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Full text of "Historia general del Perú: Ó, commentarios reales de los Incas"

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1 

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III 



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i 



EL EDITOR- 



jLia inalterable verdad, y la es- 
crupulosa é ioiparcial sinceridad 

/i en la historia son qualidades tan 

y*i esenciales ^ que faltando quaU 

quiera de ellas se confunde coa 

estas composiciones, fruto de una 

^ imaginación fecunda , llamadas 

(T novelas, que solo sirven para He- 
nar de nulidades la juventud , ó 
para inútil ó acaso perjudicial 
recreo del bello sex&. Pero si coiüf 
estas qualidades llegan á unirse 

ri la amenidad , el método , la con- 
cisión ^ el juicio , la claridad f 




\ 



lí 



IV 



quanto se requiere para merecer 
dignamente el nombre de histo* 
ría y será la que se presente coa 
tales adornos, que le son tan pro- 
pios , digna de la pluma de un 
Tucydides, de un Tito Livio, y 
probará la alma en su lectura la 
mas dulce complacencia. 

La del Inca Garcilaso , que 
tengo la satisfacción de presen- 
tar al público, reúne todos estos 
preciosos é indispensables requi* 
sitos , y quántos puede exigir el 
critico mas inexorable. El apre- 
cio y estimación que han mere- 
cido á los sabios y literatos juí-* 
ciosos de dos siglos sus Comenta- 
rios Reales, fácilmente se podria 
justificar^ pero como semejante 
defensa seria ociosa estando ea 
quieta y pacífica posesión de quan* 
to puede apetecer, y gozando ua 
kigar tan distinguido en la repú- 
blica de las letras , basta afirmar 
que el laborioso y erudito D. Ni- 
colás Aat oaio g r adúa esta historia 



N 



de copiosa, elegante, curiosa, ver* 
dadera y segura : y que el Ilustri- 
simo Feyjoó , cuya critica nada 
vulgar y poco indulgente lo pone 
á. cubierto de toda impugnación, 
reconoce su mérito en muchas 
partes del Teatro, principalmen- 
te en la ultima carta del tomo 
quinto. 

Confieso que no puede menos 
de causarme mucha admiración 
que obras de esta naturaleza^ 
buscadas por los sabios de la na- 
ción, apetecidas de todo curioso, 
elogiadas, traducidas y publica- 
das diferentes veces por los es- 
trangeros , enemigos jurados de 
las glorias de Espafía , lleguen 
á escasearse, y escasearse en unos 
tiempos en que vemos repeti- 
das y multiplicadas ediciones de 
otras que es imposible sean de 
tanto interés para nuestra na- 
ción , ni tan acreedoras á la in- 
mortalidad y pero á pesar de es* 
ta admiración ^ ei pobre Inca casi 



▼I 

desde sa nacimiento ba sufrido 
esta fatalidad , no solo antes de 
la reimpresión publicada el año 
a 2 del siglo que va á espirar, 
sino también después de esta fe-» 
cha. Antes andaban tan escasos 
sus Comentarios Reales que, se^ 
gun el testimonio del Señor Doa 
Gabriel de Cárdenas, su editor, 
y autor del Ensayo Cronológico 
-á la Historia de la Florida del 
Inca , aun adquirirlos para co- 
piarlos era difícultosot Después 
se ha experimentado la misma 
falta , y desde el año de $o ya la 
están lamentando todos los cu- 
riosos , con vivos deseos de que 
se verifique su reimpresión. 

A vista de esto me resolví 
después de varios combates , y 
no á persuasión de amigos , que 
es la cantinela de todos , á una 
empresa acaso superior á mis 
fuerzas , persuadido firmemente 
que haría en ello un señalado 
servicio al público 9 y cónsul* 



VI f 

tando el gusto dominante del día, 
preferí dar mi edición en. dozavo, 
gusto que no dexa de tener sus co- 
modidades y ventajas , y que fá- 
cilmente se puede defender y aun 
justificar con el exempio de otras 
naciones entre quienes los libros 
no se miran como muebles inu« 
tiles , y que han adoptado y da- 
do la preferencia á este tamaño. 
La obrA , asi en su origea 
como en la edición de 1732, tie- 
ne por titulo Comentarios Rea- 
les de los Incas , divididos en 
dos partes. La primera , que 
comprehende nueve libros , tra* 
ta del origen.de los Incas , reyes 
que fueron del Perú , de su sa- 
bio gobierno en paz y en guerra, 
provincias que conquistó cada 
rey , dioses, idolatría , ciencias, 
artes, usos y costumbres de cada 
provincia en particular , asi an- 
tes de Manco Capac , fundador 
de aquel vasto imperio , y el 
primero que con su raro talento 



rtti 

y con sus astutas aunque gro- 
seras revelaciones strpo reunir 
en sociedad aquellas bestialef 
gentes , enseñándoles al mismo 
tiempo las artes y i cultivar la 
tierra , como en tiempos poste- 
riores , y basta que los Españo- 
ks las fueron conquistando suc- 
cesivamente : rique^s de oro j 
plata que éstos bailaron : anima- 
les , plantas , fricas que habia 
en el pais , y las que después se 
lian ido llevando, con quanto pu- 
do averiguar su autor, tanto por 
medio de la tradición verbal que 
entre otros le suministraron sus 
dos tÍQS Cusí Huallpa y D. Feri- 
nando Huallpa Titpao , bombres 
bastante racionales y testigos del 
trastorno de su imperio , quanto 
por los quipos puestos á cargo 
de los contadores , la única es- 
critura que alcanzaron para tras- 
mitir sus memorias á la posteri* 
dad. En la segunda , dividida en 
ocho libros , se dá una cuenta 



IX 

exacta y circunstaaciada de la 
coaquista que concibió y em- 
prendió el intrépido corazón de 
D. Francisco Pizarro, Marqués 
de las Charcas y AtaviUoS', de 
aquella dilatada y aguerridas mc^ 
narqula, descubierta por el mi»- 
tnQ pocos años antes, sin masau- 
xilios que los que le pudieron sui- 
ministrar D. Diego de Almagro, 
y el Presbítero Hernando, de Lu- 
que , acompañado del valor de 
trece compañeros tansolos: guer* 
ras civiles que introduxo la dis- 
cordia entre Pizarristas y Alma- 
gristas : sublebacion de algunos 
tiranos y su castigo : hechos ya 
heroycos, ya temerarios de algu- 
nos Españoles é Indios : emba- 
jadas, ardides de gueiirá de unos 
y otros : obstinación en los com- 
bates , y acciones decisivas de 
ambos partidos : fundación, da 
algunas ciudades célabces y. de 
otros pueblos de menor nombre: 

paz general de casi todo el .im- 

*5 



perio devida á la cordura y ma- 
durez de ua hombre de talento: 
renuacia solemne que hizo ea 
Lima D. Diego Sayri-Tupac la* 
ca ea manos de D. Andrés Hur- 
tado de Mendoza , Marqués de 
Cañete , Virey del Perú , de to- 
dos sus derechos á aquel impe- 
rio en la persona de Felipe II. 
.Key de Espa&a , de gloriosa me- 
moria y reservándose por su vi- 
da la soberanía de las provincias 
de Villca-pampa ^ Tarma j Mu- 
yupampa, y Chunchos: con otras 
cosas dignas de saberse, y de que 
no es posible dar un análisis por 
diminuto que sea. 

He aquí la división del au- 
tor. Vamos á la que yo me tomo 
la libertad de darle , asi por ha- 
cerse preciso á causa de la di- 
versidad del tamaño y como por 
pareccrme mas regular , sin qué 
altere su sustancia en la cosa 
mas mínima. 

Ante todas cosas , aunque se 



(BonteDta Gaicilaeo con dar á su 
lummosa obra el humilde litulo de 
Comeotarios Reales de los lacas, 
á mi me ha parecido , y no sía 
fuadaincnto , quadrarle mas biea 
el de Hiitoria general del Perú, 
dexáodole.tambiea d otro en se- 
gundo lugar. Digo que no sin 
fundamento , porque sí se dá el 
nombre de historia á una rela- 
ción verdadera de sucesos y ac- 
ciones célebres escrita con mé- 
todo y discernimiento i por qué 
00 se le ha de dar á la que pu- 
blicamos , reuniendo en si quan- 
tas circunstancias se exigen! 

Esto supuesto, los cinco pri- 
meros tomilos de esta edición, 
titulada nuevamente Historia del 
Perú, compre henderán lo que el 
-^utor llama primera parte , y los 
testantes la segunda. La divi- 
sión de primera y segunda par- 
te , la subdivisión de cada parte 
en libros , y la cansada recopi- 
lación de los capítulos que tosa- 



i 



zri 

prebende cada libro , puestos al 
priacipio de todos ellos ^ be te* 
nido por conveaieate suprimir^ 
porque siendo formalidades ar- 
bitrarias é insustanciales , y so- 
lo autorizadas por la moda do- 
minante de aquel tiempo , de 
ninguna otra cosa sirve sino de 
ileaar papel de letras que no* se 
leen 9 y en la edición que pre- 
sento era preciso causase desor* 
den y confusión , 6 que los to« 
mos saliesen unos éticos, y otros 
demasiado rollizos : pues hay li 
bro que comprehende 44 capítu- 
los bastante extensos , al pasó 
que otros solo incluyen ai > y 
muy cortos. 

También he sacado del lugar 
que ocupa en la edición citada 
la vida del rebelde Inca IntiCu- 
si Titu Yupanqui , aumentada 
por el Señor Cárdenas , reser* 
vandola para el ultimo tomo^ 
pues siendo el postrero de los In- 
cas , soberano ya destronado , y 



XIII 

solo reconocido por algunos po- 
cos Indios montaraces , revolto- 
sos 7 sanguinarios , parece que 
naturalmente deberá ocupar ua 
lugar posterior en orden á stt 
rebelde antecesor j tío Tupac 
Amara con quien concluye su 
historia Garcüaso. 

En quanto á la ortografía 
he procurado cuidadosamente ob- 
servar las sabias kyes que juif- 
ciosamente nos prescribe la Real 
Academia de la Lengtia Caste* 
llana; y puedo asegurar sin amor 
propio que en esta parte lleva 
mi edición mucha venuja á las 
anteriores « como puede conven>» 
cerse el curioso que teniéndolas 
todas se quiera tomar el molesto 
trabajo de cotejarlas. - 

También me he tomado la ü' 
cencía de suavizar algunas vo* 
ees poco conformesá nuestra pro- 
sodia actual , y por aonsiguíeo^ 
te muy ásperas y desagradables 
i nuestros oídos ; pero esto ha 



XIV 

3Ído con mucho tiento y €cono- 
vmia y haciéadome cargo que ei 
mayor mérito de uoa pintura es 
representarnos el original coa 
aquel mismo trage que entonces 
se usaba, por ridiculo ^ extrava- 
gante y desaliñado que se figure 
á nuestros ojos. Esta considera- 
ción ni por un momento debe 
perderse de vista en la historial, 
pues es preciso sea verdadera eo 
un todo , b^sta en darnos á c^ 
nocer perfectamente el lenguage 
propio de los tiempos en que es- 
cribiael historiador». 

Ta que he insinuado de paso 
-ti mérito de la obra y su escasee, 
y dado una sucinta idea de ella 
y de esta edición , no me parece 
será fuera del caso decir algo de 
$]x autor y porque aunque casi 
4odas las noticias , que no haré 
-mas que apuntar , se hallan en 
su historia , ó en ei prólogo que 
.el Se&or Cárdenas colocó al fren- 
te de la Florida del Inca , estas 



tao exparcidat, que para reuair- 
las baxo ua punto de vuta et 
preciso sacar eagorrosas apua- 
taciones , y ea raro el lector qu« 
quiera á cada instaate cortar el 
hilo de una aarracioa que tiene 
puesta su alma ea una dulce sor- 
presa para apuntar io que halla. 
Óaré pues un sucinto extracto. 
Este hombre grande á todaf 
luces, digno de perpetua memo- 
-ria y de mejor fortuna nació el 
año de IÍ39 en U imperial ciu- 
dad del Cuzco , ó Cozco como él 
y todos los Indios de aquel tiem- 
po le llamaron. Si con razón se 
reputa por uno de los mayores 
bienes que puede traer el hom- 
bre en su nacimiento deber su 
existencia á padres esclarecidos, 
puede gloriarse nuestro autor de 
esta ventaja , pues el suyo, Gar- 
cilaso de Id Vega , natural de 
Badajoz , varón de gran pruden- 
cia , esforzado soldado y uno de 
los conquistadores del Perú , fue 



XVI 

nieto del famoso Gómez Suarez 
de Figueroa , primer Conde de 
Feria , segundo nieto del escla* 
tecidol&igo López de Mondoza; 
tronco de la casa de ios 'Duques 
del Infantado^ y descendiente del 
ínclito Gatcia Pérez de Vargas, 
el mismo que ganó i los Árabes 
la Ciudad de Sevilla. Su madre 
fue Doña Isabel Coya , hija de 
Hualipa Tapac , lieroiana dé 
Huáscar Inca , ultimo soberano 
de aquel imperio , á quien des- 
pojó de él y juntamente de la vi- 
da su alevoso hermano el usur* 
pador Atahuallpa, todos «tres hi- 
-jos de Huayna Capac, gran guer- 
' rero y hombre de mucho talento^ 
á pesar de haber cometido el 
error de dividir el reyno entre 
sus dos hijos , que fue la princi- 
pal causa de su ruina. ' 
Hijo de tan ilustres padres^ 
y fírmeimente persuadido de que 
la virtud heredada sirve de muy 
poco guando no se halla acriso^ 



]ad¿ con la adquirida , se empe- 
fió en imitar las de sus mayores, 
•purificadas ya coa la sublime 
moral evangélica y y desde su 
mas . tierna infancia la carrer^i 
militar fixó su esforzado cora- 
xoQ. El lasientable descuido át 
aquellos tiempos nos oculta las 
expediciones militares de este 
joven. Sabemos que á los veinte 
a&os de edad , y veinte y ocho 
después de la conquista de aque* 
lia tierra vino á España aban- 
donando todos sus intereses para 
justificar la conducta de su pa- 
dre , infamada injustamente por 
sus émulos : sabemos que muy 
luego la piedad de Felipe II. le 
concedió una compañía , en la 
que sirvió con mucha distinción 
durante su glorioso reynado , y 
también en el de su succesor Fe- 
lipe III. : y sabemos finalmente 
que en la misma g'lase de Capi* 
tan se bailó comandando su com- 
pania en la reveÜon del reyno 



1 



XVIII 

de Granada y ea otras acciones 
brillantes que i cada pato se 
ofrecían en un tiempo en que no 
cesaba la trompeta de llamar al 
combate. 

Pero no se piense que arras« 
trado el joven Garcilaso del bri<- 
Uante resplandor del escudo de 
Marte mirase con desprecio el 
humilde vestido de Minerva (per- 
mítaseme dar i la buena Diosa 
el que me acomode sin respetar 
la fábula ). Aunque las ciencias 
en aquel tiempo mereciesen po* 
co aprecio en el Perú y pues aun 
resonaba el ruido de las armas 
homicidas , con todo desde las 
primeras letras manifestó un ar- 
diente deseo de aventajarse á sus 
condiscípulos > y la ansia coa 
que devoraba el libro que pedia 
haber á las manos., era un feliz 
anuncio de lo que con el tiempo 
llegarla i ser este ilustre mesti* 
zo. Vino á España , como se ha 
dicho, á los veinte años de edad| 



I 



7 su inclinación á la lectura era 
preciso fuese en aumento. Su pri- 
mer estudio lo consagró i la per- 
fección de la Lengua Castellana 
por principios , pues la quechua 
ó de los Incas ^ dividida en mu- 
chos dialectos , aunque procuró 
cuidadosamente no echarla al ol« 
vidó , como lo acredita en mu* 
chos pasages de su obra ^ decía-» 
rando la verdadera y genuina 
significación de algunas pala- 
bras indianas dudosas ó equivo- 
cas , con todo le podía ya servir 
de poco» No se contentó con sa- 
ber perfectamente la lengua de 
su patria j la italiana , por su 
dulzura y por ser entonces la do- 
minante en Europa fue la que 
mereció su preferencia. De elU 
traduxo al castellano los Diálo- 
gos de filosofía entre Philon y 
Sofia f obra escrita por Philon 
hebreo , cuya traducion dedicó 
á la magestad de Felipe II, quien 
la apreció de tal modo , que al 



tiempo de entregársela i su guar« 
da-joyas le encargó la conser* 
▼ase con cuidado , y que no se 
le olvidase recordársela luego 
que llegase al Escorial. 

Dueño de ambos idiomas , se 
entregó todo con la mayor cons- 
tancia á la historia de su pais, y 
después de haber leido con una 
critica fmparcial y superior á la 
de aquel siglo todo lo que tenia 
relación con el descubrimiento 
7 conquista de las Indias occi* 
dentales , tomó á su cargo la 
empresa de darnos la Historia 
de la Florida , la que fue im- 
presa por primera vtz en Lisboa 
el año de 1609. Su asunto lo 
desempeñó con tal primor que, 
según testimonio del Señor Cár- 
denas , ninguna cosa ha dexado 
que desear en materia tan esca- 
brosa á otras plumas mas deli- 
cadas. 

La historia de su imperio 
era la que por ultimo deseaba 



trinsmítírnos; y aunque este eni* 
peno amedrentaría por muchas 
razones á qualquiera otro que 
ao fuese Grarcilaso , después de 
haber tomado quantos informes 
le sugerió su insaciable sed de 
saber , después de haber leido 
coa reflexión y una critica irn* 
parcial^ i Zarate ^ Herrera , Cie^ 
xa , Gomara , Ercilla, los Padres 
Salera y Acosta , y á quantos se 
ocuparon en referir los hechos de 
los castellanos en aquella parte 
del nuevo mundo, con no peque- 
fias equivocaciones , se resolvió^ 
á poner en execucion su preme»^ 
ditado pensamiento , consagran- 
do i su feliz éxito la mayor par- 
te de su vida^ sin perdonar fatiga 
alguna para que la verdad fue- 
se el sencillo aunque principal 
adorno de cada linea. £n quanto 
á su contenido y mérito ya se ha- 
dado una sucinta idea» solo resta 
añadir que esu obra fue impre- 
sa igualmente en Lisboa la pri« 



11 

mera vez el a&o de i6tj^ esto 
es , uno después de la muerte de 
Garcilaso: que en ella se nos daa 
las vidas y hechos memorables 
drdiez y siete Incas con inclu* 
sion de Sayri Tupac , quienes se 
succedieron por el espacio de ca» 
si 600 años, bien que algunos de 
los últimos solo conservaron una 
sombra de soberanía , y aun és- 
ta precaria : que el autor dá al 
imperio del Perú 1 300 leguas de 
largo , cuya extensión no es la 
misma en el día « como se puede 
ver en todas las geografías mo- 
dernas que tratan del continente 
de la América: y que lo que úni- 
camente echamos menos en ella 
es k cronología de los reynados 
y de los sucesos memorables. 

Cargado finalmente de virtu- 
des, de afios y de méritos litera- 
rios y militares , murió este res- 
petabie escritor á los setenta y 
siete de su edad en Córdoba , en 
donde babia fixado su residencia 



zzrri 

casi desde su venida á España. 
Su cuerpo fue sepultado en la 
Santa Iglesia Catedral de aque- 
lla ciudad en la Capilla llamada 
de Garcilaso , y en su sepulcro 
se colocaron dos lápidas negras 
con el siguiente epitafio : epita- 
fio que breve y completamente 
comprueba quanto queda dicho. 
9) El Inca Garcilaso de la Ve- 
99 ga j varón insigne , digno de 
99 perpetua memoria, ilustre en 
99 sangre, perito en letras, vallen- 
99 te en armas , hijo de Garcilaso 
99 de la Vega, de las casas de los 
99 Duques de Feria é Infantado, 
99 y de Elisabeth Palla , hermana 
99 de Huayna Capac , último em- 
99perador de Indias , comentó la 
99 Florida , traduxo á León He- 
99 breo y compuso los Comentarios 
9) Reales. Vivió en Córdoba coa 
9) mucha religión. Murió exem- 
9) piar. Dotó esta Capilla» Enter- 
99 rose en ella. Vinculó sus bie- 
99nes al sufragio de las animas del 



XXIV 

^Purgatorio. Soa Patronos per* 
99petuo3 los Señores Dean y .Ca- 
99bildo de esta Santa Iglesia. 
99 Falleció i xxii de Abril de 

)9M.DC.XY1.'' 




• » 



EL AUTOR AL LECTOR. 



A, 



unque ha habido Españoles 
curiosos que han escrito las rep4^ 
hücas del Nuevo Mundo , como la 
de México , ¡a del Perú^ y las de 
etros reynos de aquella gentili"* 
dad^ no ha sido con la relación 
entera que de ellos se pudiera dan 
que ¡o he notado particularmente 
en las cosas que del Perú he visto 
escritas , de las quales , como natu^ 
ral de la ciudad del Cozco^ que fue 
otra Roma en aquel Imperio , /en- 
go mas larga y clara noticia que 
la que hasta ahora los escritores han 
dado. í^erdad es que tocan muchat 
cosas de las muy grandes que aque-» 
lia república tuvo ; pero escriben-* 
las tan cortamente , que aun lat 
muy notorias para mí ^ de la mane^^ 
ra que las dicen las entiendo mah 
Por lo qual , forzado del amor na^ 
tur al de la patria me ofrecí altra^ 
tajo de escribir estos Comentarios^ 
éonde clara y distintamente se ve^^ 



ÍXTl 

rán ¡as cosas que en aquella repii" 
llica hahia antes de los Españoles^ 
así en los ritos de su vana religión^ 
como en el gobierno que en paz y 
en guerra sus reyes tuvieron^ y to-* 
4o lo demás que de aquellos hidios 
se puede decir , dende lo mas infi-^ 
mo del exercicio de los vasallos bas-- 
ta lo mas alto de la corona real. 
Escribimos so amenté del Imperio 
de los Incas , sin entrar en otras 
monarquías^ porque no tengo la no- 
ticia de ellas que de esta. En el 
discurso de la historia protestamos 
Ja verdad de ella , y que no diré'» 
fnos cosa grande que no sea autori" 
zandola con los mismos historiado^ 
tes Españoles que la tocaron en 
parte ó en todo : que mi intención 
no es contradecirles , sino servir^ 
les de comento y glosa ^ y de inter^ 
prete en muchos vocablos Indios que 
como estrangeros en aquella lengum 
interpretaron fuera de la propie^ 
.dad de ella , según que largamen^ 
te se verá en el discurso de la bis* 
Soria ^ la qual ojrezco á la piedad 
del que la leyere. 



ADVERTENaAS 

ACERCA CB LA LBNCUA OimBAb 
DB lAS INDIOS DEL VKB.V. 

JTara que te entienda mejor lo 
que con el favor diviao habíeretnos 
de escribir en etia híttoria , poi- 
que en ella hemos de decir mu- 
chos nombres de la lengua general 
de 101 Indios del Perú, «era bien 
dar algunas advertencias acerca de 
«lia. La primera sea qne tiene (res 
rnaaeras diversas para pronuociac 
algunas siJabas, may diferentes ds 
como las pronuncia la lengua £>• 
paGola , en las qualet proounci»- 
Ciones consisten las diferentes ilg* 
nificaciones de un mismo vocablo; 
que unas silabas se pronunciin «a 
los labios, otrss en el paladar, otrtf 
en lo interior de la garganta , co- 
mo adelante daremos loa *%tmplo» 
donde se ofrecieren. Para acentuar 
las dicciones se advierta qae tie- 
nta sus acentos casi tíempre ea la 
silaba penúltima, poca* vece* en 
b antepeolíUiína , y nunca jtuits 



ZXVIII 

en la última ^ esto es , no contra- 
diciendo á los que dicen que las 
dicciones bárbaras se han de acen* 
tuar en ]a última ^ que lo dicen por 
no saber el lenguage. También es 
de advertir que en aquella lengua 
general del Cozco , de quien es mi 
intención hablar , y no de las par- 
ticulares de cada provincia , que 
son innumerables , faltan las letras 
siguientes b. d. f. g. j. jota , 1 sen- 
cilla no la hay, sino 11. duplicadas, 
y al contrario , no hay pronuncia- 
clon de rr. duplicada en principio 
de parte ni enmedio de la dicción, 
, sino que siempre se ha de pronun- 
ciar sencilla. Tampoco hay x. , de 
manera que del todo faltan seis le« 
tras del a , b , c , Eápafiol ó Caste- 
llano : y podremos decir que faltaa 
ocho con la 1 sencilla y con la rr 
duplicada : losEspafioles afiaden es- 
tas letras en perjuicio y corrupción 
del lenguage, y como los Indios no 
las tienen , comunmente pronun- 
cian mal las dicciones Españolas 
que las tienen. Para atajar esta cor- 
rupción me sea licito, pues soy In- 
dio, que en esta historia yo escri^ 



XXIX 

ba como Indio, con las mismas le^ 
tras que aqaellas tales dicciones se 
deben escribir: y no se les baga de 
mal á los qoe las leyeren ver la 
novedad presente en contra .del 
mal nso introducido , que antes de* 
be dar gusto leer aquellos nombres 
en su propiedad y pureza. Y por- 
gue me conviene alegar muchas co« 
sas de las que dicen los historiado* 
res Españoles para comprobar las 
ique yo fuere diciendo, y porque 
las he de sacar á la letra/ con su 
corrupción , como ellos las escri- 
ben , quiero advertir , que no pa- 
rezca que me contradigo escribien- 
do las letras que he dicho qoe no 
tiene aquel lenguage , que no lo 
hago sino por sacar fielmente lo que 
el Español esoribe. También se de- 
be advertir que no hay número ptur- 
xal en este general lenguage , aun- 
que hay partículas que significaa 
pluralidad. Sirvense del singular 
en ambos números. Sí algún nom- 
bre Indio pusiere yo en plural, se 
rá por la corrupción Española , ó 
por el buen adjetivar de las diecio- 
aies , qu9 sonariaA mal si 



xzz 

-sernos las dicciones Indias en sin- 
gular , y los adjetivos ó relativos 
castellanos en plural. Otras muchas 
cosas tiene aquella lengua diferen- 
tísimas de la castellana y italiana 
y latina , las quaies notaran los mes* 
tizos y criollos curiosos pues son 
de su lenguage , que yo harto ha^ 
go en sefialarles con el dedo desde l¡ 
Espafia los principios de su lengua^ '] 
para que la sustenten en su puré- ^ , 
za , que cierto es lastima que se 
pierda o corrompa siendo una len- * ^ 
gua tan galana , en la qual han \¡ 
trabajado mucho los padres de la 
compafiia de Jesús , como las de- 
mas religiones, para saberla bien i|, 
hablar : y con su buen exemplo, que j^ 
es lo que mas importa « han apro- 
vechado mucho en la doctrina de 
los Indios. También se advierta que 
- este nombre vecino se entendía 
en el Perú por los Espafioles que 
tenian repartimiento de Indios; y 
en ese sentido lo pondremos siem- 
pre que se ofrezca. Asimismo es 
de advertir que en mis tiempos, 
que fueron hasta el afio de i0o, 
ni veinte años después , no hubo 



c 



ii 

y 



I 



XZXf 

€fl mi tíerra moneda Jalirada: es 
lugar de ella se eotendian los £s- 
pafioles en el comprar y tender 
pesando la plata y el oro por mar- 
cos y oazas^ y como eo fispafia 
dicen ducados , decían en el Perú 
pesos ó castellanos : cada peso de 
plata ó de oro reducido a boena 
ley valia qnatrocieatos y cincnen* 
ta maravedís. De manera qoe re- 
ducidos los pesos á ducados de cas- 
tilla , cada cinco pesos son se'í§ da* 
cados. Decimos esto porque no cau- 
se confusión el contar en esta his- 
toria por pesos y ducados. De la 
cantidad del peso de la p:ata al pe- 
so del oro había mucha diferencia 
como en España la hay ^ mas el 
valor todo era uno. Al trocar del 
oro por plata daban su interés de 
tanto por ciento. También habia 
interés al trocar de la plata ensa- 
yada por la plata que llaman cor- 
jiente , que era la por ensayar. 

Este nombre Galpón no es de 
la lengua general del Perú , debe 
de ser de las islas de Barlovento: 
los Españoles lo han introducido 
en su lenguage , con otros mnclioe 



XXXII 

qne se sotarán en la historia. Quie- 
re decir saU grande. Los reyes In- 
cas las tuvieron tan grandes que 
servían de plaza para hacer sus 
fiestas en ellas quando el tiempo 
era llovioso y no daba lagar á que 
se hiciesen en las plaaas 3 y baste 
esto de advertencias. 



HISTORIA 

GENERAL 

CAPÍTULO PRIMERO. 

Si hay muchos mundos. Tratase ¿fe 
- las cinco zonas. 

JoLabiendo de tratar del Nue- 
vo Mundo , ó de la mejor y mas 
priacipal parte suya , que son los 
reynos.y provincias át\ ImperiQ 
llamado Pera , de cuyas antigua- 
llas y origen de sos Reyes pre« 
tendemos escribir, paresce que fue- 
•xa justo , conforme á la eomun cos- 
tumbre de los escritores , tratar 

«aquí al pxinoipk)^ si el' Mundos 
yoMo I. " A • 



a HISTOEIA GENERAL 

lino solo , ó si hay muchos Mun- 
dos , si es llano ó redondo , y si 
también lo es el cielo redondo 6 
llano. Si es habitable toda la tier- 
ra , ó no mas de las zonas templa- 
das : si hay paso de la una templa- 
di á la otra : si hay antípodas^ y 
quales son ; de guales y otras co- 
sas semejantes los antiguos Filóso- 
fos muy larga y curiosamente tra- 
taron , y los modernos no dexan de 
fAaticar y escribir ^ sigi^iendo ca- 
da quaT opinión que mas le agrada. 
Mas porque no es aqueste mi pria- 
ctpál intento, ni las fuerzas de ua 
Indio pueden presumir tanto; y 
también porque la experiencia, des- 
pués que se descubrió lo que lla- 
man lluevo Mundo , nos ha desean 
pL^áo de la mayor parte de es- 
tas', dudas , pasaremos brevemente 
f or ellas, por ir á otra parte, á cu- 
yos-términos finales teme no lie« 
agac ^ mas ' £onfij|do en la inñnita 



« ik 



misericordia ^ digo ^ que á lo pri- 
mero se podrá afirmar qae no hay 
mas que un mundo ^ y aunque lia* 
mamos Mundo Viejo y Munda 
)<}ueyo 5 es por haberse de$cub¡er-« 
to éste nuevamente pata noso^ros^ 
y no porque sean dos siüó todo uno« 
Y á los qae todavía ímaginareü que 
hay muchos mundos ^ no hay para 
qué responderles sino que se es« 
ten en sus heréticas Imaginaciones, 
hasta que en el Inferno se desen^ 
gafíen de ellas. T á los que dudan, 
si hay alguno que lo dude , si es 
llano ó redondo , se podrá satisfa-- 
cer con el testimonio de los que 
han dado vuelta á todo él , ó á la 
mayor parte , como los de la nao 
Victoria y otros que después acá 
le han rodeado. Y á lo del cielo si 
también es llano ó redondo , se po* 
drá responder con las palabras del 
Real Profeta: Extendens calum^ 
iicuf peUem^ en las quaies nos qni« 

A a 



4 . HISTORIA GSNISRAL 

80 mostrar la forma y hechura de 
la obra , dando la una por ezemplo 
de la otra , diciendo : que esten- 
diste el cielo asi como la piel : es- 
to es , cubriendo con el cielo esto 
gran cuerpo de los quatro elemen- 
tos en redondo , así como cubriste 
con la piel en redondo el cuerpo 
del animal , no solamente lo prin- 
cipal de él, mas también todas sus 
partes por pequeñas que sean. A 
los que afirman que de las cinco 
partes del mundo, que llaman 20^ 
has , no son habitables mas de las 
dos templadas , y que la del me- 
dio por su excesivo calor , y las 
dos de los cabos por el demasiado 
frió son inhabitables ; y que de la 
una zona habitable no se puede pa- 
sar á la otra habitable , por el ca- 
lor demasiado que hay en medio: 
puedo afirmar, demás de lo que to- 
dos saben, que yo nascí en la tórri- 
da zona, que es en el Cozco, y me 



í 



DEL TKKV. ( 

crié en ella hasta los veinte aSos, 
y he estado en la otra zona tem* 
piada de la otra parte del tro pir- 
co de capricornu á la parte del sur 
en los últimos términos de los Char« 
cas 9 que son los Chichas , y para 
venir á estotra templada.de la pac- 
te del norte, donde escribo esto, 
pasé por la tórrida zona 9 y la atra- 
vesé toda , y estuve tres dias na- 
turales debaxo de la linet equino^ 
cial , donde dicen que pasa perpen«- 
dicuiarmente, que es en el Cabo de 
Pasau : por todo lo qual digo , que 
es habitable la tórrida también co- 
ino las templadas. De las zonas friaa 
quisiera poder decir por vista de 
ojos como de la3 otras tres : re^ 
mitome á los que saben^de ellas 
mas que yo. A lo que dicen que 
por su mucha frialdad soq inahabir 
tablea , osaré decir con los que tie- 
oen lo contrario , que tembien son 
luibitables como las demás , porque 



6 HISTORIA GSKBRAL 

en buena consideración , no es de 
imaginar, quanto mas de creer, que 
partes rao grandes del mundo las 
hiciese Dios inútiles , habiéndolo 
criado todo para que lo habitaseá 
los hombres; y que se engafian los 
antiguos en lo que dicen de la^ 
dos zonas frias , también como se 
cngafiaron en lo que dlxeron de 
la tórrida , que era inhabitable por 
su mucho calor. Antes se debe 
creer , que el Sefior , como padre 
sabio y poderoso , y la naturaleza, 
como madre universal y piadosa, 
hubiesen remediado los inconve- 
nientes de la frialdad con templan*^ 
za de calor , como remediaron eí 
demasiado calor de la tórrida zond 
con tantas nieves,, fuentes, rios y 
lagos como en el Perú se hallan, 
que la hacen templada de tanta ya« 
tiedad de temples ; unas que decli-* 
nan á calor y á mas calor , hasta 
llega, á regiones tan baxas , y -pof'^ 



BEL PSRt}. 7 

ende tan calientes , que por su ma* 
cho calor son casi inhabitables, co* 
sao dixeron los antigaos de ellai 
Otras regiones que decHnan á frió 
y mas frió , basta subir á partes tan 
mitas, que también llegan á ser in- 
habitables por la macha frialdad de 
]a nieve perpetua que sobre si tie« 
cen , en contra de lo qué de esti 
tórrida tona los Filósofos dixeroo^ 
que no imaginaron jamas que ea 
ella pudiese haber nieve , habiéii* 
dola perpetua debaxo de la misma 
linea equinocial sin menguar jamas 
tn mucho ni poco ^ i lo menos en 
la cordillera grande , sino es tú las 
faldas ó puertos de ella. Y es dé 
saber que en la tórrida zona eü 
lo que de ella alcanza el Perú , no 
consiste el calor ni el frío en dis- 
tancia de regiones, ni en estar mas 
lejos ni mas cerca de la equinocial 
sino en estar mas alto ó mas bzx(S 
en una misma reglón ) y en muy 



t BISTORIA GBNBRAK 

f oca distancia de tierra, como ade^ 
laote se dirá mas largo. Digo, pues, 
^ue á estasemejasza se puede creer 
^ue también las xooas frias estén 
templadas , y sean habitables como 
lo tienen muchos graves autores^ 
aunque no por vista y experiencia^ 
pero basta haberlo dado á entender 
asi el mismo Dios quando crió al 
hombre y le dixo : creced y mul- 
tiplicad, hlnchid la tierra y sojuz- 
gedla : por donde se véque es ha- 
bitable ^ porque sino lo fuera, ni 
se pedia sojuzgar ni llenar de ha- 
bitaciones. Yo espero en su Omni-i 
potencia que á su tiempo descu* 
brirá estos secretos, como descu«> 
brio el Nuevo Mundo , para mayor 
confusión y afrenta de los atrevi- 
dos , que con sus filosofías natu- 
rales y entendimientos humanos 
quieren tasar la potencia y sabidu* 
ría de Dios , que no pueda hacer 
sus obras mas de como ellos las ima- 



r 



,^nan , habiendo tanta disparidad 
del un saber al otro, quanta hay de 
lo finito k lo infinito. 

CAPÍTULO IL 
Si hay antípodas, 

J\, lo que se dice si hay antipo-* 
das ó J10 , se podrá decir que sieo» 
do el mundo redondo, como es no- 
torio , cierto es que los hay. Em- 
pero tengo para mi que por no 
estar este mundo inferior descK- 
bierto del todo , no se puede saber 
de cierto quales provincias seaa 
antipodas de quales , como algunos 
lo afirman ^ lo qual se podrá certi- 
ficar mas ayna , respecto del cielo 
que flo de ia tierra , como los pa- 
los el uno del otro, y el oriente 
del poniente , donde quiera que ío 
es por la equinocial. Por donde ha^ 
yan pasado aquellas gentes tantas y 
de tan diversas lenguas y costum- 
bres como las que en el Nuevo 



10 HISTORIA GSNBRA£ 

Mundo se haa hallado, tampoco se 
sabe de cierto^ por que si dicen por 
la mar en navios , nascen inconve- 
nientes acerca de los animales que 
allá se hallan , sobre decir cómo ó 
para qué los embarcaron , siendo 
'algunos de ellos antes dafiosos que 
provechosos. Pues decir que pu- 
dieron ir por tierra , también nas- 
cen otros inconvenientes mayores^ 
como es decir , que si llevaron los 
animales que allá tenían domésti^ 
eos \ por qué no llevaron de los 
que acá quedaron que se han lle- 
vado después ? y si fue por no po- 
der llevar tantos ¿cómo no que- 
daron acá de los que llevaron ) y 
lo mismo se puede decir de las 
dieses , legumbres y frutas tan 
diferentes de las de acá , que con 
razón le llamaron Nuevo Mundo: 
porque lo es en toda cosa , así en 
los animales mansos y bravos , co- 
mo en las comidas , como en loi 



DEL P-Enú. 'ix 

liombres , que generalmente soa 
lampifios sin barbas ; y porque eú 
cosas tan inciertas es perdido el 
trabajo que se gasta en Quererlas 
sab^r, las dexaré: porque tengo me- 
nos suficiencia que otro para inqol** 
•tí rías : solamente trataré iiel origeo 
de Jos Reyes Incas y de la soce^ 
sion de ellos , sus conquistas , !ۥ>> 
^es y gobierno en paz y ea guérf 
Ta ^ y antes que tratemos de ellos^ 
será bien digamos como se descu* 
brió este Nuevo Mundo , y luego 
trataremos del Perú en particulati 

CAPÍTULO III. 

Cómo se d^sbébrió el Nuevo Mundo^ 

V/erca del afío de mil quatrocien*- 
tos ochenta y quatro , uno mas ó 
menos, un piloto natural de la vi- 
lla de Huelva , en el condado dé 
Niebla , llamado Alonso Sánchez 
£e Huelva , tenia un navio peque* 

A4 



I a VÍStOtiíA GEKEHAS 

ISo con el qual contrataba por la 
snar , y llevaba de España á las Can 
narias algunas mercaderías que allí 
se le vendían bien ; y de las-Casa^ 
rías cargaba de los frutos de aque- 
llas islas , y las llevaba íl la isla de 
la- Madera, y de alli s^e volvía á 
España cargado de azúcar y con« 
servas. Andando en esta su trian- 
gular contratación , atravesando de 
las Canarias ¿ la isla de la Made- 
ra , le dio un temporal tan recio y 
tempestuoso , que no pudieodo re- 
sistirle se dexó llevar de la tormen- 
ta , y corrió veinte y ocho ó vein- 
te y nueve dias sin saber por don- 
de ni á donde ^ porque en todo es- 
te tiempo no pudo tomar el altura 
por el sol ni por norte. Padescieroa 
los del navio grandísimo trabajo en 
la tormenta , porque ni les dexaba 
comer ni dormir : al cabo de este 
largo tiempo se aplacó el viento^ 
7 se hallaron cerca 4e una isla^ no 



BS£ 9SRÚ. I¿ 

se sabe de cierto qual fue, mas de 
^ue se sospecha que fue la que aho- 
ra llaman Santo Domingo; y es de 
mucha consideración , que el vien- 
to que con tanta violencia y tor« 
menta llevó aquel navio , no pudo 
ser otro sino el solano, que llaman 
Jeste , porque Ja isla de Santo Do* 
mingo está al poniente de las Ca- 
narias ; el qual viento en aquel vi»- 
ge antes aplaca las tormentas que 
Jas levanta. Mas el Se£or todo po- 
deroso, quando quiere hacer mise- 
ricordias, saca las mas misteriosas y 
necesarias de causas contrarias , co- 
mo sacó el agua del pedernal , y la 
vista del ciego del lodo que le pu* 
so en los ojos , para que notoria?- 
mente se muestren ser obras de la 
miseración y bondad Divina , que 
también usó de esta su piedad pa- 
ra enviar su Evangelio y luz ver- 
dadera á todo el Nuevo Mundo, 
que tanta necesidad tenia de ellaj 



•14 HISTORIA GBVEllAL 

pues viv^iao, ó por mejor decir, pe** 
rescian en las tinieblas de la genti-* 
lidad é idolatría tan bárbara y bes- 
tial, conao en el discurso de la his« 
'toria veremos. El piloto saltó en 
'tierra , tomó el altura , y escribió 
^por menudo todo lo que vio y lo 
que le sucedió por la mar á ida y á 
Vuelta 'j y habiendo tomado agua y 
lefia , se volvió á tiento sin saber 
«l.viage tampoco á la venida como 
i la ida; por lo qual gastó mas 
tiempo del que le convenia , y pot 
la dilación del camino les faltó el 
agua y el bastimento; de cuya cau- 
«a , y por el mucho trabajo que á 
ida y venida hablan padescido, em- 
pezaron á enfermar y morir de tal 
manera , que de diez y siete hom-* 
bres que salieron de España no lle- 
garon á la Tercera mas de cinco, 
y entre ellos el piloto Alonso San* 
chez de Huelva. Fueron á parar á 
casa del famoso Christobal Colon, 



ginoYés , porque supieron que ent 
gran piloto y cosmógrafo » y que 
hacia cartas de marear. £1 qual los 
«recibió con mucho amor , y les hi*- 
20 todo regalo por saber cosas acae» 
cidas en tan estraño y largo nau- 
fragio y como el que decían liúbét 
padescido. Y como llegaron tan de^ 
caecidos del trabajo pasado , por 
tnncho qtie Chrístobal Colon les re^ 
"galo , na pudieron volver en si , y 
inurieron todos en sa casa , dezán«- 
'dolé en herencia los trabajos que 
les causaron la muerte : los quales 
aceptó el gran Colon con tanto áni- 
mo y esfuerzo , que habiendo su«- 
*frÍdo otros tan grandes y aun ma* 
yores,' pues duraron mas tiempo, sa*- 
lió con Ja empresa de dar el Nuevo 
Mundo y sus riquezas á Espafia, 
como lo puso por blasón en sus ar- 
mas , diciendo : á Castilla y á León, 
Nuevo Mundo dio Colon, Quien 
quisiere ver hs grandes hazañas 



1 4 HISTORIA GBKSRAr 

de este varón , lea la Historia Ge^ 
ceral de las Indias que Francisco 
López, de Gomara escribió , que 
allí las hallará aunque abreviadas^ 
pero lo que mas loa y engrandesce 
Á este fanooso sobre los famosos, ee 
Ja misma obra de esta conquista y 
descubrimiento. Yo quise afiadir es*- 
to poco que faltó de la relación de 
aquel antiguo historiador , que CO" 
mo escribió lejos de donde acaecie" 
ron estas cosas , y la relación se la 
daban yentes y vinientes , le di- 
xeron muchas cosas de las que pa- 
saron , pero imperfectas , y yo las 
Oi en mi tierra á mi padre y á sus 
comtemporáneos , que en aquellos 
tiempos la mayor y mas ordinaria 
conversación que tenían , era repe* 
tir las cosas mas hazañosas y nota- 
bles que en sus conquistas hablan 
acaescido: donde contaban la que 
hemos dicho , y otras que adelan- 
te diremos , que como alcanza-* 



~^ DEL PERtJ. vjy 

jron á muchos de los primeros des- 
cubridores y coaquistadores del 
Muevo Mundo , hubieron de ellos 
la entera relación de semejantes 
cosas 9 y yo , como digo , las oi 4 
^ mis mayores aunque , como mu- 
chacho , con poca atención , que si 
entonces la tuviera , pudiera aho« 
ra escribir otras muchas cosas de 
grande admiración , necesarias en 
esta historia : diré las que hubie- 
re guardado la memoria con doloc 
de Jas que ha perdido. Él M. R« 
P. Josef de Acosta toca tambiea 
esta historia del descubrimiento 
del Nuevo Mundo > con pena d^ 
ao poderla dar entera ^ que tam- 
bién faltó á su paternidad parte de 
ia relación en este paso, como en 
otros mas noodernos , porque se 
habían acabado ya los conquista- 
dores antiguos , quando pasó á 
aquellas partes , sobre lo qual di- 
ce estas palabras, libro primero» 



l8 HISTORIA GENERAL 

capítulo diez y nueve : ijHabicndo 
mostrado que no lleva camino pen- 
sar que los primeros moradores de 
indias hayan venido á ellas con na- 
vegación hecha para este fin , bien 
^e sigue, que si vinieron por mar, 
haya sido acaso y por fucrxa de 
tormentas el haber llegado á In- 
dias^ lo qual por inmenso que sea 
'el mar océano no es cosa increíble* 
Porque pues asi sucedió en el des- 
cubrimiento de nuestros tiempos, 
quando aquel marinero, cuyo nom- 
Ibre aun no sabemos , para que ne* 
gocio tan grande no se atribuya á 
otro autor sino á Dios, habiendo 
*por un terrible é importuno témpo- 
ra], reconoscido el Nuevo Mundo; 
jdexó por paga del buen hospedage 
á Christobal Colon la noticia de 
cosa tan grande. Asi pudo ser, &c. 
. Hasta aquí es del P. M. Acosta, sa- 
chado á la letra , donde muestra 
haber hallado ea el Perú parte de 



DEL FBRÚ. 19 

nuestra relación , y aunque no to- 
da , pero lo mas esencial de* ella. 
Este fue el prinier principio y ori- 
gen del descubrimiento del Nue« 
vo Mando , de la qual grandeza 
pedia loarse la pequefia villa de 
Huelga que tal hijo crió , de cu« 
ya relación , certifcado Christobal 
Colon , insistió tanto en su de- 
manda^ prometiendo cosas nunca 
vistas ni oídas , guardando como 
hombre prudente el secreto de 
ellas , aunque debaxo de confian- 
za dio cuenta á illgunas personas 
tie' mucha autoridad , acerca dé 
los Reyes Católicos que le ayu- 
Üaron á salir con su emj)resa , que 
Sfoo fuera por esta noticia que 
Alonso Sánchez de Hueíva le dio,' 
no pudiera de sola su imaginación 
de cosmografia prometer tanto y 
faa certificado como prometió, n! 
salir taií presto con la empresa del 
descubrimiento 3' pues- según aquel^ 



di HISTOAIA GSNUAl 

^e estos, subió mas ^ue los otto$^ 
j pasó la línea equinocial á la par- 
te del sur « y cerca de ella ^ nave-* 
gando costa á costa, conao se nave» 
gaba entonces por aquel viage, vio 
un Indio que á la boca de uo rio, 
de muchos que por toda aquella 
tierra entran en la mar, estaba pes* 
<ando. Los Españoles del naviog 
con todo el recato posible , echa- 
ron en tierra, lejos de donde el In- 
dio estaba , quatro, Españoles gran« 
des corredores y nadadores , para 
que no se les fuese por tierra ni 
por agua. Hecha esta diligencia, pa- 
saron con el navio por delante del 
Indio para que pusiese los ojos ea 
jél , y se descuidase de la celada 
que le dexaban armada. El Indio^ 
viendo en la mar una cosa tan ex- 
_traña , nunca jamas vista en aque* 
,11a costa ,^ como era navegar un na* 
,yio á todas velas,. se admiró gran* 
, demetKe ^ y ^uedó pasmado y ab^ 



BEL 1?ERÚ. S$ 

l>ado ; imaginando qué pudiese set 

aquello que en la mar veía delance 

de si; y tanto se embebeció y ena<* 

geno en este pensamiento, que pri<* 

mero lo tuvieron abrazado los que 

le iban á prender que él los sin*. 

tiese llegar ; y asi lo llevaron al 

lia vio con mucha £esu y regocijo 

de todos elJos. Los Espafíoles, ha< 

biéndole acariciado porque perdie* 

se el miedo que de verlos con bar^* 

bas y en diferente trage que el 

sayo habia cobrado , le pregunta* 

ron por señas y por palabras qué 

tierra era aquella 5 y cómo se lia* 

naba. £i Indio , por los ademanes 

y meneos que con manos y rostro 

ie hacían como á un mudo^ en^ 

teisdia que le preguntaban , mas ñq 

entendía lo que le preguntaban $ y^ 

i. lo que entendió que era el pre* 

juntarle , respondió apriesa an« 

tes que le hiciesen algún mal y 

nombró su propio nombre diciendo 



ft4 HISTORIA 6BNBRAS 

Berú , y añadió otro y dixo Pel& 
Quiso decir , si me preguntáis co» 
mo me llamo , yo me digo Ber6$ 
y si me preguntáis donde estaba, 
digo que estaba en el rio : porque 
es de saber que el nombre Pelú ea 
^ el lengaage de aquella provincia es 
nombre apelativo , y significa rio 
en común, como luego veremos eo 
un autor grave. A otra semejan-- 
te pregunta respondió el Indloí da 
nuestra historia de la Florida con 
el nombre de su amo, diciendo bre- 
zos y bredos,lib. 6, cap. zg. don^* 
de yo había puesto este paso á pro* 
pósito del otro, de allí lo quité 
por ponerlo ahora en su lugar. Lof 
chrlstianos entendieron conforme á 
su deseo, imaginando que el Indio 
les había entendido y respondido á 
propósito , como si él y ellos hu* 
hieran hablado en castellano, y des- 
de aquel tiempo , que fue el afio 
de mil quinientos quince ó diez y 



mIs , llamaron Perú aquel riqoi'* 
simo y grande Imperio , conom* 
piendo ambos nombres , como oor« 
rompen los Españoles casi codot 
los vocablos que coman del leogosi- 
ge de los Indios de aquella tierra; 
porque si tomaron ei nombre del 
Indio Berá , crocaron Ja B. por la 
P. , y si el nombre Pelé ^ qoe síg* 
aifica rio , trocaron la L. por la Si, 
y de la ana masera é de la otra 
dizeron Perú. Otros qoe pres«* 
men de mas repulidos , y seo las 
mas modernos , corrompen dos le- 
tras y en sos historias dicen Pirú. 
JjOS historiadores mas aotigoos, co- 
mo son Pedro de Cie»i de León , el 
Contador Agostin de Zarate , Pr^m" 
jedK:o Lope» de GomaOf i>í^»Fer* 
mndes ) natoral de Palencía ^ j 
aún el M. R. P. Fr. Gerónimo BOi^ 
man , ooa ser de los mo4ersoe« 
codos le UaanD PerÉ y no Vké ; y 
,como aqeel parage donde eece sv^ 

TOMO I. X 



%6 AISTÓ&IA GBXrSRAX. 

cedió acercase á ser término de la 
tierra que los reyes locas tenian 
por aqaella parte conquistada y su- 
jeta á su Imperio, llamaron des* 
pues Perú á todo lo que hay des- 
de alli , que es el parage de Qui- 
tu , hasta los Charcas , que fue lo 
mas principal que ellos sefiorearoo, 
y son mas de setecientas leguas de 
largo , aunque so Imperio pasaba 
hasta Chile, ^ue son otras quinien- 
tas leguas mas adelante , y es otro 
muy rico y fértilísimo reyno. ' 

CAPÍTULO V. 

Autoridades en confirmación del 
nombre Perú. 

Jiiste es el principio y origen del 
sombre Perú , tan famoso en el 
mundo, y con racen famoso, pues á 
todo él ha llenado de oro y plata^ 
de perlas y piedras preciosas; y 
por haber sido asi impuesto acaso^ 



i 



toe Indios naturales del Perú , aun* 
^e ha sesenta y dos años que se 
conquistó , no toman este nombre 
en la boca, como nombre nunca |K>r 
ellos impuesto; y aunque por la 
comunicación de los Españoles ea« 
tienden ya lo que quiere decir, 
eUos no usan de él , porque en su 
leoguage no tuvieron nombre ge«- 
sérico para nombrar en junto lor 
reynos y provincias que sus re- ,f 

yes naturales señorearon , como 
decir £spaña, Italia ó Francia, que 
contiene en si muchas Provincias. 
Supieron nombrar cada provincia 
por su proprio nombre , como se 
verá largamente en el discurso de 
la historia ; empero nombre pro- 
prio que significase todo el reyno 
junto no lo tuvieron; llamábanle Ta- 
▼antin sujni 9 qno quiere decir las 
quatro partes del mundo. £1 nom- 
bre Berú , como se ha visto , fue 
nombre proprio de no Indio , y es 

Bft 



$8 HISTORIA GBHSRAX. 

BombrA de tos que usaban entré 
los Indios Yuncas de' los Uanos y 
cosca de la mar 9 y no en los de 
la sierra ni del general lengaage: 
que como en Espafia.hay nombres 
y apellidos que ellos mismos di'- 
cen de qué provincia son , asi los 
había entre los Indios del Petib 
Que haya sido nombre impuesto 
por los Españoles , y que no lo t»* 
nián ios Indios en su lenguage co- 
muQ , lo da á entender Pedro át 
Cieza de León en tres partes., ea 
el capitulo tercero, hablando de la 
isla llamada Gorgona dice: aqui es» 
tuvo el Marques Don Francisco Pi« 
sarro con trece cbristianos Espa- 
ñoles cpmpañeros suyos ^ que fue«* 
ron los descubridores de esta tier-* 
ra que llamamos Perú , Slc. En el 
capitulo trece dice : por lo qual se- 
rá necesario que desde el Quito, 
que es donde verdaderamente co^ 
mienza lo que llamamos Per4 &e; 



BBX. PERÚ. ft9 

Capitulo diez y ocho , dice : por 
las relaciones que los Indios de^ 
Cuzco nos dan , se colige que ha- 
bla autiguamente gran desorden en 
todas las provincias de este reyno^ 
que uosottos llamamos Perú , &c. 
3>ecirlo tantas veces por este mis- 
mo término , llamamos , es dar á 
entender que los £spa£oles se lo 
llaman , porque lo dice hablando 

con ellos , y que los Indios no te- 
nían tal dicción en su general len- 

gUBge , de lo qual , yo como Indio 
Inca , doy fe de ello. Lo mismo , y 
mucho mas dice el P. M. Acosta 
en el libro primero de la historia 
natural de Indias , capitulo trece, 
donde , hablando en el mismo pror 
pósito, dice: ha sido costumbre muy 
ordinaria en es^tos descubrimientos 
4el Nuevo Mundo , poner nombres 
¿ las tierras y puertos 4e la ocasión 
que se les ofrecía , y asi se ^atien- 
de haber pasado en nombrar ii est^ 



30 HISTORIA 6BiniAA¿ 

xeyoo Pirú. Acá es opinión, que ife 
«n rio en que á los principios die* 
ion los Espafioles , llamado por los 
natnrales Pirú , intitularon toda ea« 
ta tierra Pirú : y es argumento de 
esto , que los Indios naturales del 
Pirú ni usan ni saben tal nombre 
de su tierra fice. Bastará la auto* 
Tidad de tal varón para confun^ 
dir las novedades que después 9eá 
ee han inventado sobre este nom* 
bre , que adelante tocaremos algu- 
nas. Y porque el rio que los Es**- 
pafioles llaman Perú está en el 
mismo parage y muy cerca de la 
equlnocial, osarla afirmar que él 
hecho de prender al Indio hubie- 
se sido en él , y que también el 
tío como la tierra , hubiese parti- 
cipado del nombre proprlo del In- 
dio Berú : ó que el nombre Pelú, 
apelativo , que era común de to- 
dos los ríos , se le convirtiese en 
nombre proprio particular , con el 



v- 



1>B£ PBEÚ* 31 

^uai le fiambran despaes acá los 
Españoles, dándoselo en particalar 
á él solo, diciendo el rio Perú. 

Francisco López de Gomasa, 
en su Historia general de las In- 
dias , hablando del descubrimiento 
deTacatan, capitulo cincaenta y 
dos , pone dos deduciones de nom- 
bres muy semejantes á la que he- 
mos dicho del Perú , y por serh> 
tanto las saqué aquí como él lo 
dice , que es lo que se sigue. Par- 
tióse , pues , Francisco Hernández 
de Córdoba , y con tiempo que no 
2e dezó ir á otro «abo , ó con vo- 
luntad que llevaba á descubrir, fue 
á dar consigo en tierra no sabida 
ni hollada de los nuestros , do hay 
anas salinas en una punta que lla- 
mó de las mugeres, por haber allí 
torres de piedras con gradas y ca- 
pillas cubiertas de madera y pa- 
ja , en que por gentil orden esta- 
ban puestos muchos ídolos que pa- 



ja HISTORIA GtWtRAI. 

redan mageres. Maravilláronse los 
Espafioies de ver edificio de pie- 
dra V que hasta entonces no se ha- 
bla visto , y que Ja gente vistiese 
tan rica y lucidamenoe : ca /tenían 
camisetas , y mantas de algodón 
blancas y de colores : plumages, 
ceBcilios , bronchas y joyas de oro 
y plata ^ y las mugeres cubiertas 
pecho y cabeza. No paró allí sino 
fuese á otra punta que llamó de Co* 
toche , donde andaban unos pesca- 
dores que de miedo ó espanto se 
retiraron en tierra , y que respon- 
dían cotoche , cotoche , qiue quie-^ 
re decir casa , pensando que les 
preguntaban por el lugar para ir 
allá. De aquí se le quedó este nom« 
bre al cabo de aquella tierra. Ua 
poco mas adelante hallaron ciertos 
hombres que preguntados cómo se 
llamaba un gran pueblo allí cerca, 
dixeron tectetan , tectetan , que 
vale por no te entiendo. Pens^iroa 



los Espafioles que se llamaba así^ 
y corrompiendo el vocablo , llama» 
ron siempre Yucatán , y nunca se 
le caerá tal nombradla. Hasta aquí 
es de Francisco López de Gomara 
sacado á la letra ^ de manera que 
en otras muchas partes de las In-^ 
días ha acaecido lo que en el Pe-* 
lú , que han dado por nombres á 
las tierras que descubrían, los pri« 
meros vocablos que oían á los In<* 
dios quando les hablaban , y pre- 
guntaban por los nombres de las ta-^ 
les tierras , no entendiendo la sig-* 
fiificacion de los vocablos, sino ima-* 
ginando que el Indio respooadia á 
propósito de lo que le preguntaban, 
como si todos hablaran un mismo 
lenguage. Y este yerro hubo en 
otras muchas cosas de aquel Nuevo 
liando Y y en particular en nuestro 
Imperio del Perú, como se podrá no* 
tar en muchos pasos de la historia* 

BJ 



34 HISTORIA GBNBltAL 

CAPÍTULO VI, 

Lo que dice un autor acerca del 
nombre Perú. 



s 



in lo que Pedro de Cieza , el P. 
Joseph de Acosta, y Gomara dicen 
acerca del nombre Perú , se me 
ofrece la autoridad de otro insig- 
ne varón , Religioso de la Compa« 
fila de Jesús , llamado el P. Blas 
Valera , que escribía la historia de 
aquel Imperio en elegantísimo la- 
tín , y pudiera' escribirla en mu« 
chas lenguaf^, porque tuvo don de 
ellas : mas por la desdicha de aque* 
)la mi tierra , que no mereció que 
su república quedara escrita de tal 
mano , se perdieron sus papeles ea 
la ruina y saco de Cadis , que los 
Ingleses hicieron afio de mil qiii« 
nientos noventa y seis ^ y él ma« 
rió poco después. Yo hube del sa- 
co las reliquias que de sus papeles 



quedaron , para mayor dolor y las- 
tima de los que se perdieron , qae 
se sacan por los que se hallaron. 
Quedaron tan destrozados, qae fal- 
ta lo mas y mejor : bisóme merced 
de ellos el P. M. Pedro Maldona* 
do de Saavedra , natural de Sevi« 
Ha , de la misma Religión , que en 
este afio de mil seiscientos lee Es- 
critara en esta ciadad de Córdoba. 
£1 P. Vaiera , en la denominación 
del nombre Perú , dice en su ga- 
lano latín k) que se sigue , que yo 
como Indio , traduze en mi tosco 
romance. £1 reyno del Perú , ilns*- 
tre , famoso y muy grande , áott* 
de hay mucha cawridad de oro y 
plata , y otros iBCialCi ricos , de 
cuya abundancia nasció el xefraa 
que para decir que un hombre .es 
rico , dicen posee, el Perú. £sfee 
nombre fue nuevamente impuesto 
por los Españoles á aquel Imperio 
de los Incas , aombie fHiesto acaso 

»4 



¡6 HISTORIA 6BKBRAL 

y no proprio , y por tanto de l09 
Indios no conocido , antes por ser 
bárbaro tan aborrecido , que nin- 
guno de ellos lo quiere usar , sola- 
mente lo usan los Españoles. La 
nueva imposición de él no signifi- 
oa riquezas ni otra cosa grande: 
y como Ja imposición del voca- 
blo fue nueva , asi también lo fue 
la significación de las riqueaas; 
fK>rque procedieron de la felicidad 
de los sucesos. Este nombre Pelú "■ 
entre los Indios bárbaros que ha- 
'bitan entre Panamá y Huayaquil, 
es nombre apelativo que significa 
•fio. También es nombre proprio de 
icierta Isla que se liema Pelua , 6 
Petu. Pues como los primeros con- 
i^uistadores Españoles , navegando 
«ksde Panamá , llegasen á aquellos 
lugares primero que á otros , les 
egradó tamo aquel nombre Perú, 6 
Pelua , que cojqqo si significara al<^ 
"^utia cosa grande y señalada , lo 



ainaroii |ian munbrar coo él quil* 
quiera otra cosa que hallasen , co- 
no lo hicieron en llamar Pera á 
iodo el Imperio de los locas. Mih 
chos havo que no se agradaron del 
nombre Perú , y por ende le lla- 
maron la nueva Castilla. £stos dos 
nombres impusieron á aquel gran 
Yeyno , y los usan de ordinario ios 
escribanos reales y notarios ecle« 
siásticos) aunque en Europa y eo 
otros reynos anteponen el nombre 
Perú al otro. También afirman mu- 
chos que se deduzo de este nom« 
l>re Pirva , que es vocablo del Cos« 
co de los Quechuas , significa oron^ 
en que encierran los frutos. La 
sentencia de estos apruebo de muy 
buena gana , porque en aquel rey** 
no tienen los Indios grao número 
ite^ orones para guardar sus cose» 
ehas^^^r esta causa fue á los E§m 
palióles fácil usar de aquel nombro 
ageao y decir tltü , quitándole !• 



¡i HISTORIA GBKSRA£ 

úlcima vocal , y pasando el acen* 
to á la última silava. Este nom* 
bre , dos veces apelativo , pusieros 
los primeros conquistadores por 
nombre propio al Imperio que cont* 
quistaron^ é yo usaré de él sin nin- 
guna diferencia diciendo Perú óPi- 
jú. La introdudon de este vocablo 
suevo oo se debe repudiar por 
decir que lo usurparon ñdsamente 
y sin acuerdo ) que los Españoles 
no hallaron otro nombre genérico 
y propio que imponer á toda aque- 
lla región, porque antes del rey- 
sado de los Incas , cada provincia 
tenia su propio nombre coaio Char» 
ca , Colla , Cosco , Rlmac ^ Quitu 
y otras muchas , sin atención ni 
respeto á las otras regiones : mas 
despnes que los Incas sojuagaroa 
todo aquel Reyno á su Imperio, 
le fueron llamando conforme al or- 
den de las conquistas 9 y al suje- 
tarse y rendirse I98 vasallos 9 y al 



DBL SER¿. 59 

cabo se llanuion Tahuaotin oayu, 
tan es , las quatro partes del Rey- 
so , ó lacap RuDain, que es vasa- 
llos del Idgs. Los Eipafioles ad- 
Tiniendo la variedad y coafusioa 
de estos nombres, le Uamaroa piu- 
denie y discretamente Perú , 6 la 
nueva Castilla , 8tc. Hasta aquí ea- 
d«i P. filas Valera , el qual tam- 
bién como el P. Acosta , dice ha- 
ber sido nombre impuesto por los 
Espafiol$s , y que no lo tenían los 
Indios en su lenguage. Declaran- 
do yo lo que el P. Blas Valere di- 
ce , digo que es mas veiisimil qfia 
la imposicioa del nombre PerA atm 
cíese del nombre propio Berú^ 4 
del apelatko Pelú , qu« en el lea* 
gaage de aquella provincia slgnift- 
c« rio , que no del DOfflbie Pirgi) 
que significa oroa , porque coma 
se ha dicho lo impnsieraa iM áM 
ViMo Nufiea de Balboa , que b4 
•Dtiuoa la tieoí ideotEO pan te- 



4^. HrSTORIA CBNl^AK 

ser noticia del nombre Pirua , y 
no los conquistadores del Perú, por« 
que quince afios antes que ellos 
fueraa á la conquista^ llamaban Pe^ 
f ú los Españoles qae vivían en Pa* 
namá á toda aquella tierra que 
corre desde la equinocial af medio- 
^ia ; lo qual también lo certifica 
francisco López de Gomara en la 
•historia de las Indias , capUiti^ 
ciento y diez, donde diee estas pa* 
labras: Algunos dicen que Balboa 
tuvo relación de como aquella tier-* 
fa del Perú tenia oro y esmeraldasi 
sea asi ó no sea , es cierto que ha« 
bia en Panamá gran fama delPerú 
quando Pizarro y Almagro arná^ 
ron para ic aUá« &c. Hasca aqoi es 
de Gomara , de donde consta cla« 
ID que la imposición del nombre 
Perü fue mucbo antes que la ida 
de los conquistadores que gana** 
ron aqael Impelió. 



CAPÍTULO VIL 

Ofréfs dedueianes de nombres 
mtevas. 



p. 



orqtté la deducios del sombre 
Perú so quede sola, digamos de 
otras semejastes que se hicieros 
astes y después de ésta , que aus- 
que las asticipemos , so estará mal 
que estés dichas para qaasdo lie** 
guemos á sus lugares , y sea la pri« 
mera la de puerto Viejo , porque 
fue cerca de dosde se hizo la del 
Perú. Para lo qual es de saber que 
desde Panamá á la ciudad de los 
Reyes se navegaba con grande traba* 
jo por las muchas corrientes de la 
mar , y por el viento sur que cor* 
sé siempre en aquella costa : por lo 
qoal los savios en aquel viage eran 
forzados á salir del puerto eos un 
bordo de treista 6 quaresu leguas 



43 HISTORIA CXlTBllAi; 

á la mar , y volver con otro á tier- 
ra ^ y de esta manera iban sabieiw 
do la costa arriba , navegando siem- 
pre á hi bolina^ y iacaeda Jimchas 
veces, quando.el navio no era buen 
velero de la bolina , caer mas atris 
de donde habia salido , hasta que 
Francisco Drac , inglés , entrando 
por el estrecho de Magallanes, afio 
de mil quinientos setenta y nueve, 
enseñó mejor manera de navegar, 
alargándose con los bordos docien- 
tas y trecientas legues la mar aden- 
tro , lo qual antes no oraban hacer 
los pilotos^ porque sin saber de 
qué ni de quien , sino de sus ima* 
ginaciones, estaban persuadidos y 
temerosos , que apartados de tierra 
cien leguas , habia en la mar gran* 
disimas calmas , y por no caer ea 
ellas no osaban engolfarse mucho 
adentro: por el qual miedo se hu- 
biera de perder nuestro navio quan- 
do yo vine á Espafia, porque con 



tioa inrisa decayó hasta la isla lla« 
mada Gorgona, d«ade temimos peit-* 
cer sin poder salir de aquel mal seoo. 
Navegando , poes , un navio de la 
flumera que hemos dicho á lop. prin» 
ciplos de la conquista del Pero, y 
liabiendo salido de aqnel puerto é 
la mar con los bordos seis ó siete 
Teces ) y volviendo siempre al mis» 
BBO puerto porque no podía arribar 
enr su navegación , uno de los que 
«n él iban , enfadado de que no pa* 
sasen adelante diaoí yá este puer* 
to es viejo p»ra nosotros , y de aqui 
ee llamó Puerto Viejo. Y la punu 
de santa £lena , que está cerca de 
aquel puerto , se nombró asi porque 
la vieron en su dia. Otra imposi* 
don de nombre pasó macho antes 
que las que hemos dicho , semejan» 
te á ellas^ y fue , que el aÍo de 
mil quinientos , navegando on na« 
vio, que no se sabe coyo era , si de 

YafieaPiaon, *^ i^^ 



44^ HISTOklA 6BlfBa.Alt 

de Solis ^ dos capitanes veatotoaoa 
€o descubrir suevas tierras , yendo 
el na vieran demanda de nnevas t»» 
gioftesj^ ^ue -entonoes no entendían 
los Españoles en otra cosa , y de-* 
feando hallar tierra firme , porque 
la que hasta allí habian descubier* 
to eran todas islas , ^ue hoy Ha* 
man de Barlovento, un marinero 
que iba en la g^via , habiendo vi8<r 
to el qerro alto llamado Capir^,qa« 
es(á sobre la ciudad del Nombte ám 
Dios, di90, pidiendo alblricias á 
los del nayio, en nombre de Dios 
aea, compañeros, que veo tierra fir-* 
mfii y asi se Jlamó dcapuesl^iombfft 
de Dios la dudad que aUi* se fan* 
dó , y tierra firme su costa , y no 
llaman tierra firme á otra alguna^ 
aunque lo sea, sino á aquel sitio del 
Nombre de Dios , y se le ha que-* 
dado por nombre propio. Diea afíoa 
después llamaron castilla de oro ár 
aquella provincia, por el mucho oro 



BBK 9B1IÚ. 4$^. 

f oe en ella htllaroo , y por un can- 
tillo que énella hito Diego de Ni* 
cnesa , afio de mil quinientos y diex. 
La isla que ha por nombre la Tri- 
aidad , que está en el mar dulce, se 
Hamo asi porque la deacubrieroa 
dia de ia Santísima Trinidad. La 
ciudad de Cartagena llamaron asi 
per. su }>aen puerto , que por seme* 
jarse mucho al de Cartagena de £s» 
pa£a , dixeron los que primero lo 
vieron , este puerto es tan bueno 
como el de Cartagena. La isla Ser-« 
rana, qne está en el viage de Carta- 
gena á la Habana , se llamó así por 
un espafiol llamado Pedro Serrano^ 
cuyo navio se perdió cerca de ella^ 
y él solo escapó nadando, que ert 
grandisin^o nadador , y llegó aque- 
lla isla que es despoblada , inhaU* 
table, sin agua, ni lefia, donde 
vivió siete afios con industria y 
buena mafia qne tuvo , para tener 
lefia y agua y sacar f negó : es un ca^ 



I 



I 

r 

I 



4fi BtSTORIA I 

•O IliKOtial de gmut 
qoMft lo diréiui» te 
cuyo sombre llam:- 
aquellaÍKti, y Seif 
«stá cerca de eü' 
la una iÍ4i la c 
■anco Domingo 
isla ae Ilao» á 
ES fundi y ooriu' 
Gomara, captEuk 
por «Kiat paiabt.^. 
fc lo letra : El p 4 
cido o santo i 
Bartolomé C^!. 
rio Oz^,-.i > 
porque i;..-,;, 
la de i-.7':.i 



49 

ti «tsar. 
I pdarg pocas 

f legmuám 

t-LoqoK Utmta P»- 

itat cjaciienra I»- 

r t>=rrs , de>d« el 

I buti IM Cfaidui, 

I ptoviocta d« los 

i y lo qn9 ll*-> 

, coQüess e*f 

• cf&cuflnta I«gua>, 

, coDUaila iaáa 

I pravincis de los 

I río BSaalii. 

! por iiírmlDV 

!• jimis pUaila de bna- 

M , nt ilft ires« 

lia de nluvesqo* 

i Mana li»s(» «» 

, 4110 u, 

AI p<iBÍ«Rt« en»* 

f del sur , qua MW» 

a de lat JO í iutftt 



4& BirroRiA namoLAL 
so historial de gnode admiraclo»^ 
qtticá lo dirémoi enotnr parte): de 
cujro nombre llamaron la Serrana 
aquella isla , y Serranilla áocra que 
está cerca de ella , por diferenciar 
la una de la otra. La ciudad d0 
lanto Domingo 9 por quien toda !a~ 
illa ae Hamo del mismo nombre, 
se fundó y nombró como lo dice 
Gomara , capitulo treinta y cinco, 
por estas palabras que son sacadas 
á la letra: £1 pueblo mas ennoble* 
cido es santo I>om!ngo , qiie fundó 
Bartolomé Colon á la ribera det 
fio Ozama. Púsole aquel nombre 
porque llegó allí un Domingo ñe9* 
ta de santo Domingo , y porque su 
padre se Uanuba Domingo. Asi que 
concurrieron tres causas para lla^ 
narlo así, &c. Hasta aquí es de 
Gomara. Semejantemente son im- 
puestos todos los mas nombres de 
puertos famosos , ríos grandes, pr»* 
^incias y reynos , que en el Muevo 



BSZr TZRÚ. 47 

Hoadose han descubierto, poniéa« 
doles el nombre del santo ó san- 
ta en cuyo día se descubrieron, 
6 el del capitán , soldado., pilo- 
to ó marinero que lo descubrió, 
como dizimos algo de esto en la 
histotia de la Florida quando tra- 
tamos de la descripción de ella , y 
de los que á ella han ido ; y en el 
libro sexto después del capítulo 
quince , á propósito de lo que allí 
sé cuenta , habla puesto éstas de- 
duciones de nombres juntamente 
con la del nombre Perú , temien^ 
do me faltara la vida antes de lle- 
gar aquí : mas pues. Dios por su 
misericordia la ha alargado , me pa» 
recio quitarías de allí y ponerlas en 
su lugar. Lo que ahora temo es, 
no me las haya hurtado algún his- 
toriador porque aquel libro por mi 
ocupación fue sin mi á pedir su c»« 
li£cacion , y sé que anduvo por ma- 
chas manos ^ y <ía esto me han pre- 



4^1 HISTORIA GSlipRAIÍ 

guntado muchos si sabia la dedhM 
«ion del nombre Perú 9 y auoqoé 
be querido guardarla , no me ha si-* 
do posible negarla á algunos seio* 
res mios. r 

-1 CAPÍTULO VIII. i 

Descripción del Perú. ' 

T 

JL^os quatro términos que el impe^ 
rio de los Incas tenía quando los 
Españoles eneraron en él , son loa 
siguientes : al norte llegaba hasta 
el rio Ancasmayu , que corre eatre 
los confines de Quitu y Pastu, quie» 
re decir en la lengua general del 
Perú , rio azul: estádebazo de la 
línea equinocial casi> pespendictt«» 
larmente. Al mediodía tenia por 
término al rio llamado Mauli , que 
corre leste hueste , pasado el. rey- 
no de Chill , antes de llegar á loé 
Araucos : el qual esti dms de qua^ 



UBI. noL^. 49 

renta grados de la eqoinocial al sor. 
£ticre estos dos ríos ponen pocas 
menos de mil trescientas legnas de 
largo por tierra. Lo qne llaman Pe^ 
r& tiene setecientas cincuenta le* 
gaas de largo por tierra , desde el 
rio Ancosmayu hasta los Chichas^ 
que es la última provincia de loa 
Charcas, norte sur^ y lo qae lla*«. 
man reyno de Chile , contiene cer^ 
ca de quinientas cincuenta leguas^ 
tambkn norte snr , contando desde 
k> último de la provincia de loa 
Chicas hasta el rio Maulli. 

^ Al levante tiene por término 
aquella nunca jamás pisada de homn 
hres^. ni de animales, ni, de avef^ 
snaoeesible cordillera de pieves qu^ 
corre desde santa Marta, hgsta et 
estrecho de Magallanes, que loa 
Indios llatOian Ritisuyu , que es^ 
vanda de nieve. Al poi^iente con« 
fina con la mar del sur , que corre 
por toda su^ costa de largo ¿ largo*, 
TOMO I» ' c 



^ HISTOklA GBNBRAX. 

Empieza el término del imperio porr 
la costa desde el cabo de Pasau, 
por do pasa la linea equkoclal, 
hasta el diehp rio MauUi) que 
también entra en la mar del sur. 
Dte levante al poniente es angos- 
ta todo aquel reyno..Por lo mas 
ancho, que es atravesando desde la 
provincia Muyupampa por los Cha- 
cfaapuyas hasta la ciudad de Tru->' 
xillo^ que estáá la costa dé la mar, 
tiene'ciénto veinte leguti» de an- 
cho , y por lo mas angosto^ que es 
desde el puerto de Arica á la pro-^ 
vincia llamada Llaricosa , tiene se- 
tetitáí leguas de ancho. Estos son* 
)£a qúatroí^términos dé lo que se- 
Borcáíofl '- los- Rtíyes- Incas^ cuya- 
historia pretendemos escribir ñae- 
diánt^ el favor Divino, Será bien' 
anteé que pasemos 'adelante , diga- 
mos aqiií él' suceso de PeSro Ser-' 
rano , qóe<- atrás propusimos Vpor-^ 
qué no esté* lejos dé su lugar ; y 



también porque este capitulo no 
sea tan corto. Pedro Serrano salió 
á nado á aquella Isla desierta quo 
antes de él no tenia nombre; la 
qual ^ como él decía , tenia dos le-« 
gaas en contorno, casi lo mismoi 
dice la carta de marear , porqae 
plata tres islas muy pequefias coa 
ii[iuchos bagios á la redonda , y la 
nhisma figura le dá á la que llamaír 
Serranilla , que son cinco istetas 
pequefias con muchos mas bagios 
que la Serrana; y en todo aquel 
parage los hay , por lo qual huyen 
los navios de ellos , por no caer eit 
peligro. 

A Pedro Serrano le cupo en 
suerte perderse en eilos y llegar 
nadando á la isla , donde se hall6 
desconsoladísimo porque no hallé 
en ella agua ni lefia , ni aun yer« 
ba que poder pacer , ni otra cosa 
alguna con que entretener la vida 
mientras pagase algún navio que de 

c a 



jS HISTORIA CBNSRAI 

allí lo sacase , para que no perecie- 
se de hambre y de sed , que le pa* 
recia muerte mas cruel que haber 
muerto ahogado, porque es ma» 
breve. Así pasó la primera noche 
llorando «u desventura , tan afligi- 
do como se puede imaginar que es- 
taría un hombre puesto en tal es- 
tremo. Luego que amaneció volvió 
i pasear la isla, halló algún ma- 
risco que salia de la mar, como 
son cangrejos , camarones y otra* 
savandijas , de las quales cogió las 
que pudo , y se las comió crudas, 
porque no habia candela donde 
asarlas ó cocerlas. Así se entretu- 
vo hasta que vio salir tortugas, 
viéndolas lejos de la mar arreme- 
tió con una de ellas y la volvió 
de espaldas ^ lo mismo hizo de to- 
das las que pudo , que para volver- 
se á enderezar son torpes ^ y sa- 
cando un cuchillo que de ordinario 
solía traer en la cinta , que fue el 



medio para escapar de la muerte » 
la degolló V^ bebió la sangre en 
lugar de aguado mismo hizo de 
las demás ^ la carne puso al sol pa- 
ra comerla hecha tasajos , y para 
desembarasar las conchas para co- 
ger agua en ellas de la llovediza^ 
porque toda amella región , como 
es notorio, es muy lloviosa. De és- 
ta manera se sustentó los primeros 
dias,coa matar todas las tortugas que 
pedia , y algunas habla . ten gran- 
des y mayores que las mayores 
adargas , otras coiíio rodelas , y 
como broqueles , de manera , que 
las habia de todos tamafios. Con 
tas muy grandes 00 «e pedia valer 
para volverlas, de espaldas, por« 
que le vencían de fuerzas , y aun- 
que subia sobre elias^ para cansar- 
tas y sujetarlas , no le aprovecha- 
ba nada , porque con él acuestas sd 
iban á la mar^ de manera que la 
ezpexiencie le decia á quaies tor-7 



$4 HISTORIA CBNERAI. 

tugas había de acometer , y á qu&^ 
les se había de rendir» En las coa-'» 
chas recogió mucha agua , porque 
alonas había que cabian á dos ar-^ 
robas, y de allí abaxo. Viéndole 
Pedro Serrano con bastante recau-f 
do para comer y beber , le pareció 
que si pudiese sacax fuego para si- 
quiera ^ar la comida , y para ha<- 
cer ahumadas quando viese [pa- 
sar algún Qavio, que no le falta- 
rla nada. Oon esta imaginacioa 
^omo homl^^e que había andado por 
la mar» q^e^ cierto los tales .^9 
qualquier trabajo hacen mucha v«ii« 
taja á los demás ^ dio en buscar un 
par de guijarps que le sirviese ée 
pedernal ^ porquo del C^ichillp peq- 
sa}>a hacer eslaboii; para lo.quaJ^ 
fiO hallándolos en Jaisla^ porque t0'^ 
da ella estaba cubierta de arena, 
inuerta , entraba en la mar nadan- 
do y se zambullía, y en el suelo coa 
gran diligencia buscaba ya en unas 



DB£ FBRti. $,; 

partes , ya en otras lo qae preten- 
dia 9 y canto porfió eo «u trabajo 
que halló guijarros , y sacó los que 
pudo <, y de ellos escogió los mejo;- 
rés : y quebrando los unos con l^s 
otros, para ^ue tuviesen esqutntfB 
donde dar con el cuchillo , tentó 
sn artificio , y viendo que sacaba 
fnego , hizo hilas de un pedazo de 
ia camisa muy desmenuzadas , que 
-parecían algodón carmenado, qu« 
le sirvieron de yesca ; y con ^ 
'industria y buena mafia, habiéndo- 
lo pprfiado muchasveces, sacó fue- 
go. Quando se vló con él se dio por 
bien andante , y para sustentarlo 
fecogió lasorrarasqae k4[nar ech^i- 
ba en tiecra , y por horas las rectin 
gia donde hallaba mucha yerba que 
llaman ovas marinas, y madera de 
navios que por la mar se perdían, 
conchas y huesos de pescados , y 
«tras cosas con que alimentaba el 
fuego. It para que los aguaceros no 



fó HISTORIA eSHERA£ 

se lo apagasen hizo una choca de hit 
mayores conchas que tenia <le las 
tortugas que habia muerto , y con 
grandísima vigilancia cevaba el fue* 
go porque no se le fuese de las 
mauos. Dentro de dos meses y aun 
antes se vio como nac¡6 , porque 
con las muchas aguas, calor y hn^ 
medad de la región se le pudrió 
la poca ropa que tenia. £1 sol 
con su gran calor le fatigaba mu«- 
cho , porque ni tenia ropa con que 
defenderse , ni habia sombra á que 
ponerse. Quando se veía muy far 
tigado se entraba en el agua para 
cubrirse con ella. Con este trabajo 
y cuidado vivió tres afios , y en ea- 
te tiempo vio pasar algunos navios, 
mas aunque él hacia su ahumada, 
que en la mar es sefial -de gente 
perdida , no echaban de ver en ella^ 
ó por temor de los bagios no osa* 
ban llegar donde él estaba , y se 
pasaban de largo. De lo qnal Pe- 



éfO Stf taño quedaba un desconsola* 
do, que tomara por partido el morir- 
se y acabar y áXen las indemeocias 
del cielo ie creció el bello de todo 
el cuerpo,ta& escesivamente que pat- 
recia peUejo de aaimal ) y no qaal« 
qiüerá, sino el de un javáli: el cabe-^ 
}lo y la barba le pasaba de la cinta« 
Al cabo de los tres a^os, unft 
tarde,sin pensarlo, vio Pedro Serra«* 
so un hombreen su isla, que laño- 
che antes se habla perdido en los 
bagiosdeella, y^ehabia sustentado 
en una tabla del nav4o, y como lue- 
go que amaneció viese el humo del 
fuego de Pedro Serrano , sospe- 
chando lo que fue, se habla ido á 
él , ayudado de la tabla y de su 
Imenhiiter, Qoaado se vieron am« 
-bos istr"^ puede certificar qual 
4«edó mas asombrado de qual. Ser- 
Taao imaginó que era el demonio 
que venia en figura de hombre pa- 
la tentarle en alguna desespera» 



{9 HISTORIA eZVmfLAL 

cioo. El huésped entendió que-Ser^t 
f aoo era el démoslo, en. sti firopic 
figura , según lo vló cubierto de 
cabellos Y barbas y peUge. Cada 
lino huyó del otro , y Pedro Serra<^ 
no. fue dioiendo : Jesús ! Jesiis !- Ih'r 
brame ^ Sefior del demonio. Oyen*» 
do estoiss asegufó .el otro , y< volf 
jriendo á él le dixo: no huyaijf her- 
jnano de mi que soy christidno como 
¥0s, y para que se certificase, por- 
que todavía huia , dixo á yoces el 
credo : lo qual oido por Pedro Ser* 
rano, volvió á él y. se abrazaron coa 
grandísima ternura , y muchas lá- 
grimas y gemidos , viéndose am- 
bos en una misma desventura , sin 
esperanza de salir de ella. Ca^ uno 
de ellos breveoiefite cortíSíttléfOitp 
su vida paisada. Pedro Semao^ aosr 
pechando la necesidad del huéspedi, 
le dio de comer y beber de lo que 
tenia , con que quedó algún tanto 
consolado , y hablaron de nuevo es 



^, 



sa desi^e&tura. Acomodaron «u.vír 
da como mejor supieron 9 re partien-- 
do las horas del dia. y. de la nocho 
«n sus menesteres de buscar maris- 
co para comer , ovas , lefia , hue- 
sos de pescado , y qoaiquiora otxa 
:cosa que la mar echase para suftr 
tentar el fuego ^ y sobre todo [a 
perpetua vigilia que sobre él ha- 
blan de tener , velando por horas 
jorque no se les apagase. Asi vi«- 
•viéron síganos días , mas ino pasa>- 
jron machos que no rifieron ^ y de 
manera que «paitaron rancho que 
fiO faltó sino llegar á las manot^ 
( porque se vea quán grande es la 
jniseria dé nuestras pasiones ). La 
causa de la pendencia fue decir cd 
uno al otro que no cnidaba . cono 
conven» de lo qae era meiester^ 
•y esce enojo y las palabras que con 
él sedixeroa, los descompusieron 
y apartaron. Mas ellos mismos c^ 
-yendo en so díspatace se. pídíér- 

C4 



6o HISTORIA CmUSllAS ' 

Ton perdón , se hicieroiit amigo^ 
y volvieron á su compafiia , y eo 
ella vivieron otros quacro afios. En 
este tiempo vieron pasar algunos 
navios, y hacian sus ahumadas^ 
mas no les aprovechaba, de que 
ellos quedaban tan desconsolados 
ique no les ñiltaba sino morir. 

Ai cabo de este largo tiempo 
acertó á pasar un navio tan cerca 
-át ellos que vio la ahumada , y les 
hecho el batel para recogerlos. Pe- 
dro Serrano y su compafiero, que 
se habla puesto de su mismo pela- 
ge , viendo el batel cerca , porque 
los marineros que iban por ellos 
no entendiesen que eran demonios 
y huyesen de ellos , dieron en de« 
dr el credo i y llamar el nombre 
de nuestro Redentora voces^ y va- 
lióles el aviso, que de otra mane-» 
xa sin duda huyeran los marineros, 
porque no tenian figura de hombres 
-Itum^nos. Asi los llevaron al n^"« 



▼10, donde tdmiraron á quantos lo$. 
Tieron y oyeron sus trabajos pasa-> 
dos. £1 compafiero murió en la mar 
viniendo á Espafia. Pedro Serrano 
llegó acá y pasó á Alemania , don- 
de el Emperador estaba entonces, 
llevó su pelage como lo trata para 
qi|e fuese prueba de su naufragio, 
y de lo que en él habia pasado. Por 
todos los pueblos que pasaba á la 
ida , si quisiera mostrarse ganara 
muchos dineros. Algunos señores y 
caballeros principales que gustaron 
de ver su figura , le dieron ayudas 
de costa para el camino ^ y la Ma« 
gestad Imperial, habiéndole visto y 
óido, le hizo merced de quatro mil 
pesos de renta, que son quatro mil 
y ochocientos ducados eñ el Perd; 
Yendo á goxarlos murió en Panamá, 
que no llegó á verlos. Todo este 
cuento , como se ha dicho , conta-* 
ba un Caballero que se decía Gai^ 
ci Sanchos de Figueíoa , á quie» 



yo se lo oi , que conoció i Pedr6» 
SerraiK) , y certificaba qne se lo he* 
bia oído á él mismo ^ y que des-», 
pues de haber visco al Emperador 
se habla quitado el cabello y la bar-, 
jba , dexandola poco mts corta que 
baica la ciota. Y para dormir de 
^oche se la entreosaba \ poique no 
entrenzándola , se tendía por tode 
la cama y le estorvaba el auef o* . 

CAPÍTULO IX, 

Jdohtria y diosis que adoraban ai^ 
tes de ¡os Jnsas. 

x ara que se entienda mejor la ido* 
latría , vida y costumbres de ios 
JEndiOs del ^ru , stxk necesario 
dividamos üqueiioa siglos en. dos 
edades : diremos cómo vivían ano- 
tes de los locas , y luego diremos 
cómo gobernaron aquellos Reyes, 
l)aca que no se confunda ló uñó coa 



lo etfo f oi se. nctibuíyaQ Us cosfi 
lumbres ,- m los iw$M de lorunor 
i los otros. Para lo qual es de sa-* 
ber , que en aqaeHa primera edad 
y antigua ge^itllid^d 9 unos Indios 
habla ppco^9iejor^9.qpo bestiadakaa^ 
s^s , y otros ni«$ilio« pooxes que fie» 
ras^bcanras ^ y pripeipiaodode 'Se^ 
dioses , deciiDOS que los tuvieron 
conforine i las deoias sitnplicida* 
des y torpezas que usaron , asi ea 
la;mttc)}edumbre de. ellos ^ como 
^ii> la-i^ileaa y baxeaa de las cosas 
.quQ adoraban ^ porque :es jasl:, quf 
cada p:|povincia , cada nación v cada 
pueblo:, cada barrio , cada linage y 
cada casa tenia dioses /diferentes 
JU90S de; otros ^ porque Jes pare^{| 
qn» el '|\k>s ageao ocupado •con-:Otro, 
na podts( ^odar ^s v sitio .el-siiyo 
pfopio;ya$l vinieron á tener tan- 
ta variedad de dioses y tantos, que 
.fueron ain* número ^ y porque ao 
üfij^xQí^ como los gentiles Romi^ 



$4 BISToárA eSMSltAK 

nos , hacer dkses imagíDádot V CO' 
fuo la esperanza , la victoria , la 
pac y otros semejantes , porque no 
levantatOQ los pensamientos á cosas 
invisibles , adoraban lo qne velan, 
unos á dii^renóa de otros^ sin con* 
sidefadon de las cesas que adora- 
ban , si merecían ser adorados^, ai 
re^to'de si propios para no ado« 
rar cosas inferiores á ellos : solo 
atendían i diferenciarse estos de 
aquellos, y cada uno de todos; y 
asi adoraban 3^rbas , plmtas ^ño^ 
fes , áiuboles de todas suertes j cer-» 
tos altos , grandes pefias , y los 
resquicios de ellas, cuevas hondas, 
guijarros y piedrec^as , lasque en 
los ríos y arroyos hallaban^ de di-^ 
vetsas üolores, como' el jaspe. Ado^ 
Taban la piedra esmeralda, particu^ 
'larmente en una provicia qué hoy 
llaman Puerto Viejo , ño ádorabüli 
• diamantes ni rubíes porque no loe 
%»bo ^ aquella tieita; Bn4uf«x 



de ellos adoraron diversos anima* 
les , á unos por su fiereza , como 
al tigre , león y oso ; y por esta 
cansa teniéndolos por dioses , si 
acaso los topaban no huian de ellos, 
sino que se echaban en el suelo á 
adorarles , y se dexaban matar y 
comer sin hair ni hacer defensa al* 
gana. También adoraban á otros ani- 
males por su astucia , como á la 
zorra y k las monas. Adoraban. §1 
perro por $u lealtad y nobleza , y 
al gato cerval por sa ligerexa : s^ 
ave que ellos llaman cuntur por sa 
grandeza , y á las águilas adorabas 
ciertas naciones, porque se precian 
descender de ellas , y también del 
cuntur. Otras naciones adoraron los 

« 

halcones por su ligereza y buena 
industria de haber por sus manos 
lo que han de comer : adoraban al 
buho por la hermosura de sus ojos 
y cabeza, , y al murciélago por la 
sutileza de su vista , que les cau*; 



66 HISTORIA GEKBRAI. 

:saba mucha admiración qu^ viese 
de Doche ; y otras muchas -aves 
adoraban como se les antojaba. A 
Hs culebras grandes por su mons^ 
(truosidad y fiereza , que las hay 
«n los Antis de veinte y cinco y de 
treinta pies , mas y menos de lar- 
-go , y gruesas muchas , mas que el 
-muslo. También tenian por dioses 
^ otras culebras menores donde no 
las habia tan grandes « como ed loe 
Antis , á las lagartijas^ sapos y es- 
tuerisos adoraban. En ño , no habia 
ttñlmal tan vil ni sucio que no lo 
tuviesen por dios , solo por dife- 
renciarse unos de otros en sus dio- 
ses , sin acatar en ellos deidad al- 
guna , ni provecho que de ellos 
pudiesen esperar. Estos fueron sim- 
plicisimos en toda cosa , á seme- 
janza de ovejas sin pastor. Mas no 
hay que admirarnos que gente tan 
sin letras ni. enseñanza alguna ca* 
yese en tan grandes simplezas^ pues 



ixBii rs&tr. 67 

es notorio que los Griegos y los 
Bomanos que taofto presumian do 
sos ciencias , tuvieron qaando mas 
florecían en su imperio treinta mii 
dioses. 

CAPÍTULO X. 

Gran variedad de dioses que 
tuvieron. 

Vatros muchos Indios hubo de di« 
versas naciones .en aquella prio^e'^ 
xa edad que escogieron sus .dioses 
con alguna mas consideración quQ 
los pasados ^ porque adoraban algu* 
ñas CQsas.de las quales recibían al« 
gun provecho ^ como los que adOf 
Tgban las fuentes caudalosas y ríos 
gandes , por decir, que les dabaa 
agua para regar sus sementeras. 

Otros adobaban la tierra , y la 
llamaban madre ^ porque les daba 
sus frutos } otros al ayre. t P^' ^K 



tfS HISTORIA GBNB1LA& 

lespirar , porque decian que ine'« 
diante él vivian los hombres^ otros 
al fuego, porque los calentaba y por- 
que guisaban de comer con él ^ otros 
adoraban á un carnero , por el mu- 
cho ganado que en sus tierras se 
criaba^ otros á la cordillera grande 
de la Sierra nevada , por su altura 
y admirable gradeza, y por los mu- 
chos rios que salen de ella para los 
riegos. Otros al m^iz ó zara , cor 
iño ellos le llaman , porque era el 
^an común de ellos. Otros á otras 
mieses y legumbres, según que mas 
abundantemente se daban en sus 
provincias. 

Los de la costa de la mar , de« 
mas de otra infiniflad de dioses que 
tuvieron , ó quizá los mismos que 
hemos dicho , adoraban en comuní 
á la mar , y le llamaban mamaco- 
cha , que quiere decir madre mar, 
dando á entender que con ellos ha- 
da oficio de madre en sustentarles 



y 



con sa pescado. Adorabtii tambiea 
generalmente á la ballena por su 
grandeza y monstruosidad. Sin es* 
ta coman adoración que hacían en 
toda la costa , adoraban en diver- 
sas provincias y regiones al pesca- 
do que en mas abundancia mataban 
en aquella tal región , porque de« 
clan que el primer pescado que e»> 
taba en el mundo alto, que asi Ua^ 
man al cielo, del qual procedía to« 
do el demás pescado de aquella er* 
pede de que se sustentaban, tenia 
cuidado de enviarles á sus tiempos 
abundancia de sus hijos para sus- 
tento de aquella tal nación ^ y por 
esta rázon en unas provincias ado- 
raban la 'sardina , porque mata-* 
ban mas cantidad de ella que de 
otro pescado , en otras la lisa , en 
otras al tollo, en otras por su her« 
mosara al dorado, en otras al cao* 
grejo y al demás marisco, por la 
falta de otro mejor peKado 9 pojr« 



f% HISTORIA GBirBRAXr» 

mones , y con la saogr» de ellos 
antes que se enfriase , rociaban el 
Ídolo que tal sacrificio mandaba lia* 
cer, y hiego en los mismos pulmó* 
nes y corazón miraban sus agüeros, 
para ver si el sacrificio habla sido 
acepto ó no ^ y que lo hubiese si- 
do ó no, quemaban en ofrenda para 
el ídolo el corason y los pulmones 
liasta coasumlrios, y comían alln« 
dio sacrificado con grandísimo gus« 
to y sabor , y no menos fiesta y 
regocijo aunque fuese su propio 
hijo. 

£1 P. Blas Valéra , según que 
en muchas partes de sus papeles 
rotos parece , llevaba la misma io» 
tención que nosotros en muchas co« 
sas de las que escribía , que era 
dividir los tiempos , las edades y 
las provincias para que se ente»* 
dieran mejor las costumbres queca* 
da nación tenia ^ y así en uno de 
sus quadernos destrozados diee lo 



DBA YBRir. 71 

^«e se sigue y y habla de presente, 
porque entre aquellas gentes se osa 
hoy de aquella inhumanidad. Los 
que viven en los Antis cernen car- 
ne humana , son mas fieros que ti« 
gres , no tienen dios , ni ley , ni 
saben qué cosa es virtud; tampo* 
, co tienen ídolos ni semejanza de 
ellos ; adoran al demonio quando 
se les representa en figura de al- 
gún animal ó de alguna serpiente, 
y les habla. Si cautivan alguno en 
la guer^ra , 6 de qualquiera otra 
suerte , sabiendo que es hombre 
pleveyo y bazo , lo hacen quartos, 
y se los dan á sus amigos y criados 
para que se los coman ó vendan ea 
la carnicería : pero si es hombre 
noble , se juntan los mas principa-* 
les con sus mugeres é hijos , y co« 
mo ministros del diablo , le des-*- 
nudan, y vivo le atan á un palo, 
y con cuchillos y navajas de peder« 
nal le cortan á pedazos , no des<* 

TOMO I. D 



74' HÍSTOniA GSNfiRAC 

Qiembrándole , sino quitándole lá 
carne de las partes donde hay mas 
cantidad de ella \ de las pantorri- 
lias , muslos , asentaderas y mo- 
lledos de los brazos , y con la san- 
gre se rocían los yafrones , las mu- 
geres é hijos , y entre todos comed 
la carne muy apriesa , sin dexar- 
la bien cocer ni asar , ni aun mas- 
car 'y tragansela á bocados , de ma- 
nera que el pobre paciente se vé 
vivo comido de otros y enterra* 
do en sus vientres. Las mugeres, 
mas crueles que los varones, untan 
los pezones de sus pechos con la san- 
gre del desdichado para que sus hi- 
juelos la mamen y beban en la le- 
the. Todo esto hacen en lugar de 
sacrificio con gran regocijo y ale- 
gría , hasta que el hombre acaba 
de morir. Entonces acaban de co- 
mer sus carnes con todo lo de den- 
tro ; ya no por via de fiesta ni de 
deleyte como hasta allí > sino por 



OBt PKRÚ. J^ 

cosa de grandísima deidad; porque 
de allí adelante las tienen ea suma 
veneración) y asi las comen por 
cosa sagrada. Si al tiempo que atot« 
mentaban al triste hizo alguna se<* 
áal de sentimiento con el rostro <d 
con el cuerpo , ó dio algún gemi- 
do ó suspiro , hacen pedazos sus 
huesos después de haberle comido 
las carnes, asadura y tripas, y con 
mucho menosprecio los echen en et 
campo ó en el rio; pero si en los 
tormentos se «mostró fuerte , cons- 
tante y feroz , habiéndole comido 
)as carnes con todo el interior , se« 
can los huesos con sus nervios al 
sol , los ponen en lo alto de los 
cerros , los tienen y adoran poc 
dioses , y les ofrecen sacrificios» 
Estos son los ídolos de aquellas fie* 
ras , porque no llegó el imperio de 
los Incas á ellos , ni hasta ahora 
ha llegado el de los Espafioles ^ y 
asl^^stan hoy día. £sc^ gen^cáción 

2>2 



j6 HISTORIA CENSUAL 

de hombres tas terribles y crueles 
sftlió de la región Mexicana, y po- 
bló la de Panamá , la del Darien^ 
y todas aquellas grandes montañas 
que van hasta el nuevo ttyno de 
Granada , y por la otra parte has- 
ta Santa Marta, Todo esto es del 
P. Blas Valera , el qual contando 
diabluras , y con mayor encarecí* 
miento, nos ayuda á decir lo que en- 
tonces había en aquella primera 
edad y al presente hay. 

Otros Indios hubo no tan crue- 
les en sus sacrificios , que aunque 
«n ellos mezclaban sangre humana, 
no era con muerte de alguno , sino 
sacada por sangría de brazos ó píer-? 
SBS, según la solemnidad del sa-^ 
crificio) yapara los mas solemnes 
la sacaban del nacimiento de las ' 
narices á la junta de las cejas ; y 
esta sangría fue ordinaria entre ios 
Indios del Pera, aun después de ios 
Xácasi asi para sus sacrificios, par- 



ticalarmente uno , como adelante 
diremos, como para sus enfermeda- 
des qnando eran con mucho dolor 
de cabeza. Otros sacrificios tuvie« 
ron los Indios todos en común, que 
los que arriba hemos dicho se usa- 
ban en unas provincias y naciones, 
y en otras no ^ mas los que usaros 
en general fueron de animales, co- 
mo carneros, ovejas , corderos , co- 
nejos , perdices y otras aves , se- 
bo , la yerba que tanto estiman, 
llamada cunea , el maiz y otras se- 
nillas y legumbres , madera olo« 
xosa y cosas semejantes , según las 
tenian de cosecha , y según que 
cada nación entendía que seria sa« 
crificio mas agradable á sus dioses, 
conforme á la naturaleza de ellos, 
principalmente si sus dioses eran 
aves 6 animales carniceros , ó no, 
que á cada uno de ellos ofrecian lo 
que les veian comer mas ordinario, 
y lo que parecía les era mas sa- 



78 HISTORIA 6SNBRAI. 

broso al gusto ^ y esto baste para 
lo que en materia de sacrificios se 
puede decir de aquella aatigiia geiH 
tilldad. 

CAPÍTULO XII. 

« 

Vivienda y gobierno de ¡os anti" 
guos : cosas que comían. 



E, 



in la manera de sus habitaciones 
y pueblos teaian aquellos gentiles 
la misma barbariedad que en sus 
dioses y satrifícios. Los mas politi-r 
eos tenian sus pueblos poblados sia 
plaza ni orden de calles , ni de ca- 
sas , sino como un recogedero d^ 
bestias. Otros por causa de las guer- 
ras que unos á otros se hacían , po-> 
biaban en riscos y pefias altas á 
manera de fortaleza donde fueseo 
menos ofendidos de sus enemigos. 
Otros en chozas derramadas por los 
ampos , valles y quebradas : cada 



BEL g^ERÚ* 79 

uno como acertaba á tener la co^ 
modidad de su comida y morada^ 
Otros vivían en cuevas debaxo de 
tierra , en resquicios de pefias « e« 
huecos de árboles \ cada uno com« 
acertaba á hallar hecha la casa, por# 
que ellos no fueron para hacerla^ 
y de éstos hay todavía algunos , co- 
mo son los del cabo de Pasau y 
los Chiriuanas , y otras naciones 
que conquistaron los Reyes Inca$¿ 
los quales se están hoy en aquella 
rusticidad antigua^ y éstos tales son 
\qs peores de reducir asi al sef^ 
vicio de los Españoles como á Ja 
religión christiana: que como ja** 
mas tuvieron doctrina son irra-« 
clónales , y apenas tienen lengoa 
para entenderse unos ccn otros den^ 
tro en su misma nación % y asi vi-> 
veo como animales de diferentes 
especies ^ sin juntarse , ai común 
tticarse > ad tratarse sino á sus so^ 



8o HISTORIA GBNBRAX. 

En aquellos pueblos y habita- 
ciones gobernaba el que se atrevía 
y tenia animo para mandar á los 
demás ; y luego que sefioreaba^ 
trataba i los vasallos con tiranía y 
crueldad , sirviéndose de ellos co- 
mo de esclavos , usando de sus mu* 
geres é hijas á toda su voluntad, 
haciéndose guerra unos á otros. En 
unas provincias desollaban los cau- 
tivos , y con los pellejos cubriao 
sus caxas de atambor para ame- 
drentar sus enemigos ^ porque de- 
clan que en oyendo los pellejos de 
sus parientes luego huían. Vivían 
en latrocinios , robos , muertes , ízh 
cendios de pueblos, y de esta ma- 
sera se fueron haciendo muchos Se- 
ñores y Reyecilios , entre los qua- 
les hubo algunos buenos que trata- 
ban bien á los suyos, y los mante«> 
aian en paz y justicia: á e^tos tales 
por su bondad y nobleza, Iqs Indios 
^n simplicidad los adoraroA por 



BSXí PBRÚ. 8t 

dioses , viendo qoe eran diferentes 
y contrarios de la otra multitud de 
tiranos. En otras partes vivían sin 
señores que los mandasen ni gober-* 
sasen , ni ellos supieron hacer re-* 
pública de suyo para dar orden ^ 
concierto en su vivir : vivían como 
•ovejas en toda simplicidad, sin ha* 
terse mal ni bien : y esto era mas 
por ignorancia y falta de malicia 
^ue por sobra de virtud. * 

£n la manera del vestirse y en** 
brir Stts carnes , fueron en muchas 
jirovindas los Indios tan simples jp 
■torpes que causa risa el trage de 
^Uos. En otras fueron en su comer 
y manjares tan fieres y bárbaros 
^ue pone adaibacion tanta .fierisza^ 
y en otras diodias regiones «nay 
largas , tuvieron lo; imo-y lo otr^^ 
juntamente. Ea lastietras oaliea^ 
tes y por ser mfis fértiles , sembx<at 
han poco ó nada : mantentanse df ' 
y^bas. y jatees , fruta sUvestre y 



S3 VISTO^IA GCHISAL 

otrai legambrea qae U tierra daM 
de suyo , ó con poco tniieficío de 
Jos naturales; que como todos ellos 
-no ptetendian roai que el susteotQ 
4a la vida natural , se coatentar 
^an con, poco. En moobas proviocUu 
fuerOD amiciaimos de carne humar 
■na , y taa golosos que antes qu» 
acabase de morir el ludio que roa- 
sabOD , le bebían la sangre por ^ 
berida que le hablan dado, y lo mi» 
«DO kacian quaodo lo iban deí^uar- 
«isaado , qae chupaban la Kng'rei, 
j se lamían las manos, porque no se 
ardiese gota de ella. Tuvieron car* 
aioerias pQblicat de catne humailt: 
de las tripas bacianiinoKcilla»y lon> 
gtflitM, hinchéndolar de cante ^pQf 
10 perderlas. r Pedro de Ctezai, ca> 
)iltnlO veieer j seis j dice lo mi»4- 
no , y lo vló por sus ojos. Creció 
tanto etu pasión,. qae llegó á-no 
.^rdooar'los hijos propios bebidos 
'Q-augeMs estraogeraadoi^las.^ae 



DEL PKRV. 8ji 

4 

cautivaban y prendíais en las guer^ 
ras 9 las quales tomaban por man- 
cebas, y los hijos que en ellas ha- 
blan los criaban con mucho regalo 
hasta los doce 6 trece a6os , lúe- 
go se los cQmian , y á las madres 
.tras ellos quando ya no eran para 
parir. Hacían mas , que á muchos 
Jíndios de los que cautivaban les 
reservaban la vida , y les daban 
snugeres de su nación , quiero dec¿£ 
de la nación de los vencedores , y 
Jos hijos que hablan, los criaban cqr 
mo á los suyos, y viéndoles ya mo*- 
zuelos se los comian , de manera 
que hacian semioario de muchar 
chos para comérselos ; y no los per- 
donaban ni por el parentesco, ni por 
ja crianw que aun en diversos y coiv 
trarios animales suelen causar amor^ 
coiBO podriamos decir de algunos 
que hemos visto, y de otros que he^ 
^osqido.tPues en aquellos bárbaros 

ap.tast^a lo uno ni lo otro j^sino qu^ 

D4 



V 



\ 



I ■ j" 



$4 BISIO&IA GBKBRAS 

mataban los ■hijos que habian en- 
gendrado , los parieoces que ha- 
bían criado i truei}ue de comérse- 
los , y lo mismo hacían de los pa- 
dres qnando ya no estaban para en- 
gendrar , que tampoco, les valia el - 
parentesco de afinidad. Hubo na- 
ción tan estrafia en esta golosina de 
comer carne humana , que enter- 
raba sus difuntos en sus estómagos, 
que luego que espiraba el difunto 
ae juntaba la parentela , y se le 
comían cocido ó asado , según le 
habían quedado las carnes , muchas 
ó pocas : si pocas , cocido , si mu- 
chas asado. Después juntaban loa 
huesos por sus coyunturas , y tes 
liacíen las exequias con gran llan- 
to : enterrábanles en resquicios i* 
peEas, y en huecos de árboles: no 
tuvieron dioses, ni supieron qué cosa 
era adorar, y hoy se están en lo mis- 
Esto de comer carne humana 
^ !• usaron los Indios d« tiet- 



X>B£ ÍPSRt7. 8$ 

tú calientes que los de tierras frias. 
En las tierras estériles y frías, 
donde no daba la tierra de suyo 
frutas , raices ni yerbas , sembrar 
ban el mais y otras legumbres, for- 
sados de la necesidad , y esto ha«> 
cían sin tiempo ni sazón. Aprove- 
chábanse de la caza y de la pesca 
con la misma rusticidad que en las 
demás cosas tenían. 

CAPÍTULO XWL 

Como se vestían en aguellñ 
antigüedad. 

MZA vestir por su indecencia era 
mas para callar y encubrir que 
para lo decir y mostrar pintado^, 
mas porque la historia me fuerza^ 
á que la saque entera y con'ver- 
diad , suplicaré á los oídos hones- 
tos se cierren por no oírme en ts* 
ta f arte , y me casclgen con esoí 



disfavor , que yo lo doy por bicf 
empleado. VescUnse los lodios en 
aquella primera edad como aoiina» 
■les , porque no traían mas ropa qife 
-la. piel que la nacuraleza les dio. 
Maeboi de eltoi por cuTiosidid.é 
-gala traian cefiido al cuerpo ap 
hilo grueso , y les parecía que bas^ 
^ba para vestidura , y no pasemq* 
adelante que .no es ticitp, El.aifp 
de mil quinientos y sesenta vinien- 
do á.'Sspafla , topé en una calle de 
las de Cartagena cinco Indios sin 
TOpa alguna , y no il^n rodos jun- 
tos , sino uno en pos de otro co- 
mo grullas , con haber tactos aSos 
j^ue trataban con EspaBolas. 

Las mugere» andaban al mismo 
trage en cueros. Las casadas traían 
un liílo ceSido al cuerpo , del qual 
traian colgando como delantal un 
trapillo de algodón de uns vaia en 
quadro; y donde no sabian ó nfi 
lueiiao Kxer ai lúlar , lo traía» 



nBZ. PERÚ. 9jl 

^e cortezas de árboles ó de $119 
liojas , el qual servia de cobertura 
por la honestidad. Las doncellas 
atraían tambieo por la pretina ce« 
£ido- un hiU> sobre sus carnes , y 
«Arh^ar de >d)Blapt;al y sefial de 
•jgue eran <doneellas , traían otra co- 
sa diferente. .Y. porque es razón 
guardar el respeto que se debe á 
los oyentes « será bien que calle- 
mos lo que aquí había que decir: 
: baste que este era el trage y ves^ 
«tidos en iBfi tierras cajiieñtes , de 
.manera que en la honestidad se- 
mejaban -á las bestias irracionales; 
jde donde por sola esta besti&>i;idad 
^ue en el ornado de sus per^oaa^ 
usaban , se-p^ede colegir quán btv^ 
tales serian en todo lo deoiás los 
Indios de aqueUa gentilidad antes 
del inaperio de los Incas. 

£n las tierras frias andaban mas 
honestamente ai|>iertos , no poc 
fardar too^ftidad, sino pox l9^ ner 



88 BISTOAIA CBKSRAC 

cesidad qae el frío les cansaba: cu^ 
brianse con pieles de animales y 
maneras de cubijas que hacian del 
cáfiamo silvestre, y de una paja 
1>landa , larga y stfave que se cria 
en los campos. Conectas invencio* 
aes cnbrian sus carnes como mejor 
podian. En otras naciones huvo al* 
gana mas policía , que traían man* 
tas mal hechas, mal hiladas y 
peor tosidas, de lana, ó del cá- 
Camo silvestre qne llaman chahuar: 
traíanlas prendidas al cuello y ce- 
fiidas al cuerpo , con las quales an- 
daban cubiertos bastantemente. Es- 
tos trajies se usaban en aquella pri<- 
mera edad , y los que diximos que 
se usiiban en las tierras calientes, 
que era andar en cueros , digo qué 
los Españoles los hallaron en muy 
muchas provincias que los Reyes 
Incas aún no habían conquistado, 
y hoy %e usan en muchas tierras 
"a conquistadas por los Espafioles» 



DSZ. PBRtr. S^ 

donde los Indios son tan brutosque 
BO quieren vestirse sino los que 
tratan muy familiarmente con los 
£spañoles dentro en sus casas , y se 
visten mas por importunidad de 
ellos que por gusto y honestidad 
propia^ y tanto lo rehusan las mu- 
geres como los hombres^ á las 
quales , motejándolas de oíalas hi« 
tanderas y de muy deshonestas, 
les preguntan los Espafioles si pot 
no vestirse no querían hilar , ó si 
por no hilar no querían vestirse. 

CAPÍTULO XIV, 

Diferentes casamientos y divet'' 

sas lenguas. Usan de veneno y 

de hechizos* 

Edtk las demás costumbres, como el 
casar y el juntarse , no fueron me-' 
jores los Indios de aquella gentili- 
dad que en su vestir y comer) 



9P HISTORIA GENSRAI. 

porque muchas naciones se junta^** 
ban al coito como bestias , sio co- 
noper muger propia sino como acer^ 
taban á toparse, y otras se easa* 
ban como se l&s antojaba, sin exce(H 
tuar hermanas, hijas, ni madres. £a 
otras guardaban las madres y no 
mas. £n otras provincias era licito 
y aun loable ser las mozas quaQ 
deshonestas . y perdidas quisiese^, 
y las mas disolutas tenian mas cier* 
|o su casamiento , que el haberlp 
sidp, se tenia entre ellos por. ma- 
yor calidad ^ á lo menos las mozas 
de aqoeUa suerte eran teoidas por 
hacendosas, y de las honestas de- 
ciftn que por flojas no las babia 
querido nadie. En otras provinc^s 
usaban lo contrario, que las madres 
guardaban las hijas con gran reca- 
to , y quando concertaban de las 
casar las sacaban en publico, y en 
presencia de los parientes que se 
habían hallado al otorgo , con sus 



propias manos las defioraban mos- 
trando á todos el testimonio de stt 
buena guarda. 

£n otras provincias, corrompia9 
la virgen que se habia de casar lC9 
parientes mas cercanos del novio 
y sus mayores amigos , y con esta 
condición concertaban el casamien? 
to , y asi la recibia después el ma-? 
rido. Pedro de Cieza, capitulo vein? 
te y quatrO) dice lo mismo. Hubo 
sodomitas en algunas provincias^ 
aunque no muy al descubierto a} 
toda la nación en común ^ sino al« 
gunos particulares y en secreto. Ea 
algunas partes los tuvieron en sus 
templos, porque les persuadía el 
demonio que sus dioses lecibiaa 
mucho contento con ellos, y ha-^ 
rialo el traidor por quitar el velo 
de la vergüenza que aquellos gen* 
tiles tenian del delito, y porque 
lo usaran todos en publico y en co-* 
muo. También huvo hombres y mu« 



p2 HISTORIA 6BKEAAI* 

geres que daban ponzoña, asi paM 
matar con ella de presto ó de esi- 
pacio , como para sacar de juicio y 
atontar los que querían , y páralos 
afear en sus rostros y cuerpos, que 
los dezaban remendados de blanco 
y negro, alvarazados y tullidos 
de sus miembros. Cada provincia, 
cada nación y , en muchas partes, 
cada pueblo tenia su lengua por sf, 
diferente de sus vecinos. Los que 
se entendían en un lenguage se 
tenían por parientes 9 y asi eran 
amigos y confederados. Los que no 
se entendían por la variedad de las 
lenguas , tt tenian por enemigos y 
contrarios, y se hacían cruel guer- 
ra hasta comerse unos á otros co-^ 
mo si fueran brutos de diversas es- 
pecies. Huvo también hechiceros 
y hechiceras ^ y este oficio mas or- 
diñarlo lo usaban las Indias que 
los Indios : muchos lo exercitabaa 
"bolamente para tratar con el de* 



aionio en particular, para ganac 
xepatacioa con la gente, dand» 
y tomando respuestas de las cosas 
por venir , haciéndose grandes sa** 
cerdotes y sacerdotisas. 

Otras mugeres lo usaron para en- 
hechizar mas á hombres que á mu- 
geres , ó por envidia ó por otra mal 
gaereocia , y hacian con los hechi* 
ios los mismos efectos que con el 
▼eneoo. Y esto baste para lo que 
por ahora se puede decir de los 
Indios de aquella edad primera y 
gentilidad antigua, remitiéndome 
en lo que no se ha dicho tan cumpli- 
damente como eUo fue , á lo que 
cada uno quisiere imaginar y aña- 
dir á las cosas dichas , que por mt^ 
cho que alargue su imaginación, no 
llegará á imaginar qnán grandes 
fueron las torpezas de aquella gen- 
tilidad. En ña como de gente que 
no tuvo otra guia ni maestro sino 
.al 4«monio , y asi unos fueron eji 



P4 HISTORIA GEVERAI. 

SU vida , costumbres , dioses y sa«> 
erificios barbarísimos , fuera de to« 
do encarecimiento. Otros hubo sim" 
plicisimos en toda cosa , como ani- 
males mansos, y aun mas simples. 
Otros participaron del an estremo 
y del otro, como lo veremos ade- 
lante en el discurso de nuestra his- 
toria , donde en particular diremos 
lo que en cada provincia y en ca- 
da nación habia de las bestialida- 
des arriba dichas. 

m 

CAPÍTULO XV. 

Origen de los Incas Reyes 
del Perü. 

V ivíendo ó muriendo aquellas 
gentes de la manera que hemos 
visto, permitió Dios nuestro se- 
fior que de ellos mismos saliese un 
lucero del alva , que en aquellas 
^oscurísimas tinieblas les diese al- 






a craszldaz "v jc^ae 





¿oies 

quiera :s:^¿sl nszzrirL rrri ti.¿ 

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io uno y ic otro «r ^ íusciirst 
estahisn^ia. Qnc wr 
iBny ^ara se ba noraik). csazitc 
prontos y agües esrabac las r e cibg 
^l evangelio los Indios Qut bos B»^ 
Trincas snjetaiQi^gobexiBrany 



9^ HISTORIA CSNBRAC 

señaron, que no las demás aacionec 
comarcanas, donde aún no habim 
Hígado la enseñanza de los Incas: 
muchas de las quales se están hoy 
tan bárbaras y brutas como antea 
se estaban , con haber setenta y 
un años que los Españoles entra* 
ron en el Perú. Y pues estamos á 
la puerta de este gran laberinto, 
será bien pasemos adelante á dar 
noticia de lo que en él habia. 

Después de haber dado muchas 
trazas , y tomado muchos caminos 
t>ara entrar á dar cuenta del orí- 
gen y principio de los Incas , Re- 
yes naturales que fueron delPerúy 
me pareció que la mejor traza , y 
el camino mas fácil y llano , era 
contar lo que en mis niñeces oí 
muchas veces á mi madre , herma- 
nos y tios , y á otros sus mayores, 
acerca de este origen y principio: 
porque todo lo que por otras vias 
^e dice de él , viene á reducirse ea 



9KK Tsmé. yf 

lo ndsmo que n oao tjos diréoM» , j 
seri mejor qae se sepa por las pit- 
pits palabras que los locas lo caea- 
tan qae no por las de otros auto- 
res estralk». Es asi qae residiendo 
mi madre en el Cóxco sa patria, 
Tenian i visitarla casi cada semana 
los pocos parientes y parientas qae 
de las crueldades y tiranías de Ata* 
goalpa (como en su vida contare- 
mos } escarparon ^ en las quales vi- 
sitas siempre sus mas ordinarias 
pláticas eran tratar del origen de 
sus Reyes , de la magestad de ellos, 
de la grandeza de su Imperio , da 
sus conquistas y hazañas , del go« 
bierno que en paz y en guerra te- 
nían , de las leyes que tan en pro- 
vecho y favor de sus vasallos or- 
denaban. En suma , no dexaban co- 
sa de las prósperas que entre^ellot 
hubiese acaecido que no la traxe* 
sen á cuenta. 

I>e las grandezas y prosperidA* 
aroaao i. b 



pS HISTOAIA GBVBBAL 

des pasadas venían á las cosas pre-,, 
sentes: lloraban sus Reyes muer- 
tos , enagenado su Imperio y aca- 
bada su república , &c. Estas y 
otras semejantes pláticas tenían los 
Incas y Pallas en sus visitas , y con 
la* memoria del bien perdido, siem"* , 
pre acababan su conversación ea 
lágrimas y llanto, diciendo: tro- 
cósenos el reynar en vasallage, &c. 
En estas pláticas yo como mucha- 
cho entraba y salía muchas veces 
donde ellos estaban , y me holga^» 
ba de las oir , como huelgan los ta- . 
les de oír fábulas. Pasando , pues, 
dias , meses y afios , siendo yá yo . 
de diez y seis ó diez y siete años 
acaeció , que estando mis parientes . 
un día en esta su conversión ha- 
blando de sus reyes y antigua- 
llas , al mas anciano que era el 
que daba cuenta de ellas, le dixe: 
Inca , tío , pues no hay escritura 
*.ntre vosotros, que es la que guar- 



. 



DBS PBRlfr. 99 

da la memoria de las cosas pasa^ 
das i <iué noticias teséis del ori- 
gen y principio de nuestros Reyes! 
porque allá los Españoles y las 
otras naciones sus comarcanas, como 
tienen historias divinas y humanas, 
saben por ellas quando empesáron 
á reynar sus Reyes y los ágenos, 
y el trocarse unos Imperios en 
otros, hasta saber quantos mil afios ' 
há que Dios crió el cielo y la tier- 
ra , que todo esto y mucho mas, 
saben pot sus libros. Empero vo- 
sotros que carecéis de ellos i qué 
memoria tenéis de vuestras anti- 
guallas! {Quién fué el primero de 
nuestros Incas ! i cómo se llamó? 
2 qué Origen tuvo, su linage! ¿de 
qué manera empezó á reyiiar! {coa 
qué gente y armas conquistó este 
grande Imperio! ¿qué origen tu- 
vieron nuestras hazañas! 

El Inca ', como que holgándo- 
se. de haber oido las preguntas por 

£ 2 






4 * ^i / 



lOO HISTOSIA eBHBIlA& 

el gusto que recibía de darcaeota' 
da ellai , se roW'ió i. mí , qne yfc 
Otras muchas veces le habia oido, 
mas ninguna con la atCDCion qu^ 
eciÓDces , y me dixo : sobrino , yo 
te las diré de muy buena gana, á 
ti te ccmviene oírlas y guardarlas 
en el corazón , es frase de ellos pot 
decir en la memoria. Sabris que 
en los siglos antiguos, toda esta 
jegion de tierra que ves , eran unos 
grandes montes y breBales , y las 
gantes en aquellos tiempos vivían 
como fieías y animales brutos, sin 
religión, d1 policía, sin pueblo, ni 
casa , sin cultivar , ni sembrar la 
tierra , sin vestir , ni cubrir sus 
carnes , porque no sabían labrar 
atgodon ni lana para hacer de ves- 
tir. Vivían de dos en dos, y de 
tKs en tres como aceriabaa á jun- 
tarse en las cuevas y resquicios de 
'•£bs , y cabernas de la tierra: co- 
\a como bestias yerbas del cam- 



DBX. PERt5. lOt 

]H> , raices de árboles , y la fruta 
ioculta que ellos daban de suyo, 
y carne humana. Cubrían sus car- 
nes con hojas y cortezas de árbo* 
les y pieles de animales ^ otros an- 
daban en cueros. En suma vivían 
como venados y salvaginas , y aun 
en las mugeres se habían c-omo los 
brutos, porque no supieron tenerlas 
propias y conocidas. 

Adviértase, porque no enfade el 
repetir tantas veces estas palabras, 
nuestro padre el sol , que era len- 
guage de los Incas , y manera de 
veneración y acatamiento decirlas 
siempre que nombraban al sol , por- 
que se preciaban descender de él, 
y al que no era Inca no le era li- 
cito tomarlas en la boca, que fuera 
blasfemia y lo apedrearan. Dizo 
el Inca! nuestro padre el solvien- 
do los hombres tales como te he 
dicho , se apiadó y hubo lástima 
de ellos , y envió del cielo á la 



Itn BISTOXIA OBHSRAK 

tierra ud hijo y uoa hija de los tu- 
yos , para que los doctrinasea ea 
el conocimiento de nuestro padre 
el sol , para qae lo adorasen y tu- 
viesen por la dios, y para que les 
diesen preceptos y leyes en que 
viviesen como hombres , en raion 
y urbanidad ; para que habitasen 
en casas y pueblos poblados ; su- 
piesen labrar las tierras, cultivat 
las plantas y mieses , criar los ga- 
, nados y gozar de ellos y de los 
frutos de la tierra , como hombres 
racionales y ao como beitias. Coa 
esta orden y mandato puso nues- 
tro padre el sol estos dos hijos su- 
yos en la laguna Titicaca, que está 
ochenta leguas de aquí , y les di- 
xo que fuesen por do quisiesen, 
y do quiera que parasen i comer 
tt adormir, procurasen hincar en el 
auelo una barrilla de oró de me- 
'ia vata en largo y dos dedos en 
Lieso,que les dio para seBal y 



iXEL PERÚ. I ¿3 

muestra , que donde aquella^ barra 
se les hundiese , con solo un golpe 
que con ella diesen en tierra , allí 
quería el sol nuestro padre que pai- 
rasen é hiciesen su asiento y cor- 
te. A lo último les dixo: qiiando 
hayáis reducido esas gentes á nues- 
tro servicio , los mantendréis ea 
razón y justicia , con piedad , cle- 
mencia y mansedumbre, haciendo 
en todo oficio de padr$ piadoéo 
para con sus hijos tiernos y ama- 
dos , á imitación y semejanza mia^ 
que á todo el mundo hago bién^ 
que les doy mi luz y claridad pa- 
ta que vean y hagan sus haciendas, 
y les caliento quando han frió , y 
crio su$ pastos y sementeras , bago 
frutificar sus árboles , y multiplico 
sus ganados , lluevo y sereno á sus 
tiempos , y tengo cuidado de dar 
una vuelca cada dia al mundo, por 
Yer las necesidades que en la cier- 
ra Be ofrecen , para las proveer y 



^ 



104 HISTORIA GB^ffBRAE 

socorrer, como sustentador y bien- 
hechor de las gentes , q^uiero que 
vosotros imitéis este exemplo CO"- 
mo hijos mios enviados á la tierra 
solo para la doctrina y beneficio de 
esos hombres que viven como bes- 
tias. Y desde luego os constituyo 
y^ nombro por re^es y sefiores de 
todas las gentes que asi doctrina- 
redes con vuestras buenas razonen, 
obras y gobie'rno. Habiendo decla- 
rado su voluntad nuestro padre el 
sol á sus dos hijos los despidió de 
si. Ellos salieron de Titicaca, ca- 
minaron al Septentrión, y por todo 
el camino, do quiera que paraban, 
tentaban hincar la barra de oro , y 
nunca se les hundió. Asi entraron 
Nen una venta ó dormitorio peque- 
ño que está siete ó ocho leguas al 
mediodía de esta ciudad que hoy 
llaman Pacarec Tampu , que quie«* 
re decir venta ó dormida que ams»-* 
^ece. Púsole este nombre el tn^ 



de aquelit dormida al 
ipo que amanecia. Es uno áé 
IcK pabilos que este principe inafi« 
dó poblar despees ; y sus morado- 
scs se jactan hoy graodemeoce del 
nombre porque lo impuso nuestro 
Inca : de aili llegaron éi y su mu* 
ger nuestra rey na á este valle del 
Cozco, que entonces todo él ei(i« 
ba hecho montafia brava» 

CAPÍTULO XVL 

Fundación del Cozeo ciudad 
imperial» 

JLtfa primera parada que en este 
Yalie hicieron, díxo el Inca, fue 
en el cer»> llamado Huaoacautit al 
mediodía de esta ciudad. AlU pro^ 
curó hincar en tierra la barra de 
oro , la qudl con líiucha facilidad 
ae lea hundió al primer golpe que 
dieroA con ella ) gue no la vieíoa 

»3 



ii 



106 HISTORIA GBNBRAL 

roas. Entonces dixo nuestro Inca á 
tu hermana y muger : En este va- 
lle manda nuestro padre el sol que 
paremos y hagamos^ nuestro asi en- 
. to y morada , para cumplir su vo- 
luntad. Por tanto , reyna y herma- 
na , conviene que cada uno por su 
parte vamos á convocar y atraer 
esta gente para los doctrinar y ha- 
cer el bien que nuestro padre el 
sol nos manda. Del cerro Huana- 
cauti salieron nuestros primeros 
Reyes cada uno por su parte á con-r 
vocar las gentes , y por ser aquel 
lugar el primero de que tenemos 
noticia que hubiesen hollado con 
sua pies , y por haber salido de 
allí á bien hacer á los hombres, 
teníamos hecho en él, como es so- 
torio, ua templo para adorar á 
nuestro padre el sol , en memoria 
de esta merced y beneficio que hi- 
to, ai mundo. El principe fué al 
»ptentiion , y la princesa al me«> 



©BI» PBftÚ. 107 

diodia. A todos los hombres y ma- 
geres que hallaban por aquellos 
brefiales les hablaban y decían, 
como su padre el sol los habla en- 
viado del cielo para que fuesen 
maestros y bienhechores de los mo- 
radores de toda aquella tierra , sa* 
candóles de la vida ferina que te- 
nían , y mostrándoles á vivir co- 
mo hombres^ y que en cumplimien- 
to de loque el sol su padre les ha- 
bla mandado, iban á los convocar 
y- sacar de aquellos montes y ma- 
lezas, y reducirlos á morar en pue- 
blos poblados , y á darles para co« 
mer manjares de hombres y no 
de bestias, £¿cas cosas y otras se^ 
mejánte^ dizeron nuesfros Beyes k 
Ids primeros salvages que por es-' 
tas sierras y montes hallaron : los 
quales viendo aquelJas dos perso- 
nas vestidas y adornadas con los 
ornamentóos. que nuestro padre el 
sol le$ habla dado , hftbko muy d^' 

B4 



L 



Io8 HISTORIA .GSHBRA£ 
ferente del ^ue ellos tiafao, las or«> 
jas horadadas y cao abiertas co- 
mo sus descendieDl es las traemos, 
y i]ue en sus palabras y lostro mos- 
teaban ser hijos del sol , y que v^ 
niao áloshorobres para darles pji«- 
blos en que viviesea , y manteni' 
inieiitos que comieseo, maravilla- 
dos pOT una parte de lo que veían, 
por otra aficionados de las pro- 
mesas que les haciaa , les dieron 
enterocrédito á todo loque lesdi- 
xeron, y los adoraron y levereo- 
ciaron como i hijos del sol , y obe- 
decieron como á Reyes j ycooro- 
cíiadosQ los mismos salvages uno* 
i Qtros, y refiriendo las maravillas, 
^ue hablan visto y oido , se jun- 
taron en gran uúmero hombres y. 
mugeres , y salieron coa nuestros 
Tcyes para los seguir doude ellos 
quisiesen llevarlos. 

Nuestros principes , viendo iB 
%cba gente que te les allegaba, 



3>si.PBitir. 109 

dieron orden qae unos se ocupasen 
en proveer de su comida campea 
tre para todos , porque la hambre 
no los volviese t derramar por los 
montes : mandó , que otros traba- 
jasen en hacer chosas y casas, dan* 
do el Inca )a traca como las hablan 
de hacer. De esta manera se prin- 
cipió á poblar esta' nuestra impe- 
Tial ciudad , dividida en dos me* 
dios , que llamaron Hanan Coceo, 
que como sabes quiere decir Co^ 
co el alto, y Hurin Cozco,. que e^ 
Cozco el bazo. Los que atrajo el 
rey , quiso que poblasen á Hanao 
Cozco , y por esto le llamaron el 
alto , y los que convocó la reyna, 
^oe poblasen á Uurín Cozco, y por 
eso le llamaron el baio. Ssta di«* 
visión de ciudad no fue para que 
los de la una mitad se aventajases 
á los de la otra mitad en ex6ndo- 
lies y preeminencias, sino qu9 
todos fuesen iguales como berg»* 



'lio HISTORIA GBNBRAC 

nos , hijos de un padre y ¿c noa 
Biadre. Solo quiso el Inca que hu- 
biese esta división de pueblo y di-* 
ferencia de nombres alto y baxo, 
para que quedase perpetua memo- 
-^ia de que á los unos habia qoq- 
vocado el rey, y á los otros la 
reyna^ y mandó, que entre ellos 
hubiese sola una diferencia y re- 
conociaiieoto de superioridad , que 
los del Cozco alto fuesen respetad- 
dos y tenidos como primogénitc» 
•hermanos maytfres , y los del bazo 
fuesen como hijos segundos » y en 
suma fuesen como el brazo dere- 
cho y el izquierdo en qualquiera 
preeminencia de lugar y oficio, por 
haber «ido los del alto atrakio^ 
^r el varott y los del baxo por It 
hembra. A semejanza de esto hubo 
•después esta misma división en to- 
dos los piiebloa grandes ó chicos de 
nuestro Imperio , que los dividió- 
9n por barrios ó por lioages , di- 



ciendo Haniniyllu y Harín ayllo, 
qoe es el lioage alto y el baxo^ 
Hanan soyo y Haría suya , qae es 
el distríco alto y el bazo. 

JontamenCe poblando la ciodad, 
eosefiaba ooestro Inca á los Indios 
Taroaes los oficios pertenecientes^ 
Taron , como romper y cultivar la 
tierra, y sembrar las mieses , semi* 
lias y legumbres que les mostró 
qae eran de comer , y provecho- 
sas ; para lo qoal les enseñó á ha- 
cer arados y los demás instrumea» 
tos necesarios , y les dio orden y 
manera cómo sacasen acequias de 
los arroyos que corren por este va- 
lle del Cozco , hasta ensefiarles i 
hacer el calzado que traemos. Pot 
otra parte la reyna industriaba á 
las Indias en los oficios mugeriles, 
á hilar , tezer algodón y lana , y 
hacer de vestir para si y para sus 
maridos y hijos : decíales cómo ha- 
Uan de hacer los demás oficios det 



tid HISTORIA cxmíiAr 
servició de casa. En suma, áingu- 
fia cosa de las que pertenecen á 
la vida humana dezaron nuestros 
principes de ensefiar á sus prime- 
ros vasallos , haciéndose el Inca rey 
. y maestro de los varones, y la Coya 
reyna y maestra de las mitgeres. 

CAPÍTULO XVII. 

■ . Lo que reduxo el primer Inca • 
Manco Capac, 



L 



ros mismos Indios nuevamente 
asi reducidos , viéndose ya otros, 
•y reconociendo los beneficios que 
iiabian recibido , con gran coáten- 
to y regocijo entraban por las sier- 
ras , montes y brefiales á buscar 
los Indios , les daban nuevas de 
aquellos hijos del sol , y les de^ 
cían que para bien de todos ellos 
se haíbiao aparecido en su tierra, 
f les contaban los^ muchos beaefi^ 



9MJ^ 9smtf. 113 

cios que les habían hecho ; y para 

ser creídos les mostraron los nue- 
vos vestidos y las nuevas comidas 
qac comían y vestían , y que vi- 
vían en casas y pueblos. Las qua« 
les cosas oídas por los hombres sü« 
vestres , acudían en gran numero. á 
ver las maravillas que de nuestros 
primeros padres , reyes y sefiores 
se decían y publicaban ^ y habién- 
dose certificado de ellas por vís^ 
de ojos , se quedaban á los servir 
y obedecer. De esta manera , ¡la- 
oiándose unos á otros , y pasando 
la palabra de éstos á aquellos , so 
junt6 en pocos años mucha gente: 
tanta, que pasados los primeros seis 
^ siete años, el Inca tenia gente 
de guerra armada é industriada par^ 
S9 defender de quien quisiese ofen- 
derle, y aun para traer por fuerza 
los que no quisiesen venir de grar 
do. Enseñóles ¿ hacer armas ofenr 
sivas , como arcos , flechas i laa» 



IIA HISTORIA GENSRAL 

zas , porras , y otras que se usas 
agora. 

Y para abreviar las hazañas de 
nuestro primer Inca , te digo , que 
hacia el levante reduzo hasta el 
rio llamado Paucartampu, y al po*- 
aiente, conquistó ocho leguas has- 
ta el graii rio llamado Apurlmac, y 
al mediodía atrajo nueve leguas 
hasta Qnequesana. En este distrito 
mandó poblar nuestro Inca mas de 
cien pueblos, los mayores'de á ciéa 
casas , y otros de & menos , según 
la capacidad de los sitios. Estos fue- 
ron los primeros principios que es- 
ta nuestra ciudad tuvo para haber- 
se fundado y poblado como la ves. 
Estos mismos fueron los que tuvo 
este nuestro grande , rico y famosa 
imperio que tu padre y sus com- 
pafieros nos quitaron. Estos fueron 

nuestros primeros Incas y 'Reyes 
que vinieron en los primeros siglos 

"del mundo , de los quales descien* 



den los demás Reyes que hemos 
tenido ) y de éstos mismos descen- 
demos todos nosotros. Quántos años 
ha qae el sol nuestro padre envió 
estos sus primeros hijos , no te lo 
sabré decir precisamente , que son 
tantos que no los ha podido guar* 
dar la memoria : tenemos que son 
mas de quatrocientos. Nuestro Inca 
se llamó Manco Capac , y nuestra 
Coya Mama Oetk) Huaco : fueron 
como te he dicho, hermanos , hijos 
del sol y de la luna, nuestros prime- 
ros padres. Creo que te he dado lar- 
ga cuenta délo que me la pediste, y 
respondido á tus preguntas , y por 
no hacerte llorar , no he recitado 
esta historia con lágrimas de sangré 
derramadas por los ojos , como las 
derramo en el corazón del dolor 
que siento de ver nuestros Incas 
acabados , y nuestro Imperio per«* 
dido. 

Esta larga relación del orlgeai 



Il6 HISTORIA OBKBSAK 

de SUS Reyes me dio aqoel Inck, 
tio de mi madre , á quien yo se la 
pedí ; la quaJ yo he procurado tra- ' 
ducir fielmente de mi lengua ma- 
terna , que es la del loca , ca la 
agena , que es la Castellana , aun- 
.que no Ib he escrito con la mages- 
tad de palabras que el Inca habió, 
B¡ con toda la significación que lis 
de aquel lenguage tienen, que por 
ser tan signlflcativo pudiera haber^ 
ce esteodido mucho mas de lo que 
se ha hecho ; aates la he acortado 
quitando algunas cosas que pudie- 
ran hacerla odiosa ; empero bas- 
tara haber tacado el verdadero sea- 
tido de ellas , que es lo que god- 
Tiene i nuestra historia. Otras co>* 
lai semejantes , aunque pocas, me 
dixü este Inca en las visitas y pli- 
licas que en casa de mi madre se 
haciao, las quales pondré adelanta 
eo sus lu¿ar¿s citando el autor : y 
füimt da no haberle preguntado 



BttL PBRlí. 117 

Otras muchas para tener ahora la 
Bocicia de ellas , sacad^ xle tan - 
baen archivo para escribirlas aqai« 

CAPÍTULO xvin. 

V&bulas bistariaies del origen 
de ¡os Licae» ^ 

vy tra fábula cuenta la gente co- 
mún del Perú del origen de sus 
Reyes Incas , y son los Indios que ' 
caen al mediodía del Cozco , que 
llaman Collasuyu , y los del po- 
niente que llaman Cuntisuyu. Di** - 
cen que pasado el diluvio, del qual 
no saben dar mas razón de decir 
que lo hubo , ni se entiende si fue ' 
el general del tiempo de Noé ó - 
alguno otro en particular , por lo ' 
qual desar^mos de decir lo que 
cuentan de él y de ot as cosas se- 
mejantes , que de la manera que 
las 4icea mas parecen sueños ó* 



'i 1 8 HISTOnÍA GB|tSX.AL 

fábulas mal ordenadas qoe saca* 
casos historiales. Dicen , pues, que 
cesadas las aguas , se apareció un 
hombre en Tiahuacanu , que está 
al mediodía del Cozco, que fue tan 
poderoso que repartió el mundo en 
quacro partes , y las dio & qua- 
tro hombres 1que llamó Reyes : el 
primero se llamó Manco Capac, 
el segundo Colla , el tercero To- 
cay , y el quarto Pinahua. Di- 
cen que á Manco Capac dio la par- 
te septentrional, y al Colla la par- 
te meridional , de cuyo nombre se 
llamó después Colla aquella gran 
provincia : al tercero llamado To- 
cay , dio la parte del levante , y 
al quarto , que llaman Pioahua , la 
del poniente^ y que les mandó fue- 
se cada uno á su distrito, y con- 
quistase y gobernase la gente que 
hallase ^ y no advierten á decir si 
el diluvio los habla ahogado , ó si 
los Indios habian r^ucita^o para 



ser conquistados y doctrinados , y 
asi es todo quaoto dicen de aque- 
llos tiempos. Dicen que de este re-* 
partimiento del mundo nació des- 
pués el que hicieron los Incas de 
su reyno llamado Tahuantin suya. 
Dicen que ^anco Capac fue háp 
cia el norte y llegó al vaile del 
Cozco. , fundó aquella ciudad, su- 
jetó los circunvecinos , y los doc- 
trinó ; y con. estos principios di* 
cen dé Manca Capac casi lo mis- 
mo que heñios dicho de él^ y que 
los Reyes Incas descienden ,de él» 
y de los otros Reyes no saben de*- 
cir qué fue de ellos 9 y de esta ma- 
nera son todas las historias de aque- 
lla antigüedad ^ y no hay que es* 
pautarnos de que gente que no tu*: 
vo letras con que conservar la me-> 
moría de sus antiguallas trate de 
aquellos principios tan confusamen- 
te 9 pues los de la gentilidad del 
^undo Viejo con tener letras y ser. 



tüO HISTOSfA GENSRAi; 

tan cariosos en ellas, inventaron fí- 
bulas tan dignas de risa, y mas qae 
estotras ) pues una de ellas es la 
de Pirra y Deucalion , y otras que 
pudiéramos traer á cuenta ; y tam- 
bién se pueden cotejar las de la una 
gentilidad con las de la otra , que 
en muchos pedazos se remedan ; y 
asimismo tienen algo semejante á 
la historia de Noé , como algunos 
Españoles han querido decir , se- 
gún veremos luego. Lo que yo sien** * 

to de este origen de los Incas di- 
ré al fia. 

Otra manera del origen de los 
Incas cuentan semejante á la pasa- 
da, y estos son los Indios que viven 
al levante y al norte de la ciudad 
del Cozco. Dicen que al principio 
del mundo salieron por unas ven- 
tanas de unas pefías, que están cer- 
ca de la ciudad en un puesto que 
llaman Paucartampu , quatro hom- 
bres y quatro mugeres , todos hep- 



DBL PBRÚ. Idt 

irianos , y que salieron por la ven« 
tana-- de enmedio , que ellas son 
tres], la qoal llamaron ventana real; 
por esta fábula aforraron aquella 
ventana por todas partes con gran- 
des planchas de oro y mudias pie* 
dras preciosas : las. ^entanas de ios 
lados -guarnecieron solamente coa 
oro , mas no con pedrería. Al pri- 
mer hermano llamaron Manco Ca- 
pac , y á «a muger Mama Oello: 
dicen que éste fundó la ciudad,' 
qat la llamó Cozco, que en la len- 
gua particular de los Incas quiere- 
decir ombligo, que sujetó aque-» 
lias naciones, les ensefió á ser hom- 
bres , y que de éste destlenden 
todo»4o5 Incas. Al segundo herma-; 
so llaman Ayar Cachi, al terce- 
ro Ayar Vchu , y al quartó Ayac 
Sanca. La dicción Ayar no tiene 
significación en la lengua general 
éel P^rú , en la particular de los 
Inci|s la.debia de tener : las otras 

TOMO X s 



laa HISTORIA CBNBRAL 

dicciones son de la lengua general. 
Cachi quiere decir sal , la que co-« 
memos , y uchú es el condimento 
que echan en sus guisados, que los 
Españoles llaman pimiento : no tu-* 
vieron los Indios del Perú otras es* 
pecias. La otra üiccion sauca quie- 
xe decir regocijo , contento y ale* 
gria. Apretando á los Indios sobre 
qué se hicieroo aquellos tres hex« 
manos y hermanas de sus primeros 
reyes , dicen mil disparates; y no 
hallando mejor salida , alegorita» 
la fábula diciendo que por la sal, 
que es uno de los nombres, entien- 
den la enseñanza que el Inca les 
hizo de la vida natural ^ por .el 
pimiento , .el gusto que de ella se- 
eíhieroaj; y por el nombre regoci- 
jo entienden el contento y alegría 
con que después vivieron ; y aun 
esto lo dicen por tantos rodeos, tan 
•in orden y concierto ,>que m&s se 
KA por coDjetujas^dis 1<^ que que<c- 



SfiZi PBRU. 121 

irán decir , qae por el discurso y or- 
den, de sus palabras. Solo se afir- 
man en que Manco Capac fue el 
primer rey y que de él descien- 
den los demás reyes. De manera 
qae por todas tres vias hacen prin-* 
cipio y origen de los Incas á Maa« 
co Capac : y de los otros tres her-* 
manos no hacen mencioo; antes po( 
la vta alegórica los deshacen , y se 
quedan con solo Manco Capac ^ y 
parece ser asi ^ porque nunca des-* 
pues rey alguno ni hombre de su 
linage se llamó de aquellos nom- 
bres , ni ha habido nación que se 
preciase descender de eflos. Alga-¿ 
nos Españoles curiosos quieren de* 
cir oyendo estos cuentos, que áque* 
líos Indios tuvieron noticia de la 
historia de Noé , de sus tres hijos, 
muger y nueras , que fueron qua* 
tro hombres y quatro mugeres que 
Dios reservó del diluvio ^ que sos 
Ips que dicen en la fábula ; que 

V 2 



134 HIST.ORIA CBKXItAX. 

por la ventana del arca de Noé 
dixeron los Indios la de Paaeartam- 
pu, y que el hombre poderoso que 
la primera fábula dice que se apa- 
reció en Tiahuanacu , que dicen 
repartió el mundo en aquellos qua-* 
tro hombres , quieren los curiosos 
que sea Dios , que mandó á Koé 
y á sus tres hijos que poblasen el 
mundo. Otros pasos de la una fá^ 
bula y de la otra quieres semejar á 
los de la Santa Historia , qut» les 
parece que se semejan. To no tát 
entremeto en cosas tan hondas, di-*' 
go llanamente las fábulas historia- 
les que ea mis nifieces oí á los 
mies , tómehis cada uno como quí* 
«tere , y déles la alegoría que mas 
le quadrare^ A semejanza de las fá. 
bulas que hemos dicho de los lo* 
eas , Inventan ]a$ demás naciones 
del Perú otra infinidad 4e ellas del 
origen y principio de sus primé- 
t>s padres , diferenciándose unos de 



DBL PfiRlfi. - 12 1 

otros ) como las veremos en el dis- 
curso de la historia *. que no se cie« 
se por honrado el India que no des- 
ciende de fuente , rio ó lago , aun« 
qne sea de la mar^ó dé animales fie- 
ros 9 conoo el oso , león ó tigre , ó 
de «güila ó del ave que llaman cun^ 
tur , ó de otras aves de ra pifia ^ ó 
de sierras , montes ^ riscos ó ca- 
bernas , cada uno como se le anto- 
ja para sn mayor loa y blasón ^ y 
para fábuhu baste lo que se ha di- 
^ácho. 

»• ■ . ' 

CAPÍTULO XIX. 

Protestación del autor sobre 
id historia,' 

Y a que hemos puesto lar primera 
piedra de nuestro edificio , aunque, 
fabulosa , en el origen de los Incas 
Reyes del Perú , será razón pase- 
B108 adelante en la conquista y re- 



126 HISTORIA GENERAL 

éuccion de los Indiosj exteediendo 
algo mas la relación sumada quo 
me dio aquel Inca, con la relación 
de otros muchos Incas é Indios 
naturales de los pueblos que este 
primer Inca Manco Capac jnandó 
poblar y reduxo á su imperio , con 
los quales me crié y comaaiqad 
liasca los veinte afios. £n este tiera« 
po tuve noticia de todo lo que va-* 
mos escribiendo^ porque en anisini* 
fieces me contaban sus hi^^tonas, co- 
mo se cuentan las fábulas á les ni* 
ños. Después en edad mas crecida 
me dieron larga noticia de .sus le- 
yes y gobierno , cotejando el nue- 
vo gobiecno.de los £spafioles bou 
el de los Incas,. dividiendo en par- 
ticular los delitos y las penas, y e,^ 
rigor de ellas.: deciaome cómo pro- 
cedían sus reyes en paz y en guer^* 
fa , de qué manera trataban á sus 
vasallos , y cómo eran servidos de 
ellos. Demás de esto , me coRta-< 



{mil como á propio hijo toda su 
idolatría , sus ritos , ceremonias y 
sacrificios , sus fiestas principales y 
sio principales, y cómo l&s celebra* 
ban :. decíanme sus abusos y supera 
ticiones , sus agüeros nialos y bue- 
nos , asi los que miraban en sns si' 
crifícios como fuera de ellos. £h 
suma digo , que me dieron noticia 
de todo lo que tuvieron en su re- 
pública , que si entonces lo escrí* 
Ibiera fuera mas copiosa esta histcr** 
ría; Demás de habérmelo dicho los 
Indios 5 alcancé y vi por mis ojos 
mocha parte de aquella idolatría, 
0US fiestas y supersticiones , que auh 
€11 mis tiempos hasta los doce ó 
trece afios tle mi edad no se habían 
acabado del todo.* Yo nací ochó 
afios después que los Españoles ga(- 
oaron mi tierra, y cómo lo he di- 
cho, me crié en ella hasta los veif¿- 
te afios , Y así vi muchas cosas dé 
las que hacían los Indios en aque^ 



laS HISTORIA GBNBRAK 

]]a su gentilidad , las quales conta- 
lé diciendo que las vi. Sin la re- 
lación que mis parientes me dtc- 
.ron de laf :cosas dichas , y sin lo 
que yo vi, he habido otras mu- 
chas relaciones de las conquistas 
y hechos de aquellos Reyes: por- 
que luego que propuse escribir es- 
ta historia , escribí á los condis- 
cípulos de escuela y gramática, en- 
cargándoles que cada uno me ayu^- 
.dase con la relación que pediese 
haber de las particulares conquis- 
tas que los Incas hicieron de las 
provincias de sus madres j porque 
cada provincia tiene «us cuentas 
7 nudos con sus historias , anale^ 
y la tradición de ellas ', y por esto 
retiene mejor lo que en ella pasó 
que lo que pasó en la agena. Los 
condiscípulos , tomando de veras 
lo que les pedí , cada qual dio 
cuenta de mi intención á su müf* 
dre y parientes ; los quajes , sa« 



INII. VVB.é. ISp 

-Jbieodo que un Indio hijo de su, 
tierra quería escribir • loe: sactste 
de elle , sacaren de sus archivos 
las relaciones que tenían de sus 
historias y me las esTíaron : y 
asi tuve la noticia de los hechos 
y conqaUtasi de cada Inca , que es 
Ja nuisAa-fue Jos historiadores Es- 
•pafioles tuvieron^ sino que ésut se«- 
■rá maslarge, coma lo advertíré- 
Aios en muchas partes de ella. Y 
porque todos los hechos de este 
jirimer Inca son principios y fun- 
damento de la historia que hemos 
de escribir, nos valdrá mucho de- 
cirlos aquí 9 á lo menos los mas 
importantes , porque no los repi- 
tamos adelante en las vidas y he* 
ches, djS tada uno de los Incas sus 
descfinditates-^ pprque todos ellos 
generalmente , asi los reyes co- 
mo los no reyes y se preciaron de 
imitar en todo y por todo la con- 
jdimoo, obras y costumbres de este 

»3 



1 30 BISTORIA 6EKBRAL 

primer principe Manco Capac ;^ ^ 
lUehu sufi cosas ) habremos dicha 
las de todos ellos. Iremos con aten^ 
cion de decir las hazañas mas his- 
toriales , dexando otras muchas por 
Impertideotes y prollxas : Y aun- 
que algunas 'cosas de las dichas^, y 
-otras quo se dirán ^pare^ean fabu^ 
losas, me pareció no dezar de es* 
cribtrlas , por no quitar los fun^ 
¿amentos sobre que los Indios se 
fundan para las cosas mayores y 
mejores que dé su Imperio cucntam; 
porque , en fin , de estos princi^ 
píos fabulosos procedieron las gran^ 
dezas que en realidad de verdad 
posee hoy Espafia; por lo qual se 
me permitirá decir lo que convi- 
niere , para la mejor noticia que 
se pueda dar de los principios, me^ 
dios y fines de aquella monarquía, 
que yo protesto decir llanamente 
la relación que mamé en la leche, 
y la que después acá he bakndo, 



* BBL PKRÚ. 131 

-pedida á los propios oiios ^ y pro* 
meto que la afíccion deell05.no 
«ea parte para dexar de decir la 
verdad del hecho , sin quitar de 
lo- malo , ni añadir á lo bueno que 
tuvieron: que -bien sé que la gen* 
tilidad es un mar de errores , y 
no escrilÑré novedades que no se 
liayan oído , sino las mismas cosas 
que los historiadores Españoles haa 
«sentó d^ aquella tierra , y de los 
«ey^s de ella ^ y alegaré las mis- 
mas palabras de ellos donde con- 
viniei e ^ para que se vea que no 
finjo ficciones- en favor -de mis pa« 
«lentes, sino que digo lo mismo 
^ue los Españoles dixeron ^ sok> 
«erviré de comento para declarar 
y ampliat muchas cosas que ellos 
asomaron á decir , y las dexarotí 
imperfectas por haberles faltado 
*retecioa «ntera. Otras muchas se 
sañadirán que íaltab de ii^p tí^té^ 
fias y pasaron . en hecho de vet- 

»4 



IgS HISTOHXA GEKE11A£ 

dad ; y algunas se quitarán que 
sobran, por falsa relación que tu- 
vieron , por no saberla pedir el 
Espafiól con distinción de tiempes 
y edades , y división de provin- 
cias y naciones; ó por no enteo- 
der al Indio que se la daba ; ó por 
so entenderse el uno al otro por 
la dificultad de! lenguage : que el 
Español que piensa que sabe mas 
de él , ignora de diez partes Iñs 
.nueve , por las muchas cosas que 
un mismo vocablo significa , y por 
las diferentes pronunciaciones que 
una misma dicción tiene para muy 
diferentes significaciones, comos^ 
verá adelante en algunos vocablos 
que stfÍL forzoso traerlos á cuenta. 
Demás de esto , en todo lo 
j que de esta república , antes des-* 
truida que conocida , dixere , será 
contandQ'llanamente lo que ea su 
antigüedad tuvo de su idolatría, 
xjigs 9 sacrificios y ceiemoaias 9 y 



\ 



DBX. VKBLÚ. 13S 

«n su gobierno , leyes y costam- 
bres ep paz y en guerra , sin com- 
parar cosa alguna de estas i otras 
semejantes que en las historias 
divinas y humanas, se hallan , ni 
al gobierno de nuestros tiempo^, 
porgue toda comparación es odio- 
sa. El que las leyere podrá coter 
jarlas á su gusto , que muchas htf 
Hará semejantes á las antiguas , así 
de la Santa Escritura^ como de la^ 
profanas y fábulas de la gentilidad 
antigua : muchas leyes y costum*- 
bres ve:^á que se parecen á las de 
nuestro siglo , otras muchas oirá 
en todo contrarias : de mi parte 
he hecho lo que he podido, no ha- 
biendo podido lo que he deseadq. 
Al discreto lector suplico reciba 
mi ánimo , que es de darle gusto 
y contento , aunque las fuersas ni 
la habilidad de un Indio, nacido en- 
tre los Indios y criado entre arm^s 
y caballos , no puedan Uegar ai^. 



134 HISXOBIA GBNSRAL 

CAPÍTULO XX. 

Pueblos que mandó poblar el pri^ 
mér Inca. 

V olviendo al Inca Manco Capat 
'decimos , que después de habeí 
fundado la ciudad del Cozco eo 
las dos parcialidades que atrás qae^ 
'dan dichas ^ mandó fundar otro^ 
muchos pueblos ^ y es asi que iQ 
oriente de la ciudad , de -la gentfe 
que por aquella vanda atraxo en el 
espacio que hay hasta el rio llama- 
do Paucartanípu ^ mandó poblar á 
tina y á otra vanda del camino real 
•de Antisuyu trece pueblos que 
no nombramos por escusar proli- 
gidad; casi todos ó todos son de 
la nación llamada Poqués, A po- 
niente de la ciudad , en espacio de 
ocho leguas de largo y nueve ó 
diez de. ancho, mandó poblar creiü- 



tt pséblos que s% derraman á uaa 
aaatio y otra del catoino real de 
Cuncisuyu. Fueron estos pueblos 
de tres naciones de diferentes apé^ 
Ijídos ; conviene á saber , Masca', 
Chillqui , Pap.ri. Al norte de la 
:ciiidad se polcaron veinte pueblos 
•de quatre apellidos , que son ^ Mai- 
yo , Canea , Chinchapucya , Ri« 
roactampu. Los mas de estos pue- 
blos están en el hermoso valle db 
Sacsabuana , donde fue' la batalla y 
prisk» de Gonzalo Fizarro. £l pue- 
hko mas alejado de estos está 4 sie^ 
te leguas de la ciudad ) y los ¿^ 
mas se derraman á una mano y á 
otra del camino real de Cbineha^ 
auyu. Aí-iaedíodia de la ciudad se 
poblaron treinta y ocho 6 quaren-* 
ta pueblos , los dies y ocho de Itt 
aacion Ayármaca , los qoales se 
derramaban á una mano y á otn 
del camino real de CoUasoyo por 
espacto de tres Uguas de largo, ean 



^ 



t%( HISTORIA GBKVRAXr 

pezando del parage 4e la$ salinas 
^ue están una legua peque6a de la 
ciudad , donde fue la batalla la- 
mentable de Don Diego de Alma- 
gro el viejo y Hernando Pizarro: 
los demás pueblos son de gentes 
de cinco 6 seis apellidos , qne son: 
Quespicancha , Muyna , Urcos*» 
Quehuar , üuaruc , Cavi£a. Esta 
Aacion Cavifia se preciaba en su va- 
na creencia , que sus primeros par 
dres hablan salido de una laguna^ 
á donde 4ecian que valviao las ¿ni- 
jnas de los que morían , y que de 
allí volvían á salir y entraban ea 
los cuerpos de los que. nacían : tu- 
.vi-eron un idolo de espantable figu*- 
jra á quien hacían sacrificios muy 
•^birbaros. £1 Inca Manco Capac Jes 
quitó los sacrificios y el idolo ,. y 
les mandó adorar al sol oomo á los 
demás sus vasallos. 

Estos pueblos , que fueron mas 
dk ciento , en aquellos principios 



]>BI. VSRÚ. 137 

fueron peqnefios , que los mayo- 
res no pasaban de cien casas, y los 
menores eran de Teinte y cinco y 
treinta : después por/ los favores 
.y privilegios qne e] naimo Hanoo 
Capac les dio , cono iaego dii^ 
OQos , crecieron en gr^ii námero, 
qne muchos de ellos llegaron á c^ 
ser mil vecinos , y los men aes á 
trescientos y á quatrocientos. I>es- 
pues, muclio mas adelante, jpor ks 
mismos privilegios ^ y fevores qoe 
«1 primer Inca y sos deaoendimités 
les hablan hecho , los destruyó el 
gran tirano Atanhuallpa, 4 osos 
mas , á otros menos 9 y i mo- 
chos ¿e ellos asoló del todo. Abo* 
ra en nuestros tiempos , de pooo 
mas de veinte afios á esta parte, 
aquellos paeblos que el Inca Man- 
co Capac mandó poblar , y casi 
todos los demás que en el Perú 
habla , no están en sos sitios an- 
tiguos , sino en otros muy djufe* 



t$Z HISTORIA 6BNBRAX 

rentes , porque un visorrey) como 
se dirá en su logar , los hizo redu- 
cir á pueblos grandes , juntando 
cinco y seis en ano , y siete y 
«cho en * otro , mas y menos co- 
mo acertaban á ser los poblezuelos 
que se reducían'^ de lo qaal resul- 
taron muchos inconvenientes que 
iior ser odiosos se dexaa de decir. 

CJAPÍTÜLO XXX 

EnstAmza que daba ti Inca a sus 
vasallos* 



E 



1 Inca Manco Capac , yendo po« 
blando sus pueblos, juntamente con 
cnsefiar á cultivar la tierra á sus 
vasallos , labrar las casas , sacar 
acequias , y hacer las demás cosas 
necesarias para la vida humana, les 
iba instruyendo en la urbanidad, 
cottapafíía y hermandad que anos 
á otros se hablan de hacer , con- 



farme á lo qae la razón y ley na- 
taral les eosefiaba , persuadiéndo- 
les Qon macha eficacia , que para 
que entre ellos hubiese perpetua 
paz y concordia , y no naciesen 
enojos y pasiones , hiciesen con 
todos lo que quisieran que todos 
hicieran con ellos , porque no se 
permitia querer una ley para sí y 
otra para los otros. Particularmen«- 
te les mandó que se respetasen onos 
•k otros . Jsn las* mugres é hjjas^ 
porque -esto de las mugeres- andaba 
«ntre eüos mas bárbara que otro 
▼icio álgiúio. Puso pena dé muerte 
á Jos. adúlteros , á los homicidas y 
ladrones. Mandóles que no tuvier 
smn nia^de una muger , que se ca^ 
sasen dmtro en sii parentela por- 
que no se confundiesen los lina-^ 
ges , y que se casasen de veinte 
afios arriba , porque pudiesen go-* 
bernar sus casas y trabajar en sus 
hacieA4as. Mandó' recoger el gaoa^ 



I4P HISTOAIA GXKSHAC 

do manso que andaba poí el csnH* 
po sin duefio ^ dé cuya lasa los 
vistió á todos , mediante la indas-» 
tria y ensefianza que la Reyna Ma- 
ma Oello Huaco habia dado 4 las 
Indias en hilar y texer. Ensefióles 
á hacer el calzado qne hoy traen 
ItoHudo usuta. Para cada pueblo ó 
aacion de las que reduzo , eligió 
un Curaca , que es lo mismo que 
Cacique en la lengua de Cuba y 
santo Domingo , que quiere decir 
•efifir :de vasallos : eligiólas por sus 
snéiibos los que habían trabajado 
mas en la redncion de los Indios, 
mostrándose mas afables, mansos 
y piadosos, mas amigos del bien 
común, á los quales constituyó por 
señores de los demás , para que los 
doctrinasen como padres á hijos ^ á 
los Indios mandó que los obedecie- 
sen como hijos á padres. 

Mandó que los frutos que en 
oada pueblo $e. recogían se guarda- 



UBI. psmih ' 1-41 

sen en junto , para dar á cada uno 

lo que hubiese menester, hasta que 

hubiese disposición de dar tierras 

á: cada lodiot en particular.- Jttnt»- 

asente con estos preceptos y orde- 

aanias, les ensefiaba ei culto di« 

vino de su idolatría. Sefialó sitio 

para hacer templo al sol donde 1# 

SBcri£casen , persuadiéndoles que 

lo tuviesen por principal Dios , á 

quien adorasen y rindiesen Jas gra-* 

ciás de tos beneficios naturales que 

les hacia con su las y calor , pues 

arelan que les produeia sus campos, 

y multiplicaba sus ganados, con las 

demás mfercedes que cada dia re* 

ídlriaB) y qué 'particularmente de« 

^tan adoración y servicié al sol y 

i la luna, por haberles enviado dos 

hijos suyos, que sacándolos déla vih 

^ ferina qu^ hasta entonces halÑaft 

tenido , .-los hubieseo reducido á ih 

«humana qué al presente tenian* 

Mandó que hiciesen casa, de mu- 



' 



I4> BISTOIUA GBVBRAIr 

^eies para el sol^quando hubiese 
bastante oámero de mugares de la 
sangre real para poblar la casa. 
Todo lo qaal les mandó que guatw 
dasen y cnmpliesen coma gente 
agradecida á los beneficios qoe ha-» 
bian recibido , pues no los podían 
negar) que de parte de su padre 
el sol les prometía otros muchos 
bienes si asi lo hiciesen , y que tu- 
viesen ppr muy cierto que no de* 
cia él aquellas, cosas de suyo , sino 
que el sol se las revelaba y man- 
daba que de su parte las dizese á 
los Indios, el qual como padre le 
guiaba y adiestraba en todos sus 
liechos y dichos. Los Indios, con la 
simplicidad que entonces y siem* 
pre tuvieron , hasta nuestros tiem- 
pos , creyeron todo lo que el Inca 
Jes dixo , principalme/ite el decir** 
its qae era hijo del sol; porque 
también entre ellos hay naciones 
que so jactan descender de seme- 



Jantes fábulas, como adelante dire- 
mos, auoque no supieron escoger 
tan bien como el Inca , porque se 
precian de animales y cosas baxas 
y terrestres. Cotejando los Indios 
entonces y después sus descen- 
dencias con la del Inca ; y viendo 
^ue les beneficios que les habla, 
hecho lo testificaban , creyeron ñr^ 
Biisifnaoiente que era hijo del sol. 
Le prometieron guardar y cuqon 
pUf lo que les mandaba^ y e&8a« 
ma le adoraron por hijo del sol^ 
confesando que ningún hombre hu* 
mano pudiera haber hecho con ellof 
lo que i\ , y que asi xreian que era 
hdoibre 4ivíno venido del cielo. . *: 



144 HISTORIA GEVBmAI. 

CAPÍTULO XXII. 

Insignias favorables que el Bics 
dio á ¡os suyos. 



E 



n las cosas dichas y otras senie- 
jaotes se ocupó muchos afios el lo* 
ca Manco Capac , en beneficio de 
sos vasallos^ y habiendo experi- 
meatado la fidelidad de ellos., el 
amor y respeto con que le servian, 
la adoración que le hacian , quiso 
por obligarles mas ennoblecerlos 
con nombres é insignias de las que 
el Inca traía ea su cabeza ^ y esto 
fue después de haberles persuadi- 
do que era hijo del sol, para que 
las tuviesen en mas. Para lo qual 
es de saber que el Inca Manco Ca- 
pac , y después sus descendientes, 
á imitación suya, andaban tresqui- 
lados , y no traían mas de un dedo 
de cabello : tresquilabanse con na- 



BBL PERÚ. 14J 

▼tjts de pedernal rozand^o el cabe- 
llo hacia abaxo , y lo dexaban del 
altor que.se ha dicjio. Usaban de 
las navajas de pedernal porque no 
líallaron la invención de las tixeras, 
trasquilábanse con mucho trabajo, 
como cadtt uno puede imaginar; pbr 
lo qual , viendo después la facili- 
dad y suavidad del cortar de las 
tixeras, dixo un ínca á un condiscí- 
Fulotmestro de Jeer y escribir: si 
los Espafioles , vuestros padres, no 
hcrbieran hecho mas de traernos ti- 
seras i esfiejos y peines les hubid- 
Tamos dado quanto oro y pla^a te^ 
filamos en nuestra tierra. Demás 
de attdar trasquilados traían las ore; 
jes horsKladas por donde comun- 
mente las horadan las mugercs pa- 
ít los aarcillosj empero háctati cre- 
cer el horado con artificio ( como 
mas largo en su lugar diremos) en, 
estrafia grandeza^ ibcrtííWe'á quién 
aola huMere visto y porque pítrécc 



t^6 HISTORIA GENBRAL 

impcsible que tan poca carne cá» 
ipo.Ja que hay debaxo de la oreja, 
▼epga á crecer tanto que sea ca- 
paz de recibir una orejera del ta* 
mafio y fornia de una rodaja de can- 
taro , que semejantes a rodajas eraa 
las orejeras que ponían en aquellos 
lazos qi^e de sus ojrejas hacían, 
los quales lacos si acertaban rom* 
perlos , quedaban de una gran quar- 
ta devar^de medirán largo, y de 
grueso como la mitad de un dedo* 
Y: porque los Indios las traían de 
la manera que. hemoS' dicho , lea 
llatnaron orejones los< Españoles. 

., Traían los Incas en la cabeía 
por tocado una treava que llaman 
U^utu : hacíanla de noñichas ¿olo- 
res , y del ancho de. un dedo- y po- 
co mefios gruesa. Esta, srenza.ro» 
deaban á la cabeza ,» daban qua- 
tro ó cinco bueltas y quedaba co- 
lino una gul/n^lda. JEstaf. tres divi'^ 
m que soA^ el llautti , el jCfasqiúr 



iit% PE&d. t47 

lai9ft') y traer las orejas horadadas 
eran las principales que el Inca 
Manco Capac traía , sin otras que 
sidelante diremos, que eran insig- 
nias de la persona real , y no laa 
podía traer otro. £i primer privi- 
legio^ue el Inca dio á sus' vasallos^ 
ftte mandarles que á*imitacion su-i* 
ya traxesen todos en coman ia 
trenza en. la cabeza, empero que 
no fuese de todos cotores como la 
que el Incairaia , sino de un co- 
lar solo y que fuese negro. 
' Habiendo 4ia5ade algiiñ tiempo 
ea medio, les hito gracia de la otra 
divisa que ellos tuvieron por mas 
farorahle, y fue mandarles que aa** 
duTieseii trasquilados , empero coa 
diferencia de unos vasallos á otros, 
y de« todos . eHos ai Inca ^ porque 
no hubiese confusión en la división 
^ue. mandaba hacer de cada pro- 
yincia, y de cada nación ni se se* 
majasen tanto al Inca que no hu- 

6 2 



148 niSTOAlA CWtntíkAX, 

biese mucha disparidad da tétfí efl^s;' 
y asi mandé que anos trazesen una 
coleta de la manera de un bonete 
de orejas , esto es , abierta por la 
frente hasta las sienes, y que por 
los lados . llegase el cabello hasta 
lo último de las orejas. A otroa 
mandó qué- traxesen la coleta á 
media oteja y otros mas corta : em- 
pero que nadie llegase á traer el 
«ibeilo tan corto tsomo el Inca. Y 
•s de^adviertirique todos estos In- 
dios, principalmeote los Ineas , te- 
nían cuidado de 'no dezar crecer el 
cabello , sino que lo traían siempre 
en un largo por no parecer unos 
días de una divisa y otros de otra. 
Tan nivelados como esto andaban 
todos ellos en lo que tocaba á las 
divisas y diferencias de las caber 
cas , porque cada nación se precia^^ 
ba de la suya , y mas de estas que 
fueron dadas por la mano del Inca. 



CAPÍTULO XXIII. 

Otr(ts insignias mas favorable s,,* 
con e¡ nombre Inca. 



p 



asados algunos úieses y afios les 
hizo otra merced mas favorable que 
Jas pasadas , y fue mandarles que se 
.horadasen las orejas : mas también 
fue con limitación del .tamafio del 
horadado de la oreja que noUegai^e 
á la mitad de como los traía el 
Inca sino de .medio atrás , y que 
trajesen cosas diferentes por ore*- 
jeras , según la diferencia de los 
apellidos y provincias. A ;U!nDS dio 
que traviesen por divisa un palillo 
del grueso, del dedo merguerite, 
como fue á la nación llamada Ma« 
yu y Cancu. A otros mandó que 
traxesen una vedijita de lana blan- 
ca que por una parte y otra de 
hi oreja 93oma8e tanto como la ca-^ 



IfO HISTOniA 6fiN<llA£ 

beza del dedo pulgar , y estos fae- 
foo la aacíon llamada Póques. A 
las naciones Múyoa, Huáruc Chili- 
^i , roandb que traxesen orejeras 
hechas. del juoco comutiv que los 
Indios llaosan tucura. A la nación 
Rimactampu y á sus cirtilnvecinas, 
mandó que las traxesen de un palo 
^ue en las isla» de Barlovento lia- 
nan Maguey , y en lengua gefne- 
kal del Perü se Uama Chuchau, qú4^ 
tfttitada la corteza el naeoilo, es fo- 
fo, blando y muy liiriano. A los tres 
apellidos Úrto» , Y.úcay , Tampu^ 
^uetodus «00 el rio abaxo de Y.U'*- 
cay ^ mando por p»cicul|ir fa^r j 
aaerced que era^esen Jas orejas mas 
abiertas ^ue todas las otras oacio- 
fies , mas que no llegasen á la mi* 
tad del tamafio que ellnca las traía, 
para lo qual les dio medida 4el ta- 
mafio del horado , como lo había 
hecho á todos los demás apellidos, 
^ara que ao excediesen e» el.graa-^ 



<lor. Las orejeras mandó que fue- 
sen del junco ttttúra , porque ase- 
mejaban roas á las del Inca. Lla- 
xoaban orejeras y no aarcillos , por- 
gue no pendían de las Orejas sino 
que andaban encajadas en el horaí- 
do de ellas, como rodaja en la boca 
del cántaro. 

Las diferencias que el Inca man* 
dó que hubiese en las insignias, de^ 
mas de que eran señales para que 
no se confundiesen las naciones y 
apellidos , dicen los mismos vasa- 
llos que tenían otra significación, y 
.era que las que mas semejaban á 
las del rey, esas eran de mayor fa- 
vor y de mas aceptación. Empero 
que no las dio por su libre voluntad 
aficionándose mas á unos vasallos 
que á otros , sino conformándose 
con la razón y justicia , que á los 
que habia visto más dóciles á sk 
doctrina , y que habían trítbajado 
mas en la reducción de los demaf 



IfS KISTOXIA QBHBIIA& 
Zndios, i «os hábil semejado mat 
á (u persona ea las iosigoias y h^ 
Choles mayores favores , d&odoles 
siempre á eotCDder qae todo quaa- 
, to hacia cOD ellos, era por orden y 
revelación de su padre el sol, y loa 
lodios lo creian asi, y por eso mos- 
trabao taato contento de qualquiera 
cosa que el loca les mandase, y de 
cualquiera manera que los tratase; 
IMrqne demás de tenerlo por reve-v 
lacioo del sol, veían por experien- 
cia el beneficio que te les seguia 
de obedecerle. 

A lo ultimo, viéndose ya el laca 
viejo , mandó que los mas princi- 
pales de sus vasallos se juntasen en 
la ciudad del Cozco, y en una plá- 
tica solemne les dixo, que él enten- 
día volverse presto al cielo k des- 
cantar con su padre el sol que le 
llamaba, fueron palabras qoe todos 
los Reyes sus descendientes las usa- 
ron quaodo sentían moiiise, y que 



DEL PXltÚ. I $3 

habiéndoles de dexar , qaeria de-> 
zarles el colmo de sus favores y 
mercedes , que era el apellido de 
sa nombre real , para que ellos y 
sos descendientes viviesen honra* 
dos y estimados de todo el mun-* 
do ; y asi para que viesen el amor 
que como á hijos íes tenia , man- 
dó que ellos y sus descendientes 
para siempre se llamasen locas, sia 
alguna distinción ni diferencia de 
nnos á otros, como habían sido los 
demás favores y mercedes pasadas, 
sino que llana y generalmente go- 
zasen todos de la alteza de este 
sombre , que p9r ser los prime* 
ros vasallos que tuvo , y porque 
elh)Srse habían reducido de sa vo- 
luntad , los am^ba como á hijos, 
y gustaba de darles sus insignias y 
nombre real y llamarles hijos^ por- 
que esperaba de ellos y de sos des- 
cendientes , que como tales hijos 

sexvkian á su rey presente ^ y ¿ los 

03 



I {4 HISTOniA GENERAL 

que de él sucedlseo ea las con- 
quistas y reducción de Ips demás 
Indios para auroento de su imperio. 
Todo lo qual les loaodaba guarda- 
sen en el corazón y en la memo- 
ria para corresponder conei ser- 
¥Ício como leales vasallos : y que 
00 quería que sus mugeres d hijas 
se llamasen Pallas como las de la 
sangre real ^ porque no siendo las 
mugeres como los hombres capa- 
ces de las armas para servir en la 
guerra , tampoco lo eran de aquel 
nombre y apellido real. 

De estos Incas hechos por pri« 
vilegio son los que hay ahora en 
el Perú , que se Uamai» Incas , y 
sos mugeres Pallas y Cojras por 
gozar del barato que á ellos y á 
las otras naciones en esto y ea 
otras muchas cosas semejantes les 
han hecho los Españoles. Que de los 
Incas de la sangre real hay pocos, y 
por su pobreza y necesidad no cono? 



. 3»l 9MKÚ* m 

cidos sino qaal y qual : porqae Im 
tiranía y crueldad de Acahualpe 
destruyó 9 y los pocos que de ella 
«scaparoo , á lo menos los mas 
principales y notorios acabaron es 
Dtras calamidades ^ como adelante 
diremos en sas lugares. I>e las ia* 
^gnias que el Inca Manco Capac 
•traía en la cabesa , reservó sola una 
^ara si y para los reyes sus des*- 
-cendíentes, la qual era una borla 
colorada é manera de rapacejo, que 
ee tendía por la frente de una sien 
á otra. £1 principe heredero la traia 
amarilla y menor que la del pa- 
dre. Las ceremonias con que se la 
4)abftn quando le Juraban por prin- 
cipe succesoff y de otras insignias 
que después traxeron los reyes In- 
cas, diremos adelante* en su lugar, 
qnftfldO' tratemos del rarmar caba>- 
Jieros 4 los Incas. 

El favor de las insignias que su 
joy les dio , estimaioA los ^Indios 

04 



1 



I {5 HISTORIA CBNB^AK 

en mucho porque eran de la per* 
sona real ^ y aunque fueron con 
las diferencias que dixlmos , las 
aceptaron con grande aplauso, por- 
que el Inca les h»o creer que las 
había dado , como se ha dicho, por 
mandado del sol , justificados se- 
gún los méritos precedidos de ca- 
da nación : y por tanto se precia^ 
ron de ellas en sumo grado. Mas 
qnando vieron la grandeza de la ul- 
tima merced , que fue la del re- 
nombre Inca , y que no solo habla 
sido para ellos sinQ también para 
sus descendientes, quedaros tan ad- 
mirados del animo real de su Prin» 
cipe , de su liberalidad y magnifi- 
cencia que ne sabían cómo la en- 
carecer. Entre si unos con otros 
deciaa que el Inca, no contento de 
haberlos sacado de fieras y trocá- 
dolos en hombres , ni satisfecho de 
ios muchos beneficios que les ha- 
bla hecho ea enseñarles las cosas 



necesarias para la vida hamaDa, 
las leyes naturales para la vida mo- 
ral y el coQOcimiento de su diof 
el sol, que bastaba para que fueran 
esclavos perpetuos, se habla huma- 
nado á darles sus iosignias reales: 
y últimamente , en lugar de impo* 
nerles pechos, y tributos , les ha« 
¿la comunicado la magestad de su 
aombre , tal y tan alto que ca- 
tre ellos era tenido por sagrado y 
divino, que nadie osaba tomarlo en 
la boca sino con grandísima vene- 
ración solamente para nombrar al 
rey : y que ahora por darles ser 
y calidad lo hubiese hec)io tan co- 
mún que pudiesen todos ellos lia* 
márselo á boca llena , hechos hijos 
adoptivos , contentándose ellos coa 
ser vasallos ordinarios del hijo del 
sol. 



f {t BI5T0KXA GBHSRAL 

CAPÍTULO XXIV. 

^ Tíombres y renombres que los Indios 
pusieron á su rey. 



\Joi 



losideraado bien los Indios In 
grandeza de las mercedes y el amor 
con que el loca se las habia be^ 
che r echaban grandes bendiciones 
y loores ¿ so principe , y le basca* 
ban títulos y renombres que igoa* 
lasen con la alteza de su animo, y 
eignificasen en junto sus beroycas 
virtudes ^ y asi entre otros que Je 
inventaron fueron dos, £i uno foe* 
Capac , que quiere decir rico , no 
4e hacienda, que , como los Indios 
(ticen, no trazo este principe bie^ 
nos de fortuna , sino riquezas de 
mximo , de jnansedumbre y piedad^, 
clemencia , liberalidad , justicia ^ 
magnanimidad y deseo , y obras pa- 
ra hae^r bien á los pobres ^ y por 
baberlas tenido este Inca tan ^raa. 



des como sus vasallos las caentan^ 
dicen que digoamente le llamaron 
Capac* Tambieo quiere decir rico 
y poderoso eo armas. El otro pom* 
bre fue; llamarle Hu&c Chacúyac^ 
que quiere decir amador y bienhe- 
chor de pobres , para que como el 
primero significaba las grandezas de 
^u animo, el segundo significase loa 
beneficios que á los suyos habia he- 
cho^ y desde entonces se llamó esn 
pt principe Manco Capac , habi^^ 
dose llamado hasta allí Mafico Ineav 
Manco es nombre propio , no sabe« 
mos qué signifique en la lengua ge« 
peral del Perú , aunque en la par«* 
ticttlar que los Incas tenían para ha* 
blar unos con Otros , la qual me es^ 
criben del Pera se ha perdido ya 
totalmente , debia de tener alguna 
^gnificacion ^ porque por la mayor 
parte todos los nombres de ios 
reyes la tenian , como adelan- 
te veremos quando declaremos loa 



sombres. El nombre Incaeo éi prin- 
cipe quiere decir señor , rey , ó 
emperador , y en tos demás se- 
fíor , y pira i&terpretarle en to- 
da su significación , quiere decif 
hombre de la sangre real. Que á 
los caracas, por grandes sefíores que 
fuesen , no les llaman loeas. Palla 
quiere decir muger de la sangre 
real , y para distinguir al rey de 
los demás Incas le llaman Capa 
Inca , que quiere decir solo sefíor, 
de la manera que los suyos Ilamaa 
al turco Gran Se^or. Adelante de- 
clararemos todos los nombres re- 
gios masculinos y femeninos para 
los curiosos que gustarán saberlos. 
-Tanobien llamaban los Indios á es- 
te su primer rey y á sus descen- 
dientes Intip churin , .que qoiere 
decir hijo del sol ^ pero este nom-^ 
bré mas se 16 daban por naturaleza, 
conio falsamente -lo creian que poi 
impostciofl* 



SBXi fiSlLÚ. l6l 

CAPÍTULO XXV, 

Testamento y muerte del Inca 
Manco Capac* 



M 



•ancoCapac reynó muchos áfios, 
mas no saben decir de cierto quán- 
tos : dicen que mas. de; treinta y y 
otros que mas de quarenta^ ocupat- 
do siempre en las cosas qae hemos 
dicho ^ y quaodo se tío cercano á 
la muerte llamó á sus hijos, que 
eran muchos , asi de su muger la 
reyna Mama Oello Uuaco , como 
de las concubinas que había toma- 
do 9 diciendo que «ra bien que hu* 
biese muchos hijos del soU Llamó 
asimismo los mas principales de 
sus vasallos , y por via de testa-* 
mentó les hizo una larga plática, 
enconoendandp al principe herede"* 
ro y á los demás sus hijos el amor 
y beneficio de los vasallos ^ y á ios 



itfS HISTORIA GBNSllAK 

vasallos la fidelidad y servicio dñ 
su rey , y la guarda de las leyes 
que les dexaba ^ afirmando que to- 
das tas habla ordenado su padre el 
sol. Con esto despidió los vasallos, 
y á los hijos hizo en secreto otra 
plática, que fue la ultima , en que 
les mandó siempre tuviesen en la 
memoria que eran hijos del sol pa- 
ra le respetar y adorar como á Dios 
y como á padre : dixoles que á i mi* 
tacion suya hiciesen guardar sus 
leyes y mandamientos , que ellos 
fuesen los primeros en guardarles 
para dar exemplo á los vasallos^ y 
que ñaeseí^ mansos y piadosos , que 

■N 

reduxesen lOá Indios por amor, atra* 
yéndolos con ^beneficios y no por 
fuerza , que los forzados nunca le$ 
serian buenos vasallos, que los man* 
tuviesen en justicia ^in consentir 
agravio entre ellos ^ y en suma les 
dixo, que en sus virtudes mostrar 
sen que er'an hijos del sol , confir- 



nniiMlo con las obras lo que certifi- 

Cffban con las palabras para que los 

Indios les creyesen ^ donde no, que* 

-liarian borla de ellas si les vieseti 

-decir uno y haper otro. Mandóles 

,que todo lo que les dezaba enco- 

. mendado , lo encomendasen ellos á 

-BUS hijory descendientes de gene^ 

ñicion en generación, para quecuan* 

-pUeson y guardasen lo: que su pa^ 

ere el iol mandaba , afimiaodo que 

todae^eran palabras suyas , y qii# 

asi las dexaba^ or vía de pestamen** 

to y ultima volufitad, Pixolear que 

le llamaba el sol , y que <se iba^^i 

lUtscansar con ét , que se quedasen 

f n pac , que desde* el cielo tendrig 

cuidado* de elloe, y les fáyoreceria 

jr socorrería en todas sus necesi* 

dades. Diciendo estas cosas y otras 

semejantes , niurxd el Inca Manco 

Capae: dexó» por priaclpe heredero 

á Sittchi ülocasu hijo prlroogénítOy' 

y de la Ooya'Mama Oello Huaco 



«1(4 HISTá&IA Gsm&Ai^ 
su muger y hermana. Demás del 
principe dexaron estos reyes otros 
hi¡o$ é hijas , los guales casaron 
entre si unos con otros por guar- 
dar limpia la sangre que fabulo- 
^aaente decían descender del sol; 
porque es verdad que tenían en su- 
ma veneración la que descendía lim' 
»pia de estos reyes ^ín mezcla; de 
-Otra , porque la tuvieron por divi- 
na y toda la demás por humana, 
aunque £uese de grandes señores de 
vasallos que llaman Curacas. 

Ei laca Sinchi Roca casó coa 
Mama. Otilo 6 Mama Cora , como 
otros quieren , su. hermana mayor, 
por imitar el exemplo del padre y 
el de los abuelos sol y luna ^ por- 
que eo. su gentilidad tenían que la 
luna era hermana y muger del sol. 
Hicieron este casamiento por con* 
servar 14 sangre limpia, y porque 
al hijo heredero le pecte'oetíese el 
reyao , tanto por su madre como 




por n psdro , y por otras 
que adelaofie diriíaos mm 
Los demás lieniiiiios le^Cittios y ao 
legítimos ttmbien casaroii ooos coa 
otros por censenru' y amneaiar la 
sucesíoa de los lacas. Dixeroo que 
él casar de estos henoaaos miOs coa 
otros lo. había onteaado el sol , y 
qoe el laca Manco Capac lo habla 
mandado, porque no tenían sos hijos 
con quién casar para qne la sangro 
se consenrase limpia;' pero que des- 
pués AO'podiese nadie «asar con \m 
hermana sino solo el Inca heredero, 
loqoal guardaron ellos^ como lo ve- 
remos en el proceso de la historia* 
Al Inca Manco Capac lloraron 
sus vasallos con mucho sentí mtea* 
to : duró el llanto y las exequias 
muchos me96i. Embalsamaron su 
cuerpo para f tenerlo consigo y no 
perderlo de vista , adoráronle por 
dios , hijo del sol : ofreciéronle mu- 
chos sacii£cios de carneros , cor«* 



4eraf-, ovejas y. come joa casero», iitt 
i^ves, de mieses-.y legumbres, ceo« 
{esáadele por seiot de todas aqoe- 1 
lias cosas ^e lesiiafaáa dezado. Lo ' 
que yo , cooCorme á lo que vi de 
la cpodlcton y nasaralesa de aqueje 
lias geates-^ (>uedK> coBJetutar del 
erigen de este t»riodpé Manto In^ 
ca , que sus vasallos por sus gran-* 
desas llamaron Manco Capac , es, 
que debió de ser algún Indio de 
buen entendimiento ^ pcodeocia y 
l^nsejo, y que alcanzó bien4a mtt^ 
cha simplicidad de aquellas nació-* 
aes, y vio la necesidad que tenias 
de doctrina y eosefianza para la vi« 
da natural , y con astucia y saga* 
cídad para ser estimado, fin^óaque« 
Ha fábula , diciendo que él y sn 
muger eran hijos del sol , que ve* 
nian del cíelo , y que su padre los 
enviaba para que doctrinasen é hi- 
ciesen bien á aquellas gentes : y 
•{Ara hacerse creer , debió de po»- 



]i«rse en la figura y h&bicoiqúe tra«^: 
jo., pacticuburmente las «orejas tan? 
grandes como los Incas las traiaui 
que cierto eran increíbles á quien 
no las hubiera visto comQ yo, y al 
quejas viera ahora, si las usan, se 
le hará estraio imaginar cómo pu«. 
dieron agrandarlas tanto. Y cómo 
con los beneficios y honras que á 
sus vasallos hizo, confirmase ia fá« 
bula de su genealogía , creyeron 
firmemente Jos Indios que era hijd 
del sol venido del cielo y lo ado- 
baron por tal , como hicieron los 
gentiles antiguos con ser menos bru- 
tos , á otros que les hicieron se- 
mejantes beneficios^ porque es asi 
que aquella gente á ninguna cosa 
atiende tanto como á mirar si lo 
que hacen los maestros conforma 
con lo que les dicen ^ y hallando 
conformidad en la vida y en la doc- 
trina., no han menester argumen* 
.tps para ^onveocejclos á 1q que qjni^ 



f lS8 HISTORIA GEHBRAC 

sieren httett de ellos. He dicito es- 
to', porque ni los Incas dé la san- 
gre real, ni la gente común no dfta 
otro origen á sus reyes, sino el 
que se ha visto en sus fábulas his- 
toriales , las quales se semejan unas 
á otras, y te^as concuerdan en ha-- 
cer á Manco Capac primer laca. 

CAPÍTULO XXVI. 
Namires reates y su significaciofL 

Oerá bien digamos brevemente la 
sigoiíicacion de los nombres reales 
apelativos , asi de los varones co'- 
mo de las mugeres , á quién y 
cómo «e los daban , y cómo usaban 
de ellos : para que se vea la curio» 
Sidad que los' Incas tuvieron en pot 
ner sus nombres y renombres, que 
en su tanto no dexa de ser cosa no- 
table. Y principiando del nombre 
Inca , es de saber que en la per-* 



SODB real significa rey ^ emperador; 
y en los de sa linage quiere decic 
hombre de la sangre real , que 
%\ nombre Inca, pertenecía á todos 
ellos con la dif erienda dicha ; pe« 
70 habían de ser descendientes poc 
la linea masculina y no por la fe- 
menina. Llaoiaban á sus reyes Ca- 
pa Inca , que es solo rey , solo 
«operador , ó solo sefior , porque 
Capa qniere decir solo^ y este nom* 
bre no lo daban á otro alguno de 
la parentela , ni aun al principe 
Iteredero hasta que había hereda* 
do : porque siendo el rey solo , ne 
podían dar su apellido á otro , que 
fuera ya hacer muchos reyes. Asi- 
mismo les llamaban Huacchacuyac, 
que es amador y bienhechor de po- 
bres , y este renombre tampoco lo 
daban i otro alguno sino al rey, 
por el particular cuidado que to- 
dos ellos desde el primero hasta el 
ultimo tuvieron de hacer bien á 

TOMO I. H 



170 HISTORIA GSKSRAL 

SQS vasallos. Ya atrás queda dicho 
la significación del renombre Ca* 
pac , que es rico de magnanimidad 
des y de realezas para con los su^ 
yos : davanselo al rey solo y no 
i otro, porque era el principal bien- 
hechor de ellos. También le llama* 
ban Intip cbutin « que es hijo del 
sol 4 y este apellido se lo daban 
^ todos los varones de la sangre 
xeal^ porque según su fábula desoea-* 
diaa del sol, y no se 10 daban á las 
henabras, A los hijos del rey y á 
todos los de su parentela por linea 
de varón llamaban Auqui , que es 
inñmte ^ como en España á los hi- 
jos segundos de los reyes* Rete- 
nían este apellido hasta que se ca* 
saban , y en casándose les llama- 
ban Inca. Estos eran los nombres 
y renombres que daban al rey y á 
los varones de su sangre real , sin 
'Otros que adalante sé verán , que 
siendo nombres propios se hlcie« 



DBI. V1SRÚ, 171 

too apellidos en los descendientes. 
Viniendo á los nombres y ape- 
llidos de las mugeces de la sangre 
real, es asi que á H. réyna , mu- 
%tt legitíma del rey , itaman Co-^ 
ya^ quiere decir reyna ó empera- 
tria. También le daban este apelli* 
do Mamanchic , que quiere decir 
nuestra madre : porque á imitación' 
de su marido hacia oficio de ma-' 
dte eon todos sus parientes y va»* 
salios. A sus hijas llamaban Coya 
por participación de la madre y 
no por apellido natural ^ porque^ 
este nombre .Coya per tcneda. sola-* > 
mente á la reyaa. A las £Oncubir: 
ñas del rey que eran de sa pairen^? 
tela 9 y á todas las demás mngerea 
de la sangre real llamaban Palla, 
quiere decir muger de la, sangre 
real. A las demás cóacitbsna^ del 
rey que eran de las estrangeras y 
no de su sangre llamaban Maoiaett- 
Aa. t que bastarla decir matrona^ 



Iff2 HISTORIA GEMSRAL 

mas en toda sn significación quiere* 
decir muger que tiene oUigacion de 
liacer oficio de noadrt. A las iofan* 
tas hijas del rey, y k tedas las de« 
mas hijas de la parentela y saagre 
zeal llamaban Nusta , quiere decir 
doncella de sangre real ^ pero era 
con esta diferencia, que á las legitU 
mas en la sangre real decian llana« 
mente Nosta, dando á entender que 
eran de las legitimas en sangre. A 
las no legítimas en sangre llamaban- 
con el nombre de la provincia de 
donde era natural su madre , comO' 
decir , Colla Nusta , Huánca Nus- 
ta , Yuca Nusta , Quitu Nusta y 
aei de las demás provincias. Este* 
nombre Nusta lo retenían hasta 
que se casaban , y casadas se lla- 
maban Palla. 

Estos nombres y renombres da* 
ban á la descendencia de la sangre 
real por linea de varón ; y en faU 
^mdo esta linea , aongue la madre 



DEL VBRt^. * 173 

fílese parienta del tty^ qae mu^ 
chas veces daban Jos reyes parlen- 
tas suyas de bis bastardas por ma^ 
geres á grandes sefiores , sos hi- 
jos é hijas no tomaban de los ape- 
llidos de la sangre real , ni se lla- 
maban Incas ni Pallas, sino del ape- 
llido de sus padres , porque de la 
descendencia femenina no hacían 
caso los Incas, por no baxar su san- 
gre real de la altesa en que se te- 
nia : que aun la descendencia mas« 
calina perdía mucho de su sét real 
por mezclarse con sangre de muger 
estrangera y lio del mismo linage, 
quanto mas la femenina. Cotejando 
ahora los unos nombres con los 
otros veremos , que el sombre Co- 
ya , que es reyna , corresponde al 
nombre Capa Inca , que es solo 
sefior ^ el nombre Mamanchic, 
que es madre nuestra, corresponda 
al nombre Huacchacúyac , que es 
amador y bienhechor de pobres^ 



4 74 HISTOHIA GBNERAL 

el noisbfe Nasta , qoe es infanta, 
•corresponde al nombre Auqui, y el 
nombre Palia, que es muger de la 
^aaogre real , corresponde ai non»- 
bre Inca. Estos eran los nombres 
reales j los quales yo alcancé y 
yi llamarse por ellos á los Incas y 
é lasrPallas, porque mi mayor con- 
Tersacion en mis nifieces fue con 
-ellos* No podían los Curacas , por 
grandes señores que fuesen , ni sus 
mttgeres ni hijos tomar estos nom«- 
bres^ porque solamente pertenecían 
t los de sangre real , descendientes 
de varón en varón : aunque Don 
Alonso de Ercilla y Zufíiga en la 
declaración que hace de los voca- 
blos indianos , que en sus galanos 
versos escribe , declarando el noai* 
bre Palla , dice que signiñca sefio» 
xa de. muchos vasallos y haciendas: 
dicelo , porque quando este caba- 
liero pasó allá ya estos nombres In« 
' y PaUa en muchas personan 



andaban i na puestos impropiamente, 
porque los apellidos ilustres y he<- 
roycos son apetecidos de todas las 
gentes por bárbaras y baxas que 
^ean ; y asi no habiendo quien lo 
.estorve , luego usurpan los xneí- 
jor^s , como ha acaecido en mi 
tierra. 

•r 

CAPÍTULO xxvn. 

' Idolatría de la Segunda edad: . 
' • Su origen. 

JLia que llamamos segunda edad y 
iaidolatria que en ella se usó, tus 
vo prfncipio de Manco Capac, Inca; 
Fue el primero' que levantó la mo- 
narquía de los Incas reyes del Pe-^ 
rá , que reynaron por espacio dé 
mas de quatrocieocos afíos , aunque 
el P. Blas Valera dice que fueron 
mas de quinientos y cerca de seis- 
cientos. De Manco Capac hemof 



17^ HISTORIA 6BNERAL 

dicho ya quién fue y de dtede 
vino, cómo dio principio á su im- 
perio 9 y la reducción que hizo de 
eqneiios Indios sus primeros vasa- 
llos , cómo les ensefió á sembrar, 
criar , á hacer sus casas y pueblos, 
y las demás cosas necesarias para 
el sustento de la rida natural , y 
cómo su hermana y muger la rey- 
na Mama Oello Huaco eoselSó á las 
Indias á hilar , tezer, criar sus hi- 
jos, á servir á sus maridos con amor, 
regalo, y todo lo dornas qne una 
buena muger debe hacer en su casa. 
Asimismo diximos que les ensefia- 
jon la ley natural y les dieron le- 
yes y preceptos para la vida mo« 
ral en provecho común de todos 
ellos, para que no se ofendiesen ea 
sus honras y haciendas, y que jun- 
tamente les ensebaron su idolatría, 
y mandaron que tuviesen y adora- 
sen por principal dios al- sol , per- 
luadiéndoles á ello con se hermo- 



DEt PERÚ. 177 

sura y resplandor. Decíales qae úo 
en valde el Pachacanaac,. que es el 
^Sustentador del mundo , le había 
aventajado tanto sobre todas las 
estrellas del cielo dándoselas por 
criadas , sino para que lo adorasen 
y tuviesen por su dios* Represen- 
-tábales los muchos beneficios que 
cada dia 4es hacia , y el que ulti* 
mámente «les habla hecho en ha- 
iierles enviado sus hijos , para que 
•sacándolos de ser brutos los hicie^ 
sen hombres ^ como lo hablan vis- 
to por experiencia y adelante ve^ 
fian mucho mas andando el tiea»< 
]K>. Por otra parte los desengafiaba 
de la baxeza y vileza de sus ma- 
chos dioses, diciéndoles ¿qué espe^ 
ranza podían tener de cosas tan vi* 
les para ser socorridos en sus. ne- 
cesidadea , ó qué meroedes- haWae 
recibido de aquellos animiúes , co«- 
mo lo recibían cada dia de su pa- 
idiB jel sel i Mirasen , pues )Ia rutm 

B3 



176 HISTORIA GSmSRAIi 

los desengañaba , que las yerbas, 
plantas « arboles y las demás cosas 
qae adoraban las criaba el sol para 
servicio de los hombres y sustento 
de las bestias. Advirtiesen la dife- 
rencia que kabia del resplandor y 
liermosara áal sol á la suciedad y 
fealdad del sapo, lagartija, escaeri- 
£0 y las demás savandijas .que te^ 
nian por dioses. Sin esto mandaba 
ique.Jas cazasen y se las traxesea 
delante : decíales que aquellas sa^ 
vandijas mas eran para haberles ns* 
co y horror que para estimarlas y 
hacer caso de ellas. Con estas tz* 
sones y otras tan rústicas , persua^ 
dio el Inca Manco Capac á sus pri^ 
meros vasallos á que adorasen al 
aól y lo tuviesen por su dios. 
' Los Indios, convencidos con tos 
razones del Inca, y mixsho maa 
coa jos beneficios que les habla he^ 
cho , y desengañados con su propia 
^itta^ recibieron al sol porsuDios^ 



y 



D&L PERÚ. 179 

solo , sto compañía de padre ni her- 
iBaoo. A sus reyes tuvieron por hi- 
jos del sol y porque creyeron sinv- 
•pUcisimamente que aquel hombre 
y aquella mugerque tanto habian 
hecho por ellos eran hijos suyos 
tenidos del cielo; y asi entobces 
los adoraron por divinos , y des-^ 
ipues á todos sus descendientes, coa 
mucha mayor veneración Interiot 
y^ exterior que los gentDés anti^ 
guos, griegos y romanos* adoraron 
¿ Júpiter , Venus y Ma^rte , &xi 
Pigo que hoy los adoran como én« 
tOnces , que para nombrar alguno 
de sus reyes Incas hacen primero 
grandes ostentaciones de adoración^ 
y si les repreenden qu> por qué 
lo hacen , pues saben que fueroa 
hombres como ellos y no dioses, 
dicen que ya están desengañados 
de stt idolatría ; pero que los ado-^ 
ran por los muchos y grandes be»^ 
iiefioios qQe4e ellos reclbier90,qu« 

«4 



I So HISTORIA eSKEB-AX; 

te hubieron con sas vasallos como 
Incas , hijos del sol y ao meóos, 
^ue les muestren ahora otros hom- 
bres semejantes que también los 
adorarán por divinos. 

Esta fue la principal idolatría 
de los Incas y la que ensefiaroa 
á sus vasallos , y aunque tuvieron 
muchos sacrificios , como adelante 
diremos , y muchas supersticiones, 
como creer en soefios, mirar en 
jigueros y otras cosas de tanta bur- 
lería , como otras muchas que ellos 
vedaron ^ en fin , no tuvieron mas 
dioses que al sol , al qual adoraron 
por sus eicelencias y beneficios ofr- 
turales , como gente mas conside- 
rada y mas política que sus ante- 
cesores los de la primera edad , y 
le hicieron templos de increíble ri- 
queza ^ y aunque tuvieron á la lu*« 
na por hermana y muger del iS0l, 
y madre de los Incas , no la ado- 
raron .por diosa , ni le ofrecldroa 



DK£ PBHÚ. l8l 

sacrificios, oi le edificaron tem- 
plos : tuviéronla en gran renera- 
cion por madre universal , mas no 
pasaron adelante en su idolatría. 
«Al relámpag;o , trueno y rayo tu- 
.vieron por criados del sol, como . 
adelante veremos , en el aposento 
que les tenían hecho en la casa del 
sol en el Cozco ^ mas no los tu- 
vieron por dioses , como quiere al* 
gnno de los Españoles historiador 
res i antes abominaron y abominaa 
ia casa ó qaalquier otro lugar del 
«ampo donde acierta & caer algüm 
rayo.. La puerta de la casa cerra- 
ban á piedra y lodo para que ja* 
mé$ eatrase nadie en ella ^ y el lu- 
gar del campo señalaban con mo- -^ 
jones para que ninguno lo holla- 
se. Tenian aquelloa lugafes por 
mal hadados , desdichados y mal- 
ditos : decian que el sol los había 
sefialado por. tales con su criado el 
layo. Todo.lo qiial.Ti yo en Coa^ 



1 83 HlSTOniA GBNBRAC 

co, qae en la casa real qué fue 
<iel Inca Huaynacápac, eo la paree 
que de ella cupo á Antonio Alta- 
miraoo quando repartieron aque- 
lla ciudad entre los conquistadores^ 
«n un quarto de ella habia eaido 
un rayo en tiempo de Haayoaca- 
pac : los Indios le cerraron las 
puertas á piedra y lodo , tomáron«- 
lo por mal agüero para su rey : d»* 
xeron que se habla de perder parte 
ée su imperio <) ó acaecerle -otra 
desgracia semejante ^ pues su padre 
el sol sefialalia su casa por lugat 
desdichado. Yo alcancé el qoarto 
cerrado , después lo reedjñcaroA 
los Espafioles , y dentro de tres 
afios cayó otro rayo <li6 en el mi$t 
no quarto y lo quemó todo. Los 
Indios \ entre otras cosas decian^ 
que ya que el sol habia sefialado 
aquel lugar por maldito, que para 
qué ^rolvian los £spafioles á «difi-^ 
cilio )^ ein0 dexatfo • 4esampara4<l 



como se estaba sin hacer caso de 
él. Pues si como dice aquel histor 
xiador los tuvieran por dioses , cla- 
ro está que adoraran aquellos sitios 
por sagrados , y en ellos hicieran 
sus mas famosos -templos , dicien- 
do que sus dioses el rayo, trueno 
y relámpago querían habitar eo 
aquellos lugares , poes los sefiala^ 
bao y consagraban ellos propios, A 
todos tres juntos llaman yllapa , y 
por la semejanza tan propia dieron 
este nombre al arcabuk. Los demás 
nombres que atribuyen a! trueno f 
al sol en trinidad , son nuevamente 
compuestos por los Espafioles , y 
en este particular y otros seme- 
jantes no tuvieron cierta relación, 
para lo que dicen ^ porque, no hU'fc 
bo tales nombres en el general ien- 
guage de los Indios del Perúi, y 
aun en la nueva compostura , co^ 
mo nombres 00 tan bien compues- 
tos, DO lieneA sign^cacion algunft 



184 HISTORIA GSVXRAL 

de lo qae quieren ó querrían que 
significasen. 

CAPÍTULO XXVIII. 

Rastrearon los Incas ai verdadero 

Dios. 



t) 



emas de adorar ai sol por dios 
visible , á quien ofrecieron sacrifi- 
cios é hicieron grandes fiestas , co- 
mo en otro logar diremos^ los reyes 
locas y sos Amantas , que eran los 
filósofos, rastrearon con lumbre m- 
tural al verdadero sumo Dios y ser 
£Ór nuestro , que crió el cielo y la 
tierra-, toxoo adelante veremos en 
los argumentos y senteocia&que aJh 
gunos de ellos dizeron de la Divi- 
na Magostad , al qoal ñamaron Pa- 
chacamac: es nombre compuesto 
de. pacha quedes mundo universo, 
y de cimac participio de presente, 
del verbo cama que es animar : el 
tnal ^erlio. 99 dediiic«k d«l nombre 



y 



.cama que es anima : Pachacámac 
quiere decir el que dá anima al 
mundo universo 9 y en toda su pro- 
pia y entera significación quiere 
decir, el que liace con el universo 
lo que el anima con el cuerpo. Pe- 
dro de Cieza , capitulo setenta y 
dos dice así : ^1 nombre de este de- 
monio queria decir hacedor del 
mundo , porque cama quiere decir 
lucedor , y pacha mundo , 8ec. ÍPor 
ser £$pa£ol no sabia la lengua tan 
bien como yo que soy Indio locsi.. 
Teniao este nombre en tan graa 
.veneración que no le osaban tomaír 
en la boca , y quando les era for- 
zoso el tomarlo, era haciendo afeo- 
tos y muestras de mucho acata- 
miento^ encogiendo los hombros, in** 
diñando la cabeza y todo el cuer- 
po , alzando los ojos al cíelo y bz* 
dándolos al suelo, levantando las 
maños abiertas en derecho de los 
hombros dando besos al aire : que 



1 86 BISTORfA GCNERAI^ 

entre los Incas y sns vasallos €rtfn 
ostentaciones de suma adoración y 
reverencia , con las quales demos- 
traciones nombraban al Pachaca- 
mac , adoraban al sol , reverencia- 
ban al rey , y no mas y pero es- 
to también era por sús grados mas 
y menos , á los de la sangre real 
acataban con parte de estas cere- 
monias , y á los otroá superiores, 
como eran los caciques ^ con otras 
muy difefentes é inferiores. Tuvie- 
ron al Pachaca mac en mayor vene- 
ración interior que al sol , que co- 
mo he dicho 5 no osaban tomar ^a 
nombre en la beca , y al sol le nom- 
bran á cada paso. Preguntado quien 
era e! Pachacamac ^ decían que era 
el que daba vida al universo y le 
sustentaba; pero que no le cono«« 
cian porque no ie hablan visto , y 
que por esto nó le hacían templos 
ni le ofrecían sacriñcios! mas que 
lo adoraban en su corazón , esto es 



DSIi PERÚ. 11^7 

mentalmente ) y le tenian por Dios 
no conocido. Agustin de Zzrztt^ li- 
bro segundo , capitulo quinto , es- 
cribiendo lo que el P. Fr. Vicente 
de Valverde 4¡xo al rey AtahuaS- 
'pa , que Christo nuestro sefior habfa 
criado el mundo , dice que respon- 
dió el Inca : que él no sabia nada 
de aquello, ni que nadie criase na^ 
<la sino el sol á quien ellos tenian 
pof dios, á la tierra por madre, 
y á sus guacas , y que Paohacamac 
lo habla criado todo lo que alii ha- 
bta, &c. de donde consta claro qué 
aquellos Iiidios le tenian por hace- 
dor de codas las cosas. 

Esta verdad que voy diciendo, 
^que los Indios rastrearon con este 
nombre y se lo dieron al verda- 
dero Dios nuestro , la testificó el 
demonio mal que le pesó , aunque 
en su favor como padre de menti- 
ras diciendo verdad disfrazada con 
mentira , ó mentira disfrazada con 



]88 HISTO&IA GBNBRAK 

rerdad : que luego que vio pre- 
dicar nuestro santo evangelio, y 
que se bautiaaban los Indios , dizo 
á algunos familiares suyos en el va- 
lle que hoy llaman Pachacamac, 
por el famoso templo que allí edi« 
£caron á este Dios no conocido, 
que el Dios que los Españoles pre- 
dicaban y él era todo uno ; como 
lo escribe Pedro de Ciexa de León, 
en la demarcación del Perú, capicu- 
lo setenta y dos^y elR.P.Fr. Ge- 
rónimo Román en la república de 
las Indias occidentales , libro pri- 
mero , capitulo quinto dice lo mis- 
mo , hablando ambos de^ este mis- 
mo Paehacamac , aunque por no sa- 
ber la propia significación del vo- 
cablo se le atribuyeron al demonio. 
El qual en decir que el Dios de los 
christianos y el Paehacamac era to- 
do uno diao verdad ^ porque la in- 
tención de aquellos Indios fue dar 
este nombre al sumo Dios que dá 



DBti PERÚ. rSp 

vida y ser al universo , como lo 
^signifi^a el mismo nombre : y ea 
decir que él era el Pachacamac 
miotió , porque la InteDcion de los 
Indios ounca fue dar este nombre 
al demonio , que no le llamaron si^ 
no cupay, que quiere decir diablo; 
y para nombrarle escupían prime— 
ro en sefial de maldición y abomi- 
nación : y al Pachacamac nombra*, 
ban con la adoración y demonstra-, 
clones que hemos dicho. Empero 
como este enemigo tenia tanto po-^ 
y der entre aquellos infieles , hacía- 
se dios entrándose en todo aquello 
que los Xndio& veneraban y acata- 
ban por cosa sagrada. Hablaba en 
sus oráculos y templos , en los rin- 
cones de sus casas y en otras par-r 
tes, dicléndoles que era el Pa-s 
ehacamac , y todas las demás co- 
sas á que los Indios atribuían dei- 
dad^ y por este engaño adorabtti 
aquellas cosas ea que el demo-» 



IpO BISTOAIA GBMBRAX. 

aio les hablaba , pensando que en 
la deidad que ellos imaginábaos qne 
si entendieran que era. el deaaoai<i, 
las quemaran encénces como ábora 
lo hacen por ia misericoidim del 
Sefior qne quiso comunicárseles, 
c Los Indios no saben de suyo , é 
DO osan dar la relación de estas co- 
sas con la propia sigaificacioo y 
declaración de los vocablos , vien- 
do que los christianos E$pa&>les 
las abomkian todas por cosas del 
demonio ^ y los Españoles tampo* 
co advierten en pedir la noticia de 
ellas con llaneza ; antes las confir« 
man por cosas diabólicas como las 
imaginan: y también lo causa el no 
saber de fundamento la lengua ge« 
neral de los Incas , para ver y en- 
tender la dedudoD , composición 
y propia significación de las seme* 
jantes dicciones : y por esto en sns 
historias dan'otro nombreá Dios que 
es Tici viracocha , que yo no sé qod 



1^2 HISTORIA aVWSnATi 

cfompuestos pueden pasar coaforiae 
á la significación Espafiola , como 
el Pachayackacher que qaieren que 
diga hacedor del cielo , significan- 
do ensefiador del mundo , qae pa- 
ira decir hacedor habia de decir Pn- 
<;harurac, porque rura quiere de- 
cir hacer 9 aquel general leoguage 
lo» admite mal porque no son su- 
yos naturales sino advenedisos ^ y 
también porque en realidad de ver- 
dad en parte baxan á Dios de la 
alteza y mage&tad donde le sube y 
encumbra este nombre Pachacamac, 
que es el suyo propio. Y para que 
se entienda lo que vamos diciendo 
es de saber , qué el verbo yácba 
significa aprender, pero añadiéndole 
esta silaba chi significa enseñar^ y 
el verbo rura significa hacer , pesa 
con la chi , quiere decir hacer que 
hagan ó mandar que hagan 9 y lo 
mismo es de todos ios demás ver- 
bos que quierau imaginar. Y asi coi* 



no aquellos indios 110 tuvieroa 
ttencion á coias e^pecalativas sino 
é cosas mateuales , asi estos sus 
verbos no significan ensefiar cosas 
espirituailes , ni hacer obras^ grsn^ 
diosas Y divinas, oonoo liaoer ^1 
mondo., fice* 9 sinoiiíacer y ett-^ 
sefiar^ artes y ofioios' bazos y me-^ 
oánicea, obras que j>erteliecea b 
los hombres y no á la di^inidadj 
De toda la qual materialidad está 
muy agénaIa.sigidficacioii del nom« 
bre Pachacamac , que como se ha 
dkfaó qui^ne decir ef q¿e Itaeo cOí¿ 
el mundo universo lo que el alma 
con el cuerpo , que es darle ser, vi-- 
da, aumento y sustento ,'Aíc.'íPor 
lo qital consta claro la- iaipfwptodad^ 
de los nombres fluevafloentbi 4ttta>9 
puestos para dárselos á X^lab^-^ 
han de hablar ñn la propia sígnÜ^ 
cacioá de aquel lenguagé porlaba^ 
zeza de sus significaciones'^ peftá: 
pofdese espetar ^nef coa el usoW 

TOMO X. I 



194 BtlSTQBIA CBHS&AI^ 

vayan cultivando y recHúéBdose 
mejor ^ y^ adviertan los compone' 
dores á no trocar la significacios 
del nombre ó verbo en la composi- 
ción , que importa mocho para que 
los Isdios los admitan bien y no ha^ 
gan. borla.'de^lloSf principalmente 
en la ensefbiiza de la doctrina chris- 
tjana para lo qual se deben compo* 
ser , piero con mnch^ atención. 

CAPÍTULO XXIX» 



ir. 



ñni^níJos Inc$s una truz en luga/^ 
1' . wgTa</a. 



«^ j 



d(ivJ!te>o ios. «eyes Incas en el 
Qo^M-nna cruz de máinacA fina de 
ctíiAfb IllftncQ y encarnado que lia- 
9)ao .-ftíiSpe cristalino , ca saben der 
cit de^de qué tiempo la tenian. Yo 
la -dexéel aiSo de mil quinientos 
y sesenta en ^a dacrisUade laiglen 
^f Catedra^det^ju^lia ciudad , que 



la teoian colgada de «n clavo, a$ida 
con un cordel que entraba por un 
égajeío que tenia hecho en el alto 
^ la Cabeza. Acuerdóme que el 
cordel era un orillo de terciopelo 
negro , qUiíá en poder de los Ih* 
dios tenia alguna asa de plata ó de 
wo, y quien la íacó de donde es- 
taíba la trocó por la de ^eda. Lá 
ütüz ira ^fñiátitáú ^ tan ancha como 
larga :' tendría de largo <rcd quar- 
^ de vara antéí nieíioá,que mas, 
UéB dedod dé ancho y casi otro 
tanto He' , grueso íefa enteriza, toda 
de una pieza ihüy bien labrada, con 
s^é eáqüinaé muy bien sacadas, to- 
dacyarejáí lateada de quadtado , la 
piedra muy bien brufiid» y lustro- 
sa; Teníanla en una de sus casas rea- 
tes en un apartado de ios que lla- 
man hoaca, qtre es laga# sagrado. 
Noadorabaní en ella mas d!fc que fi 
tenían- en veneración : debia ser por 
^ hermosa figura ó por algua otro 



\ 



% ^ BISTOftlA . OmW ACi 

tespeto qde no fftbeo deeir« A«i la 
tuvieron hasta .que el. marque Dqa 
Francisca Pi^acuo ea$96 ea ^\ rs^to 
^ Tumpi» » y por/lo qne í4ii ^ «17 
^i6 á Pe4«{> <le Ca|i4ift ^ la ad<H 
taron y tovi^oa en 9iaypr veaeía-» 
ck)n, eorao en sa lugar 4irei9<>^ 1 ^ 
Los, Espafiples q^apdo :g«af 10» 
%qfiell^ iiQperlal .ciudad^ié.bltíer; 
)epa (ep^lp: á fiu«t$tra «i^<hI>«Q9ti 
la^fHísieseii ^Buel inp^^q^^ be di^-. 
^kq , no con mas orpa|o ,49l ^l(^ <^ 
ha leferido y que fuera mufjjv^i^ 
la pusieran en el aU«r nuiy^f «iiiy 
a4ar(iada.,4e oro y^ p^4fs^ prfi^Or 
sas , pi}e^ h^UarQn^ t«9tft de^tecbítr 
y aficioaar^n á IO0 lodUoi» 4 ai|e«T, 
tía santa iseUgion cQiiuSitsrípfo^ks 
cesas comparándolas 000 las. ane»- 
tras, como fue. esta cmz y of^raa que 
tuví^fOQ «a sus i9ye6,y.^pideaaa» 
^sv mtMy^ aüegadae^ 41a ley:iaatu«? 
xal, que s^ pMdieran cotejaft eoa loe 
mandamieatos de nuestca sania ley^ 



y^üM laa obfas^<le>miser¡co^dla, que 
las habo eár aqUellU gentilidad tttay 
-semejantes'coino «a adelante vere- 
mos. T porque es apropósito de It 
trm deieimbs , qae conde es fiotorio 
por aeá'%e usa^ar á I>i<>s y i 1% 
tcrut páraáfirtiiarlo^tt^dieetíasf et 
Jiiicio coHio faera de él , y muchos 
lo hacen sin necesidad de jarar sino 
del mal frbito hecho , decimos para 
tX)nñisFon éé los^tié M k> hace» 
ij'ue'ios Incas y tdéas la» nacione$ 
^ 6ú imp^íri^ i^ iuplelÓÉÍ |amá^ 
-^úé cosa lira' jUfat -fids ttombte» 
^deJ Pachacamac y del sol ya se ha 
dkho la veneración' y a^a¥amienta 
cdn que U» toteAb^m éá' la boca', 
que no los nombrabatí sfo^^para 
lKÍorárk>í. <^uand(x ^á^ióí^ftá al4. 
guR^testigo, porüiuy gráve'^üe ñie^ 
se el caso le déeia el juez 'en lu-^ 
gar de juramento j prometes decir 
verdad al^Inca? Decía el testigo ei 
i romeo». V«li4a Jl ^Ivciríe f mira 



meiitlni, m «albir parto «Igma do 
k> qoo ptsdt siao 9iiedtga< líaoa* 
neiite lo que sabes ea esto caso» 
Vol!PÍa el testigo 4 ratiieaise dif 
(át»á0 asi to.proiiiot94e veras* £n* 
Itoeos .deb^o de su prpmosa lo 
4e»ibiin-de€ir4;odo io 900 #abia d^ 
hetho sin atajarle oi dacirle , no 
os pregaotamos os^^sino estotro, 
ai otra.i{osa>algujia. VM en averir 
guatíton dorpesi¿iopeia|*iianque ht^ 
hiwn Mrido «poertoí le ii«{ciao , di 
ids4^aaMPtatk> qiiOipasé 00 esta ^^^ 
deocia sia encubrir nada 4a lo quf 
luso ^ -^i^o quialquíei^a de los dos 
que^^SÍSproq,'y:9MiP d^pi» Ol tesr 

tígo > .dft maBera^q^i^ .pQs.ambas las 
-P^r te«cd<i$.¿a..U> qiie^ sabia on i favos 
jó^^.en .po9tra«.£l lesjtigo no- osaba 
aseatix ^ porque demás de ser aque« 
lia gente tioiidislma y muy reli* 
gioaa eit su idolairia, sabiía'que le 
batúaa d^ javerigyat^lar loontífa y 



BBK PEAÚ. 199 

castigarle ligarosisimameote , que 
muchas veces era con muerte si el 
caso era grave : no tanto por el 
dafio que había, he^o oon su dicho, 
como por haber mentido al Inda 
y quebrantada su real. mandato qoe 
les niandaba que no mtntiesea. S»- 
Ua el testigo que hablar con qualh 
quiera juez era hablar coa él mis<- 
jno Inca, que adoraban >|fDr.dios ^ y 
#ste era el principal respetó qiie t«^ 
laian sin los demás jtam no mentiir 
en sus dichos. 

Después ^ue los Españoles ga^ 
naron aquel imperio sucedió un ca<* 
|o grave de muertas en una provia* 
cia de los Quechuas, £1 corregidor 
del G>cco envió allá un jaes que 
hiciese la averiguación, e) qual pa^ 
ra tomar el dicho á un curaca , que 
es sefior de vasallo» 9 le puso de-? 
lante la crux de su vara y le dixd 
que jurase 4 Dios .y i la cruz de 
decif verdad. Dixo el Üdio : aúa 



ftOO HISTOIUA GSmRAlL 

oo me han bantuado para jarair co» 
IDO jaran los christianos. Replicó 
«1 juez diciendo que jnrase por si» 
/dioses , el sel , la lona y sus Incaa 
Respondió el caraca : seaotros ao 
.tomamos esor nombres aino para 
adorarlos, y asi no me es licito ja« 
tar por elku. IKao el joes ¿qué sa« 
•tisfacciott tendeemos de la verdad 
de ttt dícbo sino ooa das alguna 
•paeada \ Restará mi'propaesa , dixo 
él Indio i y entender que hablo 
personalmente delante de ta rey^ 
pues vienes á kacer justicia en su 
nombre , que asi lo hsíciaaios cod 
nuestros Incas : lüas por acudir á 
la sati^accion que pides juraré por 
la tierra , diciendo que se abra y 
me trage vivo como estoy si yo 
mintiere. El juez tomó el juramen« 
to viendo que no podía mas , y le 
hizo las preguntas que convenian 
acerca de los matadores para ave- 
riguar quienes eran. El «curaca fue 



respondiendo , y quaodo vio que 
no le prégufKabBn nada «cérea de 
los muertos que hablan sido agre- 
sores de la pendencia dixo ^ que le 
destaMik déeir todo lo que sabia de 
aquel caso ^ pe^^úe diciendo una 
parte y callando otra entendía qu^ 
tuéntíía ,fy ^tíe nfl^hábitf diclio tú-* 
tera verdad cora^ao^h^biíi prome^ 
tido.'Y aunque el juez le dixo que 
bastaba que respondiese alo que 
H preguntaban di^xo , que noques 
ikba satísf^ho^iii'cuitiplia su prO'» 
-neta sin^ ^cia por • entero lo que 
^os unos- y toá otros ^hicieron. £1 
juez bizo su averiguación como me- 
^ podo y sé volvió al Cozto, do»- 
díe«aiia6adaiitteíoii el «oloquio que 
coaió haber ten^a eon «!> eurabtf. 



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90t VI5TMM M^BAL 

JIfuQbps (üosei que la^ bis f criador ei 
xSfpaSghs impropiamente fií^léfian 

loca^ d^ioios mas largamente que 
atraa ^ dixo, que no tuvieron ioai 
dioses que al sol , al. qual adoraren 
exteriarmeate i hjoitfroiole tMiplor, 
ias paredes de altp á/haxo.i aforrar 
fdas oen planchas de lOca: oírecidre*- 
le sacxifíclos de muchas- cosaa; pre«- 
aentironle grandes 4ádi vas de ñau- 
xho oro« y de. rodas Jas cosas nías 
preciosas que teaian. en iignadceí"» 
jpiento de que éllaet lasibabtlt iladoc 
adjudicáronle por hacienda suya 
la tercia parte de todas las tier- 
ras de labor de los reynos y pro- 
vincias que conquistaron 9 cose- 
^^ de ellas , é inqumeraUe gana- 



do i hiciéíonle casas de gran claa 
sura y recogimieato pata mugeres 
dedicadas á él , las quales guarda*, 
ban perpetua virglaldad. 

Demás del sol adorarofi al Pa-* 
chacamac , como se ha ciicho, iote- 
riormente por Dios no conocido. 
Tuviéronle en mayor veneración 
que al sol ; no le ofrecieron sacri* 
ficios ni le hicieron templos^poro 
que decían que no le conocían por- 
que no ^e habla dexado ytr^ empe- 
ro que creían que lo liabia» Y en su 
lugar diremos del templo famoso y 
xiquisiipo que hubo en el valle llama- 
do Pachacamac dedicado á efte Dios 
90 conpcido. De maniera qu^.los In^* 
.cas no adoraron mas dioses que los 
dos que hemos dic^o « visible é in? 
visible , porque aquello^ principes 
y sus Amautasi que eran los filósofpf 
y doctore^ -de «m^ república, con ser 
gente tan sin enseñanza de letras, 
que nunca las tuvieron ^alcs^nzaron 

»4 



404 HISTORIA GBNB11A£ 

que era cosa indigna y de macha 
afrenta y deshonra aplicar honra, 
poderla I nombre , fama 6 virtud 
divina á las cosas inferiores del cie- 
lo abaxo j y asi establecieron ley 
y mandaron pregonarla para que 
en todo el imperio supiesen qne no 
hablan de adorar mas de ai Pacha- 
camac por supremo Bios y Se- 
fior , al sol por el bien que hacia 
t todos, á la luna venerasen y 
honrasen porque era su muger y 
hermana , y á las estrellas por da- 
mas y criadas de su casa y corte. 

Adelante en su lugar tratare- 
mos del dios Viracocha, que fue una 
fantasma que se apareció á un prín- 
cipe heredero dé los Incas , dicien- 
do que era hijo del sol. Los Esps- 
fióles aplican otros muchos dioses 
á los Incas , por no saber dividir 
los tiempos y las idolatrías de aqu¿: 
íla primera edad y las delasegun^ 
■*« > y también por so saber la pro*- 



(>i€d«d del lenguage , para sabor 
pedir y recibir la relación de los 
Indios ) de cuya ignorancia ha na^ 
tído dar á los Incas machos dioses 
ó todos los que ellos qoiiaron á los , 
Indios que sujetaron ¿ su inaperfit^ 
que ios tavieron tantos y tan es* 
trafios como arriba se ha dicho. PaN 
ticttlar mente. nació este engallo de 
no saber los Españoles las muéhtift 
y diversas significaciones que tiene 
este nombre huaca ; el quál , pro¿ 
nunciada la última silaba en lo altó 
del paladar, quiere decir, ídolo co-^ 
mo Júpiter , Marte , Venus y es 
nombre que no permite que de él 
se deduces verbo para decir idola^ 
tftr. Demás de esta primera y prfi»^ 
cipal significación ti^ne otnls mú^ 
chas , cuyos ezemplos iremos po^ 
niendó para que se entiendan mejor: 
quiere decir cosa sagrada,como eraá 
todas aquellas en que el demonio 
les hablaba : esto es , los ídolos, las 



%0é BISTOklü CBHBftAS 

f9ád$ i fnedras grandes 6 árboles 
CA que el enemigo entraba para ha<* 
caries creer que eraDlos, Asimis* 
IDQ Uaman huaca á las cosas que 
liabian .ofrecido al sol 9 como figu- 
fas de hoasbresf aves y animales 
hechas de oro 6 de plata , ó de pa- 
lo , y qualesqttiera otras ofrendas 
las quales tenían por «agradas, por* 
^ttjslas babia recibido el sol en 
ofuenda y eran suyas; y porijue lo 
Cf an las (enian en grfin veneración* 
;Xainblen Uaman huaca áqualquie- 
ra templo grande 6 chico , y á los 
sepulcros que tenian en ios campos 
^ los ri^jcones de las casas, , de don- 
do el demonio hadaba á. los sa- 
cerdotes y á ptros particulares gue 
irafahan con éi familiarmente; los 
iguales rincones tenian por Jugares 
aantos , y asi los respetaban como 
á. un pratprio ^ santuario. También 
dan. el aiísmo nombre á todas aque« 
lias, cosas- que en hermosura ó en 



.. BES. FSRI^t . 907 

^oeleoda sc^ ayentstjao de las otrm 
de su especie, como uoa rosa , num^ 
zaoa 6 camuesa , ó «jual^uiera otjcn 
fru.ta que sea mayor y mas be^mo? 
s« que lo^as Us de. so árbol ^ y ^ 
los árboles que baceo la misma veo* 
taja á los.de ^u ^especie le dan e| 
mismo sombre. Por el contrario Ua^ 
man buaca ^ laf^ cosas muy f^as y 
monstruosas que causan horror y 
^pi^bfp^ y ^si daban este .nombif 
¿Jas jqul<;bra^f^;ande6 de los Anti^ 
gu9 sofk.4^ á vqipt^ y cinco y 4« á 
tr^nCf^pies de largo. También llar 
man huaca á.las cosas qu.i^ ^]en da 
«u curBO natural , como á la muget 
4que párcí doss d^ un vientre^ á I9 
madre y ó Ipjb fpelUzos daba& este 
nombre ;por:ia. «s(r^^3b»del parc^ 
y nacimiento ; ^ te paridii sacaban 
por las. cjiUjjs. con: gr w £estaK y se- 
gocijo , y.ie p^pi^n. guirniadiis de 
flores v^n.gr:isdeii,b9iles y lM$«f 



ftoS HISTORIA GBlTBltAK 

iliciones lo temaban en cóátvario, 
quelJo^afmn teni^iido pot mai agüe- 
la los tales part<ys.- £1 mismo nom- 
bre dan á las. ovejas que paren dos 
de un víeatit ^"áigó z^ ^ad<^ de 
aqüelhr tíeirrá , ^ne-^oi! s^r grande 
so óráiñarió parfr nó es mas de und 
como yacas ó yeguas , y en sus sa* 
crificios offecian nías ayna de 'los 
corderos mellizos , si los halüa qne 
íe fos ottos , porque los. teñían por 
inayór deidad; potólo quaílles Ha- 
toan hóaca j por el áeméjliá^í lla- 
man haata al huevb dé dosiMétnas^ 
y el mtsmb nombre dan á los nilSo¿ 
qne nacen de pies ó^ doblados , ó 
coii'seis dedos en piés^é áianos ,é 
Alñse cbrcobado ó cóH qüelquiera de- 
fecto mayor ó inetfor»elí él cuerpo 
átn « ro¿ro ,conáo sa<*ár partido 
aüj^uáo 4e los labios, que de estos 
iiafc^á tnttcho$, ó visojo'qoe llamaa 
fliettelado de naturaleza.' Asimismo 
íltfn este nombre á^as- fueiites muy 



eaoaalosas que saiien hechas ritfv, 
porque se aventajan de las comu^ 
lies, y 4 las piedrecitas y guijarros 
^oe liaJlan^en Jos fios ^ arroyos eos 
•estraSos iabores ó dediirersas có^ 
-loresque se .diferencta de las Of* 
tlkiafjas. 

Llamaron huaea á |a gran eor^^ 
«Hilera de la sierra nevada que cofi- 
re por todo di Perú & la larga bai^ 
ta el estrecho de Magailaims , por 
■su largura y eminencia : que ciei^ 
toes admtrahilisímaá quien lami^ 
ra con atencion.Dan el mismo nom* 
bre á los cerros muy altos que se 
avents4an de los otros cerros ^ cxh 
mo las torres ali;as de las casaac»- 
fluuiies , y á las cuestar^grandes <fl» 
se hallan por los caminos , qtie laa 
hay de tres , q^atro , cinco y seis 
leguas de alto , casi tan derechas 
como una pared. A las quales los 
EspaSoles^corrompiendo el nombre} 
dican apaéhitas, y que les Indios 



las ftdorUlMsi y les o£recian ofireí»* 
4as. De las cuestas diremos loego, 
y qué manera de adoración era la 
^ue hacían y á qoieo. A- todas es- 
tas cosas 3f otras semejaotes Hsma*- 
4;^.buaca^ii0,porjréaedas por dio- 
ses ni adorarlas , sioo por la parti« 
«ular ventaja que hacían á las co- 
munes , por esta causa las latraliaB 
y trataban con veneración y respe* 
to. Por las quales si^ificaciones 
•tan dtferentes los E^afioles, no en- 
tendiendo noas de la primera y 
furincipal si^ifieacten que quiere 
decir Ídolo , entienden que tenían 
por dioses todas aqueUfts oosasque 
Maman huaca « y que las adoraban 
los Incas, cooio lo hacisn-los de |« 
primera ,edad, 

Beclarando el nombre apachi- 
tas, que los Espafioles dan á las cum« 
bres de las x;uestas muy altas y las 
^acen: dioses de los Indios , es de 
saber que ha de. decir . apachecta»^ 



' 1«Bft P8RV. ait 

4^:ií«tiv<iv:7^elgeM{it9 «s apacheo- 
pa , <ie «sce participio de preseote 
•pachec ^ae es el nonúaativo , y 
«on la aíMba m^.hace dativo^qni»* 
ife (k^iff «lii^ue^bac^ Uevar, «io 
4«cir .qui49. ea ni .daebirac qvé ea 
ie qaeliace llevsyr ^ p^K) conforoie 
al fraaia de la leogea como atrás he** 
Aos diehey adelante diremos de la 
«ittoha sigoificaoioQ 4ft» los ln^ys$ 
«Qcí víreo eo $ola «ea palabra: qiii6- 
•«» deew 4^^^ S^^^ 7 efrescamoa 
p)gD al ¿ qii|a- hace llevar estas ca»^ 
gaa,d6odojies fiiotaes y vigor p&i:a 
pbirpoc cuestas tan ásperas como 
^tavy.eiuica Ip decían jsí no.qeand^ 
eatáfaRQ^ yd tín lo altáide la cqesta- 
PcQr «sto dice4) ios^i historiador aa 
J^pafiolesi que. llamaban apadtitaf 
<i : las cQoíbres , de las cuestas , en- 
fendieodo que babldba^ ooo eilaS^ 
porque alli hRs bian decir t$u p»* 
laiira apadiecta , y como no entieot 
den lo qne .quiere de<;tc y dánselo 



tía Bl8T<»tlA^CMimHA£ 

por nombre é lis «oesca^. 'Entes* 
dúo los Indios 000 lOi&bre naturiA 
que áe dobitffi dar graeits y baoof 
algiina ofroadartl FióliacaaMc, Dios 
no conoeido^ -qii6'«^los tdoftbaa 
nefliteiittiniie ' por tiibetkss ayod»- 
^o OA aquel trabifoí )> y «si loege^ 
qne hablan subido lá cuesta oe des- 
cargabas ) y altando los' ojos si eie« 
lo , besándoos él eueio y hade»- 
do las mismas osventatlones-de ado^ 
Tacfonque ftrás4iximos.p»tfiioa»- 
brar arPacha^mac ','rtf|>etiaA do»¿ 
tres veces al dativo apeehecta , y 
en ofnsnda se • tiraban de liscejas^ 
y. qno; arrancasen algún petar ó no^ 
]0 soplablin bácia dt oiekiry echa<* 
ban la yerba Uaniada enea > que Ue« 
yabaa en laiboca, qne>eálóa'itantd 
precian, como dictrádo-qne ie of re« 
clan lo mas -preciado que Jiev«bae$ 
y i mas no poder ni tener otra cosa 
mejor ofrecían' «algún palillo ó algu-* 
nas p8}aelas,ei las hallaban por all¿ 



,1 > TOULZVmKÓ* 21^ 

eerca : y no las hallando ofrecían 
nn gttijiirrO( Condeno lo>hy>Íá echa* 
han ira pafiado de tierra , y de ei« 
tai'/ófciBilda^babí«>f candes nmoto^ 
aes en la»:.«Hfi&i!»6d<iiás> cuestas. 
Mo miraban al sol qaando hacian 
ap^neUas^etftQiobiai^ ptffui no^ta 
la adoraooft'á él^sino^^al 'Páahaca-* 
me 9 y laat»frettdaa3nas, eran .se- 
tales, de sns afiaftCosjqaé'iiOrOima^ 
daa^{p(Siqiifthie*«otMdéan ^ae co^ 
sas -taoLvUes. A* jam i^sjtt oíjpecerw 
Da (todo le qnal ley jresiágft^qae i» 
Ki ; caemando .coa btes 'muchas ve^ 
cet., y mus difo que ño lo hadatir 
loa Jddiaa^tte 4bAit ¡desoacgados st-^ 
«^lAt^qitoSletabaácaxgca. Akoñ'en 
estO!S^^ieinpoa,Toria a^sariairdia 
de Dios, en io aleo de.aqcaéUaa 
enastas tienen puestas xruioes, que 
adofan ^n haciraiento. .de. gtaelaa 
de Jbahtf satea í cectamcado .Obriate 



se 4' HISTOSIA' 6«n&AK 

CAFÍtULO XXXL 
OtrmsfimeinuixosM qit^^^égmficm 

t? - ' •• • -^ ^^- 

ÜJSta IDÍ9flMl ditciofi lM«Ct , f>IO* 

Húádadá lá ultima silftbien lo mas 
interior de la «garganM s^ tece 
▼ecbo:9^'qiiiefet d«cir l]orai^,.por 
loqoal dos^Micorí«déf^'Bkrpti«^ 
les qae no spplerort ¡éitá 'diteeiH 
«ia, dsxtroil 9 los lodida entrao^UcM 
raado y guayando en sus^ teaplea 
á' sus Sacrificios , qné 'httacn esi> 
qaiere dechr : habiendo iMBlil diÑi-^ 
yeneia de e^td' slgni^cádo-^orar.á 
los otnos , y tiendo el tuiO'- verbo 
y.el'otco ^nombre t verdad es que 
bi diferente significación coasiste 
solamente en la ^diferente pronon* 
cttttio^,üfl:m«day' letra tácacen^ 
to, qué la ultima silabare hl uni 
dicción se pronuncia en lo alto del 



ptltdtr 9 y la de la otra en lo in- 
teríor de la garganta^' De la qaal 
pfODDDciaGíoa t y de todas las de« 
ms qae aquel teogoage cieae , oo 
liaceo case algniie' los Bspafioles 
por curiosos que seu, con impor* 
talles taeta ti saberlas , porque 
ao las tiene ^ leoguage £spafiol. 
Véase el descuido de ellos por 
lo que mt pasó. con un religiosa 
dooiioico que ea eLPerá iialna %i-s 
do qi»rro añOs! x^tedrátíco éc la 
l#ogaa general 'de aqueL imperio^ 
el qual por saber que yo era nato* 
ral de aquella tierra , me comuni- 
có , y ye íe* visité mochas ▼eces 
ep Sao'PaUo de Córdobas Acaeció 
^e un día baldando de aquel leu** 
guage, y de las muchas y diferen^ 
tes signÜícaciones que bnos ods^ 
mos TOcaUos tienen , di por ezern-^ 
pío este iMNDbre.padia'^e-., '^fó^ 
aoneiado Uanadiente <omo- suenan 
las Jetias. espqfiolaa , .quiere dieit 



9ltf álSTOiálA CBmRAE 

mundo unxvnrsa^ y taitft>ieii slgtiiffea 
ti cielo, Ift tierra, el infierno y quai- 
quiera saelo: dizo entonces el fray« 
le. , pues también significa ropa de 
yeitir, el ajuar y miiebles de casa: 
yo düe. es verdad ^ pero digame 
y. P* 2 qué diferencia hay en la pro- 
nunciación' que signifique eso ? di* 
xome , ne la sé : respondile , ha- 
biendo sido maestro en la lengua 
t-ignorá tA^'*. Pues sepa qué para 
que signifiqué ajuaró ropa de ves* 
tir , han de ^conundar-la^ primera 
silaba apretando las labios , y rom- 
piéndolos con el aym de la vos, 
de. manera. que suene el romperlos; 
y le mostré la pronunciación de e^- 
te jaombre y otros nfwu v^e , que 
de otra, manera no se puede ense* 
fiar. De lo qual el catedrático y 
los demás religiosos que se hálla- 
te á Ja .plática se admiraron mu- 
^bo^ En. lo que se ha: dibho se ve 
iMl^miQttte quenco igaoraa los Es* 



J 



yuSoles los secretos de aquella Jeo* 
gua , pues este religioso con habet 
sido maestro de ella no los sabia^ 
por do vienen á escribir muchos 
yerros interpretándola mal , como 
decir que los !^cas y s.us yasallios 
adorabais por dioses todas aquellas 
qosas qjue Uaman huaca, m sabáenv 
do las diversas significaciones que 
tiene. Y esto baste de la idolatría 
y dioses de los Incas , en .la qual 
idolatría y en. la que s^ies de ellos 
hubOy son muelvo de estimar aque<« 
Uos Indios f asi los de la segunda 
edad como los de la primera , quo 
en tanta diversidad y tanta burle* 
rJg dOi dioses como tuvieron , niB 
adoraron ios deleytesni los vicios^ 
como Ips de la antigua gentilidad 
del naundo viejo qne adoraban á los 
f ue ellos confesaban por adúlteros» 
homicidas., borrachos , y sobre to« 
do al Priapo , con ser gedte qae 
presumía tanito'de sos* letras y sa- 

XOMO I. K 



3 1 8 HISTORIA GBKSRAL 

ber, y esta otra taa agena de todA 
boena ensefianza. 

£1 Ídolo Taogatanga que un au- 
tor dice que adoraban en Chuqai« 
taca , y q«e lo» Indioa decían que 
eo uno eran trea y en tres uoo^ 
yo so ture noticlv de tal idolo , al 
en* el general lénguage del Peri 
hay tal dicción i quíaá es del par- 
ticular lénguage de aquella pro- 
vincia, la- qual está ciento y ochen-* 
to leguas del Cosco. Sospecho que 
el nombre est¿ corrupto, porque 
los £spafioles corrosipenF todos los 
mas que toman en boca j y que ha 
de decir acatanca , que quiere de- 
cir escaravajo : nombre con mu^ 
sha prepíedftd compuesto de acá,- 
4ue es estieixol , y de este ver-^ 
bo tanca, pronunciada Ist ultima 
silaba en lo interior de la gai^anta, 
que es empujar. Acatanca quiere 
decir el que empuja el estiércol. 
Que en Chuquisaca en aquella 



tarimera edsid 7 antigua gentilidad 
antes del imperio de ios reyes In« 
cas lo adorasen por dios , no me 
espantaría^ porque, como queda di- 
cho , entonces adoraban otras co-« 
sas' tan viles ^ nías no después de 
los Incas que íás prohibieron toa- 
das. Que digan los Indios que ed 
uno eran tres y en tres uno , es in« 
▼éneioa hueva de ellos, que' la hait 
heoho^ despbeft que hün dido la tri- 
nidad y unidad del verdadero Dios, 
traestro Sefior, para adular á los £s- 
páfióles con decirles que también 
ellos tenían algunas cosas semejan- 
tes á las de nuestra santa retlgioii 
tomo ésta y la trinidad , que el 
mismo autor dice que daban al sol 
y al rayo , que tenían confeso* 
res , y que confesaban sus pecados 
como 1q9 Cliristianos. Todo lo quU 
es inventado por los Indios , coii 
pretensión 'de qué siquiera por se- 

inejanza se les haga alguna corte- 

xa 



a a d HISTORIA 6BNSR AL 

sia. Esto afirmo como lodio qum 
conozco la nataral condición de lo< 
Indios : y digo qoe no tuvieron 
Ídolos cop nomjbre de trinidad ^ y 
9ttnque el general iengaag^ del Pe- 
rú , por ser tan cQr^Pi.de. voca- 
blos , comprehende en jaoto coq 
folo uno tres y quatro cosas dife- 
rentes como el nombre illapa , que 
poipprehende el relámpago,, true* 
no y rayo , y este n^bre maqui, 
que es mano, cqmprel^ende Is^ ma«f 
jno , la tabla del brazo y el molle- 
do : lo mismo es del nombre cha- 
qui , que pronunciada llana mente 
pomo letras castellanas, quiere de- 
cir pie , comprehende el pie , la 
pierna y el muslo ^ y por el seme^ 
jante otrqs muchos nombres que 
pudiéramos traer á cuenta^ mas no 
púr eso adoraron ídolos con nom- 
bre de trinidad, ni tuvieron ta,) nom- 
bre en su ienguage como adelante 
vexéwos. Si eldeiponio pretendía 



/ 



Incerse adorar debaxo de tal nocn-^ 
bre, no me espantaré ,'qae todo lo 
podía €00 aquellos infieles idola- 
tras tan alejados de la chrtstiana 
verdad. Yo cuento llanamente lo 
que entonces tuvieron aquellos geft-^ 
tiles en su vana religfoo. I>ecifiio9 
también que el misooo nombre cha- 
qui , pronunciada la primera silaba 
ea lo alto del paladar «e hace ver« 
bo , y significa haber sed , estae 
seco ó enjugarse qualquiera . cosSi 
mojada , que también son tjres si^ 
aificaciones en una palabra. 

• 

CAPÍTULO xxxn. 

£0 que un autor dice de los dioses 
que fenián, 

Jbin los papeles del P. M. Blas 

Valera hallé lo que se sigue , que 

por ser á proposito de lo que he- 
mos dicho , y por valerme de su 

aiuoridad holgué de tomar el tra- 



aaa histoaia obkskai; 
bajo de traducirlo y sacarlo aquí. 
Dicelo hablando de los sacrificios 
que los Indios de México y de 
otras reglones haciaa » y de loa 
dioses que adoraban^ rdice asi : No 
•e puede explicar con palabras^ ni 
kni^ioar sin horror y espanto qeáa 
contrarios á religión, quán terribles, 
crueles é inhumanos eran los géneros 
de sacrificios que los Indios acos* 
lombraban hacer en su antigüedad, 
ai la multitud de los dioses que 
teaian , que solo en la ciudad de 
México. y sus arrabales habla mas 
de dos mil. A sus ídolos y dioses 
llaman en coaiun teulr : en parti- 
lar tuvieron diversos npmbies. £m- 
pero lo que Pedro Mártir, el Obis- 
po de Chiapa y otros afirman de 
que los Indios de las islas de Cu- 
súmela , sujetos á la provincia de 
Yucatán , tenían por dios la sefial 
de la cruz , qué la adoraron y que 
\o$ de la jurisdicción de Chiapa- 



tuvieron noticia de la Santísima 
Trinidad y de la Encarnacicn de 
nuestro Sefi(jr « fue interpretación 
^oe aquellos .autores y otros Espa-r 
Soles ino^lfiaf^t^y apUquron 4 estos ' 
misterios : también como apHcarOA 
en las historias del Cozco á la trioi» 
dad las tres estatuas del sol que dicen 
que habia en su templo, y las del 
trueno y raya^i el dia de hoy ^ coa 
haber habido tanta enseñanza de 
Sacerdotes y Obispos, apenas sabef» 
si hay Espíritu Santo | cómo pu* 
dieron aquellos bárbaros en tioie-* 
<blas tan obscuras tener tan clara no- 
ticia de los misterio de ^la^ £á-^ 
earnacion y Trinidad ? La naabetai 
que nuestros Españoles tenian pa-^ 
jra escribir sus historias , era que' 
preguntaban á los Indios en len- 
gna.castellai^i las cosas que de> ellos 
querían saber. Los Farautes por no 
teaer entera noticia dé las cosas 
.antiguas y por no saberlas de me- 



994 HYSTO&fA OBKBHAE 

moría , ias decían faltas y menos- 
cabadas , ó mezeladas con fábulas 
poéticas ó hffitoríaa fabulosas ^ y 
lo peor ^ue en ello había , era le 
'f>oca Botiola y mucha falta que ca- 
da uno de ellos tenia del lenguage 
^el otro para entenderse al pregun- 
tar y responder, y esto era por la 
mucha dificultad que la lengua in- 
diana tiene , y por la poca ense- 
ñanza que entonces tenían los In- 
dios de la leDgaa-casteilaa^: lo qual 
era causa que el Indio entendiese 
mal lo que el Español le pregun- 
tabftt y (&1 £spa£ol entendiese peor 
lo que el Indio le respondía. Be 
manera que muchas veces enten- 
día el uno y el otro en contra de 
las cosas que hablaban. Otras mu- 
chas veces entendían las cosas se* 
mojantes y no las propias 5 y 
pocas veces Jas propias y verda-' 
deras. £n esta confusión tan gran- 
^^ 9 «^ sacerdote ó seglar que las 



r SSX. -VWBJÚ* a 2 $ 

frégttfitaba , tonaba á ¡su gusto y 
eieccidn lo que le pai^icia mas se* 
aaejaate y mas -allegado á lo que 
deseaba rsabsr. y lo que imaginaba 
que podria haber re^poodldoel hk* 
ého. Y. asL ,. interpietáiidolas á a« 
HDag^aacioo y. -antojo , escribieroii 
por Verdadee cosas que ilot In- 
4ios^ no sofiaroa : porque de las his- 
torias Verdaderas de ellos no se 
puede sacar mistfrriaalgttno de núes-* 
tta religión christíana.* Auoque no 
hay duda sino que el démomOf cor 
Bió tan soberbio , haya procurado 
siempre ser tenido y honrado co-. 
»o Dios , no solamente ^en los ri- 
tos y eeiemonias de la gentilidad, 
mas también en alguna» costumbrea 
de la religión christiaoa , Ms qtta:«> 
les , como mona envidiosa, ha in- 
tffOditcido en muchas regiones de 
las Indias para sex por esta via hon- 
tado y estimado de estos hombres 
y, de. aquJLi ea, .que ea« 



8S6 HISTORIA ñmmmR Alt 

una reglón $e nsabt la: éonfestos 
vocal para limpiarse de los delitos: 
en otra labar la C2^>esa á los ni* 
fios : en otras proTincías tener aya-» 
nos aspeiüstfliios^ y en otra^ qae de 
Éú ¥ol»ntád se úh^dánA la aiuérce 
{K)r stt falsa religión ;.para que co- 
mo en -el mundo yiejo los £eles 
christiános se ofiecion al martirio 
por la fe católica ^ asi también eo 
nuevo mundo' los 'gentiles se -ofrO'* 
olesen á la muerte por el malvado 
demonio. Pero lo que dicen que 
leona es Dios Padre , Bacab Dios 
Hijo, Estruac Dios Espíritu Santo^ 
que ChírlpHi es la Santísima Vir«> 
gen María ., Ischen la Bienaventu^ 
rada Santa Ana ,-y que Bacab muer^ 
to' ppr Sopoco , ts Christo nuestro 
Sefior -crocificado por Pilato , todo 
esto y otras cosas semejantes son 
invenciones y acciones de algu- 
nos Españoles qne los naturales 
totalmente las ignoran. Lo cierto. 



es que éstos fueron hombres y mu* 
geres que los naturales de aqtie* 
lia tierra honraron entre su dioses, 
cuyos nombres' eran estos que se 
han dicho , porque los Mexicanos 
tuvieron dioses y diosas que ado- 
raron : entre ellos iiubo algunos 
muy sucios , los quales entendiao 
aqueUos Indios que eran dioses de 
los vicios, coóné fue TlaeoHeult d¡09 
de la Ittzuria , Ometochtli dios de 
la embriaguez , VitcÜopuchtli dioi 
de la milicia 6 del homicidio. leona 
era el Padre de todos sus dioses: 
decian que los engendró en diver-*- 
sas mugeres y concubinas : tenían*^ 
íe por dios de los padres de fami-** 
lias. Bacab era dios de los hijos de 
familia. Éstruac dios del ayre. Chi«. 
ripia era madre de 4os dioses , y de 
la tierra misma. ^Zschen era ma- 
drastra de sus dioses. Tlaloc dios 
de las aguas. Otros dioses honra- 
ban por autores de las virtudes. 

«4 



ü%9 HISTORIA GBNBltAC 

morales , como fue Qaexalcoatht 
dios aéred, reformador de las cos- 
tumbres. Otros por patrones de la 
vida humana , por sus edades. Tu- 
vieron inumerables imágenes y fi- 
guras de dioses, inventados para di- 
versos oficios y diversas cosas Mu-> 
chps de ellos eran muy sucios. 
Unos tuvieron en común , otros 
en particalar. Eran afiales, qué ca- ^ 
da afío y .cada uno los mudaba y 
trocaba conforme á su antojo , y 
desechados los dioses viejos por 
infames , ó porque no habian sido 
de provecho , elegiao otros dios^es 
ó demonios caseros. Otros dioses 
tuvieron imaginados para presidir 
y dominar en las edades de los ni- 
fios , raozo^ y viejos. Los hijos po- 
dían en sus herencias aceptar ó re- 
pudiar los dioses de sus padres, 
porque costra la volunta4 de ellos 
so les permitían reynar. Los vie- 
jos honraban otros dioses mayores 



J3XL TBBLV» tS9 

y tamibien los desechaban 9 y ea 
lugar, de ellos criaban otros en pa- 
sando el afío ó la edad del mundo 
que los' Indios decían. Tales eran 
los dioses que todos los naturales 
de Mézldo , de Chiapa , de Gua* 
tímala , los de la Vera Paz y otros 
muchos Indios tuvieron , creyeodo 
que los que ellos escogían eran los 
mayores, mas altos y soberanos de 
todos los dioses. Los dioses que 
adoraban quando pasaron los £spa^ 
fióles á aquella tierra , todos er^n 
nacidos, hechos y elegidos después 
de la renovación del sol en la ultima 
edad , que según lo dice Gomara^ 
cada sol de aquellos t^ontenia ocho«« 
cientos y sesenta afios , aunque 'se-> 
gon la cuenta de los mismos Me- 
xicanos eran muchos menos. Esu 
manera de contar por sples la ^dad^ 
del mundo , fue cosa común y usa-rr 
da entre los de México y del Perúo 
Y ssgun la cuenta de 9II0& , los 



fljO HTSTORÍA GEMfiRAC 

afios del ultimo sol se cuentan des- 
de el afi'o del Señor de mil qua- 
renta y tres. Conforme á esto na 
hay duda sino que los dioses anti- 
guos , que en el sol ó en la edad 
antes de la ultima adoraron los na^ 
torales del imperio de México ^ 
quiero decir, Jos que pasaron seis- 
cientos 6 setecientos afios antes, 
todos según ellDS mismos lo dicen/ 
perecieron ahogados en el mar , y 
tú lugar de ellos inventaron otroj 
muchos. De donde manifiestaroen-» 
te se descubre ser falsa aquella 
interpretación de leona , Barac y 
£struac , que dice que eraa el Pa-' 
dre, el Hijo y el Espirita Santo. 

Toda la demás gente que liabita 
en las partes septentrionales que cor- 
lesponden á'las regiones septentrio- 
nales del mundo ▼iejo , que son las 
provincias de la Gran Florida y to- 
das las islas , no tuvieron ídolos 
ñ dioses hechizos , solamente ado* 



HIÉL VERÚs %it 

araban á los que Varroa llama na- 
turales , esto es , los elementos, 
la mar ^ los lagos , tíos , fuentes, 
montes , animales fieros , serpien- 
tes, las jnieses y otras cosas -de es* 
te jaez. La ^ual costumbre tuv^ 
principio y prigen-de Jos Caldeos, 
y se derramó por mochas y diversaa 
naciones. Los que comían carne hu^» 
nana, que ocupaxon todoel^imperio 
de México ^ todas las islas, y mo« 
cha parte de io& términos del Perú,- 
';gaaniaron bestialisimamente esta 
mala eos tañare basta «que rey nar- 
ren los Incas y los £spafioles. Toda 
estoes del'P. Blas Valera. £n otra 
parte dice «qae Jos Incas no adoran 
ban sinocal sol y ¿ los planetas , y 
«gue eo esto imitaron' á los Caldeos. 



93' HISTORIA GSimjlAS 

CAPÍTULO XXXIII. 

Alcanzaron la inmortalidad del 
anima y la resurrección 
universal. 



T, 



uvieroQ lof loca» Amaotas que 
el hombre era compuesco de ciier« 
fo y anima , qae el aiúma era 
espirico iomortal , j qae el cuei «i 
po era faecbo de tierra , porque le 
yeian convertirse ea ella, y asi Je 
Uaman allpacamasca, que qotete de- 
cir tierra anhnada ^ y para dlfe«- 
Tcmclarle de ios brutos le llaman 
xana , que es hombre da entendí*' 
miento y razona ,. y á i^s brutos ea 
coman dicta llama, que quiere de*; 
cir bestia.. Dieroaies lo queliamaai 
anima vegetativa y sensitiva , por« 
que les velan crecer y sentir , pero 
hq la racional. Creian que habia 
otra vida después detesta, con pe- 
na para los malos y descanso para 



- JÜBI, PERt}*. a ^ J 

los buenos. Dividían el universo ea 
tres mandos: llaman z\ 4;ielo hanan 
pacha, que quiere decir mundo al- 
trO, donde decían que iban los bue- 
nos á ser premiados de sus virtu- 
des : llamaban hurin pacha á este 
mundo de la generación y corrup-» 
cien, que quiere decir mundo bazo; 
Uamaban ucu pacha al centro de 
la tierra , .que quiere decir mundo 
inferior de allá abaso , donde de- 
cían que iban á parar los malos ; y 
para declararlo mas le daban otro 
nombre , qne es cupaypa huacin^ 
que quiere decir casa del demonio. 
No entendían que la otra vida era 
espiritual sino corporal como esta 
misma. Decian que el descanso del 
mundo alto era vivir una vida quie* 
ta , libre de los trabajos y pesa- 
dumbres que en ésta se pasan. Y 
por el contrario , tenían que la vi- 
da del mundo inferior , que llama- • 
moa infierno , era llena de todas 



334' HISTORIA CEKIE'RA'L 

las eofermedades , dolores , pesa- 
dumbres y trabajos que acá se ps»« 
deceO) sin descanso ni poncento ai« 
gano. De manera ^ue esta misma 
vida presente dividían en dos par- 
tes : daban todo el regalo , desean* 
so y contento de «Ha á los que ha-* 
bian sido buenos, y las penas y tra- 
bajos á ios que hablan sido malos. No 
sombraban los deleytes «amales ni 
otros vicios entre los gozos de la 
otra vida , sino la quietud del ani- 
mo sin cuidados , y él descanso del 
cuerpo sin los trabajos corporales. 
Tuvieron asimismo los Incas 
la resurrección universal , no para 
gloria ni pena , sino para la misma 
vida temporal , que jio levantaron 
el. entendimiento á mas que esta 
vida presente. Tenían grandísimo 
cuidado de poner en cobro ios ca* 
bellos y ufias que se cortaban , tres- 
qnilaban ó arrancabaii con el pey«> 
ne : poníanlos en los agujero^ ó res-. 



juicios de las paredes j y si con ei 
tiempo se caian , qualqulera otro 
Indio que los vela los alzaba y po- 
9ia á recaudo. Muchas veces, pos 
ver lo que deciai) » pregunté á di- 
versos Indios y en diversos tiem- 
pos para qué hacian aquella, y to* 
dos me respondían unas mismas pa- 
labras , diciendo : sábete que todos 
los que hemos nacido hemos d^. 
volver á vivir; en el mundo, no tu- 
vjeron verbo paiFi decir resucitar» 
y las animas se han de levantar d« 
las sepulturas con todo Ip que fue 
de sus cuerpos 9 y porque las nues- 
tras» no^ se. 'detengan huscando suS' 
cabellos y4i&as.,:que ha 4e l^beit 
aquel <dia ^ran bullicio y. mucha, 
priesa ) se las ponemos tiqui juntas- 
para que se levanten mas ayna ^ y 
aun si fuera posible hablamos de 
escupir ^iempre en un lugar. Fran*» 
c;isco López de Gomara , capitulo, 
ciento veinte y .<;iacp, ,l)ai>lapdo de; 



^3^ HISTORIA CBiriíRAX; 

los entierros que á los reyes y á lod 
grandes señores hflcian en el Perú) 
dice estas palabras , sacadas á la le- 
t/a : Qttando Españoles abrían estas 
sepulturas y desparcian los huesos, 
les rogaban los Indios que no lo hi'^ 
ciesen, porque juntos estuviesen al 
resucitar : cá bien creen la resur- 
rección de los cuerpos y la in- 
Biórtalldad de las almas &c. Prué- 
base claro lo que vamos diciendo,'' 
paes este autor con escribir en Es* 
paña sin haber ido á Indias , al« 
canzó la misma relación. £1 Con- 
tador Agustín de Zarate , libro prí-* 
ñero , capitulo doce , dice eo esto 
casi las mismas palatois de Goma- 
ra , y Pedro de Ciesa ,- capitulo 
sesenta y dos , dice : que aquellos 
Indios tuvieron la importalid^d del 
anima y la resurrección de los cuer- 
pos. Estas autoridades y la de Go* 
mará hallé leyendo estos autores, 
después de haber escrito yo lo que 



este particular tuvieron mis pa<* 
Tientes en su geatilidad : holgué 
muy mucho con ellas, porque co- 
sa, tan ageoa de gentiles como. la re- 
f urrecciotn piírec^rla invención mia 
oo habiéndola escrito algún £spa<« 
£ol. Y. certifico que las hallé después 
de haberlo yo .escrito ^ porque se 
crea que en ninguna cosa de estas 
^igo i los Espafíoles, sino que qqian* 
^ ¡09 hulla huelgo de aleg:irlos en 
eon£smac¿on de lo que oí á los 
ji^ips. de su antigua tradición. Lo 
inismo me acaeció en la ley que 
^abia c(>ntra los sacrilegos y adúl- 
teros con las mugeres del Inca ó 
del- sol, que adelante veremos, que 
después de haberla yo escrito la 
Italia acaso leyendo la historia del 
«contador general Agustín de Zara- 
te , con que recibí muoho coméis 
to por. alegar jji i^i caso un grave 
^ .historiador. Español; Cómo ó 
M9F^ ^ tradición t^yji^en los Li- 



7 

S 3 S HISTORIA (^BKBR Alf 

cas la resurrección de los cuerpos, 
tiendo articulo de fe , no lo sé , ni 
es de un soldado como yo inqui- 
rirlo , ni creo que se pueda ave- 
riguar con certidumbre hasta que 
^1 Sumo Dio» sea servida manifes*^ 
tarto : solo puedo' afirmar con ver- 
dad que lo tenian. Todo este cue»* 
to escribí en nuestra historia de 
la Florida , sacándola de su lugar 
por obedecer á los de la Coinpa&ia 
de Jesús , Miguel Vázquez de Pa« 
dilla, natural de Sevilla , y Gero* 
nimo de Prado , natural de Ubeda 
que me lo mandaron asi, y de alli 
lo quité f aunque taVde , por cier- 
tas causas tiránicas, ahora lo vuel- 
vo á poner en sii puesto porque no 
falte del ediicío piedra tan princi- 
pal : y así iremos poniendo otras 
como se fueren ofreciendo, que no 
fes posible contar de una vez las 
ni5eriks ó ' burlerías que aquellos 
Indios^ iñWenm , qut una de ellas 



fue tener que el alma salía de) cuer< 
po mientras ét dormía; porque de«* 
cian que ella no podía dormir , y 
que lo que veia por el mundo eran 
las- cosas que dectnios haber soba- 
do. Por esta van» creencia miraban 
tanto ei> los- suefios y los interpre** 
taban , diciendo' que eran agüeros 
y pronósticoa para conforme á ellos 
temer mucho mal 6 esperar macho 
liieo.. 

CAPÍTULO XXXIV. 

Co^as^ que sacfificahan al soL 



L 



os:sacrlficios que los Incas ofre« 
cieron al sol fueron de muchas y 
diversas cosas j cpmo animales do* 
ftiésticos, grandes y chicos. £1 sa« 
crifícto principal y el mas estinsa* 
do era el de los corderos , luego el 
de los cameros , y luego el de lu 
•veja» machorras. Sacrificaban cov 



94P HISTORIA OBHSRAX^ 

nejos caseros j todas las aires q«e 
eran de comer , se^K) á solas , y 
todas las mieses y legumbres , has* 
ta la yerba cuca y ropa de vestir 
de la n»uy fina. Todo lo qiial que- 
mabao en lugar de incienso , y lo 
ofrecían en hacimíento de gracias 
de que lo hubiese criedo el sol pa** 
Ta sustento de los hombres. Tam- 
t>ien ofrecían en sacrificio mucho 
brevage de lo que bebían , hecho 
de agua y maiz , y en las comidas 
ordinarias quando les traían de be- 
ber después que habían comido» 
que mientras comian nunca bebían^ 
á los primeros vasos mojaban Ja 
punta del dedo de eomedio, y mi* 
Vindo al cielo con acatamiento^ desi 
peidian del- dedo , como quien da 
papirotes , la gota del brevage que 
eft di se les hal>ia pegado , ofre-« 
ciéndola al sol en hacimiento de 
^iiaci^s porque les daba de beber. 



biSQS al ayre que, jc^mo hemos di<* 
cho , era entre aquellos Indios se- 
lial de adoipacion. Hecha esta ofren- 
da ea los primeros vasos , bebían 
lo que se les antojaba sin n^as ce- 
remonias. 

. .Ss^a^üiUíiiia oeiremonia ó idola- 
ttia yo la vi hacer á los Indios no 
bautizados , que en mi tiempo aun 
hablar muchos viejos por bautizar^ 
y i necesidi^i yo bauticé algunos. 
][>)B. manera que ^n los sacrificios 
laerqnkslnoas casi d deLtodose- 
mqantes á los Indios de la prime- 
ra edad , solo se diferenciaron en 
^ue no sacrificaron carne , ni san- 
gre humana con muerte , antes lo 
abominaron y prohibieron, como 
el comerla , y si. algunos historia- 
dores lo han escrito, fue porque 
los relatores los engafiaron , por no 
dividir las edades y las provincias, 
donde y quaado se hacían los se- 
mejantes sacrificios de hoiQbres9 

TOMO I. L 



d^2 HISTOitTA 'eiSSlán AT0 

fidageres y xiiñós ^ y asi nü histd- 
ilador dice, hablando de los Incas, 
^ue sacrificaban hombres ^ y nom- 
bra dos provincias , donde dice que 
se hadan los satarifíctos. Lft una es- 
tá poco menos de cien leguas del 
Cozco ,^ue aquella* ciúdad'era don- 
de los Incas hacían sus sacrificios; 
y la otra es una de' dos provincias 
de un misitao nombre , la una de 
las quales está doscientas leguas al 
sur del Cozco , y la otra Tñas de 
qaatrocientas af norte. De donde 
consta claro, que por no dividir 
los tiempos y los lugares ^ atribu- 
yen muchas veces á los Incas mu- 
chas cosas dé las que ellos prohi- 
bieron á los que sujetaron á su im- 
perio , que las usaban en aquella 
primera edad antes de los reyes 
Incas. 

Yo soy testigo de haber oido mas 
de una vez á mi padre y á sus con- 
temporáneos , cotejando las dos re- 



2>BC PBRIÍ. d^i 

páblicas Méxi¿o y Perú , hablando 
en este particular de los sacrificios 
de hombres y del comer carne hu- 
mana , que loaban tanto á los Incas 
del Perú , porque no los tuvieron 
ni consintieron, quanto abominaban 
á los de México, porque lo uno y 
lo otro se hizo dentro y fuera de 
aquella ciudad , tan diabólicamen- 
te como lo cuenta la historia de su 
conquista, la qual es fama cierta 
aunque secreta que la escribió el 
mismo que la conquistó y ganó dos 
veces, lo qual yo creo para mí, 
porque en mi tierra y en Espafia 
lo he oído á caballeros fidedignos 
^ne lo han hablado con mucha cer- 
tificación; y la misma obra lo mues- 
tra á quien la mira con atención, 
y fue lastima que no se publicase 
en su nombre para que la obra tu- 
viera mas autoridad, y el autor ' 

imitara en todo al gran Julio Cé- 
sar, 

L 2 



a 44 BT8T0RIA OBNBRAS 

Volteado á los sacrificios, de- 
cimos que los Incas no los tavlé- 
roo , ni los consintieron hacer de 
hombres ó nifios , aunque fuese en 
enfermedades de sus reyes , como 
lo dice otro historiado^ , porque oo 
las tenian por enfermedades como 
las de la gente común : teníanlas 
por mensageros como ellos decían 
de su padre el sol , que venían á 
llamar á su hijo para que fuese á 
descansar con él al cielo , y asi eran 
palabras ordinarias que las decían 
aquellos reyes locas quando se que- 
rían morir : mi padre me llama que 
ine vaya á descansar con él , y por 
esta vanidad que predicaban', por- 
que los Indios no dudasen de ella, 
y de las demás cosas que ¿ esta se* 
mejanza decían del sol , haciéndo- 
se hijos suyos , no coosentian con- 
tradecir su voluntad con sacrificios 
por su salud, pues ellos mismos 
confesaban que los llamaba para 



qne descansasen con él. T estobas* 
te para que se crea que no sacrifi«> 

' caban hombres , niños , ni mogere^ 
y adelante contaremos mas larga- 
mente los sacrificios comunes y par- 
ticulares que ofrecían , y las fies- 
tas solemnes que hadan al sol. 

Al entrar de los templos ó es* 
tando ya dentro , el mas principal 
de los que entraban echaba mano 
de sus cejas , como arrancando los 
pelos de ellas , y que los arranca-* 
se ó no, los soplaba hacia el ídolo 
en señal de adoración y ofrenda; y 
esta adoración no la hacían al rey 
sino á los ídolos ó árboles , ó otras 
cosas donde entraba el demonio á 
hablarles. También hacían lo mis-f 
mo los sacerdotes y las hechice- 
xas quando entraban en los rinco- 
aes y lugares secretos á hablar coa 
el diablo , como obligando aquella 
deidad, que ellos imagibaban, á que 
los oyese y respondiese , pues en 



94^ HlftTOktA GBiriniAK 

aquella démotutracion le ofrecían 
sus personas. Digo qae también les 
▼i hacer, esta idolatría. 

CAPÍTULO XXXV. 

táOS sacerdotes , ritos , ceremonias 

yieyes se atribuyen a¡ primer 

Inca, 

X uviéron sacerdotes para ofrecer 
los sacrificios* Los sacerdotes de la 
casa del sol en el Cozco todos eran 
Incas de la sangre real y para el 
demás servicio del templo eran In-* 
cas de los de privilegio. Tenían 
sumo sacerdote , el qual habia de 
ser tio ó hermano del rey , y por 
lo menos dé los legítimos en san- 
gre. No tuvieron los sacerdotes 
vestimento particular sino el co- 
mún. En las demás provincias don- 
de había templos del sol, que fue- 
ron muchos, eran sacerdotes los 
naturales de ellas , parientes de los 



sefioresde las tales provincias^ eoír 
pero el sacerdote principal, como 
obispo , habla de ser Inca , par^ 
que los sacrificios .y cerenionias< ^p 
conformasen con las del .metropo- 
litano; ca en todos los oficios pre^ 
jninentes de paz ó de guerra po- 
ülan Incas por superiores, sin qui- 
jar los naturales por no los desde- 
ñar y tiranizar. Tuvieron asimisr 
pxo Quichas casas de vírgenes , qu« 
unas guardaban su perpetua virginir 
d^d sifi salir de casa, y otras er^a 
concubinas del rey., de las quales 
diremos adelante mas largamente 
fie su calidad , clausura > oficios y 
ezercicios. 

. Es de saber que los rey^es In- 
cas , habiendo de establecer qua- 
lesquiera leyes d sacrificios, asi ea 
lo sagrado de su vana religión co- 
mo en lo profano de su gobierna 
temporal , siempre lo atribuyeron 
al primer Inca MancQ Capac^ di-i 



• • • 

ciando qae él las había ordenado 
todas , unas que había dexado he<^ 
chas y puestas en uso , y otras en 
dibuzo para que adelante sus des- 
cendientes las perfeccionasen á sus 
tiempos , porque como certi^caban 
que era hijo del sol, venido del cie- 
lo para gobernar y dar leyes á aque» 
líos Indios , decían que su padre le 
había dicho y ' ensefiado las leyes 
que había de hacer para el beneficio 
común de los hombres, y los sa- 
crificios que le habían de ofrecer 
en sus templos. Afirmaban esta fá- 
bula por dar con ella autoridad á 
todo loque mandaban y ordénüban, 
y por esta causa no se puede de- 
cir con certidumbre qual de los In« 
cas hizo tal ó tal ley , porque co- 
mo carecieron de escritura , care- 
cieron también de muchas cosas 
que ella guarda para los venideros. 
Lo cierto es que ellos hicieron 
las leyes y ordenanzas que tuvié-* 



ron , sacando unas de nuevo y re- 
formando otras viejas y antígasj 
según que los tiempos y las nece- 
sidades las pedian. A uno de sas 
reyes , como en su vida Terémos, 
hacen gran leglslador^oe dicen que 
dio machas leyes de nncro , qoe 
enmendó y amplió todas las que ha- 
lló hechas , y qae fue gran sacer- 
dote porque ordenó muchos ritos y 
xeremonias en sus sacrificios, é 
■ilustró ínuqhos templos con grandes 
-riquezas , que fne gran capitán y 
que ganó muchos reynos y provin- 
cias : empero no dicen precisamen- 
te qué leyes dio , ni quales sacrifi- 
cios ordenó y y por no hallar mejor 
salida se lo atribuyeron todo al pri- 
mer Inca, asi las leyes como el 
principio de su imperio. Siguiendo 
esta orden confusa, diremos aquí 
la primera ley , sobre la qual fun- 
daban todo el gobierno de- su re-, 
pública* Dichft esta y otras algunas 



S$0 HISTORIA CSNBRAL 

seguí remos la conquista que cada 
rey hizo , y entre sus hazafias y 
▼idas iremos entremetiendo otras 
leyes y muchas de sus costumbres, 
juaneras de sacrificios , los templos 
del sol, las casas de las vírgenes, 
sus fiestas mayiores , y armar caba- 
lleros , el servicio de su casa , la 
grandeza de su corte , para que coa 
la variedad de los cuentos so can- 
je tanto la lección: mas primero me 
-conviene comprobar lo que he dicho 
<con lo que los historiadores Eapafio- 
les dicen en el mismo propósito. 

CAPÍTULO XXXVI. 

Se prueha lo dicho con historiado^ 
res Espacióles. 

1: orque se vea que lo que atrás 
hemos dicho del origen y principio 
de los Incas , y de lo que antes de 
ellos hubo , no es invención mia si- 
no coman relación que' los Indios 



Jan hecho á los historiadores Et^ 
pañoles j me padeció pooer uo ca- 
pitulo de los que Pedro de Cieza 
de León , naturfil de Sevilla, escri- 
be ^o la primera parte de la cróni- 
ca del Perú , que txa^a de la der 
-marciacion de sus provincias, ladesj- 
cripcion de ellas, las fundaciones de 
las nuevas ciudades, los ritos y 
.costumbres de los Indios y otx9S 
cosas , &c. Las quales palabras dá 
eí autor por titulo á su obra. Es- 
cribióla en el Perú, y pafa escribir- 
la con mayor certificación anduvo, 
como él dice , mil y doscientas le- 
^as de largo que hay por tier- 
^f 4esde el puerto de Uraba , has- 
ta la villa de Plata, que hoy llaman 
ciudad de Plata. Escribió en <;ada 
provincia Ja relación que le daban 
de las costumbres de ella , bárba^ 
ras ó políticas j e^oribiólas con dir 
▼isionde los tiempqs y edades. Di- 
ce lo que cada, nación tenia an(^ 

^4 



SJft BfXSTORIA CBNB&AS 

que los Iñca$ la sujetaran , y lo 
que tuvieron después que ellos ím* 
peraron : tardó nueve afios en re- 
coger y escribir las relaciones que 
le dieron, desde el afio de quinien- 
tos quarentá y uno, hasta el de 
cincuenta, y habiendo escrito lo 
que halló desde Uraba hasta Pasta, 
luego que entra en el término que 
fue de los Incas , hace capitulo 
eparte, que es el treinta y ocho de 
su historia, donde dice lo siguiente. 
* Porque en esta primera parte 
tengo muchas veces de tratar de 
los Ingas , y dar noticia de muchos 
aposentos suyos y otras cosas me<» 
Inorables, me pareció cosa jastk 
'decir algo de ellos en este lugar, 
'para que los lectores sepan lo que 
estos sefiores fueron y no ignoren 
su valor, ni entiendan uno por otro: 
no embargante que yo tengo he^ 
eho libro partltúlar de ellos y de 
MIS hechos , bien copioso. Por iat 



BBL 7BAÚ. %%J 

relación es que los Indios ¿el 
€0 nos dan , se colige que 
antiguamente gran desorden en to- 
das las provincias de este leyno 
que nosotros llamaoios Perú, y que 
los naturales eran de tan poca ra* 
'con y entendimiento que es de no 
creer , porque dicen que eran moy 
bestiales , y que muchos comiaa 
carne humana , y otros tomaban á 
sus hijas y madres por mugeres^ 
cometiendo sin estos otros pecados 
mayores y mas graves, teofendó 
gran cuenta con el demonio, al 
qual todos ellos servían y teniaü 
en grande estimación. 

Sin esto , por los cerros y co^ 
liados altos tenían castillos y fon* 
talesas,^sde donde por causas moy 
livianas sallan á darse guerra unos 
i otros 7 y se macaban y oautivar 
han todos los mas. que podían. Y 
no embargante que anduviesen me^ 
tidos en estos pecados y coo^etie- 



ft$4 HISTORIA GBHBltAC 

ten estas naaldades , dicen tambres 
que algunos de ellas eran dados á la 
religión , que fue causa que en mu- 
chas partes de este reyao se hicie- 
ron grandes templos , en donde ha- 
blan sus oraciones , y era visto el 
demonio y por ellos adorado^hacieo- 
do delante de los Ídolos grandes sa- 
crificios y supersticiones. Y vivien- 
do de esta manera las gentes de esr 
te rey no, se levantaron grandes ti- 
ranos en las provincias del Coliao 
,y^en otras partes : los quales unos 
ú otros se daban grandes guerras, 
y se cometian muchas muertes y 
robos: y pasaron por unos, y po/ 
4>tcos grandes calamidades V tanto 
^ue se destruyeron muchos castit- 
líos y fortalezas , y siempre durar 
ba entre ellos la porfia de que no 
poco se holgaba el demonio enemib- 
go de natura humana , porque tan** 
tas animas se perdie^n. 

Estando de esta suerte todas 



las provincias del Perú , se levan* 
taron dos hermanos, que el uno de 
ellos había por nombre Manco Ca- 
pac , de los quales cuentan grandes 
maravillas los Indios, y fábulas muy 
donosas. En el libro por mi alega- 
do , las podrá ver quien quisiere 
qnando salga á lux. Este Manco Cft- 
-pac fundó la ciudad del Cuzco, 
estableció leyes á su usanxa » y ti 
y sus descendientes se llamaron lo- 
gas , cuyo nombre quiere decir ó 
significar reyes ó grandes seáores^ 
Pudieron tanto , que conquistaron 
y señorearon desde el Pasto hasta 
Chile : y sus banderas vieron por 
la parte del sural rio de Maule, y 
por la del norte al rio Angasmayo, 
y estos rios fueron términos de su 
Imperio, que fue tan grande que 
hay de una parte á otra mas de mil 
trescientas leguas. Y edificaron 
grandes fortalezas y aposentos fuer** 
tes ,' y en todas las provincias te- 



H6 HISTORIA GSNSRAX; 

nian puestps capitanes y goberna** 
dores. Hicieroo taa grandes cosas, 
y tuvieron tan bnena gobernación 
que pocos en el mundo les hicié* 
ron ventaja. Eran muy vivos de in- 
genio, y tenian gran cuenta sin le- 
tras Y porque estas no se han ha- 
llado en estas partes de las Indias* 
Pusieron en buenas costumbres 
i todos sus subditos, y diéronles 
orden para que vistiesen y traxesen 
ojotas en lug^ir de sapatos, qufs son 
como albarcas. Tenian gran cuenta 
con la inmortalidad del anima y 
con otros secretos de naturaleza. 
Creían que habia Hacedor de lasco- 
iras,y al sol tenian por dios soberano, 
al qaal hicieron grandes templos. 
Y engafiados del demonio adoraban 
en árboles y en piedras como los 
gentiles. En los templos principa* 
les tenian gran cantidad de virgen 
aes muy hermosas , conforme á las 
^e hubo en Roma en el templo 



dé Vesta , y casi guardaban los mis» 
mos estatutos que ellas.En los txtt^ 
citos escogían capitanes valerosos 
y losmaé fieles que podían. Tuyié* 
ron grandes maite para «in guerra 
liacer de los enemigos amigos : y 
á los que se levantaban castigaban 
con gran severidad y no poca cruel- 
dad ^ y pues como digo , tengo he*> 
cho libró de estos Ingas -, basta lo 
dicho para qud ios que leyeren es- 
te libro, entiendan lo .que fueron 
estos reyes , lo tnucho que valie- 
ron , y con todo volveré á mi ca« 
mino. 

( Todo esto contiene el capítulo 
treinta y ocho , donde parece que 
en suma dice lo que nosotros he- 
mos dicho , y diremos muy á la lar- 
ga de la idolatría ^ conquista y go« 
bierno en paz y en guerra de estos 
reyes Incas, y lo mismo va refirien- 
do adelante por espacio de ochenta 
y tres capítulos que escribe del Pe- 




958 HISTORIA CXHSRAS 

rú , siempre habla en loor de los 
Incas.En las proviacias donde cuen* 
U que sacrificaban l^ombres , que 
comian carne hamana) que andaban 
desnudos , y no sabían cultivar las 
tierras, qi^e tenian.o^ros atxisos co^ 
pao adorar ^osas viles y rucias, ;sleni- 
pre dice que con el señorío de los 
Incas perdieron aquellas malas eos* 
tumbres y aprendieron las de los 
Incas* Hablando de otras muchas 
provincias que teoian. las. mismas 
cpsas., dice que aun np. habia lle« 
gado allí el gobierno de lo^ Incas, 
Y tratando de las provincias donde 
90 habia tan bárbaras costumbres, 
sino que vivían con alguna politi-r 
ca , dice : estos Indios $e meiora* 
ron con el imperio de los Incas. 
De manera que siempre les dá la 
honra de haber quitado los malos 
abusos y mejorado jas buenas cos- 
tumbres, como lo alegaremos en 
sus lugares , repitiendo sus misóos 



BBI. fS&Ú. d$9 

palabras. Quien las quisiese tsk é 
la larga lea aquella sa obra, y ve* 
cá diabluras ea costombies de la* 
dios, que aunque se las qmátssm 
levantar no halláfa la ioiagíaacsoa 
humana tan grandes tocpesas, |mo 
mirando que el demonio en el aa- 
tor de ellas no hay qoe espaocaf* 
sos , {mes las mismas ensefiabaáia 
gentilidad antigua , y hoy csseia 
A la que no ha alcanzado á tos la 
luz de la fe católica. 

£n toda aquella su historia^ coa 
4ecir en muchas partes qae los la* 
cas ó sus sacerdotes hablaban coa 
el demonio , y tenían otras gtaa* 
des supersticiones, nonca diee qoe 
sacrificaron hombres ó nifios , sola- 
mente hablando de un templo cerd- 
ea del Cozco, dice que allí sacri- 
ficaban sangre humana , qoe es la 
que echaban en cierta masado pao, 
sacándola por sangría de entre las 
cejas, como en su logar diréoMSy 



\ 



atfo BisToaxA gsns&as 
pero AO con muerte de Jiiños Jii 
de hombres. Alcanzó, como él di- 
ce, machos caracas , qne conodé* 
ron á Huayna Capac el último de 
los reyes , de los quales hubo ma- 
chas relaciones de las que escribió, 
y las de entonces, que ha cincuen- 
ta y tantos afios , eran diferentes 
de las de estos tiempos , porqoe 
eran mas frescas y mas allegadas á 
aquella edad. Hase dicho todo es. 
to por ir contra. la opinión de los 
que dicen que los Incas sacrifica* 
ban hombres y niños , que cierto 
no hicieron tal . Pero téngala quien 
quisiere que poco importa , que en 
la idolatría todo cabe , mas un ca- 
so tan inhumano no se debia decir 
sino es sabiéndolo muy sabido. £1 
P. Blas Valera, hablando de las an- 
tigüedades del Perú y de los sacri- 
ficios que los Incas hacían al sol, 
zeconeciéndolo por padre , dice es- 
tas palabras que son sacadas á la le- 



tra : en caya reverencia hacían los 
taccesores grandes sacrificios al sol, 
de ovejas y de otros animales , j 
asnea de hombres, como falsamen- 
te afirmaros Polo y los qne le si« 
gnieron , &c. 

Lo que decimos qne salieroa 
los primeros Incas de la lagnna Ti- 
ticaca , lo dice umbien Francisco 
López de Gomara , en la hinoría 
general de las Indias^capitulo ciento 
y veinte donde habla del lioage de 
Athualipaqne losEspafioles pren- 
dieron y mataron. También lo dice 
Agustín de Zarate , contador ge- 
BOral qne fae de la hacienda de su 
Magestad, en la historia que es- 
eribió del Perú, libro primero, ca- 
pitulo trece y el P. Joseph de Acos* 
ta , de la compafiia de Jesús , lo 
dice asimismo en el libro famoso 
qne compuso de la filosofia natu- 
ral y moral del nuevo orbe , libro 
primero ) capitulo veinte y cin* 



I 

j 



r 



^6t HISTORIA GBSBftAr» 

«O , en la qaal obra habla mnclnl 

yaces en loor de los Incas ; de ma« 

sera que no decimos cosas nuevas, 

sino que , como Indio natural de 

aquella cierra , ampliamos y esten*^ 

demos con la propia relación , Iz' 

que los historiadores españoles, co» 

mó estrangeros , acortaron por no* 

saber la propiedad de la lengua , ni 

haber mamado en la leche aquellas 

fábulas y verdades como yo las ma- 

mé. Y con esto pasemos adelante á 

dar noticia del orden que los Incas 

tenían en el gobierno de sus reynos. 

CAPÍTULO XXXVII. 

Dividieron el Imperio en quafro 
distritos. Registraban los va" 
v salios. 



L 



OS reyes Incas dividieron su im- 
perio en quatro partes que llamad- 
ron Tavantinsuyu , que quiere de- 
cir las quatro partes d^l muadOi 



\ 



fifbrmé á las quatro partéd prín- 
pales del cielo, oriente , ponien-» 
, septentrión y mediodia. Pusie* 
n por puntó ó ¿entro la ciadad 
1 CozGO , que en la lengua par- 
culaY de los Incas quiere decir 
biigo de la tierra: llaMaronlar' 
«on buena semejanza ombligo , por- 
que todo el Perú es largo y angosto 
como un cuerpo humano, y' aquella 
ciudad está casi en'medioXiámaroa 
á^a parte del oriente Aatlsuyu, por 
una provincia llamada Anti , que 
está al oriente, por la qual también 
llaman Anti á toda aquella gran 
cordillera de Sierra nevada que pasa 
al oriente del Perú , por dar á en- 
tender que está al oriente. Llama- 
ron Cuntisuyu á la parte del po- 
niente , por otra provincia muy 
pequeña llamada Cunti. A la parte 
del norte llamaron Chinchasuyo, 
por una gran provincia llamada 
Chincha que está al norte de la 



4C4 HIST0&IA GBHBIIAS 

dudad 9 y al distrito del mediodiik 
llamaron CoUasuyu , por otra gran^ 
disima provincia llamada 0>lla que 
•stá al sur. Por cs(9S qiiatro pro- 
vincias entendían toda la tierra que 
habia hécia aquellas quatro par* 
^s 9 aunque saliesen de los térmi- 
nos de las provincias raucha^s le- 
guas adelante , como el t eyno de 
Chile , que con estar mas de seis- 
cientas leguas al sur de la provin- 
cia Colla , era del partido Cpllasu- 
yu, y el reyno de Quitu era del 
distrito Chinchasuyu , con estar 
mas de quatrocientas legoas de 
Chincha al norte. De manera , que 
sombrar aquellos partidos era lo 
mismo que decir al oriente , al po- 
niente, &c.: y á los quatro caminos 
principales que salen de aquélla 
ciudad, también los llaman asi por- 
que van á aquellas quatro partes 
del reyno. 

Para principio y fundamento de 



SBZr FSRl}»' 26 i 

sa gobierno , inveataron los Incas 
una ley , con la qual les pareció 
podrían prevenir y atajar los ma«« 
Hs que en sus reynos pudiesen na*^ 
cer. Paira lo qual mandaron que ea 
todos los pueblos grandes ó chicos 
de su imperio, se registrasen los ve- 
cinos por decarias de. diez en diez^ 
y que uno de ellos que nombrabail 
por decurión tuviese cargo de los 
suever Cinco decurias de estáis de 
á diez tenian otro decurión supe- 
rior , el qual tenia « cargo de los 
cincuenta. Dos decurias de á cin- 
cuenta tenia otro superior j|ue mi« 
raba por los ciento. Cinco decarias 
de á ciento estaban sujetas á otro 
capitán ' decurión que cuidaba de 
los quinientos. Dos compañías de 
á* quinientos reconocían un general 
que tenia dominio sobre los mil^ 
y no pasaban las decurias de mil 
vecinos ^ porque decian que pata 
que uno diese buena cuenta basta« 

TOMO I, M 



266 HISTORIA GBNBRAi:. 

ba encomendarle mil hombres. De 
manera qae hábia decurias de á diez, 
de ¿ cincuenta , de á ciento , de á 
quinientos , de á mil , con sus de- 
curiones ó cabos de e5q[uadra, sub- 
ordinados unos á otros de menores 
¿ mayores , hasta el ultimo y mas 
principal decurión que llamamos 
general. 

CAPÍTULO XXXVIII. 

Tenían dos eficioí los decu^ 
riones. 



L 



os decuriones de á diez te- 
íoian obiigacion de hacer dos ofi- 
cios conloa de su decuciaió esqua* 
dta. El uno era ser procurador pa- 
ra socorrerles con su diligencia y 
solicitud en las necesidades que se 
les ofreciesen , dando cuenta de 
ellas al gobernador ó á quálquiera 
ocro ministro á cuyo cargo estu- 



viese el proveerlas , como pedir 
semilla sí les faltaba para sembrar 
ó para comer ^ lana para vestir^ 4 
rehacer )a casa sí se le caía ó que«i 
maba , ó quaiquíera otra necesidad 
mayor ó menor. El otro oficio er» 
ser fiscal acusador de qualquiera 
delito que alguno de los de sú es«* 
^uadra hiciese, por peqaefío que 
fuese , que estaba obligado á dac 
cuenta al decurión superior á quien 
tocaba el castigo del tal delito ó á 
otro mas superior ; porque confor- 
me á la gravedad del pecado , asf 
eran los jueces unos superiores k 
otros , y ©tros á otros , porque ne- 
faltase quien lo castigase coa bH^ 
▼edad, y no. fuese menester ir con 
cada delito á los jueces superfore? 
con apelaciones una y mas veces^ 
y de ellos á Jos Jueces supremos 
de la corte. Decían qué por lú di- 
lación del castigo se atrevian mu-» 
chos á deliüquir j y que I0& pley- 

M2 



t68 HISTOIIIA GENERAL 

tos civiles , por las machas apela-* 
cienes, pruebas y tacha^ se hacian 
inmortales , y que los pobres por 
no pasar tantas- molestias y dila< 
ciones eran forzados á desamparar 
su justicia y perder su hacienda; 
porque para cobrar dies se gasta- 
ban treinta. Por ende tenian pro- 
veído que en cada pueblo hubiese- 
juez .que definitivamente senten« 
ciese ios pleytos que entre los ve* 
cinos se levantasen , salvo los que 
se ofrecian entre una provincia y 
otra sobre los pastos ó sobre los 
términos , para los quales enviaba 
^ Inca juez particular, como ade- 
lante diremos. 

. Qualquiera de los caporales in** 
priores 6 superiores que se des- 
c.uidaba en hacer bien el oficio de 
procurador , incurría en pena , y 
era, castigado por ello mas ó menos 
xigurosamente, conforme á la nece« 
sid^d que con su negligencia ha- 



' BBL PERÚ. %69 

^a dexado de socorrer. Y el que 
dezaba de acusar el delito del sub- 
dito , aunque fuese holgar un dia 
60I0 sin bastante causa, hacia suyo 
el delito ageno , y se castigaban 
por dos culpas , unsi por no habejr 
liecho bien su oficio , y otra por 
el pecado ageno , que por haberlo 
callado lo habla hecho suyo; y cor 
xDo cada uno , hecho caporal , co- 
mo subdito t^nia ^fiscal que velabfi 
sobre él , procuraba con todo cuir 
dado y diligencia hacer bi^n su 
o£cio y cumplir con. su obligación^ 
.3F de aquí nacía que no habla va« 
gamundos ni holgazanes , ni nadin 
osaba hacer cosa que no debiese;^ 
porque tenia el acusador cerca , y 
€l castigo era riguroso , que por 
la mayor pane era de muerte por 
liviano que fuese el delito v por- 
que decian que no los castigaban 
por el delito que hablan hecho, ni 
por la ofensa agena , sino por ha* 



MJO mSTORIA eSNERAK 

ber quebrantado el mandamiea* 
to y rompido la palabra del Inca, 
que lo respetaban eono i Dios; y 
aunque el ofendido se apartase de 
la quere]la ó no la hubiese dado, 
sino que proeediese la justicia de 
oficio ó por la via ordinaria de los 
fiscales ó caporales, le daban la pe* 
aa entera que la ley mandaba dar 
t cada delito conforme á su cali- 
dad , ó de muerte , azotes , desa- 
tierro , ú otros semejantes. 

Al hijo de familia ca^igaban 
|K>r el delito que cofnetia como i 
todos los demás, conforme á la gra« 
▼edad de su culpa, aunque nofue« 
«e sino la que llaman travesuras de 
tkiuchachos : respetaban la edad que 
tenia para quitar ó afSadir de la 
pena conforme á su inocencia ; y 
al padre castigaban ásperamente 
por no haber doctrinado y corre* 
gído á su hijo desde la oifiez para 
que no saliera travieso y de malas 



costambres. Estaba á cargo del de- 
curión acusar al hijo de.qualquie<* 
ra delito , también como al padre; 
|>or lo qual criaban los hijos coa 
tanto cuidado- de que no ánduvie-^ 
sen haciendo travesuras ni desver- 
güenzas por las calles ni por los 
campos , que demás de la natural 
condición blanda que los Indios 
tienen , sallan los muchachos por 
la doctrina_de los padres tan do- 
mésticos , qué de ellos á unos 
corderos mansos no había dlfe^ 
rcncia. 

CAPÍTULO XXXIX. 

^gunas leyes que tuvierañhs Ltcaí 
en su gobierno. 



N., 



inca tuvieron pena pecuniaria 
ni confiscación de bienes , porquo 
deciaú que castigar en la hacienda 
7 dexar vivos los deliaqüeatesi tm 



I 



87^ HISTORIA' GENERA!. 

era desear qaitar los- malos de U 
xe pública ^ sino la hacienda á los 
malhe.chores , y dexarlos con mas 
libertad para que hiciesen mayores 
males. Si algún caraca se revelaba, 
que era lo que mas rigurosamente 
castigaban los Incas , ó hacia otro 
delito que mereciese pena de moer- 
te j aunque se la diesen , no qui« 
taban el estado al sucesor , sino que 
se lo daban , representándole la 
culpa y la pena de su padre para 
qnt se guardase de otro tanto. Pe-* 
dro de Cieza de León dice de los 
Incas á este proposito lo que se 
sigue , capitulo veinte y uno : T 
tuvieron otro aviso para no ser abor « 
regidos de los naturales ^ que nun-s 
ca quitaron el sefiorio de ser caci-* 
ques á los que les venia de he- 
lencla , y eran naturales 9 y si 
por ventura alguno cometía deli-* 
lo, ose hallaba culpado en tal ma-* 
aera que mereciese ser despriva-. 



0BX. VEfLÚ. 173 

40 del sefioiio qoe tenia , dabait 
y encomendabaaei cacicazgo á sus 
l&ijos ó hermaaos, y mandaban qoe 
£uésen obedecidos por todos &c. 
Hasta aqui es de Pedro, de Cieza. 
XiO mismo guardaban en la guerra, 
^ue nunca descomponían los capi* 
tañes naturales de las provincias de 
donde era la gente que traian pa«> 
xa la guerra : dezabanles con los 
oficios ) aunque fuesen maeses de 
caeapo, y dábanles otros de la san- 
gre real por superiores , y los ca- 
pitanes holgaban mucho de ser- 
▼ir como tenientes de los Incas 
cuyos miembros decían que eraa 
siendo ministros y soldados suyos, 
lo qual tomaban los vasallos por 
grandísimo favor. No podia el juea 
arbitrar sebre la pena que la ley 
mandaba dar, sino que la había de 
ezectttar por entero so pena de 
muerte, por quebrantador del man« 
daaúento real. Dedau que dando 

M3 



974 HlSTeiUA-*GjnrSIKA£ 

licencia al juez para poder arbitraf^ 
dismiDttian la magestad de la ley 
hecha por el rey ^ coa acuerdo y 
parecer de hombres tan graves y 
experiroeatados como los faabia en 
el consejo v la qual experiencia y 
gravedad faltaba en los jaeces pai^ 
ticulares, y que era hacer venales 
los jaeces y abrirles puerta para 
que, ó por cohechos: ó por ruegos, 
pudiesen comprarles la justicia, de 
donde nacería grandísima confusión 
en la república , porque cada jues 
haria lo que quisiese , y que no 
era razón que nadie se hiciese le-^ 
gislador sino ezecutor de lo que 
mandaba la ley por rigurosa que 
fuese. Cierto , mirado el rigor que 
aquellas leyes tenias , que por la 
mayor parte por liviano que faese 
el delito , como hemos dicho , era 
la pena de muerte, se puede decir 
que eran leyes de bárbaros $ em* 
pero considerado bien el provecho 



^ne <ie aquel misjxio rigor- se le 

seguía á la. xepi^blica, se ptodrá de*> 

€ir que eiaa leyes de geste pru-» 

dente que deseaba estirpar los tna^ 

les de su repúbdi^,. porque de eze^ 

cutarse la pena de la ley con tan^ 

ta serveridad t y ^^ amar los hom* 

bres naturalmente la vida y abor^ 

recer la muerte , venían i aborte* 

cer el delito que la causaba , y de 

aquí nacía , que apenas se ofrecía 

en rodo el afio delito que castiga» 

en todo el imperio del Inca; por-* 

que todo él^ con ser mlly trescien^ 

tas leguas de largo , y haber tant^ 

variedad de naciones y lenguas, se 

gobernaba por «ñas mismas leyes y 

ordenaiiaas , como si no fuera mas 

de sola una casa: valia también 

mucho para que aquellas leyes IM 

guardasen con amoír y respeto, que 

kiS tenían por divinas 5 potqoe co- 

teo en su vana creencia leniaa á 

Stts Teyes por hijos del sol , y al 

««4 



2f6 HISTOMA GSmBLAK 

•ol por sa dioB , Unian por mas* 
damiQoto divino qualquiera comas 
mandato del rey , quanto mas las 
leyes particulares qae hacia para 
•1 bien coman. Y asi decian ellos 
qae el sol las mandaba hacer, y las 
levelaba á su hijo el Inca ; y de 
aqai nacía tenerse por sacrilego y 
anatema el quebrantado! de la ley^ 
aonque no se supiese sa delito ^ y 
acaeció muchas veces que los ules 
delinqüentes, acosados de su propia 
conciencia , venían á publicar ante 
la justicia sus ocultos pecados; por- 
que demás de creer que su anima 
se condenaba , creian por muy ave- 
riguado que por su causa y por so 
pecado venían los males á la repú- 
blica , como enfermedades , muer- 
tes , malos afios y otra qualquieMb 
desgracia común ó particular , y 
decian que querían aplacar 4 su 
dios con su muerte para que por su 
(ecado no, enviase "mas males al 



BRudo; y de estas €Oofesioiies p¿« 
blicas entiendo que ha nacido el 
qoerer afirmar los Espafioles histo- 
riadores que confesaban los Indios 
del Perú en secreto como hacemoe 
los Christianos , y que tenían coa«> 
fesores diputados , lo qual es rela^ 
cion falsa de los Indios, que lo di- 
cen por adular los Españoles y con- 
graciarse con ellos , respondiendo 
á las preguntas que les hacen con* 
forme al gusto que sienten en el 
que les pregunta , y no conforme 
á la verdad , que cierto no hubo 
confesiones secretas en los Indios 
( hablo de los del Perú , y no me 
entremeto en otras naciones , rey- 
aos ó provincias que no conozco) 
jíjio las confesiones públicas que 
hemos dicho pidiendo castigo exemn 
piar. 

No tuvieron apelaciones i^e 
«n tribunal para otro, en qualquiec 
pleyto ^ae babiese civil ó'crimi* 



17$ BI8T0IITA GSNS8A£ 

sal , porque no podiendo arlñtrar 
el juez, se execucaba llanamente ea 
la primera sentencia la ley que trt<* 
taba de aquel caso ^ y se feoecis 
•I pleyto , aunque según el gobíer*^ 
80 de aquellos reyes y la vivien- 
da de sos vsfsallo^ , poeos csfisos ci- 
viles seles ofrecían sobre qué pley« 
tear. £n cada pueblo habia jues 
^ara los casos que alii se ofrecie- 
sen , el qaal era obligado á execu- 
tar la ley en oyendo :las partes 
dentro de cinco dias. Si se ofrecía 
algún caso de mas calidad ó atro- 
cidad que los ordinarios , que re- 
quiriese juez superior, iban ai pue- 
blo metrópoli de la tal pjrovinciav 
y allí lo sentenciaban ; que en ca- 
da cabeza de provincia habia go- 
bernador superior para todo loque 
se ofreciese ; porque ningún pley« 
toante saliese de su pueblo ó de so 
provincia á pedir justicia. Porque 
loa reyes Ineas entendierea bteoí 



Dsx PBRtr. 279L 

^ae á ios pobres por su pobrezas 
jio Jes estaba bien seguir su jus* 
ticia fuera de su tierra , ni en mu^ 
chos tribunales , por los gastos que 
JDB hacen yoteolestias que se pade* 
cen ; que muchas veces monta mas 
esto 4)ue lo que ^an 4 pedir ^ por 
lo quai dexan perecer su justicia, 
principalmente si pleytean contra 
jricos y poderosos , ios quales con 
su pujanza ahogan la justicia de 
Jos pobres. Pues queriendo aquellos 
Principes remediar estos inconve* 
Aientes, no dieron lugar á que los 
jaeces arbitrasen , ni hubiese mtt«* 
chos tribunales, ni los pleytean* 
tu saliesen de sus provincias. De 
las sentencias que los jueces ordi'* 
Barios daban en los pleytos , ha« 
4Úan relación cada luna á otros jue« 
ees superiores , y aquellos á otrot 
mas supesiores , ^oe los habia «o 
la corte de muchos grados , con* 
i^rme á la calidad y gravedad de 




flSo HI&TOBXA GBMBIIAS 

los negocios, porque en todos lotf 
ministerios de la te pública había 
orden de menores á nsayores ^ has* 
ta los supremos, que etan los pre<» 
sídentes ó Visoreyev^las-quatro 
partes del imperio. La relación era 
para que viesen si se habla admi-* 
sistrado recta justicia , porque los 
jueces inferiores no se descuidasen 
de hacerla ; y no la habiendo he-- 
cho eran castigados rigurosamente. 
£8to era como residencia secreta 
que les tomaban cada mes. La ma- 
nera de dar estos avisos al Inca y 
i los de su consejo supremo , era 
por fiudos dados en cordoncillos de 
diversas colores , que por ellos se 
entendían como por cifras ; porque 
los fiudos de tales y tales colores, 
decían los delitos que se habían 
castigado ^ y ciertos hilillos de dh> 
ferentes colores que iban asidos á 
los cordones mas gruesos , decían 
la pena que se habla dado y la ley 



' imr, VBKÚ. s8i 

^e se habia ezecatado 9 y de 'e^'^ 
ta manera se entendían ,1 porque no 
tuvieron letras , y adelante hare^^ 
DIOS capitulo á parte donde se da-» 
rá oías larga relación de la manera 
del contar que tuvieron por estos 
fiudos , que cierto muchas vecM 
ha causado admiración á ios EépU" 
fióles ver que los mayores contar 
dores de ellos se yerren en su arit^ 
mética, y que los Indios estén tan 
ciertos en las suyas de particiones 
y compafiias , que quanto mas dU 
ficultosas tanto mas fáciles se mues- 
tran ) porque los que las manejan 
no entienden en otra cosa de dia 
y de noche 9 y asi están diestri-^ 
simos en ellas. 

Si se levantaba alguna disen- 
sión entre dos reynos y provincias 
sobre los términos ó sobre. los pas«^ 
tos ) enviaba el Inca un juez de 
los de la sangre real , que habién- 
dose informado y visto por sus 



98a HISTORIA eSNSKAX 

«joi lo que á ambas partes conve- 
nía , procurase concertarlas , 7 el 
conciert» qae se hiciese, diese poi 
MDteDcia en nondire del Inca qne 
qnedase por ley invütlable , como 
prona aciada por el misino rey. 
Qnando el JDes oo podía concer- 
tar las parte* , daba relación al 
Inca de lo que había hecho con 
aviso de I0 que convenía i ca- 
da una , y de lo que ellas difi- 
cultaban , con lo qua) daba el In- 
ca la sentencia heoba ley, y quan- 
d» no le satisfacía la TClacion del 
jnet , mindalta se suspendiese el 
pleytO hasta la primera visita qas 
hiciese de aquel distrito , para 
que habiéndolo visto por sas ojos, 
lo sentencíate él mistno. JSsto te- 
dian los vasallos por grandísima 
merced y fav«i del laca. 



]>B£ psav. aSj 

CAPÍTULO XL. 

JLos decufumM daban cuenta de kt 
que wician y morúm. 



V, 



olviendo á los caporales .6 de«* 
curiones decimos , que lernas de 
ios dos oficios qoe hadan de pro* 
tector y £scal ,'teBÍan cuidado de 
dar cuenta á «its sopei^iores de grat* 
úo en ^rado de; los qae morían j 
«acian.c^da.mes de ambos sexAs^ 
y por consiguiente al £n 4e cada 
4ifio se la daban al rey de los que 
habían oiaerto y nacido en aqael 
afio , y de los que habían ido á 
la guerra y muerto en ella. La mis^ 
ma ley y orden había en la guerra 
de lo» cabos de esquadra,al£ereces« 
capitanes y maeses de campo , y el 
general, subiendo de grado en gra- 
do , hacían los mismos oficios de 
acusador y protector con sus soW 



984 HISTORIA GBKBRA£ 

dados ; y de aqui nacía andar tan 
ajastados en la mayor furia de la 
guerra , como en la tranquilidad 
de la paz 1 y eii medio de la cor^ 
te. Nunca permitierott saquear les 
pueblos que ganaban , aunque los 
ganasen por fuerza de sormas. De- 
cían los Indios , que por el mucho 
cuidado que habia de castigar los 
primeros delitos se escusaban los 
segundos y terceros , y los infini- 
tos que en cadarepábUca se ha- 
bían 9 donde no liabia diligeoda de 
srranctr la mala yerba en asoman- 
do á nacer, y que no era baea go- 
bierno, ni deseo de atajar males 
aguardar que hubiese quejosos pa- 
va castigar los malhechores, que 
muchos ofendidos no querían que- 
jarse pot no publicar sus infamias, 
y que aguardaban á vengarse por 
sus manos, de lo qual nacían granr 
des escándalos en la repáblica, los. 
quales se escusaban con velar la 



justicia sobre cada Tecino , y cas* 
tigar los delitos de oficio sin goar« 
dar parte quejosa. 

Llamaban á estos deeoriooti 
por el número de sos decurias : á 
los primeros llamaban cbanca cama^ 
yu y que quiere decir el^ que tiene 
cargo de diez. Nombre compnefto 
de chunca , que es dies j y ám 
camayu el que tiene cargo , y poc 
el semejante con los démas núme'» 
sos , que por escasar prolijidad no 
los decimos en la misma lengua, 
que para los cariosos fuera coss 
agradable ver dos y tres números 
propuestos con el nombre camaya^* 
el qual nombre, sirve también en 
otras muchas significaciones , réci« 
hiendo composición con otro nom- 
bre ó verbo que signifique de qué 
es el cargo « y el mismo aombxe 
chunca camayu en otra significacioa 
quiere decir perpetuo tahúr , el 
^ue trae los oaypes es la capiUa.de 



k 



^%S HISTORIA GftKERAL 

Ift capa , como dice el refrán : por* 
qae Uamao chunca á qualquier jue- 
go , porque todos se cuentan por 
números ,' y porque todos los nú- 
meros van á parar al deceno : to- 
maron el número diez por el Juego, 
y para decir juguemos , dicen chun- 
casum, que en rigor de propia slg** 
siíicaclon podría decir contemos por 
dieces fi por números , que es ]u-> 
gar. Esto he dicho para que se 
vea en quán diversas significacio- 
nes ,se sirven aquellos Indios de 
un mismo vocablo ; por lo qual es 
muy dificultoso alcanzar de raiz la» 
propiedades de aquel lenguage.. 

Por la vía de estos decüri<uier 
sabia el Inca , sus. vireyes y go« 
bernadores de cada provincia y 
reyno quántos vaisallos habia en ca« 
da pueblo , para repartir sin agra-^ 
vio las contribuciones de las obra» 
públicas , que en común estaban 
obligados á hacer por sus previa* 



cias, como puentes, caminos, cal« 
cadas , los edificios reales y otros 
servicios semejantes ; y también 
para enviar gente á la guerra , así 
soldados como bagageros. Sí algu-* 
no se volvia de la guerra sin licen- 
cia , lo acusaba su capitad ó su al- 
férez ó su cabo de esquadra , y en 
sn pueblo su decurión , y era cas^ 
tigado con pena de muerte por la 
traycion y alevosía de haber des^ 
amparado en la guerra á su$ com-* 
pañeros y parientes , y á su capi- 
tán y y últimamente al* Inca ó al 
general que representaba su per- 
sona. Para otro efecto sin el de las> 
contribuciones y el repartimiento 
de la gente de guerra ^ mandaba 
el Inca que se supiese cada afio el 
número de los vasallos que de to- 
das edades habla en cada provín- 
ola y en cada pueblo , y que tam- 
bién se supiese la esterilidad ó 
abundancia de la tal provincia , lo 



y^ 



4 88 úisTOKiA genbuai. 
qual era para que estuviese sabida 
y preveoida la cantidad de bastí- 
nseoto que era menester para so^ 
correr los en afíos estériles y faltos 
' de cosecha; y también para saber 
la cantidad de lana y de algodón 
necesaria para darles de vestir á 
sus tiempos , como en otra parte 
diremos. Todo lo qual mandaba el 
Inca que estuviese sabido y prevé* 
fiido para quando fuese menester, 
porque no hubiese dilación en el 
socorro de los vasallos quando tu- 
viesen necesidad. Por este cuidado 
tan anticipado que los Incas en el 
beneficio de sus vasallos tenian , di- 
ce muchas veces el P. filas Valera, 
que en ninguna manera los debiaa 
llamar reyes , sino muy prudentes 
y diligentes tutores de pupilos ; y 
los Indios , por decirlo todo ea 
una palabra , les llamaban amador 
de pobres. 

. Para que los gobernadores y 



jaeces no se descuidasen eá sus 
oficios Y ni qoalesquiera otros mi* 
oistros menores , ni los de la ha* 
cienda'del sol ó del loca en los 
sayos , habla veedores y pesquisi- 
dores que de secreto andaban en 
sus distritos, friendo 6 pesquisando 
lo que mal hacian los tales oficia- 
les , y daban cuenta de ello á los 
superiores á quien tocaba el casti* 
go de sus inferiores para que lo 
eutígasen. Llamábanse tucuyricoc, 
que quiere decir el que lo mira 
todo. Estos oficiales, y ,quaiesquie* 
ta otros que tocaban al gobierno 
<ie la república, ó al ministerio de 
la. hacienda real ó qualqui^r^ otro 
«ministerio , todos ^ran subordina- 
dlos de mayores á menores , ppr-i^ 
que nadie se descuídase en Su ofí-^ 
cío. Qualquiera juez^ gobernador, 
6 otro ministro inferior que se ha- 
llase na haber guardado justicia eu 

au. judicatura, ó que hubiese hecho 
»OMo I, 21 



a5K> HISTORIA' GJBNKRAL 

qualquUra otro delito, era castiga- 
do mas rigurosamente que qual- 
quiera otro común en igual delito, 
y tanto mas rigurosamente, quanto 
mas superior era su ministerio , por- 
que decian, que no se podía sufrir 
que el que habia sido escogido pa- 
ta hacer. justicia hiciese maldad, ni 
que hiciese delitos el que estaba 
puesto para castigarlos : que era 
qfender al sol y al Inca que le 
l\%bia Regido para que fuese me« 
J0C qfie.itodop sus subditos, j 

CAPÍTULO XLI. 

Niegan íosTndtos haber cometido 
delito alguno Trica de la sangre 

real. 

i^ o. se llalla , ó ellos lo niegan 
que hayan castigado ninguno de los 
Incas de la sangre real , á lo me« 
nos en público : decían los Indios 
<^e nunca hicieron delito que me« 



reclese castigo público ni ezenaplar, 
porque la doctrina de sus padres, 
el ezemplo de sus mayores y la 
voz. común que eran hijos del sol^ 
nacidos para ensefiar y hacer bien 
á los demás , los tenia tan refrena- 
dos y ajustados , que mas eran de- 
chado de la república que escán- 
dalo de ella. Decian con esto que 
también les faltaban las ocasiones 
que suelen ser causa de deñtos, 
como pasión de mugeres , ó codicia 
de hacienda' ó deseo de venganza^ 
porque si deseaban mugares her- 
mosas, les era licita tener todas las 
que quisiesen ; y qualquiera moza 
hermosa que apeceoiesén y envia-* 
sen á pedirla á su padre , sabia el 
Inca, que no solamente ho se la ha« 
bian de negat , mas ^ue se la ha- 
blan de dar con grandísimo haei- 
miento de gracias de que hubiese 
querido baxarse á tomarla por man* 
ceba é ciiada. Lo mismo era en la 



292 HISTORIA CBNBRAB 

hacienda , que nunca tavieron fal- 
ta de ella para tomarla agena , ni 
dezarse cohechar por necesidad; 
porque donde quiera que se halla* 
ban con cargo de gobierno ó sin 
él, tenían á su mandar toda la ha- 
cienda del sol y la del Inca , como 
gobernadores de ellos ^ y sino lo 
eran , estaban obligados los gober- 
nadores y las justicias á darles de 
la una ó de la otra todo lo que ha- 
bian menester^ porque decian, que 
por ser hijos del sol y hermanos 
del Inca^ tenian en aquella haciea» 
da la parte que hubiesen menester. 
También les faltaba ocasión para 
matar ó herir á nadie por via de 
vengansa ó enoja, porque nadie les 
podia ofender , antes eran adora- 
dos en segundo lugar después de la 
persona real j y si algiuio , por graa 
sefior que fuese, enojase alguh Inca, 
era hacer sacrilegio y ofender la 
Büsma persona real ^ por lo qual 



BEK PERÚ. 293 

era castigado muy gravemente .Pe- 
ro también se puede afirmar que 
nunca se vio Indio castigado por 
haber ofendido en la persona , hon- 
ra , ni hacienda á algún Inca, por- 
que no se halló tal , porque los te- 
Bian por dioses ^ como tampoco se 
halló haber sido castigado Inca al- 
guno por sus delitos » que lo uno 
cotejan con lo otro , que no quie^ 
ren confesar los Indios haber he- 
cho ofensa á los Incas , ni qae los 
Incas hubiesen hecho grave delito, 
antes se escandalizan de que se lo 
pregunten lot EspaSoles^ydeaquI 
ha nacido entre los historiadores 
de su nación decir ano de .ellos que 
tenian hecha ley , que por ningún 
crimen muriese Inca alguno. Fue- 
ra e^scandalo para los Indios tal ley, 
que dizeran les daban licencia pa- 
ra que hicieran quantos males qu¡« 
sieran , y que hacían una ley para 
«i y otra para los otros* Antes lo 



99tf MKTÚXIA esmiiAK 
loca legitimo tieredCTO , como Ü- 
témoi en id logar mas largameate. 
Pan c«la dittnco de los cua- 
tro en 91» dÍTÍdieron lu imperio, 
-teoit el loca coniejos de gnern, 
de justicia , de hacienda. Estos 
consejos teaian para cada minine- 
tío sus ministros , tubordiaados d« 
najores i menores hasta los nlii- 
mos , ^ue eran loi decuriones de 
é dies , los qualea do grado en 
grado d^>ao cneata de todo lo que 
en el imperio habia , hasta lle- 
gar i los consejos supremos. Ha- 
túa quatro visoreyes , de cada dis- 
trito «1 sayo. Eran presidentes de 
ios consejos de su distrito: reciblaa 
en suma la rston de todo lo que 
pual» en el reyoo^iara dar cues- 
ta de ello al Inca. Eran iflmediatos 
á él , y supremos goberaadores de 
eus distritos. Habían de ser Incas 
legítimos eu sangra , experimenta 
'os en pas y en gaeru. Estos qaar 



tro y no mas eran del cofisejo ée 
estado , á los qtiales daba el laca 
orden de lo qae se h^ia de hacer 
en paz ó en guerra , y ellos á sas 
ministros de grado en grado has- 
ta los últimos. Y esto baste por 
ahora de las leyes y gobierno de 
los Incas: adelante « en el discurso 
de sus vidas y hechos , iremos en- 
tretegiendo las cosas que hubiere 
toas notables. 

CAPÍTULO XLII. 

f^ida y hechos de Sinthi Roca , re- 
gundo rey de ¡os Incas, 

dx Manco Capac Inca sucedió su 
hijo Slnchi Roca ; el nombre pro« 
pió fue Roca , con la pronuncia- 
clon de r sencilla : en la lengua 
general del Perú no tiene significa- 
ción de cosa alguna, en liEi particu- 
lar de los Incas la tendrá , aunque 

H3 



«98 HISTORIA GBNBRAI. 

yo 00 la sé. El P. Blas Valera di- 
ce, que Roca significa principe pru* 
dente y maduro , mas no dice en 
qué lengua : advierte la pronuncia* 
cion blanda de la r también como 
nosotros. Dicelo contando las ez« 
celencias de Inca Roca que ade<* 
lante veremos. Slnchi es adjetivo, 
quiere decir valiente ^ porque di- 
cen que fue de valeroso animo y de 
muchas fuerzas, aunque no las ezer- 
citó en la guerra , que no la tuvo 
con nadie. Mas en luchar ,' correr, 
saltar, tirar una piedra y una lanza, 
y en qualquiera otro exercicio de 
fuerzas , hacia ventaja á todos los 
de su tiempo. 

Este principe , bebiendo cum- 
plido con la solemnidad de las ezt- 
quías de su padre , y tomado la 
corona de su reyno , que era la 
borla colorada , propuso aumentar 
su señorío , para lo qual hizo lia» 
nianüento de los mas principales 



coradas qo« su: padre le dexé ^ y 
á todos jotitos les hiao una plá* 
tica larga y solemocí, y entre otras 
cosas lea dixo : Que ea campUr 
mienta de lo qae su padre quaar 
do se quiso volver al cielo le deai 
mandado, que era la conversión de 
los Indios al conocimiento y ado- 
ración del sol 9 tenia propuesto de 
salir 4, convocar las nacijones cor 
marc^pas ;• que Jes mandaba y .(Bt|- 
cargaba gomasen el misnio cujdadó» 
.pues teniendo el nombre Inca co^ 
mo su propio rey , tenían la mis- 
ma obligación de acudir al servi«> 
cío del sol , padr§ común de todos 
ellos, y. al provecfc^o y beneficio de 
sus comanc^nes ^ que tanta necesi"- 
dad tenían de. que los sacasen de 
las bestialidades y torpezas en que 
vivían ; y pues en si propios po* 
dian. mostrar las ventajas y mejora 
que al presente tenían , diferente 
de la vida pasada antes de layeni^ 

K4 



¡09 BISTOálA ^mnOLAZ 

4a del laca , sn padre, le ayudasen 
á reducir aquellos bárbaros , para 
que viendo los beneficios que en 
ellos se habian/hecho , acudiesen 
con mas facilidad, á recibir otros 
aemejañtes. 

Los curacas resporidieroo , qué 
estaban prestos y apercibidos para 
obedecer á su rey, hasta entrar en 
el ftlegO'por su amor y servicio* 
-Céñ esto aeabafon ^u plática , y 
fefifltlaron' el día para salir: Llegado 
el tiempo, salió el Inca bien acom- 
'pafiado de los suyos , y fue hacia 
Üollasuyu , que es al mediodía de 
la ciudad del Coeiso: convocaron á 
los Indios, persuadiéndoles con bue- 
nas^ palabras y coa el ezemplo , á 
^ut se sometiesen al vasaüage y 
aellorio del^ Inca y á la adoración 
del sol. Los Indios de las naciones 
Fuchina y Canchí) que confinan por 
aquellos términos, simplicísimos de 
^ natural c^idicion , y facilísimos 



mt mtr. joi 

árxréer qvalqQsera noredad, cooi» 
lo son todos los ladíes, picado d 
ezemplo de los rcdacidos, que es lo 
que mas les conrence en UMb cosa, 
fueron ffcdles de ob e d ece r al lace» 
y someterse á sv knpeiio; y ea 
espacio de los afios qae ririáy po» 
co á poco , de la maoera qae se ba 
dicho, sin armas, ai otro soeeso qae 
sea de contar , easaochó sos tero»* 
nos por aquella Tanda hasta el pa#» 
blo qoe llaman Choncaia , que sea 
veinte leguas adelante de lo que 
su padre dexó ganado, con moches 
pueblos^ qoe hay á oaa mano y á 
otra del camino. En todos ellos hi> 
so lo que su padre en los que ren- 
dajo , qne fue cultivarles las tier« 
ras y los ánimos para la vida mo« 
ral y natural , persuadiéndoles que 
desasen sus ídolos, y las malas 
costumbres que tenían , y que ado- 
tasen al sol , guardasen sus leyes 
y preceptos, que eran los que ha« 



yaT HISTORIA GBNimAK 

bia revelado y declarado al Inca 
Manco Capac.^ Los Indios le obe* 
decleron y cumplieron todo lo qoo 
se les mandó, y vivieron muy con» 
Rentos con el nuevo gobierno del 
Inca Sinchi Roca , el qnal , ü imi* 
tacion de su padre, biso todo lo 
que pudo en beneficio de ellos, con 
ffucho regalo y amor. 

Algunos Indios quieren decir 
•que este Inca no ganó mas de hasr 
f a Chuncara , y parece que bastaba 
para la poca posibilidad que enton» 
ees los Incas tenían. Empero otros 
dicen que pasó fnucho mas adelan* 
te , y que ganó otros mucbos pue- 
blos y naciones que van por el ca- 
mine de Vmnsuyu , que son Can* 
calla , Cacha - Eurucachi ^ Assillu, 
Asancatu , Huancani, basta el pue- 
blo llamado Pucará de Vnasuyu, ¿ 
diferencia de otro que hay en Or- 
cosuyu. Nombrar las provincias tan 
en particular es para los del Pe- 



Tá , que para loa de oc^oa reyoos 
fuera impertinencia : perdoneaeme 
que deseo servir á todos. Púcaia 
quiere decir fortalexa ; dicen que 
aquella mandd iatoir este priaei* 
pe , para que quedase por fronte- 
ra de lo que iiabla ganado , y que 
á la parte de los Antis ganó has* 
ta el rio Uaoiado Callahuaya^ don<» 
de se cria el oro fioisimo , que pre- 
tende pasar de los veinte y quatro 
quilates de su ley , y que ganó loa 
demás pueblos que hay .enere Ca« 
Ilahuay a y el camino real de Vmap 
suyu , donde están los pueblos arr 
riba nombrados. Que sea como di- 
cen los primeros ó como afirman 
los segundos, hace poco al caso 
que lo ganase el segundo Inca ó 
el tercero^ lo cierto es que ellos 
los ganaron , y no con pujanaa de 
armas , sino con persuasiones^ pro^ 
mesas y demoostraciones de iQ-que 
prometían. Y por haberse gaqado 



|04 HISTORIA 6BNSSA£ 

iin guerra , no se ofrece qaé decir 
de aquella conquista , mas de que 
duró muchos años , aunque no se 
sabe precisamente quantos , ni los 
que reyoó el Inca Sinchi Roca. 
Quieren decir que fueron trein- 
ta. Gastólos á semejanza de un 
buen hortelano, que habiendo pues- 
to una planta , la cuitiYa de todas 
las maneras que le son necesarias 
pafa que lleve el fruto deseado: 
•si lo hizo este Inca con todo cui** 
dado y diligencia, vio y gozó en 
mucha paz y quietud la cosecha 
de su trabajo , que los vasallos le 
salieron muy leales y agradecidos 
de los beneficios que con sus leyes 
y ordenanzas Íes hizo , las quales 
abracaron con mucho amor^ y guar- 
daron con mucha veoeracion como 
mandamientos de su dios el sel, 
que asi les hacían entender que lo 
eran. 
^ Habiendo vivido el Inca SincU 



r~ 



Roca muchos años en la quietud y 
bonanza que se ha dicho , falleció 
diciendo que se iba á descansar con 
su padre el sol , de los trabajos quC 
había pasado en reducir los hom- 
bres á sn conocimiento. Dezó por 
ancesor á Uoque Yupanqui sn hi- 
jo legitimo , y de su legitima mo- 
ger y hermana Mama Cora , ó Ma- 
ma Odio, según otros. Sin el prin- 
cipe heredero , dexó otros hijos^n 
sn muger y en las concubinas de 
sn sangre , sobrinas suyas , cuyos 
hijos llamaremos legítimos en san- 
'gce. Dezó asimismo otro gran nár 
mero de hijos bastardos en las oon- 
cnbinas alienígenas , de las quales 
tu¥0 muchas, porque quedasen mu- 
chos hijos é hijas , para que cre- 
ciese la generación y casta delsol, 
como ellos decían. 



¡06 UISTOBIA GESSHAC 

CAPÍTULO XLIII. 

Lloque Tupanqui^rey tercer o :sig^ 
nificacion de su nombre. 

JÍil Inca Ldoque Yupanqui fue él 
tercero de los reyes del Perú : si 
nombre ptopio fue Lloque , quiere 
•4ecir Izquierdo. La falta que sub 
«yos tuvieroa en criarle, por do sa^ 
lió zurdo , le dieron por nombre 
propio. £1 nombre Yupaoqui foe 
nombre impuesto por sus virtudes 
y hazañas. Y para que se vean al- 
-gunas maneras de hablar qne los 
Indios del Perú eo su lengua ge* 
neral tuvieron^ es de saber que e»f 
ta dicción Yupanqui es verbo , y 
habla de la segunda persona del fu- 
turo imperfecto del indicativo mo* 
do , número singular^ y quiere der 
cir contarás , y en solo el verbo di« 
cho asi absolutaq:iente , encierran 
y cifran todo lo que de un princi- 



DEL pxatí. 307 

'pe se puede contar en buena parte, 
cpmo decir , contarás sus grandes 
hazañas , sus excelentes virtudes, 
:sa clemencia ,. piedad y mansedum- 
bre , &c. qu^ esfrasis y elegancia 
.de la lengua decirlo asi: la qual , co- 
mo se ha dicho , es muy corta ea 
vocablos , empero muy signiíicati-* 
ba.en ellos mismos : y decir asi los 
Indios un nombre á yerbo línpuei^ 
to ¿ sus reyes ,v eñ para Qomprd-' 
hender todo lo r que debaxo de tal 
verbo ó nombre se puiede decir, co* 
mo dixlníos del nombreXapac, qi^ 
quiere, decir , rico , no de hacien- 
da 9 sino de todas las virtudes ^4ie * 
un rey bueno puede tener^ y no 
usaban de esta manera de hablar 
con otros por grandes señores que 
fuesen, sino con sus reyes, por no 
hacer común lo que aplicaban á sus 
Incas , que lo tenian por sacrile- 
gio, y 4>arece que semejan estos 
nombres al nombre augusto qu^ los 



308 BISTOklA CBNSRAZ* 

Romanos dieron á Octaviaao César 

por aas virtudes , que dichoseJo i 
otro que no sea emperador ó gran 
rey , pierde coda la magestad qae 
€o si tiene. 

A quien díxere que también 
significará contar maldades, pnea 
el verbo contar se puede aplicaí 
á ambas significaciones de bueno y 
de malo , digo^ que en aquel leu- 
^uage y hablando en estas sus e]e« 
^anclas , no toman un mismo ve^ 
bo para significar por él lo bueno 
y lo malo , sino sola una parte, y 
para la contraria toman otro veri)0 
de contraria significación , apropia* 
do á las maldades del principe, Oh 
mo ( en el propósito que hablamos) 
decir Huacan^ui, que, hablando del 
mismo modo , tiempo , número y 
persona , quiere decir , llorarás sos 
crueldades , hechas en publico y 
^ secreto , con veneno y con cuchi- 
llo ^ su insaciable avaricia, su ge- 



u 



S>B£ PERÚ. 309 

neral tiranía sin distioguir sagrado 
de profano , y todo lo demás qae 
se puede llorar de un mal prioci* 
pe. Y porque dicen que no tuvie- 
ron que llorar de sus Incas , usaron 
del verbo Huacanqui, hablando de 
los enamorados , en el mismo fra- 
sis , dando á entender que llorarán 
las pasiones y tormentos que el 
amor suele causar en los amantes. 
fistos dos nombres Capac y Yupan- 
qui , en las significaciones que de 
ellos hemos dicho, se los dieron 
los Indios á otros tres de sus re- 
yes por noerecerlos , como adelan- 
te veremos. Tambiea los han to- 
mado muchos de la sangre real| 
haciendo sobrenombre el nombre 
propio que á los Incas dieron , oo« 
mo han hecho en Espafia los del 
apellido Manuel, que habiendo si- 
do nombre propio de un Infiuite de 
Gas tilla , se ha hecho sobrenooibre 
ea 9US descendieatet • 



j 



310 HISTORIA GBKBUAD 

CAPÍTULO XUY, 

Vos conquistas que hizo el 
Lhque Tupanqui, 



Hi 



.abiendo tomado el laca JAi 
Yupanqai la posesión de su reí 
y visitádolo por su persona , 
puso estender sus limites , pai 
quai mandó levantar seis ó sU 
mil hombres de guerra , para ii 
su reducion con mas poder y 
ridad que sus pasados ^ pQrque%t 
bia mas de sesenta afios que eiü 
reyes 9 y le pareció no remitiflt 
i;odo al ruego y á la persuasíoBrÜ 
no que las armas y la potencia IÍ^ 
ciesen su parte , á lo menos ^^ 
los. duros y pertinaces. Nombró d0s 
tics suyos, que fuesen por maefis 
de campo , y eligió otros pariet* 
tes que fueron por capitanes y coiK 
sejeros-, y dexando el camino dft 



Vmasuyu , que su padre había llt-^ 
uado en su conquista ^ tomó eí de 
Qrcosuyu. Estos dos caminos si» 
apartan en Chuñcara , van por el 
distrito llamado CoHasuyu , y abra« 
zan la gran laguht Titicaca. 

- Luego que el Inca salió de su 
distrito , entró en una gran provin- 
cia llamada Cana: envió mensage- 
tos á los naturales con requerimien- 
tos que se reduxesen á la obedien- 
cia y servicio del hijo del sol , dev 
xando sus vanos y malos sacrificios» 
y bestiales costumbres. Los Canas, 
quisieron informarse despacio de 
todo lo que el Inca les enviaba á 
mandar , qué ley^s habían de to* 
ipar, quales dioses habiaii de ado- 
tar^ y después de haberlo -cabida 
respondieron , que eran conteiitos 
4e adorar a] sol , obedecer al In- 
ca , y guardar sus leyes y costum* 
^res, porque les parecían mejores 
^e las suyas. Asi salieron á re-< 



1. 



jrS HIS«>1IIA GBJHVñAI» 

cibir al rey , y se eotregarOA pee 
vasallos obedientes. £1 Inca , de- 
sando ministros , asi para que los 
instruyesen en su idolatría , como 
para cultivar y repartir las tier- 
ras , pasó adelante hasta la nación 
y pueblo llamado Ayáviri. Los na^ 
rurales estuvieron tan duros y re<- 
beldes , que ni aprovecharon pei^ 
snasiones ni promesas, ni el ezeoír 
pío de los demás Indios reducidos, 
sino que obstinadamente quisieron 
morir todos defendiendo su liber- 
tad , bien en contra de lo que has- 
ta entonces habla sucedido á los 
locas ; y asi salieron á pelear coo 
ellos sin querer oir razones, y 
obligaron á los Incas á tomar lu 
armas para defenderse mas que pa- 
ra ofenderles pelearon mucho es- 
pacio : hubo muertos y heridos 
de ambas partes , y sin reconocerse 
lá victoria se recogieron en su 
pueblo , donde se fortalecieron lo 



nejor que pudieron, y eiia dte 
salían á pelear con los del Inca. 
£1 qual , por usar de lo que sus p»* 
sados le dezaron mandado , se es<- 
cusaba todo lo que podía por no 
venir ¿ las manos con los enemigos^ 
antes como si él fuera cercado j 
no cercador , sufría las desvergúen- 
aas de los bárbaros , y mandaba á 
los suyos que atendiesen á apre-' 
tarlos en el cerco , sí: fuese posible 
sin llegar á las manos. Mas los de ' 
Ayaviri , tomafldo animo de la be- 
nignidad del Inca, y atribuyén- 
dola á cobardía , se mostraban de 
día en día mas duros en reducirse^ 
mas feroces en la pelea , y llega- 
ban hasta entrarse por los reales 
del Inca. £n estas escaramuzas y 
recuentros siempre llevaban losc^rt 
cados lo peor. 

£1 Inca , porque las demás na- 
ciones no tomasen el«mal exempla 

TOMO I. o 



314' HISTORIA GBN ER AI. 

y se desvergonzasen á tomar las» 
armas , quiso castigar aquellos per- 
tinaces : envió por mas gente^ ma» 
para mostrar su poder que por 
necesidad que tuviese de ella , y 
entre tanto apretó á. los enemigos 
por todas partes^ que no los d«;za- 
ban salir por cosa alguna que hu- 
Mesen menester 9 de que ellos se 
afligieron aiucho , y mucho mas de 
que les iba faltando la comida.. 
Tentaron la ventura á ver si la ha- 
llaban en sus brazos, pelearon un 
día ferocisimamente* Los del Inca, 
resistieron con mucho valor , hubo- 
muchos muertos y heridos de am- 
bas partes ^ los de Ayaviri escapa- 
son tan mal parados de esta bata- 
lla que no osaron salir mas á pe- 
lear : los Incas no quisieron dego* 
liarlos que bien pudieran ^ empero 
con el cerco los apretaron porque 
se rindiesen de suyo. Entre tanto 



OBI» TBRtSt. 3 f S 

llegó la gente que el Inca habit 
pedido, con la qual acabaron de. 
desmayar los enemigos , y turiéron 
por bien de rendirse. £1 Inca loa 
recibió á discrepcion sin partido 
alguno, y después de haberles man« 
dado dar una grave reprehensión 
de que se hubiesen desacatado al 
hijo del sol, los perdonó y mandó- 
que los tratasen bien siá atender á 
la pertinacia que hablan tenido, y 
dezando ministros que los doctri* 
nasen y mirasen por la hacienda 
que se había de aplicar para el sol 
y para el Inca, pasó adelante al 
pueblo que hoy llaman Pucará, que 
es fortaleza , la qual mandó hacer 
para defensa y frontera de lo que 
había ganado, y también porque 
se defendió este pueblo , y fue me-* 
nester ganarlo á 'fiíerza de armas; 
por lo qual hizo la fortaleza , pere- 
que el sitio era dispuesto paraella^ 
donde dezó buena guarnición de 

01 



3l6 HISTORIA GBNBILAL 

gente. Hecho esto se fue al Cozco 
donde fue recibido con gran fiesta 
y regocijo. 

9 

t CAPÍTULO XLV. 

Conquista de Hatun Coüa : bkísones 
de ¡os Collas. 

JL asidos algunos afios aunque po« 
eos, volvió el IncaLloqueYupan- 
qui á la conquista y reducion de 
los Indios , que estos Incas como 
desde sus principios hubiesen echa- 
do fama que el sol los habia en-* 
viado á la tierra para que sacasen 
los hombres de la vida ferina que 
ienian , y les enseñasen la poiicica, 
sustentando esta opinión ,, tomaron 
por principal blasón el reducir los 
Indios á su imperio , encubriendo 
su ambición, con decir que lo man- 
daba el sol. Con este achaque man- 
dó el Inca aprestar ocho ó nueve 



. *. 



FSKU. 317 

mi] bombres de goem , y limbiea- 
do elegido consejeros y oficiales 
para el exérdto , salió por el dis- 
trito de Coflasoyu , y caminó hun 
ta su fortaleza llanada Pacara, don- 
de fue despoesel desvárate de Fran- 
cisco Hemandea Girón , en la ba- 
talla que llamaron de Pacata. De 
allí envió sos mensageros áPaocar- 
colla , y á Hatan Colla , por qaien 
tomó nombre el distrito llamado 
Collasuya , es una provincia gran* 
dfsíma que contiene en si machas 
provincias y naciones debaxo de e»* 
te nombre Colla. Beqoirióles como 
ú los pasados , y que no resistieses 
eomo los de Ayaviri , que los ha^» 
bia castigado el sol con mortandad 
y hambre , porque habían osado to- 
mar las armas contra sus hijos: que 
lo mismo baria de ellos sí caye- 
sen en el propio error. Los Collas 
tomaron su acuerdo juntándose los 
■uis principales en Uatun Colia^ 



3 1 8 HISTORIA GBNBll ai; 

que qní«re decir Colla la grande, 
y parcciéodoles que la plaga pasa- 
da de Ayaviri y Focara había si* 
do castigo del cielo , queriendo es- 
carmentar en cabeza ageoa , res- 
pondieron al Inca que eran muy 
contentos de ser sus vasallos , ado- 
rar al sol , y abrazar sus leyes y 
ordenanzas , y guardarlas. Dada es- 
ta respuesta , salieron 4 recibirle 
con mucha fiesta y solemnidad, con 
cantares y aclamaciones inventadas 
«luevamcnte para mostrar sus ani- 
•nos* 

El Inca recibió con mucho aplau^ 
so los curacas , les hizo mercedes 
de ropa de vestir de su propia per- 
sona , les dio otras dádivas que 
estimaron en mucho, y después el 
tiempo adelante , él y sus descen- 
dientes favorecieron y honraros 
mucho estos dos pueblos , particu- 
larmente á Hatun Colla , por el 
servicio que le hicieron en reci«* 



BEX. PBRt^. 319 

; birle con ostentación de amor , que 
siempre los Incas se mostraron muy 
¡favorables y agradecidos de seme- 
jantes - servicios , y lo encomeoda- 
:ban á los succesores ^ y asi etsno- 
-bleciéron el tiempo adelante aquel 
pueblo con grandes y hermosos edi- 
ficios, demás del templo del sol y 
-casa de las vírgenes que en él fun- 
daron , cosa que los Indios tanto 
estimaban. 

Ltos Collas son muchas y diver-* 

«as naciones , y asi se jactan des^ 

-cender de diversas cosas: unos dicen 

^ue sus primeros padres salieron do 

ia gran laguna Titicaca. Tenianla 

-por madre , y 'antes de los Incas 

da adoraban entre stis muchos dio** 

ses , y en las riberas de ella le oítt^ 

cian sus sacrificios. Otros se pre« 

clan venir de una grao fuente ^, de 

la qual afirman que salió el primer 

antecesor de ellos. Otros tienen por 

blasón haber salido sus mayores de 



3 so HISTOniA GBNBRAX. 

ttsas cuevas y resquicios de peto 
grandes, y teniao aquellos lugares 
por sagrados y y 4 sus tiempos los 
Yiskaban con sacrificios en recono- 
ciníiento de hijos á padres. Otros 
te preciaban de haber salido el pri» 
Biero de ellos de un rio: teníanle 
en gran Teoeracion y reTerencia 
como á padre. Tenian por sacrile^ 
■gio matar el pescado de aquel rio, 
porque decían que eran sus hermai^ 
nos. De esta manera tenian otras 
■suchas fábulas acerca de su orígea 
y principio , y por el semejante 
tenían muchos y diferentes dioses 
como se les antojaba , unos por ua 
respeto y otros por otro. Solamen- 
te en un Dios se conformaron los 
Collas, que igualmente le adoran 
ron todos y tuvieron por su prin- 
cipal dios , era un carnero blan- 
co , porque fueron sefiores de infi- 
liito ganado. Decían que el primer 
carnero que hubo en el mundo al- 



to , que asi llaman al cielo , habia 
tefiido mas cuidado de ellos que 
lio de los demás Indios , y que los 
amaba mas • pues habia producido 
j dexado mas generación en la tier- 
ra de los Collas que en otra algit- 
sa de todo el mundo. Decian esto 
aquellos Indios, porque en todo 
el Collao se cría mas y mejor ga- 
nado de aquel su ganado natural 
que en todo el Perú ^ por el qual 
beneficio adoraban los Collas al car- 
nero , y le ofrecían corderos y se^ 
bo.cn sacrificio j y entre su ganado 
tenían en mucha mas estima á los 
carneros que eran del todo blancos, 
porque decian que los que áseme* 
jaban' masa su primer padre tenían 
mas deidad. Dornas de esta burJl^ 
fía consentían en muchas provin- 
cias del Collao una gran infamia, 
y era , . que las mugeres antes de 
•casarse podían ser quan ^ahi^ qui- 

Msea de^ sus . pi^js^m^. » . Y. }^: VMS 

03 



382 HISTORIA OSNSRA£ 

disolutas se casaban mas aína , co* 
mo qae fuese mayor calidad haber 
sido malísima. Todo lo qual quita- 
ron los reyes Incas, principal men- 
te los dicfses , persuadiéndoles que 
solamente el sol merecía ser ado- 
bado por so hermosura y exceleo- 
'cia, y que él criaba y sustentabí 
todas aquellas cosas que ellos ado- 
raban por dioses. £n los blasones 
.<que los Indios tenian de su origen 
y descendencia no les contrade- 
cían los Incas , porque como ellos 
se preciaban descender del sol, sé 
holgaban que hubiese muchas se" 
nejantes fábulas , porque la suya 
fuese mas fácil de creer. 

Puesto asiento en el gobierno 
*ée aquellos pueblos principales, así 
para su vana religión como para 
la hacienda del sol y del Inca , se 
volvió al Cozco , que no quiso pa- 
S^r adelante en su conquista : por- 
que estos -liicas siempre tuvieron 



pot mejor ir ganando |K)co á poco, 
y poniéndolo en orden y razón pa^ 
xa que los vasallos gastasen de la 
suavidad del gobierno , y convida- 
cea á los comarcanos á someterse 
:& él , que no abrasar de ana vez 
mochas tierras, que fuera causar 
escándalo , y mostrarse tiranos^ 
ambiciosos y codiciosos. 

* 

CAPÍTULO XLVI. 

Im gran provincia Cbucuytu se 

reduce de paz. Hacen lo mismo 

otras muchas. 

£il Inca fue recibido en el Cozco 

con mucha fiesta y regocijo donde 

paró algunos aSos , entendiendo ea 

el gobierno y común beneficio de 

Sus vasallos. Después le pareció 

visitar todo su rey no , por el con* 

tentó que los Indios recibían de ver 

1¿ Inca en aiis tierras , y porqae 

04 



324 HISTORIA GBNVltAK 

los ministros so se descuidasen es 
6US cargos y oficios por la auseii- 
cia del rey. Acabada la visita , 
mandó levantar gente para llevar 
adelante la conquista pasada. Salió 
con diez mil hombres de guerra 
llevó capitanes escogidos , llegó é. 
Hatun Colla y á los confínes de 
Chucuytu, provincia famosa de roa» 
cha gente, que por ser tan princi- 
pal , le. dieron al emperador en el 
lepartimiento que los Españoles hi« 
cieron de aquella tierra , á la qual 
y á sus pueblos comarcanos envió 
los requerimientos acostumbrados, 
que adorasen y tuviesen por dios 
aJ sol. Los de Chucuytu aanqqe 
eran poderosos , y sus pasados ha«« 
bian sujetado algunos pueblos de 
su comarca , no quisieron resistir 
al Inca , antes respondieron que 
le obedecían con todo amor y vo« 
lunud. porque era hijo del. sol; 
de cuya clemencia y ofaos^duoi- 



bre estaban aficionados, j querían 
ser sus vasallos por goiar de sos 
beneficios. 

£1 Inca los recibió con la afa^ 
btlidad acostumbrada , y les biso 
mercedes y regalos con d^tvas 
que entre los Indios se estimaban 
en macho 9 y viendo el boen suce* 
89 que en so conqnista habia teni*> 
do, envió los mismos requerimien- 
tos á los demás poebloa comarca^ 
nos hasta el desaguadero de la grao 
laguna Titicaca ^ los qnalcs todos^ 
con el exemplo de Hatun Colla y 
de Cbucuyta , obedecieron Uaná* 
mente al Inca , que los mas prin-r 
cipales fueron Hillavi Challi , Pu- 
mata , Clpita , y no contamos ee 
particular lo que hubo en cada pu^ 
blo de demandas y respuestas, por* 
que todas fueron á semejanza de 
lo que hasta aquí se ha dicho : y 
por no repetirlo tants^ y^ces lo 
dacíDH^ en sum. T^mbi^n quier 



l%6 HISTO&IA GXNSRAK 

Ten decir que tardó el Inca mn* 
chos afios en conqnlstar y sujetar 
estos pueblos ^ mas en la manera 
4el ganarlos no difieren nada: y asi 
▼a poco ó nada hacer caso de lo 
^ue no Importa. 

Habiendo pacificado aquellos 
pueblos despidió su exército, dexan'» 
do consigo la gente de guarda nece- 
saria para su persona, y los ministros 
]Mira la ensefianaa de los Indios^ 
quiso asistir personalmente á toda^ 
estas cosds , asi por darles calor 
eomo por favorecer aquellos pue-* 
blos y provincias con su presencia', 
que eran principales y. de impor* 
tancia para lo de adelante. Los 
curacas y todos sus vasallos se fa* 
Torecieron de que el loca quisie- 
se parar entre ellos un invierno^ 
^ue para los Indios era el mayor 
favor que se les podía hacer ^ y él 
Inca les trató con mucha afábilí- 
itad.y caricias , inventando cada dk 



avevos faTores y regalos , porque 
▼eia por experiencia , sin la doc- 
trina de sns pasados , qaáoto im- 
portaba la mansedambre , el be-^ 
iieficio 9 y el hacerse querer para 
atraer los estrafios á su obedien* 
cia y servicio. Los Indios pregón 
aaban por todas partes las ezcelen» 
das de su principe , diciendo que 
era verdadero hijo del sol. Entren 
tanto que el Inca estaba en el 
Uao , mandó apercibir para el 
lano siguiente diea mil hombres d# 
guerra. Venido el tiempo y reco- 
gida la gente eligió quatro mae- 
tes de campo , y por general enr 
▼ió un hermano suyo , que no sa- 
ben decir los Indios cómo se lla- 
maba : al qual mandó que con pa- 
tecer y consejo de aquellos capi- 
tanes procediese en la conquista 
que le mandaba hacer ; y ¿ todos 
cinco dio orden y expreso mand»- 
10 , que en ninguna manera UegaS» 



^aS HISTORIA eUHmiLAt 

gen á rompiíDÍeiito de batalla coa 
los Indios que no quisiesen redu- 
cirse por bien , sino que á i mira- 
ción de sus pasados los acraxesen 
con caricias y beneficios^ mostrán- 
dose en todo padres piadosos ano- 
tes qne capitanes belicosos. Man- 
dóles que fuesen al poniente de 
donde estaban , á la provincia lla- 
mada Uuia Pacasa , y reduzesea 
los Indios que por alli hallasen. £1 
general y sus capitanes feeron co- 
mo se les mandó , y con próspera 
fortuna reduxeron los naturales ^ue 
hallaron en espacio de veinte le- 
guas que hay hasta la falda de la 
cordillera y sierra Nevada y que 
divide la costa de la sierra. Los 
.Indios fueron fáciles de reducir» 
porque eran behetrías y gente suel- 
ta sin orden, ley ni policía. Vivian 
¿ semejanza de bestias : goberna* 
.han los que mas po4ian con tiraoia 
^ soberbia ^ por estas camisas fue* 



T-3 







xados los máfiunos 

fSL el gabienio , y los caftanes j 

^Bte de ipiarfa ptni presidio 7 

defensa de lo que se habia cos« 

^sCado , se toIvió el general y 

9m ip¡mxo capitanes i dar cuente 

mi loca de lo que denban hecho* 

Elqnal eetse casto que duré dque* 

Ha com^msti te hai>ia oeupado ««1 

▼iskar se seyno , ptocatunóo íMí^ 

timde de todas manéis 5:00 aufuefiK 

tas las tienas de labor. M^iodó fta« 

suevas acequias, y ¿ü^r 4k1>- 

nec&aatios itsea ^1 pio^^CMC 

ée ifis Istfüttt 9 tiMuao puciu^c . ^^1^. 



L 



330 ÍBISTORIA eSKSBAr. 

tes y caminos para que las propia- 
das se coaiunicasen unas con otras, 
.lilegado el general y los capitanes 
•ante el Inca , fueron muy bien re- 
.cibidos y gratificados de sus tra- 
bajos ', y con ellos se volvió á su 
. corte con propósito de cesar de las 
(Conquistas, porque le pareció ha- 
.ber ensanchado harto su imperio, 
.que norte sur gaaó mas de quarea- 
^tz leguas de tierra , y leste hoés^ 
>te mas de veinte^ hasta el pie de 
Ja sierra y cordillera Nevada , que 
^divide los llanos de la sierra : es« 
:tos dos nombres son impuestos por 
yos Españoles. 

En el Cozco fue recibido con 
grande alegría de toda la ciudad, 
que por su afable condición, man- 
sedumbre y liberalidad era amado 
en extremo. Gastó lo que le quedó 
de la vida en quietud y reposo, 
ocupado en el beneficio de sus va« 
salios haciendo justicia. Eavió dos 



BBZ» PBiitr. 331 

veces á visitar el reyno al pria- 

cipe heredero llamado Mayta Ca- 
.pac, acompasado de hombres viejos 
.y ezperimeotados para que cono- 
ciese los vasallos y se ezerci ta- 
se en su gobierno. Qjuan4p se slo- 
'tió cercano ü la muerte llamó á 
sus hijos , entre ellos al princi- 
pe heredero, y en lugar de testa- 
mento les encomendó el beneficio 
de los vasallos , la guarda de las 
leyes y ordenanzas que sus pasa- 
dos , por orden de su dios y pa- 
jdre el sol, les habla dexado: y que 
^o todo les mandaba hiciesen como 
Jiijos del sol. A los capitanes Incas 
fy á los demás curacas , que eran 
señores de vasallos , encomendó el 
cuidado de los pobres , la obedieor 
cía de su rey. A lo ultimo les dixo 
que se quedasen en paz , que su 
padre el sqI le llamaba para que 
descansase de los trabajo^ pasados^t 
Dichas estas cosas y otras seme- 



L 



333 HISTORIA GSRKHAZ; 

jantes , murió el Inca Lloque Yo- 
paxvqui : dexó machos hijos é hijas 
de las concubinas , aunque de ss 
muger legitima , que se llamó Ma- 
ma Cava , no dexó hijo varón mas 
ide al principe heredero Mayta Ca- 
pac, y dos ó tres hijas. Fue llorado 
Lloque Yupanqui en todo su rey* 
no con gran dolor y sentimiento, 
' que por sus virtudes era muy ama" 
do. Pusiéronle en el número de sos 
dioses hijos del sol , y asi le ado- 
raron como á uno de ellos. Y pof^ 
que la historia no canse tanto ha- 
blando siempre de una misma co- 
sa , será bien entrerexer en las vi¿ 
das de los reyes Incas algunas de 
sus costumbres, que serán mas agnK 
dables de oir que no las guerras y 
conquistas hechas casi todas de ona 
misma suerte : por tanto digamos 
algo de las ciencias que los Incas 
alcanzaron. 



.1 



su 

CAPÍTULO XLVIL 



Ciencias que aleé 



L 




astnrtogía y 1 

ral que los lacas 

muy poca; pcw^iie 

roo letras , aooqne cao» eijas 

bo hombres de beeaes ímptm'^m 

Uamaroa amaotas ^ los ^ee ímmi;!^ 

ron cosas socyes^eiMiOMKfas^iai^ 

en su repÜRÜca pracricMii» «a ^»^ 

dieado dezarlas escritas fara ^^a^ 

los sucesores las Beraiaa 

perecien» eos los 

Mures , y aií 

todas cíeams , é M tmwíetm w^ 

no aleaos práKÍfíso 

con la lonbre aatiMd ^ y 

anron sefialados coa seisi 

y groseras para que las geates lai 

▼iesen y nocasea. HírdaMs de cada 

«o«i lo que uimmb \a thecSi 




334 HISTORIA GBNBRAX 

moral alcanzaron bien ; y en prie« 
tica la dexaron escrita en sas le« 
yes I vida y costumbres , como m 
el discurso se verá por ellas mis- 
mas : ayudábales para esto la ley 
natoral que deseaban guardar, y la 
experiencia que hallaban en las bufri 

nas costumbres , y conforme á ellas 
iban cultivando de dia en día en sa 
república. 

De Ja filosofía natural alcanza- 
tsm poco ó nada y porque no traca* 
ron de ella , que como para su vi- 
da simple y natural no tuvieses 
necesidad que les forzase á inves- 
tigar y rastrear los secretos de na* 
turaleza , pasábanse sin saberlos ni 
procurarlos ; y asi no tuvieron nit^ 
¿una práctica de ella , ni aun de 
las calidades de los elementos pa- 
fi decir que la tierra es fría y seca» 
y el fuego caliente y seco , slao 
era por la experiencia de que les 
faleflC9t>a y queoaba } mas no por 



▼ia de ciencia 4t fiiosofia. Sola* 
mente alcaozaroo la virtud de al« 
ganas yerbas y plantas medicina- 
les coo que se coraban en sus en-' 
feroiedades , como diremos de ala- 
gunas qoando tratemos de su me-' 
dicina. Pero esto lo alcantaron mas- 
por experiencia , ensefiados de su 
necesidad , que no por su filosofia 
nataral , porque fueron poco espe^ 
culatívos de lo que no tocaban con' 
las manos. 

De la astrologfa tuvieron algu- 
na mas práctica que de la filosofia 
natural, porque tuvieron mas inci- 
tativos que les despertaron á la es- 
peculación de ella , como fue el 
sol , la luni y el movimiento vario 
del planeta venus , que uñas veces 
la veían ir delante del sol y otras 
en pos de él. Por el semejante veiatf 
la luna* crecer y menguar , ya lle¿ 
na , ya perdida de vista en la coih 
junc^ion , i, la qual llaman muerte 



il6 HISXO)R.iA GBXBmAC 

4« la lu&a : porque no la veían ts 
aquellos tres días. Tambiea el sol 
los iacicaba á que mirasen en élf 
que uaos tiempos se les aparta- 
ha , y otros se Its allegaba ; que 
unos días eran mayores que las no« 
ches, otros menores , y otros igua^» 
les ; las quales cosas los movieroa 
á mirar en ellos , y las miraron 
tan materialmente que no pasaron 
de la vista. 

Admirábanse de los efectos. 
pero no procuraban 'bascar lascan^ 
sas, y asi. no trataron si habia ma« 
chos cielos , ó no mas de uno , ni 
imaginaron que habia mas de uno.- 
No supieron de qué se causaba el 
erecer y menguar de la luna, ni los 
9i07imift|itos de ^os demiis plaaetasi 
ya. apresurados , ya espaciosos ^ ni 
tuvierod cuenta mas de con los 
tres planetas nqinbrados por el gran^ 
dor , resplandor y heraaiosura de 

eU96* Mq flaú4r^ en I09 otros qua-* 



vmx, 9WBLV* 337 

tío ptaiietas. De Hm signos so hu- 
bo imanación , y meaos de mt§ 
influencias. Al sol llamaron inti, á 
la luna qaüla y al lacero venas 
chasca^que es crinita 6 crespa por 
^s fliiBGhos ri^es. Miraron en las 
siete cabrillaa. por verlas tan jun- 
tas , y por la diierencfa qae hay 
de ellas á las otras estrilas qué 
les .causaba admiración , mas no 
por otro respeto^ y no miraron en 
mas escreili^', porque no teniendo 
liecesidad forzosa,' tio sabkn á qué 
proposito mirar en> ellas , ni tn«- 
rieron nías nombres de estriellas en 
particular que las dos que hemos 
dicho : en común las llamaron coy-* 
Uur 9 que quiere decir estrella. 

CAPíTjOLO XLyni. 

jílcanzafon la cuenta del año , los 
solsticios y los equinocios. 



M 



as con toda su rusticidad al* 

XOMO I. 9 



jGumroo loa loea» que el mod* 
.nveiito del sol se acababa eii un afiOi 
al qual ilamarofl huata.: es nom- 
bre qae quiere decirafio, y la mis- 
ma dicion sia flaudar proooociaeioa 
ni acenio « ea otra ñgaificacion es 
.veiibo , y sl^fica atar« La gente 
común fritaba loa afios por las cch 
aechas, Alcaacaron también los sols- 
ticios del .verano y del invierno , los 
quilos dezaron coritos con sélla- 
les grandes y aoMurias, que faéroa 
ocho torres que labraron al oriental 
y, 9tnís oebo al imnieate de la ciuf 
dad del Goaco, puestas de qnatra 
en quatro , do» pequefias de á tres 
estaos poco mas ó menos de altOi 
en predio de otras dos grabdes ; las 
pequefSu estaban diex y ocho 6 
veinte pies^ la uDa de la otra : á 
los lados otro tanto espacio esta- 
ban las otras dos torres grandes, 
que eran mucho mayores que las 
que en Esfafia ffervian de atalayas» 



y estas graades servias de gMidac 
y dar aviso para ^oe dcscolmeses 
mejor las torres peqoefias : el espft* 
cío que entre las pequeñas haiña 
por doode el sol pasaba al salir j 
9I ponerse, era el ponto de ios solo- 
ticios. Las «oas torres del oiieat» 
correspondían & las otras del po» 
aliente del solsticio vernal ó hiemal. 
Para verificar el solsticio , se 
ponía an Inoa en cierto pnesto al 
salir del sol y al ponerse ^ y mirs« 
Vs á ver si salía y pónts por !^ntre 
las dos torres pequeñas que está** 
ban al oriente y poniente : y con 
este trabajo se certificaban en lá 
astrologia de sus solsticios. Pedro 
de Cieza « capitulo noventa y dos, 
hace mención de estas torres. £1 
P. Acosta también trata de ellas, 
libro sexto , capitulo tercero, aun* 
que no les dan su punto. EscribiO'- 
ronlos con letras tan groseras, por« 
qoe no supieron fixárlos con los 

»s 



<34^ HISTORIA OBinSlIAS 

ilias de los meses en. que son los 
golsticios, porque contaron ]os me- 
tes por lunas, como luego dirémosi 
y no por dias ^ y aunque dieron á 
cada afio doce lunas , como el afio 
colar exceda al lunar común en on<* 
ce días , no sabiendo ajastar el un 
afio con el otro, tenían cuenta con 
el movimiento del sol por los sols^ 
ticios para ajustar el afio y contar- 
lo , y no con las lunas ^ y de esta 
manera dividían el un afio del otro, 
tigidndose para sUs sembrados por 
el afio jolar ymo por el lunar; y 
aunque :hay a quien diga que ajus- 
taban el afio solar con el afio lunar, 
le engafiaiion en la relación ; por* 
que si supieran ajustarlos fixáraa 
los solsticios en los dras de los me- 
ses que son, y no tuvieran necesi- 
dad de hacer torres por mojoneras 
para mirarlos y ajustarlos por e]las 
ceo tanto trabajo y cuidado como 
cada dia teniíio , miraQdo el salir 



SBK wmú* 341 

del so] y pooene por deiedio de 
las torres. 

Las qnales dozé en pie el afio 
de i$6o,ysldespaesacá]iolasliaa 
derribado , se podría verificar por 
ellas el lugar de donde miraban loa 
locas los solsticios , á ver si era 
de ana torre qae estaba en la casa 
del sol, ó de otro lugar que yo no lo 
pongo por no estar certificado de él/ 

También alcanzaron los eqoi* 
nocios y los solemnizaron muy mn** 
cho. En el de Marzo segaban lov 
maizales del Cozco con gran fiesté 
y regocijo, particularmente el Aii« 
den de CoUcampata, que era coma 
jardin del sol.. En el eqüinocio de 
Septiembre hacían una de las qua«^ 
tro fiestas principales del sol , que 
llamaban Citua Raymi , r sencilla: 
quiere decir fiesta principal que se 
celebraba , como en su lugar di)ré-j 
mos. Para verificar el eqüinocio. 
tenían columnas de piedra ríquisi-^ 



)4< HISTORIA esinBRAC 
mamence labradas , paestas en los 
patios ó plazas que habla ante los 
templos del sol: los sacerdotes qaan- 
do^enlhin que el eqninocio estaba 
ceita, tenias cuidado de mirar ca- 
da dia la sombra que la columna 
hacía. Tenían las columnas pues- 
tas en el' centro de un cerco fedon- 
do muy grande que tomaba todo 
el'ancho de la plaea i del patio; 
por medio del cerco echaban pof 
hüo de oriente á poniente ana ra« 
ya que por larga experiencia sabían 
dónde hablan de poner el un puifi^ 
to y el otro. Por la sombra que la 
columna hada s<^re la raya , veían 
que el equlnocio se iba acercando^ 
y quando la sombra tomaba la ra- 
ya de medio á medio desde que sa- 
lta el sol hasta que se ponía, y que 
á mediodía bañaba la luz del sol to* 
d«la columna en derredor sin hacer 
sombra á parte alguna, decían que 
aquel dia era el equinoctal. £nton- 



CC9 adonuban las colomnas con to- 
das Jas £ores y yerbas olorosas que 
podian haber , ponían sobre éDas 
la silla del toJ, y decían que aquel 
día se asentaba el sol con toda su 
loa de lleno en lleno sobre aque* 
Has Golomnas. Por lo qual en par« 
ticnlar adoraban al sol aquel día 
con niia3^res ostentaciones de fies^ 
ta y xegtícijo, y le hacían grandes 
f fosantes de oro, plata, piedras 
preciosas y otras cosas de estima. 
Y es de notar, que los reyes Incas 
y 8Ut amantas, que eran los filóso«* 
faa, asi como Iban' ganando las prc^ 
Tincias , asi Iban experimentando, 
qoe quanto mar se ateibiban á la 
Hnea equinocial , tanto medos som«> 
bra hacia In columna al mediodía, 
]K>r lo qual fueron estimando mas 
y mas las columnas que estaban 
mas cerca de la ciudad de Quitu, 
y sobtt todas las otras estimaron 
las que pusieron en la misma cía« 



344 BiiiKiitiA GamWLAZ 

dad , y eo an psfige huta la costa 
de la mai -y donde por estar el sol 
i ploiBO, coniD dicjen los albafiiles', 
DO hacia seSal de, -sombra algonn á 
fuediodia. por uta fax» las ca- 
vieroD «n mayor veneración, por- 
que decían que aquellas eran >eí«fi- 
to mas agiqdabt« par* el sol , por- 
quo ea ellas, te aseatabaí deractaa- 
meiMe y en las otras, da lada Es- 
tas simpleus y anas ' semejaatw 
dixeroa aquellas geates en so as- 
tiologla , porque no pasaron con 
la imagiaacion mas adelante de la 
qua veiaB muifrialiiieate con los 
ojos. Las columoas de Quicu y de 
toda aquella regioa derribó el go' 
bernador Sebastian de Belalcmar 
muy acertadamente, y las hiao pe- 
dazos porque idolatraban los Indios 
eo ellas : las deinss que por todo 
el reyao había, fueron derribando 
tos demás capiíaoes Bspafioles co-' 
mo las fueron hallando. 



CAPÍTULO XLIX. 

I 

Imvieran euenia con ¡as ecl^uet* 
del sol : Iq ^ húcu» cm te - 
de laktMM, 



c 



contaron los meses por laóas de 
una lima aueva á otra , y asi lla- 
man al mes quilla como á .la luna.' 
JMeTon su nombre á cada mes: goíi-< 
taron los medios meses ppr su cre-^ 
cíente y menguante : las semanas* 
por los quartosr v aunque no tüvie-^* 
ron nombres para los días dr la 
semapa. Tuvieron cnen^ con los* 
eclipses dél:>sol''y de la lima ,maf 
no .abantaron' 'las causas. Decian 
al eclipse solar , que el sol estaba 
enojado por algún delito ' que ha- 
bbm hecho contra él , pues mos-^ 
tra))raba su cara turbada oomo hom-' 
bre ayrado , y pronosticaban á se-^ 

me|anza de los astrólogos , que les 

P3 



34tf msToAiA cÉmniAK 

habia de venir algún grave casti- 
go. Al éclipte de la lona , vlea- 
dola ir negreciendo , decían que 
enfermaba la Juna , y qae si acac- 
haba de obscurecerse habia.de aio« 
rir , caerse del cielo. ., cojerlos i 
todos debaxo y matarlos, y que se 
htfbiá de acabar el mundo : por es- 
te, miedo , empezando á eclipsarse 
la luna., tocaban trompetas , cor- 
Betas , caracoles , atabales , atam- 
bores y quantos instrumentos po- 
dían haber que hicieren ruido.- au« 
han los perros grandes y chicos, 
daba&les muchos palos para que 
ahallflsea.y llamasen la lona , que 
poricierta fábula que ellos conta-« 
Ifan^átci^Aü que la luna era aficio* 
9ada á los perros por cierto servi- 
cio que le hablan hecho , y que 
oyéndolos llorar habria lástima 'de 
ellos , y. recordarla del saeño que 
la enfermedad le causaba. 

Para las manchas de la lona de- 



r 



t»L vurné. 347 

cian otra fábula mas simple que la 
de los perros , qae ano aqnelia se 
poóm^ afiadir á las qae la gentili-* 
dad aacigua inveiicó y< compuso 4 
I>iana haciéndola eaxadoca ^ m^ la 
qoe se sigue es bestíalisima. Diceii 
que una zorra se emimoró de la lu^ 
na viéndola tan hermosa , que p09 
hurtarla subi6 al cielo , 7 quando 
quiso echar mano de ella , la. luaa 
se abraxó con. la aorra 7 la pegó 
-á si , y que de .esto se le hicieron 
las manchas : pOr esta £ábula tan 
simple y tan desordenada se podrá 
ver la simplicidad de aquella gen-r 
te. Mandaban 4 los muchachos y 
nifios que llorasen y diesen gran* 
des voces y gritos llamándola Ma- 
ma Quilla, que es madre luna, ro^ 
gáúdole que no se muriese porque 
sp pereciesen todos, lios .hombses 
y las mugerea hacían lo mismo; 
Habla un ruido y una confusión tiltt 
grande que. no se puede encarecer» ) 

»4 



34^ HISTOftlA GBUBIlAC 

Conforine al eclipse , grande ó 
peqaefio , juigaban que habia sido 
la enfermedad de la luna. Pero si 
llegaba i ser total, ya no había que 
jusgar siso que estaba muerta , y 
por DBomentos temían el caer la lo* 
aa y el perecer de ellos. Elntonces 
era mas de veras el llorar y plafiir, 
como gente que Teia al ojo la moer- 
te de todos y acabarse el mundo. 
Quando veían que la luna iba poco 
¿ poco volvieodo á cobrar su luz, de- 
cían que convalecía de su enferme^ 
dad, porque el Pachacamac, que era 
el Sustentador del universo, le había 
dado salud, y mandádoleque ao mu- 
riese porque no pereciese el mun- 
do) y quando acababa de estar del 
todo clara , le daban la enhorabue- 
na de su salud , y muchas gracias 
porque no se había caído. Todo e»- 
to de la luna vi por mis ojos. Al 
día llamaron punchan , y á la no- 
che tttU , al amanecer pacari. Tu- 



r 



TiierOB nombres p«m s^niíicn el 
9,Wu y las demás partes del dia y 
de la noche , como media noche y 
medio dia. 

Tavieron cuenta con el rel¿m* 
pago , cmeno y rayo , y ¿ todo» 
tres en junto llamaron illapa. No 
los adoraron por dioses , sino que 
los honraban y estimaban por cria* 
dos del sol. Tuvieron que residían 
en el ayre mas no en el cielo; 
£1 mismo acatamiento hicieron al 
arco del cielo , por la hermosura 
de sus colores , y porque alcanza* 
ron que procedía del sol ^ de n^odo 
que los r^yes Incas lo pusieron en 
sus armas y divisa. £n ia e;|sa del 
sol dieron aposento de por si á ca"» 
da cosa de estas, como en su lugar 
diremos. £n la via que los astró«* 
logos llaman láctea, en unas man<« 
chas negras que van por ella á la 
larga, quisieron imaginar qno habla, 
ana figura de oveja con m caerpo 



3$0 aiSTORlA aXCNSAAS 

entero , qué estaba funamantando 
un cordero. A mi me la querían 
mostrar diciemió : Vea alli la ca* 
beza de la oveja ^ ves acullá la del 
cordero mamando ^ ve$ el cuerpo, 
breaos .y' piernas del uao y dei 
otro ; mas yo no vela las figuras si- 
no las manchas , y debia de ser poi 
so saberlas imaginar, 

Empero no hadan caudal de 
aquellas figuras para su astrologia, 
mas de quererlas pintar imaginán- 
dolas ^ ni echaban juicios ni pro- 
nósticos ordinarios por sefíales del 
aol , ni de la luna ni de ios come- 
tas y tino para cosas muy raras y 
muy grandes , xomo muertes de 
reyes 6 destrucion de reynos y pro- 
vincias ^ adelante en sus lugares 
diremos de algunas cometas^ si lle- 
gamos allá. Para las cosas comunes 
mas aína hacian sus pronósticos y 
juicios de los snefios que sofiaban 
y de los sacrificios que hacian , que 



F 



na de las estrellas oi señales del 
ayre. Y es cosa espantosa oir lo 
que decían y pronosticaban por ios 
suefios, que por no escandalizar al 
vulgo no digo 'lo qae en esto pu* 
diera contad. Acerca de la estrell» 
venas , que anas veces la veían al 
anochecer y otras, al amanecer, de- 
cían que el sol , como sefior de to? 
das las estrellas, mandaba que aque- 
lla , por ser mas hermosa que to- 
das las demás , anduviese cerca de 
él , unas veces delante y otras 
atrás, 

Quando el sol se ponía , vién- 
dole trasponer por la mar ( porque 
todo el Perú á la larga tiene la mar 
al poniente) decian que entraba en 
ella , que con su fuego y calor 
secaba gran, parte de las aguas de 
la mar, y que como un gran nada- 
dor daba una zabullida por debaxo 
de la tierra para salir otro día al 
oriente ^ dando á entender que ia 



H% BISTOB.IA (SBKBILAS 

tierra está sobre el agaa. Del po* 
merse la lana ni de las otras estre- 
llas ttO dizeron nada. Toda^ estas 
boberias tuvieron en su astrologia 
los Incas , de donde se podrá ver 
qnán poco alcansaron de ella , y 
baste esto de su astrologia , diga- 
mos la medicina que asaban eo sus 
enfermedades. 



^•i»^' 



ÍNDICE 

DE LpS CAPÍTULOS 

*■ QUS C4I>TI*NB BSTB TOMO. 

I. Si^ hay fnuchos mundos. Trá- 
tase de ¡as cinco zonas, . pág. i 

n. Si. boy antípodas. 9 

III. Cámo se descubrió e¡ Nuevo 
Mmdo* •-'•!» 

rV. Deducion del nombre'Péré. ^o 

V. Autoridades en confirmación 

- dei nombre Perú. 0,6 

VI. Lo que dice un autor aeetcm 

áél nombre Pefé. 34 

Vil: Otras- deduciones.de liom- 
\:br es nuevos. 41 

Vni. JJéícripcion del Perú 48 

IX. Idolatría y dioses que ado" 
roban antes de los Incas. 6% 

X. Gran variedad de dioses que 
tuvieron. óf 

XI. Maneras de sacrificios que 
hadan. ^z 



1(4 fNDICX. 

XIL f^Menda y gobierno de ki 
antiguos : cosas que comian. ^ 

XIII. Cámo se vestían en oque- 
Ha antigüedad, i^ 

XIV. Diferentes casamientos y 
diversas lenguas. Usan de ve* 
neno y de becbi%os< %$ 

STV. Origen de los. Incas Reyes 

del Perú. . . .54 

XVI. Fundación del Cozqo eñh 
, d^d^etial^ ipj 

XVft. Lo que reduxo el primer 
.. Inc/f Manco Qapac. 11% 

XVlXl.É4bulas bistoriales del 

origen de los Jncas* iif 

XIX,. Protestación del aufor 
sobre la bistoria. laj 

XX. Pueblos que mandó poblar 

el primer Inca. 134 

XXI. Enseñanza que^ daba el 
Inca á sus .vasallot^ 138 

XXII. Insignias favor obles que 

el Inca diá a los suyos, . 144 

XXIII. Otras insignias masfa* 



fue ks hdéti fmefm á «^ 

XXV. TMÉmtm^ymífme éát 

XXVI. N m hrtM ^4iát$ f 0iá 
XXVIL UtimHüteU u$m- 

da timé': tm t^fige^. #«f j 

XXVHL AKffsMTMi hi Imm 

ai verámáerv IH<», MÍ4 

XXIX. Temió» ha fnn^m wm 

* érét'tnfaga^iof^aáQ, i^ 

Xjul. Jbt^ áioatí ^ ha 
tistarñaáoifta ÍCspalhkt tm^ 

XXXrr.T. jái€0Kg4k^f^m ki' i fn»at^ 
amliütíü áfíl ammíí y U ^^eam^ 



3J6 ÍNDICi* 

reccion universal. 131 

XXXIV. Cotas que sacrifica- 
ban al soi, «39 

XXXV. Los sacerdotes , ritos^ 
ceremomas y leyes se atribu- 
yen al primer Inca, 146 

XXXVI. Se prueba lo dicbo con 
bistoriadores Españoles, ajo 

XXXVU. Dividieron el impe- 
fio en quatro distritos. Ae- 
gistraban los vasallos. atfs 

XXXVin. Tenian dos oficios 
los decuriones. %66 

XXXIX. jfígunas leyes que tu* 
vieron los Incas en sug^bier^ 
no. . 971 

XL. Los decuriones dahan cuen^ 
fa de los que nacian y morían. 183 

XLI. Niegan los Indios baber_ 
cometido delito alguno Inca 
de la sangre real. 190 

XLII. Vida y becbos de Sincbi 
Roca , segundo rey de los 
Incas. «97 



ZLHL 




XUV.Dm 
elhicM 

XLV. Cm^MÍsti 
¡la : hlmsmaa Jk ios Cnláta. j^ 

XLVL Lmgrámptv rámcim Om^ 
cuytu se reámu át pax. £b- 
cen ¡o imsmú eirms flodbcx. 323 

XLVU. Ciencias ^ mkneu^ 
ron ¡os Jacas : jístrologU. 333 

XLVm. JÜcüMxairem la cuenSa 
del aio^ los solsticios y los 
equinocios, 33«f 

XLIX. Tuvierom cmenia com los 
eclipses del soklo fue bocUm 
con los de la bma. 3^, 



FIM SEL TOMO L