismo Prelado le dirigió un ecle- 
siástico de los más promineules de su Diócesi: documento que debía 
haberse producido en otro lugar de esta obra, pero que aquí tampoco 
es inoportuno: 

" lUustrissimo Señor: 
"Fue Dios seruido detraerme confien aeste Santuario donde fue 
duplicado el consuelo, dándole gracias ala Reyna de los Angeles, asi 
per hauerla visto, como por hauer visto también concluida su obra, y 
es cierto q. no entendí estaba tan perfecta, y contau lindo arte según 
los informes me hauian heclio; pero yo, q. gracias aDios, entiendo 
algo del ministerio digo, q. no le falta cosa para ser obra grande en 
fin de la dirección de VS" lUma aquien doi las gracias, y parabienes 
conel afecto, y rendimiento, q. debo, y jusgo. q. su estreno y dedi- 
cación vendrá niui bien passadas las aguas; para qe asistiéndote 
VSa Illustro^inole falte nada alogrande, yjuntameute tenga et perfec- 
to lucimiento; y de aqui. concluida esta acción, vendrá mui bien el 
', V'Sa Xllusma honrre mi pobre casa; y quede por tan magnifica 



— 185 — 

cual cantidad sufragó de su peculio el benemérito Sr. Cama- 

cho. 

Oportunidad tuvo este munífico Pastor de ver en el 
Santuario terminadas algunas de esas obras, aunque no todas, 
cuando fué á hacer en 1712 su visita pastoral, en el Oriente y 
el Norte de la Diócesi; jomada que también fué la de su muer- 
te, que le asaltó ese mismo año, á 19 de octubre y en Zaca- 



nxano amparada dejándole por asilo al divinissimo Sacramento del 
altar; q. deesta suerte espero entan grande Señor serán muí felices 
lossusesos así espirituales como temporales, q. los deseo tales a V 
S* lUustr»» aquien meg« Dios para mi amparo en la gran desesa, q. 
^«seo, es de este Santuario denra. S* deS. Juan, y Junio 30 de 
' ^39 años. 

(lUmo Señor) 

B. L. M. de VS. Ill™* su fiel criado y seguro capellán 

Ldo Pedro Rincón de Ortega." 
^ El signatario de esta carta era cura de Aguascalientes desde 3 
j^^^ octubre de 1649, en que se le dio colación de ese beneficio, vaco 
^5^1: muerte de D. Diego de Torres y Rivera, y del que tomó posesión 

^ día 25 del mismo mes y año. 
^,^^ El historiador de esa ciudad, S. D. Agustín R. González, les ha dado 
^^^^bida á estas inexactitudes, respecto de la persona que me o:upa: 
.^ ^acia el año de 161 8 estuvo en peligro de desaparecer la inmensa 
^^opiedad territorial de la familia Rincón, de la cual sólo quedaba 
^^tonoes un vastago, D. Pedro Rincón de Ortega, cura de Aguasca- 
lientes. Siendo niño éste fué arrebatado del hogar y educado por los 
.^«suitas, que esperaban por este medio adquirir cuanto aquél poseia. 
^. Pedro no quiso la sotana del jesuita, sino la del clérigo, y aunque 
T.e obligaron á hacer voto de pobreza, encontró una parienta á quien 
^ronstituyó heredera de sus bienes. " 

El muy instruido genealogista S, D. Ricardo Ortega y Pérez 
Gallardo, en un reciente libro suyo, rectifica dos de esos particulares, 
diciendo: "Los bienes de la familia Rincón no hubieran pasado á poder 
de los Jesuítas si hubiera ingresado D. Pedro á la Compañía, por ser 
bienes vinculados, y por esta razón pasaron á su hermana Da Juana 
Rincón de Ortega, esposa del capitán D. Nicolás Gallardo. Otro obje- 
to más noble sería el que animaba á la ilustre Compañía para desear 
que ingresara á ella dicho señor, como por ejemplo, su gran virtud 
6 talento." 

Sólo un reparo tengo que poner á esas discretas observaciones: 
según consta en el * 'Libro de Visita" del Sr. Obispo Colmenero, el 
Lie. D. Pedro Rincón de Ortega era hijo de D. Francisco Rincón y 
de D» María de Ortega; y siendo, como lo expresa el Sr. Ortega y 
Pérez Gallardo, este mismo matrimonio el generador de Juan Rincón 

24 



— 186 — 

tecas, teniendo, para consuelo suyo, á su cabecera al Venera- 
ble P. Fr. Antonio Margil de Jesús, de cuya presunta beatitud, 
pendiente todavía de la decisión de la autoridad infalible, 
tantas maravillas cuentan los libros y la tradición. 

Con las expresadas mejoras que se estaban haciendo 
en el Santuario, se combinó otra que imperiosamente recla- 
maba el aumento de peregrinos que acudían al pueblo deSar^ 



de Vivar, padre á su vez, como lo expresa el mismo Sr. Ortega y 

rez Gallardo, de Da Juana Rincón de Ortega, esta Señora vencWa i- 

ser sobrina y no hermana del Lie D. Pedro Rincón de Ortega. 

Por lo demás, el Lie. D. Pedro no tuvo que ver con los Padres 3^" 
sullas, sino con los religiosos mercedarios, en los términos en que !•<> 
refiere la "Crónica'* del Mtro. Fr. Francisco Pareja, que son los &^' 
guien tes: 

**Por el año de 1654 estaba en la dicha villa, (de Aguascali^'*^" 
tes,) por Cura, juez eclesiástico de todo aquel Partido, y comisario <^^ 
los tribunales del Santo Oficio y de la Santa Cruzada, el Lie. ^• 
Pedro Rincón de Ortega, natural del mismo lugar y muy bien enif^" 
rentado en el; el cual había sido religioso profeso de nuestra rel'gí<^^» 
{la de 1(1 'Itrced^) que profesó en este convento de México á 8 ^^ 
Abril de 1620 años, en manos del R. P. Mtro. Fr. Juan Gómez, si^^' 
do Vicario General, y con asistencia del P. Fr. Benito Martínez, V i* 
cario Provincial in cap i (41 nombrado en la división de Provincias; ^ 
cual después de ordenado de sacerdote puso demanda de nulidad ^^ 
profesión, ante el ordinario de este Arzobispado, 3' durando mucl^^ 
tiempo el pleito por la defensa que á ello hizo este convento, se ft^^ 
clérigo á vivir entre sus hermanos, y con su padre llamado Agustín 
Rincón , dueño que era de grandes haciendas en aquella jurisdicción, y 
el tal hijo, ya D. Pedro Rincón de Ortega le ayudaba en la adminií' 
tracion de ellas: y con esta administración y bastante inteligencia qti^ 
aprendió en la religioi en sus estudios, luego que hubo lugar de vacan' 
te, le dieron el curato de aquella villa y los demás puestos eclesiás- 
ticos y comisiones arriba dichas. 

*• Habiendo muerto su padre y quedando el dicho D. Pedro por 
dueño de las haciendas, aunque tenia otro hermano heredero llama- 
do Juan Rincón de Vivar, empezó á entrar en escrúpulos por la nuli- 
dad que probó de profesión, y escribió á los Prelados que eran por el 
año de 1650 y con especialidad al R. P. Mtro. PV. Gerónimo de -Andra- 
de, que era Provincial, pidiéndole con todo amor y rendimiento le 
enviase un sacerdote religioso y de prendas que le asistiese porque 
se hallaba ya muy enfermo y quería tener en su compañia religioso 
de su religión a quien tenia dentro de su corazón, 3' esto con prome- 
sas grandes de hacer mucho por la religión, en cuya conformidad le 
enviaron el P. Fr. Nicolás de Arteaga". . . . 



— 187 — 

Juan, procedentes de todo el Virreipato, Tal fué la construcción 
de los primeros portales que hubo en dicho pueblo; empre- 
sa que efectuó el vecino del mismo lugar, I). Nicolás de Iba- 
rra, «en la frontera de una casa que en dicho pueblo tenía». 
Llevaba por mira en esa fábrica, tanto « el común alivio de 
ios pasajeros» como «el meyor lustre de aquel pueblo » ; y 
obtuvo á aquel fin, en 23 de octubre de 1713, la licencia 
del Presidente de la Audiencia, Gobernador y Capitán Gene- 
ral de la Nueva Galicia, Maestre de Campo I). Toribio Rodri^ 
guez de Solís, mediante el servicio de quince pesos aplica-: 
dos al servicio de la armada de Barlovento; la cual cantidad 
después se le rebajó al agraciado hasta dejarla sólo en seis 
pesos, destinados por el mismo funcionai'io á beneficio del cul- 
•^o de la reverenciada Imagen. 

Sigue luego refiriendo el P. Pareja muy prolijamente, que por 
^P^isejo del P. Arteaga promovió el Lie. Rincón que los religiosos 
3]^^tcedarios fundasen en la entonces villa de Aguascalientes un Cole- 
^^o en donde se enseñase á los niños á •*leery escribir, la doctrina 
j^^fistiana y la gramática": que se obtuvo la licencia respectiva: se 
^^'^o uu ensayo con buenas resultas en una casa que proporcionó D. 
^i^^ro; y que por remate, previas todas las formalidades que eran 
S,^l caso, se fundó el Colegio el año de 1665, fabricándolo á costas del 
^^. Rincón, quien le donó unas fincas que tenía en la misma villa y 
^Jieniás una hacienda de labor de trigo y maíz, con algunos sitios de 
^inprras y sus demás pertenencias. 

Como se ve, es falsa en todas sus partes la imputación que le 
í^ace el historiador González á la Compañía de Jesús. 

En el relato del P. Pareja hay, sin embargo, dos errores: el 
^e creer natural de Aguascalientes al Lie D. Pedro Rincón, y el de 
Placerlo hijo de Agustín Rincón. Dicho Licenciado era * 'natural y 
Tlomiciliario del Arzobispado de México' ' , según lo expresa el referi- 
do **Lábro de Visita" ; probablemente nacido en la misma Capital, por- 
gue el autorizado Libro llama á los padres de D. Pedro, 'Vecinos que 
fueron déla Ziudad de México** : y en cuanto á la procedencia filial del 
citado D. Pedro ya se dijo cuál era. Agustín Rincón sí era efectiva- 
mente, al hacerse tal visita en 1648, dueño déla hacienda de Ciénega 
Grande, llamada también de Mata, en la que residía entonces D. Pe- 
dro; pero no sé qué parentesco hubiera entre ambos: tal vez aquél 
fuese otro hermano de éste. 

Finalmente, el Cabildo Sede Vacante de Guadalajara recibió 
noticia de la muerte del Cura D. Pedro Rincón de Ortega, acaecida 
súbitamente, en 13 de enero de 1666. 

Perdóneseme la difusión de esta nota, en gracia de que esa falla 



— 188 — 

El 20 de enero de 1815 llegó á San Juan, de tránsito 
para Zacatecas, á donde iba con objeto de consagrar Obispo 
al Electo de Durango Sr. Dr. D. Pedro Tapiz, el que ya lo era 
de la Nueva Galicia, limo. Sr. D. Fr. Manuel de Mimbela, acom- 
pañado seguramente de los Sres. Arcediano Dr. D. Juan de 
Arreóla Rico y Chantre Dr. D. Miguel Núñez de Grodoy, que 
fueron á servir como Asistentes ai mismo solemne acto; y 
después de mediar febrero siguiente, llenada ya su misión, 
volvió á tocar á San Juan el Sr. Mimbela de regreso para 
su Sede. 

Sea en aquella vez, ó sea en esta otra, viendo ese Prela- 
do que estaba ya terminada la fábrica del Camarín, dispuesta 
por su predecesor, ordenó que se procediera á dedicarlo con 
un fastuoso octavario de sermones. Satisfactorio debió serie 
al Sr. Minibela rendirle este tributo de su devoción ala Santa 
Imagen de quien oyera indiscutiblemente referir muchas y 
muchas maravillas, no sólo entonces, sino tiempo atrás, 
cuando él desempeñaba en la Prov'mcia de Franciscanos de 
Zacatecas, donde se afilió, los cargos de Lector de Teología^ 
Secretario de la misma Provincia y Guardián del convento 
principal de ella. 

Uno de los mejores gobernantes que tuvo la Nueva Gali- 
cia, el S. D. Tomás Terán de los Ríos, á quien se le debe to 
construcción del puente echado en Tololotlán sobre el Rto 
Grande, rendíale no mucho después de eso sus homenajes i 
Nuestra Señora de San Juan, haciéndole el riquísimo presen- 
te de siete láminas pictóricas, señaladas como de proceden- 
cia romana; y las cuales láminas deben identificarse con aque- 
llas que existen hoy en el Camarín del Santuario y que inte- 
ligentes en materia de arte, atendiendo al estilo que revelan 
tan bellas obras, las atribuyen en su mayoría al prodigioso 
pincel de Juan Pablo Rubens, ó al de alguno de los mtó 
aprovechados discípulos de este gran maestro flamen- 
co. (*) 



ha sido ocasionada por el deseo de restablecer la verdad de las cosas, 
aunque éstas no tuviesen roce inmediato con el asunto de este libro. 
(*) Las láminas existentes en el Camarín son tan sólo seis, que 




No estará de más recordar que el insigne discípulo de 
Othón Van V'^een ó Veiiio pasó largo tiempo en Italia, apres- 
tándose cpn el estudio de las obras de Julio Romano, de 
Ticiano, Pablo Veroneso, el Tintorelo y todos los grandes 
maestros que allí habían florecido desde el Perugino, á for- 
mar la brillante escuela colorista del siglo XVII: Mantua, 
Venecia, Roma y Genova viéronle en su recinto apropián- 
dose el secreto de las luces derramadas por aquellos ingenios 
en sus cuadros, para formar del conjunto de todas ellas las 
encamaciones deslumbrantes que le fueron peculiares. "Lo 
bello tal como él lo concebía, dice juzgándolo su compatrio- 
ta Van Kasseit, no tiene la pureza ideal que ofrece lo bello 
del jefe de la escuela romana, pero es más individual y real; 
la pureza tal como í-\ la comprendía, no tiene la grandiosidad 
de la de Miguel Ángel, peio es más intelectual y animada; 
en la forma de Rubens, la exuberancia no tiene la molicie 
que presenta la forma veneciana, pero es de naturaleza más 
«ana y más robusla. La gracia no tiene en Rubens el em- 
Jjeleso exterior de la del Corregió, pero es más íntima y más 
profiínda. Por fin, Rubens eclipsa á todos los maestros 
conocidos, por su extraordinaria facilidad, por la variedad 
de su numen, por la audacia y la riqueza de su composición. 
No hay género que no haya tratado y en el que no haya 
mostrado una superioridad que casi confunde el pensamien- 
to: la historia sagrada y la profana, la mitología, la alegoría, 
el retrato, los asuntos familiares y de imaginación, las cace- 
rías y los animales salvajes, la caza muerta y las finitas, las 
flores, el paisaje y el ganado. Rubens murió en IGiO, des- 
pués de haber fundado una nueva escuela, y producido más 
de mil y seiscienlas obras, pinturas, dibujos y grabados; nu- 

represenlan asuntos de la historia bíblica; y la séptima de las donadas 
por el Sr. Terán de los Ríos tal vez sea un precioso ciiadrito que 
figura, si no estoy mal informado, la presunta aparición del Apóstol 
Santiago en la famosa batalla de Clavijo, y que el Sr. Capellán Ma- 
yor del mismo Santuario conserva en el departamento en que reside. 
Esta última pintura, segtín sé, trataba de comprarla, al precio que se 
le pidiera, un anticuario de fama en toda la República; pero de plano 
fué desechada su pretensión. 



-- VH) — 

liieii ca.si universal que liabía tratado con iiiaestría lodos 
los ramos del arte; que había escrito sobre la arquitectura 
y dado á este arte un estilo nuevo; que había redactado un 
tratado sobre los colores, y las observaciones más atinadas 
sobre la perspectiva, la óptica, la anatomía, y sobre la cien- 
cia de las proporciones del cuerpo humano; que había ha- 
blado siete lenguas, la latina, la francesa, la española, la 
alemana, la inglesa, la italiana y la flamenca, y que había 
tenido la costumbre de hacerso leer mientras pintaba, los 
versos de Virgilio, Horacio y Ovidio; que había creado en 
Ambcres aquella grande escuela de grabadores que en ella 
florecieron en el siglo XVII; que había poseído la amistad de 
varios príncipes, y á quien un rey poderoso, no había tenido 
á menos encargar misiones importantes y delicadas; y que 
finalmente, ejerció sobre su siglo un infhíjo soberano." 

Este elogio que en globo da á saber quién fuera aquel 
pintor eminente que lo inspira, hará ver á todo el mundo 
la gran valía de líjs joyas de arte existentes en el Santuario 
de San Juan y que se le atribuyen á su pincel, como ya se 
ha dicho. Y aun suponiendo que de él no fuesen los referidos 
cuadros bíl)licos, bastaría con que haya peritos que les den 
tan encumbrada paternidad, para considerarlos obras artísti- 
cas excepciorialmente inestimables. 

Por lo demás, ya que se supone también que pudieran 
dimanar de alguno de los discípulos de Hubens, no es fuera 
de lugar decir que si bien entre el inmenso número de ellos 
ninguno puede llamarse el heredero absoluto de su genio, á 
todos les cupo en suerte una parte de esa herencia; y que 
en la pintura histórica, género al que pertenecen las preciosas 
láminas que motivan esta disquisición, tuvo por alumnos 6 
imitadores á tan notables artistas como Jordaens, Van Dyck, 
Van Thulden, Gaspar de Croycr, Abrahám, Depenbeeck, 
Cornelio Schut y Erasmo Quellyn. 

Por el mismo tiempo en que (lobi<) hacérsele al Santua- 
rio ese preciosísimo obsequio, hallábase en Europa desem- 
peñando con notorio acierto chavados empleos eclesiásticos, 
tales como el de Secretario de la Comisaría (ioneral Francisca- 
na de Indias y el del mismo carador de toda la Religión Será- 




fica,an hijo cicla Nueva Galicia y déla Provincia de Santiago 
de Jalisco: el Hmo. P. Fr. Antonio Guadalupe López-Portillo, 
que habia pasado a Roma en 1 722, siendo Custodio, al capi- 
lalo general de su Orden. (I) 

Ausente de la tierra nativa este buen religioso, que des- 
pués Fué uno de los Obispos más benéficos que ha tenido 
Comayagua ú Honduras, (2) y á quien Su Beatitud Benedicto 
XIII dislingiiiü con el nombramiento de Prelado Asistente al 



Solio Pontilicio, en 
nienoria do la muy 
tierna devoción ([ue 
le profesaba á la 
Santisiina Viryen 
•ÍUecon el nombre 
de Sai] Juan favore- 
*'3- especialmente á 
*<* patria, hizo Iro- 
í'i^laren la Ciudad 
^^ma medallascon 
santa Imagen, de 
■*^íguro las primeras 
^^^ de ella se hicie- 
'in; V envió para su 
tnplounornamen- 
cOuiplelü junta' 



lo 




mente con tres al- 
bas y un frontal. 

Además de los 
presentes venidos 
(te tan encumbra- 
do:^ orígenes, el co- 
mún de los fieles que 
gozaban de como- 
didad traducía por 
medio de ricas ofren 
das su agradeci- 
miento y devoción 
á la milagrosa Ima- 
gen. De esta mane- 
ra, á pesar de que 
muchas de las pri- 
mitivas alhajas que 



__ _ Wpea-Porti 

J^íiían la misma significación, fueron reducidas á dinero para 
■**- construcción y mejoramiento del templo, contaba éste, al 



fi] Esle insigue mexicauo, una de las glorias más brillantes de 
^Vi Provincia, descendía eu línea recta de Alonso López, conquistador 
íie la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya. Fueron sus padres Juan 
López y Catalina Carrera; esludió en el colegio de San Ildefonso en 
México, graduándose de bachiller en artes á ¡os 12 años de edad; 
cuatro después, el 26 de abril de 1695, á las 3 de la tarde, juntamen- 
te con otros dos jóvenes, recibió el hábito franciscano, en el convento 
de Guadalajara, siendo entonces Guardián Fr. Loren/o Gil de Sobrar- 
be, y Provincial, Fr- José de Azpilcueta; y en i ® de obre, del año 
siguiente entró de corista. Era Lector jubilado cuando se le eli- 
gió Custodio. 

[2] "Gobernó a~uella diócesis santisimanieute, d\í:e ¥)eT\?>\.'¿\v.,, 






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— 193 — 

LomelíAltainirano,(1703),D. Tomás Romero Villalón, (1712), 
— notabilísimo eclesiástico que vino á México en la familia 
del Sr. Garabito, que fué el primer Vicerrector que tuvo el 
Seminario de Sr. S. José y que funcionó como jefe de la Congre- 
gación délos Oblatos; — D. Pedro del Arenal, (1713), y final- 
mente, D. Francisco del Río, meritísimo por el fervor con que 
procuró el culto de la Santísima Virgen y que á 14 de marzo 
de 1724 lomó posesión del empleo en que fué tan benéfico. 

Este Sr. dejó, por lo d 3:nís, estos otros int3re.santes 
pormenores acerca del estado del culto en aquella época: 

«Continuamente van en romería de todos los Obispa- 
dos del Reyno, dice deponiendo como testigo presencial, 
personas de todas calidades y Jerarquias á visitar a Nuestra 
SeAora, y esto con tanta frequencia, que en todo el año no 
^y un dia vaco de Velaciones, y algunos tan ocupados, 
ÍUe no cabiendo en el Altar Mayor todas las luces quo encicn- 
^^n las personas que van á velar, es precisso ponerlas en el 
^^elo del Presbyterio, el qual casi se llena de cera. 

«Mas no es solo cera la que ofrecen los peregrinos á 
^U^estra Señora, sino también dones, cada uno según su possi- 
^^Hdad, unos alhajas de oro, otros de plata, otros manteles, 
^tros palias, otros vestidos, camisitas, y otros dones que ofre- 
J^^n á la Santíssima Señora, como tributo ó recompensa de 
'^^ muchos prodigios con que les ha favorecido en sus ncce- 
^^^^ades y trabajos. Los quales prodigios le cuentan comun- 
mente al que declara, quien dice, que si huvinra esperado es- 
r^ nueva impression (*) los huviera escrito, aunque hace 
•Inicio que serian menester nmchas resmas de papel, especial- 
mente para aquellos casos que suceden y le cuentan en la 
fiesta Titular que se hace el dia de la Concepción de Nues- 
tra Señora. De muchos dice el declarante que es testigo 
f)cular, y ha visto instantáneamente andar libres los tullidos, 
salir sanos los cojos, con manos los mancos, con vista los 
ciegos; de estos casos dice, que ve cada dia en aquel Santua- 



[*] Se refiere á la segunda edición de la obra del P. Florencia, Orí- 
gen de loa dos célebres Santuarios. 







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— 195- 

después con otras tres, merced á valiosas donaciones hechas 
por la piedad de los fieles. (*) 



v>^*) MoU Padilla, ob. cit., caps LXXXII y LXXXV.— Qiiezada: 
^^ticias sobre la devoción á María SmitÍHima fie San Juan, pág. 23. 
'^^^ Diferentes Libros de Gobierno de la Mitra de Guadalajara, mms, 
^"^^Lib, V de Actas del Cabildo Eclesiástico de la misma Diócesi, ms. 
"^"-Papeles sueltos del Archivo de la Secretaría del Arzobispado de 
Guadalajara .^Robles: Diario citado; en las fechas que se expresan. 
""^ — Florencia: Origen, etc.. en la edición de 1757, que aumentó el 
V^xto de la primera, cap. V. — González: Historia de Agttaficalienfef, 
^ota á la pág. 437, — Ortega y Pérez Gallardo: Estfjdios gevealógicos, 
^)ágs. 120 y 121. — Píireja: Crónica de la Provincia de la Visitación 
tie Nuestra Señora de la Merced Redención de cautivos de la Nueva 
JE9p^nay cap. XXVII, est. IV, t. U—Lib. de Visita del Sr. Colme- 
nero, vol. I, ms. — Dice, cit,, art. JAisco. — Colección de documentos 
"liist6ricos formada por el S. D. Ignacio Aguirre y que hoy es del S. D. 
Manuel Cambre, ms. — Arlegui: Crónica cit., parte Vi, cap. XX. — 
Florencia y Oviedo: Zodiaco Mariano, parte V, cap. V^I. — "Diccio- 
nario Histórico de Biografía Universal," edic. barcelonesa de 1834, 
art. Rvhens [Pedrc PabUA — Van Kasselt: Historia de Bélgica y 
Húianda^ lib. XII, cap. IV. — Beristainr Biblioteca cit., art. Portillo 
{lUmo, D, Fr. Antonio Guadahtpe López). — Ejecutoria de la familia 
López- Portillo, ms, — Un libro de profesiones del convento de San 
Francisco de Guadalajara, ms. 



••^••^^•••«••.«••«^■•^•'•«••%«»«^'»««"*, 



II. 



La coNvSTrucción del nuevo Santuario. 



Larga fué la vacante en que estuvo la Sede de Guada- 
lajara después de la muerte del Sr. Miinbela. Dieron motivo 
á ese estado anormal dos sucesos: fué el uno que la Mitra 
acéfala hubiera sido provista en la persona del Sr. Obispo de 
Durango, l)r. I). Pedro Tapiz, sin saberse que el promovido 
tenia á ese tiempo tres días ya de ser difunto; y fué el otro, 
que habiéndose nombrado en lugar de este Sr., para la Silla 
Episcopal de Guadalajara, al anciano y achacoso Prelado de 
Guatemala, D. Vv. Juan Bautista Álvarez de Toledo, este 
personaje renunció tal promoci(3n, fundado en que no lo 
hacían á prop(')sito para una mudanza de ese género ser de yaj 
casi septuagenaria edad y las enfennedades de que adolecía. , 

Esta renuncia, sin embargo, vino á ser favorable para 
los intereses de la Diócesi Guadalajarense, porque en aten^ 
ción á ella se le dio por Pastor al sabio y virtuoso eclesíá^ 
tico criollo, l)r. D. Nicolás Gómez de Cervantes, que . habif 
sido ya elec^to para suceder en la de Guatemala al Rmo. S« 
Álvarez de Toledo. 

Era el nuevo Obispo nativo de la hacienda de la Llav^^ 
en el distrito de San Juan del Río (*), como lo expresó 



(*) Hace poco tiempo que tratándose de aclarar este punto» á 
publicó en *'El País", diario de México, el siguiente documento cjo^ 



-197- 



ertenecia ■ 



tain, (no de México como escribió Mota Padilla), y pertenecía 
á aquella misma ilustre familia de los Cervantes, que habla ya 
dado el siglo anterior, como atrás se vio, un digno Jefe á la 
Iglesia de la Nueva Galicia. 

Había hecho sus esludios en el Colegio de Santos, en 
México; ordenado de sacerdote, fué sucesivamente cura 
párroco, prebendado y canónigo de la Metropolitana; y estan- 
do borlado en cánones, obtuvo en la Universidad de México 
kt cátedra de Decreto y la desempeñó durante veinticuatro 
aftos, hasta que se le jubiló. 

Un biógrafo suyo, epiloga de esta manera sus virtudes: 
"Varón ciertamente docto y celoso, y tan pobre, humilde y 
''iinosnero. que jamás tuvo sino un vestido; y ese ían raido 
!" tosco, que habiendo salido á recibirle al camino para su 
Pí'imer obispado un hermano suyo, religioso agustino, le dijo: 
<^. ^n posible, hermano, que con ese ve>^tÍ(lo vas á tomar pnse- 
^^rinfU una dignidad tan Iionorlpca?" Alo que respondió 
^* Sr. Cervantes: ''Hermano, un Obispo sólo debe cuidar de 
^**-s vestidos de los pobres y de los adornos del alma." 

El mismo año de 1727, en que tomó posesión de la 
*^¡tra de Guadalajara, comenzó la visita general déla üióce- 
^* y la terminó en 1729: el número de personas que duran- 
'-^ ella confirmó, fué de 250.000. 

Es seguro que cuando andaba en el desempeño de aquel 
^«ber episcopal, debió conocer el Santuario de Nuestra Seño- 
*'a de San Juan; así como es muy posible que al tener noti- 

Ho deja lugar ninguno áduda, que está tomado del "Libro de bautis- 
mos de españoles" de la parroquia de San Juan del Río, correspon- 
diente á ios años de 1665 a 1676, y que por obvias razones creo 
oportuno reproducir aquí: 

"Nicolás Carlos.— S. Juan. — En veinte y tres de Noviembre de 
mil seiscientos y sesenta y ocho años bautize puse óleo y clirisma á 
Nicolás Carlos hijo del Capn. Don Jn. Leonel de Servantes Carua* 
jal y de Doña Mariana Velasquez de la Cadena fueron sus padrinos 
Don Freo. Leonel gomes de Seruantes y doña Manuela femantes. — 
Br. Simón Nuñez Bala." 

Tal vez el error en que se ha incurrido, al darle la ciudad de 
México por patria al S- D. Nicolás Carlos, provenga de haber 
confundido á este Sr. con su tío el Dr. D. Nicolás Gómez de Cervan- 
tes, Arcediano que fué de Oaxaca. 



— 198 — 

r.ía de los antecedentes históricos que relacionaban el c 
de la venerada hnagen con el celo religioso de uno d 
miembros más egregios de su familia, se creyera obligai 
limo. Sr. Dr. D. Nicolás Carlos á procurar, con no m 
eficacia que su Uo el limo. Sr. 1). Leonel, darle páJiulo 
feliz devoción de la misma taumaturjía Imagen. 




Cuadro bíblico. 
(De la serie atribuidn & RubeuK.} 

Á mayor abundamiento de ese religioso impulse 
mismo Sr. Obispo D. Nicolás Carlos salió con bien, grí 
á la intercesión de la misma Señora Nuestra, como é 
tiempo se dirá, de más de algún grave apuro en que se \ 
y á consecuencia, se trocó su simple afición primordij 
ahincada obligación que lo impelió á demostrarse a marte 
de su gran favorecedora. J^H 




Desde luego, no siendo va proporcionadas a! grande 
úicremento que h;U)ía tenido el culto de la Santisima Virgen 
de San Juan, en el primer tercio del siglo que corría, las cortas 
'dimensiones del Santuario que estaba en servicio, — puesto 
*iue, como ya se expresó, el número de los peregrinos que 
concurrían á la fiesta principal llegaba por ese tiempo á 




Componer una muchedumbre de diez mil personas, — era 
conveniente proveer á proporcionar recinto más amplio y 
con magnificencia mayor construido, que el que se le debía á 
la piedad del Sr. Colmenero. 

Resuelto este punto por el ejemplar Prelado, "no fiando 
de otro los aciertos de su devoción, dice un testimonio coetá- 
neo, determinó también pasar en persona desde Guadalajara 
al Santuario, para elegir el sitio Y poner la primera piedra" 
del nuevo templo, acto éste que personalmente efectuó el dia 



— 200 — 

del Ai)(')stol San Andrés, 30 de noviembre del año de 173:2; 
habiéndose comenzado á acarrear los materiales con antel^^- 
ción de doce días á esa fecha. 

Menudearon de todas partes las limosnas para la nuev^ a 
fábrica, como era de esperarse del entrañable amor qi». e 
le profesaban los fieles mexicanos á la Imagen que iba á s 
dueña de la morada que estaba en construcción: devot 
había que aun de distancia de veinticinco leguas, que es ^a 
de Silao, acarreaban en sus recuas piedra para la obra. 

"Son los tamaños de dicha Iglesia y su disposición, escí 'i- 

bíase tres años después de comenzada esa fábrica, al misrr^MO 
modo que e.stá la Iglesia del glorioso San Francisco, en -el 
Convento grande de México, de cuya traza se traxeron d cng s 
mapas para seguir en todo aquella misma idea. Fuera c^Be 
esso, le acompañan varias piezas que la acreditan de magníF ^- 
ca, una Ante-Sacrislia de diez y seis baras, Sacristia de veinte Y 
quatro, Ante-Camarin de nueve, Camarín de once en quadr 
y otras dos competentes piezas, que han de servir, la 
de Thesoro para guardar las alhajas de la Iglesia, y la oti 
de Ante-Thesoro. La Iglesia tiene de largo setenta y quatr^ — ^ 
baras y tercia, de ancho diez y seis baras netas, y lo niism 
tiene el Crucero. Vase fabricando dicha Iglesia con sus torre 
cuyos cubos son de cinco baras de buque. Las Puertas d ^ 
la Iglesia son tres, una mirando al Poniente, á la parte d ^ 
la plaza, y es la Puerta principal, las otras dos están á lo - 
dos costados, una en cada uno, á competente proporción - 
Se va fabricando con tal fortaleza, que las paredes tiener^ 
de ancho dos baras y media, con tal esmero, que las colum- 
nas, siendo de obra dórica astreadas, vuela cada una bara 
y media, y la ñibrica toda es de cantería ó sillería apastilla- 
da, de manera que concluida la obra será uno de los más 
sumptuosos Templos de este Rey no." 

Para que dirigiera la construcción de este edificio, se 
hizo ir al alarife ó maestro mayor Juan Rodríguez de Estra- 
da, perito del que tan pocos antecedentes se tienen, que se 
reducen todos á que estaba casado con D* Juana de Agua- 
yo y á que se avecindó en San Juan desde que se puso la 
primera piedra del nuevo templo. 



— 201 — 

Por lo demás, es curioso saber que Rodríguez de Estra- 
la disfrutaba sólo de un modesto jornal de catorce reales, 
^1 cual se mejoraba los sábados con dos reales más. 

Alguna vez hubo — el ano de 1758 — en que acaso para 
:erciorarse de la solidez de la obra que se estaba haciendo, 
e llevó á que hicicjra un reconocimiento de ella al maestro D. 
uan Gudifto, vecino de Querétaro, que fué conducido al 
fecto en carruaje y sirviéndole mozos; señal que se trataba 
le sujeto de cierta importancia. 

Sin embargo, Rodríguez de Estrada fué el que continuó 
ricargado de las obras durante su vida, con tanta eficacia 
habilidad que en recompensa el limo. Sr. Obispo 
(artinez de Tejada, al visitar San Juan en 1753, "dexó 
rdenado, y mandado, — dice un documento fehacien- 
^j hasta hoy inédito, — que si antes que se colocase el dicho 
Uevo Templo, fuese Dios servido fayeciese dho. maestro 
la' Juan Rodríguez, se sepultase su cuerpo en dha. nueva 
Klesia, por su especial devoción á Ntra. Sra." 

Para el lucimiento de la fachada del templo, por el 
ado Norte, adquirió el Capellán Mayor Sr. del Río, en 24 
le octubre de 1744?, las Casas Reales que estaban muy 
iestruidas y por las que en cambio les dio á los indígenas 
ina finca de valor de $600 que le había comprado á D. 
Miguel Martin del Campo; y adquirió también un solar que 
^taba entre las mismas Casas Realeá y el Santuario, quedan- 
lo de esta manera esos bienes raíces sin solución de conti- 
luidad entre sí, con provecho no sólo para la perspectiva 
jino para la comodidad de la fábrica. 

Aliento siguieron dándole á ésta, después del Sr. Obis- 
)0 Cervantes sus sucesores los limos. Sres. Gómez de Para- 
la y Martínez de Tejada: consta que tanto el uno como el 
)tro le destinaron á aquella obra cantidades muy respeta- 
bles. 

Algunas cifras de los gastos que se fueron haciendo 
turante la construcción, dejan deducir el impulso que recibió 
a fábrica en diferentes épocas de aquel periodo memorable: 

Desde que se comenzó la obra hasta el 27 de mayo de 

1733 iban gastados $5,381. 2 r« 

1^ 



— 2i)2 — 

Desde esta última fecha hasta 12 de octubre de 17 
se hizo un gasto de $9,126.6.J tomines. 

De la fecha precedente á 1 9 de mayo de 1741 ascen- 
dieron los gastos á $13,366. 6ji*? 

Desde esta postrera fecha hasta 2 de mayo de 1743 ^ 
monto del gasto se elevó á $8,921. 4 tomines. 

De esta fecha á 6 de mayo de 1745 el gaslo fué de 
$1 1,485. 7 tomines. 

Desde 6 de mayo de 1745 ¿15 de febrero de 1749 se 
fiastaron $29,899. 4 r^ 

Desde 30 de septiembre de 1752 á 15 de julio de 17^*^ 
ascendió el gaslo á $i(),936. 3r«. 

Kntre estos apuntes falta, como se ve, el gasto conree^' 
pondienle al lapso corrido desde 15 de febrero de 174-^ 
liasta 15 de septiembre de 1752; no obstante, el total de 
(\intidadesque se ven invertida en los demás años que 
mencionan, á contar desde que se puso la primera piedn 
era de cerca de $120,000. Y sobre esto, debe tomarse e 
(aienta. siempre que de este particular se trate, que muchos 
de los iletes y gran parte del material eran gratuitos, com 
limosnas de la piedad de los devotos. 

Acababa de ponerse en su sotabanco la última piedra d 
la cornisa del címboirio, cuando murió el maestro mavor Jua^^ 
Kodríguez. Honróse entonces su cadáver como se habls 
dispuesto: condújoseleprocesionalmente al Santuario del Si 
Colmenero, donde se c^intó con solemnidad misa 
vigilia; y en seguida trasportósele debajo de cruz magna -» 
por la plaza real, hasta la puerta del costado del temple^ 
imevo, presidiendo la fúnebre comitiva el Br. D. Vicen- 
te José (le Cuéllar, que oficiaba como Teniente de Gura; all: 
este Sr. les entregó el cuerpea los Capellanes que aguardabais 
con (*ruz y ciriales; retiróse el Br. Cuéllar, y tomando la capcit 
iú Br. n. Juan Crisóstomo Gómez Portugal introdujo el cadá- 
ver (^n el Santuario en construcción; en la nave de la iglesia se 
l(i cantaron res|)onsos en tres posas; y finalmente, se le dio 
privilegiada sepultura en la antesacristía y al lado derecho de 
la (Hilrada á ésta por la puerta del crucero. Tal sepelio tuvo 
]\\^¡iv el 1 ^ de noviembre de 1760. 




-203- 



Tío le sobrevivió muclio al referido alarife el amerilatlo 
Capellán Mayor Br. I). Francisco del Rio. Este fervoroso 
eclesiástico, natural de Pinos, dejó de existir eM6 de aluil 
fie 1765 y fué sepultado en et cajnarin del nuevo teniplo. A 
su empeño y cuidado se le debió la constancia con que í^r 
había procedido en Ja construcción, y el adelanto á que esla 



llegaba entonces; 
de su propio pe- 
culio hai)la dona- 
do para ella el 
misino fervoroso 
«íclesiáslico la 

«■anudad de 

^8.882, y ade- 
»nás de ella se lia- 
blan gastado has- 
ta ese tiempo en 
te grandiosa fá- 
brica $184.334. 
Después, ba;o 
'a vigilancia suce- 
siva de los Cape- 
llanes Mayores 
Bres. D. Francis- 
co Tomás de A- 
goilar (1765) y 
'*• Francisco Mar- 




Kr. n. FraniíiscotltílKli 
benemérito 
Capel lin Mki 



línez d(! Alarcún 
(Í767), se coí)t¡- 
nuó la obni; y ca- 
si al propio tiem- 
po en que se pu- 
sesionab^ del 
nlií^n^o caij^o el 
Hr. 1). VicenU- 
Cuéilar y Gonzá- 
lez, considerán- 
dose va el tiuevo 
Santuario en es- 
lado capaz de re- 
cibir en su recin- 
to á la Sacra Ima- 
gen cuyo era, dis- 
puso el limo. Sr. 
Obispo Dr. 1). 
del s.Bt««rio. Diego Rodríguez 
Rivasde Velasco, 
por auto de á I 



*íe noviembre de 1769. que se procediese á hacer 
^'■aslación, como en efecto se verificó el día .SO de ese 
"i'Smo mes, al cumplirse justamente treinta y siete 
^fios desde la fecha en que se había empezado el edi- 
ficio. 

Kd el interior de él, todo estaba ya concluido; sólo falta- 
''* del templo propiamente dicho una parte de las torres. 

De esta manera, sucintamente referida, la Santísima 
• itgen que siglo y medio antes era venerada en el rincón 
¡*<^lvoriento de la sacristía de una humilde capilla de indios. 
'^gó i tener por suyo uno dje los templos más suntuosos no 



— 204 — 

sólo del Obispado de Guadalajara, sino de todo el Virreina 
de la Nueva España, y aun de la América. (*) 



r ' 



(*) Dice. Univ. de Hlst. y Geog. ya citado, árt. Jalisco. — Veri* 
Catecismo OeográficoHistórico-Estadisticodela Bepública Mexicana, 
lección XVI. — Mota Padilla: ob. cit., cap. XCIÍ. — Berístain: ob. 
cit., art. Cervantes {limo. Z>. Nicolás Carlos Oómez (te)— Papeles del 
Archivo de la Secretaría de la Mitra de Guadalajara.^— Florencia: Ori- 
gen etc., edic. de 1757, cap. V.'^Libro en que se asientan las FiM' 
cas de los difuntos que se sepultan en este Santuario de Nuestra SefUh 
ra de San Jvan*\ pág. 139 frente, ms. -Lí6ro del descargo que ae 
ase de materiales^ Ma^tros, i opei^arios que trababan en la Iglesia 
que se está haciendo^ á la milagrosa Imagen de Ntra, Sra, de San 
é/uan/' ms, — Quezada: ob. cit., págf 24 y 25. 



••^••^•«.^%,#^,*»%^«».^».#»%«<* •»,#*%,#*»,••»,••%,•»»,•«»,•«»,»♦»»•«»»•«.•*•••»♦••*•••*•••••*•••••••••*•••«%•••••'»•#••**'••••»• 



III. 



Otra información 
de los pbodigios de nuestra señora. 



No fueron la decisión de que se le fabricara nuevo San- 
tuario á la Santísima Virgen de San Juan y el hecho de haber 
Comenzado personalmente esa gran mejora, los únicos testi- 
monios que de su afecto á la misma reverenciada Imagen 
^^jara el limo. Sr. D. Nicolás Carlos Gómez de Cervantes. 

El 14 de octubre de 1734, S. S. lima, le dio al Br. D. 
''osé Feyjoo Centellas, Cura, Vicario y Juez Eclesiástico de 
''^ostotitlán, especial comisión, en debida forma, para que 
averiguase con toda exactitud é individualidad los nuevos 
^^\ores que por medio de la Sacra Imagen se hubiese dignado 
^Qcer el Todopoderoso; y aunque pocos días después, — el 6 
^e noviembre siguiente, — falleció aquel discreto Prelado, el 
Cabildo Sede Vacante ratificó en todas sus partes tal encar- 
go. 

Á consecuencia, el Br. Feyjoo, — eclesiástico que fué hijo 
del Oidor más antiguo de la Nueva Galicia, Lie. D. Francisco 
de aquel apellido, y hermano de uno de los Capitulares de 
Guadalajara, el Br. D. Sebastian Feyjoo, — se trasladó á San 
Juan para cumplir su cometido; y á falta de notario público, 
nombró para que hiciera las veces de éste, autorizando las 
diligencias al vecino Antonio Tinajero, que admitió el oficio 
é hizo el juramento de rigor. 



— JOÍ) — 

El LexLo (le (3.sla niiova inronnaciun es como .sigue: 
«En el Pueblo v Siuiluario vio Nuestra Sefiora de San 
Juan, á veinte y dos dias del mes de Agosto de 1735 anor?? 
el Br. Don Francisco del Rio, Presbvtero Doniicíliario de este 
Obispado, y Capellán mayor de diclio Santuario, pareció ante 
el Señor Juez Coniissario D. Joseph Feijoo de Centellas*, 
y dixo: Que el año de 2(), á siete de Diciendirc, víspera 
de la Concepción Puríssinia de nuestra Señora, y Fiesta 
Titular de dicho Santuario, sucedió, queaviendo sui)ido ala 
asotea de las casas de la Virgen Joseph Nuñez, para ver ]o^ 
fuegos de aquella noche, con la familia del Mayordomo, qL^e 
era Don Juan Ignacio (1:í1 Anañaga, con quien avia venic^ o 
dicho Joseplí Nuñe/, enipezt) á correr festivo por las asolea- =5? 
y deslumhrado (^on las luminarias que la devoción del Mayo 'M- 
domo avia en(*endido, perdiendo pie en la carrera se pre(*^i' 
pitó al patio de la casa: está dicfio patio empedrado todo cc:^" 
la piedra que llaman comunmente de Castilla, las parcd« 
tienen de alto como siete baras, con esso se persuadiei 
que con a([uel golpe acabaria su vida el referido Joseph Nl--J' 
ñez, quien deseoso de morir (!omo christiano, al punto pid ^^ 
confession y el santo Oleo. Administráronsele ante todas ccr:^" 
sas estos Sacramentos, como medicina de mayor importar^' 
cia, después vino el Cirujano, i)or ver si podían tener algiM--^ 
efecto las medicinas del cuerpo. Reconoció al enfermo, ó pC^'' 
mejor decir, al que juzgaban moribundo, y por mas que f ^ 
registró con cuidado, no pudo descubrir lesión alguna en tc^ ' 
do su cuerpo, atribuyéndose á favor especial de Nuestra 
Señora de San Juan, cuyo patrocinio imploró al precipitarse 
el doliente, quien dentro de dos ó tres dias convaleció d6^' 
molimiento, y fue por su pie bueno y sano á la Iglesia á daí* 
las debidas gracias á la Santíssima Vii'gen su favorecedora ^ 
Este caso fué muy público, y el declarante es testigo de vistan 
como que sucedió dentro de las casas de su morada. 

«El mismo Mayordomo Don Juan Ignacio de la Arrañagí»- 
le contó al mismo Bachiller D. Francisco del Rio, que vinien^ 
do al Santuario de nuestra Señora de San Juan, sucedió qu^ 
en un paraje formaron las Niñas que traía consigo una rueda.-*- 
ó corrillo^ dentro del qual estaban unos trabuquíllos y anna 



— 207 — 

dtliiego; y aviándose disparado una de ellas les passaron las 
l>alas hasta la ropa interior, pero allí no mas desahogaron su 
^•jria, porque en el cuerpo á ninguna de las Niñas ofendieron. 
••>^¡ lo contó el dicho Mayordomo, atribuyéndolo á especial 
favor de Nuestra Señora de S. Juan, cuyo especial devoto 
^ y assi lo declaró debajo de las solemnidades debidas el 
^nencionado Bachiller Don Francisco del Rio. 

«El mismo Bachiller, baxo la misma solemnidad, declaró, 
<ÍHe Don Phelipe Cayetano de Medina, vecino y Regidor de 
h Ciudad de México, lo certificó; primero por Qirta su fecha 
¿6 de Febrero de 1729, y después verbalmente estando en el 
•Santuario, que aviendo sido casado cerca de quatro años con 
'^oña María Manuela de Torres, sin aver tenido succession 
•^i £una, luego que por su orden y mandato se cortó un vestidi- 
•^c>, que hicieron á Nuestra Señora de San Juan, bordado de 
f^ ^rlas, tuvo succession; porque desde entonces, fuera de toda 
ijperanza, se sintió agravada dicha Doña Maria su Muger, y 
10 después á luz un Niño, á quien en reconocimiento del 
^^eneficio recibido de Nuestra Sonora, le llamaron en la pila 
•Juan Maiia, haciendo con esto, que aun el tierno infante, 
^*geno todavía de razón reconociesse la deuda, assi como sus 
1-^adres agradecidos la confessaban, rindiéndole repetidas 
Kracias á Nuestra Señora, á cuva fiesta vinieron á servirle de 
Mayordomos, trayendo consigo al Niño para ofrecérselo reve- 
rentes, como don recibido de sus liberales manos. 

«Don Luis deMonterde. vecino de la misma Ciudad de 
México, se hallaba en cierta ocasión gravíssimamente aque- 
jado de una molesta y prolija flucción, que corriendo de la 
<*-abeza al pecho, le postró tanto, ([ue los jMédicos le desahu- 
^-iaron, no dando esperanza algima de su salud. En esta sazón 
i"ecibió carta del Capellán Mayor de Nuestra Señora de San 
Juan, suplicándole, que admitiesse el ser Mayordomo de 
nuestra Señora aquel año, que era el de 1 780. Admitió guslo- 
^ísí^imo, y refiriendo á dicho Capellán Mayor en la respuesta 
^'^ su carta, el estado tan deplorado de su salud, le dice, que 
í^olo mediando el ftivor y patrocinio de la Señora, le quedal)a 
^'•"^Peranza de vida. No fue vana su esperanza, ponfue desde 
^* dia de la fecha de la carta en (jue acceptabalaMayordo- 



— 20<S — 

mia, se empezó á sentir mejor de su accidente; y cada dia iba 
reconociendo mas alientos, como en otra carta posterior le 
certifica al mesmo Capellán. Fue tan adelante la mejoría, que 
llegado el tiempo de la fiesta, estaba ya el devoto Mayordo* 
mo bueno y sano, tanto, que siendo de crecida edad huviera 
venido personalmente á solemnizar los cultos de la Señora á 
su Santuario, si los Médicos no se lo huvieran impedido, 
diciéndole, que era exponerse á peligro de perderla salud quic 
la misma Señora le avia dado. Con este parecer de los Médi- 
cos determinó embiar para que celebrassen la Fiesta á 5us 
dos hijos, con quienes embió también un precioso arco de 
crystal á dos hazes, echo á todo costo, el que oy circunda 
la Urna y Trono de la Señora. Assi lo declaró el ya dicho 
Capellán Mayor D. Francisco del Rio. 

«Vinieron pues el año de 31 los dos hijos del referido D. 
Luis Montarde á celebrar, á expensas, y por orden de su Pa- 
dre, á Nuestra Señora de San Juan en su Santuario, y en esta 
ocasión declara el mismo Capellán Mayor D. Francisco del 
Rio, que sucedió un caso estraño, y es el que se sigue: Avién- 
dose formado un bayle el dia 9 de Diciembre en la noche en 
la Casa de la Virgen, donde estaban hospedados dichos Caba- 
lleros Mexicanos, un Criado de Don Pedro Garcia Alvarez 
advirtió una acción poco honesta con su propia muger en 
otro mozo de alli, y encendido de zelo le dio tan cruel esto- 
cada en el estómago, que á toda prisa llamaron á dicho Cape- 
llán que era el mas immediato, por ver si podia confessario. 
Confessóse, y declaró al Confessor, que al darle la estocada 
imbocó á la Santíssima Virgen con el Título de Nuestra Seño- 
ra de San Juan; púsose las manos en la herida, pareciéndole 
que se le salian las tripas; vertia mucha sangre, y siendo assi, i 
que el Cirujano declaró que se le avia roto hasta el redaño, 
dentro de poco tiempo quedó perfectamente sano, recono- 
ciéndolo por especial favor de Nuestra Señora, en cuyo servi- 
cio, y en acción de gracias se vistió como librea un saco de 
jerga, por espacio de un año. 

«No fué menos maravilloso el caso que el año antece- 
dente de 1780 le sucedió á una Señora -Madre del Dr. Don 
Diego Peredo, que á la sazón es Racionero de la Santa Igle- 



— 209 — 

sia Cathedral de Valladolid, y entonces era Cura del Valle de 
Santiago. Sucedió pues, que estando la Madre de dicho 
Señor va á los úllimos, v desahuciada de los Médicos de un 
copioso fluxo de sangre, solicitó su hijo el Sr. Don Diego, de 
uno de los vecinos, como reliquia un vestido de Nuestra 
Señora, y luego que lo huvo conseguido, llegando á ponérse- 
lo en la cabeza á su doliente Madre, le dixo: Señora^ aqiii le 
traigo un vestidito de Nuestra Señora de San Juan, prométale 
Usted á la Señora irla á msitar, y llevarle d mi hermano D. 
Joseph á que cante su primera Missa en su Santuario. La 
Señora su Madre le preguntó que si hablaba de Nuestra 
Señora de San Juan del Cuisillo, y el hijo le respondió que 
no, sino de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos. Ente- 
rada ya de esto la Madre, y aviendo passado varias atencio- 
nes entre Madre, éhijo, respondió por último la Madre, que 
prometía executarlo como lo aconsejaba. Hecha la promessa 
'e aplicó el hijo la reliquia de Nuestra Señora, y luego al punto 
empezó á minorar el Ilujo, que era antes copiosíssimo, y á 
poco tiempo se le estancó totalmente, y quedó perfectamen- 
te sana, atribuyendo su vida á especial favor de Nuestra 
Señora de San Juan, y vino á cumplirle la promessa á su 
Santuario, en donde le contó lo referido el Señor ya dicho su 
hijo Dr. D. Diego, al Capellán Mayor 1). Francisco del Rio, 
4Uien jurado lo declaró al Señor Juez Comissario de estas 
diligencias. 

«Otros tres casos declaró el mismo Capellán Mayor, que 
Por raros le contó una Señora vecina de la Villa de (Jerez, y 
Esposa de D. Francisco de Escovedo. El primero fué, que 
íiviendo despachado dichos Caballeros una quadrilla de 
Carretas cargadas de maiz, que es ol trato de aquella tierra, 
para la Ciudad de Zacatecas, estando ya distantes como cinco 
leguas de su casa, quiso una hidia, muger de uno de los Carre- 
teros, bajarse por la rueda de una carreta, cayó la miserable 
cogiéndola la rueda debajo, y andando los Bueyes la maltra- 
taron tanto, como lo da á entender el peso gravíssimo de toda 
una Carreta cargada de maiz. Acudieron á favorecerla los 
demás Yndios, embolviéronla en un capote, y juzgándola muy 
cercana á la muerte recurrieron á sus amos para que diessen 



*>"? 



— 210 - 

providencia de que se le adininisLrassen los Santos Sacrr' 
mentes. Fué el Confessor, y movida de compassion fea 
también la dicha Señora muger del referido D. Francis 
Escovedo, llevó consigo un Quadrito de Nuestra Señora 
San Juan, pareciéndole que en él llevaba recepta de salud 
vida. Assi lo imaginó, y assi lo consiguió su fé, porqita 
aviendo hallado á la pobre India hecha un tronco, quebraA 
toda, le aplicó la recepta milagrosa de la Imagen de Nuestt" 
Señora, diciéndole á gritos, que se encomendasse á Nuestr* 
Señora de San Juan, y le prometiesse irla á visitar á ^ 
Santuario. Hecha esta diligencia la hizo llevar á su Casa paír 
curarla, con esperanza firme de que avia de sanar; y putil. 
tanto su fé, que en una vida consiguió dos, porque estanca 
agravada la India parió tres meses después con toda felicidad 
sin la menor lesión de la criatura; y aunque la pobre MadK* 
avia quedado con solos los huessos de las piernas, por av6rs& J 
caido toda la carne, le encarnaron nuevamente, y siendo el < 
todo sana fué á darle devota las gracias á su insigne favor ^ 
cedora Nuestra Señora de San Juan á su mismo Santuari < 
El segundo caso fué, que estándose muriendo un criado ^ 
dicha Señora muger del ya citado D. Francisco de Escocí 
vedo, de una penosíssima flucción en la cabeza, qmj 
ya corrupta avia criado gusanos, y parecia estar estosen le 
sesos: Estando pues ya moribundo, fué á verlo su ama, 
exhortándole á que se encomendasse á Nuestra Señora d 
San Juan, y le pidiesse la salud, lo puso dos pedacitos d 
carne de carnero en las ventanas de la nariz, sin mas exp^ 
riencia, ni conocimiento de tal medicina, que el impulso qii^ 
sentia para hacerlo. Caso raro por cierto: empezaron á saurín 
los gusanos en tanta abundancia, que dixo, que entre grandes 
y pequeños le saldrían mas de trecientos, quedando el enfer- 
mo tan perfectamente sano, ([ue quando su ama vino ai 
Santuario lo trajo de su cochero. El tercer caso, por ser la 
materia de menos monta, parece que se acredita de mas raro, 
y fué assi: Una noche tenebrosa y obscura se salieron de la 
caballeriza unos caballos, echándolos menos salieron los 
criados en su busca, mas aviéndolos buscado algim tiempo 
no muy corto, se volvieron |)or\)aro('orlesimpossihlcel hallar- 



— 211 — 

los, teniendo por cierto, que se los avian hurtado. La referida 
Sonora recurrió luego á su des.^mpeño, á Nuestra Señora de 
San Juan, assegurándoles á los demás, que los caballos no se 
avian de perder, sino que por favor de Nuestra Señora avian 
de parecer. Los otros juzgando aquello antojo, ó delirio de 
niuger, le dixeron, que no pi(Jies.se aquellas impertinencias 
á, la Santíssima Virgen, que los caballos no era possible pare- 
cíessen aquella noche; mas el succsso confundió su tibieza, 
V alentó la devoción y confianza de la muger, porque dentro 
de poco rato sintieron ruido de bestias, y saliendo á ver lo que 
era, conocieron que lo» caballos perdidos se avian vuelto por 
sisólos á entrar en la caballeriza, sin que persona alguna los 
oondujesse; quedando con esto enseñados todos, y persuadi- 
dos, que aun en cosas de poca importancia favorece con 
especialidad MARÍA Señora á sus verdaderos devotos; y 
quedando la piadosa muger mas confirmada desde entonces 
^n su antigua devoción. 

tQuando todos reciben con tanta frequencia especia- 
lissimos beneficios de Nuestra Señora de S. Juan, no es 
feúcho que con especialidad los participen aquellos que 
inmediatamente se emplean en el servicio de tan Soberana 
Señora. Dos obreros del nuevo Templo, que la devoción y 
generosidad fabrican á esta gran Heyna, experimentaron 
^-omo familiares de su I\\lacio el Real Patrocinio de su Seño- 
^'í^. Estándose trabajando en los cimientos el año de 733, 
asaban los oficiales para facilitar el despeñadero de las pie- 
dras, poner unos puentes de morillos, desde donde las despe- 
^í^n; al despedir pues de uno de los puentes, una de lasmayo- 
^*^piedras, que era de una en carreta, gritaron desde el puen- 
'^' Como acostumbraban, para que se apartasse la gente que 
^"^ndaba abajo en los cimientos que tenian de profundo cinco 
y^í"^ y media, despidieron la piedra, y uno de los obreros 
'^iixado Domingo de los Reyes juzgó inconsiderado que 
'^P^ria passar de una á otra parte antes de que llegasse la 
ir'pcira al profundo, pero le salió mal el discurso, porque 
o loándole el tiempo le alcanzó el pedron, mas no podia 
^*tarle la buenaventura, sirviendo á la Madre de ella, que 
'^ MAR[A Santíssima. Cogióle la piedra, pero no le hizo 



— 212 — 



o 
n- 
e 

en 
la 



mas daño, que tirarle un cubo de mezcla que llevaba en la 
cabeza, lastimarle la mano con que asía al cubo, rasparle el 
homl>ro y el quadril, tan ligeramente, que curado por el 
Capellán Mayor solo con un poco de polvo de azúcar, prosi- 
guió después su trabajo sin lesión alguna. Mas cUtrameim te 
parece que se manifest(') con el otro obrero de su Templo el 
favor de MARIA Santíssima. Al despedir otro peñasco, ó 
con el conato, ó por descuido cayó de espaldas, antes que la 
piedra, Santiago de Mesa, y cayéndole después la piedra en^r'.i- 
ma le cogió del)axo;el Sobrestante, que era Cayetano de Esc^ o- 
to, le dixo al dicbo Santiago al caer: Válgate la Virgen de íSW^« 
Jaan\ no huvo menester mas medicina, porque levantan 
después la piedra lo hallaron ilesso, diciendo el mismo paci 
te, que no le avia ofendido en nada. Assi lo declaró el Cjí\ 
lian Mayor del Santuario el lír. 1). Francisco del Rio, qni 
añade, que son tantos los casos (|ue cada dia suceden en 
obra nueva con los trabajadores, que continuamente los es==tí'i 
advirtiendo á los operarios, que no hagan tantos arrójenos, 
porque parece (|ue es querer precisar á la Señora á q "U'j 
haga milagros por instantes. 

« Un muchacho criado do Nuestra Señora llamado S^ 'i- 
dres, de ocho años de edad, traveseaba en una ocasione: ^>" 
otros de sus conmuchachos; (|uiso saltar el pozo, y fallan ^o 
impulso al brinco cay(') dentro del dicho pozo, (jue tiene ^'c 
profundo catorce ó ((uince baras, y en la superficie del a^^M 
un marco dí^ inesquile, tan estrecho, que no parece que tie ne 
una bara de hoquedad; y siendo assi, que todíis estas circuní?- 
tancias manifiestan notabh» i)oligro en la caida, con torio? 
Cciyó con tanta felicidad, que sin dar en el marco cayó conio 
flechado enol agua, en donde se mantuvo tan sin lesión, quc 
(lando de gi'itos, y tocando por burla chirimías hizo juguete 
del rie:?go, hasta (|ue le sacaron d:*l pozo sin que recibiesso 
(laño alguno, i)ersua(li(Mid()se lodos, (|ue este era favor esp<-- 
(*.ial de Nuestra Señora de San Juan, (|U(i con piedad avia 
visto por la vida de a(|U(íl su esclavo. De este caso es testigo 
de vista, y assi lo declara (íI mismo Capc^llan Mayor D. Francis- 
co del Rio, quien prosiguiendo su declaración ante el Señor 
Jnoz Co//)issaí'¡(). decían') los dos (*asos simiientes. 



— 213 — 

cEl primero es, quo paflenioud > notable se luoíhid en su 
Hacienda D. Joseph ClirisLobal do Avendaño Regidor de la 
• Ciudad d3 México, en ocasión que tenia prometido á Nuestra 
íáeñora) envigarle el sualo d-; su Iglasia, viendo ((je por la 
taita do agua se le moria mucho ganado menor, mandó decir 
una Missa en honra de Nuestra Señora de San Juan, v 
volviendo con viva fé el rostro al Santuario dixo, quejándose 
aínoroso á su es¡)ec¡alíss¡ma Abogada: Señora^ si rw emhias 
agua no ay enrifjrtir, co'iti rara por cierto, aquel mismo dia, 
siendo tiempo de seca, llovió tan co])iosamente, que sin en- 
trar el agua por los ordinarios conductos se llenaron hasta 
derramar las presas, quedando el piadoso Caballero conür- 
niado en su devoción, y tan obligado con este que llamaba 
inilagro de Nuestra Señora, que aquel mismo año empezó á 
conducir las maderas desde veinte leguas de distancia, para 
cumplir su promessa. Kl segundo caso es del mismo Caballero 
Regidor de México 1). Joseph Christobal de Avendaño, quien 
estando también en su Hacienda comenzó á adolescer de 
unallaguita en un brazo, que terminó después en una flucción 
tan maligna, que hinchado el brazo se puso tan gi'uesso como 
Un morillo. Parecióle á dicho Caballero tener va cáncer en 
^1 brazo, y temiendo perder la vida, ó á lo menos el brazo 
enfermo, recurrió al amparo de su siempre favorecedora 
ííucstra Señora de San Juan: atóse una medida de la Sobe- 
rana Imagen, que avia llevado del Santuario, y al ponérsela 
Í6 dixo: Señora^ de aquí no ha de passar. Fuésse á México, 
"anió Médicos y Cirujanos, quienes viendo la monstruosidad 
^^1 brazo, y juzgándolo acancoiado, lo tuvieron por incura- 
'^'g; inas el devoto Caballero los animó, diciéndoles, que ol 
^/ítídoto para que el cáncer no huviesse proseguido, avia 
**'do aquella Medida de Nuestra Señora, con que tenia ata- 
^^ ^1 brcizo, v su:íOto el veneno: animados va los Médicos v 
^"'Ujanos coinenzaron á hacer algunas diligencias para curar- 
'^^ A la experiencia les enseñó, contra lo que alcanzaba su 
^'^^ ;íncia, que era tan curable, que dentro de pocos dias 
^"^^dó bueno y sano diclio Caballero, quien deseoso de 
7.^ >3 se pub icassen estos dos casos, que atribuía á espe- 
'*^1 favor de Nuestra Señora, se los refirió al declarante 



— 214 — 

Br. I). Francisco del Kio Capellán Mayor del Santuario mo, 

€ Aiui mas raro parece el caso que le sucedió á un hoii^r n- 

bre de la Jurisdicción de Atotonilco el alto, cuyo nombre r — :-io 

se dice por no acordarse de él el Capellán Mayor Don Franci is- 

co del Hio, á quien dicho hombre contó el caso aviendo vei' li- 

do al Santuario de Nuestra Señora de San Juan á darle l;^-^s 
gracias á la Señora, por averie favorecido con tanta cspeci a- 
lidad en el peligroso sucesso, que fué de esta suerte. Corr^^ía 

tejnerario tras de un Toro, prendióle con la garrocha, y v < > l- 

viendo sobre él el Toro en fuer/a do carrera se quebró la la n- 
za, y violenta la punta atravesó el pesquezo del cíiballo, y le 
traspassó al ginete la garganta, tan p jligrosamante, que le f*^e- 
netró el gorguz con el botón todo el cuello. Invocó el afligi«^<lo 
hombre á la Sa!ilís?i¡n:i Virg3n d;^ .^an Juan, y cobró tan sup^»e- 
rior esfuerzo, que quitando el voton del gorguz se lo sacó de la 
garganta, ocupando la hoqucdad de la herida con el mis!^c=no 
paño, que traía al cuello, pasándolo de una á otra parte ^^c 
la garganta. De esta suerte so fué á su casa, en donde media — n- 
do el favor de la Santíssima V'irgen convaleció en breves din^ins. 
«Con ser tan mai'al)illoso esto sucesso, es mas singul^Bar 
el que Sv? sigue. El año de 734 vino á este Santuario ^- d;í 
Nuestra Señora de San Juan Doña Aguoda Martin dol CamjsrrDO, 
y trajo consigo á un hijo suyo de tres á quatro meses dona^^i- 
do, á quien aviéndosele clavado en un ojo una espina, se 
discurría que quedarla de aquel o.'o ciego, no pudiéndo^^se 
conseguir el que lo abriesse. Su desconsolada Madre esp^' e- 
rando con viva fé c\ favor de Nuestra Señora trajo junto c^^n 
el niño un ojo tie plata que; o:'recei'le á la Santíssima Vivg^u 
como en prenda de su obligación: rogóle al Capellán Mayci^A 
que le pusiesso al Niño d(ílanto de la vidriera de la niilagro^'í 
Imagen, para que le sanassí^; (^1 Capellán por no desconsol «^z* 
mas á aquella afligida Midro, lomó on los brazos al pequeño 
infante, y por el Camarín lo ¡juso delante de la Señora; y lo f^- 
mismo fué acercar al niñ ) á la vidiiora, (jue abrir los 
dos ojos, con tal vive/a. í|ue parece (pío quería entrarse den- 
tro de la misma vidriera. Kl Capellán admirado de tan instan- 
tánea vista le dio la feliz noticia á su Madre, quien dando 
brincos de ('ontíMito, t\o acababa de dar graciiis á la Sanfíssi- 



— 215 — 

ma Señora. De lodo fué testigo de vista el Capellán Mayor 
Don Francisco del Rio, que es quien lo declara. 

«Mayor fué el beneficio que de la Santíssiiiia Virgen reci- 
tó, por medio de esta Soberana Imagen, Joseph Uuiz de 
fisparsa, vecino de la Ciudad de Nuestra Señora de los Zaca- 
íecas. Estando el dicho trabajando en la Mina del Señor 
í5an Joseph, se hundió una parte de la Mina, que tapó á 
quatro Barreteros, y entre ellos al dicho Esparsa, quien invo- 
cando á Nuestra Señora de San Juan dixo: No permitas 
^t^iiora^ que yo muera sin confession; después de tres dias 
filtraron á sacar á los enterrados, y hallando á los otros tres 
^íiuertos, hallaron á Esparsa llamando á Nuestra Señora do 
^an Juan: oyólo un quitapepena llamado Nicolás de Losoya, 
quien lo exhortó á que prometiesse el servir á la Señora en 
^u Santuario un año, y él prometi(') hacerlo vistiéndose un 
so-co de gerga: sacaron por último al dicho Esparsa vivo, 
3.L1 fique muy maltratado, atribuyendo todos el caso á mara- 
i> i I la de Nuestra Señora. I\)r justas causas le comumtaron la 
í>i*omessa del saco y .servicio, en quocontribuyesse algún 
)c>wnalá la Virgen por un año. Vino á darle las gracias á la 
Señora, yaviendo salido de Zacatecas muy aquejado, mien- 
^í^íis mas se acercaba al Santuario se halhiba mas fuerte, 
^^^JH c^ninando á pie; llegado que fué veló por imeve dias, y 
^^^nfessando y comulgando el último se fué a su casa perfec- 
í:^^Uiente sano. Este Cciso sucedió el año de H2 á siete de 
^^^ptiembre, y el año de 85 íi diez y nueve de Octubre, el 
l^^ciente en el mismo Santuario, haciendo su Novena en ac- 
^■on de gracias, lo refirió al Cai)ellan ]\h\yor 1). Francisco 
^^1 Río, quien assi lo declaró. 

«Son tantas las marabillas que de Nuestra Señora de San 

'•^Uan declaró con la debida solemnidad el dicho Capellán 

-^layor O. Francisco del Rio, que su misma multitud pide 

^nuchos párrafos distintos ponjue no se haga molesta la 

historia. Cerraremos pues el présenle con un (-aso marabi- 

^'oso, que en compañía del Maestro Mayor de la obra de la 

^vieva Iglesia, Juan Rodrigue/ de Estrada, declan') el mismo 

apellan. Sucedió el mismo año que ol ca.so antecedente, 

V fué el de 7H2: dechiran pues, que abriéndose los cimientos 



k 




— 216 — 

de dicha Iglesia, se necessitaba, según parecía por los cord< 
les, de una casa que estaba immediata al sitio en que se en" 
pezaba á fabricar la Iglesia; y teniendo por indubitable, qi] 
para seguir lo que ya se avia fabricado de los cimientos, ei 
necessario meter dentro la dicha casa, tenian ya compuesl 
con el dueño que la vendiesse, aunque con alguna resistei 
cia; vencida pues esta dificultad, siguiéndose los ciinienU 
por las mismas medidas de los ya comenzados, se fuere m 
arrimando los cordeles á la dicha casa, con distancia siempiBrre 
de media bara, de manera, que como si huviera crecido el 
sitio, no fue menester coger la casa. Quedaron todos asson^=D- 
brados con este caso, teniéndolo por milagro de nuesl" ra 
Señora; y no juzgaron menos marabilla el averse ha]la( alo 
dentro de la misma nueva Iglesia un pozo con tanta copia ^Bidc 
agua, que para agotarle no ha sido suficiente la mucha aga^nja 
que se ha gastado en la fábrica, siendo assi, que todos I os 
immediatos pozos son muy escazos de agua.(*) 



«Prosiguiendo el dicho Capellán Mayor D. Francifí^^^'o 
del Rio su declaración ante el Sr. Juez de Comission, di- xo 
averio sucedido el año de St, viniendo de Guadalaxara, c' 
caso siguiente. Kntróselc, caminando, la noche tan ohscrr^^u- 
ra, que apenas se veían unos á otros, cogióle en el pue^^'o 
que llaman de Calderón, paraje peligroso, por la mala ger"":==ite 
que suele infestarlo, por esta razón, no obstante la obsciB^ n- 
dad de la noche, determinó caminar quatro leguas adelan *^? 
y avierulo extraviado el camino real para un Rancho doa ^^ 
avia de hacer noche, estando ya cerca del Rancho adr/''- 
tió dicho Capellán á contar las muías de carga, que con olrSís 
bestias de remuda llevaba por delante, y reparó que faltaZwi 
una muía cargada con unas petacas de Nuestra Señora, que ¡í- 
llevaban unos vestidilos viejos para reliquias, y como tres 



(*) He substituido con unas simples líneas la división en párrafos 
á que se refiere el texto. V paréceme conveniente observar que, como 
fijándose en éste se advierte, se le introdujo á la información cier- 
to aderezo, seguramente |X3r el Capellán Br. del Rio, con el ánimo de 
aligerar la jxísadez de la forma de las actuaciones judiciales. 



I i- 



— 217 - 

mil pesos entro reales y alhajas de oro, destinados para l.i 

llueva fábrica de la Iglesia. Preguntóles didio Capellán á los 

ÍMozos por la ínula, y no dando razón en forma, ni congotura 

de? adonde pudo quedarse, se afligió gravemente, porque 

£^>'íendo passado un monte, paraje arresgado á ladrones, v 

hiendo lo restante del camino unos pajonales tan altos, qu ) 

\i cubrían una bestia, no le parecía en lo natural poesible, 

ue pareciesse la muía. Recurrió afligido al reparo, reparti(') 

los mozos en su busca, y sobre todo, empezó á clamar d(í 

c-orazon á Nuestra Señora de San Juan. Caso raro por cierto; 

¿i poco tiempo, carca del Rancho donde avian parado, sintió 

uno de los mozos passos, como de bestia, aplicóse á recono- 

<*-eT, y vló que era la mu!a de las petacas, que por sí sola, sin 

que nadie la condugesse, se venía al paraje donde estaban 

sus compañeras. Mandó entonces el Capellán juntar la gente 

repartida, que costó no poco trabajo, y admirados todos con 

®í sucesso reconocieron el especial beneficio de Nuestra 

Señora, á quien dieron repelidas gracias por el hallazgo, 

P^inc'palm mte el dicho Capellán, que era el lastimado en la 

í^^rdida. 

«Diez años antes, que fue el de 24, le sucedió otro caso 

"^^ menos mai\abilloso al mismo Capellán Mayor, quien lo 

^^C:lara. Dispuso por la mayor decencia de la milagrosa Ima- 

^^il, que se limpiasse el Trono en que está colocada la Seño- 

^ > y para esto lo hizo desarmar, limpiólo, y queriéndolo ar- 

j^^r el mismo dia, como lo hizo, con las prisas puso las 

■^luinnas y sus tornillos fuera de sus lugares, y con esso no 

^nía bien la media naranja que recibe dichas columnas, y 

^^ra ajustaría se colgaron de ellaquatro hombres, queá fuer- 

t^^ intentaban ajustaría; mas cayendo la dicha media naran- 

-í ^ sobre tres vidrieras de la m^na juzgaron todos perdido el 

trabajo, porque imaginaron que se avrian hecho pedazos las 

Vidrieras; y con efecto en lo natural assi huviera sucedido á 

^o acudir con el reparo la milagrosíssima Señora, que invo- 

^.ada con Ir. aflicción del mismo Capellán, dispuso que queda- 

'ssen intactos los vidrios, como si el golpe huviera sido sobre 

una roca. Declaróse mayor la maraJjilla en otra ocasión, 

porque limpiándose segunda vez el Trono, lo armó el mismo 

28 



— J18 — 

Platero que lo hizo, Don Cl.'^niente Martínez, y aviene f 
gastado tres dias continuos en ello, informado del suces==:? 
passado, dijo: que solo ayudados de la misma Señora pudi ^^ 
ron desarmar v volver á armar de nuevo el dicho Trono, 1 
([uepara él sería impossible. 

tKn otra ocasión enviando dicho Capellán Mayor ur*íi 
poca de plata para los ricos blandones que se hicieron ¿i 
Niiesíra Señora, le fallaba para el ajuste como media on;c¿^- 
Acórdóse que el año antecedente, vistiendo á la Señora le 
avia puesto el Mayordomo en lo interior del cuerpecito ui f i 
(lonesillo de un ojo, ó cabezita de plata, y pensando dichio 
('apellan que posaría la media onza que le faltaba, lo quitó, V 
poniéndolo en el poso halló averse aumentado la plata m^s-^ 
de dos marcos, con admiración suya y de los testigos, qU»^ 
fueron Manuel de Rovalcaba, y el Sacristán de la Iglesi s\ 
De estas marabillas afirma el dicho Capellán Mayor, que suc 
den tantas cada dia, que por ser tan repetidas ya no se h 
cen notables. 

tEl año de 727, hallándose desahuciada de los Medie 
Doña Petra de la Campa, muger del Capitán Don Joseph 
llrtiaga, vecinos de la Ciudad de Querétaro, recurrió al patr 
cinio de esta milagrosíssima Señora, de quien alcanzó salv J ^ 
contra toda esperanza humánala dicha Doña Petra, qui^> 
en compañia de su Ksposo assi lo confessaba, yambos I^ 
contaron al Capellán mayor, que es quien lo declara. 

tDe estos casos suceden muchos cada dia, como di^^ 
el mismo Capellán Mayor, quien ante el Juez Comissario d^ 
estas diligencias, declaró todos los siguientes. F^l Bachiller Don 
Juan Martin de Isasi Presbytero y vecino del Pueblo de Sa^ 
Juan, aviendose visto muy malo, y á lo que en lo humano 
parecía, sin esperanza de vida, por una maligna fiebre, que 
le tenia reducido al estado de un tronco, consiguió la salud 
por medio de esta Soberana Señora, á quien quedó sianpre 
reconocido. 

«Assimismo, el Br. D. Antonio de León Cura de San 
Pedro Piedragorda, hallándose á la muerte de otra maligna 
liebre, se encomendó á Nue^stra Señora de San Juan, de cuva 
mano recibió la vida, como el mismo confessaba. 



r-219- 

«Otro Caballero, vecino del Real y Minas de Tlapuja- 
gua, hallándose á peligro de perder la vida por una flucción. 
se ató una medida de Nuestra Se lora de San Juan, v confe- 
5*só que sin mas medicina que esta, sanó de tan grave enfer- 
medad, 

tDoña Rita Masias Valadez, vecina de la Jurisdicción 
de Xalozlo tillan, se vio á la muerte por unas penosíssimas 
virhuelas, que le acaecieion en dias ya de parir, y estando 
tí n sin movimientos, que ni aun alimento podia passar, inter- 
poniéndose el favor d^^ Nuestra Señora, parió con tanta feli- 
cidad, que no huvo menester la assistencia de la Comadre, 
^\ de ninguna otra persona. Y siendo tan contrario el acci- 
dente del parto, á la que padecía de virhuelas, quedó sana 
de ellas dentro de poco tiempo, reconociéndose obligada al 
beneficio de Nuestra Señora. Sucedió este caso por el mes 
de Marzo del año de 735. 

tEI mismo año, dia veinte y nueve de Octubre, vino al 
^^ntuario á servir á Nuestra Señora por espacio de un año 
^•^ esclavo de I). Juan de Escaniilla, llamado Joseph Raphael, 
^^íen milagrosamente se libró de la muerte invocando á 
-Niaestra Señora de San Juan, pues aviéndole disparado una 
*-^t:íopeta, y aviéndole entrado por detras de la oreja tres 
^^las, tan peligrosamente, que la una le salió por la mexilla 
^'^ntraria, la otra por la boca, y la otra por una muñeca, 
t^^rmitió la Señora, que quedasse con vida, y jimtamente 
^^conocido á tan gran beneficio. 

€ A un Niño de cinco meses le entraron por la cabeza 
*5is balas de un trabuco que dispararon en el ayre, llevábalo 
^n los brazos Nicolás Rájales, vecino de Zacatecas, quien 
t*ecurrio al remedio univei-sal de este Reyno, entrando al 
ííiño en la Iglesia de Nuestra Señora de San Juan, para 
pedirle el remedio; y aviendo sido tan peligrosa la herida, 
que al año le sacaron la última bala, con todo, quedó aquella 
criatura con vida, y el dicho Nicolás muy reconocido á tan 
singular favor. 

tEl año de 38, Joseph Antonio de Olbera, Mesillero, y 
vecino de Guadalaxara, invocó á Nuestra Señora de San 
Juan al ruido de un trabucazo que dispararon á. oVx^^ n 



- 220 — 

dieron las balas en el dicho Antonio, y entrando por enL i 
la Mesilla le passaron la ropa, y rasparon el cutis, hasta sa- 1 
por un vacio, sin mas perjuicio; quedó el dicho Antón i 
agradecido á la Señora, á cuya Iglesia llevó un quadrito 
(jue estaba pintado el caso, para que no se oKidasse 
memoria. 

€ El año de 35, en el mismo Pueblo de San Juan, compc] 
Hiendo su casa Alexandro Cuellar, se le vino abaxo, 
estando el mismo en la azotea invocó á Nuestra Señora d 
San Juan, por cuyo favor libró con vida, viniéndose al suel 
sobre un morillo, como si viniera montado á caballo. 

« Por ol mismo favor de Nuestra Señora libraron 1 
vida dos Indios sirvientes de la obra de la Iglesia, llamad 
el uno Domingo de los Reyes, y el otro Pablo Martin, avien 
dolos cogido debajo, al uno la tierra, abriendo los cimientoí 
y al otro una cueba, cargando materiales. 

tEI limó, y Hmó. Señor Doctor D. Nicolás Carlos Gome 
de Cervantes, de gloriosa memoria, digníssimo Obispo qu 
fué de Guadalaxara, debió la vida á Nuestra Señora de Ssi 
Juan, cuyo vestidito se aplicó como reliquia en cierta oo^ 
sion que estava desahuciado de los Médicos por cierta enfei 
medad, que pareció ser hidropesia según se hinchaba, 
aviéndose aplicado la reliquia de parte de noche, el di 
siguiente amaneció enjuto, y totalmente sano, atribuyendo 
los Médicos tan repentina mejoria á beneficio especial d< 
la gran Heyna. Assi se lo contó al dicho Capellán el misnn^ 
Señor Obispo, quien le añadió averie sucedido cosas prodi- 
giosas para resolverse á comenzar la Iglesia, que no se 
debian atribuirá casualidades; y assi era del agrado deDioí? 
el nuevo Templo. El efecto ha probado el acierto, pueí^ 
aviéndose comenzado con poquíssimos fundamentos, desde 
que puso la primera piedra el dicho Señor Obispo, que fué el 
año de 32, hasta el dia en que se hizo esta declaración, que 
fué el 22 de Agosto del año de 35, iban gastados como veinte 
mil pesos, y todos de la providencia. Este testimonio deben 
apreciar mas que todos los demás, quantos conocieron al 
dicho Ilustríssimo Señor Obispo, porque la serenidad en 
sus acciones^ lo medido de sus palabras, lo maduro de sus 



— 221 — 

S3ntenc¡as, el mucho aviso de su razón, la plenitud do sus 
letras, son argumento de mucha credulidad en el caso. 

tEl Señor Dr. D. Juan de Olivan Rebolledo del Consejo 
lie S. M. V su Oidor en la de México, confiessa en una su 
Ca:-ta fecha en primero de Abril de 735, que le debió la 
í^alud á esta Soberana Señora en cierto accidente muy peli- 
groso que le acaeció haciendo tránsito á su Santuario, y 
dice darle repetidíssimas gracias á esta Soberana Señora, 
por averie conservado hasta la presente la vida, en cuyo 
reconocimiento promete en dicha Carta concurrir por quatro 
í^nos con cincuenta pesos en cada uno de ellos pai-a la 
nueva fábrica de su Iglesia. 

€ El Br. D. Miguel del Rio, hermano del declarante, 
'■^resbytero y vecino de la Villa de Zamora, le certificó á dicho 
•"^u liermano Cíipellán Mayor, que en fuerza de carrera se le 
í'ayó el caballo, é invocando á Nuestra Señora de San Juan 
'^ despidió el bnito tan lejos de sí, que aunque dio muchas 
^ tieltas, haciendo pedazos la silla, no lo cogió debajo por 
^v^orse acogido á tan alto patrocinio. 

€ Al mismo favor de Nuestra (Señora) se acogió Petronila 

^^ Alva, quien estando en cinta, como se vio molestada de 

^í^ copiosíssimo flujo de sangre, que hizo persuadir á todos, 

^^^ lo que en el vientre tenía eran congelos; razón porque 

*^ dieron muchas bebidas, persuadidos á que no avia criatura 

HUe peligrasse con ellas; mas aunque en la realidad avia 

^t'iatura, no peligró ella, ni su Madre, porque aviándose esta 

^cogido al amparo de Nuestra Señora de San Juan, dio á 

^Uz, quando menos se pensaba, una criatura, reconociendo 

deberle su vida v la de la criatura á tan Soberana Señora. 

lA la misma Señora le debieron la vida Domingo Este- 
ban y Theodora su muger. Indios, vecinos de la Ciudad de 
San Luis Potosi, quienes viniendo al Santuario de Nuestra 
Señora, en un llano sin defensa, se vieron seguir de un 
belicoso Toro (*on el mal de la rabia, invocaron á Nuestra 
Señora de San Juan, y luego fueron oídos, porque envis- 
tiendo el Toro furioso á un Nopal, destrozándolo y arran- 
cándolo de la tierra, les dio lugar á que huyessen, ponién- 
dose en salvo. 



«Aun mas que todos es maraJjilloso el caso que suce 
ii Don Carlos Hosales Aclminislrador de las Haciendas 
Corralejo, quien con el ya dicho Capellán Mayor juró ant( 
Sr. Juez Comissario lo que se sigue. Acaecida dicho Don Caí 
el dia tres de Henero de 735 una mortal enfermedad de suy. 
sion de orina, que le duróseisdiasnaturalesy tres horas; pú 




Cuailn. Wl.licu. 
(De I& tnÍBinA nene precitAda.) 

le lan en los últimos el accidente, que aviéndolo desahucií 
el Médico, ningún hombre prudente que lo huviesse vis 
esperara que viviesse; por lo qual, precediendo sus dispí 
cienes chrislianas para semejante trance, avilándole dichc 
, recomendación del alma, le pusieron en las manos una In 
a de Chmto Ciiicíficado. y una candela bendita para 



— 223 — 



W /ranee do la muorte: .¡nzgaron que en lo natural no podía 
i rivir, y assi dieron passo á disponer las cosas conducentes 
' aL funeral, como eran mortaja, ataúd, lutos, (fec: Estando de 
es? ta manera, rodeado de todos sus amigos, llegó un vecino 
ti C5l Valle de Santiago, llamado Don Miguel del Rio Patino, 
( 4 i-iien condolido de ver aquel hombre agonizante, le dixo: 
^raf^^ñor, aunque Vnid, estd f/a casi en Pi eterniiady prométale 
r£ la Santíssima Señora de San Juan irla á visitar d su Capi- 
Z ^^t, porque d los muertos resucita. Alentado el moribundo 
^-~ on estas palabras hizo la promessa (|ue le aconsejaban, aña- 
^ I iendo que le mandaría cantar á la Señora un Novenario de 
^^lissas, y en dicho Novenario confessariay comulgaria. Hizo 
^ * ícha promessa delante de una Imagen de Nuestra Señora, 
*- í^tampada en un panecito de tierra, que (m la ocasión le 
^ 'íoron para alentarlo mas; y persuadido el etifermo á que 
'"^lli estaba su salud, comenzó á comer de la tierra de Nuestra 
^efiora, aun contra el dictamen del Médico, que le persuadía 
MUe no la comiesse, porque podia hacerle daño; mas como 
^1 esperaba mejorar, mcdumte el patrocinio de Nuestra Seño- 
**£!, dexandoal Médico de la tierra, apiolaba solo á las medi- 
^-tnas del Cielo. El efecto mostn') que Dios Nuestro Señor se 
^^radó del recurso, porque (!omo á cosa de una hora de passa- 
<las estas diligencias, se habilitó la via, teniendo ya por ella 
evacuación, de una orina tal, que certilici) el Médico estar ya 
Corrupta, y como tinta de negra, y al segundo dia arrojó una 
piedra con tres puntas, de la semejanza de un colmillo. Alri- 
t>tiyeron todos el sucesso á milagro de Nuestra Señora, por 
** Verse visto el sugeto tan deplorado, que hasta tenia ya 
^lUebrado un ojo. Convaleció el moribundo, y estuvo tan 
'^'"Onto en cumplir la proiuí^ssa que hizo a Nuestra Señora, 
^Ue á su Santuario vino á acal)ar de sanar de algunas reli- 
quias que de tan grave accidente le avian (|ueda(lo, coníir- 
*^Sindose con esto, que por patrocinio de Nuestra Señora ha 
^Vielto casi de la muerte á la vida. 

tNo fué menos marabilloso el beneficio que por medio 
^^ esta marabillosa Señora obró Dios Nuestro Señor con Don 
■^Xian de Organai, qui(»n viniendo a visitar ¿esta tan Sobera- 
na Bienhechora en quince de Marzo del año de treinta y tres, 



— 224 — 

se lo contó á dicho Capellán Mayor Oon Francisco del R'^o. 
quien debaxo de la solemnidad del juramento lo declaró anlí* 
el Señor Juez de Comlssion, que os como se sigue. Una noclie 
en un fandango se íe ofreció una riña en el Santuario de 
Nuestra Señora de Tzapopan, con un hombre de Guadalax^ 
ra muy ocasionado, quien aviéndole acometido á dicho Orga- 
nai le tiró varias mortales puñaladas, dexándolela ropa (como 
suelen decir) cosida á puñaladas, de las quales se libró el 
dicho Org.mai invocando á Nuestra Señora de San Juan; 
pero insistiendo después en su enojo el Guadalaxareño, le 
disparó un trabuco, de que también le libró Nuestra Señoría, 
y poniéndose en huida el referido Organai, por temor de la 
Justicia, que al alboroto se movia, montó á caballo, unas 
como poco práctico en la tierra, y por lo obscuro de la noche, 
se precipitó en un barranco, quo llaman alli el profundo. 
Conociendo al caer su peligro, invocó á Nuestra Señora, 
diciendo: Favoréscame Nuestra ¡Señora de San Juan^ y le 
favoreció con tanta especialidad, que aviándose hecho peda- 
zos la i)estia en que cavalgaba, él quedó indemne, pin aver 
recibido lesión alguna. Este caso fué muy público en I^ 
Ciudad de üuadalaxara, y sabido de todos por la cercanía de 
aquel Santuario á esta Ciudad. Obligado pues el favorecido 
con tantos beneficios continuados, vino á este Santuario ^ 
visitará Nuestra Señora de San Juan, á quien ofreció uní* 
limosna para la fábrica del nuevo Templo. 

«Del mismo pueblo de Tzapopan passó el año de 323-? 
el mes de Diciembre, Nicolás Santiago, con un Lienzo pequ^^ 
ño, en que llevaba un Retrato de Nuestra Señora de Satn 
Juan, y al pie, hincado de rodillas, otro retrato del mism^^ 
Nicolás Santiago, y abajo un rótulo que decía: Nicolás í^ 
Santiago estando sin i:isfa, fiif' d visitar d esta gran Reyn 
d quinc(* de Marzo de mil setecientos treinta y siete, y le fu 
restitaida, dtc. Passó digo, al Pueblo de San Juan, en cuy 
Templo colgó, para memojia de lanío beneficio, dicho Lienzo -5- 
constituyéndose junlamente esclavo de la Señora por &^ 
tiempo de un año, y aviéndole trabajado personalmente 
ó quatro semanas en la nueva fábrica, se volvió á su Pueblo ^ 
en donde junio lodo lo que aquel año avia ganado, y coni 



—225- 

^hvo de la Señora se lo entregó al Capellán Mayor, para 

avuda del Nuevo Templo, romo que supiera este pobní 

Keóphito, que el esclavo no gana para sí, sino para su Señor. 

«l)e mas lexanas tierr<Ls vino á Kuestra Sonora de San 

Juan, vestido de un saco, traje de penitencia, un Estrangero, 

quien viéndose perdido en un naufragio, se acordó aver oído 

decir que esta Soberana Señora oJjrava muchas marabillas 

on estas Occidentales Indias, y aprovechándose de la noticia 

invocó en su trabajo á la Señora, con tanta felicidad, qu(í 

luego le deparó la milagrosíssinia Señora una labia en qutí 

íiav^ando njuchos dias libró la vida saliendo á tierra. Luego 

<}ue ll^(T al Puerto déla Vera -Cruz emprendió, desc^ilzo, a 

pie, y vestido del dicho saco, ir á dar las gracias á Nuestra 

Señora de San Juan, (m su mismo Santuario, en donde le 

contó el caso al Capellán JMayor, quien lo declara. 

«El mismo declara, que por el mes de Octubre de 
1735 enfermó de una gravfssima esquilencia Joseph de la 
Cmz, Indio que trabajaba en la nueva fabrica de la Iglesia, 
Y no aviéndole aprovechado nieílicamentü alguno, le redu- 
jo la enfermedad ;i tal estado, tjue ya se trataba de ente- 
^Tíirleel dia siguiente. Compadecióse el Capellán Mayor 
^el enfermo, y enviándole un veslidilo de iNuesIra Señora 
^^ San Juan, mandó, (pie se lo {)Usiossen en la ca])eza. 
*íiciéronlo assi; y lo mismo fué ponérselo, que rebentar la 
'hinchazón de lagargimla, con tanta felicidad, que salieron 
'íts podres por la boca, ({uedando el enfermo tan sano, que 
l^^osiguio trabajando en la obra. » 



«En el pueblo do Nuestra Sonora do San Juan, a diez 
V ocho días del mes de Noviembre de 1785, ante el mismo 
**Uez deComission, compareció el Rr. Donjuán Chrysós- 
*Oino de Portugal Lozano Presbytero Domiciliario de este 
'^bi.spado de Guadalaxara, y Capellán seguiído de dicho 
Santuario de Nuestra Señora, y hecho el acostumbrado 
'*^uramento, dixo, que en dic^z y nuev(» anos que ha assistido 
^n dicho Santuario, ha sabido muchas marabillas. v no las 
declara todas porque su mala memoria no se lo permite, y 

29 



— 22() — 

assi protnolió declararía las qa:> tuviesse prosente.s. Dcbci.f o 
puoíí, de dicho juramento fué declarando los milagros todo-^ 
({ueso ponen en este párrafo. Y es el primero el que \\\yi<y 
Nuestra Señora con un Arriero, quien caminando con sii 
Kequa, de Guadalaxara para México, encontró, á un lado ciol 
Pueblo de Tonalán, desgraciadamente con unos Ladrón 3?«-» 
(|ui3nes por robarlo le dieron unbala'/o tan peligroso, en un 
brazo, (juo a viéndole sacado unas balas por debaxo del codo, 
[)a(iev¡ó después diez y ocho anos, poco mas o menos, gastan- 
do mucho dineroen Médicos yCirujanos, assi en México, como 
(MI San Luis y otros Lugares, en la curación del brazo; pero 
(\\\ tantos años no pudo hallar alivio algimo. Tuvo por últi- 
mo noticia de un gran Médico que avia en San Miguel el 
(fraude, fué en solicitud suya, y aunque no le encontró halld 
su remedio, porque le deparó Uios un buen consejero, quien 
como experimentado en los muchos milagros que Nuestro 
Señor lia obrado por medio de la milagrosíssima Imagen de 
Nuestra Señora de San Juan, le dixo que se dexasse d^ 
Médicos, y que buscasse su remedio, en quien de cierto lo 
en<*ontraria, que le prometiesse a Nuestra Señora de S. Juat^i 
el irla á visitará su Santuario, y que con esso sanaría: promt;^'' 
tiólo el dicho enfermo, y sin otro medicamento á los quinc^^ 
días, poco mas ó menos, le reventó el brazo cerca del honi- 
bro, por donde lo salió una l)ala que avia quedado de la refe* 
rida tragedia, y quedando dentro de un mes perfectamente 
sano dio las gracias á Nuestra Señora, visitándola en £?t' 
Santuario por el año de diez y nueve ó veinte, tiempo en qu^ 
se lo contó al deí^arante. 

«Declaró mas, y dixo, que Doña Antonia Pérez Maldo- 
nado, esposa de Juan do Dios Martin, vecino de dicho Pue- 
blo, se halló (*asi á los últimos de un furioso tabardillo, que le 
vino sobre parto. Perdida la os|)eranza de que pudiesse 
vivir, y llorándola como difunta su dolorido Esjioso, se fué 
al Capellán Mayor de Nuestra Señora, que era entonces el 
bachiller Don Juan Fuñes, lo pidió que le llevasse la Imagen 
Peregrina á su enferma; porque tenia viva fe de que se la 
avia de resucitar; no pudo por entonces hacerlo el Capellán 
Mayor, y le rogó al que declara, que se la llevasse; executólo 



— 227 — 

orno se lo pedia, y lo mismo fué llegar á la cabezera con la 
lilagrosíssima Imagen, que hablar la casi difunta, diciendo, 
ue en aquel instante sentía alivio, debido á Nuestra Señora 
e San Juan. Quedó con todos los circunstantes marabillado 
on este sucesso el declarante, quien añade que se le podia 
ornar declaración á la misma beneficiada Doña Antonia. 
|uien vivía al tiempo de esta declaración muchos años 
lespues del sucesso. 

lEl mismo declara que ha oído decir á personas fidedig- 
las de dicho Pueblo, que estando trabajando en el cimborrio 
le la Iglesia, que es ov la antigua, cayó un esclavo de Nues- 
ra Señora, llamado Álatheo, á quien tuvieron por muerto, 
or aver caído de altura de mas de cinco estados, v aver 
olpeado antes de llegar al suelo en la cornija del thesoro, la 
ual descompuso, trayéndose consigo un pedazo, que de ella 
íTancó con el golpe; aunque lo tuvieron por muerto no mu- 
4 la esperanza del Capellán mayor Br. I). Francisco Lomeli, 
üen esperando del patrocinio de Nuestra Señora la vida do 
Uel Esclavo, sacó la milagrosíssima hnagen, aplicósela, y 
instante comenzó á quejarse, y dentro de poco tiempo 
edó tan sano, que volvió á trabajar en la misma obra; bien 
^ el tiempo que después vivió, que sería como de veinte 
>s, vivió algo liciado de una pierna, pero tan poco, que 
le embarazaba su quotidiano trabajo. Después trába- 
lo en otra obra del mismo Santuario cavó de menos de 
^tadode alto, y esto fué bastante para quitarle la vida, 
segundo golpe vio el mi.smo declarante, y dice: que 
ajante muerte le convenia, ó que no se acordó al caer 
vocar á Nuestra Señora de San Juan, como la primera 
^ no se puede negar, que aver muerto de tan ligero 
es argumento de que solo milagrosamente pudo vivir 
mer golpe, que fué de mas de quatro tantos de altura. 
Aun es mas singular el siguiente caso que declara el 
segundo Capellán, y dice averio oído á Manuel d(í 
aba, vecino que fué de dicho Pueblo de San Juan. 
i un Indio de una labor que dicen el Rio, para su 
y al ir pasando dicho Rio vino una creciente, y 
éndolo en las aguas se» lo llevó; l)us(:\ronlo \)or mvievlo 



-'- JJs — 



los otros r^iis coin[)ariero^» por itiíih de seií? horas, y lo Iiair*"r- 
ron por úlUino dofendiclo de un Saus, distante mas de med i^i 
legna del lugar dj donde se sumergió: Marabilláronse cJ ^ 
liallarlo vivo, y preguntándole que modo avia tenido de lib^i*- 
tar la vida, respondió, que a! tiempodecoxerleel aguaimbo- 
có á Nuestra Señora, diciendo: Válgame la Virgen de Sfi ^^ 
Juan, y poniéndose en la cara el sombrerillo quellevab3--r 
no lii'/o alguna otra diligencia, y que impensadamente ser 
avia hallado defendido de aquel Saus, sin saber como, iií 
(|uien le avia puesto allí, por loqual atríbuia á milagro de 
Nuestra Señora su libertad: Estodixoel Indio, y el decla- 
rante añade, que aun vivia dicho Indio al tiempo de esta 
declaración muchos años después de sucedido el caso, 
sogun que á otros avia oido decir. 

€ También vivia al tiempo de esta declaración Joseph Día.^ 
de Alvarado, quien milagrosamente se libertó de la muerta 
en la Hacienda de San Salvador de la Jurisdicción de Lago^? 
en donde siguiendo poi- Iravezear un Toro, este le envistió 
tan ferozmente^ que á pocos lances, viéndose perdid» 
(letenuinó echarse á pie para defenderse de im arboU ínn- 
ginando que el Toro quebrantaría su furia en la bestia qv^e 
dejaba sola. Alas no sucedió assi, porque siguiendo el Tor*^ 
á dicho Alvarado, le atravesó poi* (*l (^sh')m¿lgo, con toda f ^ 
asta, que era bien grande y ^Tiiessa. Ocurrió el misera!) I ^ 
herido al universal n^fugio de todos los desconsolados, ?' 
encomendándose á Nuestra Señora de San Juan, pidiéndola- 
que le diesse tiempo siquiera |)ara confes^arse, que va nCF 
esperaba vivir. Dexóle por (¡n el Toro alli muerto al pare' 
cer, y en la realidad d(*smayado, y viniendo después alguna 
gente, le acuJi('> á líívanlar, y volviendo en sí el desmayada 
herido pudo confessarsc. poro tan postrado al accidente, que 
muchas veces agonizó, sin scMitir alivio alguno, hasta que 
acordó hacer promessa á Nuestra Señora de San Juan, de 
irle ¿servir un año á su Santuario si le dava vida. Con esta 
medicina deíl Cielo se re(*ol)ró, y yendo después á cumplir su 
promessa á dicho Santuario, le contó todo el sucesso á dicho 
Capellán segundo, quien debajo de la debida solemnidad lo 
(loe) aró assi. 



- 229 - 

t En el mismo Rio, passando de Xaloztotitlan para el 

Fhieblo de San Juan, Santiago Gallardo, quiso darle agua á 

la bestia en que iba, y desde encima, sin apearse, le quitó el 

freno para que bebiesse, a viendo pues bebido la bestia, passó 

ol Rio, y queriéndose apear dicho Santiago para ponerle ol 

Treno, se trabó la espuela en la anquera de la silla, con lo 

qual, alborotada la bestia le puso en tierra, y pendiente de 

a«j|uella suerte le arrastró mas de diez ó doce baras: En 

oste conflicto imbocó á Nuestra Señora de San Juan, y luego 

al punto, sin mas diligencia se paró la bestia, tan marabi- 

Hosamente, que quedando dicho Santiago á sus mismos pies, 

ptíndiente con la espuela de la anquera, y forcejando para 

d ostrabarse, tanto, que huvo de romper la correa con que 

estaba amarrada la Espuela; la bestia no se meneó, siendo 

lo natural el que á cocos lohuviesse despedazado. Al punto 

Cfue se destrabó el ginete, partió alborotada la bestia, costan- 

<lo no poco trabajo el cogerla después, señal clara de que la 

<iu\etud que avia tenido al tiempo cpie dicho Santiago 

forcejaba para destrabarse, fué especial favor de Nuestra 

Señora de San Juan, y assi lo confiessa dicho Santiago 

Oallardo, quien sabiendo que se hacian Informaciones de los 

inilagi-os de nuestra Señora, passó al Pueblo do San Juan 

soloá hacer esta declaración, y no aviendo hallado en él 

al Señor Juez Comisríario hizo la declaración ante dicho 

segundo Capellán, quien assi lo declara. 

t Concluye el dicho Capellán segundo su declaración 
^on un caso bien raro que le sucedió á él mismo, y es como 
^^ sigue. Hallábase falto de salud, y sobrado de obligacio- 
nes de Madre y hermanas que mantener, y no pudiendo por 
'^fiadta de salud proseguir en la administración de almas, y 
ejercicio de Teniente de Cura, que avia servido doce años, 
^^Urrió ala piedad del limo. Señor Doctor Don Nicohxs Oírlos 
^^Tnez de Cervantes de gloriosa memoria, Prelado digníssi- 
'^o que era entonces de todo este Obispado, le pidió que le 
^^íecentasse la renta de Capellán segundo del Santuario, al 
^^tito que la goza el primer Capellán de dicho Santuario; mas 
l^o aviendo lugar á su pretencion, por no poderlo soportar 
'^sproprios y rentas del Santuario, y viéndose cada dia mas 






-230 — 

iinpossibilitado á [a ailinitiistracion, por falla de salud, que le 
llegii á postrar hasta ponerse en cura, orurrió á ¡a Santissi- 
ma Señora por el remedio de su aflicción, y en el primer Rosa- 
rio que se ofreció, de los que es costumbre rezar todas las 
tardes en la Iglesia, le pidió con grande instancia á la Reyna 
de los Angeles que le diesse salud para assistir sus obligacio- 
nes, y modo de hacerlo sin tanto trabajo. Oyó su ruego la 
piadosíssima Señora, pues poco después recibió el afligida 
Capellán una Carta de un deudo suyo, quien le daba parte de 
aver tomado ya estado de Matrimonio, y juntamente le noti- 
ciaba de aver dejado con dicho estado una Capellanía de 
cinco mil pesos, de que era nonbrado Capellán propriotario 
veinte años antes, y que assi hiciesse la diligencia de presen- 
tarse, que podría suceder que tuviesse derecho á ella. El 
dicho Capellán segundo, aunque agradeció mucho á su 
deudo la noticia, no la apreció, por no parecerle possible 
tener derecho alguno k dicha Capellanía; mas movido de 
curiosidad huvo de leer el titulo, en donde halló que diclia 
Capellanía laavla fundadouna Señora parientasuya. Y aunque 
esto no le alentaba mucho por no venir de linea recta, no 
obstante, obligado de su necessidad, huvo de hacer las dili- 
gencias con tan feliz éxito, que no compareciendo otro de 
mejor derecho, fué declarado por Capellán ])roprielarlo de 
dichos cinco mil pesos, con cuyos réditos venía á tener cada 
año la misma renta que el Capellán primero, que era su 
primera pretencion, atribuyendo el favor al amparo y patro- 
cinio de Nuestra Señora. Mas no paró en esto la marabl- 
lla, porque yendo á más el accidente de su enfermedad, se 
liallava, aunque con renta, muy desconsolado sin salud, pero 
era porque la Santíssima Señora no queria que se atribuyesse 
la sanidad á los medicamentos; persuádelo assi el efecto, 
porque avlendo dexado todo medicamento, quando mas 
aquejado se veía, y continuando las súplicas á su celestial 
favorecedora, sanó con tanta felicidad, que al tiempo de 
esta declaración llevaba mas de seis años de perfecta sani- 
dad. Todo esto declaró dicho Capellán segundo Don Juan 
f;iiry.sóslomo de f^ortugal y Lozano, debajo de la debida 
silennidad del juramento, y ratificándose en todo lo dicho. 



— 231 — 

^n este párrafo tercero, lo firmó con el Señor Juez de Comí 
.^síon V su Notario, especialmente nombrado para este efec- 
to. 



tDoña Catharina de la Mola v Padilla, ante el mismo 
•luez de Comission, debaxo de Juramento declaró el 
^•a.so siguiente. Estaba gravemente enfermo Don Clemente 
^Isirünez de Alarcon, Esposo de dicha Dofia Catharina, y 
«aquejado de un dolor veliemente y mortal, por espacio de 
*'n mes no sentía alivio con medicamento alguno; llegóse á 
^^r tan postrado, que ya apenas podia tomar alimento, y de 
^ ¡nguna manera podia tomar un poco de sueño. Aquejado de 
^sta suerte el enfermo; y alligida en estremo su muger, el dia 
^iete de Septiembre, víspera del Nacimiento de Nuestra Seño- 
•*^, se acogió al patrocinio de esta Soberana Reyna, y al tiem- 
po de los repiques para el Rosario de la Aurora, afervorizada 
^on su misma aílicion le pidió á la Santíssima Señora, quL* 
^i convenia le diessc quietud para disponer su alma. Caso 
^a.ro por cierto, luego al punto se quedó dormido el enfermo, 
<^\xn teniéndolo hincado de rodillas, acostáronlo con tan 
profundo sueño, que ni el ruido de campanas, ni el alboroto 
üe cajas y tambores, fué bastante á turbarle la quietud del 
í^uefto, hast-a que por la mañana, libre ya del dolor, dispertó 
pidiendo chocolate; al qual acompañaron nmchas gracias que 
dieron por beneficio tan patente. Quatro años después le 
acometió al mismo Don Clemente un mortal dolor cólico, y 
perdidas las esperanzas por aver corrido quince dias sin eva- 
Viacion alguna, recurrieron otra vez á Nuestra Señora de 
San Juan, y lo mismo fué entrar por sus puertas la Imagen 
Peregrina de Nuestra Señora, que comenzar el enfermo á te- 
ner alivio, continuándose este hasta conseguir i)erfecta salud. 
'^ que aun gozaba todavia al tiempo de esta declaración, 
^'^nfessando agradecido ser beneficio de la Santíssima Reyna 
"^ los Angeles, venerada en la milagrosíssima Imagen de 
'^^^atra Señora de San Juan. Assi lo juró dicha Doña 



-233 — 

Catharina de la iMoLa y Padilla, y lo íiriiiii ron o! Señor Juez 
lie Comissioii y su Notario. 

• Eiifernio estaba Don Nicolás de Ibarraen el mismo Pue- 
blo de Nuestra Señora ile San Juan, y al dia 21 , tértnino criti- 
co de laeufonriedad, lo declaró por aiUL-rto el Müdico, Don 
Anastasio de Roa que le assistia. porque á mas de aver estado 
cinco dias sin habla, ni movimiento alguno, no tenia ya seña 
alguna de vida, y todas las de cadáver, por esso dixo dicho 
Médico il los Bachilleres Don Joseph Marlinez de Alarcon 
Cura que fué de aquel Partido, v non Francisco de líOmin 
(sir) Capellán Mayor del Santuario, que ya dicho IJon Nicolás 
erainuerto,ynorjueriéndoloereersu Esposa, queríaresucitar- 
lo á puro calentar el yerto cadáver: oyendo esto entraron 
dichos BacbilJeres y Médico á la casa, y exhortando á la pobre 
doliente á que se conformasse con la voluntad de Dios, la 
hicieron bajar de la cania, donde assistia lii-ni^ y constante 
al enfermo, y empezaron á disponer el que se auiortajasse 
el cuerpo, entonces la que se lloraba va viuda, postrándose 
ante la Peregrina hriagen de Nuestra Señora de San Juan, que 
estaba enfrente de la cama del enfermo, irnpIorO su favor y 
auxilio, con tan eficaz Oración, que dentro de breve espaciO' 
comenzó á dar voces el que iban ya á ainortajar, diciendo: 
Que. se quema la. Viriji-n ele San Jii'in; válgame Dios, que en mi< 
casa aj/antv'eilido tal desi/racia! O\;enúo estas voces su Esposa 
prociu-ú persuadirle que era delirio aquel, y dióle las gracias» 
á la Santissiina Señora por oír ya hablar al (|ue Iiabiaii decla- 
rado muerto, quien reconcüiamio el sueño con un copiosl-i 
síirno stiilor. coiiii'rizO desdi* a.|Url punto á sentir mejoria»' 
liasiit llc;j;iraU'slaíli.Mlr inTlcrl;isiiiid;i'l, Declarólo as5Í Doñ*i 
l::iu!iel lletiriqíii'/ (l¡;l í:¡hI¡IIi.>. iliii„':'i- lcí,'itima del contenido' 
IbajTa, V no lo lirmó por no saber escribir, mas de ello dieroiii 
testimonio el Juez de Comission y su Notario, y lo firniarort- 
ambos. i 

«A lan)uerte también se vio en el mismo Pueblo otro- 
Don Nicolás Cayetano de Ibarra. á quien acometió una esqui- 
lericia tan terrible, que llegó á cerrar las fauces d.; manera, 
que no podia passar ni aun agua el tercero dia ile la eiifer- 
jiiedaü, con esta fatiga llegó liasla el sépLiiuo dia en (|iU5 vi 



— 233 — 

{*)qua8i iuaqonv: iifliiJ[i(Jos sus Padres ocurrieron ?! Nuestra 
Señora, y rogaron á los Capellanes que le llevassen al enfer- 
mo la imagen Peregrina, hiciéronlo estos charilativanjente, 
y apurando la Imagen al doliente rebentó la hinchazón de 
la garganta, tan felizmente, que salieron las materias por la 
l>oc^, Y quedó el enfermo tan alentado, que al olro dia fué 
aluminando á Nuestra Señora al volverse para su Templo. 
Assi lo declaró, juró y íinnó el contenido Nicolás Cayetano 
de Ibarra¿ 

tEI mismo juró y declaró, que en otra ocasión se vio 

^avlssimamente enfermo de unos vehementíssimos dolores, 

^Ue le atormentaron, tanto, que le llegaron á embargar los 

^Movimientos sin poderse mover ni sentar. Sobreviniéronle 

^^^spues unos peligrosíssimos tumores que le tenian ya sin 

^^peranzade vida. Passó de esta suerte el mes de Junio, 

^^ de Julio, y parte de Agosto, hasta que sabiendo que baja- 

c^^^q la Imagen Original de Nuestra Señora para engastarla 

plata, se hizo llevar á la Iglesia, en donde aplicándole el 

pellan Mayoría Santa Imagen, y dándole un pañilo que 

nía la peaña, para que se lo íii)licasse á las partes dolientes, 

«lió su remedio, porque sin otro algún medicamento le 

■-^^riaduraron los tumores, se le relaxaron las cuerdas, y quedó 

«rfeclamente sano. Assí lo declara el dicho ll)arra, v aña- 

€, que repetidas veces ha experimentado semejantes favo- 

^^8 de la Santfssima Señora, en su Padre, y en su crecida 

familia, y que continuamente está viendo en aquel Santuario 

■ nuchos peregrinos que cuentan muchas marabillas, quecadíi 

^iaestá haciendo aquella milagrosfssima Imagen, razón 

porque él repite á Dios muchlssimas gracias por el beneíicio 

^eaver vivido siempre en tan singular Sanluíirio. 

•Doña Jacíntha de Guzman Arias Maldonado, muger legí- 
''naa de Miguel Vasquez de Lara, vecinos de aquel Pueblo 
'^^jo de Juramento declaró varios sucessos que atiibuía ;'t 
'J^ilagro y especial favor de Nuestra Señora de San Juai. 
***• primero fué á un hijo suvo llamado I). Joseph Vasquez d • 

. {*) El original dice **se vio;" pero los imi)rcsores tuvieron 
"^«n suprimir el pronombre xf, en la página anterior. 



('.aUi.-u-ina do la Muía y I* 
(hí r.oiiiission V -II X"i : 

t Knroniio (\<la!» » i:- 
l»lo (1(* XiioslraSt'hu.i 
ri) (l(í la ííiiríM'iip '. ! 
Anaslasio lU» 1 1* s 
cinco (lia- <\\\ !. ■ 
aUiiiia (l<» \ !.i 
MíMÜcd ;'i 1 



dura (|n< 
(sir }{':., 

íM'a I» I 
lo .'i 
di.-!- 

h 



■ I siorido d'* í^'i 

' lo traía ti 'iai: 

•M r^ii (lasa, y 

. i. XiiV). V (U);;irfhl' 

; »n tal co?)l¡fi;X;Mi(\ 

- • de los calzónos del 

n tal ferocidad, qx. 

^ Mrtió corcohcando poi 

•alio, arrastrándose el 

-.. .'-o con la espuela del ( 

la Iré. (|ue vio en tanto pe 

^ . ^'Vw-adeSíin Juan. i)¡diénd 

^,' . ií)enas liizo esta deprecacio 

.•••itos d(»sde el volsico á la r 

^ ^ »• ^* lie la espuela ((ue Ií; tenia í 

. . ".arle dtíl suelo, y (|uando p( 

...•'-. lo enconln') bueno v sano, 

. • : * Nueslra Señora, á ((uien re 

-• :H»r tan siniíular IxííkíIícío. 

<•» ^ucedi(') con (í1 mismo Niño .1 

V íido va de edad d ' cinco anos, 

'•■f voseaba con oíros Niños, el dia 

, . ..'.::»! aiio. V aviíMido lirado un busc 

.\: :\»lroctMliendo d(* espaldas, y con 

• -jaba, se cay<'» en un pozo, que 

, .-. iviuiieron á sacarlo, y pn^truntándol 

. ^ .:o a(|uello. res|)ondi('>, (|ue al sentir 

. \ :;*síra Sefiora de Smu Juan: y assi at 

.. ^.,:/e^so á sinj^nilar favor d(» Nuestra S 

• ^^ repiMidas «iratMas. 
...' v*.*^o suc(mIÍ('» con otro Niño bermai 
. .' •uhMle la. misma Duna Jacinlba de (íii 
, . i:» lie San INMlro: este |)ues si(»ndo de e< 
, X ••\^<. lonn') una corle/a de (lue/o. seco 
,* V !|e«!ándolo á la boca ciuiso trabarlo, n 
.• \» alorándoselí» en la jiarj/anla. ni podia 
ui.Milro. ni cebarlo |)ara fui^i'a. Aiaidie 
' .,* i»or dili»;[encias (\u(* bicieron. no pudieron 



-235 — 



' el daño, Kn esto pas-saron mas de quairo Iiurat^. y 
|Kiño se ahogaha á gran prisa; acudió la Madie á su iiiii- 
1 remedio, mandó llevar al Kiño á la iglesia, para que 
Ipusieran en la ¿rada del Aliar Wayor. liízo&e ai-^i. é 
(licándose la Madre de rodilla?, al punió Aolvió el ^iíio el 




tKo ron bastante sangre que heehó por la boiui, yin qui- 

iroveohasse mas diügenria que el Patrocinio de la Santi- 

íina ñeiiora. 

■ El quarlü suce^so fué aun mucho mas marabilluso t|ui' 

anlei:edentes, y sucedió ron una liija de la declarant''. 

80 llamaba Maria de la Trinidad; á esta pues le aconn'li.'i 



-236 ■ 

un insulto ilespues de acostaiios, y oyendo la Madre el 
hervor del pecho, y aviendo reconocido el peli^íro, huvo di; 
recordar á su Esposo, y acudiendo á la Niña la hallaron ago- 
nizando, echáronle la bendición, y vieron que escreiuentan- 
do por la boca espiró. Quedó la Maihe siunamenle afligida, 
y poniéndole encima una imagen de XiiesLra Señora de San 
Juan, que tenia en su casa, la dexó, hasta qne por la maña- 
na vino condolida una tniiger, y piíüindole casniluienl^ un 
pie á la Niña, prorrumpió esta diciendo: Vdlr)ante la Virtfen 
di; ¿íí)« Juan, y sentándose al punto pidió chocolate, quedan- 
do todos los presentes admirados de tan marabilloso sucesso 
dando alabanzas al Señor por tan gr?nde marabilla. 

«Aun experimentó todavía mas la declarante el favor 
de Nuestra Señora en su Familia, passando va de los hijo.? 
el favor á los criados. Un esclavo suyo de edad de ocho á 
nueve años, cogiendo e¡ cabestro á una bestia que huía, al 
liempo que la bestia se arrojaba huyendo al Hio, se precipi- 
tó también el muchacho, hundióse en el agua, y no le volvie- 
ron á ver; buscáronle desde la una de la tarde, basta las seis, 
que le hallaron defendido de las aguas en un repecho, de 
donde le sacaron con notable trabajo. Sacado que fue el 
l'^^clavo, dixo, que al caer en el Rio invocíi á Nuestra Seño- 
ra de San Juan, y que todo el tiempo que estuvo dentro de 
las aguas no perdió el sentido, y que echándole las luisuias 
aguas muchas veces acia afuera, tomaba entonces resuello. 
Conocieron todos con esto, que avia libertado la vida por es- 
pecial favor de Nuestra Señora de San Juan, á quien dio la 
declarante las gracias. Todos estos casos declaró la dirba 
Doña Jacintha de Guzman Arias Maklonado, y no tirmó por-^j 
no saberlo hacer, pero lo firmaron el Juez y su Notario. Dt^ 
esta manera se concluyeron las diligencias de las nueva:t_ 
marabillas que Dios Nuestro Señor se ha dignado de hace^ 
por medio de la mi'lagrosissima bnagen de Nuestra Señoi*— 
de San Juan, y concluidas las diligencias, dicho Señor Jut^^ 
de Comission las remitió al M. Ilustre .Señor Dean y Cabk M 
do Sede-Vacante; quien condescendiendo á las piadoscM 
instancias del Bachiller D. Francisco del Rio Capellán May» J 
j' actual de aquel Santuario, concedió su facultad y licarJ 



— 237 — 

cia, para que se diessen á la estampa los nuevos milagros 
que Nuestra Señora avia obrado, para (juo todos con sn noti- 
cia alabassen á IJios Nuestro Señor, y devotamente vcme- 
rassen á MARÍA Sanlíssima Señora Nuestra en aquella mila- 
grosíssima Imaíjen. » 



El último auto de las pr.^codentes diligencias, constan- 
tes en treinta fojas escritas, es de fecha 2 (1(? enero do 1 IHi); 
y el decreto en que el Cabildo autorizó la publicación délas 
ínisraas diligencias es de 28 de marzo siguiente. (*) 



-/•■■■ 



(*) Florencia, f)r¡f/rn vic, lodo d (.nj). \\ 



••«.«•»,•"».•'•»,•"*,*•*,•••.•••.•*•••' •**"«-*''«_í»»_*^w»'««* ■ 



IV. 



El Santuario es exencioxado. 



'El hijo de la patria'', como llamaba el historiador Mota 
I^adilla al ínclito guadalajarenseDr. ü. Juan Gómez deParada^ 
después de haber ceñido por varios años sus sienes con la» 
mitras de Yucatán y Guatemala sucesivamente, habla regre- 
5?ado á su ciudad natal, para recoger el báculo que dos años 
atrás se le escapara de entre las rígidas manos al Sr. Góme;^ 
de Cervantes. 

Desde su infancia era sabedor el limo. Sr. Gómez d(^ 
Parada de los prodigios que incesantemente obraba Nuestra 
Señora de San Juan^ y de la grandísima devoción con que á la 
Santa Imagen le correspondía sus favores la feliz Grey quií 
gozaba el privilegio de tenei la por suya: así, nada más» 
K'ygico que el digno Obispo se complaciera en cuanto 
pudiese redundar en pro de ese entuisiasmo religioso. 

Ya en el lugar oportuno se insinuó que el mismo buen 
Pastor había contribuido con gruesas cantidades á la fábrica 
del Santuario iniciada por su antecesor. Ahora sépase que 
le donó varias alhajas á la Santísima Virgen que en 
ese templo se venera; y que loque especialmente lo hizo 
notable como benefactor de dicho Santuario, fué un grari> 
privilegio que á bien tuvo concederle. 

Antiguas eran las diferencias que existían entre los Cape- 
llanes Mavores de Nuestra Señora v los Párrocos de Jalos- 
Jotitlán, por motivo de disputarse el derecho sobre algunas 
iJo las ofrendas que se debían á ta piedad de los peregrinos 



— 239- 

concurrenles á San Juan. Ya por el año de 1 660 el Ronell- 
criarlo 1). Martín de León Síindoval v el Br. Contreras Fuer! > 
Iiablan contendido acerca de esos puntos, resolviendo al 
cabo la cuestión el Sr. Obispo Colmenero, se<5Jn se dico, 
H favor del segundo de los contradictores. (*) 

Parece que posteriormente hubo otra controversia 
>^eincjante entre el Cura de Jalostotitlán D. José Martínez de 
Alarcón y el Capellán Mayor D. Nicolás de Arévalo, de la cual 
He afirma que también resultó decidida á favor del Síintuario 
|>or el Sr. Obispo Galindo Chávez. 

Queriendo evitar de una vez esta clase do debales y 

beneficiar el templo de que estaba encargado, el Capellán 

Mayor D. Francisco del Río ocurrió al limo. Sr. Gómez de 

tarada, solicitando de él que formalmente exencionase de 

'^ jurisdicción parroquial al Santuario; y el discreto Prelado 

^e sirvió atender á esa súplica, en los términos en que lo 

f^stifica el importante documento que sigue: 

cEn la ciudad de Guadalajara en cinco dias del mes de 

Jfunio de mil, setecientos, y cuarenta, y tres; su S* lllma. el 

^^Seftor Doctor D". Juan Gómez de Parada, Obispo de Guada- 

i ^jara, Nuebo Heino de Galicia, y de León, del Concejo de 

>Su Magestad &c. mi Señor: Habiendo visto el escrito 

presentado por el B**. \)^, Francisco del Rio, Presbi- 

1-ero Domiciliario de este Obispado, vecino del Pueblo de 

-Títra. Señora de San Juan, y Capellán Mayor del Santuario de 

Jiuestra Señora, que se venera en él, pidiendo que la Iglesia 

rie dicho Santuario, se declare por separada y exempta del 

Curato de Jalostotitlán, en cuya feligrecia se haya, é intne- 

ílialamente sugeta á la Mitra, y que se mande, que en lo que 

á dicho santuario se ofreciere, por respecto á la Imagen de 

laSeñora^ no tenga intervención el Cura ni sus Tenientes; ni 



^*) Sigo en este particular lo que declaró el mismo Contreras 
''uerteel año de i668; pero el Sr. Quezada en sus **Xotic¡as" dice: 
W **ya en el año de 1658, en que estuvo en visita el Ilustrísimo Sor. 
*^ Juan Ruiz Colmenero, habia quedado encargado el capellán que 
loera entonces (?), Don José Nidos de Estoque, de llevar un libro en 
^* asentase todas las misas que se pagasen y que las repartiese 
^tre los sacerdotes que allí acudieran' ' . . . 



— 240- 

iiiando a^^niíio cu el gobiorno, que debe llevar dicho Sanfiia- 
rio en sus campanas, ornamenlos, alhajas, funciones de Igle- 
sia y demás que le perlenesca: y que dicho cura y sus lenien- 
Uís (jue previamente administran en la Iglesia de dicho 
Santuario; los santos sacramentos, que se contengan vn lo 
que fuere precisa administración, ó lo que por esta c^usa se 
ofreciere; y que para ello, mientras no se coloca la nueva 
Iglesia que se está fabricando para que sirva de Santuario á 
dicha Imagen dé ese dicho Cura al Santuario, toda la fábrica 
que se percibe por los que en él se sepultan, para ayuda de 
soportar los costos de vino, ostias, aceite y ornamentos del 
Santuario, que sirven para la dicha administración, o que el 
Cura costee todo lo que fuere necesario y menester, para la 
administración, poniendo sus ornamentos en cajón separado, 
y no se contribuya cosa alguna de dicha fábrica á d'who 
Santuai-io. Visto lo representado por el Promotor Fiscal 
de este obispado en su respuesta al traslado que de dicho 
escrito se le dio, por decreto de veintinueve de Abril de este 
|)resente año; v lo que asi mismo respondió el Cura de Jalos- 
totitlan B'". U° Josep Feijoo, Centellas, residente en esta 
ciudad, a quien por decreto de diez y seis de Mayo de este, 
año, se mandó para el efecto, dar traslado de todo, expre- 
sando no tener que oponer en contrario acción ó recurso 
alguno; con lo demás que ver convino, Dijo que atendiendo 
al aumento del culto Divino y Religión Cristiana, y al fomen- 
to de la piedad de los fieles y mayor venenacion de la Mila- 
grosa hnagen de Nuestra Señora, declaraba conforme á lo 
dispuesto por los sagrados Cánones, v su S*. Illma. declaró, 
que la referida Iglesia del Pueblo de Nuestra Señora de San 
Juan, de la feiigresia del Curato de Jalostotitlaq, que ha 
tantos años sirve de San! nario, dedicado á Ntra. Sra., la 
Santísima Virgen Maria, .Aladre de Dios, y en él se venera 
su milagrosísima Imagr^n, con tanta frecuencia, devoción y 
concurso de los pueblos, os completamente independiente, 
separada y exempta del Curato de Jalostotitlan, en cuyo 
territorio se halla, é inmediatamente sugeta á su S\ Illma. y 
sus sucesores y como santuario que es, y de los mas cele- 
brados, debe gozar de todas preeminencias, y privilegios 



— 241- 

que se le deben guardar, y qiio gozan los de esta ciudad. 
Y en consecuencia mandaba y mando, que en lo que intuitn 
///*íi¡7/m¿s se ofreciere en dicho Santuario, no tenga inter- 
vención alguna el dicho Cura actual y futuros \ sus tenien- 
tes; ni mando alguno en el gobierno que debe llevar de sus 
campanas, alhajas, ornamentos, todas sus funciones de Igle- 
sia, dotadas ó manuales, principales ó menos principales, 
r en todas las demás cosas que perlenescan á dictio Santua- 
rio por razón de tal. Y en atención á qu(í por comodidad 
á los vecinos y moradores de dicho IHieblo de San Juan sea 
permitido y concedido que precariamente se les administren 
«n dicha Iglesia los Santos Sacramentos por el teniente de» 
Cura que allí reside; mando así mismo que el n^ferido Cura 
y sus tenientes se abstengan y contengan en lo que sola- 
mente fuere precisa administración de Sacramentos, ó o 
que por esta causa se ofreciere. Y porque debe tocar á 
dicho Santuario, y le pertenece la fábrica por los que en él 
se sepulten eligiéndolo para ser sepultados, sin i)erjuicio de 
los derechos parroquiales y fábrica de la Iglesia parroquial, 
por ahora y mientras no se coloca la nueva Iglesia, respecto 
de que los mas se enterraran en la actual sin elección algu- 
na por haberse permitido en ella la dicha administración 
de Sacramentos en la forma expresada. Manda su S*. Illma. 
que se apliquen y adjudiquen á dicho Santuario lodos los 
derechos de fíi})rica, por los que en él se sepultasen para 
ayuda de los gastos de Vino, ostias. Aceite y Ornamentos que 
sirven para dicha administración precaria, mientras no se 
coloca la nueva Iglesia, Ihívando el Capellán separación y 
cuenta de los ornamentos (fue se costeasen con dicha fábrica 
para que se lleven á la nueva Iglesia, colocada que sea y 
trasladada á ella la Imagen de la Santísima Virgen á quien 
tocan como todo lo demás que consta de los inventarios, 
y que se libre des|)acho para que se guarde en el archibo 
de dicho Santuario, y en todo tiempo conste. — Su S^ Illma. 
así lo proveyó, mandó y firmó. — Juan Obis|)0 de Guadalaja- 
ra. — Ante mí, Manuelllico Secretario.» 

Si por regla general se califican de odiosas las exencio- 
nes, en virtud del detrimento que sufre la unidad, tan nece- 

31 



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— 243 — 

ción parroquial, no nuicho después ú(i haber sido olorgado 
el privilegio, ocurrió ante lo.-? tribunales coinpeUmtes, recla- 
mando en forma los derechos que <Teía corr espondei le; pero 
que á su vez mantuvo los suyos el Capellán Mayor Rr. del 
Hío, (1) — con tanta morigeración en Iíls frases, como en(*r<rí;i 
en el fondo; — logr indo, según se asegura. (|ue se senlenciar,; 
á su favor, confirmándose el privilegio. {2) 



'*) Al hacer referencia casi ])or última vez á los servicios que 1.- pres- 
tí al culto de Nuestra Señora de San Juan el Br. del Río, niiu justo 
•^í? parece reproducir estas sentidas frases que le dedica el Sr. (¿ue- 

" . . .el Sr. Don Franciscj del Río fue el ser privilegiado dcj 
V^jieii la Divina Señora quis ) valerse para extender su santo no:nbru 
^' inmenso patrocinio. 

* El retrato de este santo varón se conserva en la sacristía del 

V^ntuario. Su semblante melancólico y benévolo revela la bondad 

^^ sn alma Su color pálido, su niuclia extenuación, íx>n el anuncio 

^1 triunfo del espíritu sobrt la bastedad de la materia, del desprecio 

^^ las comodidades de la vida y sus Icxx^s placeres, y de la austeri- 

^^d y de la penitencia. 

''Falleció el día i6 de abril de ijí'^s. cuatro años antes déla 
^^Olocacióu del Santuario. ;Ah. no le estaba concedido llevar el 
•^ismo entre sus brazos al templo en que había consumido toda sn 
ida, al imán de su corazón, á la estrella de sus esperanzas, á la 
'írgen sagrada de San Juan, para colocarla en el trniio suntuoso que 
había preparado á su grandeza! jNo le era dado e' verla allí en 
^.^ud reduto. antes tan mudo y taciturno, difundiendo vida con sn 
l^resencia, así como la aurora bajo cuya influencia resucita la i a tura - 
^^7a\ ¡No le fué permitido incxMísar anle la nueva ¡)cana! ¡Designio 
Oie la Providencia! Fué llamado j)rematuramente ])ara recibir el 
premio de sus trabajos y de su fe. 

(2) Mota Padilla: ob cit-, cap. XCII. Arl. - -/fffl-ro precit. 
Worenda: Orígeii etc., cap. III. párr. II. (¿nezada, (tscrilK) ese 
^Uido así, por usarlo de esta manera tal autor;: folleto cit , pil>::'^ 
íQí 24. — Documento que me fué proi^Kjrcionado \x}r el Sr. Ca|x.'llán 
Mayor actual, que ipsografió el Sr. Prof. D. Jos<' Sil ver io de Anda. 
y cuyo original pertenece al archivo del Santuario . IVrnjo y Pérez 
Ángulo: Dice, de Cievcimi Ei'JcHvhtU'.ds, artículo Knhr'nUi. 



.'•..»•.•'•.•*•.• •.•'•-.,••..»••.••%*•••,»••,*•%,*•**'•»,'••. '•%.'*».»«».'««,'»»^.'«.»««.»'«.<*«.»*».»*«.^».**». »'•.»••-** 



V. 



Diversos hechos memorables. 



Después del notable acontecimiento que acaba de ser 
riíterido, sucediéronse én San Juan otros sucesos señalados* 
acerca de los cuales corresponde hacer aquí la debida ano- 
tación. 

El insigne sucesor del Sr. Gómez de Parada en la Silla 
(le Guadalajara, D. Fr. Francisco de San Buenaventura Martí- 
nez de Tejada Díaz de Velasco, que era fervoroso guadalu- 
paño, como lo acreditan muchos ssiialados hechos, — ^ntre 
ellos el de decretar en 19 de noviembre de 1756 qu3 se cele- 
brara como día festivo en todo su Obispado el 12 de diciem- 
bre de cada año, — cuando visitó en 1752 á San Juan, habien-' 
(lo encontrado que se hallaba en ruinosas condiciones la capi- 
lla del Calvario, dispuso que se reedificara con materiales de 
los del templo de la Santísima Virgen y que en lo de adelante 
llevase aquella misma capilla el nombre de Nuestra Señon 
(le Guadalupe. 

A esa reedificación se debió de fijo que el vecindario d« 
San Juan, uniéndose al del inmediato pueblo deMezquitic, 
decidiese á expresar efusivamente su afecto á la Maravilla j 
Nacional que se admira en el Tepeyacac, otorgando con todaíjsi j 
las formalidades y en 10 de octubre de 1758, una escrilura err 
que juró — y Mezquitic con él — por su Patrona á la San£a 
Imagen Guadalupana, á ejemplo de lo que habían hecho te 
rercanas villas de Aguascal lentes y Lagos, y la capital de /■ 
Nueva Galicia, de modo xespectivo en 1738, 1740 y llÁ 




— 245 — 

Ningún lesliinonio más evidente que ése podía darse de la ilus- 
tración religiosa de aquellos vecindarios, que tan bien com- 
prendían que, no obstante la diferencia de nombres, una mis- 
ma era la Señora de San Juan y la Señora de Guadalupe. 

Poco más ó menos por ese mismo tiempo se escribía v 
publicaba, á solicitud del infatigable Capollán Mayor Br. del 
Hio(l) la primera novena que se sabe haya sido formada en 
honor de la Santísima Virgen de San Juan: fué su autor, como 
^1 mismo lo declara, un grande amigo del Br. del Ufo, que 
desempeñaba el puesto do Capellán xVIayor en el convento 
^'e Santa Teresa en Guadalajara, 

Casi al par que el limo. Sr. Rodríguez Uivas de Velasco, 
•"^Uccsor del Sr. Martínez de Tejada, ordenaba, como en su 
oportunidad se refiriera, la colocación del nuevo Santuario 
V la traslación de la Imagen a éste, erigía en San Juan 
^l beneficio curado, señalando i)ara Iglesia parroquial el 
^^mplo que fabricara el Sr. Colmenero, y disponiendo que 
^^ los bienes y alhajas que poseía el Santuario, los más pre- 
^'iosos le quedasen á la iglesia de la Virgen y los de menos 



[i] No conozco ningún ejemplar de la primera edición de ese 
t'czo; pero á la vista tengo una de las copias impresas de la segunda 
lición. La portada de ésta dice así: ** Novena || en honra || de la 
Milagrosa Imagen || de || María Santísima] Nuestra Señora || de San 
Juan, ) Sita en el Valle de la X'^illa de los Lagos || del Obispado de 
Guadalaxara, Nuevo || Reyno de Galicia. || Dispuesta || Por un Sacer- 
dote Capellán mayor de Señoras ¡Religiosas Carmelitas Descalzas de 
dicha||Ciudad de Guadalaxara.|| Reimpresa en México, por Don Felipe 
Zú II ñiga y Ontiveros, Calle del Espíritu || Santo, año de 1787." Al 
pié de una estampa que representa á la Imagen y que ocupa la foja si* 
guiente á la de la portada, se apunta que el Sr. Arzobispo Rubio y 
Salinas concedió 40 días de indulgencia al que rezase (¿ante la estam- 
pa?) una salve; y el Sr Rubio gobernó la Arquidiócesi desde 1749 hasta 
1765. Al final se dice que el Sr. Pallas, Obispo de Sinópoli y Vicario 
Apostólico de Fokten, en China, concedió también 4") díasdeindul- 
$;encia, — como consta de certificación dada en 5 de feb-erode 1755,—* 
á los que rezasen la novena, por cada día de ella, y á los que invo- 
casen en cualquiera aflicción á Nuestra Señorada San Juan. Toman^ 
do en consideración esas fechas y principalmente la última, que se 
refiere esplícitamente á la novena, es por lo que se tiene que inferir 
que hacia el año de 1755 se hizo la primera edición de tal rezo. 



— 246- 

valor á la parroquia, haciéndose e! reparto en liil forma por 
el Dr. D. Manuel Esteban Gutiérrez de Hennosillo. 

Nombróse primer Cura al Lie. D. Anlonio Vallarla; « 
V en representación suya se posesionó del cargo, en 1 1 de " 
agosto de 17ti9, el Presb. D. Mariano (barra. F,l propieta- 
rio se hallab.T ya desempeñando en persona su oficio á 
mediados de enero siguiente. 

Bajo doble aspecto vino á beneficiar esta erección á 
San Juan: de una parle ganó el pueblo cristiano teniendo 
director y guardián que ejerciera ahí mismo su ministerio, 
por medio de la enseñanza de la doctrina cristiana y de la 
administración de los sacramentos, auxiliado en su tarea por , 
ministros competentes; y de la otra le resultó provecho al 
culto en general, por haberse aumentado con esa medida, y 
al del Santuario en particular, porque a?í los Capellanes no 
tuvieron que distraerse del servicio especial que les estaba 
encomendado en calidad de tales Ca[)ellanes. 

En la serie de tos párrocos que ha tenido San Juan, ocu- 
pan lugar prominente: el S. D. José María Mancilla, natural 
de Zapotlán el Grande, Catedrático del Seminario de Guada- 
lajara y que fué maestro del benemérito insurgente D, Pifdro 
Moreno,^ — -Doctor en Teología, Cura de Lagos y signatario de 
Acta del Imperio de Iturbide; D. Mariano Cuéllar. secularizado 
el año de 182H, después de haber sido durante fres lustros 
Franciscano de la Provincia de Santiago de Jalisco, y que as 
hizo célebre por haber acaudillado un levantamiento popular 
en 1833; D. Juan Neponiuceno Márquez, legítimo indio taras- 
co de Jamay, (*) Catedrático del referido Seminario y Preben- 
dado de la Catedral de Guadalajara; I). Cristóbal López, natí' 
vo de Yahualíca, Profesor (atnbíén en aquel Colegio, Cura de 
Mazapil y de Arandas, donde mm'ió con fama de í^íintidad: O. 
Jacinto Reinoso, de JalosLotitlán, igualmente Calfdrálico del 
mencionado Establecimiento, Dr. en Teología, Cura de Tolíiti- 
chey Canónigo de Guadalajara; D. PantaleónTortuíero, zapo- 
tlanense, Vicerrector del Seminario Auxiliar en su ciudad 




(•) Asi lo dice el sabio Sr. Dr. D. Agu^itíii 
g^ de ' 'Los Hijos de Jalisco. ' ' 



-247- 

nalal, Cura de la Barca y al presente de Lagos; y el que lo es 
en la actualidad, D. Benito Pardiñas, Dr. en Teología, Cura 
Hue fué de la feligresía de Jesús en Guadalajara y aplaudido 
opositor á la Canongía Magistral de la Catedral do su Metró- 
poli, en competencia con los Sres. Dres. D. Luis Silva, — que 
•"uí el que obtuvo aquélla, — y D. Gumersindo Rico, hoy 
^niembro de la Compañía de Jesús. (*) 

Algo más de seis años después de la fecha en que se coló- 

'*^ el último Santuario, visitaba á San Juan el limo. Sr. D. Fr. 

•'^titanio Alcalde, venerable sucesor del Sr. Rodríguez Rivas 

^^ el Episcopado de Guadalajara y que, por los testimonios de 

'^^ munificencia sin par de su ardiente caridad en la misma 

'*^<)cesi, dejó un renombre que jamás se extinguirá: esa visita 

^^ ^Xró del 8 al 10 de febrero de i 776. 

. Seguía entonces desempeñando aún el puesto de Cape- 

ja ^^n Mayor el Br. D. Vicente de Cuéllar y González, á quien 
^^^ cupo la dicha de haber sido, romo atrás se expresó, quien 
^^asladarala preciosa Imagon do María Santísima á su nueva 
^ - <5isa: este eclesiástico, siguiendo las huellas de su predecesor, 
^^ontinuó la obra de las hermosas torres del mismo templo, 
^ ogrando ver terminada una de ellas, la del Norte, el 24 de 
X)ctubre de 1784; y además do esa obra, acredita su devoto 
^.elo el habeT* dado principio, para fiívorecer á los numerosí- 
simos viajeros — peregrinos y mercaderes — que con dificultad 
hallaban en San Juan hospedaje competente, á levantar el 
amplio mesón llamado de la Virgen. 

Los Bachilleres D. José Julián Romo y D. Rafael de 
Escoto, Capellanes Mayores que sucedieron consecutivamen- 
te al Br. Cuéllar y González, prosiguieron la fábrica de la to- 
rre del Sur, á la que por fin el segimdo de ellos le puso 
remate el 8 de junio de 1790. 

Otra buena mejora se había ya iniciado por ese tiempo 
en San Juan: en real cédula de 8 de octubre de 1788 había 
aprobado el Monarca Español los arbitrios propuestos para 
la constnicción de tres puentes: uno en Zapotlán, otro en 



(*) En el Apéndice puede verse la serie completa de los Párrocos 
de esa feligresía. 



- 248 — 

I,agos y el último en San Juan. Esta obra que Si- consideraba 
lii más imporLante de las tres, ftié la que priinoro de ellas se 
comenzó; y aunque no se hicieran aún efectivas las exacciO' 
nes que á su Tavor sp aplicaron en la! cédula, ya para el 1 
do diciembre de 1793 se habían levantado los pilares de di- 
cho puente, como al Rey se lo informaba en esa ferlia l>. 




Jacobo Ugarte y Loyola, Comandante general, Presideiil( 
Gobernador é Intendente de [as provincias de la Nueva Gali 
cía. 

Aunque nada más se había adelantado en esa obra, un añ( 
después se tenía ya en depósito para proseguirla una canil 
dad muy cercana á $ 3000, y había sido enviado el Ingenier* 
n. Juan Pagazaustundia á hacer un serio reconocimientc 
para la formación de los presupuestos de gastos del mianí 
puente y del de Iñigos, así como de lo que pudieran iinpor 
tar los trabajos para facilitar el acceso á San Juan por dóf 
cuestas inmediatas, suavizando las asperidades de éstas. 

Parece que á pesar de reconocerse la importancia de termi 
nar la obra del consabido puente y de que no faltaban fondO! 
que se pudieran invertir en la misma mejora, no se perfec 
lionó esa construcción sino hasta ya íimy entrado el a" ' 
A7.V; aJ menos hay noticia tiadicional deque eu 1811 el í^ 



— 249 - 

cito realista de Calleja, que il>a en persecusión del insurgen lo, 
para pasar el rio de Lagos en su curso por la orilla de Saií 
Juan, se vio en la necesidad de tender vigas sobre los pílanos 
del proyectado puente, que todavía entonces carecía íh 
bóveda. 

Por último, 4 10 de diciembre de 1791? (1) murirt en 
San Juan, donde había concurrido á la flmción principal do! 
Santuario y yendo en vía para su nueva Sede Episcopal 
de Guadalajara, el Sr. Dr. I). Esteban Lorenzo de Tristán, 
que á ésta había sido trasladado de la de Durango. 

Fueron notables las circunstancias que a(;ompartaron ¡i 
esa súbita defunción, tan notables que sería una falla 
dejar de mencionarlas cual lo han hecho algunos graves 
historiadores, entre ellos dos de muv sano criterio: loá ¡ares. 
Ramírez y Andrade. 

«El Obispo, dice aquel priinatí^ de los cultivadores de la 
critica histórica en ¡México, llegó ligeramente indispueslo á 
San Juan de los Lagos, yondo de camino para tomar posesión 
de su Sede. (2) Por tal motivo se determinó á hacnr una 
parada, esperando reponerse pronto. Tres ó cuatro días 
después recibió corre^|)ondoncia, y cuando hubo concluido 
su lectura, llamó á I). P^ídro iMillán Hodríguez, entonces su 
femiliar, y le previno quo qu uñara dos cartas que le entregó. 
ElSr. Millán quiso salirse del aposento para ejecutar esta or- 
den; p3ro el obispo le dotuvo, ordenando lo hiciese en su 

(i) 'Bsta fecha está tomada de una iiota del Lib. XIII de Definí» 
dones del Salario de Guadalajara. Es la misma que fija la * Ou 
ceta de México/' 

(2) Ya había tomado por él posesión canónica el Deán D. Salva» 
dor Antonio de la Roca, á 4 de abril de 1794, como confuía en el bien 
infcM'mado artículo JaUnvo, del Dwrhtimrht l"niveniul de HisforUi y 
Gwgrafíu á que tantas veces he aludido A propósito, incurrió cu 
vmo& i^rrores el respetable Sr Vera, cuando dijo en .su * Calt'cisnid 
Geogrifi :o*Hi»tórico-Estadístico de la República Mexicana", rcfi 
riéndose al Sr. Tristán; *'en 4 de abril -de 1794 tomó jx)í^csión a su 
jKimbre el Sr. deán Uc. D, Salvador Uchfi, ilwl'tróínJin^f en ¿I wis. 
mo din. ¡a V'u.ftnte. por haí)er fallecido aquél fihtcs de ¡¡ríjar ú su dióv*- 
Jih,y El Deán se apellidaba Roca; la víicantc se declaró «1 17 di 
didemfare de 1794 y el Sr. Tristán pasó á níck>r vjíl;i i-n .sn nueva 
Dióoe^. (NoU d^ A.& ; 

3* 






- 2f o -^ 

presencia. Era de noche, el obispo estaba recostado en si 
cama, y enfrente de él una mesa en que estaba la vela. Esti 
excitó vivamente la curiosidad del familiar, y para satiafacer 
la^ se colocó de manera que le fuera posible leerlas durante h 
operación. Al efecto partió por el doblez una de las cartas« 
y quemando muy lentamente una de sus mitades, leyó rápi- 
damente la otra. En una se anunciaba al Sr. Trístán su proxi 
ma muerte, por una monja cuyo nombre y monasterio n( 
recuerdo. Esto lo decidió á salvar la otra carta, y en seguid; 
quemó la mitad sobrante, haciendo de manera que el obispt 
juzgó destruidas ambas. En esa misma noche ó el día siguien- 
le, equivocando el doméstico que lo asistía los medicamen- 
tos, administró como bebida lo recetado para frí^a, causán- 
dole la muerte en pocas horas. 

« El Sr . Millán había guardado y guardó el más absoluU 
silencio sobre el incidente y contenido de la carta salvada di 
incendio. Estando una noche del año de 1848, según recuer- 
do, en tertulia con varios amigos, de los cuales viven algunos 
en posiciones muy respetables, y siendo ya entonces Canóni- 
go de üurango, entró otro, comunicando '1a lamentable noti- 
cia" de la muerte del P. Rojitas. Así apellidaban vulgarmente^ 
á un religioso del colegio apostólico de Zacatecas, cuyo nom- 
bre no recuerdo, universalmente estimado por su amabilidac 
y eminentes virtudes. Notóse que la nueva hizo una profunda 
impresión en el Sr. Millán, quien por varias veces pregunU 
si sobre ella no cabía duda alguna, como quien tenía un graniir:^ 
interés en cerciorarse de la verdad del hecho. Asegurado 
él se levantó silenciosamente, y á poco buscar, sacó un pa- 
pel que puso en manos de uno de los concurrentes, excitán- 
dolo á leerlo en alta voz. Era una carta escrita toda de letr^^ 
del P. Rojitas, creo que desde las serranías de la Tarahuma — 
ra, donde estaba de misionero, dirigida al Sr. Tristán anun-^ 
dándole su próxima muerte, para que dispusiera sus cosas^ 
Ésta era también la carta que escapó del incendio de Lagos^ 

9 He visto la carta, que se conservó en poder de uníi 
familia respetable de Durango, hasta hace poco tiempo, que 
según entiendo pasó al colegio apostólico de Zacatecas; he 
hablado con los testigos presenciales del suceso que le dio 





P'^'bltcidad. y con un solirino del Conde de Santa Ro^a, qtic 
*''ve y que oyó referir muchas veces 'a su lio los porrnenore« 
^^ la trágica muerte del Sr. Tristán. 

<E1 Conde de Santa Ro?a (1 ) había ido á Durarigo. en 
^Omisión por parte del Cabildo de Guadalajara, para con- 
'^Ucir y acompañar á su Prelado. La desempeñó hasta el 
Wtímo momento, haciéndole entrega del cadáver. — Narrain 

Acerca de eseP. RojHas, ó sea del R. P. Fr. José Marín 
ítojas, el historiador de su convento le atribuye aparte de 
muchas virtudes el don de profecía; lo llama gran orador v 
gran teólogo; dice que él fué quien "auxilió al Sr. Cura D. 
Miguel Hidalgo, héroe de la Independencia, cuando fué sen- 
tenciado á la úllima pena en el Estado de Chihuahua, el año 
de 1811" (2); y por último, alude en estos términos al mismo 
raso narrndo por el Sr. Ramirez: "Dirigiéndose el V. P. á 
misionar en Tarahumara, por el año de 1794 encontró en el 
Fresnillo al limo. Sr. Obispo Dr. 1). Lorenzo de Tristán, que 
iba para Guadalajara, y desde Ciénega de los Olivos dirigió á 
este V. Prelado una carta en que le decía: que no pudiendo 
resistir á la orden y voluntad divina, le daba aviso de 
su próxima muerte.— El limo. Sr. Obispo recibió el aviso 
del V. P. Rojas y murió á los dos días. — Esta carta fué dada 
por mano misma del limo. Sr. Obispo U. Antonio Zubiría al 
M. R. P. Fr. Francisco Frejes, y se mandó poner bajo vidrie- 
ra. — Se dice también que el limo. Sr. Tristán tuvo igual aviso. 
y casi á un mismo tiempo, por carta de una monja, mas no 
«e sabe de cuál mon3Sterio.'{3l 

El muy erudito Sr. Canónigo Andrade, que se lleva la 

(i) Lo era D, José Vicente Bellrán, que en lyde febrero de i8o8 
tomó posesión de utia prebenda en la Catedral de Guadalajara. (Nota 
de A. S > 

fa) El Sr. Olivares, Obispo de Durango, nombró, con fecha a6 de 
julio de 1 8 1 1 . á Fr, José María Rojas notario de las diligencias ecle- 
siásticas que se practicaron en la causa instruida en Chihuahua al 
Caudillo de la Independencia patria; y en obedecimiento, el nombra- 
do desempeñó tal oficio. [Nota del mismo.] 

fj) El Sr. Andrade expresa que era monja de Capuchinas, funda- J 
do en la autoridad del respetabilísimo Sr. Agreda. (Nota deV Tw^sion-Yj 



« 2?2 — 

palma entre loa conoceJores de la historia eclesiástica mexi 

cana, después de citar esos testimonios, agrega: 

«Posoo una copia de la repetida carta, que hoy ve po; 

primera ve2 la luz pública; dice asi: 

« [lmo. Sr. y amantfsimo Padre: aunque tenia pensad 
cumplir con la precisa obligación de hijo más reconocidcfpü 
participándole á V. S. I. mi llegada á la misión de mi desti—- 
no que es Satebó y no Basonopa como habla dicho á V. S. I.m 
me veo precisado á tomar la pluma anotantes de llegar, por^- 
que ya no puedo resistirá Dios Nuestro Señor que desde eM 
tiempo que V. S. I. se hallaba en el Fresnillo me anda orde- 
nando participe á V. S. L el aviso de su muerte, y así dispen- 
sando V, S. I. la tardan:2a que he tenido en esto por Itódifi'- 
cultades que encontraba en dar y ó noticia de esta calidacfl 
á una persona del carácter de V. S. I. sepa que Dios NuestrK 
Señor me manda diga en su nombre á V. 9. I. disponga las 
muchas y grandísimas cuentas que tiene que darle, porque 
no está muy lejos la hora en que ha de venir Su Majestad S 
tomarlas, aunque no quiere que exprese á V. S. I. el día f^cr 
en que ha de ser. Yo conozco que V. S. 1. no extrañará 
que el Señor le manifieste su voluntad por medio de ucr 
sujeto tan ignorante y tan malo como yo: pues aunque exce - 
da en malicia á los demonios. Su Majestad puede hacer por 
dignación lo que guste y así solo pido á V. S. 1. que quede est 
sepultado en los senos de su prudencia ínterin yo pido á 
Madre y Señora del Refugio llene á V. S. L de sus bendicio - 
nes y le asista con particularidad en la hora de su muerta 
Ciénega de los Olivos, (♦) Noviembre 17 de 1794. — Umo^ 
Sr.— B. L. P. á V. S. lUma. su mas obediente subdito y amat- 
do hijo siervo y capellán.— Fr. José María Roxas.— limo* 
Sr. Dr. D. Esteban Lorenzo de Tristan > . 

«(Es copia de su original, que desde el 9 de Diciembre 

de 1794 existe en poder de D. Pedro Millán RodrígueZf 

Secretario que fué de dicho Sr. Obispo.) » 

Realmente, dados tan buenod testimonios^ Sorprende el 



(*) Pueblo per teneoíente d Parral, llamado lioy Hidalgo, «n «I 
listado de Chihuahua. (Nota del Sr. Andrade) 



— 253 — 

cumplimiento de la revelación de cosa tan arcana como era el 
próximo fin deGSr. Tristán, fin originado no por la ligera 
enfermedad que se dice resentía, sino por una mera circuns- 
lancia eventual. (♦) 



(*) SantoSCoy: *' Reseña déla solemne hesta en la cual féhovfl 
tí Comercio de Guadalajara, á 2A de abril de 1898) la Jura del Patro- 
nato especial d« N» Sra. d« Guadalupe,** etc.,págs- 10 á i;^.— Libróte 
del arcniVo del Sántüáfio de dan Juan, mm». — Datds proporciona- 
dos por el Sf . Cufá Df . Pat-diíías.— Papcks del &i-clii\io de la Secre- 
laííade la Mitra de Óiiadalájafa.— Dk". RiVerai **Hijofe de Jalisco", 
en diversos lugares. ^ColeOdón: '^Nbticiás varías de Nüevfei Galicia," 
P&g^' íS7.y t68;-'*Di<íc. Univ. de Hist. y Geogí*', 1. III, art. **Duran 
go'\«seritoporl^.Mi ¿. [D. jOsé I^eruando Ramírez].— '^dtomayor: 
**Hist» del ConX'tntD de Ñ; Sra» de Guadalupe de Zacatecas"} pág. 414. 
.— Andradeí ** Noticias biográficas sobre los ílmos; Prelados dt Sono- 
ra, de Sinaloa y de Durango, pág<^^ 232 á ¿351 



VI. 



El concurso de forasteros que acudía á celebrar la 
solemne fiesta de la Inmaculada Virgen María en su Santua- 
rio de San Juan, síguici esta progresión en el espaciode seten- 
ta años: 2.000 almas en I66fi, 3.000 en 1693, y de 8 & 
10.000 en 1736. según el testimonio de los respectivos Cape- 
llanes Mayores. 

A la creciente afluencia de los devotos congregados en 
esa festividad, correspondió la de ios traiicanles que fueron 
á su vez en demanda de consumidores para sus mercan- ' 
cías; estableciéndose así, de manera natural, un comer — 
cío muy provechoso y tanto más socorrido cuanto que 
punto en que se emplazó estaba situado en la parte céntri- 
ca de! país. 

Tanto era el auge que había tomado ese mercado anua/' 
cuando comenzaba la última década del siglo XVIII, que el 
ya citado Ugarle y Loyola, Gobernador de la Nueva Galicia, 
Informaba una y dos veces á la Coi-te, que tal feria era "la 
más interesada" qi+e se conocía; y en datos oficiales esta- 
dísticos, contemporáneos de esos informes, justilicando el 
calificativo que se le daba de "la mejor feria del Reino", se 
decía con referencia á ella: "el año pasado de 1 792, fe conta- 
ron 60 tiendas de ropa de Europa y China, 10 de mercería y 
31 vinoterias, habiendo entrado 4,00:) tercios de efectos de 
Castilla, é igual número de la tierra: se cak:ula pnidentemenle 
la venta, en reales efectivos, 500.000 pesos, y 700,000 



— 255 — 

fiado; el concurso de gente pasa de 3,500 almas (1) con la 
particularidad de que siendo el lugar muy corlo en su pobla- 
ción(2) y terreno lodos se colocan, pero con la mayor estre- 
chez. Del piso y ocupación del terreno para tiendas se 
sacan 2,300 pesos, cuya aplicación en el día es á la cons- 
trucción de un puente en el río que pasa á sus inmediacio- 
ines. Rinde la alcabala de 14 á 16,000 pesos y cierlamenle 
sse aumentarla todo si esta feria se pusiese bajo un buen 
'eglo^ formando fundaciones cómodas y seguras contra los 
'obos, incendios y haberlas (sic) á que en el día se hallan 
expuestos tantos intereses, y que merecen la atención del 
gobierno* » 

Éste^ como se deseaba, tomó cartas en el asunto: inslru* 
TOse expediente en que se reunieron todos los datos nece- 
sarios para formar juicio de la materia, y se ventiló con 
amplitud la cuestión acerca de si convendría providenciar un 
aumento en el pa^o de las alcabalas que causaran los efectos 
^levados á la feria, para cuidar de que no se defraudara al 
tisco en el nuevo foco de comercio, ó si sería mejor decretar 
Ua absoluta franquicia y libertad de derechos. Felijimente, se 
Viabfa comprendido que ya no era tiempo de seguir al pié de 
la letra el espíritu mezquino de antaño en orden al comercio, 
^ino el liberal que se inició á ese respeclo con Carlos líl y 
55U Ministro el famoso Marqués de Esquilache; y el Fiscal de 
Xa. Real Hacienda le presentó, en 25 de febrero de 1794, á la 
-Junta Superior del mismo ramo, un dictamen, que fué apro* 
bado el día 28 siguiente, en el que expresaba estos concep- 

(i) Á mi ver, está errada esa cifra: debe ser 35,000, 6 bien 30,500; 
y digo qtte está errada, porque sería irracional suponer que iba en 
progreso aquel mercado al que concurrían en 1736 ya 10,000 personas 
aproximativamente, si cincuenta y tantos años después hubiera 
rebajado hasta convocar tan sólo 3500 personas, casi el mismo nú- 
mtfoque 99 años antes. 

[2] Poco incremento en Verdad había tenido el vecindario de San 
Juan: según esas mismas noticias estadísticas citadas en el texto, aquél 
9)6 componía hacia el año de 1792, de 176 indios> 160 españoles. 193 
mestizos y 55 mulatos; en conjunto, 578 personas. 

Bl curato contaba entonces dos ministros y tenía 3000 pesos de 
emolumentos^ 



— 256 — 

*os: « Los mercaderes escasos de facultades de las provincias 
Internas del :Reino, se surten de allí en las cantidades que 
permiten siís negocios, y los acomodados se excusan de 
i)ajar á Veracruz, abandonando por largo tiempo sus giros y 
familias. Hasta hoy están ceñidas los privilegios y exen- 
ciones de la feria de San Juan, á una cuota, que aunque 
muy :di3tante del derecho de alcabala, sujeta á ella todo lo 
que se expende, y si bajo este método, que no deja de ser 
equitativo, admira el considerable caudal que se comercia y 
pone en giro, circulando por tantas y divers¡is distancias, 
íeria mayor incomparablemente, mediando la absoluta fran- 
(|u¡cia que las ferias gozan en España, y á proporción se 
fiumentarían los justos, legítimos derechos, en los alcabala- 
torios á que después se dirijan, compensándose con ventaja 
i:iexp!icable lo que dejaron de pagar. Esto reúne las venta- 
jáis deseadas siempre en estas materias, esto es, la utilidad 
del vasallo y el aumento del erario, y es de parecer: que 
respecto á ser regalía do S. M. dispensar las franquicias y 
libertad do derechos, S3 consulte la libertad absoluta de alca- 
bala en todo lo que S3 compre y venda en la feria de San Juan, 
en el tiempo de quince días. » 

Elevada esa favorable consulta al Monarca Español 
Carlos IV, á bien tuvo éste conformarse con ella y expedir á 
(consecuencia la real cédula siguiente: 

tEr. Rey. — Virrey, Grobernador y Capitán General délas 
Provincias de la Nueva España, y Presidente de mi real 
Audiencia que reside en la ciudad de México. En carta de 
28 de Junio de 1794, numero 991, dio cuenta con testi- 
monio vuestro antecesor el Conde de Revilla-Gigedo del 
oxoedienle suscitado sobre la celel)ración v duración de una 
feria en el Santuario de Nuestra Señora inmediato á la Villa 
(lo San Juan délos Lagos, paj^o ó libertad de alcabalas de 
los efectos (¡ue so llevasen á olla: construcción decasaadua* 
na y tiendas para comodidad do los géneros y otros parti- 
c.ularo^, refiriendo muy por menor todas las ocurrencias, é 
instrucción del oxpodionte, en oí quo después de haber oído 
á los tribunales de (tuontas, Consulado, dirección General de 
aduanas t'ormedis y fiscal de real lía(-ienda, y resultar muy 




conocida utilidad del establecimienlo constante de la expre- 
sada feria, acordó la junta Superior se me consultase, como 
lo hacia vuestro antecesorlos particulares siguientes: Primero: 
flue se relevase absolutamente de la paga del derecho de alca- 
¿aia á lodo lo que se comprase y vendiese en la feria duran- 
te el término de quince días, concediéndose otros tres para 
que pasados éstos saliesen de allí precisamente todo lo que 
9e hubiera introducido sin excusa ni preteslo. con apercibi- 
Jiiiento del cobro integro del derecho de todo lo que subsis- 
tiera después de ella: Segundo: que entrelanto que yo me 
■dignara resolver en el asunto no se hiciese novedad en la 
«xacción y continuase en la forma y método que en aquella 
Actualidad se observaba con arreglo á la tarifa que se referia 

constaba Jel expresado testimonio. Tercero: que los efec- 
tos que alli se comprasen, pagasen cuando se sacasen de tas 
jarles á donde se introdujeran, dándose por decomiso si no 
llevase guia del Receptor de Lagos, exceptuando sólo ]os 
Jetazos de corto valor ó cosas semejantes que cqmprara la 
gente pobre para su consumo y el de sus familias, dándoles 
(teste fin un pase sin derechos con intervención del Oficial 
Interventor que por el tiempo de la feria se enviase de la 
administración. Cuarto: quede la conlribucióp de alcabalas 
?e eximiese á los mercaderes que habían llevado sus fardos 
y géneros á la feria los volviesen á Iqs lugares de donde los 
^acarón, jurando ser los mismos ó p^rte de ellos y no haber- 
es comerciado. Quinto: que se me consulte también el 
bunio relativo á la obra para casa de aduana y tiendas de 
¡rme que indicó el Teniente Cqronel de Ingenieros D. Miguel 
Sposlanzó en su informe, que es al frente de la puerta lateral 
4el Santuario que mira al Oriente. Sexto: que con este 
Objeto me dignase aplicar desde entonces el producto de la 
guala ó tarifa y cesase el arbitrio de los tres y dos reales que 
Salaban exigiéndose, pues para lo sucesivo bastaría el ¡mpor- 
ífi de la renta ó alquiler de las tiendas que debería ser mode^ 

ido para ios repartos que se ofreciesen, construcción de los 
luentesy demás obras que facilitarán el trájisilo de los cami- 
ios inmediatos, cuyas determinaciones había comunicado 
licho Virrey de acuerdo de la misma Junta Superior al Direc-. 




-258 — 

lor de alcabalas para que las trasKdaso al Administra ti or do 
(iuadalajara y al líoceptor de Lagos; previniendo á éste 
cuidase de que al tiempo de entrar en caja oí producto de la 
Teria, lo verificase lambiín' del importe de los tres y dos 
reales que llaman del Almacenaje; y lo ponía todo en m¡ real 
noticia á efecto de que me dignara resolver sobre cada uno 
lie los referidos artículos lo cjue fuera de mi soherano agra- 
do; y liabiiHidose visto en mi Consejo de las Indias, con lo 
<iué en su inteligencia y de lo informado por la coníaduria 
general expuso mi fiscal, y consultándome sobre ello en 22 
de Agosto de este año: 

19 He resuelto conceder, como por esta mi Real 
Cédula concedo á la referida Villa de San Juan de los Lagos 
el privilegio de que pueda celebrar una feria anual perpetua 
enteramente franca y libre de todo derecho, alcabala, arbi- 
trio y peaje, cuya duración ha de ser por el término de quince 
días después de los cuales concedo otros tres paia que en 
ellos salga precisamente todo lo que hubiere entrado para 
su despacho y no se hubiese vendido, y en caso de resisten- 
cia sin justo motivo, es mi voluntad se cobre la alcabala de to- 
do lo que pertenezca en el paraje donde se haya de celebrar. 

2^ Que la construcción de los cien cajones que han de 
servir de tiendas para libertará los géneros de la irregulari- 
dad de los temporales, cuyos costos reguló el Ingeniero Don. 
Miguel Costanzó en la cantidad de treinta y tres mil trescien- 
tos pesos, á razón de treinta y tres pesos, se ha de costear 
por el Consulado de Guadalajara, que debe llevar ú efecto 
inmediatamente de ios fondos que tiene por el articulo 31 de 
su reglamento, y por ser conforme al 22 y 23 que los invier- 
ta en la protección y fomento del comercio, y caso de no 
tener existencia que lasoliciteá depósito irregular, quedando 
á su beneficio el alquiler moderado que se ha de llevar por 

cajones, de modo que nunca exceda del 5 p§ del capital 
invertido. 

St' Que la casa aduana se debe hacer desde luego 
por cuenta del mismo Consulado respecto al interés que le ' 
resulla en la franquicia, pero ceñida á lo preciso mediante 
que ¡os cajones han de servir para resguardo de los rfectoa J 



— 259 — 

que bastará un almacén rogular para lo que pueda ocurrir, 
con una pieza de despacho y otras dos para que se acomo- 
de el administrador en aquellos días, v no debería exceder 
de los doce pesos. 

4^ Que los referidos cien cajones se fabriquen al 
frente de la puerta lateral del Santuario de Nuestra Señora, 
como propuso el referido ingeniero en su informe de 24 do 
Septiembre de 1792, cuyo plan apruebo; y finalmente, hí^ 
resuelto que si para la construcción de puentes y reparación 
de caminos fuese preciso alguna imposición, la hagáis Vos el 
Virrey 3' con acuerdo de la Junta Superior de esa Capital erj 
cantidad muy moderada con presencia délos expedientes del 
peaje de Veracruz, Jalapa, Orizaba y de la ciudad de Queréta- 
ro; á quien he concedido igual gracia en los propios términos. 
poniendo la recaudación del que fuere preciso establecer, ú 
cargo del respectivo administrador de alcabalas, como s? 
hace con los otros y con alguna moderada gratificación, para 
que con el producto se compongan sucesivamente los malos 
pasos según fuere más urgente. Todo lo cual os prevengo 
para vuestra inteligencia á fin de que toméis las providen- 
cias oportunas para su debido y puntual cumplimiento, 
dándome cuenta con testimonio de lo que practicareis por 
ser así mi voluntad, y que de esta mi Real Cédula se tomc^ 
razón en la expresada Contaduría general. 

Fecha en San Lorenzo, á 20 de Noviembre de 1797. — 
YO el REY. — Por mandado del Rev Nuestro Señor. Fran- 
cisco Cerda, — Señalada con tres rúbricas. 

Villa de Orizaba, 28 de Agosto de 1797. — Presentadn 
por Real Cédula por el Ayuntamiento déla Villa de Lagos al 
señor Presidente de Guadalajara, por quien se me ha dado 
cuenta con ella. 

Guárdese, cúmplase y ejecútese lo que su Majestad 
manda, sacándose copia de esta Real Cédula para qu(' 
archivándose la original en los cedularios de la Secretaría 
de cámara del virreinato, y agregada dicha copia á su expcv 
diente, pase al Señor Fiscal de real íLicienda, unida la cuenta 
de gastos del referido ayuntamiento de Lagos, y consulta 
del citado señor presidente á quien se le avisará la resoUi- 



— 260 — 

ción para su inteligencia y la de los interesados. — El mO^' 
(|u6s de Branciforte. 

Es copia. Orizaba, 25 de Septiembre de 1797. Bom *" 
//a. — Es copia. México, 6 de Noviembre de 1 798. VC^"^ 
ausencia del contador, Josf^'Ranión de Ostoz^ ofícial mayor :*r. 
— Es copia. México, 9 de Noviembre de 1798. Navarro^ » 

En la real cédula que acaba de ser transcripta, resalta, ti 



(le una parte las insólitas franquicias acordadas á favor d^l 
comercio en una población americana; y de la otra parte, v^^r 
elevado ya el mismo privilegiado lugar á la categoría de vill^. 

• Desde luego, — dice un escritor, reñriéndose á varios 6L e 
los efectos inmediatos que se siguieron de aquel decreto, — 1 -a 
solemnidad del 8 de Diciembre tomó mayor impulso. Sat n 
Juan ya no era ni por asomos aquel miserable cortijo de 163 -^\ 
su aspecto en la época de la fiesta era el de los lugar^33 
mercantiles de más celebridad. 

t Las yerbas silvestres que crecían en las calles mal form ¿e^- 
das, habían cedido el lugar a las exposiciones de la industr^^íi 
y á las ricas producciones de los más opuestos climas; varí ^' 
dos rotulones decoraban la fachada de los edificios, anuwn- 
ciando los objetos que halagan el gusto ó que la necesidr^d 
exige; mientras que el suntuoso templo, recién salido del ^^ 
manos del artífice, ostentaba sus majestuosas torres, coroa ^• 
deis por las nubes invernales. 

«Este nuevo giro abierto al comercio y á la indusirííi 
no disminuyó, sin embargo, el espíritu ascético de los prima- 
ros días. Por el contrario, los sentimientos rectos qu^ 
infunde la moral cristiana, imprimían en aquellos corazones 
sencillos el sello de integridad en todos los negocios de la vidfl. 

«Elspectáculo común era ver al conductor de mercan- 
(ñas, al artesano, al comerciante, y al cargador y al jornale- 
ro, ir á comulgar devotamente el día de la Soberana Señora, 
á cuya fiesta habían acudido, y á cuya especial protección 
liaban la seguridad de sus familias, de que habían separádose 
l)ara solicitar su sustento. » 

La verdad histórica exige, sin embargo, que se d'ga. 
con vista de testimonios fehacientes, que muy pronto ma- 
leó aquel Jionesto mercado la interpolación de los juegos de 



— 261 — 

íizar: acudióse allí de todas parles á instalar garitos durante 
la temporada de comercio, ó á tentar fortuna en ellos; y por 
.supuesto, que con tales desplumaderos se llevó á la feria el 
cortejo de males que les son inherentes. En mengua de la 
moral y mirando sólo por el interés del fisco, la autoridad de 
ctttónces pasó por todo eso, y aun algunas de las que después 
5?e sucedieroh, considerchdo como irremediable tal cosa, 
ileclararon permitido el juego y se contentaron con regla- 
mentarlo. (*) 

A pesar de esto y aun con motivo de esto, él entu- 
siasmo por concurrir á aquel mercado extraordinario fa- 
vorecido por la ley, se iba generalizando más y más 
cada ano; sólo con un obstáculo tropezaba, que era el 
de la exigüidad del plazo de tres días que acordó la real 
cédula, para que se pudieran sacar de San Juan, sin el grava- 
men de la alcabala, los efectos que no se hubieran vendido 
ilurante la feria. Pero aun este obstáculo desapareció: íi 
consecuencia de una queja interpuesta contra D. José Igna- 
cio Benítez, — que parece haber sido representante del íísco 
en tal mercado, — se formó un expediente que vino á dar por 
resultas que en 1 P de octubre de 1807 y con vista de un 
proveído que extendió el Intendente de Guadalajara á 19 
de agosto anterior, el Virrey Iturrigaray, de conformidad cttn 
los Oidores Catani, Borbón, Monterde y Vildosola, dispusiera 
que el término de aquellos tres días se extendiera hasla ocho, 

(*) Durante la feria, se fijaban en los parajes públicos de San 
Juan, los siguientes artículos de ese reglamento, aprobado por uno 
de los más ilustres gobernantes de Jalisco: 

•*2 ® Las mesas de juego cuyo banco tenga de principal menos 
de 50 $ pagarán 2 $ diarios. Si tuvieren de $ 50 hasta 2bb pagarán 8. 
Si de 200 á 500 pagarán 12. De 500 para arriba pagarán 25 $. Cobrán- 
dose la respectiva pensión adelantada cada 24 horas. 

3 ® No se permitirá el juego llamado ímj)€ríaf, 

4 ® Las Chuzas pagarán 2 $ diarios. Los Boliches, Carcama- 
nes y demás juegos de corto principal pagarán i $ diario. 

5 ® La diversión de Toros pagará 20 $ diarios. La de 
Circo 10 $ diarios. La de Comedia 5 $ diarios. La de Maroma 3 $ 
diarios. La de Títeres i $ diario.'* 

Como dato para que pueda apreciarse cuál era aproximadamente 
el producto de este impuesto, sépase que el año de i84o se fijó la 
cantidad de 2000$ como base para rematarlo. 





-262- 

fijándose en lo.í parajes públicos de San Juan, para que nadU 
alegara ignorancia, una noticia de las oWigaciones impucálaa 
i'i loa conisi'cianlea que concurrieran á la feria; las coates reso* 
lucionps fueron comunicadas en decreto de 10 de noviera- 
bfe siguiente á la Administración respectiva, por el Intendente 
Abarca y después de oido el pedimento del Fiscal Munilla. 

Mejorado de esta manera el privilegio real, poco tiempo, 
sin embargo, pudieron aprovecharse de la extens^itín dé 
aquella franquicia los mercaderes, porque babiendo estalla- 
do la jusla revolución que proclamó la Independencia Pa-' 
tria á 16 de septiembre de I81Ü, elesladoanormal deaque- 
líos tiempos de inseguridad y de desorden fiizo forzoso» 
suspender la feria. 

En los días corridos desde el 10 al 16 de mayo de 1813 ae 
juró en la capital de la Nueva Galicia, con la mayor solemni- 
dad, la Constitución finnada por las Cortes de Cádiz el 18 
do marzo del año precedente. Conforme al articulo 310 dd 
capitulo I del titulo Vi de ese Código, se debena poner Avim- 
tamiento en los pueblos que no lo tuvieran y en que convinie^ 
se lo hubiera, no pudiendo dejar de tenerlo los que por si 
con su comarca contaran mil almas. Como esa disposicit^ 
era aplicable á San Juan, que si no en su recinto, sí 
territorio jurisdiccional enumeraba tal vecindario, á ella d^a 
atribuírsele, — ya que no aparece ntngiin documento que j 
refiera esplícitamente á esa creación,— el origen del Munic»/j(( 
del mismo nombre, que debió ser erigido por la respectiva 
Diputación Provincial á quien la misma ley encouiendafaa, 
con carácter obligatono,el cuidado de darle cumplimiento al. 
referido articulo. 

Aunque efímera fué por de pronto la vigencia de la 
Constitución del año de 12, por haberla declarado nula, á 
■í de mayo de 14, el rey absoluto Fernando Vil,— noticia que 
se recibió en México tres meses más Lirde, — on 1820 y |ior 
obra de un movimientopoliticoencaííczudo por Riego, volvió ¡I 
ponerse en vigor el mismo Código; y á consecuencia, los nue- 
vos Ayuntamientos que á íl le debíanla vida, recobraron sa 
ser prístino, siendo el de San Juan uno de esos Ayuntamienlos, 
sñgi'in bien fundadas presunciones. 



- 263 - 

Este, pues, atendiendo á los males que rcscíníía la Villa 
por verse privada de los muchos recursos que le produjera el 
mercado r.on que se la privilegiara, ocurrió inmediata- 
mente á solicitar del Mariscal de Campo I). José de la Cruz, 
Presidente de la Ileal Audiencia de Guadalajara v Gobcrna- 
lloré Intendente de la Provincia, el restablecimiento de la 
feria; y como el Sr. Cruz so hubiese constituido en empeñoso 
favorecedor del comercio en la comarca en que ejercía su 
íiutoridad, oído el parecer de la Diputación Pjovincial no 
contrario al ocurso, el 5 de diciembre del citado año de 23 
vino en otorgar la licencia que se le pedía y en los mismos 
l^^rminos de la concesión primitiva. 

Consumada la hidependencia Nacional, erigido el Esta- 
co de Jalisco y funcionando el primer Congreso Constituyen- 
do del mismo Estado, con motivo de una consulla hecha por 
^l Administrador de Rentas de Lagos, sobre si debejíaconti- 
^^Uar la feria, el mencionado Cuerpo Legislativo expidió, con 
'Vicha 8 de noviembre de 1823, su decreto número 9, orde- 
'^ando la continuación de ésta en idéntica forma que la pre- 
venida en la cédula de 1797; y el primer Congreso Constitu- 
*'íonal, por su decreto número 55, expedido el í de septiem- 
bre de 1826, ratificó en todas sus parles la declaración de su 
predecesor. 

Ganaba por entonces San Juan en categoría política, al 
€reái"sele cabecera de uno de los veintiséis Deparlamentos 
en que se dividió el territorio del Estado, según acuerdo de la 
respectiva Legislatura, el 27 de marzo de 182í. A ese 
Departamento se le dieron los siguientes límites: «confina por 
el Oeste con los de Teocaltiche y Tepatitlán: por el Norte con 
el de Santa María de los Lagos: por el Este con el mismo 
Lagos y con la Barca; y por el Sur con Tepatitlán y la Barca. 
Comprende en su territorio el distrito del Ayuntamiento de 
la capital del propio Deparlamento, el de la villa de la Encar- 
nación, el de Jalostotillán y el de San Miguel el Alto.» 
Hé ahí cómo San Juan, por su prosperidad, vino á elevarse 
al cabo sobre el mismo pueblo de que dependiera en lo civil 
hasta 1640, y en lo eclesiástico hasta 1769. 

Continuóse la celebración de la feria, viéndose cada ano 



mis animada; y si bien la redujo á solo3 doc3dfa3, contados 
desde el 1 'de Diciembre, un denreto que dio, bajo el número 
!)8 V en H de agosto de 1827, el 3^= Congreso Constilucional; 
en cambio, también hubo vez en que otra disposición legisla- 
tiva,— el decreto núm. 577, de 4- de diciembre de 183^, — iu 
prorrogara por ocho dfas. 

Asimismo debe advertirse que hubo algún gobierno en 
Jalisco — el de IS-il — ^que con deslino á los gastos de 
construcción de cárceles en todo el Departamento, impusie- 
ra derechos de introducción á los efectos que se llevaran al 
mercado extraordinario de San Juan, "o alistante lo cual la 
concurrencia nprcantil nq parece hf\ber (¡isnvnuido entonces. 

A ese tenor, varips de los gobiernos sucesivos decreta- 
ron inipuestos de la misma índole, consagrando sus produc- 
tos unas veces á la reparación de las carreteras entre Guana- 
juato j San Juan y entre San Juan y Guadalajara; otras veces ¡^ 
a la construcción de un puente en el paso del Arcediano, sobre t^^ 

el HioQrande; otras, al impulso de la fábrica do la Penitencia 

rí^ y ^I sostenimiento del Liceo de V^arones del Estado; y fina^ j 
mente, buho ocasiones, — fué esto en 1848 y 1849, — en gi m - ^ 
se aplicaron dichos productos á cubrir las necesídat^es d^^ J 
Erario del mismo Estado. 

Un ilustre publicista escribía acerca de la feria de Sawj _■ 
Juan, pqr lósanos de 1841 y 1842; «Para dar una idea exai-- — 
ta del comercio que se hace en esta feria, cuya concurrencia -m 
se conipnt^ en 100,000 personas de lodos los puntos de la 
Repúbücq, se expresan cá continuación las introducciones y 
consumo que ha habido en ella, tomados por término medio 
de un quinquenio concluido en 1840. 

f Efectos ej;tranjeros, tercios 13,242. 

• Id. nacionales id 25,31 1 . 

• Frutas y verduras id 7,998. 

«Los consumos de carnes han sido, por el mismo cómputo, 
de 394 reses, 809 cerdos y 670 cabezas de ganado de pelo y 
lana, calculándose el de maíz en 8,000 fanegas. 

« Las introducciones y consumos de la villa en el resto del 
año han sido en los términos indicados, de 3,180 tercios de 
efectos nacionales; 6,017 de frutas y verduras; 717 reses; 



i 




tcl sellado: rqiio el fondo municipal, nivü hversii'in primipnl | 
is en la instrucción pública, compostura de caminos, aluin- 
irado, sostenimiento ile la [anv.u qno so pone sobre las armas 
Hwr parte de la policía para aiudar i niaiil<;ner el orden en el 
iempo de la feria, ha prod-icido ii,n]alinentc ]8,(HJ.-i ps. 1 il. 1 
ll año. AdvÍ!-tiei]do, (jue por el estado de a/rí^Io en ore áaj 



— 266 — 

ha puesto desde 1839 la colectación de uno de sus ramos, sus 
productos totales desde ese año deben estimarse en más de 
25,000 ps. anuales.» 

Muy poco tiempo después vióse en riesgo la feria de 
sufrir un serio contratiempo: fué el caso que el Greneral D. 
Antonio López de Santa-Anna, Presidente provisional de la 
llepública y á quien el cáustico historiógrafo Bustamante 
denunció en esa misma época como propietario de todo el 
suelo que se pisaba desde Jalapa hasta Veracruz, en uso da 
las facultades amplísimas que le daba el art 7^ de las Bases 
(le Tacubaya, para organizar lodos los ramos de la adminis- 
tración pública, á 1 1 d3 julio de 18 i3 decretó li concesión 
de una feria que deberla celebrarse del 15 el 30 de diciembre 
de cada año, en el l^aso de San Juan, infeliz congregación., 
situada á poco más da una veintena de kilómetros del prime- 
ro de los puertos mexicanos del Atlántico y al cual lugarejo 
trataba de favorecer á título de que en él terminaría ^^ 
primer tramo del f.)i-rocarril de Veracruz; y para qu^ 
nada impidiera el éxito do aquella gracia, dispuso al mismo 
tiempo que la celebración de la feria de San Juan delo¿^ 
Lagos se transfiriesa en lo sucesivo hasta el 25 de Febrero - 

Alarmóse naturalmente con esta novedad el vecindari^^ 
sanjuanense; elevó al Gobierno una razonada solicitud parí^ 
que insubsistiera la perjudicial disposición; y viéndose desat- 
tendido, ocurrió á valerse del amparo de su conterráneo et 
Sr. Lie. D. Antonio Escoto, (*) quien con el mayor empeao 
gestionó en favor de tal asunto. 



(*) Fué hijo de D. Joaquín Escoto y de Da Dolores Jiménez; 
nació en San Juan por el año de i8o6: el año de i8 pasó á estudiar en el 
Seminario de Guadalajara, donde sustentó un acto público de Lógica 
y Metafísica y cursó hasta Teología; el 28 de junio de 30 se recibió 
de abogado; desempeñó con saber é idoneidad la magistratura en el 
SuT^remo Tribunal de Justicia de Jalisco, desde 31 de enero de 42 
hasta principios de febrero de 53; y fué muy notable como abogado 
postulante. Del matrimonio de este Sr. con D*"* Guadalupe Gómez 
I barra, tuvo ser el Lie. D. Joaquín Escoto, á quien hizo célebre el 
car^o de Asesor del Consejo de Guerra que sentenció en Querétaro 
al Príncipe Maximiliano que con el título de Emperador gobernó en 
México, y á los Generales Miramón y Mejía. Este Sr. Lie. D- 
Joaquín ocupó elevados puestos íedetales, como el de Diputado y el de 



— 267 — 

«Quejáronse los diputados de Jalisco de esa deterinina- 
m al Congreso, — cuenta el referido historiógrafo Busta- 
ante, miembro que era del mismo Cuerpo, aludiendo á tal 
ludanza, — y éste mandó que no se hiciese novedad en lo 
radicado de inmemorial tiempo. Pasado el expediente á 
3anta-Anna, hizo observaciones, y no le dio cumplimiento; 
OQias yo, bien convencido de la injusticia del veto, en lo parti- 
Cttiar le escribí una carta, y le mostré los grandísimos perjui- 
cios que se iban á seguir al departamento y á la hacienda 
pública, y concluí suplicándole llevase á cabo la disposición 
del Congreso. Mandóme decir que le hiciesen presente esto 
niismo los diputados de Jalisco, y que se le presentasen, como 
'o verificaron, y otorgó á su petición con docilidad, y recogió 
el expediente. De facto, se verificó la feria, y el mismo Santa- 
Aana percibió aprovechamiento de esta medida, pues recogió 
ffan cantidad de dinero por razón de derechos de la feria, y 
con él pagó á sus tropas reunidas en Querétaro. > 

Es verdad: derogóse en la parte correspondiente el decre- 
to que perjudicaba á San Juan, el 5 de septiembre de 
^ S44, esto es, en la misma fecha que la Cámara de Diputa- 
^^ otorgaba licencia á Santa-Anna para separarse de la 
^^^¡denciaé ir a visitar sus haciendas; y cuando en noviem- 
r^^e y diciembre siguientes el mismo Santa-Anna pasó á Quére- 
5^^o y luego al Bajío con un ejército destinado á combatir 
^- devolución que en Guadalajara acaudillaba el General Pare- 
^^s, entre el dinero de que dispuso contábase el producto 
^^ los derechos causados en la reciente feria. 

Aquí viene á cuento advertir que la disposición al fin revo- 

^^da asi, no implicaba daño algimo para la feria de San Juan 

^or la simultaneidad de la acción significada en el establecí - 

^íciiento de un nuovo mercado extraordinario; sí sólo por la 

^^udanzadel tiempo en que era costumbre celebrar la antigua 

feria. Ya entonces se tenía una prueba positiva de que en 

^ada peiijudicaba á San Juan la erección de otras ferias, por 

masque ingeniosamente se acudiera á poner á favor de éstas 

todos los medios oportunos á fin de procurar el triunfo en la 

Oficial Mayor del Ministerio de Gobernación: y murió el 22 de marzo 
dd presente año. 



— 268 - 

competencia: con efecto, la vecina ciudad de Aguascalíentes 
comen/ó á celebrar otra feria en 1828, por decreto de la 
legislatura de Zacateca?, al cual Estado pertenecía. Siendo 
esa población lugar de tránsito para las comunicaciones dd 
Norte con San Juan, se pensó muy bien en servirse de esta 
circunstancia para que la nueva feria recogiese las primicias 
del comercio que ib¿in á hacer á la villa de la Virgen, provis- 
tos de numerosos (*aiTOs y de mucho numerario, los trafican- 
tes de Coahuila, Chihuahua, Tejas, Nuevo México, etc., y para 
la consecusión de cs3 plan se creyó que bastaría hacer que 
precediera inmedialamente la nueva á la antigua feria, desig- 
nándose para tenerla el lapso conijirendido entre el 20 y el 30 
de Noviembre. El plan era excelente, tanto más cuanto que 
venía á favorecerlo el hecho de que Aguascalíentes era una 
ciudad industrial muy productora: allí pues, imaginábase que 
liarían sus compras y cargaiian í^us cairos los comerciantes 
del Norte, sin naccsiíl.Kl ih tví:iorq:i) andar dieciocho leguas 
más. Pero dos fucrzajr podorosísimas contrastaron esas venia- 
jas y malograron la subsisloncia déla nueva feria: una de ellas 
fué la costumbre inveloradadeacudir precisamente á proveer- 
se en el mercado de San Juan; y la otra, el sentimiento reli- 
gioso que atraía á las mullituJes á prosternarse en el Santua- 
rio de la milagrosa Imagen de la Concepción Purísima. Despro- 
vista do esas ventajas tradicionales, poquísimos años subsis- 
tió la feria de Aguascalíentes. 

No fué más feliz que ésta una que la Legislatura del Esta- 
do de Guanajualo le concedió después á la ciudad de León y 
que por los años de 1861 y 1862 se celebró ya con muy es- 
caso concurso, á posar de tener ese lugar sobre San Juan las 
mismas ó mayores ventajas que Aguascalíentes; y aun fué en 
este particular más desafortunada la ciudad de Lagos, á la que 
el Congreso de. lalisco le otorgó, en 23 de mayo de 1872, 
también una feria que debería celebrarse del 29 de Julio al 8 
de Agosto, pero que desde luego fracasó. 

En los anos subsiguientes al de ií llegó á su culmen la pros- 
peridad de la feria de S. Juan, hasta el grado de duplicarse el 
número déla concurrencia que se computaba el año de 40: 
por informes de testigos presenciales se sabe que el precio de 



— 269 — 

inquilinato ele las lincas durante esa época extraoidinaria era 
muy crecido, y principalmente el de las tiendas, que solía lle- 
gar á $10Q0; que hasta en los mismos techos de las ca- 
faas, por no caber ya en éstas, se instalaban muchos de los 
forasteros, aun siendo acomodados; y que la muchedumbre de 
poco fuste tenía que contentarse con vivir á cielo raso en los 
cerros inmediatos. 

Como San Juan se hallaba lejana de los campos en que 
«59 desarrollaron los infaustos sucesos de la injusta guerra 
<.|ue promovieron á iMéxico los Estados Unidos de Norte Amé- 
rica, aquella invasión no influyó en detrimento de la feria; 
Y)ero no pudo salir igualmente indemne de los perjuicios 'qCTe 
le ocasionara á la HepúbMca ]\Iexicana el escandaloso contra- 
l:)ando que se hacía en la frontera del Norte: de ahí provino 
que la feria hubiera sido mala en 1849. Es probable que á 
su vez el cólera morbus, que desde á fines de ese año y en 
til siguiente hizo tantos estragos en el país y que en particular 
fué fatal para San Juan, donde en el espacio de poco más de 
un mes, según se lee en «El Universal», ftillecieron más de 
quinientas personas, haya obrado asimismo en daño 
de la feria, por lo que toca á 1850. Después, la ley de consu- 
mo expedida en 9 de octubre de 51, que aumentó hasta el 
ocho por ciento los derechos de ese impuesto general, no 
dispensándolo ni en las ferias; el desbarajuste económico; y 
la revolución que estalló en 26 de julio de 52 y que en diciem- 
bre del mismo año alcanzaba su mayor período de efervescen- 
cia, llameando en torno de San Juan; fueron otros tantos ele- 
mentos contrarios á la bonanza de la feria. 

En ese estado precario continuaba celebrándose, sin 
embargo, cuando se desarrollaron otros graves hechos de 
gran trascendencia para ese comercio. El pueblo de San Juan, 
entrañablemente adicto á las creencias católicas, como es 
natural en quien todo se lo debe á ellas, había visto con ma- 
los ojos la expedición de las diversas lejes encaminadas á 
despojar á la Iglesia de toda su influencia y á someterla á 
la autoridad civil. Por efecto de ese sentimiento, el 12 de 
abril de 1857 se amotinó la multitud, acaudillada por el rico 
vecino D. Miguel Zermeño, para impedir que se proi\\ul?ax^ 



— 270 — 

allí la Constitución Federal: el jefe del levantamiento, que a 
la postre quedó triunfante, pagó con su vida la empresa; el 
Director político Sr. D. Toribio Esquivel habría sufrido la 
misma suerte desastrosa á no haberse interpuesto entre él ^ 
los amotinados, echándose de rodillas á los pies de éstos, c\ 
humanitario Capellán Mayor Presb. D. Ignacio Rosales; hub<> 
muchos heridos y varios muertos en la refriega, y la lurb^^ 
cometió algunos desmanes. No pararon ahí las cosas: el 5 A ^ 
octubre siguiente se repitió el levantamiento, originándol ^ 
esta vez la noticia que se tenía de que en tal fecha irían á po- 
sesionarse de las fincas del Santuario ciertos individuos qtm e 
tós habían denunciado para adjudicárselas, conforme á la 1^ V 
de desamortización de los bienes eclesiásticos expedida el 2 ^ 
de junio de 1856: la asonada quedó entonces vencida, — per^^^ 
no sin que hubiera víctimas también, — gracias á que la auto " 
ridad política contaba con un buen número de ftierK^*- 
armada, en auxilio de la cual fuerza acudió violentamente ^ 
otra más numerosa de Lagos. 

Es muy probable que como consecuencia inmediata d^^' 
primero de tales motines é inmediata del segundo, el Congres^-^^ 
Constituyente del Estado expidiera el 7 del mismo mes s^* 
decreto núm. 6, en que se ordenaba que la feria que deb^^' 
ría celebrarse en los primeros días del mes de diciembí — ^ 
siguiente, quedara suprimida; á reserva de dictarse una med ^' 
da definitiva general acerca de la subsistencia de tal comercf ^ 
privilegiado. No obstante ese decreto, casi un mes antes (B--^ 
la fecha en que se debía comenzar la suprimida feria, hab^^^ 
ya reunido en San Juan buen golpe de comerciantes; y sab^^" 
dora de ese caso la Legislatura que iba á quedar burlada, ocu::^" 
rrió á hacer sentir su autoridad al vecindario, gravando con ^^' 
tres por ciento de su valor catastral las fincas que se arrer""*' 
dasen durante el tiempo de aquella feria, y á la vez les iin»" 
puso álos que fuesen inquilinos en virtud de esos contratoirr^' 
una contribución de la décima parle del precio de arrendí»-" 
miento. 

La lucha que en los dos años siguientes tuvo que soste- 
ner el partido conslitucionalista, no le permitió ejercer esa5 
medidas coercitivas. Apenas había triunfado este bando, el 



— 271 — 

Gobernador interino y Comandante militar Ogazón, á pesar 
de hallarse en la campaña de Álica, el 29 de enero de 1864 dio 
un decreto trasladando la cabecera del Departamento de San 
Juan á la villa de la Encarnación. Era de esperarse que á esa 
medida decesiva le sucediera otra directamente obstruccionis- 
ta, para la feria; mas ya fuera que en el trascurso de un año se 
hubiera disminuido en orden á este particular el ofuscamiento 
politice del mencionado gobernante, ó ya por otro motivo, lo 
cierto es que en 3 de octubre de 1862, en uso de las facul- 
ta^desde quego;5aba, derogó el decreto supresorio de la feria 
y la declaró restablecida, aunque con la vaga taxativa de 
« por ahora » . 

Llegada la época de la Intervención Francesa, varios 
comerciantes acudieron ala Regencia del Imperio, solicitando 
que restableciera la feria; y esa autoridad, después de pedir 
^^ formes a las del Departamento de Jalisco, acordó en el senti- 
^^o de la instancia; pero el estado de agitación en que se halla- 
*^^el país, al parque la inseguridad de los caminos, hicieron 
^Vie dicha feria no tuviese ese año, que fué el de 1864-, tía 
^-^ncurrencia que era de desearse; y sin embargo, los que 
^^istieron, hicieron un buen negocio, relativo á esas circuns- 
* encías», decía el periódico oficial del mismo Departamento. 

«En el presente año, — publicaba ese mismo periódico, 
^ El Imperio», refiriéndose á 1865, — en que han desapareci- 
do en su mayor parte esas causales, y que se goza de abso- 
'uta regularidad en los caminos, es de esperarse que la Feria 
tJe San Juan tenga todo el brillo que ha presentado en épocas 
anteriores, y nosotros sabemos que en México, San Luis, éste 
V otros Departamentos, se prepar¿in expediciones de impor- 
tancia, estando persuadidos de que los concurrentes tendrán 
todas las garantías de seguridad apetecibles. 

«También sabemos con anticipación que los dueños de 
fincas de San Juan, les han hecho... reparaciones importan- 
tes y que el infatigable ingeniero director de caminos de la 
línea de esta ciudad (Guadalajara) á liagos, D. Manuel del 
Corro, se empeña en violentar los trabajos que dejen en buen 
estado la vía... á San Juan.» 

Á pesar de tan lisonjeras noticias, tiénese por cierto que 



— 272 — 

salieron fallidas las esperanzas de la citada publicación y que 
la feria tuvo poco ó diminuto concurso. 

En ese tiempo el Municipio de San Juan se vio separado 
de su territorio originario y agregado á la Prefectura de Aguas- 
calientes, por efecto del decreto de división general expedido 
á 3 de marzo de 1865; pero efímera fué esa disgregación, 
puesto que al finalizar el año siguiente, victorioso en JaKsco 
el gobierno republicano, recobró este territorio todas sus par- 
tes constitutivas. 

El año siguiente, á 9 de agosto, restablecía sin restric- 
ción alguna la feria el Gobernador y Comandante militar Gó- 
mez Cuervo; en 25 de oclubre de 69 se halla restaurada San 
Juan en su categoría de Cabecera Departamental; y cuatro 
días después, acaso como compensación al descenso de qti^ 
se hizo mérito antes, el Congreso otorgaba á aquella misitia 
villa el título de Ciudad. 

Varias circunstancias vinieron posloriormentc á quebranta^/ 
de tal manera la vitalidad de ese morcado extraordinario, qu^ 
llegó á creeisa que dcsaparccoria del todo: fué la primera, '^ 
rápida formación que ha tenido la red ferroviaria en nuestra 
país desde el año de 1880, circunstancia que á medida quc 
fué facilitando en general las relaciones mercantiles, hi5^^ 
disminuir la importancia de la feria, que era en oíros ticmpoí? 
el modio mojor d^ proporcionarlas; fué la S3gimda, el hecb^ 
de haber quedado San Juan do los Lagos fucn-a de aquoH**- 
parte de la vía del Ferrocarril Central que tres años despu^^ 
unió á Lagos con la Encarnació;i; y faé la tercera el haber^^ 
llevado á efecto la abolición general de las alcabalas en 1^ 
República. 

Estos diversos factores contribuyeron á que la feria t^ 
llegara á ser siquiera sombra de lo que ella fué; pero con ^ 



deseo de reanimarla, se apeló á un expediente, en vísper 
del primer centenario de la concesión do tal feria. Esa saUí-"*^ 
consistió en haber conseguido que la Legislatura del P^tad^^ 
con fecha 27 de septiembre de 1897 decretara la cxencic^^ 
del impuesto de patente, — con que se substituyó la alcab»-^^ 
en Jalisco, — á los giros mercantiles que se establecieran 
la leña del citado año. 



Bastó la rereridn Tranquicia para que los rehallados Tue- 
ran brillante?, como lo demuestra la siguiente descripción: 

«¡Las fiestas del Centenario! ¡La feria! Pasaron como to- 
das las cosas del mundo, como una exhalación, como la Fúl- 
gida luz de un meteoro, como un l'atitástico ensueño. La^ 
tiestas del Centenario dejaron grali'^imoí! recuerdos no fojo 



inagnifi- 

'^*>con cre- 
'^^% los mu- 
■^üs sacrili- 










tis que se 

ciaron pa- 



El willio y liení6ixi Capellíii Ma.voi 
Tre^b- D. Ignacio BuiHiltni. 



iHLial. 
pe-^imis- 
[;ts. los ijUe 
por envidia 
i'i fior oíros 
inolivos no 
nuiv luai 
creen ijiie 
querer la le- 
ria reeolire 
su antiguo 
«splendor es 

,-_ tanto como 

^Víerer resucitar un muerto, deben convencerse de que eslíin 
^*í un error. Personas que preíenciaron las ferias más famo- 
is, nos as?guran que la que acalwi de pasar, en concurren- 
cia y comercio al menudeo tuvo mucha semejanza con aquO- 
" í as, V lo que más consueíii es ver que el espíritu religicso no 
^lecae; por el contrario, se aviva cada día más. Zacatecas. 
Tiuanajualo, San Luis Potosí. Guadala;ara, Rlichoacán, Méxi- 
co, Puelíla, los Estados do b Frontera v todos los puebloe 

circunvecinos nos trajeron su contingente de j^regri 

nos y comercianles. Todos los días, al romper el allia 

35 



al abrirse las puertas de! Sanluarto se oían los cánti- 
cos (]e alabanza á la Inmaculada Sladre de Dios; como 
por asalto invadían las espaciosas naves del templo, para asis- 
tir al Augusto Sacriricio de la Misa, entrando de rodillas con 
vela en tiiano. Desde esa hora hasta el anochecer era impo- 
sible entrar á visitar á la Virgen los dias 6, 7 y 8. 

"Los dias 6 y 7 entraron las devotas peregrinaciones de 
Zacatecas, I^ón, Guanajuato y Silao, trayendo mucha cera y 
muchos regalos para el Santuario: las dos fueron numerosas. 

"Las fiestas religiosas en los días 7, 8, 11 y 12, t-omo 
de costumbre fueron espléndidas; las iluminaciones nada de- 
jaron que desear. 

"lisio fueron las fiestas religiosa?; demos ahora una rápi- 
da ojeada á la^ fiestas profanas, es decir, á la feria. Humildes 
escritores de provincia, aunque muy paseados y envejecidos 
en el olicio, nos creemos impotentes y muy torpes para 
escribir lo que fué la feria que acaba de pasar. ¿Que fué la 
feria? Uu conjunto heterogéneo de lo que hay de más reli- 
gioso y de más profano. Por un lado, los cánticos sagrados^ 
dedicados á la figura, después de su Divino lujo, la má:^: 
hermosa del Cristianismo, á María, la mis pura, la mjís hermo- 
sa, la más sublime de las urgenes, á la Madre de los mexicano; 
la auxiliadora de los cristianos y consoladora de los afligido; 
por otro, las músicas, los cantos profanos, los toros, la alegrí; 
en una palabra, manifestada ruidosamente. ¡Cufinios grilo^i 
icuánto ruido! ¡cuánta algarabía! Las tiendas de ropa, qoi 
fueron en más crecido m'nnoro que en los años anteriores, 
mercerías, que fueron oc!io. llenas ile compradores disputan 
dose las mercancías; los puestos de quincallería, vulgo, vari- 
llas, los de dulcis, los de fruta, atestados de marchantes. 
En las tiendas de al>arrotes y en las tocinerías, á las horas de 
riguroso despacho, pidiendo ú gritos que se les despacJiase 
los artículos de primera necesidad. 

"En la callo de la loza, donde se venden los ramoso: 

monos de San Pedro y Tonatá, el ruido de los pilos y la 

cometas de barro era atronador. Mocha fué la carga (jui 

vino de la referida mercancía, y sin embargo, para el dia 

ttoüa hiibia. concluido y no había qué comprar. 




275 — 



Ctl 



El cerro de los Mesones cubierto de partidas de muías v 
caballos, que todos se acabaron vendidos á muy buenos pre- 
cios. El cerro de las Bolitas y el de las Naranjas llenos de 
gente. 

"Desde el día 1-® hasta el 14, la banda que dirige el hábil 
profesor D. Manuel R. de León, tocó en las tardes en el zóca- 
lo de la Plaza principal y el paseo era muy concurrido; pero 
lo que llamó sobre todo la atención, fué el famoso paseo del 
Parián, que tenía lugar todos los días desde las ocho déla no- 
che hasta las once ó doce.... Nada faltaba ahí; buenas 
neverías, excelentes cenas, ricas cantinas donde se hallaba 
todo lo que el gusto más exquisito puede desear. 

''No escasearon la diversiones: hubo toros, gallos, cine- 
í^atógrafos, panoramas, y sobre todo, loterías, chuzas y carca- 
manes, que es la clásica diversión de la gente del pueblo.. 

''Esta fué, descrita á grandes rasgos, la feria que acaba de 
Pasar» (1) 

El éxito así conseguido gracias á la franquicia de que 
^^ hizo mérito, fué un precedente que se tomó en cuenta 
Para que la misma exención fiscal sirviera de cartabón en lo 
^Ucesívo: desde entonces año por año la Legislatura decreta, 
^On la antelación correspondiente, igual favor á los comer- 
ciantes que acudan á negociar en la feria venidera. (2) 

(i) Ésta descripción está firmada con el pseudónimo Raúl y la hallé 
^el cúmero 2197 de **E1 Estandarte" de San Luis Potosí, corres- 
)>ondiente al 21 de enero de 1898. 

(2) El Sr. D. José María Liceaga, en sus * 'Adiciones y rectifica- 
ciones á la **Historia de México" que escribió D. Lucas Alamán. 
pretende que San Juan de los Lagos fué el lugar elegida como centro 
para hacer la proclamación de la Independencia Nacional por los conju- 
rados de San Miguel el Grande y Querétaro, aprovechando las venta- 
jas que al efecto procuraría la feria de i8ío. A esa aseveración sólo le 
han dado acogida, que yo sepa, dos historiado es: D. Nicetode Zama- 
coisy el erudito laguenseSr. Lie. D. Conrado Pérc. Aranda. El primero 
de estos dos publicistas se expresa así acerca del particular: 

**Como una empresa de la magnitud que se trataba, exigía grandes 
preparativos y recursos que no se podían proporcionar en breve tiem- 

r), y era requisito indispensable la prontitud para que no se llegase 
descubrir el plan, se pensó en sacar provecho de una circunstancia 
que facilitaría el triunfo de la causa. La ocasión que se juzgó favora- 
ble para dar el grito de Independencia fué la feria ie San Juan de los 



-276- 

Aunque las consecuencias de ese tráfico no puedan ser 
preconizadas en todas sus partes como auxiliares de la Reli- 
gión, que prescribe á sus afiliados huir del vicio y practicar 

Lagos que se celebra anualmente desde el día 8 de Diciembre hasta 
el 15 del mismo mes. El plazo no estai» lejano: pero daba snfidente 
Ittgar á que entretanto se acopiasen los elementos necesarios á la 
empresa. Dos circunstancias tuvieron presentes los conjurados al ele- 
gir la celebración de la expresada feria, que juzgaron coadyuvaría 
poderosamentí- al triunfo del movimiento. lira una, la de que á ese 
punto concurrirían, como era de costumbre, la mayor parle de los 
comerciantes españoles, y estando desprevenidos y entregados á sus 
negocios comerciales, fácilmente se podrían apoderar de ellos, sia 
estrépito ui desgracias. La otra era, que concurriendo igualmente lo- 
dos los aQoB en número infinito personas de todas las clases de la socie- 
dad y de todas las provincias al mismj punto, los conjurados podrían 
hacerlo sin llamar la atención de nadie, como sucedería si se reunían 
en cualquier otro sitio. Adoptada la idea quedó convenido que D. Igna- 
cio Allende y D Juan Aldama, con los oficiales y soldados que fuesen 
de su entera con¿aiiza, se dirigiesen en diversos grupos á la expresa- 
da feria, para llegar á ella el 1 ° de Diciembre de 1810. Kl grito de 
independencia debían darlo en un día de la feria que se señaló: grito 
que en la misma fecha 'ería secundado en todas las poblaciones, hacien- 
das y pueblos, por los jefes ó a^'enles de las juntas subalternas. 

"El plan estaba bien combinado, La feria de San Juan de los Lagos 
es, con efecto, la más concurrida de todas las que se celebran en aquel, 
país. Desde los puntos niá.s distantes se dirigían á ella millares de 
personas de todas clases á caballo, en carruaje y aun á pié, formando 
una interminable Columna de gente en cada uno de los caminos que 
couducen á la población. Podían, por lo mismo, llegar al sitio seña- 
lado, citando para reunirse en él á todos sus partidarios asi de las 
haciendas como de las ciudades. ("Hist. de México", tomo VI, cap. 1 
V, páginas 164 y"i65. ) 

Era en verdad la feria de San Juan muy concurrida y de nombre 
til que por esos tiempos ya aludía á ella como famosa y muypro- 
ductiv-a un periódico londonenoe. Recuérdese la animada aunque no 
correcta descripción que de ella hizo, con referencia á la épocA colo- 
nial, el ilustre D. Guillermo Prieto, en sus I^'.viones Elenientalfs líe 
Evonnmla PolÜicn: 

"Todavía heraos oído de los labios de nuestros padres contar alen- 
tados y nerviosos, con el colorido de la leyenda, las maravillas de la . 
feria dt Logoit. 

'"Ese pueblo característico del Bajíocon sus rectas calles |?1 y porta--- 
les desiertos, con su elegante sanluario coronado de torres altísimas^ 
silencioso: ese pueblo nuierto mientras no llegaba la feria, exlendidc: 
como una persona calaléptica en un lecho abandonado, revivía ale — 
gre como la Knmfmldn de Víctor Hugo, danzando aérea y agitando 
.■iu riridosa pandereta con cascabeles al primer mido de la feria. 



— 277 — 

exactamente sus deberes sociales, no debe por eso el histo- 
riador desestimar el provecho general que la feria de San Juan 
le produjo á todo el país en aquella época en que eran tan 



''Cada grupo de negociantes extendía sus mercancías haciendo os- 
tentación de sus primores. 

**Los rebaños de Nuevo México se tendían como un manto de ar- 
miño en las lomas y colinas que rodean el pueblo; en las llanuras ne- 
Sfeaban los ganados y las muladas de Soto la Marina, Durango, y la 
caballada de Aguascalientes y de Ciénega. 

*'En el interior del pueblo, á la par de los efectos extranjeros de 

China y España, se veían las colchas y zarapes de San Miguel el 

Grande, los jorongos del Saltillo, los sombreros de Puebla, los paños 

de Querétaro y San Felipe, las mantas de Texcoco, los rebozos de 

Morelia. Tenancingo, Suitepec, etc. 

"Armábanse mil tiendas, improvisábanse fondas y cantinas, y en- 
tre las mil instancias y proclamaciones del tráfico oíat se los cantos 

provocativos el ruido del oro. la embriaguez del tahúr, y 

*os acentos lejanos del órgano del templo acompañando la fervorosa 
^^ tañía." 

Si lugar de aquella reunión general era sin duda muy á propósito 

^^¡^a que sin excitar sospechas se congregasen los conjurados: pero no 

*^^ parece que fuera también oportuno para coger desprevenidos á los 

^^Cberosos españoles que allí acudían: estas gentes, que llevaban á la 

^^^ia los más valiosos artículos de comercio y grandes cantidades en 

^^^unia, iban á ella bien armadas y escoltadas por sirvientes adictos, 

1^ durante su residencia en medio de aquella muchedumbre vivían aler- 

v^ para evitar que se les robara. Muy expuesto á un fracaso hu- 

^^^ra sido, pues, el golpe de mano que así se sujx)ne; tanto má^ 

j ^anto que en la feria tenía que haber un nutrido destacamento de 

^^ milicias provinciales, para conservar el orden. 

- JNlas separándome de ese terreno enteramente especulativo ¿en qué tes- 

5;í^inonio fehaciente descansa el supuesto del Sr. Liceaga? ¿cuál de los 

^^5Dcumentos coetáneos y qué declaración de los primeros Caudillos del 

^"lorioso drama iniciado en Dolores, le ha servido de base á aquel 

^historiógrafo para aseverar cosa tan incierta? Entiendo que ningimo, 

X^ues á ninguno aluden al prohijar esa especie el Sr. Zamacois, ni el 

^r. Pérez Aranda, (páginas 74 y 75 de su estudio * 'La ciudad de Dolo- 

>-es Hidalgo,) quienes no hubieran omitido por cierto citar ese apoyo 

^e su opinión, caso de que lo hubiera habido. 

Copioso es el número de datos auténticos que han sido publicados 
acerca de los intentos de los conjurados de San Miguel el Grande y 
Querétaro: pero en ellos no se halla siquiera una mínima alusión, ó 
á lo menos yo no he podido hallarla, á que dichos conspiradores 
hubiesen puesto sus ojos en la feria de San Juan para comenzar su 
empresa. 



— 278 - 

exiguas las proporciones del tráfico y tan señaladas las opor- 
tunidades de hacerlo con la utilidad correspondiente; ni los 
buenos rendimientos que de la misma feria obtuvo el fisco 



Aparte de esto, no concuerda la fecha de la época de la celebra- 
ción de la feria, con ninguna de aquelKs diversas fechas que loi mis- 
mos datos fijan como designadas para dar principio á la patriótica ta- 
rea. En comprobación voy á referirme á esos datos: 

En el ' 'Extracto de los avisos dados desde la ciudad de Querétaro, 
sobre un proyecto de sublevación en Dolores," — documento existente 
en el Archivo general de la Nación y publicado por Hernández Dáva- 
los, con el número 29, en el tomo II de su interesante Colección, — se 
'expresa que el capitán Lanzagorta le dijo al denunciante Galván que 
**el proyecto debía tener efecto en todo Septiembre;'' pocos renglo- 
nes después se agrega ''que cuantas noticias se habían podido adqui- 
rir estaban conformes en que en todo Septiembre se había de consu- 
mar la maldad;" y más adelante, por tercera vez se alude á * 'nego- 
cios del mayor interés con Allende, cuyas resultas se verían en Sep- 
tiembre." 

D. Epigmenio González, el primero de los conspiradores sorpren- 
didos en Querétaro y que largo tiempo tuvo que sufrir por esa cau- 
sa, escribió en su "Relación sucinta de los principios de la Revolti' 
ción Mexicana de 1810," — publicada íntegra por el egregio histon»" 
dor González Obregón en lus números 2 y 3 del ** Boletín Histórico 
Mexicano," — después de contar la visita que Hidalgo les hizo á lo^ 
conspiradores de Querétaro, que: "Entonces se determinó por Allen- 
de que el grito se daría el 22 de Septiembre en Querétaro, San Mi-^ 
guel y Dolores" .... 

El mozo Cleto, vecino de la hacienda de Santa Bárbara y enviaí?^ 
por Hidalgo á hacer prosélitos en la jurisdicción de Santa María del 
Río, invitó á Don Vicente Urbano Cha vez el 15 de septiembre, '"^ 
que concurriese á la facción que debería estallar el día 28," según ^^ 
refiere Bustanií^nte en el libro I, páginas 9 y 10 de su obra *'Camp^' 
ñas del General D. Félix María Calleja" 

El Relato del carmelita Fr. Gregorio de la Concepción, uno de lo* 
prisioneros de Acatita de Bajan, citado por el Sr. Zarate en "México ^ 
través de los siglos," [cap VII, páginas 92 y 93 del tomo III,] y l^ 
"Memoria" del soldado de la Independencia Pedro José Sotelo 
(núni. 178 del t. II de la "Colección de Documentos de Hernánd^^ 
Dávalos,) salen acordes en fecha: el primero, — que es pjor cierto t^í»' 
timonio dudoso, como lo ha he:ho notar el sabio Sr. Dr. Rivera ^^* 
el folleto que escribió con el nombre de tal religioso, — después de f^^ 
ferir la visita que Fr. Gregorio pretende haberle hecho á Hidalgo ^*J 



aunque no fue el que se había elegido, el día 29 de Septiembre ^* 



— 279 — 

y que se emplearon no pocas veces en obras del procomún 
nacional ó del Estado, como se ha dicho; ni finalmente, las 
muchas mejoras, de más ó menos importancia, que en San 



nombrado para la grande empresa, pero el día 15 de dicho mes á las 
diez de la noche, llegó el Sr. Allende," etc. 

La delación que el Tambor mayor Garrido le hizo al Capitán Busta- 
Jnante, éste al Mayor Berzábal, y éste al Intendente Riaño, se refería 
4 "que el cura Hidalgo, Allende, D. Juan Aldama y D. Ignacio Aba- 
solo ^*(/c) pretendían sorprender la noche del 1 ^ de Octubre á todos los 
pópeos avecindados en Guanajuato." (Alamán: {Hist. de Mi{¡i('o, 
^ib. II, cap. I, páginas 362 y 363; y Bustamante: Cuadro Histórico, 
^ta I, pág ?i, edición de 1843.) É igualmente en la esquela que 
hidalgo le escribió á Allende y que de propósito se puso en el bolsillo 
^A otros papeles comprometedores el Capitán Arias, para que se le 
^ ieran.al aprehendérsele, por las autoridades con quienes estaba de 



^^tjerdo, se decía: **que ya no había remedio; que el plan se había de 

'"^^Tíficar á lo más tarde el 1? de Octubre'* [Alamán. ob., lib , y 

p. citados, pág. 370.] 

En el facsímile de una carta que se supone autógrafa de Hidalgo, 

le está dirigida á M órelos con fecha 4 de septiembre de 18 10 y que 

aé publicado por '*La Libertad'' de Guadalajara el último aniversario 

^^i la Independencia, parece fijarse con el mismo fin, aunque usando 

-e cautela, la fecha á que se contraen estas expresiones: *'se me dice 

ue el 29 del venidero Octubre es el dia seííalado para la celebración 

^3el gran jubileo, que tanto ansiamos todos los americanos.** Y se 

^ nsiste por dos veces en designar esa fecha, j-ubr rayándola además. 

He reservado p^ra lo último el testimonio más caracterizado de to- 

"'los, el del preclaro Caudillo de la Revolución, quien honrada, franca 

y terminantemente declare de esta manera sobre el particular, en la 

<^usa que se le formó en Chihuahua: 

'•15. Preguntado.— Si es cierto como ha sido voz común que la 

^insurrección verifica la el día diez y seis de Septiembre estaba resuelta 

í>ara el veintinueve dia de San Miguel en la Villa de San Miguel el 

Virande, y si en esto el declarante llevaba el objeto de dar cierto .lire 

^e prodijíio á dicha insurrección reuniendo las circunstancias de su 

l^ropio nombre: el del Santo del día y el del hipear de su plantificación: 

^ la manera que se valió de la imagen de la virgen santísima de Guada- 

Vupe para atraerse á los pueblos. I)ijo: Que noe^ cierto que se hayan 

tenido semejantes consideraciones con respecto á ninguna de dichas 

circunstancias: que sí se trató de c^ue se verificase el día veintiséis en 

la Ciudad de Querétaro y en San Miguel el Grande; pero habiendo 

parecido corto el tiempo para prevenirse de algunas armas se difirió 

para el día 2 de Octubre, loque no tuvo efecto poi la sorpresa de \o\ 

confidentes de Querétaro, como tiene declarado en la posición tercera 

y responde.** (Hernández Dávalos: "Colección", t. I, núm. 2, pág. 

14) 



-280 — 

Juan han sido plausible efecto de la celebración del mencio- 
nado comercio. 

Hasta ahora de entre estas mejoras sólo se había señala- 
do en las presentes pAginasla conslnicciün del Puente grande; 
y es aquí el lugar propio de expresar algunas otras que se ini- 
ciaron con la fábrica de la Casa Municipal, efectuada desde á 
fines del tercer decenio del siglo XIX hasta dos lustros después. 

En 23 de noviembre de 1838 se autorizó á los Jueces de 
paz de San Juan para que comprasen una finca perteneciente 
á la testamentaria de I). Guillermo Marun, destinándola á 
servir de cuartel en el tiempo de la feria al deslaeaniento que 
fuese á guardar el orden, y á que en el resto del año se 

Este testimonio autíntico, ingenuo, claro y sin reticencia, es de sin 
igual firmeza; porque si bien pudiera oponérsele el resultante del billete 
de Hidalgo á Allende en que se refere al 1 ^ de Octubre, pero como 
tos términos de ese billete no cou'^tan sino á-^ oídas, pore! solo dicho 
de Alamán, — que en muchas cosas se equivocó y que ni siquiera precisa 
liaber visto él mismo tal esquela, — residía así muy disminuida la auto- 
ridad del documento en cuestión. 

Como quiera que sea, todas esas diversas fechas, — aun aceptando 
de plano como buena la caria que se supone escrita por Hidalgo 4 
Morelos, — oscilan únicamente en los días de Septiembre á Octubre; es 
decir, que la que menos vendría á distar más de un mes del día en que 
se inauguraba la feria de San Juan, conforme ala real cédulaen que 
se concedió ésta. No se concierta, pue.-;, ninguno de aquellos testimo- 
nios con la aseveración del Sr. Liceaga. 

Ni se aviene tampoco la ampliación del lapso de tiempo basta 
Diciembre, con el requisito indispensable de "la prontitud para que 
no se llegase á descubrir el plan." 

Por lo demás, aunque el Sr. Liceaga fué insurgente y vino á hacer 
un gran papel en la Junta de Zitácuaro, su alistamiento entre los defen- 
sores de la Independencia fué posterior y no anterior á la pnjclama- 
ción de ella; asi como debe tenerse presente acerca de lo que narra el 
mismo Sr., aquellas discretas observaciones que hace el Sr. Zarate, al 
aconsejar que se acojan con grandísima reserva ciertos detalles de tal 
procedencia: "h se atiende á la avanzada edad del Sr. Liceaga cuan- 
do escribió su obra (setenta y cinco años) y á lo que él mismo afirma 
(pág, 22) de que la falta de documentos relativos á los sucesos de que 
se ocupa, se suple nuflcfentemente con la tradición y la nolo7-iedtid dea 
citrt'is aittecedenles" . ("México átravésde lossiglos", vol. IH, cap^ 
VI. nota en la pág, 94.) 

En conclusión, no es admisible, á mi ver, que los Caudillos de \m 
Independencia hubiesen elegido á San Juan de los Lagos para inicia^ 
eJgran levantamiento nacional. 



-281 - 




la mlsniLi finca en el uso de las escuelas primarias. 

allanarlos inconvenicntefi que resiilLaban de que 

a. estuviese dedicada á objetos lan disímbolos, en 

iciembre del siguienle año se les dio permiso á los 

ftincionanos, de que compraran otra casa en el cen- 

población, al mismo tiempo qiie.se les pedían ciertas 

ilaraciones respecto á la plazuela de las Tunas que trataban 

adquirir tatiihién k título de compra., como se les pennititi 

.eses más adelante que lo hiciesen con un terreno que 

irv'ieradeescampado donde se colocaran las vendimias en el 

tiempo de la feria. 

Como siguieraSanJuan aquejada porla necesidad de pro- 



Todo lo comprendido líasta aquí en lo que va de esta larga nota. 
lo publiqué eii MU diario de Guadalajara, antes de apuntarlo en el 
Jjreseiite libro, con objeto de 4aber sí estaban de acuerdo con mi opi- 
nión algunos de nuestros historiadores más competentes. 

Uno de ellos, mi querido y fino amigo el Sr. D. Luis González 
¡Obregón, se siivió favorecerme, el zg de abril último (1903), con una 
bmable carta en que se hallan los siguientes párrafos: 

"Recibí los dos números del ' Diario de Jalisco" que había pedido 
HUd., conteniendo su erudito estudio acerca de si ¿"fué San Juan de 
los Lagos el lugar elegido para proclamar la independencia de Méxt- 
Cd?", cuestión que resuelve üd. negati\'amente con buen acopio de 
citas y buen juicio, y por cuyo estudio ló felicito muy sinceramente, 
"Estoy de acuerlocon Ud , en pone- en duda la autenticidad de 
la carta que se dice dirigida por el Sr. Hidalgo al Sr. Morelos, fecha 
4 de Septiembre de 1810, publicada aquí en "El Universa!", también 
en facsímile, antes que en "LaLiibertad" de Guadalajara El origen 
deesa carta, kts caracteres con que está escrita, las noticias falsas 
jne encierra, darían materia para probar que es falsa, más bien dicho 
^)6crtfd. hecha por algún mercader que explotó el candor de un 
nticttarío español, que vivía no haré mucho en esta ciudad y que 
paz descanse! 

"Me permito llamarla atención de Vá. sobre un error en que 
icurrió Ud. en el último párrafo de su interesante estudio. Dice 
".. que "aunque el Sr. Lioeago fué insurgente y vino á hacer un 
m papel en la Junta de Zitácuaro" etc.; afirmación que indi- 
que Ud. lia confundido al insurgente Líceaga con el historiador 
caga, del mismo nombre y apellido, pues los dos se llamaban 
liMnrki. El primero murió asesinado el año de 1818 en una 
íenda del Estado de Guanajuato, como puede Ud. ver en la 
de D. Lucas Alamán, v en las "Adiciones y reclificacio- 



-282 — 

veerse de buena agua para el consumo doméstico, solicitaron 
los mismos Jueces que se les permitiese hacer el gasto que 
demandaba introducir dicho líquido, desde un terreno perte- 
neciente á D. José María Cuéllar hasta la villa, por medio 
de atarjeas formadas y cubiertas de mamposteria, conforme 
á un presupuesto que había formado en 14 de noviembre de 
IH39 el práctico U. Benigno Homo. La Junta Departamental 
accedió, en áti de septiembre siguiente, á que en esa obra 
y en la const-ucción de dos fuentes públicas se invirtiese ia 
cantidad de $6200, la cual cantidad se aumentó después 
ron §2 iSÍ y 6 rs, para concluir la obra principal, y con 
$i4-6 y 4 rs. para formar una fuente en la Calle Ancha. Lleva- 
dos á cabo esos trabajos, se le retribuyó el suyo al Sr. Ro- 
mo, como director de la mejora, concediéndole el goce á ^ 
perjietuidad de una merced de la misma ayua, y aun se auto — 
rizó al Gobernador del Departamento para que si lo tenia í^: 
bien pudiese además gratificar al mismo Romo por suh servi.^ ' 
cios y compensarle ciertos gastos con la cantidad de $50l]!~~"^ 
Sin embaído; es oportuno advertir que el agua entonces intrcn^-, 
ducida resultó de mala calidad, quedando en consecuencia ^ 
población faltasiempre de aquel elemento de vida. (*) 

Habiéndose notado que muchos de los indígenas <f n^e 
coricurnan k la feria, contraían en ella enfermedades que 



I 



lies" á la misma obra hechas por el Líe. D. José María Liceag ; — -^ 
quien todavía eii t868 vivía, y eu las noticias biográficas iiirmiiiiH iii 
que da de sí misino al principio de su libro, asegura que desde iSi ^»o 
),h^sla 1821 se dedicó al ejercicio de su profesión, lo cual iudica qu ^^^^ 
no militó en la causa insurgente como el primero." 
I Mucho agradencó y mucho me complace ver rectificado así, pi^::^^^ 
una autoridad eu materia de historia, el error en que me hizo iuciv^ ~ 
rrir lo hoBioiiimiaxle los Liceagas; y deshecha de tal manera la equE" -^ 
vocación, aparece de menos valor el testimonio del Lie. D, Jos^= 
Mana Líceaga, "que desde 1810 hasta 1821 se dedicó al ejercicio S^ 
su profesión" y nada tuvo que ver con los insurgentes, que la impo-^* 
tanda que hubiera podido tener el mismo testimonio si hubiera saÍit^l3o 
de la pluma del Vocal de la Junta de Zitácuaro D. José María Lic^^sa- J 
ga. Por tanto, en esa inteligencia tiene mayor fuerza la concluá -^¿«7 T 
fltí^tiva que asenté respecto del aserto de que fué autor el Sr. L-r/c: 

. ; iJíf^aga. 

,.;,'() En ta actualidad se proyecta la apertura de un pozo arlesiano, 

"jura acudir al remedio de esa deficiencia. 




— 2S3- 

ftgravaliati por la falta de la asistencia y los reiundiofí reque- 
Hdos por tal estado, se solicitó permiso de gastar i ada año 
hasta doscientos pesos del fondo de piopios, pitra acudir en 
auxilio de esos necesitado?. Conreiliila quf les fiii'; á los .lue- 
<"es de paz esa licencia en li de novieitdire de 184-0. se 
convino entre la Auloridad eclosiáslica y el Ayunlainiento de 




iluspitnl áe la Munícipalidacj. 

I ^^u Juan, que la primera te cediese al segundo la propiedad 
*e la plazuela que está frontera á la antigua capilla ó t"tnplo 
del Hospital, á cambio de que el referido Ayuntamiento exhi- 
biese $300 para construir unas salas en donde debía insta- 
larse el hospital en la época de la feria y que lo atendiese 
cada aflo con los $200 pesos que se le habla aulorizado íl 
gastar en ese objeto. Construyéronse en efecto las salns sobre 
cl viejo cementerio que estaba contiguo á las piezas que ocu- 
paban los priostes indios que guardaban la capilla menciona- 
da; y el año de 18(i9, varios vecinos obtuvieron del Gobierno 
eclesiástico la cesión de ese mismo terreno, para conslinir 
en él fonnalmente un hospital. El Ayuntamiento que fut'cio- 
nabaen 1870 acordó que se procediera á trahajar ese edifi- 
cio; contando para el cosió de la obra > cl futuro sostén 



É 




I ves 

1 de. 



-284 — 

del eslablecimíenlo, con el usufructo de varias de fas princi- 
pales fincas narionalizadas en la inisfina villa, por otorgamien- 
to que decretó el Congrego de la Unión, para ese y otros 
objetos del crden municipal, mediante las geslionesque hizo 
al efecto e! Diputado del mismo Tlislrito. General D. Esta- 
nislao Cañedo. Este edificio, que se terminó en 18H1, 
siguiéndose los planos del Sr. Prof. D. Cosins iMontero, vino ;l 
costar, á lo que se calcula, $18000, y en él se atienden, por 
término medio, doce enfermos. — Cuanto á la plagíela fronte- 
riza está cxjnvertida hoy en un bonito jardín. 

El año de 1843 se ocupaban varios terrenos y se abrían 
en ellos calles publicas, indemnizando á los respectivos due- 
ños; dos años después, dábanse todos los pasos necc :>arios 
para la construcción del cementerio público, aunque hasta el ■ 
ano siguiente se autorizó el gasto para la compra del tugar de 
emplazamiento; y este mismo año de 46 se favorecía con la 
adquisición de los útiles indispensables á una Academia <le 
dibujo que existia desde liempo anterior. 

De 1872 á 1876 se levantó el Zócalo central du la 
plaza de armas, con su alia columna rematada en la osta- 
tua de la Paz, conforme al diseño del Sr. U. Heraclío Jimé- 
nez, á quien asesoró en tal trabajo, según la creencia gene- 
ral, el sabio Sr. Cjipellán Rosales. E^a mejora, á la que le 
faltan algtmos detalles del decorado, tuvo un costo de siete á 
ocho mil pesos. 

K\ Mercado, al que sólo le falla ya la techumbre, en 1 887 
se empezó á construir siguiendo la delincación del antes 
expresado Sr. Prof. Montero. Se lleva gastada en esa fábri- 
ca hasta ahora una cantidad igual á la del costo del Zócalo. 

Por último, de 1895 á 1899 se hizo el Rastro, según 
la traza dada por el Sr. Presidente municipal en aquella épo- 
ca, U. Octaviano Dávalos Obregón, é importó esa obra 1 
cantidad de Í4.950. 

Aparte de estas mejoras, expensadas con los producto¡ 
pecuniarios de la feria, hay otras que son en parte, si no en I 
do, legítima consecuencia de tal feria. Enumerándolas en brí 
ves palabras son: el Parlan, propietiad particular, reformad 
de 185b á 1856 mediante un costo de $27.000 y que en pa 



Vtese iric( 
tando re 



— 285- 



1 



incíjndió el Miércoles Santo 29 (iema''Z0(Iul899, impor- 
tando reparar ese dosperfeclo $7.200; la introducción del ar- 
le lipográfico en el lugar, en virtud de la compra que hizo 
de una pequeña imprenta que fué llevada á la feria de ISIti, 
el Sr. D. Ruperto Martín, la cual imprenta, explotada de.^de 
entonces con provecho de la Religión y de la cultura pi'ihlica. 




iiieminlilal- 
riinzada por 
el lugar, de- 
lierá tnin- 
hiéri atri- 
buirse el es- 
tahleciinien- 

liropiedad «" '» ''i"":" vHndpai [o de la ofi- 

particu lar, ciña lelegrá- 

íica. ésta perteneció en su principio á la "Compañía de Jalis- 
co", y se cambiaron los primeros mensajes entre San Juan y 
la Encarnación á lae 3 de la larde del 17 de noviembre de 

[*] Varios de los dalos últimamente producidos, con referencia al 
Hospital, al Zócalo y su columna, al Mercado, al Rastro, al Parían 
y la Imprenta, me hizo favor de proporcionármelos el S. D. José Mar- 
tín Hermosillo. persona que durante muchos años desempeñó en San 
Juan el empleo de Tesorero Municipal, circunstancia que lo pone en 
aptitud de haber tomado sns datos de las mejores fuentes. 



— 286 — 

1869; y entre San Juan y Aguascalientes el día 26 del mi^^m 
mes y año.(**) 



(**) Florencia: "Origen", etc., cap. III. párr. III: cap H 
párr. II; y cap. V. — "Noticias varias de la Nueva Galicia'*, meiicr/o 
nadas en el capítulo precedente, págs- 75, 76, 157 y 168. — Quezací<i. 
**Noticias sobre la devoción....'', etc., pág:». 29 á 32. — *Colecci6ii d-- 
leyes, circulares y órdenes de los Poderes Legislativo y Ejeciiciv • tW 
Estado de Jalisco' ' , que comprende la legislación del Estado, desde 
14 de septiembre de i8>3 á 16 de octubre de 1860: páp:« 74 a 80. y 173 
del vol. I; 367 del vol. II; 117 del III; 421 del VI; 2S6. 287, 4I4. 
415, 430 y 431 del VII: 6, 80, 93» 97» 9», 275, 276, 329 427, 431, 43^ 
441 á 444, y 455 del VIII; 136. 137, 244 á '46, 294, 358 y 405 del 
IX; 254 y 396 á 400 del XI; 203 y 204 del XII: 333. 353 y 354 <^«' 
XIV. — Colección del mismo título que la anterior y que comienza 
en la legislación del Estado desde octubre de 1860 y ^-a publicada 
hasta la de 1900: pág^ 460 y 461 del vol I; 366 á ^68 del II: 527 del 
IV; y 638 del XVII; advirtiendo que suprimo varias de las citas 
menos importantes de una y otra * 'Colección. " — "Colección de acuer- 
dos sobre bienes de indígenas y fundos legales:" pág^^ 316 á 322 del 
vol. IV. — Ferrer del R^'o: **Historia del reinado de Carlos III en E*^' 
paña", cap. V, lib. I, vol. I. — *'E1 Órgano de Jalisco", fecha 19 ^^ 
marzo de 1844; **E1 Mentor déla Nueva Galicia", fecha 10 de mayo 
dei8i3, y otras varias publicaciones periódicas de las respectivas 
épocas. López Cotilla: ''Noticias geográficas y estadísticas del 
Departamento de Jalisco", págs- 66 y 67. — Bustamante: ''Apuntes 
para la historia del gobierno del Gral D. Antonio López de Santa- 
Anna'\ pág. 302. — Ángulo: ''Discurso pronunciado por el Exoio. 
Sr. Gobernador del Estado de Jalisco. ..el i P de febrero de i8>2. 
en el acto de abrir sus primeras sesiones la H. Legislatura", pá? 21. 
— González: "Hist. de Aguascalientes", pág. 105 en el cap. Vil, v 
pág. 465 en el cap. XXX. — Romero: "Noticias para formar ^a 
Historia y la Estadística del Obispado de Michoacán", pág 19 J- 
Suprimo algunas otras citas de escasa monta, por no hacer másproh- 
ja esta nota. 



•.»'•.«' 



VIL 



I 'í 



NriNÚA LA NARRACIÓN DK LOS CASOS; NOTABLES 



EN EL ORDEN RELIGIOSO 



Ya se ha dicho que siendo Capellán Mayor el Br. 13. 
^^afael Escoto, se terminó la obra de la torre meridional del 
^^antuario; y debe agregarse, que en el período en que ejerció 
Val c^rgo el mismo eclesiástico, se atendía á la construcción 
^el cementerio en la parte exterior de ese templo, así como 
que el limo. Sr. Alcalde, para darle aliento á la fábrica del 
Puente Grande, comisionaba al Presb. Br. 1). Antonio Feli- 
ciano González, vecino de la población interesada, para hacer 
una colecta especial entre los concurrentes á la feria de 
1790. (♦) 

Sucesores inmediatos del Br. Escolo en la mencionada 
Capellanía» fueron respectivamente el Br. D. ^Miguel Antonio 
del Portillo, de quien nada particular se sabe; el Br. D. Maria- 
no González, que la desempeñó muy pocos días; y el Br. D. 

(•) Estos datos acabo de recogerlos del borrador de una comunica- 
ción dirigida por el Prelado que se menciona, al Gobernador y Presi- 
dente áélsL Audiencia de la Nueva Galicia, con fecha 27 de noviembre 
**€ 1790, el cual documento me era desconocido cuando hablé del Br. 
Escoto y del Puente Grande en la pág. 247 y las que la siguen inme- 
diatamente. 

No hay anacronismo, por lo demás, en hablar de la feria de 179O, 
porque aunque esa reunión no estaba entonces todavía privilegiada, 
de hecho ya se efectuaba la feria y se conocía con ese nombre, que 
precisamente es el que le aplica el Sr. Alcalde. 



— 2SS — 

TiJ)ur(Jo del mismo apellido, que funcionó esa vez también 
l)rove tiempo. 

A este último período le corresponde la alusión de una 
visita <iue le hi/o al Santuario, en 15 de octubre de 1798 y 
comisionado por el limo. Sr. Dr. U. Juan Cruz Ruizde Caba- 
nas, el Sr. Presb. Lie. I). José Casillas, individuo del Oratorio 
(le San Felipe de Neri en Guadalajara: á consecuencia dé esa 
visita se debieron colocar en las torres de aquel templo, 
l)iiesasí lo mandó el representante de la Autoridad eclesiásti- 
ca, (lie/, barandales de fierro que ya se hallaban construidos; 
y se adquirió probablemente para el centro la fachada de la 
referida iglesia un magnífico reloj de torre, obra del afa- 
mado guadalajarense D. Marcos Rafael del Muro, (1) á quien 
se le dieron por esa máquina mil pesos, además de la antigua 
de la misma especie que ya existía. 

Interesantísima es el acta, inédita hasta hoy, que del 
resultado de su cometido extendió el Visitador. Por ella se 
viene en conocimiento de que la 1*- Capellanía menor se cre(} 
el año de 1736; de que el Sr. Obispo Martínez de Tejad 
aumentó con tres más el número de los Capellanes, dando 
les como á cuerpo coral constituciones; y de que en 179 
ya eran en número de ocho los que componían ese Cuerpo 
siendo obligación de uno de ellos desempeñar el oficio d 
organista. Asimismo, se sabe por tal documento que en est 
último año ya había en el Santuario escolanía, siendo ^sí 
Hjaestro de capilla U. Vicente Sánchez; pero estaban vacarm - 

(**) Del Muro, como se dice en el texto, era de Guadalajara, doKS- 
de nació en 1750 ó 51. En la *' Gaceta de México'*, del 5 de julio cic 
1 78*;, se dice, como cosa notable, que del Muro había trabajado un r^- 
loj de torre con cuerda para cincuenta horas y que estaba hadencic 
otro. Estuvo casado en primeras nupcias con Juliana Agrámente, cJc f r^ 
qui^n enviudó en 23 de abril de 1 802 ; y á fines del año siguiente se ca- 
só con María Dolores Arango. Para el desempeño de las labores de sil 
arte, era muy solicitado de donde quiera, por lo cual solía llevar ana 
vida nómade: así, de positivo sé que residió en Pátzcuaro desde 4 ¿^ 
marzo de 1802 hasta 28 de febrero de 1803. luego en Querétaro desde 
II de junio hasta 17 de agosto de este último año, y en seguida se 
fué á México. Obra de este sujeto debe ser un gran número de los 
relojes de torre que fueron instalados en los templos del Virreinato | ^¿^i 
á ^ues del siglo XVlll y pnncipvosdel XIX. 





\^_ 









— 289 — 

tes algunos de los puestos de esa capilla, por falla de suje- 
tos que los sirvieran: las plazas que por el expresado moti- 
vo no se hahían podido cul)rir, eran las de tres cantores, dos 
instrumentos ''de soplo" y un violín. 

Dos meses después de la visita que acaba de ser mencio- 
nada, comenzó á hacer personalmente la de la parroquia de 
la misma villa aquel gran Obispo, viniendo de retorno de un 
capítulo provincial que habían celebrado los religiosos Agus- 
tinos de San Pedro y San Pablo de Michoacán, presididos 
por él, en virtud de real comisión. 

En 31 de octubre de 1800 se posesionaba de la Cape- 
llanía Mayor el Br. I). José Ignacio Cervantes: débesele á es- 
t^ iSr. la reconstrucción de la casa anexa al Santuario, que les 
servía de morada á los sacerdotes que desempeñaban aqué- 
lla ; el fin de la fábrica del mesón de la Virgen, finca que eu- 
teorices fué de tres pisos; y por último, haber 'tratado de sub- 
s^iiar las deficiencias ya referidas de la escolanía. 

En su tiempo se comen/ó á derribar la antigua balaus- 
^''O.da del atrio del Santuario, á costa del millonario Presbí- 
^^0 D. J. Manuel Flores, que quiso (|ue se substituyera 
P^^Tolra de cantería; mas apenas se había comenzado esa 
'^ ^ora, — que vino á terminarse hasta después que se logró 
'^ emancipación nacionnl, — cuando tuvo (¡ue suspenderse de- 
"J^^o á las circunstancias i)olíticas que pusieron en revolu- 
^.^On el país, y á la trágica muerte que sufrió el mismo eclosiás- 
:' ^^0, — por otra parte, benefaclor también del Santuario, pues 
^Tidó á su favor una capellímía de misas, — á manos de una 
S^ivillade bandoleros que manchaba con su conducta nlroz 
*^ noble pausa de la independencia. (*) 

[•] Alamán, en las ** Adiciones y Correcciones" al tomo III de 
^U **Historia", dice con referencia al mencionado Padre y á su triste 
fin: ''La mucha celebrivíad que lia tenido en la minería el P. D José 
Manuel Flores, cuya mina en el real de Catorce dice el Barón de 
Humboldt [tomo 4? . lib. 4 ^ . cap. 9, fol. 4, Essai. polit. ] que produjo 
en el primer año de su bonanza i.(')00-oou ps. obliga á dar acerca de 
su muerte, de que se habla en este lugar, los pormenores que me han 
sido comunicados de San Juan de los Lagos. Kra este eclesiástico 
nativo de un rancho que dista dos leguas al Oriente de aquella villa: 
sus padres eran de la clase de gente decente, aunque de muy media- 
na fortuna: el Padre en sus primeros afios se empWó ^\\ Vos \xtí^'a!\v5's 



•V-. 




A contmnación del Sr. Cervantes, en el espacio de 
poco inüs dp veinte años, ocupai'on stiicesivamente la Cape- 
llanía principal los Bres. U. Juan José Vélez, D. Tiburcio 

del campo, y teniendo más de vettitidnco, se dedicó á la carrera 
eclesiástica, y fué nombrado mini»trt) de la parroquia del pueblo de 
la Hedionda, en la provincia de San Luis Polosí. Esle nombra- 
miento le proporcionó comprar en el aíio de 1782 una mina en el 
mineral íiiuiedialo de Catorce, llamada el Sr. de Znvala. que trabaja. 
en compañía de su lierniatio, D Bernardo Lozano, y en 27 de Manu 
de 1787 hicieron cesión vadosa á ambos de la mina nombrada i>r' 
S.José de Lorza, sus dueños D, José Gregorio Veláyquez. vecino de 
Matehuala, y D. Salvador de Fonseca. que lo era de írapuatti. (piií- 
nes la habían trabajado infructuosamente por mucbo tiempo, sin 
otra cfMicesióu en la cesión mho que el f^dre y su hermianolos 
remunerasen á su arbitrio si alcanr.aban prosperidad en la aegoda- 
ción. El Padre siguió trabajando ambas, que fueron más conocidas 
con el nombre unitlo del P, Flores, con los escasos medios que sus 
cortos arbitrios le permiliau, liasla que llegó á alcanz.ar un gran sa- 
lón de cuarenta \-aras de amplitud, lleno de un polvo azul que ef'i 
pura plata, sin tener que hacer otro gasto que sacar aquel pnK-o en 
bateas: la \-eta estrechándose y ampliándose á trechos, formaba oníi 
especie de bolsas, commiicadas unas con otras por tm hilo aneo^to 
que servía como de ^uia ó rastro, para seguirde una en otra: hecho 
único en la historia de la minería de este país. El P- Flores "fii" 
pleó tau ricos productos en comprar ñncas rústicas y urbanas w 
San Lilis Potosí y en las i imiedi aciones de su patria, y se tras- 
ladó ya anciano á establecerse en ésta el año de iSoS, haciendo a!gi>" 
nos A-iajes á San Luis Potosí, La revolución habiendo CMueiiiad'» 
en Septiembre de 1810. el Padre se declaró abiertamente contra e!ls, 
y al paso del ejército del centro por S. Juan de los Lago?, en su 
marcha para Guadalajara, alojó en su casa y obsequió extraordina- 
riamente a! General Calleja, que eara antiguo amigo suyo. Todotsto, 
y un pleito que tu\T> sobre linderos de su liacienda de "Estancia 
grande", inmediata á San Juan, lecontrajeron enemistades de qiw 
acabó por ser víctima. Kl 5 de Marzo de iSi i acabando de llegíf 
el Padre de San Luis, doude había pasado algún tiempo, st: presenil^ 
una partida de cuarenta hombres armados con langas en las íduic- 
diaciones de Mezquilic á tres cuartoe de le^ina ile San Jnan, manda- 
da por «n tal Villarreal. Los amigos y criados del P. Flores le acón 
sejaron qtie se ocultase, lo que no quiso hacer, creyendo ijue los iiiBur- 
genles se contentarían dándoles algún dinero, y con este objeto tnvo 
una junta de vecinos, en la que se aprontaron 2000 ps. de cuya soma 
el Padre dio la mayor parle. Él mismo fué á hablar con VillaTresl 
que se había situado al día siguiente f6) en nn cerrito á la vista áel 
pueblo, y además de los dos mil pesos le regaló un puñal ó estoqnc 
guarnecido de oro. La guarnición de San Juan, que consistíaen diet 
y seis hombres armados coii íusiiles. se rindió y entregó las annas, 



— 291 — 

González (por segunda vez), ü. Mariano Esparza, D. José 
Nicolás Jiménez, D. José Francisco Fernández de Palos y 
D. Miguel González. 

con las cuales y la gente que se juntó de los ranchos y de la plebe, 
VÜlarreal se hizo más atrevido, habiendo ultrajado de palabra al Pa- 
dre y aunque lo dejó volver á su casa, lo hizo acompañar de dos hom- 
bres que no lo perdían de vista. El Padre coa estos disgustos se enfer- 
mó, ó fingiendo estarlo para evitar otras contestaciones, se metió en 
la cama, en la que lo cargaron los insurgentes para conducirlo al 
cerro que domina al pueblo por el lado del Potiieuter allí lo desnuda- 
ron enteramente, y uno de los de la partida llamado Melgarejo, le 
<li6 un balazo en el pecho con el que cayó moribundo, y entonces un 
^^sclavo de una hacienda llamado Norberto It; tuvo la cabeza para que 
^o degollasen. Atáronle luego una soga á los pies y arrastrándolo por 
vnás de trescientas varas entre espinas y maleza, lo llevaron á un árbol 
^n el que echándole un lazo al cuello, que se le entró por la herida 
c!on que fué degollado, lo colgaron á la vista del pueblo, sin permitir 
Vülarreal se le diese sepultura, hasta cuarenta y ocho horas después, 
haciéndole cortar la lengua que mandó como regalo á una persona 
que quedó como á tres l^;uas del pueblo, y que se creyó ser la que 
dirigía tan horrendo asesinato. El escla\x> Norberto fué cogido y fusi- 
lado por las tropas reales en Junio del mismo año, colgando su cadá- 
ver del mismo árbol en que lo había estado el del Padre. Tan triste 
^ué la suerte del P. Flores, que habiendo llegado al mayor grado de 
Prosperidad y riqueza, confirmó el axioma de un antiguo filósofo: 
'* Nadie se tenga por dichoso hasta el fin." 

Ajunque el Sr. Alamán rectifica en este relato la fecha del mes y 
^el año — junio de 1 812— en que, usando de la acotación marginal, 
•i jó en el texto el asesinato del P. Flores, erró de nuevo en tal recti- 
^cación cuanto al mes, como lo prueba el siguiente documento que 
^iebo á la bondad de mi respetable amigo el Sr. Dr. D. Benito Pardi- 
^as. Cura actual de San Juan de los Lagos. 

Al margen un sello azul que dice: "Parroquia de San Juan de los 
X^gos.* ' "En el libro número ocho del ramo de defunciones del archivo 
^e esta parroquia á fojas treinta y siete vuelta, se halla una partida que 
¿ la letra dice: 

•'Enocho de mayo de mil ochocientos once. Yo el Br D. Bernardi- 
no Fregoso, Teniente de cura del S. D. D. José Maria Mancilla que lo 
es propio de este Pueblo, di sepultura eclesiástica al cadáver del Sr. B. 
D. Manuel Flores, quien murió en este Pueblo degollado délos revel- 
des. Su entierro fué de misa, vigilia y acompañados en el Santuario 
en fábrica de veinticinco pesos y con insignias de treinta y cinco pesos 

seis reales; y para que conste con el Sr. Cura lo firmé (Firmados) 

José Maria Mancilla. =José Bemardino Fregoso=:Al margen. =3 53= 
San Juaa-»E1 S. B. D. Manuel Flores.'* 

'*Bs copia fielmente sacada de su original=San Juan de los Lagos 
18 de abril de i903==Benito Pardiñas." — (Rúbrica.) 



— 292 — 

El Capellán Mayor Br. D. Luis Ávila, que le siguió al 
postrero de los consabidos Capellanes, merece una especial 
mención por sus sobresalientes servicios: 

€ Durante los años en que el Sr. Ávila disfrutó la Cape- 
llanía, todo su empeño, toda su actividad, dice un hislortó- 
grafo, la cil'ró en realzar cuanto le fué posible el culto que le 
estaba encomendado, en embellecer el Santuario y propor- 
cionarle rentas fijas para cubrir sus gastos y darles profusión 
á sus solemnidades. 

«A su celo se debe la construcción del elegante colate- 
ral del altar mayor, con que se sustituyó el de madera que 
antes había, y la recomposición de los de los cruceros; hizo 
el blanquimento (sic) y dorado de lodo el templo; el pavi- 
mento general de él; le adornó con pinturas y esculturas de 
buen gusto ¡construyó el balaustrado (axi\ ¡rn-la balaustrada,) 
exquisito, que se ostenta en toda la extensión del cornisón 
interior; trajo de México organeros hábiles, los que constru- 
yeron el órgano de marca que hoy tiene el Símtuario; hizo 
los tres pulpitos de madera fina con adornos de metal ama- 
rillo que se ven dentro del referido templo; le dio las mejo- 
res campanas que tiene; colocó el suntuoso templete de 
plata en que está colocada la Virgen, cuyo peso, con el de la 
peana, es el de mil quinientos un marcos, siete onzas y media, 
el cual fué comenzado por su anle(ícsor Doctor (a»C, en ve: 
de Br.^) Nicolás Jiménez; enriqueció el Santuario con la 
adquisición para él de las reliquias de dos niños mártiresT 



Si pues el entierro del P. Flores fué el 8 de mayo de i8i i y con- 
forme al relato de Alamán la muerte del mismo P. hubo de ser cua- 
renta y ocho horas antes, el asesinato de que se trata acaeció el d'* 
6 de mayo de i8ii. 

Agregaré también que se me dice que el erudito Sr. Dr. D. Agus^ 
tín Rivera, en una carta que le escribió al Sr, D. Pedro de la Torre, 
que residía en San Juan y que hoyes vecino de Arandas, asegura que 
el padre del P. Flores había sido asesinado por unos bandidos en el 
rancho del Desperdicio, lugar nativo de ese eclesiástico; que el P Fl^' 
res, para lograr el castigo de los asesinos» levantó á su costa y con 
permiso del Virrey Branciforte una acordada, la cual los persiguió has- 
ta conseguir ahorcar á muchos de ellos; y que los supervivientes de esa 
gavilla fueron los que más tarde, para vengar á sus compañeros, le 
dieron cueJ muerte á dicho P. í\oTes». 



— 293 — 

¿raídos de Roma por el P. Fr. José María Guzmán, expresa- 
/nente para ese objeto. 

tDi^ al referido templo ornamentos de telas preciosísi- 
r 1:1 as y otros varios objetos de mucho gusto y valor. 

t Además, solicitó de Su Santidad Gregorio XVI la incor- 
oración del Santuario á la Basílica de San Juan de Letrán, 
cine le fué otorgada en 17 de enero de 1836. (*) 

t Atendiendo á las rentas del Santuario, reconslruv<') 
'ararlas de sus fincas v fabricó otras desde sus cimientos, entre 
\SiS cuales debe enumerarse el Parián, que ha dado uno de 
\os principales productos. 

tLasftinciones de la Virgen eran suntuosas, especial - 
ínflente la de la Candelaria y 15 de Agosto, á que acudía una 
vasta concurrencia. 

«Este señor benéfico, á todas partes extendía la bon- 

^Jad de su corazón inocente y sencillo. Laa altas y muchas 

'^elaciones que le granjeaban su trato atonto y obsequioso 

r el rango déla familia á que pertenecía, estaban siempre á 

■^ orden del pobre á quien podían valerle. 

«Multitud de artesanos, de obreros v de familias menes- 
•-irosas debían su subsistencia á las obras del Santuario, que 
^ntinuamente emprendía. 

«Dio impulso á las artes, antes bastante atiasadas en el 

^\igar; pues habiendo traído de fuera hábiles pintores, esíuil- 

'^ores, músicos y carpinteros, plateros, herreros, etc., para las 

T)bras del Santuario, y habiendo permanecido mucho tiempo 

«n el lugar trabajando en ellas, estimulaba á los jóvenes para 

que aprendiesen, viendo sus adelantos con la mayor satisfíic- 

ción. » 

A esta reseña agréguensele los siguientes pormenores: 
el templete fué obra del platero Epitacio Garabito; las reli- 
quias traídas de Roma, son los cuerpos de los infantes már- 
tires San Vicente y San Benigno; el Parían de que aquí se 
trata ahora es distinto del que con el mismo nombre se men- 
cionó en el precedente capítulo, y á esleí aludido ahora se 

(•) En el Apéndice se inserta copia del imix)rla;ite documento 
que consta se concedió tal incorporac'ón. 



en 



Ir (l('iH)iiiiiia 4 (le l;i \'ii',Li<'n »: y t¡!i«'iliii(Mil(\ el ríM'omondahle 
Sr. A\¡la oi'a nalural dr A;iuascali('iiU\-;. 

Dignísimo sucesor del buen Capellán Ávila fué su conte- 
rráneo el insigne Sr. Presb. ü. Ignacio Rosales, quien tomó 
posesión de aquel empleo el 1 ®- de julio de 1845. 

Biografiado ha sido este singular varón por el eminente 
historiador Sr. Dr. D. Agustín Rivera; y á esa biografía, escrita 
con tanto donaire como conocimiento del asunto, pertenecen 
los párrafos que siguen: 

€ Nació en Aguascalientes el dia9 de agosto de 1812. 
Después de haber concluido filosofía (1) estudió medicina 
algunos anos, después cortó la carrera i fué una temporada 
profesor de primeras letras i capitán de milicia cívica en Te- 
pic, otra temporada catedrático de lógica i metafísica en el 
Colegio Josellno de San Luis Potosí, (2) i anduvo vagando en 
diversas poblaciones, hasta que D. Mariano Guerra con su 
genial influencia, lo llamó á Guadalajara i le aconsejó que: 
recibiera el orden sacerdotal. (3) 

cFué familiar del lUmo. Sr. Aranda, pero poco tiempo, 
pues su genio no era para la vida de corte. Fué muchos años 



capellán mayor del Santuario de Nuestra Señora de San Juai 1 

de los Lagos, pasó sus últimos treinta años en la vida privad^E^ 
en la misma ciudad, i en la misma murió. 



«Sabia el castellano, el francés, el italiano, el ingles, ^ 1 
latin, el griego, el hebreo, las bellas artes, los clásicos paga- — 
nos, la historia de la Iglesia, la historia griega, la históricas 
romana, la historia moderna, matemáticas, geografía, física»^, 
astronomia, química, historia natural, ciencias médicas, teolo - 

(i ) Fué su maestro en el curso de artes, según lo expresa el mi^- 
mo sabio historiador, el Sr. Dr. D. Juan N. Camacho; ocupó en e^»^ 
curso el primer lugar y lo terminó el año He 1828. 

(2) El Sr. Rivera hace notar, en el folleto "'Fr. Gregorio de l€i 
Concepción^ \ que D. Ignacio Rosales no fué, como se creía, catedrá- 
tico fundador del expresado Colegio Josefino, inaugurado en 1826; 
sino que desempeñó allí el profesorado hasta después del año de 1828. 

(3) Recibió los órdenes menores el día 15 de julio de 1837; á i^ 

del mismo mes y año el subdiaconado; siete días después, el diaconar 

do y por último, á 25 del referido julio el presbiterado; todos, mencs 

este último orden, juntamente con el S. D. José María Cayetano 

Orozco. ( Notas estas tres de X. S .") 



4 



— 295 — 

gia dogmática, teología moral, arquitectura, pintura, música, 
carpintería, platería i relojería. 

«Referiré uno que otro hecho que prueba la vasta i .so7i- 
fla instrucción de aquel hombre extraordinario. 

«Me hablaba a veces con encomio del idioma hebreo, i 
como sfme hablara en hebreo. Una vez acababa yo de estu- 
diar la historia griega en diversos autores con asiduidad, i 
versando la conversación sobre Diógenos, n)e refirió algunos 
hechos notables de este filósofo que yo ignoraba. Otra vez le 
dije: «Yo leí que Europa se llamaba antiguamente Jafvtia, pe- 
ro no puedo recordar el libio», i me contestó: «Asi se llama- 
ba efectivamente, i U. recordará aquella frase de Horacio 
refiriéndose á Europa: audax Japheti (jenns*. Mo despedí, i 
a. la media hora estaba en mi casa llevando la Geografia de 
I^clronne, i me mostró el lugar donde el geógrafo dice que 
uropa se llamajja antiguamente Jafrfia, Era el mismo libro 
que yo lo habia leído. 

«Respecto de idioma castellano su autor favorito era 
/" ''^y Luis de Granada. En materia de bolla literatura, profe- 
^^Ija esta opinión de I). Nicolás Fernandez de Moratin (que 
^ í^í también me agrada): «Uno que hable el idioma español, 
^^l)e estudiar griegos y españoles, latinos y es[)añoles, italia- 
^^isy españoles, franceses y españoles, ingleses y españole^». 
«Tenia el semblante austero i })aiecia estjueleto a conse- 
^Vaenciade los ayunos, i decía: «Cuando me pongo a resolver 
V^^i problema de matemáticas, me parece que resucito. > Los 
^teligentes decían que era muí fuerte en esta ciencia. Los 
extranjeros, en la fería de San Juan se admiraban de sus ope- 
raciones químicas. Una vez me mostró en una obra de histo- 
ria natural la estampa de una avecita que se llama la Co^ifu- 
'^era^ por que tiene el instinto de hilar i coser con el pico i las 
^atas. Los lectores podran preguntar á los médicos que ave 
es esta. Desde su juventud fué enfermizo. Los médicos (|ue 
lo asistían se admiraban de su instrucción en las ciencias 
médicas. Siempre entraba en disputa con ellos, la (jue 
concluía por no aplicarse los medicamentos (jue le recetaban, 
sino los que a él le parecía, i de esta manera llegó a los 
ochenta años menos un mes. 



— 296 — 

« Ignoro si sabia la Suma de Santo Tomas, lo que me 
consta es que en materia de teología dogmática tenia in ungiá' 
bus a Billuart, i que en materia de teologia moral su autor favo- 
rito era Lacroix, el maestro de San Ligorio. 

€ Aprendió las bellas artes i las artes mecánicas sin nin- 
gún maestro. Puso los para-rayos en las torres del Santua- 
rio de San Juan de los Lagos. En la misma ciudad, a una 
casa de dos pisos, le puso cimientos nuevos sin destruirla. 
Las pinturas que tenia en su casa i algunas que colocó en el 
Santuario eran de su mano. Según me refirió el Sr. D. Concep- 
ción Toral, primo del Sr. Rosales i mió, una vez le dijo: «Sién- 
tate, te voi a retratar. > El Sr. Toral le dijo: «¿Pero qué ya has 
hecho algún retrato?» — «No, le contestó, pero me parece que 
no ha de costar gran trabajo. > El retrato salió mui bien. 
Tocaba en el piano i una vez, examinando a unos jóvenes 
en un acto público de música, comenzó diciendo: «Señores, 
no extrañéis que un sacerdote se ocupe de música, por que 
San Gregorio el Grande a pesar de ser Papa, no tenia por 
inconveniente manejar la batuta. La Mesa octágona en que 
escribia, i otros muebles de madera de su casa eran de su 
mano. Era el maestro de todos los artesanos de la ciudad.» 

En comprobación de que «aquel hombre tenia virtudes 
extraordinarias», narra el caracterizado biógrafo, después del 
episodio humanitario á que debió salvar su vida el Director 
Político D. Toribio Esquivel, estos otros hechos: 

«El Sr. Rosales se llevó a su casa a una anciana pobre 
i laztirina, a quien traté i se llamaba D* Froilana, que por 
causa de la enfernuídad veia mui poco i usaba anteojos ver- 
des, i le faltaban algunos pedazos de los dedos de las manos 
i la extremidad de la nariz. Durante algunos años el Sr. Rosa- 
les i D^ Froilana comieron juntos en la misma mesa. 

'En cuanto a carácter, D. Ignacio Kosales era el reverso 
(lo D. Mariano Guerra. Llamado aquel a Guadalajara por el 
lllmo. Aranda, fué inmediatamente, i diciéndole el Sr. Obispo 
que le habia llamado para que tuviera los actos públicos 
literarios respectivos i recibiera la borla en Teologia (1), le 

f I ) Debían haberle concedido la borla sin ningún acto público. 
(Nota del Sr. Rivera.) 



.:^'7 



oonle.-lú cjn evasiviis i luego se salió de Giiadalajara sin despe- 
dirse del Sr. Obispo ni <le nadie, i se volvió a su ainado retiro 
de San Juan de los l^agos, donde vivia en un barrio, en una 
casucha. A nadie recibía de visita ni visitaba. Yo iba algunas 
veces a dicha ciudad, unas a predicar i otras por negocio de 
imprenta, pues quince años imprimí en la misma ciudad, i los 
sanjuanenses se admira!)an de que me recibiera i visitara. 
Mis visitas duraban largas liorns, consullándole sobre algunos 
puntos científicos i sacando grande instrucción de su conver- 
sación. 

€ Por humildad, o para m?jor decir, por escrúpulos, predi- 
có rarísimas veces. IVedicó un sermón de la Virgen de los 
Dolores en el Seminario de Guadalajara, que yo oí siendo 
colegial i comenzaba con estas pala])ras: t Amar i sentir: lie 
aquí las primeras necesidades del hombre.» Agradó mucho 
el sermón a los catedráticos, por lo que se lo pidieron para 
imprimirlo, i la contestación fué romper el manuscrito delan- 
te de ellos. El Sr. Don Heracüo Jimene;/, escultor vecino mu- 
chos años de San Juan de los Lagos, el pr¡nr¡[)al discípulo del 
Sr. Rosales, i amigo mió que vive hoi en la capital de Méxi- 
co, me ha dicho (pie cuando el Sr. Rosales oia hablar de aplau- 
sos populares, honores, dignidades, riquezas i otras cosas 
Benicíj antes, decía: «Todo eso vale bo'as. » 

t Desgraciadamente, 1). Ignacio liosales, como la mayor 

parte de los sabios, tenia ])astantes excentricidades 

tSi el Sr. Rosales a imitación de Feijoo, de José Antonio 
Álzate, del P. Nájera i de otros muchos sabios, con ánimo 
varonil y muy católico, hubiera consignado en libros i folíe- 
los sus vastos conocimientos cientílicos en bien de sus se- 
mejantes, aunque hubiera vivido en la vida privada, se le 
podría aplicar esta sentencia, (jue es una délas innumera- 
bles estrellas del cielo del Oui'ote: ^Las Jt'tra.^ hionaHds, 
nsí le adorna}}, honran ij enr/randcren (a un caballero^ conio las 
^nitros d los Oft/.s'/í.o.s't..,. 

El eclesiástico de tan singulares prendas á quien se 
refleren las noticias que acaban de ser transcriptas, puso on 
el desempeño de la Capellanía Mayor del Santuario todo su 
esmero y sus vastos y profundos conocimientos: además de 



— 298 — 

halier provisto de dos pararrayos ese templo, como Ío expre- 
sara el Sr. Dr. Rivera, hizo reparar nuevamente los altares 
mayor y colaterales, pintar el interior del sacro recinto y 
construir la sillería coral; dolólo también de ricos ornamen- 
tos; mejoró la capilla de música; é introdujo finalmenle apro- 
piado arreglo en la percepción y distribución de las rentas 
que le servían de sostén al culto. 

Durante la administración de ese inolvidable Capellán, 
el timo, y Rmo. Sr. Dr. D. Pedro Espino-sa, Obispo de la Dió- 
cesi, esclarecido tanto en virtudes como en letras y que di6 
repetidos testimonios de su fervor en la creencia del miste- 
rio de la Inmaculada Concepción de María Santísima, (*) 
viendo por aquel mismo culto de Nuestra Señora de San 
Juan formó un nuevo reglamento para el servicio de las 
Capellanías del Santuario, el cual reglamento — que es el 
vigente — lleva la fecha 17 de septiembre de 1854 y comen- 
zó á observarse el siguiente enero. 

Según tal reglamento, debe haber nueve Capellanes, 
número que podrá á su arbitrio disminuir ó aumentar el 
Prelado Diocesano; se celebrará á diario misa cantada, con 
preste y acompañantes; de diario también se cantará en 
coro el Oficio Divino; las tardes de los domingos y demás 
días festivos habrá un ejercicio religioso, compuesto de rosa- 
rio y plática doctrinal; los Capellanes deberán alternarse en 
el confesionario, de manera que éste sea atendido ordina- 
riamente dos horas cada día, cuando menos por uno de 
aquellos sacerdotes; mas desde el Miércoles de Ceniza hasta 
el día del Sagrado Corazón de Jesús, desde el 15 de Noviem- 
bre al 15 de Diciembre, todos los sábados y vísperas 
de días de fiesta, y I odas las vísperas de los días en que se 
celebre cualquiera advocación de la Virgen, la obligación de 
confesar durante esas dos horas se extiende á todos los 
Capellanes. Les obliga á los mismos asistir de diario con 

(•) Además del ' 'Dictamen sobre la Inmaculada Concepción de 
María Santísima", fechado el 14 de agosto de 1849, confirman lo 
asentado en el texto otros escritos del Sr. Espinosa, vg., su Carta 
Pastoral de 11 de abril de 1855, "con motivo de la declaración de la 
Inmaculada Concepción de María como dogma de fe.' 



— 299 — 

sobrepelliz al coro, el cual comienza en la mañana á las 
ocho y en la tarde á las tres. Por último, contiene el regla- 
mento otras varias atinadas disposiciones concernientes al 
esplendor del culto y al régimen económico del Santuario. 

Dos acontecimientos lamentabilísimos se registraban 
no mucho después, causando honda aflicción á todas las 
pei*sonas piadosas: uno y otro tuvieron lugar por obra de la 
cruenta lucha sostenida entre el partido que proclamaba 
el imperio del Código de leyes fundamentales formado el año 
de 1857, y el otro partido que rechazaba ese mismo Código. 

El 27 de mayo do 1858 tropas constitucionalistas man- 
dadas por el Coronel IJ. Miguel Blanco se apoderaron á viva 
fuerza de San Juan de los [.agos, que en vano pretendió 
resistirles; y á consecuencia de la toma de la plaza expugna- 
da, los vencedores se incautaron de más de cien mil pesos 
(*) de los Fondos del Santuario y que extrajeron escandalo- 



(•) Un documento oficial se refiere á este despojo en los térmi- 
nos siguientes: 

'•Ejército del Norte.— Sección Blanco. — En la fecha han ingre- 
sado á la pagaduría de la Sección, veintinueve mil quinientos pesos 
[^29,500] en moneda, tomados de una alacena, dos cajas y un depó- 
sito subterráneo de la sacristía del Santuario de San Juan de los Lagos, 
en la mañanade ayer, por disposición del señor coronel en jefe; cuya 
cantidad ha sido contada por los señores comisionados al efecto, veci- 
nos de esta villa, D. Genaro (ftic) Tostado y D. Vicente Navarro, 
quienes han calculado quedan sin contar, por falta de tiem^x), poco 
mas 6 menos de catorce mil pesos, cu>'a exactitud se averiguará y ha- 
rá constar después, habiéndose hecho laestracción y reconocimiento 
fxpresados á presencia del señor presbítero D. Joaquin González, Mi- 
nistro del referido Santuario, quien ha sido advertido de que la ocu- 
pación de este fondo es para atender á las urgencias del ejército en 
calidad de préstamo, y la cantidad será reconocida aceptada en pago ó 
reintegrada oportunamente por las oficinas recaudadoras de las rentas 
Renerales de la federación. — Y para los efectos correspondientes, se 
txtiende por duplicado este documento que firman el pagador, los 
comisionados y el señor presbítero expresados, quedando un ejem- 
plar en poder de éste, otro en la pagaduría y el último en el archivo 
del señor coronel en jefe, quien se servirá aprobar U referido. — Villa 
de Jalostotitlan, Mayo 29 de 1858. — Gabriel Aguirre^ pagador. — 
Oerardo Tostado — Vicente Navarro.'' 

El P- González, aunque había sido llevado en calidad de preso 
defde San Ju»n hasta Jalostotilláii, dor.cle aparece e^-crilo ese papel. 




el 
I - 



-300 — 

sámente del templo, coni ¡tiendo dentro de él algunos oíros 
sacrilegos desmanes. 

A [irincipios del siguiente año llegó á San Juan otra , 
tropa del mismo bando, llevando por jefe al General D. Ma- ' 
nuel Garda Pueblila: la soldadesca violó entonres el mismo 
recinto sagrado, se apoderó en él de la.^ preseas que le pare- . 
cieron dealgim valor y tan estólida corno sacrilegamente ' 
mutiló é hizo pedazos las imágenes de los Santos. 

Resulta de este bárbaro proceder fué que se procedie- 
ra por el Capellán Mayor Sr. Rosales á ocultar en sitio segu- ; 
rola Imagen original de la Santísima Virgen, dejando, en lugar 
de ella, expuesta á la venoración pública la copia denomi- ¡ 
nada «la Peregrina»; ocultación que duró hasta el 8 de mayo , 
de 1864, en que ya las cosas habían tomado distinto aspecto i 
político. 

Dos años, tres meses y algunos días después de este J 
acontecimiento renunciaba el Sr, Rosales la Capellanía Ma- j 
yor; pero aunque se sepai'ó del servicio inmediato del i 
Santuario, continuó hasta su muerte, acaecida el 1° de ii 
julio de 1893, (*) residiendo en San Juan de los Lagos, l| 

tuvo ta energía suficiente para su^íscribi^ el documento en esta valieu- , 
te forma: literal: "Mí [M-eseucia de que se hace mérito en este ha sido 
solamente material y únicamente eu ciertos momentos en que me lian 
estrechado por la fuerza, por tanto he protestado protesto y protes- 
taré contra tal díspocicion por ser contra las te>-es de la Iglesia, sin 
conformarme en ninguna de sus parles de tal disposición. — Joaquín 
González/' 

Si bien en el documento oficial aparece valorizada la extracción 
en $43.000, más crédito <jue esa declaración merece loque dice sobre 1 
el particular el Sr. Dr- Ri\'era; ; 

"Mayo, 27.^EI abogado general constitncionalista nuevoleo- ■ 
nense Miguel Blanco se apodeió en San Juan de los Lagos de máaal 
de Sigo, 000 que estaban enterrados bajo el camarín del Santuaric^ 
de Nuestra Señora"; noticia á laque le pone esta apostilla: "D. Con — 
cepción Toral, primo mío i primo del capellán maycr de dicho Santua- 
rio, me refirió que e! entierro del dinero se hizo secretamente por" 
el mismo Sr. Toral, el capellán mayor i el albañil." 

(i) Ksta fecha fué lomada del registro correspondiente que se 
lleva en la Secretaría del Arzobispado de Guadalajara: conviene 
expresarlo así. porque en algtma publicadóii aparece apuntada la 
muerte del Sr. Rosales en día, mes y año distintos de los de aquella 
fecha. 



— 301 — 

donde todos lo amaban, lo venerai)an y lo tenían por un 
oráculo. 

Han transcurrido ya diez años desde (jue dejóla tierra 
ese venturoso sacerdote que a.^piraba Ti los del¡(|uios del 
cielo; \ todavía cuando bablan de él los^anjuanenses al viaje- 
ro investigador, se expresan con un enlerneciniiento y un 
entusiasmo tales que aun al más inJiíerenle liicieran partí- 
cipe de la convicción que ellos tienen de que el P. Rosales 
mereció la bienaventuranza; así como al mismo viajero, con 
sólo conocer un poco las letras y las ciencias, le bastaría 
leer el catálogo de la selecta bii)lioteca que fué del mismo 
eclesiástico, quien la don() al Santuario como postrer lr¡])U- 
to de su afecto, para formar el concepto más ventajoso 
de todos respecto al gn^n talento y lo sólida instrucción 
de quien supo reunir con tino nada común obras magnílicas 
y entonces raras en nuestro })ais. acerca de los más variados 
é importantes de los conocimientos que interesan al espíritu 
humano y al progreso intelectual ó material de los pueblos. (*) 



(*) Nómina de los Capellanes Mayores que se hallará cii el Jyn'//- 
tfícp.— Libro de la Visita que hizo el Lie. Casillas, uis. exisiciiie en 
^ Archivo de la S- Mitra de Guacíala j ara. =-(jue/ada: -^'"^''■<■" cil.. 
PÍg» 36 á 4i.=Expediente de disjxnisa de va*;o para el niairinionij 
^Mazxx)s Rafael del Muro con María Dolores Aran j;o, nis. del Archi- 
^"0 antes mencionado; y otros documentos de la misma pnxvdencia.rr: 
Dr. Rivera: Los Hijos de Jnnsco, P^K^ ♦'^S '^ 94. ^ii el Aj>éndice.= 
González: Hi9t. de AguasraNfntvs ya citada, nota á las pájí^ 2f^o y 
26i.«=X>r. Rivera: Anales de fa Rejhrnuí // (/</ Sujnnd*» lih¡i* rin, pág. 
74 de la edición de Guadalajara. 



VIII. 



Período de gran efervescencia religiosa. 



Los multiplicados embates que á consecuencia ^üe 
!a devastadora tromba revolucionaria había sufrido ert. .si 
misma y en cuanto le era propia la devoción de la Santisirj». a 

Virgen de San Juan, en lugar de extinguir esa devoción f < 1 - J 

mo hubiera pasado si se tratara de un objeto sin arraigo "i ] 

deleznable, sirvieron para que adquiriera mayor firmeza 'í 

para que se apreciara todavía más de lo que probado esta -^^' 
ba su maravilloso vigor. 

Acreditan esto, de manera sensible, los sucesos que desdt^ *^* 
entonces hasta nuestros días se han venido sucediendo cor* ^^ 
relación al célebre Santuario de la misma venerada Imagen J^T**^ 

El Sr. Presb. Br. D. Agustín Rodríguez, nacido en Mexli-^-*' 
cacan el día 28 de agosto de 1833; seminarista en Guadala-^^"'"' 
jara, donde tuvo un acto público de Filosofía; ordenado d- ^^^ 
presbítero en 1859; en seguida profesor del mismo Semina^^*' 
rio Guadalajarense, donde acabó de enseñar el curso de aw^-"^; 
tes elaño de 1864-; párroco sucesivamente de Juchipila Ti 

IAhuacatlán, habiendo estado en uno y otro curato muy p o- 1 
co tiempo á causa de sus enfermedades; fué el sucesor del -P. I 
Rosales en la Primera Capellanía, de la que se posesión»- e/ ñ 
31 de agosto de 1860. M 



— 303- 

Viendo por et esplendor del templo que lenia á sucui- 
dado. este sacerdote hizo levantar en el atrio cuatro canceles 
de fierro que hermosean sobremanera el aspecto exterior de 
aquel edificio monumental; dotó las torres con unas cam- 
panas traídas de la América del Norte; llevó á cabo la refor- 
ma del altar mayor y puso en él un nuevo tabernáculo; hizo 
reconstruir dos 
altares, en que 
se aprovechan 
los cubos de las 
torres, y enta- 
ri ruar el te u 
pío; y provüv I 
de docecandiir- 

I "le bronce dora- 
tíos á fuego ese 
re cinto sagrado. 
Ojra eipacial- 
"^ente loible y 
\ Itie contribuyó 
¡ ^ucho á darle 
; ^^plendor lile- 
I '^^^■ioá San Juan 
V Copiosos ren- 
dimientos inte- 
^iiipeñosamente idóneos profesores eclesiásticos, bajo la vigi- 
^ivncia superior inmediata del Capellán Jlayor Sr. Rodríguez, 
t'or desgracia, la existencia de este plantel benéfico tropezó 
Con algunas dificultades que, por no poderse allanar, motiva- 
ron su clausura al cabo de cinco años de vida. Empero, la me- 
moria de los excelentes frutos que produjo, ha sido bástan- 
le para que el progresista limo, y limo. Sr. Arzobispo actual. 
Lie. D. José de Jesús Ortiz, haya decidido el próximo resta- 
blecimiento de tan útil plantel. 

AI siguiente año de liaberse fundado al Colegio, se cele- 
I bró con grandiosa solemnidad el primer Centenario de la 
^dedicación del templo de Nuestra Señora de San Juan: dig- 
fciíisc acudir esa vez á pontificar allá, desde su Sede de León, 



^ 




El Capellán Mayor 
llr. D. A?n«t[n Rodríffuez. 




\ 



— 304 - 

el sabio Sr. Obispo Dr. y Maestro Diez de Sollano; y eslavo 
la oración gratulatoria á cargo del Sr. Lie. D. Francisco Meli- 
tón Vargas, entonces Lectoral del V Cabildo de Guadalajara, 
y después admirable Prelado de flolima y de Puebla. 

Fué consecuencia preciosa de aquella visita del pío i'jlli- 
mo Redor de la antigua Universidad de México y primer 
Obispo Leonense. queaconsejara poco tiempo de.«pués á sus 
diocesanos que acudían en el tiempo de la Feria á rendirle 
homenajes á Nuestra Señora de San Juan en su Santuario, 
que mejor lo hicieran, para evitar profanidades, en los días 
en que la Iglesia celebra la fiesta de la Purificación de la 
Santísima Virgen. Seguido e.se consejo con docilidad, di¿ 
origen al movimiento colectivo, y por entero religioso, délas 
grandes peregrinaciones modernas de los fieles á San Juan, 
especialmente á la del día de la Candelaria. 

De entre todo.s los cultos que se le rinden á la Divinidad de 
modo directo ó por mediación de la Virgen María, "bar algu- 
nos, dice un impreso publicado bajo auspicios muy respeta- 
bles, que por m aspecto netamente popular, por sus trascen- 
dentales resultados en la vida social, por los efectos qa© 
producen en el espíritu pi'üjlico, por la santa edificación qatf 
doquier difunden y por mil otras razones, son los especial- 
mente llamados en tas actuales calamitosa? circunstancias dr 
la Iglesia, á sacudir la apatía de las multitudes y á combatí 
en el terreno práctico á esa funesta iglesia durmiente del P. 
Coubet, que extiende su frío polar por lodo el mundo. A esfa 
clase de cultos pertenecen las peregrinaciones religiosas...." 

Y lo que, en general, ellas significan, dícelo la misma prbli- 
cación aludida, expresando que por lo que toca á la parte 
religiosa, es "un aumento considerable de culto solemnísimo"; 
en la parte moral, "una inmensa multitud ocupada en un fin 
honesto, por excelencia curativo de las plagas morales, y 
altamente nioralizador"; y "en su aspecto social, un ejérato 
político en perfecta disciplina, de ciudadanos honrados, encau- 
zados por la mano vigorosa é inteligente de la Iglesia, á los 
más nobles fines." 

"¿Será menester más, termina el escrito en lo conducen- 
te, (y en ello se incluye también que son esas romerías perfec- 



— 305 — 

tam 3n te adaptables á nuestras instituciones políticas,) para ver 
!a importancia que estas peregrinaciones tienen en la vida de 
los pueblos? Las relaciones mutuas se reanudan, la fraterni- 
dad se hace un hecho, el comercio se fomenta, se excita la 
más santa emulación, v finalmente, se levanta de un modo 
grandioso el espíritu público." 

No es de extrañar, en vista de la bien explicada trascen- 
dencia de esas prácticas que atraen hacia sí con impulso 
irresistible á las multitudes, quo en este lugar se afirme, con 
seguridad de no incurrir en error, que para historiar sólo las 
romerías más señaladas quede treinta años á esta parte se 
han hecho al Santuario de Nuestra Señora de San Juan, se 
requeriría escribir un grueso volumen: baste, en la imposibi- 
lidad de hacerlo así, apuntar que la caravana de peregrinos 
que partiendo de León y CDgrosándose en el trayecto va á 
la ciudad de la Virgen el mes de Febrero cada año, nume- 
ró en el corriente de 1903, segi'm cálculo aproximado, cua- 
renta mil personas. Y no será inútil advertir explícitamente, 
por más que antes ya se dejó entender, que esa postrera re- 
ferencia atañe á una sola de las acostumbradas peregrina- 
ciones anuas, las cuales son varias y proceden de diversos 
puntos de la República Mexicana, á veces muy lejanos del 
consabido centro de atracción religiosa. 

El Capellán Mayor bajo cuyo gobierno se iniciaron y 
tomaron su fundamental incremento dichas loables jorna- 
das, tal vez porque sus enfermedades le hicieran ir en busca 
de alivio á distinto clima, ó por alguna otra causa, el 2 de 
mayo de 1880 hizo dejación del puesto que con tanta atin- 
gencia desempeñaba, y se trasladó á México, donde estuvo 
adscripto á la parroquia de Santa Catarina, de la que pasó, 
— nuevamente afiliado al culto de María himaculada, — á la 
ilustre y Nacional Colegiata de Guadalupe, con el cargo de 
Alaestro de Ceremonias. 

Aunque urgido por la necesidad á separarse de su ama- 
llo Santuario de San Juan, puede decirse que en él había 
dejado parte de sí mismo, puesto que en las funciones de 
Capellán Mayor le substituyó su hermano el Sr. Presb. D. Isi- 
doro Rodríguez, á quien tenía á su lado como Capellán Menor 
y Catedrático del Colegio, desde que se fundó éste. 

39 



-306 ■ 



No pudo, con todo, el P. D. Agustín residir lejos de la 
Imagen SiinLa en rjuien habiajiueslo sus complacencias; y 
lomando, apenas transcurrido un año y algunos meses, á la 
nativa Diócesi, volvió á encargarse de la Capellanía Mayw el 
día 8 de agosto de 1881. 

Corta lué su nueva estancia cerca del altar de la Seño- 
ra de San Juan, porque los males de que adolecía le hicieron 
ocurrir poco tiempo después á Guadalajara. en busca de 
salud; pero en lu- 
gar de lialíar ésta 
en tal mudanza, 
encontró la muer- 
te el 4 de marzo 
de 1883. 

A consecuencia 
Y como el respec- 
tivo antecedente 
lo prescribía, vol- 
vió el Sr. Presbí- 
tero D. Isidoro 
Rodríguez á en- 
cargarse de la Ca- 
pellanía Mayor. 
Esterespetablee- 
clesiástico, (naci- 
do á21 de enero 
de 1831, en el ^, _.,„„ 

, ae IB. Catedral de Guadalawra. ■ , ■ ■ 

mismo lugar que predestinado * 

ver que bajo su gobierno se le concediera al templo de Nues- 
tra Señora el altísimo privilegio de la consagración. 

En procurarle ese singular honor debió influir en el áni- 
mo del Sr. Presb. D. Agustín Rodríguez, (que parece haber 
sido el primero que lo procuró así,) aparte de otras conside- 
raciones, el deseo de que se perfeccionaran las prerrogati- 
vas de que debía gozar el Santuario erigido en Basílica, ya 
que para ese efecto era indispensable el requisito de la con- 
sagración. 

Como quiera que sea — y contando seguramente con el 




El CapelHc Mayor 
Presb. D. iRidoro Ilddrígnez, 
hoy l'rebeudado 
de la Catedral de < 



SU hermano y an- 
tecesor; semina- 
rista desde el año 
di 1SÍ8; ordena- 
do en 16 de febre 
rodé 1856; luego 
servidor de uní* 
ampolleta en 1^ 
parroquia de L¿«- - 
gos, además íÍ ^ 
capellán de lasre- 
igiosas capuchi- 
nas del mismo lu 
gar; y trasladad^» 
de ese cúralo á 
San Juan, pam 
encargarlo deias 
funciones que ya 
se dijo;) estaba 






I 



— 307 — 

yo que al enunciado proyecto le diera el Sr. Canónigo D. 
ínto López, Secretario del Gobierno Fxle?iástico de la 
[uidiócesi, amartelado devoto de Nuestra Señora de San 
o, como nacido en población Inmediata á la en que í-e 
lera la célebre Imagen, y más larde Prelado de Linares y 
. Arzobispo de Guadalajara, (*) — aquel feliz peusauíien- 




Sr. CfuiánÍKo Don JiKáato Ijópeí, 
despula limo. Ariolnspo Aa Lia&res y de Unadal&jara. 

aé acogido con agrado por el limo, y Rmo, Sr. Loza, que 
sonalmente pasó á ponerlo en obra, aprovechando la 



') La mucha parte que tuvo el Sr. López en decidir al Sr. Loza 
te consagrara el Santuario, to demuestra el hecho de que en vís- 
S de aquel suoeso le decía este venerable Prelado á su Secreta- 
aludietido á mía de las prescripciones de rilo: I'ntKit lieberia srr 
te ayunara, ya que, á U. «<■ le debe eflo. 

Así me lo ha referido el Sr- Prebendado D. Isidoro RodrígucE, 

le oyó esas expresiones al Sr, Loza. 




— 308 — 

CO^Tintura de andar por aquel rumbcf en la prácfira 'lo li 
santa visita pastora 

Aquel acto tan excelso en el orden religiopo, era digno de 
solemnizarse con cuanta pompa y entusiasmo se pudiera; r 
que en efecto por una y otra cosa se hizo notable, lo acre- 
dita la reseña que de la misma consagrariiín csrj-ibióelinuv 
virtuoso y sabio Sr. Dr. D. Ignacio Uiaz, Cura eTitonces del 
Santuario de Guadalupe en Guadalajara y arlual dignísimo 
Obispo de Tepic. 

Con tanta belleza, unción y originalidad están narra- 
dos en tal documento los hechos ocurridos esa vez, que con 
transcribir á la letra esa obra literaria, como va á suceder á 
continuación, recibirán prerioífo realce estas páginas: 

« La ciudad de San Juan de los Lagos, dice la rí-seña, lia 
estado de fiesta algunos días con motivo de la consagrací»'ir1 
de su famosísimo Santuario. El seutimicnlo religioso, de t|U< 
ha sabido dar siempre las pruebas que e.xigiera el caso, esta" 
lió ahora en manifestaciones tan espléndidas, que sálO 
habiéndolas visto y sentido en elaluia, se pueden conocer, i^ 
religión, que lodo lo engrandece, no da en qué sentir al cora, 
zón. 

• San Juan, visto bajo su mejor aspecto, es el Sanluai ¡o: 
todo lo que á éste atañe le interesa, todo lo que lo celebra 
hace su gloria, todo lo que lo amengua lo lastima. Ni en 'o 
bello, ni en lo grande, ni en lo célebre, ni en lo estimado '^ 
iguala otro edificio de la ciudad; ningimo le iguala en interés- 
Yo no sé si será conocida esla ciudad en la Hepúlílica y fuera 
de los confines de la Patria, por algo mas célebre; pero ifi"^ 
consta que su Santuario es conocido por su hermosura, por 
su culto, por sus maravillas, por las peregrinaciones qui' 
recibe y por la milagrosa Imagen de la Madre de Dios, quf^ 
se venera en su sagrado altar. 

» Hasta cierto punto se puede asegurar que este Santuario 
tiene un carácter más amplio que el que pudiera darle una 
ciudad: es un Santuario de la Iglesia nacional. Y así comeen 
la ciudad es visto por ella con grande interés, asi lo es tara- 
hién en la nación. 

*Por esta na sólo se puede decir que cuanto toca á este 






- 309 - 



I interesa á los que viven á su sombra; sino míe 
•esa á la nación, 

• Su consagración debía, pues, no sólo ser una solemnidad 
iosa, sino una fiesta pfiblica, por lo laeno^, de esla rnu- 
ciudad. 

«Una fiesta pulflica! 

«Sf, porque es un acontecimiento pi'ibliro que todo lo 
ta: porque afectando á todas las ulinas, liare lo misino 



10 une ^^ 




todas las familias, y por ellas con la sociedad toda. . 
4a sido en cualquier parte; más aquí, donde es tan gran 
iedad y el sentimiento religioso tiene tan grande vida, . 
ue las demostraciones de alegría y de júbilo no tuvier 
s fronteras que las de lo imposible. Se conoce la om 
incia de loíí pueblos, y no son de extrañarse sus prodi;-; 




L 



— 310 — 

Puede asegurarse que no había una alma qus, arrinconada 
en las oscuridades del egoísmo, se sustrajera al entusiasmo y 
á la alegría común. La alegría como la luz. se difunde y 
penetra, con tal que se le deje una rendija; como los gases 
que tienden á tomar mayor volumen, al mismo tiempo que 
se extiende por la clase media, sube á las altas y desciende 
á las últimas, con admirable fuerza de expansión. 

«Voy á escríb ir su historia, para conocimiento de loa 
ausentes y memoria de la posteridad, para que ni unos por 
el tiempo, ni otros por el espacio, queden privados, en cuanto 
sea posible, de la Felicidad de asistir á ella. En la ciudad tuvo 
lugar la solemnidad real; aquí está aunque imperfectamente 
la solemnidad escrita. Una sencilla y poética inscripción guar- 
dará su memoria sobre la puerta de la izqiiierda del Templo: 
aquí se hallarán más amplios y numerosos detalles. Aquella 
será la portada: esto el conjunto déla historia. 

t Hacia ya algunos años que, almas devotas de la Santísi- 
ma Virgen María y verdaderamente apasionadas del Santua- 
rio, habían pensado en su consagración. Dios, concediéndoles 
la gracia del pensamiento, no les dio la de realizario; quena 
que compartieran su felicidad con otros que ellas llamaran 
más afortunados. No da Dios á la planta los colores y la 
fragancia de la flor, ni á ésta el verdor y grandeza de la plan- 
ta. Aquel pensamiento pasó como una visión mística, conso- 
ladora y halagüeña, que sólo el tiempo había de realizar; se 
perdió en el tumulto de las dificultades en que se pierden 
tantos pensamientos; se hundió en el abismo de los años que 
con sus negras ondas todo lo oscurecen; parecía que había 
descendido á su sepulcro, y que para él no había esperanza 
de resurrección. Sobre él pasaron muchos años, y entre tanto 
murieron los que lo habían pensado y se habían alegrado , 
con aquella risueña y dulcísima esperanza. 

f Entonces, al visitar este Santuario hace ya algunos me- - 
ses, al verlo como otras ocasiones, tuvo nuestro limo. F^ela- 
do lo que llamaría el Conde de Maistre una iluminación 
repentina; lo que llaman los místicos una moción de Dios; lo 
que yo quiero denominar una inspiración de María. Ella, sí. 
Ella puso en su mente ese pensamiento tan luminoso, esa 



r 



— 311 — 



l-esolución tan fecunda; Ella le dio la gran felicidad de reali- 
tearlo. Era una de las felicidades que le reservaba, uno de los 
Knonumentos de su gloria. 

* Había llegado la hora de la esperanza; no la de la reali- 

Bctón. Faltaba que fuera por mucho tiempo deseada con 

terdor; porque el deseo, que á primera vista significa muy 

Ipoco, es, bajo el aspecto Jivino y espiritual, la preparación 

fcie grandes cosas: para Daniel fué la preparación de sus visio- 

les, para los Patriarcas la preparación del Mesías. Mientras 

ístamos en el mundo el deseo es la medida de las almas. 

• El pensamiento de núes I ro limo. Pastor, enunciado 

fcajo la forma reservada de lo que queda incierto, era en el 

ondo una resolución. Puédese asegurar que, si por algún 

amotivo no le hubiera sido dado cumplirlo, más de una sombra 

Ncde tristeza habria cruzado por su espíritu. 

«Apenas divulgada la noticia, todo fué flotar el pueblo en 
Xan mar de benditas esperanzas, todo rogar al Omnipotente 
■«consagrara su Templo, todo pensar en esa fiesta y ya gozarla 
-anticipadamente, todo pedir á la Santísima Virgen conservara 
la vida y la salud del Jefe ilustre de nuestra Arquidiócesis, 
■jiara que se cumplieran los santos deseos de su pueblo. La 
esperanzase había hecho popular, lo que era hacerse grande, 
apesadumbradas las gentes por no haber hecho el Santuario, 
se consolaban consagrándolo. El siglo XVIll lo hizo; el XIX 
lo consagrará: aquél formó su cuerpo; éste inspirará su alma: 
aquél se manifestó rico, elegante y piadoso; éste, más ideal, 
más místico, más santo. Y no queriendo privarse de la gloria 
de haberlo hecho ni privar á sus padres de la felicidad de 
consagrarlo, ''somos el mismo pueblo, decían, los muertos y 
los vivos: lo hicimos por sus manos y por nosotros lo consa- 
grarán." Todas las esperanzas son inspiración, más las reli- 
giosas, porque son más divinas. Todis son grandes, más las 
de los pueblos, que se elevan á infinita potencia. Alguno dijo 
que la esperanza es sueño: habria dicho mejor diciendo que 
es una compensación de las injurias del tiempo. Conoce poco 
quien á su luz no ha visto los objetos, ni se ha colocado en 
su eminencia para mirar su encantadora perspectiva. 

«El tiempo se iba acercando bonancible, sin que nada 



-312- 



íllslpaní aquella esperanza, y con mucho, que al darle 
' (lumbre \ñ daba nueva vida y más vigor. Fijaba ya el Prelado 
el 19 de Noviembre para la consagración, — la fiesta de la 
Presentación de María Santísima, — para la solemnidad el 2 1 > 
y su llegada á la ciudad para el dia 15. Todo era preparacio- 
nes en el Templo para sus grandes actos, y en las casas veM 
la ciudad para la fiesta popular. Vj\ cuanto á la alegría y al en- 
tusiasmo vendrían espontiineainente y sin preparación. Est; 
ba como en su causa en el grande acontecimiento y en isa 
almas. 

«Amaneció el dia Ib de Noviembre y á su primera 
partieron de esta ciudad, camino de la Encarnación, el Sit¡ 
Cura D. Clemente Pérez y el Sr. Pbro. D. Isidoro Rodrigue 
Capellán Mayor del Santuario. Ya se sabia el objeto de £ 
viaje; pero si no se hubiera sabido, se habría adivinad 
porque la alegría que revelaban y el entusiasmo que ! 
manifestaba en su expresión, indicaban casi la presencia íli 
un acontecimiento muy plausible: el pueblo diría que \\»aM 
pidiendo plácemes. Los sentimientos grandes no se ocuUaii 

«Iban al encuentro del limo, y Hmo. Sr. Arzobispo Dr. 
D. Pedro Loza, que acompañado de algunos miembros de/ 
venerable Clero que componen su familia, venía á dar lleno á 
los deseos de su alma y de su pueblo. Al verío caminar asf 
se hubiera dicho que era un ilustre peregrino que iba á cum- 
plir un voto. No se sabe lo que pensaba durante su camino; 
pero de seguro sus pensamientos estaban saturados de p¡^ 
dad: iba por la primera vez á consagrar un templo, él, que 
eii-sü larga vida de Pontífice, habla ejeicido todos los actos 
deP Episcopado: y ese templo era el Santuario de Santa María 
de San Juan, famoso entre los famosos de nuestra Repúbli- 
ca. Y lo iba á consagrar solemnemente. ... iba á dejar en íl 
algo-de su propia consagración. ... lo iba á hacer participt 
del Eipíritu Santo qu3 él mismo recibió. Sólo los Obispos 
saben las emociones qaa preceden, acompañan y siguen ala 
consagración; sólo ellos las perciben en su atmósfera impr^- 
nada de gracia y misticismo. El alma del Obispo vive en su 
ministerio como el entendimiento en la verdad, el corazón en 
el amor, y el ángel en el cielo. El ministerio necesita al minis- 



— 313 — 

Iro. y ésle sin él se asfixia. Por eslo súlo les Obispos que 
han consagrado templos saben muy bien lo que cnlorccs se 
siente. Ivos demás fieles sabemos lo que se siente al ver. pero 
no aquello. Yo pienso que si el peregrino desde lejos descu- 
bre su cabeza y se arrodilla al saludar este Santuario, cuando 
srilo viene á visitarlo, el ilustre Prelado que lo consagró y 
dejó en él el sagrado recuerdo de su santa y singular visita, 
lo saludarla con especial salutación y esquisila ternura. 

«No hay para qué consignar aqiii las alegres expresiones 
con que los viajeros de San Juan saludaron ásu respelableé 
ilustre huésped, ni las afectuosas y no menos festivas con 
que el Prelado y su familia, con su delicada y finisiiiia puntua- 
lidad, correspondieron. 

«Desde entonces juntos y sumamente alegres se dirigie- 
i'on á San Juan, devorando rápidamente lo que restaba del 
camino. Llegó la hora de verlo v lo vieron gozosos, y algún 
tiempo estuvieron conteniplando la singular belleza de su 
'l^anorama, la majestad de su Santuario y la finísima delica- 
*Jeza de sus altas y graciosas torres que, á semejanza de suspi- 
*^is, se lanzan hasta el cielo desde tas profundidades del valle. 
«Un alegre y festivo repique general anunciaba al pueblo 
'^3 llegada del ilustre I^lado. Por el camino y en las calles 
^1 pueblo con su muchedumbre y sus grandes movimientos lo 
■*ecibía entusiasta, pidiendo desde luego lo bendijera. Laca- 
Be principal convertida en elegante y bellísimo salón, que el 
'Süslo V el genio habían adornado con gracia, se ahriaes-pa- 
<:iosa, aunque inundada de la multitud, frente al viajero ilus- 
tre, que al son de la música de la ciudad, bacía su entrada 
*n verdadero y pacifico triunfo, ¡Cuan dulces son estas 
•nanifestaciones espontáneas de amor y de adhesión! Se goza 
•Viucho al darlas: tal vez no más al recibirlas. 

« Así ule conducido hasta la casa del Santuario, que regia- 
ínenle amueblada recibía al ilustre y virtuoso Prelado, bene- 
'itoiériloya del Templo y la ciudad. Por la noche centenares 
^e luces artisticamenle colocadas, coronaban de estrellas, 
^on siete hermosísimas coronas rematadas por la cruz, las 
«levadas torres del Santuario; lo demás del edificio estaba 
lirofusairiente iluminado con no menos ingenio y habilidad. 



— 31-t — 

S? hubiera diirho al verlo, que era uno de caos edificios fantás- 
ticos, ideado por lo? poetas y atribuido á los magos del Orien- 
te. El atrevimiento v el genio se dÍ3putíLl>an. la corona. En 
la ilitmnm-iári ih^ Sien Junrt, 

«Asi recibió esta ciudad entusiasta á su ¡li^tre Pastor. 

cjGrandey útil lección á la poslwidad! 

• Apenas llegaba el limo. Sr. Ijyza cuando se recibió la 
plausible noticia de que el lunes siguiente llegaría el limo. 




lliiKi, .V limo. Sr. D. I-edro I.oza. 
3;<' A.rEobIspi>(ieGuniIu1ajiu-a y iMHisa^antedet Bantuarío, 

Sh Dr. D. Tomás Barón- y Morales, encargado de la oración 
que debía pronunciarse el dia de la solemnidad. Venia no 
sólo á estOv sino también á dar con su presencia mayor real- 
ce á la Plasta. Se sabe que es costumbre de la Iglesia asislao 
los Obispos (jue se pueda á la consagración de los templos. 
La ciudad, que había recibido con la posible magnificencia á 
sa propia Prelado, no q^ueria recibir menos solemnemente- 



J 



a] huésped magnifico que venia á honrarla y á lomar inuv 
acliva parte en su sagrada fieüta. Asi es que resolvió volver 
i engalanarse como en el dia anterior, y recibirlo, llegada la 
vez, con igual pompa. Kl ilustre Prelado de Guafialajara quiso 
que fuera todavia miyo:, porque él mismo se dirigi<í á Santa 
Maria, A cinco leguas de distancia y estación díl ferrocarril, 
para esperar y recibir al grandñ huésped que en señal de 
fraternidad venía á la liesta de su vecina Arquidiócesis. Sin 
querer dio una lección de urbmidad cristiana con su ejemplo, 
V so manifestó digno de su pueblo. 

«Santa Maria eHaba dt: liesta porla venida de usos perso- 
najes, aunque pariPicos, muy g'andss, y aunque muy grandes, 
muy queridos. Se les recibía con las expresivas demostracio- 
nes nacionales: guirnaldas de fresquísimo verdor, flores, músi- 
^, etc., pero ademíls con la alegría que reciben los hijos á 
sus padres. Se reunieron allí los vecinos principales de San 
^Uan y juntos con su lluslrisimo Prelado, no tuvieron mucho 
yue esperar. Se vio la locomotora, los vagones y á poco el 
'Ristre Diocesano de León era saludado mediante .^ignifica- 
''Vas, afectuosas expresiones, por e! Arzobispo de Guadala- 
J^ra. ¡Los circunstantes conmovidos vieron ese saludo que 
*^Unca olvidarán! Se conocía muy bien quiénes se hablaban; 
^e veía claro quién era su Maestro. Se puede asegurar que 
^5it,a entrevista fué de lo que se llama edificante. Nada fíe 
•lesconfiaiiza, de reserva, de falsedad hubo allí. La afa- 
bilidad los envolvía. 

«Después de dcícansar un poco y tomar una comida 
bebidamente preparada á poca distancia de Santa Maria, 
tjaraje engalanado también para recibir á los viajeros, conti- 
tiuaron su marcha seguidos de muchísimas gentes de diver- 
jas clases, quí cada una á si modo les hacia compañía con 
«ntusiasmo. ¿Qué tienen eso^ hombres, pudiera preguntarse, 
que asi los ama el pueblo? Los casEsrios del tránsito lucían 
sus galas y se animaban al pasar los viajeros. Aquello era 
ana sencilla fiesta de los campos, una ovación que recibían 
de paso. ¿Por qué el pueblo es asi"? Siendo esquivo otras veces 
¿por qué ahora se conmnif a tanto*:' ¿No prolwvTíi eslo el senti- 
miento religioso, vivo aún? 



-316- 



[ue ?t^ 1 
tiienio I 



• La llegada filé una cosa del todo semejan lea laque 
referido hace poco. I*a misma alegria, el mismo movimienl' 
popular, la misma iluminación, la misma fiesta. 

«Se acercaba en tanto la Consagración dd Santuario. E1.1 
ilustre Prelado vio por sí mismo todos lo? preparativos: laiíí 
cruces de los maros, la grande piedra del altar, las reliquia_s 
de los santos Mártires Víctor, Adeodato é Irene que para col» - 
carias se habían tr.iído de Guadalajara, la elegante capilla en 
que la víspera se habían de vel.ir solemnemente, los orna.- 
mentos nuevos, Lodo, todo lo que hay que preparar. Nadfí 
faltaba. Se conocía muy bien que la Santísima Virgen lo habí a 
dispuesto y arreglado todo. 

« De antemano se había repartido entre el pueblo una res - 
saña de las augustas ceremonias de la Iglesia en la consagra. - 
ción de los templos, para que, espectador ilustrado, fuer^ 
viendo en cada una de las mismas ¡a grande idea que le d^ 
vida. Como se esperaba, el pueblo se instruyó, y ya inslruitld 
era cada vez más grande su empeño en asistir á la Consagra»- - 
ción. La consagración de los te.nplos es un acontecimÍent*i 
raro, y por lo mismo, fuera de su propia dignidad, tiene ^ 
atractivo de lo admirable. 

• Sabia el pueblo que se había de ayunar la víspera, y co* 
religiosa puntualidad cumplió esta santa prescripción. El ayt_« — 
no era voluntario y se cunplió como si fuera obligatorio. E' 
ayuno fué acompaiiado de oración. Por la noche, raientríi^ 
las torres y demás partes notables del Santuario seiluminabar» 
como el cielo, en la capilla da las reliquias situada al Sur reza- 
ban los sacerdotes, á la luz de doce hachas, el oficio de lo= 
Mártires, y el pueblo con cirios encendidos velaba arrodillado. 

t Amaneció el día 19, y el Prelado, á las seis de la mañana, 
acompañado de once sacerdotes, dio principio á la Consa^a- 
ción practicando lo que el Pontifical previene y se refiere en 
la adjunta reseña. (*) Yo sólo debo referir lo que no consta allí. 
el profundo recogimiento y la piedad y devoción con que el 
pueblo lo iba mirando y estudiando todo. ¡Más de unavezse 

(*) En el Ajiéndice se podrá leer el acta oficial de este solemne 
acto. 



— 317 - 

oyó que con su voz salida de grande muchedumbre repilirt 
santas invocaciones! ¡Más de una vez se le vio llorar enter- 
necido! ¿Por qué el pueblo no siempre es asi? 

< Llegada la hora entró en el templo que se le abría consa- 
grado y lo inundó á pesar de sus grandes dimensiones. Todos 
querían entrar, como si se disputaran la felicidad de ser el 
primero. 




• Pasada la Consagración, que duró cinco horas, el pueblo 
! retiró bendiciendo á Dios y enriquecido con sus gracias. 

tija Consagración habla pasado Los ardientes deseos 

I ^ie tantas almas estaban cumplidos. ... El Santuario estalja 
consagrado .... El siglo XIX no pasó por él sin dejarle un 
gatísimo recuerdo. La larde lo alumbró después de la Consa- 
gración, por la primera vez, con las doradas ráfagas de esos 
crepúsculos que suelen alumbrar nuestros días de venLuia: la 



dr; 

I pi( 

I co. 

I las 



noche extenditi su bóveda estrellada, como otro lernplo del 
cual fuera éste el tabernáculo. 

Entonces volvió á iluminarse el exterior del Templo, y 
parecía que cada una de las luces era una gracia, y todas jun- 
tas en -su armónica disposición, las jerarquías angélicas que 
se cernían sobre él. 

Recordaba entonces el pueblo, cuando la noche invitaba 
á la meditación, todo lo que había visto y lo que había escu- 
chado. Miraba al Ángel del Señor cerca del aliar del Templo, 
con su incensario de oro, y con muchos inciensos que le die- 
ron, radiante con su aureola de gloria y de oración. Veía á 
Dios cubriéndolo con sus atas, y seguróse refugiaba bajo de 
ellas; oía el himno de toda la tierra que adoraba á Dios y ala- 
baba su nombre; veía que se disipaban todos los enemigos del 
Señor como humo en el ambiente. ... Y gozaba con estos 
santos recuerdos y piadosas visiones. La Consíigración era el 
centro de todas las ideas, de todos los sentimientos, de todas 
las conversaciones. Quien quisiera ponerse en contacto con 
todos, no necesitaba sino pensar enella. Atraía las miradas 
como el raudo cometa que hace poco voló por nuestro cielo, 
como un habitante de otro mundo. 

< La Consagración pasó; empero su efecto permanecerá 
mientras dure el santo Templo. l<a consagración, como Dios, 
nunca se acaba: como Él no puede tener repetición; á seme-' 
zanja de la vida eterna, dura lo que dura el sujeto. ¡Qué per- 
petuidad tan admirable; Podrá, lo que Dios no permita, ser 
violado el Santuario por la malicia humana; podrá, podrá des- 
truirse en alguna de sus partes por algún sacudimiento de la 
tierra, ó por un sacudimiento de los hombres, todavía más 
horrible; será necesario reconciliarlo alguna vez; pero no po- 
drá volverse á consagrar. La consagración, como el bautis- 
mo, sólo una vez se puede recibir, y una vez recibida no se 
pierde. 

La consagración es lo último de la santificación de las 
cosas. "Lo último. . . . También hay escala en la santidad de 
las cosas. Dios puso la jerarquía en todas partes: en las co 
ssa,''en los'hombres, en los espíritus angélicos. Solo Él no 
tiene jerarquía. 



— 319 — 

«Lo último 

«El día 21, Presentación de María Santísima en el Tem- 
plo, fué designado por el limo, y Rmo. Señor Arzobispo para 
solemnizar la Consagración del Santuario de Maria Santísima 
de San Juan. No podía escogerse un día más propio. Así co- 
mo niñita fué presentada por sus padres en el templo de Je- 
rusalém, hace cerca de dos mil años, así ahora se presenta 
en este Templo, que levantó á Dios en honor suyo la piedad 
de sus hijos, y que la misma religión consagró el 19 del 
corriente. Fué á santificar con sus virtudes aquel Templo: 
tendrá sus ojos y su corazón en éste todos los días, para escu- 
char las oraciones, y mirando á sus hijos, bendecirlos. 

• ¡Dígnate, dulcísima Virgen, habitar en tu Santuario, co- 
mo habitaste en el templo de la ciudad de Dios, mansión de 
paz! 

«Desde las Vísperas fué grande la solemnidad, como lo 
demandábala magnificencia de un acontecimiento tan glorio- 
so. Los maitines no fueron menos solemnes y animados. 
Él Capellán Mayor del Santuario, á cuyos esfuerzos y solici- 
tud se debe la Consagración del Santuario, algunos párrocos 
V más de tniinta sacerdotes, domiciliarios y extraños, llena- 
Iban la elegante sillería del presbiterio, mientras el pueblo 
invadía gozoso la amplísima extensión del Templo. ¡Qué 
bien resonaban entonces las alabanzas del Señor! La perfec- 
ción con que la capilla ejecutó el canto y música de esta 
solemnidad, parecía consagrada también. El prisma de la 
consagración descompone todos los resplandores en miste- 
riosos y bellísimos rayos. A la luz de centenares de focos 
que artísticamente iluminaban el Santuario, eran dignos de 
verse aquellos venerables sacerdotes y aquel pueblo piadoso 
y enardecido, en aquel templo recientemente consagrado, 
donde están fácil ser piadoso. En otras partes se necesita 
un esfuerzo para santificarse; aquí es necesario para no ha- 
cerse santo, hi voluntariamente se pensaba en el cielo, y 
los suspiros por esa patria se escapaban de todos los pechos 
humanos Así es el culto. Darlo es vivir. El corazón de 
los impíos está atrofiado. En las solemnidades, vuela el al- 
ma, cautiva otras veces. Bien sabe, tiránica \a impiedad, lo 



— 320 — 

que hace el cautivarlo. El exterior del templo estaba profu- 
samente iluminado, y parecía que sus brillantes luces eran 
más que los resplandores de la fiesta, los suspiros de las al- 
mas que él estaba abrigando; tenía un manto de gloria, una 
de esas aureolas con que la idealidad envuelve sus aspira- 
ciones. 

*EI día 21 la solemnidad tocaba k lo último. 

«El limo y Rmo. Sr. Arzobispo de Guadalajara iba á ofi- 
ciar en la función. La misa pontifical, tan majestuosa y gra- 
ve, iba á celebrarse en el Santuario secular, solemni^aniio 
su Consagración. El grave y hermosísimo Santuario, rica y 
elegantemente adornado, se presentaba con todos sus ata- 
víos, como joven esposa en el día de sus bodas. No dejaba 
nada qué desear. Su santa Imagen á manera de un sol res- 
plandecía en el trono, circundada de una aureola de luces; 
su ambiente perfumado, sus ricos y hermosísimos adornos. 
sus Pontffices, su numeroso Clero y su gran pueblo se corres- 
pondía con gratísima armonía. Se celebró el Divino Sacri- 
ficio con efusión de admirable ternura, fomentada y guarda- 
da en las almas por una orquesta magnífica y un canto expre- 
sivo y sentimental. 

• Él limo. Sr. Obispo de León, Dr. D. Tomás Barón y Mora- 
les, ocupó la cátedra del Espiritn Santo. Seria inútil deciren 
sustancia su instructiva y patética oración, si han de 
verla íntegra mis lectores; pero no lo es, decir que produ- 
jo admirables efectos y que el pueblo le escuchó conmovido. 
Su elocuente discurso; que admirarán cuantos lo leyeren, es 
digno de la solemnidad, del ilustre orador y del pueblo que 
tanto lo admiró. 

• Concluida la misa, el venerable, el anciano, el grande 
Arzobispo de Guadalajara, el Apóstol de la niñez y el Rege- 
nerador del porvenir, alabó conmovido el nombre del Señor, 
y teniendo su báculo en la mano, hecha tres veces sobre el 
pueblo la señal de la cruz, lo bendijo con ternura y con sen- 
timiento inexplicable. El Prelado y e! pueblo se entendían; 
la santa unidad que los liga y especialmente los ligaba en 
aquella hora solemne y singular, llevaba de uno á otro las 
Ofíflas del sentimiento: sus almas estaban á nivel, El pueblo 



— 321- 



bentleda ala vez, deseándole muchos años de felicidad. 

• Aquello era una despedida, 

« Lo restante del día fué también una fiesta religiosa f 
hpúblic?. Lassoml)rafl de la noclie volvieron á disiparse con 
las brillantes luces del Santuario, que como almas ávidas de 
la eternidad iban al cielo. 

I Es sabido que la consagraciún del Templo tiene octava 
solemne. Se celebra debidamente con la piedad y devoción 
ciue no sólo caracteriza á los líeles de esta ciudad, sino que 
era de desearse en tan grandiosos días. 

«Durante la octava, San Juan, que con tanto placer había 
recibido á sus ilustres huéspedes, los vio partir nuevamente. 
I^rimero el limo. Sr. Barón y después el limo. Sr. Loza, que 
lo acompañó hasta la estación donde lo había recibido, se 
retiraron dejándole imperecederos recuerdos de santa grati- 
tud. Cuenten esos ilustres Prelados Mexicanos con memoria 

inmortal en muchas almas. Triste San Juan los vio partir 

¡Ojalá no saa la última vez que tenga la felicidad de recibir- 
tos!. 

fEl dia 25 ss volvieron á soiemniznr l.is vísperas y los 
toaitines como en la Tiesta principal. Interior y exterior- 
Diente iluminado el Templo, y con grande concurso de ta 
piadosa multitud, tuvieron lugar las solemnidades. El 26 se 
Iiizo la función de la octava, devotamente celebrada por el 
pueblo y muy bien ejecutada por la orquesta del Santuario. 
Predicó en ella casi una hora el Sr. Cura ür. D. Ignacio Díaz, 
cuyo discurso se puede ver después de este artículo. Al predi- 
cador lo edilicó el sentimiento y la piedad del pueblo. 

«Con esto y con la sulenmidad de la tarde concluyó la 
primera octava déla Consagración del Santuario de Santa 
María de San Juan. 

«Este conjunto de fiestas deja en las almas una esleía 
luminosa que no se apagará, y un recuerdo dulcísimo que 
traerán á su memoria después de muchos años, para gustar- 
lo siempre con nuevo placer. 

• La Consagración del Santuario es un grande hecho de 
la Historia Eclesiástica de San Juan, de Guadalajara y de 
JUéxico. Grande por sus trascendencias incalculables, y por- 




lo 

I " 



— 322- 

que dígnamonle celebrada es un lestiinonío ínconíeslahle 
de que aquí no es la piedad un puro nombre. Un grande 
hecho! 

«¿Qué importa que algunos no lo crean? í^os algnno» 
8on muy pocos, y ningunos en parangón con todo un pueblo, 
luipotenle su ¡ncredulidad, no pende de eKa la grandeza. 

• Un hecho. 

• Estaba en lo papado como en sus causas; estará en el 
por\'enÍr en íub grandes efectos, como eslá en el presente 
en su majestuosa realidad. 

• &s un hecho! 

• Por lo mismo, incontetitalile, 

• Yo quisiera mirarlo con la mirada iluminadora délos 
poetas, para poder pintarlo con el pir.cei de Chateaubriand, 
de Lamartin(T, de Walyli; quií-iera rereririo con )a sencillez 
encantadora de Cervantr-s, de Mariana, de SoÜs; quisiera. . , 
¡Qué no quisiera, ai he tenido tanto entusiasmo en la parte 
que me ha cabido de esta solemnidad! 

• f^ara admirarla no se necesita sino veda. 

• Yo admiro su grandeza » 

Aquí concluye la feü^: narración de ese suceso cuhninan- 
te como ninguno en los anales de la Basílica de Nuestra 
Señora de San Juan: la maestría, galanura y profundidad con 
que tal narración fué trabajada, excusa ponerle cualquier ' 
aditamento, ni aun á titulo de detalle, que por lo demás 
resultarla poco importante junto á los actos excelsos que \íu 
misma reliere. 

Además de la parte principal que en hecho tan seña— i 
lado tuvo el Capellán Mayor Sr. Presb. I). Isidoro Hodriyuez» 
á su devoción por ei culto de la Santísima Virgen se le debi(3fl 
que se instituyera en el mismo gran templo sanjuanense 
la práctica de celebrar el poético Mís de María cada año, 
d^de el referido de 1 884 {*); así como á su celo por ta educa- 
ción pública hay que atribuírsele la solidez y el auge qyg 

(*) Tengo á la vista dos opúsculos eu que respectivamente por 
los Sres. D. Teodoro A. Tostado y Prof. D. J. Süverio de Anda se 
resetló la celebración del Mes de María en el Santuario, los años de 




— 323 — 

adquirió la Escuela de Nuestra Péñora de San Juan, instiliilo 
^e enseñanza primaria para niños, mandado fundar por el 
$ran propagandista de la instrucción católica de la niüez 
jalisciení*, limo, y líino. Sr. Arzobispo Loza; y Iacuales<;ue- 
la, — ahierla al servicio á que e-stá destinada, en la rasa que 
Tué del tarnoío P. O. José Manuel Flores, el 1 = de enero 
<]e 1887, — hasido provecliosísiina. 

Aparte de esto, el mencionado Sr. Hodrf^me;! proveyó 
«le campanas de bellas y sonoras voces la iglosia que estaba 
á su cargo, dealj^oinos otros muebles útilea. y del pavimen- 
to de madera que faltal)a en algunas de las dependencias 
<]el tiiismo lugar santo. 

Condigno premio de esla sucesión d2 imporlanles servi- 
cios, vino á ser el llamamiento ijue de su autor hizo el V. 
fCabildo de la Catedral de Guadalajara, designándole una de 
BUS prebenda?; y á consecuencia de tan merecido ascenso, 
lenlró, en 8 de agosto de 1892, á ocupar la vacante Capellanía 
l^Iavor el Sr. Presb. D. Gonzalo Órnelas. 
I Ko podria haber sido más acertado esle nombramiento: 

1^1 Sr. Órnelas nació en San Juan; creció á la soTiibra del 
■nagnifico templo de la Virgen del misino Ululo; fué alumno 
idel pequeño Seminario que e.xistii en aquella población, y 
*uvo por maestro allí á su inmediato antecesor en la Cape- 
llanía referida: ¿quién romo ese sacerdote hubiera reunido 
tantas condiciones Tavorablcs al ensanche de Ufi culto que le 
\enia á él por atavismo y que estaba enardecido en su alma 
|>or la educación? 

Los hechos correspondieron con exartilud á tales ante- 
icedentes: el actual Capellán Mayor ha introducido en el San- 
ituario la celebración de los actos religiosos respectivamente 
■tie oración y acción de gracias á la Divina Providencia el dia 
1 * de cadi mt!s y el dia último del año; ha decorado el 
fteinplo suntuosamente, debiendo con este motivo mencio- 
narse las bellas pechinas que ejecutó, representando los cua- 
tro Evangelistas, el correcto pincel del Maestro D. Felipe 
■ Castro; ha provisto de elegantes canceles las puertas del 
.Santuario, y aumentó la galería de retratos de los Prelados 
beneméritos de aquel lugar santo, con lo:^ de los dos últimos 



-324 — 

insignes Metropolitanos de Guadalajara. preciosas obras d 
arte que trabajó con esmero v tálenlo el S. D. José Vi/,carra,| 
muy sobresaliente discípulo del mismo Maestro Castro. 

El augusto rerítito que contiene la maravillosa Imagen 11 
de la Santísima Señora de San Juan continúa hoy á cargo u 
del Sr. Presb. Órnelas. Él es ahora, por lo tanto, el animo- n 
so procurador titulado de la devoción á Nuestra Señora de ] 
San Juan, tan popular en uiia gran parte del territorio mexi-^ 
cano. {*) (.**) 



(*j El autor de esta obra aprovecha ía pfesenfe oportunidad para 
darles en público las más rendidas gracias así al Sr. Cura Dr. D, 
Benito Pardiñas como al Sr. Capellán Mayor D. Gonzalo Onielas, J 
por las finas é incontables atenciones que le prodigaron el año próxi- 
mo pasado, cuando fué á tomar datos para escribir este lite'o. 

La acogida y la hospitalidad qus recitáó fué tan sincera como 
espléndida. 

(**) Documentos del Archivo de la 8. Mitra y libros de la Secre- 
taría del mismo Gobierno Eclesilstico. — Artículo "Basílicas Cristia- 
nas." por el P. José Gomar, en el "Diccionario de Ciencias Eclesiás- 
ticas" de Perujo y Pérez Angiilo.,— "Kl ig de Noviembre de 1884 y 
eí Santuario de N. Sra. de San Juan." 



»*• «.•••, I»».»»».*»%», •«*%a#««««H«#««a«*»«^«««*%««^«««*«««%^"*««"««#**««««a« 



IX. 



I/OS ÚLTIMOS VOTOS DEL VECINDARIO DE SaN JUAN. 



Los habitantes de aquella religiosa ciudad jalisciense 
que lodo lo debe á la fama de la milagrosa Imagen de que 
^s afortunada poseedora, se afanan por pagarle los beneficios 
^^ que le son deudores á la Santísima Virgen su patrona, 
^'"^bajando con ahinco en el acrecimiento de ese culto. 

Los últimos esfuerzos que en tal sentido los ocupan, 

^^fiérense á la consecusión de dos grandes objetos que ceden 

^^o y otro á la mayor gloria de la Inmaculada Virgen repre- 

^^^tada en la venerada Imagen de Nuestra Señora de San 

^^^. Cuáles sean esos grandes objetos se manifiesta en la 

^^y bien fundada solicitud que en seguida se reproduce y 

^^^ de por sí es un monumento expresivo de la gratitud y 

- * ^mor que le profesa el pueblo sanjuanense á su excelso y 

^Umatúrgico paladión: 

«Ilmo. V Rmo. Señor: 

«El clero y los fieles de esta parroquia, llenos deconfian- 
^íl y con el grande respeto con que siempre nos hemos arer- 
rado á esa Sagrada Mitra, en 21 de septiembre de 1900 
^levamos un ocurso al limo, y l^mo. Sr. Arzobispo D. Ja- 
cinto López, de buena memoria, suplicándole con todo en- 
carecimiento, tuviera la dignación de solicitar ante la Santa 
Sede que la Milagrosa Imagen de la Purísima Madre del 
Excelso, que se venera en el Santuario de esta ciudad, fuera 



— 326 — 

coronada ritualinente con corona de oro, así como que ^u 
muy célebre templo, erigido hace sesenta y seis anos ^n 
Basílica ad indar lateranensis por la Santidad riel Sr. Greg' o- 
rio XVÍ, y consagrado por la devoción del limo, y Rmo. &=5r. 
Arzobispo D. Pedro Loza, de grata memoria, fuera erigi^do 
en Colegiata. 

tLa respuesta que se nos dio entonces fué tan consol da- 
dora, que se avivaron nuestros deseos á tal grado que, a- li- 
tes de dos meses de haber tomado posesión V. S. llhna. y 
Hma. de esta Arquidiócesis, nos acercamos á su njuy resp» e- 
lable persona reiterando nuestra súplica, alentados á la v ^z 
I)or la convicción que tenemos de que, no menos que aqc» e- 
llos venerables Prelados, profiva particular devoción á la 
Virgen Santísima y por ende que sj eiup^fía y se goza ^n 
promover el auge de su culto. 

«Y en verdad (jue no nos hemos equivocado: la t-sn 
afectuosa y pronta rospuesla que V. S. l!ma. y Rma. se dig-xió 
darnos, es una prueba mis que chira de lo bien fundada cié 
aquella nuestra convicción; y húmenos confirmado en nues- 
tia creencia de que no eslá muy lejos el día en que veremos 
realizadas nuestras esperanzas y satisfechos nuestros indicia- 
dos deseos. Por esto, hoy por tercera vez nos acercamos? ¿* 
esa Sagrada Mitra, y besando respetuosamente el pastoría' 
de V. S. lima, y Rma., nos permitimos repetir nuestra liU.- 
milde solicitud. 

«Pero, por más acentuado que sea el ahinco de Y. ^- 
lima, y Rma. en procurar las glorias marianas, á no dudarl<^ 
siempre se ajustará á las prescripciones de la Iglesia. 

«Por tanto, cre;nnos que es de nuestro deber como petí- 
cionario?, mauifesíarle q'ie, en nuestro humilde concepto, — 
el cual pronta v at (fritamente sujetamos á su muy ilustrado 
y prudente juicio, — concurren en nuestra solicitud las condi- 
ciones que con tanta sal)iduría exige la Iglesia, según hemos 
l)odi(lo observar, para conceder la gracia de que sea corona- 
da alguna imagen con toda la pompa y esplendor ritual, así 
como para la erección de algún templo en Colegiata. 



327 






tLa Virgen Santísima de San Juan es r/lebrepor razón 
de su antigüedad. 

« La Imagen, — facúltesenos para hablar con más precisión, 
por creer que de esa manera conseguiremos más fácilmente 
nuestro intento, — la escultura de la venerada Imagen Sanjua- 
nease, objeto de la particular y conslanlc devoción de miles 
Y miles de cristianos, y á la cual siempre confiados invoca- 
mos en todas nuestras tribulaciones, dolores y angustias, y 
¿quien rendimos especialmente muy solemnes cultos el día 
8 de cada diciembre, glorificando su Concepción himacula* 
da, por ser este el título, diremos mejor, la devociíin con 
que mediante episcopal mandato tantos años há viene dig- 
íiándose atiaer los ccra/xiies, según sus amartelados é inte- 
'¡gentes historiadores y entre ellos el muy perspicaz biógrafo 
'íornbrado por V. S. lima, y Rma. mismo i)ara que escribie- 
^^ la Historia de tan Portentcsa Imagen, Sr. 1). Alberto San- 
^oscov, le dan una existencia de más de trescientos años. 



« 
^ * ^ 



* Celebridad pror/'nida de Jo anfiyno de su culto. 

- «Y esa secular devoción está caracterizada por unadevo* 

,^ Celebridad siempre en aumento, como lo atestigua el fer- 

5^,^^oso amor con que constantemente, desde á mediados del 

\*^lo XVII se viene invocando á la Vrrgen Purísima de San 

^an, atraídas las muchedumbres por la fama de los mila- 



^ 'Os múltiples y centuplicados fcivores con que se digna 
^correr cuantos de corazón recurren á Ella. 



^ * 



• La Virgen Purísima dr San Juan es rrlehre porque la 
devoción que se le tiene es popular. 

«Éntrelos miles de fieles que concurren á visitarla, en- 
t:iuén transe familias enteras: muchos vienen de lejanas tierras 



, —328- 



y en forniíi de peregrinación; y un gran número de ellos vie- 
nen á pié desde sus casas, bien sea en cumplimiento de algu- 
na promesa, ó por sus circunstancias precarias, esforzándo- 
se todos en ofrecerle algún donativo, ya sea pecun'ario ó 
bien exvolos de plata, ó cera de más ó menos estimación. 

• Nada extraordinario es ver á muchos de los mencio- 
nados concurrentes de uno y otro sexo, ingresar de rodillas 
al Santuario, comenzando tan fatigo ro modo de andar desde 
las primeras casas de la población, sin significarles nada, ni 
lo largo de la travesía, ni Ih dureza del empedrado, ni el do- 
loroso arrollamiento de la piel que casi siempre les sobre- 
viene. 

«Igualmente no nos llama la atención ver que no pocas 
señoras se exponen al camino, sobreponiéndose á lo largo 
de él y á las incomodidades maternales, á fin de venir á visi- 
tar á la Virgen Purísima de San Juan, pidiéndole graciiis para 
ellas y para sus infantes recién nacido^. 

< Y como esta ciudad no pueJe ofr-ícer alojamiento á 
tantos peregrinos, y aunque pudiera, muchísimos de ellos no 
podrían proporcionárselo á causa de la escasez dí5 sus re- 
cursos ¿qué hacer? duermon en las calles sin preocuparlos 
el peligro de enfermarse ni aun de perder la vida, como no 
es extraño que suceda á causa de la friaid id del empedrado 
y de los pocos abrigos con que bacen resistencia á los rigo- 
res del invierno. 



4 Vigorizas • con otros considerandos la Cflebridad í-p María 
Santísima de San Juan, provenida de la popularidad de su 
culto. 

f Si ta devota celebridad que ha alcanzado la Virgen 
Purísima de San Juan no pasara de los habitantes de las 
poblaciones circunvecinas, y si las referidiis manifestaciones 
piadosas hubieran principiado pocos años antes, no hubié- 
ramos hecho mención de ellas; mas por favor del cielo nos 
es dado as egumr á V. S. lima, y lima, que tal celebridady 
dichas manifestaciones se remontan respectivamente á los 



- 329 - 

fílglos XVll y XVIll. Y no seremos nosotros, que sea el Sr, 
Br. D. Nicolás Arévalo, Vicario en aquel entonces del San- 
tuario de Nuestra Señora, quien citado por .el R. P. Fran- 
<'i?co de Florencia, lustre y honor de la Compañía de. Jesús, 
liisloriador celebérrimo de las principales Imágenes de Nues- 
tra Señora que se veneran en nuestra República, cuya fama 
clura y durará siempre en cuantos ba»t leido sus escritos, que 
í*oa, decimos, quien hable en pro de nuestra aseveración: 
«Vienen de México, de í^uebla, de San Luis, de Zacatecas, 
«de Guanajuato, do Guadalnjara, de Sombrerete ele. v de 
«todas las más partes de Nueva Kspaña y Galicia, sin que los 
«traiga otro n^otivo más que la devoción de esta Sagrada 
«linagan, si.i reparar en lo incó:nDdo del lugar, y viniendo 
«muchos, muchas leguas á pié, y algunos descalzos, en tanla 
« cantidad y tan á tropas, que viéndolos bajar por las lomas 
« y cerros que rodean e.^to santo lugar, parece que se han 
'^ despoblado las ciudades." 

• Y que hable por nosotros sobre las aludidas demoslra- 
^•iones de devoción el Rachiller 1). iM^ancisco del Hío, Cape- 
llán del expresado Sanluaiio á mediados del siglo XVIIl: 
«Mas no es s<)lo cera lo que ofrecen los peregrinos á 
-• Nuestra Señora, sino también dones, cada uno según su po- 
«sibilidad, como alhajas de oro, otros de plata, otros mante- 
óles, otros palias, otros vestidos, cainisilas, otros dones que 
«ofrecen á la Santísima Señora, como tributo ó recompensa 
«de los muchos prodigios con que los ha favorecido en su.s 
«necesidades y trabajos.» 

«Siendo el pueblo tan peíjueñocomo es notorio, son 
« tantas las personas que concurren á celebiarla Concepción 
*de Nuestra Señora, (jue afirma dicho Capellán que pasarán 
«de ocho á diez mil kn (|ue no Cidnendo en las pocas casas 
«del lugar, se pueblan en el campo, y es tanta la devoción de 
«los que vienen á visitar á aquella milagrosííjima Imagen, ([ue 
«unos vienen á pié dcr^de sus tierras, oíros cuatro ó cinco le- 
«guas antes de llegar al Santuario, caminan á |)ié por devo- 
«ción y no por necesidad; otros, y es lo más común y ordi- 
«nario, una legua antes de llegar dejan sus cal)algaduras y aun 
«sus forlones, muchos llegan á pié al Santuario, otros exten- 




-330 — 



fdíéndose más los fervores de su devocidn, se descalzan por 
«no entrar calzados en aquella tierra santa; oíros con mita 
• edificación bajan de rodillas aquellas penosas cuestas, ven - 
tciendo la devoción á las quiebras de la tierra.» 

«Para acabar de exponer la grande celebridad mariano- 
sanjuanense, diremos que si debido al crecido número de 
fieles que durante tantos años há vienen á visitar á la Vir- 
gen Purisinia se construyó el actual Sanlnario, en la actua- 
lidad ni ese templo con todas sus grandes dimensiones es 
capaz de contener á todas las personas que concurren á las 
fiestas del H de Didernbre y ú la de la Purificación, toda vex 
que en cada una asciende dicho concurso á 50.000; y que 
durante el año no Iiay un día que no se vean en el Santuario 
procedentes de este ó de aquel lugar, siempre más ó menos 
lejanos, lo cual viene verificándose desde que era Capellán 
el Sr, del Uío. 



« Celebfi'I'ut de 1% Virt/en Purísima (le San Juan proveni- 
da de ios milagrosqw. Jui 'jbrado. 

• Por lo que liace á la celebridad provenida de la frecuen- 
cia de los milagros, nos contentamos con decir que princi- 
pia en el primer tercio del siglo XVII; que se cuentan por 
cientos y hasta por miles, según la alusión que hace de unos 
y el relato de otros el K. P. Rorencia; que de ese inconta- 
ble número de milagros ó prodigios obrados por Nuestru 
Señora de San Juan dice el Sr. lír. D. Francisco del Kio 
que: "si hubiera escritolo cree que sería menester muchas 
tresmas de papel; de muchos de los que es testigo ocular, 
«habiendo visto instantáneamente andar libres los tullidos, 

• salir sanos los cojos, con manos los mancos, con vista los 

• ciegos, asegurando que de estos casos se ven cada día en 

• dicho Santuario;" que ha sido tan pública la'fama de los 
mismos milagros que los limos. Sres. D. Francisco Verdín 
de Molina, D. Juan de Santiago León y Garabito y Dr. ü. 
Nicolás Gómez de Cervantes, dignísimos Prelados de Guada- 
¡ajara., deseosos de darles la autoridad que pueden los Sres. 




— 331— . 

Obispos por el Concilio de Trento (sección XXV, De invota- 
tione et veneratione 5. S. Beliq. et Imagin.) dispusieron se 
levantara información juramentada y en toda forma de de- 
recho acerca de tales milagros; que el Venerable Prelado 
Angelopolitano limo. Sr. Palafox y Mendoza se movicira á 
particular devoción á la venerable Imagen cuya coronación 
litúrgica venimos á solicitar, á causa de la publicidad de aque- 
líos milagros, al extremo de abrazarse de una Imagen de 
Nuestra Señora de San Juan, empeñadísimo en llevársela, 
como lo hizo, ai ir á tomar posesión de su Obispado de Osma; 
que diez y seis Prelados Guadalajarensos se dedicaran á fo- 
mentar el culto de Nuestra Señora de San Juan; que el limo, 
V Hmo. Sr. Obispo de León 1), José María de Jesús üíez de 
JSollano procurara dar tanto impulso á la fiesta de la Purifi- 
<'ación en este Santuario; que el R, [\ Fr, Alonso de Molina 
Ibrmara en lengua mexicana un reglamento para la velación 
<Iel Santísimo Sacramento en el templo primitivo de la vene- 
randa Imagen, (*) 

«Estos son los considerandos que podemos ofrecer á 
V. S. lllma. y Rma. conjo móviles para solicitar que Nuestra 
llurísima Sanjuanense sea coronada con corona de oro; y 
esperamos de su bcnigni(iad seremos facultados para expo- 
ner igualmente la (oncurrencia de condiciones que hay en el 
objeto de nuestro deseo para que el ya nombrado Santuario 
sea erigido en Colegiata, 

«El Elxmo. Cardenal Petra y el muy esclarecido canonis- 
ta Monaselli, varones amlx)s muy doctos y en gran manera 
versados en los arduos negocios de las Sagradas Congrega- 
donas, aseguran que sen ocho las condiciones que lian de 
concurrir en las solicitudes que se hagan pidiendo la gracia 
de la erección de un templo en Colegiata, puesto que con 
ellas se mueve el ánimo de la Santa Sede á otorgar aquella 
gracia, y en nuestro humilde concepto concurren todas, se- 
gún lo ignificamos antes. 



(*) Ese reglamento, según la rectificación que se ha servido comu- 
nicarme verhalmente el Sr. Cura Dr. Pardiñas, no es para la velación 
del Smo. Sacramento, como lo expresa el texto que se reproduce arri- 
ba, sino para la velación de la Santísima Virgen. (Nota de A, S.) 





• Circunsfnncim ó caracteres dhtinfivos que. cmivienen en 
la ciudad dfi San Juan de los Lagos dignas de notarse. 

* La ciutlad de San Juan, á causa de su situación geográ- 
lica, ha venido á ser desde los últimos años del siglo ante- 
pasado d centro de un gran comercio anual, nos referimos 
á la feria, pues los comerciantes de todos los puntos de la 
República han venido concurriendo á ella, viendo quo es el 
punto medio que loa separa. RsU causal fué la que tonii> 
en consideración el rey Carlos IV para conceder el estable- 
ciiniento de la aludida fiesta con carácter de feria perpetua. 

• Esla feria ha producido opimos frutos á la población, 
debiéndose á ella la existencia de su bueno y decente parián, 
su graciosa plaza de armas y de sus no pocos sólidos y levan- 
tados editicios que aienta qnire su caserío en que habitan 
sus 5,000 vecinoF. Y también esta población ha sido prote- 
gida por el Gobierno del Estado. Siempre se ha esmerado en 
enviarle pundonorosos, ilustrados y dignos fiincionarios. La 
elevó á la categoría de ciudad por decreto de ¡JO octubre de 
1869. ElSr. General Gobernador O.Ramón Cor-^na se empe- 
ñó por introducir entre nosotros el plantío de la morera, á fin' 
de proporcionamos la industria de la sericicultura, y por unirl 
nos con la estación de Santa María mediante un ramal de vía 
férrea. El Sr. Gobernador Lie. Gral. D. fjjis C. Curiel la ha.' 
protegido lanío, que debido á su decidida protección cuenta 
San Juan de los l^agos con dos edificios públicos de gran 
mérito, que le dan mucho realce. 

• Esta ciudad se halla situada á 167 kilómetros 500 me- 
tros al N. E. de la capital del Estado, distancia corta en 
verdad puesto que, ya sea que pase el tren á 4 kitómelros; 
de esta población ó á una distancia de 21 , según se proyectaJ^ 
cuya ejecución de paso sea dicho, en cualquier sentido no 
ha de tardar mucho tiempo, porque ya está en ello la Empre- 
sa del Central Mexicano, la travesía de aquí á Guadalajarff" 
se hará en menos de cinco horas, resultando de aqui que 
se hará mucho más sensible la actividad en el arreglo de los 



— 333 — 

negocios. Y hacemos notar esta circunstancia única y 
exclusivamente para vigorizar la condición que venimos 
aplicando á nuestra solicitud, no porque creamos que asalte 
á V. S. lima, y Rma, el temor de que tal erección ofreciera 
en algún tiempo alguna dificultad, toda vez que á su muy 
ilustrado juicio no se escapa que esta emergencia, caso quí3 
sobreviniera, sería remota, y que por lo tanto no la tomarla 
en cuenta, apoyándose, no lo dudamos, dados sus grandes 
conocimientos canónicos, en que el inmortal Sr. Benedicto 
XIV, hablando de las fundaciones en su Sínodo Diocesano, 
escribió con aquella convicción que emanaba de sus vastísi- 
mos y profundos conocimientos en la jurisprudencia canóni- 
ca y la extraordinaria pericia para tratar y resolver los nego- 
cios eclesiásticos hasta en sus menores detalles, que para .su 
establecimiento no so toma en consideración lo que varias 
Veces sucede, aduciendo para confirmar su aserto dos ejem- 
plos que á toda luz manifiestan con cuanta sabiduría establece 
tal doctrina. 

tPara concluir este punto, haremos presente á V. S. 
lima, y Rma. que esta población cuenta con cinco iglesias, 
Vin hospital y tres edificios municipales que le dan no poco 
realce por la decencia y lo apropiado al objeto de su destino. 
Su clima es ordinariamente templado, cualidad muy estima- 
ble por cierto; y que está rodeada de poblaciones de alguna 
importancia, como son: Lagos de Moreno, Unión de San 
Antonio, San Miguel el Alto, Jalostolillán, Teocalticlie y 
Encarnación de Díaz. 



•iV 



^v 



€jLa ciudad de San Juan cuenta, con un nunírrofto cirro. 
Sus habitantes se distinr/uen por su catolicidad; se cuentan m 
crecido número y todos son sumisos. 

€ El clero que resido en esta población es numeroso. 
Puesto que se compone de 17 eclesiásticos; de los cuales 10 
^stán consagrados al servicio del Santuario. Los habitan- 
tes ascienden á 5.000: todos ellos son de rectos y arraigados 
principios cristianos, de carácter dócil sumiso y obediente 



— 334 — 

á las autoridades eclesiásticas y civiles, amantes de la paz, 
como le consta á esa Sagrada Mitra, y en la órbita de sus 
atribuciones también le consta al gobierno civil. 



4c 



■í- 



A 



€ Los habitantes de San Juan son amantes de las letras y 
de la cultura actuaL 

tPor la gran mi ¡sericordia del Señor, no se descuida entre 
nosotros el cultivo de las letras. A esto se debe que la mayor 
parte de la sociedad sanjuanense esté formada por personas 
ilustradas y de recto criterio; que en esta ciudad haya ocho 
escuelas de instrucción primaria, y que se cultive con empeño \;^ 
el arte musical; que hayamos suplicado á V. S. lima, y Rma 
se dignara restablecer el Colegio menor que por varios años \^ 
existió en esta ciudad, en el cual se impartían los conoci- 
mientos de la escuela preparatoria y del cual tanto la Iglesia^ 
como el Estado recogieron opimos frutos y no en escaso nú- 
mero. (*) Yni tampoco se descuidan las artes y la industria, 
sí se cultivan con más ó menos actividad, obteniéndose bue 
nos resultados, como lo demuestran los notables trabajos d 
carpintería, ejecutados por nuestros conterráneos en lacapi 
tal de la República y del Estado. 

«Al comercio se le da el mayor impulso po.sible, com 
claramente lo significa la línea telefónica que se ha establecí 
do entre esta ciudad y la estación de Santa María. Y que tal 
impulso está produciendo el objeto apetecido, lo demuestr 
el movimiento pecuniario que mensualmente hay en esta- — ^ 
ciudad en giros postales, producido por los pagos e efecto 
que se expenden en esta plaza, el cual asciende á 30.000 




y. 



« Capacidad, vdrudura y ornamentación del Santuan^^ 
« !^l Santuario de nuestra muy querida Virgen Purísim 



(*) Kl expresado Colegio acaba de ser restablecido por mandat^^^ 
del limo. V Rino. Sr. Ortiz. Su reapertura tuvo lugar en octLi- 
hre de este presente año de 1903; y está dirigido por el Sr. Presb. O- 
Alejandro Navarro. (Nota de ^.^.^ 



— 335 — 

se evanla majestuoso é imponente sobre una amplia super- 
ficie que fornfia un espacioso atrio, cuyo nivel se eleva á dos 
metros cincuenta y dos centímetros sobre la plaza principal; 
tiene la particularidad d3 que su diseño y sus medidas se 
tomaron del templo de San Francisco de convento grandí* 
de México Así su figura es la de una cruz latina. Su longitud 
desde la puerta principal basta el pié del altar mayor es de 
08 metros, su latitud de 13 metros íí centímetros, v su 

m 

profundidad la designan 2í metros. El interior es de orden 
dórico, exceptuando el altar mayor y los altares de los cruce- 
ros, porque en aquel está ejecutado el orden corintio y en 
éstos el jónico. Además de estar no poco embellecido por 
sujetarse á las reglas del arte, es notal)lemente suntuoso por 
ostar adornado con el 0:0, el estuco, las pinturas y el pavi- 
ítiento de madera fina, esquisitamenle tral)ajado. 

« Acerca de su solidez y exterior, nos contt^ntaremos con 
^ecir que está perfecta y esmeradamente trabajado, que su 
^Iructura arquitectónica corresponde á su belleza interior, y 
^üe en su construcción se aplicaron todas las reglas del arle; 
MUcá la magnificencia artística del (exterior corresponde nota- 
blemente la elevación de sus esbeltas torres, provistas de 13 
Sonoras campanas de considerable peso; que es(i templo con 
^Us 25 metros de altura sus torres, y todo su conjunto que da 
Una elevación de 60 metros 52 centímetros sobre la plaza 
Principal, está pregonando la fe con (jue se mira á nuestra 
itiuY querida Imagen taumaturga y la acendrada devoción ron 
ciue se le invoca y lo pronta (|ue está para atender á todas las 
necesidades que se le exponen. Además, el templo de qu(' 
venimos hablando tiene una amplia y eloganlo sacristía, cuya 
construcción se conforma con el orden dcírico; las piezas niMo- 
sarias para la guarda de los objetos (|ue ann(|uo destinados al 
^ullo son de segundo orden, y una magnllica casa babitacituí 
de tres pisos, adyacente al mismo edificio. 

• Abundancia, preciosidná // yi<¡nr::ti dr nrnumrnfo.'i // m-ibi- 
•Á la riqueza artística qne posee este Santuario uno la 



336 - 



abundancia, variedad y notable riqueza de sus ornamentos, 
vasos sagrados, sillería coral y mobiliario, en tales condicio- 
nes que podemos sostc^ner sis traspasar los límites de la v^^r- 
dad, que esa riqueza es equiparable con la riqu3za que en (^ ^^ 
sentido ostenta la Catedral de Guadalajara. 






€ Dotación conveniente para las canongías y sxis distrit^U' 
cioncH. 

€ Acerca de la dotación conveniente para las canongía^^= Y 
sus distribuciones, nos concretaremos á manifestar que, ^n 
nuestro humilde juicio, esta condición se satisface sin diflc^BJl- 
tad alguna, apoyándonos, en primer lugar, en que fundac^Ba- 
mente nos consta qu"i así lo entiend.^ esa Sagrada Mitra; en 
segundo lugar por ser testigos oculares de los cuantio^^os 
donativos que se ofrecen al Santuario en las fiestas anua_ les 
del 8 de Diciembre y 2 de Febrero, oblaciones que con sii 
aumento cada día m:ts sensible y con su duración de más do 
una centuria, por lo que hac^ á la solemnidad de la Purísii xw, 
nos ofrecen una certidumbre moral de que no llegarán á <^'í/- 
tar, tanto más cuanto que son el fruto de la devoción siem"pre 
creciente á la Virgen Santísima de San Juan, y que ya la x^^. 
ha consolidado sus dominios en nuestra Repilblica. Parece- 
nos, nue.s, que no existiendo, por el favor divino, la posibi/í- 
dad pi'óxim:! do que queden incongruos los susodichos bene- 
iicio.-?, podemos también aplicar á este pimto lo que el sa- 
pientísimo Señor Honediclo XIV escribió en su Sínodo Dioce- 
sano so])ro las fundaciones. «Kl derecio no toma en cuenta 
lo (|ue raramente acontece: de lo contrario también habria 
(pie lomar (mi consideración el peligro de una guerra, la con- 
tingencia déla fuerte avenida de un rio y otias adversidades 
soinejantes á que están sujetos los predios asignados en pa- 
trimonio. 



y. 



Saiisfacc (í las condiviones de la fundación. 
Ihiremos pimVo ovw'^o de las condiciones que suelea 



\ 



— 337 — 

ponerse al solicitar la erección, porque el solo hecho de peti- 
cionarios no nos da derecho para intervenir en su estableci- 
miento; y aunque algún derecho nos asistiese, gustosísimos 
aceptaríamos las condiciones que nos propusiera V. S. lima. 
V Rma. Y cuando nos expresamos así, de paso diremos, que 
al ser oida nuestra súplica, no se lesionarán ningunos dere- 
€"hos ágenos, ni se seguirá perjuicio á persona alguna. 

«Fiados en Dios Nuestro Señor, que gusta tanto de ver 
ensalzada á la Virgen Santísima, y de que to'los los hombres 
la glorifiquen en su Concepción Inmaculada, esperamos que 
erigiéndose este Santuario en Colegiata, se aumentará el cul- 
to de María Santísima; en seguida, viendo que la Santa Sede 
dio al niagniíico Templo Guadalupano un Cabildo precisamen- 
te á fin de consultar al esplendor del culto flivino, con lo 
cual se ha aumentado en gran manera la piedad y devoción 
del pueblo mexicano á la Virgen Sanlí.^ima de Guadalupe, co- 
mo lo asegura la misma Silla Apostólica, parécenos que de un 
modo semejante crecerá la dovoción qu(r, como hemos mani- 
festado ya, gran parte de la Hep'ibüca lien.í á la Virgen Santí- 
sima de San Juan. 

* Firme creencia d qne nue^^fro difjHísimo Prelado apro- 
bará nuestra solicitml // que por lú ¡nishi') se ele carda d la Santa 
Sede las preces correspondientes. 

€ Pasaremos á ocupamos de la octava condición; ¿pero 
para qué hablar de ella cuando el hecho de haber dispuesto 
espontáneamente V. S. lima, y Rma. que se h ciera una his- 
toria de María Santísima de San Juan, nos da amplia margen 
hasta para asegurar que aprobará con aplauso nuestros de- 
Bees y que secundará nuestro ideal con su casi decisiva in- 
fluencia? ¿Para qué hablar de ella cuando la resolución que 
ha tomado de restablecer el Colegio menor que antes había 
en esta ciudad, nos significa cuánto se interesa por nuestro 
engrandecimiento religioso y moral? ¿Para qué ()cuj)arnos 
de tal condición, cuando sabemos que V. S. lima, y Hma. 
*iene grande celo por la honra do Dios, por la glorificación 

43 




!eTa Virgen Madre y por la salvación de las almas? SfT 
pasaremos por alto, puesto que V. S. lima. y. Rma. perfec- 
lamonLe sabe que promover el culto de la Madre de Dios 
es prepararse un trono en la reliz eternidad; que la promo- 
ción del engrandecimiento de María Santísima constituye la 
esperanza de los redimidos; que el culto mariano es un ele- 
mento de regeneración para la actual sociedad, que la devo- 
ción á María, además de ser una señal de predestinación, es 
una imperiosa necesidad de los tiempos actuales; que el culto 
de Maria Santísima es más necesario hoy para que se sosten- 
ga el CrisLianismo. 



Con la Coronacííín de la Virgen Purísima de San Juan^ 
y eri¡iido su Santuario en Col&jiata, se unirán nuís los fieles á 
la Santa Sede. 

• Una palabra más para concluir: V. S. lima, y Rma. 
está sobremanera convencido de la necesidad que hay en la 
actualidad de que lodos ios cristianos estemos estrechamente 
unidos á la Cátedra de San Pedro, así como de los vehemen- 
tes deseos que en este sentido se abrigan en el corazón del 
egregio León Xlll: pues bien, tenemos para nosotros que coro- 
nada la Virgen Santísima de San Juan, y erigiendo su San- 
tuario en Colegiata, se atenderá á aquella necesidad y se 
secundarán tos deseos pontilicios, porque viendo al primer 
Jerarca de la Iglesia Universal que por conduelo de su repre- 
sentante ciñe, en medio del esplendor ritual, con corona de 
oro las purísimas sienes de nuestra divina Protectora, y que 
usando de la suprema potestad que ejerce sobre la tierra eri- 
ge su Santuario en Colegiata, del corazón de cada uno de los 
millares de devotos de la Purísima Sanjuanense brotará un 
himno de amor y de bendición al Vicario de Jesucristo. El 
nobilísimo sentimiento de la graLilud, vigorizado por la gra- 
cia, germinará sentimientos de adhesión á la Santa Sede 
Apostólica, viéndola con más claridad como el foco de donde 
parlen los esplendores de las verdades ciertamente revela- 3 
das, y el centro á donde deben convergir las voluntades paraM 



! 



— 339 — 

ser verdaderos discípulos de Cristo; y ese mismo senlimien- 
to sin duda alguna impulsará á millares de corazones á hacer 
oraciones por el Romano Pontífice. Porque ¿quién al recor- 
dar los solemnísimos actos en que sea coronada nuestra ve- 
neranda Imagen, erigida en Colegiata su Basílica y al ver un 
■respetable cuerpo capitular consagrado á glorificarla y cantar 
^us alabanzas, no elevará al cielo fervientes plegarias por el 
I^adre común de los fieles, toda vez que aquellos actos que- 
darán vinculados de tal manera con la Cátedra de San I^e- 
^ro, que al hacer recuerdo de ella vendrá también á la ine- 
moria la benignidad de la Sania Sede que se digna interpo- 
ner su poder supremo para que crezca el cullo v devoción 
á María Santísima de San Juan? 

«Por tanto, limo, y Hmo. Señor, excitando de nuevo su 
Reconocida piedad, le rogamos no desoiga la súplica con que 
Venimos ocupando su atención, y sí que la despache favo- 
rablemente. 

c ¡Ojalá se realizaran nuestros deseos el ano entrante, 
Quincuagésimo de la declaración dogmática de la Concepción 
Inmaculada de María! ¡Cuan altamente significativo seiía 
^ara nosotros que á los cincuenta anos de haberse postrado 
«n la ciudau eterna el inmortal Pío IX para saludar á María 
aclamándola, con su infalible palabra, Inmaculada desde el 
primer instante de su ser, nuestro gran León XUI se postra- 
ra ante la portentosa Imagen de la Virgen Purísima Sanjua- 
nense, glorificando ante ella tan singular prerrogativa de la 
Madre del Excelso, mediante los referidos actos! ¡Ah, nues- 
tro creyente entendimiento recibiría un nuevo rayo de luz, 
nuestra confianza ensancharíase incomparablemente y nues- 
tro amor á la Virgen sin mancilla tendría un ejemplar y po- 
derosísimo aliciente! De V. S. lima, y Hma. depondo que 
llegue ese venturoso día en que podamos exclamar entusias- 
mados y llenos de fe, de esperanza y de amor: «¡Honor y 
gloría á María Madre de Dios, concebida sin pecando original! 
¡Honor y gloria á la Virgen Santísima de San Juan! ¡Honor 
y gloria al sapientísimo León XIII que tanto la glorifica! El 
Altísimo le dé vida, lo haga feliz sobre la tierra y no lo entre- 
gue en manos de sus enemigos. > 





-340- 

<Dios Nuestro Señor giinrde la muy imporlanle vidií d- 
V. S. lima, y Rma. muchos años: 

tSan Juan de hs Lagos, marzo 19, fiesta del Castísimo 
Patriarca Sr San José, 'í903. * 

Este bien pensado y erudito memorial llevaba al calce 
las firmas del Párroco de la feligresía, del Capellán Mayor del 
Santuario, de numerosos eclesiásticos y de más de mil veci- 
nos de San Juan; y el limo, y limo. Sr. Arzobispo se dignó 
contestar á él con la siguiente carta: 

.Abril 1? de 1903. 

*Sr. Presbítero Don Gonzalo Órnelas. 

Muy estimado señor mío. 

• Como le tengo dicho en carta de fecha anterior, recibí 
no há mucho la solicitud firmada por Ud. y no pocos veci- 
nos de esa ciudad, en la que me excitan con buen acopio de 
razones, á pedir á la Santa Sede la Coronación solemne de la 
Imagen de la Santísima Vii^en, venerada con especial devo- 
ción, no solamente en ese Santuario y en las comarcas veci- 
nas, sino aun más allá, de mucho tiempo atrás. 

En contestación, puede Ud. asegurar á los sacerdotes y 
vecinos, que hago mía con el mayor gusto su solicitud, y que 
no descansaré hasta lograr el éxito deseado, á cuyo efecto I 
ya me ocupo de formular las preces respectivas. 

En cuanto á la erección de ese Santuario en Colegiata, 
como Ud. comprenderá es asunto más difícil, reqoiere tiem- 
po y habrá de venir naturalmente después de la Coronación. 

• Con este motivo me es grato repetirme de Ud. afectí- 
simo Prelado y S. S. 

José de Jesús, I 

AruMtyoiUOwidnliiiara." 

Con indecible j'úbilo recibieron los devotos peticiona- 
rios esa benévola contestación; y con no menos regocijo haii 
sabido posteriormente que el dignísimo Metropolitano, cum- 
pliendo la promesa que les hizo, ha enviado ya á la Sede ^ 
Apostólica las preces en solicitud de la ansiadísiroa gracia de 
que la Imagen de Nuestra Señora de San Juan sea coronada 
con rito especial y con solemnidad, como lo son las de l£ 



— 341 — 

misma especie sacra que el Romano Pontífice privilegia de 
tal manera, atendiendo á la antigüedad de ellas, á sus mila- 
gros ó á la devoción singular que les tienen los pueblos. 

Verdad es que no será ya al gran León XIII, que ha 
tem'do que acudir al llamamiento del Eterno remunerador, 
á quien le quepa la satisfacción de acceder, — como ftiudada- 
mente se creyó sucedería, — á la súplica que ha elevado al 
Jefe Supremo de la Iglesia Católica el de la Arquidiócesi 
Guadalajarense; pero allí está su sucesor, el nuevo Vicario de 
Cristo, el bondadoso Pontífice Pió X, para atender, si á bien 
lo tiene, esos votos filiales que á él deben haber llegado co- 
rao á continuador vivo de la gloriosa serie ocupante de la 
Cátedra de San Pedro. 

Con el apuntamiento de esas esperanzas efusivas tiene 
que terminar por ahora el conjunto de hechos que forman 
la Historia de la bendita Imagen de Nuestra Señora de San 
Juan y de su culto. 



FIN DE LA HISTORIA. 



flPÉMDlCE. 



I^OCÜMENTOS COMPROBANTES, ADICIONES, ACLARACIO- 
NES, ETC. 

NÚMERO 1. 



Á mayor abundamiento de lo que se dijo en el capítulo 

"' de esta Historia, acerca de las depredaciones que come- 

*^^i los chichimecas, hacia la segunda mitad del siglo XVI, en 

^' íiñón del Virreinato de la Nueva España, debe hacerse 

]?^^rito de que en diciembre de 1796 entraron dichos indios 

^ ^^co la recien fundada villa de la Asunción de Aguascalien- 

j ^^, habiendo dado muerte á casi todos sus habitantes, como 

^ escribe el Sr. D. Agustín R. González en su citada "Histo- 

^^^ de Aguascalienles'*, cap. III, páginas 23 y 24. 

NÚMERO 2. 

Padrón deel Partido de Jalostotitlan deeste ano de mil y 
^^ísQientos y setenta y nueue años, de españoles, y criados (le 
^eruicio — y de los naturales de siete Pueblos — Los québan con 
^"^sta señal J .sow de Confesión^ y comunión, y los queban conesta + 
ríe solo Confegion — fecho, y sacado deel Original Porel llz^* Juan 
Oo)nes de S. Tiago Cura 2??" PP dedicho partido Vicario, 
y Juez ecclegiastico enel Porel YIV^^ y E^'* Señor D^^ D, Juan 
de Santiago Leon^ y Oarauitoobppo. de Quadalax'^- deel Come- 
jo de SuM(fi e<í"' mi Señor, 

PUEBLO DE JALOSTOTITLAN SIN NATURALES. 

Casa. X el B^«- Ju® Gomes Santiago I el llz^p Ü. Joseph de 
estrada figueroa J Joseph Sainos Santiago % Clem^? de 



— 344- 



L 



Vera í Joseph Alúa J Sebastiana de Vera * Peirona 
de Borbon J Augustina de Alúa J Simón Hernán- 
dez J María García í Polonia Maria I Isabel de esqui- 
bela X Felipe de S. tiago J Ana Rodrigneií. 
el Br. Lázaro Guttz. de hermosílto J Leonor de her- 
niosillo X Juan Antto J Ju» Felipe j Ant^ de Aye- 
bes í Miguel Guttz. X Maria Rubio í M» Magdalena 
J: Matiana de hermosillo + Micaela Hernández í Mf 
de Mendoga J Melchora Hernández X Isabel Bas- 
quez í Ana Ramírez esc. X Maftin hernandez X 
Fran™ bernandez esc. J B^e de Aguilar esc. X ala- 
lias Rodrigues esc. I Joseph de ia Cruz esc. X cata- 
lina Barientos esc. tPo tJe |a Cruz + Xptoual maños 
+ Po Guttz. X Ju» de Padilla J Sebastiana de loa 
Reyes í Juo de la t esc. t Miguel Guttz. =Maria 
Rubio X Ju" Leonor^ Mariana Muños esc. í augus- 
tina Ramírez X Isabel de Mendoga esc. X Leonor 
Carranca esc. $ Andrés Pz. esc. J catalina de Bar- 
gas esc. i Ma Baraxas esc. J Sebastian Beserra esc. 
+ Joseph de S. tiago í Po de Mendoza esc. f Miguel 
Guttz. esc. + Fran^^o Ramires esc. * Andrés Pz. esc. 
í Nicolás Rodrigues f eluira Hernández esc. í 
po de Barrientos esc. J Melchora de la Trinidad 
esc. 

X D. Diego de Padilla, y Mota J D» Leonor de ber- 
mosillo í Ju^ Guttz. e.sc. í Grauiel Lucas J Domingo 
Cabrera J Thomas Hernández J MagdaK i de Ana- 
les J Domingo de la Cruz í Augustin Gut tz fjup de 
la Mota + Luis de Mota esc. X Josepb cordero J 
Blas Beserra í Josepb de la Cruz J Gabriel Lucas. 
Do (le Orozco Agüero J D^ Mariana de Sabedra * 
Nicolás de Orozco J Juo de Orozco í Joseph Gon- 



,3^0 — 

cales i Da Petronila de Orozco í !> Jetrudes de 

Orozí-o í I)a Mariana de Orozco í Da Ma de Oro/- 

• • • 

00 ^ Da Isabel :¡: Leonicio Relasquez J agustina de 
Aillon J Ju9 hernandez J Ju<? de Mendosa esc. :J: 
Sebastiana de Orozco esc. I Ma Gongales esc. í Ana 
de Rentería J Joseph de Orozco * Ma de Rentería. 

c. esta t Sebastian Raniirez X Ma de hermosillo t Joseph 
Raniirez í Ignacio Ramirez t Nicacio Ram': í Jn^ 
Ram^' í Juan Rain^- esc. •;: Josepha de Moya esc. 
X Po Raniz 

c. R. ;]: Do de Orozco agüero J Bealris Ram^, 

c. X Mariana de Mendoza X í.ucas Carnarena X ^^ Mf 

de Orozco '^ Da Josepha de Orozco X 'J^ Isabel de 
Orozco í Mí)a (Je Mendoca t H- Manuel de Orozco 
X D. Feliciano de Orozco t Jua de Men^^a f Mariana 
do Mendoya í Ma esc. Healris de caMarena. 

c. Leonor de hermosillo X Míifia RuJ)io X t^olonia 

Rain^' t Luis Lopes t Juo íiOp-s X Ana de hermo- 
sillo esc. 

c. est.a í Esteuan Gomos J Maria do Raldib-a J hernando 
Gomos í Do Gomos X Anjzustin Gomes í Jua Lea! 
í ageda de toros X J^l Pz. esc. j Juo Pz. esc. 
X Jua Magdalena india J Ana María t Lucas Barajas 
esc. X Mariana Pz. esc. f Luisa de los Reyes esc. 

R. X Do de Alderete X InesdeBaldibia í Sebastian Gon- 

zalos dohermosillo X Jetrudes Alderete esc. J angela 
do los Royes esc. X Lázaro Pz. esc. 

IL X Catalina Mendoga Viuda X Leonor de Mendoza. 

c. est? Polonia de torres Alonso Ramirez X Franca ^e 
torres Ju ? Pz. 

R. X Gabriel do torres X Franca ^q Mondocja + Nicolás 

dotores t estouandetores. 

44 



K' 



R. 



iosepha 



ÍJu° CainadioRif4Udn)eí Da Josepha de Safagar 
J D. Jo9q)b (inllnnlo J Ua Tberesa Riquelme J D^ 
Josei)h caniacho i Uiioa (leS.Nirotasesc. i Ma ilií 
laeandelaria ese. + Alaria lüqiieliiie esc. ^ Sap M] 
i cala ju» X pro de los Revés ^ Magdalena de 
la (Tuz t M'i^ Ma * I'asiiualdelos ReyoíJ Franca 
Luicía. 
X Joíiepli Beiasquez J SfH>aí<liana RiqíMHiiw. 

UaiTcIio í Augn CaniacIiG i Jua de Relamo?» :J Josepha 
tie ReLaniosa f iheresa de heniuisillo. 

R. í Sill)estrí' cainaclio J lia Basq^ + Ju» Marti| 

C. i Nicolás Relajeo ^ Da Regina de Orantes. 

r. est? J Do Pz. Alaldonado f IsaM de Saabedra J Ju° 
Pz. t Ma Pz. X \.\m Pz. t Lorenzo Pz, í Bernaue 
Martin í Angela Garda í Ijiiga Sanche» esc. ♦ Franc» 
Pz, esc, J Ules estrada esc. J Joí»e|jh Casillas suma- 
rido. 

r. esC! X Maniiel de louielin í Joseplia Pz. í Lucas avila esc. 
í Jii» de Villegas í Frun^^ Lucas "f Bernaue delalo- 
rre. 

í Gerónimo BaldiuiaJ ana M:! :J;.Jn^ M'!^ ! ana liiioa 
Juo MelQliort M^a Luiya. 

X Joseph Ramírez + Ana munuz X Migue! Ramírez 
X Beatriz Ramírez J falHana Ramírez í antto Alua- 
rez í Mariana Rfiz +antt« Kazesc.Catalinamartina 
* Andrés Raz esc. 

Juo Aluarez i íaaiiel Ramírez J Fran^ Aluarez + A- 
na Ramírez. 

Alonso hernandez í catalina Ramírez X ^^na de 
Mendooa X Lacjaro Basquez X Barlholoine Ramí- 
rez esc. X [gidro Ramírez esc. * Jla de Meda. 
í Franco de Oliber * Catalina Sanghcz. 
í Mariana Ximenez í Sebastian de Biildiiiia í Blas ' 



347 — 






'de Baldiuia í I^ de Baldiuia i Ma"*'^ Xirnene;»; 2 
Antt*'} deherrera esc? Monica de U Cru/ ese. i 
lilas deherrera es<!. 

e, í Joseph Cornejo (*) •' Isabel de Oliharez '^ FraD^o 

Martin Uegalado. 

<*. '* PetixDíiiki de jMeTulotía '" Is<d)el tle ()li])are% '' He- 

riría de llemlocja -^ l''rnn«> flomejo •' Jm» \¡m(»- 
nes *' AJa Xinienos *' Fran<^o Ximeiies, 

lí. ** Po .Masías '' Franca (^i^ e^nkíiias •" liartliolo de 

Cárdenas •* Joseplí Cárdenas, 

<'. ** Sill)esJre Caniaclio ^- j)a Ana l^^lores ^* I). I.oren- 

so de Anda '' l> .n^trudesileherniosillo '' V'sula 
AUanii^o -* anua rainaí^lio esc. ** AJa raniadio ese> 

• • • 

1{. '"• Nieolas Pinto " 1)^ <ina <]e Orozc'o •' Alaria Pinlo 

' Marcos IMnliK 
^•^ "' Fran<^<^ 1 Jestína '' Josellia Flores ^* Fran'^o B(^?(M*ra 

'' Jiio líi'serra '' M^ IV^'ra ^- ,]x^o Saal>edra ^' Th<MH»sa 

Beserra -^ cal^ \n<i '• Xtoual Besera'" Josefha B(»a 
c. esl? Frnn^^ Muños ^* y\^}^ Lojíe/ •• Sebcistian Kaniin»? 

esc, • Josoplí (iouíjalíís ' Matliias (¡ordillo> 

i{. "' Mi^'Uel CK-d)e(ja " 1)^ l.uioa d(» Oro/co *' Joseph 

Alaas 

c. es, Carlos de Aoebes '* Isalx^l Uaniiroz * !)« a(íc'l)e^ 

' geixDninio aceves '' Sebastiana agundes esc. '' an* 

drea Rodrigue'/ esc. / Joseph Rodriguez esc> 

c. e. '' Po Gallaga '' Ba jua d(í conlreras '' Oeroninia 

de Gallaga * P^^ Gallaga ' hernando Pz. ' Aíícae- 

la de Gallaga '' Bernaue Sanlillcín " Jua Garcia. 

R. , Sebastian Riquehne '' Jua Ramírez ' Ju« cara. 



(*) Por no haJx^r en la implanta en ijiie se estampa este libro, el 
gran número de los signos convencionales t y **" ^^^*^ requiere el orij^i- 
nal. ha sido forzoso substituir, desde el punto á cjue corresix)nde esta 
nota, los primeros de aciuellos signos ])or dos comillas invertidas, y 
los segundos \X)t una sola. 




c. R. 

I c e. 




— 348 — 



" Miguel hertnosillo " M^ de Camarena " Xplo- 
ual muñoz ' Miguel hennosillo ' ¡\I»_ ' deccainare- 
na esc. "■ agij» tiuttz. esc. *■' Nicolás de S. líliaii 
"■ Ma Tafolla " Ma de Camarena. 
" Inés de Mendoya " Inés de Mendoga " antlf^ 
de Saabedra " Domingo Cortez " Jiio anit'» 
" Domo macjias " Ju» de Bocanegraesc. Icidro Pin- 
to 890. Magi;a Hangel " Josepha de la Cruz esc. 
" Inés Rodríguez " Jua de ííenLeria " Fran-^ Her- 
nández. 

Franco Flores " Frant^ Flore-s " Josepha Flores 
" Magna de Anaia " M^ Flores " Francp Flore.'* 
nicolas Flores *■ Andrez Flores. 
" Cathalina de Salaoar '■' Luitja Trujillo " cata Tni- 
jillo. 

" Nicolarü de Plaoencia "' Nicolaija de Gontrera^ 

" Macaría M» 

"■ M^l^ detorres '' Isauel dechabarria " M^ Magm» 

" Juo Gontjalez " Luíya detorres esc. 

" Cata Beserra " Ana B^a ■■ Ju» Bra 

'^' Joseplí delomelin " Micaela de hermosiilo 

"Franca detorres " antta de la cruz esc. -'Nicolás 

de auila esc. " ag" Ponce " Joseph Gomes " Mf 

Magdalena. 

Do detores " Ma de la Knc;uTiación ' Ma de 

Tores. 

" Carlos lonielin " Ma de Ñaua " Ju» de lomelíti 

" augn López " cata heruandez esc. 

" Aug'i Garcia " Joseph Ximenez " thomasa de 

hermosiilo " Augij Garcia " Cata de hermosiilo 

" Geronima micaela esc. " Beatris de acebes esc. 

Isabel de Ñaua " In&s de la Cruz " Xptoual Garcia, 

' angelina Garcia esc. 



c. 



i" 



c. 



I 



— 349 — 

c. '' Mariana de Salbatierra " Ana de S. liago ' Feli- 

pe de S. tiago. 

'* Nicolás Guttz " ana de Medina " Josepha Gutlz 
' Ma Guttz ** Mariana de Murcia '* Po Gullz. 
*í Mana de la Cruz " Joseph Gomes ** Ma Mag»a 
'' Gaspar Garcia '' fabiana Ma ' Franco cío S. 
tiago. 

'' Cathalina Muños *' Ma de hennosillo, 
** Ana de herrera '' ana christina *' Jua de chabe.s 
' Isauel de chabes " Luis (^iinarena '* Nicolás ilo 
Oluera " Joseph de Oluera. 
" Manuel Gallardo '' M-» de Olvera. 
'' Petronila de Mendoza. 

" Bartolomé de Cárdenas '' Nicolás de Cárdenas 
" Isauel de Cárdenas. 
'' Juana Flores ** Luisa de Chaves. 
" Mateo Molina ** Maria de la Cruz. 
" Isidro Pérez '' Teresa de hermosillo. 
es íi ii y)qii Pedro de estrada'' Andrea Hodriguez '' Ma- 

ria de estrada ** Ju*^ Fernandez esc. ** Pedro fer- 
nandez esc. ** Nicolás bran esc. 
'* Xploual Becerra ** Juana hernandez " Gerónimo 
Becerra ** franca de liermosillo ** Blas Becerra 
" Maria Hodriguez ** Ju» Becerra ** Diego Be- 
cerra '* Juo hernandez ** Getrudes Becerra " Miguel 
de Santillan " Maria becerra " Alejo de Sanlillan 
Magdalena de S. tillan. 

^' *' Dio Becerra " Da Micaela de Contreras. 

^' '* Lázaro de Hermosillo '' Maria Flores " Jo Gon- 

zalez. 
^" '* Ana Maria' ' Melchora de lapaz '' Miguel Kamirez. 

^' " Martin Dias '' Josepha tafolla '' Gregorio Dias 

" Isauel tafolla. 



c. 

c. 
c. 
r. 



r. 



A. •' ÍYixn^^ nauarro '' Maria Vnu. 

R. *' Jiio Vasquez '^ Catalina de Chaues ' fran^** ^.^ 

Cliaues ' Ma de Chaues. 
H. '* Joseph Hernández " Catalina lupercio. 

U. ^' Pedro deContreras 'Mosepha trujillo '' Maria tru- 

jillo '' mágica trujillo. 

1{. ^' Pedro Tenorio '' maria aluarez '' Ana tenorio '' 

Antto "onz» '' Vrsula tenorio ' niag^a tenorio. 

Vi. " l^edro gutierrez '' Da Luisa de Hijar ' Efedro gu- 

1 ierres * Juo gutierrez '' maria de la Cruz esc. 

(ísl '^\ '' Seuastian gutierrez '* Maria galindo " Isauel de 

llermosillo '' Ju^> Ceruantes " Petrona de Hermo- 
sillo '' Seuastian gutierrez "' Juo franco '' maria 

galindo ' Dmo gut ierres * Ju^ gonzales ' Phe- . _ 

lipe de la Cruz esc. '' Joseplí gutierres '' Calalina»^:^^^^ 
Juana. 

11 '' franco Xaraniillo '" Teresa Hernandes. 

e.situ .hv\ Gutierrez '' Ana Camacho " Josepha Guti( 
rrez '' Jacinto lozano ' Pedro lozano '' D. Ju^ Xr 
menez de Castro '' franca de Mendoza '- Don Jo- 

• 

seplí Ximenez de Castro '' Maria de Hermosillo 
'' Ju« gutierez '' Saluador gutierrez '' Xptouai • 
gutierrez '' Petrona de Valades '" Maria Isauel • 
Juana M«^ '' Ju^ Pacheco esc. '' franco «nitie- 
rrez esc. '' Xptouai de Andrada esc. 'Msauel do- 
rninguez '' Xi)toual Domínguez. 

(\<l|i^ '' fran<^o gutierrez '' Juana gonzales' Getrudez gon- 
oalez esc. '' T^edro Kodrignez. 

1{ •• Marcos gutierrez *' Josepha Hodriguez ' Nicolás- 

gutierrez ' margta Hodriguez • Lorenco Rodríguez- 

csll^^ •' D. Xptouai de Patulla Dnuila '' Da Luisa d(? 
llermosillo ''' l)a xMa depadilla ' Don Lorenoo de 



— 351 — 

Padilla ' I)a Catalina de Padilla " Auguslin ay- 
llon " Juo de Villegas •' Matias delgado •• agiis- 
tina déla cruz '' anión Simón ' Simón de Santiago. 
" Joseph enriquoz del Cantillo '" Ana lanera. 
" Joseph Barba '' Calalinagonzales ' Nicolasa bar- 
ba esc. ' Nicolás barba 

'• ana gonzales ''Joseph barba '' leonor ramirez 
'' Josepha m^; esc. '' Barlolome de Sanlillan •' 

leonor delapaz '' M^, (lonzalez. 

'' Nicolás ilamirez •' frau^'^ Gulierrez '* iíernauí' 

Hamirez '' l)i^ (lonzales '' Maria de ([ermosillo *' 
fran^;a Gutiérrez ' Diego Alonso '' l.eonor de I [er- 
mosillo ' Anagonzalez '' Iranio prielo esc. •' Tere- 
sa de la Cruz '' Nicolás gonzales '' Maria de Tor- 

quemada esclaua. 

*' Alonso Ilamirez '' Gracia magdalena (»sc. •* Ni- 
colás percz ''Xloual de torres esc. ** Maria Vasquez 
'' Angelina Vasquez ' Catalina de Cam[)o Verde. 
'' Gaspar délos Beyes *' Juana trujillo '' Joseph de 
Hennosillo. 

"franco de Paez •' Fran^^i de llermosillo '' franco A- 
lejo de Paez '• Josjpha de i^iz •' Geronima (ie Paz 
Calalinade P¿iz '' Seuastian de l'az '' NicoUisde paz 
*' Pedro Alexandro de Paz ' Tomas de paz * fran<-'íJ 
de paz ' Grego hanegas ' Juo indio. 
'' Magiia de Cabrera " Maria de oliuarez '' l'elrona 
oliuares '' Antonio Ponze. 

'* Joseph Sánchez " M^ depaz '' Ju^ Tarasco '* 
PelronaiMí^ ' Anlt» taiasco. 
'' Anlonio Gonz« '' Ana demendoza '' Domingo 
Gonz'^ '' Alonso Masias. esc. '' Juana ^hiria. 
'' Joseph Maldonado '' Ma Bamirez '' Santiago Pé- 
rez '' Polonia delorres. 



— 352 - 

1{. '' Gabriel Gonz^ '' Ma Aluarez " Salvador gonzs 

'' Ma Patino '' Sebastian Gonzs " Juo Pasqual 
'' Inés Magdalena ' franca Patino * Mariana Palifto. 

(íslia " Ana Muñoz " franca Gutiérrez ' Josepha Gutiérrez. 
'' Juana Gutiérrez esc. ' Mará gutierrez esc. 
' Barme demendoza. 

H. " Nicolás gutierrez '' Teresa Martel. 

R. '' Catalina gonz^ '' Inés de Santillan " Blas de Sanli- 

llan '' Bernaue de Santillan " Melchora de Santillan 

« " Bartolomé de Santillan " María Mag"» " fran«> 

Santillan '' Melchora de los Heves " Miguel de San- 

tillan * Andrés déla trinidad * Ma de Santillan. 

K. '' franco de medina •' Ma de Santillan. 

R. '' Catalina becerra '* Ana becerra ' Andrés Ramirez 

' Aug^ becerra ' Micaela becerra. 

estta '' Melchor gonzs Hennosillo " Beatriz gonz» " Mel- 
chor ííonzí^ '' i)a fran^ de renteria " Beatriz Her- 
mosiilo ' Diego Flermosillo ' Ma Hermosillo " Mar- 
cos Hernández esc. " Diego Valiente esc. '' Juan 
Carranza esc. '' Magna Hernández esc. '' Ma de 1» 
Cruz esc. '' Isauel de S. Joseph esc. ' Ma Hermosi- 
llo esc. ' Diego rneqs esc. 

R. '' Beatriz deleiua " Mariana deleiua " Ant» Daui- 

la ' Juo Chacón ' Mariana deleiua. 

esl'! '' Miguel Gutierrez Hermosillo '' Inés de Rodas 

•• Miguel Gutierez " Luisa de Rodas " Gabriel San 
choz esc. '' Mariana buríiueño esc. Micíela déla 
Cruz esc. nicolas masias " Pedro Quintero '' Juan 
ramirez '' Tomas Martin " Da Juana flores ' Isauel 
Vasquez esc. *' Catalina Solana. 
R. •' Mig\ demodina '' Juana de Santillan ' Xptouai 

dernedina •' Alonso Seuastian. 



E 



1 



— 353 - 

" Baltasar de estrada '' Inés demedína *' Saluador 

deinedina- 

" Tomas Heniandez '' Maria Mag^^a '^ Jnana déla 

Cruz ' Xptoual perez ' Joseph Pérez. 

:t* " Diego Gómez " Isauel barrona * I^azaro derramos 
" Maria perez '' Andrés Gómez '^ M» Gómez. 
" Pasqual de aualos " Juana déla Cnv/ '• Dorno de 
avalos '' Maria Magí;^» '^ Maria Barrona ' Juan de 
Santiago. 

.ta Migl aluarez déla Cruz '' Josepha ortiz demoya '' Ni- 
colás déla Cruz " Miguel de laCru;^ '' Inés déla Cruz 
' Antonio Aluarez. 

La. *^ Andrés ortiz deniova '^ Luisa Gutiérrez "' franco or- 
tiz " Juan Hortiz ^'franco ortiz " Diego ortiz ' Luis 
ortiz. 
'' Ju<? ortiz '• Maria Maj^a ^ m^ Mag^ 

If *^ franco Vasquez '' Isauel V;isquez " Josepha Vas- 
quez " Di^ Vasquez. 

1* *' Xptoual Sánchez Canseco '' Maria Bautista " Magna 
déla Cruz " Nicolás Bautista '' franca bautista ' Jo- 
sepha Sánchez ' Xptoual Sánchez. 

X^ ^' I^orencjo Martin '' franca Vasquez '' franco Vasquez 
" Maria Vasquez *"* franco Martii] *'' Micaela agustina 
*' Juana Martin " Josepha Mailin '' franco Ramírez 
*^ Leonor Moría. 

tta " Pedro Embriz '' franca Sánchez '' Ma déla Rea 
''María Morales ■' franco Balades " Margarita San- 
chez " Micaela Hernández" Maria Sánchez "Xpto- 
ual embriz ' María embriz " Pedro embriz. 
" Bernaue franco ^' mag^ja de aguírre. 



^!i 



C(v^a^, ednticiaSy y ranchón q\u* (tcwlen al Pueblo dejirct- - 
S^ (U San Juan. 

PÜKBLO DE SAN JUo SIN NATURALES. 

Ca vesta "• El Liz^io Nicolás Pérez Maldonado " María Va^- 
qucz esc. ''Juana García esc. " Bernardina del a 
encarnación "' Ju^ Pérez de Riu» ^'M» Maldonado 
' Isidro Pérez ' Vrsula Pérez'' Pedro Mm. " fran^^a 
déla Cruz ' IVIelchor de los Reyes ' Bernardina 
Isaucl " Ana Ma ' Marcos déla Cruz ' Monica garcía 
'' Seuastian fran^;^ '' Bartolomé gonz» ''Juan Migue/ 
'' franco Sánchez '' Juo Ramírez " María gutierrez 
' Bernaue Sánchez ' antl^ Sánchez ' Ju^ lopez 
Mosepha de Mendoza. 

c. osla '' El Br. Alonso mrn. del Campo " Petrona luisa 
'' Joseph de Santiago esc. '' Santiago de Santa M^ 
esc. 

C. El Br. Nicolás de Areualo " Isauel jordan " Antt» 

Benites '\ Ma Vasquez '' Ma de San Ju? esc. " M» 
de espinosa '' Monica de la Cruz esc. " fran^ de 
la Cruz. 

C esta '^ franco mrn. del Ciunpo *' Da Ma de ísasi " fran«> 
mm. " Bernaue mrn. ' Da M» de Isasi " Melchor 
délos Reyes esc. " Pasqual Alonso esc. " Josepha 
de Isasi esc. "Mariana déla Cruz esc. 

R. '' fran^ lopez '* María de la Cruz. 

estancia de fran^ mm. '' Baltasar délos Reyes " Ana dereza 
" maria de aualos ' lázaro délos Reyes ' andres dé- 
los Reyes "Juo Greg<^ " Juana deorozco 

C. " franco quesada ' Juana ranjel '• María Bernal. 

C. '• alonso quesada " Juana dealdana " ana quesada 



— 355 — 

'' Ma délos angeles ' teresade aldana ' Mateo de 

quesada. 
C. •' Rafael de mendo/a, su iTíugeraiKjenle " miguel 

ángel '• Xptoual Irujillo. 
C. « D. Juo Fernandez de Cordoua " Doña Juana de 

Vera ** Juana dolos Reyes eso. * Juíina dedordoua. 
C. " Seuastian Vasquez " Luisa deliebano •' Paula Vas- 

quez '' Juana Vasquez " Marta Vasquez ** Vicente 

Vasquez " baltasar Vasquez ' lorencjo Vasquez. 
C *' Seuaslian de Mendoza ^' Mariana de quesada 

*' María délos angeles '' Juana dernendoza. 

C <* Miguel Gómez *' Maria aluarez " Juana déla Cruz 

" Miguel Manuel Juana aluarez. 
C. " Maria lopez " Isauel do Villas^ " Maria líodri- 

guez. 
C- " Alonso Hernández " Maria gonz^^ " Barbóla flores. 

^*' ** Gaspar Di as '• Madalonach^aualos '* Maria Dias 

*' Juan Dias '* Maria garcía. 
^- *' fran^ Rodriguez " Juana ílefiííuoroa * Joseph 

Rolon. 

^» *' Josopli delgado *' Dnrbola augustina ** Catalina 

masias 

^•. " franco de robalcaua '' Isauel de aualos '' Manuel 

de robalcaua " Joseph de robalcaua ' Juan de 
robalcaua. 

C, " Juana Ruiz de anda '* Inés de ortega ' Alonso aua- 

los ' Joseph aualos. 

C. '* Nicolás Cano '' Maria déla Cruz. 

C, '* Seuastian de Saladar " Inés de Villafuerte '* Ni- 

colás de la VirgV * Doin^^ de la Virgí; 

C. estta " Xptoual Vasquez dolara ^' Maria ortiz " Bernardo 
Vasquez " Joseph Velasco *' m» ortiz * Joseph Vas- 
quez " Isidra Ma esc. ' Joseph montes esc. ' mol- 



chor délos Heyes esc. * Mana ortiz esc. ' Isidro 
Toontes ese. "Ana Beatriz eñc. " Saluatior detorres 
esc " Juo Cainacho esn. " Inés Vasquez &?c. " -fu? 
Vasquez esc. "Ana Maria esc. " Andrés de ia Gruy- 
ese "■ Josepha Ramírez. 
C. estl^ "XptoiíaiVasquezftarciit" Da Jiian^de Kuoda " D^ 
Ana de allainirano " Doña Daiiiíana Vasquez '• Lo- 
renzo Vasquez esc. " .Magilaleiia Vasquez esc. 
" Xploual Vasquez " Nicolás data Cruz ' Margarita 
déla Cruz esc. " ana dala Cruz '■ Picolas Oria " Ma- 
ría déla Cruz. 

" D. Ju<í de Alcalá " l)a Beatriz Vasquez '" D» Jua- 
na de alcalá " Don íian"^ dealc^la " franco gariuai 
esc " Nicolás Pérez esc. ' Ju» Chríposlomo esc. 
" Inés Vasquez esc. "Chrislina déla Cruz. 
" Don Manuel de Alcalá " D» Eluira Xil delata "■ Ma- 
ría Vasquez esc. " paula defigueroa esc. " agu.slin 
Seruantes esc. " Pasqual anton. 
" Lázaro Sánchez " Geroninia Bodriguez " Bernar- 
dina Sánchez " Leresa Sánchez " Geroniína Sán- 
chez " María Sánchez " Franf^ Sánchez '* Lázaro 
Sánchez " Xptoual Sánchez ' fran^ Sánchez' Jua- 
na .Sánchez ' Man'. Sánchez. 

'■ Juo de Andaaltamo " Catalina Rodríguez de Sal- 
cedo '• Pasqualade laCruzesc. " Luisa déla Cru;^ 
esc. " ambrosio perez " Juana délos Santos " Josepfc— 
de Anda. 

" Gerónimo deanda " Mariana de Salcedo " Pas- 
quala gomez esc. " Miguel Vasquez esc. " Matees 
déla Cruz. 

"■ maria lopez déla Cruz " Joseph Márquez " To- 
mas de llermosillo " Nícolasa Márquez " Diego gon — 
zalez " Juana Márquez " Isauel Márquez ' Joseph^^ 



eslía 



eslta 



estfí 



eslía 



eslía 



estta 



— 357 — 

^larquez ' Catalina Márquez ' Ana lopez • Maria 
lopez ' Costanza deniondoza '• Andrea déla Cande- 
laria esc. " Nicolás Veiasíjue/. 
ístia '' Gabriel de.)rnííl¿i.s •• María Sanche/^ *• María San- 

chez delara '* Juana Muñoz '' Mariana Sánchez 
" Ju^ García •' Magdalena de Ca.slañeda '• Ju9 San- 
che '' Josepha demendoza '' teresa Castañeda * Ma- 
ría Castañeda ' Ju^ demendoza • María Sánchez, 
est'.a •' JuP de ornela>: '' Polonia délos ang^ •' 1). l)\o fio- 
res " antta délos anjz» " Isauel de inendoza '* Ni- 
colas deornelas'Muo dezmólas 'Ma deornelas' nía- 
ria demendoza ' Don Jacinto florera. 
e.<lia " Beatriz gomoz'' augiistina deaualos ''María Mora, 
les '* Nicolás mrn. '' Pedro Marlin * Xptoiuil Sán- 
chez ^ Bartolomé de bocanegra. 

R. '' Bemardino de aualo.s " Jost^plia de II >cane^nM. 

* miguel de aualos ' Pedro de aualos * Antonio d(* 
aualos. 

R. " Joseph de Soto '* luisa deaiíalos '* M] do Casta- 

* fteda ' Getrudes de Soto. 

R. " Diego GutierrQz '' Juana García '' Miguel de aua- 

los " Ma Gutiérrez *' Juana Gutiérrez ' Ju^ gulie- 
rrez ' Leonor gutierrez. 

R- Bartolomé demesa '' Pasquala de Mendoza * Juo di» 

mesa " Alonso de aguírre ** ana SaiKíhes *• Alon- 
so de aguírre '' Teresa nuñez ' Geronima nuñcz. 

^' "Mateo Sánchez *' felipa mrn. " Isauel Sanche/ 

" Nicolasa mrn. '' lázaro Sánchez '' fvixu^y Sanche/ 
" Luisa fausto ' Pedro Rodríguez Mu^ Sánchez. 
^- " lucas fran^ " Catalina déla Cruz. 

^- " Ju<? mrn-. del ángel '' franca gultz. '' María guttz. 

" Isauel gutierrez '' Shnon Mrn. '' Joachiu del ángel 
" Diego mrn. " Tomas mrn. franco mrn. ' Jo- 



— 358 — 

sepha nirn " Antto Hernández - Pelronila decha- 
uez. 

estta '' Costaiiza mrn. " Juana guttz. " franca guttz. 
" Margarita guttz." Ju^ GutLz. 

R. " Gaspar Velasquez " Maria guttz. " Gaspar Velas- 

quen. 

R. " Miguel Hernández " Daniiaiía déla Cruz " lucas 

garda '■ Maria déla Cruz " Juan delgado " Josepha 
marquez ' Maria Orli/ ' Juana délos Ramos " Isi- 
dro Garcia. 

estt^ " Joseph Garcia " Maria gonzalez " Madaíena déla 
Cruz esc. 

esll» " Juo gonzs "!)» InesSeseña'* Antt^ Marmolejo esc. 

R. " Ju9 de Seruantes " agueda detorres " Ju» de 

Valdiuia. 

estl" " Lazaj-o mrn. del Campo " Catalina gonzales 
" leonor del Campo esc. " esteuan Vasquez. 

R. " Joseph Sánchez " D^ M» deorozco " Agustina 

Sánchez " Maria Sánchez " Lucas Sanche;^ " Mel- 
chor Sánchez " Manuel Sánchez. 

R. " Tomas Sánchez " Seuastiana de Valdiuia. 

R. "Ju*? de aualos " Maria Maj^üalena " ana maria 

" Juana deauatos " üiego dcaualos ' Nicolás aualos 
" Maria angela. 

estí''. " antonio deescoto " D^ Inés orliz " franca de es- 
coto " Inés deescoto " frant;^ orliz " Ju» escota 
" Ignacio escoto " antonio escoto " Diego escoto 
" Joseph escoto " Joseph de escoto esc. " Maris 
Madaíena. 

H. " Miguel ange! " Josepha Picazo " Juo Picazo " An- 

gelina guillen '' andrea Picazo " Maria de la Cruz esc- 

estta ■' franco Dominguez " M* de Hermosillo " Joseph 
domintníez ' franco domincuez ' laureanoDominuuez. , 



— 359 — 

R. " Andrés deornelas Maria de las nieues ** María 

guillen. 
R. *' Andrés gonzs '' Maria demontoya''Juo gonzs '^ ^{a 

derobalcaua. 
R. *' Alonso Pérez *' leonor de Hermosillo '' Ma de es- 

quivel '* Bartolomé perez " Ma perez '' goncalo 

de Hermosillo. 

K. " Diego Vineros " lorenza lopez " auguslin deloza. 

R. ** Bemaue deloza " Getrudesde montoya ' Joseph 

de Losa " Nicolás deloza, 
esla *' Miguel limón '' Juana ortiz '' Marcos Mrn. " An- 

toniagomez '' Vrsula de espinosa '^ Joseph mrn. 

' Diego mrn. " Miguel limón *' Blas Sánchez '' Ma 

deSayas. 
esta " manuel detonar'* Da Fhelipadeledesma'' Pheli- 

pe deVillalouos '' M* delRio " franco escoto 

'* Marcelino de arauz " Maria dele desma. 
R- '' Pablo Ramírez " Maria Daualos. 

esta '' Nicolás aguirre '' andrea limón '' Ju^ de aguirre 

" Joseph aguirre '' l^edro aguirre ' antonia Velasco. 
^- •' D. Diego Magdaleno '* Mariana de aguirre 'Alonso 

de aguirre. 
"f^- ** Ana de Mendoza " Madalena de Sayas '* Josepha 

de Sayas ' antonia limón " Maria demendoza '* Alon- 
so Mrn. "Nicolás aguirre '' Plielipe Mrn. * Mi- 
caela limón. 

^^la " luis Barua'' antonia mrn '' ana. mrn. ' franco bar- 

ba " franca mrn. esc. franca barba esc. 

^^t.a '' Clemente perez " luisa de Huerta '' luis lopez 

" Marta Catalina '' Rafael lopez" ana lopez " Alaria 
lopez ' Juana lopez " franco días " luis lopes ese. 
' Juo franco 

^stta " nicolas de Huerta " anaguttz. " alonso delíueita 
*' nicolas de Huerta " fran<^ nuñez * maria gonz^ 







^^H 


ft. 


" Pedro Sanciiez " lúes lopez " goiigalo de Hermo- J 




sillo " Juan ortiz ' Rail^e dominguez ' Juana de ■> 




montoya. 


R. 


" franco Hernández " María guttz. " Ju» délos 




Santos " María Sánchez " fraii<» Sanche^ '■ Berna, , 




ve Sandiez. 


R. 


" Alonso Hernández " bernardina de estrada ' lo- | 




renzo agundis " Seuastiana Raniirez " Ju^ Ramí- , 




rez ' Juo Hernández. ¡ 


LOS SIETF, PUE;BL0S de naturales XALOSTOTITLAN. 




BARRIO UE SANTA CRUZ. í 


C. 


" Fran"^ melchor " María teresa. ^^^M 


C. 


" P<> Ju» " Magdalena Juana. ^^^| 


C. 


" Juo demendoza " Juana déla Parra. ^^^| 


C. 


" Alonso Pablo " Ana flores. ^^^| 


C. 


" Migl. Sánchez " ana flores. ^^^H 


C. 


" [vaw^ marcos " Juana Vázquez Ceruanles. ^^^B 


C. 


" Juo angl, •' Agustina Juana. 1 


c. 


" Simón gutierrez " Madalena Hernández. ^^ij 


c. 


" franco Hernández " Ma Hernández. ^^^| 


c. 


'' franco de Pinedo " franca de Mendoza ^^^| 


c. 


'■ Ballolome Marfil " Catalina elena. ^^^H 


c. 


" Seb" Berue'J '^ Juo mexía. ^^^| 


c. 


'■ Joseph Hernández " Ma Doma ^^^| 


c. 


" Po Aluarado '^ Ma Xaloma. ^^^| 


G. 


" Ju" Bautt3_ " Juana Melchora. ^^^^| 


C. 


" Juo Lorentjo " Angelina Pasquala, ^^^| 


C. 


" Franco Bernue " Catalina Pérez. ^^^H 


C. 


" flanco lucas " M». Melchora. ^^^^^^^H 


r 


" Antlo " M& deloít anos ^^^^^^^^1 



361 - 



Viudos V viudas. 

" Bartolomé marfill '' Ju« JMielipe " Ana goiix^ '' Ma Jus- 
tina '• Ma Xaloma *' Tomasa Justl» ' JuIL'ina Verónica 

Donzellas. 

'* Micaela ernanclez '• ana Franca • (",aia de Mendoza 
'■ luisa jetrudas '' Sel>astian flores, S- 

Do ('onfcsion. 

' Marta de la f'mz ' Vicente de Mendoza • M^ déla Cruz 
M)iego flores • Josepha de torres' Catalina Marta ' Xelrudes 
lleta Cruz ' l)¡o franco * Mateo Migl • Augn flores ' Cata 
Jíonzs ^ Juana Mafída • Jua Garcia • Jua lucia * Seba Ro- 
driguez ' Mana aluarado • toniiis alexandro ' Doin» Hamos. 

• « 

iJAJiKIO i)p:sax andkes. 

<-. • Miyí Sánchez Alcalde " ana in* 

• • • 

í'. •• Seb" (jaIIoi:»os *• ¿uia Ma 
C. ** Joseph déla Cruz '' Jua Oislina. 
<^'. '• Rartíne (xarcia '* Ma 'la^ídna 
^^- *' Ju^ írarcia '• Jua Muñoz. 
^^. *• Djo Alonso •* franca r.atla 
*'• " Seb" déla r>uz*' Mariana lucia, 
^' *' Pasql^ franco <' Inés Petrona. 
^' Vo Joseph •' Mariana lucia. 
'* Marcos I lomando/ '' franca Au^a 

- '' auí?n Xiinenez *' Pasqa dolos rovos. 

'* '*Juo Montos ** Ana lloros. 

*• *' franca llornandez Su marido aus^^* 

^'. '* Ju^ Heniandoz •* Marta Isauol. 

46 






corves ^ gpviasVi . . „ uv c 
Sat^"^^* .óa ' ^«^""^''fxsabe^ e\ena . 

petvooa. 

C. po S\rt^°^ o - N«^' 
C •' ^^'^ co ^atüO% ^,c.^u^ 



^■: . \u\s \^^^^!: .' ^V^cae\a 



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C-. \,...\:as3^°- 



: ^^^^^'-'^ coníess- 



C. 









— 363 — 

^- " franco Pheüpe " Justina Clara. 
C. u Dio Pheüpe " Ma Magna 
^ *' Tomas perez " Augna Juana- 
^- " Dio Hernz " Augna Tomasa. 

franco de la Cruz *' Pasqa délos Keyes. 
^^- " Simón grego '' Ma Magna 
'' Juo Pasql " Inés Magna 
** Aug<; déla Cruz " M» Magna 
^. *' Dio Hernz- " Ana Isauel 
€. " franco Gutz- '' ana Marta. 
C;. " Tomas Montes '' M« déla Cand* 
('. ^' Marcos déla Cruz *^ Jua déla Cruz, 
f '. -' Balltr mrn. *' ma Xaloma- 
í'. " lazo gaspr " Magna micaela. 
C. ^^ Migl Ruiz " Pasqa Petrona- 
Cl ** Juo déla Cruz " Ma déla Candela 
ÍL '' augn Sánchez '' ana Ma 
í '. '* Balttr délos Reyes " M» Magna 

Viuda». 



^^ Maria Mag^ " ana Maga '^ Calta lucia ^' Ana María, 



Sqll/eros, 

"' SebT} Pheüpe *' Dio Hernz, " Seh^ Mrn. '* Cicilia de 
torres D. " Calta lucia D. *' Andrés Saiichez, S- 

* Inés pelrona ' Barltn^e ^ po trirn, * Pelrona * Seba 
melchora ' Ana ma ' Barttnie Sánchez * M^ Magna ' Augija 
Gultz, ' Phelijxí fran'^o^ Pelrona déla Cruz* Pablo pe- 
irex ' Augna hej-nz. * Domo Santos ' Juo Pérez. 



— 364 - 



PUEBLO DE SAN" GASPAK. 

C. " Mrn Gaspar Alcde " Ana fsaueS 

C. " Migl_ Mateo " Juana Isauel. 

C. " Po franco " Ma délos angs 

C, '' Jiio lien tía *^ Ana IsaaeL 

C. "• AIo_ Sebn " Ana Rodriguez. 

C. '' Dio Xacobo " Ma And. 

C. '' franco Sebn ^"anaJVIa 

C. '"^Juo Alonso 'S\Ia tuisa. 

C. " Tomas l'helipe " Toinasa Juslt^t 

C. " Migl, Phenpe '' Ma ddos ang» 

C 'Mu® agn "-Ma magJ^ 

C. *• fran«> mrn, "■ Ana duira. 

C. "" Ju» inigl, *■' Ana eluira. 

C. "-Alo Sebn "M» Magna 

C. ''• Dio Afigl^ '^ Ma ddos angs 

C. '"• J«o gaspar '•'' Ma^ xMagna 

C. '-' Dií^ gaspaf ^' Mag»a luisa. 

C. .r P^ Maní '^ Ana Cieilia 

C, rrWic^ melchor " Justta M»^ 

C. '^ üio migl " Jua^ luisa. 

í;. '" Anlio Gaspr^ ^' Ana Mágica 

C. ^* V^ J«^ ''' María Susana. 

C. *•' franco llores '" M» Xalorna. 

C- "Di» Mrn. "Catta luisa. 

C. " po- Migl " Ma Magna 

< '. "'' Juo Alo " ana pasqa 

('^ " Mrn. Vasqae/ Su mugor auste 

C. ''' po Jacobo " Qitalina krisa. 

C, '' Dio Melchor "•- M» Xaloina. 

C. '" Jos * 1» nícofas " Ju» Clara. 



— 365 — 

C. " franco lucas " Justa Isauel. 
C. " Po Xacobo " Micaela pasqa 
C. " Po franco '' Ma Magna 

C. " Juo Domo '' Calta Juana. 

• • • 

C. '' Juo franco '' Calta Juana. 

C. " Juo déla Cruz '' Ma Magna 

^'' " Jua augna '' Ana Cicilia. 

^' '' Juo mrn. " Ma Magna 

t'^ '" Juo franco '' Jua Maria. 

^- " Po Jacobo " Catta Maria. 

^' " Migi.Gasp^ ''Ma Xalonia. 

^' '' Juo Sebn '' Inés petrona. 

^'' *' Juo mig^ " Ana Phelipa. 

^- '' Juo franco *' Ana Cicilia. 

^- " Juo Mrn. " M» Ana. 

^' '' Juo Bautta '' Petrona luisa. 

^' ** po lucas " Ana Isauel. 

^' " Juo Bautta " Ma Magna 

^- '' Juo Sebn " Berna déla Cruz. 
^- '' Juo Nicolás " Magna luisa. 
^' ' Dio gaspr " Ma Tomasa. 
^- "' Po Mig^. '' Ma Xaloma. 
^- ^' Juo Gaspr '' Ma Isauel. 

*' franco Ambo '' Ma Petrona. 
^- '' Juo franco '' Ma Justla 
^" '' franco Dio " Ma Xaloma. 

'' Ju^ gáspr " Jua Isauel. 

^^ franca mrn. '' Ana Magna 
^' ' •^ Ju? de Aluarado " Ma Magna 

* * Mrn. Santiago '* ana Isauel. 
1^* "-' Juo Gaspr '' Ma Magna 

*' Juo Migl " Ana Cicilia. 






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. Gabl san--- ^, ^.alV^ 
.co gon-A^^ 






C. • cíonUago s:a\otn*- 

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^- Mtan- ^^^; . Nna ^^ ^ 
^- .c juo S^*^!-. ^ - Nna e^^^'^^ 



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^^atva ;_\^v]iaTe'/' 



— 367 — 

" Jua Isauel " Calta M» " lucia Beraarna " Jua Isauel 
'' Calta Petrona*" ana Juárez " Ana luisa " ana mag"^ *' Isa- 
uel Justina " Ma Magna '' Ma Xaloma " Ma Magna ^' Ma 

Magna " Ma Magna '^ Ma Magna '' Ma Magiia '^ Ana Ma '' Ma 
lucia " Jua Magna " Jua Calta 

Muchachos y Grandes. 

Ana Magna ^* franco Migl ' Ma déla Cruz ' xMigl Seuasln '^ Juo 
de Santiago ' Isauel ' franco andres ' Calla Ma ' Juo sebn 
' Ma pasqa ' Po Mateo ' Ju9 Haulla ' Marcos Rey mundo 

• Ma Magna ' luisa ' Jua petrona ' Dio Xacobo ' franco Seb^ 

* Po gaspr * Juo pasql " Calta Verónica ' Dio Xacobo ' Juo 
Dainn ' Calla marta ' Calla Juana ' franca ' Juo grego • Ma 
Magna ^ Dio perez ' p9 gaspr ' Ma Josepha ' Calla 
Tomasa ' fran^^ pasq\ ' luisa Magna ^ Ma lucia '' Andres Mrn. 

'' Juo Migl ' Ma Magna' Ma Magna • Dio luis * Ma Magna 

" Po franco ^ ana ma Ma Magna' Ana Isauel ' Magna Susa- 
na ' po franco ' Dio Xacol)0 ' Ma Tomasa *• Ma Magna • Ma 
Xaloma '' Isauel ' Ma Magna ' Isauel Justla ' Calla Juliana 
•• Ma Xaloma ' María Ma ' Ma • Diego '' Nicolás Domingo 
' lucas po ' Ana Isauel '' Calta María ' Ma Muñoz ' pascja 
'' Ma Margta ' Magna luisa ' Ana Isauel ' Jua Isauel '' Ma 
luisa ' Juo de Santiago " Ju9 Augn ' Ma anga ' Ma Magna 

JaiEBLODE MITIUL'E. 

tJ. " Joseph aualos al^^ '' Ana franca '^ Josei)h Sán- 

chez ' anlo deveas ' Seuasln délos Angí^ ' Geroni- 
mo déla Cruz. 

C. '' lucas mig^. ''Ma Magna ^Rernnedela Ciuz. 

G- '' po migl '' Analncla. 

C. '' Barllnie garcía " franca micaela. 

C. '' Juo Mrn. " matiana Hern/. * Juo Hjrn:<. ' Nico- 



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— 369 — 

r, ** Pasql délos Reyes '' Juana gon/s ^ Martagones 

C, '' Xptoual mm- " Ma mag" ' Ma 

C. '' Juo Vasquez '' Juana déla Cruz. 

C '' Juo bernue *^ Ana (^cilia. 

C, •' Juo Ruiz '' Juana M» 

í^. " Juo Aparicio " Micaela delomas. 

C. •* Po Juo " Calta Heriiz. 



C. *' Franco gullz. '' iM» Jacoba "- Juo ortiz. ' Migl anj^l 

' pasqua beatriz ' franco guttz. 
C. " Juo Diego •' aaa nía - Xptoual déla Irinklad. 

C. '* Nicolás déla Cruz " lorenga andrea 

C. ** fran<^ Rodríguez '* Ma petrona. 

U '' Juo delcí Q-uz '' Ma Hernz. 

C. " Gaspr Sánchez ** Ana lucia ' Seba.<lian fauian. 

C. '' Migl Angl '' Juana Marta, 

C "' Migl Hernz. '* luisa Clara * Sebastiana Hernz. 

* Anga gerona 

C. '' Dio niigl '' auga petrona ** luisa déla t 

C. "• Anga lucia V. '' Mig^, Santiago " Gataa Juana 

"' Juo migl '' Domo Hernz, 

C. '• franco de Santiago. Su inugr aus^e '' Joseph tafo- 

lia '• píisqa M» V. '' esleuan déla Cruz. 

C. '' Ana M? V. '' Melchor déla Cruz '' DomV Ra- 

mos '' franca micaela ' Juo leonisio ' Ma déla Cxuz. 

G. Migl. déla Cruz " ¡\la lucia. 

C. " Ma Ma'rtia V. •' Maleo déla Cruz " Ju» Ma 

' Polonia detorres. 

C. *' Blas guttz.'' Jua Vasquez ' Micaela guttz, ' Ceci- 

lia guttz, 

C. '' Alo migl " Ma déla Crux. 

47. 



— 370 — 

C. " Migl Barttme » j^a beatríz. 

C. '' Migl kng\ " franca Angna '^ M» pas;^a *• ísauel 

Susana ^' fran^^ Juliana " gaspr délos Reyes " pasqa 
C- '' Augiia déla r»ruz. Su marido aus^ 

C •' Juo garcía '' ana Christina. 

C. " ana micaola V. ** Dp Dauín " Ju^ au»;" ' íp 

geroninio ' Ju» nicolas. 
C. '' iMigl geroninio *' ana Ma 

C. *' üio Hernz. '' tornasa déla Cruz '' María Homz. 

' Ju^ Hernz/ Aug^j Hernz. '' phelipe de Santiago 

V. '' Juo de Santiago. 

a ** Juo Alo ^' lucia déla Cruz. 

C. " Ma lucia V. ' lran<^-o Alo 

C. '' Juo tirado '' Susana de salasar. 

C. '* Bern^ Baluerde ' Ala Hernz. ' Juo ' fíem^^ 

• • » ■ • 

Valuerde. 
C- '' leonor Hermosillo V. ' Juo Hernz. '' leonor de 

Hennosillo ' franca Hernz. 
C. " Juo franco '- Jua agala 

C. '' franco Arellano " Isáuei Hernz 

rUKBLO Drt TEQUALTITj.AN. 

C, '' fraíico (loiiz^^ Al^c "- Josej)ha Hernz *• franca' 

Seuasl" ' ant(> trnjillo ^ Bernardina Calta 

C. '• Sel)V Honiz. '' Ai» Mag^a ^-Ana Joseplia " JnaiK« 

Ckira •' Nicola^^ Isidro ' Soh» Raniirez. 

C. '^ S(^b" Hernz. *\\ía Ana ' Jn<> franco 

C. '' Migl Mateo '' •U\^\ Clara ' Josopha nirn. ' ana 

lucia. 

C. *Mranco Sejjii ^'MaJu.stia '- Franco de Medina' 

• . ■ • • 

C. "■ Po inrii. "• Beatriz nía 

C. " Balltr mrn. " Ana Ma 

C. '' Juo mrn. Su luuger auste 



(\ " lUrUi^^' SiíMtiago V. *' Melcliola inicaela • A'icola- 

C, *' Dio folipe " Ma pasq^ ' Manuel. 

C '' Juo ¡yonz^ '' an<'"a do |>:íralla '' M^ Juslt"^» 

C, '' Alo mateo '' leonnr llennosillo. 

C *' lucas gJispr , S. '* Dom; l\ítroria^ Diego Damián. 

C!. ' Juo lorencjo '' Juana Clara ' pasqa franca 

Cü. '* Nicolás Hamirez •* elena Isaucl. 

C- " Juo BalLlr '' xMa Isauel '' Doma felipa * Juo 

naiUr •• Sob" Hern/. 

m 

C '' Migl ortega. Su niiigr aaste 

C. '' Doni9 Lucas " Heatri/ detorres '" Catalina deinen- 

doza, V- '' Domo déla (tík ' Joseph llernz. ' aug^a 
nía ' an^^a deperalla * Sehí} alonso, 

<:. '' (íaspr melclior '^ Ana Ala -^ ' Xptol^ SeJ>v 

C " Juo Hernz. '' "Sl^ Susana. 

<\. "" M'\^\ (ioWA^ •* Catta Juana. 

C " lucas ;íuüz. '^ Doma minia. 

C '' Salnador déla Craz '" CalJa Clara. 

C '' Hartto mrn. '' Ana Ma 

rrEHLo Di: mrsííuítiquk. 

<;. '' I*^> Sánchez V, Alcalde ' Juo Sauz. 

<:. ^* Isanel d(?la Cruz V. '' Harltí^^e gasj)r, S. 

<;. *' Juo felipe ''Ala déla Cruz. 

C. '' Dio Carriol! •' P¿i^(ia Ma ' pasija déla Cruz 4>o 

inigl^ • Juo lelipe * Juo S. llago. 

C '• Alo llernz. '• Clara déla Cruz. 

<:. ''- Juo Uodri;j:uez ' Ma délos Ang^* 

C '' Ju^ Garcia ^' Catta Hernz. 

C. •• Rafael déla Cruz " Marcelina orliz " Maiiu Iucíí 



— 372 — 

V. " Juo Vasquez. 
C- '' Juo Mateo " ana déla Cruz " Juan déla trinidad 

' Xptoual gonz^ 
C\ " Dio Balltr ** Melchora délos Rey» 

C. '' Juo Baltasar " Angelina déla Cruz. 

C. *' Juo Balltr '-' Mag"a m^ '* Agna ma V. 

C. '' franco Sánchez '* franca Mag»}» '' Ana Ftealriz V. 

* Nicolás Sánchez ' luisa Sánchez ' Ana Sánchez 

' Antonia Beatriz. 
C. '' P? Rodriguez '' lorencja felípa. 

O. *' Matías déla Cruz '' pasqa déla Cruz " Ju» gutU. 

' Clemte déla Cruz 
C. '' Matías déla Cruz "franca déla Cruz. 

Q '' franco déla Cruz "' Nicolasa Ma 

Q *' fran<^ inrn. " Tomasa déla Cruz '' pas^, goz^ 

C^ " Barttme Rodríguez '' ana ma ' Barlt^e R()dri- 

guez ' Jua muñoz. 
O, '' Ana lucia V. * felipe de S. Tiago ' Matiana Micaela. 

C '' Ju^ Camarería '' Jua déla C*ruz '' Juo Baltl^ 

' Domo lopez. 
(I •' Jii<> Xptoual '' Inés muñoz "- Clara muñoz 

'' Calilla Susana ' loresa petrona 'Seb" AI9 
C. '' Bal ti r Jacobo ' Ma Magna 

C. '' Gerónimo Vasqz. ' Clara munoz 

C, ** Andrés Sánchez '' M9 lopez. 

C. " Juo Vasquez '' Ana M» 

C. '' Dio Barttnie ^^ Melchora délos Rey» 

C. '' franco V^isquez '' Ma Micaela. 

C. '' Juo déla trinidad '' Margta déla Cniz ' pa?q^ 

^ Marcos déla + 
C '' franco Juo '' franca Nicolasa. 

C. '' Nicolás Hernz. '' Micaela déla 



- 373 - 

PUEBLO DR S. Jüv , NATURALES. 

'' Domo lopez AHe " lucia niag^} ' Domingo lopez 

" Juo Villegas *' Teresa déla (Iruz. 

'' Balita Xuares *' AI» déla Cruz '* Andrea déla 

trinidad ' Ma lopez " Saluador lucas. 

" iMi"l déla Cruz '' anaxinienez * Juo déla t 

*' Juo augíi '' Ma angiia * Pedro. 

'' felipe Vasquez '* Ma ]\Iag"a * lilas perez * Ana 

Vasquez ' Ma Vasqz. 

" Juo Saluador '' Ana Ma ' Juo Mig\ ^ Ma Inés. 

'' Joseph Domínguez '' Phelipa déla Cruz * Clara Do- 

mingz. * Po domingz. 

*' Monica garcia V. ' Joseph Mig^ 

" po Gaspr '' Ma Vasquez •' ana and rea V. '' Juo 

pasql '' Marta Isauel ' Juana and rea ' Migl, \\'is(|7- 

'* Nicolasa andrea. 

*' Maria Mareta. Su marido auste 

" Melchor déla Cruz ** elena ma ' Seb" déla Cruz 

' po Hernz. ' Xptoual Sanches ' Juo trujillo. 

'* Juana (lela Cruz '' ]Mateo Joseph. 

'' Domo Xuarez *' Jua Vasquez ' Juo Domo 

'' franco nielchor " beatriz monica. 

'' po Aluares '' Ma barbóla 'M^o Miguel. 

" Gaspar délos Reys " Catta Juana. 

'' Matias lopes " pas(|a délos Reyes ' Juo lopez. 

'' Juo mig\ '' Catta Juana ' Gaspar délos Reyes 

' Domo deorozco ' P9 rniguel. 

'' Isidro lopez *' Bernia Ma 

'' Juo trujillo '' grega déla Cruz. 

'' Josepba déla Cruz V. ' Juan déla Cruz ' M» de 

quesada. 



— 37'4 — 



C. 

C. 

C. 

c. 



c. 
c. 

c. 
c. 
c. 
c. 



" Melchora délos Reyes V. " Andrés mrn. ' lucas 

délos Reycí! ' J\Ia déla Cruz "Josepha déla f 

" Tomas miz ' Ana M» ' nicolasa franca ' pasqa del ¿^ 

Cruz. 

" Ma A[ag>>a V. 

" anilres V'asquz " M* déla Cruz " Barttme Hernssa<- 

" Catta (lelos angs, " .loseph déla Cruz ' Juo d. e 
Silva " Domo lopez ' felipe déla f 

" Juo déla Cruz " Teresa déla Cruz ' Juana deB. a 

Cruz ' Ag". lázaro. 

" }.Ja. lloros V. ' pasqual de aualos. 

'• .Juo déla Cruz ' Ma n Hernández ' Maria lui.sa. 

'' Juo líarltnie *' luisa goinez * niatias gomez ' ini^^s 

pero/ '' Halltr Xuarez ' Maria. 

" P<> Aluarcz *' Ma Barbóla. 

'' I>o Jiio - Maria Mañ^^a 

" Juo (lo (laniboa*^ Ju^i déla -h 

'' Juo iiYi'^^i •' Ana Xinicno/. 

"' Juo Vas((uez *' Augija dolos lley» ' Pas(|ur ^a 

dolos Iloy^, * Honito \\'is(iuoz. 

Conouorda oon su orijinal — ba en seis foxas 
(•rilas enlodo: y (^ueda en mi poder el original 
Xaloslotillan mavo (5 de ltí79 a"! 

/. Jfi'^ (¡om^ (Ir S(uitifu/n, (Su rúbrica.) 



s- 



NÚMEKO 3. 

.\parlo do] ar<iiiin(M)lo m^^ialivo contra ol supu(\<to di* ''*' 
iiili'()diicci()ii (!(» la iniprcMüa on Puebla |)or ol Ven. Sr. I^alafc:^-^' 
i'i (|ii;' so lineo ríMrroiioia (Mi la ñola (|uo ooniionza ^'" 
l;i p;'i^. ll.'Jdoí^sla ll¡>lori;!. olro argunionlo de i^'ual ind ^^" 
lo pinporcjoiia rl silonciíMpio respo(*lo do osa mejora ;íuarí''^ 
r\ \\ .Viiluiiio (loii/álo/ (le l{os(Mido, aoucioso autor de '*'* 
"Vi'¡:i í/í'l llinn. V I'aí'.wo. SouvK'Dou Juan do Palalbx v Me''' 



» escrita por dictamen ilel líinino. uarderiiil Moscoso \ 

ndoval, Arzobif-po de Toledo. 

efecto, aun(|ue el V. González de (íosende ocupa ludo 
el capitulo XI del libro 1 de esa voluminosa obra, en referir 
niinuc¡o?amente cuanto episcopal su biografiado obró y traba- 
jó durante su estancia en Puebla, ni la niáá ligera alusión le 
consagra, aun con referir de modo detallado cómo fundara 
el Colegio de San Pedro y San Pablo, y aun ocupándose tam- 
bién de que amplió y enriqueció el de San .luán, á la ajetrea- 

. introducción de la imprenta en la ciudad de 1ü¿ An¡.'oleíí, 

NIJMERO 4. 

§ III (1IK1. CAC. IV l)K I.A OUliA "ORUiEN 

DE I.OS DOS Cfel-KHRES SANTHAIUOS DE Í.A NUKVA fiAl.KílA." 

"Los Dones que le liá dado la devoción {á Nuestra Seaora, hasta 16DJ.) 

I DONtS DE SOLO ZACATECAS. 

'"Í84. El Conde de Santa Rosa, D. Juan Brabo de Medrano, 
le ofreció un brazero de plata, que está apreciado en mil 
pesos. Doña Catharina de Oñate, Madre de dicho Conde, le 
ofreció un Atril de plata, con una hnagen de Nuestra Señora 
enmedio de oro, el qual se aprecia en quinientos pesos. Don 
Marcos Pérez Montalvo, vecino que íUe de Aguas Calientes. 
~ r oy assiste en México, le ofreció un flaldoquin de plata, que 
3 apreció en mil ydocientospesos. Blas de Urdañigui. vecino 
í Zacatecas, le ofreció dos gradas de plata, para |)rinc¡pio de 
i trono, que se tazaron en ochocientos pesoí^. El Altere-^ 
Ifcntonio Calderón, vecino de México, le ofreció un ornameulo 
útero, con Dalmáticas, Capa, paño de Pulpito, y de Atril, y 
ntal de brocado anteado y blanco, que costó mil pesos, 
nian de líetis, vecino que fue de la Ciudad de San Luis, le 
«ció tres sillas de terciopelo encarnado, bordadas de oro, 
jae costaron trecientos pesos. Assimismo, tiene seis cadenas 
í filigrana de plata, que ie han dado diferentes personas. 
^ene también un frontal de plata, y Sagrario de lo mismo, 
í trajo al Santuario un Hermano demandante, de Uwvosftaa, 




— 376 - 

que dieron diferentes personas. La caja en que está la Santi- 
ssinia V^irgen, está guarnecida de plata por la parte de afuera, 
y la de adentro. Tiene catorce blandones de plata, grandes 
Y pequeños, que han dado diferentes devotos. Tiene assimis- 
ino quatro Ciriales, un Acetre, Hissopo, dos Incensarios, y 
una Naveta, todo de plata. Otra Naveta de nácar, guarnecida 
de plata; tiene mas, unas Andas de plata en que sale la San- 
tissima Imagen el dia de su Fiesta, que es de la Concepción; 
estas costaron mil pesos. Tiene otras Andas de plata, que 
sirven á la Peregrina, quando salo á pedir limosna, estas 
costarian tanbien mil pesos. Tiene cinco Lamparas de plata, 
una grande, y las quatro medianas. Tiene assimismo once 
Lamparas pequeñas Tiene cincuenta y ocho candeleros 
medianos, que han dado diferentes personas; y quarenta y 
ocho Pebeteros, dos Sahumadores pequeños de plata, dos 
Jarras de plata, que sirven de Ramilleteros, dos Cubiletes 
l)equeños de plata; un vaso de plata para el comulgatorio; un 
Jarro de pi(*,o de plata; las palabras de la Consagración, y el 
Evangelio de San Juan de plata; ima Concha pequeña de plata; 
una Araña de plata con seis Arandelas; unVernegal con Salvi- 
lla de plata. Tiene quatro Cálices con sus Patenas, y el uno todo 
dorado; una Custodia de plata con su Viril, dorada y esmal- 
tada; otro Viril pequeño. Tiene un Vaso de plata, y otro mas 
pequeño, que sirven para el deposito del Santissimo Sacra- 
mento. Tiene un Vaso pequeño de plata, para llevar el Viatico. 
Tiene unas Chrismeras de plata. Tiene una Cruz-Magna de 
plata, y assimismo la del Guión. Otros ocho platillos medianos 
de plata. Tiene variedad de corazones de plata, ojos, dientes, 
píM'Jios, cabezas, cuerpos, orejas, y lodo de plata, que le han 
ofrecido sus devotos, cada uno conformen la dolencia, ó acha- 
que qii ^ palece; esto en quanto a las alhajas que tiene de 
plata. 

185. No son de monos importancia las de oro, que han ofreci- 
do (lilerentes personas. Lo primero, tiene cincuenta y tre.^ 
sortijas de oro. con diferentes piedras preciosas. Tiene una 
Corona do oro, (|ue sioni|)re .sirve a la Sagrada Imagen, guíi*'" 
nocida (I(í perlas, con nna rosa óo diamantes pequeños. T¡e- 
//.' otra Corona «l.^ íili'^nun. Tiene siete Concepciones rf^' 



', guamecidits de piedras preciosas y perlas. Tiene un 
razón mediano de oro, esmaltado en encarnado, y orlea- 
de perlas. Tiene diez Cruces medianas de oro y perlas. 
^ene caiUfdad de jazmines de oro. Tiene un Niño Jesús de 
0ro, Y olra Concepción pequeriita de oro. Cinco Relicarios pe- 
||ueñ03 de oro Tiene un Berrueco en fonna de corazón, guar- 
íécido de filigranadeoro. Tiene un triangulo pequeño de oro. 
ton UB San Juan, otro triangulo mediano con un San.Anto- 
ío, assimismo de oro; tres vejuquillos de oro. Tiere otro Niño 
iasus mediano de oro; dos Hosas medianas de oro, guame- 
Sdas de perlas. Tiene dos Veneras de oro, una Medalla de 
I Concepción de oro. Tiene un apretador de oro, guarne- 
ido de jacinto:* y perlas; una Cruz de Santo Thoribio, guame- 
ida de oro, con un cabestrillo de oro; un Relicario pequeño 
le oro, con un San Di^o; un crvstal guarnecido de oro, con 
ina Imagen de nuestra Señora por una parte, y por otra una 
IKruz Tiene variedad de jazmines. Cruces y Relicarios pe- 
riueños de oro. Tiene un cabestrillo pequeño de oro; un 
San Nicolás pequeño de oro: un Perico de oro con tres es- 
.eraldas, qus se apreciii en quinientos pesos. Tengo nota- 
en estas alhajas que tiene nuestra Señora, que han veni- 
de variedad de partes, de los dos Heviio*- de la Nueva- 
ipaña, y Galicia; y las que tiene nuestra Señora de los Re- 
letiios, según he visto en su libro, son todas las mas de laCiu- 
'd de México; con que si hemos de inferir la mayor devoción 
las alhajas, diremos que á nuestra Señora de los Remedios 
tieneu mas devoción en México; y á nuestra Señora de 
Juan en México, Pueliia. Michoacan, San Luis. Zacate- 
Guanajuato; y enfin, en todas las Ciudades. Pueblos y 
jares de las Indias; pues no av lugar de donde no venga 
[a alhaja. Passe Señor esto por ponderación de sir- 
ite, y no el menos beneficiado de esta San tissinia Imagen, 
assimismo un Cintro de oro, tiene otra Concepción de 
guarnecida de perlas y jacintos. Veinte y dos pares de 
'dllos de oro, con aliuendras de crystal y perlas; unos Sar- 
los de filigrana de oro, con piedras blancas; quatro pares 
Sarcillos de oro, unos en forma de medias lunas, guar- 
ios de perlas y piedras preciosas; ajgunas uienudeucia? 




-378 - 

ilfi oro. como son Periquílos pequeños; un S. Sebastian de 
oro; olro Celro iie oro. guarnecido de perlas. Tiene una 
gorrera de perias, v algunas piexas de oro en piedras pre- 
ciosas. Tiene tambicn una cadena de perlas, qno continua- 
mente tiene pnesla la Sagrada Imagen, y tres nilos de perlas 
gruessas, dea cien perlas cada uno; trtíinla soguillas de perlas 
y aljófar; dos tiosarios de perlas: (res pulseras de perlas 
una cadena de perlas y aljófar; otra cadena de aljófar muy 
menudo; una Corona de perlas; otra f^rona pequeña de 
perla.*. 

IftS. De los vestidoHdeesla Sagrada Imagen; tiene uno de ra- 
so morado bordado de piala, y algunas piezas de oro con pie- 
dras preciosas, el manto de esle vestido está también lar- 
dado de perlas, y con unas rosas grandes de perlas, y en una 
que tiene de perlas gruessasestá el perico de oro, que dige 
arriba estar apreciado en quinientos pessos; olro vestido tie- 
ne de lama azul, assimismo bordado de perlas y oro; otro 
de damasco \ erde, bordado de perlas y corales. Assimismo 
tiene otro vestido de raso encarnado, bordado de perlas, con 
algunos jazmines de oro; quince sortijas de oro, las seis de 
esmeraldas, una al parecer topacio, las demás jacintos .y da- 
beques. Tiene otra pollera de diamelole azul, con quatro 
Concepciones de oro; quatro rosas de oro y jacinlos, dos 
Ghrislos pequeños de oro; ocho Cruces pequeñas de oro y 
piedra3;tresGruzes pequeñas de madera, guarnecidas de oro; 
dossortijas de gránales y clabeques; quince jazmines de oro; 
una Concepción de oro y perlas, cincuenta y nueve de los 
pendientes, y ocho que liene una de las Concepciones, dos 
perritos pequeñosde oro. Un Berrueco pequeño en forma de 
corazón, guainerido de oro. Tiene olro vestido de tela en- 
carnada, guarnecido en punta de filigrana de plata, olro de 
raso blanco con manto azul bordado ile oro. tiene assimis- 
mo otros diez y siete vestidos de tela de diferentes coloree, 
llanos. 

SIV. 
[ÍOPA DE SACRISTÍA. 

187. En lo que loca a ropa de Sacristia, tiene lo siguiente: 



-•- .^7') 

í.ioii 1 'alias bonlii del:?, deliladas v labiadas; catorce labias de 
manteles, con sus puntas de Flandes; un ornamento entero 
íle lampaso; otro que es el que dio el AH'eres Calderón, co- 
mo tengo dicho, de ))rocado anteado y blanco, entero, con 
Frontal, Paño de Pulpito y de Atril; tiene dos Casullas de la- 
ma blanca con sus Paños de Cálices, y Volsa de Corporales; 
dos de lama verde con la misma, una de lama morada, assi- 
mismo con Paño v Volsa; una Casulla de lama encarnada; v 
otra assimismo encamada, de Damasco de China, con sus 
Volsas y panos de cálices; tiene otra Casulla de lama antea- 
da, con su Volsa de Corporales, y ol l^año de lampaso en- 
carnado, verde y blanco; do s casullas de damasco encarna- 
do, con sus Volsas y Panos; otra CíLsulla de lama verde con 
í?u Paño V V^olsa; otra de chamelote verde, con su Volsa de 
Corporales, sin Paño; otra de damasco morado con su Paño 
V Volsa; otra de damasco azul con su Paño v Volsa; otras 
quatro Casullas ya muy traidas; diez y ocho Alvas; catorce 
Amitos; y una docena de Cingulos- 



XUMBRO r». 

Carta del Señor Obispo de Guadalaxara Don Juan de Santiago 

León y Garabito. 

Señor Br. Nicolás de Arehalo. 

I'uego al instante que Vmd reciba esla i)roceda á poner al 
i pie de ella, en toda forma, los milajiros de que V^md tuviere 
noticia que há hecho Nu(íslra Señora de San Juan, desde el 
^ia 18 de Marzo del año passado do 1()()8. liasla la hora 
PJ'esente, con toda claridad, individuación y distinción. La 
^^vocion general que se tiene con la Señora; si es de pincel, 
^ detalla; el tamaño de la hnagen; quanto dista de la Villa de 
'^5$ Lagos; quanto de esta Ciudad de (íuadalaxara; la Ij^'lesia 
í'^e tiene, y su fabrica; los dones íjue le han dado; los orna- 
'^^utosque tiene, poniendo en quanto a los milagros, el modo 
^^Hio Vmd lo sabe, y lo averiguare con lodadisUv\cvow.%V^>^- 



— 380 — 

fundamentos que Vmd tuviere. Assimismo, pondrá Vmd el 
aderezo del Santuario, y el estado que al presente tiene el 
Templo, y el año en que se renovó esta última vez, con el 
adorno de las torres. Los Ministros que le asisten; y muy en 
especial el dia que se celebra su fiesta con tan grande concur- 
so y devoción. Y remítame Vmd dos estampas, una délas 
grandes, y otra de las pequeñas, lien, á qué beneficio perte- 
nece el Santuario, que Cofradías tiene, que dias se hace la 
tiesta principal, que dias son festivos en el Pueblo, y el modo 
con que se celebran. Y en quanto a las alhajas y bienes, .solo 
certificará Vmd desde el ultimo inventario hasta oy. Y espero 
esta razón original, todo con toda brevedad; y lo certificará 
Vmd conjuramento en quanto pudiere. Guarde Dios á Vind 
muchos años. Guadalaxara y Julio 14 de 1691. 

Muy de Vmd siempre 
Juan Obispo de Guadalaxara, 
Sr. Br. Nicolás de Arebalo. 



NÚMERO 6- 

En la primera linea de la página 188, dice «1815»; 
be decir: «1715.» 



NÚMERO 7. 

• 

En el "Vocabulario de las voces principales de la Air:^ 
rica» que trae al (in do su ''Diccionario Geográíico-Histórí 
(lo las hidias ()ccid(Mitales» el Coronel I). Antonio Alcec^ 
(Jolino así la vo/ Álnwfrez que se lee en la pág 148 del p^' 
sonto libro: 

fALMOFREZ. 

'Tunda de baqueta que sirve en lugar de maletón p*-^ 
guardar Jos colchones en los viages: es del tamaño de estc^ 



- 381 - 

tiene la abertura en medio de todo el largo por donde entra, 
luego la envuelven, y lian con una cuerda: se usa en toda la 
América." 

La voz castiza, según el Diccionario de la Academia Es- 
pañola, es Almofrej, y tiene origen árabe. 



NÚMERO 8. 

En la iiihlioteca Pública de Guadalajara he hallado los 
siguientes sermones antiguos, referentes á Nuestra Señora de 
San Juan y de los cuales sólo el tercero de ellos menciona 
Beristain: 

SERMÓN PANEGYRICO || AL INMACVLAÜO LIBRO, || 
Y Sagrada Apologia de la Gracia contra el infamatorio || Libe- 
lo de la Culpa, | EN LA PURISSLMA CONCEPCIÓN ÜE LA 
SOBERANA || Emperatriz de Cielo, y Tierra, iMadre de Dios || 
MARIA SANTISSLMA; || Excempta desde el primer instante 
de suser en el || Debe, ó pudo haberde lacomun Deuda; || En 
su Dia octavo de Diciembre, || QUE PREDICÓ || El Padre AN- 
TONIO RAMÍREZ, Professo de || la Compañía de Jesús, |( En 
e Santuario de la misma Señora, y casa del Se- || ñor SAN 
JOAN BAPTISTA, debajo de cuyo Titulo, || y Advocación se 
Celebra. || SACANLO A LUZ || Las afectuosas expensas del 
Capten D.MIGVEL || GONZ ALES DEL PIÑAL, Y ALCEGA; || 
quien coino su Mayordomo que fue, lo dirige, y Consagra \\ día 
misma SEÑORA. || Con licencia de los Superiores. En México: 
por los HEREDEROS de la Viuda de jj Francisco Rodríguez 
Lupercio. En la Puente de Palacio. Año de 1709. 

SERMÓN II QUE EN EL DIA DE LOS DESPOSO- || rios de 
MARIA Santissima con el Patriar- || ca San JOSEPH, primero 
de la solemne || Octava, que celebró el Santuario de nuestra | 
Señora de San Juan en la Dedicación || de su Camarin, PRE- 
DICÓ II El Señor Doctor Don Miguel Nuñez de Godo y, || Arce- 
diano de la Santa Iglesia Catliedral déla \\ Ciudad de Guadala- 
xara, y Examinador \\ Synodal de su Obispado. \\ SÁCALO A 
LUZ II El Br Don Joseph Martinez de Alarcon, || Cura Bene- 



— 382 - 

(¡ciado, Vicario, v Juez Eclo- || siastico del Partido de Jalos- 
totitian, II QUIEN 1.0 DEDICA, || Ael Ilhistrissimo, ,/ Rereren- 
fli.^sinio SrnorDfw \\ Fr, MANUEL DEMIMBELA r/f»/ Orrfp;/ 1| 
(h' San FraHcisro, Obispo Electo de Pfuuunft, // || OaxacOy y 
(fcfHftl ch' ^ruadfda.rcnri, Xiievo Jiet/no \\ de León, Provimm 
del Xat/arif, Californias^ || y Coaquila, del Consejo de su Ma^ea- 
tad, II CON LICENCIA EN MÉXICO POR LOS || Herederos de 
la Viuda de Miguel de Ribera Calderón. 

En la ''iJedicaloria" al Sr.Mimbela, feclia 30 de noviembre 
de 1715, dice el Br. Martinez; *'No tubo la fiesta (rf^ lu dedi- 
cación del Camarín) la gran fortuna de que la authorizasse 
V. S. Illrna. con su presencia, ocupado provechosamente 
en la visita de su Diocessis, aunque no le faltaron sus influ- 
xos, pues el vltimo dia de los ocho, que se persivieron á la 
solemnidad, dispuso V. S. Illma. corriese ú expensas de su bi- 
sarria, clausulándose la festiva pompa, con la magnificencia 
de V. S. llhna. porque se recopilase en vn dia solo la cele- 
bridad de todo vn Octavario. Mas porque tenga también 
parte V. S. Illma. en el primero dia, me resolvi á publicar de- 
bajo de la favorable protección de V. S. Illma. el Sermón, 
que en esse primero dia de las íieslas predicó el Señor Doc- 
tor D. Miguel Nuñez de Godoy, dignissimo Arcediano de la 

Santa Iglesia d(í Guadalaxara > 

El predicador dijo entonces:.... "por esso, quando e.sta 
Sacratissima Imagen de Maria quiere Dios, represente la IV 
rissima Concepción de la Señora con todos sus privilegioj?- 
quiere se llame Imagen de nuestra Señora de San luán? par^ 
que haga reclamo á los dos luanes Haptista y Evangelista, V 
si antes quiso en el aiio de treynta y quatro con el prodigio 
del leño declararla Imagen de Maria Santissima concebida 
sin i)e(:ado,, de aqui adelante la declara Imagen de la Seño- 
ra, concebida en gloria, con ((uerer se colociue en esseThro- 
no, donde lirmemente (juede adornado e^sse Sagrado Simn- 
lacliro. con a(|uelia Corona de oro. y preciossimos diamanle^V 
esmeraldas. (|ue después de mucbos años, (pie ha se hizo, p^'* 
lo (lelicadn de esta Imagen en su materia, (jue es caña, no ¿ele 
ha puesto hasta aora. que pendiente de a(|uel Trono condoí^ 
r;/(/e/]/7/as de oro, se le dedica á su cabeza por symbolo d^ 




su gloria» "Assi se coloca oy, dedicándose osle dia 

este inagestuoso Trono, cuya materia, loda es pura piala, 
adornándose el Tabernáculo con clarissimos crystales, que 
franquean la vista de esle Sagrado Simulachro. assi á la 
parte de esta Iglesia, como á la de este curiosso Cainarin. rico 
por su adorno, aseado por 3u esmero, á quien la devoción ha 
adornado ya con los sie.le Principéis Ciilestiales (;n el ámbito 
de su bobeda; ya con los quatro mysteriosoi; animales León, 
Buey, nonil)re, y Águila, sobre que se v¿n al vivo colocadas 
las tallas lU- los quatro Sagrados F-vangelislas en sus quatro 
picliinas, ya con las dos estatuas, que hazen lado al Trono de 
MARÍA Señora nuestra, de Abralian, y David, de cuyos pe- 
chos, saliendo dos vistosos verdes ramos, que se estienden 
por toda lacornisade esta maquinosafabrica, dan hueco entre 
sus ojas á dibujarse en obalos curiosos las estatuas de loa 
Reyes de la Generación de Chrislo Señor nuestro, que nos 
cuenta San Matheo; terminándose este Árbol genealógico en 
la parte contraria al Altar, sobre la maquinosa claraboya, 
que dá luz á este edilicio, puesta á la occidental plaga, sobre 
que se mira colocada la Imagen de la Concepción de María. 
y para que se repila esta especie, como que tanto edilicio no 
baste el ofrecerio vna sola vez á aquesta Sagrada Imagen se 
colocan estas dos maquinosas Lunas, essos dos grandes es- 
pejos, en que multiplicada loda la especie de este curioso 
Camarín, y de aqueste rico Trono, sirva á la devoción, que 

lo fabrica de repelido sacrificio á laSeñora« 

"Es oy el dia de los Desposorios de Maria Santissima 
con el Palriarcba San Josepb, y aviendo este Camarín aca- 

lose dos años ha, y aviendo este Trono perficionadose 
de vn año, y aviendose querido celebrarsu dedicación 

año passado dia de la Assumpcion de Maria Santissima 
Señora, y este año el dia de la Purificación las con- 

jencias del tiempo (como todos dicen) la providencia al- 

líma (como yo entiendo) ha hecho, que oy se haga esta 

iCacion» 

SERMÓN II PANEGÍRICO, || Que en el quarlo dia de la 

ilemnissima Octava || de la Dedicación de el sumptuossisimo 

larin II de la Milagrosissiina, y Celebérrima Imagen d?; '^ 



— 384 — 

MARÍA SANTISSIMA NUESTRA SEÑORA, || con el Titulo y 
Advocación DE SAN JUAN, || que se venera en su Santuario, 
en la Feligresía || de el Valle de Xalosto tillan, y Obispado jj 
de la Nueva Galicia || PREDICÓ | EL P. FR. JUAN AN- 
TONIO DE BARBOSA, \\ del Orden de S. Atigmtin, de la 
Provincia de S. Nicohs' de \\ Michoncan, Lector de Prinuí de 
Saqrada Theoloqia en el \\ Colegio de 8. loseph de Gracia de la 
Ciudad de Gmdalaxara. \\ DALO A LA ESTAMPA || EL Br. 
D. JOSEI>H MARTINEZ DE ALARCON, || Cura Beneficiado 
porsuMagestad, Vicario, y Juez || Eclesiástico de aquella Feli- 
gresia. || QUIEN AFECTUOSO LO CONSAGRA j| A la misma 
Soberana Emperatris de Cielo, y tierra, Madre j| de el Verbo 
Eterno, Reyna de los Angeles, y Señora de el || Vni verso, la 
Santissima Virgen Nuestra Señora || DE SAN JUAN. || Con 
licencia de los Superiores^ en México por los Herede- || ros de 
la Viuda de Mif/uel de Ribera en el Eniped rodillo. 

En el folio 10 dice el predicador: "O mil vezes dichosos 
los que empleados en obsequiar á tan gran Señora le han 
consagrado este Erario? Felices porque agradecida la Señora 
les retorna vn Camarín de portentosa grandeza, y les ofrece 
vn Celestial Joyel. Esta correspondencia avrá experimentado 
el Illmo. y Rmo. Señor Doctor Don Diego Camacho, y Avila, 
á cuya disposición, nacida de vna devoción ardentissima á 
esta Milagrosa Imagen, se debió la edificación de este Caiiia- 

rin Este mismo retorno se le previene al Illmo. y Rmo. 

Señor Don Fr. Manuel de Mimbela, á cuyos influxos se debe 
esta Dedicación, y á cuya magnanimidad debe el Camarín 
costossisimas alhajas con que se adorna." 

ENIGMA II PANEírYRICO || QUE EN LA CELEBRE OC- 
TAVA DE LA II Dedicación del preciosissimo Camarín de 
Nuestra || Señora de San Juan. El quinto dia, Sábado, día 
del II Gloríoso Aposto! San Andrés || DISCURRIÓ || EL P. Fr. 
NICOLÁS BERNARDO RAMOS DE VAL || DERRAM A, Pm//- 
rndor jnbihalo, Comendador, // por \\ qnairo trienios del Contra- 
to de Theoraltirlfe el (jr ande, del Sarro \\ Real, y Militar Ordcft 
de Nuestra Señora de la Merced, Redemp- \\ cion de Captiros. 
Natural del Real, // Minas de San loseph \\ del Parral, en lo 
yaera Viscana. \\ Y \SSV Cou cordial afecto, con reconoci- 




itiipnloile liijo, 1] V poii vci-íik tle fjiiielijm lo olTrecp I) A l.Ot? 
FIES 1)K LA SOBEKANA JfKVNA )J l)K I.OS A^NOELES H 
ftlAKlA SANTISSIMA CON El. TITULO DEL lí AYO, SITA 
EN DICHO líL. POIi MANO ll IV-I Señor (¡1. IL JOSEPU ZH- 
1ÍL\TTK su sHi^iular (levo ]] lo, minero en el Uo;il v Min>is iIg 
Chtt'ua^iuL II A EXPENSAS H D>'I S>-ñur Br. \Í. lOSW^Il 
WAitTINE-í DE ALABCON. ti Cwrrf (pnr su Mogeiíhul} dd 
J'uebh <Í>- XfihdnfiÜa». \\ CON LICENCIA. En MÉXICO, |.or 
l''i\ii¡(.'i:<i:o (I ' lüvera || Calderón, m Ll calle de S, Au^'iisttP, 




El Camaríu cniíio está actualmeule. 



nt'imero ^- 



El Sr. diputado D. Manuel Muro, enidito historiógrafo y 

fino aiiiiyo, en el prerioso libro que acaba de publicar 

»n el título de «Misfílánea Potosina,> inserta un aniíTiado 

üculo suyo, que es porlinenle conocer, siquiera sea en su 

irte principal, á fin de fomiarse idea completa de lo lia 

tiva que era la feria saniuanense para los hiJbityntes de 

a Estados del Norte de la República; 



— 386- 




* txi Feria de San Juan de los Lagos 

«El periódico L<¡ Vos de la Niñez, de Lagos, * dedicó en 
1 897 un articulo conmemorativo á la feria de San Juan, con 
motivo det centenario de la concesión olorgada por el Rey 
Carlos IV á dirha Villa para una feria anual, durante la cual 
serian libres los efectos que en ella se vendieran, de toda 
clase de derechos. 

«El mismo periódico citó los años en que dicha feria lle- 
gó á su mayor apogeo, la cantidad aproximativa de gente 
que concurría de todos los puntos de la República y las can- 
tidades que se calculaba en movimiento de efectos naciona- 
les y extranjeros. 

«Nada me parece exagerado de lo que dice La Voz de 
la Niftez, si admitimos por base el participio que San Luis 
tomaba en la famosa feria. 

«Me tocó presenciar por los años de 1850 á 1854, el 
inmenso gentío que salía de San Luis para San Juan de los 
Lagos. Los comerciantes, dejando encomendados sus esta- 
blecimientos á los dependientes de más confianza, salían 
desde los primeros días de noviembre, llevando sus carga- 
mentos de efectos que podían vender ó cambiar en la feria. 
Los que conseguían en la Villa una tienda, en altísimo pre- 
cio de alquiler, se consideraban afortunados, pues la mayor 
parte tenían que exhibir sus mercancías en accesorias, en 
los portales ó puestos ambulantes al aire libre, y muchos ha- 
bía que ni del cuarto del mesón ó posada los sacahan, sino* 
que en el mismo alojamiento hacían sus Iransacciones. 

«Los romeros, aunque nollevíiban bordón ni esclavina, 
empezíüjan íi salir desde mediadus del mismo noviembre, 
para buscar en San Juan, con alguua anticipación, un atoja- 
mienLo cómodo. Se entiende que esto lo hacían los (jue dis- 
frutaban de recursos para proporcionarse esa comodidad; 
pero el día clásico para el gentío era el día 30 de noviembre, 
día de San Andrés Apóstol, fecha y santo que adquirieron 

(*) Ijéase San Juan de los Lagos, puesto que en esa ciudad y 
no en la de Lagos es donde se publica, desde ha^e más de diez años, 
La Voz de la Niñn, simpático periódico que escribe el sentido poeta 
Sr, D. J. Silverio de Anda. 



387- 



^an popularidad por ser el día escogido para emprender !a 
marcha hasta e! célebre Santuario. 

«Como en iui tiempo las vacaciones eran de mediados de 
í^osto hasta el último día de septiembre, en los diaa de la 
feria ya estaban abiertas nuevamente las cátedras, y recuer- 
do que la mayor parte de los estudiantes la pintábamos para 
ir á divertirnos con la salida de los peregrinos. 

«Desde la Casa Municipal de Matanzas, hasta el punto 
llamado de la Mexicana, en la zanja que al Oeste y N. O. corta 
la ciudad, se veía como un hormiguero de tiente, de caballos 
y de asnos. Hombres y mujeres de la clase media y pobre de 
la sociedad, niños de todas edades, perritos falderos, jaulas 
con pájaros, equipajes, según las proporciones de los dueños, 
colchones, envoltorios de zaleas, petates y jorongos, guajes 
6 cantaritos con agua 6 vino, canastas ó costalitos con basti- 
mento ó (ford.e.adn coirio le llaman en los pueblos de Oriente. 
Todo se veia en aquel heterogéneo concurso. 

í A las siete de la mañana empezaban las gen tes amontar 
en sus cabalgad ura.s, y entonces era de oir las blasfemias que 
ibrotaban de los labios de lo.s arrieros, porque como los burro?? 
nunca han entendido de orden y disciplina en la formación, 
36 confundían con los de otros dueños y trabajo costaba reu- 
ínir los de cada recua para ponerlos á disposición de los via- 
jeros. 

«Entretanto, no escaseaban curiosos incidentes que 
provocaban la hilaridad de los espectadores Ya era una 
señora entrada en años que ayudada por el arriero ó por 
iKlgún acomedido, iba á subir al jumento, pero que le daban 
1 impulso que en vez de caer sentada eii el aparejo, salva- 
l al animal, cayendo de bruces en el suelo. Ya una joven 
(resumida, que encargaba le dieran un burro que no fuera 
lojo, y el que apenas sentía la carga, se soltaba echando re- 
aros, arrojanilo desde el priuiero ó el segundo á la jinete á 
ftia regular distancia, y ya por último, se formaba una coli 
I de veinle ó más pollinos, que producía magullamientos 
^piernas y caídas, acompañado todo de denuestos, gritos 
itos, risas é insolencias. 

«Todos estos episodios nos divertían admirable meale 



1 



aen 




-38S- 



llis csludíanfes. Fomíábacnos nuestro punió tie visla, erj el 

I luiente i\ae enlonces había sobre \n zanja, y desiie allí, eti 

líieil'o de las más ule^rp^ caicajatlas. leslejábainos y aplau- 

lU.amoa á dos itiaiios las p.^ripa-ías que les ocurrían á los 

iMirero?-. 

«A eso dft las oxu^a lodo estaba ya en silencio, habían 
iiianíliado >a todos los eainiíianleí', quedando solanienle al- 
gún apoiTi-ndo (|!ie ya no pudo caminar, y como lénnino 
lie la perejfriiiad'Hi, se veían sobro el camino de la garita do 
Jküsco, algunos hombres y mujeres que por nmiidu camina- 
l>an de roiiilla=f iiasLa cotusnxar el ascenso de la r.uesla de 
l'>iAileril!aB. 

*EI misino día ó e! sigiiieiití; a más tanlar, Ihjüaiwn los 
auxiliaroií de íiqii-Hlo-í puntos trayendo cuatro, aei.s y basta 
dhz cadávere? ile losí-aminantesnue solos ó con lodo y ca- 
bdgaduras habían rodado cu lus despeñaderos de iiquclla 
cuenta. Kn ese tiempo iio estaba todavía alHerlo el camino 
que ahora exísle. había veredas estrechísimas ijue sólo per- 
mitían el paso de un animal ó de dos hombres á lo más. de 
manera que en esaafiuencia do caminantes era ruuy frecuen- 
to que unos á otros su empujaran ocurriendo las deshacías 
queanualmcnte se registrahan en aquella numerosa romería. 

«Y fio era este el único peligro á que se exponían lus 
devotos de la Virgen de San Juan. Seguía después el de los 
ladrones, que con toda banquilídad se instalabim en todo el 
camino de la cuesta. 

'■Todos los peregrinos que salían de San Luis el BO de 
novíen)bre, llegaban á San Juan el B de diciembre, permane- 
cían allí hasta el día 8. después de la misa do función, y sa- 
lían para esta ciudad después de mediodía, llegando los pri- 
meros en la mañana del día J2 y los últimos en la tarde. 

«Los que salían de San Juan del día 9 en adelantf^, eran 
los que pagaban su conl-ngenle á lo? liijos de Gesta.s. 

• Si mal no recuerdo, el año de 1853 se situó una gavi- 
lla de más de sesenia ladrones, los días 13 y 1-t de diciembre, 
desde el punió llainailu la Escalera, hasta Volcancillos ó 
(luesla del Cochino, á esperar á los viajeroí^ de San Juan; 
como vulgarmente se dice, hicieron una pvln terrible, pues i 



— 389 — 

pasaron de doscientas las personas amarradas en los árboles, 
nopales y peñas del camino. Hombres, mujeres y niños pasa- 
ron un día y una noche sin alimentos, vigilados por sus agi'e- 
sores, porq»ie á todo el que pasaba le cabía la misma suerte. 
Cuando la autoridad de San Lui.^ tuvo conocimiento de esos 
hechos y mande') la fuerza de eaballeria competente, s()lo tuvo 
ésta el (|uehacer de desatar á los robados, pero á los bandidos 
no les vio ni el polvo. 

«A pesar de lodos esos inconvenientes, nunca decay(') 
el entusiasmo en iiueslro pueblo por la peregrinación anual al 
Santuario de San Juan de los Lagos, y es seguro (|ue todavía 
tendría ahora aquella feria la misma importancia, si la guerra 
de los Tres 7\ños y la de Intervención no hubieran intíUTum- 
pido las peregrinaciones, v las nuevas leves fiscales no hubie- 
ran .suprimido las franquicias concedidas á aepiolla localidad. 
«Todo el tiempo que i)ermanecían en San Juan los 
comerciantes de San Luis, sufría cifírla parali/acicni el comer- 
cio de esta plaza. por(|ue todos, especulador(\^ y consumido- 
res, esperaban el regreso de los duíM^os de las casas de comei'- 
cio, para comprar los efectos do San .luán, (jue los suponían 
más baratos, más nuevos y de mejor calidad. 

«Alguna familia iba á buscar algún efecto á una tienda. 
y aunque lo hubiera lo negaban, diciendo i|ue no tardaba <»n 
llegar el patrón de la feria y que traía un magnífico surtido. 

«AI llegar los dueños de las casas, se aglomeraba la gen- 
te en verdadero tumulto, á comprar las novedíides de la feria, 
y en muy pocos días vendían los comerciantes lo que habían 
traído y lo que tenían como mulos en sus almacenes y bode- 
gas, pero que todo salía á buenos precios como artículos 
comprados en competencia en la plaza de San Juan. 

«Recuerdo que siendo administrador de la Aduana I). 
Francisco Palomo, en tiempo del (iobernador 1). Julián de los 
Reyes, le (h^comisó á un dueño de mercería, D. Severo Lo- 
chón, trescientos y tantos sombreros alemanes que venían 
como traídos de San Juan, en la puerta de su mercería y que 
como baratos se vendían como pan caliente. El Administra- 
dor Palomo fundó su procedimiento en que dichos sombre- 
ros no habían sido presentados á la oficina, y Lechón, viendo 



— 390 - 

que legalmente perdía el asunto en el juicio contencioso, 
tuvo que declarar y pudo probar plenamente, que los dichos 
sombreros no vinieron en su carga de San Juan, sino que ha- 
cía años que los tenía en bodega y aun algunos presentaban 
algunas picaduras. Lechón se libró de la pena de comiso, y el 
juez, Lie. Ortega, sólo le impuso una multa por engaño al 
público. 

« í.o curioso de esa romería y que le daba extraordina- 
ria importancia mercantil, era la creencia vulgar de que las 
mandas á la Virgen de San Juan, sólo eran bien recibidas por 
la Madre de Dios, en los días de la función clásica de Diciem- 
bre, de manera que en todo el año nuestro pueblo se enco- 
mendaba á la Virgen en todas sus necesidades: le ofrecía 
mandas por la salud de los enfermos, por las buenas cosechas, 
porque los librara de sus enemigos, de accidentes desgracia- 
dos, etc., y todas esas mandas las iban á pagar en los días do 
la función, llevando las velas de cera, los milagros de la mis- 
ma substancia ó de piafa, los retablos y otros presentes que 
la piedad popular ofrecía como recuerdo de la gracia recibida. 

«Y esta creencia no sólo dominaba en San Luis, sino en 
todas las poblaciones de la República donde se había gene- 
ralizado la devoción á la Virgen de San Juan: de ahí es que 
por quinientos negociantes de todas categorías y recursos 
que iban á comerciar, concurrían tres ó cuatro mil devotos 
de todo sexo y edad, que su presencia en la pequeña Villa 
le daba á ésta un movimiento inusitado y una gran importan- 
cia á toda clase de comercio. 

« Ahora s(i encuentra esa feria en completa decadencia. 
El comercio no tiene ya ese aliciente de las franquicias para 
concurrir, porque con el cambio de sistema rentístico no pue- 
de haberlas, y además porque las vías rápidas de comunica- 
ción pueden surtir en pocas horas, de toda clase de mercan- 
cías, hasta las poblaciones más apartadas. 

«Quedan unicanionte los devotos, disminuidos también 
notablemente, que son los únicos que cada año vemos partir 
en pequeñas caravanas el día de San Andrés .,.» 

Nota-bime. — La diminución de ronieros á que se refieren 
Ivs precedentes líneas, debe entenderse sólo en cuanto á los 




¿MI 



!ÍDOs Y al tiempo ile la leria; pues ya se sabe que al 
présenle no sOlo en esa Opoca, sino en diversas del año, hay 
peregrinaciones numerosas y de diversa procedencia. 

Sin embargo de esa diminución, es muy grande todavía ei 
concurso de potosinos que dejan sus hogares p'-u-a ir á !a Fe- 
ria de San Juan, como lo acusan los siguientes párrafos de 
un artículo que dedicado ala misma Feria publicó en 27 de 
noviembre ultimo (1903). "'El Contemporáneo", diario que 
dirige en San Luis el ya citado erudito Sr. Muro, 

«Después de la numerosa romería que lleva al Santua- 
rio de Guadalupe de México á multitud de personas de dis- 
tintas clases sociales, es indudable que el movimiento más 
grande de viajeros que se registra durante todo el año, es 
el que se observa en los últimos días de noviembre y que for- 
man los devotos que van á visitar á la Virgen de San Juan de 
los Lagos del Estado de Jalisco. 

«Á esta típica romería no concurren personas que tengan 
prominente lugar social; antes bien las últimas clases son las 
que se reúnen, se agitan y se esfuerzan hasta conseguir ir á 
fonnar parte en la interminable cadena de viajeros que á pié, 
en burro y toda clase de cabalgaduras y vehículos, no menos 
que llenando por completo los trenes del Ferrocarril Central, 
se dirigen al lugar que hemos mencionado.» 



NÚMKRO 10. 



El Progreso,» periódico oficial del Üoiiartamento de 

Seo, publicó en su número 99, correspondiente al ti de 

octubre de 1843, la * Lista de diputados propielajios y su- 

oles al congreso nacional, nombrados en esta capital 

Í.^Guadalajara) e! i" de Octubre de 1843,» y en ella aparece 

^como 7" diputado propielario \). Antonio Escoto, sanjuanen- 

! de quien se dan varias noticias biográficas en una nota de 

Ipág, 266 del presente libro. 



— 392 — 

NÚMERO 11. 

üespués (le impresa ya la nota en que se Irata de la 
inverosimilitud del aserto relativo á que los conjurados de San 
Miguel el Grande y Querétaro en 1810, hubiesen elegido á 
San Juan para dai' allí principio á la revolución de Inde- 
pendencia, vino á las mano- del autor de esta obra el libro 
del Sr. Liceaga que originariamente contiene ta! aserio. 

«Como una empresa tan vasta, — dice refiriéndose á las 
juntas de San Miguel el Grande el citado escritor Liceaga en sus 
« Adiciones á la Historia de México queescribió D. Lucas Ma- 
man», — exigía grandes preparativos y elementos, que no se 
habían de proporcional* en poco.s dias, no era posible acome- 
terla sino hasta después de algún tiempo; mas se reflexionó, en 
que necesariamente se habia de presentar ocasión tan oportu- 
na como la Feria de San Juan de los Lagos, la que celebrando-' 
se en principios de Diciembre, que distaba todavía, daba es- 
pera, para que en el entretanto se facilitase todo lo necesario 
para la ejecución, á la que coadyuvarian poderosamente dos 
circunstancias que solo allí se presentaban; la una era el 
que en ningún punto se podría encontrar tan numerosa mul- 
titud de Españoles; y estando á mayor al)undamiento des- 
prevenidos, y dedicados oxclusivnmente al comercio; y la 
otra era el que tampoco en ningún parage concurrian tantas, 
y tan innumerables personas, que sin que se notase se enca- 
minaban desdo los lugares mas distantes; por lo que habién- 
dose adoptado esa idea, se convino, en ijue los capita- 
nes Allende y Aldama con cuantos oficiales y soldados 
fuesen de su confianza, se dirijieran en varios grupos ala 
V^illa nominada, en la que deberian estar en primero de D¡- 
cieml)re del año de diez, para dar la voz de independencia, 
la que. en la propia feclia eberia secundarse por los Jefes, 
ó agentes de las juntas subalteruíis en sus respectivos luga- 
res.» (Págs. 19 y 20.) 

Si se comparan los términos de ese ])árrafo con los en 
((ue prohijó el mismo aserto el historiador Zamacois, se ve 
quésubstancialmenle son iguales, y que muchas de las frases 
son idénticas en uno y otro. Sin embargo, el Sr. Zamacois, 




— 393- 



pretendiendo araso dar mavor fuerza k las razones de opor- 
tunidad que se í>upone tuvieron los conjurados para elegir á 
• San Juan como centro del movimiento que preparaban, lo 
(que hizo fué debilitarlas, con agregarles, como se maniíestó 
■Jen la nota de las páginas 275 y siguientes, la razón que no 
■trae Líceaga, ds (|ue "era rfiquisito indispensable la prontitud 
.para que no se llegase á descubrir el plan." 

Queda, con todo, en pié contra el relal^j de Liceaga lo- 
do lo demás que se expuso en la misma nota, roncluvendo 
con que no es admisible que los Caudillos de la Independen- 
cia hubiesen elegido á San Juan de los Lagos para iniciar el 
gran levantamiento nacional. 

Cuanto á que á algunos de los conjurados de San Miguel 
¡Be les hubiese ocurrido proponer para aquel efecto la villa de 
;San Juan, no sólo no es irracional, sino que aun «'S probable; 
¡pero hay mucha distancia entre la simple propuesta de un 
.proyecto, y su admisión. 

Débese advertir aqui, como lugaroportuno, que el »Re- 
iato» de Fr. Gregorio de la Concepción, citado en la nota á 
^e se refiere el presente aditamento, se piiblifí'i integro en 
'el folletín del excelente diario de Mf^xiro »F.I Tiempo» (ju- 
aio de 1903) gracias al empeño que por la conservación y 
popularixaciün délos doííurnentos de nuestra historia nacio- 
doaJ tiene el saJiio Rr. l)r. I>. Nicolás León. 
► Por último, va que se tratada asuntos relativos á la 
jbidependencia, es á propósito dejar cuando menos apuntado 
(K|uí, que en San Juan de los Lagos nació j murió la heroína 
D' Rita Pérez, esposa de D. Pedro Moreno, benemérito cau- 
'dillo y mártir de aquella justa causa. 

Mucho más que este ligero apuntamiento merece ese 
TÍoso timbre de San Juan de los Lagos; y el autor de esta 
ístoria se propone no sólo consagrar en breve algunas pá- 
especiales á la memoria de la Sra. Pérez, sino acudir 
H. Ayuntamiento de la misma ciudad, en solicitud de que 
buscados é identificados los restos de aquella ilustre he- 
'ina, y de que se les coloque en sepulcro digno de los pa- 
ióticos merecimientos de la misma dama y de su esposo. 





NÚMERO 12. 

arando lo que, con fundamento de 
del P. Gomar, ae dijo en este libro, acerca de que para que 
fuera perfeclo el privilegio de la erecciíin de un templo en 
Basílica se requería la consagración del mismo len)plo, un 
respetable canonista favorece al autor de la presente obra roo 
esta doctrina de Craisson, sacada de su "'.Manuate tolius Juris 
Ganonici", lomo 111, párr. 111, "De privilegiis Basilicarum" 
núm, 4f8-i-4: Ecclesia ad f/radum Basilicae erecta, privilegii». 
huic titulo amxis non fruitur nisi fuerit consecrata. 



Traducción de las Letras en que consta haber sido erigido 
el Santuario en Eíasllica. 

El- CABILDO Y CANÓNICOS LIE LA SACROSANTA 

IGLESIA DB LKTRÁN, MADKE Y CABEZA DE TODAS LAS 

IGLESIAS DE LA CIUDAD Y DEL ORBE ENTERO. 

A nuestro amado en Cristo, Luis Ávila, Sacerdote más 
antiguo del grande Santuario de la Bienaventurada Virgen 
María de San Juan de los lagos. Diócesi de Guadalajara en 
la Airrérica Septentrional, salud sempiterna en el Señor. 

El singular afecto de devoción que has manifestado tener á 
nuestra Sacrosanta Basilica. de Letrán, merece que en cuan- 
to podemos por la benignidad de la Sedo Apostólica, demos 
favorable acogida á las súplicas que nos has dirigido, por 
las que toma incremento el culto divino y se procura la 
salud de las almas. La serie de tus peticiones, que se nos 
ha manifeslado. contenia: que tú llevado de tal afecto de de- 
voción hacia el Salvadoi' Nuestro Señor Jesucristo, los dos 
Santos Juan Bautista y Evangelista, y nuestra Basílica de 
letrán, dedicada á ellos, deseas en gran manera agregar, su- 
jetar, unir ó incorporar el Santuario de la Bienaventurada 



-395 - 



1 



Virgen María de San Juan de los La^os á nuestra ya dicha 
Basílica de l.elrán, para que concedamos ó comuniquemos 
al susodicho Santuano todas las indulgencias y espirituales 
gracias concedidas por la benignidad Pontificia á la misma 
Basílica; y por tanto has hecho se Nos suplique humilde- 
mente por la tal concesión, ó comunicación. Nos, pues, 
atendiendo á esta tu piadosa petición, y conociendo que es 
y será muy úLit á las almas de ios fieles cristianos, inclinados 
á estas stiplicas, juntamente con el limo, y limo. Sr. José 
Bofondi, Oi-ior de la Sacra Ltota Romana, Vicario del Emi- 
iienLísimo y Rmo. Sr. Cardi^nal Bartolomé Pacca, Obispo de 
Ostia V Veletri y Archipreste de nuestra sacrosanta Iglesia 
(le l.etrán, congregados capitularmente como e^ de coslum- 
bre en nuestro palacio papal v patriarcal laleranen^e romano, 
por nuestra autoridad otdinaria, de que gozamos por el vi- 
gor de los indultos y privilegios apostólicos, de cavo uso es- 
tamos en posesión, y principalmente por el vigor de esta fa- 
cultad confirmada á Nos por Nuestro Smo. Sr. Benedicto 
Papa XIV, de feliz memoria, por su constitución especial que 
comienza Asmiidae solicitudiuis, dada en Santa María la Ma- 
yor el 6 de mayo de 1751. y del mejor modo que podemos, 
admitimos en el dicho Santuario la dicha agregación, suje- 
ción, uniónó incorporación al efecto expresado, v le recibimos 
como miembro de nuestra sacrosanta Basilica,según las facul- 
tades á Nos concedidas por los Sumos Pontífices Romanos, se- 
gún losdecretosdel sacrosanto Concilio Tridentino y constitu- 
ciones de los SS. Pontífices, de suerte que todos los fieles cris- 
tianos de ambos sexos que concurran á visitar dicho Santua->^ 
rio puedan, si están bien dispuestos, disfrutar, ganar y go- 
zar las infrascriptas indulgencias parciales y gracias espiri- 
tuaie*, de la misma manera que si vinieran personalmente á 
nuestra Basílica de Letran. De las cuales indulgencias y gra- 
cias espirituales el tenor y sumario es el que sigue, y las ga- 
narán en el Señor, á saber: en las festividades de N. S. 
Jesucristo, Natividad de San Juan Bautista, los Santos Após- 
toles Pedro y Pablo, San Juan Evangelisla, y Dedicación de 
la misma Basílica de Letrán, los que verdaderamente arrepen- 
tidos, después de haberse confesado y comulgado en cuales- 



— 396 — 

quiera de dichos dias, desde las primeras vísperas hasta Tí 
puesta del sol, visiten el dirho Sanluario y hagan allí piadosa 
oración á Dios por la exaltación de N. Santa Madre Iglesia, 
extirpación de las herejías y conrordia de los principes cris- 
tianos, ganarán indulgencia plenaria y remisión de todos sus 
pecados. Más: los que verdaderamente arrepentidos y con- 
fesados hiciert-n lo dicho arriba en las olnis festividades de 
los S5. Apóstoles, estoes, Andrés, Santiago, Tomás, Feli-- 
pe y Santiago, Bartolomé, Mateo, Simón y Judas, y Matías, 
ganarán siete años y siete cuarentenas. Más: los que verda- 
deramente arrepentidos y á lo menos i-on propósito de con- 
fesarse, desde la Dominica primera de Adviento hasta la fies- 
la de la Natividad de N. S. J. C. y desde la feria cuarta de 
Ceniza hasla la íiesta de la Resurrección del Señor, hicieren 
la visita y oración que se ha dicho, en cada uno de los dias ] 
que esto hicieren, ganarán cuatro años y otras tantas cua- 
rentenas. Más: en lodos los demás días del año ganarán 
cien dias de relajación de las penitencias que se les hubiere 
impuesto, oque debieren por otro motivo, i'or último:* 
aquellos que con el dicho afecto de penitencia y propósito^ 
de confesión hicieren la visita y oración como se lleva dicho, 
en los dias de las estaciones de la Iglesia de Lelrán descritas 
en el Misal Romano, esto es, la I>omí nica primera de Cuares- 
ma, Dominica de Palmas, feria quinta in goena Do\nm, Sába- 
do Santo, Sábado in albis, feriatercerade Rogaciones, y Sa- 
llado en la vigilia de Pentecostés, ganarán las indulgencias 
estacionales que ganan en los mismos días los que visitan la 
Iglesia de Letrán, como si ellos mismos en persona visitaran 
la dicha Iglesia. Las cuales indulgencias y demás gracias 
espirituales de que go/^ nuestra repelida Iglesia de Lelrán, á ■ 
virtud de las dichas facultades concedemosen el Señor y co- 
municamos al mismo Sanluario, bajo el consentimiento del Or* 
diñarlo del lugar, dado alo minos de palabra, y con talquen(X 
se encuentre en el mismo lugar alguna olra participación dft 
indulgencias concedida por Nos, y que el diclio Santuario nO 
esté agregado á alguna orden, religióTi. instituto ,archicoft'adÍit 
y congregación de la que obtenga comunicación ó pai-ticipa- 
cion de indulgencias. La cual concesión de agr^ación, 




imion o incorporación concedemos para siempre por los mo- 
tivos que han sido expuestos á Nos. 

En testimonio de todas y cada una de las cuales cosas hi- 
cimos que estas nuestras letras fuesen subscriptas de mano 
de nuestros Canónigos los limos, y limos. Sres. Camarlengos 
y Secretario, y selladas con el sello grande de Nuestro Ca- 
bildo de que usamos en tales casos.^^Dado en San Juan de 
Lelrán á 17 de enero del año de 1H36 de la Natividad de 
ÍJ. S Jesucristo, y 5* del pontificado de N. Smo. Padre en 
Cristo }■ Sr. Nuestro Gregorio por la Divina Providencia 
Papa XVl.=José (iroppellí. Canónigo del/Glrán, Camarlengo. 
= Andrés Mattei, Cjinúnig" de Lelrán, Camarlengo, = Üomicio 
Welifuji Soragna, Canónigo de Leti'án, Secretario. 



AGTA OPIGIAL DE LA GONSAGRAGION DEL SANTUARIO, 

Kn la ciudad de San Juan de lus Lagos á los diez y nueve 
días del mes de Noviembre de mil ochocientos ochenta y 
cuatro, el lllmo. y limo. Sr. Dr. U. Pedro Loza Arzobispo de 
Guadalajara, habiendu preparado desde la víspera y deposi- 
tado en una capilla dispuesta al efecto las reliquias de S. 
Adeodato, de S. Víctor y de Sta. Irene, juntamente con tres 
granos de incienso .y una cédula de la dedicación y consagra- 
ción del Santuario de la Santísima é Inmaculada Virgen Ma- 
ría, bajo la invocación de Nira. Sra. de San Juan, en cuye 
capilla se celebraron en la mencionada víspera, vigilia y May- 
tines de los Stos. Mártires, procedió el lllmo. y Rmo. Sor. 
& )a consagración del Templo acompañado de sus familiares 
los Sres. Presbíteros D. Ignacio Zermeño y D. Juan Magda- 
leno, asistido por el Vicario foráneo Dr. D. Manuel Encobe- 
do y Sor. Capellán Mayor Pbro. D. Isidoro Rodríguez, junta- 
mente con los Sres. Capellanes D. Ignacio Romo, D. Gonza- 
lo Órnelas y D. Juan N. de la Torre, por el Sr. Cura de San 
Juan D. Clemente Pérez y sus Vicarios D. Apolinar de Alba 



— 398- 

V D. Isaac Gómez: y auxiliares Don Joaquín Escoto, D. Luis 
Lozano, D. Joaquín González y D. Felipe González, por el 
Sr. Cura de la Encarnación I). CrescRncio González, por los 
Sres. eclesiásticos D. Rafael Ortiz y D. Miguel Luna, familia- ' 
res del lllmo. y Rmo. Sor Obispo do Ledn Dr. Tomas Ba- ¡ 
ron y Morales, por el Sor. Pbro. 1). Maxiiniano Villaseñor, do- 
miciliario de Aguascalientes.porel Sr. Pbro. D. Apolinar Gon- 
zález, domiciliario de la parroquia do la Unión de.-^. Antonio 

y en presencia de un numeroso concurso de la ciudad y de los 
pueblos vecinos, observando eícrupulo-samenLe, en lasoracio- ¡ 
nes, invocación^, aspersiones, incensaciones, inscripciones, 
sepultura de reliquias, unciones- de! templo y del altar, la 
forma, orden, graveilad y devoción prescritas por el Ponti- 
fical romano, concluyendo este acto santo y solemne con el 
Sto. Sacrificio de la misa que celebró el Sr. Pbro. D. Juan 
Magdaleno, al que asistió el llltno. Sor. Arzobispo, lodos los 
Sres. Ecco.s. y un inmenso pueblo que estuvo desde las seis | 

Y media de la mañana hasta las doce del dia. 

El lllmo. Sr. Arzobispo en el atrio del templo expuso al 
clero y pueblo q\i?. lo rodeaba, en lenguaje sentido, tierno y 
paternal, la importancia del acto que ejecutaba y las graves 
obligaciones que imponía; sus nobles ysiiblitnes tra^c^nden- 
cias á la fé y á la piedad, siendo una fuente benéfica de vir- 
tudes cristianas; todos le escucharon con el mas profundo si- 
lencio, con el mayor interés, revelando en su devoto reco- 
gimiento la aceptación verdadera de cuanto su lllmo. Pastor 
les manifestaba en ejercicio de sus muy altas funciones; 
principalmente el Sr. Capellán mayor, quien hacia tiempo 
solicitaba por conducto del Sr. Secretario Canónigo D. Ja- 
cinto López, un beneficio que enaltecía la magestad del San- 
tuario, y atraería el corazón de los cristianos tiacia la Inma- 
culada Virgen María bajo su invocación de San Juan, por 
mas de tres siglos visitada en su Santuario por todos los 
mexicanos y extrangeros. 

El dia veinte se cantaron Maytines y Laudes con toda 
solemnidad á que asistieron los Sres. eclesiásticos mencio- 
nados, y algunos mas nuevamente llegados como el Sr. Srio. 
Canónigo D. Jacinto López, Sr. oficial de Visita Pbro. D. 



—399— 

Jesús Alonzo, el Sr. Cura de S. Pedro Piedragorda D. T¡- 
burcio Medina, el Pbro. D. José María Medina adscrito á 
Aguascalientes, el Pbro. D. Quirino Pérez y D. Felipe Ramí- 
rez de la parroquia de la Encarnación, contándose mas de 
treinta eclesiásticos en el coro. 

El veintiuno celebró de pontifical el lllmo. y Rmo. Sr Ar- 
zobispo, asistiendo el Illmo. y Umo.Sr. Obispo de León, quien 
predicó sobre el objeto de la consagración de los templos y 
de los inmensos beneficios que en ellos se recogen, siendo los 
principales la palabra divina, la regeneración espiritual, el 
perdón, la distribución eucarística, el signo de milicia cristiana 
y la bendición nupcial, sobre el empeño con que deben pro- 
curar los fieles obtener y conservar tales gracias y el esmero 
con que deben guardar en la memoria y en el corazón, estas 
inmensas pruebas de amor y de providencia paternal del Sr. 
nuestro Dios. 

Todo lo cual, dirigido desde un principio, á mayor honra 
y gloria de Dios, y culto y veneración de la Santísima Virgen 
María, y para utilidad y bien espiritual de los fieles, así se 
efectuó y verificó con muy grande consuelo y alegría de nues- 
tro corazón; y queriendo que se perpetué la memoria de es- 
te acontecimiento, así lo hacemos constar, firmándolo de 
nuestra propia mano, sellándolo con nuestro escudo y re- 
frendándole nuestro infrascrito Srio. 

t Pedro Jacinto López, 

Arzobispo de Guadalajara. Srio. 

(Es reproducción literal de la copia con que se favoreció 
al autor de este libro.) 



NÚMERO 15. 

Aunque en diversos lugares del país tiene altares y aun 
capillas la Imagen de Nuestra Señora de San Juan, aquí sólo 
se hará referencia á una de ellas, existente en un poblado á 
inmediaciones de Colija, Estado de Michoacán. 



En las páginas 161 v 162 del "Bosquejo Estadístico é His- 
tórico del Difitrito de Jiquilpan de Juárez", escrito por D. 
Ramón Sánchez, se lee el siguiente párrafo: "En la ranchería 
denominada "El Barrio" se encuentra una bonita capilladedi- 
cada á Nuestra Señora de San Juan, cuya imagen tiene mucha 
veneración en los contornos de Cotija." 

Deseando el autor del presente libro tener más amplios 
informes acerca de esa capilla, se valió de un ilustrado y que- 
rido amigo suyo, para que lo favoreciese recabando algunos 
datos relativos; y obrando con diligencia, poco después ese 
bondadoso amigo le contestaba en los términos que siguen, 
acompañándole la misiva á que alude en esas lineas: "Como 
contestación á un telegrama que dirigí á mi buen amigo el Sr. 
Canónigo de Zamora D. Benigno Tejeda, obtuve la carta que 
le acompaño.... La fuente no puede ser más segura, pues este 
Sr. Fue Cura de Cotija más de veinte anos, ha sido ferviente 
devoto de esa Imagen y conoce mejor que cualquier otro la 
historia de la misma, á quien acostumbra ir á visitar invaría' 
blemente ties ó cuatro veces al año, siendo una de sus visitas 
el 24 de Junio, que es la fiesta á que concurre también casi 
todo el vecindario de Cotija." 

La carta del Sr. Canónigo Tejeda dice asi: "Mi estimado 
amigo: En contestación al telegrama que me pusiste ayer, le 
digo... que lo que sé es: que desde el Gobierno Virreinal tenía 
en su casa de Cotija una familia pobre una imagen de Nuestra. 
Señora de San Juan, y allí iban á visitarla y rezarle algunas 
personas devotas. Después esta familia fué desterrada di 
Cotija, porque era de negros y no se quería que se mezclaran 
las razas: se radicó entonces en el Barrio, y allí siguieron 
yendo á visitarla los devotos. Cada día se fué auraentandi 
más la devoción y se llevaban limosnas: viendo esto la familia¿ 
que era honradísima, le dio parte al Párroco, que lo era en- 
tonces el Sr. n. Joaquín Esteban Godines, quien dispuso 
hacerle á la Imagen una pequeña capilla y exponeria al culti 
público. Así se efectuó. Tendrá esta capilla, fabricada á costa 
de las limosnas, unos sesenta años: yo la vi levantar. =E8l 
es la historia de la Imagen de Nuestra Señora de San Juaj 
que veneramos en el Barrio los hijos de Cotija, á quiem 



J tantos bienes nos ha liecho y en parlicular á esle tu servidor 
I y capellán ^^Beniffno Tejfifa. (Uúbrica). 

NÚMKRO 16. 

Serie de Capellanes Mayores del Santuario de Nuestra Señora 

de San Juan. 



D. José Nigrfo (id Esloque. Desde llii-tíá 
Alonso Aliiñoz de Huerta. 
Juan ConLreras F"uerle. 
Nicolás de Arúvalo. 
Francisco Lomcll Mtamirano. 
Tonids de Villalún. 
Pedro del Arenal. 

Francisco del Rio. 1 í de marzo de 

Francisco Tomás Aguilar. 25 de junio de 
Francisco Martínez de Alarcón. 
Vicente Cuéllar v González. 1 7 de nbre. de 
Francisco Julián Romo. 22 de dbre. de 
Rafael de F.scolo. Í9 de enero de 

Miguel Antonio del Portillo. 8 de nbre. de 
Mariano González. 4 de agosto de 

Tiburcio González. 28 de agosto de 
José Ignacio Cervantes. 31 de obre, de 
Juan José Vélez. 27 de agosto de 

Tiburcio González (2' vez) 28 de fbro. de 
Mariano Esparza. 16 de obre, de 

José Nicolás Jiménez. „ de spbre. de 
José Francisco Fernández de 




Palos. 

Miguel González. 
Luis Ávila. 
Ignacio Rosales. 
Agustín Rodríguez. 



18 de mayo de 
10 de sepbre. de 

30 de nbre. de 

1? de julio de 

21 de agosto de 



Isidoro Rodríguez. (1' vez) 2 de mayo de 
Agustín Rodríguez. (2' vez) 8 deagosto de 
Isidoro Rodríguez. (2' vez) 4 de marzo de 
Gonzalo Órnelas. 8 de agosto de 



16o2. 
1659. 
1660. 
1680. 
1708. 
1712. 
1713. 
1724. 
1765. 
1767. 
1767. 
1785. 
17HÍI. 
1791. 
1798. 
1798. 
1800. 
1812. 
1814. 
1825. 
1830. 

1832. 
1833. 
1833. 
1845. 
1866. 
1880. 
1881. 
1883. 
1892. 




—402 — 

La precedente nómina fué formada, á ruego del autor 
tle esla obra, por el Sr. Capellán Mayor actual. En ella sólo 
falta uno de los eclesiásticos que desempeñaron ese impor- 
tante empleo: el Br. !>. Juan Funes, mencionado por el Cape- 
llán segundo U. Juan Crisóstomo de Portugal Lozano, en la 
declaración que rindió á 18 de noviembre de 1735, como se 
leeenlapág. 18ij de la "Historia de los dos célebres Santua- 
rios", edición de 1757. 

También en el presente libro no se hizo mención espe- 
cial del mencionado Br. Funes, por no saberse á punto íijo 
en donde colocarlo cronológicamente: sólo puede inferirse de 
las palabras del declarante que aludió á tal Capellán Mayor, 
que el Br. Funes debió desempeñar el referido puesto en al- 
gún periodo correspondiente al primer cuarto del siglo XVLIL 



NÚMERO 17. 

Serie de los Párrocos de San Juan de los Lagos. 

El dia 1 1 de agosto de 1 7()9 lomó posesión de este cura- 
to el Sr. Lie. 1). Antonio V'allarta; hasta el 7 de marzo de 
I7M5 en propiedad. 

En 14 de marzo de 17H5 tomó posesión como cura inte- 
rino de este curato, y duró hasta el 7 de agosto del mismo 
año, el Sr. Br. D. Vicente de Cuéllar. 

Desde el 7 de agosto de 17H5 hasta el 5 de octuhre de 
1797 fué cura propio el Sr. Br I). Diego José Padilla. 

Dosde el día G de octubre de 1797 hasta el 5 de sep- 
tiembre de IHÜO fué cura interino el Sr. Br. D. José Miguel 
González. 

Desde la fecha anterior hasta el 7 de octubre de 1802 es- 
tuvo como cura propio el Sr B"! 1). José Femando RomáJi. 
Desde el 1 ? de marzo de 1 8ü3 estuvo el curato á cargo 
del Sr. Cura propio Dr. D. José M* Mancilla, hasta el 19 de 
julio de 1816. 

Desde el 19 dejuliode 1816 hasta e! 20 de abril de 1827 



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estuvo el curato á cargo del Sr. Cura propio Dr. D. Pedro de 
Jesús Aguilar. 

Desde el 7 de mayo de 1827 hasta el 16 de marzo de 
1832 estuvo á cargo el curato del Sr. Lie. D. Berna rdino Fre- 
goso. 

Desde el 20 de marzo de 1832 hasta el 26 de octubre 
del mismo año estuvo encargado del curato el Sr. Pbro. D. 
Martín Rentería. 

Desde el 31 de octubre de 1832 hasta el 1? de mayo 
de 1836 estuvo el curato á cargo del Sr. Cura D. Manuel 
González. 

Desde el 2 de mavo de 1836 hasta el 12 de febrero de 
1841 estuvo encargado del curato el Sr. Pbro. D. Mariano 
Cuéllar. 

Desde el 13 de febrero de 1841 hasta el 23 de marzo 
de 1855 estuvo á cargo del Sr. Cura propio D. Juan N. Már- 
quez. 

Desde el 23 de marzo de 1855 hasta el 11 de mayo del 
mismo año estuvo encargado del curato el Sr. Pbro. D. Cris- 
tóbal López. 

Desde esa última fecha hasta el 1? de octubre de 1876 
filé cura propio de esta parroquia el Sr. Dr. D. Jacinto Rei- 
noso. 

Desde el 9 de enero de 1877 hasta el 8 de diciembre 
de 1886 estuvo escargado del curato el Sr. Cura D. Clemente 
Pérez. 

Desde el 8 de diciembre de 1886 hasta el 25 de mayo de 
1898 estuvo de Cura encargado el Sr. Pbro. D. Pantaleón Tor- 
tolero. 

Le sucedió el Sr. Pbro. Dr. D. Benito Pardiñas, quien 
formó esta nómina á solicitud del autor del |)rcsenle Iil)ro. 



NÚMKRO 18. 

En el ''Programa de las iiestas jubilares de la [iimaculíida 
Concepción, en la Arquidiócesis de Guadalajara," contenido 
en la Carta Pastoral expedida el último noviembre por el 



rimo, y Rmo. Metropolitano, ligura como séptimo de los 
acuerdos tomados, el siguiente: 

En San Juan de los Lagos promuévanse peregrinaciones 
mensuales al célebre Santuario de aquella ciudad; y con 
esplendor inusitado háganse las funciones y peregrinaciones 
del 2 de Febrero, 15 de Agosto y 8 de Diciembre, en honor 
de la Santísima Vii^en de San Juan." 

Además, entre las "Obras conmemorativas" que previene 
el mismo "Piograma", la tercera es "la coronación de la 
Sagrada Imagen de Nuestra Señora de San Juan," 

Esas medidas están en absoluto concierto con la grande- 
za del importante Jubileo que va á celebrarse, con la tierna 
predilección que el limo, y Kmo. Sr. Ortiz ha manifestado 
por la sagrada Imagen de la Purísima Concepción Sanjua- 
nense, y con el voto unánime de los pueblos que tributan 
fervoroso culto á la misma venerable Imagen. 



FIN DEL APÉNDICE, 




IKDICE. 



PRIMERA PARTE. 



I- — La serpiente del cielo i. 

II. — Los nochtecas guerreros y colonizadores. 5, 

III. — En el territorio chichimeca. 12. 

IV. —El despuntar de un astro. 19. 

V. — Disquisiciones y aclaraciones 3S. 

VI, — Un apostolado sublime • . 45. 

VIL— El antiguo Hospital de San Juan. . • • . . 66. 

Xlll. — Principio de la españolización del lugar 68. 

IX. — ^La primera Visita Episcopal 73. 

X. — Transformaciones y mudanzas del Santuario 80. 

XI. — El Cronista de la Provincia de Santiago de Jalisco. . . 91. 

XII.-— La demanda popular de la Virgen KoOa-corawneH. . . 112. 

X. — Los Capellanes de la Virgen durante el siglo XVII . 122. 

XIV. — Taumaturgismo de Ntra. Sra. deSan Juan 137. 

XV. — Nota biobibliográfica 173. 



SEGUNDA PARTE, 



I.— A principios del siglo XVIIt. . 181. 

II.- La construcción del nuevo Santuario 196. 

III. — Otra información de los prodigios de Ntra. Señora. . . 205. 

IV. — El Santuario es excencionado 238. 

V.— Memorables hechos diversos , 244. 

VI.— La Feria 254. 

VII. —Continúa la narración de los casos notables en el orden 

religioso , , 287. 

VIII. — Período de gran efervescencia religiosa 362. 

IX. — Los últimos votos del vecindario sanjuanense 309. 

APÉNDICE 343. 



ostc libro se acabé 3e imprimir on 
la Tecina tipográfica He la Secue- 
la 3e Gi^GS V Oficios 3el SspíH. 
tu S^nto, (la cual Oficina diri- 
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