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Full text of "Historia general de Filipinas desde el descubrimiento de dichas islas hasta nuestras días"

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•  I 


I 


I 


*-  '  '   r       • .  ^    .     „ 


HISTORIA  GENERAL  DE  FILIPINAS 

DESDB    EL    DBSCUDRIMIENTO    DE    DICHAS    ISLAS 

HASTA  NUESTROS   DÍAS 


\ 


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•  .  ■  >■  <  •   A 


OBRAS  DE  D.  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

C.  DK  LA  Rbal  Academia  db  la  Histokia. 


4MA#WW«^tfV^^'M* 


IL  ARCEIPIÍUGO  miPISO  T  LAS  EAS  HARIANiS,  CAROLINAS  T  PALAOS. 

(geografía  y  estadística.  ) 

Obrn   ilustrada   oon   do«   xnapas. 

(Premiada  con  medalla  de  oro  en  la  Exposición  general  de  Filipinas.) 
—Un  lomo  en  4.^  de  xvi-612  páginas. — Precio:  en  Espafia,  10  pese- 
tas; en  las  Antillas  y  el  extranjero.  12;  en  Filipinas,  15,  franco  de 
porte. 

HISTORIA  DE  LA  PIRATERÍA  MALAYO-MAHOMETANA 

EN   MINDANAO.   JOL.Ó  Y  BORNEO. 

Comprende  desde  el  descubrimiento  de  dichas  islas  hasta  Junio  de  1888. 

Dos  tomos  de  xx  páginas  de  prólogo,  751  de  texto  y  132  de  apén- 
dices é  índice,  elegantemente  impresos.— Precio:  20  pesetas  en  Euro- 
pa, 22  en  América  y  25  en  Filipinas,  franco  de  porte. 

HISTORIA  GENERAL  DE  FILIPINAS 

datde  el  descubrimiento  de  dichas  islas  hasta  nuestros  días. 

Tomo  I,  de  xvi-666  páginas  (premiado  con  medalla  de  oro  en  la  Ex- 
posición general  de  Filipinas).  Precio:  15  pesetas  en  Espafia,  16  en^ 
las  Antillas  y  el  extranjero  y  20  en  Filipinas,  franco  de  poite. — To- 
mos II  y  III,  iguales  precios.  (Impresión  esmeradísima.) 


Cuentos  filipinos.— Primera  edición,  1 876.  Segunda  idem,  1883. 
— Un  tomo  de  321  págiiía3  en^  ^^TT¥i,tc\o:  3  pesetas  en  Madrid  y 
3,50  en  provincias.  (Premiada  con  medalla  de  oro  en  la  Exposición» 
general  de  Filipinas.) 

La  Bolsa,  el  Comercio  7  las  Sociedades  mercantiles. 

— Cuarta  edición,  corregida  y  notablemente  aumentada.  Un  tomo  de 
xyi-262  páginas  en  4.^ — Precio:  en  Madrid,  5  pesetas;  en  provin- 
cias, 5y50. 

£1  cólera  en  1885.— Un  tomo  de  144  páginas  en  8.<>— Precio: 
2  pesetas  en  toda  Espafia;  Ultramar  y  extranjero^  3  pesetas. 

Novelas  cortas,  monograñas,  articules  literarios, 
poesias,  con  un  prólogo  de  D.  Bemardino  de  Melgar.— 

Primera  edición,  1889.  Segunda  idem,  1890. — Un  tomo  de  xxiv-431 
páginas  en  8.^,  elegantemente  impreso. — Precio:  en  Madrid,  4  pesetas;, 
en  provincias,  4,50|  franco  de  porte. 


^^^^^^^^^^^y^^^*^^^*^^^^0^^^^^^»m 


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\ 


HISTORIA  GENERAL 


DE 


FILIPINAS 


DBSDB   EL   DESCUBRIMIENTO   DE   DICHAS   ISLAS 
HASTA   NUESTROS    DÍAS 


POR 


D.   JOSÉ  MONTERO  Y   VIDAL 

C  DE  LA  Real  Academia  db  la  Historia 


iXf4MI&b«^NrH. 


t 


Tomo    III 


MADRID 

BST.   TIP.   DB   L\  VIUDA   É   HIJOS  DB   TBLLO 

IMPRBSOR   DR   CÍMAKA  DB  8.   V. 

C.  de  S«a  Frmndtcr,  4 

1895 


/ 


Es  propiedad  del  autor, 

(Derechos  reservados. ) 


I 


CAPITULO  PRIMERO. 


Gobierno  de  Camba. — Antecedentes  de  este  General.— Batalla  de  Aya- 
cucho. — Embarca  para  Filipinas  en  buques  de  guerra  espafioles. — 
Se  sublevan  los  tripulantes  de  éstos  en  las  Marianas,  izando  el  pabe- 
llón insurgente  americano. — Es  desembarcado  Camba  en  Guajan  con 
los  ofíciale  s   de  marina  y  se  trasladan  ¿  Manila  en  buques  ingleses 
balleneros.  — Nómbrale  Ricafort  Mayor  general  del  ejército. — Lo  con- 
firma Enrile  en  este  cargo. — Trabajos  militares. — Es  nombrado  Di- 
rector de  la  Sociedad  Económica.^  Elegido  diputado  por  Manila,  re- 
gresa á  Espafia. —  Es  dos  veces  más  reelegido  para  aquel  cargo. — 
Ejerce  interinamente  el  Ministerio  de  la  Guerra.— Su  participación 
en  las  Cortes  en  asuntos  militares. — ^Nómbrasele  Gobernador  de  Fi- 
lipinas.—Notable  recibimiento  ásu  desembarco. — Exaltación  de  los 
ánimos  por  cuestiones  políticas. — Reales  órdenes  de  censura  contra 
Salaz ar  por  sus  tolerancias  con  los  frailes  carlistas. — Exposición  anó- 
nima contra  éstos  y  otros  partidarios  del  Pretendiente.— Reuniones 
de  los  desterradas  c  arlistas  en  los  conventos. — Sus  trabajos  de  inQden- 
da  cerca  de  las  tr  opas.— Procura  Camba  conciliar  los  ánimos. — Se 
quejan  los  franciscanos  de  que  lea  hablan  cantado  coplas  ofensivas 
unos  soldados,  y  los  castiga. — Resuelve  un  expediente  en  contra  de 
los  deseos  del  Arzobispo  y  se  indispone  éste  con  él. — Desavenencias 
con  el  Regente  y  el  Fiscal  de  la  Audiencia  por  la  conducta  ilegal  de 
éstos  en  una  Junta  sobre  arreglo  de  sueldos.— Le  hacen  insidiosa 

\  guerra  los  Magistrados.— Biindis  de  un  frdk  en  (k^or  de  D.  Carlos. 

V  —Acuerdos  de  la  Junta  de  Aranceles. — Es  interceptada  una  carta 

)  del  P.  Sucias.—  Prisión  de  éste  y  del  Sargento  mayor  Aznar. — Com- 

l\  plicidad  de  1  os  dominicos.— Rebeldía  de  algunos  individuos  de  esta 

•  Corporac  ion,  — Connivencia  con  éstos  del  Provisor. — Imprudencia  de 

>^  un  predicador  regular. — Acrecientan  su  apasionamiento  los  enemigos 

de  Camba.—  Censurable  conducta  de  los  carlistas.- Conatos  de  insu- 
bordinación de  las  tropas. — Causa  contra  el  Subinspector  áp  Artille* 

r  « 


6  JOSÉ    MONTERO    Y   VIDAL 

ría. — Ilegal  pretensión  de  este  Cuerpo  con  motivo  de  los  honores  fú' 
nebres  á  la  esposa  de  Camba.-^Excelentes  condiciones  y  trabajos  de 
este  Gobernador  en  pro  de  la  administración  del  pafs. — Alarman  sus 
enemigos  al  Gobierno  presentándole  con  aspiraciones  traidoras  para 
Espafia. — Ansiedad  en  Madrid  entre  las  familias  de  los  funcionarios 
residentes  en  Filipinas.— Acusaciones  injustas  contra  Camba.— Su 
opinión  respecto  de  los  moro-malayos.^^tfra  de  Filipinas, — Re- 
forma en  Correos. — Junta  consultiva  para  Ultramar.^  Llegada  de  pe- 
riódicos de  Kuropa.  — Inserta  EJ  Taimes  la  noticia  del  relevo  de  Cam- 
ba.—Calumniosa  especie  que  dio  lugar  á  esta  medida.^Llega  el  su- 
cesor de  Camba. — Entrégale  éste  el  mando  sin  protesta  ci  alteración 
del  orden  público. — Sorpresa  de  la  nueva  autoridad  por  la  creencia  en 
contrario  dominante  en  Madrid.— Género  de  guerra  que  se  había  he- 
cho á  Camba. — Demuestran  los  hechos  la  falsedad  de  tales  imputa- 
ciones.—Muestras  de  consideración  de  la  sociedad  de  Manila,  incluso 
el  clero,  desde  que  dejó  el  mando  hasta  su  embarque  para  Espafia. — 
Mando  de  Lardizábal. — Capítulos  provinciales. — Granaderos  de  ma- 
rina.—Orden  sobre  gastos  é  ingresos  en  Ultramar.  — Empadrona- 
miento y  clasifícadón  de  chinos. — Nuevo  periódico. — Circulares  de 
la  Dirección  de  Rentas  de  Espafia  sobre  los  tabacos  filipinos. — Crea- 
ción de  la  provincia  de  Nueva  Vircaya. — Muerte  de  Gal vey.— Per- 
secución de  los  cristmnos  del  Tonkín.— Reglas  para  la  introducción 
y  circulación  de  libros  en  Filipinas. — Escuela  de  Comercio. — Bando 
respecto  á  tributo. — Renuncia  de  María  Cristina. — Bando  sobre  ex- 
tranjeros. ^Organización  de  las  oficinas  de  Hacienda. — Cuentas  de 
propios.— Medidas  militares. — Proyecto  de  un  monumento  á  Maga- 
llanes en  Mactan. — Renuncia  el  Gobierno,  sale  para  Espafia  y  muere 
en  el  viaje. 

Para  sustituir  al  general  Torres  fué  nombrado  el  ma- 
riscal de  campo  D.  Andrés  García  Camba,  Caballero 
de  Santiago. 

Este  sujeto  era  muy  conocido  de  la  sociedad  de  Ma- 
nila por  haber  residido  en  la  capital  de  Filipinas  duran- 
te diez  años  (Abril  de  i825  á  Marzo  de  1835).  Su  de- 
signación y  su  breve  y  accidentado  mando  merece,  por 
circunstancias  especiales,  ser  tratado  con  alguna  am- 
plitud. 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  *¡ 

Sabido  es  que  el  general  Camba  fué  vencido  y  he* 
cho  prisionero  con  todo  el  ejército  Real  del  Perú  en  la 
triste  batalla  de  Ayacucho,  que  dio  por  resultado  la 
pérdida  para  España  de  la  América  del  Sur  (9  de  Di- 
ciembre de  1824). 

El  i.^  de  Enero  de  iSaS  embarcó  en  la  escuadra  es- 
pañola de  guerra,  compuesta  del  navio  Aúa  y  de  los 
bergantines  AquiUs  y  Constante,  con  rumbo  á  Filipinas. 
«Por  escasez,  particularmente  de  agua  (refiere  el  ge- 
neral Camba),  fondeamos  en  la  rada  de  Umatac,  en  las 
islas  Marianas,  y  al  levar  el  ancla  en  la  noche  del  10 
al  II  de  Marzo,  se  perdieron  estos  buques  á  causa  de 
la  más  inesperada  rebelión  (0.  Corrí  la  suerte  de  los 
oficiales  de  marina,  después  de  haber  contribuido  efíca- 
-cisimamente  á  contener  las  atroces  demasías  que  algu-* 
nos  de  los  amotinados  se  proponían,  y  con  ellos  fui  des- 
embarcado en  la  isla  de  Guajan,  y  en  buques  ingleses 
balleneros  llegamos  todos  el  4  de  Abril  á  Manila,  don- 
de hallamos  favorable  acogida  y  la  mayor  hospitalidad 
■en  los  habitantes  de  todas  clasest  (2). 

El  general  Ricafort,  que  á  la  sazón  gobernaba  las 
Islas,  conocía  á  Camba  por  haberlo  tenido  á  sus  órde- 
nes y  lo  nombró  Mayor  general  del  ejército,  cuyo  nom- 
bramiento fué  aprobado  por  Real  orden  de  22  de  Mayo 
de  1826.  En  1828  se  posesionó  Enrile  del  empleo  de 
Segundo  cabo,  y  por  su  indicación  continuó  Camba  en 
el  despacho  de  la  Subinspección  de  las  tropas;  dirigió 

(i)  Los  fublevados  izaron  el  pabellón  de  las  Repúblicas  insurgen- 
tes de  América»  á  cuyas  costas  volvieron. 

(2)  Exposición  diriipda  á  S.  M.  la  augusta  Reina  Regente  Gober- 
nadora del  reino,  inserta  en  la  obra  Lds  din  y  seis  mises  de  mmmdé  supe^ 
ri9r  de  FiU^inas,  por  el  Mariscal  de  campo  D.  Andrés  Garda  Cam- 
ba: Cádiz,  1839. 


8  JOSÉ   MONTERO   Y -VIDAL 

personalmente  varios  años  las  asambleas  doctrinales  del 
ejército,  é  hizo  un  plan  para  mejorar  la  organización  del 
mismo. 

La  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  País  le  nom- 
bró su  Director,  y  recibidos  en  1834  el  Estatuto  Real 
y  convocatoria  á  Cortes,  fué  elegido  procurador,  según 
en  su  lugar  hemos  dicho,  para  representar  á  Filipinas, 
mereciendo  igual  distinción  en  las  elecciones  que  por 
disolución  de  las  Cortes  respectivas  hubo  en  Manila  en 
i836  y  1837. 

Ya  hemos  consignado  en  su  lugar  oportuno  cómo 
desempeñó  su  puesto  de  diputado. 

El  i5  de  Agosto  de  i836  se  hizo  cargo  interinamen- 
te del  despacho  de  la  Secretaría  de  la  Guerra,  siendo 
nombrado  Gobernador  y  Capitán  general  de  Filipi- 
nas (O,  y  mientras  llegaba  la  época  de  su  embarque, 
volvió  á  interinar  el  Ministerio  de  la  Guerra  durante  la 
ausencia  del  propietario,  general  Rodil,  que  había  sa- 
lido á  campaña.  Al  ser  destituido  Rodil,  renunció  su  in» 
tenuidad.  Durante  ésta  tomó  parte  en  las  Cortes  en 
varias  discusiones  sobre  asuntos  militares  y  de  la  gue- 
rra civil.  El  2  de  Octubre  fué  elegido  diputado  por  Lugo, 
su  país,  para  las  Constituyentes  de  i836  á  1837,  no 
llegando  á  ocupar  su  asiento,  porque  las  Cortes  invali- 
daron dicha  elección  en  razón  á  haber  sido  Secretario 
del  Despacho  de  la  Guerra. 

(i)  cFormó  en  Espafia,  con  los  amigos  que  habían  militado  con  él 
en  la  América  del  Sur,  el  partido  llamado  de  los  Ayaeuches^  Alcanzaron 
el  poder  en  la  Península,  y  Camba,  abusando  de  la  confianza  de  ellos, 
se  nombró  Capitán  General  de  Filipinasi.— (iStf/^mi^/  los  Bulra  do' 

Innecesario  nos  parece  rebatir  esta  última,  á  nuestro  juicio,  inexacta 
«severaciÓD. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  9 

El  17  de  Abril  de  1837*  embarcó  en  Cádiz  en  la  fra- 
gata Nueva  San  Femando ,  con  su  señora  y  una  hija  de 
poca  edad.  En  este  mismo  buque,  y  por  expresa  Real 
orden,  iban  tres  individuos  de  la  Junta  carlista  de  Cór- 
doba, desterrados  á  Marianas.  El  24  de  Agosto  llega- 
ron á  Manila;  el  25  efectuóse  el  desembarco,  y  el  27  se 
hizo  cargo  Camba  de  su  alto  empleo. 

Toda  la  población,  y  en  especial  el  elemento  insular, 
tributó  al  nuevo  Jefe  de  las  Islas  el  más  entusiasta  re- 
cibimiento (i). 

Los  elementos  avanzados  del  país  se  hallaban  bajo 
la  impresión  desagradable  de  la  derogación  del  Estatu- 

(í)  cEste  Jefe  superior  de  las  Islas  Filipinas  fué  recibido  en  Mani- 
la con  extraordinario  entusiasmo,  y  muy  particularmente  por  los  espa- 
fieles  del  país;  mas  no  tardó,  por  desgracia,  en  inspirar  desconfianza  á 
todos  los  amantes  de  su  patria.  Tenía  la  nota  fatal  de  haber  sido  trai- 
dor á  la  bandera  espafiola  en  la  emancipación  americana,  y  uno  de  los 
que  depusieron  al  último  Virrey  de  Lima  y  perdieron  para  siempre  aque- 
llas ricas  posesiones  del  Monarca  de  Castilla.  £1  tiempo  que,  finalmen- 
te, había  pasado  e  n  estas  Islas,  antes  de  ser  promovido  á  este  Gobier- 
no, le  había  servido  en  gran  manera  para  adquirirse  popularidad  en  el 
país;  popularidad  que  le  valió  el  ser  elegido  diputado  á  Cortes  por  el 
distrito  de  Manila».— (.£Atf/«rf0  de  hs  Padres  donumcos^  tomo  V,  pági- 
nas 596-97.) 

Más  adelante  se  verá  el  por  qué  del  excesivo  apasionamiento  de  los 
dominicos  contra  el  general  Camba. 

En  el  relato  de  las  causas  que  motivaron  la  deposición  del  Virrey  de 
Lima  en  Enero  de  1821,  y  la  derrota  de  Ayacucho  en  Diciembre  de 
1824,  sucesos  independientes  uno  de  otro,  ha  predominado  más  la  pasión 
política  ó  el  desconocimiento  de  los  hechos  que  la  veracidad  histórica. 

Ofrece  gran  interés  para  apreciar  debidamente  lo  ocurrido  en  el  oca- 
so de  la  dominación  espafiola  en  América,  la  siguiente  obra:  Exposi' 
eUtt  que  dirige  mi  Rey  D.  femando  V II  el  Mariscal  de  campo  D,  Je- 
rMma  Valdis^  sobre  leu  causas  que  motiuaroH  la  pérdida  del  Perú,  Des- 
di Vitoria,  dí%de  Julio  de  ] 827.  La  publica  su  hijo  el  Conde  de  To- 
nta, coronel  retirado  de  artillería. — Tomo  I:  Madrid,  1894. 


lO  JOSé    MONTERO   Y   VIDAL 

to  Real,  que  privaba  á  las  Islas  de  la  representación  en 
Cortes. 

El  tacto  y  las  simpatias  de  Camba  hicieron  olvidar 
este  suceso,  y  los  amantes  del  régimen  liberal  le  ape- 
llidaban El  Deseado. 

Ardía  vivamente  en  España  la  guerra  civil,  promo- 
vida por  los  carlistas,  y  quizá  por  primera  vez  en  Fili- 
pinas las  pasiones  políticas  tenian  soliviantados  los  áni- 
mos. El  clero  regular,  en  su  totalidad,  era  partidario 
del  Pretendiente,  al  que  no  sólo  acompañaban  sus  sim- 
patías, sino  que  le  auxiliaban,  así  como  á  las  publica- 
ciones carlistas,  con  su  dinero. 

La  corte,  sabedora  de  esta  actitud  de  los  frailes,  y 
disgustada  de  la  censurable  tolerancia  del  antecesor  de 
Camba,  que  estimó  prudente  usar  de  disimulo,  había 
expedido  las  Reales  órdenes  de  22  de  Octubre  de  i836 
y  24  de  Abril  de  1837,  en  que  reprendía  aquel  proceder, 
diciendo  en  la  primera  al  general  Salazar  que  de  ser 
las  opiniones  políticas  á  que  se  refería  favorables  á  los 
supuestos  derechos  del  Príncipe  rebelde,  f  se  habría  he- 
cho altamente  culpable  de  haberse  desentendido  de  re- 
prender y  castigar  severamente,  conforme  á  las  leyes, 
un  crimen  de  tanta  traición •;  y  en  la  segunda,  después 
de  reiterar  lo  mandado,  se  disponía  la  mayor  vigilancia 
sobre  las  personas  de  semejantes  opiniones,  c cualquie- 
ra que  sea  su  estado  y  condición •• 

Existía  también  otra  Real  orden,  remitida  con  fecha 
20  de  Abril  de  i836  por  el  Ministerio  de  Gracia  y  Jus- 
ticia al  Gobernador  de  Filipinas,  insertando  una  expo- 
sición anónima  (O  dirigida  á  la  Reina  Gobernadora  por 

(1)     En  la  exposición  ae  manifestaba  la  necesidad  y  uiigenda  del  en- 
vió de  un  Gobernador  y  Capitán  general  de  los  mis  adictos  á  la  Reioa, 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  II 

uno  que  se  ñrmaba  El  crístino  por  esencia,  á  ñn  de  que 
adoptara  Ids  medidas  oportunas»  con  vista  de  su  conte- 
nido, ó  propusiera  lo  conveniente. 

En  confirmación  de  lo  que  en  las  citadas  disposicio- 

en  atención  á  que:  i.^  £1  Gobierno  interino  de  las  Islas,  á  la  sazón, 
«si  no  es  de  la  fracción  carlista,  que  por  desgracia  es  aquí  monstruosa, 
es  al  menos  indolente,  tolerante  de  la  fracción  y  poco  afecto  al  Gobier* 
no  liberal».  2.^  £1  omnipotente  Tribunal  de  la  Real  Audiencia  se  com- 
pone de  sujetos  que  sirvieron  en  las  filas  realistas  persiguiendo  de  muer- 
te á  los  liberales,  menos  el  magistrado  Lamimbide:  urge  se  releve  al 
citado  Tribunal.  3.°  £3cige  la  política  y  tranquilidad  de  las  Islas  que  se 
prive  á  los  obispos  el  ordenar  in  sacris  á  los  indios  y  mestizos  de  san- 
gley;  debiendo  ser  españoles  peninsulares  todos  los  curas,  incluso  los 
frailes  alli  existentes,  pero  exclaustrados  y  secularizados  y  sujetos  al 
ordinario,  crpues  que  en'  comunidad  y  en  corporaciones,  teniendo  como 
tienen  inmensos  tesoros  de  que  disponer,  son  aquí  más  perjudiciales  que 
lo  fueron  en  la  Península,  porque  éstos  son  carlistas  declarados  y  capi- 
tales enemigos  del  Gobierno  de  S.  M.  Los  inmensos  é  inagotables  te- 
soros que  tienen  enclaustrados  estas  comunidades  religiosas,  provienen 
de  la  multitud  de  fincas  y  dilatadas,  feraces  y  ricas  haciendas  que  po- 
seen, pues  tanto  en  esta  capital  como  fuera  de  ella,  lo  mejar  que  se  ve 
es  suyo.  ¡Cuánto  podía  prometerse  la  Real  Hacienda  de  rentas  fecun- 
dantemente  ricas  eo  manos  tan  desafectas  é  ingratas  como  están  en  el 
día!»  4.^  Los  eclesiásticos  naturales  y  mestizos,  por  más  que  reciban 
estudios  y  órdenes,  siempre  son  indios,  y  de  aquí  no  pasan,  y  sin  in- 
terrupción desafectos  y  declarados  enemigos  del  Gobierno  Real  Supre- 
mo, sea  de  la  naturaleza  que  se  fuese,  porque  no  tienen  más  que  su  in- 
-dependencia:  encargar  á  estos  minbtros  tan  ineptos  y  desleales  la  ad- 
minbtración  espiritual,  y  aun  también  se  puede  decir  que  la  temporal 
de  los  pueblos,  es  el  sistema  más  perjudicial  y  antipolítico  que  se  ha 
visto.  5.^  t£n  el  ejército  son  muchos  los  carlistas:  de  aquí  es  que  los 
crístinos  estamos  temerosos,  y  los  carlistas  blasfeman  y  truenan  contra 
todo  lo  que  huele  á  cristino». 

»Tomos  enteros  se  necesitaban  para  enterar  medianamente  á  V.  M. 
de  lo  que  aquí  pasa  en  pro  del  carlismo,  y  es  tan  potente  y  desmesu- 
rado su  espíritu,  que  llegaron  los  desterrados,  el  ex-general  Pedro  Gri- 
marest,  el  ex-(iscal  Ramón  Pedrosa,  el  ex*canónigo  Matías  Jara  y  el 
«x-intendente  Manuel  Tellería,  por  infieles  y  nada  adictos  al  liberal  Go- 


12  JOSÉ   MONTBRO   Y    VIDAL 

nes  soberanas  se  indicaba,  encontróse  Camba  con  que 
residían  en  Manila  varios  personajes  carlistas  que  de- 
bían hallarse  en  Marianas,  á  donde  fueran  desterrados, 
y  según  relata  en  su  exposición  á  la  Reina,  f  había  reu- 
niones carlistas  en  el  convento  de  San  Juan  de  Dios, 
donde  se  hallaba  hospedado  el  confinado  Pedrosa,  y  en 
el  colegio  de  Santo  Tomás;  que  el  Deán  y  Provisor 
D.  Pedro  Relaes  sacaba  casi  diariamente  á  pasear  en 
su  coche  al  expresado  D.  Ramón  Pedrosa,  ex-Alcalde 
de  casa  y  corte;  que  el  Canónigo  Jara,  otro  confina- 
do, intentaba  introducir  el  extravío  en  la  disciplina  de 
los  sargentos,  con  algunos  de  los  cuales  se  decía  ha- 
berle visto  de  mucha  confianza;  que  las  autoridades  es- 
taban de  acuerdo  para  no  cumplimentar  las  órdenes  de 
la  corte  que  previniesen  la  publicación  y  jura  de  la  Cons- 
titución, habiendo  tenido  mí  interino  antecesor  que 
ofrecerse  á  abrir  la  primera  correspondencia  que  se  re- 
cibiera en  presencia  de  testigos;  que  en  la  concurrida 
tertulia  diaria  del  Arzobispo  se  ponderaban  el  poder  y 
los  triunfos  del  Pretendiente,  que  se  comunicaba  luego 
por  cordillera  (extraordinario  6  expreso  de  pueblo  en 
pueblo),  y,  finalmente,  que  se  veían  en  plena  libertad, 
obsequiados  y  visitados  hasta  de  las  autoridades,  á  los 
confinados  carlistas;  hecho  positivo  del  cual  se  trata  en 


bierno  de  V.  M.,  y  en  el  mismo  instante  de  su  llegada  se  vieron  visi- 
tados y  rodeados  de  los  primeros  personajes  de  esta  capital,  ofrecién- 
doles sus  personas  y  bi  enes,  y  tan  obsequiosos  y  tan  bien  reputados, 
que  no  se  puede  concebir  una  idea;  de  modo  que  los  tales  han  mejora- 
do infinitamente  con  su  venida  i  Filipinas,  haciendo  el  más  brillante 
papel,  cuándo  debían  ser  el  escarnio  y  ludibrio  de  las  gentes..... 

•Dígnese  V.  M.  no  remitir  más  carlistas,  desterrados  ni  confinados, 
porque  esto  es  engrosar  el  monstruoso  partido  en  favor  del  Infante  re- 
belde, y  llegará  á  ser  de  un  perjuicio  sin  término»,  etc. 


HISTORIA    DE    FILIPINAS  I3 

la  causa  instruida  contra  el  párroco  de  Calasiao  y  el 
sargento  mayor  de  la  pla^a  de  Manila,  de  que  tiene 
conocimiento  el  gobierno  de  V.  M.  (O». 

No  obstante  esto,  procuró  Camba  conciliar  los  áni- 
mos, y  habiéndosele  quejado  los  padres  franciscanos  de 
que  algunos  soldados  peninsulares  cantaban  ante  el 
convento  coplas  ofensivas,  corrigió  en  el  acto  el  des- 
orden, volviendo  los  padres  á  darle  las  gracias.  Al  mis- 
mo tiempo  hizo  cambiar  de  residencia  á  los  deportados 
carlistas  para  contrarrestar  las  reuniones  peligrosas  que 
celebraban. 

Pero  en  esto  tuvo  que  resolver  un  expediente  sobre 
extralimitación  de  atribuciones  del  Arzobispo,  que  se 
había  incautado  de  los  fondos  del  convento  de  San  Juan 
de  Dios,  de  Cavite,  y  los  había  depositado  en  Santo 
Domingo,  obligándole  á  depositarlos  en  Cajas  Reales. 
Esto  añadió  en  el  Arzobispo,  á  los  motivos  políticos, 
uno  personal  de  antipatía  hacia  el  General. 

Otro  nuevo  incidente  vino  á  aumentar  la  tirantez  de 
la  situación:  se  mandó  por  el  Gobierno  de  España  que 
se  redujeran  los  sueldos,  excepto  d  los  militares  en  activo 
servicio.  Nombró  Camba  una  Junta  de  autoridades  para 
que  le  informasen  sobre  la  manera  de  ejecutar  la  or- 
den, nombrando  Presidente  al  Segundo  cabo,  lo  que 
disgustó  al  Regente  de  la  Audiencia,  resolviendo  Cam- 
ba, para  evitar  rozamientos,  que  actuara  sin  presiden- 
cia; la  Jimta  incluyó  en  la  rebaja  á  los  militares  y  ex- 
cluyó al  clero,  y  propuso  que  concurriera  Camba  á  las 
sesiones  á  tomar  parte  en  los  debates  y  acuerdos;  ne- 
góse éste  y  ordenó  la  disolución  de  la  Junta,  lo  cual 
ofendió  al  Regente  de  la  Audiencia,  D.  Manuel  Pérez 

( I )     Los  diit  y  seis  nuses  de  mando  suptrior  en  Filipinas, 


14  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

Seoane,  y  al  Fiscal  de  S.  M.,  D.  Manuel  García  Ga- 
llardo, y  el  primero  comenzó  á  comunicarse  con  el  Mi- 
nisterio de  Gracia  y  Justicia,  prescindiendo  de  Camba, 
que  era  el  Presidente  del  Tribunal,  pidiendo  y  obte- 
niendo el  Fiscal,  que  vivía  con  el  deán  Reales  en  el 
Palacio  arzobispal,  su  regreso  á  España  so  pretexto  de 
incapacidad  física  y  moral,  pero  con  la  idea  de  tra- 
bajar contra  el  General.  La  Audiencia,  además,  nom- 
bró sin  contar  con  el  Presidente,  un  teniente  de  Can- 
ciller interino;  dio  facultad  al  alcalde  mayor  de  llocos 
Norte  para  sumariar  al  de  llocos  Sur  y  resumir  su  au- 
toridad contra  lo  que  mandan  las  leyes,  también  sin 
contar  con  el  Gobernador  superior  Camba,  y  realizó, 
en  una  palabra,  una  serie  de  actos,  ya  de  independencia, 
como  la  consulta  al  Ministerio  de  Gracia  Justicia  sobre 
el  cura  de  Magalán,  convicto  de  delitos  atroces;  ya  de 
resistencia  á  la  autoridad  superior,  como  oponerse  el 
Regente  á  que  lá  Audiencia  evacuara  la  consulta  pedida 
por  Camba  sobre  inteligencia  del  art.  53  de  la  Instruc- 
ción de  Regentes;  ya  de  tentativa  de  imposición,  como 
pretender  dicho  Regente  que  el  Gobernador  superior 
civil  lo  visitase  los  días  de  besamanos. 

De  esta  suerte  la  Audiencia  vino,  por  la  cuestión  de 
la  rebaja  de  sueldos,  á  hacer  causa  común  con  el  clero 
en  su  oposición  á  Camba,  y  á  resultar  más  pacífico  el 
tildado  de  progresista  que  los  absolutistas  y  moderados. 

Nuevos  sucesos  exacerbaron  más  las  pasiones:  en 
un  banquete  un  fraile  había  brindado  por  Carlos  V  y 
solicitó  que  secundasen  el  brindis  los  concurrentes:  uno 
de  ellos  se  opuso  y  hubo  un  escándalo  formidable,  y 
Camba  ordenó  á  los  Prelados  de  los  regulares  que  re- 
comendasen á  los  religiosos  mayor  respeto  al  Gobierno 
constituido. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  I5 

La  Junta  de  Aranceles,  por  acuerdo  de  9  de  Sep- 
tiembre de  1837,  mandado  cumplir  por  decreto  del  mis- 
mo día,  dispuso  que  desde  i.^  de  Enero  de  i838  paga- 
sen el  8  por  100  de  derechos  los  efectos  extranjeros  de 
Europa  que  se  introdujeran  á  consumo  en  bandera  es- 
pañola, desde  los  puertos  de  Singapore,  Batavia  y  cual- 
quiera otro  de  su  inmediata  demarcación,  y  el  9  por 
100  los  que  de  igual  origen  y  en  la  propia  bandera  se 
importasen  de  China.  El  14  de  Diciembre  publicó  la 
Junta  otro  Arancel  por  el  cual  las  producciones  en  ban- 
dera de  la  misma  clase  pagaban  un  14  por  100  del  ava- 
lúo y  7  en  pabellón  nacional,  y  las  producciones  españo- 
las 8  y  2  respectivamente.  El  de  exportación  fijaba  el 
I  por  100  de  derechos  á  los  efectos  conducidos  en  ban- 
dera nacional  para  la  Península,  y  i  Y,  por  100  para  el 
extranjero  (O». 

En  el  estado  de  tirante^  en  que  se  hallaba  Camba 
con  el  clero  y  el  Arzobispo,  ocurrió  otro  suceso  que  fué 
objeto  de  variados  comentarios  y  apasionadas  criticas 
entre  los  vecinos  de  Manila,  especialmente  entre  los  re- 
ligiosos: la  prisión  del  párroco  de  Calasiao  en  Pangasi- 
nán,  Fr.  Manuel  Sucias,  dominico,  con  motivo  de  ha- 
ber sido  interceptada  una  carta  de  este  padre,  dirigida 
al  sargento  mayor  de  la  plaza  D.  Matías  Aznar,  en  que 
demostraba  su  desafección  á  la  Reina  Doña  Isabel  II 
y  abogaba  por  la  causa  de  D.  Carlos,  encargándole 
conferenciara  con  el  P.  Nadal,  y  demostrándose  que  el 
Obispo  de  Nueva  Segovia,  D.  Fr.  Francisco  Albán,  era 
el  mediador  con  el  Pretendiente. 


(i)  Este  Arancel  fué  reformado  en  10  de  Mayo  de  186/  por  otro 
en  que*M  saprimian  todos  los  derechos  de  exportación.— fv.  Diccio* 
mario  dt  la  Administración^  etc.)  ' 


f 


1 6  JOSÉ    MONTERO   Y    VIDAL 

Decretó  el  Gobernador  general  la  prisión  del  P.  Su- 
cias, y  á  prenderlo  fueron  á  su  convento  el  alcalde  ma- 
yor de  la  provincia,  D.  Juan  Manuel  Terán,  con  el  jefe 
militar  Galvey  y  el  mayor  de  las  milicias  Valero,  sien- 
do portador  de  la  orden  para  dicho  objeto  el  oficial  de 
caballería  D.  Carlos  Roca,  quien  debía  conducir  á  Ma- 
nila al  religioso;  pero  algo  debieron  sospechar  los  do- 
minicos de  Manila  al  ver  el  arresto  y  reclusión  en  la 
fuerza  de  Santiago  de  Aznar  y  salir  á  Roca  de  Manila, 
lo  cual  indica  su  conociipiento  del  asunto,  y  en  el  acto 
despacharon  sin  permiso,  noticia  ni  pasaporte  de  Cam- 
ba, á  un  individuo  de  la  Orden,  joven  y  activo,  que  lle- 
gó á  Calasiao  horas  antes  de  que  prendieran  al  P.  Su« 
cias,  pudiendo  éste  ocultar  sus  papeles. 

Llevado  á  Manila  por  Roca,  fué  recluido  el  P.  Su- 
cias en  las  Casas  Consistoriales,  á  pesar  de  las  influen- 
cias puestas  en  juego  para  que  se  le  levantara  la  pri- 
sión; incomunicado  y  con  centinelas  de  vista:  formóse- 
le  causa,  de  la  que  resultó  su  separación  del  curato  de 
Calasiao  y  orden  de  embarque  para  España  bajo  parti- 
da de  registro.  Esto  no  tuvo  lugar,  porque  cuatro  mé- 
dicos certificaron 'que  peligraba  su  vida  si  embarcaba, 
y  se  le  confinó  al  pueblo  de  Naic.  Después  le  nombra- 
ron Vicario  de  San  Juan  del  Monte  (0. 

Aznar  fué  separado  de  su  destino  y  remitido  á  Espa- 
ña bajo  partida  de  registro  W. 

(i)  Durante  el  Gobierno  de  Lardizábal  se  le  permitió  residir  en  el 
convento  de  su  Orden  en  Manila,  y  en  la  época  del  sucesor  de  aquél, 
Sr.  Alcalá,  fué  nombrado  párroco  de  Malasiqui,  en  Pangasinán. 

(2)  £1  Gobierno  aprobó  la  separación  de  Aznar  de  su  destino  y  su 
traslado  á  la  Península,  y  ordenó  que  quedase  en  clase  de  detenido  en 
Cádiz  bajo  la  vigilancia  de  las  autoridades  militares  de  la  plaza,  ó  de 
cualquier  otro  punto  que  tuviera  á  bien  sefial  arle  el  Capitán  General 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  I7 

El  mencionado  dominico  que  fué  á  prevenir  de  su 
prisión  al  P.  Sucias,  recorrió  todos  los  curatos  de  Pan- 
gasinán,  y  desaparecieron  de  los  que  desempeñaban  el 
párroco  de  Dagupan,  Fr.  Vicente  Rodríguez,  y  el  de 
Manaoag,  Fr.  Ramón  Fernández.  Preguntó  la  autori- 
dad por  el  paradero  de  los  expresados  curas  al  Vicario 
foráneo  Fr.  Vicente  Castro,  y  primero  respondió  que 
lo  ignoraba,  y  más  tarde  que  los  había  autorizado  para 
ir  á  Manila.  Ordenó  Camba  que  se  le  presentaran,  y  lo 
hicieron  así  el  de  Dagupan  y  el  fraile  mensajero;  pero 
el  de  Manaoag  se  volvió  á  su  curato.  Al  reiterar  al  Vi- 
cario la  orden  para  que  se  presentase  el  párroco  al  Ge- 
neral, pidió  el  Vicario  al  Alcalde  mayor  de  Pangasinán 
la  orden  de  aquél.  Negóse  el  Alcalde  á  exhibirla,  y  el 
General  dio  conocimiento  del  hecho  al  Provisor  gober- 
nador del  Arzobispado,  el  que,  al  mismo  tiempo  que 
contestaba  al  General  que  le  había  desagradado  y  re- 
probaba la  conducta  del  Vicario,  le  decía  á  éste  que  ha- 
bía obrado  bien,  alentándolo  así  en  la  rebeldía.  Al  mis- 
mo tiempo  indicaba  al  General  la  pretensión  de  que 
sólo  por  su  conducto  obrase  cuando  de  religiosos  se  tra- 
tara. ¡No  hay  duda  que  con  tal  conducta  había  de  ob- 
tener la  confianza  del  General  en  tales  circunstan- 
cias!.... Aquel  mismo  Provisor,  sin  embargo,  llamado 
D.  Pedro  Reales,  sospecha  que  puedan  llegar  libros 
perniciosos  en  un  buque,  y  se  dirige  directamente  al 
Administrador  de  la  Aduana  recordándole  prevenciones 
legales. 

Con  todo,  como  el  Vicario,  requerido  por  el  Alcalde 


de  Andalucía,  pasando  al  Tribunal  especial  de  Guerra  y  Marina  todos 
los  antecedentes  relativos  á  la  sumaria  formada  á  Aznar  y  al  párroco 
de  CalaMao. 

TOMO  III  2 


l8  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

mayor,  le  había  entregado  la  comunicación  reservada 
del  Provisor,  en  castigo  le  quitaron  el  Vicariato  las  au- 
toridades eclesiásticas  por  su  obediencia  á  la  civil  en 
aquel  extremo,  y  nombraron  Vicario  al  P.  Pellicer, 
cuyo  mérito  principal  consistía  en  haber  cantado  una 
misa  de  Réquiem  el  día  de  la  Reina  Isabel,  en  vez  de  ce- 
lebrar, según  costumbre,  aquella  fiesta  con  una  misa 
de  gracias  y  Te  Deum.  La  audacia  de  los  religiosos  afec- 
tos á  D.  Carlos  llegó  hasta  el  extremo  de  que  por  im- 
prudencias de  un  predicador  tuvo  el  General  que  ha- 
cerle bajar  del  pulpito  en  otra  fiesta  cívico-religiosa, 
sustituyéndolo  en  el  acto  un  sacerdote  filipino,  magis- 
tral del  Cabildo  de  la  Catedral,  D.  Manuel  García,  y 
aquélla  fué  la  primera  vez  (8  de  Diciembre  de  1837) 
que  se  oyó  el  nombre  de  Isabel  II  en  actos  semejantes, 
pues  en  tales  términos  se  excusaban  de  acatar  á  la  Rei- 
na, que  en  la  reimpresión  de  la  Bula  hizo  el  clero  po- 
ner las  palabras  de  «el  Rey  nuestro  Señor»  en  vez  de 
«la  Reina  nuestra  Señora».  Sería  interminable  la  narra- 
ción de  los  actos  políticos  y  de  rebeldía  llevados  á  cabo 
por  el  clero  carlista  en  la  época  de  Camba,  y  puede  ase- 
gurarse que  no  hay  opiniones  políticas  ni  clases  socia- 
les que  hayan  disfrutado  de  tal  impunidad,  á  pesar  de 
conocer  Camba  que  entraba  por  mucho  el  molestarleá 
él  con  aquellos  actos. 

De  nada  le  sirvieron  sus  contemporizaciones  con  los 
carlistas  frailes,  pues  fué  acusado  en  la  opinión  pública 
de  la  Península  de  traidor  á  España,  y  cuatro  magis- 
trados elevaron  una  exposición  contra  el  hermano  del 
Asesor  del  Gobierno,  D.  José  Ramos,  nacido  en  Fili- 
pinas, oriundo  de  la  Península,  insinuando  que  era  fili- 
bustero, y  que  Camba,  á  pesar  de  eso,  había  hecho  in- 
terinamente Auditor  de  Guerra  á  su  hermano.  De  tal 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  X9 

manera  excitó  las  pasiones  aquel  escrito  imprudente  de 
los  magistrados,  que  Camba  tuvo  que  dar  una  alocu- 
ción á  las  tropas  diciendo  que  tenia  confianza  en  la 
fidelidad  de  los  filipinos,  asi  como  S.  M.  la  Reina. 
También  en  la  tropa  lograron  los  carlistas  introducir 
sus  pasiones,  y  los  europeos  del  batallón  de  Asia  dieron 
mueras  al  General;  pero  la  actitud  de  los  jefes  evitó 
que  tomase  más  proporciones  aquel  descontento,  ma- 
nifestado á  la  vuelta  de  una  gran  parada  en  solemnidad 
de  los  días  de  la  Reina. 

Con  tan  malas  artes  se  combatía  á  la  autoridad  su  • 
perior  de  las  Islas,  que  existiendo  una  causa  contra  el 
Subinspector  de  artillería  D.  Jacobo  Gil  de  Avalle,  cuan- 
do llegó  Camba  se  quiso  que  no  la  diera  el  trámite  pre- 
ciso, so  pretexto  de  una  supuesta  autonomía  del  Cuer- 
po; y  cuando  falleció  la  esposa  del  General,  el  12  de 
Noviembre  de  1837,  á  pesar  de  ser  de  ceremonial  en 
Indias  que  se  las  tribute  los  mismos  honores  en  vida  y 
en  muerte  que  á  sus  esposos,  el  Cuerpo  de  artillería 
quiso  que  pagase  el  General  la  pólvora  de  las  salvas  (O. 

Jamás  se  vio  una  oposición  más  manifiesta  de  todos 
los  carlistas  y  de  todas  las  clases  oficiales  á  una  auto- 
ridad isabelina,  siendo  sensible  que  recayera  en  un  Ge- 
neral que  reunía,  á  su  fino  trato  y  no  escaso  tacto,  gran 
probidad  é  inteligencia,  merced  á  la  que,  á  pesar  de 
tantos  disgustos,  pudo  dictar  acertadísimas  medidas  de 
gobierno,  mereciendo  especial  mención  unas  notables 
Ordenanzas  de  buen  gobierno  y  las  mejoras  que  intro- 

(1)  Por  el  Ministro  de  la  Guerra,  en  2 1  de  Mayo  de  1838,  se  co- 
municó al  Director  goieral  de  artillería  una  Real  orden  aprobando  el 
consumo  de  pólvora  y  demás  gastos  ocasionados  al  material  de  artille- 
rfa  con  motivo  de  los  honores  fánebres  verificados  en  Manila  á  conse* 
«uencia  de  la  muerte  de  la  sefiora  del  Capitán  general  de  Filipinas. 


20  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

dujo  en  el  ramo  de  comunicaciones.  También  hizo  visi- 
tar las  rancherías  de  infieles  y  adelantar  su  reducción  (i). 

De  tal  manera  trabajaron  los  carlistas  el  ánimo  del 
Gobierno  y  la  sociedad  de  Madrid,  que  creyeron ,  sin 
examen,  las  absurdas  y  calumniosas  especies  contra  él 
difundidas;  asi  es  que,  rompiendo  con  todo  género  de 
consideraciones,  fué  relevado,  y  su  sucesor  iba  con  gran 
temor  de  encontrar  resistencia  y  al  país  en  efervescen- 
cia, y  quedó  sorprendido  al  hallar  todo  lo  contrario  (2)» 

La  gran  acusación  contra  Camba  era  que  daba  prefe- 
rencia á  los  hijos  del  país  sobre  los  de  la  Península,  aun 
para  los  mandos  de  tropa.  En  el  ejército  nada  había  in- 
novado Camba:  la  acusación  se  referia  á  las  milicias. 
Sólo  uno  de  los  seis  cuerpos  que  las  componían,  esta- 
ba mandado  por  un  filipino,  el  de  milicias  de  Batangas,. 
á  cargo  de  D.  Manuel  Cacho,  y  éste  había  votado  con- 
tra Camba  en  sus  elecciones  para  Procuradora  Cortes: 
era,  pues,  hasta  un  rasgo  de  delicadeza  en  el  General 
no  quitarle  el  mando.  De  los  otros  cinco  cuerpos  vaca» 
ron  dos  jefaturas,  y  el  General  nombró  para  una  a!  pe- 
ninsular D.  Manuel  Romero  y  para  otra  al  filipino 
D.  Matías  Sáenz  de  Vizmanos;  pero  trasladado  éste 
poco  después  á  la  Secretaría  de  Gobierno,  lo  sustituyó 
Camba  en  el  mando  del  cuerpo  con  el  peninsular  Don 
José  Félix  Grastelu.  Hay  más:  el  mismo  Camba  había 
propuesto  que  aquellos  cuerpos  fuesen  mandados  por 
jefes  del  ejército  y  no  por  vecinos  de  Manila,  cosa  que 

(i)  tDébense  á  este  distinguido  Gobernador  y  Gipitán  general  de 
Filipinas  considerables  mejoras  que  durante  su  ilustrado  mando  ha  re- 
cibido el  país». — (PP.  Buceta  y  Bravo,  Dieciot$ario^  etc.,  pág.  266.) 

(2)  Las  cartas  que  llegaban  á  Filipinas  acusaban  una  gran  ansiedad 
en  las  familias  que  allá  tenían  allegados:  de  tal  suerte  se  engafió  á  la  opi- 
bíóii  pública  en  Espafla. 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  11 

•disgustó  mucho  á  éstos,  patentizando  lo  injusto  de  la 
acusación  que  se  le  hacía  de  afecto  á  los  hijos  del 
país  en  un  grado  sospechoso;  tuvo,  sí,  grandes  consi- 
deraciones con  los  filipinos  que  lo  merecían  por  su  con- 
ducta, y  natural  era  también  que,  rodeado  y  combatido 
por  los  carlistas,  tuviese  amistad  con  aquéllos  que  se 
manifestaban  adictos  á  Isabel  II. 

Respecto  de  los  piratas  moro-malayos,  decía  el  Ge* 
neral  Camba  al  Gobierno  en  1 6  de  Noviembre  de  1837: 
4  Yo  no  puedo  persuadirme  que  el  temperamento  adop- 
tado de  liacer  paz  y  alianza  con  el  Sultán  de  Joló  haya 
de  proporcionar  á  nuestra  navegación  y  comercio  nin- 
guna ventaja  sólida  y  permanente». 

Y  así  es^  en  efecto,  como  la  experiencia  ha  demos- 
trado, con  tristísima  elocuencia,  desde  el  principio  de 
nuestras  relaciones  con  los  falaces  Sultanes  de  Joló  y 
Mindanao. 

En  1837  vio  la  luz  pública  en  Manila  la  Flora  de  Fi- 
lipinaSy  obra  importantísima,  que  ha  hecho  inmortal  el 
nombre  del  sabio  cuanto  modesto  religioso  agustino  cal- 
zado Fr.  Manuel  Blanco  (0. 

(1  ]  FUra  de  FUipinat^  sigún  el  sistema  sexual  de  Litmea.  Por  el  Pa- 
-dre  Fr.  Manuel  Blanco,  agustino  calzado,  con  las  licencias  necesarias» 
Manila.  Afio  de  1837.  En  la  imprenta  de  Santo  Tomás,  por  D.  Cándido 
López. 

£n  21  de  Marzo  de  IS40  acordó  la  Sociedad  Económica  de  Amigos 
del  País  conceder  500  pesos  al  P.  Blanco  para  los  gastos  de  impresión  y 
publicación  de  la  FUra  que  lleva  su  nombre. 

En  1845  publicóse  la  segunda  edición  corregida  y  aumentada  por  el 
mismo  autor,  y  posteriormente  la  Orden  de  San  Agustín,  honrando  la 
memoria  de!  preclaro  hijo  de  su  proyinda,  costeó  una  magnifica  reim- 
presión editada  con  gran  lujo  é  ilustrada  con  preciosos  grabados  de  hi 
obra  del  P.  Blanco,  adicionándola  con  el  manuscrito  inédito  del  P.  Fray 
Ignacio  Mercado,  las  obras  del  P.  Fr.  Antonio  Llanos  y  un  Apéndice 


22  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

En  5  de  Diciembre  de  1837  ^^  decretada  la  reforma 
del  ramo  de  Correos  en  Filipinas,  y,  en  su  consecuencia^ 
se  nombraron  Administrador  é  Interventor  á  sueldo  fijo, 
cuyos  funcionarios  entraron  á  desempeñar  su  cometido 
en  Octubre  de  i838,  estableciéndose  desde  dicha  época 
el  fi-anqueoy  certificados  y  apartado  de  la  corresponden- 
cia; impúsose  el  porte  á  la  que  llegaba  del  extranjero,  y 
se  concentró  toda  la  correspondencia  en  dicha  oficina  (0. 


con  todas  ]as  nuevas  investigaciones  botánicas  referentes  al  Archipié- 
lago filipino,  bajo  la  dirección  científica  del  P.  Fr.  Andrés  Naves^ 
siendo  su  editor  el  ilustrado  ingeniero  de  Montes  D.  Sebastián  Vidal  y 
Soler,  competentísimo  botánico  y  escritor  muy  notable.  Los  cuatro  to- 
mos de  que  consta  la  tercera  edición  de  la  Flora  del  P.  Blanco  publi- 
cáronse sucesivamente  en  los  afios  de  i877t  78,  79  y  80. 

£1  virtuoso  y  docto  P.  Blanco  nació  en  Navianos,  provincia  de  Za- 
mora, el  24  de  Noviembre  de  1778.  Tomó  el  hábito  en  el  Colegio  de 
Valladolid  en  1794»  y  profesó  en  el  mismo  en  1795.  Llegó  á  Filipinas 
en  1805.  Aprendió  el  tagalo  en  el  pueblo  de  Angat  (Bulacán).  Fué  cura 
párroco  de  los  pueblos  de  San  José  y  Bauan,  en  la  provincia  de  Batan- 
gas,  y  en  los  de  Pásig  y  Parafiaque,  en  la  provincia  de  Tondo.  Fué 
Prior  del  Convento  de  Manila  y  del  de  Guadalupe,  dos  veces  Procura- 
dor general  de  su  provincia.  Definidor  y  Provincial  de  la  misma.  Tra- 
dujo al  tagalo  el  arte  de  medicina  casera  de  M.  Tissot,  y  publicó  en  el 
mismo  dialecto  un  tratado  sobre  la  preparación  y  acción  de  gracias  para 
la  confesión  y  comunión,  y  otro  en  igual  dialecto  para  ayudar  á  bieiv 
morir.  Falleció  en  \.^  de  Abril  de  1845. 

(1)  La  renta  de  Correos  se  estableció  en  Filipinas  en  1767  bajo  la 
dependencia  de  la  general  de  Méjico,  rigiéndose  por  la  Ordenanza  é 
Instrucción  de  1762.  Las  cartas  que  condujeran  los  capitanes,  tripula-- 
clones  6  pasajeros  de  los  buques  del  exterior,  debían  entregarse  al  Ad- 
ministrador del  ramo  bajo  las  penas  reglamentarias  en  caso  de  que  asi 
no  lo  hicieran.  £1  Administrador  percibía  el  25  por  100  del  producto 
de  portes  de  la  correspondencia  de  la  Península.  En  esta  forma  se  llevó 
el  servicio  hasta  1 783,  en  que,  á  excepción  de  la  correspondencia  de  Ja 
Penfnsula  y  Nueva  España,  toda  la  demás  iba  á  la  Secretarla  del  Go- 
bierno general,  donde  era  distribuida  sin  pago  de  coste.  Rcgularíxadas 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  23 

Por  Real  decreto  de  24  de  Octubre  de  1838  fué  crea- 
da en  España  una  Junta  consultiva  para  los  negocios 
de  Gobernación  de  Ultramar,  nombrando  individuos  de 
la  misma,  entre  otros,  á  los  ex-gobernadores  superiores 
de  Filipinas,  Ricafort  y  Enrile, 

Bl  18  de  Diciembre  se  recibieron  en  Manila,  por  la 
vía  de  China,  periódicos  extranjeros,  en  algunos  de  los 
cuales  publicábanse  noticias  que,  aun  suponiéndolas  in- 
ciertas, causaron  profunda  sensación. 

El  Times,  en  un  suelto  de  10  de  Julio  de  i83S,  de- 
cía tque  fué  asunto  de  conversación  en  Madrid,  según 
parece,  el  que  habiendo  perdido  Camba  á  su  mujer  en 
Manila,  quiso  fuese  enterrada  con  los  honores  casi  de 
la  dignidad  real,  y  que  habiéndose  negado  las  principa- 
les autoridades  á  consentir  en  ello,  él  las  trató  con  la 
mayor  indignidad.  El  Gobierno,  al  oir  hablar  de  esta 
extravagancia,  nombró  al  Sr.  Lardizábal  para  que  lo 
reemplazara  en  el  mando». 

Semejante  calumniosa  y  á  todas  luces  falsa  y  ridicu- 
la acusación  no  mereció  á  Camba  crédito  alguno.  Era, 
en  realidad,  increíble  que  por  un  motivo  tan  eviden- 
temente destituido  de  fundamento  y  seriedad  pudie- 
se el  Gobierno  tomar  la  grave  resolución  de  su  relevo, 
pues,  como  dejamos  apuntado,  los  honores  fúnebres  he- 
chos á  la  señora  de  Camba  se  ajustaron  estrictamente 
al  ceremonial  establecido  de  antiguo  para  tales  casos. 
Pero  á  los  ocho  días,  ó  sea  el  26  de  Diciembre,  fondeó 
en  Manila  la  fragata  Nueva  Victoria  conduciendo  al  nom- 


la«  expediciones  postales  en  Luzón  por  el  General  Enríle,  se  recibía  y 
distribuía  en  la  Secretaria  del  Gobierno  la  correspondencia  del  inte- 
rior, entendiendo  de  la  del  extranjero  la  Comisión  de  policía  y  seguri- 
dad pública. 


24  JOSÉ    MONTERO   Y    VIDAL 

brado  para  relevar  á  C^mba,  quien  le  remitió  el  tras- 
lado de  su  nombramiento.  Inmediatamente  cumplimen- 
tó Camba  la  orden  del  Gobierno,  dando  aviso  á  las  au- 
toridades de  la  llegada  del  Sr.  Lardizábal,  á  quien  le 
envió  á  bordo  el  ceremonial  de  su  recepción,  á  la  par 
que  le  hacía  los  corteses  ofrecimientos  de  rigor,  desem- 
barcando la  nueva  autoridad  el  27  y  haciéndole  entre- 
ga del  mando  el  zg,  sin  que  se  alterase  el  orden  públi- 
co ni  se  notara  el  menor  síntoma  de  la  efervescencia 
en  que  se  creía  en  Madrid  que  estaba  ardiendo  Manila, 
y  así  se  lo  confesó  noblemente  Lardizábal  á  Camba  de 
oficio  y  lo  comunicó  con  igual  fecha  al  Gobierno  de 
España. 

Por  la  correspondencia  particular  de  la  Península, 
repartida  á  la  llegada  de  la  Nueva  Victoria,  súpose,  con 
extrañeza  y  disgusto  de  las  personas  rectas  é  imparcia- 
les, el  género  de  guerra  que  habían  hecho  sus  enemi- 
gos al  General  Camba  y  la  atmósfera  que  contra  él  se 
formara  en  Madrid,  que  dio  por  resultado  su  inmediata 
separación  del  mando  que  ejercía. 

Las  especies  contra  él  propaladas,  falsas  y  calumnio- 
sas y  desde  luego  exageradas,  si  alguna  había  que  re- 
vistiese visos  de  verdad,  fueron  las  siguientes: 

•  Haber  ocultado  al  Gobierno  las  ocurrencias  de  Fe- 
brero de  1837.  (Estaba  aún  en  Madrid.) 

»Que  mandó  hacer  honores  fúnebres  á  su  difunta  es- 
posa como  de  dignidad  real,  y  que  maltrató  á  las  auto- 
ridades que  manifestaron  oposición. 

» Haber  separado  jefes  de  cuerpo  para  colocar  otros 
del  país. 

i  Que  entorpecía  la  marcha  de  la  Audiencia  y  desco- 
nocía la  autoridad  del  Regente  y  Ministros  del  Tri- 
bunal. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  25 

tQue  había  atropellado  y  hasta  amenazado  de  fusi- 
lar á  alguno  de  los  Ministros  de  la  Audiencia  porque 
había  protestado  de  actos  de  su  gobierno  como  abusi- 
vos y  fuera  de  la  esfera  de  sus  atribuciones. 

»Que  por  un  exceso  de  celo  en  favor  de  los  naturales 
de  Filipinas  maltrataba  á  los  europeos^  y  que  tenía 
aquella  provincia  en  la  mayor  inquietud. 

» Finalmente,  que  tenia  miras  siniestras  respecto  de 
las  Islas  Filipinas  (O». 

Durante  el  tiempo  que  permaneció  Camba  en  Mani- 
la después  de  entregar  el  mando  y  hasta  su  embarque 
para  Europa  el  8  de  Marzo,  recibió  señaladas  muestras 
de  consideración  y  respeto  por  parte  de  todas  las  Cor- 


(l)  Como  muestra  de  lo  que  en  países  como  Filipinas  alcanzan  el 
apasionamiento,  la  ociosidad  y  la  obsesión,  puede  verse  la  terrible  car- 
ta escrita  en  25  de  Enero  de  1839  desde  Manila  por  el  agustino  Fr.  An- 
tonio Jiménez  á  un  conocido  suyo  residente  en  Espafia;  carta  que  Cam- 
ba copia  en  su  folleto  Los  dU%  y  seh  nusts  di  mando  superior  en  FUipi' 
nos.  £1  citado  religioso  consigna  como  articulo  de  fe  y  dándolo  por  ver- 
dad las  mayores  atrocidades,  explicando  á  su  manera  los  sucesos  y  ca- 
lificando á  Camba  del  modo  más  despiadado.  No  sin  razón  dice  éste  en 
su  exposición  á  la  Reina,  al  hacerse  cargo  de  esa  carta: 

aPero  abruma,  Sefiora,  que  tan  desapoderadamente  escriba  un  mi- 
sionero de  Filipinas,  un  ministro  del  Dios  de  paz  y  de  verdad,  encarga- 
do, no  sólo  de  predicar  la  sublime  moral  del  Evangelio,  sino  de  ense- 
ñarla á  practicar  con  su  ejemplo  á  subditos  sin  duda  ñeles  á  V.  M.  y 

afectos  á  los  espafioles,  pero  ignorantes  y  sencillos Si  todos  los 

frailes  en  Filipinas  profesaran  los  abominables  principios  del  desalma- 
do P.  Jiménez,  era  absoluta  é  indispensablemente  necesario  á  la  con- 
servación de  la  paz  de  esas  Islas,  fíeles  á  la  Reina  y  á  la  Espafia,  no  ce- 
sar de  pedir  á  V.  M.  su  pronta  reforma;  pero,  afortunadamente,  tal  vez 
no  se  halle  allí  otro  que  profese  tan  perversa  moral,  aunque  participe 
alguno  de  su  errónea  opinión  politicaí . 

Las  notas  que  pone  Camba  á  la  carta  son  terrible  cáustico  á  la  in- 
temperancia del  P.  Jiménez. 


26  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

poracíoneSf  incluso  las  de  regulares  {^),  y  de  los  españo- 
les, extranjeros  é  indigenas.  Únicamente  el  Arzobispo 
D.  Fr.  José  Seguí  se  abstuvo  en  absoluto  de  verlo  ni  de 
manifestarle  la  menor  atención  (2). 

En  29  de  Diciembre  de  i838  entró  á  gobernar  en  Fi- 
lipinas el  Mariscal  de  Campo  D.  Luis  Lardizábal  y  Mon- 
toya,  natural  de  Vizcaya. 

Por  Real  orden  de  16  de  Noviembre  de  1836  habíase 
prohibido  la  celebración  de  Capítulos  provinciales  en 
Filipinas. 

El  P.  Fr.  Pedro  Machado,  Comisario  de  los  recole- 
tos en  Madrid,  suplicó  á  S.  M.  que  derogara  aquella 
disposición,  y  se  decretó  el  envío  de  su  escrito  á  Filipi- 
nas para  que  el  Gobernador  de  las  Islas,  de  acuerdo  con 
el  Arzobispo,  determinase  lo  que  conforme  á  las  cir- 
cunstancias del  país  conviniera  hacer. 

Lardizábal,  á  quien  le  tocó  resolver  este  asunto,  de- 
terminó que  se  celebrasen  los  Capítulos,  debiendo  con- 
currir á  ellos,  en  representación  del  Vice-Real  Patrono, 
el  Oidor  más  antiguo  de  la  Audiencia,  lo  que  se  ha  ve- 
nido practicando  hasta  que,  creado  el  Consejo  de  Admi- 

(i)  Camba,  en  su  folleto  citado,  dice  que  no  era  enemigo  de  los 
frailes  como  algunos  lo  presentaban. 

f  Conozco  y  he  sostenido,  escribe,  la  utilidad  de  los  frailes  buenos  en 
Filipinas,  no  precisamente  por  frailes,  sino  por  su  calidad  de  sacerdo* 
tes  espafioles;  y  estoy  persuadido  que  los  más  ilustrados  y  juiciosos 
contaban  firmemente  con  mi  apoyo  en  razón  y  justicia,  y  que  me  tenían 
por  tau  apreciador  de  sus  buenos  servicios,  como  por  el  más  decidido 
aplicador  de  la  severidad  de  las  leyes  si  las  contra venlanD. 

(2)  Algún  tiempo  después  de  su  regreso  á  Espafla  fué  elegido  Cam- 
ba senador  por  Valencia,  y  el  Regente  del  Reino,  Espartero,  por  decre- 
to de  21  de  Mayo  de  1841,  lo  nombró  Ministro  de  Marina,  Comercio  y 
Gobernación  de  Ultramar,  cuyo  cargo  desempeñó  hasta  el  25  de  Mayo 
de  1842,  en  que  se  le  admitió  su  dimbión. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  27 

nistración,  se  encomendó  aquel  encargo  á  uno  de  los 
Consejeros. 

En  29  de  Marzo  de  1839  se  dispuso  por  la  Capitanía 
general  de  las  Islas  el  aumento  de  una  sección  de  gra- 
naderos de  marina  sobré  las  dos  en  la  actualidad  exis- 
tentes (0. 

Por  Real  decreto  de  26  de  Abril  de  1839  se  mandó 
que  por  las  oficinas  superiores  de  Hacienda  de  la  Pe- 
nínsula se  llevase  cuenta  y  razón  délo  recaudado  y  gas- 
tado en  las  provincias  de  Ultramar  (2). 

La  Intendencia  general  de  Ejército  y  Superintenden- 
cia subdelegada  de  Hacienda^  por  decreto  de  14  de  Ju- 
nioy  dio  á  conocer  la  forma  en  que  debía  hacerse  el  em- 
padronamiento  de  chinos  y  las  bases  para  la  recauda- 
ción de  las  contribuciones  de  estos  extranjeros,  confor- 
me á  los  preceptos  de  la  Real  orden  de  10  de  Agosto  de 
1834,  en  ía  que  prevenía  S.  M.  que  se  verificase  de  la 
manera  que  á  la  Intendencia  le  pareciese  más  concilia* 
dora,  «para  que  sin  gravamen  de  los  intereses  del  Esta- 
do se  alivie  en  lo  posible  la  suerte  de  aquellos  desgra- 
ciados que  tengan  poca  posibilidad  de  pagar  su  tributo». 

El  Gobierno  Superior,  por  decreto  de  3i  de  Agosto, 

(1)  Fué  aprobada  esta  detenninatíón  por  Real  orden  de  7  de  Fe- 
brero de  1842. 

(2)  £1  art.  1.^  de  esta  disposición  dice:  fA  contar  desde  l.^de 
Enero  del  presente  afio  1839,  se  llevará  en  las  Contadurías  generales  de 
valores  y  de  distribución  de  la  Hacienda  pública  cuenta  y  razón  exacta 
de  loa  ingresos  y  de  los  gastos  que  tengan  lugar  en  las  islas  de  Cuba, 
Paerlo  Rico  y  Filipinas. 

f  Art.  2.®  Las  oficinas  de  las  mismas  islas  remitirán  en  derechura  á 
la  Contaduría  general  de  valores  extractos  ó  resúmenes  generales  de  las 
cuentas  de  recaudación  é  inversión  de  los  productos  de  sus  rentas,  re- 
dactándolos por  trimestres,  conforme  á  Real  orden  de  6  de  Julio 
de  1838». 


28  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

puso  en  vigor  el  de  la  Intendencia  del  14  de  Junio.  Por 
esta  disposición  se  clasiñca  á  los  chinos  en  transeúntes, 
de  invernada  y  radicados;  se  les  permite  elegir  el  oficio 
que  más  les  acomode,  sin  limitación  alguna;  se  conde- 
na á  trabajos  públicos  á  los  chinos  radicados  que  fue- 
ren aprehendidos  sin  cédula  ó  sin  pasaporte,  y  se  orde- 
na la  deportación  á  Zamboanga,  Misamis,  Paragua  y 
Calamianes  de  todos  los  que  estuviesen  cumpliendo 
cárcel  por  delito  de  su  capitación,  tanto  en  Manila  co- 
mo en  Cavite,  á  tín  de  conseguir  por  este  medio  que 
fuesen  poblando  dichos  puntos. 

El  6  de  Julio  de  1839  comenzó  á  publicarse  en  Ma- 
nila un  periódico  semanal  titulado  Precios  corrientes  de 
Manila,  impreso  á  dos  columnas,  en  castellano  é  inglés, 
consagrado  á  las  noticias  que  su  titulo  indica. 

Por  circular  de  la  Dirección  de  Rentas  estancadas 
de  España  de  7  de  Junio  de  1839,  se  pidió  informe  á 
los  Intendentes  de  las  provincias  de  la  Península  acer- 
ca del  concepto  que  á  los  consumidores  del  tabaco  fili- 
pino les  mereciera  éste . 

«La  opinión  unánime  de  estas  personáis  (las  que  ha- 
bian  examinado  tabacos  filipinos)  ha  sido  que  el  taba- 
co filipino  reunia  condiciones  que  le  recomendaban  y 
daban  la  preferencia  sobre  el  Virginia  y  Kentuky,  cali- 
ficándole de  mejor  calidad,  y  añadiendo  que  sí  se  con- 
seguía mejorar  su  beneficio  en  los  puntos  de  la  produc- 
ción introduciendo  ciertas  prácticas  que  se  observan  por 
los  cultivadores  de  otros  países,  sería  probablemente 
preferible  á  los  demás  tabacos,  excepto  el  superior  ha- 
bano», etc. 

En  23  de  Agosto  del  mismo  año  decía  la  expresada 
Dirección  en  otra  circular,  que  reconocida  la  superiori- 
dad del  tabaco  filipino  sobre  el  del  extranjero,  se  cuida- 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  29 

se  del  esmero  en  su  elaboración  para  evitar  fraudes  que 
pudieran  desacreditarlo;  y  con  fecha  del  26  del  propio 
mes  y  año  dirigió  observaciones  á  los  citados  Intenden- 
tes para  que  se  cumplieran  los  deseos  de  la  Dirección 
de  acreditar  el  tabaco  de  aquel  Archipiélago,  ordenando 
el  envío  de  estados  justificativos  de  la  buena  6  mala 
acogida  que  los  consumidores  le  dispensaran. 

En  1839  creó  Lardizábal  la  provincia  de  Nueva  Viz- 
caya, nombre  que  le  puso  en  recuerdo  de  su  patria,  se- 
gregando al  efecto  algunos  pueblos  de  la  parte  Sur  de 
la  provincia  de  Cagayán. 

En  el  mismo  año  murió  el  infatigable  D.  Guillermo 
Galvey,  uno  de  los  jefes  del  ejército  más  beneméritos, 
cuyo  nombre  recuerdan  aún  con  terror  los  igorrotes  del 
Abra,  batidos  por  él  en  multitud  de  encuentros. 

En  el  expresado  año  de  1839  estuvo  en  JoIó  Dumont 
d'Urbille  (1). 

Por  los  años  de  i838  y  39  sufrieron  cruel  persecu- 
ción de  las  autoridades  del  Tonkin  los  cristianos  de  este 
reino,  siendo  decapitados  dos  Obispos  y  tres  misione- 
ros españoles  del  Orden  de  Predicadores,  y  varios  cate- 
quistas y  sacerdotes  indígenas  (2). 

En  21  de  Mayo  de  1840  comunicó  Lardizábal  á  la 
Audiencia  la  Real  orden  de  4  de  Octubre  de  1839,  re- 
lativa á  los  requisitos  que  debían  observarse  para  la  in- 
troducción y  circulación  de  libros  en  las  Islas,  previa 

(1)  Véase  Yoyage  au  PbU  Sud  ti  dans  tOcéanit  sur  les  eorvetUt 
ÍAstroUbe  ei  ia  Zélée:  París,  1844. 

(2)  Los  detalles  de  estos  sucesos  pueden  verse  en  las  Cartas  del 
R.  P.  Fr.  Domingo  Martí,  impresas  en  Manila  en  1840,  y  en  la  Carta 
ípnsúiatúrsa  (Roma  4  de  Agosto  de  1839)»  y  AUcudón  de  27  de  Abril 
de  1S40  del  Papa  Gregorio  XVI,  referente  á  los  mártires  del  Tonkíi^ 
en  dichos  afios. 


3©  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

designación  de  las  que  merezcan  censura,  hecha  por  el 
Fiscal  de  S.  M.,  nombrándose  después  un  censor  por  el 
Gobierno  y  otro  por  el  Arzobispo,  volviéndose  á  dar  , 
vista  al  Fiscal  una  vez  hecha  la  calificación  y  censura; 
y  si  a  resultase  haber  fundamento  bastante  para  prohi- 
bir la  circulación  de  cualquiera  obra,  porque  contenga 
principios,  máximas  ó  doctrinas  contrarías  á  los  dere- 
chos del  trono  legitimo  ó  á  la  religión  del  Estado,  sea 
no  sólo  recogida,  sino  reembarcada  acto  continuo  (O». 

El  i5  de  Julio  se  inauguró  la  Escuela  de  Comercio, 
establecida  á  solicitud  de  la  Junta  de  este  nombre,  la 
que  en  i.°  de  Octubre  del  año  anterior  presentó  el  co- 
rrespondiente acuerdo  al  Gobernador  de  las  Islas,  sir- 
viéndose prestarle  su  superior  aprobación  en  i5  de  Ene- 
ro siguiente. 

La  expresada  autoridad  publicó  en  1 6  de  Septiembre 
un  importante  bando  respecto  al  tributo  de  los  indíge- 
nas y  mestizos  de  sangley. 

Por  Real  decreto  expedido  en  Valencia  á  12  de  Octu- 
bre (1840),  hizo  renuncia  de  la  Regencia  del  Reino 
S.  M.  Doña  María  Cristina,  confiando  sus  hijas  á  las 
Cortes,  y  dejó  nombrado  ayo  instructor  de  aquéllas  al 
eximio  poeta  D.  Manuel  José  Quintana. 

Una  Regencia  provisional  presidida  por  Espartero  se 


(1)  Por  Real  orden  de  19  de  Noviembre  de  1840,  comunicada  por 
el  Ministerio  de  la  Gobernación  de  Ultramar  al  de  Gracia  y  Justicia  y 
por  éste  al  Gobernador  de  Filipinas  en  19  de  Enero  siguiente,  se  adi- 
ciona la  de  4  de  Octubre  de  1839,  mandando  que,  eii  caso  de  discor- 
dancia entre  los  dos  censores,  decida  la  cuestión  el  Fiscal,  y  que  los 
capitanes  de  buque  acrediten  el  reembarco  de  las  obras  prohibidas,  (cmas 
sin  retener  la  propiedad  ajena,  como  parece  pretende  el  M.  R.  Arzo- 
bispo», quien  había  pedido  que  los  libros  decomisados  se  le  entregasen 
para  evitar  que  fueran  introducidos  furtivamente. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  3 1 

constituyó  inmediatamente»  y  en  14  de  Octubre  convo- 
có Cortes  para  el  19  de  Marzo  de  1841. 

En  II  de  Noviembre  reprodujo  Lardizábal  el  bando 
de  Ricafort  de  1828»  prohibiendo  á  los  extranjeros  ven- 
der al  por  menor  é  internarse  en  las  provincias  para  co- 
merciar. 

En  21  de  Diciembre  decretó  la  Superintendencia 
subdelegada  de  Hacienda  la  reforma  de  las  oñcinas  del 
ramo  y.  la  plantilla  general  de  sus  empleados. 

En  su  consecuencia,  se  separó  de  la  Dirección  del 
Tabaco  el  conocimiento  de  las  fábricas  y  colecciones, 
y  se  creó  una  Dirección  de  Fábricas,  entrando  la  del 
Tabaco  á  formar  parte  de  la  Administración  general  de 
Rentas  estancadas  unidas;  conociendoi  además,  esta 
dependencia  de  todos  los  ramos  que  corrían  á  cargo  de 
la  suprimida  Administración  general  de  vinos,  y  del  pa- 
pel sellade,  pólvora  y  naipes,  como  efectos  estancados. 

Creóse  asimismo  una  Administración  general  de  tri- 
butos y  demás  ramos  anejos,  que  entendía  en  lo  con- 
cerniente á  galleras,  diezmos  y  demás  que  dependían 
de  la  Contaduría  general  de  Ejército  y  Hacienda,  ha- 
ciendo extensivo  á  las  oficinas  generales  de  Interven- 
ción el  sistema  de  contabilidad  por  partida  doble,  que 
desde  Enero  de  1889  estaba  en  práctica  en  la  Conta- 
duría. 

Lardizábal  dictó  instrucciones  para  que  las  cuentas 
de  propios  y  arbitrios  se  rindieran  con  la  debida  justifi- 
cación, con  el  deseo  de  evitar  abusos  y  filtraciones. 

Entre  sus  medidas  militares  fué  la  principal  el  orde- 
nar la  concentración  en  Manila  de  algunas  compañías 
de  artillería  destacadas  en  provincias,  por  estimar  más 
útil  su  acción  en  la  capital. 

Lardizábal  sometió  al  Grobierno  Supremo  el  proyec- 


32  JOSÉ   MONTBRO   Y  VIDAL 

to  de  un  monumento  á  Magallanes  en  la  islita  de  Mac- 
tan  (Cebú)y  donde  fué  muerto  por  los  indígenas  el  cé- 
lebre descubridor  de  Filipinas. 

Desde  que  Lardizábal  llegó  al  país,  sintióse  en  él  á 
disgusto,  y  solicitó  con  reiterado  empeño  su  relevo  (O. 
Obtúvolo  al  cabo  y  embarcó  para  España,  teniendo  la 
desgracia  de  morir  á  los  pocos  días  de  su  salida,  siendo 
sepultado  en  una  islita  próxima  á  Anger  (isla  de  Java). 

(i)     Mas  ha  dicho  de  Lardizábal: 

iLa  fisonomia  sobresaliente  de  su  carácter  era  la  paz  y  la  concilia- 
ción  

«Tenía  una  aversión  especial  á  los  negocios,  y  á  poco  de  haber  lle- 
gado á  las  Islas  empezó  á  suplicar  se  le  relevase;  nombróse  por  fín  su 
sucesor,  y  le  estaba  esperando  con  una  impaciencia  que  tocaba  en  ex- 
travagancia. No  creo  que  haya  jamás  habido  un  hombre  que  desease 
tanto  ser  Gobernador  como  deseaba  Lardizábal  dejar  de  serlo». 


CAPITULO  II. 


Gobierno  de  Oráa.— Su  actividad. — Regencia  de  Espartero. — Créase 
un  Gobierno- Intendencia  de  Visayas.^Se  encarga  Matta  de  la  In- 
tendencia y    Saperintendencia. — Junta  de  Ultramar.— Cofradía  de 
San  José,  fundada  por  el  donado  indio  Apolinario  de  la  Cruz.— 
Reúne  multitud  de  adeptos. — Juntas  clandestinas  en  Lucban. — Per- 
seguidos por  el  párroco,  se  trasladan  á  Majayjay. — Pretende  Apoli- 
nario legalizar  su  cofradía. — Las  autoridades  eclesiásticas  le  niegan 
la  autorización. — Aconsejado  por  un  clérigo,  por  varios  abogados  y 
por  un  rico  mestizo  del  país,  apela  á  la  Audiencia.— Manda  Oráa 
que  se  le  presente,  y  se  oculta. — Ordena  la  prisión  del  clérigo  y  de 
Apolinario  y  sus  secuaces. — £s  sorprendida  su  correspondencia  en 
Majayjay. — Marcha  á  Manila  el  gobernador  de  Tayabas,  y  deja  e) 
mando  al  pedáneo  indio.— >Sitúanse  Apolinario  y  sobre  3.000  cofra- 
des de  ambos  sexos  cerca  de  Tayabas,  y  entablan  negociaciones  con 
el  pedáneo  para  ocupar  la  cabecera. — Estórbalo  el  párroco  y  la  lle- 
gada del  Gobernador. — Les  intima  se  disuelvan,  y  lo  rehusan. — 
Reúne  precipitadamente  algunas  fuerzas,  y  marcha  al  encuentro  de 
los  sediciosos. — Resisten  éstos,  le  abandonan  sus  acompaftantes  y 
es  muerto  el  Gobernador. — Retiranse  á  Manila  los  párrocos  de  Taya- 
bas y  Lucban,  y  queda  la  provincia  á  merced  de  los  indios. — Pre- 
tenden los  sediciosos  entrar  en  Tayabas,  y  lo  dilatan  por  acuerdo  de 
los   principales. — Acampan  en  Alitao.— Harem  de   Apolinario. — 
Manda  Oráa  una   columna  de  tropas  para  batirlos,— Reúnerkse  las 
fuerzas  leales  de  La  Laguna  y  Tayabas,  y  marchan  contra  los  rebel- 
des. —  Desprecian  éstos  el  indulto  con  que  les  brindan. — Son  batidos, 
muertos  muchos,  y  caen  prisioneras  centenares  de  mujeres. — Suma- 
ria contra  Apolinario. — Es  fusilado.— Carácter  político  de  esta  sedi- 
ción.— Prisiones  con  tal  motivo. — Residencias  en  Ultramar.— £na- 

TOMO  III  4 


34  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

jenación  forzosa.^-Reglamento  para  la  bahía  de  Manila. — Minas  de 
carbón. — Libertad  en  la  construcción  de  buques. — Reforma  de  ce- 
pos.— Periódico  Sentanario  filipino, — Subdelegación  de  medicina. — 
Cazadores  de  Luzón. — Sublevación  de  un  regimiento  compuesto  de 
hijos  de  Tayabas.'— Es  sofocada  y  mueren  fusilados  sus  promovedo- 
res.— Prisiones  de  sospechosos. — Son  absueltos. — Únese  al  Gobierno 
de  nuevo  la  Superintendencia.  —  Disposiciones  administrativas. — 
Marcha  de  Oráa  á  Espafia. — Mando  de  Alcalá. — Impulsa  el  des¿irro- 
llo  natural  del  país.— Cuadro  de  reemplazos. — Cesa  Espartero  en  la 
Regencia. — Gobierno  provisional. — Decretan  las  Cortes  la  mayorfa 
de  Isabel  II. — Ordena  su  jura  y  proclamación. — Dispone  elegir  sitio 
en  Basilan  para  un  fuerte,  y  ocupa  defínitivamente  la  isla. — Sus  opi- 
niones sobre  Joló. — El  régulo  de  Sibuguey  cede  el  territorio  de  Bia- 
sungán. — Apostadero  y  Comandancia  de  fuerzas  sutiles  de  Visa^yas 
en  Cebú. — Sepárase  la  Comandancia  del  apostadero  del  Gobierno 
general. — Es  nombrado  Comandante  general  Ruiz  de  Apodaca. — 
Bando  sobre  champanes  chinos. — ídem  sobre  estanco  del  aniión  — 
Sociedad  de  Danzas. — Real  orden  respecto  á  extranjeros. — Compa- 
ñías de  Zamboanga. — Bando  sobre  armas. — Reforma  de  las  oficinas 
de  Hacienda. — Sepárase  de  nuevo  la  Superintendencia  del  Gobierno. 
^Nuevos  bandos  de  buen  gobierno. — Excelentes  condiciones  de 
Alcalá. 

En  Febrero  de  1841  tomó  posesión  del  Gobierno  de 
Filipinas  el  Teniente  general  D.  Marcelino  de  Oráa 
Lecumberri,  natural  de  Navarra. 

«Su  actividad  y  afición  á  los  negocios  contrastaban 
singularmente  con  el  carácter  tan  distinto  de  su  antece- 
sor.  El  despacho,  la  mesa,  el  paseo,  la  tertulia,  el  bai- 
le, todo  era  para  él  oficina,  y  en  todas  partes  se  ocupa- 
ba en  hablar  ó  preguntar  sobre  materias  concernientes 
al  Gobierno  que  desempeñaba». — (Mas.) 

Las  Cortes  españolas,  reunidas  en  el  Palacio  del  Se- 
nado, por  acuerdo  de  8  de  Mayo  de  1841,  decidieron 
que  la  Regencia  del  Reino  fuese  unitaria,  nombrando 
Regente  á  D.  Baldomcro  Espartero,  Duque  de  la  Vic- 
toria. 


HISTORIA  D£  FIUPINAS  35 

Por  Real  orden  de  27  de  igual  mes  y  año  fué  creado 
un  Gobierno-Intendencia  de  Visayas,  al  que  se  asigna- 
ban las  provincias  de  dichas  Islas,  y  las  de  Misamis, 
Caraga  y  Zamboanga  en  Mindanao,  y  Calamíanes,  es* 
tableciéndose  la  capitalidad  en  Cebú. 

Para  el  desarrollo  y  ejecución  del  soberano  mandato 
redactó  Oráa  las  instrucciones  correspondientes,   que 
constan  de  68  artículos:  por  el  art.  5.^,  con  objeto  de 
tener  exacto  conocimiento  material  del  territorio  del 
nuevo  Gobierno  y  para  plantear  las  reformas  adminis- 
trativas y  económicas  que  conviniese,  se  ordena  la  for- 
mación de  •  Cartas  topográficas  de  cada  provincia,  en 
que  se  señalen  y  distingan  sus  respectivos  términos,  y 
se  marquen  sus  pueblos,  montañas,  bosques,  ríos  y  la- 
gunas; la  calidad  de  sus  costas  y  exacta  situación  de  sus 
puertos,  radas,  cabos  y  ensenadas,  valiéndose  para  ello 
de  las  personas  facultativas  é  inteligentes  que  haya  en 
el  distrito,  con  presencia  de  los  trabajos  ya  hechos, 
mientras  se  le  destina  el  competente  número  de  inge- 
nierost,  etc.  Por  el  art.  12  se  recuerda  lo  repetidamen- 
te recomendado  por  las  leyes  vigentes  respecto  á  que 
se  enseñe  el  idioma  castellano  á  los  indios,  debiendo  el 
Gobernador  velar  por  que  los  jefes  de  las  provincias 
cumplan  en  esta  parte  las  Ordenanzas  de  buen  gobier- 
no, con  orden  de  separar  al  maestro  que  no  enseñe  el 
castellano  á  sus  discípulos;  presenciar  una  vez  al  año 
en  cada  pueblo  el  examen  de  ¡os  niños,  y  ver  si  el  pá- 
rroco y  el  gobernadorcillo  cumplen  con  el  deber  de  pro<> 
curar  que  los  padres  ó  tutores  obliguen  á  sus  hijos  y  pu- 
pilos á  concurrir  á  la  escuela.  Por  el  art.  i3  se  previene 
el  buen  trato  á  los  indios,  atendiendo  al  fomento  de  la 
agricultura  y  cría  de  ganados  útiles,  y  á  la  libertad  que 
les  corresponde  «de  vender  sus  frutos  y  manufacturas 


L 


36  JOSá   MONTERO   Y   VIDAL 

y  comprar  los  que  necesiten^  cuándo,  cómo  y  á  guien 
les  conveogat .  Por  el  art.  3i  se  manda  al  Gobernador 
de  Visayas  que  procure  por  todos  los  medios  la  cons- 
trucción de  caminos,  y  que  remueva  los  obstáculos  que 
impidan  la  navegación  de  los  rios  y  esteros*  Por  el  33 
se  le  encarga  constante  vigilancia  para  el  exterminio  dé- 
los malhechores  y  persecución  de  los  vagos  y  mal  en* 
tretenidos.  Por  el  41  se  le  prescribe  que  no  sufran  me- 
noscabo los  derechos  del  Real  patronato  en  el  tenito* 
rio  de  su  mando.  Por  el  44  se  le  prohibe  que  se  cumpla 
ninguna  bula,  breve  ni  rescripto  pontiñcio  que  carezca, 
del  previo  requisito  del  execuator  regio;  y  por  el  46  se 
le  encomienda  que  vele  por  que  los  párrocos  y  doctrine- 
ros desempeñen  las  obligaciones  de  su  ministerio  con 
arreglo  á  sus  sagrados  deberes  (i). 

En  2  de  Junio  de  1841  se  posesionó  D.  Juan  Ma- 
nuel de  la  Matta  de  la  Intendencia  general  de  Ejercita 
y  Real  Hacienda,  con  la  Superintendencia. 

Por  decreto  de  la  Regencia  del  Reino  de  3  de  Julio 
siguiente,  precedido  de  exposición  del  Ministro  de  Ma- 
rina, Comercio  y  Gobernación  de  Ultramar,  D.  Andrés 
García  Camba,  se  estableció  en  Madrid  una  Junta  de 
Ultramar  encargada  de  revisar  las  leyes  de  Indias,  «á 
fin  de  designar  las  que  debían  quedar  vigentes;  las  que 
hubieren  de  omitirse  por  haber  caído  en  desuso,  por 
haber  sido  derogadas  ó  por  no  conducentes  ya,  y  las 
que  debían  sustituir  á  éstas,  con  el  objeto  de  cumplir 
el  art.  2.^  de  los  adicionales  á  la  Constitución  de  1837». 


(])  Instntedofus  "^dxz  el  Gobierno-Intendencia  de  Visayas.  En  la 
parte  de  gobierno,  administración  de  justicia,  vicepatronato  Real  y  se- 
cretaria, extendidas  con  presencia  de  la  Real  orden  de  27  de  Mayo  de 
1841. — Manila,  imprenta  de  D.  M.  Sánchez,  1 843. 


HISTORIA  D&  FILIPINAS  37 

Entre  los  individuos  de  esta  Junta  figuraba  D.  Fran- 
cisco Entrambasaguas,  Ministro  que  habia  sido  de  la 
Audiencia  de  Manila. 

El  hecho  culminante  del  gobierno  de  Oráa  fué  la 
grave  sedición  ocurrida  en  la  provincia  de  Tayabas. 

Un  donado  del  Hospital  de  San  Juan  de  Dios  de 
^aniia^  indio,  llamado  Apolinarío  de  la  Cruz,  natural 
de  Luchan  (Tayabas),  ideó  fundar  una  Cofradía  de  San 
José,  con  la  única  mira,  en  un  principio,  de  vivir  á  ex- 
pensas de  los  crédulos  que  le  secundaran;  y  en  efecto, 
como  los  indios  son  tan  aficionados  á  este  género  de  so- 
ciedades, y  más  si  se  las  reviste  de  cierto  carácter  mis- 
terioso y  de  religión,  en  breve  contó  Apolinarío  gran 
número  de  prosélitos  en  las  provincias  de  La  Laguna, 
Batangas  y  Tayabas. 

Á  mediados  de  1840  comenzaron  á  tener  conciliábu- 
los y  juntas  en  el  pueblo  de  Luchan  numerosas  perso- 
nas de  ambos  sexos,  en  cuyas  reuniones  se  leían  cartas 
de  Apolinarío  referentes  á  la  Cofradía  por  él  instituida: 
cada  asociado  contribuía  con  la  cuota  mensual  de  un  real 
fuerte,  y  después  de  tener  gran  comilona  y  jolgorío  se 
retiraban  los  cofirades  á  sus  respectivos  pueblos.  Súpolo 
«1  Vicario  foráneo  y  cura  párroco  de  Tayabas,  capital  de 
la  provincia  de  este  nombre,  y  le  llamó  la  atención  so- 
bre ello  al  párroco  de  Luchan.  Cuenta  éste  (O  que  su- 
puso desde  luego  que  procedía  de  semejantes  reuniones 
una  misa  cantada  en  obsequio  de  San  José  que  men- 
sualmente  le  pagaban  personas  incógnitas,  y  que  decidió 


(1 )  Raiaciám  expreswa  di  Us  prmeipmUs  accnUcimUntos  di  la  /¿A»- 
iada  CofrñdU  dtl  siñar  San  Josi.  Formada  por  el  M.  R.  P.  Fr.  Manuel 
Sancho,  cora  del  pueblo  de  Luchan.^ (Véate  La  PaUtieade  EipoMatn 
JnU^maM^  números  21  y  siguientes.) 


38  JOSÉ   MONTERO  Y    VIDAL 

negarse  en  lo  sucesivo  á  aceptarla  y  concluir  con  la  Her- 
mandad. Asi  lo  hizo  al  presentársele  el  18  de  Octubre 
un  indio  con  el  importe  de  la  misa,  y  por  su  mandato 
fué  el  gobernadorcillo  con  algunos  principales  á  sorpren- 
der la  reunión  de  los  cofrades  al  día  siguiente,  prendien- 
do á  243  personas  de  las  5oo  6  600  que  ordinariamente 
solían  asistir  á  dichas  Juntas,  dando  parte  el  pedáneo  de 
todo  ello  al  gobernador  de  la  provincia,  é  indicándole 
que  dejaba  de  formar  sumaria  en  razón  á  que  el  asunto 
correspondía  al  fuero  eclesiástico.  El  gobernador  le  or- 
denó el  mismo  día  la  libertad  de  los  detenidos,  supuesto 
que  esa  incumbencia  no  era  suya  y  sí  del  Juzgado  ecle- 
siástico, y  con  esta  determinación  se  crecieron  grande- 
mente los  cofrades.  El  párroco,  en  vista  de  ello,  oñció  al 
gobernador  llamando  su  atención  acerca  de  la  gravedad 
que  el  asunto  revestía,  y  lo  conveniente  que  era  coad- 
jruvase  con  su  autoridad  á  reprimir  el  mal  en  sus  co- 
mienzos, y,  aunque  no  le  contestó,  dio  orden  al  gober- 
nadorcillo de  Luchan  para  que  cooperase  á  este  fin  con 
toda  su  fuerza,  auxiliando  á  aquél  en  cuanto  necesitara. 

Los  asociados  se  abstuvieron  por  entonces  de  verifi- 
car sus  clandestinas  reuniones  en  Luchan,  trasladándo- 
las al  pueblo  de  Majayjay,  de  la  inmediata  provincia  de 
La  Laguna,  en  cuyo  punto  llevaba  la  dirección  de  las 
juntas  un  titulado  secretario  de  Apolinarío,  quien  re- 
cibía de  éste  cartas  que  leía  en  las  juntas,  recaudando 
los  donativos  de  los  asociados. 

Apolinarío,  mientras  tanto,  aconsejado  por  el  clérigo 
indio  D.  Ciríaco  de  los  Santos,  que  hacía  oficios  de  te- 
sorero de  la  Cofradía  y  le  auxiliaba  en  su  organización, 
solicitó  la  competente  licencia  de  las  autoridades  ecle- 
siásticas para  legalizar  la  existencia  de  aquélla;  y  ha- 
'  biéndosela  negado,  apeló  á  la  Audienda,  interviniendo 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  39 

directamente  en  el  curso  de  este  negocio  el  comercian- 
te de  la  capital,  también  nacido  en  el  país,  D.  Domin- 
go de  Rojas,  de  quien  era  capellán  el  D.  Ciríaco,  y  va- 
rios abogados  asimismo  indígenas.  Enterado  el  General 
Oráa  de  los  propósitos  de  Apolinario,  y  comprendiendo 
toda  la  gravedad  de  la  trama  urdida,  lo  mandó  compa- 
recer á  su  presencia;  mas  sin  duda  temió  que  le  prendie- 
ran  y  se  ocultó,  siendo  reducido  á  prisión  el  clérigo  Don 
Ciríaco  de  los  Santos;  ordenóse  entonces  la  captura  de 
Apolinario  y  de  sus  secuaces  á  los  jefes  de  las  provincias 
correspondientes,  y  en  su  consecuencia  fué  sorprendida 
el  19  de  Septiembre  de  1841  la  junta  de  Majayjay  con 
el  auxilio  é  intervención  del  párroco  del  pueblo,  Fr.  An- 
tonio Román,  si  bien  por  haber  tenido  aviso  previo  de 
la  proyectada  captura  fugáronse  casi  todos  los  asiduos 
concurrentes  de  Majayjay  y  pueblos  limítrofes;  mas  ocu- 
pada la  extensa  correspondencia  de  Apolinario  y  su  se- 
cretarío  Octavio  Ignacio  de  San  Jorge  y  los  más  signi- 
ficados cofrades  de  La  Laguna  y  Tayabas,  redujese  á 
prisión  al  titulado  secretario  y  algunos  más  de  los  prin- 
cipales cabecillas^  circulando  el  jefe  de  la  provincia  de 
La  Laguna  oficios  al  Alcalde  mayor  de  Tondo  (Mani- 
la) para  la  captura  de  Apolinario,  indicándole  el  domi- 
cilio en  que  se  ocultaba,  según  se  desprendía  de  una  de 
sus  cartas  cogidas  en  Majayjay,  y  al  gobernador  de  Ta- 
yabas para  la  captura  y  remisión  á  su  juzgado  de  de- 
terminados sujetos. 

En  estas  difíciles  circunstancias  ocurriósele  al  gober- 
nador de  Tayabas  trasladarse  á  Manila,  y  obtenido  el 
necesario  permiso,  salió  para  la  capital  de  las  Islas  el 
28  de  Septiembre,  dejando  encargado  del  mando  de  la 
provincia  al  gobernadorcillo  de  la  Cabecera,  indio  indi- 
ferente ó  afecto,  si  no  cómplice,  de  los  fanáticos  cofra- 


1 


40  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

des  de  San  José,  á  cuya  Sociedad  pertenecía  su  mujer,  y 
merced  á  esta  inexplicable  duplicada  torpeza  del  gober- 
nador de  Tayabas  de  abandonar  la  provincia  en  tan  crí- 
ticos momentos  y  de  fíar  el  gobierno  de  ella  á  un  indio, 
pudieron  los  cabecillas  de  la  Cofradía  eludir  las  órdenes 
de  su  captura,  congregándose  armados  en  el  pueblo  de 
Bay,  de  La  Laguna,  donde,  reunidos  con  los  de  esta 
provincia,  recibieron  al  ex-donado  Apolinario,  que  se 
había  fugado  de  Manila  en  una  banca,  y  todos  juntos, 
pasando  por  los  pueblos  de  San  Pablo  (entonces  de  Ba- 
tangas  y  hoy  de  La  Laguna),  Tiaon  y  Sariaya,  ambos 
de  Tayabas,  estableciéronse  en  el  sitio  de  Igsaban,  pun- 
to ventajosamente  situado  entre  la  capital  de  Tayabas 
y  el  pueblo  de  Sariaya,  y  propagándose  la  noticia  con 
celeridad  pasmosa,  en  breve  se  vio  rodeado  de  multi- 
tud grandísima  de  personas  de  todas  clases,  sexos  y 
edades. 

Aprovechando  la  feliz  coincidencia  de  ejercer  el  man- 
do de  Tayabas,  como  hemos,  dicho,  un  indio  cuya  mu- 
jer pertenecía  á  la  Asociación,  entablaron  negociaciones 
con  él  para  ocupar  la  Cabecera,  y  el  indigno  munícipe, 
correspondiendo  necia  ó  traidoramente  á  la  insigne  hon- 
ra y  á  la  indebida  confianza  que  en  él  depositara  su 
jefe,  intentó  complacer  al  ex-donado  y  secundar  sus  pla- 
nes; pero  les  faltó  valor,  tanto  á  él  como  á  los  princi- 
pales con  quienes  trató  del  asunto,  y  no  atreviéndose  á 
obrar  por  sí,  temerosos  seguramente  de  las  consecuen- 
cias, vieron  de  conseguir  su  propósito  de  un  modo  in- 
directo, y  acudieron  al  Vicario  y  párroco  de  Tayabas, 
Fr.  Antonio  Mateo,  diciéndole  que  los  cofrades  de  San 
José  querían  celebrar  un  novenario  en  la  iglesia  á  su 
cargo;  mas  el  párroco  no  sólo  se  negó  á  ello,  sino  que 
exhortó  á  los  reunidos  en  Igsaban  por  medio  de  comisa- 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  4I 

ríos  á  que  se  disolvieran  y  abandonaran  á  aquel  embau- 
cador. 

En  esto,  el  22  de  Octubre  regresó  á  Tayabas  su  go- 
bernador D.  Joaquín  Ortega;  celebró  en  el  acto  una  jun- 
ta, á  la  que,  según  parece,  únicamente  convocó  á  los 
municipes  indígenas,  cosa  incomprensible  habiendo  en 
esta  capital  vanos  peninsulares,  y  de  acuerdo  con  aqué- 
llos dirigió  una  intimación  á  los  sediciosos  para  que  se 
disolvieran  inmediatamente;  pero  fué  rechazada  con 
menosprecio  esta  advertencia,  y  entonces,  reuniendo  á 
toda  prisa  las  fuerzas  que  pudo,  compuestas  en  total  de 
unos  3oo  hombres  de  la  llamada  tropa  de  dotación, 
cuadrilleros  é  individuos  del  resguardo,  algunos  cabe- 
zas de  barangay,  los  padres  franciscanos  curas  de  Luc- 
han y  Tayabas,  y  el  administrador  de  rentas  D.  Salva- 
dor de  Roda,  marchó  el  23  al  encuentro  de  los  rebel- 
des, cuyo  número  no  bajaba  de  3  á  4.000  personas. 

Al  avistar  á  los  secuaces  de  Apolinarío,  á  eso  de  las 
tres  de  la  tarde,  el  gobernador,  poseído  de  imprudente 
arrojo,  se  adelantó  contra  ellos,  haciendo  disparar  tres 
pedreros  que  llevaba.  Los  sediciosos  contestaron  con  sus 
fusiles  y  con  una  nube  de  flechas  diestramente  arroja- 
das por  los  salvajes  aetas,  que  habían  atraído  á  su  cam- 
po los  revoltosos,  introduciendo  esa  inesperada  resisten- 
cia el  más  espantoso  desorden  en  la  heterogénea  hues- 
te de  Ortega,  que  huyó  despavorida,  arrastrando  en  su 
fuga  al  Vicario  foráneo  y  su  hermano  de  hábito  y  al 
administrador  de  rentas. 

.  Envalentonados  los  cofrades  del  ex-donado  ante  la 
deserción  de  sus  contrarios,  y  dóciles  á  la  voz  de  su  ca- 
becilla en  jefe,  apodado  Purgatorio^  acometieron  con 
mayor  empuje  hasta  lograr  apoderarse  de  los  pedreros; 
y  encontrando  solo  y  desmontado  al  desgraciado  gober- 


42  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

nador  Ortega,  que  no  quiso  seguir  á  los  suyos  en  su  co- 
barde huida,  diéronle  muerte  con  multitud  de  heri- 
das (O,  «llegando  aún  el  encono  i  su  barbarie  hasta  el 
punto  que  despojando  el  cadáver  de  sus  armas  é  insig- 
nias, dejáronlo  custodiado  por  numerosas  bandas  de 
aetas,  al  parecer  con  la  misión  de  impedir  fuera  retira- 
do y  recibiera  sepultura  eclesiástica:  asi  finaron  triste- 
mente las  esperanzas  de  una  madre  que  en  este  joven 
de  26  años  estaban  cifradas,  y  asi  terminó  sus  dias  un 
oficial  vizarro  á  quien  respetaron  mayores  riesgos,  ase- 
sinando con  el  Jefe  de  la  provincia  el  poco  prestigio 
que  al  Govierno  de  S.  M.  restara,  y  en  virtud  del  que 
pudieron  sostenerse  sus  delegados  (2)».  Obtenido  tan 
inesperado  triunfo,  entablaron  nuevas  negociaciones  los 
sublevados  con  los  principales  para  ocupar  la  Cabecera 
de  Tayabas;  mas  por  etiquetas  entre  algunos  de  éstos 
que  no  lo  estimaban  oportuno,  sin  que  entre  los  que  se 
oponían  figurase  el  gobernadorcillo,  jefe  accidental  dias 
antes  de  la  provincia,  retiráronse  al  sitio  de  Alitao  para 
celebrar  un  novenario,  á  cuyo  término  se  prometían  te- 
ner allanadas  las  dificultades  del  momento  y  hacer  su 
entrada  triunfal  en  Tayabas,  visto  lo  cual  marcharon 
á  Manila  el  cura  de  Luchan  y  el  Vicario  párroco  de 
aquella  Cabecera,  con  ánimo  de  dar  cuenta  al  Gobierno 
y  á  sus  superiores  del  mal  sesgo  que  presentaban  los 

(i)  Según  posterior  decía  1  ación  de  Apolinario.  los  asesinos  del 
gobernador  Ortega  fueron  Apolonio  (a)  Purgatorio  y  los  indígenas  de 
la  Cabecera  de  Tayabas,  Rafael  de  los  Santos  y  Eleuterío  de  San  Juan, 
habiéndose  ejecutado  la  muerte  por  orden  del  citado  Purgatorio, 

(2)     Relación  citada  del  P.  Sancho. 

£1  propósito  que  indica  e  1  autor  respecto  del  cadáver  de  Ortega,  no 
pudieron  realizarlo,  poique  de  noche  fuéles  robado  por  algunos  piado- 
sos indios  y  sepultado  en  Tayabas. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  43 

asuntos  en  la  localidad,  quedando  la  provincia  á  mer- 
ced de  los  indios,  en  vez  de  seguir  en  ella  dichos  reli- 
giosos para  alentar  con  su  presencia  y  enardecer  con 
sus  exhortaciones  á  los  leales. 

Situado  Alitao  en  una  llanura  próxima  á  la  Cabecera 
de  Taya  has;  resguardados  sus  flancos  por  los  rios  lyam 
é  Ipilam,  y  fortificado  el  frente  por  el  monte  San  Cris- 
tóbal; abundante  en  ag^as,  é  inmediatos  los  medios  na- 
turales para  atender  en  cierto  modo  á  su  defensa,  for- 
tificaron este  campamento  con  una  empalizada  y  los 
tres  pedreros  cogidos  el  23  á  Ortega,  construyendo  en 
el  centro  un  camarín  de  caña  y  ñipa,  adornado  en  su 
interior  por  colgaduras  vistosas,  estampas  y  cuadros  de 
imágenes,  en  cuya  especie  de  templo  iniciaban  á  los  afi- 
liados en  la  Cofradía  por  medio  de  misteriosos  rezos, 
presididos  por  el  ex-donado.  Á  la  derecha  del  camarín 
levantaron  una  casita  de  iguales  materiales  para  mo- 
rada de  Apolinario,  «en  la  que  retiradamente  vivia  cus- 
tudiado  de  algunos  hombres  de  su  confianza,  con  toda 
la  comodidad  y  regalo  imaginable,  acompañado  sólo  de 
mujeres  jóvenes,  solteras  y  no  mal  parecidas  que  se  re- 
levaban por  turno,  y  atendían  con  esmero  sus  necesi- 
dades y  placeres  de  los  afiliados,  cuyos  alojamientos  ó 
alb  ergues  se  extendían  á  derecha  de  ambos  flancos  del 
cam  pamento:  sólo  era  visitado  á  ciertas  horas,  y  presi- 
dido de  una  ridicula  majestad,  oponiéndose  embarazos 
y  exigiendo  su  previa  licencia  aun  á  las  visitas  que  al- 
guna vez  le  hicieran  los  cabecillas  de  la  gente  armada, 
no  con  otro  fin  que  el  de  conferenciar  sobre  su  causa  y 
elementos  que  para  la  defensa  contaran  (O». 

£1  gobemadorcillo  de  LucbaUi  D.  Miguel  de  San 

(i)     RdacUn  citada. 


44  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

Buenaventura,  cumpliendo  con  su  deber,  dio  parte  de 
las  ocurrencias  relatadas  por  propio  extraordinario  al 
Alcalde  mayor  de  La  Laguna,  D.  Francisco  Gutiérrez 
de  los  Ríos,  para  que  lo  hiciese  llegar  á  la  Superiori- 
dad; y  recibido  el  parte  á  las  ocho  de  la  noche  del  24,  lo 
mandó  á  su  vez  por  extraordinario  urgente  al  Goberna- 
dor de  las  Islas,  disponiendo  desde  luego  la  salida  de  25 
cuadrilleros  y  seis  soldados  de  dotación  á  las  órdenes  de 
su  capitán,  D.  Clemente  González,  con  orden  de  que 
desde  Luchan  pasaran  sin  pérdida  de  momento  á  Ta- 
yabas;  verificándolo  asi,  puesto  que  el  25  de  madruga- 
da entraron  en  Luchan  y  el  26  en  Tayahas,  no  obstan- 
te el  mal  estado  de  los  caminos  por  ser  la  estación  de  las 
lluvias  y  hallarse  casi  intransitables,  aumentando  esta 
fuerza  con  otros  3o  cuadrilleros  que  el  día  25  hizo  sa- 
lir el  citado  alcalde  de  La  Laguna  para  unirse  al  ca- 
pitán González,  cuyas  pequeñas  columnas  vieron  pasar 
los  rebeldes  desde  su  campo  de  Alitao  sin  cuidarse  de 
atacarlas,  quizá  por  considerar  despreciables  tan  esca- 
sas fuerzas  en  comparación  de  sus  numerosos  y  engreí- 
dos grupos,  no  obstante  lo  cual  bastó  en  la  Cabecera 
de  Tayabas  la  presencia  de  esta  tropa  para  que  los  no 
afiliados  al  bando  de  Apolinario,  y  los  pocos  principa- 
les que  se  habían  opuesto  á  su  inmediata  entrada  en 
aquélla,  se  agruparan  al  lado  del  expresado  capitán 
González. 

Tan  luego  supo  Oráa  este  triste  suceso,  nombró  jefe 
de  la  provincia  de  Tayabas  al  comandante  del  resguar- 
do D.  Isidro  Vital,  que  gozaba  de  prestigio  en  la  pro- 
vincia, de  la  que  se  encargó  el  29,  y  además  mandó 
contra  Apolinario  y  su  gente  una  columna  con  400  sol- 
dados, entre  ellos  60  de  caballería,  al  mando  del  te- 
niente coronel  del  arma  D.  Joaquín  Huet,  cuya  fuerza 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  45 

fué  engrosada  en  Tayabas  por  un  número  igual  de  cua- 
drilleros é  individuos  del  resguardo,  entrando  en  Luc- 
han en  la  noche  del  29.  También  hizo  embarcar  3o  ar- 
tilleros para  que  fuesen  por  mar  á  reunirse  con  la  co- 
lumna en  Alitao. 

Las  lluvias  torrenciales  de  aquellos  días  dificultaban 
el  movimiento  de  las  tropas,  y  cumpliendo  Huet  con 
las  instrucciones  recibidas  del  Gobernador  de  las  Islas, 
publicó  con  fecha  3o  un  edicto,  que  fué  vertido  al  dia- 
lecto tagalo,  concediendo  perdón,  en  nombre  de  aquél, 
á  todos  los  que,  suponiéndoles  engañados,  se  sometie- 
ran en  el  acto,  excepción  hecha  de  algunos  cabecillas 
y  del  ex-donado;  pero  éste,  á  cuyo  campo  llegaron  co- 
pias del  edicto,  lo  leyó  á  los  suyos  en  son  de  mofa, 
quemándolo  despreciativamente  y  desafiando  á  los  es- 
pañoles á  que  fueran  á  someterlos  (1). 

Lo  mismo  hizo  con  los  ejemplares  impresos  de  una 
pastoral  del  Arzobispo  encaminada  á  hacerles  desistir 
de  su  nefando  error. 

Puesto  de  acuerdo  Huet  con  Vital  para  que  prepara* 
ra  su  gente,  en  unión  del  Alcalde  mayor  de  La  Lagu- 
na, que  había  llegado  á  Luchan  seguido  de  cuadrille- 
ros y  gente  de  mar,  salieron  en  la  mañana  del  3i  para 
Tayabas,  y  una  vez  acordado  el  plan  de  ataque  entre  los 
jefes  mencionados,  fuéronse  en  la  madrugada  del  i.^de 
Noviembre  en  busca  de  los  rebeldes,  y  llegados  á  vista 
de  su  campo  á  las  dos  horas  de  marcha,  enarbolaron 
aquellos  ilusos  una  bandera  encarnada^  adelantándose  á 

(1)  ApoKnarío  habfa  pronosticado  á  sa  gente  que  tan  luego  se 
presentaran  las  tropas  en  contra  de  ellos,  se  abriría  la  tierra  y  se  tra- 
garía á  los  que  tratasen  de  orénderles,  y  de  abf  la  unanimidad  y  arro- 
gancia de  sus  secuaces  en  rechazar  el  indulto  que  les  ofrecía  el  Gober- 
nador de  las  Islas. 


46  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

agredirlos,  con  más  imprudentes  ilusiones  que  conoci- 
mientos del  arte  de  la  guerra,  logrando  en  los  primeros 
momentos,  y  merced  al  acertado  disparo  de  los  pedre- 
ros, poner  en  confusión  á  una  de  las  tres  compañias 
desplegadas  en  guerrilla;  mas  su  valeroso  capitán,  D.  Ig- 
nacio Bueno,  se  impuso  á  los  que  amenazaban  desertar, 
y  entusiasmándolos  con  su  ejemplo,  recuperaron  la  po- 
sición que  momentáneamente  abandonaran. 

Generalizóse  el  combate  con  ardor  extraordinario  de 
ambas  partes,  siendo  de  admirar  el  tesón  de  los  rebel- 
des, á  pesar  de  las  muchas  bajas  que  sufrian,  y  la  impa- 
videz de  los  aetas,  que  en  su  incesante  disparar  de  fle- 
chas estorbaban  el  avance  de  los  leales;  y  visto  esto, 
hizo  Huet  desplegar  en  batalla  los  60  caballos,  mientras 
Bueno  con  su  gente  logró  tomar  el  pedrero  del  centro, 
penetrando  las  tropas  en  el  campamento,  siendo  arro- 
llados los  secuaces  de  Apolinario  y  batidos  en  distin- 
tos sitios,  tomada  su  bandera,  desmontados  los  otros 
dos  pedreros,  y  puestos  en  desorden,  y  al  cabo  en  preci- 
pitada fuga.  Únicamente  los  guardianes  del  ex-donado 
prolongaron  aún  por  breve  tiempo  la  lucha  hasta  perder 
la  vida,  dando  tiempo  á  su  jefe  para  escapar  y  ponerse 
en  salvo.. Muertps,  prisioneros  ó  huidos  los  tenaces  ilu- 
sos que  seguían  al  falaz  embaucador,  dio  fín  con  el  día 
el  jefe  de  las  fuerzas  leales  á  la  acción,  acampando  aque- 
lla noche  en  el  centro  del  lugar  tomado  á  los  rebeldes. 

Murieron  en  la  acción  240  indios,  entre  éstos  alguna 
mujer  y  algún  niño  que  entre  ellos  estaban,  cosa  que 
fué  después  objeto  de  criticas  contra  Oráa  y  sus  delega- 
dos (0.  Después,  en  la  batida  que  se  dio  por  los  bosques 

( 1 )     Razonando  sobre  este  hecho,  dice  el  P.  Sancho: 
«Concluyamos  que  los  que  murieron,  por  su  propia  culpa  murieron. 


-^ 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  47 

donde  se  refugiaron,  fueron  muertos  unos  260  más»  y 
quedaron  prisioneras  3oo  mujeres  (O. 

En  la  mañana  del  2  practicóse  un  detenido  recono- 
cimiento en  todos  aquellos  lugares,  recogiendo  las  ar- 
mas y  las  abundantes  provisiones  abandonadas;  y  des- 
pués de  incendiar  el  camarín  y  las  casas  antes  dichas, 
regresó  Huet  con  sus  fuerzas  á  Tayabas,  habiéndole 
precedido  las  mujeres  y  los  prisioneros,  cuya  vida  gene- 
rosamente perdonaran  después  del  triunfo. 

Apolinario,  que  lejos  de  ponerse  al  frente  de  los  su- 

y  si  alguna  mujer,  algún  nifio  pereció,  sería  casual  y  muy  contado,  de  - 
biéndolo  á  lo  critico  y  apurado  de  tales  momentos,  mas  nunca,  cual  se 
lia  maliciosamente  propalado,  á  la  crueldad  de  los  vencedores;  y  ten- 
gamos en  cuenta  que  su  fanatismo  y  su  obcecación  fueron  tan  grandes, 
que,  haciéndoles  capaces  de  todo,  no  les  permitía  empero  retroceder  un 
punto  de  su  propósito.  Asi  puedo  citar  una  mujer  de  esta  feligresía 
(Luchan)  que,  encerrada  en  el  campamento  con  dos  hijos  de  menor 
edad,  fué  buscada  por  su  propio  marido,  exhortándole  en  la  noche  del 
31a  que,  abandonando  al  ex-donado,  le  acompañase  al  pueblo;  mas  nada 
menos  que  eso  consintió,  y  el  desgraciado  padre  tuvo  que  darse  por  sa- 
tisfecho con  sacar  sólo  del  poder  de  los  ilusos  los  niftos,  que  en  otro 
caso  quizas  con  la  madre  hubieran  perecido. 

»Y  aunque  sabido  era  en  aquellos  momentos  que  las  mujeres,  en  ra- 
zón de  su  educación  y  de  su  sexo,  habían  sido  las  más  fanáticas  y  per- 
judiciales; aunque  sabido  era  que  su  seducción  y  sus  halagos  habían 
afiliado  no  pocos  hombres,  y  que,  unidas  á  éstos,  proferían  expresiones 
las  más  subversivas  y  amenazas  las  más  terribles  contra  los  españoles, 
de  cuya  crucificación  y  marlirío  estaban  en  su  caso  encargadas,  cuan- 
do aquéllos  penetraron  en  el  campo,  y  arrodilladas  y  sumisas  impetra* 
ron  perdón,  ¿no  les  fué  generosamente  concedido?  Centenares  de  ellas 
viven  hoy  en  sus  pueblos  acreditando  esta  bondad,  sin  tan  siquiera  ha- 
ber  sido  molestadas  ni  vigiladas  por  su  anterior  escandalosa  conducta». 
--^(Rtlaciún  citada.) 

(1)  D.  ¥'elipe  Govantes,  en  su  Compendw  de  la  Historia  de  Ftlipi- 
'MXt  pág.  379,  dice  que  pagaron  con  la  vida  su  ceguedad  más  de  mil 
personas  entre  hombres,  mujeres  y  niños. 


48  JOSÉ    MONTBRO    Y    VIDAL  ^ 

yos  para  dirigirles  ó  alentarles,  ya  que  no  para  desha- 
cer milagrosamente  las  huestes  enemigas,  como  les  te- 
nia predicho,  había  permanecido  en  su  casa  esperando 
el  resultado  del  combate,  muy  confiado  en  obtener  el 
triunfo  por  el  valor  ciego  de  la  multitud  extraordinaria 
que  le  seguia,  estuvo  á  punto  de  morir  á  manos  de  sus 
propios  cabecillas,  algunos  de  los  que,  aterrados  por  el 
excesivo  número  de  victimas  que  á  su  alrededor  veían, 
acudieron  al  embaucador  exigiéndole  que  realizara  el 
prometido  milagro;  y  al  enterarse  Purgatorio,  que  era 
el  más  arrojado  de  todos,  de  sus  evasivas,  acudió  á  la 
casa  de  Apolinario  para  darle  muerte  si  en  el  acto  no 
cumplía  su  engañosa  promesa,  librándose  de  su  furor 
porque,  dueños  ya  en  absoluto  los  leales  del  campo, 
había  escapado  Apolinario,  viéndose  Purgatorio  tam- 
bién en  la  imperiosa  necesidad  de  huir  precipitadamen- 
te para  librar  su  propia  vida. 

Escondido  Apolinario  la  noche  del  i.^  de  Noviembre 
en  las  orillas  del  río  lyam,  contemplando  cómo  de  su 
gran  poder  del  día  anterior  no  le  quedaba  más  proba- 
bilidad de  salvación  que  la  caridad  de  algún  alma  pia- 
dosa, encaminóse  en  la  madrugada  del  día  2  á  Sariaya, 
donde  contaba  numerosos  adeptos.  Fatigado  y  ham- 
briento llegó  al  barrio  de  Ibanga,  acogiéndose  á  una 
casa  situada  en  la  sementera,  cuya  dueña  se  dispuso  á 
confeccionarle  la  comida;  mas  su  esposo,  irritado  por 
considerarle  causante  de  las  desgracias  que  sobre  sus 
fanatizados  partidarios  había  atraído,  salió  en  busca  de 
varios  compañeros,  y,  juntos,  corrieron  á  arrojarse  so- 
bre el  taimado  embaucador,  y  lo  amarraron  (O,  dando 


(t)    Llamábanse  los  aprehensores  Pedro  de  la  Concepción,  Francis- 
co de  San  Agustin,  Leonardo  de  San  Juan,  Atanasio  Bautista  Reinoso, 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  49 

parte  del  hecho  á  la  justicia  local,  que  en  el  acto  hizo 
conducir  el  preso  al  pueblo,  y  di6  aviso  de  esta  captura 
importante  al  Sr.  Huet,  que  envió  la  fuerza  necesaria 
para  trasladarlo  á  Tayabas,  como  asi  se  efectuó  en  la 
mañana  del  3,  comenzando  á  seguida  la  sumaria  co- 
rrespondiente (O. 

Ventura  de  la  Cruz,  Matías  Bonifacio  y  Juan  de  la  Cruz,  antiguos  co- 
frades suyos  los  más  de  ellos. 

(i)  M.  Edmond  Plauchut,  en  un  articulo  titulado  l*Archipel  des 
Ftdlippints. — Recit  de  maurs  et  di  voy  age,  inserto  en  la  Revui  de  Deux 
Mendes^  correspondiente  al  5  de  Mayo  de  1877,  hace  una  reseña  suma- 
mente divertida  de  este  suceso.  Cuenta  el  veridico  narradcr  que  Apoli- 
nario  fué  á  Manila  con  el  deseo  de  entrar  en  una  Orden  monástica; 
pero  que  estando  prohibido  esto  á  los  indios,  tuvo  que  limitar  su  am- 
bidón  á  hacerse  admitir  en  la  cofradía  de  San  Juan  de  Dios,  ccmpuesta 
enteramente  de  hijos  del  país.  Pasado  algún  tiempo  con  los  compafieros 
de  su  Orden,  regresó  á  Tayabas  con  el  fin  de  establecer  un  culto  especial 
en  honor  de  San  José  y  la  Virgen.  «Por  sus  lecturas,  sus  estudios  y  su 
asiduidad  á  los  sermones  en  la  época  en  que  estaba  en  Manila,  había 
llegado  á  ser  un  gran  predicador,  y  la  muchedumbre,  ávida  de  su  elo- 
cuencia, acudía  á  todos  los  lugares  en  que  anunciaba  la  celebración  de 
una  novena  en  favor  de  su  santo  favorito.  Los  frailes  franciscanos  sin- 
tiéronse celosos  del  ascendiente  que  el  nuevo  apóstol  ejercía  sobre  sus 
oyentes;  y  habiendo  sabido  que  Apolinario  solicitaba  en  Manila  autori- 
zación para  formar  una  cofradía,  acudieron  al  Arzobispo  y  al  Gober- 
nador de  las  Islas  para  que  se  negaran  á  ello.  No  sólo  negóse  á  esto  el 
Gobernador  de  las  Islas,  sino  que  ordenó  la  prisión  de  los  devotos  que 
asistieran  á  las  predicaciones  de  Apolinario.  Entonces  éste  se  retiró  á 
una  montaüa,  en  ella  levantó  una  capilla,  le  siguió  la  multitud,  y  mi- 
llares de  adeptos  acudieron  ávidos  de  oirle.  Propuso  á  sus  discípulos  la 
elección  de  un  Arzobispo  y  cinco  Obispos;  fué  elegido  para  aquel  car- 
go, y  no  contento,  á  poco  se  hizo  proclamar  Pontífice  Supiemo  por  los 
cinco  Obispos.  La  nueva  de  que  un  Papa  indígena  acababa  de  ser  ele- 
gido se  esparció  por  todo  el  Archipiélago:  tanto  por  curiosidad  como 
por  añción,  cada  fiel  quiso  ir  á  visitar  la  sagrada  montafia  y  al  nuevo 
Soberano  espiritual.  Los  frailes,  escandalizados  del  sacrilegio,  acusa- 
ron á  Apolinario  de  sobrepujar  á  Lutero  en  herejía  y  suplicaron  al 

TOMO  111  4 


50  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

De  la  declaración  prestada  por  Apolinario  consta  que 
tenia  á  la  sa26n  veintisiete  años  de  edad,  de  estado  sol- 
tero, nacido  en  Luchan,  y  su  religión  católico  apostó- 
lico romano. 

Que  su  objeto  al  constituir  la  Cofradía  fué  el  de  cele- 
brar el  santo  San  José,  aconsejándole  entonces  el  cléri- 
go indio  D.  Ciriaco  de  los  Santos;  que,  en  vista  del  gran- 
dísimo incremento  de  la  Sociedad,  pidió  autorización  al 
Diocesano,  el  que  remitió  su  petición  al  Obispo  de  Ca- 
marines, quien  se  la  negó,  y  que  entonces  acudió  en 
queja  á  la  Audiencia,  en  unión  del  P.  Ciriaco  y  por 
consejo  de  D.  Domingo  Rojas.  Refiere  las  prácticas  se- 
guidas para  la  iniciación  de  los  asociados,  rezos  que  ha- 
cían y  votos  de  los  cabecillas,  conforme  al  número  de 
personas  que  presentaban  de  cofrades;  individuos  é  in* 
dividuas  que  corrían  con  este  cometido  en  los  diferen- 
tes pueblos,  no  bajando  de  cuatro  á  cinco  mil  personas 
las  afiliadas  á  la  Cofradía.  Añade  que,  en  vista  de  ha- 
ber desestimado  su  queja  la  Audiencia,  le  dijo  el  P.  Ci- 
ríaco que  D.  Domingo  Rojas  le  había  manifestado  que 
el  Gobierno  no  tenía  facultad  para  negar  su  solicitud. 

Capitán  General  que  disolviera  por  la  fuerza  la  turba  de  fanáticos.  El 
Alcalde  de  Tayabas,  Vital,  recibió  orden  de  desalojar  del  santuario  los 
que  en  él  se  encontraran:  eran  muchos,  se  resistieron  y  Vüaífué  muerto. 
£1  bri^^adier  Huet  recibió  orden  de  trasladarse  con  la  caballería  á  Taya- 
bas á  destruir  á  los  revoltosos;  éstos  se  fortifícaion,  pero  su  resistencia. 
fué  corta:  todo  ser  viviente  encontrado  sobre  el  terreno  fué  acuchillado. 
Apolinario,  de  rodillas,  con  un  Cristo,  cayó  el  primero.  Los  anctaDos» 
las  mujeres  y  los  niños,  refugiados  en  la  iglesia,  fueron  igualmente  pa- 
sados á  cuchillo.  Se  enterraron  un  millar  de  cadáveres»,  etc. 

Más  adelante  tendremos  lugar  de  hacernos  cargo  de  otros  asuntos  que 
en  dicho  artículo  trata  M.  Plauchut,  en  que  no  se  limita  á  mostrar  su 
fecunda  inventiva^  sino  que  falsea  y  desuaturaliza  del  modo  másceosur 
rabie  los  sucesos  de  que  se  ocupa. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  5I 

y  que  se  vieran  con  los  abogados  D.  José  Florentino» 
D.  Felipe  Vidal  Marífosque  y  D.  Toribio  Pantoja  (O, 
los  que  confirmaron  en  efecto  el  dicho  de  D.  Domingo. 
Que  Aniceto  Flores,  de  Majayjay,  acompañado  de  Eu* 
genia  Gatdula  y  de  Jacinta  Cruz,  de  Malabon,  pasaron 
á  Camarines  con  una  exposición  para  el  Arzobispo,  qne 
Íes  entregó  á  la  mano  el  P.  Ciríaco,  quien  facilitó  más 
^e  i5o  pesos  para  el  viaje,  redactando  el  escrito  Marí- 
fosque, y  que  no  tuvo  resultado  favorable.  Que  ios  refe- 
ridos abogados,  con  quienes  consultaba  á  menudo  acer- 
-ca  de  lá  Cofradía,  insistieron  en  que  el  Gobierno  no  es- 
taba facultado  para  negar  el  permiso  por  él  solicitado^ 
y  á  fin  de  que  se  cerciorase  ser  ésta  la  opinión  de  Don 
Domingo  Rojas,  lo  llevó  á  su  casa  el  P.  Ciríaco  un  do- 
niingo,  y,  después  de  oírle  la  misa  á  solas  los  tres,  dijo 
el  P.  Ciríaco  á  Rojas  que  el  declarante  era  el  fundador 
de  la  Cofradía  de  quien  le  tenían  hablado  los  abogados 
Marífosque,  Pan  toja  y  Florentino,  manifestando  mucha 
satisfacción  en  conocerle.  Le  confirmó  que  el  Gobierno 
cometía  una  injusticia  en  no  conceder  la  autorización 
solicitada,  por  lo  que,  siendo  justo  y  piadoso  su  inten- 
to y  deseando  proteger  á  la  Cofradía  y  á  su  mayordomo 
D.  Ciríaco,  de  acuerdo  con  los  abogados  dichos,  consi- 
deraba necesario  que  continuara  aumentando  sus  prosé- 
litos «para  con  esta. fuerza  obligar  al  Gobierno  á  que 
concediera  la  autorización  pedida,  ó  de  no  cortar  cabC" 
zas,  en  cuyo  caso  él  y  sus  amigos,  cuidador.  Que,  en 
vista  de  este  consejo,  procuró  el  aumento  de  cofrades 
«n  Tayabas,  La  Laguna  y  Batangas,  porque,  contando- 

(l)  En  la  Gmia  di  forasUrot  de  Filipinas  de  1839  y  siguiente*, 
figuran  inscritos  estos  sujetos  en  la  matrícula  de  abogados,  si  bien  d 
primer  apellido  de  Florentino  es  Ramirez,  y  el  nombre  de  Pantqja  es 
Teodorico. 


52  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

se  con  las  tres  cabeceras^  había  dicho  D.  Domingo  que 
harían  lo  que  quisieran.  Que  habiendo  puesto  tno  há 
lugar»  el  Arzobispo  á  su  solicitud  y  declarado  el  Go- 
bierno superior  que  castigaría  á  los  que  entrasen  en 
ella,  «el  mayordomo  D.  Ciríaco  le  dijo  que  Rojas  había 
manifestado  que  nada  podía  conseguirse  por  bien,  y  que 
era  preciso  aumentar  la  gente  para  poder  hacer  algot , 
lo  que  continuó  ejecutando  con  el  trabajo  de  ocultarse 
del  Gobierno,  que  le  perseguía.  Que  al  ocurrir  la  ocu- 
pación de  su  correspondencia  con  Octavio  Ignacio  de 
San  Jorge  en  Majayjay,  recibió  un  aviso  de  éste  di- 
ciéndole:  «Es  preciso  que  tú  salgas,  porque  si  no  se 
pierde  todo; -nosotros  aquí  cuidado»;  y  que  con  i5  pe- 
sos que  le  facilitó  D.  Ciríaco  se  fué  en  una  banca  de 
Pateros  á  Bay,  citando  las  casas  en  que  se  alojó  y  quié^^ 
nes  le  $iguardaban,  y  que  una  vez  en  Igsaban,  «aprove- 
chando la  ausencia  del  gobernador,  reunió  con  pronti- 
tud toda  su  gente  y  se  puso  en  comunicación  por  me- 
dio de  la  capitana  (la  esposa  del  gobernadorcillo),  con 
el  gobernadorcillo  D.  Joaquín  Marcelino  de  los  Santos,^ 
gobernador  accidental,  que  le  ofreció  dejarlo  entrar  en 
la  Cabecera  de  Tayabas  si  los  principales  lo  aprobaban 
en  junta  que  iba  á  reunir  al  efecto;  que  verificada  ésta 
supo  que  habían  resuelto  dejar  pasar  unos  días,  y  que 
si  con  su  gente  se  aprontaba  pai;a  todo  caso,  ellos  le 
dejarían  la  entrada»;  que  estorbado  este  proyecto  por 
la  llegada  del  gobernador  Ortega,  ocurrida  la  acción 
del  23  y  muerto  éste,  determinaron  todos  los  cofrades 
trasladarse  á  Ipilang,  hacer  un  novenario  y  ocupar  des- 
pués la  Cabecera  de  Tayabas,  así  como  toda  la  provin- 
cia y  las  de  La  Laguna  y  Batangas,  yendo  luego  á  Ma- 
nila  para  exigir  del  Gobierno  la  libertad  de  los  cofra- 
des presos,  y  que  si  no  accedía  á  esto  y  á  autorizar  la 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  53 

Cofradía,  cortar  cabezas,  como  le  aconsejara  D.  Domin- 
go Rojas,  quien  con  sus  amigos  les  ayudaría;  que  las 
cuotas  de  los  cofrades  iban  á  parar  á  manos  del  D.  Ci- 
ríaco; que  de  común  acuerdo  rechazaron  la  intimación 
en  la  que  el  gobernador  Ortega,  en  nombre  de  S.  M.,  les 
exhortaba  á  la  obediencia,  etc. 

Terminada  la  declaración  de  Apolinarío,  dejó  pasar 
tres  horas  el  comandante  Huet,  y  leída  que  le  fué  de 
nuevo  á  presencia  de  varios  testigos  y  funcionarios,  y 
habiéndose  ratificado  el  reo  en  todo  lo  dicho,  firmán- 
•dola  con  los  testigos  y  fiscal,  etc.,  fué  fusilado  en  la 
mañana  del  4  de  Noviembre  (i). 

• 

El  no  admitir  en  esta  Cofradía  españoles  ni  mestizos 

(1)  El  Intendente  general  de  Ejército  y  Hacienda  de  Filipinas,  Don 
Juan  Manuel  de  la  Matta,  al  dar  cuenta  de  esta  sublevación  al  Secreta- 
rio de  Estado  y  del  Despacho  de  H  adenda  de  Indias,  en  oomunicacióo 
lecha  en  Manila  á  16  de  Noviembre  de  184I,  proponía  la  inmediata  or^ 
ganización  del  Cuerpo  del  Resguardo  militar,  y  que  se  restableciera  en 
Manila  la  policía  ó  combión  de  vigilancia  pública,  como  mis  conve- 
nientes para  prevenir  análogos  hechos;  y  respecto  de  los  que  tomaran 
parte  en  la  acción  decía: 

f  Digno  de  todo  elogio  ha  sido  en  estas  circunstancias  el  comporta- 
miento de  los  Alcaldes  mayores  de  La  Laguna,  D.  José  Ríos  (se  lla- 
maba D.  Francisco  Gutiérrez  de  los  Ríos),  que  se  halló  en  la  acción 
<le  Alitao,  y  de  Batangas,  D.  Valeriano  Santos,  que  con  los  cuadrille- 
ros de  su  provincia  y  gente  del  resguardo  impidió  que  el  fuego  de  la 
rebelión  prendiese  en  ella;  el  del  Administrador  de  estancadas  de  Ta- 
yabas.  D.  Salvador  Roda,  que  reuniend  o  después  del  dcsgraoado  en- 
-cuentro  de  Igsaban  unos  30  individuos  del  resguardo,  se  hizo  firme  en 
la  casa-administración  decidido  i  defender  á  todo  trance  los  intereses  de 
30  cargo. 

)»Lo  es  igualmente  el  del  joven  pensionista  de  Hacienda  D.  Francis- 
co Oteiía,  que  voluntariamente  acompaftó  á  la  columna  expedicionaria, 
y  se  portó  con  denuedo  en  la  acción  de  Alitao,  y  el  del  gobernador 
interino  de  Tayabas,  D.  Isidro  Vital.  Los  individuos  del  resguardo  haa 
prestado  también  importantes  servicios». 


54-  JOSÉ   MONTBRO  Y  VIDAL 

de  sangley,  y  si  sólo  indios  puros,  demuestra  evidente-' 
mente  que  el  objeto  de  Apolinarío  y  de  sus  consejeros 
era  político,  aunque  aparentaran  que  únicamente  per- 
seguían  un  ñn  religioso  (i};  y  en  vista  de  las  revelación 

(i)  c¿Fué  este  movimiento  el  resultado  de  una  conspiración?....  Pa- 
rece indudable  que  el  primer  objeto  de  los  fundadores  de  la  Cofradía  fué- 
una  socaliAa.  Apolinarío  era  un  mozo  de  unos  veinte  afios,  enteramente 
obscuro  y  sin  prestigio  cuando  principió  su  obra;  y  si  algunos  maqui- 
nadores  hubieran  forjado  un  plan  de  insurrección,  jamás  se  hubieran  va- 
lido de  un  sujeto  tan  insignificante.  Sin  embargo,  no  hay  duda  de  que 
habia  en  la  cosa  por  lo  menos  un  instinto  de  rebelión.  En  la  Cofradía 
no  se  admitían  á  mestizos  sangleyes,  que  son,  no  obstante,  más  devotos 
y  ricos  que  los  filipinos.  En  el  mismo  pueblo  de  Lucban  hay  muchos- 
de  esta  clase  y  ninguno  de  ellos  pertenecía  á  la  Cofradía;  antes  bien, 
mientras  los  levantados  se  hallaban  en  Igsaban,  tenían  gran  temor  de 
que  fuesen  allá  y  los  asesinasen  y  robasen.  Es  bien  sabido  que  par» 
cualquiera  sociedad  de  esta  clase  el  mejor  apoyo  es  el  contar  españo- 
les en  sn  seno,  y  á  pesar  de  esto  los  cofrades  de  San  José  no  los  bus- 
caban ni  querían.  Y  no  se  diga  que  consistía  en  que  carecían  de  rela- 
jones ó  valimiento  entre  ellos.  Yo  he  vivido  cinco  meses  en  el  con- 
cento de  San  Juan  de  Dios,  á  causa  de  las  desgraciadas  circunstancias 
en  que  llegué  á  Manila,  y  allí  conocí  á  Apolinarío.  Era  éste  un  joven- 
delgado  con  fisonomía  de  mestizo,  modesto,  callado  y  sin  la  menor  apa- 
riencia de  talento  ni  travesura;  varías  veces  habia  entrado  en  mi  cuar- 
to á  traerme  medicinas  y  me  hallaba  solo  escribiendo  ó  leyendo.  Yo  le 
mandaba  las  dejase  sobre  la  mesa  y  él  se  retiraba  sin  hablar  palabra. 
£n  aquel  mismo  tiempo  se  alojaban  en  el  convento  cuatro  espafioles 
europeos:  estábamos  Intimamente  unidos  con  los  frailes  del  convento 
ynos  vela  cumplir  muy  exactamente  con  los  deberes  de  la  religión.. 
^Por  qué,  pues,  no  trató  de  hacemos  entrar  en  la  Cofradía,  puesto  que 
vivíamos  juntos,  mientras  que  hacía  ocultamente  tantos  esfuerzos  par» 
alistar  en  ella  á  centenares  y  miles  de  indígenas?  Tal  conducta  no  pue- 
de menos  de  parecer  sospechosa  al  más  candido,  y  á  decir  la  verdad^ 
este  hecho  de  que  formó  parte  me  ha  inducido  á  hablar  de  la  insurrec- 
ción de  Tayabas,  que  de  otro  modo  no  hubiera  nombrado  por  ser  de- 
masiado reciente;  y  lo  he  verificado  á  fin  de  que  las  cosas  en  tiempos- 
futuros  no  se  presenten  ó  interpreten  erróneamente  por  quien  esté  mah 
«Blerado  ó  tengia  interés  en  desfigurarlas». — (Mas.) 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  55 

nes  del  ex*donado,  en  que  con  toda  claridad  se  demues- 
tra la  participación  principalísima  que  en  el  negocio  to- 
maron D.  Domingo  Rojas  y  los  abogados  susodichos, 
fueron  presos  en  Manila  en  la  noche  del  5  de  Noviem- 
bre,  incoándose  contra  ellos  la  correspondiente  causa 
para  deducir  su  responsabilidad  en  el  asunto  (0. 

Los  secuaces  de  Apolinario  lo  habían  bautizado  con 
el  pomposo  título  de  Rey  de  los  tagalos  (2).  «¿Y  cuál  era 
vuestro  objeto?  preguntaban  después  los  oficiales  espa- 
ñoles á  los  hermanos  indultados  de  la  Cofradía. — Rezar. 
— ¿Y  si  hubierais  triunfado,  qué  hubierais  hecho? — 
Atar  á  todos  los  españoles  y  frailes  á  los  árboles  para 
que  las  mujeres  los  matasen  á  flechazos. — ¿Y  después, 
qué  hubierais  hecho? — Ir  los  de  las  tres  provincias  (La- 
guna, Batangas  y  Tayabas)  á  las  murallas  de  Manila, 
y  enviar  memorias  al  Capitán  general. — ¿Qué  quiere 
decir  enviar  memorias? — Que  hubiéramos  enviado  á  de- 
cir que  allí  estábamos  y  que  viniesen  los  que  se  atre- 
viesen».— (Mas.) 

Aún  tendremos  ocasión  de  hacer  notar,  por  sucesos 
análogos,  los  extravíos  y  absurdos  inexplicables  á  que 


(i)  Rojas,  que  era  de  bastante  edad  y  estaba  achacoso,  murió  en 
la  cárcel.  Govantes,  en  su  Compendio  antes  citado,  dice  que  nunca  de- 
bió ocuparla,  indicando  que  era  inocente  y  que  asi  lo  confírmó  el  fallo 
de  los  tribunales.  No  conocemos  el  proceso  que  se  le  formara:  quizá  no 
pudieran  serle  probadas  las  acusaciones  de  Apolinario;  pero  si  éstas 
eran  ciertas,  su  delito  es  evidente,  aunque  fuese  absuelto  por  falta  de 
pruebas. 

(2)     Apolinario  de  la  Cruz  «hizo  creer  á  sus  adeptos  que  la  Virgen 

María  iba  á  bajar  del  cielo  para  tener  de  ¿1  un  hijo  que  serfa Efti- 

ptrüéor  de  loe  tagotosn, — (D.  Vicente  Barrantes,  articulo  titulado  Diego 
SiUmg,  publicado  en  La  PoliHea  de  Espaüa  en  FUipinae^  afio  I,  núme- 
10  22  del  8  de  Diciembre  de  1891.) 


56  JOSÉ   MONT£RO   Y  VIDAL 

conducen  á  los  indios  la  ignorancia,  el  fanatismo  y  sus 
arraigadas  supersticiones  gentílicas. 

Por  decreto  de  la  Regencia  del  Reino  de  20  de  No- 
viembre de  1841  se  dispuso  la  manera  de  efectuarse  en 
lo  sucesivo  los  juicios  de  residencia  de  los  funcionaiios 
públicos  de  Ultramar. 

El  art.  2.®  de  este  decreto  dice:  cDe  las  residencias 
de  los  tres  Gobernadores  Presidentes  de  las  islas  de 
Cuba,  Puerto  Rico  y  Filipinas,  únicamente  se  conocerá 
por  el  Tribunal  Supremo  de  Justicia  en  Sala  de  Indias, 
en  los  términos  prevenidos  en  el  art.  2.^  de  la  Real  cé- 
dula de  24  de  Agosto  de  1799,  y  en  estas  residencias 
serán  igualmente  comprendidos  los  Asesores  de  aque- 
llos Gobernadores  y  los  Secretarios  de  gobierno  como 
tales  por  los  abusos  ó  culpas  que  puedan  haber  cometi- 
do en  el  ejercicio  de  sus  empleos». 

Art.  4.°:  «Las  residencias  de  los  demás  Gobernadores 
políticos  y  militares  que  no  sean  Presidentes,  así  como 
las  de  los  Tenientes  letrados,  Alcaldes  mayores  y  Corre- 
gidores letrados  6  no  letrados  que  haya  en  dichas  islas, 
corresponden  á  las  respectivas  Audiencias  en  el  modo  y 
forma  prevenido  en  el  art.  5.^ de  la  Real  cédula  citada». 

Por  otro  decreto  de  1 5  de  Diciembre  del  mismo  año, 
precedido  de  exposición  del  ministro  Camba,  se  dictan 
reglas  para  extender  á  las  provincias  de  Ultramar  las 
disposiciones  vigentes  en  la  Península  sobre  enajena- 
ción forzosa  por  causa  de  utilidad  pública. 

En  i5  de  Julio  de  1842  dictóse  un  Reglamento  para 
el  régimen  y  policía  de  la  bahía  y  puerto  de  Manila  y 
sus  dependencias  (O. 

(1)  cEn  1842  exístian  matriculadas  en  el  comercio  de  Manila  39 
casas,  sin  contar  las  extranjeras.  De  éstas  había  siete  ú  ocho  inglesas. 


HISTORIA  DE   FÍLIPmAS  57 

En  17  de  Octubre  siguiente  mandó  Oráa  una  circu- 
lar á  los  jefes  de  provincias  recomendando  el  descubri- 
miento y  la  explotación  de  minas  de  carbón  (0. 

Por  bando  de  i3  de  Diciembre  hizo  pública  la  orden 
del  Regente  del  reino  de  19  de  Enero  de  dicho  año,  au- 
torizando la  construcción  de  buques  mercantes  á  todo 
él  que  lo  tuviera  por  conveniente»  y  dejando  á  los  na- 
vieros y  dueños  de  buques  en  la  libertad  de  elegir  los 
operarios  que  quisieren  para  las  construcciones,  carenas 
y  composiciones»  con  arreglo  á  lo  dispuesto  por  Real 
orden  de  5  de  Diciembre  de  i83o. 

Con  motivo  de  haber  muerto  en  Binmaley  (Panga- 
sinán)  un  cabeza  de  barangay  en  un  cepo,  en  que  ha- 
bía sido  puesto  por  orden  de  su  gobernadorcillo,  dispu- 
so Oráa  en  i5  de  Diciembre,  cumpliendo  un  acuerdo 
de  la  Audiencia,  que  se  destruyeran  en  todos  los  tribu- 
nales los  cepos  con  anillo  para  la  cabeza,  poniendo  en 
su  lugar  otros  que  sólo  lo  tuvieran  para  los  pies,  de- 
biendo ser  cómodos  y  no  usarlos  sino  en  delitos  graves, 
en  caso  de  recelo  por  inseguridad  de  las  cárceles. 

En  1842  salió  á  luz  el  Semanario  filipino  impreso  á 
tres  columnas,  conteniendo  noticias  de  Europa  y  Asia, 
sueltos  locales,  folletín  y  anuncios.  Se  ocupaba  mucho 
de  asuntos  mercantiles.  Fué  su  fundador  D.  Gregorio 


dos  americanas,  una  francesa  y  otra  danesa,  residiendq  además  Cónsu- 
les de  Francia,  América,  Dinamarca,  Suecia  y  Bélgica». — (PP.  Buccta 
y  Bravo.) 

(i)  Por  consecuencia  de  este  mandato  se  descubrió  un  criadero  en 
Ja  isla  de  Batán  (Albay),  que  comenzó  en  seguida  á  explotarse.  Los  en- 
sayos practicados  con  este  carbón  fueron  satisfactorios»  Por  falta  de 
consumo  cesó  dicha  explotación. ~(D.  José  Centeno.) 

Posteriormente  se  han  hecho  otros  varios  descubrimientos  de  minas 
de  carbón,  especialmente  en  Cebú  y  Aibay. 


58  JOSÉ   MONTERO    Y  VIDAL 

de  Borjas  y  Tarrius,  Interventor  de  la  Administración 
de  Correos.  Vivió  dicho  Semanario  hasta  1845. 

Á  propuesta  de  la  Junta  suprema  de^Sanidad  del 
Reino,  y  por  consecuencia  de  Real  orden  de  12  de  Oc- 
tubre de  1842,  se  estableció  en  Manila,  á  principios  de 
1843,  una  Subdelegación  de  Medicina  y  Cirugía  con  el 
ñn  de  velar  por  la  observancia  de  las  disposiciones  re* 
ferentes  al  ejercicio  de  aquella  profesión. 

£1  antiguo  regimiento  llamado  Caballería  veterana 
dragones  de  Luzón,  uno  de  cuyos  cuatro  escuadrones 
que  lo  componían  era  de  lanceros  españoles,  fué  modi- 
ficado por  Real  orden  de  12  de  Enero  de  1843,  cam- 
biando su  denominación  por  la  de  Caballería  cazadores 
de  Luzón,  asignándole  cuatro  escuadrones  y  una  com- 
pañía de  tiradores.  Su  fuerza  en  tiempo  de  paz  se  fijó 
en  632  hombres  y  546  caballos,  y  en  tiempo  de  guerra 
en  902  hombres  y  761  caballos. 

La  hecatombe  de  Tayabas,  exagerada  con  aviesa  in- 
tención, disgustó  grandemente  á  los  soldados  naturales 
de  aquella  provincia,  que  componían  el  regimiento  de 
infantería  núm.  3,  acuartelado  en  Malate;  y  para  ven- 
gar las  muertes  de  sus  parientes  resolvieron  sublevarse, 
de  acuerdo  con  la  guarnición  de  la  fuerza  de  Santiago, 
parte  de  la  que  se  componía  de  paisanos  suyos.  Salié- 
ronse del  cuartel  en  la  noche  del  20  de  Enero  de  1843; 
corriéronse  por  la  plaza  hasta  la  puerta  de  Santa  Lu- 
cia; escalaron  la  fortaleza;  asesinaron  á  los  oficiales  de 
guardia,  y  se  hicieron  fuertes  en  ella  hasta  la  madruga- 
da del  día  siguiente. 

Oráa,  que  se  hallaba  en  la  quinta  de  Malacañang,  ex- 
tramuros de  la  plaza,  acudió  en  el  acto  que  tuvo  cono- 
cimiento del  suceso,  y  al  frente  de  las  tropas  leales  lo- 
gró sofocar  rápidamente  la  rebelión,  y  el  sargento  que 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  59 

mandaba  á  los  sublevados,  llamado  Samaniego,  con 
algunos  otros  de  los  principales  culpables»  fueron  fu- 
sDados  al  dia  siguiente  en  el  campo  de  Bagumba- 
yang  (0. 

Consecuencia  de  este  hecho,  y  por  indicios  de  que 
hubiesen  incitado  á  los  soldados  á  realizarlo  deter- 
minados individuos  tildados  de  desafectos  á  España, 
fué  el  acordar  su  prisión,  formándoseles  un  proceso. 
No  resultó  contra  ellos  cargo  concreto,  y  recobraron 
su  libertad,  reintegrándoles  en  su  buena  fama  una 
resolución  del  Tribunal    Supremo  de  Guerra  y  Ma- 


(i)  f Gobernaba  las  Islas  el  stfior  General  Oráa  cuando  parte  de  un 
b«|f  llón  se  sublevó  al  mando  de  dos  bermanos  mestizos,  que  eran  ofi- 
ciales del  mismo;  y  apoderándose  á  media  noche  de  la  fortaleza  de  San- 
tiago, comenzaron  á  hacer  disparos  de  cafión  contra  la  plaza,  en  oca- 
sión que  el  Capitán  General  se  hallaba  en  su  posesión  de  Malacafiang. 
Enterado  éste  de  lo  que  ocunia,  entró  en  Manila,  donde  ya  estaban  tO' 
das  las  tropas  sobre  las  armas.  Seguidamente  dispuso  el  ataque  de  la 
fortakta,  que  se  tomó  prontamente,  gracias  al  arrojo  de  las  autorida- 
des y  á  la  valentía  de  los  regimientos  de  infanteria  indígena,  haciendo 
prisioneros  i  los  que  no  habían  sido  mueitos  ó  heridos.  Se  cuenta  que 
un  destacamento  de  artilleiía  indígena  que  se  hallaba  en  la  fortaleza 
cQstodiando  las  piezas,  trató  él  solo  diferentes  veces  de  desalojar  de  las 
murallas  i  los  insurrectos,  haciéndolo  ¿  la  bayoneta;  y  después  de  tener 
muchas  bajas  y  quedar  reducido  á  un  corto  número,  se  parapetaron 
los  soldados  en  un  puesto  conveniente,  desde  el  cual  siguieron  hacien-^ 
do  fuego  mientras  tuvieron  cartuchos,  permaneciendo  después  ñeles, 
aun  sin  fXíww.'-^( Noticias  históricñs^  geográficas,  esíadisHcas^  adminis' 
iratioas  y  müitarts  de  las  Islas  Filipinas  y  de  un  via/e  á  las  mismas  por 
ei  CaSo  de  Buena  Esperantay  y  regreso  á  España  por  la  Ckina^  la  Jndia^ 
la  Arabia^  Egipto^  Malta  y  Gibraltar^  por  M.  Cánovas:  Madrid,  1859.) 

D.  lf¿ximo  Cánovas  del  Castillo,  autor  de  este  folleto,  fué  Ayudante 
4el  Marqués  de  Novaliches  durante  su  mando  de  Filipinas.  El  Sr.  Cá- 
novas describe  en  él  con  mucha  exactitud  las  vicisitudes  de  los  anti- 
guos viajes  por  el  Cabo  de  Buena  Esperauca« 


6o  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

riña,  al  que  recurrieron  en  queja  los  interesados  (i). 

Por  decreto  de  la  Regencia  de  26  de  Septiembre  de 
1842  se  dispuso  que  la  Superintendencia  subdelegada 
volviera  á  unirse  al  Gobierno  y  Capitanía  general  de 
las  Islas,  y  en  17  de  Junio  de  1843  cesó  Matta  en  di- 
cho cargo,  continuando  con  el  de  Intendente  de  Ejérci- 
to y  Real  Hacienda. 

Oráa  hizo  un  Reglamento  para  el  Resguardo,  otro 
de  Correos  y  dictó  un  bando  sobre  malhechores. 

Relevado  del  mando  de  las  Islas,  embarcó  para  Es- 
paña, dejando  entre  los  peninsulares  buena  memoria  por 
su  celo  por  el  servicio  y  su  honradez.  Las  medidas  que 
el  mantenimiento  del  orden  público  le  obligaron  á  adop- 
tar por  consecuencia  de  los  sucesos  de  Tayabas  y  dp  la 


(1)  tAfínisteric  de  la  Gutrra, — Excmo.  Sr.:  He  dado  cuenta  A  la 
Reina  (q.  D.  g.)  de  una  exposición  que  promovieron  D.  José  y  Don 
Mariano  Rojas,  hijos  de  D.  Domingo,  ya  difunto;  D.  Antonio  de  Aya* 
la,  D.  ífiigo  González  Azaola,  Miguel  Escamilla,  Mamerto  Luis,  Leo  - 
nardo  Pérez,  Diego  Teodoro  y  José  Rafael,  vecinos  todos  de  esa  plaza 
de  Manila,  quejándose  de  ]os  procedimientos  instruidos  contra  los  mis- 
mos, y  particularmente  contra  el  padre  de  los  dos  primeros,  con  moti- 
vo de  la  sedición  ocunida  en  la  Real  fuerza  de  Santiago  de  la  mbma 
plaza  el  21  de  Enero  de  1843,  y  solicitando  que  el  Tribunal  Supremo 
de  Guerra  y  Marina  informase  sobre  lo  que  han  expuesto,  con  presen- 
cia del  resultado  de  la  expresada  causa.  Enterada  S.  M.,  como  igual- 
mente de  lo  manifestado  acerca  de  este  recurso  por  el  mismo  Tribunal 
Supremo,  conforme  con  su  dictamen,  se  ha  servido  declarar  que,  aten- 
dido lo  que  resulta  de  la  misma  causa,  su  formación  y  la  prisión  y  pa- 
decimientos que  han  sufrido  por  consecuencia  de  aquélla,  no  sirvan  de 
nota  ni  perjuicio  á  la  opinión  y  fama  del  difunto  D.  Domingo  Rojas, 
SU5  hijos  D.  Mariano  y  D.  José,  ni  á  los  demás  recurrentes. 

De  Real  orden  lo  digo  á  V.  E.  para  su  conocimiento,  noticia  de  los 
interesados  y  efectos  convenientes. 

Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  afios.  Madrid  8  de  £neit>  de  1846. — 
Valencia^. — Sefior  Capitán  General  de  las  Islas  Filipinas». 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  6í 

sublevación  del  regimiento  núm.  3^  y  la  necesidad  de 
perseguir  á  los  que  más  6  menos  abiertamente  alenta- 
ban ciertas  aspiraciones  de  revuelta,  le  eliminaron  las 
simpatías  de  muchos  filipinos.  Su  conducta,  sin  embar- 
go, se  inspiró  siempre  enTnóviles  rectos  y  en  el  cumplí- 
miento  del  deber. 

Nombrado  Gobernador,  Capitán  general  y  Superin- 
tendente de  Filipinas  el  Teniente  general  D.  Francis- 
co de  Paula  Alcalá  de  la  Torre,  natural  de  Extremadu- 
ra, se  posesionó  del  mando  el  17  de  Junio  de  1843. 

Acentuábase  en  el  país  el  desarrollo  de  sus  intereses 
materiales,  y  esta  naciente  prosperidad  recibió  eficaz 
impulso  del  nuevo  Gobernador,  que  era  entendido,  ac- 
tivo y  trabajador,  reuniendo  á  su  capacidad  militar  la 
cualidad  de  letrado. 

Por  Real  orden  de  i.®  de  Abril  de  1841  se  mandó 
crear  en  Manila  un  cuadro  de  oficiales  de  reemplazo  con 
el  objeto  de  proveer  las  vacantes  que  ocuiTÍesen  en  los 
cuerpos  de  infantería  y  caballería  del  ejército  de  Filipi- 
nas. Las  bases  de  su  organización  se  fijaron  por  otra 
Real  orden  de  25  de  Octubre  de  1842,  quedando  esta- 
blecido con  arreglo  á  ellas  en  20  de  Julio  de  1843. 

El  Duque  de  la  Victoria,  combatido  fieramente  por 
sus  enemigos  políticos,  fué  vencido  al  cabo  y  tuvo  que 
dejar  la  Regencia  y  abandonar  á  España  á  fines  de  Ju- 
lio de  1843.  Instalóse  entonces  un  Gobierno  provisio- 
nal, ocupando  la  presidencia  del  Ministerio  D.  Joaquín 
María  López,  y  se  convocaron  Cortes  para  el  1 5  de  Oc- 
tubre. Le  sustituyó  en  la  presidencia,  al  poco  tiempo, 
D.  Salustiano  Olózaga,  y  á  éste  D.  Luis  González  Bra« 
bo.  Las  Cortes  decretaron  la  mayoría  de  edad  de  Doña 
Isabel  II,  y  S.  M.  señaló  el  i.^  de  Diciembre  de  1843 
para  su  proclamación  y  jura  en  todos  los  pueblos  de 


62  JOSÉ    MONTERO   Y  VIDAL 

la  Monarquía^  como  Reina  constitucional  de  España. 

En  1843  dispuso  Alcalá  que  se  eligiese  un  punto  en 
la  parte  Norte  de  Basiian  para  levantar  un  fuerte  provi- 
sional»  posesionándose  de  dicha  isla  al  año  siguiente. 
La  opinión  de  este  Gobernador  era  que  después  de  cas- 
tigar á  Balanguingui  y  Basiian,  se  debía  caer  sobre  Jol6^ 
conducir  al  Sultán  y  dattos  á  la  capital  (si  no  mudaban 
de  conducta)  y  establecer  en  ella  guarnición. 

«Operación,  decía,  tanto  más  urgente»  cuanto  la  épo- 
ca y  circunstancias  que  concurren  en  Joló  la  señalan 
como  el  punto  avanzado  de  nuestra  dominación  en  Asia 
y  el  limite  de  nuestras  posesiones  con  las  de  Inglaterrat 
y  Holanda». 

Dacula,  régulo  de  Sibuguey,  cedió  al  gobernador  de 
Zamboanga,  por  un  convenio  suscripto  el  21  de  Octu- 
bre de  dicho  año  de  1843,  el  territorio  de  Biasungan,  6 
sea  el  conocido  después  por  puerto  de  Santa  María. 

También  en  1843  se  trasladó  á  Cebú  un  apostadero 
establecido  pocos  años  antes  en  Masbate,  creándose  en 
dicho  punto  la  Comandancia  de  fuerzas  sutiles  de  Visa- 
yasy  á  cargo  de  un  capitán  de  fragata,  dependiendo  de 
dicha  Comandancia  las  divisiones  de  Iloilo  y  Zam- 
boanga. 

En  este  mismo  año,  por  Real  orden  de  i3  de  No- 
viembre, quedó  separada  la  Comandancia  del  Apostade- 
ro de  la  Capitanía  general,  nombrándose  para  aquel 
puesto  al  brigadier  de  la  armada  D.  José  Ruiz  de 
Apodaca. 

En  i3  de  Diciembre  publicó  Alcalá  un  bando  exi- 
miendo á  los  capitanes  de  los  champanes  chinos  de  la 
obligación  en  que  estaban  de  depositar  sucesivamente 
sus  mercaderías  en  la  Alcaicería  de  San  Femando,  y  de 
otras  restricciones  relativas  á  sus  personas  y  propieda- 


HISTORU   DB   FILIPINAS  63 

des,  disponiendo,  de  conformidad  con  el  espíritu  y  texto 
de  las  Reales  órdenes  de  ii  de  Abril  de  1832  y  20  del 
mismo  mes  de  1837,  Q^^  ^  considerase  á  los  referidos 
champanes  chinos  su  cargamento,  almacenaje  y  todo 
lo  concerniente  al  pago  de  derechos  de  Aduanas,  con 
entera  igualdad  que  á  los  buques  de  las  otras  naciones 
extranjeras.  Prevenía,  en  su  consecuencia,  que  los  ca- 
pitanes de  dichos  champanes  observasen  las  prescrip- 
ciones del  Reglamento  de  bahía  de  i5  de  Julio  de  1842; 
que  el  consignatario  de  cada  champán  se  presentara 
con  los  pasajeros  que  condujera  y  relación  de  ellos»  fir- 
mada por  el  Capitán  del  puerto,  al  Alcalde  mayor  de 
Tondo,  al  objeto  de  que  los  inscribiese  en  un  libro  de 
entrada  de  chinos  que  debería  llevar,  expidiendo  á  éstos 
una  carta  de  seguridad,  con  coste  de  50  céntimos  de 
peso;  que  hecho  esto  y  prestada  por  el  consignatario 
ñanza  de  responder  de  los  chinos,  podían  alojarse  libre- 
mente en  la  Alcaicería  de  San  Fernando  ó  en  casas 
particulares  en  los  pueblos  de  extramuros;  que  los  que 
no  pudieran  ó  no  quisieran  regresar  en  el  mismo  cham- 
pán, tenían  que  solicitar  licencia  de  radicación  ó  de  in- 
vernada, pagando  por  ésta  dos  pesos,  siendo  valedera 
por  seis  meses,  á  cuyo  término  se  les  exigía  pedir  pa- 
saporte para  fuera  de  las  Islas  ó  su  radicación  en  ellas. 
En  cuanto  al  cargamento,  se  les  sujetaba  á  las  mismas 
reglas  que  á  los  buques  de  las  demás  naciones  extran- 
jeras, y  prohibía  las  gabelas  y  socaliñas  que  solían  im- 
ponérseles ilegalmente. 

Con  la  misma  fecha  dictó  otro  bando  por  el  que  au- 
torizaba y  reglamentaba  el  uso  del  anfión  por  los  chi- 
nos, declarándolo  ramo  estancado.  Prohibía  en  él,  bajo 
las  severas  penas  del  bando  de  1/  de  Diciembre  de  1814, 
que  los  indios  ó  mestizos  fumasen  opio;  señalaba  los 


' 


64  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

sitios  en  que  debían  establecerse  los  fumaderos  y  las 
reglas  para  su  introducción  por  los  asentistas,  etc.  (0. 

En  I.®  de  Enero  de  1844  comenzó  á  regir  el  Regla- 
mento redactado  por  el  .Contador  general  de  Ejército  y 
Hacienda,  D.  Manuel  Carcer,  para  la  Sociedad  de  fian- 
zas mutuas  de  empleados»  instituida  con  el  útil  objeto 
de  afianzar  á  los  que  para  el  desempeño  de  los  destinos 
de  cargo  necesitaban  prestarla.  Dicho  Reglamento  ha- 
bía sido  aprobado  por  la  Superintendencia  en  19  de  Oc- 
tubre de  1843. 

Por  Real  orden  de  2  de  Enero  de  1844  se  dispuso 
que  los  extranjeros  que  con  sus  buques  ó  efectos  co- 
merciales se  presentaran  en  el  país,  deberían  impetrar 
del  Gobernador  el  competente  permiso  de  residencia,  el 
cual  únicamente  habría  de  concedérseles  por  el  término 
indispensable  para  vender  sus  efectos  ó  practicar  sus 
diligencias;  que  los  permisos  para  residir  en  las  Islas 
se  darían  en  lo  sucesivo  por  el  Ministerio  de  Marina, 
Comercio  y  Gobernación  de  Ultramar,  debiendo  pre- 
sentar los  interesados,  no  sólo  los  documentos  justifi- 
cativos de  su  origen,  y  la  industria,  oficio  ó  capitales 

(1)     Véase  Autos  acordados^  tomo  I,  pág.  392. 

Permitida  la  introducción  del  anfión  en  Filipinas,  aunque  sólo  sea  á 
los  contratistas  de  esta  droga,  y  siendo  hoy  una  renta  del  Estado,  muy 
pingfle  por  cierto,  insistimos  en  que  se  ordene  y  estimule  el  cultivo  de 
la  amapola  blanca,  que  se  desarrollará  con  facilidad  y  abundancia  ex- 
traordinaria en  aquel  fértil  país;  en  la  seguridad  de  que  la  exportación 
á  China  de  dicho  articulo,  preparado  su  producto  narcótico,  produci- 
ría considerabilíámos  rendimientos,  como  acontece  en  la  India  inglesa, 
dejándonos  de  quijotismos  como  el  que  resulta  de  un  expediente  ins- 
truido en  1858  por  el  General  Norzagaray,  en  que,  informando  de 
acuerdo  con  todas  las  Corporaciones  consultadas,  dijo  que  no  convenia 
el  cultivo  de  la  amapola  blanca  en  el  pais  por  razones  de  moral  y  de  sa- 
lud pública. 


HISTORIA  DB    FILIPINAS  65 

con  que  pensaran  establecerse^  sino  también  un  certifi- 
cado de  buena  conducta  y  costumbres,  quedando  suje- 
tos á  las  leyes  del  país;  que  los  profesores  de  medici^ 
na,  cirugía  ó  farmacia  extranjeros,  para  ejercer  su  pro« 
fesión^  tenían  que  presentar  los  documentos  que  acredi- 
taran su  carrera,  sujetándose  al  examen  de  la  Subdele- 
gación  de  la  Facultad  respectiva,  y,  por  último,  se  ve* 
daba  á  los  extranjeros  pasar  al  interior  de  las  provin- 
cias, mandando,  sin  embargo,  dispensarles  toda  la  pro- 
tección y  auxilio  que  necesitasen  en  sus  negocios. 

Con  motivo  de  la  defectuosa  organización  de  las  an- 
tiguas compañías  españolas,  fueron  éstas  disueltas  jun- 
tamente con  la  compañía  pampanga  de  la  dotación  de 
Zamboanga,  creando  en  su  lugar,  en  i.°  de  Febrero  de 
1844,  dos  compañías  fijas  de  Zamboanga»  compuestas 
cada  una  de  un  capitán,  un  teniente,  dos  subtenientes  y 
125  individuos  de  tropa  (O. 

En  21  de  Mayo  prescribió  Alcalá,  por  medio  de  un 
bando,  la  necesidad  de  licencia  para  el  uso  de  armas, 
modo  de  expedirla,  penas  á  los  infractores,  forma  de 
recoger  aquéllas  y  renovación  de  las  leyes  sobre  el  uso 
de  armas  prohibidas  W. 

Alcalá,  en  concepto  de  Superintendente  de  Hacien- 
da, suprimió  las  oficinas  de  Rentas  Unidas,  ó  Adminis- 
tración de  Estancadas;  Dirección  de  Fábricas  de  Taba- 
cos y  Colecciones,  y  Administración  general  de  Tribu- 
tos y  Rentas  terrestres  no  estancadas,  y  restableció  la 
Dirección  general  de  Tabacos  y  Administración  gene- 
ral de  Vinos  y  Licores,   agregando  la  Administración 

(i)  Por  Real  orden  de  5  de  Mayo  de  1848  se  las  declaró  Milicias 
disciplinadas. 

(2]     Véase  Autos  acordados^  tomo  I,  pAg.  398. 

TOMO  XH  5 


66  JOSÉ   MONTBRO  Y  VIDAL 

de  Tributos  á  la  Contaduría  Mayor.  También,  por  de- 
creto de  i.^  de  Julio  de  1844,  modificó  la  plantilla  de  la 
Secretaría  de  la  Intendencia,  aumentando  su  personal, 
cuya  medida  fué  aprobada  por  Real  orden  de  30  de 
Mayo  de  1845. 

Por  cuarta  vez  volvió  á  separarse  del  Gobierno  de  las 
Islas  la  Superintendencia  subdelegada  de  Hacienda  y 
á  unirse  á  la  Intendencia,  siendo  nombrado  para  dichos 
cargos  D.  Félix  d'Olhaberríague  y  Blanco,  que  tomó 
posesión  de  ellos  en  8  de  Junio  de  1844  (^)* 

Alcalá,  además  de  los  ya  referidos,  dictó  bandos  muy 
acertados  sobre  incendios,  pasaportes,  carruajes,  pesas 
y  medidas,  etc.,  etc.,  y  prohibió  que  los  pequeños  bar- 
cos de  cabotaje  utilizasen  velas  de  estera  para  evitar 
los  siniestros  que  habían  ocurrido. 

Fué  un  Gobernador  celoso,  que  supo  cumplir  fiel- 
mente con  los  deberes  de  su  alto  empleo,  dejando  en  el 
país  grata  memoria  de  su  administración. 


(1)    Este  sefior  había  sido  Secretario  de  Estado  7  Ministro  de  Ha- 
cienda en  1836. 


CAPITULO  III. 


Oobierno  de  Cía  veda.  t-Sus  excepcionales  condiciones. — Notable  alo- 
cución.— Juicio  sobre  las  personas. —Visita  á  las  provincias. — Celo 
con  que  atiende  al  progreso  y  bienestar  de  éstas. — Sociedad  de  re- 
creo.— Repara  el  exceso  existente  de  un  día  por  la  diferenda  de  me- 
ridiano entre  Espafia  y  Filipinas. — Reforma  de  las  Alcaldías  mayo- 
res.—Supresión  del  indulto  de  comerciar.'^Acuftación  en  Tnibia  de 
•calderilla  con  destino  á  Filipinas.— -Creación  de  traductores  é  intér- 
pretes.--Retratos  de  Generales. — Muerte  del  Arzobispo  Segui. — Po- 
.sesión  del  Superintendente  Gironella. — Bando  sobre  moneda. — Auto 
:sobre  Alcaldes. — Es  nombrado  Pefiaranda  Secretario  del  Gobierno. 
— Const')o  Reái^^^-EI  Amig»  dei  Paff, — Reglamento  sobre  minas. — 
Biblioteca  militar. ^-Posesión  del  Arzobispo  Aranguren. — Decretos 
sobre  armas  y  vagos.— Semanario  La  £(/r^¿Ai.— Creadón  de  la  pro- 
vinda  de  Abra. — Comandancias  de  Masbate,  Ticao  y  Benguet. — 
Decreto  sobre  sustitución  de  Jefes  de  provincias. — La  Espanta ^ 
primer  periódico  diario. — ^Arancel  de  víveres  en  los  Tribunales. — 
Los  mayoyaos.— Asesinatos  y  desmanes  realizados  por  estos  saWm- 
jes. — Representación  de  los  misioneros  de  Nueva  Vizcaya. — Abne- 
gadón  del  P.  Álamo. — Es  nombrado  Oscáriz  gobernador  de  aquella 
provincia. — Somete  ¿  los  salvajes  al  dominio  de  Kspafia» — Creadón 
del  Cuerpo  de  Carabineros  de  seguridad  pública. — Prohíbese  ¿  los 
Gobernadores  militares  el  comercio. — Decreto  sobre  elección  de  go- 
bemadordllos  y  ministros  de  justicia. — Bando  sobre  jnegos  prohibi- 
dos.—Propiedad  literaria. — Rifas. — Reforma  de  Cofradías. — Pose- 
sión del  Superintendente  Belza. — Construcción  de  cementerios.— 
Exceptúase  de  quintas  á  los  náisioneros. — Comisión  de  cuentas.—* 
Órdenes  sobre  buques.— Modifícadón  territorial. — Encárganse  los 
Padres  recoletos  de  la  Isla  de  Negros  — ^Servidumbre  doméstica. — 
Adquisición  de  buques  de  vapor. — Fundación  del  Diarh  de  ñíamila» 
-^^Ei  Dapertad^r  y  El  Imstructúr, — ^Terremotos  en  Marianas. — 


63  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

Prohíbese  á  los  regulares  enajenar  sus  bienes. — Clases  pasivas.— ^ 
Tercios  de  policía.—- Apellidos  i  los  indio.*.— Decreto  orgánico  sobre 
chinos. — Deportados  á  Filipinas.— Muerte  de  Peñaranda. — Proyecto 
de  an  Hospital  militar  en  Arroceros. — Disgustos  por  esto  con  los- 
iogenieros  mililares. — Deposiciones  en  Hacienda. — Ídem  sobre  agri- 
cultura é  industrias.— Premios  de  la  Económica. — Junta  de  obras 
para  arreglo  de  calles  y  paseos. — Obras  en  Palacio. 

Para  sustituir  á  Alcalá  en  el  mando  de  Filipinas  fué 
nombrado  el  Teniente  general  D.  Narciso  Claveria  y 
Zaldúa,  entrando  á  regir  el  país  el  i6  de  Julio  de  1844.. 
Aunque  nacido  en  Gerona»  era  oriundo  de  Vizcaya» 
Concurrían  en  el  General  Claveria  condiciones  poco 
comunes  para  la  gobernación  de  un  país,  pues  á  su  ma- 
cha cultura  y  amor  al  trabajo,  uníase  la  más  exquisita 
cortesanía  y  la  mayor  probidad. 

En  su  primera  alocución  dijo  que  había  dejado  á  Es- 
paña desgarrada  por  las  disensiones  civiles;  mas  que 
para  él  no  había  distinciones  en  el  terreno  de  la  políti-^ 
ca,  y  que  olvidaría  todo  título,  á  excepción  del  de  espa^ 
ftol  y  caballero. 

Acostumbraba  á  sentar  á  su  mesa  periódicamente  á 
individuos  de  todas  las  clases  de  la  sociedad  culta,  for- 
mando asi  perfecto  juicio  de  la  capacidad  de  cada  cual. 
En  su  deseo  de  proceder  con  acierto,  giró  una  visita 
á  las  principales  provincias  del  Archipiélago  con  el  fin 
de  examinar  por  sí  mismo  sus  necesidades,  esmerándo- 
se después  en  remediar  las  deficiencias  observadas  y  en  J 
corregir  sin  contemplación  alguna  los  vicios  ó  abusos  y 
los  defectos  descubiertos. 

La  serie  de  bandos,  decretos  y  disposiciones  de  ca- 
rácter general  que  vamos  á  señalar,  son  testimonio  elo- 
cuente del  celo  y  laboriosidad  digna  de  elogio  con  que 
Claveria  llenaba  sus  altas  funciones. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  69 

Por  SU  iniciativa  se  fundó  un  Casino  en  Manila,  cuya 
inauguración  tuvo  lugar  en  la  noche  del  3i  de  Octubre 
de  1844.  Fué  su  primer  nombre  el  de  tSociedad  de  re- 
creos, y,  en  efecto,  proporcionó  agradables  ratos  de  so- 
laz á  la  sociedad  manilense. 

Como  la  distancia  que  media  entre  España  y  Filipi- 
nas es  tan  considerable  (i),  existe  una  diferencia  de  me- 
ridiano de  ocho  horas,  diez  y  ocho  minutos  y  cuarenta 
y  un  segundos. 

Esta  circunstancia  no  había  sido  tenida  en  cuenta 
hasta  que  Claveria,  en  i6  de  Agosto  de  1844,  resolvió, 
de  acuerdo  con  el  Arzobispo  metropolitano,  saltar  por 
completo  una  vez  el  día  de  San  Silvestre,  último  de 
año,  considerándose  desde  entonces  situadas  las  Filipi- 
nas en  el  extremo  Oriente  (2). 

Desde  la  ocupación  de  las  Islas  Filipinas  por  Espa- 
ña, los  alcaldes  mayores,  jefes  de  provincias,  eran  le- 
gos, sirviéndose  de  asesores  para  el  despacho  de  los 
asuntos  judiciales* 

(1 )  La  distancia  más  directa  de  Espafia  á  Filipinas  para  la  navega- 
<dón  es  de  24.000  kilómetros  por  el  Cabo  de  Buena  EsperaBza»  y  de 
15.500  kilómetros  por  el  Canal  de  Suez. 

(2)  He  aqui  el  texto  de  este  importante  acuerdo: 

« 

1L  Superior  Gobierno  de  filifinat. — Considerando  conveniente  el  que 
sea  uniforme  el  modo  de  contar  los  dfas  en  estas  Islas  á  Europa,  China 
7  demás  países  situados  al  Este  del  Cabo  de  Buena  Esperansa,  que 
cuentan  un  dia  más  por  razones  que  á  todos  nos  son  bien  conocidas  (*), 
vengo  en  disponer,  con  acuerdo  del  Excmo.  é  limo.  Sr.  Arzobispo,  que 
por  este  afio^  solamente,  se  suprima  el  martes  31  de  Diciembre,  como  si 
realmente  hubiese  pasado,  y  que  el  siguiente  dia  al  lunes  30  del  mismo, 
se  cuente  miércoles  l.*  de  Enero  de  1845,  que  es  con  el  que  empezará 
«1  Calendario  de  dicho  afio,  en  el  cual  ninguna  alteración  se  necesita 
iiacer». 

n   Los  vfaiesae  hadan  n  lo  aatigoo  por  América.  6  wa  de  Orienta  fcP^uúe^e. 


70  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

Estos  alcaldes  legos,  cuando  les  parecía  oportuno^ 
enviaban  á  Manila  los  expedientes  civiles  y  criminales^ 
y  se  perdian  en  el  camino  ó  solían,  después  de  mil  di- 
laciones y  de  viajes  repetidos  de  la  provincia  á  la  capi» 
tal  y  viceversa,  volver  resueltos  cuando  ya  habían  pa- 
sado á  mejor  vida  sus  promovedores» 

Por  Real  decreto  de  23  de  Septiembre  de  1844  se 
mandó  que  las  expresadas  Alcaldías  mayores  no  pudie- 
sen servirlas  nada  más  que  letrados,  cesando  con  esta 
la  defectuosísima  organización  existente  en  lo  que  á  la 
administración  de  justicia  hace  referencia.  Las  Alcal- 
días mayores  fueron  clasificadas  por  categorías  (0. 

(1 )  Laj  principales  cláusulas  del  Real  decreto  de  23  de  Septiembre 
de  1844,  aoD  las  siguientes: 

«Las  Alcaldías  mayores  de  Filipinas  se  proveerán  en  personas  que 
ttngan  la  cualidad  de  letrado  y  que  hayan  ejercido  la  abogacía  por  \o 
menos  dorante  dos  afios.  (Art.  8.^) 

algual  cualidad  se  requiere  para  los  Tenientes  de  Gobierno.  (Ar-* 
ticulo  9.^) 

»Los  Alcaldes  mayores  de  entrada  servirán  sus  cargos  tres  afios,  cum-- 
pUdos  los  que  optarán  á  Alcaldías  mayores  de  ascenso.  (Art.  11.) 

a  Los  de  ascenso,  á  los  tres  afios  podrán  pasar  á  término.  (Art.  12.) 

»Los  de  término,  á  los  tres  afios  podrán  ser  nombrados  Ministros  to^ 
gados  de  Ultramar  y  de  la  Península.  (Art.  13.) 

»Se  prohibe,  conforme  á  la  ley  54,  tit.  XVI,  lib.  II  de  la  Recopi-^ 
laclan  de  Indias,  que  los  Alcaldes  mayores  y  Tenientes  de  Gol)emado- 
res  se  sirvan  de  indios,  y  el  ocuparlos  en  trabajos  y  menesteres  de  cual- 
quier clase,  salvo  lo  determinado  en  la  ley  67  de  dicho  titulo  y  libro. 
(Art.  44.) 

vSe  resUblece  el  precepto  de  las  leyes  26,  t(t.  VI;  54«  tit.  XVI,  li- 
bro II,  y  5.*,  tit.  II,  lib.  V  de  la  mbma  Recopilación,  que  prohibe  á- 
los  Alcaldes  mayores  y  Tenientes  de  Gobernadores  negociar,  tratar,  co- 
merciar, tener  casas  y  tierras  propias,  estancias  de  ganados,  labranzas, 
canoas  de  perlas  y  cualesquiera  otras  granjerias  por  si  ni  por  interpó-^ 
sitas  personas,  y  asimismo  de  tocar  ni  aprovecharse  de  la  plata  perte- 
neciente ¿  las  cajas  de  comunidades  de  los  indios».  (Art.  45-) 


HISTORIA  DE  FILIPINAS 


71 


Otra  medida  muy  oportuna  fué  la  contenida  en  la 
Real  cédula  de  3  de  Octubre  de  1844,  derogando  la  fa- 
cultad que  disfrutaban  los  jefes  de  provincias  de  comer- 
ciar, porque  esto  daba  maijgen  á  abusos  y  á  que  mono- 
polizaran el  comercio,  con  perjuicio  de  los  indígenas  y 
de  los  peninsulares  que  intentaran  establecerse  en  las 
localidades  respectivas  (0. 


Se  sefialao,  por  último^  gravfsimas  penas  para  los  infractores  y  sus 
cómplices  y  auxiliantes  ó  encubridores,  etc. 

(l)     Consideramos  altamente  curiosos  los  datos  que  siguen: 

c  Siuldas  oHttales  de  los  jefes  de  las  prevmeias,  cuánto  fagan  por  el  in" 
dsdio  de  ecnierciar  al  aña  i  á  cuánto  asciende  el  valor  de  las  fiatnat 
que  tknen  que  presentar  en  el  Ministerio  de  Hacienda^ 


JEFBS. 


Albai 

Antique 

Bulacán 

Bataan 

Batangas 

Batanes  (Islas)  • . 

Cavite 

Cagayán 

Calamianes.  •  • .  • 

Capiz 

Camarines  Sur... 
Camarines  Norte 

Caraga 

Cebú 

Isla  de  Negros  • . 

llocos  Sur 

llocos  Norte..  •• 

Iloilo 

Laguna •  • 

Lelte 

Marianas  •••••• 

Misamis 

Ifiodoro 


Sueldo  anqal. 


600 
600 
600 
300 
600 
360 

2.000 
600 
600 
300 
600 
600 
600 
600 
600 
éOO 
300 
600 
600 
300 

I.800 
600 

1.000 


Pagan 

por  comerciar 

al  aflo. 


126 

a 

100 
63  p.  8  gs. 
130 

» 

» 
225 
300 
130 
170 

1 
300 
180 

80 

125 
125 

200 
137 

125 

» 

80 
80 


Valor 
de  las  fiaiuaa. 


8.000 
5-000 
8.000 
3.000 
6.000 

1 

> 
4.000 
2.000 

6.000 
8.000 
1.500 
4.000 
8.000 
4.000 
8.000 
S.ooo 
10.000 
8.000 
5.000 

8.000 
2.000 


72  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

Las  soberanas  disposiciones  de  23  de  Septiembre  de 
1844  y  3  de  Octubre  del  mismo  año^  hizolas  conocer  al 
país  el  Gobernador  general  por  bando  de  10  de  Mayo 
de  1845. 

La  Audiencia,  por  acuerdo  de  4  de  Septiembre  si- 
guiente, las  cumplimentó  asimismo  en  la  parte  que  á 
ella  le  concernía. 

Por  Real  orden  de  13  de  Abril  de  1845  se  trasladó  á 
la  Superintendencia  de  Filipinas  la  que  con  igual  fecha 


JEFES. 


NuevaEcija... 
Nueva  Vizcaya 
Pampanga  .  • . . 
Pangasinán  • .  • , 

Samar • 

Tondo  •••...• 

Tayabas 

Zambales  .. . . . 
Zamboanga  .  • . 


Sueldo  anual. 

Pagan 

por  comerciar 

al  año. 

Valor 
de  las  fianzas. 

1.200 

80 

2.000 

1.500 

1 

200 

300 

241  p.  7  gs. 

8.000 

600 

250 

10  000 

600 

126 

5.000 

300 

» 

20.000 

600 

90 

6.000 

600 

40 

3.000 

2.000 

1 

» 

NOTAS. 

r>l,*'  Los  jefes  de  las  provincias  de  Cavite,  Tondo,  Nueva  Edja,  is* 
las  Batanes,  Antique,  Zamboanga  é  islas  Marianas,  están  exentos  del 
Real  derecho  de  indulto  por  considerárseles  sin  giro  alguno  mercantil. 

»  2.^  £1  Gobernador  de  Marianas  tiene  además  de  su  sueldo  500  pe- 
sos de  gratifíca'ción  al  afio  para  gastos  de  embarcación  i  visita  de  las 
islas  que  manda. 

»3.*  Los  Corregidores  i  Alcaldes  mayores  nombrados  por  el  Supe- 
rior Gobierno  sirven  sus  cargos  por  tres  afios,  i  por  seis  á  obtienen 
Real  nombramiento.  En  el  primer  caso  pagan,  por  razón  de  media  anna- 
ta,  iiB  pesos,  1  en  el  segundo  283,  l  real  i  3  granos,  con  deducción  de 
la  cantidad  satisfecha  en  el  primero». — [Guía  de  forasterat  áit  Filijmifts 
para  1840.) 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  73 

se  dirigía  al  Superintendente  de  la  Casa  de  Moneda  de 
Trubia,  mandándole  que  sin  pérdida  de  momento  acu- 
ñase dicha  fábrica  hasta  200.000  pesos  fuertes  en  mo- 
nedas de  calderilla,  en  la  proporción  de  un  y5  por  100 
en  piezas  de  á  dos  cuartos,  y  un  25  por  100  en  piezas 
de  á  cuarto,  para  su  inmediato  transporte  á  Filipinas. 

Por  bando  de  7  de  Junio  del  mismo  año  creó  Clave - 
ría  en  las  cabeceras  de  provincias  y  en  los  pueblos  que 
excedieran  de  5oo  tributos,  traductores  é  intérpretes  de 
Jos  dialectos  del  pais,  determinando  los  casos  y  la  for- 
ma de  ejercer  sus  funciones  (0. 

Clavería  solicitó  del  Gobierno,  por  conducto  del  Mi- 
nistro de  la  Guerra,  que  se  invitara  á  los  ex-Capitanes 
generales  de  las  islas,  ó  á  las  familias  de  los  que  hubie- 
sen muerto,  que  se  sirvieran  remitir  sus  retratos  con  ef 
objeto  de  colocarlos  en  el  Palacio  de  la  Capitanía  ge- 
neral; y  por  Real  orden  de  29  de  Junio  de  1845,  refren- 
dada por  Narváez,  se  le  comunicó  que  se  había  publi- 
cado su  invitación  en  la  Gaceta  con  recomendación,  «á 
fin  de  que  se  cumpla  el  importante  objeto  que  se  ha 
propuesto  V.  E.,  en  el  cual  está  interesado  el  Estado  y 
los  varones  ilustres  que  han  gobernado  dichas  Islas  en 
distintas  épocas;  siendo  al  propio  tiempo  la  voluntad 
de  S.  M.  que  en  lo  sucesivo  los  Capitanes  generales  de 
las  mismas,  al  dejar  el  mando,  coloquen  sus  respecti- 
vos retratos  en  el  lugar  destinado  al  efecto  (2)t. 

El  4  de  Julio  murió  el  Arzobispo  Seguí. 

Nombrado  Intendente  general  y  Superintendente  Don 


(i)    Véase  Am/ps  acordados ^  tomo  II,  pig.  20. 

(a)  De  esta  época  data  la  cofección  de  retratos  de  ex-gobemadores 
de  Filipinas  que  adonian  hoy  el  Palacio  de  la  autoridad  superior  ea 
aquellas  Islas. 


74  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

Gervasio  Gironella,  posesionóse  de  estos  cargos  el  i3 
de  Septiembre  de  1845. 

Por  bando  del  mismo  dia  se  dispuso  lo  que  sigue: 
«Que  las  monedas  de  plata  de  á  cuatro,  dp  á  dos,  de  á 
real  y  de  medio  real,  se  admitan  á  circulación  en  la 
plaza  aunque  tengan  marcas  chínicas,  con  tal  que  se 
conozca  en  ellas  distintamente  el  busto  de  S.  M.  y  las 
armas  de  España  y  no  estén  agujereadas  ni  rajadas  por 
la  circunferencia*. 

Con  fecha  29  se  dictó  una  aclaración  al  bando  ante- 
rior, á  fin  de  que  no  fuesen  rechazadas  las  monedas  es- 
pañolas más  6  menos  gastadas  y  con  pequeños  aguje- 
ros ó  sin  ellos  que  estaban  en  circulación;  recordando 
los  bandos  de  Abril  de  i836  y  Marzo  de  i8'iy  y  i838, 
con  orden  expresa  de  que  no  se  rechazaran  las  mone- 
das americanas  de  uno,  dos  y  cuatro  reales. 

Por  auto  acordado  de  la  Audiencia  territorial  de  4  de 
Noviembre,  se  dispuso  que  los  alcaldes  ordinarios  de  la 
ciudad  de  Manila  se  denominaran  en  lo  sucesivo  alcal- 
des de  primera  y  segunda  elección,  continuando,  como 
hasta  entonces,  en  el  conocimiento  de  todo  lo  econó- 
mico y  gubernativo  que  por  leyes,  Reales  cédulas  y  de- 
cisiones ejecutoriadas  les  correspondía  (i). 

£1  ilustrado  Gobernador  de  Filipinas,  con  su  claro 
talento,  comprendió  lo  mucho  que  valia  Peñaranda,  y 
en  el  mes  de  Noviembre  lo  nombró  Secretario  del  Go- 

(i)  tConsiguíente  á  esta  disposición,  peitenece  á  los  referidos  alcal- 
des el  conocimiento  del  ramo  de  abastos  y  también  la  aprehensión  de 
juegos  prohibidos  en  el  caso  que  prefija  el  art.  17  del  superior  bando 
de  7  de  Marzo  de  1838.  (Ait.  Z.^) 

»Lcs  corresponde  asimbmo  la  ejecución  y  cumplimiento  de  los  ban* 
dos  de  policía  y  buen  gobierno,  y  el  dictar  á  este  fin,  y  para  realizar  las 
|>enas  impuestas,  cuantas  providencias  estimen  procedentes!.  (Ait.  4.*^) 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  75 

bierno  superior  y  Capitanía  general,  en  cuyo  puesto 
(1845  á  1849)  pi'estó  importantísimos  servicios  á  la 
administración  del  país. 

En  1845  fué  creado  el  Consejo  Real.  Entre  sus  sec- 
ciones firmaba  una  de  Ultramar  (0. 

En  el  citado  año  de  1845  refundió  D.  Rafael  Díaz 
Arenas  el  Semanario  filipino  en  El  Amigo  del  País,  que 
vivió  hasta  Abril  de  1847. 

En  29  de  Enero  de  1846  dictó  Clavería  un  Regla- 
mento encaminado  al  desarrollo  de  la  industria  minera 
y  al  modo  de  verificarse  la  explotación  de  las  minas, 
concordando  las  prescripciones  de  dicho  documento  con 
la  legislación  general  vigente  sobre  la  materia  en  la 
Península  (2). 

Por  Real  orden  de  i5  de  Febrero  fué  aprobada  la 
propuesta  de  Claveria  de  establecer  una  Biblioteca  mi- 
litar con  el  objeto  de  que  las  clases  del  ejército,  en  el 
tiempo  que  les  dejaba  libre  el  servicio,  pudieran  ins- 
truirse, instalándose  al  efecto  á  cargo  de  un  biblioteca- 
rio de  la  clase  de  capitán,  bajo  la  dirección  de  una  Junta 
compuesta  de  los  Jefes  de  los  Cuerpos  de  todas  las  ar- 
mas, presidida  por  el  Subinspector  de  aquel  ejército. 

El  19  de  Marzo  se  posesionó  del  Arzobispado  de  Ma- 
nila D.  Fr.  José  Aranguren,  del  Orden  de  Agustinos 
descalzos  6  recoletos. 

Por  decreto  de  13  de  Mayo  prohibióse  la  introduc- 

(1 )  Este  Cuerpo  fué  suprimido  en  I854.  Restableciósele  en  1856  y 
se  volvió  á  suprimir  en  1858,  sustituyéndole  el  Consejo  de  Estado 
«a  186a 

(2)  Véáse  Attífis  üCérdados^  tomo  II.  p¿g.  47* 

Por  Real  orden  de  14  de  Junio  de  1846  fué  aprobado  este  Regla- 
mento, y  por  otra  de  22  de  Diciembre  de  1851  se  modificó  el  art«  12 
del  miamo. 


^6  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDjlL 

ción  de  fusiles  y  pistolas,  determinando  que  sólo  pudíe» 
ran  usarse,  con  permiso,  las  escopetas  de  caza  y  ios  fu- 
siles cortos  (i). 

£1  4  de  Octubre  apareció  el  primer  número  de  La 
Estrella^  periódico  semanal  y  no  diario,  como  asegura 
Díaz  Arenas,  dirigido,  según  parecer  de  éste,  por  Don 
Agustín  de  la  Cavada  (^). 

El  7  de  Octubre  dictó  Claveria  un  decreto  sobre  va- 
gos, marcando  las  penas  aplicables  á  los  que  reconoci- 
damente lo  fuesen. 

Por  otro  decreto  de  fecha  8  creó  la  provincia  de 
Abra,  en  atención  á  la  diñcultad  que  ofrecía  de  ser  bien 
administrada  la  de  llocos  Sur,  por  su  excesiva  exten- 
sión. Para  su  mando  designó  un  Gobernador  político- 
militar  de  la  clase  de  capitán,  confiriendo  dicho  cargo 
á  D.  Ramón  Tajonera.  Comprendía  á  la  sazón  la  pro- 
vincia de  Abra  todo  el  territorio  de  la  actual,  y  además 
el  de  las  comandancias  de  Lepanto  y  Tiagan,  creadas 
en  i852.  La  cabecera  se  estableció  en  Bucay,  pasando 
en  i863  á  Banguet. 

En  19  del  mismo  mes  y  año  dispuso  una  modifica- 
ción en  los  limites  de  las  provincias  de  Albay,  Cama- 
rines Sur  y  Norte,  Masbate  y  Ticao,  creando  con  los 
dos  últimos  puntos  una  Comandancia  militar,  com- 
puesta de  los  pueblos  de  San  Jacinto,  antiguo  puerto 
de  escala  de  las  naos  de  Acapulco,  en  Ticao,  y  los  de 
Mobo,  Baleno  y  Palanas,  de  Masbate,  agregándosele 
después  el  establecimiento  militar  de  San  Luis. 

Por  otro  decreto  del  20  determinó  que  en  los  casos 


(i)     Aprobado  por  Real  orden  de  18  de  Febrero  de  1847. 
(■¿)     Li  Estrella  se  convirtió  en  diario  (de  avisos  y  noticias]  en  1*^ 
de  Febrero  de  1847*  Suspendió  su  publicación  en  1849. 


HISTORIA    DE   FILIPINAS  77 

de  ausencia  6  enfermedad^  etc.,  de  los  alcaldes  mayo- 
res ó  jefes  de  las  provincias,  les  sustituyesen  los  ad* 
ministradores  de  rentas  ó  tenientes  de  Gobernador  en 
]as  político-militares  (0. 

Con  el  ñn  de  dar  impulso  á  la  reducción  de  los  igo- 
rrotes  y  demás  castas  infieles,  creó  por  decreto  de  25  de 
Noviembre  la  Comandancia  político-militar  de  Ben- 
guet,  entre  los  limites  del  valle  de  Agno  y  el  del  Abra 
y  montes  de  Capangan,  Dobacun  y  Bulon,  territorio 
poblado  por  3o  rancherías  de  igorrotes,  ó  sean  unas 
iS.ooo  almas. 

El  I.*'  de  Diciembre  de  1846  vio  la  luz  pública  el  pri- 
mer periódico  diario  que  hubo  en  Manila,  titulado  La 
Esperanza^  fundado  por  D.  Felipe  de  la  Corte  y  D.  Eva- 
risto Romero. 

Constaba  de  dos  hojas  impresas  á  tres  columnas,  y 

(1)  «Esta  disposición  ba  traido  serios  disgustos  á  los  Alcaldes» 
porque  la  Real  Audiencia  y  Gobernador  superior,  mostrando  oelo,  sf,. 
pero  extraordinario,  apenas  se  acusa  á  un  Alcalde,  se  le  llama  á  Manila, 
sin  bacerse  á  veces  cargo  de  los  requisitos  que  la  ley  requiere  para  acu- 
sar á  un  juez;  y  suele  suceder  que  llegado  el  Alcalde  á  Manila,  con  gra*> 
ve  perjuicio  de  sus  intereses  y  de  su  autoridad  entre  los  indios,  espera 
meses  y  aun  afios  á  que  le  consientan  regresar  á  la  provincia,  ó  recibe 
su  cesantía  en  virtud  de  lo  que  de  él  se  ha  comunicado  sin  su  conoci- 
miento al  Gobierno  de  Espafia,  en  virtud  de  lo  que  privadamente  por 
el  Administrador,  Alcalde  interino  interesado  ó  por  anónimos  ó  por 
calumniadores  casi  nunca  castigados,  se  afirma  maliciosamente )!>.^(Don 
Felipe  Govantes.) 

Este  mal  sistema  de  que  se  queja  el  Sr.  Govantes,  antiguo  Alcalde 
mayor,  subsiste  hoy  contra  los  gobernadores  civiles,  y  en  general  con- 
tra todo  funcionario  que  ejerce  autoridad,  pues  es  alH  costumbre  inve- 
terada el  proceder  por  denuncias  anónimas,  hijas,  casi  siempre,  de  la 
pasión  y  de  los  más  bastardos  intereses. 

La  expresada  medida  de  Claveria  fué  aprobada  por  Real  orden  de 
28'de  Agosto  de  1847. 


78  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

se  ocupaba  de  asuntos  religiosos,  históricos,  comercia- 
les, sección  ofícial  y  anuncios  (0. 

En  dicho  año  de  1846  expidió  Clavería  otro  decreto 
conteniendo  el  Arancel  de  víveres  que  los  Tribunales  te- 
nian  la  obligación  de  suministrar  á  los  transeúntes,  dis- 
poniendo que  todos  los  años  se  revisase  por  una  Junta. 

En  los  montes  de  la  provincia  de  Nueva  Vizcaya  ha- 
bitaba, entre  otras  tribus  de  salvajes,  la  de  los  mayo- 
yaos,  cuyos  temibles  asesinatos  y  traidoras  asechanzas 
tenían  aterrados  á  los  pueblos  sometidos  al  dominio  de 
España.  «Se  desprendían  de  los  montes,  se  apostaban 
en  los  bosques  contiguos  á  los  caminos,  se  ocultaban 
en  los  cogonales  laterales,  en  la  espesura  de  las  már- 
genes de  los  esteros  ó  debajo  de  sus  puentes,  y  herían 
y  mataban  por  lo  general  impunemente»  (2). 

Una  de  las  supersticiones  de  los  salvajes  mayoyaos 
era  la  de  cortar  cabezas  humanas  al  tiempo  de  la  siem- 
bra, de  la  siega  y  al  pedir  á  sus  futuras  mujeres  en  ma- 
trimonio. Estos  feroces  atentados  movieron  á  los  padres 
dominicos»  que  tenían  sus  misiones  en  el  expresado  te- 
rritorio, á  dirigirse  al  Gobierno  en  demanda  de  castigo 
para  tan  crueles  asesinos  (3). 

(1 )  Equivócase  Diaz  Arenas  al  consignar  que  La  Esperanna  apare- 
ció el  !.•  de  Enero  de  1 847. 

Las  personas  que  deseen  mayores  detalles  lespecto  de  éste  y  algunos 
otros  periódicos  que  se  citan  con  anterioridad,  pueden  consultar  el  cu- 
rioso Apéndice  III,  por  D.  Pedro  Torres  y  Lanzas,  inserto  en  la  obra 
Noticias  para  la  Histeria  del  periodismo  filipino,  por  D.  W.  £•  Retana: 
Madrid.  1895. 

Zai  Esperanua  cesó  en  su  publicación  á  mediados  de  1850. 

(2)  Memoria  sobre  Nueva  Viteaya^  por  el  R.  P.  Fr.  Francbco  Gain- 
za,  misionero  de  Carig:  Manila,  1849. 

(3)  «La  vista  de  un  crecido  número  de  cadáveres  decapitados  por 
ios  infíeles  mayoyaos^  algunos  de  los  que  les  fueron  cortadas  sin  coropa» 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  79 

Un  joven  misionero,  de  honrosa  é  imperecedera  me- 
moria, inflamado  por  el  noble  afán  de  ganar  almas  á 
la  cristiandad,  el  P.  Fr.  Remigio  Rodríguez  del  Ála* 
mo,  tomó  á  su  cargo  la  difícil  empresa  de  catequizar  á 
los  salvajes  mayoyaos. 

«Escaló  los  montes  más  empinados;  penetró  por  to- 
das las  rancherías;  recorrió  en  todas  direcciones  los 
parajes  más  inaccesibles,  último  baluarte  de  la  barba- 
rie; no  hubo  obstáculo  que  no  venciera;  ni  sol,  ni  llu- 
via, ni  rio  caudaloso,  ni  torrente  bramador,  ni  mon- 
tañas escarpadas,  ni  enemigos  crueles  que  le  hicieran 
retroceder  y  pusieran  espanto  en  aquel  corazón  ani- 
moso» (O. 

Sus  trabajos,  sin  embargo,  aun  con  ser  extraordina- 
rios,   marchaban  lentamente,  mientras  que  el  furor» 

sión  sus  laboriosas  manos  y  arrancados  sus  corazones  aún  palpitantes...  . 
las  lágrimas  de  una  multitud  de  viudas,  huérfanos  famélicos  que  se  la- 
mentan inconsolables  en  derredor  nuestro.....  la  dolorosa  situadón  de 
unos  padres,  de  unos  hijos,  de  unas  hermanas  que  reclaman  el  amor  y 
la  asistencia  de  sus  hermanos,  de  sus  pa  dres  y  de  sus  hijos  asesinados... .• 
forman,  Excmo.  Sr.,  el  cuadro  de  horrores  y  miserias  que  conmueve 
nuestros  corazones,  y  conmoviera  en  su  vista  á  todo  el  que  no  fuere  tan 
cruel  como  los  mayoyaot  sus  autores 

f  Tan  continuada  sed  de  sangre  humana,  tantas  veces  mitigada  y  nua- 
ca  satisfecha nos  convencen  de  que  los  medios  suaves  de  persua- 
sión son  inútiles,  y  aun  perjudiciales,  á  estos  pueblos  en  el  grado  de 
enemistad  que  profesan  los  mayoya0s  á  los  cristianos,  é  infieles  á  todos 
los  habitantes  de  esta  provincia,  la  que  solamente  podrá  verse  libre  de 
la  humilbción  en  que  gime,  siendo  humillados  aquellos  bárt>aros»«-* 
(Exposición  de  los  misioneros  de  Nueva  Vizcaya  al  Gobierno  Superior 
de  Filipinas,  fecha  16  de  Septiembre  de  1845.) 

(1)  Los  Mayoyaos  y  la  rana  I/ugao  (apuntes  para  un  estudio)»  por 
el  M.  R.  P.  Fr.  Buenaventura  Campa,  del  Sagrado  Orden  de  Predica- 
dores, ex- misionero  de  Echagüe,  Procurador  general  de  la  provincia  del 
Santísimo  Rosario  de  Filipinas:  Madrid,  1894. 


8o  JOSÉ   MONTERO   Y    VIDAL 

cada  dia  en  aumento,  de  los  mayoyaos,  por  perseguir 
á  los  infelices  indígenas  de  distinta  raza,  llegó  á  hacerse 
insostenible  por  más  tiempo. 

En  1847  reprodujeron,  con  mayores  instancias,  sus 
quejas  los  misioneros,  secundados  eficazmente  por  el 
jefe  de  la  provincia. 

Claveria  decidió  poner  término  á  tal  estado  de 
cosas. 

Nombró  gobernador  de  Nueva  Vizcaya  á  su  ayudan- 
te de  campo  D.  Mariano  Oscáriz,  cuyas  condiciones  de 
carácter  le  eran  muy  conocidas  (1),  y  le  ordenó  hacer 
una  expedición  al  país  de  los  expresados  salvajes.  Hizo 
los  preparativos  necesarios,  y  el  29  de  Marzo  de  1847 
se  puso  Oscáriz  al  frente  de  una  columna,  compuesta 
de  cuatro  oficiales,  107  soldados  y  323  paisanos  arma- 
dos, y  el  5  de  Abril  siguiente,  después  de  penosas 
marchas  y  de  combates  brillantes,  logró  reprimir  la 
fiereza  de  los  mayoyaos,  obligándolos  á  someterse  al 
dominio  de  España. 

En  el  año  siguiente  hiciéronse  también  varias  expe- 
diciones por  el  interior  de  aquellos  territorios,  consi- 
guiéndose por  este  medio  la  sumisión  de  diferentes  tri- 
bus de  salvajes,  y  quedando  dominada  toda  la  provincia 
en  el  terreno  de  la  fuerza,  como  en  el  religioso  lo  fué 


(1)  cOscáríz,  genio  emprendedor,  de  constítuci/)n  hercúlea,  honra- 
do y  buen  caballero,  fué  el  terror  del  negritc^  del  Hongote,  del  gaddan, 
del  hungutn^  del  mayoyao^  del  silipan^  del  guiangan  y  del  catalangan; 
por  todas  partes  se  metió;  á  todas  esas  razas  y  tribus  les  hizo  sentir  el 
peso  de  su  autoridad  y  prestigio:  benévolo  con  los  vencidos,  terrible  y 
duramente  justiciero  con  los  que  se  resistían  ¿  doblar  la  cerviz  al  yugo 
de  la  ley  y  de  la  obediencia.  Pero  donde  más  tuvo  que  trabajar,  donde 
dejó  impreso  el  sello  de  su  carácter,  fué  en  el  Mayoyaoi. — (Fr.  B.  Cam- 
pa, obra  dtada.) 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  8 1 

después  por  el  celo  y  meritísímos  servicios  de  los  mi* 
sioneros  (i). 

Por  disposición  de  la  Capitanía  general  de  Filipinas, 
de  i6  de  Septiembre  de  1847,  ^"^  creado  el  Cuerpo  de 
Carabineros  de  seguridad  pública  para  la  persecución 
de  malhechores  y  delincuentes,  el  mantenimiento  de  la 
tranquilidad,  del  orden  y  la  vigilancia  respecto  al  cum* 
plimiento  de  las  leyes,  ordenanzas  y  bandos  de  buen 
gobierno  y  policía. 

Además  de  la  plana  mayor,  constaba  de  seis  bri- 
gadas, mandadas  por  oñciales  subalternos  del  ejér- 
cito (2). 

Por  Real  orden  de  25  de  Junio  de  1847  se  hicie- 
ron extensivas  á  los  gobernadores  político-militares  las 
prescripciones  de  la  Real  cédula  de  3  de  Octubre  de 
1844,  cuya  disposición  dio  á  conocer  Claveríapor  ban- 
do de  i5  de  Octubre  del  mismo  año,  fijando  el  plazo 
improrrogable  hasta  el  3i  de  Julio  de  1848  para  que 
cesaran  dichos  gobernadores  en  el  uso  del  indulto  de 
comerciar,  con  el  fin  de  que  pudiesen  en  ese  tiempo 
finalizar  los  compromisos  que  tuvieran  contraídos  (3), 

En  5  de  Octubre  de  1847  ^^^^^  ^^  importante  decre- 
to estableciendo  la  forma  de  proceder  á  las  elecciones 
de  gobernadorcillos  y  demás  ministros  de  justicia  de  los 

(i)  £]  heroico  P.  Álamo  manó  el  16  de  Abril  de  J  849,  victima  de 
una  calentura  maligna,  á  los  treinta  afios  no  cumplidos  de  edad. 

Sus  hermanos  de  religión,  Fr.  Tomás  Vilano  va  y  Fr.  Ruperto  Alar- 
con,  continuaron  la  obra  evangélica  d«  aquél  en  el  Mayoyao  y  en  el 
Bungtan. 

(2)  Fué  aprobada  esta  medida,  con  carácter  provisional,  por  Real 
orden  de  30  de  Abril  de  1848. 

En  1850  se  le  agregaron  dos  brigadas  más. 

(3)  Véase  j4u/0S  M^daihs^  tomo  V,  pág.  47. 

TOMO  III  6 


82  JOSÉ   MONTERO  VIDAL 

pueblos  (Oi  con  el  propósito  de  cortar  los  vicios  exis* 
tentes  y  de  conseguir  que  fuese  una  verdad  la  emi- 
sión del  voto. 

Según  dicho  decreto,  las  elecciones  debían  hacerse 
todos  los  años  precisamente  en  las  casas-tribunales,  6 
de  carecer  de  ella  el  pueblo,  en  otro  edificio  público,  y 
no  en  la  casa  parroquial  ni  en  las  de  particulares;  siem- 
pre bajo  la  presidencia  del  jefe  de  la  provincia  6  del 
llamado  á  sustituirle  en  casos  justificados,  y  con  asis- 
tencia, á  ser  posible,  del  cura  párroco,  tá  fin  de  rej)re- 
sentar  cuanto  estimen  conveniente  para  el  mejor  acier- 
to, que  es  lo  que  tanto  interesa  al  bien  de  los  pueblos» . 

La  elección  se  verifica  por  una  Junta ,  compuesta  dei 
gobernadorcillo  saliente  y  de  doce  principales,  sorteados 
la  mitad  de  entre  los  ca>pitanes  pasados  (ex-gobernador- 
cilios),  y  de  los  que  habiendo  sido  cabezas  de  barangay 
por  espacio  de  diez  años  consecutivos  hubiesen  dejado 
de  serlo  sin  mala  nota,  y  la  otra  mitad,  también  por 
sorteo,  de  entre  los  cabe;;as  en  actual  ejercicio. 

No  pueden  ser  electores  los  viciosos  ó  de  mala  con- 
ducta, los  que  tengan  deudas  á  la  Hacienda  ó  sean  deu* 
dores  quebrados  ó  jugadores,  ni  los  sentenciados  á  pe- 

(l)  En  las  Ordenanzas  de  Intendentes  de  1786,  se  dispone  que  en 
los  pueblos  de  indios  se  elijan  entre  ellos  Gobernador  ó  Alcalde  y  de- 
más ofícios  de  república  para  su  régimen  económico  y  para  que  exijan 
de  los  naturales  el  tributo  (art.  13);  que  hechas  las  elecciones  se  soli- 
citará su  aprobación  del  Gobernador,  procurando  inclinar  á  los  natura- 
les á  que  prefieran  en  ellas  á  los  que  sepan  el  idioma  castellano  y  más 
se  distingan  en  las  aplicaciones  de  la  agricultura  ó  industria  (art.  14). 

Se  exceptúa  del  tributo  á  los  caciques  y  sus  primogénitos,  á  las  mu- 
jeres de  cualquiera  estado  y  á  los  gobernadores  y  alcaldes  indios  mien- 
tras lo  sean  (art.  137)*  Kn  la  Reeopilaeión  de  Indias  se  lee:  «Están  exen- 
tos de  pagar  tributo  los  caciquea  y  sus  hijos  mayores  (ley  18,  tit.  5»% 
iib.  6.°)  El  indio  alcalde  no  paga  tasat  (ley  20,  tít.  5.^>  üb.  6.®} 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  83 

ñas  corporales,  aflictivas  ó  infamantes^  ni  los  criados 
de  los  jefes  de  las  provincias  6  de  los  párrocos. 

Para  ser  elegido  gobernadorcillo  se  requiere  ser  indio 
é  meztizo  de  sangley,  vecino  del  pueblo^  mayor  de  vein- 
ticinco años,  saber  leer  y  escribir,  haber  sido  teniente 
mayor  ó  cabeza  de  barangay  sin  mala  nota,  6  serio  á 
la  sazón,  no  ser  arrendatario  de  los  propios  y  arbitrios 
del  pueblo  ni  estanquillero  de  rentas. 

Es  circunstancia  preferente  que  posean  el  castellano. 

•  Debiendo  los  electores  proceder  con  entera  libertad 
y  no  proponerse  otro  objeto  que  el  de  que  los  cargos 
municipales  recaigan  en  las  personas  que  por  su  con- 
ducta y  antecedentes  inspiren  más  confianza  de  que  se 
interesarán  por  la  buena  administración  y  prosperidad 
de  los  pueblos,  se  prohibe  con  este  motivo  que  haya 
juntas  clandestinas,  que  se  empleen  promesas,  dádivas 
ú  otros  amaños;  que  los  pueblos  hagan  con  sus  barrios 
ó  visitas  pactos  ó  convenios;  en  suma,  que  los  gober- 
nadorcillos,  principales,  cabezas  de  barangay  ú  otras 
personas  deduzcan  pretensiones  ante  los  jefes  de  pro- 
vincias en  lo  tocante  á  elecciones;  pues  todo  lo  que  aca« 
ba  de  decirse,  y  que  hasta  ahora  ha  sucedido  frecuen- 
temente, además  de  atentar  contra  la  libertad  que  debe 
haber  en  aquéllas,  no  lleva  otra  tendencia  que  la  de  ga* 
nar  votos  y  conseguir  de  este  modo  que  las  propuestas 

recaigan  á  favor  de  individuos  determinados que 

suelen  ser  los  menos  convenientes  para  administrar  los 
pueblos» (art.  20  del  decreto). 

Hecha  la  elección,  para  la  cual  debe  escribir  en  una 
papeleta  firmada  el  nombre  de  dos  sujetos  cada  elector, 
el  que  obtiene  mayor  número  de  votos  es  propuesto  en 
primer  lugar,  y  el  que  le  sigue  en  votos  en  segundo*  El 
jefe  de  la  provincia,  previos  los  informes  necesarios^ 


84  JOSÉ  MONTERO   Y  VIDAL 

propone  al  Gobernador  general  el  que  estima  más  á 
propósito^  siendo  atribución  de  dicha  autoridad  el  nom- 
bramiento (i)* 

Con  fecha  11  siguiente  pubh'có  un  bando  sobre  jue* 
gos  prohibidos,  marcando  las  penas  aplicables  á  los  in* 
fractores  (2). 

Por  otro  bando  del  día  30  dio  á  conocer  la  Real  or- 
den de  2  de  Julio  anterior,  haciendo  extensiva  á  Ultra- 
mar la  ley  de  10  de  Junio  sobre  propiedad  literaria  (3). 

En  1 1  de  Noviembre  dictó  otro  bando  prohibiendo 
las  rifas,  á  menos  que  obtuvieran  previamente  autori- 
zación superior,  sobre  lo  cual  habíase  introducido  no- 
table abuso  (4}. 

Con  motivo  de  la  alteración  producida  por  Apolina- 
rio  de  la  Cruz,  expuso  Oráa  al  Gobierno  Supremo  la 
conveniencia  de  reformar  ciertas  Cofradías,  y  por  Real 
orden  de  28  de  Septiembre  de  1847  ^^  previno  á  la  au- 
toridad superior  de  las  Islas  el  exacto  cumplimiento  de 
la  ley  25,  tit.  IV>  lib.  X  de  la  Recopilación  de  Indias 
y  de  la  Real  cédula  de  15  de  Octubre  de  i8o5,  espe- 
cialmente en  la  parte  en  que  disponen  que  ninguna  Jun- 
ta ni  reunión  puedan  celebrarse  por  las  Cofradías  6 

(1)  Véase  Autos  acordados^  tomo  11,  pág.  lio. 

Fué  aprobado  por  Real  orden  de  12  de  Mayo  de  1848. 

(2)  yizsit  Autos  acúrdados^  tomo  If,  pág.  126. 

Fué  aprobado  por  Real  orden  de  12  de  Mayo  de  1848,  con  modifica- 
ción del  art.  1 5* 

Por  decreto  del  Gobierno  Superior  de  las  Islas  de  7  de  Febrero  de 
1852,  se  modificó  y  adicionó  el  art.  24  de  este  bando. 

(3)  Véase  Autos  acordados^  tomo  II,  pág.  87. 

Por  Real  orden  de  14  de  Noviembre  de  1848  se  declara  que  la  ley 
de  1  o  de  Junio  de  1 847  sobre  propiedad  literaria  no  altera  el  régimen 
establecido  en  Ultramar  sobre  libertad  de  imprenta. 

(4]     Véase  Autos  acordados^  tomo  II,  pág.  126. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  85 

Hermandades  sin  que  sea  presidida  por  el  Delegado  re- 
gio que  el  Gobernador,  Vicepalrono^  nombre  al  efecto» 
para  lo  cual  el  Hermano  mayor  debería  avisar  con  la 
anticipación  necesaria  el  día,  hora,  lugar  y  objeto  de 
cada  Junta,  ordenándose  á  la  ve2  que  de  un  modo  pru> 
dente  se  hicieran  cesar  todas  las  asociaciones  que  no 
hubiesen  obtenido  la  Real  aprobación,  con  otras  pre- 
venciones á  los  Obispos,  gobernadores  y  párrocos  para 
que  coadyuven  al  cumplimiento  de  la  soberana  disposi- 
ción, pudiendo  aquéllos  suspender  en  caso  de  necesi- 
dad cualquier  Cofradía  aprobada. 

El  3  de  Enero  de  1848  sustituyó  á  Gironella  en  la 
Superintendencia  y  cargos  anejos  de  Hacienda,  D.  Mi- 
guel Belza  é  Iriarte. 

Por  decreto  de  19  del  mismo  mes  dispuso  Clavería 
que  el  sobrante  del  sanctorum  se  aplicase  á  la  construc- 
ción de  cementerios  fuera  de  poblado,  recordando  el 
cumplimiento  de  la  circular  de  7  de  Diciembre  de  1808 
sobre  el  mismo  asunto. 

En  sesión  del  8  de  Febrero  de  1848  se  aprobó  el  pro- 
yecto del  Gobierno  por  el  que  se  exceptuaba  del  sor- 
teo de  quintas  á  los  misioneros  destinados  á  Filipi- 
nas (i). 

Por  Real  orden  de  igual  fecha  se  nombró  una  Comi- 
sión con  el  encargo  de  examinar  los  presupuestos  de 
ingresos  y  gastos  de  las  Antillas  y  de  Filipinas,  así 

(1)     Dice  asi  la  ley  dictada  con  tal  objeto  el  15  de  Marzo: 
•  1.°    Se  declaran  exentos  del  servicio  militar  los  novicios  y  profe- 
sos de  los  Colegios  de  misioneros  de  Filipinas  establecidos  en  Vallado- 
lid,  Ocafia  y  Monteagudo. 

12.®  Si  los  novicios  comprendidos  en  el  artículo  anterior  no  llega- 
aen  á  cumplir  voluntariamente  el  objeto  de  su  instituto,  quedarán  su- 
jetos á  la  suerte  que  respectivamente  les  hubiere  correspondido»,  etc. 


85  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

como  el  sistema  de  contabilidad  vigente  en  las  mis-^ 
mas  (!)• 

En  27  de  Marzo  siguiente  se  previno  de  Real  orden  % 
al  Comandante  general  del  Apostadero  de  Filipinas  que 
en  lo  sucesivo,  antes  de  proceder  al  abanderamiento  y 
matriculación  de  cualquier  buque  extranjero,  debería 
ejecutarse  el  arqueo  por  el  constructor  del  arsenal  de 
Cavite. 

En  la  propia  fecha  ordenó  S.  M.  que  todo  buque  mer- 
cante que  se  despache  para  cualquier  punto  de  Ultra- 
mar, debe  ir  dotado  de  capellán  y  cirujano,  cuando  su 
tripulación  pase  de  40  hombres  ó  de  70  con  los  pasa- 
jeros. 

Con  fecha  17  de  Mayo  de  1848  dispuso  Claveria  que 
los  pueblos  de  Gapan,  San  Isidro,  San  Antonio  y  Ca- 
biao,  pertenecientes  á  la  provincia  de  la  Pampanga,  que- 
daran agregados  á  la  de  Nueva  Écija,  y  el  de  San  Mi- 
guel de  MaynmOy  también  de  aquélla,  á  la  de  Bulacán; 
que  el  pueblo  de  Palanan,  de  Nueva  Écija,  se  agregase 
á  la  de  Nueva  Vizcaya,  y  los  de  Binangonan  de  Lam- 
pón y  el  pueblo  é  isla  de  Polillo,  de  Nueva  Écija,  pa- 
saran á  ser  de  La  Laguna,  disposición  que  fué  aprobada 
por  Real  orden  de  5  de  Marzo  de  1849. 

Por  superior  decreto  de  20  de  Junio  del  citado  año, 
expedido  á  solicitud  del  Obispo  de  Cebú,  se  hizo  cargó- 
la Orden  de  recoletos  de  la  administración  espiritual 

(i)  De  esta  Comisión  formaba  parte  D.  Jacobo  María  Várela,  Ad- 
ninistrador  general  cesante  de  la  renta  de  vinos  y  licores  de  Filipinas. 

Por  Keal  decreto  de  6  de  Enero  de  1 849  se  dispuso  el  estableci'» 
siento  en  la  Contaduría  general  del  Reino  de  una  sección  denominadar 
de  Ultramar,  cpara  que  ordene  y  redacte  los  presupuestos  de  las  Antillas- 
y  de  Filipinas  y  las  cuentas  generales  de  recaudación  y  distribución  ti^ 
las  mismas». 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  87 

de  Isla  de  Negros,  poniendo  en  1849  <^uras  párrocos  de 
esta  Orden  en  los  pueblos  de  Siaton»  Cabancalan  y 
Amblan. 

En  9  de  Septiembre  hizo  Claveria  un  Reglamento 
para  la  servidumbre  doméstica,  que  fué  muy  bien  reci- 
bido por  la  opinión  general  y  mereció  la  aprobación 
soberana  (0. 

En  1848  se  adquirieron  en  Londres  los  vapores  Afa- 
gallanes,  Elcano  y  Reina  de  Casulla,  que  fueron  los 
primeros  buques  de  esta  clase  que  hubo  en  Filipi- 
nas (2),  debiéndose  á  sus  excelentes  servicios  la  rá- 
pida transformación  que  se  operó  en  la  prosperidad  del 
país  y  en  la  represión  de  la  piratería  de  los  moro-ma- 
layos. 

A  fines  de  dicho  año  fundó  D.  Manuel  Moreno  un 
periódico  con  el  titulo  de  Diario  de  Manila, 

En  los  primeros  meses  de  1849  se  comenzó  á  publi- 
car á  diario  El  Despertador,  al  que  corrió  anejo  un  se- 
manario llamado  El  Instructor^  fundado  y  dirigido  éste 
por  D.  Lorenzo  Moreno  Conde. 

Ambos  fueron  de  muy  corta  existencia. 

En  los  meses  de  Enero,  Febrero  y  Marzo  se  sintie- 
ron en  las  islas  Marianas  hasta  125  temblores  de  tierra: 
hubo  días,  como  el  26  de  Enero,  que  se  contaron  hasta 


(1]     Real  orden  de  17  de  Agosto  de  1849. 

(2)    Por  Real  decreto  de  22  de  Enero  de  1844  se  dispuso: 

cQueda  autorizado  el  Ministro  de  Marina,  Comercio  y  Gobernación 
de  Ultramar  para  construir  seis  vapores  de  guerra  de  la  fuerza  que  con- 
sidere más  conveniente,  con  desuno  precisamente  á  las  Islas  Filipinas. 
(Art.  l.<>) 

iLas  falúas  que  en  el  dfa  forman  aquel  Apostadero  de  marina,  serán 
desarmadas  desde  que  la  mitad  de  aquellos  buques  puedan  prestar  ser- 
vido. (Art.  2.°J» 


88  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

1 8  temblores,  cosa  extraordinaria  aun  tratándose  de 
unas  islas  tan  combatidas  por  esta  clase  de  fenó- 
menos. 

Por  Real  orden  de  i5  de  Enero  de  1849  quedó  pro- 
hibido en  absoluto  á  los  regulares  de  Filipinas  la  ena- 
jenación de  ninguno  de  sus  bienes,  y  por  otra  Real  or- 
den de  14  de  Octubre  del  mismo  año  se  dio  traslado  al 
Gobernador  de  las  Islas  de  la  de  17  de  Junio  de  1834 
sobre  prohibición  al  clero  regular  y  secular  de  enajenar 
sus  bienes  raices,  alhajas  y  muebles  preciosos  sin  pre- 
via Real  licencia;  y  teniendo  en  cuenta  que  las  ventas 
hechas  con  posterioridad  á  1840  son  sospechosas  de 
fraude,  se  le  ordenaba  reclamara  los  expedientes  y,  pre- 
vio el  voto  consultivo  del  Real  acuerdo,  propusiera  al 
Ministerio  lo  que  juzgara  oportuno  (O. 

Por  Real  orden  de  10  de  Agosto  de  1849  se  dio  nue- 
va organización  á  las  dependencias  de  Hacienda  de  las 
Islas.  Con  la  misma  fecha  se  aprueban  las  Instruccio- 
nes para  el  régimen  de  la  Tesorería  general  del  Ejér- 
cito y  Hacienda;  de  la  dirección,  administración  é  in- 
tervención de  las  rentas  del  estanco,  sus  colecciones  y 
fábricas  de  tabaco,  con  inclusión  de  la  Cailiila  agríco- 
la; para  la  fiscalización  é  intervención,  cuenta  y  razón 
que  había  de  llevar  la  Contaduría  general,  etc. 

Por  Real  decreto  de  26  de  Octubre  del  mismo  año 
aplicáronse  á  Ultramar  las  disposiciones  sobre  clases 
pasivas  contenidas  en  la  ley  de  26  de  Mayo  de  i835  y 
el  art.  3.^  de  la  de  23  del  mismo  mes  de  1845. 

En  I.®  de  Noviembre  de  1849  publicó  Clavería  un 


( 1  ]  Esta  disposición,  recibida  por  el  sucesor  de  Clavería,  se  repro-- 
dujo  por  Real  ordea  de  21  de  Julio  de  X851,  encalcando  la  brevedad 
en  asunto  de  tanta  importancia. 


S*j 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  89 

decreto  y  Reglamento  organizando  los  tercios  de  poli- 
cía de  las  provincias  {i)\ 

Era  muy  general  en  Filipinas  que  la  mayoría  de  los 
indígenas  tuviesen  el  mismo  apellido,  y  que  los  más  de 
«líos  fuesen  nombres  de  santos.  Para  evitar  esta  con- 
fusión, remitió  Clavería  á  los  Jefes  de  provincia,  por 
decreto  de  ii  de  Noviembre  de  1849,  grandes  catálo- 
gos de  apellidos  españoles  con  orden  de  que  los  distri- 
buyeran por  pueblos  y  familias,  y  asi  se  hizo,  dando 
esta  medida  el  resultado  que  se  pretendía  (2). 

En  20  de  Diciembre  de  1849  dictó  un  decreto  sobre  la 
radicación,  empadronamiento,  capitación  y  pasaportes 
de  los  chinos.  Clasíñcábalos  en  las  clases  de  transeún- 
tes, de  invernada  y  radicados,  determinando,  por  una 
tarifa  aneja,  las  cantidades  que  tenían  que  pagar  en 
cada  una  de  estas  situaciones,  tiempo  que  se  les  permitía 
en  ellas  y  la  penalidad  de  los  infractores  á  lo  dispuesto 
en  el  bando,  incluso  á  los  capitanes  de  buques  ó  consig- 
natarios de  éstos  que  permitiesen  el  embarco  de  chinos 
para  su  país  sin  el  necesario  pasaporte  del  Gobierno. 

Se  permitía  á  los  chinos  trasladar  su  vecindad  de  unas 
provincias  á  otras.  Por  la  regla  84  se  previene  que  todo 
chino  que  quiera  casarse  con  india  ó  mestiza,  acuda  al 
Gobierno  con  su  fe  de  bautismo,  la  de  su  contrayente, 
el  consentimiento  de  los  padres  ó  mayores  de  éste,  la 
constancia  de  hallarse  trasladado  al  padrón  de  cristia- 

(1}     Véase  Attiús  acúrtUdas,  tomo  II,  pág.  166. 

Aprobado  por  Real  orden  de  X2  de  Febrero  de  1852. 

(2)  Aún  se  nota  en  muchos  pueblos  de  Filipinas  el  efecto  de  esta 
determinación,  porque  los  hay  en  donde  casi  todos  los  apellidos  empie- 
zan con  la  inicial  a,  en  otros  con  la  ¿  y  asi  sucesivamente.  También  es 
írecuente  ver  á  indios  de  los  más  montaraces  ostentando  apellidos  tan 
ilustres  como  los  de  Osuna,  Alba,  Medinaceli,  etc.,  etc. 


90  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

nos  y  el  certiñcado  del  cura  párroco  justiñcativo  de  sit 
instrucción  en  la  doctrina  cristiana,  con  cuyos  requisi» 
tos  se  les  expediría  la  correspondiente  licencia. 

A  consecuencia  de  los  sucesos  acaecidos  en  la  Pe- 
nínsula en  1848^  fueron  deportados  á  Filipinas  por  el. 
Gabinete  Narváez-Sartorius  gran  número  de  españoles. 
Llegados  á  Manila  en  1849,  los  acogió  Claveria  con 
bondad  exquisita,  diciéndoles: 

«Aquí  no  existen  opiniones  políticas;  aquí  no  hajr 
más  que  españoles  desde  el  momento  en  que  se  pisa 
este  suelo,  y  ustedes  serán  tratados  por  mi  y  por  todos 
como  compatriotas  desgraciados,  como  españoles  y  ca- 
balleros (i)». 

Inmediatamente  los  distribuyó  por  provincias,  con  el 
propósito  de  que,  disfrutando  de  libertad,  les  fuese  me- 
nos penosa  su  situación  y  para  que  pudieran  ganarse  la. 
vida  honradamente;  pero  la  mayor  parte  de  los  depor- 
tados abusaron  de  esa  bondad  del  Gobernador  general^, 
realizando  actos  censurables  en  las  localidades  á  donde 
se  les  destinara,  con  desprestigio  del  nombre  español  y 
de  la  influencia  moral  que  tan  alta  ha  debido  mante- 
nerse siempre  entre  aquellos  insulares  (2). 

(i  )  «Con  nuestras  caras  refundidas,  que  no  nos  hubiera  conocido  la 
madre  que  nos  parió,  y  con  más  ropa  de  la  que  necesitaban  nuestros 
enflaquecidos  cuerpos,  saltamos  en  tierra  y  fuimos  presentados  al  Ex- 
celentísimo Sr.  Capitán  General  D.  Narciso  Claveria:  como  nos  ha- 
blan tratado  tan  mal  en  el  transcurso  de  nuestra  prisión,  el  recibimiento- 
que  nos  hizo  aquella  autoridad  nos  paieció  bueno;  concluida  una  semi* 
arenga,  nos  despidió  S.  £.  á  lo  General,  y  cada  muchuelo  á  su  olivo». 
— {Caria  que  ha  dirigido  á  sus  amigos  y  enemigos  el  ciudadano  Agus* 
tin  Reverter,  en  la  que  refiere  en  bosquejo  los  padecimientos  de  su  de- 
portación á  Filipinas,  con  otras  cosas  curiosas:  Tarragona,  1855.) 

(2)    Entre  los  depoitados  figuraban  D.  Agustín  Aígaira  y  el  sefior 
J^zaito,  á  quienes  Claveria  les  recordó  su  antigua  amistad,  dispensando- 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  QI 

Los  deportados  llegaron  en  las  fragatas  Manila,  Ma- 
riveles  y  Zafiro,  custodiados  por  dos  destacamentos  de 
in&ntería  de  marina.  Parte  de  esta  tropa  se  destinó  á 
diferentes  buques  de  la  armada^  y  el  resto  regresó  á  Es- 
paña. 

A  fines  de  1849  niurió  en  Manila  el  secretario  del 
Gobierno  de  las  Islas,  D.  José  María  Peñaranda,  legan- 
do á  la  posteridad  el  recuerdo  imperecedero  de  una  in- 
teligencia privilegiada  y  el  testimonio  indestructible  de 
sus  importantes  servicios  en  la  administración  de  Fili- 
pinas. 

Por  orden  de  Claveria  comenzaron  en  el  sitio  deno- 

« 

minado  Arroceros- las  obras  de  un  Hospital  militar.  Los 
ingenieros  militares  le  hicieron  en  este  asunto  injusta 
y  tena2  oposición,  originándose  de  aquí  que  las  obras 
quedaran  en  suspenso  hasta  que  de  España  se  resolvie- 
se, con  cuyo  motivo  tuvo  con  los  ingenieros  graves 
disgustos. 

La  actividad  de  Claveria  extendióse  también  al  ramo 
de  Hacienda,  en  el  que  legisló  con  mucho  acierto.  Ade- 
más de  las  órdenes  para  el  cumplimiento  de  las  re- 
formas introducidas  en  dichas  oficinas,  dictó  un  Regla- 
mento para  sustanciar  las  causas  de  menor  cuantía  en 
asuntos  de  contrabando,  y  otro  sobre  fielatos  y  estan- 
quillos. 

La  agricultura,  las  colecciones  de  tabaco  y  las  pe- 
queñas industrias  del  país  recibieron  asimismo  el  favo- 
rable impulso  de  sus  acertadas  medidas,  y  la  Sociedad 

les  generosa  protección,  á  que  ellos  supieron  corresponder  dignamente. 
El  8  de  Junio  de  1S49  se  expidió  un  Real  decreto  de  amnistía  por 
causas  políticas,  y  en  30  del  mismo  mes  se  comunicaron  ¿  Filipinas  la» 
reglas  para  su  ejecución,  quedando,  por  lo  tanto,  en  libertad  los  depor- 
tados de  regresar  ¿  Espafia. 


92  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

Económica  concedió  durante  su  mando  varios  premios 
á  los  principales  cosecheros  de  café  (i). 

Las  calles  de  la  población  murada  y  los  paseos  y  cal  - 
2adas  de  los  arrabales  mejoraron  mucho  durante  su 
mando,  merced  á  una  Junta  que  creó  para  que  enten-  ^  | 

diese  en  este  cometido,  y  el  Palacio  de  su  residencia  fué  1 

objeto  de  obras  de  importancia*  ' 

(i)  En  22  de  Septiembre  de  1846  concedió  la  Sociedad  premios  de 
1 .000  y  de  500  pesos  á  D.  ífiigo  González  Azaola  por  dos  plantacio- 
nes de  café,  conforme  á  las  condiciones  que  prescribía  la  Real  orden  de 
6  de  Abril  de  1828.  En  3  de  Febrero  de  1847  concedió  la  misma  So- 
ciedad un  premio  de  500  pesos  á  D.  Antonio  Ortega  por  igual  cultivo. 


CAPITULO  IV. 


Nueva  peifídia  de  los  joloaoos. — Fondea  en  Zamboanga  una  fragata 
francesa  de  guerra.^RecIama  contra  una  agresión  de  los  piratas  de 
Maluso.-* Consigúese  por  mediación  del  gobernador  la  libertad  de 
tres  prisioneros. — Llega  otro  buque  de  guerra  francés  y  notifican  al 
gobernador  el  bloqueo  de  Basilan.— Protesta  dicha  autoridad.— Arri- 
ban otros  dos  buques  de  la  misma  nación  y  queda  establecido  el  blo- 
queo.— Escandaloso  convenio  del  Sultán  de  Joló  con  el  plenipoten- 
ciario francés  La  Grené,  cediendd  á  Francia  por  loo.ooo  pesos  la 
isla  de  Basilan.^Llega  el  brigadier  español  Bocalán  y  entabla  enér- 
gicas reclamaciones  con  los  jefes  franceses. —Deciden  al  cabo  so- 
meter el  asunto  á  sus  respectivos  Gobiernos. — El  gobernador  de 
Zamboanga  y  Bocalán  exigen  la  sumisión  de  todos  los  pueblos  de 
Basilan.— Obtienen  también  del  Sultán  de  Mindanao  la  cesión  de 
Davao. — Pasa  Bocalán  á  Joló  y  formula  sus  reclamaciones  al  Sultán. 
— Piraterias  que  observa. — Consigue  copia  de  los  tratados  con  los 
franceses.— El  Gobierno  de  Francia  anula  dichos  tratados. — Expli- 
cación de  M.  Gnizot  acerca  de  estos  sucesos.— Ordena  Claverfa  al 
coronel  Pefiannda  el  reconocimiento  de  la  isla  de  Balanguingui. — 
Es  agredido  y  rechazado  por  el  datto  de  la  isla,  y  regresa  á  Manila. 
«-Dificultades  del  momento  aconsejan  á  Claverfa  diferir  la  venganza 
de  esta  agresión. -^Realiza  Oyanguren  la  conquista  de  Davao. — Con- 
diciones de  este  notable  patriota. — Vicisitudes  en  el  gobierno  del  te- 
rritorio por  él  conquistado. 

Una  nueva  perfidia  de  los  joloanos,  un  hecho  asa^ 
escandaloso  que  vamos  á  narrar,  corroborará  nuestras 
afirmaciones  anteriores  con  respecto  á  la  falsía  y  mala 
fe  de  aquellos  piratas. 


94  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

Á  principios  de  Noviembre  de  1844  fondeó  en  la  rada 
de  Zamboanga  la  g  oleta  de  guerra  francesa  Satine.  Su 
capitán^  M.  Guerin,  solicitó  del  gobernador  Figueroa 
que  gestionase  la  entrega  de  tres  de  sus  tripulan  tes,  re- 
ducidos á  prisión  en  un  bote  por  los  piratas  de  Maluso, 
después  de  haber  dado  muerte  al  oñcial  que  lo  manda- 
ba y  á  un  marinero. 

Consiguióse  el  rescate  de  los  cautivos;  pero  al  llegar 
otra  cor.beta  de  guerra  de  la  misma  nación,  la  Victo- 
rietise,  M,  Guerin  notificó  al  gobernador  de  Zamboan- 
ga el  bloqueo  de  Basilan  é  islas  adyacentes,  con  objeto 
de  obtener  del  datto  Usuk,  régulo  de  Maluso,  cumplida 
satisfacción  por  la  muerte  de  sus  nacionales. 

El  gobernador  protestó  contra  el  bloqueo,  indicando 
que  á  todo  evento  debería  limitarse  al  distrito  de  Malu- 
so;  pero  no  se  tuvo  en  cuenta  su  protesta,  y  el  bloqueo 
se  llevó  á  cabo. 

Los  buques  franceses  fueron  reforzados  por  el  vapor 
Archimede  y  la  fragata  Erigone,  al  mando  del  vicealmi- 
rante M.  Cecille.  A  bordo  de  la  fragata  iba  el  Ministro 
plenipotenciario  de  Francia,  M.  de  la  Grené.  Estos  ba- 
ques procedían  de  Joló,  cuyo  Sultán,  seducido  por  la 
codicia,  había  celebrado  un  convenio  de  navegación  y 
comercio  con  el  plenipotenciario  francés,  cediendo  ade- 
más á  Francia  por  100.000  pesos  la  isla  de  Basilan, 
cuyo  dominio  pertenecía  á  España. 

El  brigadier  D.  Agustín  Bocalán  llegó  inmediata- 
mente después  á  Zamboanga  á  bordo  de  la  fragata  Es- 
peranza, y  sostuvo  con  M.  Cecille  una  activa  y  enérgica 
correspondencia  con  motivo  de  sus  extrañas  gestiones 
respecto  de  Basilan,  cuyo  resultado  fué  que  ambos  en- 
comendaran el  asunto  á  la  resolución  de  sus  respecti- 
vos Gobiernos,  alejándose  de  aquellas  aguas  los  buques 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  95 

franceses,  excepción  hecha  de  la  Satine,  que  se  estacio- 
nó en  el  canal,  entre  Basilan  y  Malamawi. 

De  acuerdo  el  gobernador  de  Zamboanga  con  Boca- 
Jan,  exigieron  incontinenti  la  sumisión  de  casi  todos  los 
pueblos  de  Basilan,  con  derogación  de  cualquier  pro- 
mesa que  hubieran  hecho  á  los  extranjeros,  mandando 
construir  un  fuerte  en  Pasanjan,  costa  N.  de  Basilan» 
á  lo  que  quiso  oponerse  el  comandante  de  la  Satine; 
mas  desapareció  de  aquellas  aguas  tan  luego  vio  el  mal 
sesgo  que  tomaba  el  asunto  (0. 

(i)  Un  oficial  de  la  marina  de  guerra  francesa,  M.  Th.  Aube,  pu- 
blicó en  la  jRevuí  des  Deux  Mandes^  correspondiente  al  i.^  de  Mayo  de 
1848,  un  artículo  titulado  Afanille  et  les  Philippuus^ — La  chnÚHaüon  et 
la  socUté  espagnoU  dans  ( Arehipel^  en  el  cual  hace  apreciaciones  bas- 
tante acertadas  respecto  á  la  política  de  Inglaterra  en  Oceanfa;  pero  al 
ocuparse  de  España,  y  metido  á  historiador,  desbarra  de  lo  lindo.  Injus- 
to y  apasionadísimo  contra  la  administración  espaflola  en  Filipinas  y 
contra  los  frailes,  su  trabajo  está  inspirado  por  un  espíritu  filibustero 
altamente  censurable. 

La  traducción  literal  de  sus  inexactas  afirmaciones  demostrará  la  jus- 
tificación de  nuestra  protesta. 

Dice  de  los  frailes  que  libres  de  los  jesuítas,  de  los  que  se  sentian  ce- 
losos, sobre  todo  los  agustinos  y  los  dominicos,  renovaron  sus  intrigas, 
y  pronto  una  conspiración  militar  se  urdió  en  Manila  bajo  su  influjo, 
cuyo  fin  era  enviar  á  Espafia  al  Gobernador  D.  GuritÓH  de  Basco. 

Hablando  de  los  asesinatos  de  extranjeros  cometidos  por  los  indios 
durante  el  cólera  de  1820,  consigna  que  los  médicos  espafiolts  abando- 
naron  la  ciudad  casi  todos,  y  que  únicamente  los  médicos  extranjeros 
atendían  á  los  enfermos;  que  de  repente  se  esparció  la  voz  de  que  los 
impíos  tenían  la  culpa  del  cólera,  c Hábiles  agentes  excitaron  las  pasio- 
nes populares  y  se  pusieron  á  la  cabeza  de  los  indios;  el  grito  de  mue- 
ran los  extranjeros  fué  proferido  por  uno  de  ellos,  y  miles  de  voces  lo 
repitieron.  La  matanza  comenzó  en  el  instante,  y  23  de  nuestros  com* 
patriotas  fueron  asesinados  con  dos  ingleses  y  dos  americanos,  sus  com- 
pañeros de  celo,  como  víctimas  designadas  de  antemano  por  la  envidia 
y  el  odio  de  los  frailes.  Únicamente  después  de  la  matanxa  y  de  la  hui- 


V 

9^  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

Ambos  jefes  españoles  marcharon  después  á  la  entra- 
da del  río  Grande  de  Mindanao,  obteniendo  del  Sultán 
la  cesión  del  gran  seno  de  Davao. 

En  Marzo  de  1845  se  trasladó  Bocalán  á  Joló  para 

da  de  los  extranjeros,  fué  cuando  las  Órdenes  monásticas  hicieron  una 
demostración  hipócrita  para  calmar  el  furor  popular.  £1  Arzobispo,  á  la 
cabeza  de  una  larga  procesión,  salió  de  la  catedral,  se  dirigió  hacia  el 
teatro  de  los  asesinatos,  los  indios  se  retiraron  en  silencio  delante  de  la 
Hostia  santa  que  el  Prelado  les  presentaba  al  frente  de  los  frailes  que  le 
seguían  cantando  himnos  sagrados..... 

9 La  voz  pública  ha  hecho  pesar  sobre  los  frailes  la  responsabilidad 
de  los  asesinatos  de  1820,  y  el  sistema  político  practicado  en  todo 
tiempo  por  ellos  en  el  Archipiélago  justifica  demasiado  esta  acusación». 

Innecesario  nos  parece  rebatir  tan  absurda  calumiáa:  para  destruirla 
basta  sólo  con  indicarla. 

La  intentona  de  Novales  es  objeto  asimismo  de  la  imparcialidad  del 
articulista. 

«Las  ideas  liberales,  prosigue,  que  los  frailes  habían  querido  ahogar 
en  la  sangre  europea,  renacieron  con  una  energía  inesperada. 

>En  1819,  el  Gobernador  D,  Pedro  Folgueras  había  dejado  circular 
por  todo  el  país  ejemplares  de  la  Constitución  de  i8i2.....  Una  gran 
parte  de  los  criollos  y  de  los  espafioles  filipinos  se  habían  adherido  á  ella 
secretamente..*.  Novales,  cuyo  objeto  real  era  la  independencia  de  Fi« 
iipinas,  proclamó  la  Constitución  de  181 2 Las  tropas  que  con  él  ser- 
vían en  el  regimiento  del  Rey  ocuparon  las  murallas Sin  embargo, 

//  Gobernador  D.  Plácido  Duro,  portador  de  las  llaves  de  la  ciudad,  ha- 
bíase librado  de  la  persecución  de  los  conjurados  y  había  reunido  á  su 
alrededor  las  tropas  que  permanecieron  leales.  En  el  momento  de  entrar 
en  Manila,  los  rebeldes  encontraron  las  puertas  guardadas  por  todas 
partes  en  nombre  de  D.  Plácido.  Entonces  un  terror  pánico  se  apoderó 
de  los  conspiradores:  con  algunos  amigos  adictos  y  fieles,  Novales  buscó 
una  salida;  pero  en  el  momento,  rodeado,  agobiado  por  el  número,  fué 

hecho  prisionero Condenado  á  muerte,  fué  fusilado  con  más  de  ciento 

de  sus  cómplices»  Ninguna  declaración,  ninguna  debilidad,  ninguna  co- 
bardía empafiaron  la  gloria  del  atrevido  capitán.  Sin  embargo,  algunas 
palabras  que  dejó  escapar  antes  de  morir  parecen  probar  que  contaba 
con  la  cooperación  de  altos  funcionarios,  de  ríeos  negociantes  críollost* 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  97 

entablar  reclamaciones  cerca  del  Sultán  é  inquirir  lo 
que  pudiese  con  respecto  al  tratado  con  M.  Page  de 
Abril  de  1843,  en  el  que  se  estipulaba  que  los  subditos 
franceses  podían  ir  á  los  puertos  joloanos,  concedién- 


El  relato  de  la  insarrección  de  Novales,  hecha  por  nosotros  con  es- 
tricta imparcialidad  en  su  lugar  oportuno,  nos  excusa  puntualizar  más 
al  por  menor  los  errores  de  bulto  en  que  incurre  el  Sr.  Aube.  La  em- 
prende á  seguida  contra  la  administración  española  y  los  funcionarios 
públicos;  y  entre  otras  verdades  dignas  de  risa,  que  no  de  tomarse  en 
serio,  cuenta  que  es  frecuente  la  llegada  simultánea  de  dos  funcionarios 
nombrados  para  un  mismo  empleo  y  que  el  General  les  da  posesión  á 
los  dos. 

Volviendo  á  los  frailes,  expresa  que  los  primeros  misioneros  eran  ver- 
daderos ministros  de  amor  y  caridad;  cpero  pronto  llegaron  de  España 
prelados  corrompidos,  frailes  ambiciosos  atraídos  á  Filipinas  por  la  sed 
de  riquezas,  y  todo  se  paralizó:  el  fanatismo  y  la  superstición  fueron 
predicadas  á  los  indios i . 

Eso  de  la  sed  de  riquezas  de  los  frailes  es  una  simpleza  notoria:  las 
Corporaciones  son  ricas,  ciertamente;  pero  los  frailes  en  particular  no 
aspiran  á  crearse  una  fortuna  que  de  nada  les  serviría,  puesto  que  viven 
y  mueren  en  Filipinas,  y  cuanto  poseen  y  dejan  es  de  la  Corporación  á 
que  pertenecen. 

Continúa  diciendo  que  el  odio  á  los  españoles  se  ha  extendido  de 
Manila  á  las  provincias;  que  el  despotismo  y  los  abusos  sólo  han  queda- 
do del  antiguo  régimen  monárquico  y  sacerdotal,  y  que  los  descontentos 
preparan  en  la  sombra  la  independencia  del  país. 

Posible  es  esto  último,  que  nunca  ha  dejado  de  haber  suicidas  en  el 
mundo;  pero  no  porque  la  dominación  española  sea  tiránica  ni  opresiva, 
como  más  adelante  demostraremos  con  el  testimonio  de  varios  escrito- 
res extranjeros,  incluso  franceses  no  influidos  por  el  despecho;  ahora 
bien:  la  independencia  con  que  sueñan  algunos  ilusos  jamás  la  conse- 
guirán los  filipinos;  podían  dejar  de  pertenecer  á  España,  madre  aman- 
tisima  y  en  exceso  blanda  para  ellos;  mas  admitiendo  el  supuesto,  en  el 
acto  serian  esclavos  de  loa  chinos  ó  de  los  japoneses  ó  colonos  despre- 
ciados y  explotados  por  ingleses  ó  alemanes.  Independientes,  nunca: 
sépanlo  los  soñadores. 

Pasa  después  el  Sr.  Aube  á  ocuparse  de  Joló  y  líindanao,  y  nos  da 

TOMO  III  7 


98  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

doles  iguales  franquicias  que  á  la  nación  más  privik- 
giada,  asi  como  lo  que  hubiese  ocurrido  relativo  á  la 
venta  de  Basilan  á  los  franceses  (0.  Tan  luego  fondeó 
en  aquella  rada,  participó  Bocalán  al  Sultán  su  arribo^ 
y  el  17  desembarcó  con  grande  aparato,  haciéndole  en- 
trega de  sus  despachos.  El  Sultán  ofreció  leerlos  des- 
pués, y  retiróse  Bocalán  á  bordo* 

Las  negociaciones  no  alcanzaban  buen  éxito^  pues 
como  él  decia  al  Capitán  general,  f  aunque  el  Sultán  y 
los  principales  dattos  afectan  desear  el  exterminio  de 
los  piratas,  lo  cierto  es  que  los  más  se  enriquecen  con 
el  fruto  de  sus  robos,  ya  participando  de  ellos,  ya  com- 
prándoles los  cautivos  por  un  mezquino  precio,  sea  para 
vivir  á  costa  de  su  trabajo,  sea  para  revenderlos  á  cam- 
bio de  efectos  preciosos  en  Sandakan,  en  donde  algunas 
tribus  los  sacrifican  inhumanamente  para  satisfacer  sos 
supersticiones». 

Desde  el  20  estuvo  incomunicado  con  el  Sultán  y  los 
dattos,  por  ser  víspera  de  su  fiesta  del  Monlod^  que 
dura  tres  días.  El  21  entraron  cuatro  pancos  de  Balan- 
guingui,  llevando  algunos  cautivos,  que  desembarcaron 
con  el  mayor  descaro  á  la  vista  de  la  fraga  ta  Esperanza» 

la  clave  de  su  desenfreno  y  de  sus  desatinos.  Después  de  afirmar  que 
los  piratas  no  tienen  armas  y  son  débiles,  y  que  una  Potencia  europea* 
con  todos  los  elementos  de  guerra  y  cuatro  millones  de  indios  animosos 
para  combatirles,  se  humilla  ante  ellos  y  se  declara  vendda  (¡!},  resul- 
ta que  iba  en  la  Sabine  cuando  tan  mal  les  salió  la  cuenta  de  sus  proyec- 
tos sobre  aquellos  territorios.  Aun  se  atreve  á  decir  que  la  Saáins  y  la 
Victorieuse  bastaron  enr  1 844  para  destruir  la  más  po  tente  de  las  tribus 
•de  Basilan,  mientras  que  la  fragata  espafiola  Esptratua^  seguida  de  una 
nota  numerosa  de  falúas,  sufrió  en  Balanguingui  un  desastre  completo, 
teniendo  que  huir  á  refugiarse  en  Zamboanga. 

Aquí  viene  de  molde  la  conocida  frase  de  ¡Asi  sí  escribe  la  JkisUrm! 
(1)     Apéndices  I  y  11. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  99 

T  no  paró  aquí  su  cinismo,  sino  que  el  i.^  de  Abril  fué 
acometida  la  gente  que  bajó  á  hacer  aguada  por  muchos 
moros  monteses,  de  cuya  aproximación  no  se  apercibie- 
ron los  marineros  hasta  tenerlos  sobre  si.  En  la  lucha 
sostenida  con  la  tropa  que  protegía  la  lancha,  perecie  - 
ron  20  piratas,  y  de  los  nuestros  un  español  y  un  indio. 

Durante  el  tiempo  que  la  Esperanza  permaneció  en 
la  rada,  se  refugiaron  á  su  bordo  62  cautivos  fugados 
de  Balanguingui  y  de  Joló,  algunos  de  los  cuales  eran 
indígenas  de  las  posesiones  holandesas. 

Bocalán  pudo  conseguir  copia  del  tratado  de  M.  Page 
y  del  escandaloso  convenio  celebrado  con  M.  de  L#a 
Grené,  en  que  cedían  á  Francia  la  isla  de  Basilan  (O. 
Este  convenio,  firmado  el  20  de  Febrero  de  1845 ,  ca- 
recía de  legalidad  por  faltarle  los  sellos,  y  se  anuló  por 
el  Gobierno  francés  luego  que  el  de  España  hizo  las 
reclamaciones  consiguientes,  siendo  de  advertir  que  el 
Sultán  de  Joló  ocultó  con  doblez  el  dar  cuenta  al  go- 
i}ernador  de  Manila  de  la  referida  cesión  (2)* 


(1)  Lo  acontecido  á  Bocalán  hizo  decir  á  Clavería  al  remitir  estos 
documentos  al  Gobierno:  cPor  ellos  conocerá  V.  £.  la  conducta  en  esta 
ocasión  del  Sultán  y  dattos  de  aquella  isla  para  con  nosotros,  debiendo 
indicar  á  V.  £.  que  por  lo  acaecido  debemos  desengaftarnos  del  proceder 
de  aquellos  bárbaros,  que  no  respetan  tratados  ni  cumplen  promesas, 
y  que  por  el  interés  son  capaces  de  vender,  si  los  dejasen  piratear,  basta 
la  tierra  en  que  mandan». 

(2]  M.  Guizot,  que  en  la  ¿poca  á  que  estos  sucesos  se  contraen  era 
Ministro  de  Negocios  extranjeros,  hizo  público  el  misterio  de  este  inci- 
dente en  el  prefacio  de  la  versión  francesa  del  libro  de  M.  Oliphant, 
secretario  del  lord  Elgin  en  su  embajada  á  China  y  al  Japón  (París, 
1 860],  cuyo  importante  escrito  consideramos  de  interés  copiar  integro. 

Dice  asi: 

tCuando  propuse  al  Rey  Luis  Felipe,  en  1843,  que  se  enviase  á  Chi- 
ma una  misión  extraordinaria,  estaba  lejos  de  prever  que  antes  de  veia<^ 


lOO  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

En  1845  el  coronel  D*  José  María  Peñaranda»  se- 
cretario del  Gobierno  Superior  civil  de  Filipinas,  em-^ 
barco  en  la  fragata  Esperanza,  mandada  por  el  capitán 
de  navio  D.  Cristóbal  Mallén,  ignorándose  en  Manila 


te  afios  un  ejército  francés  de  12.000  hombres,  de  infantería,  caballetia, 
artillería  é  ingenieros,  se  uniría  á  otro  ejército  inglés  para  entrar  en  el 
Celeste  imperio,  marchar  sobre  su  capital  é  imponerle,  no  sólo  la  ob* 
servancia,  sino  la  ampliación  de  los  tratados,  á  riesgo  de  aumentar, 
acabando  con  la  dinastía  reinante,  la  anarquía  en  que  ya  estaban  aque- 
llos 300  ó  400.000.000  de  habitantes.   Así  comienzan  las  expediciones 
que  llevan  en  pos  las  conquistas.  Los  sucesos  marchan  ahora  con  más 
velocidad  que  el  pensamiento,  y  el  porvenir,  en  apariencia  más  lejano, 
se  acerca  tanto  á  lo  presente  como  mañana  á  hoy.  En  1843  no  pensaba 
yo  hacer  en  China  sino  lo  que  Inglaterra  y  los  Estados  Unidos  acaba- 
ban de  realizar,  esto  es,  determinar  en  solemne  tratado  nuestras  rela- 
ciones  con  los  chinos,  dando  así  á  los  hechos  en  su  mismo  principio  « . 
el  carácter  de  derechos  reconocidos  y  aceptados.  Tales  fueron  las  resul-  y 
tas  de  la  misión  que  M.  de  La  Grené  desempeñó  en  1844  y  1845,  cono 
tanto  acierto  y  prudencia  co  mo  celo,  obteniendo  desde  luego  el  tratado  ^ 
de  comercio  de  Whampoa,  firmado  á  bordo  de  VArquimede^  en  24  de  K 
Octubre  de  1 844,  y  después  el  edicto  chino  de  28  de  Diciembre  si-  ~ 
guiente,  sobre  el  libre  ejercicio  del  culto  cristiano  en  los  cinco  puertos 
abiertos  á  los  extranjeros,  y  la  tolerancia  ofrecida  á  los  chinos  cristia- 
nos en  el  interior  del  imperio. 

»Pero  mientras  me  dirigía  á  estos  objetos,  conocía  muy  bien  que, 
aunque  se  lograsen,  no  darían  resultas  ventajosas  y  subsistentes  si  no 
se  apoyaban  en  garantías  efectivas  en  aquellos  mismos  parajes.  Y  sólo 
habia  dos  que  ofreciesen  seguridad:  una  estación  naval  francesa,  siem- 
pre presente  en  los  mares  de  China,  y  un  establecimiento  francés  per- 
manente cercano  á  aquel  país,  qae  sirviese  de  punto  de  apoyo  y  de  re- 
fugio á  la  estación  naval  y  á  nuestro  comercio  y  misioneros.  Con  este 
propósito  agregué  á  las  instrucciones  de  M.  de  La  Grené  la  nota  si- 
guiente: 

uParis  9  ^  Ntviemirt  de  1843. 

•Ha  dispuesto  el  Rey,  como  ya  consta  á  M.  de  La  Grené,  que  se  es- 
4able8ca  iiaa  estación  naval  en  los  mares  de  la  India  y  de  la  Chioa,  coo 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  lOI 


el  rumbo  del  buque  y  la  comisión  encomendada  al  celo 
de  aquel  inteligente  funcionario.  Llega  la  Esperanza  á 
Zamboanga,  reclama  el  comisionado  el  auxilio  de  al* 
gunas  falúas  y  se  hace  de  nuevo  á  la  mar,  andando  á 


objeto  de  proteger  y,  si  es  preciso,  defender  nuestros  intereses  políticos 
y  comerciales. 

fPero  la  Francia  no  posee  en  el  dfa  en  aquellos  mares  ningún  punto 
en  que  los  buques  que  constituyan  dicha  estación  permanente  puedan 
hacer  provisiones,  reparar  sus  averias  y  curar  sus  enfermos.  La  división 
francesa  tendrá  que  acudir  á  la  colonia  portuguesa  de  Macao,  al  esta- 
blecimiento inglés  de  Hong-Kong,  ó  al  arsenal  de  Cavite,  en  la  isla  es^ 
gañola  de  Luzón. 

I  Esto  no  puede  ser.  No  conviene  á  la  Francia  estar  ausente  de  una 
parte  tan  extensa  del  globo,  donde  otras  naciones  tienen  establecimien- 
V  tos.  También  el  pabellón  francés  debe  flotar  en  los  mares  de  China,  en 
^  un  punto  en  que  nuestros  buques  hallen  seguro  abrigo  y  toda  clase  de 
2  auxilios.  Es  necesario  fundar  alli,  como  los  ingleses  en  Hong-Kong  y 
o  nosotros  mismos  en  las  islas  Marquesas,  un  establecimiento  militar  para 
¿  nuestra  marina,  un  depósito  para  nuestro  comercio. 
•        lEste  establecimiento  debe  reunir  muchas  condiciones  esenciales: 
O  proximidad  al  imperio  chino;  puerto  grande  y  cerrado,  donde  los  bu- 
ques no  padezcan  en  las  frecuentes  y  terribles  tormentas  de  aquellos 
parajes;  situación  aislada  y  de  fácil  defensa;  clima  sano,  en  que  nues- 
tras tripulaciones  pueden  restablecerse  en  poco  tiempo  de  las  enferme- 
dades causadas  por  el  calor  de  los  trópicos;  y  en  fin,  manantiales  puros 
y  abundantes  para  que  nuestros  buques  puedan  renovar  el  agua.  No  son 
tan  extensas  y  tan  exactas  tas  noticias  que  poseemos  de  las  regiones  de 
la  Indo -China,  que  desde  luego  podamos  determinar  la  que  debe  ocu- 
parse para  el  nuevo  establecimiento. 

>Sobre  este  particular  no  se  pueden  dar  á  M.  de  La  Grané  instruc* 
•ciones  precisas.  Se  le  indicarán  solamente  algunos  sitios  designados  por 
exploraciones  anteriores,  que  pueden  servir  de  base  á  la  política  de  la 
Francia,  ó  constituir  un  centro  de  sus  intereses  comerciales  en  la  Indo- 
china. 

»En  el  derrotero  de  Europa  á  China,  y  á  la  salida  de  los  estrechos 
de  Malaca  y  Singapoore,  están  las  islas  Attamia  y  Naitttta^  cuyos  habi- 
tantes malayos  han  conservado  hasta  ahora  su  independenda.  Pero  aun 


I02  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

los  pocos  días  al  N.  de  la  isla  de  Balanguingui,  frente  á 
su  puerto  principal. 

Procuró  Peñaranda  comunicarse  con  el  datto  de  la 
isla;  pero  el  soberbio  pirata  se  negó  á  ello,  intimando- 


cuando  estas  islas  fueren  un  punto  de  ocupación  conveniente  bajo  et 
aspecto  náutico,  de  lo  que  seiía  preciso  convencerse  en  un  nuevo  reco- 
nocimiento, ¿no  se  debería  recelar  que  la  vecindad  de  establecimientos 
importantes  creados  por  los  ingleses  y  los  holandeses  en  Singapoore» 
Sumatra  y  Borneo,  anularían  el  depósito  que  formásemos  allí  y  nos  ex- 
pondría además  á  perjudiciales  choques? 

a  Las  mismas  objeciones  pueden  hacerse  á  las  islas  de  Pulo  Cóndor  y 
de  Cham-Colao,  en  las  costas  de  Cochinchina. 

>La  primera  de  estas  ulas  es,  por  otra  parte,  muy  mal  sana,  siendo- 
¿sta  la  causa  de  que  no  tomase  posesión  de  ella  la  compañía  francesa 
de  las  Indias  orientales,  que  la  había  mandado  reconocer  en  1720,  y  de 
que  ¡a  abandonaran  los  ingleses  después  de  haberla  ocupado  algunos- 
aflos.  £1  grupo  de  Cham-Colao  no  merece  la  atención,  según  las  obser* 
vaciones  hechas  últimamente  en  él  por  el  capitán  de  corbeta  Favin-^ 
L.eveque, 

^Podría,  todavía  explorarse  la  península  de  Turón,  en  la  misma  cos- 
ta de  Cochinchina,  y  cuya  cesión  obtuvo  la  Francia  cuando  la  de  Pulo^ 
Cóndor,  por  el  tratado  de  Versalles,  el  28  de  Noviembre  de  1^87,  en 
retribución  del  auxilio  ofrecido  al  emperador  Nguyen-A'hn  para  reins- 
talarle en  el  trono.  Pero  como  la  Francia  no  cumplió  el  tratado,  no  po- 
dríamos ahora  alegar  este  título  á  la  propiedad  de  Turón.  Los  seflores^ 
Du  Campe  r,  de  Bouganivelle  y  Laplace,  que  sucesivamente  la  visita* 
ron,  alababan  mucho  su  rada,  una  de  las  más  espaciosas  y  seguras  de 
Cochinchina.  Mas  estas  ventajas  desaparecen  ante  la  insalubridad  dtV 
clima  y  los  graves  inconvenientes  qre  resultarían  de  la  situación  conti- 
nental de  Turón,  de  las  cuales  no  sería  la  más  pequefía  la  dificultad  de 
circunscribir  nuestra  ocupación.  Tampoco  estaríamos  bien  allí  bajo  el 
punto  de  vista  comercial. 

•Parece,  pues,  que  nuestras  investigaciones  deben  dirigirse  con  pre- 
ferencia á  la  parte  oriental  del  grande  Archipiélago.  Al  S.  de  las  Fili- 
pinas, sometidas  á  la  España,  están  las  islas  de  Joló,  entre  Mindanao  y 
Borneo,  habitadas  por  una  población  activa  y  comerciante,  y  que  S9 
mantiene  independiente.  Una  de  ellas,  la  bla  de  Basilan,  es  la  que  debt 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  IO3 

le  que  abandonara  inmediatamente  aquellas  aguas,  pre- 
tensión que  apoyó  á  poco  con  los  cañones  de  su  for- 
taleza, rompiendo  el  fuego  sobre  la  fragata  y  las  fa- 
lúas. 


explorarse  con  cuidado.  Parece  que  está  habitada,  como  la  extremidad 
S.  de  Mindanao  y  parte  N.  de  Borneo,  por  una  tribu  de  ilíones^  pobla- 
ción pirática  extendida  en  aquellos  mares,  sobre  la  cual  el  Sultán  de 
JoIó  ejerce  una  autoridad  disputada.  Un  establecimiento  fundado  en 
este  panto  podiia  pronto  rivalizar  en  importancia  comercial  con  el  de 
Singapoore.  Si  este  último  está  en  el  derrotero  de  Europa  á  Indo-Chi- 
na, Bastían  está  en  el  del  Océano  Pacifico,  la  costa  O.  de  América  y  la 
Australia  á  los  puertos  de  China  y  las  Filipinas,  y  eo  el  de  la  vuelta  á 
Kuropa  contr  a  Monzón.  Pero  sería  preciso  cerciorarse  ante  todo  de  si  la 
isla  tiene  la  principal  condición  necesaria  para  el  objeto  que  el  Gobier- 
no se  propone,  e^  decir,  si  hoy  en  ella  un  puerto  bien  cerrado  y  de  fá- 
cil defensa.  Esto  es  lo  primero  que  debe  verse. 

»M.  de  La  Grené  sabe  cuánto  conviene  el  secreto  para  la  ejecución  de 
este  plan.  Desde  el  momento  que  llegue  á  los  mares  de  la  China,  todos 
sus  movimientos  serán  observados  con  activa  y  recelosa  vigilancia.  Es 
preciso,  pues,  alejar  toda  sospecha,  y  que  el  comandante  de  la  estación 
naval  reconozca  solo  y  por  si,  ó  por  los  oficiales  á  sus  inmediatas  órde- 
nes, los  puntos  que  parezcan  más  convenientes. 

> Después  de  esta  operación  preliminar,  y  cuando,  convenido  por 
M •  Cecille.  esté  seguro  M.  de  La  Grené,  no  sólo  de  que  el  sitio  desig- 
nado merece  la  elección,  considerado  náutica,  militar  y  comercialmen- 
te,  sino  de  que  podría  ocuparse  sin  dificultad  de  parte  de  los  habitan- 
tes, procederá  á  negociar  y  concluir  provisionalmente  la  cesión,  sea 
con  los  jefes  indígenas,  si  son  independientes,  ó  sea  con  el  Soberano 
cuya  autoridad  reconozcan,  con  sujeción  expresa  á  la  aprobación  del 
Gobierno  del  Rey. 

1  Concluido  el  tratado,  podrá  el  comandante  de  las  fuerzas  navales 
dejar  un  buque  en  el  punto  cedido,  para  que  los  jefes  no  se  desdigan, 
hasta  que  sea  ratificado  el  convenio  por  S.  M.  y  se  tome  posesión  en 
su  nombre  de  la  isla. 

iSe  le  autoriza  (pero  sólo  en  el  caso  de  necesidad  absoluta)  para 
enarbolar  el  pabellón  francés  en  la  isla  misma,  si  hubiese  motivo  for- 
mal de  recelar  que  se  le  anticipara  otra  nación». 


I04  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAI. 

Ante  una  agresión  tan  injustificada,  decidió  Peña- 
randa el  desembarco  con  ánimo  de  escalar  el  fuerte; 
pero  el  crecido  número  de  piratas,  la  superioridad  de 
su  posición  y  la  evidencia  de  los  cortos  recursos  con 


f  Asi  aplicaba  yo  á  los  mares  de  China  una  idea  que  había  ya  reali- 
zado en  otros  puntos  del  globo,  y  que  conceptúo  capital  para  los  intere- 
ses, no  sólo  comerciales,  sino  morales,  políticos,  militares  y  marítimos 
de  Francia.  En  los  debates  que  se  suscitaron  en  las  Cámaras  en  1843 
con  motivo  de  los  establecimientos  que  acabábanlos  de  fundar  en  las 
i^las  Marquesas  y  en  Taiti,  decía  yo  las  siguientes  palabras:  «Una  de 
«las  causas  de  la  autoridad  y  de  la  conBanza  con  que  procede  el  comer- 
»cio  inglés,  es  que  en  todas  partes  encuentra  á  la  Inglaterra;  es  que  sabe 
»que  en  todas  partes  está  el  poder  nacional  á  la  roano  para  protegerle 
ly  sostenerle.  Una  de  las  causas  de  la  debilidad  comparativa,  de  la  falta 
ide  confianza  y  del  encogimiento  del  comercio  francés,  es  que  en  todas 
» partes  se  encuentra  á  i  .000,  á  2.000,  á  3.000  leguas  de  la  Francia;  es 
>que  en  ninguna  parte  la  ve  cerca  de  él  y  á  su  lado.  Dándole  seguridad, 
» haciéndose  presente  en  donde  quiera  que  se  forme  un  centro  mercan- 

•  til,  es  como  se  inspirará  al  comercio  francés  la  confianza  y  la  soltura 
ique  necesita;  y  el  mejor  modo  de  inspirárselas  es  fundaren  todos  esos 
t  centros  un  establecimiento  francés,  es  hacer  que  se  vean  en  ellos  el 

•  pabellón  francés  y  buques  franceses  encargados  de  cruzar  continua- 
emente  por  sus  mares  y  proteger  nuestro  comercio.  Nuestros  buques 
1  mismos,  para  obrar  con  la  constancia,  asiduidad  y  eficacia  que  exige 
isu  misión,  necesitan  tener  cerca  una  estación  segura  donde  poder  en- 
«trar  y  salir,  según  las  circunstancias.  <Qué  han  hecho  por  su  marina 
» todas  las  grandes  naciones  marítimas?  No  se  han  limitado  á  enviar  sus 
«buques  á  reconocer  toda  la  superficie  del  globo  para  proteger  su  co- 
tmercio:  han  procurado  también  asegurarles  puntos  de  apoyo,  de  repa* 
9  ración  y  de  refugio,  y  que  no  sólo  sientan  el  recuerdo,  sino  el  contac- 
»to  del  Gobierno  de  su  país,  de  su  bandera  y  de  su  poder.  Ved  la  histo- 
»ria  de  Inglaterra,  la  de  Holanda,  la  de  Espafta  y  aun  la  de  las  peque - 
»fias  repúblicas  que  hacían  el  comercio  del  Mediterráneo.  Sus  buques, 
»sus  galeras  encontraban  siempre  en  sus  viajes  el  Gobierno,  el  apoyo  y 
vía  fuerza  de  su  patria.  Así  lograron  la  prosperidad  de  su  comercio  é 
9 infundir  en  sus  marinos  la  confianza  y  la  adhesión  que  constituyen  en 
amar  y  tierra  el  prestigio  de  la  fueraa  armada.  ¿Despreciaréis  esos  ejem» 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  XO5 

que  contaba  para  una  empresa  de  tal  naturaleza,  le 
obligaron  á  refrenar  su  coraje,  retirándose  con  pérdida 
de  algunos  soldados  y  la  del  comandante  Rodríguez^ 
jefe  de  la  vanguardia. 

Eran  en  aquella  época  las  islas  Sámales,  y  princi- 


»p]os?  ¿No  querréis  ocupar  un  punto  ni  en  el  Océano  AtlAntico,  ni  en  el 
tPacifíco,  ni  en  los  grandes  Archipiélagos  del  extremo  Oriente?  ¡Y  esto 
sá  la  vista  de  un  hecho  nuevo  é  inmenso:  la  China  abierta  al  comercio 
»de1  mundo!....  No  se  trata  de  prescindir  de  las  consideraciones  de  pru- 
•dencia  y  de  economía,  de  lanzarse  á  empresas  gigantescas  é  indeBni- 
idas:  nada  de  esto  hay  que  reprochar  á  nuestros  proyectos.  En  las  islas 
»  Marquesas  y  en  Taiti  no  hay  que  hacer  conquistas,  ni  sostener  luchas 
f  con  los  indígenas,  ni  roturar  vastos  terrenos,  ni  fundar  grandes  coló- 
inias,  sino  estaciones  para  reparo  y  refugio  de  nuestro  comercio,  pun- 
f  tos  de  apoyo  para  nuestra  marina,  encargada  de  protegerle.  Esta  con- 
tducta  conviene  á  la  Francia,  no  sólo  en  el  Océano  Pacífíco,  sino  en 
»todas  partes:  es  el  sistema  político-marítimo  que  la  Francia  debe  se- 
tguir.  Donde  quiera  que  se  formen  grandes  centros  de  actividad  co- 
«mercial  y  de  civilización,  la  Francia  debe  buscar  estaciones  de  esta 
velase,  posiciones  que  no  la  comprometan  ni  creen  intereses  eseu- 
•  cialmente  belicosos,  pero  que  proporcionen  medios  de  protección  y 
«de  defensa.  Con  estos  establecimientos,  bien  situados  y  circunscritos, 
t entrará  Francia  á  la  parte  en  el  aumento  general  de  riqueza  y  de  in- 
afluencia  de  las  grandes  naciones,  sin  empefiar  sus  fuerzas  y  su  por- 
»  venirv . 

*M.  de  La  Grené  y  el  almirante  Cecille,  que  mandaba  nuestra  esta- 
ción naval  en  China,  oficial  de  grande  experiencia  y  buen  juicio,  cum- 
plieron de  acuerdo  estas  instrucciones.  £1  almirante  hizo  explorar  y  ex- 
ploró por  si  la  situación  exterior  é  interior  de  la  isla  de  Basilan,  con 
aquella  escrupulosa  sagacidad  que  no  se  fía  ni  en  las  primeras  impre- 
siones en  cuanto  á  los  hechos,  ni  en  soluciones  vagas  en  cuanto  á  las 
dudas.  Provisto  M.  de  La  Grené  de  todos  los  datos  así  adquiridos,  fué 
con  el  almirante  á  Basilan,  se  constituyó  en  la  bahía  de  Malamawi,  y 
agregó  primero  las  observaciones  y  después  la  intervención  del  diplo- 
mático á  los  estudios  y  á  los  primeros  pasos  de  los  marinos.  Copiaré 
literalmente  lo  más  esencial  de  los  despachos  en  que  me  daba  cuenta 
Át  lo  que  había  visto,  pensado  y  ejecutado  sobre  el  mismo  terreno. 


I06  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

pálmente  Balanguingui,  el  foco  de  la  piratería;  y  á 
examinar  sus  medios  de  defensa  y  á  cerciorarse  de 
aquellas  noticias,  obedecía  la  visita  de  exploración  rea- 
lizada por  el  Secretario  del  Gobierno  del  Archipiélago^ 
en  virtud  de  órdenes  de  Claveria. 


"hM^  de  La  Grené  á  M.  Guitot,  Mmistro  di  Negocios  extranjeros,-^{pt9r 
pachos  de  4  y  24  de  Febrero  y  15  de  Marzo  de  1845.) 

•Salimos  de  Manila  el  8  de  Enero  último,  y  el  1 2  al  amanecer  fon- 
deamos en  la  bahfa  de  Mal  ama  wí,  en  Basilan,  después  de  un  viaje  sirr 
novedad.  En  las  instrucciones  confidenciales  que  V.  £.  se  dignó  remi- 
tirme antes  de  mi  partid  a,  después  de  enumerar  las  razones  que  deben, 
inducir  á  la  Francia  á  fundar  en  los  mares  de  China  un  establecimiento 
militar  para  su  marina  y  un  depósito  para  su  comercio,  sefiala  V.  E.. 
mismo  las  condiciones  que  éste  debe  tener: 

•  l.°     Proximidad  al  imperio  chino. 

12.**     Pueito  grande  y  cerrado. 

»3*^    Situación  aislada  y  de  fácil  defensa. 

14.^     Clima  sano. 

»5*°    Manantiales  puros  y  abundantes. 

vPara  proporcionar  al  Gobierno  del  Rey  los  medios  de  adoptar  un» 
determinación  inmediata  y  con  pleno  conocimiento  de  causa,  examina* 
r¿  cada  una  de  estas  condiciones  con  aplicación  á  la  isla  de  Basilan. 
No  necesito  decir  que  debo  la  mayor  parte  de  los  datos  y  noticias  que 
daré  sobre  los  puntos  que  voy  á  tratar  al  almirante  Cecille  y  sus  ofi- 
ciales, mucho  más  competentes  que  yo  en  estas  materias;  yo  sólo  tenga 
la  parte  secundaria  de  un  observador  concienzudo  y  deseoso  de  contri- 
buir á  la  gloria  y  grandeza  de  su  país.  Algunas  de  estas  cuestiones  son, 
por  otra  parte,  tan  palpables  y  materiales,  que  se  resuelven  por  si  mis- 
mas, y  algunos  hechos  son  tan  de  bulto,  que  se  manifiestan  sin  dar  lu- 
gar á  examen  ni  vacilación  aun  á  los  ojos  menos  experimentados.  L^ 
magnificencia  y  seguridad  del  puerto  de  Malamawi  me  parecen  de  est» 
especie;  pero  no  quiero  invertir  el  orden  de  los  puntos  propuestos,  y 
voy  al  primero  de  ellos. 

>!.*'  Proximidad  de  la  China.  La  simple  vista  del  mapa  demuestra 
la  superioridad  de  la  situación  de  Basilan.  En  la  monzón  favorable  el 
viaje  á  Cantón  es  de  pocos  días,  y  en  la  contraría,  la  navegación  de  tt» 


HISTORIA  DB    FILIPINAS  IO7 

Este  valiente  General,  al  ver  la  incalificable  conduc- 
ta de  los  piratas  y  su  menosprecio  de  los  tratados  vi- 
gentes,  determinó  dirigir  en  persona  una  expedición  á 
sus  islas;  pero  dificultades  insuperables  le  impidieron 
realizar  por  el  pronto  su  propósito. 


punto  á  otro  ofrece  venfnjas  que  no  se  encontrarUn  en  ninguna  otra 
parte,  porque  engolfándose  en  la  mar  de  Mindoro  y  siguiendo  la  costa 
O.  de  las  Filipinas,  defendida  de  los  K£  ,  se  coge  Manila,  y  de  allí  se 
va  á  Macao  con  viento  de  costado.  Un  ejemplo  reciente  apoya  este  ra> 
ciocinio.  La  Viciúriiuse  sólo  ha  empleado  once  días  desde  Basilan  á 
Manila  en  lo  más  fuerte  de  la  monzón  de  NE.  Debe  advertirse  que  en 
el  Archipiélago  de  Joló,  á  causa  de  su  situación  geográfica,  y  en  Basi- 
lan. á  causa  de  su  proximidad  á  Mindanao,  se  siente  muy  poco  aquella 
monzón.  Asi  es  que  en  los  dos  meses  que  hemos  estado  en  Malamawi  y 
Joló  sólo  hemos  experimentado  brisas  variables  y  calmas.  Por  las  tar-> 
«les,  lo  mismo  que  sucede  en  la  costa  E.  de  Sumatra,  en  la  bahía  de 
Rio  Janeiro,  y  en  el  buen  tienipo  en  todos  los  golfos  del  mar  de  Gre> 
cia,  soplan  terrales  flojos,  cualquiera  que  sea  durante  el  día  el  rumbo 
predominante.  Esta  notable  anomalía  no  deja  de  traer  inconvenientes: 
á  veces  los  buques  detenidos  por  las  calmas  en  estos  mares  poco  explo- 
rados, son  arrastrados  por  corrientes  de  una  velocidad  extremada,  cuya 
variable  dirección  está  sujeta  á  circunstancias  mal  conocidas.  En  tal 
caso  hay  que  navegar  con  la  sonda  en  la  mano,  y  con  más  motivo,  por- 
que en  las  regiones  tiopicales  la  po&ición  vertical  del  sol  hace  á  menu- 
do inexactas  y  sitmpre  muy  delicadas  las  observaciones  por  el  reloj. 
Por  eso,  sin  duda,  es  tan  poco  frecuentado  el  Archipiélago  de  Joló  en 
ambas  monzones,  aun  cuando  ofrece,  al  parecer,  tantas  ventajas  á  la 
navegación.  Además  de  eso,  los  dos  pasos  que  hay  para  Basilan,  el  es- 
trecho de  Balabac  y  el  de  Macasar,  ofrecen  obstáculos  que  arredran  á 
la  mayor  parte  de  los  navegantes:  el  primeio  es  poco  conocido,  mal 
descrito  y  de  diíicil  navegación;  el  segundo,  prescindiendo  de  que  está 
siempre  infestado  de  piratas,  no  está  menos  sujeto  á  las  calmas  que  el 
de  Malaca.  Asi  es  que  en  la  actualidad  sólo  se  aventuran  en  este  Archi- 
piélago algunos  balleneros  que  van  á  hacer  provisiones  á  Zamboanga. 
Pero  no  hay  duda  en  que,  si  la  Francia  se  fijase  en  Basilan,  nuestros 
trabajos  hidrográficos  harían  muy  pronto  el  estrecho  de  Balabac  accesi- 
ble á  todos  los  buques;  y  si  el  de  Macasar  fuese  más  frecuentado,  pron- 


I08  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

En  1847  i'e&lí^ó  la  conquista  de  Davao  un  español 
digno  de  que  perpetúe  su  nombre  la  historia.  Llamábase 
D.  José  Oyanguren.  Lo  acontecido  con  este  insigne  pa- 
triota justifica  plenamente  que  es  justo  el  triste  papel  ad- 
judicado á  los  españoles  en  la  alegoría  de  la  cucaña  (0. 


to  se  establecería  en  él  un  servicio  de  remolques  bajo  los  auspicios  del 
Gobierno  de  Java. 

»2.^  Puerto  grande  y  cerrado.  El  de  Malamawi  no  tiene  menos  de 
dos  millas  y  media  de  largo,  con  una  anchura  que  varia  entre  un  cuarto 
y  un  tercio  de  milla,  y  todas  las  flotas  del  mundo  podrían  fondear  en  él 
con  seguridad.  Perfectamente  defendido  de  vientos  y  mares,  está  abierto, 
sin  embargo,  lo  mismo  que  el  Bosforo  6  los  Dardanelos,  y  su  doble  boca 
ofrece  una  ventaja  inapreciable,  porque  facilita  la  entrada  y  la  salida 
con  cualquier  viento.  La  marea,  que  se  siente  mucho  en  él,  forma  co- 
rrientes periódicas  en  sentido  opuesto,  cuya  velocidad  varia  de  un  nudo 
á  dos  nudos  y  medio,  y  con  su  auxilio  pueden  levar  fácilmente  los  bu- 
ques de  mayor  porte. 

•  3.**  Situación  aislada  y  de  fácil  defensa.  La  opinión  de  todos  ios 
oficiales  de  la  escuadra  es  unánime  en  este  punto,  lo  mismo  que  en  el 
precedente.  Tan  fuerte  es,  según  ellos,  la  posición,  que  seria  muy  fácil 
hacerla  inexpugnable.  Por  el  O.  está  defendida  la  entrada  del  canal  que 
separa  Malamawi  de  Basitan  por  una  is)eta,  cuyos  fuegos  rasantes,  que 
se  cruzarían  á  un  cuarto  de  tiro  de  caAón  con  los  de  las  playas  opues- 
tas, harían  imposible  toda  tentativa  por  aquel  lado;  además  de  que  en 
el  caso  de  un  ataque  empeñado  se  podrían  cerrar  herméticamente  los 
dos  pasos  á  las  más  formidables  escuadras  sumergiendo  en  ellos  dos 
fragatas.  La  entrada  oriental,  aunque  no  está  tan  bien  defendida,  no  ne- 
cesitaría tampoco  muchas  fortificaciones.  En  cuanto  á  los  ataques  por 
parte  de  tierra,  sea  de  indígenas  ó  de  fuerzas  de  desembarco,  la  impe- 
netrable faja  de  mangles  que  cubre  casi  sin  interrupción  la  costa  de  Ba- 
stían que  mira  al  canal  alejaría  todo  recelo.  No  había  más  que  conser- 
var esta  defensa  natural.  Se  podría  además,  para  más  seguridad,  cons- 
truir en  el  punto  más  culminante  de  Malamawi  una  fortaleza,  que  do- 
minaría á  la  vez  el  puerto^  la  rada  y  las  avenidas  de  la  isla. 

•4.°  Clima  sano,  en  donde  los  tripulantes  de  nuestros  buques  de 
guerra  y  de  comercio  pudiesen  restablecerse  prontamente  de  las  enfer- 
medades adquiridas  en  una  permanencia  larga  en  los  climas  tropicales. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  ^      IO9 

Preferimos  dejar  la  palabra  á  un  escritor  residente 
en  Manila  á  la  sazón. 

He  aquí  su  relato: 

i  Era  Oyanguren  natural  de  Guipúzcoa,  y  fué  á  las 
Filipinas  en  1825  huyendo  de  las  persecuciones  que 

Sobre  este  punto  no  puedo  ofrecer  al  Gobierno  sino  simples  conjeturas» 
La  experiencia  favorece  hasta  ahora  á  Bastían,  porque,  según  consta 
de  los  partes  de  sanidad  de  la  escuadra  desde  fin  de  Octubre  hasta  el 
día,  no  se  podría  desear  un  resultado  más  satisfactorio.  Pero  esta  ex- 
periencia se  refiere  sólo  á  la  monzón  de  NE.,  es  decir,  á  la  estación 
seca,  que  aun  en  los  puntos  más  insalubres  del  Archipiélago  está  libre 
en  general  de  las  afecciones  epidémicas  tan  funestas  en  la  estación  de 
lluvias  á  los  europeos.  Para  obtener  una  solución  decisiva  de  la  cuestión 
propuesta,  serían  necesarias  observaciones  repetidas  durante  un  período 
largo,  del  que  se  pudiese  deducir  el  término  medio.  Me  afirmo  más  en 
la  imposibilidad  de  adquirir  de  otro  modo  que  por  la  experiencia,  certi- 
dumbre moral  respecto  á  la  salubridad  de  un  punto  que  no  ha  sido  es- 
tudiado científicamente  todaví  a,  porque  tengo  muy  en  la  memoria 
el  reciente  ejemplo  de  Chuzan  y  de  Hong-Kong:  la  primera,  abandona- 
da como  una  isla  pestilencial  que  devoraba  sus  habitantes;  la  segunda^ 
al  contrarío,  elegida  por  circunstancias  naturales  que  respecto  á  la  salu- 
bridad parecían  hacerla  preferible.  Y  boy  es  Chuzan  uno  de  los  puntos 
más  sanos  del  imperio:  los  hospitales  que  se  construyeron  á  mucha  cos- 
ta bajo  la  impresión  de  los  primeros  casos,  han  venido  á  ser  inútiles; 
mientras  que  en  Hong-Kong,  no  obstante  el  esmero  y  los  esfuerzos  del 
Gobierno  local,  la  mortalidad  de  los  militares  llega,  según  los  cálculos 
más  moderados,  á  25  por  loo. 

>5.^  Agua  pura  y  abundante.  No  se  han  encontrado  hasta  ahora 
manantiales  en  las  inmediaciones  del  puerto,  ni  en  Mal  ama  wi,  ni  en 
Basilan.  La  única  aguada  de  que  los  buques  han  hecho  uso  es  la  del  río 
de  Gumalarand,  que,  ¿  milla  y  media  ó  dos  de  su  embocadura  y  bajo 
algunos  torrentes  que  no  pueden  pasar  los  botes  ni  las  piraguas,  tiene 
un  agua  muy  clara,  que  ni  aun  en  las  más  altas  mareas  se  mezcla  con  la 

del  mar Pero  esta  aguada,  tres  ó  cuatio  millas  distante  de  la  entrada 

del  puerto,  y  á  la  cual  no  se  puede  llegar  sino  franqueando  la  barra  que 
obstruye  la  embocadura  del  río,  está  lejos  de  ofrecer  las  ventajas  que 
son  de  desear.  Se  podría  remediar  con  poco  gasto  este  inconyeniente 


lio  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

experimentó  en  España  por  haberse  dado  á  conocer  con 
adhesión  exaltada  al  régimen  representativo.  Por  los 
años  de»i83o  estuvo  en  la  provincia  de  Caraga  (ahora 
Surigao)  ejerciendo  el  comercio  y  navegando  por  todas 
las  costas  de  Mindanao  y  sus  adyacentes.  Después  pasó 

haciendo  algunas  obras  en  el  rio  de  Pasanjan,  que  está  poco  más  ó  me- 
nos en  el  mismo  caso  que  el  de  Gumalarand,  y  donde  se  podría  tomar, 
á  una  milla  escasa  del  puerto,  en  una  barra  que  se  forma  por  la  dife- 
rencia de  nivel,  un  agua  pura  y  sana La  falta  de  manantiales  cerca 

de  las  costas  y  la  dificultad  de  la  aguada,  no  son  inconvenientes  pecu- 
Uares  de  Basilan:  es  un  hecho  común  á  la  mayor  parte  de  las  colonias 
situadas  en  las  regiones  tropicales,  según  lo  hemos  observado  en  Singa- 
poore,  en  Manila  y  en  Hong-Kong.  Hubiera  sido  muy  raro  hallar  una 
excepción  de  esta  regla  en  Basilan,  pero  esta  isla,  tal  como  es,  corres- 
ponde en  este  particular  á  los  deseos  del  Gobierno  todo  lo  que  se  debía 
esperar  en  estos  parajes. 

vDespuésde  satisfacer  así  á  las  preguntas  contenidas  en  sus  instruc- 
ciones, M.  de  La  Grené  me  daba  noticias  acerca  del  estado  interior,  el 
terreno,  las  producciones  naturales  y  los  habitantes  de  la  isla,  cmuy  in* 
9  completas,  dice  él  mismo,  porque  hasta  ahora  el  centro  de  la  isla  no 
iha  sido  exploradoi;  p>ero  que  indican  claramente  lo  que  podría  llegar 
á  ser  aquella  posesión,  y  sus  inconvenientes  y  ventajas.  c£l  aspecto  de 
» Basilan,  dice,  es  majestuoso  y  severo:  tiene^  como  todas  las  islas  de 
f  formación  madrepórica,  las  orillas  bajas  y  llanas,  casi  á  flor  de  agua; 
>y  cuando  no  hay  viento  y  la  mar  está  en  calma,  parece  un  inmenso 
f  canastillo  de  verdura  medio  sumergido  en  un  lago.  Pero  á  más  distan- 
»cia  del  mar,  pasando  una  red  de  esteros  que  rodea  la  isla,  se  eleva  el 
9  suelo  insensiblemente  en  escalones  casi  simétricos  hasta  el  centro, 
«donde  están  los  puntos  culminantes,  por  lo  regular  envueltos  en  nu- 
ibes.  Algunos  barrancos  sinuosos  que  se  dirigen  perpendiculares  al 
9  mar,  parecen  cortados  en  ángulo  recto  por  los  valles  longitudinales 
9 que  separan  aquellas  colinas  paralelas.  Estos  y  sus  vertientes  opues- 
9tas  están,  sin  duda,  ocupados  por  pueblos  con  campos  cultivados  que 
9  producen  arroz  y  otros  vegetales  de  que  se  alimentan  los  naturales; 
9 pero  no  se  ven  desde  la  costa,  donde  no  hay  traza  ninguna  de  cultivo: 
9los  valles,  las  colinas  y  toda  la  isla  desde  los  esteros  hasta  las  emiaen- 
tcias  centrales,  están  cubiertos  de  la  misma  vegetación  exuberante,  coo 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  XII 

á  la  provincia  de  Calamianes.  El  año  1840,  hallándose 
en  Manila,  fué  nombrado  juez  letrado  de  primera  ins- 
tancia en  la  populosa  provincia  de  Tondo,  que  ahora 
lleva  el  nombre  de  la  capital.  En  1846  cesó  en  aquel 
empleo,  porque,  reformado  éste,  se  nombraron  jueces 


i  mezcla  de  todas  las  formas  y  de  todos  los  matices  verdes  qae  se  ha- 
filan  en  general  en  los  bosques  primitivos  de  las  tierras  vírgenes  que  no 
»ha  tocado  la  mano  del  hombre.  £1  terreno  consiste,  en  los  puntos  que 
t  hemos  visitado,  en  profundas  capas  de  tierra  vegetal  m¿s  ó  menos  cu- 
»biertas  de  detritus  vegetales  que  aumentan  su  feracidad.  Situada  cerca 
I  de  las  Molucas,  entre  Borneo  y  Mindanao,  estas  islas  casi  desconocí - 
idas,  á  las  que  acaso  falta  solamente  la  industria  para  que  pudieran 
•surtir  al  mundo  entero  de  frutos  coloniales,  Basilan,  con  sus  modestas 
•proporciones  de  140  á  160  kilómetros  de  costa,  producirá  cuanto  se 
•quiera  hacerla  producir  en  sus  condiciones  de  clima  y  temperatura. 

•  El  clavo,  la  nuez  moscada,  la  canela,  la  pimienta,  6  nacen  ya  ó  nace- 
•rian  con  facilidad;  y  en  las  excursiones  que  he  hecho  por  los  ríos  de 

•  Pasanjan  y  Gumalarand,  he  observado  la  gran  variedad  de  esencias 
•que  salen  de  sus  bosques  primitivos  y  la  hermosura  de  los  ejemplares 

•que  encierran La  población  actual  de  la  isla  se  puede  graduar  en 

•8  ó  10.000  habitantes,  divididos  en  dos  clases:  los  del  interior,  que 
•se  dedican  al  cultivo  del  arroz,  y  los  de  la  costa,  cuya  principal  y  acá- 
•so  única  industria  consiste  en  la  piratería.  He  visto  individuos  de  las 

•  dos  razas,  á  mi  parecer  muy  distintas:  la  primera  como  de  malayos,  y 
•la  segunda  parecida  á  los  Ulanos  de  Mindanao.  En  una  excursión  que 

•  he  hecho  con  M.  Rigaud  de  Genoully,  para  buscar  las  fuentes  del  rfo 
•de  Pasanjan,  nos  metimos,  guiados  por  un  malayo  que  venia  todos  los 
•días  á  la  escuadra,  algunos  cientos  de  pasos  en  el  interior,  y  hallamos 
•reunidos  15  ó  20  malayos,  cuyas  covachas  estaban  por  allí  cerca  en 

•  un  otero  que  dominaba  un  pequefio  fondeadero,  en  donde  tenían  sus 

•  piraguas.  Les  inquietó  un  poco  nuestra  visita,  que  no  esperaban;  pen> 
ise  repusieron  luego,  y  comenzamos  á  hablar  con  ellos  paciíicameate, 
t cuando  se  presentaron  otros  seis  individuos  armados  de  lanzas  y  ma- 
•zas  que  principiaron  á  esgrimir,  cubriéndose  con  sus  escudos,  dando» 
•con  sus  gestos  y  sus  cabellos  esparcidos,  sefiales  de  la  más  violenta 
•agitación.  Los  recién  llegados  nos  parecieron  mis  corpulentos,  n)ás 
•fuertes  y,  sobre  todo,  más  negros  que  nuestros  interlocutoreSk  y  de 


112  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

en  Madrid;  y  al  tener  noticia  de  la  cesión  del  seno  de 
Davao,  estipulada  por  el  Sultán  de  Mindanao  con  el 
brigadier  de  marina  Bocalán  y  el  gobernador  de  Zam- 
boanga,  Figueroa,  imaginó  emprender  su  adquisición 
efectiva.  Antes  de  exponer  sus  miras  al  Gobierno  vol- 


imuy  diferente  físooomia.  Nuestro  guía  y  algunos  otros  habitantes  tra- 
vtaban  de  sosegarles:  su  número  se  iba  aumentando,  y  creímos  pruden- 
»te  volver  á  los  botes». 

»Las  instrucciones  de  M.  de  La  Grené  no  ]e  sujetaban  á  una  senci- 
lla misión  de  exploración  y  estudio:  si  hallaba  un  sitio  que  reuniese  las 
condiciones  requeridas,  debía  preparar  y  aun,  en  caso  de  necesidad  ab- 
soluta, emprender  su  ocupación.  Llegado  á  este  punto,  encontió,  respec- 
to de  Basilan,  muchas  dificultades  graves,  europeas  y  locales,  cristianas 
y  musulmanas.  Los  espafioles  pretendían  poseer  la  isla,  y  el  goberna- 
dor de  Filipinas,  así  como  el  comandante  de  las  fuerzas  espafiolas  en 
aquellos  parajes,  suscitaron  vivas  reclamaciones  contra  los  primeros  ac- 
tos de  M.  Cecille.  £1  Sultán  de  Joló,  por  su  parte,  sostenía  que  Basilan 
era  una  de  las  Islas  pertenecientes  á  su  imperio  en  propiedad,  ó  al  me- 
nos en  seflorío.  Después  de  un  atento  examen,  M.  de  La  Grené  quedó 
convencido  de  que  las  pretensiones  espafiolas  no  descansaban  en  ningún 
sólido  fundamento.  cAducen,  decía  él,  tres  argumentos:  el  hecho  de  la 
»ocu pación  de  la  isla  en  una  época  remota;  la  pretendida  pública  noto- 
»riedad.  y  el  reconocimiento  de  la  dominación  espaflola  por  la  mayor 
»parte  de  los  jefes  indígenas  en  Balactasan,  en  Febrero  de  1844.  Nadie 
>  niega  que  el  pabellón  espafiol  hubiese  flotado  en  Basilan  de  1638  á 
1 1 645,  en  la  época  de  Corcuera;  que  se  levantasen  allí  fuertes  y  se  edi- 
aficasen  iglesias;  pero  en  el  mismo  caso  se  halla  JoIó,  donde  también 
1  había  flotado  la  bandera  española,  y,  sin  embargo,  el  Gobierno  espafiol 
«nunca  ha  llamado  á  Joló  isla  espafiola.  Basilan  fué  evacuado,  lo  mismo 
»que  Joló,  en  I645,  en  un  tiempo  en  que  diíicultades  exteriores  y  la 
» decadencia  de  su  poder  obligaron  á  los  espafioles  ¿  concentrar  sus 
«fuerzas  y  abandonar  parte  de  sus  conquistas.  £n  cuanto  á  la  pública 
«notoriedad,  ^en  qué  se  funda?  La  opinión  de  los  geógrafos  y  de  los  es- 
«critoreSy  así  nacionales  como  extranjeros,  es  positivamente  contraria 
«al  tema  espafiol.  £1  Sr.  Mas,  autor  de  una  obra  sobre  Filipinas,  im- 
«presa  en  Madrid  en  1843»  habla  de  ataques  dirigidos  en  1638  por  el 
«gobernador  Corcuera  contra  la  isla  de  Basilan,  que  vino  á  aer|  dioct 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  II3 

vi6  á  visitar  aquel  territorio,  que  ya  le  era  conocido,  y 
explorar  su  estado  á  la  sazón.  Satisfecho  con  susobser* 
vaciones,  se  apresuró  á  regresar  á  Manila  y  propuso  al 
Capitán  general,  D.  Narciso  Clavería,  que  le  concedie- 
se algunas  armas,  pertrechos  y  municiones,  y  el  man* 

3iríótUaria  de  yoió.  Ningún  tratado  hecho  desde  1645  hasta  el  día  es- 
»tab1ece,  admitiéndolos,  los  derechos  de  la  Espafia.  Desde  aquella  épo- 
9ca  ningún  incidente  oficial  ha  ocurrido  respecto  á  los  habitantes  de 
•Basilan,  que  yo  sepa:  el  gobernador  de  Filipinas,  en  un  tratado  con- 
vcluído  en  1836  con  el  Sultán  de  Joló,  les  califica  de  amigos  de  aquella 
t/iWstf,  denominación  que  excluye  toda  idea  de  vasallaje  ó  sujeción» 
•Queda  el  Uanoado  reconocimiento  de  la  soberanía  de  la  España,  obteni- 
>da  en  1844  por  el  gobernador  de  Zamboanga.  Pero  al  alegar  este  hecho 
•la  autoridad  de  Filipinas  omitió  probar  la  principal,  que  es  la  existen- 
•cía  de  un  documento  que  le  acredite.  No  hay  ningún  vestigio  oficial 
»dc  la  proclamación  de  la  soberanía  española.  ¿Qué  fuerza  se  puede  dar 
>á  la  legalidad  de  este  acto,  cuando  además  le  niegan  los  mismos  jefes 
•de  la  isla,  y  los  confederados  de  Balactasan  no  le  dan  ningún  val9r?> 

•Después  de  haber  discutido  en  una  larga  correspondencia  con  las 
antoridades  locales  españolas  sus  aserciones  y  razonamientos,  M.  de  La 
Grecé  las  hizo  la  proposición  muy  natural  y  sensata  de  someter  la  cues- 
tión á  los  Gobiernos  respectivos,  la  cual  se  apresuraron  á  aceptar. 

cYo  había  entre  tanto' procedido,  añade  M.  de  La  Grené,  á  gestiones 
•que  pudiesen  asegurar  á  la  Francia  derechos  eventuales  á  la  posesión 
•de  Bisilan.  Durante  las  conferencias  preliminares^  los  jefes  del  país 
•habían  protestado  enérgicamente  que  nunca  y  de  ningún  modo  habían 
«admitido  la  soberanía  de  España,  afirmando  que  el  pabellón  español 
•que  flotaba  en  algunos  de  sus  paraos,  no  era  más  que  una  señal  de  re- 
•conocimiento  adoptada  por  ellos  para  no  ser  molestados  en  Zamboan- 
•ga,  y  que  lo  quitaban  al  momento  que  regresaban  de  allí.  £1  almirante 
•Cecille  les  invitó  á  que  consignaran  por  escrito  estos  categóricos  aser- 
ríos, y  ellos  se  apresuraron  á  hacerlo.  Entonces  se  redactó  la  declara- 
ación  de  13  de  Enero,  que  ▼•  unida  á  mi  despacho  núm,  46.  Los  jefes 
•de  Balactasan  pidieron  también  con  instancias  el  pabellón  francés;  el 
•almirante,  con  quien  yo  estaba  de  acuerdo  en  este  punto,  les  respondió 
•que  esto  dependía  sólo  del  Rey;  pero  que  había  á  bordo  un  represen- 
jtante  suyo,  que  podría»  si  ellos  lo  solicitaban,  hacer  presente  su  deseo 

TOMO  III  8 


114  JOSÉ   MONTERO    Y   VIDAL 

do  del  territorio  que  conquistase  por  un  plazo  largo, 
con  privilegio  exclusivo  de  comerciar  en  él;  en  cambio 
ofrecía  sujetar  con  gente  escogida,  y  mantenida  por  él 
mismo,  todas  las  costas  del  seno,  desde  el  cabo  de  San 
Agustín  hasta  la  punta  de  Sarangani;  expulsar  ó  pací- 


»á  S.  M.  De  esta  manera  entré  yo  en  relación  con  los  jefes,  y  en  este 
«sentido  se  concibió  el  convenio  de  2o  de  Enero.  He  preferido  A  un 
i  tratado  de  cesión  inmediato,  sujeto  á  la  ratiñcación  del  Gobierno  del 
«Rey,  un  simple  convenio  eventual  que  nos  asegure  la  sumisión  futura 
«de  Basilan.  Este  convenio  ofrece  las  mismas  ventajas  que  un  tratado 
»-de  cesión,  y  no  tiene  sus  inconvenientes:  liga  á  nosotros  á  los  jefes  de 
»un  modo  irrevocable,  y  nos  autoriza,  si  el  Gobierno  del  Rey  desestima 
lias  pretensiones  de  la  Espafia,  para  proceder  desde  luego  y  sin  más 

•  fórmulas  á  la  toma  de  posesión.  Por  otra  parte,  no  da  motivo  á  una 
«ocupación  provisional  que  pudiese  coartar  las  resoluciones  ulteriores 
«del  Gabinete,  y  acredita  al  mismo  tiempo  algún  miramiento  hacia  las 
«redamaciones,  por  infundadas  que  sean,  de  un  Gobierno  amigo. 

«Las  protestas  de  los  jefes  bastíanos,  tan  enérgicas  y  unánimes,  y 
«cuyas  consecuencias  les  expliqué  detenidamente,  no  me  dejan  duda  de 
«que  no  hay  lazo  ninguno  de  vasallaje  entre  esta  isla  y  la  Espafia.  No 
«sucede  lo  mismo  respecto  á  JoIó.  Aunque  los  jefes  de  Balactasan  ha- 
«yan  manifestado  no  hacer  aprecio  de  les  derechos  del  Sultán,  me  he 
•convencido  en  mu  conversaciones  con  algunos,  y  en  ello  me  he  con- 
«firmado  después  en  Joló.  de  que  Basilan,  aunque  independiente  de  he- 
«cho,  pertenece  de  derecho  al  señorío  del  Sultán  del  Archipiélago. 
•Para  obtener  la  cesión  de  este  derecho  fui  yo  á  Joló.  La  respuesta  dada 
«al  almirante,  á  quien  recibió  primero  el  Sultán,  me  dio  poca  esperanza 
«de  llevar  á  buen  fín  la  negociación.  Pero  no  quise  abandonar  la  lucha 
«sin  intentarla:  en  tres  conferencias  sucesivas  me  propuse  demostrar  al 
•Sultán  las  ventajas  que  mis  proposiciones  le  ofrecían  y  los  daños  que 
«podría  acarrearle  el  rechazarlas.  Le  dije  que  en  cambio  de  unos  dere- 
«chos  que  de  nada  le  servían,  le  daríamos  una  suma  considerable,  le  K- 
«braríamos  de  la  pesada  responsabilidad   que  se  le  sigue  de  las  depre- 

•  daciones  de  los  basilanos,  y  le  proporcionaríamos  los  beneficios  con- 
«siguientes  á  la  vecindad  de  una  nación  ríca,  generosa  y  comerciante. 
«Rebatía  yo  con  ejemplos  las  objeciones  procedentes  de  la  religión,  ci- 
atándoles  Pulo  Penang  y  Singapoore,  cedidas  á  los  ingleses  por  el  Sol- 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  II5 

ñcar  á  los  moros  que  habitaban  en  aquel  punto;  fundar 
-^en  él  algunas  poblaciones  cristianas^  facilitándolas  me- 
dios de  roturar  los  campos,  criar  ganados  y  establecer 
comunicaciones  con  los  gentiles  del  interior  de  la  isla, 
atrayéndoles  á  la  vida  civilizada  y  á  la  sumisión  á  las 

itán  de  Johore,  fíeles  mahometaDos,  y  las  transacciones  de  los  holaii- 
«  Jeses  con  los  rajas  vecinos  suyos.  AI  principio  no  obtuve  sino  répli- 
i  cas  evasivas  que  envolvían  una  pura  y  simple  repulsa.  La  mayorfa 
sdel  Rum  Buchara  (ó  Consejo  del  Sultán)  era  contraria  al  proyecto  de 
t tratado;  la  efervescencia  de  la  población  joloana  arredraba  al  Sultán. 
tNo  obstante,  le  inquietaba  también  mi  persistencia.  £nla  última  sesión 
tse  alborotó  el  Consejo.  Para  alejar  la  idea  de  venta  y  de  compra,  ha- 
9  bia  ya  reducido  á  cien  afios  el  término  de  la  cesión.  Parecía  que  el 
•asunto  iba  bien,  cuando  un  datto  (uno  de  los  del  Consejo)  propuso  que 
-yse  entregase  la  mitad  de  la  suma  antes  de  firmar,  y  respondiendo  yo 
ique  el  tratado  no  se  podía  poner  en  ejecución  hasta  que  el  Rey  le 
f  aprobase,  el  Consejo  rehusó  por  unanimidad  sancionar  un  convenio 
»que  no  fuese  realizado  en  el  acto.  Lo  único  que  pude  conseguir  fué 
^que  escribieran  una  carta  manifestando  que  el  Consejo  suscribirla  á  la 
1  cesión  de  Basilan  por  cien  años  por  1 00.000  pesos  al  contado,  con  la 
»condición  de  que  se  tomase  posesión  de  la  isla  dentro  del  plazo  de 
Y  seis  meses.  Esta  cláusula,  casi  imposible  de  cumplir,  parece  que  mate- 
Yrialmentc  invalida  la  declaración.  Con  todo,  este  compromiso,  tal 
»como  es,  ofrece  todavía  una  parte  de  las  ventajas  que  habríamos  saca - 
ido  de  un  tratado,  y  no  dudo  que  un  buque  que  recordara  la  promesa 
I  del  Consejo  de  Joló,  ofreciendo  por  una  parte  loo.ooo  pesos  y  susei- 
itando  por  otra  la  reclamación  de  satisfacción  que  varías  veces  he  indi- 
»cado  por  el  asesinato  de  un  oficial  y  un  marinero  de  la  escuadra  por 
f  un  jefe  basilano  llamado  Uzuk,  conseguiría  fácilmente  la  prórroga  de 
» aquel  plazoi. 

1  Concluía  M.  de  La  Grené  la  resefia  de  las  exploraciones  y  negocia- 
ciones que  hizo,  de  acuerdo  con  el  almirante,  con  las  siguientes  pala- 
bras: cSi  vamos  algún  día  á  Basilan,  debemos  estar  alerta  contra  las 
sagresiones  de  los  naturales,  que  si  no  nos  atacan  abiertamente,  podrán 
1  hacerlo  con  astucia  y  traición.  Los  malayos,  y  sobre  todo  los  illanos, 
tson  capaces  de  todo,  sin  q  ue  les  detenga  ni  el  envenenamiento  ni  el 
» asesinato.  Además,  no  carecen  de  valor,  como  lo  prueba  la  recicnie 


Il6  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

autoridades  españolas.  El  Gobernador  Claveria  aceptó^ 
con  gran  complacencia  este  pensamiento,  que  convenia 
tan  perfectamente  con  sus  planes  acerca  de  la  reducción' 
de  las  tribus  salvajes,  y  lisonjeaba  sus  deseos  de  atacar 
por  todos  los  medios  imaginables  y  en  todas  partes  á  la 

»toma  de  Santa  María,  de  donde  fueron  expulsados  150  españoles  por 
•los  ulanos  de  Mindanao.  Por  eso,  en  caso  de  ocupar  la  isla,  creo  que  el 
•Gobierno  del  Rey  no  debe  excusar  gastos,  y  que  debemos  desplegar,en 
•el  principio  un  rigor  que  desconcierte  la  mala  voluntad  de  los  basila- 
•nos  y  sus  cómplices.  Ningún  atentado  debe  quedar  impune,  ningún 
•crimen  sin  venganza.  Sólo  asi  seremos  los  duefios  y  obtendremos  en 
•pocos  afios  la  seguridad,  sin  la  cual  ningún  establecimiento  remoto 
•puede  piosperar.  Sería  necesario  para  esto,  no  sólo  un  suficiente  nú« 
•niero  de  soldados  y  un  material  considerable,  sino  principalmente  aU 
«gunos  vapores  que  con  la  rapidez  de  sus  movimientos  y  su  dominio 
•sobre  las  corrientes  y  las  calmas  pudiese  sorprender  á  los  pancos  pira»  , 
•tas,  cerrarles  la  entrada  de  sus  guaridas  y  acabar  con  ellos  donde  quie- 
bra que  se  presentasen.  Otras  consideraciones,  además,  nos  imponen  la 
•necesidad  de  dar  proporciones  grandes  al  establecimiento  de  Basilan  / 
«obrar  en  él  en  mayor  escala:  los  holandeses,  los  ingleses  y  los  espafto- 
»1es  de  Java,  de  Manila,  de  Hong-Kong  y  Singapoore  presenciarían  núes- 
•tros  trabajos,  midiendo  nuestra  fuerza  y  nuestra  aptitud  en  esta  em- 
•presa.  Debemos  estar  á  todo  futuro  evento,  y  no  exponemos  al  riesgo 
•de  haber  trabajado  para  otros». 

•Cuando  se  recibieron  en  Francia  estos  informes  y  propuestas,  ei> 
principios  de  l845f  acabábamos  de  salir  de  grandes  empe&os  diplomá- 
ticos, y  entrábamos  en  una  lucha  belicosa.  X*as  cuestiones  del  derecho 
de  visita  y  de  Taiti  habían  tomado  en  el  Parlamento  proporciones  muy 
superiores  á  su  verdadera  importancia,  y  nuestras  relaciones  con  Ingla- 
terra estaban  muy  comprometidas.  Estábamos  empeñados  en  Améric» 
en  el  Río  de  la  Plata,  en  África  en  la  costa  de  Madagascar,  y  en  expe- 
diciones difíciles,  sin  ser  grandes,  que  dividían  nuestras  fuerzas  mariti- 
mas.  Teníamos,  sobre  todo,  que  atender  á  la  insurrección  general  que 
había  estallado  en  la  Argelia,  sostenida  por  Ab-ei-Kader,  la  cual  exigía, 
por  nuestra  parte,  si  hablamos  de  consolidar  definitivamente  nuestro* 
establecimiento  en  África,  un  esfuerzo  vigoroso  que  el  Mariscal  Bugeaud 
debía  dirigUv  como  gloriosamente  lo  hizo.  Después  de  tales  experiea- 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  XX7 

-vez  á  la  piratería.  Antes  de  acceder  á  la  propuesta  á^ 
•Oyanguren  pidió  su  voto  al  Acuerdo  de  oidores,  confor- 
me á  las  leyes  de  Indias.  Alli  encontró  el  proyecto  al- 
-guna  oposición,  porque  el  mando  por  un  largo  período 
•que  solicitaba  Oyanguren,  asi  como  el  privilegio  exclu- 

-cías  y  á  vista  de  tales  negocios*  las  Cámaras  y  el  país  estaban  poco  ia- 
diñados  á  lanzarse  en  nuevas  empresas  lejanas,  é  inciertas  en  cuanto  á 
la  utilidad,  la  medida  de  los  sacrificios  y  el  éxito.  £1  Gabinete  no  hu- 
biera hallado  aprobación  ni  apoyo  aun  en  sus  amigos,  si  hubiera  inten- 
tado en  los  mares  de  China  la  ocupación  de  Basilan,  pidiendo  los  lecur- 
-sos  necesarios  para  llevarlo  á  efecto.  Resolvimos,  pues,  no  meternos  en 
tales  dificultades,  y  dirigimos  á  M.  de  La  Grené,  en  5  de  Agosto  de  1845, 
el  siguiente  despacho: 

<k Tengo  el  honor  de  acusar  recibo  de  los  despachos  que  me  habéis 

-•dirigido hasta  el  núm.  51  inclusive.  £1  Gobierno  del  Rey  ha  exa- 

laminado  atentamente  la  cuestión  de  Basilan,  según  la  exponéis  en  vues- 
«tros  informes  y  en  los  del  Vicealmirante  Cecille.  Después  de  madura 
1  deliberación,  ha  resuelto  desistir  de  la  ocupación  de  aquella  isla.  Las 

•  dificultades  innumerables  de  tal  empresa;  los  sacrificios  de  hombres  y 
» dinero  que  exigiría,  cuyos  límites  no  seria  posible  prever  ni  fijar;  l;i 
«poca  apariencia  de  que  semejante  establecimiento  compensara  nunca 
»los  recursos  que  habríamos  invertido  en  ella:  todas  estas  razones  que 

•  Se  desprenden  de  vuestros  informes  mismos,  han  debido  conducir  al 
kGobierno  del  Rey  á  la  resolución  adoptada. 

I  No  podemos  ocultamos  que  para  establecer  nuestra  soberanía  en 
•aquel  punto  seria  preciso  sostener  una  lucha  incesante  con  los  indíge- 

•  ñas,  cuyas  agresiones  nos  arrastrarían,  sin  duda  cinguna.  á  una  guerra 
»de  exterminio.  Y  puede  ser  que  después  de  haber  expulsado  de  la  isla 

•  n  sus  habitantes  tuviésemos  que  abandonarla,  si  su  clima,  cuya  salu- 
•bridad,  al  menos  dudos».  sólo  puede  acreditar  la  experiencia,  venia  en 

•  auxilio  de  nuestros  enemigos,  y  á  probar,  diezmando  nuestras  fuerzas, 

•  que  no  podíamos  habitarla  aunque  la  hubiésemos  podido  con'|uistar. 

•  Nuestra  tarea  sería  no  menos  pesada  en  el  exterior.  La  destrucción 
•de  la  piratería  en  aquellos  parajes  seria  una  obra  penosa,  cuya  terini- 
» nación  exigiria  muchos  aftos.  Y  es  evidente,  por  otra  parte,  que  toman» 
•do  sobre  nosotros  esta  carga,  trabajaríamos  en  el  interés  casi  exclusivo 
•de  los  pabellones  extranjeros,  porque  todavía  en  mucho  tiempo  no  po- 


Il8  JOSÉ  MONTERO   Y  VIDAL 

sivo  de  comercio,  salian  de  las  formas  ordinarias,  y  no* 
tenían  precedente  desde  los  tiempos  del  descubrimiento 
de  las  islas,  cuando,  según  la  práctica  introducida  en  ei« 
Nuevo  Mundo,  se  concedían  encomiendas  y  repartimien- 
tos de  indios  á  españoles  beneméritos.  Mas  este  sistema. 

V demos  esperar  que  nuestra  malina  mercante  tome  una  parte  conside- 
»rable  en  la  navegación  de  aquellos  mares. 

»Fuera  de  las  necesidades  inherentes  á  la  ocupación  de  Basilan.  otras- 
»consideraciones,  que  habéis  también  indicado,  y  que  sería  imprudente 
«desatender,  nos  obligarían,  para  estar  á  todo  futuro  evento,  á  fundar 
»nuestro  establecimiento  sobre  un  pie  que  no  guarda  proporción  con  los- 
«intereses  que  habia  de  fomentar  ó  defender. 

•  Por  estos  motivos  viene  á  ser  inútil  discutir  las  pretensiones  de  la 
iKspafia  á  la  soberanía  de  la  isla,  pretensiones  que  parece  habéis  apre- 
»ciado  perfectamente;  ni  nos  ocuparíamos  en  ellas  sino  en  el  caso  de  que- 
testa  adquisición  nos  ofreciese  ventajas  incontestables. 

»Dejo  á  vuestio  arbitrio  la  forma  en  que  debéis  hacer  saber  á  quien 
^corresponda  la  resolución  del  Gobierno;  pero  no  conclu'ré  sin  expre- 
»saros  su  satisfacción  por  el  cuidado  que  habéis  puesto  en  evitar  todas- 
>Ias  circunstancias  que  pudieran  en  cualquier  manera  haber  coartado  la 
«libertad  de  resolver  que  se  había  reservado. 

•El  Gobierno  del  Rey  considera  como  terminada  la  misión  que  ha* 
•béis  tan  hábilmente  desempeñado  en  todas  sus  partes». 

•Todavía  hoy  en  ]86o,  recordando  en  mi  retiro  cuál  era  en  1845  ef 
estado  de  los  espíritus  en  Francia  y  en  Europa,  creo  que  hicimos  bien 
en  no  continuar  una  empresa  que  infaliblemente  nos  hubiera  suscitado 
dificultades  y  causado  choques  que  sus  ventajas  no  compensarían.  Si  los 
Gobiernos  libres  tienen  el  inconveniente  de  formar  ó  dar  lugar  á  muchos- 
proyectos  y  quimeras,  tienen  el  mérito  de  sujetarlas  á  discusiones  y 
p  ruebas  que  quilatan  su  valor  y  atenúan  el  peligro.  La  libertad  política^ 
opone  á  las  tentaciones  que  suscita  las  dificultades  y  dilaciones  con  que- 
las  rodea,  y  detiene  en  sus  primeros  pasos  muchos  malos  designios  y 
locos  ensuefios,  que  bajo  otros  Gobiernos  se  podrían  querer  realizar  á 
todo  trance,  comprometiendo  gravemente  al  país.  No  obstante,  á  vista 
de  la  perspectiva  que  se  presenta  en  el  extremo  Oriente,  y  de  las  tenta* 
tivas  europeas  en  China,  no  puedo  menos  de  sentir  que  la  isla  de  Basi- 
lan no  sea  nuestra,  y  no  afiance  á  nuestras  operaciones  militares  y  co-> 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  ZI9 

de  encomiendas  no  había  prevalecido  en  las  Filipinas» 
en  cuya  historia  no  se  encuentra  rastro  de  ellas  desde 
la  que  se  concedió  por  dos  vidas,  en  las  bocas  del  Río 
Grande  de  Mindanao,  al  intrépido  capitán  Esteban  Ro- 
dríguez de  Figueroa,  que  murió  á  manos  de  un  moro 
en  el  acto  de  saltar  en  tierra  para  ocuparla.  Dio,  por 
ñn,  el  Acuerdo  su  voto  favorable  á  la  transacción  ó 
convenio  propuesto,  con  la  condición  de  que  no  se  con- 
ceptuase como  un  contrato  entre  el  Gobierno  y  Oyan- 
guren,  sino  como  una  concesión  hecha  ageste  con  plazo 
determinado  y  las  convenientes  limitaciones.  En  con- 
secuencia, el  Gobernador  Clavería,  en  decreto  de  27  de 
Febrero  de  1847,  confirió  á  Oyanguren  por  diez  años 
el  mando  del  territorio  que  conquistase  en  el  seno  de 
Davao,  con  privilegio  para  comerciar  exclusivamente 
en  él  los  stis  primeros,  concediéndole  alguna  artillería» 
fusiles  y  municiones,  y  la  facultad  de  organizar  una 
compañía  ó  tercio  provincial  de  soldados  de  su  elec- 

mercialcs  actuales  ó  futuras  en  aquellos  lugares  un  punto  de  apoyo  y  algo 
que  ganar  para  lo  venidero. 

1  Hubiera  sido  fácil  acallar  las  objeciones  de  la  Espafla  contra  nues- 
tro establecimiento;  la  adhesión  del  Sultán  de  J0I6  no  nos  hubiera  cos- 
tado mucho;  y  si  los  datos  adquiridos  y  observaciones  hechas  por  M.  de 
La  Grené  y  el  Almirante  Cfcille  son  exactos,  como  debemos  creerlos, 
aquella  isla  hubiera  llenado  muy  bien  el  objeto  que  debíamos  propo- 
nemos al  ocuparla!. 

Tal  es  el  piefacio  de  M.  Guizot  á  la  obra  de  01iphan«  y  bien  merecen 
meditarse  muchas  de  las  importantes  indicaciones  que  contiene. 

(1)  Un  inglés  trabaja  con  ahinco  por  coger  el  premio  colocado  en 
lo  alto  de  resbaladiza  cucafia,  y  los  espectadores  le  animan  y  auxilian 
para  que  logre  su  intento. 

A  UD  francés,  en  igual  caso,  lo  dejan  sus  paisanos  confiado  á  sus  fuer* 
zas,  pero  sin  estorbarle. 

Comienza  ¿  escalar  la  cucafta  un  espafiol,  y  sus  compatriotas  le  ti- 
ran de  los  pies  con  todas  sus  fuerzas  para  que  caiga. 


I20  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

ción.  Determinóse  que  la  cabecera  de  la  nueva  provin- 
cia se  situaría  en  el  lugar  de  la  población  mora  que 
daba  nombre  al  seno,  tomando  el  de  Nueva  Vergara»  y 
se  la  agregarían  algunos  pueblos  de  la  provincia  de  Ca- 
raga,  que,  por  caer  muy  lejos  de  su  capital,  en  la  cos- 
ta oriental,  de  dificultosa  navegación  y  sin  comunica- 
ciones terrestres,  no  podían  ser  bien  gobernados  y  aten- 
didos por  su  jefe. 

•Esta  agregación  fué  muy  perjudicial  á  Oyanguren, 
porque  le  imponía  servicios  propios  de  un  gobierno  es- 
tablecido y  regular,  que  se  avenían  mal  con  su  princi- 
pal objeto  y  misión.  Pero  él  no  pensó  en  ello  en  un 
principio,  inadvertencia  que  le  costó  después  muy  cara; 
y  lleno  de  confianza  en  los  recursos  de  su  genio,  partió 
en  dirección  al  seno  de  Davao,  al  mando  de  una  escua- 
drilla provista  á  sus  expensas,  ó  más  bien  á  las  de  una 
Sociedad  que  él  mismo  organizó  y  de  que  formaba  par- 
te, y  tripulada  por  hombres  aptos  y  resueltos,  entre 
ellos  algunos  españoles. 

•  Los  hechos  que  inmediatamente  tuvieron  lugar  en 
aquella  comarca,  podrían  dar  asunto  para  una  corta, 
pero  interesante  epopeya,  si  se  recogieran  sus  roman- 
cescos pormenores;  pero  la  dificultad  que  esta  tarea 
ofrecería,  hace  honor  al  intrépido  caudillo,  que  atento 
solamente  al  objeto  de  sus  proezas,  no  pensó  nunca  en 
hacer  pomposa  relación  de  ellas  al  Gobierno,  ni  aun  en 
referirlas  á  sus  íntimos  amigos.  A  principios  del  año 
1849  estaba  ya  Oyanguren  en  pacífica  posesión  de  todo 
el  litoral  del  seno;  había  fundado  la  cabecera  de  Nueva 
Vergara,  y  comenzaba  á  dirigir  sus  miras  á  lo  interior 
de  la  isla,  mereciendo  que  por  un  decreto  de  29  de 
Enero  se  declarase  constituido  en  provincia  aquel  te- 
rritorio con  el  nombre  de  Nueva  Guipúzcoa,  en  recuer- 


HISTORIA  OB   FILIPINAS  X2I 

do  de  SU  país  natal.  Muy  oportunamente  llegó  á  Davao 
por  el  mes  de  Abril  el  vapor  Elcano,  al  mando  del  bri- 
gadier y  comandante  general  de  marina  D.  Manuel 
Quesada,  con  alguna  infantería,  con  cuya  cooperación 
atacó  y  tomó  Oyanguren  el  fuerte  bien  defendido  y  po- 
blación mahometana  de  Hijo;  grande  obstáculo  que  se 
presentaba  para  la  comunicación  con  Linao,  pueblo  más 
<le  gentiles  salvajes  que  de  cristianos,  dependiente  en  el 
nombre  de  la  provincia  de  Caraga  ó  Surigao,  cuya  efec- 
tiva posesión  y  acceso  aseguraba  el  libre  tránsito  por 
toda  la  cuenca  del  rio  Agusan  hasta  la  costa  N.  de  la  isla, 
en  un  trayecto  de  5o  leguas. 

«Podía  ya  afirmarse  que  Oyanguren  había  cumplido 
«n  todo  lo  esencial  sus  promesas,  y  debía  empezar  á 
recoger  el  fruto  de  los  esfuerzos  y  sacrificios  que  para 
-ello  había  hecho;  pero  las  autoridades  de  Manila  estu- 
vieron muy  lejos  de  cumpHr,  en  cambio,  el  compromi- 
so contraído  á  su  favor  por  el  General  Clavería  en  re- 
presentación del  Gobierno.  La  nueva  provincia  no  tenía 
comunicaciones  directas  con  la  capital:  el  único  buque 
del  Estado  que  en  ella  se  había  visto  fué  el  vapor  Elcano 
en  la  ocasión  referida;  las  pequeñas  embarcaciones  de 
Oyanguren  no  podían  emplearse  en  tan  larga  navega- 
ción, distrayéndose  de  sus  precisas  y  locales  atenciones: 
este  aislamiento  dio  motivo  á  algunas  quejas  y  censuras 
de  funcionarios  que,  considerando  á  Nueva  Guipúzcoa 
en  el  mismo  caso  que  las  demás  provincias  del  Archi- 
piélago, exigían  una  puntualidad  imposible  en  los  mul- 
tiplicados servicios  que  implícitamente  se  habían  pues- 
to á  cargo  de  Oyanguren,  más  bien  con  respecto  á  los 
pueblos  ó  visitas  de  Caraga  agregados  á  la  provincia 
naciente,  que  con  relación  á  los  territorios  conquista- 
dos que  principalmente  constituían  esta  misma;  cir- 


ia2  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

cunstandas  muy  singulares  vinieron  á  hacer  enojoso  á 
personas  influyentes  el  privilegio  exclusivo  de  comer- 
cio que  había  obtenido:  faltaba  ya  el  Gobernador  Cla- 
veria,  bajo  cuyos  inteligentes  y  desinteresados  auspicios- 
había,  arriesgado  su  vida  y  su  fortuna,  y  el  Marqués  de 
la  Solana,  Capitán  General  de  las  Islas  en  i853,  halló* 
pretexto  en  aquellas  censuras  para  destituirle,  sin  nin- 
gún miramiento  á  sus  grandes  servicios,  del  cargo  que 
había  obtenido,  no  por  gracia  ó  munificencia,  sino  con 
titulo  oneroso.  Dio  comisión  á  un  capitán  de  infante- 
ría para  que  fuese  á  Nueva  Guipúzcoa  en  un  vapor  del 
Estado,  y  le  hiciese  embarcar  eh  él  inmediatamente,, 
ocupando  su  lugar.  Luego  en  Manila  le  comunicó  un  de- 
creto, separándole  del  mando  de  la  provincia,  á  causa, 
según  en  el  mismo  se  expresa,  «del  miserable  estado 
y  atraso  en  que  ésta  se  encontraba; »  palabras  que  des» 
cubren  y  prueban  ellas  solas  la  iniquidad  de  aquel  pro* 
cedimiento;  porque  ¿cómo  se  podía  culpar  del  atraso  de 
una  provincia  al  mismo  que  acababa  de  crearla? 

•  Apeló  Oyanguren  á  la  Audiencia  de  aquel  decreto; 
pero  su  ánimo  había  venido  á  un  estado  de  irritación  y 
de  impaciencia  poco  á  propósito  para  dirigir  y  sostener 
un  largo  y  desigual  litigio  contra  un  adversario  tan  po- 
deroso como  era  aquel  Gobernador:  no  volvió,  pues,  á 
levantarse  de  su  ruina,  y  con  su  muerte,  acaecida  des- 
pués, en  i85g,  se  terminó  este  asunto  á  satisfacción  de 
los  que  causaron  su  daño  6  á  él  contribuyeron  (i)». 


( 1 )  La  isia  de  Mmdanao^  su  historia  y  su  esíado  presente^  con  algu-- 
nos  refltxhnes  acerca  de  su  porvenir^  por  D,  Agustín  Santayana,  Direc- 
tor que  ha  sido  de  la  Administreción  local  de  Filipinas:  Madrid,  1862, 


CAPITULO  V. 


Expedición  de  Claveria  contra  Balanguingui. — ^Fondea  con  la  escuadra 
frente  á  dicha  isla  y  se  efectúa  el  desembarco  en  buen  orden. — Man- 
da atacar  el  fuerte  de  Balanguingui. ~  Enérgica  defensa  de  los  pira- 
tas.—Ordena  el  asalto;  resultan  largas  las  escalas,  y  lus  moros  de- 
tienen el  empuje  del  ejército.—  Redobla  éste  su  valor  y  cae  en  su  po- 
der la  fortaleza  tras  de  heroica  lucha.— Los  expedicionarios  atacan  la 
cotta  de  Sipac— Sus  defensores  la  defienden  con  ñereza.— Horrible 
combate  con  pérdidas  de  ambas  p«irtes. — Escalan  los  soldados  la  cot- 
ta.—  Los  piratas,  viéndose  perdidos,  dan  muerte  por  sus  propias  ma- 
nos á  sus  mujeres  é  hijos,  y  se  lanzan  á  morir  matando. — La  toma 
del  fuerte  disminuye  tan  horrible  hecatombe.— Considerables  bajas 
por  ambas  partes. — Cógense  importantes  despojos. — £1  ejercitóse 
apodera  también  de  las  cottas  de  Sungap  y  Bucotingol.— Destrozos 
en  las  guaridas  de  los  piratas.— Entusiasmo  en  Zamboanga  y  Manila 
por  la  victoria  alcanzada.— Festejos  y  honores  al  vencedor. — Consi- 
deraciones acerca  de  esta  campafta. 


Apremiantes  atenciones  de  gobierno  habían  impedi- 
do á  Claveria  tomar  cumplida  venganza  del  agravio  in- 
ferido por  los  piratas  sámales  á  la  bandera  española; 
mas  nunca  tuvo  en  olvido  aquel  hecho  punible,  y  á  prin- 
cipios de  1848  pudo  dar  cima  á  sus  preparativos  y  em- 
prender la  campaña  tan  ardientemente  deseada  por  éU 

La  escuadra  dispuesta  para  dicha  empresa,  á  las  órde- 
nes del  brigadier  de  la  marina  real  D.  José  Ruiz  de 
Apodaca,  se  componía  de  los  vapores  de  guerra  Elcano, 
Magallanes  y  Reina  de  Castilla^  de  100  y  160  caballos 


124  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

de  fuerza  respectivamente;  los  bergantines  de  transporte 
Constante  (O,  Guadiana  y  Senejayen,  estos  dos  fletados 
por  la  Hacienda  y  convoyados  por  dos  pailebots  de  gue- 
rra, y  una  división  de  la  marina  sutil. 

El  27  de  Enero  salieron  para  Dapitan,  en  los  expre- 
sados bergantines,  tres  compañías  de  ejército,  al  mando 
del  teniente  coronel  D.  Andrés  Arrieta. 

El  6  de  Febrero  embarcaron  en  los  vapores  Elcano 
y  Magallanes  un  piquete  de  alabarderos,  otro  de  seguri- 
dad pública,  una  sección  de  artillería  con  dos  obuses  de 
campaña,  otra  sección  de  obreros  de  ingenieros  con  un 
pequeño  parque  y  dos  compañías  del  ejército.  En  el 
Reina  de  Castilla,  que  arbolaba  la  insignia  del  coman- 
dante general  Apodaca,  embarcó  el  general  en  jefe  Cla- 
veria,  con  su  estado  mayor,  siendo  saludado  al  verifí  - 
cario  por  los  cañones  de  la  plaza.  Á  los  cuatro  días  de 
su  partida  de  Manila,  el  10,  fondearon  los  vapores  en 
Dapitan,  y  el  11  salieron,  juntamente  con  los  berganti- 
nes transportes  para  la  Caldera,  en  donde  se  les  reunió 
el  gobernador  de  Zamboanga,  D.  Cayetano  Figueroa, 
á  quien  acompañaban  i5o  denodados  voluntarios  zam- 
boangueños  con  sus  vintas.  En  la  tarde  del  12  encami- 
náronse todas  las  fuerzas  á  la  isla  de  Balanguingui,  en 
cuya  costa  septentrional  anclaron  el  i3  los  vapores  y 
al  día  siguiente  los  demás  buques  de  la  escuadra  (2). 

(1)  De  la  propiedad  éste  del  acaudalado  comerciante  de  Iloilo  Don 
Joaquín  Ortiz,  quien  lo  cedió  gratis,  yendo  él  á  su  bordo  al  frente  de 
algunos  paisanos  armados  á  su  costa. 

(2}  tLa  isla  de  Bilanguingui,  situada  á  6®  5'  30"  latitud  Norte  y 
125°  24'  20"  longitud  Este  del  meridiano  de  Madrid,  tiene  escasamente 
seis  millas  cuadradas  de  superficie:  es  llana,  cubierta  por  todas  partes 
de  mangles  y  maleza;  de  suelo  tan  bajo,  anegadizo  y  pantanoso,  que,  al 
crecer  la  marea,  apenas  deja  en  seco  algunos  pequefios  arenales  donde 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  1 25 

£1  i5  se  practicó  un  reconocimiento  de  la  costa  y 
fuerte  de  Balanguingui,  que  decidió  el  general  en  jefe 
atacar  el  primero. 

Al  amanecer  del  i6,  aprovechando  la  baja  marea, 
única  hora  en  que  el  fuerte  queda  aislado,  se  comenzó 
el  desembarco  con  perfecto  orden.  Cuatro  falúas,  un 

se  descubrían  los  fuertes,  y  á  la  inmediación  de  éstos  muchos  esbeltos 
rosales  y  grupos  de  casas  de  tabla  y  ñipa,  construidas  sobre  pequefios 
postes  de  madera  para  aislarlas  de  la  humedad  del  suelo.  Un  canal 
principal  y  poco  profundo  divide  la  isla  en  dos  porciones,  y  de  éste 
parten  un  sinnúmero  de  brazos,  esteros  y  canalizos,  en  dbtintas  direc- 
ciones y  de  escasisiroo  fondo,  los  cuales  ae  comunican  y  enlazan  entre 
sí  haciendo  de  la  isla  un  verdadero  laberinto. 

»Las  fortificaciones  consistían  en  cuatro  fuertes  aislados,  uno  al  Nor- 
te y  tres  al  Sur,  y  éstos,  según  el  orden  de  importancia,  se  llamaban 
Sipac,  Balanguxngui,  Sungap  y  Bucotingol. 

lEI  fuerte  de  Sipac  era  un  gran  reducto  de  planta  irregular,  reforzado 
por  los  pequeños  torreones  que  flanqueaban  las  caras  con  dos  órdenes 
de  fuegos  de  artillería;  los  muros  estaban  formados  de  gruesos  troncos 
de  árbol  de  uno  y  medio  á  dos  pies  de  diámetro,  enterrados  cosa  de  una 
vara,  perfectamerte  unidos  y  colocados  en  dos,  tres  ó  más  filas  parale- 
las, según  el  espesor  variable  de  la  muralla,  distantes  entre  sí  unos  cua- 
tro ó  cinco  pies,  y  relleno  este  espacio  encajonado  de  gruesas  piedras, 
tierra  y  arena;  la  altura  iba  en  disminución  del  exterior  al  interior,  sien- 
do en  aquella  parte  de  20  pies.  Su  espesor  en  el  frente  del  mar  y  en  el 
de  tierra  más  expuesto  á  los  ataques,  no  bajaba  de  1 8  pies;  pero  era 
baitante  mtnor  el  de  las  caras  que  daban  sobre  los  mangles  y  pantanos. 
La  artillería  más  baja  la  tenían  colocada  en  unas  casamatas  rasantes 
abiertas  en  el  espesor  de  los  muros,  y  los  caftones  más  ligeros  y  las  lan- 
tacas,  en  un  segundo  orden  ó  batería  al  descubierto.  La  figura  de  las 
casamatas  era  la  de  una  pirámide  cuadrangular  truncada,  con  la  base 
nenor  tirando  á  la  campa  fia,  en  donde  sólo  tenía  una  abertura  suficien- 
te para  dejar  paso  á  la  extremidad  de  la  cafia  de  la  pieza;  se  asemeja- 
ban, por  lo  tanto,  á  una  gran  cafionera  invertida  ó  á  una  enorme  aspi- 
llera»,—(^«/Al0  histórica  de  la  guerra  al  Sur  de  Filipinas^  por  el  coro- 
nel D.  Emilio  Bernáldez:  Madrid,  1857.) 

Los  demás  fuertes  venían  á  tener  idéntica  construcción  y  artillado» 


126  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

bote  del  Reina  de  Castilla  y  tres  yin  tas  de  zambean- 
gueños,  bajo  el  mando  del  teniente  de  navio  D.  Fer- 
nando Fernández,  recogieron  del  vapor  Elcano  las  tro- 
pas que  conducían,  tomando  éstas  posición  para  prote- 
ger á  las  demás.  Otras  cuatro  falúas,  un  bote  del  va- 
por Elcano  y  cuatro  vintas  de  zamboangueños,  al  man- 
<lo  del  teniente  de  navio  D.  Domingo  Medina,  trans- 
portaron á  tierra  las  fuerzas  del  bergantín  Guadiana; 
las  lanchas  de  los  buques  transportes  y  tres  botes  de  los 
vapores,  á  las  órdenes  del  alférez  de  navio  D.  Claudio 
Montero,  hicieron  igual  operación  con  las  tropas  que 
iban  en  los  bergantines  Senegayen  y  Constante^  conce- 
diéndose á  los  voluntarios  zamboangueños  la  honrosa 
distinción  de  ser  los  conductores  de  las  escalas  de  asal- 
to que  habían  de  arrimar  al  muro. 

Dos  vapores  de  guerra,  dos  pailebots  y  algunas  fuer- 
zas sutiles  comenzaron  á  cañonear  el  fueiie;  pero  sus 
disparos,  á  pesar  de  ser  certeros,  no  producían  daño  al- 
guno, porque  las  balas  se  empotraban  en  las  empaliza- 
das rellenas  de  arena  que  circuían  el  fuerte,  reforzán- 
dolas en  vez  de  abrir  brecha.  £1  efecto  de  las  granadas 
era  casi  nulo:  sólo  las  que  arrojadas  por  elevación  caían 
casualmente  en  el  interior  de  la  obra,  hicieron  algún 
daño.  A  las  ocho  de  la  mañana  se  formó  la  columna  de 
ataque  con  tres  compañías  de  infantería  y  los  i5o  zam- 
boangueños, más  otra  compañía  de  reserva.  A  dicha 
hora  desembarcó  el  capitán  general  con  su  estado  ma- 
yor, arengó  con  energía  á  las  tropas  y  enardecidas  és- 
tas corren  al  asalto.  Fijan  las  escalas,  que  resultan  lar- 
gas, y  arregladas  allí  mismo,  quedando  heridos  los  co- 
roneles Peñaranda  y  Figueroa,  suben  los  valientes  sol- 
dados con  arrojo,  y  á  pesar  del  tiroteo  de  los  moros,  de 
8u  desesperada  resistencia,  de  su  furor  salvaje,  cuando 


HISTORIA  D£    FILIPINAS  1^7 

ya  se  dudaba  del  éxito»  mediante  un  supremo  esfuerzo» 
los  nuestros  logran  penetrar  en  el  fuerte,  escapando  los 
piratas  á  ocultarse  en  los  mangles,  donde  los  persigue 
la  compañía  de  reserva.  Otros  se  arrojan  al  mar  pere- 
ciendo en  sus  aguas,  ó  por  efecto  de  la  persecución  de 
los  tripulantes  de  las  falúas  y  vintas.  Las  pérdidas  de 
los  moros  se  calcularon  en  ico  muertos.  Las  del  ejér- 
cito en  7  muertos  y  5o  heridos  y  contusos.  En  el  fuerte 
se  cogieron  14  piezas  de  artillería  y  abundantes  muni- 
ciones. Claveria  felicitó  al  ejercito  por  su  triunfo  (O  y 
á  la  marina  (2). 

(1)  cOrden  general  de  17  de  Febrero  de  1S4B  en  Balanguingui. — 
¡Soldados!  Las  esperanzas  expresadas  en  la  orden  general  del  15,  fueron 
ayer  enteramente  cumplidas.  Balanguingui  fué  nuestro,  no  sin  resisten- 
cia, no  sin  valor  de  sus  defensores;  pero  el  vuestro  fué  mayor,. y  esca- 
lando esos  muros  de  tanta  nombradla  en  este  Archipiélago,  dí:&tt:is 
pruebas  de  lo  que  valéis  y  de  lo  que  puede  esperarse  de  vosotros. 

>Las  tres  coropafiias  de  ataque  de  los  regimientos  de  Asia,  1  .*  de  li- 
nea y  2.^  de  ligeros  y  2.°  de  linea  qu  e  formaban  la  reserva,  maniobra- 
ron como  en  un  ejercicio,  y  á  la  señal  de  ataque  los  bravos  que  las 
componen  nada  dejaron  que  desear.  ¡Honor  al  ejército  filipino!  y  honor 
á  la  marina,  que  con  sus  fuegos,  sus  auxilios  y  la  decbión  personal  de 
todas  sus  clases  preparó  y  ayudó  al  triunfo  que  ha  privado  á  los  piratas 
de  su  nombrado  fuerte,  de  14  piezas  de  artillería  y  de  más  de  80  hom- 
bres, que  han  perecido  en  las  puntas  de  las  bayonetas,  por  la  metralla 
de  las  falúas  y  ahogados  en  la  fuga,  cuando  viéndoos  dentro  del  fuerte 
se  tiraron  por  los  muros,  conociendo  ser  vana  su  resistencia.  Preparaos, 
soldados,  á  otro  triunfo.  El  fueite  de  Sipac,  igual  ó  mayor  que  el  de 
Balanguingui,  nos  espera,  y  confío  que  vuestro  valor  tremole  en  él  muy 
pronto  la  bandera  de  Castilla.  En  este  ataque  tendrán  lugar  de  distin- 
guirse los  que  ayer  no  pudieron  trab.^jar  por  la  limitación  del  terreno. 
Yo  os  veré  también,  y  premiaré  y  propondré  á  S.  M.  las  recompensas 
debidas  al  mérito,  cuando  adquiera  los  datos  necesarios  para  ser  justo. 
— Narciso  Claveria». 

(2)  «Como  verá  V.  S.  en  la  adjunta  copia  de  la  orden  ge  neral  de 
hoy,  hago  una  honrosa  mención  de  la  marina  de  su  digno  ma  ndo  en  la. 


128  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

Tomado  Balanguingui^  dirigióse  la  escuadra  al  Sur 
de  la  isla  para  atacar  la  cotta  ó  fuerte  de  Sipac.  Previa- 
mente construye  el  ejército,  bajo  la  dirección  de  los  in- 
genieros, en  la  próxima  isla  del  Farol,  200  faginas  y 
5o  escalas  de  las  dimensiones  necesarias,  practicando* 
se  algunos  reconocimientos  por  tierra.  El  inteligente 
capitán  de  ingenieros,  Bernáldez,  dirigió  la  construc- 
ción de  una  batería  á  400  varas  del  fuerte  de  Sipac,  he- 
cha con  «tablones  extraídos  de  los  pisos  de  las  casas 
más  inmediatas,  de  fajas,  faginas  y  piedras  sueltas, 
únicos  materiales  que  se  encontraban  á  mano»,  in vir- 
tiéndose en  estas  operaciones  los  días  17  y  18.  En  la 
noche  de  este  último  se  verificó  el  desembarco,  no  sin 
dificultades  por  la  estructura  de  la  costa,  teniendo  que 
ir  los  soldados  cerca  de  una  milla  con  el  agua  á  medio 
muslo.  Al  amanecer  el  ig,  la  artillería  de  los  buques 
y  los  obuses,  colocados  en  la  batería  la  noche  antes, 
rompieron  el  fuego  atronando  el  espacio.  El  general 
Clavería  desembarca  con  su  estado  mayor  y  una  briga- 
da de  marina.  La  presencia  del  noble  caudillo  anima  á 
los  soldados.  Dada  la  orden  de  avanzar,  lo  ejecutan  las 
tropas  con  admirable  serenidad:  el  terreno  está  erizado 
de  picos,  y  una  descarga  general  pone  á  35  hombres 
fuera  de  combate;  mas,  en  vez  de  acobardarse,  arrojan 
lejos  de  si  las  faginas  que  les  embarazan  y  corren  á  es- 


fonción  de  ayer^  y  me  complazco  en  asegurar  á  V.  S.  he  quedado  sa- 
tbfecho,  no  sólo  del  acierto  con  que  se  colocaron  las  fuereas  navales, 
sino  de  la  franca  y  decidida  cooperación  que  vi  en  los  señores  jefes  y 
oficiales,  tropa  y  marineria,  animados  de  los  sentimientos  más  decidí* 
dos  para  lograr  la  victoria,  que  se  debió  á  los  unánimes  esfuerzos  de 
los  que  componen  esta  expedición.  Igual  cooperación,  igual  entusiasmo» 
igual  esfuerzo  para  obtener  iguales  resultadoS|  espero  en  el  próximo 
ata<iue  de  Sipac». 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  I29 

calar  el  fuerte.  La  lucha  es  desesperada,  titánica^  he- 
roica por  ambas  partes.  Los  moros  se  defienden  como 
fieras.  Los  nuestros  avanzan  con  intrepidez  irresistible. 
Fijan,  al  fin,  las  escalas;  suben  y  son  rechazados;  acu- 
den otros,  y  se  consigue  al  cabo  penetrar  en  el  fuerte, 
cuyo  horrendo  aspecto  aterra,  por  la  multitud  de  cadá- 
veres que  en  él  hallan  y  por  el  sombrío  aspecto  de  las 
llamas,  cebándose  en  el  caserío.  Muchos  moros,  por  im* 
pedir  que  sus  mujeres  é  hijas  cayeran  en  poder  de  las 
tropas,  les  dan  la  muerte.  Las  pérdidas  de  los  piratas 
fueron  crecidas.  Para  evitar  una  epidemia  quemáronse 
sobre  340  cadáveres.  A  i5o  prisioneros,  la  mayor  parte 
mujeres  y  niños,  casi  todos  heridos,  se  les  prestó  toda 
clase  de  auxilios  y  cuidados.  £1  mar  y  los  pantanos 
descubrieron  también  multitud  de  cadáveres  (0.  De  los 


(1)  Es  curiosa  la  siguiente  carta  dirigida  al  Sultán  de  JoIó  por  una 
mora  prisionera  en  Sipac: 

«Empiezo  á  hacer  la  más  clara  relación  de  lo  ocurrido,  y  doy  las 
gracias  á  Dios,  de.  todo  corazón,  encargándole  mil  saludos,  y  rogándole 
al  mismo  Dios  le  colme  de  toda  felicidad. — Un  sácope  suyo  le  remite 
esta  carta  juntamente  con  Dayda,  á  causa  de  las  seis  personas  entre  hom- 
bres y  mujeres  que  ahora  se  hallan  aquí  en  poder  de  los  cristianos. — 
Yo  y  Dayda  pasamos  á  comunicar  al  datto  Nasadolin  y  á  su  hijo  Jagu- 
nigoio.— El  vapor  negro  descargó  muchos  cafionazos  hasta  el  mediodía, 
y  ya  no  hemos  podido  aguantar. — Permanecieron  seis  días  hasta  que 
acabaron  de  destruir  nuestra  fortaleza.— Sentimos  la  mayor  aflicción,  y 
asi  preferimos  el  sepulcro,-~Escuchadnos,  sácopes  del  Sultán,  y  estar  se- 
guros que  desde  nuestros  antepasados  no  se  ha  visto  una  ocurrencia  se- 
mejante y  tan  fatal. — El  capitán  Olancaya  habló  entonces:  moriremos 
mártires  todos  á  un  mismo  tiempo,  pues  ya  es  el  último  fin  de  nuestras 
devociones«-*Y  dijo  ¿  Otó,  su  hijo,  que  ya  no  había  remedio;  ¡oh  Imán 
Baidola,  moriremos  los  dos  juntos! — Dina  dijo:  tío  mío,  no  hay  que  aco- 
bardarse*, moriremos  mártires  todos,  y  saldremos  de  este  mundo.  —Con- 
testó Donoto:  no  hay  que  detenernos,  por  las  vidas  de  nuestros  abuelos» 
— Binto  repuso:  padre  mío,  no  hay  por  qué  deteoeroos;  vamos  á  morir 

TOlfO  III  9 


130  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

expedicionarios  hubo  16  muertos,  124  heridos  y  22 
contusos.  Entre  los  oficiales  muertos  lo  fué  el  capitán 
D.  José  María  Ataide;  salieron  heridos  los  ayudantes 
del  General,  capitanes  D.  Toribio  Ruiz  de  la  Escalera 
y  Di  Luis  Escario;  ei  teniente  de  infantería  D.  Manuel 
Robles;  los  subtenientes  del  mismo  cuerpo,  D.  Fran- 
cisco Gil  Jurado,  D.  Francisco  Olaguer,  D.  Mariano 
Montilla,  D.  Antonio  Garcia  del  Canto;  el  de  carabine- 
ros de  Seguridad  pública,  D.  Joaquín  Ortiz,  y  el  capi- 
tán de  ingenieros  D.  Emilio  Bernáldez. 

Se  cogieron  á  los  piratas  muchas  banderas,  gran  nú- 
mero de  armas  blancas  y  de  fuego,  66  piezas  de  artille- 
ría, casi  todas  de  bronce;  balas,  metralla,  pólvora,  pie- 
zas de  sedería  y  brocado,  vajillas  de  plata,  vasos,  bra- 
zaletes y  otros  objetos  de  oro  y  varios  alcoranes  en  len- 
gua arábiga.  También  se  rescataron  3oo  cautivos  entre 
filipinos  y  neerlandeses.  La  orden  general  pasada  al  ejér- 
cito el  20  de  Febrero,  pinta  con  vivos  colores  el  tremen- 
do combate  del  19  (0. 


peleando,  y  no  nos  separemos  más. — Al  Sultán  de  Joló. — Es  proceden- 
cia del  sácope  Camarangt. 

(1)  cSoIdados:  Este  fuerte  ha  cedido  ayer  al  acierto  de  los  tiros  de 
los  buques  de  guerra  de  la  bateifa  del  ejército,  y  al  valor  de  sus  sóida-, 
dos,  de  la  bridada  de  marina,  que  voluntariamente  se  han  ofrecido  al 
asalto,  y  al  de  los  briosos  zamboanguefios.  Sus  defensores  han  manifes- 
tado una  decisi(^in  digna  de  mejor  causa  y  una  ferocidad  propia  de  su  ca- 
rácter. Vosotros,  al  oir  mi  orden,  mi/  Viva  ala  Reina! y  el  paso  de  ataque^ 
os  precipitasteis  bajo  ios  muros  entre  los  escollos  con  que  se  intentaba 
detener  vuestro  ardor,  entre  lluvias  de  balas,  metralla,  piedras  y  fisgas 
arrojadizas:  nada  os  detuvo,  soldados,  marineros  y  paisanos  de  la  expe- 
•dición,  á  coronar  un  muro  de  seis  varas  de  altura,  donde  se  ofreció  otro 
obstáculo  que  vencer  en  el  valladar  improvisado  con  que  los  piratas 
quisieron  detenernos.  Mejor  hubiera  sido  para  ellos  y  para  la  humanidad 
no  contener  así  vuestro  arrojo porque  causó  el  espectáculo  de  ocu- 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  I3I 

Aprovechando  el  desconcierto  de  los  moros,  ordenó 
«1  General  al  capitán  D.  Gregorio  Barcenas  que  con  su 
compañía  de  carabineros  del  segundo  de  ligeros  persi- 
guiera á  los  fugitivos  y  procurara  apoderarse  por  sor- 
presa de  la  coita  de  Sungap,  inmediata  á  la  anterior. 


par  vosotros  dos  lados  del  fuerte  y  el  enemigo  los  otros  dos,  quedando 
«n  el  centro  grupos  de  mujeres  y  niños,  que  en  el  concepto  de  invulne- 
rables se  habían  encerrado  en  este  recinto,  sufriendo  el  fuego  de  uno  s 
y  otros.  ¡Contaron  sin  duda  con  su  valor  para  defenderse,  y  no  con  el 
vuestro  para  atacarlos!!!  Todo  lo  arrollasteis  al  fín,  y  entonces  se  vio  á 
algunos  de  aquellos  bárbaros  introducir  sus  campilanes  y  lanzas  en    el 
seno  de  sus  mujeres  y  ntfios  por  no  entregarlos,  y  arrojarse  á  la  muerte 
sin  rendirse.  Escena  terrible  es  la  que  se  presentó  á  mis  ojos  cuando 
subí  tras  de  vosotros  á  contener  vuestra  indignación,  y  me  complazco, 
sin  embargo,  en  anunciar  que  vi  algunos  actos  generosos  que  prueban 
sois  tan  valientes  como  humanos. £1  fuerte  estaba  lleno  de  cadáveres  pal- 
pitantes, despedazados  por  las  granadas,  fusilería,  sables  y  bayonetas. 
Trescientos  cuarenta  sacados  de  él  prueban  la  obstinación  de  su  defen  - 
sa. — Los  que  huyeron  logrando  tirarse  del  alto  del  muro,  fueron  perse- 
guidos por  la  compañía  de  carabineros  del  20  de  ligeros,  preparada  al 
efecto, sin  dejarles  lugar  á  encerrarse  en  el  segundo  fuerte, de  que  aquélla 
tomó  posesión;  y  en  menos  de  una  hora  de  rudo  combate  cayeron  en 
nuestro  poder  79  piezas  de  artillería,  casi  todas  de  bronce»  de  los  cali- 
bres de  8  á  I,  quedando  dueños  de  casi  toda  la  isla  abrigo  de  los  piratas 
que  infestan  estos  mares. — Las  naciones  que  tienen  en  ellas  estableci- 
mientos os  deben  este  servicio  importante,  y  los  muchos  cautivos  res- 
catados su  libertad.  Muy  pronto  ocuparemos  todo  el  resto,  y  acabando 
de  destruirles  los  medios  de  vivir,  los  de  defensa  y  sus  muchos  pancos 
y  embarcaciones  que  servían  al  pirateo,  iremos  á  descansar  orgullosos  de 
haber  hecho  un  gran  servicio  al  género  humano,  y  muy  particularmente 
á  Filipinas,  dejando  al  Archipiélago  una  prueba  de  que  no  se  os  insulta 
impunemente. — Los  bravos  guerreros  de  ayer  se  han  humillado  hoy  ante 
Dios  pidiendo  por  el  alma  de  los  cristianos  que  ayer  sacrificaron  su 
■existencia.  Todos  hemos  asistido  á  los  funerales  que  la  pompa  marcial 
y  religiosa  posible  en  estas  circunstancias  ha  preparado  á  los  restos  del 

capitán  Ataide  y  demás  que  ayer  murieron Séales  ligera  la  tierra 

<]ue  han  bañado  con  su  sangre. — Claverfaft. 


132  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

Así  lo  hizo,  no  sin  precauciones,  porque  se  temía  una 
traición  viéndola  indefensa.  Arrimadas  las  escalas,  su- 
bió un  soldado,  é  inmediatamente  se  le  vio  caer  herido 
de  compilan  por  el  alcaide  del  fuerte,  único  defensor 
que  allí  existía,  quien  prefirió  defenderlo  él  solo  á  que 
fuese  tomado  sin  ese  trabajo.  En  Sungap  se  cogieron 
1 3  cañones  pequeños  (i). 

£1  día  25  se  dispuso  el  ataque  contra  el  fuerte  de 
Bucotingol,  que  fué  tomado  sin  gran  trabajo  por  ha* 
liarle  descuidados  sus  defensores,  encontrando  tres  ca- 
ñones. Mandó  el  ataque  el  coronel  Peñaranda,  á  cuyas 
órdenes  iba  el  capitán  de  ingenieros  D.  Pedro  Muná- 
rriz,  una  compañía  y  algunos  zamboangueños. 

Las  vintas  y  botes  recorrieron  todos  los  canales, 
arrasando  los  pueblos  de  Buasuan,  Suitan,  Pahat  y 
Pandanpandanan,  quemando  las  casas,  talando  S.ooo 
cocoteros  y  apoderándose  hasta  de  lo  cañones  más. 
Las  fortalezas  fueron  destruidas  por  medio  del  incen- 
dio, reembarcándose  las  tropas  con  los  heridos,  prisio- 
ñeros  y  cautivos  el  25  por  la  tarde  (2).  Tras  breve  de- 

(1 )  Es  curioso  también  el  siguiente  rasgo  de  fanático  valor  que  des- 
cribe Bemáldez:  cUn  moro  principal  se  fué  hacia  la  estación  de  lanchas 
y  falúas  fondeadas  en  la  boca  del  canal;  la  tripulación  de  estos  buques 
vio  que  se  acercaba  lentamente  en  dirección  suya  un  hombre  con  alti- 
vos ademanes,  sereno,  mirando  á  todos  lados  con  indiferencia  al  pare- 
cer, y  su  cris  en  la  cintura:  como  era  natuial,  no  hicieron  prevención  al- 
guna, suponiendo,  al  verlo  solo,  que  vendría  á  pedir  indulto,  ó  que  seria 
tal  ves  un  cautivo  que  se  libertaba,  cuando  en  el  punto  de  pisar  aquel 
hombre  la  borda  de  la  falúa  que  encontró  más  cerca,  tiró  del  cris  y  se 
lansó  con  gran  furia  sobre  el  primer  soldado  que  pudo  alcanzar,  «s  de- 
cir, que  fué  á  buscar  una  muerte  segura,  sin  otra  esperanza  ni  consuelo 
que  el  de  hacer,  ante  todo,  el  mal  que  en  su  mano  estuviera!  • 

(2)  £1  resultado  de  la  expedición,  fué: 
124  piezas  de  artillería  cogidas. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS 


Í33 


tención  en  las  islas  de  Tonquíl  y  Pilas  los  días  26  y  27 
para  notificar  á  sus  moradores  el  castigo  impuesto  á 
Balanguingui,  llegó  Claveiia  á  Zamboanga  el  28  y  al 
día  siguiente  el  resto  de  la  escuadra  y  tropas.  Con  este 
motivo  tuvieron  lug^r  grandes  festejos  en  celebración  de 
la  victoria  alcanzada,  y  solemnes  honras  fúnebres  por 
los  que  pagaron  con  su  vida  el  tributo  debido  á  la  patria. 
Clavería  impuso  á  los  Sultanes  de  Mindanao  é  islas 
vecinas  nuevas  condiciones.  Al  saberse  en  la  capital  del 
Archipiélago  el  triunfo  obtenido,  hubo  en  todo  el  vecin* 

450  moros  muertos,  6  prisioneros  y  200  mujeres  y  nifios,  y 
300  cautivos  rescatados. 
-    La  artillería  cogida  á  los  moros,  fué: 


PIEZAS. 

De  bronce. 

De  hierro. 

Obús  de  6 

I 

I 

2 

10 

2 

12 

6 

1 
2 
2 

u 

Cafi/>n  de   24 •••• 

I 

de  12 

1 

de  8 

2 

de  6 

2 

de  4......... ..•• 

2 

de  3 

» 

de  2 

5 

de  I 

9 

Culebrina  de  l*...*..***^.*^-*^ 

j» 

Falconetes  de  4 ..•• 

de2 

Lisntacas. .  ..••..«.......••...• 

» 

Giflones  inútiles  de  varios  calibre  s.  • 

4 

80 

26 

Balerío,  200  balas  de  v  arios  calibres. 

Metralla,  seis  arrobas. 

Varios  sacos  de  pólvora. 

L.OS  piratas  perdieron  también  150  embarcaciones. 


134  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

dario  una  grande  explosión  de  gozo,  y  á  su  regreso  á 
Manila  fué  recibido  en  triunfo,  asi  el  vencedor  como  el 
ejército  expedicionario. 

El  Gobierno  premió  al  Capitán  general  con  los  títulos 
de  conde  de  Manila,  vizconde  de  Claveria,  gran  Cruz 
de  San  Femando,  etc.,  etc. 

El  Ayuntamiento  de  Manila  le  regaló  una  lujosa  es* 
pada,  y  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  País  le 
concedió  una  medalla  de  oro. 

El  comandante  general  de  marina  fué  nombrado  jefe 
de  escuadra  (O,  obsequiándole  la  Sociedad  Económica 
con  una  medalla  de  plata. 

La  necesidad  de  la  expedición  que  dejamos  relatada 
no  puede  discutirse,  porque  la  insolencia  de  los  piratas 
tenia  aterrorizados  los  pueblos  de  Visayas  é  interrum- 
pido el  comercio  entre  aquellos  puertos.  Dada  la  im- 
portancia de  los  fuertes  rendidos,  los  medios  de  defen- 
sa con  que  contaban  sus  defensores  y  las  poquísimas 
fuerzas  de  que  disponía  el  general  en  jefe  (5oo  hombres). 


(l)  En  el  parte  de  esta  campaña,  dirigido  por  el  general  en  jefe  des- 
de Zaroboanga  con  fecha  28  de  Febrero  al  secretario  de  Estado  y  del 
Despacho  de  Guerra,  después  de  ensalzar  el  valor  de  las  tropas,  y  con 
especialidad  de  los  corone]<fS  Figueroa  y  Peñaranda  y  capitanes  de  in- 
genieros Munárriz  y  Bernáldez,  decía  de  la  escuadra: 

«Del  comportamiento  individual  de  los  que  componen  esta  marina, 
dará  cuenta  su  comandante  general.  En  esta  comunicación  no  quiero 
dejar  de  tributar  el  justo  homenaje  debido  ¿  una  decisión  franca  y  es- 
pontánea en  toda?  las  clases,  á  un  deseo  general  del  trabajo  sufriendo- 
con  entusiasmo  el  mucho  que  ha  habido,  el  sumo  acierto  y  valor  en 
las  operaciones  y  á  la  recomendación  general  de  este  benemérito  Cuer- 
po, cuyo  comandante  general,  el  brigadier  D.  José  Ruiz  de  Apodaca» 
nada  me  ha  dejado  que  desear,  y  al  que  juzgo  muy  acreedor  á  que  S.  M» 
d  ¿  una  prueba  de  su  Real  agrado  premiando  sus  dilatados  y  buenos  ser- 
vicios». 


HISTORIA    DE   FILIPINAS  I35 

es  indudable  que  como  triunfo  militar  nadie  puede  re* 
gatearle  su  mérito  (i).  Pero  se  malogró  el  éxito,  como 
tantas  veces  antes,  por  no  quedar  de  una  vez  ocupadas 
las  poblaciones  de  los  moros  por  nuestras  tropas;  sa- 
criñcio  de  cuantía,  ciertamente,  por  los  gastos  y  por  el 
número  de  hombres  que  eso  requiere,  pero  compensa- 
ble con  el  resultado  definitivo,  pues  si  se  suman  los  mi- 
llones que  poco  á  poco  ha  ido  consumiendo  al  Estado 
la  incesante  guerra  de  los  piratas  malayo- mahometa- 
nos; el  contingente  de  tropas  que  ha  sido  preciso  man- 
tener en  pie  de  guerra  para  luchar  con  ellos;  las  bajas 
habidas  en  continuos  combates,  y  los  inmensos  daños 
en  individuos  é  intereses  materiales  que  han  padecida 
las  provincias  de  Filipinas,  resulta  preferible  aunar  esos 
esfuerzos  y  concluir  de  una  vez  con  la  piratería  ocu- 
pando militarmente  sus  islas  y  sus  salidas  al  mar  por 
medio  de  la  marina.  Ya  emprendida  la  expedición,  de- 
bió el  general  Clavería  hacer  un  esfuerzo  más,  y  apro- 
vechando el  ascendiente  moral  de  su  triunfo,  ir  á  Joló 
sin  pérdida  de  tiempo,  rendir  sus  posiciones  y  evitar, 
ya  que  no  otra  cosa,  la  expedición  que  Urbistondo  tuvo 
que  realizar  en  i85i. 

(t)  tEI  hecho  es  que  desapareció  de  la  tierra  una  de  las  mayores  y 
mejor  defendidas  madrigueras  de  aquella  raza  de  hombres  implacables 
y  fieros;  que  sucumbieron  muchos  de  sus  principales  caudillos;  que  se 
les  privó  de  un  formidable  armamento,  y  se  satisfizo  á  la  humanidad 
ultrajada  abriendo  las  prisiones  de  tantos  infelices  como  gemian  en  la 
esclavitud.  Además,  nosotros  hemos  tenido  ocasión  de  juzgar  de  la  sen- 
sación profunda  y  del  terror  pánico  que  causó  en  todos  los  distritos 
mahometanos  la  noticia  de  los  sucesos  de  Balanguingui.  y  del  respeto 
con  que  los  régulos  de  Mindanao  y  otras  islas  acudían  á  Zamboanga  á 
mendigar  la  protección  de  los  espaftules,  y  á  protestar,  siquiera  fuese 
con  hipocresia,  de  su  fidelidad  y  del  propósito  de  abandonar  en  lo  suce- 
sivo el  ejercicio  del  pirateo».— (Bernáldez,  obra  citada.) 


136  JOSÉ    MONTERO    Y   VIDAL 

Si  las  acertadas  medidas  del  insigne  Corcuera,  al 
ocupar  á  JoIó,  hubieran  subsistido ,  seguramente  los 
piratas  estarían  sometidos  y  anulados  desde  hace  más 
de  un  siglo.  El  resultado  práctico  del  castigo  impuesto 
á  los  piratas  es  evidente,  comparando  lo  ocurrido  en 
1847,  ^^  Q"^  pasaron  de  450  los  indios  hechos  cautivos 
por  los  moros,  mientras  que  en  1848  no  lo  fué  ninguno 
y  en  1849  sólo  hubo  tres. 

La  saludable  influencia  de  la  expedición  contra  Ba- 
languingui  se  dejó  sentir  en  las  posesiones  extranjeras 
vecinas,  hasta  el  punto  de  que  el  gobernador  general 
de  las  holandesas  escribió  al  gobernador  de  Filipinas 
en  25  de  Febrero  de  1849:  # Á  los  esfuerzos  enérgicos 
y  reiterados  de  V.  E.  se  debe  principalmente  que  la  au- 
dacia de  estos  piratas  haya  disminuido  mucho.  Por 
tanto^  V.  E.  ha  adquirido  derechos  al  reconocimiento 
del  mundo  civilizado  y  de  la  Holanda  en  primer  lugar». 


CAPITULO  VI. 


Deseo  de  los  holandeses  de  ocupar  algún  territorio  al  Sur  de  Filipinas. 
— Los  joloanos  rechazan  el  ataque  de  dos  buques  de  aquella  nación. 
— Intentona  del  datto  Tampán. — Exploración  del  jefe  del  apostadero 
sobre  Balanguingui. — Castiga  el  gobernador  de  Zamboanga  á  los  pi- 
ratas de  Maluso.-^Aspiraciones  de  los  inglesss  á  ocupar  territorios 
de  Joló. — Historia  de  Sir  James  Brookc. — Sus  tratados  con  el  Sultán 
de  Borneo. — Llega  á  Zamboanga. "Pasa  á  Joló  y  celebra  con  el  Sul- 
tán un  tratado  contrario  á  los  intereses  de  España  y  en  que  se  des- 
conoce su  soberanía  sobre  aquel  Archipiélago. — Va  á  Joló  el  gober- 
nador de  Zamboanga,  demuestra  á  los  dattos  su  mal  proceder  y  de- 
ciden enarbolar  en  sus  islas  la  bandera  espafiola. — Altérase  la  plebe 
con  esta  novedad.— Regresa  á  Zamboanga  el  gobernador,  quedando 
las  cosas  tit  staiu  quo» — Agrégase  Basilan  á  la  provincia  de  Zam- 
boanga.— Proyectan  los  piratas  de  Guimbarang  sorpreuder  el  fuerte 
de  la  Isabela  de  Basilan  y  son  rechazados.  — ^Va  una  expedición  á  des- 
truir sus  pueblos.— El  exceso  de  trabajo,  los  disgustos  y  la  influen- 
cia del  clima  minan  la  salud  de  Cía  vería.— Obtiene  licencia  para  re- 
signar el  mando  y  regresa  á  Espafta. — Expresiva  despedida  del  ve- 
cindario.— Interinidad  de  Blanco. — Reforma  en  la  lotería. — Posesió- 
nase Matta  de  la  Superintendencia. — Juntas  diversas,— Crea  Blanco 
la  provincia  de  la  Unión.— Expediciones  al  país  de  los  salvajes. — 
Éxitos  del  gobernador  del  Abra. — Estadística  criminal. — ^Junta  de 
autoridades. — Decreto  sobre  vagos,  malhechores  y  armas. ^Dispo- 
siciones sobre  vacuna. — Cuerpo  de  vacunadores. — Orden  sobre  los 
negocios  contencioso -administrativos.— Nuevo  Diaris  di  ams^  y  rm- 


Holanda  había  mostrado  repetidas  veces  su  deseo  de 
ocupar  algún  territorio  en  la  parte  Sur  del  Archipiéla  - 


138  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

go  filipino,  resultando  siempre  inútiles  sus  tentativas 
encaminadas  á  semejante  propósito. 

Por  Abril  de  1848  se  presentaron  en  la  rada  de  J0I6 
dos  corbetas  de  guerra  holandesas,  con  la  pretensión  de 
que  les  fuesen  devueltos  algunos  cautivos,  negándose  á 
ello  el  Sultán  y  los  dattos.  Cañonearon  entonces  la  po- 
blación por  espacio  de  veinticuatro  horas;  mas  contes» 
tadas  con  acierto  por  los  fuertes  de  la  plaza,  y  en  vista 
de  las  averias  de  uno  de  dichos  buques,  se  vieron  pre- 
cisados á  regresar  á  Borneo. 

El  espíritu  general  de  los  malayo -mahometanos  es^ 
sin  embargo,  la  guerra  sin  tregua  á  nuestros  pueblos  y 
constante  pirateo  en  todas  las  islas  circunvecinas. 

El  2  de  Diciembre  de  1848  participó  al  Sultán  de 
Joló  el  datto  Paulima  Tampán,  jefe  de  una  respetable 
armadilla,  que  salía  á  piratear  contra  las  costas  sujetas 
al  dominio  de  España.  Quiso  impedirlo  el  Sultán,  pero 
despreciando  su  consejo  se  hizo  á  la  mar;  llegó  á  la  isla 
de  Paat,  del  grupo  de  Balanguingui;  se  proclamó  Sul- 
tán independiente;  edificó  40  casas,  y  reuniendo  40a 
hombres  de  armas,  comenzó  á  fortificar  la  isla. 

Inmediatamente  que  supo  este  hecho  el  comandante 
de  las  fuerzas  sutiles  de  la  división  de  la  Isabela  de  Ba- 
silan,  partió  con  cuatro  falúas  y  el  pailebot  Pásig  á  sor- 
prender á  los  moros,  cayendo  inesperadamente  sobre 
Paat.  Batió,  en  efecto,  á  los  piratas;  puso  fuego  á  sus 
casas;  destruyó  sus  comenzadas  baterías  y  embarcacio- 
nes, y  les  cogió  todo  su  armamento.  Insistentes  rumo- 
res de  que  los  moros  pensaban  fortificar  de  nuevo  á 
Balanguingui,  determinaron  el  que  en  Febrero  de  1849 
saliera  de  Manila  el  comandante  general  del  apostade-^ 
ro  con  dos  vapores  de  guerra,  á  cuyo  bordo  iba  una 
compañía  de  infantería.  En  Zamboanga  se  le  unieron 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  1 39 

cinco  falúas,  ocho  vintas  y  varios  lancanes  tripulados 
por  70  voluntarios  armados.  El  27  desembarcó  Que- 
sada  en  Sipac  y  reconoció  la  isla,  sin  hallar  ningún 
moro.  Hizo  derribar  una  estacada  recién  construida, 
quemó  algunas  casas  y  muchas  embarcaciones  meno- 
res. De  Balanguingui  pasó  la  escuadrilla  á  Lob,  puerta 
de  la  isla  de  Tonquil.  Sus  habitantes  arbolaron  bandera 
blanca;  y  habiendo  ajustado  una  capitulación  el  Pauli- 
ma  Bombali  con  el  comandante  general,  izó  aquél  en 
su  territorio  la  bandera  española.  Estuvo  á  continua- 
ción la  pequeña  escuadra  en  las  islas  de  Tapia,  Tanta- 
nan  y  Pilas,  sin  que  nada  notable  ocurriese,  regresando 
á  Zamboanga.  Después  de  una  breve  estancia  en  Da» 
vao,  para  recomendar  á  sus  dattos  que  no  molestaran  á 
los  pueblos  vecinos,  volvió  Quesada  á  Manila.  Supo  el 
gobernador  de  Zamboanga  que  algunos  habitantes  de 
Maluso  habian  ido  á  Iloilo  en  son  de  guerra;  marchó  á 
dicho  punto  (29  de  Mayo  de  1849),  seguido  del  jefe  de 
ingenieros  de  dicha  plaza,  del  de  las  fuerzas  sutiles  y 
de  100  hombres  con  una  lancha,  cinco  falúas  y  10  ba- 
rotos,  penetrando  en  el  río  Maluso  el  3i.  Vencidas  las 
dificultades  que  su  navegación  ofrecía  y  las  que  origi- 
nara el  desembarco,  sostuvo  un  vivo  tiroteo  con  los  mo- 
ros, que  huyeron  precipitadamente.  En  el  acto  mandó 
quemar  sus  casas  y  destruir  sus  sembrados  y  embarca- 
ciones. De  regreso  esta  expedición,  se  cruzó  con  el  va- 
por inglés  McBander,  capitán  Keppel,  cuyo  buque  con- 
ducía á  Sir  James  Brooke,  agente  de  Inglaterra  en  Bor- 
neo y  gobernador  de  Labuan  é  islas  adyacentes,  de  quien 
vamos  á  ocuparnos. 

Demostradas  quedan  en  esta  Historia  las  aspiracio- 
nes de  los  ingleses  á  introducirse  en  los  territorios  de- 
pendientes de  la  sultanía  de  Joló. 


140  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

La  constancia  y  extraordinario  sentido  práctico  de 
aquella  nación,  halló  un  auxiliar  valiosísimo  en  el  céle- 
bre Sir  James  Brooke,  cuya  historia  es  singularmente 
curiosa  (0.  Este  hábil  personaje  había  conseguido  ajus- 


(1)  Nacido  en  1803  en  Bandel  (Bengala),  donde  su  padre  desempe- 
fiaba  uno  de  los  empleos  civiles  de  la  Compafiía  de  las  Indias,  M.  Brooke 
comenzó  por  servir  en  el  ejército,  comprando  un  despacho  de  oficial; 
pero  como  en  la  guerra  coatra  los  birmanes  recibiese  en  Rungpour  una 
herida  grave,  abandonó  la  carrera  militar  para  viajar  por  la  Malesia.  A 
la  muerte  de  su  padre,  dueño  de  una  fortuna  considerable,  compró  un 
yacht  armado  en  guerra,  el  Royalistt,  de  140  toneladas,  peiteneciente  al 
Réytd  Yacht  Squadron,  y  gozando  por  este  titulo  de  los  privilegios  de  un 
buque  de  la  marina  militar,  organizó  con  esmero  su  dotación,  la  ejerci- 
tó durante  tres  afios  en  todos  los  mares  de  Eiyopa,  y  después,  el  27  de 
Octubre  de  1839,  le  puso  á  la  vela  para  el  mar  de  China,  con  el  objeto 
declarado  de  destruir  la  piratería.  Desembarcó  en  Sarrawak;  se  ganó  el 
afecto  de  Muda-Hassim,  tío  materno  del  Sultán  Ornar- Alí;  le  ayudó  á 
reprimir  una  rebelión  de  dnjaks,  y  se  hizo  adjudicar  el  gobierno  de  Sa- 
rrawak con  el  titulo  de  Kajah  independiente,  titulo  que  le  fué  confirma- 
do, no  sin  resistencia,  por  el  Sultán  en  21  de  Septiembre  de  1841. 

Dutfio  de  un  vasto  territorio,  apenas  desmontado,  y  poblado  de  una 
raza  belicosa,  M.  Brooke  quiso  hacer  desaparecer  los  hábitos  seculares 
<de  piratería,  lo  que  no  consiguió  sino  con  la  ayuda  de  buques  de  la  ma- 
rina inglesa  y  vertiendo  arroyos  de  sangre.  La  opinión  pública  se  irritó 
en  Inglaterra  y  designó  con  el  nombre  de  precio  de  sangre  {head  Mamy) 
«1  dinero  destinado  á  pagar  el  exterminio  de  los  piratas,  cuyas  cabezas 
pregonadas  no  habían  costado  menos  de  500. OOO  francos. 

Pronto  se  presentó  una  nueva  ocasión  de  intervención  para  la  Ingla- 
terra: el  Sultán  de  Brunei  hizo  asesinar  á  Muda-Hassim  y  á  los  princi- 
pales partidarios  de  los  ingleses,  y  el  Almirante  Cochrane,  llamado  por 
M.  Brooke,  fondeó  con  una  escuadra  en  la  rada  de  Brunei,  derrotó  al  ejér- 
cito del  Sultán  y  obligó  á  éste  á  ceder  á  Inglaterra  la  isla  de  Labuan,  que 
domina  toda  la  bahía  de  Brunei  (1846). 

Vuelto  á  Inglaterra  en  1847,  el  Rajah  de  Sarrawak  fué  acogido  con 
los  más  altos  honores,  alcanzando  una  gran  popularidad.  Recibió  la 
condecoración  del  Bafio,  el  título  de  gobernador  de  Labuan  con  un 
sueldo  de  2.000  libras  esterlinas  (50.000  francos),  y  fué  puesto  á  sus 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  I4I 

tar,  á  nombre  de  S,  M.  B.,  un  tratado  con  Ornar- Alí- 
Saifadeen,  Sultán  de  Borneo,  en  27  de  Mayo  de  1847, 
obteniendo,  entre  otras  muchas  franquicias,  la  cesión 
de  la  isla  de  Labuan,  con  sus  mares^  estrechos  é  islo- 
tes adyacentes,  ratificando  y  ampliando  igual  conce- 
sión hecha  en  1845  (0.  En  virtud,  pues,  de  este  con- 


órdenes  un  barco  de  guerra.  Más  tarde,  M.  Hume  y  otros  míennbrosde 
la  oposición  reprodujeron  en  la  tribuna  las  acusaciones  *á  que  había  dado 
lugar  la  matanza  de  los  piratas.  M.  Brooke  fué  á  Inglaterra  y  pidió  una 
información  que  dio  por  resultado  se  declarasen  insuficientes  los  cargos 
lanzados  contra  ¿1  (*). 

Sir  James  Brooke  ha  trabajado  desde  entonces  por  civilizar  su  reino, 
al  mismo  tiempo  que  por  engrandecerlo,  con  toda  la  paciencia  y  ener- 
gía del  genio  inglés.  £n  1861  regresó  á  Inglaterra,  dejando  el  territorio 
de  Sarrawak  en  una  situación  tranquila  y  floreciente,  en  las  manos  de 
su  hijo,  el  capitán  Ch.  Brooke,  bajo  cuyo  gobierno  el  país  no  ha  cesa- 
do de  progresar  (**).  (El  Marqués  de  Croizier,  presidente  de  la  Socie- 
dad Académica  Indo- China  de  Francia.) 

(1)  En  la  HcTrni  des  Deux  Mondes^  número  del  1 5  de  Mayo  de  1846, 
publicó  M.  A.  Audiganne  un  notable  articulo  titulado  líliüca  coloniúi 
di  Jnglaierrm» — Exptdieión  á  Borneo^  en  el  que  refiere  la  manera  de  in- 
troducirse Sir  James  Brooke  en  aquella  isla.  De  la  concesión  de  Labuan,. 
decía:  (cLa  pequefta  isla  de  Labuan,  que  el  Sultán  de  Borneo  ha  cedido 
á  Inglaterra,  posee  una  bahía  suficientemente  profunda  y  segura.  Du- 
rante la  más  penosa  de  las  dos  monzones,  la  del  Nordeste,  los  buques 
de  vela  y  los  de  vapor  vense  obligados  á  pasar  cerca  de  Labuan  para  ir 
directamente  de  la  India  á  la  China.  Como  posición  comercial,  ofrece 
magnffícas  esperanzas..... 

(*)  (Y.  Sir  ymmn  Brooke's  jcurnal  of  tvtnt  in  Borneo  inclvding  tk*  ocupaHon  of 
Léíbuan,  and  visit  to  ths  Ctt4bes:  togttlur  with  ike  expcdiiion  of  H.  M,  S.,  by  cap-- 
tain  Rodoey  M undy:  London,  Mnmy,  Z848,  a  vol.  in  8.®  fíg.;  Tké  Privat$  Ltittn 
of  SirJ.  Brooke,  etc.:  London,  Templer,  1833,  3  vol.  in  8.*;  Tke  Exptdition  of 
Borneo  of  H,  M.  SkUp  Didojor  ike  tuppression  ofpiracy^  by  capt.  H,  Keppel:  Loih 
don,  X846,  a  vol.  in  8.*,  opüac.  y  carta;  Tke  Life  of  út  James  Brooke,  Kajak  ofSa^ 
rraivak,  etc.»  by  Spencer  St.  Georgca:  London,  1879.) 

(**)  (V.  Ten  jean  in  Sarrawak  witk  itUroduction  by  H.  H.  ike  Boyal  SirJ.  Broom. 
ke,  by  Cb.  Brooke:  London,  1866,  s  vol.;  Notes  on  Sarrawak  and  Nortem  Borneo^ 
cart.;  Proueding$  J?.  0. 5.,  i88z,  pftgs.  193-256.) 


142  JOSÉ    MONTERO  Y   VIDAL 

venio,  llegó  á  reunir  los  títulos  de  Rajah  de  Sarrawak, 
gobernador  de  Labuan  y  agente  y  cónsul  de  Inglaterra 
cerca  de  los  Principes  independientes  de  Borneo* 

El  6  de  Enero  de  1849  arribó  áZamboanga  la  ft^ga- 
ta  de  guerra  inglesa  Mceander,  al  mando  del  fangoso 
capitán  Keppel,  y  en  ella  iba  M.  Brooke,  de  quien  se 
llegó  á  saber  que  gestionaba  con  el  Sultán  de  Joló  un 
tratado  contrario  á  los  intereses  de  España.  Algunos 
meses  después  se  trasladó  á  Joló,  á  bordo  de  la  fragata 
inglesa  de  guerra  Nemesis,  y  pudo,  en  efecto,  ajustar 
con  el  Sultán  un  tratado  en  29  de  Mayo  de  dicho  año, 
<}ue  titulaba  de  comercio,  pero  cuyo  art.  7.®  decía: 
«S.  A.  el  Sultán  de  Joló,  para  precaver  toda  futura 
ocasión  de  desavenencias,  promete  no  hacer  cesión  al- 
guna de  territorio  dentro  de  sus  dominios  á  ninguna 
otra  nación  ó  á  subditos  ó  á  ciudadanos  de  ellas,  ni  á 
reconocer  vasallaje  ó  feudalidad  á  ninguna  otra  Poten- 
cia sin  conocimiento  de  S.  M.  Británica  (i)>.  Con  lo 
cual  desconocía  nuestro  antiguo  é  incontrovertible  de- 
recho á  aquel  territorio,  adquirido,  no  sólo  por  razón  de 
conquista,  sino  por  los  múltiples  tratados  en  que  así  ex- 
plícitamente se  consigna  (2). 

vTodas  las  ventajas  políticas  y  comerciales  de  la  nueva  posesión,  han 
sido  perfectamente  comprendidas  del  otro  lado  del  estrecho». 

ttLa  Gran  Bretaña,  escribía  un  periódico  inglés  en  aquella  época, 
acaba  de  obtener  un  apeadero  sobre  una  de  las  más  vastas  y  de  las  más 
hermosas  islas  del  mundo:  es  de  esperar  que  no  la  abandonará  jamásn. 
Y  nosotros,  con  un  prefecto  español  en  Labuan  durante  muchos  afios, 
y  dueños  del  territorio  de  Borneo  dependiente  del  Sultán  de  Joló,  nos 
dejamos  arrebatar  tan  hermosa  posesión. 

(1)  Apéndice  III. 

(2)  Las  cartas  particulares  de  M.  Brooke,  impresas  en  Londres  en 
1^53.  demuestran  los  ambiciosos  proyectos  de  este  atrevido  aventurero 
y  sus  interesadas  miras  respecto  de  Filipinas. 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  I43 

£1  gobernador  de  Zamboanga  pasó  á  Joló  con  los  co- 
mandantes de  la  marina  sutil  y  de  ingenieros  en  cuan- 
to tuvo  conocimiento  de  dicho  tratado,  ó  sea  en  Junio. 
Conferenciaron  repetidas  veces  con  el  Sultán  y  los 


Al  partir  para  su  segunda  expedición  al  Archipiélago  oríental,  en 
1838,  escribió  una  especie  de  programa,  que  pone  de  relieve  su  afán  de 
<]ue  Inglaterra  llegase  á  ser  la  duefia  absoluta  de  aquellos  países.  Des- 
pués de  manifestar  los  errores  y  la  tiranía  de  la  política  de  los  holande- 
ses en  sus  posesiones  y  de  lamentar  que  el  Gobierno  inglés  se  las  hubie- 
ra devuelto  al  terminar  las  guerras  del  primer  imperio,  dice: 

«No  muy  lejos  al  Oeste  de  Puerto  Essington  (posesión  inglesa  de 
Nueva  Guinea),  está  la  grande  y  fértil  isla  de  Timor,  de  la  cual  cederá 
sin  duda  su  parte  muy  gustoso  Portugal,  mediante  la  más  pequeña  in- 
demnización, supuesto  qu«  la  tiene  de  mucho  tiempo  en  rigor  abando- 
nada, y  ninguna  utilidad  reporta  á  su  metrópoli.  Valdría  mucho  la  po- 
sesión de  la  porción  portuguesa  de  esta  isla,  atendida  su  situación  y  ta- 
maño, y  la  ocasión  de  adquirirla,  si  se  deja  pasar,  quizá  no  volvería. 

»Lo  mismo  se  puede  decir  de  Luzonia  ó  las  Filipinas,  que  ningún 
benefício  positivo  producen  á  Espafia,  y  en  manos  inglesas  servirían  de 
palanca  para  dirigir  la  China  y  el  Archipiélago  á  la  vez.  Ricas,  fértiles^ 
dotadas  de  un  clima  sano,  á  pocos  días  de  Cantón  y  dominando  el  mar 
de  China,  sería  la  joya  de  más  precio  en  la  colonial  tiara  de  Inglaterra. 
Cuando  nuestras  relaciones  con  aquel  imperio  lleguen  á  un  arreglo,  como 
muy  prouto  tienen  que  llegar,  no  habría  otro  punto  de  más  importan- 
cia que  Manila. 

f  Espafia,  trastornada  y  embebida  en  luchas  internas,  y  obligada  á 
Inglaterra  por  tratados  y  deudas,  pondrá  al  instante  á  Luzonia  en  nues- 
tras manos,  en  fianza  de  las  sumas  que  nos  debe,  y  probablemente  nos 
-cedería  su  posesión  definitiva  á  cambio  de  nuestros  créditos  contra  ella. 

i  Hoy  es  el  día  de  tal  adquisición:  la  pleamar  de  nuestros  negocios; 
si  api  ovechamos  la  creciente,  ella  nos  llevará  á  la  fortuna.  He  dicho  ya 
que  en  este  punto  sólo  obrando  en  grande  escala  pueden  obtenerse  ven- 
tajas locales  ó  nacionales,  é  insisto  ahora  en  que  es  mejor  dejar  el  Ar- 
chipiélago en  su  actual  estado  hasta  la  primera  guerra  general,  en  que 
ha  de  volver  á  nuestras  manos,  que  dar  ideas  falsas,  difíciles  de  des- 
arraigar entre  los  indígenas,  de  la  importancia  de  la  nación  inglesa,  gas* 
tando  nuestras  fuerzas  en  establecimientos  insignificantes!. 


144  JOSÉ    MONTERO   Y  VIDAL 

dattos,  y  convencidos  éstos  de  su  mal  proceder^  deci- 
dieron arbolar  en  todo  su  territorio  la  bandera  española 
como  prueba  de  su  dependencia  del  Gobierno  de  Espa- 
ña; pero  es  el  caso  que  habiéndose  hecho  públicos  tales 
acuerdos,  se  alborotó  la  plebe,  cundió  la  efervescencia 
aun  entre  las  mujeres,  los  seriphs  ó  panditas  predica- 
ban que  iba  á  caer  sobre  ellos  la  cólera  de  Mahoma,  y 
al  cabo  de  veintisiete  días  de  conferencias  y  disgus- 
tos (O  regresaron  á  Zamboanga,  quedando  las  cosas  in 
statu  qtw. 

En  12  de  Septiembre  de  1849  se  dispuso  que  Basilan 
formase  parte  de  la  provincia  de  Zamboanga,  y  que  la 
cabecera  de  aquella  isla  se  ñjase  en  el  pueblo  de  la  Isa- 
bela, puerto  de  Malamawi. 

Á  fines  del  mismo  mes  y  año  salieron  de  Guimba- 
rang,  con  anuencia  del  Sultán  de  Joló,  3. 000  moros 
aguerridos,  capitaneados  por  los  dattos  de  Boal  y  Sa- 
malant,  el  Imán  Buyok  y  el  Paulima  Hasián,  con  ob- 
jeto de  sorprender  y  atacar  por  mar  y  tierra  el  fuerte 
de  la  Isabela  de  Basilan.  Tuvo  noticias  anticipadas  de 
este  proyecto  su  comandante  militar  D.  José  María  de 
la  O,  y  con  el  auxilio  de  una  compañía  que  le  mandó 
el  gobernador  de  Zamboanga,  se  dispuso  á  hacer  pagar 
cara  á  los  moros  su  intentona.  En  la  noche  del  29  efec- 
tuaron éstos  su  sigilosa  avanzada;  pero  la  muerte  sor- 
prendió á  los  más  audaces  por  el  fuego  de  cañón  y  fu- 
silería del  fuerte  y  de  las  falúas,  retirándose  los  demás. 

Ansiosos  de  venganza,  repitieron  su  ataque  al  día  si- 


( 1 )  Durante  este  tiempo,  el  capitán  de  ingenieros  Bernáldez  se  en- 
trró  del  estado  de  la  artillería  y  demás  armamento  de  los  joloanos,  nú- 
mero, posición  y  calidad  de  sus  fuertes,  formando  un  croquis,  que  sirvió 
más  adelante  para  adoptar  las  disposiciones  de  ataque  contra  ellos. 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  1 45 

guíente,  siendo  también  rechazados  y  dispersos,  ha- 
ciéndoseles muchas  bajas  y  prisioneros.  Conducidos  á 
Zamboanga,  partió  para  Joló  el  bergantín  de  guerra  Li- 
gero  con  una  carta  del  Gobernador  participando  al  Sul- 
tán el  castigo  de  sus  traidores  subditos.  Algunos  dias 
después,  una  expedición  de  fuerzas  sutiles  con  tropa  del 
ejército  redujo  á  cenizas  los  pueblos  de  que  había  par- 
tido la  agresión. 

Asuntos  de  muy  distinta  índole  ocupaban  la  atención 
del  Gobernador  del  Archipiélago  al  recibir  la  noticia  de 
este  nuevo  escarmiento  sufrido  por  los  tenaces  piratas 
moro-malayos.  Genio  esencialmente  reformista,  afano- 
so de  dotar  al  país  de  una  administración  ajustada  á 
los  preceptos  que  regían  en  la  Península,  dedicábase  el 
Conde  de  Manila  al  despacho  de  los  múltiples  expedien- 
tes á  que  diera  lugar  el  desarrollo  de  sus  reformas  en 
todos  los  ramos  que  dependían  directa  ó  indirectamente 
de  su  gestión  gubernamental,  uniendo  á  sus  laureles 
militares  los  conquistados  en  la  más  pacíñca  esfera  de 
la  política  y  de  la  administración,  con  aplauso  unánime 
de  propios  y  extraños,  señal  evidente  de  su  acertado 
proceder  (i).  Uno  de  sus  últimos  actos  fué  aprobar  la 

(1)  M.  £.  Junen  de  la  Graviére,  después  de  indicar  las  campafias 
de  Claveria  durante  la  guerra  carlista,  lo  juzga  asi:  <¡cEn  Filipinas  le  es- 
peraba una  gloría  más  sólida  y  más  durable.  Reformas  importantes  han 
señalado  el  gobierno  que  ejerció  durante  un  período  de  cuatro  afios^ 
de  1846  á  1850.  Una  expedición  dirigida  contra  los  piratas  de  Balan- 
guiagui  ha  coronado  estos  útiles  trabajos  con  un  admirable  trofeo  mi» 

litar La  piratería  ha  sido  vencida  en  uno  de  esos  combates  cuerpo 

k  cuerpo  que  recuerdan  las  proezas  de  los  antiguos  caballeros  y  los  al- 
tos hechos  del  Romancero 

»La  Reina  Isabel  ha  querido  aíiadir  al  nombre  de  Claveria  el  título  de 
Conde  de  Manila.  Jamás  recompensa  alguna  fué  mejor  merecida. 

•La  administración  del  General  Claveria  ha  inaugurado  una  era  nue- 

TOMO  III  10 


146  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

creación  en  Manila  de  una  Academia  de  dibujo  y  pin^ 
tura,  dispuesta  en  14  de  Noviembre  de  1849  por  la 
Junta  de  Comercio  Con  arreglo  á  la  Real  orden  de  18 
de  Marzo  de  1846,  encargándose  la  Junta  de  la  direc- 
ción y  de  los  gastos  correspondientes  á  dicho  estable- 
cimiento (0. 

£1  incesante  trabajo  que  se  impuso  el  ilustre  Clave- 
ria;  su  celo  por  el  bienestar  y  la  prosperidad  del  país; 
los  muchos  disgustos  que  en  aquella  región  sufre  todo 
el  que  trata  de  innovar  algo,  aunque  sea  con  provecho 
positivo  del  público  ó  del  Estado,  y  la  influencia  del 
clrma,  minaron  la  salud  del  eximio  Gobernador,  obli- 
gándole á  solicitar  licencia  para  regresar  á  España. 

Obtenida  que  fué,  embarcóse  para  la  Península  el  26 
de  Diciembre,  siendo  despedido  con  extraordinaria  con- 
currencia y  general  sentimiento  de  todos  sus  goberna- 
dos (2). 

£1  mismo  día  se  hizo  cargo  del  mando  interino  de 
las  Islas  el  Segundo  cabo  D.  Antonio  María  Blanco. 

En  cumplimiento  de  lo  dispuesto  por  Real  orden  de 
29  de  Enero  de  i85o,  se  estableció  en  Manila  una  lote- 
ría mensual,  bajo  la  base  de  12.000  billetes  al  precio 
de  dos  pesos  cada  uno. 

va  en  FilipinasT».  —  {Sótn/enirs  etune  statian  dans  les  mers  de  t Indo-Chi^ 
ne. — Lufon  et  la  dcminatíon  espagnole  aux  Philippines,  Artículo  publi- 
cado en  la  Reum  des  Deux  Mondes^  cuaderno  del  15  de  Julio  de  1852.) 

(1)  Por  Real  decreto  de  21  de  Febrero  de  1858  se  hizo  cargo  el 
Estado  de  esta  atención,  dejando  á  la  Junta  de  Comercio  la  inspección 
de  las  cátedras. 

(2)  En  España  agravóse  la  dolencia  del  ilustre  Claverfa,  muriendo 
poco  tiempo  después  de  su  llegada.  Esta  noticia  causó  grande  sentimien- 
to en  Filipinas,  lo  mismo  entre  los  peninsulares  que  entre  los  filipinos.  "i 

Por  disposición  del  Gobierno  se  le  hicieron  en  Manila  solemnes  fu- 
nerales á  costa  del  Estado. 


HISTORIA.  DE   FILIPINAS  I47 

En  i.^  de  Febrero  del  mismo  año  se  hizo  cargo  Don 
Juan  Manuel  de  la  Matta  de  la  Superintendencia  y  car- 
gos anejos  de  Hacienda  que  ya  había  desempeñado  an- 
teriormente. 

En  consonancia  con  lo  acordado  por  Real  orden  de 
16  del  mismo  mes,  creóse  en  Manila  una  Junta  supe- 
rior encargada  de  examinar  los  presupuestos  de  ingre- 
sos y  gastos  de  las  Islas. 

Otra  Junta,  creada  para  la  redacción  del  proyecto  de 
una  nueva  Ordenanza  de  Intendentes,  constituyóse 
asimismo,  conforme  á  los  preceptos  de  la  Real  orden 
de  3  de  Junio  de  1848. 

Por  decreto  de  2  de  Marzo  creó  Blanco  la  provincia 
de  la  Unión,  señalando  sus  límites  y  las  atribuciones 
del  gobernador  político- militar,  á  cuyo  cargo  puso  di- 
cho territorio. 

También  creó  la  Comandancia  del  Agno. 

Cumpliendo  órdenes  del  Gobierno  de  España,  envió 
el  Gobernador  de  las  Islas  varias  expediciones  militares, 
simplemente  exploradoras,  á  las  comarcas  situadas  en- 
tre las  provincias  de  llocos  y  la  Unión  y  entre  las  de 
Nueva  Vizcaya  y  Nueva  Écija,  limitándose  á  averiguar 
que  el  país  estaba  casi  despoblado  en  esos  lugares,  ad- 
mirando las  extensas  cordilleras  de  montañas  y  los  di- 
latados y  hermosos^ valles  intermedios  que  allí  existen. 

En  Marzo  de  i85o  el  gobernador  del  Abra  realizó 

La  memoria  de  este  insigne  General  vivirá  siempre  en  Filipinas.  Su 
nombre  es  pronunciado  allí  con  caríAo  y  con  respeto  por  cuantos  se  in- 
teresan por  el  bienestar  y  la  prosperidad  de  aquel  hermoso  Archipiéla* 
go,  y  naturalmente  por  los  nacidos  en  él  que  conocen  la  hutoria  de  su 
país. 

En  la  provincia  de  llocos  Sur  hay  un  pueblo  que  lleva  el  nombre  del 
ilustre  Claveria. 


148  JOSÉ  MONTBRO   Y  VIDAL 

una  expedición  al  interior  de  las  rancherías  de  igorrp* 
tes»  próximas  al  territorio  de  su  mando^  sujeto  á  la  au- 
toridad de  España,  y  logró  someter  sobre  112  ranche-- 
rias,  calculándose  en  15.000  almas  el  total  de  los  nue- 
vos pobladores  de  aquella  provincia. 

Por  Real  decreto  de  28  de  igual  mes  y  año  se  mand6 
establecer  para  las  posesiones  de  Ultramar  un  sistema 
de  estadística  criminal  análogo  al  que  se  observaba  en 
la  Península. 

Por  Real  orden  de  16  de  Abril  fijábanse  las  atribu- 
ciones de  la  Junta  de  autoridades,  con  el  solo  carácter 
de  consultiva.  Esta  Junta,  compuesta  de  las  primeras 
autoridades  en  todos  los  ramos,  funcionaba  desde  muy 
antiguo  por  acuerdo  de  los  Gobernadores  generales. 

En  29  de  Abril  expidió  Blanco  un  decreto  referente 
á  la  aprehensión  de  vagos,  malhechores  y  armas. 

La  resistencia  de  los  indios  á  la  vacuna  originaba 
que  fuesen  víctimas  de  la  viruela,  con  la  consiguiente 
mortalidad;  y  en  evitación  de  ello  dio  Blanco  severas 
disposiciones,  creando  el  Cuerpo  de  vacunadores  con 
sueldo  por  el  Estado,  y  obligando  á  que  semanalmente. 
fuesen  presentados  los  niños  al  Gobernador  ó  á  los  cu- 
ras en  los  pueblos  para  que  los  viesen  vacunar. 

En  tiempo  del  expresado  Gobernador  general  interi- 
no de  Filipinas  se  recibió  una  Real  orden  referente  á  la 
forma  de  sustanciarse  los  negocios  contencioso-admi- 
nistrativos. 

En  el  segundo  semestre  de  i85o  vio  la  luz  pública  en 
Manila  un  Diario  de  avisos  y  noticias» 


CAPITULO  VII. 

Oobierno  de  Urbbtondo.— Disgusta  á  los  frailes  su  nombramiento. — 
Su  actividad  y  sus  trabajos  le  hacen  digno  émulo  de  su  antecesor.— 
Contribución  á  los  carruajes.— Franquicias  á  los  hacendados  que  in- 
trodujeran colonias  de  chinos.— Reglamento  del  Resguardo  terrestre 
y  marítimo. — ídem  sobre  buques  en  bahf a.— Supresión  del  Gobier- 
no-Intendencia de  Visayas. — Hospital  de  lazarinos  en  Cebú.— ^ 
Propios  y  arbitrios. — Incorporación  de  estudios. — Uso  de  pólvora 
por  los  buques. — Concesión  á  los  chinos  en  su  primera  ida  al  pais. 
— ^Arreglo  é  igualación  del  tributo  de  naturales. — Papel  de  multas.— 
Orden  sobre  párrocos. — Dirección  y  Consejo  de  Ultramar. — Cesa 
Oscáriz  en  su  gobierno. — Buena  memoria  que  deja. — Creación  de 
regimientos. — Suspensión  del  Tribunal  de  Comercio. — Cese  de  la 
Junta  de  Ultramar. — Nuevos  periódicos. — Es  premiado  en  la  Expo* 
sición  de  Londres  el  tabaco  de  Cagayán.— Puente  colgante. — Edifi* 
cios  comunales. — Jura  de  las  autoridades.  —Lotería. — Reemplazo  del 
«jército. — Más  regimientos. — Cancillería  de  Indias.— Refórmase  la 
«ituación  de  los  chinos.  —Restablécese  en  Filipinas  la  Compaftfa  de 
Jesús. — Los  Paúles. — Hermanas  de  la  Caridad.— Colegio  de  francis- 
canos en  Aranjaez. — Desestanco  del  tabaco  y  colección  en  la  Unión. 
—Estanco  del  vino  en  Visayas. — Brigadas  de  artillería  de  Marina. — 
Temblores  de  tierra.  —  Incendios. — Comandancias  de  Lepante  y 
Tiagan. 

En  29  de  Junio  de  1850  entró  á  gobernar  á  Filipinas 
«1  Teniente  general  D.  Antonio  de  Urbistondo  y  Bgufa, 
Marqués  de  la  Solana,  natural  de  San  Sebastián. 

La  circunstancia  de  haber  servido  con  D.  Carlos  du* 
rante  la  primera  guerra  civil  contra  Doña  Isabel  lí,  y 
«1  aceptar  después  el  Convenio  de  Vergara»  motivaron 
«1  que  á  los  frailes  fuese  poco  simpático  este  nombra- 
miento. 

Era  el  General  Urbistondo  inteligente,  activo  y  tra» 


150  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

bajador,  y  pronto  dio  piuebas  inconcusas  de  estas  exce- 
lentes cualidades  que  le  adornaban. 

Servíale  de  estímulo,  además,  el  buen  nombre  deja- 
do por  su  antecesor,  el  ilustre  Clavería,  y  propúsose, 
con  noble  emulación,  seguir  las  huellas  de  aquel  buen 
gobernante,  realizándolo  en  mucha  parte. 

Como  en  la  época  de  Urbistondo  aún  corrían  á  cargo 
del  Gobierno  Superior  las  funciones  de  policía  munici- 
pal, el  3  de  Agosto  publicó  un  bando  en  que  daba  á  cono- 
cer la  contribución  impuesta  á  los  carruajes,  con  destina 
á  la  composición  de  calles  de  la  ciudad  y  extramuros. 

El  5  del  mismo  mes  dictó  otro  bando,  muy  impor- 
tante, concediendo  grandes  franquicias  á  los  hacenda- 
dos que  introdujeran  colonias  de  chinos  labradores  para 
dedicarlos  exclusivamente  á  la  agricultura. 

El  preámbulo  de  dicha  disposición,  que  sintetiza  loa 
móviles  y  propósitos  de  la  autoridad  superior  de  las 
Islas  respecto  al  particular,  dice  así: 

fD^seosoeste  Superior  Gobierno  de  remover  los  obs- 
táculos que  experimenta  la  agricultura,  fuente  principa) 
de  la  riqueza  y  prosperidad  de  estas  Islas,  aumentando 
y  atrayendo  con  ventajas  la  clase  labradora  que^  exten- 
dida por  los  feraces  terrenos  con  que  convida  nuestro 
privilegiado  suelo,  promueva  el  aumento  de  sus  ricas 
producciones,  desarrollando  en  consecuencia  la  civili- 
zación y  el  comercio;  instruido  el  oportuno  expediente 
en  virtud  de  la  Real  orden  de  14  de  Junio  de  1848;  vis* 
to  lo  informado  por  la  Junta  Superior  directiva  de  Ha* 
cienda  y  por  el  señor  Superintendente  Subdelegado  de 
estas  Islas,  de  acuerdo  con  dicho  señor,  á  consecuencia 
de  la  Real  orden  de  14  de  Abril  de  1841;  y  conforme 
con  el  parecer  del  señor  Asesor  general  del  Gobierno^ 
he  venido  en  disponer,  etc.t 


HISTORIA  DB    FILIPINAS  I5I 

Según  el  expresado  decreto,  los  hacendados  de  pri- 
mera clase,  y  se  consideraba  como  tales  á  los  propieta- 
ríos  de  haciendas  cuyo  producto  total  no  bajase  de  2.5oo 
pesos  anuales,  podían  introducir  hasta  400  chinos,  y 
los  de  segunda  clase,  ó  sea  aquéllos  cuyo  producto  anual 
ascendiera  á  i.Soo  pesos,  la  mitad  de  aquel  número. 
Las  Corporaciones  religiosas  y  los  particulares  propie- 
tarios de  haciendas  que  separadamente  rindieran  las  su- 
mas antes  referidas,  se  consideraban  como  si  cada  una 
de  éstas  perteneciese  á  un  solo  propietario  para  los  efec- 
tos de  la  admisión  de  colonias  de  chinos,  resultando,  por 
tanto,  muy  favorecidas,  puesto  que  se  les  facilitaba  el  me- 
dio  de  tener  gran  número  de  colonos  de  aquella  raza. 

Por  el  art.  6.^  de  este  bando  se  determina  taxativa- 
mente que  los  chinos  introducidos  en  tal  forma  «no  po- 
drán dedicarse  á  otra  clase  de  faenas,  tragin,  comercio 
ni  oñcios  mecánicos,  que  á  las  labores  del  campo  du- 
rante el  tiempo  de  su  empeño,  y  á  los  beneficios  de  azú- 
car, añil  y  abacá». 

Los  hacendados  quedaban  responsables  del  exacto 
cumplimiento  de  esta  prescripción. 

En  Luzón  y  Visayas  debían  pagar  los  chinos  agri- 
cultores 12  reales  fuertes  de  capitación  y  un  real  más 
para  su  Caja  de  comunidad. 

Exceptuábase  á  los  chinos  agricultores  que  se  desti- 
naran á  Cagayán,  Nueva  Vizcaya,  Nueva  Écija,  Min- 
doro,  Masbate,  Ticao,  Catanduanes  y  Polillo,  Romblón 
é  islas  contiguas,  Misamis,  Caraga,  Zamboanga,  Nue- 
va Guipúzcoa,  Calamianes  y  demás  puntos  despobla- 
dos, que  debían  pagar  únicamente  como  los  naturales. 
Iguales  ventajas  se  concedían  á  los  mestizos  de  san- 
gley  que  en  estos  territorios  se  dedicasen  por  sí  mis- 
mos á  labrar  la  tierra. 


152  JOSÉ   MONTIRO  Y   VIDAL 

Y  no  sólo  se  concedían  las  considerables  ventajas  ex- 
puestas á  los  chinos,  sino  también  á  las  indias  y  mes- 
tizas que  casaran  con  ellos  y  á  sus  hijos  si  continuaban 
dedicados  á  la  agricultura. 

A  los  particulares  que  adquiriesen  tierras  realengas 
en  las  provincias  ó  islas  despobladas,  en  las  que  estaba 
autorizado  el  cultivo  del  tabaco,  se  les  permitía  asimis- 
mo la  introducción  de  colonias  chinas  hasta  en  número 
de  200  individuos,  exceptuándoles  de  toda  tributación 
por  espacio  de  cinco  años,  siempre  que  se  dedicaran  al 
cultivo  de  aquella  planta  (0. 

En  22  de  Diciembre  siguiente  resolvió  la  misma  au- 
toridad que  los  chinos  que  se  dedicaran  á  la  pesca,  cor- 
te de  maderas,  explotación  de  minas,  construcción  na- 
val y  á  todo  otro  ejercicio  que  no  sea  de  comerciante, 
mercader,  corredor  ó  tendero,  se  le  considerase  com- 
prendido en  el  bando  del  5  de  Agosto. 

En  10  del  referido  mes  de  Agosto  autorizó  el  Super- 
intendente de  Hacienda  el  Reglamento  orgánico  del 
Resguardo,  tanto  terrestre  como  marítimo,  de  Filipi- 
nas. La  fuerza  de  tierra,  compuesta  de  infantería  y  ca- 
ballería, se  la  denominaba  Carabineros  de  Real  Hacien- 
da,  y  la  de  mar,  con  las  embarciones  necesarias  y  sus 
tripulantes.  Resguardo  marítimo. 

Su  objeto  principal  consistía  en  la  protección  y  de- 
fensa de  las  Rentas  estancadas  y  de  la  Aduana  y  el  fo- 
mento de  sus  valores. 

El  inspector  y  jefe  superior  del  Cuerpo  lo  era  el  Su- 
perintendente (hoy  el  Intendente  de  Hacienda)  (2). 

(1}     Véase  Auíos  acordados^  tomo  II,  pág.  272. 
Por  Real  orden  de  I4  de  Diciembre  de  1850  fué  aprobado  este  de- 
creto. 

(2)     Véase  Colección  legislativa  de  todos  los  ramos  y  servicios  de  la 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  I53 

El  i.^  de  Octubre  quedó  suprimido  el  Gobierno-In- 
tendencia de  Visayas,  en  cumplimiento  de  la  Real  or- 
den de  17  de  Marzo  anterior  en  que  así  se  dispuso»  vol- 
viendo las  provincias  que  lo  componían  á  su  antiguo  ré- 
gimen. 

El  ig  de  Diciembre  d«  i85o  se  publicó  un  decreto 
con  el  Reglamento  que»  á  partir  del  i5  de  Julio  de  i852, 
debían  observar  los  buques  mercantes  en  la  bahía  de 
Manila  y  sus  puertos  (i). 

En  1 85o  se  fundó  en  Cebú  un  Hospital  de  lazari- 
nos (2). 

Por  Real  decreto  de  7  de  Enero  de  i85i  se  creó  en 
él  Ministerio  de  Hacienda,  y  bajo  su  inmediata  depen- 
■dencia,  una  Dirección  de  Ultramar,  y  en  la  Dirección 
<le  Contabilidad  una  Sección  especial  de  Contabilidad 
•de  Ultramar. 

En  7  de  Febrero  de  i85i  autorizó  Urbistondo  unas 
Instrucciones  respecto  á  propios  y  arbitrios,  formadas 
por  la  Administración  general  de  tributos. 

Por  Real  orden  de  21  del  mismo  mes  y  año  se  tras- 
ladó al  Gobernador  general  de  Filipinas  la  de  3o  de 
Abril  de  i85o  y  el  art.  214  del  Reglamento  de  19  de 
Agosto  de  1847,  respecto  á  la  incorporación  en  las  Uni- 

Administración  económica  de  Filipinas  y  su  contabilidad,  sólo  en  la 
parte  vigente.  Publicada  por  D«  Javier  de  Tiscar  y  D.  José  de  la  Rosa, 
■oficiales  de  Administración  civil,  redactores  y  editores  del  periódico  ti- 
tulado Revista  de  Admimstración:  Manila,  1866. 

El  Reglamento  del  Resguardo  fué  aprobado  por  Real  orden  de  14  de 
Julio  de  1 85 1. 

(1)  Véase  Autps  acordados^  tomo  II,  pág.  280. 

(2)  Hállase  en  un  buen  edificio  de  mamposterfa,  con  dos  grandes 
salas,  capaces  para  cien  camas.  Tiene  para  su  mantenimiento  una  asig- 
nación fija  con  cargo  A  los  fondos  locales,  y  percibe  además  numerosas 
limosnas. 


154  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

versidades  de  la  Península  de  los  estudios  de  Jurispru- 
dencia hechos  en  las  de  Ultramar. 

En  25  de  Abril  redactó  é  imprimió  la  Dirección  ge* 
neral  de  Rentas  estancadas  de  Filipinas  una  Instruc- 
ción referente  al  uso  de  la  pólvora  que  para  su  consu* 
mo  necesitasen  los  buques  de  cabotaje  (i). 

Por  acuerdo  de  la  Junta  Superior  directiva  de  Ha- 
cienda, de  28  de  Junio,  se  resolvió  que  los  chinos  que 
fueran  por  primera  \e¿  á  Filipinas  estaban  libres  del 
pago  de  tributo  en  el  primer  año  (2). 

Por  decreto  de  19  de  Julio  siguiente  dispuso  Urbis- 
tondo  el  arreglo  é  igualación  del  tributo  (12  reales 
fuertes  por  cada  tributo  entero,  ó  sea  marido  y  mujer) 
entre  todos  los  naturales  de  las  Islas,  excepto  los  de 
Mindanao;  dejaba  subsistente  el  pago  de  medio  real 
fnerte  para  el  sostenimiento  de  Zamboanga;  suprimia 
lo  que  con  el  nombre  de  vintas  satisfacían  los  habitan- 
tes de  Bulacán  y  la  Pampanga;  fijaba  en  diez  y  ocho 
años  la  edad  para  tributar  los  varones,  y  en  veinte  las 
hembras;  disponía  que  los  mestizos  chinos  pagaran  el 
doble  que  los  indios;  que  los  mestizos  ó  mestizas  chi- 
nas cabezas  de  casa  ó  familia,  habitantes  en  casa  de 
piedra  ó  de  tabla,  se  considerasen  de  primera  clase  con 
pago  de  seis  pesos  anuales;  que  se  concediera  á  los  go- 
bernadorcillos  y  cabezas  de  barangay  el  */»  y  ^^  ^  Vt 

(i)  Al  presentarse  el  Resguardo  á  bordo  de  un  buque  procedente  de 
provincia  en  que  no  estuviese  establecido  el  estanco,  debía  exhibir  su 
capitán  el  sobrante  de  la  pólvora  que  tuviese  á  bordo,  siéndole  recogido. 

Antes  de  salir  del  puerto  de  Manila  tenia  que  proveerse  en  la  terce- 
na de  la  cantidad  de  pólvora  que  necesitara,  recibiendo  la  correspon- 
diente guia,  bajo  las  penas  que  en  otro  cafo  se  determinan. 

(2)  La  misnaa  Junta  declaró,  en  22  de  Octubre  de  1 853,  que  dicho 
beneficio  no  era  extensivo  á  la  patente  industrial. 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  I55 

por  ICO  respectivamente  sobre  la  total  recaudación  que 
realizasen  en  sus  respectivos  pueblos  los  primeros,  y  en 
8u  barangay  los  segundos;  que  los  pueblos  de  Pangasi- 
nán  pagaran,  como  los  demás  de  las  Islas,  tres  reales 
por  sanciorum  en  vez  de  uno,  y  que  el  real  de  Caja  de  co- 
munidad, cuyo  sobrante  se  venía  aplicando  á  las  igle- 
sias, por  defecto  del  sanctornm,  ingresara  en  la  respecti- 
va Caja  de  dicha  clase,  debiendo  cumplirse  todo  lo  man- 
dado en  este  decreto  desde  i.^  de  Enero  de  i85z  (0. 

Por  Real  decreto  de  5  de  Septiembre  de  i85i  se  creó 
un  papel  especial  de  multas  y  de  reintegros  para  las  pro- 
vincias de  Ultramar. 

La  Reina,  por  Real  orden  de  9  del  mismo  mes  y  año, 
excitó  el  celo  de  los  diocesanos  de  Filipinas,  á  ñn  de 
que  los  nombramientos  de  párrocos  en  las  respectivas 
diócesis  recayeran  en  sacerdotes  de  reconocida  capaci- 
dad, Íntegros  y  de  prudente  energía  para  secundar  los 
esfuerzos  de  los  jefes  de  provincias,  y  con  objeto  de  que 
no  se  confirieran  las  órdenes  sagradas  sino  á  personas 
que,  además  de  reunir  todas  las  cualidades  exigidas  por 
los  sagrados  cánones  y  disposiciones  vigentes,  fuesen  de 
una  fidelidad  notoria  al  Gobierno  de  S.  M.  y  capaces 
de  fomentar  el  bienestar  temporal  de  los  feligreses  que 
algún  día  pudieran  encomendarse  á  su  cuidado. 

£1  Ministerio  presidido  por  Bravo  Murillo  propuso 

(1)  Por  Real  orden  de  1 1  de  Agosto  de  185 1  se  manda  que  en 
todas  las  Islas  paguen  por  su  tributo  los  naturales  12  reales  plata,  me- 
nos en  la  de  Mindanao,  y  por  otra  Real  orden  de  16  de  Diciembre  de 
1S58  se  dbpone  que  desde  i.^  de  Enero  de  1859  las  provincias  de  Min- 
danao  satisfagan  el  tributo  á  razón  de  12  reates  anuales,  más  el  dona- 
tivo de  Zamboanga,  de  que  estaban  exceptuadas.  Este  donativo  se  or- 
denó, por  Real  orden  de  18  de  Enero  de  i859.  que  desapareciera  des- 
de los  presupuestos  para  1860,  aumentándose  al  tributo  el  medio  real 
que  por  tal  concepto  correspondía. 


156  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

á  S.  M.  varias  alteraciones  en  la  administración  y  go* 
bierno  de  las  Antillas  y  Filipinas,  y  por  Real  decreto 
de  3o  de  Septiembre  ordenó  que  se  despacharan  por  la 
Presidencia  del  Consejo  de  Ministros  todos  los  negocios 
concernientes  á  las  posesiones  de  Ultramar,  excepto  los 
correspondientes  á  los  Ministerios  de  Hacienda,  Guerra 
y  Marina,  que  continuarían  despachándose  por  los"mis- 
mos  Ministerios. 

«Los  tribunales,  dice  el  art.  2.^,  y  autoridades  de 
Ultramar,  promoverán,  precisamente  por  conducto  de 
sus  Gobernadores  Capitanes  generales,  las  medidas  y 
disposiciones  generales  y  mejoras  de  interés  público  y 
de  la  administración  que  estimen  convenientes». 

Determina  el  art.  3.^  los  casos  en  que  debería  oirse 
previamente  al  Consejo  de  Ministros,  y  por  el  art.  4.°  se 
crea  un  Consejo  de  Ultramar  cuyas  funciones  se  espe- 
cifican, presidido  por  el  del  Consejo  de  Ministros,  con 
un  Vicepresidente,  ocho  Consejeros  ordinarios  y  ocho 
extraordinarios. 

Con  la  misma  fecha  dictáronse  otros  Reales  decre- 
tos, suprimiendo,  por  el  primero,  la  Sección  de  Ultra- 
mar del  Consejo  Real,  y  mandando  unir  á  la  de  Estado 
la  de  Marina,  y  creando,  por  el  segundo,  en  la  Presi  - 
dencia  del  Consejo  de  Ministros  una  Dirección  general 
con  la  denominación  de  Ultramar. 

Por  Real  orden  de  la  propia  fecha  se  mandó  que,  ín- 
terin se  organizaba  la  Dirección  de  Ultramar,  continua- 
ra el  Consejo  Real  despachando  los  asuntos  relati- 
vos á  aquellas  posesiones,  asi  como  los  Ministerios  de 
Gracia  y  Justicia  y  Gobernación  los  que  tenían  á  su 
cargo. 

De  estas  disposiciones  se  dio  traslado  á  Filipinas  por 
Reales  órdenes  de  20  de  Octubre  de  i85i,  y  por  otra 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  I57 

de  II  de  Noviembre  siguiente  se  participa  haber  que- 
dado instalados  dichos  centros  el  lo  del  mismo  (0. 

Por  Real  decreto  de  25  de  Octubre  del  citado  año 
i85i,  se  fija  la  planta  de  la  Dirección  de  Ultramar,  y 
se  designan  los  negocios  que  se  reservan  al  conocimien- 
to del  Presidente  del  Consejo  de  Ministros  y  los  que  co- 
rresponde resolver  al  Director,  y  por  Real  orden  del  29 
fué  aprobado  el  Reglamento  para  el  Consejo  de  Ultra- 
mar (2). 

El  6  de  Noviembre  cesó  en  el  Gobierno  de  Nueva 
Vizcaya  el  valeroso  D.  Mariano  Oscáriz,  dejando  con- 
siderablemente aumentado  el  territorio  sumiso  á  Espa- 
ña con  las  importantes  reducciones  de  infieles  realiza- 
das por  él  durante  su  benéfico  mando,  siendo  tal  su 
prestigio  entre  los  indígenas,  incluso  los  que  redujo  á  la 
civilización  y  al  dominio  español,  que  su  nombre  es 
aún  venerado  en  aquella  provincia,  conservándose  por 
tradición  entre  sus  actuales  habitantes  el  recuerdo  de 
las  nobilísimas  prendas  de  rectitud  y  de  energía,  auna- 
das á  la  bondad  más  exquisita  para  con  los  que  eran 
dignos  de  ellas^  que  distinguían  á  aquel  excelente  go- 
bernante (3). 

En  5  de  Diciembre  declaró  la  Capitanía  general  de 
Filipinas  regimiento  de  infantería,  con  el  nombre  de 
Príncipe,  núm.  6,  al  de  Milicias  disciplinadas  de  gra- 
naderos de  Luzón,  en  cumplimiento  de  lo  dispuesto  por 
Real  orden  de  14  de  Septiembre  del  mismo  año,  y  con 

(1)  Véase  Autos  acordados^  tomo  II,  págs.  31 5  y  siguientes. 

(2)  Véase  CoUcción  legislativa  de  España  (continuación  de  ]a  Co^ 
UecióH  de  decretos)^  tercer  cuatrimestre  de  1851,  tomo  LIV:  Ma- 
drid, 1852. 

(3)  £n  un  9.Iihmo  que  la  provincia  de  Nueva  Vizcaya  dedica  á  su 
mejor  Gobernador,  el  Sr.  D.  Mariano  de  OscAriz,  por  la  paz  de  que  goza,. 


158  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

la  propia  fecha  y  por  igual  soberano  mandato  fue  crea- 
do  otro  regimiento,  también  de  infantería,  con  la  deno- 
minación de  Princesa,  núm.  7. 

Por  decreto  de  22  del  mismo  mes  fué  suspenso  en 
sus  funciones,  hasta  nueva  resolución,  el  Tribunal  de 
Comercio,  cometiendo  á  los  jueces  ordinarios  el  cono- 
cimiento de  los  negocios  pendientes  ante  aquél. 

En  1 85 1  cesó  definitivamente  la  Junta  creada  en 
i838  para  revisar  y  reformar  las  leyes  de  Indias  (0. 

En  el  mismo  año  de  i85i  principió  á  publicarse  en 
Manila  El  Observador  filipino.  Su  vida  debió  ser  corta. 

En  la  Exposición  universal  de  Londres,  celebrada  en 
i85i,  tuvo  Filipinas  la  satisfacción  de  que  entre  sus 
productos  premiados,  lo  fuese  con  medalla  de  oro,  por 
el  Jurado  internacional,  el  tabaco  de  Cagayán.  Este  ar- 
tículo llamó  la  atención  del  comercio,  hasta  el  punto 
de  que  se  hicieron  á  Manila  considerables  pedidos,  con 
cuyo  importe  lograron  verse  desahogadas  las  arcas  del 
Tesoro,  exhaustas  á  la  sazón  por  los  gastos  extraordi- 
narios que  ocasionaron  las  expediciones  á  Balanguinguí 
y  Joló. 

En  i852  nació  el  Boletín  oficial  de  Filipinas^  cesando 
en  su  publicación  el  Diario  de  Manila. 

después  de  las  expediciones  dirigidas  por  el  mismo  contra  los  infieles 

enemigos!,  se  lee  esta  estrofa: 

A  Quiangan,  Mayoyao  y  Silipan 
Condujiste  las  armas  leales. 
Asentando  tus  nobles  reales 
£n  do  nunca  cristiano  pisó: 
Ni  hondo  río  ni  encumbrado  monte 
A  tus  pasos  obstáculos  fueron, 
En  doquier  que  enemigos  se  vieron 
Hasta  allí  tu  valor  penetró». 

Compuesto,  seguramente,  por  algún  Padre  misionero. 

(i)     En  1840  había  sido  suprimida,  restableciéndose  en  I841. 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  I59 

Una  mejora  de  importancia  para  los  arrabales  de  la 
otra  orilla  del  rio  Pásig  vióse  realizada  al  comenzar  el 
expresado  año  de  i852.  El  4  de  Enero  se  abrió  al  pú- 
blico el  puente  colgante  que  enlaza  el  sitio  llamado 
Arroceros,  extramuros  de  Manila,  con  el  arrabal  de 
Quiapo  (0. 

En  3  de  Febrero  expidió  Urbistondo  un  decreto  pre- 
viniendo á  los  jefes  de  provincias  con  qué  requisitos  de- 
bía procederse  á  la  construcción  de  edificios  comunales 
de  los  pueblos,  y  la  forma  de  instruir  los  expedientes 
siempre  que  hubieran  de  edificarse  iglesias,  casas  parro- 
quiales, casas  reales,  tribunales  y  escuelas,  según  el  ve- 
cindario y  clase  de  cada  pueblo. 

Por  la  Presidencia  del  Consejo  de  Ministros  se  co- 
municó en  i3  de  Marzo  una  Real  orden  mandando  que 
las  autoridades  superiores  nombradas  para  Ultramar, 
residentes  en  la  Peninsula,  prestaran  el  debido  jura- 
mento ante  el  Consejo  de  Ultramar,  en  atención  á  que 
había  reemplazado  al  antiguo  de  Indias,  como  Supre- 
mo Cuerpo  consultivo  de  Gobierno. 

La  Superintendencia  de  Hacienda,  en  16  de  Marzo, 
mandó  reducir  en  2.000  billetes  el  número  de  12.000 
que  hasta  entonces  entraban  en  juego  en  la  Lotería  fili- 
pina, porque  la  experiencia  había  demostrado  que  no 
solía  exceder  ningún  mes  de  aquel  número  la  venta  de 
los  mismos  (2). 

Por  decreto  de  la  Capitanía  general  de  las  Islas,  de 
20  de  Marzo,  se  dictó  un  Reglamento  general  para  el 

(1)  Fué  construido  por  la  casa  Matia  Menchacatorre  y  Compafifa, 
bajo  la  dirección  técnica  del  ingeniero  francés  M.  Gaband,  importando* 
se  de  Inglaterra  todo  su  material  de  hierro. 

(2)  En  I.®  de  Enero  de  1876  volvió  á  elevarse  á  12.000  el  núme- 
ro de  billetes  mensuales. 


l6o  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

reemplazo  del  ejército  de  las  Islas  (O,  y'la  misma  depen* 
dencia,  por  otro  decreto  de  5  de  Abril,  creó  un  nueva 
regimiento  de  infantería  titulado  Borbón,  núm.  8  (2)» 

El  de  caballería  sufrió  asimismo  una  reducción  de 
dos  escuadrones  en  virtud  de  la  Real  orden  orgánica  de 
14  de  Septiembre  de  i85i. 

Por  Real  decreto  de  2  de  Abril  (i852)  se  mandó  que 
la  Cancillería  de  Indias  quedara  separada  del  Ministe- 
rio de  Gracia  y  Justicia  y  formase  parte  de  la  Dirección 
general  de  Ultramar* 

En  5  de  Mayo  prohibió  el  Gobernador  general  que  se 
levantasen  construcciones  de  ñipa  ú  otro  material  com- 
bustible á  40  brazas  de  los  edificios  públicos  de  mam* 
postería,  con  el  fin  de  evitar  los  incendios  á  que  daba 
lugar  la  proximidad  de  aquel  género  de  edificación,  co- 
mún en  las  Islas. 

Por  decreto  de  la  misma  autoridad  superior  de  i3  de 
Septiembre  (i852),  dictado  por  acuerdo  de  la  Junta  de 
autoridades,  se  reglamentó  nuevamente  la  situación  de 
los  chinos  en  Filipinas,  clasificándolos  en  estas  cuatro 
clases: 

I.*  Chinos  radicados  que  ejerzan  cualquier  oficio,, 
industria  ó  profesión  no  comprendida  en  las  siguientes. 

2/  Agricultores,  y  los  que  en  las  provincias  traba- 
jen materialmente  en  los  beneficios  del  azúcar,  abacá^ 
añil  y  de  las  minas  ó  en  los  cortes  de  maderas,  construc- 
ción naval  y  en  la  pesca. 

3/     Transeúntes,  llamados  de  invernada. 

4/     Reservados  por  edad. 

Los  de  la  primera  clase,  ó  sea  los  radicados,  debían 

(i )     Véase  Autos  acordados,  tomo  II,  pág.  329. 

(2)    Aprobóse  por  Real  orden  de  18  de  Agosto  de  1852. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  l6l 

pagar  seis  pesos  anuales  de  capitación^  y  dos  reales 
fuertes  para  su  Caja  de  comunidad. 

Los  de  la  segunda  (agricultores),  con  arreglo  al  ban^ 
do  de  5  de  Agosto  anterior. 

Los  transeúntes  gozaban  la  exención  de  tributar  por 
espacio  de  un  año,  transcurrido  el  cual  deberían  salir 
de  las  Islas  ó  establecerse  en  alguna  de  ellas  y  ser  com- 
prendidos en  la  primera  ó  segunda  clase. 

Los  reservados  por  edad,  ó  sea  los  que  tuviesen  se- 
senta años  cumplidos,  quedaban  exentos  de  tributar. 

Se  respetaba  la  exención  de  tributos  por  cuatro  años 
en  favor  de  los  radicados  en  el  establecimiento  de  la 
Isabela  de  Basilan,  conforme  á  la  Real  orden  de  14  de 
Diciembre  del  mismo  año. 

A  cada  chino  se  le  expidió  gratis  una  patente  con 
arreglo  á  su  clasificación. 

Se  dispuso  además  el  empadronamiento  general  de 
los  chinos,  acto  que  debía  renovarse  cada  cinco  años. 

Por  el  mismo  decreto  se  estableció  un  impuesto  so- 
bre las  tiendas  y  talleres  de  los  chinos,  clasificándolas 
en  cuatro  clases,  debiendo  pagar  las  de  la  primera  cla- 
se 100  pesos  al  año;  las  de  la  segunda,  60;  las  de  la  ter- 
cera, 3o,  y  las  de  la  cuarta,  12,  y  se  ordenaba  la  for- 
mación de  un  padrón  ó  registro  de  tiendas  por  cada  una 
de  estas  categorías. 

Señalábase,  además,  la  penalidad  contra  los  chinos 
infiractores  de  estas  disposiciones,  y  contra  los  capita- 
nes de  buques  que  favorecieran  la  evasión  de  chinos 
deudores  á  la  Hacienda,  y  se  daban  reglas  para  el  cum* 
plimiento,  por  parte  de  la  Administración,  de  todo  lo 
decretado  (0. 

(i)     Aut0s  ator dados ^  tomo  II,  pÁg.  356. 

TOMO  III  XX 


l62  JOSÉ     MONTERO   Y   VIDAL 

Por  decreto  de  6  de  Noviembre  siguiente  se  dispone 
que  los  chinos  comerciantes  que  sin  tener  tienda  abier- 
ta manejen  grandes  capitales,  estén»  exceptuados  del 
pago  de  la  contribución  industrial^  así  como  los  barque-^ 
ros  6  navieros,  consignatarios  y  representantes  que  tra- 
bajen en  escritorio,  sin  tienda  ni  taller  público.  Por  su- 
cesivos decretos  de  12  de  Noviembre  y  21  de  Diciem- 
bre del  mismo  año,  8  de  Marzo  y  7  de  Junio  de  i853 
se  dictan  aclaraciones  de  detalle  sobre  dudas  ocurridas 
en  la  clasiñcación  industrial  de  chinos  contenida  en  el 
Reglamento  anejo  al  decreto  de  i3  de  Septiembre  citado. 

Por  Real  cédula  de  19  de  Octubre  de  i852,  refrenda- 
da por  el  Presidente  del  Consejo  dé  Ministros,  D.  Juan 
Bravo  Murillo,  se  dispuso,  entre  otras  cosas,  lo  si- 
guiente: 

o  Deseando  por  todos  los  medios  que  están  á  mi  al- 
cance promover  la  pronta  reducción  de  los  infieles  que 
aún  hay  en  esas  Islas,  y  no  siendo  posible,  á  lo  me- 
nos en  muchos  años,  que  el  escaso  número  de  misione- 
ros de  las  cuatro  Ordenes  religiosas  actualmente  exis- 
tentes pueda  proveer  á  todas  las  necesidades,  y  menos 
todavia  á  las  nuevas  misiones  que  deberían  establecer- 
se en  las  islas  de  Mindanao  y  de  Joló,  y  teniendo  pre- 
sentes los  importantes  servicios  que  así  en  esas  Islas 
como  en  los  antiguos  dominios  españoles  de  América  ha 
prestado  la  Compañía  de  Jesús  en  la  reducción  y  cate-' 
quismo  de  sus  naturales  (O,  he  dispuesto  que  se  resta- 
blezca dicha  Orden  en  esos  dominios;  á  cuyo  efecto,  y 
accediendo  á  las  repetidas  instancias  que  me  han  eleva- 


( 1  ]  ¡Qué  cosas  tan  peregrinas  hacen  decir  á  los  Reyes  sus  Ministros 
responsables  cuando  les  interesa  dbfrazar  los  verdaderos  móviles  que 
determinan  cierto  género  de  resoluciones! 


HISTORIA.  DB   FILIPINAS  163 

'do  las  Diputaciones  forales  de  Guipúzcoa  y  Vizcaya 
para  que  se  convierta  el  edificio  de  Loyola  en  Colegio 
de  misiones,  caáb  de  que  para  este  objeto  se  restablecie- 
re la  Compañía  de  Jesúsi  he  venido  en  destinar  el  men- 
cionado edificio  de  Loyola  para  casa  matriz  y  Colegio 
^e  la  expresada  Compañía  (Oi  declarando,  como  desde 
ahora  declaro,  que  por  este  restablecimiento  no  se  le 
<:oncede  derecho  alguno  á  ser  reintegrada  en  los  cura- 
tos y  doctrinas  ni  en  las  temporalidades  que  poseía  en 
•esas  Islas,  quedando  ^  mi  cuidado  proveer  en  cuanto 
fuere  necesario  á  su  decorosa  subsistencia  y  señalarle 
los  puntos  donde  haya  de  ejercer  su  sagrado  (¡!)  minis- 
terio». 

En  la  propia  Real  cédula  expresa  S.  M.  haber  solí- 
•citado  del  Papa  la  correspondiente  Bula  para  la  extin- 
ción de  las  Casas  de  San  Juan  de  Dios  en  Filipinas,  y 
que  en  su  lugar  fueran  á  estas  Islas  las  Hermanas  de  la 
Caridad  para  establecer  un  beaterio  que,  al  paso  que  se 
encargue  de  los  hospitales,  pueda  dedicarse  á  la  ense- 
ñanza de  las  niñas  de  los  Colegios  de  Santa  Potenciana, 
^anta  Isabel,  Compañía  de  Jesús  y  San  Sebastián,  de 
acuerdo  con  los  patronos  de  los  mismos  (2). 

Dispone  á  la  vez  que  se  erija  en  Manila  una  Casa  de 

(i)  Hoy  tienen,  además  de  este  Colegio,  los  de  Veruela  en  Aragón, 
Ofia  en  Burgos  y  Tortosa  en  Tarragona,  para  misioneros  con  destino  á 
Jas  Antillas  y  Filipinas. 

(2]  Las  Hermanas  de  la  Caridad  llegaron  á  Filipinas  el  21  de  Ju- 
lio de  1862.  Tienen  á  su  cargo  en  Manila  los  establecimientos  si- 
guientes: 

£1  Colegio  de  la  Concordia,  magnfiíco  edificio  donado  por  Dofta  Mar- 
garita de  Rojas,  rica  criolla  casada  con  el  peninsular  D.  Antonio  Aya- 
la.  En  él  reside  la  Visitadora  general  de  la  Compafiia  en  Filipinas,  con 
una  superiora,  una  ecónoma,  14  profesoras,  nueve  asistentas  y  3 10 
-alumnas. 


164  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

Padres  de  San  Vicente  de  Paul,  que  además  de  la  di- 
rección espiritual  de  las  Hermanas  de  la  Caridad,  se  ha» 
gan  cargo  de  la  enseñanza  y  régimen  db  los  Seminario» 
conciliares,  de  acuerdo  con  el  Arzobispo  y  Obispos  de 
las  diócesis,  quienes  deberían  continuar  con  la  suprema 
dirección  é  inspección  que  sobre  aquellos  establecimien* 
tos  les  corresponde  (O, 

Por  otra  Real  cédula  de  la  misma  fecha  se  autoriza 
el  establecimiento  de  un  Colegio  de  misioneros  francis- 
canos para  Asia. 

Designóse  al  efecto  por  Real  orden  de  24  de  Noviem- 
bre el  Convento  de  Aranjuez,  del  que  tomó  posesión  el 
P.  Fr.  Vicente  Soler  el  18  de  Enero  de  i853. 

La  Etcuela  rntrnuipal  de  niñas^  con  una  superíora  y  ocho  profesoras. 

El  Colegie  de  Santa  Isabel^  con  una  superiora,  siete  profesoras  y  tres- 
asistentas. 

£1  Beaterío  de  Santa  Rosa^  con  una  superiora,  ocho  profesoras  y  cua- 
tro asbtentas. 

El  AsUo  de  San  Vicente  de  Paul  de  Loaban,  con  una  superíora,  cua> 
tro  maestras,  cuatro  asistentas  y  1 50  alumnas. 

£1  Hospital  militar,  con  una  superíora  y  19  enfermeras. 

El  Hospicio  de  San  José,  con  una  superíora  y  12  maestras. 

El  Hospital  de  San  Juan  de  DioSy  con  una  superíora  y  21  enfermeras. 

En  provincias  tienen  á  su  cargo: 

El  Colegio  de  Santa  Isabel,  en  Nueva  Cáceres,  con  una  superíora,  sie- 
te profesoras,  dos  asistentas  y  300  alumnas. 

El  Santuario  de  Nuestra  Señora  de  Fitüaf rancia,  en  idem. 

El  Colegio  de  San  José,  en  Jaro  (Iloilo),  con  una  superíora,  nueve 
profesoras  y  280  alumnas. 

El  Hospital  de  Marina  de  Cañacao  (Cavite),  con  una  superíora  y  sie- 
te enfermeras. 

El  Hospital  de  San  José^  en  idem,  con  una  superíora,  dos  enfermeras- 
y  dos  asistentas. 

( I )  Los  Padres  de  San  Vicente  de  Paul  llegaron  al  país  en  1862,  en* 
cargándose  del  Seminario  de  Manila.  En  1865  se  hicieron  cargo  del  de 
Kueva  Cáceres;  en  l867  del  de  Cebú;  en  1870  del  de  Jaro,  y  en  187a 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  265 

Más  tarde  se  trasladó  dicho  Colegio  al  Convento  de 
carmelitas  de  la  villa  de  Pastrana  (0. 

La  Junta  Superior  directiva  de  Hacienda,  en  acuer- 
do de  23  de  Octubre  de  i852,  concedió  á  los  habitantes 
de  la  provincia  de  la  Unión  el  desestanco  del  tabaco» 
permitiéndoles  la  libertad  de  sembrar  dicha  planta  á  la 
manera  que  lo  venían  verificando  los  de  los  pueblos  y 
rancherías  de  infieles,  y  dispuso  el  establecimiento  en 
la  provincia  de  una  Colección  de  aquel  articulo. 

La  misma  Junta,  por  acuerdo  del  día  zS,  decidió  que 
recogida  la  primera  cosecha  se  procediese  á  lo  que  co- 
rrespondiera, al  objeto  de  rebajar  la  cuota  que  por  el  en- 
cabezamiento del  tabaco  se  prestaron  á  pagar  los  indí- 
genas de  la  Unión;  determinaciones  que  fueron  apro- 
badas por  el  Superintendente  de  Hacienda  en  28  del 
propio  mes  y  año  (2). 

del  de  Nueva  Segovia,  siendo  sustituidos  en  esta  diócesis  en  1876  por 
Padres  agustinos  calzados. 

Tienen  á  su  cargo  en  las  Islas: 

La  Casa'Miíión  ceníraiy  con  un  superior  Visitador  general,  tres  sacer^ 
dotes  y  dos  coadjutores. 

El  Seminaria  comiliar,  con  un  rector,  un  vicerrector,  cuatro  profe- 
sores, dos  coadjutores  y  40  seminaristas. 

£1  Seminario -CoUpo  eU  Nueva  Cáceres^  con  un  rector,  un  vicerrector, 
^iete  profesores,  dos  pasantes,  tres  coadjutores  y  830  alumnos. 

£1  Seminario'CoUgio  di  Ceóú,  con  un  director,  un  vicedirector»  cin- 
co profesóles,  un  confesor,  cuatro  maestros,  dos  coadjutores  y  750 
alumnos. 

£1  Senunario'  Colegio  de  Jaro  (Iloilo),  con  un  rector,  un  secretario, 
cuatro  profesores,  dos  maestros  y  dos  coadjutores. 

(1)  Hoy  tienen  los  franciscanos  en  Espafia  los  Colegios  de  Aran- 
juez,  Consuegra,  Arenas  de  San  Pedro,  Puebla  de  Montalbán  y  Alma- 
gro, y  los  Conventos  de  Belmonte  y  San  Fernando. 

(2)  La  expresada  Junta,  en  19  de  Diciembre  de  1854,  teniendo  en 
cuenta  el  satisfactorio  resultado  de  las  cosechas,  acordó  que  desde  i  .^ 


l66  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

En  i.°  de  Diciembre  dictáronse  unas  instrucciones^ 
para  el  estanco  del  vino  en  Visayas,  que  fueron  apro« 
badas  por  decreto  de  la  Superintendencia  de  3  del  mis- 
mo mes  y  año,  comunicándose  dichas  instrucciones  á 
los  Subdelegados  de  Hacienda  de  Capiz,  Uoilo,  Anti- 
que,  Samar,  Leyte,  Isla  de  Negros,  Cebú  y  Misamis, 
en  cuyas  provincias  se  establecía  el  estanco  de  aquel 
articulo. 

En  1852  se  suprimieron  las  secciones  de  granaderos. 
de  marina  creadas  por  Aguilar,  siendo  reemplai^adas 
por  dos  brigadas  de  artillería  de  marina. 

En  el  expresado  año  sintiéronse  en  Manila  y  en  casi 
toda  la  isla  de  Luzón  fuertes  temblores  de  tierra  qu& 
arruinaron  algunas  iglesias,  resintiéndose  éstas,  los  con- 
ventos y  los  edificios  de  mamposteria. 

El  temblor  que  tuvo  lugar  el  16  de  Septiembre  fué 
muy  violento,  causando  verdadero  pánico  á  los  indí- 
genas. 

También  hubo  que  lamentar  incendios  de  considera* 
ción,  quemándose  casi  todo  el  arrabal  de  Tondo. 

En  dicho  año  i852  fueron  segregados  de  la  provincia 
del  Abra  los  territorios  de  Lepanto  y  Tiagan,  creando 
en  ambos  puntos  comandancias  político-militares. 

de  Enero  de  1 855  se  redujera  á  la  mitad  la  cuota  que  satisfacían  Ios- 
habitantes  de  la  Unión  como  encabezamiento  por  no  tener  estanco  y 
gozar  de  la  libertad  de  siembras  del  tabaco.  El  Superintendente  apro- 
bó este  acuerdo  con  fecha  23,  siéndolo  asimismo  por  Real  orden  de  t 
de  Enero  de  l8¿8. 


CAPITULO  VIII. 

Creación  del  Banco  espafiol- filipino.— Reformas  en  la  Administración 
de  las  provincias  de  Ultramar.— Misión  de  la  Saia  de  Indias  respecta 
á  los  Tribunales  de  Ultramar. — Se  concede  á  los  Capitanes  generales 
de  Ultramar  la  Dirección  de  todas  las  armas  del  ejército  y  el  mando 
superior  de  la  marina.— Supresión  de  los  fueros  de  Bureo  y  Correos. 
^ Únese  a  la  Presidencia  del  Consejo  de  Ministros  la  Superintenden- 
cia de  Ultramar. — Época  de  elección  de  gobemadorcillos. — Distri- 
to de  San  Mateo.— Comandancia  de  Romblón.— Papel  de  muUns  y 
de  reintegros. — Posesión  del  Superintendente  Sandino. — Comisión 
para  Marianas. — Erupción  del  Mayon.— Decreto  sobre  minas. — 
Diezmos  prediales,— Suprímese  el  Cuerpo  de  carabineros  de  Segu- 
ridad pública  y  se  crea  el  de  Partidas  de  igual  nombre. — Suprímese 
la  Alcaldía  de  Nueva  Guipúzcoa  y  se  crean  los  distritos  de  Bislig  y 
Davao. 

Por  Real  orden  de  6  de  Abril  de  1828  habíase  reco* 
mendado  eficazmente  al  Gobernador  de  Filipinas  la 
creación  de  un  Banco,  formado  con  fondos  de  la  Caja 
de  comunidad  de  indios  y  con  acciones  de  Obras  pias» 
de  otros  establecimientos  y  de  particulares,  en  la  segu* 
rídad  de  que  contribuiría  poderosamente  al  rápido  fo- 
mento de  la  agricultura  y  de  las  artes.  Nada  se  hizo  so- 
bre  el  particular  en  aquella  época,  y  pasaron  los  años 
sin  que  se  volviera  á  hablar  del  asunto,  hasta  que  Ur- 
bistondo  decidió  llevar  á  cabo  el  indicado  proyecto. 

Encomendó  la  redacción  de  los  Estatutos  y  el  Re- 
glamento por  que  había  de  regirse  el  Banco  á  los  repu- 
tados comerciantes  de  la  localidad  D.  José  María  Tua- 
son  y  D.  Femando  Aguirre;  y  terminado  su  trabajo» 


l68  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

viéronse  y  fueron  aprobados  en  Junta  de  autoridades 
el  i.^  de  Agosto  de  i85i^  cuyo  acuerdo  mandó  cumplir 
el  Gobernador  general  por  decreto  de  ii  del  mismo  mes 
y  año. 

Según  los  expresados  Estatutos  (0>  el  nuevo  estable- 
cimiento, con  el  nombre  de  Banco  español-filipino  de 
Isabel  II,  se  constituyó  sobre  una  Sociedad  anónima  de 
accionistas,  por  término  de  veinticinco  años  prorro- 
gables,  con  un  capital  de  400.000  pesos,  formado  por 
2.000  acciones  de  á  200  pesos  cada  una:  i.ooo  de  éstas 
habían  de  adquirirse  por  las  Obras  pías  y  con  los  fondos 
administrados  por  corporaciones  destinados  á  objetos 
de  utilidad  pública  y  con  ajenos  de  la  Hacienda,  y  las 
otras  1. 000  se  emitirían  al  público:  las  primeras  eran 
intransmisibles  é  inalienables;  las  segundas  podrían 
venderse  ó  enajenarse  por  cualquier  otro  modo  licito, 
según  derecho:  los  extranjeros  estaban  autorizados  para 
adquirir  las  acciones  del  Banco  y  practicar  todas  las 
operaciones  de  cambio  y  giro  en  la  misma  forma  que  los 
nacionales,  pero  sin  opción  á  cargo  alguno  en  el  go- 
bierno y  administración  del  establecimiento,  á  no  ser 
que  tuvieren  carta  de  naturaleza  y  domicilio  en  el  país. 
Los  fondos  depositados  por  extranjeros  en  el  Banco  no 
estaban  sujetos  á  represalias  en  caso  de  guerra  con  sus 
respectivas  naciones.  El  Banco  tenía  la  facultad  priva- 
tiva de  emitir  billetes,  pagaderos  á  la  vista  al  portador, 

(1)  Estatutos  y  Reglammto  del  Banco  españal-filipino  di  Isabel  JJ^ 
aprobados  por  la  Junta  de  autoridades  en  acuerdo  de  l  .^  de  Agosto 
de  1851.  Mandados  cumplir  por  el  Excmo.  Sr.  Marqués  de  la  Solana, 
Gobernador  y  Capitán  Genera!  de  estas  Islas,  en  decreto  de  li  de) 
mismo  mes  y  aflo,  aprobados  defínitivamente  por  S.  M.  con  las  modi- 
ficaciones que  expresa  el  Real  decreto  de  17  de  Octubre  de  1854:  Ma- 
nila, 1854. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  I69 

en  cantidad  equivalente  á  las  tres  cuartas  partes  del  ca* 
pital  metálico  efectivo.  La  cuota  superior  de  cada  bi- 
llete no  excedería  de  200  pesos  ni  seria  menor  de  diez. 
En  Caja  habría  de  existir  siempre  metálico  y  valores  de 
plazo  ñjo  y  fácil  realización  dentro  del  período  de  no- 
venta días,  bastantes  á  cubrir  sus  débitos  por  billetes, 
depósitos  y  cuentas  corrientes.  La  cantidad  en  metálico 
debería  ser  siempre  igual,  por  lo  menos,  á  la  tercera  par- 
te  de  los  billetes  en  circulación. 

Las  operaciones  del  Banco  son  las  siguientes:  des- 
cuenta letras  y  pagarés  á  la  orden,  sean  ó  no  comercian- 
tes sus  portadores,  con  la  garantía  de  dos  ñrmas  de  los 
que  figuran  en  relación  que  forma  anualmente  la  Junta 
administradora;  ejecuta  cobranzas  de  ejecuciones  co- 
rrientes y  efectivas;  administra  en  cuenta  corriente  las 
cantidades  que  se  le  entreguen,  y  paga  por  cuenta  de  sus 
dueños  hasta  su  total  importe;  presta  sobre  pastas  de 
oro  y  plata  y  joyas  en  cantidades  que  no  bajen  de  5oo 
pesos,  sobre  pólizas  de  seguros  y  titulación  de  buques 
hasta  la  mitad  de  la  cantidad  que  señala  la  póliza,  con 
la  garantía  de  una  firma  de  responsabilidad,  y  sobre 
efectos  en  bodega  y  fincas  urbanas,  con  suficiente  ga- 
rantía (0. 

De  las  utilidades  ó  ganancias  que  resultaren  de  las 
operaciones  del  Banco,  deducidos  todos  los  gastos  de 
su  administración,  se  destinaba  el  6  por  100  para  la 
Dirección  y  el  4  por  100  para  la  Junta  de  gobierno, 
quedando  el  90  por  100  restante  para  los  accionistas. 


(l)  Por  Real  orden  de  7  de  Enero  de  1858  se  ha  concedido  al  Han- 
«o  la  facultad  de  extender  sus  operaciones  al  giro  de  letras  y  ¿  hacer 
préstamos  sobre  depósitos  de  letras  aceptadas,  con  las  garantías  esta- 
blecidas en  el  Código  de  Comercio. 


170  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

distribuyéndose  las  utilidades  por  dividendos  semes* 
trales. 

La  administración  del  Banco  se  confiaba  á  una  Junta 
de  gobierno,  compuesta  de  dos  Directores,  dos  Síndicos, 
seis  Consiliarios  y  un  Secretario,  declarándose  su  Pro- 
tector al  Gobernador  general,  y  Comisario  regio  al  In- 
tendente (0. 

El  Banco  comenzó  á  funcionar  en  1852,  y  no  deja 
de  ser  curioso  que  fuera  de  las  Obras  pías  y  las  Cajas 
de  comunidad,  de  cuyos  fondos  dispuso  Urbistondo, 
apenas  si  logró  que  algunos  particulares,  amigos  suyos, 
suscribieran  por  compromiso  un  corto  número  de  accio- 
nes, persuadidos  de  que  hacfan  un  mal  negocio,  y  más 
tarde,  cuando  vieron  que  producían  un  alto  interés,  la- 
mentábanse amargamente  no  haberlas  tomado  todas. 

£1  mencionado  establecimiento  no  tiene  sucursales 
en  provincias  (a). 

(l)     El  Banco  se  constituyó  con  el  personal  siguiente: 

Protector:  £1  Gobernador  general. 

Comisario  regio:  El  Intendente  de  Ejército  y  Hacienda  y  Superinten- 
dente genera!  delegado. 

Presidente  de  la  Junta  de  gobierno:  El  Comisario  regio. 

Síndico  de  nombramiento  oficial:  D.  Ramón  Somojca. 

Ídem  por  elección:  D.  Juan  Antonio  de  Orbela. 

Consiliarios:  D.  Prudencio  de  Santos. — D.  Juan  Francisco  Lecaros. 
-»D.  Antonio  Ayala. — D.  Gabriel  de  Llamas. — D.  Francisco  de  Urbis* 
tondo. — D.  José  María  Bustamante. 

Directores:  D.  José  María  Tuasón. — D.  Tomás  Balbas  y  Castro. 

(2]  Posteriormente  se  ha  aumentado  en  200.000  pesos  el  capital 
del  Banco;  se  le  ha  concedido  que  emita  billetes  por  el  valor  de  las  dos- 
partes  del  fondo  social;  se  ha  fijado  para  fondo  de  reserva  el  lO  por  lOO 
d.'l  capital;  se  ha  suprimido  el  Comisario  regio,  haciendo  sus  veces  el 
Director  de  turno,  y  se  ha  prorrogado  por  otros  veinticinco  años  su  du* 
ración. 
'  Por  Real  orden  de  3  de  Julio  de  lS63>  á  la  que  puso  el  ccúmplase» 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  I7I 

Una  de  las  más  transcendentales  consecuencias  de  la 
creación  del  Banco  fué  el  reembolso  á  Obras  pías  de 
todos  sus  préstamos  al  crédito  personal,  puesto  que  se 
las  prohibió  hacer  esa  clase  de  operaciones,  que  cons- 
tituía á  aquellas  fundaciones  en  otros  tantos  estableci* 
mientos  bancarios,  al  menos  en  la  parte  de  préstamos 
y  descuentos,  y  en  beneficio  exclusivo  de  los  peninsula- 
res y  filipinos. 

Esta  medida  y  la  desconfianza  hacia  el  nuevo  esta- 
blecimiento produjo  cierta  crisis  comercial,  siendo  es- 
casas las  operaciones  que  en  un  principio  verificaba.  In- 
fluía en  ello  la  escasez  de  personas  que  se  tenían  por 
solventes  ó  con  el  crédito  necesario  para  el  descuento 
de  pagarés  comerciales;  y  deseosa  la  administración  del 
Banco  de  dar  mayor  impulso  á  sus  negocios,  resolvió 
admitir  las  firmas  de  los  comerciantes  chinos  que  se 
juzgaren  con  las  garantías  necesarias.  Desde  entonces 
los  extranjeros  y  los  chinos,  que  en  Filipinas  no  están 
clasificados  como  tales,  sino  que  forman  una  clase  es- 
pecial, comenzaron  á  emprender  grandes  negocios  con 
las  facilidades  que  les  diera  el  Banco  (0. 

el  General  Echagüc  en  25  de  Agosto  siguiente,  fueron  aprobadas  las  al- 
teraciones que  en  el  Reglamento  interior  del  Banco  habla  propuesto  el 
Gobierno  Superior  de  las  Islas  en  15  de  Febrero  de  1860,  con  las  mo- 
difíciones  fijadas  en  su  consulta  por  el  Consejo  de  Estado  en  pleno. 

El  Banco  suele  repartir  á  sus  accionistas  dividendos  que  fluctúan  de) 
10  al  16  por  100  al  afio.  Su  cartera  suele  ser  de  i  .000.000  á  x  .500.000 
pesos.  Los  billetes  en  circulación  no  exceden  generalmente  de  400.000 
pesos,  no  obstante  estar  autorizado  á  emitir  el  triple  de  su  capital.  En 
cuentas  corrientes  y  depósitos  tiene,  por  término  medio,  sobre  un  mi- 
llón y  medio  de  pesos,  é  igual  suma  en  Caja,  aunque  en  ocasiones  ha 
llegado  á  tener  hasta  dos  millones  y  medio  de  pesos. 

(i)  cExa minada  esta  curiosa  evolución  de  los  negocios  en  Manil- 
la   resulta  que.....  en  el  espacio  de  muy  pocos  afios,  unos  cuan- 


172  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

Durante  el  año  de  i853  dictáronse  en  España  dife- 
rentes disposiciones  relativas  á  la  administración  de  las 
provincias  ultramarinas. 

A  propuesta  del  Consejo  de  Ministros  expidió  la  Rei- 
na en  26  de  Enero  de  dicho  año  un  Real  decreto  incor- 
porando á  la  Presidencia  del  Consejo  el  negociado  de 
Hacienda  de  Ultramar,  reservando  sólo  al  Ministro  de 
Hacienda  la  resolución  de  las  cuestiones  relativas  al  es- 
tablecimiento, repartición  y  cobranza  de  los  impuestos, 
asi  como  el  examen  de  la  inversión  de  los  caudales  pú- 
blicos; se  mandaba  que  las  comunicaciones  de  todos  los 
Ministerios  se  habían  de  transmitir  por  conducto  de  la 
Presidencia,  no  cumplimentándose  las  que  lo  fueren  di- 
rectamente; dictábanse  reglas  para  la  provisión  de  em- 
pleos militares  en  dichas  provincias,  y  se  creaba  en  el 
Consejo  de  Ultramar  una  Sección  denominada  Cámara, 
encargada  de  calificar  y  proponer  los  empleos,  títulos, 
condecoraciones  y  gracias  en  Ultramar,  y  una  Secreta- 
tos  españoles,  hombres  que  manejaban  caudales  españoles  con  los  cuales 
se  acaba  de  crear  un  Banco,  sin  darse  cuenta  de  cómo  esto  tenia  lu- 
gar, es  decir,  inconscienlemente,  entregaron  á  manos  chinas  y  á  otros 
extranjeros,  para  mayor  desarrollo  comercial,  aquella  gran  herramien- 
ta de  trabajo,  el  capital,  que  manejaban  antes  sus  compatriotas  (penin- 
sulares y  filipinos),  y  que  habían  dejado  y  aumentado  nuestros  antepa- 
gados. 

«Entonces  fué  cuando  adquirió  ese  sello  especial  anglo-chino  que  le 
<listingue,  el  comercio  de  Manila,  con  alguna  ya  importante  competen- 
cia alemana  de  pocos  afios  á  esta  parte,  aunque  no  extensiva  á  sus  ne- 
gocios en  tejidos  de  algodón  y  metales,  cuya  importación  es  inglesa 
exclusivamente». — {Los  chinos  en  Filipinas. — Males  que  se  experimen- 
tan actualmente  y  peligros  de  esa  creciente  inmigración.— Observacio- 
nes, hechos  y  cifras  que  se  encuentran  en  artículos  que  La  Cceania  Es- 
pañola^ periódico  de  Manila,  ha  dedicado  al  estudio  de  este  problema 
social:  Manila,  1886.) 

Folleto,  aunque  anónimo,  debido  á  la  pluma  del  Sr.  Del  Pan. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  1 73 

TÍa  de  dicha  Sección,  fijando  la  planta  de  las  mismas; 
el  art.  12  consignaba  que  la  Sala  de  Indias  del  Tribu- 
nal Supremo  de  Justicia  fuera  Cuerpo  consultivo  de  la 
Presidencia  del  Consejo  de  Ministros  en  lo  relativo  á  la 
administración  de  justicia  y  organización  de  los  Tribu- 
nales de  Ultramar. 

Se  mandaba  asimismo  que  hubiera  un  Fiscal  togada 
para  el  Consejo,  á  quien  podía  oir  éste  en  los  asuntos 
contencioso- administrativos  y  en  los  graves  de  gobier- 
no que  S.  M.  tuviere  á  bien  consultarle. 

Por  otro  Real  decreto  del  día  28  se  previno  que  el 
Fiscal  togado  asistiese  con  voz  y  voto  á  las  sesiones 
del  Consejo  de  Ultramar,  excepto  cuando  se  trataran 
asuntos  en  que  hubiere  emitido  dictamen  por  razón  de 
8u  cargo. 

Otro  Real  decreto,  expedido  el  3i  del  mismo  mes^ 
fijó  la  planta  de  los  empleados  de  la  Dirección  de  UN 
tramar,  conforme  á  lo  dispuesto  en  el  del  día  26.  Por  el 
art.  2.^1  la  Dirección  se  subdividia  para  el  despacho  en 
tres  secciones:  una  de  Gracia  y  Justicia,  otra  de  Ha-* 
cienda  y  otra  de  Gobierno. 

Como  consecuencia  de  esta  medida,  reformóse  tam- 
bién la  planta  del  Archivo  general  de  Indias,  de  Sevi- 
lla, dependiente  de  la  Dirección  de  Ultramar,  por  Real 
decreto  de  23  de  Febrero. 

Por  otro  Real  decreto  de  10  de  Abril,  se  dispuso  que 
la  Cámara  del  Consejo  de  Ultramar  fuese  1a  que  infor- 
mase en  lo  sucesivo  acerca  de  la  concesión  de  la  Real 
venia  y  Regium  exequátur  á  los  Breves  y  Bulas  que  se 
impetraran  de  Su  Santidad  para  las  provincias  ultra- 
marinas. 

Por  idéntica  resolución  de  5  de  Agosto  se  acordaron 
varias  medidas  para  el  cumplimiento  del  de  26  de  Enero 


174  JOSÉ   MONTERO  Y   VIDAL 

sobre  incorporación  del  negociado  de  Hacienda  de  Ultra- 
mar á  la  Presidencia  del  Consejo  de  Ministros,  fijando 
el  orden  del  despacho  según  la  índole  de  los  asuntos. 

A  propuesta  del  Consejo  de  Ministros,  presidido  por 
el  Conde  de  San  Luis,  se  suprimió  por  Real  decreto  de 
21  de  Septiembre  el  Consejo  y  Cámara  de  Ultramar  y 
su  Secretaría,  y  se  dispuso  que  el  Consejo  Real  en  ple- 
no ejerciera  las  atribuciones  consultivas  que  había  des* 
empeñado  aquél,  y  que  las  secciones  de  Guerra,  Gra- 
cia y  Justicia,  Hacienda  y  Gobernación  del  Consejo 
Real  entendieran  en  los  negocios  de  su  competencia  en 
todos  los  casos  en  que  debían  conocer  las  Comisiones 
generales  de  dichos  nombres. 

Por  Real  decreto  de  20  de  Octubre  se  declaró  á  los 
Capitanes  generales  de  Cuba,  Puerto  Rico  y  Filipinas, 
Directores  é  Inspectores  natos  de  todas  las  armas  é  ins- 
titutos del  ejército. 

Por  otro  Real  decreto  del  día  siguiente  se  concedió 
igualmente  á  las  mismas  autoridades  el  mando  supe- 
rior de  la  marina  en  dichas  Islas,  con  las  atribuciones 
que  señalan  á  los  Virreyes  de  Indias  las  Ordenanzas  ge- 
nerales de  la  Armada.  En  los  asuntos  facultativos  de- 
bían oir  precisamente  el  parecer  del  Comandante  gene- 
ral de  marina. 

Por  igual  soberano  mandato  de  21  de  Octubre  de 
i853  se  suprimieron  los  fueros  de  Bureo  y  Correos  en 
los  dominios  de  Ultramar,  así  como  los  juzgados  esta- 
blecidos para  los  mismos,  mandando  pasar  todos  los 
negocios  pendientes  en  dichos  juzgados  á  los  ordina- 
rios á  que  correspondieren  según  el  domicilio  ó  fuero 
que  por  otros  conceptos  disfrutaran  los  interesados. 

Últimamente,  por  otro  Real  decreto  de  2  de  Noviem- 
bre se  declaró  unida  á  la  Presidencia  del  Consejo  de 


HISTORIA  DE  FILIPINAS  I75 

Ministros  la  Superintendencia  general  de  Hacienda  de 
ias  posesiones  de  Ultramar,  con  la  misma  amplitud  de 
derechos,  facultades,  prerrogativas  y  goces  que  estaban 
concedidos  á  la  antigua  Superintendencia  general  de 
Indias,  unida  hasta  entonces  al  Ministerio  de  Hacienda. 

En  Filipinas  tenemos  que  registrar  en  el  mismo  año 
diversas  resoluciones. 

En  22  de  Febrero  de  i853  decretó  Urbistondo  la  re- 
forma del  art.  i.*^  del  expedido  por  Clavería  en  5  de  Oc- 
tubre de  1847,  que  trata  acerca  de  la  época  en  que  de- 
ben verificarse  las  elecciones  de  gobernadorcillos  y  mi- 
nistros de  justicia,  fijando  al  efecto  el  mes  de  Abril,  con 
objeto  de  que  las  actas  pudieran  estar  en  la  Secretaria 
del  Gobierno  de  las  Islas  en  Mayo,  disposición  que  aún 
continúa  en  vigor  (0. 

Por  otro  decreto  del  dia  23  fué  creado  el  distrito  de 
los  Montes  de  San  Mateo,  á  cargo  de  un  comandante 
político-militar,  en  los  confines  de  las  provincias  de 
Tondo  (Manila)  y  La  Laguna  (2). 

Por  idéntica  resolución  de  ig  de  Marzo  siguiente  creó 
la  Comandancia  político-militar  de  Romblón,  compues- 
ta de  la  isla  de  este  nombre  y  las  de  Sibuyan,  Tablas, 
Cobrador,  Simara,  Banton,  Maestre  de  Campo  é  islo- 

((]  Por  sucesivos  decretos  de  la  autoridad  superior  de  Filipinas  se 
dispone  que  en  la  Isla  de  Negros  se  hagan  las  elecciones  en  Enero  (i3 
•de  Noviembre  de  1855)  y  en  Mindanao  en  Febrero  (31  de  Enero  de 
1856),  sin  que  se  altere  la  época  de  la  posesión  que  expresa  el  decreto 
de  22  de  Febrero  de  1853. 

Respecto  de  las  apartadas  Islas  Batanes,  se  ordenó  que  tuvieran  lu- 
gar en  los  meses  de  Noviembre  y  Diciembre,  dando  inmediatamente  po- 
sesión á  Jos  elegidos  (7  de  Febrero  de  1857). 

(2)     Aprobado  por  Real  orden  de  28  de  Noviembre  siguiente. 

Por  decreto  del  Gobierno  Superior  de  Lis  Islas  de  9  de  Mayo  de  1857 
se  dispuso  que  este  distrito  se  denominara  en  lo  sucesivo  de  Morong. 


176  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

tes  contiguos  á  ellas^  fijando  la  capitalidad  en  la  pri- 
mera (0. 

Por  bando  de  20  de  Abril  hizo  público  el  decreto  de 
10  del  propio  mes  y  año  (1853),  relativo  al  papel  de 
multas  y  de  reintegro,  creado  para  pago  de  las  multas 
que  se  impusieren  gubernativa  ó  judicialmente,  confor- 
me á  lo  dispuesto  en  los  Reales  decretos  de  14  de  Abril 
de  1848  y  8  de  Agosto  de  i85i  (2). 

En  i.°  de  Junio  tomó  posesión  D.  José  Sandino  y 
Miranda  de  los  cargos  de  Superintendente  de  Hacienda 
y  demás  anejos. 

Por  decreto  de  8  de  Junio  de  1853  confirió  el  Gene- 
ral Urbistondo  al  ilustrado  teniente  coronel  graduado, 
capitán  de  ingenieros  D.  Felipe  de  la  Corte,  una  im- 
portante comisión  para  las  islas  Marianas. 

Fundábase  en  la  conveniencia  de  adoptar  en  el  ac- 
tual sistema  administrativo  y  económico  de  aquellas 
atrasadas  y  lejanas  islas  las  reformas  necesarias,  «evi- 
tando, dice  el  referido  decreto^  el  sucesivo  aumento  de 
gastos  que  ofrecen  sus  presupuestos,  y  utilizando  los  re- 
cursos y  elementos  que  existen  allí,  los  que,  bien  em- 
pleados y  dirigidos,  deberían  disminuir  notablemente  el 
situado  que  para  cada  año  se  remite,  y  ser  con  el  tiem- 
po suficientes  para  que  las  islas  se  bastasen  á  sí  mis- 
mas  y  teniendo  á  la  vista  las  Reales  órdenes  de  iz 

de  Mayo  y  14  de  Diciembre  del  año  próximo  pasado 

referentes  á  la  respetable  expedición  naval  que  se  esta- 
ba aprestando  en  los  Estados  Unidos  contra  el  Japón 
con  objeto  de  obligar  al  imperio  á  que  abra  sus  puertos 

(i)     Aprobado  por  Real  orden  de  x8  de  Febrero  de  1854. 

(2)  En  1 1  de  Agosto  fué  modificado  este  bando  en  lo  concerniente 
á  las  aprehensiones  de  juegos  prohibidos  hechas  por  el  Cuerpo  de  Segu- 
ridad pública. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  1 77 

al  comercio  de  aquella  República,  cuya  expedición  se 
presume  pudiera  detenerse  algún  tiempo  en  las  islas  de 
Sandwich,  próximas  á  las  Marianas,  y  tal  vez  hacer  es- 
cala en  éstas,  etc. » 

Encargábale  además  al  comisionado  que  viera  sobre 
el  terreno  las  modificaciones  que  fuese  indispensable 
hacer  en  el  gobierno  y  administración  de  aquellas  islas; 
los  elementos  de  prosperidad  y  fomento  del  país;  los  me- 
dios eficaces  de  desarrollarlos  en  utilidad  de  sus  natu- 
rales y  de  la  Hacienda  pública;  que  reconociera  la  si* 
tuación  y  estado  de  los  puntos  fortificados,  las  mejoras 
ó  reformas  de  que  fueran  susceptibles,  recursos  con  que 
se  contara  y  los  necesarios  para  su  mejor  defensa. 

Diéronsele,  á  la  vez,  unas  instrucciones  precisas  muy 
detalladas  respecto  á  todos  los  extremos  que  abrazaba 
su  comisión  y  los  asuntos  de  que  debía  tratar  (0. 

([)  Como  las  comunicaciones  con  Marianas  eran  en  aquella  época 
sumamente  tardías  y  el  comisionado  necesitaba  recoger  de  los  centros 
administrativos  las  comunicaciones  y  datos  referentes  á  su  cometido, 
terminó  el  mando  de  Urbistondo  sin  que  la  Coi  te  pudiese  emprender 
su  viaje. 

£1  Marqués  de  Novaliches,  que  le  sucedió,  no  sólo  mantuvo  dicha 
comisión,  sino  que  habiendo  terminado  el  tiempo  de  su  mando  el  go- 
bernador de  Marianas,  nombró  para  sustituirle  á  la  Corte  por  decreto 
de  IQ  de  Octubre  de  1854. 

Allá  fué  el  comisionado,  al  íín,  cuando  ya  tampoco  gobernaba  las  is- 
las Novaliches,  en  Abril  de  1855,  y  fruto  de  su  comisión  y  del  estudio 
que  hizo  del  territorio  de  su  mando  fué  la  siguiente  concienzuda  obra: 
Afepwria  dtseriptivm  é  hisiériea  de  las  islas  Marianas  y  otras  que  las  ro- 
dean en  relación  con  ellas  y  de  su  organización  actual,  con  estudio  ana- 
lítico de  todos  sus  elementos  físicos,  morales  y  políticos,  y  propuesta 
de  su  reforma  en  todos  los  ramos  para  elevarlas  al  grado  de  prosperidad 
que  les  corresponde,  escrita  por  el  teniente  coronel  D.  Felipe  de  la  Cor- 
te y  Ruano  Calderón,  del  Cuerpo  de  ingenieros  del  ejército,  goberna- 
dor de  dichas  islas,  como  resultado  de  la  comisión  que  se  le  confirió  por 

TOMO  III  12 


178  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

El  i3  de  Julio,  á  las  cinco  de  la  tarde,  tuvo  una  fuer- 
te erupción  el  volcán  Mayon,  de  Albay,  que  produjo 
daños  de  consideración  en  los  puertos  de  Camaligy  Gui- 
nobatan,  y  ocasionó  la  muerte  de  33  personas,  resul- 
tando mayor  número  de  heridos. 

Con  la  fecha  del  expresado  día  i3  de  Julio,  dictó  Ur- 
bistondo  este  extraño  decreto:  «Perteneciendo  ála  Co- 
rona y  Señorío  Real  el  dominio  supremo  de  las  minas 
de  todo  el  Reino,  y  habiendo  creído  conveniente  reser- 
var al  Gobierno  el  beneñcio  de  los  criaderos  de  carbón 
de  piedra  que  existen  en  la  Isla  de  Cebú  y  para  cuya 
explotación  no  se  haya  concedido  derecho  á  ningún  par- 
ticular, en  conformidad  á  lo  dispuesto  en  el  Reglamen- 
to de  minas  vigente  en  estas  Islas,  vengo  en  resolver 
que  en  lo  sucesivo,  y  hasta  la  resolución  de  S.  M.,  no  se 
admitan  registros  ni  denuncias  de  criaderos  de  carbón 
de  piedra  en  la  referida  Isla  de  Cebút. 

£1  17  de  Agosto  expidió  un  decreto  la  Superinten- 
dencia delegada  de  Hacienda,  relativo  á  la  contríbu* 
ción  de  diezmos  prediales,  con  el  ñn  de  regularizar 
este  impuesto,  que  estaba  casi  abandonado,  mandando 
que  todas  las  Corporaciones  del  clero  regular  y  secular» 
los  institutos  de  caridad,  beneñcencia  y  enseñanza,  las 
cofradías  y  obras  pías  y  cualquiera  otra  fundación,  pre- 
sentaran en  la  Administración  general  de  Tributos  re- 
laciones juradas  de  los  predios  rústicos  de  su  pertenen- 
cia, expresando  los  frutos  de  todas  clases  que  hubieren 
producido  en  el  año  de  1862,  y  la  situación  y  medidas 
de  las  haciendas.  Igual  obligación  se  imponía  á  los 


el  Superior  Gobierno  de  Filipinas  en  decreto  de  8  de  Junio  de  1853*  y 
aprobado  por  Real  orden  de  26  de  Noviembre  del  mismo. — Publicada 
en  el  Boletín  ofidél  del  MmisUrio  de  Ultramar:  Madrid,  Imprenta  Na- 
cional, l875« 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  X79 

pañoles  y  mestizos  de  español,  á  los  extranjeros  y  de- 
más personas  no  pertenecientes  á  las  clases  tributarías 
respecto  de  los  predios  rústicos  que  poseyeran  en  las 
Islas  (i). 

( 1 )  En  la  Recopilación  de  las  leyes  de  Indias  se  insertan  sobre  el  ramo 
-de  diezmos  las  siguientes: 

Que  los  oficiales  reales  cobren  los  diezmos  por  ser  pertenecientes  at 
Rey.  (Ley  1.*,  til.  16.  lib.  \P) 

Que  en  cuanto  á  los  diezmos  que  paguen  los  indios  se  guarde  lo  que 
en  cada  provincia  estuviere  en  costumbre.  (Ley  13,  idem,  id.) 

Que  los  españoles  paguen  diezmos  prediales.  (Ley  14,  idem.  id.) 

Qne  ninguno  se  ausente  sin  pagar  los  diezmos  que  debiere.  (Ley  15, 
idem,  id.) 

Que  se  paguen  diezmos  de  las  haciendas  del  Rey.  (Ley  16.  ídem»  id.) 

Que  los  caballeros  de  las  Órdenes  militares  paguen  diezmos.  (Ley  17, 
idem.  id.) 

Que  donde  no  hubiere  diezmos  para  la  dotación  de  las  ¡glebas  se  co- 
bre lo  que  hubiere  por  los  oficiales  reales  y  se  sustente  al  clero.  (Ley 
29,  idem,  id.) 

Que  los  diezmos  están  incluidos  en  la  masa  del  tributo.  (Ley  65, 
tít.  5.^  lib.  6.^) 

En  la  Ordenanza  de  Intendentes  de  1  786  se  lee: 

Que  los  diezmos  pertenecen  á  la  Real  Corona.  (Artículos  155»  168 

y  184.) 

Por  Reales  cédulas  de  25  de  Septiembre  de  1768  y  14  de  Octubre 
•de  1 785  se  manda  que  los  religiosos  paguen  el  diezmo  que  corresponde 
á  los  frutos  de  sus  haciendas. 

Por  Real  auto  de  la  Audiencia  de  Manila  de  11  de  Diciembre  de 
1 775»  aprobado  por  Real  cédula  de  i2  de  Julio  de  1778,  se  declara  exen- 
tos del  diezmo  predial  del  fruto  de  sus  haciendas  propias  á  los  indios 
naturales,  mestizos  de  sangley,  morenos,  japoneses  y  mulatos. 

Por  otra  Real  cédula  de  23  de  Mayo  de  1801  se  exceptúa  á  los  in» 
4io8  del  pago  de  diezmos. 

Por  idéntica  resolución  de  6  de  Octubre  de  1 792  se  manda  qoe  el 
conocimiento  de  la  administración  de  los  diezmos  es  de  la  Superinten- 
denoia;  y  últimamente,  por  Real  cédula  de  2i  de  Abril  de  1803  se  or* 
4ena  que  la  Audiencia  continúe  en  la  comisión  que  tenia  de  interve&ir 
«n  este  ramo. 


l8o  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

Por  decreto  de  17  de  Noviembre,  dictado  á  conse- 
cuencia de  una  Real  orden  de  12  de  Agosto  anterior^ 
suprimió  Urbistondo  el  Cuerpo  de  carabineros  de  segu- 
ridad pública,  sustituyéndole  por  el  de  Partidas  de  se- 
guridad pública»  según  se  prevenía  en  la  citada  Real 
orden  y  y  con  sujeción  al  Reglamento  redactado  al  efec- 
to, teniendo  los  mismos  fines  que  el  de  carabineros  á 
que  sustituía. 

Por  otro  de  19  del  mismo  mes  y  año  (i853)  supri- 
mióse también  la  Alcaldía  mayor  de  Nueva  Guipúzcoa,. 
creando  en  su  lugar  los  distritos  político-militares  de- 
nominados de  Bislig  y  Davao  (0. 

(i)  Por  Real  orden  de  S  de  Enero  de  1858  se  aprueba  esta  divi* 
sión,  mandando  que  formara  parte  de  BUIig  el  pueblo  de  Caraga,  cabe- 
cera de  la  provincia  de  este  nombre,  y  que  en  lo  sucesivo  se  denomina- 
ra de  Sarigao. 


CAPITULO  IX. 

Depredacioaes  de  los  piratas  de  TonquU  en  Samar  y  Camtguin. -^ 
Reclama  el  Gobernador  de  Filipinas  contra  semejantes  atentados. — 
£1  Sultán  y  sa  Consejo  se  declaran  impotentes  para  reprimir  esas 
piraterías,  dejando  su  castigo  al  cuidado  de  aquella  autoridad. — Cam- 
pafia  del  General  Urbistondo  contra  Joló. — Decide  ir  á  este  sultana- 
to, creyendo  imponerse  por  su  ascendiente  moral. — A  su  paso  por 
Tonquil,  castiga  á  los  piratas  de  Belann  y  somete  á  los  de  Bocotuaru 
—Llega  á  Joló;  manda  un  pliego  al  Sultán  noticiándole  su  presen- 
cia, y  la  turba  ofende  y  trata  de  matar  á  los  comisionados. — ^El  Sul* 
tan  y  su  Consejo  rehusan  visitar  al  Gobernador  de  Filipinas,  so  pre- 
texto de  la  excitación  del  pueblo. — Exige  la  entrega  de  los  ofenso- 
res; pero  no  consigue  esto  ni  el  conferenciar  con  los  dattos. — Re- 
suelve ir  á  Zamboanga  á  reunir  mayores  fuerzas.— Los  joloanos  dis- 
paran sus  cañones  contra  los  buques  al  retirarse  la  escuadra. — Urbis- 
tondo pide  desde  Zamboanga  refuerzos  á  Manila  y  Cebú. — Recibí- 
dos,  marcha  de  nuevo  á  Joló. — Efectúase  el  desembarco,  y  juega  la 
artillería  entre  los  buques  y  la  plaza. — Terrible  ataque  y  defensa  del 
fuerte  Asibi. — Consigúese  tomarlo  con  pérdidas  considerables  de 
ambas  partes. -«Heroicidad  del  P.  Ibáfiez. — Es  herido  y  muere  á  lo» 
pocos  días. — Toma  de  las  cottas  de  Daniel.  Maribajal  y  Buyoc. — 
Ocupación  de  las  de  Buloc  y  Moloc.  ~ Completa  derrota  de  los  joloa- 
nos.— Urbistondo  ocupa  el  fuerte  del  Sultán. — Destruyen  estas  for- 
talezas, es  recogida  su  artillería  y  regresan  los  expedicionarios  á  Zam- 
boanga y  Manila. —Entusiasta  recibimiento  en  ambos  puntos. 

Una  escuadrilla  pirática,  procedente  de  Tonquil,  re- 
forzada por  algunos  pancos  de  Belaun  y  Bocotuan»  fué 
á  caer  en  i85o  sobre  la  isla  de  Samar,  y  más  tarde  so- 
bre la  de  Camiguin,  cometiendo  en  ambos  puntos  sus 
ordinarios  atropellos,  además  de  llevarse  cautivos  á  yS 
infelices  indios  de  ambos  sexos. 


l82  JOS¿   MONTERO   Y   VIDAL 

Durante  la  travesía  fueron  arrojados  al  agua  por  los  pi* 
ratas  los  ancianos  y  niños,  considerándolos  carga  inútil. 

£1  Capitán  general  de  Filipinas  envió  á  Joló,  en  ti 
vapor  de  la  Real  armada  Reina  de  Castilla,  al  Secreta- 
rio del  Gobierno,  D.  Nicolás  Enrile,  para  reclamar 
enérgicamente,  en  su  nombre,  a<^rca  de  semejante  aten- 
tado, y  el  Sultán  y  su  Consejo  contestaron  que  «cono- 
ciendo el  derecho  con  que  S.  B.  reclamaba  justicia  y  la 
infame  del  atentado,  habían  votado  el  exterminio  de 
Tonquil;  pero  que  en  atención  á  su  falta  de  prestigia 
para  hacerse  obedecer  y  de  fuerzas  con  que  poder  suje- 
tar á  aquellos  subditos  rebeldes,  dejaban  á  su  cargo  el 
imponer  el  castigo  á  que  se  hubieren  hecho  acreedores^ 
y  exigir  la  devolución  de  los  cautivosi. 

Al  conocer  el  General  esta  contestación  que  le  comu- 
nicó su  comisionado  Enríle  á  su  llegada  á  Manila,  el  25 
de  Noviembre  de  i85o,  concibió  el  proyecto  de  em- 
prender una  campaña  contra  Joló.  Creyó  fácil,  sin  em- 
bargo, arreglar  el  asunto  por  su  ascendiente  moral,  y 
decidió  personarse  en  aquella  sultanía,  consideranda 
esto  bastante  al  logro  de  su  propósito. 

Realizados  con  celeridad  y  sigilo  los  aprestos  nece- 
sarios, el  II  de  Diciembre  de  i85o,  á  las  cuatro  de  la 
tarde,  salieron  de  la  bahía  de  Manila  los  vapores  de  gue- 
rra Reina  de  Castilla,  Sebastian  Elcano,  corbeta  Villa  de 
Bilbao  y  bergantín  Ligero,  en  el  primero  de  los  cuales 
embarcó  dicha  autoridad  con  su  Estado  Mayor  y  el  Co- 
mandante general  de  Marina  D.  Manuel  de  Quesada. 

En  aquellos  buques  iban  5oo  Soldados  de  infantería 
y  loo  artilleros,  con  dos  obuses  de  montaña  y  algunoa 
de  fortificación.  El  General,  en  su  despedida,  sólo  había 
dicho:  tVoy  al  Sur  de  Mindanao».  El  17  fondeaban  los^ 
vapores  en  Zamboanga,  después  de  tener  que  arribar  & 


HISTORIA  DS   FILIPINAS  183 

Calavite  (Mindoro)^  y  el  ao  los  buques  de  guerra.  En 
dicho  punto  embarcaron  dos  compañias  de  infantería  y 
102  voluntarios  zamboangueños,  con  el  gobernador  de 
la  plaza  D.  José  María  de  Caries  y  el  capitán  de  in- 
genieros D.  Rafael  Carrillo,  aumentándose  la  escuadra 
con  un  vapor,  seis  falúas,  un  barangayán  y  seis  lanca- 
nes.  El  parque  de  campaña  se  completó  con  70  esca- 
las y  So  camillas.  Durante  la  travesía  hubo  que  lamen- 
tar la  pérdida  de  dos  lancanes  por  causa  de  la  excesiva 
corriente.  El  24  se  hallaba  la  escuadra  en  el  canal  que 
divide  las  islas  de  Belaun  y  Bocotuan,  dependientes  de 
Tonquil.  Una  columna  destacada  contra  Belaun,  á  las 
órdenes  del  comandante  D.  Manuel  Coballes,  puso  fuego 
á  25o  casas  y  á  20  vintas  y  barotos,  y  taló  las  semente- 
ras. Los  moros  intentaron  defenderse,  quedando  muer- 
tos tres  y  prisioneros  17,  entre  éstos  el  paulima  ó  datto 
principal.  De  los  expedicionarios,  quedó  herido  el  subte- 
niente D.  Juan  Martínez.  El  datto  de  Bocotuan,  á  cuya 
isla  fué  otra  columna,  mandada  por  el  comandante  Don 
José  Ochoteco,  se  sometió  á  la  soberanía  de  España. 

La  escuadra  continuó  su  rumbo  á  Joló,  en  cuya 
rada  dio  fondo  el  29,  saludando  con  21  cañonazos  á  la 
plaza,  que  le  contestó  en  igual  forma.  Defendían  la 
ciudad  cinco  cottas  ó  fuertes,  sobresaliendo  la  del  Sul- 
tán y  la  del  datto  Daniel.  Joló  presentaba  imponente 
aspecto  por  la  doble  línea  de  sus  fortiñcaciones  y  la 
mucha  artillería  de  sus  baterías.  La  población,  com- 
puesta de  casas  de  madera  y  cañas,  encerraba  unas 
7.000  almas.  El  barrio  de  los  chinos  constarla  de  5oo 
individuos.  El  capitán  de  ingenieros  D.  Emilio  Ber- 
náldez  y  el  alférez  de  navio  D.  Manuel  Sierra,  segui- 
dos del  intérprete  D.  Alejo  Álvarez,  bajaron  á  tierra 
el  3o  con  un  pliego,  anunciando  al  Sultán  la  llegada 


184  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

del  Jefe  supremo  de  las  Islas  y  su  d  eseo  de  tener  una 
entrevista  con  él  ó  con  los  magnates  que  designara. 

Al  pisar  la  playa  se  arrojó  sobre  los  oñciales  men- 
cionados la  turba  amotinada^  y  de  seguro,  sin  la  enér- 
gica actitud  de  aquellos  valientes,  los  sacrifican  en  el 
acto  (1).  Al  amparo  de  varios  dattos  que  acudieron  del 
fuerte  principal,  atravesaron  con  dificultad  suma  y  en 
dos  horas  largas  el  relativamente  corto  trayecto  que 
había  hasta  la  residencia  del  Soberano  de  J0I6.  Al  ver- 
les subir  la  escalera  de  la  sala  de  Consejos,  el  furor  de 
los  moros  estalla;  traidoramente  y  por  la  espalda  des- 
cargan una  cuchillada  á  cada  uno  de  los  comisionados, 
mas  sin  lograr  herirles;  ellos  desnudan  sus  espadas, 
dispuestos  á  vender  caras  sus  vidas;  pero  el  Sultán,  ba- 
jando rápidamente  la  escalera,  se  abraza  á  ambos  ofi- 
ciales y  les  sirve  de  escudo  hasta  penetrar  en  la  sala, 
cuyas  puertas  hizo  cerrar. 

La  plebe  pugnaba  por  invadir  el  local,  y  pedia  á  voz 
en  grito  la  cabeza  de  los  españoles. 

El  Sultán  ocupó  la  presidencia  de  la  sala  rodeado  de 
los  dattos  y  de  algunos  esclavos  con  armas. 

Leído  el  pliego  del  Gobernador  de  Filipinas  por  el  in- 
térprete, indicaron  los  enviados  la  conveniencia  de  que 
fuese  el  Sultán  con  algunos  dattos  á  visitar  al  General: 
aquél  afectaba  oírles  con  indiferencia;  los  dattos  mos- 
traban turbación  y  recelo.  Solicitó  el  Consejo  media  ho- 
ra para  deliberar,  y  al  cabo  de  este  tiempo  contestó  que, 
visto  el  estado  de  insurrección  del  pueblo,  sentía  no 
poder  ir  á  cumplimentar  al  Marqués  de  la  Solana.  Es- 
forzaron sus  razonamientos  los  oficiales  españoles;  pero 

(l)  «Aseguro  en  mi  honor  y  conciencia  que  ambos  parlamentarios 
corrieron  riesgo  inminente  de  muerte  entre  aquellos  bárbaros  mabome- 
taños».  (General  Quesada.} 


HISTORIA  DS  FILIPINAS  1 85 

á  todo  recibían  respuestas  evasivas  y  decidieron  reti  - 
rarse.  £1  Sultán  trató  de  retenerlos  so  pretexto  de  que 
al  salir  iban  á  ser  indefectiblemente  asesinados^  sin  que 
él  tuviese  medios  de  evitarlo;  pero  ante  la  irrevocable 
resolución  de  los  oficiales,  el  datto  Molok,  después  de 
hablar  con  sus  compañeros,  los  condujo  por  una  salida 
del  otro  extremo  del  palacio  á  la  plaza,  de  donde  los  llevó 
una  canoa  tripulada  por  seis  esclavos  al  bote  del  vapor, 
no  sin  que  la  turba,  al  enterarse  de  que  se  les  había  ido 
la  presa,  dejase  de  disparar  sus  fusiles  contra  el  bote. 

Aún  intentó  el  General  Urbistondo  conjurar  el  con- 
flicto pacificamente  pidiendo  al  Sultán,  por  medio  del 
intérprete,  la  entrega  de  los  motores  del  motín,  como  si 
los  joloanos  entendieran  de  semejantes  diplomacias; 
negáronse  á  ello,  y  aun  á  que  dos  dattos  fuesen  á  con- 
ferenciar con  él.  No  quedaba  ya  más  remedio  que  acudir 
á  las  armas:  la  dignidad  de  España,  representada  por 
el  Jefe  supremo  de  Filipinas,  asi  lo  exigía;  pero  la  im- 
previsión de  no  llevar  fuerzas  suficientes,  en  la  creencia 
equivocada  de  que  los  joloanos  accederían  de  buen  grado 
á  los  deseos  de  su  autoridad,  aconsejó  al  Marqués  de  la 
Solana  diferir  para  más  adelante  la  reparación  del  agra- 
vio recibido,  y  en  esto  obró  con  prudencia,  porque  Joló 
contaba  ya  en  sus  muros  sobre  8.000  combatientes  ague- 
rridos, entre  los  joloanos  netos  y  los  indomables  salvajes 
que  para  la  defensa  del  territorio  nacional  habían  dejado 
sus  agrestes  moradas;  abundaban  los  víveres  y  las  muni  - 
ciones  de  guerra,  y  no  les  embarazaba  el  temor  de  que 
muriesen  por  las  balas  enemigas  sus  mujeres  ó  sus  hijos, 
puestos  á  salvo  de  antemano  en  los  pueblos  del  interior. 

Urbistondo  resolvió  ir  de  nuevo  á  Tonquil,  aniqui  - 
larlo  y  aguardar  en  Zambpanga  la  reunión  de  mayores 
refuerzos  para  volver  sobre  Joló  • 


l86  JOSÉ   MONTERO  Y   VIDAL 

En  la  madrugada  del  i.^  de  Enero  de  i85i,  hallán- 
dose los  barcos  en  franquía  y  sin  hostilidad  de  su  par- 
te, recibieron  una  descarga  general  de  las  cottas,  que 
originó  la  muerte  de  siete  individuos  é  hirió  á  cuatro, 
causando  ligeras  averias  en  el  casco  y  arboladura  de  los 
buques. 

Éstos,  sin  detener  su  marcha,  contestaron  al  villano 
insulto  con  buen  número  de  granadas.  El  fuerte  del  Sul- 
tán izó  bandera  roja  en  señal  de  guerra,  lo  cual  demues- 
tra su  connivencia  en  el  injusto  rompimiento. 

El  2,  muy  á  primera  hora,  se  detuvo  la  escuadra  en- 
tre Bocotuan  y  Belaun,  y  practicado  un  segundo  reco- 
nocimiento de  estas  islas,  pasó  á  Tonquil.  Desembar- 
có en  su  playa  una  columna  de  600  hombres,  é  hizo 
sufrir  á  sus  habitantes  grandes  estragos,  pues  les  que- 
mó 96  o  casas  y  106  embarcaciones.  Murieron  en  la  pe- 
lea 25  moros,  cuatro  quedaron  prisioneros  y  se  logró  el 
rescate  de  2  g  cautivos.  Hecho  esto,  partió  la  escuadra 
para  Zamboanga,  donde  dio  fondo  el  5  al  mediodía. 
Dos  horas  después  salía  para  Manila  el  Jefe  del  aposta- 
dero y  el  Secretario  del  gobierno,  con  despachos  para 
el  General  Segundo  cabo. 

El  vapor  Elcano,  mandado  por  el  teniente  de  navio 
D.  Domingo  Medina,  á  su  ida  para  Manila  se  detuvo 
en  Cebú  breves  momentos  y  dejó  un  oficio  del  Capitán 
general,  fechado  á  bordo  del  Reifia  de  Castilla  el  10,  en 
que  manifestaba  al  jefe  de  la  provincia  que,  habiendo 
ido  á  Joló  con  ánimo  de  concluir  un  tratado  definitivo 
que,  á  par  de  asegurar  nuestras  relaciones,  robustecie- 
se la  fuerza  moral  de  que  carece  aquel  Sultán  para  con 
sus  subditos,  no  sólo  le  había  sido  imposible  entrar  en 
conferencias  con  él,  sino  que,  después  de  insultar  y  es- 
tar en  riesgo  de  perecer  los  comisionados  que  mandara 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  187 

á  tierra»  fué  cañoneado  con  tanta  osadía  como  vileza  el 
i.^  de  Enero  al  dar  la  vela  para  Zamboanga,  que  era 
indispensable  vengar  el  ultraje  inferido  al  pabellón  es- 
pañol; que  necesitaba  reunir  los  elementos  necesarios, 
y  que  en  su  virtud,  y  por  su  parte,  procediera  á  enviar- 
le para  el  lo  de  Febrero  20  barangayanes,  tripulados 
cada  uno  con  su  gente  de  dotación,  y  además  con  i5 
hombres  de  desembarco  á  propósito  para  el  caso,  de^ 
hiendo  fletar  un  buque  que  condujera  los  víveres  para  di- 
chas fuerzas,  y  pagar  su  importe  con  el  sobrante  de  pro- 
pios y  arbitrios  (1).  Iba  en  dicho  vapor  el  religioso  reco- 
leto Fr.  Pascual  Ibáñez,  coadjutor  del  párroco  de  Zam- 
lx>anga,  quien  se  había  brindado  á  hacerse  cargo  de  los 
barangayanes  en  su  traslado  á  aquella  plaza.  El  coman- 
dante de  la  división  de  fuerzas  sutiles  de  marina  recibió 
asimismo  orden  de  enviar  á  Zamboanga  la  lancha  y  dos 
falúas  con  víveres  para  tres  meses. 

,EI  alcalde  mayor  de  Cebú,  D.  Ramón  Llimos  y  Man- 
so, desplegando  extraordinario  celo  y  actividad,  y  se- 
cundado en  sus  órdenes  con  patriótico  entusiasmo  por 
el  Obispo  de  la  diócesis,  D.  Fr.  Romualdo  Jimeno,  y  por 
los  religiosos  de  los  pueblos  respectivos,  y  especialmen- 
te por  el  de  Canoan,  Fr.  Timoteo  Gonzalo  del  Carmen, 
alistó,  en  el  brevísimo  término  de  ocho  días,  21  baran- 
gayanes, tripulados  por  722  individuos  y  18  de  que 
constaba  la  música  de  Carear,  esto  por  ofrecimiento  es- 
pontáneo de  la  principalía  del  pueblo  y  de  su  párroco, 
Fr.  Benito  Pérez,  agustino  ('^);  los  reunió  en  las  aguas 

(i)    Apéndice  III. 

(2)  Los  barangayanes  eran  de  los  pueblos  de  Danao,  Mandaue,  Opon, 
SIbonga,  Aiigao,  Dumaguete,  Boljoón,  Oslot,  Barili,  Talibon,  I^eon» 
Mañbojoc,  Tacbilarau,  Oaais,  Panglao,  Badayon,  Loay,  Loboc,  Di- 
miao,  Jagua  y  Canoan. 


l88  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

del  barrio  de  Macapilay,  isla  de  Siquijor  (después  pa- 
rroquia de  San  Juan),  y  en  la  mañana  del  24  dio  á  co- 
nocer por  su  jefe  al  P.  Ibáñez,  saliendo  para  Zam~ 
boanga,  en  donde  entraron  en  la  madrugada  del  z6, 
sorprendiendo  agradablemente  la  importancia  del  re- 
fuerzo, el  marcial  aspecto  de  los  cebuanos  y  boholanos 
y  los  saludos,  evoluciones  y  descargas  que  practica- 
ron (').  El  P.  Ibáñez  fué  nombrado  por  Urbistondo  jefe 

(i)  t  Superior  Gobierno  y  Capitanía  general  de  Filipinas, — Scccií^m 
de  Gobierno. — Hoy  á  la  madrugada  arribaron  á  este  puerto  los  21  ba- 
rangayanes  que  V.  S.  ha  enviado  de  esa  provincia  para  auxilio  de  la  ex- 
pedición que  me  propongo  emprender  contra  Joló,  y  dirigidos  peí  rec- 
tamente por  el  Rdo.  P.  Fr.  Pascual  Ibáfiez,  hicieron  su  entrada  y  salu- 
dos con  una  precisión  y  orden  admirables,  poseídas  sus  tripuiacionrs  del 
mayor  entusiasmo  y  decisión. — Por  el  mismo  religioso  he  recibido  ia 
comunicación  de  V.  S.  de  23  del  actual,  en  que  me  avisa  la  salida  de 
dichas  embarcaciones  y  de  la  goleta  Socorro  con  sus  víveres,  que,  aun 
cuando  no  ha  llegado,  se  espera  lo  veriüque  muy  en  breve;  y  altamente 
satisfecho  de  la  actividad  y  eficacia  que  V.  S.  ha  empleado  en  el  apretó 
y  envió  de  esas  fuerzas,  me  complazco  en  manifestárselo  y  darle  las  gra- 
cias por  tan  señalado  servicio,  esperando  las  tributará  V.  S.  en  mi  nom- 
bre á  los  devotos  curas  párrocos,  que  con  tan  franca  y  decidida  volun- 
tad han  cooperado  á  él  con  todo  lo  que  estaba  de  su  parte. — Las  mu- 
niciones de  los  barangayanes  serán  reemplazadas  por  otras  que  se  hallen 
en  buen  estado,  según  V.  S.  propone,  quedando  las  suyas  depositadas 
en  esta  plaza  hasta  su  regreso. — Dios  guarde  á  V.  S.  muchos  afios. 
Zamboanga  26  de  Enero  de  1 858. —Antonio  de  Urbistondo.— Sr.  Al- 
calde mayor  de  la  provincia  de  Cebú». 

Una  comunicación  análoga  dirigió  Urbistondo  al  Obispo  de  Cebú^ 
con  la  misma  fecha,  en  que  se  leen  estas  frases:  «El  mérito  que  ha  con- 
traído el  P.  Ibáñez,  ofreciéndose  espontáneamente  á  pasar  á  Cebú  á 
desempeñar  la  importante  comisión  que  acaba  de  efectuar,  en  la  que 
ha  dado  evidentes  pruebas  de  celo  é  interés  religiosos  y  de  una  activi- 
dad suma,  en  unión  con  sus  compañeros  los  devotos  curas  párrocos  de 
aquella  provincia  para  la  cooperación  con  su  Alcalde  mayor,  al  pronto 
apresto  de  los  buques  y  gente  armada,  es  verdaderamente  recomenda- 
ble y  digno  de  tpdo  elogio»,  etc. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  189 

de  la  quinta  columna  de  desembarco  y  de  las  fuerzas  pro- 
vinciales de  visayas  y  zamboangueños.  A  estos  volun- 
tarios los  uniformó  con  camisa  blanca ,  pantalón  azul  y 
banda  encarnada.  Llevó  los  víveres  de  los  visayas  la  go- 
leta Socorro,  fletada  al  efecto  (i). 

En  Manila  causó  profundo  disgusto  el  agravio  de  los 
joloanos,  lo  mismo  entre  los  españoles  que  entre  los  fili- 
pinos (2),  y  en  breve  se  reunieron  por  suscripción  80.000 
pesos  para  contribuir  á  los  gastos  de  la  campaña;  el  co- 
mercio puso  sus  buques  á  disposición  del  Gobierno;  el 
Segundo  cabo  y  las  dependencias  respectivas  hicieron  á 
toda  prisa  los  aprestos  necesarios,  y  el  3  de  Febrero 
zarparon  para  Zamboanga  seis  buques  transportes  con 
2.135  soldados.  El  12  estaban  ya  todas  estas  fuerzas  en 
dicha  capital. 

£1  patriota  español  D.  Joaquín  Ortiz,  capitán  de  mi- 
licias en  Iloiloy  se  presentó  con  su  bergantín  Dos  Her- 
manos  y  100  voluntarios,  equipados,  armados  y  mante- 
nidos por  su  cuenta. 

En  Zamboanga,  mientras  tanto,  se  adiestraban  las 
tropas  en  ejercicios  de  su  instituto:  los  oficiales  de  in- 
genieros prepararon  alojamiento  para  2.000  hombres; 
dirigían  la  construcción  de  escalas  de  asalto,  camillas 
para  heridos  y  balsas  de  desembarco.  Necesitándose 
lancanes,  fué  á  la  isla  de  Basilan  el  capitán  de  ingenie- 

(1)  Costó  el  flete  800  pesos;  2.179,7  reales  y  tres  gramos  el  impor- 
te de  los  víveres,  y  467,7  reales  el  uniforme  de  los  voluntarios:  coste 
insignificante  en  los  sesenta  y  ocho  dfas  que  duró  la  expedición. 

(2)  «Feliz  insulto,  que  proporcionó  la  ocasión  de  revelar  hasta  dón- 
de llega  nuestro  arraigo  en  el  país  y  cuánto  puede  esperarse  de  la  fra- 
ternidad y  unión  con  que  dichosamente  vivimos  en  estas  Islas,  tipo  de 
fidelidad  y  sensatex».— (Fr.  Francisco  Gainza,  en  su  Afemoria  y  anitct^ 
dmta  tobrt  BaUngumguiy  J^lé:  Manila,  1851.) 


1 90  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

ros  Carrillo,  y  con  solos  algunos  soldados  y  un  cente- 
nar de  presidiarios  logró  construir  más  de  6o:  con  ellos, 
los  obreros  y  la  marinería  fabricaron  3o  balsas,  capaces 
para  transportar  cada  una  8o  hombres. 

La  expedición,  en  resumen,  quedó  compuesta  de  lo 
jefes,  132  oficiales  (de  éstos  11  de  artillería  europea), 
2.876  individuos  de  tropa  (de  éstos  3o  obreros  de  forti- 
ficación, 253  de  artillería  europea  y  el  resto  de  infante- 
ría) y  925  voluntarios  (3oo  de  ellos  zamboangueños), 
sin  incluir  los  remeros  visayas,  seis  obuses  de  montaña 
y  un  parque  de  ingenieros. 

La  escuadra  constaba  de  los  siguientes  buques  de 
guerra:  corbeta  Villa  de  Bilbao,  de  3o  cañones,  al  man- 
do del  capitán  de  fragata  D.  Blas  García  de  Quesada; 
bergantín  Ligero^  de  12  cañones,  al  del  teniente  de  na- 
vio D.  Pedro  Rivera;  vapores  Reitta  de  Castilla^  Maga- 
llanes y  ElcanOf  de  dos  cañones  giratorios,  mandados 
los  dos  primeros  por  los  tenientes  de  navio  D.  Fran- 
cisco de  Paula  Izquierdo  y  D.  Domingo  Medina,  y  el 
último  por  el  alférez  de  navio  D.  Francisco  de  Paula 
Madrazo;  dos  lanchas  cañoneras  y  nueve  falúas  de  la 
marina  sutil,  á  las  órdenes  de  sus  comandantes  el  ca- 
pitán de  fragata  D.  Fermín  Sánchez,  jefe  de  las  fuer- 
zas sutiles  de  Visayas  y  teniente  de  navio  D.  José  Ma- 
ría Escurdia,  jefe  de  la  división  naval  de  Zamboan- 
ga,  y  cuatro  barcas,  cinco  bergantines  (0|  21  baranga- 

(1)  Los  buques  mercantes  eran:  barcas  Amis/ad,  EuraUuy  A^aaUa; 
fragata  ümón,  y  bergantines  Oqumdo^  BUhaino^  Ttimpo  y  Dot  Hernia- 
Hos^  al  mando,  respectivamente,  de  D.  Ramón  Mufioz,  D.  Manuel  Ci* 
riaco  ífligo,  D.  Elias  Abogas,  D.  Mariano  Pardo,  D.  Juan  Guillen»  Don 
Juan  Villar,  D.  José  Aguirre  y  D.  Federico  Chalband.  Terminada  la 
campafia,  fueron  agraciados:  el  primero,  con  el  grado  de  alféreí  de  na* 
vio,  y  los  restantes,  con  el  de  fragata  de  la  Real  armada. 


HISTORIA  DS  FILIPINAS  IQI 

yanes  y  varías  vintas,  lancanes  y  balsas  conducidas  á  re- 
molque. 

£1  19  de  Febrero  partió  la  escuadra  con  rumbo  á 
Joló.  Las  corrientes  y  los  vientos  contraríos  hicieron 
muy  penosa  la  travesía  de  los  buques  de  vela,  algunos 
de  los  que  estuvieron  á  pique  de  ñau  fragar  entre  aque- 
llos arrecifes;  pero  al  ñn  se  vencieron  todos  los  obstácu- 
los, sin  más  percance  serio  que  la  varada  de  la  corbeta 
Villa  de  Bilbao,  que  dio  el  20  sobre  un  bajo  desconoci- 
do de  coral.  Se  logró,  con  gran  trabajo  y  trasbordando  la 
gente,  ponerla  á  note;  reparada  en  el  fondeadero  más 
próximo,  entró  en  Joló  en  la  tarde  del  27  (O.  El  26  co- 
municó Urbistondo  las  órdenes  oportunas  para  el  des- 
embarco (2). 

( I )  cPuede  decirse  que  el  salvamento  de  la  Bilbao^  la  Amistad ^  el 
Oqutndo  y  el  Bilbaino^  que  ya  tocaba  en  los  arrecifes,  se  debe  á  la  pre- 
sencia del  vapor  Elcano  y  al  noble  carácter  de  su  comandante,  á  su  pre- 
coz inteligencia,  á  su  bizarría,  navegando  sobre  un  escollo  imposible  de 
medir  en  sus  diferentes  prominencias,  en  medio  de  una  corriente  fu- 
riosa á  toda  fuerza  de  máquina etc.i 

«La  conducta  de  generosa  abnegación  del  capitán  de  la  fragata  Amis- 
tad^ D.  Ramón  Mufioz,  es  también  tan  digna  de  elogio  como  de  reco- 
mendación.— tfSalve  usted  á  la  BUbao^  dijo  al  del  EUano^  y  luego  me 
salvaré  yo».  ^( Diaria  de  las  operaciones  ejecutadas  por  las  fuertas  na^ 
vales  del  Apostadero  de  Filipinas,  por  el  Comandante  general  D.  Ma- 
nuel Quesada:  Zamboanga  7  de  Marzo  de  1851.) 

(2]  cA  las  cuatro  de  la  madrugada  se  procederá  á  ejecutar  el  des- 
embarco de  las  tropas  en  los  términos  prevenidos,  así  en  las  instruccio- 
nes como  en  las  prevenciones  verbales  que  han  recibido  los  jefes  de  las 
columnas,  para  que,  si  posible  fuese,  qncde  realizad»  al  despuntar  U 
aurora.  £1  silencio  y  el  orden  deben  presidk  estos  momentos,  en  que 
conviene  alejar  confusiones,  y  que  el  enemigo  no  a«  aperciba,  si  es  posi- 
ble, del  movimiento,  hasta  que  sienta  sus  efectos. 

» Marcado  el  pormenor  de  dicha  operación  y  los  deberes  y  cuidados 
de  cada  uno,  y  conocido  el  celo  y  entusiasmo  que  anima  á  todas  las 
clases  que  componen  la  expedición,  no  es  de  temer  ningún  entorpecí- 


1 92  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

El  jefe  de  la  expedición  habia  proyectado  embestir 
la  linea  de  las  fortifícaciones  enemigas  por  ambos  la  • 
dos  al  mismo  tiempo,  y  una  vez  tomados  los  baluartes 
extremos,  caer  sobre  los  del  centro  que,  ofendidos  de 
frente  y  de  flanco,  no  podrían  defenderse.  Á  este  fin  di- 
vidió  las  fuerzas  en  dos  columnas,  al  mando  de  los  co- 
roneles D.  Vicente  Conti  y  D.  José  María  Soto  (0.  La 
primera,  que  debía  operar  sobre  el  flanco  izquierdo, 
constaba  de  cuatro  jefes,  43  oficiales,  970  individuos  de 
tropa  y  3oo  paisanos,  más  una  reserva  de  642  de  los 
primeros  con  25  oficiales  y  dos  obuses  de  montaña.  La 
segunda,  encargada  de  atacar  el  flanco  derecho,  se  com- 
ponía de  cuatro  jefes,  37  oficiales  y  1.324  hombres,  de 

miento  en  el  orden  natural  de  ios  sucesos,  y  debemos  esperar  vernos 
con  el  pie  en  tierra  de  JoIó,  donde  venguemos  nuestra  ofensa,  sosten- 
gamos nuestros  derechos  y  escarmentemos  la  osada  arrogancia  con  que 
el  Sultán  y  dattos,  apoyados  en  la  anarquía,  promueven  el  latrociaio  y 
el  tráfico  de  la  raza  humana. 

rLa  subordinación  que  tanto  distingue  á  las  tropas  que  tengo  el  ho- 
nor de  mandar,  me  hace  esperar  que  sofocando  su  entusiasmo  no  aten- 
derán mis  que  á  la  voz  de  sus  jefes  para  obrar  compactos  y  unidos,  y 
que  aun  después  de  la  victoria  no  se  abusará  del  uso  de  municiones,  que 
quizá  tendrán  que  aprovecharse  con  gloria  para  imponer  orden  á  otras 
hordas  de  la  morisma. 

»Laa  tropas  pueden  estar  seguras  que,  con  serenidad  y  obediencia  y 
con  los  esfuerzos  que  les  exijan  sus  jefes,  serán  duefias  en  breve  de  la 
victoria.  Los  jefes  y  oficiales  cuidarán  esmeradamente  de  hacer  cumplir 
parte  tan  interesante  para  mantener  el  orden  y  economía  de  víveres,  y 
de  SQ  acierto  y  de  su  ejemplo  todo  debe  esperarse,.  Del  celo  de  dichos 
seflores  depende  A  opoitunidxd  de  la  ejecución  de  todas  las  medidas 
anticipadas,  dictadas  para  este  momento  en  las  instrucciones. 

«Cuartel  general  á  bordo  del  vapor  Rtma  tU  Castilla^  en  las  aguas  de 
Joló,  á  26  de  Febrero  de  1851. — Urbistondo». 

(i)  Estos  jefes,  llegada  la  hora  del  ataque,  se  sobrecogieron  de  tal 
modo,  que  tuvo  el  General  en  jefe  que  destituirlos.  Andando  los  tiem- 
pos, se  les  levantó  tan  fea  nota  y  hasta  fueron  condecorados. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  793 

ellos  700  soldados,  con  655  de  esta  clase  de  reserva  y 
cuatro  obuses  de  montaña  (i). 

Al  amanecer  del  28  principió  el  desembarco,  prote- 
i;iendo  esta  operación  la  artillería  de  los  buques.  Dos 
lloras  después  hallábanse  formadas  en  la  playa  las  tres 
columnitas  parciales  en  que  se  dividió  la  derecha  y  las 
cuatro  que  componían  en  total  la  izquierda,  sin  más 
contratiempo  que  la  sensible  pérdida  de  i3  artilleros 


(i)  tSoldados:  Hace  dos  siglos  que,  fiada  en  la  buena  fe  de  sus  pro- 
mesas, la  generosidad  castellana  dejara  tranquilos  á  los  jolnanos,  que 
IKKps  aAos  antes  había  reducido  á  nuestro  dominio  el  Sr.  Almonte,  y 
hace  dos  siglos  que  estos  piratas,  á  pesar  de  nuestro  esmero  en  dulcifi- 
car sus  costumbres,  multiplican  sus  perfidias,  y  faltando  en  ellas  hasta 
á  la  humanidad  que  bollan  con  los  actos  más  atroces  de  piratería,  per- 
petran el  cautiverio  y  la  desolación  de  nuestros  pueblos.  También  hace 
tres  «fios  que  por  estos  mismos  días  se  les  dio  un  castigo  severo  en  la 
célebre  jornada  de  Balanguingui;  pero  lejos  de  contenerles  aquel  escar- 
miento, burlando  de  nuevo  sus  repetidas  protestas,  no  sólo  han  vuelto 
á  cometer  sus  depredaciones,  sino  que  cuando,  por  consejo  del  mismo 
Sultán  y  dattofi,  me  propuse  castigar  á  los  TanquUes  y  otros  SánuUts,  y 
fMsaba  personalmente  á  Joló  á  establecer  reglas  que  evitasen  la  repeti- 
ción de  tales  conflictos,  ha  llegado  la  osadía  de  aquellos  isleAos  hasta  el 
otremo  de  eludir  toda  comunicación,  amenazar  á  mis  comisionados  y, 
por  último,  romper  alevosamente  el  fuego  sobre  nuestros  buques,  olvi- 
dando no  sólo  mi  presencia,  sino  la  veneración  que  debe  á  la  bandera 
rspafiola  todo  este  Archipiélago.— Aon  cuando  no  tuviera  el  deber  de 
contener  estas  hordas  en  pro  de  la  humanidiad  y  del  derecho  de  gentes; 
aun  cuando  desoyéramos  el  eco  de  las  víctimas  sacrificadas  por  tan  in- 
humana y  atroz  canalla,  no  habrá  pecho  espafiol  que  no  arda  en  deseos 
«le  vengar  una  ofensa  hecha  con  tan  falaz  osadía.— No  hay  que  dudar 
de  vuestra  subordinación  y  de  vuestro  valor  y  patriotismo;  no  hay  que 
dudar,  pues,  de  la  victoria,  y  de  que  serán  coronados  con  gloria  nues- 
tros esfuerzos  por  una  causa  tan  justa  y  nacional,  y  tan  santa  como  hon- 
rosa.— Asf  lo  espera  vuestro  Capitán  general,  Antonio  de  Urbiztondo. 
—Cuartel  general  á  bordo  del  vapor  jfíema  de  Castilla,  en  las  aguas  de 
Joló,  27  de  Febrero  de  1851». 

TOMO  III  13 


194  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAJL 

europeos  que  se  ahogaron  al  volcar  la  balsa  en  que 
iban.  El  Capitán  general  desembarcó  hacia  el  último 
punto. 

En  seguida  empezó  el  bombardeo  de  los  buques,  sien- 
do contestado  con  actividad  y  acierto  por  los  fuertes  de 
la  plaza.  Para  defenderse  mejor  y  ver  la  escuadia,  que- 
maron los  moros  el  barrio  de  los  chinos. 

La  columna  de  la  izquierda,  marchando  en  la  direc- 
ción de  la  cotta  Daniel,  caminaba  por  una  estrecha 
cinta  que  se  desarrolla  entre  el  mar  y  un  bosque,  desde 
el  cual  el  enemigo  intentó  en  vano  cortarla.  Cuando  la 
vanguardia  estaba  á  tiro  de  cañón  del  fuerte  de  Asibi, 
recibió  una  descarga  general  de  la  artillería  del  de  Da- 
niel. Instantáneamente  la  primera  de  las  columnas  par- 
ciales, mandada  por  el  coronel  D.  José  Antonio  Iríba- 
rren,  se  lanzó  al  asalto  por  un  sitio  en  demasía  difícil. 
Ceileros  disparos  de  la  cotta  Daniel,  contra  la  cual  se 
utilizó  la  bien  situada  batería  de  obuses,  á  cargo  del 
capitán  del  arma  D.  Narciso  Herrera  Dávila,  y  la  tre- 
menda lucha  de  los  moros,  hicieron  cejar  á  los  sitiado- 
res, replegándose,  aunque  sin  abandonar  del  todo  el 
puesto.  Avanza  la  segunda  columna,  á  las  órdenes  del 
comandante  D.  Antonio  Aperregui,  y  25o  voluntarios 
visayas  y  zamboangueños,  á  cuyo  frente  iba  el  Padre 
Ibáñez,  y  se  renueva  el  combate  con  encono.  La  lucha 
fué  titánica.  El  valeroso  P.  Ibáñez,  sube  á  lo  más  alto 
de  la  muralla,  anima  á  todos  con  su  energía  y  procla- 
ma de  antemano  la  victoria,  cuando  una  bala  le  derri^ 
ba  mortalmente  herido  (O,  y  del  mismo  modo  caen  á 


(l)     cPascual  Ibt^fiez  trepa  el  primero  sobre  el  muro,  exhortando 

como  religioso  y  como  capitán  á  los  defensores  de  la  patria  y  de  la  fe 

Pascual  Ibáfiez  lleva  en  la  mano el  oriflama  glorioso  de  Castilla..... 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  I95 

«u  lado  el  teniente  de  cazadores  de  Fernando  VII»  Don 
Ignacio  Sebastián,  que  murió  más  tarde;  subteniente 
D.  Bernabé  Bleza,  que  tuvo  la  fortuna  de  sanar,  y  el 
capitán  D.  Joaquín  Prat,  desfallecido  por  hallarse  en- 
fermo. Sus  cuerpos  yacían  confundidos  con  los  de  más 
de  70  cadáveres  de  moros  que  sembraban  aquel  campo 
<le  muerte. 

UrbiztondOy  al  ver  esto,  destaca  la  columna  de  re- 
serva que  mandaba  el  coronel  D.  José  Pery,  compuesta 
de  cinco  compañías  del  regimiento  de  España,  y  con 
•ella  marcha  dicho  General,  poco  satisfecho  del  resultado 
del  ataque. 

El  coronel  Soto  se  manifestó  impotente  para  salvar 
por  si  la  situación,  mostrando  un  terror  que  se  compa- 


y  despreciando  la  vida,  qae  ni  cuida  de  defender;  con  la  resoIiict/»n 
heroica  de  los  mártires,  hace  tremolar  sobre  el  muro  de  Asibi  aquel 
padrón  eterno  de  grandeza,  y  los  soldados,  al  ver  alli  su  bandera,  do 
pueden  ya  dudar  de  la  victoria:  avanzan  como  leones  y  penetran  en  el 
fuerte,  derramando  el  terror  y  la  muerte  en  el  enjam  bre  de  tigres  y  pan- 
teras que  lo  ocupan;  algunos  salvajes  se  arrojan  ho  rrorizados  desde  lo 
■alto  del  muro  para  estrellarse  en  las  rocas,  mientras  otros  pelean  hasta 
morir  con  desesperada  energía 

>Pero  ¡ah!  Pascual  Ibáfiez  acaba  de  ser  mortalmente  herido  por  una 
i>a!a  en  el  mismo  brazo  que  sostenía  nuestro  pendón,  y  cae  con  él  b.-ifia- 
do  en  su  propia  sangre,  al  mismo  tiempo  que  espiraba  en  sus  labios  un 
fervoroso  ¡Viva  la  Ritma! p  —{^Historia  del  Archipiélago  y  Sultanía  de 
yole,  y  noticia  de  la  expedición  espaflola  que ,  á  las  órdenes  del  Marqués 
de  la  Solana,  acaba  de  destruir  á  los  piratas  joloanos.  Su  autor,  Don 
José  Garda  de  Arboleya. — Imprenta  de  M.  Soler  y  Gelada,  calle  déla 
Muralla,  núm.  82:  Habana,  185 1.  Folleto  de  41  páginas  de  texto,  24  de 
Apéndices,  con  el  retrato  de  Urbiztondo,  cinco  láminas  y  un  plano.) 

Del  mando  que  ejercía  el  P.  Ibáfiez  se  encargó  su  hermano  de  bábi> 
to  Fr.  Mariano  Tutor,  secretario  del  Provincial  de  la  orden,  Fr.  Juan 
Félix  de  la  Encarnación,  manteniéndose  ambos  durante  toda  la  acción 
«obre  el  puente  del  Elcano, 


196  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

ginaba  mal  con  su  clase.  Urbiztondo  lo  separó  del  man- 
do y  quiso  dirigir  la  columna;  pero  el  pundonoroso  co- 
ronel Fery  se  opuso  á  ello  con  enérgica,  aunque  respe- 
tuosa, resolución  y  solicitando  encargarse  de  la  direccióiv 
del  avance  y  ataque,  é  igualmente  el  Jefe  de  Estado  Ma- 
yor y  Secretario  del  Gobierno,  Enrile,  á  quien  el  Gene- 
ral confió  dicho  encargo.  Éste,  con  la  mitad  de  tirado- 
res y  la  compañía  de  carabineros,  partió  con  entusias- 
mo al  ataque,  guiadas  las  compañías  por  los  capitanes 
D.  Romualdo  Saló,  D.  Manuel  García  Lombera  y  Don 
Julio  Garnier.  Enrile  previno  al  capitán  de  artillería 
Herrera  Dávila  que  enfílase  sus  tiros  á  apagar  dos  ca- 
ñoneras que  desde  el  primer  ángulo  ofendían  terrible- 
mente á  nuestras  posiciones,  é  hizo  avanzar  sobre  dicho- 
recinto  una  sección  de  cazadores  con  igual  objeto.  Con- 
seguido esto,  se  lanza  la  columna  al  asalto;  el  capitán 
Saló,  con  parte  de  sus  tiradores,  pone  el  primero  su  pie 
sobre  el  muro  y  cae  herido  de  un  balazo;  á  su  lado  lo 
es  de  gravedad  el  subteniente  D.  Isidoro  Alonso,  y  más 
levemente  el  de  carabineros  D.  Remigio  Mora  con  varios 
individuos  de  tropa. 

Urbiztondo  manda  avanzar,  y  que  ataque  simultá- 
neamente el  frente  principal  la  tercer  columna  que  di- 
rige el  comandante  D.  Patricio  González  Olloqui;  y  no 
obstante  el  fuego  de  cañón  del  cercano  fuerte  de  Mari- 
bajal  y  el  de  fusilería  de  los  sitiados,  coronan  el  muro, 
distinguiéndose  por  su  arrojo  el  capitán  D.  Eduardo 
Arroyuelo  y  el  teniente  D.  Francisco  Olaguer.  El  sub- 
teniente de  infantería  D.  Ángel  Bibiano  coloca  sobre  el 
parapeto  la  bandera  numeral  de  su  columna;  mas  cae 
derribado  del  muro  con  otros  que  le  siguieron.  Se  le- 
vanta, vuelve  á  subir  y  clava  al  fin  la  gloriosa  enseña, 
£]  sargento  Román,  de  granaderos,  tremola  su  pañuela 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  X97 

«n  la  bayoneta  de  su  fusil  y  es  uno  de  los  primeros  en 
penetrar  en  el  fuerte.  Voces  de  victoria  atruenan  el  es- 
pacio, y  los  moros  que  aún  resistían  apelan  á  la  fuga. 
Posesionados  los  nuestros  del  fuerte^  extrajeron  70  ca- 
dáveres, entre  ellos  el  del  famoso  datto  Udin.  De  los 
expedicionarios  hubo  34  muertos  y  84  heridos. 

El  capitán  Garnier»  con  su  compañía,  salió  sin  pér- 
dida de  tiempo  en  persecución  de  los  fugitivos  de  Asibí, 
que  pugnaban  por  entrar  en  la  cotta  Daniel.  Confusos 
los  moros  y  llenos  de  entusiasmo  los  soldados,  penetran 
revueltos  con  aquéllos  en  el  fuerte,  arrollan  cuanto  se 
les  opone  al  paso,  se  apoderan  de  los  cañones  y  acuchi- 
llan á  los  que  hacen  resistencia.  Los  joloanos  se  aco- 
bardan, y  poseídos  de  espanto  se  arrojan  desde  los  pa- 
rapetos á  los  manglares,  dejando  en  poder  de  la  tropa 
tan  importante  fortaleza.  Recogidos  los  muertos  y  trans- 
portados los  heridos  á  los  buques  (O,  quedaron  guarne- 
ciendo estas  posiciones  tres  compañías  al  mando  del  ca- 
pitán de  granaderos  D.  Blas  Alcuas.  El  General  en  jefe 
dirigió  al  ejército  una  laudatoria  orden  del  día  (2}. 


(1)  El  hospital  de  sangre  se  estableció  en  la  Amistad,  cuyo  Capitán 
«trabajó  muchfsimo  y  con  toda  la  eficacia  y  humanidad  necesarias  en 
tales  casosD.  — (Quesada.) 

(2)  t Soldados:  Habéis  merecido  bien  de  la  patria  y  de  la  Reina  con 
vuestro  valor,  apoderándoos  de  los  fuertes  de  Daniel,  como  un  amago 
de  la  decisión  con  que  maftana  iréis  á  abatir  el  pabellón  del  Sultán  Ma- 
liamad  al  grito  de  ¡Vwa  ia  RetHn! — Vuestros  compañeros  del  flanco  de- 
recho se  os  unirán  para  tener  esta  gloria;  pero  es  preciso,  para  adqui- 
rirla, orden,  subordinación,  decisión,  y  seguir  las  huellas  de  vuestros 
jefes  y  oficiales. — Asf  que  se  reciban  de  los  buques  los  ranchos,  cuida* 
rán  los  seflores  jefes  de  columna  de  su  distribución  y  de  que  se  tomen 
todas  las  deposiciones  necesarias  para  que  al  toque  de  diana  puedan  for- 
mar las  columnas  de  la  manera  que  se  disponga.— Excusado  parece  re- 
«ODMndar  á  militares  valientes  la  vigilancia,  cuando  es  tan  sabida  U 


XgS  JOSé   MONTERO   Y  VIDAL 

Dos  compañías  destacadas  contra  los  fuertes  de  Ma* 
ribajal  y  Buyoc  los  ocuparon  al  punto  con  escasa  resis- 
tencia. Su  artillería  fué  clavada.  En  el  primero  hallan^ 
Ja  bandera  joloana,  que  los  moros^  en  su  precipitación 
por  huir,  no  cuidaron  llevar  consigo. 

El  ala  derecha  del  cuerpo  expedicionario  caminaba 
trabajosamente  hacia  la  cotta  del  Sultán,  conduciendo 
á  hombros  los  obuses  y  municiones^  cuando  á  la  mitad 
del  camino,  después  de  pasar  un  barranco  la  primera 
columna,  al  mando  del  comandante  Ochoteco,  inter- 
cepta el  paso  á  la  segunda,  dirigida  por  Coballes,  un 
pelotón  de  600  mahometanos.  Este  valeroso  jefe  rehace 
sus  fuerzas;  lucha  desesperadamente  con  los  moros,  que 
bajan  de  la  montaña  cual  torrente  aselador;  Ochoteco 
le  presta  el  auxilio  de  sus  fuerzas,  y  el  enemigo  es  des- 
baratado y  huye,  dejando  sobre  el  campo  19  muertos. 
Prosiguen  las  columnas  su  marcha  y  van  á  reunirse  á 
distancia  de  un  tiro  de  fusil  de  la  cotta  del  Sultán.  El  zg, 
muy  de  mañana,  comienzan  á  descender  y  ocupan,  sin 
grande  esfuerzo,  el  fuerte  intermedio  de  Buloc.  El  de 
Moloc  fué  tomado  sin  resistencia.  Por  unos  chinos  fuga- 
dos del  fuerte  del  Sultán  se  supo  que  á  las  cuatro  y  me- 
dia de  la  tarde  anterior  había  huido  dicho  magnate  con 
sus  parientes  y  parte  de  los  defensores  de  su  fuerte  (O, 
del  que  se  posesiona  el  ejército  (2).  Las  llamas  se  ceban 

vtrgQensa  de  una  sorpresa.— Urbiztondo.— Cuartel  general,  en  el  fuerte 
del  datto  Daniel,  28  de  Febrero  de  18511. 

(l)  Según  el  cautivo  Nicolás  Tolentino,  natural  de  Culion,  que  logró 
llegar  á  los  buques  sobre  unas  cafias,  á  nado,  guarnecían  el  fuerte  áti 
Sultán  más  de  2.O0O  combatientes,  que  se  desbandaron  en  la  madruga- 
da del  día  de  su  toma.  Agregó  que  el  fuego  de  granada  de  los  buques 
de  guerra  había  causado  en  los  fuertes  muchos  muertos  y  heridos. 

(2  )     fTal  vez  pudo  haber  sido  más  completa  la  victoria  intentando^ 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  1 99 

en  SU  muralla,  pero  el  capitán  Bemáldez  logra  atajar 
el  fuego.  El  palacio  de  Mahamad  Pulalón  es  ocupado 
por  UrbiztondOy  quien  felicitó  al  ejército  por  su  triun- 
fo (i).  Los  moros  muertos  en  el  combate  de  este  día 
pasan  de  3oo.  Entre  ellos  varios  dattos.  De  los  nues- 
tros hubo  36  muertos  y  92  heridos.  Urbiztondo  ofició 
el  3  al  fugitivo  Sultán,  manifestándose  dispuesto  á  ol- 
vidar su  criminal  conducta  y  á  oir  sus  proposiciones  con 
clemencia. 

Habiéndose  tratado  en  junta  de  jefes  y  oficiales  si  con- 
venía la  ocupación  permanente  de  Joló  ó  su  abandono, 
y  resuelto  el  asunto  en  este  sentido,  procedióse  al  em- 
barque de  112  piezas  de  artillería  de  todos  tamaños  y 
calibres,  sacadas  de  los  fuertes,  terminándose  dicha  ope- 
ración el  4.  Urbiztondo  ordenó  al  coronel  D.  Antonio 
Sánchez  Francisquete  el  incendio  de  los  fuertes  de  Asibi 

si  no  ya  consiguiendo,  el  apoderarse  del  Sultán  y  aristocracia  de  Joló; 
mas  supieron  éstos  aprovechar  nuestra  inacción  para  su  fuga,  y  logra- 
ron evitar  su  merecida  y  completa  humillaciónt. — (P.  Gainza,  Memoria 
sobrt  Bülanguingui y  ^oU.) 

(1)  cSoldados:  El  escarmiento  que  vuestro  valor  dio  ayer  á  los  jo- 
lóanos  ha  sido  bastante  para  que,  abandonando  el  Sultán  y  los  dattos 
sus  fortalezas,  las  dejen  en  nuestro  poder,  entregándose  á  la  fuga. — ^Ha- 
béis completado  vuestro  triunfo,  y  podéb  envaneceros  de  que  coa  el  es- 
carmiento  de  estos  argelinos  del  Asia,  habéis  hecho  un  servicio  á  la  hu- 
manidad y  á  vuestros  compatriotas. — En  los  fuertes  de  Mahamad  Pu- 
lalón se  arbola  la  bandera  espafiola,  y  ya  no  será  Joló  el  núcleo  de  un 
mercado  de  piratas  que  aterraba  el  Archipiélago,  burlándose  de  sus  pro- 
mesas.—A  primera  proporción  haré  conocer  á  la  Reina  nuestra  seño- 
ra, como  merecéis,  vuestros  servicios,  vuestro  valor  y  sufrimiento,  y 
cuan  satisfecho  estoy  de  vuestro  comportamiento  y  del  de  la  marina, 
que  ha  cooperado  á  la  impoitante  empresa  de  escarmentar  á  estos  pi* 
ratas  y  someterles  á  la  antigua  dependencia. — Antonio  de  Urbiztondo. 
—Cuartel  general,  en  el  fuerte  principal  del  Sultán  Mahamad  Pulalón, 
1.^  de  Marzo  de  lS51f. 


200  JOSÉ   MONTERO  Y   VIDAL 

y  Daniel^  y  al  de  igual  clase  D.  José  Cortés  los  demás, 
quemando  también  el  caserío  y  embarcaciones.  Los  ca- 
pitanes de  ingenieros  Bernálde2  y  Carrillo  construyeron 
un  puente  provisional  para  el  reembarque  de  las  tropas, 
acto  que  protegió  el  capitán  Garnier  con  la  columna  que 
estuvo  de  reserva  durante  las  operaciones,  agregándose- 
le, á  solicitud  suya,  el  comandante  Ochoteco. 

El  5  zarpó  la  escuadra  para  Zamboanga,  donde  se  dis- 
pensó al  General  y  al  ejército  expedicionario  un  entu- 
siasta recibimiento.  En  el  parte  de  esta  campaña,  fecha- 
do á  bordo  del  Reina  de  Castilla  en  Joló  á  5  de  Marzo, 
elogia  Urbiztondo  el  valor  y  acierto  de  la  marina  y  re- 
comienda á  su  jefe  D.  Manuel  Quesada. 

El  6  falleció  á  bordo  del  Reina  de  Castilla  el  heroico 
Fr.  Pascual  Ibáñez.  Su  cadáver  fué  transportado  á  Zam- 
boanga  (0. 

(l)  £1  Provincial  de  recoletos  comunic/)  al  Comisario  procurad* >r 
general  de  la  Orden  en  Madrid  la  mueite  del  P.  Ibáfiez  en  los  términos 
siguientes:  cA  las  cuatro  menos  cuailo  de  la  niaflana  del  dia  6  del  que 
rige  entregó  su  alma  al  Criador,  á  bordo  del  vapor  /íiSfta  de  Casiiiltt^ 
fondeado  en  la  rada  del  pueblo  y  plaza  de  Zamboanga,  el  benemérita 
religioso  y  hermano  nuestro  P.  Fr.  Pascual  Ibáfiez  de  Santa  Filomena, 
de  resultas  de  un  balazo  que  recibió  en  el  brazo  derecho  el  dia  28  del 
pasado  Febrero,  en  el  asalto  del  fuerte  del  datto  Daniel,  cuando  se  to- 
mó á  Joló. 

» Habiendo  sido  el  primero  que  subió  al  muro  y  desalojó  á  los  piratas 
moros,  al  tiempo  de  levantar  el  brazo  y  tremolar  el  pendón  de  Castilla 
para  proclamar  á  Isabel  II,  nuestra  augusta  y  amada  Reina,  una  baii 
cruel,  después  que  el  esforzado  religioso  pisaba  ya  á  su  salvo  aquellos 
terribles  muros,  que  hace  ya  más  de  doscientos  años  se  tenian  por  iii- 
expuguí^bles,  vino  á  poner  fin  á  la  vida  del  héroe  que,  dotado  de  un  es- 
píritu grande  y  emprendedor,  había  dado  pruebas  en  la  expedición  de 
lo  mucho  que  prometía.  Ha  sido  verdaderamente  mártir  de  su  valor, 
celo  y  heroísmo  por  la  más  justa  y  santa  de  todas  las  causas.  Re^uks" 
cat  in  pace. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  20I 

El  20  de  Marzo  llegó  Urbiztondo  á  Manila,  cuyos  ha- 
bitantes, corporaciones  oficiales  y  religiosas  celebraron 
-en  su  honor  magníficos  festejos.  El  Ayuntamiento  de 

9L0  que  digo  á  V.  R.  para  su  conocimiento  y  efectos  consiguientes. 
Dios  ^arde  á  V.  R.  muchos  afios.  Manila  18  de  Maizo  de  1851. — 
Vr»  Juan  Félix  de  la  Encarnación*. 

El  P.  Ibáfiez  era  natural  de  Mallén  (Aragón).  Profesó  en  el  Colegio 
<le  Monteagudo  en  1845,  á  los  veintitrés  de  edad.  En  JaKo  de  1846  em- 
barcó para  Manila. 

El  autor  de  la  Memoria  sobre  las  expedicumes  de  Balanguingui y  Jola, 
Fr.  Francisco  Gainza;  el  de  la  Reseña  histórica  del  Sur  de  J^Uipinas^  Don 
Emilio  BemMdez;  el  del  librito  Joló,  relato  histórico  militar.  D.  Pío 
A.  de  Pazos;  D.  Alejandro  Gómez  Ranera,  en  su  Compendio  de  la  kisto- 
ria  de  España,  y  cuantos  se  han  ocupado  de  la  expedición  á  Joló  de  Ur- 
biztondo, atribuyen,  erróneamente,  al  P.  Ibáfiez  el  haber  organizado  eti 
Cebú  el  importante  auxilio  de  los  21  barangayanes  y  sus  tripulantes  y 
gente  de  armas  que  concurrieron  á  la  expedición.  Un  Ministro  de  la  Co- 
rona, el  de  Estado,  sefior  Marqués  de  Miraflores,  en  pleno  Senado  (se- 
sión del  1.^  de  Diciembre  de  1857)9  al  discutirse  el  proyecto  de  ley 
sobre  concesión  de  una  pensión  á  tres  hermanas  del  P.  Ibáfiez»  que  fué 
aprobado  el  3,  con  ese  craso  desconocimiento  de  cuanto  hace  referen- 
cia á  Filipinas,  proverbial  ya  en  nuestros  gobernantes,  llegó  á  decir  que 
el  P.  ibáfiez  c reunió,  de  los  mismos  paisanos  en  cuya  conversión  se 
ocupaba,  una  porción  de  pobres  gentes,  y  con  ellas  concurrió  al  famo- 
so hecho  de  armas  de  Joló.  Ningún  auxilio  reclamó  del  Gobierno  pam 
esto:  los  recursos  de  su  influencia  moral,  como  misionero,  le  fueron 
bastantes  para  reunir  una  fuerza  más  ó  menos  numerosa,  etc.»,  de  cu- 
yas afirmaciones,  si  se  rebaja  el  que  el  P.  Ibáfiez  no  reunió  á  los  ce- 
buanos  y  boholanos  visayas,  ni  se  ocupaba  en  su  conversión,  puesto 
•que  no  era  misionero  entre  ellos,  y  si  coadjutor  del  párroco  de  ZamlKMn- 
ga,  isla  á  lio  millas  de  Cr:bú;  que  ninguna  necesidad  tuvo  de  reclamar 
auxilios  del  Gobierno,  puesto  que  los  gastos  correspondientes,  según 
la  cuenta  de  arbitrios  de  la  provincia  de  Cebú  del  afio  de  1851,  fueron 
satisfechos  por  el  jefe  de  la  misma,  cuya  autoridad,  cumpliendo  órde- 
nes del  Gobernador  de  las  Islas,  habla  reunido  y  organizado  los  baran* 
gayanes  en  cuestión,  véase  lo  que  resta  de  verdad  en  lo  dicho  por  aqurl 
Ministro. 

Para  la  gloria  del  P.  Ibánez,  basta  con  su  espontáneo  ofrecimienti» 


20a       .  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

Manila  le  regaló  una  espada  y  un  bastón,  ambos  de  gran 
mérito  artístico  (i). 

La  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  País  votó  por 
aclamación  una  medalla  de  oro  al  general  Urbiztondo 
por  la  toma  de  Joló. 

Celebróse  en  la  Catedral  una  solemnísima  función  de 
gracias  al  Dios  de  los  ejércitos  por  la  victoria  alcanzada 
contra  los  malayo- mahometanos,  cantándose  un  solem- 
ne Te  Deum,  con  el  concurso  del  Arzobispo,  revestido  de 
pontifical,  pronunciando  un  apologético  sermón  el  domi- 
nico Fr.  Vicente  Ayala,  ex-Provincial  de  su  Orden  {2). 

de  ir  á  Cebú  á  ponerse  al  frente  de  los  voluntarios  que  reuniera  el  Al- 
calde mayor  de  la  provincia,  su  participación  en  el  ataque  co'ntra  el 
fuerte  Asibi,  y  su  sensible  muerte  por  la  herida  que  recibiera  ai  esca- 
lar con  heroico  ardimiento  el  muro  enemigo,  y  justo  es,  al  propio 
tiempo  que  al  entonces  Alcalde  mayor  de  Cebú,  D.  Ramón  Llimós  y 
Manso,  que  tan  rápida  y  acertadamente  alistó  los  barangayanes  de  ce- 
búa  nos  y  boholanos,  se  le  reconozca  aquel  meritorio  servicio,  ya  que 
no  se  le  premiara;  siendo  igualmente  censurable  que  no  se  eximiera  de 
polos  y  servicios  á  los  voluntarios  de  los  baiangayanes  mencionados, 
á  quienes  sólo  se  concedió  un  escudo  de  distinción,  recompensa  hono- 
lífica  ciertamente,  pero  poco  práctica  para  aquellos  indígenas  que,  al 
fin  y  al  al  cabo,  expusieron  su  vida  voluntariamente  por  la  patria» 
Los  patronos  de  los  barangayanes  obtuvieron  la  cruz  pensionada  de 
Isabel  II. 

La  ley  de  15  de  Diciembre  de  1851*  concediendo  pensiones  vitali- 
cias á  las  hermanas  del  P.  Ibáfiez,  en  su  artículo  único,  dice: 

0Se  concede  á  Dofta  Francisca  Ibáfiez  y  Sola,  viuda;  á  Dofia  Igna- 
cia  Ibáfiez  y  Sola,  soltera,  y  á  Dofia  María  Ibáfiez  y  Sola,  religiosa  im- 
pedida, hermanas  del  R.  P.  Fr.  Pascual  Ibáfiez,  del  Orden  de  Recole- 
tos, muerto  gloriosamente  en  el  asalto  y  toma  de  los  fueites  de  Joló,  la 
pensión  anual  de  4.500  reales  á  la  primera,  3  500  á  la  segunda  y  2.000 
á  la  tercera,  cuyas  pensiones  serán  vitalicias  é  intransmisibles.! 

(1)  £1  Gobierno  le  agració  más  tarde  con  las  grandes  cruces  de  San 
Fernando  y  de  Carlos  III. 

(2)    Discurso  que  en  la  solemne  acción  de  gracias  al  Todopoderoso 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  203 

Ei  ejército  mereció  una  orden  del  día  muy  satisfac- 
toria (O9  y  también  el  país  fué  enterado  del  término  y 
feliz  éxito  de  la  campaña  (2). 

por  la  victoria  que  en  los  días  28  de  Febrero  y  1  .^  de  Marzo  del  pre- 
sente afio  consiguió  del  pérfido  pirata  joloaDo  el  valiente  y  leal  ejército 
de  Filipinas,  bajo  las  órdenes  inmediatas  del  Excmo.  Sr.  Capitán  gene- 
ral D.  Antonio  de  Urbiztondu,  Marqués  de  la  Solana,  pronunció  el 
M.  R.  P.  Fr.  Vicente  Ayala,  ex- Provincial  de  la  del  Santísimo  Rosario 
de  Filipinas,  del  Orden  de  predicadores,  Rector  y  Cancelario  del  Real 
Colegio  y  Universidad  de  Manila,  el  dia  2i  de  Abril  de  1851,  en  presen- 
cia del  Real  Acuerdo  y  demás  Corporaciones  eclesiásticas,  civiles  y  mili- 
tares, celebrando  de  pontifical  el  Excmo.  Sr.  Arzobispo  Metropolitano. 
Impreso  por  disposición  del  Excmo.  Sr.  Capitán  general  de  estas  Islas: 
Manila,  1851. 

(1)  «Soldados:  Después  de  los  sufrimientos  de  la  campaña  que 
habéb  hecho,  nos  vemos  reunidos  en  la  capital,  orgullosos  de  ser  es- 
paftolea  y  haber  alcanzado  una  victoria  en  pro  de  la  humanidad. — A 
este  gozo  sublime,  como  militares,  tenemos  que  unir  el  entusiasmo  con 
que  nos  reciben  en  sus  brazos  todos  los  filipinos,  mirándonos  como  ven- 
gadores y  vencedores  de  los  indómitos  joloanos. — No  puedo  menos  de 
manifestaros  el  placer  y  la  satisfacción  que  me  causan  tan  simpáticos 
sentimientos,  é  igualmente  el  que  he  tenido  al  comunicar  á  la  Reina 
nuestra  sefiora  vuestro  honroso  comportamiento,  y  los  que,  con  arreglo 
á  los  partes  producidos  por  los  jefes  de  las  columnas,  se  han  distingui- 
do mis,  mereciendo  mover  su  soberana  munificencia.— Soldados:  estoy 
altamente  satisfecho  de  vosotros  y  envanecido  de  ser  vuestro  Capitán 
general.— Antonio  de  Urbiztoudoi. 

(2)  tFilipinos:  Vuelvo  á  la  capital  después  de  vengar  un  insulto 
hecho  á  la  bandera  espafiola,  y  que  haya  ondeado  en  los  muros  de  Joló^ 
domando  la  soberbia  de  aquellos  isleAos.— -Debo  reiteraros  que  jamás 
permitiré  un  desacato  hecho  al  decoro  nacional;  y  al  manifestaros  esta 
expresión  de  mis  deberes;  al  haceros  saber  el  brillante  comportamiento 
de  las  tr  opas  de  toadas  las  armas,  de  los  naturales  de  Visayas  y  de  los 
funcionarios  públicos  y  particulares  que  han  concurrido  á  la  expedi- 
ción ó  contribuido  á  ella,  me  es  sumamente  grato  manifestaros  el  va- 
lor, el  patriotismo,  el  entusiasmo,  verdaderamente  espafiol,  que  ha  sido 
el  norte  de  la  conducta  y  de  los  sacrificios  de  todos. — Al  regresar  entre 
vosotros  he  visto  igualmente  comprendida  la  importancia  del  grande 


204  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

acontecimiento  del  Sur,  y  expresados  en  patriótico  entudasmo  los  sen- 
timientos de  vuestros  corazones:  el  mió  se  dilata  doblemente  enorgu- 
llecido al  terminar  este  importante  hecho,  al  verme  entre  vosotros  y  al 
aseguraros  que  será  para  mi  el  más  grato  de  mis  deberes  llenar  los  vo- 
tos de  nuestra  augusta  Soberana,  velando  incansablemente  por  vuestra 
seguridad,  vuestra  prosperidad  y  la  dicha  á  que  sois  tan  acreedores,  y 
«s  el  anhelo  de  vuestro  Capitán  general. — Antonio  de  Urbiztondo.— Ma- 
nila 21  de  Marzo  de  1851 1. 


CAPITULO  X. 


I^  victoria  de  Urbiztondo  infunde  terror  pánico  entre  la  morisma.— 
Expedición  de  Coballes  y  Bernáldez  por  la  costa  meridional  de  Min- 
danao. ^Autorízase  al  gobernador  de  Zamboanga  para  celebrar  un 
tratado  con  el  Sultán  de  Joló. — Parte  para  dicha  isla  con  el  seriph 
Bin^arin. — Diversas  conferencias  de  éste  con  el  Sultán  y  los  dattos 
y  de  los  últimos  con  Caries.— Tratado  de  incorporación  á  España 
de  la  Sultanía  de  Joló  y  sus  dependencias. — ^Es  enai  bolada  en  Joló 
la  bandera  espaftola. — Estipulaciones  de  dicho  tratado. — Considera* 
ciones  acerca  del  mismo. --Las  falúas  de  Calamianes,  mandadas  por 
Montero,  derrotan  á  cinco  pancos  piratas. — El  gobernador  de  Min- 
danao,  de  acuerdo  con  el  jefe  de  las  fuerzas  sutiles,  recorre  varias 
islas  de  moros. — Diversas  expediciones  de  los  comandantes  de  las 
fuerzas  marítimas  del  Sur  contra  los  moro -malayos. -—Dtcreta  Ur- 
biztondo la  fundación  de  Pollok. — Realiza  este  acuerdo  el  ingeniero 
Bernáldez. ^Rebelión  de  los  sugutanos.— Son  vencidos  en  la  lucha.— 
Expedición  de  Villavicencio. —Valor  del  cabo  Bolafio. — Regresa  Ur- 
biztondo á  Espafia* 

La  fama  de  la  toma  de  Joló  infundió  terror  pánico 
en  toda  la  morisma,  y  los  más  poderosos  sultanes  y 
dattos  de  este  Archipiélago  y  de  la  isla  de  Mindanao  se 
apresuraron  á  solicitar  del  vencedor  tratados  de  paz  y 
amistad. 

Aprovechando  estas  buenas  disposiciones,  ordenó 
Urbiztondo  que  fuera  el  comandante  Coballes»  acom- 
pañado de  un  oficial  de  artillería  y  otro  de  ingenieros, 
á  explorar  la  costa  meridional  de  Mindanao,  poniendo 
en  conocimiento  de  los  régulos  de  Cottabato  é  islas 
vecinas  el  resultado  de  su  campaña. 


206  JOSÉ    MONTERO   Y  VIDAIr 

Al  distinguido  ingeniero  Bernáldez  se  confió  la  mi- 
sión de  rectificar  los  planos  del  rio  Grande  y  del  puerto 
de  PoUok,  fondeadero  de  Barás  y  otros  puntos;  estudiar 
su  importancia  política,  militar  y  mercantil,  y  proponer 
8Í  convenia  ó  no  el  establecimiento  de  un  puesto  mili- 
tar. Esta  expedición,  compuesta  de  400  individuos  de 
tropa  y  100  paisanos  armados,  salió  de  Zamboanga 
el  10  de  Marzo.  Los  mindanaos  agasajaron  grandemen- 
te á  los  expedicionarios,  quienes  fueron  acogidos  por 
todas  partes  con  visibles  muestras  de  regocijo.  El  Sul- 
tán del  río  Grande  les  facilitó  guías,  y  el  2  de  Abril  ve- 
rificaron su  entrada  solemne  en  Misamis,  pueblo  forti- 
ficado á  la  embocadura  de  la  ensenada  de  Panguil,  sin 
que  sus  aguerridos  moradores  les  opusieran  resistencia. 
En  esta  marcha  vencieron  grandes  dificultades  topo- 
gráficas; vadearon  hasta  cuarenta  veces  ríos  tan  cauda- 
losos como  el  Manuangan,  trepando  por  la  elevada  cor- 
dillera del  Randaya  que  corre  de  E.  á  O.,  y  en  cuyas 
enmarañadas  selvas  se  abrían  camino  con  sus  cuchillos 
y  hachas. 

El  14  salieron  de  Misamis  para  Manila,  en  donde  fon- 
dearon el  26. 

El  4  de  Abril  recibió  orden  el  comandante  de  las 
fuerzas  sutiles  del  S.  de  Visayas,  capitán  de  fragata  Don 
Fermín  Sánchez,  de  conducir  á  Joló  al  gobernador  de 
Zamboanga,  autorizado  para  celebrar  un  tratado  de  paz 
con  el  Sultán  y  dattos  de  la  isla. 

Embarcó  dicha  autoridad  en  el  vapor  Elcano,  y  &  las 
dos  de  la  tarde  del  10  recogió  su  comandante  al  seriph, 
Mahamad  Binsarin,  del  pueblo  de  Pasahanjan,  próximo 
á  Basilan,  á  donde  acababa  de  llegar  de  Joló,  saliendo 
por  la  bocana  O.  de  la  silanga  con  cuatro  falúas  y  el  pai- 
lebot Pásig. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  ao/ 

£1  vapor  Elcano  tomó  estas  embarcaciones  á  remol- 
que» yel  II,  á  las  ocho  de  la  mañana,  ancló  frente  a! 
arruinado  fuerte  del  Sultán. 

Acudieron  algunas  piraguas  del  datto  Maríbajal  á 
saber  si  iba  á  bordo  el  seriph,  quien  bajó  á  tierra  en  un 
bote  de  vapor  escoltado  por  las  cuatro  falúas. 

£1 13  por  la  mañana  aún  no  había  vuelto  á  dar  cuen* 
ta  de  su  conferencia  con  el  Sultán  ni  del  motivo  de  la 
demora.  £nviado  á  tierra  el  moro  Ambón,  gobernador 
de  Pasahanjan,  para  inquirir  lo  que  ocuiTÍa,  regresó  á  las 
dos  con  el  seriph,  manifestando  éste  á  Caries  que  el  Sul- 
tán y  los  dattos  de  su  Consejo  aun  no  se  habían  reuni- 
do ni  puesto  de  acuerdo  respecto  de  su  ida  á  bordo,  ofre- 
ciendo activar  ese  asunto. 

A  las  cinco  de  la  tarde  del  14  volvió  á  bordo  del  El- 
cano el  seriph,  en  unión  del  favorito  y  consejero  privado 
del  Sultán,  Chin-chuy,  y  del  datto  Saló,  quienes,  des- 
pues  de  una  larga  conferencia  con  Caries,  regresaron  á 
tierra.  Desde  este  día  al  18  hubo  á  bordo  repetidas  con- 
ferencias de  los  mismos,  hasta  que  en  la  tarde  del  últi- 
mo llevaron  los  tratados  extendidos  para  traducirlos  al 
árabe  y  ñrmarlos. 

£i  19,  á  las  once  de  la  mañana,  volvió  el  seriph  y 
dijo  al  gobernador  de  Zamboanga  que  el  Sultán  y  los 
dattos  aceptaban  el  tratado,  y  que  desde  luego  podía 
enarbolarse  en  Joló  la  bandera  española.  Vistiéronse  de 
gala  las  dotaciones  y  tropas  de  los  buques,  y  éstos  fue- 
ron empavesados  al  son  de  la  marcha  Real;  el  seriph, 
al  recibir  la  bandera  española,  prestó  juramento,  en 
nombre  de  los  joloanos,  de  respetarla  como  signo  de  la 
incorporación  estipulada,  y  escoltado  por  un  piquete  de 
infantería  de  marina,  se  trasbordó  á  una  canoa,  que  le 
condujo  á  tierra,  donde  la  gloriosa  enseña  fué  enarbo- 


203  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

lada  á  presencia  de  un  gentío  inmenso:  la  marinería,, 
desde  las  vergas  y  escalas,  di6  los  vivas  de  ordenanza, 
y  los  buques  la  saludaron  con  21  cañonazos,  de  cuya 
fausto  suceso  se  levantó  solemne  acta  (0.  A  las  seis  de 
la  tarde,  una  comisión  presidida  por  el  seriph  llevó  á 
bordo  el  tratado  suscrito.  Por  él  se  consigna  que  Joló, 
con  todas  sus  dependencias,  quedaba  incorporado  á  la 

Corona  de  España,  considerando  á  Doña  Isabel  II  y  á 
los  que  la  sucedieran  en  su  suprema  dignidad  sus  pro- 
pios soberanos  y  protectores,  no  sólo  por  los  tratados 
celebrados  en  época  remota,  sino  por  la  reciente  con- 
quista de  Joló;  prometían  el  Sultán  y  los  dattos  man- 
tener integro  dicho  territorio,  como  una  parte  del  Ar- 
chipiélago perteneciente  al  Gobierno  español,  sin  serles 
posible  firmar  tratados,  convenios  comerciales  ni  alian- 
za de  ninguna  especie  con  Potencias  europeas,  com- 
pañías ó  personas,  corporaciones,  sultanes  y  jefes  ma- 
layos, so  pena  de  nulidad,  declarando  nulo  y  sin  fuerza 
todo  tratado  habido  con  otra  potencia  y  subsistentes  los 
documentos  antiguos  que  conten£:an  alguna  cláusula 
favorable  al  Gobierno  español;  renuevan  la  promesa  de 
no  ejercer  ni  permitir  que  nadie  ejerza  la  piratería  y  de 
castigar  á  los  que  se  dediquen  á  tan  infame  tráfico,  te- 
niendo por  enemigos  á  los  que  lo  fueren  de  España,  y 
por  aliados  á  todos  sus  amigos;  se  establece  que  Joló 
arbolará  la  bandera  nacional  española  en  sus  pueblos  y 
embarcaciones,  y  que  el  Sultán  y  demás  autoridades 
usarán  la  de  guerra  española,  con  exclusión  de  otra  al- 
guna, ni  en  mar  ni  en  tierra;  se  reconoce  franco  el  trá« 
fíco  en  bandera  española  en  todos  los  puertos  depen- 
dientes de  la  sultanía;  se  prohibe  á  los  joloanos  el  le- 

(1)    Apéndice  IV. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  209 

vantar  fortificación  de  ninguna  especie  sin  expreso  per- 
miso del  Gobernador  general  de  Filipinas,  asi  como  la 
compra  y  uso  de  armas  de  fuego,  sin  licencia  de  la  mis* 
ma  autoridad;  se  determina  que  al  Sultán  y  dattos  ha- 
brían de  expedírseles  los  reales  títulos  que  acrediten  su 
autoridad  y  categoría;  se  garantiza  á  los  joloanos  el  uso 
y  práctica  de  su  religión  y  el  respeto  de  sus  costumbres, 
la  sucesión  al  Sultán  y  sus  descendientes  en  el  orden 
establecido,  y  de  igual  modo  á  las  clases  privilegiadas; 
se  concede  á  los  buques  joloanos  en  los  puertos  espa* 
ñoles  las  mismas  ventajas  que  disfrutan  los  naturales 
de  Filipinas,  conservándose  al  Sultán  y  dattos  los  dere- 
chos  establecidos  para  todo  buque  que  no  sea  español; 
se  reserva  el  Gobierno,  para  cuando  lo  tuviese  á  bien, 
^  el  derecho  de  establecer  en  Joló  una  factoría  guarneci- 
da con  fuerzas  españolas,  para  cuyo  establecimiento  de- 
berían facilitar  el  Sultán  y  dattos  los  auxilios  necesa- 
rios, como  también  los  naturales,  abonándose  á  éstos  su 
trabajo  y  los  materiales  al  precio  corriente  en  el  país; 
para  esta  factoría  se  destinaba  el  sitio  llamado  cotta  Da- 
niel, inmediato  á  la  rada,  cuidando  no  ocupar  el  cemen- 
terio que  allí  tienen  los  naturales:  el  Sultán  de  Joló  po- 
dría expedir  pasaportes  á  cuantos  subditos  suyos  lo  so- 
licitaren, mediante  el  pago  de  los  derechos  correspon- 
dientes, y  también  refrendar  ó  poner  su  sello  á  los  pa- 
saportes de  los  españoles  que  visiten  su  residencia:  por 
último,  en  compensación  de  los  perjuicios  que  la  guerra 
les  había  irrogado,  se  otorgaba  un  sueldo  anual  de  1.500 
pesos  al  Sultán,  y  de  600  á  cada  uno  de  los  dattos  Ma- 
hamad  Buloc,  Molok  y  Daniel  Amil-Bahal,  y  36o  al 
seriph  Binsarin,  f  por  sus  buenos  servicios  prestados  al 
Gobierno  español  t. 

£1  Rum  Buchara  comisionó  al  seriph  Binsarin  y  al 

TOMO   III  14 


210  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

datto  Chin-Chuy  para  prestar  juramento  de  sumisión, 
rendir  el  pleito  homenaje  ante  el  Gobernador  general 
de  las  Islas  y  recibir  la  ratificación  del  tratado,  acto  que 
tuvo  lugar  en  Manila  el  3o  de  Abril. 

Permanecieron  dichos  comisionados  ocho  días  en  la 
capital;  presenciaron  una  gran  parada,  en  la  que  se  hizo 
aparatosa  ostentación  de  nuestro  poder,  recibiendo  á  su 
salida  los  diplomas  para  el  Sultán  y  dattos  (O. 

Diferentes  objeciones  surgen  naturalmente  del  exa- 
men de  este  importantísimo  documento.  Es,  como  dijo 
ya  hace  años  un  notable  hombre  público,  de  naturale- 
za dudosa,  pues  por  una  parte  parece  y  es  quizás  un 
tratado  de  paz,  amistad  y  comercio,  que  supone,  como 
todo  contrato  bilateral,  independencia  autonómica  en 
ambas  partes  contratantes,  so  pena  de  absurdo  y  nuli- 
dad juntamente,  y  por  otra  redúcese  á  una  transacción 
entre  soberano  y  vasallo,  que  arregla  y  define  con  más 
ó  menos  extensión  y  exactitud  los  derechos  del  pri- 
mero y  las  obligaciones  del  segundo.  Debió  titularse 
« Acta  de  sumisión  ó  capitulación  del  Sultán  y  dattos  de 
Joló».  Joló,  dice  el  publicista  aludido,  es  y  no  es  parte 
de  los  dominios  españoles  en  la  Oceania:  el  pabellón 
de  Castilla  se  tremola  en  su  territorio  y  ondea  en  sus 
naves,  comprometiendo  el  honor  nacional  á  protegerlo, 
y  acaso  la  responsabilidad  de  nuestro  Gobierno  en  sus 
desmanes,  y  sin  embargo,  las  autoridades  del  Archipié- 
lago ni  ejercen  ni  tienen  medios  de  ejercer  otra  autoridad 
en  los  limites  joloanos  que  la  que  darles  pueden  la  fuer- 
za de  las  armas  ó  el  temor  á  que  de  ellas  se  valgan  (2). 

Esto  depende,  añade,  de  que  «es  achaque  antiguo  en 

(1)     Apéndice  V. 

(  2 )     D .  Patricio  de  la  Escosura,  en  su  Memoria  sohn  Füipinas  y  JpU. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  JiXI 

Filipinas  el  de  no  atender  en  las  expediciones  militares 
más  que  á  un  fin  cualquiera  de  actualidad  respectiva  é 
inmediata^  sin  curarse  de  las  consecuencias  políticas 
para  lo  futuro. •  Si  se  fué  á  Joló  á  castigar  desmanes  de 
los  piratas^  tía  cuestión  de  vasallaje  debió  dejarse  á  un 
lado,  y  limitar  los  pactos  á  un  verdadero  tratado  diplo- 
mático, si  bien  tomando  sólidas  garantías  de  que  los  jo- 
loanos  cumplirían  religiosamente  sus  ofertas.  Y  si  se 
fué  á  reivindicar  el  dominio  soberano  eminente  de  la 
Corona  sobre  el  sultanato  y  sus  dependencias  todas,  la 

campaña  terminó  antes  de  tiempo,  y  sin  fruto  alguno 

Nuestro  dominio  en  Joló,  continúa  diciendo,  es  nomi- 
Dal  puramente,  y  no  puede  ser  de  otro  modo,  puesto 
que  no  ocupamos  allí  ni  un  solo  palmo  de  terreno»  ni 
pueden  nuestros  buques  comerciar  en  otro  puerto  que  el 
de  la  capital  (si  capital  es  aquello  realmente),  ni  á  los 
subditos  de  la  Reina  le  es  dado  penetrar,  libremente  y 
sin  riesgo,  en  lo  interior  de  aquella  isla,  cuyo  suelo  fer- 
tilizan exclusivamente  el  trabajo  y  el  sudor  de  esclavos 
filipinos;  es  decir,  de  españoles  oceánicos  á  servidu  mbre 
por  los  piratas  reducidos. » 

.  En  este  particular  no  podemos  por  menos  que  estar 
perfectamente  de  acuerdo  con  el  ilustre  comisario  regio 
antes  citado,  en  estas  conclusiones: 

«Vencióse,  en  efecto,  al  Sultán  en  su  capital;  pero  no 
penetraron  nuestras  armas  en  su  territorio.  Hubo  una 
victoria  importante,  si  se  quiere;  pero  no  hubo  conquis- 
ta. Impusimos  condiciones  asentando  nuestro  derecho; 
pero  como  la  empresa  no  se  llevó  á  cabo  completamen- 
te, imposible  fueron  también  todas  las  consecuencias 
lógicas  del  derecho  reivindicado;  y  en  el  afán,  sobre  to- 
do, de  terminar  inmediatamente  la  campaña,  se  nego- 
ció coq  precipitación  sobrada. 


212  JOSÉ  MONTERO   Y  VIDAL 

•Si  así  no  fuera»  tomáranse  prendas  para  lo  futuro,  y 
cuando  menos,  estableciérase  desde  luego  en  Joló,  al 
lado  del  Sultán  y  en  representación  de  nuestro  Gobier- 
no, un  agente  bastantemente  caracterizado  para  que 
nada  se  hiciera  ni  pu4iera  hacerse  allí  sin  su  intervención^ 
directa,  6  más  bien  sin  su  sanción  y  anuencia  en  nom«- 
bre  del  soberano  del  pais,  que  es  la  Reina  de  España.»- 

Debió»  efectivamente»  dejarse  al  lado  del  Sultán  un 
residente  con  un  secretario»  como  lo  tenían  los  holan- 
deses en  Java  y  Sumatra. 

No  son  menos  exactas  estas  consideraciones,  con  las- 
coales  estamos  de  completo  acuerdo: 

«Paréceme  que  aqui  no  debe  acudirse  á  las  armas- 
nunca  más  que  para  fines  muy  transcendentales  y  cía* 
rameóte  definidos;  pero  entonces  forzoso  será  no  de- 
jarlas de  la  mano  hasta  llenar  cumplidamente  el  objeto- 
para  que  se  tomaron 

»Todo  tratado  con  el  Sultán  dejólo  es  absolutamen- 
te inútil»  asi  que  deje  de  apoyarse  en  la  fuerza  de  nues- 
tras armas  por  mar  y  tierra»  no  solamente  porque  el  tal 
Sultán»  tan  ignorante  y  tan  interesado  en  la  piratería 
como  todos  y  cada  uno  de  sus  nominales  subditos,  na 
puede  tener  la  volimtad  de  cumplir  estipulaciones  que 
tienden  directa  é  individualmente  á  su  ruina  (que  de- 
ese  género  son  las  que  le  privan  del  trabajo  de  los  es- 
clavos), sino  porque»  aun  suponiéndole  la  voluntad». 
es  notorio  que  carece  completamente  de  medios  para 
hacerse  obedecer  en  los  más  de  los  casos»  y  mucho  mas- 
en materia  que  toca  tan  de  cerca  al  poderío  de  los  dat* 
tos  y  á  los  intereses  de  todos  los  habitantes  de  sus  do- 
minios.» 

Ya  en  otro  lugar  hemos  dejado  expuesto  que  los  es- 
clavos son  la  principal  riqueza  de  los  joloanos»  y  que 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  2I3 

merced  á  ellos  se  labra  la  tierra;  trabajo  que  los  ma- 
layo-mahometanos desdeñan  como  deshonroso. 

Mientras  los  buques  de  guerra  españoles  no  impon- 
gan respeto  con  su  artillería,  habrá  piratas  en  el  mar 
de  Mindoro. 

La  afirmación  que  contiene  el  tratado  de  i85i  de  la 
soberanía  eminente  de  la  Corona  de  España  sobre  los 
joloanosy  es  conveniente  é  importante,  sobre  todo,  en 
lo  que  se  relaciona  con  el  derecho  internacional  mo- 
derno. 

El  art.  2.^,  que  prohibe  al  Sultán  y  dattos  enajenar 
parte  alguna  de  los  dominios  joloanos,  y  el  3.^,  que  les 
incapacita  para  celebrar  tratado  alguno  6  alianza  de 
-cualquier  género  que  sea  con  Potencias  europeas,  com- 
pañías, personas,  etc.,  etc.,  é  invalida  y  anula  los  que 
hubiesen  celebrado,  en  cuanto  se  opongan  ó  desconoz- 
can la  soberanía  española,  son  de  suma  importancia  y 
de  un  alto  sentido  político  (0.  También  lo  es  el  4.^,  que 
proscribe  la  piratería;  pero  fiado  esto  á  los  joloanos,  te- 
nía que  ser  letra  muerta,  y,  por  tanto,  debió  establecer- 
se un  derecho  de  visita  permanente,  por  parte  nuestra» 
en  todos  los  dominios  joloanos. 

La  prohibición  de  usar  y  adquirir  armas  de  fuego,  y 

( 1)     <E1  General  Urbiztondo se  ha  mostrado  ya,  sobre  el  campo 

•de  batalla,  digno  émulo  de  su  antecesor.  £1  combate  de  J0I6  puede  ser- 
vir de  compaftero  al  de  Balanguingui.  En  esta  batalla,  en  la  que  el  Gene- 
ral Urbiztondo  mandaba  en  persona,  no  es  solamente  la  piratería  la  que 
ha  recibido  su  último  golpt;:  son  las  intrigas  de  Inglaterra  las  que  han 
sido  heridas  en  el  corazón.  £1  pensamiento  polilico  que  habla  presidido 
á  la  ocupación  de  Labuan,  envolvía  como  consecuencia  el  protectorado 
de  Joló.  Los  ingleses  hubieran  tenido  de  esta  suerte  un  pie  en  las  pose- 
siones espafiolas,  y  el  otro  en  las  Indias  neerlandesas.  Al  General  Ur- 
biztondo le  corresponde  el  honor  de  haber  evitado  con  su  energía  una 
fatal  complicaciónt.— (M.  £.  Jurien  de  la  Gra viere,  artículo  citado.) 


2214  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

el  precepto  de  que  toda  embarcación  donde  se  halle» 
otras  armas  que  las  blancas  que  se  usan  en  el  pais  de 
tiempo  inmemorial»  es  menos  eñcaz»  puesto  que  los 
moros  en  sus  excursiones  piráticas  más  se  valen  de  su& 
terribles  crises»  campilanes,  fisgas,  zumbilines»  lan- 
zas, etc.,  etc.»  que  de  las  de  fuego. 

El  art.  9.®»  permitiendo  á  los  joloanos  el  libre  ejercí* 
ció  de  su  religión  y  culto»  es  á  todas  luces  conveniente 
y  oportuno;  pero  debió  estipularse  en  justa  reciprocidad 
iguales  ventajas  para  los  cristianos»  y  aun  para  las 
demás  religiones;  pero  concretándose  á  la  dominante 
en  España  y  sus  dominios  oceánicos»  y  única  oficial- 
mente autorizada,  es  inconcebible  semejante  omisión» 
prescindiendo  de  todo  espíritu  de  secta  y  aun  de  pro- 
paganda» allí  ineficaz  (O»  y  sólo  considerando  que  coloca 
á  los  cristianos  en  peores  condiciones  que  á  los  moros. 

Es  absurdo  no  haber  impuesto  á  los  joloanos  una 
contribución  de  guerra  que  nos  indemnizase  de  los  ere- 
cidos  gastos  de  las  expediciones  armadas  contra  ellos 
para  reprimir  y  castigar  sus  piraterías,  y  bien  pudo  ha- 
berse hecho  esto  como  consecuencia  de  las  aduanas  que 
se  determinan  por  el  art.  12. 

El  art.  i3,  de  que  es  complemento  el  14,  tiende  á 
favorecer  nuestro  comercio;  pero  es  extraña  la  salvedad 
de  que  se  hace  en  interés  de  la  autoridad  del  Sultán»  y 
i^esulta  tímido,  no  estableciéndose  terminantemente 
que  pueden  fundarse  cuantas  factorías  se  tenga  á  bien». 
y  dejando  fuera  de  duda  el  perfecto  derecho  á  todo  sub- 
dito español  de  transitar  libremente  por  los  dominios 


(1)  Una  de  las  causas  que  más  ha  dificultado  siempre  y  más  ha  im* 
pedido  que  los  malayo- mahometanos  se  sometan  á  la  soberanía  de  Es- 
pafia»  es  la  cuestión  religiosa. 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  215 

joloanos,  y  establecerse  y  comerciar  6  ejercer  cualquier 
industria»  6  afincarse  donde  lo  tuviesen  por  convenien- 
te, bajo  la  protección  y  responsabilidad  del  Sultán  y 
dattos;  porque  •  haber  peleado,  haber  vencido  completa- 
mente  y  ser  tan  parcos  en  tomar  y  en  conceder  tan 

pródigos»,  es,  en  verdad,  incomprensible  é  inexplicable. 

La  factoría  debió  establecerse,  declarando  habilitado 
para  el  comercio  exterior  el  puerto  de  Joló,  con  una 
aduana,  cuyos  rendimientos  compartieran  el  Gobierno 
de  España  y  el  del  Sultán,  y  también  debió  destinarse 
á  Joló  un  buque  de  guerra  de  estación  permanente. 

El  art.  1 6  es  inoportuno  y  contraproducente.  Cual- 
quiera creería,  leyéndolo,  que  los  vencidos  habíamos 
sido  los  españoles  y  los  vencedores  los  joloanos.  Parece 
increíble  que,  lejos  de  exigirles  una  contribución  de 
guerra,  como  dejamos  indicado  más  arriba,  se  les  seña- 
lasen sueldos  al  Sultán  y  á  cuatro  dattos,  «para  que 
pudieran  indemnizarse  de  las  pérdidas  sufridas»,  como 
si  éstas  no  fueran  consecuencia  legítima  de  sus  desafue- 
ros, de  sus  violencias  y  piraterías  constantes  en  nues- 
tras islas. 

Los  joloanos  interpretaban  la  concesión  de  sueldos 
al  Sultán  y  dattos,  diciendo  que  la  Reina  de  España, 
para  redimir  á  sus  subditos  del  pirateo,  pagaba  un  tri- 
buto al  Sultán  de  Joló,  y  tenía  pensionados  á  los  prin- 
cipales dattos. 

Este  sistema,  aplicado  por  los  ingleses  en  la  India  y 
por  los  holandeses  en  las  Molucas,  aparte  de  que  no  ha 
dado  muy  buenos  resultados,  tiene  explicación  en  la  di- 
ferencia de  sistema  colonial  de  Inglaterra  y  Holanda, 
indiferentes  para  las  cuestiones  religiosas,  y  sólo  preo- 
cupadas del  interés  comercial.  Explotan  á  sus  subditos 
valiéndose  de  los  mismos  caciques  que  pagan,  y  sólo 


2l6  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

tienden  á  satisfacer  su  codicia,  siendo  su  norma  de  go» 
bierno  el  más  refinado  materialismo,  sin  hacer  nada  por 
civilizar,  por  moralizar  á  los  indígenas  (0. 

La  división  naval  de  Calamianes,  compuesta  de  cin- 
co falúas,  al  mando  del  teniente  de  navio  D.  Claudio 
Montero  Gay,  hallábase  á  ñnes  de  Abril  al  SO.  de  la 
Paragua.  El  3  de  Mayo  descubrió  cuatro  pancos  gran- 
des de  doble  hilera  de  remos,  armados  de  lantacas  y 
falconetes  de  grueso  calibre.  Sin  arredrarle  la  superio- 
ridad de  los  piratas,  se  fué  á  su  encuentro,  y,  t cono- 
ciendo la  ventaja  y  honor  de  tomar  la  iniciativa»,  man- 
dó hacer  fuego. 

Horrible  fué  el  choque  de  ambas  armadillas,  porque 
los  piratas  contestaron  con  una  nube  de  proyectiles» 

Habían  transcurrido  quince  minutos  de  encarnizada 
lucha,  cuando  el  incendio  de  la  Santa  Bárbara  de  una 
de  nuestras  falúas,  que  la  hizo  saltar  en  m  il  pedazos, 
causando  la  muerte  á  su  comandante,  el  alférez  de  na- 
vio D.  Femando  Otálora,  al  médico  Madrid  y  á  casi 
todos  sus  tripulantes,  hizo  creer  á  los  moros  realizado  , 
su  triunfo.  Pero  lejos  de  esto,  crece  con  la  catástrofe 
referida  la  ira  de  aquellos  valientes;  Montero  grita  «al 
abordaje»;  el  alférez  de  navio  López  Roda  embiste  su 
falúa  contra  un  panco  moro;  saltan  la  borda  del  buque 
enemigo  este  distinguido  oficial  y  el  teniente  de  infan- 
tería Llobregat;  rechazan,  espada  en  mano,  la  terrible 

(l)  £1  Almirante  francés  M.  Junen  de  la  Graviére.  en  la  reladón 
de  sus  viajes,  hablando  de  las  Molucas  y  de  Filipinas,  dice  á  este  pro- 
pósito: 

c Nunca  agradecerá  n  bastante  á  la  Providencia  los  indios  de  éstas  el 
sefialado  favor  que  les  hizo  en  que  fueran  los  españoles  y  no  los  holan- 
deses quienes  los  descubrieran  y  conquistaran».  Frases  que  deben  gra- 
bar en  su  imaginación  los  indígenas  filipino  s. 


HISTORIA  DR   FILIPINAS  217 

acometída  de  los  tripulantes  moro^malayos»  y  consi- 
guen, con  la  ayuda  de  algunos  marineros  y  soldados» 
apoderarse  del  buque^  aunque  quedando  ambos  oficiales 
mortal  mente  heridos. 

La  falúa  de  Montero  pelea  con  el  panco  mayor»  y 
auxiliada  por  otra,  apresa  tres  en  lucha  heroica,  ha- 
llando el  panco  lleno  de  cadáveres;  la  quinta  falúa  ata- 
ca otro  panco  y  pasa  á  cuchillo  su  tripulación.  La  me- 
nor de  las  embarcaciones  piratas  fué  echada  á  pique, 
después  de  extraer  su  artillería  y  banderas.  Los  moros 
tuvieron  lOO  muertos  y  los  españoles  14,  con  dos  oñ* 
ciales  y  12  marineros  heridos,  rescatando  20  cautivos 
á  quienes  momentos  antes  de  esto  habían  mutilado  los 
mahometanos. 

Con  el  fin  de  mantener  á  los  piratas  en  el  temor  que 
les  embargaba  desde  la  reciente  campaña  de  J0I6»  se 
puso  de  acuerdo  el  gobernador  de  Mindanao  con  el  co- 
mandante .de  las  fuerzas  sutiles,  y  embarcando  en  el 
vapor  Elcano  dos  compañías  del  regimiento  del  Prínci- 
pe, al  mando  de  su  comandante  D.  Julio  Garnier,  sa- 
lieron el  II  de  Mayo  para  la  silanga  de  Basilan,  donde 
se  les  unieron  las  fuerzas  sutiles  de  esta  división. 

Reconocieron  las  islas  de  Sampinigan,  Tapeantana  y 
Pilas,  y  en  todas  ellas  efectuaron  desembarcos,  sin  en- 
contrar apenas  resistencia,  pudiendo  destruir  á  su  an- 
tojo árboles,  canoas  y  sembrados. 

£1  25  de  Junio  salió  nuevamente  de  Zamboanga  el 
comandante  de  las  fuerzas  sutiles  del  S»,  D.  Fermín 
Sánchez,  á  bordo  del  Reina  de  Castilla,  con  el  coman- 
dante Garnier  é  igual  número  de  tropas  que  en  la  ex- 
pedición anterior,  cuyo  buque  fondeó  cerca  de  Tonquil; 
las  falúas  protegieron  el  desembarco,  que  se  realizó  sin 
dificultad,  é  internándose  la  columna  recorrió  varios 


2l8  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

pueblos.  El  Reina  de  Castilla  fué  á  la  costa  B.  y  captu- 
ró tres  embarcaciones  con  gente.  El  alférez  D.  Ramón 
Lobatón  reconoció  un  estero  con  una  falúa  y  dos  bo- 
tes; á  su  llegada  huyeron  los  piratas,  dejando  en  su  po» 
der  varias  embarcaciones  que  fueron  destrozadas. 

El  vapor  marchó  á  la  isla  de  Dong-Dong,  al  S.  de 
Jólo,  y  penetrando  por  la  silanga  que  ésta  forma  con 
la  isla  de  Pata,  fondeó  cerca  del  pueblo,  yendo  sus  ha- 
bitantes á  ocultarse  en  los  manglares  y  en  los  bosques. 
Desembarcó  la  columna  y  aprehendió  algunos  moros^ 
con  los  cuales  mandó  decir  á  los  demás  del  pueblo  que 
si  no  se  presentaban  en  el  término  de  una  hora  los  per- 
s^uiria  y  serian  pasados  á  cuchillo.  La  amenaza  surtió 
efecto,  y  en  todo  el  día  se  presentaron  140  hombres» 
170  mujeres  y  247  niños. 

El  cabo  segundo  de  infantería  de  marina  José  Fernán- 
dez, con  su  bote  y  seis  hombres,  rindió  una  vinta  jo- 
loana,  no  sin  sostener  con  ella  grande  lucha,  condu- 
ciéndola con  14  cadáveres  de  moros  que  perecieron  á 
sus  descargas. 

El  Reina  de  Castilla  pasó  á  la  isla  de  Patian,  ametralló 
diversos  grupos  de  moros  y  apresó  algunos  pancos.  El 
3o  regresaba  á  Zamboanga  con  533  prisioneros  recogí- 
dos  durante  su  expedición. 

Urbiztondo  creyó  llegado  el  momento  de  ocupar  mi- 
litarmente la  costa  meridional  de  Mindanao,  que  desde 
Zamboanga  á  Davao  dominaban  los  moros,  y  aproban- 
do los  planos  y  proyectos  del  entendido  ofícial  de  inge- 
nieros Bernáldez,  decretó  la  fundación  del  estableci- 
miento de  Pollok. 

El  indicado  oficial  debía  construir  en  paraje  conve- 
niente un  fuerte  de  campaña  por  el  estilo  de  los  des- 
truidos en  Joló,  con  sus  cuarteles  y  almacenes;  reanu- 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  2ig 

dar  las  relaciones  iniciadas  con  los  sultanes  y  dattos  de 
la  isla;  fomentar  el  comercio,  y  crear,  en  definitiva,  un 
nuevo  distrito  que,  enlazando  á  Davao  con  Zamboan* 
ga,  ya  en  comunicación  con  las  provincias  de  Caraga  y 
Misamis,  completase  el  cordón  de  puestos  militares  que 
había  de  mantener  en  sumisión  á  España  á  los  inquie^ 
tos  moradores  de  Mindanao. 

'  Con  tal  objeto  se  trasladó  Bemáldez  á  Zamboanga 
el  2a  de  Septiembre  en  el  vapor  Elcano. 

La  expedición,  organizada  con  fuerzas  de  Manila  y 
Zamboanga,  se  componía  de  un  vapor,  un  pailebot  y 
cinco  falúas  de  guerra;  un  bergantín,  una  falúa  y  una 
lancha  mercantes;  un  jefe,  once  oficiales,  siete  emplea- 
dos de  Administración  militar.  Sanidad,  etc.,  262  indi- 
viduos de  tropa  y  160  trabajadores  presidiarios.  El  28 
salieron  de  Zamboanga  las  embarcaciones  menores,  y 
en  los  días  29  y  3o  las  restantes,  arribando  las  más  á 
Pollok  el  I.**  de  Octubre. 

El  puerto  de  Sugut  ó  Pollok  se  halla  al  O.NO.  de 
Cottabato,  á  siete  millas  de  la  embocadura  del  río  Gran- 
de de  Mindanao.  Desembarcaron  el  4;  pero  hasta  el  7  no 
se  arboló  en  aquel  punto  el  pabellón  español,  levantan- 
do con  pasmosa  actividad  las  fortificaciones  necesarias 
en  la  punta  denominada  Panaran,  «por  ser  ancha  y  des- 
pejada, por  tener  al  pie  un  manantial  de  agua  potable  y 
porque  domina  el  fondeadero  mejor*.  (Bernáldez.) 

Los  régulos  de  Cottabato,  Paivan,  Lalabuan,  Barás, 
Malanao,  Sugut  y  otros  puntos  comarcanos,  acudieron 
á  saludar  al  comandante  del  fuerte,  Sr.  Bernáldez,  sim- 
patizando con  las  tropas. 

A  fines  de  Enero  del  52  estaban  para  terminar  las 
fortificaciones,  almacenes  y  casas,  en  cuyos  trabajos 
desplegó  Bernáldez  sus  grandes  dotes  y  mostraron  los 


220  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

soldados  su  disciplina  y  excelente  espírítUí  cuando  es* 
talló  una  rebelión  general  en  toda  la  sultanía  de  Sugut 
(6  de  Febrero  de  1852). 

El  teniente  coronel  Oscárízi  nombrado  gobernador 
de  Pollok  en  reemplazo  de  Bernáldez,  tan  luego  se  hizo 
cargo  del  mando  y  supo  lo  que  ocurría»  salió  el  2  de 
Abril  con  25o  hombres  contra  los  sugutanos.  Herido 
gravemente  al  atacar  la  fortaleza  enemiga,  le  sustituyó 
Bemáldez»  que  había  ido  en  su  compañia,  y  al  cabo  de 
reñida  lucha  logró  apoderarse  del  fuerte  tenazmente 
defendido,  mostrando  su  valor  con  su  compañía  el  ca- 
pitán Gutiérrez. 

En  el  ensangrentado  recinto  hallaron  50  cadáveres. 
Clavaron  ocho  piezas  de  artillería,  y  prendiendo  fuego 
al  fuerte  dieron  la  vuelta  á  Pollok.  Restablecido  Oscá- 
riz  de  sus  heridas,  regresó  Bernáldez  á  Manila,  dejando 
planteado  aquel  establecimiento  militar,  cuyas  obras  se 
terminaron  en  Julio  de  i853. 

E)  valiente  Oscáriz,  cuyas  dotes  de  mando  prome- 
tían grandes  resultados  en  su  nuevo  gobierno,  satisñzo 
cumplidamente  estas  esperanzas,  pues  no  sólo  persi* 
guió  y  venció  en  distintas  ocasiones  á  los  moro-mala- 
yos, sino  que  con  su  gran  tacto  político  obtuvo  que 
muchos  de  ellos  se  sometieran  á  España. 

No  obstante  los  repetidos  fracasos  de  los  moros,  és- 
tos, de  cuando  en  cuando,  se  arriesgaban  á  realizar  sus 
excursiones  piráticas. 

Por  el  mes  de  Noviembre  de  1853  salieron  algunas 
falúas  con  fuerzas  del  ejército  á  recorrer  las  islas  Sá- 
males. 

Hallándose  fondeada  la  segunda  división  de  reserva, 
al  mando  del  teniente  de  navio  D.  Críspulo  Villavicen- 
ció,  en  el  surgidero  de  Lahat-Hat,  al  S.  de  Basilan,  el 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  221 

5,  á  primera  hora  de  la  tarde^  se  divisó  una  vinta  pira- 
ta, y  al  distinguir  á  las  falúas  cambió  de  rumbo,  for- 
zando el  remo  para  ganar  la  próxima  isla  de  Bubuan. 
En  el  acto  salió  en  su  seguimiento  una  embarcación  de 
Igual  clase,  tripulada  por  ocho  marineros  indígenas^ 
yendo  como  patrón  el  cabo  segundo,  europeo,  de  infan- 
tería de  marina,  Florencio  Bolaño.  Pasadas  algunas 
horas  y  próximos  á  darles  alcance,  encallaron  los  moros 
su  vinta  en  la  playa  y  huyeron  al  bosque.  La  misma 
operación  practicó  Bolaño,  saltando  en  tierra  con  el 
grumete  Guillermo  Araneta  para  poner  á  flote  la  em* 
barcación  de  los  moros.  Éstos,  en  número  de  40,  salen 
del  bosque  y  los  rodean,  esgrimiendo  sus  armas  á  la 
vez  que  lanzaban  al  aire  sus  estridentes  gritos  de  com- 
bate. Sin  intimidarse  por  ello,  disparan  sus  fusiles  y 
matan  á  dos  moros.  Atacan  á  los  demás  con  la  bayo- 
neta, y  á  poco  el  bravo  grumete  indígena  es  herido  de 
un  lanzazo.  El  cabo  Bolaño,  viéndose  muy  estrechado 
por  los  piratas,  tira  el  fusil,  saca  el  sable,  y  ya  se  había 
abierto  paso,  cuando  una  lanza  arrojadiza  le  alcanza  en 
la  espalda,  cayendo  mortalmente  herido.  Los  moros  se 
abalanzaron  á  él,  rematándolo  á  crisazos.  Los  siete  tri- 
pulantes de  la  vinta,  una  vez  puesta  á  flote  su  embar- 
cación, rompieron  vivo  fuego  contra  los  moros,  hirien- 
do y  matando  á  muchos.  Los  demás  huyen,  y  los  es- 
forzados marinos  recogen  á  su  compañero  herido  y  el 
cadáver  del  valiente  Bolaño. 

Al  oir  el  continuado  tiroteo,  salieron  las  falúas  en 
auxilio  de  la  vinta;  mas  por  las  corrientes  contrarias  y 
la  falta  de  viento,  su  llegada  fué  tardía.  Causaron,  sin 
embargo,  muchas  bajas  á  los  isleños,  que  cubrían  la 
playa  para  impedir  el  desembarco. 

Transcurridos  con  exceso  los  tres  años  que  Urbiz- 


1 


222  JOSá   MONTBRO   Y  VID\L 

tondo  se  propusiera  desempeñar  el  mando  de  Filipinas, 
en  el  que  tan  importantes  servicios  prestó,  y  obtenide^ 
la  autorización  solicitada  para  regresar  á  la  Península» 
abandonó  el  país  el  2o  de  Diciembre,  dejando  el  grato 
recuerdo  de  una  administración  recta  y  provechosa  pa- 
ra los  intereses  y  el  prestigio  de  España  (0. 

( I )  Un  pueblo  de  la  provincia  de  Pangasinán  se  h  onra  con  el  nom- 
bre de  este  gobernante. 

Por  Real  decreto  de  12  de  Octubre  de  1856,  fué  nombrado  Urbiz- 
tondo  Ministro  de  la  Guerra, 


CAPITULO  XI. 


Interinidad  de  Montero. — Recíbese  el  decreto  uniendo  al  Gobierno  la 
Superintendencia  y  Comandancia  de  marina. — Sala  de  Indias. — Im- 
prudencia del  gobernador  de  Basilan. — Es  traidoramente  acuchillada 
una  compafila. — Queda  impune  este  hecho. — Mando  de  Novaliches. 
— 'Es  nombrado  sin  su  consentimiento. — Quéjase  de  ello,  mas  acata 
la  orden  y  propone  varias  reformas.~En  agradecimiento  á  la  Reina 
por  haberlas  decretado,  solicita  el  Ayuntamiento  erigirle  una  estatua. 
— Autorízalo  Novaliches  y  se  abre  una  su$icrípci6n  pública.— Correo 
marítimo  i  China  para  enlazar  con  los  vapores  de  Europa.— Comu- 
nicaciones sobre  moneda  y  Comisión  facultativa. — Reforma  en  las 
Alcaldías. — Se  restablece  el  Tribunal  de  Comercio. — Dinero  para 
maquinistas  y  buques.  ~ Di vbión  rusa. — Tacto  en  este  asunto. — 
Reforma  el  armamento  del  ejército.—- Crea  un  regimiento.— Gobier- 
no de  Basilan.— ídem  de  Bohol. — Insurrección  de  Cuesta. — Asesina 
al  administrador  de  Rentas  y  rol>a  los  caudales. — Arroja  parte  del 
dinero  á  la  tropa  y  á  la  muchedumbre,  y  huye  sin  ser  perseguido. — 
Manda  Novaliches  en  su  busca  una  columna  de  tropas.— Refugiase 
Cuesta  en  casa  de  un  Cónsul  extranjero. — Es  preso  y  fusilado. — In- 
dulto.— Hospitales. — Asuntos  de  Ultramar.— Groizard. — Expedi- 
ciones de  los  marinos  González  y  Córdoba  contra  los  moro-malayos. 
—Dinero  con  destino  al  Alcázar  de  Toledo. — Proyecto  de  fortificar 
la  Isla  del  Corregidor.— Santa  Isabel. — Mejoras  municipales.— ídem 
en  tabacos. — Excita  al  Ayuntamiento  á  que  edifique  un  teatro. — 
Superintendencias. —  Ordenes  sobre  empleados. ^Comandancia  de 
Cayan. — ^Pruebas  de  carbón. —  Estimula  su  explotación.— Proyec- 
to de  aguas  potables. —>Pide  se  nombre  una  Comisaria  regia  para  el 
estudio  y  planteamiento  de  reformas. — Destitución  de  empleados. — 
Despego  hacia  los  funcionarios  y  clases  dbtinguidas. — Agasajos  á 
los  indios. — Disgusto  por  esta  conduela. — Su  breve  mando  le  impide 
realizar  las  mejoras  á  que  daba  derecho  sus  altas  dotes  y  honrosos 
antecedentes.— Dimite  y  regresa  á  Espafia. — Nueva  interinidad  de 
Montero.— Reducción  de  empleados* 


224  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

El  20  de  Diciembre  de  1853  se  hizo  cargo  interina- 
mente del  mando  de  Filipinas  el  Segundo  cabo  Don 
Ramón  Montero  y  Blandino. 

Durante  su  interinidad,  se  recibió  en  Manila  el  Rea) 
decreto  de  21  de  Octubre  del  mismo  año,  disponiendo 
que  el  Capitán  general  de  Filipinas  reuniese  los  cargos 
de  Superintendente,  Director  general  é  Inspector  nato 
de  todas  las  armas  é  institutos  militares,  y  Comandan- 
te general  de  marina. 

Por  Real  decreto  de  17  de  Enero  de  i854  se  supri- 
mió la  Sala  de  Indias  del  Tribunal  Supremo  de  Justi- 
cia, mandando  que  los  negocios  judiciales  de  que  cono* 
cía  se  repartieran  efitre  las  dos  Salas  del  mismo,  y  que 
las  atribuciones  consultivas  que  desempeñaba  se  ejer- 
cieran en  lo  sucesivo  por  el  Tribunal  Supremo  de  Jus- 
ticia en  pleno  (0. 

En  Enero  de  1854,  el  animoso,  aunque  imprudente, 
gobernador  de  la  Isabela  de  Basilan  quiso  con  una  sola 
compañía  del  regimiento  del  Príncipe  atravesar  la  isla 
desde  el  pueblo  de  Maluso,  al  O.  de  la  silanga,  al  de 
Tabalungan,  en  la  costa  meridional,  para  castigar  al 
pa^o  á  los  naturales  de  Balactasan,  que  solían  asesinar 
tFaidoramente  á  los  cristianos  en  las  inmediaciones  de 
la  Isabela  y  robarles  sus  ganados.  El  candido  goberna- 
dor se  fió  de  unos  moros  basilanos  que  quisieron  servir- 
le de  guías;  pero  de  acuerdo  con  sus  paisanos,  encami- 
naron las  tropas  por  un  difícil  desfiladero,  siendo  acu- 
chilladas casi  todas  por  los  moros  emboscados  en  la 
maleza,  salvándose  únicamente  los  que  iban  delante. 


(t)  Por  Reat  decreto  de  25  de  Agosto  del  mismo  afio,  fué  resta- 
blecida con  la  misma  organización  que  tenía  antes  del  Real  decreto  de 
17  de  Enero. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  225 

si  bien  con  muchos  lieridos.  Llegados  á  Suang-Basilan, 
en  la  costa  NB.,  les  proporcionaron  dos  vintas^  en  las 
que  embarcó  el  capitán  D.  Manuel  Zamorando  con  los 
heridos  graves.  A  su  arribo  á  la  Isabela  el  3  de  Pebre- 
i'Oy  salió  para  Zamboanga  una  falúa  á  noticiar  lo  ocu- 
rrido; y  merced  á  la  circunstancia  de  fondear  entonces 
el  vapor  Elcano,  partió  éste  con  el  gobernador  de  Min  - 
danao  á  recoger  en  Suang-Basilan  los  restantes  expedi- 
cionarios. Esta  traición  quedó  sin  castigo,  y  los  basila- 
nos  aumentaron  sus  asechanzas  contra  el  establecimien- 
to español. 

A  fines  de  Septiembre  de  iSSj  apareció  en  la  Gace- 
ia  de  Madrid  el  nombramiento  del  Teniente  general  Don 
Manuel  Pavía  y  Lay,  Marqués  de  Novaliches,  para  el 
mando  superior  de  Pilipinas,  viéndose  el  interesado, 
que  á  la  sazón  desempeñaba  la  Dirección  de  infantería, 
desagradablemente  sorprendido  con  un  cargo  que  no 
había  solicitado,  ni  le  convenía  por  razones  particula- 
res; cosa  que  el  Gobierno  excusó  averiguar  previamen- 
te, como  es  de  rúbrica,  en  circunstancias  análogas, 
siempre  que  no  se  gestionan  esos  puestos  directamente. 

Militar  antes  que  todo  y  esclavo  de  los  deberes  qu^ 
la  Ordenanza  impone  aun  á  los  más  elevados^unciona- 
ríos  de  aquel  orden,  Novaliches  acató  la  determinación 
del  Gobierno  y  se  dispuso  á  cumplir  su  cometido  en  bien 
de  los  intereses  de  la  nación  con  el  celo  en  él  acostum- 
brado, aunque  haciendo  constar  su  disgusto  por  la  omi- 
sión de  cortesía  que  entrañaba  el  no  consultarle  de  ante- 
roano su  nombramiento. 

En  carta  de  5  de  Octubre  de  i853,  dirigida  al  Presi- 
dente del  Consejo  de  Ministros,  le  manifestaba: 

iBien  recordará  usted  cuanto  le  dije  con  ocasión  del 
snando  que  se  me  confia.  Elegido  para  él  en  todas  oca- 
TOMO  m  15 


226  JOSé   MONTERO   Y   VIDAL 

siones  un  general  de  menor  graduación  que  la  mía,  que 
naturalmente  iba  á  buscar  en  recompensa  de  sus  servi- 
ciosy  bien  el  empleo  inmediato  6  alguna  otra  conside- 
ración social  ó  política,  se  deja  bien  comprender  que  en 
mi  nombramiento,  por  parte  del  Gobierno,  no  puedo 
menos  de  ver  una  razón  política,  sino  una  persecución 
por  la  situación  especial  en  que  me  encuentro.  General 
de  la  guerra  civil.  Teniente  general  desde  el  año  de  1844, 
con  todas  las  grandes  cruces  civiles  y  militares  antes 
del  año  de  1847,  título  de  Castilla  con  antelación  á  1848, 
dicho  se  está  que  personalmente  considerado  el  asunto, 
la  perspectiva  no  es  para  mi  de  las  más  halagüeñas,  y 
más  si  recuerdo  que  de  los  últimos  nueve  Capitanes  ge- 
nerales han  fallecido  cinco  á  influjo  de  aquel  clima.  La 
forma,  por  otra  paite;  el  no  haber  preguntado  sí  podía 
6  no  convenirme  ir  á  tan  lejanas  tierras p  por  mi  salud 
siquiera,  cuando  apenas  hace  seis  meses  que  padecí  una 
grave  enfermedad,  y  el  ver  tratado  á  un  General  con 
menos  consideraciones  que  las  que  se  guardan  á  un 
simple  soldado»,  etc.  (i). 

Con  la  expresada  carta  elevó  al  Gobierno  una  Memo- 
ria, proponiendo  la  reunión  en  la  persona  del  Goberna- 
dor general  de  Filipinas,  de  los  cargos  de  Superinten- 
dente Subdelegado  de  Hacienda  y  Comandante  general 
de  Marina,  y  por  Real  decreto  de  21  de  Octubre  se 
dispusieron  ambas  cosas. 

El  9  de  Noviembre  dirigió  una  comunicación  al 
Presidente  del  Consejo  de  Ministros,  recomendándole 
la  necesidad  de  elegir  empleados  para  Filipinas  de 


(1)  Biografía  del  Excmo.  Sr.  D.  Manuel  Pavía  y  Lay,  Marqo¿s  de 
Novaliches.  Publicada  en  1861,  continuada  hasta  1867  y  aumentada 
hasta  el  aAo  de  l875  por  diversos  autores:  Madrid,  1875. 


HISTORIA  DE  FILIPINAS  22/ 

notoria  aptitud  y  moralidad.  lA  usted  no  se  oculta,  le 
decía,  el  descuido,  cuando  menos,  con  que  las  circuns- 
tancias especiales  de  nuestra  patria  han  hecho  mirar  las 
cualidades  de  los  elegidos  para  servir  en  las  Antillas. 
Un  hecho  es,  si,  bien  triste,  pero  no  menos  exacto,  que 
á  tan  lejanos  países  no  han  ido  las  más  veces  ni  los 
más  entendidos  ni  los  más  celosos  de  su  buen  nombre 
y  reputación,  y  no  es  menester  que  yo  indique  á  usted 
siquiera  los  males  que  esto  ha  traído  en  pos  de  sí.  A 
Filipinas,  especialmente  á  los  puestos  más  importan- 
tes, deben  ir  empleados  conocidos  en  la  Península  por 
su  honradez  y  por  su  instrucción,  no  personas  que  no 
llevan  allá  quizás  más  que  deseos  de  improvisar  una 
fortuna». 

También  solicitó  de  S.  M.  que  se  le  permitiera  jurar 
en  Madrid  el  cargo  de  Presidente  de  la  Audiencia  de 
Manila,  en  vez  de  hacerlo  en  esta  capital  ante  magis- 
trados que  habian  de  ser  por  él  presididos,  cosa  que  le 
parecía  incorrecta;  y  habiendo  accedido  el  Gobierno  á 
sus  deseos,  verificóse  aquella  ceremonia  ante  el  Tribunal 
Supremo  de  Justicia. 

Decidido  que  emprendiera  su  viaje  por  el  Istmo  de 
Suez,  embarcó  en  Marsella,  y  el  2  de  Febrero  siguiente 
llegó  á  Manila,  encargándose  el  mismo  día  del  Gobierno 
de  las  Islas. 

El  Ayuntamiento  de  la  capital  le  entregó  una  expo- 
sición suscrita  el  día  i.^,  congratulándose,  como  era 
natural,  por  su  designación  para  el  mando  del  Archi- 
piélago y  por  su  feliz  arribo,  y  á  la  par  mostrábase  la 
Municipalidad  reconocida  á  S.  M.  por  la  reforma,  reu- 
niendo en  el  Gobierno  superior  los  cargos  de  Superin- 
tendente y  Jefe  de  marina,  «como  reclamada  por  los 
intereses  morales  y  materiales  de  estas  privilegiadas 


228  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

provincias,  y  cuyo  benéfico  influjo  se  ha  de  dejar  sentir 
con  el  tiempo 

»Pero  los  deseos  del  Ayuntamiento  no  se  limitan  á 
felicitarse  por  las  disposiciones  que,  concentrando  el 
poder,  han  reasumido  en  V.  E.  el  gobierno  y  adminis- 
tración de  las  Islas  en  todos  sus  ramos  y  dependencias.^ 
Desea  además  perpetuar  la  memoria  de  tan  señalada 
beneficio  de  una  manera  adecuada  á  su  importancia. 
Una  estatua  á  S.  M.  la  Reina  Doña  Isabel  11,  levantada 
en  sitio  conveniente  y  como  á  V.  E.  le  pareciere  más 
digno,  llenaría  tan  grandioso  objeto  y  seria,  á  juicio  de 
esta  Municipalidad,  la  mejor  demostración  de  la  favo-^ 
rabie  acogida  que  ha  encontrado  en  todos  los  ánimos  la 
reunión  en  una  sola  persona  de  toda  la  autoridad,  evi- 
tando con  ello  los  disgustos  y  rivalidades  que  todos- 
recuerdan  con  dolor,  y  competencias,  Excmo.  Sr»,  en 
las  que  si  el  amor  propio  se  interesa  de  veras,  no  ea 
las  más  de  las  veces  con  beneficio  de  los  intereses  pú- 
blicos  

tDignese  V.  E.  acoger  sus  ardientes  deseos  ya  mani-- 
festados,  concediendo  en  su  día  su  superior  permisa 
para  abrir  una  suscripción  voluntaria,  con  cuyo  pro* 
ducto  se  lleve  á  cabo  el  pensamiento,  siendo  éste  el 
medio  de  no  defraudar  el  deseo  que  á  todos  anima  de^ 
tomar  parte  en  su  realización  t. 

Novaliches  concedió  gustoso  la  autorización  á  que 
se  refiere  esta  última  parte  del  mensaje  del  Ayunta- 
miento (0. 

Uno  de  sus  primeros  actos  fué  establecer  comunica- 
ción periódica  con  los  vapores  de  la  Compañía  penin* 


(l )    La  suscripción  produjo  1 1 .236  pesos  fuertes,  depositándose  en 
el  Banco  hasta  la  realización  de  la  obra* 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  229 

-«ular  oriental  por  medio  de  un  buque  de  guerra,  el 
Jorge  Juan,  único  disponible  en  Manila  entonces. 

Como  resultado  de  sus  observaciones  durante  el 
viaje,  manifestó  al  Gobierno  que  los  duros  de  plata 
española  con  el  busto  de  Carlos  III  y  Carlos  IV  gana- 
ban en  China  un  lo  y  un  12  por  100;  llamaba  sa 
atención  acerca  del  exceso  de  oro  existente  en  las  Islas, 
y  se  mostraba  partidario  del  establecimiento  en  las 
mismas  de  una  Casa  de  moneda  con  el  objeto  de  proce- 
der á  la  acuñación  de  una  moneda  especial  para  el  paia. 

En  comunicaciones  sucesivas  recordó  al  Gobierno  la 
propuesta  que  estando  en  Madrid  formulara  respecto  al 
envío  de  una  Comisión  de  ingenieros  y  naturalistas» 
-cuya  medida,  ya  sobre  el  terreno,  consideraba  de  abso- 
luta necesidad. 

Por  Real  decreto  de  27  de  Enero  de  1854,  reformóse  la 
organización  de  las  Alcaldías  mayores,  disponiendo  que 
se  proveyeran  en  jueces  letrados  que  hubiesen  servido 
Tenencias  de  gobierno  en  las  Islas.  Se  las  reducía  ádos 
clases,  de  entrada  y  de  término,  encargando  al  Minis- 
terio de  la  Guerra  que  dictara  las  órdenes  oportunas 
para  la  creación  de  Comandancias  militares  6  Gobier- 
nos político-militares  en  el  territorio  de  las  Alcaldías 
de  Calamianes  y  de  las  islas  Batanes,  que  se  suprimían. 
Mandábase,  además,  que  en  el  término  de  tres  anos 
todos  los  alcaldes  ó  tenientes  que  en  lo  sucesivo 
optasen  á  ascensos,  necesitaban  acreditar  previamente, 
por  medio  de  riguroso  examen,  qi^e  poseían  el  tagalo. 

Prohibíase,  con  arreglo  al  art.  3.^  de  la  Real  cédula 
de  3  de  Octubre  de  1844,  que  bajo  ningún  motivo  ni 
en  caso  alguno  se  otorgara  indulto  de  comerciar  á  los 
jueces  ni  á  los  gobernadores  militares  ni  político- 
militares,  sino  en  casos  muy  calificados  y  por  causas 


a^O  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

l^raves;  y  se  ordenaba  que  en  tanto  se  decidía  acerca  de 
la  desmembración  y  limites  de  la  provincia  de  Tondo, 
se  considerara  á  la  ciudad  de  Manila  como  capital  de 
ésta^  etc. 

Por  superior  decreto  de  5  de  Febrero  fué  restablecido 
en  sus  funciones  el  Tribunal  de  Comercio ,  y  á  poco 
llegó  la  Real  orden  de  2  de  Diciembre  del  año  anterior 
mandando  esto  mismo. 

Fundado  Novaliches  en  la  conven  iencia  de  que  los. 
maquinistas  de  nuestros  buques  d  e  guerra  fuesen  espa* 
ñoles,  de  acuerdo  con  la  Junta  económica  del  Apos- 
tadero, remitió  á  España  en  i.^  de  Marzo  lo.ooo  pe- 
sos para  auxilio  de  los  que  desearan  seguir  esa  pro- 
fesión. 

También  mandó,  de  los  fondos  de  arbitrios,  So.goa 
pesos  para  la  compra  de  dos  vapores  costeros,  medida 
que  no  fué  del  agrado  del  Gobierno. 

£1  expresado  i.^  de  Marzo  fondeó  en  Manila  una 
división  naval  rusa,  compuesta  de  cuatro  buques,  al 
mando  del  vicealmirante  E.  de  Fontiatine.  Novaliches 
procedió  en  estas  circunstancias  con  el  tacto  debido^  en 
atención  á  que  el  Czar  aún  no  había  reconocido  á  Doña 
Isabel  II;  y  aunque  dispensó  á  los  marinos  rusos  bené- 
vola acogida  complaciéndoles  en  aquello  que  sin  com- 
promiso le  fué  posible,  observó  cierta  prudente  reserva 
en  otros  detalles. 

La  división  mencionada  saludó  á  la  plaza  con  2i 
cañonazos  el  día  de  su  arribo,  y  el  mismo  honor  tributa 
al  pabellón  español  con  motivo  de  haberse  recibido  la 
noticia  del  feliz  alumbramiento  de  la  Reina. 

Dicha  escuadra  abandonó  el  ii  la  bahía  de  Manila» 

£1  armamento  del  ejército  de  Filipinas  era  en  su 
mayoría  antiguo  y  defectuoso,  y  para  reemplazarlo^ 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  23 1 

remitió  Novaliches  á  España  en  i.^  de  Marzo  la  suma 
de  24.000  pesos. 

Por  Real  orden  de  3  del  mismo  mes  de  Marzo  re- 
solvióse favorablemente  el  expediente  incoado  por  el 
Gobernador  de  las  Islas  respecto  á  la  creación  de  un 
Gobierno  político- militar  en  Bohol,  compuesto  de  esta 
isla  y  de  las  de  Siguijor  y  Canoan,  segregando  dicho 
territorio  de  la  provincia  de  Cebú,  con  supresión  de  la 
Comandancia  militar  establecida  en  Bohol. 

En  concepto  de  Capitán  general  expidió  un  decreto 
el  28  del  citado  mes,  creando  un  regimiento  más  de 
infantería  con  el  nombre  de  Isabel  II,  núm.  g.  El  i5  de 
Julio  siguiente  quedó  organizado  (0. 

En  el  propio  mes  de  Marzo  se  erigió  en  Basilan  un 
Gobierno  político-militar  (2). 

El  suceso  más  saliente  del  Gobierno  de  Novaliches 
fué  la  sublevación  del  Teniente  de  carabineros  D.  José 
Cuesta,  mestizo  español,  nacido  en  Cavite,  de  padres 
desconocidos.  En  Madrid  había  sido  alabardero. 

El  4  de  Abril,  sin  que  hubiera  mediado  motivo  algu- 
no que  le  impulsase  á  rebelarse  contra  España,  dio  el 
grito  de  sedición  en  San  Isidro,  capital  de  Nueva 
Écija,  al  frente  de  la  tropa  del  resguardo  á  sus  órdenes. 

Su  primer  acto  fué  matar  de  un  tiro  al  Administrador 
de  Rentas,  anciano,  casi  ciego,  con  quien  mantenía 
amistosas  relaciones.  Apoderóse  en  seguida  de  5o. 000 
pesos  fuertes  que  contenía  la  caja  de  aquella  dependen- 
cia, y  arrojó  la  mayor  parte  á  los  guardas  y  muchachos 
que  llenaban  la  calle,  quienes  se  apresuraron  á  recoger 
las  monedas  que  pudieron,  huyendo  de  .allí  veloces. 

(1)     Aprobóse  por  Real  orden  de  7  de  Agosto  de  1854. 

¡2)    Aprobado  por  Real  orden  de  2  de  Agosto  del  mismo  afio. 


232  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

Viéndose  el  imbécil  Cuesta  casi  solo,  se  metió  en  un 
carruaje,  puso  en  él  18.000  pesos  y  se  encaminó  hacia 
los  montes;  mas  el  carruaje  se  desfondó  por  el  peso  de 
la  plata  y  la  enterró,  continuando  su  huida  sin  rumbo 
fijo,  asustado  de  sí  mismo,  puesto  que  nadie  le  per> 
seguía . 

Hallábase  de  Alcalde  mayor  de  Bulacán,  provincia 
limítrofe  de  la  de  Nueva  Écija,  el  respetable  Sr.  D.  Fe* 
lipe  de  Govantes,  muy  conocedor  del  país  y  aun  del 
traidor  Cuesta,  y  transmitió  el  parte  de  lo  sucedido  al 
Gobernador  general,  indicándole  que  el  asunto  carecía 
de  transcendencia;  pero  Novaliches  mandó  en  el  acto 
una  columna  de  5oo  hombres  del  regimiento  de  Espa- 
ña en  busca  de  Cuesta,  la  que,  dividida  en  tres  grupos, 
sólo  ocasionó  molestias  á  los  pueblos  por  donde  pasaba, 
pues  Cuesta  se  corrió  por  los  montes  á  Manila,  refu> 
giándose  en  la  casa  de  un  Cónsul  extranjero  (O,  en  la 
creencia  de  que  le  valia  este  asilo. 

La  autoridad  lo  sacó  de  la  casa,  y  tras  un  proceso  su- 
marisimo,  fué  fusilado  por  la  espalda,  como  traidor,  con 
una  mordaza  en  la  boca. 

También  fueron  fusilados  el  segundo  de  Cuesta  y  tres 
individuos  más  del  Resguardo  (2). 

Por  Real  decreto  de  25  de  Abril  hízose  extensivo  á 
los  reos  de  las  jurisdicciones  de  Guerra  y  Marina  de 
Ultramar  el  indulto  concedido  por  idéntica  resolución 
de  27  de  Enero  anterior  á  los  de  la  Península. 

Por  otro  Real  decreto  de  3o  del  mismo  mes  y  año 
fué  reformada  la  planta  de  la  Dirección  general  de  Ul- 
tramar, y  determináronse  más  concretamente  las  atri* 


(1)  IngléS|  según  Govantes,  y  belga,  según  Cánovas. 

(2)  Biografía  de  Novaliches,  antes  citada. 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  233 

buciones  del  Presidente  del  Consejo,  Director  de  Ul- 
tramar y  de  los  empleados  de  esta  dependencia. 

Por  Real  orden  de  8  de  Mayo  siguiente  se  dispuso 
que  todo  el  servicio  facultativo  de  los  Hospitales  se 
desempeñara  por  el  Cuerpo  de  Sanidad  militar,  en  los 
mismos  términos  que  en  la  Península. 

£1  17  del  referido  mes  se  fijaron  por  un  Real  decreto 
las  atribuciones  del  Consejo  de  Ministros,  de  su  Presi- 
dente y  de  los  demás  Ministerios  en  el  despacho  de  los 
negocios  de  Ultramar. 

El  20  del  mismo  mes  se  posesionó  del  cargo  de  In- 
tendente general  de  Ejército  y  Real  Hacienda,  D.  Car- 
los Groizard. 

Por  el  mes  de  Mayo,  tantas  veces  citado,  hallábase 
el  teniente  de  navio  D.  Pedro  González  con  la  división 
de  fuerzas  sutiles  de  la  Isabela  en  el  puerto  de  Capual, 
isla  al  N.  del  extremo  E.  de  Joló.  Sin  agresión  de  su 
parte,  dispararon  los  moro- malayos  de  aquel  territorio 
sus  lantacas  y  cañones  sobre  las  falúas.  Éstas  les  con- 
testan, desembarcan  5o  hombres,  hacen  huir  á  los  isle- 
ños é  incendian  la  población. 

El  capitán  de  ingenieros  D.  Juan  Carlos  de  Córdoba» 
destinado  al  establecimiento  de  Pollok,  emprendió  por 
orden  del  Gobernador  general  de  las  Islas  una  expedí- 
ción  exploradora  del  río  Painan,  hasta  el  punto  en  que  las 
falúas  no  pudiesen  seguir  navegando  por  falta  de  fondo. 
Según  el  parte  de  aquel  oficial,  las  márgenes  de  dicho 
rio  se  hallaban  pobladas  por  mahometanos,  constituidos 
€n  distintas  sultanías  independientes  entre  sí,  aunque 
inferiores  al  Sultán  de  la  embocadura  del  río,  residente 
en  Cottabato.  La  familia  de  este  Sultán,  ausente  á  la 
sazón,  le  ponderaba  las  dificultades  de  internarse  río 
arriba  por  causa  de  la  ferocidad  de  los  moros  del  inte- 


234  J^^^   MONTERO  Y  VIDAL 

rior  y  por  falta  de  fondo;  mas  luego  que  vio  que  á  todo 
trance  persistía  en  su  proyecto^  se  brindó  á  acom- 
pañarle. 

El  7  de  Junio  remitió  Novaliches  lo.ooo  pesos  al 
Ministro  de  la  Guerra,  con  destino  á  la  reedificación 
del  Alcázar  de  Toledo. 

El  8  del  mismo  mes  ofició  al  Gobierno  encarecién- 
dole la  conveniencia  de  fortificar  la  isla  del  Corregidor 
y  los  islotes  á  ella  inmediatos,  dejando  asi  inexpugna- 
ble la  entrada  á  la  bahía  de  Manila;  y  al  efecto,  hizo  que 
los  ingenieros  militares  comenzaran  el  estudio  de  las 
obras  correspondientes  en  el  Corregidor. 

Por  decreto  del  23  ordenó  que  el  Colegio  de  Santa 
Isabel  satisfaciera  desde  i.^  de  Julio  siguiente  al  de 
Santa  Potenciana  la  consignación  de  sus  gastos,  cesan- 
do de  hacerlo  la  Real  Hacienda. 

El  1 5  de  Julio  dispuso  que  se  rotulasen  las  calles  y 
se  numeraran  las  casas  en  todas  las  provincias;  durante 
su  mando,  hermoseó,  interior  y  exteriormente,  el  Pala- 
cio de  su  residencia,  la  plaza  en  que  está  situado,  y  en 
general  los  paseos  y  principales  calzadas,  haciendo 
plantar  árboles,  con  lo  que  mejoró  mucho  el  aspecto  de 
la  población. 

Además  de  estas  mejoras  de  carácter  municipal,  dictó 
órdenes  encaminadas  al  desarrollo  y  prosperidad  de  la 
renta  del  tabaco,  obligando  á  las  fábricas  á  que  ensa- 
yaran la  elaboración  de  los  cigarros  al  uso  de  la 
Habana. 

Preocupóse  también  de  que  el  Ayuntamiento  prote- 
giera á  la  única  compañía  d  ramática  que  actuaba  en  las 
Islas,  llegada  de  España  algún  tiempo  antes,  y  cuya  si- 
tuación financiera,  por  falta  de  público,  era  deplorable. 

Al  propio  tiempo  excitó  al  Ayuntamiento  á  que  edi* 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  235 

iicara  un  teatro  digno  de  la  capital  de  Filipinas,  censu- 
rando que  careciese  de  un  elemento  tan  propio  de  la 
cultura  moderna» 

Por  Real  decreto  de  i6  de  Agosto  (1854)  se  dispuso: 

i  Articulo  i.^  Los  Gobernadores  Capitanes  genera- 
les de  Ultramar  continuarán  desempeñando  el  cargo  de 
Superintendentes  delegados  de  Real  Hacienda  de  sus 
respectivas  provincias,  en  la  forma  y  con  las  atríbucio* 
nes  que  para  los  Virreyes  están  determinadas  en  las  Or- 
denanzas de  Intendentes  de  1786  y  de  i8o3. 

•Art.  2.^  Un  Reglamento  especial  deslindará  las 
atribuciones  que  con  arreglo  á  los  principios  estableci- 
dos en  dichas  Ordenanzas  deberán  corresponder  á  los 
Superintendentes  y  á  los  Intendentes  i  • 

En  9  de  Septiembre  publicó  un  decreto  reproducien- 
do los  artículos  89,  90  y  93  de  la  Ordenanza  de  Intenden- 
tes; la  Real  orden  de  11  de  Octubre  de  1784,  y  el  Supe* 
rior  decreto  de  i3  de  Septiembre  de  i833  sobre  el  modo 
de  proceder  contra  empleados  encargados  de  la  recau- 
dación. 

Por  Real  decreto  de  27  del  expresado  Septiembre  se 
creó  una  Junta  consultiva  para  los  negocios  de  Ultra- 
mar, compuesta  del  Ministro  encargado  del  despacho 
de  los  mismos,  Presidente;  de  un  Vicepresidente,  del 
Director  general  de  Ultramar  y  de  nueve  Vocales. 

Por  Real  orden  de  18  de  Diciembre  siguiente  se  co- 
municó al  Gobernador  de  Filipinas  la  de  16  de  Enero 
anterior,  en  que,  conformándose  S.  M.  con  lo  propuesto 
por  la  Autoridad  su  perior  del  Archipiélago,  aprobaba  la 
creación  de  una  Comandancia  político-militar  en  Gayan, 
asi  como  una  colección  de  tabaco,  agregándole  el  dis<* 
trito  de  Tiagan. 

Por  Real  decreto  de  24  del  mencionado  Octubre  se 


236  JOSÉ    MONTERO   Y  VIDAL 

di6  nueva  organización  á  la  Dirección  general  de  Ul- 
tramar, disponiendo  el  art.  2.^  que  se  dividiera  en 
cuatro  secciones:  una  de  Hacienda;  otra  de  Presupues-» 
tos,  á  la  cual  estaría  unida  la  Ordenación  de  pagos  de 
la  Dirección;  otra  de  Gobierno  y  Fomento,  y  otra  de 
Gracia  y  Justicia. 

Confio  Jefe  superior  de  Marina,  visitó  Novaliches  el 
Arsenal  de  Cavite,  haciendo  que,  sin  coste  para  el  Es* 
tado,  se  le  proveyese,  por  los  Jefes  de  provincias,  de  la 
madera  necesaria;  mandó  hacer  pruebas  con  el  carbón 
mineral  del  país  á  ñn  de  que  se  utilizara  en  la  navega- 
ción  de  vapor,  y  habiendo  sido  bastante  satisfactorio  su 
resultado,  procuró  estimular  las  explotaciones  de  aquel 
rico  combustible,  oficiando  al  Gobierno  en  el  mismo 
sentido. 

También  intentó  dotar  á  Manila  de  aguas  potables» 
necesidad  imperiosa  indebidamente  desatendida  alli 
hasta  entonces  y  durante  muchos  años  después,  y  para 
ello  dirigió  sus  excitaciones  al  Subinspector  de  ingenie- 
ros  militares,  con  más  buen  deseo  que  medios  de  ejecu« 
ción  práctica  para  que  fuese  viable  su  propósito. 

Conociendo  que  el  país  necesitaba  reformas  impor- 
tantes y  que  era  difícil  plantearlas  sin  la  autorización 
del  Gobierno,  una  vez  demostrada  cientiñcamente  su 
conveniencia,  propuso  el  nombramiento  de  una  Comi- 
saria regia  para  que,  trasladándose  á  Manila  y  de 
acuerdo  con  el  Gobernador  de  las  Islas  y  Junta  de  au- 
toridades, se  llevaran  á  ejecución  las  que  se  considera- 
sen oportunas,  oyendo  previamente  á  todas  las  Corpo- 
raciones y  clases,  y  sometiendo  aquéllas  á  la  superior 
aprobación  del  Gobierno  (0. 

(i)    Entre  las  cuestiones  que  Novalich^s  juzgaba  necesario  someter 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  237 

Como  la  autoridad  de  los  Capitanes  generales  de  Fi- 
lipinas es  allí  omnímoda,  no  tanto  porque  las  leyes 
lo  consignen  así,  como  porque  en  la  práctica  se  veri- 
fica, Novaliches  adoptó  determinaciones  un  tanto  arbi- 
trarias respecto  de  varios  altos  funcionarios,  como  la  se* 
paración  del  Asesor  de  Gobierno,  Regente  interino  de 
la  Audiencia;  el  envío  á  España  del  Inspector  de  mi- 
nas, y  la  remoción  de  varios  empleados  á  quienes  sus- 
tituyó con  otros  de  su  agrado. 

Esta  medida  le  atrajo  la  antipatía  de  muchas  perso- 
nas de  aquella  sociedad,  bien  quista  con  los  destituidos 
y  enemiga  de  semejantes  innovaciones. 

al  dictamen  de  la  Comisaria  regia,  merecen  especial  mención  las  si* 
g;uientes: 

Si  seria  conveniente  que  continuase  reunido  en  el  Gobierno  general 
el  mando  de  todos  los  ramos  de  las  Islas. 

Si  procedería  una  nueva  división  territorial  de  las  provincias. 

Si  conyendrfa  inhibir  á  la  Universidad  de  Manila  de  la  enseAanza  á 
que  estaba  dedicada,  sustituyéndola  con  la  de  la  botánica,  la  de  la  mi- 
neralogía y  la  de  la  medicina,  estudio  este  último  predilecto  de  los 
naturales. 

Si  sería  conveniente  destinar  á  Filipinas  clero  secular  de  la  Penín- 
sula, que  los  Obispos  podrían  colocar  donde  conviniese,  de  no  haber 
regulares  bastantes  para  el  servicio  de  los  pueblos. 

Si  en  vista  de  la  multitud  de  cargos  que  reunían  los  Jefes  de  las 
provincias,  convendría  subdividir  su  autoridad  nombrando  empleados 
especiales  de  cada  ramo. 

Si  convendría  restringir  la  inmigración  de  chinos  y  facilitar  la  de 
europeos  laboriosos. 

Sobre  ensanchar  el  cultivo  del  tabaco;  abrir  al  comercio  exterior 
algunos  puertos  de  provincias;  construcción  de  un  varadero  en  Cavite; 
establecimiento  de  una  fábrica  de  pólvora;  si  convendría  autorizar  al 
Banco  espaflol -filipino  para  la  emisión  de  billetes,  y  si,  en  consideración 
á  que  sólo  existían  en  circulación  en  el  Archipiélago  onzas  de  oro  de  las 
repúblicas  americanas  y  á  la  escases  que  había  de  monedas  de  plata, 
era  conveniente  establecer  una  Casa  de  moneda. — (BUgra/ia  citada.) 


238  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

Quejábanse  asimismo  los  altos  funcionarios  y  parti- 
culares distinguidos  de  que  el  Gobernador  general  era 
poco  propenso  á  dejarse  ver  de  las  personas  que  tenían 
derecho  ó  costumbre  de  ir  á  Palacio,  y  de  que  mos- 
traba, en  cambio,  desusada  afabilidad  á  los  indios»  acu- 
diendo solícito  á  los  frecuentes  incendios  que  allí  suelen 
sufrir  sus  ligeras  viviendas,  complaciéndose  en  prodi* 
gar  á  los  perjudicados  sus  consuelos;  cosa  muy  natural 
y  hasta  meritoria,  pero  algo  exagerada,  tratándose  de 
hechos  allí  sin  importancia  aun  para  los  que  sufrían  el 
percance,  y  desde  luego  excesiva,  dada  la  opinión  ge- 
neral entre  los  indígenas  de  cómo  debe  ser  la  autoridad 
suprema  del  país,  que  conceptúan  denigrante,  en  vez 
de  digna  de  aplauso,  si  se  usa  tamaña  benevolencia. 

Estos  motivos,  y  la  brevedad  del  mando  de  Nova- 
liches,  que  le  impidieron  realizar  los  planes  que  en  bene* 
ficio  del  país  abrigaba,  como  seguramente  lo  hubiera 
hecho  de  permanecer  algunos  años  al  frente  de  los  des- 
tinos del  país,  dadas  las  peculiares  condiciones  de  tan 
ilustrado  y  recto  gobernante  como  cumplido  y  digno 
caballero  en  todas  las  acciones  de  su  vida  y  en  todos 
los  actos  de  su  dilatada  y  honrosa  historia  militar,  con> 
tribuyeron  á  que  su  gobierno  no  conserve  allí  el  aplauso 
que  el  de  algunos  de  sus  antecesores,  de  que  hasta  el 
presente  nos  hemos  ocupado,  y  han  merecido  nuestras 
alabanzas  sin  género  alguno  de  reservas. 

Hay  que  hacer,  sin  embargo,  estricta  justicia  á 
hombres  de  la  valía  del  Marqués  de  Novaliches,  y  co- 
nocer que  si  no  hizo  todo  lo  que  pudo  y  se  propuso,  no 
es  la  culpa  suya  exclusivamente,  sino  de  las  condicio- 
nes en  que  fué  al  país  y  del  breve  período  de  su  mando. 

Con  motivo  de  los  sucesos  políticos  que  á  la  sazón 
tuvieron  lugar  en  España,  decidió  Novaliches  volver  ¿ 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  239 

la  Peninsula;  y  hechos  los  preparativos  para  su  despe- 
dida, que,  si  no  conmovedora,  fué  fastuosa,  porque  esto 
halagaba  al  expresado  Gobernador  general,  dejó  el  país 
el  28  de  Octubre  de  1854  (0. 

Por  segunda  vez  se  encargó  D.  Ramón  Montero  del 
mando  de  Filipinas  el  28  de  Octubre  de  1854. 

En  su  breve  interinidad,  únicamente  hubo  de  salien- 
te la  llegada  de  multitud  de  Reales  órdenes  relevando 
á  casi  todo  el  personal  administrativo  del  Archipiéla- 
go, con  gran  perjuicio  de  la  marcha  ordenada  del  des- 
pacho, siguiéndose  la  consiguiente  perturbación  en 
todos  los  servicios. 

(i)  Con  fecha  27  de  Octubre  pasó  Novaliches  una  comunicación 
á  los  Provinciales  de  las  Ordenes  religiosas  mostrándose  agradecido  por 
el  apoyo  y  la  cooperación  que  en  todas  había  encontrado  en  su  br«ve 
gobierno. 

Un  pueblo  de  la  provincia  de  Blanila,  segregado  de  la  de  BulacAn  por 
decreto  de  26  de  Noviembre  de  1858,  perpetúa  en  Filipinas  el  nom- 
bre de  Novaliches. 


CAPITULO  XII. 


liando  de  Crespo. —Vuelve  U  Comandancia  de  marina  á  un  brigadier 
del  Cuerpo. — Juntas  de  Obras  p(as. — Sección  de  contabilidad. — Co- 
misión de  instrucción  primaria. — Comandancia  de  Burias. — Créase 
la  Inspección  de  montes. — Junta  de  Obras  públicas. — Reglamento 
de  cuadrilleros. — ^Bando  sobre  moneda. — Declárase  que  no  afecta  k 
los  religiosos  para  Filipinas  la  prohibición  de  conceder  órdenes  sa- 
gradas.— Real  cédula  de  1855  organizando  la  adminbtración  judicial 
en  Ultramar.— Reglas  respecto  á  la  gracia  de  indulto. — Refórmase  la 
Junta  consultiva  de  Ultramar.— Disposición  sobre  casas  reales  j  cár- 
celes.—Ordenanza  de  los  Tribunales  de  Cuentas. — ^Aduanas  de  Ilo- 
ilo,  Sual  y  Zamboanga. — Misión  en  Saypan. — Junta  de  Estadísti- 
ca.—Apresa  en  Joló  un  panco  pirata  el  oficial  de  marina  González. — 
Éste  y  Villavicencio  destruyen  una  armadilla  pirata  en  Balanguingui. 
— Incendio  en  Zamboanga  por  los  tripulantes  de  un  panco  moro  del 
comercio.— Represalias  en  varios  pueblos  de  los  piratas. — Dattos  de 
Ifindanao  en  Manila. — Expedición  al  rfo  Grande  de  aquella  isla. — 
ídem  contra  los  igorrotes. — Órdenes  sobre  minas  de  carbón.— Crea- 
non  de  la  provincia  de  la  Isabela. — Declárase  libre  el  comercio  del 
arroz  y  palay. — Supresión  y  restablecimiento  de  la  Dirección  de  Ul- 
tramar.— Colecciones  de  tabaco. — Comisión  permanente  de  censura. 
— Proyecto  de  una  estatua  á  Mendizábal. — Distrito  de  la  Infanta.— 
Resigna  Crespo  el  mando  y  regresa  á  Espafla. — Tercera  interinidad 
de  Montero. — Decreto  prohibiendo  la  introducción  de  libros  subver- 
sivos y  grabados  deshonestos.— Plano  de  Manila  y  sus  arrabales. 

El  Teniente  general  D.  Manuel  Crespo  y  Cebrián, 
natural  de  Extremadura,  Segundo  cabo  que  había  sido 
de  Filipinas^  fué  nombrado  en  propiedad  para  el  mando 
superior  de  las  Islas,  é  hízose  cargo  del  gobierno  de  las 
mismas  y  de  la  Superintendencia  delegada  de  Hacien- 


HISTORIA  DE  FILIPINAS  24 1 

da  el  20  de  Noviembre  de  18541  sin  la  jefatura  de  ma- 
rina que  había  sido  conferida  de  nuevo  á  un  Brigadier 
de  la  armada  9  encargándose  de  aquélla  el  de  dicha 
clase  D.  Ramón  Acha. 

Por  Real  orden  de  3  de  Noviembre  del  expresado 
año,  cumplimentada  por  Crespo,  se  recuerda  al  Gober- 
nador de  Filipinas  la  de  17  de  Julio  de  1852  mandan- 
do, en  el  ínterin  que  con  presencia  de  los  datos  pedidos 
se  adopta  una  resolución  definitiva,  que  la  administra- 
ción de  los  fondos  pertenecientes  á  las  Obras  pías  de  la 
Misericordia,  Venerable  Orden  Tercera  de  San  Francis- 
co, Venerable  Orden  Tercera  de  Santo  Domingo  y  Jesús 
Nazareno  de  Recoletos,  se  centralice  y  corra  á  cargo  de 
una  Junta  que  se  denominará  Administradora  de  Obras 
pías,  compuesta  de  un  Magistrado,  presidente;  de  los 
religiosos  que  en  calidad  de  ministros  ó  rectores  asistan 
á  las  citadas  Órdenes  Terceras  y  Hermandad;  de  uno  de 
los  individuos  que  compongan  la  mesa  de  la  Herman- 
dad de  la  Misericordia,  y  del  Secretario  archivero,  del 
Contador  y  del  apoderado,  fijando  la  manera  de  llevar 
la  cuenta  de  los  fondos  que  administre,  etc.  Otra  Junta 
llamada  Directora  de  las  Obras  pías,  presidida  por  el 
Arzobispo,  y  compuesta  además  del  Regente  de  la  Au- 
diencia, del  Intendente  y  del  Fiscal  de  lo  civil,  era  la 
encargada  de  la  conservación  y  acertado  manejo  de  los 
fondos  de  Obras  pías,  para  lo  cual  debería  inspeccionar 
las  operaciones  de  la  Junta  administradora  (O. 

(1)  En  ¡3  <i«  Agosto  de  1857  »t  publicó  el  Reglamento  de  la  Jun- 
ta administradora  de  Obras  pias,  formado  á  consecuencia  de  la  citada 
Real  orden  de  3  de  Noviembre. 

«La  Junta  administradora  de  Obras  pías  hace  préstamos  del  dinero 
de  sus  fondos  sobre  fincas  urbanas  ó  rústicas  en  cantidad  equivalente 
á  las  dos  terceras  partes  del  valor  de  las  primeras  y  á  la  mitad  de  las 

TOMO  III  16 


242  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

Por  Real  decreto  de  6  de  Febrero  de  i855  se  creó  una 
Sección  de  contabilidad  en  la  Dirección  de  Ultramar. 

Por  otro  Real  decreto  de  6  de  Marzo  siguiente  se  re- 
formó el  sistema  de  contabilidad  de  las  provincias  ul- 
tramarinas, dictando  con  fecha  7  la  correspondiente 
Instrucción  (0. 

Después  de  diferentes  disposiciones  sobre  enseñanza 
primaria  dictadas  con  más  buen  deseo  que  Conocimiento 
del  Archipiélago,  y  que  dejaron  de  cumplimentarse  por 
no  ser  adaptables  á  la  organización  de  los  pueblos  indí- 
genas, se  comunicó  por  el  Ministerio  de  Marina,  Co- 
mercio y  Gobernación  de  Ultramar,  en  3  de  Noviembre 
de  1839,  una  Real  orden  disponiendo  que  una  Comisión 
de  personas  competentes  redactara  un  reglamento  para 
las  escuelas  del  país,  procurando,  en  lo  posible,  que  se 
adaptara  á  la  ley  vigente  en  la  Península  de  21  de  Ju- 
lio de  i838.  Cúpole  á  esta  soberana  disposición  igual 
suerte  que  á  las  anteriores  indicadas,  no  obstante  re- 
vestir un  carácter  práctico  de  que  aquéllos  carecían  en 
absoluto,  y  quedó  olvidada  en  los  archivos  del  Gobier- 
no superior  hasta  que  el  General  Crespo,  deseoso  de 
hacer  algo  en  pro  de  la  instrucción  pública,  se  enteró 

segundas;  sobre  buques  asegurados,  no  excediendo  la  cantidad  toda  de 
la  mitad  del  valor  del  seguro;  sobre  efectos  en  depósito  ó  bodega,  por 
la  mitad  de  su  valor,  con  la  garantía  de  alhajas  de  oro  y  plata  ó  piedras 
preciosas,  no  excediendo  la  cantidad  que  se  asigne,  á  la  mitad  del  avalúo 
de  las  mismas;  á  riesgo  marítimo  sobre  casco  y  quilla,  ó  sobre  cargamen- 
tos, por  los  dos  tercios  del  valor  asegurado  del  buque,  y  siendo  sobre  la 
carga,  por  las  tres  cuartas  partes  del  que  se  acredite  tener  los  efectos  que 
la  constituyen,  y  finalmente  por  la  mitad  del  valor  de  metales  extraídos 
ya  de  las  minasi .  (Véase  el  Reglamento  de  10  de  Agosto  de  1855.) 

(i)  Por  Reales  órdenes  de  29  de  Febrero  de  1856  y  3  de  Octubre 
de  1857,  se  preceptúa  la  forma  de  rendir  las  cuentas  por  los  agentes 
de  la  Administración* 


HISTORIA  DE  FILIPINAS  243 

de  lo  prevenido  en  1839,  y  por  decreto  de  7  de  Febrero 
de  i855  nomlnró  la  Comisión  que  en  dicha  Real  orden 
456  disponía,  marcándole  estas  bases: 

« i.^  Redactar  un  reglamento  que  fije  y  uniforme  la  en- 
señanza en  las  escuelas,  con  expresión  de  lo  que  haya  de 
enseñarse  en  las  de  uno  y  otro  sexo,  inspirando  sus  dis- 
posiciones en  el  fomento  de  la  lengua  castellana.  2/  De- 
terminar el  número  de  maestros  y  maestras  que  hayan 
de  nombrarse,  arreglando  esta  necesidad  al  de  tributos 
<:on  que  cuente  cada  pueblo.  3/  Informar  sobre  la  con« 
veniencia  de  establecer  en  esta  ciudad  (Manila)  una  es- 
cuela de  maestros,  sin  perjuicio  de  manifestar  al  propio 
tiempo  todo  cuanto  se  le  ofrezca  y  parezca  sobre  el  ob- 
jeto, y  fin  á  que  se  encamina  el  expediente  de  la  mate- 
ria. 4.*  Formar  un  plan  y  proyecto  para  establecer  en  la 
capital  una  escuela  normal  de  la  que  puedan  salir  maes* 
tros  instruidos  y  aptos  para  enseñar  en  provincias*  (ij« 

£1  Gobernador  de  Filipinas  decretó  en  22  de  Marzo 
la  creación  de  una  Comandancia  político-militar  en 
J3urias,  en  sustitución  de  la  exclusivamente  militar 
establecida  en  dicha  isla  por  superior  decreto  de  3i  de 
Marzo  de  i832,  y  á  la  vez  ordenó  quedara  segregada 
de  Camarines  Sur,  á  que  pertenecía  (2). 

Por  Real  decretó  de  23  del  citado  mes  de  Marzo  de 
i85S  se  creó  la  Inspección  general  de  montes  (3). 

( 1 )  La  JunU  se  oonstUayó  y  celebró  su  primera  sesión  el  28  del 
mismo  mes  de  su  creación,  y  no  volvió  á  reanirse  hasta  el  26  de  Fe- 
brero de  1857.  £1  informe  lo  emitió  á  los  seis  afios  de  creada,  ó  sea 
«n  7  de  Marzo  de  iSói»  y  de  él  nos  ocuparemos  más  adelante. 

(2)  Aprobada  por  Real  orden  de  go  de  Enero  de  1856. 

(3)  El  planteamiento  de  este  servicio  no  se  veriíicó  hasta  el  19  de 
Julio  de  1862.  Fué  el  primer  Inspector  general  de  montes  el  ingeniero 
D.  Juan  Valdés. 


r 


244  JOS^   MONTERO  Y  VIDAL 

Por  decreto  de  24  de  Marzo  del  mismo  año  insti- 
tuyó Crespo  una  Junta  de  Obras  públicas,  con  el  encar* 
go  de  llevar  á  cabo  ciertas  mejoras  proyectadas  en  la 
construcción  de  casas»  á  fin  de  ir  sustituyendo  las 
viviendas  de  los  indígenas,  llamadas  de  caña  y  ñipa, 
por  otras  económicas  de  materiales  fuertes,  deseo  que 
resultó  completamente  infructuoso. 

En  12  de  Octubre  de  i85o  habíase  dispuesto  de  Real 
orden  la  reorganización  del  Cuerpo  de  cuadrilleros,  y 
Crespo,  en  16  de  Abril  de  i855,  dictó  un  decreto  apro- 
batorio del  Reglamento  para  dicho  Cuerpo;  mas  no  llegó 
á  ponerse  en  vigor,  porque  eran  tantos  sus  defectos  que 
los  Jefes  de  provincia  se  vieron  en  la  imposibilidad  de 
aplicarlo.  Su  redacción  fué  obra  del  secretario  del  Go* 
biemo,  el  brigadier  de  caballería  D.  Juan  Antonio  Mar- 
tínez de  García,  ajeno,  por  razón  de  su  carrera,  al  cono- 
cimiento de  las  cuestiones  de  índole  puramente  civil  que 
entrañaba  la  constitución  de  una  fuerza  más  de  policía 
que  militar,  y  dependiente  de  los  Jefes  de  provincias. 
El  23  de  Abril  de  dicho  año,  y  con  motivo  de  la 
abundancia  de  onzas  de  oro  con  diferencias  de  peso, 
expidió  el  Gobernador  de  las  Islas  un  bando  determi- 
nando que  las  onzas  de  oro  del  cuño  español  ó  de  las 
Repúblicas  americanas  cuya  falta  en  peso  legal  no 
excediera  de  dos  gramos,  circulasen  por  todo  su  valor 
nominal  ó  representativo;  señalaba  las  que  debían  cir- 
cular con  quebranto  y  la  cuantía  de  éste,  y  establecía 
el  oficio  de  fiel  contraste. 

Por  Real  orden  de  7  de  Mayo  se  declaró  que  los  reli- 
giosos  de  los  Colegios  de  dominicos  de  Ocaña  y  de 
franciscanos  descalzos  de  Pastrana,  enclavados  en  la 
diócesis  de  Toledo;  el  de  agustinos  calzados  de  Valla- 
dolid,  correspondiente  á  este  Obispado;  el  de  agustinos 


HISTORIA.  DB  FILIPINAS  245 

recoletos  de  Monteagudo,  perteoeciente  al  de  Tarazo- 
nsL,  y  el  de  padres  de  la  Compañia  de  Jesús,  residente 
á  la  sazón  en  las  islas  Baleares,  no  estaban  com pren- 
didos en  el  Real  decreto  de  i.^  de  Abril  anterior,  por 
-él  que  se  prohibía  conceder  órdenes  sagradas  hasta  el 
arreglo  del  clero  parroquial. 

En  21  de  Mayo  ordenó  Crespo  el  cumplimiento  de  la 
importante  Real  cédula  de  3o  de  Enero  de  1855,  que 
reformaba  la  organización  judicial  en  las  provincias  de 
Ultramar,  conforme  al  Real  decreto  de  23  del  propio 
mes  y  año,  inserto  en  aquélla,  refrendados  ambos  sobe- 
ranos mandatos  por  D.  Claudio  Antón  de  Luzurriaga, 
Ministro  de  Estado,  encargado  del  despacho  de  los  ne- 
gocios de  Ultramar  (0. 

Otra  disposición  notable,  también  de  carácter  judi- 
x^ial,  fué  comunicada  al  Gobernador  Presidente  de  la 
Audiencia  de  Manila  algún  tiempo  después,  6  sea  la 
Real  orden  de  29  de  Mayo  del  mismo  año,  dictando  re- 
glas para  la  aplicación  de  la  gracia  de  indulto  por  los 
Gobernadores  generales  de  Ultramar. 

Por  Real  decreto  de  23  de  Agosto  fué  disuelta  la  Jun- 
ta consultiva  de  Ultramar,  creando  otra  compuesta  de 
treinta  individuos. 

i  La  Junta  consultiva,  decía  el  art.  4.^,  se  ocupará  en 
«1  examen  detenido  de  las  leyes  de  Indias,  preparando 
los  medios  de  proponer  al  Gobierno  las  reformas  que  en 

(1)  Puede  verse  esta  importante  disposición  en  la  MeceUm  Ugit^ 
Jatwa  di  Espiiáa,  tomo  LXIV,  primer  cuatrimestre  de  1855,  y  en  la 
obrita  La  Reul  céduia  de  30  de  Enero  de  1855.  anotada  con  arreglo  á  la 
legislación  vigente  en  Filipinas,  por  D.  Eduardo  Vidal  y  Sabates,  Te- 
niente fiscal  de  la  Au«iiencia  de  Manila  (Manila,  1883),  que  contiene, 
además,  las  modificaciones  habidas  en  la  Administración  judicial  de 
Filipinas  basta  1883. 


246  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

ellas  deban  hacerse  y  de  los  demás  trabajos  que  el  Mi* 
nistro  del  ramo  le  encargue,  y  evacuará  los  informes  que 
los  otros  Ministros  tengan  por  conveniente  pedirlet  (0. 

En  3i  de  Agosto  puso  la  Autoridad  superior  el  tcúm» 
plaseí  á  una  Real  orden  de  24  de  Mayo  anterior,  en  la 
que  se  determinaba  el  procedimiento  que  debía  seguirse 
en  la  construcción  de  casas  reales  y  cárceles;  debien- 
do, en  el  primer  caso^  contribuir  por  terceras  partes  la 
Hacienda,  los  Propios  y  Arbitrios  de  los  pueblos  y  la» 
Cajas  de  comunidad;  y  en  el  segundo »  únicamente  loa 
pueblos  con  los  fondos  de  Propios  y  Arbitrios,  y  en  su 
defecto,  con  los  de  Cajas  de  comunidad  (2). 

Promulgada  la  Ordenanza  de  los  Tribunales  de 
Cuentas  de  Ultramar  por  Real  cédula  de  3o  de  Abril 
de  i855,  y  aprobado  por  Real  decreto  de  igual  fecha  el 
Reglamento  para  la  ejecución  de  aquélla,  dispúsose  el 
cumplimiento  en  Manila  de  ambas  soberanas  disposicio- 
nes por  decreto  de  la  Superintendencia  de  7  de  Sep- 
tiembre del  mismo  año  (3). 

Por  Real  orden  de  29  de  Septiembre  de  i855  fueron 

(1)  Por  Real  decreto  de  1 1  de  Noviembre  de  1856  se  mandó  cesar 
esta  Jonta. 

(2)  Designase  con  este  nombre  la  contribud^n  que  anualmente 
pagan  de  medio  real  fuerte  por  persona  los  indígenas  y  chinos,  con  arre- 
glo á  la  Ordenanza  de  Intendentes  y  leyes  del  pafs,  aplicable  á  la  cons- 
trucción y  conservación  de  las  obras  comunales  de  los  pueblos,  como 
igualmente  al  pago  de  salarios  de  los  maestros  de  escuela,  vacunadores^ 
defensores  de  presos,  cantores  y  sacristanes  de  las  iglesias,  etc. 

La  administración  de  estos  fondos  corría  á  cargo  de  la  Junta  Supe- 
rior directiva  de  Hacienda,  que  los  daba  á  giro  terrestre,  y  después  de- 
la  Direodón  de  Administración  local. 

(3)  En  virtud  de  estas  disposiciones,  quedó  reorganizado  el  Tribu- 
nal de  Cuentas  de  Manila  con  un  Presidente,  dos  Ministros,  un  Fiscal^ 
un  Secretario,  seis  Contadores  y  seis  Auxiliares. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  247 

habilitados  para  el  comercio  de  importación  y  exporta- 
ción los  puertos  de  Iloilo,  Sual  y  Zamboanga,  con- 
forme propusiera  en  4  de  Mayo  anterior  el  Gobernador 
Superintendente,  cuya  autoridad  aprobó  en  i3  de  Di- 
ciembre del  mismo  año  las  instrucciones  por  que  habían 
de  regirse  las  nuevas  Aduanas  (0. 

A  propuesta  del  Gobernador  poli  tico- militar  de  las 
islas  Marianas,  creóse  en  la  de  Saypan,  perteneciente  á 
aquel  territorio>  una  misión  con  el  propósito  de  con- 
vertir al  catolicismo  á  sus  moradores,  asunto  completa- 
mente descuidado  hasta  entonces  (2). 

Crespo  creó  una  Junta  de  Estadística,  á  cuyos  voca- 
les señaló  sueldo.  El  Gobierno  desaprobó  lo  dispuesto 
por  la  autoridad  de  las  Islas,  cesando  aquélla  en  sus 
funciones  (3). 

Durante  el  referido  año  de  i855,  ocurrieron  en  el  Sur 
de  las  Islas  los  siguientes  sucesos: 

(i)  En  Real  orden  de  18  de  Agosto  de  1858  manifestábase  sorpreir- 
dido  el  Gobierno  de  S.  M.  por  el  insignificante  producto  de  las  Adua- 
nas de  lloilo,  Sual  y  Zamboanga;  y  atribuyendo  este  resultado  á  la  falta 
de  depósitos  mercantiles  en  las  mbmas,  se  dispuso  su  establecimiento 
por  dicha  soberana  disposición. 

Por  decreto  de  la  Superintendencia  de  lo  de  Junio  de  1864,  se  hizo 
extensivo  á  la  Aduana  de  Cebú  igual  beneficio. 

(2)  tpor  gestiones  mías,  en  1855  se  creó  una  misión  en  la  isla  de 
Saypan  para  procurar  atraer  á  nuestra  fe  á  los  carolinos,  que,  residentes 
desde  1815,  nadie  se  habla  ocupado  de  esta  materia,  y  hombres  naci- 
dos allí  de  trein  ta  afios,  eran  tan  salvajes  como  los  que  vinieron.  Hoy 
son  casi  todos,  tanto  nacidos  como  venidos,  cristianos  católicos,  ha- 
biendo cesado  por  completo  los  divorcios,  poligamias  y  otras  prácticas 
^uc  ieniant,^  {Aíemürta,  etc.,  por  D.  Felipe  de  la  Corte.) 

(3)  En  1855,  el  Capitán  general  (Crespo)  mandó  que  se  publicaran 
cuadros  estadísticos,  los  cuales  arrojaron  gran  luz  sobre  la  condición 
social  de  las  islas  Filipinas,  y  proporcionaron  datos  muy  importantes 
p«ra  la  comparación  con  otros  países». ^(Bowring.) 


248  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

El  8  de  Enero  fué  á  Joló  el  Jefe  de  las  fuerzas  suti- 
les de  Basilan»  D.  Pedro  González:  quiso  reconocer  un 
panco  grande  que  le  dijeron  volvía  de  piratear  en  las 
Visayas,  y  como  sus  tripulantes  se  opusieran^  lo  tomó 
á  viva  fuerza;  17  de  aquéllos  huyeron  arrojándose  al 
agua;  ocho  quedaron  muertos,  y  logró  el  rescate  de  12 
cautivos.  En  el  panco  había  un  cañón  de  hierro  de  á 
cuatro,  tres  falconetes  de  bronce  de  á  uno,  dos  fusiles, 
pólvora,  municiones,  armas  blancas  y  algunos  efectos 
fruto  de  su  rapiña. 

Por  los  cautivos  se  supo  que  el  paulima  Tampan 
aprestaba  en  Balanguingui  una  armadilla  para  salir  al 
pirateo.  González  marchó  á  Basilan;  solicitó  la  coope- 
ración de  su  compañero  Villavicencio,  Jefe  de  la  segun- 
da división  de  reserva,  y  juntos  partieron  para  Balan- 
guingui el  28.  Penetran  en  la  madrugada  del  3o  por  un 
estero  con  los  lancanes  y  botes  perfectamente  tripula- 
dos, caen  de  improviso  sobre  los  descuidados  piratas, 
les  causan  muchas  bajas  y  ponen  fuego  á  los  camari- 
nes, barcos  construidos  y  á  medio  fabricar,  materiales 
acopiados  y  cuanto  los  moros  tenían  en  aquel  sitio.  En 
desquite  de  este  hecho,  unos  pancos  moros  admitidos 
en  Zamboanga  como  mercantes,  incendiaron  la  pobla- 
ción el  23  de  Marzo,  quedando  sus  mejores  casas  redu- 
cidas á  cenizas. 

El  ig  de  Agosto  marchó  á  Joló  el  gobernador  de 
Mindanao  en  el  vapor  Blcano,  mandado  por  el  teniente 
de  navio  D.  Mariano  Aguirre  y  Barbachano.  Con 
aquella  autoridad  iban  cuatro  oficiales,  69  individuos  de 
tropa  y  25  músicos,  y  en  dos  falúas  á  remolque  otros 
3o  soldados.  El  20  conferenció  en  tierra  con  el  Sultán, 
que  dijo  no  serle  posible  contener  á  sus  rebeldes  va- 
sallos, y  que  eran  dignos  de  castigo.  El  21  abandonó  á 


HISTORIA  DZ   FILIPINAS  249 

Joló  el  vapor  Elcano  y  el  22  fondeó  en  Carang-Datto» 
al  E.  de  la  isla.  Por  orden  del  gobernador  de  Mindanao 
fué  incendiado  un  pueblo  reconocido  como  pirata,  é  hizo 
talar  sus  arboledas  y  sembrados. 

£1  24  practicó  igual  operación  en  la  isla  Simisa.  El 
25  regresó  á  Zamboanga.  En  este  mismo  vapor  volvió  á 
salir  el  referido  gobernador  el  29  de  Diciembre,  con  8 
oficiales  y  208  individuos  de  tropa  y  algunas  falúas 
á  remolque;  fondeó  en  la  embocadura  del  rio  Guimbo- 
rangy  costa  E.  de  Basilan;  mandó  prender  fuego  á 
algunos  pueblos  y  embarcaciones,  y  puso  en  fuga  á  sus 
habitantes. 

Las  relaciones  entabladas  por  el  oficial  de  marina 
Córdoba  con  los  dattos  de  Mindanao  ocupantes  de  las 
orillas  del  rio  Painan,  motivaron  el  que  cuatro  de  ellos 
pasasen  á  Manila  en  i855  á  cumplimentar  al  Goberna- 
dor de  las  Islas. 

Crespo  los  recibió  bien  y  dispuso  que  una  Comisión, 
compuesta  del  coronel  Mascaró,  Jefe  de  Estado  Mayor, 
teniente  coronel  Crespo,  capitán  de  fragata  Montero 
y  el  conquistador  de  Davao,  Oyanguren,  acompañase 
á  los  dattos  á  su  regreso  á  Mindanao,  y  reconociera  el 
curso  del  rio  Grande  y  territorios  inmediatos.  La  Co- 
misión presentó  luego  una  luminosa  Memoria  de  sus 
observaciones,  y  el  ilustre  hidrógrafo  Montero  levantó 
el  plano  del  curso  del  rio. 

€En  Diciembre  de  i855  y  Enero  y  Febrero  de  i856 
se  verificó  una  expedición  militar  al  país  de  los  igorro- 
tes  con  el  objeto  de  castigar  algunos  atentados  cometi- 
dos por  ellos,  y  de  reconocer,  al  mismo  tiempo ,  parte 
del  territorio  confinante  con  el  distrito  de  Cagayán  en 
las  vertientes  de  la  gran  cordillera  de  esta  isla  de  Lu- 
zón».   Esta  expedición  la  mandó  el  comandante  de 


250  JOSÉ  MONTERO   Y  VIDAL 

Estado  Mayor  D.  Miguel  Primo  de  Rivera,  quien  escri- 
bió una  Memoria  acerca  del  territorio  por  él  recorrido^ 
sirviendo  de  base  para  que  el  Gobierno  de  las  Islas 
propusiera  la  creación  de  una  Comandancia  político- 
militar  en  Bontoc,  como  asi  se  decretó  más  adelante^ 

Las  noticias  comunicadas  por  varios  Gobernadores 
generales  respecto  á  la  importancia  de  las  cuencas  car- 
boníferas existentes  en  Filipinas,  motivaron  la  Real 
orden  de  30  de  Enero  de  i856,  en  que  se  recomendaba 
la  conveniencia  de  proteger  su  explotación,  y  en  este 
sentido  transmitió  Crespo  á  los  Jefes  de  provincias  las 
órdenes  oportunas. 

Por  decreto  de  la  Autoridad  superior  del  Archipiéla- 
go, de  3i  de  Marzo  del  mismo  año,  creóse  la  provincia 
de  la  Isabela,  con  parte  del  territorio  de  las  de  Cagayán 
y  Nueva  Vizcaya,  designándose  los  pueblos  de  cada  una 
de  estas  provincias  que  á  partir  de  aquella  fecha  habían 
de  constituir  las  provincias  indicadas. 

Atendiendo  el  Gobierno  indicaciones  repetidas  con- 
cernientes á  un  artículo  de  primera  necesidad  para  los 
habitantes  de  Filipinas,  dispuso  por  Real  orden  de  29 
de  Abril  de  i856que  el  comercio  del  arroz  y  palay  entre 
los  puertos  y  provincias  de  Filipinas  se  hiciera  en  lo 
sucesivo  con  entera  libertad  y  sin  sujeción  á  otras  re- 
glas ó  formalidades  que  las  establecidas  por  la  Superin» 
tendencia  para  el  embarque  ó  alijo  de  los  demás  efec-^ 
tos  de  libre  tráfico,  marcando  los  puertos  por  los  que 
podía  verificarse  la  exportación  para  el  extranjero. 

Por  Real  decreto  de  3o  de  Mayo  siguiente  fué  supri- 
mida la  Dirección  general  de  Ultramar,  mandando  que 
los  negocios  á  su  cargo  pasaran  á  los  respectivos  Minis* 
teños,  y  por  idéntica  soberana  resolución  de  6  de  Junio 
se  dictaron  varias  disposiciones  relativas  á  las  secciones 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  25 1 

de  la  Dirección  suprimida  que  habían  de  pasar  á  los 
Ministerios  á  que  correspondían. 

Esta  reforma  no  tuvo  tiempo  de  consolidarse,  porque 
en  14  de  Julio  se  restableció  la  Dirección  de  Ultramar 
en  su  primitiva  forma,  con  la  diferencia  de  que  se 
mandaba  quedara  agregada  al  Ministerio  de  Fomento. 

Por  Real  decreto  de  i.**  de  Octubre  se  dispuso  que 
la  concesión  de  sembrar  tabaco  libremente  hecha  á  las 
provincias  de  la  Unión  y  del  Abra,  se  hiciese  exten- 
siva con  iguales  condiciones  á  Jas  demás  de  la  isla  de 
LrUzón  que  lo  solicitaren,  obligándose  con  la  Hacienda 
en  la  misma  forma  que  aquéllas. 

El  Superior  Gobierno  de  Filipinas,  en  7  del  mismo 
mes  de  Octubre,  decretó  el  establecimiento  de  una 
Comisión  permanente  de  censura  para  el  más  exacto 
cumplimiento  de  lo  determinado  sobre  el  particular  en 
la  Real  orden  de  4  de  Octubre  de  i83g.  Fijóse  su  per- 
sonal en  ocho  Censores,  nombrados  la  mitad  por  el  Go- 
bernador de  las  Islas  y  la  otra  mitad  por  el  Arzobispo, 
presididos  por  el  Fiscal  de  S.  M.  Sus  atribuciones  se 
extienden  al  ramo  de  imprenta  y  á  la  introducción  y 
circulación  de  libros  en  el  Archipiélago,  bajo  las  bases 
aprobadas  por  ambas  autoridades  civil  y  eclesiástica  (O* 

Crespo  proyectó  una  suscripción  destinada  á  erigir 
una  estatua  á  Mendizábal;  mas  como  las  clases  que  po- 
dían contribuir  al  buen  éxito  de  este  homenaje  al  ilus- 
tre hacendista,  abrigaban  contra  él  profunda  antipatía, 

(l)  £1  cargo  de  Vocal  Secretario  de  esta  Conibión  lo  desempefia 
con  estricta  imparcialidad,  muchos  afios  hace,  el  inteligente  y  antiguo 
funcionario  de  aquella  Administración  civil,  D.  Antonio  de  Santisteban 
y  Moreno,  siéndonos  muy  satisfactorio  consignar  un  hecho  que  tanto 
le  enaltece,  dada  la  especialidad  del  pais  en  que  ejerce  su  difícil  co- 
metido. 


252  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

y  los  indígenas^  si  no  se  les  estimula  directamente  por 
quien  puede  hacerlo  ^  jamás  muestran  iniciativas  en 
estos  asuntos  y  viven  en  la  más  completa  ignorancia 
de  la  historia  patria,  fracasó  el  proyecto  del  Goberna  - 
dor  de  las  Islas. 

Durante  el  mando  de  Crespo,  año  de  i856,  se  creó 
el  distrito  de  la  Infanta,  segregando  su  territorio  de  la 
provincia  de  La  Laguna. 

Al  saberse  en  Manila  la  caída  de  Espartero,  resignó 
el  mando  en  el  Segundo  cabo  y  marchó  para  España» 
dejando  simpatías  en  el  país  por  sus  prendas  de  ca- 
rácter (1). 

Tercera  vez  volvió  á  desempeñar  el  gobierno  interi- 
no de  las  Islas  el  Mariscal  de  campo  D.  Ramón  Mon- 
tero, desde  el  5  de  Diciembre  de  i856. 

El  abuso  en  la  introducción  clandestina  de  libros 
subversivos  y  grabados  deshonestos,  movió  al  Gober- 
nador general  á  expedir  un  decreto  en  17  de  Febrero 
de  1857,  reglamentando  este  comercio  y  la  representa- 
ción de  comedias,  á  fín,  decía,  de  velar  por  el  interés 
de  la  patria,  de  la  religión  y  de  la  moral  (2}. 

Recibida  la  aprobación  superior  para  que  los  inge- 
nieros militares  levantaran  el  plano  de  Manila  y  sus 
arrabales,  comenzaron  los  trabajos  consiguientes  á  tan 
importante  cometido. 

« 

(1 )  Cuenta  Govantes,  en  su  Compendio  de  la  íBstoría  de  Füipituu^ 
que  Crespo  estuvo  á  punto  de  ser  victima  de  un  oficial  del  ejército  lla- 
mado Zapatero,  quitn  á  poco  de  llegar  al  país,  al  que  había  pedido  ir 
€omo  voluntario,  solicitó  del  General  la  autorización  para  regresar  A 
Espafia.  Ht'zole  éste  algunas  objeciones,  y  enfurecido  su  interpelante, 
ie  agarró  por  el  cuello  con  tal  furor,  que  estuvo  á  punto  de  ahogarlo. 
Detenido  y  sumariado,  resultó  que  el  infeliz  estaba  demente. 

(2)  Autos  acordados  y  tomo  III,  pág.  234. 


CAPITULO  XIII. 


Gobierno  de  Norugaray. — Es  acogido  con  en tusiasnao.— Comandancia 
de  la  Concepción. — Sistema  decimal  en  la  contabilidad.— Casas  de 
cambio  de  monedas.— Alcaldías  de  Camarines.— Bando  sobre  vagos 
y  malhechores. — Obreros  de  ingenieros.— Crisis  por  la  abundancia 
del  oro.— Medidas  para  conjurarla.— Creación  de  una  Casa  de  mone- 
da.—'Promotorías  fiscales  para  Manila.*— Cementerios.— Marianas. — 
Memoria  en  pro  del  tabaco  filipino. — Amnistía  é  indulto.— Gobier- 
no en  Balabac— Reforma  en  la  Junta  de  Obras  públicas.— Banda 
sobre  moneda.— Premios  á  los  que  mataran  caimanes.— Comandan- 
cias Príncipe  é  Infanta. — Dase  á  Balabac  el  nombre  de  Príncipe  Al- 
fonso.— Sustituye  Sardina  á  Groizard  en  la  Intendencia. — Expropia- 
ción fonosa.— Empresas  de  obras. — Creación  del  Consejo  de  Estado. 
—Escuelas  de  latín.— Comandancia  de  Lepanto.— Fomento  de  la 
agricultura  y  de  las  obras  públicas.— Embellecimiento  de  la  pobla- 
ción.— Jardín  botánico. — Teatro. — Aguadas. — Creación  de  la  Direc- 
ción local.— Reformas  en  los  ramos  de  Propios  y  Arbitrios  y  Cajas  de 
comunidad.— Pilotos. — Junta  Consultiva  de  Hacienda. — Colecciones 
de  tabaco  en  Vlsayas  y  Mindanao.— Orden  sobre  Aduanas.— Bienes 
del  Seminario  de  Cebú. — Hospicio  de  pobres. — Proyecto  de  Código 
penaL— Nievo  Jefe  del  Apostadero. — Ei  CSmmt^.— Ley  de  servi- 
dos públicos.— Sanidad  militar. — Dotación  de  los  Prelados.— Ins- 
trucción para  las  colecciones  de  Luzón.— Ordenanzas  para  la  Casa  de 
moneda. — La  Hustración  fiHpinm, — Nuevo  regimiento.— Provincias 
en  La  Paragua.- Disposición  sobre  buques  de  extranjeros.— Sueldos 
del  ejército.— Sección  de  remonta.— Desestanco  y  colección  de  taba- 
co en  llocos  Sur.— -Instrucción  para  la  de  llocos  Norte.— Organiza- 
ción del  ejército  en  medias  brigadas.— Sustitución  del  Intendente. — 
Comandancia  de  Bontoc. — Autorización  sobre  empleados. — Supre- 
sión de  varias  colecciones  de  Mindanao.— Vuelven  los  jesuítas  y  se 
encargan  de  la  Escuela  Pía. 


254  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

-  El  9  de  Marzo  de  iSSy  se  hizo  cargo  del  mando  del 
Archipiélago  el  Teniente  general  D.  Fernando  Norza- 
garay  y  Escudero,  natural  de  San  Sebastián. 

Había  estado  ya  en  Manila,  en  concepto  de  deporta- 
do político,  captándose  generales  simpatías  por  su  dis- 
creción y  honradez  y  por  sus  ideas  conservadoras. 

•  Con  este  motivo,  su  nombramiento  fué  admirablemen- 
te recibido  en  Filipinas,  demostrándoselo  de  la  manera 
más  cumplida  al  hacer  su  entrada  oñcial  en  Manila. 

Norzagaray  iba  animado  del  deseo  de  consagrarse  al 
servicio  del  país,  y  si  algún  estimulo  hubiera  necesita- 
do para  esto,  el  afecto  con  que  se  le  recibió  y  las  espe- 
ranzas que  todos  cifraban  en  sus  dotes  de  mando,  hu- 
bieran decidido  por  completo  sus  buenos  propósitos. 

En  3i  de  Enero  de  1857  se  aprobó  de  Real  orden  la 
propuesta  del  Gobernador  de  las  Islas  creando  una  Co- 
mandancia político-militar,  llamada  de  la  Concepción, 
en  el  distrito  de  Ajui,  de  la  provincia  de  Iloilo,  y  por 
decreto  de  la  expresada  autoridad,  del  4  de  Mayo,  fijá- 
ronse sus  límites. 

Por  bando  de  10  del  mismo  mes  y  año  dispuso,  cum- 
pliendo la  Real  orden  de  17  de  Enero  anterior,  que  la 
contabilidad  oficial  se  llevase  por  el  sistema  decimal,  y 
que  el  valor  de  las  monedas  circulantes  en  el  país  se 
arreglase  á  centesimos,  siendo  la  unidad  monetaria  el 
peso,  de  ocho  reales  fuertes,  ó  sean  cien  céntimos. 

En  18  de  Junio  siguiente  autorizó  el  establecimien- 
to de  casas  y  puestos  de  cambio  de  monedas  en  la 
capital  y  extramuros,  llamando  la  atención  del  público 
acerca  de  la  utilidad  de  esta  beneficiosa  industria. 

Por  Real  orden  de  6  de  Mayo  de  1857  se  comunicó 
un  Real  decreto  del  día  anterior  separando  de  nuevo  las 
provincias  de  Camarines  Norte  y  Sur,  restableciendo 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  255 

la  Alcaldía  mayor  de  aquélla,  que,  en  virtud  de  Real 
decreto  de  27  de  Enero  de  1854,  se  dispuso  formaran 
una  sola  Alcaldía.  Este  soberano  mandato  fué  cumpli- 
mentado por  Norzagaray  á  mediados  de  dicho  año. 

En  I  .^  de  Agosto  dictó  un  bando  sobre  vagos,  ban- 
didos y  uso  de  armas,  sumamente  enérgico  (0;  y  para 
perseguir  á  la  multitud  de  malhechores  que  infestaban 
las  provincias  próximas  á  Manila,  destacó  varias  parti- 
das de  tropas,  concediendo  premios  á  los  que  lograban 
la  captura  de  aquellos  criminales. 

Por  Real  orden  de  27  de  Agosto  se  dispuso  la  refor- 
ma de  la  Compañía  de  obreros  de  ingenieros,  mandando 
organizar  sucesivamente  otras  dos  con  fuerza  veterana. 

La  abundancia  de  oro  en  California  había  ocasionado 
la  baja  de  este  metal,  y  para  conjurar  la  crisis  que 
atravesaba  el  país,  dictó  diversas  medidas.  Admitió  la 
compra  del  tabaco  de  la  Hacienda  en  oro,  y  por  decreto 
de  10  de  Septiembre  amplió  las  operaciones  del  Banco 
hispano-fílipino  á  préstamos  sobre  fincas  rústicas. 

Como  el  oro  siguiera  bajando  (2),  y  la  falta  de  moneda 
pequeña  dificultaba  las  transacciones,  persuadido  de  las 
ventajas  de  una  moneda  local,  seguro  de  las  ganancias 
que  había  de  reportar  la  acuñación,  solicitó  del  Gobier- 
no el  establecimiento  en  Manila  de  una  Casa  de  mone- 
da, concediéndose  esta  útil  medida  por  Real  decreto  de 
8  de  Septiembre  de  1857  (3). 

(i)  Este  bando  fué  declarado  sin  efecto  por  decreto  de  5  de  Sep- 
tiembre de  1859,  á  consecuencia  de  una  Real  orden  de  2  de  Abril,  en 
^ue  S.  M.  mandaba  reformarlo. 

(2)  Las  onzas  de  oro  llegaron  á  perder  en  el  cambio  la  tercera  parte 
de  su  valor  nominal. 

(3)  Se  inauguró  el  19  de  Marzo  de  186I,  en  la  forma  que  en  su 
lugar  oportuno  expondremos. 


256  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

Para  las  tres  Alcaldías  mayores  de  la  provincia  de 
Tondo  (Manila),  creáronse  otras  tantas  plazas  de  Pro- 
motores fiscales  por  Real  decreto  de  29  de  Septiembre 
de  1857,  mandando  que  para  su  organización,  facul- 
tades, obligaciones  y  derechos,  se  debían  observar  los 
preceptos  de  la  Real  cédula  de  3o  de  Enero  de  i855, 
relativos  al  Ministerio  público,  que  fuesen  aplicables  á 
aquéllos. 

Por  decreto  de  26  de  Noviembre  del  mismo  año 
dictó  Norzagaray  reglas  para  la  elección  y  edificación 
de  cementerios  fuera  de  poblado,  en  vista  de  que  no  se 
había  cumplido  lo  que  sobre  este  asunto  dispuso  Clave- 
ría  en  circular  de  19  de  Enero  de  1848,  continuando 
la  abusiva  práctica  de  enterrar  á  muchos  en  los  amplios 
atrios  de  las  iglesias  (0. 

(1)     Decía  en  su  decreto: 

«Inmediatamente  se  procederá  por  el  Jefe  de  la  provincia,  en  unión 
del  cura  párroco  paralas  cabeceras,  y  por  éste,  en  unión  con  el  gober- 
nadorcillo  para  las  demás  poblaciones,  á  la  elección  de  un  sitio  suficiente 
separado  de  aquéllas  que  tenga  la  mayor  elevación  posible  y  la  ventila- 
ción necesaria  para  establecer  en  él  el  cementerio  respectivo,  cuidando 
de  situarlo  en  el  lado  opuesto  á  aquél  por  donde  soplen  los  vientos 
reinantes  en  la  época  de  los  mayores  calores,  para  evitar  de  este  modo  el 
que  los  miasmas  perniciosos  se  traigan  por  aquéllos  á  la  población. 

a  Este  terreno  se  cercará  con  pared  de  piedra,  de  ladrillos  ó  con  una 
fuerte  estacada,  según  lo  permita  el  estado  de  los  fondos  del  sanctorum 
de  cada  pueblo. 

f  Se  plantará  arbolado  alrededor  del  sitio  elegido 

aPagado  de  los  fondos  arril>a  expresados,  se  destinará  un  guarda  que 
cuide  del  cementerio  y  dé  parte  al  R.  Cura  párroco  de  cualquier  dete- 
rioro que  se  notet,  etc. 

£sta  beneficiosa  disposición  no  se  ha  cumplido  nunca  en  utfa  gran  par- 
te de  los  pueblos  de  Filipinas,  siendo  muchos  los  cementerios  que  ca* 
recen  de  las  condiciones  de  situación  y  seguridad  que  Norzagaray  pres- 
cribía y  que  tanto  aconseja  la  higiene  y  demanda  la  salubridad  pública» 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  257 

En  26  de  Noviembre  autorizó  el  Gobernador  de  las 
Islas  al  de  las  Marianas  para  que,  conforme  le  propo- 
nía, pudiera  llevar  á  cabo  las  medidas  conducentes  al 
acrecentamiento  de  población  y  productos  de  las  islas 
de  su  mando  (O* 

El  10  de  Diciembre  de  i857  presentó  al  Ministro  de 
Hacienda  una  Memoria  el  Sr.  D.  Luis  Mercader  y  Sar- 
torio, abogando  porque  se  rescindiera  la  ruinosa  con- 
trata que  para  traer  á  la  Península  tabaco  de  Kentuky 
y  Virginia  regía  á  la  sazón,  por  ser  de  inferior  calidad 
al  del  Archipiélago  filipino. 

En  ella  exponía,  con  pruebas  suficientes,  las  múlti- 
ples razones  que  aconsejaban  el  que  se  le  diese  la  pre- 
ferencia al  tabaco  de  nuestra  posesión  oceánica,  por  ser 
mejor  y  más  aceptable  para  los  consumidores,  é  infini- 
tamente más  beneficioso  á  los  intereses  de  la  Metrópoli 
y  su  provincia  ultramarina  W,  asunto  que  no  había 
merecido  de  los  Gobiernos  la  debida  atención. 

Con  motivo  del  natalicio  del  Príncipe  de  Asturias 
se  concedió,  por  Reales  decretos  de  12  de  Diciembre, 
amnistía  á  todos  los  que  hubieren  tomado  parte  en  de- 
litos políticos,  é  indulto  de  una  parte  de  pena  á  los  con- 
denados por  delitos  comunes  en  las  provincias  de  Ul- 
tramar. 

Los  ingleses,  en  su  constante  afán  de  ocupar  todos 
los  puntos  estratégicos  del  globo,  fijaron  su  atención 
en  la  pequeña  isla  de  Balabac,  situada  entre  Borneo  y 
La  Paragua. 

(1)  V.  Mem^U,  etc.,  de  la  Corte. 

(2)  Memoria  sobre  las  ventajas  del  tabaco  filipino  para  el  consumo 
de  la  Peninsula,  presentada  en  1857  al  Exorno.  Sr.  Ministro  de  Hacienda 
D.  Alejandro  Mon  y  al  limo.  Sr*  D.  Isidoro  Diaz  Arguelles,  Director 
general  de  Ultramar,  por  D.  Luis  Mercader  y  Sartorio:  Madrid,  1859» 

TOMO  III  17 


258  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

Súpolo  Norzagaray,  y  para  evitar  las  contingencias 
consiguientes  á  la  usurpación  de  ese  territorio  español» 
creó  en  la  expresada  isla  un  Gobierno  político-militar, 
partiendo  de  Manila  con  el  objeto  de  instalarlo  una  ex- 
pedición militar,  con  los  elementos  necesarios ,  el  xz 
de  Enero  de  i858. 

Las  primeras  talas  que  se  hicieron  en  los  espesos 
bosques  de  la  isla  desarrollaron  entre  las  tropas  una 
epidemia  de  calenturas  perniciosas  que  redujeron  á  la 
mitad  su  guarnición  (1). 

Por  decreto  del  Gobierno  superior  de  i3  de  Febrero 
de  dicho  año^  fué  reorganizada  la  Junta  de  Obras  pú- 
blicas creada  en  1855^  asignándole  un  personal  fijo  en 
representación  del  Gobierno  de  las  Islas,  y  otro  amo- 
vible en  representación  de  las  Corporaciones  contribu- 
yentes. 

Por  bando  de  18  del  mismo  mes  y  año  dio  á  conocer 
la  Real  orden  de  29  de  Octubre  anterior,  relativa  á  las 
equivalencias  de  céntimos  de  real  fuerte  y  de  la  plata 
fuerte  y  sencilla  en  céntimos  de  peso  y  en  cuartos,  pu- 
blicando al  efecto  una  tabla  de  equivalencias  en  cénti- 
mos de  peso  y  cuartos  de  todas  las  monedas  circulan- 
tes en  las  Islas. 

A  causa  de  las  desgracias  que  los  caimanes  causaban 
en  el  rio  de  Cagayán,  en  17  de  Marzo  de  i858  publicó 
Norzagaray  un  decreto  concediendo  premios  en  metáli- 
co á  los  indios  que  lograran  matar  caimanes,  fijando  la 
cantidad  de  dos  á  cinco  pesos  si  tenían  aquellos  saurios 
la  longitud  de  una  vara  en  adelante  (2).  El  que  matare 


( 1 )  Hoy  las  condidones  climatológicas  de  Balabac  han  mejorado 
mucho, 

(2)  Acerca  de  la  abundancia  de  caitoAues  f  O^ccdUtu  ói^^aiui^ 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  259 

tres  caimanes  de  estas  proporciones^  tenía  derecho  á  ser 
nombrado  cabeza  de  barangay  de  su  pueblo. 

Con  fecha  i8  del  mismo  mes  y  año  decretó  la  crea- 
ción de  una  comandancia  militar,  llamada  Principe,  en 
territorio  de  Nueva  Ecija  y  otra  de  igual  clase^  con  el 
nombre  de  Infanta,  en  el  de  La  Laguna . 

En  memoria  del  natalicio  del  Príncipe  de  Asturias, 
propuso  que  se  cambiase  por  este  nombre  el  del  nuevo 
establecimiento  de  Balabac,  y  por  Real  orden  de  1 5  de 
Mayo  de  i858,  comunicada  por  el  Ministerio  de  la 
Guerra,  accedió  á  ello  S.  M.,  mandando  que  se  deno- 
minase en  lo  sucesivo  Príncipe  Alfonso.  Por  otra  Real 
orden  de  21 -de  Junio  del  mismo  año,  comunicada  por 
la  primera  Secretaría  de  Estado  y  Ultramar,  se  dijo  al 
Gobernador  de  Filipinas,  de  orden  de  S.  M.^  que  se 
llamara  i  Puerto  del  Principe  D.  Alfonso#. 

El  i.^  de  Junio  cesó  en  el  cargo  de  Intendente  gene- 
ral el  Sr.  Groizard,  y  en  21  de  Julio  siguiente  se  hizo 
cargo  de  dicha  dependencia  el  electo  en  su  reemplazo 
D.  Ramón  Sardina,  interinando  desde  la  salida  de 
Groizard  la  Intendencia  el  Administrador  general  de 
tributos  D.  Román  López  Suárez. 

Por  Real  decreto  de  10  de  Julio  de  i858  se  aprobó 
el  Reglamento  para  la  ejecución  del  Real  decreto  de  i5 
de  Diciembre  de  1841  sobre  expropiación  forzosa  por 
causa  de  utilidad  pública,  con  aplicación  á  las  provin- 
cias de  Ultramar. 

Por  análoga  disposición  de  igual  fecha  se  concedie- 


CuoJ  en  muchos  rios  de  Filipinas  y  del  modo  que  emplean  los  indios 
para  matarlos,  puede  verse  nuestra  obra  El  ArehipUUgo  filipino  y  l^u 
IsUt  Marianas,  Caréiinaty  BUaat  (Madrid,  1887),  capitulo  del  Mám^ 
■animal. 


^6o  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

ron  determinadas  ventajas  á  las  empresas  de  obras  pú- 
blicas de  las  mismas  provincias. 

Por  Real  decreto  de  ii  de  Julio  siguiente  se  mand6 
que  el  Consejo  Real  se  denominara  en  lo  sucesivo  Con- 
sejo de  Estado,  señalándole  la  primera  categoría  des- 
pués del  Consejo  de  Ministros.  Según  el  art.  3.^  debía 
componerse  de  los  Ministros  de  la  Corona,  de  un  Presi- 
dente^ de  treinta  y  dos  Consejeros,  un  Fiscal  y  un  Se- 
cretario, y  además  del  personal  subalterno  que  se  deter- 
minara en  los  Reglamentos.  Por  el  art.  7.^  se  señala- 
ban cinco  Consejeros  para  la  Sección  de  Ultramar,  que 
formaba  parte  del  mismo. 

Norzagaray  reglamentó  las  escuelas  particulares  de 
latín  por  decreto  de  27  del  mismo  mes  de  Julio. 

Por  otro  decreto  del  5  de  Agosto  dispuso  que  la  co- 
mandancia de  Cayan  se  denominase  en  lo  sucesivo  de 
Lepanto. 

El  fomento  de  la  agricultura  y  el  desarrollo  de  las 
obras  públicas  fueron  objeto  preferente  de  los  cuidados 
y  desvelos  del  Gobernador  de  Filipinas. 

De  acuerdo  con  los  ingenieros  militares,  de  entre 
cuyos  individuos  constituyó  una  Junta  de  Obras  públi- 
cas, hiciéronse  nuevos  trazados  de  plazas  y  de  calles; 
construyéronse  casas  para  indígenas,  y  se  aumentó  con- 
siderablemente el  arbolado  en  los  arrabales  y  pueblos  in- 
mediatos á  Manila. 

Uno  de  los  sitios  que  más  repugnante  aspecto  pre- 
sentaban era  el  llamado  de  Arroceros,  á  la  salida  de  la 
ciudad  murada,  paso  indispensable  para  llegar  al  puen- 
te colgante  inaugurado  en  la  época  de  Urbiztondo.  En 
aquel  entonces  extenso  lodazal,  convenientemente  arre- 
glado,  hizo  construir  un  elegante  teatro;  creó  un  Jardín 
botánico  que  en  breve  ostentó  variedad  notable  de  ár* 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  26l 

boles,  plantas  y  flores  (O,  y  abrió  calzadas  á  cuyos  lados 
puso  arbolado.  La  extensa  calzada  de  Bagumbayang, 
que  comenzaba  en  dicho  sitio  de  Arroceros,  recibió 
también  mejoras  que  la  embellecieron,  haciendo  cons- 
truir de  trecho  en  trecho,  á  cada  regimiento,  un  vistoso 
pabellón,  para  aguada,  en  medio  de  bonitos  jardines. 

Proyectos  más  hondos  abrigó  Norzagaray,  cuales 
fueron  la  canalización  del  rio  Pásig,  la  apertura  del  ca- 
nal de  Pasacao  en  Camarines  Sur,  construcción  de  un 
gran  Hospicio  y  de  una  Cárcel  modelo,  algunas  de  cuyas 
obras  se  comenzaron  durante  su  mando. 

Una  importante  reforma  en  la  Administración  local 
de  Filipinas  se  mandó  por  Real  orden  de  3o  de  Agosto 
de  i858,  refrendada  por  O'Donnell  como  Ministro  de 
la  Guerra  y  de  Ultramar. 

En  ella  se  dispuso  que  los  Propios  y  Arbitrios  y  fon- 
dos de  comunidad  de  indios  corriesen  en  lo  sucesivo  á 
cargo  del  Gobernador  Capitán  general,  con  independen- 
cia absoluta  de  la  Superintendencia  delegada  y  de  la 
Junta  directiva  de  Hacienda. 

Se  creaba,  á  la  vez,  una  Junta  directiva  de  la  Admi- 
nistración local,  bajo  la  presidencia  del  Gobernador  ge- 
neral, la  que  venia  á  sustituir  á  la  directiva  de  Hacien- 


(l)  Con  objeto  de  organizar  el  Jardfn  botánico  hasta  que  se  pusie- 
ra á  su  frente  el  personal  facultativo  que  determinó  en  su  decreto  de  l'^ 
<le  Septiembre  de  1858,  nombró  una  Junta  presidida  por  el  Alcalde 
mayor  primero  de  Manila,  y  compuesta  de  un  Vocal  por  el  Ayunta- 
fuiento,  otro  por  la  Junta  de  Comercio,  otro  por  la  Sociedad  Económica, 
otro  por  el  Cuerpo  de  Ingenieros  y  otro  por  la  Administración  de  los 
fondos  de  Cajas  de  comunidad.  Igual  distinción  mereció  el  distingui- 
do botánico  Fr.  Antonio  Llanos,  párroco  á  la  sazón  de  Calumpit  (Bu* 
lacán),  y  como  Secretario  de  la  Junta  fué  elegido  D.  José  Felipe 
«del  Pan. 


a6z  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

da  en  sus  anteriores  funciones^  respecto  á  los  expresa- 
dos fondos  de  Propios  y  Arbitrios  y  Cajas  de  comu- 
nidad. 

Creábase,  asimismo,  una  Dirección  de  Administra- 
ción local,  encargada  de  dichos  fondos,  subordinada  al 
Gobernador  general  y  sin  otra  dependencia  respecto  de 
las  autoridades  de  Hacienda  que  la  relativa  á  rendición 
de  cuentas  al  Tribunal  de  las  mismas. 

Para  intervenir  y  fiscalizar  las  operaciones  de  la 
Dirección,  se  establecía  una  Contaduría,  mandando  re*^ 
fundir  en  estas  oficinas  el  personal  que  en  la  actualidad 
estaba  afecto  á  las  secciones  de  Propios  y  Arbitrios  de 
la  Secretaría  del  Gobierno  político  y  de  la  Adminis- 
tración general  de  tributos,  que  quedaban  supri- 
midas. 

Por  análoga  disposición  de  igual  fecha  se  fijaban  las 
bases  para  el  régimen  y  gobierno  de  la  Dirección  de 
Administración  local  y  de  su  Contaduría,  con  señala- 
miento de  sus  atribuciones,  derechos  y  deberes. 

Por  otra  Real  orden  del  mismo  día  señalóse  el  per» 
sonal  y  dotación  de  ambas  dependencias. 

En  la  misma  fecha,  y  por  idéntico  soberano  manda- 
to, se  establecían  las  atribuciones  del  Gobernador  ge- 
neral en  orden  á  los  ramos  de  Propios  y  Arbitrios  y  Ca-^ 
jas  de  comunidad;  y  últimamente,  por  otra  Real  orden, 
también  del  mismo  día,  se  dictaron  varias  disposiciones 
para  la  organización  y  régimen  de  la  Junta  directiva  d& 
Administración  local  en  Filipinas  (O. 

Púsose  el  «cúmplase»  en  Manila  á  estas  soberanas, 
disposiciones  en  i8  de  Diciembre,  mandando  que  prin- 

(l)    Véase  Calicci^  legislativa  de  España  (tercer  trimestre  de  1858)^ 
tomo  LXXVII:  Madrid,  1858. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  263 

€ipiaran  á  funcionar  las  nuevas  oficinas  el  i.^  de  Enero 
de  1859. 

Por  Real  orden  de  26  de  Marzo  del  mismo  año  fué 
autorizado  el  Comandante  general  del  Apostadero  de  Fi- 
lipinas para  expedir  los  nombramientos  á  los  segundos 
y  terceros  pilotos  de  aquella  matricula  (0. 

En  virtud  de  lo  dispuesto  en  otra  Real  orden  de  i.°  de 
Marzo  del  propio  año,  decretó  Norzagaray  en  8  de  Ju- 
nio la  refundición  de  la  antigua  Junta  superior  directi- 
va de  Hacienda  en  la  Junta  consultiva  del  mismo  ramo, 
que  principió  á  funcionar  desde  i.^  de  Julio  siguiente  (2). 

Por  Real  orden  é  Instrucción  de  18  de  Noviembre  del 
mismo  año  se  dispuso  que  desde  Agosto  de  iSSq  se  es* 
tablecieran  colecciones  de  tabaco  por  cuenta  de  la  Ha- 
cienda en  Visayas  y  Mindanao,  debiendo  desempeñar 
los  cargos  de  colectores  los  respectivos  Jefes  de  las  pro- 
vincias y  distritos  de  dichas  islas. 

En  1 5  de  Diciembre  siguiente  dictáronse  las  reglas 
que  habían  de  observarse  en  la  distribución  de  comisos, 
multas  y  recargos  de  derechos  por  los  fraudes  que  des- 
cubrieran las  Aduanas  de  Ultramar  en  las  operaciones 
mercantiles  en  que  interviniesen. 

Por  otra  Real  orden  de  16  del  mismo  mes  y  año  se 


(i)  Por  Real  orden  de  2i  de  Diciembre  de  1860  se  hizo  extensiva 
esta  facultad  con  respecto  á  los  segundos  pilotos  que  se  examinaran 
}>ara  primeros  en  las  Islas. 

(2)  Designábase  para  presidir  la  Junta  consultiva  al  Intendente 
cuando  no  concurriera  á  ella  el  Superintendente,  y  se  nombraban  Voca- 
les al  Fiscal  de  S.  M. ,  Contador  general  de  Ejército  y  Hacienda,  Admi- 
nistradores generales  de  Tributos,  Estancadas  y  Aduanas,  y  al  Tesore- 
ro de  Hacienda,  haciendo  de  Secretario  el  de  la  Intendencia. 

En  los  asuntos  concernientes  á  Colecciones  y  Labores  y  Resguardo, 
asistían  también  como  Vocales  sus  respectivos  Jefes. 


264  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

autorizó  al  Obispo  de  Cebú  para  enajenar  los  solares 
que  el  Seminario  de  su  diócesis  poseía  en  dicha  ca- 
pital y  la  hacienda  situada  en  el  pueblo  de  Man- 
daue^  para  que  impuesto  su  importe  en  el  Banco  es- 
pañol-filipino ó  sobre  fincas,  le  proporcionase  una  ren- 
ta mayor  que  la  de  400  pesos  que  rendían  á  la  sazón. 

En  el  deseo  de  que  el  Hospicio  de  pobres  de  San 
José  sirviera  para  los  indigentes  de  provincias ,  á  la 
par  que  de  los  de  Manila,  ordenó  Norzagaray  el  ensan- 
che del  edificio,  y  por  decreto  de  3i  de  Diciembre 
de  i858  le  señaló  iS.ooo  pesos  anuales  para  atender 
á  los  gastos  de  dicho  establecimiento,  mandando  que 
esta  suma  fuese  costeada  por  los  fondos  de  Arbitrios  de 
todos  los  pueblos,  centralizándose  al  efecto  desde  i.^  de 
Enero  de  iSSg  en  la  Caja  central  de  Arbitrios  de  la  Te- 
sorería general  el  3  por  100  de  todos  los  productos 
líquidos  que  tuviesen  los  citados  pueblos. 

Hacia  esta  época  fué  remitido  á  la  Sala  de  Indias  del 
Tribunal  Supremo  de  Justicia  por  la  Audiencia  de  Ma- 
nila, con  su  incondicional  apoyo,  un  luminoso  y  eru- 
dito proyecto  de  «Código  de  procedimiento  penal  para 
las  Islas  Filipinas»,  redactado  por  el  magistrado  de  la 
misma  D.  José  Manuel  Aguirre  Miramón;  trabajo  pre- 
cedido de  una  extensa  Memoria  en  que  se  determinaba 
el  estado  de  la  legislación  en  el  Archipiélago  y  las  re- 
formas que  eran  indispensables  (0. 

En  sustitución  del  brigadier  de  la  Armada  D.  Ra- 
món Acha,  fué  nombrado  Comandante  general  del 
Apostadero  el  de  igual  clase  D.  Antonio  Osorio  y  Ma- 
lien  Vargas  y  Osorno. 


(1)     V ésíSñ  Revista  general  de  LegislacUn  y  Jurieprudentia^   Julio 
de  1860. 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  265 

En  i858,  según  Jagor,  y  en  iSSg^  según  Dírz 
Puertas,  salió  á  luz  El  Comercio,  que  se  publicaba 
todos  los  días,  excepto  los  domingos,  dirigido  por  Don 
Eduardo  Soler  y  Obejero,  Capitán  de  Caballería  (O* 

Para  llevar  á  efecto  el  Real  decreto  de  27  de  Febrero 
de  i852,  disponiendo  que  los  contratos  por  cuenta  del 
Estado  para  toda  clase  de  servicios  y  obras  públicas 
se  celebren  por  remate  solemne  y  público,  previa  la 
correspondiente  subasta,  mandado  observar  en  las  Islas 
por  Real  orden  de  29  de  Septiembre  de  i856  y  cum- 
plimentada por  el  Gobernador  general  de  Filipinas  en 
II  de  Diciembre  del  propio  año,  redactaron  una  Ins- 
trucción la  Contaduría  general  de  Ejército  y  Hacienda 
y  las  Administraciones  generales  de  Tributos  y  de  Es- 
tancadas, la  que,  previo  informe  del  Fiscal  de  S.  M., 
Asesor  é  Intendente  general  de  Hacienda,  aprobó  el 
Gobierno  del  Archipiélago  por  decreto  de  20  de  Mayo 
de  1857. 

Enviada  á  la  superior  aprobación  del  Gobierno  de 
S.  M.,  fué  modificada  mandando  que  se  observase  la 
que  con  Real  orden  de  25  de  Agosto  de  i858  se  remi- 
tía, y  en  16  de  Noviembre  siguiente  dispuso  Norza- 
garay  su  cumplimiento,  ordenando  la  publicación  en  el 
Boletín  oficial^  impresión  y  circulación  de  todas  las 
disposiciones  mencionadas,  verificándolo  asi  la  Inten- 
dencia con  fecha  de  29  de  Enero  de  1859  ^^^  - 

( I )  Este  periódico  no  tiene  relación  de  parentesco  con  el  de  igual 
titulo  que  se  fundó  en  1 869  y  continúa  publicándose  en  la  actualidad. 

(2]  La  Junta  superior  directiva  de  Hacienda,  en  acuerdo  de  17 
de  Julio  de  l857t  declaró  que  pueden  tomar  parte  en  los  contratos  pú- 
blicos los  chinos  y  demás  extranjeros;  esto  mismo  autorizó  la  Real  orden 
de  2]  de  Julio  de  1858. 

Desde  que  se  dictó  esta  resolución  los  chinos  han  acaparado  las 


266  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

El  servicio  y  cuadro  orgánico  del  Cuerpo  de  Sanidad 
militar  en  las  Islas  Filipinas,  propuesto  por  la  autori* 
dad  de  las  Islas,  fué  aprobado  por  Real  orden  de  25  de 
Enero  de  iSSg. 

Por  Real  decreto  de  7  de  Febrero  siguiente  se  au- 
mentaron las  dotaciones  señaladas  á  los  Prelados  y 
Clero  metropolitano  de  Filipinas,  fijando  la  del  Ar20« 
bispo  en  12.000  pesos  anuales;  la  de  los  Obispos 
en  6.000;  la  del  Deán  en  3.5oo;  la  de  las  Dignida- 
des en  2.5oo;  la  de  los  Canónigos  en  2.000;  la  de  los 
Racioneros  en  i.Soo,  y  la  de  los  Medio -racioneros 
en  1 .200. 

Señalábase  asimismo  la  asignación  para  gastos  de 
fábrica  y  demás  atenciones  del  culto. 

En  1 5  del  mismo  mes  y  año  dispuso  Norzagaray  el 
cumplimiento  de  la  Real  orden  de  2  de  Diciembre 
de  i858,  incluyendo  la  Instrucción  aprobada  por  S.  M» 
el  mismo  día  para  el  régimen  de  las  colecciones  de  ta- 
baco de  la  isla  de  Luzón,  derogando  los  artículos  33i 
y  332  de  las  Instrucciones  generales  de  Rentas  estan- 
cadas de  10  de  Agosto  de  1849  (^)* 

principales  contratas.  Además  de  las  de  anfíón,  exclusivamente  en  po- 
der suyo,  han  extendido  su  acción  á  todas  las  que  ofrecen  segura  ganan- 
cia, como  las  de  galleras,  mercados  públicos,  matanza  y  limpieza  de 
reses.  sello  y  resello  de  pesas  y  medidas,  vadeos  y  pontazgos,  impuesto 
sobre  carros,  carruajes  y  caballos,  y  hasta  los  suministros  al  ejército  y 
la  marina . 

(1)  Disponíase  que  en  todas  las  colecciones  se  recibiese  el  tabaco 
bajo  las  denominaciones  de  i.%  2.%  3.*  y  4*^  clase,  entrando  en  la 
1.*  todas  las  hojas  sanas  y  bien  beneficiadas  con  la  longitud  mínima 
de  18  pulgadas  de  Burgos;  de  14  pulgadas  en  la  de  2.*;  de  10  en  la  de 
3.*,  y  de  7  en  la  de  4.' 

Cada  fardo  de  tabaco  de  una  misma  calidad  debia  contener  40  ma- 
nos de  ¿  10  maaojitos  con  10  hojas,  6  sean  4.000  hojas  en  total. 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  267 

Por  Real  orden  de  17  de  Febrero  de  iSSg  se  remi- 
tieron al  Superintendente  delegado  de  Hacienda  de  Fi- 
lipinas las  Ordenanzas  de  la  Casa  de  moneda  de  Mani- 
la, aprobadas  por  S.  M.  en  la  propia  fecha. 

El  i.^  de  Marzo  de  dicho  año  apareció  en  Manila  la 
Ilustraciófi  filipina,  quincenario  interesantísimo,  no 
tanto  por  su  texto,  aunque  contiene  algunos  trabajos 
apreciables»  como  por  sus  magníficos  grabados,  dada  la 
época  y  el  país  en  que  se  publicaba. 

A  pesar  de  esto»  murió  en  Diciembre  de  1860  por 
falta  de  suscripción  bastante  para  sostenerse  (0. 

La  Hacienda  abonaba  á  los  cosecheros  los  precios  siguientes  por 

cada  fardo: 

£n  Cagay&n        En   Nueva  écija 
y  L.  I«bcU.  ¿^^^^ 

CLASB  __ 

Fe$o$.    Cents.  Pesos.    Cents. 


!.• 9,50  8 

2  .• 6  5 

3.* 2,75  2,50 

4.** 1  0,80 

Las  gratificaciones  á  los  colectores  se  fijaban  para  los  de  Cagayán, 
La  Isabela  y  Nueva  Écija,  en  25  céntimos  de  peso  por  el  fardo  de  1  ,\ 
18  por  el  de  2.*  y  6  por  el  de  3.*;  y  á  los  de  la  Unión,  ambos  llocos. 
Abra,  Lepanto  y  adyacentes,  35,  25  y  15  céntimos  de  peso  respectiva- 
mente. 

A  los  gobemadorcilloa-caudillos  de  cada  una  de  las  expresadas  co- 
lecciones, se  les  asignaba  la  gratificación  de  35  céntimos  de  peso  por 
fardo  de  l.*,  25  por  el  de  2.*  y  12  por  el  de  3.*,  la  tercera  parte  para 
dichos  munidpes  y  las  dos  restantes  para  los  cabezas  de  barangay. 

La  Instrucción  de  1 858  fué  modificada  en  parte  por  Real  orden 
de  11  de  Junio  de  186I. 

(l)  La  colección  completa  de  esta  culta  publicación  se  ha  hecho 
boy  muy  rara.  Merecen  especial  mención  los  dibujantes  de  la  J¡tisíra~ 
dMi,  D.  Baltasar  Giraudser  y  D.  C.  W.  Andrew.  y  sobre  todo  el  pri- 
mero, que  además  fué  el  único  litógrafo  del  periódico* 


268  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

Por  decreto  de  z  de  Abril,  dictado  á  consecuencia  de 
la  Real  orden  de  3o  de  Octubre  de  i858,  creó  la  Capi- 
tanía general  de  Filipinas  el  décimo  regimiento  de  in- 
fanteria  de  las  Islas,  con  la  denominación  de  Castilla, 
núm,  10,  quedando  organizado  el  i,**  de  Septiembre. 

Por  otro  decreto  de  1 6  de  Mayo  dispuso  el  Gobierno 
superior  la  división  en  dos  provincias  de  la  isla  de  la 
Paragua,  debiendo  denominarse  una  Castilla  y  otra  As- 
turias, en  atención  á  lo  dilatado  de  su  territorio  y  á  la 
imposibilidad  de  que  el  Gobernador,  residente  en  Tay- 
tay,  pudiera  acudir  con  presteza  á  los  puntos  extremos 
de  su  dilatado  mando.  De  la  primera  debía  depender  el 
grupo  de  isla  de  Calamianes.  La  capitalidad  de  la  se- 
gunda la  ñjaba  en  el  puerto  Princesa  de  Asturias,  pun- 
to en  el  que  estaba  la  estación  de  fuerzas  sutiles  de  la 
marina  (0. 

El  Comandante  general  del  Apostadero,  por  decreto 
de  i8  del  mismo  mes  y  año,  prohibió  el  que  por  las 
oficinas  de  Marina  se  permitiera  el  despacho  y  navega- 
ción de  ningún  buque  de  matrícula  española  sin  que 
constase  de  un  modo  fehaciente  que  su  propietario  era 
subdito  nacional  ó  extranjero  legalmente  nacionaliza- 
do, señalando,  por  equidad,  el  plazo  de  un  mes  para 
que  los  poseedores  de  buques  de  matricula  española 
procedieran  á  venderlos  á  subditos  nacionales,  bajo  pena 
de  confiscación. 

Por  Real  orden  de  lo  de  Junio  de  iSSq  señalóse  el 
sueldo  que  en  adelante  debían  disfrutar  las  clases  del 
ejército  en  Filipinas,  ó  sea  los  asignados  en  la  ley  de 
Presupuestos  de  22  de  Mayo  anterior,  verificándose  el 


(i)    Por  Real  orden  de  25  de  Septiembre  se  dejó  sin  efecto  la  crea- 
ción del  Gobierno  de  Asturias, 


A 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  269 

abono  ai  respecto  de  real  de  plata  por  real  de  vellón , 
cuya  disposición  comenzó  á  regir  desde  i.^  de  Enero 
de  i86o. 

En  virtud  de  análoga  disposición  soberana  de  28  de 
igual  mes  y  año^  se  creó  una  sección  de  remonta  para 
el  regimiento  de  Lanceros  de  Luzón. 

El  3o  del  mismo  mes  dispuso  S.  M.  el  desestanco 
del  tabaco  en  la  provincia  de  llocos  Sur,  imponiendo  á 
sus  naturales  el  pago  anual  del  importe  liquido  que  la 
Hacienda  percibía  por  el  tabaco,  dejándoles  en  libertad 
de  sembrar  ó  no,  según  les  conviniese,  si  bien  en  aquel 
caso  tenían  obligación  de  vender  la  hoja  á  la  Hacien- 
da exclusivamente,  á  cuyo  fin  ordenaba  el  estableci- 
miento de  una  colección  en  dicha  provincia. 

Norzagaray  puso  el  ccúmplaseí  á  esta  Real  orden 
en  3  de  Septiembre  del  mismo  año,  creando  desde  luego 
la  colección  de  que  se  trata,  y  declarando  que  desde  i.^ 
de  Enero  siguiente  quedaba  desestancado  el  tabaco  en 
la  misma  (0. 

Por  otra  Real  orden  de  18  de  Septiembre  siguiente 
remitiósele  la  Instrucción  para  el  régimen  de  la  colec- 
ción de  tabaco  de  llocos  Norte,  y  con  fecha  5  de  Di- 
ciembre dictó  el  Gobernador  general  las  órdenes  opor- 
tunas á  la  ejecución  de  dicho  soberano  mandato  W. 


(1)  La  Instrucción  para  el  régimen  de  la  colección  de  tabacos  de 
llocos  Sur,  aprobada  por  S.  M.  en  22  de  Enero  de  1861,  fué  remitida 
al  Superintendente  delegado  de  Hacienda  de  Filipinas  con  Real  orden  de 
la  misma  fecha.  Por  el  art.  2.^  de  esta  Instrucción  se  mandaba  deses« 
tancar  también  en  la  provincia  el  ramo  de  vinos. 

En  compensación  á  la  Hacienda  por  el  desestanco  del  tabaco,  se  im- 
ponía á  cada  tributo  entero  el  aumento  de  56  */•  céntimos  de  peso  al 
afio  sobre  la  cuota  fija  del  tributo. 

(2)  He  aqu{  las  principales  reglas  que  se  imponían  á  las  colecciones: 


270  JOSÉ   MONTBRO   Y   VIDAL 

Por  Real  decreto  de  23  de  Septiembre  del  mismo  ano 
fué  organizada  la  infantería  del  ejército  de  Filipinas 
en  cuatro  medias  brigadas,  constando  de  tres  regimien- 

Todos  los  habitantes  de  la  provincia  de  llocos  Norte  que  quieran  de- 
dicarse al  cultivo  del  tabaco,  entregarán  la  hoja  á  la  Hacienda  en  la 
forma  establecida  para  las  demás  colecciones.  (Art.  I.^) 

£1  cargo  de  colector  lo  desempeñará  el  Alcalde  mayor,  previa  la 
fíanza  de  4.CXX>  pesos.  (Art.  2.^) 

Se  prohibe  á  los  cosecheros  de  tabaco  vender  á  los  particulares  can- 
tidad alguna  de  este  articulo,  deduciendo  tan  sólo  el  que  necesiten  para 
su  consumo.  (Art.  3.") 

Se  abonarán  á  los  cosecheros  7  pesos  por  el  fardo  de  l.*^,  3,7o 
por  el  de  2.*,  1,45  por  el  de  3.*  y  45  céntimos  de  peso  por  el  de  4.* 
(Art.  II.) 

Al  colector  se  satisfará  la  gratificación  de  25  céntimos  de  peso  por  el 
fardo  de  1.%  12  por  el  de  2.*  y  6  por  el  de  3-*  (Art.  12.) 

Los  gobemadorcillos-caudillos  tendrán  de  gratificación  20  céntimos 
de  peso  por  fardo  de  i.*,  15  por  el  de  2.*  y  6  por  el  de  3.*  (Ar- 
tículo 1 3-) 

La  gratifícación  que  en  cada  pueblo  corresponde  al  gobernadorcillo, 
se  repartirá  por  mitad  entre  él  y  todos  los  cabezas.  (Art.  14.) 

Se  abonarán  tres  céntimos  de  peso  por  el  alupaje,  bejuco  y  enfarde- 
lamiento  de  cada  fardo,  siendo  de  cuenta  de  los  cosecheros  proporcia* 
narse  los  útiles  necesarios.  (Art.  15.) 

A  fin  de  que  no  escasee  la  saja  en  la  época  del  enfardelamiento  del  ta- 
baco, el  Alcalde  mayor,  colector,  recomendará  á  todos  los  pueblos  co- 
secheros el  aumento  de  las  plantaciones  de  plátanos  en  sus  localidades 
respectivas. 

Cesarán  el  estanco  y  las  contratas  de  tabacos  en  llocos  Norte,  que- 
dando no  obstante  en  libertad  sus  habitantes  de  surtirse  de  los  artículos 
del  estanco  que  deseen  adquirir  para  su  consumo.  (Art.  19.) 

En  compensación  de  los  perjuicios  que  en  caso  contrarío  expertnien- 
tarfa  la  Hacienda  con  la  supresión  del  estanco,  cada  tributo  entero, 
además  de  la  cuota  que  por  este  concepto  le  corresponde,  satisfará  por 
ahora  anualmente  82  '/s  céntimos  de  peso.  (Art.  20.) 

Por  Real  orden  de  18  de  Junio  de  1860  se  fijó  en  50  céntimos  de 
peso  el  pago  de  dicho  concepto. 

Como  se  ve  por  esta  Instrucción,  resulta  modificada  la  de  1858  ea 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  27I 

tos  cada  una  de  las  dos  primeras  y  de  dos  las  restantes, 
mandadas,  respectivamente,  por  un  Coronel  del  arma; 
siendo  nombrados,  con  fecha  i.^  de  Enero  de  1860  en 
que  quedaron  constituidas,  para  la  primera,  D.  Joaquín 
Monet  y  Este  ves;  para  la  segunda,  D.  Luis  Oráa  y  Pa- 
rreño;  para  la  tercera,  D.  Gabriel  de  Llamas  y  Villa- 
lobos, y  para  la  cuarta,  D.  Miguel  Creus  y  Campos  (O. 

Por  enfermedad  del  Intendente  Sardina,  se  hizo  cargo 
de  su  destino  en  29  de  Agosto  el  Contador  general  Don 
Francisco  Malast,  sustituyéndole  en  comisión  por  de- 
creto de  la  Superintendencia  de  27  de  Septiembre,  con 
motivo  de  haber  regresado  aquél  á  Europa  (2). 

En  28  de  Septiembre  decretó  Norzagaray  el  estable- 
cimiento de  una  Comandancia  político-militar  en  Bon- 
toc,  segregando  su  territorio  de  la  de  Lepanto,  á  que 
estaba  aneja.  Esta  medida,  propuesta  por  la  superior 
autoridad  de  las  )slas'  al  Gobierno,  habia  obtenido  la 
aprobación  de  S.  M.  por  Real  orden  de  24  de  Junio 
de  i858. 

Por  Real  decreto  de  24  de  Octubre  (iSSq)  se  autorizó 


cuanto  al  precio  á  que  debia  abonarse  el  tabaco  á  los  cosecheros  y  las 
gratificaciones  al  colector,  caudillo  y  cabezas  de  barangay. 

£n  todo  lo  demás  no  alterado  por  ella,  quedaban  en  vigor  los  pre- 
ceptos de  la  del  58. 

(1)  Cada  uno  de  estos  regimientos  constaba  de  ocho  compañías,  una 
de  ellas  de  granaderos,  otra  de  cazadores  y  las  demás  de  fusileros,  con 
un  total  de  888  plazas  en  pie  de  paz  y  de  1.440  en  guerra. 

(2)  Mem^ta  que  sobre  la  situación  actual  de  las  contribuciones  é 
impuestos  de  Filipinas  y  sobre  el  modo  de  llevar  á  cabo  el  plantea- 
miento de  las  de  Territorial  y  de  Subsidio,  según  lo  dispuesto  en  Real 
orden  de  16  de  Diciembre  de  1858,  eleva  á  la  Dirección  general  de  Ul- 
tramar D.  Ramón  Sardina,  Intendente  de  Ejército  y  de  Hacienda  que 
ha  sido  de  Filipinas:  Madiid  31  de  Marzo  de  lS6o«^(MS.  Biblioteca 
del  Ministerio  de  Ultramar.) 


273  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

al  Gobernador  general  de  Filipinas  para  nombrar  em* 
pleados  cuyo  sueldo  anual  no  excediera  de  800  pesos. 

Las  colecciones  de  tabaco  de  La  Isabela  de  Basilan, 
BuríaSy  Davao  y  Bislig^  fueron  suprimidas  por  decreto 
de  la  Superintendencia  de  i5  de  Noviembre  del  mismo 
año,  en  vista  de  que  no  daban  resultado  alguno. 

A  mediados  de  1869  llegó  á  Manila  la  primera  mi- 
sión de  jesuítas  por  consecuencia  de  su  reinstalación  en 
las  Islas.  Componíase  de  seis  padres  y  cuatro  hermanos, 
cuyo  Superior  era  el  P.  D.  José  Fernández  Cuevas.  No 
siendo  posible  destinarles  por  el  pronto  á  Mindanao, 
encaigáronscy  el  10  de  Diciembre,  por  indicación  de 
Norzagaray,  de  la  Escuela  Pía  de  la  capital  costeada 
con  fondos  del  Ayuntamiento,  y  en  la  que  recibían  edu- 
cación una  treintena  de  alumnos,  cursando  en  ella  la 
primera  enseñanza  elemental  y  superior  completa,  y 
casi  todas  las  asignaturas  de  la  segunda  enseñanza. 

Por  decreto  del  15  del  citado  mes  aprobó  la  autoridad 
superior  el  Reglamento  para  el  régimen  de  dicho  esta- 
blecimiento^ redactado  por  el  docto  P.  Cuevas. 


CAPITULO  XIV. 

El  Comandante  geneial  de  Mindanao  ataca  á  Majalat,  pueblo  del  pau- 
lima  Tampan,  y  lo  reduce  á  cenizas.— Bando  del  general  Norzagaray 
contra  los  piratas.— Piraterías  de  los  saínales. — Excursión  á  sus  islas 
del  teniente  Malcampo. — Destruye  puebles  y  hace  muchos  prisione» 
ros.— Se  someten  algunos  dattos. — Expedición  de  González  á  la  isla 
de  Pilas. — Valerosa  lucha  de  dos  pequeñas  embarcaciones  españolas 
contra  varios  pancos  moros, — Exposición  del  prefecto  de  Labuan 
sobre  redención  de  cautivos  cristianos  en  esta  isla. — Pasa  á  Joló  el 
gobernador  de  Zamboanga  á  reclamar  contra  tales  piraterías. — Satis- 
facciones del  Sultán. — Encuentro  del  intérprete  Alvarez  con  una  ar- 
madilla  pirata. — La  pone  en  fuga  apresando  tres  de  sus  embarca- 
ciones. «Enferma  Norzagaray  y  regresa  á  Efcpafia. — Cariñosa  des  pe* 
dida.— Juicio  acerca  de  este  gobernante. 

El  comandante  general  de  Mindanao,  D.  José  Gar- 
cía Ruiz,  á  su  llegada  á  Zamboanga,  de  regreso  del  rio 
Grande,  se  enteró  de  las  piraterías  cometidas  por  el 
paulima  Tampan  y  el  datto  Alip  en  Mayo  de  1857.  El 
15  de  Agosto  siguiente  embarcó  en  el  Reina  de  Castilla, 
que  mandaba  el  teniente  de  navio  D.  Eugenio  Agüera, 
con  ii5  soldados  del  regimiento  de  España  y  5o  vo- 
luntarios zamboangueños;  tomó  en  Basilan  40  solda- 
dos de  su  destacamento,  y  llevando  de  remolque  la  se- 
gunda división  de  reserva,  una  lancha  y  algunos  lanca- 
nes,  después  de  permanecer  un  día  en  las  islas  de  Tu- 
layan  y  Pilogón,  fondeó  el  i5  frente  á  Majalat,  pueblo 
perteneciente  al  paulima  Tampan.  Las  falúas  rompieron 
eo  seguida  el  fuego,  y  desembarcando  la  gente  en  tres 
columnas,  se  apoderó  del  pueblo  con  escasa  resistencia 
de  sus  moradores.  Casas,  embarcaciones,  árboles  fru* 

TOMO  III  x8 


274  J^^^   MONTERO   Y   VIDAL 

tales  y  sembrados  quedaron  reducidos  á  cenizas.  Iguales 
daños  hicieron  en  el  pueblo  de  Lunspit,  también  del 
mismo  paulima.  El  22  regresó  la  expedición  á  Zam- 
bo anga. 

El  inteligente  gobernador  general,  D.  Fernando  Nor- 
zagaray,  por  bando  de  22  de  Marzo  de  i858,  dio  reglas 
para  la  defensa  de  los  pueblos  playeros  y  represión  de 
la  piratería,  estableciendo  premios  en  favor  de  los  que 
más  se  distinguieran  (0. 


(1)  «Aproximándose  la  época  en  que  los  bárbaros  piratas  maho- 
metanos acostumbran  á  salir  de  sus  guaridas  para  caer,  hollando  todas 
las  leyes,  sobre  nuestras  costas  indefensas,  asaltando  los  pueblos  y  cau- 
tivando á  muchos  de  sus  paciRcos  é  infortunados  moradores,  sefialando^ 
en  fín,  su  funesta  aparición  con  la  perpetración  de  los  crímenes  más 
odiosos,  se  hace  preciso  que  los  pueblos  playeros  más  castigados  de 
este  terrible  azote  vivan  alerta  y  se  aperciban  con  tiempo,  no  sólo  para 
resistir  y  repeler  cuando  llegue  el  caso  á  sus  feroces  enemigos,  sino  para 
perseguirlos  sin  tregua  hasta  lograr  su  completo  exterminio. 

lY  considerando  al  mismo  tiempo  que  si  es  justo  exigir  que  todos 
cooperen  á  la  defensa  común,  lo  es  también  recompensar  á  los  que  mns 
se  distingan  en  el  arriesgado  é  importante  servicio  de  persecución  de 
piratas,  he  venido  en  ampliar  los  efectos  de  mi  bando  de  1.®  de  Agosto 
del  afio  próximo  pasado  sobre  la  aprehensión  de  elimínales  y  bandidos; 
y  en  su  consecuencia,  ordeno  y  mando  lo  siguiente: 

i  Artículo  1.°  A  todo  el  que  aprehendiese  ó  diese  muerte  á  cual- 
quier pirata  en  el  aclo  de  ejercer  sus  piraterías,  se  le  dará,  justificado 
que  sea  el  hecho  completamente,  una  gratificación  de  lo  pesos. 

t  Art.  2.^  Al  que  aprehendiese  ó  matase  á  un  datto  ó  jefe  de  panco 
de  moros  piratas  se  le  abonará  la  cantidad  de  50  pesos,  sin  perjuicio  de 
mayor  gratificación  ú  otras  ventajas,  según  las  circunstancias  del  hecho 
y  de  la  persona  aprehendida. 

» Art.  d-"  Todo  panco  de  moro  pirata  apresado  que  no  lleve  los  do- 
cumentos en  regla,  aunque  no  sea  cogido  en  el  acto  de  ejercer  sus  pira- 
terías, será  detenido  y  sus  tripulantes  puestos  á  disposición  de  la  auto- 
ridad competente,  la  que  graduará  la  recompensa  que  hayan  merecida 
los  aprehensures,  según  las  circuistancias  del  caso. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  275 

Los  feroces  sámales  continuaban  invadiendo  las  is- 
las con  sus  excursiones  piráticas.  El  pauliman  Tampan, 
•el  datto  Alip,  el  datto  Jalaban- Dasido,  el  salip  Pala- 
mandando,  su  hijo  Maunin,  el  cruel  Gampon,  indio  re- 
negado,  y  algunos  otros,  habían  hecho  célebres  sus 
nombres  en  fuerza  de  crímenes  y  tropelías.  La  isla  Si- 
misa,  guarida  principal  de  estos  piratas,  hallábase  muy 
•desguarnecida  por  haber  ido  casi  toda  su  gente  de  ar- 
mas á  la  expedición  de  su  salip,  sustituyéndole  interi- 
fiamente  en  el  gobierno  un  anciano  Imán.  Lo  supo  el  co- 
mandante de  las  tres  falúas  de  que  constaba  la  división 
<ie  fuerzas  sutiles  de  la  Isabela,  teniente  de  navio  Don 
José  Malcampo,  y,  sin  comunicar  á  nadie  su  proyecto, 
salió  de  crucero  en  la  madrugada  del  3  de  Mayo,  fon- 
deó al  anochecer  en  las  islas  de  Pilas,  marchó  al  si- 
guiente día  hacia  la  de  Dubobolok,  y  en  su  fondeadero 
permaneció  hasta  la  noche,  en  que  hizo  rumbo  á  la  de 
Si  misa.  En  la  alborada  del  5  se  aproximó  á  tierra  cuán- 
to le  fué  posible  sin  ser  visto.  Manda  hacer  fuego  de  ca- 
ñón y  pedreros  con  metralla,  y  los  sorprendidos  habi- 
tantes de  Simisa  huyen  despavoridos  al  bosque.  Ordena 
Malcampo  desembarcar  70  hombres  de  tropa  y  marine* 
ria,  y  los  cayucos  en  que  iban  varan  sobre  los  arrecifes. 
<Se  presentan  algunos  valientes  moros,  ya  repuestos  de 
su  sorpresa,  y  procuran  impedir  el  desembarco;  pero  los 
certeros  disparos  de  las  falúas  les  obligan  á  huir  de 

lArt.  4.**  Son  extensivos  al  presente -bando  los  artículos  15,  16  y 
17  del  ya  citado  del  1.^  de  Agosto  en  la  parte  que  sea  aplicable  á  la  re- 
presión y  persecución  de  los  piratas. 

»Art.  5.**  Se  encarga  á  los  jefes  de  las  provincias,  reverendos  y  de- 
votos curas  párrocos,  gobemadorcillos  y  ministros  de  justicia  que  di- 
fundan y  hagan  saber  á  los  pueblos  estas  disposiciones,  que  se  publica- 
rán cada  tres  meses  en  el  B^Utin  oficimh. 


276  José    MONTERO  Y   VIDAL 

nuevo.  Acude  Malcampo  á  donde  estaban  varados  los 
cayucos  y  se  pone  al  frente  de  las  fuerzas,  saltando 
sobre  los  arrecifes  con  el  agua  al  muslo.  Deja  en  la 
playa  20  hombres  de  reserva  con  un  oficial,  encargán- 
dole reunir  las  embarcaciones  enemigas  y  ponerlas  bajá 
el  fuego  de  las  falúas^  internándose  él  con  los  5o  hombres 
restantes.  Tres  botes,  tripulados  por  gente  valerosa^ 
practican  el  bojeo  de  la  costa  disparando  contra  los  mo- 
ros que  se  presentan  á  tiro,  y  las  falúas  mientras  tanta 
ametrallan  á  multitud  de  mahometanos  que  intentan 
recuperar  sus  embarcaciones.  Malcampo  alcanza  á  los 
piratas  fugitivos;  logra  hacerles  tres  prisioneros  heridos,, 
seis  mujeres  y  siete  chiquillos,  y  rescata  cuatro  cautivos^ 
regresando  á  sus  buques. 

Por  la  noche  vuelve  á  desembarcar  con  intento  de 
sorprender  á  los  isleños  en  un  pueblecito  del  interior; 
pero  fué  visto  por  sus  espías  y  huyeron.  Dejó  al  con- 
destable Acosta  con  alguna  fuerza  para  que  al  amane* 
cer  destruyera  el  pueblo,  sementeras  y  arbolado,  y  re- 
gresó á  la  playa. 

Malcampo  continuó  recorriendo  las  Islas  y  desem* 
barcando  en  diferentes  días  y  horas  distintas  para  ver  el 
modo  de  sorprender  á  los  piratas  y  castigarlos.  El  16  se 
volvió  á  Basilan  llevando  76  cautivos  libertados  y  11& 
prisioneros  de  distinta  edad  y  sexo,  entre  ellos  las  fami- 
lias de  Tampan  y  de  Palamandando,  y  con  un  impor» 
tante  botín  de  telas,  conchas  de  perlas,  carey,  resinas, 
balate,  cinco  cañones,  armas  de  varias  clases  y  algunos 
pancos  y  vintas. 

Al  regresar  á  Simisa  los  jefes  piratas,  alegres  por  e) 
botín  alcanzado  en  sus  excursiones  y  por  la  presa  de  6(> 
cautivos  que  llevaban,  su  pena  y  furor  fué  terrible  vien- 
do reducido  á  cenizas  su  pueblo,  taladas  sus  arboledas 


HISTORIA  DE  FILIPINAS  277 

y  sembrados^  y  mayor  aún  fué  su  ira  y  dolor  al  saber  la 
prisión  de  sus  familias.  Tampan,  en  su  coraje,  quiso 
sacrificar  en  el  acto  á  los  infelices  cautivos;  pero  el 
•datto  Jalaban  Dasido  opinó  por  someterse  al  Gobierno 
•español  y  constituirse  con  sus  sácopes  en  pueblo  depen- 
diente de  las  autoridades  de  Zamboanga,  bajo  el  ampa- 
ro de  la  bandera  española.  El  misero  estado  de  la  isla, 
la  escasez  de  subsistencias  y  el  afán  de  recobrar  sus 
familias  les  hizo  al  fin  adoptar  esta  idea,  y  el  i6  de 
Julio  se  presentaron  en  Basilan  ambos  jefes  moros,  se- 
guidos de  5o  más  de  su  raza  y  de  6o  cautivos,  entre 
^tos  un  sacerdote  y  una  señora  europea,  llevando  cinco 
lantacas  y  cuatro  fusiles.  El  jefe  de  la  división  los  condu- 
jo á  Zamboanga,  cuyo  gobernador  accedió  á  sus  deseos. 

A  fines  de  Agosto  abandonó  la  silanga  de  Basilan  la 
segunda  división  de  reserva  mandada  por  el  teniente  de 
navio  D.  Juan  González.  En  su  compañía  iba  un  panco 
de  moros  leales  de  Sampinigan,  isla  de  Malamavi,  á 
las  órdenes  del  paulima  Gumbajali.  Fondearon  en  Pi- 
las; fué  á  tierra  un  moro  á  decir  al  orancaya  In-It  y  ai 
datto  Dant  que  se  presentaran  á  bordo:  lo  hizo  éste  con 
el  hijo  del  primero,  ausente  á  la  sazón*  González  les 
preguntó  por  el  paulima  Tampol,  contestándole  que 
había  marchado  en  un  buque  suyo  á  comerciar. 

Constándole  á  González  que  estaba  pirateando,  man- 
dó fuerzas  á  tierra  que  cercasen  su  casa,  y  sin  más  re- 
sistencia que  la  de  un  sácope,  que  fué  muerto,  se  apo- 
deraron de  la  mujer  y  de  un  hijo  de  aquel  jefe  pirata,  y 
de  su  servidumbre,  incluso  un  malayo,  esclavo  cautivo* 
Por  la  tarde  llegó  In-It  á  la  silanga.  El  comandante  le 
llamó  á  su  falúa,  y  tan  luego  estuvo  en  su  presencia  le 
reclamó  los  cautivos  cristianos  que  tuviera,  comisionan - 
4ole  para  que  notificara  á  Tampol  que  le  seria  devuelta 


^jS  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

SU  familia  luego  que  devolviera  los  cautivos  que  poseía.. 

Al  día  siguiente  fué  In-It  á  bordo  con  algunos  cauti- 
vos, asegurando  que  eran  los  únicos  que  tenia,  pero- 
Tampol  envió  un  sácope  á  decir  que  no  contaba  con 
ninguno;  González  mandó  á  los  jefes  moros  relación 
nominal  de  sus  cautivos»  según  datos  facilitados  por  los 
cautivos  rescatados,  y  lo  mismo  hizo  en  la  contra-costa 
á  donde  se  trasladó.  Después  de  quemar  las  embarca- 
ciones destinadas  al  pirateo,  y  de  respetar  las  que  no 
eran  de  esta  clase,  regresó  á  Basilan.  A  los  pocos  días 
se  presentó  en  Zamboanga  el  paulima  Tampol  con  al- 
gunos cautivos  para  el  rescate  de  su  familia,  y  juró  re* 
nunciar  al  pirateo  declarándose  subdito  español* 

£1 3o  de  Septiembre,  bojeando  la  costa  E.  de  Basilan 
con  dos  falúas,  el  subteniente  de  infantería  de  marina, 
D.  José  María  Ruiz,  destacó  un  salisipan  y  una  vinta. 
de  poquísimo  calado,  para  que  reconocieran  los  esteros. 
Habiéndose  adelantado  más  de  lo  debido,  se  encontra- 
ron con  una  armadilla  mora,  y  en  vez  de  retroceder  para 
dar  aviso  á  las  falúas,  avanzan  y  disparan  sus  fusiles- 
sobre  los  buques  enemigos,  que  creyendo  eran  la  avan- 
zada de  mayores  fuerzas,  huyen  sin  combatir.  Losados 
valientes  cabos  de  infantería  de  marina,  españoles  eu- 
ropeos, animan  á  los  soldados  indígenas,  y  éstos,  qu& 
dirigidos  por  un  español  se  baten  con  admirable  bravu- 
ra, se  prestan  á  perseguir  á  los  piratas;  mas  ellos,  al 
ver  que  no  siguen  otros  buques  á  las  pequeñas  embar- 
caciones, viran  en  redondo  y  les  disparan  sus  lantacas. 
Los  españoles  evitan  el  abordaje  y  procuran  aprovechar 
la  ocasión  de  ofender  en  las  evoluciones  á  que  la  ligere- 
za de  sus  esquifes  se  presta;  pero  al  cabo  de  una  hora 
de  lucha,  cuando  sólo  les  quedaba  un  cartucho  que 
quemar,  retroceden  en  busca  de  las  falúas.  Los  moros. 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  279 

les  siguen  de  cerca  y  los  rodean  por  todas  partes;  mas 
ya  decididos  á  morir  matando,  disparan  á  boca  de  jarro 
su  última  carga,  en  cuyos  momentos  aparecen  las  fa- 
lúas, apresurándose  la  que  mandaba  Ruiz  á  ametrallar 
el  panco  moro  más  próximo.  Sus  tripulantes  y  los  de- 
más pancos  se  van  al  abordaje  sobre  la  pesada  galera 
que  por  falta  de  viento  navegaba  al  remo;  pero  Ruiz 
no  se  amilana,  carga  y  da  fuego  rápidamente  á  su  ca- 
ñón y  á  dos  pedreros,  y  el  destrozo  que  sufre  el  enemi- 
go le  obliga  á  la  huida,  pudiendo  Ruiz  capturar  algunos 
moros  de  los  pancos  que  se  sumergían. 

Un  célebre  misionero  español,  el  P.  Carlos  Cuarte- 
ron»  prefecto  apostólico  de  Labuan,  en  cuya  isla  llegó  á 
ejercer  grande  influencia,  gestionaba  por  esta  época  en 
Manila  la  redención  de  cautivos  filipinos  en  Borneo,  con 
más  celo  que  fortuna  (0.  Al  efecto,  dirigió  al  Gobierno 

(l)  La  historia  de  este  infatigable  propagandista  es  en  alto  grado 
Dorelesca.  Nacido  en  Cádiz  (no  en  Cataluña  como  cree  el  autor  de  Us 
Guerras  piráticas],  {uk  tí\  su  juventud  piloto  mercante.  Supo  que  en 
un  bajo  de  los  mares  de  Filipinas  habla  naufragado  un  buque  que 
transportaba  considerable  cantidad  de  oro,  y  concibió  el  proyecto  de 
hacerse  con  la  fortuna  sepultada  en  el  fondo  de  los  mares.  Emprendió 
con  su  goleta  la  tarea  de  hallar  el  bajo  en  que  tuvo  efecto  d  siniestro, 
y  al  cabo  de  tiempo  y  vicisitudes  lo  halló,  logrando  extraer  gran  parte 
del  dinero  sumergido. 

Fué  á  Roma;  distribuyó  buenas  sumas  entre  los  altos  dignatarios  de 
la  corte  pontiíicia  y  con  destino  al  culto;  se  ordenó  de  sacerdote,  y  ob* 
tuvo  de  la  Congregación  de  la  Propaganda  Fide  el  nombramiento  de 
prefecto  apostólico  de  Labuan,  donde  fundó  sü  misión  con  permiso  de 
]o9  régulos  del  país.  Durante  muchos  afios  llenó  su  ministerio  con  celo 
y  fe  ardiente,  convirtiendo  indfgenas  y  redimiendo  cautivos,  aunque  sin 
recabar  las  ventajas  políticas  que  quizá  otro  hubiera  conseguido.  Esca- 
so de  recursos;  desamparado  por  completo  de  las  autoridades  de  Mani- 
la, k  las  que  reiteradamente  hizo  ver  los  inconvenientes  de  que  España 
consintiera  impasible  que  la  Gran  Bretafia  se  fuese  apoderando  de  Bor* 


28o  JOSÉ   MONTBRO  Y  VIDAL 

superior  una  extensa  exposición  el  lo  de  Octubre  de 
i858  (O,  encaminada  á  tales  ñnes,  y  sobre  la  cual  no 
tomó  el  Gobierno  de  Filipinas  providencia  alguna  in- 
mediata. 

neo,  y  dedicado  sin  descanso  al  logro  de  sus  fines  evangélicos,  acabó 
sus  dias  en  dicha  isla,  hará  quince  afios  próximamente,  habiendo  llega- 
do á  adquirir,  por  sus  dádivas  y  exhortaciones,  gran  prestigio  entre  los 
borneos. 

Utilizando  esta  base,  y  habida  en  cuenta  la  proximidad  de  Filipinas 
y  nuestros  incontrovertibles  derechos,  lógico  parecía  asentar  la  domi- 
nación espaftola  en  la  parte  N.  de  Borneo,  ya  que  no  supimos  hacer  lo 
mismo  sobre  los  hermosos  territorios  que  sólo  por  su  audacia  y  habí- 
lidad  logró  recabar  para  s(  un  simple  particular  de  otra  nación.  Pero  le- 
jos de  eso,  desaprovechamos  tan  propicia  circunstancia,  y  nos  hemos 
dejado  arrebatar  lo  que  es  legítimamente  nuestro,  permitiendo  con  so- 
brada torpeza  que  los  ingleses  sean  los  duefios  de  las  llaves  del  mar  de 
Mindoro,  gran  vía  comercial  de  Filipinas,  como  nos  arrebataron  las  del 
Mediterráneo  al  quedarse  con  Gibraltar,  que  en  vano  son  para  EspaAa 
las  enseñanzas  de  la  historia  y  los  errores  de  lo  pasado. 

Nosotros  tuvimos  el  gusto  de  hablar  con  el  prefecto  de  Labuan,  en 
llocos,  donde  fué  á  visitar  á  un  hermano  suyo,  Fr.  Juan  Antonio  Ctar- 
terón,  agustino,  que  desempeñaba  hacia  aftos  el  curato  de  Diñaras.  Este 
religioso,  amigo  nuestro,  célebre  por  sus  excentricidades,  pasó  á  Fili- 
pinas después  de  la  expulsión  de  los  frailes  en  la  Península,  en  cuya 
época  lo  era  ya  en  Cádiz. 

Los  viajes  del  P.  Cuarterón  en  B  orneo,  Joló  é  islas  adyacentes;  sus  cu- 
riosas aventuras  y  multitud  de  datos  históricos  y  geográficos  importan- 
tes, hállanse  recopilados  en  la  elegante  obra  que  escribió  en  italiano  con 
el  titulo  de  Spieganione  t  tradutwne  dei  XIV  Quadri  relativi  alU  isoU  di 
Snlibaboo^  lalaor^  Sanguey^  Nanuse^  Mindanao^  Célebes^  Bameú^  Baha- 
iatolis^  TambisaUy  Sulu,  Toolyan  e  Labuan;  presentati  alia  Sacra  Gm- 
gregatione  de  Propaganda  Fide  nel  nuse  di  Se  Ut mire  1862,  dal  capitana 
D,  Cario  Ctearteron^  e  dedican  á  sua  Eminenua  reverendissima  ü  signar 
Cardinale  Giacomo  Ftlippo  Fr  anconi,  prefetto  della  medesima^  eolt  aP' 
pendice  di  un  vocabolario  ntalese,  suluanüy  tagalese^  una  tatfola  di  longi" 
indine  e  latitudine  e  di  due  Car  te  geografiche  sopra  le  missiomi:  Roma, 
Tipografía  della  S.  C.  di  Propagaada  Fide,  1855. 

(1)     Apéndice  VI. 


HISTORIA  DB    FILIPINAS  28z 

El  3  de  Enero  de  1859  salió  de  Zamboanga  el  vapor 
Magallanes,  llevando  á  bordo  al  gobernador  de  Min- 
<lanao  y  al  comandante  de  las  fuerzas  sutiles.  A  su 
paso  por  Basílan  tomaron  á  remolque  dos  falúas  y  dos 
^alisipanes  de  la  (íivisión  de  la  Isabela;  dieron  fondo  al 
anochecer  del  4  en  la  isla  de  Tuluyan,  de  cuya  división 
toman  también  á  remolque  dos  falúas,  y  el  5  á  medio- 
•dia  dan  fondo  en  la  rada  de  Joló.  Inmediatamente  fué 
á  tierra  el  intérprete  D.  Alejo  Alvarez,  datto  del  barrio 
moro  de  Magai,  existente  en  Zamboanga,  é  hizo  saber 
al  Sultán  que  fuese  á  bordo  á  responder  de  los  cargos 
que  el  gobernador  de  Mindanao  le  hacia  por  infracción 
-de  los  artículos  4.°  y  y.^  del  tratado  de  1851,  por  tole- 
i'ar  la  piratería  y  la  introducción  y  uso  de  armas  de 
fuego  adquiridas  en  los  establecimientos  ingleses  de  la 
inmediata  costa  de  Borneo,  ó  de.  los  barcos  británicos 
admitidos  en  su  rada. 

£1  Sultán,  conforme  inveterada  práctica  en  estos  ca- 
ciques moros,  se  fingió  enfermo ,  y  en  su  lugar  fueron 
á  bordo  los  dattos  Aramán  y  A  mil  Baral,  quienes  dis- 
culparon tales  actos  con  la  independencia  que  en  estos 
asuntos  tenian  la  mayor  parte  de  los  dattos  respecto  del 
Sultán,  al  que  no  obedecían  en  esta  parte,  encomendan- 
do al  Gobierno  español  el  castigo  de  los  culpables.  El 
gobernador  de  Zamboanga  optó  por  mostrarse  satisfe- 
cho con  las  explicaciones  dadas,  y  el  8  partió  para  Zam- 
boanga dejando  en  Joló  las  cinco  falúas .  Alvarez  obser- 
vó, en  su  visita  á  Joló,  que  temerosos  de  un  desembar- 
co había  dispuestos  á  impedirlo  sobre  4.000  moros» 
muchos  con  armas  de  fuego,  y  que  la  casa  del  Sultán 
estaba  fortificada  con  25  piezas  y  rod  eada  de  fosos  y 
estacadas,  y  asimismo,  y  aunque  en  menos  escala,  laa^ 
de  los  dattos  principales. 


282  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

Álvarez  salió  de  Joló  en  un  salisipan  de  su  propiedad 
tripulado  por  22  zamboangueños  y  dos  sirvientes  moros 
de  Magay.  El  10,  hallándose  sobre  la  costa  de  Bubuan, 
apareció  una  escuadrilla  de  i3  embarcaciones  moras» 
Sus  tripulantes  acordaron  atacarle,  porque  les  vio  po- 
nerse los  alimbutous  (corazas  de  concha  de  tortuga  6 
chapas  de  cuerno  de  búfalo)  y  formar  el  semicírculo 
para  envolverle;  pero  el  denodado  intérprete  y  sus  bien 
armados  y  diestros  servidores  hicieron  vivo  fuego  de 
fusilería  y  lantacas,  rompiendo  el  círculo.  Los  moros 
huyen  y  Alvarez  se  apodera  de  tres  embarcaciones,  con 
las  que  entró  en  Zamboanga  el  11. 

El  abrumador  trabajo  que  implica  el  complejo  é  im- 
portante cargo  de  Gobernador,  Capitán  general.  Super- 
intendente y  Vicepatrono  real  de  Filipinas,  de  consa- 
grarse el  que  lo  ejerza  al  cumplimiento  de  su  deber  en 
la  medida  que  el  inteligente  y  pundonoroso  Norzagaray 
lo  verificaba,  tenía  que  dar  por  resultado,  como  en 
efecto  aconteció  así,  que  se  quebrantase  su  salud  hasta 
el  extremo  de  tener  que  solicitar  con  urgencia  su  relevo, 
viéndose  precisado  á  embarcarse  sin  aguardarlo,  por 
considerar  los  médicos  en  peligro  su  vida  si  continuaba 
en  el  país. 

Resolvió,  pues,  su  embarque  para  el  día  12  de  Enero, 
y  tan  luego  se  hizo  público  este  acuerdo,  esmeráronse 
á  porfía  todas  las  Corporaciones  y  clases  de  aquella  so- 
ciedad en  demostrarle  el  sentimiento  sincero  que  en  to- 
dos ocasionaba  su  partida,  tributándole,  con  tal  motivo, 
las  más  expresivas  demostraciones  de  cariño  y  de  con- 
sideración. Haciéndose  intérprete  el  Ayuntamiento  de 
los  deseos  del  vecindario,  obsequió  con  un  espléndida 
baile  en  sus  salones  al  Gobernador  de  las  Islas,  concu- 
rriendo en  corporación  á  despedirle  al  buque  que  lo 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  283 

había  de  conducir  á  la  madre  patria.  Imponente  fué  la 
manifestación  de  cariño  que  en  este  acto  recibió  de  los 
habitantes  de  la  capital  y  pueblos  circunvecinos,  quie- 
nes en  masa  acudieron  á  darle  el  postrer  adiós,  hacien- 
do votos  por  su  salud  y  feliz  regreso  al  suelo  natal. 

Las  Corporaciones  civiles,  militares  y  religiosas;  las 
personas  más  distinguidas  y  caracterizadas  de  Manila,  y 
los  indígenas,  como  dejamos  expuesto,  que  concurrie- 
ron con  pena  á  su  despedida,  prodigaban  unánimes  elo- 
gios á  su  persona  y  sistema  de  gobierno. 

Esta  espontánea  y  general  manifestación  de  afecto  á 
Norzagaray,  tan  diferente  de  las  puramente  oficiales,  no 
deja  lugar  á  duda  respecto  á  las  simpatias  que  se  con- 
quistó entre  sus  gobernados. 

A  las  prendas  de  hidalguía,  caballerosidad  y  tem- 
planza que  le  adornaban  y  por  las  que  tan  bien  quisto 
era  entre  todos,  debemos  agregar  que  como  gobernan- 
te merece  citársele  como  uno  de  los  más  dignos  mode- 
los que  imitar,  por  su  celo  en  bien  de  la  nación,  por  sus 
afanes  en  servicio  del  país,  por  su  rectitud  invencible 
y  por  su  acrisolada  probidad. 

El  progreso  del  Archipiélago  recibió  poderoso  impul- 
so mediante  su  acertada  administración,  siendo  de  la- 
mentar que  fuese  tan  breve,  relativamente,  el  mando 
de  un  gobernante  de  sus  condiciones  excepcionales. 

Durante  su  gobierno  tuvo  comienzo  la  brillante  para 
el  ejército  hispano- filipino,  aunque  innecesaria  é  infruc- 
tuosa para  España,  expedición  de  CochincKina,  de 
cuyo  asunto  nos  ocuparemos  más  adelante,  á  fin  de 
hacernos  cargo  de  este  suceso  en  su  conjunto  (0. 

(i)  Un  pueblo  de  la  provincia  de  Bulacán  ostenta  el  nombre  de) 
eximio  Nonagaray. 


CAPITULO  XV. 


Interinidad  de  Solano. — Excelentes  prendas  de  carácter  de  este  Gen  eral. 
— Sus  buenos  propósitos. — Intendente  Escario. — Creación  del  Go- 
bierno civil  de  Manila  y  corregimiento  de  la  ciudad. — Administra- 
ción de  Hacienda  de  Manila. — Reforma  de  las  Alcaldías  de  Tondo. — 
Comisión  de  Estadística. — Corredores  de  comercio. — Monte  de  Pie- 
dad.— Autorización  al  Banco. — Minas  de  carbón,— Talas  de  tabaco. 
— Pesas  y  medidas. — Supresión  del  acopio  del  tabaco  en  varias  islas 
del  Sur.— Obras  con  fondos  locales.— Pensiones.— Calamianes.— Chi- 
nos deudores. — Categoría  del  Jefe  del  Apostadero. — Jurisdicción  de 
los  Juzgados  de  Hacienda. — Plazo  para  los  recursos  contenciosos. — 
Inauguración  de  la  estatua  de  Isabel  II. — Carenero. — Mercado  de  la 
Quinta. — Callesy  puentes.— Carreteras. — Tribunal  de  San  Femando. 
— Vestuario  para  el  ejército. — Festejos  por  las  victorias  en  África  y 
en  celebración  de  la  paz. — Comisión  del  Ayuntamiento  para  felicitar 
por  ésta  á  S.  M. — Piratas  moros. — Indicación  de  Jagor. — Sumisión 
del  datto  Alip.— Sus  hazañas  y  vicisitudes. — Cese  de  la  misión  de 
Balambangan. — Instrucción  primaria. — Demolición  del  inmundo 
Parian. — Disgustos  graves  por  esta  medida. — Muerte  de  Solano. — 
Rumores  acerca  de  ella. — Sentimiento  general. — Interinidad  de  He- 
rrera DkwilA,  — Diario  di  Manila. — Prohíbese  á  los  buques  extran- 
jeros el  tranco  directo  con  Joló. — Reformas  en  la  Administración 
civil  en  Ultramar. — ídem  en  la  Audiencia  de  Manila.  ~Idcm  en  las 
Alcaldías  mayores. — Auto  sobre  atribuciones  judiciales  de  los  go- 
bernadorcillos. — Premios  de  constancia  y  ascensos  de  las  ciases  eu- 
ropeas.— Buques  extranjeros. — El  oficial  de  marina  Madrazo  destro- 
za una  vinta  pirata.^ Va  á  Joló  y  exige  al  Sultán  la  entrega  de  va- 
ríos  cautivos. — Envía  éste  con  tal  objeto  una  expedición  á  Tawi- 
Tawi. — Juntos  Madrazo  y  Malcampo  destruyen  el  pueblo  de  Bangan. 
— Vuelve  Madrazo  á  Joló  y  consigue  la  entrega  de  los  cautivos  de 
Tawi-Tawi.— Infantería  de  marina.  —Colección  de  Autos  acordados* 
— Encárgase  del  Apostadero  Salcedo. — Sábese  por  éste  el  fall  eci- 
miento  de  Mac-Crohon,  electo  Gobernador  de  las  Islas,  y  el  de  Ñor- 
zagaray. — Exequias  en  su  honor. 


HISTORIA   DS    FILIPINAS  285 

El  12  de  Enero  de  1860  hizose  cargo  interinamente 
del  Gobierno  de .  Filipinas  el  Mariscal  de  campo.  Se- 
gundo cabo  de  las  Islas,  D.  Ramón  María  Solano  y 
Llanderal,  natural  de  Valencia. 

Su  brillante  historia  militar,  de  que  era  elocuente 
ejemplo  el  alto  empleo  alcanzado  en  la  milicia,  no  obs- 
tante su  juventud,  así  como  las  honrosas  condecoracio- 
nes nacionales  y  extranjeros  que  cubrían  su  pecho  (1),  su 
reconocida  ilustración  y  extremada  afabilidad  hacíanle 
simpático  en  sumo  grado. 

Nadie  mejor  que  Solano  podía  sustituir  á  Goberna* 
dor  tan  digno  y  estimable  como  Norzagaray. 

Al  posesionarse  de  la  presidencia  del  Ayuntamiento, 
manifestó  que  su  principal  anhelo  era  el  de  desempeñar 
con  la  más  buena  y  recta  intención  su  honroso  y  difícil 
mando. 

Y  para  lograrlo,  dijo:  «Seguiré  la  marcha  que  ha 
iniciado  en  todos  los  ramos  el  digno  y  respetable  Jefe 
que  acabo  de  reemplazar. 

» Donde  quiera  que  haya  que  introducir  una  mejora, 
añadió,  mi  mayor  placer  será  llevarla  á  cabo  sin  dila- 
ción alguna,  así  como  también  estaré  pronto  á  corregir 
cualquier  abuso  de  que  tenga  conocimiento.  Deseo  hacer 
todo  el  bien  posible  á  Manila,  y  será  para  mí  satisfac* 
ción  inmensa  atender  con  preferente  solicitud  á  su  im- 
portancia,  tanto  en  el  desarrollo  de  su  riqueza  como  en 
las  mejoras  que  reclama  el  ornato  público». 

Sus  hechos  posteriores  demostraron  la  sinceridad  de 
estas  palabras. 

A  los  dos  días  de  haberse  encargado  del  mando  la 

(1)     La  IluttraeUn  filipina^  en  su  número  del  i.^  de  Octubre  de 
1 860,  publicó  una  detallada  biografía  de  este  General. 


286  JOSÉ    MONTERO    Y   VIDAL 

nueva  autoridad,  tomó  posesión  de  la  Intendencia  ge- 
neral de  Ejército  y  Hacienda  el  Sr.  D.  Joaquín  Esca- 
rio, persona  de  excelente  reputación,  aunque  de  un  ca- 
rácter díscolo  en  demasía,  proporcionando  con  ello  al 
General  Gobernador  grandísimos  sinsabores. 

Por  bando  fechado  el  31  del  expresado  Enero,  comu- 
nicó Solano  el  Real  decreto  de  i.*^  de  Septiemlra 
de  iSSg  anterior,  creando  un  Gobierno  civil  para  la 
provincia  de  Manila. 

Según  el  art.  2.^  de  este  decreto,  el  Gobernador  de 
Manila  sería  Corregidor  de  la  misma  ciudad,  y  en  tal 
concepto  Vicepresidente  del  Ayuntamiento  (0. 

Por  otro  Real  decreto  de  la  misma  fecha,  y  á  conse- 
cuencia de  la  creación  del  Gobierno  civil  de  la  capital, 
se  estableció  una  Administración  de  Hacienda  pública 
de  Manila,  cesando  el  Alcalde  mayor  primero  de  Tondo 
en  las  funciones  administrativas  y  económicas  que  des- 
empeñaba, reformándose  por  Real  decreto  de  la  propia 
fecha  las  Alcaldías  de  Tondo,  cuyas  funciones  se  limi- 
taban á  las  de  la  jurisdicción  ordinaria  en  la  forma  es- 
tablecida por  la  Real  cédula  de  3o  de  Enero  de  i855. 

Por  Real  orden  del  día  2  del  mencionado  Septiembre 

(i)  Fué  cl  primer  Gobernador  civil  y  Corregidor  de  Manila  D.  Pe- 
dro Pampillón  de  Molina,  brigadier  de  ejército,  y  prioier  Secretario  det 
mismo  D.  Francisco  de  Iriarte  y  Menéndez,  abogado,  famoso  alcalde 
mayor  más  tarde  de  Bulacán  y  La  Laguna,  éaiulo  é  imitador  del  Gran 
Capitán  en  lo  de  las  cuentas  que  tanta  celebiidad  dieron  al  héroe  de 
Italia. 

Por  cierto  que  es  di^no  de  fijar  la  atención  que  tanto  el  Gobernador 
como  el  Secretario,  que  hablan  de  implantar  la  reforma  que  implicaba 
la  creación  del  Gobierno  de  la  capital  del  Archipiélago,  fuesen  ajenos 
i  la  Administración  civil.  Y  gracias  que  no  se  le  ocurrió  á  algún  cañó' 
nigo  influyente  solicitar  el  cargo,  porque  quizá  se  lo  hubiesen  con- 
ferido. 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  287 

señaláronse  las  atribuciones  de  la  expresada  Adminis- 
tración de  Hacienda  de  Manila  (O* 

En  cumplimiento  de  Reales  órdenes  de  2  de  Diciem- 
bre de  iSSq,  se  constituyó  en  Manila  una  Comisión  ge- 
neral de  Estadistica  W, 

En  l5  de  Diciembre  del  mismo  año  habíase  creado 
un  Colegio  de  Corredores  de  Comercio  en  Manila» '^con 
aprobación  del  Reglamento  para  su  régimen  y  gobierno; 
y  Solano  dictó  las  medidas  oportunas  para  el  exacta 
cumplimiento  de  la  resolución  soberana. 

También  habíase  aprobado,  por  Real  orden  de  18  de 
Enero  de  1860,  la  creación  de  un  Monte  de  Piedad  en 
Manila,  disponiendo  que  se  constituyera  tomando  á 
préstamo  de  las  Cajas  de  Comunidad  sucesivamente,  y 
con  arreglo  á  sus  necesidades,  hasta  la  cantidad  de 
5o.ooo  pesos  con  un  interés  de  5  por  100  anual,  y  que 
estuviera  bajo  la  inspección  del  Gobernador  superior 
civil  de  las  Islas  y  á  la  inmediata  dependencia  del  de 
la  provincia. 

Para  la  vigilancia  de  sus  operaciones  se  nombraba 
una  Junta  presidida  por  el  Gobernador  de  Manila, 
compuesta  de  dos  Vocales  de  la  Junta  directiva  de  la 
Administración  local,  de  un  individuo  del  Cabildo  ecle- 

(i)  Comenzó  á  actuar  esta  dependencia  el  i.°  de  Febrero  de  1860, 
siendo  su  primer  Jefe  el  inteligente  funcionario  D.  Nicasio  Suárez 
Llanos. 

(2)  Componiase  del  Gobernador  general,  Presidente;  del  Intendente, 
Vicepresidente,  y  de  los  señores  Fiscal  de  S.  M.,  Gobernador  civil  de 
Manila,  Administrador  general  de  Tributos,  Director  de  Administración 
local,  un  Jefe  de  Marina,  otro  de  Artillería,  otro  de  Ingenieros,  otro  de 
Estado  Mayor,  un  Ingeniero  de  minas,  dos  individuos  del  Ayuntamiento, 
dos  socios  de  la  Económica,  dos  del  Tribunal  de  Comercio  y  dos  pro- 
pietarios como  Vocales,  desempeñando  el  cargo  de  Secretario  D.  Rafael 
Díaz  Arenas. 


288  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

siásticOy  de  un  Regidor  del  Ayuntamiento  y  de  uno  de 
los  párrocos  de  Tondo  y  Binondo,  alternativamente. 

Por  decreto  de  1 6  de  Febrero  autorizó  Solano  al 
Banco  Español-Filipino  áque  ampliara  sus  negocios  al 
descuento  de  pagarés  con  garantía  de  conocimientos  y 
pólizas  de  seguros  de  cargamentos  á  la  vela  con  destino 
al 'puerto  de  la  capital. 

Otra  de  sus  determinaciones  justísimas  fué  derogar 
la  prohibición  de  denunciar  minas  de  carbón  en  Cebú, 
decretada  con  poco  acierto  por  Urbiztondo. 

Prohibió  asimismo  en  absoluto  las  expediciones  que 
el  resguardo  de  Hacienda  solía  hacer  todos  los  años  á 
los  montes  para  talar  las  plantaciones  de  tabaco  ilegal- 
mente  cultivado,  medida  que  obtuvo  la  aprobación  del 
Gobierno  de  S.  M. 

También  legisló  sobre  pesasy  medidas,  obligando  á  los 
vendedores  que  se  proveyeran  de  ellas  y  las  empleasen  en 
sus  transacción  es,  cortando  con  esto  abusos  inveterados. 

A  consulta  de  la  Superintendencia  de  Hacienda  de 
21  de  Noviembre  de  iSSg,  recayó  la  Real  orden  de  i.*^ 
de  Marzo  siguiente,  suspendiéndose  el  acopio  en  la 
Isabela  de  Basilan,  Burias,  Davao  y  Bislig,  pudiendo 
sus  habitantes  sembrar  tabaco  si  les  conviniere,  y  la 
Hacienda  comprarles  la  hoja  del  mismo  cuando  con- 
ceptuase oportuno  hacerlo,  é  impedir  su  exportación  de 
dichos  puntos. 

Por  Real  orden  de  2  del  mismo  mes  se  dictaron  re- 
glas para  la  ejecución  de  las  obras  que  se  verificasen  en 
Filipinas  con  fondos  de  carácter  local. 

Por  idéntica  resolución  de  3  de  igual  mes  y  año  se 
con  cedió  á  los  padres  de  los  paisanos  muertos  comba- 
tiendo contra  malhechores,  la  pensión  señalada  por 
Real  orden  de  14  de  Mayo  de  i858. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  289 

El  Gobierno  de  las  Islas  decretó  en  3  de  Mayo 
siguiente  que  la  provincia  de  Calamianes  continuase 
con  este  mismo  nombre. 

En  vista  de  un  expediente  promovido  por  la  Ad- 
ministración de  Hacienda  de  Manila  para  regularizar 
todo  lo  relativo  al  empadronamiento  de  los  chinos  des- 
provistos de  la  documentación  prescrita  por  las  dispo- 
siciones vigentes,  y  después  de  oir  á  la  Administración 
general  del  ramo,  Intendencia  de  Hacienda  y  Fiscal 
de  S.  M.,  decretó  Solano  en  21  de  Mayo  que  los  chinos 
deudores  que  careciesen  de  los  documentos  consiguien- 
tes á  su  situación  de  radicación  ó  invernada,  fuesen 
denunciados  por  quien  quisiera  veriñcarlo,  debiendo 
proceder  á  su  captura  todas  las  autoridades  subalternas^ 
de  cualquier  clase  y  gremio;  que  se  multase  á  los  chi- 
nos con  tres  pesos  y  el  pago  de  su  capitación  desde  el 
tercio  en  que  fuesen  presos,  y  que  el  gobernadorcillo  en 
cuya  jurisdicción  ocurriere,  de  no  verificarla  él,  pagase 
diez  pesos  de  multa  por  su  poca  vigilancia,  siempre  que 
el  chino  hubiera  residido  en  ella  tres  meses. 

Por  Real  orden  de  1 5  de  Junio  siguiente  se  dispuso 
que  la  Comandancia  general  del  Apostadero  de  Filipi- 
nas fuese  desempeñada  en  adelante  por  un  Oficial  gene- 
ral de  la  Armada  de  la  clase  de  jefes  de  escuadra. 

Por  Real  decreto  de  20  de  Junio  (1860)  se  reforma 
la  organización  de  la  jurisdicción  de  Hacienda  de  Fili- 
pinas, mandando  que  se  extendiera  únicamente  al  te- 
rritorio de  las  tres  Alcaldías  mayores  de  la  capital. 

Los  Alcaldes  mayores  y  Tenientes  gobernadores  de 
las  demás  provincias,  debian  ser  jueces  natos  de  Ha- 
cienda en  sus  respectivas  provincias. 

En  28  del  propio  mes  se  dignó  S.  M.  señalar  el  plazo 
de  un  año  para  proponer  el  recurso  contencioso-admi- 

TOMO  III  19 


290  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

nistrativo  en  los  negocios  que  correspondiesen  á  los  re- 
sidentes de  Filipinas. 

El  14  de  Julio  tuvo  lugar  la  solemne  ceremonia  de 
descubrir  la  magnifica  estatua  en  bronce  de  Doña  Isa- 
bel II,  emplazada  en  el  sitio  llamado  Arroceros,  sobre 
un  pedestal  de  mármol  obscuro  de  Romblón,  obra  de 
verdadero  mérito  artístico,  debida  al  escultor  español 
D.  Ponciano  Ponzano  (1). 


(i)  Ya  hemos  dicho  que  la  iniciativa  de  este  proyecto  se  debió  al 
Ayuntamiento  de  Manila  durante  el  mando  del  Marqués  de  Novalichis, 
y  que  los  fondos  al  objeto  se  recaudaron  por  suscripción  general  volun- 
taiia  en  el  Archipiélago. 

La  fundición  se  hizo  por  la  casa  Eck.  Duran,  etc. 

He  aquf  el  ceremonial  con  que  se  inauguró: 

«Al  lado  de  la  estatua  de  S.  M.  se  construyó  un  sencillo  pabellón  en 
el  cual  se  erigió  el  altar  donde  á  su  debido  tiempo  debían  tener  lugar 
las  ceremonias  religiosas;  á  la  derecha,  y  siguiendo  la  dirección  de  la 
circunferencia  de  la  plazoleta,  se  alzaba  el  destinado  al  Excmo.  Sr.  Go- 
bernador, Capitán  general  y  principales  Corporaciones;  á  su  frente  se 
hallaba  otro  para  las  señoras;  á  la  izquierda  el  de  las  clases  civiles;  á  la 
derecha  el  del  ejército,  y  seguía,  por  último,  el  del  clero  regular  y 
secular. 

•  Limitaban  el  círculo  elevados  mástiles  unidos  entre  si  por  una  gra- 
ciosa guirnalda,  coronados  de  gallardetes  con  los  colores  nacionales, 
cada  uuo  de  los  cuales  ostentaba  un  tarjetón  en  que  se  hallaba  inscrito 
el  nombre  de  una  provincia  filipina.  KI  ejército  formaba  en  columna  ce* 
rrada  con  el  frente  á  la  estatua  de  S.  M.»  y  la  artillería,  dando  su  izquier- 
da al  cuartel  del  Fortín,  estaba  encargada  de  hacer  las  salvas  correspon-' 
dientes.  Todo  formaba  un  conjunto  encantador  imposible  de  d.-s- 
cribir, 

>Las  seis  de  la  mafiana  serían  cuando  llegó  el  Excmo.  Sr.  Capitán 
general  D.  Ramón  Solano  y  Llanderal,  acompañado  del  Real  Acuerdo 
y  de  la  Corporación  municipal,  ocupando  el  sitio  que  les  estaba  prepa- 
rado, y  breves  instantes  después  se  dijo  una  misa  por  el  Excelentísimo 
é  limo.  Sr.  Arzobispo  de  e&ta  diócesis,  que  celebró  de  pontifícal». — 
{La  Ilustración  Filipina. — Afio  U.  Núm.  15. — ^Manila  I.*  de  Agosta 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  29Z 

Solano  se  cuidó  mucho  de  las  obras  del  carenero,  y 
«n  su  época  se  inauguró  el  mercado  de  la  Quinta. 

Las  calles  y  puentes  de  los  arrabales  fueron  asimismo 
objeto  de  su  atención»  mejorando  aquéllas  y  constru- 
yéndose muchos  de  éstos. 

En  provincias  tenía  en  ejecución  una  carretera  á  Ca- 
gayan,  y  se  ocupaba  de  mejorar  el  acceso  al  puerto  de 
Lampón,  en  la  contracosta  de  Luzón. 

Durante  su  gobierno  se  inauguró  el  magnífico  edificio 
<iue  sirve  de  Tribunal  en  el  rico  é  importante  pueblo  de 
San  Fernando  de  la  Pampanga,  construido  en  parte  í 
expensas  de  los  moradores  de  este  pueblo. 

En  el  ramo  de  guerra  dictó  Solano  algunas  mejoras 
é  hizo  sustituir  el  vestuario  del  ejército  por  otro  más  en 
armonía  con  aquel  clima  abrasador. 

La  campaña  de  África,  que  tan  grande  entusiasmo 
despertó  en  todos  los  dominios  españoles,  fué  objeto  en 
Filipinas  de  una  suscripción  pública  con  el  deseo  de 
«contribuir  á  los  gastos  de  la  Metrópoli  (i),  y  posterior- 
mente celebráronse  los  brillantes  triunfos  de  nuestro 


de  1S60.  Artículo  de  D.  R.  Puga.  AI  mismo  número  acompafia  ua 
precioso  grabado  de  la  estatua.) 

Terminado  este  acto  montó  á  caballo  el  Capitán  general,  tomA  d 
mando  de  las  tropas,  y  colocándose  á  la  izquierda  áA  monumento  diri- 
gió á  la  concurrencia  una  entusiasta  alocución. 

Ai  concluir  descornóse  el  velo  que  ocultaba  la  estatua  y  se  dio  un 
extentó  reo  /Viva  ¡a  Reina! 

Después  desfílaron  las  tropas  en  columna  de  honor  por  delante  de 
la  estatua. 

Por  la  noche  hubo  iluminación  y  música  alrededor  de  la  misma.  En 
el  Cabildo  se  celebró  un  magnifico  baile  de  etiqueta. 

Más  adelante  diremos  las  vicisitudes  de  la  estatua  tan  solemnemente 
inaugurada. 

(x)    Produjo  184.000  pesos. 


«92  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

ejército  y  la  paz  con  espléndidos  festejos  públicos  (i)^ 
En  1860  los  piratas  moro-malayos  se  habían  estacio- 
nado en  las  Catanduanes,  Biti  y  otras  isletas  de  la 
comprensión  de  Albay,  desde  las  cuales  saqueaban  á  las 
embarcaciones  menores  que  por  sus  aguas  aparecían» 
manifestándose  impotente  el  jefe  de  la  provincia  para 
desalojarlos  de  esos  puntos  por  falta  de  elementos  (2)» 
Los  buques  que  el  Gobierno  de  Manila  enviaba  en 
persecución  de  los  moros  no  siempre  conseguían  alcan- 
zarlos, valiéndose  los  sagaces  piratas  de  todo  género  de 
ardides  para  eludir  su  encuentro. 

Por  esta  época  efectuaba  el  alemán  Jagor  su  viaje 
por  las  Visayas,  y  dice  á  este  propósito:  «En  la  capital 
de  Samar  hallé  después  un  vapor  del  Estado  que  hacia 
quince  días  cruzaba  contra  los  piratas  inútilmente,  pues 

(i)  £I  Ayuntnmiento  de  Manila  elevó  á  la  Reina  una  patriótica  fe- 
licitación con  motivo  de  aquella  gloriosa  campaña,  comisionando  para 
presentar  á  S.  M.  su  exposición  á  los  Generales  Camba  y  Orozco  y 
Záfiiga  (natural  éste  de  Filipinas),  y  Sres.  Ramos  Marín,  Lafuente  y 
Salamanca,  Bernáldez  y  Folgueras,  González  Calderón,  Azcárraga,  Urré- 
jola  y  Vizmanos,  peninsulares  unos  y  nacidos  los  otros  en  nuestro  Ar- 
chipiélago oceánico. 

(2)  £1  20  de  Junio  oficiaba  el  Alcalde  mayor  al  Capitán  general  en- 
estos  términos:  cHace  diez  días  que  hay  diez  embarcaciones  piratas  en 
la  isla  de  San  Miguel  sin  ser  perseguidas,  á  dos  leguas  de  Tabaco,  inte- 
rrumpiendo las  comunicaciones  entre  las  islas  Catanduanes  y  la  cost» 
oriental  de  Albay Han  cometido  muchos  robos  y  hecho  seis  cauti- 
vos  No  se  les  puede  perseguir,  pues  los  pueblos  carecen  de  armas  de 

fuego;  las  dos  únicas  falúas  dbponibles  para  el  servicio  están  detenidas- 
por  el  mal  tiempo  en  el  estrecho  de  San  Bernardíno». 

£1  25  oficiaba  de  nuevo  diciendo:  «Además  de  las  citadas  embarca- 
ciones piratas,  hay  cuatro  grandes  pancos  y  cuatro  pequeñas  vintas  en  el* 

estrecho  de  San  Bernardino Su  tripulación  total  asciende  á  unos- 

400  ó  500  hombres Han  matado  á  16  personas,  cautivado  á  10  y  se 

han  apoderado  de  un  buque»* 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  293 

-éstos  suelen  estar  sobre  aviso  por  sus  espias  y  divisan 
él  humo  con  tiempo  bastante  para  escabullirse,  ocul- 
tándose en  sus  canoas  planas.  Los  oficiales  sabian  bien 
<]ue  su  campaña  no  iba  á  tener  más  resultado  que  indi- 
car á  los  pueblos  que  sus  quejas  no  quedaban  desaten- 
<]idas  (O». 

A  fines  de  Febrero  regresó  á  Tawi-Tawi  una  grande 
expedición  pirática  con  un  cuantioso  botín,  fruto  de  sus 
exacciones  en  las  Islas  Filipinas. 

Desavenidos  los  jefes  por  el  reparto,  disgustóse  tanto 
el  datto  Alip,  que  abandonó  su  tierra  con  el  propósito 
de  acogerse  á  la  clemencia  del  Gobierno  español,  solici- 
tando ser  indultados  él  y  sus  sácopes.  Va  en  seguida  á 
Dong-Dong;  sorprende  á  los  dattos  Bannad  y  Diao-Pa- 
rael,  enemigos  suyos;  les  corta  la  cabeza;  combate  y 
derrota  á  sus  partidarios;  saquea  é  incendia  sus  pueblos» 
y  en  compañía  de  los  dattos  lusop,  Paraca,  Aran,  Mu- 
nurun  y  Tuiao,  y  de  los  orancayas  Chanzalán,  Gui- 
nautié  y  otros  varios,  se  presentó  al  Gobernador  de 
Basilan  el  ii  de  Marzo  con  una  niña  y  un  anciano  cap- 
turados por  los  de  Dong-Dong  en  la  isla  Sácol,  yendo 
después  á  Zamboanga.  El  Comandante  general  de  Min- 
danao  le  otorgó  el  indulto  que  solicitaba,  concediéndole 
amplios  terrenos  en  la  isla  de  Malamavi,  para  que  fun- 
dase un  pueblo  y  lo  gobernara  con  arreglo  á  sus  leyes, 
costumbres  y  religión.  Muy  poco  tiempo  después  se 
hizo  sospechoso  este  datto,  porque  se  supo  que  los  ca- 
pitanes piratas  de  Tawi-Tawi  le  estimulaban  á  que  re- 
.gresara  á  su  tierra,  diciéndose  que  había  ido  con  dos 
pancos  grandes  i  desenterrar  unas  lantacas  ocultas  ea 
la  isla  de  Hunisarí,  con  el  objeto  de  atacar  y  apoderarse 

(i)     Yii^a p^r  FUipmas. 


294  JOSÉ    MONTERO   Y  VIDAL 

del  fuerte  de  la  Isabela^  de  acuerdo  con  el  datto  joloana 
Diamarol,  subdito  español ,  puesto  que  venia  cobrando 
un  sueldo  del  Gobierno  desde  i85i. 

La  misión  católica  de  Barambangan  (Borneo)  tuvo 
que  desaparecer  en  Agosto  de  1860,  por  consecuencia 
de  las  tropelías  á  mano  armada  de  los  moros  con  el  ñn 
de  apoderarse  de  sus  esclavos  cristianos  de  las  Islas  Fi- 
lipinas que  se  acogían  á  su  amparo,  A  la  enérgica  pro- 
testa del  P.  Cuarterón  respondió  con  evasivas  el  Cónsul 
británico  en  Borneo,  amparador  de  la  trata  de  blancos 
en  aquella  parte  de  los  dominios  de  Inglaterra. 

En  una  Real  orden  de  carácter  reservado,  refrendada 
por  O'Donnell  como  Ministro  de  la  Guerra  y  de  Ultra- 
mar, expedida  el  18  de  Mayo  de  1860,  decíase  al  Go- 
bernador de  Filipinas  que  emplease  todo  el  lleno  de  su 
autoridad  como  Vicerreal  Patrono,  para  hacer  que  los 
curas,  encargados  en  parte  de  la  instrucción  primaria, 
consagrasen  desde  luego  y  muy  especialmente  su  celo 
á  difundir  el  conocimiento  del  idioma  castellano,  i  vigi- 
lando por  todos  los  medios  posibles  para  que  asi  se 
verifique,  sin  perjuicio  de  proponer  al  Gobierno  toda 
lo  que  pueda  ser  conducente  al  logro  de  tan  interesante 
objeto*. 

Solano  acogió  con  placer  este  soberano  mandato,  afa- 
noso  por  dar  impulso  á  la  instrucción  primaria,  y  de 
ello  tomó  pretexto  para  estimular  á  la  Junta  creada  por 
Crespo  á  que  terminara  su  encargo,  con  tan  censurable 
parsimonia  tomado,  comisionando  en  10  de  Agosto  á 
un  oficial  de  la  Secretaria  del  Gobierno,  cuyas  dotes  de 
inteligencia  eran  notorias,  el  Sr.  D.  José  Felipe  del 
Pan,  dándole  Solano  las  bases  correspondientes. 

La  prematura  muerte  del  Gobernador  hizo  que  que- 
dase inédito  su  bien  meditado  plan  de  Escuela  normal,. 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  295 

y  las  demás  reformas  en  el  ramo  de  instrucción  prima- 
ria que  tenía  proyectadas. 

Una  de  las  mejoras  que  el  ornato  público,  la  higiene 
y  la  cultura  de  la  ciudad  reclamaba  imperiosamente, 
era  la  desaparición  de  una  serie  de  viviendas  inmundas 
cerradas  por  altas  tapias,  en  cuyo  hediondo  sitio  solían 
encontrar  sagrado  asilo  todos  los  criminales,  ladrones 
y  gentes  de  mal  vivir  de  Manila  y  sus  arrabales:  allí, 
sobre  seguro,  concertaban  sus  robos  y  asechanzas  con- 
tra los  ciudadanos  pacíficos,  y  en  aquel  centro  del  vi- 
cio y  la  inmoralidad,  verdadero  lupanar  cuyo  recuerdo 
aún  sonroja  á  los  que  aprecian  el  buen  nombre  de  la 
capital  de  Filipinas,  conocido  con  el  nombre  de  Pariatty 
gozaban  cierta  inmunidad  sus  habituales  moradores. 

Solano  visitó  este  infecto  caserío,  y  convencido  de  la 
necesidad  de  hacerlo  desaparecer,  ordenó  su  derribo. 

Pero  no  contó,  ó  si  lo  sabía,  no  supuso  seguramente 
que  tan  justificada  resolución  hubieía  de  acarrearle 
otras  consecuencias  que  la  de  disgustar  á  los  bandidos, 
asesinos  y  meretrices  que  allí  tenían  su  refugio,  y  acaso 
alguna  molestia  y  hasta  ciertos  perjuicios  pecuniarios 
á  los  dueños  del  edificio. 

Equivocóse  grandemente,  pues  la  indicada  medida 
fué  origen,  según  tradición  arraigadísima  en  Manila,  de 
su  inesperada  y  prematura  muerte. 

Los  propietarios  del  Parían,  que  percibían  por  el  al- 
quiler de  las  asquerosas  viviendas  que  lo  constituían 
una  renta  crecida,  opusiéronse,  con  su  poderoso  influ- 
jo, al  mandato  del  Gobernador  de  las  Islas,  desatando 
contra  él  la  furia  de  su  insana  codicia  y  la  ira  de  su 
apasionamiento  terrible.  En  vano  el  Gobernador  gene- 
ral invocó  las  conveniencias  públicas,  que  aconsejaban 
el  derribo  del  Parían,  y  la  buena  fe  y  recta  intención 


296  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

que  presidiera  á  su  decreto;  la  oposición  aumentó,  me» 
nudearon  los  atentados  indignos  y  los  disgustos  mortí- 
feros en  aquel  clima,  y  aunque  mantuvo  su  orden,  y 
aquella  inmoral  Corte  de  los  milagros  vio  caer  las  tapias 
que  defendían  su  recinto,  el  autor  del  atentado  contra  los 
poderosos  dueños  del  Partan,  victima  de  violentos  acce- 
sos de  bilis  producidos  por  la  campaña  inicua  contra  él 
mantenida,  cayó  enfermo  con  traidora  fiebre,  sucumbien- 
do el  30  de  Agosto,  á  los  ocho  meses  escasos  de  mando, 
y  á  los  cuarenta  y  cinco  años  no  cumplidos  de  edad  (O* 

Peninsulares  é  indígenas  doliéronse  de  la  muerte  de 
tan  ilustre  General,  tributándole,  con  ocasión  de  su 
entierro,  sincera  é  imponente  manifestación  de  senti- 
miento y  de  afecto  (2). 

El  brigadier  subinspector  de  Artillería,  D.  Juan  He- 

( 1 )  En  Manila  es  tradicional  la  creenci»  de  que  murió  envenenado; 
pero  sin  piuebas  fehacientes  que  lo  acrediten,  es  imposible  aceptar 
aseveración  tan  grave. 

£1  comedido  y  circunspecto  D.  Felipe  Govantes,  que  á  la  sazón  re> 
sidía  en  Manifó,  escribió  acerca  de  este  asunto  lo  que  sigue: 

«Existí  en  intramuros  un  edificio  de  grotesca  arquitectura,  guarida 
de  gente  de  mal  vivir,  y  el  Sr.  Solan  .,  ñrme  en  sa  propósito  de  mejo- 
rar la  población  y  velar  por  la  seguridad  individual  y  la  moral  pública, 
visitó  dicho  edificio,  que  era  el  llamado  fúrian,  y  ordenó  el  derribo  de 
tus  tapias,  lo  que  por  encima  de  mil  dificultades,  creadas  por  espíritus 
mezquinos,  al  fin  se  realizó».— ^G7w^;ff//w  de  ¿a  Historia  de  Nlipimu,) 

(2)  f  Con  el  suntuoso  ceremonial  antiguo  tuvo  lugar  el  entierro  del 
mencionado  General,  y  un  gentío  inmenso,  como  pocas  veces  se  ha 
visto,  acudió  silencioso  y  triste  á  ver  desfilar  el  fúnebre  cortejo,  dando 
asi  todas  las  clases  de  la  sociedad  filipina  el  último  y  público  testimo- 
nio de  su  cariño  al  que  sacrificó  su  salud  y  su  vida  en  aras  del  bienes- 
tar de  este  país». — (Govantes,  obra  citada.) 

Por  superior  decreto  de  2  de  Octubre  de  1 860,  púsose  el  nombre  de 
Solano  á  un  pueblo  de  la  provincia  de  Nueva  Vizcaya. 
También  lleva  su  nombre  una  calle  de  Manila. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  297 

rrera  Dávíla,  se  hizo  cargo  interinamente  del  mando 
de  las  Islas  el  29  de  Agosto  con  motivo  de  hallarse  mo- 
ribundo el  general  Solano. 

Por  decreto  del  día  siguiente  (3o  de  Agosto  de  1860) 
se  autorizó  y  en  Septiembre  hizo  su  reaparición  el 
Diario  de  Manila,  decano  hoy  de  los  periódicos  de  Fi- 
lipinas, pues  que  aún  vive,  habiendo  mejorado  mucho 
sus  condiciones  tipográficas  (0. 

Por  Real  orden  de  2  de  Julio  de  1860  dióse  traslado 
al  Gobernador  de  Filipinas  de  una  circular  dirigida  á 
los  Agentes  de  S.  M.  en  el  extranjero,  que  decía: 

cLos  abusos  cometidos  por  algunos  buques  extranje- 
ros que,  violando  las  disposiciones  de  Aduanas  vigentes 
en  Filipinas,  han  conducido  á  la  isla  de  Joló  multitud 
de  efectos  de  ilicito  comercio,  municiones  y  pertrechos 

( 1 )  Alma  de  aquella  publicación  fué  durante  muchos  aftos  el  ifus- 
trado  periodista,  decano  de  los  de  Manila,  D.  José  Felipe  del  Pan,  va- 
rias veces  citado  por  nosotros  en  esta  Historia. 

Los  primeros  redactores  del  Diaria  de  Manila  fueron  D.  Lorenzo 
Moreno  Conde,  D,  Francisco  Ramos  Borguclla,  D.  Manuel  Marzano, 
D.  Manuel  Gamdo,  D.  Francisco  de  Paula  Martínez  y  el  citado  del 
Pan.  Colaboraron  en  el  mismo  D.  Ricardo  de  Puga  y  D.  F.  de  Lerc- 
na,  autores  de  muchos  trabajos  en  prosa  y  verso  insertos  en  La  líut- 
traeién  Filipina,  Es  muy  celebrada  una  poesía  del  último  que  se  titu- 
la Mi  paregilla  alazana.  De  la  dirección  estuvo  encargado  en  un  prin- 
cipio D.  Manuel  Ramírez,  editor  del  Diario^  en  unión  de  D.  Baltasar 
Girandier,  que  le  sustituyó  poco  después  en  la  dirección  del  mismo,  y 
en  ella  continuó  hasta  1S87. 

F.ntre  los  redactores  que  tuvo  después  el  expresado  periódico,  mere- 
cen especial  mención  D.  Javier  de  Tiscar,  niuy  competente  en  asuntos 
de  legislación  administrativa;  el  festivo  D.  Antonio  Vázquez  de  Alda- 
na,  escritor  de  mucho  gracejo,  y  los  ilustrados  D.  Federico  Casademunt 
y  D.  Regino  Escalera. 

El  autor  de  estas  lineas  colaboró  en  la  parte  literaria  del  Diaria  de 
Manila  desde  1871  á  1875. 


^gS  JOSÉ    MONTERO  Y   VIDAL 

de  guerra^  han  llamado  la  atención  de  la  Reina  núes* 
tra  señora^  y,  en  su  consecuencia,  se  ha  servido  resol- 
ver prevenga  á  usted  haga  presente  á  ese  Gobierno  que^ 
ro  estando  abiertos  al  comercio  exterior  más  que  los 
jpuertos  de  Manila,  Sual,  Iloilo  y  Zamboanga,  no  será 
permitida  á  la  bandera  extranjera  hacer  directamente 
el  tráfico  con  Joló  y  sus  adyacentes,  que,  con  arreglo  á 
las  capitulaciones  de  30  de  Abril  de  i85i,  forman 
parte  integrante  del  Archipiélago  filipino  (»;». 

La  época  en  que  O'  Donnell  desempeñó  el  Ministerio 
de  la  Guerra  y  de  ultramar,  fué  fecunda  en  disposicio- 
nes referentes  á  ¡as  provincias  ultramarinas. 

Por  Real  decreto  de  9  de  Julio  de  1860  se  organÍ26 
la  Administración  civil  de  las  provincias  de  Ultramar. 
En  el  preámbulo  de  este  importante  decreto  decía  el 
Ministro:  «Señora:  Una  disposición  orgánica  que  regule 
el  ingreso  y  ascenso  de  los  empleados  en  los  diferentes 
ramos  civiles  de  su  vasta  y  complicada  Administración, 
es  una  de  las  reformas  con  más  ahinco  reclamadas 
por  la  experiencia,  y  que  urge  ya  plantear  sin  temor  á 
los  obstáculos  que  suelen  acompañar  á  la  iniciación  de 
esta  clase  de  medidas,  casi  siempre  combatidas  por 
exigencias  y  consideraciones  puramente  personales.  La 
dificultad  más  seria  que  presenta  la  que  hoy  se  somete 
á  la  aprobación  de  V.  M.,  consiste  en  conciliar  dos 
principios  que  parecen  antitéticos:  el  de  la  estabilidad 
del  empleado  público,  y  el  de  la  libre  y  prudente  crea- 
ción del  Poder  central,  de  manera  que  se  neutralicen  en 
beneficio  del  Estado  y  de  sus  agentes,  quitando  á  am- 
bos principios  lo  que  pudieran  tener  de  exagerados  en 
su  aplicación  absoluta». 

( 1  ]     P  ubiicada  con  fecha  9  de  Octubre  en  el  Boleiin  oficial  de  Manila. 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  299 

Establecíanse  por  este  decreto  escalafones  para  cada 

•  una  de  las  cinco  categorías  en  que  se  clasiñcaba  á  los 

empleados^  siendo  de  libre  elección  del  Gobierno  los  de 

la   primera  categoría  (Intendentes  de  Ejército  y  Real 

Hacienda:  art.  ii).  " 

De  cada  tres  vacantes  en  las  categorías  restantes,  se 
habían  de  dar  la  primera  al  ascenso  por  rigurosa  anti- 
güedad de  servicios  en  la  provincia  donde  ocurriera  la 
vacante;  la  segunda  á  elección  del  Gobierno  entre  ce- 
santes de  igual  categoría  á  la  del  empleo  vacante,  6 
empleados  activos  del  grado  inferior  inmediato;  la  ter- 
cera también  á  elección  del  Gobierno,  entre  los  emplea- 
dos activos  ó  cesantes  de  la  Península  que  solicitaren 
pasar  á  Ultramar,  ó  entre  personas  de  aptitud  recono- 
cida en  carrera  científica  6  literaria  (art.  12). 

La  mitad  de  las  resultas  en  el  último  grado  inferior 
que  ocurrieran  por  virtud  de  los  ascensos  de  rigurosa 
escala,  las  proveería  el  Gobierno  por  elección  de  la 
manera  expresada  en  el  caso  tercero,  y  la  otra  mitad 
á  propuesta  en  terna  del  Gobernador  ó  Superintendente 
de  la  provincia  en  que  resultara  la  vacante,  entre  los 
aspirantes  del  primer  grado  de  la  Administración  de  la 
misma  provincia  (art.  i3). 

Estos  aspirantes,  según  el  art.  6.^,  los  podía  nom- 
brar el  Gobernador  6  Superintendente,  con  arreglo  á  lo 
dispuesto  en  el  Real  decreto  de  24  de  Octubre  de  1859. 

Marcábanse  las  penas  aplicables  á  los  funcionarios 
que  cometieran  faltas  ó  delitos,  determinándose  en  el 
art.  23  que  mientras  estuviesen  suspensos  de  su  empleo 
y  haber,  percibirían  la  cuarta  parte  del  sueldo  de  sus 
destinos  por  vía  de  pensión  alimenticia,  hasta  que  fue- 
sen removidos  de  aquél  ó  hasta  la  terminación  defini- 
tiva del  proceso. 


300  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

El  art.  27  consignaba  que  en  todos  los  casos  en  que 
los  empleados  fueren  declarados  cesantes,  gozarían  el  . 
haber  pasivo  que  por  clasiñcación  les  correspondiera,  si 
á  él  tuvieran  derecho  con  arreglo  á  las  disposiciones 
vigentes  sobre  clases  pasivas.  Los  condenados  á  pena 
aflictiva  ó  á  inhabilitación,  quedaban  privados  del  goce 
de  haber  pasivo. 

En  todas  las  separaciones  de  funcionarios  públicos 
tenía  que  expresarse  el  haber  instruido  el  expediente 
oportuno  6  procedido  á  la  formación  de  causa  (art.  47). 

Los  funcionarios  de  la  Administración  de  justicia  y 
del  Ministerio  público  serian  objeto  de  una  determina- 
ción especial  (art.  49). 

Este  decreto  debía  comenzar  á  regir  el  i.**  de  Enero 
de  1861. 

Por  otro  Real  decreto  de  la  misma  fecha  se  reforma- 
ron las  Audiencias  de  Manila  y  Puerto  Rico,  estable- 
ciendo en  ellas  Presidencias  de  Sala;  disponíase  que  la 
Audiencia  de  Manila  se  compusiera  de  dos  Salas,  y  se  de- 
terminaba que  el  Ministerio  público  lo  constituyeran  en 
ésta  un  Fiscal  y  cinco  Tenientes  fiscales,  uno  de  ellos  es- 
pecial para  el  despacho  de  los  negocios  de  Hacienda  (O. 

Por  idéntica  soberana  resolución  de  3o  de  Julio 
(1860)  se  dio  nueva  organización  á  las  Alcaldías  ma- 
yores de  Filipinas,  disponiéndose  que  los  Tenientes  go- 
bernadores de  dichas  Islas  tomaran  en  lo  sucesivo  el 
nombre  de  Alcaldes  mayores,  sin  ejercer  otras  funcio- 
nes que  las  de  la  jurisdicción  ordinaria,  en  la  forma 
prescrita  por  la  Real  cédula  de  3o  de  Enero  de  i855. 

(i)     £n  18  de  Abril  de  1865  se  trasladó  al  Regente  de  la  Audien- 
cia de  Manila  un  Real  decreto  de  la  misma  fecha  por  el  que  se  autori- 
zaba al  Fiscal  para  encargar  los  negocios  de  Hacienda  al  Teniente    . 
Fiscal  que  considerase  más  á  propósito. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  3OI 

Dividíanse  las  Alcaldías  mayores  del  Archipiélago  en 
tres  clases:  de  término,  de  ascenso  y  de  entrada»  clasi- 
ñcando  en  las  primeras  las  de  Manila,  Cagayán,  Ba- 
tangas,  Pangasinán,  Bulacán,  llocos  Sur,  llocos  Norte, 
Albay,  Pampanga  y  La  Laguna;  en  las  segundas  las  de 
Camal ines  Sur,  Camarines  Norte,  Tayabas,  Nueva 
Ecija,  Zambales,  Bataán,  Mindoro  y  Cebú  (O,  y  en 
las  de  entrada  las  de  Iloilo,  Cápiz,  Leyte,  Samar,  Isla 
de  Negros,  Antique,  Cavite,  Calamianes,  Islas  Bata- 
nes, Bohol,  Nueva  Vizcaya,  Zamboanga,  Misamis  y 
Surigao.  Se  creaba  una  nueva  Alcaldía  mayor  de  en- 
trada en  la  provincia  de  Uoilo,  debiendo  proponer  su 
residencia  el  Real  Acuerdo,  y  se  establecía  otra  Alcal- 
día de  igual  clase  en  el  distrito  central  de  Mindanao, 
quedando  en  vigor  todas  las  determinaciones  de  la  Real 
cédula  de  3  de  Octubre  de  1844  y  ^^^1  decreto  de  27 
de  Enero  de  1854,  que  no  se  opusieran  á  las  contení* 
das  en  el  presente. 

Estas  disposiciones  y  algunas  otras  dictadas  con  an- 
terioridad, tuvieron  cumplimiento  durante  la  interini- 
dad de  Herrera  Dávila. 

Entre  las  disposiciones  judiciales  de  aquella  época» 
es  digna  de  mencionarse  el  auto  acordado  de  la  Audien- 
cia de  Filipinas,  de  3i  de  Agosto  de  1860,  en  que  se 
determinan  los  deberes  y  atribuciones  de  los  goberna- 
dorcillos  en  concepto  de  auxiliares  de  la  Administra- 
ción de  justicia,  y  se  dictan  reglas  para  corregir  los 
abusos  de  los  mismos  en  la  instrucción  de  las  primeras 
diligencias  de  las  causas  criminales  (2). 


(1)     En  ésta  se  creaba  una  plaza  de  Promotor  fiscal  con  idénticas 
condiciones  que  las  de  los  Juzgados  de  Manila. 

(2]     Apiobado  por  Real  orden  de  18  de  Enero  de  1865. 


302  JOSÉ   MONTERO    Y   VIDAL 

En  3i  de  Octubre  siguiente  se  comunicó  á  la  Cap¡- 
tania  general  una  Real  orden  dictando  varias  reglas 
sobre  premios  de  constancia,  reenganches  y  ascensos 
de  los  individuos  de  tropa  del  ejército  de  Filipinas  en 
sus  clases  europeas. 

Por  Real  orden  de  9  de  Noviembre  del  mismo  año 
se  autorizó  la  introducción  de  buques  extranjeros  de 
menos  de  400  toneladas  en  las  posesiones  de  Ultramar. 

El  teniente  de  navio  D.  Francisco  de  Paula  Madia- 
zo,  comandante  de  la  segunda  división  de  reserva  esta- 
cionada en  Tuluyan,  fué  avisado  en  la  noche  del  i.^de 
Diciembre  de  1860  de  que  se  aproximaba  por  la  popa 
de  su  falúa  una  embarcación  pequeña.  Comprendiendo 
por  el  silencio  de  los  que  la  ocupaban  y  las  precaucio- 
nes de  la  boga  que  traía  intenciones  hostiles^  preparó 
su  gente,  enñió  contra  ella  un  pedrero,  y  al  darles  el 
¿quién  vive?  y  ver  que  huía,  dispara  con  tanto  acierto 
que  da  la  muerte  á  tres  moros  que  la  ocupaban.  Reco- 
gida la  vinta  por  un  bote,  se  vio  que  los  moros  iban 
perfectamente  armados,  comprendiéndose  que  su  inten> 
to  era  sorprender  á  la  falúa  y  hacerle  el  mayor  daño 
posible,  aunque  les  costase  la  vida,  con  la  esperanza  de 
volar  á  su  codiciado  Paraíso. 

A  los  tres  días  de  esto  fondeó  Madrazoen  Joló,  man- 
dando una  arrogante  comunicación  al  Sultán,  por  la 
que  exigía  que  en  el  término  de  seis  días  le  entregase 
dos  españoles,  dos  mestizos  y  200  indígenas  que  en 
Diciembre  anterior  había  capturado  el  datto  Viñang, 
del  pueblo  de  Parang,  al  mando  de  ocho  embarcaciones 
armadas  con  gente  y  por  cuenta  del  datto  Batua,  de 
Tawi-Tawi,  así  como  otros  cautivos  que  le  constaba 
existían  en  Joló,  amenazando,  si  no  lo  verificaba,  con 
que  iría  otra  expedición  á  destruir  por  completo  sus  is- 


HISTORIA  D£   FILIPINAS  303 

las.  MadrazOy  apellidado  por  su  valor  entre  los  moros 
Biiayan  totoo  (caimán  verdadero),  inspiraba  tal  respeto 
á  los  joloanos,  que  se  reunió  el  Consejo  y  le  contestó 
ofreciendo  hacer  cuanto  fuese  posible  por  rescatar  al 
español  Pagés  y  demás  cautivos,  é  instigados  por  las 
reclamaciones  de  Madrazo,  envió  el  Sultán  12  embar- 
caciones á  Tawi-Tawi,  armadas  por  su  cuenta»  para  el 
objeto  indicado. 

Supo  en  esto  Madrazo  que  Malcampo  se  hallaba  en 
Tuluyan  con  ánimo  de  atacar  la  isla  de  Bangan,  dos 
millas  al  N.  de  Simisa,  y  que,  sabido  por  aquellos  pi- 
ratas, se  hallaban  muy  apercibidos  á  la  defensa.  Fué  á 
unirse  á  él  y  juntos  marcharon  á  Bangan,  frente  á  cuyo 
pueblo  dieron  fondo  el  20  de  Diciembre.  Intimaron  á 
sus  habitantes  la  entrega  de  cautivos  y  de  cañones; 
pero  las  playas  se  llenaron  de  combatientes  dispuestos 
á  resistir.  Las  falúas  dispararon  sus  cañones  cargados 
con  metralla,  y  dos  columnas  de  62  hombres,  una  á  las 
órdenes  del  capitán  de  la  marina  sutil  D.  Fernando 
Santa  Coloma,  y  la  otra  á  las  del  subteniente  del  mis* 
mo  cuerpo  D.  Luís  Remolina  (i),  desembarcan  en  las 
playas  del  pueblo,  vencen  la  resistencia  de  los  moros» 
queman  el  pueblo  y  regresan  á  las  falúas,  llevando  al- 
gunos prisioneros,  lantacas  y  pequeños  cañones. 

El  21  de  madrugada  se  repitió  el  desembarco.  Las 
fuerzas  que  lo  efectuaron,  después  de  poner  fuego  á  un 
pueblo  del  interior,  talar  sembrados  y  arboledas,  apre- 
sar ganados  y  á  algunos  moros  que  les  hacen  resisten- 


( I )  Oímos  á  éste  más  de  una  vez  el  relato  de  muchos  encuentros  con 
los  piratas,  hallándose  de  capitán  de  puerto  en  Vigan  en  la  época  que 
nosotros  desempefiábamos  la  Adininiüti ación  de  Hacienda  pública  de 
ambos  llocos  (i873  á  1875}* 


304  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

cía,  regresan  á  los  buques,  y  Madrazo  se  encamina  á 
J0I6  el  24,  apremia  al  Sultán  con  su  anterior  exigencia 
y  este  envía  el  27  al  datto  Diamarol,  que  rescata  al  es- 
pañol Pagés  y  á  bastantes  cautivos  más,  los  cuales 
fueron  enviados  por  Madrazo  á  Zamboanga  con  el  datto 
Asien. 

En  1860  fueron  suprimidas  las  brigadas,  organizán- 
dose en  Cavite  dos  compañías  indígenas  de  infantería 
de  marina  para  el  servicio  de  los  buques  del  Apostadero. 

Por  decreto  del  Gobernador  superior  civil  de  Filipi- 
nas de  10  de  Enero  de  1861,  dictado  á  propuesta  de  la 
Real  Audiencia,  se  autorizó  la  impresión  de  la  Colección 
de  autos  acordados  y  soberanas  disposiciones  relativas  al 
orden  judicial,  publicación  cuya  necesidad  se  hacía  sen- 
tir y  ha  contribuido  al  conocimiento  de  la  legislación 
vigente  respecto  á  los  ramos  á  que  se  contrae. 

Esperábase  al  general  de  marina  Mac-Crohon,  nom- 
brado Gobernador  superior  civil  de  las  Islas,  cuando  á 
la  llegada  del  jefe  de  escuadra  D.  Eusebio  Salcedo  y 
Reguera,  electo  comandante  general  del  Apostadero, 
que  había  embarcado  con  aquél,  se  supo  su  desgraciada 
muerte,  acaecida  á  bordo  en  el  paso  del  mar  Rojo  (0. 

También  se  recibió  la  noticia  del  fallecimiento  de 
Norzagaray,  á  quien  se  le  tributaron  solemnes  exequias. 

(1)  AI  regresar  Salcedo  á  Espafia,  cumplido  su  tiempo  de  mando^ 
falleció  á  bordo  en  la  mbma  latitud  que  Mac-Crohon. 


CAPITULO  XVI. 


Crobierno  de  Lcraery. — Su  ilustración  y  actividad,— Intendente  León. 
— Reformas  en  Hacienda.  ~ Pasaportes  de  chinos. — Gaceta  eU  Mani» 
ia» — Gobiernos  P.  M.  de  Visayas  y  Mindanao.—Curatos  á  los  je- 
suítas en  Mindanao.  —  Exposición  de  los  recoletos  contra  dicho 
acuerdo. — Dispónese  que  éstos  ocupen  los  que  vaquen  del  clero  se- 
cular.—  Gran  excisión  por  ello. —  Exposiciones  del  Cabildo. — Se 
mantiene  el  mandato  regio. — Chinos.  —  Proyectos  de  escuelas. — 
Inauguración  de  la  Casa  de  moneda.  ~  Depósitos  de  carbón. — Chinos 
agricultores. — Muere  el  Arzobispo  Aranguren. — Agrimensores. — Se* 
guridad  y  policía. — Secretarias. — Presupuestos. — Escuela  de  botá- 
nica y  agricultura. — Carbón  de  Ctbú. — Desestanco  del  ron. ^Presi- 
dio en  Marianas. — Circulación  de  monedas. — Reforma  en  la  Au- 
diencia.—  Supresión  del  Real  Acuerdo.  — Creación  del  Consejo  de  Ad- 
ministración. ^Reglamentos  para  lo  contencioso  y  las  competencias. 
— Coocurso  á  la  Exposición  de  Londres. — Subastas  de  ramos  loca- 
les.— Junta  de  almonedas. — Comisiones  de  obras  públicas. — Deca- 
pitación de  dos  Obispos  y  un  misionero  dominico  en  el  Tonkfn. — 
Colegio  en  la  Pampanga. — Censo  de  población. — Periódicos.— Ca- 
becerías de  chinos. — Orden  de  beneficencia.— Monedas. — Cuerpo 
administrativo  del  ejército.— Arzobispo  Martínez.— Fianzas  de  chi- 
nos.—Agricultura. — Carabaos. — Construcciones  urbanas. — Medidas 
de  capacidad. — Tabacos. — Incendios. — Minas. — Solicitudes.— Ga- 
lleras.— Mercados . — Malecón . 


El  Teniente  general  D.  José  Lemery  é  Ibarrola  Ney 
y  González,  Senador  del  reino,  tomó  posesión  del  Go- 
bierno superior.  Capitanía  general  y  Superintendencia 
de  Filipinas  en  2  de  Febrero  de  1861. 

Persona  de  ilustración  y  dedicado  con  actividad  al 
TOMO  III  20 


30^  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

despacho  de  los  asuntos,  en  breve  dejóse  sentir  en  la 
administración  del  pais  el  efecto  de  su  poderosa  inicia- 
tiva en  todos  los  ramos  dependientes  de  su  autoridad • 

£1  5  del  mismo  mes  se  posesionó  de  la  Intendencia 
general  de  Ejército  y  Hacienda  el  Sr.  D,  Sebastián  de 
León  y  Navarrete,  distinguido  caballero  del  hábito  de 
Calatrava. 

Las  ofícinas  de  Hacienda  de  Filipinas  recibieron  va- 
rias alteraciones  en  su  organización  por  Real  orden  del 
referido  5  de  Febrero,  siendo  las  más  importantes  ia 
refundición  en  una  sola  dependencia  de  la  Dirección  y 
Contaduría  generales  de  Colecciones  de  tabacos  y  la 
Inspección  y  Contaduría  de  labores  de  fábricas  del  mis- 
mo articulo,  y  que  la  Aduana  de  Sual  quedara  también 
refundida  en  la  Administración  de  Pangasinán. 

El  14  de  dicho  mes  de  Febrero  comunicó  el  Gober- 
nador de  las  Islas  á  la  Intendencia  su  conformidad  en 
que  se  le  remitiera  por  la  Secretaria  nota  de  los  chinos 
que  obtuviesen  pasapoile  para  regresar  á  su  pais,  á  fin 
de  que  las  oñcinas  de  Hacienda  pudieran  llenar  su  co- 
metido en  la  recogida  de  las  patentes,  etc. 

Por  Real  orden  de  18  de  Mayo  de  1860  habíase  dis- 
puesto que  el  Boletín  oficial  de  Filipinas  tomara  en  lo 
sucesivo  el  nombre  de  Gaceta  de  Manila. 

Dióse  cumplimiento  á  esta  soberana  resolución  en  20 
de  Febrero  del  año  siguiente,  y  en  el  decreto  del  Go- 
bernador superior  civil  de  las  Islas  decíase:  «Se  declara 
texto  oñcial  y  auténtico  el  de  las  disposiciones  oficia- 
les, cualesquiera  que  sea  su  origen,  publicadas  en  la 
Gaceta  de  Manila:  por  lo  tanto,  serán  obligatorias  en 
su  cumplimiento  para  los  Jefes  político -militares  y  de 
Hacienda  de  las  provincias,  sin  necesidad  de  comuni- 
cación especial  directa^  que  sólo  mediará,  en  todos  los 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  3O7 

casos,  entre  las  autoridades  superiores  y  primeras  cor- 
poraciones •. 

Por  circular  de  21  del  mismo  mes  y  año  ordenó  Le- 
mery  á  los  Jefes  de  provincias  que  remitiesen  semanal- 
mente  á  la  Gaceta  un  parte  de  las  novedades  en  la  pro- 
vincia, concerniente  á  la  salud  pública,  cosechas»  suce- 
sos varios  y  movimiento  mercantil. 

Con  fecha  25  pasó  al  Intendente  de  Hacienda  esta 
comunicación: 

« En  la  Gaceta  de  Manila,  periódico  oficial  cuyo  pri- 
mer número  saldrá  mañana,  conviene  tengan  inserción, 
además  de  las  resoluciones  de  las  diferentes  dependen  - 
cias  del  Estado  y  anuncios  oficiales  procedentes  de  las 
mismas,  cuantas  noticias  y  datos  existan  en  ellas,  y  cuya 
publicidad  pueda  de  a!gún  modo,  sin  inconvenientes 
de  otro  orden,  contribuir  al  fomento  de  la  producción  y 
del  comercio,  suministrando  en  dichas  noticias  oficiales 
á  las  clases  de  la  sociedad  que  libran  su  subsistencia  en 
los  diversos  elementos  de  la  riqueza  pública,  útiles  indi- 
caciones sobre  la  situación  y  tendencia  de  los  negocios. 

»La  oficina  que  reúne  más  interesantes  datos  de  esta 
especie  es  la  Administración  general  de  Aduanas,  y 
ésta  es  la  muy  particularmente  llamada  á  prestar  aquel 
servicio  al  país  y  á  la  Administración,  publicando  perió- 
dicamente en  la  Gaceta  los  datos  y  noticias  que  reúne 
sobre  la  importación  general  y  sus  procedencias,  la 
exportación  general  y  sus  destinos,  movimiento  marí- 
timo y  demás  que  al  objeto  propuesto  sugiera  su  celo  al 
Jefe  del  ramo  (O». 


(i)     El  primer  número  de  la  Gaceta  de  Manila  apareció  el  martes  26 
<le  Febrero  de  186T. 

Por  Real  orden  de  26  de  Septiembre  siguiente  se  dispuso  que  fussea 


308  JOSÉ  MONTERO   Y  VIDAL 

El  21  del  indicado  Febrero  puso  Lemery  el  «cúm- 
plase» y  dictó  las  órdenes  oportunas  para  la  ejecución 
de  dos  importantes  Reales  decretos  de  fecha  30  de 
Julio  de  186O9  refrendados  por  O'Donnell. 

Por  el  primero  se  creaba  un  Gobierno  político-mili- 
tar en  las  islas  Visayas,  comprendiendo  las  islas  de 
Cebúy  Panay,  Negros,  BohoJ,  Ley  te  y  Samar,  con  sus 
adyacentes,  á  cargo  de  un  Brigadier  de  ejército  con  el 
sueldo  de  6.000  pesos,  2.000  más  para  gastos  de  repre- 
sentación, con  cargo  estos  últimos  á  los  fondos  de  pro- 
pios y  arbitrios,  y  casa  pagada  por  el  Estado. 

La  capitalidad  se  fijaba  en  Cebú.  Señalábanse  por 
dicho  decreto  las  respectivas  facultades  del  Gobernador 
general  del  Archipiélago  y  del  Gobernador  de  Visayas; 
se  creaba  una  Secretaria  para  el  Gobierno,  y  se  esta- 
blecían en  las  mismas  islas  Visayas  Administraciones 
depositarías  de  Rentas  unidas,  y  anejas  á  ellas  la  Con- 
taduiia  y  Tesorería  de  ReaF  Hacienda,  refundiendo  en 
estas  Administraciones   las  de  Aduanas   de   Cebú   é 
Iloilo,  y  las  de  Vinos;  por  el  segundo  se  creaba,  en 
igual  forma  y  con  idéntica  categoría  y  sueldo,  otro 
Gobierno  político-militar  en  Mindanao  y  sus  adyacen- 
tes, dividido  en  seis  distritos  denominados,  por  orden 
correlativo,  Zamboanga,  Norte,  Oriental,  Davao,  Cen- 
tro y  Basilan,  comprensivo  este  último  de  las  posesio- 
nes españolas  del  Archipiélago  de  Joló,  fijándose  la  ca» 
pitalidad  del  Gobierno  en  el  distrito  del  Centro,  en  el 
punto  más  conveniente  de  la  desembocadura  del  río 
Grande. 

£1  primer  Gobernador  que  se  nombrase  para  Minda- 


suscriptores  de  la  Gíueta  todos  los  pueblos  del  Archipiélago  erigidos 
civilmente. 


HISTORIA  DB    FILIPINAS  3O9 

fiao  podía  ser  Coronel^  obteniendo  á  los  tres  años  de 
su  desempeño  el  empleo  de  Brigadier.  Se  creaba  en 
J^amboanga  una  Administración  depositaría  de  Rentas» 
encargada  de  la  recaudación  de  todos  los  impuestos  y 
de  la  administración  del  ejército. 

« La  misión  de  la  Compañía  de  Jesús,  decía  el  art.  i3, 
«nviada  ya  á  Mindanao,  se  encargará  del  pasto  espiri- 
tual de  la  isla,  reemplazándose  con  individuos  de  ella 
á  los  curas  existentes,  á  medida  que  vaya  habiendo  el 
personal  necesario,  y  en  la  forma  que  se  estime  conve- 
niente. 

•  El  ejército  (art.  17)  se  ocupará  constantemente  en 
la  exploración  y  ocupación  del  país,  á  cuyo  fín  se  des- 
tacarán dos  columnas  cuando  menos  al  año,  de  cada 
uno  de  los  diferentes  distritos»  recorriéndolos  cada  vez 
en  distintas  direcciones.  Los  jefes  que  manden  estas 

columnas  redactarán  una  Memoria  acerca  del  territorio 

• 

reconocido;  y  refundidas  éstas  en  una  general  por  el 
•Gobernador,  se  pondrá  en  conocimiento  de  los  Ministe- 
rios de  la  Guerra  y  de  Ultramar  por  medio  del  Capitán 
general  de  Filipinas.  Con  presencia  de  estos  datos^  ei 
Gobernador  comunicará  en  los  años  sucesivos  sus  ins- 
trucciones á  las  columnas  que  hubieren  de  explorar  el 
país,  sin  perder  nunca  de  vista  la  conveniencia  de  enta- 
blar buenas  relaciones  con  las  tribus  que  pueblan  la 
isla,  y  la  necesidad  de  establecer  comunicaciones  entre 
Jos  diferentes  distritos,  etc. 

i  Con  el  objeto  de  favorecer  el  establecimiento  de  co- 
lonos en  los  puntos  que  se  juzguen  oportunos,  se  facilita- 
rá á  los  que  lo  deseen  las  herramientas  y  útiles  necesa- 
rios para  la  profesión  ú  oficio  que  hayan  de  ejercer.  Se 
■autoriza,  además,  al  Gobernador  para  costear  el  viaje 
A  los  colonos  útiles  que  quieran  establecerse  en  la  isla» 


3IO  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAC 

dentro  de  la  cantidad  que  á  continuación  se  fija,  y  jus- 
tificando su  inversión  debidamente.  Este  beneficio  du» 
rara  por  espacio  de  diez  años,  y  se  facilitarán  en  el 
primero  para  atender  á  estos  gastos  12.000  pesos  de  los 
fondos  de  Propios  y  Arbitrios.  Los  nuevos  colonos  es- 
tarán exentos  del  pago  de  tributos;  de  este  beneficio 
disfrutarán  también  las  tribus  que  pacificamente  se  so- 
metan (art.  19). 

»Para  atraer  por  medio  de  presentes  á  las  tribus  no 
reducidas,  dispondrá  el  Gobernador  de  la  suma  de  3. 000 
pesos  anuales,  asignándose  igual  cantidad  á  la  misión 
de  la  Compañía  de  Jesús  para  el  propio  objeto.  La  in- 
versión habrá  de  justificarse  en  la  mejor  forma  posible  »^ 
(art.  23). 

La  instalación  de  los  Gobiernos  de  Visayas  y  Minda- 
nao  debía  efectuarse  el  i.**  de  Abril  (1861),  según  lo 
decretado  al  efecto  por  Lemery.  ' 

La  Corporación  de  recoletos  llenóse  de  pena  al 
conocer  el  texto  del  art.  i3  del  Real  decreto  de  3o  de 
Julio,  que  reservaba  á  los  jesuítas  los  curatos  de  Minda- 
nao  conforme  fuesen  vacando;  y  al  trasladarle  el  Gober- 
nador de  las  Islas  dicha  soberana  disposición  dos  días 
después  de  ponerle  el  «cúmplase»,  ó  sea  en  23  de  Fe- 
brero, le  ofició  el  Prior  de  San  Sebastián  con  fecha  4  de 
Marzo  siguiente,  lamentándose  de  que  se  privase  á  su 
Orden  de  unos  curatos  en  que  con  tanto  celo  habían 
trabajado  en  pro  de  la  sumisión  á  España  de  aquellos 
indígenas  y  su  conversión  al  catolicismo,  indicándole 
que  análoga  gestión  venia  practicando  en  Madrid  el 
Procurador  de  la  mencionada  Corporación. 

«Es  tanto,  Excmo.  Sr.,  decía,  lo  que  lastima  á  mí 
provincia  el  decreto  citado  de  3o  de  Julio  de  iSSg 
(1860  quería  decir),  que  no  extrañe  V.  £•  que  aunque 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  3II 

le  acatemos  profundamente,  procuremos,  guardando  á 
las  disposiciones  de  S.  M.  (q.  D.  g.)  todo  el  respeto 
que  se  merecen,  parar  6  aminorar  el  dolor  que  nos 
causa.  Ya  en  Noviembre  elevé  una  exposición  al  Exce- 
lentísimo Sr.  Vicepatrono,  en  que,  manifestando  lo  que 
los  recoletos  han  trabajado  en  Mindanao,  y  lo  mucho 
que  pueden  coadyuvar  á  los  del  Gobierno,  le  suplicaba 
suspendiese  el  «cúmplase»  á  ese  decreto,  sólo  en  lo  rela- 
tivo á  lo  espiritual,  hasta  tanto  no  más  que  el  Gobierno 
central,  á  que  se  recurría,  resolviese  lo  que  estimase 
justo  y  conveniente.  Acudió  efectivamente  mi  provin- 
cia á  la  Dirección  de  Ultramar,  y  desempeñó  esta  ges- 
tión el  citado  P.  Agudo,* Procurador  de  recoletos  en 
Madrid.  Y  hoy  voy  á  poner  en  conocimiento  de  V.  E.  las 
tareas  apostólicas  de  los  Recoletos  en  Mindanao  por 
espacio  de  dos  siglos  y  medio,  el  celo  que  han  desple- 
gado, los  obstáculos  que  han  tenido  que  vencer,  los 
peligros  continuos  á  que  se  han  expuesto,  las  penalida- 
des y  sacrificios  que  han  sufrido,  los  resultados  que  han 
logrado  y  los  perjuicios  que  siguen  á  los  recoletos  de 
que  sean  reemplazados  en  los  curatos  existentes  en 
Mindanao,  todos  los  que  están  confiados  á  su  cuidado, 
y  lo  dispuestos  que  están  á  auxiliar  ai  Gobierno  en  sus 
planes,  y  que  de  hecho  lo  están  verificando». 

Sigue  exponiendo  los  trabajos  extraordinarios  de  los 
recoletos  desde  1622,  en  que  inauguraron  sus  tareas 
apostólicas  en  Mindanao;  los  muchos  individuos  de  la 
Orden  que  pagaron  con  su  vida  su  fervor  religioso;  los 
aumentos  que  durante  su  administración  había  obtenido 
la  población  cristiana  de  la  Isla;  los  perjuicios  que  se 
les  irrogaban  con  la  sustitución  decretada;  la  conve- 
niencia de  que  ellos,  y  no  otros,  continuaran  con  un 
servicio  para  el  que,  además  de  contar  el  personal  ne- 


312  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

cesario,  reunía  éste  la  ventaja  de  conocer  la  localidad^ 
las  costumbres  y  el  idioma  de  sus  habitantes,  insistien- 
do en  que  podían  prestar  á  la  patria  y  á  la  religión  el 
más  provechoso  concurso  (O. 

El  Gobierno  consideró  justas  y  atendibles  las  quejas 
expuestas  por  los  Padres  recoletos;  pero  en  vez  de  re» 
vocar  su  acuerdo»  propuso  á  S.  M.,  y  ésta  resolvió  por 
Real  orden  de  lo  de  Septiembre  de  1861,  que  en  in* 
demnización  de  los  perjuicios  que  se  irrogaban  á  aqué* 
lloS|  se  les  confiriese  la  administración  de  los  curatos 
de  la  provincia  de  Cavite^  ú  otros  que  fuesen  vacando 
de  entre  los  servidos  por  el  clero  indígena  (2), 

(1)  Véase  Imporianiisima  cuestión  que  puede  afectar  gravememte  á 
la  existencia  de  Ictt  Islas  Filipinas^  por  Fr.  Guillermo  Agudo  y  Fr.  Ce- 
lestino, Mayordomo:  Madrid,  1863. 

(2)  Los  recoletos  no  han  perdonado  á  los  jesuítas  la  mala  jugada 
que  éstos  les  hicieron  al  desposeerles  de  sus  curatos  de  Mindanao, 
demostrándolo  así,  entre  otros  hechos  que  no  son  de  este  lugar,  el  si- 
guiente opúsculo: 

Ganguista  espiritual  de  Mindanao  por  los  agustinos  recoletos, — Cua- 
dros estadísticos  por  el  M.  R.  P.  Fr.  Toribio  Minguelta  de  la  Merced, 
Comisario  de  los  agustinos  recoletos  de  Filipinas  en  la  corte  de  Ma- 
drid, socio  correspondiente  de  la  Real  Academia  de  la  Histoiia  (actual 
Obispo  de  Puerto  Rico).  Articulo  de  la  Revista  agustiniames^  DÚmeio 
de  Enero  de  .885.  Con  licencia:  Valladolid,  1885. 

En  este  trabajo  pone  de  relieve  el  P.  Minguella,  probándolo  con  los 
ci>adros  estadísticos  que  acompaña,  que  los  recoletos  han  obtenido  in- 
finitamente mayores  resultados  que  sus  émulos  los  jesuítas  en  la  admi- 
nistración espiritual  de  aquella  importante  Isla  y  consiguiente  aumento 
de  población  para  Espafta. 

De  los  datos  contenidos  en  el  citado  opúsculo,  resulta  que  en  1768, 
época  de  la  expulsión  de  los  jesuítas  de  Filipinas,  se  encai^garon  los  re- 
coletos de  1.666  Vs  tributos  que  aquéllos  administraban. 

En  1861  tenían  á  su  cargo  los  recoletos  26.755  Vt  tributos. 

Desde  1862  á  1879  entregaron  á  los  jesuítas  1 7*040  Vi* 

Los  recoletos,   al  finaliiar  el  aAo   de    1882,    administnbam  aúa 


HISTORIA  DB   FILIPINilS  313 

Esta  soberana  disposición  levantó  entre  el  clero  in- 
dígena una  polvareda  espantosa,  á  que  contribuyó,  en 
gran  parte,  el  Vicario  capitular,  sede  vacante,  presbíte- 
ro ñlipino,  P.  Peláez,  hombre  instruido,  aunque  un 
tanto  avieso  y  en  extremo  levantisco.  Reunióse  el  Ca- 
bildo de  la  catedral  y  elevó  á  la  Reina  una  exposición 
incendiaría,  cuya  principal  tendencia  era  anular  al  cle- 
ro regular,  so  pretexto  de  pedir  la  revocación  de  la  Real 
orden  de  lo  de  Septiembre. 

Por  Real  orden  de  20  de  Junio  de  1862  se  dignó 
S.  M.  aclarar  su  anterior  mandato,  disponiendo  que  ín- 
terin no  hubiese  suñciente  número  de  jesuitas  para  ha- 
cerse cargo  de  todas  las  parroquias  que  administraban 
los  recoletos  en  Mindanao  (27  en  total),  continuasen 
éstos  sirviéndolas;  y  que  una  vez  llegado  el  caso  de  la 
vacante  y  subsiguiente  entrega  de  curatos  á  aquéllos» 
se  indemnizase  á  los  recoletos  con  los  de  la  provincia 


21.440  Vt*  m^^  hacen  un  total,  entre  los  que  entregaron  y  los  que  ad- 
minbtraban  en  1882,  de  39.381  tributos,  resultando  un  aumento  de 
12.625  tributos  desde  1861  á  1882. 

Los  jesuitas  administraban  á  fines  de  1 882,  en  Mindanao  y  Joló. 
19.750  tributos;  y  habiendo  recibido  de  los  recoletos  17.940  */^  el 
aumento  obtenido  por  ellos  era  de  1.8  to  V«- 

«Personal  de  jesuitas  en  Mindanao  el  aflo  de  1882,  68  religiosos. 

«Personal  de  recoletos  en  Mindanao  el  afio  de  1882,  17  religiosos^. 

Y  después  de  esta  comparación  y  de  aquellos  datos  estadísticos  exor* 
nados  con  mayores  y  más  circunstanciados  detalles,  agrega  el  P.  Min- 
guella,  por  único  comentario,  este  piadoso  parrafíto: 

«Aunque  los  Padres  de  la  Compafila  de  Jesús  no  hayan  tenido  más 
progreso  en  los  veintiún  afios  de  su  administración  que  1.810  V^  tribu- 
tos, desconocer  su  laboriosidad  y  celo  apostólico  serla  cerrar  los  ojos  á 
la  luzf . 

Y  tanto  que  hay  que  cerrados  para  conocerlo;  porque  tcniéBdoIos 
abiertos,  pudiera  desconocerse  belleza  tanta. 


314  JOSÉ    MONTERO  Y  VIDAL 

de  Cavite  6  de  la  diócesis  de  Manila  en  la  forma  ya  de- 
terminada. 

El  Vicario  capitular  citado  y  el  Cabildo  eclesiástico 
insistieron  en  su  representación  anterior  con  nuevo  em- 
puje; mas  S.  M.  no  se  dignó  acceder  á  lo  que  preten- 
dían, mandando,  por  Real  orden  de  3i  de  Julio  de 
1862,  que  se  estuviera  á  lo  determinado  en  la  mencio- 
nada de  Septiembre,  «sin  excusa  ni  tergiversación  al- 
guna t  (0. 

Reanudando  el  orden  cronológico  de  los  actos  y  dis- 
posiciones de  Lemery,  interrumpido  para  dar  cuenta  del 
incidente  que  dejamos  narrado,  mencionaremos  un  de- 
creto suyo,  de  26  de  Febrero  de  1861,  expedido  en 
calidad  de  Superintendente  de  Hacienda,  por  el  que 
determinaba  el  método  que  debía  observarse  para  la 
seguridad  y  manutención  de  los  chinos  presos  en  la 
fuerza  de  Santiago  y  galera  de  Cavite,  deudores  á  la 
Administración,  que  habiendo  cumplido  sus  condenas 
se  estaba  en  el  caso  de  expulsarlos  de  las  Islas,  así 
como  la  forma  del  cobro  en  beneficio  del  Tesoro  de  los 
que  se  ocuparen  en  los  trabajos  públicos  del  ramo  de 
fortificación  y  arsenal  de  Cavite. 

Poco  conforme  Lemery  con  la  lentitud  en  emitir  su 
dictamen  la  Junta  creada  por  Crespo,  encargó  confiden- 
cialmente al  ilustrado  superior  de  los  jesuítas,  D.  José 
Fernández  Cuevas,  la  redacción  de  un  proyecto  de  or- 
ganización de  escuelas;  mas  el  7  de  Marzo  (1861)  di6 
aquélla  por  terminado  su  trabajo  (2),  que  con  la  confor- 

( 1 )  Más  adelante  relataremos  el  nuevo  cisco  que  esta  determinación 
produjo. 

(2)  F  ué  objeto  de  largos  y  apasion<idos  debates  en  el  seno  de  la  Jun- 
ta la  cuestión  de  la  enseñanza  del  idioma  castellano,  á  laque  se  oponía 
con  toda  s  sus  fuerzas  el  P.  Fr.  Francisco  Gainza,  llegando  hasta  formu- 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  3I5 

midad  del  Gobernador  general  fué  remitido  á  España 
para  la  definitiva  autorización  del  Gobierno,  resolvién- 
dose favorablemente  en  i863. 

El  14  del  mismo  mes  publicó  el  Gobernador  de  las 
Islas  un  decreto  apercibiendo  con  multas  á  los  que  se 
negaran  á  admitir  por  su  valor  respectivo  las  monedas 
de  4,  2,  I,  y  7t  reales  fuertes,  asi  como  las  de  vellón, 
aun  cuando  tuvieren  marcas  chínicas  y  resellos,  siem- 
pre que  se  conociera  en  ellos  el  busto  de  los  Reyes  ó 
sólo  las  armas  de  España. 

El  19  se  inauguró  la  Casa  de  moneda  de  Manila, 
creada  á  propuesta  de  Norzagaray  por  Real  decreto  de 
8  de  Septiembre  de  1857  (1). 

Inmediatamente  pidió  autorización  para  acuñar  mo- 
neda de  plata  de  4,  2,  i  y  */«  reales  fuertes,  y  cobre  en 

lar  voto  paKícular,  que  fué  desechado  por  todos  los  individuos  de 
aquélla,  incluso  por  su  compaftero  de  hábito  Fr.  Dominico  Treserra, 
docto  Catedrático  y  Rector  que  fué  de  la  Univeistdad  de  Manila,  siendo 
tanto  más  de  extrafiar  el  error  del  P.  Gaioza,  cuanto  que  este  respetable 
dominico,  Obispo  después  de  Nueva  Cáceres,  era  hombre  de  notoiia 
ilustración. 

( I )  cLas  onzas  de  oro  de  las  Repúblicas  hispano-ame ricanas  que  cir- 
culan en  tas  Islas  Filipinas se  reduciián,  según  su  ley  y  peso,  á  do- 
blones de  á  80  y  á  escudos  ó  monedas  de  40  y  20  leales  vellón  de) 
cufio  espafiol  (art.  i  .^) 

•Igual  reducción  se  hará  con  las  onzas  de  oro  que  voluntariamente 
pieaenten  los  particulares,  á  quienes  se  devolverá  su  importe  en  doblo- 
nes y  monedas  de  las  expresadas  clases,  conforme  al  peso  y  ley  de  las 
onzas  que  hubiesen  entregado  al  efecto  (art.  2°) 

•Transcurrido  el  término  que  oportunamente  fijará  el  Gobierno,  no 
se  admitirán  en  los  pagos  que  se  hagan  en  las  Cajas  Reales ningu- 
na especie  de  monedas  de  oro  que  no  sean  del  cufio  espafiol  (art.  8.*^) 

•Para  llevará  efecto  las  disposiciones  anteriores,  se  establecerá  en  la 
capital  de  las  Islas  Filipinas  una  Casa  de  moneda  con  todas  las  máqui- 
nas y  enseres  necesarios etc.  9  (art.  9.^ 


3l6  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

abundancia,  por  la  necesidad  que  había  de  esta  clase 
de  monedas;  y  por  Real  orden  de  ii  de  Junio  siguiente 
se  autorizó  la  acuñación  de  la  de  plata  de  So,  20  y  10 
céntimos  de  peso,  prohibiendo  batir  moneda  de  cobre 
por  no  considerarlo  indispensable  y  en  atención  á  ha- 
ber dispuesto  el  envío  de  considerable  cantidad  de  calde- 
rilla, y  ser  muy  fácil  repetir  estas  remesas  cuanto  fuere 
necesario. 

Por  decreto  del  Gobierno  superior  de  22  del  mismo 
mes  de  Marzo,  se  autorizó  el  establecimiento  de  depó- 
sitos de  carbón  de  piedra  en  Cañacao,  Isabela  de  Basi  - 
lan,  PoUok,  Balabac,  Cebú,  Iloilo  y  Aparri,  para  pro- 
veer  de  este  combustible  á  los  vapores  del  Estado» 
debiendo  los  buques  que  lo  condujesen  á  dichos  puntos, 
procedentes  de  mar  en  afuera,  tocar  previamente  en  el 
puerto  habilitado  más  próximo  al  de  su  destino,  si  éste 
no  lo  fuese,  con  el  fin  de  que  la  Aduana  cumpliera  los 
requisitos  reglamentarios. 

El  27  del  propio  mes  ordenó  S.  M.  que  á  partir  de  i.** 
de  Enero  de  1862  pagasen  tres  pesos  anuales  de  capi- 
tación los  chinos  agricultores  de  primera  clase,  y  dos 
los  de  segunda. 

El  18  de  Abril  siguiente  falleció  el  Arzobispo  Aran- 
guren,  siendo  elegido  por  el  Cabildo  Vicario  capitular 
el  Dr.  D.  Pedro  Peláez,  natural  de  Filipinas,  eclesiás- 
tico de  reconocida  ilustración. 

Por  Real  orden  de  3 1  de  Julio  de  1860  se  autorizó 
al  Gobernador  de  Filipinas  para  que,  previo  examen, 
expidiera  títulos  de  agrimensores  ínterin  se  organizaban 
los  estudios  de  esta  profesión. 

A  consecuencia  de  ello,  por  decreto  de  20  de  Abril 
(1861)  estableció  Lemery  en  Manila  un  Tribunal  de 
examen  de  peritos  agrimensores. 


HISTORIA  DB    FILIPINAS  317 

En  16  de  Mayo  comunicó  dicha  autoridad  á  los  Jefes 
de  provincias  disposiciones  muy  prácticas  relativas  á 
la  seguridad  y  policía  de  las  mismas,  señalando  la  res- 
ponsabilidad de  estas  autoridades  y  de  los  pedáneos 
locales,  caso  de  consentir  por  su  negligencia  que  hu- 
biere en  los  pueblos  gentes  de  mal  vivir,  previniendo 
que  no  permitieran  caseríos  tan  lejanos  de  los  pueblos 
que  dificultaran  la  conveniente  inspección  de  las  auto- 
ridades de  la  localidad. 

Por  Real  orden  de  17  del  propio  mes  se  dispuso  que 
la  Secretaría  del  Gobierno  general  de  las  Islas  dejara 
de  serlo  de  la  Superintendencia  delegada  de  Hacien- 
da, estableciéndose  la  suprimida  Secretaría  de  esta  úl- 
tima. 

Por  idéntica  resolución  del  18  de  igual  mes  se  dic- 
taron varias  disposiciones  para  la  formación  de  los  pre- 
supuestos de  ingresos  y  gastos  de  las  Islas. 

Los  trabajos  realizados  por  Norzagaray  en  la  insta- 
lación del  Jardín  botánico,  dieron  por  resultado  el  que 
por  Real  decreto  de  29  de  Mayo  (1861)  se  creara  en 
Manila  una  Escuela  de  botánica  y  agricultura,  bajo  la 
dependencia  del  Gobernador  de  las  Islas  é  inspección 
inmediata  de  la  Sociedad  Económica,  destinándose  el 
sitio  llamado  Campo  de  Arroceros  como  Jardin  botáni* 
co  á  los  ejercicios  prácticos  de  la  misma,  con  aproba- 
ción de  los  gastos  hechos  por  aquel  Gobernador  para 
plantear  ambos  establecimientos. 

La  Escuela  se  debía  componer,  por  el  pronto,  de  un 
profesor  botánico,  director  á  la  vez  del  Jardin,  con  2.000 
pesos  de  sueldo;  de  dos  maestros  horticultores,  á  5oo 
pesos  cada  uno;  de  10  obreros  alumnos  que,  releván- 
dose en  períodos  de  tres  años,  disfrutarían  100  pesos 
anuales  de  auxilio  cada  uno,  y  además  del  número  de 


3l8  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

éstos  que  las  Municipalidades  pensionaran  para  hacer 
dicho  aprendizaje  en  la  Escuela. 

Al  objeto  de  auxiliar  los  trabajos  del  Jardín,  se  nnan- 
daba  que  hubiera  siempre  un  suñciente  número  de  pe* 
nados  entre  los  de  menor  condena  y  labradores  de  ofi- 
cio. Para  gastos  de  material  del  Jardín  y  de  la  Escuela 
y  adquisición  de  plantas  y  herramientas,  se  concedía  la 
cantidad  de  2.000  pesos  al  año,  fijando  en  6.000  pesos 
el  total  de  gastos  de  ambos  establecimientos,  pagade- 
ros 3.000  por  el  Tesoro  público,  1.500  por  las  Cajas 
de  comunidad  de  indios  y  los  1.500  restantes  por  los 
fondos  de  Propios  y  Arbitrios  del  Ayuntamiento  de  Ma- 
nila (1). 

A  principios  de  1861  hizo  la  corbeta  Narvdez  prue- 
bas con  el  carbón  de  las  minas  de  Cebú,  que  dieron  ex- 
celente resultado,  según  documentos  remitidos  al  Go- 
bierno por  el  Comandante  general  del  Apostadero  de 
Filipinas  (2). 

Lemery  comunicó,  en  Abril  y  Mayo,  órdenes  al  Jefe 
de  la  provincia  para  que  se  favoreciera  la  explotación 
de  dichas  minas  y  se  fomentara  esta  industria  impor- 
tantísima (3^. 

La  renta  del  ron,  que  tan  escasos  rendimientos  pro- 


( I  ]  £1  personal  de  la  Escuela  de  agricultura,  según  el  presupuesto 
de  Filipinas  para  1894-95)  importa  ahora  la  respetable  suma  de  23.794 
pesos  anuales,  y  el  mateiial  de  la  misma,  incluso  el  alquiler  de  cas^ 
para  las  oficinas  de  la  expresada  Escuela,  Junta  de  Agricultura,  Indus- 
tria y  Comercio  y  Jefatura  del  servicio  agronómico,  9.900  pesos. 

£1  personal  subalterno  del  Jardín  botánico,  cuesta,  según  el  citado 
presupuesto,  2.ÓOO  pesos  anuales,  y  el  material  del  mismo  l.OOO,  6  sea 
un  total  de  37*294  pesos  ambos  establecimientos. 

(2)  Véase  Gaceta  de  Madrid  á^\  15  de  Agosto  de  186 1. 

(3)  Aprobadas  por  Real  orden  de  22  de  Julio  de  1861. 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  3X9 

duda  á  la  Hacienda  y  tantas  molestias  originaba,  fué 
suprimida  por  Real  orden  de  i8  de  Junio,  á  partir  del 
i.^  de  Enero  de  1862,  debiendo  satisfacer  cada  provin- 
cia donde  se  expendía  ron  su  importe  líquido  anual  á 
la  Hacienda,  y  proceder  ésta  á  fijar  las  cuotas  que,  una 
vez  establecido  el  desestanco  de  dicho  articulo,  habrían 
de  abonar  por  vía  de  patente  los  fabricantes  y  vende- 
dores del  mismo  (0. 

Por  otra  Real  orden  de  20  del  mismo  Junio  se  man- 
dó crear  un  presidio  en  las  islas  Marianas. 
El  28  de  Junio  decía  Lemery  en  un  bando: 
•  Habiéndose  verificado  introducciones  considerables 
en  Tesorería  de  oro  pequeño  acuñado  por  la  Casa  de 
moneda  establecida  en  esta  capital,  y  continuando  la 
misma  sus  labores  en  términos  de  poder  subvenir  en 
adelante  con  desahogo  á  las  atenciones  oficiales, de  las 
Cajas  y,  en  su  consecuencia,  á  las  necesidades  del  pú- 
blico, por  cuanto  ese  mayor  número  de  moneda  peque- 
ña en  circulación  ha  de  compensar  la  escasez  de  plata 
y  disminuir  el  alto  precio  que  hoy  tiene,  facilitando  las 
transacciones,  actualmente  difíciles  y  gravosas  por  la 
superabundancia  de  oro  grueso  (a)  que  hace  tiempo  se 


(i)  Por  decreto  de  25  de  Noviembre  dictó  la  Superintendencia  de 
Hacienda  las  disposiciones  necesarias  al  cumplimiento  de  este  soberano 
mandato. — (Decretos  de  la  Superintendencia  de  25  y  29  de  Noviem- 
bre de  1 8b  1,  ¿  Instrucción  provisional  sobre  la  cuota  del  encabeza- 
miento  y  derechos  de  patentes  por  la  libre  industria  del  aguardiente- 
ron:  Manila,  1861.) 

{'¿)  ¡Qué  ajenos  estaban  entonces  de  que  veinticinco  afios  después 
no  quedaría  ni  una  sola  moneda  de  oro  en  el  Archipiélago,  ni  grueso 
ni  menudo,  y  que  la  contrahecha  plata  mejicana,  fraudulentamente  in- 
troducida en  Manila,  había  de  sustituir  á  la  moneda  con  el  cufto  espa- 
flol,  haciéndose  duefia  del  mercado,  para  poner  los  cambios,  en  los 


320  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

observa  en  las  Islas,  este  Superior  Gobierno  disponer 

»i.^  Se  declara  moneda  oficial  y  libre  la  circulación 
en  todo  el  Archipiélago  de  las  de  oro  que  elabora  la 
enunciada  Casa  en  doblones  de  cuatro  pesos  y  escudos 
de  dos  y  un  peso,  habiéndose  adoptado  todas  las  dispo* 
siciones  necesarias  para  que  la  nueva  moneda  reúna  las 
condiciones  indispensables  de  buena  ley,  peso  y  esme- 
rada elaboración,  etc.»  (0. 

Consecuente  O'Donnell  con  el  plan  que  se  había  tra- 
bado de  organizar  la  Administración  de  las  provincias 
de  Ultramar  en  todos  sus  órdenes,  sometió  á  la  firma 
de  la  Reina  el  4  de  Julio  de  1861  un  importante  decre- 
to, por  el  que  se  fijaron  las  atribuciones  de  las  Audien- 
cias y  se  suprimía  el  Real  Acuerdo. 

«Las  Reales  Audiencias  de  Ultramar,  comenzaba  la 
parte  dispositiva  del  soberano  mandato,  no  podrán 
constituirse  en  Acuerdo  para  consultar  ni  fallar  en  los 
asuntos  de  Administración  (art.  i.^ 

•  Dichos  Tribunales  limitarán  sus  funciones  á  la  ad- 
ministración de  justicia,  con  sujeción  á  lo  dispuesto  en 
Real  cédula  de  3o  de  Enero  de  i855  y  demás  leyes  y 
disposiciones  vigentes  (art.  2.^) 

»La8  Reales  Audiencias  de  Ultramar  tendrán  el  tra- 
tamiento de  Excelencia,  y  sus  Regentes  serán  los  únicos 
Jefes  y  Presidentes  de  las  mismas  (art.  3.*^) 


momentos  actuales,  á  un  70  por  loo  de  quebranto,  creando  una  situa- 
ción imposible  para  la  vida  del  país! 

|Oh  poder  avasallador  del  negocio! 

(l)  Por  Real  orden  de  12  de  Enero  de  1863  comunicó  al  Ministro 
4Íe  la  Guerra  y  Ultramar  el  de  Hacienda  una  Real  orden  de  1 8  de 
Diciembre  anterior,  mandando  que  desde  1 .°  de  Agosto  siguiente  no 
tuvieran  curso  legal  ni  forzoso  en  la  Península  las  monedas  de  oro  acu- 
badas por  la  Casa  de  moneda  de  Filipinas. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  321 

•Las  atribuciones  de  los  Presidentes  se  ejercerán  en 
lo  sucesivo  por  los  Regentes  de  las  Audiencias,  sin  per- 
juicio de  la  iniciativa  de  los  Gobernadores  superiores 
civiles  para  proponer  á  mi  Gobierno,  oyendo  á  las 
mismas,  las  reformas  que  estimen  conducentes  á  la 
mejor  administración  de  justicia,  etc.»  (art.  4.°)  (1). 

Por  Real  decreto  de  la  misma  fecha  se  decía: 

«En  cada  una  de  las  provincias  de  Ultramar  y  con 
residencia  en  la  capital  de  las  mismas  se  establecerá 
un  Consejo  de  Administración,  que  será  presidido  por 
el  Gobernador  superior  civil  respectivo.  Estos  Cuerpos 
se  compondrán  de  Consejeros  natos  y  Consejeros  de 
Real  nombramiento  (art.  i.**) 

»Serán  Consejeros  natos  en  las  Islas  Filipinas: 

•  El  Goternador  superior  civil.  Presidente. 

•El  M.  R.  Arzobispo  metropolitano. 

•Los  RR.  Obispos  sufragáneos. 

•El  Comandante  general  del  Apostadero, 

•El  Regente  de  la  Real  Audiencia. 

•El  Intendente  de  Ejército  y  Hacienda  de  Luzón. 

•Mi  Fiscal  en  la  Real  Audiencia. 

»E1  Presidente  del  Tribunal  de  Cuentas  (art.  2.°) 

•Los  Consejos  de  Administración  se  dividirán  en  tres 
secciones,  que  se  denominarán  de  lo  Contencioso ,  de 
Hacienda  y  de  Gobierno,  y  serán  presididas  respectiva- 
mente por  el  Regente  de  la  Real  Audiencia,  por  el 
Intendente  de  Ejército  y  Hacienda  y  por  mi  Fiscal  en 
dicho  Superior  Tribunal»  (art.  3.**),  etc.  (2). 

(1)  Véase    Colteeión  Ugislatha  de  España.  Segundo  semestre  de 
186 1,  tomo  LXXXVI:  Madríd,  1861. 

(2)  Véase  Colección  legislativa  citada. 

£1  Consejo  de  Adroinútración  comenzó  á  funcionar  en  las  Islas  en 
Enero  de  1S63. 

TOMO  III  21 


322  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

Otros  dos  Reales  decretos  se  dignó  expedir  S.  M.  el 
mismo  día,  aprobando  los  reglamentos  de  procedimien- 
to para  los  negocios  contenciosos  de  la  Administración 
y  para  dirimir  las  competencias  de  jurisdicción  y  atri- 
buciones entre  autoridades  judiciales  y  administrativas 
de  las  enunciadas  provincias  de  Ultramar  (0. 

Por  decreto  de  14  de  Agosto  creó  Lemery  una  «Junta 
de  reunión,  clasifícación  y  envío  de  productos  filipinos 
á  la  Exposición  de  Londres»,  que  llenó  perfectamente 
su  cometido,  exhibiéndose  á  ñnes  de  dicho  año  en  los 
salones  del  Ayuntamiento  los  preciados  artículos  con 
que  concurrió  el  Archipiélago  á  dicho  certamen  inter- 
nacional de  1862.  Presidía  la  Junta  el  Sr.  D.  Felipe 
de  Govantes. 

A  consulta  del  Gobernador  de  las  Islas  se  resolvió 
por  Real  orden  de  17  de  Agosto  que  las  subastas  de  ser- 
vicios y  obras  por  cuenta  de  los  ramos  locales,  debían 
sujetarse  al  sistema  establecido  para  las  contratas  y 
servicios  del  Estado,  estableciendo,  en  su  consecuencia, 
una  Junta  especial  de  almonedas  para  las  que  se  cele- 
braran por  cuenta  de  los  fondos  de  Arbitrios  (2). 

Lemery  creó  varias  Comisiones:  una  para  las  obras 
del  canal  entre  Pasacao  y  Pamplona,  en  Camarines  Sur, 
proyectado  por  Norzagaray;  otra  para  los  estudios  de 


Con  la  creación  del  Consejo  se  suprimieron  las  Juntas  consultivas  de 
Hacienda  y  la  de  Comercio. 

(i)     W éikst  Celeca'án  cliaiási, 

(2)  La  componían  el  Director  de  Administración  local  en  concepto 
de  Presidente,  y  como  Vocales,  el  Contador  del  ramo,  uno  de  los  Abo- 
gados fiscales,  el  Arquitecto  del  Gobierno  y  el  Oficial  del  Negociado  de 
subastas  de  la  Dirección,  confiándose  al  Escribano  del  mismo  Gobier- 
no el  desempefio  de  la  Secretaría  de  dicha  Junta,  que  comenzó  á  fun- 
cionar el  1.^  de  Enero  de  1862. 


HISTORIA  DE  FILIPINAS  323 

^}a  carretera  general  del  Sur;  otra  para  la  traída  de 
aguas  de  Manila  y  sus  arrabales,  disponiendo,  mientras 
tanto,  la  manera  de  hacer  potables  las  del  rio  Pásig,  y 
otra  para  las  obras  de  un  puente  tubular  sobre  el  mis- 
mo río  por  la  parte  de  la  plaza  de  San  Gabriel,  inaa* 
gurándose  el  ii  de  Octubre  los  trabajos  con  solemne 
aparato,  cuya  obra  no  se  llegó  á  efectuar. 

Después  de  algunos  años  de  permanecer  ocultos  en 
Tonkin,  fueron  descubiertos  y  condenados  á  decapita- 
ción los  misioneros  dominicos  D.  Fr.  Valentín  Berrio- 
Ochoa,  Obispo  de  Centuria;  D.  Fr.  Jerónimo  Hermosi- 
11a,  Obispo  de  Mileto,  y  Fr.  Pedro  Almató,  cumplién- 
dose esta  pena  el  i.°  de  Noviembre  de  1861  (O,  cuya 
noticia  produjo  en  Manila  el  disgusto  consiguiente. 

Por  superior  decreto  de  4  de  Noviembre  autorizó 
Lemery  la  creación  de  un  Colegio  de  instmcción  prima- 
ria y  latinidad  en  Bacolor,  cabecera  de  la  Pampanga* 

A  fines  de  1861  ordenó  el  Intendente  de  Hacienda 
que  se  hiciera  un  censo  de  población  del  Archipiélago; 
trabajo  incompleto,  como  todos  los  de  esta  índole  en 
aquel  país  por  la  manera  espcial  de  ser  de  sus  habitan- 
tes, y  eso  que  Lemery  hizo  cuanto  estuvo  en  su  mano 
para  el  éxito  de  la  operación. 

(1)  £1  primero  era  natural  de  Elorrio  (Vizcaya);  el  segundo  de 
Santo  Domingo  de  la  Calzada  (Logrofioj,  y  el  tercero  de  San  Feliú 
Saserra  (Catalufta). 

Pueden  verse  los  detalles  de  estas  ejecuciones  en  el  siguiente  folleto: 
t  Principales  sucesos  ocurridos  en  las  misiones  del  Tunqtdn^  á  cargo  de 
los  religiosos  dominicos  desde  Septiembre  de  1861  hasta  Agosto  de 
1862.  Contiene  este  resumen  dos  relaciones  escritas  por  los  mbmos 
misioneros.  Se  da  á  luz  por  el  M.  R.  P.  Fr.  Rafael  de  Castro,  Prior 
provincial  de  la  provincia  del  Santísimo  Rosario,  quien  lo  dedica 
al  Excmo.  Sr.  D.  Rafael  Echagüe  y  Bermingham,  dignísimo  Goberna- 
dor y  Capitán  general  de  estas  Islas  Filipinas:  Manila,  1863>. 


3^4  JOSé   MONTERO  Y  VIDAL 

En  1861  se  concedió  autorización  para  publicar  una 
Bevista  de  noticias  y  anuncios ^  y  en  1862  la  obtuvo  asi- 
mismo el  diario  La  España  católica. 

En  el  propio  año  vio  la  luz  El  Católico  filipino,  pe- 
riódico que  sostuvo  encarnizada  lucha  con  el  Diario  de^ 
Manila,  determinando  esto  su   desaparición.   Era  el 
principal  redactor  de  aquél  D.  Pedro  Peláez,  Vicario 
capitular  del  Arzobispado* 

También  se  publicó  en  dicho  año  el  periódico  bilin- 
güe El  Pasig. 

En  29  de  Enero  de  1862  dispuso  Lemery  el  cumpli- 
miento de  la  Real  orden  de  28  de  Octubre  del  año  ante- 
rior, aprobatoria  del  Reglamento  para  el  régimen  de  las 
cabecerías  del  gremio  de  chinos  en  la  provincia  de 
Manila,  redactado  por  la  Administración  general  de 
Tributos  (1). 

El  21  de  Marzo  siguiente  puso  el  «cúmplase»  á  la 
Real  orden  de  20  de  Enero  anterior,  haciendo  extensi- 
vo á  Filipinas  el  Real  decreto  de  3o  de  Diciembre  de 
1857,  por  el  que  se  creó  la  Orden  de  Beneficencia. 

El  4  de  Abril  publicó  un  decreto  anunciando  la  admi- 
sión en  la  Casa  de  moneda  de  las  onzas  de  oro  que  pre- 
sentasen los  particulares,  precio  á  que  había  de  pagarse 
dicho  oro  y  derechos  por  su  ensaye,  señalando  de  plazo 
hasta  el  1/  de  Octubre  para  la  circulación  de  las  onzas 
de  oro  americanas,  pasado  el  que  sólo  se  considerarían 
como  pasta,  no  admitiéndose  en  las  dependencias  del 
Estado  (2). 

(1)  Este  deseo  de  la  Administración  no  prosperó  jamás. 

(2)  Por  Real  orden  de  21  de  Junio  de  1862  fué  aprobado  este  de* 
creto,  manifestando  á  la  vez  al  Gobernador  general  que  debían  hallarse 
ya  en  Cádiz,  para  su  conducción  á  Manila,  3,258.000  reales  en  cal* 
dcrilla. 


HISTORIA  DE  FILIPINAS  325 

Por  Real  orden  de  5  del  mismo  mes  y  año  se  dispu* 
-so  el  establecimiento  del  Cuerpo  administrativo  del 
Ejército  en  Filipinas. 

En  27  de  Mayo  se  hizo  cai^o  del  Arzobispado  de 
Manila  el  Dr.  D.  Gregorio  Melitón  Martínez  de  Santa 
Cruz,  perteneciente  al  clero  secular  de  la  Península. 

En  concepto  de  Superintendente  delegado  de  Ha- 
cienda, dispuso  Lemery  en  3  de  Julio,  en  vista  de  una 
•consulta  del  Gobierno-Intendencia  de  Mindanao,  que 
en  vez  de  la  fianza  que  con  arreglo  al  art.  40  del  de- 
creto de  i3  de  Septiembre  de  1852  se  exigía  á  los  chi- 
nos que  se  ausentaran  temporalmente  de  su  provincia» 
pagasen  una  anualidad  anticipada. 

El  fomento  de  la  agricultura  mereció  de  Lemery 
continuas  excitaciones  á  los  Jefes  de  provincias  y  á  los 
labradores  del  país.  Recomendó  especialmente  el  cul- 
tivo del  algodón,  publicando  en  la  Gaceta  de  Manila  un 
detallado  estudio  acerca  de  esta  planta. 

Mirando  por  el  desarrollo  de  la  riqueza  pecuaria  del 
Archipiélago,  dictó  un  reglamento  para  el  arriendo  de 
carabaos,  con  el  propósito,  además,  de  evitar  que  en  la 
época  de  la  molienda  de  la  caña  dulce  se  cometieran 
los  robos  de  aquellos  útiles  animales  que  en  grande  es- 
cala solían  perpetrarse. 

Reglamentó  las  construcciones  urbanas,  clasificando 
las  calles  según  su  importancia;  pero  esta  beneficiosa 
mejora,  que  tanto  hubiera  hermoseado  la  población,  no 
se  llegó  á  hacer  cumplir  por  sus  sucesores  con  el  rigor 
debido,  reinando  en  la  capital  de  las  Islas  el  más  abi- 
garrado desorden  en  la  edificación. 

Legisló  también  sobre  medidas  de  capacidad  para 
áridos;  sobre  el  precio  de  los  tabacos  elaborados;  sobre 
incendios,  con  acertadas  prevenciones  á  fin  de  evitarlos 


326  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

en  lo  posible;  sobre  el  trabajo  de  las  minas^  con  el  ob- 
jeto de  prevenir  recientes  desgracias;  sobre  solicitudes. 
á  las  autoridades^  y  sobre  galleras,  cumpliendo  un  re- 
glamento para  este  servicio  aprobado  por  el  Gobierno 
Supremo. 

Durante  el  Gobierno  de  Lemery  se  abrió  al  público 
el  mercado  de  Tondo,  en  la  divisoria  de  este  arrabal 
con  el  de  Binondo,  reconstruyendo  en  el  último  el  ma< 
lecón  del  Norte,  tan  útil  para  las  casas  navieras  y  el 
comercio  en  general. 


CAPITULO  XVII. 


Establecimiento  de  los  cáfloneros  de  vapor. — Servicios  de  éstos  y  de 
los  demás  buques  de  la  Armada  en  la  represión  de  la  piratería  mala- 
yo-mahometana.— Combate  de  Carlos  Roca  contra  un  panco  de  pi- 
ratas sámales.— Expedición  del  Jefe  del  Apostadero  á  Cottabato. — 
Concierta  con  el  Sultán  de  este  punto  su  ocupación  por  tropas  espa- 
ñolas.— Dividense  los  moros  en  dos  bandos,  uno  á  favor  y  otro  en 
contra  de  los  espafioles. — Ocupado  Cottabato,  retiranse  estos  últi- 
mos á  Pagalungan. — Expediciones  á  varias  islas  del  Archipiélago  de 
Joló  y  á  las  Visayas  por  los  marinos  Malcampo,  Machado,  Madrazo, 
Mufioz  y  otros. — Diferentes  combates  fatales  para  los  piratas. — Dis- 
pónese  el  Gobernador  de  Davao  á  atacar  á  varios  dattos  rebeldes  d& 
Mindanao. — Se  le  presentan  y  someten  á  Espafia  muchos  de  ellos 
con  numerosas  familias. — El  sargento  de  infantería  de  marina,  Leys^ 
obtiene  notables  ventajas  sobre  los  piratas. — Recibe  orden  el  Jefe 
de  Estado  Mayor,  Ferrater,  para  destruir  las  defensas  de  los  moros 
sobre  el  rio  desde  Cottabato  á  Tumbao. — Marcha  con  la  escuadra 
contra  los  piratas. — Brillante  acción  de  Pagalungan.— Heroísmo  de 
Méndez  Núfiez.— Es  herido  Malcampo.<^£ntusiasmo  del  ejército  y 
la  marina. — Es  tomada  la  cotta  con  gran  pérdida  de  moros. — Ordena 
el  Gobierno,  con  vista  de  una  exposición  del  P.  Cuarterón,  que  se 
proceda  con  energía  respecto  á  Labuan  y  Borneo.— Es  desatendida 
esta  excitación. — Toma  de  la  cotta  de  Taviran. 


£1  año  de  1861  señala  época  fausta  en  los  anales  de 
la  incesante  guerra  de  España  contra  los  piratas  mala- 
yo-mahometanos, con  motivo  del  establecimiento  de 
cañoneros  de  vapor,  con  casco  de  acero  y  fuerza  de  20 
á  3o  caballos,  construidos  en  Inglaterra,  cuyos  buques, 
por  su  ligereza  y  poco  calado,  han  sido  el  elemento  prin- 


3^8  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

cipal  que  de  entonces  al  presente  redujo  la  piratería  á 
limites  relativamente  insignificantes  (!)• 

A  principios  de  Abril  diferentes  escuadrillas  de  pi* 

( 1 )  Con  cargo  á  las  Cajas  de  comunidad  ó  fondos  locales,  se  adqui- 
rieron en  1860.  en  Inglaterra,  18  cañoneros  de  vapor,  14  de  ellos  de 
hierro,  y  cuatro  de  acero,  de  30  y  20  caballos  de  fueiza.  Fueron  arma- 
dos en  Cavite,  artillándolos  con  un  cafión  de  bronce  liso  de  á  9  en 
colisa  á  proa  y  cuatro .falconetes  en  el  combés  y  aletas.  Sus  comandan- 
tes tenían  la  graduación  de  Tenientes  ó  Alféreces  de  navio,  según  fue- 
sen de  30  ó  20  caballos  de  fuerza  los  cañoneros  que  mandaban. 

Además  de  estos  buques,  se  destinaron  al  Apostadero  cuatro  goletas 
de  hierro  de  80  caballos,  con  dos  cañones  en  colisa  de  32  y  dos  corbe- 
tas de  madera  de  I20  caballos,  con  tres  cañones  de  á  32. 

Según  la  Guía  de  forasteros  de  Filipinas,  á  fines  de  1861  constaba  la 
marina  de  guerra  de  Filipinas  de  los  buques  siguientes: 

Tripnladóa 

y 

gutroici&Q. 


BUQUES  DE  VELA  Y  VAPOR.  CAÑONES. 


Bergantín  Scipión 12  de  á  32.  112 

Urca  general  Labor  de 2  en  colisa.  64 

Corbeta  Narváe* 3  en  id.  1 22 

\^V^i  Don  Jorge  Juan j    ^  ¿e  32^^'  [      *^ 

Ídem  Rema  de  Casulla 2  giratorios  de  á  32.  86 

Y^tva  Elcano 2  id.  de  á  16.  73 

ídem  Magallanes Id.         id.  75 

ídem  Escaño 2  id.  de  á  lO.  59 

ídem  Afalespina Id.         id.  64 

Goleta  de  hélice  Santa  Blomena.      2  id.  de  á  32.  98 

ídem  Constancia Id.         id.  76 

Ídem  Valiente './...      Id.         id.  76 

ídem  Anintosa •••••••  .\ . .      Id.         id.  75 

Pailebot  Pásig. (Desarmado.)  1 7 

ídem  Nuestra  Sra,  del  Carnten^ .       1  id.  *de  á  32.  37 

ídem  Trueno (Desarmado.)  » 

• 

Había,  además.  17  cañoneros  y  26  falúas,  con  40  cañones  y  152  pe- 
dreros y  más  de  l.ooo  tripulantes. 

Poco  después  llegó  el  transporte  fístiño^ 

Los  servicios  de  estos  buques  fueron  4esde  estonces  altamente  me- 
ritorios. 


HISTORIA  DB    FILIPINAS  329 

ratas  sámales  recorrían  el  estrecho  de  Basilan,  caati- 
Arando  bastante  gente  aún  en  las  costas  de  Zamboanga. 
En  vista  de  tan  audaz  proceder,  salió  de  crucero  el  pai- 
lebot Nuestra  Señora  del  Carmen,  mandado  por  el  te- 
niente de  navio  D.  Vicente  Carlos  Roca,  y  á  la  altura 
de  la  isla  de  Cocos  halló  un  panco  grande  cuyos  tripu- 
lantes procuraron  sustraerse  á  su  persecución;  mas  al- 
canzado, se  fué  sobre  él  al  abordaje,  yéndose  á  pique  el 
panco  y  pereciendo  todos  sus  tripulantes  en  el  mar  ó 
por  las  armas  durante  la  lucha  sostenida  por  los  vale  - 
rosos  marinos  con  tenacidad  irresistible. 

En  3o  del  expresado  mes  de  Abril  (1861)  partió  de 
Pollok  una  expedición  compuesta  de  la  corbeta  Narvdez, 
goleta  Animosa,  cañonero  núm.  2  de  la  Isabela,  cuatro 
falúas,  dos  pequeñas  goletas  de  transporte,  dos  gúbanes 
y  dos  lancanes,  yendo  á  su  frente  el  Comandante  gene- 
ral del  Apostadero  de  Filipinas  D.  Ensebio  Salcedo  y  el 
Comandante  P.  M.  de  Mindanao  D.  José  García  Ruiz. 
Situóse  la  Narvdez  á  la  entrada  del  río;  avistaron  los 
demás  buques  á  Paiyuan,  residencia  del  datto  Amirol, 
padre  del  Sultán,  izando  aquél  en  su  cotta  el  pabellón 
español,  y  llegados  á  Cottabato  el  Sultán  izó  asimismo 
en  su  fuerte  la  bandera  de  España,  saludándola  con  21 
cañonazos.  Los  intérpretes  Alvarez  y  Ortueste  indica- 
ron al  Sultán  que  fuese  á  bordo;  hízolo  así,  y  después 
de  varias  conferencias  quedó  resuelta  la  ocupación  de 
Cottabato  por  tropas  españolas,  designándose  el  sitio 
•donde  debia  establecerse  el-campamento,  mediante  pro- 
mesa de  respetar  la  religión,  usos  y  costumbres  de  los 
naturales.  Con  las  tropas  quedaron  de  estación  algunos 
lauques  de  la  arpiada. 

Efectuada  la  posesión  de  Cottabato  pojrlos  españoles, 
dividiéronse  los  moros  en  dos  bandos:  uno  partidario  de 


330  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

la  sumisión,  y  otro  de  la  resistencia.  Venció  el  primera 
y  se  retrajo  el  segundo,  retirándose  los  que  lo  compo- 
nían á  Pagalungan. 

En  castigo  á  la  conducta  falaz  del  Sultán  de  Joló,  se 
le  suspendió  el  abono  del  sueldo  que  le  pagaba  el  Es- 
tado. Acudió  en  súplica  de  que  se  le  reintegrase  en  sa 
percibo^  manifestando  que  no  tenia  medios  de  contener 
las  rebeldías  de  sus  subditos,  y  Lemery  accedió  á  ello- 
considerando  este  hecho  como  prueba  inconcusa  de  que 
era  un  funcionario  á  sueldo  de  España,  cuya  soberanía 
sobre  Joló  aparentaba  el  Cónsul  inglés  que  era  dudosa 
para  su  Gobierno,  según  dijo  confidencialmente  al  Go- 
bernador de  las  Islas.  cY  teniendo  presente,  por  una 
parte,  decía  éste  al  Gobierno,  que  el  Sultán  puede  pres- 
tar interesantes  servicios  favorables  á  nuestra  domina- 
ción, llegado  el  caso  de  realizarla  cuando  para  ella 
contemos  con  los  necesarios  elementos;  y  de  otra,  que- 
una  de  las  razones  que  sirvieron  de  base  al  Gobierna 
de  S.  M.  para  satisfacer  ciertas  reclamaciones  promo- 
vidas por  el  representante  de  una  Potencia  extranjera 
acerca  de  pretensiones  análogas  á  las  indicadas  por  el 
precitado  Cónsul,  fueron  los  sueldos  asignados  á  dicha 
Sultán  y  dattos,  en  calidad  de  funcionarios  públicos,, 
cómo  subditos  leales  que  reconocen  la  soberanía  de 
S.  M.  la  Reina  (q.  D.  g.),  he  dispuesto  que  á  partir  de 
principios  del  presente  año  se  les  vuelvan  á  acreditar 
sus  sueldos,  haciéndole  entender  que  de  su  conducta 
sucesiva  dependerán  las  consideraciones  que  se  le  dis- 
pensen de  conformidad  con  lo  estipulado  en  los  tra- 
tados! (0. 


(i)     Comunicación  al  Ministro  de  la  Guerra  y  de  Ultramar  de  19* 
d    Junio  de  l86i. 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  33 1 

El  16  de  Mayo,  el  teniente  de  navio  Malcampo,  con 
el  cañonero  Pajiay,  echó  á  pique  en  la  parte  S.  de  las 
islas  de  Guimaras  á  dos  salisipanes  y  dos  vintas  tripu- 
ladas por  40  piratas,  de  los  que  murieron  lo,  llevando 
prisioneros  los  restantes  á  Iloilo.  El  2i,  el  alférez  de 
navio  D.  José  Rodríguez  Machado,  con  el  cañonera 
Joló,  divisó  tres  gúbanes  piratas:  los  persiguió  todo  el 
dia,  cañoneándolos;  en  la  madrugada  del  siguiente  con- 
tinuó la  persecución,  y  los  moros  encallaron  en  los  arre- 
cifes de  la  isleta  de  Tagubanhan.  La  goleta  de  guerra 
Santa  Filomena  llegó  en  sazón  tan  oportuna,  y  su  co- 
mandante  D.  Vicente  Carlos  Roca  mandó  en  refuerzo 
de  la  gente  del  Joló  dos  botes,  al  mando  de  los  alfére- 
ces de  navio  D.  Eduardo  Rosua  y  D.  Francisco  Ramos 
Izquierdo.  Los  piratas,  parapetados  detrás  de  los  cas- 
cos de  sus  barcos,  sostenían  nutrido  fuego  de  fusilería 
y  lantacas.  Después  de  un  feliz  disparo  de  la  Sania  Fi- 
lomena, que  causó  algán  destrozo  á  los  moros,  les  atacó 
la  gente  de  los  botes  con  tanto  denuedo,  que  les  aban- 
donaron sus  gúbanes,  ganando  á  nado  la  inmediata  isla. 
En  estos  buques,  que  incendiaron,  había  tres  cañones, 
siete  fusiles,  muchas  armas  blancas,  municiones,  etc.; 
tres  muertos,  un  herido  grave  y  i3  cautivos  heridos. 
Éstos  dijeron  que  habían  llevado  los  moros  en  su  huida 
á  otros  47  compañeros  de  cautividad.  Cercada  la  isla 
por  las  fuerzas  dichas  y  las  convocadas  al  efecto  de  los 
cercanos  pueblos  de  Calasó,  Pili,  Apiré  y  algunos  más^ 
se  logró  en  un  desembarco  apresar  otro  moro  y  resca- 
tar ocho  cautivos.  En  la  noche  del  24  se  descubrieron 
en  el  mar  varios  troncos  de  árboles,  sobre  uno  de  los 
que  iba  el  cadáver  de  un  moro.  Sospecharon  que  los 
piratas,  acosados  por  el  hambre,  habían  tratado  de  huir 
de  ese  modo,  y  salió  la  Sania  Filomena  en  la  dirección 


332  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

«n  que  se  halló  dicho  tronco,  por  si  descubría  más. 
Halló,  en  efecto,  á  un  moro  rendido  de  fatiga,  que  dijo  ser 
él  datto  Salupacana,  arráez  de  uno  de  los  gúbanes,  ex- 
presando que  todos  los  piratas  habían  abandonado  la 
isla  en  la  misma  forma,  con  la  esperanza  de  salvar  su 
vida  refugiándose  en  cualquier  isla  de  los  alrededores. 
Una  goleta  mercante  cogió  tres  moros,  caballeros  tam- 
bién sobre  un  tronco.  Varios  fueron  pasto  de  los  tibu- 
rones. 

El  3  de  Junio  salió  Malcampo  de  Antique  con  el 
Panayy  y  al  mediodía  del  4  avistó  tres  pancos  moros 
hacia  Cabalagman.  Éstos  trataron  de  huir;  pero  forzan- 
do la  máquina,  se  puso  á  tiro  de  colisa,  rompiendo  nu- 
trido fuego  sobre  ellos.  No  se  atrevió  á  abordarlos  por 
la  superioridad  del  enemigo;  pero  si  les  fué  á  la  caza, 
haciéndoles  mucho  daño  con  sus  disparos,  á  los  que 
•contestaban  los  moros,  sin  dejar  de  huir,  con  sus  lanta- 
cas,  fusiles  y  zumbilines.  Los  pancos  piratas  ganaron 
un  canal  donde  no  podía  seguirles  el  Panay,  y  su  co- 
mandante hizo  embarcar  en  un  bote  al  contramaestre 
indígena  Antonio  del  Rosario,  para  cortarles  la  retirada. 
Halló  el  cañonero  un  canal  entre  los  arrecifes,  y  pene- 
trando por  él  llegó  casi  hasta  tocar  con  la  proa  los  pan- 
cos enemigos.  En  la  empeñada  lucha  que  sostuvo,  mu- 
rió un  datto  que  animaba  con  su  ascendiente  á  los  su- 
yos; el  pánico  hace  que  los  moros  se  echen  al  agua  para 
ganar  á  nado  los  manglares  próximos,  pereciendo  los 
más  de  ellos  á  los  tiros  de  los  tripulantes  del  cañonero 
y  del  bote.  Por  cuatro  cautivos  libertados  se  supo  que 
pasaban  de  200  las  bajas  causadas  al  enemigo,  y  que 
los  pancos  formaban  parte  de  una  expedición  proceden- 
te de  las  islas  Sámales,  que  había  hecho  horribles  daños 
•en  las  costas  de  Cebú  é  Iloilo.  Entre  ios  piratas  muer- 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  333 

tos  figuraban  seis  dattos  y  seis  panditas.  En  los  pancos 
se  hallaron  seis  lantacas  grandes,  2S  fusiles,  algunos 
rifles  ingleses  muy  buenos,  un  barril  de  pólvora  gruesa 
de  cañón,  varios  frascos  de  pólvora  fina  inglesa,  enorme 
cantidad  de  proyectiles  de  piedra  y  taclobo  y  de  armas 
blancas  y  arrojadizas.  Dos  pancos  fueron  puestos  á  flote 
y  conducidos  á  Iloilo  (1). 

£1  16  del  mismo  mes  de  Junio  sostuvo  Malcampo 
otro  combate  contra  dos  salisipanes  y  dos  vintas  de  pi- 
ratas sámales,  sobre  los  islotes  de  Unisan.  Las  citadas 
embarcaciones,  dos  lantacas,  seis  fusiles  y  varias  armas 
arrojadizas  fueron  el  resultado  de  esta  acción,  quedando 
prisioneros  el  pan  dita  Panungahan;  el  jefe  de  un  salisi- 
pán  denominado  Bajo;  los  moros  Diojale,  Modacel, 
Tapuan,  Gahop,  Tica,  Jadali,  Tazani,  Dianam,  Güi- 
mo, Basali,  Daongdongan,  Simánong,  Sicanding,  Si- 
manguda,  Tamomo,  Sainodin,  Diclani,  Siami,  Caman« 
tigui,  Sijani  y  Casaling,  todos  de  Tonquil,  y  además 
ocho  renegados  filipinos.  El  patrón  indígena  Antonio 
del  Rosario  se  distinguió  mucho  en  este  combate  (2). 

El  4  de  Junio  salieron  de  Cavite,  donde  habían  sido 
armados,  los  cañoneros  Mindanao  y  Calamianes^  de  cu- 
yo mando  se  hicieron  cargo  en  Zamboanga  los  tenien- 
tes de  navio  Madrazo  y  D.  Ángel  Muñoz,  comandante 
de  la  Isabela. 

Ambos  cañoneros  se  presentaron  en  Joló  llevando 
á  remolque  tres  falúas.  El  intrépido  Madrazo  notificó 

(i)  Según  el  parte  ofícial  de  Malcampo,  mandaba  esta  expedición 
pirática  el  datto  Dajiro,  de  Cabuncol  (Joló),  y  en  ella  iban  su  hijo 
Damdialane,  los  dattos  Lamudin,  Gandin,  Sania  y  Batna,  y  los  paulimas 
Punió,  Candialan,  Guldan  y  Mostafal. 

(2)  Parte  del  teniente  de  navio  Malcampo,  fecha  en  Iloilo  á  21  de 
Junio  de  1 861:  Gaceta  de  Manila  del  3  de  Julio. 


334  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

al  Sultán  que  iba  á  castigar  á  los  piratas  de  sus  domi- 
nios que^  contraviniendo  los  tratados  vigentes,  inferían 
grave  daño  á  los  pueblos  ñlipinos,  para  lo  cual  recla- 
maba su  cooperación.  El  Sultán  le  prometió  que  el  15 
^e  le  uniría  en  Tawi-Tawi  una  escuadrilla  de  su  con- 
üanza. 

Marcharon  á  la  isla  de  Capul,  y  al  ver  un  gran  sali- 
si  pan  destacó  Madrazo  una  de  las  falúas  de  remolque  á 
que  lo  reconociese.  Dejaron  los  moros  que  se  les  apro- 
ximase, y  cuando  ya  estaba  bien  próxima,  dispararon 
sus  lantacas  y  fusiles,  á  cuya  agresión  contestó  la  fa- 
lúa con  un  metrallazo  del  cañón  de  proa  que  hizo  bas- 
tante daño  á  los  piratas,  quienes  huyeron  ganando  un 
estero  inmediato.  La  playa  se  cubrió  de  agresivos  mo- 
ros; pero  las  falúas  los  dispersaron  á  cañonazos,  cau- 
sándoles algunas  bajas.  El  i5  fondeó  la  pequeña  flota 
en  Maibun,  á  cuya  bahía,  conforme  prometiera  el  Sul- 
tán, llegó  aquella  misma  noche  el  datto  Dacula,  en 
unión  del  secretario  del  Sultán  de  J0I6,  D.  Vicente  Nar- 
ciso, indígena  de  Filipinas,  con  seis  pancos  tripulados 
por  400  moros.  El  16  fondearon  en  Ponugán,  cuyos 
moradores  huyeron.  Su  pueblo  fué  pasto  de  las  llamas 
y  3o  de  sus  embarcaciones  destruidas.  Pasó  después  la 
escuadrilla  á  un  estero  más  al  O.,  por  el  que  se  internó 
Muñoz  con  algunos  botes  y  vintas  de  joloanos;  pero  á 
poco  lo  encontró  obstruido,  teniendo  que  retirarse  sin 
iograr  vencer  ese  obstáculo,  después  de  reñido  combate 
con  los  moros,  en  sus  cercanías  emboscados.  Reunidos 
los  expedicionarios,  fueron  abatir  el  pueblo  de  Bugam- 
puti,  y  destruido  éste,  regresaron  á  Maibun.  El  18,  el 
ya  teniente  de  la  marina  sutil,  Remolina,  con  dos  bo- 
tes, y  el  datto  Dacula,  con  tres  vintas  joloanas,  acom- 
pañándole el  secretario  Narciso,  penetraron  por  un  es- 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  335 

tero  para  sorprender,  como  en  efecto  se  logró,  dos  gran* 
des  salisipanes  listos  para  lanzarse  al  pirateo.  Aunque 
hubo  resistencia  y  lucha,  de  cuyas  resultas  quedó  he- 
rido Narciso  con  otros  varios,  lograron  apoderarse  de 
las  embarcaciones  con  sus  armas  y  vituallas. 

El  19  se  encaminó  la  escuadra  á  la  costa  meridional 
de  J0I6,  fondeando  frente  á  los  pueblos  de  Patán  y  Ca- 
neanga,  cuyos  aguerridos  habitantes  eran  emigrados  de 
Tawi-Tawi  y  Balanguingui.  Ellos  rompieron  el  fuego 
contra  los  buques,  y  contestados  por  éstos,  ordenó  Ma- 
drazo  el  desembarco:  las  tropas  que  lo  efectúan  recha- 
zan á  los  moros  y  les  queman  su  pueblo.  Los  dattos  de 
otras  islas  á  donde  fué  después  se  le  presentaron  como 
amigos,  regresando  el  23  los  expedicionarios  á  Joló. 

El  Gobernador  P.  M.  de  Davao,  D.  Enrique  García 
Carrillo,  supo  el  7  de  Junio  que  los  dattos  de  Rajamuda, 
Mitunda,  Sido,  Barot  y  otros  deMindanao,  con  más  de 
600  moros,  iban  á  atacarle  (1);  y  reuniendo  las  fuerzas 
necesarias  se  dirigió  al  cogonal  de  Mirar,  de  paso  para 
la  laguna  de  Buluan,  con  el  auxilio  de  varios  dattos  in- 
fieles. Mientras  éstos  preparaban  á  sus  sácopes,  se  re- 
tiró á  Digos,  y  el  17  se  le  presentaron  los  dattos  bi« 
lañes,  Linoy,  Tambonao,  Guling  y  Liganday,  some- 
tiéndose al  Gobierno  español,  con  200  familias  el  pri- 
mero, 100  el  segundo,  i5o  el  tercero  y  3oo  el  cuarto, 
cuyos  jefes  prestaron  juramento  de  fidelidad,  conforme 
á  sus  ritos.  El  18  partió  para  la  laguna  de  Buluan,  y  al 

(1)  £1  9  de  £n«ro  habían  asesinado  los  moros  al  Comandante  mili* 
tar  de  este  distrito  y  á  cinco  individuos  de  tropa,  y  en  represalias  el 
subteniente  D.  Francisco  Brochuel  y  el  sargento  segundo  Alejo  San  José, 
con  19  soldados  y  41  paisanos,  les  mataron  dos  dattos  y  á  muchos  de 
ellos,  cogiéndoles  armas  y  1 6  bancas  con  arroz,  por  lo  que  estaban  afa- 
nosos de  venganza. 


33^  JOSÉ    MONTERO   Y  VIDAL 

llegar  al  punto  de  Mailad  levantó  un  fuerte  de  14  va- 
ras, capaz  para  200  hombres,  que  se  terminó  el  19  de 
Julio.  A  su  recinto  acudieron  á  someterse  al  Gobierno- 
de  España  los  dattos  Banda,  con  400  familias;  Limbu» 
dan,  con  35o  idem;  Sandigay,  datto  grande,  tenido  por 
sultán  de  los  bilanes,  con  2.000  idem;  Sipeat,  con 
1. 000  idem,  y  Moot,  con  1.700,  ó  sean  6.200  en  total,, 
ofreciendo  que  en  breve  se  someterían  todos  los  indivi- 
duos infieles  de  la  laguna  (0. 

Por  el  mes  de  Agosto  aparecieron  de  nuevo  los  pira- 
tas en  el  estrecho  de  Basilan  y  sobf  e  las  costas  de  Zam- 
boanga,  apresando  á  algunos  indios.  Hallábase  fondea* 
da  en  el  río  Massinloc  una  falúa  al  mando  del  sargenta 
segundo  de  infantería  de  marina,  Juan  Leys  Pensado, 
el  cual  se  hizo  en  seguida  á  la  mar.  El  27  divisó  sobre 
la  isla  de  Sibagos,  al  NE.  de  punta  Matanaual,  tres  sa- 
lisipanes  de  piratas.  Al  ver  la  falúa,  forzaron  el  remo  y 
ganaron  la  playa,  donde,  unidos  á  los  habitantes  de  ui> 
pueblo,  invitaban  á  sus  perseguidores  á  bajar  á  tierra. 
La  falúa,  aproximándose  á  tierra,  despejó  la  playa  á 
metrallazos.  Mandó  después  un  cayuco  tripulado  por 
ocho  hombres,  quienes,  al  amparo  de  los  fuegos  de  la 
falúa,  pudieron  incendiar  el  pueblo,  cogiendo  un  cañón 
y  algunas  embarcaciones. 

Al  finalizar  el  año  1861,  un  nuevo  y  brillante  triun- 
fo de  nuestras  armas  hizo  conocer  á  los  moros  su  infe- 
rioridad y  decadencia. 

Comisionado  por  el  Gobernador  de  las  Islas  el  coro- 
nel jefe  de  Estado  Mayor  D.  José  Ferrater  para  des- 


( 1 )  Parte  del  Gobernador  del  cuarto  distrito  de  Mindanao,  de  fecha 
1  .^  de  Julio,  al  Gobernador  P.  M.  de  dicha  isla:  Gaceta  de  Manila  del 
18  de  Octubre. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  337 

truir  las  defensas  qué  habiap  levantado  los  moros  sobre 
el  rio  desde  Cottabato  hasta  Tumbao,  reunió  en  Pollok 
la  goleta  Constancia,  dos  cañoneros  y  una  falúa>  y  en 
espera  de  la  Valiente  se  dirigió  el  ii  de  Septiembre  á 
Cottabato  con  el  comandante  de  las  fuerzas  sutiles  del 
Sur,  D.  Casto  Méndez  Núñez. 

£1  1 5  salieron  para  Tumbao  los  transportes  de  vela 
San  Vicente^  Soledad  y  Scipión,  escoltados  por  las  falúas 
i3,  36  y  37  de  la  subdivisión  de  Pollok,  al  mando  del 
alférez  de  navio  D.  Juan  Moreno  Guerra,  y  en  la  no- 
che del  mismo  día  lo  hizo  el  cañonero  núm.  5  para 
proteger  aquellos  buques,  en  los  que  iban  las  cuatro 
compañías  de  preferencia  de  los  regimientos  Infante  y 
Principe,  2/  y  4.*^  de  los  mismos,  con  cuatro  piezas  de 
montaña  y  una  sección  provisional  de  obreros.  Puestos 
en  marcha  los  expedicionarios  en  la  madrugada  del  16, 
dieron  vista  á  las  nueve  y  media  á  la  cotta  de  Pagalun- 
gan,  del  datto  Maghuda,  haciendo  alto  la  expedición  á 
unos  5oo  ó  600  metros  de  distancia,  sin  que  la  forma 
del  terreno  permitiera  ver  otra  cosa  de  ella  que  las  ban- 
deras que  los  moros  tenían  enarboladas.  Ferrater  dis- 
puso que  Méndez  Núñez,  acompañado  por  el  coman- 
dante García  Carrillo  y  el  teniente  de  navio  Malcampo, 
recorriese  la  cotta  por  el  río,  como  lo  efectuó,  con  tres 
botes  armados  de  la  Constancia  y  Valiente^  y  que  el  ca- 
pitán de  ingenieros  D.  Juan  Gaya  practicase  análogo 
reconocimiento  por  los  frentes  de  tierra,  apoyado  por 
dos  compañías  de  granaderos  al  mando  del  comandan- 
te O.  Francisco  Moscoso  y  una  sección  de  montaña  al 
de  D.  Cándido  Gamíndez.  La  disposición  del  terreno 
no  permitió  reconocer  las  defensas  de  la  cotta,  por  ser 
extremadamente  bajo,  y  con  el  cogon  á  una  altura  de 
tres  metros,  mientras  el  piso  pantanoso  hacía  que  los 
TOMO  III  22 


338  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

infantes  se  hundiesen  hasta  más  arriba  de  la  rodilla^ 
teniendo  que  llevar  los  fusiles  á  la  altura  de  los  hom- 
bros y  las  cartucheras  en  el  pecho,  y  hubo  que  desistir 
de  atacar  por  los  frentes  de  tierra.  En  vista  de  ello,  or« 
denó  que  el  comandante  P.  M.  de  Davao,  García  Ca- 
rrillo, se  encargara  de  la  fuerza  de  tierra  destinada  al 
asalto,  dando  además  las  órdenes  oportunas  para  el 
auxilio  que  habia  de  prestar  la  marina.  Al  amanecer 
del  17  dio  la  señal  de  ataque  desde  la  Constancia,  rom- 
piendo el  fuego  con  la  artillería  de  ésta  y  de  la  Va^ 
líente. 

La  cotta,  situada  en  la  orilla  del  río,  estaba  defen- 
dida por  una  estacada  y  un  terraplén  de  7  metros  de 
elevación  y  6  de  espesor,  y  á  su  ancho  foso  de  i5  me- 
tros defendíale  numerosa  artillería. 

Los  cañoneros  12  y  i3  se  acercaron  á  batir  la  cotta 
á  una  distancia  de  3o  metros,  seguidos  inmediatamen- 
te por  el  18  y  poco  después  por  el  5. 

Las  tropas  y  marinería  desembarcada  tomaron  posi- 
ción en  la  orilla  izquierda  á  una  distancia  de  20  metros 
del  foso,  y  empezaron  á  hostilizar  al  enemigo  con  obje- 
to de  apagar  sus  fuegos;  pero  éste,  con  cuatro  cañones  y 
gran  número  de  lantacas  de  bronce  de  distintos  calibres, 
y  protegido  por  un  terraplén  de  ocho  metros  de  espesor» 
desafiaba  impunemente  los  fuegos  de  la  fusilería  y  arti- 
llería de  los  cañoneros,  tropa  desembarcada  y  de  dos  ca- 
ñones de  montaña  situados  á  medio  tiro  de  pistola. 

Los  cañoneros  12,  i3  y  18,  cuya  posición  era  de  las 
más  difíciles,  llegaron  varias  veces  hasta  tocar  las  tro- 
neras enemigas,  logrando  al  cabo  cortar  las  cadenas 
puestas  sobre  el  río.  En  el  acto  ordenó  Méndez  Núñez 
al  comandante  de  la  Constancia  que  colocara  en  las  cru- 
cetas» vergas  y  bauprés  la  fusilería  disponible,  y  que  le- 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  339 

^ase  y  se  dirigiera  á  toda  máquina  sobre  la  cotta,  con 
objeto  de  embestirla  por  proa. 

Realizada  esta  difícil  operación  con  gran  inteligen» 
cia,  entraron  al  asalto  en  la  terrible  fortaleza  los  grana- 
deros del  núm.  4,  pasando  sobre  tablas,  y  los  marinos 
por  el  bauprés. 

Entonces  se  trabó  horrible  lucha  cuerpo  á  cuerpo^ 
quedando  herido  Malcampo,  que  mandaba  el  grupo  de 
asalto,  en  cuyo  mando  le  sustituyó  el  alférez  de  navio 
D.  Pascual  Cervera,  y  auxiliándoles  en  lo  posible  desde 
tierra  el  comandante  Moscoso,  que  había  reemplazado  á 
Carrillo,  herido  asimismo  por  los  moros. 

Éstos  se  desconcertaron  viendo  invadida  la  cotta  y 
reemplazada  su  bandera  por  la  española  en  medio  del 
^rito  entusiasta  de  victoria  de  las  tropas,  que  todavía 
sostuvieron  media  hora  de  desesperada  lucha  con  los 
mahometanos. 

En  esta  empeñada  acción  se  distinguieron  mucho  el 
capitán  de  granaderos  Bibiano,  el  teniente  de  navio 
Malcampo,  los  subtenientes  D.  Evaristo  Cánovas  y 
D.  Jaime  Alcoverro,  heridos  dentro  de  la  cotta;  los  in- 
térpretes Ortuoste  y  Alvarez;  el  comandante  de  artille- 
ría Gamindez;  el  del  quinto  distrito,  D.  Antonio  Sán- 
chez Valverde;  el  subteniente  D.  Crispin  Sanz;  el  co- 
mandante de  la  ConstanciayD.  Zoilo  Sánchez  Ocaña;los 
comandantes  de  todos  los  cañoneros  y  falúas,  t que  á 
porfía  se  afanaban  en  ver  quién  se  aproximaba  más  á  la 
cotta,  poniendo  sus  cañones  á  20  y  i5  metros  de  las 
troneras»;  siendo  de  admirar  «la  imponderable  tranqui- 
lidad con  que  el  capitán  de  fragata  D.  Casto  Méndez 
Núñez  dirigía,  ordenaba  y  llevaba  á  cabo  todas  las  ma- 
niobras marineras»,  añadiendo  el  jefe  de  la  expedición 
que  era  en  él  t  un  deber  de  gratitud  patentizar  los  emi- 


340  JOSÉ   MONTBRO   Y   VIDAL 

nentes  servicios  de  este  jefe^  y  la  parte  tan  poderosa 
que  ha  tenido  en  el  feliz  éxito  de  la  jornada»  (0. 
.  La  total  pérdida  de  los  moros  fué  de  200,  teniendo 
sobre  doble  número  de  heridos.  El  de  defensores  de  la 
cotta  excedía  de  5oo.  Entre  los  muertos  se  reconocie- 
ron los  cadáveres  del  datto  Maghuda  y  del  hijo  mayor 
del  Maramaya  de  Tumbao.  Del  ejército  hubo  ocho 
muertos,  entre  éstos  el  teniente  del  núm.  6,  D.  Manuel 
Olive,  48  heridos  y  siete  contusos.  De  la  marina  resul- 
taron tres  muertos,  30  heridos  y  un  contuso. 

Los  heridos  fueron  transportados  á  Cottabato,  asis» 
tiéndolos  durante  la  acción  con  mucho  esmero  el  ayu- 
dante del  Cuerpo  de  Sanidad  militar  D.  Luis  Eizagui- 
rre,  que  solicitó  ir  en  la  vanguardia,  y  los  médicos  de 
la  armada  D.  Quintín  Meynet,  D.  Antonio  Jiménez  y 
D.  Juan  Melé  (2). 

(1)  JFiaríe  del  asalto  y  toma  de  la  cotia  I^galungan  y  derrota  de  los 
moros  en  el  rio  Grande  de  Mindanao^  por  el  C.  jefe  de  Estado  Mayor 
D.  José  Ferrater. 

(2)  El  ilustre  Méndez  Núfiez,  en  el  parte  de  este  glorioso  hecho  de 
armas,  ensalza  el  valor  de  Malcampo,  comandante  de  la  Valiente^  y  re- 
comienda á  los'  alféreces  de  navio  D.  Basilio  Torres  Linero,  D.  Fran- 
cisco Patero  y  D.  José  Joaquín  Díaz,  comandantes  de  los  cañoneros 
núm.  12  [Arayat),  núm.  13  [Fampanga)  y  núm.  18  {Taaí).  Del  co- 
mandante del  cañonero  núm.  5  [Lutén)^  D.  José  Osteret,  dice  que 
cumplió  sus  instrucciones,  aunque  por  las  averías  de  su  buque  no  pudo 
estar  en  primera  linea. 

Según  el  mismo  parte,  el  alférez  de  navio  de  la  dotación  de  la  Com^ 
tanda,  D.  Patricio  Montojo,  solicitó  y  obtuvo  el  mando  de  los  botes 
destinados  al  asalto,  hallándose  á  bordo  de  aquélla  en  el  ataque  del 
fuerte.  Cervera  debió  su  vida  en  la  cotta  al  marinero  de  la  Valiente,  Se- 
bastián Llanos,  que  tendió  de  un  bayonetazo  al  moro  que  iba  á  descar- 
gar su  campilán  sobre  aquél,  teniéndole  ya  tendido  en  tierra.  Reco- 
mienda también  al  contador  de  la  subdivisión  de  Pollok,  D.  Antonio 
Carreras;  al  de  la  Valiente,  D.  Alfredo  Roco;  al  de  la  Constancia,  Don 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  34I 

En  Diciembre  de  1860  había  acudido  el  P.  Cuarte- 
rón al  Gobierno  de  Filipinas,  exigiendo  respuesta  á  su 
•exposición  del  10  de  Octubre  de  i858.  Herrera  Dávila 
no  tomó  providencia  alguna,  y  el  18  de  Agosto  de  1861 
consultó  el  caso  el  general  Lemery  con  el  Gobierno, 
quien  le  dirigió  una  notable  Real  orden  el  12  de  Sep- 
tiembre excitándole  á  proceder  con  energía  en  la  cues- 
tión de  Borneo  y  Labuan  (O,  cuya  excitación  no  surtió 
efecto  alguno,  realizándose  lo  que  tanto  temía  y  íidvir- 
tiera  á  tiempo  de  evitarlo  el  P.  Cuarterón,  respecto  á 
aquellos  importantes  territorios. 

En  el  año  siguiente  de  1862,  y  por  orden  del  gober- 
nador P.  M.  de  Mindanao,  D.  Gregorio  Tenorio,  se 
hizo  á  la  mar  el  cañonero  núm.  i,  al  mando  de  D.  Nar- 
ciso José  Pedriñán,  con  fuerzas  del  ejército,  sostenien- 
do con  los  moros  un  fuerte  combate.  Las  tropas  se  po- 
sesionaron de  las  alturas  y  cotta  de  Taviran  el  17  de 
Febrero,  distinguiéndose  en  esta  acción  el  capitán  Bi- 

Ramón  Aguirre;  al  segundo  piloto  D.  Miguel  Quevedo;  al  alférez  de 
navio,  segundo  comandante  de  la  Valiente^  D.  José  Izquierdo;  al  guar- 
dia marina  de  primera  D.  Manuel  Aguilar,  de  la  dotación  del  JElcané; 
«1  de  la  marina  sutil  D.  Enrique  Roda,  y  á  los  subtenientes  de  infante- 
ría del  ejército  D.  Valero  Arpal  y  D.  Augusto  Urreta,  embarcados  en 
los  cafloneros  13  y  12;  á  los  condestables  José  Prius,  Manuel  Calero, 
José  M.  Granados  y  Manuel  del  Campo;  á  los  patrones  D.  Antonio  del 
Rosario,  Juan  de  los  Reyes,  Pedro  Panguilianan,  Mariano  Villarreal  y 
Gregorio  Guiao;  á  los  contramaestres  y  maestranza  de  la  Cousümcia, 
asi  como  al  cabo  de  mar  Francisco  José  Mijón;  marinero- carpintero 
José  Rodríguez-,  á  los  ordinarios  Manuel  Figueroa,  Alejo  Olaaarri,  Máxi- 
mo Santo  Domingo,  Gregorio  Raimundo,  Sixto  Acosta  y  Monteo  de 
Sullai  á  los  fogoneros  Martín  Garrido,  Alonso  y  José  Punsalán;  al  sol- 
dado de  infantería  de  marina  Baldomcro  Roscaller;  á  M«  Roberto  Phips 
y  M.  William  Dehe,  maquinistas,  y  á  los  médicos  y  ayudantes  de  Sa- 
nidad. 

(1)     Apéndice  VIL 


34^  JOSÉ  MONTERO   Y  VIDAL 

biano  y  los  tenientes  D.  José  Quintana  y  D.  José  Mo- 
lina; los  subtenientes  D.  Andrés  Garda  Mora^  D.  Jos6 
Solar,  D«  Francisco  Domínguez  y  D.  Antonio  Cáno- 
vas; el  intérprete  Ortuoste;  los  sargentos  Juan  Peláez^ 
Saturnino  Ayuso,  Juan  Pérez,  Francisco  H  añeras  y 
Pedro  Rodríguez;  los  cabos  José  Taltabas  y  Leonardo 
Alonso;  el  soldado  Pedro  Alonso,  y  el  ayudante  secreta- 
rio D.  Froilán  Hernández  Lastres. 


CAPITULO  XVIII. 


Decreto  del  Emperador  de  Annam  contra  los  cristianos. — Decapitación 
de  los  Obispos  Díaz  y  Sampedro. — Consideraciones  acerca  de  estos 
sucesos. — Slrvenle  de  pretexto  á  Francia  para  sus  aspiraciones  de 
conquista  en  Asia. — Asocia  á  Espafía  á  su  proyecto  pretextando  el 
interés  religioso. — Imprevisión  del  Gobierno  espafiol.— Expedición 
á  Cochinchina  de  Espafia  y  Francia. — Marchan  á  aquel  país  X.500 
hombres  del  ejército  de  Filipinas — Toma  de  la  bahía  de  Turón.— 
Trabajos  inútiles  de  atrincheramiento. — Penalidad  de  los  expedicio- 
narios.—Ventaja  de  los  soldados  filipinos.— Es  evacuada  la  bahía 
por  el  grueso  de  las  fuerzas  aliadas. — Toma  de  Saigón. — Es  decla- 
rada posesión  francesa.— Para  llevar  sus  fuerzas  á  China,  evacúan  á 
Turón  y  despiden  á  Manila  el  grueso  de  las  espafiolas,  temerosos  de 
que,  estando  en  mayoría,  estorbaran  sus  planes  de  conquista.— Tor- 
peza en  acatar  esta  orden. — Queda  en  Saigón  una  escasa  fuerza  alia* 
da. — Es  nombrado  Palanca  Jefe  de  las  fuerzas  espafiolas  y  Plenipo- 
tenciario en  Annam. — Su  sorpresa  ante  los  hechos  indicados. — 
Reclamaciones  del  Gobierno  espafiol  al  de  Francia.— Evasivas  de 
éste.— -Crítica  situación  de  los  aliados  en  Saigón.— Combates  con  los 
annamitas.  — Brillante  defensa  de  la  pagoda  des  Clochetons.— Llegan 
grandes  refuerzos  á  los  franceses  terminada  la  guerra  de  China. — 
Actividad  de  las  operaciones  militares. — Toma  de  las  plazas  y  fuer- 
tes de  Ki-hoa,  Myt-ho,  Bien-hoa  y  Vinh-luong. — Brillante  conduc- 
ta de  las  tropas  hispano -filipinas  en  todos  estos  combates. — Decla- 
ran los  franceses  incorporadas  á  Francia  las  provincias  conquistadas. 
— Protestas  de  Palanca  y  comunicaciones  al  Gobierno  sobre  este 
aspecto  de  la  campafia.— Tratado  de  paz. — Ventajas  obtenidas.*^ 
Insurrección  de  las  provincias  anexionadas  á  Francia.  — Es  refrenada» 
merced  en  gran  parte  al  valor  de  las  fuerzas  espafiolas  y  de  los  auxi- 
lios llegados  de  Manila. — Regresan  los  expedicionarios  á  Filipinas. 
— Honrosa  alocución  de  despedida  del  Almirante  francés. — Van  á 
Uué  las  Legaciones  espa  fióla  y  francesa  al  canje  de  la  ratificación  del 
tratado. — Solemne  recibimiento. — Termina  la  expedición.— Regresa 
Palanca  á  Espafia. — Consideraciones. 


344  P^^   MONTERO  Y  VIDAL 

A  consecuencia  de  un  decreto  del  Soberano  de  Annam, 
Tu-Duc,  de  Septiembre  de  1854,  comenzó  una  nueva 
persecución  contra  los  cristianos  y  los  misioneros  del 
Tonkín,  que  merced  á  la  codicia  de  los  mandarínes  en- 
cargados de  cumplimentar  el  regio  mandato^  no  fué  en 
exceso  rigurosa;  mas  en  1857  y  principios  de  i858, 
arreció  fieramente  (O,  y  entre  otras  victimas  hubo  que 
lamentar  la  muerte  del  Obispo  de  Platea  y  Vicario 
apostólico  de  la  misión  dominicana  del  Tonkín  Central» 
D.  Fr.  José  María  Díaz  Sanjurjo,  que  fué  preso  el  21 
de  Mayo  y  decapitado  el  20  de  Julio  de  iSSy  en  la  ciu- 
dad de  Nam-Dinh  (2). 


(1)  Resumen  histórico  de  los  principales  sucesos  ocurridos  en  las 
misiones  del  Tonkin,  á  cargo  de  los  Padres  dominicos,  desde  1852 
hasta  1858.  Se  da  á  luz  por  el  M.  R.  P.  Fr.  Julián  Velinchón,  Prior 
provincial  del  Santísimo  Rosario:  Manila,  1858. 

(2)  La  sentencia  real  decía  así: 

cAfio  10  del  reinado  de  Tu-Duc,  mes  6.*,  día  7-  El  decano  Ynoc- 
Dung  y  el  mandarín  Phan-Thuy-Vinh,  por  mandado  de  S.  M.,  remiti- 
mos la  sentencia  real  de  la  causa  instruida  por  el  Gobernador  de  la  pro- 
vincia Nam-Dinh,  con  fecha  4  del  mes  5.®  de  este  afio. 

>  Prohibiendo  nuestras  leyes  con  todo  rigor  la  falsa  religión  del  que 
llaman  Jesús,  y  habiendo  tenido  ese  europeo  José  An^  maestro  prind' 
pal  de  ella,  la  osadía  de  entrar  en  nuestros  dominios  á  reducir  nuestros 
vasallos  que  la  sigan,  y  siendo  reo  confeso  y  convicto,  ordenamos  y 
mandamos  que  tan  luego  como  se  reciba  nuestra  Real  orden  se  le  corte 
la  cabeza,  y  se  arroje  al  alto  para  general  escarmiento  de  otros,  y  des- 
pués al  río  para  arrancar  de  una  vez  la  raíz  de  tantos  males etc.» 

£1  Obispo  Díaz  había  nacido  en  Suegos,  obispado  de  Lugo,  en  i8i8. 
Profesó  en  Ocafia  en  1842;  llegó  á  Manila  en  1844,  y  poco  después 
pasó  á  las  misiones  del  Tonkín. 

Los  detalles  de  su  muerte  pueden  verse  en  la  •Relación  de  los  traba- 
jos y  calamidades  del  Vicariato  del  Tonkín  Central,  durante  la  cruel 
persecución  del  Rey  Tu-Duc  en  1857  y  principios  del  58.  escrita  por 
el  limo.  Sr.  D.  Fr.  Melchor  Sampedro,  Obbpo  de  Triooria  y  Vicario 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  345 

Aunque  sensibles  estas  muertes,  no  eran  las  prime- 
ras ocurridas  en  las  misiones  de  aquella  parte  del  Asia, 
y  nada  había  hecho  España  hasta  entonces^  ni  menos 
Francia,  por  castigar  á  sus  autores,  y  justo  es  recono- 
cer que  las  víctimas  del  fanatismo  religioso  de  los  an- 
namitas  habían  incurrido  en  la  penalidad  sufrida  con 
arreglo  á  las  leyes  del  país,  que  estaba  en  su  derecho 
al  no  consentir  perturbadores  de  sus  creencias  religio- 
sas, como  en  España  y  en  Francia  más  que  en  país 
alguno  del  mundo,  se  ha  privado  de  la  vida  con  tormen- 
tos horrorosos  á  millares  de  infelices  calificados  de  he- 
rejes por  simples  denuncias  anónimas,  en  los  ominosos 
tiempos  en  que  la  sangrienta  Inquisición  ejercía  su  fu- 
nesto y  tiránico  poder. 

Aparte  de  esto,  ninguna  necesidad  tenían  los  misio- 
neros de  arrostrar  tan  gran  peligro;  y  si  lo  hacían  guia- 
dos por  el  santo  empeño  de  conquistar  almas  al  cielo, 
claro  está  que  se  exponían  á  una  muerte  segura  de 
fracasar  su  empresa;  y  ni  podían  pretender  que  se  impu- 
siera por  la  fuerza  á  los  annamitas  la  religión  cristiana, 
ni  debían  aceptar  que  se  vengara  su  glorioso  martirio. 

Pero  Francia  necesitaba  imperiosamente  colonias  en 
aquellos  mares  que  hacía  tiempo  frecuentaba  con  tal 
objeto,  dirigiendo,  en  ocasiones,  sus  codiciosas  miradas 
aun  á  las  poseídas  por  España,  y  tomó  pretexto  de  las 
persecuciones  á  los  misioneros  para  llevar  sus  armas  al 

apostólico  del  mismo.  Se  da  á  luz  por  el  M.  R.  P.  Prior  Provincial 
Fr.  Julián  Veltnchóo:  Manila,  18581. 

Este  Fr.  Melchor  fué  preso  á  su  vez  el  8  de  Julio  de  1858  y  el  28 
condenado  á  la  pena  de  Lang  Tri,  que  consiste  en  cortar  al  paciente 
los  pies  y  las  manos,  y  después  la  cabeza,  cuya  terrible  sentencia  se 
cumplió  en  dicho  dfa. 

Era  natural  de  Sampedro  (Asturias),  y  habia  profesado  en  Ocafia. 


34^  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

imperio  de  Annam,  con  el  aparente  propósito  de  conse- 
guir  el  libre  ejercicio  de  la  propaganda  católica,  y  el  de- 
cidido intento  de  realizar  sus  aspiraciones  de  conquista» 

Creyó  el  Gobierno  del  Emperador  Napoleón  III  em- 
presa diñcii  la  suya,  no  teniendo  en  aquellas  apartadas 
regiones  estación  ninguna  en  que  sus  buques  y  sus  na* 
turales  encontraran  auxilio  y  refugio  en  caso  de  nece- 
sitarlo,  y  fijóse  en  que  España  poseía  un  importante  Ar- 
chipiélago inmediato  al  territorio  por  Francia  ambi- 
cionado: era,  pues,  indispensable  para  el  logro  de  sus 
bien  meditados  planes^  recabar  á  todo  trance  la  coope- 
ración de  España,  y  esta  intriga,  diestramente  condu- 
cida, dio  el  resultado  feliz  que  apetecía,  sin  más  equi- 
vocación en  sus  cálculos  que  obtener  gratis  el  concursa 
que,  lógicamente  pensando,  supuso  había  de  costarle  el 
compartir  por  lo  menos  con  sus  aliados  una  parte  del 
futuro  botín. 

En  efecto,  el  candido  Gobierno  que  por  aquel  enton- 
ces regía  los  destinos  de  la  desdichada  España,  huérfa- 
na tan  á  menudo  de  gobernantes  á  la  altura  de  su  mi- 
sión, aceptó  fácilmente  y  hasta  con  júbilo  la  idea  de 
vengar  la  sangre  de  unos  misioneros  cuyo  pasaje  á  Fi- 
lipinas costeaba  el  Tesoro  nacional  para  que  se  dedi* 
casen  á  convertir  infieles  en  las  misiones  del  Archipié- 
lago» y  llegados  á  éste  marchaban  sin  su  aquiescencia 
á  un  país  extranjero  á  los  fines  religiosos  y  temporales 
que  á  su  Corporación  interesaba,  dejando  que  en  Fili- 
pinas se  perpetuasen  en  la  idolatría  y  el  salvajismo  mi- 
llares de  individuos  que,  convertidos  á  la  religión  cató- 
lica y  atraídos  á  la  civilización,  podían  aumentar  el 
número  de  subditos  de  España  en  sus  dominios  oceáni- 
cos, librándola  del  baldón  de  que  al  cabo  de  tres  siglos 
y  medio  de  conquista  aún  haya  en  las  inmediaciones 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  347 

de  los  pueblos  civilizados  y  sometidos  á  la  madre  pa- 
tria un  millón,  pocos  más  ó  menos,  de  infieles  salvajes. 

£1  Gobierno  español,  además,  con  una  imprevisión 
que  corría  parejas  con  su  candidez,  no  sólo  se  prestó  á 
secundar  los  deseos  de  Francia  de  unir  sus  armas  para 
pelear  contra  los  annamitas,  sino  que  no  se  cuidó,  ni 
poco  ni  mucho,  de  pactar  previamente,  con  las  forma- 
lidades debidas  I  las  condiciones  y  bases  con  que  iba 
España  á  Cocbinchina,  ni  las  ventajas  que  debía  re- 
portarle el  término  de  la  empresa. 

El  resultado  correspondió,  naturalmente,  á  esta  falta 
elementalísima;  y  cuando  advertido  el  Gobierno  que  le 
reemplazó  en  el  poder  quiso  repararla,  ya  el  mal  esta- 
ba hecho  y  el  tiempo  de  imponer  condiciones  había 
pasado,  patentizándose  una  vez  más  la  ineptitud  de 
nuestros  gobernantes  y  de  nuestros  diplomáticos  en  las 
cuestiones  de  política  exterior. 

Pero  no  adelantemos  juicios  que  han  de  damos  he- 
chos los  acontecimientos. 

Por  Real  orden  de  23  de  Diciembre  de  1857  se  or- 
denó al  Gobernador  de  Filipinas  que  una  fuerza  de  i.5oo 
hombres  del  ejército  de  las  Islas  se  trasladase  á  Co- 
cbinchina á  unirse  al  ejército  expedicionario  francés, 
poniéndose  á  las  órdenes  del  Contralmirante  M.  Rigaud 
de  Genouilly,  nombrado  General  en  jefe  de  la  expedición. 

En  Manila,  donde  el  espíritu  religioso,  hábilmente 
avivado  por  los  que  tenían  interés  en  la  campaña,  no 
se  detuvo  á  considerar  el  prisma  político  del  asunto  ni 
se  podía  presumir  las  condiciones  en  que  íbamos  á  la 
lucha,  fué  acogida  la  noticia  con  gozo  extraordinario. 

Comenzaron  en  el  acto  y  prosiguieron  con  actividad 
desusada  los  preparativos  indispensables:  muchos  sol- 
dados indígenas  que  habían  terminado  ó  estaban  para 


34^  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

cumplir  su  tiempo  de  servicio,  solicitaron  continuar  en 
él  hasta  la  terminación  de  la  guerra;  el  P.  Fr.  Manuel 
Rivas,  de  la  Orden  de  dominicos,  recibió  el  encargo, 
que  cumplió  satisfactoriamente,  de  escribir  una  detalla- 
da Memoria  sobre  el  país  de  Ánnam,  y  anhelábase  por 
todos  que  llegara  cuanto  antes  el  día  de  marchar  á 
campaña,  con  el  vivo  deseo  de  tomar  cumplida  ven- 
ganza de  las  muertes  de  los  misioneros. 

El  Contralmirante  francés  había  anunciado  su  ida 
á  Manila,  pero  en  vano  se  le  esperó:  en  lugar  suyo,  y 
cuando  ya  la  tardanza  en  emprender  la  deseada  guerra 
tenía  impacientes  á  los  entusiastas  y  á  los  intrépidos 
soldados,  llegó  el  vapor  Dordogne  con  un  oficio  para  el 
Capitán  general,  pidiéndole  que  en  dicho  buque  envia- 
ra las  tropas  posibles.  Así  se  hizo  (20  de  Agosto  de 
i858),  embarcando  en  el  Dordogne  la  vanguardia,  com- 
puesta de  400  hombres  á  las  órdenes  del  coronel  Don 
Mariano  de  Oscáriz.  Estas  tropas  iban  sin  víveres,  sin 
municiones  de  respeto,  sin  tiendas  de  campaña  y  sin 
medicinas.  Oscáriz  formuló  la  correspondiente  reclama- 
ción al  Capitán  general;  pero  éste  le  dijo  que  «con  lo 
restante  de  la  fuerza  que  quedaba  en  Manila  iría  todo, 
que  ya  estaba  dispuesto  y  empaquetado  i,  sin  embargo 
de  lo  cual  aún  tardaron  algunos  meses  en  llegar  á  Co- 
chinchina  tan  urgentes  recursos. 

El  vapor  de  guerra  español  Elcatw  salió  al  mismo 
tiempo  con  un  destacamento  á  bordo  de  unos  ico  hom- 
bres. Estas  fuerzas  se  reunieron  á  las  aliadas  francesas 
en  la  bahía  de  Yulikan,  en  la  isla  de  Hainan,  encon  - 
trándolas  atacadas  del  cólera,  disentería  y  escorbuto  (i). 

(t)    Reuniéronse  en  Yulikan  estas  fuerzas:  fragata  de  vela  Némesis, 
de  50  caftones;  corbetas  de  vapor  I^imanguet  y  PMigetom^  de  lo  cafio- 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  349 

El  Gobierno  de  Filipinas,  para  no  ser  menos  en  sus 
excesivas  complacencias  que  el  de  España,  permitió  al 
Cónsul  francés  enganchar  900  tagalos  para  la  marina 
francesa  y  la  fuerza  necesaria  para  una  compañía  de 
infantería  y  otra  de  caballería. 

Los  franceses  recibieron  con  afecto  y  contento  á  los 
españoles. 

Ei  3o  de  Agosto  salió  la  expedición  de  Yulikan;  el  3i 
por  la  tarde  fondeó  en  la  bahía  de  Turón;  el  1°  de  Sep- 
tiembre se  intimó  al  Gobernador  de  la  plaza  la  entrega 
de  los  fuertes  en  el  término  de  dos  horas:  no  se  obtuvo 
contestación  en  este  plazo,  y  al  instante  ordenó  M.  Ri- 
gaud  de  la  Genouilly  el  ataque  simultáneo  de  las  obras 
que  protegían  el  fondeadero  y  los  dos  fuertes  de  cons- 
trucción europea  que  defendían  la  entrada  del  río. 

Oscáriz  pidió,  desde  el  primer  momento,  un  puesto 
de  honor  y  riesgo  para  las  fuerzas  españolas,  otorgán- 
doselo el  Contralmirante  con  su  alabanza  por  este  ras- 
go caballeresco. 

Después  de  una  hora  de  cañoneo  se  logró  apagar  los 
fuegos  del  enemigo.  Las  columnas  de  desembarco  sal- 
taron á  tierra  y  se  apoderaron  de  los  fuertes  el  mismo 
día  1°  de  Septiembre,  encontrando  en  ellos  gran  núme- 
ro de  cañones,  fusiles  y  municiones. 

El  General  en  jefe  declaró  solemnemente^  en  el  acto, 
posesión  francesa  el' puerto  de  Turón. 

El  siguiente  día  ordenó,  con  mal  acuerdo  y  poco 

nes;  transportes  mixtos  Gironde^  Satm,  Dordogtw'f  Meurthe^  de  10. 12, 
10  y  2  cafiones  respectivamente;  cañoneras  de  primera  clase  Dragonne^ 
Avaianehi^  Mitraillt^  Jhissé  y  Alarme^  de  4  cafiones  cada  una,  llevando 
á  sa  bordo  l  .300  soldados  franceses  y  400  espafloles.  Las  tripulaciones 
de  estos  buques  sumaban  1.710  individuos,  y  además  el  EUanú  con 
100  soldados  espafloles. 


350  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

tacto,  la  construcción  dé  un  sinnúmero  de  baterías,  en 
cuya  penosa  faena  se  ocupó  durante  muchísimos  meses 
el  ejército  expedicionario,  con  pérdida  de  miles  de  hom- 
bres, por  consecuencia  de  lo  rudo  de  los  trabajos  y,  so- 
bre todo,  por  las  influencias  del  clima.  En  estas  faenas 
fué  de  gran  auxilio  la  fuerza  indígena  de  Filipinas,  que 
por  su  naturaleza  propia  de  aquellos  países  gozaba  de 
mejor  salud  que  los  europeos,  siendo  la  que  sobrellevó 
el  peso  de  los  trabajos. 

En  este  intervalo  fueron  llegando  á  Cochinchina  el 
resto  de  las  fuerzas  de  que  se  componía  la  expedición 
española,  yendo  á  encargarse  del  mando  de  la  misma 
el  coronel  D.  Bernardo  Ruiz  de  Lanzarote,  con  algu- 
nas compañías  de  su  regimiento  de  infantería  Fernan- 
do VII,  núm.  3,  Estado  mayor,  Administración,  Sani- 
dad, etc.,  á  bordo  del  transporte  mixto  francés  Durance 
y  al  de  algunos  buques  mercantes  españoles  que  lleva- 
ban víveres  y  material. 

Los  franceses  aumentaron  también  su  flota  con  la 
corbeta  de  vapor  Catinat;  los  avisos  de  vapor  Pregent, 
de  hélice,  y  Pei-ho,  de  ruedas;  las  lorchas  Amphitrite, 
Esperance,  Saint-Joseph;  el  vapor  inglés  del  comercio, 
Scotland,  destinado  á  correo,  y  varios  buques  mercantes 
para  conducción  de  víveres  y  material. 

Aterrados  los  cochinchinos  creyendo  á  los  europeos 
invencibles,  fácil  hubiera  sido  de  proseguir  el  avance 
sobre  la  capital  Hué,  arrollarlos  y  concluir  la  guerra 
en  breves  días.  Se  perdió  el  tiempo,  cobraron  bríos 
viendo  la  inacción  de  los  agresores,  supieron  que  el 
clima  los  diezmaba  y  se  animaron  á^esistir  (i). 

(i)  cMeses  y  meses  pasaron  construyendo  baterías  y  más  baterías; 
removiendo  tierra  como  si  nos  halláramos  enfrente  de  Sebastopol,  y 


HISTORIA  D£    FILrlPINAS  35 1 

Los  mismos  soldados  annamitas  que  huyeron  despa- 
voridos el  i.^de  Septiembre,  perdido  el  miedo  ante  la 
pasividad  del  enemigo,  comenzaron  á  construir  trin- 
cheras erizadas  de  cañones  de  gran  calibre,  guarnecidas 
por  numerosas  tropas,  con  las  que  para  mantenerlas  á 
raya  hubo  que  sostener  continuos  combates  que  llega- 
ron, hacia  el  fín  de  la  permanencia  en  la  bahía  de  Tu- 
rón, á  ser  sangrientos  y  costosos  en  hombres;  sacrificios 
que  resultaron  de  todo  punto  inútiles,  puesto  que  el  Jefe 
de  la  expedición,  convencido  de  lo  infiiictuoso  de  su 
plan,  mandó  destruir  las  baterías  á  tanta  costa  levan- 
tadas y  defendidas  al  evacuar  la  bahía,  para  ir  á  Sai- 
gón,  capital  de  la  Baja  Cochinchina,  á  i5o  leguas  Sur 
de  Turón  y  á  25  leguas  al  interior  del  río  Donai. 

£1  2  de  Febrero  de  iSSg  se  abandonó  la  bahía  de 
Turón,  dejando  en  ella  una  escasa  fuerza  española  y 
francesa;  el  g  llegó  el  Vicealmirante  á  la  embocadura 
del  anchuroso  río  de  Saigón,  y  el  17  fué  tomada  la 
ciudadela  de  dicha  capital. 


perdiendo  por  el  clima  y  lo  rudo  de  los  trabajos  cuatro  veces  más  solda- 
dos de  los  que  se  hubiesen  sacrificado  en  la  toma  de  Hué,  y  cuenta  que 
yo  no  soy  enemigo  del  uso  de  los  atrincheramientos,  pero  si  del  abuso. 

«Además,  en  una  invasión,  no  avanzar  está  muy  cerca  de  retroceder: 
esta  idea  obra  en  la  imaginación  del  enemigo,  da  tiempo  á  los  gober- 
nantes para  allegar  recursos,  y  hace  cobrar  ánimo  á  los  invadidos,  que 
«n  un  primer  momento  miran  la  irrupción  como  un  torrente  devasta- 
dor, capaz  de  arrollarlo  todo  á  su  paso,  y  que  se  desimpresionan  al 
ver  su  inmovilidad  glacial,  como  sucede  á  los  viajeros  que,  tranquiliza- 
dos por  la  larga  inacción  de  un  volcán,  trepan  á  su  cumbre  y  hasU  se 
atreven  á  mirar  serenos  el  interior  del  humeante  crkitr9,—fCuéjtiú>$4Íe 
Cochinchina,  Aclaraciones  por  el  Teniente  coronel  graduado  D.  Serafín 
Olabe:  Madrid,  1862.] 

Este  ilustrado  y  valiente  militar  asistió  á  toda  la  campafia  de  Co- 
chinchina. 


352  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

A  la  toma  de  esta  importante  posesión  concurrieron 
el  vapor  Élcano,  y  por  los  franceses  dos  corbetas  de  va- 
por, tres  cañoneras  de  primera  clase  y  tres  transportes 
mixtos,  con  más  4  buques  del  comercio  españoles  y  fran- 
ceses ñetados  por  cuenta  de  ambos  Gobiernos,  ascen- 
diendo las  fuerzas  de  desembarco  á  unos  3oo  hombres 
de  cada  nación. 

Dentro  de  la  ciudadela  se  hallaron  sobre  200  piezas 
de  artillería,  un  gran  arsenal,  85.000  kilogramos  de 
pólvora,  1 30.000  francos  en  dinero,  una  corbeta  y  seis 
juncos  de  guerra  recién  construidos,  más  de  20.000  fu- 
siles, casi  todos  de  chispa,  y  una  inmensa  cantidad  de 
arroz,  producto  del  impuesto  de  un  año  de  la  provincia. 

Mandaba  la  vanguardia  española,  y  como  tal  asistió  á 
la  toma  de  los  fuertes  del  rio  y  asalto  de  la  ciudadela, 
el  comandante  D.  Carlos  Palanca,  segundo  Jefe  de  la 
expedición,  cuya  vanguardia  veriñcó  todos  los  desem- 
barcos y  ataquep,  menos  el  de  Punta  Santiago,  distin- 
guiéndose por  su  bravura. 

Turón  mientras  tanto  estaba  cada  día  en  mayor  pe- 
ligro: después  de  la  salida  de  los  expedicionarios  para 
Saigón,  los  cochinchinos  extremaron  sus  ataques;  las 
tropas  franco-españolas  que  allí  quedaron  se  batieron 
heroicamente;  pero  como  el  número. de  los  contrarios 
era  cien  veces  mayor,  aunque  se  les  venciese  siempre, 
ibase  perdiendo  cada  vez  más  terreno.  La  escuadrilla 
de  botes  establecida  en  el  rio,  á  las  órdenes  del  tenien- 
te de  navio  Tuero,  condújose  con  extraordinario  heroís- 
mo; mas  todos  estos  sacrificios  de  hombres  y  de  dine- 
ro, y  el  desarrollo  y  especial  dirección  de  la  campaña, 
¿qué  ventajas  ni  qué  solución  práctica  ofrecía  para 
España? 

No  en  balde  los  jefes  militares  que  sobrellevaban  con 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  353 

la  proverbial  bravura  y  fortaleza  en  soldados  españo- 
les las  penalidades  de  una  guerra  sin  objetivo  alguno 
para  la  nación,  y  que  tenían  el  suficiente  discernimien- 
to para  ver  claro  en  el  asunto,  se  dolían  del  triste  pa- 
pel que  un  Gobierno  imprevisor  les  obligaba  á  hacer 
en  provecho  de  ajenos  intereses  (0. 

(i)  £]  ilustrado  corcnel  Oscáríz  escribía  desde  el  campamento  de 
Tíant-Chá  lamentando  el  sesgo  que  llevaban  ios  asuntos  y  la  inconve- 
niencia  de  haber  ido  á  Cochinchina  en  las  condiciones  en  que  fué  £$- 
pafia.  He  aquí  sus  incontrovertibles  argumentos: 

«Preciso  es  confesar  que  los  franceses  nos  han  cogido  completamente 
de  primos  en  esta  ocasión,  explotando  nuestros  sentimientos  religiosos, 
para  fundar  con  nuestros  propios  recursos  un  magnifico  establecimien- 
to, que  no  podían  llegar  á  ver  realizado  por  si  solos,  y  que  á  nadie  es 
más  perjudicial  que  á  España.  Al  seAor  Ministro  de  Estado  se  lo  digo, 
y  se  lo  repito  todos  los  correos  confidencialmente,  es  verdad,  porque 
tiene  la  bondad  de  mantener  correspondencia  privada  conmigo,  pero  de 
un  modo  que  no  le  debe  quedar  duda  ninguna. 

9¿Qué  hacemos  en  Cochinchina?  He  aquí  una  pregunta  que  los  pe- 
riódicos y  los  diputados  de  cualquier  color  político  pueden  hacer  al 
Gobierno,  y  á  la  que  éste  se  ha  de  ver  apurado  para  contestar;  porque 
no  defendemos  la  religión,  ni  reivindicamos  el  honor  nacional  ultrajado, 
ni  podemos  pretender  ventajas  para  nuestro  comercio,  ni  esperar  siquie- 
ra que  brillen  con  gloria  nuestras  armas. 

iNo  defendemos  la  religión,  porque  la  religión  católica  no  necesita 
defensa,  y  nunca  se  ostenta  más  grande  y  majestuosa  que  en  las  per- 
secuciones, habiendo  triunfado  de  todas  sin  auxilio  extraño.  Además» 
nuestros  misioneros  del  Tonkín  no  han  pedido  protección,  y  algunos 
la  rechazan  como  contraria  a^  Evangelio.  Logra  uno  la  palma  del  mar- 
tirio, y  va  otro  k  ocupar  su  puesto  aspirando  al  mismo  fin,  y  trabaja 
con  celo  hasta  que  el  verdugo  interrumpe  su  carrera,  sin  acordarse  que 
podían  cesar  estos  riesgos,  porque  cesaría  entonces  también  el  carácter 
sagrado  de  las  misiones. 

iNo  reivindicamos  el  honor  nacional  ultrajado  por  la  muerte  del 
Obispo  Díaz  ni  del  Obispo  Melchor,  pues  los  annamitas  no  identifican 
la  nacionalidad  de  los  doctores  de  una  religión  prohibida  al  aplicarles, 
con  arreglo  á  las  leyes,  la  pena  de  muerte.  Por  otra  parte,  la  misión 

TOMO  III  23 


354  PSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

Y  esta  opinión  que  tenian  los  militares  españoles,  y 
que  en  la  Península  era  general,  según  se  leia  en  los 
periódicos  de  entonces  y  se  ve  por  las  discusiones  ha- 
bidas en  las  Cortes,  aparece  robustecida  por  la  de  ex- 
tranjeros tan  conspicuos  y  conocedores  de  los  asuntos 


que  sostiene  en  el  Tonkín  la  provincia  del  Santo  Rosario  de  Manila,  no 
tsU  autorizada  por  el  Gobierno,  y  los  misioneros  procedentes  de  Ocafia, 
que  vienen  á  Filipinas,  deberían  servir  en  la  colonia,  donde  hacen  fal- 
ta; de  modo  que  los  que  van  al  Tonkín,  por  muy  respetables  y  dignos 
de  consideración  que  sean,  pierden  desde  luego  los  derechos  de  nacio- 
nalidad, como  los  pierde  todo  aquél  que  sin  la  debida  autorización 
abandona  su  patria. 

>  Dudoso,  y  en  todo  caso  muy  insignificante,  es  el  interés  del  comer- 
cio espafiol  en  Cochinchina;  pues  cuando  los  extranjeros  explotan,  no 
sólo  el  comercio  en  Manila,  sino  también  el  de  las  provincias,  dificilí- 
simo es  que  Inglaterra,  América  y  Francia  dejen  nada  que  hacera  Es- 
paña en  el  comercio  con  Cochinchina. 

» Entregadas,  por  último,  nuestras  tropas,  en  número  de  I.500  hom- 
bres, sin  reserva  alguna,  á  un  General  en  jefe  francés,  celoso  hasta  el 
extremo  de  sus  atribuciones,  y  anhelante,  como  es  natural,  de  lograr 
para  su  patria  honra  y  provecho,  no  operamos  solos,  y  cuando  se  nos 
reúne  á  los  franceses,  estemos  en  mayoría,  ó  minoría.sieropre  manda  un 
francés;  de  modo  que,  si  hay  gloria,  toda  la  acapara  el  jefe,  y  si  hay 
baldón,  puede  echarse  sobre  nosotros.  Aunque  no  ocuira  ninguno  de 
estos  casos,  nuestra  posición  por  sí  sola  es  degradante. 

fEn  los  fuertes  conquistados  con  nuestro  concurso  se  han  encontra- 
do sobre  300  cafiones,  mucho  material,  una  considerable  cantidad  de 
moneda  y  varios  almacenes  de  arroz.  Creo  que  en  los  fuertes  debita 
ponerse  la  bandera  española  al  lado  de  la  francesa;  creo  que  debió  ha- 
cerse un  inventario  general  de  todo  lo  ocupado,  interviniendo  nosotros 
en  él,  y  aunque  el  General  en  jefe  no  mirase  esto  como  una  obligación, 
creo  que  lo  debiera  haber  hecho  por  atención  ó  galantería;  pero  nada 
de  lo  que  decimos  ha  sucedido,  y  puede  nuestro  Gobierno  acusar  al 
francés  de  falta  de  consideración. 

>E1  establecimiento  de  los  franceses  en  Cochinchina  nos  es  en  ex- 
tremo perjudicial;  porque  fundándose  nuestro  dominio  en  Filipinas,  no 
en  la  fuerza,  sino  en  los  principios  religiosos  que  hemos  inculcado  en 


HISTORIA  DB    FILIPINAS  355 

coloniales  como  el  entonces  gobernador  inglés  de  Hong* 
Kong,  Sir  J.  Bowring  (i). 

Llegó  en  esto  el  momento  de  romperse  las  hostilida- 
des entre  las  fuerzas  aliadas  de  Inglaterra  y  Francia 
contra  China. 

los  indigenas,  y  en  la  consideración  con  que  nos  miran,  porque  no  ha- 
biendo estado  en  contacto  con  las  clases  bajas,  tienen  al  espafiol  por 
una  raza  superior,  resulta  hoy  que  los  franceses  tienen  á  su  servicio  550 
filipinos  bajo  el  pie  de  completa  igualdad  con  sus  marineros  y  soldados 
europeos;  pronto  aumentarán  aquel  número  cuanto  quieran,  y  esos 
hombres  que  ven  con  frecuencia  europeos  borrachos,  y  se  acostumbran 
Á  mirarlos  sin  ningún  respeto,  no  sólo  no  pueden  volver  á  ser  buenos 
subditos  españoles,  sino  que  cuando  vuelvan  á  su  pais  esparcirán  ideas 
contrarias  á  nuestra  dominación,  perdiendo  además  al  lado  de  los  fran- 
ceses, que  se  distinguen  por  su  irreligiosidad,  los  principios  religiosos 
<que  deben  á  Espafta». 

(í^oticÍ4is  de  la  vida  de  D.  Mariano  de  Oscáriz,  por  D.  Francisco  de 
Arce:  Madrid,  1864.) 

( I  ]     Este  inteligente  personaje,  que  visitó  Filipinas  en  Enero  de 
1859,  escribía  á  este  propósito: 

•Hace  poco  se  envió  de  Manila  á  Cochinchina  un  Cuerpo  considera- 
ble de  tropas,  con  el  objeto  de  que  ayudaran  á  los  franceses  en  las 
operaciones  que  se  ejecutaban  en  aquel  punto,  habiéndose  portado 
perfectamente  en  el  servicio,  que  por  cierto  tenía  pocos  atractivos,  y 
«n  el  cual  estuvieron  sujetos  á  muchas  privaciones  á  consecuencia  del 
clima  y  de  la  actitud  hostil  de  los  habitantes.  El  objeto  que  tuvieran 
los  espafioles  para  interesarse  en  esta  expedición  contra  Turón,  no  se 
ha  podido  aún  averiguar,  siendo  sabido  que  Cochinchina  no  cuenta 
con  medios  de  atraer  ambiciones,  y  que  los  espafioles  no  están  en  con- 
dición de  sacríBcarse  por  aventuras  inciertas,  lejanas  y  costosas.  No 
hay  orgullo  nacional  que  pueda  vanagloriarse  de  conquistas  anna- 
roitas,  y  el  asesinato  de  un  Obispo  español  puede  considerarse  como 
espiado  por  la  destrucción  de  los  fuertes  y  dispersión  de  la  gente,  al 
precio,  sin  embargo,  de  las  vidas  de  muchos  cristianos  y  de  un  costoso 
sacrificio  pecuniario.  Francia  tiene  sus  miras,  bastante  francamente 
manifestadas,  de  obtener  un  puesto,  alguna  posición  propia  en  los  ma- 
res de  China  ó  cerca  de  ellos». — [JJna  visita  á  las  Islas  I*Uipiiuu,  por 
Sir  J.  Bowring:  Londres,  1859.) 


35^  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

Los  franceses  necesitaban  llevar  allí  todas  las  tropas 
y  los  buques  que  tenían  en  Cochinchina,  y  decididos  á 
aplacar  la  campaña  de  Annam  para  cuando  terminase 
la  del  Celeste  Imperio,  resolvieron  dejar  guarnecido  so- 
lamente un  fuerte  en  la  Baja  Cochinchina,  con  escasa 
número  de  tropas,  protegido  por  las  fuerzas  marítimas 
estrictamente  necesarias. 

El  Qobierno  francés  se  fijó,  con  su  habitual  previ- 
sión, en  que  reducidas  sus  fuerzas  á  tan  corto  numera 
y  constando  á  la  sazón  las  españolas  de  i.Soo  hombres, 
con  artillería,  servicio  de  Sanidad,  Administración,  etc.^ 
un  buque  de  guerra  y  algunos  más  mercantes  fletados 
para  transporte,  la  superioridad  estaba  por  España  y 
era  de  temer  que  un  jefe  arrojado  realizase  lo  que  Fran- 
cia quería  ejecutar  en  su  exclusivo  provecho,  y  dio  or- 
den  al  Vicealmirante  Page,  sucesor  de  Rigaud  de  la 
Genouilly,  de  que  evacuase  la  bahía  de  Turón,  despi- 
diendo para  Manila  el  grueso  de  las  fuerzas  españolas» 

Así  lo  hizo,  y  nada  tuvo  que  objetar  el  coronel  Don 
Bernardo  Ruiz  de  Lanzarote  á  una  determinación  de 
tamaña  entidad,  obedeciéndola  in  coniitienti,  sin  fijarse 
en  que  no  teniendo  Page,  por  parte  de  España,  la  in- 
vestidura de  General  en  jefe  de  las  fuerzas  expedicio- 
narias que  había  obtenido  Rigaud  de  la  Genouilly,  y 
desprendiéndose  de  la  circunstancia  de  no  recibir  orden 
directa  del  Gobierno  español  para  su  regreso  á  Manila 
que  Page  obraba  sin  el  conocimiento  ni  la  aquiescencia 
del  mismo,  como  así  era  en  efecto,  pudo  y  debió  ne- 
garse á  cumplimentar  tan  transcendental  acuerdo,  con 
lo  cual  hubiera  fracasado  el  plan  maquiavélico,  aunque 
transparente  y  fácil  de  destruir,  del  Gobierno  francés. 

La  falta  de  instrucciones  concretas  seguramente,  y 
la  carencia  de  la  iniciativa  y  las  condiciones  que  re- 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  357 

quiere  él  desempeño  de  la  misión  que  le  estaba  enco- 
mendada, produjeron  la  torpeza  de  Lanzarote  en  pres- 
tarse á  volver  á  Manila  tan  intempestivamente (0. 

El  vicealmirante  Page  mandó  destruir  la  ciudadela 
de  Saigón  para  poder  disponer  de  su  guarnición»  y  re* 
construyó  un  fuerte  pequeño  de  Ips  del  río,  el  llamado 
del  Sur,  dejando  en  él  una  compañía  española  y  otra 
francesa,  las  que  después  tomaron  dos  fuertes  más,  y 
trataron  de  desalojar  á  los  annamitas  de  las  obras  que 
construían  cerca  de  la  tumba  del  Obispo  de  Adran»  por 
orden  de  M.  Jaureguiberry,  con  el  auxilio  de  un  bata- 
llón de  infantería  de  marina  que  iba  á  bordo  del  trans- 
porte mixto  La  Mame,  que  llegó  de  paso:  esta  acción 
fué  desgraciada  para  los  aliados:  el  único  reducto  que 
se  logió  tomarles  lo  fué  por  5o  españoles  al  mando  del 
capitán  D.  Laureano  Latorre,  á  cuyas  órdenes  iban 
también  otros  5o  franceses.  El  fuerte  atacado  por  el 
batallón  de  infantería  de  marina  francesa  resistió,  y  aun 
al  retirarse  quedaron  en  poder  del  enemigo  varios  he- 
ridos  y  muertos. 

El  coronel  D.  Carlos  Palanca  y  Gutiérrez,  que  en 
clase  de  comandante  había  asistido  al  primer  período 
-de  la  campaña  de  Cochinchina,  desde  el  3  de  Septiem- 
bre de  i858  al  2  de  Mayo  de  1859,  venido  á  España, 
por  orden  del  Jefe  español  de  la  expedición,  con  una 
comisión  del  servicio  (Enero  de  1860),  fué  nombrado 

(i)     La  fragata  Europt,  en  que  regresaban  á  Manila  tas  tropas  espa- 
ñolas, al  dbponerse  el  abandono  de  la  bahia  de  Turón,  se  perdió  en  el 
arrecife  Tiitons  de  las  Paracelles.  £1  intrépido  marino  espafiol  Ara- 
■quistaín  se  arriesgó  á  ir  á  Saigón -en  la  faláa  Soledad  á  noticiar  el  si- 
niestro y  pedir  socorros  pai^  el  salvamento  de  los  náufragos,  y  el  capí  ~ 
tan  de  navío  francés  M.  J.  Dariez  dispuso  en  el  tfcto  la  salida  de  tres 
-vapores*  con  dicho  objeto,  lográndose  cumplidamente. 


35^  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

por  Real  orden  de  i3  de  Febrero  de  1860»  Jefe  de  laa 
fuerzas  expedicionarias  españolas  (en  reemplazo  del  co- 
ronel D.  Bernardo  Ruíz  de  Lanzarote,  promovido  á 
brigadier)  y  Ministro  plenipotenciario  de  S.  M.  en  eL 
imperio  de  Annam . 

Palanca  salió  de  Madrid  el.  19  de  Febrero  de  1860  y 
se  embarcó  en  Cádiz  el  23  con  dirección  á  Suez. 

Al  llegar  á  Alejandría  encontró  al  Vicealmirante 
M.  Chamer,  nombrado  para  el  mando  de  las  fuerzas 
navales  francesas  en  los  mares  de  China  y  Plenipoten- 
ciario del  Emperador  Napoleón  en  Cochinchina. 

Al  saber  que  Palanca,  con  quien  hizo  el  viaje,  se  di^ 
ríg^a  á  Cochinchina  con  idénticos  poderes,  le  manifes- 
tó «que  sus  instrucciones  no  hacían  mérito  alguno  de 
la  participación  que  debía^tener  España  en  los  asuntos 
de  aquel  país,  y  que  ignoraba  que  en  virtud  de  poderes 
de  la  Reina  debia  tomar  parte  en  las  conferencias  que 
tuviesen  lugar  para  alcanzar  un  Tratado  de  paz  con 
arreglo  á  las  instrucciones  que  recibiera  del  Gobierna 
español». 

Supo  también  Palanca,  con  tanto  asombro  como  dis- 
gusto, al  llegar  á  Singapoore,  que  el  puerto  de  Turón 
había  sido  evacuado,  y  que  la  mayoría  de  las  fuerzas 
españolas  habían  regresado  á  Manila  de  orden  del  vice- 
almirante Page,  en  obedecimiento  de  instrucciones  de 
su  Gobierno,  sin  que  el  de  España  hubiese  mediado  en 
esto  para  nada,  ni  siquiera  tuviera  noticia  de  semejante 
determinación  al  conferir  sus  poderes  á  Palanca;  así  es 
que  éste,  en  vez  de  encontrar  en  aquel  punto  un  Cuerpo 
de  i.Soo  hombres  entre  infantería,  artillería  y  caballe- 
ría, un  buque  de  guerra  y  cinco  transportes  mercantes 
fletados  por  la  Hacienda,  con  cuyas  importantes  fuer- 
ZBB,  dada  su  especial  aptitud  y  las  dotes  que  de]iiostr6 


HISTORIA  DB    FILIPINAS  359 

en  el  curso  de  los  sucesos  de  Cochinchina,  hubiera  ob- 
tenido notables  resultados»  sólo  halló  á  su  llegada  á 
Saigón  (10  de  Mayo  de  1860)  dos  compañías  compuer- 
tas de  cuatro  oficiales  y  233  individuos  de  tropa,  care- 
ciendo de  todo  lo  necesario  en  víveres,  municiones  y 
hasta  de  dinero. 

Otra  resolución  de  los  franceses,  que  no  dejaba  lugar 
á  duda,  respecto  de  sus  proyectos  y  del  menosprecio 
que  hacían  de  la  eficacísima  ayuda  que  España  les  ha- 
bía prestado,  fué  el  decreto  dictado  por  el  vicealmi- 
rante Page  en  10  de  Febrero  anterior  (1860)  declaran- 
do abierto  el  puerto  de  Saigón  á  todas  las  naciones 
amigas  de  la  Francia,  bajo  la  protección  de  sus  autori- 
dades; y  en  virtud  de  los  reglamentos  correspondientes, 
la  cobranza  de  derechos  de  anclaje  y  de  multas,  sin 
mencionar  siquiera  á  la  nación  española  y  haciendo 
caso  omiso  de  la  parte  principalísima  tomada  por  Es- 
paña para  la  conquista  de  aquel  territorio  en  que  aún 
ondeaba  su  bandera. 

Palanca  se  apresuró  á  poner  todos  estos  hechos  gra- 
vísimos en  conocimiento  del  Gobierno  de  la  nación, 
que  en  el  acto  pidió  al  de  Francia  explicaciones,  á  las 

que  contestó  con  evasivas,  ambigüedades  y  buenas  pa- 

* 

labras,  sin  desistir  en  lo  más  mínimo  de  sus  preconce- 
bidos planes. 

Palanca  prosiguió  desde  Saigón  exponiendo  al  Go- 
bierno, con  perfecta  claridad,  el  estado  de  los  asuntos 
y  sus  resultados  seguros;  y  para  que  España  no  conti  - 
nuara  en  la  desairada  situación  en  que  se  la  había  co- 
locado, opinaba  por  la  vuelta  de  las  tropas  enviadas  á 
Manila  y  por  la  conveniencia  de  apoderarse  del  Tonkín 
como  Francia  se  había  hecho  dueña  de  Saigón.  «La 
misma  fuerza  que  se  retiró  á  Manila,  le  decía  al  Minis- 


«  • 


360  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

tro  de  Estado,  un  transporte  y  tres  cañoneras  de  la* 
que  últimamente  han  llegado  á  aquel  puerto,  bastarían 
para  ocupar  las  de  I^am-dinh  y  Kéchoa,  que  nos  harían 
dueños  de  aquellas  provincias  y  de  .un  inmenso  terri- 
torio hasta  <sl  confín  de  China». 

Sobre  esto  insistió  después  en  una  detallada  Memo- 
ria acerca  de  la  Baja  Cochinchina,  que  elevó  al  Minis- 
terio dé  Estado  en  19  de  Agosto  de  1860  (i). 

Con  la  ida  de  las  fuerzas  francesas  á  China  quedó 
Saigón  únicamente  guarnecido  por  555  hombres,  entre 
los  soldados  españoles  dichos  y  los  franceses,  y  á  más 
una  pequeña  subdivisión  naval  francesa.  Para  contener 
á  raya  un  país  que  cuenta  sobre  3o  millones  de  habi- 
tantes, se  comprenderá  los  esfuerzos,  el  valor  y  la  cons- 
tante vigilancia  que  tuvo  que  ejercer  el  pequeño  ejér- 
cito aliado  durante  el  largo  período  de  la  guerra  de 
China. 

Entre  los  distintos  combates  que  mantuvieron  los 
annamitas  contra  las  tropas  franco-españolas,  mere- 
ce especialísima  mención  la  defensa  de  la  pagoda  de 
Clochetons,  recién  ocupada  y  aún  no  puesta  en  estado 
de  defensa,  sobre  la  cual  cayó  en  la  noche  del  3  al  4  de 
Julio  un  Cuerpo* de  unos  2.000  hombres  de  tropas  es- 
cogidas del  ejército  annamita,  dando  lugar  á  un  heroico 
hecho  de  armas  en  que  las  tropas  á  cuya  defensa  esta- 

(1)     cLa  naturaleza  ha  dotado  al  Tonkin  de  riquezas,  por  lo  menos 
iguales  á  las  que  posee  la  Baja  Cochinchina,  y  es  evidente  que  si  Es  - 
pafia  deja  escapar  esta  magnifica  ocasión  que  la  suerte  le  proporciona, 
no  faltará  otra  Potencia  que  halle  pretexto  suñciente  para  senta  r  sus 
banderas  en  las  playas  d^l  Tonkin,  perdiéndose  para  siempre  nuestra 
esperanza  de  poseer  ai  un  puesto  en  el  continente  asiático,  y  condena- 
dos á  ver  levantarse  frente  á  frente  en  las  Islas  Filipinas  colonias  riva- 
les y  extrafias  que  amenacen  su  prosperidad,  lejos  de  contribuir  á  ella». 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  36X 

ba,  en  número  de  ico  soldados  y  cuatro  oficiales  espa- 
ñoles, un  alférez  de  navio  y  12  marineros  franceses,  un 
capitán  de  ingenieros  con  nueve  zapadores  y  siete  arti- 
lleros de  la  misma  nación,  con  dos  obuses,  y  un  oficial 
y  3o  soldados  que  por  la  noche  iban  á  ella  de  la  de 
Cai-Mai,  al  mando  toda  la  fuerza  del  valiente  capitán 
D.  Ignacio  Fernández  y  Fernández,  se  cubrieron  de  glo- 
ria, logrando  rechazar  al  enemigo  después  de  muchas 
horas  de  horrible  combate,  causándole  sobre  5oo  ba- 
jas (1). 

Terminada  la  campaña  de  China,  trasladóse  á  Sai- 
gón  el  Vicealmirante  Charner  (7  de  Febrero  de  1861), 
con  muchos  buques  de  guerra  y  más  de  4.000  hom- 
bres, y  pocos  días  después  llegaron  también  el  viceal  - 
mirante  Page  y  el  general  de  brigada  de  Vassoigne,  con 
más  tropas  y  pertrechos.  Las  operaciones  adquirieron 
desde  entonces  grande  incremento. 

En  la  mañana  del  24  de  dicho  mes  de  Febrero  se 
rompió  el  fuego  contra  los  annamitas  en  la  llanura  de 
Ki-hoa,  siendo  heridos  el  brigadier  francés  Vassoigne 
y  el  coronel  español  Palanca,  que  conducía  las  tropas 
de  su  mando  al  asalto  de  las  trincheras  enemigas.  Le 
sustituyó  el  capitán  D.  Enrique  Fajardo  é  Izquierdo. 
El  25  cayeron  en  poder  de  los  expedicionarios  todas  las 
lineas  atrincheradas  de  Ki-hoa,  resultando  herido  de 
lanza  Fajardo. 

El  Vicealmirante  Page  auxilió  acertadamente  el  ata- 
que con  su  flotilla  de  cañoneras,  la  fragata  Reunoméc  y 

(i)  Scuvimrs  ttune  campagnt  dmu  Ves  treme  Oriint.'^Les  áébuis 
ifum  eohmi^  por  M.  £d.  du  Hailly.  [Revtu  des  Deus  Mondesy  15  de 
Octubre  de  1866.) 

En  este  articulo  se  hace  justicia  á  los  espafioles  por  su  he  róica  con- 
ducta en  el  combate  de  la  pagoda  de  los  Clochetons. 


362  JOSÉ    MONTERO   Y  VIDAL 

algunos  otros  buques.  Los  franceses  tuvieron  en  la  toma 
de  Kí-hoa  3oo  bajas,  contándose  entre  los  muertos  el 
Teniente  coronel  Testard. 

De  los  españoles  quedaron  46  fuera  de  combate  {3z 
heridos  y  14  contusos)  (i).  A  Fajardo  sustituyó  el  esfor- 
zado capitán  D.  Ignacio  Fernández. 

El  capitán  español  D.  Serafín  Olabe,  que  ejercia  de 
Jefe  de  Estado  Mayor  de  las  fuerzas  de  Palanca,  se 
batió  á  las  órdenes  del  Vicealmirante  francés  (2}. 


(1)  t¿Cómo  los  franceses  y  sus  valerosos  compafieros  aliados  los 
españoles  se  compusieron  para  romper  las  estacadas,  franquear  el  llano 
y  las  trampas,  pasar  el  foso,  separar  los  caballos  de  frisa  y  escalar  las 
murallas?  Esto  es  lo  que  no  sabré  decir:  lo  cierto  es  que  apenas  hacia 
algunos  minutos  que  había  sonado  el  ataque,  cuando  se  vio  flotar  la 
bandera  francesa  en  el  fuerte  enemigo,  y  los  fugitivos  annamitas  se  ale- 
jaban con  una  rapidez  que  hacia  vana  toda  esperanza  de  alcanzarlos. 
Este  primero  y  brillante  hecho  no  se  había  obtenido,  sin  embargo,  sino 
al  precio  de  serios  sacrifícios.  Cuarenta  muertos  y  heridos,  tanto  fran- 
ceses como  españoles,  quedaban  sobre  el  campo  de  batalla,  y  entre  ellos 
el  General  Yassoigne  y  el  coronel  Palanca  y  Gutiérrez,  dos  jefes  que 
gozaban  de  toda  la  confianza  de  los  hombres  á  sus  órdenes  y  que  hu- 
bieran sido  de  un  gran  auxilio  al  Almirante  Charner  para  conducir  la 
expedición  á  buen  y  pronto  término 

f  Los  españoles  que  no  habían  podido  mandar  nada  más  que  l8a 
hombres  al  asalto  (de  Ki-hoa),  mostráronse  dignos  del  puesto  de  honor 
que  el  Almirante  les  había  señalado.  Ellos  contaron  40  muertos  y  heri- 
dos, y  entre  estos  últimos  un  comandante,  el  mismo  que  acababa  de 
reemplazar  al  coronel  Palanca». 

(M.  Rodolphe  Lindan,  artículo  inserto  en  la  Jíevue  des  Deus  Mon-^ 
des,  titulado  La  Campagne  de  Saigón^  cuaderno  del  \P  de  Mayo 
de  1861.) 

(2)  £1  Vicealmirante  Charner  publicó  al  día  siguiente  esta  orden 
general: 

^Csurpo  expedieUnariú  de  Cochmchma, —  Nuestros  bizarros  aliados 
los  españoles  han  representado  dignamente  á  su  valeroso  ejército,  y  su 
noble  bandera,  combatiendo  al  lado  de  la  nuestra,  ha  adquirido  un  nue- 


HISTORIA    DE   FILIPINAS  363 

Olabe  y  Fernández  asistieron  después  á  la  toma  del 
fuerte  de  Tun-Kion  y  ocupación  del  de  Rach-trá,  «en 
los  que  se  encontraron  víveres  en  abundancia  y  consi- 
derables  cantidades  en  barras  de  plata  y  monedas  de 
cobre,  cuyas  cantidades  fueron  distribuidas  proporcio- 
nalmente,  según  las  clases,  entre  los  individuos  del 
cuerpo  de  operaciones  de  ambas  naciones^  (Palanca). 

El  i.^  de  Abril  llegó  la  goleta  de  guerra  Constancia 
con  un  oficial  y  56  individuos  de  tropa  que  enviaba 
Lemery  en  reemplazo  de  las  bajas  ocurridas  en  el  ata- 
que  del  24  de  Febrero,  con  un  oficio  suyo  muy  laudato- 
rio por  el  comportamiento  de  las  tropas  españolas  que 
en  él  tomaron  parte.  La  Constancia  regresó  á  Mani- 
la el  10. 

£1  12  de  Abril  (1861)  fué  tomada  la  importante  pla- 
za y  cindadela  de  Myt-ho,  concurriendo  á  este  hecho 
casi  todas  las  fuerzas  francesas  y  españolas,  que  se  ba- 
tieron bizarramente.  En  el  campo  del  honor  murió 
el  capitán  de  fragata  francés  M.  Bourdais. 

La  situación  desairada  que  creaba  á  Palanca  la 
conducta  egoísta  de  los  franceses  en  el  aspecto  político, 
y  la  indiferencia  del  Gobierno  español  á  todo  lo  que 
ocurría,  no  obstante  sus  continuas  comunicaciones  y 


vo  título  de  gloría.  La  herída  del  coronel  Palanca,  recibida  á  la  cabeza 
de  sus  tropas  conduciéndolas  al  asalto,  le  ha  impedido  poner  en  cono- 
ciiniento  del  Vicealmirante  los  nombres  de  los  que  se  han  distinguido 
más  particularmente  en  los  combates  del  24  y  25  de  Febrero.  Hoy  el 
Vicealmirante  menciona  en  la  orden  del  ejército  al  coronel  D.  Carlos 
Palanca  y  Gutiérrez,  Comandante  en  jefe  de  las  fuerzas  españolas;  á  lis 
comandantes  D.  Enrique  Fajardo  y  D.  Ignacio  Fernández;  al  capitán 
D.  Antonio  del  Piño;  al  capitán  Ayudante  de  campo  D.  Serafín  Olabe; 
á  los  sargentos  Juan  Antonio  García  y  Leandro  Hernán;  al  cabo  prime- 
ro Alejandro  Ludovico,  y  al  soldado  Antonio  Hernándezt . 


3^4  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

razonamientos  á  los  Ministros  de  Estado  y  de  la  Gue- 
rra, motivaron  el  que  en  28  de  Mayo  renunciase  sus 
cargos  de  Plenipotenciario  y  Jefe  del  Cuerpo  expedido- 
narioy  «porque  comprendí  la  imposibilidad  de  continuar 
desempeñándolos  sin  perjuicio  de*  la  honra  de  España 
y  peligro  de  mi  reputación»;  manifestando  además  al 
Ministro  de  Estado  que,  á  pesar  de  su  protesta,  el  Vi- 
cealmirante, «por  órdenes  de  su  Gobierno,  convertía  en 
territorio  francés  el  país  que  ocupábamos,  aprovechán- 
dose de  nuestra  casi  nula  representación,  siendo  muy 
sensible  verme  en  el  caso  de  resistir  impotente  á  medi- 
das que,  por  justa  consideración  á  nuestro  pabellón,  de- 
bieron haberse  aplazado  hasta  que  dejase  de  notar  en 
aquel  territorio,  donde  aún  humeaba  la  sangre  de 
nuestros  soldados  victoriosos,  que  habían  contribuido 
con  ella  á  su  conquista»  (Palanca). 

En  espera  de  la  resolución  del  Gobierno,  prosiguió 
con  el  celo  que  tenía  acreditado,  llenando  sus  deberes 
del  modo  más  digno  y  favorable  en  lo  posible  á  Es- 
paña (0. 

Consecuente  M.  Charner  en  sus  planes,  publicó  un 
bando  el  4  de  Agosto  declarando  que  las  provincias  de 
Saigón  y  Myt-ho  quedaban  para  siempre  incorporadas 
á  Francia  (2). 


(1)  Por  Real  orden  de  lo  de  Agosto  de  l86t  se  admitió  la  renun*- 
cía  de  Palanca,  mandándole  que  no  abandonase   la  representación  de 
£spafia  en  Annam  ni  el  mando  de  las  tropas  basta  que  llegara  su  suce- 
sor, cosa  que  no  se  realizó. 

(2)  Después  de  las  operacioDes  de  Myt-ho,  los  esfuerzos  de  Francia 
sólo  se  dirigieron,  según  Palanca,  á  «imprimir  en  el  país  el  sello  de  su 
dominación;  conducta  que  además  de  ser  contraria  al  decoro  é  interés 
de  £spafia,  fué  arrojar  por  completo  la  máscara,  faltando  á  cuantos  com- 
promisos morales  pueden  obligar  á  un  Gobierno,  perjudicando  en  alto 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  365 

En  los  varios  hechos  de  armas  que  desde  la  toma  de 
Myt-ho  hubo,  se  distinguieron  constantemente  las  fuer- 
;;as  españolas.  El  jefe  de  una  de  estas  expediciones» 
realizada  desde  el  20  de  Septiembre  al  4  de  Octubre, 
M.  Desvans,  decía  en  su  parte  de  operaciones  al  Vice- 
almirante: tComo  siempre,  los  españoles  han  mostrado 
el  arrojo  que  les  distingue  y  dado  pruebas  de  sus  bue- 
nas cualidades,  que  son  tan  á  propósito  para  la  natura- 
leza del  país.  El  capitán  Olabe,  cuyos  especiales  cono- 
cimientos son  tan  útiles  en  toda  expedición,  me  ha 
servido  de  gran  ayuda;  y  doy  á  V.  E.  las  gracias  por 
haber  puesto  á  mis  órdenes,  al  mismo  tiempo  que  la 
compañía  española,  á  un  oñcial  que  á  su  sólida  ins- 
trucción y  notable  actividad,  acompaña  un  excelente 
carácter». 

Palanca  alternaba  con  su  constante  cooperación  á 
todas  las  exigencias  de  la  guerra,  sus  continuas  protes- 
tas en  enérgicos  oficios  dirigidos  al  Vicealmirante 
Chamer  contra  todo  acto  que  tendiera  á  menoscabar 
los  derechos  ó  el  prestigio  de  España;  mas  nada  con* 
siguió,  y  el  mismo  resultado  negativo  obtuvo  el  Gobier- 
no de  la  nación  en  sus  despachos  é  instrucciones  al 
Embajador  español  en  Francia  y  reclamaciones  de  éste 
al  del  Emperador. 

«Lo  que  sí  puedo  asegurar,  escribe  Palanca,  es  que, 
á  pesar  de  todo,  ninguna  disposición  referente  á  Saigón 

grado  la  causa  de  la  religión  cristiana  en  Cochínchina.  y  en  vez  de  pres- 
tar el  auxilio  tan  decantado  que  se  había  prometido  á  las  misiones» 
dando  lugar  á  mayores  persecuciones  y  feroz  crueldad  en  los  martirios, 
que  se  repetían  con  más  frecuencia  que  nunca  en  todo  el  imperio,  para 
descrédito  de  las  dos  naciones  que  declararon  empufiar  las  armas  con  el 
objeto  de  hacer  desaparecer  un  estado  de  barbarie  tan  repugnante  á 
nuestra  civilización». 


366  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

fué  jamás  dictada  con  el  acuerdo  del  representante  de 
España^  y  lo  que  es  más,  ni  aun  con  el  de  los  Gobier- 
nos de  ambas  naciones;  que  nunca  permitieron  los 
franceses  que  un  ofícial  español  formase  parte  del  Tri- 
bunal administrativo  de  Aduanas,  multas  y  presas,  fal- 
tando á  las  más  formales  promesas,  desairando  la  re- 
clamación hecha  en  este  sentido  por  el  Gobierno  de  S.  M. 
en  25  de  Mayo  de  1860,  y  por  mí  al  Almirante  Char- 
ner  en  diferentes  ocasiones;  que  Saigón  continuó  lla- 
mándose y  considerándose  territorio  francés,  y,  por  úl- 
timo, que  Francia  llevó  siempre  adelante  sus  planes, 
olvidando  los  intereses  de  España,  procurando  siempre 
alejarse  del  acuerdo  y  mutua  inteligencia  que  reclamó 
constantemente  el  Gobierno  de  S.  M.,  y  comprometien-  . 
do,  en  ñn,  la  honra  y  la  dignidad  de  España,  que  se  fió 
de  la  lealtad  de  la  Francia,  recibiendo  un  bien  sensible 
desengaño!  (0. 

El  29  de  Noviembre  de  1861  sustituyó  á  M.  Charner 
en  el  mando  de  la  expedición  francesa  el  Vicealmirante 
M.  Bonard. 

El  último  acto  de  su  antecesor  fué  enviar  dos  buques 
de  guerra  á  la  isla  de  Pulo-Condore,  situada  entre  Sai- 
gón y  Singapoore,  apoderándose  de  ella  en  nombre  de 
Francia,  sin  dar  conocimiento  á  Palanca  de  esta  deter- 
minación ni  solicitar  la  cooperación  de  las  fuerzas  es- 
pañolas. 

Bonard  manifestó  á  Palanca  que  no  le  era  posible 
variar  nada  de  lo  establecido  por  su  antecesor,  y  que 
iba  con  la  orden  de  proseguir  la  guerra  y  extender  la 


( 1  ]  Reseña  histérica  de  la  expedición  de  Cochinehina^  dedicada  al 
ejército,  por  el  mariscal  de  caiqpo  D.  Carlos  Palanca  y  Gutiérrez: 
Cartagena,  1869. 


HISTORIA.  DE   FILIPINAS  367 

dominación  francesa,  añadiéndole  que  estaba  dispuesto, 
así  que  terminara  la  campaña,  á  poner  á  sus  órdenes 
los  buques  y  tropas  necesarias  para  la  expedición  al 
Tonkín  que  Palanca  deseaba,  «siempre  que  al  Cuerpo 
expedicionario  español  se  le  diese  el  aumento  necesa- 
rio*. En  apoyo  de  esta  indicación,  hizo  Palanca  las  ges- 
tiones necesarias  cerca  del  Gobernador  Capitán  general 
de  Filipinas  y  de  los  Ministros  de  Estado  y  Guerra, 
pero  fué  desatendida. 

Bonard  activó,  como  se  proponía,  las  operaciones 
militares,  y  con  el  concurso  de  las  fuerzas  españolas, 
dirigidas  por  Palanca,  tomó  el  17  de  Diciembre  la  pla- 
za de  Bien-hoa,  distinguiéndose  en  este  hecho  de 
armas  los  oficiales  españoles  Fernández,  Olabe,  Don 
Santiago  Maulini  y  D.  Manuel  del  Riego  (0. 

Antes  de  evacuar  la  ciudadela,  quemaron  los  annami- 
tas,  valiéndose  de  materias  inflamables  al  efecto  prepa- 
radas, muchos  centenares  de  cristianos  que  hacía  al* 
gunos  meses  tenían  encerrados  en  una  prisión  inme- 
diata. 

Igual  crueldad  realizaron  en  Phuve-tuy,  incendiando 
la  prisión  de  Ta-dan,  en  la  que  había  286  cristianos,  de 
los  que  sólo  escaparon  con  vida,  aunque  llenos  de  he- 
ridas, 27  de  aquellos  infelices. 

Al  cabo  de  diversas  operaciones  militares  en  éste  y 
otros  puntos,  realizaron  las  armas  aliadas  el  zS  de 
Marzo  de  1862  la  ocupación  de  la  importante  plaza  de 
Vinh-luong,  después  de  un  ataque  combinado  por  mar 
y  tierra,  sobresaliendo,  como  siempre,  las  fuerzas  espa- 
ñolas, que  merecieron  grandes  elogios  de  los  franceses» 

(i)  Se  cogieron  15  juncos  reales,  lo  de  ellos  de  más  de  200  tone- 
ladas, y  grandes  depósitos  de  madera  de  construcción. 


3^8  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

especialmente  el  capitán  Olabe,  el  teniente  D.  José  de 
Gregory,  y  los  soldados  filipinos  Doroteo  de  Guzmán^ 
que  entró  el  primero  en  el  fuerte  de  Vinh-luong,  y  Pio- 
quinto Graba,  «que  arrebató  dos  banderas  al  enemigo, 
dando  muerte  á  los  que  las  llevaban». 

Convencidos  los  annamitas  por  sus  constantes  derro- 
tas que  les  era  imposible  vencer  á  los  aliados  franco- 
españoles,  se  prestaron  á  pactar  la  paz.  Después  de  los 
preliminares  correspondientes,  firmóse  el  5  de  Junio 
de  1862  el  Tratado  que  puso  fin  á  la  guerra,  suscribién- 
dolo en  nombre  de  sus  respectivos  Gobiernos  el  Vice- 
almirante Bonard,  el  coronel  Palanca  y  los  represen- 
tantes del  Emperador  de  Annam,  Phan-tan-Giang  y 
Lam-gui-Thiep. 

Obtúvose  para  España  más  de  lo  que  podía  prome- 
terse, dada  la  manera  como  se  inició  este  asunto  por  el 
Gobierno  de  la  nación,  y  se  desarrollaron  los  sucesos 
políticos  por  el  primer  comandante  jefe  de  las  fuerzas 
españolas,  gracias  al  celo,  al  tesón  y  al  talento  del  co- 
ronel y  plenipotenciario  D.  Carlos  Palanca. 

Por  el  art.  2.®  de  este  Tratado  se  autorizó  el  libre 
ejercicio  de  la  religión  cristiana  en  todo  el  imperio  an- 
namita;  por  el  5.^  se  estipuló  que  los  subditos  españo- 
les y  franceses  pudieran  comerciar  libremente  en  Turón, 
Balat  y  Quang-am;  por  el  6.°  se  permite  á  España  y 
Francia  el  envío  de  sus  representantes  á  Hué  cuando 
los  asuntos  lo  demandasen,  y  por  el  8.^  se  concede  á 
ambas  Potencias  una  indemnización  de  cuatro  millones 
de  dollars,  ó  sean  sobre  20  millones  de  pesetas  (O* 


(i)  £n  virtud  de  una  convención  hecha  con  el  Emperador  de  los 
franceses  en  Agosto  de  1863,  se  determinó  dividir  esta  indemnización 
entre  Francia  y  Espafia,  correspondiendo  á  ésta  dos  millones  de  dollars» 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  ,  369 

En  cuanto  á  Francia  sola,  claro  está  que  sus  venta- 
jas fueron  mucho  mayores. 

Según  el  art.  3.**,  las  tres  provincias  de  Bien-hoa,  de 
Gian-ding  (Saigón)  y  de  Dinh-Anong  (Mit-ho)  y  la  isla 
de  Pulo-Condore  le  eran  cedidas  en  pleno  dominio  y 
soberanía. 

Los  misioneros  aspiraban  á  que  se  puntualizasen 
más  las  concesiones  en  su  favor;  pero  razones  de  equi- 
dad y  de  politica  aconsejaron  á  Palanca  no  insistir  exa- 
geradamente sobre  este  punto  (0. 

á  cuenta  de  los  que  recibió  en  el  mes  de  Noviembre  siguiente,  1.234.565 
francos  78  céntimos,  mitad  del  primer  plazo  satbfecho  por  el  Gobier- 
no annaraita. 

(1)  De  todos  modos,  es  un  hecho  que,  con  razón  ó  sin  ella,  los 
nibioneros  en  Cochinchina  pasan  por  instigadores  de  las  revueltas,  como 
agentes  políticos  de  una  dinastía  que  pretende  la  ruina  de  la  reinante 
y  como  una  amenaza  para  el  orden  público:  no  es.  pues,  extraño  que  los 
Plenipotenciarios  anuamitas  hayan  mostrado  repugnancia  á  ser  más 
explícitos  en  el  artículo  referente  al  culto  cristiano,  temiendo  que  cada 
palabra  más  de  las  necesarias  para  consignar  la  completa  libertad  y 
libre  ejercicio  del  cristianismo,  que  con  toda  claridad  se  establece  en 
«1  Tratado,  hubiera  sido  un  arma  de  que  se  aprovechasen  en  contra 
de  la  seguridad  del  Estado  los  que  justa  ó  injustamente  son  mirados 
como  enemigos  del  orden  de  cosas  existente,  y  que  el  Plenipotenciario- 
francés,  por  su  parte,  haya  creído  obtener  con  dicho  artículo  más  de  lo 
que  podía  esperarse  y  más  de  lo  que  ciertamente  hubiera  exigido  por 
sí  solo. 

«Me  adelanto  á  hacer  á  Y.  £.  esta  manifestación,  porque  me  consta 
que  algunos  misioneros  y  Obispos  de  Cochinchina  pretendían  tales 
inmunidades  y  privilegios  tan  excesivos  para  ellos  y  los  cristianos  del 
país,  que  es  muy  posible  no  queden  satisfechos  con  las  grandes  venta- 
jas estipuladas  para  el  cristianismo,  aspirando  á  una  preponderancia 
imposible  de  tolerar  en  país  alguno  y  formulando  pretensiones  en  las 
que  se  confunden  demasiado  los  intereses  políticos  con  los  del  culto». 

(Despacho  confidencial  de  Palanca  al  Gobierno,  de  6  de  Junio 
de  1862.) 

TOMO  Iil  24 


370  JOSÉ    MONTERO  Y  VIDAL 

Para  presentar  el  Tratado  á  los  Soberanos  de  España 
y  Francia,  fueron  nombrados  el  comandante  D.  Serafín 
Olabe  y  el  capitán  de  fragata  Vizconde  de  La  Vaissié- 
re  (0>  embarcando  al  efecto  en  Saigón  el  i5  del  mismo 
mes  en  el  vapor  VEchó, 

La  Reina  de  España  acogió  con  su  proverbial  bon- 
dad al  comisionado  de  Palanca,  tributando  elogios  á  las 
tropas  hispano-fílipinas,  y  aprobó  el  Tratado  por  Real 
orden  de  1 5  de  Septiembre,  mostrándose  altamente 
satisfecha  del  celo  y  patriotismo  desplegados  por  el 
coronel  Palanca,  al  que  comisionó  para  presentarse 
en  la  corte  de  Hué  á  expresar  al  Emperador  de  Annam 
los  sentimientos  de  amistad  que  animaban  á  la  au- 
gusta Soberana  y  sus  deseos  de  que  el  cumplimiento  del 
Tratado  concluido  asegurase  las  mejores  relaciones  en- 
tre ambos  países. 

Con  el  fin  de  hacer  en  su  día  el  canje  de  las  ratiñ- 
caciones  del  Tratado  presentándose  con  la  dignidad 
debida,  pidió  Palanca  al  Gobierno  el  envío  de  un  bu- 
que de  guerra,  y  en  este  sentido  dio  las  órdenes  opor- 
tunas el  Ministro  de  Marina  al  Comandante  general  del 
Apostadero  de  Filipinas.  Puesto  de  acuerdo  con  Palan- 
ca, llegó  á  Saigón  el  24  de  Noviembre,  al  mando  del  te- 
niente de  navio  D.  Manuel  Carballo,  la  goleta  Circe, 
llevando  á  su  bordo  la  música  del  regimiento  Fernan- 
do VII  (2). 

(1)  Este  falleció  á  las  pocas  horas  de  pasar  por  Aden,  encargándo- 
se el  comandante  del  buque  M.  Ganthaume  de  poner  en  manos  del 
Emperador  el  acta  del  Tratado,  como  lo  realizó  en  el  campamento  de 
Chalons  el  24  de  Agosto  siguiente. 

(2)  Este  buque  fué  al  puerto  de  Phan-ri,  con  un  Comisario  de 
guerra  francés,  para  recibir  del  Ministro  de  la  Guerra  de  Annam  la 
mitad  del  primer  plazo  de  la  indemnización  acordada,  entregándole 


HISTORIA    DE   FILIPINAS  37I 

Mientras  «e  recibia  la  aprobación  del  Tratado,  surgió 
^na  insurrección  general  en  las  provincias  anexionadas 
á  Francia,  para  vencer  la  cual  hubo  que  hacer  grandes 
esfuerzos,  contribuyendo  á  ello  las  fuerzas  españolas 
-que  Palanca  ofreció  noblemente  al  Vicealmirante  Bo- 
nard,  porque  las  francesas  habían  disminuido  mucho. 

En  auxilio  de  la  provincia  de  Bien-hoa  fué  el  tenien- 
te D.  Antonio  Penalba  con  loo  españoles,  quienes  en 
unión  de  los  franceses  operaron  contra  los  insurrectos 
desde  el  23  de  Diciembre  de  1862  al  9  de  Enero  si- 
guiente. En  el  parte  de  estos  sucesos  decía  el  jefe  fran- 
cés: «Los  bizarros  soldados  españoles  y  sus  valientes 
oficiales  han  contribuido  poderosamente  á  este  resulta- 
do (la  pacificación  de  la  provincia);  el  capitán  Penalba 
es  un  militar  de  sobresaliente  mérito,  y  el  teniente 
Feito  es  también  un  excelente  oficial». 

Como  la  situación  del  Vicealmirante  Bonard  era  com- 
prometida por  la  escasez  de  fuerzas  con  que  contaba 
al  comenzar  la  insurrección  indicada,  pidió  refuerzos  á 
Francia,  y  comprendiendo  que  no  era  posible  recibirlos 
con  oportunidad,  dirigió  análoga  petición  al  Contral- 
mirante Jaurés,  comandante  en  jefe  de  la  división  na- 
val de  China,  y  Palanca  se  dirigió  con  igual  objeto  al 
Capitán  general  de  Filipinas. 

El  6  de  Febrero  llegó  á  Saigón  la  fragata  francés^. 
Semíramis,  conduciendo  cuatro  compañías  del  regi- 
miento de  infantería  de  España,  núm.  5,  con  el  primero 
y  tercer  Jefe,  y  un  efectivo  de  5i5  hombres,  el  coman- 


da efecto,  200.000  pesos  en  barras  de  plata  (3  á  11  de  Diciembre 
■de  1862). 

También  fu¿  á  Singapoore  á  recoger  la  mala  francesa,  regresando  ea 
15  de  Febrero. 


372  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

dante  de  E.  M.  D.  Luis  Roig  de  Lluis  y  varios  oficia- 
les de  Administración  militar,  cuyas  fuerzas  facilitó  él 
gobernador  general  Lemery  defiriendo  á  las  gestiones 
personales  del  Contralmirante  Jaurés,  que  con  tal  objeto 
se  personó  en  Manila  con  dicho  buque,  diciéndole  aquel 
General  á  Palanca  en  oficio  del  2  de  Febrero  que,  de- 
acuerdo con  la  Capitanía  general  y  Junta  de  autorida- 
des, había  dispuesto,  accediendo  á  los  deseos  de  M.  Jau- 
rés y  en  atención  al  estado  especial  en  que  se  encontra- 
ba el  país,  el  envío  de  la  fuerza  dicha  para  que  efec- 
tuara á  sus  órdenes  las  operaciones  que  debían  llevarse 
á  cabo,  yendo  suministradas  de  todo  para  dos  meses,, 
que  era  el  tiempo  convenido  con  Jaurés. 

El  i5  siguiente  llegó  también  el  vapor  de  guerra 
Don  Jorge  Juan  con  seis  oficiales  y  54  individuos  de- 
tropa de  los  regimientos  números  i  y  3,  con  el  objeto 
de  cubrir  las  bajas  habidas  en  el  Cuerpo  expedicio- 
nario. 

Estas  fuerzas,  que  habían  salido  de  Manila  el  24  de 
Enero  en  el  Malespina,  trasbordaron  en  Hong-Kong 
por  orden  del  Gobernador  de  Filipinas  en  el  jforge  jfuan, 
diciéndole  Lemery  en  oficio  de  17  de  Enero  que  no  le 
era  posible  mandar  los  refuerzos  que  había  pedido^  por 
las  atenciones  de  Mindanao,  sin  embargo  de  lo  cual, 
pocos  días  después,  concedía  dichos  refuerzos  á  las  ins- 
tancias del  Contralmirante  Jaurés,  «en  atención  á  la  si- 
tuación excepcional  del  país»,  doliéndose  Palanca,  coa 
razón,  de  que  apareciera  este  refuerzo  como  auxilio 
dado  á  los  franceses  y  no  como  medio  de  obrar,  según, 
los  intereses  de  España  exigían,  en  virtud  de  la  pro- 
puesta de  su  Plenipotenciario. 

Todas  estas  fuerzas  españolas  de  mar  y  tierra,  ea 
unión  de  las  francesas,  concurrieron  al  ataque  y  toma  de 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  373 

la  ciudadela  de  Go-cong,  que  ocuparon  las  tropas  alia- 
'das  el  25  (i). 

Las  fuerzas  expedicionarias  españolas  de  Cochinchi- 
-na  embarcaron  para  Manila  el  i.**  de  Abril  de  1863,  á 
«bordo  del  transporte  francés  UEuropun,  llegando  el  7 
á  la  capital  del  Archipiélago,  cuyos  habitantes  las  recí- 
Jsieron  con  entusiasta  y  solemne  aparato  (2). 

(i)  Condújose  muy  bien  en  este  combate  la  Circc^  y  á  él  asistieroa 
,  -t\  coronel  teniente  coronel  D.  Manuel  Moscoso  y  Lara,  el  comandante 
■D.  Francisco  Torrontegui,  Roig  de  Lluis,  Palanca,  etc. 

(3)  £1  Vicealmirante  Bonard  publicó  la  siguiente  alocución  de  des- 
pedida: 

«Expedición  de  Cochinchina. — Estado  Mayor  general. — Cuartel  ge- 
neral 31  de  Mano  de  1 863*— El  Vicealmirante  Gobernador  Coman* 
dante  en  Jefe. — Orden  del  día.* Oficiales,  sargentos  y  soldados  del 
Cuerpo  español. — Después  de  haber,  durante  cinco  años,  compartido 
nuestras  privaciones,  nuestros  peligros  y  nuestras  glorias,  regresáis  á 
Manila  con  el  mayor  sentimiento  nuestro.— En  todas  partes  os  habéis 
.hallado  á  nuestro  lado,  y  en  todas  partes  hemos  admirado  vuestia  dis- 
ciplina y  vuestro  valor,— Touranne,  Bien-hoa,  Micui,  Vinh-luong,  Go- 
cong,  etc.,  son  títulos  para  nuestra  viva  simpatía,  y  vuestro  concurso 
•nos  ha  sido  demasiado  precioso  para  que  pueda  nunca  olvidarse,— Al- 
.gunos  de  vosotros  vais  á  Hué  acompañando  á  vuestro  digno  Jefe  el 
coronel  Palanca,  que  después  de  haber  combatido  á  vuestra  cabeta  va  á 

•  ratificar  conmigo  el  Tratado  de  paz:  justo  es  que  tan  bravo  oficial  con- 
solidase una  paz  adquirida  por  nuestros  comunes  esfuerzos.— Oficiales, 
sargentos  y  soldados,  recibid  mi  despedida  y  la  del  Cuerpo  expedicio- 

•  nario  francés,  aceptando  los  votos  que  por  vosotros  formamos  todos». 

Palanca  les  decía  á  su  vez: 

cY  yo  experimento  una  verdadera  satisfacción  en  recordar  al  Cuerpo 
•expedicionario  de  mi  mando,  los  laureles  que  ha  sabido  aumentar  últi- 
mamente á  los  ya  adquiridos;  pues  ha  tenido  la  gloria  de  figurar  cons- 
tantemente guardando  el  honroso  puesto  de  la  vanguardia  en  la  acción 
de  Long-lap,  que  tuvo  lugar  en  los  campos  de  I^ong-Kiem,  en  el  paso 
.á  viva  fuerza  del  rio  Song-rai,  en  la  persecución  del  enemigo  hasta  el 
«^Benh-tuam,  en  el  paso  á  viva  fuersa  de  los  ríos  Lai-cong  y  brazo  del 
Vinh-lnong,  en  la  toma  de  los  fuertes  de  Tan-tiet  y  Vinh-tong,  que 


374  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

Recibida  la  ratificación  del  Tratado  de  paz,  comuni* 
cose  á  la  corte  de  Hué  para  el  arreglo  del  ceremonial 
del  canje  que  había  de  efectuarse  en  dicha  capital  por 
los  Plenipotenciarios  de  España  y  Francia. 

Palanca  y  Bonard  se  trasladaron  á  la  bahía  de  Turón 
á  principios  de  Abril,  acompañando  al  primero  en  la 
Circe  Roig  de  Lluis,  Torrontegui,  el  Comisario  de  gue- 
rra D.  Carlos  de  Vera  y  el  teniente  D.  Gabriel  López 
de  Illana. 

El  6  bajaron  á  tierra  los  Plenipotenciarios,  obse» 
quiándolos  con  un  té  el  Gobernador  del  puerto,  duran- 
te cuyo  acto  tocó  escogidas  piezas  la  banda  del  regi- 
miento Fernando  VIL 

Embarcadas  ambas  Legaciones  en  el  vapor  Granada, 
pasaron  á  la  pequeña  bahía  de  Tian-chan,  y  el  7  por- 
la  mañana  emprendieron  la  marcha  escoltadas  por  3oa 
soldados  annamitas  al  mando  de  Ton-chelong-vo,  Ge- 
neral de  la  Guardia  imperial.  Para  la  conducción  de 
equipajes  y  hamacas  iban  400  cargadores.  En  los  pue- 
blos del  tránsito  recibióseles  admirablemente.  El  la- 
llegaron  á  Hué,  visitándoles  á  seguida  el  ^ran  Maris- 
cal, Coronel  del  Imperio,  y  el  Ministro  de  la  Guerra,  en 
nombre  del  Emperador,  para  felicitarles  y  enterarse  deL 

causaron  la  evacuación  de  la  plaza  de  Vinh-luong,  y  últimamente  en< 
las  operaciones  verificadas  en  la  provincia  de  Myt-ho,  donde,  rodeados . 
de  un  número  inmensamente  superior,  habéis  tomado  por  asalto  fuer- 
tes como  los  de  Ni-bing  y  Tour-ninou  y  hecho  evacuar  ciudadelas- 
como  la  de  Mi-cui,  etc.» 

£1  Gobernador  general  de  Filipinas,  en  8  de  Abril,  ofició  á  Palanca . 
manifestándole  su  especial  satisfacción  por  el  buen  éxito  de  las  opera* 
clonen  de  Go-cong,  y  por  el  bizarro  y  brillante  comportamiento  de  loft.. 
jefes,  oficiales  y  tropa  que  concurrieron  i  las  mismas. 

Igual  satisfacción  se  dignó  mostrarles  S.  M.  por  Real  orden  de  i)~ 
<le  Septiembre  de  1863. 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  375 

estado  de  salud  de  SS.  MM.  la  Reina  de  España  y  el 
Emperador  de  los  franceses»  ofreciéndoles»  según  cos- 
tumbre del  pais»  la  comida  de  bienvenida.  El  14  se  llevó 
á  cabo  con  gran  solemnidad  el  canje  de  las  ratificacio- 
nes del  Tratado.  El  mismo  dia  hicieron  entrega  al  Em- 
perador ambos  Plenipotenciarios  de  los  regalos  de  sus 
Soberanos,  asi  como  á  los  dignatarios  de  la  corte. 

A  las  ocho  de  la  mañana  del  16,  Tu-duc  se  dignó 
recibir  en  audiencia  pública  y  solemne  á  las  Legaciones 
española  y  francesa,  reunidas  en  su  palacio  dentro  de 
la  gran  ciudadela,  verificándose  el  acto  con  extraordi- 
naria pompa.  En  el  tránsito  al  palacio  habia  formados 
sobre  20.000  hombres  •y  dos  regimientos  de  elefantes 
ricamente  enjaezados»  y  los  del  mismo  Emperador» 
montados  algunos  por  coroneles  de  su  guardia  con  vis- 
tosos uniformes»  contribuyeron  á  hacer  más  sorpren- 
dente aquel  espectáculo»  (Palanca). 

Pronunciáronse  por  ambas  partes  los  discursos  de 
rúbrica,  y  terminada  la  audiencia  fué  una  Diputación 
de  mandarines  á  felicitarles  por  orden  del  Emperador» 
dándoles  seguridades  acerca  del  exacto  cumplimiento  del 
Tratado.  El  mismo  dia»  y  con  gran  aparato»  envióles 
el  Soberano  de  Annam  cartas  autógrafas  para  los  de 
España  y  Francia  y  los  regalos  que  les  destinaba»  y  el 
Gobierno  les  completó  el  total  del  primer  plazo  de  la 
indemnización. 

El  18  se  les  obsequió  con  una  representación  teatral 
á  estilo  del  pais  y  con  un  espléndido  banquete  de  des- 
pedida» regresando  á  Turón  las  Legaciones. 

El  24  de  Mayo  hizose  cargo  el  Ministro  Phan-than- 
guian  de  la  plaza  de  Vinh-luong»  que  debia  ser  devuelta 
á  los  annamitas  con  arreglo  al  Tratado. 

Palanca  y  las  fuerzas  á  sus  órdenes  trasladáronse  i 


376  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

Singapoore  en  la  Circe,  y  el  26  declaró  disuelto  el  Cuer- 
po expedicionario,  volviendo  á  Manila  los  individuos 
que  le  habían  acompañado  á  Hué.  Palanca  embarcó 
para  Europa,  y  á  fines  de'  Junio  tuvo  el  honor  de  po- 
ner en  manos  de  S.  M.  las  cartas  del  Soberano  de  An- 
nam  y  de  oir  de  los  labios  de  la  Reina  expresiva  felici- 
tación por  su  brillante  comportamiento  y  el  de  las 
tropas  de  su  mando. 

En  Noviembre  vino  una  embajada  annamita,  presidi- 
da por  Phan-than-guian,  á  ofrecer  sus  servicios  en  nom- 
bre de  Tu-duc  á  los  Monarcas  de  Francia  y  España,  reci- 
biéndola S.  M.  el  18  de  dicho  mesen  audiencia  solemne. 

Así  terminó  para  España  la  expedición  de  Co- 
chinchina. 

Como  se  desprende  del  somero  relato  que  hemos 
hecho  de  los  sucesos  de  la  campaña  franco-española 
contra  el  imperio  de  Annam,  España  contribuyó  de  ün 
modo  decisivo  á  que  Francia  se  hiciera  dueña  de  una 
colonia  importantísima  en  la  Indo-China  (1),  sin  reca- 
bar para  sí  ventaja  alguna,  viendo  burlada  su  buena  fe 
y  leal  cooperación  del  modo  más  cínico  é  indecoroso. 

Los  franceses  han  consolidado  después  su  domina^ 
ción  en  aquella  parte  del  Asia,  extendiendo  de  un  modo 
considerable  su  influencia  en  los  reinos  de  Annam, 
Siam  y  Camboja,  y  ensanchando  el  territorio  primiti- 
vamente conquistado. 

(1)  En  el  articulo  que  el  Dieeümarúf  de  M.  Vivieut  de  Saint-Martiit 
consagra  á  la  descripción  del  imperio  de  Annam  y  á  historiar  la  cam- 
pa fia  de  Cochinchtna  y  anexión  de  las  provincias  de  su  actual  colonia 
á  Francia,  ni  siquiera  se  cita  el  nombre  de  Espafia,  á  cuyos  esfuerzos, 
en  gran  parte,  se  debió  esa  anexión. 

¡Qué  gloría  para  el  escritor  francés  y  qué  triste  ensefianza  para 
Espafia! 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  377 

Por  un  tratado  suscrito  en  Houdon  en  ii  de  Agosto 
-de  i863  entre  el  Almirante  La  Grandiére  y  Norodom, 
Rey  de  Camboja,  este  reino  se  puso  bajo  el  protecto- 
rado de  la  Francia  (0. 

£1  19  de  Junio  de  1867  se  posesionaron  los  france- 
ses de  Vinh-luong;  el  21  tomaron  á  Nan-giang  6 
Chandoc,  y  poco  después  á  Hatien,  anexionándose 
«stas  tres  provincias,  que  con  las  adquiridas  en  1862 
constituían  toda  la  Baja  Cochinchina  (2). 

Desde  el  i5  de  Marzo  de  1874  el  reino  de  Annam 
está  bajo  el  protectorado  francés. 

Hasta  1875  conservó  Cochinchina  la  división  terri- 
torial que  tenían  establecida  los  annamitas. 

(i)  En  un  articulo  inserto  en  la  Revut  des  Deux  Mondes  (15  de  Fe- 
brero de  1869)^  titulado  Le  royatunede  Cambódge  etle  proteetorat  fran- 
fais^  en  qiie  M.  L.  M.  de  Carné  trata  de  las  intrigas  de  Siam  contra 
f  rancia  y  los  esfuerzos  de  M.  de  Legrée  por  conseguir  de  Norodom 
que  aceptase  dicho  protectorado,  refiere  el  autor  un  viaje  que  hicieron 
con  él  dos  hijos  del  Rey,  y  dice: 

«Príncipes  como  son  mis  acoropafiantes,  no  me  avengo,  sin  alguna 
repugnancia,  á  reclinarme  cerca  de  ellos,  llegada  la  noche,  para  procu- 
rar dormir». 

Después  de  dos  siglos  de  luchas  á  menudo  sangrientas,  las  preocu- 
paciones de  castas  y  de  clases  han  casi,  gracias  á  Dios,  desaparecido  de 
Francia;  pero  para  un  europeo,  por  muy  libre  que  pueda  creerse  de 
preocupaciones,  el  contacto  con  los  representantes  de  una  raza  amari- 
lla,  negra  ó  cobriza  es  siempre  una  prueba». 

Párrafo  que  recomendamos  á  los  filipinos  redentorUtas^  que  creen 
•que  los  extranjeros  habrían  de  considerarlos  más  que  los  espafioles. 

(3)     El  Gobernador  supremo  de  estas  provincias  annamitas,  Phan- 
than-giang,  para  no  sobrevivir  á  la  pérdida  del  territorio  confiado  á  su 
mando,  se  dejó  morir  envenenándose  con  opio,  recomendando  sus  hijos 
á  los  franceses. 

(La  Gfchinchine  fran^edse  depuis  túfuxwn  des  provmces  dn  Smdy 
por  M.  des  Varannes.)— ^^ow/  des  Deux  Mondes^  15  de  Febrero 
^e  1868.) 


378  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

Const  aba  de  seis  provincias,  llamadas  Gia-dính  6* 
Saigón,  Bien-hoa,  Dinh-tuong  6  Mytho,  Vinh-luong, 
Nan-giang  ó  Chandoc  y  Hatien. 

Por  un  decreto  del  5  de  Enero  de  1876,  el  territorio- 
de  la  Cochinchina  francesa  ha  sido  dividido  en  cuatro 
provincias  ó  circunscripciones  administrativas,  dividi- 
das en  departamentos  ó  inspecciones,  que  son: 

i.^  Provincia  de  Saigón,  capital  Saigón,  con  5  de- 
partamentos: Saigón,  Tay-ninh,  Thu-dan-móty  Bien- 
hoa,  Baria. 

2.^  Provincia  de  Mytho,  capital  Mytho,  con  cuatro^ 
departamentos:  Mytho,  Tau-an,  Gocong,  Cholon. 

3.°  Provincia  de  Vinh-long,  capital  Vinh-long,  con» 
cuatro  departamentos:  Vinh-long,  Bentré,  Tra-vinh,. 
Sadec. 

4.^  Provincia  de  Bassac,  capital  Chandoc,  con  seis, 
departamentos:  Chandoc,  Hatien,  Long-xuyen,  Rach- 
gia,  Cantho,  Soctrang. 

El  progreso  del  territorio  cochinchino  en  poder  de 
sus  actuales  poseedores  es  muy  notable. 

En  resumen,  Francia  ha  fundado  en  la  Indo-China 
una  colonia  importantísima,  cuya  prosperidad  es  hoy 
extraordinaria,  y  su  influencia  política  y  comercial  se 
deja  sentir  en  todos  los  países  del  extremo  Oriente  (0^ 


(l)  Los  lectores  que  deseen  noticias  más  detalladas  de  la  expedi- 
ción de  Cochinchina  y  de  los  países  de  la  región  SE.  del  Asia,  pueden^ 
consultar,  además  de  los  trabajos  especialmente  citados  por  nosotros^ 
los  siguientes: 

£n  la  Xivui  des  Deux  Mmdes: 

Les  demiers  combáis  en  Cochinihisie^  por  Leopold  Pallú  (l.^  de  Sep- 
tiembre de  1861}. 

La  Campagtu  de  Céchmchme  en  1 86 1,  por  el  mismo  (t6  de  No^ 
viembre  de  1862). 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  379 

V  ExpeditíoH  de  Cochinchhu  it  la  polittqut  fran faite  dans  í extreme- 
Orient,  por  M.  Henri  Galos  (i.^  de  Mayo  de  1864). 

¿M  Colonie  de  Saígon, — Les  agrandissetnents de  la  France  dans  lebassm 
du  Mékangy  por  M.  P.  Duchesne  de  Ballecourt  (15  de  Marzo  de  1867). 

LaCachinehisutn  1 87 1 .  por»»  o//icierdemarÍHe{^i.oAtl£.y\txoát  1872)^ 

La politíque  frangaise  en    Cochinehme,  por  £.  Plauchut  (l."*  de  Oc- 
tubre de  1877). 

En  la  ReviU  Britannique: 

Les  frangais  en  Cochinchine:  1 859  (Septiembre). 

íui  JFrance  en  Cochinchine  et  au  Cambodgei  1865  (Enero). 

La  Cochinchine  frangaise  et  le  Combodge  a  I* Expotition  universeller 
1878  (Agosto). 

Les  premier s  années  de  la  Cockinehiney  colonie  franfcúse^  por  M.  Viah 
1874  (Febrero). 

Kn  Ja  Rivue  Maritime: 

Essai  sur  les  mceurs  et  les  insiituíions  du  peuple  annamite^  por  A. 
Bourchel  (Noviembre,  1869). 

Les  Colonies  franfaises.  La  Cochinchitu  en  i86f  (1865). 

(Me  tournée  dans  la  provinee  de  Mitho^  etc.  y  por  P.  Richard  (Mar- 
zo, 1867). 

Notes  pour  servir  a  í^ethnographie  de  la  Cochinchine^  del  mismo  (Sep- 
tiembre, 1867). 

La  Cochinchine  frangaise^  por  J.  d*Aries  (Septiembre,  187 1). 

En  las  obras  siguientes: 

IHstoire  de  tExpedition  a  Cochisichme  en  1861,  por  Leopold  Pallú:: 
París,  1864* 

Notes  historiques  sur  la  ndtion  annamite^  por  el  P.  Le  Grand  de  la 
Liraye:  Paris,  1866. 

Souvenirs  de  Bui^  por  M.  Duc  Chaígneaux:  París.  1867. 

Cochinchine  frangaise,  por  L.  Lemire:  París,  1S69. 

ÜAnnam  it  le  Cambodge,  por  C.  £.  Bouillevaux:  París,  i874- 

Y  en  las  publicaciones  que  se  citan: 

Renseignements  ethnographiques  sur  la  Cochinchine,  por  el  Dr.  Mon- 
diéres.  [Buleíin  de  la  Soc,  i Anthropologie\  Enero,  i875)* 

Sitr  VAnthropologie  de  V Indo- Chine,  por  el  Dr.  Morice;  Enero,  1 875» 

Voyage  en  Cochinchine,  por  el  mismo.  {Tottr  du  Afonde,  segundo  se- 
mestre, 1875). 

Sur  íacclitnatement  dans  la  BassC' Cochinchine,  por  el  mismo.  [Retmr 
d  Anthropologie,  1876). 


CAPITULO  XIX. 

Regreso  de  Lemery  á  Espafía. — Mando  de  EchagGe.^Sus  nobles  pro- 
pósitos.— Fiestas  por  la  canonización  de  los  mártires  del  Japón. — 
Fianzas  de  empleados. — Comisaria  regia. — Calendario.— Penas  |Kír- 
sonales. — £1  curato  de  Antipolo.— Conducta  del  Arzobispo,  del' cle- 
ro indígena,  de  los  recoletos  y  del  Consejo  de  Administración  en 
este  asunto. — Capitanía  de  puerto. — Leyes  sobre  aguas. — Extian- 
jeros,— Pago  del  tributo  en  las  Colecciones. — Intervención  de  aforo. 
^-Juntas  de  distrito. — Penas  á  los  chinos  sin  patente. -^Adminis- 
traciones depositarias. — Desestanco  de  los  vinos  de  coco  y  ñipa.— 
Creación  del  Ministerio  de  Ultramar. — Organización  del'mismo. — 
Igorrotes  de  Bontoc. — Espantoso  terremoto  de  1863.  —  Desgracias 
personales  y  pérdidas  materiales. — Consternación  en  la  ciudad.-^ 
Disposiciones  de  la  autoridad. — Profunda  emoción  en  EspaAa. — 
Oeneroso  donativo  de  la  Reina. — Importantes  resoluciones  del  Go- 
■bierno  en  remedio  de  los  dafios  sufridos. — Suscripción  nacional. — 
Presupuestos. ^Organización  de  la  carrera  administrativa  en  Ultra- 
mar.— Plan  de  instrucción  pública.— Exhumación  de  cadáveres. — 
Disposiciones  sobre  montes. — Correos  marítimos  entre  las  Visayas. 
— Cuentas  locales. — Plan  de  obras  públicas.— Minería. ^Operacio- 
nes de  crédito. — Desvinculaciones.— Prestación  personal. — Lega- 
-ción  de  Espafia  en  China. — Establecimiento  de  la  Escuela  Normal 
-de  Manila.— Nuevo  Jefe  del  Apostadero.—^  Boletín  dtl  EjéreiU. 
— Loterías.- Visita  de  Hacienda.— Concesiones  al  Banco.— Tasa 
•del  dinero. — Recursos  de  súplica. — Concesión  á  los  infieles  recién 
cometidos. —Instrucción  de  Aduanas. — Apelaciones. — Bando  contra 
los  piratas. — Acopios  de  tabaco  en  Visayas.  —  Escuela  municipal. 
— Licencias  para  construir  buques. — Ministros  de  Ultramar.— Me- 
.<iidas  administrativas. —Calamidades  de  todo  género  durante  el 
mando  de  Echagfle. 

Autorizado  Lemery  para  regresar  á  España  entregó 
el  mando  el  7  de  Julio  al  segundo  cabo  D.  Salvador 
ValdéSy  y  marchó  á  pie  desde  su  palacio  al  muelle  ro- 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  38 1 

deado  de  las  autoridades  y  de  la  multitud  que  le  dis- 
pensó afectuosa  despedida,  partiendo  el  mismo  día  para 
la  Península. 

En  la  Memoria  de  su  mando  que  redactó  para  su 
sucesor  (O  mostrábase  muy  pesimista  respecto  de  Min- 
danaoy  por  la  falta  de  recursos,  las  trabas  administra- 
tivas, etc. 

Opinaba  que  la  capitalidad  de  la  Isla  debía  ser  Cot- 
tabatOj  pero  haciendo  gastos  de  instalación. 

Para  reemplazar  á  Lemery  fué  nombrado  el  Teniente 
general  D,  Rafael  de  Echagüe  y  Berminghan,  que  á  la 
sazón  desempeñaba  el  Gobierno  superior  de  Puerta 
Rico.  Echagüe  era  natural  de  San  Sebastián. 

El  9  de  Julio  de  1862  llegó  á  Manila,  y  en  el  mismo 
día  se  hizo  cargo  del  mando  de  las  Islas  y  de  la  Super- 
intendencia delegada  de  Hacienda. 

En  su  alocución  á  los  habitantes  del  Archipiélago 
decía:  iDar  el  impulso  más  enérgico  al  comercio,  á  la 
agricultura  é  industria,  y  admitir  toda  reforma  ilustra- 
da, producto  del  tiempo,  del  estudio  y  de  las  circuns- 
tancias, son  mis  propósitos 

»Una  de  las  bases  de  mi  Gobierno  será  la  publicidad 
de  todos  los  actos  y  negocios  que  por  su  índole  lo  per- 
mitan, aceptando  para  los  usos  convenientes  el  eco  de 
la  opinión,  pero  de  aquella  opinión  pública,  juiciosa  é 
hija  de  la  experiencia,  del  saber  y  del  patriotismo. 

»De  aquí  el  estar  siempre  preparado  para  oir  á  cuan- 
tos se  me  acerquen  con  algún  pensamiento  benéfico  k 
los  intereses  del  país,  sin  excepción  de  clases  ni  perso- 

(1)  Las  leyes  de  los  libros  II  y  III  de  la  Recopilación  de  Indias  y 
la  Real  orden  de  22  de  Mayo  de  1'862,  disponen  que  al  cesar  en  el 
mando  el  Gobernador  y  Capitán  general  de  Filipinas  deje  á  su  sucesor 
uoa  Memoria  instructiva  acerca  del  gobierno  y  administración  del  pala» 


3^2  JOSÉ    MONTERO  Y  VIDAL 

tías.  De  aquí  el  admitir  con  gusto  á  los  que  se  sintieren 
agraviados  para  hacerles  cumplida  justicia  por  los  me- 
dios establecidos  por  las  leyes.  Y  de  aquí,  por  último, 
^1  severo  rigorismo  que  desplegaré  contra  la  inmorali- 
dad, cualquiera  que  sea  su  disfraz  y  el  punto  donde  se 
<:obije,  mediante  el  profundo  convencimiento  que  abri- 
go de  ser  el  verdadero  azote  que  acaba  el  porvenir, 
desarrollo  y  felicidad  de  los  pueblos  •. 

Estos  nobles  propósitos  y  el  conocimiento  de  las  cua- 
lidades que  concurrían  en  la  persona  del  insigne  sol- 
<lado  de  la  guerra  de  África,  merecieron  la  más  favora- 
ble acogida. 

Con  motivo  de  haber  sido  canonizados  por  Pío  IX,,  el 
S  de  Junio  de  1862,  los  mártires  del  Japón  Fr.  Pedro 
Bautista  y  sus  compañeros,  de  que  nos  ocupamos  en  el 
capítulo  X  del  tomo  I  de  esta  Historia,  celebraron 
los  Padres  franciscanos  de  Manila  solemnes  fiestas  reli- 
giosas, iluminando  la  fachada  de  su  convento  y  el  fron- 
tispicio de  la  iglesia  en  cuyo  atrio  hicieron  varias  mú- 
sicas las  delicias  de  la  muchedumbre. 

Las  autoridades  y  corporaciones  fueron  obsequiadas 
espléndidamente  por  los  franciscanos,  gozosos  por  el 
honor  alcanzado  con  la  canonización  de  sus  ilustres 
hermanos  de  hábito. 

Por  Real  orden  de  19  de  Agosto  (1862)  se  dictaron 
reglas  para  la  prestación  de  fianzas  por  los  empleados 
del  Archipiélago  sujetos  á  esta  obligación.  Determiná- 
base que  podían  prestarla  en  la  Península  ó  Fifípinas  á 
voluntad  de  los  interesados,  y  se  mandaba  que  para  las 
^ue  supliese  la  Sociedad  establecida  en  el  país,  se  ob- 
servasen las  prácticas  allí  existentes  y  las  prescrip- 
ciones del  reglamento  de  la  misma,  aprobado  por  Real 
•orden  de  3  de  Agosto  de  i858,  derogándose  á  la  ve2 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  383 

^1   reglamento  de  ñanzas  de  3i  de  Enero  de  iSSg. 

Por  Real  decreto  de  19  de  Septiembre  siguiente  se 
creó  una  Comisaria  regia  para  Filipinas,  con  el  especial 
encargo  de  estudiar  todos  los  servicios  de  la  Adminis- 
tración civil  de  las  Islas. 

Manifestábase  que  el  Comisario  regio  no  tendría  atri- 
buciones activas  en  aquella  administración,  sino  úni- 
camente la  de  estudiar  sus  diferentes  ramos,  debiendo 
en  su  día  elevar  al  Gobierno  una  Memoria  sobre  el  es- 
tado de  cada  uno  de  ellos  y  proponer  las  reformas  que 
pudieran  introducirse. 

Para  el  mejor  desempeño  de  su  cometido,  debía  el 
Comisario  regio  visitar  las  provincias  más  importantes, 
y  muy  especialmente  las  de  Visayas,  Panay  y  Min  - 
•danao. 

Señalábase  al  expresado  funcionario  el  sueldo  de 
iS.ooo  pesos  y  S.ooo  más  para  gastos  de  viajes. 

Para  auxiliar  sus  trabajos  se  disponía  el  nombra- 
miento de  un  Secretario,  Jefe  de  Administración  de  pri- 
mera con  6.000  pesos  de  sueldo  y  2.000  para  gastos  de 
viajes,  y  el  de  los  empleados  necesarios  (0. 

En  24  del  citado  Septiembre  dictó  Echagüe  algunas 
reglas  para  la  redacción  del  calendario,  objeto  allí  de 
especulación  para  la  Hacienda,  aunque  sus  rendimien- 
tos no  merecieran  semejante  cuidado. 

(1)  Desempefió  el  cargo  de  Comisario  regio  en  Filipinas  el  ex*Mi- 
nistro  y  distinguido  publicista,  académico  y  diplomático  D.  Patricio 
<le  la  Escosura,  y  el  de  Secretario  su  hermano  D.  Narciso. 

Fruto  de  su  comisión  fué  la  notable  MmHoria  sobre  FUipinasy  Joló^ 
redactada  en  1863  y  1864,  que  en  1862  dio  á  luz  impresa,  precedida 
<le  un  prólogo,  D.  Francisco  Cafiamaque,  trabajo  aquél  digno  de  me- 
ditación y  estudio,  sobre  todo  en  la  parte  consagrada  á  Mindanao  y 
J0I6. 


384  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

£1  29  del  mismo  mes  se  expidió  un  Real  decreto  de* 
terminando  la  forma  en  que  los  Gobernadores  de  Fili- 
pinas habían  de  imponer  las  penas  personales  y  pecu- 
niarias que,  según  las  leyes  y  reglamentos,  se  halla» 
dentro  de  sus  atribuciones  gubernativas,  entidad  de  las> 
multas,  etc. 

£1  curato  de  Antipolo,  pueblo  del  distrito  de  Moronga 
pasa  por  ser  uno  de  los  más  pingües  de  las  Islas,  con 
motivo  de  la  concurridísima  romería  que  todos  los  años 
tiene  lugar  en  dicho  santuario,  y  por  las  ofrendas,  li- 
mosnas, misas,  consumo  de  cera,  compra  de  escapula- 
rios, etc.,  etc.,  que  hacen  los  romeros  durante  lanove- 
na  que  allí  se  celebra. 

Murió  el  que  lo  servia,  y  el  Vicario  capitular,  sede  va-^ 
cante,  lo  preveyó  interinamente  en  el  presbítero  indi- 
c:ena  D.  Francisco  Campmas,  en  i3  de  Fnerode  1862» 

£1  Provincial  de  recoletos,  á  cuyos  religiosos  se  ha- 
bía concedido,  como  en  otro  lugar  hemos  dicho,  que 
ocuparan  las  vacantes  que  en  la  diócesis  de  Manila 
fuesen  resultando  en  los  curatos  servidos  por  seculares^ 
en  compensación  de  los  de  Mindanao  adjudicados  á  los 
jesuítas,  presentó  el  22  de  Julio  siguiente  en  terna  tres 
religiosos  de  su  Orden  para  los  curatos  de  Mainit  y  An- 
tipolo, siendo  elegido  para  el  último  en  24  de  Julio  el 
R.  P.  Fr.  Francisco  Villas;  mas  habiendo  representa- 
do el  Arzobispo  y  el  Cabildo  que  estaban  sin  resolver 
sus  exposiciones  y  las  dudas  consultadas  por  el  Gobier- 
no de  las  Islas,  anuló  éste  su  elección  por  decreto  de  9 
de  Agosto:  recibidas  á  poco  las  Reales  órdenes  de  20 
de  Junio  y  21  de  Julio  de  1862,  citadas  anteriormente, 
por  las  que  se  mandaba  cumplir  sin  tergiversación  al- 
guna la  de  Septiembre  de  1861,  el  Gobernador  superior 
civil,  previo  informe  del  Real  acuerdo  de  22  de  Diciem* 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  385 

bre  de  1862»  ordenó  en  31  del  mismo  mes  y  año  al 
Provincial  de  Recoletos  que  hiciera  la  presentación  en 
tema  de  los  religiosos  de  su  Orden  para  el  referido 
curato. 

Reproducida  la  terna  anterior  y  elegido  de  nuevo 
el  P.  Villas,  expidiósele  el  correspondiente  nombra- 
miento: con  él  comparece  ante  el  Arzobispo;  éste  le  da 
la  colación  y  canónica  institución  con  las  palabras  de  ri* 
tual^  y  á  seguida  protesta  de  lo  que  acababa  de  hacer  á 
reserva  de  lo  que  resolviese  S.  M.,  «sobre  la  consulta  que 
elevaremos  á  su  alta  sabiduriat,  anotaba  en  el  titulo  (O» 

La  irritación  del  Arzobispo,  del  Cabildo  y  de  los  clé- 
rigos indios  por  ver  que  se  les  escapaba  de  su  poder  un 
curato  tan  productivo  (2),  no  tuvo  límites.  El  presbíte- 
ro Campmas  hizo  varias  exposiciones  protestando  de 
su  derecho  al  curato,  aunque  sólo  lo  había  servido  en 
concepto  de  interino,  y  los  individuos  del  Cabildo,  es- 
pecialmente el  ex-Vicario  P.  Peláez,  se  manejaron  con 
tal  habilidad,  que  lograron  poner  en  favor  de  su  causa, 
como  ya  lo  estaba  el  Arzobispo,  á  dos  Obispos  proce* 
dente?  del  clero  regular. 

(1)  «No  somos  muy  fuertes  en  cánones;  pero  desde  luego  com- 
prendemos que  este  paso  dtl  sefior  Arzobispo  no  tiene  ejemplo  ni  expli-- 
cación:  la  colación  y  canónica  institución,  que  es  absoluta,  perpetua  y 
de  por  vida,  acabada  de  dar,  la  suspende  y  no  quiere  que  surta  su  efec- 
to canónico;  hemos  consultado  el  caso  con  personas  entendidas,  y  uná- 
nimemente opinan  que  no  comprenden  el  hecho  referido,  y  le  califican 
no  muy  suavemente».  [^ImportantUima  atestián,  etc.) 

(2)  «Tengo  á  la  vista  una  copia  del  recibo  que  dio  el  seflor  Arzo- 
bispo al  cura  de  Antipolo,  Fr.  Francisco  Villas,  de  6.381  duros  que  en- 
tregó á  S.  £.  I.,  de  misas  recibidas  en  el  santuario,  en  el  novenario  de 
este  afio,  además  de  las  repartidas  á  diferentes  curas  pobres,  que  pasa- 
ron de  3.000  duros».  (Nota  de  Fr.  Guillermo  Agudo  en  la  obra  iW- 
portantitima  austíán,  etc.) 

TOMO   III  25 


386  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

El  25  de  Febrero  de  i863  elevaron  el  Arzobispo  de 
Manila  y  los  Obispos  de  Cebú  y  Nueva  Cáceres  una 
exposición  á  la  Reina,  manifestando  que,  con  ocasión 
de  hallarse  reunidos  en  Manila,  habían  acordado  adop- 
tar algunas  resoluciones,  cuya  realización  redundaría 
en  la  reforma  de  las  costumbres  públicas,  «base  segura 
del  orden,  que  no  puede  existir  sin  moralidad  en  ningún 
pueblo  del  mundo». 

«No  hay  necesidad,  señora,  añadían,  de  renovar  la 
memoria  de  las  antiguas  y  eternas  disputa^  entre  los 
Obispos  y  Prelados  regulares  de  las  Indias  en  general, 
y  en  especial  de  estas  Islas,  sobre  su  exención  y  suje- 
ción á  la  autoridad  y  visita  diocesana.  Hay  cosas 
odiosas  que  están  bien  en  el  dominio  de  la  historia, 
pero  que  no  deben  recordarse  cuando  se  trata  de  buena 
fe  de  tomar  una  medida  que  repare  los  males  oca- 
sionados». 

Citan  las  disposiciones  del  Pontífice  y  del  Rey  que 
sujetaron  á  la  visita  y  jurisdicción  episcopal  á  los  curas 
regulares,  no  sólo  in  officio  officiando^  «sino  también  en 
lo  tocante  á  la  vida  y  costumbres,  y  determinó  que 
tanto  los  Obispos  como  los  Prelados  regulares  podían 
remover  al  cura  regular  de  su  curato  independiente- 
mente  el  uno  del  otro,  y  sin  necesidad  de  manifestarse, 
y  mucho  menos  probar  mutuamente  los  motivos;  pero 
dando  tal  preferencia  al  dictamen  del  Obispo,  que  siem- 
pre debe  ser  preferido  en  el  caso  de  no  concordar  el 
Prelado  regular...... 

Copian  las  dos  reglas  que  en  el  párrafo  5.^  del  Breve 
Firmandis  de  6  de  Noviembre  de  1744  consignan  lo 
expuesto  anteriormente,  y  se  duelen  de  que  no  sólo  los 
Obispos,  en  ciertas  diócesis,  diesen  á  los  regulares  la 
canónica  institución  con  título  de  perpetuidad,   «sino 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  387 

-^que  algunos  párrocos  cavilosos  llegaron  á  conseguir  la 
Real  cédula  de  i.^  de  Agosto  de  1795,  en  que  se  man- 
dó, por  punto  general,  que  en  adelante  no  puedan  ser 

removidos  los  párrocos  y  doctrineros sin  formarles 

causa  y  oírles,  conforme  a  derechos. 

Expresan  que  con  esta  determinación  se  relajó  la 
disdplma  y  observancia  regular,  y  que  para  atajar  tan 
gran  daño  obtuvieron  los  Provinciales  regulares  la  Real 
cédula  de  29  de  Septiembre  de  1807,  mandando  que 
cuando  fuese  nombrado  algún  doctrinero  para  empleo 
de  la  Orden,  debia  admitirlo  sin  excusa  y  dejar  el  curato 
con  noticia  y  consentimiento  previo  del  Obispo  y  Vice- 
patrono  regio,  «pasándose  á  proveer  en  otros  del  mismo 
instituto  á  que  corresponda,  con  puntual  arreglo  á  las 
leyes». 

Añaden  que  si  bien  con  esto  se  logró  algún  remedio, 
no  se  evita  el  que  los  párrocos  díscolos  eludan  la  justi- 
cia que  sus  Provinciales  intenten  hacerles;  y  como  es 
tan  ruidoso  encausar  á  un  párroco  en  Filipinas,  y  el 
voto  de  obediencia  es  puramente  nominal,  contando 
con  la  impunidad  toda  vez  que  no  han  de  ser  removi- 
dos, obligan  á  sus  Prelados  «á  mantener  en  el  ministe- 
rio á  religiosos  que  no  están  á  la  altura  de  tan  espinoso 
cargo». 

Para  cortar  tan  graves  males,  pedían  los  Prelados 
á  S.  M.  la  revocación  de  la  Real  cédula  citada  de  i.^  de 
Agosto  de  1795,  dejando  en  vigor  los  Breves  y  leyes 
que  declararan  amovibles  ad  nuium  los  curatos  regula- 
res, sin  perjuicio  de  seguir  observando  la  ley  3.*,  tít.  V, 
lib.  I  de  la  Recopilación  de  Indias  en  lo  relativo  á 
nombramiento  y  provisión  de  curatos,  «para  que  que- 
den ilesos  los  derechos  del  Real  patronato,  que  los 
Obispos  han  jurado  defender»  • 


388  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

Pretesdieron  los  firmantes  de  la  exposición  que  lar 
suscribieran  los  Provinciales  de  las  Órdenes  religiosas; 
roas  éstos,  encontrándola  depresiva  para  sus  respectivos- 
subditos,  que  á  la  vez  eran  hermanos  suyos  de  hábito, 
negáronse  á  ello. 

Pasada  á  informe  del  Consejo  de  Administración  de- 
las  Islas  por  el  Gobernador  general,  se  puso  de  mani- 
fiesto la  discordancia  en  apreciar  su  alcance,  pues< 
mientras  los  Consejeros  nacidos  en  el  país  votaron  en^ 
su  favor,  los  peninsulares  lo  hicieron  en  contra.  Un 
clérigo  indígena  imprimió  una  hoja  volante  que  hizo- 
circular  por  Manila  y  la  remitió  á  todos  los  Consejeros^ 
en  la  que  abogaba  por  el  informe  favorable  de  la  expo- 
sición; mas  el  Consejo  en  pleno  la  desechó  por  12. 
votos  contra  el  del  ponente  D.  Félix  Pardo  de  Tavera 
y  el  D.  Narciso  Padilla,  ambos  filipinos,  pidiendo  este 
último  que  el  expediente  quedara  sobre  la  mesa  para 
estudiarlo  (0. 

m 

Por  superiores  decretos  de  20  de  Diciembre  de  1862^ 
y  28  de  Enero  de  1863,  fué  aprobada  una  instrucción. 
para  la  recaudación  y  administración  del  impuesto  de. 
los  derechos  de  capitanía  de  puerto  de  las  Islas  Filipinas. 

Por  Reales  órdenes  de  3i  de  Mayo  de  1862  y  10  de- 
Abril  de  1 863,  se  remitieron  al  Gobernador  de  Filipi- 
nas las  leyes  vigentes  en  la  Península  relativas  á  la. 


(i)  En  la  obra  ImpcrUmtisima  tuesHón^  etc.,  ya  citada,  puede  verse 
el  texto  integro  de  la  exposición  de  los  Obispos,  la  hoja  volante  del  clé- 
rigo indio,  el  informe  en  pro  del  ponente  Pardo  de  Tavera,  los  dictá- 
menes en  contra  de  los  Consejeros  Alix  y  Trivifio,  la  refutación  á  ]a« 
exposición  y  á  la  hoja  volante,  la  protesta  del  Arzobispo  al  nombra- 
miento del  P.  Villas  para  Antipolo,  un  célebre  decreto  del  Arzobispo 
sobre  colecturías  de  misas  y  algunos  otros  documentos  en  que  se  poner 
de  oro  y  azul  al  Arzobispo. 


, 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  389 

distribución  y  aprovechamiento  de  aguas  públicas»  en 
1)eneñcio  particular,  para  su  aplicación  en  las  Islas. 

El  3  de  Marzo  de  i863  decretó  la  Superintendencia 
que  los  chinos  sin  recursos,  deudores  á  la  Hacienda, 
«que  desearan  ocuparse  para  pagar  su  débito,  fuesen 
destinados  á  los  trabajos  públicos  sin  necesidad  de  de- 
claración de  insolvencia;  pero  que  si  justificaran  su  im* 
posibilidad  para  dedicarse  á  trabajos  corporales  y  la  ca- 
nten cia  de  recursos,  se  les  exceptuase  de  prestarlos. 

£1  Gobernador  de  las  Islas,  por  resolución  de  5  del 
^xnismo  mes,  declaró  que  podían  los  extranjeros  pasar  á 
provincias  para  comerciar  ó  dedicarse  á  cualquier  in- 
dustria. 

La  misma  autoridad,  por  otro  decreto  del  día  I2, 
•dispuso  que  la  recaudación  del  tributo  y  demás  contri- 
buciones en  las  provincias  cosecheras  de  tabaco»  se  ve- 
Tincase  al  satisfacer  el  pago  de  dicho  artículo,  y  no  por 
«tercios,  como  en  las  restantes  del  Archipiélago. 

Por  la  Presidencia  del  Consejo  de  Ministros  se  co- 
municó una  Real  orden  del  lo  de  Abril  de  i863,  supri- 
miendo el  Cuerpo  de  aforadores  de  tabaco  de  las  Islas, 
y  creando  desde  i.^  de  Julio  una  Intervención  de  aforo» 
compuesta  de  un  Jefe  y  de  28  Interventores,  con  resi  • 
dencia  21  de  éstos  en  otras  tantas  Colecciones  de  tabaco; 
tres  de  ellos  para  Vocales  de  la  Junta  de  aforo,  y  cuatro 
^á  disposición  de  la  Superintendencia  para  destinarlos 
donde  fuese  necesario. 

Creábase  en  Manila  una  Junta  superior  de  aforo,  pre* 
sidida  .por  el  Intendente,  formando  parte  de  ella  el  Di- 
rector general  é  Interventor  de  Colecciones,  el  Jefe  de 
'la  Intervención  de  aforo  y  tres  Interventores  Vocales^ 
debiendo  el  Presidente  designar  al  Secretario  de  la  mis» 
snsi.  A  esta  Junta  se  encomendaba  el  conocimiento  en 


390  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

apelación  de  todas  las  cuestiones  que  pudieran  susci-< 
tarse  con  motivo  del  aforo  del  tabaco,  siendo  su  fallo- 
decisivo. 

En  cada  una  de  las  Colecciones  se  creaba  una  Junta 
de  distrito,  compuesta  del  caudillo  de  las  siembras  (el 
gobemadorcillo)  y  de  seis  cosecheros  elegidos  por  el 
colector  entre  los  de  honradez  y  arraigo  más  acre- 
ditado. 

Estas  Juntas  debían  aforar  el  tabaco  por  sí  mismas.. 
Caso  de  no  conformarse  el  Interventor  ó  el  dueño  del 
tabaco  con  la  clasificación  hecha  por  la  Junta,  se  levan- 
taría un  acta  en  que  constasen  las  opiniones  discordes^, 
elevándola  á  la  Junta  superior  de  aforo,  acompañada 
de  los  fardos  del  tabaco  cuestionable. 

En  esta  forma  subsistió  la  operación  del  aforo  del 
tabaco  hasta  su  desestanco. 

El  3  de  Mayo  del  mismo  año  dictó  un  decreto  la  Su« 
perintendencia  delegada  de  Hacienda,  disponiendo  que 
los  chinos  industriales  de  primera  clase  que  se  les  en- 
contrase sin  patente,  pagaran  la  multa  de  seis  pesos,  y- 
además  todo  lo  que  adeudasen  por  su  capitación,  sien- 
do destinados  á  trabajos  públicos  en  caso  de  insolven- 
cia, computándose  á  razón  de  un  mes  por  cada  dos- 
pesos  (art.  34)  (O,  y  la  mitad  de  dicha  pena  á  los  indus- 
triales de  la  segunda  clase  en  iguales  circunstancias. 

Al  chino  que  diere  á  otro  su  patente  para  que  elu- 
diera el  pago  de  su  tributo,  se  le  impondría  por  la  pri- 
mera vez  la  multa  de  seis  pesos,  12  por  la  segunda  y 


(1)  La  Administración  Central  de  Impuestos,  en  18  de  Marzo- 
de  1 867,  dispuso  que  si  excedía  de  dos  afios  la  prisión  con  arreglo  aJh 
cómputo  que  dispone  el  art.  34,  fuesen  destinados  á  Balabac  ó  Min-- 
danao. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  39I 

25  por  la  tercera^  pon  destino  á  trabajos  públicos  en 
caso  de  insolvencia,  percibiendo  la  Hacienda  su  salario 
hasta  reintegrarse. 

En  16  de  Diciembre  de  1858  se  expidió  una  Real 
orden  relativa  al  establecimiento  de  las  Administracio- 
nes depositarías  de  Hacienda  pública  en  todas  las  pro* 
vincias  de  Luzón,  y  en 'su  virtud  se  redactó  una  Ins- 
trucción, que  filé  aprobada,  con  ciertas  modiñcaciones, 
por  Real  orden  de  21  de  Diciembre  de  1862,  quedando 
definitivamente  redactadas  en  6  de  Mayo  siguiente. 

Con  fecha  18  trasladó  la  Presidencia  del  Consejo  de 
Ministros  una  Real  orden,  mandando  proceder  al  des- 
estanco en  las  Islas  de  los  vinos  de  coco  y  ñipa,  y  que 
se  estableciera  una  contribución  industrial  sobre  la  fa- 
bricación y  venta  de  las  especies  estancadas. 

Ordenábase,  igualmente,  que  se  aumentaran  en  20 
por  100  los  precios  del  tabaco  destinado  al  consumo 
interior;  que  se  disminuyera  el  resguardo  en  los  puntos 
y  bajo  la  proporción  conveniente,  y  que  se  procediese 
á  enajenar  en  pública  subasta  los  caldos,  vasijería  y 
demás  materiales  de  la  propiedad  de  la  Hacienda  afec- 
tos al  producto  que  se  desestancaba. 

Esta  útil  disposición  tuvo  cumplimiento  por  decreto 
de  la  Superintendencia  de  Hacienda  de  14  de  Mayo 
de  1864,  aprobatorio  de  la  Instrucción  que  se  ordena* 
ba,  empezando  á  regir  el  i.^  de  Julio  siguiente  (0. 

(1)  ImirueeUn  pare  la  recaudación  y  administración  del  impuesta 
sobre  la  fabricación,  acopio  y  venta  de  toda  clase  de  alcohol:  Mani- 
la, 1864. 

Estas  disposiciones  de  la  Superintendencia  fueron  aprobadas  por 
Real  orden  de  xi  de  Abril  de  l866« 

Porsupeiior  decreto  de  8  de  Julio  de  1866  fueron  reformados  los 
artículos  40  al  43  de  la  Instrucción  antes  citada. 


392  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

A  propuesta  del  Consejo  de  Ministros^  presidido  por 
el  Marqués  de  Mirañores,  S.  M.  dispuso,  por  Real  de- 
creto de  20  de  Mayo  de  i863,  la  creaci6n  de  un  Minis- 
terio de  Ultramar. 

•Será  de  las  atribuciones  de  este  Ministerio,  decía  el 
art.  2.^,  el  despacho  de  todos  los  asuntos  de  las  provin- 
cias de  Ultramar,  á  excepción  de  los  que  corresponden 
á  los  de  Estado,  Guerra  y  Marina,  que  continuarán  por 
ahora  dependiendo  de  los  mismos  •• 

Por  otros  Reales  decretos  de  la  misma  fecha  se  man- 
daba cesar  al  Presidente  del  Consejo  de  Ministros  en 
«1  despacho  de  los  negocios  de  Ultramar;  que  se  encar- 
gara interinamente  del  nuevo  departamento  el  Marqués 
de  la  Habana,  Ministro  á  la  sazón  de  la  Guerra,  y  que 
en  tanto  se  organizaba  dicho  Ministerio  se  crease  una 
plaza  de  Subsecretario  en  reemplazo  del  Director  de  la 
suprimida  Dirección  general  del  ramo. 

Por  otro  Real  decreto  del  día  25  se  fijaron  las  atri- 
buciones del  Consejo  de  Ministros  en  el  despacho  de  los 
negocios  de  Ultramar,  asi  como  las  relaciones  con' los 
demás  departamentos  del  Ministerio  recién  creado. 

Decía  asi  la  parte  dispositiva  de  este  decreto: 

«  Art.  i.^  Se  adoptarán  por  el  Consejo  dé  Ministros, 
después  de  oído  el  de  Estado  en  los  casos  establecidos 
por  la  ley,  y  se  comunicarán  por  el  Ministro  de  Ultra  - 
mar,  las  resoluciones  que  tengan  por  objeto: 

»i.^  Alterar  la  organización  ó  régimen  administra- 
tivo de  las  provincias  de  Ultramar  en  sus  bases  funda- 
mentales. 

»2.^  Fijar  ó  variar  el  presupuesto  de  ingresos  y 
gastos. 

»3.°  Disponer  de  los  productos  sobrantes  de  Ultra- 
mar, lo  cual  deberá  verificarse  á  propuesta  del  Ministra 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  393 

de  Hacienda»  pero  comunicándose  las  ]ibran;za8  por  el 
del  ramo. 

•4.^  Adoptar  cualquiera  disposición  relativa  al  es- 
tablecimiento ó  supresión  de  impuestos. 

•5.°  Proponerme  personas  para  el  desempaño  de  los 
•cargos  de  Gobernadores,  Capitanes  generales»  Inten- 
dentes» Regentes  de  las  Audiencias  y  Presidentes  de  los 
Tribunales  de.  Cuentas. 

»6.^  Conceder  grandezas  de  España  ó  títulos  de 
Castilla  i  empleados  ó  personas  residentes  en  las  pro- 
vincias de  Ultramar. 

»7.^  Adoptar  cualquiera  disposición  que  afecte  al 
régimen  exterior  de  la  Iglesia  ó  á  mi  Real  patronato. 

•8.^  Decidir  sobre  cualquier  asunto  que  juzgue  de 
■gravedad  el  Ministro  del  ramo. 

» Art.  2.°  El  Consejo  de  Ministros  ñjará  en  cada  año 
-el  número  de  las  fuerzas  de  mar  y  tierra  de  las  provin- 
cias de  Ultramar. 

»  Art.  3.°  Se  adoptarán  por  el  Ministerio  de  Hacien- 
da todas  las  resoluciones  que  den  lugar  á  gastos  ó  anti- 
cipación de  fondos  por  parte  del  Tesoro  público  en  la 
Península»  pero  instruyéndose  los  respectivos  expedien- 
tes por  el  Ministerio  de  Ultramar. 

» Art.  4.^  Por  el  mismo  Ministerio  de  Ultramar  diri« 
^rán  sus  comunicaciones  á  las  autoridades  de  aquellas 
provincias  los  Ministerios  de  Estado,  Guerra  y  Mari- 
na» recibiendo  de  la  misma  mañera  las  que  de  ellas 
procedan». 

Con  fecha  23  de  Junio  se  dictó  un  Real  decreto  or- 
ganizando  el  personal  del  Ministerio  de  Ultramar. 

Por  el  art.  i.^  se  distribuían  los  negocios  del  mis- 
mo en  cuatro  secciones»  denominadas  de  Goberna- 
ción y  Fomento»  Gracia  y  Justicia»  Hacienda  y  Con- 


394  JOSÉ   MONTBRO  Y  VIDAL 

tabilidad:  á  ésta  iba  aneja  la  Ordenación  de  pagos^ 

Según  el  art.  8.^  de  cada  tres  vacantes  que  ocurrie- 
ran se  proveería  necesariamente  una  por  escala,  com- 
prendiendo á  los  aspirantes;  otra  se  destinaba  á  em- 
pleados de  las  provincias  de  Ultramar,  y  la  tercera, 
libremente,  y  en  esta  forma  serian  provistas  también 
las  plazas  de  Jefes  de  sección. 

Las  disposiciones  de  este  decreto  no  empezaron  á 
regir  hasta  i.^  de  Julio  siguiente. 

En  los  montes  de  Bontoc  mostrábanse  los  igorrotes^ 
algo  levantiscos,  y  para  obligarles  á  mantenerse  paciñ- 
eos  hízose  una  expedición  en  Mayo  de  i863,  que  se 
repitió  al  año  siguiente,  restableciéndose  la  tranquilidad 
en  todo  el  distrito. 

También  en  Camarines  é  llocos  se  consiguió»  aunque 
por  medios  persuasivos,  que  muchos  infieles  se  some- 
tieran al  Gobierno. 

En  la  Isla  de  Negros  logróse  reprimir  los  excesos  de 
algunos  malhechores  que  perturbaban  aquel  territorio. 

El  suceso  más  saliente  del  gobierno  de  Echagüe  fué 
el  espantoso  terremoto  acaecido  el  memorable  día  3  de 
Junio  de  1863. 

En  una  obra  nuestra  (O  bosquejamos  ligeramente  la 
ocurrido  en  estos  pálidos  renglones. 

«Eran  las  7  y  3i  minutos  de  la  noche  de  aquel  ne- 
fasto día.  Se  oyó  un  imponente  ruido  subterráneo,  é  in- 
mediatamente tembló'  la  tierra,  desplomándose  con  pa- 
voroso estruendo  muchos  edificios. 

i  Al  fuerte  movimiento  oscilatorio  que  hubo,  siguióse 
otro  de  trepidación  y  algunos  circulares,  ocasionando  la. 
caída  de  las  casas  resentidas  en  la  primera  conmoción. 

(i)     Carnt^s/Uiprn^s  (1876). 


^i 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  395 

Las  restantes  quedaron  en  inminente  ruina.  Una  espe- 
cie de  llamarada  se  elevó  de  la  ciudad,  mezclada  con 
densa  columna  de  polvo.  Las  aguas  del  Pásig  se  altera- 
ron, adquiriendo  marcado  color  plomizo.  La  tierra  se 
abrió  en  varios  puntos.  Las  campanas  de  todas  las  igle* 
sias  sonaron  lúgubremente  por  sí  solas,  extinguiéndose 
de  pronto  el  eco  de  algunas  al  hundirse  con  las  torres, 
que  las  sostenían.  Un  grito  estentóreo,  lanzado  por  toda 
una  populosa  población,  atronó  el  espacio;  grito  de  ago- 
nía en  las  víctimas,  de  angustia  en  sus  parientes,  de  te- 
rror pánico  en  los  demás.  La  confusión  fué  tremenda. 
No  era  posible  estar  sereno  en  los  primeros  momentos, 
que  sucedieron  al  terrorífico  cataclis¡no. 

»E1  cuadro  que  Manila  ofreció  más  tarde  no  es  posi-- 
ble  describirlo,  que  en  vano  buscaría  frases  que  lo  bos- 
quejaran siquiera  con  aproximado  parecido.  La  catedral 
se  había  hundido,  sepultando  entre  sus  escombros  á  Ios- 
canónigos,  capellanes,  cantores  y  personas  que  la  ocu- 
paban, por  estarse  celebrando  las  vísperas  del  Corpus. 
Únicamente  pudieron  salvarse,  por  dichosa  casualidad,, 
unos  pocos  que  quedaron  en  un  hueco  formado  por 
los  maderos  de  la  techumbre,  de  donde  se  les  ex- 
trajo (1). 


(1)  Entre  las  ruinas  de  la  catedral  quedaron  sepultados  el  tesorero- 
D.  Pedro  Peláez,  el  magistral  D.  Félix  Valenzuela,  el  maestrescuela 
D.  Juan  Irene  Roxas,  el  canónigo  de  gracia  D.  Casimiro  Revilla,  el  ra* 
cionero  D.  Ignacio  Ponce  de  León,  los  medio  racioneros  D.  Gemente 
Liz  ola  y  D.  Feliciano  Antonio,  los  sochantres  D.  Hermógenes  Dandaik 
y   D.  Bonifacio  del  Prado,  tres  cantores  y  cuatro  tiples. 

El  ser  aún  temprano  para  la  celebración  de  las  vísperas  hizo  que  hu- 
biera muy  poca  gente  en  la  catedral.  Si  ocuire  el  terremoto  una  hora 
después,  el  número  de  victimas  hubiera  sido  espantoso. 

Es  creencia  general  en  Manila,  y  nosotros  hemos  oido  alli  afirmar  1& 


39^  JOSÉ  MONTERO  Y   VIDAL 

»Los  mejores  edíñcios  de  Manila  se  desplomaron^  en* 
tre  ellos  el  palacio  del  Capitán  general,  las  Casas 
Consistoriales,  la  Intendencia,  la  Aduana,  la  Audien- 
<:ia,  las  Fábricas  de  tabaco,  los  Almacenes  del  ramo  Wf 
-él  Consejo  de  Administración,  las  iglesias  de  Santo  Do- 
mingo, San  Francisco,  San  Juan  de  Dios,  Quiapo, 
•Santa  Cruz  y  Recoletos;  los  cuarteles  del  Carenero, 
Meisic  y  Fortín;  el  Hospital  militar,  el  Mercado  de  la 
Divisoria,  la  Cárcel  pública  y  muchos  otros,  quedando 
inhabitables  el  Tribunal  de  Comercio,  el  Convento  de 
dominicos  y  los  Colegios  de  San  José ,  Santa  Catalina 
y  Santa  Rosa.  Sólo  el  convento  de  San  Agustín,  cons- 
truido por  un  sobrino  de  Herrera,  el  arquitecto  del 
Escorial,  quedó  en  pie. 

i  El  puente  de  piedra  se  resintió  mucho .  Los  muer* 
ios  pasaron  de  300;  igual  número  próximamente  hubo 
de  heridos.  La  guarnición  tuvo  i5  muertos,  88  heridos 
y  41  contusos.  Cuarenta  y  seis  ediñcios  del  Estado  se 
desplomaron,  quedando  2S  más  en  inminente  ruina. 


-especie  á  personas  residentes  á  la  sazón  en  el  Archipiélago,  que  se  tra- 
maba una  conspiración  contra  los  espafioles,  dirigida  por  los  individuos 
•del  Cabildo  eclesiástico  nacidos  en  el  país,  profundamente  irritadosxon- 
tra  los  frailes  todos,  y  en  especial  contra  los  recoletos  por  la  cuestión 
de  curatos  de  que  dejamos  hecha  mención ,  'incluyendo  en  su  odio  al 
•General  que  había  mantenido  los  derechos  de  aquellos  religiosos,  á  los 
<]^onsejeros  que  votaron  en  contra  de  la  exposición  de  los  Obispos,  y  en 
general  á  todos  los  peninsulares,  habiendo  fíjado  la  festividad  del  Cor- 
pus para  dar  el  golpe. 

Vemos  confírmado  lo  de  la  conspiración  en  un  artículo  inserto  en 
La  Bfütíca  dt  Etpaña  en  Filipinas^  aflo  I,  núm.  8,  del  26  de  Mano  de 
1891»  titulado  Las  insurreccMnes  m  Filipinas, 

(1)  Para  que  se  reconstruyeran  los  almacenes  generales  de  tabaco, 
cedieron  á  la  Hacienda  los  cosecheros  de  Cagayán  una  parte  de  los 
pagos  que  ésta  les  tenía  que  hacer. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  397 

uLos  de  particulares  ascendieron  á  570  y  S3o  respec- 
tivamente. 

•  Tanto  las  pérdidas  que  el  Erario  sufrió,  como  las  de 
los  propietarios  de  Manila,  fueron  incalculables  (0. 

»Los  aterrados  moradores  de  Manila  abandonaron 
la  ciudad,  trasladándose  á  las  casas  de  tabla  y  ñipa  de 
los  pueblecitos  inmediatos Esas  casas,  tan  baratas- 
de  ordinario,  adquirieron  elevadisimo  precio  por  la  aglo- 
meración de  personas  que  acudían  á  alquilarlas.  Cinca 
días  después,  otro  temblor  destruyó  los  edificios  que 
quedaron  amenazando  ruina  al  ocurrir  el  memorable- 
mente aciago  del  3  de  Junio.  En  mucho  tiempo  la  vida 
fué  un  tormento  continuo  para  los  habitantes  de  Mani- 
la. Todas  las  noches  soñaban  con  temblores.  Desde 
entonces,  cuantos  libraron  de  segura  muerte  aquel  día,, 
temen  más  un  temblor  que  todas  las  calamidades- 
juntas 

»E1  terremoto  duró  tan  sólo  medio  minuto;  si  se  pro- 
longa más,  desaparece  la  ciudad  por  completo.  ¡Las 
voces  de  agonía  de  los  infelices  emparedados  entre  es- 
combros, que  pedían  agua  por  el  amor  de  Dios  é  implo* 
rabacn  se  les  sacara  de  aquella  tumba,  sin  que  se  pudie- 
ra hacer  nada  por  ellos,  pues  el  menor  movimiento  de 
los  escombros  les  habría  anticipado  la  muerte,  no  es 
posible  las  olvide  quien  las  oyó  una  vez!» 

En  Cavite  también  causó  grandes  estragos. 

La  feliz  casualidad  de  que  la  mayoría  de  los  mora* 
dores  de  Manila,  especialmente  europeos,  que  son  los 
que  habitan  en  casas  de  materiales  fuertes,  se  hallaraa 
de  paseo  en  las  afueras  y  en  el  Malecón,  según  la  eos» 

(1)    Actualmente  aún  son  un  montón  de  ruinas  casi  todos  los  edifi- 
cios públicos  que  el  terremoto  hizo  desplomarse. 


398  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

tumbre  del  pais,  hizo  que  la  catástrofe  no  fuera  infini  - 
tamente  más  dolorosa. 

El  General  Echagüe,  no  obstante  el  riesgo  inminente 
^ue  corrió  su  vida  y  la  de  los  individuos  de  su  familia 
con  el  derrumbamiento  del  Palacio,  de  cuyo  peligro 
escaparon  ilesos  abandonándolo  en  los  momentos  de 
iniciarse  el  terremonto,  sacados  algunos  de  ellos  en 
brazos  de  la  guardia^  acudió  solicito  con  las  demás  au- 
toridades á  los  sitios  en  que  las  desgracias  habían  sido 
mayores,  dictando  sobre  el  terreno  las  disposiciones  que 
las  circunstancias  permitían  para  salvar  á  los  infelices 
<¡ue  aún  estaban  con  vida  enti*e  los  derrumbados  edifi- 
<:ios;  trabajo  que  se  efectuó  con  fortuna  en  algunos, 
pero  que  en  otros  resultó  de  todo  punto  inútil,  como 
sucedió  respecto  de  los  sepultados  en  la  catedral,  no 
obstante  de  oirse  las  voces  de  angustia  de  algunos  y  en 
demanda  de  socorro  y  de  agua. 

En  el  siguiente  día  y  los  sucesivos  dictó  asimismo 
las  órdenes  oportunas  para  limpiar  las  calles  de  escom - 
bros,  para  que  recibieran  sepultura  los  muertos  sacados 
de  entre  las  ruinas  de  sus  respectivas  viviendas,  para 
hacer  que  Manila  no  quedase  privada  de  subsistencias 
con  motivo  de  haber  dejado  de  concurrir  á  los  merca- 
dos los  vendedores,  y  para  que  acudiesen  á  la  capital 
jornaleros  y  se  la  proveyera  de  materiales  de  construc- 
ción; para  procurar  el  acuartelamiento  de  las  tropas,  la 
instalación  de  las  oficinas  y  cuantos  servicios  había 
interrumpido  el  horrible  siniestro  que  tenía  sumida  á 
Manila  en  la  desolación  y  el  espanto. 

El  Gobierno  de  las  Islas  dio  conocimiento  al  de  Es- 
paña de  la  horrible  catástrofe  referida^  en  carta  oficial 
fechada  el  6  de  dicho  mes,  y  su  relato,  aunque  incom- 
pleto, produjo  en  todos  los  ámbitos  de  la  Península,  y 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  399 

más  tarde  en  las  Antillas  españolas,  hondo  pesar  y  pro- 
fundísima emoción. 

La  Reina  Doña  Isabel  II,  con  el  desprendimiento 
que  en  ella  forma  rasgo  distintivo  de  su  noble  carácter, 
y  con  la  generosidad  proverbial  en  su  magnánimo  co* 
razón,  tan  luego  supo  el  duelo  de  Filipinas,  entregó  al 
Gobierno  la  suma  de  aS.ooo  pesos  para  socorrer  á  las 
irictimas  más  necesitadas. 

Con  fecha  6  de  Agosto  expidiéronse  varios  Reales 
decretos,  mandando  cesar,  por  el  primero,  al  Marqués 
de  la  Habana  en  el  despacho  interino  del  Ministerio 
de  Ultramar;  nombrando,  por  el  segundo,  para  este 
cargo  en  propiedad  al  Vicepresidente  del  Congreso  de 
los  Diputados,  D.  Francisco  Permanyer;  concediendo, 
por  el  tercero,  al  Gobernador  general  de  las  Islas  un 
crédito  extraordinario  por  la  suma  que,  oyendo  al  Con- 
sejo de  Administración,  ñjase,  dentro  del  máximum, 
por  el  pronto,  de  dos  millones  de  pesos,  con  destino  al 
remedio  de  las  pérdidas  de  naturaleza  privada  ocasio- 
nadas por  los  terremotos,  y  á  la  reconstrucción  y  repa- 
ración de  los  edificios  públicos,  templos  y  conventos 
sin  recursos  propios  que  se  hubiesen  arruinado  ó  dete- 
riorado; autorizábasele  para  señalar  la  porción  destina- 
da á  los  que  por  razón  de  dicha  catástrofe  hubieran  ve- 
nido á  estado  de  pobreza,  y  la  parte  que  hubiese  de 
facilitar  en  calidad  de  préstamo  á  los  que  por  igual 
causa  se  hallasen  en  la  imposibilidad  de  continuar  ejer- 
ciendo su  industria,  arte  ó  profesión;  se  le  ordenaba  el 
nombramiento  de  una  Junta  en  Manila  y  de  las  loca- 
les que  fuesen  necesarias,  para  la  distribución  de  los 
enunciados  socorros  y  anticipos,  y  se  le  decía  que  pro- 
pusiera las  recompensas  á  que  se  hubieren  hecho  acree- 
dores los  que  hubiesen  prestado  servicios  especiales  en 


400  JOSÉ  MONTERO   Y  VIDAL 

la  catástrofe.  Por  el  art.  S.""  de  este  Real  decreto  se 
abría  una  suscripción  en  la  Península  y  en  cada  una  d& 
las  provincias  de  Ultramar  para  alivio  de  las  necesida- 
des expresadas.  Por  último,  se  autorizaba  al  (joberna- 
dor  de  Filipinas  para  hacer  una  negociación  con  e) 
Banco  ó  con  el  fondo  de  Obras  pías,  ó  para  celebrar 
almonedas  públicas  de  tabaco  elaborado  6  en  rama,  si 
fuere  preciso,  con  el  objeto  de  levantar  los  fondos  que 
exigía  la  ejecución  de  este  generoso  mandato. 

Con  fecha  9  del  mismo  mes  expidiéronse  variaa 
Reales  órdenes  encaminadas  á  atenuar,  en  lo  posi- 
ble, las  terribles  consecuencias  del  terremoto  del  3  de 
Junio. 

En  una  de  ellas  se  autorizó  al  Gobernador  de  las- 
Islas  para  que  adoptara  cuantas  medidas  pudieran  con- 
tribuir á  hacer  menos  sensibles  las  desgracias  sufridas- 
y  al  más  pronto  y  eficaz  remedio  de  los  males  ocasio- 
nados por  el  terremoto. 

'  fLas  disposiciones  adoptadas  inmediatamente  por 
V.  £.,  le  decía  el  Ministro  del  ramo,  secundado  por 
las  demás  autoridades  y  corporaciones,  con  el  objeta 
de  aliviar  en  lo  posible  los  males  causados  por  el  terre- 
moto, acudiendo  á  las  necesidades  más  urgentes,  con- 
servando inalterable  el  orden  en  medio  de  las  difíciles 
circunstancias  por  que  atravesaba  la  población,  auxi- 
liando á  los  heridos,  extrayendo  de  entre  las  ruinas  Ios- 
cadáveres  de  las  víctimas,  y  procurando  con  perseve- 
rante celo  limpiar  la  ciudad  de  escombros,  evitar  fr 
cuando  menos  alejar  el  peligro  de  infección  que  ame- 
nazaba, atender  al  acuartelamiento  provisional  de  las 
tropas,  á  la  instalación  de  las  oficinas  y  á  la  conserva- 
ción de  la  gran  cantidad  de  tabaco  y  efectos  de  comer- 
cio que  existía  bajo  las  ruinas  de  los  almacenes  y  es-^ 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  4OI 

tablecimientos  particulares^  han  merecido  la  más  com- 
pleta aprobación  de  S.  M.» 

En  otra  se  dictaron  las  disposiciones  oportunas  para 
llevar  á  cabo  una  suscripción  nacional  en  alivio  de  las 
indicadas  desgracias»  con  arreglo  al  art.  5.^  del  Real 
decreto  de  6  del  mismo  mes,  mandando/ al  efecto, 
abrir  en  Madrid  y  en  cada  una  de  las  capitales  de  pro- 
vincias y  pueblos  cabezas  de  partido  judicial  la  citada 
suscripción;  se  autorizaba  al  Banco  de  España,  á  los 
demás  establecidos  en  provincias  y  á  los  curas  párrocos 
en  sus  respectivas  feligresías  para  recibir  los  donativos 
que  se  destinaran  al  objeto  expuesto,  debiendo  publi- 
carse en  los  Boletines  oficiales  y  en  la  Gaceta  de  Ma- 
drid la  relación  de  los  donantes. 

En  otra  se  dispuso  asimismo  abrir  suscripciones  en 
igual  forma  en  las  islas  de  Cuba,  Puerto  Rico  y  Santo 
Domingo  con  idéntico  destino.  # S.  M.  (q.  D.  g.),  decía 
el  Ministro  de  Ultramar  á  los  respectivos  Gobernadores 
generales,  se  ha  dignado  disponer  me  dirija  á  V.  E.  á 
fin  de  que  en  el  territorio  de  su  mando  se  abran  sus- 
cripciones generales,  encargando  á  V.  E.  muy  parti- 
cularmente que  consagre  á  este  asunto  toda  su  activi- 
dad y  celo,  excitando  los  generosos  sentimientos  de  sus 
administrados  y  dictando  las  medidas  oportunas  para 
que  la  suscripción  produzca  los  mejores  resultados». 

En  otra  se  autorizaba  también  al  Gobernador  de  Fi- 
lipinas para  que,  si  lo  estimaba  conveniente,  abriera  en 
los  puntos  de  las  Islas  que  no  hubiesen  sufrido  las  con- 
secuencias del  terrible  fenómeno  seísmico  suscripciones, 
para  con  su  producto  acudir  á  las  necesidades  más  ur- 
gentes. 

Por  la  última  de  las  Reales  órdenes  expedidas  en  di- 
cho día  9  de  Agosto,  se  suprimían  los  derechos  de 

TOMO   III  26 


402  JOSÉ    MONTERO    Y   VIDAL 

Aduanas,  que  á  su  importación  en  el  Archipiélago  de- 
vengaban los  edificios  de  madera  y  hierro,  y  en  general 
todos  los  materiales  de  construcción,  con  el  propósito 
de  facilitar  los  medios  conducentes  á  la  minoración  de 
los  perjuicios  sufridos  y  la  afluencia  del  comercio. 

Con  fecha  del  siguiente  día  lo  de  Agosto  se  crearon 
en  las  Islas  tres  plazas  de  Arquitectos,  dotadas  con 
2.000  pesos  de  sueldo,  no  sólo  para  que  en  el  menor 
tiempo  posible  se  verificase  la  reconstrucción  de  los 
edificios  arruinados,  «sino  de  estudiar  y  plantear  los 
sistemas  de  edificación  que  ofrezcan  mayores  garantías 
de  solidez  para  resistir  á  los  accidentes  geológicos  y 

climatológicos  tan  frecuentes  en  aquel  Archipiélago 

que  sea  obligación  de  estos  Arquitectos  ocuparse,  jun- 
tamente con  los  titulares  que  existan  en  el  país,  en 
todo  lo  relativo  á  la  reparación,  reedificación  y  nueva 
construcción  de  los  edificios  públicos,  tanto  de  la  capi- 
tal como  de  los  demás  pueblos  en  que  el  terremoto 
haya  dejado  sentir  sus  efectos;  que  puedan  también 
encargarse  de  las  construcciones  particulares,  siempre 
que  por  ello  no  desatiendan  su  principal  cometido;  que 
se  les  abone  el  pasaje  por  el  Istmo  de  Suez etc.» 

Con  fecha  12  se  dictó,  con  análogo  objeto,  otra  Real 
orden  haciendo  una  convocatoria  á  los  carpinteros,  al- 
bañiles,  cerrajeros,  vidrieros,  plomeros  y  pizarreros  que 
deseasen  pasar  á  Manila  por  cuenta  del  £stado,  y  man- 
tenidos por  él  hasta  que  encontraran  trabajo. 

Por  Real  decreto  de  i3  del  mismo  mes  se  creó  en 
Madrid  una  Junta  presidida  por  el  Rey,  con  el  objeto 
de  promover  la  suscripción  abierta  en  pro  de  los  habi- 
tantes de  Manila  perjudicados  por  el  terremoto  (i). 

(i)     Por  Real  decreto  de  14  de  Febrero  de  1865  se  declaró  termi- 


HISTORIA  DB    FILIPINAS  4O3 

El  3o  de  Junio  del  expresado  año  i863  se  mandó 
cometer  al  examen  de  una  Comisión,  compuesta  de  tres 
cenadores  y  tres  diputados,  los  presupuestos  de  ultra  - 
mar  correspondientes  al  año  económico  de  i863  á 
1864  y  las  cuentas  generales  del  año  último,  con  el  en- 
cargo de  formular  un  dictamen  comprensivo  de  las 
reformas  y  medidas  especiales  cuya  adopción  creyera 
conveniente,  á  fin  de  someterlo  á  los  Cuerpos  Colegisla- 
dores en  la  legislatura  próxima. 

El  i5  de  Julio  siguiente  se  expidió  un  Real  decreto 
organizando  la  carrera  administrativa  y  la  situación  de 
los  empleados  de  los  ramos  de  Gobernación,  Fomento 
y  Hacienda  en  las  provincias  de  Ultramar  (0. 

En  27  del  citado  Julio  se  remitieron  de  Real  orden 
al  Gobernador  de  Filipinas  varios  ejemplares  del  plan 
de  instrucción  pública  aprobado  para  la  isla  de  Cuba 
en  i5  del  mismo  mes,  con  el  fin  de  que  instruyera  el 
oportuno  expediente  y  propusiera  al  Ministerio  lo  con- 
veniente acerca  de  la  aplicación  de  dicho  plan  al  terri  - 
torio  de  su  mando. 

Echagüe,  por  decreto  de  6  de  Octubre,  creó  una  Junta 
de  reforma  del  plan  de  estudios,  á  fin  de  dar  cumpli  - 
miento  á  la  soberana  disposición  anterior. 

nado  el  encargo  conferido  á  la  Junta,  y  por  idéntica  resolución  de 
igual  fecha  se  encargaba  al  Ministerio  de  Ultramar  de  los  fondos  exis> 
tentes  en  poder  de  aquélla,  documentos,  libros,  etc. ,  debiendo  oonsig» 
nar  dichos  fondos  en  la  Tesorería  general  de  las  Islas  para  emplearlos 
en  las  atenciones  de  la  suscripción. 

(1)  En  26  de  Agosto  se  expidió  una  Real  orden  dictando  varias 
reglas  para  llevar  á  efecto  el  Real  decreto  de  15  de  Julio. 

En  12  de  Noviembre  se  comunicó  al  Gobernador  de  Filipinas  otra 
Real  orden  fijando  las  reglas  que  habían  de  observarse  para  el  ingreso 
y  ascenso  en  la  carrera  administrativa  de  las  indicadas  provincias.  (Véa- 
se CoUecUn  legislativa  di  España,  tomo  XC.) 


404  JOSÉ  MONTERO   Y  VIDAL 

•  Por  Real  orden  de  i.°  de  Agosto  se  hicieron  exten- 
sivas á  Filipinas  las  disposiciones  dictadas  en  la  Penín- 
sula para  la  exhumación  y  traslación  de  cadáveres  der 
un  cementerio  á  otro  6  panteón  particular. 

Instalada  la  Inspección  de  Montes  en  Manila^  co- 
menzó por  someter  al  Gobernador  de  las  Islas  una  mo- 
ción respecto  á  las  atribuciones  de  la  misma,  circu- 
lando  dicha  autoridad»  en  3  de  Septiembre,  las  órdenes 
oportunas. 

El  18  de  Octubre  siguiente  pasó  otra  circular  á  los 
Jefes  de  provincias  y  corporaciones,  etc.,  mandandb^ 
remitir  á  la  Inspección  noticia  de  los  montes  pertene- 
cientes al  Estado,  Propios  y  comunes  de  los  pueblos,. 
Hospitales,  Hospicios  y  demás  establecimientos  públi- 
cos, con  el  fin  de  formar  la  estadística  forestal  del  Ar- 
chipiélago. 

A  propuesta  del  Gobernador  de  las  Islas,  dispuso- 
S.  M.  por  Real  orden  de  5  de  Octubre  que  se  estable- 
ciera un  sistema  de  comunicaciones  entre  la  capital  de- 
las  islas  Visayas  y  sus  distritos  por  medio  de  las  em- 
barcaciones llamadas  vilos,  en  número  de  ocho,  tripu- 
ladas cada  una  por  un  patrón  y  seis  remeros,  cuyo 
gasto  debía  abonarse  por  los  fondos  del  Estado  y  los 
locales. 

En  otra  disposición  soberana  del  mismo  día  se  ordenó- 
que  los  Jefes  de  provincias  rindieran  dos  cuentas  semes- 
trales de  la  Administración  local,  en  vez  de  las  mensua-^ 
les  que  estaba  mandado. 

Con  la  fecha  del  siguiente  día  6  se  expidió  un  Real 
decreto  mandando  proceder  en  las  provincias  de  Ultra- 
mar á  la  formación  del  plan  de  obras  públicas  que  por 
su  carácter  general  y  con  arreglo  á  la  legislación: 
vigente  debían  costearse  por  el  Estado,  y  con  la  pro- 


HISTORIA  DE  FILIPINAS  405 

/pía  fecha  se  dictó  una  Real  orden  conteniendo  varías 
reglas  para  el  cumplimiento  de  la  disposición  anterior. 

En  1 5  del  propio  mes  remitió  el  Ministro  al  Gober- 
nador de  Filipinas,  de  orden  de  S.  M.,  un  ejemplar  del 
Real  decreto  expedido  en  ese  día  para  el  régimen  de  la 
minería  en  la  isla  de  Cuba,  á  ñn  de  que^  con  vista  de 
sus  disposiciones,  propusiera  las  que  considerara  apli- 
cables á  las  Islas. 

La  Superintendencia  de  Hacienda,  por  decreto  del 
17  de  dicho  mes,  autorizó  á  la  Intendencia  general  para 
-que  procediese  á  levantar  una  operación  de  crédito  por 
la  suma  de  i.Soo.ooo  pesos,  para  hacer  frente  al  pago 
de  las  apremiantes  obligaciones  que  pesaban  sobre  el 
Tesoro,  y  especialmente  al  abono  de  la  cosecha  de  ta- 
baco ya  recolectada. 

Únicamente  el  Banco  español-filipino  y  una  casa  de 
comercio  hicieron  proposiciones  sólo  por  la  suma  de 
5oo.ooo  pesos,  pero  en  condiciones  que  no  fué  posible 
aceptar  (0. 

Por  Real  decreto  de  3i  del  citado  Octubre  se  decla- 
raron vigentes  en  las  provincias  de  Ultramar  las  leyes 
sobre  des  vinculación,  únicamente  en  cuanto  se  refieren 
á  las  vinculaciones  civiles  conocidas  generalmente  con 
el  nombre  de  mayorazgos  ó  fideicomisos. 

(i)  «Ni  el  Banco  ni  la  Administración  de  las  obras  pías  aceptaron 
la  negociación  por  carecer  del  metálico  necesario,  ni  las  almonedas  de 
tabaco  ofrecieron  resultados  satisfactorios. 

»£n  tal  estado,  el  Gobierno  superior  excitó,  también  sin  éxito,  el  pa- 
*triotismo  del  comercio  nacional  y  de  las  personas  acaudaladas  del  país, 
.é  invitó  al  comercio  extranjero  para  que  se  interesase  en  el  emprésti- 
to que  se  proyectabas. — (Exposición  del  Intendente  Alvares  de  12  de 
Abril  de  1866.) 

£n  vista  de  este  fracaso,  quedó  en  suspenso  toda  gestión  para  llevar 
-á  cabo  aquella  operación  de  crédito. 


406  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDA.L 

En  otro  Real  decreto  de  3  de  Noviembre  se  maurca- 
ban  las  reglas  á  que  debería  sujetarse  la  prestación  per- 
sonal en  el  Archipiélago  y  dirección  de  las  obras  á  que 
estaba  afecta. 

Por  el  art.  i.^  se  disponía  que  todos  los  habitantes, 
varones  de  las  Islas  Filipinas  que  estuviesen  domicilia- 
dos 6  tuvieran  residencia  fija  en  ellas,  europeos  ó  natu- 
rales, españoles  ó  extranjeros,  estarían  sujetos  á  la 
portación  personal  ó  á  su  conversión  en  dinero,  desde - 
la  edad  de  diez  y  seis  años,  si  estuvieren  en  la  patria 
potestad,  ó  desde  la  de  diez  y  ocho,  hallándose  fuera 
de  ella,  hasta  la  de  sesenta  cumplidos. 

El  art.  2.^  señalaba  las  numerosas  excepciones  de 
la  obligación  establecida  por  el  anterior. 

Según  el  art.  8.°,  todo  contribuyente  á  la  portación 
personal  estaba  obligado  á  concurrir  á  los  servicios  que  se 
le  señalasen  veinticuatro  días  al  año,  ó  á  pagar  su  conver-^ 
sión  en  dinero,  pudiendo  efectuar  esto  en  todo  ó  en  parte». 

Esta  conversión  se  fijaba  al  tipo  de  2  pesos  y  medio- 
ó  2  pesos  por  el  período-total  de  la  prestación,  según  las 
provincias. 

Acompañábase  á  este  Real  decreto  un  reglamento 
formado  con  presencia  del  expediente  remitido  al  Mi- 
nisterio por  el  Gobernador  de  las  Islas,  y  aprobado  en 
la  citada  fecha  del  3  de  Noviembre  (0. 

Por  Real  orden  del  mismo  día  se  clasificaba  la  cate- 
goría de  las  provincias,  páralos  efectos  de  las  prescrip- 
ciones sobre  prestación  personal. 

El  29  de  Noviembre  (i863)  fué  nombrado  Ministren 
interino  de  Ultramar  D.  José  de  la  Concha,  Marqués 
de  la  Habana. 

(i)     Wéise  OlicciÓH  úttíáa.. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  4O7 

Con  la  mi8ina  fecha  se  comunicaron  al  Superinten* 
dente  de  Hacienda  reglas  adicionales  á  las  Ordenanzas 
para  la  Casa  de  moneda  de  Manila,  de  17  de  Febrero 
de  1859. 

Por  Real  orden  de  3  de  Diciembre  siguiente  quedó 
constituida  la  Legación  de  España  en  China,  y  nombra- 
do Ministro  plenipotenciario  D.  Sinibaldo  de  Mas, 
autor  de  la  conocida  obra  Estado  de  las  Islas  Filipinas 
en  1842. 

El  Marqués  de  la  Habana  sometió  á  la  ñrma  de  S.  M., 
en  20  de  dicho  mes  de  Diciembre,  un  importante  Real 
decreto  estableciendo  en  Manila  una  Escuela  normal 
de  maestros  de  instrucción  primaría,  á  cargo  y  bajo  la 
dirección  de  los  jesuítas. 

El  art.  3.^  disponía  que  hubiera  en  cada  uno  de  los 
pueblos  del  Archipiélago,  por  lo  menos,  una  Escuela 
de  instrucción  primaria  de  varones  y  otra  de  hembras» 

En  todas  ellas  debía  haber  una  clase  dominical  para 
los  adultos. 

La  instrucción  seria  gratuita  para  los  pobres,  y  la 
asistencia  de  parte  de  los  niños  obligatoria. 

Clasificábanse  las  escuelas  en  tres  clases:  de  entrada, 
de  ascenso,  de  término  de  segunda  clase  y  de  término 
de  primera  clase,  debiendo  proveerse  en  maestros  pro- 
cedentes de  la  Normal,  con  arreglo  á  la  calificación 
que  obtuviesen  al  concluir  sus  estudios,  efectuándose 
los  ascensos  por  orden  combinado  de  antigüedad  y  mé- 
rito. Las  escuelas  de  término  de  primera  clase  (las  de 
Manila  y  su  distrito)  «se  proveerán  por  oposición  entre 
los  maestros  con  titulo  de  la  Escuela  normal  en  ejer- 
cicio» (art.  5.**) 

Los  sueldos  de  los  maestros,  la  instalación,  mohilia- 
rio,  material  y  útiles  de  enseñanza  y  el  alquiler  del  edi- 


408  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

ficio,  donde  no  lo  hubiere  público,  tenia  que  ser  satis- 
fecho por  el  presupuesto  provincial . 

Los  maestros  no  podrían  ser  separados  sino  por  causa 
legítima,  previo  expediente. 

Concedíase  la  exención  del  servicio  personal  á  los 
maestros  y  sus  ayudantes  mientras  desempeñaran  el 
cargo,  y  después  de  cesar  en  ellos  si  lo  hubiesen  ejerci- 
do por  quince  añ09. 

A  los  cinco  años  los  primeros  y  á  los  diez  los  segun- 
dos obtendrían  la  consideración  de  principales,  con 
derecho,  caso  de  inutilizarse,  á  jubilación. 

«La  inspección  superior  de  la  primera  enseñanza  se 
ejercerá  por  el  Gobernador  superior  civil  de  la  Isla,  con 
el  auxilio  de  una  Junta  que  se  establecerá  en  la  capital, 
con  el  nombre  de  Comisión  superior  de  instrucción 
primaria,  que  se  compondrá  del  Gobernador  superior. 
Presidente;  del  M.  R.  Arzobispo  de  Manila,  y  de  siete 
Vocales  de  reconocida  competencia  nombrados  por  el 
primero. 

•  Los  Jefes  de  las  provincias  serán  Inspectores  pro- 
vinciales, y  ejercerán  sus  funciones  con  el  auxilio  de 
una  Comisión  compuesta  del  Jefe,  del  Prelado  diocesa- 
no, ó  en  su  defecto,  del  cura  párroco  de  la  cabecera,  y 
del  Alcalde  mayor  ó  administrador  de  rentas. 

»Los  curas  párrocos  serán  Inspectores  locales  natos, 
y  dirigirán,  bajo  la  dependencia  de  los  RR.  Prelados, 
la  enseñanza  de  la  doctrina  moral  y  cristiana»  (ar- 
tículo i5). 

«A  los  quince  años  de  establecida  una  escuela  en  el 
pueblo  respectivo,  no  serán  admisibles  á  los  cargos 
de  gobernádorcillo  y  tenientes  de  los  mismos,  ni  po- 
drán formar  parte  de  la  principalía,  salvo  si  la  gozasen 
por  juro  de  heredad,  los  indígenas  que  no  supiesen  ha- 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  409 

bldiV,  leer  y  escribir  el  idioma  castellano.  A  los  treinta 
años  de  establecida  la  escuela,  sólo  podrán  gozar  de 
exención  de  la  prestación  personal,  salvo  en  caso  de 
enfermedad,  los  que  reúnan  la  expresada  condición» 
(art.  16). 

•Pasados  cinco  años  de  la  publicación  de  este  decre- 
to, no  podrá  ser  nombrado  para  cargos  retribuidos  en 
-el  Archipiélago  ñlipino  quien  no  posea  la  mencionada 
condición,  acreditada  ante  el  Jefe  de  la  provincia»  (ar- 
tículo 17). 

Acompaña  á  este  decreto  el  «Reglamento  de  la  Es- 
•cuela  normal  de  instrucción  primaria  de  indígenas  de 
las  Islas  Filipinas»,  y  el  de  las  escuelas  y  maestros  de 
instrucción  primaria  de  indígenas  del  Archipiélago, 
aprobado  por  S.  M.  en  la  misma  fecha  del  20  de  Di<^ 
•ciembre(i), 

Merced  á  esta  beneñciosa  medida,  la  instrucción  pri- 
tnaría  en  Filipinas  está  hoy  á  la  altura  de  los  pueblos 
más  cultos. 

Echagüe  dictó  las  disposiciones  oportunas  para  la 
Teali^ación  de  los  fines  que  entrañaba  el  Real  decre- 
to, estableciendo  la  Escuela  normal.  Costeándose  ésta 
<:on  los  fondos  locales  de  las  provincias,  entendió  el 
Gobernador  de  las  Islas  que  era  de  estricta  justicia  asig- 
nar á  cada  una  de  ellas  un  número  proporcional  de 
alumnos  internos  pensionados,  conforme  á  la  importan- 
cia de  las  provincias,  y  por  decreto  de  24  de  Noviembre 
de  1864,  en  que  se  anunciaba  la  próxima  apertura  de 
la  Normal,  fijó  dicho  detalle  (2). 


(1 )  Véase  CoUtción  Ugislatwa  de  EspaÜa^  tomo  XC:  Madrid,  1863. 

(2)  Sefialóse  cuatro  para  Iloilo  y  el  distrito  de  la  Concepción;  tres 
para  cada  una  de  las  provincias  de  Batangas,  Cebú  y  Manila;  dos  para 


4IO  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

La  Escuela  normal  se  inauguró  con  solemne  pompa. 
el  23  de  Enero  de  i865  (0. 

A  Salcedo  sustituyó  en  el  cargo  de  Comandante  ge- 
neral del  Apostadero  el  Jefe  de  escuadra  D.  Francisca 
de  Paula  Pavía  y  Pavía. 

En  1864  se  comenzó  á  publicar  en  Manila  el  Boletín 
del  Ejército. 

Fueron  sus  directores  los  comandantes  de  infantería 
D.  José  de  Rato  y  Hevia  y  D.  Pascual  San  Juan. 

Por  Real  decreto  de  17  de  Enero  de  1864  fué  nom* 
brado  Ministro  de  Ultramar  D.  Alejandro  de  Castro. 

El  Gobernador  de  Filipinas,  por  decreto  de  3  de  Fe^ 
brero  siguiente,  se  sirvió  aprobar  la  instrucción  para  el 
régimen  de  los  deslindes  gubernativos  de  la  propiedad 
forestal  en  Filipinas  (2). 

El  i.^  de  Marzo  fué  nombrado  Ministro  de  Ultramar 
D.  Diego  López  Ballesteros* 

En  21  del  mismo  mes  aprobó  S.  M.  una  instrucción 
de  la  renta  de  Loterías  de  Filipinas,  y  en  3i  de  Mayo- 
siguiente  decretó  la  Superintendencia  su  impresión, 
mandando  que  empezara  á  regir  el  i.^  de  Julio  in« 
mediato. 

Por  Real  orden  de  20  de  Mayo  aprobó  también  la 
Reina  la  instrucción  para  gobierno  del  Visitador  gene- 
ral de  Hacienda,  formada,  según  lo  decretado  por  Nor- 
ias de  Albay,  Bulacán,  llocos  Sur,  Pampanga  y  PangasÍDán«  y  uno  para 
cada  oDa  de  las  restantes  del  Archipiélago. 

(1)  £1  incremento  de  este  útil  centro  de  ensefianxa  ha  sido  notable, 
si  bien  obsérvase  mayor  concurrencia  de  alumnos  de  las  provincias  de 
Luzón  que  de  las  Visayas  y  Mindanao.  Impónese  la  creación  de  otrai 
Escuela  normal  en  Uoilo  ó  Cebú,  á  fin  de  que  los  naturales  de  estas  pro- 
vincias puedan  con  facilidad  seguir  la  carrera  de  maestros, 

(2)  Gacéia  de  Manila  de  S  de  Febrero  de  I864. 


HISTORIA   D£    FILIPINAS  4 II 

¿agaray  en  ii  de  Mayo  de  1859,  ^  consecuencia  de  la 
Real  orden  de  26  de  Febrero  anterior,  disponiendo  la 
Superintendencia  su  cumplimiento  en  i3  de  Julio  y 
que  se  imprimiera  y  circulase. 

En  vista  de  un  expediente  instruido  por  el  Goberna- 
dor de  las  Islas  á  petición  déla  Junta  general  de  accio- 
nistas del  Banco  Español-Filipino,  se  le  autorizó  por 
Real  decreto  de  5  de  Junio  para  aumentar  su  capital 
social  hasta  la  cantidad  de  600.000  pesos;  para  emitir 
billetes  por  el  doble  de  su  capital  realizado,  pagaderos 
á  la  vista  y  al  portador;  para  reducir  el  fondo  de  reserva 
al  10  por  100  del  capital  social,  y  se  desestimó  la  auto- 
rización solicitada  por  dicho  establecimiento  para  que 
pudieran  enajenarse  y  transmitirse  las  acciones  que 
t  enian  el  carácter  de  inalienables  é  instransmisibles. 

La  Intendencia  de  Luzón,  por  decreto  de  6  de  Junio, 
declaró  exentos  del  pago  del  tributo  á  los  habitantes  de 
las  islas  Batanes,  Ínterin  no  variasen  las  circunstancias 
de  aquellas  islas. 

Por  Real  decreto,  expedido  el  21  de  Julio,  se  hizo 
extensiva  á  todas  las  provincias  de  Ultramar  la  ley  d& 
14  de  Marzo  de  i856,  por  la  que  se  levantó  la  tasa  del 
interés  convencional  del  dinero. 

En  la  misma  fecha  se  dictaron  por  otro  Real  decreta 
las  disposiciones  necesarias  respecto  á  la  interposición 
y  sustanciación  del  recurso  de  súplica  en  materia  civil 
y  criminal  en  las  Audiencias  de  las  Antillas  y  de  Filipi- 
nas, mandando  que  se  verificase  ante  la  misma  Sala 
que  hubiese  dictado  la  providencia  cuya  enmienda  se 
tratara  obtener. 

Por  la  Superintendencia  de  Hacienda  se  consultó  al 
Ministerio  de  Ultramar  en  3  de  Septiembre  de  i863  so- 
bre las  cuotas  que  debían  pagar  los  remontados  é  infie- 


412  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

les  que  se  redujeran  á  la  obediencia  de  España;  y  de 
<:onformidad  con  el  dictamen  de  la  Sección  de  Ultramar 
del  Consejo  de  Estado,  se  resolvió,  por  Real  orden  de  4 
de  Julio  del  año  siguiente,  que  se  les  declarara  exentos 
del  pago  de  tributo  por  el  término  de  diez  años,  al  tenor 
de  lo  dispuesto  en  la  ley  3.*,  título  5.*^,  libro  6.^  de  la 
Recopilación  de  Indias,  debiendo,  transcurrido  este 
tiempo,  admitírseles  la  satisfacción  del  impuesto  en  es- 
pecie, como  siempre  se  había  hecho. 

El  Ministerio  de  la  Guerra  comunicó  al  Gobernador 
del  Archipiélago  una  Real  orden  de  14  de  Septiembre 
^1864)  aprobando  la  Instrucción  que  á  la  misma  acom- 
pañaba para  los  alistamientos  extraordinarios  con  des  - 
tino  á  los  ejércitos  de  Ultramar. 

El  16  del  mismo  mes  y  año  fué  nombrado  Ministro 
de  Ultramar  D.  Manuel  de  Seijas  Lozano. 

Por  decreto  de  la  Superintendencia  de  3o  del  enun- 
■ciado  Septiembre  se  declaró  exentos  de  la  contribu- 
ción para  la  fabricación  y  expendio  de  alcoholes  á  los 
habitantes  de  las  islas  Marianas  y  Batanes. 

El  Superintendente  de  Filipinas  había  remitido  al 
Gobierno  de  España  en  4  de  Julio  de  1862  un  proyec- 
to de  nueva  instrucción  reglamentaria  para  las  Adua- 
nas de  las  Islas,  cumpliendo  lo  dispuesto  por  Real  or- 
den de  21  de  Noviembre  de  1860,  y  redactado,  previos 
los  informes  necesarios  de  las  oficinas  del  ramo,  cor- 
poraciones y  centros  comerciales,  por  la  Intendencia  de 
Luzón.  Por  Real  orden  de  19  de  Diciembre  del  mismo 
^ño  pasó  dicho  proyecto  á  informe  del  Consejo  de  Es- 
tado en  pleno,  el  que  lo  emitió  de  conformidad,  propo- 
niendo sólo  ligeras  modificaciones  que,  aceptadas  por 
S.  M.,  motivaron  la  Real  orden  de  19  de  Agosto  de 
1864,  aprobatoria  de  la  mencionada  instrucción,  dispo- 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  413 

Hiendo  la  Superintendencia  de  Filipinas  su  cumpli- 
miento el  20  de  Octubre  del  propio  año. 

En  virtud  de  un  Real  decreto  de  21  del  indicada 
Octubre  (1864)^  quedó  suprimida  la  Comisaria  regia  d& 
Filipinas.        ^ 

Por  otro  Real  decreto  de  i.°  de  Noviembre  se  am- 
pliaron algunas  disposiciones  que  para  los  casos  de  ape- 
lación ó  de  nulidad  de  las  sentencias  dictadas  por  los 
Tribunales  contencioso  -  administrativos  contiene  el 
reglamento  vigente  en  las  provincias  de  Ultramar. 

El  Comandante  general  del  Apostadero,  D.  Francisco 
Pavía,  publicó  el  8  del  mismo  mes  un  bando  contra  los 
piratas  sámales  y  los  de  las  islas  al  Sur  de  la  de  Joló, 
comprendiendo  en  las  penas  que  señalaba  á  los  arráeces 
ó  armadores  de  las  embarcaciones  mercantes  que  tu- 
vieran con  los  malayo-mahometanos  comercio  ilícito  de 
armas,  pólvora  y  otros  artículos  que  estaban  pro- 
hibidos. 

En  Diciembre  siguiente  se  estableció  en  las  islas 
Visayas  el  acopio  de  tabaco,  instalándose  en  Cebú  una 
Inspección  del  ramo. 

Las  provincias  comprendidas  en  esta  reforma  eran 
las  de  Cebú,  Bohol  é  Iloilo.  Estos  acopios  no  llegaron 
á  tener  importancia  alguna,  porque  el  tabaco  de  Visayas 
es  de  mala  calidad. 

El  Ayuntamiento  de  Manila  fundó  en  1864  una  Es- 
cuela municipal  de  niñas  á  cargo  de  las  Hermanas  de  la 
Caridad,  en  la  que  reciben  la  instrucción  primaria  gran 
número  de  alumnas.  Esta  Escuela  se  la  convirtió  en 
normal  en  1868. 

El  Gobierno  superior  civil  de  las  Islas,  en  11  de 
Enero  de  i865,  decretó  que  las  licencias  para  cons- 
trucción de  buques  que  venían  concediéndose  por  dicho 


414  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

Gobierno,  deberían  pedirlas  en  adelante  los  interesados 
á  la  Comandancia  general  de  marina,  á  la  que  corres- 
pondía: su  expedición,  continuando  á  cargo  del  Gobier- 
no las  licencias  de  corte  de  maderas  para  esas  ú  otras 
construcciones. 

Echagüe  dictó  disposiciones  sobre  transmisión  de  la 
propiedad  del  ganado  mayor,  su  registro,  marcación  y 
consumo,  y  sobre  planteamiento  del  sistema  métrico 
decimal.  El  ramo  de  vacunadores  fué  reorganizado,  y 
respecto  de  elecciones  municipales,  se  dispuso,  con  ex- 
celente acuerdo,  que  tuvieran  lugar  cada  dos  años  por 
la  perturbación  que  originaba  el  hacerlas  anualmente. 

Durante  su  mando  llegaron  las  Hermanas  de  la  Ca- 
ridad, encargándose  de  los  hospitales  y  de  los  colegios 
que  en  otro  lugar  dejamos  expuestos. 

La  época  del  Gobierno  de  Echagüe  fué  abundante 
en  catástrofes  de  todo  género. 

Además  del  horrible  terremoto  del  63,  cuyo  recuerdo 
vive  indeleble  en  la  memoria  de  cuantos  residen  en  Fi- 
lipinas y  cuyos  estragos  aún  ofrecen  testimonio  mani- 
fiesto en  la  capital  de  las  Islas,  fué  victima  el  Archi- 
piélago del  cólera  morbo,  y  aunque  no  hizo  tantos  es- 
tragos como  en  el  año  de  1820,  causó  muchas  muer- 
tes, teniendo  que  lamentar  la  de  la  distinguida  señora 
del  Gobernador  de  las  Islas,  la  que  por  sus  bellas  pren- 
das de  carácter  se  había  conquistado  universales  sim- 
patías,  produciendo  esta  desgracia  general  sentimiento. 

Los  incendios,  allí  bastante  frecuentes,  tuvieron  en- 
tonces mayor  resonancia  por  haberse  quemado  los  al- 
macenes generales  de  tabaco,  á  consecuencia  de  un  rayo 
que  cayó  en  el  edificio  principal  el  6  de  Junio  de  1864, 
perdiéndose  100.000  quintales  en  rama  de  dicho  ar- 
ticulo valorados  en  más  de  dos  millones  de  pesos.  El 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  415 

barrio  de  San  Nicolás  y  dos  cuarteles,  y  en  provincias 
^1  pueblo  de  Taal  (Batangas),  fueron  asimismo  destrui- 
dos por  el  devorador  elemento.  Inundaciones,  baguios 
y  tormentas  causaron  el  daño  consiguiente  en  determi- 
nadas localidades,  y  en  el  Sur  de  Luzón  la  langosta 
destruyó  los  sembrados  en  una  zona  grandísima.  El 
monte  Urtoe  se  hundió  con  estruendo  horrible  en  el 
término  de  Cabugao  (llocos  Sur).  Ante  tanta  calami- 
dad>  decían  los  indios  que  Echagüe  era  buisii  (desgra- 
ciado ó  malenco). 


CAPITULO  XX. 

Nuevas  victorias  sobre  los  moro-malayos.  —  Ocupación  de  MaDÜn- 
cahuanan. — Desgraciada  empresa  de  Davao. — Retirada  de  Mantiu- 
cahuanan. — Expedición  á  Talayan. — Traición  del  datto  Utto. — Ex- 
pedición de  Careaga  contra  Balayan  y  Bacat. — ídem  de  los  jefes 
de  marina  á  JoIó,  Tawi-Tawi  y  Borneo. — Conferencian  con  el  Sul- 
tán de  Joló  y  éste  los  auxilia  con  algunas  fuerzas  .-Castigos  en  Lu- 
pa-Buan  y  otros  puntos  de  Tawi-Tawi. —Derrota  de  15  barcos 
piratas  en  las  aguas  de  Borneo. — Reconocimiento  de  la  parte  NO. 
de  esta  costa. — Sumisión  á  Kspafia  de  los  dattos  de  Sandakan. — 
Campafia  del  jefe  de  las  fuerzas  sutiles  de  Visayas  contra  Tonquil^ 
Carondón  y  Patian. — Muerte  del  Sultán  de  Joló,  Mahamad  Pulalon. — 
Vase  á  Dipta  su  hijo  y  sucesor  Diamarol  Alan  á  orar  por  él,  y  Ios- 
parciales  del  datto  Diamarol  Queran  intentan  proclamarle  Sultán.— « 
El  Gobernador  de  Filipinas,  á  quien  acude  aquél,  envia  un  delegado- 
para  darle  posesión. — Trasládase  éste  á  Joló  con  el  Gobernador  de 
Mindanao  y  buques  de  la  división  naval.— Efectúase  con  gran  pom- 
pa la  proclamación  del  Sultán  de  Joló.  —Jura  éste  mantenerse  en  la 
sumisión  de  Espafia. — Concédese  una  pensión  al  Sultán  de  Mindanao 
y  á  su  padre. — El  mandarín  de  Guinabatanhan  (costa  Norte  de  Bor- 
neo) solicita  el  protectorado  español.— Informa  acerca  de  este  terri- 
torio el  prefecto  de  Labuan. — Propone  el  comisario  regio  Escosura 
la  ocupación  de  Borneo.— El  Gobierno  de  Espafia  contesta  al  de 
Filipinas  que  informe  si  ello  merece  exponerse  á  complicaciones  coa 
Inglaterra. — El  jefe  de  las  fuerzas  sutiles  de  Visayas  propone  la  ocu- 
pación.— El  Gobierno  de  Espafia  no  resuelve  nada  en  definitiva. — 
Importante  campafia  de  Mora  contra  los  piratas  sámales. — Toma  de 
la  cotta  de  Carondón. — Castigos  en  Tapul  y  otras  islas. — Visita  Es- 
cosura  á  Joló. — Ataque  de  Tinuan  (Paragua). — El  Gobernador  de 
Mindanao  ratifica  los  tratados  existentes  con  los  dattos  de  la  Isla.— 
Regreso  de  Echague  á  Espafia. 

Relatados  en  el  capitulo  anterior  los  sucesos  de  di  - 
versa  índole  acaecidos  durante  el  mando  del  general 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  417 

Echagüe,  excepción  hecha  de  los  relativos  á  la  incesan* 
te  guerra  de  los  piratas  malayo-mahometanos  contra 
España,  en  cuya  porfiada  lucha  tan  heroicos  hechos 
enaltecen  la  bravura  de  nuestro  ejército  y  de  nuestra 
marina  de  guerra,  vamos  á  referir  las  nuevas  victorias 
de  soldados  y  marinos,  y  los  acontecimientos  de  carác^ 
ter  político  que  tuvieron  lugar  en  el  Sur  de  Filipinas 
desde  mediados  de  1862  á  Marzo  de  i865. 

Los  pocos  moro-malayos  que  libraron  con  vida  en 
la  memorable  jornada  de  Pagalungan,  descrita  en  el 
capítulo  XVII,  y  los  descontentos  por  la  ocupación  es- 
pañola de  Cottabato,  refugiáronse  en  la  orilla  izquierda 
del  brazo  Sur  del  Delta,  engrosando  unos  las  ranche- 
rías de  Talayan  y  yendo  algunos  otros  á  Bohayan. 
En  i863  efectuóse  la  ocupación  de  Mantincahuanav, 
distante  120  kilómetros  de  Cottabato,  lugar  que  en  la 
época  de  secas,  ó  sea  durante  seis  meses,  quedaba  in- 
comunicado. A  esta  aventurada  expedición  siguió  la 
que  partió  de  aquel  punto  para  Davao,  que  fué  un  ver- 
dadero fracaso  por  las  muchas  bajas  que  produjo,  de- 
bido á  las  dificultades  del  terreno  y  á  los  efectos  de  la 
intemperie.  Los  moros  se  envalentonaron  al  ver  sem- 
brado de  cadáveres  el  camino  seguido  por  los  expedi- 
cionarios, comprendiendo  que  su  mejor  defensa  la  te- 
nían en  su  territorio,  y  les  confirmó  en  esta  creencia  la 
inmediata  retirada  de  Mantincahuanan.  Los  desafueros 
de  los  moradores  de  Talayan,  juntos  con  los  fugitivos 
del  Delta,  obligaron  en  1864  al  teniente  coronel  La 
Hoz,  gobernador  de  Cottabato,  á  emprender  una  expe- 
dición contra  Talayan.  El  anciano  Sultán  de  Bohayan 
puso  á  disposición  de  La  Hoz,  para  auxiliar  su  empre- 
sa, cuatro  guías  y  algunas  fuerzas,  capitaneadas  por  su 
joven  hijo  Utto;  pero  en  los  momentos  críticos  aqué- 
TOMO  III  27 


4lB  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

líos  se  fugaron  y  éste  se  unió  traídoramente  á  los  de 
Talayan,  viéndose  precisado  La  Hoz  á  replegarse,  per- 
seguido y  derrotado,  no  obstante  llevar  consigo  5oo  sol- 
dados, dos  piezas  de  artillería  y  muchos  moros  auxi- 
liares (0. 

La  diñcil  situación  en  que  los  nuestros  estaban, 
aconsejó  una  expedición  contra  Bohayan  y  Bacat,  rea- 
lizada en  1864  con  poca  fortuna,  por  escasez  de  fuerzas 
y  recursos,  por  el  coronel  gobernador  de  Mindanao, 
Sr.  Careaga.  Los  expedicionarios  llegaron  el  4  de  Oc- 
tubre á  Bohayan:  la  casa  de  Utto  fué  ocupada;  éste  no 
se  presentó;  sus  partidarios  hostilizaban  constantemen- 
te á  las  tropas  desde  las  orillas  del  rio,  y  al  mes  justo 
hubo  que  abandonar  la  posición  conquistada,  encu- 
briendo la  dificultad  de  mantenerse  en  ella  con  la 
aceptación  de  un  acta  de  obediencia  suscrita  por  algu- 
nos moros  que  se  decían  representantes  de  Utto.  Las 
tropas  y  los  barcos  regresaron  á  Cottabato,  y  para  ma- 
yor desastre,  se  abandonó  el  fuerte  de  Bonga,  años 
hacía  ocupado. 

Este  feliz  resultado  de  la  política  de  Utto  acrecentó 
aún  más  su  influencia  entre  los  moros,  como  se  verá 
cuando  en  su  lugar  oportuno  volvamos  á  ocupamos  de 
tan  astuto  caudillo. 

Animada  la  marina  de  guerra  de  un  espíritu  alta- 
mente favorable  á  la  extinción  de  la  piratería,  proyec- 
taron sus  principales  jefes  una  ¡expedición  contra  Joló, 
Tawi-Tawi  y  Borneo.  Reuniéronse  al  efecto  enBasilan 


(1)  Desde  entonces  el  datto  Utto  se  hizo  Jefe  de  la  morisma  del 
rio,  aumentando  su  ascendiente  á  la  par  que  sus  instintos  sanguinarios, 
encubiertos  por  una  hipocresía  refínada  para  engaflar  mejor  á  los  es- 
pafioles. 


1 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  4I9 

la  goleta  Santa  Filomena  y  el  cañonero  Samar,  bajo  el 
mando  de  los  tenientes  de  navio  Carlos  Roca  y  Pedri- 
ñán.  El  9  de  Julio  de  1862  partieron  ambos  buques 
con  rumbo  á  la  isla  de  Tulayan,  en  cuya  rada  fon- 
dearon al  anochecer.  En  este  punto  la  tripulación  se 
ejercitó  por  espacio  de  tres  días  en  el  tiro  al  blanco, 
desembarco  y  maniobras  marineras.  El  i3  marcharon 
á  Jolóy  y  á  poco  de  fondear  en  la  rada  fué  á  bordo  el 
datto  Diamarol  con  un  hermano  suyo  y  varios  sácopes 
á  ofrecer  sus  servicios.  El  i5  llegó  á  JoIó  el  Sultán,  que 
residía  en  una  posesión  de  campo  más  al  interior»  y  re- 
cibió á  la  oficialidad  de  la  marina  española  con  el  ma- 
yor aparato  que  suelen  usar  los  sultanes  joloanos  en 
análogas  ceremonias.  El  comandante  de  la  Santa  Filo- 
mena, valiéndose  del  mestizo  español  D.  Narciso  Ló- 
pez, secretario  del  Sultán  de  Joló,  hizo  saber  á  éste 
que  en  vista  de  sus  manifestaciones  al  Gobierno  gene- 
ral de  las  Islas,  relativas  á  que  carecía  de  fuerzas  suñ- 
<;ientes  para  castigar  á  los  piratas  que  constantemente 
estaban  quebrantando  las  paces  ajustadas,  iba  él  á  eje- 
cutarlo, bien  con  los  elementos  de  que  disponía  ó  con 
la  gente  de  su  reino  que  quisiera  asociársele.  El  Conse- 
jo deliberó  detenidamente  sobre  la  proposición  antedi- 
cha, respondiendo  el  Sultán  que  estaba  conforme  con 
lo  resuelto  por  el  Gobierno  general,  y  expidió  órdenes 
á  muchos  dattos  para  que  se  incorporaran  en  unión  de 
^u  gente  á  los  expedicionarios  españoles,  con  el  fin  de 
perseguir  y  aniquilar  á  los  piratas.  Provisto  de  los  des* 
pachos  del  Sultán,  y  uniéndoseles  el  secretario  López  y 
algunos  moros  prácticos  en  la  navegación  proyectada, 
dejaron  á  Joló  el  16,  y  al  anochecer  del  día  siguiente 
fondeaban  en  la  costa  meridional  de  Tawi-Tawi,  á  la 
embocadura  de  un  gran  estero  y  cerca  de  tierra.  Dos 


4^0  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

gúbanes  piratas  que  á  media  noche  penetraron  en  efi 
estero,  creyendo  mercante  y  solo  al  cañonero  Sdmar^ 
por  hallarse  la  goleta  oculta  por  la  sombra  de  elevados- 
mangles,  se  aproximaron  para  atacarle,  lanzando  erh 
este  momento  sus  gritos  de  combate;  pero  el  que  supo- 
nían descuidado  é  indefenso  buque  les  sacó  de  su  enga- 
ño con  un  certero  metrallazo.  Huyen  entonces  los  pira- 
tas, y  el  jefe  de  la  goleta  destaca  tres  botes  á  cargo  del 
alférez  de  navio  D.  José  Chesio,  del  contador  D.  Ca- 
milo Ponstroller  y  del  piloto  D,  Vicente  Jáudenes  para^ 
cortarle  el  paso.  Viéndose  cogidos  entre  dos  fuegos,  em- 
barrancaron en  los  arrecifes  con  intento  de  ganar  la 
costa  á  nado,  dejando  abandonados  sus  esquifes.  El  i8». 
muy  temprano,  fondeaban  los  buques  españoles  en  la 
isla  de  Simonol,  que  gobernaba  el  datto  Wagas,  rico 
pirata  indultado  por  el  en  exceso  benigno  Gobierno  del 
Archipiélago.  Wagas,  obediente  á  las  órdenes  del  Sul- 
tán, alistó  cinco  salisipanes,  y  remolcando  éstos  la  go- 
leta y  cañonero  dejaron  el  19  dicha  isla.  La  goleta  fon- 
deó por  la  noche  á  bastante  distancia  de  la  costa  de 
Tawi-Tawi,  y  el  cañonero  lo  hizo  más  tarde  frente  á 
Lupa-Buan,  rompiendo  el  fuego  contra  los  moros,  quie*^ 
nes  contestaron  con  sus  fusiles  y  lantacas.  A  la  llegada 
de  los  salisipanes  de  Wagas  y  los  botes  de  la  goleta,  se 
efectuó  el  desembarco.  Los  moros  huyeron,  el  pueblo* 
fué  incendiado  y  las  embarcaciones  destruidas.  Por  es- 
pacio de  tres  días  prosiguieron  los  expedicionarios  su> 
destructora  obra,  averiguándose,  por  33  cautivos  fuga- 
dos del  poder  de  los  piratas,  que  éstos  habían  tenida 
más  de  i5o  muertos  y  muchos  heridos.  Los  campos  de 
Lupa-Buan  quedaron  talados,  el  caserío  incendiado,  las 
embarcaciones  hechas  trizas,  entre  ellas  ig  grandes, 
gúbanes  y  i5  hermosos  pancos.  Se  les  cogieron  multir 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  42 1 

ttud  de  armas  blancas  arrojadizas^  crises,  rodelas,  tam- 
vi)ores,  19  fusiles  y  9  cañones  de  bronce.  Consiguióse» 
además,  la  captura  del  famoso  jefe  pirata  Amá-Mang 
'{Padre  pescador),  hecho  realizado  á  media  noche  por  el 
«piloto  Jáudenes,  con  dos  botes  que  sigilosamente  con- 
dujo á  un  punto  escondido  donde  estaba  el  panco  del 
•pirata,  y  con  éste  apresó  á  25  de  su  tripulación.  El 
panco  hallábase  muy  provisto  de  víveres  y  municiones, 
y  armado  con  un  cañón  de  á  4,  otro  de  á  2,  seis  lanta- 
•cas,  nueve  fusiles  y  muchas  armas  blancas.  El  irasci- 
l>le  pirata  se  deshizo  los  dientes  queriendo  romper  las 
cadenas  con  que  le  sujetaron,  y  al  cabo  de  tres  días  mu- 
-rió  desesperado  sin  consentir  probar  alimento  alguno. 
Los  expedicionarios  se  retiraron  de  aquellas  costas  tan 
severamente  castigadas,  dejando  al  datto  Wagas  con  sus 
^alisipanes  en  Simonol,*  cuyo  magnate  fué  gratificado 
con  3oo  pesos  y  un  arma  de  fuego  por  su  eficaz  auxilio. 
La  goleta  y  el  cañonero  prosiguieron  su  rumbo  á  Bor- 
neo.* El  23,  hallándose  en  el  estrecho  que  con  la  punta 
Labián  forma  la  isla  de  Bongao,  del  grupo  de  Tawi- 
'Tawi,  divisaron  i5  buques  piratas,  que  á  todo  trance 
querían  ganar  la  costa  de  aquella  isla.  El  cañonero  for- 
4z6  la  máquina  y  les  cortó  la  retirada.  Entre  éste  y  la  go- 
leta consiguieron,  con  sus  felices  disparos,  echar  á  pi- 
que 14  de  dichas  embarcaciones,  pereciendo  bastantes 
piratas,  ahogados  unos  y  por  el  fuego  de  los  buques  otros. 
La  embarcación  restante  fué  apresada  con  i3  piratas  y 
imuchas  armas.  El  panco  moro  quedó  destruido. 

La  goleta  y  cañonero  efectuaron  un  reconocimiento 
<le  la  parte  NO.  de  Borneo  (i). 

Fondeados  en  la  bahía  de  Sandakan,  se  presentaron 

(l)     Apéndice  VIII. 


422  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

á  bordo  de  la  Sania  Filomena  el  día  27  dos  dattos  y  jefe& 
de  la  localidad  é  islas  vecinas  á  reconocer  la  soberanía 
de  España,  firmando  un  acta  (0. 

Pasaron  en  seguida  á  la  isla  de  Siam,  intermedia  en- 
tre  Tawi-Tawi  y  J0I6,  donde  recibieron  á  bordo  seis, 
cautivos  fugados  de  ella,  entrando  victoriosos  en  Joló, 
cuyo  Sultán  aplaudió  su  campaña,  y  el  g  de  Agosto  re- 
gresó la  expedición  á  Zamboanga. 

El  nuevo  comandante  de  las  fuerzas  sutiles  de  Visa- 
yas,  capitán  de  fragata  D.  Antonio  Mora,  trasladó  la 
Comandancia,  á  la  sazón  establecida  en  Zamboanga,  á 
su  anterior  residencia  de  la  Isabela  de  Basilan,  en  cuya 
silanga  reunió  la  goleta  Sania  Filomena,  el  cañonero- 
Siímar  y  algunos  salisipanes  tripulados  por  moros  de 
Pasaban  á  las  órdenes  del  secretario  del  Sultán  de  Joló, 
Narciso  López.  Con  estas  fuerzas  se  dirigió  Mora  el  18 
de  Agosto  á  la  isla  de  Tonquil;  la  goleta  fondeó  á  bas- 
tante distancia  de  dicho  punto,  por  no  permitir  otra  co- 
sa los  arrecifes  y  bajo  fondo;  pero  el  cañonero  se  apro- 
ximó mucho  más  á  la  costa  y  rompió  el  fuego  con  sa- 
quete de¡  metralla  y  granada  contra  el  pueblo,  prote- 
giendo asi  el  desembarco. 

Al  estar  los  botes  próximos  á  la  playa,  salió  multitud 
de  moros  á  impedir  el  desembarco;  pero  obligados  á  re- 
tirarse por  los  disparos  de  pedreros  y  fusiles,  se  hicie* 
ron  fuertes  en  varias  casas  del  pueblo.  Rechazados, 
también,  se  entregó  al  saco  de  los  moros  auxiliares  de 
Pasaban,  quienes  lo  incendiaron  después.  En  los  días 
22  y  23  hicieron  sufrir  igual  escarmiento  á  los  mo- 
radores de  Carondon,  Patian  y  otros  varios,  causando 
bastantes  bajas  entre  sus  defensores. 

(2)     Apéndice  IX. 


HISTORIA   DE    FILIPISTAS  423 

El  23  de  Septiembre  falleció  el  Sultán  de  Joló,  Padü* 
ca-Majasari-Maulana  (O  Mahamad-Pulalon.  Su  hijo  y 
sucesor  Mahamad-Diamarol-Alan  se  retiró  con  casi 
toda  la  nobleza  joloana  á  Dipta,  á  orar  cien  días  junto 
á  la  tumba  de  su  padre,  conforme  prescriben  sus  ritos. 

Varios  magnates  trataron  entonces  de  proclamar  Sul- 
tán al  datto  Diamarol-Queran,  hijo  de  hijos  bastardos 
del  bisabuelo  del  Sultán  legítimo  y  yerno  del  poderoso 
datto  Daniel,  que  vivía  con  sus  parciales  en  Bigilabun, 
de  la  isla  de  Basilan.  Este  individuo  era  de  carácter  fe- 
roz,  hasta  el  punto  de  que  se  cuenta  de  él  que  en  un 
rapto  de  ira  mató  por  si  mismo,  con  su  cris,  á  70  per- 
sonas. 

Participó  estas  novedades  el  Sultán  legítimo  al  co- 
mandante general  de  Mindanao,  quien  lo  hizo  al  Go- 
bernador de  las  Islas,  y  éste  nombtó  al  jefe  interino  de 
Estado  Mayor  D.  Juan  Burriel,  para  que  fuese  áJoló  á 
ponerle  en  posesión  de  su  cargo. 

El  22  de  Noviembre  zarparon  de  Zamboanga  las  go'- 
letas  Constancia  y  Valiente,  yendo  con  dicho  jefe  á  bor- 
do de  la  primera  el  coronel  Tenorio  y  el  capitán  de  fra- 
gata Mora.  A  su  paso  por  la  silanga  de  Basilan  se  les 
incorporó  el  cañonero  Arayat,  marchando  éste  directa- 
mente áJoló  para  anunciar  la  ida  de  los  comisionados, 
mientras  las  goletas  fueron  á  Tulayan,  donde  estaba 
prevenida  la  subdivisión  de  fuerzas  sutiles  de  Joló,  com- 
puesta de  la  goleta  Santa  Filo)nena,  bergantín  Scipión  y 
cañonero  Samar,  A  la  expresada  isla  de  Tulayan  con-» 
currió  el  cañonero  ^4 raya/,  llevando  al  secretario  del  Sul- 
tán, quien  hizo  presente  que  su  señor  se  hallaba  oran- 

(i)     Adtua  equivale  á  ilusU-e,   Majasari  inmaculado  y  MatiUnm 
majestad. 


424.  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

do  en  el  monte,  y  que  creia  difícil  descendiese  á  poblada 
hasta  cumplir  los  cien  días  de  sus  ejercicios  religiosos. 

Tenorio  dispuso  que  regresara  á  Joló  el  cañonero  con 
encargo  de  manifestar  al  Sultán  cuan  desagradable  se- 
ría al  Capitán  general  de  las  Islas  semejante  demora,  y 
el  Sultán,  calculando  que  á  sus  intereses  políticos  con- 
venía llevar  á  cabo  su  proclamación,  suspendió  sus 
prácticas  religiosas,  de  acuerdo  con  los  panditas,  y  re- 
gresó á  Joló.  Sabido  esto  por  la  Comisión,  el  26  por  la 
noche  fondeó  la  escuadra  española  en  Joló,  colocándose 
los  buques  en  orden  de  batalla.  El  caserío  fué  ilumina- 
do, con  excepción  de  los  barrios  de  Daniel  y  Querán. 
Estos  magnates,  para  no  ser  testigos  del  ceremonial  que 
se  preparaba,  se  retiraron  á  otros  puntos  del  interior. 

El  secretario  del  Sultán  y  varios  dattos  pasaron  á 
bordo  de  la  Constancia  á  saludar  á  los  comisionados  es- 
pañoles, y  el  27  lo  hizo  todo  el  Consejo  del  Sultán,  para 
enterarse  del  ceremonial  que  debían  observar  en  la  co- 
ronación del  nuevo  soberano  (0. 

Comunicóseles  cuanto  deseaban  por  medio  del  intér- 
prete Alvarez,  y  fueron  grandemente  obsequiados  con 
un  abundante  refresco.  En  su  compañía  bajaron  después 
á  tierra  el  gobernador  de  Mindanao  y  algunos  jefes  y 
oñciales,  á  quienes  el  Sultán  recibió  con  extremado  con- 
tento, repitiendo  sin  cesar  que  «los  archipiélagos  de 
Joló,  Tawi-Tawi  y  la  parte  N.  de  Borneo,  6  sea  toda 
su  sultanía,  pertenecen  de  hecho  y  de  derecho  y  por 
conquista  y  anexión  á  España». 


(1)  Eran  éstos  los  dattos  Paducas  Majammad  ó  Mahamad  Israel, 
especie  de  Presidente  del  Consejo  y  Ministro  del  Interior,  Arañan,  de 
Estado;  Ali-Mudin,  de  Marina  y  capitán  del  puerto  de  Joló;  Daculá,  de 
Hacienda,  y  Asibí,  de  la  Guerra. 


HISTORIA.  DE  FILIPINAS  425 

El  28  se  engalanaron  los  buques  é  hicieron  las  salvas 
4e  ordenanza  por  ser  cumpleaños  del  principe  D.  Al- 
fonso: los  joloanos  pusieron  colgaduras  en  sus  casas  y 
banderolas  por  el  pueblo,  disparando  continuamente 
cañones,  pedreros,  lantacas  y  fusiles. 

A  las  diez  la  Comisión  española  y  la  oficialidad  de  los 
buques,  en  traje  de  gala,  desembarcó  en  el  pantalán  del 
Paduca  datto  Asibi,  en  cuya  casa  se  hospedaba  el  Sul- 
tán. Este  salió  á  recibirlos  rodeado  de  un  gran  gentio. 
En  la  casa  Asibi  ondeaba  la  bandera  del  Sultán,  y  á 
^u  lado,  aunque  más  alta,  la  nacional  española.  Cons- 
tituido él  Consejo  en  el  salón  principal,  á  presencia  de 
un  público  numerosisimo,  fué  descubierto  un  retrato  de 
la  Reina  de  España,  ante  el  cual  y  sobre  el  Koran  tomó 
Tenorio  juramento  al  Sultán,  quien  en  voz  alta  lo  pres- 
tó de  reconocimiento  y  adhesión  á  la  nación  española. 
En  seguida  se  le  hizo  salir  al  pantalán,  fué  presentado 
al  pueblo  y  recibido  con  aclamaciones  de  entusiasmo  y 
•con  muchos  vivas.  La  marineria  de  los  buques  de  guerra 
dio  los  vivas  de  ordenanza  desde  las  vergas  y  jarcias;  el 
l>ergantin  Scipión  disparó  i5  cañonazos,  y  de  la  plaza 
-contestaron  con  grandes  salvas.  El  Consejo  volvió  á 
reunirse,  y  se  redactaron  y  firmaron  las  correspondien- 
■tes  actas,  en  español  y  en  árabe,  de  la  proclamación  del 
Sultán  Mahamad  Diamarol  Alan,  cuyo  acto  terminó  á 
Jas  doce  en  punto,  mientras  las  salvas  al  principe  Don 
Alfonso.  Por  la  noche  apareció  iluminada  la  población, 
exceptuando  los  barrios  de  Daniel  y  de  su  yerno.  Los 
huques  españoles  zarparon  para  Zamboanga,  á  donde 
dieron  fondo  el  29,  quedando  solamente  en  Joló  la  sub- 
«división  de  este  Archipiélago  (O. 

(1)     Con  el  título  de  VArchipddis  PhUippines.^RécU  dt  ptCBurs  el 


426  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

Por  Real  orden  de  3  de  Mayo  de  i863  se  concedió 
una  pensión  anual  de  i.ooo  pesos  al  datto  Amirol,  y 
otra  de  800  á  su  hijo  el  Sultán  de  Mindanao,  según 
propuesta  del  Gobierno  de  las  Islas  á  solicitud  de  aqué- 
llos, fundados  en  la  avanzada  edad  del  primero  y  la  mi- 
seria en  que  estaban  desde  la  ocupación  de  sus  territo- 
rios por  las  tropas  españolas,  pero  á  condición  de  que 
continuasen  sumisos  á  España. 

A  consecuencia  de  haberse  presentado  al  comandante 
de  la  Valiente,  en  Agosto  de  1862,  un  hijo  del  manda- 
rín del  rio  Guinabatanhan  (costa  Norte  de  Borneo),  so- 
licitando en  nombre  de  su  padre  el  protectorado  espa- 
ñol y  el  uso  de  nuestra  bandera,  y  evacuados  los  infor- 
mes necesarios  por  la  Comandancia  general  de  marina, 
oñció  el  Capitán  general  de  Filipinas  al  P.  Cuarterón, 
residente  entonces  en  Manila,  pidiéndole  informes  so- 
bre Visnabatagán  y  la  bahía  de  Sandakan.  El  prefecta 
de  Labuan,  en  un  extenso  escrito  fechado  en  el  arrabal 
de  Santa  Cruz  el  16  de  Septiembre,  trata  con  amplitud 
del  asunto,  y  el  Gobernador  general,  en  8  de  Octubre, 
lo  remitió  al  Ministerio  de  Ultramar,  proponiendo  que 
se  nombrase  un  cónsul  español  en  Sarrawak.  Esta  idea 
la  combate  el  comisario  regio  Sr.  Escosura  en  su  Me- 
moria (pág.  333),  opinando  por  la  «ocupación  efectiva 
y  sólida  de  la  parte  que  en  aquella  isla  (Borneo)  es  le- 
gitima é  indudablemente  española»,  sobre  lo  cual  in- 

i/r  voyage^  publicó  un  artículo  M.  Edmond  Plauchut  en  la  Revut  des 
Deux  Mandes  (tomo  LXXXI,  1869),  en  el  que  después  de  relatar  un 
encuentro  seguramente  fantástico,  ó  por  lo  menos  muy  exagerado,  con 
cuatro  pancos  piratas,  librándose  del  abordaje  el  buque  en  que  iba  de 
pasajero  merced  á  la  oportuna  aparición  de  la  Constanciay  dice  que  faé> 
á  Joló  á  bordo  de  esta  goleta,  y  que  presenció  la  proclamación  del  SuK 
tan  Diamarol. 


HISTORIA    DE    FILIPINAS  427 

siste  más  de  una  vtz  en  tan  excelente  documento  (O^ 
El  Gobernador  general  de  Filipinas  comunicó  tam« 
bien  al  Gobierno  de  la  nación  el  resultado  de  las  opera-^ 
ciones  llevadas  á  cabo  en  el  Sur  de  aquellas  islas  por 
nuestros  bravos  marinos,  consultando  especialmente 
lo  que  debía  hacerse  respecto  de  la  parte  NO.  de  Bor- 
neo y  manifiesto  deseo  de  los  habitantes  de  Sandakan 
de  ser  recibidos  bajo  el  protectorado  español. 

A  esta  consulta  contestó  el  Gobierno  en  ii  de  Febre- 
ro de  i863:  que  en  consideración  á  las  graves  compli- 
caciones que  pudiera  originar  por  parte  de  las  Potencian 
maritimas  que  frecuentan  aquellos  mares,  y  principal- 
mente por  Inglaterra,  la  ocupación  de  un  modo  estable 
de  dicho  territorio  ó  parte  de  él,  informase  nueva- 
mente acerca  de  las  ventajas  de  su  anexión  en  cambio* 
de  las  complicaciones  que  podían  sobrevenir  con  acce- 
der á  la  protección  solicitada  (2).  El  Gobernador  gene- 
ral de  Filipinas  pidió  informe  al  de  Mindanao,  y  éste 
al  comandante  de  las  fuerzas  sutiles  del  Sur  de  Visayas» 
capitán  de  fragata  D.  Antonio  Mora,  quien  razonada- 
mente lo  emitió  en  1 9  de  Agosto,  opinando  por  la  ocu- 
pación de  esa  parte  de  Borneo  (3).   El  gobernador  de 

(1)  Este  ilustre  estadista,  eo  otro  puoto  de  su  Memoria  scbre  Afin" 
danao  y  JoU^  decia  lo  siguiente: 

«Que  hace  largo  tiempo  debiéramos  estar  en  Borneo  establecidos;, 
que  por  no  haberlo  hecho  hasta  hoy  hemos  ya  perdido  definitivamente 
la  isla  de  Labuan  y  el  Kuching  ó  Sarrawak,  de  que  esduefioSir  James- 
Brooke;  que  en  la  demora  hay  constantemente  riesgo  para  nuestros  in- 
tereses y  nuestros  derechos,  y  que,  en  fin,  cuando  de  todo  titulo  care- 
ciéramos (y  los  títulos  valederos  nos  sobran),  estarla  más  que  justificad» 
nuestra  ocupación  por  el  tráfico  de  eulavM  critiianús  y  filipinos  de  que 
Borneo  es  teatro  y  foco  á  un  mismo  tiempoi . 

(2)  Apéndice  X. 

(3)  Apéndice  XI. 


428  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

Mindanao,  coronel  Tenorio,  aunque  reconociendo  el 
derecho  de  España  á  Borneo  y  la  conveniencia  de  la 
ocupación,  teme  se  origine  un  conflicto  con  Holanda  é 
Inglaterra,  y  propone  se  desista  por  ahora  de  realizarlo; 
pero  el  Gobierno  de  la  nación,  aloque  fueron  en  defini- 
tiva todos  los  antecedentes  del  asunto,  nada  determinó 
en  concreto,  y  una  vez  más  perdimos  la  ocasión  de  hacer 
efectivo  nuestro  dominio  sobre  esa  importante  porción 
<le  los  dominios  del  sultanato  de  Joló,  y  por  consiguiente 
de  España,  dueña  de  aquél,  viniendo  más  tarde  la  Gran 
firetaña,  más  previsora  y  hábil,  á  arrebatamos  lo  que 
de  derecho  nos  pertenecía  y  la  conveniencia  aconsejaba 
fio  dejar  que  fuese  á  otras  manos,  según  más  adelante 
se  verá. 

Los  piratas  sámales  seguían  aprovechando  cuantas 
ocasiones  se  les  presentaban  de  hacer  correrías  asola- 
doras  á  los  mal  defendidos  pueblos  de  las  islas  comar- 
<:anas.  Esta  conducta  impulsó  al  Comandante  general 
de  marina,  D.  Francisco  de  Paula  Pavía,  á  recomendar 
•con  mayor  empeño  á  sus  subordinados  que  no  dejaran 
de  perseguirlos  por  todos  los  medios  posibles;  y  en  vir- 
tud de  este  mandato,  el  i5  de  Febrero  de  1864  salió  de 
Zamboanga  para  Basilan  el  capitán  de  fragata  Mora  en 
la  goleta  Santa  Filomena,  con  los  cañoneros  Panay  y 
Btdusan  y  dos  vintas  de  zamboangueños  y  moros  de 
Magay,  capitaneados  por  el  intérprete  Alvarez.  En  Ba- 
silan reunió  nuevas  fuerzas,  y  el  17  se  hizo  á  la  mar 
con  los  expresados  buques  y  los  cañoneros  Pampanga  y 
Calamianes,  llevando  á  remolque  varías  falúas,  botes  y 
vintas.  El  18  fondeó  en  la  costa  occidental  de  Balan - 
guingui.  Los  cañoneros  y  los  botes,  bojeando  la  isla, 
recorren  los  lugares  en  que  el  general  Clavería  obtuvo 
anteriormente  su  importante  victoria,  y  lo  mismo  en 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  429 

Sipac  que  en  Bocotingol^  en  Painan  que  en  Pandan- 
Pandan,  causan  considerable  destrozo  en  buques,  sem- 
brados y  casas,  haciendo  huir  á  los  acobardados  piratas» 
Trasladáronse  á  Tonquil^  costa  N.  Su  pandita  Amba- 
nang  pasó  á  bordo  á  cumplimentar  al  jefe  de  la  expedí- 
ción  y  á  renovar  sus  promesas  de  obediencia  á  España. 
£1  pueblo  de  Niyogan,  cuyos  desconfiados  moradores 
huyeron,  sin  que  se  avinieran  á  descender  de  sus  gua- 
ridas, fué  reducido  á  cenizas.  Por  la  tarde  prosiguió  la 
expedición  á  Carondon.  Sus  valientes  habitantes,  au- 
xiliados por  los  feroces  guimbas,  se  apercibieron  á  la 
defensa  desde  su  cotta,  haciendo  sonar  tambores,  aguns 
y  batintines  en  señal  de  guerra.  Embarcados  los  espa- 
ñoles en  botes,  se  acercan  á  la  playa,  y  sin  detenerse 
por  el  gentío  que  la  ocupaba  saltan  al  mar,  y  con  el 
agua  á  la  rodilla  ganan  la  playa,  de  ia  que  obligan  á  re- 
tirarse á  los  mahometanos.  Dividida  la  fuerza  de  des- 
embarco en  tres  columnas,  ataca  por  tres  diferentes  si- 
tios la  cotta  enemiga,  logrando  tomarla.  En  ella  en- 
cuentran bastantes  armas  y  municiones.  Las  falúas  se 
encargaron  de  ametrallar  á  los  moros  refugiados  en  los 
manglares.  La  cotta  quedó  destruida  y  el  pueblo  fué 
incendiado  y  saqueado  por  los  moros  auxiliares,  quienea 
repitieron  esta  venganza  en  Bongao.  á  donde  pasó  la 
armada,  yendo  seguidamente  á  Basilan  á  reponer  vive- 
res.  El  cañonero  Balanguingui  reemplazó  al  Calamia^ 
TteSf  y  Mora  se  hizo  de  nuevo  á  la  mar  el  z  de  Marzo.. 
Reconocidos  los  esteros  de  la  costa  oriental  de  Bongao- 
y  destruidas  casas  y  barcos,  árboles  y  siembras,  conti- 
nuó igual  operación  en  los  de  Tic-Beo  y  Tic-Bas,  de  la 
isla  de  Tapul,  regresando  los  expedicionarios  á  Zam-^ 
boanga  contentos  por  el  castigo  impuesto  á  los  irreduc» 
tibies  moro-malayos. 


430  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

En  Abril  de  dicho  año  efectuó  el  comisario  regio  Don 
Patricio  de  la  Escosura  su  visita  al  sultanato  de  Joló, 
-cuyos  pormenores  pueden  verse  en  su  brillante  Memo- 
ria dirigida  al  Ministerio  de  Ultramar  (O. 

El  3o  del  mismo  mes  y  año  sostuvo  el  cañonero  Joló, 
al  mando  del  alférez  de  navio  D.  Bernardo  Azcanio, 
un  combate  contra  los  piratas  en  las  costas  de  la  Pa- 
raguay cogiéndoles  una  bandera. 

El  4  de  Enero  de  i865,  el  alférez  de  navio  D*  José 
Azofra,  al  mando  del  cañonero  Bulusan,  después  de 
una  marcha  diñcultosa,  logró  atacar  el  pueblo  de  Ti- 
nuan  (Paragua),  matando  á  su  datto  Monap  y  á  siete 
moros.  El  pueblo  fué  incendiado.  Azofra  quedó  herido, 
debiendo  su  salvación  al  soldado  Eusebio  Arabejo. 

Por  esta  época  el  gobernador  de  Mindanao  Tenorio 
renovó  y  ratifícó  los  tratados  establecidos  con  los  dattos 
de  la  isla,  y  entre  ellos  con  el  datto  Utto,  Sultán  de 
Buhayen.  También  el  Sultán  de  Joló,  de  acuerdo  con 
su  Consejo,  decretó  el  17  de  Enero  severas  penas  para 
los  piratas  y  premios  en  favor  de  sus  perseguidores; 
pero  en  nada  variaron  por  eso  sus  subditos. 

Profundamente  afectado  Echagüe  por  las  múltiples 
calamidades  que  perturbaron  la  marcha  de  su  Gobier- 
no y  por  la  dolorosa  pérdida  de  su  señora,  decidió  su 
regreso  á  España,  doliéndose  en  su  alocución  de  des- 
pedida de  la  mala  suerte  que  habia  acompañado  su 
triste  mando. 


(i)  Acompafió  á  Escosura  en  su  visita  á  Mindanao  y  JoIó  nuestro 
pariente  el  coronel  D.  Gabriel  de  Llamas,  persona  conocidísima  en  Fi- 
lipinas, en  cuyo  país  residió  más  de  cincuenta  afios,  habiendo  desem- 
pefiado  importantes  cargos.  Entre  sus  papeles  conservaba  interesantes 
pormenores  y  curiosos  detalles  de  dicha  expedición. 


HISTORIA  DS   FILIPINAS  43 1 

El  24  de  Marzo  de  i865  embarcó  para  la  Península, 
legando  á  sus  gobernados  el  recuerdo  de  las  horribles 
desgracias  en  su  época  acaecidas,  amargado  con  el  sen- 
timiento de  la  marcha  de  un  gobernante  que  por  su 
honradez,  su  buena  voluntad  y  excelente  carácter  ha- 
bíase captado  general  estimación. 


CAPITULO  XXI. 


Interinidad  de  Solar. — Organización  de  las  dependencias  de  Hacienda. 
— Recurso  de  injustida  notoria. — Pasajes  á  las  familias  de  los  em- 
pleados.— Mando  de  Lara. — Intendente  Valderrama. — Grandes  in- 
cendios.— Nuevos  trazados  de  calles. — £1  escudo,  unidad  monetaria. 
— Publicación  de  cuentas  y  de  datos  estadísticos. — República  domi- 
nicana.— Fusión  de  los  Colegios  de  Santa  Isabel  y  Santa  Potenciana. 
— Destínase  este  edificio  para  palacio  del  Gobernador.— Instrucción 
para  el  régimen  de  las  Administraciones  de  Hacienda  pública.— Cá- 
novas, Ministro  de  Ultramar. — Importantes  reformas  que  introduce 
en  la  administración  de  estas  provincias.  — Matrimonios  de  los  fun- 
cionarios judiciales.  —  Vapores  correos.  —  Cese  de  Valderrama. — 
Honrada  gestión  de  este  funcionario. — Deslinde  de  atribuciones  del 
Gobernador  é  Intendente. — Tuba  y  Basy. — Obispado  de  Jaro.— Ate- 
neo municipal. — Servicios  de  los  jesuitas  en  la  enseñanza. — Notable 
observatorio  astronómico. — El  Porvenir  Jílipino, — Revista  mereantiL 
— Revista  administrativa. — Mujeres  de  los  chinos. — Ley  de  17  de 
Abril  de  l821. — Ventajas  de  su  aplicación. — Cultivo  del  tabaco. — 
Intendente  Alvarez. — Sus  proyectos  financieros. — Tratados  de  pro- 
piedad literaria. — Permanencia  y  regreso  de  individuos  del  ejército- 
de  Ultramar. — Crítica  situación  económica. — Medidas  financieras  en 
alivio  del  Tesoro. — Comedias  chinas. — Recaudación  é  inversión  de 
caudales. — Acotamiento  de  los  montes  del  Estado. — Recepción  de 
la  cárcel  de  Bilibid. — Ministro  Castro. — Mora,  al  frente  de  la  escua- 
dra del  Sur,  se  traslada  á  Joló. — Exige  del  Sultán  y  su  Consejo  que 
devuelvan  sus  subditos  los  cautivos  filipinos  que  tenían,  y  pide  el 
castigo  de  los  transgresores. — Leva  la  escuadra  con  rumbo  á  Tawi- 
Tawi.— Traición  del  datto  Alip.— La  marina  causa  grandes  estragos 
en  varías  islas  de  aquel  grupo. — El  prefecto  de  Labuan  remite  algu- 
nos cautivos.— Campafia  contra  los  piratas  de  Supangany  Simuay» 
— Valor  del  duque  de  Alenzón. — Ctsa  Lara  en  el  mando'. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  433 

Con  motivo  de  la  marcha  de  Echagüe,  encargóse  ín-- 
terinamente  del  Gobierno  del  Archipiélago  el  Segundo 
cabo  D.  Joaquín  del  Solar  é  Ibáñez. 

El  Ministro  de  Ultramar  D.  Manuel  de  Seijas  Loza* 
no  sometió  á  la  consideración  de  S.  M.  una  importante 
reforma  de  las  dependencias  de  Hacienda  de  Filipinas^ 
que  fué  sancionada  por  Real  decreto  de  1 3  de  Enero 
de  i865. 

Las  funciones  de  la  Hacienda  pública  se  dividían  en 
funciones  de  Gobierno,  de  administración  y  de  examen 
y  fenecimiento  de  cuentas,  correspondiendo  las  prime- 
ras al  Gobernador  superior  civil  como  Jefe  superior  de 
la  Hacienda  pública  en  las  Islas;  las  segundas  á  un  In- 
tendente general,  y  las  últimas  al  Tribunal  de  Cuentas 
del  territorio,  y  en  su  caso  al  del  reino. 

En  este  deslinde  de  atribuciones  manteníanse  las  ele» 
vadas  facultades  de  la  Autoridad  superior  del  Archi- 
piélago, pudiendo,  á  la  vez  que  gobernaba  |a  Hacienda, 
interponer  el  veto  de  suspensión  á  las  providencias  del 
Intendente  que  juzgase  peligrosas  para  el  orden  ó  los 
intereses  públicos,  y  al  propio  tiempo  se  concedía  al 
Intendente  toda  la  libertad  de  acción  necesaria  para 
que  sus  pensamientos  económicos  tuvieran  el  más  am- 
plio desarrollo,  sin  que  la  duplicidad  de  los  procedi- 
mientos y  divergencia  de  opiniones  pudieran  embara- 
zar el  curso  de  la  Administración,  quedando  al  Tribunal 
de  Cuentas  el  cometido  de  legitimar  y  fenecer  la  res- 
ponsabilidad de  los.  contables* 

En  virtud  de  esta  reforma  se  suprimía  la  Superínten» 
dencia  delegada,  así  como  las  Intendencias  de  Visayas 
y  de  Mindanao,  corriendo  toda  la  gestión  administrati- 
va de  Hacienda  de  las  Islas  á  cargo  de  la  Intendencia 
general  del  ramo. 

TOMO  III  28 


434  JOSÉ   MONTERO    Y   VIDAL 

La  Contaduría  y  la  Tesorería  de  Luzón  pasaban  á  ser 
de  carácter  general.  La  colección  y  acopio  del  tabaco 
y  su  elaboración  en  las  fábricas»  refundíanse  en  una 
Administración  central  de  colecciones  y  labores  (0. 

Las  rentas  estancadas  y  todos  los  ramos  explotados 
por  la  Administración,  pasaron  á  constituir  otra  Admi- 
nistración central  de  Rentas  estancadas  (2);  las  diversas 
contribuciones  de  las  Islas  se  refundieron,  del  propio 
modo,  en  una  Administración  central  de  Impuestos  (3), 


(i)  Desde  el  ¿stablecimiento  del  estanco  del  tabaco  empezó  á  fun- 
cionar una  Dirección  general  de  la  renta  que  entendía  en  todo  lo  con* 
cerniente  al  ramo,  desde  la  siembra  de  la  planta  hasta  la  venta  del  ta- 
baco elaborado. 

Ya  hemos  dicho  en  otro  legar  que  por  decreto  de  la  Superintenden- 
cia de  Hacienda  de  24  de  Diciembre  de  1840  se  creó  una  Dirección 
general  de  Colecciones  y  una  Inspección  de  Labores,  que  príncipi'\ron 
á  funcionar  separadamente  en  1.°  de  Enero  de  1841.  Por  Real  orden 
de  12  de  Agosto  de  1 853  se  denominó  Inspección  general  de  fábricas 
la  Dirección  del  ramo,  pasando  los  asuntos  de  la  Dirección  de  Colee- 
ciones,  qne  se  suprimió,  á  la  Administración  general  de  Impuestos 
desde  i.^  de  Enero  de  1854  basta  i°  de  Agosto  del  propio  afio,  con 
motivo  de  crearse,  por  Real  orden  de  17  de  Abril  de  1854,  una  Direc- 
ción de  Colecciones  de  tabaco. 

(2)  Por  decreto  de  la  Superintendencia  de  Hacienda  de  24  de 
Diciembre  de  1840,  la  Dirección  del  tabaco,  creada  al  establecer  el 
estanco,  se  convirtió  en  Administración  general  de  efectos  estancados 
desde  1.^  de  Enero  de  1841,  entendiendo  además  de  tojdos  los  ramos 
de  la  suprimida  Administración  general  del  ramo  de  vinos,  todo  lo  cual 
fué  aprobado  por  Real  orden  de  10  de  Agosto  de  1849.  Suprimióse 
«ste  Centro  por  Real  orden  de  I2  de  Agosto  de  1853,  creándose  en  su 
•lugar  una  Administración  general  de  expendio»  que  cesó  por  el  decreto 
orgánico  del  65. 

(3]  En  l.^de  Enero  de  1842  creóse  una  Administración  general 
de  tributos,  encargándose  de  todos  los  ramos  de  contribuciones  no  es- 
tancadas, de  que  entendían  los  oficiales  reales,  y  asimismo  de  los  fondos 
de  comunidad  y  propios  y  arbitrios  de  los  pueblos.  Fué  suprimida  esta 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  435 

<on  el  encargo»  á  la  vez,  de  plantear  la  contribución 
territorial,  cuyas  bases  fundamentales  estaban  enco- 
mendadas á  la  extinguida  Comisaria  regia. 

Se  suprimía  la  visita  de  Hacienda  como  cuerpo  orga* 
nizado  y  general,  y  se  mantenía  con  su  actual  organi- 
zación el  Resguardo  de  carabineros  y  la  Casa  de  mo- 
neda, si  bien  dependiendo  inmediatamente  para  el 
servicio  administrativo  de  la  Intendencia  del  Archi- 
piélago. 

Por  último,  la  Administración  provincial  y  local  se 
uniformaba  en  todas  las  provincias  y  distritos,  desapa- 
reciendo las  diversas  oñcinas  que  en  algunas  comarcas 
la  confundían  y  duplicaban,  organizando  las  debidas 
relaciones  directas  con  sus  respectivos  centros,  sin  que 
las  ligase  á  los  Gobiernos  de  las  provincias  otra  relación 
que  la  establecida  entre  la  Intendencia  y  el  Gobierno 
superior  civil  de  las  Islas  (0. 

Una  Real  orden  de  la  misma  fecha  disponía  que  por 


<lependencia  en  Junio  de  1843.  por  virtud  de  Real  orden  de  15  de  No- 
viembre  de  1842,  entregando  los  ramos  que  administraba  á  la  Conta- 
duría general  de  Ejército  y  Hacienda.  Por  Real  decreto  de  3  o  de  Agosto 
de  1848  se  restableció  aquella  oficina,  comenzando  á  fundonar  de 
nuevo  en  !.•  de  Enero  de  1850. 

La  Dirección  de  Colecciones  de  tabaco  estuvo  unida  á  la  de  Ira - 
puestos  desde  i.°  de  Enero  de  1854  hasta  1.^  de  Agosto  del  mis- 
mo afio. 

(i)  Véase  Colección  ¡egislatha  de  España^  tomo  XCIII:  Ma- 
drid, 1865- 

Acompafiaban  á  este  Real  decreto  los  siguientes  apéndices: 

I. — Bases  para  la  formación  de  los  reglamentos  que  han  de  determinar 
las  atribuciones  y  relación  de  cada  una  de  las  dependencias  especiales 
de  la  Administración  de  Hacienda  en  las  Islas  Filipinas. 

II. — Personal  y  sueldos  de  las  dependencias  especiales  déla  Admi* 
«listración  de  la  Hacienda  pública  en  las  Islas  Filipinas. 


436  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

el  momento  no  se  hiciera  alteración  en  la  manera  de  ser 
de  las  oficinas  subalternas  de  Hacienda  de  las  Islas,  de- 
biendo la  Intendencia,  con  las  Administraciones  cen- 
trales y  oyendo  al  Consejo  de  Administración,  propo- 
ner la  demarcación  provincial  más  conveniente  al 
servicio  económico,  en  armonía  con  la  judicial  y  ecle- 
siástica; la  clasificación  de  las  Administraciones  de  las 
provincias,  personal  de  éstas,  y  asignaciones  con  que 
hubiera  de  dotárselas. 

Por  otra  Real  orden  de  la  misma  fecha  se  mandó  que 
por  las  distintas  oficinas  de  Hacienda  de  las  Islas  se 
formulasen  los  correspondientes  reglamentos  en  armo- 
nía con  lo  dispuesto  en  el  Real  .decreto  citado. 

Otra  Real  orden  del  expresado  día  determinaba  la 
forma  en  que  habían  de  tener  lugar  las  visitas  de  Ha- 
cienda, en  virtud  de  la  supresión  decretada  de  los  visi- 
tadores de  Luzón,  Visayas  y  Mindanao,  confiándolos  á 
los  funcionarios  á  quienes  la  Intendencia  estimase  opor- 
tuno, investidos  de  las  facultades  consiguientes  y  con 
la  indemnización  necesaria  de  gastos. 

Por  otra  Real  orden  de  igual  fecha  se  dispuso  que  los 
empleados  de  Hacienda  de  las  Islas  que  quedasen  exce- 
dentes á  consecuencia  de  la  nueva  organización  dada  á 
la  misma,  fuesen  ocupando  por  orden  de  antigüedad  las 
vacantes  que  ocurrieran  en  las  oficinas  del  ramo. 

Solar  puso  el  tcúmplase»  á  estas  soberanas  disposi- 
ciones, comenzando  á  funcionar  las  nuevas  dependen- 
cias de  Hacienda  en  8  de  Abril  de  i865. 

En  materia  mercantil  subsistía  en  las  provincias  de 
Ultramar  el  antiguo  recurso  de  injusticia  notoria  que 
el  art.  1.217  del  Código  estableció  y  formularon  los  ar- 
tículos 335  y  siguientes  de  la  ley  de  Enjuiciamiento 
mercantil,  no  obstante  la  reforma  que  en  la  Península 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  437 

é  islas  adyacentes  introdujo  el  Real  decreto  de  12  de 
Enero  de  iSSg.  Para  hacer  cesar  esta  anomalía  y  uni- 
formar el  precepto  legislativo,  dispúsose,  por  Real  decre- 
to de  21  de  Febrero  de  i865y  que  tanto  las  Audiencias 
de  Ultramar  como  la  Sala  segunda  y  de  Indias  del  Tri- 
4)unal  Supremo  de  Justicia,  que  en  los  negocios  mer- 
cantiles se  regían  por  la  legislación  derogada,  dictaran 
-sus  sentencias  en  todos  los  asuntos  judiciales  mercan- 
tiles con  sujeción  á  lo  que  prescriben  los  artículos  i83, 
184  y  219  de  la  Real  cédula  de  3o  de  Enero  de  i855. 

Los  recursos  de  injusticia  notoria,  establecidos  en  los 
artículos  antes  mencionados  del  Código  de  Comercio  y 
ley  de  Enjuiciamiento  mercantil,  disponíase,  asimismo, 
que  se  decidieran  por  la  Sala  segunda  y  de  Indias  del 
Tribunal  Supremo  de  Justicia,  con  arreglo  á  los  artícu- 
los 21I9  212  y  214  al  218  de  la  expresada  Real  cédula 
de  i855. 

Por  Real  orden  de  25  del  indicado  mes  de  Febrero  se 
modificó  la  regla  primera  de  la  de  7  de  Agosto  de  1842» 
en  el  sentido  de  que  los  funcionarios  á  que  aquélla  se 
refiere  tendrán  derecho  á  que  se  les  abone  por  la  Hacien- 
da el  pasaje  de  sus  familias  de  ida  y  vuelta  á  Filipinas 
por  una  sola  vez  durante  el  ejercicio  de  su  empleo. 

El  Teniente  general  D.  Juan  de  Lara  é  Irigoyen,  ex- 
Ministro  de  la  Guerra,  natural  de  Navarra,  fué  nom- 
brado Gobernador  superior  y  Capitán  general  de  Filipi- 
nas, de  cuyo  mando  se  hizo  cargo  el  25  de  Abril  de 
i865. 

Llevó  en  su  compañía  á  su  señora,  hija  del  famoso 
D.  Manuel  Godoy,  Príncipe  de  la  Paz,  y  con  su  afabi- 
lidad y  ameno  trato  logró  dar  grande  animación  á  la 
vida  social  de  la  capital. 

El  26  tomó  posesión  de  la  Intendencia  el  electo  para 


438  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

SU  desempeño,  D.  Agustín  de  Torres  Valderrama,  lle^ 
gado  al  país  con  Lara. 

Señalóse  la  inauguración  de  éste  en  el  mando  por  los 
grandes  incendios  de  los  arrabales  de  Tondo,  Santa 
Cruz  y  Quiapo,  acaecidos  en  los  dias  3o  de  Abril  y  2  de 
Mayo,  quedando  reducidas  á  cenizas  miles  de  casas  de 
materiales  ligeros  en  esos  pobladisimos  suburbios  (0; 
incendios  que,  aparte  de  los  perjuicios  ocasionados  á  los 
dueños  de  tales  viviendas,  resultaron  altamente  beneñ- 
ciosos  para  el  ornato  y  comodidad  de  la  población,  pues 
con  el  pretexto  de  prevenir  y  evitar  en  lo  sucesivo  tan 
sensibles  daños,  allí  en  exceso  frecuentes,  dispuso  Lara 
nuevos  y  más  racionales  trazados  de  calles,  abriendo- 
anchurosas  vías,  y  á  las  dificultades  que  opuso  para  la 
concesión  de  licencias  en  la  edificación  de  las  casas  de 
caña  y  ñipa  ó  cogon,  debióse  ^1  que  muchos  indígenas- 
se  decidieran  á  construirlas  de  materiales  fuertes. 

Ordenó,  al  propio  tiempo,  que  las  dependencias  del 
Estado  en  las  provincias  principales  estuviesen  en  edi*^ 
ficios  de  mampostería. 

Por  Real  orden  de  8  de  Marzo  se  dispuso  que  en  las 
provincias  de  Ultramar  sólo  se  hiciera  uso  desde  i.^  de 
Julio  siguiente  del  escudo,  como  unidad  monetaria  en 
la  contabilidad  y  documentos  públicos,  con  arreglo  á  los 
preceptos  del  art.  1  .^  de  la  ley  de  26  de  Junio  del  año- 
anterior  (2). 

Con  el  objeto  de  conocer  la  marcha  de  la  Hacienda 
en  sus  rentas  y  gastos,  de  juzgar  cómo  se  cumplían  los 
presupuestos  anuales  á  fin  de  garantir  las  concesiones^ 


(1)     Véase  Gaetta  de  Manila  del  5  de  Mayo  de  1865. 
(2]     Por  Real  orden  de  20  de  Julio  tle  1 865  se  resolvió  que  las  írac- 
dones  de  escudo  se  aprecien  y  expresen  por  milésimas  y  no  por  céntimos- 


HISTORIA   DE  FILIPINAS  439 

de  créditos,  se  dictaron  por  Real  decreto  de  ii  de  Abril 
varias  reglas  acerca  de  la  formación  y  conveniente  pu- 
blicación anual  de  las  cuentas  del  Estado  en  las  provin* 
cias  de  Ultramar,  así  como  la  inserción  en  la  Gaceta  de 
las  respectivas  islas  y  en  la  de  Madrid  de  los  créditos 
abiertos  mensualmente  para  el  pago  de  las  obligaciones 
comprendidas  en  los  presupuestos  aprobados,  la  apli- 
cación é  inversión  de  estos  créditos,  la  recaudación 
mensual  comparada  y  por  centros  de  Administración,  y 
el  movimiento  de  buques  y  toneladas,  con  expresión  de 
los  ingresos  en  cada  Aduana;  disposición  que  se  amplió 
con  nuevas  y  más  detalladas  instrucciones  para  el  obje- 
to expresado  por  Real  orden  de  i.^  de  Mayo  siguiente. 

Por  ley  de  i.*'  de  Mayo  de  dicho  año  fué  derogado  el 
Real  decreto  de  ig  del  mismo  mes  de  1861,  por  el  que  se 
declaró  reincorporado  á  la  Monarquía  el  territorio  de  la 
República  dominicana. 

Como  la  quinta  de  Malacañang  carecía  de  las  condi- 
ciones necesarias  para  la  residencia  de  la  Autoridad  su- 
perior, máxime  gustándole  á  la  señora  del  general  Lara 
recibir  frecuentemente  en  sus  salones  á  la  buena  socie- 
dad de  Manila,  y  habida  en  cuenta  la  escasez  de  alum- 
nas  que  existían  en  el  Colegio  de  Santa  Potenciana, 
amplio  ediñcio  situado  intramuros,  dispuso  en  10  de 
Junio  la  fusión  de  dicho  Colegio  con  el  de  Santa  Isabel, 
trasladando  á  éste  á  las  mencionadas  colegialas  de  aquél, 
que  en  total  eran  24,  medida  en  cierto  modo  iniciada 
por  el  Marqués  de  Novaliches. 

Efectuadas  algunas  obras  de  reparación  en  el  expre- 
sado edificio,  pasó  Lara  á  habitarlo  (i). 

(1)     Aprobóse  la  fusiÓD  de  ambos  Colegios  y  destino  del  edificio  á 
palacio  del  Gobernador  por  Real  orden  de  29  de  Mayo  de  1866, 


440  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

El  Intendente  Valderrama  redactó  la  instrucción  pro- 
visional para  la  ejecución  del  Real  decreto  de  i3  de 
Enero  de  1865  en  lo  referente  á  la  gestión  de  la  Ha^ 
cienda  confiada  á  los  administradores  de  Hacienda  pú- 
blica del  Archipiélago,  y  aprobada  en  Junta  de  Jefes 
del  ramo  el  16  de  Junio,  la  comunicó  con  la  misma  fe- 
cha á  los  expresados  funcionarios,  mandando  que  desde 
i.^  de  Julio  siguiente  las  actuales  Administraciones 
depositarías  se  denominasen  en  lo  sucesivo  Administra- 
ciones de  Hacienda  públicaí  marcándoles  sus  debe- 
res, atribuciones,  manera  de  proceder,  responsabilida- 
des, etc.  (0. 

Por  Real  decreto  de  3  de  Julio  (i865)  fué  nombrado 
Ministro  de  Ultramar  D.  Antonio  Cánovas  del  Cas- 
tillo. 

Su  talento,  sus  fecundas  iniciativas,  las  condiciones 
excepcionales  del  político  llamado  á  figurar  un  día  al 
igual  de  los  más  eminentes  estadistas  de  Europa,  reve- 
láronse de  un  modo  en  alto  grado  beneficioso  para  las 
provincias  ultramarinas  durante  su  desempeño  de  aque- 
lla cartera,  y  de  ello  son  ejemplo  las  disposiciones  adop- 
tadas para  Filipinas,  de  que  en  éste  y  los  sucesivos  ca- 
pítulos hemos  de  ocuparnos. 

El  18  de  Julio  se  dictó  una  Real  orden  mandando 
observar  las  disposiciones  del  art.  9.^  del  Real  decreto 
de  7  de  Marzo  de  i85i,  expedido  por  el  Ministerio  de 
Gracia  y  Justicia,  respecto  á  los  matrimonios  de  los 
funcionarios  de  la  Administración  de  justicia  de  las 
provincias  ultramarinas  con  mujeres  naturales  de  los 
distritos  en  que  sirvan. 

(1)  Ifu/rwtián  proylsionstl  para  la  organización  de  las  Administra- 
ciones de  Hacienda  pública,  etc.:  Manila,  1S65. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  44I 

Según  Real  orden  de  8  de  Agosto,  fueron  desestima- 
das varias  instancias  elevadas  al  Ministerio  presentando 
proposiciones  para  el  establecimiento  de  una  linea  de 
vapores  correos  entre  la  Península  y  las  Islas  Filipi- 
Das,  por  considerar  esto  prematuro  estando  próxima  la 
apertura  del  Istmo  de  Suez  é  ignorándose  si  seria  po- 
sible la  navegación  á  buques  de  gran  porte,  y  á  que  el 
comercio  entre  España  y  Asia  era  aún  reducido,  y, 
por  último,  á  que  las  Mensajerías  imperiales  francesas 
y  la  línea  de  la  Mala  inglesa  llenaban  las  necesidades 
de  dicho  servicio,  enlazando  con  ellas  buques  de  Ma- 
nila á  los  puertos  más  próximos  en  que  tocaran  éstas, 
á  cuyo  fin  se  iba  á  sacar  en  breve  á  licitación  este 
servicio,  que  en  la  actualidad  se  hacía  por  buques  de 
guerra. 

Torres  Valderrama  fué  declarado  cesante,  con  gene- 
ral sentimiento  de  cuantos  veían  con  gusto  sus  medi- 
das encaminadas  al  desahogo  del  Tesoro  público.  Su 
rectitud  y  laboriosidad  movió  al  comercio  nacional  y 
extranjero  á  obligarle  contra  su  voluntad  á  que  acep  - 
tara  el  abono  de  su  pasaje,  dejando  dicho  funcionario 
alto  renombre  de  celo  y  honradez  en  la  gestión  econó- 
mica de  Filipinas. 

El  1 6  de  Septiembre  se  encargó  de  la  Intendencia,  en 
concepto  de  interino,  el  Contador  central  de  Hacienda 
D.  Cayetano  Escandón. 

Refrendado  por  el  Sr.  Cánovas  del  Castillo  se  expi- 
dió el  19  de  Noviembre  un  Real  decreto  deslindando  las 
atribuciones  del  Gobernador  de  Filipinas  y  del  Inten- 
dente de  Hacienda,  con  el  objeto  de  dejar  más  expedita 
la  acción  del  último,  como,  por  ejemplo,  la  facultad 
exclusiva  de  comunicarse  con  el  Ministerio  de  Ultramar 
que  tenía  aquél;  la  de  proponer  sustituciones  interinas 


442  JOSÉ   MONTEkO  Y  VIDAL 

de  empleados,  y  aun  deñnitivas  de  los  mismos  en  las 
vacantes  de  los  diversos  ramos;  la  de  acordar  licencias 
y  otras,  cuya  adopción  requiere  una  influencia  directa 
en  el  pormenor  de  los  asuntos  y  un  conocimiento  de 
los  individuos  que  no  podía  tener  la  Autoridad  superior 
del  Archipiélago.  «Todas  las  resoluciones  finales  (de- 
cía el  art.  i.*^)  referentes  á  la  gestión  de  Hacienda  pú- 
blica de  las  Islas  Filipinas  que  de  mi  orden  se  acuer- 
den por  el  Ministro  de  Ultramar,  se  comunicarán  di- 
rectamente por  éste  al  Intendente  de  Hacienda  de 
aquellas  Islas  para  su  cumplimiento,  remitiendo  un 
Índice  de  las  mismas  comunicaciones  al  Gobernador 
superior  civil». 

«En  vista  de  los  índices  que  por  el  Ministerio  de  Ul- 
tramar se  remitan  al  Gobierno  superior  civil,  podrá 
éste,  bajo  su  responsabilidad,  suspender,  si  lo  cree  in- 
dispensable, la  ejecución  de  las  disposiciones  comuni- 
cadas al  Intendente»  (art.  6.^) 

Las  funciones  de  Gobierno  sometidas  al  Gobernador 
superior  civil  por  el  art.  ii  del  decreto  de  ii  de  Enero 
de  i865,  referentes  á  la  provisión  de  destinos  subalter- 
nos, nombramientos  interinos,  traslaciones  y  anticipos 
de  licencias  para  la  Península,  se  ejercerán  por  aquella 
autoridad  á  propuesta  del  Intendente,  acordando  éste 
todas  las  suspensiones  y  licencias  para  el  interior  de  las 
Islas. 

En  el  caso  de  conspiración  ó  insurrección  que  com- 
prometa el  orden  público,  y  en  el  de  guerra,  el  Gober- 
nador superior  civil  reasumirá  bajo  su  responsabilidad 
todas  las  facultades  y  atribuciones  relativas  á  la  gestión 
de  la  Hacienda  pública  (art.  ii). 

Por  Real  orden  de  19  de  Junio  de  i865  se  declara 
que  estaban  sujetas  al  pago  de  patente  la  tuba  y  basy,. 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  443 

aunque  en  el  grado  mínimo  establecido  para  los  demás 
licores. 

La  Intendencia,  por  decreto  de  i8  de  Diciembre, 
dispuso  que  se  cumpliera  dicha  disposición  sólo  en  cuan- 
to al  expendio  de  la  tuba  y  basy,  mas  no  en  cuanto  á 
su  fabricación. 

Por  Bula  del  Pontífice  Pío  IX,  de  i865,  fué  erigido 
el  Obispado  de  Jaro,  á  cuya  diócesis  se  señalaron  las 
provincias  y  distritos  de  Iloilo,  Cápiz,  Antique,  Isla  de 
Negros,  Calamianes,  Romblón,  Paragua,  Zamboanga, 
Isabela  de  Basilan,  Cottabato,  Davao  y  Joló  (i). 

En  el  expresado  año  de  i865  ordenó  S.  M.  que  la 
Escuela  Pía  que  regentaban  los  jesuítas  se  convirtiese 
en  Escuela  de  instrucción  primaria  superior  é  Instituto 
de  segunda  enseñanza  con  el  título  de  Ateneo  munici- 
pal de  Manila,  costeado  como  hasta  entonces  por  los 
fondos  municipales. 

tCon  el  favor  y  eficaz  apoyo  del  P.  Rector  de  la 
Universidad,  que  vela  constantemente  por  el  floreci- 
miento de  los  estudios  en  todo  el  Archipiélago,  y  con 
la  protección  del  Excmo.  Ayuntamiento  y  el  continuo 
desvelo  de  sus  directores  y  profesores,  fué  tomando  cada 
día  mayor  incremento  y  desarrollo.  Se  han  llevado  á 
cabo  importantes  mejoras  en  el  edificio;  casi  todos  los 
años  alberga  cerca  de  200  jóvenes  pupilos  que  reciben 
una  educación  esmerada  literaria  y  religiosa;  se  ha  ins- 
talado un  Museo  de  Historia  natural  y  un  Gabinete  de 
Física,  y  finalmente,  con  la  noble  liberalidad  de  algunos 
particulares,  se  ha  levantado  un  nuevo  Observatorio 
provisto  por  los  directores  del  mismo  de  nuevos  apara- 

(1)    Fué  «I  primer  Obispo  de  Jtro  D.  Fr.  Mariano  Cuartero,  que 
se  posesionó  el  24  de  Abril  de  1868. 


444  JOS^   MONTBRO   Y  VIDAL 

tos  meteorológicos,  astronómicos  y  magnéticos,  y  en- 
contrándose ya  en  relaciones  con  varios  observatorios 
europeos  y  americanos  (i)i. 

Los  jesuítas  no  son  actualmente  los  comerciantes  é 
industriales  en  grande  escala  de  que  hablaba  Anda,  y  con 
él  dijeron  Santas  Justa  y  Rufina,  el  P.  Züñiga,  Palafox 
y  cuantos  religiosos  ó  seglares  tuvieron  necesidad  de  ha- 
cerse cargo  de  esta  especialidad  de  la  Compañía  de  Je- 
sús antes  de  su  expulsión  de  las  Islas  y  de  la  extinción 
total  del  instituto  creado  por  San  Ignacio  de  Loyola. 

Hoy  no  poseen  allí  haciendas,  no  ejercen  el  comer- 
cio, no  tienen  fábricas  de  ninguna  clase,  y  aparte  de 
los  curatos  que  sirven  en  Mindanao,  están  consagrados 
principalmente  á  la  enseñanza.  El  sabio  P.  Faura  ha 
montado  el  Observatorio  astronómico  del  Ateneo  á  la 
altura  de  los  más  adelantados  de  Europa,  poseyendo^ 
entre  otros  aparatos  astronómicos  y  magnéticos,  el  me- 
teorológico del  P.  Secchi  (2). 


(i)  Memoria  histórico -estadística  sobre  la  enseñanza  secundaría  y 
superior  en  Filipinas,  escríta  con  motivo  de  la  Exposición  colonial  de 
Amsterdam  por  encargo  de  la  Subcomisión  de  estas  Islas  (edición  ofi- 
cial): Manila,  1883.  Firma  este  excelente  trabajo  el  docto  dominico 
y  distinguido  publicista  Fr.  Evaristo  Fernández  Arias,  Catedrático  de 
la  Universidad  de  Manila,  Doctor  en  Filosofía  y  Letras,  ex-Príor  de 
Santo  Domingo  y  en  la  actualidad  Predicador  general,  una  de  las  ma- 
yores ilustraciones  de  la  corporación  á  que  pertenece. 

(2)  Sus  trabajos  en  este  particular  son  altamente  apreciables.  Lás- 
tima que  su  cosmopolitismo  les  haga  pasar  á  los  ojos  de  los  indígenas 
redentoriítas  como  si  los  jesuitas  no  fueran  espafioles,  y  de  ahí  que  no 
les  tengan  el  odio  que  á  los  frailes,  cuyo  espafiolismo  conocen  y  lo 
consideran  un  obstáculo  á  sus  ilusiones  suicidas.  Si  los  jesuitas,  que 
tanta  influencia  ejercen  sobre  los  filipinos  mediante  el  confesonario  y 
su  insinuante  dulzura  característica,  antepusieran  el  interés  de  la  patria 
al  de  su  instituto,  ¡cuánto  bien  podían  hacer  á  España  y  á  los  mismos 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  445 

En  i865  apareció  en  el  estadio  de  la  prensa  oceánica 
El  Porvenir  filipino,  uno  de  los  órganos  principales  en 
la  historia  del  periodismo  del  pais  (0. 

En  el  mismo  año  de  1865  fundóse  la  Revista  mercan- 
til,  que  aún  vive.  Publicase  los  días  en  que  salen  los  co- 
rreos para  Europa  y  se  concreta  á  interesantes  datos 
comerciales.  Una  de  sus  ediciones  va  escrita  en  ingléSi. 

En  1866  comenzó  sus  tareas  una  Revista  de  Adminis- 
tración redactada  por  D.  Javier  de  Tiscar  y  D.  José  de 
la  Rosa,  ilustrados  y  competentísimos  funcionarios  de 
Hacienda. 

En  17  de  Enero  de  1866  resolvió  Lara,  de  acuerda 
con  el  dictamen  del  Consejo  de  Administración  de  las 
IslaSy  que  la  cuota  de  capitación  que  habían  de  satisfa- 
cer las  mujeres  de  los  chinos  no  agricultores  que  con 

fílipÍDOs!  Pero  entonces  no  se  atraerían  k  los  potentados  del  Archipié- 
lagOf  y  la  moderna  palanca  de  Arqufmedes  para  mover  el  mundo,  e^ 
oro,  al  que  desgraciadamente  no  le  han  perdido  la  afición,  aunque  la 
persigan  por  medios  menos  expuestos  á  la  universal  reprobación  que 
antes,  huiría  de  ellos. 

El  Ateneo  cuenta  al  presente  más  de  800  alumnos,  y  está  á  cargo  de 
un  Rector,  un  Secretario,  un  Procurador,  un  Prefecto  de  estudios,  un* 
Prefecto  de  externos,  veintisiete  Profesores  de  toda  clase  de  estudios  f 
varios  Coadjutores. 

(x)  Lo  fundó  y  dirigió  D.  Diego  Jiménez  (padre),  continuando 
más  tarde  bajo  la  dirección  de  su  hijo  D.  Diego  Jiménez  Frades.  Fué 
su  redactor  más  conspicuo  y  el  re  formador  del  patrón  por  que  se  regía 
la  pacífica  prensa  de  Manila,  el  distinguido  escritor  D.  Francisco  de 
Paula  Éntrala,  y  contribuyó  también  mucho  á  la  aceptación  del  novel* 
periódico  el  festivo  escritor  D.  Antonio  Vázquez  de  Aldana.  Durante 
algún  tiempo  distinguióse  este  periódico  por  sus  escritos,  bastante  más 
avanzados  y  de  mayor  intención  política  que  lo  usual  en  Filipinas. 

También  en  este  periódico  publiqué  yo  en  mi  mocedad  algunos  ar- 
tículos literarios,  firmados  unos  con  mi  nombre  y  otros  con  el  pseudó- 
nimo de  Mdaiid. 


44^  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

éstos  6  solas  inmigraran  para  residir  en  el  Archipiéla- 
go,  fuese  de  tres  pesos  al  año  (i). 

Por  Real  decreto  de  a3  del  mismo  mes  y  año  se  man- 
dó promulgar  en  Filipinas  la  ley  de  procedimientos  de  17 
de  Abril  de  1821  para  las  causas  que  se  formasen  por 
los  delitos  en  la  misma  ley  expresados .  Esta  disposición, 
convenientemente  aplicada  fué  de  un  efecto  decisivo  y 
de  oportunidad  notoria,  puesto  que  á  la  sazón  estaban 
perturbadas  las  provincias  por  malhechores  y  gentes 
aviesas. 

Lara  instituyó  los  Consejos  de  guerra  que  por  conse- 
cuencia del  estado  de  sitio  debían  entender  en  las  causas 
llamadas  á  la  jurisdicción  militar,  y  esto  bastó  para 
restablecer  la  normalidad  en  los  puntos  en  que  solía  al- 
terarse con  mayor  frecuencia  el  orden  público. 

El  i5  de  Febrero  se  hizo  cargo  de  la  Intendencia  ge- 
neral de  Hacienda  el  electo  en  propiedad  para  su  des- 
empeño D.  Gabriel  Alvarez,  antiguo  funcionario  muy 
competente  en  Administración,  laborioso  y  de  reconoci- 
da probidad. 

A  consecuencia  de  un  expediente  instruido  por  la  In- 
tendencia con  el  intento  de  limitar  la  producción  del 
tabaco  en  la  provincia  de  Nueva  Écija,  y  remitido  en 
4  de  Junio  de  i865  al  Gobierno,  se  dispuso  por  Real 
orden  de  14  de  Enero  siguiente,  refrendada  por  el  señor 
Cánovas  del  Castillo,  que  no  se  pusiera  impedimento 
alguno  á  la  siembra  y  cultivo  del  tabaco  en  cualquiera 
de  los  territorios  del  Archipiélago,  por  fundados  que  se 
creyesen  los  motivos  de  la  prohibición. 

El  Intendente,  á  cuya  autoridad  iba  dirigida,  ordenó 


(i)     Por  Real  orden  de  6  de  Septiembre  de  1866  fué  aprobada  esta 
•determinación. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  447 

«n  17  de  Marzo  el  cumplimiento  de  la  resolución  so- 
berana. 

Con  fecha  i8  dirigió  el  nuevo  Jefe  de  Hacienda  una 
<:ircular  á  los  de  la  Administración  económica  de  las 
Islas,  exponiéndoles  sus  propósitos  y  sus  planes  finan- 
cieros para  sacar  á  la  Hacienda  del  Archipiélago  del 
estado  poco  lisonjero  en  que  llegaba  á  sus  manos; 
«triste  legado,  decía,  en  que  se  refleja  la  serie  de  cala* 
midades  que  han  afligido  al  país,  y  que  al  pesar  sobre 
él,  con  mano  de  hierro,  paralizando  ó  destruyendo  los 
adelantos  acumulados  por  los  siglos,  detuvieron  el  libre 
y  natural  curso  de  los  manantiales  de  su  riqueza,  crean- 
do para  el  presente  obstáculos  de  difícil  y  penoso  alla- 
namiento». 

Con  una  Administración  activa,  celosa,  entendida  y 
moral,  se  prometía  el  Intendente  Alvarez  vencer  tan 
difícil  situación,  y  al  efecto  enumeraba  las  siguientes 
bases: 

«1/  La  adquisición  de  la  cantidad  necesaria  para 
enjugar  el  déficit,  que  en  la  actualidad  pueda  tener  el 
Tesoro  y  de  cuya  fijación  se  ocupan  las  oficinas  compe- 
tentes, apelando  á  meditadas  y  convenientes  operacio- 
nes de  crédito,  de  carácter  transitorio. 

» 2.*  £1  establecimiento  de  operaciones  permanentes 
de  crédito,  para  adquirir,  en  concepto  de  Deuda  flotan- 
te, los  recursos  que  siem^H-e  son  necesarios  para  aten- 
der al  movimiento  de  la  Tesorería,  entre  tanto  que  la 
realización  de  los  ingresos  presupuestos  viene  á  equi- 
librar los  gastos  que  es  preciso  satisfacer  ó  anticipar. 

»3.*  La  nivelación  efectiva  de  los  presupuestos, 
mejorando  la  Administración  de  los  recursos  con  que 
actualmente  se  cuenta,  aumentando  los  que  sean  nece- 
sarios, sin  lastimar  sensiblemente  intereses  creados,  su- 


44^  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

primiendo  los  gastos  que  permita  la  buena  gestión  ad- 
ministrativa y  la  seguridad  del  Archipiélago^  y  adicio- 
nando á  los  existentes,  los  créditos  necesarios  paira, 
el  pago  de  los  intereses  de  la  Deuda  flotante  que  se 
cree  y  de  las  mejoras  materiales  que  reclame  el  bien 
del  país. 

»4/  La  adopción  de  las  medidas  y  reformas  condu- 
centes á  la  buena  administración  de  la  renta  del  tabaco» 
asi  en  lo  relativo  á  la  adquisición  de  la  planta,  coma 
respecto  á  su  conducción,  almacenaje,  fabricación,  ven* 
ta  y  exportación;  puntos  todos  de  estudio  preferente  y 
que  los  adelantos  notados  en  otros  países,  con  especia- 
lidad en  la  isla  de  Cuba,  nos  imponen  el  deber  de 
meditar. 

»5/  La  reediñcación ,  construcción  ó  adquisición 
por  medio  de  combinaciones  ventajosas  y  económicas^ 
de  edificios  para  establecer  decorosamente  los  almace- 
nes, fábricas  y  demás  oficinas  de  la  Hacienda,  colocados- 
hoy,  con  mengua  de  los  adelantos  de  una  población 
culta,  bajo  camarines  de  ñipa  ó  en  locales  ruinosos 
que,  ofreciendo  un  riesgo  continuo  para  la  existencia  de 
los  empleados  que  en  ellos  prestan  sus  servicios,  son 
una  amenaza  perpetua  para  los  grandes  intereses  del 
Estado  que  bajo  ellos  se  custodian  y  un  gasto  por  al- 
quileres, que  representa  un  capital  de  consideración. 

•  6.^  La  simplificación  conveniente  en  la  tramitación 
de  los  expedientes  que  se  cursan  en  las  oficinas  sobre 
reclamaciones  de  derechos  del  Estado  ó  de  los  particu* 
lares,  y  la  terminación  de  las  instrucciones  que  han  de 
fijar  los  deberes  y  atribuciones  de  la  Administración 
central  y  provincial. 

•7/  El  perfeccionamiento  de  la  contabilidad  de  to- 
dos los  ramos  y  de  la  rendición  de  cuentas  como  medio^ 


HISTORIA  DE  FILIPINAS  449 

sin  el  cual  ni  puede  haber  administración  posible,  ni 
ejercer  el  Tribunal  con  la  prontitud  conveniente,  el 
examen  y  juicio  que  le  incumbe  de  los  actos  y  respon- 
sabilidades administrativas  (O». 

El  28  del  referido  mes  de  Marzo  se  expidió  una  Real 
orden  determinando  que  los  tratados  de  propiedad  lite- 
raria celebrados  con  los  Gobiernos  de  Francia,  Ingla- 
terra y  Bélgica  causen  sus  efectos  en  las  provincias  de 
Ultramar  desde  la  fecha  del  «cúmplase»  (2). 

Por  otra  Real  orden  del  día  3i  fueron  aprobadas  las 
instrucciones  que  deberían  observarse  en  lo  sucesivo 
para  todos  los  efectos  de  la  permanencia  y  regreso  de 
los  jefes,  oñciales  y  tropa  de  las  armas  de  infantería  y 
caballería  de  los  ejércitos  de  Ultramar,  comunicándose 
por  el  Ministerio  de  la  Guerra  en  la  misma  fecha  al 
Gobernador  y  Capitán  general  de  Filipinas  la  expresada 
instrucción. 

La  precaria  situación  de  la  Hacienda  de  Filipinas 
preocupaba  hondamente  al  ilustrado  Jefe  del  ramo,  quien 
sin  levantar  mano  dirigía  todos  sus  esfuerzos  á  allegar 
recursos  con  que  poder  hacer  frente  á  la  angustiosa 
crisis  del  Tesoro  y  enjugar  en  lo  posible  el  déficit  que 
lo  ahogaba.  Fruto  de  su  estudio  respecto  á  los  recursos 
del  país  y  al  estado  de  los  servicios  administrativos,  fué 
una  razonada  exposición  dirigida  en  12  de  Abril  (1866) 

(1)  Groílar  dxnpási  por  el  Intendente  D.  Gabriel  Alvares  á  los 
Jefes  superiores  de  la  Administración  económica  en  18  de  Mano  de 
1 866,  con  motivo  de  la  toma  de  posesión  de  su  destino.  (Sin  pie  de 
imprenta.) 

(2)  Celebráronse  estos  tratados  con  los  países  referidos  en  15  de 
Noviembre  de  1853,  7  de  Julio  de  I857  y  30  de  Abril  de  1859.  res- 
pectivamente, comunicándose  á  Filipinas  para  su  publicación  en  12  de 
Noviembre  de  1865. 

TOMO  III  29 


450  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

al  Gobernador  superior  señalando  las  medidas  que  á  su 
juicio  debian  adoptarse.  «Poco  esfuerzo  será  necesario 
emplear,  le  decía,  para  llevar  al  ánimo  de  V.  E.  el 
triste  estado  de  la  Hacienda  de  estas  Islas  y  la  necesi- 
dad en  que  nos  hallamos  de  oponerle  un  eñcaz  correc- 
tivo si  ha  de  evitarse  la  catástrofe  que  de  otro  modo  se 
viene  encima  á  pasos  agigantados». 

Consideraba  ineludible  poner  en  práctica  las  tres 
primeras  bases  de  su  circular  de  i8  de  Marzo  dirigida  á 
los  jefes  de  la  Administración  económica,  antes  trans- 
critas, y  examinando  antecedentes  de  lo  ocurrido  con  las 
operaciones  de  crédito,  intentadas  sin  éxito,  así  como 
de  las  demás  propuestas  por  el  Gobierno,  sometía  á  la 
resolución  del  Gobernador  superior  las  medidas,  tanto 
de  carácter  transitorio  como  permanente,  que  á  su  juicio 
urgía  adoptar. 

Discutidas  por  la  Junta  de  autoridades,  al  efecto  con- 
vocada por  el  Gobernador  y  aceptada  por  unanimidad, 
fueron  objeto  del  decreto  de  23  de  Abril  establecién- 
dolas. 

Consistían  en  invitar  al  Arzobispo  de  Manila,  Obis- 
pos sufragáneos  y  provinciales  de  las  Ordenes  religiosas 
á  que  concurrieran  en  auxilio  del  Tesoro  con  los  recur- 
sos disponibles,  en  concepto  de  donativo  ó  de  anticipa 
reintegrable  con  interés  de  6  por  ico  anual. 

Análoga  invitación  al  Banco  español  filipino  para 
que  hiciera  un  préstamo  á  la  Hacienda  de  200.000  pe- 
sos, bajo  las  condiciones  que  se  estipulasen,  autorizán- 
dole para  llevar  á  efecto  desde  luego  la  emisión  y  nego- 
ciación de  las  acciones  correspondientes  al  aumento  de 
capital  concedido  en  5  de  Junio  de  1864,  para  poner  en 
circulación  los  billetes  correspondientes  á  este  aumento 
y  para  extender  su  circulación  á  las  provincias  limitro- 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  451 

fes  á  la  de  Manila  que  el  Banco  designara,  garantizán- 
dole el  préstamo  con  las  existencias  del  tabaco  rama  en 
almacenes. 

Autorización  á  la  Intendencia  para  emitir  y  negociar 
•ó  descontar  en  pública  licitación  hasta  millón  y  medio 
de  pesos  en  billetes  especiales  del  Tesoro  al  portador, 
divididos  en  décimos,  con  interés  de  8  por  loo,  pagade- 
ros  por  la  Tesorería  en  los  dias  de  sus  vencimientos,  y 
admisibles  después  de  aquéllos  en  pago  de  los  derechos 
de  la  Aduana  de  la  capital,  y  de  la  compra  de  tabacos 
para  la  exportación,  y  garantidos  ademáis  con  todos  los 
productos  de  las  rentas,  impuestos  y  ramos  que  figura- 
ban ó  pudiesen  figurar  en  los  presupuestos  generales 
de  las  Islas. 

Reclamar  de  los  propietarios  de  casas  de  mampostería 
y  madera  de  la  capital  y  extramuros  un  anticipo  ó  prés- 
tamo de  200.000  pesos,  con  interés  de  6  por  100  anual. 

Descontar  el  10  por  100  de  sus  haberes  á  todas  las 
clases  del  Estado  de  cada  una  de  las  diez  primeras  pa- 
gas que  reciban  hasta  completar  una  mensualidad,  in- 
pesando  estos  descuentos  á  nombre  de  los  interesados 
en  una  Caja  de  depósitos,  devengando  el  interés  anual  de 
6  por  100  abonable  al  devolver  el  capital  bajo  ciertas 
condiciones. 

Abrir  negociaciones  mensuales  de  pagarés  á  cargo  de 
la  Tesorería  central,  á  plazos  determinados  é  interés 
variable  según  el  que  tenga  el  dinero  ó  efectos  de  co- 
mercio en  la  plaza,  invitando  al  comercio  y  á  la  indus- 
tria á  tomar  parte  en  estas  operaciones. 

Establecer,  desde  luego,  en  la  capital  una  Caja  de 
depósitos,  garantida  por  el  Estado,  organizada  á  seme- 
janza de  la  de  la  Península.  En  ella  debían  ingresar  todos 
los  depósitos  necesarios  á  la  sazón  pendientes,  y  en  lo 


45^  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

sucesivo  cuantos  acordasen  los  Tribunales  y  oñcinas 
de  las  Islas»  recibiéndose  en  concepto  de  voluntaríos^ 
los  que  las  corporaciones  y  particulares  quisieran  im- 
poner. 

Suspender  la  ejecución  de  todos  los  servicios  previs* 
tos  en  los  presupuestos  que  fueren  susceptibles  de  ello. 

Proponor  al  Gobierno  la  nivelación  de  los  presupues- 
tos de  las  Islas  bajo  las  bases  que  se  le  remitirían. 

De  todas  estas  medidas»  laque  se  llevó  desde  luego  á 
ejecución»  con  resultados  prácticos,  fué  el  estableci- 
miento de  la  Caja  de  depósitos. 

Según  las  bases  autorizadas  por  el  Gobernador  délas 
Islas  en  12  de  Abril  con  tal  objeto»  los  documentos  de 
resguardo  de  los  depósitos  serían  transferibles  é  intrans- 
feribles á  voluntad  de  los  imponentes  (base  7.^) 

El  Estado  garantizaba  con  todas  las  rentas  de  su  Real 
haber  la  devolución  integra  de  los  fondos,  aseguran-» 
dolos  de  toda  clase  de  accidentes  (base  8.^) 

El  interés  para  los  depósitos  necesarios  seria  del  S 
por  ICO  anual,  y  para  los  voluntarios  3,  4»  5  y  6  por 
100»  según  fuesen  á  tres»  seis»  siete  y  doce  meses- 
(basen)  (0. 

Los  depósitos  provisionales  no  devengaban  interés.. 


(1)  En  28  de  Agosto  dispuso  el  Gobernador  superior,  de  conformi- 
dad con  lo  propuesto  por  la  Intendencia,  que  el  interés  de  los  depósitos^ 
voluntarios  se  elevase  á  5,  6,  7  y  8  por  loo  anual,  según  fuesen  por  tres, 
seis,  nueve  ó  doce  meses. 

Andando  el  tiempo,  se  bajó  á  6  por  100  para  loa  depósitos  anuales,  j 
luego  al  6» 

Actualmente  está  mandada  liquidar  la  Caja  de  depósitos  con  grai> 
ventaja  para  el  Estado,  que  se  ahorrará  de  pagar  crecidos  intereses,  y 
con  positivo  beneficio  de  la  agricultura,  del  comercio  y  de  las  industrias». 
¿  cuyo  desarrollo  contribuirán  los  capitales  en  ella  paralizados. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  453 

La  Intendencia  redactó  el  reglamento  para  la  admi- 
nistración,  contabilidad  y  orden  interior  de  la  Caja  de 
•depósitos»  que  fué  aprobado  por  Lara  en  15  de  Junio» 
«comenzando  á  funcionar  aquélla  el  i.^  de  Julio  in- 
mediato. 

Las  ruidosas  y  extravagantes  comedias  chinas,  á  que 
tan  aficionados  son  los  hijos  del  Celeste  Imperio  resi- 
dentes en  Filipinas,  constituyen  allí  un  arbitrio  para  los 
fondos  municipales.  El  abuso  que  en  la  concesión  de 
licencias  para  tales  molestos  espectáculos  reinaba,  y  la 
necesidad  de  reprimir  escándalos  que  se  habían  produ- 
cido, obligó  á  Lara  á  reglamentar,  con  fecha  28  de 
Abril,  la  manera  y  sitios  de  verificarse  en  lo  sucesivo 
las  expresadas  comedias. 

En  I.''  de  Mayo  se  comunicó  á  Filipinas  por  el  Minis- 
terio de  Ultramar  el  Real  deci'eto  de  la  propia  fecha 
dictando  varías  disposiciones  acerca  de  la  recaudación 
é  inversión  de  los  caudales  públicos  en  las  provincias 
dependientes  de  aquel  departamento. 

Por  decreto  del  Gobierno  de  las  Islas  de  3  de  Mayo, 
dictado  á  consecuencia  de  una  consulta  de  la  Co- 
mandancia de  marina,  y  del  informe  emitido  por  la 
Inspección  de  montes,  se  autorizó  á  ésta  para  proceder 
al  acotamiento  de  los  montes  del  Estado  que  por  su  si- 
tuación y  la  calidad  de  sus  maderas  fuesen  más  á  pro- 
pósito para  la  construcción  naval  y  civil. 

El  25  de  Junio  dictó  Lara  un  decreto  mandando  re- 
cibir por  la  Administración  el  edificio-cárcel  de  Bilibid, 
recién  construido,  de  cuya  resolución  nos  ocuparemos 
después  más  extensamente. 

El  10  de  Julio  de  1866  sustituyó  al  Sr.  Cánovas  del 
Castillo  en  el  Ministerio  de  Ultramar  D.  Alejandro  de 
Castro. 


454  J^^^   MONTERO  Y  VIDAL 

Durante  el  mando  de  Lara  tuvieron  lugar  en  el  Sur 
del  Archipiélago  los  hechos  que  vamos  á  narrar. 

A  fines  de  Abril  de  i865  organizó  Mora  una  expedí - 
ción  importante  contra  los  piratas  moro-malayos.  El 
28  partió  para  Zamboanga  en  el  cañonero  FilipifiOy 
mandado  por  el  teniente  de  navio  D.  Marcial  Sánchez 
Barcáiztegui,  siguiéndole  el  Bojeador,  á  las  órdenes  del 
alférez  de  navio  D.  Tomás  Olleros.  En  la  Isabela  de 
Basilan  se  les  incorporaron  el  cañonero  Panay^  al  man* 
do  del  teniente  de  navio  D.  Francisco  de  Elizalde;  el 
Pampanga,  al  del  alférez  D.  Carlos  de  Guzmán,  y  la 
goleta  Valiente,  al  del  teniente  D.  Cipriano  Uydobro. 
El  3o  por  la  noche  se  dio  á  la  vela  la  escuadra,  llevan^ 
do  varios  botes  á  remolque»  y  reunidos  en  Tuluyan 
todos  los  buques,  se  encaminaron  el  3  de  Mayo  á  Joló» 
El  secretario  é  intérprete  del  Sultán  pasó  á  bordo  y  ma- 
nifestó á  Mora  que  iba  á  dar  noticias  á  su  señor  de  la 
llegada  de  los  buques,  por  hallarse  aquél  en  su  posesión 
del  monte.  El  4  por  la  tarde  tuvo  efecto  la  entrevista  en 
la  casa  del  datto  Diamarol,  bajando  á  tieiTa  el  coman- 
dante y  los  oficiales  francos  de  servicio.  En  su  paso  por 
las  masas  de  espectadores  les  precedía  el  manabe,  ó  in- 
troductor de  embajadores,  y  cuatro  lanceros  del  Sultán. 
Después  de  salvar  los  molestos  pantalanes  de  caña  y 
un  trayecto  en  que  formaban  las  tropas,  llegaron  á  la 
morada  de  Diamarol,  casa  espaciosa  relativamente^ 
pero  de  igual  edificación  ligera  que  las  restantes  del 
pais.  Su  mobiliario  no  podia  ser  más  tosco.  En  el  cen-^ 
tro  de  ella  se  hallaba  sentado  el  Sultán  sobre  muy  lin- 
dos petates,  recostado  en  varios  almohadones.  Salud6 
á  los  marinos  españoles  alargándoles  la  mano  y  diri- 
giéndoles algunos  cumplimientos.  Los  dattos  y  el  se- 
riph,  que  rodeaban  al  jefe  del  sultanato,  lucían  sua 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  455 

críses  con  riquísima  empuñadura  y  hallábanse  fumando 
opio  en  largas  pipas  de  caña.  Mora  dirigió  un  discurso 
al  Sultán  recordándole  las  buenas  relaciones  que  Espa- 
ña mantenía  con  los  joloanos  y  los  tratados  existentes, 
no  obstante  de  lo  cual  sus  subditos  nunca  habían  desis- 
tido de  sus  piraterías.  A  la  mitad  de  esta  conferencia  les 
fué  servido  un  refresco,  y  continuando  la  vichara  ó  con- 
versación, solicitó  Mora  del  Consejo  la  designación  de 
una  persona  de  valer  para  que  reclamase  á  los  pueblos 
los  cautivos  que  le  constaba  tenían.  Como  se  hizo  bas- 
tante tarde,  ofreció  el  Sultán  discutir  en  junta  secreta 
el  asunto  al  día  siguiente  y  que  á  las  diez  le  comunica- 
ría el  resultado.  La  Comisión  se  retiró  á  bordo,  escol- 
tada hasta  la  playa  por  muchos  moros  que  alumbraban 
con  jucpes. 

Pasada  la  hora  convenida  sin  que  el  Sultán  cumpliese 
su  promesa,  le  participó  Mora  que  se  iba  muy  poco 
satisfecho  de  su  conducta.  Inmediatamente  se  presentó 
á  bordo  el  secretario,  quien  expuso  que  tenía  orden  de 
acompañar  la  expedición,  y  que  en  Tawi-Tawi  se  les 
incorporaría  un  nwnabe  para  ordenar  á  los  vasallos  del 
Sultán  la  entrega  de  cuantos  cautivos  tuvieran. 

A  las  cinco  y  media  de  la  tarde  fondeó  la  escuadra 
muy  cerca  de  la  costa  septentrional  de  la  isla  de  Tapul, 
y  en  el  acto  dos  pueblos  allí  situados  izaron  bandera 
blanca  en  señal  de  paz  y  amistad;  mas  á  las  ocho  de  la 
noche  comenzaron  á  disparar  sus  lantacas  y  fusiles  so- 
bre los  cañoneros,  que  tuvieron  que  retirarse,  haciendo 
algunos  disparos  de  carabina.  No  quiso  el  jefe  detenerse 
para  castigar  á  los  malvados  isleños  por  ir  á  Tawi- 
Tawi  antes  de  que  se  supiese  su  proyecto,  y  en  la.  ma- 
ñana del  7  se  hizo  á  la  mar,  llevando  por  prácticos  al 
<latto  Alip  y  á  su  primo  Jagiludin.  Estos  iban  en  la  Va- 


45^  JOSé   MONTERO   Y  VIDAL 

lienie.  Encontrándose  los  buques  entre  muchos  peligro- 
sos bajos,  Alip  pidió  máquina  con  pretexto  de  vencer  la 
corriente,  y  cuando  mayor  velocidad  llevaba  la  goleta, 
se  arrojó  al  agua  lanzando  un  grito  salvaje.  Creyóse 
casual  la  caída  en  un  principio;  pero  al  ver  el  peligro 
en  que  estaba  el  buque,  y  del  que  por  un  gran  esfuerzo 
logró  escapar,  forzando  la  máquina  hacia  atrás,  se  com* 
prendió  la  perfidia  de  Alip,  el  que  después  de  nadar  un 
trecho  corría  sobre  los  arrecifes  en  dirección  al  pueblo 
de  Balimbin;  pero  los  tripulantes  de  dos  botes  enviados 
en  su  persecución  le  alcanzaron,  por  haber  sido  herido 
de  carabina  desde  la  goleta.  Prosiguió  ésta  su  marcha 
sobre  Lupa-Buan;  mas  los  isleños,  de  antemano  pre* 
venidos  por  Alip,  tenían  interceptado  el  paso  con  infi  -  ' 
nitos  obstáculos.  Al  cabo  de  repetidas  tentativas  con  los 
botes  y  con  un  cañonero  en  busca  de  un  paso  conve- 
niente, consigue  Mora  llegar  con  el  Pampanga  á  tiro  del 
pueblo,  que  cañonea,  y  en  el  que  desembarca,  poniendo 
fuego  al  caserío  y  buques.  Desde  dicho  día  hasta  el  20 
permanecieron  los  buques  por  aquellas  islas,  siendo  de 
notar  sus  estragos  en  Balimbin,  Lupa-Buan,  Binarán  y 
Tegem-Tegem.  Armas,  embarcaciones,  la  destrucción 
de  las  casas,  árboles  y  sembrados,  la  muerte  de  algunos 
moros  y  el  rescate  de  bastantes  cautivos,  fué  el  resulta- 
do de  esta  expedición,  que  el  23  llegó  á  la  rada  de 
Zámboanga. 

El  prefecto  de  Labuan,  D.  Carlos  Cuarterón,  remitió, 
por  conducto  del  consulado  español  de  Singapoore,  cin- 
co cautivos  rescatados  por  la  misión  á  su  cargo.  Todos 
habían  sido  cautivados  por  los  piratas  de  Balanguingui 
en  i854,  55  y  56  (0. 

(1)    Por  Real  orden  de  22  de  Noviembre  de  1865,  inserta  en  la  Ga'^ 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  457 

Los  moros  del  extenso  territorio  de  Supangan  y  Si* 
muay  se  habían  levantado  en  armas.  Para  reducirlos 
fué  el  Gobernador  P,  M.  de  Mindanao  en  unión  del  co- 
mandante general  de  Marina,  que  acababa  de  llegai* 
á  dicha  isla.  Este  ordenó  que  los  cañoneros  Balan- 
guingui,  Bojeador^  Patnpanga  y  Paragua  cubriesen  los 
«steros  de  Pantagan  y  de  Sambulanang  y  la  boca  del 
rio  Simuay  y  Timbao.  Fuerzas  de  los  regimientos  nú* 
meros  i»  3  y  5  concurrieron  á  las  operaciones;  y  como 
los  moros  contaban  con  tres  fuertes  fortificados,  se  di* 
vidieron  aquéllas  en  tres  columnas:  una  á  las  órdenes 
del  comandante  D.  Ignacio  Fernández,  para  que  va- 
deando el  rio  Simuay  se  colocase  sobre  el  camino  de 
Tataliguen,  ó  impidiese  el  paso  á  los  moros  proceden- 
tes de  Sugut,  debiendo  á  la  vez  amagar  el  fuerte  de 
Dulugan. 

Un  cañonero,  cuatro  falúas  y  tres  botes  armados,  á  las 
órdenes  del  capitán  de  fragata  D.  Sebastián  Martínez, 
recibieron  á  su  bordo  las  fuerzas  que,  al  mando  del  co* 
mandante  del  regimiento  del  Rey  D.  Gaspar  Tenorio, 
debían  operar  contra  el  fuerte  de  Supangan,  llevando  la 
artillería  necesaria.  La  tercer  columna,  al  mando  del 
gobernador  P.  M.  de  Mindanao,  desembarcó  en  Catuli, 
cuyo  centro  de  operaciones  iba  á  ser  el  fuerte  de  Sandi- 
tan,  después  de  vadear  el  teniente  coronel  del  regimien- 
to de  España  D.  Eduardo  de  Castro  el  estero  de  Mu- 
lang,  mandando  una  columna.  Al  amanecer  del  7  de 
Mayo  de  1866,  emprendieron  su  marcha  todas  estas 
fuerzas.  El  comandante  de  ingenieros  D.  Manuel  Her- 


¿itm  dt  MoHÜa  del  27  de  Enero  de  1866.  se  mandan  dar  las  gracias  por 
«ate  servicio  al  P.  Cuarterón,  y  se  le  significa  á  Estado  para  una  enco- 
mienda de  Isabel  la  Católica. 


458  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

vella  practicó  un  reconocimiento^  y  el  capitán  del  nú- 
mero I,  D.  Ángel  Coca,  recibió  orden  de  apoderarse  de 
unas  casas  inmediatas  al  fuerte  de  Sanditan,  que  apa- 
recía coronado  por  multitud  de  moros,  quienes  recibie* 
ron  las  tropas  con  fuertes  descargas. 

Un  lodazal  inmenso  hacia  dificultosa  la  aproximación 
al  fuerte.  Viendo  el  jefe  superior  que  una  compañía  de 
las  destinadas  al  ataque  se  desviaba  hacia  un  manglar 
muy  peligroso,  mandó  á  impedir  esto  á  S.  A.  D.  Fer- 
nando de  Orleans,  duque  de  Alenzón,  que  formaba  par- 
te, como  voluntario,  de  esta  expedición.  «Sus  esfuer- 
zos los  inutilizaba  el  terreno,  en  términos  que,  aban- 
donando el  caballo,  marchó  á  pie  bajo  el  vivo  fuego 
que  en  aquellos  momentos  sostenía  el  enemigo,  y  unién- 
dose á  la  compañía  volvió  con  ella  hasta  el  glasis,  arro- 
jándose al  foso.  Despreciando  la  lluvia  de  zumbilines 
y  otros  proyectiles  que  en  su  último  esfuerzo  lanza- 
ba el  enemigo,  y  empezando  dicha  fuerza  el  escala- 
miento de  la  muralla,  S.  A.  se  arrojó  á  la  tronera  de 
un  cañón  que  momentos  antes  hiciera  su  último  dis- 
paro (O». 

Al  coronar  la  muralla  fué  muerto  el  capitán  de  gra- 
naderos D.  Francisco  Sánchez;  pero  le  siguieron  el  du- 
que de  Alenzón,  el  teniente  de  cazadores  D.  Juan  Fe- 
lipe Lara,  el  capitán  D.  José  García  Obregón,  el  te- 
niente D.  Pedro  Carrión  y  multitud  de  valerosos  solda- 
dos, y  los  moros  confiaron  su  salvación  á  la  fuga^ 
dejando  en  poder  de  los  asaltantes  cinco  piezas  de  arti- 
llería, muchas  armas  blancas  y  dos  banderas. 

La  tercera  columna,  al  mando  de  Martínez  las  fuer- 

(i)  Parte  del  1 1  de  Mayo  de  1866,  inserto  en  la  orden  general  del 
ejéicito  del  29  de  idem.  [Gaata  de  Momia  del  30.) 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  459 

zas  de  mar  y  de  Tenorio  las  de  tierra,  atacó  y  tomó  el 
fuerte»  distinguiéndose  los  capitanes  D.  Inocencio  Cal- 
bajo  y  D.  Rafael  López;  el  comandante  del  Arayat, 
D.  Pedro  Cardona^  y  el  soldado  Isaac  Salazar,  que  co- 
gió la  bandera  que  en  él  ondeaba.  Siete  piezas  de  arti- 
llería, algunos  fusiles,  muchas  armas  blancas  y  arroja- 
dizas y  gran  cantidad  de  víveres,  fué  el  botín.  Sus  de- 
fensores se  salvaron  por  la  fuga.  En  el  fuerte  había  i5 
moros  muertos. 

^  Ambas  columnas,  primera  y  tercera,  se  reunieron  en 
el  fuerte  de  Supangan.  La  segunda  columna  halló  aban- 
donados el  fuerte  de  Dabulugan  y  el  pueblo  de  Tatala- 
guian,  y  los  incendió.  Por  la  noche  vióse  atacada  por 
los  moros,  batiéndose  y  venciéndoles. 

Varias  columnas  parciales  prosiguieron  en  persecu- 
ción de  los  dispersos  moros,  y  el  1 6  se  replegaron  las 
fuerzas,  dando  por  terminada  la  campaña.  Del  ejército 
hubo  un  capitán,  un  sargento,  5  soldados  y  un  presi- 
diario muertos,  y  22  soldados  heridos.  Los  moros  tuvie- 
ron muchas  más  bajas.  En  el  parte  de  este  hecho  de 
armas  se  hace  honrosa  mención  del  barón  de  Bache, 
que  acompañaba  al  duque  de  Alenzón,  sin  carácter  mi- 
litar, batiéndose  junto  al  Duque  (0. 

El  Gobierno  ordenó  el  cese  de  Lara,  disponiendo  que 
entregase  el  mando  al  Segundo  cabo  electo  de  las  Islas, 
general  Sanz. 

Llegó  éste,  instalóse  en  Malacañang,  y  el  i3  de  Julia 
embarcó  Lara  para  España. 

Con  él  abandonó  el  país  el  Segundo  cabo  D.  Joa- 


(1)  £1  du^uede  Alenxón  consignó  sus  impresiones  respecto  de  su 
estancia  en  Filipinas  en  una  obiita  que  se  titula  Lufom  et  Mmdttnw^ 
Extrúii  dtmj9umal  di  voyagt  dam  ítxtnnu  Orknt:  París,  1869. 


460  José  MONTERO  Y  VIDAL 

quin  del  Solar;  dos  días  después  llegó  orden  del  Gobier- 
no reponiendo  á  éste  en  su  destino  y  mandando  que  se 
encargara  del  Gobierno  de  las  Islas,  por  haber  dispues- 
to  el  cese  del  electo  en  su  reemplazo;  mas  no  llegó  á 
tiempo  la  comunicación  que  le  fué  enviada  á  Singa- 
poore. 


CAPITULO  XXII. 


Interinidad  de  Sanf. — Desconfianza  sobre  la  moralidad  de  los  emplea- 
dos y  medidas  de  rigor. --Inspección  de  obras  públicas. — Eco- 
nomías.—Decreto  y  reglamento  orgánico  de  las  carreras  civiles  de  la 
Administración  de  Ultramar. — Comisiones  extraordinarias.-^CIasifi- 
cación  de  einpleados.— Invitación  al  clero  sobre  descuento  de  sus 
dotaciones. — Asunto  ruidoso  de  las  obras  de  la  cárcel  de  Bilibid.^ 
Responsabilidades  pedidas. — Prisión  del  arquitecto,  del  contratista 
de  la  piedra  y  de  altos  empleados. — Cese  de  Sanz. — Breve  interini* 
dad  de  Osorio. — Segunda  interinidad  de  Solar.— >Dispónese  la  ins- 
cripción de  los  cbinos  comerciantes  en  la  matrícula.— -Reforma  txk 
el  Minbteriode  Ultramar. — Comisión  para  la  reforma  de  la  legislación 
penal  en  Ultramar.— La  crítica  situación  del  Tesoro  obliga  á  Alva- 
res á  dimitir  la  Intendencia.— Sustituyele  en  interinidad  Govantes.— 
Venta  de  tabacos. — Llegada  de  la  escuadra  del  Pacífico,  vencedor» 
en  el  Callao.— Entusiasta  recibimiento.— Grandes  festejos  públicos. 
— Colegio  de  misioneros  de  la  Vid.— Juntas  de  agricultura,  industria, 
y  comercio. 

Conforme  á  las  órdenes  recibidas  del  Gobierno  su-» 
premoy  encargóse  del  mando,  en  17  de  Julio  de  1866» 
el  Mariscal  de  campo  D.  José  Laureano  Sanz  y  Posse^ 
electo  Segundo  cabo  de  las  Islas. 

Las  noticias  un  tanto  exageradas  que  corrían  en 
Madrid  respecto  de  la  inmoralidad  administrativa  rei- 
nante  en  Filipinas,  y  las  órdenes  severas  que  llevaba 
del  Gobierno  para  que  pusiera  coto  á  semejante  estada 
de  cosas»  unido  á  la  vehemencia  de  su  carácter,  moti* 
varón  el  que  extremara  Sanz  sus  desconfianzas  y  las 
medidas  de  rigor,  secundado  por  el  Intendente  Alvarez^ 


462  JOSÉ   MONTERO  Y   VIDAL 

estableciéndose  entre  el  elemento  oñcial  y  la  autoridad 
superior  una  situación  muy  tirante. 

Por  Real  decreto  de  i.®  de  Mayo  de  1866  habíase 
creado  una  Inspección  general  de  obras  públicas  en  el 
Gobierno  superior  civil  de  Filipinas,  confiándole  el  es- 
tudio, dirección  y  vigilancia  de  las  obras  de  tal  carácter 
en  la  forma  y  con  las  limitaciones  que  determinasen 
los  reglamentos  y  según  se  construyeran  aquéllas  con 
los  fondos  del  Estado,  de  las  provincias  ó  de  los  pue- 
blos, instituyendo,  además,  una  Junta  facultativa  con 
el  encargo  de  dar  dictamen  en  determinados  asuntos. 

Por  Real  orden  de  6  de  Junio  se  dictaron  varías  re- 
glas para  la  ejecución  del  Real  decreto  anterior. 

Sanz  cumplimejitó  estas  disposiciones,  comenzando 
á  funcionar  la  nueva  dependencia. 

En  20  de  Mayo  se  comunicó  al  Gobernador  de  Fili- 
pinas una  Real  orden  mandándole  proponer  todas  las 
economías  que  juzgase  convenientes  en  el  presupuesto 
de  gastos  de  las  Islas  para  1866-67,  «sin  contempla- 
ción de  ningún  género  t. 

Refrendado  por  D.  Antonio  Cánovas  del  Castillo, 
como  Ministro  de  Ultramar,  expidióse  en  3  de  Junio  de 
1866  un  importante  Real  decreto  aprobando  el  Regla- 
mento orgánico  de  las  carreras  civiles  de  la  Adminis- 
tración pública  de  Ultramar. 

Desde  los  últimos  ^Reales  decretos  de  9  de  Julio  de 
1860  y  i5  de  igual  mes  de  i863,  siguiendo  las  fórmu- 
las generales  del  de  18  de  Junio  de  i852,  habíanse  dic- 
tado la  ley  de  25  de  Junio  de  1864,  V^^  estableció 
reglas  para  el  ingreso  y  ascenso  en  las  carreras  ci- 
viles, y  el  Reglamento  de  4  de  Marzo  de  i863,  que  las 
desarrollaba  y  especificaba;  base  legal  la  primera  para 
la  más  genuina  y  completa  aplicación  de  los  princi- 


I 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  463 

pios  que  sirvieron  de  guia  al  redactar  los  preceptos  á 
la  sazón  vigentes  en  Uitrannar,  y  trazando  el  segundo 
el  método  y  el  orden  con  que  podían  reproducirse  y 
modifícarse. 

«Conservando,  pues,  decíase  en  el  preámbulo  del 
decreto,  en  la  esencia  la  asimilación  como  objeto,  la 
unidad  como  punto  de  partida,  y  como  fin  la  justa  re- 
tribución de  los  servicios  que  se  prestan  en  climas  in* 
salubres  y  en  regiones  en  que  es  más  costosa  la  vida, 
se  ha  creído  que  era  llegado  el  momento  de  hacer  ex  - 
•tensivas  á  aquella  Administración,  en  cuanto  le  fuese 
aplicable,  las  disposiciones  de  la  ley  y  reglamento  refe- 
ridos, etc.! 

Proponíase  el  Ministro  proporcionar  oportuna  y  con- 
veniente entrada  en  las  distintas  Direcciones  á  los 
empleados  de  las  provincias  ultramarinas  que  con  sus 
conocimientos  y  práctica  pudieran  ilustrarlas  y  facili- 
tar en  el  departamento  central  la  más  acertada  gestión 
de  los  múltiples  negocios  que  le  estaban  encomenda- 
dos; y  en  su  virtud,  establecíase  una  opción  segura  al 
ingreso  en  todas  las  categorías  del  Ministerio  á  los 
empleados  de  la  Administración  provincial  en  quienes 
concurrieren  las  necesarias  circunstancias,  y  se  confia- 
ba á  funcionarios  acreditados  en  los  altos  puestos  de  la 
magistratura,  ó  á  Jefes  de  la  Administración  que  fuesen 
letrados,  la  dirección  de  los  negocios  eclesiásticos  y 
Gracia  y  Justicia,  que  habían  de  preparar  la  resolución 
de  los  asuntos  referentes  al  Real  patronato  y  la  orga- 
nización y  atribuciones  de  los  Tribunales. 

Para  lograr  la  completa  identidad  en  la  carrera  ad- 
ministrativa de  las  provincias  de  Ultramar  con  la  de  la 
Península,  además  de  la  igualdad  de  categorías  y  cla- 
ses ya  establecida,  se  consignaba  también  la  de  suel- 


4^4  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

dos  9  señalando  un  sobresueldo  indispensable  por  la 
mayor  carestía  de  la  vida  en  aquellos  países  y  en  justa, 
remuneración  á  los  peligros  que  el  viaje  y  el  clima  lle- 
vaban consigo,  consiguiéndose  con  este  sistema  la  asi* 
milación  completa  entre  ambas  organizaciones  del  per- 
sonal administrativo. 

Y  respecto  á  ventajas  mediante  la  jubilación,  el  de- 
creto consigna  con  equidad  suma  las  que  el  empleado 
puede  obtener,  según  los  años  de  servicios  que  preste 
al  Estado  y  el  número  de  los  que  resida  en  Ultramar, 
conciliando  así  ambos  intereses.  En  adelante  el  sueldo 
personal  serviría  únicamente  como  regulador  de  los 
derechos  pasivos,  bonifícándolo  en  una  tercera  parte  á 
los  seis  años  de  servicios  en  Ultramar. 

El  nombramiento,  ascenso,  traslado  y  separación  d& 
los  funcionarios,  se  fija  en  condiciones  que,  sin  menos* 
cabar  la  acción  libre  y  desembarazada  del  Poder  supre- 
mo, garantiza  la  estabilidad  de  los  empleados  que  cum* 
plan  con  sus  deberes. 

También  se  hacía  extensivo  á  las  provincias  de  Ul- 
tramar lo  dispuesto  en  el  art.  i5  de  la  ley  de  presu«- 
puestos  de  25  de  Junio  de  1864. 

Este  soberano  mandato,  que  produjo  gran  contenta 
entre  todos  los  funcionarios  de  la  Administración  de 
las  Islas,  cúpole  á  Sanz  la  honra  de  cumplimentarlo. 

Por  Real  orden  del  mismo  mes  de  Junio  se  dictaron 
varias  reglas  fijando  la  remuneración  que  se  había  de 
abonar  á  los  funcionarios  de  Ultramar  en  el  desempeña 
de  comisiones  extraordinarias  dentro  6  fuera  de  las 
Islas,  consistente  en  el  abono  de  una  cuarta  parte  del 
total  haber  durante  la  comisión  dentro  de  la  isla  en  que 
prestara  el  empleado  sus  servicios;  la  mitad  si  fuere 
para  otra  isla  distinta,  y  sueldo  y  sobresueldo  y  pago  de 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  465 

viajes  de  ida  y  vuelta  en  las  comisiones  para  Europa. 
Las  conferidas  para  el  interior  del  Archipiélago  no  po- 
dían exceder  de  tres  meses  dentro  de  la  misma  isla;  de 
cuatro  en  isla  distinta,  y  de  tres  meses  para  Europa, 
contados  desde  la  fecha  de  la  llegada  al  punto  en  que 
hubiesen  de  desempeñar  su  cometido. 

El  3o  de  Junio  se  expidió  un  Real  decreto  estable- 
ciendo varias  reglas  para  la  clasificación  de  los  emplea- 
dos en  las  provincias  de  Ultramar. 

En  II  de  Agosto  se  comunicó  al  Arzobispo  y  Obis- 
pos sufragáneos  una  Real  orden  excitando  su  celo  y  el 
del  clero  del  Archipiélagq  para  que  concurriera  espon- 
táneamente, como  el  de  la  Península,  al  alivio  de  las 
cargas  públicas  por  medio  del  descuento  gradual  de  sus 
dotaciones. 

Un  suceso  de  gran  resonancia  en  Manila  tuvo  lugar 
durante  la  interinidad  del  general  Sanz. 

En  29  de  Noviembre  de  1862,  gobernando  las  Islas 
Echagüe,  se  sacó  á  subasta  la  obra  de  la  cárcel-presidio 
llamada  de  Bilibid,  cuyos  planos,  presupuestos  y  memo- 
rias habían  sido  formados  por  los  ingenieros  militares, 
adjudicándose  la  obra  al  contratista  D.  Sixto  Ojeda 
Obispo. 

Este  la  comenzó  bajo  la  inspección  del  ingeniero 
militar  D.  Manuel  Cano,  continuándola  después  bajo 
la  del  de  igual  cuerpo  D.  Enrique  Manchón.  Con  mo- 
tivo del  terremoto  del  3  de  Junio  de  i863  propaso  el 
ingeniero  la  reforma  del  proyecto  primitivo,  lo  que  im- 
plicaba un  aumento  de  gastos.  £1  contratista,  alegando 
que  los  precios  del  nuevo  presupuesto  eraif  bajos,  pidió 
la  rescisión  del  contrato.  El  Superintendente  de  Pro- 
pios y  Arbitrios  (Echagüe)  ordenó  al  arquitecto  de 
Gobierno  y  Hacienda,  D.  Juan  Rom,  que  informara 

TOMO   111  30 


466  JOSÉ   MONTBRO  Y   VIDAL 

respecto  á  los  precios  del  presupuesto  adicional^  y  así 
lo  hizo,  satisfaciendo  los  por  él  fijados  al  contratista» 
aprobándolos  la  Superintendencia  previo  dictamen  del 
Consejo  de  Administración.  La  obra  continuó  bajo  la 
inspección  del  ingeniero  Manchón;  pero  disgustado  por 
el  incidente  referido,  pidió  que  se  le  sustituyera  por 
tener  que  ausentarse  de  la  capital,  y  por  orden  de  la 
Superintendencia  de  9  de  Julio  de  1864  fué  nombrado 
en  su  reemplazo,  con  el  carácter  de  interino,  D«  Juan 
Rom.  Este  propuso,  y  fué  aceptada,  cierta  reforma  á 
la  base  22  del  pliego  de  condiciones,  y  las  cosas  mar- 
chaban sin  tropiezo  alguno  hasta  que  se  encargó  de  la 
Administración  local  D.  José  Codevilla,  quien,  descon- 
fiando de  que  las  obras  se  ejecutaran  con  legalidad, 
puso  dificultades  al  pago  de  los  plazos  que  se  le  orde- 
naran, coincidiendo  esto  con  la  presentación  de  una 
denuncia  de  D.  Juan  Caballero  al  referido  funcionario, 
señalando  las  infracciones  que,  según  él,  existian  en  la 
obra  de  la  cárcel. 

Caballero  había  sido  ayudante  del  arquitecto  Rom, 
á  propuesta  del  que  hubo  de  ser  declarado  cesante. 

Codevilla  dio  cuenta  de  dicha  denuncia  á  la  Superin- 
tendencia, y  ésta,  á  cargo  ya  del  general  Lara,  ordenó 
que  se  tuviera  presente  al  tiempo  del  reconocimiento 
final  de  la  obra. 

Contrariado  Codevilla  por  esta  resolución,  mandó  se- 
cretamente una  denuncia  al  Ministerio  de  Ultramar  en 
7  de  Abril  de  1866,  según  consta  de  la  Real  orden  de 
26  del  mismo  mes  de  1867. 

TerminaítsL  la  cárcel,  dispuso  Lara,  en  5  de  Mayo  de 
1866,  el  reconocimiento  general  del  edificio  por  una 
Comisión,  compuesta  del  Gobernador  civil  de  Manila  y 
de  los  arquitectos  D.  Antonio  Moraleda  y  D.  Juan  Rom, 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  467 

mandándoles  tener  presente  la  denuncia  de  Caballero  y 
una  Real  orden  de  i3  de  Agosto  de  i865,  en  que  se  or<- 
denaba  que  concluida  la  obra  fuesen  reconocidos  deta- 
lladamente los  materiales  empleados  en  ella,  con  ex- 
presión de  su  coste,  consignándolo  todo  en  un  expe  - 
'diente  para  examinar  los  perjuicios  que  hubieran  podi- 
do causarse  á  la  Hacienda  con  las  nuevas  obras  y  de- 
ducir, si  procedía,  la  responsabilidad  consiguiente,  lo 
cual  indica  que  por  parte  de  los  ingenieros  militares  6 
Áe  la  Dirección  local  habían  llegado  al  Ministerio  de- 
nuncias acerca  de  las  reformas  de  precios  y  obra  y 
«manera  de  ejecutar  ésta.  Reconocida  la  cárcel  por  los 
•arquitectos  de  la  Comisión,  extendieron  en  i.°  de  Junio 
el  acta  en  que,  haciendo  constar  las  modificaciones,  sus- 
tituciones, compensaciones,  calidades  de  material,  ex- 
cesos, faltas  y  defectos  de  obra  y  las  diferencias  de  va  - 
lor,  concluían  opinando  que  la  obra  en  general  podía 
darse  por  recibida.  El  8  del  mismo  mes  ordenó  el  Su- 
perintendente que  se  ampliara  el  acta  de  reconocimien  - 
io  en  aclaración  de  algunos  puntos,  espresando  la  valo- 
ración y  rebaja  de  ciertas  obras  de  modificación,  de  ex  - 
H:eso  de  presupuesto,  de  faltas  y  defectos  de  varios  par- 
ticulares de  la  construcción,  y  así  lo  hicieron,  suscri  - 
•hiendo  otra  acta  el  19. 

El  Director  de  Administración  local  impugnó  ruda- 
'inente  estos  documentos,  pretendiendo  que  fuese  reco- 
nocida la  obra  por  los  ingenieros  militares;  pero  Lara, 
por  decreto  de  25  del  mismo  mes  de  Junio,  desestimó 
€Sta  oposición  y  declaró  terminado  el  reconocimiento 
facultativo  de  las  obras  de  la  cárcel-presidio  de  Bili- 
bid,  mandando  que  la  Administración  se  hiciera  cargo 
del  edificio,  que  fuesen  trasladados  á  él  los  presos  que 
•se  hallaban  en  los  bajos  del  convento  de  San  Agustín  y 


.1 


468  JOSÉ   MONTBRO   Y  VIDAL 

que  se  cancelara  la  escritura  de  fianza  del  contratista,. 

£1  Director  interino  de  Administración  local  y  D.  An» 
ionio  Keyser,  protestó  tres  veces  contra  el  cumplimien-^ 
to  del  anterior  decreto,  alegando  que  no  se  habían  lle- 
nado las  condiciones  del  contrato,  y  la  Superintenden- 
cia ordenó  que  se  hicieran  constar  las  protestas  en  el 
expediente  y  que  se  cumpliera  lo  decretado.  En  la  mis- 
ma oposición  de  Keyser  se  produjo  D.  Victoriano  Ja- 
reno,  que  le  sustituyó,  y  no  contento  con  dejar  de  cum- 
plir el  decreto  de  la  Superioridad,  entregó  el  expediente 
original  y  los  incidentes  de  la  obra  al  Juzgado. 

Gobernaba  ya  las  Islas  el  general  Sanz,  quien  en 
vista  de  esta  resistencia  á  cumplir  los  mandatos  de  su 
antecesor,  acerca  de  cuyos  móviles  en  el  asunto  circu* 
laban  rumores  desfavorables,  consideró  punibles  los  he- 
chos que  tanto  la  Administración  local  como  los  inge- 
nieros militares  denunciaban  en  sus  informes  de  5  de 
Abril  sobre  la  clase  de  piedra  empleada,  y  de  i5  de 
Septiembre  de  i866  respecto  á  la  obra  de  la  cárcel*  y 
autorizó  al  Juzgado  de  Hacienda  á  proceder  criminal- 
mente contra  el  arquitecto  D.  Juan  Rom,  dando  cuen- 
ta de  todos  estos  incidentes  al  Gobierno.   Decretó  al 
propio  tiempo  la  vuelta  de  los  presos  á  su  antiguo  lo- 
cal, so  pretexto  de  que  en  la  nueva  cárcel  se  habían 
desarrollado  entre  ellos  enfermedades;  y  en  vista  de  qu& 
los  ingenieros  militares  habían  informado  que  por  la 
sustitución  de  la  piedra  mandada  emplear  y  defectos  de 
construcción  se  había  perjudicado  al  Fisco  en  141.049  pe- 
sos y  88  céntimos,  revocó  por  decretos  de  3i  de  Agosta 
y  19  de  Septiembre  los  de  su  antecesor  de  29  de  Marza 
y  25  de  Junio,  autorizando  el  primero  la  sustitución  de 
la  piedra  de  Meycauayan  por  la  de  Meysapang  en  loa 
edificios  públicos,  y  el  segundo  el  recibo  de  la  cárcel» 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  469 

En  20  de  Septiembre  se  dirigió  Sanz  oficial  y  partícu- 
Jarmente  al  Presidente  del  Consejo  de  Ministros  y  al 
Ministro  de  la  Guerra,  comunicándole  estos  hechos. 
Carta  la  última  citada,  que  dio  origen  á  formación  de 
<:ausa  en  Consejo  de  guerra,  de  cuya  sentencia  habló 
mucho  la  prensa  de  Madrid  de  1867. 

En  el  decreto  de  19  de  Septiembre,  dictado  de 
acuerdo  con  la  Administración  local,  se  declaraba  res- 
ponsable á  Lara  de  los  perjuicios  que  pudieran  resultar, 
asi  como  al  ex-Director  de  Administración  local  D.  Pa- 
blo Ortiga  y  Rey  por  las  diferencias  que  resultaran  en- 
tre el  presupuesto  aprobado  y  el  que  se  formara;  que  se 
exigiera  á  Rom  el  reintegro  de  las  cantidades  que  por 
impericia  ú  otras  causas  se  hubiesen  invertido  indebida- 
mente; que  de  no  ser  esto  bastante  pagara  la  diferencia 
Moraleda,  y  que  el  Juzgado  de  Hacienda  procediera  á  lo 
que  hubiese  lugar  contra  todos  ellos  y  el  contratista 
Obispo. 

El  Ministerio  comunicó  en  resolución  á  este  decreto 
la  Real  orden  de  26  de  Abril  de  1867,  en  que  se  declara 
nulo  el  decreto  de  recepción  de  la  cárcel,  recomendando 
al  Gobierno  de  las  Islas  que  procurara  ajustarse  siem  - 
pre  á  sus  atribuciones,  sin  asumir  las  del  Gobierno  su  - 
premo  ni  las  de  los  Tribunales  ordinarios  ni  adminis  - 
trativos  (1). 


(1)  Los  hechos  relatados  fueron  objeto  en  Manila  de  discordias  te-* 
rríbles,  de  apasionamientos  inenarrables,  de  calumnias  atroces,  de  ver- 
dades amargas,  de  chismes  y  conversaciones  sin  cuento  y  de  b  prisión, 
no  sólo  del  arquitecto  Rom,  sino  del  ex-Director  de  Administración 
local.  Ortiga  y  Rey,  y  del  dueflo  de  las  canteras  de  piedra  de  Meysapung, 
D.  Diego  Jiménes,  cuya  exbtencia  de  tal  cantera  hasta  se  negó  por  los 
ingenieros  militares  como  resultado  de  una  visita  de  inspección  á  dicho 
punto,  cosa  en  que  hubo  cierto  error  de  nombre,  pues  la  caaterm  esta*- 


470  JOSÉ  MONTBRO  Y  VIDAL 

Relevado  de  su  empleo  de  Segundo  cabo  el  generad 
Sanz,  y  próximo  á  llegar  el  que  había  de  sustituirle^ 
embarcóse  para  España  el  21  de  Septiembre,  entregan- 
do el  mando  al  Comandante  general  de  maiína  D.  An- 
tonio Osorio. 

Repuesto  en  el  empleo  de  Segundo  cabo  el  Mariscal 
de  campo  D.  Joaquín  del  Solar ,  llegó  á  Manila  el  27 
de  Septiembre  de  1866,  encargándose  del  mando»  en* 
interinidad,  del  Archipiélago. 

£1  Gobernador  de  Filipinas,  Lara,  había  dictado  en 
II  de  Noviembre  de  i865  reglas  provisionales  relativas 
á  las  formalidades  que  debían  llenar  los  chinos  dedica- 
dos al  comercio  al  por  mayor  en  las  Islas,  las  cuales 
fueron  aprobadas  por  Real  orden  de  6  de  Julio  de  1866, 
mandando  que  se  les  sujetara  á  las  demás  prescripcio- 
nes del  Código  y  la  legislación  mercantil  vigente,  sin- 
excluir  la  de  su  inscripción  en  la  matrícula,  y  Solar 
comunicó  inmediatamente  las  órdenes  oportunas  para 
su  cumplimiento. 
*  £1  Ministro  de  Ultramar  D.  Alejandro  de  Castro^ 

ba  en  el  sitio  de  Bangá,  que  unos  decian  era  comprensión  de  la  Hacien- 
da de  Mancaban,  siendo  asi  que  por  Real  ejecutoria  de  16  de  Diciem- 
bre de  1856  y  auto  de  deslinde  de  1 2  de  Febrero  de  1859  se  decla- 
raba estar  comprendida  en  los  límites  de  la  Hacienda  de  Meysapang. 

Rom  sufrió  varios  afios  de  prisión;  Obispo  fué  declarado  responsa- 
ble; á  £chagOe  se  le  declaró  exento  de  culpa;  los  demás  que  figuraroiv 
en  este  larguísimo  proceso  sufrieron  más  ó  menos  perjuicios,  y  en  re- 
sumen, la  cárcel  de  Bilibid  sonó  por  luengos  afios  en  oficinas  y  juzgados 
de  Espafia  y  Filipinas. 

Arroja  mucha  luz  acerca  de  este  ruidoso  asunto  el  opúsculo  Difimor 
dil  0rptiU€to  D,  Juan  Rom^  en  la  causa  núm.  580  del  Juzgado  de  Ha* 
cienda  de  Bianila,  por  el  Licenciado  en  Jurisprudencia  D,  Lorenzo- 
Francisco,  de  la  misma  ciudad:  Madrid,  1888.  Imprenta  de  J.  M.  Pére». 
y  Compafifai  Capellanes,  5, 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  47 X 

^ometíó  á  la  Reina,  en  i.^  de  Agosto,  la  reforma  del 
Ministerio  de  su  cargo,  y  por  Real  decreto  de  la  misma 
fecha  se  dignó  S.  M.  aprobarla,  creándose,  además  de 
la  Subsecretaría,  dos  Direcciones  generales,  una  de 
Grracia  y  Justicia  y  Negocios  eclesiásticos  y  otra  de 
Hacienda,  debiendo  despachar  la  Subsecretaría  los 
asuntos  de  Gobierno  y  de  Administración  y  Fomento, 
y  tener  á  su  cargo,  una  de  las  expresadas  Direcciones* 

Se  crearon  dos  plazas  de  Jefe  de  sección  con  el  come- 
tido de  desempeñar  uno  de  ellos  la  Ordenación  general 
de  pagos  y  la  contabilidad  del  Ministerio  y  sus  depen- 
dencias. 

Por  Real  orden  de  la  misma  fecha  se  reformaron  las 
plantillas  de  las  dependencias  de  Ultramar,  remitién- 
dose á  Filipinas  la  correspondiente  á  estas  Islas,  con 
orden  de  que  surtieran  sus  efectos  en  las  mismas  desde 
i.^  de  Julio  anterior. 

Por  Real  decreto  de  29  de  Septiembre  se  creó  en 
Madrid  una  Comisión  encargada  de  estudiar  y  proponer 
la  reforma  de  la  legislación  penal  vigente  en  las  pro- 
vincias de  Ultramar,  compuesta  de  un  Presidente  y  seis 
Vocales,  uno  de  los  cuales  debería  desempeñar  las  fun» 
clones  de  Secretario. 

Estaba  próxima  á  llegar  á  Manila  parte  de  la  escua- 
dra del  Pacífico  que  tan  alto  puso  el  nombre  de  la  ma- 
rina española  en  las  aguas  del  Callao  el  2  de  Mayo  de 
1866,  bajo  el  mando  del  heroico  Méndez  Núñez,  y  ha- 
bíanse  comunicado  órdenes  á  Filipinas  para  el  abono 
de  las  pagas  que  se  adeudaba  á  la  dotación  de  dichos 
buques,  poniendo  en  gravísimo  conflicto  á  las  autorida- 
des económicas,  porque,  efecto  de  la  angustiosa  situa- 
ción del  Tesoro,  era  de  todo  punto  imposible  satisfacer 
tan  indispensable  como  legítima  atención:  para  remediar 


472  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

en  lo  posible  el  mal  que  amenazaba^  y  respondiendo  i 
las  patrióticas  excitaciones  del  ex-Gobernador  superior 
interino  Sr.  Sanz,  acordó  el  Ayuntamiento  abrir  una 
suscripción  con  el  objeto  de  allegar  fondos  para  auxi- 
liar los  ahogos  de  la  Hacienda  (0;  sus  resultados  fueron 
de  tody  punto  exiguos,  y  afectado  el  Intendente  Alvares 
con  la  absoluta  carencia  de  fondos  en  las  antes  repletas 
arcas  del  Tesoro,  dimitió  su  empleo  y  marchó  á  Espa- 
ña, nombrando  Solar  el  i.°  de  Octubre  en  concepto  de 
interino  á  D.  Felipe  María  de  Govantes.  Reunió  el  Ge- 
neral la  Junta  de  autoridades  para  ver  el  medio  de  con- 
jurar el  conflicto,  resolviéndose,  á  propue%stade  Govan- 
tes, hacer  una  operación  con  el  tabaco  de  mejor  calidad 
de  Cagayán  y  la  Isabela,  cuya  hoja,  tan  apreciada  en  los 
mercados  del  extranjero,  fué  adquirida  por  las  casas  ex- 
portadoras, ingresando  en  el  Tesoro  unos  300.000  pesos 
del  producto  de  su  venta,  con  lo  que  pudo  hacerse  frente 
á  las  más  apremiantes  necesidades  y,  sobre  todo,  á  sa- 
tisfacer á  la  escuadra  parte  de  sus  alcances. 

La  Numancia  llegó  á  Manila  el  8  de  Septiembre  (2). 

El  recibimiento  hecho  á  los  valientes  marinos  fué  en 
alto  grado  entusiasta,  festejándoles  el  Ayuntamiento  y 
las  corporaciones  y  particulares  á  porfía  con  banquetes» 
bailes  y  otras  demostraciones  de  regocijo  público  (3). 


(1 )  La  Sociedad  Económica  tomó  el  acuerdo  de  ceder  sus  fondos  en 
benefício  de  la  escuadra  del  Pacifico.  (Sesión  del  24  de  Agosto  de  1866.) 

(2)  Los  demás  buques  procedentes  del  Pacirico  llegados  á  Manila 
fueron  la  Btrepguilay  la  Viñadera  y  el  Mar^s  di  la  Vict^rui, 

(3)  «El  Ayuntamiento  de  Manila,  precedido  d«  sus  masas,  pasó  á 
bordo  de  la  fragata,  y  en  nombre  de  la  ciudad  felicitó  á  sus  tripulantes 
por  la  campafia  que  habían  hecho,  para  honra  de  la  patria.  £1  comercio 
de  aquella  capital  hizo  un  espléndido  regalo  de  toda  clase  de  TÍveres,  y 
las  visitas  y  plácemes  de  las  clases  todas  de  aquella  sociedad,  recom- 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  473 

Por  Real  orden  de  6  de  Octubre  se  autorizó  el  esta- 
blecimiento de  un  nuevo  Colegio  de  misioneros  agus- 
tinos calzados  con  destino  á  Filipinas,  en  Santa  María 
<ie  la  Vid»  partido  judicial  de  Aranda  de  Duero  (Burgos)» 
de  donde,  desde  entonces,  salen  para  el  Archipiélago  las 
misiones  de  dichos  religiosos. 

Por  Real  decreto  de  6  de  Febrero  de  1866,  refrenda- 
do por  el  Sr.  Cánovas  del  Castillo,  se  creó  en  Manila  una 
Junta  central  de  Agricultura,  Industria  y  Comercio,  con 
funciones  consultivas  é  inspectoras  en  los  servicios  más 
•enlazados  con  el  desarrollo  de  estos  ramos  de  la  rique- 
za pública. 

Debía  constar  de  doce  Vocales  ordinarios,  nombra- 
dos por  el  Gobernador  de  las  Islas  entre  las  personas 
más  acaudaladas  de  la  capital  en  los  tres  ramos  de  ri- 
queza que  constituyen  la  denominación  de  aquélla,  ó 
en  individuos  distinguidos  por  sus  conocimientos  teóri- 

pensaron  á  la  gente  de  la  Numameia  de  los  trabajos  pasados.  Recibida 
la  orden  del  Gobierno,  salió  de  Manila  el  19  de  Enero  de  l867  y  se 
dirigió  á  Bata  vial. -*(^^/ra^/(0  biindada  NUmamcm,  por  Pascual  La- 
cas de  la  Encina.  Ei  BaU,  Madrid  20  de  Abril  de  1870.) 

Coií  el  pseudónimo  anterior  publicó  el  articulo  citado  y  otros  varios 
de  carácter  profesional  muy  notables,  el  malogrado  Teniente  de  navio 
d^  la  Armada.  Pardo  de  Figueroa,  hermano  del  erudito  Dr.  The- 
bussem. 

Es  muy  donosa,  y  no  carece  de  exactitud,  aunque  esté  el  cuadro  un 
tanto  recargado,  la  pintura  que  hace  de  aquel  paU: 

cAqui  en  Manila  no  hay  un  cuarto.  A  los  del  Pacifico  nos  deben 
cuatro  pagas.  Esto  está  tan  miserable,  tan  atrasado,  con  tan  mala  ad- 
ministración y  tan  sin  pies  ni  cabeza,  que  parece  mentira  que  se  sos- 
tenga; es  necesario  ver  esta  tierra  para  formarse  idea  cabal  de  ella.  Di- 
cen que  América  es  el  tf/b»#  tmmd^y  y  yo  creo  que  d  oUré  wtmuU  es 
■éste.  Aqui  cantan  las  salamanquesas,  se  cojen  peces  en  tierra  y  se  ven 
culebras  en  la  mar.  No  hay  buen  té,  y  el  acucar  que  llaman  c  áramelo, 
no  endulza;  el  tabaco  es  escaso,  amarga  y  no  arde.  Hay  un    Inspector 


474  JOSÉ   MONTBRO   Y   VIDAL 

eos  Ó  prácticos  en  cualquiera  de  ellos.  Además,  como- 
Vocales  natos,  se  mandaba  que  formaran  parte  de  la 
misma  el  Director  de  Administración  local,  el  Adminis- 
trador general  de  Aduanas,  los  Inspectores  de  Minas  y 
Montes,  el  capitán  del  puerto  de  Manila,  el  Director  de 
la  Escuela  de  Agricultura  y  Botánica,  el  Presidente  de- 
la  Sociedad  Económica  y  los  Provinciales  de  las  Orde' 
nes  religiosas. 

Por  el  art.  4.^  se  ordenaba  establecer  Juntas  locales, 
en  las  cabeceras  de  las  provincias  en  que  fuese  posible 
su  instalación. 

Dichos  cargos  debian  ser  gratuitos  y  honoríficos,  y 
su  cometido  el  que  indica  su  título. 

Solar  puso  el  «cúmplaseí  á  esta  soberana  resolución^ 
el  20  de  Octubre  del  mismo  año,  quedando  desde  esta 
fecha  establecida  la  Junta  central  y  nombrado  el  perso- 
nal de  que  había  de  componerse. 

general  de  los  montes  de  Mindanao  con  un  sueldo  pingüe,  y  dichas- 
selvas  no  pueden  utilizarse  por  ser  tierra  de  moros  salvajes;  de  manera 
que  el  destino  equivale  á  ser  desde  la  tierra  guarda  ó  ingeniero  de  los 
montes  de  la  luna.  Existe  un  Director  del  Jardín  Botánico  y  no  hay 
tal  jardín;  se  ignora  hasta  si  la  canela  se  produce  en  estas  islas.  Una 
sola  clase  de  ensalada  tienen,  y  esa  es  áspera;  coles  no  se  conocen;  las 
naranjas  son  agrias  y  del  tamafio  de  nueces,  y  el  mayor  limón  como  un- 
huevo  de  paloma;  á  la  pifia  hay  que  ponerle  sal  para  poder  comerla^ 
los  tomates  vienen  de  Europa  en  latas;  la  leche  es  de  carabao;  la  carne 
dura  como  una  piedra;  los  garbanzos  balas;  las  gallinas  estopa;  la  ropa 
se  lava  á  palos,  y,  en  fin,  si  hubiera  de  consignarlo  todo,  necesitaría 
veinte  hojas  de  papel.  Solamente  hallándose  con  la  enfermedad  de  este 
pafs,  que  llaman  chifladura  y  que  es  una  especie  de  imbecilidad,  puede 
disculparse  á  los  que  dicen  que  aquí  hay  de  todo  y  que  todo  es  bueno». 
(Exiracio  del  Diarh  d¿  navegación  de  la  lAimaneia^  inserto  en  la  obra 
Algunos  escrilút  del  Teniente  de  navio  D,  José  Emilio  Ihrdo  di  fígni-^ 
roa  (Pascual  Lucas  de  la  Encina).  Ordenados  y  anotados  por  el  doctor 
Thebussem:  Madrid,  MDCCCLXXUI.) 


CAPITULO  XXIII. 


Gobierno  de  Gándara.— Intendente  Rubí. — Compafifas  mercantiles. — 
Telégrafos.— Balanza  mercantil.— Sebrestantes. — Pase  y  ascensos  de 
militares  á  Ultramar.— Divisiones  hidrológicas.— Supresión  del  Tri* 
bunal  de  Cuentas.— ídem  de  los  Juzgados  de  Hacienda. — Policia  ur- 
bana y  edificios  públicos. — Minería.— Obras  públicas. — Marfori. — 
Faros  militares. — Riego  y  saneamiento  de  terrenos.- Multas  y  co- 
mbos de  Aduanas. — Inundación  en  Manila.— ídem  en  llocos  y 
Abra.  — Grandes  pérdidas  en  personas  y  propiedades.- Catástrofe 
del    J/a/rj/Mia.— Remesas  de  tabaco.— Desapruébalas  el  Gobierno. 

—  Dimisión  de  Rubí.- Pérez  Vento,  Mas  y  Abad.— Escuela  de  Nue- 
va Cáceres. — Buques  extranjeros.— Montes. — Faros,  luces  y  valiza- 
mientQs. — Contratos  de  obras  públicas. — Pasajes. —  Dominios  deY 
Sultán  de  Joló  en  Borneo.— San  Juan  de  Letrán. — Diario  de  avisos» 

—  Propie  dad  literaria.—  Ordenanzas  de  la  Audiencia.  —  Iglesia  de 
Santo  Domingo. — Empréstito.— Exequias  por  Narváez. — Rubí,  Mi- 
nistro.—Extranjeros. — Expropiación  forzosa  á  los  casos  de  guerra» 
—Revolución  de  Septiembre  de  1868.— Efervescencia  y  difícil  si- 
tuación en  Manila. — Véncela  Gándara.— Ay ala,  Ministro. — Unidad 
monetaria. — Órdenes  sobre  obras  públicas. — Derógase  el  renlamcnto- 
orgánioo  de  empleados. — Remoción deéstos.— Aranceles.— Buques. 
— Dbposiciones  de  Gándara  sobre  instrucción  primaria.— Junta  de 
reformas. — Unidad  de  fueros.— Jurisdicción  contenciosa.— Corredo- 
res de  comercio. — Exp  edientes  de  clases  pasivas.— Dotaciones  del 
el  ero, ^Carrera  jurídica  y  fiscal.— Topete. — Escandón. — Mejoras 
municipales. ^Guardia  civil.— Elecdones  y  Juntas.— Facilidades  at 
comercio.— Expedición  á  igorrotcs.— Empréstito  Figuerola. — Bazar 
de  caridad. — Dbposiciones  gubernativas.— Carreras  de  caballos.— 
Renuncia  de  mando. — Notables  cualidades  de  Gándara.— Breve  in- 
terinidad de  Maldonado. 


Nombrado  Gobernador  y  Capitán  general  de  Filipi* 
ñas  el  Teniente  general  D.  José  de  la  Gándara  y  Na- 


47^  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

varro,  posesionóse  de  su  alto  empleo  el  26  de  Octubre 
de  1866. 

Con  Gándara  llegó  á  Manila  el  ilustre  poeta  y  autor 
dramático  D.  Tomás  Rodríguez  Rubí,  electo  Intenden- 
te general  de  Hacienda,  de  cuyo  destino  se  hizo  cargo 
el  29  de  Octubre. 

Por  Real  decreto  de  6  de  Noviembre  siguiente  se 
delegó  en  los  Gobernadores  superiores  civiles  de  Ultra- 
mar la  facultad  de  aprobar  la  constitución  de  las  com- 
pañías mercantiles  cuyo  objeto  fuese  exclusivamente 
industrial. 

Necesidad  atendible  demandada  por  el  incremento 
del  comercio,  y  que  hacía  imperiosa  la  conveniencia 
política  y  el  progreso  de  los  tiempos,  era  el  estableci- 
miento del  telégrafo  eléctrico,  y  para  subvenir  á  ello 
ordenóse  por  Real  orden  de  6  de  Enero  de  1867  que 
pasara  á  Filipinas  una  Comisión  compuesta  de  tres 
individuos  del  Cuerpo,  destinada  á  estudiar  su  plantea- 
miento, administración  y  servicio  en  el  Archipiélago. 

El  14  del  mismo  mes  ordenó  Rubí  el  cumplimiento 
de  una  Real  orden  de  6  de  Noviembre  de  1866,  relati- 
va á  que  la  Balanza  mercantil  fuese  redactada  con  su- 
jeción á  la  estadística  general  de  comercio  exterior  que 
se  publicaba  en  España. 

La  carrera  de  sobrestantes  en  Puerto  Rico  y  Filipi- 
nas fué  reglamentada  por  Real  orden  de  25  de  Febrero» 
comunicándose  á  la  Autoridad  superior  las  órdenes 
oportunas. 

El  26  del  mismo  mes  se  le  comunicó  asimismo  un 
Real  decreto  disponiendo  que  los  magistrados  suplen- 
tes de  las  Audiencias  sustituyan,  en  caso  de  legítimo 
impedimento,  á  los  Consejeros  de  la  Sección  de  lo  Con- 
tencioso. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  477 

Por  otro  Real  decreto  de  igual  fecha,  refrendado  por 
Castro,  fué  creada  una  Comisión  extraordinaria  para 
compilar  y  ordenar  los  documentos,  datos  y  noticias  que 
el  Ministro  de  Ultramar  designase,  con  el  fin  de  escla- 
recer puntos  de  derecho  consignados  en  las  antiguas 
leyes  y  pragmáticas  de  la  Monarquía  española,  debien- 
do, al  efecto,  examinar  los  Archivos  y  Bibliotecas  del 
Reino,  asi  como  las  del  extranjero  que  considerase  con* 
veniente. 

Aprobado  por  Real  orden  de  i.°  de  Marzo  el  regla» 
mentó  para  la  aplicación  é  inteligencia  del  Real  decreta 
de  3o  de  Julio  de  1866,  en  lo  relativo  al  pase  y  ascenso 
de  los  jefes  y  oficiales  de  infantería  y  caballería  de  los 
ejércitos  de  Ultramar,  remitióse  en  la  propia  fecha  á  la 
Capitanía  general  del  Archipiélago,  poniéndole  Gánda- 
ra en  vigor. 

Planteado  ya  el  servicio  de  Obras  públicas  con  el 
personal  necesario  de  ingenieros  y  ayudantes,  ty  sien- 
do, decíase  en  Real  orden  de  27  de  Marzo,  de  la  mayor 
conveniencia  que  á  la  vez  del  desarrollo  de  las  vías  de 
comunicación  de  todo  género  y  de  las  obras  de  puertos 
y  faros  se  dé  principio  desde  luego  á  los  estudios  hidro- 
lógicos de  las  Islas»,  mandaba  S.  M.  que  se  procediera 
á  determinar,  en  primer  término,  el  número  de  divisio- 
nes hidrológicas  que  deberían  establecerse,  practicando 
los  áttxiáñ  trabajos  conducentes  á  la  ejecución  de  este 
servicio. 

Los  Tribunales  de  Cuentas  establecidos  en  Ultramar 
llenaban  tan  imperfectamente  su  cometido,  y  con  tal 
lentitud  procedían  en  la  rendición  de  las  cuentas  de 
presupuestos,  que  el  Ministro  Castro  sometió  á  la  Reina 
en  28  de  Marzo  un  Real  decreto  por  el  que  se  mandó 
cesar  á  los  referidos  Tribunales  desde  la  fecha  en  que  se 


478  JOSé   MONTERO   Y   VIDAL 

pusiera  el  t cúmplase»  al  mandato  soberano^  disponien- 
do que  en  lo  sucesivo  las  cuentas  de  todos  los  ramos  y 
servicios  del  Estado  se  rindieran  al  Tribunal  de  Cuen- 
tas del  Reino,  y  que  las  Contadurías  generales  de  Ha- 
•cienda  de  las  provincias  de  Ultramar  examinaran  en 
primer  término  las  que  le  fuesen  presentadas  por  todos 
4os  obligados  á  rendirlas,  dando  reglas  del  modo  y  for- 
ma con  que  en  adelante  había  de  procederse  en  el  par- 
ticular. 

Aumentábase  en  el  Ministerio  el  número  de  plazas  de 
la  sección  de  Contabilidad,  con  el  fín  de  que  en  ella  se 
revisaran  las  cuentas  que  remitiese  á  la  Dirección  de 
Hacienda  la  Contaduría  general,  y  se  creaba  en  el  Tri- 
bunal del  Reino  una  Sala  de  Indias  para  el  examen  de 
las  de  Ultramar,  compuesta  de  tres  Ministros  y  del 
personal  de  Contadores  y  Auxiliares  correspondientes, 
nombrados  aquéllos  á  propuesta  del  Ministro  por  Real 
decreto  refrendado  por  él,  y  de  Real  orden  los  demás 
•empleados  de  la  Sala  (0. 

Los  Juzgados  especiales  de  Hacienda  de  la  Habana, 
Puerto  Rico  y  Manila,  fueron  suprimidos  por  otro  Real 
decreto  de  28  de  Marzo,  dictándose  varías  disposicio- 
nes sobre  el  conocimiento  y  tramitación  de  los  asuntos 
en  que  debía  mostrarse  parte  la  Hacienda. 

En  12  de  Mayo  siguiente  se  ordenó  al  Gobernador 
^e  Filipinas  que  los  trabajos  que  se  ejecutaran  en  el 
Archipiélago  para  la  redacción  de  proyectos,  presu- 

(i)  Más  tarde,  como  diremos,  se  restablecieron  los  Tribunales  de 
Cuentas  en  Ultramar,  y  se  suprimió  la  Sala  de  Indias,  y  de  nuevo  se 
volvieron  á  suprimir  aquéllos  y  á  crear  las  Salas  que  hoy  existen,  sin 
que  con  tantas  idas  y  venidas  de  barcos  cargados  de.....  cuentas,  se  haya 
conseguido  otro  resultado  que  gastar  muchísimos  miles  de  duros  y  que 
las  cuentas  continúen  en  espera  de  un  alma  pia  dosa  que  las  examine. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  479 

puestos  y  pliegos  de  condiciones  relativos  á  la  policía 
urbana  y  edificios  públicos,  debían  sujetarse  á  la  ins- 
trucción aprobada  por  Real  orden  de  la  misma  fecha, 
que  se  acompañaba. 

El  14  del  mismo  mes  se  expidió  un  Real  decreto  es- 
tableciendo el  régimen  de  la  minería  en  Filipinas,  con 
arreglo,  en  general,  á  las  prescripciones  vigentes  en  la 
Península  (O. 

El  presupuesto  y  plantilla  del  personal  de  la  Inspec- 
ción general  de  Obras  públicas  de  Filipinas  fué  aprobado 
por  Real  orden  de  6  de  Junio,  mandando:  que  el  Inspec- 
tor residiera  en  Manila,  y  fuese  jefe  de  todo  el  servicio 
de  Obras  públicas,  construcciones  civiles  y  telégrafos; 
que  se  considerase  dividido  el  Archipiélago  en  cuatro 
distritos,  poniendo  al  segundo  jefe  al  frente  de  Manila, 
y  los  tres  restantes  con  residencia  en  Cebú,  Vigan 
(llocos  Sur)  y  Nueva  Cáceres  (Camarines). 

Distribuíase  también  el  personal  de  ayudantes,  paga- 
dores, delineantes,  etc.  (2). 


(1)  Véase  Coiteácn  UgitUtha^  tomo  XCVII.  Primer  semestre  de 

1867. 

(2)  En  28  del  propio  mes  se  aprobó  el  reglamento  para  el  régimen 
interior  de  la  Junta  consultiva  de  Obras  públicas  de  las  Islas,  y  en  15 
de  Octubre  de  1867  lo  fué  el  relativo  á  la  organización,  servicio  y  dis- 
•ciplina  del  personal  subalterno  de  Obras  públicas  de  UUramar,  organi- 
liándose  además  el  personal  facultativo  de  ayudantes  y  sobrestantes. 

£1  21  de  Diciembre  del  mismo  afto  se  dictó  una  Real  orden  desig- 
•nando  las  funciones  que  correspondían  á  la  Inspección. 

En  la  actualidad,  la  Inspección  general  de  Obras  públicas  tiene  dis- 
tribuidos sus  servicios  en  una  Ofícina  central  y  una  Junta  consultiva; 
sección  de  Arquitectura;  Coinbión  de  faros,  encargada  del  alumbrado 
y  valizamiento  de  las  costas  del  Archipiélago,  y  consta  de  siete  distri- 
4os,  que  son:  Manila,  Pampanga,  Batangas,  llocos,  Nueva  Cáceres,  Iloilo 
y  Cebú. 


480  JOSÉ   MONTSRO   Y   VIDAL 

Nombrado  Ministro  de  Ultramar  D.  Carlos  Marfori^ 
se  posesionó  de  su  cargo  el  10  de  Junio  de  1867. 

Por  Reales  órdenes  fechadas  el  9  de  Julio  fueron  apro- 
badas una  Instrucción  para  el  servicio  de  los  faros  colo- 
cados en  el  interior  de  las  fortalezas ,  castillos  y  fuertes 
de  las  Islas  que  carecieran  de  población  civil,  y  otra  para 
la  ejecución  de  los  planos  de  alineaciones  en  el  Archi* 
piélago,  y  con  igual  fecha  se  mandó  que  rigiera  en  éste, 
con  ciertas  modificaciones,  el  reglamento  aprobado  en 
28  de  Febrero  de  i856  para  la  isla  de  Cuba,  sobre 
organización  y  servicio  de  los  torreros  en  los  faros. 

Dos  días  después  se  comunicó  al  Gobernador  de  Pili* 
pinas  una  Real  orden  dictando  varias  disposiciones  para 
el  estudio  y  ejecución  de  obras  de  riego  y  saneamiento 
de  terrenos  en  las  provincias  ultramarinas. 

El  28  del  mismo  mes  de  Julio  se  dictó  un  Real  de- 
creto designando  la  parte  que  corresponde  á  los  emplea- 
dos de  Aduanas  de  las  mismas  provincias  en  los  comi- 
sos y  multas  que  se  impongan  por  fraudes  6  por  infrac- 
ciones de  la  legislación  arancelaria  que  aquéllos  descu<^ 
bran  (1). 

Manila  sufrió  en  los  días  20  al  26  de  Septiembre  un 
violento  temporal,  que  fué  causa  de  una  general  inunda* 
ción  en  los  arrabales. 

La  quinta  de  Macalañang,  residencia  del  general  Gán- 
dara, quedó  aislada,  y  para  llegar  á  ella  tuvieron  las 
autoridades  que  valerse  de  bancas,  por  estar  converti- 
dos en  un  lago  todos  los  barrios  de  aquella  parte  de  la 
población. 


(i)  Veinticinoo  por  100  del  valor  de  los  oomisos  y  de  lat  multas: 
en  caso  de  haber  más  de  un  participe,  se  hará  la  distribución  á  prarratik 
dtrl  sueldo  y  sobresueldo  que  cada  uno  disfrute. 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  48 1 

El  Ayuntamiento,  autorizado  por  Gándara,  distri- 
1>uy6  3.000  pesos  en  socorros  á  las  clases  menesterosas, 
y  las  autoridades  y  corporaciones  hicieron  todo  género 
de  esfuerzos  para  facilitar  recursos  á  los  perjudicados  y 
á  los  4ue  no  podían  salir  de  sus  casas  en  el  período  ál- 
gido de  la  inundación  (O* 

El  25  de  dicho  mes  de  Septiembre  ocurrió  una  es- 
pantosa inundación  en  llocos ,  por  efecto  de  una  ex- 
traordinaria avenida  del  rio  Abra. 

Las  aguas  subieron  24  metros  sobre  su  nivel  ordina- 
rio, pereciendo  1.800  personas  y  causando  daños 
incalculables  á  las  propiedades  en  las  expresadas  pro- 
vincias y  en  la  del  Abra  (2). 

De  regreso  de  Hong-Kong,  á  donde  había  ido  á 
buscar  la  correspondencia  pública  de  Europa,  servicio 
que  estaba  desde  1860  encomendado  á  los  buques  de 
guerra,  fué  sorprendido  el  vapor  Malespina  por  un  te- 
rrible baguio. 

Indudablemente  le  cogió  el  vórtice  del  furioso  hura- 
cán y  fué  á  hundirse  para  siempre  en  el  agitado  mar 

(1)  Por  Real  orden  de  21  de  Diciembre  se  aprobó  el  gasto  indica* 
do,  y  se  dispuso  que  la  Dirección  de  Administración  dictara  las  medi- 
das convenientes  á  fin  de  que  en  los  presupuestos  próximos  figurase 
una  partida  bajo  el  concepto  de  Caiamidadet  púÓHeas. 

(2)  Al  conocerse  en  Manila  la  extensión  de  esta  horrorosa  catástro- 
fe, constituyó  el  Gobernador  de  las  Islas  una  Junta  de  socorros  que  en 
pocos  días  recogió  sobre  30.000  pesos  y  muchísimos  efectos  y  ropas^ 
qoe  se  mandaron  sin  pérdida  de  tiempo  á  los  inundados. 

Las  ñiflas  de  la  Escuela  municipal  hicieron  en  tres  días  unos  300  tra- 
jes para  ñiflas  con  igual  destino. 

£1  Obispo  de  la  diócesis  de  Nuev»  SegoTia,  el  clero,  las  autoridades 
y  todas  las  clases  de  la  localidad  rivalicaron  asimismo  en  la  caritativar 
empresa  de  facilitar  á  los  habitante»  de)  Abra  y  de  lloeos  toda  dase  de 
auxilios. 

TOMO  III  31 


^ 


482  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

de  China:  el  hecho  es  que  no  ha  vuelto  á  saberse  más 
del  buque,  sin  que  el  menor  despojo  aclarase  el  destino 
que  cupo  á  la  nave  y  á  su  desventurada  tripulación  y 
pasajeros.  La  ansiedad  en  Manila  por  la  tardanza  del 
vapor-correo  fué  extraordinaria,  y  conforme  paskba  el 
tiempo  se  hacia  más  intenso  el  pesar,  aumentando  de 
día  en  día  la  creencia  del  triste  ñn  de  aquellos  mártires 
del  deber.  El  Comandante  general  del  Apostadero,  par- 
te por  cumplir  con  su  obligación,  y  parte,  muy  princi- 
palmente, porque  después  supo  que  en  dicho  buque 
iban  personas  allegadísimas  suyas,  hizo  pesquisas  ex- 
traordinarias mandando  varios  vapores  de  guerra  y 
mercantes  á  recorrer  mares  y  costas  en  busca  del  Ma^ 
lespina  ó  en  averiguación  de  su  suerte.  Ningún  resul- 
tado dieron  sus  angustiosos  afanes,  y  aun  hoy  continúa 
envuelto  en  el  misterio  el  pormenor  del  horrible  si- 
niestro (1). 

(1)  La  catástrofe  del  Maltspma  ofrece,  como  se  ve,  en  cuanto  á 
los  detalles  de  su  desconocida  y  total  pérdida,  perfecta  identidad  con  la 
infausta  é  inolvidable,  que  hoy  llora  la  nación,  de  la  del  crucero  Reina 
Regente» 

Según  de  público  se  dijo  por  Manila  en  aquella  época,  el  Malespina^ 
que  acababa  de  hacer  viaje,  estaba  en  malísimas  condiciones  de  seguri- 
dad y  debía  entrar  en  repi^ración;  pero  el  Jefe  del  Apostadero  supo  por 
carta  de  una  hija  suya,  recién  casada  con  un  capitán  de  fragata  desti- 
nado á  Manila,  que  embarcaría  en  la  expedición  subsiguiente,  y  con  el 
fin  de  reservar  para  el  viaje  de  su  hija  el  buque  más  seguro  con  qué 
contaba,  anticipó  la  salida  del  Malesphta^  aunque  no  le  correspondía, 
desatendiendo  las  observaciones  relativas  al  mal  estado  del  barco  que 
le  hizo  su  comandante  D.  José  María  Nusa. 

La  fatalidad  hizo  que  deseosa  de  sorprender  á  su  padre  le  ocultara  la 
verdad,  pues  la  infeliz  seflora  iba  en  la  expedición  próxima,  pereciendo 
con  sus  compafieros  de  infortunio  en  el  Malespma. 

Conocido  el  fatal  engafio  por  cartas  de  la  familia  llegadas  en  el  correo 
inmediato,  sufrió  el  desventurado  padre  la  más  espantosa  amargura. 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  483 

Con  objeto  de  hacer  frente  á  la  escasez  que  experi- 
mentaba el  Tesoro  ñlipino,  ideó  Rubí  hacer  remesas 
-directas  de  tabaco  á  los  mercados  de  Alemania  por 
cuenta  de  la  Hacienda,  seguro  de  obtener  ventajas  po- 
«itivas,  porque  las  pocas  casas  exportadoras  de  este  ar- 
ticulo que  había  en  Manila  acostumbraban  á  fijar, 
puestas  de  acuerdo,  precios  onerosos,  viéndose  precisa- 
da la  Intendencia,  por  la  necesidad  de  recursos  y  falta 
de  competidores,  i  sucumbir  á  las  imposiciones  de  los 
-comisionistas. 

Esta  determinación  no  fué  aprobada  por  el  Gobierno; 
y  como  los  términos  de  la  desautorización  le  parecieron 
-ofensivos  para  su  probidad  y  rectitud  de  miras,  dimitió 
el  cargo,  embarcándose  inmediatamente  para  la  Pe- 
nínsula. 

Nombrado,  con  el  carácter  de  interino  en  su  reem- 
plazo, D.  Rafael  Pérez  Vento,  se  posesionó  el  4  de  No- 
viembre, sustituyéndole  ásu  llegada  de  España  el  elec- 
to en  propiedad  D.  Celestino  Mas  y  Abad. 

Á  instancias  del  celoso  Obispo  de  Nueva  Cáceres, 
D.  Fr.  Francisco  Gainza,  se  creó,  por  Real  orden  de  5 
'de  Noviembre,  una  escuela  de  instrucción  primaria  de 
niñas,  con  el  nombre  de  Santa  Isabel,  en  la  capital  de  su 
diócesis,  dirigida  por  las  hermanas  de  la  Caridad,  inau- 
gurándose dicha  escuela-colegio  el  12  de  Abril  de  1868. 

En  27  de  Noviembre  de  1867  se  comunicó  al  Go* 
■bemador  de  Filipinas  una  Real  orden  dictando  las  dis- 
posiciones que  habían  de  observarse  en  el  caso  de  ñau- 

considerándose,  en  parte,  culpable  de  lo  ocurrido.  Su  razón  se  pertur- 
bó y  á  poco  abandonó  el  puesto  que  servia ,  regresando  á  Espafia  con 
-el  eterno  luto  de  su  alma. 

Entre  otros  pasajeros,  conducía  el  Malespina  al  capitán  de  fragata 
O.  Francisco  Patero  y  su  sefiora. 


484  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

frigio  de  un  buque  extranjero  en  alguno  de  los  puertos, 
de  las  Islas. 

Gándara  legisló  qoq  acierto  en  el  ramo  de  montes^ 
apoyando  epérgicamente  á  la  Inspección,  en  contra  dé- 
los maderistas  que  la  hacían  encarnizada  guerra. 

Por  decreto  suyo  de  x8  de  Diciembre  se  reivindica  al 
Estado  en  la  propiedad  efectiva  de  los  montes  públicos, 
poniendo  la  riqueza  forestal  de  Filipinas  bajo  el  ampara 
de  las  leyes,  prohibiendo  la3  cprtas  de  maderas  en  mon* 
tes  públicos  sin  el  permiso  de  la  autoridad,  á  excepción 
de  los  vecinos  de  los  pueblos  quQ  necesitaren  cortar 
maderas  para  sus  aprovecha^iien^s  comunales  (0. 

Por  Real  orden  4e  91  4c  Diciembre  se  dispuso  que- 
las  autoridades  superiores  civiles  de  Ultramar  comuni- 
quen al  Ministerio  todas  las  noticias  referentes  á  faros- 
terminados,  luces  de  puerto  quA  se  enciendan,  obras  de 
valizamiento  ó  cualquiera  otra  de  interés  general»  en 
cuyos  importantísimos  particulares,  tan  necesarios  á 
la  navegación,  estaba  Filipinas  en  lamentable,  atraso. 

En  2l5  del  mismo  mes  ai^  dictó  un  Real  decreto  apro* 
bando  el  pliego  de  condicniones  generalea  para  los  con- 
tratos dp  obras  públicas  en  Ultramar,  cuyo  documentó- 
se inserta  á  continuacióo  del  soberano  mandato. 

Inspirado  en  móviles  altamente  humanitarios,  se  ex-- 
pidi6  el  3i  d^  Diciembre  otro  Real  decreto  concediendo- 
el  abono  de  pasaje  de  regreso  á  la  Península,  en  deter- 
minadas condiciones,  á  las  viudas,  hijos  y  madres  dé- 
los empleadQS  civiles  ^ctivQS  de  IJltramar  que  fallecie- 
ren en  las  mismas. 

El  Gobierno  de  España  ordenó  en  1867  al  de  Filipi- 
nas, que  por  una  Junta  de  autoridades  se  fijara  de  un 

(1}    Aprobado  por  Real  orden  de  26  de  Mayo  de  l868. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  485 

tnodo  expreso  cuále6  eran  Ibft  dominios  del  SaltáA  de 
Joló  en  los  mares  át  Miñdór». 

En  una  de  las  coñclusíonieá  del  dictamen  de  dicha 
Junta  se  decía:  «Que  es  esencial  el  consignar  como  am- 
pliación que  el  Sultán  de  Joló  ejerce  derecho  de  sobe- 
ranía no  disputada  hastía  a^ttí  ni  aun  {K>r  los  tratadistas 
holandeses  sobre  una  ekten^idn  ét  (costa  en  la  isla  de 
Borneo,  que  comprende  2.6S0  leguas  cuadradas,  entre 
la  punta  Kimanis,  al  Oel9t^  y  próxima  á  la  isla  de  La- 
buan,  posesión  inglesa,  y  el  río  Atlas;  siendo  descono - 
xidos  los  limites  del  interior,  que  se  supone  montuoso 
y  poco  poblado  por  razas  aborígenes  semi-salvajest. 

En  la  tercera  conclusión  de  este  informe  consigna  la 
Junta  de  autoridades  de  Filipinas:  «Que  en  toda  esta  in- 
mensa extensión  de  territorio  no  existe  un  solo  repre- 
sentante del  dominio  español,  cuyo  pabellón,  sin  em- 
bargo, está  confiado  á  dicho  Sultán  de  Joló,  y  dd  cual, 
así  éste  como  los  dattos,  hacen  uso  cuando  lo  creen 
<:on  veniente.! 

Ya  se  ve  si  hubiera  sido  fácil  que  España  se  posesio- 
nase con  tiempo  de  ese  territorio. 

En  el  mismo  año  de  1867  fué  declarado  Colegio  de 
-segunda  enseñanza  el  de  Sah  Juan  de  Letrán  de  Mani- 
la, á  cargo  de  los  Padres  dominicos. 

Con  el  título  de  Diario  de  avisos  comenzó  á  publi- 
carse en  Manila  el  i.^  de  Febrero  de  1868  un  nuevo  pe- 
riódico. 

Por  Real  orden  de  i3  del  minino  mes  y  año  «e  de« 
•claró  vigente  en  las  provincias  de  Ultramar  la  dé  11  de 
Octubre  de  i853,  que  se  ingerta,  acompañando  las  re- 
alas que  debían  observarse  para  el  cumplimiento  de  la 
iey  y  tratados  sobre  propiedad  literaria. 

La  Audiencia  de  Manila  redactó  unas  notables  Qrde- 


486  JOSé  MONTERO  Y  VIDAL 

nanzas  para  el  régimen  y  gobierno  de  la  misma,  que 
constan  de  229  artículosi  y  remitidas  á  la  superior 
aprobación,  lo  fueron  por  Real  decreto  de  18  de  Febre- 
ro de  i868. 

El  18  de  Marzo  bendijo  el  Obispo  de  Jaro,  D.  Fray^ 
Mariano  Cuartero,  la  nueva  iglesia  de  Santo  Domingo, 
y  el  ig  se  celebró  en  ella  solemne  función,  oficiando  de 
pontifical  el  Obispo  de  Nueva  Cáceres.  A  esta  solem-^ 
nidad  religiosa  asistieron  el  general  Gándara,  el  Arzo- 
bispo, el  Obispo  de  Jaro,  el  Segundo  cabo  Maldonada 
y  las  demás  autoridades  de  las  Islas,  predicando  ea 
dicho  acto  el  R.  P.  Fr.  Ramón  Martínez  Vigil  (0. 

Por  Real  decreto  de  19  de  Marzo  de  1868  se  auto- 
rizó al  Ministro  de  Ultramar  para  la  contratación  de  ua 
empréstito  con  destino  al  pago  de  las  atenciones  públi- 
cas en  las  Antillas  y  Filipinas  (2). 

Con  motivo  de  la  muerte  del  Duque  de  Valencia,  se 
ordenó  por  Real  decreto  de  28  de  Abril  que  se  celebra- 
ran en  Manila  solemnes  exequias  por  el  eterno  descansa 
de  su  alma,  costeadas  por  el  Estado,  y  que  todas  las. 

( 1 )  Memoria  sobre  la  iglesia  de  Santo  Domingo  de  Manila  y  ser- 
món  predicado  en  su  solemne  inauguración  el  XIX  de  Marzo  de 
MDCCCLXVin,  por  el  M.  R.  P.  Fr.  Ramón  Martínez,  del  Orden  de 
Predicadores  (actual  Obispo  de  Oviedo):  Manila,  1868. 

La  primer  iglesia  de  Santo  Domingo  se  construyó  de  madera  en^ 
1587.  y  dos  afios  después  se  desplomó  el  techo. 

En  1592  se  inauguró  la  segunda,  ya  de  piedra,  que  redujo  á  cenizas 
«1  grande  incendio  de  30  de  Abril  de  1603. 

£1  tercer  templo,  edificado  inmediatamente,  lo  destruyó  el  temblor 
del  día  de  San  Andrés  de  16 10,  y  el  cuarto  el  terremoto  de  1863. 

(2)  No  se  llegó  á  verificar,  porque  los  Sres.  Bischof&heim,  Goldsch- 
mitd  y  Compafiia,  con  quienes  se  contrató,  no  cumplieron  las  condi- 
ciones estipuladas  y  se  rescindió,  adjudicando  á  la  Hacienda  el  depósito 
por  ellos  constituido  en  garantía. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  487 

clases  del  mismo  vistieran  de  luto  riguroso  durante  tres 
días. 

£1  exlntendente  de  Filipinas^  D.  Tomás  Rodríguez 
Rubí,  fué  nombrado  Ministro  de  Ultramar,  encargán- 
dose de  aquel  departamento  el  ig  de  Junio  de  1868. 

A  propuesta  suya  expidió  la  Reina  en  ¿3  de  Agosto 
un  decreto  modificando  las  leyes  que  determinan  la 
condición  civil  de  los  extranjeros  en  Filipinas. 

En  29  de  igual  mes  se  aprobó  el  reglamento  para  la 
aplicación  á  los  casos  de  guerra,  en  Ultramar,  del  Real 
decreto  de  i5  de  Diciembre  de  1841,  sobre  enajena- 
ción forzosa  de  la  propiedad  particular  en  beneficio  pú- 
blico. 

Recientes  y  en  la  memoria  de  todos  los  sucesos  que 
originaron  el  destronamiento  de  Doña  Isabel  II  y  el 
triunfo  de  la  Revolución  de  Septiembre  de  1868,  no  hay 
para  qué  relatarlos:  basta  sólo  indicar  el  hecho  para 
que  se  comprenda  la  profunda  sensación  que  hubo  de 
causar  en  Filipinas  un  acontecimiento  tan  transcenden- 
tal é  inusitado. 

Las  luchas  de  la  política  se  desconocen  en  aquel 
país;  allí  todos  son  españoles,  y  claro  está  que  sola- 
mente el  elemento  peninsular  y  las  clases  ilustradas 
del  país  pudieron  hacerse  cargo  de  la  magnitud  del  su- 
ceso, sin  miras  ulteriores  en  el  sentido  de  apoyar  ó  re- 
sistir el  movimiento;  pero  las  noticias  anticipadas  que 
acerca  del  triunfo  de  la  revolución  llegaron  á  Manila 
por  conducto  de  los  periódicos  de  las  posesiones  ingle- 
sas inmediatas,  no  dejaron  de  producir  alguna  eferves- 
cencia. 

Los  comentarios  de  los  amantes  de  la  dinastía  de- 
rrocada, los  temores  fundados  de  la  pérdida  de  sus  em- 
pleos en  la  generalidad  de  los  funcionarios  públicos,  las 


483  JOSÉ   MONTERO  Y   VID/LL 

esperanzas  de  los  amigos  del  nuevo  régimen  y  la  acti- 
tud un  tanto  inconveniente  de  algunos  elementos  exal- 
tados, coincidiendo  con  la  mal  disimulada  alegría  de  los 
criollos,  poco  afectos  á  España,  quienes  en  la  revuelta 
creían  ganar  para  el  logro  de  sus  halagadores  ilusiones, 
crearon  al  general  Gándara  una  situación  difícil;  mas 
inspirándose  en  un  criterio  de  conveniencia,  justificado 
por  el  éxito,  publicó  un  manifiesto  al  país  invitándole 
á  permanecer  tranquilo  en  espera  del  parte  oficial  de 
los  sucesos,  con  la  promesa  de  publicarlo  y  de  acatar  y 
hacer  cumplir  las  órdenes  del  Gobierno  de  la  Nación, 
sin  descuidar  por  esto  las  medidas  de  precaución  que 
la  prudencia  aconsejaba,  logrando  con  su  serenidad  y 
exquisito  tacto  que  no  se  alterara  ni  por  un  instante  el 
orden  público,  y  que  cada  cual  continuase,  como  hasta 
entonces,  consagrado  al  estricto  cumplimiento  de  sus 
deberes. 

Constituido  en  España  el  Gobierno  provisional  bajo 
la  presidencia  del  Duque  de  la  Torre,  fué  nombrado 
Ministro  de  Ultramar  el  eximio  poeta  D.  Adelardo  Ló- 
pez de  Ayala,  encargándose  de  su  departamento  el  8  de 
Octubre. 

Participado  al  país  todo  lo  ocurrido,  conforme  Gán- 
dara prometiera,  y  acatada  la  nueva  forma  de  Gobierno 
que  representaba  á  la  nación,  siguió  inalterable  en  Ma- 
nila la  tranquilidad  pública,  sin  que  síntoma  alguno  de 
conatos  levantiscos  precisara  á  la  digna  Autoridad  su- 
perior á  medidas  represoras  de  ninguna  especie:  tal  era 
el  respeto  que  inspiraba  y  que  supo  hacer  que  todos  le 
guardasen. 

Uno  de  los  primeros  actos  del  nuevo  Gobierno,  con 
relación  á  Filipinas,  fué  establecer  en  todos  los  domi- 
nios españoles  la  peseta  como  unidad  monetaria,  cuyo 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  489 

decreto,  dado  el  19  de  Octubre,  tuvo  en  el  Archipiélago 
inmediato  cumplimiento  W. 

En  27  del  mismo  mes  comunicó  el  Ministi'o  de  Ultra* 
mar  una  orden  excitando  el  celo  del  Gobernador  de  Fi- 
lipinas para  que  promoviese  la  ejecución  de  obras  pú- 
blicas y  particulares,  adoptando  por  sí  ó  proponiendo  al 
Gobierno,  según  los  casos,  todas  las  medidas  conducen  • 
tes  al  objeto. 

Por  otra  orden  de  la  misma  fecha  se  hizo  extensivo 
á  las  Islas  el  aumento  en  los  presupuestos  de  las  obras 
públicas  antes  de  sacarlas  á  remate,  que  fué  acor- 
dado para  la  de  Cuba  en  28  de  Junio  de  1866. 

Por  decreto  del  siguiente  día  28  de  Octubre,  se  exi- 
mían del  pago  de  derechos  arancelarios  todos  los  efectos 
•que  se  introdujeran  del  extranjero  con  destino  á  obras 
públicas,  y  en  27  de  Noviembre  se  mandó  que  rigiera 
en  las  Islas  el  decreto  expedido  por  Fomento  en  11  del 
mismo  mes,  aprobatorio  de  las  bases  generales  para  la 
nueva  legislación  sobre  aquéllas  (2). 

Con  fecha  5  de  Diciembre  publicó  el  Ministro  de 

(1)  Por  orden  del  Gobierno  supremo  dictó  el  Ministro  de  Haden- 
-da,  en  33  de  Mano  de  i869«  las  reglas  para  el  inmediato  plantea  miento 
del  sistema  monetario  establecido  por  el  decreto  de  19  de  Octubre  an- 
terior, fijando  la  penalidad  aplicable  á  los  funcionarios  y  particulares 
•que  dejasen  de  expresar  y  computar  las  cantidades  de  moneda  en  pese- 
tas y  céntimos  de  peseta. 

(2)  Por  decreto  de  26  de  Febrero  de  1869 se  modificó  el  de  16  de 
Diciembre  de  1S67,  y  te  autorJsaba  al  Gobernador  de  Filipinas  parm 
<iisponer  desde  luego  la  ejecución  de  obras  públicas  cuyos  expedientes 
«stuvieran  terminados,  siempre  que  su  presupuesto  no  excediere  de 
^.000  escudos. 

En  24  de  Mayo  siguiente  dictáronsele  reglas  acerca  de  la  instrucción 
y  tramitación  de  los  expedientes  relatiros  á  obras  públicas,  i  fin  de  fa* 
cilitar  la  marcha  y  desarrollo  de  las  mismas. 


490  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

Ultramar  un  decreto  derogando  el  reglamento  orgánica 
de  3  de  Junio  de  1866,  en  lo  referente  al  ingreso,  ascen- 
so y  cesantía  de  los  empleados  dependientes  del  mismo. 

Consecuencia  inmediata  de  esta  medida  fué  la  remo- 
ción de  todo  el  personal  de  la  Administración  de  Fili- 
pinas, reemplazándole  con  individuos  que  en  su  casi 
totalidad  no  habían  pisado  jamás  una  oficina  ni  cono- 
cían lo  más  rudimentario  del  servicio  que  se  les  enco- 
mendaba. Resintióse,  como  es  consiguiente,  la  Admi- 
nistración pública  en  todos  sus  órdenes;  la  Hacienda 
vio  perturbada  su  marcha  progresiva  y  mermaron  sus 
ingresos;  el  desconcierto,  el  desbarajuste  en  todas  las 
oficinas;  el  desprestigio  de  la  respetabilidad  española 
ante  los  indios  por  aquellas  bandas  de  gentes,  en  su 
mayoría  ignorantes,  en  quienes  se  premiaban  con  des- 
tinos públicos,  servicios  políticos  y  compadrazgos  de; 
campanario,  fueron  de  un  efecto  desastroso,  inaugurán- 
dose la  ya  no  interrumpida  contradanza  de  empleados 
que  ha  hecho  pasar  por  Filipinas,  como  pasan  los  tre- 
nes por  un  túnel,  á  miles  y  miles  de  españoles. 

Por  decreto  de  29  de  Diciembre  aprobó  Ayala,  con 
ligeras  modificaciones,  la  reforma  de  los  Aranceles  de 
Aduanas  de  Filipinas,  llevada  á  cabo  y  planteada  por 
la  suprimida  Superintendencia  de  Hacienda,  en  cum- 
plimiento de  la  Real  orden  de  21  de  Noviembre  de  i86o«> 
Por  el  art.  4.^  del  citado  decreto  se  declaraban  libres  de 
todo  derecho  á  su  salida  los  productos  del  país,  quizá 
con  el  propósito  de  llegar  en  su  día  á  la  franquicia  de 
puertos.  También  se  prevenía  en  el  mismo  que  á  los 
dos  años  de  su  planteamiento  quedara  suprimido  el  de- 
recho diferencial  de  bandera,  necesidad  tiempo  hacía 
reclamada  por  la  opinión. 

Con  la  misma  fecha  dictó  otro  decreto  permitiendo 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  49 1 

la  introducción  en  Filipinas  de  buques  de  todas  clases,  me- 
diante el  abono  de  ciertos  derechos^,  dando  reglas  para  el 
abanderamiento  de  las  embarcaciones  extranjeras  y  para 
la  construcción,  carena,  venta  y  tripulación  de  las  espa- 
ñolas. En  otra  orden  del  mismo  día  explicaba  los  fun- 
damentos de  la  reforma  de  los  Aranceles,  antes  referida. 

Las  anteriores  disposiciones  fueron  cumplimentadas 
por  Gándara  en  5,  9  y  12  de  Abril,  y  por  decreto  de 
esta  autoridad,  de  27  del  mismo  mes,  mandó  poner  en 
vigor  los  aranceles  reformados,  de  conformidad  con  lo 
propuesto  por  la  Junta  de  aranceles,  comisión  del  co- 
mercio nacional  y  extranjero  é  Intendencia  de  Hacien- 
da, y  de  acuerdo  con  lo  dispuesto  por  el  Ministerio  (O» 
en  el  art.  3.^  del  decreto  de  29  de  Diciembre. 

La  instrucción  primaria  mereció  del  general  Gánda- 
ra solicito  cuidado,  debiéndose  á  su  iniciativa  durante 
los  años  de  1867  V  ^^^^  muy  importantes  disposicio- 
nes, en  cuyo  desarrollo  le  secundó  con  celo  el  secreta- 
rio del  Gobierno  superior  D.  Vicente  Barrantes  ('^). 

( 1 )  V.  Aranteiei  di  Aduanas  de  las  islas  Filipinas  y  disposicicnes 
paja  la  reforma  de  los  mismos. ^Binondo,  1869. 

(2)  Entre  las  principales  disposiciones  dictadas  por  Gándara,  son 
dignas  de  notarse  la  de  15  de  Febrero  de  1867  sobre  abono  de  alquiler 
de  casa  ¿  los  maestros  y  de  local  para  escuela  donde  no  las  hubiese  del 
Estado;  otra  del  día  1 6  del  mismo  mes  y  afio  sefialando  un  peso  anual 
á  los  maestros  por  cada  nifio  de  escritura;  la  de  1 2  de  Noviembre  decla- 
rando que  todas  las  maestras  aprobadas  en  examen  tendrían  derecho  k 
ocupar  laq  vacantes  que  fuesen  ocurriendo;  la  de  14  de  Marzo  mandan* 
do  que  las  obras  didácticas  impresas  en  loa  dialectos  del  pais  se  impri- 
mieran con  la  traducción  castellana  para  que  los  nifios  conocieran  esta 
lengua;  la  circular  de  igual  fecha  rebajando  la  edad  en  que  las  mujerea 
podfan  ser  maestras;  el  reglamento  de  maestros  supernumerarios  ó  sus- 
titutos de  26  de  Abril  siguiente,  etc. 

Véase  La  MsinucUn  primaria  in  Filipinas,  por  Vicente  Barrantes: 
Bfadríd,  1869. 


492  JOSé  MONTERO  Y  VIDAL 

Por  decreto  del  4  de  Enero  de  1869  fué  nombrado 
gobernador  P.  M.  de  Mindanao  el  coronel  D.  Ramón 
Blanco  y  Erenas,  por  haberle  sido  admitida  la  diitiísión 
en  15  de  Diciembre  anterior  á  D.  Luis  Escario.  Aquel 
ilustrado  jefe  dio  muestras  durante  su  mando  de  gran 
pericia  militar  y  de  6tt8  felices  disposiciones  para  ti  des- 
empeño  de  sn  cargo.  * 

Con  fecha  3o  de  Enero  creó  Ayala  en  el  Ministerio 
de  Ultramar  una  Junta  especial  de  reformas  de  admi- 
nistración y  gobierno  de  Filipinas,  para  que^  exami- 
nando los  proyectos  existentes,  corrígiéndoloSi  adicio  - 
nándolos  y  proponiendo  á  su  vtz  los  que  estimase  con- 
venientes, diera  á  todos  ellos  la  indispensable  unidad  y 
correlación  (art.  i.®),  presidida  por  el  ex-Ministro  y  ex- 
Comisario  regio  de  aquellas  Islas  D.  Patricio  de  la  Es- 
cosura. 

La  unidad  de  fueros  establecida  en  la  Península  des- 
de el  6  de  Diciembre  de  1868,  se  hizo  extensiva  á  Fili- 
pinas, con  ciertas  modificaciones,  por  decreto  de  i. o  de 
Febrero*de  1869,  suprimiéndose  en  su  consecuencia  los 
Juzgados  especíales  de  Hacienda  y  los  Tribunales  de 
comercio,  quedando  refundidos  todos  los  fueros  especia- 
les en  el  ordinario.  Esta  disposición  fué  cumplimentada 
por  Gándara  el  i.^  de  Junio,  disponiendo  quedara  en 
suspenso  lo  que  se  refiere  á  causas  criminales  por  de- 
litos comunes  de  los  eclesiásticos,  hasta  que  recayera 
resolución  á  la  consulta  que  con  la  misma  fecha  elevó 
al  Gobierno. 

La  ley  de  17  de  Abril  de  1821  no  fué  derogada  por 
el  decreto  de  i.®  de  Febrero,  pudiendo,  por  lo  tanto, 
aplicarla  el  Gobernador  general,  después  de  oir  á  la 
Junta  de  autoridades,  en  las  circunstancias  extraordi  - 
narias  motivadas  por  sucesos  que  pudieran  alterar  & 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  493 

comprometer  la  seguridad  y  defensa  del  territorio» 

Por  otro  decreto  de  7  del  mismo  mes,  se  mandó  que 
la  jurisdicción  contencioso-administrativa  que  ejercían 
las  Secciones  de  lo  Contencioso  de  los  Consejos  de  Ad- 
ministración de  las  provincias  de  Ultramar,  radicara  en 
lo  sucesivo  en  las  Audiencias  territoriales  de  las  mis- 
mas, dictando  á  la  vez  varias  preveaciones  relativas  á 
la  tramitación  de  los  asuntos  de  aquella  índole  y  al 
ejercicio  de  la  expresada  jurisdicción. 

Este  decreto  se  reformó  en  parte  por  el  de  6  de  Abril 
siguiente  (i). 

Con  arreglo  al  criterio  dominante  en  el  Gobierno  de 
España,  fué  declarado  libre  el  oficio  de  corredor  de  co- 
mercio en  las  provincias  de  Ultramar  por  decreto  de  1 5 
de  Febrero^  comunicándose  al  efecto  las  órdenes  opor- 
tunas á  Filipinas,  que  fueron  debidamente  cumplimen» 
tadas  por  Gándara. 

En  27  de  Marzo  aprobó  Ayala  una  instrucción  para 
el  servicio»  régimen  y  contabilidad  de  la  corresponden- 
cia telegráfica  oficial  y  privada  ea  Filipinas. 

Una  disposición  de  mucha  transcendencia  adoptó  el 
Ministro  de  Ultramar  en  24  de  Abril,  consistente  en 
ordenar  que  se  procediera  á  una  revisión  general  de 
todos  bs  expedientes  relativos  á  los  individuos  de 
las  clases  pasivas  civiles,  de  laa  provincias  ultrama- 
rinas. 

Con  la  misma  fecfaa  se  concedió  derecho  á  jubilación 
á  los  cuiaa  ptoocos  de  Ultramar,  exceptuando  á  los  que 
perteAeciesan  á  las  órdenes  religiosas» 

£1  30  del  propio  mes  decretó  que  desde  i.^  de  JuIiO' 


(1)    Las  Secciones  expresadas  foeroivsiipriaíiidas  por  decreto  de  2  de- 
Junio  de  A8é9^  mandándose  refiMmar  U  planta  de  los  Consejos. 


494  JOSÉ  MONTERO   Y    VIDAL 

se  redujera  á  18.000  escudos  la  dotación  de  24.000 
que  disfrutaba  el  Arzobispo  de  Manila;  á  lo.ooo  la  de 
12.000,  asignada  á  cada  uno  de  los  Obispos  de  Nueva 
Segovia,  Nueva  Cáceres,  Cebú  y  Jaro,  y  á  6.000  la  de 
7.000  del  Deán  de  la  catedral  de  Manila.  Por  otro  de- 
creto de  8  del  mes  siguiente  se  ñjaron  los  estipendios 
•de  los  párrocos  y  misioneros  de  las  islas. 

El  2  de  Mayo  se  expidió  un  decreto  organizando  las 
carreras  jurídica  y  del  Ministerio  fiscal  en  las  provincias 
de  Ultramar. 

El  22  de  dicho  mes  se  encargó  interinamente  del  Mi- 
nisterio de  Ultramar  el  de  Marina,  D.  Juan  Bautista 
Topete. 

D.  Cayetano  Escandón  sustituyó  á  Mas  y  Abad  en  el 
cargo  de  Intendente  el  7  de  Junio  de  1869,  con  el 
carácter  de  interino. 

Gándara,  prosiguiendo  y  ampliando  el  plan  iniciado 
por  Lara,  logró  importantes  mejoras  en  el  trazado  de 
calles  de  los  arrabales  de  la  capital,  debiéndosele  las 
magníficas  calzadas  del  Iris  (Bilibid),  Sampáloc,  Uliuli 
{Aviles),  Tondo  (paseo  de  Azcárraga)  y  otras  de  menos 
categoría;  hizo  variar  el  afirmado  de  las  calles  y  cons- 
truir infinidad  de  puentes  sobre  la  multitud  de  esteros 
que  cruzan  á  dichos  arrabales  en  distintas  direcciones. 

Para  la  eficaz  persecución  de  los  malhechores  ins- 
tituyó el  Cuerpo  de  la  Guardia  civil,  asimilándole  en  lo 
posible  al  de  España,  notándose  que  esta  fuerza  arma- 
da se  distinguió  desde  su  creación  de  las  demás  indí- 
genas por  el  marcial  aspecto  de'  sus  individuos  y  por  su 
severa  disciplina. 

En  las  elecciones  municipales  procedió  Gándara  con 
•exquisita  corrección,  eligiendo  siempre  al  propuesto  en 
primer  lugar  de  la  terna,  á  menos  que  causas  notoria- 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  495 

mente  graves  lo  impidieran,  y  aun  en  estos  casos  solía 
oir  previamente  al  Consejo  de  Administración,  obser- 
vando análogo  procedimiento  de  severa  moralidad  en  lo 
relativo  á  las  exenciones  para  el  servicio  de  las  armas 
que  alegaban  los  quintos. 

El  comercio  se  vio  libre  de  trabas  que  entorpecían  su 
desarrollo,  siéndole  deudor  á  Gándara  de  considerables 
ventajas. 

Una  de  las  medidas  que  á  propuesta  suya  se  dictaron 
fué  abolir  los  derechos  de  exportación,  y  por  él  cesó  la 
anacrónica  prescripción  de  no  quedar  obligados  los 
indios  por  más  de  cinco  pesos,  cualquiera  que  fuese  la 
cantidad  que  se  les  diera  en  préstamo. 

Con  motivo  de  algunos  atentados  cometidos  por  los 
-salvajes  de  la  provincia  del  Abra,  y  los  de  Bontoc,  Le- 
panto  y  La  Isabela,  ordenó  Gándara  que  se  practícase 
una  excursión  á  sus  respectivas  localidades  para  impo- 
nerles el  castigo  á  que  se  habían  hecho  acreedores .  Al 
>efecto,  se  organizaron  cuatro  columnas  de  á  200  hom- 
bres cada  una,  con  los  auxiliares  necesarios  para  la  con- 
ducción de  víveres,  confiándose  el  mando  superior  al  co- 
ronel D.  Manuel  Lorenzo.  Las  citadas  fuerzas  operaron 
por  cuatro  distintas  direcciones,  yendo  á  converger  á 
Bontoc,  sin  que  se  les  opusiera  apenas  resistencia,  aun- 
que teniendo  que  vencer  las  dificultades  del  terreno  (0. 

Cumpliendo  órdenes  del  Gobierno,  anunció  al  país, 
por  medio  de  la  Gaceta ,  la  suscripción  para  el  emprés- 
tito de  Figuerola,  apoyando,  en  lo  posible,  el  pensa- 
miento del  Ministro:  muchos  funcionarios  públicos  se 


(i)  V.  ExpediciÓH  miliiar  á  Guinaam  é  Igorrotes  ea  1868,  por  un 
-ofícial  del  ejército  que  formó  parte  de  la  tercera  columna  (E.  Pefia- 
crubia).— iA¡w/i/a  dt  Filipmas^ 


49^  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

interesaron  en  aquella  operación;  pero  el  país,  en  gene^ 
ral,  poco  acostumbrado  á  negocios  de  esa  clase»  y  des- 
confiando seguramente  del  resultado,  se  retrajo  de  con- 
tribuir á  la  suscripción,  y  el  producto  de  ésta  fué  de- 
escasa  importancia. 

Para  allegar  recursos  con  que  atender  á  las  obras  del 
Hospital  civil,  en  suspenso  por  falta  de  fondos,  invitó  á 
las  más  distinguidas  damas  de  la  capital  á  formar  una 
especie  de  kermesse  ó  bazar  de  caridad,  con  objetos 
donados  por  el  comercio  y  los  particulares.  Acogida  la 
idea  con  entusiasmo,  celebróse  la  rifa  en  un  local  levan- 
tado ad  hoc  en  la  alameda  de  Isabel  II,  cerca  de  su  es- 
tatua, y  en  los  tres  días  que  estuvo  abierta  se  recauda- 
ron muchos  miles  de  pesos,  lográndose  por  completo  el 
fin  benéfico  que  se  propusiera  el  ilustrado  gobernante^ 

Entre  las  diferentes  disposiciones  de  Gándara,  son  de 
mencionar  la  autorización  á  los  Jefes  de  provincias  para 
conceder  licencias  de  uso  de  armas;  la  sujeción  de  lo& 
chinos  á  la  prestación  personal;  el  establecimiento  de 
una  feria  anual  en  Lipa  (Batangas)  que  se  ha  perpetua- 
do, único  pueblo  del  Archipiélago  en  que  se  celebra;  el 
cese  del  envío  de  remesas  de  tabaco  por  administración 
á  Australia;  la  reforma  de  lo»  presidios,  dándoles  en 
mucha  parte  una  organización  militar,  y  la  instrucción 
para  los  carabineros  de  Hacienda  pública. 

Inició  varios  proyectos,  tales  como  la  colonización 
de  Míndanao;  la  reducción  de  Joló  al  dominio  efectivo- 
de  España;  la  creaci  ón  de  Gobiernos  civiles  en  provin- 
cias^ y  algunos  otros. 

En  su  época  se  establecieron  las  carreras  de  caballos 
en  Manila,  que  protegió  mucho ,  aclimatando  allí  esta 
diversión  grandemente,  contribuyendo  esta  culta  fiesta 
anual  á  la  mejora  de  la  raza  caballar  y  á  la  preparación 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  497 

de  los  de  carrera»  de   que  hay  notables  ejemplares. 

Tan  luego  se  constituyó  el  Gobierno  provisional,  re- 
nunció Gándara  su  cargo,  continuando,  no  obstante, 
en  él  á  instancias  del  Poder  supremo,  con  el  fin  de  evi- 
tar consecuencias  desagradables,  que  seguramente  hu- 
bieran surgido  de  estar  al  frente  del  Gobierno  de  Fili- 
pinas una  autoridad  menos  prestigiosa,  entendida  y 
prudeate; 

Normalizada  la  situación  en  España,  insistió  en  su 
rennticia;  y  autorizado  para  resignar  el  mando  en  el 
Segundo  cabo,  hizolo  así,  embarcando  para  España  el  7 
de  Junio. 

Nos  falta  espacio  para  extendernos  todo  lo  debido 
respecta  á  las  dotes,  ciertamente  distinguidísimas,  que 
adornaban  al  general  Gándara  y  á  la  crítica  de  los  actos 
de  su  gobierno. 

Lo  indicado  respecto  á  su  conducta  sensata,  á  la  par 
que  enérgica  y  digna,  en  el  difícil  período  que  comenzó 
después  del  triunfo  de  la  Revolución  de  Septiembre, 
justifican'  sus  dotes  excepcionales  de  mando;  su  probi- 
dad, su  rectitud,  su  entereza,  su  inteligencia  é  ilustra* 
ción,  descuellan  en  los  hechos  todos  de  su  gobierno, 
constituyendo  su  mejor  panegírico. 

El  Siegnndacabo  D.  Manuel  Maldonado  quedó  inte*> 
rinando  el  Gobierno  de  las  Islas,  que  desempeñó  medio 
mes,  sin  que  ocurrieran  en  esos  días  sucesos  dignos  de 
particular  mencito. 


TOIIO   III  32 


CAPITULO  XXIV. 


Mando  de  la  Torre. — Carencia  de  condiciones  adecuadas  á  las  circuns- 
tancias.—  Esperanzas  que  inspira  á  los  separatistas.— Desconoci- 
miento del  país. — Su  torpe  política. — Adulaciones  de  los  criollos. — 
Camarilla  que  le  rodea.  — Triste  predominio  de  la  sefiora  de  Sanchiz. 
— Manifestación  politica.— Ilegalidad  de  ésta. — Preponderancia  en 
Palacio  de  los  criollos  antiespafioles —Retraimiento  de  los  principa- 
les  funcionarios  civiles  y  militare?; --Comienzan  aquéllos  sus  trabajos 
de  c<|nspiración.— Supresión  del  castigo  de  bejucazos  á  los  soldados 
desertores. — Indulto  á  una  banda  de  tulisanes. — Coninértelos  en 
auxiliares  de  la  Guardia  civil,  con  el  nombre  de  Guias  de  la  Tbrre, — 
Conflictos  por  esta  medida. — Fechorías  de  los  indultados. — Tiene 
que  declarar  el  estado  de  sitio  en  varias  provincias. — Asociación 
ideada  por  la  de  Sanchiz. — Retráense  las  señoras  invitadas. — Inci- 
dentes ruidosos  respecto  á  la  Hermandad  de  la  Misericordia. — Derribo 
de  la  estatua  de  Isabel  II.— Niega nse  los  indios  á  ello  y  tiene  que 
valerse  de  chinos. «-Jura  de  la  Constitución  del  69. — Nueva  mani- 
festación política. — Inconveniencias  á  granel. — Suicidio  de  Comba- 
rros.— Incidentes  que  lo  moti van. ^Su puesta  conspiración  reacciona- 
ria.— Prisión  de  altos  funcionarios  españoles. — Los  pon*;  en  liber- 
tad y  esquiva  reparar  su  atropello.— Nuevas  proscripciones. — JSi 
Comercio, — Inauguración  del  Canal  de  Suez. — £1  Duque  de  Edimbur- 
go en  Manila. — Tercio  de  la  Guardia  civil.— Deportaciones  de  vagos 
y  malhechores. — D.  Amadeo  1. — Muerte  de  Prim. — Intendente  Ál- 
varez.— En  la  imposibilidad  de  vencer  la  situación  económica»  regresa 
á  España. — Carbonell. — Proyectos  de  líneas  telegráfícas. — Incendio. 
— Junta  de  reformas  administrativas  y  económicas.^Comercio  de 
buques  extranjeros  con  Joló.  «^Encuentro  de  un  cañonero  coa  varios 
pancos  piratas.  — Opinión  sobre  éstos  de  la  Torre. — Construocióa  de 
cañoneros. — Pide  aumento  de  tropas. — Inauguración  de  las  obras  de 
la  Catedral. — ídem  del  monumento  á  Anda.— 'Traslación  de  las  ceni- 
zas de  éste. — Periódicos, — Jimeno  Agtas. — Memoria  sobre  el  deses- 
tanco del  tabaco. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  499 

El  23  de  Junio  dé  1869  se  hizo  cargo  del  mando  su* 
premo  de  Filipinas  el  Teniente  general  D.  Carlos  Ma* 
ría  de  la  Torre  y  Navacerrada,  natural  de  Cuenca. 

Su  edad;  su  pericia  militar,  de  que  dio  pruebas  eví* 
dentes  en  la  guerra  de  África  como  jefe  de  los  vascon- 
gados, y  su  alto  empleo  en  el  ejército,  hacían  esperar 
que  este  primer  Gobernador  enviado  para  regir  el  Ar- 
chipiélago por  el  poder  que  sustituyó  á  la  monarquía, 
poseyera  las  dotes  de  inteligencia,  de  tacto,  de  sensa- 
tez, las  condiciones  de  Gobierno,  en  una  palabra,  que 
exigían  las  difíciles  circunstancias  en  que  iba  á  verse  la 
autoridad  de  un  país  ajeno  en  absoluto  á  la  política, 
bien  quisto  en  general  con  el  régimen  caído,  temeroso 
de  innovaciones  peligrosas  y  de  radicalismos  perturba* 
dores,  y  expuesta  á  la  par  á  los  halagos  de  una  minoría 
ávida  de  mudanzas  y  deseosa  de  comprometerla  con 
actos  inconvenientes  que  prepararan  el  terreno  para  la 
realización  de  sus  ensueños  de  independencia. 

Desgraciadamente  el  general  la  Torre  carecía  de  las 
necesarias  condiciones  que  hemos  apuntado,  y  su  con* 
ducta  desacertada  y  su  torpe  política  acreditaron,  en 
cambio,  que  poseía  las  cualidades  que  los  separatistas  y 
los  revolucionarios  más  exaltados  recomendaban  en  so 
mal  encubierto  deseo  de  que  perdiera  España  los  restos 
de  su  antiguo  imperio  ultramarino. 

i  Es  preciso,  decía  uno  de  ellos,  que  el  Gobierno 
busque  personas  aptas,  hombres  de  conñanza,  que  en 
Ultramar  presidan  la  Revolución,  que  aconsejamos. •• 

•Por  fortuna  ¡cosa  rara!  añadía,  el  Ministerio  ha  dado 
con  una  persona  en  quien  ponemos  grandes  esperanzas 
para  el  Gobierno  de  Filipinas.  Nos  basta  con  que  el 
Sr.  D.  Carlos  la  Torre  sea  un  liberal  probado;  diremos 
mejor,  un  radical  sincero  y  hombre  á  quien  hacen 


f 


500  José    MONTERO  Y   VIDAL 

petable  sus  servicios,  su  buen  deseo,  su  enérgico  carác- 
ter y  su  exquisita  educación,  para  que  esperemos  que 
bajo  su  mando  pueda  llevarse  á  cabo  la  proclamación 
en  Filipinas  de  los  derechos  individuales.  Dichosamen- 
te en  aquel  Archipiélago,  hasta  ahora,  hay  tranquilidad 
y  cierta  confianza;  de  modo  que,  despejado  el  horizon- 
te y.  sin  graves  preocupaciones  de  orden  público  ame- 
nazado, el  Sr.  la  Torre  podría  secundar  la  política  liberal . 
de  las  Constituyentes,  imponiéndose  al  clero  regular  y 
al  exiguo  círculo  de  monopolizadores,  que  serian  en 
todo  caso  los  enemigos  de  la  libertad  en  Filipinas  (Ot. 

La  Torre  había  llevado  á  Manila  á  sus  inmediatas  ór- 
denes al  coronel  de  artillería  D.  Francisco  Sancliiz,  al 
que  por  ser  el  más  antiguo  y  hallarse  el  propietario  con 
licencia  en  España,  encargó  el  25  de  Junio  de  la  Subins- 
pjBCciÓQ  del  arma,  no  obstante  hallarse  enfermo  y  existir 
un  segundo  Jefe  del  departamento  con  mejor  derecho. 

Con  Sanchiz  iba  su  señora,  doña  María  del  Rosario 
GU  de  Montes^  poetisa  ^2)^  viviendo  ambos  con  el  Go< 
bemador  superior  en  su  Palacio,  en  el  que  hacía  los 
honoses  como  si  fuera  la  dueña  de  la  casa,  con  la  par- 
ticularidad de  que  habiendo  marchado  su  esposo  enfer- 
roo  á  una  hacienda  de  los  Padres  recoletos,  situada  eo 
Imus^  ella  se  quedó  en  Manila  para  asistir  con  sus  con* 
sejos  y  sus  cuidados  al  GeneraL 

Desconocedor  del  país  encomendado  á  su  dirección; 
creyendo  de.  buena  fe  que  la  procedencia  revolucionaría . 

(i  )  Z4  cuatUn  cotanmiy  por  D.  Rafael  María  de  Labra,  pá^aa 
196.1077116.  I 

(2)  Esta  sefiora  fué  dorante  muchos  meses  colaboradora  asidua  de 
Ei  fhyvtmir  JUipmp,  en  cuyo  perí/^tdico  publicó  muchas  poesías,  fe- 
cliadás  en  el  PsIacU  dt,  Sania  fpimtiana^  que  era  la  residencia  oficial 
dal  sen«ral  la  Torre* 


HISTORIA  DE  FILIPINAS  50I 

_  *  « 

de]  Gobierno  á  que  debía  su  nombramiento  le  obligaba 
á  implantar  en  Filipinas  la  política  democrática  en  Bs* 
paña  imperante;  rodeado  é  influido  por  una  camarilla 
imbécil  y,  como  él,  imbuida  en  sus  equivocadas  ideas; 
agobiado  por  el  incienso  servil  y  las  alábanos  adula- 
doras de  los  sagaces  criollos  filipinos  que,  blasonando 
de  su  liberalismo  y  amor  á  España,  lo  proclamaban  re- 
generador del  país  y  libertador  de  supuestas  tiranías, 
comenzó  la  Torre  á  realizar  los  actos  más  desatenta- 
dos^ no  sólo  en  su  conducta  y  en  sus  relaciones  con  las 
familias  del  país,  sino  hasta  en  los  asuntos  de  Gobie'r* 
no,  con  gran  placer  de  sus  pérfidos  consejeros,  que  le 
veían  llenos  de  gozo  correr  al  precipicio  á  que  ellos  lo 
empujaban  (i). 

Una  de  las  lamentables  equivocaciones  de  la  Torre, 
por  efecto  de  su  desconocimiento  del  país,  fué  la  de 

(i)  cY  sobre  todos  ellos  (sus  auxiliares  y  amigos  en  el  Gobierno], 
la  esposa  de  éste  (Sanchiz),  Dofia  Miria  Gil  y  Montes  de  Sanchiz,  poe- 
tisa y  escritora,  nuevo  Argos  con  capacidad  y  actividad  bastante  para 
atender  á  la  vez  al  cuidado  de  sus  hijos  y  esposo,  enfermo  y  casi  im- 
posibilitado, física,  moral  é  intelectual  mente;  para  las  atenciones  del 
Palacio  de  S.  £.,  en  cuya  compafiía  sigue  viviendo  con  su  esposo;  para 
^^oropartir  el  despacho  en  los  asuntos  todos  del  Gobierno  de  las  Islas 
con  S.  £.,  el  cual  la  oye  con  resp¿tuos:>  carifio  por  su  lealtad  y  acierto, 
y  hasta  para  la  redacción  de  notas  y  artículos  para  la  prensa  y  para 
la  de  composiciones  poéticas,  inspiradas  todas  en  el  más  acendra  io 
Jimor  al  pafs  y  al  amigo  íntimo,  que  le  dispensa  y  prodiga,  como  á  su 
marido,  toda  clase  de  consideraciones». 

{Lat  Plroscripciomes  di  SUa  (Remedo  de),  en  Filipinas,  por  el  Ex  ce- 
lentísimo  Sr.  D.  Carlos  María  de  la  Torre,  Capitác  general  y  Gobema- 
•dor  superior  civil  de  estas  Islas,  bosquejadas  á  la  ligera  poi  el  Doctor 
D.  Pe  Jro  Gutiérrez  Salazar,  socio  de  número  y  abogado  de  la  Rea  I 
^Sociedad  Económica  y  Proveedor  del  Colegio  de  Santa  Isabel  y  de  1  a 
Real  Casa  de  la  Misericordia  de  Manila:  Madrid,  imprenta  de  Flor  ea- 
cío  Gamayoy  calle  del  Soldado,  núm.  4.  — 1S70.) 


502  JOSé   MONTERO  Y  VIDAL 

echárselas  de  demócrata»  creyendo  halagar  así  á  los 
filipinos.  Suprimió  la  guardia  de  alabarderos  que  para 
honor  del  representante  de  España  funcionaba  en  Pala- 
cio desde  iSgi;  se  presentaba  en  público  sin  escolta^ 
vestido  como  un  hortera,  yen  vez  del  sombrero  de  copa, 
que  únicamente  usan  allí  las  autoridades,  gastaba  ui> 
sombreríto  de  paja. 

Las  razas  orientales  son  poco  afectas  á  esta  llaneza: 
para  ellos  la  autoridad  es  más  respetada  y  digna  cuan- 
to mayor  es  el  aparato  con  que  se  ostenta,  y  lejos  de 
captarle  simpatías  su  prurito  de  aparecer  demócrata» 
encontraban  censurable  y  ridicula  su  conducta. 

Patrocinada  por  el  inexperto  Gobernador  civil  de  Ma- 
nila, D.  José  Cabezas  de  Herrera,  fué  obsequiado  la 
Torre  con  una  serenata  el  12  de  Julio,  que  revistió  los 
caracteres  de  una  manifestación  política  (O,  celebrán- 
dose por  la  noche  en  la  plaza  de  Santa  Potenciana. 

(i)  tt Verdadera  farsa  de  Carnaval,  por  su  forma,  fué  por  su  orga- 
nización y  significación  esa  manifestación  el  atentado  más  grave  que  se 
ha  cometido  en  estas  Islas,  desde  su  descubrimiento,  contra  la  integri- 
dad de  la  nación  es  pafiola».  (Zat  Proscripciones  de  SiJa.) 

cPocos  días  contaban  de  Gobierno  las  nuevas  autoridades  cuando 
fueron  espectadores  del  primer  acto  ostensible  y  común  á  todas  las  in- 
surrecciones de  la  época.  Bajo  el  pretexto  de  gratitud  al  representante 
de  nuestra  nación  por  las  promesas  de  libertad  que  hiciera,  algunos- 
hijos  del  país,  con  número  insignificante  de  mestizos  é  indios,  forma- 
ron una  manifestación,  la  primera  conocida  en  Filipinas,  pero  con  se- 
dales marcadas  de  oposición  ¿  nuestra  bandera  y  á  nuestra  dominación,, 
porque  en  aquella  Junta  no  fué  admitido  ningún  peninsular,  y  se  ver- 
tieron ideas  contrarias  á  las  instituciones  que  conservaban  aquel  Ar- 
chipiélago para  Espafia». — Fr.  Casimiro  Herrero,  Comisario  de  agus-^ 
tinos. —  [Reseña  que  demuestra  el  fundamento  y  causas  de  la  insurrec- 
ción del  20  de  Enero  en  Filipinas,  con  los  medios  de  evitarla  en  lo  su- 
cesivo, escrita  en  conformidad  con  la  opinión  de  todos  los  espafioles,  por 
uno  de  larga  residencia  en  el  país:  Madrid ,  1872.) 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  5O3 

Al  frente  de  aquélla  iba  una  Comisión ,  que  el  Gober- 
nador civil  presentó  al  Gobernador  general^  compuesta 
de  varios  españoles  filipinos  y  mestizos  chinos,  de  cléri- 
gos indígenas,  de  estudiantes,  y  de  algunos  municipes 
de  los  arrabales  de  Santa  Cruz,  Quiapo  y  Sampáloc  (0. 

El  General  y  la  señora  de  Sanchiz  obsequiaron  mu* 
cho  á  los  manifestantes,  quienes  cantaron  un  himno 
patriótico;  durante  el  buffet  hubo  brindis,  leyendo  una 
poesía  la  señora  de  Sanchiz  (2). 


(1)     Formaban  dicha  Comisión: 

D.  Joaquín  Pardo  de  Tavera,  Consejero  de  Administración  y  Cate- 
drático de  Derecho  espafiol;  D.  José  Icaza,  Magistrado  suplente  de  la 
Audiencia;  D.  Jacobo  Zóbel,  Regidor  del  Ayuntamiento;  D.  Ignacio 
Rocha,  del  comercio;  D.  Lorenzo  Rocha,  artista;  D.  Ángel  Garchito- 
rena,  constructor  de  coches;  D.  Andrés  Nieto,  propietario;  D.  José 
Cafias,  hacendado;  D.  José  Burgos,  cura  de  la  Catedral  de  Manila;  don 
Vicente  Infante,  capellán  castrense;  D.  Juan  Reyes,  empleado  de  Ha- 
denda;  D.  Manuel  Genato  y  D.  Máximo  Paterno,  mestizos  chinos. 

(El  Púrvtmr  ^Upmú^  núm.  148,  del  14  de  Julio  de  1869.) 

(a)  «La  Comisión  entre  tanto  era  obsequiada  por  S.  £.  con  una  ex- 
quisita cena^  en  que  hacía  los  honores  de  la  casa  la  amable  y  disdn- 
guida  aeftora  de  Sanchiz. 

Entre  los  brindis  que  se  pronunciaron,  sólo  queremos  mencionar  una 
composición  poética,  leída  por  su  autora;  poesía  notable,  tanto  por  su 
forma,  atante  por  el  delicado  petuomiento  que  encierrü,3'-^( Diario  de 
Manila,  núm.  156,  del  13  de  Julio  de  1869.) 

Una  de  las  causas  determinantes  del  endiosamiento  de  los  Goberna- 
dores generales  de  Filipinas,  es  el  servilismo  de  la  prensa  de  aquel  país, 
que  ni  siquiera  tiene  la  dignidad  de  callar  cuando  considera  que  un  acto 
de  la  autoridad  es  inconveniente  y  censurable.  Allí  se  alaba  siempre  á 
las  autoridades  civiles,  militares  y  eclesiásticas  con  un  exceso  tan  gran- 
de de  encomiásticos  calificativos,  que  á  veces  duda  uno  si  son  ironías 
los  Somáos  que  se  les  prodiga  sobre  actos  que  en  la  conciencia*  de  todos 
y  en  conversaciones  privadas  se  critican  acerbamente. 

£1  suelto  anterior  del  periódico  más  conservador  de  Filipinas  es  una 
pmcbA  de  nuestro  aserto. 


504  JOSÉ   MONTBRO   Y  VIDAL 

Notábase  entre  los  manifestantes  la  total  ausencia 
de  peninsulares  y  aun  de  españoles  filipinos  de  valia  en 
el  país,  como  los  Azcárragas,  Vizmanos,  Arrietas^  Te- 
nazón, Calderones,  Calvos,  etc. 

Y  es  de  advertir  lo  ilegal  del  acto  que  realizaban, 
puesto  que  no  estaba  aún  en  vigor  la  Constitución  del 
69,  y  las  leyes  por  que  se  regía  Filipinas  prohiben  se- 
mejantes manifestaciones,  máxime  habiéndose  verifica- 
do de  noche,  cosa  que  aun  en  la  Península  no  autori- 
zaba la  Constitución  (0. 

Los  corifeos  de  la  manifestación  constituyeron  desde 
entonces  la  tertulia  íntima  en  el  palacio  de  Malacañang 
y  fueron  los  asiduos  aduladores  de  la  madre  de  los  fili- 
pifws,  como  apellidaban  á  la  señora  de  Sanchiz,  cuya 
señora  acogía  con  censurable  facilidad  sus  intenciona- 
das murmuraciones  contra  los  más  respetables  funcio- 
narios públicos  europeos,  asi  civiles  como  militares, 
que  se  vieron  en  la  necesidad,  por  esta  conducta  de  la 
Torre,  tan  fuera  de  las  conveniencias  oficiales  y  socia- 
les, de  retraerse  en  frecuentar  su  palacio,  explotando 
este  retraimiento  los  criollos  filipinos,  y  merced  á  su 
táctica  se  creó  una  situación  muy  violenta  entre  aqué- 
llos y  el  Gobernador  de  las  Islas. 

Inicióse  desde  ese  momento,  por  los  redentorisias 
filipinos,  la  conspiración  que  más  tarde  había  de  cau- 
sar tantas  víctimas,  inocentes  unas  é  ilusas  otras,  y  con 
la  impolítica  tolerancia  de  las  autoridades  y  la  libre 
circulación  de  impresos  subversivos  fuese  extendiendo 

(i)  Art.  105.  El  régimen  por  que  se  gobiernan  las  provincias 
espaftolas  situadas  eo  el  Archipiélago  filipino,  será  reformado  por 
una  ley. 

Art.  18,  párrafo  2."  Las  reuniones  al  aire  libre  y  las  manifestacio- 
nes políticas  sólo  podrán  celebrarse  de  día.— •(ConstituciÓB  de  1869*) 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  505 

por  todo  el  país  la  más  inicua  propaganda  antiespa- 
ñola  (1). 

Sorprendiéronse  á  poco  proclamas  en  que,  atacando 
en  primer  término  á  los  frailes,  se  concluía  por  claras 
indicaciones  de  separatismo.  Formóse,  sobre  esto,  un 
expediente,  y  más  tarde  noticiaron  al  General  que  dos 
buques  extranjeros  iban  á  hacer  un  desembarco  de  ar- 
mas. Reunió  la  Junta  de  autoridades,  y  prevaleciendo 
el  criterio  de  los  más  sensatos,  se  tomó  el  acuerdo  de 
adoptar  las  necesarias  precauciones. 

Por  decreto  de  7  de  Julio  suprimió  la  Torre  los  be- 
jucazos  con  que  se  castigaba  el  delito  de  deserción  en- 
tre los  soldados  indígenas,  quienes  suelen  faltar  á  la 
Ordenanza  en  esta  parte  sin  malicia  apenas,  presentán- 
dose, las  más  de  las  veces,  voluntariamente,  pasado  el 
tiempo  que  motivara  su  deserción,  y  de  ahí  la  lenidad 
con  que  se  solía  penar  su  falta,  sustituyendo  aquel  cas- 
tigo corporal  por  un  mes  de  prisión  con  destino  á  la 
limpieza  del  cuartel,  perjudicándoles  en  vez  de  favore- 
cerles, puesto  que  ellos  no  consideran  rebajada  su  dig- 
nidad personal  por  unos  cuantos  bejucazos. 

En  la  alocución  que  al  encargarse  del  mando  había 
dirigido  la  Torre  al  país,  decía:  •  Me  prometo  extermi  - 
nar  las  partidas  de  ladrones  que  vagan  por  el  país;  y 
como  antes  de  castigar  es  muy  lisonjero  perdonar  erro- 

(1)  tLa5  ideas  anárquicas  vertidas  en  folletos  y  defendidas  por  pe- 
riódicos revolucionarios,  llegaron  á  Filipinas  protegidas  por  la  Revolu- 
ción de  Septiembre  y  apoyadas  por  autoridades,  á  las  que  no  negaré  la 
nobleía  de  sus  sentinaientos  y  patrióticos  fines;  pero  sus  actos  y  los  re- 
sultados de  ellos  deniostraroQ  la  falta  de  conocimientos  prácticos  del 
país  y  sus  habitantes,  y,  por  consiguiente,  cooperaron  inconsciente- 
mente á  los  trabajos  revolucionarios  hechos  en  Madrid  y  Filipinas  con- 
tra nuestra  dominación  en  Oceanfa».— (P.  C.  Herrero.) 


506  JOS¿  MONTERO   Y   V^AL 

res  y  llamar  á  buen  camino  á  los  que  se  hallen  extravia^ 
dos,  me  reservo  tomar  medidas  especiales  sobre  el  par- 
ticular»  

Y  en  efecto,  la  medida^  no  ya  especial,  sino  especia- 
lisima,  adoptada  por  él,  fué  irse  á  la  hacienda  de  Imus 
(Cavite)  y  allí  concertar  con  el  famoso  bandido  Came- 
rino, que  no  sin  temor  se  le  presentó  buscado  por  el 
Provincial  de  Recoletos,  un  indulto  para  él  y  los  de  su 
cuadrilla  (15  de  Agosto),  organizando  bajo  el  mando  de 
dicho  capitán  de  bandidos  una  compañía  de  i  Guias  de 
la  Torre»,  con  la  comisión  de  auxiliar  á  la  Guardia  ci- 
vil^ á  cuyo  efecto  expidió  salvo -conductos  á  más  de 
cien  ladrones,  incendiarios  y  asesinos  (0.  Estos  prosi- 
guen más  ó  menos  ostensiblemente  sus  fechorías;  ori- 
gínanse  conflictos  con  los  jefes  de  provincias  y  las  par- 
tidas del  ejército  y  Guardia  civil  encargadas  de  perse- 
guir á  los  malhechores,  no  sólo  porque  no  se  les  co- 
municó la  orden  de  indulto,  sino  porque  ven  que  mu- 
chos de  los  indultados  estimulan  y  encubren  á  los  la* 
drones,  siendo  cogidos  algunos  con  sus  salvo-conduc- 
tos. Realizase  un  asalto  por  25  hombres  armados  á  la 
casa  del  capitán  de  caballería  D.  Luis  Pastor,  que  es 
robado  y  herido;  asaltan  el  coche-correo  entre  Pangasi- 
nán  y  la  Pam panga,  y  roban  y  matan  á  un  español 
indefenso  que  en  aquél  iba,  y  se  siguen  otros  hechos 
análogos,  teniendo  el  chasqueado  la  Torre  que  declarar 

(1)  c£l  indulto  de  los  bandidos  fué  una  concesión  insidiosamente 
arrancada  por  la  deslealtad  y  la  impureza,  á  la  inexperiencia  y  senti- 
mentalismo de  quien  á  la  vez  encarcelaba  y  extrañaba  á  los  más  dis- 
tinguidos y  leales  espafiol^s,  A  jefes  militares  y  á  altos  y  probos  fun- 
cionarios de  la  Administración  civil». — (Exposieión  de  D.  Pedro  Gutié- 
rrez Salazar  al  Poder  ejecutivo  de  la  República  en  22  de  Febrero 
de  1874.) 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  507 

en  estado  de  sitio  varías  provincias  inmediatas  á  Ma- 
nila, y  que  establecer  un  Consejo  de  guerra  en  Cavite 
para  el  castigo  de  estos  delitos,  cuyo  Consejo  se  trasla- ' 
dó  más  adelante  á  Manila. 

La  famosa  doña  María  Gil  de  Montes  pasó  una 
circular  á  las  señoras  de  Manila,  invitándolas  á  consti- 
tuir una  i  Asociación  de  señoras  curadoras  de  huérfa- 
nas pobres»,  pagando  cada  una  un  peso  al  mes. 

No  por  esta  exigua  cuota,  sino  por  otras  razones  se- 
guramente, excusáronse  de  figurar  en  dicha  Asociación 
la  mayoría  y  las  más  principales  señoras,  y  en  verdad 
no  sin  razón,  aun  teniendo  en  cuenta  el  fin  benéfico  que 
parecía  perseguir  la  inspiradora  de  la  idea,  porque  en 
Manila  lo  que  sobran  son  instituciones  de  aquella  índo- 
le, aparte  de  que  la  hospitalidad  y  amparo  al  huérfano 
y  al  desvalido  es  allí  general  en  la  esfera  privada  (O. 

£1  reglamento  de  la  nueva  Asociación  inaugurada  el 
3  de  Septiembre,  fué  causa  de  serios  disentimientos  con 
la  Junta  de  la  Hermandad  de  la  Misericordia  y  del  Co- 
legio de  Santa  Isabel,  cuyos  derechos  atacaba  aquél,  y 
en  cuyo  Colegio  se  instaló  la  Asociación  para  celebrar 
sus  juntas. 

(i)  Con  el  Gobernador  superior  vivía  el  coronel  de  ai  tille:  ía  seftor 
Sanchiz,  cuya  esposa,  muy  atendida  por  el  anciano  General,  intentó 
crear  una  Asociación  de  sefioras  curadoras  de  nifias  huérfanas;  pero 
las  escasas  simpatías  de  que  gozaba  la  iniciadora  hicieron  que  á  pesar 
del  discurso  leído  «con  sentida  y  grata  entonación»,  el  día  de  la  insta- 
lación de  U  Asociación,  según  se  lee  en  las  actas  que  levantó  el  Secre- 
tario Sr.  Clemente  y  se  publicó  en  la  Garíía,  y  sin  embargo  de  la  bri- 
llante y  sentida  improvisación  del  Sr.  la  Torre,  como  en  la  misma  acta 
se  dice,  la  Asociación  naciera  muerta,  no  arraigando  tan  benéfico  pen- 
samiento, ni  aun  por  la  aprobación  que  le  prestó  la  Autoridad  eclesiás- 
tica en  un  sencillo  discurso,  según  dicha  acta,  del  seAor  Provisor  del 
Arzobispado» .  ^  (Govantes.) 


5o5  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL     . 

El  proveedor  de  la  Mesa  6  Junta  de  la  Hermandad 
de  la  Misericordia  y  del  Colegio  de  Santa  Isabel ,  Don 
Nicasio  Suárez  Llanos,  distinguidísimo  caballero,  dig- 
no, antiguo  y  recto  empleado  de  las  Islas,  dimitió  el  lo 
de  Septiembre  aquel  cargo  con  motivo  de  la  intrusión 
de  la  señora  de  Sanchiz  en  los  asuntos  de  la  Junta  al 
crear  su  Asociación,  y  por  otros  actos  del  General  re- 
lacionados con  el  Colegio  de  Santa  Isabel,  y  en  «u  lu- 
gar fué  elegido  por  los  hermanos  el  Dr.  D.  Pedro  Gu- 
tiérrez de  Salazar.  Este  se  posesionó  el  12,  y  después 
de  constituida  la  Mesa,  leyó  el  Secretario  un  decreto 
del  Gobernador  superior,  mandando  que  ésta  fuese  con- 
vocada para  el  i3,  á  las  ocho  de  la  mañana,  con  el  fin 
de  recibir  órdenes  del  Vice-Real  Patrono. 

Efectuóse  asi,  y  á  poco  de  reunida  se  presentó  una 
Comisión  compuesta  del  Gobernador  de  la  Mitra,  del 
Secretario  del  Gobierno  superior  civil  y  del  Director  de 
fondos  locales,  con  orden  expedida  por  el  Gobernador 
superior  de  incautarse  en  el  acto  del  Archivo,  libros  y 
papeles  de  la  Hermandad,  y  de  que  se  suspendiese  la 
distribución  de  fondos  á  los  participes,  impresa  y  circu- 
lada momentos  antes,  porque  habían  reclamado  á  su 
autoridad  contra  dicha  distribución  D.  Tomás  Balbás  y 
Castro  (enemigo  de  Suárez  Llanos  por  cuestiones  que 
le  había  suscitado  como  Director  del  Banco)  y  los  pa- 
dres Fr.  Félix  Huerta  y  Fr.  Gregorio  Echevarría  en  re- 
presentación de  tres  partícipes  (de  60  ó  70  que  figura- 
ban en  la  relación  distribuida). 

La  Mesa  acordó  suspender  la  distribución  y  dar  una 
llave  del  Archivo  á  los  comisionados,  convocando  á 
Junta  general  á  la  Hermandad  para  los  demás  extre* 
mos  del  decreto  del  Vice-Real  Patrono.  Después  de  al- 
gunos incidentes  que  demuestran  la  impaciencia  del 


HISTORIA    D£    FILIPINAS  5O9 

Gobernador  por  que  se  cumplieran  en  todas  sus  partes 
sus  mandatos  y  por  ver  realizados  los  fines  que  le  mo- 
vían, como  el  impedir  que  se  celebrase  la  Junta  gene- 
ral, mandando  un  Comisario  de  policía  con  orden  de 
que  no  penetrasen  los  hermanos  en  el  Colegio,  dictó  un 
decreto  el  día  i8  suspendiendo  las  funciones,  atribucio- 
nes y  derechos  de  la  Mesa  de  la  Real  Casa  de  Miseri- 
cordia (O,  y  nombrando  Administrador  interino  de  la 
misma  al  Gobernador  civil  de  Manila. 

Procedió  éste  á  sellar  el  Archivo  y  otras  dependen- 
cias del  Colegio,  sin  admitir  las  protestas  de  la  Mesa, 
acabando  por  incautarse  de  todo  (2). 

Ya  dijimos  en  su  lugar  correspondiente  que  en  1860 
quedó  instalada  en  Arroceros  una  artística  estatua  en 
bronce  de  Doña  Isabel  II:  el  general  la  Torre,  sin  re- 
parar en  la  inconveniencia  de  su  propósito,  dado  el  país 
eñ  que  iba  á  realizarlo,  ya  que  no  atendiese  á  otro  gé- 
nero de  consideraciones,  decretó  el  derribo  de  la  expre- 
sada estatua» 

Encargó  la  ejecución  de  dicha  orden  al  gobernador 
civil  Cabezas  de  Herrera;  pero  éste  no  pudo  encontrar 
ningún  indio  que  se  prestara  á  un  acto  que  rechazaba 

(1)  La  Otra  pía  llamada  «h  Santa  Misericordia»,  fundada  en  1594 
con  varias  limosnas  dadas  por  los  espaftoles,  á  ruegos  del  clérigo  Don 
Juan  Fernández  de  León,  creó  en  ¡633  el  Colegio  de  Santa  Isabel.  Por 
R«al  cédula  de  25  de  Mano  de  1 733  lo  tomó  el  Rey  bajo  su  protec- 
ción* Desde  1S66,  según  anotamos»  quedó  agregado  i  este  Colegio  el 
llamado  de  Santa  Potenciana.  Los  hermanos  de  la  Misericordia  admi- 
nistraban los  fondos  del  Colegio,  de  que  se  incautó  la  Junta  adminis- 
tradora por  orden  de  la  Torre. 

(Z)  £i  Sr.  Gutiérrez  Salazar  elevó  al  Regente  del  Reino  varías 
«nérf^cas  exposiciones  contra  estas  medidas  del  Gobernador  de  Fillpi** 
naib  que  fueron  aprobadas  por  orden  del  Gobierno  supremo  de  20  de 
Abril  de  1870. 


510  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

SU  respeto  y  veneración  á  la  imagen  de  la  Soberana,  que 
estaban  acostumbrados  á  oir  nombrar  con  el  mayor 
acatamiento,  y  tuvo  que  valerse  de  chinos.  La  estatua 
fué  llevada  á  la  fundición  de  D.  Bartolomé  Barretto 
para  que  se  la  redujese  á  pasta;  pero  bien  fuese  porque 
no  tenía  medios  de  hacerlo,  6  porque  ideó  este  pretexto 
para  no  cumplir  la  orden  mencionada,  pasó  algún  tiem- 
po sin  hacerlo,  y  el  Ayuntamiento  la  reclamó,  alegando 
su  derecho  á  poseerla,  toda  vez  que  no  se  había  costea- 
do con  fondos  del  Tesoro  público  y  sí  por  suscripción 
particular,  y  la  misma  petición  hizo  la  Sociedad  Eco- 
nómica de  Amigos  del  País,  para  conservarla,  decía, 
«como  objeto  de  arte». 

La  Torre  tomó  muy  á  mal  la  moción  de  la  Sociedad, 
negándose  á  sus  deseos  en  un  ofício  inconveniente  y 
grosero  (0;  y  pretendiendo  imponerse,  solicitó  copia  del 
acuerdo  indicado,  cruzándose  algunas  comunicaciones 
entre  la  Sociedad  y  el  Gobernador  de  las  Islas,  en  que 
éste  dejaba  ver  su  apasionamiento  y  pequenez  de  miras 
en  el  asunto. 

La  estatua  al  cabo  fué  desarmada  y  conducida,  para 
su  depósito,  á  una  bodega  de  la  antigua  casa-Ayunta- 
miento de  la  capital. 

El  21  de  Septiembre  de  1869  fué  jurada  en  Manila  la 
Constitución  de  dicho  año.  Para  conmemorar  la  Revo- 
lución de  1868,  invitó  el  Gobernador  de  las  Islas  á  una 
recepción  en  su  palacio,  por  cuyos  salones  circularon 
varios  mestizos  de  los  arrabales  de  Santa  Cruz,  San 


([)  cNo  puedo  accederá  lo  que  esa  Corporación  solícita;  extra- 
fiándome  que  el  primer  objeto  de  arte  que  para  fundar  su  Museo  artís- 
tico desea  obtener,  sea  la  estatua  de  la  que  así  manchó  la  dignidad  de 
la  nación  espafiolat. 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  5II 

Miguel,  Binondo  y  Quiapo,  quienes  acudieron  al  frente 
de  una  manifestación  de  indígenas  con  banderas^  músi- 
cas y  farolas,  capitaneados  por  el  cura  Burgos,  el  espa- 
ñol filipino  Pardo  de  Tavera  y  el  mestizo  chino  Paterno, 
el  primero  de  los  cuales  fué  ajusticiado,  y  los  dos  últi- 
mos condenados  á  presidio  por  los  sucesos  de  Cavite. 

Los  más  de  ellos  llevaban  corbatas  rojas,  color  que 
puso  de  moda  la  señora  de  Sanchiz. 

Esta,  haciendo,  como  siempre,  los  honores  de  la 
casa,  llevaba  el  cabello  sujeto  por  una  cinta  que  decia 
Viva  el  pueblo  soberano,  luciendo  otra  cinta  en  el  cue- 
llo, á  manera  de  corbata,  en  una  de  cuyas  extremidades 
se  leia  Viva  la  libertad,  y  en  la  otra  Viva  el  general  la 
Torre  (0. 

Los  concurrentes  fueron  muy  obsequiados  por  el  Go- 
bernador y  por  Doña  Mariquita,  en  cuyo  elogio  leyó  unos 
encomiásticos  versos  el  constructor  de  coches  Garcbi- 
torena,  en  los  que  la  llamaba  ¡la  Verónica  moderna! 

La  Torre  se  asomó  al  balcón  y  gritó  ¡Vivan  las  Cor- 
tes Constituyentes!,  quedándose  la  mayoría  de  los  ma- 
nifestantes con  mucha  curiosidad  por  saber  c  cosa  aquel 
Cortes»  que  el  General  mandaba  que  vivieran  (2]. 

(1)  cSi  todo  esto  no  es  una  incitación  á  la  sedición  y  á  que  el  pue- 
blo, en  uso  de  su  soberanfa,  que  reconocía  y  proclamaba  la  señora  de 
Sanchiz,  y  ejercitando  su  libertad,  prot:lamase  al  general  la  Torre  por 
jefe  independiente  de  las  Islas  al  ver  perseguidos  á  los  españoles  y  des- 
artillada la  plaza,  es  preciso  declarar  completamente  dementes  á  los 
que  tales  hechos  se  permitían». ^(Gutiérrez  Salazar.) 

(2)  cA  la  manifestación  que  nos  ocupa  concurrió  bastante  gente, 
llena  de  curiosidad  por  lo  desconocido  del  acto  y  por  las  músicas,  las 
íarolas  y  los  himnos  patrióticos,  habiendo  el  Sr.  la  Torre  obsequiado 
y  agasajado  á  los  manifestantes,  y  disolviéndose  pacificamente  la  reu- 
nión, después  de  haber  oído  de  los  labios  del  General  sus  propósitos  de 
radicales  reformas», ^Govantes.) 


512  JOSÉ    MONTERO    Y   VIDAL 

En  la  suscripción  que  hubo  para  costear  las  músi* 
casy  faroles  y  banderas  de  la  manifestación,  no  se  soli- 
citaron ni  admitieron  donativos  de  los  peninsulares. 

El  escándalo  que  con  la  manifestación  se  produjo  fué 
monumental,  y  los  peninsulares,  conocedores  y  aman- 
tes del  país,  sufrieron  amarga  pena  viendo  al  represen- 
tante  de  España  y  á  su  camarilla  patrocinando  y  con- 
sintiendo semejantes  mamarrachadas,  cuyas  consecuen* 
cías  futuras  no  podían  ocultárseles. 

Otro  hecho  verdaderamente  sensacional  y  de  tristes 
resultados  colmó  la  medida  de  los  desaciertos  de  la 
Torre  y  del  disgusto  de  los  españoles  de  antigua  resi- 
dencia en  el  país  contra  su  desdichadísima  gestión. 

A  la  llegada  de  la  Torre  ejercía  el  cargo  de  Secre- 
tario del  Gobierno  Superior  civil  D.  Mariano  Comba-» 
rros,  funcionario  de  intachable  conducta,  instruido,  ca« 
balleresco  y  pundonoroso. 

Al  presentar  el  primer  día  la  fírma  y  varios  expe- 
dientes á  su  jefe,  en  cuya  despacho  estaba  la  indispen- 
sable señora  de  Sanchiz,  le  dijo  la  Torre:  «Deje  usted 
ahí  esos  papeles  para  que  los  examine  Mariquitai.  El 
estupor  que  debió  producirle  semejante  salida  le  impe- 
diría, sin  duda,  presentarle  en  el  acto  su  dimisión:  no 
acertamos  por  qué  reprimió  su  disgusto;  mas  no  pu- 
díendo  soportar  la  extraña  ingerencia  de  aquella  señora 
en  los  asuntos  oficiales,  solicitó  y  obtuvo  licencia  para 
establecerse  en  la  provincia  de  Bulacán,  mientras  lie» 
gaba  de  España  su  cesantía,  que  esperaba,  y  que  en 
efecto  se  recibió  al  poco  tiempo. 

Entonces  impetró  de  la  Audiencia  que  le  diese  de 
alta  en  lá  matrícula  de  abogados,  con  autorización  para 
abrir  su  bufete  en  Bulacán.  El  Alcalde  mayor  de  esta 
provincia,  D.  José  María  Martos,  aunque  era  amigo  de 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  513 

CombarroSy  vi6  con  desagrado,  según  el  autor  de  Las 
proscripciofies  de  Sila,  que  se  estableciera  en  ella  un  abo* 
l^ado  peninsular  ñscalizador  de  sus  actos.  Llega  la  orden 
del  Gobierno  de  las  Islas  de  que  juren  la  Constitución  los 
empleados  activos  y  los  cesantes;  oficia  Hartos  á  Com- 
barros citándole  para  la  jura;  deja  de  asistir,  y  el  Al- 
calde va  á  Manila,  cuenta  lo  sucedido  al  General  y  éste 
resuelve  que  Combarros  vaya  á  verle.  Llegado  á  su  pre- 
sencia, le  intima  la  orden  de  salir  para  España  en  el 
primer  correo.  Pide  respetuosa  explicación  por  una  me- 
dida tan  perjudicial  para  sus  intereses,  y  la  Torre  le 
contesta  que  se  reserva  los  motivos  y  que  su  resolución 
es  irrevocable.  Consultó  Combarros  con  varios  letrados 
qué  recursos  legales  podría  oponer  contra  la  proscrip- 
ción decretada,  y  el  29  de  Septiembre  regresó  á  Bu- 
iacán. 

Fué  aquella  noche  de  visita  á  la  casa  del  Alcalde 
mayor,  conforme  tenia  por  costumbre;  y  según  cuenta 
Gutiérrez  Salazar,  al  recibir  aquél  un  pliego  urgente 
del  Gobernador  de  las  Islas  se  manifestó  contrariado 
por  su  contenido,  que  supone  era  una  orden  de  prisión 
contra  Combarros,  ai  que  la  comunicó  en  confianza, 
diciéndole  que  se  fuera  á  su  casa  por  si  tenía  que  arre- 
glar algunos  papeles  y  para  no  prenderlo  en  su  propia 
i^dencia. 

Lo  cierto  es  que  Combarros,  en  la  madrugada  del 
día  siguiente,  se  suicidó,  disparándose  un  pistoletazo. 

Marcha  presuroso  á  Manila  el  Alcalde  á  comunicar  á 
la  Torre  lo  ocurrido,  y  dice  Gutiérrez  Salazar  que  acor- 
daron forjar  una  conspiración,  aprovechando  la  circuns- 
tancia de  haber  ido  días  antes  á  Baliuag,  pintoresco 
pueblo  de  Bulacán,  los  Sres.  Suárez  Llanos,  Adminis- 
trador general  de  colecciones  y  labores;  Escandón,  ex- 
TOMo  III  33 


5 14  JOSÉ    MONTERO   Y  VIDAL 

Intendente  y  Con tadoc  general,  cesante,  de  Hacienda»  á 
quienes  á  su  regreso  prendió  el  Alcalde,  remitiéndolos 
incomunicados  á  Manila,  como  reos  de  la  supuesta  cons- 
piración reaccionaria.  Se  incauta  el  Alcalde  de  los  pa- 
peles de  Combarros  y  comienza  un  expediente  que  con- 
tinúa en  Manila  el  Gobernador  civil,  quien  se  apodera 
á  su  vez  de  los  papeles  de  los  Sres.  Llanos  y  Escan- 
dóp,  ya  recluidos  en  la  fuerza  de  Santiago;  les  toma 
declaración  á  altas  horas  de  la  noche,  y  á  los  cinco 
días  los  pone  en  libertad.  Se  presentan  al  Gobernador 
superior  á  protestar  contra  su  prisión  arbitraria  y  á  pe- 
dirle justicia,  y  se  disculpa  diciéndoles  que  habia  sido 
mal  informado,  sin  cuidarse  de  la  reparación  de  perjui- 
cios que  demandaban  ni  de  castigar  al  Alcalde  mayor 
de  Bulacán  por  sus  falsos  informes,  prodigándole,  an- 
tes al  contrario,  mayores  distinciones  desde  ese  día,  de 
lo  cual  deduce  Gutiérrez  Salazar  que  lo  de  la  conspira- 
ción había  sido  fraguado  por  orden  de  la  Torre. 

Otras  proscripciones  decretó,  que  no  llegaron  á  reali- 
zarse por  diversas  causas,  contra  D.  Luciano  Oliver, 
arquitecto  de  Hacienda;  D.  José  Centeno,  ingeniero  de 
minas;  D.  Eduardo  López  Navarro,  ingeniero  de  cami- 
nos, consumándose,  en  cambio,  las  impuestas  al  te- 
niente coronel  de  artillería  D.  José  Tranzo  y  al  coronel 
subinspector  de  ingenieros  militares  D.  Fernando  Fer- 
nández de  Córdova,  sin  que  se  sepa  el  motivo  fundado 
que  las  motivara,  aunque  se  cree  que  fuera  por  haber 
jurado  el  cargo  de  Hermanos  de  la  Misericordia  el  día 
que  la  Torre  habia  resuelto  la  suspensión  de  dicha  Her- 
mandad. 

El  II  de  Octubre  suspendió  su  publicación  el  Diario 
de  avisos,  sustituyéndole  El  Comercio  ^  que  aún  vive,  y 
es  uno  de  los  más  importantes  diarios  de  Manila»  sobre 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  515 

todo  en  los  asuntos  que  su  título  indica  y  en  la  abu  n* 
dancia  de  noticias  (i). 

El  17  de  Noviembre  de  1869  fué  un  día  fausto  en 
la  historia  del  siglo  xix.  En  él  inauguróse  por  la  Em- 
peratriz Eugenia  la  gigantesca  obra  del  Canal  de  Suez, 
realizada  por  el  inmortal  Femando  de  Lesseps.  El  nom- 
bre de  este  ilustre  ingeniero  y  el  de  los  generosos  kedi- 
ves  de  Egipto,  Mohamad  Saíd  é  Ismail»  vivirán  eter- 
namente en  la  memoria  de  la  humanidad  (2). 


(1)  Fué  su  fundador  D.  José  Loizaga,  y  su  consocio  y  director 
D.  Francisco  Díaz  Puertas,  que  ha  continuado  con  este  cometido  has- 
ta su  muerte,  acaecida  en  1893. 

No  puede  nombrarse  El  Comerth  sin  citar  á  su  inteligente  correspon- 
sal en  la  corte,  nuestro  amigo  D.  Francisco  de  Paula  Vigil  (Mohám)^ 
cuyos  cablegramas  y  correspondencias  son  leídas  con  avidez,  sobre  todo 
por  el  elemento  peninsular  y  burocrático. 

(2)  £1  c^nal  de  Suez,  como  es  sabido,  corta  el  istmo  de  Suez  de  N. 
á  S.,  y  pone  en  comunicación  el  Mediterráneo  con  el  mar  Rojo  y  el 
Océano  indico.  Mide  164  kilómetros  de  longitud  y  de  60  á  loo  metros 
-de  anchura  entre  orillas,  con  una  profundidad  que  en  ninguna  parte  es 
menor  de  ocho  metros.  En  1 888  se  ensanchó  el  canal  entre  Port-Said 
y  los  Lagos  amargos. 

Se  inauguraron  los  trabajos  el  25  de  Abril  de  1859.  creándose,  como 
■por  encanto,  la  ciudad  de  Port*Said. 

Invirtiéronse  en  las  obras  472  millones  de  francos.  £1  Gobierno  de 
Egipto  contribuyó  además  con  numerosos  servicios,  como  cesión  de  te- 
rrenos, construcción  de  faros,  dragados  de  puerto,  anticipos  de  dinero 
sin  interés,  etc.,  todo  lo  cual  se  calcula  en  otros  lOO  millones.  Ac- 
tualmente se  navega  por  él  de  noche,  con  auxilio  de  los  potentes  focos 
eléctricos  que  los  buques  llevan,  invirtléndose  en  pasarlo  unai  veíate 
horas. 

En  1870  atravesaron  el  canal  486  buques,  con  un  total  neto  de 436.609 
toneladas,-  importando  los  ingresos  para  la  Compaflia  4.345 «758  fran- 
cos. 

En  1891  ascendieron  á  4.207  buques,  con  8.698.77?  toneladas  y 
^1.540.836  francos  respectivamente. 


5l6  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

£1  21  de  Noviembre  llegó  á  Manila  el  Duque  de 
Edimburgo,  en  cuyo  honor  hubo  grandes  festejos  pú- 
blicos. El  Ayuntamiento  obsequió  al  Principe  inglés 
con  un  baile  en  el  teatro,  y  la  colonia  extranjera  le 
tributó  igual  agasajo,  vistiendo  las  damas  el  traje  del 
país. 

El  Duque  revistó  las  fuerzas  de  la  guarnición,  acom- 
pañado del  general  la  Torre,  en  la  amplia  calzada  de 
Bilibid. 

Por  decreto  de  i3  de  Diciembre  creó  la  Torre  un  se- 
gundo tercio  de  Guardia  civil  para  Manila  y  un  cuerpo 
de  vigilancia. 

El  14  de  Enero  siguiente  aumentó  la  fuerza  de  aquél 
hasta  3oo  hombres,  conñándole  el  servicio  de  incendios. 

Por  decretos  de  26  de  Enero  y  n  de  Octubre  de  1870,. 
dispuso  la  deportación  á  Balabac  y  Mindanao  de  algu- 
nos centenares  de  vagos,  mal  entretenidos  y  sospecho- 
sos de  sostener  relaciones  con  los  tulisanes. 

«Para  hacer  úlil  y  beneficiosa  la  deportación,  decía 
en  su  Memoria,  he  autorizado  el  ensayo  de  colonias  de 
deportados  y  presidiarios». 

Las  Cortes  Constituyentes  eligieron  Rey  de  España  á 
D.  Amadeo  de  Saboya,  y  sabido  es  que  precedió  á  su 

El  número  de  pasajeros  fué  en  1870  de  26.758,  representando  un  in- 
greso de  263.552,50  francos. 

En  1891  se  contaron  194.467  pasajeros,  con  un  ingreso  de 
1.944.677950  francos. 

Los  4.207  buques  citados  eran:  3*217  ingleses,  318  alemanes,  17t 
franceses,  147  neerlandeses,  1 16  italianos,  55  noruegos,  51  austro-hún- 
garos,  40  otomanos,  29  portugueses,  28  espafioles,  21  rusos,  seis  japo- 
neses, cinco  helénicos,  un  americano,  un  danés  y  un  egipcio. 

El  23  de  Octubre  de  1887  se  firmó  la  convención  franco-inglesa  re- 
lativa á  la  neutralización  del  istmo  y  del  canal  de  Suez,  presa  impor-^ 
tamtbima  que  jamás  se  logrará  arrebatar  á  la  codicia  británica. 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  517 

•entrada  en  Madrid  el  inicuo  atentado  de  que  fué  victi- 
ma el  ilustre  general  Prim. 

Estos  hechos  fueron  comunicados  al  Gobernador  de 
Filipinas^  ordenándole  que  se  celebrasan  en  sufragio  del 
héroe  de  los  Castillejos  solemnes  exequias  por  cuenta 
del  Estado,  como  asi  tuvo  lugar. 

Por  segunda  vez  había  ido  á  desempeñar  el  cargo  de 
Intendente  general  de  Hacienda  de  Filipinas  D.  Ga* 
briel  Álvarez,  posesionándose  de  su  empleo  el  25  de 
Junio  de  1869. 

La  situación  económica,  á  pesar  de  sus  esfuerzos* 
empeoraba  de  día  en  día,  merced,  en  gran  parte,  á  la 
renovación  total  del  personal  administrativo;  pues  ig- 
norantes de  sus  deberes  los  nuevos  empleados,  muchos 
de  los  que  jamás  habían  servido  al  Estado,  descuida- 
ban la  gestión  de  los  servicios  que  estaban  á  su  cargo; 
los  ingresos  decrecían,  y  la  marcha  de  la  Hacienda  lle- 
gó á  hacerse  imposible,  obligando  esto  al  Intendente  á 
presentar  su  dimisión;  y  como  no  le  fuera  aceptada  por 
el  Gobierno,  dejó  el  país  poco  después  con  licencia  del 
Gobernador  de  las  Islas,  convencido  de  que  le  era  im- 
posible hacer  frente  á  las  angustias  del  Tesoro. 

Sustituyóle  interinamente,  en  19  de  Marzo  de  1870, 
el  Inspector  general  de  Hacienda  D.  Joaquín  Carbonell, 
quien,  apelando  al  socorrido  recurso  del  tabaco,  mandó 
muestrarios  á  los  Cónsules  de  España  en  los  mercados 
consumidores  del  extranjero,  y  malbaratándola  rica  hoja 
de  Cagayán  y  la  Isabela  en  repetidas  almonedas,  fué 
cubriendo  con  trabajo  la  penuria  de  las  Cajas  públicas. 

En  3o  de  Junio  de  1869  había  aprobado  la  Torre  el 
proyecto  de  línea  electrotelegráñca  de  Manila  á  Punta 
Santiago,  y  el  28  de  Marzo  de  1870  aprobó  asimismo  la 
de  Manila  á  Cabo  Bolinao. 


5l8  José   MONTERO  Y  VIDAL 

El  29  del  mes  y  año  últimamente  citados  hubo  un 
terrible  incendio  en  la  calle  del  Rosario,  una  de  las 
principales  y  de  más  comercio  del  arrabal  de  Binondo, 
quemándose  muchas  casas  de  mamposteria  y  multitud 
de  pequeñas  tiendas  de  chinos,  algunos  de  los  cuales 
estuvieron  á  punto  de  perecer  por  resistirse  á  abrir  las 
puertas  de  sus  establecimientos  á  las  autoridades  qu^ 
habían  acudido  en  su  auxilio,  teniendo  que  forzarlas  la 
tropa. 

Cumpliendo  órdenes  del  Ministerio  de  Ultramar,  es- 
tableció la  Torre  una  Junta,  dividida  en  dos  secciones, 
con  el  encargo  de  estudiar  y  proponer  un  plan  comple- 
to de  reformas  administrativas  y  económicas. 

En  26  de  Marzo  de  1870  presentó  la  Comisión  de 
reformas  administrativas  al  Gobernador  de  las  Islas  un 
proyecto  de  ley  municipal,  y  en  27  del  mismo  mes  y 
año  otro  para  la  organización,  gobierno  y  administra- 
ción de  las  provincias.  Proponía  la  división  del  territo- 
rio en  18  provincias,  que,  según  su  importancia,  debían 
ser  de  primera,  segunda  y  tercera  clase,  regidas  por  Go« 
bemadores  civiles.  Jefes  de  Administración  de  primera, 
segunda  y  tercera  clase,  conforme  á  la  categoría  de  las 
provincias. 

Las  islas  de  Mindanao,  Basilan,  Joló,  Sámales  y  Ba- 
labac  no  estaban  comprendidas  en  esta  división,  de- 
biendo ser  objeto  de  una  ley  especial. 

Creábanse  también  sub-gobiernos  y  juntas  provin-* 
cíales,  con  facultades  éstas  consultivas  y  privativas,  se- 
ñ  alando  las  respectivas  atribuciones  Ae  todos  los  nue- 
vos organismos  (0. 


(1}     Suscriben  estos  proyectos  D.  Jos¿  María  Vald enebro.  Presi- 
dente; D.  José  Cabezas  de  Herrera,  Vicepresidente;  D.  José  Felipe  def 


HISTORIA.  DB   FILIPINAS  519 

La  Junta  de  reformas  económicas  presentó  su  infor- 
me el  18  de  Diciembre  del  mismo  año  (1870),  propo- 
niendo las  que  debian  introducirse  en  el  sistema  actual 
de  Hacienda  y  en  los  presupuestos  al  ser  abolido  el  es- 
tanco  del  tabaco,  que  era  uno  de  sus  proyectos  esencia- 
les; las  bases  á  que  debía  sujetarse  la  reforma  en  los 
polos  y  servicios,  y  modificaciones  consiguientes  en  los 
presupuestos  de  ramos  locales,  y  modificaciones  acorda- 
das que  debian  introducirse  en  el  proyecto  de  ley  para 
el  establecimiento  de  la  contribución  directa  (i). 

Ambos  proyectos  fueron  remitidos  al  Ministerio  de 
Ultramar,  sin  que  sobre  ellos  recayera  resolución  alguna. 

Por  decreto  de  27  de  Junio  nombró  la  Torre  una 
Comisión  liquidadora  de  la  Mesa  de  Misericordia,  y  otra 
para  que  examinara  y  propusiera  lo  conveniente  res- 
pecto al  Colegio  de  Santa  Isabel,  bajo  la  base  de  crear 
una  Escuela  pública  de  niñas  y  una  Normal  de  maes- 
tras, y  envió  á  los  Tribunales  el  tanto  de  culpa  contra 
los  que  se  opusieron  á  sus  decretos. 

En  1870  se  dictó  una  disposición  estableciendo  la 
forma  en  que  los  buques  mercantes  de  todas  las  nacio- 
nes habían  de  comerciar  con  Joló,  cuyo  Archipiélago 
estaba  bloqueado  por  nuestra  marina  de  guerra. 

Pan,  D.  Manuel  Asensi,  D.  Salvador  EHo,  D.  Ramón  González  Calde- 
rón, D.  Pedro  Orozco  y  Riera,  D.  Lorenzo  Calvo,  Fr.  Joaquín  Fonse- 
ca,  D.  Bonifacio  Saenz  de  Vizmanos,  D.  José  P.  Clemente  y  D.  Pri- 
mo Oitega,  Secretario. 

(1)  Suscribieron  este  dictamen  el  Gobernador  general  como  Presi- 
dente de  la  Comisión;  y  además  de  los  seflores  que  figuraban  en  la  de 
reformas  administrativas,  ya  citados,  los  siguientes:  D.  Tomás  Balbás 
y  Castio,  D.  Juan  Francisco  Gil,  D.  Antonio  Enriques,  D.  José  Berue- 
te,  D.  Evaristo  Escalera,  D.  Manuel  Garrido,  D.  Benito  Carrefio,  don 
I..eóii  Tovar,  Fr.  Pedro  Payo,  D.  Joaquín  Sastrón,  D.  Femando  Mu- 
fiox,  D.  José  Joaquín  de  Inchausti  y  D.  Manuel  Ramíiez,  Secretario. 


520  JOSB   MONTBRO   Y   VIDAL 

En  dicho  año  •  regresaba  una  expedición  pirática  de 
hacer  una  de  sus  excursiones  en  la  costa  oriental  de  la 
Paragua,  donde  después  de  haber  cautivado  las  tripu- 
laciones de  varios  pancos  de  comercio,  habían  quema- 
do el  pueblo  de  Santa  Mónica  ó  Batacalan,  cautivando 
á  casi  todos  sus  habitantes,  degollando  á  los  pocos  que 
hicieron  resistencia,  y  llevándose,  por  último,  bástalas 
campanas  de  la  iglesia,  cuando  fué  avistada  por  un  ca- 
ñonero, poco  después  del  mediodía,  fondeado  junto  á 
una  pequeña  isla  que  hay  en  las  inmediaciones  de  Pa- 
niquian.  Los  moros  metieron  sus  embarcaciones  en  un 
sitio  donde  no  podía  llegar  el  cañonero;  se  parapetaron 
con  sus  mismas  embarcaciones  y  con  los  mismos  cau- 
tivos que  llevaban,  los  cuales,  amarrados  entre  sí,  for- 
maban la  primera  linea;  resistieron  el  fuego  del  caño- 
nero hasta  que  á  éste  se  le  agotaron  las  municiones,  y 
durante  la  noche  se  reembarcaron,  después  de  tapar  con 
pedazos  de  madera  y  trapos  los  agujeros  que  las  balas 
les  habían  hecho,  y  entrando  en  un  río  próximo,  habi- 
tado también  por  moros,  repararon  algo  mejor  sus  ave- 
rias, siguiendo,  por  último,  sin  más  contratiempo,  á  la 
isla  de  Tawi-Tawi,  punto  de  su  partida  (O». 

El  oñcial  de  la  armada  de  quien  tomamos  las  ante- 
riores líneas  hizo  en  1871  varias  expediciones  y  desem- 
barcos en  Tawi-Tawi,  libertando  á  28  cautivos. 

f  La  cuestión  de  los  piratas — escribe  la  Torre  en  su 
Memoria — es  de  una  gravedad  extraordinaria;  levanta 
justas  y  continuas  quejas;  redunda  en  perjuicio  de  núes- 


(i)  Sistema  que  conviene  adoptar  para  acabar  con  la  pirateria  fue 
los  mahcmetafws  de  la  sultanía  de  Joló  ejercen  en  el  Archipiélago  fiU- 
pino^  por  el  capitán  de  fragata  de  la  armada  D.  Santiago  Patero:  Ma- 
drid, 1872. 


HISTORIA,  DE   FILIPINAS  52X 

tro  nombre  y  en  desprestigio  de  nuestro  pabellón;  ataca 
la  seguridad  del  comercio  y  la  creciente  prosperidad 
del  Archipiélago,  cuyas  indefensas  costas  son  de  con- 
tinuo testigo  de  la  depredación  de  los  piratas,  que  lo 
llevan  todo  á  sangre  y  fuego,  y  arrebatan  anualmente 
una  crecida  población  que  hacen  cautiva». 

Para  remediar  esto,  decretó  el  19  de  Agosto  de  1870 
la  construcción  de  siete  cañoneros,  cuatro  de  la  fuerza 
de  3o  caballos  y  tres  de  la  de  20;  unos  habian  de  cons- 
truirse en  el  arsenal  de  Cavite  y  otros,  por  contrata,  en 
Manila,  anticipando  las  Cajas  de  fondos  locales  las 
5oo.ooo  pesetas  á  que  el  gasto  ascendía.  El  Gobierno 
le  mandó  que  no  dispusiera  de  los  fondos  locales  para 
esa  atención,  porque  le  enviaría  cañoneros. 

No  cumplió  su  promesa;  y  como  de  Mindanao  le  no- 
ticiaran que  los  piratas  preparaban  otra  asoladora  ex- 
pedición á  las  costas  de  Visayas  como  la  del  año  ante- 
rior, reunió  la  Junta  de  autoridades,  y  de  acuerdo  con 
su  parecer,  por  decreto  de  1 5  de  Febrero  de  1871,  or- 
denó la  construcción  de  los  referidos  cañoneros. 

Siguiendo  la  marcha  trazada  por  su  antecesor,  dictó 
la  Torre  útiles  disposiciones  respecto  á  la  instrucción 
primaria,  con  la  eñcaz  cooperación  del  Secretario  del 
Gobierno  Superior,  D.  José  Patricio  Clemente,  que 
pertenecía  á  la  carrera  del  Magisterio. 

La  Torre  propuso  al  Gobierno  que  aumentara  el 
ejército  de  Filipinas  con  soldados  europeos,  no  sólo 
completando  la  entonces  escasa  fuerza  del  batallón  ex- 
pedicionario, sino  enviando,  cuando  menos,  un  bata- 
llón de  cazadores  compuesto  de  soldados  peninsulares. 

El  Gobernador  eclesiástico  del  Arzobispado  de  Ma- 
nila, D.  Mateo  Yagüe,  elevó  una  instancia  al  Gober- 
nador superior  de  las  Islas,  en  12  de  Abril  de  1870^ 


5^2  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

solicitanílo  permiso  para  reedificar  la  Catedral,  conver* 
tida  en  un  montón  de  ruinas  desde  el  terremoto  de 
i863,  y  para  la  celebración  de  fiestas  religiosas  y  otros 
actos  conducentes  á  allegar  recursos  con  que  atender  á 
su  proyecto,  proponiendo  para  dirigir  las  obras  al  ar- 
quitecto D.  Luciano  Oliver. 

Con  fecha  del  día  siguiente  decretó  la  Torre  esta 
solicitud  de  completa  conformidad. 

Celebróse  el  i8  la  función  religiosa  con  asistencia  del 
Gobernador  general  y  de  todas  las  autoridades  y  corpo- 
raciones, pronunciando  el  Dr.  Yagüe  un  discurso  ad 
hoc,  y  el  ig  se  inauguraron  los  trabajos,  comenzando 
el  escombreo,  cuyo  acto  honró  también  con  su  presen- 
cia la  Autoridad  superior,  juntamente  con  la  eclesiásti* 
ca  y  sus  acompañantes  respectivos. 

El  Dr.  Yagüe,  con  incansable  actividad,  logró  que 
todas  las  clases  que  cobraban  del  Estado  cedieran  un 
dia  de  su  haber  para  las  obras  de  la  Catedr&l;  acudió  á 
las  Ordenes  religiosas,  y  de  ellas  obtuvo  también  dona- 
tivos; impuso  á  las  iglesias  del  Archipiélago  que  con- 
tribuyeran con  el  20  por  loo  del  sanctorum  de  dos  años^ 
y  recabó  crecidas  limosnas  y  donativos  particulares, 
con  cuyos  recursos  adelantaron  tanto  los  trabajos  em- 
prendidos, que  el  3  de  Junio  se  vio  libre  de  escombros 
la  Catedral,  si  bien  á  poco  se  paralizaron  las  obras  por 
no  haberse  sujetado  en  el  asunto  á  los  preceptos  de  la 
legislación  de  obras  públicas  (O. 

La  Torre  inauguró  las  obras  de  un  monumento  á 

(i )  Continuaron  después  bajo  la  dirección  del  arquitecto  D.  Vicente 
Serrano  Salaverrfa,  terminándose  en  1879. 

(Memcriét  sobre  la  restauración  de  la  nueva  Catedral  de  Manila  en  las 
Islas  Filipinas,  escrita  por  el  presbítero  D.  Mateo  YagGe  y  Mateos,  etc.: 
Madrid,  1880.) 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  523 

I).  Simón  dé  Anda  y  Salazar,  y  presidió  la  solemne 
fiesta  cívico-religiosa  dé  la  traslación  de  los  restos  de 
aquel  ilustre  patricio  á  la  iglesia  de  la  Orden  Tercera  de 
San  Francisco,  convertida  en  Catedral  provisional  en 
tanto  se  reedificaba  la  antigua  metropolitana. 

Según  refiere  Govantes,  el  periodismo  aumentó  du- 
rante el  mando  de  la  Torre  con  dos  nuevos  colegas 
titulados  La  Hoja  volante  y  El  Avisador  manileño. 

El  17  de  Diciembre  de  1870  se  encargó  de  la  Inten- 
dencia general  de  Hacienda  pública  D.  José  Jimeno 
Agius.  Este  ilustrado  y  laborioso  funcionario,  compren- 
diendo que  el  tabaco  era  el  principal  ingreso  del  Teso- 
ro de  las  Islas,  estudió  detenidamente  la  manera  de 
que  dicho  articulo  adquiriera  el  desarrollo  mercantil  de 
que  es  susceptible;  y  en  obedecimiento  de  una  orden  del 
Regente  del  Reino  de  6  de  Septiembre  de  1870,  redac- 
tó en  i.°  de  Marzo  una  Memoria,  que  remitió  al  Minis- 
terio de  Ultramar,  abogando  por  el  desestanco,  medida 
un  tanto  radical  y  de  resultados  dudosos,  y  que  después 
fué  convertida  en  hecho,  como  en  su  lugar  diremos  (0. 

La  prensa  de  Manila  acogió  admirablemente  la  idea 
del  desestanco,  apoyando  la  propuesta  del  Sr.  Jimenó 
Agius  (2);  mas  no  faltó  quien  le  disputara  la  primacía 
de  este  pensamiento. 

A  raíz  de  publicarse  dicho  trabajo,  se  dio  á  luz  un 
folleto  en  que  su  autor  decía  que  había  visto  con  satis- 
facción que  el  Intendente  de  Filipinas  venía  á  proponer 

(1)  £i  desestanco  del  tabaco  en  las  Islas  JFilipincu^  por  J.  Jimeno 
Agius:  Madrid,  1878. 

(2)  Los  artículos  y  sueltos  que  los  periódicos  de  Manila  dedicaron 
al  asunto,  fueron  recopilados  en  un  folleto  que  lleva  por  título  Juicio  de 
la  prensa  de  Manila  acerca  de  la  Memoria  del  limo.  Sr.  Intendente  de 
Hacienda  sobre  el  desestanco  del  tabaco:  Manila,  1871. 


524-  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

al  Gobierno,  «en  un  asunto  tan  importante  como  el 
desestanco  del  tabaco,  lo  mismo  exactamente  que  yo  he 
pensado  y  propuesto  antes  que  él  en  unos  apuntes  que, 
por  lo  que  ahora  veo,  si  no  han  llamado  la  atención  de 
los  Ministros  de  Ultramar,  habrá  sido  por  no  estar 
desenvueltos  con  la  habilidad  y  brillantez  correspon- 
dientes á  tan  grave  asunto,  pero  que  han  podido  muy 
bien  servir  de  base  al  trabajo  del  Sr.  Jimeno  Agius;  al 
menos  asi  puedo  creerlo,  vista  la  precisa  conformidad 
que  existe  entre  los  puntos  capitales  que  abraza  la  Me- 
moria y  los  que  eran  objeto  de  mis  apuntes,  etc.»  (0. 
Sea  de  esto  lo  que  quiera,  la  cuestión  del  desestanco 
del  tabaco  era  una  aspiración  general  en  Manila  en 
aquella  época,  según  se  deduce  de  lo  propuesto 'sobre 
este  particular  por  la  Junta  de  reformas  económicas 
creada  para  el  estudio  de  las  modificaciones  que  á  su 
juicio  exigiera  el  sistema  rentístico  de  las  Islas,  y  lo 
demuestra  la  unanimidad  con  que  los  periódicos  locales 
aplaudieron  la  Memoria  del  Sr.  Jimeno  Agius. 

( I )  E¿  desesianeo  del  tabaco  en  Filipinas.  Dos  pensamientos  iguales: 
el  propuesto  al  Gobierno  por  D.  José  Jimeno  Agius,  actual  Intendente 
de  Filipinas,  en  i.°  de  Marzo  de  l87t,  y  el  indicado  al  Gobierno  pro- 
visional en  1 8  de  Noviembre  de  i868,  por  D.  Toribio  Ruizde  la  Esca- 
lera y  Oráa,  Gobernador  y  colector  de  tabacos  que  fué  de  la  provincia 
de  la  Unión  de  aquellas  Islas  enlosafios  de  1850  a  1 857:  Bilbao,  1871» 


CAPITULO  XXV. 


Catrera  judicial. — Correos  á  Singapoore. — Becerra,  Ministro.— Sus  pro- 
pósitos.—Código  penal.  — Sociedades  anónimas.— Comisión  de  re- 
formas.—Iiiamovtlidad  judicial.— Empleados  de  Aduanas,  Coniabili- 
dad  y  Correos. — Moret,  Ministro. — Aduanas. — Extranjeros.— Cuer- 
po de  Administración  civil  para  Filipinas. — Reglamento  de  idem. — 
Consideraciones. — Administración  económica  y  contabilidad  ds  Ul- 
tramar.— Cese  de  exenciones  arancelarias.— Cátedras  para  prepara- 
ción de  los  empleados  de  Ultramar. — Premios  para  obras  referentes 
á  Filipinas. — Aranceles  de  Aduanas.  — Correos  maiitimos  interinsu- 
lares.— Restabled miento  del  Tribunal  de  Cuentas. — Tribunales  judi- 
ciales.— Dependencias  de  Hacienda.— Creación  de  un  Instituto  fili- 
pino.—Reforma  de  la  Universidad  de  Santo  Tomás  de  Manila.— Con- 
sejo de  Filipinas.— Viajes  por  el  Istmo  de  Suez.— Oposiciones  de 
cátedras  para  Filipinas. — Reforma  del  Arancel  de  Aduanas. — Ayala, 
Ministro. — Exposición  del  Procurador  de  dominicos  en  contra  de  la 
creación  del  Instituto  y  reforma  de  la  Universidad.— Alarma  en  Ma- 
nila por  estas  innovaciones. — Exposición  del  Prior  de  dominicos.— 
Reúne  la  Torre  una  Junta  de  notables  para  tratar  de  las  reformas. — 
Oposición  de  los  dominicos. — Pone  el  «cúmplase»  á  los  decretos. — 
Protestas  del  Arzobispo  y  de  los  Provinciales  de  las  Corporaciones 
religiosas. — Exposición  de  los  mismos  al  Regente  del  Reino.— ídem 
de  los  padres  de  familia  al  Rey.— Orden  de  Moret  sobre  exclaustra- 
ción de  religiosos. — Protestas  de  los  Prelados.— Tirantez  de  relacio- 
nes entre  el  Gobernador  y  el  Clero.— Decreta  Ayala  la  suspensión 
de  las  reformas.— Es  relevado  la  Torre. — Juicio  acerca  de  este  go- 
bemante. 

Referidos  los  acontecimientos  de  carácter  local  del 
mando  de  la  Torre,  vamos  á  hacernos  cargo  de  las 
disposiciones  relativas  á  Filipinas^  emanadas  en  la  mis- 


526  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

ma  época  del  Gobierno  Supremo,  y  de  las  complicacio- 
nes que  algunas  de  ellas  ofrecieron. 

El  Ministro  de  Marina  é  interino  de  Ultramar,  Don 
Juan  Bautista  Topete,  expuso  al  Regente  del  Reino  la 
conveniencia  de  que  se  aplicaran  á  las  provincias  ul- 
tramarinas los  artículos  44  al  97  de  la  Constitución  del 
Estado,  referentes  á  la  entrada,  ascenso  é  inamovilidad 
de  los  funcionarios  de  la  carrera  judicial,  establecién- 
dose asi  por  decreto  de  2  de  Julio  de  1869.  En  el  mis- 
mo día  se  dictaron  por  una  orden  circular  las  disposi- 
ciones correspondientes  para  facilitar  la  ejecución  del 
decreto  anterior. 

El  expresado  Ministro  le  hizo  ver  asimismo  los  gra- 
ves perjuicios  que  se  irrogaban  al  Tesoro  público  y  á  la 
disciplina  de  la  Armada  por  el  hecho  de  encomendar  á 
los  buques  de  guerra  la  conducción  de  la  corresponden- 
cia desde  Hong-Kong  á  Manila  y  viceversa;  y  por  de- 
creto de  i3  de  Julio  se  autorizó  al  Ministerio  de  Ultra- 
mar para  contratar,  mediante  subasta  pública,  el  ser- 
vicio de  vapores  correos  entre  Singapoore  y  Manila. 

El  mismo  día  que  aparece  suscrito  dicho  decreto  se 
hizo  cargo,  en  propiedad,  del  departamento  de  Ultra- 
mar D.  Manuel  Becerra  y  Bermúdez. 

Éste  dirigió  el  23  una  comunicación  al  Gobernador 
de  Filipinas,  manifestándole  el  propósito  que  abrigaba 
de  plantear  en  el  Archipiélago  las  reformas  administra- 
tivas y  económicas  que  permitiera  su  estado  social  y 
político,  en  armonía  con  el  creado  en  España  por  la  re- 
volución de  Septiembre. 

A  propuesta  suya  fué  derogado  en  27  de  Agosto  el 
decreto  antes  referido  de  2  de  Julio  sobre  inamovilidad 
judicial. 

Propuso  también,  y  el  Regente  del  Reino  decretó  en 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  527 

la  citada  fecha,  el  establecimiento  de  una  Comisión  con 
el  encargo  de  examinarlos  expedientes  de  todos  los  fun- 
cionarios del  orden  judicial  en  Ultramar  y  las  solicitu- 
des y  títulos  de  los  aspirantes  á  dicha  carrera,  debiendo 
dar  dictamen  sobre  ellos;  formular  un  proyecto  de  ley 
orgánica  de  Tribunales,  y  estudiar  y  proponer  las  bases 
de  una  división  judicial  en  aquellos  territorios  (0. 

De  acuerdo,  asimismo,  con  su  propuesta,  dictó  el 
Regente  del  Reino  un  decreto,  en  lo  de  Septiembre, 
disolviendo  la  Comisión  creada  en  1866  para  estudiar  y 
proponer  la  reforma  de  la  legislación  penal  vigente  en 
Ultramar,  estableciendo  en  su  lugar  otra  para  que  pro- 
pusiera, con  urgencia,  las  alteraciones  necesarias  en  el 
Código  penal  vigente  en  la  Península,  formulase  una 
ley  provisional  para  su  aplicación  y  estudiara  y  propu- 
siera las  bases  de  una  de  Enjuiciamiento  criminal  para 
dichos  territorios  (2). 

El  Regente  del  Reino,  por  decreto  de  17  de  Septiem- 
bre, derogó  el  decreto  y  reglamento  de  9  de  Octubre 
de  1 853  y  demás  disposiciones  sobre  constitución  de 
sociedades  anónimas  en  las  Antillas  y  Filipinas,  resta- 
bleciendo el  Código  de  comercio  en  todo  lo  relativo  á 
la  constitución  y  organización  de  aquéllas. 

El  4  de  Diciembre  decretó  también  la  supresión  de 
la  Junta  especial  de  reformas  de  administración  y  go- 

(])  En  11  de  Noviembre  se  dictó  una  orden  disponiendo  el  noodo 
de  llevar  á  efecto  el  examen  de  los  expedientes  de  los  funcionarios  del 
orden  judicial  y  Ministerio  fiscal  en  las  provincias  de  Ultramar,  y  otra 
con  igual  fecha  relativa  á  los  de  los  cesantes  de  uno  y  otro  orden. 

(2}  Por  decreto  de  lO  de  Diciembre  se  aumentó  el  número  de  sus 
vocales,  figurando  entre  éstos  el  magistrado  de  la  Audiencia  de  Manila 
D.  José  Manuel  Aguirre  Miramón,  autor,  como  en  su  lugar  dijimos,  de 
un  proyecto  para  el  indicado  objeto. 


528  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

bierno  de  Filipinas,  establecida  en  3o  de  Enero  ante- 
rior,  creando  una  Comisión  consultiva  de  reformas  para 
dichas  Islas,  compuesta  de  20  vocales,  bajo  la  presiden* 
cia  del  Ministro,  ejerciendo  de  secretario  el  Subsecreta- 
rio y  de  vicesecretario  el  Oñcial  del  Negociado  de  go- 
bierno de  Filipinas  del  mismo  departamento.  La  Co- 
misión debía  evacuar  su  cometido  en  el  preciso  término 
de  sesenta  días,  contados  desde  el  de  su  constitu- 
ción (1). 

Contradiciendo  su  propuesta  del  27  de  Agosto,  soli- 
citó Becerra  en  6  de  Diciembre  el  establecimiento  de  la 
^amovilidad  judicial  en  Ultramar,  y  á  ello  accedió  el 
Regente  del  Reino  como  antes  había  accedido  á  lo  con- 
trario, quedandQ  resuelta  en  la  indicada  fecha,  hacién- 
dola extensiva,  por  otra  orden  del  mismo  día,  á  los  fun- 
cionarios del  Ministerio  ñscal. 

Con  fecha  9  siguiente  se  decretó  la  reducción  de  los 
haberes  y  pensiones  que  tenían  consignados  en  las  Ca- 
jas de  Ultramar  los  individuos  de  clases  pasivas  que  no 
residían  en  las  provincias  respectivas  (2). 

Por  iniciativa  del  mencionado  Ministro,  fué  creado 
por  decreto  de  la  Regencia  del  Reino  de  11  del  citado 
Diciembre  el  Cuerpo  de  empleados  de  Aduanas  de  las 


(1)  Por  decreto  de  27  de  Junio  de  1870  se  declaró  terminado  e) 
encargo  de  esta  Comisión,  por  haber  remitido  al  Gobierno  el  resultado 
de  sus  trabajos. 

(2)  Suscrita  por  Moret  se  publicó  una  orden  en  1 1  de  Julio  de 
1870,  anulando  las  clasifícaciones  hechas  con  sujeción  al  decreto  de  9 
de  Diciembre  de  1869,  derogado  por  la  ley  de  23  de  Mayo  siguiente; 
disponiendo  se  reintegre  á  las  clases  pasivas  civiles  de  Ultramar  lo  que 
por  efecto  de  dicho  decreto  hubiesen  dejado  de  percibir,  y  dictando  va- 
rias prescripciones  sobre  revisión  de  expedientes  y  abono  de  haberes  á 
I0&  cesantes  y  jubilados» 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  529 

provincias  de  Ultramar,  y  por  análoga  resolución  de  3o 
del  propio  mes,  el  de  Contabilidad  administrativa  de 
las  mismas  provincias. 

En  8  de  Febrero  de  1870  se  decretó  igualmente  la 
creación  de  un  Cuerpo  administrativo  inamovible  de 
Correos  de  Ultramar,  y  en  z3  de  Marzo  se  dispuso  que 
los  funcionarios  públicos  que  hubieren  servido  más  de 
seis  años  seguidos,  ó  nueve  interrumpidos,  en  Filipinas, 
no  tenían  derecho  á  pasaje  de  regreso  á  la  Península. 

£1  i.^  de  Abril  fué  nombrado  Ministro  de  Ultramar 
D.  Segismundo  Moret,  quien  se  distinguió  por  las  múl- 
tiples innovaciones  que  introdujo  en  todos  los  ramos  de 
la  Administración  de  las  provincias  de  Ultramar,  algu- 
ñas  de  ellas  importantes,  si  bien  prosperaron  muy 
pocas. 

Sus  propósitos  se  concentraban  en  estos  tres  puntos 
principales: 

«i.^  Poner  en  comunicación  aquellas  Islas  con  la 
Península,  y  desarrollar  su  riqueza  interior  por  medio 
de  un  sistema  completo  de  comunicaciones. 

»2.^  Crear  una  Administración  especial,  tan  inteli- 
gente y  activa  como  sea  posible,  para  desarrollar  la  cr« 
vüización  de  aquel  territorio  y  conseguir  que  los  inte- 
reses españoles  arraiguen  por  completo  en  el  Archi- 
piélago. 

»3.^  Poner  su  Tesoro  en  condiciones  desahogadas 
y  reformar  la  vida  económica  del  país,  que  yace  en  una 
inacción  deplorable,  de  que  podría  difícilmente  justiñ- 
carse  la  Administración  española»  (0. 

(1 )  Memoria  presentada  á  las  Cortes  Constituyentes  por  el  Ministio 
de  Ultramar,  D.  Segismundo  Moret  y  Prendergast,  en  1  «^  de  Noviem- 
bre de  18*70:  Madrid,  Imprenta  Naciona],  1870. 

TOMO  III  34 


530  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

Veamos  cómo  desarrolló  su  gestión. 

De  conformidad  con  el  nuevo  Ministro,  dictó  un  de- 
creto el  Regente  del  Reino  en  12  de  Junio,  disponiendo 
que  contra  las  resoluciones  que  causen  estado,  de  los 
Intendentes  de  Hacienda  pública  de  Ultramar,  en  ma- 
teria de  Aduanas,  se  podrá  deducir  demanda  contencio- 
sa, por  los  que  se  consideren  lastimados  en  sus  dere- 
chos, ante  las  respectivas  Audiencias  territoriales,  y 
con  sujeción  á  lo  prevenido  por  los  decretos  de  7  de 
Febrero  y  6  de  Abril  de  1869. 

El  Regente  del  Reino  promulgó  en  4  de  Julio  la  ley 
decretada  y  sancionada  por  las  Cortes  el  19  de  Mayo 
anterior,  ñjando  el  carácter  y  las  condiciones  civil  y  po- 
litica  de  los  extranjeros  en  las  provincias  españolas  de 
Ultramar. 

Por  decreto  de  7  de  Julio  fué  autorizado  el  Ministro 
de  Ultramar  para  contratar  la  conducción  de  la  corres- 
pondencia desde  Barcelona  á  Manila,  por  el  Canal  de 
Suez,  en  buques  de  vapor,  con  arreglo  al  pliego  de 
condiciones  que  acompañaba  á  dicho  decreto. 

Este  servicio  debía  implantarse  desde  i.^  de  Mayo 
siguiente. 

Con  fecha  12  de  aquel  mes  reformó  la  Secretaría  de 
Ultramar. 

Así  como  el  infierno  está  empedrado  de  buenas  inten- 
ciones, según  un  proverbio  vulgar,  la  legislación  espa- 
ñola aparece  exuberante  de  sabias  leyes  y  teorías  bellí- 
simas, sólo  que  jamás  encarnan  en  la  realidad,  y  los 
mismos  que  proclaman  los  más  sanos  principios  admi- 
nistrativos y  truenan  contra  los  vicios  políticos  y  so- 
ciales existentes,  son  los  primeros  en  incurrir  en  ellos. 

Ocúrresenos  esto  al  considerar  lo  muchísimo  que  se 
ha  legislado  pregonando  las  doctrinas  más  puras»  y  lo 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  53 1 

poco,  por  no  decir  nada,  que  en  la  práctica  se  ha  hecho, 
y  de  ello  ofrece  prueba  fehaciente  el  tejer  y  destejer  de 
nuestra  Administración,  según  habrá  podido  observarse 
en  las  disposiciones  que  llevamos  registradas  respecto 
al  punto  concreto  de  la  organización  del  personal  admi- 
nistrativo de  Ultramar. 

El  brillante  ideólogo  Sr.  Moret  tenía,  necesariamen- 
te, que  formular  su  correspondiente  plan  de  creación  de 
un  Cuerpo  de  Administración  civil  para  Filipinas;  lo 
«ometió  al  Regente  del  Reino,  y  éste  se  dignó  prestar* 
le  su  conformidad  por  decreto  de  i6  de  Agosto  de  1870. 

Refiriéndose  á  nuestro  rico  Archipiélago  oceánico» 
decía  el  Sr.  Moret,  con  su  habitual  galanura  de  lengua- 
je, en  el  prámbulo  de  dicho  decreto:  i  La  situación  de 
aquellas  Islas,  cuyo  valor  puede  apreciarse  con  sólo 
fijar  la  vista  en  el  mapa  y  con  recordar  la  inmensa  uti- 
lidad que  Inglaterra  obtiene  de  la  India,  Holanda  de 
Java  y  Borneo,  y  hasta  la  Francia  del  moderno  estable- 
cimiento de  Saigón,  las  reserva  un  porvenir  que  quizás 
España  no  aprecia  en  todo  su  valor.  Sólo  así  se  explica 
cómo  después  de  tres  siglos  la  dominación  española 
apenas  se  ha  extendido  por  el  Archipiélago,  y  cómo  los 
peninsulares  ignoran,  no  sólo  el  idioma  de  aquellos  na- 
turales, sino  hasta  sus  costumbres  y  tendencias.  Sólo 
así  se  explica  cómo  aquel  país,  compuesto  de  multitud 
de  islas,  habitadas  por  cinco  millones  de  habitantes,  y 
.  en  condiciones  para  ser  el  centro  de  un  inmenso  comer- 
cio y  de  una  vastísima  producción,  nada  ó  casi  nada  da 
á  España,  si  se  exceptúan  los  productos,  no  muy  exce- 
lentes, de  tabaco  que  para  sus  fábricas  envía 

» Estas  causas  son  muchas  y  complejas;  pero  al  ¿ren- 
te de  todas  ellas,  y  aparte  del  injustificado  olvido  de  la 
opinión  pública,  figura  su  viciosa  é  ignorante  Adminis- 


552  JOSÉ  MONTERO   Y   VIDAL 

tración,  de  la  cual  pudieran  hacerse  las  más  severas 
criticas  sin  temor  de  ofender  á  la  justicia.  Desde  hace 
mucho  tiempo  los  Gobiernos,  teniendo  en  ello  por  cóm- 
plice á  la  opinión,  han  creído  que  para  servir  los  pues* 
tos  públicos  de  Filipinas  eran  aptos  los  que  no  podían 
servir  en  la  Península,  ni  aun  con  las  pocas  exigencias 
que  la  Administración  española  ha  llegado  á  tener  (O. 
De  aquí  una  debilitación  constante  del  poder  español  y 
una  incapacidad  creciente  en  aquella  Administración 
para  cumplir  los  fines  que  el  país  le  encomienda 

»Y  como  este  personal  es,  sin  embargo,  el  encargado 
de  representar  á  la  Península  y  de  transmitir  á  la  pobla- 
ción de  las  Islas  la  civilización  española,  de  aquí  los 
escasos  progresos,  el  adelanto  insignificante  y  el  esta- 
cionamiento de  aquel  país,  cuyo  atraso  es  tan  grande 
que  bien  puede  decirse  que  sin  la  infatigable  coopera- 
ción de  las  Órdenes  religiosas,  la  autoridad  de  España 
apenas  se  conocería  en  la  mayor  parte  del  Archipié- 
laga.*.. 

» Y  sin  embargo,  señor,  en  contra  de  la  opinión  ex- 
traviada, las  Islas  Filipinas  reclaman  más  que  ningún 
otro  punto  un  personal  inteligente. y  capaz,  que  no  sola 
se  apodere  de  aquel  territorio,  sino  que  lo  impulse  y 
desarrolle  y  engrandezca  para  enriquecer  y  engrandecer 
á  su  vez  á  la  madre  patria.  Y  esto  no  puede  obtenerse 
sin  exigir  á  los  que  han  de  formarlo  estudios,  prepara- 
ción, conocimientos,  aptitudes,  en  fin,  que  no  todos 
poseen  ó  adquieren  fácilmente i,  etc.  W. 


(1)  Y  lo  siguen  creyendo,  que  es  lo  peor. 

(2)  ¿A  qué  extractar  las  bases  de  este  decreto  por  el  que  se  cre6 
un  Cuerpo  de  Administración  civil  de  las  Islas  Filipinas? 

Ni  éste  se  formó,  á  pesar  del  decreto  de  M oret  y  de  la  pintura  que 


.HISTORIA  DE  FILIPINAS  533 

Por  otro  decreto  de  la  misma  fecha  se  mandó  formar 
un  escalafón  general  de  todos  los  empleados  de  la  Ad- 
ministración civil  de  Filipinas,  con  sujeción  á  las  re- 
glas que  al  efecto  se  establecían. 

Moret,  inspirándose  en  ideas  descentralizadoras,  so- 
metió á  la  aprobación  del  Regente  del  Reino  el  sistema 
á  que  debía  ajustarse  la  Administración  económica  y 
contabilidad  de  Ultramar,  y  por  decreto  de  S.  A.  de  12 

hace  de  su  indisculible  necesidad^  ni  el  personal  elegido  para  el  desem- 
peño de  los  cargos  públicos  se  ajustó  durante  su  gestión,  como  no  se 
había  ajustado  antes,  ni  se  ha  ajustado  después,  á  las  condiciones 
que  tan  acertadamente  consideraba  indispensables  el  que  tan  penetrado 
estaba  de  que  carecían  de  ellas  los  empleados  entonces  existentes,  sal- 
vo las  contadfsimas  y  honrosas  excepciones  que  en  todos  tiempos  ha 
habido,  porque  mientras  en  Espafia  la  Administración  esté  subordinada 
Á  la  política,  y  haya  padrinos  influyentes,  y  yernos  y  sobrinos  afortu- 
nados, el  personal  adminutrativo  de  Filipinas,  como  el  de  la  Península 
y  el  de  las  Antillas,  será  tal, y  como  lo  retrata  el  Sr.  Moret;  y  como 
aún  está  por  nacer  el  que  ha  de  engendrar  á  quien  se  proponga  traer  al 
mundo  al  que  haya  de  realizar  el  milagro  de  la  regeneradóo  de  Espafia, 
hay  tiempo  por  delante  para  que  el  Archipiélago  ñlipino  se  sumerja  en 
los  mares  que  lo  sustentan  antes  de  que  los  empleados  que  allí  se  en- 
víen tengan  la  preparación  y  las  condiciones  necesaiias  para  que  no  pa- 
sen todas  esas  cosas  que  le  merecen  al  Sr.  Moret  los  duros  calificativos 
que  dejamos  transcritos,  y  otros  muchas,  harto  dolorosas,  que  podría- 
mos añadir,  y  que,  desgraciadamente,  no  se  ven  tratas  de  que  con- 
cluyan. 

A  fuer  de  impardales,  debemos  consignar  que  el  Ministro  D.  Ant  o- 
nio  María  Fabié  resistió  cuanto  pudo  las  exigencias  políticas  injustiíi  - 
<cadas,  cuidándose  mucho  de  elegir  un  personal  idóneo  y  de  ello  es 
ejemplo  el  nombramiento  de  Intendente  de  Filipinas  en  favor  de  un 
fundonario  distinguidísimo,  á  quien  sólo  de  nombre  conocía,  honroso 
empefio  en  que  le  secundaba  á  maravilla  el  recto,  ilustrado  y  digno  jefe 
At\  personal  de  su  departamento,  D.  José  Velarde  y  Naveda,  dándose 
el  caso  de  que  ni  éste  pertenedese  al  partido  conservador,  ni  menos  el 
Sr,  Jimeno  Agius,  demócrata  de  toda  su  vida  y  de  los  más  ideatificaios 
con  d  Sr.  Moret. 


534  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

de  Septiembre  se  dictaron  las  disposiciones  correspon- 
dientes (O* 

Con  la  misma  fecha  derogó  el  Ministerio  de  Ultra* 
mar  las  exenciones  arancelarías  otorgadas  por  la  Real 
orden  de  9  de  Agosto  de  i863  á  los  edificios  de  hierra 
y  madera,  y  en  general  á  todos  los  materiales  de  cons- 
trucción, y  las  concedidas  por  decreto  de  10  de  Diciem- 
bre de  1867  á  varios  artículos  de  consumo  alimenticia 
y  de  aplicación  al  cultivo,  conforme  con  lo  propuesta 
por  el  Gobernador  de  las  Islas. 

Por  decreto  de  la  Regencia  del  Reino  de  2  de  Octu- 
bre fué  aprobado,  con  el  carácter  de  provisional,  el  re- 
glamento que  á  continuación  del  decreto  se  inserta^ 
para  la  ejecución  del  de  16  de  Agosto  anterior,  por  el 
que  se  creó  el  Cuerpo  de  Administración  civil  de  Fili- 
pinas. 

Según  la  regla  5.*  del  art.  9.^,  una  de  las  materias 
sobre  que  debían  versar  los  ejercicios  de  oposición  para 
poder  ingresar  en  el  Cuerpo,  era:  #5/  Lengua  tagala 
y  sus  principales  dialectos»,  lo  cual  son  muchos  erro* 
res  en  pocas  palabras. 

En  primer  término,  el  tagalo,  y  no  el  tagalo,  es  una 
de  tantos  dialectos  del  país,  no  la  lengua  oficial  y  lite- 
raria más  generalmente  hablada  en  él,  y  carece,  por 
tanto,  de  dialectos  principales  ni  no  principales.  Los 
m  uchisimos  dialectos  que  hay  en  Filipinas  son  distin- 
tos unos  de  otros,  y  todos  ellos,  incluso  el  tagalo,  re- 
conocen por  origen  el  idioma  malayo. 

(1)  Por  orden  de  4  de  Octubre  fué  aprobada  la  Instrucción  par» 
Iterar  ¿  efecto  el  decreto  de  1 2  de  Septiembre  sobre  la  Administración 
económica  y  contabilidad  de  Ultramar. 

Estos  documentos  honran  á  su  autor  y  ofrecen  testimonio  irrecusa-* 
ble  de  su  privilegiada  inteligencia. 


HISTORIA  DB    FILIPINAS  535 

Entre  los  funcionarios  de  la  clase  que  describe  el  se- 
ñor Moret  en  el  preámbulo  del  decreto  de  1 6  de  Agosto 
citado,  suena  nnás  el  tagalo,  porque  se  habla  en  Mani- 
la, residencia  de  los  más  de  ellos,  y  en  algunas  de  las 
provincias  limítrofes;  pero  no  es  el  que  hablan  el  ma- 
yor número  de  habitantes  del  Archipiélago,  y  si  el  vi- 
saya,  y  bueno  es  añadir  que  el  indio  visaya  no  entiende 
al  tagalo,  ni  al  ilocano,  ni  al  vicol,  ni  al  pangasinán, 
ni  al  pampango,  etc.,  etc.,  ni  éstos  á  aquél,  ni  ninguno 
de  ellos  á  los  referidos  ni  á  los  que  dejamos  por  nom- 
brar, aunque  en  todos  los  dialectos  de  las  Islas  existan 
algunas  pocas  palabras  parecidas  en  su  signiñcado  (i). 

A  propuesta  de  Moret  expidió  otro  decreto  el  Regente 
del  Reino,  en  z  de  Octubre,,  autorizando  al  Ministro  de 
Ultramar  para  establecer  en  la  Universidad  Central  de 
España  las  enseñanzas  necesarias  á  la  preparación  de 
los  alumnos  que  hayan  de  ingresar  en  el  Cuerpo  de  Ad- 
ministración de  Filipinas. 

Esta  medida,  con  mayor  amplitud,  no  puede  tachar- 
se de  inconveniente;  antes  por  el  contrario,  es  inconce- 
bible que  no  haya  cátedras  de  Geografía  é  Historia  de 
nuestras  Antillas  y  de  Filipinas,  asi  como  de  Adminis- 
tración  colonial. 

(l)  En  comprobación  de  lo  expuesto,  véase  el  cuadro  de  la  impor- 
tancia de  los  dialectos  filipinos,  graduado  por  el  número  de  habitantes 
<iue  los  hablan: 

DUkctot.  Habitantes. 

Visaya 2.024.409 

Tagalo 1 . 2 16. 508 

Cebuano 385»  866 

Ilocano 354 , 3  78 

Vicol 312.554 

Pangasinán 263.000 

Pampango 193*423 

Zambal 68. 936 


53^  JOSÉ   MONTBRO   Y  VIDAL 

Con  la  misma  fecha  dirigió  una  orden  á  la  Subsecre- 
taría, manifestándole  que  el  Regente  del  Reino  había 
dispuesto  que  por  el  Ministerio  de  Ultramar  se  abríe- 

DialectoB.  Habitantes. 

Panayano 67.092 

Ibanag &7.500 

Ifugao •'••.  22.961 

Aeta 1 3. 272 

Coyuvo 12.999 

Igorrote 10.325 

Itaves 9.686 

Gaddao 9.337 

Benguetano 8.363 

Tinguian 7 .059 

Sufíin. 5.928 

Chamorro. •••• 5. 360 

Mandaya..  •  .• •••• 4. 104 

Ilongote 3*932 

Ibilao 3.845 

Manobo 3. 103 

Malangue... 2.893 

Calamino .•«.  2. 744. 

Agutaino... i.96l 

Dadaya. 1.846 

Igorrote  del  Abra. i  .07 1 

Idém  de  la  Gran  Cordillera 644 

CaroUno. • 580 

(Apuntes  interesantes  sobre  las  Islas  Filipinas^  que  pueden  ser  útiles 
para  hacer  las  reformas  convenientes  y  productivas  para  el  país  y  la  na- 
ción, escritos  por  un  espafiol  de  larga  experiencia  «n  el  pais  y  amante 
del  progreso:  Madrid,  1869.) 

Preferimos  estos  datos  por  ser  de  una  obra  publicada  poco  antes  de- 
que el  Sr.  Moret  fuese  Ministro  de  Ultramar. 

En  ella  se  omiten  varios  dialectos  de  Mtndanao,  como  el  de  los  bn* 
quidnones  ó  montafieses,  el  de  los  súbanos,  el  de  los  tirurayes,  etc.;  e( 
de  los  irayas  de  Luzón  y  otros. 

Merece  leerse  sobre  este  asunto  el  articulo  Lenguas  y  raaos  di  FUi- 
pinast  inserto  en  el  núm.  48  de  la  Revista  de  Geografía  eomerciai  del  31 
de  Octubre  de  1887,  debido  á  la  docta  pluma  del  profesor  austríaco 
Blumentrit.  Acerca  de  la  fíliación  de  estos  dialectos,  es  digno  de  con- 
sultarse el  magistral  Catálogo  de  las  Lenguas  (tomo  II},  del  sabio  Uer- 
vás  y  Panduro. 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  537 

ra  concurso  público  á  fin  de  proveer:  i.^  Una  cátedra 
de  lengua  tagala  y  sus  principales  dialectos.  2.^  Otra 
de  historia  y  civilización  de  las  posesiones  inglesas  y 
holandesas  del  Asia  y  Oceania,  costumbres,  usos,  re- 
ligión, literatura,  instituciones  políticas,  religiosas  etc.^ 
etc.,  de  sus  pueblos  indígenas;  instituciones  europeas 
bajo  todos  sus  aspectos,  y  examen  critico  de  las  mis- 
mas. 3.^  Historia  y  civilización  de  las  Islas  Filipinas, 
costumbres,  usos;  instituciones  religiosas,  políticas, 
etc.,  de  los  pueblos  indígenas;  legislación  é  institucio- 
nes españolas;  su  examen  y  crítica. 

Perseverante  en  su  propósito  de  conseguir  la  regene- 
ración del  Archipiélago  ñlipino,  sometió  Moret  á  la  re- 
solución del  Regente  del  Reino  un  decreto,  que  fué  ex- 
pedido con  fecha  4  de  Octubre,  creando  tres  premios 
para  las  obras  que,  á  juicio  de  la  Academia  de  Ciencias 
morales  y  políticas,  lo  merecieran,  relativas  á  la  des  • 
cripción,  historia  é  instituciones  de  las  Islas,  medios  de 
desarrollar  su  colonización  y  examen  de  las  institucio- 
nes y  sistemas  empleados  para  el  régimen  de  las  pose  - 
siones  de  Inglaterra  y  de  Holanda  en  la  India . 

Varias  causas,  según  el  Ministro,  habían  impedido 
que  la  corriente  de  la  emigación  españolase  encamina- 
se á  Filipinas  en  vez  de  hacerlo  á  las  posesiones  fran- 
cesas de  África  y  á  la  antigua  América  española; 
«pero  la  principal,  decía  el  Sr.  Moret,  es  sin  duda  el 
completo  desconocimiento  de  todo  lo  que  al  Archipié  - 
lago  ñlipino  se  refiere;  ignorancia  que  domina,  no  sólo 
en  la  opinión  pública,  sino  en  las  regiones  oficiales»  y 
que  llega  hasta  el  punto  de  ser  más  conocido  en  el  ex- 
tranjero que  en  nuestro  propio  país. 

i  Esta  ignorancia  ha  producido  de  una  parte  la  indife- 
rencia, y  de  la  otra  la  falta  de  iniciativa  en  el  Gobierna  • 


53^  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

•Preciso,  es,  pues,  combatirla,  y  ningún  medio  mejor 
que  la  vulgarización  de  los  conocimientos  necesarios  y 
la  difusión  de  libros  que  á  este  fin  contribuyan  (i)>. 

Precedido  de  un  preámbulo  de  Moret,  publicóse  un 
decreto  del  Regente  del  Reino,  fechado  el  i6  de  Octu- 
bre, aprobatorio  de  los  Aranceles  de  Aduanas  de  Filipi- 
nas, insertos  á  continuación  de  dicho  decreto,  y  dictan- 
do las  disposiciones  necesarias  para  su  planteamiento. 

El  Ministro  habíase  propuesto  la  aplicación  más 
completa  de  los  principios  de  libertad  de  comercio  al 
Archipiélago,  y  en  este  criterio  se  inspira  el  menciona- 
do Arancel;  y  para  el  logro  total  de  su  pensamiento, 

(i)  ¡Valiente  protección  encuentran  en  Espafia  de  los  poderes  ofí- 
ciales  las  obras  serías,  si  sus  autores  carecen  del  indispensable  suegro^ 
tío  ó  personaje  influyente!  De  obras  premiadas  con  una  medalla  de  oro 
en  la  Exposición  de  Filipinas,  é  informndas  favorablemente  por  la  Real 
Ac  adeniia  de  la  Historia,  podría  citarle  yo  el  caso  al  Sr.  Moret  que  no 
han  merecido  cu*:  el  Ministerío  de  Fomento  distraiga  en  su  adquisición 
ni  un  céntimo  de  la*^  muchos  miles  de  duros  que  anualmente  emplea 
en  adquisición  de  coplas  de  Calamos^  y  allí  se  están  en  sus  legajos  em- 
polvados durmiendo  el  suefio  de  los  justos  aquellos  informes;  y  respec- 
to al  Ministerio  de  Ultramar,  le  recomendamos  la  lectura  de  un  sabrosí- 
simo articulo  recientemente  publicado  en  La  PoHHca  de  España  en  Fili' 
pinas^  núm.  103,  del  15  de  Enero  de  1895,  titulado  La  Bidliúteea  del 
Ministerio  de  Ultramar^  en  uno  de  cuyos  párrafos  se  lee: 

cBiblioteca  que  debiera  ser  Mstseo  de  todo  lo  publicado  sobre  Cuba, 
Puerto  Rico  y  Filipinas,  e&  á  modo  de  puesto  de  callejuela,  baratilla 
ignominioso  de  obras  de  peseta  la  más  buena. 

»En  cambio,  hállanse  á  espuertas  noveluchos  infames  de  escritorzue- 
los paniaguados,  tomos  de  poesías  de  copleros  parientes  de  ministros, 
«te,  etc.» 

A  los  autores  de  la  clase  de  obras  indicadas  al  principio  de  esta  nota, 
no  les  queda  otro  consuelo  que  verlas  elogiadas  en  todas  las  Revistas 
extranjeras  más  leídas  é  importantes,  asi  como  en  las  grandes  obras 
geográficas  y  enciclopédicas  modernas,  publicadas,  especialmente,  en 
los  idiomas  francés  ó  alemán. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  539 

mandaba  se  procediera  á  la  vez  á  la  reforma  de  las  Or- 
denanzas de  Aduanas  vigentes,  bajo  las  bases  que  el 
decreto  establecía. 

Por  virtud  del  nuevo  régimen,  el  comercio  de  la  Pe- 
nínsula con  el  Archipiélago  filipino  se  declaró  de  ca- 
botaje. 

Se  autorizaba  al  Intendente  para  establecer  las  Adua- 
nas provinciales  que  conceptuase  necesarias,  tanto  para 
el  comercio  exterior  como  para  el  de  cabotaje. 

Se  refundían  en  un  solo  impuesto,  pagadero  por  las 
toneladas  de  arqueo  que  midieran  los  buques,  todos  los 
existentes  con  el  nombre  de  faro,  limpia,  fondeadero, 
carga  y  descarga  y  demás  de  su  clase. 

Se  abolían  las  primas  concedidas  por  la  legislación 
en  vigor  á  los  constructores  de  buques,  y  se  declaraban 
libres  de  derechos  arancelarios,  tanto  los  materiales 
destinados  á  la  construcción  y  reparación  de  embarca- 
ciones, como  los  despojos  de  buques. 

Se  mandaba  publicar  por  meses  los  datos  relativos  al 
movimiento  comercial  exterior  de  cada  una  de  las 
Aduanas  del  Archipiélago,  y  anualmente  la  estadística 
general  del  comercio  y  navegación  exterior,  y  la  de  ca- 
botaje. 

Los  nuevos  Aranceles  debían  comenzar  á  regir  en 
las  Islas  el  i.^  de  Julio  de  1871  (0. 

Por  decreto  de  22  de  Octubre  se  autorizó  al  Gober- 
nador de  Filipinas  para  contratar,  en  pública  subasta 
y  por  término  de  seis  años,  el  establecimiento  de  un 
servicio  marítimo  para  la  conducción  de  la  correspon- 
dencia pública  y  privada  entre  las  islas  del  Archipiéla- 

(1)     Véase   CoUceiin  Ugislatíva  dé  España,  Segundo  semestre  de 
1 870,  tomo  CV:  Madrid,  1871. 


540  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

gO|  con  arreglo  al  pliego  de  condiciones  que  se  acom- 
pañaba. 

La  subasta  debía  verificarse  en  Manila  el  i.^  de  Ju- 
nio de  1871,  ante  una  Junta  presidida  por  la  Autoridad 
superior  y  compuesta  de  las  principales  autoridades. 

Con  la  misma  fecha  ordenaba  Moret  al  Gobernador 
superior  que  procediera  á  realizar  este  servicio^  hasta 
dejarlo  terminado,  con  la  mayor  eficacia  y  energía,  y  á 
adjudicarlo  provisionalmente  una  vez  verificada  la  subas- 
ta. En  otra  comunicación  de  igual  día  le  ordenaba  que 
excitara  el  celo  de  las  autoridades  locales,  del  comercio 
y  de  los  particulares  en  su  caso,  á  fin  de  que  para  la 
época  en  que  comenzara  á  funcionar  la  linea  de  nave- 
gación interinsular,  cada  una  de  las  islas  tuviera  esta- 
blecido un  servicio  de  comunicaciones  interiores  que  en- 
lazara con  el  general. 

Á  propuesta  del  Sr.  Moret,  dictó  el  Regente  del  Rei- 
no un  decreto  en  24  de  Octubre  restableciendo  el  Tri- 
bunal de  Cuentas  de  Filipinas. 

«Por  regia  general — decía  el  Ministro  en  su  preám- 
bulOy — el  hecho  de  restablecer  una  oficina  suprimida  y 
reconstruir  lo  ya  destruido,  da  mala  idea  de  una  Admi- 
nistración, porque  revela  la  escasa  solidez  de  las  bases 
en  que  se  apoya  y  la  falta  de  fijeza  en  su  pensamiento 
fundamental.  Por  esta  consideración,  el  Ministro  que 
suscribe  prescindiría  de  la  medida  si  hubiera  hallado  tér- 
minos hábiles  de  suplir  la  falta  cometida  en  1867;  pero 
los  sucesos  que  han  sobrevenido  demuestran  que  la  con- 
tabilidad en  las  Islas  Filipinas  ha  desaparecido  por 
completo.  No  es  posible  esperar  resultado  alguno  del 
examen  de  cuentas  que  empiezan  por  remitirse  desde 
comarca  tan  lejana;  que  exigen,  para  subsanar  cualquier 
defecto^  plazos  que  no  pueden  bajar  de  seis  meses;  que 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  54I 

proporcionan  á  los  cuentadantes  el  medio  de  dilatar  in- 
definidamente las  faltas  cometidas,  y  que  por  solo  tras- 
ladar el  juicio  á  tan  larga  distancia  de  donde  pasaron 
los  hechos,  hace  imposible  una  averiguación  puntual  y 
exacta»  (0. 

El  Regente  del  Reino  expidió  en  25  de  Octubre  un 
decreto,  precedido  de  un  preámbulo  del  Sr.  Moret,  reor- 
ganizando los  Tribunales  de  justicia  de  las  provincias 
de  Ultramar,  estableciendo  la  división  judicial  de  los 
mismos,  y  fijando  reglas  para  el  nombramiento,  tras- 
lación, ascenso  y  separación  de  los  funcionarios  del  or- 
den judicial  y  Ministerio  fiscal  (^). 

El  27  de  Octubre  sometió  Moret  á  la  resolución  del 
Regente  del  Reino  un  decreto,  que  fué  expedido  con  la 


(i)  Todo  esto  es  una  verdad  i  ncontrovertible,  y  como  Administra- 
dor central  de  Impuestos,  Rentas  y  Propiedades  de  Filipinas,  á  cuyo 
Centro  estaba  encomendada  la  gestión  de  los  alcances,  desfalcos,  rein- 
tegros y  devoluciones,  he  podido  comprobarla  prácticamente. 

Sin  embargo  de  lo  que  la  experiencia  habla  demostrado,  obligando 
al  Sr.  Moret  á  restablecer  el  Tribunal  de  Cuentas  de  Filipinas,  volvió  á 
suprimirse  más  tarde,  como  en  otra  nota  hemos  dicho.  Bien  es  verdad 
que  la  supresión  de  una  oficina  lleva  consigo  la  cesantía,  por  reforma, 
de  todos  los  funcionarios  afectos  á  ella.  Esto  permite  al  Ministro  que  la 
decreta  dar  entrada  á  los  deudos,  amigos  y  protegidos  de  sus  contertu- 
lios en  la  oficina,  que  ya  en  una  ú  otra  forma  y  con  idéntico  ó  diferente 
nombre,  reemplaza  siempre  á  la  suprimida,  puesto  que  los  servicios 
que  se  reforman  tienen  necesariamente  que  realizarse,  y  éste  es  el  se- 
creto del  incesante  crear,  suprimir,  restablecer,  modificar,  y  volver  á 
crear,  á  suprimir,  á  restablecer  y  á  modificar  oficinas,  causa  única  de 
que  todos  los  servicios  anden  como  Dios  y  ellos  solos  saben,  pues  siem- 
pre se  da  el  caso  de  que  en  los  tales  arreglos  y  modificaciones  quedan 
cesantes  los  funcionarios  verdaderamente  útiles,  que  por  lo  genera]  sue- 
len carecer  de  influencia. 

(2)  Por  consecuencia  de  este  decreto  se  crearon  Promotorfas  fisca* 
les  en  todos  los  juzgados  de  Filipinas. 


54^  JOSÉ    MONTBRO   Y  VIDAL 

misma  fecha,  reorganizando  las  dependencias  de  Ha- 
cienda de  Filipinas  bajo  bases  análogas  á  las  conteni- 
das en  el  decreto  de  i3  de  Enero  de  i865. 

Con  fecha  6  de  Noviembre  propuso  Moret^  y  el  Re- 
gente decretó,  la  creación  en  Manila,  bajo  el  nombre  de 
Instituto  fílipino,  de  un  establecimiento  público  en  que 
se  dieran  los  estudios  generales  de  segunda  enseñanza 
y  de  aplicación  á  las  profesiones  industriales. 

Precede  á  dicho  decreto  un  elocuente  preámbulo  en 
que  el  Ministro  de  Ultramar  hace  la  historia  de  las  fa> 
ses  por  que  ha  pasado  la  enseñanza  pública  en  Filipi* 
nasy  y  detalla  los  propósitos  que  le  animan  para  ele- 
varla á  la  altura  que  las  necesidades  actuales  y  la  mo- 
derna cultura  demandan. 

Segpin  el  art.  i3,  los  establecimientos  de  enseñanza 
denominados  Colegio  de  San  José  y  Ateneo  municipal. 
Colegio  de  San  Juan  de  Letrán,  Academia  de  náutica 
y  Academia  de  dibujo  y  pintura  y  cátedras  de  contabi- 
lidad é  idiomas,  debían  refundirse  en  el  Instituto  y  ce- 
sar en  la  forma  actual  de  sus  enseñanzas  terminado  que 
fuere  el  curso  académico  pendiente. 

La  Escuela  Normal  de  maestros  continuaría  con  inde- 
pendencia del  Instituto,  suprimiéndose  en  ella  las  asig- 
naturas que  en  éste  se  dieran,  y  aumentándose  la  de  los 
idiomas  tagalo  y  visaya,  que  sus  alumnos  recibirían  en 
el  Instituto. 

Este  lo  dirigiría  uno  de  los  catedráticos  que  el  Gobier-. 
no  designara. 

El  Instituto  habría  de  sostenerse  con  las  rentas,  do«- 
tacíones,  asignaciones,  fundaciones  y  demás  derechos 
que  bajo  cualquier  denominación  correspondieren  á  los 
establecimientos  mencionados  en  el  art.  i3,  que  en  él 
habían  de  refundirse. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  543 

Tanto  las  cátedras  de  nueva  creación  como  las  que 
en  adelante  vacaren,  dice  el  art.  17,  se  proveerán  por 
oposición  ó  concurso,  con  arreglo  á  reglamentos. 

Con  la  misma  fecha  dictó  el  Regente  del  Reino  otro 
decreto  disponiendo  que  la  Real  y  Pontificia  Univer- 
sidad del  Colegio  de  Santo  Tomás  de  Manila  adop- 
tara en  adelante  la  denominación  de  Universidad  de 
Filipinas.  «En  ella,  decía  el  art.  2.^  se  darán  estudios 
superiores  en  las  Facultades  de  Teología,  Derecho, 
Medicina  y  Farmacia». 

«La  Universidad  será  dirigida  por  un  Rector  que 
nombrará  el  Gobierno  de  entre  los  catedráticos  de  la 
misma,  y  que  disfrutará  por  este  concepto  la  gratifica- 
ción de  5.000  pesetas. 

»E1  Rector  actual  del  Colegio  de  Santo  Tomás  con- 
servará el  carácter  de  decano  en  la  Facultad  de  Teolo- 
gía, con  todos  los  derechos  y  preeminencias  que  hoy  le 
son  anejos  (art.  11). 

»Las  cátedras  de  nueva  creación  en  las  Facultades 
de  Derecho,  Medicina  y  Farmacia  se  proveerán  en  vir- 
tud de  oposición,  que  se  verificará  en  esta  capital.  Las 
de  la  de  Teología  continuarán  en  la  forma  que  hoy  se 
encuentran  (art.  12). 

»Las  corporaciones  6  personas  que  por  cláusula  ex- 
presa de  fundación  tuvieren  algún  derecho  de  patronato 
sobre  las  cátedras  ó  enseñanzas  de  dicha  Universidad, 
le  conservarán  en  lo  sucesivo,  arreglando  su  ejercicio  á 
las  presentes  prescripciones»  (art.  i3). 

Por  decreto  de  la  Regencia  del  Reino  de  4  de  Di- 
ciembre fué  creado,  bajo  la  presidencia  del  Ministro  de 
Ultramar,  un  Consejo  de  Filipinas,  compuesto  de  seis 
vocales,  con  el  encargo  de  informar  al  Gobierno  sobre 
todos  los  asuntos  generales  referentes  al  Archipiélago» 


544  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

y  preparar  6  redactar  proyectos  d^  leyes  6  decretos,  ya 
por  encargo  del  Ministerio  de  Ultramar,  ya  por  inicia- 
tiva propia,  y  hacer,  con  el  carácter  de  informe,  cuan» 
tas  observaciones  estimase  oportunas  sobre  cierta  clase 
de  disposiciones  del  Gobierno  ó  sus  delegados. 

Por  decreto  de  6  de  Diciembre  se  dispuso  que  todos 
los  empleados  de  las  carreras  civiles  destinados  á  Fili- 
pinas verificasen  el  viaje  por  el  Istmo  de  Suez,  en  los 
buques  de  las  mensajerías  marítimas  francesas,  abonan- 
do el  Estado  á  cada  funcionario  el  importe  del  pa- 
saje (0. 

En  9  de  Diciembre  remitió  Moret  al  Gobernador  de 
Filipinas  el  proyecto  de  presupuesto  ordinario  para  el 
Instituto  filipino  de  segunda  enseñanza,  aprobado  por 
el  Regente  del  Reino. 

En  él  se  suprimían  las  becas  establecidas  en  el  Cole- 
gio de  San  José,  aplicando  su  importe  al  sostenimiento 
del  Instituto  (2). 

Con  fecha  25  de  Diciembre  comunicó  Moret  á  la  Sub- 
secretaría dos  órdenes:  una  para  que  se  procediera  á 
proveer  en  públicas  oposiciones,  que  deberían  tener  lu- 
gar en  Madrid,  las  diez  cátedras  del  Instituto  filipino 
que  se  designan  en  la  misma,  y  otra  para  que  en  igual 
forma  se  proveyeran  cuatro  cátedras  de  la  Facultad  de 
Derecho,  tres  de  la  de  Medicina  y  cuatro  de  la  de  Far- 
macia en  la  Universidad  de  Manila,  publicándose  en  la 
Gaceta  de  Madrid  el  correspondiente  anuncio. 

(1)  Dos  mil  seiscientas  ochenta  y  cinco  pesetas  á  los  empleados,  de 
cualquier  categoría  que  fuese,  por  su  pasaje  de  primera,  y  5. 750  fran- 
cos á  los  Gobernadores  superiores.  Obupos,  Intendentes  y  Regente» 
<le  la  Audiencia  por  el  coste  de  camarotes  de  una  sola  litera. 

(2)  Estaban  destinadas  á  los  hijos  de  los  espafloles  pobres  fallecidos 
«n  d  paisy  y  eran  gratuitas. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  545 

El  Ministro  de  Ultramar,  en  29  de  Diciembre  de 
1868,  reformó  el  Arancel  de  Aduanas  de  Filipinas,  re- 
duciéndolo á  766  partidas,  y  fijó,  por  regla  general, 
como  tipo  de  adeudo  el  10  */,  por  100,  y  como  máxi- 
mum para  casos  especiales  el  33  V',,  y  ordenó  la  supre- 
sión gradual  del  derecho  diferencial  de  bandera. 

El  28  cesó  Moret  en  el  Ministerio  de  Ultramar,  sus- 
tituyéndole D.  Adelardo  López  de  Ayala. 

El  Procurador  de  dominicos  en  la  corte,  Fr.  Fran- 
cisco Rivas,  presentó  á  Ayala  una  extensa  y  razonada 
exposición,  en  26  de  Enero  de  1871,  impugnando  las 
disposiciones  de  Moret  referentes  á  sus  reformas  en  la 
Universidad  de  Manila  y  creación  del  Instituto  filipino, 
demostrando  que  las  enseñanzas  que  se  daban  en  aqué- 
lla no  diferian  en  lo  esencial  de  las  nuevamente  esta- 
blecidas, salvo  lo  referente  á  las  Facultades  de  Medicina 
y  Farmacia,  y  haciendo  ver  que  los  Colegios  de  Santo 
Tomás  y  San  Juan  de  Letrán  eran  de  la  propiedad  de 
la  Orden,  y  los  bienes  afectos  á  ellos  obedecían  á  fun- 
daciones con  expresa  cláusula  de  reversión  á  la  Orden 
en  el  caso  de  que  se  les  perturbe  ó  impida  su  adminis- 
tración y  gobierno,  ofreciéndose  á  implantar  en  la  Uni- 
versidad las  reformas  á  oue  se  aspiraba  completando  la 
enseñanza  de  Derecho,  estableciendo  una  carrera  abre- 
viada de  Medicina  «en  consonancia  con  la  inteligencia 
limitada  de  aquellos  naturales»,  y  en  corto  plazo  la  de 
Farmacia,  siempre  que  continuara  la  Universidad  á 
cargo  de  su  Corporación,  en  nombre  de  la  que  hacia  el 
ofrecimiento  de  cubrir  cualquier  déficit  que  por  la  re- 
forma resultase,  y  pidiendo,  por  último,  la  suspensión 
de  las  oposiciones  anunciadas  ó  que  se  anunciaran  des- 
de luego  en  Manila,  cubriendo  después  en  Madrid  las 
vacantes  que  resultaren. 

TOMO   III  35 


54^  JOSÉ    MONTERO    Y   VIDAL  » 

Recibidos  en  Manila  los  decretos  y  órdenes  relativos 
á  las  reformas  en  la  enseñanza  superior,  produjese 
grande  alarnna  entre  las  Corporaciones  religiosas,  y  par- 
ticularmente entre  la  de  Santo  Domingo,  que  era  á  la 
que  más  directamente  afectaban. 

El  Prior  provincial  de  ésta,  Fr.  Pedro  Payo,  elevo 
€n  i5de  Febrero  de  1871  una  sentida  exposición  al  Go- 
bernador de  las  Islas,  haciéndole  ver  las  dificultades 
que  ofrecía  el  cumplimiento  délas  órdenes  del  Gobier- 
no de  la  Nación,  y  haciendo  la  historia  de  los  servicios 
prestados  por  los  dominicos  á  la  enseñanza  en  el  trans- 
curso de  doscientos  cincuenta  y  dos  años;  sus  títulos  á 
conservar  la  Universidad  y  los  Colegios  de  Santo  To- 
más y  de  San  Juan  de  Letrán,  casas  ambas  de  la  Cor- 
poración, y  los  perjuicios  y  lamentables  consecuencias 
que  habrían  de  seguirse  de  llevar  á  cabo  la  reforma  en 
las  condiciones  en  que  se  verificaba. 

«El  decreto  de  6  de  Noviembre  de  1870 — decía — no 
es  una  modificación  ó  una  reforma  de  la  Universidad  de 
Santo  Tomás:  en  este  caso  la  Corporación  de  domini- 
cos, ansiosa  siempre  de  dar  al  Gobierno  nuevas  prue- 
bas de  fidelidad  y  de  amor,  lo  secundaría  con  todas  sus 
fuerzas  y  pondría,  como  hasta  ahora,  á  disposición  de 
la  patria  sus  religiosos  y  sus  recursos.  El  decreto  de  6 
de  Noviembre  es  la  muerte  de  la  Universidad  de  Santo 
Tomás,  que  tantas  glorias  ha  dado  á  la  religión  y  á  la 
patria;  la  erección  de  una  Universidad  secularizada  en 
una  colonia  cierra  las  puertas  de  la  enseñanza  á  cua- 
renta hijos  de  españoles  pobres,  escribe  una  página  de 
triste  recomendación  en  la  historia  de  la  Orden  de  Pre- 
dicadores y  en  la  historia  de  Filipinas,  grava  conside- 
rablemente y  sin  razón  plausible  los  haberes  del  Tesoro 
público,  lleva  la  desconfianza  al  seno  de  las  familias  y 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  547 

sustituye  una  institución  probada  y  conocida  por  otra 
cuyos  inmediatos  resultados  no  se  ocultan  ciertamente 
á  la  profunda  penetración  de  V,  E.» 

Rogaba  al  Gobernador  superior  que  inclinase  el  áni- 
mo del  Gobierno  á  modificar  su  citado  decreto  «en  el 
-sentido  de  que,  conservándose  la  Universidad  y  el  Rec- 
torado en  su  estado  actual,  se  introduzcan  en  la  carrera 
<le  Derecho  y  en  las  de  Medicina  y  Farmacia  las  mejo- 
ras que  se  expresan  en  el  mismo  decreto  •. 

La  reforma,  además,  haría  perder  á  la  Universidad 
"SU  carácter  de  eclesiástica,  y  no  podrían  sus  alumnos — 
decía-^obtener  grados  académicos  que  los  habiliten 
para  las  prebendas  y  destinos  de  dicha  clase. 

Bajo  el  punto  de  vista  de  los  programas  de  enseñan- 
za, el  decreto  que  reforma  la  segunda  enseñanza  nada 
■añade  á  lo  existente,  si  no  son  las  cátedras  del  tagalo  y 
visaya  (0. 

£1  Gobernador  superior,  temeroso  quizá  de  provocar 
un  conflicto  serio,  convocó  una  Junta  de  notables  en  su 
palacio  el  21  de  Febrero  y  dio  cuenta  de  las  disposicio- 
nes expresadas,  comenzando  por  la  autorización  conce- 
dida en  favor  del  Secretario  del  Gobierno  superior,  se- 
ñor Clemente,  para  entender  en  primer  término  en 
todos  los  asuntos  de  instrucción  pública,  «pronuncián- 
dose por  éste  y  por  aquél  (la  Torre)  discursos  del  más 
subido  color  revolucionario».  Algunos  de  los  concurren- 
tes protestaron  y  otros  dijeron  que  no  volverían  á  asis- 
tir á  semejantes  juntas  para  no  autorizar  con  su  presen- 
cia las  medidas,  á  su  juicio  inconvenientes,  que  veían 
iban  á  adoptarse. 


(t  ]     Que  realmente  es  todo  un  colmo,  siendo  tagalos  ó  visayas  la 
totalidad  de  los  estudiantes. 


54^  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

Llevaron  la  voz  en  esta  Junta,  principalmente,  el 
Provincial  de  los  dominicos,  P.  Payo;  el  Rector  de  la 
Universidad,  Fr.  Domingo  Treserra,  y  el  Presidente  de 
San  Juan  de  Letrán,  Fr.  Benito  Corominas,  alegando 
análogas  consideraciones  á  las  ya  indicadas;  y  aunque 
el  Gobernador  de  las  Islas  se  mostró  propicio  á  la  con- 
ciliación, puso  el  «cúmplase»  á  todos  los  decretos  y  ór- 
denes referidos  en  los  días  23  al  26  de  Febrero. 

Para  facilitar  el  cumplimiento  de  los  decretos  de  6  de 
Noviembre,  ordenó  Moret  al  Gobernador  de  Filipinas,. 
en  5  del  mes  siguiente,  que  nombrara  una  Junta  inte- 
rina de  Instrucción  pública,  que  le  propusiera  las  me- 
didas necesarias  para  la  instalación  de  los  estableci- 
mientos que  se  creaban  y  la  fusión  en  los  mismos  de- 
les que  en  ellos  se  refundían,  entendiendo  en  la  ejecu- 
ción de  todo  lo  acordado. 

La  Torre  puso  el  «cúmplase»  á  esta  orden  el  23  de 
Febrero,  nombrando  los  individuos  que  habían  de  com- 
poner la  Junta. 

En  su  virtud,  por  otro  decreto  de  la  propia  fecha  de- 
claró terminado  el  cometido  que  hasta  ese  día  estaba 
conñado  á  la  Comisión  superior  de  Instrucción  prima- 
ria nombrada  en  i5  de  Marzo  de  1864. 

En  la  instalación  de  la  Junta  el  día  26,  pronunció 
frases  de  dura  protesta  el  Rector  de  Santo  Tomás,  padre 
Tresserra,  que  motivaron  explicaciones  entre  el  Gober- 
nador general  y  dicho  religioso,  ampliando  éste  en  la 
segunda  Junta  el  fundamento  de  sus  palabras. 

Publicáronse  en  la  Gaceta  de  Manila  del  26  de  Fe- 
brero los  decretos,  é  inmediatamente  se  reunieron  el 
Arzobispo,  el  Cabildo  eclesiástico  y  los  Provinciales  de 
todas  las  Ordenes  religiosas,  incluso  los  jesuítas  y  paú- 
les, y  elevaron,  con  fecha  i.^de  Marzo,  una  exposición- 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  549 

protesta  al  Gobernador  superior  contra  aquéllos,  rogán- 
-dolé  que  la  elevara  al  Regente  del  Reino,  á  quien, 
además,  se  dirigió  directamente  el  Arzobispo  en  comu- 
nicación de  fecha  i5  de  Marzo,  á  que  acompañaba  co- 
pia certiñcada  de  la  protesta  del  día  i.°,  suplicándole 
que  se  suspendiera  la  ejecución  de  lo  decretado  y  que 
se  modifícase  convenientemente,  tomando  por  base  el 
proyecto  general  de  Instrucción  pública  presentado  en 
26  de  Marzo  de  1870  al  Gobierno  superior  por  la  Co- 
misión de  reformas  administrativas  (0. 

Últimamente,  con  fecha  25  de  Marzo,  dirigieron  una 
exposición  al  Rey  D.  Amadeo  varios  padres  de  familia, 
pidiendo  que  se  dejara  sin  efecto  la  secularización  de  la 
-enseñanza. 

Cumpliendo  órdenes  reservadas  de  Moret,  ordenó  la 
Torre  hacer  inventarios  de  todos  los  efectos  existentes 

( 1)  Acerca  de  estos  sucesos,  dice  La  Torre  en  su  Memoria  que  por 
-decretos  del  Gobierno  se  secularizaba  la  enseflanza  y  que  la  Orden  de 
Santo  Domingo  no  recibió  bien  esta  medida. 

«Sin  mucha  prudencia  ni  sobra  de  oportunidad  y  conveniencia, 
el  M.  R.  Arzobispo  que  acaba  de  regresar  de  Espafia  y  no  ha  estado 
en  Madrid,  ha  presentado  una  exposición  protestando  contra  los  decre- 
tos que  reforman  la  Instrucción  publica,  porque,  según  su  opinión,  es- 
tán en  contra  de  la  doctrina  católica.  No  es  verdad,  porque  el*  plan  de 
estudios  de  Cuba  de  1863  deja  al  clero  um  grande  intervención  en  la 
-enseñanza;  han  fírmadQ  esta  protesta  el  Cabildo,  los  Piovinciales  y  Su- 
periores de  las  Ordenes  religiosas»  y  anuncian  en  ella  que  en  la  misma 
forma  protestarán  los  Obispos  sufragáneos. 

»Se  lastiman  derechos  y  esto  ha  de  crear  dificultades  y  disgustos  á 
.mi  sucesor». 

Afiade  que  se  le  había  comunicado  que  alas  Órdenes  religiosas,  00a 
4notivo  de  la  reforma  de  Instrucción  pública,  preparaban  la  sustracción 
^e  objetos  para  impedir  que  se  desamortizaran»,  y  que  las  demás  Urde- 
fies  religiosas  veían  con  fruición  que  á  la  de  Santo  Domingo  se  le  pri- 
mara de  la  dirección  de  la  enseflanza. 


55^  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

en  Santo  Tomás  y  San  Juan  de  Letrán^  y  decretó  una 
visita  á  dichos  estableciniientos,  lo  que  produjo  grai> 
disgusto  en  los  dominicos,  que  no  se  allanaron  á  ello- 
sin  consignar  su  más  enérgica  protesta. 

Otra  orden  de  Moret,  de  gravedad  extraordinaria, 
fué  objeto  de  discusión  y  dio  margen  á  determinaciones, 
extremas  por  parte  de  los  prelados  de  Filipinas. 

El  26  de  Diciembre  había  dirigido  dicho  Ministerio 
una  orden  reservada  al  Gobernador  superior  de  Filipi- 
nas, en  que  se  le  decía  que  siempre  que  los  religiosos  de- 
ambos sexos  soliciten  su  exclaustración,  debería  acor- 
darla desde  luego,  en  conformidad  con  lo  dispuesto  en 
el  art.  7.0  del  decreto  de  18  de  Octubre  de  1868,  dictado- 
para  la  Península. 

Transcrita  al  Arzobispo  y  Obispos  y  á  los  Provin- 
ciales de  las  órdenes  religiosas,  elevaron  al  Gobernador 
de  las  Islas,  en  16  de  Mayo  siguiente,  una  exposiciói> 
protestando  enérgicamente  contra  lo  mandado  por  el 
Sr.  Moret.  «Preciso  es  repetir,  Excmo.  Sr.,  decían,  la 
profunda  y  dolorosa  impresión  que  ha  causado  á  los  pre- 
lados la  simple  lectura  de  dicha  comunicación,  ora  por- 
que barrena  por  su  base  la  legislación  canónica  vigente 
en  la  materia,  ora  por  los  conflictos  y  resultados  funes» 
tos  qtle  se  pudieran  seguir  de  su  efectivo  cumplimiento* 
para  la  administración  espiritual  de  las  parroquias,, 
servidas  en  el  país  por  sacerdotes  regulares,  y  para  lo8> 
mismos  institutos  de  su  respectiva  procedencia». 

Aducían  las  poderosas  razones  que  militaban  eiv 
contra  de  la  grave  resolución  ministerial  indicada,  y  le- 
suplicaban  que  elevase  su  exposición  al  Gobierno  su* 
premo  pidiendo  fuese  aquella  revocada  (0. 

(ij    Véase  IMhtnidad  di  ií¡nM/0.— 'Documeotos  que  jastifican  I» 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  55 1 

< 

La  simple  enunciación  de  los  documentos  y  órdenes 
citados  basta  para  comprender  el  efecto  que  en  Manila 
produjeron  y  la  tirantez  de  relaciones  en  que  se  coloca- 
ron el  Arzobispo  y  las  Ordenes  religiosas  con  el  gene- 
ral la  Torre,  que  á  todo  trance  quiso  se  llevaran  á 
ejecución:  la  entrada  de  Ayala  en  el  Ministerio  puso 
término  al  conflicto,  ordenando  por  telégrafo  la  sus- 
pensión de  las  reformas  en  la  enseñanza  decretadas  por 
su  antecesor. 

Constituido  en  España  un  Gobierno  menos  radical 
que  el  existente  al  ser  nombrado  la  Torre,  y  no  ha- 
llándose conforme  con  la  politica  que  se  había  empeña- 
do en  desarrollar  este  General,  fué  relevado  del  mando  de 
Filipinas.  Esperó  la  llegada  de  su  sucesor;  hizole  en* 
trega  del  Gobierno,  y  el  4  de  Abril  embarcó  para  Es- 
paña, dejando  en  Manila  encendidas  las  pasiones  entre 
ios  funcionarios  que  formaban  su  camarilla  y  los  ene- 
migos de  su  politica  demoledora;  avivado  el  odio  mal- 
sano de  los  criollos  separatistas  contra  la  madre  patria, 
habiendo  vislumbrado  la  posibilidad  de  deshacerse  de  los 
españoles;  desprestigiado  el  principio  de  autoridad  con 
sus  democráticas  exterioridades  y  con  sus  actos  irre- 
flexivos; enfatuados  los  indios  y  mestizos  con  la  prepon- 
derancia que  les  diera  sobre  los  europeos;  lastimadas  las 
Ordenes  religiosas  por  su  apresuramiento  en  implan- 
tarlas reformas  en  la  enseñanza,  que  era  de  todo  punto 
imposible  que  prosperaran  en  la  forma  en  que,  por 
desconocimiento  del  país,  habíanse  decretado,  máxime 
constituyendo  un  despojo  de  la  propiedad  ajena  y  con- 
culcando derechos  sacratísimos;  desbarajustada  la  Ad- 


improcedencia  é  ilegalidad  de  la  reforma  que  ha  hecho  en  ella  el  Mi- 
jiistru  de  Ultramar  D.  Segismundo  Moret:  Madrid,  187  !• 


552  JOSÉ   MONTERO   Y    VIDAL 

ministración  por  efecto  de  la  total  mudanza  de  emplea* 
dos;  empobrecido  el  Tesoro  y  apenado  el  espíritu  de 
todos  los  peninsulares  de  antigua  residencia  en  el  país 
por  el  convencimiento  del  fatal  resultado  que  para  el 
porvenir  había  de  tener  la  triste  etapa  de  su  domina- 
ción. 

La  Torre  era,  por  su  temperamento  y  carácter,  más 
bien  bondadoso  que  tirano,  y  nos  consta  que  le  anima- 
ba el  deseo  de  proceder  rectamente;  pero  los  a  Idleres 
que  le  imponían  su  criterio,  y  sobre  todo  el  funesto  in- 
flujo de  la  entremetida  señora  que  con  él  compartía  el 
Gobierno,  6  mejor  dicho,  que  por  él  gobernaba,  con  sus 
torpezas,  con  sus  egoísmos,  con  sus  mezquinas  pasio- 
nes, con  el  rumbo  extraviado  que  desde  los  primeros 
momentos  tomaron,  hicieron  que  el  mando  de  la  To- 
rre señale  un  período  de  malestar,  de  intranquilidad» 
de  inconveniencias,  de  desaciertos  lamentables,  y  que 
el  veterano  soldado,  digno  de  mejor  suerte,  no  dejara 
tras  de  sí  más  que  rencores  y  antipatías  (0. 

(i)  La  prensa  de  ^ladríd  de  1872  atacó  duramente  á  la  Torre, 
atribuyendo  á  su  falta  de  tacto  y  de  prudencia,  á  la  mala  semilla  por  él 
sembrada  y  á  su  deslealtad  en  servir  á  su  patria,  la  insurrección  deOi- 
vite,  ocurrida  en  Enero  de  dicho  año,  siendo  ya  Gobernador  de  Filipi- 
nas su  sucesor  el  general  Izquierdo. 

Para  sincerarse  y  rechazar  estos  cargos,  publicó  la  Torre  un  Afani' 
fiesto^  fechado  en  Pozorrubio  en  20  de  Septiembre  de  1872,  que  im- 
primió y  repartió  profusamente,  á  cuyo  documento  va  unida  é  impresa 
también  la  Memoria  de  su  mando  en  Filipinas  {*), 

Atribuye  la  Totre  los  ataques  de  la  Prensa  á  sus  enemigos  políti- 
cos, á  los  empleados  que  la  revolución  destituyó,  k  la  pasión  de  paiti- 

(**)  Manifiesto  al  pais  sobre  los  sucesos  de  Cavite  y  Memoria  sobre  la  AdminU- 
traci&n  y  Gobierno  de  las  Islas  Filipinas,  por  D.  Carlos  Maria  de  la  Torre,  Gober. 
nador  superior  y  Capitán  general  que  ha  sido  de  aquellas  isla»:  Madrid,  iS/i,  im- 
prenta de  Gregorio  Hernando,  Isabel  la  Católica,  lo. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  553 

-do,  y  niega  que  en  Filipinas  haya  hecho  política  de  ninguna  clase  ni 
permitido  allí  discusiones  de  esa  naturaleza. 

Asegura  que  ha  guardado  á  las  Ordenes  religiosas  todo  género  de 
-consideraciones  (y  en  efecto,  las  alaba  en  su  Memoria],  abogando  por 
la  necesidad  de  no  secularizarlas  ni  desamortizar  sus  bienes • 

Niega  que  autorizase  ninguna  manifestación  política,  asegurando  que 
la  del  29  de  Septiembre  de  1869  fué  una  serenata  que  le  dieron  los  na- 
turales de  los  suburbios  de  Manila,  siendo  falso  que  le  presentaran  ex- 
posiciones pidiendo  derechos  políticos  ni  que  se  dieran  otros  gritos  que 
¡Viva  España  con  FUip'uias! 

Rechaza  el  que  los  hombres  que  promovieron  la  sublevación  de  Ca- 
vite  fueran  los  que  ejercían  influencia  sobre  él  mientras  gobernó  las 
Islas,  y  explica  lo  de  la  Mesa  de  Misericordia  por  cuestión  de  morali- 
dad en  la  administración  de  las  Obras  Pías. 

No  acepta  la  responsabilidad  de  que  el  bandido  Camerino,  indultado 
por  él  á  los  cuaienta  y  cinco  días  de  su  llegada  al  país,  hubiese  torna» 
do  parte  en  lo  de  Cavite,  y  añade  que  lo  indultó  de  acuerdo  con  el  Pro> 
vincial  de  recoletos,  y  qu:  firmó  el  decreto  en  la  hacienda  de  Imus,  de 
la  citada  Orden  religiosa,  después  de  consultar  privadamente  con  va- 
rias autoridad  es,  creyendo  este  medio  el  más  á  propósito  para  concluir 
con  el  bandolerismo  que  infestaba  á  Munila  y  sus  provincias  limí- 
trofes. 

Expresa  que  las  causas  de  lo  de  Cavite  son  otras,  y  que  él  pidió  al 
Gobierno  el  remedio  de  males  de  antiguo  sentidos  en  el  país,  como  el 
satisfacer  las  aspiraciones  del  clero  indígena,  el  envío  de  tropas,  la  re- 
forma del  ejército  y  de  la  legislación  sobre  el  trabajo  personal  y  fallas, 
el  tributo  y  el  pago  de  sus  créditos  á  los  cosecheros  de  tabaco,  asi  como 
la  reforma  de  los  Municipios  locales,  é  inserta  la  Memoria  de  su  mando 
para  justificar  su  previsión  y  su  conducta. 

Los  hechos  de  su  gobierno  son  más  elocuentes  que  estas  protestas 
a  fosteriori,  y  salvo  la  intención,  que  no  le  negamos,  su  política  alli 
fué  en  alto  grado  torpe  é  inconveniente. 

Nota.  Por  confusión  de  nombre  hemos  consignado  que  la  Torre 
4iabía  sido  jefe  de  los  vascongados  en  la  guerra  de  África,  cuando  el  que 
ios  dirigió  fué  D.  Simón  la  Torre. 


CAPITULO  XXVI. 


Mando  de  Isquierdo.-^RestaMece  la  etiqueta  patatina.-^Trabajos  e» 
pro  del  pafs. — Volcán  de  Camí^uin.— Jura  de  D.  Amadeo.— Perse- 
cución de  malhechores. —Suspende  Izquierdo  los  efectos  de  las  refor- 
mas en  la  ensefianza.— Disposición  sobre  monedas. — Aranceles  de 
Aduanas. — Ley  de  aguas.— Prescripciones  sobre  las  cédulas  perso- 
nales.— Erupción  del  Mayon.— Cuerpo  de  empleados  de  Aduanas.. 
— Queda  en  suspenso  la  creación  del  Cuerpo  de  Administración  civil 
para  Filipinas.— Inundaciones  en  la  Pampanga.— ^Visita  ¿  Manila  e( 
rey  de  Camboja.— Festejos  en  su  obsequio. — Administración  centrad 
de  Aduanas. — Reforma  del  Consejo  de  Filipinas. — Cuadrilleros.— 
Se  crea  un  segundo  tercio  de  Guardia  civil. — Cuerpo  de  Guardia 
civil  veterana. — Suicidio  de  Dofia  Carmen  Torres. — Asalto  de  htli" 
j/iMCf.— Comentarios  sobre  estos  sucesos.  —  Baguio  en  Manila. — Pa*^ 
seo  de  Magallanes. —  Ministros  de  Ultramar  Mosquera,  Balaguer, 
Martin  de  Herrera,  Ulloa,  Gasset  y  Mosquera  nuevamente  duraiite- 
esta  etapa. 

El  Teniente  general  D.  Rafael  de  Izquierdo  y  Gu- 
tiénez,  natural  de  Santander,  nombrado  en  reemplaza 
de  la  Torre  Gobernador  superior  y  Capitán  general  de 
Filipinas,  se  encargó  del  mando  de  las  Islas  el  4  de 
Abril  de  1871. 

Aunque  había  tomado  activa  parte  en  la  Revolución 
de  Septiembre  del  68,  los  antecedentes  políticos  del  ex- 
Capitán  general  de  Madrid  permitían  suponer  que  no^ 
haría  en  Filipinas  la  política  democrática  que  su  ante- 
cesor; y  así  fué  en  efecto,  viéndosele  desde  el  primer 
momento  seguir  las  tradiciones  palatinas  que  la  eti- 
queta de  aquel  país  exige  de  los  Capitanes  generales» 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  555 

Animado  del  deseo  de  trabajar  en  prct  del  Archipié- 
lago^ pasó  una  orden-circular  á  los  jefes  de  provincias 
previniéndoles  que  le  propusieran  las  reformas  que  con- 
ceptuasen conducentes  al  progreso  de  los  intereses  mo- 
rales y  materiales  del  mismo,  autorizándoles  para  que 
desde  luego  realizaran  en  las  provincias  de  su  mando 
las  que  correspondiesen  á  sus  atribuciones. 

En  Camiguín,  isla  al  N.  de  Mindanao,  situada  en- 
tre los  128®  3'  y  128°  7'  de  longitud  del  Meridiano  de 
Madrid  y  9**  4'  y  9*  ^'  de  latitud  N.,  estalló  un  volcán 
el  3o  de  Abril  de  1871,  causando  general  consternación 
en  toda  la  comarca. 

Principiaron  á  sentirse  temblores  desde  el  16  de  Fe- 
brerOy  aumentando  en  intensidad  hasta  el  3o  de  Abril^ 
que  apareció  el  volcán  á  unos  3oo  metros  al  SO.  del 
pueblo  de  Catarmán.  A  las  tres  de  la  tarde  comenzó  á 
elevarse  una  altísima  y  espesa  columna  de  vapores  ne- 
gros, con  fuerte  olor  de  azufre,  que  inflamándose  re- 
pentinamente, comunicó  el  fuego  al  monte,  el  que  ar- 
dió por  completo,  ofreciendo  el  más  imponente  y  mag- 
nifico espectáculo. 

En  un  principio  sólo  tenia  dos  metros  de  altura  el 
cono,  que  iba  vertiendo  lava  hacia  la  playa  y  adqui- 
riendo altura  y  extensión;  hoy  pasa  ya  de  5oo  metros 
sobre  el  nivel  del  mar,  al  que  ha  ganado  media  milla 
de  terreno. 

Cumpliendo  órdenes  del  Gobierno,  dispuso  Izquierda 
que  se  llevara  á  cabo  en  Manila  la  proclamación  y  jura 
de  D.  Amadeo  I  como  Rey  de  España,  verificándose  el 
acto  en  el  Ayuntamiento  con  el  ceremonial  prescrita 
para  semejantes  solemnidades,  pero  sin  el  entusiasma 
y  los  grandes  festejos  que  en  casos  análogos  se  acos* 
tumbraba. 


556  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

En  el  resto  'del  país  el  cambio  de  Gobierno  pasó  casi 
desapercibido. 

Los  malhechores  cometian  sus  atentados  de  costum- 
bre en  las  provincias  de  Cavite  y  la  Pampanga:  Iz- 
quierdo las  declaró  en  estado  de  sitio^  y  con  las  medi- 
das que  adoptó  y  la  eñcaz  persecución  de  la  Guardia 
civil,  consiguió  restablecer  en  ellas  la  tranquilidad. 

Con  la  marcha  de  la  Torre,  se  agitaron  con  mayor 
empeño  todos  los  enemigos  de  las  reformas  en  la  ense- 
ñanza decretadas  por  Morel;  y  en  vista  de  la  perturba- 
ción que  reinaba  con  las  protestas  del  Arzobispo  y  de 
los  dominicos  y  de  la  resistencia  de  éstos  á  secundar 
dichas  reformas,  se  vio  precisado  el  Gobernador  gene- 
ral á  expedir  un  decreto  el  28  de  Mayo  que  modificaba 
fundamentalmente  el  relativo  á  la  creación  de  la  Uni- 
versidad de  Filipinas,  disponiendo  con  fecha  29,  por 
otro  decreto,  que  los  estudios  de  segunda  enseñanza  se 
dieran  durante  el  curso  de  1871-72  en  idéntica  forma 
y  en  los  mismos  establecimientos  que  en  el  año  an- 
terior (1). 

El  i.^  de  Julio  dictó  un  bando  el  Gobernador  civil  de 
Manila,  apercibiendo  con  determinadas  penas  á  los  que 
se  negaran  á  admitir  las  monedas  de  plata  con  el  busto  de 
Doña  Isabel  II,  y  las  acuñadas  en  la  Península  sin  busto 
de  Soberano  alguno,  pero  con  las  armas  de  la  nación. 

(l)  Estos  decretos  fueron  aprobados  interinamente  por  Keal  orden 
de  5  de  Septiembre  de  187 1;  y  por  otra  Real  orden  de  5  de  Febrero 
<le  1872,  «considerando  que  se  debía  ptoceder  con  mesura  en  tan  im- 
portante asunto,  armonizar  todos  los  intereses  y  oir  los  informes  de 
las  Autoridades  y  Cuerpos  consultivos  i),  se  mandó  que  continuase  la 
instrucción  pública  hasta  la  definitiva  resolución  que  en  el  expediente 
recayera,  como  el  Gobernador  de  las  Islas  habia  acordado  en  su  de- 
creto de  28  de  Mayo  citado. 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  557 

Por  acuerdo  de  26  del  mismo  mes,  dictado  con  su* 
jeción  al  artículo  adicional  del  decreto  de  16  de  Octu- 
bre de  1870,  mandó  Izquierdo  que  desde  i."  de  Julia 
sic;uiente  se  plantearan  los  Aranceles,  con  ciertas  mo- 
diñcaciones,  ordenados  en  dicho  decreto. 

Las  partidas  de  los  nuevos  Aranceles  quedaron  redu- 
cidas á  117,  de  766  que  tenían  los  anteriores. 

También  ordenó  que  quedaban  dispensadas  de  dere- 
chos las  mercancías  españolas  que  se  condujeran  al  Ar- 
chipiélago por  la  vía  de  Sue2  (0. 

El  29  de  Julio  (1871)  sustituyó  á  Ayala  en  el  Minis* 
terio  de  Ultramar  D.  Tomás  María  Mosquera. 

En  21  de  Septiembre  del  mismo  año  púsose  en  vigor 
en  Filipinas  la  ley  de  3  de  Agosto  de  1866  sobre  aguas 
del  mar,  hecha  extensiva  al  Archipiélago. 

El  6  de  Octubre  volvió  á  ser  nombrado  Ministro  de 
Ultramar  D.  Víctor  Balaguer. 

Con  fecha  9  de  dicho  mes  dirigió  Izquierdo  una  cir- 
cular á  los  Jefes  de  provincias  y  á  los  Curas  párrocos^ 
manifestándoles  que  la  Intendencia  de  Hacienda,  en 
cumplimiento  de  lo  dispuesto  por  el  Poder  ejecutivo  de 
la  Nación,  en  decreto  de  11  de  Mayo  de  1869  (2),  había 
dictado  las  disposiciones  correspondientes  para  que  los 
Administradores  de  Hacienda  pública  efectuaran  la  dis- 
tribución de  cédulas  peisonales  entre  los  individuos  su- 
jetos al  pago  de  tributo  y  de  la  prestación  personal,  cu- 
yos documentos  debían  comenzar  á  regir  desde  i.*  de 
Enero  inmediato,  mandando  que  se  tradujeran  aquéllas 
al  idioma  del  país;  y  para  evitar  exacciones  ilegales. 


(1 )  Por  decreto  del  Poder  ejecutivo  de  la  República  de  29  de  Abril 
de  1874  fueron  aprobadas  dichas  resoluciones. 

(2)  Publicado  en  la  Gaceta  di  Manila  de  29  de  Julio  de  dicho  afio» 


55^  JOSÉ    MONTERO   Y  VIDAL 

rogaba  á  los  Curas  párrocos  que  hicieran  entender  á 
sus  feligreses  que  no  tenían  que  satisfacer  cantidad  al- 
guna por  las  referidas  cédulas. 

El  8  de  Diciembre  tuvo  el  volcán  Mayon  una  erup- 
ción, aunque  fué  menos  fuerte  que  las  célebres  anota- 
das en  esta  obra. 

De  conformidad  con  lo  propuesto  por  Balaguer,  de- 
cretó D.  Amadeo,  en  i3  de  Diciembre,  que  el  servicio 
del  ramo  de  Aduanas  constituyera  en  las  provincias  de 
Ultramar  una  carrera  especial,  y  que  fuesen  inamovi- 
bles sus  empleados. 

También  á  propuesta  suya  se  suspendieron  los  de- 
cretos de  la  Regencia  del  Reino  de  i6  de  Agosto  y  de  2 
de  Octubre  de  1870  creando  un  Cuerpo  de  Administra- 
ción civil  para  Filipinas,  restableciéndose  la  legislación 
anterior. 

£1  22  de  Diciembre  fué  reemplazado  Balaguer  en  el 
departamento  de  Ultramar  por  D.  Juan  Bautista  To- 
pete (0. 

A  fínes  del  mismo  año  1871  sufrió  la  provincia  de  la 
Pampanga  terribles  inundaciones  (2). 

En  1872  visitó  á  Manila  el  rey  de  Camboja,  Noro- 
dom  I. 

Izquierdo  le  hizo  un  solemne  recibimiento.  Las  ba- 
terías de  la  plaza  saludaron  su  llegada;  las  tropas  estu- 
vieron tendidas  desde  el  muelle  de  desembarco  hasta 
Malacañang,  y  hubo  en  su  honor  diversas  fiestas,  entre 
ellas  una  espléndida  recepción  en  Palacio,  un  magnifí  - 


(1)  Es  digno  de  consignarse  que  en  1B71  hubo  cuatro  Ministros  de 
Ultramar. 

(2)  Acerca  de  ellas  escribió  una  interesante   MemúrU  el  ingeuiero 
^e  Caminos  D.  Eduardo  López  Navarro. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  559 

co  baile  en  el  Ayuntamiento,  una  gran  parada  militar, 
banquetes,  etc.,  etc. 

El  soberano  de  Camboja  y  su  séquito  visitaron  la 
hermosa  provincia  de  Bulacán. 

Norodom  marchó  encantado  por  los  agasajos  de 
que  había  sido  objeto,  y  correspondió  á  ellos  conce- 
diendo condecoraciones  á  todas  las  autoridades  y  á 
cuantos  funcionarios  intervinieron  en  los  actos  de  su 
visita. 

En  21  de  Febrero  (1872)  se  hizo  cargo  del  Ministe- 
rio de  Ultramar  D.  Cristóbal  Martin  de  Herrera. 

Por  Real  orden  de  11  de  Marzo  fué  creada  la  Admi- 
nistración central  de  Aduanas,  comenzando  á  funcio- 
nar en  10  de  Mayo  siguiente. 

Por  Real  decreto  de  17  de  Marzo  se  reformó  la  orga- 
nización del  Consejo  de  Filipinas,  añadiéndole  tres  Vo- 
cales más,  uno  de  ellos  de  libre  elección  del  Gobierno, 
con  la  categoría  de  Jefe  de  Administración  de  primera 
clase;  otro  correspondiente  al  clero  secular  de  Filipinas, 
á  propuesta  en  terna  del  Arzobispado  de  Manila,  y  el 
tercero  perteneciente  á  las  Órdenes  religiosas  del  Ar- 
chipiélago, elegido  de  entre  los  cuatro  Procuradores  de 
las  mismas  con  residencia  en  la  corte. 

Por  decreto  de  3o  de  Abril  creó  Izquierdo  una  Comi- 
sión con  el  objeto  de  que  estudiara  la  reorganización 
del  Cuerpo  de  cuadrilleros  y  propusiera  las  reformas 
que  en  el  reglamento  de  este  instituto  debieran  intro- 
ducirse. 

El  27  de  Mayo  sustituyó  á  Martin  de  Herrera,  en 
concepto  de  interino,  D.  Augusto  Ulloa,  y  el  1 5  de 
Junio  fué  nombrado  para  el  departamento  de  Ultramar 
el  fundador  de  El  Imparcial,  D.  Eduardo  Gasset  y  Ar* 
time. 


560  JOSÉ   MONTERO    Y   VIDAL 

Ya  hemos  dicho  que  en  la  época  de  Gándara  se  es- 
tableció en  Filipinas  el  Cuerpo  de  la  Guardia  civil  (O, 
circunscribiéndose  por  el  pronto  su  cometido  á  las  pro- 
vincias de  Manila,  Morong,  Cavite,  Laguna,  Batangas^ 
Tayabas,  Pampanga»  Nueva  Ecija,  Bulacán  y  Panga- 
sinán,  todas  de  la  isla  de  Luzón. 

En  vista  de  los  útiles  servicios  que  prestaba  dicho 
instituto,  solicitó  Izquierdo  del  Ministerio  de  la  Guerra 
autorización  para  crear  otro  tercio,  y  obtenida  por 
Real  orden  de  1.^  de  Mayo  de  1872,  comenzó  á  fun- 
cionar el  I.®  de  Junio  inmediato,  extendiéndose  su  es- 
fera de  acción  á  las  demás  provincias  de  la  expresada 
isla  (2). 

En  27  de  Junio  de  1871  había  remitido  Izquierdo  al 
Ministerio  de  Ultramar  el  proyecto  de  creación  de  un 
Cuerpo  de  Guardia  civil  veterana  para  la  vigilancia 
pública  y  municipal  de  Manila  y  sus  arrabales,  y  pre- 
vio informe  del  Consejo  de  Estado,  se  autorizó  su 
planteamiento  bajo  ciertas  bases  que,  á  consecuencia 
de  los  sucesos  de  Cavite,  de  que  en  breve  hemos  de 

(1)  El  general  Crespo  habí»  propuesto  en  9  de  Octubre  de  3855  la 
creación  de  la  Guardia  civil.  No  se  resolvió  nada  por  el  pronto,  y  en 
1867  el  general  Gándara  nombró  una  Comisión  para  redactar  un  pro- 
yecto  de  reglamento  basado  tn  ei  que  regía  en  la  Península.  Remitido 
al  Ministerio  de  la  Guerra  en  15  de  Junio  de  1867,  con  informe  de  las 
autoridades  militares,  fué  aprobado  por  Real  orden  de  24  de  Marzo 
de  1868. 

(2)  Acerca  del  objeto  y  organización  de  este  Cuerpo,  así  como  de 
todos  los  referentes  al  ejército  de  Filipinas,  debe  consultarse  la  notable 
obra  LfgUlación  militar  aplicada  al  Ejército  de  Filipinas,  Recopilada 
y  concordada  de  orden  del  Excmo.  Sr.  Capitán  General  D.  Domingo 
Moriones,  Marqués  de  Oroquieta,  por  el  Coronel  graduado  Teniente 
Coronel  de  £.  M.  del  ejército  D.  Ignacio  Salinas  y  Ángulo:  Manila^ 
1879. 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  561 

ocuparnos,  no  pudieron  tenerse  en  cuenta,  aunque  co- 
menzó á  prestar  servicios,  con  determinadas  modifica- 
ciones, desde  i.^  de  Julio  de  1872. 

£1  II  de  Octubre  se  suicidó  en  Manila  la  señora 
Doña  Carmen  Torres.  Las  causas  que  dieron  motivo  á 
esta  resolución  fueron  objeto  de  muchos  comentarios, 
censurándose  el  rigor  de  las  autoridades  con  la  infeliz 
suicida  (ij. 

Tambiéa  se  comentó,  desfavorablemente  para  Iz- 
quierdo,  su  apasionamiento  contra  un  distinguido  ofi- 
cial del  ejército,  por  el  hecho  que  vamos  á  narrar. 

Habitaban  una  casa  algo  aislada,  en  la  calzada  de 
Bilibid,  el  magistrado  de  la  Audiencia  D.  Antonio  Dá- 
vila  y  el  ministro  del  Tribunal  de  Cuentas  D.  Leonar- 
do Castelló.  Supo  éste  que  al  anochecer  iban  á  asaltar 
la  casa  unos  malhechores,  con  el  propósito  de  robarles^ 
y  deseoso  de  escarmentarlos,  convino  con  su  amigo  el 
teniente  Villabrille  que  se  ocultara  en  el  piso  bajo  con 
dos  justicias  del  Municipio;  encerró  á  sus  sirvientes 
para  que  no  descubrieran  lo  proyectado,  y  provisto  de 
una  escopeta  esperó  en  su  habitación  á  los  bandidos, 
haciendo  que,  á  la  hora  de  costumbre,  saliera  el  coche 
con  Dávila,  para  que  si  había  por  allí  algún  espía  de 
aquéllos  creyeran  que  únicamente  quedaban  en  la  casa 
los  criados. 

Próximo  el  anochecer,  penetran  á  carrera  tendida 
doce  ó  catorce  hombres  armados;  suben  la  escalera 
á  saltos,  y  al  poner  el  pie  los  que  iban  delante  en  el 
anchuroso  recibimiento,  que  allí  se  denomina  caída, 

(])  Poseemos  copia  de  Us  cartas  que  dejó  escritas,  en  que  explica 
su  fatal  determinación  y  acusa  á  determinadas  personas;  pero  no  crec- 
ióos prudente  insertarlas. 

TOMO  ni  36 


562  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

asoma  Castelló,  y  de  un  disparo  deja  muerto  á  uno 
de  los  bandidos,  y  con  él  caen  enredados  dos  ó  tres 
más.  Huyen  escaleras  abajo  los  que  les  seguían,  y  al 
llegar  al  zaguán  encuentran  á  Villabrille,  que  logra 
herir  á  uno  6  dos  y  coger  á  otro,  entregándolo  á  los 
justicias. 

Mientras  tanto  se  desarrollaba  arriba  una  escena  te- 
rrible. Uno  de  los  bandidos,  sin  acobardarse  por  el  dis- 
paro que  causara  la  muerte  á  su  compañero,  é  ignoran- 
te de  si  eran  uno  ó  más  los  que  estaban  dispuestos  á 
rechazarlos,  se  fué  rápido  en  busca  de  Castelló;  llega 
hasta  él  sin  que  lo  viera  anticipadamente,  á  causa  del 
humo  del  disparo,  y  le  tira  un  tajo  mortal  con  un  enor- 
me y  afílado  bolo;  mas  para  á  tiempo  el  golpe  con  su 
escopeta,  y  defendiéndose  con  ella  de  sus  feroces  ata- 
ques, retrocede  lentamente  de  espaldas  en  busca  de 
otra  arma  cargada  que  tenía  sobre  un  sofá  próximo  á 
la  puerta  de  su  habitación;  tropieza  en  él,  cae,  y  el 
bandido  cayó  sobre  él;  Castelló  le  sujeta  las  manos,  im- 
pidiendo  que  lo  hiriera;  forcejean,  y  el  infame  Udisán 
grita  en  tagalo  á  los  suyos  que  acudan,  que  tiene  suje- 
to al  casilla;  lo  oye  Villabrille,  sube  veloz  y  asegura  al 
malhechor. 

Dan  parte  á  la  autoridad  de  lo  ocurrido;  mas  lejos 
de  hallar  meritorio  lo  hecho,  creyendo  Izquierdo  al  jefe 
de  la  guardia  Veterana,  que  acusó  á  Villabrille  de  ha- 
ber simulado  el  asalto  con  el  intento  de  poner  en  ri- 
dículo y  desprestigiar  á  la  recién  creada  institución,  en 
venganza  de  que  no  le  habían  llamado  á  formar  parte 
de  ella,  preciándose  de  haber  prestado  útilísimos  servi- 
cios en  la  persecución  de  malhechores  en  Cavitey  otros 
puntos,  lo  cual  era  cierto,  y  no  obstante  que  se  com- 
probó que  el  muerto,  los  heridos  y  el  preso  eran  faino* 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  563 

-80S  criminales,  mandados  capturar  los  unos  por  sus  fe- 
•cborías  y  escapados  de  presidio  otros,  así  como  los 
<X)mpañeros  que,  según  declararon,  habían  concurrido 
con  ellos  al  asalto,  el  General  sujeta  á  un  proceso  á  Vi- 
llabrille,  corriéndose  por  Manila  que  era  tanta  su  ira 
que  estaba  resuelto  á  fusilarlo. 

Bajo  esta  presión  se  reúne  el  Consejo  de  guerra  en- 
cargado de  juzgarle,  al  que  manda  Izquierdo  que  con* 
curran  todos  los  jefes  y  oficiales  en  una  orden  general 
del  ejército,  en  cuyos  extraños  términos  parece  prejuz- 
g^Tse  el  fallo  (0.  £1  Fiscal  acusa  terriblemente  al  pro- 
cesado, pidiendo  para  él  todo  el  rigor  de  la  le}-;  mas  el 
Consejo,  después  de  detenida  y  acalorada  discusión,  lo 
absuelve  por  mayoría  de  votos,  con  gran  contento  del 
elemento  peninsular,  entre  el  que  gozaba  Villabrille  de 

(O  a Capiiania general  de  FtUpmas» -^ Estado mayar.'^QTátfk general 
-de]  ejército  del  28  de  Diciembre  de  1872  en  Manila. — El  lunes  pn'txi- 
mo,  30  del  actual,  á  las  nueve  de  la  mafiana,  se  verá  en  Constjo  de 
-guerra  ordinario,  en  la  Sala  de  justicia  de  la  cárcel  de  Bilibid  de  esta 
«apital,  la  causa  instruida  contra  los  asaltantes  de  la  casa  morada  del 
^efior  magistrado  D.  Antonio  María  Dávila  y  del  sefior  ministio  del 
Tribunal  de  Cuentas  D.  Leonardo  Castelió;  y  hallándose  oomp'icado 
en  ella  el  capitán  graduado  teniente  de  Infantería  D.  Faustino  Villabri- 
lle, se  ha  servido  dispone  r  el  Excmo.  Sr.  Capitán  general  que  todos 
los  Jefes  de  los  cuerpos  de  esta  guarnición,  lo  misnio  que  los  d«l  cua- 
dro de  reemplazos,  concurran  al  referido  acto  con  todos  kis  oficiales 
francos  de  servicio,  á  fin  de  que,  enterándose  de  cuanto  arrojen  de  alio* 
procedí  mientos,  puedan  apreciarlos  en  su  justo  valor  y  les  sirva  de  sa- 
tisfacción el  ver  por  sí  mismos  que  se  adminUtra  justicia  con  la  recti- 
tud ¿  imparcialidad  que  tanto  recomiendan  nuestras  sabias Ordenaacas, 
ain  consideraciones  de  ninguna  clase. 

I  Lo  que  de  orden  de  S.  E.  te  hace  saber  en  la  general  de  hoy  para 
su  más  exacto  y  puntual  cumplimiento.— El  Coronel  jefe  de  E.  M.  in- 
terino, Luis  Roig  de  Lluis.— Comunicada.— El  C.  T.  C«  Sargento 
^or,  Francisco  de  Torro  ntegui». 


564  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

generales  simpatías  por  sus  hazañas  en  persecución  deí. 
bandolerismo  (0. 

En  la  noche  del  i3  de  Octubre  sufrió  Manila  los  te- 
rribles efectos  de  un  baguio,  que  destruyó  muchas  ca- 
sas de  materiales  ligeros,  no  dejando  sano  un  farol  dé- 
los del  alumbrado  público,  y  echando  por  tierra  multi- 
tud de  árboles  corpulentos. 

Las  casas,  iglesias  y  edificios  techados  con  planchas^ 
de  zinc  sufrieron  el  desprendimiento  de  muchas  de  és- 
tas por  la  fuerza  del  huracán,  penetrando  el  agua  á  to- 
rrentes en  su  interior.  Varias  embarcaciones  surtas  tn> 
el  río  padecieron  destrozos,  y  otras  garrearon  sobre  la 
playa  de  Malate.  Un  barco  se  sumergió  en  medio  de  la 
bahía,  pereciendo  i5  de  sus  tripulantes,  y  en  la  playa 
aparecieron  los  cadáveres  de  8  ahogados  más. 

El  20  de  Diciembre  volvió  de  nuevo  á  desempeñar 
la  cartera  de  Ultramar  D.  Tomás  Mosquera  (2). 

A  invitación  de  Izquierdo  construyó  el  Ayuntamien- 
to un  bonito  paseo  en  los  alrededores  del  obelisco  de- 
Magallanes, hermoseando  aquella  parte  de  tanto  trán- 
sito por  ser  uno  de  los  principales  accesos  á  la  ciudad 
murada,  en  la  desembocadura  del  puente  de  España  y 
á  orillas  del  Pásig. 

(1)  Muchos  militares,  sin  embaído,  censuraron  el  que  Villabrille* 
obrara  en  este  asunto  por  cuenta  propia  en  vez  de  poner  el  hecho  pre- 
viamente en  conocimiento  de  cualquier  autoridad  militar,  y  también* 
con  CastellÓ  y  con  el  regente  de  la  Audiencia,  D.  José  de  Escalera,, 
tuvo  Izquierdo  un  serio  altercado,  atribuyéndoles  interés  en  molestarle- 
permitiendo  que  se  llevara  á  cabo  el  asalto  que  pudo  impedirse  de  co- 
municárselo á  tiempo. 

(2)  Nótese  que  en  1  B^2  hubo  también,  como  en  el  anterior,  cuatro* 
Ministros  de  Ultramar;  pero  conviene  que  los  admiradores  de  este  lu je- 
que se  permite  la  Administración  espafiola  reserven  su  entusiasmo  para* 
el  afio  siguiente. 


CAPITULO  XXVII. 


^Insurrección  de  Cavile.  ~ Causas  que  la  motivaron.— Injustieia  de  los 
instigadores.— Imposibilidad  de  que  los  filipinos  constituyan  un  es- 
tado independiente.—^Graved  ad  de  la  conspiración. —Anónimos  de- 
nunciándola.--No  se  les  presta  crédito.— Complicidad  del  ejército 
indígena.— Influencia  del  am  or  en  el  descubrimiento  de  las  conspi- 
raciones de  Filipinas. — Motivo  por  el  que  fracasó  la  tramada  en  Ma- 
nila.— Actividad  y  valor  de  Izquierdo. ^Fiesta  de  Sampáloc.—- Con- 
signa entre  los  conjurados.— Cointidencia  por  la  que  se  dio  el  grito 
-de  la  rebelión  en  Cavile. — Sublévans  e  los  soldados  de  infantería  y  de 
marina  del  Arsenal  y  los  arlilleros  de  la  fuerza  de  San  Felipe.— Ase- 
sinatos que  cometen.- Heroicidad  del  T.  C«  Sawa. — Entusiasma  y 
arrastra  tras  si  á  su  regimiento,  que  estaba  comprometido,  y  ataca  á 
los  insurrectos.— Enctérranse  éstoi»  en  la  fortaleza. — Bríndanse  dos 
•espafioles  á  llevar  á  Manila  el  parte  de  estos  sucesos. — Son  cobarde- 
mente asennados  en  el  camino  por  la  partida  de  Gulas  de  la  Torre. 
— L'^gra  llevar  dicho  parte  por  mar  el  contramaestre  Mijares.— En- 
vía Izquierdo  al  Segundo  cabo  Ginovés  con  fuerzas  de  infantería  y  de 
«narina  contra  los  insurrectos. — Noble  espíritu  del  ejército  filipino. 
— Ansiedad  en  Manila. — Sorpresa  é  indignación  entre  los  peninsula- 
res.— Serenidad  y  bravura  de  Izquierdo. — Es  asaltada  la  fuerza  de 
San  Felipe.— Muertes  y  prisiones  de  insurrectos.— Alocuciones  de 
izquierdo. — Prisiones  de  complicados.— Condena  de 41  insurrectos. 
— Son  pasados  13  por  las  armas.— Honras  fánebres  por  los  asesina- 
dos en  Cavile. — Sensible  muerte  del  oficial  de  marina  Pardo  de  Fi- 
gueroa.'— Nuevas  condenas.— Muerte  en  garrote  del  jefe  de  los  Guias 
•<!e  la  Torre.— ídem  de  los  presbíteros  indígenas  Gómez,  Zamora  y 
Burgos.— ^Detalles  de  la  ejecución. — Pastoral  del  Arzobispo  conde- 
nando la  complicidad  de  los  curas  indios. — Condenas  de  presidio 
•con  deportación  á  Marianas  de  varios  presbíteros  y  abogados  filipi- 
nos y  meztizos  acaudalados. -«Protesta  de  los  clérigos  indios  contra 
los  de  su  clase  complicados  en  la  conspiración.— Gradas  al  ejército 
y  la  marina. — Llegada  de  un  regimiento  de  arlillerfa  peninsular. — 
entusiasta  acogida.  •* Alocución  y  7i  Dtmm*  —Notas  y  adaracionei* 


566  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

La  abolición  del  privilegio  que  disfrutaban  los  obre- 
ros de  las  Maestranzas  de  artillería  de  Filipinas  de  na 
pagar  tributo,  han  dicho  algunos  que  motivó  la  insu- 
rrección de  Cavite,  hecho  el  más  transcendental  del 
mando  de  Izquierdo. 

Las  causas,  sin  embargo,  fueron  otras. 

Es  fenómeno  digno  de  notarse  que  la  casi  totalidad 
de  los  llamados  españoles  filipinos,  ó  sea  los  hijos  6^ 
descendientes  de  peninsulares,  aun  los  nacidos  acci- 
dentalmente en  el  país  de  padre  y  madre  europeos,  si 
crecieron  en  el  Archipiélago,  aborrecen  de  muerte  á  los 
peninsulares,  no  obstante  el  trato  afable  y  la  aparente 
buena  amistad  que  entre  europeos  é  insulares  existe  y 
los  sentimientos  de  amor  á  España  de  que  blasonan 
éstos. 

Nada  más  injusto  que  semejante  odio  de  raza,  pues 
aparte  de  hechos  particulares  que  no  merecen  tenerse 
en  cuenta,  los  peninsulares  guardan  á  los  filipinos  las 
consideraciones  de  que  son  dignos,  manteniendo  con^ 
ellos  la  cordialidad  de  relaciones  que  pudieran  tener  con 
los  propios  compatriotas,  y  más  aún  que  con  éstos  por 
lo  general.  Y  en  cuanto  á  las  leyes  por  que  son  regidos,, 
todas  las  ventajas  están  en  favor  de  los  filipinos. 

Ninguna  excepción  existe  que  los  rebaje  6  coloque 
en  calidad  de  colonos:  ellos  pueden  aspirar  á  los  más- 
altos  cargos  del  Ejército,  de  la  Iglesia,  de  la  Judicatu- 
ra y  de  la  Administración  civil,  y  no  ya  españoles  fili- 
pinos, sino  indios  netos  y  mestizos  de  sangley  ha  ha- 
bido siempre  en  puestos  elevados,  incluso  de  goberna- 
dores interinos  de  las  Islas,  y  no  pocos  han  sido  Jefes^ 
de  provincia,  magistrados,  fiscales,  obispos,  canónigos, 
y  jefes  de  regimientos,  teniendo  europeos  á  sus  órdenes^ 

Todo  el  que  ha  merecido  por  sus  dotes  6  por  sus  es- 


HISTORIA    D£   FILIPINAS  567 

ludios  llegar  á  esos  altos  puestos,  los  ba  obtenido  sin 
que  sea  óbice  el  lugar  de  su  nacimiento  ni  su  condición 
ó  clase. 

Multitud  de  peninsulares  están  casados  con  mestizas 
y  con  indias;  y  en  cuanto  á  libertades,  exenciones  y 
franquicias,  gozan  las  mismas  ó  mayores  que  aquéllos. 

El  fenómeno  al  principio  indicado  existe,  sin  embar- 
go, y  nunca  ban  faltado  ilusos  que  ambicionen  una  in- 
dependencia (i)  imposible,  dada  la  constitución  actúa) 
de  las  nacionalidades,  pues  ni  los  llamados  españoles 
filipinos  podrían  gobernar  el  país,  en  razón  á  que  los 
indios  les  odian  más  que  á  los  peninsulares,  porque 
suelen  ser  para  con  ellos  en  exceso  tiranos,  ni  los  in- 
dios, aunque  lograran  emanciparse  de  España,  consti- 
tuirán jamás  un  Estado  independiente,  aparte  la  diver- 
sidad de  islas,  razas,  idioma,  costumbres,  etc.,  etc.,  por- 
que otras  poderosas  naciones  europeas  ambiciosas  de 
colonias  no  lo  consentirían,  y  aun  pueblos  asiáticos  tan 
potentes  como  el  moderno  Imperio  japonés  en  breve 
harían  á  los  indígenas  filipinos  sus  esclavos,  perdiendo 
en  el  cambio  de  dependencia,  pues  en  España  tienen 
una  madre  amorosa  que  los  ampara  y  se  ba  desvivido 
siempre  por  engrandecerlos  y  conseguir  su  bienestar,  y 
cualquier  otro  dominador,  sea  europeo  ó  asiático,  los 
tratarla  como  colonos  para  explotarlos  únicamente  y 

(1)  «Ridiculo  sería  negar  que  allende  los  mares  existían  ferniento& 
de  independencia.  En  todas  las  colonias  los  ha  habido  y  los  ha/;  sólo 
que  las  circunstancias  los  contienen  ó  los  favorecen,  y  así  la  vista  vul- 
gar los  distingue  ó  no  con  facilidad.  En  Ultramar,  pues,  había  insur- 
gentes por  lo  general  entre  los  criollos,  y  singularmente  en  las  clases  de 
letrados  y  hombres  de  e&tudio,  formados,  como  decía  Humboldt  de 
vuelta  de  América,  por  libros  franceses  é  ingleses».— ^Za  pérdida  de 
Us  AmUrUas^  por  D.  Rafael  María  de  Labra  pág.  13.) 


S68  JOSÉ    MONTERO   Y    VIDAL 

vejarlos  en  su  dignidad  de  hombres,  como  se  ve  que 
hacen  en  sus  colonias. 

Constan  en  esta  Historia  los  diferentes  conatos  de 
insurrección  habidos  en  el  Archipiélago,  alguno  de  ellos 
tan  importante  como  el  realizado  por  Novales;  pero 
todos  fueron  actos  de  rebelión  de  unos  cuantos  más  bien 
que  conspiración  formal  y  peligrosa  para  la  integridad 
del  territorio.  ' 

El  hecho  de  Cavite,  de  que  vamos  á  ocuparnos,  re- 
viste mayor  transcendencia,  y  la  trama  urdida  ofreció 
caracteres  más  graves  que  todos  los  anteriores  aten- 
tados. 

La  revolución  española  que  derribó  un  trono  secular; 
la  propaganda  de  una  prensa  desatinada  en  contra  de 
las  ideas  monárquicas,  atentatoria  de  los  más  sagrados 
respetos  hacia  la  majestad  derrocada;  los  libros  y  folle- 
tos democráticos  y  republicanos;  los  discursos  y  las 
predicaciones  de  los  apóstoles  de  esas  ideas  novísimas 
en  España  (0;  las  excitaciones  de  los  publicistas  ame- 
ricanos, y  la  política  criminal  del  insensato  primer  Go- 
bernador de  las  Islas  que  envió  á  regir  á  Filipinas  ei 
Gobierno  revolucionario,  convirtiendo  en  ensayo  prác- 
tico y  en  realidad  posible  aquella  propaganda  y  las 
predicaciones  indicadas,  fueron  las  causas  determinan- 
tes de  que  entre  ciertos  elementos  filipinos  surgiese  la 
idea  de  conseguir  su  independencia,  á  cuyo  fin  encami- 
naron desde  entonces  sus  trabajos,  encontrando  pode- 
roso auxiliar  en  una  parte  numerosa  del  clero  indígena, 

(i)  oLas  razones  expuestas  producen  el  convencimiento  en  todo 
sano  criterio  de  que  la  revolución  de  Cavite  ha  sido  fruto  de  publica- 
ciones que  envenenaron  la  inteligencia  y  el  corazón  de  los  ñeles  filipi- 
nos, y  les  hizo  instrumento  de  la  ambición  y  despecho  de  algunos  re- 
volucionarios».— (Fr.  Casimiro  Herrero,  Rutña^  etc.) 


HISTORIA   DB  FILIPINAS  569 

«que  en  odio  á  los  frailes  hizo  causa  común  con  los  ene* 
amigos  de  la  madre  patria. 

Como  una  conspiración  no  es  fácil  cosa  llevarla 
-á  cumplido  término  en  el  tiempo  que  se  desea,  pasó  el 
periodo  de  mando  de  la  Torre  sin  que  estallara^  aCdr- 
"tunadamente,  para  las  víctimas  que  en  mayor  escala 
hubiera  habido  seguramente,  y  vino  á  efectuarse  en  la 
época  de  Izquierdo. 

Las  condiciones  de  este  General  distaban  mucho  de 
parecerse  á  las  que  concurrían  en  su  predecesor,  y  á  ello 
•se  debió  que  el  triunfo  soñado  se  convirtiera  para  los 
conspiradores  en  un  tremendo  fracaso. 

De  tiempo  en  tiempo,  y  con  más  insistencia  desde 
principios  de  1872,  venían  recibiendo  las  autoridades 
anónimos  anunciando  que  iba  á  ocurrir  una  sublevación 
general  contra  los  españoles,  tan  luego  saliera  para  el 
Sur  la  escuadra  fondeada  en  Cavite  (O,  añadiendo  que 
serian  asesinados  todos,  incluso  los  frailes. 

Era  tan  completa  la  tranquilidad  que  se  disfrutaba 
•desde  que  Izquierdo  regía  el  país,  que  nadie  les  conce- 
dió importancia. 

La  mañana  misma  del  día  en  que  ocurrió  la  suble- 
vación,  recibió  un  anónimo  el  capitán  del  puerto  de 
Manila  marcándole  la  hora  en  que  el  movimiento  había 
At  realizarse.  Aunque  no  dio  gran  crédito  al  anuncio, 
se  apresuró  á  poner  el  hecho  en  conocimiento  del  Go- 
bernador superior,  encontrándose  con  que  éste  tenía  ya 
en  su  poder  idéntico  aviso. 

Estos  anónimo^  eran  depositados  en  el  buzón  de 


(1)  Verificóse,  en  efecto,  hallándose  las  fuerzas  navales  de  guerra  ea 
"Mindanao  y  Joló.  £1  último  buque  que  quedaba,  que  era  la  fragata 
Sirenguila^  partió  para  dichas  islas  i  fines  de  Dicie  mbre  de  187 1* 


57^  J^^SÉ   MONTBRO   Y  VIDAL 

Correos  y  los  suscribía  tun  amigo  de  los  españoles»» 
La  conspiración  venia  fraguándose  desde  la  época  de 
la  Torre,  con  tanto  sigilo  por  parte  de  los  conjurados^ 
que  las  autoridades  no  se  apercibieron  del  menor  indi- 
cio. Periódicamente  veíanse  los  principales  jefes  y  los> 
agentes  más  caracterizados»  bien  en  la  casa  del  espa- 
ñol filipino  D.  Joaquín  Pardo  de  Tavera,  bien  en  la. 
del  cura  indígena  D.  Jacinto  Zamora,  y  á  estos  conci- 
liábulos solfa  concurrir  el  párroco  de  Bacoor  (Cavite), 
alma  de  la  conspiración  en  esta  provincia,  de  la  que- 
era  vicario  eclesiástico,  y  en  la  que,  merced  á  sui 
enérgico  carácter  y  á  su  inmenso  caudal,  ejercía  ua 
dominio  absoluto. 

Los  regimientos  que  guarnecían  á  Manila,  compues- 
tos de  fuerzas  indígenas,  á  excepción  de  los  jefes,  oñ- 
ciales  y  clases  que,  en  su  mayoría,  eran  peninsulares,, 
estaban  casi  todos  comprometidos  á  secundar  el  mo- 
vimiento, contando  asimismo  con  multitud  de  indivi- 
duos del  elemento  civil.  Su  plan  era  asesinar  los  mili- 
tares á  los  oficiales  de  guardia  en  los  cuarteles,  los- 
asistentes  y  los  criados  á  sus  amos,  y  la  escolta  del  Capi- 
tán general,  acuartelada  en  Malacañang,  tenía  encargo 
de  asesinar  á  éste.  Los  frailes  y  los  demás  españoles^ 
que  en  el  primer  momento  libraran  de  la  general  he- 
catombe, debían  ser  también  inmediatamente  muertos.. 
Concertados  todos  los  detalles  necesarios,  fijóse  para 
dar  el  golpe  la  noche  del  20  de  Enero,  fecha  en  que^ 
por  celebrarse  una  de  las  fiestas  más  suntuosas  y  con- 
curridas en  un  populoso  arrabal  de  Manila,  les  parecía 
ocasión  propicia  para  aprovecharse  mejor  del  descuido- 
de  las  víctimas  de  su  infame  proyecto.  Varias  causas,, 
que  bien  pueden  llamarse  providenciales,  desbarataroa 
el  complot. 


HISTORIA    DE    FILIPINAS  57I 

En  casi  todas  las  conspiraciones  de  Filipinas  ha  ju- 
gado el  principal  papel  el  amor  para  hacerlas  abortar» 
Una  india  fué  causa  de  que  también  por  esta  vez  fra- 
casara la  de  que  nos  venimos  ocupando. 

Un  sargento  español  del  regimiento  de  artillería  in* 
dígena  había  tenido  relaciones  intimas  con  una  tagala, 
de  la  que  hacia  tiempo  estaba  separado.  La  encontr6 
en  la  tarde  del  día  20;  la  invitó  á  reanudar  sus  amores; 
resistióse  ella;  mas  al  cabo  le  volvió  de  nuevo  á  su 
gracia,  y  charlando  cariñosamente  pasáronse  toda  la 
tarde. 

Ya  anochecido,  dispúsose  á  marchar  el  sargento; 
la  india  trató  de  retenerle,  y  él  la  dijo  que  tenía  preci- 
sión de  ir  á  la  lista,  pero  que  una  vez  cumplida  esa 
obligación,  volvería  á  reunirse  con  ella.  Al  oirle  mos- 
tró mayor  empeño  en  que  no  la  dejara,  insistiendo 
mucho  en  que  no  fuera  al  cuartel.  Él  entonces  creyó 
notar  algo  extraordinario  en  sus  palabras;  le  rogó  que 
le  explicase  el  motivo  de  su  empeño  en  hacerle  faltar 
á  su  deber,  y  después  de  resistirse  algún  tiempo,  cedió 
á  sus  instancias  al  verle  dispuesto  á  marchar,  lleván- 
dole á  una  ventana  de  la  posesión  (O  en  que  se  halla- 
ban, y  desde  la  que  se  veía  el  interior  de  otra  posesión 
próxima,  habitada  por  un  indio,  músico  de  la  banda 
del  regimiento  de  artillería  (2);  le  dijo:  «¿Ves  aquellas 
mujeres  de  rodillas  rezando  ante  una  imagen  rodeada 
de  velas  ardiendo?  Pues  ruegan  á  la  Virgen  que  salga 
bien  la  degollación  que  esta  noche  ha  de  ejecutarse  de 
todos  los  españoles,  y  si  vas  al  cuartel  también  á  tí  te 


(1)  Llámanse  posesiones  en  Manila  á  ciertas  viviendas  económicas 
de  manaposterfa,  generalmente  habitadas  por  indios. 

(2)  Indígena,  como  ya  hemos  dicho. 


57  2  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

matarán».  Espantado  por  lo  que  oyera,  y  convencido 
de  la  veracidad  de  su  interlocutora,  marchó  apresura- 
damente á  su  cuartel;  le  contó  lo  ocurrido  al  capitán 
de  guardia,  que  lo  era  el  Sr.  Fonviel,  y  éste,  aprove- 
chando el  que  en  aquel  momento  estaban  dándole  el 
parte  ó  resultado  de  la  lista  las  clases  europeas  del  re- 
gimiento, les  mandó  armarse  y  reforzó  con  ellos  la 
guardia  de  prevención;  envió  avisos  á  los  oficiales  de 
guardia  de  los  cuarteles  inmediatos,  en  que  se  tomaron 
iguales  precauciones,  asi  como  en  el  presidio,  y  se  dio 
cuenta  de  lo  que  acontecía  á  los  respectivos  jefes  y  al 
Capitán  general. 

Izquierdo,  cuyo  valor  y  diligencia  demostráronse 
claramente  en  esta  ocasión,  marchó  en  el  acto  á  reco- 
rrer los  cuarteles  con  el  ayudante  de  servicio,  único 
que  en  aquel  momento  había  en  Palacio,  y  escoltado 
precisamente  por  los  soldados  de  caballería  que  se  ha- 
bían comprometido  á  asesinarle,  y  después  de  girar 
esta  inesperada  visita  que  impuso  terrible  pavor  á  los 
comprometidos  creyéndose  descubiertos,  previno  á  los 
jefes  la  mayor  vigilancia,  y  se  retiró  á  Malacañang  en- 
tre diez  y  once  de  la  noche. 

Como  únicamente  se  había  dicho  al  sargento  que  en 
aquella  noche  iban  á  degollar  á  los  españoles,  nadie 
pensó  en  que  el  grito  de  la  rebelión  pudiera  ser  lanza- 
do en  otro  punto,  y  las  precauciones  se  limitaron  á  los 
cuarteles  de  la  capital  y  al  presidio,  aparte  de  que  aun 
no  funcionaba  el  telégrafo  eléctrico  ni  siquiera  entre 
Manila  y  el  arsenal  y  plaza  de  Cavite. 

En  el  arrabal  de  Sampáloc  se  celebraba  mientras 
tanto  la  fiesta  de  su  patrona,  la  Virgen  de  Loreto,  con 
la  pompa  y  la  esplendidez  característica  en  el  país.  En 
la  mayor  parte  de  las  casas  verificábanse  bailes  y  se  sa- 


HISTORIA   DE    FILIPINAS  573 

boreaban  cenas  opiparas,  viéndose  entregada  toda  la 
población  á  los  regocijos  propios  de  aquella  festividad. 

Multitud  de  españoles  concurrían  á  las  casas  de 
sus  conocidos,  sin  que  nada  excepcional  revelase  que 
en  aquellos  momentos  estallaba  formidable  conspira- 
ción (0. 

La  consigna  convenida  entre  los  conspiradores  de 
Cavite  y  Manila  era  el  disparo  de  cohetes  desde  el  re- 
cinto de  la  muralla,  en  señal  de  que  estaba  consumada 
la  sublevación  en  la  capital  (2). 

Al  oírse  en  Cavite  el  estampido  de  los  fuegos  de  ar- 
tificio quemados  en  Sampáloc,  y  ver  los  cohetes,  cre- 
yeron, sin  recordar  que  era  ese  dia  la  fiesta  del  citado 
barrio,  que  la  revolución  estaba  hecha.  Merced  á  esta 
errónea  creencia  realizóse  allí  el  movimiento,  que  no 
pudo  efectuarse  en  Manila  por  la  coincidencia  referida» 

A  las  nueve  y  media  de  la  noche,  200  indígenas  per- 
tenecientes unos  al  batallón  de  infantería  de  Marina 
del  arsenal  de  Cavite;  otros  al  destacamento  de  artille- 
ría de  la  fuerza  de  San  Felipe,  de  la  misma  plaza,  y  al* 
gunos  marineros,  capitaneados  por  el  sargento  La  Ma- 
drid, se  sublevaron  al  grito  de  ¡muera  España!  comen- 
zando por  asesinar  al  comandante  de  la  fortaleza  y  é  va- 

(1)  En  dicha  Doche  asistí  yo  también  á  un  magnifico  baile  ofrecido 
á  sus  amigos  por  un  acaudalado  español  filipino,  vecino  de  Sarop¿k>c^ 
cuya  casa  abandoné  muy  de  madrugada. 

(a)  Asi  lo  declaró  más  tarde  el  sargento  de  artillcrfa  indígena  que 
tenía  el  compromiso  de  dispararlos,  consignando  en  su  declaración  que 
si  llegar  á  la  muralla  con  el  objeto  espresado,  le  pareció  ver  entre  el  res- 
plandor de  las  luces  que  generalmente  hay  en  los  corrales  de  pesca  de 
la  bahía  dibujarse  la  imagen  de  la  Virgen,  y  que  esta  aparición  le  ate- 
rró, volviéndose  al  cuartel  para  comunicar  á  sus  compafieros  lo  que 
creía  haber  visto,  sorprendiéndole  la  vigilancia  que  los  espafioles  des- 
plegaban, por  lo  que  nada  pudo  hacer  ya. 


574  JOSÉ    MONTKRO   Y   VIDAL 

tíos  oficiales  é  hiriendo  á  la  señora  del  primero.  Iguales 
asesinatos  cometieron  en  el  arsenal  y  en  las  calles  de 
Cavite  contra  españoles  indefensos  (0. 

Guarnecía  á  Cavite  el  regimiento  de  infantería  Prin- 
cesa,  núm.  7,  y  á  su  cuartel  acudieron  en  el  instante 
los  jefes  y  oficiales  de  estas  fuerzas,  y  el  primero  su  te- 
niente coronel,  D.  Horacio  Sawa,  quien  halló  el  cuar- 
tel á  obscuras,  invadido  por  un  grupo  de  paisanos  y 
vestidas  y  armadas  las  fuerzas  que  constituían  el  regí  - 
miento.  Comprende  en  el  instante  que  están  de  acuerdo 
con  los  insurrectos  y  prontas  á  salir;  mas  lejos  de  ami- 
lanarse, resuelto  á  perder  la  vida  6  á  imponerse,  hace 
salir  á  los  paisanos  repartiendo  palos  á  diestro  y  sinies- 
tro; arenga  con  frases  del  más  vivo  patriotismo  á  sus 
huestes  recordándolas  el  cumplimiento  de  su  deber;  las 
enardece  con  sus  arranques  viriles,  y  á  pesar  de  estar 
comprometidas  con  los  sublevados,  secundan  entusias- 
madas el  grito  de  ¡viva  España!  ¡mueran  los  traidores! 
<]ue  lanza  su  heroico  jefe,  y  se  arrojan  contra  los  suble- 
vados, que  al  ver  que  en  lugar  de  unirse  á  ellos  les  ata- 
can, se  replegan  á  la  ciudadela  de  San  Felipe  y  al  Ar- 
senal, desde  cuyos  estratégicos  puntos  emprenden  vivo 
fuego  de  cañón  sobre  los  leales  que  les  cercaban. 

(1)  «Siempre  ha  sido  reprobado  y  punible  el  asesinato;  mas  coando 
•éste  se  comete  por  persona  que  recibió  de  su  victima  dbtinguidos  be  • 
nefícios,  es  designado  con  el  califica livo  más  odioso  que  conoce  la  so- 
ciedad: con  el  de  ingratitud.  Tal  era  el  proyecto  de  los  autores  de  la 
insurrección  de  Cavite,  que,  arrastrados  por  ambición  y  apoyados  por 
doctrinas  antisociales  y  bárbaras,  determinaron  derramar  la  sangre  de 
todos  los  español t^s  y  negar  la  obediencia  á  una  nación  que  ha  hecho 
grandes  sacrificios  de  millones  y  hombres  por  colocar  á  los  habitantes 
de  Filipinas  en  el  grado  de  civilización  y  cultura  qi«e  ocupan  y  que  ellos 
por  si  mismos  nunca  hubieran  alcanzado». —  {Reteñm,  etc.,  porFr.  C^ 
Herrero.) 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  575 

Desconfiando  de  los  indígenas  el  gobernador  militar 
de  Cavite,  que  lo  era  el  coronel  D.  Fernando  Rojas, 
para  enviar  á  Manila  el  parte  de  lo  ocurrido,  brindáron- 
se patrióticamente  á  hacerlo  el  segundo  ayudante  de 
E.  M.  de  la  plaza,  D.  Agustín  Vázquez,  y  el  peninsu- 
lar I>.  José  Gómez,  marchando  por  tierra;  mas  encon- 
trados en  el  camino  por  un  grupo  de  paisanos,  pertene- 
cientes á  la  partida  de  guías  establecida  por  la  Torre» 
en  connivencia  sin  duda  con  los  rebeldes,  asesinaron 
villana  y  alevosamente  á  los  dos  emisarios,  en  el  sitio 
llamado  la  Estanzuela,  á  una  legua  de  Cavite  (0. 

Casi  al  mismo  tiempo  salió  por  mar  un  contramaes- 
tre del  arsenal,  llamado  D.  Domingo  Mijares,  natural 
de  Galicia,  en  un  bote  de  guerra  tripulado  por  marine- 
ros armados,  todos  peninsulares,  logrando  llegar  á  Ma- 
nila sin  contratiempo  alguno  á  eso  de  la  media  noche. 
Mijares  dio  cuenta  al  Comandante  accidental  de  Marina 
de  lo  que  pasaba,  y  dicho  jefe  se  apresuró  á  ponerlo  en 
conocimiento  del  Gobernador  superior.   • 

Inmediatamente  dispuso  Izquierdo  lo  necesario  para 
que  marcharan  á  Cavite  los  regimientos  números  i  y  2, 
al  mando  del  segundo  cabo  D.  Felipe  Ginovés  y  Es- 
pinar, cuyas  fuerzas  embarcaron  muy  de  mañana  en 
los  vapores  mercantes  Filipino,  Manila,  Isabel  I  é  Isa- 
bel  II  U),  siendo  de  admirar  la  subordinación,  la  bue- 


(1)  Con  fecha  5  de  Febrero  se  publicó  un  decreto,  de  Izquierdo  en 
la  Gateia  di  Manila  del  día  7t  adoptando,  en  nombre  del  Gobierno 
<le  S.  M.,  por  hija  benemérita  de  Espafta  á  la  niña  María  del  Milagro 
Vázquez,  huérfana  del  expresado  ayudante,  disponiendo  su  admisión 
en  el  Colegio  de  Santa  Isabel  para  que  fuese  mantenida,  vestida  y  edu- 
cada á  costa  del  Estado,  en  premio  del  heroico  comportamiento  de  su 
padre. 

(2)  De  la  pertenencia  de  los  Sres.  Inchausti  y  Compaftía  y  D»  Ra- 


57^  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

na  voluntad  y  hasta  el  goce  maniñesto  con  que  dicho» 
regimientos,  precisamente  los  más  minados  por  los 
conspiradores,  se  apresuraron  á  volver  por  su  honor 
militar,  yendo  á  .combatir  á  los  insurrectos  con  verda- 
dera decisión  (U. 

Al  frente  de  las  fuerzas  navales  se  puso  el  jefe  inte- 
riño  del  Apostadero  de  Marina  D.  Manuel  Carballo  y 
Goyos. 

Llegadb  á  Cavite,  intimó  Ginovés  á  los  rebeldes  que 
se  rindiesen  á  discreción,  siendo  contestado  con  nuevos 
cañonazos. 

Deseoso  de  evitar  el  derramamiento  de  sangre,  y  se- 
guro de  que  los  rebeldes  caerían  en  su  poder,  aguardó 
todo  el  día  21  sin  ordenar  el  asalto. 

Entre  tanto,  la  ansiedad  en  Manila  era  inmensa.  La 
población  entera  supo  con  infinita  sorpresa  lo  que  ocu» 
rria,  y  las  autoridades  todas,  los  funcionarios  de  todos 
órdenes,  individuos  del  clero,  muchos  españoles  parti- 
culares y  bastantes  filipinos  acudieron  á  la  Capitanía 


inón  Rodríguez  y  Compafiia,  á  los  que  por  decreto  del  31  de  Enero, 
inserto  en  la  Gaceta  de  Manila  del  2  del  mes  siguiente,  dio  las  gracias 
t\  Gobernador  de  las  Islas  con  motivo  de  haberse  negado  á  recibir  pago 
alguno  por  la  conducción  de  tropas  y  material  de  guerra  de  ida  y  vuel- 
ta á  Cavite. 

(i)  Justo  es  consignar,  en  honra  del  ejército  indígena  de  Filipinas, 
que  si  bien  habíase  dejado  influir  por  los  conjurados,  su  lamentable  ob- 
sesión duró  poco;  y  que  respondiendo  al  cumplimiento  de  su  deber,  los 
animosos  soldados  filipinos  siguieren  con  entusiasmo  i  sus  jefes,  como 
queriendo  borrar  con  su  conducta  el  recuerdo  bochornoso  de  un  mo- 
mento de  extravio  en  su  larga  y  honrosa  hbtoria  de  amor  á  la  bandera 
de  la  patria  y  de  abnegación  y  bravura  en  cuantas  ocasiones  les  fué 
preciso  hacer  uso  de  las  armas,  ya  en  las  guerras  contra  los  moros  ma- 
layos, ya  en  la  campafia  de  Cochinchina,  donde  tan  alta  dejaron  su  re- 
putación de  soldados  dignos  de  Espafla. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  577 

de  puerto,  situada  en  el  muelle  de  San  Fernando,  don- 
de lisquierdo  había  establecido  su  cuartel  general,  y 
desde  cuyo  punto  recibía  con  frecuencia  noticias  y  co- 
municaba órdenes  á  las  fuerzas  enviadas  á  Cavite. 

"La  actitud  serena,  el  severo  continente  y  el  valor 
desplegado  por  el  Gobernador  de  Filipinas  en  estos  mo* 
mentos,  llevaron  la  calma  á  muchos  espíritus,  contur- 
bados por  la  injusta  rebelión  que  amenazaba  la  vida  de 
todos. 

Cansado  el  general  Ginovés  de  esperar  la  rendición 
de  los  rebeldes  (O,  lanzó  sus  tropas  al  asalto  contra  la 
fortaleza  de  San  Felipe,  á  las  seis  de  la  mañana  del  22,. 
y  allí,  perseguidos  como  fieras,  fueron  acuchillados  la 
mayoría  de  los  insurrectos  cogidos  con  las  armas  en  las 
manos,  haciendo  prisioneros  á  los  restantes  (2). 

De  nuevo  ondeó  la  bandera  española  en  la  fortaleza, 
siendo  saludada  con  entusiasmo  por  la  tropa  y  por  las 
salvas  de  las  plazas  de  Manila  y  Cavite. 


(1)  Viendo  que  avanzaba  la  noche  sin  que  el  segundo  Cabo  hiciera 
la  convenida  sefial  de  haber  sofocado  ía  rebelión,  exclamó  Izquierdo^ 
cono  respondiendo  á  su  pensamiento  ¡si  tendré  yo  que  irl...  frase  que 
dado  su  adusto  cefio  y  su  enérgico  carácter  era  de  una  elocuencia  ad* 
mirable. 

(2)  El  sargento  de  infantería  de  marina,  Lamadrid,  jefe  de  los  su- 
blevados, que  tuvo  la  desgracia  durante  el  cafioneo  del  día  anterior  de 
que  se  le  incendiara  un  saquete  de  pólvora  que  llevaba  en  las  manos^ 
produciéndole  quemaduras  de  alguna  consideración  y  la  pérdida  de  la 
vista,  fué  muerto  por  los  asaltantes;  torpeza  insigne,  puesto  que  sus 
declaraciones  hubieran  puesto  en  claro  la  participación  de  muchos  que,, 
por  falta  de  pruebas,  quedaron  libres,  sobre  los  que  recalan  sospechas 
de  no  ser  ajenos  á  la  insurrección.  Sí  se  lamentó  en  los  momentos  de 
ser  herido  de  que  los  curas  de  la  Catedral  le  habían  metido  en  la  em- 
presa que  tan  mal  resultado  tuvo  para  él,  refiriéndose  á  los  PP«  Burgos 
y  Zamora. 

TOMO  III  37 


578  JOSÉ    MONTERO   Y  VIDAL 

£1  día  22  se  publicó  una  Gaceta  extraordinaria  con  una 
alocución  al  Ejército  y  la  Armada  del  Capitán  general» 
y  otra  del  Gobernador  superior  á  los  habitantes  del  Ar- 
chipiélago dando  cuenta  de  los  sucesos  de  Cavite  (1). 


(i)  c  Capiianfa  general  de  Füipinat,^' Estado  Mayor »'-^PA  Ejercita 
y  la  Armada.— Soldados  y  marinos:  En  la  noche  del  día  2o.  algunos 
individuos  del  batallón  Infantería  de  Marina,  que  ocupaba  el  Arsenal 
<le  Cavite,  unidos  al  pequefio  destacamento  de  artillería  que  guaniecia 
la  fuerza  de  San  Felipe,  y  agregándoseles  alguna  marinería,  que  en  to- 
tal llegaban  escasamente  á  200  hombres,  haciéndose  fuertes  en  sus  po- 
siciones, dieron  el  grito  de  rebelión  contra  Espafla,  asesinando  al  Co- 
mandante de  la  fortaleza,  hiriendo  á  su  sefiora  y  matando  á  varios  ofi- 
ciales indefensos. 

»La  bandera  de  los  rebeldes  no  tremoló  en  aquel  fuerte  más  qae  el 
tiempo  preciso  para  organizar  las  columnas  de  ataque,  que  mandadas 
por  el  bizarro  general  D.  Felipe  Ginovés  Espinar,  Segundo  cabo  de 
estas  Islas,  y  ayudadas  eficazmente  por  las  fuerzas  navales,  mandadas 
^stas  con  inteligencia  por  el  Capitán  de  fragata  Comandante  general  in- 
terino D.  Manuel  Carballo,  con  un  valor  heroico,  á  las  seis  de  la  ma- 
fiana  de  hoy,  han  tomado  por  astuto  la  fortaleza  y  pasado  á  cuchillo  á 
los  sediciosos  que  la  defendían. 

»En  el  corto  tiempo  que  ha  durado  tan  rudo  combate  me  habéis 
dado  una  prueba  más  de  vuestro  valor,  de  vuestra  disciplina  y  de  vues- 
tro amor  á  Espafia.  Estoy  altamente  satisfecho  de  vosotros,  y  en  nom- 
bre del  Rey  y  de  la  gran  nación  española,  os  da  las  gracias  vuestro 
General,-» Rafael  de  Izquierdo». 

^Gobierno  superior  cwii  de  Filipinas. — Habitantes  de  Filipinas:  En 
la  noche  del  20  del  corriente,  un  pufiado  de  ilusos,  procedentes  de  la 
artillería  y  de  la  marina  que  guarnecían  el  Arsenal  de  Cavite  y  su  for- 
taleza, seducidos  y  engañados  por  una  gavilla  de  traidores,  miserables 
é  ingratos  á  la  noble  Espafia,  faltando  á  sus  sagrados  juramentos  y  co- 
metiendo atropellos  y  asesinatos,  levantaron  el  estandarte  de  la  rebe- 
lión contra  la  madre  patria  en  la  referida  fortaleza. 

»K1  valor  y  disciplina  del  Ejército  y  de  la  Armada  y  la  pericia  del 
dignísimo  General,  Jefes  y  Oficiales  que  los  mandaban,  han  bastada 
para  concluir  inmediatamente  con  la  insurrección,  para  tomar  por  asal- 
to la  fortaleza  y  para  pasar  á  cuchillo  á  los  rebeldes.  ¡Gloria  al  EJér- 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  579 

La  prensa  de  la  capital,  en  severas  frases,  oondenó 
la  inicua  rebelión  de  Cavite  y  los  propósitos  de  sus  ins- 
tigadores. 

A  consecuencia  de  las  declaraciones  prestadas  por 
algunos  de  los  insurrectos  prisioneros,  én  que  delataron 
á  varios  de  los  instigadores  con  quienes  estaban  de 
acuerdo,  y  por  indicios  vehementes  contra  otros  por  ac- 
tos realizados  en  la  época  de  la  Torre,  fueron  presos  los 
curas  de  la  Catedral  D.  José  Burgos  y  D.  Jacinto  Za- 
mora, el  de  Bacoor  (Cavite)  D.  Feliciano  Gómez,  al* 
gunos  otros  presbíteros,  el  abogado  y  regidor  del  Ayun- 
tamiento D.  Antonio  María  Regidor,  el  consejero  de 
Administración  D.  Joaquín  Pardo  de  Tavera,  los  aboga- 
dos D.  Pedro  Carrillo,  D.  Gervasio  Sánchez  y  D.  José 
Mauricio  de  León,  los  empleados  D.  Enrique  Paraí- 
so (O,  D.  José  y  D.  Pío  Basa,  los  particulares  Crísanto 
Reyes,  Máximo  Paterno  y  varios  más,  todos  filipinos* 

En  la  Gaceta  del  24  apareció  una  circular  de  Izquier- 
do á  los  jefes  de  provincias  en  que  les  noticia  los  he- 
<:hos  de  Cavite  y  les  excita  á  llevar  la  tranquilidad  al 
■ánimo  de  sus  gobernados,  manifestándose  dispuesto  á 

<ito  y  á  U  Armada,  que  con  su  valor  y  sa  lealtad  sostieoen  aquí  la 
honra  y  la  gloria  de  Espafla! 

i  Durante  las  cortas  horas  que  ha  durado  la  insurrección  he  tenido 
la  indecible  y  honrosa  satisfacción  de  tener  á  mi  lado  á  todas  las  auto- 
ridades. Corporaciones  y  funcionarios,  á  los  espafioles  todos  y  también 
¿  todos  los  filipinos. 

iLa  tranquilidad  reina  en  las  provincias  del  Archipiélago,  según  los 
partes  que  sus  Jefes  me  remiten. —Rafael  de  Isquierdo.— Manila  2z 
de  Enero  de  18721 . 

( I )  Paraíso  sirvió  algún  tiempo  en  la  misma  ofícina  que  el  autor  de 
estas  lineas,  y  me  consta  que  estaba  suscrito  á  LmjuíHda  iocialy  otras 
publicaciones  republicanas,  y  que  sus  ideas  eran  exaltadas,  aunque  en  sus 
«conversaciones  no  se  mostrara^  como  era  natural,  enemigo  de  EspaAa. 


¡So  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

que  no  se  interrumpiera  el  cumplimiento  de  la  ley  y  la 
creciente  prosperidad  moral  y  material  del  Archi- 
piélago (0. 

Desde  que  se  divulgaron  los  sucesos  de  Cavite  la  in> 
dignación  entre  los  peninsulares  fué  extraordinaria:  á- 
todas  horas  se  comentaban  aquéllos;  se  supieron  deta- 
lles de  lo  vasta  de  la  conspiración;  comprobóse  que  el 
presidio  estaba  totalmente  comprometido,  asi  como  et» 
ejército  indígena,  y  que  merced  á  la  influencia  moral 
de  los  jefes  y  á  estar  descubierta  la  conspiración,  no 
habían  corrido  en  Manila  arroyos  de  sangre.  Entre  las' 
señoras  y  los  adolescentes  el  pánico  era  espantoso.  Al 
descuido  con  que  se  vivía  sucediéronse;  las  mayores  pre- 
cauciones; se  miraba  con  recelo  á  la  servidumbre  incU— 
gena,  y  nadie  se  conceptuaba  seguro  ni  aun  en  su  pro« 
pia  casa,  viendo  un  enemigo  en  cada  sirviente. 

Varios  españoles  propusieron  el  armarse  y  constituir 
una  especie  de  cuerpos  de  voluntarios;  pero  se  desistió 
de  ello  con  la  garantía  del  general  Izquierdo  de  tener 
asegurado  el  orden. 

£n  provincias  la  ansiedad  y  el  recelo  de  los  escasos 
españoles  que  en  ellas  residen  fué  aún  mayor  que  en  la 
capital,  y  de  todas  partes  llegaban  protestas  contra  Ios< 
conspiradores  y  excitaciones  para  que  se  les  aplicara  la 
ley  con  todo  rigor. 

£1  Consejo  de  guerra  que  desde  los  primeros  momen- 
tos entendía  en  la  causa  por  la  rebelión  de  Cavite,  pro- 
nunció el  26  de  Enero  sentencia  de  muerte  contra  41 
úc  los  insurrectos. 


(1)  Todos  los  jefes  de  provincias,  al  acusar  el  recibo  de  esta  circa- 
)ar,  consignaron  que  el  orden  público  seguía  inalterable  en  sus  respecti*- 
vos  tcxritorios. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  581 

El  27  puso  el  c  cúmplase  •  á  esta  sentencia  el  Capi- 
tán general,  indultando,  como  Gobernador  superior,  en 
nombre  del  Rey,  á  28,  y  siendo  pasados  por  las  armas 
Jos  i3  restantes,  9  en  Manila  y  4  en  Cavite. 

La  ejecución  se  llevó  á  cabo  en  Manila  el  27,  á  las 
siete  de  la  mañana,  en  el  campo  de  Bagumbajrang,  con 
asistencia  al  acto  de  todos  los  cuerpos  de  la  guarnición. 
El  piquete  que  hizo  fuego  lo  constituía  fuerza  indígena 
^el  regimiento  de  Artillería,  y  una  vez  cumplida  la  terri- 
ble pena  pasaron  las  tropas  por  delante  de  los  cadáve* 
^es,  desfilando  después  en  columna  de  honor  por  frente 
al  Capitán  general,  que  se  situó  al  efecto  en  el  paseo 
•de  las  Aguadas,  no  lejos  del  lugar  expresado  (0. 

En  virtud  de  un  decreto  expedido  con  fecha  24  por 


(1)  En  la  G^tta  de  Afaniia  del  dfa  28  se  publicaron  con  este  mo- 
tivo alocuciones  del  Gobernador  y  Capitán  general  al  ejército  y  á  los 
habitantes  de  Filipinas. 

cjQue  la  sangre  derramada,  decía,  en  cumplimiento  de  la  ley  en  jus- 
to desagravio  de  los  sagrados  intereses  ofendidos  por  la  insurrecdóii 
de  Cavite,  haya  servido  de  expiación  á  los  culpables  ante  el  Tribunal 
•<ie  Dios!  iQue  sirva  también  de  saludable  ejemplo  á  los  habitantes  to- 
dos de  esta  parte  btegrante  del  territorio  espaftol  para  desoir  las  suges- 
tiones de  los  malvados!  ¡Que  k  estos  les  acompafle  el  atros  remordimien- 
to de  su  conciencia,  hasta  tanto  que  el  Consejo  de  guerra  que  prosigue 
con  incansable  actividad  las  actuaciones,  los  juzgue  y  castigue! 

«Habitantes  de  Filipinas:  £1  orden  y  la  tranquilidad  públicos  siguen 
inalterables  en  todas  las  provincias  y  distritos  del  Archipiélago.  Las 
autoridades  y  corporaciones  y  las  clases  todas  de  la  sociedad  envian  á 
mi  autoridad  el  acendrado  testimonio  de  su  adhesión  y  lealtad.  Prose- 
guid todos  en  vuestras  no  interrumpidas  tareas  para  acrecentar  mis  y 
más  la  prosperidad  moral  y  material  del  país,  puesto  que  para  impul- 
sarla, para  conservar  el  orden  público  y  para  que  se  guarden  y  cumplan 
íielmente  las  leyes,  vela  constantemente  vuestro  Gobernador  superior 
<:ivil.— Rafael  de  Izquierdo». 

Manila  27  de  Enero  de  l372. 


582  JOSé   MONTERO   Y  VIDAL 

el  Gobernador  superior,  celebráronse  el  29  en  la  iglesia 
de  San  Agustín  solemnes  honras  fúnebres  por  los  bra- 
vos del  Ejército,  Armada  y  paisanos  que  en  los  días  20^ 
21  y  22  de  Enero  perecieron  heroicamente  en  Cavite 
defendiendo  la  integridad  de  Espfiíña. 

A  esta  imponente  solemnidad  asistieron  todas  las  au- 
toridades y  corporaciones  civiles,  militares  y  religiosas,. 
y  un  público  numerosísimo  (0. 

La  goleta  de  guerra  Animosa,  hallábase  en  el  puerta 
de  Cavite  en  estado  de  reparación. 

El  comandante  de  la  misma,  D.  José  E.  Pardo  de 
Figueroa,  atacado  de  viruela  el  16  de  Enero,  habitaba 
en  su  casa  de  San  Roque,  pueblo  inmediato  á  Cavite^ 
cuando  estalló  la  inicua  insurrección.  Su  médico  de  ca- 
becera, el  desgraciado  Valdivieso,  había  sido  vilmente 
asesinado  en  la  noche  del  20;  y  careciendo  por  esta 
causa  de  los  auxilios  de  la  medicina,  angustiado  su  co- 


(1 )  El  templo  habfa  sido  enlutado,  y  en  su  centro  elevóse  un  roag-- 
nifico  catafalco,  adornado  con  trofeos  militares  y  de  la  Armada,  cobrién- 
<iole  multitud  de  coronas  en  las  que  se  vei^n  inscritos  los  nombres  de^ 
los  inmolados  en  aras  de  su  deber  y  tn  defensa  de  la  patria. 

Las  Oficina?  centrales  de  Hacienda  costearon  la  tirada  de  una  ciegan-^ 
te  lámina  litcgraiíada  figurando  u£a  corona,  en  que  constaban,  asimis- 
mo, los  nombres  de  las  victimas. 

En  carta  fechada  en  Sarrat  (llocos  Norte),  á  25  de  Febrero,  nos  de- 
cia  el  párroco  de  este  pueblo  y  antiguo  amigo  nuestro,  Fr.  Juan  Mar- 
tin Rojo,  que  acababan  de  celebrarse  en  la  iglesia  parroquial  de  Laoag. 
solemnes  honras  fúnebres  por  los  que  en  Cavite  murieron  en  defensa  de 
la  patria  6  asesinados  por  los  insurrectos,  y  que  á  ellas  asistieron  todos- 
Ios  peninsulares  y  religiosos  y  Comisiones  indígenas  de  los  pueblos,  á- 
las  que  dirigió  el  Alcalde  mayor  una  patriótica  alocución,  iniciándose 
por  la  seflora  del  Alcalde  una  suscripción  entre  los  espafioles  y  reli-^ 
giosos,  con  destino  á  las  familias  de  las  victimas^  que  en  el  acto  pro<- 
dujo  900  pesos  sólo  entre  los  alli  reunidos. 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  583 

Tazón  por  la  imposibilidad  material  en  que  se  veía  de 
acudir  á  su  buque,  no  obstante  sus  esfuerzos,  hubie- 
ra muerto  en  el  mayor  abandono  sin  la  abnegación^  de 
su  compañero  en  la  Armada  D.  Pedro  Martínez  y  San- 
tos, que  no  quiso  separarse  del  lecho  del  bizarro  mari- 
no. Desgraciadamente  la  enfermedad  tuvo  un  término 
fatal,  y  el  intrépido  tripulante  de  la  Numancia  en  su  cé- 
lebre vuelta  al  mundo  y  en  su  heroica  campaña  del  Ca- 
llao, murió  obscuramente  presa  de  su  terrible  mal  el  28 
de  Enero,  siendo  asistido  por  el  párroco  de  Cavite  don 
Atanasio  Merchán,  y  enterrado  en  el  cementerio  de  di- 
cha  ciudad  aquella  misma  tarde  (O* 

£1  6  de  Febrero  condenó  el  Consejo  de  guerra  á  pena 
de  la  vida  á  once  individuos  del  regimiento  de  artille- 
ría indígena;  mas  el  Gobernador  superior,  por  decreto 

(1)  En  Septiembre  de  1884  fueron  trasladados  sos  restos  á  la  cru- 
jía de  la  parroquia  de  San  Pedro  de  Cavite. 

£n  el  viaje  que  de  regreso  de  Manila  hizo  la  Mimancia  por  Batavia,. 
Cabo  de  Buena  Esperanza  (donde  encontró  órdenes  para  ir  á  Rio  Ja- 
neiro á  unirse  de  nuevo  á  la  escuadra  de  Méndez  Núflez),  Santa  Elena^ 
Río  Janeiro,  Bahía,  Cabo  Verde  y  Canarias  hasta  Cádiz,  de  donde  había 
salido  el  4  de  Febrero  de  1865  y  Ikgaba  el  20  de  Septiembre  de  1867» 
tuvieron  la  viruela  á  bordo. 

En  el  DutrU  de  Pardo  de  Figueroa  se  lee  que  el  23  de  Abril  de  1867 
tenían  cinco  casos  de  viruela.  «íDios  haga— dice — que  esta  enferme- 
dad que  desde  Manila  se  viene  cerniendo  sobre  nosotros  no  cargue  con 
fuerza! 

aPor  intervención  de  mi  amada  patrona  la  Virgen  de  la  Paz — des- 
cribe al  final  del  citado  Bwrio^  me  libró  Dios  del  escorbuto,  de  las 
viruelas  y  de  otras  enfermedades,  pues  no  he  sufrido  en  toda  la  cam» 
pafla  un  dolor  de  cabeza». 

¡Quién  había  de  decir  al  valiente  marino  que  algunos  aflos  después 
moriría  de  viruela  en  el  país  en  que  la  tripulación  de  la  Mtmamaa  co- 
gió el  contagio,  viéndose  libie  de  él  durante  su  larga  navegación  en 
«quella  fragata! 


584  JOSé   MONTERO  Y  VIDAL 

del  día  siguiente,  les  conmutó  esta  pena  por  la  inme- 
diata de  cadena  perpetua,  en  atención  á  que  los  citados 
reos  fueron  seducidos  y  engañados  por  los  instigadores 
de  la  rebelión,  con  los  que  manifestábase  dispuesto  á 
ser  inexorable. 

El  8  siguiente  se  celebraron  en  la  iglesia  de  Santo 
Domingo  de  Cavite  suntuosos  funerales  por  los  jefes  y 
oficiales  de  la  Armada  é  individuos  de  tropa  y  marine- 
ría que  murieron  el  20  de  Enero,  cuyas  honras  costeó 
la  Marina. 

El  Consejo  de  guerra  permanente  condenó  el  citado 
día  8  á  pena  de  muerte  en  garrote  vil  á  Casimiro  Ca- 
merino, y  á  diez  años  de  presidio  con  retención  á  once 
individuos  de  la  famosa  compañía  de  «Guias  de  la  To- 
rre», que  capitaneaba  aquél,  por  resultar  complicados 
en  los  sucesos  de  Cavite,  y  en  el  asesinato  de  los  espa- 
ñoles Vázquez  y  Gómez  que  llevaban  á  Manila  el  par- 
te de  lo  ocurrido,  según  hemos  consignado,  quedando 
en  libertad  otros  diez  y  seis  individuos,  que  también 
pertenecieron  á  aquélla,  por  no  probarse  su  participa- 
ción en  dichos  sucesos. 

La  sentencia  de  Camerino  se  cumplió  el  día  9. 

El  mismo  Consejo  condenó  el  1 5  de  Febrero  á  igual 
pena  de  muerte  en  garrote  vil  á  los  presbíteros  indíge- 
nas D.  José  Burgos,  D.  Jacinto  Zamora  y  D.  Mariano 
Gómez,  y  al  paisano  Francisco  Saldúa;  á  diez  años  de 
presidio  con  retención  á  Máximo  Inocencio  y  á  D.  En- 
rique Paraíso,  y  á  diez  años  de  presidio  á  Crisanto  de 
los  Reyes  (O. 


(1)     Gaceta  de  Manila  del  día  18  de  Febrero. 
Paraíso  fué  trasladado  al  penal  de  Cartagena,  de  donde  se  fugó  cuando 
la  insurrección  cantonal. 


HISTORIA   DB   PIUPINAS  585 

Notificóseles  la  sentencia  y  el  i6  por  la  mañana  fue- 
ron trasladados  los  condenados  á  muerte  al  cuartel  de 
Ingenieros,  situado  extramuros,  donde  se  había  esta- 
Mecido  la  capilla  y  durante  las  veinticuatro  horas  que 
Jos  reos  permanecieron  en  ella  fueron  visitados  por  los 
individuos  de  su  familia  y  por  caracterii^adas  persona* 
iidades  del  elemento  oficial. 

Durante  esa  triste  noche  se  confesó  el  párroco  de 
Bacoor  con  el  religioso  recoleto  Fr.  Juan  Gómez  y 
ortega,  secretario  del  provincial  de  la  Orden  (i),  é 
hizo  testamento,  legando  su  fortuna,  consistente  en 
:200.ooo  pesos,  á  un  hijo  suyo  natural  habido  antes  de 
-entrar  en  la  carrera  eclesiástica  (2). 

Los  PP.  Burgos  y  Zamora  fueron  auxiliados  por  un 
jesuita  y  por  un  religioso  de  San  Vicente  de  Paúl. 

Inmensa  multitud  ocupaba  el  día  17  desde  muy  tem- 
«prano  el  extenso  campo  de  Bagumbayang  y  todos  los 
sitios  inmediatos.  El  cuadro  estaba  formado  por  tropas 
indígenas  á  las  órdenes  del  coronel  teniente  coronel  Sar- 
gento mayor  D.  Francisco  de  Torrontegui,  y  las  bate- 

( 1 )  Este  religioso  no  se  separó  del  párroco  de  Bacoor  hasta  des- 
«pues  de  efectuada  su  ejecución,  acompafiándole  al  cadalso.  Nombrado 
para  reemplazarle  en  el  curato  vacante,  comenzó  por  quedarse  con  los 
mismos  dependientes  y  criados  que  tenia  su  antecesor,  y  concluyó  á 
poco,  merced  á  &u  ascendiente  moral,  por  atraerse  á  todo  el  pueblo,  y 
-«n  él  ha  servido  con  gran  celo  y  discreción  su  cargo  hasta  el  afto  pró- 
ximo pasado,  en  que  fué  nombrado  Procurador  de  su  Ordea  cá  esta 
-corte,  en  la  que  reside  actualmente. 

(2]  Dictó  dicho  testamento  con  perfecta  serenidad  á  su  confesor  el 
recoleto  P.  Gómez  y  Ortega,  encargándole  de  su  ejecución,  y  se  cerró 
-k  presencia  de  siete  testigos,  según  exigía  la  ley,  los  cuales  autorizaron 
"cou  sus  firmas  el  sobre  que  lo  contenia.  En  él  recomendaba  á  sus  here- 
deros que  obedecieran  siempre  las  órdenes  de  las  autoridades  espaló- 
las y  se  mantuvieran  fieles  á  la  Nación. 


586  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

TÍas  de  la  plaza»  dando  frente  al  lugar  de  la  ejecución^ 
estaban  dispuestas  á  hacer  fuego  al  menor  asomo  de  re- 
vuelta. 

A  las  siete  y  media  de  la  mañana  salieron  los  reo& 
de  la  capilla,  entre  ñlas  de  soldados  con  bayoneta  ca« 
lada,  auxiliados  por  sus  respectivos  confesores,  mar*^ 
chando  lentamente  entre  el.  murmullo  de  la  atemoriza» 
da  multitud  y  el  triste  eco  de  los  tambores  y  cornetas- 
sonando  á  la  sordina. 

El  P.  Burgos  iba  densamente  pálido;  el  P.  Zamora 
afligidísimo,  y  el  P.  Gómez  revelando  en  su  faz  som- 
bría la  ira  y  la  desesperación. 

Los  tres  presbíteros  vestían  trajes  negros  de  paisano.. 
Llegados  al  pie  del  cadalso,  hízoseles  arrodillar  y  se  les^ 
1  eyó  de  nuevo  la  sentencia.  Burgos  y  Zamora  llorabaiv 
amargamente.  El  P.  Gómez  la  escuchó  con  tranquili- 
dad imperturbable.  Ni  un  solo  músculo  de  su  cara  se 
contrajo  (i). 

Gómez  fué  ajusticiado  primero,  después  Zamora,  lue- 
go Burgos  y  el  último  Saldúa  (2).  Esperanzado  sin  duda. 

(1)  Debemos  á  un  testigo  ocular  el  detalle  de  que,  habiéndosele- 
caldo  las  gafas  al  P.  Gómez  estando  de  rodillas,  las  recogió  y  lim- 
pió con  la  mayor  naturalidad,  é  xocÜn^ndose  hacia  la  persona  que  te- 
nia ¿  su  lado  (el  comisario  de  policia  Aranda),  le  dijo,  con  voz  perfec- 
tamente tranquila,  que  debajo  de  la  almohada  de  su  cama  habla  olvi-^ 
dado  un  bolsillo  con  dinero  que  destinaba  á  los  pobres,  y  que  le  roga- 
ba cum  pliese  con  su  intención. 

(2)  Este  reo  hizo  declaraciones  respecto  de  los  presbíteros  y  otros- 
complicados,  que,  comprobadas,  dieron  mucha  luz  sobre  la  participa- 
ción que  cada  cual  temara  en  la  conspiración.  Abrigaba  la  esperanza 
de  ser  indult  ado;  mas  su  delito,  por  haber  sido  militar  y  por  otras  cir- 
cunstancias, no  permitid on  que  sus  deseos  se  realizaran.  Los  présbite-- 
ros  no  declararon  nada  que  los  perjudicase,  protestando  siempre  de  sMt 
inocencia.  Estando  en  capilla,  notáronse  en  los  PP.  Zamora  y,  sobre- 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  587 

Burgos  con  que  se  le  indultase  ó  quizá  en  que  el  pueblo 
se  amotinaría  por  salvarle,  se  resistió  á  sentarse  en  el 
banquillo^  viéndose  precisado  el  verdugo  á  obligarle  á 
ello  (i). 

La  emoción  de  la  multitud  fué  extraordinaria,  por  la 
calidad  y  ministerio  de  los  reos. 

Fechada  en  su  palacio  el  ig  de  Febrero,  publicó  el 
arzobispo  de  Manila,  D.  Gregorio  Melitón  Martínez  y 
Santa  Cruz,  una  extensa  pastoral,  en  español  y  en  taga- 
lo, lamentando  y  condenando  la  insurrección  de  Cavite,. 
y  muy  especialmente  la  parte  que  los  expresados  indi- 
viduos del  clero  indígena  filipino  habían  tomado  en 
ella  (2). 

todo,  CD  Burgos,  roaniiiestos  dfseos  de  declarar;  mas  la  mirada  fíja,  fr(» 
é  irresistible  del  P,  Gómez,  sellaba  en  el  acto  sus  labios. 

(1)  £  I  autor  de  la  novela  Noii  me  tangtre,  D.  José  Kizal,  único 
escritor  indio  que  ha  logrado  cierta  notoriedad  por  su  propaganda  an- 
ti  cspaftola  y  por  su  mayor  dosis  de  ilustración  respecto  al  resto  de  sus 
paisanos,  publicó  en  1891  la  continuación  de  la  citada  novela  con  el 
titulo  de  El filihutiritmos  y  tuvo  la  osadía  de  dedicársela  á  la  memoria 
de  los  presbíteros  Gómez,  Burgos  y  Zamora,  considerándolos  mártires, 
«n  quienes,  según  dice,  Filipinas  no  reconoce  culpabilidad  ninguna. 

¿Qué  concepto  le  merecerán  los  muchísimos  clérigos  indígenas  que 
protestaron  contra  aquellos  sacerdotes,  condenando  su  participación 
en  la  conjura  que  dio  por  resultado  la  insurrección  de  Cavite? 

(2)  «Y  si  nos  fué  muy  sensible  y  aflictiva  la  noticia  de  estos  acon- 
tecimientos, aún  fué  más  honda  nuestra  pena  y  más  amarga  la  copa  de 
nuestra  tribulación  al  saber  que,  por  desgracia  y  por  mal  suyo,  algu» 
nos  extraviados  sacerdotes  del  clero  indígena,  haciendo  traición  á  Dios, 
i  su  conciencia  y  á  su  patria,  aparecían  como  cómplices  de  esta  joma- 
da sangrienta  é  instigadores  escondidos  de  tan  execrable  rebelión* 

sEllos,  que  habían  sido  llamados  á  la  porción  escogida  de  los  minis- 
tros de  Dios;  ellos,  cuyo  sacerdocio  es  una  misión  de  amor,  de  paz  y  de- 
mansedumbre,  y  que  debieran  predicar  con  el  Apóstol  obediencia  y 
sumbión  á  la  autoridad  en  todo  tiempo;  que  saben  perfectamente  los 
títulos  tan  legítimos  que  el  mundo  civilizado  reconoce  en  la  bandera 


588  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

£1  29  de  Febrero  fueron  condenados  á  la  pena  de  ser 
pasados  por  las  armas  dos  cabos  segundos  de  Infantería 
de  marina,  tres  soldados  del  mismo  cuerpo,  un  cabo 
segundo  y  un  soldado  de  Artillería  y  el  sargento  Qoni* 
fació  Octavo,  principal  instigador  de  la  rebelión  entre 
sus  compañeros  del  regimiento  Infantería  de  la  Prince- 
sa núm.  7,  ausente  desde  la  noche  del  20,  y  el  Gober- 
nador superior  los  indultó,  excepto  á  uno  de  los  cabos 
de  Infantería  de  marina  y  al  sargento  (0. 

En  la  expresada  fecha  dirigió  Izquierdo  una  circular 
á  los  Jefes  de  provincias  manifestándoles  que  asegura- 
do completamente  el  orden  y  la  tranquilidad  pública, 
sin  temor  ni  recelo  de  que  volviera  á  turbarse,  apoyado 
en  la  ley  y  en  la  justicia,  seguiría  la  política  iniciada 
desde  que  se  encargó  del  mando,  sin  dejar,  como  no 
había  dejado  un  solo  momento,  de  ocuparse  en  prote- 

«spafiola  para  tremolar  orgullosa  en  estas  playas,  y  simbolizar  en  el  país 
4a  misión  providencial  que  ha  traído  á  estas  regiones  el  pabellón  caste- 
llano   , • ••• 

]»Nos  contrista  el  pensar  que  haya  habido  sacerdotes  capaces  de  ha~ 
cer  traición  á  su  santo  ministerio,  y  de  llevar  su  desvario  hasta  el  ex- 
tremo de  asociarse  á  una  insurrección  sangrienta  contra  esa  Espafla  ca- 
tólica, á  quien  tanto  deben  por  fortuna  estos  sencillos  habitantes,  y 
única  nación  sobre  la  tierra  que  ha  sabido  transformar  las  hordas  más 
sanguinarias  y  bravias  en  pueblos  civilizados. 
■••  ••  ••••••••  ••••••*••■•••••••••••••••••  ••••••••  •••••••■  •• 

^Levantamos,  pues,  la  voz,  inspirados  también  por  el  deber  de  nues- 
tro cargo  pastoral,  para  anatematizar  con  toda  la  indignación  que  se 
merece  la  insurrección  provocada  entre  las  sombras  por  la  deslealtad 

de  algunos  sacerdotes  át\  pais  que,  para  escándalo  del  mundo,  de  la 

* 

religión  y  de  la  Iglesia,  han  tomado  por  desgracia  una  participación 
desatentada  en  tan  punible  pensamiento,  uniéndose  en  vil  consorcio  coa 
otros  hijos  del  país  tan  desgraciados  como  ellos». 

(Gaceta  dt  Manila  del  10  de  Marzo.) 

(i)     Gaceta  de  Mamla  del  1.°  de  Marzo. 


HISTORIii    DE   FILIPINAS  589 

ger  todos  los  intereses  legítimos  y  en  favorecer  y  esti- 
mular la  creciente  prosperidad  moral  y  material  de  las 
Islas.  Mandábales  inspirarse  en  el  espíritu  y  letra  de  su 
circular,  cuidando  de  que  en  el  territorio  de  su  mando 
cumplieran  é  hicieran  cumplir  las  leyes  y  órdenes  que 
les  tenia  comunicadas^  y  muy  especialmente  las  relati- 
vas á  la  prosperidad  y  ventura  de  sus  respectivas  pro- 
vincias (0. 

Por  decretos  de  1 8  de  Marzo,  8  y  27  de  Abril  y  7  de 
Junio  indultó  el  Gobernador  superior  de  la  pena  de  ser 
pasados  por  las  armas,  que  les  había  impuesto  el  Con- 
sejo permanente  de  guerra,  á  seis  soldados  de  Infantería 
de  marina  complicados  en  la  insurrección  de  Cavite» 
conmutándosela  por  la  de  cadena  perpetua. 

Por  otro  decreto  de  28  de  Septiembre  le  fué  asimismo 
conmutada  por  esta  última  la  de  muerte  impuesta  en 
rebeldía  al  sargento  segundo  del  regimiento  Infantería 
de  la  Princesa  núm.  7,  Bonifacio  Octavo. 

Por  Real  orden  de  6  de  Marzo  de  1872  aprobó  el 
Gobierno  de  S.  M.  la  conducta  del  general  Izquierdo  en 
todo  lo  relativo  á  la  rebelión  de  Cavite,  ensalzando  el 
comportamiento  de  cuantos  habían  contribuido  á  este 
resultado  y  puéstose  al  lado  de  la  Autoridad  superior,. 
y  ofreciéndole  todo  su  apoyo  moral  y  material  para  pre- 
venir y  hacer  imposible  en  lo  futuro  su  repetición  (2)» 

(1)  Güctta  de  Mitmla  del  2  de  Marzo. 

(2)  «El  Gobierno  aprueba  igualmente  las  medidas  de  investigación- 
y  de  represión  legal  y  justa  de  que  V.  E.  le  ha  dado  cuenta  por  su  úl- 
timo despacho  telegráfico,  sin  perjuicio  de  esperar  acerca  de  ellas  los 
detalles  ¿  informes  que  teltrgráfícamente  tiene  pedidos  para  formar  sobre 
las  mismas  un  juicio  definitivo 

»£1  Gobierno,  que  asiduamente  se  ocupa  en  mejorar  la  situacióa 
«conómica  de  esas  apartadas  provincias,  en  regularizar  su  administra- 


i« 


590  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

El  3  de  Abril  de  1872  el  Presidente  de  la  Aadiencia 
de  Filipinas,  en  vista  de  lo  que  aparecía  de  una  comu- 
nicación del  Gobernador  superior  civil,  decretó  fueran 
dados  de  baja  en  la  matricula  de  abogados  de  la  Real 
Audiencia  los  de  dicha  clase  D.  José  Basa  y  Bnrí- 
quez,  que  ejercía  la  profesión  en  Cavite;  D*  Joaquín 

cíón  y  en  fomentar  su  riqueza  y  bienestar  moral  y  material,  sabrá  co- 
rresponder  á  las  pruebas  de  lealtad  y  de  adhesión  de  sus  habitantes, 
inspirándose  para  el  ejercicio  de  la  autoriiad  suprema  en  el  espirita 
«uave  y  civilizador  que  distingue  á  las  sabias  leyes  de  Indias  y  á  cuan- 
tas disposiciones  de  todo  género  han  emanado  de  la  madre  patria,  al 
mismo  tiempo  que  está  resuelto  á  defender  con  energía  el  orden  públi- 
co, la  sumisión  á  la  autoridad  legítima  y  la  integridad  del  territorio, 
que  es  la  honra  de  Espafta,  en  esas  apartadas  regiones,  como  en  todas 
las  provincias  de  Ultramar». — {Gaceta  de  Manila  del  1 5  de  Mayo.) 

De  la  investigación  que  hemos  practicado  con  el  deseo  de  apreciar 
la  participación  y  culpabilidad  de  los  condenados  por  conspiradores, 
instigadores  ó  partícipes,  en  la  insurrección  de  Cavite,  aparece,  y  así  lo 
declaramos  á  fuer  de  imparciales,  que  el  procedimiento  seguido  por  el 
Consejo  de  guerra  que  entendió  de  aquellos  sucesos  no  se  ajustó  estric- 
tamente á  las  Ordenanzas  del  ejército  y  que  el  auditor  que  asesoró  á 
Izquierdo,  que  lo  era  interinamente  el  ex-  Magistrado  D.  Manuel  Asen- 
tí, se  separó  en  ciertos  detalles  de  lo  que  prescriben  los  códigos  mili- 
tares, como  por  ejemplo,  en  lo  de  indultar  de  la  pena  de  la  vida  a  los 
condenados  por  el  Consejo  de  guerra,  conmutándosela  por  la  de  cade- 
na perpetua,  debiendo  ser  esta  conmutación  por  la  de  diez  años  de  pre- 
sidio con  retención. 

Lo  extraordinario  de  las  circunstancias,  lo  complejo  de  una  causa  en 
<)ue  figuraron  tan  crecido  número  de  complicados  de  todas  las  clases 
sociales,  la  necesidad  de  proceder  con  rapidez  en  el  castigo  de  aquel 
nefando  crimen  de  lesa  patria,  explican,  en  cierto  modo,  y  así  lo  enten- 
dió el  Consejo  supremo  de  la  guerra,  las  irregularidades  indicadas,  por 
más  que,  cumpliendo  con  su  deber,  llamaran  la  atención  sobre  ellas  al 
Consejo  los  fiscales  militar  y  togado  del  mismo  al  examinar  los  testi- 
monios de  las  sentencias  que,  procedentes  de  la  Capitanía  general  de 
Filipinas,  remitiera  al  mencionado  alto  cuerpo  ei  Ministerio  de  la  Gae* 
rra  por  Real  orden  de  13  de  Abril  de  1872. 


HISTORIA   DB    FILIPINAS  59X 

Pardo,  D.  Antonio  Regidor,  D.  Pedro  Carrillo,  Don 
<jervasio  Sánchez  y  D.  José  Mauricio  de  León,  que  Ift 
ejercían  en  la  capital  (0. 

Los  clérigos  indígenas  de  varías  provincias  protesta* 
ron  de  su  adhesión  á  España  en  exposiciones  dirigidas 
^1  Gobernador  del  Archipiélago,  y  algunos  hicieron  ex* 
tensiva  su  protesta  contra  los  clérigos  complicados  en 
la  insurrección  (2). 

£1  Gobierno,  recibido  el  parte  oficial  de  los  hechos  y 
las  propuestas  de  Izquierdo,  recompensó  con  diversas 

(i)  Estos  índividaos  y  algunos  otros  cuyas  condenas  no  hemos  de- 
terminado, fueron  sentenciados  por  el  Consejo  de  guerra  á  presidio,  de- 
biendo sufrir  su  condena  en  Marianas,  á  donde  los  deportó  Izquierdo. 
Algunos  de  ellos,  como  Regidor  y  Pardo  de  Tavera,  lograron  fugarse  de 
•aquellas  islas  en  un  barco  ballenero  norte-americano,  que  los  transportó 
á  Hong-Kong,  solicitando  después  su  indulto,  que  les  fué  denegado. 

(Véase  Solicitud  dt  indulto  en  favor  de  D.  Antonio  Regidor,  D.  Agus- 
tín Mendoza,  D.  José  María  Basa,  D.  Máximo  Paterno  y  D.  Joaquín 

•  

Pardo  de  Tavera,  por  D.  Rafael  María  de  Labra  y  D.  Manuel  Regi- 
•dor.— Madrid,  1873.) 

(2)  Decían  en  su  exposición  los  párrocos  y  coadjutores  seculares  de 
la  Vicaria  de  Camarines  Sur,  en  26  de  Abril  de  l872: 

«La  lectura  en  la  Gaceta  oficial  de  esa  capital  de  los  desagradables 
«contecimientos  acaecidos  en  la  ciudadela  de  Cavite  en  la  noche  del  20 
de  Enero  último^  ha  llenado  de  grande  horror  y  espanto  á  los  que  sus- 
criben, párrocos  y  coadjutores  seculares  de  la  Vicaría  general  de  Cama- 
rines Sur,  tanto  más  cuanto  que  entre  sus  autores  figuraban  sacerdotes 
indígenas.  Nosotros,  protestando  altamente  contra  tan  infame  y  alevoso 
atentado,  jamás  podríamos  aprobar  bajo  cualquier  concepto  la  conducta 
tan  criminal  con  que  se  hau  conducido  esos  ilusos  sacerdotes  que,  alu- 
cinados acaso  de  fines  torcidos,  tomaron  parte  para  perpetrar  el  crimen 
más  odioso  que  se  puede  imaginar,  olvidándose  de  su  represensación  en 
la  tierra,  y  dejando  á  su  pais  y  á  los  de  su  clase  un  negro  borrón,  cuya 
triste  memoria  jamás  se  podrá  borran. — [fiaetta  de  Momia  del  2  de 
Junio). 

£n  términos  análogos  se  expresaban  los  ^e  Al  hay,  Mindoro,  ete. 


¡gi2  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDA.L 

gracias  á  cuantos  habían  tomado  parte^  más  *6  menos 
directa»  en  la  represión  de  la  sublevación  de  Cavite. 

Por  telegrama  del  Ministro  de  Ultramar  de  28  de 
Marzo  (1872),  transmitido  por  el  Cónsul  de  Espa- 
ña en  Singapoore  al  Capitán  general  de  Filipinas,  le 
decía: 

cS.  M.  concede  las  gracias  siguientes:  á  V.  E.  y  al 
general  Ginovés,  la  gran  cruz  roja  del  Mérito  Militar; 
al  brigadier  Pavía ,  la  cruz  de  tercera  clase  del  Mérito; 
Campuzano,  la  gran  cruz  blanca  de  idem;  Ruiz  del  Va- 
lle, cruz  de  tercera  clase  del  Mérito;  jefes  y  oficiales  he* 
rídos,  empleo;  oficiales  muertos,  empleo  para  efectos 
de  viudedades;  jefes  y  oficiales  que  se  distinguieron, 
grado  y  empleo  según  corresponda;  soldados  heridos,. 
cruz  roja  pensionada  con  3o  reales;  soldados  que  acu- 
dieron al  asalto,  idem;  oficiales  y  soldados  de  Mani- 
la que  no  tomaron  parte  en  el  asalto,  gracias  que  co« 
rrespondan;  gracias  análogas  en  la  marina;  á  los  jefes 
y  oficiales  que  se  distinguieron,  la  mayor  que  cabe 
dentro  de  la  ley  de  ascensos  vigente;  abiertas  gra- 
tis las  puertas  en  la  carrera  de  la  Marina  para  hijos  de 
los  muertos.  Remediaré  pronto  los  males  expresados 
por  V.  E.  en  comunicación  reservada  núm.  SgS  de  5 
de  Febrero:  entre  tanto,  obre  V.E.,  si  lo  cree  oportuno,, 
con  arreglo  á  facultades  leyes  de  Indias. — El  Ministro- 
de  Ultramar!  • 

Este  telegrama  se  insertó  en  la  orden  general  del 
ejército  del  ig  de  Abril,  y  en  la  Gaceta  de  Manila  del 
16  de  Mayo  siguiente  publicóse  una  Real  orden  de  3o 
de  Marzo  anterior,  comunicada  por  el  Ministerio  de  la 
Guerra,  con  relación  de  los  jefes,  oficiales  é  individuos 
de  tropa  de  las  diferentes  armas  é  institutos  del  ejercita 
de  Filipinas,  á  quienes  por  Real  orden  de  dicha  fecha 


HISTORIA. OB   FILIPINAS  593 

se  les  concedían  los  premios  á  que  se  habían  hecho 
acreedores  combatiendo  á  los  insurrectos  (i). 

Izquierdo  había  indicado  al  Gobierno  la  conveniencia 
de  que  se  enviasen  á  Manila  tropas  europeas  para  la 
defensa  de  la  plaza,  porque  las  existentes  eran,  excepto 
una  parte  de  las  clases,  exclusivamente  indígenas. 

Por  Real  orden  de  4  de  Abril  de  1872  se  dispuso  la 

(i)  Como  úeirpre  acontece,  no  faltaron  descontentos,  atribuyendo 
cierta  parcialidad  en  la  propuesta  de  Izquierdo  que  dio  motivo  á  la 
concesión  de  estas  gracias,  comparando  el  mérito  de  unos  y  otros  con 
relación  á  las  que  se  les  concedían.  En  general  existe  unidad  de  criterio 
en  el  Gobierno,  pues  se  otorga  el  empleo  efectivo  á  los  graduados  y  el 
grado  superior  inmediato  ¿  los  que  no  lo  tenían,  ó  cruces  rojas  y  blan* 
cas  del  Mérito  Militar. 

Fué,  si,  unánime  la  censura  y  justa,  á  nuestro  juicio,  por  no 
haber  hecho  una  excepción  en  favor  del  jefe  del  regimiento  de 
guarnición  en  Cavite.  D.  Horacio  Sawa,  al  que  únicamente  se  le  pre- 
mió con  el  grado  del  empleo  inmediato,  cuando  á  su  valor,  á  su  abne- 
gación y  á  0u  tacto  se  debió  que  no  realizaran  una  total  hecatombe  los 
insurrectos  en  cuantos  peninsulares  del  ejército  y  de  la  armada,  religio- 
sos y  particulares  residían  en  Cavite. 

Y  es  más  de  extraflar  esta  sensible  injusticia,  porque  el  mismo  gene- 
ral Isquierdo,  á  raíz  de  los  sucesos,  le  dio  las  gracias  en  nombre 
de  S.  M.  el  Rey  cpor  haber  contribuido  á  enaltecer  la  noble  ensefla  de 
su  patria,  sosteniendo  la  integridad  nacional  del  Archipiélago» • 

Los  marinos  habíanse  apresurado  á  demostrar  su  admiración  y  gra- 
titud ¿  Saipra,  regalándole  una  espada  de  honor;  honroso  hecho  que  se 
hizo  constar  en  su  hoja  de  servicios  en  estos  términos: 

iPor  consecuencia  de  su  brillante  comportamiento  en  los  aciagos 
dias  20  y  21  de  Enero  de  1S72,  salvando  de  una  muerte  cierta  á  la  roa* 
yor  parte  de  los  ofídales  y  clases  peninsulares  del  regimiento  Iníante- 
ria  de  marina,  que  vendian  caras  sus  vidas,  luchando  con  los  insurrec- 
tos de  k  plaza  de  Cavite,  los  oficiales  de  la  Armada  del  Apostadero  d^ 
Filipinas,  en  recompensa  á  tan  heroico  comportamiento,  le  manifesta- 
ron su  agradecimiento  regalándole,  con  fecha  iS  de  Abril  de  l873y  una 
magnifica  espada  de  oro,  acompafiada  de  un  documento  firmado  por  1» 
oficialidad  del  Apostadero  de  Filipinas,  que  asi  lo  hace  constarte 

TOMO  III  38 


594  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

disolución  del  regimiento  de  artillería  indígena,  exis- 
tente á  la  sazón  en  Filipinas,  mandándose  organizar 
otro  de  artillería  de  á  pie,  compuesto  exclusivamente 
de  europeos,  y  el  28  de  Julio  llegó  á  Manila  un  regi- 
miento de  artillería  peninsular. 

Su  entrada  fué  un  acontecimiento,  por  la  natural  sa- 
tisfacción en  los  españoles  al  ver  tan  útil  refuerzo  y  por 
la  curiosidad  en  los  indígenas  ante  tanto  soldado  cas- 
tila,  que  por  cierto  desembarcaron  muy  mal  vestidos. 

En  obsequio  al  ejército  filipino,  hizo  el  Capitán  ge- 
neral que  entraran  sin  armas* 

El  3 1  les  dirigió  una  alocución  en  la  orden  general 
del  ejército,  dándoles  la  bienvenida  y  señalándoles  la 
misión  que  estaban  llamados  á  cumplir,  á  la  par  que 
consagraba  lisonjeras  frases  al  ejército  filipino  (O. 

(l)  cSoIdados:  Han  transcurrido  tres  siglos  desde  que  vuestros  pa* 
dres,  surcando  mares  desconocidos  y  arrostrando  penalidades  sin  cuen- 
to, arribaron  á  éstas  entonces  inhospitalarias  playas,  implantando  en 
ellas  por  vez  primera  la  cruz  de  Jesucristo  y  el  pendón  glorioso  de  Cas- 
tilla. Faltos  de  recursos,  y  contando  en  cada  habitante  un  enemigo, 
lograron,  sin  embargo,  con  su  esforzado  corazón  y  eminentes  virtudes, 
vencer  bien  pronto  todos  los  obstáculos  y  asentar  sobre  seguras  bases 
la  conquista  de  este  vasto  territorio  para  Espafia.» 

»SoIdados:  Al  desembarcar  en  ésta,  con  justo  titulo,  llamada  perla 
del  Oriente,  tenéis  una  misión  que  cumplir,  más  modesta,  sin  duda, 
que  la  de  los  primeros  españoles  aquí  venidos;  pero  no  por  esto  exenta 
de  gloria  y  de  fatiga*  yo  espero  que,  dignos  descendientes  de  aquéllos» 
ia  llenaréis  cual  conviene  y  cual  de  vosotros  espera*  vuestra  madre  Es- 
pafia.  £1  Gobierno  de  S.  M.,  siempre  solicito  para  con  sus  provincias 
filipinas,  os  envia  para  que  defendáis  la  integridad  de  su  territorio  y  la 
santa  religión  del  Crucificado.  Para  tamafia  empresa  era  bastante,  sin 
duda,  el  fiel  y  valiente  ejército  filipino;  pero  contando  Espafta  con  1 7 
millones  de  habitantes,  era  justo  que  la  contribución,  siempre  penosa^ 
del  servicio  militar,  se  repartiera  entre  todos  por  igual;  vuestra  lie— 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  595 

En  el  mismo  día  se  celebró  en  la  iglesia  de  Santo 
Domingo  una  misa  rezada  en  acción  de  gracias  por  el 
feliz  arribo  á  las  Islas  de  dicho  regimiento,  ácuyo  acto 
concurrieron  las  autoridades ,  Corporaciones  de  todas 
clases  y  el  vecindario,  invitados  por  el  Corregimiento 
-de  la  capital  de  orden  del  Gobernador  superior  (i). 

.gada,  permitiei.do  la  reducción  del  ejército  indígena,  hará  que,  dis- 
minuida la  quinta,  puedan  dedicarse  aquí  m  ayor  número  de  brazos  á 
Jas  diversas  industrias,  y  sobre  todo  á  la  agricultura,  que  es  la  base 
^principal  de  la  riqueza  de  este  privilegiado  pafs.  Habéis  llegado  en  soa 
de  paz,  recibidos  como  hermanos,  previstas  con  solicitud  todas  vues- 
tras necesidades,  y  habéis  entrado  desarmados  en  obsequio  á  vuestros 
hermanos  de  Filipinas,  que  por  su  sensatez  y  fidelidad  se  han  hecho 
merecedores  de  tan  alta  distinción  y  del  penoso  sacrificio  que  os  ha- 
hé'ís  impuesto  como  soldados  espaftoles  abandonando  vuestras  armas. 
Por  el  momento  habéis  llenado  el  primer  deber  dando  gracias  al  SeAor 
por  vuestra  feliz  llegada,  y  quedará  cumplida  v  uestra  misión  para  el 
porvenir  amando  á  estos  indígenas  como  á  herm  anos,  continuando,  co- 
mo hasta  aquí,  siendo  subordinados,  guardando  el  mayor  respeto  á 
vuestros  jefes  y  oficiales,  y  si  llega  el  momen  to  del  peligro  combatiréis 
hasta  morir  como  buenos  al  grito  de  ¡Viva  Espafta!  que  ha  de  ser,  en 
paz  y  en  guerra,  nuestra  única  bandera.  Estos  son  los  deseos  de  vues- 
tro Capitán  general, — Rafael  di  Jtqmerdo^, 

{Gaceta  di  Momia  del  31  de  Julio.) 

( 1 )  La  insurrección  de  Cavite  es  el  asunto  que  más  ha  apasionado 
los  ánimos  de  peninsulares  é  insulares  y  que  más  han  debatido  éstos, 
por  resultar  condenados  varios  presbíteros  del  país  y  personalidades 
de  posición  en  las  Islas,  tanto  de  origen  espafiol  como  mestizos  de  chi- 
no; todos  los  que  protestaron  de  su  inculpabilidad  en  aquellos  sucesos, 
recurriendo  con  instancias  al  Gobierno  en  que  así  lo  expresan,  queján- 
dose del  rigor  con  que  se  le^  castigara,  toda  vez  que  no  se  obtuvo,  se- 
gún ellos,  prueba  plena  y  cabal  de  su  delito.  £1  derecho  de  defensa  es 
legítimo  y  no  consideramos  pertinente  discutir,  bajo  ningún  concepto, 
las  alegaciones  de  los  condenados.  Únicamente  vamos  á  hacernos  car- 
go del  apasionado  é  inexacto  relato  que  un  escritor  francés  publicó  con 
.referencia  á  dicha  insurrección. 

M.  E.  Plauchut,  de  cuyo  articulo  IlArtlüpil  des  PtíU^itus  aos  hemos 


59^  JOSé  MONTERO  Y  VIDAL 

«cupado  cu  k  noU  correspondiente  ¿  la  pág.  49  de  este  tomo  ni,, 
continua  odo  en  el  número  de  la  Remu  da  De%tx  Mondes  del  15  de  Mayo> 
de  1877  so  novelesco  relato  de  ciertos   acontecimientos  políticos,  des- 
cubre la  oreja  de  un  modo  extraordinario  en  ésta  parte  de  su  trabajo,  y 
cuenta  en  serio  las  más  solemnes  simplezas. 

Seguramente  su  narráciAn  le  ha  sido  inspirada  por  los  separatistas- 
antiespafioles  de  Filipinas,  cuyos  planes  fracasaron  en  Cavite,  y  parece 
escrita  más  para  desabogo  ó  recreo  de  los  interesados  que  para  el  pú- 
blico inteligente  y  perspicaz  que  suele  leer  la  citada  Revista. 

Atribuye  M.  Plauchut  la  insurrección  de  Cavite  á  la  supresión  deit 
privilegio  que  los  obreros  del  arsenal  tenían  de  no  pagar  tributo  {*),  y 
cuenta  que  una  vez  realizada  aquélla,  apoderados  de  la  fuerza  de  Sai^ 
Felipe  y  muertos  los  oficiales  que  quisieron  oponerse,  vieron  con  te^ 
rror  que  el  regimiento  núm.  7,  con  el  que  estaban  de  acuerdo,  no  acu- 
día en  su  auxilio,  permaneciendo  fiel  á  sus  banderas,  y  que  se  apresta- 
ba á  atacarlos,  por  lo  que  se  encerraron  en  la  fortaleza  con  la  espe- 
ranza de  que  Manila  les  enviaría  partidarios.  Pero  que  nadie  pa-^ 
recio  (*•). 

Refiere  que  fueron  tropas  de  Manila  para  batirlos,  al  mando  deF 
Segundo  cabo,  y  que  no  habiendo  tenido  efecto  varios  ataques  contra 
la  fortaleza,  decidió  rendirlos  por  hambre,  estableciendo  riguroso  ase- 
dio, teniendo  al  poco  tiempo  la  agradable  sorpresa  de  ver  flotar  un  pa- 
bellón blanco  scbre  uno  de  los  baluaites  del  fuerte. 

«El  General  hizo  entonces  formar  dos  columnas  para  dar  el  asalto- 
inmediato.  En  el  momento  en  que  las  tropas  se  lanzaban,  abrióse  la> 
puerta  principal  del  fuerte  y  dio  paso  á  un  pequefio  grupo  de  insurgen- 
tes que  llevaban  una  bandera  de  parlamento.  El  Segundo  caho  dq6  lU» 
gar  la  diputad^  á  qmmce  pasos;  después^  ordenando  á  sus  soldeutos  haeer 
una  descarga  general  de  sus  armas^  los  porlamenlarios  cayeron  des^ 
huhos  (**•). 

(*)    Adviéitaac  que  fc  loa  aoldadoe  que  dieron  el  grito  de  rebelidn  contra  Etpafia. 
en  nada  les  afectaba  eata  medida. 

(**)    Ea  qaé  qoedamoe,  jfaé  por  la  eapresibo  del  privtlecio? 

¿C6mo  eeperafaan  entonces  auxilios  de  Manila?  Luego  se  trataba  de  ana  conspira»- 
ción  politica. 

(*^  Acofttuaabradoa  fc  reimos  de  los  relatos  fantfcitícoa  con  que  ciertos  escrito- 
res franceses  don  pruebas  de  so  fecunda  inventiva  6  de  sa  crasa  ignormcia  al  ocu- 
parse de  laa  coatuabres  espaflk>las,  y  aun  fc  que  falseen  b  interpreten  torcidamente 
loe  hechos  hist  ¿ricos  mi»  conocidos,  sobre  todo  si  han  sido  en  su  dafio,  hubiéramoa- 
condenado  al  m&a  soberano  desprecio,  como  tantas  otras  veces,  elucubraciones  6- 
ialscdadea  semejantes;  pero  ante  una  afirmacito  tan  desprovista  de  verdad/  taik 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  597 

iComo  la  gran  puerta  por  donde  salieron  loa  sediciosos  hab  la  que* 
'dado  abierta,  los  soldados,  conducidos  por  sos  oficiales,  la  tnnq  ucaroB 
Jt  paso  de  carga;  los  insurrectos  no  opusieron  resistencia  sería,  lo  que  no 
impidió  que  la  mayor  parte  fuese  pasada  por  las  armas  (*). 

iHizose  grada  á  ua  fraile  europeo  que  se  encontró  en  su  reciato,  y 
«cuya  presencia  en  un  sitio  semejante  y  en  semejante  compaílU  no  fué 
jamás  explicada  (**). 

aSegútt  vanos  relatos  dignos  de  fe,  los  proyectos  de  los  conjurados 
•eran  conocidos  de  muchas  personas,^tanto  en  la  capital  como  en  las  pro- 
'vincias»  (***). 

Resella  las  prisiones  que  se  hicieron  de  los  comprometidos,  y  dice 
-que  el  terror  de  los  indios  fié  tal  que  no  se  atrevieron  &  ir  más  á  llevar 
Ji  los  mercados  sus  frutos. 

Da  cuenta,  á  sa  manera,  de  cómo  se  les  juxgó,  y  dé  que  llegado  el 
«día  de  serles  notificada  la  sentencia,  se  les  dijo  que  al  día  siguiente  se- 
rUn  puestos  en  capilla. 

«Un  coche  cerrado  habla  sido  encargado  la  vbpera  para  transportar 
Jos  reat  (así,  subrayado  y  todo)  á  la  pequefia  iglesia  situada  en  el  ca  m- 
4)0  de  Bagumbayang,  á  algunos  pasos  del  sitio  de  la  ejecución.  Como  no 
•llegaba,  y  la  multitud  iba  siendo  cada  vez  más  compacta  en  loa  alrede  - 

«tentatofia  al  preMiglo  del  e|ército  aspaAol,  om  es  iapotlbla  dtjar  ds  haoeraoa  car- 
go d«  ella  pMft  oponerle  el  más  elMoloto  y  rotuado  meolis. 

Jamás  ningün  militar  eqiafiol  hx  cometido  y  ni  siquiera  ideado  seoMÍaate 
felonía. 

El  ejército  etpaftol  se  bate  frente  k  frente  hasta  morir,  si  no  coosigve  la  Tietoría; 
pero  no  mancha  so  honor  asesinando  k  gente  indefensa  ni  k  rendidos,  úqoieía  f neaen 
insurrectos. 

Quédese  eso  para  los  que  invadieron  k  Bspafta  traldorameate  en  180S,  y  dieron 
Jagar  k  las  escenas  del  1  de  Mayo  en  Madrid^  no  para  el  puehlo  qoe  saombffr  al  mon- 
do coa  so  heroísmo  en  esa  triste  jomada,  y  más  tarde  dentro  de  loa  mona  de  Zara» 
^sa  y  Gerona,  etc.,  etc. 

(*}  Ea  cierto  qae  mochos  foeroa  acnchiliadoa  al  realissrse  el  asait»,  sin  qne  en 
el  primer  momento  podiemo  evitarlo  los  jefes;  mas  téngase  en  coenta  qne  eUo  se 
deM6  k  los  soldados  indígenas  del  regimiento  n&m.  7,  qoe  ae  ensaAsroa  con  los  qu^, 
k  no  haberlo  evitado  el  srrojo  y  el  ascendiente  de  so  coronel,  hahleraa  hecho  causa 
•combn  con  los  insorrectoe,  aunque,  en  honor  do  la  verdad,  quiafc  no  todos  sopáeran 
las  ainiestras  intendonea  de  so  sargento  Octavo,  qoe  era  el  principal  comprometido 
y  el  que  eetaha  de  acuerdo  con  los  rebeldee  para  sublevar  el  regimiento. 

(**)  No  había  tal  frsile:  era  un  simple  lego  de  San  Joan  de  Dios^  al  qa»  •bU- 
^aron  muchos  de  loi  insurrectos  k  que  los  confesara,  viéndose  perdidos,  y  el  infelix, 
aprovechando  aquel  error,  Ubr6  la  vida  simulando  que  absolvia  k  loa  aaotiaadoo  qoe 
■ae  lo  exigieron. 

(***)    iGraciaa  k  Dios  qoe  dice  una  verdad  el  articoUstal 


59^  José   MONTERO  Y  VIDAL 

dore  s  de  la  cindadela,  el  comandante  de  ella  ofreció  su  coche,  udo  dé- 
los mis  elf  gantes  de  la  capital.  Dos  saiigentos  de 'infantería  tomaron  de 
la  mano  las  riendas  de  los  caballos,  mientras  que  una  coropafiía  de  sol» 
dados  formaba  un  cuadro,  en  cuyo  centro  estaba  el  coche.  Delante  y 
detrás  el  cortejo  era  precedido  y  seguido  por  un  piquete  de  cahalleria» 

•No  era  éste  un  triste  convoy  de  criminales:  era  una  marcha  triun- 
fal. La  elegante  carretela  de  los  caballos  fogosos,  cuyos  arreos  con  pla- 
cas de  plata  brillaban  al  sol  fiaciente;  las  libreas  del  cochero  y  de  Ios- 
lacayos,  de  una  forma  irreprochable  {*);  el  ruido  y  el  brillo  de  las  ar- 
mas; los  indios  en  tropel  agitando  al  aire  sus  pafiuclos  (**),  saludan-^ 
do  á  su  paso  á  aquéll9s  que  iban  á  morir  por  haber  sofiado  la  indepen-^ 
dencia  del  país,  completaban  la  ilusión  (^^''). 

«Después  que  los  condenados  se  apearon  del  coche  quitáronles  sus> 
Testimentas  sacerdotales,  y,  como  á  los  malhechores  de  la  peor  espe- 
cie, pusiéronles  esposas  en  las  manos  y  en  los  pies  (f***). 

«Sábese  que  las  capillas  donde  se  hallan  confinados  los  condenados  á- 
muerte  permanecen  abiertas  al  público  hasta  la  hora  de  la  ejecu-- 
ción  (**••*), 

«Durante  todo  este  día  del  15  de  Febrero,  y  hasta  la  madrugada  AfX 

siguiente,  la  multitud  no  cesó  de  ir,  de  venir  y  de  renovarse.  £1  16,  los- 

indígenas  de  las  provincias  inmediatas  de  Balucán  (Bulacán],  de  I» 

Pampanga,  de  Cavite  y  de  La  Laguna,  acudieron  por  ver  la  última  vei. 

k  aquéllos  que  llamaban  en  alta  vos  csus  padres,  sus  queridos  mirti-- 

res>  (***»*»j^ 

•Vestidos  en  su  mayoría  de  luto,  ocupaban,  en  número  de  40,000^ 
el  espacio  que  separaba  la  prisión  de  los  cuatro  cadalsos* . 


(*)    Debieron  ser  condacidot  en  carreta,  como  el  desgraciado  Ltda  XVI  y  la  reina. 
Maria  Antonieta,  phra  ser  correctoe.  ¿Verdad? 

(**)    Serian  loa  dedos  de  la  maso,  porque  son  loa  (micos  pafiuelos  qoe  gastan. 

(*^*)    Valiente  fieresa  de  corasbn  tienen  los  indios  para  saladar  k  nadie,  ni  por- 
la  independencia  de  so  pais,  cosa  qoe  les  tiene  sin  cnidado,  ni  por  nada  de  este 
nvndo,  7  menos  en  aquellas  circuntianciss  en  que  no  se  atrevían  &  ir  &  loa  merca, 
dos  de  miedo.  iQué  mal  se  compagina  lo  uno  con  lo  otro! 

( «**•)    En  el  pala  de  M.  Plauchnt,  i  los  condenados  &  muerte  por  traidores  k 
la  patria,  en  ves  de  asegurarles  de  i^es  y  manos,  les  obsequian  con  confitea. 

(*****)    Se  sabe  precisamente  lo  contrario:  ea  dscir,  que  son  contadas  las  perao-^ 
aas  que  tienen  acceso  k  ellaa. 

(******)    Y  cuando  lean  eatc  relato  de  aquellos  sncesosi  ¿cómo  lUuaafluí  al  asflor' 
Plancfant? 

Loo  ignorantea  aoponemoa  que,  prescindiendo  do  lonnas  caltas,  Is  llamarla  em*> 
testero,  y  las  lateUgentes  toólo. 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  599 

1 A  las  siete,  el  lúgubre  sonido  de  los  tambores  anunció  á  la  multitud 
que  el  cortejo  se  ponia  en  marcha,  y  entonces  se  produjo  un  silencio 
general. 

»SaIdúa,  nempre  con  la  sonrisa  en  los  labios,  vestido  con  un  dominó 
blanco,  marcha  i  la  cabeza;  después  de  ¿1,  uno  detrás  de  otro,  seguían 
los  tres  clérigos.  Burgos  lloraba  como  loco;  SLaiuora,  la  mirada  inde- 
cisa, DO  tenia  conciencia  de  lo  que  pasaba  á  su  alrededor.  En  cuanto 
al  P.  Gómex,  la  mirada  bien  abierta,  la  frente  alta,  bendecía  los  indios 
<|ue  se  precipitaban  de  rodillas  á  su  paso  (*).  Todas  las  cabezas  estaban 
descubiertas  (**);  todas  las  bocas  oraban;  los  españoles  peninsulares 
que  se  encontraban  allí  por  curiosidad,  descubrieron  sus  frentes. 

sSaldúa  subió  el  primero  al  cadalso  (***):  su  tranquilidad  no  le  había 
abandonado;  pero  su  mirada  buscaba  á  lo  lejos,  con  una  impaciencia 
mal  disimulada,  al  mensajero  que  debía  llevarle  su  indulto.  No  Uegó,  y 
el  verdugo  le  sustrajo  para  siempre  á  sus  esperanzas. 

»E1  P.  Gómez  fué  llamado:  el  recoleto,  su  confesor,  le  aconsejó  en 
voz  alta  aceptar  con  ánimo  la  terrible  suerte  que  le  hacia  la  justicia 
humana  y  de  encomendarse  á  Dios.  cPadre  mió— lespondió  el  septua- 
genario,—yo  sé  que  no  se  agita  la  hoja  del  árbol  sin  la  voluntad  del 
Creador:  puesto  que  Él  pide  que  yo  muera  en  semejante  lugar,  cúm- 
plase su  voluntada  {***♦), 

vZamora,  oyendo  pronunciar  su  nombre,  subió  al  cadalso  sin  decir 
palabra,  y  tomó  asiento,  como  se  le  indicó  con  el  dedo,  contra  el  (atal 
poste;  el  infortunado  no  entregó  nada  más  que  su  cuerpo  al  verdugo: 
desde  dos  días  antes  su  alma  se  había  sustraído  al  suplicio. 

aNo  quedaba  más  que  el  P.  Burgos:  era  criollo,  y  su  crimen  había 
sido  considerado  con  el  carácter  de  mayor  gravedad  que  los  cometidos 
por  sus  compañeros.  Obligándole  á  morir  el  último,  los  jueces  habían 
querido  agravar  su  pena.  Montaba  las  gradas  del  estrado  cuando  de  re- 
pente sus  ojos  se  encontraron  con  los  del  comisario  Boscaza.  El  conde- 
nado se  detuvo,  y  recobrando  la  serenidad  le  dijo:  «Yo  os  perdono»  se- 
ñor, y  pueda  perdonaros  Dios  como  yo  lo  hago».  Burgos  continuó  su 
marcha  y  fué  á  sentarse  tranquilamente  sobre  el  fatal  banquillo. 

•De  repente  se  levantó  y  gritó  en  alta  voz:  t Pero  ¿qué  crimen  he  co* 

(*)     iQoé  admirable  ioventlva  la  de  «ate  verfdico  hiatoriadorl 

(**)  ¿Todaa?....  Serian  iaa  de  loa  qae  no  tenian  aombreroa,  aparta  de  qne  loe  in* 
dioa,  y  nUa  en  aquella  época,  uaaban  poco  eaa  prenda. 

(^*)    Fa£  el  ultimo  qoe  ajuaticiaron. 

^••••)  Hcmoa  paegontado  al  P.  Procvrador  de  loa  recoletoa  en  eata  corte,  qae  fu6 
filien  le  aaiati6,  ai  era  cierto  cate  diálogo,  y  aoa  ha  contestado  qoe  b6. 


6oO  JOSÉ  MONTBRO  Y   TIDAL 

metido?  ¿Es  posible  que  yo  muera  así?  ¡Dios  mfo!  ¿no  hay  justicia  en 
i  a  tierra?».  Al  punto  una  docena  de  frailes  (*)  de  diferentes  Ordenes  se 
precipitaron  sobre  él,  le  rodearon  con  sus  brazos  y  le  obligaron  á  sen- 
tarse de  nuevo,  suplicándole  muriera  como  cristiano.  El  desdiduido 
obedeció;  pero  sintiendo  que  le  ataban  con  cnerdas,  se  levantó  aún  di- 
ciendo: «Pero  yo  soy  inocente».— t Jesucristo  lo  era  también»,  replicó 
uno  de  los  frailes.  A  estas  palabras  la  resistencia  de  Burgos  cesó.  An- 
tes de  apretar  el  cuello,  el  ejecutor  fué  á  arrodillarse  delante  del  con* 
denado:  cPadre^Ie  dijo, — perdonadme  si  os  mato:  yo  no  quisiera  ha- 
cerlo».— cYo  te  perdono,  hijo;  pero  te  ruego  cumplas  tu  deber*. 

«El  verdugo  se  santiguó,  y  un  minuto  después  Buiífjos  no  existia 
más  (**)• 

»La  muchedumbre,  que  había  oído  las  protestas  del  último  ajusticia-  , 
do,  habíase  impresionado  vivamente.  Luego  que  vio  arrodillarse  al 
verdugo,  siguió  su  ejemplo  y  se  puso  á  recitar  en  vos  altn  la  oración  de 
los  agonizantes.  Varios  espafioles,'  oyendo  elevarse  estas  voces  confusas, 
viendo  el  movimiento  piadoso  de  los  indios,  creyeron  en  una  demostra- 
•ción  y  se  pusieron  á  correr  espantados  hacia  la  ciudad  murada  (***)•  i<os 
<)ue  los  vieron  huir,  pálidos  de  miedo,  los  imitaron,  y  se  siguió  un  pá- 
nico que  causó  varías  víctimas.  Algunos  minutos  después,  el  Capitán 
general  D.  Rafael  Izquierdo,  que  esperaba  en  el  boulevard  del  Presidio 

(*)    {Échale  frailes! 

(**)  May  booito,  muy  dramálico  y  muy  intereeaote.  El  Sr.  Plaochat  posee  inda- 
dablemente  grandes  condiciones  de  novelista.  iListima  qae  escriba  historia  en  ves 
de  utilizar  sn  fantasía  en  el  folletín  de  algün  periódico. 

La  verdad  de  lo  ocurrido  fué  lo  siguiente;  se  encabritó  un  caballo;  loa  qoe  estaban 
1»r6ximos  retrocedieron;  los  que  les  seguían  secundaron  el  movimiento,  y  loa  que 
desde  mk»  lejos  vieron  correr  k  algunos  se  alarmaron  y  huyeron  k  su  ves.  IYoJ&jom 
«ntonces  un  p4nico  general,  y  sin  saber  lo  que  pasaba  corrían  los  indios  llenos  de  es- 
panto. 

El  jefe  que  mandaba  el  cuadro,  al  ver  las  carreras  y  oir  el  ruido  de  los  asostodost 
•in  saber  la  causa,  di6  orden  de  que  se  volvieran  los  soldados  que  lo  fbrmabaa  de  catm 
A  la  multitud,  anmentando  entonces  el  terror  y  las  carreraa  de  la  muchedumbre  . 

Ocurrió  esto  en  el  instante  en  que  el  P.  Burgos  acababa  de  sentarse  en  el  ba  nqui» 
lio;  y  creyendo  que  el  pueblo  amotinado  intentaba  salvarlo,  quixi  esperanzado  en  na 
indulto,  se  puso  en  pie.  El  verdugo  entonces  le  obligó  k  sentarse;  y  como  aún  vol- 
viese k  hacer  ademiin  de  incorporane,  le  sujetó  con  cierta  violencia,  y  daodo  al 
onanubrio  puso  término  k  la  vida  del  infells. 

Ni  hubo  la  eibena  de  arrodillarse  el  verdugo,  ai  nada  de  lo  que  el  Sr  .  Plauoliat 
cuenta  con  tan  feliz  inventiva. 

(***)  Es  notable  el  afán  del  articulista  de  deprimir  k  los  espaSoles  y  ensalza  r  &  loa 
Indios.  Abortada  la  conspiración,  ¿qué  rasón  habla  para  temer  nada,  y  menoa  «aa- 
4Íaiido  tto  general  da  las  coadidoaea  de  carfceter  de  Izquierdo? 


HISTORIA    DB  FILIPINAS  6ot 

<«!  fin  del  drama  (*),  apareció,  precedido  del  raido  de  claríDes,  ea  el 
«ampo  fúnebre,  á  la  cabeza  de  un  brillante  estado  mayor  (**)• 

>E1  Gobernador  acababa  de  pasar  revista  á  la  guarnición,  que  habfa 
«stado  sobre  las  armas  desde  el  amanecer* 

«Terminando  este  estudio,  séame  permitido  decir  á  los  Ministros  de  U 
Península  que  no  es  por  el  terror  como  Espafia  se  atraerá  la  población 
indígena  del  Archipiélago  de  Filipinas.  No  serán  necesarias,  sin  em- 
baigOy  muchas  concesiones  por  ganar  al  Rey  Alfonso  el  afecto  de  bü» 
dulces  subditos  del  Pacífico.  Bastará  concederles  su  representadón  en 
<^ortes  y  el  derecho,  común  á  todos  los  espafioles,  de  ocupar  un  em- 
pleo en  las  administraciones  oiyiles,  religiosas  y  militares  del  Esta- 
co» (♦•»). 

(*)    De  U  comedia  debU  decir,  de  ser  tal  como  U  cuenta  el  erticalieta. 

(**)  |Ea  extraflo  que  no  corriera  Umbiéo,  pfclido  por  el  miedo,  ante  loa  40.000 
iediee  qae  griubao  k  favor  de  toa  queridoa  mártireal 

(***)  Puede  eatar  tranquilo  M.  Plauchut.  Deade  la  llegada  de  loa  espaftolea,  loa 
fiUptnoa  han  tenido  el  derecho  de  ocopar  poestoa  en  todoa  loa  6rdenea  adminlstrati- 
'voa,  relii^oaoa  y  militares,  y  loa  han  ocupado,  incluao  la  jefatura  del  Ardiipiélago, 
coaa  qae  no  aocede  en  ninguna  otra  colonia  del  mondo. 

Y  respecto  á  eao  del  terror,  preciaamente  ai  de  algo  peca  la  dominaci6n  eapafiola 
ea  de  blanda  y  tutelar  en  grado  áureo. 

En  contrapoalci6n  de  la  enemiga  qae  M.  Plaochot  maeatra  k  loa  eapafiolea  y  del 
aiatema  colonial  de  Eapafia  en  Fillpinaa,  vamoa  k  oponer  lá  opinióa  de  otroa  co«- 
patriotaa  anyoa,  bastante  máa  juatoa: 

«B^tMifia  no  ha  cooaentldo  en  FUipinaa  1  a  eaclavitud Bl  cvadro  qne  preaenta  es 

edificante;  habla  al  espirita  del  viajero  con  impreaiooea  grataa.....  Un  pueUo  dlchom» 
y  una  naturalaaa  exuberante... ^  el  tagalo  contioáa,  poea,  viviendo  bajo  d  yago  más 
dulce  y  m4a  humano  qne  haya  aido  impneato  jamáa  k  una  nación .....•— (LMívAi^mI 
4«s  Phüippiñss  $t  la  dominatioH  etpugMoiá,  por  Carloa  Lavollée.  — J^mm  dss  DtuM 
Monda,  15  de  Junio  de  x86o.) 

■No  puede  negarae  qne  la  protección  extendida  sobre  loa  iadioa  por  el  braxo  del 
«lero,  ha  aido  k  menudo  exceaiva.  Ninguna  reforma,  ninguna  mejora  era  poeible al 
podía  menoecabar  6  atacar  la  quietad  del  labcmdor  tagalo.  Al  menor  alntoma  de  eoo- 
trariedad,  loa  religioeoa  ae  alarmaban  por  el  bieneatar  de  au  rebate  y  aardlaban  al 
Capit&n general  de  Manila,  al  Virrey  del  Ferb,  k  la  Corte  miama  de  Madrid,  coa  ana 
•quejaa  y  ana  reclamacionea.  Se  ha  reprochado  al  clero  de  Filipioaa  de  haber  tratado 
k  loa  indioe  como  k  niftoa;  ea  necesario  aftadir  como  k  nifloa  cooaeatidoo. 
<■.•••••«• ••.. •••.. ••* .••...••••.« ••«••••• •■.••••..•«•...•.••••.•..•. •••• . .  •  •  • 

•Laa  órdenoa  religioaaa  tienen  hoy  otra  miaÍ6a  que  en  el  tiempo  de  la  cooqobta. 
Su  deber  no  ea  contrariar  loa  proyectoa  de  la  Adailnistracldn:  a«  deber  coasiate,  por 
••  contrario,  en  senrlr  estas  miras  patrióticaa  yfecnadaa  con  inteligeaclAyaiaa- 
patU. 

•Laa  leyes  ea  laa  lalaa  FUipinaa  han  rido  dictadas  toicaoMttte  ea  latarte  de  lo» 
indioe.  Parece  qne  la  conquista  no  ha  tenido  logar,  qae  la  ocupar Í6n  aa  aa  peifelÉft. 
nada  mto  qae  para  condocir  al  tagalo  al  dalo  por  un  eam  iao  de  ñores. 


602  JOSB  MONTERO  Y  VIDAL 

•A  los  ojos  de  la  ley,  el  tagalo  no  ee  nada  m&s  que  an  meaoR  lai  obligaciottes  que 
soacribe  no  le  exponen  k  ninguna  contecaencia*  las  obligacionet  qne  contrata  no  en-^ 
cadenan  tu  independencia.  £t  libre  en  toda  la  acepción  de  la  palabra,  mis  que  ék 
mismo  comentiria  serlo. 

•El  Código  indiano,  deide  la  primera  pagina  basta  la  ultima,  no  es  más  que  on 
monumento  de  solicitud  paternal. 

•EspaAa  posee  en  los  mares  de  Cbina  m&s  que  una  colonia:  posee  una  provincia, 
espafiola.  Su  dominación  ba  sido  fundada  en  estas  comarcas  lejanas  por  la  predica- 
ción religiosa:  ella  se  perpetua  aili  por  los  beneficios.  LiC  ambición  de  Inglaterra  no* 
prevaleceiii  contra  ella». 

{Souvenirs  d'une  ttation  düH$  Ut  mers  de  VlndcCkine, — Lufon  tt  la  dominüHont 
espagnoU  mux  PhUippineSt  por  E.  Jurien  de  la  Graviére. — Ranu  des  Deux  Monde*,. 
15  de  Julio  de  1832.) 

«El  indígena  de  las  Filipinas  es  el  hombre  más  f^lis  del  mundo.  No  obstante  si» 
tributo,  no  hay  ser  viviente  en  sociedad  que  pague  menos  impuestos  que  él.  Es  libre^ 
es  dicboso  y  no  piensa  de  ningún  modo  en  rebelarse.  Tranquilo  en  el  interior,  el  Go* 
biemo  no  tiene  que  temer  otras  turbulencias  que  las  que  puedan  venirle  del  exterior;. 
pero  la  ocupación  temporal  de  los  ingleses  parece  disipar  todo  temor  á  este  supues- 
to: ella  ba  dado  siempre  amas  contra  el  extranjero  de  los  que  se  ha  sabido  diestra» 
«aente  inspirar  horror  á  los  indígenas. b—(L«s  Fhilippine*:  kiitoire,  etc.,  des  coUmies 
•spngnoles  dans  l*Ocemnie,  par  J.  Malíat;  Pazls,  1846  )  . 

Por  óltimo,  después  de  la  opinión  de  personas  tan  respetables  y  tan  conocedoras. 
de  Filipinas  como  las  citadas,  son  dignas  de  leerse  estas  hermosas  frases  del  ilustre 
Víctor  Hugo:  «El  poder  colonial  de  Espafia  fué  menos  el  egoísmo  y  más  el  sol  que- 
^ivificó  el  orbe  entero». 

Ahora  ssqve  la  consecuencia  de  sus  desplantes  el  verídico  M.  Plauchut. 


CAPITULO  XXVIII. 


Comercio  ilícito  de  los  extranjeros  con  }ol6. — Llama  la  atención  sobre 
esto  al  Sultán  el  Gobernador  de  Mindanao.— Expedición  contra 
Tawi-Tawi. — Reúnese  la  escuadra  del  Sur  en  Joló  al  mando  de  Pa- 
tero.— Incidente  sobre  la  entrega  de  un  cautivo. — Trasládase  á  Cut- 
tabato  la  capital  de  Mindanao. —  Compafífas  disdplinarias. — Bom- 
bardeo de  Joló.— Ataca  el  Jefe  del  Apostadero  á  Parang. — Gobier- 
no P.  M.  de  la  Paragu a.— Impúlsase  la  colonización  de  Mindanao» 
— Sumisión  del  datto  Lantó. — Sublévanse  los  presidiarios  de  Zam- 
boanga.— Asesinatos  que  come  ten.  ~  Recházalos  la  población  valero- 
samente.— Patriótica  conducta  de  los  zamboanguefios. ^Notables 
servidos  de  elloa  y  del  Administrador  de  Hacienda  en  la  persecución 
de  los  sublevados.— El  ejército  y  la  marina  contribuyen  á  su  derrota. 
— Admite  el  Gobierno  á  Izquierdo  su  dimisión. — Alocuciones  al  ejér* 
cito  y  marina  y  é  los  habitantes  del  Archipiélago. — Embarca  para 
Espafla. — Elogios  de  la  prensa  local. — Condiciones  de  mando  de 
este  Gobemadoh— Desarrollo  de  las  obras  públicas  durante  su  go- 
bierno.—Establecimiento  de  los  vapores  correos  al  Sur  de  las  Islas 
y  á  Singapoore. — Construcción  de  lineas  telegráficas»  faros,  carrete- 
ras,  puentes,  cuarteles,  tribunales,  cárceles,  casas-gobiernos,  escue- 
las y  mercados.— Mejoras  en  la  población. — ídem  en  la  Instrucción 
primaria.— Bandos  de  buen  gobierno. — Admiradores  y  enemigos 
que  deja.— Las  cuestiones  de  orden  público  y  la  rebelión  de  Cavite 
contrarían  la  fecunda  gestión  de  este  gobernante.— Término  de  esta 
Historia.— Consideraciones  generales. 

Durante  el  mando  de  Izquierdo  ocurrieron  en  las  is* 
las  del  Sur  de  Filipinas  los  hechos  siguientes: 

En  virtud  de  las  noticias  que  el  Gobernador  P.  M.  de 
l^ndanao  tenia  de  que  se  intentaban  desembarcos  de 
armas  y  municiones  en  Joló,  y  en  cumplimiento  de  6r- 


604  JOSÉ   MONTERO  Y  VIDAL 

denes  recibidas  de  la  autoridad  superior  del  Archipié- 
lago, dispuso  que  se  trasladara  á  la  rada  de  aquella 
sultanía  la  goleta  Valiente  y  el  cañonero  Jólo,  á  fin  de 
evitar  con  su  presencia  el  comercio  ilícito  indicado» 
efectuándolo  así  ambos  buques  el  2  de  Mayo  de  1871. 

El  comandante  de  la  Volunte,  D.  Santiago  Patero, 
dirigió  una  comunicación  al  Sultán,  quejándose  de  que 
consintiera  las  piraterías  de  que  le  daba  cuenta,  á  cuyo 
escrito  replicó  el  Sultán  que  el  capitán  pirata  Aluncaya- 
Abubacal,  desobedeciendo  sus  órdenes,  era  el  que  se 
dedicaba  al  pirateo,  y  que  recientemente  había  quema» 
do  y  saqueado  algunos  pueblos  de  Visayas,  apresando 
más  de  200  cautivos. 

Inmediatamente  se  trasladaron  dichos  buques  al 
pueblo  de  Bas,  costa  N.  de  Tawi-Tawi,  residencia  del 
pirata,  é  intimó  Patero  á  sus  moradores  la  entrega  de 
los  cautivos.  Contestaron  que,  si  se  atrevían,  fueran  á 
tierra  á  buscarlos,  y  guiados  por  una  cautiva  que  se 
arrojó  al  agua  y  pudo  llegar  á  bordo  con  el  auxilio  de 
un  bote  que  se  destacó  para  impedir  que  los  moros  que 
la  seguían  pudieran  aprehenderla,  verificóse  el  bombar- 
deo del  pueblo  y  un  desembarco  en  la  madrugada  del  6 
de  Mayo  por  40  hombres  al  mando  del  segundo  coman- 
dante de  la  Valiente,  D.  Federico  Rehuí,  y  del  alférez 
de  navio  D.  José  Benítez,  quienes  incendiaron  el  pue- 
blo y  destruyeron  su  cotta.  Cogido  un  cañón  y  3o  em- 
barcaciones, entre  ellas  14  jubanes  grandes,  regresaron 
á  Joló  y  de  aquí  á  Zamboanga,  después  de  prevenir  al 
Sultán  que  no  permitiera  el  acceso  á  sus  puertos  de 
buques  extranjeros  de  comercio,  y  que  cuidara  no  se 
repitieran  expediciones  piráticas. 

A  principios  de  Agosto  hallábanse  en  la  rada  de  Joló 
la  Valiente,  la  Vettcedora,  la  Santa  Filomena,  y  los  ca- 


HISTORIA  DE    FILIPINAS  605 

ñoneros  Jol6  y  Mindanao.  El  día  6  llegó  un  panco  mo» 
ro  á  dicho  puerto,  y  por  los  marineros  de  un  bote  que 
volvía  de  tierra,  se  supo  que  habían  desembarcado  de 
aquél  un  cautivo.  Patero  dispuso  que  fuera  un  bote  ar- 
mado á  llevar  el  panco  al  costado  de  la  Valiente  para 
tenerlo  en  rehenes  hasta  conseguir  la  entrega  del  cau- 
tivo; mas  sus  tripulantes,  conociendo  sin  duda  el  in- 
tento, desatracaron  del  muelle  y  comenzaron  á  remar 
en  dirección  á  la  playa.  Alcanzados  por  el  bote,  negá- 
ronse á  seguirle,  amenazando  unos  á  los  marineros 
con  sus  lanzas,  mientras  otros  seguían  remando  hacia 
tierra.  Visto  esto  desde  la  Valiente^  destacó  Patera 
otro  bote,  y  antes  de  que  llegara,  arrojaron  una  lanza 
contra  los  tripulantes  del  que  tenían  más  próximo,  á 
cuya  agresión  contestó  el  oficial  de  mar  que  lo  manda* 
ba  dando  la  voz  de  fuego,  de  cuya  descarga  resultaron 
cuatro  muertos,  salvándose  los  demás  moros  á  nado. 

Los  joloanos  consideraron  este  hecho  como  una 
agresión  injustificada,  y  se  armaron  en  son  de  guerra, 
sin  otras  consecuencias  por  el  momento. 

Nombrado  gobernador  de  Mindanao  el  brigadier  Don 
Luis  Fernández  Golñn,  dispuso  Izquierdo  en  i8  de 
Agosto  que  la  capital  de  la  isla  se  situase  en  Cottabata 
tan  luego  se  hiciera  cargo  del  mando  dicho  jefe,  y  en 
i8  de  Septiembre  decretó  la  organización  de  compañías 
disciplinarías,  compuestas  de  confinados  de  presidio 
condenados  por  delitos  militares,  estableciéndose  desde 
luego  una  con  destino  á  la  isla  de  la  Paragua. 

Recibido  por  el  Gobernador  superior  el  parte  de  lo& 
indicados  sucesos  de  Joló  del  6  de  Agosto,  ordenó  que 
se  exigiese  del  Sultán  la  entrega  del  cautivo  objeto  de 
aquel  incidente,  con  amenaza,  caso  contrario,  de  bom- 
bardear á  Joló;  y  aunque  se  aprobó  la  conducta  del 


6o6  JOSÉ   MONTERO  "Y   VIDAL 

comandante  de  la  Valiente^  fué  relevado  del  mando  de 
la  división  naval  del  Sur.  El  comandante  de  la  Vence' 
dora,  D.  Juan  Martínez  lUescas,  que  le  sustituyó^  re- 
mitió al  Sultán  una  carta  del  Gobernador  P.  M.  de 
Mindanao,  Fernández  Golfín»  fechada  en  Cottabato  el 
2  de  Octubre,  invitándole  á  dar  una  satisfacción  por  lo 
ocurrido  y  á  devolver  el  cautivo,  calificando  duramen- 
te su  conducta  por  una  carta  que  en  términos  descome- 
didos había  escrito  el  Sultán  al  coronel  D.  Ramón 
Blanco,  predecesor  suyo  en  el  gobierno  de  Mindanao, 
relativa  á  los  sucesos  del  6  de  Agosto. 

Nada  contestó  á  esta  carta,  como  no  había  contes- 
tado á  otras  anteriores  del  mismo  brigadier  y  del  Jefe 
de  la  división  naval  del  Sur,  y  el  17  de  Octubre  se  tras- 
ladó éste  de  nuevo  á  Joló  con  las  goletas  Vencedora  y 
Constancia  y  los  cañoneros  Mindoro,  Arayat  y  Joló, 
escribiendo  con  fecha  18  al  Sultán  notificándole  que  si 
al  día  siguiente  no  remitía  á  bordo  al  cautivo,  objeto 
de  la  reclamación  entablada,  rompería  el  fuego  sobre 
Joló.  Contestó  el  Sultán  pidiendo  un  plazo,  que  le  fué 
concedido,  y  volvió  á  escribir  que  no  existia  semejante 
cautivo.  En  vista  de  esto,  fué  bombardeado  Joló  du- 
rante una  hora,  respetando  el  barrio  chino  y  la  casa 
donde  se  arbolaba  el  pabellón  español. 

Al  día  siguiente  escribió  Illescas  al  Sultán  que  se 
retiraba  á  Zamboanga,  quedando  allí  la  estación  naval 
en  son  de  paz,  puesto  que  el  bombardeo  había  sido  un 
castigo;  pero  que  si  se  la  hostilizaba,  rechazaría  la 
fuerza  con  la  fuerza;  mas  al  observar  que  la  Aduana 
no  había  arbolado  la  bandera  española,  le  mandó  otra 
carta  diciendo  al  Sultán  que  si  á  las  cuatro  de  la  tarde 
no  lo  hacía,  sería  señal  de  hostilidad  por  parte  suya. 

El  Sultán  le  devolvió  dichas  cartas,  y  en  vista  de  este 


HISTORIA  DE   PIUPINAS  607 

agravio  y  de  que  se  distinguían  con  el  anteojo  los  tra- 
bajos de  una  cotta  en  el  interior  del  bosque,  mandó  ha- 
cer fuego  sobre  ella|  contestando  los  moros  con  metra- 
lla y  bala  rasa,  lo  que  demostraba  que  no  se  habían 
-cuidado  de  cumplir  los  tratados  que  les  prohibían  el 
uso  de  armas  de  fuego.  En  los  días  siguientes  prosi- 
guió, á  intervalos,  el  bombardeo,  mientras  la  Constan- 
4iia  hacía  un  viaje  de  circunnavegación  á  la  isla,  á  la 
vez  que  procuraba  lUescas  concluir  tal  estado  de  cosas 
mediante  una  conciliación  honrosa. 

A  ñnes  de  Diciembre  embarcó  en  la  Berengucla,  con 
rumbo  al  Sur,  el  comandante  general  del  Apostadero, 
Mac-Crohon,  quien  visitó  á  Polloky  Cottabato,  azota» 
dos  á  la  sazón  por  terremotos  horribles  que  duraron, 
casi  sin  interrupción,  por  espacio  de  cinco  días,  no 
quedando  un  solo  edificio  en  pie,  excepto  algunos  de 
nipa.  De  aquí  marchó  Mac-Crohon  al  seno  de  Davao, 
fondeando  después  en  Zamboanga  y  más  tarde  en  Joló. 
Como,  no  obstante  las  varias  cartas  dirigidas  al  Sultán 
por  los  Jefes  de  marina,  incluso  el  del  Apostadero,  elu- 
día la  cuestión  principal  de  reprimir  las  piraterías  de 
sus  subditos  y  el  arbolar  nuevamente  la  bandera  espa- 
ñola, se  trasladó  la  escuadra  el  ii  de  Febrero  de  1872 
frente  al  pueblo  de  Parang,  el  más  aguerrido  y  pobla- 
do del  Archipiélago  joloano,  y  agredida  por  los  moros, 
rompió  el  fuego  sobre  el  pueblo  playero,  levantado  so- 
bre estacas,  desembarcando  600  hombres  que,  con  el 
agua  á  la  cintura  y  en  medio  de  una  nube  de  balas, 
lograron  hacer  retroceder  al  enemigo,  apoderándose 
del  pueblo  á  las  tres  de  la  tarde  y  de  las  pequeñas 
cottas  que  lo  defendían,  siendo  reducido  á  cenizas  el 
caserío*  Reembarcadas  las  fuerzas,  recorrió  la  escua- 
dra algunos  puntos  del  litoral,  yendo  el  %5  á  J0I6,  que 


6o8  JOSé   MONTERO   Y  VIDAL 

de  nuevo  fué  bombardeado,  respondiendo  la  cotta  Da- 
niel con  nutrido  fuego,  asi  como  el  fuerte  del  Sultán^ 
La  escasez  de  fuerzas  de  desembarco  hizo  imposible 
éste,  y  una  vez  apagados  los  fuegos  de  las  cottas,  se 
retiró  la  escuadra  á  la  Isabela  de  Basilan  (0.. 

Por  decreto  de  21  de  dicho  mes  de  Febrero,  creó  Iz- 
quierdo un  Gobierno  P.  M.  en  la  isla  de  la  Paragua,  si* 
tuando  su  capitalidad  en  Puerto  Princesa. 

El  4  de  Marzo  se  posesionó  de  este  punto  el  Gober- 
nador  de  la  isla,  al  que  se  presentaron  á  ofrecerle  sus 
respetos  varias  rancherías  de  infieles  sometidas  á  Es- 
paña, y  entre  ellas  las  de  los  tagbanuas,  cuyo  jefe» 
cumpliendo  los  pactos  con  él  celebrados,  se  preparaba 
á  trasladarse  á  las  cercanías  del  campamento. 

£1 17  de  Marzo  decretó  el  Gobernador  de  las  Islas 

(i)     Concurrieron  al  ataque  de  Parang  y  bombardeo  de  Jbló: 


Boques. 


ComandantM  de  los  mismos. 


Fragata  Birengaeia  .......     Salgado.  •  • . 

Goleta  Vemtdora Santisteban. 


Id.  Santa  Lucia Zayas 

Id.  Gr€€ Carlos  Roca. . . 

Id.  Wad-Rat Viteret 

Id.  Comtancia  • •  •  Moreno  Guerra. 

Id.  VaUmU Falcón 


Caftonero  Mbtdoro.  ..•••••     Liafio 


Id.  Púnay Nonete..«.< 

kl.  FUipim GómexPauK 

Id.  Mmdamao Matta , 

Id.  Ar^ni Villainil.... 

Id.  Aióay •  • . .  López 

Id.  Manileño.. Meris*.... 


Disparos 
hechos. 

447 
178 

131 
151 
107 

39 

13 

23 
3 

37 

30 

37 

5 

12 


La  diviaiÓD  de  eafloneroa  lá  mandaba  el  ooronel  IHeacaa. 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  609 

la  creación  de  compañías  disciplinarías  de  organiza- 
ción mixta  en  Balabac,  Isabela  de  Basilan,  Misamis^ 
Davao  y  en  la  colonia  que  había  de  establecerse  en  el 
Sur  de  la  Paragua. 

El  Gobernador  P«  M.  de  Mindanao  dio  g^an  impulso 
á  la  colonización  de  algunos  puntos  de  esta  isla,  me- 
diante las  expresadas  colonias  penitenciarias,  pues  á  los 
individuos  á  ellas  destinados  se  les  permitía  llevar  sus 
&milias,  facilitándoles  el  medio  de  cultivar  los  campos. 

£1  19  de  Abril  se  sometió  al  Gobierno  español  el 
datto  Lantó  Radiamoda  con  todos  sus  sácopes,  que  as* 
cendian  á  200,  levantándose  el  acta  correspondiente 
ante  el  Gobernador  del  segundo  distrito  de  Mindanao  (0. 

El  i5  de  Septiembre  de  1872  ocurrió  una  subleva- 
ción en  el  presidio  de  Zamboanga,  acerca  de  la  que 
publicó  la  Gaceta  de  Manila  del  12  de  Octubre  el  si- 
guiente parte  que  del  suceso  elevaba  al  Ministro  de  la 
Guerra  el  Capitán  general  de  Filipinas: 

«Cerrado  el  correo  para  el  Departamento  del  digno 
cargo  de  V.  E.,  he  recibido  pliegos  del  Comandante  ge- 
neral de  Mindanao,  traídos  por  el  cañonero  Bulusan,  en 
los  cuales  me  manifiesta  que  el  día  i5  del  mes  próximo 
pasado,  á  las  diez  de  la  mañana,  se  sublevaron  en  la 
Cotta  de  Zamboanga,  donde  se  hallaban  acuartelados, 
70  presidiarios  al  grito  de  «¡Muera  España! •  Sabedo- 
ras las  autoridades  de  tan  desagradable  suceso,  toma- 
ron las  disposiciones  necesarias  para  atacar  y  hacer 
entrar  en  obediencia  á  los  insurrectos;  pero  al  dispo- 
nerlo, salieron  éstos  de  la  Cotta  dirigiéndose  hacia  la 

(1)  Puede  verse  este  documento  en  mí  obra  Histarm  di  la  ptratt'- 
ria  9tmU/0-maAomiiúna  tn  Mmdanoú^  Ji^ló  y  Borneo^  tomo  II,  páginas 
h^Z'9  siguientes:  Madrid,  1 888. 

TOMO  III  39 


6lO  JOSÉ    MONTBRO  Y  VIDAL 

población  y  y  atacados  por  las  tropas  de  la  guarnición^ 
fuerzas  de  la  Armada  desembarcadas  con  este  objeta 
de  los  buques  anclados  en  aquel  puerto»  y  vecindario 
üel  á  España,  fueron  batidos  y  completamente  disper- 
sos, no  sin  dejar  pagada  su  traición,  pues  en  tres  veces 
que  quisieron  hacer  frente  á  las  fuerzas  que  les  perse- 
guían, dejaron  25  muertos  en  el  campo,  dispersándose 
los  demás  en  dirección  de  los  bosques,  donde  son  per- 
seguidos sin  descanso  por  las  tropas  y  leales  zamboan- 
gueños.  La  tranquilidad  quedó  restablecida  en  Zam- 
boanga,  primer  distrito  de  Mindanao,  á  las  tres  horas 
del  suceso,  y  según  las  comunicaciones  del  Coman- 
dante general,  de  las  cuales  tendré  el  honor  de  dar 
cuenta  á  V.  E.  en  el  próximo  correo^  tengo  el  gusto  de 
participarle  que  en  los  demás  distritos  de  aquella  isla 
hay  completa  tranquilidad,  lo  mismo  que  en  las  Visa- 
yas  y  Luzón,  y  el  hecho  de  los  presidiarios  de  Zam- 
boanga,  según  me  manifiesta  el  Comandante  general 
de  Mindanao,  no  tiene  ramificaciones.  Es  de  mi  deber, 
aunque  con  dolor,  manifestar  á  V.  E.  que,  como  siem- 
pre que  se  ha  dado  en  las  Islas  el  grito  de  «¡Muera  Es- 
pañal»,  los  traidores  que  lo  han  proferido  han  marcado 
sus  primeros  pasos  bañándose  en  la  sangre  de  los  no- 
bles hijos  de  esa  España.  El  oficial  de  guardia  del  pre- 
sidio de  Zamboanga,  dos  sargentos  y  un  cabo  peninsu* 
lares,  fueron  vilmente  asesinados  por  los  insurrectos  ai 
dar  el  grito  de  rebelión.  Según  los  partes  que  he  reci- 
bido, que  alcanzan  hasta  el  26  de  Septiembre,  resulta 
que  hasta  aquella  fecha  habíamos  tenido,  además  de 
las  indicadas  bajas,  i3  individuos  de  tropa  heridos  6 
contusos,  tres  zamboangueños  muertos  y  ocho  heridos 
ó  contusos,  habiéndose  causado  en  totalidad  á  los  su- 
blevados 45  muertos  y  hecho  varios  prisioneros»  na 


HISTORIA   DE   FILIPINAS  6X1 

<<}uedando  por  capturar  más  que  lo,  que  no  dudo  tar- 
darin  muy  poco  en  caer  en  manos  de  aquellos  intrépi- 
dos; siempre  leales  zamboangueños,  que  salieron  en  su 
persecución.  El  Comandante  general  de  Mindanao,  que 
se  presentó  en  Zamboanga  pocas  horas  después  del  su- 
ceso^ me  recomienda  á  las  fuerzas  del  Ejército  y  Arma- 
da y  á  los  zamboangueños  que  espontáneamente  se  pre* 
sentaron  á  defender  la  nacionalidad  y  á  combatir  á  los  in- 
surrectos. La  inmediata  salida  del  correo  no  me  permi- 
te dar  más  detalles,  y  si  sólo  recomendar  á  V,  B.,  para 
^ue  se  digne  hacerlo  á  la  munificencia  de  S.  M.  el  Rey, 
al  Comandante  general  de  aquella  isla,  brigadier  D.  Luis 
Fernández  Golfín;  á  los  individuos  contenidos  en  la  rela- 
ción adjunta;  á  todos  los  que  tan  prontamente  han  con- 
tribuido á  restablecer  la  tranquilidad,  y  muy  particular- 
mente á  las  viudas  de  los  que  han  perecido  en  defensa 
de  la  patria* y  del  orden  en  estas  apartadas  regiones». 

Desde  el  primer  momento  en  que  se  oyeron  los  dis- 
paros de  los  sublevados,  acudieron  hacia  la  fuerza  del 
Pilar  algunos  oficiales  de  ingenieros  y  de  infantería,  ei 
>de  Administración  militar,  los  asistentes  de  éstos  y  va- 
rios paisanos,  tiroteándose  con  los  presidiarios  que  co- 
ronaban las  murallas  de  la  fortaleza,  habiendo  cerrado 
las  puertas  y  apoderádose  de  las  armas,  una  vez  reali- 
zado el  asesinato  del  oficial  de  guardia  y  clases  que  ex- 
presa el  parte  anterior  (0. 

El  leal  y  valiente  pueblo  zamboangueño,  indignado 

(i)     He  aquf  los  nombres  de  los  patriotas  asesinados: 
Alféres  D.  Manuel  Molina,  casado  y  con  un  hijo;  sargento  segundo 
Pedro  Artesano;  ídem  id.  Cayetano  Cano;  cabo  primero  Ricardo  de 
Larrubia,  europeos. 

Particulares:  D.  Hermógenes  Samsón,  casado  y  con  nueve  hijos  me- 
nores; Alejandro  Gregorio,  casado;  Doroteo  Dulaca,  ídem* 


6l2  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

contra  aquella  gavilla  de  malhechores^  se  armó  al  soa 
del  tradicional  agun,  y  las  goletsus  de  guerra  Santa  Lu- 
cía y  Vencedora  encendieron  sus  máquinas,  dispuestas  á. 
bon)bardear  la  fuerza  en  cuanto  el  Gobernador  de  ku 
plaza  lo  considerase  oportuno^ 

La  actitud  hostil  del  pueblo  hizo  que  los  sublevados^ 
que  habían  salido  del  fuerte  con  ánimo  de  incendiar  la. 
población  y  batir  á  los  españoles,  se  internaran  en  el 
espeso  manglar  á  que  se  hallaban  próximos,  ocupando* 
entonces  la  fuerza  el  gobernador  de  la  plaza,  D.  Juan 
Mas  y  Oseta,  con  el  grupo  de  oficiales  y  paisanos  leales- 
que  le  rodeaban. 

El  capitán  de  la  goleta  holandesa  Yoesrini  bajó  á  tie- 
rra con  cuatro  hombres  armados  de  carabinas  y  se  puso> 
á  las  órdenes  del  Gobernador  de  la  plaza. 

Éste  publicó  un  bando  declarando  el  estado  de  sitio^ 
con  arreglo  á  la  ley  de  17  de  Abril  de  1821. 

Mientras  tanto,  el  administrador  de  Hacienda  públi- 
ca D.  José  Valdivieso  y  Rojo  y  el  intérprete  del  idio- 
ma joloano  D.  Alejo  Alvarez,  al  frente  de  un  grupo  de: 
80  esforzados  zamboangueños,  emprendieron  la  perse- 
cución de  los  sublevados  hacia  el  pueblo  de  Tetuán^. 
cuyo  camino  llevaban  aquéllos,  siguiéndoles  poco  des- 
pués un  pelotón  de  soldados  á  las  órdenes  de  un  oficial^ 
á  los  que  en  breve  se  les  unieron  el  alférez  de  navio- 
D.  José  Benitez  con  3o  marinos  de  la  Vencedora,  ocu»> 
pando  los  edificios  del  Estado,  Fuerza,  polvorín  y  los- 
caminos  de  Guni  y  Santa  María  5o  hombres  de  la  San- 
ia  Lucía  con  un  oficial. 

Los  sublevados  entraron  en  Tetuán;  mas  al  aperci- 
birse sus  moradores  de  que  iban  en  son  de  guerra,  les: 
rechazaron  con  arrojo,  corriéndose  hacia  la  colonia  de: 
San  Ramón. 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  "61^ 

Sápose  esto  en  Zamboanga  á  las  dos  de  la  tardé,  y 
-el  pueblo  entero  se  ofreció  al  Gobernador  para  pei^^^ 
muirlos. 

De  acuerdo  dicha  autoridad  con  la  de  Marina,  8aK6 
la  Santa  Lucía  hacia  San  Ramón  con  el  jefe  de  la!  cólo- 
TÚSL,  llegando  á  tiempo  de  embarcar  á  los  penados  de  lá 
misma. 

Al  anochecer  regresaron  á  Zamboanga  Valdivieso  y 
Alvarez  con  la  gente  que  les  siguiera,  manifestando  que 
en  todos  los  sitios  por  donde  pasaban  se  les  ibah  incor- 
porando muchos  indígenas  para  coadyuvar  á  la  persecu- 
<:ión  de  los  presidiarios,  y  poco  después  llegaron  los  sol- 
dados y  marinos,  refiriendo  que,  batidos  y  dispeirsos  por 
los  bosques  de  Luyajan,  Pulumbató,  Tumaya  y  de  tnás 
inmediatos,  les  habian  causado  unas  20  bajas,  teniendo 
los  leales  tres  paisanos  muertos  y  unos  xo  heridos. 

Reembarcados  los  marinos  de  la  Vencedora^  salió 
«ésta  para  Pollok  á  participar  lo  ocurrido  al  Gobernador 
P.  M.  de  Mindanao. 

Los  zamboangueños  armados  prestaban,  á  las  órde- 
nes de  la  autoridad,  el  servicio  de  guardia,  de  la  po- 
blación. 

Marinos,  soldados,  empleados  peninsulares  y  el  pue-^ 
1)10  todo  de  Zamboanga  pasaron  en  vela  la  noche,  ocu- 
pando los  puntos  estratégicos  de  la  villa  para  evitar  una 
sorpresa  de  los  presidiaiios  sublevados. 

El  16  muy  de  mañana  se  organizaron  dos  columnas 
<on  2S0  zamboangueños  armados  de  fusiles,  lanzas  y 
campilanes,  al  mando  del  Administrador,  del  almace- 
nero de  su  oficina  y  del  intérprete  Alvarez,  y  otra  co» 
lumna  de  tropa  del  núm.  7  á  las  órdenes  de  un  capitán  y 
4in  o)icial,  yendo  á  los  bosques  en  que  la  noche  ante- 
rior quedaran  los  sublevados,  á  los  que  lograron  hacerles 


6X4  JOSÉ  MONTERO  Y  VIDAL 

algunas  bajas  y  prisioneros.  Por  la  noche  retiráronse  Se 
la  poblaci6n. 

Desde  este  día  quedó  constituido  el  Consejo  de  gue- 
rra permanente  para  juzgar  á  los  sublevados. 

En  los  días  17  y  18  continuó  la  persecución  por 
partidas  sueltas  del  ejército  y  de  zamboangueños,  y  en 
vista  de  la  noble  y  leal  actitud  de  éstos  les  encargó  el 
Gobernador  de  la  guarda  de  la  fortaleza,  destinándose- 
200  marinos  á  hacer  por  las.  noches  los  retenes  en  tie- 
rra y  guardia  en  la  casa -Gobierno. 

En  el  último  día  citado  publicó  el  Gobernador  otro» 
bando  levantando  el  estado  excepcional  (i). 

El  19  llegó  el  cañonero  Albay  procedente  de  Cotta- 
bato,  llevando  á  su  bordo  al  Gobernador  de  Mindanao^ 
quien  dirigió  á  los  zamboangueños  una  proclama  elo- 
giando 8u  patriótica  conducta  (2). 

( 1 )  «La  forma  en  que  se  publicó  éste  bando  fué  la  siguiente:  rompí a> 
)a  marcha  una  mujer  llamada  Angela  Santiago  Torres,  que,  armada  de 
cris  y  lanza,  ostentaba  en  ésta  la  insigne  bandera  de  Castilla:  Angela- 
Torres  fué  una  de  las  que  con  nosotros  penetraron  en  la  fuerza  el  dia  15. 
Seguia  luego  una  banda  de  música;  después  cuatro  batidores  á  caballo 
armados  de  lanzas  y  crises,  llevando  también  banderas;  después  lob* 
guardias  urbanos,  con  fusiles,  al  mando  del  Ayudante  Sargento  mayor 
D.  José  Calvento;  á  éstos  seguían  y  cerraban  la  marcha  varios  princi- 
pales á  caballo  armados  y  con  banderas.  A  las  seis  y  medía  de  la  tarde 
terminó  la  ceremonia,  hora  desde  la  cual  la  música  del  pueblo»  llevan  • 
do  á  la  cabeza  á  un  grupo  de  espafioles,  recorrió  la  población,  dnndo> 
aquéllos  repetidos  vivas  á  los  leales  y  valientes  zamboangueftos;  vivas, 
que  eran  contestados  por  éstos  á  los  espafioles,  al  Rey,  á  Espafia,  á  la 
Marina  y  al  Ejército». 

(Carta  inserta  en  JSI  Camircio  del  14  de  Octubre  de  IS72.] 

(2)  cZamboanguefios:  A  la  vez  que  el  peligro  he  sabido  vuestro  he- 
roico comportamiento,  y  aquí  me  tenéis. 

«Como  á  dechado  de  españolismo  y  de  lealtad  os  tuve  siempre,  y  no- 
hace  mucho  que  así  lo  dije  á  la  PriadpAlía. 


HISTORIA  DB    FILIPINAS  615 

Con  noticia  de  que  el  resto  de  los  sublevados  mar- 
chaban en  dicho  dia  sobre  la  visita  de  Manicaban,  del 
pueblo  de  Tetuán,  embarcaron  Golfín  y  fuerzas  del 
ejército  y  la  armada,  empleados  de  Hacienda  y  algunos 
peninsulares  en  el  cañonero  Arayat  para  batirlos,  yen- 
do al  mismo  punto  por  tierra  el  comandante  de  Artille- 
ría D.  Antonio  Valero  al  frente  de  8o  zamboang^eños» 

Regresaron  por  la  noche,  habiéndose  dispersado  los 
presidiarios,  que  tuvieron  tres  muertos. 

El  26  volvió  Golfín  á  Cottabato  ensalzando  el  pro* 
ceder  de  los  zamboangueños  en  una  alocución,  y  sien* 
do  despedido  con  gran  cariño  por  todo  el  vecindario. 

Desde  el  22  de  Septiembre  al  22  de  Octubre  se 
aprehendieron  24  de  los  presidiarios  sublevados,  cogidos 
todos  por  los  indígenas  de  Manicaban,  Sinonoc  y  Bo- 
long,  á  excepción  de  cinco  que  presentaron  loá  moros 
de  Sacol,  cuatro  los  residentes  en  las  cercanías  de  Ma» 
nicaban  y  uno  los  cuadrilleros  de  Zamboanga.  Los  in- 
dígenas de  Bolonc  presentaron  también  en  varias  veces 
las  cabezas  de  ocho  de  los  insurrectos,  y  los  de  Mani- 
caban la  de  uno. 

El'día  3  de  Octubre  hubo  en  Zamboanga  funerales 
por  los  muertos  con  motivo  de  la  sublevación,  asistien- 
do al  acto  el  ejército,  la  marina,  los  peninsulares-  y  los 
zamboangueños. 


tCon  vuestra  sangre  heroica  denamada  acabáis  de  sellario,  y  lo  que 
eon  sangre  se  sella  no  se  destruye  jamAs. 

•La  dignísima  Autoridad  superio  r  del  Archipiélago  sabrá  lo  que  hi* 
cisteb  y  lo  que  merecéis. 

»A  honra  tenia  mandaros;  apredadíñmo  galardón  tiene  al  saludaros 
como  hermanos,  y  samboanguefto  quisiera  ser  vuestro  Brigadier  Co-t 
aiandanle  general,-*  ZsMT  Fmtémdn  Golffm. 

BZamboanga  19  de  Septiembre  de  1872». 


6l6  José   MONTERO  Y  VIDAL 

El  5  se  celebró  una  solemne  función  cívico-religiosa^ 
reinando  en  la  localidad  el  mayor  entusiasmo. 

El  i8  llegó  una  compañía  del  núm.  6,  cesando  los 
zamboangueños  de  dar  la  guardia  de  la  fuerza  del 
IPilar  (I). 

■ 

El  administrador  de  Zamboanga  D.  José  Valdivieso 
cesó  á  mediados  de  Octubre  en  su  cargo,  y  la  Munici- 
palidad de  la  heroica  villa,  deseando  darle  un  testimo- 
nio de  cariño  por  su  acertada  gestión  y  su  patriótica 
conducta  con  motivo  de  la  sublevación  de  los  presidia- 
rios, reunida  en  sesión  extraordinaria  el  z5  de  dicho 
mes,  le  declaró  hijo  adoptivo  de  Zamboanga,  remitién- 
dole el  acta  de  este  acuerdo  con  una  comunicación  al- 
tamente honrosa  para  dicho  funcionario. 

Igual  distinción  concedieron  al  brigadier  Golfín. 

El  3o  publicó  la  Gaceta  una  circular  del  Gobernador 
de  las  Islas  á  los  jefes  de  provincias,  fechada  el  29,  ca- 
lificando de  hecho  aislado  y  sin  consecuencias  el  de  los 
presidiarios  de  Zamboanga  y  asegurando  que  el  orden 
público  estaba  completamente  garantido,  sin  que  tuvie- 
ran base  ninguna  de  exactitud  rumores  propalados  á 
consecuencia  de  ciertas  medidas  inoportunas  adoptadas 
en^Mindoro,  y  los  anónimos  y  cartas  de  este  punto  que 
habían  llevado  la  alarma  á  los  espíritus  apocados,  rei- 
terando que  vigilaba  á  los  perturbadores  del  sosiego  pú- 
blico, y  que  si  llevaran  á  la  práctica  sus  depravados 
propósitos  serian  severamente  castigados. 

Admitida  por  ^  Gobierno  la  dimisión  que,  fundada 


( I )  Los  chinos  Joaquín  Malcampo  Quioga,  acaudalado  comerciante 
d«  Zaroboasga;  Hilario  Josan  y  Pablo  Prats,  condujéronse  con  gran  es- 
plendidez durante  estos  sucesos,  facilitando  víveres  y  donativos  á  los 
soldados  y  zaraboangueAos  y  con  destino  á  las  fomilias  de  las  victiiiMs. 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  617 

«n  motivos  de  salud,  le  había  presentado  Izquierdo,  y 
próximo  á  llegar  su  sucesor,  entregó  el  mando  el  8  de 
Enero  de  1873  al  comandante  general  de  Marina  Don 
Manuel  Mac-Crohon,  por  estar  vacante  el  cargo  de  Se- 
cundo cabo,  embarcando  con  su  distinguida  familia 
•en  el  vapor  Mindoro  con  rumbo  á  Singapoore,  á  fin  de 
tomar  en  este  puerto  la  mala  francesa  para  su  traslado 
Á  Europa. 

El  mismo  dfa  que  cesó  en  el  gobierno  de  las  Islas, 
dirigió  á  los  habitantes  de  Filipinas  y  al  ejército  y  ar- 
mada afectuosas  alocuciones  de  despedida  (O,  yendo  á 
l)ordo  á  tributarle  el  homenaje  de  su  respeto,  nutrida 

(i)  cHabiUntes  de  las  Islas  Fiiipmas:  El  día  en  que  tuve  la  honra 
>de  encargarme  del  Gobierno  de  estas  Islas,  os  prometí  dedicar  todos 
mis  esfuerzos  á  vuestro  bienestar  y  prosperidad.  Al  separarme  hoy  de 
-vosotros,  llevo  la  satisfacción  de  no  haber  desmayado  un  instante  en 
«li  propósito. 

Si  no  he  realiíado  todo  el  bien  que  merecéis,  no  culpéis  á  mi  deseo; 
si  los  resultados  han  correspondido  en  algo  á  mi  voluntad,  debido  será 
al  patriotismo,  á  la  lealtad  y  al  interés  con  que  habéb  secundado  mis 
4ispiradones. 

A  las  autoridades,  á  las  corporaciones,  á  los  funcionarios  públicos,  i 
todos  manifiesto  mi  gratitud  y  en  todos  espero  que  mi  digno  sucesor 
*faa  de  hallar  el  mismo  apoyo  y  la  misma  adhesión  de  que  tan  relevan- 
es  pruebas  han  dado. 

Al  regresar  al  seno  de  la  madre  «patria,  llevo  de  vosotros  un  recaer- 
•do  en  el  alma  que  no  se  borrará  jamás,  y  cualquiera  que  sea  la  suerte 
que  la  providencia  me  depare,  la  dicha  y  prosperidad  de  Filipinas  será 
-siempre  el  pensamiento  constante  de— R.  de  Izquierdo». 

cAI  ejército  y  armada:  Al  separarme  de  vosotros,  marcho  satisfe- 
•cho;  vuestra  brillante  disciplina  garantiza  la  integridad  de  la  patria. 

£1  ejército  recientemente  probó  su  bravura  en  la  bla  de  Lusón,  y 
4a  armada  en  Joló  y  Parang;  continuad  asi,  y  que  mi  digno  sucesor,  si 
«necesita  hacer  uso  de  la  fuerza,  la  halle  tan  valiente,  tan  sufrida  y  su- 
•bordinada  como  la  encontró  vuestro  Capitán  general  Gobernador  supe- 
rior,—Izquierdos. «^^(^««Ai  di  MmiU  del  8  de  Enero  de  i873.) 


6l8  JOS¿  MONTBRO   Y  VIDAL 

representación  de  todas  las  clases  y  corporaciones. 
}>rensa  local  consagró  len  ese  día  y  «n  el  siguiente  lauda- 
torias frases  para  el  ex-Gobemador  del  Archipiélago  (i)^ 


(l)     fUu  profundo  sentimiento  embarga  nuestro  ánimo  al  dirigirnos^ 
en  despedida  á  la  dignisima  autoridad  que  cesa  hoy  en  el  mando  supe- 
rior de  estas  Islas  para  regresar  á  la  madre  patria. 

£]  Excmo.  Sr.  D.  Rafael  de  Izquierdo,  que  desde  el  4  de  Abril  de- 
1871  ha  permanecido   entre  nosotros  como  Gobernador  superior  civi^ 
y  Capitán  general  del  A  rchipiélago,  tiene  ya  escrita  su  brillante  hojik 
de  hechos  entre  los  nobles  patricios  que  honran  á  la  pairia  como  mo- 
delo de  hidalguía,  de  valor   y  de  recta  imparcialidad;  nuestra  lisonja^ 
pues,  no  cabe  ante  los  ele  vados  juicios  de  la  opinión,  y  nuestro  insig- 
nificante criterio,  por  otra    parte  más  apto  para  conocer  en  intereses^ 
materiales  que  para  preju  zgar  elevados  asuntos,  no  podría,  aunque  lo^ 
intentara,  traspalar  los  limites  que  nuestra  modesta  condición  nos  im- 
pone. 

Esto  no  obstante,  debemos  corroborar  aquí  lo  que  en  distintas  oca-- 
siones  hemos  repetido  acerca  del  vigoroso  impulso  de  reformas  y  ade* 
antos  con  que  se  ha  seftalado  el  mando  del  general  Izquierdo  á  fuerza 
de  desvelos,  laboriosidad  incansable,  inteligencia,  acierto,  y,  sobre  todo^ 
sin  perder  de  vista  ni  un  momento  la  elevadfsima  misión  de  represen-- 
tante  de  un  gran  pue  blo  que  debe  ser  aquí  más  que  en  ninguna  parte^ 
revestido  del  prestigio  á  que  le  da  derecho  su  historia  de  veinte  si- 
glos, etc.»— /"jS/  Comereiú  del  8  de  Enero  de  1873.) 

«La  actitud  decidida  del  sefior  genenalicquierdo  para  impnlsar  la  ad- 
ministración del  país,  por  nadie  ha  sido  desconocida.  Fuerte  en  sus  in* 
tenciones,  no  eran  responsabilidades  reglamentarias  lo  que  le  conté* 
nia,  sino,  en  algunos  casos,  la  incertidumbre  del  éxito  y  el  estado  poco- 
lisonjero  de.  las  cajas  públicas. 

Aun  así,  y  en  circunstancias  poco  favorables  para  salir  de  una  mar-^ 
cha  ordinaria  y  para  vencer  obstáculos  de  fonna  mucho  más  fuertes  de 
lo  que  se  cree,  no  se  hará  más  que  justicia  á  su  memoria  reconociend(^ 
que,  sin  su  decisión,  continuarían -en  estado  de  proyecto  las  Ifaieas  de 
vapores  interiores;  que  imprimió  actividad  al  ramo  de  Obras  públicas», 
poniendo  algunas  proyectadas  en  vías  de  próxima  realización;  que 
comprendiendo  los, servicios  que  llegará  á  prestar  al  intepés  púbUco  y 
al  interés  priva  do  el  uso  del  telégrafo,  especialmente  en  líneas  coste- 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  619 

Hombre  de  acción,  de  grande  iniciativa,  de  extraor^ 
din  aria  actividad,  severo  y  enéi^ico,  seguramente  hu* 
biera  sido  mucho  más  fecundo  el  periodo  de  su  mando 
en  medidas  útiles,  á  no  distraer  su  atención  en  gran 
parte  las  cuestiones  de  orden  público,  que,  aunque  lo- 
gró dominar  con  su  inquebrantable  fuerza  de  voluntad^ 
le  ocuparon  un  tiempo  que,  en  otras  circunstancias,. 
hubiera  consagrado  por  completo  á  la  administración 
del  país. 

A  pesar  de  esto,  y  merced  á  la  decisión  y  firmeza  de 
su  carácter,  que  logró  sobreponerse  á  todo  género  de 
obstáculos,  los  intereses  materiales  del  país  recibieron 
poderoso  impulso  durante  su  mando,  realizándose  el  es- 
tablecimiento de  vapores  correos  á  las  islas  del  Sur  del 
Archipiélago,  asi  como  á  Singapoore;  medidas  altamen-» 
te  favorables  al  desarrollo  del  comercio  y  á  la  seguri- 
dad en  aquellos  mares,  cesando  la  marina  de  guerra  en 
el  penoso  servicio  de  conducción  del  correo  de  Europa 
desde  los  puertos  de  China  á  Manila. 

No  menos  importantes  fueron  la  inauguración  de  la 

ras,  dio  su  «poyo  á  los  proyectos  que  se  están  realiundo,  y  los  cua- 
les, sin  aquél^  Unpoco  saldiian  de  su  anterior  estado  de  estudios  de 
bcfete;  que  á  sus  apremiantes  indicaciones  se  deberá  en  breve  la  con- 
clusión del  magnifico  puente  sobre  el  Pásig;  que  en  trabajos  orgánicos 
militares  y  otros  secundarios  del  mismo  ramo,  demostró  un  celo  ex- 
traordinario; que  supo  dar  la  debida  importancia  al  servicio  de  proteo-^ 
ción  y  seguridad  ptüblica,  siendo  resultado  de  sus  disposiciones  el  que 
ias  provincias  eentrales  de  Lusón  se  hallen  libres  del  repugnante  ban.- 
didaje;  que  baya  dedicado  atención,  siempre  agradecida  por  los  veci- 
nos de  Manila,  á  mejoras  locales,  estimulando  á  la  vei  todo  lo  que  po- 
día ser,  en  algún  modo  y  decorosamente,  agradable  y  cómodo  al  vecin- 
dario; en  fin,  que  se  contaba  con  su  protección  para  lo  que  tendiese  al 
fomento  de  los  intereses  morales  y  materiales  del  paisa.*— /'Z>Mril9  it 
del  9  de  Knero  de  1873-) 


620  JOSÉ  MONT£RO   Y  VIDAL 

linea  electro-semafórica  de  Manila  á  Punta  Restinga; 
la  construcción  de  las  líneas  telegráficas  á  Bulacán, 
Pampanga^  Pangasinán,  Nueva  Écija,  Zambales, 
Unión,  ambos  llocos,  Batangas,  Laguna  y  Tayabas» 
cuya  apertura  se  verificó  á  poco;  la  ampliación  del 
plan  general  de  la  red  telegráfica  en  estudio,  y  creación 
de  una  Escuela  de  telegrafistas  para  el  servicio  de  di- 
chas líneas;  el  establecimiento  de  faros  ó  luces  de  puer- 
to en  los  puntos  más  importantes;  la  construcción  ó  re- 
paraciones de  carreteras,  como  las  de  Pollok  á  Misamis 
«n  Mindanao;  las  de  Agayayos  en  llocos  Sur;  de  Bay 
á  Mauban  en  Tayabas;  de  Caridad  á  Noveleta  en  Cavi- 
te  y  de  este  punto  á  Indan,  y  otras  en  Iloilo,  llocos. 
Abra,  Isabela  de  Luzón  y  Albay;  la  construcción  de 
los  puentes  de  Meisic,  Parañaque,  Mariquina  y  Tutu  - 
ban,  en  la  provincia  de  Manila;  los  de  Salinas  y  Naic» 
en  la  de  Cavite;  los  de  Malungas  y  Bigáa,  en  la  de  Bu- 
lacán;  el  de  Dauis,  en  la  de  Bohol;  los  de  Molo,  Man- 
durriao  y  Jaro,  en  la  de  Iloilo;  los  de  Lupit  y  Masin- 
gay,  en  la  de  Isla  de  Negros;  el  de  Maasin,  en  la  de  Ta- 
yabas; los  de  Pangil  y  Santa  Cruz,  en  la  de  La  Laguna, 
y  el  de  Guagua,  en  la  de  la  Pampanga,  adelantando 
mucho  las  obras  del  hoy  llamado  de  España  y  del  de  la 
isla  de  la  Convalecencia,  ambos  sobre  el  Pásig;  la  cons- 
tmcción  de  casas  cuarteles  para  la  Guardia  civil,  casas 
Tribunales,  casas  Reales  ó  gobiernos,  mercados^  cár- 
celes públicas  y  escuelas  en  diferentes  localidades,  utí* 
lizando,  como  principal  factor  para  todos  estos  traba- 
jos, la  prestación  personal  en  forma  que  apenas  hubo 
gasto  para  los  fondos  del  Tesoro. 

Son  también  dignas  de  notar  las  mejoras  en  la  po- 
blación, á  cuyo  ornato  contribuyó  con  diversas  obras^ 
desapareciendo  para  siempre  el  inmundo  é  insalubre 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  62  X 

mercado  del  Parían;  las  obras  en  curso  de  la  reedifica» 
ci6n  de  la  catedral  y  otros  edificios  públicos^  y  multitud 
de  proyectos  para  otras  construcciones  y  servicios  de 
notoria  utilidad,  que  demuestran  el  esmero  con  que 
atendió  al  progreso  material  del  Archipiélago. 

La  instrucción  primaria  mereció  también  del  gene- 
ral Izquierdo  atención  preferente,  en  cuyo  empeño  le 
prestó  su  eficaz  concurso  el  secretario  del  Gobierno  su- 
perior, D.  José  Patricio  Clemente,  continuando  éste  la 
campaña  iniciada  en  la  época  de  la  Torre  en  pro  de  la 
enseñanza,  y  en  el  ramo  de  policía  municipal  reiteró  el 
Gobernador  de  las  Islas  los  bandos  anteriormente  dic- 
tados, dando  disposiciones  sobre  diversos  servicios^ 
como  el  de  incendios,  mataderos,  carruajes,  servidum- 
bre doméstica,  etc.,  etc. 

La  generalidad  de  sus  antecesores  habían  dejada 
amigos  ó  indiferentes:  Izquierdo  dejó  admiradores  de 
sus  dotes  de  mando,  y  enemigos  declarados  por  sus 
medidas  políticas.  Entre  los  primeros  figuraban  la  má- 
yoria  de  los  peninsulares  y  sus  compañeros  en  la  noble 
profesión  de  las  armas;  entre  los  segundos,  casi  toda 
el  elemento  insular. 

Tacháronle  algunos  de  arbitrario,  y  no  negaremos 
que  dejara  de  serlo  en  absoluto:  raro  es  el  que  no  co- 
mete allí  alguna  arbitrariedad,  sin  tener  en  su  abona 
lo  excepcional  de  las  circunstancias,  como  respecto  de 
Izquierdo  acontece.  En  conjunto,  y  poniendo  la  vista 
en  altos  intereses  y  no  en  mezquinas  pasiones  ni  en 
menudencias,  fué  un  gobernante  que  supo  sacar  ilesos 
los  respetos  debidos  á  la  patria,  y  que  logró  para  el 
país  ventajas  y  prosperidades  positivas,  que  mayores 
hubieran  sido  de  no  ocurrir  la  criminal  rebelión  de  Ca* 
vite. 


622  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

Reseñadas  detalladamente  en  mí  obra  Historia  de  la 
piratería  malayo -mahometana  en  Mindaíiao,  Jólo  y  Bor- 
neo (Madrid,  1888)  la  campaña  de  1876,  que  dio  por 
resultado  la  ocupación  de  Joló;  las  negociaciones  diplo- 
máticas seguidas  con  Inglaterra  y  Alemania,  á  que 
puso  término  el  Protocolo  de  1877,  por  el  que  Espa- 
ña, menoscabando  su  soberanía  sobre  aquel  Sultanato, 
hizo  en  favor  de  dichas  Potencias  concesiones  exagera- 
das; el  Tratado  de  1878  entre  el  Sultán  y  Moñones,  por 
«1  que  se  reintegró  á  España  en  sus  derecho^  y  reivin- 
dicó su  soberanía  sobre  Joló;  las  protestas  de  Inglate- 
rra y  Alemania  y  las  negociaciones  que  con  tal  motivo 
se  siguieron;  la  concesión  por  parte  de  Inglaterra  de 
una  Real  cédula  de  reconocimiento  en  favor  de  la  Com- 
pañía del  Norte  de  Borneo;  las  protestas  del  Gobierno 
de  España  y  negociaciones  subsiguientes,  terminadas 
mediante  el  Protocolo  de  i885,  por  el  que  España  re- 
nunció definitivamente  sus  derechos  sobre  Borneo  á 
cambio  del  reconocimiento  de  su  soberanía  sobre  Joló, 
y  cuanto  con  relación  á  Mindanao  y  Joló  ocurrió  du- 
rante el  mando  de  los  generales  Jovellar  y  Terrero,  in- 
cluso las  brillantes  victorias  de  Arólas  sobre  los  rebel- 
des joloanos:  descrita  en  otra  obra  mía  (O  la  intento- 
na de  Alemania  de  apoderarse  de  las  islas  Carolinas  y 
las  negociaciones  que  se  siguieron  con  aquella  Poten- 
cia para  que  reconociese  nuestro  derecho,  lográndose 
al  cabo  mediante  el  arbitraje  del  ilustre  León  XIII;  re- 
cientes los  gobiernos  de  Weyler  y  Despujol,  y  no  ter- 
minado el  de  Blanco,  paréceme  innecesario,  por  ahora, 
prolongar  esta  Historia,  sin  que  por  ello  renuncie  á 


( 1 )     El  Archipiélago  filipino  y  las  islas  Mariamas,  Carolimas  y  A- 
iaos:  Madrid,  1886. 


HISTORIA   D£    FILIPINAS  623 

continuarla  más  adelante,  si  Dios  me  concede  vida. 

La  misión  del  historiador  es  en  ocasiones  harto  ingra- 
ta, teniendo  que  referir  hechos  que  hubiese  sido  preferí- 
ble  que  no  se  realizasen  para  no  verse  obUgado  á  con- 
denarlos, y  que  censurar  personas  ó  Corporaciones  para 
ias  que  su  mayor  gusto  sería  encontrar  únicamente  mo- 
tivos de  alabanza. 

Fácil  es  halagar  á  los  poderosos  y  granjearse  su  pro- 
tección, omitiendo  todo  aquello  que  pueda  serles  mo- 
lesto ó  perjudicial;  pero  entonces  habría  que  falsear  la 
historia,  y  para  ello  vale  más  no  escribirla. 

Yo  he  procurado  ajustarme  á  la  imparcialidad  más 
nevera;  y  prescindiendo  de  todo  linaje  de  conveniencias 
personales,  he  aplaudido  lo  que  en  mi  concepto  es  dig- 
no de  aplauso,  y  he  censurado  lo  que,  según  mi  crite- 
rio, es  merecedor  de  censura.  Puede  que  mis  juicios 
sean  erróneos;  mas  protesto  con  todas  las  veras  de  mí 
alma  de  la  rectitud  de  mis  intenciones  y  de  que  ningún 
móvil  bastardo  ha  guiado  mi  pluma.  Siempre  he  ren- 
dido culto  á  la  verdad,  y  á  ella  me  he  concretado,  aun 
á  costa  de  la  satisfacción  de  dar  gusto  á  todos,  que  la 
verdad  más  suele  ser  amarga  qub  agradable.  El  histo- 
riador debe  ser  verídico,  justo  y  desapasionado.  Yo 
creo  haberlo  sido:  el  lector  lo  juzgará;  y  si  así  no  resul* 
tare,  acháquese  á  defecto  de  mi  inteligencia  por  no  ha- 
ber sabido  apreciar  los  hechos  históricos,  nunca  al  pre- 
concebido propósito  de  criticar  ó  de  aplaudir  por  capri- 
cho 6  por  malicia* 


APÉNDICES. 


I. 


CONVENIO  DBL  SULTÁN  DB   JOLÓ  CON  LOS    OFICIALES  DE  LA 
CORBETA  FRANCESA    «LA   FAVORITA». 

(Véase  este  documento  en  la  Historia  de  la  piraUria  ma- 
Uyo-midumíéiana  en  Mindanao^  yola  y  Borneo:  Madrid,  i888,) 


II. 


CONVENCIÓN  ENTRE  EL   SULTÁN    DE    JOLÓ    Y  If.   LA-GRENá» 
PLENIPOTENCIARIO  DEL  REY  DE  LOS  FRANCESES. 

(Véase  este  documento  en  la  Historia  de  la  piratería  wm- 
iayo^mahometana  en  MindanaOf  Jola  y  Borneo.) 


IIL 


CONVENIO  ENTRE  EL  SULTÁN  DE  JOLÓ  Y  MM.  COPEY  Y  BROOKE» 
BN  NOMBRE  DE  LA  REINA  DB  LA  GRAN  BRETAÑA» 

(Véase  este  documento  en  la  Historia  de  la  piratería  wa- 
Jayo^Mokometana  en  Mindanao,  Joló  y  Borneo.) 

TOMO  III  40 


626  JOSÉ    MONTERO    Y  VIDAL 


III  iÜ. 


tSuperior  GohUrnoy  Capitanía  general  de  Filipinas. — Sec- 
ción de  Gobierno, — Cuaado  coa  arreglo  á  las  instrucciones 
del  Gobierno  de  §.  M.,  después^  de  castigar  los  sámales 
que  se  han  atrevido  á  enviar  sus  pancos  al  pirateo  á  esas 
provincias,  me  dirigía  á  Joló  con  lá  intención  de  concluir  un 
Tratado  deñnitivo  que,  á  par  de  asegurar  nuestras  relacio- 
nes, robusteciese  la  fuerza  moral  de  que  carece  aquel  Sul- 
tán para  con  sus  subditos,  no  sólo  no  me  ha  sido  posible 
entrar  en  conferencias,  sino  que  después  de  ser  insultados 
y  estar  en  riesgo  de  perecer  las  personas  que  envié  comisio- 
nadas á  tierra,  habiendo  emigrado  al  interior  las  mujeres  y- 
niños  con  lo  mejor  de  sus  bienes,  y  reunídose  en  la  resi- 
dencia del  Sultán  de  7  á  8.000  hombres  de  armas  proceden- 
tes de  la  isla  y  de  algunas  inmediatas,  fui  cañoneado  coa 
tanta  osadía  como  vileza  el  i.^  de  Enero  al  dar  la  vela  para 
Zamboanga. 

»£1  honor  del  pabellón  español,  aun  cuando  fuera  á  costa 
del  mayor  sacriñcio,  reclama  castigar  tamaño  ultraje  de  tal 
horda  de  piratas;  pero  á  este  deber  nacional  se  une  el  que 
si  no  se  escarmienta  de  una  manera  ejemplar  á  semejantes 
bandidos;  si  no  se  les  quitan  con.  mano  activa  los  recursos 
que  han  ido  adquiriendo,  ni  se  sujetarán,  cual  es  indispen- 
sable al  orden  que  conviene  imponer,  ni  podría  evitarse 
que,  cual  nube  de  langostas,  caigan  á  tal  ó  cual  parte  de 
Visa3^as  y  siembren  la  desolación  en  la  provincia  que  tal 
acontezca. 

•Habiendo  resuelto,  en  tal  virtud,  reunir  elementos  coa 
qué  ejecutarlo,  enviando  á  Majiila  así  órdenes  como  invita- 
ciones, para  que,  haciendo  todo  esfuerzo,  se  reúnan  aquí  lo 
más  breve  posible  lo  necesario;  y  como  así  por  la  utilidad 
que  les  ha  de  reportar,  evitando  mayores  gastos^  vejadonesr 


HISTORIA  DE   FILIPINAS  627 

é  incomodidades,  como  porque  estoy  penetradísimo  del 
espíritu  que  anima  así  á  los  habitantes  como  á  los  funcio- 
narios de  esa  provincia,  cuento  igualmente  con  que,  con  el 
celo  que  á  V.  S.  distingue,  procederá  V.  S.  á  escoger  los 
veinte  barangayanes  que  estén  en  mejor  estado,  para  que, 
tripulados  con  su  gente  y  15  hombres  más  de  desembarco 
cada  uno,  venga  á  Zamboanga  en  refuerzo  de  la  expedición; 
-en  el  concepto  de  que  deberá  escoger  la  gente  más  á  propó- 
sito, invitando  V.  S.  el  patriotismo  de  los  principales  y  el 
celo  de  los  párrocos,  que  para  no  imposibilitar  las  embar- 
caciones, deberá  V.  S.  ñetar  algún  buque  de  ese  comercio 
capaz  de  transportar  el  arroz  y  ración  de  la  gente  que  se 
emplee;  calculando  con  toda  precaución  que  pueda  en  ida 
y  vuelta  emplearse  cuarenta  días,  y  que  para  hacer  menos 
gravoso  á  los  pueblos  este  sacrificio,  cubra  estos  gastos  con 
el  sobrante  de  propios  y  arbitrios  que  haya  en  la  provin- 
cia, llevando  la  correspondiente  cuenta  justificada. 

•Es  de  esperar  que  estén  reunidas  las  fuerzas  en  Zam- 
boanga para  el  10  de  Febrero,  en  cuyo  concepto  deberá 
V.  S.  obrar  para  que  oportunamente  concurran  en  la  pro- 
pia fecha  las  de  esa  á  prestar  un  servicio  que  por  su  im- 
portancia tomará  el  Gobierno  siempre  en  cuenta,  quedando 
persuadido  de  que  V.  S.  por  su  parte,  y  cuantos  tengan  que 
intervenir  en  este  apresto,  desplegarán  todo  el  celo  que 'se 
requiere  y  tienen  acreditado,  empleando,  hasta  donde  es 
posible,  la  prudente  reserva  que  se  requiere. — Dios  guarde 
á  V.  S.  muchos  años.  A  bordo  del  vapor  Reina  de  Castilla^ 
en  el  río  de  Mindanao,  10  de  Enero  de  1851. — Antonio  de 
Urbiztondo.  —  Señor  Alcalde  mayor  de  la  provincia  de 
Ceba». 


i 


638  JOS¿  MONTBRO  Y  VIDAL 


IV. 


TRATADO  DE  J  OLÓ  DE  1 85 1  CON  BL  GOBIERNO  ESPAÑOL. 

«  Acta  solemne  de  incorporación  y  adhesión  á  la  sobera- 
nía de  S.  M.  C.  Doña  Isabel  II,  Reina  constitucional  délas- 
Españas,  y  de  sumisión  al  Gobierno  Supremo  de  la  nación» 
que  hacen  el  muy  excelente  Sultán  de  Joló  Mahamad  Pu- 
lalón  y  los  dattos   Muhamad  Bullo,  Mulok,  Daniel  Amil- 
Bahal,  Branda-Jala,  Muloz  Cajal,  Amil  Baral,  Tarman- 
gón,  Yo-Han,  Sana- Ya- Han,  Naip,  Mamancha,  con  el  Se- 
rif  Mahamad  Binsarfn,  á  nombre  y  representación  de  toda 
la  isla  de  Joló;  el  señor  coronel  graduado  D.  José  María 
de  Caries  y  O-Doyle,  gobernador  militar  y  político  de  la 
provincia  de  Zamboanga,  islas  de  Basilan,  Pilas,  Tonquil 
y  adyacentes,  como  plenipotenciario  y  especialmente  au« 
torízado  por  el  Excmo,  Sr.  D.  Antonio  de  Urbiztondo, 
Marqués  de  la  Solana,  Gobernador  Capitán  General  dé- 
las Islas  Filipinas. 

» Artículo  i.^  El  muy  excelente  Sultán  de  Joló  Maha- 
mad Pulalón,  por  sí,  sus  herederos  y  descendientes  los- 
dattos  Muhamad  Bullo,  Mulok,  Daniel  Amil-Bahál,  Bran- 
da-Jala, Muloz*Cajal,  Amil  Baral,  Tarmangón,.  Yo'-Han, 
Sana-Ya-Han,  Naip,  Mamancha  y  el  Serif  Mahamad 
Binsarín,  de  espontánea  y  libre  voluntad  declaran:  que  á 
fin  de  reparar  el  ultraje  hecho  á  la  nación  española  el  día 
I.*  de  Enero  del  presente  año,  desean  y  suplican  sea  la 
isla  de  Joló  con  todas  sus  dependencias  incorporada  á  la 
Corona  de  España,  que  de  algunos  siglos  á  esta  parte  era 
ya  su  única  señora  protectora,  haciendo  de  nuevo  en  este 
día  acta  solemne  de  adhesión  y  sumisión,  reconociendo- 
á  S.  M«  C.  Doña  Isabel  II,  Reina  constitucional  de  las  Es- 
X^mas»  y  á  los  que  sucedería  puedan  en  esta  suprema  dig- 


HISTORIA  DB  FILIPINAS  629 

nidad,  por  sus  soberanos  señores  y  protectores,  s^áa  de 
derecho  les  corresponde,  tanto  por  los  tratados  celebrados 
en  épocas  remotas,  por  el  de  1836  y  adiciones  hechas  por 
el  actual  Gobernador  de  Zamboanga  en  Agosto  último, 
como  también  muy  particularmente  por  la  reciente  con- 
quista de  Joló,  verificada  el  28  dé  Febrero  del  presente 
año  por  el  Excmo.  Sr.  D.  Antonio  de  Urbiztondo,  Mar- 
qués de  la  Solana, '  Gobernador  Capitán  General  de  las 
Islas  Filipinas. 

>Art.  2.^  £1  Sultán  y  dattos  prometen  solemnemente 
mantener  íntegro  el  territorio  de  Joló  y  sus  dependencias 
<oiao  una  parte  del  Archipiélago  perteneciente  al  Grobier- 
no  español. 

» Art.  3.^  Incorporada  la  isla  de  Joló  con  todas  sus  dé- 
pendencias  á  la  Corona  de  España,  y  formando  sus  habi- 
tantes una  parte  de  la  gran  familia  española  que  puebla  el 
vasto  Archipiélago  filipino,  no  podrán  el  Sultán  y  dattos  ha- 
<:er  ni  firmar  tratados,  convenios  comerciales,  ni  alianza  de 
ninguna  especie,  con  Potencias  europeas,  compañías  ó  per- 
sonas, corporaciones.  Sultanes  y  jefes  malayos,  so  pena  de 
nulidad;  declaran  nulo  y  sin  fuerza  todo  Tratado  celebrado 
con  otra  Potencia,  si  éste  perjudica  á  los  antiguos  é  indis- 
pensables derechos  que  la  España  tiene  á  todo  el  archipié  - 
lago  de  Joló,  como  parte  del  de  Filipinas,  y  ratifican,  re- 
nuevan y  dejan  en  toda  su  fuerza  y  valor  los  documentos 
redactados  anteriormente  que  contengan  alguna  cláusula 
favorable  al  Gobierno  español  desde  el  tiempo  más  remoto. 

i  Art.  4.°  Renuevan  la  solemne  promesa  de  no  ejercer 
ni  permitir  que  nadie  ejerza  la  piratería  en  los  dominios 
de  Joló;  de  perseguir  á  los  que  se  dediquen  á  este  in&me 
tráfico,  declarando  enemigos  á  los  de  todas  aquellas  islas 
que  fueren  de  la  España,  y  aliados  á  todos  sus  amigos. 

•Art.  5.^    Desde  este  día  arbolará  Joló  la  bandera  na- 
<:ional  española  en  sus  pueblos  y  embarcaciones,  y  el  Sul- 
tán y  demás  autoridades  constituidas  usarán  la  de  guerra 
española,  bajo  los  mismos  principios  que  se  hacea  en  loa 


630  José  MONTERO  Y  VIDAL 

demás  dominios  espsfñoles,  sin  poder  hacer  uso  de  otra  al- 
gUQ.a,  ni  en  mar  ni  en  tierra. 

»Art«  6.^  Declarada  la  isla  de  J0I6  y  sus  dependencias 
parte  integrante  del  Archipiélago  filipino  que  pertenece  1 
la  España,  se  reconoce  franco  el  tráfico  en  bandera  espa- 
ñola en  todos  los  puertos  dependientes  de  la  Sultanía,  sin 
traba  de  ninguna  especie,  como  se  hace  en  los  puertos  de 
la  nación. 

lArt.  7.^  Reconocida  por  el  Sultán  y  dattos  de  Joló  la 
soberanía  de  la  España  sobre  su  territorio,  soberanía  ro- 
bustecida ahora,  no  sólo  por  el  derecho  de  conquista,  sina 
por  la  clemencia  del  vencedor,  no  podrá  levantarse  fortifi- 
cación de  ninguna  especie  en  el  de  su  mando  sin  un  per- 
miso expreso  del  Excmo.  Sr.  Gobernador  Capitán  General 
de  estas  Islas;  deberá  prohibir  también  la  compra  y  uso  de 
armas  de  fuego  de  toda  especie  sin  una  licencia  de  la  mis- 
ma superior  autoridad,  pues  serán  reputadas  como  enemi- 
gas las  embarcaciones  donde  se  encuentren  armas  de  otra 
especie  que  las  blancas  que  se  usan  en  el  país  de  tiempa 
inmemorial. 

»Art.  8.®  Queriendo  el  Gobierno  español  dar  una  prue- 
ba inequívoca  de  la  protección  que  concede  á  los  joloanos,. 
se  expedirán  al  Sultán  y  dattos  los  competentes  Reales  títu- 
los que  acrediten  su  autoridad  y  categoría. 

»Art.  9.^  El  Gobierno  español  garantiza  con  toda  so- 
lemnidad al  Sultán  y  *demás  habitantes  de  Joló  el  uso  y 
práctica  de  la  religión  que  profesan,  á  la  que  no  se  pondrá, 
la  menor  traba,  respetando  igualmente  sus  costumbres. 

»Art.  10.  Garantiza  también  el  Gobierno  español  el  de* 
recho  de  sucesión  al  actual  Sultán  y  su  descendencia,  en  el 
orden  establecido  é  ínteriq  no  falten  á  estos  convenios,, 
otorgando  igual  garantía  en  sus  dignidades  y  categoría  1 
las  clases  privilegiadas,  á  quienes  se  conservarán  todos  sus 
derechos. 

1  Art.  II. '  Los  buques  y  efectos  joloanos  gozarán  en  los 
puertos  españoles,  sin  diferencia  alguna,  de  los  mismos 


HISTORIA   DB   FILIPINAS  63I 

privilegios  y  ventajas  que  disfrutan  los  naturales  de  Fili- 
pinas* 

1  Art.  12.  Excepto  para  los  buques  españoles,  se  conser- 
varán los  derechos  con  que  ahora  sostienen  el  Sultán  y 
dattos  el  rango  de  su  clase^  á  fin  de  que  sea  siempre  con 
el  lustre  y  decoro  que  deben  sustentarlo:  á  este  objeto,  los 
satis£arán  todos  los  que  lleguen  á  sus  puertos,  establecién- 
dose después  otros  medios  con  que  realcen  su  dignidad  y 
aumenten  su  prestigio. 

>  Art.  13.  A  ñn  de  asegurar  y  robustecer  más  y  más  la 
autoridad  del  Sultán,  como  también  para  promover  el  con- 
tinuo tráfico  que  debe  producir  la  riqueza  de  Joló,  luego 
que  el  Gobierno  lo  disponga  y  armonice  con  el  art.  3.^  del 
Tratado  de  1836,  se  formará  una  factoría  guarnecida  con 
fuerzas  españolas,  para  cuyo  establecimento  deberán  faci- 
litar el  Sultán  y  dattos  cuantos  auxilios  estén  á  su  alcance, 
como  también  los  naturales,  á  quienes  se  satisfará  su  tra- 
bajo y  los  materiales  que  acopien  al  justo  precio  que  ten- 
gan en  el  país. 

» Art.  24.  Siendo  el  sitio  más  á  propósito  para  la  facto- 
ría el  llamado  Cotta  de  Daniel,  inmediata  á  la  rada,  se  es- 
tablecerá en  dicho  punto;  pero  cuidando  de  no  ocupar  en 
manera  alguna  el  cementerio  que  tienen  allí  los  naturales, 
que  deberá  respetarse  religiosamente,  prohibiendo  se  le- 
vante edificie. alguno,  á  fin  de  evitar  el  perjuicio  que  se  se- 
guiría después  á  los  que  allí  edificasen. 

»Art.  15.  £1  Sultán  de  Joló  podrá  expedir  pasaporte  á 
todos  los  individuos  de  sus  dominios  que  lo  soliciten,  seña- 
lando los  derechos  que  deÍDen  satisfacer  al  expedírselos; 
también  queda  autorizado  á  refrendar  ó  poner  su  sello  á  los 
pasaportes  de  los  españoles  que  visiten  su  residencia. 

1  Art.  16.  Tomando  en  consideración  lo  expuesto  por  el 
Sultán  de  Joló  y  convencidos  de  cuan  ciertos  son  los  per- 
juicios que  le  ha  ocasionado  )a  guerra  de  sus  fuertes  y  Pa- 
lacio, el  Gobierno  español  le  otorga  un  sueldo  anual  de 
1.500  pesos»  para  que  pueda»  en  cierto  modo»  indemnizar- 


632  José  MONTERO  Y   VIDAL 

se  de  las  pérdidas  sufridas,  y  le  sirva  al  propio  tiempo  á. 
sostener  con  el  lustre  que  corresponde  al  decoro  debido  á, 
su  persona  y  dignidad.  Las  mismas  consideraciones  impe— 
len  al  Gobierno  español  á  conceder  á  los  dattos  Mahamad 
Bullo,  Mulok  y  Daniel  Amil  Bahal  600  pesos  anuales  á  ca- 
da uno,  y  360  pesos  al  Serif  Mahamad  Binsarín,  por  sus 
buenos  servicios  prestados  al  Gobierno  español. 

lArt.  17.  Los  artículos  que  contiene  esta  solemne  acta 
tendrán  desde  este  día  toda  su  fuerza  y  valor,  debiendo,  sía 
embargo,  quedar  sujeta  á  la  aprobación  del  Excmo.  Señor 
Gobernador  Capitán  General  de  estas  Islas  Filipinas. 

»Toda  duda  que  pueda  sobrevenir  sobre  el  texto  de  esta 
acta  será  zanjada,  ateniéndose  literalmente  al  español. 

•Firmado  en  Joló  á  los  diez  y  nueve  días  del  mes  de  Abril 
de  1851. — El  Sultán. — Datto  Mahamad  Bullo. — Datto 
Mulok. — Datto  Daniel  Amil-BahaK — Datto  Branda- Jala. 
—Datto  Muloz  Cajal.— Datto  Amil -Baral.— Datto  Tar- 
mangón. — Datto  Yo- Han. — ^Datto  Mamancha. — ^Serif  Ma- 
hamad Binsarín. — £1  Gobernador  militar  y  político  de  la 
provincia  de  Zamboanga,  etc. — ^José  María  de  Caries  y 
O-Doyle. 

>D.  Antonio  de  Urbiztondo  y  Eguía,  Marqués  de  la  So- 
lana, Caballero  gran  cruz  de  la  Real  Orden  americana  de 
Isabel  la  Católica,  de  la  de  San  Fernando  de  primera  y 
tercera  clase  y  de  la  de  San  Hermenegildo,  Teniente  Ge* 
neral  de  los  ejércitos  nacionales.  Gobernador  y  Capitán 
General  de  las  Islas  Filipinas,  Presidente  de  la  Real  Au- 
diencia, Juez  subdel^ado  de  la  renta  de  Correos,  Vicepa- 
trono  real  y  Director  general  de  las  tropas,  etc. — ^En  nom- 
bre de  S.  M.  la  Reina  de  España  Doña  Isabel  II  (q.  D.  g.), 
apruebo,  confirmo  y  ratifico  esta  capitulación. — ^Antonio 
de  Urbiztondo. 

•Gohi&mo  militar  y  político  de  la  provincia  de  Zamboanga. 
— Excmo.  Sr. — Tengo  el  honor  de  devolver  á  V.  E.,  ya 
firmada,  el  acta  solemne  de  sumisión  y  demás  condiciones 
estipuladas  con  el  Sultán  y  dattos  de  Joló  en  el  Tratado 


HISTORIA  DS  PIUPINAS  633 

celebrado  en  19  de  Abril  último.  V,  E.  verá»  ea  el  acta  que 
acompaño  en  otro  oficio  que  fué  entregado  á  los  dattos 
Amil  Baral,  Naip,  Assibi  y  Banoba,  el  ejemplar  que  V.  E. 
se  ha  dignado  firmar;  como  tamlnén  los  despachos  para  el 
Sultán  y  aquéllos  los  pasaportes  y  el  primer  trimestre  de 
sueldo»  que  espira  el  29  de  Julio  inclusive. — Todo  lo  que 
elevo  al  superior  conocimiento  de  V.  E«  en  cumplimieato 
^e  mi  deber. — ^Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años.  Rada  de 
Joló»  á  bordo  del  vapor  de  guerra  Magallanes,  16  de  Mayo 
-de  1851. —  Excmo.  Sr. — ^José  María  de  Caries. —  Excelen- 
tísimo Sr.  Grobernador  Capitán  General  de  las  Islas  Fili- 
pinas». 

Acta  de  haber  arbolado  la  bandera  española  en  los  muros 

destruidos  de  Joló. 

cEn  la  rada  de  Joló»  á  bordo  del  vapor  de  guerra  El  C/r- 
lío,  á  los  diez  y  nueve  días  del  mes  de  Abril  del  año  mil 
ochocientos  cincuenta  y  uno»  á  las  once  de  la  mañana»  se 
presentó  en  dicho  buque  el  ilustre  Serib  Mahamad  Binsa- 
rín  ante  el  señor  Coronel  graduado  D.  José  María  de  Caries 
y  O-Doyle»  gobernador  M.  y  P.  de  la  provincia  de  Zam«- 
boanga  é  islas  de  Basilan,  Pilas»  Tonquil  y  adyacentes»  á 
fin  de  recibir  de  manos  de  dicho  señor»  y  como  represen- 
tante del  Sultán  de  }oló  y  sus  dattos»  la  bandera  de  guerra 
española,  que  por  el  acta  solemne  de  incorporación  y  ad- 
hesión á  la  España  y  sumisión  al  Gobierno  Supremo  de  la 
nación»  firmada  en  este  día,  debe  arbolar  Joló  en  adelante 
como  su  única  bandera;  y  hallándose  la  tropa  de  ejército  y 
armada  formada  en  batalla,  presentadas  las  armas»  batien- 
do la  caja  marcha»  s^ún  la  ordenanza  previene,  tomó  el 
señor  gobernador  la  bandera  de  mano  del  oficial  que  la  lle- 
vaba» y  dirigiéndose  al  Serib  Mahamad  Binsarín  por  medio 
>del  intérprete»  en  voz  clara  é  inteligible»  á  fin  de  que  pudie- 
se ser  oído  en  todo  el  buque»  le  interrogó»  diciendo:  t  Vos» 


634  JOSá  MONTERO  Y  VIDAL 

Serib  Mahamad  Binsarín,  ¿recibís  á  nombre  de  vuestro  Sul- 
tán y  dattos  esta  bandera  de  guerra  española  que  os  entrego 
sin  mancha^  como  delegado  que  soy  del  Excmo.  Sr.  D.  An- 
tonio de  Urbiztondo,  Marqués  de  la  Solana,  Gobernador 
Capitán  General  de  las  Islas  Filipinas?  ¿Prometéis  arbolarla 
en  vuestro  suelo,  respetarla  y.  defenderla,  si  necesario  fuera,, 
como  signo  que  es  de  vuestra  espontánea  y  libre  unión  á  la 
gran  familia  española,  de  la  que  en  adelante  formáis  parte?»- 
Recibió  por  conducto  del  mismo  intérprete  una  respuesta 
afirmativa,  diciendo:  cSí  prometo»,  cuyas  palabras  acom- 
pañó con  im  expresivo  movimiento  de  cabeza.  cSi  así  lo 
hiciereis,  contestó  el  Gobernador,  que  el  Dios  de  los  cris- 
tianos os  proteja;  y  si  faltáis  á  vuestra  sagrada  promesa, 
el  cielo  os  lo  demande».  Y  poniendo  en  manos  del  Serib- 
Mahamad  Binsarín  la  bandera  de  guerra  española,  se  em- 
barcó éste  con  la  correspondiente  escolta  en  el  bote  del 
vapor  que  debía  conducirle  á  tierra.  A  la  salida  del  vapor ^ 
y  durante  el  paso  de  la  bandera,  frente  de  los  buques  se 
halló  la  tropa  sobre  las  armas,  presentándolas  y  batiendo 
marcha,  y  subidas  las  tripulaciones  de  éste  y  demás  bu- 
ques á  las  jarcias,  la  saludó  con  varios  vivas.  Inmediata- 
mente de  llegar  á  tierra,  y  aun  antes  de  volver  á  bordo  e\ 
bote  que  había  conducido  la  bandera,  se  vio  ondear  con 
gozo  indecible  el  noble  pabellón  de  Castilla  sobre  los  arrui- 
nados muros  de  Joló,  rodeado  de  un  considerable  número 
de  habitantes,  en  cuyo  momento  fué  saludado  por  la  arti- 
llería de  todos  los  buques.  En  memoria  de  este  fausto  su- 
ceso, tan  glorioso  y  satisfactorio  para  la  nación  espaiíolay. 
se  ha  levantado  esta  acta,  que  firman,  con  el  señor  gober- 
nador de  Zamboanga  y  Serib  Mahamad  Binsarín,  todos 
los  señores  jefes  y  oficiales  que  lo  presenciaron. — Fermín 
San  José. — Rafael  Carrillo.— Francisco  de  Paula  Madrazo» 
— ^Francisco  Calvo. — ^Juan  González.— Francisco  Ristori. 
— Eduardo  Gutiérrez  de  Cabiedes. — Antonio  de  Gorrítez» 
— Pedro  Martín. — ^Manuel  Andos  y  Amat. — ^Juan  de  Caa- 
beiro. — ^Vicente  Conado. — ajustó  Salafranca. — Cándido  Sa- 


HISTORIA    DB   FILIPINAS  635 

neiro.— Víctor  Pérez  Bustillo. — Francisco  Montilla. — Ma- 
nuel Ballori. — ^El  Serib  Mahamad  Binsarín,  como  delegado 
del  excelente  Sultán  y  dattos  de  Joló. — Sigue  la  ñrma  en 
árabe  del  Serib  Mahaitíad  Bínsarín, — £1  coronel  graduado 
gobernador  M.  y  P.  de  la  provincia  de  Zamboanga,  Basi- 
lan,  Pilas,  Tonquil,  etc.,  José  María  de  Caries  y  O-Doyle». 


V. 


DIPLOMAS, 

(Véase  este  documento  en  la  Historia  de  la  piraUría  ma- 
layo-mahometana en  Mindanao,  Joló  y  Borneo.) 


VI. 


PROPOSICIONES  DEL  R.  P.  CARLOS  CUARTERÓN  DIRIGIDAS  EL  ZO 
DE  OCTUBRE  DB  1858  AL  GOBIF.RNO  SUPERIOR  CIVIL  DE  FI* 
LIPINAS. 

(Véase  este  documento  en  la  Historia  de  la  piratería  ma^ 
layo-mahometana  en  Mindanao,  Joló  y  Borneo.) 

VII. 

REAL  ORDEN  DE  12  DB  SEPTIEMBRE  DE  1861,  COPIADA  DEL 
EXPEDIENTE  DE  •  REDENCIÓN  DE  CAUTIVOS  CRISTIANOS  DE 
FILIPINAS  (i)b. 

•  Secretaría  del  Gobierno  Superior  civil  de  las  Islas  Filipi^ 
nos. — Ministerio  de  la  Guerra  y  de  Ultramar. — Núm.  341  • 
— Excmo.  Sr.:  £1  señor  Ministro  de  la  Guerra  y  de  Ultra- 

(1)    Ai  chivo  del  expresado  Superior  Gobierno. 


636  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

mar  dice  con  esta  fecha  al  de  Estado  lo  que  sigue:  Dada 
cuenta  á  la  Reina  (q.  D.  g.)  de  la  comunicación  del  Go- 
bernador Capitán  General  de  Filipinsis  núm.  91,  de  18  de 
Abril  último,  á  la  que  acompaña  en  copia  el  expediente 
sobre  redención  de  cautivos  cristianos  en  Labuan,  se  ha 
servido  disponer  S.  M.  dirija  á  V.  £.,  como  de  su  Real  or- 
den lo  verifico,  los  mencionados  documentos,  á  fin  de  que 
en  ese  Ministerio  de  su  digno  cargo  puedan  surtir  los  elec- 
tos oportunos.  Y  como  quiera  que  del  examen  de  dicho  ex- 
pediente aparece,  en  primer  lugar,  el  hecho  de  haber  in- 
tentado los  ingleses  apoderarse  de  una  manera  subrepticia 
de  la  isla  de  Borneo,  no  obstante  de  haberse  justificado 
con  los  documentos  existentes  en  el  Archivo  de  Indias  de 
Sevilla  que  ha  sido  siempre  española,  sin  que  á  pesar  de 
esto  se  sepa  si  se  han  hecho  ó  no  contra  aquellas  preten- 
siones las  reclamaciones  oportunas,  ni  el  éxito  que  en  su 
caso  hayan  tenido,  es  la  voluntad  de  S.  M.  llame  la  aten- 
ción de  V.  E.  sobre  esta  circunstancia,  así  como  respecto 
de  otro  hecho  consignado  en  el  mismo  expediente  con  re- 
lación á  la  isla  de  Labuan,  de  la  que  también  quisieron 
apoderarse  los  ingleses  de  un  modo  indirecto,  comisionan- 
do al  efecto,  con  el  título  de  Agente  confidencial  del  Go* 
bierno  británico,  á  M.  Brooke,  sin  duda  el  mismo  que  des- 
pués aparece  poseyendo  la  colonia  de  Sarawak  en  la  isla 
de  Borneo,  no  á  título  de  delegado  del  Gobierno,  sino  co- 
mo simple  particular  y  en  virtud  de  tratados  con  los  Sul- 
tanes indígenas.  Semejante  derecho  sería  abusivo  siempre 
al  lado  de  los  derechos  reales  y  valederos  que  tiene  Espa- 
ña sobre  aquellos  países;  y  si  se  tiene  en  cuenta  que  tam- 
bién la  Inglaterra  puso  sus  miras  en  Joló  cuando  sus  pri- 
meros pasos  sobre  Borneo,  desistiendo  luego  completa- 
mente ante  el  protectorado  de  nuestro  pabellón  en  aquel 
territorio,  fácilmente  se  concibe  que  igual  resultado  nega- 
tivo deberán  tener  sus  pretensiones  de  ahora'  si,  coa  la 
misma  energía  que  entonces,  se  obra  por  parte  de  España 
en  Borneo  y  Labuan. — De  Real  orden,  etc.» 


HISTORIA  DB   FILIPINAS  •  637 


VIII. 

VISITA  A  LA  PARTB  NOROESTE  DE  BORNEO  Y  RECONOCI- 
MIENTO DB  LA  SOBERANÍA  ESPAÑOLA  POR  SUS  MANDARI- 
NES, EL  18  DB  AGOSTO  DE  l862. 

(Véase  este  documento  en  la  Historia  ds  la  piratería  nui' 
layo-mahometana  en  Mindanao,  Jolóy  Borneo,) 


IX. 


ACTA  DB  RECONOCIMIENTO  DE  LA  SOBERANÍA  DE  ESPAÑA,  POR 
LOS  MANDARINES  DE  SANOAKAN,  ANEXA  AL  PARTB  DEL  CO- 
MANDANTE DB  LA  CPILOMENAi. 

tSecreiaría  del  Gobierno ¡wKtieo y  miliiar de  Mindanaoé  islas 
adyacentes, — Nosotros  todos,  mandarines  de  los  pueblos  do 
Sandakan  en  la  isla  de  Borneo,  Digadong,  Satia  6  Imán» 
reconocemos  solemnemente  por  nuestra  Reina  y  Señora 
á  Doña  Isabel  II,  Reina  de  las  Españas,  á  cuya  poderosa 
monarquía  de  derecho  pertenecía  ya  este  terreno,  por  ser 
parte  integrante  del  Sultán  de  Joló,  que  ha  sido  incorpo- 
rado á  la  dicha  monarquía,  y  rogamos  á  nuestra  excelsa 
soberana  se  sirva  damos  la  protección  de  su  nombre  y  su 
gloriosa  bandera,  para  que  con  su  poder  seamos  respeta- 
dos, la  que  nos  comprometemos  á  defender  con  nuestras 
vidas,  con  lo  cual  podremos  tranquilamente  dedicamos  al 
rico  comercio  de  este  país,  para  cuya  exportación  le  supli- 
camos se  sirva  enviar  sus  buques,  que  nos  darán  su  pro- 
tección, y  las  ofrecemos  en  reciproca,  sincera  y  lealtad  la 
nuestra,  en  fe  de  lo  cual  lo  firmamos  ante  el  comandante 
de  la  goleta  de  S.  M.,  Sani^i  Filomena,  D.  Vicente  Carlos 
Roca. — Rada  de  Sandakan»  27  de  Julio  de  x86a. — ^Diga* 


638  JOSÉ   MONTERO   Y  VIDAL 

dong. — Satia. — Imán. — Nota.  El  escrito  que  antecede  es  la 
traducción  ñel  y  legalmente  del  ofrecimiento  que  han  he- 
cho a]  Superior  Gobierno  los  mandarines  de  Sandakan,  de 
la  isla  de  Borneo,  escrita  en  árabe,  y  cuyo  original  ha  sido 
entregado  al  señor  comandante  de  la  goleta  Santa  Füomstut, 
D.  Vicente  Roca.  — Fecha  ut  supra. —  El  Secretario  del 
Sultán  de  Joló,  Vicente  Narciso» . 


X. 


REAL  ORDEN  CONTESTANDO  Á  LA  CONSULTA  DEL  GOBERNA- 
DOR CAPITÁN  GENERAL  DE  FILIPINAS,  SOBRE  EL  PECONO- 
CIMIENTO  DS  LA  SOBERANÍA  ESPAÑOLA  POR  LOS  MANDA- 
RINES  DE   SANDAKAN. 

^Secretaria  del  Gobierno  superior  civil  de  las  Islas  Filipinas. 
— Presidencia  del  Consejo  de  Ministros. — Ministerio  de  Ultra- 
mar,— Núm,  65. — Excmo.  Sr.:  Vista  la  carta  de  V.  E.  nú- 
mero 53,  de  4  de  Septiembre -último,  en  que  da  cuenta  del 
reconocimiento  practicado  sobre  las  costas  Noroeste  de  la 
isla  de  Borneo  por  el  comandante  de  la  goleta  Santa  Füo^ 
mena  y  acompaña  el  acta  de  solemne  adhesión,  sumisión  y 
reconocimiento  del  Gobierno  de  S.  M.,  suscrita  por  los 
mandarines  de  Sandakan,  en  la  expresada  isla,  reconocien- 
do  los  derechos  que  sobre  dicho  territorio  posee  España»  6 
invocando  la  protección  de  nuestra  bandera:  Considerando 
las  graves  complicaciones  á  que  la  ocupación  de  un  modo 
estable  de  dicho  territorio  ó  parte  de  él  podrá  dar  lugar  de 
parte  de  las  Potencias  marítimas  que  frecuentan  aquellos 
mares,  principalmente  la  Inglaterra,  que  reconoce  la  so- 
beranía de  España  en  Joló;  y  teniendo  presente  que  las 
persecuciones  que  sufre  actualmente  la  piratería  en  aque- 
llas aguas  y  la  acción  combinada  que  se  prepara  con  este 
objeto  por  las  fuerzas  navales  de  Holanda  y  de  la  Giaa 
Bretaña  podrá  haber  decidido,  tal  vez,  á  los  moros  de  Saa* 


HISTORIA  D^  FILIPINAS  639 

dakan  á  pedir  la  protección  de  España,  como  un  medio  de 
evadir  el  castigo  que  les  amenaza^  se  ha  servido  S.  M.  dis- 
poner que  para  acordar  Ja  acertada  resolución  que  convie- 
ne en  asunto  tan  grave  y  delicado,  informe  V.  £•  de  nue- 
vo razonadamente,  y  después  de  un  detenido  examen, 
acerca  de  las  ventajas  de  la  anexión  de  dicho  territorio,  en 
camhio  de  las  complicaciones  que  podrían  sobrevenir  de 
prestar  la  protección  solicitada  á  aquellos  naturales,  que 
más  que  del  comercio  subsisten  de  la  piratería. — ^De  Real 
orden  comunicada  por  el  señor  Presidente  del  Consejo  de 
Ministros,  Ministro  de  Ultramar,  lo  digo  á  V.  £.  á  los  fines 
indicados.  Dios  guarde  á  V.  £.  muchos  años.  Madrid  1 1 
de  Febrero  de  1863. — El  Director  general  interino,  Fer- 
nando Vida. — Sr.  Gobernador  Capitán  general  de  Filipi- 
nas». 

XI. 

INFORME  DEL  CAPITÁN  DE   FRAGATA  D.   ANTONIO  MORA»  CO-    • 
MANDANTE   DE   LAS   FUERZAS    SUTILES   DEL   SUR    DE    VISA- 
YAS,   SOBRE  LA  OCUPACIÓN   DE  LA  BAHÍA  DE   SANDAKAN. 

(Véase  este  documento  en  la  Historia  de  la  piratería  ma  - 
layo^mahometana  en  Mindanao,  Jolóy  Borneo.) 


índice  del  tomo  III 


Págioas. 

CAPÍTULO  PRIMERO.- Gobierno  de  Camba.-* Anteceden- 
tes de  este  General.  — Batalla  de  Ayacucho.— Embarca  para 
Filipinas  en  buqnes  de  guerra  espaAoles.*— Se  sublevan  los 
tripulantes  de  éstos  en  las  Marianas,  izando  el  pabellón  in» 
surgente  americano.— Es  desembarcado  Camba  en  Cuajan  con 
los  oficiales  de  marina  y  se  trasladan  á  Manila  en  buques  in- 
gleses balleneros. — Nómbrale  Ricafort  Mayor  general  del  ejér* 
dto.—- Lo  confirma  Enrile  en  este  cargo. — Trabajos  milita- 
res.^Es  nombrado  Director  de  la  Sociedad  Económica.-^ 
Elegido  Diputado  por  Manila,  regresa  á  Espafia. — Es  dos  ve* 
ees  más  reelegido  para  aquel  cargo.— Ejerce  interinamente 
el  Ministerio  de  la  Guerra. — Su  participación  en  las  Cortes  en 
asuntos  militares. — Nómbrasele  Gobernador  de  Filipinas.— 
Notable  recibimiento  á  su  desembarco. — Exaltación  de  los 
ánimos  por  cuestiones  políticas. — Reales  órdenes  de  censura 
contra  Salazar  por  sus  tolerancias  con  los  frailes  carlistas. — 
Exposición  anónima  contra  éstos  y  otros  partidarios  del  Pre- 
tendiente. — Reuniones  de  los  desterrados  carlistas  en  los  con- 
ventos.—Sus  trabajos  de  infidencia  cerca  de  las  tropas.— Pro- 
cura Camba  conciliar  los  ánimos. — Se  quejan  los  franciscanos 
de  que  les  hablan  cantado  coplas  ofensivas  unos  soldados,  y 
los  castiga. — Resuelve  un  expediente  en  contra  de  los  deseos 
del  Arzobispo  y  se  indispone  éste  con  él.— Desavenencias 
con  el  Regente  y  el  Fúcal  de  la  Audiencia  por  la  conducta 
ilegal  de  éstos  en  una  Junta  sobre  arreglo  de  sueldos.— Le 
hacen  insidiosa  guerra  los  Magistrados.— Brindis  de  un  fraile 
en  favor  de  D.  Carlos. — Acuerdos  de  la  Junta  de  Aranceles. 
— Es  interceptada  una  carta  del  P.  Sucias.-«Prisión  de  éste 
y  del  Sargento  mayor  Aznar. — Complicidad  de  los  dominicos. 
— Rehddia  de  algunos  individuos  de  esta  Corporación. — 

TOMO  III  41 


642  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

Connivencia  con  éstos  del  Provisor. — Imprudencia  de  un  pre- 
<lioador  regular. — Acrecientan  su  apasionamiento  los  enemi- 
gos de  Camba. — Censurable  conducta  de  los  carlistas. — Co- 
natos de  insubordinación  de  las  tropas. — Causa  contra  el  Sub- 
inspector de  Artillería. — Ilegal  pretensión  de  este  Cuerpo  con 
motivo  de  los  honores  fúnebres  á  la  esposa  de  Camba.— Ex- 
celentes condiciones  y  trabajos  de  este  Gobernador  en  pro  de 
la  administración  del  país. —  Alarman  sus  enemigos  al  Go- 
bierno presentándole  con  aspiraciones  traidoras  para  Espafta. 
— Ansiedad  en  Madrid  entre  las  familias  de  los  funcionarios 
residentes  en  Filipinas. — Acusaciones  injustas  contra  Camba. 
—Su  opinión  respecto  de  los  moro-malayos. — Flora  de  /?- 
/i/*¿««f.— Reforma  en  Correos. — Junta  consultiva  para  Ultra- 
mar.— Llegada  de  periódicos  de  Europa. — Inserta  7 he  Timef 
la  noticia  del  relevo  de  Camba. — Calumniosa  especie  que  dio 
lugar  á  esta  medida. — Llega  el  sucesor  de  Camba. — Entréga- 
le éste  el  mando  sin  protesta  ni  alteración  del  orden  público. 
— Sorpresa  de  la  nueva  autoridad  por  la  creencia  en  contrario 
dominante  en  Madrid.— Género  de  guerra  que  se  había  hecho 
á  Camba. — Demuestran  los  hechos  la  falsedad  de  tales  impu- 
taciones.— Muestras  de  consideración  de  la  sociedad  de  Ma- 
nila, .incluso  el  clero,  desde  que  dejó  el  mando  hasta  su  em- 
barque para  España.» Mando  de  Lardizábal.— Capítulos  pro- 
vinciales.— Granaderos  de  marina. — Orden  sobre  gastos  é  in- 
gresos en  Ultramar. — Empadronamiento  y  clasificación  de 
chinos. — Nuevo  periódico. — Circulares  de  la  Dirección  de 
Rentas  de  Espafia  sobre  los  tabacos  lilipinos. — Creación  de 
la  provincia  de  Nueva  Vizcaya. — Muerte  de  Galvey. ^Per- 
secución de  los  cristianos  del  Tonkfn. — Reglas  para  la  intro- 
ducción y  circulación  de  libros  en  Filipinas.— Escuela  de  Co- 
mercio.—Bando  respecto  á  tributo. — Renuncia  de  María  Cris- 
tina.— Bando  sobre  extranjeros. — Organización  de  las  ofici- 
nas de  Hacienda. — Cuentas  de  propios. — Medidas  militares. 
— Proyecto  de  un  monumento  á  Magallanes  en  Mactan.— 
Renuncia  el  Gobierno,  sale  para  Espafia  y  muere  en  el  viaje. 
CAPÍTULO  II.— Gobierno  de  Oráa.— Su  actividad.— Regen- 
cia de  Espartero. — Créase  un  Gobierno -Intendencia  de  Visa- 
yas.— Se  encarga  Matta  de  la  Intendencia  y  Superintendencia» 
^unta  de  Ultramar. — Cofradía  de  San  José,  fundada  por  el 


HISTORIA   D^   FILIPINAS — ÍNDICE  643 

PiCtiuMw 
-donado  indio  Apolinarío  de  la  Cruz. — Reúne  multitud  de 
4ideptos. — Juntas  clandestinas  en  Luchan. — Perseguidos  por 
el  párroco,  se  trasladan  á  Majayjay. — Pretende  Apolinario  le- 
galizar su  cofradía.— Las  autoridades  eclesiásticas  le  niegan  la 
autorización. — Aconsejado  por  un  clérigo,  por  varios  ahoga- 
rlos y  por  un  rico  mestizo  del  país,  apela  á  la  Audiencia.— 
Ifanda  Oráa  que  se  le  presente,  y  se  oculta»-— Ordena  la  pri- 
sión del  clérigo  y  de  Apolinario  y  sus  secuaces.— Es  sorpren- 
-dida  su  correspondencia  en  Majayjay. — Marcha  á  Manila  el 
gobernador  de  Tayabas,  y  deja  el  mando  al  pedáneo  in<Uo. — 
•Sitúa nse  Apolinario  y  sobre  3,000  cofrades  de  ambos  sexos 
cerca  de  Tayabas,  y  entablan  negociaciones  con  el  pedáneo 
para  ocupar  la  cabecera. — Estórbalo  el  párroco  y  la  llegada 
del  Gobernador. — Les  intima  se  disuelvan,  y  lo  rehusan. — 
Reúne  precipitadamente  algunas  fuerzas,  y  marcha  al  en- 
cuentro de  los  sediciosos. — Resisten  éstos,  le  abandonan  sus 
acoropafiantes  y  es  muerto  el  Gobernador. — ^Retfranse  á  Ma* 
nila  los  párrocos  de  Tayabas  y  Luchan,  y  queda  la  provincia 
á  merced  de  los  indios. — Pretenden  los  sediciosos  entrar  en 
Tayabas,  y  lo  dilatan  por  acuerdo  de  los  principales. — Acam- 
pan en  Alitao. — Harem  de  Apolinario. — Manda  Oráa  una  co- 
lumna de  tropas  para  batirlos.  — Reúnecse  las  fuerzas  leales 
de  La  Laguna  y  Tayabas,  y  marchan  contra  los  rebeldes.*- 
Desprecian  éstos  el  indulto  con  que  les  bHndan. — Son  batidos, 
muertos  muchos,  y  caen  prisioneras  centenares  de  mujeres. 
^-Sumaria  contra  Apolinario.— Es  fusilado. — Carácter  polí- 
tico de  esta  sedición.  —  Prisiones  con  tal  motivo. — Residen* 
cias  en  Ultramar. — Enajenación  forzosa. — Reglamento  para 
la  bahía  de  Manila. — Minas  de  carbón.— Libertad  en  la  cons- 
trucción de  buques. — Reforma  de  cepos.  ^Periódico  Stma^ 
narh  filipino. — Subdeiegación  de  medicina. — Cazadores  de 
Luzón. — Sublevación  de  un  regimiento  compuesto  de  hijos  de 
Tayabas.— >Es  sofocada  y  mueren  fusilados  sus  promovedo- 
res.— Prisiones  de  sospechosos. ->Son  ahsueltos.— Únese  al 
'Oobierno  de  nuevo  la  Superintendencia. — Disposiciones  ad«> 
roinistrali vas.— Marcha  de  Oráa  á  Espa&a. — Mando  de  Alca- 
lá.— Impulsa  el  desarrollo  natural  del  país.— Cuadro  de  reem- 
plazos.— Cesa  Espartero  en  la  Regencia. — Gobierno  proví- 
aional. —Decretan  las  Cortes  U  mayoría  de  Isabel  IL— Or- 


644  JOSÉ   MONT£RO   Y  VIDAL 

Páginaa;^ 

dena  sn  jura  y  proclamación.— Dispone  elegir  sitio  en  Bast- 
ían para  un  fueite,  y  ocupa  definitivamente  la  isla. — Sus  opi- 
niones sobre  Joló. — El  régulo  de  Sibuguey  cede  el  teiritorío 
de  Biasungán. — Apostadero  y  Comandancia  de  fuerzas  suti- 
les de  Visayas  en  Cebú. — Sepárase  la  Comandancia  del  apos- 
tadero del  Gobierno  gereral. — Es  nombrado  Comandante  ge- 
neral Ruiz  de  Apodaca* — Bando  sobre  champanes  chinos. — 
ídem  sobre  estanco  del  anfíón. — Sociedad  de  fíanzas. — Real 
orden  respecto  á  extranjeros.  — CompaAías  de  Zamboanga. — 
Bando  sobre  armas.— Reforma  de  las  ofícinas  de  Hacienda. 
—  Sepárase  de  nuevo  la  Superintendencia  del  Gobierno.-— 
Nuevos  bandos  de  buen  gobierno.— Excelentes  condiciones 

de  Alcalá 3» 

CAPÍTULO  III.— Gobierno  de  Clavería. — Sus  excepcionales 
condiciones. — Notable  alocución.  —Juicio  sobre  las  personas. 
— Visita  á  las  provincias.— Celo  con  que  atiende  al  progreso 
y  bienestar  de  éstas.— Sociedad  de  recreo. — Repara  el  exce- 
so existente  de  un  día  por  la  diferencia  de  meridiano  entre 
Espafia  y  Filipinas. — Reforma  de  las  Alcaldías  mayores. — 
Supresión  del  indulto  de  comerciar.— Acuñación  en  Trubia 
de  calderilla  con  destino  á  Filipinas. —  Creación  de  ti  aducto- 
res é  intérpretes. — Retratos  de  Generales. — Muerte  del  Arzo- 
bispo Seguí.  —  Posesión  del  Superintendente  Gironella.— 
Bando  sobre  moneda. — Auto  sobre  Alcaldes. — Es  nombrado 
Peñaranda  Secretario  del  Gobierno.  —  Consejo  Real.  —  Et 
Amig»  del  País» — Reglamento  sobre  minas. — Biblioteca  mi- 
litar.—Posesión  del  Arzobispo  Aranguren. — Decretos  sobVe 
armas  y  vagos.— -Semanario  La  £síríi/a.^  CresícUm  de  la 
provincia  de  Abra.— Comandancias  de  Masbate,  Ticao  y  Ben- 
guet. — Decreto  sobre  sustitución  de  Jefes  de  provincias. — 
La  Esperún%a^  primer  periódico  diario. — Arancel  de  vfverea 
en  los  Tribunales. — Los  mayoyaos.  — Asesinatos  y  desmanes- 
realizados  por  estos  salvajes.  —  Representación  de  los  misio- 
neios  de  Nueva  Vizcaya. — Abnegación  del  P.  Álamo. — Es- 
norobrado  Oscáriz  gobernador  de  aquella  provincia. — Some- 
te á  los  salvajes  al  dominio  de  España.  — Creación  del  Cuerpa 
de  Carabineros  de  seguridad  pública. — Prohíbese  á  los  Go- 
bernadores militares  el  comercio. — Decreto  sobre  elección 
de  gobernadorcilloa  y  ministios  de  justicia.— Bando  sobre- 


HISTORIA  DE   FILIPINAS — fNDICB  645 

Páginas, 
juegos  prohibidos. — Propiedad  literaria.— Rifas.— Reforma 
<le  Cofradías.— Posesión  del  Superintendente  Belza.— Cons- 
trucción de  cementerios.— Exceptúase  de  quintas  á  los  mi- 
sioneros.— Comisión  de  Cutntas. — Órdenes  sobre  buques,— 
Modificación  territorial.— Encárganse  los  Padres  recoletos  de 
la  Isla  de  Negros. — Servidumbre  doméstica.— Adquisición 
de  buques  de  vapor. — Fundación  del  Diario  do  Manila, — El 
Despertador  y  El  7>i//'/«í/»r.— Terremotos  en  Marianas.— 
Prohíbese  k  los  regulares  enajenar  sus  bienes.— >Clas*s  pasi- 
vas.—Tercios  de  policía. — Apellidos  á  I03  indios. — Decreto 
orgánico  sobre  chinos. — Deportados  á  Filipinas. —Muerte  de 
Peñaranda. — Proyecto  de  un  Hospital  militar  en  Arroceros. 
—Disgustos  por  esto  con  \o\  ingenieros  militares.'— Dispo- 
siciones en  Hacienda. — ídem  sobre  agricultura  é  industrias. 
— Premias  de  la  Económica. — ^Junta  de  obras  para  arreglo 

de  calles  y  paseos.— Obras  en  Palacio 67 

CAPITULO  IV.— Nueva  perfidia  de  los  joloanos.— Fondea  en 
Zamboanga  una  fragata  francesa  de  guerra. — Reclama  conlra 
una  agresión  de  los  piratas  de  Maluso.- Consigúese  por  me- 
diación del  gobernador  la  libertad  de  tres  prisioneros.— Lle- 
ga otro  buque  de  guerra  francés  y  notifican  al  gobernador  el 
bloqueo  de  Bastían. —Protesta  dicha  autoridad.— Arriban 
otros  dos  buques  de  la  mbma  nación  y  queda  establecido  el 
bloqueo. — Escandaloso  convenio  d¿l  Sultán  de  Joló  con  el 
plenipotenciario  francés  La  Grené,  cediendo  á  Francia  por 
100.000  pesos  la  isla  de  Basilan.— Llega  el  brigadier  espa- 
üol  Bocalán  y  entabla  enérgicas  reclamaciones  con  los  Jelei 
franceses.— Deciden  al  cabo  someter  el  asunto  á  sus  respec- 
tivos Gobiernos.— El  gobernador  de  Zamboanga  y  Bocalán 
exigen  la  sumisión  de  todos  los  pueblos  de  Bastían.— Obtienen 
también  del  Sultán  de  Mindanao  la  cesión  de  Davao.— Pasa 
Bocalán  á  Joló  y  formula  sus  i-eclamaciones  al  Sultán. — Pi- 
raterías que  observa. — Consigue  copia  de  los  tratados  con  los 
franceses.— El  Gobierno  de  Francia  anula  dichos  tratados.— 
Explicación  de  M.  Guitot  acerca  de  estos  sucesos.— Ordena 
Cía  vería  al  coronel  Pefiaranda  el  reconocimiento  de  la  isla  de  1 

Balanguingui.— Es  agredido  y  rechazado  por  el  datto  de  la 
isla,  y  regresa  á  Manila.— Dificultades  del  momento  aconse- 
jan á  Clavería  diferir  la  venganza  de  esta  agresión.- Realin. 


6^6  JOSÉ   MONTERO    Y   VIDAL 

Páginas.. 
Oyanguren  la  conquista  de  Davao. — Condiciones  de  este  no- 
table patríota.-^Vicísitudes  en  el  gobierno  del  territorio  por 
él  conquistado 93, 

CAPllULO  V. — Expedición  de  Claverfa  contra  Balanguingui. 
— Fondea  con  la  escuadra  frente  á  dicha  isla  y  se  efectúa  el 
desembarco  en  buen  orden. — Manda  atacar  el  fuerte  de  Ba- 
languingui.—:£rérgica  defensa  de  los  piratas.— Ordena  el 
asalto;  resultan  largas  las  escalas,  y  los  moros  detienen  el  em- 
puje del  ejército.  — Redobla  éste  su  valor  y  cae  en  sn  poder 
la  fortaleza  tras  de  heroica  lucha.— Los  expedicionarios  ata- 
can la  cotta  de  Sipac— Sus  defensores  la  defienden  con  fie- 
leza. — Horrible  combate  con  pérdidas  de  ambas  partes. — 
Escalan  los  soldados  la  cotta.— Los  pjratas,  viéndose  perdi- 
dos, dan  muerte  por  sus  propias  manos  á  sus  mujeres  é  hi- 
jos, y  se  lanzan  é  morir  matando. — La  toma  del  fuerte  dbmi- 
nuye  tan  horrible  hecatombe.— Considerables  bajas  por  am- 
bas partes.— Cogerse  importantes  despojos.— £1  ejército  se 
apodera  también  de  las  cottas  de  Sungap  y  Bucotingol.— 
Destrozos  en  las  guaridas  de  los  piratas.— Entusiasmo  en 
Zamboanga  y  Manila  por  la  victoria  alcanzada.— Festejos  y 
.  honores  al  vencedor. — Consideraciones  acerca  de  esta  cam- 
paña       12^. 

CAPÍTULO  VL— Deseo  de  los  holandeses  de  ocupar  algún  te- 
rritorio al  Sur  de  Filipinas. — Los  joloanos  rechazan  el  ataque 
de  dos  buques  de  aquella  nación. — Intentona  del  datto  Tam- 
pán. — Exploración  del  jefe  del  apostadero  sobre  Balanguin- 
gui.— tíastiga  el  gobernador  de  Zamboanga  á  los  piratas  de 
M  aluso. — Aspiraciones  de  los  ingleses  á  ocupar  territorios  de 
Joló. — ^Historia  de  Sir  James  Brooke.— Sus  tratados  con  el 
S  nUán  de  Borneo. — Llega  á  Zamboanga. — Pasa  á  Joló  y  ce- 
lebra con  el  Sultán  un  tratado  contrario  á  los  intereses  de  Es- 
pafla  y  en  que  se  desconoce  su  soberanía  sobre  aquel  Archi- 
piélago.— Va  á  Joló  el  gobernador  de  Zamboanga,  demuestra 
Á  los  dattos  su  mal  proceder  y  deciden  enarbolar  en  sus  islas- 
la  bandera  española. — Altérase  la  plebe  con  esta  novedad.-^ 
Regresa  á  Zamboanga  el  gobernador,  quedando  las  cosas  m 
sitthi  fMtf. — Agrégase  Basilan  á  la  provincia  de  Zamboanga. 
— Proyectan  los  piratas  de  Guimbarang  sorprender  el  fuerte 
^  la  Isabela  de  Basilan  y  son  rechazados. — ^Va  una  expedidóa 


HISTORIA  DE    FILIPINAS — ÍNDICE  647 

P&ginM. 
á  destruir  sus  pueblos.— £1  exceso  de  trabajo,  los  disgustos 
y  la  iofluencia  del  clima  minan  la  salud  de  Clavería. — Obtie- 
ne licencia  para  resignar  el  mando  y  regresa  á  Espafia. — Ex- 
presiva despedida  del  vecindario. — Interinidad  de  Blanco. — 
Refonna  en  la  lotería. — Posesiónase  Matta  de  la  Supeiinten- 
dejicia. — Juntas  diversas.— Crea  Blanco  la  provincia  de  la 
Unión.— Expediciones  al  país  de  los  salvajes. — Éxitos  del  go- 
bernador del  Abra.— Estadística  criminal. — Junta  de  auto- 
ridades.— Decreto  sobre  vagos,  malhechores  y  armas. — Dis- 
posiciones sobre  vacuna. — Cuerpo  de  vacunadores.— Orden 
sobre  los  negocios  contencioso-administrativos.— Nuevo  Dia- 
rio dé  avisoty  noHeitu • • 137 

CAPÍTULO  VIL— Gobierno  de  Urbistondo.— Disgusta  á  los 
frailes  su  nombramiento.— Su  actividad  y  sus  trabajos  le  ha- 
cen digno  ¿mulo  de  su  antecesor. — Contribución  á  los  carrua- 
jes. ^Franquicias  á  los  hacendados  que  introdujeran  colonias 
de  chinos.— Reglamento  del  Resguardo  terrestre  y  maiítimo. 
— ídem  sobre  buques  en  bahía.— Supresión  del  Gobierno-In- 
tendencia de  Visayas. — Hospital  de  lazarinos  en  Cebú.— 
Propios  y  arbitrios. — Incorporación  de  estudios. — Uso  de 
pólvora  por  los  buques. — Concesión  á  los  chinos  en  su  pri- 
mera ida  al  país.— Arreglo  ¿  igualación  del  tributo  de  natura» 
les. — Papel  de  multas.— Orden  sobre  párrocos. — Dirección  y 
Consejo  de  Ultramar. — Cesa  Oscáriz  en  su  gobierno. — Bue- 
na memoria  que  deja. — Creación  de  regimientos. — Suspen- 
sión del  Tribunal  de  Comercio. — Cese  de  la  Junta  de  Ul- 
tramar.— Nuevos  periódicos. — Es  premiado  en  la  Exposición 
tLondres  el  tabaco  de  Cagayán. — Putnte  colgante. — Edifi- 
cios comunales. — Juia  de  las  autoridades.  —Lotería. — Reem- 
plazo  del  ejército. — Más  regimientos.— Cancillería  de  Indias. 
—Refórmase  la  situación  de  los  chinos.— Restablécese  en  Fi- 
lipinas la  Compafiía  de  Jesús. — Los  Paúles.— Hermanas  de  la 
Caridad.  —  Colegio  de  franciscanos  en  Aranjuez. — Desestanco 
del  tabaco  y  colección  en  la  Unión.  —Estanco  del  vino  en  Vi- 
sayas.— Brigadas  de  artillería  de  Marina. — Temblores  de  tie- 
rra.— Incendios. — Comandancias  de  Lepanto  y  Tiagan I49 

CAPÍTULO  VIII.— Creación  del  Banco  espafiol- filipino.— Re- 
formas en  la  Administración  de  las  provincias  de  Ultramar.— 
MiÁón  de  la  Sala  de  Indias  respecto  á  los  Tribunales  de  Ul- 


648  JOSÉ   MONTBRO   Y   VIDAL 

Pigisas. 

traroar.-^e  concede  á  los  Capitana  generales  de  Ultramar 
la  Dirección  de  todas  las  armas  del  ejército  y  el  mando  supe- 
rior de  la  marina.  ~  Supresión  de  los  fueros  de  Bureo  y  Co- 
rreos.^ Únese  a  la  Presidencia  dtl  Consejo  de  Ministros  la 
Superintendencia  de  Ultramar. — Época  de  elección  de  gober- 
nadorcillos. — Distrito  de  San  Mateo. — Comandancia  de  Rom- 
blón.— Papel  de  multas  y  de  reintegros. — Posesión  del  Su- 
perintendente Sandino. — Comisión  para  Marianas. — Erupción 
del  Mayon. — Decreto  sobre  minas. — Diezmos  prediales. — Su- 
prímese el  Cuerpo  de  carabineros  de  Seguridad  pública  y  se 
crea  el  de  Partidas  de  igual  nombre. — Suprimefe  la  Alcaldía 
de  Nueva  Gu  ipúzcoa  y  se  crean  los  distritos  de  Bisligy  Davao.  1 67 
CAPÍTULO  IX.— Depredaciones  de  los  piratas  de  Tonquil  en 
Samar  y  Camiguin.-- Reclama  el  Gobernador  de  Filipinas 
<K)ntra  semejantes  atentados. — El  Sultán  y  su  Consejo  se  de- 
claran impotentes  para  reprimir  esas  piraterías,  dejando  su 
castigo  al  cuidado  de  aquella  autoridad. — Campafia  del  Gene- 
ral Urbiztondo  contra  Joló. — Decide  ir  á  este  sultanato,  cre- 
yendo imponerse  por  su  ascendiente  moral. — A  su  paso  por 
Tonquil,  castiga  á  los  piratas  de  Belaun  y  somete  á  los  de  Bo- 
cotuan.<— Llega  á  Joló;  manda  un  pliego  al  Sultán  noticián- 
dole su  pi^sencta,  y  la  turba  ofende  y  trata  de  matar  á  los  co- 
misionados.— El  Sultán  y  su  Consejo  rehusan  visitar  al  Go- 
bernador de  Filipinas,  so  pretexto  de  la  excitación  del  pue- 
blo.— Exige  la  entrega  de  los  ofensores;  pero  no  consigue  esto 
oi  el  conferenciar  con  los  dattos. — Resuelve  ir  á  Zamboanga 
Á  reunir  mayores  fuerzas.— Los  joloanos  disparan  sus  caftones 
contra  los  buques  al  retirarse  la  escuadra. — Urbiztondo  pide 
desde  Zamboanga  refuerzos  á  Manila  y  Cebú. — Recibidos, 
marcha  de  nuevo  á  Joló, — Efectúase  el  desembarco,  y  juega 
la  artillería  entre  los  buques  y  la  plaza. — Terrible  ataque  y 
defensa  del  fuerte  Asibi. — Consigúese  tomarlo  con  pérdidas 
considerables  de  ambas  partes. ^Heroicidad  del  P.  Ibáfiez. — 
Es  herido  y  muere  á  los  pocos  días. — Toma  de  las  cottas  de 
Daniel,  Maribajpl  y  Buyoc. — Ocupación  de  las  de  Buloc  y 
Moloc— Completa  derrota  de  los  joloanos. — Urbiztondo  ocu- 
pa el  fuerte  del  Sultán. — Destruyen  estas  fortalezas,  es  reco- 
gida su  artillería  y  regresan  los  expedicionarios  á  Zamboanga  y 
Manila.  —Entusiasta  recibimiento  en  ambos  puntos,  •• l8t 


HISTORIA    DE    FILIPINAS — ÍNDICE  649 

Pftgi 

CAPÍTULO  X.— La  victoria  de  Urbiztondo  infunde  terror  pá- 
nico entre  la  morisma. — Expedición  de  Coballes  y  Bemál- 
dez  por  la  costa  meridional  de  Mindanao. — Autorízase  al  go- 
bernador de  Zamboanga  para  celebrar  un  tratado  con  el  Sul- 
tán dejólo. — Parte  para  dicha  isla  con  el  seríph  Bin5arin. 
— Diversas  conferencias  de  éste  con.  el  Sultán  y  los  dattos  y 
de  los  últimos  con  Caries. — Tratado  de  incorporación  á  Es- 
paña de  la  Sultanía  de  Joló  y  sus  dependencias. — Es  eoar- 
bolada  en  Joló  la  bandera  española. — Estipulaciones  de  di- 
<:ho  tratado. — Consideraciones  acerca  del  mismo.— Las  fa- 
lúas de  Calamianes,  mandadas  por  Montero,  deiroian  á  cinco 
pancos  piratas. — El  gobernador  de  Mindanao,  de  acuerdo  con 
el  jefe  de  las  fuerzas  sutiles,  recorre  varíasislas  de  moros. — 
Diversas  expediciones  de  los  comandantes  de  las  fuerzas  ma- 
rítimas del  Sur  contra  los  moro  -  malayos. — Decreta  Urbiz- 
tondo la  fundación  de  Poliok. — Realiza  este  acuerdo  el  inge- 
niero Bernáldez. — Rebelión  de  los  sugutanos. — Son  vencidos 
en  la  lucha.— Expedición  de  Villa vicencio. — Valor  del  cabo 
Bolafio. — Regresa  Urbiztondo  á  Espafia 205 

CAPÍTULO  XI.— Interinidad  de  Montero.— Recíbese  el  de- 
creto uniendo  al  Gobierno  la  Superintendencia  y  Comandan- 
cia de  marina. — Sala  de  Indias. — Imprudencia  del  goberna- 
dor de  Basilan. — Es  traidoramente  acuchillada  una  compañía. 
—Queda  impune  este  hecho. — Mando  de  Novaliches.— Es 
nombrado  sin  su  consentimiento. — Quéjase  de  ello,  mas  acata 
la  orden  y  propone  varias  reformas. — En  agradecimiento  á  la 
Reina  por  haberlas  decretado,  solicita  el  Ayuntamiento  erigirle 
una  estatua. — Autorízalo  Novaliches  y  se  abre  una  suscrip- 
ción pública. — Correo  marítimo  á  China  para  enlazar  con  los 
vapores  de  Europa.  — Comunicaciones  sobre  moneda  y  Co- 
misión facultativa.— Reforma  en  las  Alcaldías. — Se  restablece 
«1  Tribunal  de  Comercio. — Dinero  pata  maquinistas  y  buques. 
—División  rusa.— Tacto  en  este  asunto. — Reforma  el  arma- 
mento del  ejército,— Crea  un  regimiento. — Gobierno  de  Ba- 
silan.—ídem  de  Bohol.— Insurrección  de  Cuesta.  —  Asesina  al 
administrador  de  Rentas  y  roba  los  caudales.— Arroja  parte 
<iel  dinero  á  la  tropa  y  á  la  muchedumbre,  y  huye  sin  ser  per- 
seguido.— Manda  Novaliches  en  su  busca  una  columna  de  tro- 
pas.—Refúgbse  Cuesta  en  casa  de  un  Cónsul  extranjero.-^Es 


650  JOSÉ   MONTERO    Y   VIDAL 

P&gilMWL. 

preso  y  fusilado. — Indulto.^Hospítales.— Asuntos  de  Ultra- 
mar.-^ Groizard. — ExpedicioDes  de  los  marinos  Gonzálet  y 
Córdoba  contra  los  moro- malayos.— Dinero  con  destino  al 
Alcázar  dé  Toledo. — Proyecto  de  fortificar  la  isla  del  Corre- 
gidor.—Santa  Isabel. — Mejoras  municipales.— ídem  en  taba> 
COS. — Excita  al  Ayuntamiento  á  que  edifique  un  teatro. — 
Superintendencias.— Ordenes  sobre  empleados.— Comandan- 
cia de  Cayan. — Pruebas  de  carbón. — Estimula  su  explota- 
ción.-—Proyecto  de  aguas  potables.— Pide  se  nombre  una  Co- 
misaria regia  para  el  estudio  y  planteamiento  de  reformas. — 
Destitución  de  empleados. — Despego  hacia  los  funcionarios  y 
clases  distinguidas. — Agasajos  á  los  indios. — Disgusto  por 
esta  conducta. — Su  breve  mando  le  impide  realizar  las  mejo- 
ras á  que  daba  derecho  sus  altas  dotes  y  honrosos  anteceden- 
tes.—Dimite  y  regresa  á  Espafia. — Nueva  interinidad  de  Mon- 
tero.— Reducción  de  empleados  ••. • 223. 

CAPÍTUI^O  XII.— Mando  de  Crespo.— Vuelve  la  Comandan* 
cia  de  marina  á  un  brigadier  del  Cuerpo. — Juntas  de  Obras 
pías. — Sección  de  contabilidad. — Comisión  de  instrucción 
primaria. — Comandancia  de  Burias. — Créase  la  Inspección 
de  montes. — Junta  de  Obras  públicas. — Reglamento  de  cua- 
drilleros.— Bando  sobre  moneda. — Declárase  que  no  afecta  á 
los  religiosos  para  Filipinas  la  prohibición  de  conceder  órde- 
nes sagradas.— Real  cédula  de  1855  organizando  la  adminis- 
tración judicial  en  Ultramar. — Reglas  respecto  á  la  gracia  de 
indulto.— Refórmase  la  Junta  consultiva  de  Ultramar.— Dis- 
posición sobre  casas  reales  y  cárceles. — Ordenanza  de  los  Tri- 
bunales de  Cuentas. — Aduanas  de  llo-ilo,  Sual  y  Zamboan- 
ga. — Blisión  en  Saypan. — Junta  de  Estadística. — Apresa  en 
Joló  un  panco  pirata  el  oficial  de  matina  González.- Éste  y 
Villavicencio  destruyen  una  armadilla  pirata  en  Balanguingui. 
— Incendio  en  Zamboangaporlos  tripulantes  de  un  panco  moro 
del  comercio.— Represalias  en  varios  pueblos  de  los  piratas. 
— Dattos  de  Mindanao  en  Manila.— Expedición  al  ilo  Gran- 
de de  aquella  isla. — ídem  contra  los  igorrotes.— Ordenes  so- 
bre minas  de  carbón.— Creación  de  la  provincia  de  la  Isabela. 

.  — Declárase  libre  el  comercio  del  arroz  y  palay. — Supresión 
y  restablecimiento  de  la  Dii'ección  de  Ultramar. — Colecciones 
de  tabaco. — Comisión  peimanente  de  censura. — -^Proyecto 


HISTORIA   DE   FILIPINAS — ÍNDICE  65! 

P&giaas. 

de  una  estatua  á  Mendizábal. — Distiito  de  la  Infanta. — Re- 
signa Crespo  el  mando  y  regresa  á  Espafia. — Tercera  interini- 
dad de  Montero.— Decreto  prohibiendo  la  introducción  de  li- 
bros subversivos  y  grabados  deshonestos. — Plano  de  Manila  y 

sos  arrabales. •••• 240 

CAPÍTULO  XIII. ~ Gobierno  de  Norzagaray. — £s  acogido  con 
entusiasnio.-rComandancia  de  la  Concepción. — Sbtema  deci- 
mal en  la  contabilidad.— Casas  de  cambio  de  monedas. — Al- 
caldías de  Camarines.— Bando  sobre  vagos  y  malhechores. — 
Obreros  de  ingenieros.  — Crisis  por  la  abundancia  del  oro.— 
Medidas  para  conjurarla.  ~  Creación  de  una  Casa  de  moneda. 
— Promotorías  íiscales  para  Manila. ^Cementerios.— Maria- 
nas.-^Memoria  en  pro  del  tabaco  filipino. — Amnistia  é  indul- 
to.—Gobierno  en  Balabac— Reforma  en  la  Junta  de  Obras 
públicas.— Bando  sobre  moneda. — Premios  álos  que  mataran 
caimanes. — Comandancias  Fiíncipe  é  Infanta. — Dase  á  Bala- 
bac el  nombre  de  Príncipe  Alfonso. — Sust ituye Sardina  áGroi- 
zard  en  la  Intendencia. —  Expropiación  forzosa.— Empresas  de 
obras. — Creación  del  Consejo  de  Estado.- Escuelas  de  latín. 
^Comandancia  de  Le  panto.— Fomento  de  la  agricltuura  y  de 
las  obras  públicas. — Embellecimiento  de  la  población. — Jardín 
botánico.- Teatro* — Aguadas. — Creación  de  la  Dirección  lo- 
cal.— Reformas  en  los  ramos  de  Propios  y  Arbitrios  y  Cajas  de 
comunidad.— Pilotos. — Junta  Consultiva  de  Hacienda.— Co- 
lecciones de  tabaco  en  Visayas  y  Mindanao.— Orden  sobre 
Aduanas.— Bienes  del  Seminario  de  Cebú. — Hospicio  de  po- 
bres.— Proyecto  de  Código  penal. — N'ievo  Jefe  del  Aposta* 
dero. — El  Comercio.^  l^ty  de  servicios  públicos. —Sanidad 
roilitar.T-Dotación  de  los  Prelados.— Instrucción  para  las  co- 
lecciones de  Luzón. — Ordenanzas  para  la  Casa  de  moneda.—* 
La  Hustrécim  filipina, — Nuevo  regimiento.— Provincias  en 
La  Paragua. — Disposición  sobre  buques  de  extranjeros. — 
Sueldos  del  ejército.— Sección  de  remonta. — Desestanco  y 
colección  de  tabaco  en  llocos  Sur. -^Instrucción  para  la  de  llo- 
cos Norte. — Organización  del  ejército  en  medias  brigadas.— 
Sustitudón  del  Intendente. — Comandancia  de  Bontoc. — Auto- 
rixación  sobre  empleados. — Supresión  de  varias  colecciones 
de  Mindanao. — Vuelven  los  jesuítas  y  se  encargan  de  la  Escue- 
la Fia  253 


652  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

Pfcgiaas. 

CAPÍTULO  XIV.  —El  Comandante  general  de  Mindanao  ataca 
á  Majalat,  pueblo  de!  paulima  Tampan,  y  lo  redace  á  cenizas. 
— Bando  del  general  Nortagaray  contra  los  piratas.— Piraterías 
de  los  saínales. — Excursión  á  sus  islas  del  teniente  Malcampo. 
— Destruye  puebbs  y.  hace  muchos  prisioneros.— Se  someten 
algunos  dattos. — Expedición  de  González  á  la  isla  de  Pilas. — 
Valerosa  lucha  de  dos  pequefias  embarcaciones  españolas  con- 
tra varios  pancos  moros. — Exposición  del  prefecto  de  Labaan 
sobre  redención  de  cautivos  cristianos  en  esta  isla. — Pasa  á 
Joló  el  gobernador  de  Zamboanga  á  reclamar  contra  tales  pi- 
raterías.— Satisfacciones  del  Sultán. — Encuentro  del  intérpre- 
te  Alvarez  con  una  armadilla  pirata. — La  pone  en  fuga  apre- 
sando tres  de  sus  embarcaciones.— Enferma  Norzagaray  y 
regresa  á  España. — Cariñosa  despedida. — Juicio  acerca  de 
este  gobernante • •«•••     27S 

CAPÍTULO  XV. — Interinid.-tdde  Solano.— Excelentes  prendas 
de  carácter  de  este  General. — Sus  buenos  propósitos. — Inten- 
dente Escario. — Creación  del  Gobierno  civil  de  Manila  y  co- 
rregimiento de  la  ciudad. — Administración  de  Hacienda  de 
Manila. — Reforma  de  las  Alcaldías  de  Tondo. — Comisión  de 
Estadística. — Corredores  de  comercio.— Monte  de  Piedad.-r- 
Autorízación  al  Banco.  —  Minas  de  carbón.— Talas  de  tabaco. 
— Pesas  y  medidas. — Supresión  del  acopio  del  tabaco  en  va- 
rias islas  del  Sur. — Obras  con  fondos  locales. — Pensiones. — 
Calamianes.— Chinos  deudores. — Categoría  del  Jefe  del  Apos- 
tadero.— Jurisdicción  de  los  Juzgados  de  Hacienda. — Plazo 
para  los  recursos  contenciosos. — Inauguración  de  la  estatua  de 
Isabel  II. —  Carenero. ^Mercado  de  la  Quinta. — Calles  y 
puentes.  — Carreteras.— Tribunal  de  San  Fernando. — Vestua- 
rio para  el  ejército. — Festejos  por  las  victorias  en  África  y  en 
celebración  de  la  paz. — Comisión  del  Ayuntamiento  para  fe- 
licitar por  ésta  á  S.  M. — Piratas  moros. — Indicación  de  Jagor. 
— Sumisión  del  datto  Alip.— Sus  hazañas  y  vicisitudes. — 
Cese  de  la  misión  de  Balambangan. — Instrucción  primaria. — 
Demolición  del  inmundo  Parían. — Disgustos  graves  por  esta 
medida. — Muerte  de  Solano. — Rumores  acerca  de  ella.— Sen- 
timiento general. — Interinidad  de  Herrera  Dávila.  —  Diaria  de 
Aianila, — Prohíbese  á  los  buques  extranjeros  el  tráfico  direc- 
to con  Joló.— Reformas  en  la  Administración  civil  en  Ul- 


HISTORIA   DE   FILIPINAS — ÍNDICE  653 

P&ginas. 
tramar. — ídem  en  la  Audiencia  de  Manila.— ídem  en  las  Al- 
caldías mayores. — Auto  sobre  atribuciones  judiciales  de  los 
gobemadorcillos.— Premios  de  constancia  y  ascensos  de  las 
clases  europeas. — Buques  extranjeros.  ~  £1  oficial  de  marina 
Madrazo  destroza  una  vinta  pirata. — Va  á  J0I6  y  exige  al  Sul- 
tán la  entrega  de  varios  cautivos. — Envía  éste  con  tal  objeto 
una  expedición  á  Tawi-Tawi. — Juntos  Madrazo  y  Malcampo 
destruyen  el  pueblo  de  Bangan.— Vuelve  Madrazo  á  J0I6  y 
consigue  la  entrega  de  los  cautivos  de  Tawi-Taw*.— Infan- 
tería de  marina.  — Colección  de  Autos  acordados, — Encárgase 
del  Apostadero  Salcedo. — Sábese  por  éste  el  fallecimiento  de 
Mac-Crohon,  electo  Gobernador  de  las  Islas^  y  el  de  Norzaga- 

ray. —  Exequias  en  su  honor ..•••     284 

CAPÍTULO  XV  I. — Gobierno  de  Lemery. — Su  ilustración  y  ac- 
tividad,— Intendente  León. — Reformas  en  Hacienda.— Pasa- 
portes de  chinos. — Gaceta  de  Manila. -^Golyitvxios  P.  M.  de 
Visayas  y  Mindanao.—Curatos  á  los  jesuítas  en  Mindanao. 
— Exposición  de  los  recoletos  contra  dicho  acuerdo. — Dispó- 
nese  que  éstos  ocupen  los  que  vaquen  del  clero  secular.— Gran 
excisión  por  ello. — Exposiciones  del  Cabildo.— Se  mantiene  el 
mandato  regio.^Chinos.  — Proyectos  de  escuelas.  —  Inaugu- 
ración de  la  Casa  de  moneda.— Depósitos  de  c;irbón. — Chi- 
nos  agricultores.-^ Muere  el  Arzobispo  Aranguren. — Agri- 
mensores.—Seguridad  y  policía. — Secretarías. — Presupues- 
tos.— Escuela  de  botánica  y  agricultura. — Carbón  de  Cebú. 
— Desestanco  del  ron.-* Presidio  en  Marianas. — Circulación 
de  monedas. — Reforma  en  la  Audiencia.— Supresión  del  Real 
Acuerdo.— Creación  del  CoaKJode  Administración.— Regla- 
mentos para  lo  contencioso  y  las  competencias.  — Concurso  á 
la  Exposición  de  Londres. — Subastas  de  ramos  locales. — 
Junta  de  almonedas. — Comisiones  de  obras  públicas. — Deca- 
pitación de  dos  Obispos  y  un  misionero  dominico  en  el  Ton- 
kin. — Colegio  en  la  Pampanga. — Censo  de  población. — Pe- 
riódicos.—Cabecerías  de  chinos. — Orden  de  beneficencia. — 
Monedas.— Cuerpo  administrativo  del  ejército.— Arzobispo 
Martínez.- Fianzas  .de  chinos.— Agricultura. — Carabaos. — 
Construcciones  urbanas. — Medidas  de  capacidad.— Tabacos. 
—-Incendios.  —  Minas. — Solicitudes.— Galleras. —  Mercados. 
— Malecón 305 


654  JOSÉ    MONTERO   Y   VIDAL 

Pógiaas. 

CAPÍTULO  XVII. — Establecimiento  de  los  cafioneros  de  va- 
por.— Servicios  de  éstos  y  de  los  demás  buques  de  la  Arma- 
da en  la  represi/>n  de  la  piratería  mainyo-mahometana. — Com- 
bate de  Carlos  Roca  contra  un  panco  de  piratas  sámales. — 
Expedición  del  Jefe  del  Apostadero  á  Cotta bato.— Concierta 
con  el  Sultán  de  este  punto  su  ocupación  por  tropas  españo- 
las.— Dividense  los  moros  en  dos  bandos,  uno  á  favor  y  otro 
en  contra  de  los  españoles. — Ocupado  Coltabato,  retíranse 
estos  últimos  Á  Pagalungan. — Expediciones  á  varias  islas  del 
Archipiélago  de  Joló  y  á  las  Visayas  por  los  marinos  Mal- 
campo,  Machado.  Madrazo,  Mpfiozy  otros. — Diferentes  com- 
bates fatales  para  los  piratas. — Dispónese  el  Gobernador  de 
Davao  á  atacar  á  varios  dattos  rebeldes  de  Mindanao. — Se  le 
presentan  y  someten  á  Espafia  muchos  de  ellos  con  numero- 
sas familias. — El  sargento  de  infanterfa  de  marina,  Leys,  ob- 
tiene notables  ventajas  sobre  los  piratas. — Recibe  orden  el 
Jefe  de  Estado  Mayor,  Ferrater,  para  destruir  las  defensas  de 
los  moros  sobre  el  río  desde  Cottabato  á  Tumbao. — Marcha 
con  la  escuadra  contra  los  piratas. — Brillante  acción  de  Pa- 
galungan.— Heroísmo  de  Méndez  Núfiez.^Es herido  Malcam- 
po.— Entusiasmo  del  ejército  y  la  marina. — Es  tomada  la 
cotta  con  gran  pérdida  de  moros. — Or(Jena  el  Gobierno,  con 
vista  de  una  exposición  del  P.  Cuarterón,  que  se  proceda  con 
energía  respecto  á  Labuan  y  Borneo. — Es  desatendida  esta 
excitación. — Toma  de  la  cotta  de  Taviran 327 

CAPÍTULO  XyiII. — Decreto  del  Emperador  de  Annam  contra 
los  cristianos. — Decapitación  de  los  Obispos  Díaz  y  Sampe- 
dro. — Consideraciones  acerca  de  estos  sucesos. — Sírvenle  de 
pretexto  á  Francia  para  sus  aspiraciones  de  conquista  en  Asia. 
— Asocia  á  España  á  su  proyecto  pretextando  el  interés  reli- 
gioso.— Imprevisión  del  Gobierno  espafiol.  —  Expedición  á 
Cochinchina  de  Kspafia  y  Francia. — Marchan  á  aquel  pais 
1.500  hombres  del  ejército  de  Filipinas — Toma  de  la  bahía 
de  Turón. — Trabajos  inútiles  de  atrincheramiento.  —  Penali- 
dad de  los  expedicionarios. — Ventaja  de  los  soldados  filipinos. 
— Es  evacuada  la  bahía  por  el  grueso  de  las  fuerzas  aliadas* 
— Toma  de  Saigón. — Es  declarada  posesión  francesa. —Para 
llevar  sus  fuerzas  á  China,  evacúan  á  Turón  y  despiden  á  Ma- 
nila el  grueso  de  las  españolas,  temerosos  de  que,  estando  e  n 


HISTORIA   DE   FILIPINAS —fNDICB  655 

P&Sinas. 
mayoría,  estorbaran  sus  planes  de  conquista.*— Torpeza  en 
acatar  esta  orden. — Queda  en  Saig/m  una  escasa  fuerza  alia- 
da.— Es  nombrado  Palanca  Jefe  de  las  fuerzas  espafiolas  y 
Plenipotenciario  en  Annam. — Su  sorpresa  ante  los  hechos  in* 
•dicados.— Reclamaciones  del  Gobierno  espafiol  al  de  Francia* 
—Evasivas  de  éste. — Critica  situación  de  los  aliados  en  Sat- 
^6n, — Combates  con  los  annamitas.~ Brillante  defensa  de  la 
pagoda  des  Ciochetons. — Llegan  grandes  refuerzos  á  los  fran- 
<:eses  terminada  la  guerra  de  China. — Actividad  de  las  opera- 
ciones militares. — Toma  de  las  plazas  y  fuertes  de  Ki-hoa, 
Hyt-ho,  Bien-hoa  y  Vinh-Iuong.^  Brillante  conducta  de  las 
tropas  hispano-filipinas  en  todos  estos  combates.— Declaran 
los  franceses  incorporadas  á  Francia  las  provincias  conquis- 
tadas.— Protestas  de  Palanca  y  comunicaciones  al  Gobierno 
sobre  este  as|>ecto  de  la  campaña.— Ti  atado  de  paz. — Venta- 
jas obtenidas. — Insurrección  de  las  provincias  anexionadas  á 
Francia. — Es  refrenada,  merced  en  gran  parte  al  valor  de  las 
fuerzas  espaftolas  y  de  los  auxilios  llegados  de  Manila. — Re- 
gresan los  expedicionarios  á  Filipinas. — Honrosa  alocución 
de  despedida  del  Almirante  francés. — Van  á  Hué  las  Lega- 
ciones española  y  francesa  al  canje  de  la  ratiBcación  del  tra- 
tado.—Solemne  recibimiento. — ^Termina  la  expedición. — Re- 
gresa Palanca  á  España. — Consideraciones 343 

CAPÍTULO  XIX.— Regreso  de  Lemery  á  España.— Mando 
de  EcbagQe.  — Sus  nobles  propósitos. — Fiestas  por  la  canoni- 
zación de  los  mártires  del  Japón.— Fianzas  de  empleados. — 
Comisarla  regia.— Calendaí io.— Penas  personales. — El  cura- 
to de  Antipolo. — Conducta  del  Arzobispo,  del  clero  indígena, 
de  los  recoletos  y  del  Consejo  de  Administración  en  este 
asunto. — Capitanía  de  puerto.— Leyes  sobre  aguas. — Extran- 
jeros.— Pago  del  tributo  en  las  Colecciones. -^Intervención  de 
aforo.— Juntas  de  distrito. — Penas  á  los  chinos  sin  patente. 
—Administraciones  depositarías.  —  Desestanco  de  los  vinos 
de  coco  y  ñipa. — Creación  del  Ministerio  de  Ultramar. — Or- 
ganización del  mismo.— Igorrotes  de  Bontoc.— Espantoso 
terremoto  de  1863. — Desgracias  personales  y  pérdidas  mate- 
riales.— Consternación  en  la  ciudad.— Disposiciones  de  la  au- 
toridad.— Profunda  emoción  en  España.— Generoso  donativo 
de  la  Reina.— Importantes  resoluciones  del  Gobierno  en  re- 


656  JOSÉ   MONTERO   Y   VIDAL 

F&gÍDftS. 

medio  de  los  dafios  sufridos. — Suscripción  nacional. — Presu- 
puestos.—Organización  de  la  carrera  administrativa  en  Ultra- 
mar.— Plan  de  instrucción  pública. —  Eixhuniación  de  x^dá- 
Teres, — Disposiciones  sobre  montes. — Correos  maritimos  en- 
tre las  Visayas. — CuenUis  locales. — Plan  de  obras  públicas. 
— Minería. — Operaciones  de  crédito. — Desvinculaciones. — 
Prestación  personal. — Legación  de  Espafia  en  China. — Esta- 
blecimiento de  la  Escuela  Normal  de  Manila.  — Nuevo  Jefe 
del  Apostadero. — El  BoUtín  del  Ejército, — Loterías. — Visita 
de  Hacienda.  — Concesiones  al  Banco. — Tasa  del  dinero. — 
Recursos  de  súplica. — Concesión  á  los  infieles  recién  someti- 
dos.—Instrucción  de  Aduanas. — Apelaciones. — Bando  contia 
los  piratas. — Acopios  de  tabaco  en  Visayas.  — Escuela  muni- 
cipal.— Licencias  para  construir  buques. — Ministros  de  Ultra- 
mar.— Medidas  administrativas.— Calamidades  de  todo  géne- 
ro durante  el  mando  de  EchagQe 380 

CAPÍTULO  XX. — Nuevas  victorias  sobre  los  moro-malayos. 
— Ocupación  de  Mantincahuanan.  — Desgraciada  empresa  de 
Davao. — Retirada  de  Mantincahuanan. — Expedición  á  Tala- 
yan. — Traición  del  datto  Utio. — Expedición  de  Careaga  con- 
tra Balayan  y  Bacat. — ídem  de  los  jefes  de  marina  á  Joló, 
Tawi-Tawi  y  Borneo. — Conferencian  con  el  Sultán  de  Joló 
y  éste  los  auxilia  con  algunas  fuerzas. — Castigos  en  Lupa- 
Buan  y  otros  puntos  de  Tawi-Tawi.— Derrota  de  15  barcos 
piratas  en  las  aguas  de  Borneo. — Reconocimiento  de  la  par- 
te NO-  de  esta  costa. — ^Sumisión  á  Espafia  de  los  dattos  de 
Sandakan. — Campafla  del  jefe  de  las  fuerzas  sutiles  de  Visa- 
yas contra  Tonquil,  Carondón  y  Patian. — Muerte  del  Sultán 
de  Joló,  Mahamad  Pulalon.— Vase  á  Dipta  su  hijo  y  sucesor 
Diamarol  Alan  á  orar  por  él,  y  los  parciales  del  datto  Dia- 
marol  Queran  intentan  proclamarle  Sultán.— El  Gobernador 
de  Filipinas,  á  quien  acude  aquél,  envía  un  delegado  para 
darle  posesión.— Trasládase  éste  á  Joló  con  el  Gobernador  de 
Mindanao  y  buques  de  la  división  naval.— Efectúase  con  gran 
pompa  la  proclamación  del  Sultán  de  Joló.— Jura  éste  man- 
tenerse en  la  sumisión  de  £lspafia. — Concédese  una  pensióa 
al  Sultán  de  Mindanao  y  á  su  padre. — £1  mandarín  de  Gui- 
nabatanban  (costa  Norte  de  Borneo)  solicita  el  protectorado 
espafiol.— Informa  acerca  de  este  territorio  el  prefecto  de  La- 


mSTOAIA  DB  PlUPINAS— fNOICB  657 

Páginai. 

butn.— Propone  el  oomlitrío  reglo  Escosura  la  ooupadón  de 
Borneo. -*£1  Gobierno  de  Eipafia  contesta  al  de  Fitipinu 
que  Informe  si  ello  merece  exponerse  á  complicaciones  con 
Inglaterra,— £1  jefe  de  las  fuerzas  satiles  de  Visayu  propone 
U^  ocupación.— £1  Gobierno  de  Espafia  no  resuelve  nada  en 
definitiva. — Importante  campafia  de  Mora  contra  los  piratas 
sámales.— Toma  de  la  cotta  de  Carond6n.-*>^stigos  en  Ta* 
pul  y  otras  islas,— Visita  Escosura  á  Joló.- Ataque  de  Ti- 
nuan  (Paragua).-*£I  Gobernador  de  Mindanao  ratifica  los 
tratados  existentes  con  los  dattos  de  la  bla.  — Regreso  de 

Echagüe  á  Espafia 416 

CAPÍTULO  XXI.— Interinidad  de  Solar.— Organización  de  las 
dependencias  de  Hacienda. —Recurso  de  injusticia  notoria. 
—Pasajes  á  las  familias  de  los  empleados. — Mando  de  Lara. 
—Intendente  Valderrama.— Grandes  incendios.— Nuevos  tra- 
zados de  calles.— El  escudo,  unidad  monetaria.— Publicación 
de  cuentas  y  de  datos  estadísticos. — República  dominicana. 
—Fusión  de  los  Colegios  de  Santa  Isabel  y  Santa  Potenpiana. 
-Destínase  este  edificio  para  palacio  del  Gobernador.— Ins* 
trucción  para  el  régimen  de  las  Administraciones  de  Hacien- 
da pública.- Cánovas,  Ministro  de  Ultramar.— Importantes 
reformas  que  introduce  en  la  administración  de  estas  provin* 
das.-» Matrimonios  de  los  funcionarios  judiciales.-— Vapores 
correos.— Cese  de  Valderrama. — Honrada  gestión  de  este  fun- 
cionario.—Deslinde  de  atribuciones  del  Gobernador  é  Inten- 
dente.— Tuba  y  Basy.— Obispado  de  Jaro.— Ateneo  muni* 
cipal.— Servicios  de  los  jesuítas  en  la  ensefianza. —Notable 
observatorio  astronómico.— *J5/  Ihrvmir  jUipmo.^^Rtvista 
mertantíi.^Rtvista  0dmimsiraíiva,'-'blu)erts  át  los  chinos. 
—Ley  de  17  de  Abril  de  1821.— Ventajas  de  su  aplicación. 
—Cultivo  del  tabaco. — Intendente  Alvarez.— Sus  proyectos 
financieros.- Tratados  de  propiedad  literaria. — Permanenda 
y  regreso  de  individuos  del  ejército  de  Ultramar. — Critica  si- 
tuación económica.— Medidas  financieras  en  alivio  del  Teso- 
ro.—Comedias  chinas.— Recaudación  é  inversión  de  cauda- 
les.-Acotamiento  de  los  montes  del  Estado.- Recepción  de 
la  cárcel  de  Bilibid. — Ministro  Castro. — ^Mora.  al  frente  de  la 
escuadra  del  Sur,  se  traslada  á  Joló.— 'Exige  del  Sultán  y  su 
Consejo  que  devuelvan  sus  subditos  los  cautivos  filipinos  que 

TOMO  III  '  42 


6j8  JOS¿  MONTBRO  Y  VIDAL 

PágioM. 

tenían,  y  pide  el  caitigo  de  los  tranigreBore«.— Leva  la  eicua- 
dra  oon  rumbo  á  Tawi-Tawi.—Ttaición  del  datto  AUp.— Le 
marina  causa  grandes  estragos  en  varías  islas  de  aquel  grupo. 
—El  prefecto  de  Labuan  remite  algunos  cautivos. -•Campafia 
contra  los  piratas  de  Supangan  y'Simuay. — Valor  del  duque 
de  Alenz¿n.— Cesa  Lara  en  él  mando. .  • •     432 

CAPITULO  XXII.—Interinidad  de  Sani.—i:)esconíianza  sobre 
la  moralidad  de  los  empleados  y  medidas  de  rigor. ^Inspec- 
ción de  obras  públicas.— Economías.— Decreto  y  reglamento 
orgánico  de  las  carreras  civiles  de  la  Administración  de  Ultra- 
mar.—Comisiones  extraordinarias.— Clasificación  de  emplea- 
dos.—Invitación  al  clero  sobre  descuento  de  sus  dotaciones. 
—Asunto  ruidoso  de  las  obras  de  la  cárcel  de  Bílibid. — Res- 
ponsabilidades pedidas. — Prisión  del  arquitecto,  del  contra- 
tista de  la  piedra  y  de  altos  empleados.— Cese  de  Sanz.— * 
Breve  interinidad  de  Osorio. — Segunda  interinidad  de  Solar. 
— Dispónese  la  inscripción  de  los  chinos  comerciantes  en  la 
matrícula,— Reforma  en  el  Ministerio  de  Ultramar.— Comi- 
sión para  la  reforma  de  la  legislación  penal  en  Ultramar.— La 
crítica  situación  del  Tesoro  obliga  á  Alvarez  á  dimitir  la  In- 
tendencia.— Sustituyele  en  interinidad  Govantes. — Venta  de 
tabacos. — Llegada  de  la  escuadra  del  Pacífico,  vencedora  en 
el  Callao.— Entusiasta  recibimiento.— Grandes  festejos  públi- 
cos.—Colegio  de  misioneros  de  la  Vid.— Juntas  de  agricul- 
tura, industria  y  comercio ••• 4b1 

CAPITULO  XXIII.— Gobierno  de  Gándara. —Intendente  Ru- 
bí.— Compafiías  mercantiles.— Telégrafos.— Balanza  mercan- 
til.—Sebrestantes. — Pase  y  ascensos  de  militares  á  Ultramar. 
—Divisiones  hidrológicas.— Supresión  del  Tribunal  de  Cuen- 
tas.—ídem  de  los  Juzgados  de  Hacienda. — Policía  urbana  y 
edificios  públicos. — Minería. — Obras  públicas. — Marfori.— 
Faros  militares.— Riego  y  saneamiento  de  terrenos.- Multas 
y  comisos  de  Aduanas.— Inundación  en  Manila.— ídem  en 
llocos  y  Abra.— Grandes  pérdidas  en  personas  y  propiedades. 
—Catástrofe  del  í/«/^j/»m.  —  Remesas  de  tabaco.— Des- 
apruébalas el  Gobierno. — Dimisión  de  Rubí. — Pérez  Vento, 
Mas  y  Abad.— Escuela  de  Nueva  Cáceres.— Buques  extran- 
jeros.—Montes.— Faros,  luces  y  valizamientos.— .Contratos 
de  obras  públicas.— Pasajes.— Dominios  del  Sultán  de  Joló 


HISTORIA  DE  FILIPINAS — ÍNDICB  659 

P&Cinas. 
en  Borneo.— San  Jiían  de  htirÁn,—' Diario  di  avises, — Pro- 
piedad literaria."— Ordenanzas  de  la  Audiencia.— Iglesia  de 
Santo  Domingo.— Empréstito.— Exequias  por  Narváez.— 
Rubí.  Ministro.— Extranjeros»— Expropiación  forzosa  á  4os 
casos  de  guerra.— Revolución  de  Septiembre  de  1868.— 
Efervescencia  y  difícil  situación  en  Manila. — Véncela  Gán- 
dara.—Ayala,  Ministro. — Unidad  monetaria.— Órdenes  so- 
bre obras  públicas. — Derógase  el  reglamento  orgánico  de  em- 
pleados.— Remoción  de  éstos. — Aranceles.— Buques. — Dis- 
posiciones de  Gándara  sobre  instrucción  primaría.— Junta  de 
reformas. — Unidad  de*  fueros*. — Jurisdicción  contenciosa.— 
Corredores  de  comercio. — Expedientes  de  clases  pasivas.— 
Dotaciones  del  clero.— Carrera  jurídica  y  fiscal.- Topete.— 
Escandón. — Mejoras  municipales.— Guardia  dvil.— Elecdo* 
nes  y  Juntas,— Fadlidades  al  comercio. — Expedición  á  igo- 
rrotcs. — Empréstito  Figuerola.— Bazar  de  caridad.— Dispo- 
siciones gubernativas.— Carreras  de  caballos.— Renuncia  de 
mando. — Notables  cualidades  de  Gándara.— Breve  interini- 
dad de  Maldonado •....• 475 

CAPÍTULO  XXIV.— Mando  de  la  Torre.— Carencia  de  condi- 
ciones adecuadas  á  las  circunstanciar.— Esperanzas  que  inspira 
á  los  separatistas. —Desconocimiento  del  país. — Su  torpe  po- 
lítica.— Adulaciones  de  los  criollos.— Camarilla  que  le  rodea. 
— Triste  predominio  de  la  sefioia  de  Sanchiz.— Manifestación 
política.- Ilegalidad  de  ésta.— Preponderancia  en  Palacio  de 
los  criollos  antiespafioles.— Retraimiento  de  los  principales 
íuneionarios  civiles  y  militares.— Comienzan  aquéllos  sus  tra- 
bajos de  conspiración.— 'Supresión  del  castigo  de  bejucazos  á 
los  soldados  desertores.— Indulto  á  una  banda  de  tulisanes.— 
Conviértelos  en  auxiliares  de  la  Guardia  civil,  con  el  nombre 
de  Guias  de  la  Torre. — Conflictos  por  esta  medida. — Fecho- 
rías de  los  indultados.— Tiene  que  declarar  el  estado  de  sitio 
en  varias  piovincias.— Asociación  ideada  por  la  de  Sanchii. 
— Retráense  jas  sefioras  invitadas.— Incidentes  ruidosos  res- 
pecto á  la  Hermandad  de  la  Misericordia.- Derribo  de  la  estt' 
tua  de  Isabel  II.— 'Niéganse  los  indios  á  ello  y  tiene  que  va- 
lerse de  chinos.^ Jura  de  la  Constitución  del  69* — Nueva 
manifestación  política.— Inconveniencias  á  granel. —Suicidio 
de  Combarros.— Incidentes  que  lo  motivan. --Supuesta  cooi- 


66ó  José  MONTBRO  Y  VIDAL 

*  P&ginat. 

piradón  reaccionaria.— Prisión  de  altos  funcionarios  espa- 
fióles. — Los  pone  en  libertad  y  esquiva  reparar  su  atropello. 
-—Nuevas  proscripciones. — Ei  Owi^^.— Inauguración  del 
Canal  de  Suez.— El  Duque  de  Edimburgo  en  Manila.— Tercio 
de  la  Guardia  civil. ^«Deportaciones  de  vagos  y  malhechores. 
— D.  Amadeo  I. — Muerte  de  Prim.— Intendente  Alvares.  — 

■ 

En  la  imposibilidad  de  vencer  la  situación  económica,  regresa 
á  Espafia. — Carbonell. — Proyectos  de  líneas  telegráficas. — 
Incendio. — Junta  de  reformas  administrativas  y  económicas. 
—Comercio  de  buques  extranjeros  con  Joló.— Encuentro  de 
un  cafionero  con  varios'pancos  piratas.— Opinión  sobre  éstos 
de  la  Torre. — Construcción  de  cafloneros.— Pide  aumento  de 
tropas.— Inauguración  de  las  obras  de  la  Catedral.— ídem  del 
monumento  á.Anda.— Traslación  de  las  cenizas  de  éste. — Pe- 
ríódioos, — Jimeno  Agius.— Memoria  sobre  el  desestanco  del 

tabaco • .••.•••••     498 

CAPÍTULO  XXV.— Carrera  judicial.— Correos  A  Singapoore. 
—Becerra,  Ministro.— Sus  propósitos.-Código  penal,— So- 
ciedades anónimas.— Comisión  de  reformas.— Inamovilidad 
judicial.— Empleados  de  Aduanas,  Contabilidad  y  Correos. — 
Moret,  Ministro.— Aduanas. — Extráfnjeros. — Cuerpo-  de  Ad- 
ministración civil  para  Filipinas. — Reglamento  de  idem. — 
Consideraciones. —Administración  económica  y  contabilidad 
de  Ultramar. —  Cese  de   exenciones  arancelarias.— Cátedras 
para  preparación  de  los  empleados  de  Ultramar. — Premios 
para  obra^  referentes  á  Filipinas. — Aranceles  de  Aduanas.- 
Correos  maiitimos  interinsulares. — Restablecimiento  del  Tri«    ' 
bunal  dé  Cuentas. — Tribunales  judiciales.— Dependencias  de 
Hacienda.— Creación  de  un  Instituto  filipino.— Reforma  de  la 
Universidad  de  Santo  Tomás  de  Manila.— Consejo  de  Filipi- 
ñas.— Viajes  por  el  Istmo  de  Suez.— Oposiciones  de  cátedras 
para  Filipinas. —Reforma  del  Arancel  de  Aduanas.— Ayala, 
Ministro.— Exposición  del  Procurador  de  dominicos  en  contra 
de  la  creación  del  Instituto  y  reforma  de'  la  Universidad.— 
Alarma  en  Manila  por  estas  innovaciones. -^Exposición  del 
Prior  de  dominicos.—  Reúne  la  Torre  una  Junta  de  notables 
para  tratar  de  las  reformas.- Oposición  de  los  dominicos.— 
Pone  el  ccúmplaae»  á  los  decretos.— Protestas  del  Arzobispo 
y  de  los  Provinciales  de  las  Corporaciones  religiosas.— Ex- 


HISTORIA  DB  PILtPINAS— ÍNDICE  66 1 

PÍ«ÍBU. 

posición  d«  los  iftismos  al  Regente  del  Reino.— ídem  de  los 
padres  de  familia  al  Rey.— 'Orden  de  Moret  sobre  exclaustra- 
ción de  religiosos.— 'Protestas  de  los  Prelados.— Tirantef  de 
relaciones  entre  el  Gobernador  y  el  Clero.— Decreta  Ayala  la 
suspensión  de  las  reformas.— Es  relevado  la  Torre.— Juicio 
acerca  de  este  gobernante • ^ «••     525 

CAPITULO  XXVI.— Mando  de  Izquierdo.— ResUblece  la  eti- 
queta  palatina.— Trabajos  en  pro  del  país. — Volcán  de  Ca* 
miguln.— Jura  de  D.  Amadeo.— Persecución  de  malhechores. 
—Suspende  Izquierdo  los  efectos  de  las  reformas  en  la  ense- 
fianza.— Disposición  sobre  monedas. —Aranceles  de  Adua- 
nas.—Ley  de  aguas.— Prescripciones  sobre  las  cédulas  perso- 
nales.-Erupción  del  Mayon.— Cuerpo  de  empleados  de 
Aduanas.— Queda  en  suspenso  la  creación  del  Cuerpo  de  Ad« 
ministradón  civil  para  Filipinas.— Inundaciones  en  la  Pam- 
panga.— Visita  i  Manila  el  rey  de  Camboja.— Festejos  en  su 
obsequio.— Administración  central  de  Aduanas.— Reforma 
del  Consejo  de  Filipinas. — Cuadrilleros,— Se  crea  un  segun- 
do tercio  de 'Guardia  civil.— Cuerpo  de  Guardia  civil  vete- 
rana.—Suicidio  de  Dofia  Carmen  Torres.— Asalto  de  htiiss" 
iMf.— Comentarios  sobre  estos  sucesos.— Baguio  en  Manila. 
— Paseo  de  Magallanes.— Ministros  de  Ultramar  Mosquera, 
Balaguer,  Martin  de  Herrera,  Ulloa,  Gasset  y  Mosquera  nue- 
vamente durante  esta  etapa • 554 

CAPÍTULO  XXVir.— Insurrección  de  Ca vite.— Causas  que  la 
motivaron.— Inj^ticia  de  los  instigadores.— •  Imposibilidad 
de  que  \oi  filipinos  constituyan  un  estado  independiente.— 
Gravedad  de  la  conspiración.— Anónimos  denunciándola.— 
No  se  les  presta  crédito.— Complicidad  del  ejército  indígena. 
—Influencia  del  amor  en  el  descubrimiento  de  las  conspiracio- 

• 

nes  de  Filipinas.— Motivo  por  el  que  fracasó  la  tramada  en 
Manila. —Actividad  y  valor  de  Izquierdo.— Fiesta  de  Sam* 
páloc.— 'Consigna  entre  los  conjurados.- Coincidencia  por  la 
que  se  dio  el  grito  de  la  rebelión  en  Cavite.— Sublévanse  los 
soldados  de  infantería  y  de  marina  del  Arsenal  y  los  artilleros 
de  la  fuerza  de  San  Felipe.— Asesinatos  que  cometen.— He- 
roicidad-del  T.  C.  Savra.- Entusiasma  y  arrastra  tras  sí  á  su 
regimiento,  que  estaba  comprometido,  y  ataca  á  loa  insu* 
rrectos.— Endérranse  éstos  en  la  fortalefa.— Brfndanse  doi 


662  José  MONTERO  Y  VIDAL. 

espafioles  í.  llevar  á  Manila  el  parte  de  estos  sucesos»— Son 
cobardemente  asesinados  en  el  camino  por  la  partida  de 
Guias  de  la  Torre.— Logra  llevar  dicho  parte  por  mar  el  con- 
tramaestre Mijares.— Envia  Izquierdo  al  Segundo  cabo  Gino- 
vés  con  fuerzas  de  infantería  y  de  marina  contra  los  insurre- 
ctos.— Noble  espíritu  del  ejército  filipino.— Ansiedad  en  Ma- 
nila.— Sorpresa  ¿  indignación  entre  los  peninsulares.— Sere- 
nidad y  bravura  de  Izquierdo.— Es  asaltada  la  fuerza  de  San 
Felipe.— Muertes  y  prisiones  de  insurrectos.— Alocuciones  de 
Izquierdo.— Prisiones  de  complicados.'- Condena  de  4t  in- 
surrectos.— Son  pasados  13  por  las  armas. — Honras  fúnebres  * 
por  los  asesinados  en  Cavite. — Sensible  muerte  del  oficiaj  de 
marina  Pardo  de  Figueroa. -^Nuevas  condenas.— Muerte  en 
garrote  del  jefe  de  los  Guías  de  la  Torre.— ídem  de  los  pres- 
bíteros indígenas  Gómez,  Zamora  y  Burgos. — Detalles  de  la 
ejecución. — Pastoral  del  Arzobispo  condenando  la  complici- 
dad de  los  curas  indios. — Condenas  de  presidio  con  deporta- 
ción á  Marianas  de  varios  presbíteros  y  abogados  filipinos  y 
meztizos  acaudalados. — Protesta  de  los  clérigos  indios  contra 
los  de  su  clase  complicados  en  la  conspiración.— Gracias  al  * 
ejército  y  la  marina.- Llegada  de  un  regimiento  de  artillería 
peninsular.— Entusiasta  acogida. —Alocución  y  Ti  Dettm.^ 

Notas  y  aclaraciones • 565 

CAPÍTULO  XXVIIL— Comercio  ilícito  de  los  extranjeros  con 
Joló.— Llama  la  atención  sobre  esto  al  Sultán  el-  Gobernador 
de  Mindanao.— Expedición  contra  Tawi-Tawi.— Reúnese  la 
escuadra  del  Sur  en  Joló  al  mando  de  Patero.— Incidente  so- 
bre la  entrega  de  un  cautivo.  —Trasládase  á  Cuttabato  la  ca- 
pital de  Mindanao.— Compañías  disciplinarias. — Bombardeo 
de  Joló.— Ataca  el  Jefe  del  Apostadero  á  Parang.— Gobierno 
P.  M.  de  la  Paragua. — Impúlsase  la  colonización  de  Minda- 
nao.—Sumisión  del  datto  Lantó.— Sublévanse  los  presidiarios 
de  Zamboanga. — Asesinatos  que  cometen.— Recházalos  la 
población  valerosamente. — Patriótica  conducta  de  los  zam- 
boangueftos.- Notables  servicios  de  ellos  y  del  Administrador 
de  Hacienda  en  la  persecución  de  los  sublevados. — El  ejército 
y  la  marina  contribuyen  á  su  derrota.— Admite  el  Gobierno  á 
Izquierdo  su  dimisión.— Alocuciones  al  ejército  y  marina  y  á 
los  habitantes  del  Archi|'lélago.— Embarca  para  Espafia.— ' 


\ 


HISTORIA  DE  FILIPINAS — fcíDICB  663 

PkglOM. 

Elogios  de  k  prensa  local.— Condiciones  de  mando  de  este 
Gobernador.— Desarrollo  de  las  obras  públicas  dorante  su  go- 
bierno.—Establecimiento  de  los  vapores  correos  al  Sur  de  las 
Islas  y  á  Singapoore. — Construcción  de  lineas  tele^áíicas,  fa- 
ros, caneteras,  puentes,  cuarteles,  tribunales,  cárceles,  casas- 
gobiernos,  escuelas  y  mercados. — Mejoras  en  la  población.— 
ídem  en  la  Instrucción  primaria.— Bandos  de  buen  gobierno. 
—Admiradores  y  enemigos  que  deja.— Las  cuestiones  de  or- 
den público  y  la  rebelión  de  Cavite  contrarían  la  fecunda  ges- 
tión de  este  gobernante.— Término  de  esta  Historia.— Con- 
sideraciones generales ••...,,,«...«,.,, 603 


PIN   DEL  TOMO   TERCERO