3 9007 0320 9845 1
Date Due
I N D !G Eî
Introducciôn a la Historia Moderna de El Salvador. .
Cdmo se forma El Salvador ....
La tradiccidn y las inscripciones ... ....
El invente del mafz .... ....
La Epope3'a de Cuscatlân .... ....
Pleito por el derecho a nombrar Juez en el Marquesado
Lorenzana ....
Las ideas de Delg-ado. Arce, los Ca&as y demâs prdceres
La Ccnstitucidn de 1812
El Combate contra la idiîa de una Monarqufa Americana
Combate centra el Imperio ......
Autonomismo y Federaciôn .... ....
Aristocracia y Demccracia .....
San Salvador, Capital Fédéral ....
Signiiîcado del Obrajuelo
Guerra contra el esclavismo y la Conquista ....
Nuevo.q esfuerzos por la Uni6n y las reformas libérales .
Los creadores de niiestra Historia ......
de
1
1
2
11
15
16
18
21
22
23
24
24
25
25
26
27
30
CAPITITLO I
En iSoS. /It'c/ios que preparan a iSji.... .... 31
El proceso del Escorial.... 32
Sublevacion de Aranjuez. . . . , 36
Guerra de la Independencia en Espâûa '^4
La epopeya de la Indcpondencia Espafjola .^1
Se elige en San Salvador un Elector de Miembro de Gobier-
no de Espana e Indias 56
Emisario.s Bonapartistas 58
El Sefîundo paso a la aulonomia ... .^9
El Tribunal de Fidelidad 61
Trdgico ftuccso de Gonzalez MoUinedo 61
El Capitân General Bubtamante ... 62
La Voz de Arrérica en las Cortes. . . . 60
El Salvador se di.spone a la luclia de los doce ano.s 71
CAPITULO II
El PriviQ.r Grito de hidependencia 73
Adtlenda alCapîtulo II 110
CAPITULO III
ImpDrtancia del Primer Grito de Indeperdencia 151
Repercusiôn del 5 de Koviembre. ... 153
CAPITULO IV
i8i2 155
La maldiciôn de Isteoeque 156
Muerte del Dr. Sicilia.. 157
Curso de los sucesos.... ...... 15^
Promdlgase la Constitucion de 1812. 159
Fiesta de la Constitiici6n 167
Addenda al Capftulo IV .... 124
CAPITULO V
La igualdad social 133
INTRODUCCIÔN A LA HISTORIA MODERNA
DE EL SALVADOR
<LCômo se forma El Salvador?
Pareceria que la HistoriaModerna de El Salvador,
por serlo desde luego de una provincia y después de
un Estado fédéral, por mucho tiempo condenase a los
lectores a seguir las efemérides sin emociôn de sucesos
insignificantes, y a estudiar el cronicôa de hechos ais-
lados y sin trascendencia, escrito como los apuntes de
un fraile cronista en su convento o de un cronista mu-
nicipal en una ciudad pretenciosa y de tercer orden.
Pero ni en los tiempos anteriores al descubrimiento
de America, ni durante el coloniaje, ni después de la
ruptura del Pacto Fédéral, el drama ha dejado de ser
palpitante.
Desde luego el asunto que debe interesarnos sobre-
manera es
2 FRANCISCO GAVroiA
LA FORMACIÔX DE LA ENTIDAD POLITICA
LLAMADA El SALVADOR.
Los origenes de ua pueblo, las razones de su for-
maciôn, su carâcter, explican su papel en la Historia.
Tal es ei asunto de este estudio preliminar.
LA TRADICIÔN Y LAS INSCRIPCIONES
Al hablar de la tradiciôn como date para el estu-
dio de la formaciôn de la entidad que se llama El Sal-
vador, es bueno tener en cuenta que los que escribieron
las que se ha Uamado puras leyendas, tuvieron a la
vista los manuscritos, côdices o analtés, los oyeron leer
a los hierogram matas, o los aprendieron a leer, y por-
que los comprendieron los hicieron quemar. El resu-
raen del calendarioy lasceremonias religiosas, polîticas,
industriales y artîsticas, de la obra delObispo Landa,
es el resumen de los côdices que han Uegado hasta
nosotros, cuyos signos como siempre se juzgô con
acierto son los mismos signos de las inscripciones de
Copân y de muchas piezas arqueolôgicas de El Salva-
dor.
Solo habiendo él coraprendido las inscripciones de
manuscritos y monumentos se expHca la firmeza con
que un hombre tan veraz (aunque por el espiritu reli-
gioso de su época, tan fanâtico o intolérante) como el
Obispo Nûnez de la Vega, de Chiapa, afirma la exis-
tencia de Votân, su parentesco y las obras que reali-
zara, con los porraenores del modo como se conservô
el manuscrito de que el mismo Votân era autor. Nû-
nez de la Vega, como Landa, ordenaron que se quema-
sen los côdices después de haberlos extractado. Ade-
mâs, los calendarios que son un resumen de la ciencia
precolombina, con su coraplicadisima distribuciôn del
tiempo en dfa?. semanas, meses, anos y ciclos, su mi-
tolcgia y la distribuciôn de ceremonias de todo carâc-
ter, no podîan ser comunicados de memoria, a los cro-
HISTORIA MODEBNA DE EL SALVADOR 3
nistas que corao Landa, l^s h^n trasmitido, por ins-
truidos que fuesen los hioi . grammatas, porque éstos
no conocian las correspondeocias con la cronologi'a
espanola. Todas las particularidadet de las cérémo-
nies que se sucedi'an en fechas determinadas y descri-
tas por Lmda. suponen que su obra fué escrita con
los analtés a la vista; y lo mucho que de ellos corres-
ponde a la mitologîa, que atribuîan a inspir..ciôn del
demonio, originô las ôrdenes vandâlicas de Nùnez de
la Vega y de Landa, de queraar todos los côdices, de
los .:ua]es solo quedan el Coriesiano, el Peresiano y
el Dresdense.
Puede tenerse, pues, como cierto, que las tradicio-
nes que nos han dejado los cronistas son la sustancia
de los côdices y las inscripciones y que soc la posible
historia americana anterior al portentoso descubri
miento.
iQué parte de esta tradiciôn le corresponde a El
Salvador?
Vamos a exponerlo valiéndonos de las frases tradi-
cionales de los textos originales traducidos y de los
mismos cronistas, pues ellos lienen una dignidad de
que carecen los que después se han escrito sobre las
cosas precolorabinris.
Thpallan, la tierra de donde llegô a los pai'ses del
Norte, una raza conducida por un personaje ilustre,
tiene el distiniivo inconfundible de ser ndhoate, de la
razi di-tinta de la maya, de la quiche y de las otras
que caracterizan a El Salvador en la época precolom
bina.
Ahora bien: ^cudl es el Tlapallan a qu- todos los
cronistas dan el nombre de «raisterioso»? (*)
Desde luego no es un pueblo maya, corao lo es Co
pan, pues de él sale como un vivero de pueblos, im-
portante eraigraciôn que va a las regiones que bana el
Usumacinta, eraigraciôn que funda laciudad de Tula,
cerca de Palenque y a él se retira el Jefe de ese éxodo
(*) Conferencia del aiuor.
4 FRANCISCO GAVIDlA.
cuyo nombre es el de la «Estrella de la Manana>, a lo
que parece despué? de una iasurrecciôn de los suyos»
A él se retira otro personaje del misrao nombre, el re
formador de la civilizaciôn de la otra Tuîa, del Anâhuac,
cuando es arrojado por los ecemigos de su religion, lo&
sectarios de la Luna.
A Tlapallan, en fin, se acoje el ûltirao destronado
Topitzîn de l.i n.isma Tula del Anâhuac, Axcitl, el
hijo célèbre de la Reina Flor, la no menos célèbre in-
ventera del pulque.
iCuâl es, pues, el œisterioso Tlapallan?
La circunstancia de que ambos jefes que llevan el
nombre de la Estrella, abandooan el pais de Palenque,
el uno en siete barcas y el otro en una bal*a, medio de
navegaciôn que no permite alejarse de las costas; y de
que los nâhoas que fundaron el Quiche, caminaron
segûn tradiciones, por el mar, ei cual se retiré para
abrirles paso, lo que parece senalar el fenômeno de las
mareas; esta indicando que el «raisterioso Tiapallan>
es un pais del Sur, un pais nâhoa, de la mi-ma faoni
lia e idioraa de los emigrantes.
Confirma esta creencia la fr^^^e de don Pedro de
Alvarado en su segunda carta a Hernân Coriés, en
que refiere su expediciôn a Cuscatlân: «Aquf supe,
dice, de muy grandes tierras, la tierra adentro . . .>
«Pasados estos dos me^es de invierno que quedan,
que son los mas recios de todo, saldré de esta ciudad
en demanda de la Provincia de Tapalan (sic)».
La llama provincia y no ciudad: trâtase de un pais.
Ixtlilxochitl, el principe cronista mexicano, al ha
blar de que su antepasado del mismo nombre, acom
panô a Cortés €n su viaje a Honduras, menciona a
Tlapallan, ^runa provincia, — estas son sus palabras, —
que se halla cerca de Yhueras. 3>
Yhueras, por Ibueras, — que es Honduras.
Sahagûn, Torquemada y Brasseur de Bourbourg,
lo mencionan también y a porfi'a, y son los que haa
vulgarizado la tradiciôn.
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 5
La région indicada conserva las ruinas de Copân,
de Quiiigfuâ y de Mictiân, situadas en las fronteras de
las très Repûblicas de El Salvador, Guatemala y Hon-
duras, siendo la ciudad nâhoa la de Mictlân. fundada
cerca del Lagfo de Gùija, — la del santuario faraoso de
la E^trella de la Minana, con su templo redondo, su
gran Pontifice que llevaba el tîtulo de Teoti, su con-
sejo de grandes sacerdotes y sus leyendas y ritos muy
conocidos de los cronistas.
Finalraente, el norabre pipil^ no sigoifica solo el
que hab'a mal y corao los nitios el idioma nâhoa o
nâhuate, sino tarabién «noble», «antiguo>, segûn los
mism.os cronistas.
Es tradiciôn que, como lo anterior, refieren estos
cronistas, que el Topiltzîn de un imperio del Sur, dis-
cernia la investidura a los reyes de paîses vecinos, y
este es el desterrado Axcitl, ya mencionado.
La expediciôn de los mercaderes enviados por Ahui-
zotl, tiene c<:>rriO lo veis, poca importancia; es sin duda
una de tantas emigraciones de los nâhoas del Norte, a
la région que parece de su origen.
Hâ'lase claro que solo la familia pipil es nâhoa, co-
mo Mictlân y Cuscatlân, y que solo ella pudo estar en
contacto con las ciudades de Copân y Quiriguâ de sus
padres los mayas; que ella son Tlapailan y el Imperio
del Sur>.
Veamos pues las tradiciones de esa r^za y de ese
Tlapailan, que son la raza pipil y los paîses vecinos a
Honduras, es decir Mita, Cuîcatlân y las demâs ciu-
dades nawas o nâhoate^î, de cuva primera patria ha
blan el Popol Vuh, el principe Xahi'â, en el manus-
crite kachikel, los cronistas Sahagûn, Torquemada,
los documentes antiguos copiados por Yxtlil Xochitl
y otros, cuyos pasajes con frecuencia no hareraos sino
copiar literalmente:
De Tlapailan dice el Popol Vuh:
<Es allî donde se habi'an multiplicado por modo
considérable y donde vivîan en la edad de oro (zak
6 FRANCISCO GAVIDIA
gih). Entonces no habian contraido el hâbito de ale-
jarse de lus lugares que les vieron nacer; oo pagaban
tributo y hablaban un eôIo idioma. No incensaban
la madera ni la piedra. Se contentab.in con levantar
jos ojos al cielo y observar la ley del Creador. Espe-
raban con respeto la apariciôn del Sol, saludandocon
sus invocaciones la Estrella de la Manana. Y ei co-
razôn lleno de amor y de obediencia, dirigi'an al cielo
una plegana para obtener descendencia con las si-
guientes palabras:— jSalud, Creador y Formador; mi-
ranos, ôyenos! Corazôn del cielo, corazôn de la tierra,
no nos dejes, no nos abandones en nada. Dios del cie-
lo y de la tierra! Corazôn del cielo, corazôn de la
tierra, proteje nuestra posteridad para siempre y
cuando llegue el dfa alumbra y ensanch i nuestro ca-
mino. Concédenos el reposo, un reposo gloriosc, la
paz y la prosperidad, la justicia de la vida y de nues»
tro ser; concédenoslo joh Huracân, Relâmpago y Ra
yo! tu que sabes todas las cosas grandes y pequenas.»
El Popol Vuh da los nombres d2 las principales
fami ias de ese pais de Tlapallan y estos nombres son
pipiles 0 nawales: eran, Monte, Tepeu (Tepetl, en me
xicano); Cabeza, (Oloman, de Olom, cabeza); Leôn,
de Coh, leôn); Porta Coller, (A/iau, de Ah posesivo
y Azv, collar de oro), titulocomûn a todos los princi-
pes de origen maya. Habfa también la familia de los
Quenech.
Del raismo idioma es el término Tlapallan, —
tierra de colores — como en la expresiôn, ilapali eztli,
sangre de color, que es la sangre azul del castclîano.
<Veve^ Tlapallan, «el antiguo o el gran Tlapallan>.
También pertenece naturalmente al mismo idio-
ma el nombre de la raza: Nawal, nahual o ndhuaU.
En pipil como en mexicano signifîca instruido, exper-
to, conocedor de las ciencias (que en este caso son los
almanaques, vale decir, la astronomie, la cronologfa,
las siembras del maiz, del cacao, la crianza de las abe-
jas, la arquitectura, la escultura de figura ornamen-
mSTORlA MODERNA DE EL SALVADOR /
tal y geroglifica, las artes utiles y tarabién los ritos
que en este caso son los de la Estrella de la Manana,
— Quetzalcohuatl, — &., &.)
Los cronistas espanoles escojieron termines des-
pectivos para expresar estas cosas: asi, nawal, en el
diccionario de Molina, sigfnifica iadino, cuya significa-
ciôn es equivoca- El quiche tiene la rafz Naw o A^ao,
conocer, sentir, saber. Uu autor hace notar la semé-
janza de la expresiôn Nahua l con la ingle>a: Noiv-alt
que se pronuncia Nahuot\ ambas significan la idea de
saberlo todo.
Las dos razas, nawal y maya, l';s trabajos de es-
cultura y ornaraentaciôn [que ostentan, la una civi
lizaciôn, por ejemplo, en las ruinas de Mita y la Quema-
da y la otra en Palenque y Copân]; la existeccia de
hombres blancos (como se ve por la pintura. tal vez la
de Qaezalcohuatl, de un personaje, en el côiice Cor
tesiano) en Tlapallan, se ven mencionadas en el pasa-
je siguiente del Popol-Wuh: < mientras vi
▼ieron en paz los hombres negros y los hombres blan
ces, {ta xqohepa qui chiri geka winak, zaki winak
) hubo imâgenes y semejanzas {wachibal) de
hombres; hubo lenguas diversas; hubo quien las en-
tendiera una y otra (cay u xiquin, de dos orejas).
Supose en Tlapallan que exiitian paises de gon-
tes que «iban por las raontanas, grandes y pequenos,
como insensatos,» y donde no habia casas. Estos
paises se hallan segùn el Pot>ol yu/i,<ide\ lado en que el
sol se leranta.» La expresiôa «el oriente» juega un
gran papel en estas tradiciones: salen las emigracio-
nés hacia el oriente y llegan del oriente. Basta, sin
embargo, para explicârselas estudiar un mapa. De la
région de Tlapallan a Golfo Dulce y las costas de Be-
lice y Yucatân, se marcha y se navega hacia el oriente;
de las costas de Yucatân al lago de Términos y los
rios histôricos de Usumacinta y Tabasco, se navega
desde el oriente.
Pero no todas las tradiciones hablaa de inmi-
8 FRANCISCO GAVIDIA
garantes de Oriente, al tratarse de la llegada de los na-
wales o nâhoates a la regiÔQ del Usumacinta; el histo
riador indîgrena Manoz Camarg-o {Historia de la
Repûblica Tlascald), afirma que las tribus que arri-
baron a Pânuco Uegaron por el Mar del Sur, o sea
el Pacifico, pasando por un istmo al Atlântico, y de
allî a Pânuco. Tratândose de gente que habla el nâ-
huate, que llega del Pacifico y cruza un istrao, para
llegar cerca de Veracruz, no puede ofrecerse otro pafs
m as que Tlapa';lao, entendiéndose por este la région
de Mita, Cuscatlan, Quiriguâ y Copân.
E^ esta eraigraciôn, con uno o arabos itinerarios,
la que eraprenden los tlapalenses.
Las primeras familias que emigrarcn son las de
Dan y los Ilocab. Lo que se observa en las piezas ar
queolôgicas donde la maya y lo nawal aparecen ya se-
parados, ya raezclados se observa en los nombres. Los
de Dan, se llaraan los Tamub, plural maya.
Pasa un tiempo indeterminado entre esta emigra-
ciôn y la capitaneada por el primer Quezalcohuatl, na-
rra da por el Popol Vuh y por Sahagûn en el Libro X,
Capitulo 29.
Tarabién hace referencia a ella el Padre Las Ca-
sas, en su Historia Apologética, Tomo III, Capitulo
123, y como Sahagûn, afirma que se daba Quetzal (*)
el tîtulo de Senor por Excelencia.
Llega esta segunda emigraciôn al n'o, después
al puerto fluvial de Pânuco, cuyo fondo es la cordille-
ra de Sierra Nevada, — en siete naves que Sahagûn
refiere que se llamaban Tchicom — Oztoc o Siete Gru-
tas. Este nombre con el de Pânuco, (desembarcade
ro) que dio Quetzal a ese lugar, son términos del nâ-
hoate. Seguîan a Quetzal varios hierogrammatas,
que en aquel idioma sellaman amoxoaques,
Quetzal personalmente custodiaba al Dios Opu^ o
t*)Por razones de brevedad designaremos con uno de sus componentes
el nombre de Quetzal-Cohuatl.
mSTOFIA MODERNA De EL SALVADOR 9
el Viento de la Noche [Yohualli Ehécatl]. Este nom-
bre iadica que este dios representaba la Estrella de la
Manana, uno de cuyos atributos era el dominio del
Viento. Llamâbase tambiéa el Invisible, porque per-
manecia euvuelto en muchas bandeletas por siglos y
sigflos. Era un simbolo de piedra verde e incrustado
en madera. Sus fiestas se repetîan al fin de cada mes
al son de grandes couchas marinas. {Historia por
Sahugùn, Libro X, Capîtulo 29).
Los eiiigrantes exploraron las costas y llegaron
a Xicalanco, ciudad donde se fabrican jicaras y hua-
cales, situnda entre la Laguna de Términos y el mar.
El Padre Las Casas en su Historia Apologética, To-
mo III, Capi'tulo 123, refiere que en Xicalanco se con-
serva la tradiciôn de la llegada de Quetzal con veinte
jefes. Refiere también que se decîa que el héroe era
una serpiente, coronada de plumas.
No puede explicarse esta afirmaciôa si no es por
los geroglîficos de Quetzacohuatl, que expresan su
nombre maya. Cukulkân, que unas veces'es una ser-
piente cubierta del signo de la pluma repetido a lo in-
fioito y otras un piumero {kukut)^ puesto sobre una
parte de âofora, cam: lo que hace Kukulcdn,
Sea que el pueblo tome los geroglîficos por un
mito o que el padre Las Casas no Uegase a conocerlos
catunes, la aserciôn no podrîa explicarse de otro modo.
El geroglîfico de la serpiente cubierta con signos
repetidos de la pluma que tienen la forma de U, se ha-
lia en gran tamano en las primeras paginas del Côdice
de Dresde: sobre él esta repetido siete veces el nom-
bre de Kukulkân, formado por letras.en siete katunes
iguales.
El geroglîfico del piumero sobre la ânfora se halla
en las primeras paginas del Côdice Cortesiano.
Xicalanco pertenece a las tierras de Nonohualco,
en las desembocaduras de Usumacinta y del Tabasco.
Nonohualco o Nonuhalco, es un nombre muy co-
nocido en la région pipil; dos o très revoluciones en la
10 FRAHCISCO GAVIDIA
época moderna estân unidas a este nombre; la princi
pal de ellas derribô al indomable Jefe Prado, y su eau-
dillo se llamô Aquino.
Crecieron las colonias tlapalecas a puoto de des-
pertar la rivalidad de Palenque; su gran rey, Wucub-
Caquix, y su consejo de doce reyes tal vtz les habrian
declarado la guerra si un terremoto que produjo rara
inundaciôn, no hubiera destruîdo gran parte del emi-
grante pueblo pipil o tlapalense, que pereciô sumer-
gido en las aguas.
Wi Popol Vuh hace decir en taies raomentos a
Wucub Caquix en su palacio de Palenque:
«Este punado de hombres que han perecido aho-
gados era, verdaderamente, de sabios!>
Eran de veras nohoas o nahuales, diceel original.
Puede la inundaciôn haberse verificado, no por efecto
de un terremoto sino por la crecida del Usumacinta,
anual y periôdica, como la del Nilo, y en este caso la
expresiôn /'sabios,! de Wucub Caquix tendria toda la
ironia que los mayas, a fuerza de civilizados, emplea
ban con frecuencia, y esto aun enraedio de las situa-
ciones dramâticas. El principe seguîa diciendo: <Por
consiguiente extenderé mi dominaciôn sobre todas las
gentes.
<Yo soy el sol, soy el esplendor, soy brillante como
la luna. Grande es mi esplendor; por mi le? hombres
existen y caminan. Mis ojos son como la {jiata in-
crustada de zafiros; son semejantes al color del cielo;
todas mis extremidades irradian como la lun? !»
Se sabe que los Atehpal llevaban un calzado de
oro y la escultura de Copân nos rauestra los ricos
brazaletes propios de una indumentaria que pudo ser
uso de los reyes. Pero oigamos al principe Wucub
Caquix: "Mi trono es de metales preciosos y cuando
salgo de mi palacio, ilumino la tierra. Asi, pues, yo
soy el Sol, yo soy la Luna."
Estas expresiones, el Sol, la Luna, en boca del
principe de Palenque, serîan, Kin y £7, es decir, dos
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR H
de los dioses mayores. Wucub Caquix, decfa, pues,
UDa blasfemia.
El rey decfa por fin cod arrogancia:
«Por la fuerza y la belleza de mis vasallos, mis
ojosdominan a lo lejos.» «Asi hablaba Wucub Caquix,
henchido como estaba por ?u oro y sus riquezas.3>
Ademâs del Popol Vuh, hablan de esta inunda*
ciôn la Historia de los Soles de Ixtlilxochitl y Go-
mara.
Entre ios que se escaparon delà catâstrofe, segûn
estes dos ûltimos historiadores, se cuentan los hijos
de Iztac Mixcohuatl, Queizalcohuatl y Xeihua, funda-
dor de la pirâmide de Cholula.
El Invento del Maiz
Llegamos a un momento de gran importancia,
no digamos (aparté toda exageraciôn) para los pipiles,
sino para una gran porciôn de lahumanidad, — el del
invento del mafz.
La relaciôn siguiente se funda en las del Popol
Vuh y de la Historia de los Soles, copiada por Ix-
tlilxochitl de documentes de lengua nâhuatl. Estos
dioses, asî Uaman a los eraigrantes los documentes
citados, celebraban consejos llenos de tristeza: se tra-
taba de hallar el modo de alimentarse. Quetzal, con
veluntad indomable dispuse internarse en el continen-
te. Caminô bastante y por fin, al césar la estaciôn llu-
viesa, hallô campes en que altas espigas, dobladas
por mitad, de manera que se inclinasen sus panojas pa-
ra resguardarlos de la accion de la lluvia, secas ya por
el sol, parecian las varas innumerables de lostirsos, de
que pendîan la pina y las cintas de un celer de oro
riejo, como nueva manifestaciôn que la Naturaleza
guardaba eculta, de la fecundidad del eterne diôny-
sos. Era el maiz.
Vio Quetzal que les cultivadores hacîan la reco-
lecciôn y trasportaban las mazorcas a las trojes.
12 FRANCISCO GAVIDIA
Present6?e como un enviado divino.
El nombre que dieron los emigrantes a esa regiÔQ
en su idioma es Tonacatepetl.
Los mayas lo llaraaban "el lugar en que se divi-
den las aguas que caen," que es la significaciôn de los
términos: Paxil-Cayald, El Jefe del pais se llamaba
Utiu. Rechazado Quetzal desde luego, debiô a su
elocuencia que por fin se le tributasen los honores que
pretendfa.
La tradiciôn de este episodio se conservaba en
Guatemala. He aqui las palabras en que lo refiere
el Manuscrito de Tecpan- Atitldn:
"No se hallaba nada con que alimentarse. Este
alimento se hdllaba rauy lejos. Ahora bien, no habîa
sino dos barbares que sabîan que existîa un alimento
en Pax'i, nombre del lugar donde se hallaba. Los de
estes barbares eran Uituh y Koch.
*'Se descubriô esta alimentaciôi en unos ras-
trojos.
«El bârbaro Utïuh fue rauertosaliendo a desgra-
nar el maiz.
«Seenviô a desgranarlo al bârbaro Tiuh-tiuh.
«En la preparaciôn del maiz entrô la sangre del
tapir y de la serpiente (*) que vinieron del interior del
mar por el intermedio de Tiuh-Tiuh (*^).
(*) 6 Se trata de dos clases de abono?
(**) Compârese este pasaje cod la creacidn de las abejas en las
Ceôrgicas de Virgilio:
El pastor Aristeo, por consejos de su madré, volvi6 a una selra
donde habîa arrojado los cuerpos de toros y novillos que habîa inmola-
do en un sacrificio.
Hic vero subitum se dictu mirabili monstrum
Adspiciunt, liquef acto boum per vicera toto
Stridere apes utero, et ruptis effervere costis;
Inmensas que trahi nubes; iamque arbore summa,
Confluere et lentis uvam demittere ramis.
«Entonces, traduce Ochoa, de pronto contemplaron sus ojos una in-
decibie maravilla: en todas aquellas entranas corrompidas en lo inte-
rior de todas aquellas reses muertas, zumban innumerables abejas,
hierven en las rotas costillas y se remontan por el aire, formando iu-
mensas nubes; luego van a posarse en la copa de un ârbol y se susï)en-
den como racimos de las flexibles ramas.»
El mismo traductor hace este comentario: "....... .es un hecho que
mSTOFIA MODERNA DE EL SALVADOR 13
**Da este modo se formarîa la sangre del hom-
bre, por invenciôn del Formador y Creador.
«Y ellos sabi'an muy bien, el Formador y el Crea-
dor,— Alora y Kaholom, — que eran ellos quienes
habîan formado al hombre, al inventar su aliraen-
taciôn.:^
En Tonacatepetl o Paxil-Cayalâ tuvo Quetzal
noticia de Palenque, y se volviô a la colonia de los
emigrantes tlapallenses que el documento traducido
por Ixtlilxochitl llama Taraoanchao, llevando inmen-
sa provision de maîz y sin duda el arte de culti-
varlo pues el objeto de su viaje era proveer a la ali-
mentaciôn permanente de la misma colonia.
Se acusa por los cronistas a Quetzal y los tlapa-
llenses delà muerte de Utiu; pero el ùnico funda-
mentoy ddto de semejante tradiciôa son las palabras
del manuscrito del principe Xahilâ: «...tokâx carniÇax
qa ri chicop Utiuh, X-poch-el chupam ri yxira . . .>
que signiflcan <. . . .entonces fué rauerto el bârbaro
Ut ï uh, cuando salîa a desgranar raai'z . . . . >
Segûn la Historia de los Soles siguiôse una su-
blevaciôn o tal de^c^'^ntento de l-^s tlapallenses, que
obligô a Quetzal a volver.se a Tlapallan, trayéndose
sus dicses, es decirsus calendarios, — toda una legisla-
ciôn de diverses rames.
Se sabe de eraigraciones posteriores.
Por lo que hace a los que se quedaron, tuvieron
que formar un nuevo calendario, — segûn los cronis
tas, el mismo que sucediô al que sefundaba en los mo-
vimientos de la Luna y que llevaran los de la expedi-
ciôn del primer Quetzalcohuatl, que hemos referido, y
que, fundado en los movimientos dd sol, adoptaron
mil veces se ha patentizado y de cuya verdad puede cerciorarse cual-
quiera: dejando expuesta al aire libre una res muerta, a los pocosdias
se ve levantarse de su carne corrompida una multitud de insectos con
alas; s61o qne esos insectes no son abejas, sino otra especie de moscas
que como casi todas. labran también algo a modo de miel.»
En el del mafz el caso serfa de abono y en el de las abejas de per-
feccionaraiento de especie.
14 FRANCISCO GAVIDIA
todas las nacîones que se civilizaroD al influjo de estos
emigrantes.
La lucha de Tula y Palenque, asunto del Popol
Vuh y de los cronistas, viene a ser de este modo la
historia de una colonia tlapalense. La fundaciôn e
historia del Imperio Tulteca, tambiéu la historia de
esta raza, cuyoidioma y su escritura estân probando
su unidad.
Sîguense a lapsos diversos, las peregrinaciones
de estos civilizadores que vuelveo al pais de su origen.
Taies son las del segundo Quezalcohuatl; la de
los pipiles que escapan a la esclavitud de los olmecas,
quieoes les imponîan un t.'ibuto anual de cien douce
lias, como el que el reino de Léon pagaba a Sevilla, y
que minaciosaraente refieren los cronistas; la del ûlti-
mo Topiltzin de Tula, cuya dinastîa fue reconocida en
el antiguo pais de su origen, sin que ernpleasela fuer-
za de las arraas, y él fundô el famosoLoperio del Sur,
dando asi la hegemonîa a ?u raza sobre Centro Ame-
rica en un tiempo en que ella era la mâs civilizada
y p:derosa y en que todos los reyes recibîan la inves-
tidura de manos de estos principes de la gran farailia
nâvvat.
Estas pereg-inaciones, referidas por los croni?tis
e interprètes de Côdices, se hallarân en los Comenta
rios de esta Introducciôn.
Ti-^mpo después aparece representando la civiliza-
ciôn nâhwate en Centro America el topilzinato, se-
norio o reino de Cuscatlân [la tierra d£ preseas].
No se conoce hoy dia el Manuscrito pipil; sio-
embargo varios cronistas lo tuvi.fron a la vista. Los
datos que ellos suministran tocante a la Tierra de
Preseas se hallarân en los Comentarios.
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 15
La epopeya de Cuscatlân
Consta, por las cartas de Alvarado a Cortés,
los hechos de la primera expediciôa a lo que hoy se
llamaEl Salvador. (1.524) La herida de Alvarado en el
combate de Acajutla; la experiencia que sacaron los
de Cuscatlân, de haber presentado batalla en el cam-
po del juego de herrôn, donde conocieron lo que era la
caballeria; la tâctica seguida por Atlacatl de aban-
donar las ciudades y los carapos y de llbrar los com-
bâtes en la serranîas, donde perdiô Alvarado once ca*
ballos; la retirada de los espanoles después de dieci-
siete dîas de guerra.
Pero lo que se siguiô no esta escrito. Aparece
fundada (1525) la capital en un pai's^ distante de
Cuscatlân, como es la Bermuda, atendida la corta
extension de los senorîos; y en 1526 se libra la bata-
lla del 6 de Agosto, que dio nombre a la Capital y
provincia pero no zojuzgô a Cuscatlân. Esta subie-
vaciôn que tuvo que combatir Alvarado después de su
viaje a Honduras, fué seguida de cuatro expediciones
de conquistadores contra Cuscatlân y una guerra ci-
vil: 1^ Expediciôn de Diego de Rojas. 2* Expediciôn
de Martfn Estete. Guerra civil entre los cuscatlecos.
3^ Expediciôn de Portocarrero. 4^ Expediciôn de
Gonzalo Ronquillo (1535).
Consta que los pueblos de la costa conservaron
usos y prâcticas antiguos tolerados por la Alcaldîa
Mayor y que todavîa estân en vigor en los pueblos del
Balsamo. Puede esto ser resto de la autonomfa que
conquistaron por las armas.
Kn las leyes de Indias consta que el nombramien-
to de Alcalde Mayor de San Salvador se hacia direc-
tamente por el Rey.
16 FRANCISCO GAVIDIA
PlEITO POR EL DERECHO A NOMBRAR
JUEZ EN EL MaRQUESADO DE LORENZANA
Durante la Colonia debiô existir una lucha que
no ha dejado una huella marcada de las tendencias
autonômicas de la Provincia, porque los documentes
se han perdido o no han sido aûn descubiertos. Pero
los rastros que ha dejado el regionalismo son rauy si§^-
nificativos. Uno es el juicio entablado por la Alcaldia
Mayor contra el segundo Marqués de San Vicente de
Lorenzana, disputândole el de^echo de nombrar el
juez del marquesado. El rey fallô a favor de la Alcal-
dia Mayor.
Otro es el cambio de nombre de San Vicente
de Lorenzana que era el del santo pariente del primer
marqués que le diô nombre, por el de Sai Vicente de
Austria, en honor de la dinasti'a reinante.
Otrô es el hecho a que no podemos senalar una
fecha précisa pero que consta en las leyes de In-
dias de nombrar el Rey directamente los Alcaldes
Mayores delà provincia de San Salvador, derecho que
se reservaba solo en la designacion de los Virre-
yes y Capitanes Générales. Otro es, en fin. el haber
concedido el monarca, segûn refiere el cronista Vas-
quez, a la ciudad de San Salvador el uso de su propio
escudo de armas. Podri'a anadirse el episodio del
Alcalde enviado prisionero por la ronda mayor de esta
ciudad, al Capitân General que le habîa nombrado.
Merece pârrafo por separado, por el espacio que
debia mâs tarde ocupar en nuestra Historia la ten-
dencia a fundar diôcesis.
Las ideas y sentimientos religiosos no debfan con-
tribuir menos a la formaciôn de una entidad régional
tan vigorosa.
El Obispo Fr. Don Pedro Cortés y Larraz, que
visité en el siglo xviii los curatos de Santa Ana, San
Salvador, Zacatecoluca, San Vicente y San Miguei,
HI^TORIA MODaRNA DE EL SALVADOR 17
en un informe elevado al excelente Rey Carlos III, re-
sumîa los elementos autonôraicos de la provincia;
estes eran, tomados de diversas fuentes, una pobla-
ciôn de mâs de 180.000 habitantes, la extension de
9,600 millas cuadradas, 126 puebîos, ricas Alcaldîas,
agricultura floreciente y los diezraos necesarios al sos-
tén del Gobierno de la Diôcesis. Debîa tenerse en
cuenta la distancia. La Vicarîa de San Salvador ha
Uâbase a sesenta léguas de la Iglesia metropolitana.
Las visitas arzobispales llegaron a hacerse con diez y
hasta veiatitrés anos de intervalo.
Las leyes de Indias y la^ ecle^iâïticas favoreci'an
la creaciôn del Obispado.
El brève de 1,543 expedido por el Papa concediô
al Rey de Espana la facultad de crear asientos episco-
palesy hastadelegislaren las diôcesis de America, exten-
diendo o disminuyendo los limites y dictando medidas
de buena administraciôn.
El Rey de Espana [Carlos V. ] senalô 15 léguas de
circuito a los obispados para la jurisdicciôn espiritual,
y El Salvador medîa, como se ha dicho, 9,600 millas
cuadradas.
El informe del Obispo Cortés y Larraz de 1,778
no medrô, dice Valladares "debido a los trâraites
eternos por los cuales teni'an siempre que pasar los
expedientes que salvaban la travesîa del Atlântico y
naufragaban a menudo en las oficinas delos Consejos."
Después, en las Cortes de Câdiz, el diputado por
la provincia, que llevaba encargo de promover la erec-
ciôn de la mitra, présenté el 21 de Marzo de 1812 la
proposiciôn, y las Cortes la reraitieron a la Regoncia.
No dijo palabra sobre esto el Diputado por Guatema-
la, Canônigo Antonio Larrazâbal que en esto veria
una disminuciôn del pcder centralista.
Pero cuando se da su verdadera signi6caciôn a
esta tendencia regionalista de una diôcesis, fué cuan-
do debia aparecer mâs poderosa la idea autonomista.
2
18 ' FRANCISCO GAVIDIA
Apenas se enfrentô El Salvador al Imperio de Iturbi-
de y se declarô iodependiente de la Capitanfa General,
recogio los derechos del Rey de Espana y creô el Obis-
pado. El Padre Obispo Delgado era el Présidente de
la Junta de Gobierno, y aunque las libertades se en-
sayaron con estrépito, la réunion en una personalidad
del poder poh'tico y del religioso, fué oportuno y efîcaz
en aquel momento de la Historia de las Instituciones
de la America.
Si el Pontîfice desaprobô esta erecciôn de mitra
apesar de haber aprobado la de la de Costa Rica, fué
esto cuando ya se habi'a dictado la Constituciôn de la
Repûblica de Centro America, obra en gran parte ba-
sada en el régionalisme de El Salvador y al mismo
tiempo en sus ideas centroamericanistas.
El ensayo de erecciôn de la mitra se habi'a repeti-
do en 1824, y el resultado de tan larga iniciativa,veinte
anos después, fué el Obispado del Dr. Jorge Viteri, en
que se deslindaron por modo sangriento los derechos
del Estado y los de la Iglesia.
La autonomfa administrative- religiosa se ha es*
tablecido del todo en nuestro tiempo, creândose en El
Salvador elArzobispado con las diôcesisde San Miguel
y Santa Ana-
LAS IDEAS DE DeLGADO, ArCE, LOS CaNAS Y DEMÂS
Prôceres segun sus CARTAS,
SUS memorias y OTROS DOCUMENTOS
Las ideas democrâticas serân conocidas donde
quiera que se estudien las historias de Grecia y de Ro-
raa: tratândose de sacerdotes erainentes por su ilus-
traciôo, rectores de la Universidad de San Carlos de
Guatemala y doctores en ambos derechos, o simple-
mente ilustrados como los Aguilar, las institucio-
nes de la Iglesia y la historia universal podi'an darles
Dociones générales sobre Democracia y Repûblica.
Pero las ideas que subsisten en calidad de teorîa,
HI3T0RIA MODERNA DE EL SALVADOR 19
«xigen condiciones para pasar al dominio de la prâc-
tica: eo la Edad Media la monarquia fué el resultado
del modo de ser de los pueblos del Norte de Europa y.
las democracias fueron entonces una remioiscencia
obscura: el Reaaciraieoto las hizo estudiar y ya en el
siglo XVIII los sabios y filôsofos las llamaban e invo-
cabaa como posibles de practicarse y como un idéal
opuesto a los vicios de la Monarquia. La Inglate-
rra habîa intentado implantarlas en la Revoluciôn que
abortô en la dictadura de Cromwell.
Todo esto era conocido de los prôceres; sin em-
bargo, ciertos hechos son siempre las causas ocasiona-
les. Delgado, Arce, Simeôn Canas, losAguilar, Lara,
Aranzamendi, Fagoaga y otros muchos eran poderosf-
simos receptores de nuevas inspiraciones y los hechos
ocasionales probaron que una corriente de reoovaciôn
soplaba sobre el mundo. En las colonias inglesas de
Norte America la resistencia de los colonos a los im-
puestos habia originado una insurrecciôn que terminé
con la declaraciôn de la Independencia: duenos los in-
gleses de posiciones dominantes y armados los indios,
las colonies se confederarnn en 1776. y aunque las fuer
zas disciplinadas de Inglaterra ponian en peligro la
naciôn en ciernes, la Francia puso todo el peso de su
inteligencia, su hacienda y su espada al servicio de los
Estados Unidos del Norte y Luis XVI reconociô una
repûblica puritana. Estos hechos se verificaron de
1764 a 1774, y deben haber sido objeto de los ardoro-
SOS entusiasmos de la adolescencia y la primera juven-
tud de los prôceres. Después las noticias sensaciona*
les venian de Santo Domingo. Primero habian he-
cho una revoluciôn los europeos; después los criollos;
después los esclavos.
En fin, al mismo tiempo se ofreciô en toda la
America Latina un problema que es fâcil exponer.
El trono espanol estaba acéfalo. Los reyes pre-
SOS en Bayona; el candidato, impuesto por Napoléon,
desconocido en Espana y en las Colonias; la Regencia
20 FRANCISCO GAVIDIA
nombrada por las Certes de Câdiz y estas mismas
Certes expresamente condenadas por el Rey leg-ftimo,
tante como la sublevaciôa de las proviocias espanolas;
las aiitoridades reaies en America sin tîtulos suficien
tes para gobernar. En tal momento se preguntaron
les americano«: ^Quién es el soberano? <^Quiéa
ejerce la soberanîa?
La division de opiniones fué natural consecuencia
de ese caos y ella eng-endrô cien guerras civ'iles a lo
largo de la America E-^panola.
Unos opinaron que debîa esperarse a que el rey
estuvie:?e en libertad; pero mientras tanto, los agentes
de Bonaparte urgi'an por la adhésion a la dinastia
del rey José y hubo quienes se inclinaron en tal senti
do. E! desconociraiento de autoridade? estaba a la
orden del di'a en America, debido al dudoso derecho
de su nombramientu. Parecîa lôgico proclamar la In*
dependiccia y formar gobierno mientras el Rey Fer-
nando no pudiese recojer sus tftulos de soberano. Es-
te se alegô en muchas colonias.
Pero otros tuvieron por mejor adherirse a las
Certes de Câdiz y a la Regencia que habîa norabrado.
Pensar en una Repûblica, en la Democracia y
en la Independencia. era en taies mémentos una nu-
vedad que ne contaba con elementes de vida; pè-
re los partidos de los independientes en minoria, de
suceso en suceso, invocande îa Independencia al mis-
rao tiempo que una monarqufa americara para el rey
Fernando y tu casa, iban, de etapa en etapa, a exten-
der sus ideas y a formar un gran partide republicane
y cemocrâtico.
i^^ste procese histôrico que empicza en 1808, coq
la ocupacion de Espana por Bonaparte, uc- fué cène -
cide en El Salvador y en el reste de Centro America,
por le menos en le que hace a su causa fundamental
que era la acefalia del trône espanol, sine es mucho
después del ano de 1808, por la exquisita vigilancia
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 21
coa que la Capitanîa General procurô aislar el reino
de Guatemala.
La causa ocasiooal, pues, se ofreciô hapta eu 1810
para ifliciar el movimiento polîtico que produjo des-
pués cioco estados; pero la vida y los etscritos de Del-
gado y Arce y la obra legislativa que se siguiô a 1821
prueban que todos los prôceres de El Silvadr.r uufaa
un vasto caudal de ideas que era suficiente a fundar
una democracia en la forma de Repiiblica Fédéral,
ideas que dieron a El Salvador una entidad saliente,
que le hizo el eje raotor de los priraeros anos de vida
de la Repûblica j le hiz3 ser no solo respetado sino
querido por los otros estados que apreciaron sus énor-
mes sacTificios, sus servicios a las instituciones y su
apostolado por el progre^o y la libertad.
Estos antécédentes preparan la acciôn individual
de El Salvador, que involucra sus derechos v destinos
y en una gran parte los de la America Central^ durante
la guerra contra una aristocracia que por ella no pudo
iraprimir su sello a la Repûblica en Centro America
ni durante el pf:riodo en que se derrumbô el edificio de
la Federaciôn, entre las Hamas de loscombates mémo-
rables que él misrao librara para sostenerla.
La Constituciôn de 1812
La Constituciôn de 1812 a pesar de su efimera
vida no contribuyô poco a la formaciôn de la entidad
como naciôn de la Repûblica de El Salvador.
No solo dio una ocasiôn de propaganda de las
instituciones y prâcticas deraocrâticas en la? elecciones
de miembros del gobierno espanol. de diputados a
Cortes, diputados provinciales y raunicipios, sino
que, con la instituciôn de la Diputaciôn Provin-
<:ial, creô el resorte, que, en 1821, de?pi:é> de una lu-
cha mémorable del partido libéral con el Intendente,
constituyo el nûcleo, centro, instituciôn y gobierno
22 FRANCISCO GAVTDIA
que apersonô las nuevas Ideas y sostuvo el combate
prolongado de 1821, 1822 y 1823 contra el Iirperio
de Iturbide.
Combate contra la idea de una
monarqula americana
Téogase présente que si es verdad que el 14 y
21 de septierabru de 1821 se habfa jurado en San Sal-
vador la Indepen lencia, al mismo tiempo se habîa ju-
rado la Monarqui'a Americana.
Este era el objeto del plan de Iguala, y les fun-
cionarios y los partidos monârquicos en sus varios-
piatices deabsolutistas, constitucionales e iturbidlstas,
juraron e hicieroa jurar al Eîército una monarquia
cuyo trono vendrfa a ocupar Fernando VII o un
principe de su casa.
Los altos empleados y el ejército habian jurado-
la Monarquia Americana: tocâbale hacerlo al pueblo,
a fines de septiembre. Fué eatonces cuando se oyô
por la vez primera en uno de los barrios de San Sal-
vador el grito iaaudito, nuevo, estupendo, y que sera
célèbre en la Hi-toria de toda la America: i muera
Iturbide ! j viva la Repùblica !
Este grito ibi a dar su fisonomîa a El Salvador
en la época moderna. Le iba a imponer los deberes
del gran papel que desempenô en seguida.
En tfecto, Iturbide rauriô cuando a la guerra con
los republicancs en El Salvador, sucediô el triunfo-
de los republicanos de Mexico.
El Gobierno de la primera Repùblica de El Sla
vador que combatiô el imperio inspiré respeto y ad-
rairaciôn en todo el mundo. Tratâronse los asuntos-
que la ocuparon en pziises entoncts rauy distanciados,.
por ejemplo en la Asamblea Nacional de Washington.
Emigrado uno de los defensores de la plaza de San
Salvador, Guadalupe Victoria le dno estas palabrasi
'Amigo, tenga usted la satisfacciôti, — que San Salva-
Geonraphica! Marnes
HISTORIA MODERNA EE EL SALVADOR 23
dor ha sido el termômetro de los movimientos de Me-
xico. " Y Vicente Guerrero le hizo esta confideocia:
— "Cuando sali de Méxi:o, persegfuido por Iturbide,
fué mi intenciôn embarcarme en Acajutla e ir a bus-
car libertad en San Salvador."
COMBATE CONTRA EL ImPERIO
La historia de este perîodo ha debido rehacerse.
El primer corabate de El Espinal no es como dice
el tôpico que repiten los textos, el campo donde se
sembrô la semilla de las discordias y guerras fratrici-
das de la America Central. Es no solo un acto de de-
fensa del territorio de la primera Repûblica de El Sal-
vador de 1822, y de la antigua provincia, contra la
invasion de las tropas del Imperio.sino tarabién el due
le a muerte que empezaba entre la Repûblica y el mis-
mo Imperio.
La defensa de San Salvador, contra el valiente Ar-
zû,no fué una acciôn insignificante como la han hecho
aparecer los historiadores don Manuel Montûfar y
Marure, que ha repetido tantas cosas que dictô al
primero la pasiôn polîtica viva aûn después de la ca-
pitulaciôn de Mexicanos.
Caer sobre San Salvador burlando las trincheras y
remontando el volcan, no es hazana railitar insignifi-
cante. Repetir la hazana del Gran Pan, que hizo huir
a los titanes, produciendo hôrrido ruido, como este
con su caracol, haciendo sonar los clarines y tarabores
y poniendo a vuelo las campanas, en senal de victoria,
es una muestra de serenidad de aquellas que recoge la
Historia. ^Nô es este el terror pânico que puso en hui-
da a los galos de Breno cuando iban a incendiar el
templo de Apolo?
Por tanto, las cargas mandadas por Arce y en
que se distinguiô José Antonio Canas, desmontando
la famosa culebrina con canones fundidos en la plaza,
24 FRANCISCO GAVIDIA
hasta hacer que los irT]peri.il^^tas volviesen a tomarlas
penosas send s del volcan p<»r donde vinieroo, no me-
recen tampoco la frialdad de nuestras historias.
AUTONOMISMO Y FEDERALISMO
El fenôraeno que se repite en todas la< repùblicas
latino-araericanas — a saber, la lucha entre las metrô-
polis y las reg^iones, en otras palabras, entre el centra*
lismo y el federalismo, no hiz ) excepciôn a favor de El
Salvador. Primero luchô él unido a los otros estados
contra el antiguo asiento de la Capitania General, y
después, cuandd fué capital de la Federaciôn, tuvo
que sostener vari^^s guerras con los que antes fueron
sus aliados y contra la exmetrôpoli. Verdad es que
fué capital d Centro Araérica. muy a pesar de una
porciôn cons-iderable de su poblaciôa y que la guerra
de Morazân con el Jefe San Martin no tuvu otro mo-
ti^o que la oposiciôn del Jefe a admitir la vecindad del
Gobierno Central. La rauerte del valiente Menéadez,
uno de los vencedores de Onaoa, fué el preludio de esta
guerra que terminé a favor de la Federaciôn.
Aristocracia y Democracia
No solo quedaba planteado, después de 1824, si
dominari'a el centralisrao o el federalismo; tam-
bién era una herencia del pasido la conforraaciôn so-
cial. Otro probleraa se enlazaba con el prinoero: si
las clases sociales^, hasta alli directoras debian con-
tinuar dando forma a las irscituciones, a las le-
yes, a la sociedad? iSi debi'a tolerar^e una reac-
ciôn a favor de l'S pri ilegios de famiiia?
iSi la Igle-ia debf ^ infl n'r en la direcciôn de la
ensenanza g-ent-ral?
iSi la propiedad debfa quedar a merced de la
aristocracia y h t^ocracia? ^Si los conventos debîan
absorverel trab^jo y la flor de las generaciones? iSi
HÎSTORIA MODE8NA DE EL SALVADOR 25
el porvenir debia tener por todo horizonte las ideas
del pasado?
Desde que Arce fué exclufdo del Gobierno a que
le llevara la opinion ilustrada de los prôceres, y la
aristocracia dio muestras de lo que valîa corao clase
directora, levantando patfbulosyejerciendo la tirania,
los hombres de El Salvador declararon la guerra a la
TÎeja sociedad; y una guerra'civil de tresanos les dio la
razôn con el triunfo que llamô a la vida a todas las
clases sociales. La democracia habia nacido.
San Salvador Capital Fédéral
El Salvador después de cumplir tantos deberes,
pareciô tener derecho al reposo. Pero no era esa la
hora. Los deberes del Centro de la federaciôa le im-
pusieron nuevos y grandes sacrificios.
El Jefe Timoteo Menéndez y el Présidente Mo-
razâo hicieron nuevo llamamiento al pais y lo hallaron
resuelto a llenar su tnisiôn gloriosamente. Una pri-
mera coalisiôn fué desecha en el Espiritu Santo; la
segunda en San Pedro Perulapân.
En fin, la Federaciôn cayô heroicamente en Gua*
temala y San José de Costa Rica.
Una vasta reacciôn se habîa desatado.
El acusado en esos momentos era El Salvador.
Después de defender la Nacionalidad tocâbale de-
fender su propia vida.
SiGNIFICADO DEL ObRAJUELO
El Salvador debîa pagar caro su apostolado por
la libertad, su lucha por la Repûblica, su cruzada
contra la Repûblica aristocrâtica, y también la posi-
ciôn que le diera el haber por algûn tierapo sido el
Centro de la Federaciôn: se irritaron los âoiraos en
su contra, y los partidos conservadores, regionalista^
y obsecados que dominaban en Nicaragua y Hondu-
26 FRANCISCO GAVIDIA
ras, creyendo que habîa llegado la hora de que expia-
se tantos servicios^ decretaron su muerte.
Ferrera encarna esta g^rande eoemiga contra El
Salvador y la victoria del Obrajuelo hizo volver en si
a los que habîan frag-uado el énorme sacrificio.
Ya era tierapo de dejar espacio a los sentimien*
tos regionalistas que responden al instinto y a los de*
beres de conservaciôn y durante los gobiernos que si-
guieron al de Guzmân, todas las gestiones se encami-
naron a reparar las fuerzasque se habîan empleado en
tan larga cruzada.
GUERRA CONTRA EL ESCLAVISMO Y
LA CONQUISTA
Sin embargo, a los seis anos de politica de con-
servaciôn, una nueva tentativa en favor de la causa
libéral y de la union, escollô desastrozamente en la
Arada. Otros seis anos mâs de reposo pusieron de
nuevo a El Salvador en aptitud de apersonar la causa
de toda la America Central: con una polîtica prudente
esperôque Nicaragua misma pidiese auxllio; Guatemala
y Honduras que favorecîan al cooservatismo nicara-
gûense.escucharon su vcz, y el partido libéral que residîa
en Leôn fué apoyado por todo los gobiernos de Cen-
tro America. El ejército de El Salvador tuvo prin-
cipaimente el cargo de tomar la gran posiciôn de Ma-
saya y rechazar dos sitios mémorables, y arrojado el
invasor a las inmediaciones de la Costa del Pacîfico,
pudieron los aliados con la hazanas del ejército de
Costa Rica y Nicaragua, terminar el gran plan es-
tratégico del Jefe salvadoreno que imprimiô el impul-
so y déterminé el curso de toda la campana. (*)
jTanta es la gloria del célèbre General Belloso!
(*) La exposiciôn de este plan y los documentos que lo contienen se
hallarân en los Comentarios.
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 27
NUEVOS ESFUERZOS POR LA UnIÔN Y LAS
REFORMAS LIBERALES
De este modo confirraô El Salvador su doble
carâcter bien disenado en todos los tiempos: autono-
mista, regionalista e independiente en alto grade; pe-
ro no menos federalista, Nûcleo de la région nâwat
en los tiempos legendarios cuando emigran sus habi-
tantes y fundan la Tula famosa; centro a que vue!-
ven en varias éxodos desde climas remotos conservan-
do su lengua y su religion; duenos de Centro Ameri-
ca cuando el Topiltzin Axcilt y Orbalzân fundaron el
Imperio del Sur que dura por tiempo no determinado
por la Historia; combatiente a través en los siglos
contra sus hermanos los Quiches conservando ?.sî su
personalidad; triunfante de la primera expediciôn de
Alvarado, autônomo cuando obtiene que el Rey de
Esprifid nombre directamente su Alcalde Mayor y
anula el feudalismo a que intentaran someterlo los
descendientes de) Marqués de San Vicente de Lorenza-
na; independiente, republicano, demôcrata, federa-
lista, autonomista en el perfodo de la formaciôn àe
Centro America como naciôn; antagonista de la Re^
pûblica aristocrâtica, posible derivaciôn de los sucesos
delà época; regionalista oficial contra la fédéra-
ciôn en tiempo de los jefes Cornejo y San Mar-
tin; y federalista contra los regionalistas en el tiempo
en que la Federaciôa, acojida a su suelo estaba ame-
nazada de un prôximo aniquilamiento; de personalidad
irréductible cuando la reacciôn separatista amenazô con
borrarlo del mapa de las naciones; eje de las opéra
clones tanto poh'ticas como militares que salvaron a
Centro America de ser un estado esclavista, de cf'o-
sera e inicua semi-barbarie bajo el poder de Wal-
ker; soldado después de las reformas libérales y de las
buenas instituciones, — El Salvador, es una entidad
moral de cualidades bien definidas.
28 FRANCISCO GAVIDIA
Su carâcter moderno es el coDstitucionalisrao
y la eclo=iôn de nuevas ideas no le niegan sino que
robustecen su antigua personalidad; son la renovaciôa
-de procedimieotcs en favor de la autonomia y la
Union, y contribuciôn al progreso en cuanto se ha-
lia en sus raedios.
Si este pais tiene defectos creo que en la balaa-
za delà justicia pesan mâs sus buenas cualidades y su
hoja de servicios.
La Historia, sobre todo cuando esta por desea-
volverse, tiere prolongaciones en otros ramos de los
conociraientos, que a su vez se desenvuelven sucesiva
G paralelamente. La de El Salvador, en cuanto este
pais, aunque ha variado su Geografia, es el Centro
de una gran rsza precolombina, tendra radiaciones en
la Epigrafi'a, la Arqueolcgîa, la Simbôlica o Mitolo-
gîa, el folkolor y la leyenda.
Torqueraada y otros, desde luego que se identifi-
ca el pais origen de las emigraciones civilizadoras con
ese centro étnico, vienen a ser una fuente de inspi-
raciones para una literatura que como el ciclo home-
rico o el ciclo vagneriano de nuestro tiempo, convier-
ta el vasto depôsito de Cosmologîa, Mitologîa, Le-
yenda, Linguîstica, en las herraosas creaciores de un
Olimpo y de un Arte que reflejen la America en su
pasado y la sepan armonizar con su présente y su
porvenir.
La Ética en especial tendra en las figuras de Del-
gado, Arce, Rodrfgaez, y el Vicejefe Prado, el Jefe
Cornejo, Morazân, eî poeta Alvarez Castro y otros
mâs, ese vasto campo para el estudio de caractères.
Para concluîr indicarerros que nuestra Historia ofrece
a las letras, — la poesîa, en especial, a la narraciôn y el
teatro, asuntos en que pueden emplearse los buenos
ingenios.
Taies son, en la época legendaria, el primer
Quezalcoatl;
La invenciôn del ma'z;
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 29
La rivalidad de Tula v Palecque;
La lucha de los partidarios de la Estrella de la
Manana y de la Luoa;
La vuelta del Segundo Quetzalcohuatl;
El iraperio de Topilzîa Axcitl y las guerras de
Orbalzâa;
Las guerras por el robo de las prince?as del
Quiche (el Cuscatlâa era aliado del Zotzil);
Eq la época de la conquista y la colooia, Atlacatl;
La fundaciôn de San Salvador;
Las sublevaciones contra Alvarado;
La invasion raandada por Pedrarias y los hechos
y desafueros de Martin Estete;
La fundaciôn de San Miguel de la Frontera;
Elcampamento de Dracke en el Golfo de Fonse-
ca y su invasion en la Costa Occidental;
Los asaltos de los piratas Sharp y Jâquez;
La fundaciôn de San Vicente de Lorenzana;
La muerte de Celis;
En la época de la independencia y la dernocracia:
Los juramentos por la raonarquia americana y
por la Repûblica;
La primera Repûblica de El Salvador de 1822 que
erigiô el Padre Obispo Delgado;
Su lucha con el Imperio;
La guerra anti-aristocrâtica;
La sublevaciôn de Goyenaga en San Miguel;
La sublevaciôn de los nonohual y su Jefe Aquino.
Las guerras de Morazân;
La muerte de los dos Menéndez; las guerras de
Malespia y de los filibusteros, y tantas y tantos he-
chos que como incidentes cfrece cada suceso de inte-
rés gênerai. Fuera de los asuatos visiblemente his-
tôricos, hay otros que se presentan a la atenciôn del
ingenio como resultado del conflicto que hay sierapre
que nuevas ideas vienen a oponerse a las ideas impe-
rantes, o que se implantan reformas, teniendo reper-
cuciôn en la vida del individuo y de la familia.
30 FPANCISCO GAVIDIA
Los CREADORES DE NUESTRA HiSTORIA
Sia contar a los cronistas, cûmplenos decir dos
palabras sobre los creadores de nuestra Historia Mo-
derna.
Arce es en nuestro concepto, el fundador de nues-
tra Historia: a lo César, narrô dignamentelo que eje
cutô su brazo; eh cuente, élégante, si bien apasionada
como actor principal y combatido de los hechos que
historia; es el primer histcriador, como que su histo
ria es el producto espontâneo de los sucesos, las pa-
siones y las ideas de su tiempo. Manuel Montûtar
debiô inspirarse en la Memoria de Arce cuando
escribiô las llamadas Memorias de Jalapa que él ti-
tulô Memoria para la Historia de la Revoiuciôn
de Centra America. De igual saber qus Arce, me-
nos elocuente, mâs metôdico y de reposado anâlisis,
no es sinembargo otra cosa que un discreto iraitador de
quien primero diô el tono para la narraciôn de nues
tras muchas tragedias, tan grandes y signiûcativas.
Sin pensarlo quizâs, siguio a ambos el autor de las
Memorias de Morazdn, sean escritas por él misrao,
o por su ilustre Secretario de RR. EE. el poeta Miguel
Alvarez Castro, o porel Dr. Pedro Molina; pues de los
otros <coquimbos^> no puede creerse que fuesen auto
res de un documento asi, de tantae inspirada retérica
y de no poca ciencia. No la tiene, ni la busca a todo tran-
ce, como tarapoco las Memorias de Arce y Montufar;.
pero jamâs las pasiooes de partido usaron un leoguaje
tan elocuente; y ademâs,no debe olvidarse.en cuanto lo
permitian las circunstancias, estas Memorias eran el
alegato de una gran causa.
CAPÎTULO I
En 1808. Hechos que preparan a 1811
La hlstoria es pragmâtica y debe reîatarlos suce-
SOS, al mismo tiempo que sus causas, dejandolas ver
en sus coaexiones inmediatas o mediatas.
Las de los hechos que abren la Historia Moderna
de El Salvador, comprenden un perîodo que empieza
muchos anos antes de la fecha en que abrimos nues-
tra narraciôn — causas que hemos indicado en la in-
troducciôii — pero los hechos mismos erapiezan en
1808; aunque debido a la rigurosa censura en que
se raantuvo a Centro-América, Uegaron con retarde
las notlcias de los grandes acontecimientos que ha-
bian trastornado el orden de cosas de Espana.
Estos son la base y causa inmediata de los acon-
tecimientos que precedieron a la Independencia y de
ella misma, pues la supresiôn de la dinastia Borbôni-
ca, en 1808, dejô a America desligada del trono espa-
nol, originô la Constituciôn de Câdiz, que luego,
anulada por el Rey y restablecida en 1821 a su despe-
cho, araenazada de nueva anulaciôn, fué un arma^ —
en concepto de Pacto de union no cumplido entre la
Metrôpoli y las colonias, esgrimida por los araericanos
a favor de la Independencia.
32 FRANCISCO GAVIDIA
Este cûmulo de sucesos sabidos de golpe en 1817
debe ser expuesto pcr partes en razôn del método.
Se hablaba, pues, en San Salvador de la lucha
entre el favorite Godoy y el Principe heredero Fernan-
do, la cual habia culminado con el proceso del Escorial,
en que venciô el favorite, y con el motin de Arajuez,
en que triunfô el heredero^ y con la abdicaciôn de
Bayona, en que ambos partidos fueron derribados, pa-
ra dar paso a un tercero en discordia que fué Napo-
léon. Este sin embargo no era un resultado definiti-
vo. El que iba a decir la ûltima palabra era el pueblo
espanol con la epopeya de su independencia, y esa ni-
tima palabra era la palabra: Libertad. Fuerza nos es
referir estos sucesos.
El Proceso del Escorial
Hallâbase la Corte en el Escorial.
El Principe heredero ténia como profesor al Ca-
nônigo Escoiquiz, quien no se sabe si para estimular
su odio y su acciôn contra el favorito, puso en sus ma-
nos un libro de espiritu revolucionario: "Las révolu-
ciones romanas" de un autor francés entonces célèbre,
después olvidado. Fernando tradujo una parte y
aùn la hizo imprimir con las inicidles de su nombre,
sorprendiendo de un modo agradable a sus padres.
El rey cuando hubo penetrado el espiritu del li-
bro, reconvino al traductor y le encargô la traducciôn
de la obra de Condillac llamada el Curso de Estudios,
que como se sabe es la filosofia sensualista, mecanista
y apâtica, propia para adormecer los arrebatos de in-
dependencia y ambiciôn personales.
Bajo estos trabajos pedagôgicos de Fernando, se
ocultaba una conjuraciôn. La Marquesa de Perijoa
denunciô al rey que en el cuarto del Principe habfa
luz y se mantenian en vêla hasta la madrugada. El
rey explicô esto por la tarea de traducciôn que él mis-
mo le habia encomendado; pero se sorprendiô cuando
hallô en su escritorio una hoja en que estaban escritas
mSTOKIA MODERNA DE EL SALVADOR 33
las palabrasKluego, luego, luego,> indicando la urgen*
cia con que debîa leerse. Hizolo el rey, y el anônimo
decfa :
«El Principe Fernando prépara un movimiento
en el palacio: la corona de V. M. peligra: la reina
Maria Luisa corre riesgo de ser envenenada: urge im-
pedir taies intentes sin dejar perder los instantes; el
vasallo fiel que da este aviso, no se encuentra en po-
siciôn ni en circunstancias para podercumplir de otra
manera sus deberes.>
También los criados del principe habian dejado
traslucir algo.
Habiase publicado en esos dias un âîbum de
poesias en loor de la resistencia de Buenos Aires a los
buques del gobierno britânico, y con pretexto de ob-
scquiarlo a su hijo, dirigiôse el rey a su departa-
mento.
Bastaban las anteriores denuncias para que el
rey hiciese una investigaciôn; pero él dijo después que
le estimulô a hacerla la mirada inquiéta y la tur-
baciôn de Fernando; se incautô de sus papeles. de-
jôle incomunicado en su cuarto y llamô a su Ministro
de Justicia, el Marqués de Caballero, para que dièse
lectura a aquellos documentos que pasaban de las
cincuenta paginas.
El principal, una exposicién dirigida por el prin-
cipe al rey, resumia su objeto en el siguiente pârrafo
en que decia hablando de Godoy: "Ese hombre per-
verse es el que, desechando todo respeto, aspira cla*
ramente a despojarnos del trono y acabar con todos
nosotros."
Una carta sin direcciôn hablaba clararaente de un
plan de rebeliôn, recomendando que estuviesen listas
las proclamas e indicando que se salvase al rey y mas
bien se le atrajese ccn ovaciones mientras la tempestad
se descargaba sobre Sisbento y Goswiada (nombres
que designaban a Godoy y a Maria Luisa.)
4
34 FPANCÎSCO GAYIDIA
Se resolviô poner los hechos ea conocimiento de
la naciôa y abrir uo juicio para castigar a los délia-
cuentes.
Al efecto dio el rey un manifiesto: "La vida mîa,
deci'a, que taatas veces ha estado en riesgo,eraya una
carga pesada para mi sucesor Convoqué al exa-
men a mi gobernador interino del Consejo, para que
asociado con otros Ministros, practicasen las diliged-
cias de indagaciôn. Todo se hizo y de ella resultan
varios reos cuya prisiôn he decretado, asi como el
arresto de mi hijo en su habitaciôn."
Al propio tiempo teni'a el rey la debilidad de es-
cribir a Napoléon: «Mi hijo primogénito, el he-
redero presuntivo de mi trono, habfa formulado
el horrible designio de destronarme y habi'a llegado al
extrerao de atentar contra los di'as de su madré. Cri-
men tan atroz debe ser castigado con el rigor de las
levés. La que le llama a sucederme debe ser revoca*
da >
Tal revelaciôn daba una soluciôn a las dudas de
Bonaparte sobre la conducta que debia seguir en Es-
pana: descartado el principe heredero, es fâcil que
pensase en reclamar a favor de su casa el derecho de
sucesiôn a la corona de San Fernando.
El principe habîa sido preso por la manana del
30 deOctubre de 1807. Después del almuerzo el rey ha-
bia ido a una partida de caza, que era su ocupaciôn
favorita. Aprnvechô esta ausencia Fernando para
dirigirse a la reina pidiéndole perdôn y rogando ser
escuchado. No fué la reina en persona a verle; enviô
al Miaistro Caballero a quien confesô el principe que
habîa pedido para esposa a Napoléon una pariente
suya y que estaba en conespondencia con el embaja-
dor de Francia.
iSe pensô entonces que elEmperador de los fran-
ceses podîa estar interesado en el cambio de Gobierno?
El rey enviô entonces a Godoy a hablarconel principe,
el cual, por dicha, joven y atolondrado^ a pesar de sus
HTSTO 1\ M"'DIÎRNA DE EL SALVA^'OR 35
veintitrés anos, se echô en los brazos de su eneraigo
y escribiô dos cartas afrentosas, que unos atrlbuyen
a pluma y letra del favorito, auaque él rotuodamente
lo niega, y otros a debilidad del principe.
La primera dirigida al rey, deci'a:
«Senor:
Popâ mi'o: he delinquido, he faltado a V. M. CO'
mo rey y como padre: pero me arrepieoto va
He delatado a los culpables y pido a V. M. me per-
done etc.. Fernando.»
Decîa la segunda:
«Senora:
Mamâ raîa: estoy muy arrepentido del grandi'si-
mo delito que he cometido contra mis padres y reyes,
y asî con la mayor humildad le pido a V. M. se digne
intercéder con papa etc Fernando. »
Posteriormente fueron extraîdas las piezas que
comprometîan al principe en la causa, y no se sabe has-
ta que punto es justificada la acusaciôn que le hace el
rey, de quereratentar a losdfas de su madré :locierto es
que fuese por amor paternal o porque teraiesen Godoy
y los reyes que el entonces fîmperador ne los france-
ses apareciese coraproraetido, se concf^diô el perdôn a
Fernando por medio de otro raaniûesto y se siguiô el
proceso contra los deraâs presos contra quienes se
pedia la peoa de muerte.
Los jueces, sinerabargo, fallaron ab=olviéndolos»
sin duda en atenciôn a que el principe Fernando, a
quien se ténia como el principal culpable, habia sido
desde luego perdonado.
El pueblo y la nobleza duplicaron su adhésion y
su amer por el principe heredero y daban senales ma-
nifiestas de queel proceso del Escorial era sola meute
el primer acto de un drama que tenemos que seguir
escena por escena, porque él influyô en la conducta
e inspiré la politica de nuestros prôceres.
36 FRANCISCO GAVIDIA
Los ce m prc mises de Bonaparte y Godoy era el re
partlmiento de Portugal, dando el Norte a un oleto
de Carlos IV, dejando el centro para adjudicarse pos-
teriormecte y elevaado la provlncia de los A^garbes a
la categforfa de reino, cuyo rey debîa ser el mismo fa-
vorite. Este tratado que se conoce con el nombre
de Fontainebleau, habla permitido a las tropas de
Napoléon invadir la Espana con elpretexto de invadir
a Portugal, pero los générales franceses exigieron que
se acuartelasen con las fuerzas espanolas, y Godoy,
aterrado, resolviô trasladar la Corte a Mexico, como
los reyes de Portugal se habi'an trasladado al Brasil,
Pero al llegar la Corte a Aranjuez, el pueblo que
comprendiô la huîda, resolviô poner remedio por su
cuenta.
SUBLEVACIÔN DE ARANJUEZ.
Esta otra crônica escandalosa, humiliante para
les raonarquistas, armaba de una grande ironia a los
republicanos.
Bajo los chambergos el volterianismo duplicô sus
dardos.
Los hechos eran asunto propio.
El ti'o Pedro (que era un coude vestido de maoo-
lo. que acaudillaba al paisanaje), habîa hecho montar
guardia ante la mansiôn del favorito, para ver si la
huida del rey a America era cierta; pues el rey la ha-
bia desmentido en un manifiesto. El principe hère*
dero habfadicho a un guarda de la Corte: Esta noche
es el viaje y yo no gniero ir. La favorita del favori-
to,—la Pépita Tudô, — una condesa de Castillo Fiel, —
saliô en carruaje escoltado del zaguân de Godoy; el
paisanaje quiso ver dentro del coche, un o5cial hizo
fuego, otros dicen que un conjurado, para r-recipitar
los sucesos. Se anadfa que el heredero habfa hecho
senal con su lârapara desde una ventana que daba al
lugar en que pasaba el suceso. Pueblo y tropas coq-
HISTOKIA MODERNA DE EL SALVADOR 37
jurados creyeron que era la hora del viaje y tomaron
las avenidas para guardarlus. Siguiôse griterîa, tro-
pel de gente, raotîn de paisanaje y soldados, que asal
tô la casa de Godoy, atropellô y desarmô su guardia,
arrojô por las ventanas el rico mueblaje de los salones,
hizo un mon ton y le prendiô fuego. El Principe de
la Paz se acogiô a un desvân y se refiere que ?e envol-
viô en un rollo de tapiz, lo cual lo habi'a salvado.
El rey acordô el retire de Godoy de los cargos de
Almirante y Generalisimo. En seguida supo el rey
que Godoy habîa sido preso, porque tras larga priva-
siôn tuvo por mejor entregarse a la tropa que monta*
ba guardia a la puerta de su casa. La escolta librôle
de la muerte, al llevarle preto; aunque él sacô varias
heridas; pues la multitud armada de chuzos, picas y
herramientas, tratô de arrebatarle a la escolta.
Aconsejaron entonces al rey que abdicase y lo hi-
zo él a favor del Prfncipe de Asturias.
Depuesto Carlos IV por su hijo, el nuevo œonar-
ca se encontre frente a frente de un enemigo mas po-
deroso, hasta allf disimulado. Napoléon tenia fuerzas
en Espana so prétexte de alianza contra Portugal y
al mando del General Murât, quien ocupô a Madrid
un dîa antes de que hiciese su entrada el nuevo rey, a
quien el Emperador no habi'a reconocido. Fernando
VII tuvo, sinembargo, la debilidad de entregar a Mu-
rat la espada de Francisco I que se conservaba en la
Armer îa Real como trofeo de la Victoria de Pavi'a, y
a instancias del erabajidor francés, Beauharnais, en-
viô a un infante a recibir a Napoléon que se dirigîa a
Espana, y a nuevas instancias del erabaj^dor, se puso
-él mismo en viaje para encontrarle. Noie hallôen Bur-
gos y continué hasta Bayona, donde se hallaba N.i-
poleôn. Lo que allî pasô ha sido de influjo tal en la
America Latina que no creemos faltar a la unidad de
nuestra narraciôn, si lo referimos, aunque de un mo-
do conciso, con sus circunstancias mâs salientes, pues
en San Salvador, como en otras ciudades del conii-
38 FRANCISCO GAVIDIA
nente, la acefalia del trono espanol, ya que no recooo-
cieron las colonias espanolas al rey iatruso, José Bo-
naparte, herraano de Napoléon, y la abdicaclôn de lo&
reyes y su prisiôn en tierra francesa, fueron el motivo
ostensible con que las aspiraciones republicanas y de
independencia ab^oluta, justificaron los primeros mo-
vimientos de ins irrecciôn, uno deellos, entre nosotros,
el glorioso de 1811.
Ni Bonaparte ni siquiera una coiTilsiôn recibiô a
Fernando VII a su llegada a Bayona. Los comisio-
nados grandes de Espana enviados adelantc por este
mismo.a saludar a Napoléon, le dieron, apenas llegado,
la noticia de que el Emperador de los franceses habi'a
manifestado que la dinastfa de los Borbones debîa
césar de reinar en Espana. (I) La visita de cortesia
del soberano de Francia se verificô una hora después
y duré unos pocos minutos, en atenciôn, dijo Bona*
parte, al cansancio del viaje.
Napoléon invité al rey el mismo dîa por la tarde
a una comida, en que solamente se observo que en
medio de la mâs exquisita cortesia, el anfitriôn évita-
ba dar a Fernando los tratamientos de soberano y
heredero de un trono, demostrando que no le recono-
cîa en tal carâcter.
Retirôse el rey; pero Napoléon que observaba a
los personajes de su séquito, y sabi'a ademâs la in-
fluencia que ejercia aûn el antiguo profesor de Fer-
nando sobre el ânimo de su discipulo, manifesté a Es
coiquiz el deseo de conversar con él, rogândole que se
quedâse a una conferencia: elogiô la elocuencia del es-
critor que calificô de ciceroniana; y en seguida le de
clarô que tenîa por nula la renuncia de Carlos IV he
cha entre los disparos de un motîn; que Fernando ha-
bîa conspirado contra su padre; y que la polîtica im-
périal (que era aislar la laglaterra) exigîa que Espa-
na y Portugal estuviesen a su devociôn en todo y por
(1) Eec«iquiz, /dea sencilla. El Minislro Cevallos, Mani/iesto^
Lafue»te, Historia de Espana.
mSTORIA M0DE8NA DE EL SALVADOR 39
todo, lo cual exigi'a que cesase de reiaar la diaastia de
lo3 Borbones en Espana,
Se coraprende que taies razones, para el que sabe
que Espana habi'a hecho ingeotes sacrificios de hom-
bres, dinero y naves de guerra, enviando ejércitos y
flotas, como aliada de Francia y haciendo la guerra a
Portugal como tal aliada, eran las razones del lobo de
la fabula tratando de cohonestar la disposiciôa en que
se halla de devorar el cordero.
Habrîa tenido mâs fuerza la razôo, que en esos
Ttiomentos hacîa tan admirado a Napoléon en el pue-
blo espanol, de que por simpatia a Espana, querîa
derribar al favorito Godoy y la situaciôn por él crea-
da; pero esto habrfa requerido sumo desinterés para
ser sincero; y Napoléon imponiendo por rey a uno de
sus hermanos, probô solamente que aguijaban su am-
biciôn las desgracias de Espana.
El arcediano Escoiquiz justificô la conducta de
Fernando y tratô de probar que la renuncia del viejo
rey era voluntaria.
El misrao Escoiqu'z refiere:
"Sonriéndose y tirândorae de la oreja:
*' — Usted, Canônigo, no quiere entrar en mis
ideas. "
En resumen, el Emperador ofrecîa a Fernando
por medio de su profesor la corona del pequeno reino
dî Etruria a cambio de la corona de Espana y de las
Indias.
Cuando Escoiquiz dio este mensaje al rey, ya es-
te lo habîa recibido, pues poco antes lo escuchara del
gênerai Lavary. Esta proposiciôn se discutio entre los
ministres del rey y comisionados de Napeleôn, sin que
los espanoles la aceptasen, resolviendo el Emperador
esperar la llegada de los reyes padres. Godoy, a
quien hdbîa hecho poner en libertad por medio de
Murât, llegô antes que los reyes.
Napoléon los reuniô a todos en su mesa.
40 FRANCI-CO GAVIDIA
Reclamô entonces Carlos IV de Fernando la co-
rona que manifesté haber renunciado cediendo a la
violencia, y aun no habîa contestado el rey, cuando
enfurecidos el padre y la madré, ofrecieron un espec-
tâculo de ira, ademanes descompuestos e injurias, que
terminé con la retirada de Fernando taciturno.
Fernando enviô después a su padre la renuncia
que le habi'a pedido; pero exig^îa que de ella conocie-
sen las Cortes y que Carlos IV se volviese a Madrid
sin la compania del favorito Godoy a quien excecraba
toda la naciôn; reservândose el derecho a la regencia
y lugartenencia si su padre no queria reinar.
Carlos IV no aceptô esta propuesta que parece
sensata dentro del interés de los reyes.
Bien se ve que Fernando la hacîa, creyendo que
Napoléon respetaba la extraterritorialidad que le con-
cedîa en aquel caso el Derecho de Gentes, pues sabia
que el Emperador habîa dicho que en el caso de no
entenderse empezari'an enseguida las operaciones rai-
litares, y el rey, aunque estuviese ocupada la Espana
por fuerzas impériales, conservaba la posibilidad de
resistir, oponiendo la fuerza a la fuerza. Carlos IV
no lo crei'a asi y su respuesta a la renuncia de Fernan-
do, considerada toda la ironîa que envuelve, se resu-
mîa en estas palabras:
«Solo el Emperador puede salvarnos».
Ya hemos dicho que el personaje que iba a decir
la ûltima palabra en este drama era el Pueblo Espa-
nol, y en efecto ha llegado el momento en que se hace
oîr.
En medio de la discusiôn de la renuncia que 11e-
vaba algunos di'as desde la llegada de Fernando a
Bayona, sobrevino la noticia inesperada que suspendiô
todos los ânimos.
Era el rugido del leôn que suspende a los tigre? y
panteras que se disputan la presa.
Kra la noticia del 2 de Mayo.
Con raotivo de la salida para Bayona de los pri'n-
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 41
cipes Carlos y Antonio, COQ lo cual iba a quedar la
casa real de Espana en poder de Napoléon, el puebla
espaSol. encabezado por Daoiz y Velarde, habfa lan-
zado el grito de Independencia.
Apresurôse Napoléon a concluir. Monté en cô»
lera y reunidos los reyes, el anciano Carlos IV mani-
festé a Fernando que si no renunciaba incondicional-
mente, serîa juzgado con todos los suyos en concepto
de conspiradores contra la vida de los soberanos.
La situaciôn para Fernando VII cambiaba de
golpe: ya no era un rey sino un reo y firmô la renun-
cia en los términos con que se la presentaron.
La historia guarda cierto pudor y sin insistir en
muchasexpresionesdelos docuraentos delà abdicaciôn,
como <Su Magestad el Emperador da y afianza a Su
Magestad el Rey Carlos una lista civil de 30.000.000
de reales> <el palacio impérial de Com-
piégne con los cotos y bosques de su dependencia que-
dan a disposiciôn del Rey Carlos mientras viviere. ../^
.... *'Su Magestad el Emperador concède a Su Alteza
Real (el Rey Fernando yil) 400.000 frs. de renta so-
bre el tesoro de Francia> ; se detiene ante la
declaraciôn de que <S. M. el Rey Carlos cède
por el présente todos sus derechos al trono de las Es-
panas y de las Indias a S. M. el Emperador
Napoléon > y de que «S. A. R. el principe de
Asturias adhiriôse a la cesiôn hecha por el Rey Carlos«
de sus derechos al trono de Espana y de las Indias a
favor de S. M. el Emperador de los franceses:^.
Muchas regiones de la America y muchos ameri'
canes se creyeron desligados de todo lazo y compro-
mise cen el trono de esos reyes.
Delgade fué une de elles.
Firmada la abdicaciôn, el viejo rey saliô para
Com piégne y Fernando VII para Valencey. Estes
palacies eran asî sus prisienes, y estes reyes, reos^
5
42 FRANCISCO GAVIDIA
Ug perfodo de larga ansiedad fué para los hom-
bres dirigientes de San Salvador la segunda mitad de
1808.(*) En julio se supieron la prisiôa del Ministro
omnipotente Don Manuel Godoy en lafortaleza de Vi-
llaviciosa a consecuencia del motîn promovido por los
patriotas espanoles en Araujuez, la abdicaciôn de
Carlos IV y la subida al trono de su hijo el principe
de Asturias con el nombre de Fernando VII. Era
lôgico pensar,conGcidas las ambiciones de todas clases
de Napoléon, la ocupaciÔQ de Espana por ejércitos
suyos y la intervenciôn que tenîa en los sucesos de la
Corte espanola, que el drama no habia concluido con
la abdicaciôn de Carlos IV.
Las noticias de la abdicaciôn y prisiôn o residen-
cia obligatoria de Fernando VII en Valencey y de sus
padres en Compiégne.^Uegaron a San Salvador en el
mes de agosto, lo mismo que la lelaciôn de lo que se
hacîa en Guatemala, donde el mariscal de Campo
Mcllinedo y Saravia habi'a convocado a una Junta de
autoridades, como la del 15 de Septiembre, y a que
habîan asistido el mismo Gobernador y Capitân Ge-
neral, el Arzobispo, el Régente y oidores de la Real Au-
diencia, el Marqués de Aycinena, los altos empleados
del Tesoro, el Dean y Capi'tulo de la Archidiôsesis, el
Muy Noble Ayuntamiento, la Universidad, los Priores
de las ôrdenes religiosas, el Real Consulado, el Inten-
dente de Comayagua que se hallaba en Guatemala, el
Secretario de la Real Audlencia, el Comandante de la
Artillerfa y los Coroneles de los Regimientos; leyendo
el Mariscal un despacho del Virrey de Mexico y la re-
Irciôn de una gaceta de los sucesos de la Corte, — la
abdicaciôn en Bayona del Rey Fernando y la renuncia
de sus derechos de sucesiôn al Trono de Espana por
los Principes Carlos y Antonio, représentantes de la
(*) En la pâg-ina32, li'nea la., hemos dicho que la acefalîa del tro-
no no fué sabida en El Salvador sino es en 1810 (por errata se mpritnio
1817). Este dato, que nos sutninisird un texto de Historia, esta rectifi-
cado por la obra Guatemala por Fernando VII y a ella conformamos
con toda certeza estas fechas.
HISTOKXA MODIiKNA DE EL SALVADOR 43
dinastî-j; y declarando. en fin, la Junta, que taies actos
eran ilegales e injustes, y fruto de la violencia de Bo-
naparte, y que por tanto debian desconocerse; y que
en fin, debîa renovarse la adhésion al monàrca prisio-
nero, y mantenerse las leyes existentes, la religion ca-
tôlica y el orden gênerai.
El Mariscal habi'a expedido un manifiesto.
En el mes de Diciembre hubo manifestacione?
générales de adhésion al Rey porinstrucciones venidas
de Espana para mantener la bandera de Fernando
VIL
Escribiôse en fin un libro que se titula Guatema-
la por Fernando VII Rey y que relata e«tas
manifestaciones de amor a la madré patria.
Tiempo es ya de considerar en que termines se
presentaba y planteaba el problema de los destinos de
Centro America a los Delgado, a los Aguilar, a los
Arce? Que pensaban los prôceres?
Ténia Espana gobierno?
Lo era el Consejo que dejô Fernando para hicer
sus veces al partir a Bayona?
Lo era José Bonaparte rey de Espana por Bo-
naparte?
Lo era el mismo Fernando VII prisionero en
Valencey?
Lo era la Junta de patriotas de Sevilla que diri-
gîa la resistencia a los franceses?
Las mismas autoridades reaies no sabi'an a que
atenerse.
El virrey Iturrigaray, de Mexico, no sabiendo que
responder a esoscuatro problemas, se adhiriô a la opi-
nion del Licenciado Verdad que en Junta de funcio-
narios opinô que en tal casa debia invocarse el prin-
cipio de la Soberania Popular, palabras audaces
que ocasionaron al Virrey la deposiciôn y al Licencia-
do Verdad la libertad, y segun se crée, la vida, pues
muriô en la prisiôn a que le llevaron los realistas. El
manifiesto del virrey Iturrigaray trasmitido a Gua-
44 FRANCISCO GAVIDIA
temala al Capitâa General Mollinedo y Saravia, y por
•este al latendente de San Salvador, propooîa aqui
los mismos problemas.
Aquî como en Mexico y Guatemala, se desobede-
ciô la autoridad del Rey José, que de hecho aparecîa
constituido, a pesar del manifiesto de Fernando VII
que recomendaba la obediencia, y la nota de Porlier,
Ministro de la Guerra deEspana, fué rechazada de
piano.
Alld como aquî las autoridades y los notables es-
taban contra la autoridad constituîda y su évidente
ilegalidad.
En taies condiciones se hizo en San Salvador el
juramento de fidelidad al Rey Fernando VII y el paseo
del pendôn real, se abriô una suscripciôn para contri-
buir a la guerra de Independencia de Espana y se en-
viaron al Gobierno de la resistencia veinticuatro mil
pesos.
La politica ostensible de Delgado en tal momento
fué : la Independencia absoluta en Centra Améri-
CQy en espéra de la libertad del Soberùno,
Guerra de la Independencia en Espana
No serîa completo el cuadro que hemos bosqueja-
do si no ofreciéramos el de la lucha del pueblo espanol
contra Bonaparte.
La voz de un poeta resumiô entonces el orguUo,
la indignaciôn, la côlera, el valor y la sabiduria del
pueblo espanol. Este supo después, en mejores dîas,
cenirle una corona. Este poeta fué Quintana.
El orgullo espanol entonces hablô asî de Es-
pana, con ocasiôn del moti'n de Aranjuez:
^Qaê era, decidme, la naciôn que un dîa
Reina del mundo proclamé el destino,
La que a todas las Zonas extendîa
Su cetro de oro y eu blason divino?
V^olâbase a Occidente
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 45
Y el vasto mar Atlântico sembrado
Se hallaba de eu gloria y su fortuna.
Doquiera Eepana: eu el preciado seno
De America, en el Asia, en lo8 confines
Del Africa, alH Eepana. El soberano
Vuelo do la atrevida fantasia
Para abarcarla se cansaba en vano.
Ora eu el cieno del oprobio hundida,
Abandonada a la insoleucia agena,
Como esclava en mercado, va aguardaba
La ruda argolla j la eervil cadena.
jQuê de plagas, oh Dios! Su aliento inapuro
La pestilcute fiebre respirando,
Infestô el aire, emponzonô la vida.
La hambre enflaquecida
Tendiô sus brazoa lîvidos, abogando
Cuanto el contagio perdonô. Très veces
De Jano el templo abrimos,
Y a la trompa de Marte aliento diraos.
Très veces, ay! los dioees tutelares
Su escudo nos negaron, y nos vimos
Rotos en tierra y rotos en los mares.
iQuê en tanto tiempo viste
Por tus inmensos términos joh Iberia?
^Qué viste ya sino funesto luto,
Honda tristeza, sin igual miseria,
De tu vil servidumbre acerbo fruto?
Llega el momeoto, en fin; tiende su mano
El tirano del mundo al Occidente
Y fiero exclama: <El Occidente es mîo!>
Barbaro gozo en su ceûuda frente
Repplandeciô, como en el seno obscuro
De nube torraentosa, en el estîo,
Relâmpago fugaz brilla un moiuento
Que anade horror con su fulgor sombrîo.
Sus guerreros féroces
€on gritos de soberbia el viento llenan;
Gimeu los yunques, los martillos suenan,
Arden las forjaa. jOh vergiienza! ^Acaso
Pensais que espadas son para el rombate
Las que mueven sus raanos codiciosas?
No en tanto os estiméis: grillos, esposas,
46 FRANCISCO GAVIDIA
Cadenae eon que en ver^onzos lazos
Por eiempre amarren tan inertes brazos.
Extremeciwee Espana
Del indigno rumor que cerca oîa,
Y al gran le impulso de su justa sana
Rompiô el volcan que en su interior hervîa.
Sue déspofae antiguos
Consternados y pâlidos se escond^n;
Resuena el eco de vengauza en rorno,
Y del Tajo las mârgenes respondeu:
"jVenganzQ!" ^.^ôude estân, sagrado rîo,
Los coloeoe de oprobio y de vergiienza
Que nueetro bien en su insolencia ahogaban?
Su gloria fué, nuestro esplendor comiecza;
Y tu orgulloso y flero,
Viendo que aûn har Castilla y castellanoe,
Précipitas fil mar tu8 rubias oudas,
Diciendo: "Ya acabaron los tiranos."
jOh triunfo! job gloria! joh celestial momentoî
é.Con que puede ya dar el labio mfo
El nombre augusto de la patria al viento?
Yo le daré, mas no en el arpa de oro
Que mi cantar sonoro
Acompanô hasta aquî; no aprisionado
En estrecho recinto en que se apoca
El numen en el pecho
Y el aliento fatîdico en la boca.
Desenterrad la lira de Tirteo,
Y el aire abierto a la radiante lumbre
Del Sol, en la alta cumbre
Del riecoso y pinifero Fuenfrîa,
Allî volaré yo, y allî cantando,
Con voz que atrueue en rededor la sierra,
Lsnzaré pur los campos castellanos
Los eeoe de la gloria y de la guerra.
, iGuerra, nombre tremendo, abora sublime,.
Unico asilo y 8a<'rosanto escudo
Al împetu sanudo
Del fiero Atila que a Oecidente oprira»r!
jGuerra, guerra, espanolee! En el Betis
Ved del tercer Fernando alzar»»' airada
La augueta sombra; bu diviua frente
.._ J
HÎSTORIA MODERÎÎA DE EL SALVADOR 47
Mostrar Gonzalo en la',imperial Granada;
Blandir el Cid su centellante eapada,
Y alla, sobre los altos Pirineoe,
Del hijo de Jimena
Animaree los raiembros triganteos;
En torvo ceiîo y desdenosa pena
Ved cômo cnizan por los aires vanos;
Y el valor exhalando que se eucierra
Dentro del hueco de sus tumbas frîas.
En fiera j ronca voz pronuncian: "iGuerra!
"iPues que! iCon faz serena
Viérais los campos dévaster opimos,
Etenio objeto de ambiciou ao;eîia,
Herencia inmensa que afanando os dimos?
Despertad, raza de hèroes: el momerito
Llegô va de arrojarse a la Victoria;
Que vuestro nombre éclipse nuestro nombre,
Que vuestra gloria humilie nuestra gioria.
No ha sido en el gran dîa
El altar de la patria alzado en vano
For vuestra mano fuerte.
Juradlo, ella os lo manda: ;Antes la muerte
Que consentir jamâs ningûn tirano'\
Si. yo lo juro, vénérables sombras,
l'o lo juro también y en este instante
Ya me siento mayor. Dadme una lanza,
Ceni<ime el casco flero y refulgeute;
Voleraos al combate, a la venganza;
Y el que niegue su pecho a la esperanza,
Hunda en el polvo la cobasde frente.
Talvez el gran torrente
De la devaetaciôu en su carrera.
Me llevarâ. ^Qué importa? (.Por ventura
No se muere una vez? ^.No iré, espirando,
A encontrar nuestros îuclitos mayores?
Y al armarse las Provincias contra Bonaparte,
elevô mâs su canto el Tirteo espanol:
Eterna ley del mundo aquesta sea:
•'En pueblos o cobardes o extragados.
Que ruede a su placer la tiranîa;
Mas si su atroz porîîa
48 FRANCISCO GAVIDIA
Osa ineultar a pechoe generosoe
DoDde eisfuerzo y virtud tienen aeiento,
Estréllese al instante,
Y de eu ruina brote el eecarmieuto"
Dijo asî DioH: con letras de diamante
Su dedo augusto lo eecribiô en el cielo.
Y en torrente de fiangre a la venganza
Mandé deepuée que lo anunciaBe al Buelo.
Hoy lo puede anunciar. En justa pena
De tu vicioeo y mîsero abandono,
En tî 8U horrible trono
Sento el nûmen del mal, Francia culpable:
Y sacudiendo el cetro abominable,
Cuanto tue ojoe ven tanto aniquila
El genio atroz del ineensato Atila.
Lae furias que el mortîfero eetandarte
Llevaban de Timur, mandan al lado
De tu feroz Sultan: ellas le inepiran,
Y ya en eu orgullo a eeclavizar se atreve
Cuanto hay del mar de Italia a los desiertOB,
Faltos Biempre de vida y siempre yertos,
Do reina el polo engendrador de nieve!
Llega Eepana, tu vez; al cautiverio
Con nefario artificio
Tus principes arrastra, y en su mano
Las riendas de tu imperio
Logrô tener y se ostentô tirano.
Ya manda, ya desvasta: sus soldadoe,
Obedeciendo en torpe vasallaje
Al planeta de muerte que los guîa,
Trocaron en horror el hospedaje,
Y la amistad en servidumbre irapîa.
A dônde, pues, huyeron,
Pregunta el orbe estremecido, a dônde
La santa paz, la noble confianza,
La no violada fe? Vanas deidadee,
Que 8<51o ya los débiles imploran.
Europa Babe de escarmiento llena,
Que la fuerza es la ley, el dios que adoran
Eeos atroces vândalos del Sena.
Pues bien, la fuerza mande, ella décida;
Nadie incline a esta gente fementida
mSTOSlA MODKRNA DE EL SALVADOR 49
For temor pusilâmine la frente,
Que Dunca el alevoBO fué valiecte. <
Alto y ferot rugido
La Bed de guerra y la eangrienta eana '
AnuDcio del leÔD, con bronco acento ■
Eneordeciendo el eco en la montana. j
A devorar eu presa '
Las éiguilaa se arrojan por el viento,
S61o la eierpe vil, la eierpe ingrata
Al deecuidado seno que la abriga \
Callada llega y poDzonoea mata.
Lae vîboras de Alcidee j
Son las que aealtan la adorada cuna ,
De tu felicidad. Deepierta, Espana,
Deepierta \a.y Dios! y tus robustes braao» i
Haciéndolas pedazos
Y esparciendo sus miembros por la tierra, |
Ostenteu el esfuerzo incontrastable
Que en tu naciente libertad se encierra. !
Ya se acerca zumbando
El eco grande del clamor guerrero, j
Hijo de indignaciôu y de osadîa. \
Asturias fue quien le arroj6 primero; <
iHonor al pueblo astur! Allî debîa ■
Primero resouar. Cou igual furia i
Se alza, y se extiende a doiide en fértil riego
Del Ebio caudaloso y dulce Turia :
Las claras ondas abundaueia brotan. j
y como en selvas estallante fuego ]
Caando las alas de aquilon le azotan, '[
Que de pronto a calmar, ni vuelto en Uavia,
Jupiter basta, ni los ancbos rîos
Que oponen su corriente a eus furores,
Los ecos libradores
Vuelan, cruzan, encienden
Los campos olivîferos del Betis,
Y de la playa cântabra basta Câdiz
El seno azui de la agitada Tetis. !
j
Alzase Espana, en fin; con fa« airada \
Hace a Marte senal, y el dios horrendo .1
Despena en ella su crujiente carro;
Al espantoso estruendo,
50 F?ANC3SCO GAVIDIA
Al revolver de eu terrible espada,
En vez de eetremecerse, arde y se agita
Y vuela en pos el espanol bizarro.
"î Fuera tiranoe!'', grita
La muchedumbre iiimen^a. jOh voz eublime,
Kco de vida, manantial de gloria!
Ksos ministres de ambiciôn agena
No te escucharon, no, cuando triunfaban
Tao Mcilmeute en Aueterlitz y en Jena.
Aquî te oirân y alcanzarâs Victoria;
Aquî t^ oirân saliendo
De pechos esforzados, varoniies;
Y la diatancia raedirân gimiendo,
Que de hombraa hay a mercenarios viles.
Arde la lucba,
Returaba el bronce; los valientes caen,
Y el campo de huraor rojo hecho ya un lago
E>escubre al mundo el espantoso estrago.
Asî 8«8 ilanos fertiles, Valencia
Oatenta; asî Bailén, asî Moncayo;
Y es fanria que Ihs vîctiraas de Mayo
Lîvidas por el nire aparecîan;
Que a eu alarido horrendo
Las franceeas falanges se aterraban
Genios que acompanâis a la Victoria,
Volad, apercibid en vuestras rnanos
Lauros de Salarnina y de Platea,
Que orecen cuando lloran los tiranos.
De ellos cenido el vencedor se vea
Al «cercarse al Capitolio ibero.
Ya îlega ^no le veis? Astro parece
En su carro triunfal, mucho mâs claro
Que tras torraenta el sol. Barred las caltes
De eee terror que las yermaba un dîa,
Que el jôbilo las huelle y la alegrfa;
Los altos coronad, henchid los valles,
Y en vuestra boca el apacible acento
Y en vuestras manoa tremolando el lino,
**Salve, exclaraad, libertador divino,
Salviî", y que en eco« mil lo diga el viento,
Y suba resonando al firraamento.
Suba, y Espana mande a sus leonea
Volar rugiendo al alto Pirineo,
mSTOKIA r.îODEKXA DE KL SALVADOR 51
Y alK alzar el eepléndido trofeo,
Que diga: "Libertad a Ihs Daci(}ne8''.
Tal es jJih pueblo grande! ;oh pucbJo fuerte!
El premio que la Ruerte
A tu valor maofnénimo destina.
Asî resÎBte la robuwta encina
Al temporal: arrôJHnse eilbando
Los fieros huracanes,
En su espantoso vérti^o llevando
Desolaciôn y ruina; ella résiste,
Créée el furor, redoblan sa pnjanza,
Braman y tiembla en derredor la esfera;
îQué importa que a la verde cabeliera
Fjute ramo y aquel faite, arrancado
Del împeto del vienlo y luego muera
Ella résiste; la soberbia ciraa
Mes herraosa al Olimpo al fin levante,
Y entretanto meciéndoseen sus hojas,
Céfiro alegre la Victoria canta.
La epopeya de la
Independencia Espaîïola
La mafiana del 2 de Mayo, cuando se conducia a
Bayona a los principes de la dinastia reinante que
aun no tenîa Napoléon en su poder, el pueblo de Ma-
drid, agrupado en la plazuela del PalacioReal sehabia
lanzado a ponerlos en libertad. Cortaron los subie
vados los tiros de los caballos del carruaje y las tropas
francesas fuèron arroUadas, pero el grueso dtî Ejército
hibia dorainado al pueblo desarmado.
Un cuerpo de soldndos y paisanaj^ al rnando de
los inmortales Daoiz y Velarde, que habfan abierto las
puertas del Parque de Artillerîa y sacado 3 canones.
auxiliados por un piqueté de Infanterfa del oficial
Rulz, hicieron frente al enemij2fo haciendo vario;-- pri
sioneros y sosteniendo una luch.ii sangfrienta conlra las
fuerzas del General Lefranc. Perecieron nouchos de
ambos lados, entre ellos Velarde; y quedando heridos
Daoiz y Ruîz.
El enemigo dio una carga a fin de apoderarse de
52 FXAMCÎSCO GAVIDîA
la Artillerîa, y en ella pereciô Daoiz. loterviao el Go-
bierno que era ejercido por una Junta, y el pueblo se
dispersé coq proraesas que no se cumplieron; pues los
francesesocupandoyafuertes posiciones, arcabucearon
'en la Puerta del Sol a transeuntes que iban a sus tra-
bajos, fiados en las proraesas de olvido de lo pasado,
pretextândose que llevaban armas, que a veces eran
tijeras y navajas. Por la noche se hicieron fusilamientos
de pelotones y se dice que al araanecer fueron ultima-
dos no solo hombres sino tarabién mujeres y oinos en
la Moncloa, y en el Cerro del Principe Pi'o.
La Espana se irg-uiô indignada, Napoléon pudo
comprender en seguida que el âguila impérial no podîa
contra el leôn ibero. Al grito de Madrid respondiô
Asturias en los riscos faraosos donde el inmortal Pe-
layo habîa empezado la reconquista contra los musul-
manes. Respondieron Espana y America, si bien a
las colonias solo tocô rechazar las tentaciones de los
emisarios de Napoléon, levantarcontribucionescomo la
de 24,000 pesos de San Salvador, hacer manifestacio-
nes y escribir periôdicos y libres corao el titulado Gua-
temala por Fernando VIL
Yaun nohabi'an pasado dos meses desde las matan»
zas de Madrid nie ntrado el nuevo Rey José entradoa la
bella ciudad para sentarse en el trono espanol, cuando
Espana contesté el 2 deMayoc'nla victoria de Bailén.
La Europa contemplé con asombro que los veteranos
del Imperio habi'an sido vencidos con lujo de heroîs-
mo por los patriotas espanoles.
Los vencedores de Bailén eran solo 9.000 hom-
bres, casi reclutas. Dieron 3 cargas que obligaron a
los france.ses a reorganizar por très veces sus batallo-
nés, y asaltadas las posiciones del eneraigo, el General
Dupont que en vano espéré refuerzos, firme la capi-
tulacién. Llego entonces otro ejército francés man-
dado por el General Vedel que fué rechazado. Los
muertos franceses eran 2.000 y los prisioneros 22.000
veteranos-
HISTORIA UODEBNA DE EL SALVADOR 53
Para mayor gloria del eotonces gênerai Castanos
y después duque de Bailéo, que era el gênerai en jefe,
esta batalla tuvo un efecto doble; pues la ciudad he-
roica de Zaragoza que habi'a sufrido su primer sitio
mémorable, ayudada con el efecto moral de Bailén,
vio levantar el campo a los sitiadores.
Con estos dos actos de heroismo que asombraroa
a la Europa debe citarse la defensa de Zaragoza. Cuan*
do solo teni'a trescientos soldados y una tapia por
muralla, el gênerai irancés Lefebre atacô la ciudad
creyendo que se rendirîa con un flojo asalto; pero los
zaragozanos, hombres, ancianos, mujeres y ninos, re-
chazaron alenemigo y lo hicieron acarapar fuera del
alcance de los canones. Lefevre organizô un s?itio en
■forma. Todo se conjuré en contra de los sitiados:
6.000 independientes que podîan auxiliarles fueron de-
rrotados en Eplla, donde perdieron 1,500 hombres,
muertos o heridos; el depôsito de pôlvora de Zaragoza
estallô haciendo volar ediScios y gentes; y 3.800 solda-
dos y cuarenta y seis piezas de artillerîa al mando del
çeneral Ver lier, reforzaron el campo del enemigo;ea
fin, perdieron el monte Forrero, desde donde bombar-
dearon los franceses la ciudad.
Nada sinembargo domenô la presencia de ânimo
de la capital aragonesa. El 1? de julio fué el asalto
gênerai. En el puesto llamado El Portillo todos los
artilleros espanolesquedaron muertos y las piezas solas;
los tranceses iban a entrar a la plaza por aquelboque-
te cuando una bella joven de veintidôs anos tomô la
mecha de raanos de uno de los muertos, prendiô fuego
a un canon cargado con metralla y detuvo al enemigo,
sosteniendo el combate hasta verse rodeada porsufi-
ciente numéro de soldados. Esta fué la célèbre heroina
Agustina Aragon.
Después de renidos combntes los franceses levan-
taroa el sitio.
El triunfo de Bailén habîahecho al Rey José abao-
• Joaar a Madrid estableciéndose en Vitoria, en la
54 FKANCISCO GAVIDIA
frontera con Francia. Tan herido en su araor propio
sintiôse eî Emperador, que se encaminô a Espana ?À
frente de un ejército de 140,000 veteraoos.
Los ingîeses aliados de los patriotas habian su-
frido con otros reveces la derrota de cerca de la Co-
runa.
Pero la guerra tomô nueva faz. Las guerrillas.
Porlier en Asturi s, Juan Martin Diez el Empecinado
en Castilla la Nueva, Mina en Navarra, y otros jefes
de partidos sueltos, acechaban destacamentos y con-
voyés sorprendiéndolos y escapando por medio de râ-
pidas maniobras a los planes y a las fuerzas de los gé-
nérales del imperio.
Fué sitiada de nuevo Zaragoza cuyo heroîsmo lo
mismo que el de la ciudad de Gerona se han hecho
legendarios.
La guerra continué con varia fortuna.
Mientras se combatfa en Castilla, en Cataluîia
en Extremadura, (1809) los dîas 27, 28 y 29 de julio
se ganaba la batalla de Talavera de la Reina que 11e-
nô de gioria, como la de Bailén a Castanos, a los ge
nerales Cuesta y Wellington, jefe de los ingîeses
aliados.
En este com bâte el ejército francés habfa sido
mandado por el Rey José en persona.
El niismo ano derrotô el General espanol duque
del Parque en la batalla de Tamamer al gênerai Mar*
chand.
Durante los afios siguientes de 1810 y 1811 los
franceses hicieron repetidos, grandes y desesperados
esfuerzos por apoderarse de la ciudad en que estaba el
asiento del gobierno espanol.
Tal fué el sitio de Câdiz donde una Asamblea
formada por Diputados de Espana y America, dicta-
ba la Constituciôn famosa que contenîa la declara-
toria de todas las libertades y derechos del hom-
bre.
A su tlempo veremos la Provincia de San Saha-
mSTORIA MODE8NA DE EL SALVADOR OO
dor representada en estas célèbres Certes, y lo que es
màs aceptada por ellas, la declaratoria de los derechos
del hombre, base de la Constituciôo famosa de 1812,
formulados por el entonces lotendeote de esta Provin-
cia Dr. Don José Maria Peinado y presentada a las
Certes por el Diputado Canônigo Larrazâbal.
Tampoco debe olvidarse la influencia que tuvo en
la eraisiôn y fondo de esta carta magna el movimiento
de 1811 de El Salrador y sus similares de America.
Las Cortes crearon la orden de San Fernando
para significar que luchaban por la Independenzia.
Librôse con los sitiadores la batalla de Chiclana,
en que estos lanzaron mâs de 15,000 bombas sobre la
ciudad.
Después de un sitio de dos anosy medioy después
de inutilizar seiscientas piezas de artilleria, cuando los
sitiados se disponîan a hacer una salida sobre el cam-
pe enemigo, los franceses levantaron el cerco mientras
los patriotas disparaban cohetes y encendîan lumi-
narias.
Esta hoguera deCâdizcrisol donde se forma elcre-
do de las libertades ibero-araericanas, por el cual se lu-
charâ al tratarse de Uevarlo a la practica, en el movi-
miento de 1814 en San Salvador, sera el origen de
grandes combatcs en Espana hasta todavia muy en-
trado el pasado siglo; ningûn espectâculo mâs bello
en la Historia.
También obtuvo el ejército compuesto de espa-
noies e ingleses al mando del gênerai Beresford la Vic-
toria de Albuera. El derrotado en este encuentro fué el
célèbre mariscal Soult, y en ella perdiô en el termi-
ne de très horas 12,000 hombres, puestos fuera de
combate.
En fin, en 1812, mientras las Cortes decretaban y
promulgaban la célèbre Constituciôn, los aliados ob-
tuvieron la Victoria de Arapiles, quelanzé al hermano
de Napoléon a la frontera de Francia, donde en el rio
Bidasoa y en San Marcial, sufria el ejército francéa
56 FRANCISCO GAVIDIA
nuevas derrotas que les imponia el General espafiol
Manuel Freire.
Los iovasores todavîa perseguidos en su propjo
territorio, doode fueron derrotados en Orthez y en
Tolosa, no se vieron libres sino cuando Napoléon tuvo
que borrar todo lo que habîa escrito en Bayona contra
la soberanfa y la libertad del pueblo espanol.
Pero la vuelta del rey cautivo y sus efectos en la
Historia de las Naciones de America y en la especial de
El Salvador, donde produjo consecuencias que ata-
nen a la America Central y a las instituciones republi-
canas y democrâticas, sera narrada a su tiempo, es
decir al historiar los anos que siguieron al movimien-
to de 1814.
Se ELlGE EN San Salvador un elector
DE MiEMBRO DE GOBIERNO DE ESPAÎÎA E INDIAS
Algo nos hemos adelantado en la narraciôn para
ofrecer de golpe todo el cuadro de la lucha del pueblo
espanol por su Independencia. Necesitamos rétrocéder
a 1811^ cuando mâs dudas se ofrecîan a los americanos
sobre la suerte queestaba reservada a la madré patrîa.
El Rey preso desconccîa las autoridades que con
el nombre de Regencia hacîa sus veces.
Fâcilmente se ofreciô a los prôceres la idea de la
soberanfa popular.
Gobernaba al abrirse esta Historia el Intendentc
don Antonio Gutiérrez de Ulloa, pues desde 1788 se
habia sustituido por un Intendente a los antiguos Al-
caldes Mayores; y era Capitân General, Présidente y
Gobernador del reino de Guatemala, el Mariscal de
Campo don Antonio Gonzalez Mollinedo y Sara via.
Mientras tanto las ideas polîticas se renovaron.
Hasta alli el sâbdito solo habia tenido voz como î>et»-
cionario, hoy pedfa tenerla en los negocios de la na-
ciôn. Un monarca absoluto y sus edictos eran su de-
recho publico; hoy se pedfa gobierno propio. Los
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 57
constitucionalistas de la escuela de Montesquieu y
amantes de la formula inglesa procedfan en Kspa-
na, donde gobernaban, a organizar el régimen libéral
y declararon por decreto del Ejecutivo y de las Cortes
que todos los derechos de los'espanoles, con la repre
sentaciôo en la mismas Cortes, eran eitensivos a los
americanos. La America espanola o lo que también
se llamô las Indias Occidentales venîa a ser una parte
de la Monarquîa.
Por eso fué un espectâculo nuevo y una sorpresa
cuando se llamô al pais a elegir un raierabro de la
Junta Central Gubernativa de Espana que represen-
taba al rey destronado y cautivo y hacîa sus veces y
gobernaba la Espana y la America E-^panola. El Ca-
pitân General invitaba a la provincia para elegir este
diputado que residiria en la Corte.
Los candidatos fueron don Manuel José Pavôn y
Munoz, Coronel de milicia (el futuro Mioistro de Ca-
rrera); don José de Aycinena y el Teniente-Coronel
Antonio Juarros. Del tiempo de esta elecciôn es la
copia que auguraba al primero mal éxito en el estri-
billo que decîa :
Al dcrecbo y al rerps
No va Pavôn
nôvaP av oN.
El estribillo No va Pavôn, NovaP av oN, era una
senal de combate électoral del liberalismo, pero solo
entre las altas clases.
La forma de esta elecciôn hecha puede muy bien
decirse, para designarse a uno de los gobernantes de
Espana y sus colonias, no puede menos de interesar al
lector, y fué la siguiente:
El Ayuntamiento de San Salvador escogiô très
personas honorables, entre las cuales sacô por la suer
te an elector. Remitiôse al Présidente de la Real Au-
diencia un oficio en que constaba el nombre, edad,
vecindario, profesiôn y filiaciôn polîtica y moral del
7
58 FKANCI-CO GAVIDIA
elector. El mismo Présidente y estos electores una vez
llegados a Guatemala desigaaron por voto secreto,
très caodidatos «del mâs alto carâcter y habilidad,»
entre los cuales, la Real Audiencia, presidida por el
Capitân General Gonzalez Mollinedo y Saravia dé-
signé al diputado a la Junta Suprema Central Gu-
bernativa del Reino por ausencia de S. M. Fernan-
do VIL
En todas estas sesiones y elecciones se escuchaba
el ritornelo
No va Pavén,
No va Pavôn
Sinembargo, la victoria fué para él.
Estas fueron en vcrdad las primeras elecciones
polîticas que se vieron en el pais y apasionaron tanto
a los hombres superiores por su significado, como al
vulgo por tratarse de un viaje a Kspana y residencia
en la Corte, y de un sueldo anual de 6,000 pesos fuer-
tes.
Ea medio de la novedad banal, haci'anse sentir
las buenas prendas de carâcter de los centroamerica-
nos; en efecto, el Delegado Pavôn Uevaba instruccio
nés de sus comitentes: no se debi'a admitir la trasmi-
siôn del dominio espanol a un poder extrano (Napo-
léon); los derechos de la Naciôn debîan salvarse a to-
do eveuto; debia también derramarse la ûltima gota
de sangre por la Patria, por el Rey y por la Religion
Catôlica.
Emisarios bonapartistas
Hablôse en este tiempo de cuatro emisarios man-
dados por el rey intruso José Bonaparte.
El antiguo Cura de la parroquia de San Salva-
dor, que habi'a gobernado por veinte anos su pro-
vinca y la de San Vicente como Vicario, a la sazôa
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR £9
Dean de la Catedral, Provisor y Vicario General del
Arzobispado, Dr. Don Isidro de Sicilia y Montoya,
expidiô un edlcto contra los emisarios bonapartistas:
No debîa fiarse nadie de hombres o raujeres que
viniesen de otras partes, Uegasen en traje de arrieros,
de mendigos o de anfermos.
El Gobierno por su parte ofreciô 500 pesos (ban-
do de 15 de Mayo de 1810) al que denunciase algûa
espîa o emisario, "aseçurândole que se le aumentarâ
conforme a la entidad del descubrimiento". (Edicto
del Canônigo Sicilia).
En algunas partes del reino se dcscubrieron bul-
tos de géneros con la estampa de Napoléon, pero no
se tiene noticia de los interesados; pues entre les par-
tidos no se ccntaba el bonapartista y las raedidas de
que habla el senor Sicilia eran bastantes para j huyen-
ta: a los emisarios.
El raismo Dr. Sicilia, a principios del cno siguien-
te mandaba "bajo pena deBxcomunïàn mayor, ipso
facto incurrenda'^ que el que tuviere pasquines o pa-
peles bonapartistas (pues, decîa "no pudiendo los
franceses subyugarnos a fuerza de armas, no omiten
medio de conseguirlo con dâdivas y promesas . ...
valiéudose de pasquines y papeles subversivos") los
presentare al Vicario de su provincia.
El Segundo paso a la Autonomia
El segundo paso en la vîa democrâtica fué en El
Salvador la elecciôn para Diputado a las Cortes del
Reino de Espana.
Convocadas a elecciones las Provincias america-
nas a principios de 1810, tomaron asiento provisional-
mente en las Cortes Diputados suplentes cuyo nom-
bramiento recayô en résidentes de America en la Pe-
nînsula. En sus primeras sesiones la nueva Câmara
60 FKANCISCO GAVIDÎA
€jô el numéro y forma de la representaciôa de Ame-
rica. Se amnistié a los encausados por motivos po-
Jfticos.
Diputados provisionales por Centre America fue-
roD Aodrés y Manuel del Llano, résidentes en la Cor-
te, para mientras se hacîa la elecciôn de los propieta-
rios.
Manuel del Llano fué Secretario de las Cortes.
Las Cortes declararon en sus primeras sesiones
el principio de que: las colonias posei'an los mismos
derechos que los peninsulares; prometiendo leyes pa-
ra un dîa cercano que operasen la reforma y fijasen
el numéro de Diputados de Espana y America.
La corriente de ideas democrâticas no solo trajo
a la Provincia de San Salvador Diputados a Cortes;
también obtuvo las siguientes reformas:
Excenciôn de tributos;
Excenciôn de servicio personal a los indios;
Aboliciôn de ciertas penas infamantes;
Supresiôn de las ceremonias que se celebraban en
meraoria de la victoria de Pedro de Alvarado el 6 de
Agosto, en que se paseaban el pendôn real y la espada
del conquistador. Desde esa fecha la fiesta de Agos-
to solo tuvo un cardcter religioso.
La Intendencia de San Salvador recibiô a medio
ano (pues un acuerdo de la Corte tardaba seis rceses
en llegar a las Colonias), el decreto de convocatoria y
la proclama de la Regencia que era la Junta que ha-
cîa las veces del rey prisionero, y que estaba presidida
por el vencedor de Bailén el G^^neral don Javier Cas-
tanos. En la proclama habîa frases como esta:
"Desde este momento, espanoles americanos, os
veis elevados a la dignidad de hombres libres. . . .
"Siguiendo ese principio de eterna equidad y jus-
ticia fuerou llamados esos naturales a tomar parte en
el gobierno représentative que ha cesado; por él la tie-
nen en la Regencia actual, y por él la tendrân tam-
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 61
bien en la representaciôn de las Cortes nacionales en-
viando a ellas DIputados segun el ténor del decreto
que va a continuaciôn de este manifiesto".
Las elecciones favorecieron al Dr. y Presbîtero
don Jo?é Ignacio Avila y las instrucciones que llévô de
la Provincia se refen'an a solicitar de las Cortes la
erecciôn del Obispado y la fundaciôn de un Ssminario
provincial, a cuyo sostén bastarîa la renta de ios diez-
mos que subîa a la suma anual de 40,000 pesos fuer-
tes.
El Tribunal de Fidelidad
Mientras las Cortes abrîan estas puertas a la espe-
racza de Ios centroamericanos, la Capitania instalaba
el Tribunal de Fidelidad (Junio de 1810) uno de eu
yos primeros raiembros era el después célèbre Coronel
Josef Méndez, que tuvo sometido bajo el terror la
Provincia de San Salvador después del raovimiento
de 1814.
" ..... .una policîa celosa y sin respeto vîgila-
ba Ios movimientos de Ios sospechsos, dice Bancroft.
Este Tribunal durô solamente ocho meses porque
la Junta de Gobierno de Espana mandô suprimirlo.
TrAgico suceso de Gonzalez Mollinedo
El mes siguiente concluîa el periodo de gobier-
no del Mari.^cal de Carapo Don Antonio Gonzalez Mo-
llinedo y Aaravia, quien pasaba con el tîtulo de Te-
niente General a mandar en jefe Ios ejércitos: de Mexi-
co. Contrariado con esto el virrey, le ordenô perma-
necer en Oaxaca, donde tiempo después fué hecho
prisionero y mandado fusilar por Ios independientes.
Un historiador hace de él esteelogio, elocuenteen
su sencillez: " hombre de bien, huraano, religio-
so, de UQ corazôn recto, digno de mejor fortuna."
t)2 FKANCISCO GA.VIDIA
El Capitân General Bustamante
El nuevo Oobernador Teniente General, José
Bustamante y Guerra, nombrado segûn las leyes li
berales por la R 'g^encia, con ratificaciôn de las Cortes,
era un marino que habîa dado la vuelta al mundo al
servicio de la Ciencia, en la corveta la Atrevida.
En tiempo del valido habia sido nombrado Go~
bernador Militar y Polftico de Montevideo y Coman-
dante General de su apostadero de Marina. El misma
refîere: «Qnos buques franceses.... surgieron por en-
tonces en aquel puerto. Con su nativa iraprudencia
osaron sus oficiales insultar nuestro territorio; con su
sistema atroz de revolucionar todo el mundo, preten-
dieron ostentar los odiosos signos de una libertad que
no conocîan..,. Hîceles guardar respeto a una Naciôn
acostumbrada a imponérselo.. .. procedimiento que en
época tan infeliz, envilecido nuestro gobierno y sujeto
a los caprichos de los détestables aventur? ros de la
Revoluciôn Francesa, me expuso a ser sacrificado a su
negra venganza."
Vuelto a E<pana pudo ser testigo del terrible 2
de Mayo, cuyos hechos hemos narrado.
Dezpués del 2 de Mayo observé una conducta que
después ha sido raencionada con elogio.
La Minerva Peruana publicô en aquel entonces
los siguientes pârrafos de una carta de Bustamante,
<del orden de Santiago, xefe de esquadra de la Mari
na Real,» dirigida en el seno de la confianza a un
amigo résidente en Lima, donde se editaba aquella
gazeta: «No puedo explicar a Umd. lo que ha sufrido
mi espîritu con la conducta atroz de los franceses y la
terrible opresiôn en que nos han tenido aqui cuatro
meses: basta decir a Umd. que el intruso Rey quisa
forzar a las principales clases, inclusos los générales,
para prestarle juramento de fidelidad y a la Consti-
tuciôn nueva que presentaba: yaunqueyofui el j-rime-
ro a renunciar mi empleo militar, no se conteutaron con^
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 63
€Sto los MInistros Urquijo y Mazarredo, influencian-
do al supuesto Rey para que me obligasea como a un
mero particular, después que estos misraos meacomee-
tieron por espacio de dos horas con artificios, seduc-
ciones y amenazas para vencer mi inflexibilidad que
siempre fué inexorable, Uegando al extremo de decir
les yo que aun con la cuchilla a la gar ganta jamds
juraria a un Rey que habia subido al trono sobre
tantas iniquidades, ni una Constituciôn que daria
la esctavitud y miseria de la Espafla; con le cual
tuve que escapar a pie para tomar las caballen'as a dis-
tancia de esta ciudad, para eludir las medidas de ri-
gor adoptadas por los franceses; y la Naciôn triunfarâ
gloriosameate».
Su gestion en la guerra de indepeodencia espa-
nola fué narrada poco tiempo después, cuando diri-
giéndose a los centroamericancs hizo imprimir un do
cumento de que luego hablaremos.
Hablando de los que él llaraaba sus sacrificios, de-
cîa Bustamante . . . . .«grabados estân conindelebles
caractères en el espfritu de una esposa, éoiula de sus
ascendietites aragoneses y de su hermana la Condesa
de Bureta, inmortalizada al par de las matronas es
parciatas de la sagrada ciudad de Zaragoza; ému^a
también de los înclitos patriotas de Aragon — el bi-
zarro Palafox y rauchos de sus dignos campeones, eu-
ya sangre vertida por la patria corre gloriosa por sus
venas. Olvidada de si raisma me estimulô (yo lo hu-
biera hecho a todo trance pero en su sexo realzi y no
debe ignorarse esta acciôn) me estimulô a que la déjà-
se sola, como quedô entre los parricidas, expuesta a
su ciego furor, para que no fuese vîctima de la mâs
tirânica violencia. Notorios son estos hechos en los
pueblos de Espafia, por donde, sin noticia uno deotro,
transitamos entre privaciones y peligros.>
Nombrado Présidente, Gobernador y Capitân
General de la America Central, dirigiô a los habitan-
tes del rey no de su mando un largo manifiesto que
64 FKANCISCO GAVIDIA
permite apreciar las ideas polîticas de este nuevo per-
sonaje que iba a representar tan importante papel en
la historia de la entonces provincia de San Salvador,
por su intervenciôii en los sucesos de 1811 y 1814, y
en gênerai en los de todo el istrao hasta 1818 en que
terminé su gobierno.
Este docuraento habi'a sido precedido por las cir
culares de 24 de Marzo en que primero esbozaba el
Capitân General su plan de gobierno, que amplîa y
permenoriza en el manifiesto.
El reinado de Carlos IV le merecia el juicio que
Terâ el lector en las «iguientes palabras. «De amor a
la justicia di en aquel Gobierno testimonios constan-
tes; de patriotismo el raâs inequîvoco en el todo de mi
conducta; pero entonces este sentimiento se hallaba
adormecido e inerte: no lo acaloraba el espi'ritu pûbli
co: los esfuerzosdelhombre honrado, del buen patrio-
ta se estrellaban contra los fuertes diques del egois-
mo, de la ponzonosa degradaciôn, que desde una Corte
corrompida y de las antesalas del Valido, tan estupi-
do corao protervo, se difundîan, no a la raasa del pue
blo, siempre incorruptible, sino a las clases que deben
ser sus guias.>
De la situaciôn creada por Napoléon a Espana y
sus colonias, todavia a la mitad de su desarrollo en
1811, exponi'a el nuevo Capitân General sus ideas
apostrofando a los Ministros del Rey José Bonaparte:
"Mazaredo, Ofâriil, Urquijo! ya no tenéis que
perder en la opinion de los hombres, ni en la vuestra:
remordimientos sempiternos serân el premio de vues-
tro bârbaro parricidio. Vosotros recordaréis y yo no
olvidaré jamâs losempenados esfuerzos; los argumen-
tos de pretendida exactitud geométrica, los misérables
sofismas con que repetidamente, buscando prosélitos
para sostener y canonizar vuestra ignoble conducta,
intentâsteis reducirme a la infamia de que os véis eu-
biertos. Seis meses, nada mâs, dâbais de duraciôn a
la guerra de Espana, en el ano de 808!!! Tan malos
mSTORlA MODERNA DE EL SALVADOR 65
espanoles como ineptos polîticos, no creîan a su mis-
mo orâculo * cuando dijo que los ejércitos son ven-
cibles pero no los pueblos que guieren resistir un
yugo opresor; no reflexionaban que si se ataca con
el luego y el hambre a un pueblo virtuoso y valiente
él sabe oponer la desesperaciôn y el furor del patrio-
tismo que al fin supera todos los obstâculos, como di-
jeron a Temistocles los habitantes de Andros; olvida-
ban los ejemplos domésticos que singularizan nuestra
historia entre todas las del mundo.
Sus ideas sobre el régimen creado por las Cortes
de Câdiz nos lo dan a conocer como uno de aquellos
monarquistas que en la peninsula y en America so
fiaron con una monarquîa y una Constituciôn, que
conciliase las nuevas tendencias de libertades y dere-
chos con las leyendas de la aristocracia y los monarcas
espanoles que llenan de hermosas hazanas una buena
parte de la Historia de la Madré Patria. Don José
Cecilio del Valle y Don José Maria Peinado fueron un
tipo muy conocido del partido que sustentara ese cre-
do. Proponiase, decia el Capitân General, preparar las
reformas y nuevos métodos que exiji'a cada ramo, si-
guiendo el espîritu y soberanos mandatos del Auguste
Congreso Nacional; «cuyainstalaciôn anhelé, procuré,
excité con todo mi ardor, cuando la timidez, la ambi-
ciôn^ o la errada politica oponi'an dificultades a esta
àncora sagrada de nuestras esperanzas>, dijo en aigu-
na parte.
Es cierto que Bustaraante y Guerra no se indig-
né ostensiblemente mucho ni poco en 1814 a la cai'da
del régimen constitucional; pero es fâcil concebir que
sin numéro de altos empleados y de particulares
serîan presa de la indignaciôn cuando el constitucio-
nalismo derribado por Fernando VII a su vuelta al
trono, alejô para ellos el término de conciliaciôn de to-
dos los intereses.
* Napole(5n. 8
66 FRANCI-CO GAVIDIA
Pero mâs importante es saber lo que pensaba de
la America en gênerai y del reino de su mando en
particular, de las ideas de libertad e independencia y
del partido de los independientes, y las reglas de Go-
biernoy Administraciôn que sehabîaimpuestoel nuevo
Présidente. Gobernador y Capitân General que envia-
ban a Centre America la Regencia y las Cortes.
Bajo el influjo de las ideas constitucionalistas que
todo lo dorainaban, y que al hacer representar a las
colonias en las Cortes de Câdiz paralizaron en toda
America por algùn tiempo los raovimientos revolucio*
narios de la independencia absoluta, Bustamante de-
fin îa su Patria teôrica en las siguientes palabras:
«Confunde el vulgo 1 a s palabras patria y
pais, patriotismo y paisanaje: carino merece e ins-
pira el pafs en que se nace, en que se forma la razôa,
en que toma el espiritu las impresiones mâs durade-
ras. Pero cuân distinto es el leal y verdadero amor a
la patria que comprende todos unidos por los raismos
vinculos sociales, a todoslosque tenemos una Religion,
un Rey, una ley, una costumbre, una voluntad y un
cardcter que nos distingue del resto de los pueblos!
Patria es de los espanoles todo lugar de la tierra, po-
blado por sus înclitos mayores, habitado por sus
dignos descendientes, gobernado y defendido por sus
leyes, santas en su esencia, desfiguradas u olvidadas,
por los actos homicidas del despotismo
«Animado de estas ideas acepté los delicados car-
gos con que me honrô el Supremo Gobierno y en que
me han confirmado las Cortes générales extraordina-
Fias, después de mâs de cuarenta anos de servicios,
cubierto de heridas, y de los trabajos que ofrece la
carrera mâs peligrosa».
Pero sobre todo debiô interesar a los salvadore-
nos que para ese ano preparaban el Primer Grito de
Independencia f undados en que desconocia el Rey Fer-
nando las Cortes y la Regencia, y la Regencia y las
Cortes al Rey José Bonaparte, y en que pronuncia-
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 67
das todas las colonias por Fernando, lo mâs, propio
era proclamar la independencia en espéra de los suce-
sos que después vendrian, — el concepto que al nuevo
Capitân General merecian los trabajos e ideas de los
independientes.
Hé aqui sus palabras:
«Tierras pacîficas habîan sido las de Colon, des-
de que en ella nuestros raayores formaron Sociedades
arregladas a sus usos y leyes, a las circunstancias del
tiempo y a las peculiaridades de un raundo que se
tuvo por nue^o fîsica y moralmente. Tierras pacîfi-
cas desde que afirmada su posesiôn y depuestas las
armas, el espfritu de industria tomô asiento, cl arapa-
ro de un Gobierno hermano y protector, y se dedicô a
grozar lo que tanta sangre y fatigas costô a los funda*
dores de este vasto imperio (*) Tierras en fin,
donde a juicio de los politicos de mejor nombre, aûn
de los extrangferos que en los ùltimos anos las han vis-
to con filosôfîca imparcialidad, (Humboldt, Peltier, la
Sociedad Literaria que pùblica la Revista de Edim-
burgo, &,) el excitar violentas conraociones, a pre
texto de dertchos imaginarios, o ya concedidos, que-
riendo imitar a otro pueblo con quien este y sus par
tes heterogéneas no tienen la menor semejacza, le-
vantando un torbellino de encontradas pasiones e in-
tereses, son actos de perversidad y de locura, que ex-
ceden a los mâs perniciosos del fanatismo revolucio-
nario>.
Y harîan en les patriotas, amarga impresiôn, los
pasajes en que dice que los pueblos de Centro Améri-
(*) Puede ser que en el Manifiesto de Bustamante halle su origen
el lugar comûn de que el perfodo del Coloniaje, fué unaedad de oro que
s<5lo ofrecid la escena de la vida eclôgica de la tradicci<5n helena sobre
la Arcadia. Hay que tener présente que las guerras de conquista
se prolongaron en el perîodo que la siguiô, que las guerras de los pi-
ratas llenan este ûltimo y justamente terminan con él; que ocurren su-
blevaciones de espanoles, como los Contreras, o de indios, como Tupac-
Amarii; y en fin revueltas civiles que alteman a veces con aquellos
principales motivos de inquietud y de atrazo.
68 FRANCISCO GAVIDÎA
^a ofrecian pîaceotero contraste COQ clas tristes imà
geoes de otros lugares agit?.dos por inmensas discor-
dias>.
«Parabienes me doy, exclaraaba, de h3ber veni
do a an pais donde ardan hermanadas la lealtad
con la sensatez; el patriotismo que en otras partes es
la hipccrecia de los facclosos, con la racional subordi
naciôn que es el ângel tuteîar de los puebU^s. Asi,
segÛD la expresiôn de un escritor, mientraslos buitres
se despedazan, hay gusanos de seda, de cuyo silencio
so y pacîfico trabajo se gczan las siguientes genera-
ciones».
Seguîanse las amenazas contra los posibles sub
vertidores del orden, atribuyendo de paso, las insu
rreccciones de America, a la Revoluciôn Francesay aléxi-
to colosal obtenido por uno de los revolucionarios, es
decir, por Napoléon. «Dispuesto estoy, decîa, a com
bâtir hasta el ûltirao trance contra ese horrendo sis-
tema de subversion universal, aborto de una série de
iniquidades a que la suerte de las armas ha dado una
consistencia aparente>.
«Persuadido estoy de que existe una Providen
cia eterna que si lo perraite en sus iaexcrutables desig-
nios, tarabién nos prescribe la firme resistencia, la
inmutable constancia, para no caer en el torrente
que arrebata a los débiles, y para recibir el juste ga-
lardon, que r^unque parezca lejano es siempre insépa-
rable de la virtud. En mi interior renuevo a toda
hora los solemnes jurameotos repetidameute prouun*
ciados ante Dios y loshombres, de morir por laPatria
y por sus sautas leyes; pero morir llenando los arduos
deberes de mi estado en toda la amplitud que los
comprecde.>
Asi vemos a Bustamante en el mes primero de
su gobierno, trazar un plan optimista de ii<:ministra
ciôn; pero todos los autores estân de acuerdu en que
no correspondieron los hechos al programa que lanzo
a los puiblos.
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 69
He aqui' un resuraen de todos estos juicios emi-
tidos sobre Bustaraante y Guerra.
«Fué un funcionario activo en la persecuciôn de los
que trabajaban por la independencia. El terror que
con su conducta iofundiera era calculado para ame-
drentar a los araigos de la emancipaciôn. No obstan-
te las aspiraciones por la libertad se acentuaron de
dîa en di'a y se extendieron por todas partes. Busta
mante cuando se encargô del gobierno del que en-
tonces se Uamaba reino de Guatemala, acababa de
senalar su celo contra los independientes en la plaza
de Montevideo. En Guatemala diô mâs vigor a las
disposiciones que encontre establecidas para contener
los movimientos insurreccionales: adoptô otros nuevos
mas rigurosos: se mostrô duro, inflexible, suspicaz,
absoluto. vigilante, y reservado; organizô la persecu-
ciôn y las delaciones; tuvo singular acierto para elegir
sus'agentes y espias; desobedeciô siéra pre las disposi-
ciones benignas que una y otra vez dictô la metrôpoli,
y procediô de un modo arbitrario en el conocimiento
de las causas, allanando moradas, registrando pape-
les y décréta ndo prisiones y destierros bajo cualquier
pretexto. Esto hizo que las ideas de libertad se pro-
pagaran en secreto, ocurriendo algunas insurreccio-
nés parciales que fueron vencidas.>
( Severiano Doporte.)
Sin embargo, como se puede observar desde el
punto de vista gênerai de esta Historia, las causas
que aceleraron la independencia no tanto radican en
funcionarios como Biustamante y Guerra, como en el
mismo Rey Fernando VII.
La voz de America en las Cortes.
Por el misrao tierapo los diputados americanos
en las Cortes y en la Junta de Gobierno de Espana,
rechazaban los cargos de bonapartistas que se les ha-
70 FRANCISCO GAVIDIA
cia; senalaban corao causas que impulr^aban a losia-
dependientes las restricciones impuestas por el rey, a
la agricultura, la mineria, las pesquerîas, el comercio
y las manufacturas, y el despotismo gubernamental.
Se hacîa présente sobre todo el olvido y desprecio de
los méritos de los americanos llamados criollos, y su
alejamiento de los cargos pûblicos. Se hacîa présente
que estos motives de queja eran de larga fecha y que
ya eu la primera mitad del sigio XVIII el mémorial de
Macanar dirigido al Rey Felipe V, los hacîa présente,
manifestando que los Americanos eran oprimidos por
los empleados del ramo judicial y de los otros que en-
viaba la corona.
Sobre ciento setenta virreyes solo cuatro habîan
nacido en America. Sobre sei^cientos dos Capitanes
Générales, catorce habîan sido americanos. Sobre no
vecientos ochenta y dos arzobispos y obispos, doscien-
tos setenta y nueve habîan sido criollos.
Existîa una real orden que daba la preferencia a
los criollos o descendientes de espanoles en America
para el desempeno de curatos; lo que no impedîa que
durante los ùltimos veinte anos los curatos rads lucra-
tivos fuesen dados a espanoles.
El Salvador se dispone a la lucha de
LOS DOCE AfîOS.
Mientras tanto en El Salvador se consolidaba uii<
credo polîtico y se corapactaba la opinion.
No reconociendo, dijeron los Prôceres, las colo-
nias al Rey José, ni el prisionero Fernando a la Re-
gencia y a las Cortes de Câdiz, Centro- America tenîa
derecho a proclamât su independencia en espéra de
sucesos posteriores, y este era el contenido del mani-
fiesto que lanzaron a los pueblos y cuyo texto original
se ha perdido.
No les intimidé la catâstrofe cuyo relato llegaba.
del Norte.
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 71
El curso de los sucesos en Mexico no era favora-
ble a la Independencia. Al glorioso grito de Dolores
dado el 16 de Septiembre de 1810, habîan seguido
éxitos asombrosos. Hidalgo, rodeado de 100,000 hom-
bres domino una buena parte del pais y amenazô la
capital. Desgraciadamente la guerra se convirtiô en
guerra de castas; no se tratô ya de los empleados eu-
ropeos abusives; los entonces llamados criollos, que
son la mayorîa de los americanos (nombre que desde
esa época se adopté a justo tîtulo en San Salvador),
se vieron amenazados de exterminio. Quizâs influyô
esto en el ânirao de Hidalgo para no apoderarse de
Mexico. La duda engendrô operaciones débiles, a
que siguiô la derrota, y el prôcer mexicano, traiciona-
do por Elizondo, habia sido fusilado en Chihuahua
el 29 de Julio de 1811.
CAPlTULO IL
El primer grito de Independencia.
Para relatar un acto de tan gran trascendencia,
nada nos parece raâs justo que empezar citando el tes-
timonio de todos los historiadores.
He aquî las palabras de Marure sobre el primer
grito de la Independencia de Centro-América que se
diô en San Salvador el 5 de Noviembre de 1811:
"Los autores de este movimiento tuvieron por
principal objeto hacerse duenos de ires mil fusiles
nuevos que existîan en la Sala de armas y de mas de
doscientos mil pesos que estaban depositados en las
Cajas Reaies; y fuertes ya con estos grandes recursos
se proponîan dar el grito de libertad y sostenerlo con-
tra la agresiôn que esperaban de Guatemala y de las
Provincias colindantes".
He aqui el relato de Gâmez:
'*E1 11 de Noviembre de 1811 estallô el primer
movimiento revolucionario en la provincia del Salva-
dor.
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 73
"Los curas de la ciudad de San Salvador, Doc-
tor Don Matîas Delgado y don Nicolas Aguilar, dos
hermanos de este, don Juan Manuel Rodriguez y don
Manuel José Arce, acaudillaron una conspiraciôn con-
tra el Intendente de la Provincia Don Antonio Gutié-
rrez Ulloa, con objeto de apoderarse de très mil fusi-
les nuevos que se encontraban en los almacenes de ar-
mas y de mâs de doscientos mil pesos que existian en
las cajas reaies, para dar con esos recursos el gnto de
libertad.
•'Una gran parte del pueblo salvadoreno secun-
daba sus miras y estaba en combinaciôn con las po-
blaciones de Metapân, Zacatecoluca, Usulutân y Cha-
latenango, donde se hicieron sentir sucesivamente al-
gunos sacudimientos parciales".
Don Manuel José Arce dice:
€ a los esfuerzos de los salvadorenos es
debido el primer pronunciamiento de la Independen-
cia del ano de 1811 y los que posteriormente se hicie-
ron: ellos contribuyeron eficazmente a que se gênera-
lizara la opinion contra el dominio espanol; y ellos por
ùltimo sostuvieron con las armas los principios repu
blicanos en 822 y 823>.
Don Manuel Montûfar refiere:
<Desde 1811 San Salvador habîa sufrido una pe-
quena revoluciôn, en que sin plan, sin combinaciôn ni
acierto, quiso hacerse independiente: todo se redujo a
deponer al Corregidor Intendente D. Antonio Gutié»
rrez de Ulloa, y todo fué proraovido por los curas don
Nicolas Aguilar y D. José Matias Delgado: entonces
comenzô a figurar don Manuel José Arce, que des-
pués fué el primer présidente constitucional de la Re-
pûblica».
Marure da este detalle:
«Seis dias estuvo la ciudad de San Salvador sin
ninguna autoridad que la gobernase, y mâs de un
mes lo fué por Alcaldes, que se mudaban a cada
9
Fr^AlvrciSCO GAVIDIA
instante; y sin embargo no se cometiô ningun género
de excesos a pesar de que el populacho se hallaba en
la mayor agitaciôn>.
Esta relaciôn es clâsica; pero conviene referir, por
tratarse de tan grande acontecimiento:
1* Las causas politicas;
2*^ Las causas régionales;
3" Las causas religiosas;
4* Las causas econômicas y en fin, les pormeno-
res del magno suceso.
I. Las causas polîticas se han indicado ya en mâs
de una de estas paginas: era la acefalia deltrono espa-
nol, y la ilegalidad de los poderes que funcionaban: el
Rey Fernando VII desconocia las Cortes y la Regen*
cia; la Regencia y las Cortes al Rey José.
Los Prôceres de San Salvador los desconocian a
todos.
Natural es pen?ar que el resorte que los movi'a
eran las ideas de una deraocracia bajo la forma Repu*
blicana y Federativa que después al dar la Constitu-
ciôn de Centro America y de El Salvador, y en la Re-
pûblica Pura que les precediô, en 1822-23, se mani-
festaron siempre e invariablemente^ como vamos a ver-
lo en el trascurso de esta Historia.
En un sentido mâs gênerai, pues, le eran las
ideas republicanas y democrâticas que parecen natu-
rales al hombre, porque, en aquel tiempo, junto con
la de Independencia, constitufan un impulsohistôrico.
II. — Las causas régionales se repiten en toda
lucha de centralisme y fédéralisme; pero en cada pais
tienen especial fisonomia.
Desde en la épeca precolombina; des ramas de la
que puede llamarse cultura naho-maya, cembatieron
por muchos siglos, la maya-quiché de Guatemala y la
tlapalense de Cuscatlân. Ya hemos dicho que este
pais obtuve el nombramiento de Alcalde Mayor hecho
directamente por el Rey.
No se concedîa al salvadoreno instrucciôn, aun-
HISTORIA MÛDEKNA DE EL SALVADOR éD
que se honrase a los que hacîan sus estudios en Gua-
temala. Habîa pues urgencia de obtener autonomi'a
no solo de la madré patria, sino tambiéo de la metrd-
poli.
III. — Unîase al amor propio régional, la tenden-
cia del raismo pais a erigirse en obispado. Sus peti—
cionea fueroa desoîdas.
Dividîan a El Salvador con motivo del futuro
obispado dos partidos que postulaban candidatos a
Obispo y a las Caoongîas y las poblaciones se habîan
afiliado ora a uno, ora al otro deesos bandos. Uno de
estos partidos religiosos era monârquico y el otro que
era republicano comprendia que el triuofo sobre su
contrario y la autonomfa religiosa eran condiclôn del
triunfo de la Repûblica democrâtica.
IV. — Las causas econômicas son a vecestan irri-
tantes corao las religiosas. El Salvador ténia produc-
tos propios, — el anil de suma importancia en la épo-
ca, el bâlsamo, — de prestigio todavia universal, — y
otros valiosos comoel cacao y el azûcar, — los cuales
hacîan la région floreciente.
Las feriaseran famosas, de Mexico y Guayaquil
venîan a la feria de Noviembre de San Miguel, insti-
tuîda en honor de la Virgen delà Paz cuando termi-
né la guerra entre las gentes de Alvarado y de Pe-
drarias, con la derrota del feroz Estete. El Salvador
senalô el entonces lejano Guascorân como limite de su
frontera.
Parte de las riquezas que producfan tan rica
agricultura y tanto comercio, eran enviadas por la Ca-
pitanîa al Rey, y otra parte consumia el auge de la
ciudad metrôpoli.
No se reedi6cô por mucho tiempo el templo prin-
cipal de San Salvador, derribado por los temblore?,
mientrasla gran fâbrica de la Catedral del arzobispa-
do consumia rentas de esta provincia que no cesaron
sino ya muy entrado el perîodo republicano.
En fin no se concedia al saWadoreno seriosplanteles
76 FRANCISCO GAVIDIA
de inbtrucciôa pûblica, aunque se honrase a los que
hacfan sus estudios en Guatemala, pues es sabido que
el Prôcer Delgado, y Canas, el libertador de los escla-
ves, fueroû Rectores de la Uaiversidad de San Carlos.
La vispera del primer grito de la ladependencia,
dividi'au al pai's dos partidos. El monârquico, abso-
solutista 0 constitucional, que rodeaba al Intendente
Don Antonio Gutiérrez de UUoa, tenîa en sus filas a
los célèbres oradores Barroeta y Molina, curas de San
Miguel y San Vicente.
El cura de Santa Ana era también de este parti-
do. Molina aspiraba a la raitra cuya erecciôn se teni'a
como probable. De los talentos de Molina y Barroe-
ta se juzgarâ por las citas que se harân en esta histo*
ria cportunamente.
Los del partido republicano conservaban su
credo en secreto y eran los que la Historia ha consa-
grado con el titulo de Prôceres. Justo es intentar un
boceto de la primera de sus figuras.
El Prôcer José Matias Delgado, Dr. en Cânones
y en Derecho, cura por oposiciôn y en propiedad de
San Salvador, y Vicario de la Provincia diez anos, era
en 1811 el jefe de esta partido. Aunque sus ideas eran
radicales supo defenderlas, protejerlas y escudarlas
con la idea prôxima, en e?pera de la hora oportuna.
Asi, 1811 proclaraô la ladependencia en espéra de una
situaciôn constitucional legitimista. En 1812 leyô la
Constituciôn de Câdiz que distaba un paso de la Re-
DÛblica. Cuaodo obtuvo la Independencia, enfrentô
la democracia pura al Imperio de Iturbide. A pesar
también de estas ideas radicales, era el îdolo de los
partidos afines; por ejemplo, del Dr. Peinado, que era
monârquico constitucionalista al modo irglés, es de
cir, segûn ia escuela de Montesquieu. En 1811 pudo
créer en lo posible de su empresa porque «us fami-
liares, — es de:ir, sus hermanos Don Miguel y Don
Juan; sus sobrinos Don Manuel José Arce, Don Ma-
riano y Dcn Domingo Antonio de Lara y Don Juan
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR / /
Aranzamendi: sus primos hermanos Presbîteros Don
Nicolas, Doa Manuel y Djn Viceate Aguilar, y Don
Bernardo Arce de Leôn y su amigo el gran don Juan
Manuel Rodrîguez, movi'an una parte considérable de
San Salvador. Pero su influencia no era la misma a
distancia, en especial en las poblaciones donde sus
émulos, Barroeta, Molina y Cârcamo y los llamados
entonces europeos, que eran raàs de 600, segûn el da-
to de Juarros.que lo adversaban francamente, ejercîan
una acciôn poderosa.
Peinado en 1812 con motivo de la promulgaciôn
que le tocara hacer en San Salvador de la Constitu-
ciôn de Câdiz, cuyas bases formara y encargara a
Larrazdbal, uno de los redactores del faraoso docu-
mente, — describe, la impresiôn que hizo en él el Prô-
cer, en el informe que de tal acto enviô a las Cortes:
€ a su tiempo.dice el Intendente, tomandoel
Dr. Delgado el pulpito, exhorté con aquella bellîsima
elocuencia y energia que tanto le distingue, a su audi-
torio, raanifestândole con ejeraplos antiguos delà His-
toria Sagrada y profana, que la grandeza, el esplen-
dor, la existencia y la permanencia de los estados, y
aun las virtudes de sus individuos, todo ha sido nece-
sario efecto de su Constituciôn, del amor y observan-
-cia de ella, del respeto y cumplimiento de las leyes, de
la obediencia a las autoridades légitimas, de la sumi-
siôn a sus disposiciones, y sobre todo procurôinfundir
la indispensable confiarza hacia el Gobierno; y en se
guida kyô por sî este hombre singular la Constituciôn
toda, de un modo que parecia la hablaba y la expli-
caba . . . »
El Obispo Vilanova hace esta pintura del prôcer:
«Tenîa un cuerpo alto y bien proporcionado; fac.
cioaes hermosas pero graves: educaciôn muy culta: en
sus modales y vestido, gran sencillez y decoro sacer-
dotal
«Su carâcter era muy popular, sus costumbres
JDuy severas
78 FKANCISCO GAVIDIA
< era casi idolatrado por el pueblo que lo
consideraba como padre, maestro ycaudillo. Pero por
lo que mâs se distiaguiô siempre fué por el entusias-
mo de su patriotisme, por eî avanzado liberalisrao de
sus opioiones, por sus asiduos trabajos en la Inde
pendencia de su patria.>
Don Manuel Montùfar, del partido contrario, ha
ce esta etopeya:
*' eclesiâstico, de una couducta moral
a toda prueba, pârroco benéfico, localista exaltado,
proto-independiente, dotado de un carâcter firme, de
poco talento pero de buen «entido, era de aquellos cu-
ras que se alzan con el poder de la opinion, que son
consultados para todo, y que lo mandan todo en un
pequeno pueblo donde hay pocas luces porque no hay
medios de propagarlas".
Lo de <poco talento> esta en contradicciôn con la
vasta polîtica y con las cartas del prôcer, por ejemplo
la dirigida al Jefe imperiallsta, Filîsola, en vipperas del
7 de Febrero; y con sus dotes de orador admiradas
por el Doctor Peinado en su informe dirigido a las
Cortes, que hemos citado.
En medio de los ataques dirigidos por Montùfar
al Padre Delgado, siempre resaltan las expresiones que-
pintan su carâcter, como:
< anciano y de tanta moralidad como Del-
gado»;
< el carâcter inflexible de Delgado, cuya
cabeza es de hierro como su corazôn, para no variar
jamâs sus ideas ni mudar de medios».
Aunque don Manuel José Arce tomô gran parte
en la insurrecciôn de 1811, su juventud, pues contaba
veinticuatro anos, le relegaban a segunda fila. Hare-
mos, pues, su etopeya, en eldramâtico periodo histô-
rico en que culmina su figura y que va de la guerra
contra el Imperio a la elecciôn del primer Presidente-
de Centro-América.
Los hermanos Aguilar, don Nicolas, don Viceo-
HISTORIA MODERWA. DE EL SALVADOR 79
te y doQ Manuel, anciano de casi setenta anos el pri-
mero: el segundociego, y desesentay cinco, yel tercero
sexagenario^orador sublime a quieo oiremosa su tiera-
po, educados en el famoso Colegio de San Francisco
de Borja, sacerdotes los très, son el tipo de los proto-
independientes.
Don Juan Manuel Rodriguez, Secretario de la
Juuta Revolucionaria, compacte dignaraente con los
norabrados el titulo de prôcer y la gloria.
Debemos anadir el nombre de don Domingo An-
tonio de Lara, joven de veintiocho anos, de gran cul-
tura, matemâtico y humanista.que acababa de casarse
en el mes de Mayo con una hermana de Arce, "Bajo
las torrenciales lluvias de Septiembre cruza casi toda
toda la provincia, dice Valladares, vadeando rîos en
creciente que parecen oponer a su intento las ondas
tumultuosas, carainando por seudas cortadas por la
érosion de las corrientes convertidas en barrancos
fangosos y dificiles trampoles: llega a Santa Luci'a
Zacatecoluca y establece resolutivo acuerdo con su
hermano querido el cura don Mariano de Lara; pasa
a San Vicente a conferenciar con el pârroco don Ma-
nuel Antonio Molina y Canas, hallando en este al
principio tibieza y por ùltirao oposiciôn al plan por la
prontitud con que el golpe se médita; se avista con
los amigos de San Miguel y sondea sus intenciones no
inclinadas a la empresa todavîa; y torna al foco de la
insurrecciôn a tomar parte en ella."
Celebrâronse Juntas sécrétas antes de dar el gri-
to de independencia en las salas parroquiales.
Habi'a los cuarteles del Fijo, de Dragones y de
Yoluntarios de Fernando VII, y el elemento llamado
de los europeos era claramente hostil a los innovado-
res. iCômo, pues, se explica que una parte de San
Salvador depusiese al Intendente y a los empleados y
se apoderase de los cuarteles, sin mâs que hacer una
maoifestaciôn y lanzar una proclama?
Esto, sin embargo, se ha dicho; y ocurre pensar
80 FRANCISCO GAVIDIA
que en el propôsito de no malograr la mitra que fua
dadamente se creîa se iba a conferir al Dr. Delgado,
se mantuvo la especie de que el movimiento del 5 de
Noviembre, que entregô la ciudad capital de la pro-
vincia por un mes a los insurgentes, no habîa ocasio*
nado el mener combate.
Los documentes que pudieran darluz se han per-
dido 0 no han sido consultados en el archive de la Au-
diencia y en el Archive de Indias. No se posée ni la
proclama de Delgado cuyo contexte hemos inferido
nosotros perlas centestacienes de los adversaries.
La narraciôn de los hechos debe.pues, ser recons-
truida.
Dadas las causas générales, polfticas, religiosas,
econômicas y régionales que eran permanentes y han
debide ocupar gran espacio en esta Hi?,toria, debemos
referir el motive ocasional del grito de independencia
de 5 de Noviembre de 1811.
Les hermanos Aguilar, ya ancianos. fueron los
precursores de las nuevas ideas. El padre Delgadoera
de casi la mitad de ânes que ellos. Se teni'a noticia de
las sesiones secret?s de los libertadores por el espiona-
je que estableciô Bustamante y en les primeros di'as
de Noviembre se redujo a prisiôn al Presbftero Don
Manuel Aguilar, valiéndose para elle Bustamante y
Gutiérrez de Ulloa de la autoridad del Arzobispo Ca-
saus, por habérsele sorprendido correspondencia revo
lucionaria. A este hecho hace referencia Bustamante
en su Informe sobre 1814, del modo siguiente: ". . . .
el padre D. Manuel Aguilar (el misme a quien por su
correspondencia criminal puso justaraente en prisiôn
el muy rde. arzobispo el ano de 11) habia predicado
un sermon dando gracias al pueblo por haber pedido
su libertad en la primera conmociôn "
Se habîa emplazado a su hermano Don Nicolas y a
todos los curas de San Salvador. Con tal motive esta-
lie la insurrecciôn pidiendo la libertad del prôcer, y du
rô los dîas cinco y seis de Noviembre hasta posesionar-
H13T0RIA MODERNA DE EL SALVADOR 81
se de la plaza. Se conserva la tradiciôo oral de un com-
bate para tomar Casa Mata. * Después de dos di'as
de pugna, los revolucionarios depusieron al Intenden-
te Gutiérrez de Ulloa y a los Regidores y otros em-
pleados. No gobernaron solo Alcaldes corao se ha es-
crito. Consta que se eligiô una Junta de Gobierno:
Bustamante la llama Junta Pûblica. Diôse a la pren-
sa, con la proclama quedefine la polîtica de la Juota
y que hemos ya expuesto, — la acefalia del trono, — la
proclamaciôn de la independencia para raientras los
sucesos, tal vez la libertad del rey, permitîan adoptar
la resoluciôn definitiva, la opresiôn que ejerci\^.n los
empleados que enviaba la corona, — una hoja suelta
firmada "Los americanos de San Salvador", que re
ferla asf los sucesos.
La insurrecciôn, pues, tuvo éxito comp'eto, —
el Intendente Don Antonio Gutiérrez de Ulloa, fué
depuesto; y con él los empleados impopulares, y la
ciudad permaneciô casi un mes en poder de los revo-
lucionarios que la gobernaban por medio de la Junta
y del Cabildo de la ciudad.
Inmediatamente que se declarô el triunfo se puso
en acciôn la prensa y la Junta de Gobierno se dirigiô
a las ciudades y poblaciones de importancia, explican-
do el motivo del movimiento y haciendo propaganda
a sus ideas.
El Ayuntamiento de Santa Ana recibiô la invita-
ci6n de la Junta revolucionaria de San Salvador, pre
sidida por el Padre Delgado, con fecha 11 de Noviem
bre; se le incluîan proclamas y otras publicaciones. y
se le excitaba para que coadyubase en la obra de is
* Ei Lie. don Manuel Valladares repite esa tradici<5n en su Bio-
grafia de Arce, en el pasaje siguiente: «Don Manuel José Arce llen<S
exactamente el papel asig'nado en la conspiraci<5n. Al frente de un
punado de valeroâos comp*îiero6 da en la madrugada del 5 de No-
10
82 FffANCISCO GaVIDIA
dependencia. Reuniôse enseguida el Cabildo, acon-
sejâodose del Cura Dr. Don Manuel Ignacio Cârcamo.
La resoluciôa del Ayuntamiento, influida por tal con-
sejero, de ideas monârquicas muy conocidas, fué ad-
versa a la causa de los patriotas. Dispûsose oficiar al
Capitdn General en los térrainos de la nota que va-
mos a copiar porque ellos reflejan las ideas y senti-
naientos de los monârquicos de aquella época: «La
insurrecciôn acaecida en San Salvador, desde luego
este Cuerpo la considéra sacrileg"a, subversiva, sedi-
ciosa, insurgente, y opuesta hasta el ùltimo grado a
la fidelidad, vasallaje, suraisiôn, subordinaciôn, y de-
mâs debido a la Soberania de la Naciôn representada
por sus Cortes extraordinarias a nombre de nuestro
amado Rey el Sr. Don Fernando VII que Dios guar-
de; y por tanto hemos tenido a bien dirigirlo todo
originalmente a Vuestra Excelencia como Gobernador
del reino, para que se sirva ordeoarnos y mandarnos
lo que debemos hacer, bajo el concepto de que al pa-
recer es llegado el case en que segûn tenemos blaso-
nado, estaraos proctos a derramar nuestra sangre y
dar la vida en defensa de los derechos de la Naciôn, y
para hacer saber al mundo entero que somos leales
vasallos de Su Magestad el Rey de Espana, y que ja-
mâs aposentaremos en nuestro corazôa cabilaciones
que induzcan directa o indirectamenteen contrario. —
Dios çuarde la importantisiraa vida de Vuestra Exce-
lencia los muchos anos que en estas circunstancias
principalmente ha menester este reino para su con-
servaciôn. | Sala capitular de Santa Ana y Noviem*
bre 11 de 1811. | Mariano Menéndez. | Bartolomé Jo-
sé Tellez. I José Ciriaco Méndez. | Domingo Figue-
roa. I Pedro Miguel Rodriguez. j Francisco Antonio
Méndez. | Manuel Ignacio Cârcamo, cura. | Francis-
co Diaz Castillo, Secretario. " | El Ayuntamiento de
viembre un vig'oroso asalto a la casamata y se ap>odera del armamento
alH cuâtodiado. Con él équipa su6ciente numéro de entusiastas y se
lanza a la casa de grolbierao mucho antes que se le puedai oponer resis-
tencia formai »
HiSTORiA m:>di;kxa di: kl SALVAr>cp 83
Santa Ana excitô al de Sonsonate y al de Metapân a
fin de que unierao, sus fuerzas a las suyas, y conti-
nuôioformando de los sucesos a laCapitanîa General.
El Alferez Real Don Casimiro José de Cuéllar,
fué escogido en Sonsonate por la Junta de San Sal-
vador que presidîa el Padre Delgado, para que secur>-
dase el raovimiento libertador pero él, recibida la pro-
clama y los llaraados pliegos sediciosos, convocô a se-
siôn al Cabildo; el cual extendiô un acta de detes-
taciôn, hizo arrestar al correo que llevô los pliegos y
lo remitiô preso al Capitân General, quien le diô liber-
tad <por haber explicado su inocencia en termines-
inequîvocos». El Alcalde Mayor Don Marimo Bu-
jous, y el Comandante del Escuadrôn, Don Pedro
Carapo, presentaron las cartas que habfan recibido
de los revolucionarios de San Salvador, y îo mi«mo
hicieron algunos vecinos: todos abominaronsu conte-
nido, «aprestândose a la defensa à^ Los Juramentos'».
El Comandante llamô al servicio a los individuos de
su Escuadrôn, y los acuartelô en espéra de los suce-
sos>.
En San Vicente habia raonarquistas rauy con-
notados: el Alcalde Santin y Don Carlos Lesaca, entre
ellos. Recibieron la invitaciôn de San Salvador a
los dos dîas del pronunciamiento, y un momento
después, el Municipio se dirigîa al Capitân General
enviândole la invitaciôn. «Este escrito, le deci'a, aun-
que tan despreciable en su forma, es digno de lia-
mar la celosa atenciôn de V. E. por el exeecrable aten-
tado de querer seducir a este leal vecindario. El cor>-
tenido esta muy conforme con otras noticias que se
acaban de tener. .. El cuerpo que habla no sabe ex-
presar el dolor con que ha visto turbada la singular
quietud de que nos gloriâbamos todos los habitantes
de este reino; y haciendo de su honor el aprecio que
debe, le es muy sensible que la cludad, que da nombre
a la provincia entera, haya sido la primera en subl^
varse. El Cabildo harâ en las circunetancias el deber
84 rr*AN.-isco gavîdia
<îue le impone su lealtad, y el respeto y obedieacia que
de nuevo ofrece a V. E. corao digao représentante de
T)uestro îegitimo y amado Soberano: y para el caso le
es de la mayor satisfacciôn el poder contar con un ve-
•ciodarin que tiene las raejores disposiciones para no
dejarse seducir>
El Vicario provincial, realista y competidor de
Delgado, como el Padre Cârcamo en Santa Ana, era
en San Vicente el Doctor Don Manuel Antonio Mo-
lina. Habiéndose perdido la proclama en que el
Padre Delgado defendi'a la poli'tica de la revolu-
ciôn, — la cual, — preso Fernando VII en Francia,
y en la imposibilidad este de autorizar, y mas bien ha-
biendo desconocido el Gi^bierno organizad > por los
patriotas espanoles para resistir la conquista de Na-
poléon, Gobierno a que daban el nombre de Regen-
cia; — proclamado Rey de Espana José Bopar-
parte, por imposiciones del invasor, — desautoriza-
dos los très, el Rey Fernando Séptimo, la Re-
gencia, y el Rey José en la opinion de las Co-
lonias de America, — no podfa ser otra, esta polf-
tica del Padre Delgado, que la de constituir gobierno
propio, en espéra de queelex-Rey de Espana, si volvîa
a ser Rey alguna vez, tornase al goce de sus derechos.
Esta politica apareciô tanto en la America del Sur
como en Mexico, y era una puerta por donde los ami
gos de la independencia ab«oluta, daban entrada a
sus mâs caras espéra nzas. Pero como hemos dicho,
la proclama del Padre Delgado se ha perdido; en San
Miguel fué quemada en la plaza piâblica por manos
del verdugo, y en todas partes fué objeto de parecida
persecuciôa: de este modo no podemos comprobar si
esa fué la polîtica de la Junta de San Salvador y del
Padre Delgado, sino es en vista de publicaciones co-
mo la del Vicario provincial Dr. Manuel Antonio Mo-
lina, en que réfuta la perdida proclama.
En efecto, el Vicario va a hacernos ver la poli'tica
que hemos definido, a través de pârrafos animados de
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 85
cierta elocuencia que justifiera la faraa de predicador
emineote de que g^czô el Padre Molioa en su tiempo.
Helos aquî:
"Os dirâa que no se falta al Rey, pues se jura a
nuestro suspirado Fernando VII; mas les debéis res-
ponder que abusan sacn'legamente de la Religion, por-
que este nuevo juramento no es mas que un medio de
que se sirven para paliar y poder quebrantar sin ma-
yor nota la sagrada obligaciôn de les que heraoshe-
cho antes, y asf introducir la novedad que pretenden.
Os dirân que no se falta al Rey, sino a sus Ministros.
Responded que esto es incompatible, pues aquel no
puede mandarnos sino por medio de éstos; que en es-
ta virtud lo representan, hacen sus veces, y mediando
para ejercer su autoridad, también médian para reci-
bir el respeto y obediencia que a él debemos. San Pe
dro dice que obedezcamos cou sumisiôn a cualquiera
que tenga autoridad pûblica, considerando en este la
de Dios: que obedezcamos no solo al Rey que se halla
revestido de la suprema autoridad, sino también a los
que gobiernan como Ministros enviados suyos.
"Solo el resultado inmediato de la insurrecciôn,
,;qué fatal séria para la Sociedad! porque si a la volun-
tad de un pueblo se pudiese hacer alguna alteraciôn
en el gobierno, con la misma facilidad que hoy se ha-
ce, se hari'a otra manana; y con la misma arbitrarie-
dad que obra un pueblo, obrariac los demâs. iY esto
no sprîa una confusion, un desôrden^ y una anarquîa?
Ya sabéis lo acàecido en el pueblo de Zacatecoluca el
dia de hoy: en donde por los movimientos que se es-
tân suscitando de irrespeto a la Justicia, vinieron a
las manos los pueblos, formando bandos uno contra
otro, (ie que se han seguido desgracias, y quedar se-
.gûn estoy informado, violado y profanado el templo.
Y asf, si se adoptan los principios que se estân sugi-
riendo, deberianos despedirnos para siempre de la paz,
perder perpetuamente el dulce placer de estar con se-
^uridad en el seno de nuestras familias, y renunciar
86 FRANCISCO GAvmiA
enteraraente la Religion Santa, que toda ella es cari-
dad, como que adora a un Dios que lo es de la paz y
no de la diçcordia.
'"Terrible cnnsiguiente, y que necesariamente su-
frirîamos bajo cualquier aspecto que se mire la inobe-
diencia a que se os provoca. No ignoro que nuestra
madré la Iglesia se halla bastantemente afligida, y el^
Romano Pontifice en prlsiôn: que nuestra Naciôn es-
ta muy constern?da, y el Rey que tanto amamos y he-
raos jurado, también cautivo.
"Todos estos maies son causados por los infâmes
franceses y su tirano Emperador Napoléon. En semé*
jantes circunstancias deberîamos pasar a unirnos a
nuestros hermanos los espannles de Europa para pe-
lear con ellos en favor de la Iglesia y de laNaciôa. lY
es posible que no pudiendo hacer esto, nos pong^amos
de parte de Napoléon? Dios le ha pueslo una barrera
en el inmenso Oceano para que no pueda enviar sus
ejércitos a la America. cY quien créera que nosotros
raismos se lo facilitamos, y que esto no es un sueno,
sino una verdad? Se lo facilitamos pues, y con la ven-
taja de que no^ntros nos substituiraos en lugar de
sus ejércitos peleando aquf contra nuestros hermanos
que alla le eUân haciendo la guerra. No necesita mâs
el tirano para arruinarnos. Introducida entre nos-
otros la division que intenta el pueblo de San Salva-
dor, ya logrô entonces Bonaparte sus infernales desig-
nios contra la Iglesia y contra el Estado; y con la cir-
cunstancia de no ser a costa su>a, pues por nuestra
propia raano nos acabaremos segûn la sentencia de
Jesu-Cristo; que un reino dividido en bandos sera dé-
sola do.
"En tal caso no tenemos que quejarnos del mâs
perverso de los hombres, Napoléon: de nosotros debe-
mos quejarnos; en tal caso hemos inutilizado todi.ss los
votos y plegarias que hasta aquî dirigimos al Cielo
por la justa causa de la Naciôn. En tal caso tentâmes
a Dios, y aun nos burlamos de su Divina Majestad.
mSTORIA MODEaNA D2 EL SALVADOR 87
pidiendo nos defieada de un enemigo a quiea favore-
ceraos, y que nos haga felices cuando nos empenamos
en hacernos desgraciado*.
"Nunca el Gobierno se ha mostrado tan activo
como ohora para atender a nuestras necesidades, co-
rregir los abusos y hacer que todo el reyno prospère.
En la ocasiôn sabemos ciertamente que ya llegaron a
Espofia nuestros araados compatriotas los Diputados
de estas Américas; que tomaron posesiôn de su alto
empleo, y asiento en el soberano congreso de las Con-
tes para representarnos y solicitât cuanto con^enga
a nuestro beoeficio jQué dolor para la patriat jQué
chasco para el Diputado de esta provincia de San Sal
vador, si entrase toda en insurreccicn anulando con
esto sus poderes y borrando todas sus instrucciones!
Reflexionadlo bien todo: no sois ninos para que os de
jéis seducir y enganar. Dios ha de asistiros si vais
con él. A la ciudad de San Salvador ha sucedido una
des'gracia, que debemos llorar amargamente; pero no
querraraos envolvernos en ella. Cuando una casa se
incendia, es fatuidad raeterse; y no lo es menos tomar
una chispa para comunicar a las nuestras el incen-
dio."
Clararaente se deduce que se proclamaba la inde-
pendencia, desconociendo San Salvador les Ministros
de la Regencia, aunque se juraba a Fernando VII para
el caso, que entonces parecîa reraoto, de que volviese
al trono de Espana; que se proclamaba la separaciôn
y el desconocimiento de los erapleados de la monar-
quia, aunque no para ayudar a Napoléon, como dice
el Padre Molina, siuo desconociendo y declarando la
guerra al mismo Napoléon, cuyo hermano, José Bona-
parte, era entonces de hecho el Rey ofîcial de los
Espanoles; y que la polftica del Padre Delgado, fué
en ese raomento histôrico, la polftica de los Prôceres
de todas las regiones de America.
Los monarquistas, constitucionales como el Dr.
Molina, unos; absolutistas, otros, dieron pruebas de
88 FRANaSCO GAVIDIA
serlo aun sia contar el ejercicio de sus funciones de
erapleados. El Alcalde Don José Santin del Castillo
costeô de su bolsillo la fabricaciôn de 200 lanzas para
un cuerpo de dragoaes. Es notable que este celo
fuese mal pagado, pues dos anos mâs tarde, muerto
Castillo, como debiese a las Cajas Reaies, se mandé
poner g^rillos al cadâver y no se le quitaron sino
cuando su esposa, deudos y amigos pagaron la suma
y que de esta manera el Rey fué satisfecho.
En Zacatecoluca los Alcaldes ordinarios y el Sub-
Delegado, monarquistas de pura cepa, escribieron al
Capitdn General un oficio que pinta sus modos de pen-
sar y sentir. He aquî algunos de los pârrafos: "En
medio del torrente de raales que nos amenaza, nues-
tra firmeza en resistirlos y precaverlos sera inaltérable,
y uniformes nuestros votos declamarâo constantemen-
te contra toda sociedad intrusa, y seguiremos el cami
no de la virtud^ y nuestros alientos solo respirarân vi-
vas repetidos por la Religion, Rey y Patria. Vuestra
Excelencia persuadido de esta verdad, darâ algûn de-
sahogoel grave cuidado que puede causarle la suerte
de este partido, y nosotros tendremos la particular
satisfacciôn de acreditar a Vuestra Excelencia el cum-
plido desempeno de nuestros sagrados deberes".
La nota anterior guardô silencio sobre los sucesos
que el propio cinco de Noviembre, de acuerdo con los
Prôceres de San Salvador, promoviô en Zacatecoluca
y en Santiago Nonualco el sacerdote don Mariano Jo-
sé de Lara, miembro de una acaudalada familia origi-
naria de Espana.
Los nonualco, y de ello tendremos una muestra
en una época posterior de la de 1811, tienen un ca
râcter que quizâ expliquen sus tradicciones de raza.
Un notable lingûista (Robelo) da los siguientes dates
sobre la palabra Nonoalco o Nunualco:
<Creemos que Nonohual o Nonohualli era un per-
sonaje que dio nombre a la tribu nonohualco, porque
en un pasaje del historiador Carrillo, de Yucatân, lee-
HISTORIA MODERNA T)£ KL SALVADOR 89
mos lo siguiente: «Los emigraotes vivian en la tierra
y casa de Nono-ual, en donde estaban los cuatro Tu-
tulxius, al occidente de Zuiva: aquel pais se lia ma ba
Tulapan.>
«Sabido es que la Nonohualca peregriné con la
Tolteca y juntas llegaroo a Tullan en trescientos ?e-
senta y uno de la era vulgar, de donde salieron los No
nohualcos al ano siguiente, para ir îi poblar al Sur.
Evse Nono-hual a quien se refiere el hi?toriador Carri
lie, en el pasaje citado, debe haber sido el prlmitivo
Jefe de la tribu Nonohualca, que 1.200 anos fué a po
blar Chachnovitan (Yucatân) y Tulapan debe haber
sido la Tollan situada en Hueuetlapallan, de donde sa-
lieron los Toltecas. Los nombres raexicanos de?figa-
rados que se leen en el pasaje de Carrillo, como Tu-
tulxius (Xiuh-tototl) pâjaro azul, Tollapam y Nono-
hual (Nonohualli), robustecen nuestra conjetura. En-
contramos otros fundaraentos en Chimalpain, quien
dice: — En el ano 1,272 los Tlacochcalcas salieron y
abandonaron a Tlapallan Chicomoztoc cuyo nombre
se cambiô en los de Nohualco Tzotzompa Quinehua-
yaa .... — Empeio, si algo puede aventurarse
sobre la historia de Nonohualli, quedamos en tinieblas
sobre su etimologîa».
Este pueblo de carâcterbelicoso, fué designado co-
mo base de operaciones, y el dîa cinco de Noviembre
los Nonohualco tomaron la Ciudad de Zacatecoluca y
se apoderaron del Cuartel: todas las autoridades co
loniales huyeron y solo quedô preso el Alcalde a quien
exsigieron que proclamara la Independencia. Era ob-
jeto de disgusto de los pueblos, lo que se llamaba
tributos, los cuales tueron suprimidos hasta que se
declarô desligada la provincia del Salvador, de las
otras provincias, en tiempo de la guerra del Iraperio.
Los Nonualco pidieron que se les entregara el pro
ducto de esos tributos, que ellos pagaban. Amena-
zaron al Alcalde, y le hicieron hincarse en la calle, dis-
11
90 FRANCISCO GAVIDIA
poniéndose a lo que parece, a uitimatio; pero, lasgen-
tes dei œercado, priocipalmente algunas mujeres, eu
yos nombres se hao conservado, — Josefa Baraona, La
dulcera, nombre con que se cooocîa a Micaela Jerez, y
Feliciaoa Jerez, armadas de cuchillos, piedras y palos
libraron el combate, quedando algunas victimas y ha-
ciendo retirarse a los Nonualcos que no tenîan un Jefe
que los dirigiese en el raoviraiento cuyos fines politicos
no podîan ser raâs elevados. Posteriormênte, el sacer-
dote Don Mariano Jofé de Lara que sublevô a los No
nualcos.acusado de promotor.fué llevado preso a Gua-
temala, donde permaneciô hasta después de 182L
El Licenciado en Teologi'a de la Real Universidad
don Serapio Sânchez era Cura de Olocuilta, situada
entre dos focos de insurrecciôn, la capital y los nono-
hual. Habiéndose retirado del partido el Juez Sub
delegado, recogiô él la Subdeîegaciôn y diô pruebas de
ser monarquista convencido.
En San Miguel la invitaciôn de los Prôceres fué
recibida con indignacion : el Ayuntamiento acordô que
los que llamaban papeles sediciosos fuesen quemados
por manodel verdugo en la plaza pùblica; dispuso des-
obedecer laa ôrdenes de la Intendencia Provisional,
que se interceptasen las cartas de San Salvador, y que
se alistase el Escuadrôn régional, y el diez, esta
fuerza se puso en marcha a ocupar la altura de Apas-
tepeque.donde debîa esperar ôrdenes de Bustamante.
Lo que era el Padre Cârcamo para Santa Ana, y el Pa-
dre Molina para San Vicente, era eî Padre Dr. Mi-
guel Barroeta para San Miguel.
Nada haremos mejor para darlo a conocer politi-
ca y literariamente, que copiar algunos pârrafos de la
proclama que por encargo del Ayuntamiento dirigiôa
la provincia de San Miguel.
«Ciudadanos de la provincia deSan Miguel: ya es
preciso deis a conocer que sois espanoles, y que res-
petâis las autoridades légitimas, puestas por eî Go-
HISTOKIA MODKKNA DE EL SALVADOR 91
bierno que jurasteis. El cielo y los h^mbres fueron
testigos de vuestros juraraentos, y estos misraos de
beo serlo de vuestra lealtad. No créais, conciudada-
nos, los falsos colores con que los insurgeâtes de San
Salvador pintan el carâcter de nuestros herraanos los
espanoles, europeos, para dar alguna apariencia de
justicia a sus escândalos y levantamiento; porque vos-
otros tenéis bastantes conocimientos de lo contrario.
Très siglos de experiencias son pruebas nada inequî-
vocas del interés que ellos han tomado por nosotros.
Si: a ellos debemos nuestro origen, a ellos debemos
nuestra religion, de ellos heraos tomado las artes y las
ciencia?, y en fin ellos han sufrido como nosotros los
raa'es del gobierno arbitrario, sin tener parte en la
opresiôn. iPues por que quereraos separarnos de los
que tanto bien nos han hecho? Los insurgentes no
quieren mâs que destruiros. Los sucesos de Mexico os
deben servir de escarmiento. Ese reino, que era nues-
tra admiraciÔD, ha quedado destruido por los mismos
que quisieron mudar el Gobierno y sus espadas fue-
ron los instruraentoscon que quedô castigada la igno
rancia de los que creyeron: y en vi.-ta de esto ^queréis
vosotros toraar partiuo con vuestros eneraigos? Ciu
dadanos, la patria os llama: vuestros intereses piden
que os arméis contra vuestros enemigos. viva Fernan
do VII; viva el Gobierno que esta jurado: esta sea
vuestra divisa, y vuestros votos. >
En carta dirijida al Capitân General con fecha 10
de Noviembre, decfa lo siguiente:
cComo buen espanol estoy haciendo lo que debo
con mis consejos y exhortaciones; bien que todo este
vecindario no necesita de ellos para hacer su deber,
porque en todos hay honor y patriotismo. Vuestra
Excelencia debe contar con cuanto soy y valgo, pues
mi mayor honor séria sacrificarrae por mi Rey y por
mi Patria. >
En fin el Comandante del escuadrôn, al inforraar
que el dia 11 saldria con su fuerza a pasar la Barca
92 FRANCISCO GAVIDIA
del Lerapa, daba a Bustamaote el informe siguiente:
«Todo este vecindario de espanoles, europeos y
criollos, Ilenos del raayor entusiasmo se han ofrecido
a salir voluntariaraente armados en union de la tropa,
deseosos de que se les destine <?n cuanto sea bastante
a contener el desorden de la insurrecciôn, y de sacrifi
carse coo gusto, si fuere necesario. en obsequio delà
causa cOToùn, y bien de la Patria, como leales vasa-
lios. >
A municipios y Vicarios diô las gracia? el Capi-
tan General en la Gaceta Extraordinaria que publi-
c6 la Capitanîa con ocasiôn del movimiento revolucio-
nario de 1811. La raisma Gaceta hizo especial raen-
cîôn "de los hcnrados iadinos" de Santa Ana Grande,
acreditados de valientes y de leales en la guerra y ex-
pediciones del ano de 80 (1780) De elles dice el mis-
mo periôdico oGclal que h^n solicitado con loable em-
peôo todos les vecinos del partido que se restablezca
su ar.tiguo bitallôn, para cojer nuevos triunfos y lau-
reles; sobre lo cual se han dado las disposiciones opor-
tunas por medio de su ilustre Cabildo.
Fuera de la provincia del Salvador, se hizo sentir
tiQuy pronto la reacciôn con que se oponia el espîritu
colonial a la polîtica y al plan revolucionario de los
Prôceres de San Salvador. El Noble Ayuntamiento
y los monarquistas de Qufzaltenango hicieron présen-
te su adhes-iôn a la Capitanîa y le ofrecieron su con-
curso. El batallôn de railicias de la Provincia se puso
en pié al mando del Teniente Coronel Don Prudencio
de Cozar. Se dijo que todos querîan alistarse «hasta
los ancianos o con algûn otro irapedimento.» El Co-
rregidor Don Miguel Carrillo se ofreciô para servir,
aunque fuese «como ùltimo soldado> donde se le des-
tinase. Parecidas protestas recibiô la Capitanîa de
los demâs Corregidores y Alcaldes Mayores. En el
Partido de Gracias, al Oeste de Honduras, los indios,
animados por las predicaciones de su Pârroco Don Jo-
sé Maria Jalon, mandaron a hacer el retrato del Rey
raSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 93
Fernando VII, pagfaodo por contribuciones su costo
y una contribuciôn extraotdinaria de guerra. El Re-
gûdor D-^cano del Noble Ayuntaraiento de Guatema-
la, future Intendente de la Provincia del Salvador,
Don José Maria Peinado, présenté al Capitân Gene-
ral la manifestaciôn de los indios, que escrita por el
Padre Jalon, hace ver los sentimientos e ideas en que
descansaba el regimen colonial. "Con estos hijos re-
mitimos a Ud. cien pesos, decîa, a cuenta del valor del
retrato y docel de nnestro Rey y Senor Don Fernando
VII, asegurando a Vuestra merced que lo raâs que
valga lo satisfaremos con su aviso ysindemora."
Ellos ta m bien tenîan de?eos de acredifar su amor,
lealtad y fidelidad al Rey cautivo. Hablando de Bo-
naparte los indios se expresaban en los termines si*
guientes: «como para su libertad (del Rey), decîan, y
terminar la injusta guerra que lo detiene tan lejos de
su trono, que intenta usurpar el vil canalla de Napo-
léon, se necesite de los obligatorios socorros de sus va-
sallos, suplicaraos a Vmd.que a nuestro nombre ofrez-
ca al Excelentisimo Senor Présidente un mil pesos de
nuestra comunidad, pues aunque sabemos se ha saca-
do de ella alguna cantidad con el objeto, reflexiona-
mos que el senor Fiscal protector de los Indios, con
arreglo al todo, haria una econômica deducciôn, aten-
diendo a nuestra pobreza y fines a que se contrajo la
instituciôn de este fondo: de cualquier modo que sea
<luereraos hacer esta huraildisima demostraciôn de
nuestro vasallaje y reconocimiento de los favores que
nos deiraman las piadosisiraas leyes de los augustos
ascendientes de nuestro cautivo padre, a quienes asî
mismo debemos la felicidad de habernos sacado de la
gentilidad y alumbrarnos con las amabilîsimas luces
del Santo Evangelio, conociendo como conozemos en
lugar del demonio a quien adoraron nuestros mayo-
res, el ùnico verdadero Dios, en quien esperamos por
los méritos de su hijo crucificado la salvaciôn que no
coûsiguieron nuestros padrei>.
94 FRANCISCO GAVIDIA
La expediciôn salida de San Miguel a unirse coo
las tropas de San Vicente para obrar sobre la capital
venîa al rnando del Teniente Coronel Don Alonso Sal-
do quieo armô y mantuvo a sus espensas a los volun
tarios que se le agregaron. Servfa de Capellâo, sin
cobrar estipendio, el Fraile del convento de Francisca-
nos de San Miguel, Padre Don José Antonio Monino.
Acompanaba estas fuerzas el Regidor de mâs lite»
ratura del Ayuntamiento Don José Maria de Hoyos,
a quien comisionô el Cabildo para inflamar a las tro-
pas^ y de su literatura y de su polîtica nos darâ idea
una proclama de Hoyos, distribuîda en el momenta
de salir de San Miguel la expediciôn; asî como nos su-
ministra algunos datos un Diario que Uevô de lo ocu-
rrido. He aquî la proclama: «Nuestra memoria sera
eterna. Sabrân nuestros hermanos de la peninsula,
de toda la America, de Guatemala^ que aunque apar-
tados de la sociedad y cultura de las grandes ciuda-
des, poseemos la ciencia màs esencial, la de ser fieles
a nuestros juramentos, de cumplirlos con nuestras
obras, y de sellarlos con nuestra sangre. En que
tiempo tan importune asoma la cabeza esta hidra de
la insurrecciôn! Cuando nuestro Diputado, nuestro
amado compatriota, el Sefior Avila, ocupa una silla
del augusto Congreso Nacional: cuando por él somos
parte intégrante de la Soberanîa: cuando la afligida
Patria, como la madré mâs amorosa, nos alarga los
brazos, nos dispensa las mayores gracias y beneficios::
cuando teneraos el blason de que este reyno, en el
mismo Congreso augusto, sea llamado el mâs fiel de
toda la America: ahora, en esta coyuntura ise inten-
ta desunirnos? Se quiere que perdamos nuestra me
recida reputaciôn? Bârbaros e inhumanos son los que
tal pretenden: fieras rabiosa?, que quieren despeda-
z^r el seno de su raadre, las entranas de nuestra gratp
Naciôn iAniquilariamos nosotros mismos la gran-
de obra que estamos formando? N) lo esperéis, in-
grates, desnaturalizados:, ilusos, Dj todos los crîm^
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 95
nés el que mâs aborrece el ciudadano de Sn. Miguel,
ts el de infidenci?. Cada uno de nuestros valieotes
soldados vale por veinte insurgeâtes: con nosotros va
la razôo, la justicia, la disciplina: a ellos acorapana el
desorden, la confusion, el terror de su crimen, y
el gusano roedor de sus conciencias
Nuestra abogada Marin Santisima de la Paz nos ha
dado ya visibles sefiales de la protecciôn celestial. . . .
Corramos a donde nos llaman nuestro patriotisme y
fidelidad, y tierablen los sediciosos y crédulos al as-
pecto de un pueblo virtuoso, que todo lo sacrifica a
sus deberes.> Las exhortaciones del Cura y Vicario
Dr. Barroeta, hicieron que hasta las raujeres corriesen
€n tropel, como dice la Gaceta, alentando a sus ma-
ridos, hijos, o hermanos, y queriendo tener parte en
sus peligros; y el hermano del Vicario, Don Juan Ba
rroeta, proveyô a las tropas de viveres y monturas en
su Hacienda de Gualcho, faraosa después por el triun-
fo de lacausa contraria a la de los Barroetas. No me-
nos generosidad tuvo con las (uerzas monarquistas el
dueno de la Hacienda del Lempa, Al tercer dia de
caraino se hizo que los soldados jurasen la bandera
Real, después de hacer ejercicios y de escuchar una
arenga de uno de los Jefes "acto solemne y augusto,
dice la Gaceta,2. que segiin el Diario (del Regidor Ho-
yos) correspondieron signos de felicidad, vistos en el
cielo (como los de que habla la Proclama del mismo
Regidor Hoyos, que circulé al salir las fuerzas de San
Miguel, y que él atribuye a la Virgen de la Paz ) El
Subdelegado de Sensuntepeque Uevô un contingente
de gente y armas que en Apastepeque se agregô al
Escuadrôn y a los Voluntarios de San Miguel. La
entrada a San Victnte, dice la Gaceta, fué "jovial" y
compitieron en las demostraciones de jovialidad el Al-
calde ordinario, el Alférez Real y "las personas nota-
bles de aquella ilustre Villa," pues San Vicente no
era todavia una ciudad. El Vicario Molina duplicô
su celo. Habi'a recibido una carta del Excelentîsimo
96 FKANCISCO GAVIDIA
Sr. Présidente Capitàn General Bustamante y Gue-
rra,y élrespondiô con su conocida elocueocia: 'Yo no
he hecho mâs que cumplir mis mâs sagradas obliga*
ciones... Ofrezco no desviarme jamâs de los principios
que rigen: seré firme, confiando siempre en Dios, a
quien conozco por origen del bien que hago, y sin cuyo
auxilio no podrîa concebir ni un solo pensaraiento
bueno, como me ensena el Apostol. La satisfacciôn
interior que experiraento se colma con la que advierto
haber causado a Vuestra Excelencia y a mi Ilustrîsi-
mo Prelado mediante el favor que me dispensan. En
todo caso, y mayorraente en la ocasion, es rauy regu-
lar se complazcan al conocer los sûbditos con quienes
pueden contar en el ejercicio de su potestad suprema.
i Asî hubiera yo sido tan afortunado, que hubiera po
dido ahorrar a Vuestra Excelencia y alllustrîsimo Sr.
Arzobispo el disgusto que ha tenido con un acaeci
miento tan escandaloso! — Pero nada sucede acaso.
La mano de Dios obrn visibleraente en cuant^ se esta
ofreciendo a nuestra vista. Si aflije a nuestra Naciôn
por todas partes, es para que se conozca que enmedio
de tantos reveses él solo es quien la sostiene, la con-
serva, y al fin la harâ prosperar, como debemos pro
metérnoslo de una tan declarada protecciôn. iQuién
podrîa imsginarse que entre nosotros misraos se le-
vantari'an algunos a poner en movimiento la America,
turbando asi la inaltérable paz, de que hemos gozado
por tan dilatado tiempc? Sorprende ciertamentc: y
por lo mismo, aunque en lo moral es un sbisrao de
iuiquidad, en lo social lleva el sello de las grandes re
voluciones, de que se sirve la Providencia para sus al
tos designios. Estos inquietos e insurgeâtes son en
el Estado lo que los herejes en la Iglesia: Confunden
grosera mente sus antojadizas opiniones: los unos con
los dogmas catôlicos: los otros con los sxiomas polî
ticos: ambos audaces atentan contra la autoridad; y
con no menos orgulio que intrepidez, se introducen
reformas, destruyendo el ùnico principio de todo or-
HISTORIA NiODERNA Dli EL SALVADOR 97
den, que es el respeto y obedieocia. Digamos que hao
convenido estos alzamientos, como dice San Pablo de
las heregl'as, para que los que son firmes en la leal-
tad, se hagan manifiestos. Por masque Vuestra Ex-
celencia haya descansado en la fidelidad de este reino,
indispensablemente se habrâ sentido a veces asaltado
de aquellos cuidados que son inséparables del verda-
dero celo. Ahora.,. ha logrado Vuestra Excelen
cia descubrir lo poco que hay que temer, y lo mu-
cho que esperar. De este modo el ilustrado gobier-
no de Vuestra Excelencia, desembarnzado de las tra
bas que en otras circunstancias se forma la misma
prudencia, continuarâ libreraente dictando cuantas
providencias convengan, con el acierto que admira-
mos, y desplcgarâ mâs y mâs todo su patriotisrao en
favor de la Naciôa, y todos nosotros como miembros
deella."
El Capitân General contestaba al Dr. y Maestro
Molina, que era si ûnico candidato que se oponia al
Padre Delgado para Obispo de laDiôcesis, cuya erec-
ciôn estaba entonces en expediente, en los termines
siguientes que le aseguraban el futuro apoyo de la au
toridad superior de la colonia: "Es preciso amar y
respetar a Um-, y desear conocerle persoaalmente.
Sus producciones me le retratan. Veo en ellas toda
la belleza de una aima noble, entendimiento agudo^ y
muy selecta ilustraciôn; caractères de su carta de cin-
ce del corriente, que me hacen sentir con viveza todo
lo que vale un digDO Parroco, y esperar que ha de ser
Um. mi eficaz auxiliar y cooperar a todo el bien que
anhelo a esa hermosa provincia. "
Llegados a San Vicente los de San Miguel, cuyo
cuerpo habîa sido reforzado con tropas de volunta-
rios que se incorporaron de diverses partidos y a quie-
nés se instruîan, se présenté un correo enviado
por dos Comisionados de la Junta de San Salvador,
que se hallaban en Cojutepeque, y que pedian salvo
12
98 FI-JAXCISCO GAVIDIA
conducto para pasar a discutir los motivos de la réu-
nion de tropas en San Vicente. A la carta de los
comisionados, el Ayuntaraiento de San Vicente ente
rado de ella, contesté, después de oir la respuesta re-
dactada por Hoyos, el Comandante de armas Alonso
Saldo y el SargentoMayor, en los termines siguientes:
«San Miguel, San Vicente, y los Jefes militares
nuDca han iraaginado pasar arbitrariamente a comba-
tir a San Salvador, ciudad compuesta de herraanos
nuestros, a quienes araamos cordialmente, y nada nos
seri'a màs sensible que vernos en la necesidad deentrar
con ellos en hostilidades, mucho menos en el dîa en
que con mayor placer hemos recibido oficio del Exce*
lentîsimo Sr. Présidente, y del Sr. Corregidor Inten-
dente, que nos manifiestan restablecido el buen orden
y tranquilidad pùblica. Siempre hemos presumido
que el desorden que sufrieron los buenos vecinos, ha
sido causado de un populacho inquieto con un acci-
dente que su propia ignorancia le hizo juzgar que pa-
ra todo los autorizaba. ^No deberîa temerse que los
demâs pueblos siguiendo el mal ejemplo, faltasen al
respeto debido a las autoridades, y coraetiesen los ex-
cesos que alla se han cometido?. Se derramaron pa-
pelés sediciosos: salie^on aigu nos plebeyos a conmo-
ver a sus semejantes, y aun con la osadi'a de suponer-
se enviados por la ciudad. En este caso la prudencia
exigîa las providencias de precauciôn y seguridad que
hemos tomado, mayormente cuando ya se advertîaa
algunas insubordinaciones en los pueblos, y aun atro-
pellamiento a la Justicia, de que hay constancia.
«La misma causa nos obliga permanecer en esta
disposiciôn, hasta que el Excelentisimo Sr. Présidente
ordene lo contrario, que desde luego sera cuando se
asegure del sociego; sin que por ésto Vuestras Merce-
des ni la ciudad por quien hablan, deban tener el me-
nor recelo, pues ba jo la palabra de honor, y por lo que
debemos a Dios, al Rey, y a la Patria, les aseguramos
que estamos muy distantes de acometer a aquel vecin-
HISTOfelA MODEKNA DE EL SALVADOR 99
dario, ni alùltimo individuo de él, y que solo trata-
mos de irapedir los resultados funestos del mal ejem-
plo que diô aqueîla plèbe.
«En eî particularVuestras Mercedes deberân con-
venir con nosotros, corao que este es lo que dicta la
razôn y prescribe el deber en iguales circunstancias.
«Espérâmes que les honrados vecinos, conlinuan*
do sus buenos oficios, lograrân borrar hasta las mâs
pequenas senales de lo que hizo el pueblo. En cuanto
a la venida de Vuestras Mercedes a esta villa, no ha-
brâ inconveniente por le que respecta a la seguridad
de sus personas, pues no tratan con enemigos, sine
con amigosy hermanos; pero ocurre la dificultad de
que siendo para sancionar y discutir, como Vuestras
Mercedes dicen, las materias que se versan en el asun-
to, serîa raenester que estuviésemos prevenidos por
una orden, o a lo menés licencia de! Excelenti'sirao se-
nor Présidente, y por lo mismo no podemos convenir
en ello.
«Deben contar Vuestras Mercedes que nosotros
contribuiremos por nuestra parte a lo que interese aï
pûblico y bien particubr de e-^a ciudad. Hablamos
con la confianza que nos inspira eî Superior Gobierno
que nos rige.
«Dios guarde a Vuestras Mercedes muchos afios.
Sala Capitular de la villa de San Vicente, y Noviem-
bre 18 de 1811>.
Ademâs de las poblaciones importantes se ar-
raaron contra la Junta de San Salvador, Sensunte-
peque y Chalatenango, de dende les Alcaldes ordina-
ries escribieron al Capitân General manifestande que
aborrecian y detestaban "el modo de pensar y pro
céder deles novadores y agitadores". Seunieron tam-
bién contra la Junta Tejutla ; Metapân y Panchimalco
donde el Cura don José del Castillo ejerciô su influen-
cia religiosa sobre les habitentes, escribiendo al Arzo-
bispo una carta en que hay estas palabras: « El Cura
Castillo, el mener y el mâsobediente subdito de Vues-
100 F>:A>iCI CO GAV.DIA
tra Senorîa Ilustrfsima, harâ el sacrificio de sf misrao»
3Î es necesario, apurando con energfa cuanto conside*
re conducente para la tranquilidad. Me he gloriado
siéra pre de terer en rais veuas la sangre de Bernai
Dias del Castillo, uno de los conquistadores de es-
tes paises. Jamâs bastardearâ en mis sentimientos
esta noble idea, y mucho menos el reconocinniento in-
violable de la fideîidad que debo a mi Rey y Sr. Don
J'eroando VII, y sobre todo a rai Santa Religiôn>.
Por lo que hace a Nicaragua el Ayuntamien-
to de Leôn despachô un correo extraordioario ofre-
ciendo al Cabildo de San Miguel auxilios de tropa.
Consejero de los leoneses era el Obispo Fray Nicolas
Garcia. El Ayuntamiento de Rivas enviô otro extra-
ordinario, haciendo igual raanifestaciôn; el Coman-
dante hizo prestar a sus tropas el juramento de fide-
îidad a la raonarquia y el de « no dejarse alucinar del
cisraa revolucionario, premeditado por el enemigo de
îa Religion y del orbe enterc». La ciudad de Grana-
da observé la raisraa conducta. El Cabildo de Co-
mayagua ofrfciô su contingente de tropas y armas a
los de San Miguel y el de Tegucigalpa hizo protestas
de fîdelidad ofreciendo el sacrificio de la vida al Capi-
tân General. En fin el Noble Ayuntamiento de Ciu-
dad Real de Chiaoas y el Gobernador Intendente de
esta provincia, ofrecieron su contingente de tropas,
caballerfa y cuanto pudiese la provincia.
Se ve, pues, que los Prôceres de San Salvador ha-
Uaron uns. oposiciôn formidable dentro y fuera de la
provincia. Merecen por tanto menciôn especial las
cuatro poblaciones que secundaron el Primer Grito de
Independencia.
De ellas hemos mencionado ya a Zacatecoluca y
Santiago Nonualco.
Tôcale su vez a CJsulutân donde aunque los rao
aarquistas situaron guardias en los caminos, e inter
ceptaron las proclamas e impresos de la Junta de San
Salvador que seenviaban a San Miguel y a aquel par-
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 101
tido; y aunque se levante una acta renovando sus ju-
rameutos de vasallaje; y el Sub Delegfado con el "a-
mor que debe a la ley Santa, al catôlico raonarca Se-
nor Don Fernando VII, y en su real nombre al Su-
premo Consejo de Regencia, y a la Capitani'a Gene-
ral y superior Gobierno", diô cuenta con los papeles
interceptados, y tomô raedidas de precnuciôn. "que
no hubieron de bastar" segûn la espresiôn de la Ga-
ceta de Guatemala, hubo un levantamiento encabeza-
do por el patriota Dun GregorioMelara, el mismo que
en aquella poblaciôn sostuvo la causa de la indepen-
dencia en el movimiento de 1814.
Es de lamentarse que hasta ahora no tengamcs
datos de los sucesos de Chalatenango y Metapân,
mencionados por los historiadores como adictos de la
causa delà Independencia de Centro-América.
Pasados los dîas en espéra de que se adhiriesen
los pueblos y las provincias del entonces llaraado reino,
los prôceres se dieron cuenta de todos los enemigos
que debîan enfrentar: el noble ayuntamiento de San-
ta Ana excitado por el Dr. Cârcamo; el Cabildo de
Sonsonate, que lanzô una proclama, asistido por el
.Alférez Real y que raovia su escuadrôn mandado por
ei Sargento Mayor Pedro Campo; San Vicente de
Austria, que después en la guerra del Imperio, iba a
prestar servicios insijjnes a la causa de la Repûblica,
encabezado por su Alcalde José Santi'n del Castillo
y aconsejado por el Vicario Provincial Don Manuel
Antonio Molina, fueron los primeros en rechazar la
-excitaiiva de los conjurados.
La Junta de Gobierno de San Salvador nombre
tiu asesor al Licenciado don Ciriaco Villacorta, quien
rehusô el cargo, y reraitic el oficio a Bustamante, es-
cribiéndole < sostendré con la mayor firmeza
los derechos a que por todos ti'tulos me reconozco
obligado, dando a V. E. y a mi patria una prueba
convincente de mi verdadero amor a ella, a nuestra
sngrada Religion y amado Soberano.>
102 GAV3DIA FRANCISCO
Poco tiempo después se supo que San Miguel es
taba en armas contra San Salvador. El Dr. Barroe
ta, el Teniente Coronel Alonso Saldo, el Regidor José
Man'a de Hoyos y el franciscano fray José AntoniD
Moîiino, eran su^ jefes, el primero, como el Dr. Moli-
na, de San Vicente y como el Dr. Cârcamo, de Santa
Ana, competidor del Padre Delgado a la mitra y los
honores que tiempo hacîa se esperaban de la erecciôn
muy probable de la mitra.
Et San Salvador el trabajo de propaganda era
activo. Pero sus publicaciones corrîan la misma
suerte que la proclama: en San Miguel y enUsulutân,
por ejemplo, fueron interceptadas y en los pueblos pe»
quenos no llegaron a leerse.
Sensuntepeque habîa enviado hombres a unirse
a los de San Miguel y San Vicente, al mando del Sub-
delegado don José Maria Munoz.
Las companias recién formadas de Ahuachapàn e
Izalco se habîan unido al escuadrôn de S )nsonate.
Se reorganizaba, con milicias quese levantaban, el an-
tiguo Batallôn de Santa Ana, quese habia di^tingui-
do en la guerra y expediciones de 1780. (Véase la
Addenda.)
Casi todas las poblaciones se mostraban hostiles
y las que se habian levantado a favor delà indepen-
dencia habîan tenido maléxito.
Zacatecoluca y sus pueblos vecinos se habîan le-
vantado, pero enseguida habîa estallado la guerra de
razas: los nonualcos habîan tomado aquella ciudad y
pedîan aTAlcalde prisionero y arrodillado la aboliciôn
de tributos, pero el mercado de la ciudad acaudillado
por La Dulcera, la Josefa Varaona y otros, hombres y
mujeres, armados de cuchillos, piedras y garrotes, de-
rrotaron a los nonualcos.
El jefe de estos movimientos era un sacerdote: Doo
Mariano José de Lara, que después fuécapturad.» y juz-
gadoen Guatemala de dondevolviô después de diezanos-.
mSTORIA MODEKNA DE EL SALVADOR 103
El mes de Novierabre transcurrîa pues, en gra-
ves cuidados para la Junta de Gobierno.
A las Doticias que llegaban de las poblaciones de
esta provincia sucedieron las de las otras provincias.
El Intendente de Coraayagua, Doctor Don Car-
los Castanôn, unido al obispo Don Manuel Juliân Ro-
driguez, y al Cabildo, contra San Salvador, ofrecieron
a San Miguel "su union de gentes y armas para la
confusion y escarmiento de los facciosos. "
El famoso récalcitrante Subdelegado don Tran-
quilino de la Rosa, respondîa por el ayuntamiento de
Tegucigalpa.
También se habia unido a San Miguel, a donde
se despachô un correo extraor'^inario al instante, el
Noble y Leal Ayuntamiento de Léon, "al primer ru--
raor de las perniciosas novedades." Habîa ofrecido, en
efecto al Cabildo de San Miguel, "que toda aquella
provincia religiosa y tranquila se sacrificarîa por la
justa causa" y manifestaba que contase con los auxi*
lios de gente y demds que fuesen menester. El Inten-
dente don José Salvador, el obispo tan alabado por
Valle, Fra^* Nicolas Garcîa y Jerez, y el coronel del Ba-
talion demilicias Don Joaqufn Arechavala; en fin, el
Alcaldeordinario de primer voto,—eran el nervio de es-
ta resistencia a los independientes salvadorenos.
También se habia unido a San Miguel la ciudad
de Nicaragua: el Comandante José Aranda habîa he-
cho jurar a sus tropas "no dejarse alucinar del arma
revolucionaria premeditada por el enemigo de la Reli-
gion y del orbe entero", palabras con que no se sabe
si habia de Napoléon o del Demonio.
Los Alcaldes y Aiférez de Granada también in*
vocaron el leal vasallaje y la religion.
El Subdelegado de Masaya Don Joaqufn Vigil,
Ilegô a raerecer el tîtulo de "restaurador de la tran-
quilidad del partido".
Mientras tanto se disciplinaba el batallôn de mi*
licias de Quezaltenango, al mando del Coronel Côzar.
104 l'KANOISCO GAVIDIA
Todos los Corregidores y Alcaîdes ordinarios de
aquellas lejanss regiones se aprestaban a acudir so-
bre San Salvador.
El Gobernador Intendeote de Chiapas Don Ma
nuel Pioquinto, ofrecîa tropas de infanteria y caba-
llerîa contra la Junta Provisionaria; y se adherîa al go
bierno el Obispo de Ciudad Real, Don Ambrosio de
Llano.
Con todos estos aliados se alzaban los monarquis-
tas de Guatemala, y el Capitân General Bustamante
que se disponîa a abrir la guerra, lo mismo que la Juota
Revolucionaria se disponîa a sostenerla.
Pero la hora de la guerra para El Salvador no
era esta. La guerra necesaria para El Salvador y
para Centro America fué la de 1822 — 1823; esta fué
la verdadera guerra de la independencia y de las insti
tuciones.
Porqué, es lôgico preguntarse, no se abrirâ la
guerra desventajosa entre la Junta de San Salvador
y el resto de Centro America? t.No estaba Mexico
en armas para no temer un nuevo enemigo, ocupado
el Virrey con los insurgentes? i.No estaba en armas
la América del Sur para no temer nada de los Virre-
yes australes?
Li causa debe buscarse, y lo es ciertamente, en
aquel mismo suceso que suspendiô en gran parte de
América las guerras delà independencia.
Esa causa fué la inmensa cantidad de libertades
que iba a dar por dos anos la primera Constituciôn de
habla espanola; esa causa era la prôxiraa promulga-
ciôn de la Constituciôn de Câdiz.
En efecto, el partido constitucionalistu se inter-
puso, con cîvica autoridad, entre el Capitân General
Bustamante que rodeado de todos los Jefes Militares.
Corregidores y Alcaîdes delReynoiba a abrir una gue-
rra despiadada, y los independientes, que no eran en
gran numéro, pues una parte de San Salvador, los
absolutistas y monârquicos de la escuela de Montes.
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 1 05
quieu, habi'aa huido a las provincias aoti-secesio-
nistas.
Es posible que si no hubiese estado para emitirse
la ConstituciÔQ, la acefalîa del trono espanol y las
ideas democrâticas de America, hubiesen desatado
en esa fecha la guerra que estallô diez an^s después.
Pero los constitucionalistas intervinieron: en el Ayun-
tamiento de Guatemala figuraban el Dr. Peinado,
Don José de Aycinena, prominentes de ese partido, y
todo el Ayuntamiento se présenté en calidad de me
diador, nombrando el Capitân General a Aycinena y
Peinado en concepto de Comisionadosy suspeodien
do sus preparativos de guerra.
Los sucesos de San Salvador habîan sido conoci
dos en Guatemala por la hoja firmada «Los americanos
de San Salvador». Debido a la influencia de Don
Alejandro Ramîrez, asistiô Bustamente a la sesiôn del
Ayuntamiento del 15 de Noviembre en que propuso
Peinado, Regidor Decano, enviar a San Salvador una
Diputaciôn (no un pacifîcador como se ha escrito de
Aycinena). El Capitân General ofreciô resolver al di'a
siguiente. El 16 en nueva sesiôn se diô cuenta de ha-
ber aceptado el Capitân General la proposiciôn del Dr.
Peinado, a quien recometjdaba para Diputado; acep
tando la deposiciôn de Gutiérrez deUlloa y los otros
oficiales y nombrando Intendente a Aycinena, en quien
delegaba para tratar, las funciones que residian en la
Gobernaciôn yCapitanîa General. Representari'an los
Diputadôs, ademâs a la ciudad de Guatemala. Acepta-
ron los nombrados, renunciando los honorarios que el
Ayuntamiento trataba de asignarles. El mismo Ayun-
tamiento ordenô que se trascribiese el acta de ese dîa
a la Junta de Gobierno de San Salvador y a los otros
Cabildos de esta Proviocia que se juzgase necesario.
La gestion no fué muy fâcil: la Diputaciôn saliô el 19
de î^oviembre de Guatemala habiéndose detenido en
Santa Ana sobrado tiempo.
13
106 FRANCISCO GAVIDIA
Aunque se decîa que Santa Ana era anti-inde-
pendiente, es lo cierto que Aycinena empleô las rondas
nocturnas, encabezadas por europeos, porque la po
blaciÔQ no inspiraba toda la confianza que se desea-
ba; estableciô las mismas rondas en Metapân, pobla-
ciôn insurgente, y una Companîa de voluntarios de
Fernando VII, expidiendo ademâs al Alcalde, la or*
den siguiente: «Si ya se hubiesen puesto algunos
presos de los que se han considerado primeros y prin*
cipales autores, como me ha informado el correo ver-
balmente, se irân sacando cuanto antes, y divididos,
empezando por los que se consideren mâs culpados,
para c^nducirlos a Guatemala, de très en très, o de
cuatro en cuatro.en términos que no cause sensaciôn;
por el Alcalde Don José Antonio Martinez, se ira ins-
truyendo la sumaria, con mucho sigilo y poco a poco>.
Habîa expedido ademâs el Dr. Aycinena un manifies-
to de que no se conserva ningûn ejemplar conocido,
y que acompanaba a los oficios y debîa ser lefdo por
los curas. Pasaba esto el 27 de Noviembre y las pa-
labras del final del oficio citado, en que dice: «mis de-
seos son ir (a Metapân) personalmente; pero
las atenciones de San Salvador no me lo permiten por
ahora,> estân indicando que los arreglos con la Junta
Revolucionaria fueron laboriosos.
El mismo di'a recibîa noticia de Metapân, Aycine
na, de haber sido sometidos «los indios>. cPueden ha-
berentradoen temor, dice en respuesta, porel usoque
se hizo de las armas de fuego" .... ... "De este me-
dio se sirva, solo en el ûltimo estrecho . . "
Disponîa para el di'a siguiente que saliesea de San-
ta Ana y de Chalatenango y Texistepeque hombres
armados «solo para auxilio y respeto>. Ofrecîa en-
viar ademâs 100 hombres del batallôn de Sonsonate.
Por esto se ve que el movimiento fué en Metapân
de mucha importancia.
Dos dias faltaban para que se cumpliese el mes,
desde que San Salvador estaba en poder de los inde*
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 107
pendientes, cuando llegaron los mediadores, el 3 de
Diciembre. Habîan empleado catorce dias de camino,
Quiéo puede decir lo que pasô en la confereocia
de estos hombres, Peinado y Aycinena, en medio de
una plaza iosurreccionada, con los prôceres jefes de
la insurrecciôn?
Delgado no escribiô sus memorias, como Arce, y
otros que después lo imitaroo. Su pluma era elocuen-
te y sabia.como se ve por sus cartas. Pero es de creer-
se que tenîa un concepto tan claro de su misiôn, que
haya ocultado sus miras elevadas no solo a sus con*
temporâneos sinô a la misma posteridad. No osamos
sondear sus secretos sino es en la idea de que mâs
arraiguen sus planes bien comprendidos, que sô'o con-
fiados al grandioso impulso de los acontecimientos a
que su creador los confiara.
Asî, la autonomîa eclesiâstica, o sea la creaciôa
de la diôsesis, disputada al Arzobispo, decretada en
1822 y en 1826, una vez obtenida la independencia fué
disputada con menos tenacidad que la de Costa Rica,
teniendo Delgado las dotes para iraponerla.
Fué para él este asunto una faz del magno pro-
blema del Federalismo y la Republica independiente?
El no dejô nada escrito sobre ésto.
Del mismo modo, la Constituciôn de Câdiz era
un pacto entre la Monarquîa Espanola y las Colo-
nias. Si securoplia el paçto ganaba la educaciôn del
pueblo. Si no se cumplîa no habia otra sanciôn que
la independencia.
No se cumpliô. El Rey Fernando VII no lo cum-
pliô. Debîan reclamar esta falta todos los pueblos de
la America que habfan depuesto las armas por respe-
to a aquel pacto y que se dieron a engano.
El dfa menos pensado la sanciôn tuvo efecto: y
ellSde Septiembre sera la sentencia pronunciada con-
tra el monarca absolutista.
No quedô entonces sino el problema de la Monar-
103 GAVIDIA FKANCI3C0
quîa Americana, con Fernando como Rey o îturbide
como Eraperador.
Todos los problemas se reunieron en uno: los de
la independencia, la monarquia constitucional, la ab-
soluta: la Repûblica aristocrâtica, la unitaria, la fé-
déral.
Todos fueron resueltos de un solo golpe de espa-
-da; y esto es 1822.
El navegante que se orienta en tiempo normal,
puede hacer lo mismoen medio de la tempestad? Del-
gado, ante la calma de 1811, pudo imaginar todo el
itinerario que iba a recorrer su propia idea?
Es posible que viese algo o gran parte.
Es dudoso que lo viese todo pues estas obras
maestras que estân confiadas al porvenir parece que
solo deben ser previstas de la Providencia.
Se hablo en la conferen:ia de los diputados que
tomaban asiento en la Asamblea de la raza, de las
Diputaciones provinciales y de los Municipios popula-
res prôximos a hacer su apariciôn, de la educaciôn del
pueblo en el ejercicio del sufragio, prôximo a estable-
cerse?
Ello es que esta Constituciôn era por de pronto
un alimento propio para entretenerel hambre del leôn
simbôlico.
Valladares afirma que Bustaraante impartie ôrde-
nés crueles contra los revolucionarios, las cuales fueron
amortiguadas por los comisionados Aycinena y Peina-
do.
«Las prisiones recibieron a los varones ilustres,
dice» y en las raazmorras coloniales van a purgar el
crimen enaltecedor de ser libres> * < en vez del
triunfo ambicionado.dice por otra parte,** alcanzaron
* El Prôcer Don Domingo Antonio de Lara, por El Doctor fences
Redisk (pseud6aimo de aquel autor).
** Bicgr(ifi<x de Arce, por M. Valladares.
HISTOhIA MODERNA DE BL SALVADOR 109
la prisiôû y el eocarcelamiento, corao g^alardôn de sus
hazanas.>
Tocante al padre Delgado, el Doctor Molina que
rauchas veces trastrueca sus recuerdos en sus Mémo-
rias, debiô tener un recuerdo lûcido por lo eminente
del personaje; poreso le damos crédite, cuando afir-
ma lo siguiente sobre el desenlace del prontinciamien-
to de 1811: «Esta vez en lugar de tropas el Capitân
-General don José de Bustamante mandô misioneros
recoletos y dos comisionados, don José de Aycinena y
don José Peinado, en clase de Intendente el primero,
No por eso dejaron de sufrir estrecha y larga prisiôn
los sujetos arriba mencionados (Arce, Juan y Miguel
Deîgado, y otros seculares) menos los Curas >
Segûn unos autores los Comisionados concedie-
ron un perdôn incondicional, segûn otros hubo una
amnistia.
El Capitân General que debiô saberlo dice estas
palabras: «Dividida (la Provincia de El Salvador) en
su mismo seno por la union a este gobierno de los ve
cinos leales de San Miguel, San Vicente y Santa
Ana, los inquietos que la turbaron prefirieron mal de
su grado el indulto que les ofrecî con olvido perpetuo
de lo pasado,a los horrores desastrosos de una guerra
intestina> {^Informe a la Regencia sobre 1814.^
Nombrado dos meses después Consejero de Esta*
do de Espana ellntendente Dr. Aycinena, permaneciô
en la Intendencia de San Salvador todavia mâs de
seis me?es; pues el Dr. Peinado no aparece en el go-
bierno sino es en el mes fausto de Septiembre en que
se promulgô la Constituciôn .
Aycinena todavi'a estuvo en San Salvador a prin
cipios de 1813, de paso para Espana, cuando fué ob
jeto de pasquines, y no entré en sus funciones de Con-
sejero de Estado, en Câdiz, hasta en el mes de Agos-
El Padre Guardian de los Recoletos Frav José
110 FRANCISCO GAVIDIA
Marfa Vidaurre, acompanô esta vez, por orden del
Arzobispo Casaus, a los misioneros de su orden que
debîan hacer la misiôn que se acostumbraba todos los
anos.
Y las predicaciones raonârquico-religiosas sucedie-
ron a la agitaciôn revolucionaria.
Résulta, q'je, como hemos dichô, los Diputados
facultados ampliamente, mâs bien hicieron un tratad»
de paz, que impusieron una capitulaciôn, pues no solo
no se aprisionô a los jefes sino que se destituyô a los
empleados impopulares,se derogaron ôrdenes y se dlc-
taron otras que los de la Junta de San Salvador re-
clamaron. iSerîa una infracciôn de lo pactado, de
parte de Bustamante, las prisiones de Arce y Rodrî*
guez?
Addenda al Capîtulo II
El Salvador en 1811.
La provincia de San Salvador ténia en 1811 cien-
to treintisiete mil doscientos setenta (137,270) habi-
tantes, la décima parte de su poblaciôn actual.
En cien anos aproximadamente, se decuplica y
corresponde un décimo de aumento a cada diez anos^
lo que hace una proporciôn del todo décimal.
Los peninsulares se distinguîan de los cnollos>
en que éstos eran peninsulares descendientes de espa-
noies de la conquista y de los que inmigraron a Ame-
rica en los siglos XVI, XVII y primera mitad del
XVIII, y eran 614 en San Salvador; 338 en Santa Ana;:
en San Vicente, 218; en Zacatecoluca, 209; en San
Miguel, 239.
En Metapân sobre 4,000 vecinos solo se contaban
400 indios que vivîan en barrio separado; dato que
contrasta con el de San Vicente, que fundado por cin*
cuenta familias espanolas, contaba en menor nûmerc»
los peninsulares. Eran éstos el sostén de la monar-
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 111
quî'a, pues los crioUos y el resto de poblaciôo eran "la
nueva América".
Sia perder el carâcter que la hizo luchar diez anos
eootralos Alvarado, Rojas, Estete, Portocarrero y
Ronquillo, su adelanto era admirable. «Los iodios
de este partido, diceJuarros, estân muy civilizados;
todos hablan la lengua castellana. Su comercio es el
mds opulente de todo el reino, cuyo principal ramo es
el anil, que se ha hecho fruto privativo de él >
Se dividîa la pro?incia en los partidos de Santa
Ana, San Salvador, San Vicente y San Miguel; resi-
diendoel Intendente en la capital de la segunda; y en
las otras los Subdelegados de la Intendencia.>
Habîa también Subdelegados en Zacatecoluca y
Chalatenango.
Los servicios de la administraciôn eran en lo polî-
tico las alcabalas, los tabacos y el correo; el Tesoro
Real y su Contaduria, y]una Diputaciôn Consular que
venîa a ser una juata de fomento del ramo de comer-
cio.
En lo militar, la fuerza constaba de 1,534 plazas,
divididas en dos Batallones que se crearon por ley de
1781.
En San Salvador habfa «un lucido Ayuntamien-
to>, que sera un gran resorte de los sucesos por na-
rrar.
Esta Vicarîa a cargo del Padre Delgado estaba
en lucha con la Vicarîa de San Vicente y con los vica-
rios de San Miguel y Santa Ana, por diferencia
de opiniones polîticas y por competencias de candida-
turas al obispado que iba a crearse.
La descripciôn geogrâfica de Juarros corresponde
al momento histôrico de nuestra narraciôn. Por eso
puede consultarse.
NarraeicD de 1811 por Bancroft
Undue restraint and ill treatment, as practised under
the striDgeat policy of Bustamante, soon began to produce
112 FRANCISCO GAVIDIA
effects. Restiveneee and deepair seized a portion oî the peo-
ple; the hopes for a government more consonant with the
epirit of the âge, which had been held out from Spaia, eva-
porated. Meu were unwilling to live looger under the heel
of despotism; and the more high epirited in Salvador and
^licaragua resolved to etake their fortunes upon a bold
etroÀe for freedom. It wae, indeed.arash etep, undertak-
en without concert, and almoet without resourcee. It couîd
but end as it did at every place where a revolutionary mo-
vement wae initiated.
Matîas Delgado and Nicolas Aguilar, curâtes of San
Salvador, Manuel and Vicente Aguilar, Juan Manuel Ro-
drîguez, and Manuel José Arce were the first to strike the
blow for Central American independence. Their plan was
carried into exécution on the 5th of November, 1811, by the
capture of 3,000 new muskets, and upwards of $ 200,000
from tiie royal treasury at San Salvador. They were supp-
orted by a large portion of the people of the city, and in
Metapan, Zacatecoluca, Usulutan, and Chalatenango. But
other places in the province of Salvador, namely, San Mi-
guel, Santa Ana, San Vicente, and Sonsonate, renewed their
pledges of fealty to the government,declaring the movement
for freedom a sacrilège.
The promoters of the revolt, which had been started in
the king's name, became disheartened and gave up further
effort, and with the dismisaal of the inten.lente, Antonio
Gutiérrez Dlloa, and other officiais, peace was soon restor-
ed. San Salvador had been quiet without other government
than that of alcaldes during the disturbance.
Upon the receipt of the news of thèse occurrences, Bue-
tamante despatched Colonel José de Aycinena with ample
powere to take charge of the inteudencia, and restore quiet.
He had been getting troops ready to send down, but by
the médiation of the ayuntamiento of Guatemala he had
suspended préparations, anJ had adopted the former cour-
se. A member of that body, José Marîa Peinado, was as-
sociated with Aycinena. They reached San Salvador on
the 3d of December, amid the acclamations of the fickle pop-
ulace; their présence and the exhortations oî the missiona-
ries checked ail révolu tionary symptoms. Tho authors of
the revolt were leniently treated under a gênerai amnesty. *
*Aycinenawas, on the 7th of Feb., 1812, made by the Spanish Cer-
tes a councillor of state, and in Aug. 1813, entered uipon his duties at
Câdiz. Côrtes, Diario, 1812, xvi. 16; 1813, xxii. 216. According to
Zamacois.the appointaient was made only after the adoption of the cons-
titution; it is posible that the appointment was then renewed or con-
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 113
Peinado wae a short time after appointed Aycinena'e auc-
ceseor as acting intendente. ** {BancroiVs Works. VIII.)
NaRRACIÔN de 1811 POR EL DOCTOR RAFAËL ReYES
InsurrecciÔD de San Salvador.
Nada bastô para contener el espîritu revolucionario que
cundîa por todae partes. Mandaba en Guatemala don José
Bustamaotey Guerra cuando eetallô en San Salvador, el 5
de Noviembre de 1811, un movimiento insurreccional, pro-
movido por los curas doctor Marîas Delgado y Nicolas
Aguilar, los dos herraanos de este, Manuel y Vicente, Juan
Manuel Rodrfguez y Manuel José Arce. Los cabecillas de ese
movimiento se proponîan apoderarse de très rail fiisiles uue-
vos que existîan en la sala de armas y de mâs de docientos
mil pesos pertenecientes al tesoro real, Los fusiles serîan
puestos en manos de patriotas de esta ciudad, eapecialraente
los del barrio del Calvario, y verificado esto desconocerîan la
autoridad del intendente de la provincia, Antonio Gutiérrez
de Ulloa, fundarîan una Junta popular de gobierno y procu-
rarîan hacer extensivo el movimiento a los demâs puntos de
la provincia. Los revolucionarios coutaban ademâa con las
poblaciones de Metapân, Zacatecoluca, Usulutân y Chalate-
nango. Realizaron parte de sus propôsitos; pues llevaron
adelante la deposiciôn del intendente; mas habiendoresistido
San Miguel, Sauta Ana, Sonsonate y San Vicente a las invi-
taciones revolucionarias de la capital de la provincia, y, por
el contrario, renovando sus juramentos de fidelidad a Fer-
nando VII, los cabecillas de aquel movimiento comenzaron a
desalentarse y la iusurrecciôn degenerô en grupos que reco-
rrîan las calles sin objeto alguno, aunquesin causar el menor
desorden contra los particulares.
Coniisiôn pacificadora.
Al saberse ese movimiento en Guatemala se comenzo a
reclutar tropas para reduciral orden a la provincia insurrec-
ta, pero habiendo aceptado el capitân gênerai la mediaciôn
del Ayuntamiento de Guatemala, vinieron a San Salvador
los regidores José de Aycinena y José Marfa Peinado facul-
tados para asumir el gobierno de la provincia. A estos suje-
firmed. Hisi. Mé/., viii. 557; Ayon, Apuntes, 15-16; Rev. Cent. Am.,
2-3; Salv., Diario Ofic, Feb. 11, 1875; Valois, Mex., 213-16.
** In 1813 hi was elected a deput3' to the Spanish certes, but de-
clined the position on account of ill health, Cartes., Diario, 1813,
xxii. 216.
14
114 FRANCISCO GAVIDIA
to8 agjrego el arzobispo de Guatemala a fraj Mariano Vi-
daurrey otros raiHioneros desticadoa a preiicar contra los
iusurgeutes. El 3 de Diciembre del niismo ano llegarona San
Salvador Aycinena y Peinado— ; el pueblo, que antea favore-
cîa a los insurrectos, recibiô con denoostracioues de jûbilo a
loa paeificadores. El orden fué restablecido, el padre Delgado
f uê llamado a Guatemala, los raieioneros predicaron con buea
resultado y concediôae una amnistia a los complicados en el
movimiento revolucionario, nuedando Peinado en el ejercicio
del mando polîtico y militar de Id provincia. {Historia de
El Salvador. R. Reres.)
1811 DESDE EL PUNTO DE VISTA RELIGIOSO.
Primera insurrecciôn de San Salvador en ISll: su objeto y
organizaciôn: desacuerdo de los otros très partidos:
se frustra el movimiento de la capital:
verdaderas causas de este fracaso,
El aefior don Antonio Gutiérrez Uiloa goberaaba duran-
te epe tiempo la Provincia del Salvador, en calidad de In-
tendente; y lo acompafiaban en los principales erapleos algu-
nos espanoles, que podîan apenaa cumplir laa ôrdenes del
Capitân General Buatamante, contra loa movimientos de
insurrecciôn.
Enîrente de elloa, el grupo de Salvadoreîîos que hemoa
deacrito organizaba definitivamente la revoluciôn, combi-
naba los planes, elegîa los medioe y practicaba laa primeras
diapofliciouea.
El pueblo de la ciudad esperaba la senal desuscaudilloa,
para marchar al objeto de sua constantes y mâa vivoa
deseoe.
"Loa autorea de este movimiento, dice Marure, Révolu
eiôn de la America Central C&p. 1°, tuvieron por principal
objeto hacerse duenoa de très mil fusiles nuevos que exiatîan
en la sala de armas, y de mâs de doscientos mil pesos, que
eatabau depositadoa eu las cajaa reales; y fuertea ya con
estos grandes recursoa, se proponfan dar el grito de libertad
y aoatenerla contra la agreaiôn que eaperaban de Guatemala
y de laa Provinciaa colindantes.
Este movimiento de la Capital debîa coiucidir con el mo-
vimiento airaultâneo de las otras poblacionea de la Provin-
cia, que deberîan a su vez apoderarse de sus reapectivaa ar-
maa y dinero, y colocar nuevaa autoridades iudependientes.
Para este enviaron invitaciones y agentes, y se pusieroa
HISTOKTA MODEKNA DE EL SALVADOR 115
de acuerdo con al^unas eecciones de loe pueblos de Metapâtr^
Zacatecoluca, Ueulutân y ChalateDaogo.
Pero eea que tuvieeen demasiada eonfîanza ea laseimpa-
tîas p^enerales, sea que el temor de eer descubiertos acelerase
eus operaciones, lo cierto es, que no esperaron la contesta-
ciôn de las capitales de los otros très Partidos de la Inten-^
deiieia; ni aûo tuvieron la preeauciôn de informarse del ver-
dadero eetado y dispoaiciôn en que se eucontraban con ree-
pecto a la insurrecciôn, lo que fué causa de su ruina.
El 5 de noviembre efectuaron eu movimiento con el pue-
blo de la Capital, que fâcilmente quedô dueno de la situaciôn.
Pero en esos mismos momentoe las noticias mâs descon-
eoladoras e inesperadas vinieron a desconcertar todos los^^
planes, a infundir el desaliento en los ceudillos y el desorden
en el pueblo.
Se eupo que los otros très Partidos de la Provincia,
lejos de estar de acuerdo, impug:naban el movimionto: que
la ciudad de San Miguel y las villas de Santg> Ana, Sousona-
te y San Vicente, se habîan puesto sobre las armas, y se
disponîan a reprirair la tentativa de la capital, que declara-
ron corao una revoluciôn sacrîlega: que habîan enviado al
Capitân General noticias de lo ocurrido, y aûn las invitacio-
nes misinas que se les habîa dirigido.
Este desengano terrible vino a hacer caer la venda de
ilusionee, que ciega geueralmente a los revolucionariof^; y
los de San Salvador, al encontrarse aielados y perseguidos
por los mismos a quienes creîan cooperadores, no tuvieron
mâs que abandonar una empreea, que no podîan ya ni ade-
lantar, ni hacer rétrocéder.
Desconcertados los caudillos dejaron solo al pueblo, que
armado y triunfante, quedô dueno de la acêfala Capital; pe
ro, sin direcciôn y ein orden, no pudo avanzar un paso en la
realizaciôn de eu objeto.
La moralidad del pueblo, le infundio una raoderaciôn
extraordinaria, que impidiô los desôrdenes \' desgracias.
"Seis dîas estuvo la ciudad, dice Marure, ( Revoluciones de
la America Central,) ein ningana autoridad que la gober-
naee, y mâs de un mes, lo fué por Alcaldes que se mudaban
a cada instante; y ein embargo, no se cometiô ningûn géne-
ro de excesos, a pesar de que el populacho ee hallaba en la
mayor agitaci6n."
No Bucediô lo mismo, por deegracia, en lae otras pobla-
cionee, que, de acuerdo con la Capital, efectuaron eu movj-
miento; porque hubo que lamentar algunos asesinatoe, ro.
boe, incendios y demâs cousecuenciae de la anarquîa.
Abî fué como se desvanecieron las eeperanzae de esta re.
116 FKAXCÎSCÛ GAVIDIA
volucion, que hubiera io;ualado al Padre Delurado, Cura de
San Salvador, con el Padre Hidalo;o, Cura de Dolores, cuyo
grito despertara rnâs tarde a la Nueva Espana. No produ-
jo mas que la destituciôn de alo:uno8 empleados espanoles,
lo que no eorapensô las des^racias de las poblaoiones y la
•divi^*i6n que se introdujo desde eutonces, entre los Partidos
y la Intendencia.
Cuardo se considéra, por una parte, la oompetencia de
los caudillos de esta revoluci6n tan importante y el entu-
f^iasmo del pueblo que iba a eiecutarla, y por otra, el fraca-
so producido por la falta de concurrencia de las otras po-
blaoiones salvadoreûas, tan entusiastas como la Capital,
salta la idea de que eu ello mediaron causas ocultas y muy
poderosas.
En efecto, en esta revolucion sucediô lo que sucede ge-
neralraente en to las. esto es. que con el patriotisme 5- el bien
o;eneral de los pueblos se juntan los intereses particulares y
las aspiraciones personales de los primeros caudillos.
La perfecciôn no es un atributo propio de la naturaleza
humana: y los grandes hcrabres suelen también tener gran-
des debilidades.
El Dr. DeUndo no estuvo exento de estas reglas gène-
raies.
A pesar de sus grandes cualidaiîes tuvo la debilidad de
dejarse dominar por el deseo de obtener él mismo la Mitra
del Salvador, a la que se creîa acreedor, con un derecho fua.
dado en sus indisputables merecimientos, yen el voto de
muchos de sus conciudadanos.
Por otra parte, se persuadiô de que los que ejercîan la
autoridad tanto civil, como eclesiâstica, lejos de favorecer,
se opondrîan a la consecucion de su Mitra; la que no podrîa
obteuer, siuomediante laindependencia polîticadesu patrie,
a la que necesariamente y como consecuencia natural, se ae-
guirîa su independencia eclesiâstica de la Mitra Metropoli-
tana.
Estas aspiraciones del Dr. Delgado se conocieron clara-
mente en el proyecto de insurreccion de 1811; pues, aun aigu,
nos ppriôdicos de Puebla y M»^jico, segûn afirma el autor de
la CoDtestaciÔD al Manifiesto, 1824, dijeron quee7 objeto uni-
co y el fruto df sus trabajos eniprendidos desde 1811, fueron
la ereccîôn de I^:lesm v la elecciôn de Obispo Jiecha en el
Padre Cura Dr. Delgado.
El Padre Domînguez, en la Car^a a sus feli^reses, àiee:
''hastalos papeles de Mpjico r de otras partes aseguran, que
toda la revolucion de San Halrrdor desde el ano de 11, do
ha tenido otro objeto que la Mitra del Dr. Delgado,'' y el
HISTOKIA MODERNA DE EL S.âLVADOK 117
autordela Contestaciôn al Spmanario, dice: "el ano 11 re-
volucionô el Padre Delgado para negar la. obediencia al Pa-
dre Arzobispo de Guatemala, porque era—decia, nomhrado
porla Reffencia de Espana, que no tenîa derecho de patrona-
to, concedido a la persona del Rey.''
Como eu el orden eclesiâstico toda insurreccion contra
la gerarquîa de la i^lesia es un cisma, toda aspiraciôn a sus
dignidades es un delito, todo medio no establecido por los
xîânones es un asalto eacrîlego, esto baetô, para h( parar de
la revoluciôn y poner en su contra, a personas poderosas del
clero y el sentimientorelip:;ioso de una gran parte del pueblo.
En ese tiempo las otras très Vicarîas Provinciales de la
îtitendencia, estaban gobernadas en lo eclesiâstico por très
sacerdotes no raenos ilustrados y dignos que el Dr. Delgado.
La de San Vicente lo era por el senor Presbîtero doctor
y Maestro don Manuel Antonio Molina y Canas, que, por su
talento, por sus virtudes y por la houorabilidad de su fami-
iia, era una de las figuras mas sobresalicntes de su época.
Tanto, que segûn se aseguraba, era el candidato de la Curia
eclesiâstica y de gran parte del clero y del pueblo, para Uevar
'îa Mitra del Salvador, cuya erecciôn canônica todos de-
«eaban.
En la Vicarîa de San Miguel estaba de Vicario el senor
Presbîtero Dr. don Mignel Barroeta, y en la de Santa Ana el
■senor Presbîtero Dr. don Manuel Ignacio Cârcamo, que ejer-
cîan una influencia decisiva en los Pârrocos y Parroquias de
sus respectivas deraarcaciones.
Todos estos iiustres sacerdotes, si bien deseaban ardien-
■temente y procuraban con afân la independencia y autonomîa
de su patria, no qnerîan verla envuelta en un cisma religioso
•ni menoâ cooperar a su desgracia.
Por esto fué que, al penetrar en los secretos de la revo-
îuciôn del ano de 11, no s61o se negaron a toraar parte en
■ella, sino que protestaron enérgicamente, la declararon
sacrîlega por lo que tenia de religiosa, e influyeron para que
■el mal fuet^e reprimido en su principio, y no extendiera mâs
lejos sus consecuencias.
En efecto, el Ayuntamiento de Santa Ana en sesiôn de
11 de novierabre del mismo ano. rechazô la invitaciôn que
ee le envié, y se declarô abiertamente contra la revoluciôn.
Lo mismo hicieron los Ayuntamientos de las Villas de Son-
sonate y de San Vicente.
El Ayuntamiento de la ciudad de San Miguel en sesiôn
de 9 del mismo mes 3' ano, pasô mâs adelaute; hizo queraar
«n la plaza pûblica por mauo del verdugo igual invitaciôn, e
118 FRANCISCO GAVIDIA
hizo demostraciODee mâe esplîcitaa contra el proyecto de
San Salvador.
Marure, y loe demâs historiadores libérales que le han
copiado, han hechu caeo omiso de la faz relijçio8a de la re-
voluciôn del ano de 11, y de las otras que precedieron y
siguieron a la inj'-'pendencia del Salvador; y no queriendb
ver mâs que uno do losdos aspectos de esos acontecimien-
tos, ensalzan mâ^* de lo justo el patriotisrao del senorDelg^a-
do, y deprimen injustamente el mérito de los otros sacerdo-
tes.
Esas insurrecciones erau eminenteaieute civiles y emi-
neutemente anticatôlicas, puesto que envolvîan una grande-
aspiraciôn en favor de la Patria y una aspiraciôn reproba-
da contra la autoridad de la lojlesia. Aquellos ilustres sa-
cerdotes deseaban y procuraban la autonomîa de El Salva-
dor; pero jamâs la hubieran compra lo a costa de su apos-
tasîa y del bien religioso de los pueblos que gobernaban.
La noticia de lo ocurrido en San Salvador llegô mur
pronto a GuateniRla, y fué acogida con aplauso caei gênerai.
Esto, junto con la importancia de aquella provincia y
la de BUS caudillos, hizo que el Gobierno, prescindiendo de
todo raedio de rigor y de eastigo, adoptase solo los de be-
nignidad, persuawi^n y pacificaciôn.
Siguiendo esta iniciativa, todas las primera-s autorida-
des de Guatemala se pueieron de acuerdo para cooperar en
su lînea a esta obra.
El Capitân Getjeral invistiô con ampli^imos poderes al
eenor Coronel don José de Aycinena, quien, al mando de su
tropa y con el carâcter de ïntendente de la Provincia, fué-
enviado al Salvador para su pacificaciôn.
El Noble Ayuntamiento de Guatemala contaba entre
sus raierabros y tenîa a su cabeza un horabre de raro mérito,
que a pu grande ilustracion reunîa la prudencia y la suavi-
dad de su carâcter. Era el Sr. don José Maria Peynado, Re-
gidor j Decano de aquella corporaciôn, que no vacil6 en
privarse de él para enviarlo a San Salvador, a fin de que se
ocupase en tan importante arreglo.
El Illmo. Sr. Arzobispo dispuso que, junto con los mi—
sioneros que îban a predicar anualmente, fuese en aquella
ocasiôn el R. P. Fray José Mariano Vidaurre, Guardian de
los Recoletos, quien, por su elocuencia y sus virtudes, era
muy compétente para calmar las pasiones popnlaren.
"El 3 de dicierapre, dice Marure, del mismo ano, hizo el
Sr. Aycinena su entrada a San Salvador eumedio de \r.s acla-
maciones del pueblo. Su precencia y la del Sr. Peyuado, que
poco después le sucediô en el mando, y las exhortaciones de
mSTOKIA MODEKNA DE EL SALVADOR 119
Î08 iniHioneroB, fueron bastante para calmar loa eîntomas
revoîucionarios; la benig-iiidad con que se tratô a los autores
de la insnrreceiôn y una ainnistfa, 'concedida a favor de to-
do8, dierou la ûltima raano a la paoificaciôn de aquella pro-
vincia."
El Sr. Aycinena ee retirô pronto con su fuerza, y el gjo-
bierno del Sr. Peynado, tan beuéfieo a esta Provincia que
por muchoB afios coii^ervo viva su memoria, logrô con sa-
bias disposieionen restabieeer el orden y la tranquilidad.
Los empleados espanoles que no tenîan popularidad,
fueron quitados y sustituidoa por otros: ee derogaron algu-
nas disposiciones gravosas, y se dieron otras favorables a
ios intereses locales.
A ninguno de los caudillos persiguiô. ni se molesto en
lo mâs pequeno: al contrario, les concediô toda clase de ga-
rantîas y aun los tratô con las mejores consideraciones. La
amplia amnistia comprendiô atodos los quehabîan tomado
parte en la revoluciôn; exceptuando a los reos de delitos co-
munes, los cuales debîan ser juzgados conforme a las leyes,
por las autoridades ordinarias.
Los misioneros a su vez contribuyeron eficazmente a
«alraar los âuimos; predicarido en la Capital y en las pobla-
ciones la fraternidad evaugélica, que solda las divisionesy
desvanece los rencores.
Una circunstancia inesperada vino a favorecer sus tra-
bajos apostôîicos.
Ru aquellos dîas muriô en Guatemala el muy ilustre Sr.
Dr. Dn. Isidro de Sicilia, Dean de la Santa Iglesia Catedral,
Provisor y Vicario General del Obispado.
Este sabio y santo Sacerdote habîa sido durante 20
aûos Cura propio de parroquia de San Salvador, Vicario de
ia Provincia y de la de San Vicente, y se habîa captado de
tal modo el amor y veneraciôn de este pueblo, que lo respe-
taba corao a un Santo y lo araaba como a un Padre, Obli-
gado por la obedieneia dej6 su amada parroquia, para ir a
ocupar las primeras Dignidades de la Diôcesis, a donde lo
llamaban sus méritos.
Como las predicaciones mâs importantes de este Pastor
«e dirigieron siempre a la union y fraternidad de su rebano,
la noticia de su muBrte avivô el recuerdo de sus ensenanzas.
En el aîio de 12 se le hicierou solemnes y generalps exequias
«n la Provincia; y el P. Vidaurre, en la magnîfica oraciôn
irtnebre que pronuncio en la Iglesia Parroquial de San SaU
vador, y que fué impresa después en Guatemala, supo recor.
dar con èxito iumenso las virtudes del senor Sicilia y sus sa-
bias doctriuas, infringidae eu las actuales circuustancias.
120 ' FRANCISCO GAVIDIA
Las otraa poblaciones que habîan sufrido mâs a conse-
cuencia de la revoluciôn, fueron también las mâs atendidas
por los misioneroa; de modo que las divisiones que habîa
entre pueblo y pueblOj y los partidos que dividîan una mis
ma poblaciôu, desaparecieron a la influenciade la religion y
del Evangelio. [Historia. Patria Ecle. Vilanova.']
NARRACIÔX DEL DR. MARTÏNEZ SUaREZ EN LA
cVIDA DE JOSÉ MATIAS DELGADO>
José Matîas Delgado, vaciado en el mismo molde que el
patriota mejicano; horabre de temple varonil, poseîdo de la
gran causa de la patria, es un eonvencido de la libertad. No
le arredran las amenazas ni los peligros; pero le alienta y le
infiama el amor a la independencia nacional; no le araengua
la conducta oprobiosa y cruel de los enemigos; pero le im-
pulsa a realizar sus designios, el deseo ardien te de ver libre
y soberana a su patria, formando parte en el eoncierto de
las naciones,
Gobernaba en aquel entonces la provincia de San Salva-
dor, el Intendente Antonio Gutiérrez Ulloa.
Delgado en union de otro cura de la misma provincia
IVesbîtero Nicolas Aguilar, los dos herraanoa de este Manuel
y Vicente Aguilar, Juan Manuel Rodriguez, Manuel Jowé Ar-
ce, Miguel y Juan Delgado, Francisco Morales, Pedro Pablo
Castillo y Carlos Fajardo, fueron los primeros promotores
de la Independencia de Centro America.
Fraguaron una conspiraci6n, que estall6 en San Salva-
dor el dîa cinco de noviembre de Î811, con el principal ob-
jeto de deponer al corregidor y de apoderarse de très mil
fusiles nuevos que existîan en la sala de armas, y de mâs de
doscientos mil pesos que estaban depositados en las cajas
reales; y obtenidos estos eleraentos, se proponîan dar el gri-
to de libertad.
En las primeras horas del dîa expresado, la campana de
la iglesia de la Merced llamo al pueblo, para procéder al
ievautamiento insurreccional de que hemos hecho refereucia.
Una gran parte del pueblo salvadorefio acudiô al llaraa-
miento, secundando a los patriotes, que parece que obra-
ban en combinaci<')n con los pueblos de Meta])f1n, Zacateco-
luca. Usulutân y Chalatenango, en donde se hicieron sentir
algunos movimientos. Las otras eecciones no secundaroa
los propôsitos de los patriotes de San Salvador y sus alia-
dos. San Miguel, Santa Ana, Sonsonate y San Vicente se
pusierou en armas, renovaron el juramento de fidelidad, de-
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 121
clararon sacrîle^a la ineurreociôn; remitieron al Capitân Ge-
neral laB invitaciones que ee les habîan dirigido, las que eu
la primera de dichas poblacionee, ee mandaron quemar en
la plaza pûblica por mano del verdugo.
Poeesionados loe patriotae de la eiudad, depueieron al
Inteodente y demâs autoridades espanolas; y durante raâs
de un mes fué gobernada por alcaldes eleetos popularraente,
como el g'èrmen de la autonomîa nacional. En ese lapso de
tiempo no se cometiô ninguna clase de excesos, a peear de la
grau agitaeiôn eu que se encontraba el pueblo; lo que de-
muestra las elevadas miras del patriotismo que babîa pro-
vocado aquella iusurrecciôn, y los anheloH de libertad y las
aspiraciones legîtimas de aquellos que lo habîan pecundado.
Luego que ee supieron en la capital los sucesos de Sau
Salvador, el Teniente General José Bustamante y Guerre,
que deaerapenaba la Capitanîa General y ejercîa un cruel
despotismo, confiriô amplios poderes al Coronel de Milicias
José Aycinena, para que ee eneargase de la Intendencia de
la referida provincia y trabajase en eu pacificaciôn, El
Ayuntamiento de Guatemala asociô a esta mision a su Re-
gidor Decano José Maria Peinado, y el Arzobiepo envi6 al
Recoleto !Fray José Mariano Yidaurre y a otros raisioneros
para que fuesen a predicar contra los insurgeutes.
El 3 de diciembre hizo Aycinena su entrada a San Salva-
dor en medio de las aclamaciones del pueblo.
No habiendo apoyado el movimiento revolucionario, co
mo (jjueda expuesto, la mayorîa de las eecciones de la pro
vincia, que mâs bien fueron adversas, no pudo haceree la
proclamaciÔD definitiva de la independencia, 3' los principa-
les promotores tuvieron que sufrir vejaciones de toda clase y
€una larga j estrecba prisiôn* (*)
Delgado, que tenîa las cualidadee de un caudillo, reunîa
ademâs las dotes de un polîtico hâbil y consumado, pudo
libraree de mayores ultrajee y pereecucionee, no obstaute de
eer el alraa de aquella iusurrecciôn; pero fué puesto preso y
reconcentrado a la capital de Guatemala.
cEsta empreea conmoviô todo el pais , y deede Chiapas
haeta Leôn, deede Quezaltenango hasta Costa Rica, todos
ee pueieron en alarma y ee movilizaron las miliciae civiles.
El Capitân General que oîa venir la tormenta revolucioaa-
ria, cre6 y estableciô varias companias con el tîtulo de vo.
luntarioe dietinguidos de Fernando Vil eu Guatemala, cuyo
(*) Salazar.
15
122 FRANCI-CO GAVIDIA
objeto era, eeg'ûn el acuerdo, la conservacioa j defensa de
nuestra sagrada relio^iÔQ, de los derechos de nuestro araado
y querido monarca y el manteDiraiento del ordea y traaqui.
ïidad pûblica de esta capital. > (*)
Aquella primera inteutona eu favor de la libertad de
Centre America no produjo el resultado que se apetecîa; pe-
ro no por eso puede decirse que fuê iofructuosa en el logro
de la independencia de estos pueblos.
Todo lo contrario; no hay nada estêril en lo que se hace
por la conquieta de los derechos bumanos; no bay acto ais-
lado en prô de las libertades pûblicas,
Todos los acontecimientos sociales, que se encarainan a
la realizaciôn de un idéal generoso y bueno, aunque en la a-
pariencia hayan fracasado, son en realidad elementos que
ban venido preparando el triuufo de la causa que se perai-
gue; son los fundamentos en que ba de apoyarse la obra de-
fluitiva a que se dirigen los eefuerzos del bombre; son las
caîdas necesarias para llegar al lugar donde bemos de redi-
mirnos.
ETOPEYAS DE LOS PROCERES
Y DATOS DE SUS BIOGRAFÎAS.- DELGADO
^,f^uâles son las ideas de este sentimiento de entusiasmo
que nos inspira el Padre Dei^ado?
Debido a las reformas que se ban becbo de pocos anos
a esta parte en la Ensenanza Priraaria, los hechos de la vida
del Padre Delgado son referidos en nuestras escuelas prima-
riasy conocidos de una gran parte del pûblico: la parte que
toma en la conjuraciôn de 1811 para proclamar la indepen-
dencia; su reconcentraciôn a Guatemala desde 1811 a 1812;
su elecciôn como miembro de la Diputaciôn Provincial que le
permite asistir a la sesiôn de septiembre de 182L donde se
proclama la independencia; su vuelta a San Salvador des-
pues de diez anos de ausencia, raotivada por la lucha que
pocos dîas despuêrt del 15 de septiembre se entabla entre los
libérales y el lotendente don Pedro Barrière: el Padre Delga-
do, comisionado por la Juntade Gobierno de Centro Améri-
ca, résidente en Guatemala, atiende a los libérales insu-
rrectos, forma la Junta Consultiva que ellos reclaman, y sé-
para al Intendente Espanol, siendo nombrado por la Junta
Jefe de Gobieruo; la actitud que toma luego que la Junta de
(*) Dr. Pedro Molina.
HISIORIA MODEKNA DE EL SALVADOR 123
Gobierno de Centro America résidente en Guatemala resuel-
ve anexar Centro America a Mexico; la g'uerra sostenida
primero contra la Junta de Guatemala y las victorias en los
carapos del Espinal j eu San Salvador; la diplomacia hâbil,
sostenida, inoausable empleada para mantenereste conibate
con el vasto Imperio Mexicano; su presidencia de la Asara-
bleaConstitujente de 1823; eu gestion por los intereses del
Estado en la guerra de la Federaciôn, con lo cual termina
eu verdad su vida polîtica.
Desde que entra la forma norteamericaua lo que entra es
la teorîa y no la prâct.ica.
La forma americana es una idea, y cuando las ideas van
sépara ias de los hechos y de la vida, la idea sacrifica sin pie-
dad a los hombres.
Detengâmonos a estudiar esta Asamblea de 1823. Ella
es la union del propoeito y del hecho.
Conocidos los simples datos de su vida tratamos de ha-
ilar las ideas que esconden los très sentimientoe de admira-
ciôn que inspira el Padre Delgado.
La admiraciôn que inspira cuando emprende la conjura-
ci6n de 1811; la admiracion que inspira cuando sieudo Jefe
del Gobierno de San Salvador, dispone arrojar el guante al
imperio mejicano; y
La admiracion que inspira cuando préside la Asamblea
Constituyente de 1823, que es tanta, como la que inspira es-
ta misma Asamblea, que le debe la vida.
1811 no es otra cosa que la at<piraci6n a la vida, a la in-
dependencia: en este sentido el Padre Delgado comparte la
misma gloria que circunda los nombres de Arce, de Barruu-
dia, de todos los Prôeeres; esos méritos particulares nos in-
teresan, va no como latino-americanos, sino como centro-
americanos, y mâs especialmente, comosalvadorenos, y aun
raâs como sansalvadorenos.
Porque en este punto la vida de José Matîas Delgado es la
vida de San Salvador, el hombre j la ciudad llegan a ser nna
eola cosa, la gloria del uno es la gloria de la otra. Ved,
pues, aquî como, no bastabaserindependiente después del 15
de Septierabre de 1821; habîa que sabercômoîbamos aser
independiente."; porque Mexico querîa un imperio cou Fer-
nando VII o con un prîncipe de su casa como emperador;
porque Tegucigalpa y su gran Alcalde Mayor, don Narciso
Mallol, el maestro de Morazân, después de haber defendido
el poder municipal contra la absolutiste Comayaguay el In-
tendente Tinoco. se babîa adherido al parecer de la Junta
imperialista de Guatemela; y era siendo la ûnicafuerza com-
batiente y activa, era Tegucigalpa, por tal becho, imperialis-
124 FRANCISCO GAVIDIA
ta; porque Guatemala eraimperialista; porqueaeîcoœo Gua-
temala y Coraaja^ua, Quezaitenangfoeraimperialista; Le6n
de Nicarag-ua era imperialista; Cartago, como las otras ca-
pitales de Provincia, eran imperialistas; y llamadoB todos
loa pueblos de Centro America a cabildos abiertos, por la
Junta de Gobierno que quedô rigieudo a Centro-América el
15 de septietnbre, casi todos en grau raayorîa, contestaron,
declarândose impGrialistaa, Grandîsirao mal, pero aunes
mas grande si se tiene en cuenta que alproclamar el imperio
por este hecho quedaba borrada el acta de 15 de yeptiembre
y que con el imperio desaparecîa también la independencia.
En este raomento, hubo un hombre y hubo un pueblo
queante el vasto imperio de Mexico, ante la Junta de Guate-
mala, y ante todos los puebîos de Centro-América que ha-
bîan votado en cabildos abiertos por cl imperio, prouuncia-
ron esas dos palabras que e^itân escritas sobre el blason de
ese busto: Independencia y RejAiblica.
Hé aquî, pues, frente a freute dos principios de los cua-
les el uuo es eî porvenir y el otro es el deapotismo.
Iturbide en Mexico, el Capitân General Gaînza en Cen-
tro America sostienen el imperio; José Matîas Delgado y
San Salvador sostienen la forma republicana de gobierno y
la idea de que Centro America debe ser una uaciôa indepeu-
diente: tal es el drama de 1822.
Todos conocéis esa pagina de la Historia; las victorias
de la Junta de San Salvador presidida por Delgado, en el
Espinal y en San Salvador, sobie los imperialistas, loa com-
bates de los alrededores de San Salvador.... esos dos anos de
22 y 23 y (.venciô la fuerza? — Sî, venciô la fuerza? No,
venci6 el derecho, venciô la idea, venciô el progreso, venciô
la libertad, venciô la independencia, venciô la repûblica. El
desfiie del ejército de Filîsola era algo que los pueblos
veîan pasar como portador del enigma deldestino de Centro
America; y los correos, que atravezaban el inmenso terri-
torio de Centro Araérioa y Mexico: la contestaciôn del em-
perador «trâtelos usted como rebelde8>: el folleto de Valle
publicado en Mexico y que respondîa a los disparos con los
que durante diez y seis raeses conte^taba San Salvador a los
imperiali8ta.«5, todo esto, era transformar, era iluminar la
conciencia publics de Centro America, y la conciencia publi-
ca de Mexico; y cuando al ûltirao diaparo de San Salvador
contestô e! pronunciamiento de Casa Mata, que derribô el
imperio de Iturbide, la filosofîa de la Historia pudo escribir
estas palabras: a José Mafias Deloado y a El Salva-
dor se dehe la forma republicana de Gobierno de Centro
America, y Mexico.
HISïORIA MODERNA DE EL SALVADOR 125
II
De modo que asî como en la primera parte de la vida
del Padre Del^ado, veraos el triunfo de la idea; asî vemos el
triunfo de la observaciôn de los hechos y la experiencia
cnando su idea se realiza.
La idea opuesta a Filîsola por el Padre Del^ado, fué
«iempre que se convocara a los puebios a elecciones de Dipu-
tados, que formasen una Asnmblea Constituventf y resol-
viesen sobre los destinos de Centro-América. El poder mo-
ral de) Padre Delgado era tan grande que el orgulloso gêne-
rai Filîsola, el imperiuiisca, eaî Jo el imperio, realizô al pie
de la letra el programa polîtico de Delgado: el gênerai Filî-
sola convoeô a elecciones para la Asamblpa Constituyente.
El gobierno de esta Asamblea presidido por Delgado,
hélo aquî: déclara que las provincias unidas del Centro de
America son naciôn libre e independiente: por este liecho el
nombre de Reino de Guatemala pasa a la Historia, se conee *
den altos derechos a las provincias, que de provincias paaa°
a estadoe, como el antiguo reino pasa de reino a federaciônî
las palabras: reino de Guatemala, expresan una colonia de
Espaîîa, un reino tributario, un diamante de la Ccrona Im-
périal de la Casa de Austria: Delgado que firma a la cabeza
de la Comisiôn dictaminadora sobre la declaraciôn de inde-
pendencia, emplea por la primera vez la expresiôn de Centro
dfi America, por la en al se le hace parte al gran Istmo de la
gran familia latinoamericana y el diamante de aquella co-
rona impérial pasa, aseiende a ser una estrella de la conste-
laciôn de repûblicas americanas, que el âugel de la Libertad
ha bajado del cielo de la idea para sembrarla en este hemis-
ferio, que la Providencia nos ha dado como heredad sobre
el planeta. Centro de America! no, no es su nombre solo geo-
grâfico: por el genio Maya de sus primeras razas, las que es-
cribieroii la leyeuda de la uaturaleza eu los monumentos de
Palenque y de Copr4n, las que inspiraron el genio de fray
Bartolomô de las Casas, por su porvenir trazado por la ma-
no de Dios en las lineas de su comunicaciôn interoceânica,
que bizo predecir a Ampère la apariciôn en nuestro suelo de
una Bizaucio en que se unau todas las razas del globo, como
se nnieron en la del imperio griego las razas asiâticas, grie-
^as y europeas del antiguo mundo, por todo esto la nueva
naciôn debîa aerel Centro de America: ya que vosotros no
tais que en efecto, la configuraciôn geogrâfica del Gran Ist-
mo etj el dibujo de un corazon.
Para que nada faltara a la palabra, el genio galicista y
angiicauista de Barrundia diôle la contracciôn a la ingleea,
126 FRANCISCO GAVIDIA
de donile ha salido la expresiôn conceptaosa y elîptica de
Centra America.
Esta ARarablea para gobernar a las desgraoadas provin-
cias que aeaban de surguir de la hoguera de la guerra civil
de los iQiperialistas y los republicaaoa, de los independientes
y los anexionistaH, lo que raeuos piensa eu esos raomentos es
proclaraar un Diciador, divide las funciones del Soberano
como Poder Legisiativo, Ejecutivo y Judieial, pero no cède
toda la Soberanîa a ninguuo de estos Poderes: en efecto, los
primeros gobernaiiteR de Centro Araêrica, el prinaergabinete
de su gobierno, es un gabinete formado de cuatro personas,
très Delegados de la Asarablea y un Seeretario General, y
para estos cargos fueron de^iguados por Totaciôn de la
Asamblea don Pedro Molina, don Juan Vicente Villacorta y
don Antonio Rivera Cabeza, siendo Seeretario del Gabinete
el ciudadano José Veîasco.
Alguna oposiciôn, alguna reaccion debîa haber contra
esto y en verdad, poco tiempo después, un naal jefe railitar
creyô que no debîon céder las armas a la toga, y el sargento
raayor Ariza, sublpva un cuerpo de ejército. Pero como ee
trata de una Asamblea que de vera-i représenta a Centro
America, los Diputados, el pueblo, el resto del Ejército de-
fienden el poder de esta Asamblea que représenta en ver-
dad al Soberano, que es la Naciôn. ^Quién debîa responder
de ura sublevaciôn militar sino las personas a quienes la
Asamblea habîa encomendado el Poder Ejecutivo? He allf
bien caracterizado el caso de una crisis de gabinete.
Pero, en una Asamblea Nacional, real y efectiva, los
asuntos 86 manejan conforme a una ley que es la formula
universal del derecho: en la tramitaciôn de nn asunto debe
haber interesado y aquî lo era el gabinete: debe haber de-
fensor, y aquî lo era la fracciôn libéral, que estaba compues-
ta de los independientes y republicanos, partido lleno deglo-
ria que acababa de salvar a Centro America y de cuyas filas
habîan salido las personas del Poder Ejecutivo o sea el mie-
rao gabinete: pero también, tambiéndebe haber un contrario
que contrôla por su vigilancia y su voz y voto de que se ha
armado el derecho que la ley le coufiere,"el exceso de poder
de los partidos vencedores, y esta antîtesis era enel seno de
la Asamblea presidida por Delgaio, el partido conservador,
anti-independiente, monârquico, imperialista, anexionista,
que después de très anos de guerra civil, vencido por la obra
del Padre Delgado, aparecîa en minorîa em el seno de esta
Constituyente.
Notad bien como ee hacen valer todos los derechos en el
eeno de la Libertad! Eete partido conservador fue el fiscal,
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 127
•en la forma precisamente parlamentaria, pidiendo para el
gabinete que no eupo preveer y evitar la sublevaciôn del
8arg:ento mayor Ariza el voto de ceDSura y los efectos del
voto de ceusura.
En efecto, el gabinete, el Ejecutiv^o puso su renuncia y la
Asamblea nombrô en Ingar de Molina, Rivera y Yillacorta,
a Arce, a Valle y a un Abogado en aquella época notable,
don Tomâs H'ôrân. El Secretario General fue don Manuel
Juliân Ibarra.
Para terminai* sobre las relaeiones de la Asamblea del
23 cou el gabinete, ootemos que cuantas crisis se presenta-
ron tocante al personal del Ejecutivo fueron solucionadas
€on la seguridad, acierto y facilidad que puede acostumbrar
a hacerlo una representaciôn nacional avezada al ejercicio
de esos derechos, el parlamento inglés o las Asambleas de
Suiza. En espGra de Arce, que estaba en los Estados Unidoe,
y de Valle, que estaba en Mexico, la Asamblea nombrô De-
legados a don Santiago Milla y a don José P^'rancisco Ba-
rrundia. Por renuncia de Barrundia nombrô en su lugar
a Villucorta. Todavîa en raarzo de 1824, se operô otra com-
posiciôn del Gabinete y la Asamblea nombrô a don José Ce-
cilio del Valle, don Manuel José Arce y don Tomâs H'Orân.
Parece que tal cambio de personal impnmiera poca uni-
dad en el manejo de los asuutos de una naciôn, pero la Asam-
blea del 23 demuestra lo contrario, pues no solo es muy sabi-
do que legislô con alta sabidurîa, sino que ademâs no hay
ejemplos de una adrainistraciôn tan laboriosa y que gober-
nase con igual acierto.
OrganizaciÔD de las provincias, empréstito sabiamente
contratado, la pacificaciôn, y el proyecto de la apertura del
Canal de Nicaragua, la convocatoria a un Congreso Conti-
nental en; Panama, la libertad de los esclavos, todos los
actos de este Oobierno han llamado sobre si la admiraciôu
de la posteridad.
El cnadro queofrece Centro-Amêrica en loscasi dos anos
en que la gobierna la Asamblea de 1823, presidida un tiem-
po y sifmpre inspirada por el Padre Delgado, de quien en
verdad era obra, pinta, define, nos ensena, en una palabra,
cômo puede ser un gobierno que no sea servil imitaciôn del
gobierno de pueblos de educociôn e îndole diverse: el gobier-
no de la Asamblea de 1823 nos muestra un gobierno origi-
nal de los centioamericanos para los centroamericanos.
Los hAbitos de obediencia y de sujecciôu, de respetos y
asentimit^ntos dognulticos prevalecieron, sin embargo, y se
imitô la Constituciôn de los americanos del Norte. Los re-
eultados no se hicieron esperar; mas, en un momenlo de apo-
128 FRANCISCO GAVIDIA
teosie como el présente no quiero traeros a la memoria ef
cuadro de la g:uerra civil de 1826 a 1 830, que siguiô al falsea-
raiento de nuestras 16gicae, naturalee instituciones, ya expe-
rimeutadae en aquella ABamblea ^obernante en 1823, y baa-
tarâ connignar que el Padre Del^ado como enpo définir lo&
derechos del gobieruo fédéral eu 1823, eupo defender en me-
dio de la guerra civil los derechos del Estado, de su Estado,
de El Salvador, sieudo un grau salvadoreîïo el que fué a la
vez un gran centroamericano, (Discurso de inavguraeiôn
del busto del prôcer Delgado, El Autor. )
LOS PADRES AGUILARES
Nos proponemos ahora bosquejar a la ligera a très
apôstoles del Evangelio, nacidos en esta tierra cuando
nuestra madré Espana, pletôrica de grandeza, hacîa tre-
molar su siempre victorioso estandarte sobre lascumbres de
los Andes. Estos très patricios, hermano» por la eangre y
el amor al terruno por ciija grandeza suspiraban, se Jlaina"
ron Nicolas, Viceute y Manuel Aguilar; fueron hijos de un
gallardo Capitân de Infanterfa, y priraos herraanos de aquel
glorioso Don José Matîas Delgado. Ese Capitân, que legô a
eu patria très glorias verdaderas en las personas de sus
hijos, se llam6 Don Manuel de Aguilar y Leôn; y eu virtuosa
esposa Dona Isabel de Bastamante y Naba, era una dama
distinguidaen quien competîan las virtudes con lagentiieza.
Don Nicolas, el primogénito de ese matrimonio, naeio eu
el pueblo de Tonacatepeque el 16 de Diciembre de 1742;
Don Yi^ente, vino a la vida en esta capital el 5 de abril de
1746; y Don Manuel, el 26 de junio de 1750.
Los très hermanos se sintieron atraîdos a là carrera
eclesiâstica, a la que sin duda alguna los inclinaban las bon.
dades maternas y el misticismo propio de la époea.
Los très fueron alumnos que sobresalieron en el reuom-
brado colegio de San Francisco de Borja. Don Nicolas iu-
gresô a él el ano de 1755; y Don Vicente y Don Manuel has-
ta el 11 de Febrero de 1775, en que aquel sabio instituto se
estableciô debidamente, después de la ruiua que azotô la
antigua Capital del Reiuo.
Don Nicolas se graduô de Bachiller con eî mayor lad-
miento; reeibiendo las ôrdenes mayores hast'^'. el Presbite-
rado, en el pueblo de Olocuilta, el 16 de abi il de 1707 en
que se halloba de visita el Obispo titular de Adramite y
auxiliar del Arzobispado de Guatemala, Don Miguel de Di-
lieea y Velasco.
Don Vicente faé un estudiante tan aventajado que me-
mSTOfcIA MJDERNA DE EL SALVADOR 129
reci(5 repetidas veces la dietinciôn de suplir en las cAtedra«
a varios profesores; j don Manuel, tanto por su carâcter
como por las dotes de su iuteligencia, mereciô particular
aprecio del Rector don José Gereda, quien, segûn documen-
toe que hemos tenido a la yista, tenîa un alto concepto de su
aventajado alumno que en fuerza de merecimientos de todo
género, llegô a ser Rector de aquel establecimiento; cargo
que todavîa desempefiaba en 1807.
Don Nicolas logro en un concurso, poco tierapo después
de su ordenaciôn, el cargo de cura de esta capital, en donde
administrô durante el curso de eu larga existencia; habiendo
tenido a su lado, durante algunos anos, en calidad de coad-
jutor, a su herraano don Manuel, quien también sirviô en el
curato de Zacatecoluca.
Don Vicente administra 22 anos en los curatos de Su-
chitoto, Tonacatepeque, Perulapân, Cojutepeque, Zacate-
coluca y en esta capital; y todos ellos tuvieron la satisfac-
ciôn de ver traducido en elocuentes pruebas, que la historia
conserva, el carino que supieron captarse en este pueblo,
que amante siempre de la libertad, encontraba a esos très
esforzados sacerdotes dispuestos a alzar su autorizada voz
de protesta an te los dearaanes de la autoridad opresora.
Cuando el movimiento del 5 de novierabre de 1811,
aquellos très hermanos formaron en las filas de la révolu—
ciôn, y firmes siempre, trabajando por la libertad de Centro
America, no descanseron jamâs en tan grandiosa empresa.
En esa época don Nicolas, no obstante tener 69 anos,
no se diô punto de reposo por lograr la realizaciôn de tan
hermoso idéal que perseguîa; y su hermano don Vicente,
aquel sacerdote humilde, pero de aima esencialmente cusca-
tleca, no se abatiô jamâs, ni ante el espectro aterrador de
las tinieblas que atajaban la luz de sus pupilas; y asî, aquel
valiente adalid, estando casi ciego, concurrîa a las juntas
revolucionarias donde se trataba de la redenciôn de la
patria. (Lo.s Padres AguUares. Arce y Rubio.)
FAMILIA Y EDCCACIO.N DEL PRÔCER DON MANUEL
JOSÉ ARCE, SEGUN D. PEDRO ARCE RUBIO
El estilo del malogrado Arce Rubio tiene elatrac-
tivo de conservar el eco de las oarraciones de familia,
16
130 FRANCISCO GAVIDIA
pues era desceodientede los prôceres a quienes enlaza--
ban los vfnculos de varias familias.
... El 1*? de enero de 1787, vino a la vida Manuel José Arce,
el primer hijo del matrimonio del Alealde don Bernardo y su
joven espoea dona Domiga Antonia Fagoaga.
Don Bernardo habîa nacido en esta Capital el 20 de a-
gosto de 1754 y su virtuosa esposa también sansalvadore-
îia vino a la vida el 12 de mayo de 1762. Era, pues, aquel
nino, vigoroeo fruto del amor de la joven pareja, El Aleal-
de, su padre, era un hombre de 32 afios y su consorte frisa-
ba apeuas en los 25 cuando lo diô a luz, traîa en su organis-
mo la savia de dos robles que se alzaban con todo el vigor
de los juvéniles anos, fué concebido en la êpoca florida en
que la mente suena con grandezas, cuando aun no ha llega-
do al corazôn el soplo helado de los desenganos. Erapor
lo tanto una risuena esperanza para aquel hogar raodelo,
formado al calor del mâs acendrado carino en abril de 1782,
pero ademâs de una halagadora proraesa para sus padres,
veoîa ya predestinado a fîgurar lucidamente en el grupo le-
gendario de abnegados patriotas que inflamarou sus pechos
en la hoguera del patriotismo; y despreciando la tranquili-
dad de la vida regalona de los ânchados hijodalgos, se enro-
laron en la cruzada épica de conquistar el derecho de hacer
libre y soberano al suelo sagrado en que dormîan sus proge-
nitores.
El matrimonio Arce-Fagoaga disfrutaba de desahoga-
da posiciôn social; y aunque don Bernardo hered(5 los hono-
res y distinciones de su padre el capitân don José, marchô
siempre de acuerdo con su primo don Jesé Matîas Delgado,
en los trabajos por lograr la emancipaciôn Metropoli; pero
por escrûpulos de honor, no quiso que su nombre que habîa
figurado entre la nômina de autoridades Reaies, apareciera
entre los que levantaban ante el mundo el estandarte de la
rebeliôn; mas si êl se abstenîa de la lucha porque juzgaba
indecoroso que su mano que habîa empunado la vara de
Alealde por S. M. oprimiera los garfios de la espada del re-
belde, puso en cambio en la lid a lo mâs caro que tenîa; a
qoien habîa nutrido con su hidalgo procéder; a su hijo en fin
que heredero hasta de sus escrûpulos, esclamô mâs tarde:
*'Ed el tienipo del GobJerno espanoljamâs tuve empleo de
sueldo, y entré a la Re voluciôn sin otras ideas y sin mâs de-
seos que los de la UbertadJ''
Esa era la estirpe de donde procedîa aquel nino, que el
tiempo y el patriotismo de su paire, colocarîan en las filas
de larevoluciÔD hbertadora. Pero veamos antes los deta-
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 131
lies de la vida de ese salvadoreno, tan llevado y tan traîdo
entre las marejadas de las encontradas pasiones.
Muy nino aûn, en el ano de 1801, ing;resô e! joven Arce
al renombrado Colegio de San Borja obteuiendo una beca
por solicitud del Prenbitero don Lâzaro Joeé de Silva. Al-
gunas dificultades se preeentaron para el ingreso de Arce en
aquel centro de ensefianza, pero el Rector don Manuel Anto-
nio Bausas, inforraô al seîîor Arzobispo de las dotes del jo-
ven aspirante; y aprovechando la fuga del bequista don Mi-
guel Cârcamo, se concediô a Arce la plaza vacante. Pronto
se distinguiô entre los mâs aventajados alumnos, y gradua-
do de Bachiller, diô principio a sus estudios de medicina, por
los que demoetraba particular vocaci6n. Pero su padre don
Beruardo, que por aqueljentonces venîa sufriendoserios que-
brantos de salud, dispuso que suspeudiera sus estudios y
Ivolvieraasu lado a ayudarle en sus trabajos agrfcolas eu
(.as haciendas de San Diego y San Lucas, cercauas a Su-
hitoto.
Ya en esta Provincia donde ferraentaban los ansiadoe
idéales de libertad y gozando de iliraitados prestigios entre
los hijos del pueblo, entré en union desu ilustre tfo el Dr.
don José Matîas Delgado, de sus cunado y primos don Do-
mingo Lara y don Juan Aranzamendi y los très hermanos
Aguilares, deudos inmediatos suyos, queanimadosporigua-
les anhelos de libertad, saltaron al paleoque en el histôrico 5
de Novierabre de 1811.
El joven conjurado contaba 24 aîâos cuando aquel atre-
vido movimiento; estaba en esa edad en quetoJosevea
travès de un prisma color de rosa, en la época florida en que
la vida tiene encantos indecibles; en que el coraz6n palpita
por lo bello, por lo grande. A Arce se le abrîael porvenir ra-
dioso; no necesitaba para que brillara su nombre, delà lum-
bre y del estrépito de los canones; y por el contrario, su ga-
llarda figura, colocada en aquel desfiladero peligroso, atraîa
sobre sî la furia de los huracanes; los horrores de todaa las
tempestades. Mas en aquella aima abierta a los grandes
idéales y cerrada impenetrablemente al convencionalisrao
rastrero, no podîa sonar mâs cuerda que la quehacîa vibrar
eu corazôn bien puesto.
Los bermosos Buenos de libertad se disiparon, cuando
se despertô la defecciôn é hizo resonar su ronca voz de
protesta, mostrando cîvicaraente su airado porte, ante los
pocos firmes que no esquivaron el pecho a los dardos delfra-
caso. Y crujieron los cerrojos de las prisiones; y el empellôn
Boezy cobarde de la fuerza bruta, arrojô a los patriotas â
pocilgaB inmundas; de allî el joven Arce, caîdo entre las ga-
132 FRANCISCO GAVIDIA
rras del Léon, se levanta altivo, no trepi(3a an te las araeca-
zas; j cuando la vileza desciende hasta el halaf^o y le brinda
la libertad a trueque de una delaciôn, ruje en él la tempestad
de lae indignaciones; y rechaza airadamente aquella infaraia
que subleva toda la nobleza de su aima. jEl que ansiaba la
libertad para su patria. pierde la suja propia! El deapotis-
mo sstrecba sus rigores, tiemblan les demâs conjurados te-
miendo una flaqueza de aquella aima en tortura, pero si du-
ros sou los hierros que maceran las carnes del patriota, aun
mâs dura es la ûrmeza de su ânimo entero, que no se abate
lii un instante.
Sus adietos ballan raedio de entenderse con el priaionero;
y aquella inhuraana raazmorra se convierte en el centro de
la conspiraeiôn. {Biografia de Don Manuel José Arce. Arce
y Rubio. )
FAMILIA Y EDUCACIÔN DEL PRÔCER DELGADO
SEGÛN V'ALLADARES
Las familias de los Delgados, los Arces, los Laras, los
Aguiiares, los Aranzameudis y los Fagoaojas, poseedoras
eran de bienes cuantiosos en tierras y comereios durante la
Colonia. Bienquistas por sus apacibies costumbres y senti-
mientos benêficos; rodeadas de los respetos que les ministra-
ban, va la descendencia de ofidales^reales, deîalealdes mayo-
res o de sujetos de distiuciôn venidos de Espana, ya sus
vînculos de pareutesco con familias pudientes o sus relacio-
nes con personajes de la Corte: con todos los prestigios
de los puestos de honor que las leyes de Indias permitîan
a los criollos y con todas las comodidades de su posiciÔQ
pecufiiaria, macho arriesgaban y nada ganarfan en su Per-
sonal utilidad al rebelarse contra el fuerte poderîo espanol;
de suerte que t<ue labores y deseos preseutan los rasgos
de la major abnegacii5n, y hacen aparecer sus nombres
con la fûlgida auréola del verdadero y mâs desinteresado
patriotismo.
Sus antécédentes deranestran su alteza de miras; su ac-
titud el amor a la libertad. No ibau en camiuo de medros
personales; marchaban en pos del idéal sonado de la patria.
Sus relaciones de parenteeco y el carâcter sacerdotal de
muchos de ellos revelan la lealtad que se guar-larian y la
rectitud de su3 propôsitos: no formarîan concilia bulo por
intereses raesquinos; laborarîan por honrosas y altas em-
presas.
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 133
Las dos figuras mâs saliontes de entre el e:rupo de prôce-
Tes del ano de 1811 son el doctor don José Matîas Delgado
j don Manuel José Arce. Este représenta la audacia de la
aceion, la fogosa inquietud juvenil y el brazo fuerte dd mo-
vimiento libertador: aquél la serena vision de los resultados,
la experiencia madura del câlculo y la sabidurîa del con-
sejo; y si en ambos aparece la concepciôu del plan y el anhelo
acorde por la iudependencia, en cambio del tesôn persévéran-
te de que Arce diô prueba continua, Delgado Hport6 la
cooperaciôn mas decisiva en esta suerte de empret»as: la po-
pularidad
(.De dônde proceiîa el aplauso y unanime aceptaciôn con
que contaba? De sus altos merecimientos, prendas perso-
nales y elevada posiciôn.
El 24 de febrero de 1767 viuo al raundo en la ciudad de
San Salvador el hijo del caballero Pedro Delgado. oriundo
de Panama, y de la distiuguida eenora dona Maria Ana de
Leôn natural de aquella ciudad del antiguo Reino de Guate-
mala. Recibiô la primera instrucciôn en el hogar paterno en
donde contemplo ejemplos de austeridad y recato; y cuando
su despierta inteligencia requerfa campo mâsdilatado que el
de las escuelas provincianas pasô a la capital del Reino y
obtuvo pronta admisiôn en el Colegio Seminario con beca
fundada por el gran Arzobispo don Cayetano Francosy
Monroy, apovo de la juventud y âurea columna de le Iglesia
de Guatemala.
Seguidos con notable provecho los estudios filosôficos
y de hnmanidades, cinô a su frente el primer lauro académico
en edad temprana optando al grado en Filosoffa con toda
lucidez; y proHijajuiendo ampiios estudios de derecho, alcanzô
la borîa doctoral in utroquejuris y puesto promineute en el
claustro univprsitario, eu donde a pesar de sus pocos anos,
deserapenô la Câtedra de Teologîa Moral. Pudo lucir en la
sociedad y el foro, merced a su claro talento, porte distin-
guido y conocimientos profundos; pero una vocaciôn firme
como todos sus actos y arraigada como todas sus conviccio-
nés, le hizo abrnzar con vîvido ardorla carrera eclesiâstica.
No fué su sacerdocio el rutinario y usual en las familias
coloniales quesiempre trataban de contar en su seno algûn
miembro de cogulla; siuo el apostolado nacido de las mâs
ardientes aspiraciones del aima, radicado en lo hondo del
corazôn probado y aquilatado en la adolescencia y contem-
plado como punto terminal de la vida terrena.
Su ministerio fué digno de la alta misiôu espiritual a que
se dedicô estrictamente ceiiido a los solemnes votos expresa-
dos al pie del altar. Eu Guatemala figurô entre lo selecto
134 GAVIDIA FRANCISCO
del clero y en San Salvador, carato que obtuvo por oposi-
cîÔD. alcanzô lineamientos ycontornos de verdadero patriar
ca. va en la parroqnia de su ciudad nativa, va en el carfço de
Vicario provincial. Constante modelo de virtudes sacerdo-
tales faé su vida v e-pejo nunca empanado de pureza. Este
es rasgo distintivo del eminente prôcer americano.
Su virtuosa m lire, dechaio de honestidad, sentîase
anonadada ante el iwov divino que coacediô a su hijo dilec—
to un aima diâfana y pura como el cristal; el Rector del Se-
minario don Bueuaventura de Roiasalababi calurosamente
la conducta priva la del escolar; los Arzobispos Francos y
Monroy y Villezas la apreeiaron y honraron por sus virtudes;
los historiadores patrios reconocen su conducta moral a
toda prueba (1); las autoridaies admiraron los hâbitosirre-
prensibles de este hombre sin^ular (2). y en las Cortes espa-
iîolas reson6 su nombre como el delec'esiâstico adornado de
mâs sôlidas virtudes. (8)
Desprendido de bienes terrenaîes, prôdio^o de los suyos
propios en favor de los pobres; amable con los humildes y
digno con los poderosos: benéfico en gradosumo y servicial
en todos sentidos: dedicado con fervor a sus mini/terios pa-
rroquiales. bondadoso eu su trato, elocuentey vivo en la
palabra arrebatadora; simpâtico en la fisfura, de porte ele.
gante y tîsonomîa dulce.— Delgado fuê fâcilment-^ el îdolo de
su pueblo y obtuvo lamas incontestable popularidad. Asî
fué como. al estallar la revoluciôn inmortal del 5 de noviem-
bre de 1811. las muchedumbres le siguieron sin vacilaciôu r
todos abrazaron. como buena, la causa patrociuada y mo-
vida por tan eminente personaje.
Haliâbaserodeado el prôcer de sus primos hermanos lus-
tres Atruilares, don Nicolas, don Manuel y don Vicente,
y don Bernardo de Arce y Leôu; de sus hermanos don
Miguel y don Juan, de sus sobrinos don Manuel José de Ar-
ce, don Mariano y don Domingo Antonio de Lara y don
Juan Arrnzaraendi, y de amigos como don Juan Manuel Ro-
drîguez. Pablo Castillo y Carlos Faiardo: tenîa conexiones-
con los demâs curas de las provincias y las personas de ea-
posiciôn en ias poblaciones de mayor importanda, y conta-
ba con sus prestigios y popularidad. y sobre todo con la ra-
z6n y la justicia que abonaban la alta empresa.
Las principales poblaciones del Reino fueron invitadas^
para secundar la Revoluciôn; pero sin aguardar a q-i^ la»
(1) Manuel Montûfar. "Memorias de Jalapa;" Marure pagf. 12^^
Tomo I; Lorenzo Montdfar, "Resena Hist6rica;" pag-. 16 Toao II.
(2) Peinado; Comunicaciôn a las Cortes.
(3) LarrazlbaJ: Sesi6nde 20 de Marzo de 1813.
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 1 35
-extensaB ramificaciones se coDeolidaran y tuvieran or^ani-
zaciôn formai, los patriotes lanzaron el grito de insurrecciôn,
asaltaron la Sala de Armap, apoderâronse incontinenti de
très mil fusiles, llegadoe poco antes a los depôsitos, ocnpa-
î-on los fondos de las eajas realep; depusieron al Intendente
■de la proviiicia dou Antonio Gutiérrez de Ulloa y cambiaron
a la raayor parte de los empleados espanoles. El entusiasmo
era inmeneo, grande la actividad y firme el tesôn de los sal-
vadorenos: la voz de libertad ree^onô eu Zacatecoluea bajo
la hâbil direcciôn y acendrado patriotismo del Cura don
Mariano de Lara y Aguilar, y encontr(5 eco dp simpatîa en
Metapân, Usulutân y Chalatenango, que se alzaron contra
las autoridades, secundando el eacudimiento de San Salva-
dor. Pero los ricos partidoe de San Miguel, Santa Ana y San
Vicente, no eôlo se adhirieron a la revoluciôn, sino que se
pusieron en armas para corabatirla y verificaron actos os-
tensibles de suinisiôn a Espana y de obedieneia al capitân
o^eneral. (1)
Este, el tremendo Brigadier Bustamante, al tener noti.
cias de la conmocion popular, qniso ahogarla en eangre; pe-
ro la intervenciôn del Ayuntamiento de Guatemala impidiô
actos de crueldad y enderezô la paeificaciôn por caminos de
templada energfa y prudencia. El Coronel Dr. don José de
Aycinena, llegô a San Salvador el 3 de diciembre, investido
-de pleuos poderes del Capitân gênerai cou el carâcter de In-
tendente y Jefe militar de la provincia. El Dr. don José
Maria Peinado le acompanô por comisiôn del Ayuntamiento
de Guatemala, y Fr. Mariano Vidaurre y varios misioneros
llegaron a predicar contra la revoluciôn, enviados por el Ar-
zobispo don Fr. Ramôn Casaus, cuyo îervor espaûolista era
notorio desde en Mexico. /"El Doctor José .^atias Delgado y
su tiempo. TallacJaresJ
FAMILIA Y EDUCACION DE LARA
Don Domingo Antonio de Lara, progenitor de nuestro
biografiado y nacido en 17-10, pas6 a educarse a Guatemala
en el Colegio de San Borja, centro de ensefïanza el mâs lu-
minoso de la época colonial; cursô matemâticas y filosofîa
con los maestros mâs distiuguidos de la Companîa de Jésus
y apreudiô la Leugua del Lacio con el egregio Padre Landî-
(1) Gacota de Guatemala. Nos. 251 a 255.
136 FRANCISCO GAVIDIA
var, el mâs grande poeta de la moderna latiuidad. Su her-
inano D. Manuel José, uueve anos menor y educado tambiéo
en la capital del Reino, estudiô teologîa y abrazô la carrera
ecleaiâetica, llegando a ser cura por el Real patronato del
partido de Olocuilta y Notario del Santo Ofido. Don Do-
mingo regresô a eu provincia, en donde tuvo cargos de
bonor, como regidor del Ayuntamiento y Alfêrez real, y iuê
alcalde en loe anos de 1781 y 86. CasôenSan Salvador con
la Senora Dona Ana de Aguilar, hermana de los Padres don
Nicolas, don Manuel y don Vicente, optîraates de la Inde-
pendencia, y tuvo en eu matrimonio, entre otrosbijos, a don
Domingo Antonio y a don Mariano. Estos fueron a Gua-
temala acompanados de su tîo paterno el Padre Don Ma-
nuel José, y comenzaron los cursos de filosofîa y letras: D,
Mariano terminô sus estudios teolôgicos y alcauzô el pres-
biteriado, volviô a su provincia y obtuvo el curato de Santa
Lucîa Zacatecoluca, en donde le tomô el movimiento revo-
lucionario del ano de 1811, en el cual, asî como en el de
1814, se hallaba comprometido seriameute.
Don Domingo Antonio de Lara y Aguilar, venido al
mundo en 30 de agosto de 1783, en la ciudad de San Salva-
dor, comeneô en 1798 sus estudios de filosoffa en la Univer-
sidad de Guatemala: mostrô apasionada inclinaciôu por el
aprendizaje de humauidades y sobresaiio de manera notable
en las mate.Tiâticas, al punto de reputârsele profundo en
ellas y merecer elogios expresivos de parte de su maestro el
sabio Deân Garcîa Redondo y del Rector don Manuel Anto-
nio Bouzas. Atenciones de familia le obligaron a trasladar-
se a San Salvador y a dejar inopinadameute las aulae: tras-
tornâronse los estudios comenzados con tanta brillantez; la
carrera que prometîa coronar con éxito lucido quedô iucon-
clusa; la atenciôn a sus obrajes de anil, los trabajos del cam-
po y los négocies, sucedieron al afân del universitario. Pero
en medio de los quehaceres agrîcolas, y de las faenas diarias
de la vida, tuvo tiempo sobrado para eeguir cultivando su
inteligencia en el estudio y para espaciar su aima y avivar
eu imaginaciôn luminosa en las eteruas fuentes con que la
inexhausta bellexa alegra al mundo: la poe^iîa y el amor.
Lara fué cultivador îeliz del arte y eentidor profundo
de la hermoea armonîa que préside en el univereo: concibiô
la idea como un filôeofo; eintiô la emociôn con la teruura de
un enamorado y expresô sus anhelos y dolores con la dulzu
ra del mâs exquisito versificador. Fueron eiempre eelebra-
das la facilidad de su improvisaciôn, la fluidez de sus rimas
y la correcciôn de su estilo; y si por lo regular pulsô la cuer-
da melîflua del sentimiento amoroso y de la plâcida contem*
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 137
placiôn de la naturaleza, en alguna ocaeiôn enardeci6 tam—
bien los eepîritue con las voces inquiétantes de la musa he
roiea.
Lara amô y fuê amado, y eus versos diren su pasiôn y
cantan su ternura: la cuerda erôtica sonô al compas de los
afectos de eu aima y expresô los anhélitos amorosos de un
joven corazôn que palpita con el fuego ardiente que cual so-
plo divino enciende el orbe. Fijadas para eiempre las ten-
dencias de su afecto, contrajo enlace el 4 de mayo de 1811
con BU prima dona Manuela Autonia de Arce y Fagoaga,
hermana del egregio patricio donManuel Jonè. (El Prôcer
Don Domingo Antonio de Lara. Dr. Fenees Redish.)
*
ENSAYO DE AVIACIÔN
También en sus dîas probô que el mal suceso le aca-
rreaba crîticas acerbas basta el sarcasmo: si boy viviera, su
nombre eetarîa a la par de los de Beauraont y Védrines.
Sin contar con loa elementos que en un siglo de maravilloso
adelanto ofrece boy la mecânica. Lara eusay^ mâs de cien
anos ha la conquista del aire. Convencido de la posibilidad
de surcar el viento, el aprovecbado materaâtico — joven y
animoso— construyô un aparato que expérimenté varias ve-
ces. Fué la primera en San Jacinto; pero la falta de emi-
nencia que se alzara verticalraente y que eirviera de punto
dearranque, le hizo preferir las torres de la iglesia, Desde
la altura del templo se lanzô confiado y animoso, y descen-
diô poco a poco en el largo trayecto de la plaza. Fué en-
tonces objeto de admiraciôn y aplauso. Y cuando la vez
tercera, ante la atônita y anhelante muchedumbre ensayô el
vuelo desde el alto campanario, y una râfaga de viento hizo
vacilar el frâgil aparato que vino sûbitameote a tierra, la
admiraciôn tornôse en crîlica amarga con ribetes de ironîa
y puntas de malignidad. La grave fractura de un brazo y
las sûplicas de su farailia pusieron término a taies pruebas,
tenidas antano como risible insensatez y apreciadas hoy co-
mo bien encaminado eefuerzo precursor de la navegaciôn aé
rea. Por mucbo tiempo la sonrisa asomaba a los labios sal-
vadorenos y la tradiciôn referîa con maliciosos comeutarios
eî propôsito del joven Lara; y cuando se vi6 a este sacrificar
su bienestar y exponer la vida en las conspiraciones de no-
viembre y de enero, se confirmô el concepto de eus ensnyos
peligrosos como laexpresiôn indadable de loea temeridad.
(Ibid.)
17
138 FRANCISCO GAVIDIA
SECRETO DE CONFESIÔfST
Ya se habîa retirado hasta la ûltiraa vieja tisigosa des-
pués de la misa cantada por el pârroco de San Vicente don
Manuel Antonio Molina y Canas, el doraingo 15 de eep-
tiembre del ano del Senor de mil ochocientos once. El célé-
brante hallâbaee en el refectorio haciendo parco desayuno
y el sacristàn apagaba las velae, volvîa la mirada porlos rin-
cones del templo y cerraba el pesado portôn, tornando des-
puéa hacia la sacristîa y dejaudo en la nave desierta el olor
pénétrante de los cirios apagados y el eco de sus pisadas
lentas y perezosas.
En ese momento apeâbase frente a la puerta conventual
gallardo caballero de regular estatura, distinguidos moda«
les, alta freute, ojos zarcos, pelo berraejizo, y encendido co
lor. Atravezô el patio y saliô a recibirlo el cura con risueno
rostro y voz afable. Calado hasta los huesos llegaba el des-
conocido; que no lo serîatanto del cura cuando instantes
después departîan acerca de algo muy iuteresante, a juzgar
por los ademanes y gestos.
— Difîcil, teraerario ... ; eso no, imposible, imposi-
ble — murmuraba el pârroco cou crecietite eraociôn. — y re
trocedîa en actitud de et^panto, como si fuese el demonio
quien lo tentara a arrojarse a siraa tenebrosa.
— Pero. hombre de Dios, si esto ha llegado a su colmo,
y hay necesidad de una resoluciôn pronta.
Prematuro, prematuro todo: eso no lo veremos ya nos-
otros: contra taies fuerzas no es posible luchar.
— Pero es posible raorir! — exclamô el huêsped con trâ
gico aceuto.
— Morir..., morir...!— murmurô el cléiigo — y entonces
^para que luchar?
— Para que vivan otros felices en la tierra; para que vi-
van en la eternidad y en la historia los que ahora caigan
por la redenciôn de la patria.
— Las cosas con tiento y madurez. Domingo Antonio.
Habrîa que esperar la oportunidad Que no haya tan-
ta vigilancia en el gobierno. Qiie otros se lancen antes a
provar suerte, para tantear el éxito. Pero Uds., i,por que
han de ser Uds. los primeros en arrojarse a lo desconocido?
— Nosotros, si, nosotros; pero ^por que hablas asî? iY
tus corapromisos dônde estân? ^Has olvidado acaso tus
palabras?
— Con locos no es posible, Yo calculaba cosamuy di-
versa; pero el plan que me présentas es inseusato. En tî se
rîa disculpable, en Manuel José o en Manuel Rodrfguez, por
HISTOKTA MODERNA DE EL SALVADOR 139
que son rauchachos y lajuventud es arrebatada y no médi-
ta; psro en Matîas, es increîble, en Nicolas es inaudito, e»
abeurdo. No, no; asî no estaréjamâs con Uds., sino con-
tra Uds.
— ^Esa es tu resoluciôn?
— Irrévocable! Vas errado por ese camino, Domino^o
Antonio: estân ofnscados: la atmôsfera polîtica esta turbia
y nebulosa como ese cielo: mira, apenas luce el sol, y ojalâ no
sean estas las ûltimas veces que lo veas: por tal senda vas
derecho a la muerte.
— El ofa*»cado ères tu, que no quieres admirar la luz de
la libertad; pero dîa vendra en que este mismo sol te parez-
ca radioso vivificadory en que aspires el ambiente a pul—
mones llenos porque el ^ozo inunda los corazones y se tenga
a honra ser ciudadano de un pueblo libre; dîa vendra en que
los apâticos rairen su indiferencia como un crimen y sientan
el rubor de no haber sabido ser valientes.
— Vieras que estarîas bueno para predicador; lantima
que tu luna de miel te impida llegar al pûlpito; que si no,
harîas baen orador, porque lo que es verba y fantasîa de
poeta no te faltan. Pero mejor predicador fuera yo eonti^o
y lo soy, y te exhorto a que désistas de taies intentes locos
y que te arrepientas de ellos, que son crîmenee contra la sa-
cra persona del rey y que
— Basta; quizâs teno:as razôn y vaya por caminos de
ruina para mi aima .. . jy morir en pecado . . .! Quieres oîr-
me en confesiôn y absolver mis cnlpab?
Tamanos ojos abriô el pârroco, pintândose en ellos la
admiraciôn; pero tomado con suavidad del brazo. eentôse
en amplio sillon de la sacristia, y a su lado arrodillôse el su-
bito pénitente. Y coraenz6 a confesor:
— Actisome, padre, de todo lo que habéis oîdo anterior-
mente; de eonspirar contra Espana; de estar resuelto a liber-
tar a la patria o morir por ella: acûsome dehaberos referido
tantos detalles y pormenores, en la esperanza de haceros
nuestro colaborador en tan alta empresa; y, pues ya me ha-
béis oîdo en confesi6n, bajo el sigilo del sacramento guarda
réis cuantoos he dicho, en tanto que el secreto sea necesario
para la eeguridad y tranquilidad de quienes padieren peli-
^ar.
El padre comprendi^ la ingeuiosa y sutil raanera de
comprometerle a callar discretamente; sonriôse, alz6se del
asiento, al punto que lo verificaba el pénitente socarrôn, y
ambos se eonfundieron en apretado abrazo.
Moraentos después don Domingo Antonio de Lara y
Aguilar ealîa por el camino del Sur, rumbo a Zacatecoluca.
140 FRANCISCO GAVIDIA
Brillaba alto el sol en su carrera: ambos dirigieroii la
vista a él. y Lara exclama:
— Manuel: va ves que tras loa nublados viene la luz, mâs
pura y jocunda. Este sol alumbrarâ algûn dîa la libertad
de la patria, que no vivirâ por siglos en cadenas.
Efeetuada la revoluciôn del naartes 5 de novipoibre de
1811 en San Salvador, el procer don Domingo Autonio de
L«ira cayô coa sui^ companeros en poder de las autoridades
espanolas y 8ufri6 estrecha prisiôn y largos padecirnientos
por sus anhelo3 de independencia; y el cura don Manuel An-
tonio Molina y Catïas por su adhésion a la raonarquia alcan-
z6 distinciones, una canonjîa honoraria y la Cruz de Isabel
la Catôlica, que para él recabô el Capitâu General Busta-
mante.
El sâbado 15 de septiembre de 1821 hailâbase el Canô-
nigo Molina, coioo miembro de la Diputaciôn Provincial, en
el palacio de los Capitanes Générales.
Los padres de la patria habîan dado su voto por la pro-
claraaciôn inmediata de independencia; algunos empleados
espanoles y unes cuantos criollos oponfanse a la opinion gê-
nerai, y el pueblo mauifestaba su alborozo y férvido entu
eiasnio en pro de la emancipaciôn.
El Canônigo Molina, firraô resuelta y decididamente la
declaraciôn de independencia.
Al salir del salon, sus ojos dirigiéronse instintivamente
a los cielos y viô refulgir el sol: en su mente surgiô vivo y
plasmante el recuerdo de aquel 15 de septiembre pasado diez
anos atrâs eu su curato de San Ticente de Austria, y se al-
zaron en su espîritu la imagen de Lara y su voz profética,
vaticinadorn ent.oncesde dîas de jûbilo y felicidad para la
patria. Dirigiôse al Padre Delgado. y con trémula voz y
hûmedos ojos le refiriô la entrevista de aquella raanana lin-
viosa de septiembre en que Lara con ardid ingenioso le com-
prometiô al secreto de hechos tenidos entonces por crimina-
les y apreciadoH después como gloriosas proezas
El Padre Molina guardô el secreto de confe.-<i6n raientraa
fuê necesario: el dîa 15 de Septiembre de 1821 lo repetîa an-
te grupo numeroso de personajes en los corredores del pa-
lacio. El sol de la libertad lucîa radioso y vivificndor, y to-
dos respiraban a pianos pulmonesel ambiente grato porque
el gozo transportaba los corazones y era ya una honra ser
ciudaéano de un pueblo libre. {Ibid )
HI3T0BIA MODERNA DE EL SALVADOR 141
SOBRE LA GCERRA DE 1780. (Véaee pag. 92 lin. 16.)
El cronista Juarros se refiere a la gfuerra de 1780
y alsaîvadoreno Don José Rossi en los términos siguieo-
tes:
Mantûvose desierta la isla de Roatân desde el ano 650,
hasta el de 742, por el mes de Junio, que la poblnron los iu-
ojleses, fortificândola eon materiales que sacaron de la arrui-
nada ciudad de Trujillo. Estuvieron en posesiôn de ella, has-
ta elano de 1780, eu que pasando personalraeuteel Présiden-
te de Guatemala, los desalojô. Volvieron a apoderaree de es-
ta isla, el ano de 1796 y dejaron 2000 negros que la guarda-
^en. Luego que se tuvo noticia en esta. capital de la referida
invasion, se previno por la Capitanîa gênerai de este Reino,
al Gobernador Intendente de Comayagua, que en la primera
ocasiôn que se presentase, remitiese a Roatân, en calidad de
«niisario, a don José Rossi y Rubî, para que averiguando la
calidad y circunstancias de aquellos negros, eon su informe
se tomasen las medidas mâs adaptables para su reconquis
ta. Pre>tentada ocasiôn oportuna. se embarcô en Trujillo
Don José Rossi, el 17 de Mayo de 1797, eon doce oficiales,
en lafalûa grande del puerto, armada eon cuatro pedreros,
dos espingardas y doce mosquetes: dada la vêla, arribô al
puerto de Roatân el dîa siguiente. En la playa deestaisla
86 dejaron ver como 200 persouas ordenadas en fila, eon
fusiles y bayonetas, en ademàn de esperar: visto esto por
Rossi, saltô solo en tierra y acercândose al cabo de aquellos
negros, le dijo una arenga, eu que le proponia alguuas capi-
tulaciones, que aceptaron eon transporte, gritando: Viva el
Rey fie Espaha. Después hizo desembarear rtu gente, enar-
bolô el pabellôn Rspanol y tomô posesiôn de la isla eon las
<;eremouins acostumbradas. Esta poblaciôn, que esta en la
-Costa del Norte de la isla, se hailaba ocupada por los negros
republicanos: los caribes habitaban la parte del Sur. Pasô
Rossi eon su gente al pueblo de estos segundos, y apoderân-
dose eon gran celeridad de la bateria que allî tenîan, les hizo
la misma propuesta que a los primeros, la que aceptaron es-
tos eon igual alegrîa; y prometiendo todos a Rossi guardar
^us 6rdenes. di6 las convenientes para regresarse al puerto.
El dîa 19 a las cinco de la raanana zarp6 la falûa eon su gen-
!te de vuelta de Trujillo, en cuya rada fondeô el 21.
142 FKANCISCO GAVIDIA
MALLOL.(Véaee pag. 88, Hneas 6 y 7)
Un caso parecido al de Santi'n del Castillo es el
de don Narciso Mallol, Alcalde de Te^ucigalpa»
De la obra sobre Mallol escrita porel Dr. Rômulo E.
DurÔD, tomamos el relato:
Mallol falleci6 el 6 de marzo, (1819) a lae diez y mé-
dia de la manana.
No obstante que hizo raucho por el servicio del Rey y
por el bien de la Provincia, no se respetô su cadâver. El
Regidor 19 y Alcalde en depôsito le puso guardia de ocho o
diez soldados.
^Por que? Esto preguntaba la viuda del Alcalde Mayor,
(juieu se quejô de este procedimiento a la Audiencia. La
Audiencia pidiô informe, y se le contesté que el Regidor pro-
bablemente se coniiujo asî por asegurar los caudales de Ha-
cienda Pûblica que estaban a cargo del Alcalde Mayor y
por evitar que los fladores de este se hiciesen cargo del se-
guro de ellos, Pudieron depo.sitarse los bienes para quitar
la guardia, pero siendo necesario algûn tiempo para el in-
ventario, la guardia era de necesidad entre tanto. Pero na
se conocîa la verdadera causa.
Anadîa el informe que, en poder de Mallol, se hallaban
cien pesos que diô don Manuel Antonio Vâsquez para el
puente. * El Ayiintamiento habîa acordado que se le recla-
raaran a Mallol. Ente contesté que el donativo estaba desti-
nado al pasamano. Comenzado este, se le reclamô una vez
mâs, por no haber fondos, y no di6 respuesta. Se le reiterô
que los entregara por medio de su esposa, puesto que estaba
enfermo, y no hizo laentrega. En cambio, el mismo dia pa-
gô a un coraerciante de Tegucigalpa cuatrocientos pesos. La
esposa (le Mallol pasô un oficio insultante al Alcalde 1?, y
este amenazô con embargar el sueldc si no pagaba dentro
de tercero dîa. Como no hizo el pago, le embargo cincuenta
pesos que se le pagaban a Mallol de lo que cobraba a lo»
raineros por cada marco, por habercobrado ya lo de Propios,
y .se creîa que s6lo cobrarîan estos cincuenta pesos, pues los
bienes del difunto eran insuficientes para cubrir otros cré
ditos de mayor cuantîa.
Mallol habîa raanifestado al Ayuntamiento el 11 de ene-
ro, como se ha visto ya, que el donativo de cien pesos heeho
por don Manuel Antonio Vâsquez era para que los iuvirtiese
en la obra del puente como le parecieee, sin que nadie hubie-
(*) El gran puente que une a Tegucigalpa y Comayagaela.
KISTOKIA MODERNA DE EL SALVADOR 143
ra de tomarie cuenta, y que se le debîa el valor de varios
Buplementos hechoe en la obra, teuiendo el resto de aquellos
cien pesos a la orden de la Corporaciôn para cuando ee em-
pezasen las barandillas.
El informe dado a la Audiencia ealla estas circunstancias
,v no inspira, por lo mismo, confianza suficiente para jozgar
de su exactitud. En todo caso, Mallol, no obstante sa dis-
posiciôn a hacer la entrega del resto del dinero, no la hizo,
bien puede esto explicaree ya sea en el sentido de que espera-
ba mejorar de salud para hacer él en persona, con la raayor
economîa, la inversion en el pasamano, bajo su vigilancia,
oon el objeto de ser él y no otro quien coneluyera la obra en
cuya eonstrucciôn tuvo mâs que ninguno el rnayor empeno,
yasea porque esperaba que se formase la liquidaciôn respec-
tiva Dor los suplementos que hizo para devolverel resto.
Y si se temîa que los bienes de la mortual no alcanzaran
para el reembolso la guardia que se puso al cadâver no cam-
biaba de circunstaneias y solo eonstituîa un ultraje, pues
para la seguridad de los valores habîa procedimientos legîti-
nios V eficaces.
ARCE EX 1811
En la ciudad de San Salvador, cuna de tantos esclare-
cidos varones, naci6 el dîa primero de enero de 1787 el senor
don Manuel José Arce: fueron sus padres don Bernardo
José y dona Antonia Fagoaga y Ay:uilar, pertenecientes am-
bos a antiguas y distinguidas familias sansalvadorenae.
La educaciôn de Arce, en sus primeros afios, se liniito
a las escasas nociones que eutonces podîau adquirirse eu
uua capital de provincia; y por ese motivo sus padres deter-
rainaron enviarlo a la ciudad de Guatemala, que contaba con
eleraentos superiores a los de las otras poblaciones del anti-
guo reiuo. En aquel ceutro de cultura, merced a su consa-
graciôn al eetudio y a sus altas dotes intelectuales, adquiriô
extensos conocimientos en varios ramos del saber humano;
y ademâs se relacionô con los principales hombres que re-
presentaban el eleniento pensador, entre otros, con el emi-
nente repûblico doctor don Pedro Molina, a quien lo uni6
carinosa y estrecba amistad.
Era Arce hombre de claro entendimiento, y, observando
el estado social de las colonias centroamericanas, llegô a con-
vencerse de que estas, por sus multiples riquezas y por los
numerosos elemeutos que teuîau, uecesitabau separarse de
144 FSAKCISCO GAVIDIA
Espana y conquistar SU Boberanîa e independeueia, auQ a
trueque de los mayores sacrificioe.
Joven y aniraoso. amante de su paîs y Ueno de euergia^
reg:re86 a San Salvador. Aqui encoutrô trabajando por la
indepeudeacia, con fé inquebrantable y actividad nuuea de-
caîda, al Beneraêrito Padre de la Patria, Presbîtero doctor
José Matîas Delgado, y en uoiôa de este y de otros prôceres,
organizaron la gloriosa iusurrecciôn que estallô eî 5 de no-
viembre de 181 1.
Entre las personas mâs importantes de la iusurrecciôn
fi^uraban don Bernardo José Arce, padre de don Manuel
José; y primo hermano del doctor Delgado; los presbîteros
don Nicolas, don Manuel y don Viceute Aguilar siendo de
notarse que todos ellos eran parientes muy cercanos, pues
descendîan de don Diego de Leôn, espanol que vino a Cen-
tro America, en union de siete hijas, las cuales contrajeron
matrimonio con espanoles criollos de las familias Delgado,
Arce, Aguilar, Molina y Àranzamendi. [1]
El movimiento revoîucionario debîa verificarse en toda
la Provincia; pero solamente correspondieron a él unas
cuantas poblacioues. En San Salvador, los patriotas depu-
sieron al Intendente don Antonio Gutiérrez de Uiloa y a va-
rios empleados espanoles; y desde el 5 de novierabre, hasta
principios del mes de diciembre del expresado ano, la auto-
ridad estuvo en manos de Alcaldes electos por el pueblo,
La primera iutentona revolucionaria no produjo la pro-
clamaciôu definitiva de la independeueia; pero Arce, de
acuerdo con Miguel Dplgado, Juan Manuel Rodrîguez, los
Aguilares y el doctor Céliff, continué activameute sus tra-
bajos de conspiraciôn, hasta que el 24 de enero de 1814 fra-
, casô el segundo movimiento revoîucionario.
El senor Arce fué reducido a prisiôn y permaneci6 en
ella durante varios anos, sufriendo toda clase de privacio
nés, sin que por un momento se doblegara su carâcter, ni
perdiera su proverbial altivez
Las autoridadea espanolas le ofrecieron la libertad con
la condiciôn de que revelara los nombres <ie sus companero»
de conspiraciôn; pero rechazô indignado esa propaesta y
continué encarcelado, con grave quebranto de su salud y
notable perjnicio de sus intereses, (El General Don Manuel
/osé Arce. Victor Jerez.)
(1) Debemos estos datos a la bondadosa atencion del estimable ca-
ballero don Pedro Arce y Rubio, decendientes de aquellos ilustres
salvadorenos.
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 145
D. ALEJANDRO R AMIREZ (Véaee pâg. 105, lîneae 16 y 1 7)
Don Alejandro Ram irez! y quiéaeraeste personaje
queasomauniostanteparadesaparecerenestahistoria?
He aqui los datos que hemos podido recoger:
«En el ano de 1794 vino a Guatemala don Alejandro Ra-
mîrez, uno de los empleados raâs utiles y probos que nos
mandô Espana durante los ûltimos dîas de la colonia. lius-
trado, activo y laborioso, prouto se atrajo el carino de los
criollos, casândose con una senora del reino, dona Joseîa
Fernândez y Eecobar.
cDesempenô el cargo de Secretario de la Capitanîa Gene-
ral, y el mienùo destino en el Consulado de Comercio y la So-
ciedad Econômica.
cEn 1801 hizoun viaje a Jamaicay a suregreso trajo en
canastillas muy bien cuidadas, plantas de canela, pimienta,
alcanfor, mango, ârbol de pan, y varias elases de carias de
otahiti, por manera que Guatemala le es deudora de la in-
troducciôn de esos ârboles, des?onocido8 segûn parece hasta
entonces en Centro- America.
«Teniendo veinte anos, dice un autor que se firma I. B. en
El Amigo de la. Patr'm, se encargô de la redacciôn de la Ga.-
cetH-Ao, desempenô como es notorio; y los papeles que en
ella se insertaron son una prueba constante de su mérito
literario.
«El senor Ramîrez que habîa sido promovido a las in-
tendencias de Puerto Rico y de la Habana, muriô en esta
ûltima ciudad, cuando ya en Madrid se pensaba nombrarlo
Ministro en sustituciôn del senor Barata.» ( Historia Inte-
lectual. R. A. SalazarJ
Bancroft dice: "Bustamante en su Cuadro Histôrico
(II, 270) afirma que toda la naciôn sehabrîa precipitado en
la rebeliôn sino hubiese sido por el consejo del hébil Secreta-
rio del Gobierno, Alejandro Ramîrez." (Works, VIII, 13.)
PALABRAS DE ARCE
Cuando se présenté Arce como Présidente de
Centro-América ante la Asamblea iSlacional, definiô
la polîtica de los Prôceres en el curso de la Revoluciôn
18
146 FRANCISCO GAVIDIA
(1811-1823). Quizâs por primera vez saliô en pûblico
de sus labios este secreto que explica toda la estrate-
gia de los sucesos. Pero no es cierto que no se derra*
mô sangre: los combates de 1822 y 1823 son el tribu-
to de saogre que la patria Centro Americana pagô a
los enemigos de la Libertad y la Repûblica.
He aquî sus palabras:
«iFelices los patriotas que en dîae distantes i peligjrosos
padieron querer i supieron procurar este acto augusto eu un
PUEBLO libre!
cNada serîa mâs propio de este dîa que recordar la his-
toria de nuestra revoluciôn: ella presentarîa los sacrificios
de patriotas, que excentos de ambiciôn i abundantes de pru-
dencia, adquirieron la independencia preparando la opinion»
sin otro compromiso que el de sua personas i el de sus habe*
res. Conocieron desde sus primeros pasos que el pueblo cen-
tro-americano no debîa de sufrir las catâstrofes de Colom*
bia i Mêjico: rico i poderoso en su esencia, se encontre colo-
cado entre dos naciones belijerantes al tiempo que la Ame-
rica se sacudîa porelevarse desde las cadenas hasta el solio;
i nuestra revoluciôn debiô ser conducida por las eendas delà
cordura, conciliando nuestro ser polîtico con nuestra conser-
vaciôn i la de nuestros elementos.
«Esta tâctica puedecompararse a la sabidurîa de un je-
neral experto, que satisfecho de vencer al enemigo manio-
brando con las alas, no empena el centro para evitar ean-
gre, que en otras circunstancias deberîa ser empleada en pro-
vecho jeneral.
«Mas si los cortos limites de un discurso no consienten la
aarraciôn de los hechos de catorce anos, permitidme siquie-
ra que al ofreceros mis cumplimientos, los haga también a
los patriotas que en otra época os han acompanado, o han
sido predecesores vuestros. Loor eterno, pues, al centroa-
mericano que inflamado de amor patrio, aplicô sus manos a
la construcciôn de nuestro ediflcio: loor a la asamblea cons-
tituyente que supo expresar la voluntad gênerai: loor al pri-
mer cougreso constitucional que supo sancionar esta volun-
tad; i loor a vosotros, ciudadanos représentantes, que o-
brando par a par con ella, sabréis conducir al pueblo, por
medio de las leyes que emitâis, al bien i engrandecimiento a
que desea Ilegar.» (^^Repertorio AinericaDo'\ revistade An-
drés Bello. Londres, 1826.)
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 147
INTERVENCIÔN DE LOS AMIGOS DE DELGADO
El Ayuntamiento de la, Capital del Reino de Guatemala y
los acontecimientos de 5 de noviemhre de 1811.
Cabildo extraordinario del sâbado por la tarde diez y sei*
de noviembre de mil novecientoe once N? 99.
Senores Alcaldee: Moreno, Pavôn, Regidores: Peinado,.
Palomo, Urruela, Beltranena, Marticorena, Aycinena, Ta-
boada, Lara, Arrivillaga, Pacheco.— .SfûJ/eo; Asturiae.
1» Se viô y aprobô la anterior acta.
2° El senor Alcalde l? diô cuenta de haber convocado a
este Cabildo, con el objeto de hacer présente: que esta mana-
na le ha llamado el excelentîeimo senor Présidente, y le ha
manifestado: que habiendo meditado sobre la propuesta que
en el Ordiuario de ayer, (a que S. E. concurriô, y de euyo a-
euerdo y confereneia privada, se encargô sentase la acta co-
rrespondiente, al senor Regidor Decano), le hizo el raismo se-
nor a nombre del Cuerpo, de enviar a la ciudad de San Sal-
vador una diputaeiôn por esta capital, con el fin de calmar
los movimientos populares, ocurridosen aquella, empleando
al efecto todoslos medios que la prudencia dicte, y parezcan
con veniente», etc. No solo hallaba S. E. este pensamiento muy
oportuno, sino que desde luego encargaba, como encargô al
Sr. Alcalde, convocaee un extraordinario para tratar de rea-
lizarlo, manifestando sus deseos de que el nombraraiento de
Diputado recayese en el senor Regidor perpétue y Decano
don José Maria Peinado, y en el senor Regidor Coronel, Dr.
don José de Aycinena, a qiiien por otra parte ha conferida
S. E. el Gobierno de aquella Provincia en todo eus concep-
tos, y con delegaciôn de las facultades que por todo residen
también en la persona de S. E. Enterado este Ilustre Cuer-
po de todo, y previa la confereneia correspondiente, eligid
por unanimidad de sufragios a los senores Regidores cita-
dos, confiriéndoles las mâs amplias facultades para que en
nombre de esta M. N. y L. Ciudad. puedan mediar en las dife-
rencias y movimientos de la de San Salvador, intereaarse
con los Cuerpos o particul ares que juzguen conveniente, ofre-
cer a aquel Cabildo los servicios y mediaciôn de este y todo»
sus individuos, en cuanto sea justo, posible, y conforme al
objeto de su comisiôn, y para que empleen todos los arbi.
trios necesarios a fin de restablecer en dicha ciudad y eu
Provincia la tranquilidad, y el orden. Los senores Diputa.
dos aceptando con sumo gusto este importante encargo,
reiteraron la oferta de sus personas, de sus haciendas, y aun
148 FRANCISCO GAVIDIA
de eus vidas en obsequio de el Gobierno de la patria. Inme-
diatamente considerado por los demâs senores que esta comi.
BÎôn debe necesariamente causar grandes piastos a los seno-
res encarg:ado8 de ella, que no es justo gravarlos con aque-
llos, y que los fondes pûblicos nunea se pueden invertir me-
jor que en estas ocnsiones; propusieron (por mociôn que hi-
zo el senor Palorao) que se franqueasen a diehos senores las
cantidades necesarias. sacândose de propios: Pero los seno-
res Diputados se opusieron a ello con la mayor gf nerosidad,
jiidiendo no se tratase semejante artîculo. Por toJo lo cual,
este M. N. Ayuntaraiento les ha dado las mâs expresivas
gracias, ofreciéndoles su eterna gratitud a tan grandes ser-
vicios; y acordô: Que se les paae oficio a los mismos senores
con inserciôn de este acuerdo: Que se ponga también sobre
su contenido el correspondiente a la ciudad de San Salvador;
y que se haga lo raismo con los otros Cabildos de aquella
'Provincia si fuese necesario.
3<? El senor Regidor Aycir.ena dio parte en seguida de su
nombramiento de Intendente Corregidor y Coraandante Ge-
neral de Armas de la Provincia de San Salvador, oîreciendo
este nuevo empleo al Cabildo, que le repitiô las gracias cele-
brando una eleccion tan acertada. Con esto se disolviô el
Congreso de que certifieo.
Taboada, Marticorena, Arrivillaga.
LOS AMERICANOS DE SAN SALVADOR
ComuDicRciôn del Ayuntamiento de Guatemala al Diputado
a Cortes (*) sobre los acontecimientos de 1811 en San
ISalvador.
En el correo ordinario de las Provincias iiiternas que
llegô el diez del présente recibieron varies vecinos de esta ca-
pital un papel sedicioso firmado: "Los americanos de San
Salvador"; en el que dicen que por habersesabido en aquella
ciudad la prisi6u del Presbîtero don Manuel Aguilar y el em-
pîazamiento de su hennano don Nicolas, como de los curas
de aquel lugar, habîan conocido que las vejaciones no se aca-
baban, que era menester sacudir el yugo europeo, deponer
las autoridades, abolir los respetados derechos y hacer césar
los estancos: queellos lo redujeron a efecto en los dîas 5 y
6 de este mismo mes, deponieudo al senor Inten-iente y eri.
giéndose en Juuta, lo que veriôcaron sin que mediase sangre
(*) Loera si Candnigo Antonio Larrâzabal.
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 149
ni disgusto y terminan haci^ndo un formai convite a estoe
moradorest'para que se condeiien a tau horroroso iutento.
Este papel que parecîa parto de algûn infatuado, lo preeen-
taron al instante al Excelentîsimo senor Présidente los suje-
tos a quienes vino; pero desgracia damente cuando no se le
querîa dar crédito, supo este Ayuntamiento con sumo pesar
que lo mâs era efectivo, que por medio dealgunas conmocio-
nés populares acaecidas en los dîas referidos. deepojaron del
empleo al senor Intendente, nombraron nuevos Rt-gidores,
erigieron Junta; pero este Cabildo al ver prendido el fuego
de la insurrecciôn on el centro de las Provincias, al ver a sus
hermanos apartarse de la dicbosa union que hasta ahora se
ha gozado, se llenô de luto y de amargura, y ocuparon su
consideraciôn los maies que son consecuentes a taies proce-
dimientos: desde luego pensô que podrîa cortarse el cancer
por medios suaves y diputô dos de sus individuos: para que
pasasen a tratar con el Excelentîsimo senor Présidente que
las medidas que se tomasen con los hijos de San Salvador
fuesen todas de conciliaciôn y de paz. Los diputados en-
contraron en su examen las mejores disposiciones en térmi-
nos de pareceries que estaban satisîechos los deseos del A-
yuntamiento.
En el proximo Cabildo pasô su Exa. a tratar con el A-
yuntamiento sobre los acaecimientos de San Salvador, y de
las providencias que habîa tomado, todas dirigidas a esta-
blecer la concordia en aquellos habitantes: una entre otras ha
sido la de nombrar al senor Regidor Coronel de milicias don
José de Aycinena, Intendente de aquella Provincia para que
bajo todos los conceptos y cou la inveatidura de la omnîmo-
da de S. E. vaya a mandarla.
Deseoso este Cuerpo de contribuîr por todos los medios
posibles a la tranquilidad de la ciudad de San Salvador
acordô nombrar una diputaciôn corapuesta del eenor Regi-
dor decano don José Maria Peinado y el senor Regidor Ay-
cinena norabrado Intendente, sujetos en quienes resplandecen
las virtudps conciliadoras, para que en nombre del Ayunta-
miento y Uevando todas las credenciales necesarias a su co-
misiôu. se trasladen a la referida ciudad a tratar con su
Cabildo, PP. Curas y demâs vecinos, de una formai recon-
ciliaeiôn, de apartar toda idea que los dirija a separarse de
las légitimas autoridades, de reducira los que tengan princi-
pios sediciosos. de manifestarles los grandes maies a que nos
precipitan lasdivisiones y partidos, y a reclamarles la union
y confraternidad con que recîprocamente se tienen compro-
metidos estos Cabildos y cou las que todo el Reino se ha lleva-
do al lucro de la pazinterioryfidelidad asusoberano, valién-
150 FRANCISCO GAVIDIA
dose para todo de los arbitrios suaves que les dicte la pru-
deocia.
Los SS. Caps, diputados admitieron gustosos eu comi-
siôn y renovaron la protesta que en <;uerpo y particularmen-
te tieuen hecha de procurar por la quietud del Reino aunque
sea con el precio à(^ su sangre y disponiendo su marcha en
pocas horas la veriticaron el dîa diez y nueve prôximo pasa-
do.
Todo lo cual ha parecido a este Ayuntamiento ponerla
en noticia de V. S. para que si llegue a esa Corte la de los
acaecimientos de San Salvador pueda hacer de ella el uso
mâs conveniente, pues acaso la comunicarân algunos adul-
terada o aumentando los hechos.
Dios, etc. en 23 de noviembre de 1811.
Al senor Diputado en Cortes.
CAPÏTULO III
IMPORTANCIA DEL PRIMER GRITO DE InDEPENDENCIA
1811 no se le debe considerar alslado. Hay dos
clases de sucesos en la época de la Independencia.
Los que fueron propios de los monarquistas y los que
fueron propios de los republicanos. Los de los mo
narquistas fueron la adhésion a Iturbide, su procla-
maciôn de Emperador, los cabildos abiertos para ad-
herirse al impario de Agustîn l y la guerra traîda dos
veces a El Salvador. Los de los republicanos fueron
1811, 1814, la proclamaciôn de la Independencia en
cabildo abireto el 14 de septiembre de 1821 en San
Salvador (un dia antes de la clâsica del 15 de septiem-
bre de 1821, hechas por los dos partidos aquî y en
Guatemala;) el carâcter impresoa entrambas en senti
do de autonomîa absoluta; la adhésion a esta segun
da acta en San Salvador, en la que, en Guatemala
por un momento, estuvieron de acuerdo los dos par
tidos; la deposiciôn de los erapleados monarquistas
que se siguiô, cuando el doctor Delgado se hizo cargo
152 FRANCISCO GAVIDIA
de la jefatura de la Juata Provincial; eî descoaoci-
miento del imperio; la separaciôn de aquella pequena
Repûblica, que tenfa por jefe al Presidente-Obispo, y
que sostuvo dos anos la guerra contra el vasto im-
perio que la envolvia; que por fia hallô eco en muchas
ciudades; en los pronunciamientos de Bravo, de Echâ-
verri, de Santa Ana y, en fin, en uno de los Grandes
del Imperio, el mismo gênerai Filisola, que habîa ve-
nido a combatirla, y que, lleno de admiracicn por los
que le habian resistido heroicamente, uno contra dos,
eu un sitio de dos meses, firmô la convocatoria a una
constituyente de la Repûblica de Centro-América,
ùnico programa que habia sostenido en el campo de
batalla la repûblica vencida. Por este esfuerzo la Re-
pûblica y Centro-América, existfan. Cada palabra
de este pârrafo se puede apoyar en una documenta-
ciôn précisa.
Ahora bien, la historia no hace saltos ni mâs ni
menos que la naturaleza. Cada uno de esos hechos,
se desprende del anterior: sin 1811 no despierta el
pais, Delgado no es llevado a Guatemala, no se forma
este gran partido que ya en 1814 obligé al Capitân
General a enviar cincueota soldados porque aquî «ao
habîa uno que pudiese servir de centinela», segûn ex-
presiôn de la época; y no habrfa habido el movimien-
to de 1814. Sin 1814 no se prépara San Salvador
a los grandes sacrificios, ni se forma el gran partido
republicano, en medio de un realismo que era tradi
cional, espontâneo, unanime, compacto; ni hubiesen
sido depuestos los realistas en 1821; por tanto no hu-
biera habido aquella Junta de Gobierno que prociamô
la Repûblica y combatiô el Imperio.
Con Iturbide cayeron muchas coronas; no solo
la de él; las de los principes candidatos europeos que
eran muchos.
Para America del Sur habi'a las candidaturas de
la princesa Carlota, del principe de Luca, del Inca Tu-
pac Amaru, y de un principe de Orléans. Para Mé-
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 153
xico y la America Central, ademâs de Iturbide que
gobernô efectivamente (a nosotros no ibastante em«
perador tuvimos con Carlos V! porque cuando los
terribles combates del 7 de febrero de 1823, haci'a al-
gunos dîas que la revoluciôo habîa estallado en dos o
très puntos de Mexico) habia Fernando VII y los
principes de su casa.
iQuién proclame la Repûblica cuando tenia ene-
migos como San Martin y Pueyredôn en el Sur y
cuando a Iturbide lo habian reconocido Echâvarri y
Bravo, los que después de la resistencia de San Sal-
vador derribaron el Imperio?
La pequena Repûblica que estaba formada de
diez y ocho poblaciones agrupadas alrededor de San
Salvador.
Pues bien la série de estos sucesos: 1811, 1814,
1821 y 1823, con la gran Constituyente, tiene por pri-
mer eslabôn inévitable el 5 de noï^ierabre de 1811.
Tal es el valor de este suceso, cuando la historia
no es escrita por indiferentes o por enemigos déclara-
dos 0 encubiertos.
Repercusiôn del 5 de Noviembre
El dia viernes 20 de Diciembre los comisarios
Juan Morales, Atanasio Reyes e Isidro Cibriân al
frente de un grupo numeroso de hombres armados,
recorrieron los cantones de San Lorenzo, San Matias,
El Volcan, La Bermuda y Santa Marta, y atacaron a
Sensuntepeque, tomaron el cuartel y depusieron al
Subdelegado, destruyendo los estancos de aguardien-
tes y tabacos. Parte de Sensuntepeque y Guacotecti
debia secundarlos, pero no lo hicieron, y amenazados
por fuerzas superiores del gobierno, sedirigieron a
San Salvador, Capturados, los que no se refugiaron en
los montes, los très patriotas fueron "condenados a
Omoa," y doce mâs quedaron presos en San Vicente,
19
154 FRANCISCO GAVIDIA
Todos puestos en la picota sufrieron cincueata azotes.
Las mujeres que aparecieron complicadas en la insu*
rrecciôn sufrieron veinticinco azotes, y dos de ellas
Maria Feliciana de los Angeles y Manuela Miranda,
fueron sentenciadas, ademâs, a servir al Vicario de
San Vicente por el tiempo de su condena.
CAPITULO IV
1812
Las cosas volvieron aparentemente a su curso
ordinario.
Los énormes gastos de la guerra con Napoleôa
pedîan nuevcs gravâmenes sobre los antiguos, y a des-
pecho del mal estado gênerai de los negocios, San
Salvador remitiô en ese tiempo la contribuciôn de
12,000 pesos, que debîa repetir el ano siguiente de
1,813, obteniéndose en cambio una ley que favorecia
a los hacendados anileros y la producciôn del anil.
La proporciôn de esta cuota justifica la idea de
la riqueza del pais y sus quejas en lo econômico; pues
las donaciones de ese ano, enviadas por laCapitanîa a
bordo del buque "Venganza", que llegô a Cadiz feliz-
mente, ascendfan a 43,538 pesos, correspondiendo a
los salvadorenses mâs de la cuarta parte. Se puede
calcular la proporciôn que correspondia a esta pro-
vincia en el millôn y medio de pesos enviados a Espa-
na por Centro-América en calidad de donaciones y
156 FRANCISCO GAVIDIA
otros recursos, y confesados por la Gacefa de Guate-
mala (XIII, N? 112; XIV, N? 191.)
La maldiciôn de Istepeque
En este ano ocurriôla despoblaciôn de Istepeque,
suceso que darâ idea de ciertas clases sociales y de sus
preocupaciones en la misma época. Cura de ese pueblo
y de Tepetitân era el anti-independiente y entonces
coQOcido padre Ignacio Perdomo. Era el tipo del récal-
citrante. Perteneci'a al circulo de familias de San
Vicente, uno de cuyos miembros construyô a sus ex-
pensas la iglesia del Pilar, otro el convento de San
Francisco de la misma ciudad, el antiguo marquezado
de Lorenzana. De estos era tambiéo el jefe de Esta-
do don José Maria Cornejo, que hizotan ruidosa pro-
testa contra las nuevas ideas en la guerra que abriô
contra la Federaciôn en 1832. Perdomo era valiente.
De nino se montaba en los canos de loza que servîan
para el desagûe en las bôvedas de la parroquia, altos
de quince métros sobre el empedrado y, se burlaba
hasta que su madré le enviaba a bajarlo a los esclaves
de su casa. Aprendiô a nadarenel Acahuapa, y una
vez habiendo ido a |hacer una confesiôn a "Plaza de
Piedra", orillas de Lempa, como le dijesen que el rîo
estaba crecido y tenia 500 varas de anchura, atravezô
una y otra vez a nado la corriente, y después con arte
especial se detuvo en el medio y por gala pusose a ra-
zurarse con su navaja.
Es popular la anécdota que pasô con el Arzobis-
po Villegas, conquien se hallôante el altar de una igle-
sia en Guatemala, y luego entablô este diâlogo:
El Arzobispo: — Perdomo, que hace Ud. alH?
— Ya lo ve Su Senorîa; me paseo estudiando la
lecciôn.
— Y no ve Ud. lo que esta enfrente.
— Yo no veo nada, Su Senori'a.
— Pues fi'jese que el Divinisimo esta patente.
mSïOHIA MGDERNA DE EL SALVADOR 157
— Yo creîa que la custodia estaba vacîa, ya
■que veo a Su Senorîa con solideo.
Se refiere que atô un trapecio a las aspas de una
rueda de bâtir anil, en un obraje; hizo abrir la tauji'a
y puesta la rueda en movimiento por el agua, glrô en
^lla por espacio de un cuarto de hora, a pesar deunas
vascas que le pusieron en peligro de venirse abijo.
Llevaba un chirlo enla cara de résultas de un corn*
bâte Personal con très ladrones, que le encontraron
sin el hâbito sacerdotal. Pûsoles en huida con el punal
que llevaba por costumbre en la bota derecha, y sa-
liéndole al paso de nuevo, como ya se habîa puesto la
capa de coleta, los ladrones pasando de la ferocidad a
la vileza le pidieron perdôn. Perdomo les respondiô
bravamente:
— Sepan que aunque soy chancletudo, se batirme
130 digo con très sino con muchos mâs.
El caso de Istepeque fué de mâs trascendencia,
pues sabiendo Perdomo que los habitantes eran bru-
jos y hechiceros, no menos preocupado que ellos, pre-
dicô tal sermon en la Jglesia del mismo pueblo contra
la hechicerîa que acabô por lanzarleformalmente «una
maldiciôn». Los istepeques empezaron en seguida a
despoblar, huyendo del anatema y avecindândose y es-
tabieciéndose en diversos lugares. El côlera acabô con
los muy pocos habitantes, que restâban y tiempo des-
pués se exlinguiô el pueblo.
Ahora véase lo que era econômicamente Istepe-
que para El Salvador, en la Historia de Juarros. Era
el centro de la producciôa perfecta por tradicional,
del tabaco, y esto explica la situaciôn que el Gobierno
espanol diô a la gran factorîa cuyas ruinas se ven en
Tepetitân, pueblo de sus inmediaciones.
MUERTE DEL Dr. SiCILIA
Por el mismo tiempo falleciô el Dr. Sicilia. Hubo
€n honor de su antiguo pârroco en la provincia de San
158 FRANCISCO GAVIDIA
Salvador, solemnes excequias, y el padre Vidaurre
proouociô en la parroquia una oraciôn funèbre, enton-
ces famosa y que se imprimiô en Guatemala. Con el
ejemplo del Deân se comparaba el de los insurgentes
y se condenaba los sucesos del movimiento revolucio-
nario reciente.
CURSO DE LOS SUCESOS
Mientras tanto hay que suponer la justa ansiedad
con que los prôceres vencidos seguirian los sucesos
similares que tenfan conexiôn con la polîtica.
El 22 de Diciembre, cuarenta y siete dîas después
de haber lanzado el primer grito de Independencia
San Salvador, Granada pedia la deposiciôn de los-
empleados. El 1° de Enero de 1812 habîa ocurrido
porigualmotivounasublevaciôn en Tegfucigalpa. Ade-
mâs se esperaban noticias de la insurrecciôn de Hi-
dalgo-
Espana se hallaba en el aHo del hambre (1811
-1812): todos estos sucesos debîan tener repercuciÔQ
en la polîtica de los prôceres segun su proceso y su
resultado.
Se levantaron fuerzas en Honduras para dominar
a Tegucigalpa. Ocupada esta poblaciôn, como durase
la sublevaciôn de Granada, las mismas fuerzas se diri-
gieron a Nicaragua; y veintiocho dîas después,
y un sitio de algunos dîas, sobre promesas que
no se cumplieron, los cabildantes de Granada firma-
ron una capitulaciôn que les garantizaba la vida y
propiedades. Desaprobô el Capitân la capitulaciôn y
los jefes de la sublevaciôn fueron presos a Guatemala
donde se abriô un proceso que durô dos anos.
La actitud de los canônigos de San MigueU
San Vicente y Santa Ana, diôa entender a la Cor-
te de Espana que el asunto religioso entraba por mu-
cho en la insurrecciôn de Nôviembre. La Regencia or-
denô al Capitân General que levantase el expediente
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 1 59
de erecciôn de la mitra; pero Bustamante que en el
fondo era absolutista y que, como veremos después, se
burlô muchas veces de la Regencia, de las Cortes y la
Constituciôn, diô carpetazo, como suele decirse, a la
Real Cédula, es decir que la mantuvo en secreto de
tal modo que en 1820, el Arzobispo Casaus confesô
oficialmente no conocerla.
Promùlgase la Constituciôn de 1812
El 16 de septiembre se recibiô en San Salvador
la Constituciôn.
Esta carta tiene conexiones con la Historia de
El Salvador, no solo por haber llevado el voto del Di
putado del pais — Don José Ignacio Avila, — sino por
la influencia que tuvo en ella, como redactor de la de-
claraciôn de derechos del hombre, que llevô de instruc-
ciôn el Diputado Antonio Larrazâbal, Présidente que
fué de las Cortes y miembro de la Comisiôn redactora
de esa Constituciôn, — el grande amigo del Padre
Delgado y de los salvadorenos,— a cuya gestion se de-
bîan los arreglos que evitaron la guerra inûtil entre
las otras provincias y la de El Salvador en el mes de
Noviembre, el Dr. José Maria Peinado y Pezonarte.
Estas Instrucciones, segûn el Dr. Alberto Luna (*)
costentaban todas las ideas salvadoras, proclamadas
por los enciclopedistas franceses. De ellas circularon
copias a todos los Ayuntamientos del reino con el be-
neplâcito deBustamante, y son fuentesdonde bebieron
hasta embriagarse las mâgicas ideas de libertad.»
Bustamante que se acomodô con el gobierno de
las Cortes y la Regencia, conociendo las ideas absolu-
listas de Fernando VII, vue^to este ya al trono espa-
nol, de su prisiôn de ValenÇay, después de firmado el
Tratado dellde Diciembre de 1813, — denunciô a es
te rey las instrucciones de Peinado, que habîan reso-
nado en los labios de Larrazâbal como un texto de au-
(*) 1811, por Alberto Luna; Revista Prdceres, pag. 184.
160 FRANCISCO GAVIDIA
toridad, en las Cortes, como germen de sediciôn, en
oficio de 18 de Septiembre de 1814, tan luego como el
Rey diô el golpe de estado de 4 de Mayo de ese ano
derribando la Constituciôn de Câdiz y asumiendo el
poder absoluto.
El rey no necesitaba la denuncia de Bustamante.
Ya antes del golpe de estado, en real orden de 31 de
Marzo habîa destituido al Intendente de San Salvador
don José Maria Peina do y declarado inhabiles a los
demâs que firmaron las Instrucciones. Los primeros
denunciantes ante el Rey, de las Instrucciones, habîan
sido el Conde de Torre Muzquiz y el Marqués de Ma-
ta Florida, y a consecuencia de esto el Diputado La-
rrâzabal, después del golpe de estado de 4 de Mayo,
habîa sido confinado a una fortaleza. Los fundamen-
tos de la Real Orden decian, «convencida Su Ma-
gestad de que las expresadas instrucciones en que se
ven copiadas a la letra muchas proposiciones de la
Asamblea de Francia, han encendido en esos paîses la
tea de la discordia y ocasionado la revoluciôn de aigu
nas provincias (se alude a San Salvador y Granada)
por los principios sediciosos que contienen »
Todavîa en 1816, en una representaciôa dirigida
por el mismo Capitân General al Ministerio de Justi-
cia, haci'a sobre las instrucciones de Peinado estas con-
sideraciones despôticas que hoy suministran datos
para la historia de la época.
«Elias solas dan materia abundante para preparar
la indignaciôn contra su autor y los que tlas autoriza-
ban. (*) Sus mâxiraas eran la fuente en que bebi'an es-
te Ayuntaœiento (de Guatemala) y les deraâs del reino.
La Diputaciôn Provincial que tantas amarguras me
costô, estaba asida de corazôn a sus principios détes-
tables, y mientras que la voz del pueblo en sus elec-
ciones tumultuarias usaba de los derechos del hom-
bre libre que les habi'a explicado don José Maria Pei-
(*) Uno de ellos, el mismo Bustamante.
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 161
nado, se preparaba el fruto en la conspiraciôn descu-
bierta en esta capital (conspiraciôn de Belén) a fines
de 1813, de que pudo salvar a este reine la Divina Pro
videncia, y la vigilancia y tesôn que mehan grangeada
les enemigos que tan osadamente descuellan ahora>.
Peinado destituido, se quedô a residir en San Sal-
vador como vecino y después erapleado de considera-
ciôn: tanto por esto como porque en esa época no ha-
bfa diferencias de nacionaiidad, lo que a él se refiere
es muy de la Historia de El Salvador.
En efecto, los cabildos de San Vicente y Sonso-
nate se adhirieron oficialmente a los principios de las
instrucciones que habian merecido la adopciôa para
su diputado, del Cabildo de Ciudad Real, y los aplau-
sos de Mexico, Quezaltenango, Granaday Cartagena;
y la adhésion delà ciudad de Veracruz. Raimpresas
en Câdiz y enviadas a todas las provincias, lo fueron
también en la isla de Leôn, para distribuirlas a los Di-
putados a las Cortes, quienes las tuvieron présentes
en las discusiones, ya que habian hecho papel impor-
tante en la redacciôn del Proyecto de Constituciôn a
cuya comisiôn perteneciô el Diputado Larrazâbal.
Justo es, pues, que veamos al Intendente de San
Salvador Dr. Peinado como teôrico, mientras Uega el
momento de verlo como gobernante, en los sucesos de
1814.
He aqui la parte saliente de las instrucciones que
tan bien supieron resumir las ideas de espanoles y
americanos.
«Para evitar que el despotismo deshonre en tiem-
po alguno a la magestad y oprima a los pueblos, que
se instituya y elija Constituciôn formai en que, resta-
bleciéndose los derechos de éàtos, tenga siempre la
naciôn parte activa en las deliberaciones y raaterias
de estado, en la formaciôn de las leyes^ y en los demâs
asuntos graves del gobierno; y que en esto y en todo
lo demâs, sin la menor limltaciôn sean las Américas.
20
162 GAVIDIA FRANCISCO
consideradas y tratadas corao partes esenciales de la
Monarquîa, guardândole sus derechos y libertad civil
como a la Penînsula. sin diferencia alguoa, y con to-
da la extension que corresponde conforme les compete
por derecho natural que les esta justamente recono-
cido.>
La declaraciôn de los derechos del ciudadano ha
merecido altos elcgios. Héla aquî:
I. El objeto de la sociedad es el mejor estar de
los individuos que la componen.
II
III. El gobierno es obra del hombre, se estableciô
para su conservaciôn y tranquilidad. La conserva-
ciôn mira a la existencia; y la tranquilidad al goce de
sus derechos naturales e imprescriptibles.
IV. Estos derechos son : la igualdad, la propie»
dad, la seguridad y la libertad,
V. La igualdad consiste en que la ley debe ser la
misma para todos; ya proteja, ya castigue, no puede
ordenar sino lo que es justo y util a la sociedad; ni
prohibir sino lo que le es perjudicial.
VI. La libertad es la facultad de hacer cada uno
todo lo que no dana a los derechos de otro. Tiene
por principio la naturaleza; por régla la justicia, por
garantfa la ley. Su limite moral se comprende en es-
ta mâxima: «no hagas â otro lo que noquieras que te
hagan».
VIL La justicia natural se viola cuando una par-
te de la naciôn pretenda privar a la otra del uso de
sus derechos de propiedad, libertad y seguridad.
VIII. La seguridad consiste en la protecciôn con-
cedida por la sociedad a cada uno de sus miembros y
a sus propiedades.
IX. La propiedad personal esta bajo la protec-
ciôn de la ley, inviolable al ciudadano, al magistrado
y al rey. Solo las acciones contrarias a la ley la alla-
nan.
X. Todo procedimiento del magistrado contra
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 163
un ciudadano, fuera del caso de la ley y sin ritualida-
des de ella, es arbitrario y tirânico.
XI. La legislatura es propiedad de la naciôn; no
debe confiarla sino a una asamblea o cuerpo na-
cional.
XII. La ley no debe establecer sino penas utiles
y evidenteraente necesarias. Las penas deben ser pro-
porcionadas a los delitos y provechosas a la sociedad.
XIII. El derecho de propiedad real es aquel por
el que pertenece a todo ciudadano el goce y la libre
y absoluta disposiciôn de sus bienes y rentas, del fru-
to de sus trabajos, y de su industria.
XIV. Todo individuo de la sociedad, fuera cual
fuere el lugar de su residencia o de su naturalfza, de
be gozar de una igualdad perfecta de sus derechos na-
turales, bajo la garantîa de la sociedad.
XV. La garantfa social consiste en la acciôn de to-
dos, para asegurar a cada uno en el goce y conserva-
ciôn de sus derechos.
XVI. La opresiôn de un ciudadano ofende al
cuerpo social y la sociedad debe reclam arlo. Cua4-
quier individuo de la sociedad tiene derecho a esta re-
clamaciôn, porque la opresiôn de un ciudadano, aten-
ta a la seguridad de los demâs.
XVII. La garantîa social no existe si los limites
di lis! fuaciones pûblicas no estân determinados
por la ley y la responsabilidad de todos los funciona-
rios no esta asegurada.
XVIII. No puede estabîecerse contribuciôo sin6
por utilidad gênerai.
XIX. Todos los miembros del Estado de cual-
quier clase o sexo, tienen obligaciôn de contribuîr pa-
ra su conservaciôn, aumento y defensa. Esta obliga-
ciôn tiene por principio la sociedad, por medio la nece-
sidad del Estado; y por régla las facultades del ciu-
dadano.
XX. Ninguno puede ser privado de la menor
porciÔQ de su propiedad sin su consentimiento.
164 FRANCISCO GAVIDIA
XXI. Todo estanco es una violaciôn del derecha
'natural. Debe, pues, declararse abolido para siempre.
Del artîculo 69 al 93 se establecia y estudiaba la
autonomîa régional por medio de las Diputaciones
Provinciales tan aborrecidas por Bustamante. Se vigo-
rizaba el Municipio, y en fin, lo que explica las iras
del rey Fernando VII contra el Intendente de San
Salvador y el Diputado Larrazâbal, se ponîan restric
ciones al Poder Real, restricciones que obtuvieron un
influjo glorioso para su autor en la Constituciôn de
1812.
Fuera de estas consideraciones que todavîa son
secundarias, la Constituciôn de 1812 que ensenô a
nuestro pueblo a votar y fué el resorte de los sucesos
de 1814, verdadera cartilla del ciudadano, es uno de
los fundamentos de nuestra educaciôn democrâtica y
por tanto de nuestra Historia.
El diputado e'ecto, heraos dicho ya, por esta pro-
vincia y que firraô la Carta Magna tué el sacerdote
Dr. José Ignacio Avila. Los de las otras provincias
fueron Larrazâbal, ya citado, por Guatemala; José
Francisco Morejôn, por Honduras; José Antonio Lô-
çez de la Plata, por Nicaragua y Florencio Castillo,
por Costa Rica.
Aunque de buenas dotes iatelectuales, el diputa-
do Avila cayô enfermo en Espana y obtuvo de las Cor-
tes licencia para no asistir a las sesiones. (Corao una
muestia de su ilustraciôn véase en una nota el escrito
en que solicité a nombre del pais la erecciôn del obis-
pado salvadorense).
Las innovsciones salientes de la Constituciôn se-
rân indicadas brevemente:
Principio de la Soberania Nacional
*' la soberania réside esencialmente en la
tiaciôn " "pertenece a esta exclusivameate el
derecko de establecer sus leyes fundamen taies."
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 165
ClUDADANIA
Se empleô la expresiÔQ "los espanoies de ambos
tnundos, que eran los nacidos en los dominios de Es-
paça de ambos hemisferios."
Representacion Nacional
Se establecîa una Câmara de Diputados. (Las
antiguas Cortes de Espana constaban hasta de
cuatro clases sociales o estamentos.) La elecciôn era
indirecta y de très grados o Juatas électorales (las de
parroquia, las de partido, las de provincia). Habîa
un Diputado por cada 70.000 aimas.
La Diputaciôn permanente
Sen'a compuesta de siete Diputados. Velarîa
por la Constituciôn. Convocan'a a sesiones extraor-
dinarias en ciertos casos. Darîa cuenta a las Cortes
de las infracciones contra la Carta.
El fuero ùnico
En el Ramo Judicial se abolieron los tribunales
para los privilegiados. A duras pen-.s se conserTaron
^1 fuero de guerra y el fuero eclesiâstico.
En lo Judicial
Ademâs, se estableciô la inviolabilidad del domi-
cilio, se mandô la aboliciôn de tormentos y confisca-
ciôn, se prescribiô el trâmite de conciliaciôn preyia en
los juicios seguidos an te los alcaldes.
Los MuNiciPios
Eran de elecciôn popular en 2° grado, en toda po-
blaciôn de 1.000 o raâs habitantes, supriraiéndose los
regidores hereditarios cuyo cargo era hasta allî trans-
ferible o vendible.
166 Ffc'AKCISCO GA%"IDIA
La Diputaciôn provincial
CoDstaba de siete Diputados electos por los electores
de Diputadoti a Cortes.
Controlaba h\ Municipio y teni'a la direcciôn de
'.0= asuntos ecoccmicos de la proTincia.
CONTRIBUCIONES
Lo eran directas;
I:3Girectas;
Générales;
Provinciales;
Munijipales.
Se pagaban en proporciôn a los haberes.
Habn'a una Contaduria Mayor.
Se reglamenraba la deuda pûblica.
Ejército
Las Certes fîjariaa la fuerza. El servicio se ha-
rfa dentro de la provlncia del conscripto.
Instrucciôn
Habn'a escuela en toda poblacién: se explicaria en
ellas la Constituciôn.
Imprenta
La '.ibertad de imprenta no tendria restricciones
Eino ias de la nueva Legislaciôn.
MONEDA
Debido a la distancia, en America y Filipinas se
podri'a acunar moneda.
La Constituciôn constaba de 584 articules y res-
pondia a las ideas y sentimientos de los pensadores
como Peinado v Larrazâbal.
HISTORIA MODEBNA DE EL SALVADOR 167
El Prôcer Delgado y Arce se les adelantaban en
muchos respectes; por ejemplo, el delà libertad de los
€sclavos, pues en la Repûblica Pura que establecieron
en 1822, fué implantarla uno de sus primeros actos.
Tampoco admitîan la forma monârquica y todo el Tî-
tulo IV de la gran Carta, que la define y reglamenta
la transmisiôn por hereocia del poder.
Hay que reconocer que los prôceres teni'an una ex-
tretna izquierda, y que la supresiôn y expulsion de
las ôrdenes monâsticas y la separaciôn de la iglesia del
estado, que hizo la revoluciôn que derribô a Arce, no
constaban en el programa de los que erigieron la Re-
pûblica Fédéral.
Pero debemos volver la mente a 1812 y recor-
dar el espacio inmenso que sépara las Leyes y Orde-
naczas de Indias de la Constituciôn de 1812.
Fi ESTA DE LA CONSTITUCIÔN
Hemos dicho que el 16 de septiembre de 1812 re-
recibiô el Intendente Dr. José Maria Peinado, la Cons-
tituciôn de Câdiz que se le enviaba oficialmente.
Eran anileros en San Salvador los agricultores y
los miembros del M. H. Ayuntamiento se hallaban
ausentes de la capital en las cosechas de anil, en sus
haciendas.
Fueron citados y acordaron, (pues fué tiempo de
largo temporal) que se proraulgase la Magna Carta
hasta el 8 de octubre. El 7 cesô un poco el temporal
y el dîa siguiente se encontraron reunidos en San Sal-
vador los veintiséis pueblos del mando de su Ayunta-
miento, con atabales y mûsicas y vestidos de fiesta.
Los Alcaldes, Regidores y principales de los siete
barrios que tenîa entonces la ciudad, se presentaron
caballeros en buenos caballos, ante la casa del Alcalde
en ejercicio que lo era Don Leandro Fagoaga, a quien
llevaron a las Casas de la Ciudad, ante las cuales ha-
llaron a todos los jefes de rentas y de la administra-
168 FRANCISCO GAVIDIA
ciôn pûblica, y a los vecinos distinguidos, tambiénca-
balleros «en hermosos caballos ricamente enjaezados».
Tan brillante comitiva se dirigiô a casa del In-
tendente, volviendo en su ccmpanfa al Palacio Con-
sistorial.
Hallâbase en las galerfas exteriores, dando frente
al pueblo, «bajo su dosel.» el retrato del prisiouero de
ValenÇay, el Rey Don Fernando VII, como en todas
las fiestas oficiales de la colonia. Pero esta vez habia
algo de muy nuevo. Bajo el dicho dosel real, con les
homenajes y custodia de una guardia de honor, se ha-
llaba un cuaderno impreso.
Era la Constituciôn.
A su lado estaba compartiendo estos honores el
Pendôn Real, en el cual se leîa en letras de oro:
ViVA LA Constituciôn de la Monarqui'a
ESPANOLA.
El clero secular de San Salvador y sus inmedia-
ciones, y los frailes de los Conventos de San Francis--
co, de Santo Domingo y de La Merced, bajo la presi-
dencia del Vicario General Dr. José Matias Delgado,
y los ancianos de distinciôn de la Ciudad, llenaban las
galerîas del Palacio.
Llegada ante el dosel la comitiva el Regidor Deçà-
no delà ciadad tomô "con el debido acatamiento la
Constituciôn y la puso en manos del Intendente Go-
bernador; después el Regidor Subdecano tomô el Pen-
dôn Real y lo entregô al Alcalde Fagoaga. Inconti-
nenti hicieron salva la Artillerîa y los Cuerpos de In-
fanterîa de los Cuarteles del Fijo y de Voluntarios de
Fernando VII.
Siguiôse un repique en todas las torres de los
templos.
Entonces empezô el paseo de la Constituciôn, a la
cual en esos momentos presentaron las armas todos
los Cuerpos militares.
El desfile llevaba el orden siguiente:
I — Los justicios, regidores y principales de los-
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 169
veintiséis pueblos, llevando cada grupo al frente sus
mûsicas y atabales;
II — Los siete barrios de la ciudad, «vistosameo-
te moatados;>
III — El Intendente Gobernador, llevando a su
lado al Regidor Decano, al Regidor Subdecano y a los
cuatro reyes de armas que debîan hacer la promulga-
ciôn. Seguîanles el Ayuntamiento que acompanaba
al loteodente y los vecinos principales queacompa-
naban al Ayuntamiento.
IV — Cerraba el desfile el escuadrôn de drago-
nes.
Al terminar el desfile y entrar a la plaza, se hizo
honores a la Constituciôn por la Artilleria y fu^ilerîa.
En estos momentos cerrô a llover y las lluvias se
prolongaron por tanto tiempo, que aunque el Padre
Vicario Dr. Dalgado lo tenîa todo dispuesto para un
solemne Te Deum al terminar el desfile, fué indispen-
sable aplazar la continuaciôn de las cereraonias para
el dîa 24 de octubre.
Era este el di'a del Rey. Dejô de llover a las ocho
de la raanana y el Intendente a quien hacîan séquito
el Noble Ayuntamiento y vecinos principales, toraô
asiento bajo el dosel en que estaba el retrato del Rey
con guardia de honor.
Hallâbanse présente el clero de San Salvador y
sus inmediaciones y los religiosos de los conventos.
En seguida se presentaron los Cuerpos de Caba
llerîa, del Fijo y de Voluntarios, que debi'an jurar la
Ley Fundamental.
Desfilaron ante el retrato, después formaron, y el
Sargento Mayor recibiô del Intendente "los ejerapla-
res de Constituciôn para que se publicase, y habiendo
hecho las salvas correspondientes, salieron al tablada
très oficiales, que la leyeron en altas voces, concluyen
do con el juramento que se le hizo con el mayor entu-
siasmo "
21
170 FRANCISCO GAVIDIA
Siguiéronse salvas, jvivasl y aclamacionesdelejér-
cito y del pueblo.
Los maceros iavitaron en seguida a los cuerpos
para que, dejadas las armas en sus cuarteles, volvie-
sen a jugar "cuatro soberbios toros que completaron
la manana".
Por la noche hubo fuegos artificiales de que se
hablô en Espana y Guatemala, por los sfmbolos que
se quemaron.
Debe advertirse que la ciudad habîa sido ilumina-
da todas las noches desde el dia 7, vîspera del en que
se hizo el desfile.
A la prima noche del 24 las damas y personas
principales Uenaron el portai de las Casas Consistoria*
les, donde habîa una gran orquesta.
Los fuegos habîan sido invenciôn del Cura de
Texacuangos don Miguel José de Castro.
Lo que hizo hablar de ellos en el extranjero fué
un informe enviado a la Kegencia por el Capitân Ge-
neral, y en que negô toda sinceridad a estossimbolos.
"E120deMarzo de 1813, dice el informe, se leyô en
el Congreso Soberano un oficio en que se ponderaba
la cultura y religion de San Salvador, prefiriéndola
en esto a las demâs provincias; la felicidad de su pue-
blo, la lealtad de su clero, las mûsicas, paseos, y de-
mostraciones con que so^emnizô la publicaciôn de la
Constituciôn Politica de la Monarquîa y la union
de ambos continentes, figurada en dos globos de
fuegos artificiales. Pocos meses después se ha des-
cubierto (el 24 de Enero siguiente, es decir, a los
très meses justos de la fiesta), el plan de la nueva
Constituciôn de Independencia que se meditaba en
San Salvador".
Bueno es recordar, con todo, que ni Bustamante
ni el Dr. Peinado respetaron la Constituciôn de 1812
y que dieron motivo a los pueblos para que solo juz»
gasen conveniente la independencia absoluta.
HI5TORIA M:)DIjRNA DE EL SALVADOR 171
Eran los simbolos de que habla el Capitân Ge-
neral "un hermosisirao sol, cuyos rayos, forma-
dos de luces de todos colores, hacen ver un disco
con dos mundos, estrechamente unidos por una cade-
na de oro, de eslabones muy iguales, encima de los
cuales estaba descansando magestuosamente un her
moso leôn, y se leîan de luces estas palabras: /Viva
el Reyl /Viva la Ley! y /Viva la Patria/\ dividida
esta palabra, y colocada en los dos mundos, en esta
forma. PA sobre el uno y TRIA, sobre el otro'^
Hubo en seguida refresco, himnos patriôticos,
concierto por la «magnifica orquesta», ya citada, que
tocô las mejores piezas de mûsica.
El di'a 15 hubo toros manana y tarde, y concierto
que durô hasta las diez de la noche.
El dîa 16, toros manana y tarde y concierto.
El dîa 17 no hubo corridas por la manana. El
resto del programa fué el del di'a anterior.
El domingo siguiente debîanjurarla Constituciôn
el Intendente Gobernador, el Ayuntamiento y los ve»
cinos principales de la ciudad, y el pueblo.
Presto el juraraento el Gobernador en manos del
Alcalde Fagoaga; en seguida el Ayuntamiento y el
Escribano de Gobierno juraron en las del Intendente.
Y después se trasladaron todos a la iglesia parro-
quial «en que aguardaba todo el vecindario de distin-
ciôn y demâs vecinos del pueblo». (*)
Di'jose misa y llegado el momento, «tomando el
Doctor Delgado el pùlpito, exhortô, con aquella bellf*
sima elocuencia y energîa que tanto le distingue, a su
auditorio, manifestândole con ejemplos antiguos de
la Historia Sagrada y Profana, que la grandeza, el
esplendor, la existencia y la permanencia de los Esta-
dos, y aun las virtudes de sus individuos, todo ha si-
do necesario efecto de su Constituciôn, del amor y la
(*) Todas las palabras puestas entre comillas son citas del in-
forme del Intendente que se ley6 en las Certes el 20 de marzo del
ano pr6ximo al de la fiesta o sea 1813.
172 FRANCISCO GAVIDIA
observancia de ella, del respeto y cumplimiento de las
leyes, de la obediencia a las autoridades légitimas, de
la sumlsiôn a sus disposiciones; y, sobre todo, procu-
ré infundir la iadispeosable confianza hacia el gobier-
TîO, y en seguida leyô por sf, este hombre siogular, la
Constituciôn toda, de un modo que parecia la habla-
ba y la explicaba:^.
«Concluida la misa y lectura, recibiô el mismo pâ-
rroco el jurameato de los asistentes y se cantô el Te
Deum.y
Para la noche del lunes se tenia preparado un
<magnîfico teatro> en la Plaza Mayor. Debîa repre-
sentarse una comedia, <con sus intermedios correspon-
dientes». Pero lloyiô y se aplazô la representaciôn pa-
ra el martes.
Antes de la comedia (el informe emplea las pala-
bras <comedia> y «drama> indistintamente), se recitô
una loa cuya copia debe hallarse en el archivo de las
Cortes.
Taies fueron las fiestas de la Constituciôn, que,
como se dijo en las Cortes, no tuvieron igual en mu-
chas partes de la monarquîa espanola.
Era la promulgaciôn de esta Magna Carta, un
triunfo completo para los constitucionalistas al modo
inglés y de la escuela montesquina, lo era hasta rayar
con la gloria, para el Intendente Gobernador, cuyas
doctrinas de Derecho Pùblico habian sido tomadas en
cuenta, al redactarse la Constituciôn, como se puede
ver en la denuncia que de ella hizo el Capitân Gene-
ral y en la orden de destituciôn de su autor lanzada
por el rey a su vuelta al trono de Espana. Para los
independientescomo Delgado, era una conquista va-
liosa: iba el pueblo a elegir Municipales, a elegir Dipu-
tados Provinciales y de Cortes, a conocer y ejercer el
sufragio.
Los otros problemas quedaban aplazados. iPre*
veîan los prôceres su resoluciôn? Si volvi'a el rey a
Espana imantendrfa esta Constituciôn a cuyos auto-
HÎSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 173
Tes desautorizaba desde su prisîôncon toda sinceridad»
aunque ellos creyesea que lo hacîa obligado por las
circunstancias o por Bonaparte?
Pero habrîa mâs, los absolutistas no cumplirîan
esta nueva ley. Si ellos, como el rey, no cumplîan
este pacto firmado entre el pueblo espanol y las colo-
nias y el Gobieroo, tendrîa que seguirse la revoluciôn.
Esto era un razonamiento tan justo, que, en to-
das las colonias, la proraulgfaciôn de la Carta, fué co-
mo un armisticio: se hallo ea todas partes en decaden-
-cia la revoluciôn desde 1811 a 1817; pero en pre-
sencia de la reacciôn absolutista encabezada por el
rey, que derribô la gran Carta y persiguiô cruelmente
a los libertadores, la revoluciôn se desatô con indigna-
ciôn de 1817 a 1820, y de 1820 a 1826 triunfô en toda
la America.
En medio del triunfo que significaba la promul-
^aciôn de la Carta, ocurriô un episodio que venîa a
poner una nota cômica en el drama de la libertad de
El Salvador y de Centro-América.
En el mes de Junio la Regencia de Espana conce-
diô a San Miguel el ti'tulo de Muy Noble y muy Leal
Ciudad; a la villa de San Vicente el tîtulo de Ciudad,
y al pueblo de Santa Ana Grande el de Villa; y a los
très Vicarios Provinciales rivales del prôcer Doctor
Delgado, los Doctores Barroeta, Molina y Cârcamo,
por sus gestiones en aquellas ciudades y durante los
sucesos de Novierabre, el tftulo de Canânigos de la
Caiedral Meiropolitana. Estas noticias de fin de
ano se confirmaron en los meses siguientes; pero la
alegrîa v el orgullo de los nuevos Canônigos, se tornô
en motivo de grandes risas y de burla porque las Cor-
tes no confirmaron, un mes de^pués, los ti'tulos de
las Canongîas.
Se déjà ver el efecto de esto que se llamaba enton-
ces «un chasco>, por un papel que por ese tiempo
apareciô en las paredes de San Salvador y que alude
a este suceso y a la derrota del Dr. Cârcamo como
174 FRANCISCO GAVIDIA
candidate, a la Diputaciôn a Certes para la cuat
fué electo Peinado y por su renuacia Doq Manuel Jo-
sé Arce,
El papel deci'a asi:
«Cârcamo, el buen acierto que ha tenido la Ca-
nongîa tuviste en las elecciones, por traidor a la pa-
tria y enemigo del patriotisme; pero luego esta ciudad
les darâ el destino a los Canônigos, y dile a Barroeta
y a Molina que el Santo Padre Morelos viene a confir-
maries los titulos >
Este papel tiene el mérito de hacer ver las opinio-
nes radicales sobre independencia que reinaban ya en
San Salvador a fines de 1812.
Addenda al capîtulo lY
"... .sean las Américas tratadas y consideradas
" pâgs. 161 y 162 li'neas 37 y la. respects.
DECRETO SOBRE LOS DERECH03 DE AMERICA
Las Corte8 générales y extraordinarias confirman y aan-
cionan el inconcus(i coacepto de que los domiuios espaûoles
en ambos hemisferios forraan una misma y sola Monarquîa,
una miama y sola Xaciôn y de una sola familia, y de que por
lo mismo los naturales que sean originarios de dichovsdomi-
nios europeos o ultraraarinos, son iguales en derechos a los
de esta Penînsula; quedando a cargo de las Cortee tratar coq
oportunidad y con un particular interês de todocuanto pue-
da contribuir a la felicidad de los de Ultramar, como tam-
biéu sobre el numéro y forma que deha tener para lo sucesi-
vo la representaciôn nacionalen^harabos emieferios. Ordenau
asimisrao las Cortes, que desde el momento en que los paîses
de Ultramar en donde ee hayan manifestado conmociones,
haganel debido reconocitniento a la légitima autoridad sobe-
rana que se halla estableeida en la madré Patria, haya un
gênerai olvido de cuanto hubiese ocurrido indebidamente en
ellas, dejando, sin embargo, a salvo el derecho de tero'ro.>
Leîda très veces esta formula de decreto, después de ha-
ber rectificado todas sus expresiones, segûn las varias obser-
vaciones que se hicieron, se procediô a la votaciôu, pregun-
tando:
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 175
"^Se aprueba en estos térmiuos, o no?"
Sevotôqueee aprobaba en estos têrminos y quedô a
cargo de los Seeretarios expedir el decreto el siguiente dîa en
îos mirimos térrainos que se lee en su original en el libro de
decretos. [^esiones de las Coites.]
'* . .sean las Américas consideradas y tratadas
<:omo partes esenciales de la Monarquîa, guardândole
sus derechos y libertad civil como]a la Peninsula . ..."
(Loco citato.)
En la sesiÔQ de 4 de septienabre de 1811, se dis-
cutiô el art. 22, y esta discusiôn nos ofrece un cuadro
total de las ideas, partidos y aûn de la elocuencia que
reinaban en la gran asamblea.
Se leyô el art. 22, del Proyecto de la Constitaciôn, conce-
bido en estos términos:
cA los espanoies que por eualquiera lînea traen origen de
Africa, para aHpirar a ser ciudadauos les queda abierta la
puerta de la virtud y del mereoiiuiento, y en su consecuencia
las Cortes podrâu concéder carta de ciudadano a los que ha-
jan hecho servieios eminentes a la Patria, o a los que se dis-
tiugan por sua talentos, su aplicaciôu y conducta; bajo cou-
diciôn respecto de estos ûltimos, de que sean iiijos de legîti-
mo matrimonio, de padres ingenuos, de que estén ellos mis-
raos casadoM con mujer ingenua, y avecindados en los domi-
nios de Espana, y de que'ejerzan alguna profesiôn, oficio o
industria util con un capital propio, suficiente a raantener
su casa y educar sus hijos con honradez.»
El Sr. Urîa [Leyô]: Si elart. 22 de que se trata quedara
sancionado por V. M. (*) eu los mismos términos con que a
V. M. se propone, él solo serîa bastante, a mi parecer, para
deslucir la grande obra de la Constituciôn que V. M. prétende
dar a la Naciôu. Acaba V. M. de declarar solemnemente la
floberauîa de esta, y de reconocer por sus partes intégrantes
a los mismos a quienes se tiene ahora en menos para que
«ean sus conciudadanos; y desde este principio toma vuelo
mi corto dlscurso, dirigido a probar a V. M. los agravios
raanifiestos que se les infiere, pretendiendo despojarlos de
unos derechos que son consiguientes a la soberanîa de que
son partîcipes, y de los que les es deudora la sociedad espa
nola. Ea efecto, Senor, es lo mâs grande , lo aiâs augusto
(*) V. M. (Vuestra Magestad) era cl tratamiento que se daba a la
gran asamblea.
176 FRANCISCO GAVroiA
con que V. M. ha podido condecorar a nueetra Naci(!5n, de-
clarândola soberana, do eôlo por las altae facultades que 1©
son inhereutes por solo este respecte, siuotambiên por la
^randezay elevaciôn que refluye de ella en todas las partes
que la integran y componen: no puede haber en estas ningu-
na mancha ni borrôn que denigreu y afeen uua eualidad la
mas ilustre y sobresaliente: por esta razôn V. M. se detuyo a
examinar las pircunstancias de los que debîau gozar los de-
rechos de eepanol, para que nunca la Naeiôn soberana apa-
reciese defectuosa o envileeida. El mayor realce de los hom.
bres que existen eu las Espanas consiste en haber nacido li-
bres en sus preciosos terri torios, y hallarse en ellos avecin-
dados; esto es, ser espanol, sin necesitar de otra circuustan-
cia para serlo, y sin que su origen, sea el que fuere, pueda
privarlode esta eualidad la mâs apreciable y decorosa: ^P*^'*
que, pues, ha de ser aquél tan ofensivo a la eualidad de ciu-
dadano? ^Por ventura no es esta de inferior orden que aque-
11a? Ser parte de la soberanîa nacional, y no ser cludadana
de la Naeiôn sin demérito personal, son a la verdad, Seiïor,
dos coeas queno pueden concebirsey que una a la otrase^
destruyen, \E\ origen por sî solo puede influir tan imperio-
saraente en la porciôn numerosa de estos espanoles, que res-
petando la parte sustaucial de la soberanîa que les (îorres-
ponde, les prive de lo que es solo accesorio y accidentai! ,Tal'
es, a mi parecer, el tîtulo de ciudadano. De otra raanera los-
hijos legîtimos de los extranjeros, nacidos en las Espanas.
tendrîan neceeidad de carta e-special, no de naturaleza, pero
sî de ciudadanos, a pesar de que hayan obtenido sus padres
esta ultima, porque la marca del origen extranjero grabada
en ellos, es indeleble, maa en nada les perjudica. ^Y les sera
nociva a nuestras castas? Hablo principalmente de las de
America. Son, es verdad, originarias.del Aîrica;]pero de la san-
gre que de esta sacaron sus ascendientes corren apenas unas
gotas en sus venas por las mezclas de sus diferentes genera-
ciones. jEn que especie de abatimiento ts.n asombroso se las
prétende dejar! Por mâs que se hayan elevado a la esfera de
espanoles, a nada pueden aspirar; estân cerradas para ellos
las puertas del honor a pesar de que disfrutan el de ser raiem-
bros de la soberanîa.
La comisiôn les fraiiquea el que puedan lograrlo por su
virtud y sus merecimientos, por sus talentos, ku conducta y
aplicaciôn, pero que clase de merecimientos exige en ellos?'
Los que apenas ban coutraîdo con sus servicios eminentes a
la Patria los Ballesteros, los Roviras y los Empecinados. A
eus talentos les falta teatro donde pueda manifestarse; como
a nada aspiran de cuanto al hombre puede engrandecer, y
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 177
alentar por lo mismo a emprender las carreras del honor y
distinciôn, se raantienen por lo regular oscurecidos con las
densas tinieblas de su propio abatimiento asî como su vir-
tud poco atendida y reflexionada. Me admira, Senor, el que
la cornisiôn, tan ilustrada y tan libéral, haya manifestâdose
en esta parte con una mezquindad que si promete alo^o a es.
t08 espanoles, es a trueque de unas condiciones que o no de
penden de su arbitrio, o son muy superiores a la vileza de su
esfera.
iY no es, Senor, un asombro y una'especie de prodi^io el
que amen y respeten a V. M. como deben estos hombres que
por los couductos ordinarios nada esperan, ni para kî, ni pa-
ra sus amados hijos, de las liberalidades de V. M. y de las
franquezas de sus Reyep? jAh, Senor! Claman ellos'desde el
pozo de abatimiento, hacieudo a Y. M. cargo de que los es
panoles para contribuir a proporciôn de sus haberea a los
gastos del Estado, lo sean igualmente para que, compade—
ciéndose V. M. de la suerte de su origen, en que no tuvieron
parte alguna, extienda 3u poderosa mano para que, sacân
dolos de su profundidad, adonde aquel los tiene ahora su-
mergidos, los eleve a la clase de ciudadauos llanoa y comu-
nes, que es el lugar que les corresponde como hombres bue-
nos que son, para usar el lenguaje de la ley. Asî lo exige el
honor de la soberanîa de V. M., y lo demanda igualmente la
sociedad espanola, que les es deudora de su existencia, y por
consiguiente obligada a dispensarles este honor. No puede
ocultaree a la alta sabidurîa de Y. M. que en todas partes la
sociedad dépende de la existencia polîtica, no tanto de las
clases superiores del Estado, cuanto de las iuferiores, Sin
el trabajo de estas no podrîan aquellas manifestar aquel
aire de esplendor y grandeza que las acompana; antes bien,
sin su industria y actividad ni podrîan aquellos subsistir. y
sn ruina serîa inévitable, El grande, el noble, el ciudadano,
podrân decir al labrador y al artesano que son ellos los que
desempenan los eucargos mâs diîîciles del Gobierno. los que
velan en la custodia de las leyes, sobre la recta administra-
ciôa de justicia y sobre la seguridad comûn; que sus talentos
conservan el decoro de la Patria y el de la sociedad; pero
tambion los otros podrân responderles de una manera sin
réplica, que sou ellos los que proporcionan a la Patria la
abundancia; que mantienen a la sociedad con el sudor de su
rostro; que le sumistran los géneros para veetirse, los utiles
para adornarse y cuanto es necesario, util y cômodo para la
sociedad. Este lenguaje, que es cierto donde quiera. lo es
mucho mâs en la America. Nuestras castas nos son deposi-
22
178 FRANCISCO GAVIDIA
tariaB de todo nuestro bien y feIicidad;no8 suministran bra-
Z08 que eultivan la tierra que produce eus abundantesfrutos,
los que nos extraen de sus entraîias, a costa de impondéra-
bles aîanes, y la plata que anima al comercio y queenriquece
a V. M. Salen de ellas los artesanos, se prestan a eualquier
trabajo pûblico y particular. dan en aquellos paîses el eervi-
<?io de las armas, y son en la actualidad la robusta columna
de nuestra defensa y de los dorainios de V. M., donde se es-
trellan los formidables tiros de la insurreeciôn dealg:unos de
nuestros hermanos, jY cuân acreedores a su amor y a su
reconocimiento! Lejos, pues, de V. M. toda irréflexion: la
sociedad los recomieuda muy partieularmente; el bien gêne-
rai se iuteresa, y la justicia clama a su favor para que los
distingais con el inferior tîtulo de ciudadanos, puesto que los
ba condecorado con el superior de espanoles.»
A consecuencia de este discurso propuso que el artîculo
«e expresase en estos términos:
cSon también ciudadanos los espanoles originarios de
Africa, hijos de padres ingeuuos, que ejerzan una profesiôn o
industria util, o tengan alguna propiedad con que puedan
subsistir honramente.>
El Sr. Alcocer: Este artîculo da por su puesto que no son
ciudadanos los espanoles que traen su origen de Âfrica, como
si ya se hubiese establecido de antemano, y no es asî. Por
el contrario, el artîculo anterior concède el derecho de ciu-
dadano a los hijos de extranjeros, sin poner la excepciôn de
de que no seau africanos, en cuya virtud deberîanentenderse
comprendidos los del artîculo que se discute, si él no los su-
pusiera excluidos. De mauera que sin expresarse abierta-
mente en parte'alguna que no son ciudadanos, se les déclara
de un modo indirecto la negativa de esta cualidad, abrién-
doles la puerta para obtenerla por privilegio.
Hago esta réflexion, porque no se créa agena de este ar-
tîculo la controvcrsia que voy a agitar, y que en él se pré-
senta como definida, ya no estândolo en efecto o ss décide
suponiéndola decidida. Provendrâ sin duda de que se creyô
lio necesitaba de resoluciôn formai un punto que desde luego
se ve como muy elaro. atendiendo a la equidad o a la con-
veniencia, que son los dos polos sobre que estriba el Estado;
pero yo encuentro que ni una ni otra lo apoyau. Que los
oriundos de Africa sean ciudadanos, lo exije la justicia y lo
demanda la polîtica: dos reflexiones que recomiendo a la con-
sideraciôn, a la soberana atenciôn de V. M., como en las que
se interesan la suerte de slgunos millones de aimas, el bien
gênerai de la America, y quizâ también el de toda la Monar-
buîa.
HISTORIA MODERNA T>ii EL SALVADOR 179
Roma, en donde fué mas conocida y apreciada la cuali—
dad de eiudadano, llegarido a ser el objet o de la ambieiôn de
lae demâs ambiciones de Italia, estableciô por la primera y
principal causa que la produce el riacimiento, sejçûu consta
en la sétima cod. de iucolis: de manera que nacer libre y na-
cer en Roma, era bastante para eer eiudadano romano, y
era un raotivo euperior al privilegio, adopciôn y empleo bon-
roso, que también daban aquel derecho. Lo minmo estaba
eetablecido entre los griej^os, alemanes, euizos y otras na-
eiones.
Entre nosotroB ha eido desconocido el nombre de dere-
cho de ciudad, usando promiscuamente los voces de eiuda-
dano y vecino. Natural y extraujero son las palabras que
se encuentran en nuestras leyes, y "carta de naturaleza" es
como se ha llamado el privilegio concedido a los extranos,
y que équivale al derecho de ciudad en otras partes. La na-
turaleza, aunque se adquiere de varios modos, dice la ley 2^,
tîtulo XII, Partida 4^, que es la primera y mejor la que se
adquiere por nacer en la tierra.
La razôn confirma esto mismo, pues el nacimieiito debe
ser preferente aun al origen, supuesto que lo confunde. Si
hubiéramos de atender a este y remcntarnos en su inquisi-
ciôn, a los ingleses los llamarîamos sajones, a los espanolea
les dirîamos godos, aianos, catos, etc., y a todos los hora-
bres los tendrîamos pur naturales de la Patria de Noê, siuo
es que también sabîamos hasta Adân. Y siendo esto asî,
^qué motivo habrâ para uegar la cualidad de ciudadanos a
los que han nacido en territorioespanol a causa de su origen
africano?
Ni aun entre los griegos, que fueron los mâs rîgidos en
esta materia, del derecho de '"iudad, se requerîa el origen re-
moto, bastando ei prôximo, esto es, nacer de padres natura-
les; y no siéndolo alguno de elios, el hijo se llamaba mestizo,
que nosotros llamamos genîzaro, de cuya clase fué el faraoso
Temîstocles, cuya madré era extranjera. Entre los romanos
bastaba que fuese natural el padre. y en nuestro derecho ni
aun esto se necesita. i.Por que, pues, se ha de exigir en la«
castas?
Pero yo quiero permitir se necesite aun el origen remoto
^.quieu dijo que no lo tienen las castas? Muchos de ellos no
solo son originarios del territorio espanol por una lînea, si-
Ro por très costados 6 agûelengos; y atendiendo a los bisa-
buelos, quizâ por uuo solo descienden de Africa, y por los
otros siete de nuestro territorio. îQué razôn habrâ para que
auu olvidanlo el nacimiento, a la mayor parte que tienen
180 FRANCISCO GAVIDIA
de ori^en eapanol, contrapese la pequena de origen africano?
Pero examinemos la raateria.
îQué îundamento hay para que les dane eemejante ori-
gan? ^Serâ acapo precisamcQte por de At'rica? No, porque
esta parte del mundo uo desraerece rcspecto de las otras. y
en eila tenemos territorios, cuyos naturales son eepanoies.
^Serâ en odio de los cartagjneses que no8 dorainaron en otro
liempo. o de los moros que por ocho sigloe ocuparon la Pe-
nînsuia? No, porque los pueblos de que descienden nuestras
oastas jamâs nos han hostilzado, y mâs bien noaotros he-
mos sido sus euemigos, esclavizando a sus habitantes. iSe-
râ por el color oscuro? No, porque las castaa tienen un co-
lor moreno como el de los indios, a quienes no se excluje por
fsto de! derecho de ciudad; algunos lo tienen mâs claro que
los indios, y otros son tan blancos como los espanoles. A
mâs de que en el sigio XIX, tan ilustrado, y en una Naciôn
tan calta como la espanola, debe atenderse a las cualidades
ffsicas y morales de los subditos. y no al color, lo que mere-
cîa el desprecio que hizo Virgilio en otro caso: alha ligustra
cnduDt, vaccinjp niffni leffuutur. No resta otra cosa que
decir sino que la esclavitud inficiona el origen africano.
Yo bien se que entre los griegos faé eHa el mayor 6bice
para obtener el derecho de ciudad, que jamâs se coneediô a
los libertos, ni a sus hijos, ni pudo Dem6stenes persuadir a
■ello a los atenienses, arengando largamente a îavorde aque-
llos; pero no fué lo mismo entre los roraanos, que han dado
la ley en esta materia. Se anade que entonces eran muj
distintas las idpas que se tenîau de la esclavitud, y esta pro-
venîa de un principio muy diverso del que nace ahora. En-
tonces dimanaba de un derecho de gentes introducido por la
Tiecev'iidad de la guerra, y era como un sello de los enemigos
del Estado: nhora recae sobre inocentes que no han hoeti-
lizado a la Naciôn, y tiene por origen una especie de rapto,
la violencia y el coraercio mâs répugnante a la razôn; por lo
que lejos de excitar el desprecio, debe raover la compat-i6n.
Después de haber hecho a las castas la injusticia de esclavi-
zar a sus mayores, ^PO'" ^sto mismo se les ha de hacer la
otra injusticia de negarles el derecho de ciudad? Una injus-
ticia no puede ser razôn o apoyo para otra.
Y digo que es injusticia seraejanee negativa, aunque uo
sea eino por los cargos del Estado que sufren las castas.
Elias contribuyen con todas las pensiones y derpchosque los
demâs; defienden a la Patria, componiéndose de la mayor
parte de ellos los regimientos veteranos y las railicias, y ejer-
cen casi exclusivamente en America los oficios y las artes,
feiendo el atlante que sostiene el rarao de la industria, tan
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 181
productiva al Ërario, corao indispenRable en la sociedad. La
justicia exig:e que quieii eufre Ihh cargas, diwfrute también de
Jo9 derechos comunes a todoe, qae es lo que importa la cua-
lidad de ciudadano.
Ella no da rano:© o esfera, conviniendo igualmente al es-
tado llano y a la nobleza, asî cotno en Roraa tan ciudadano
era el plebeyo, el Senador y el caballero. <.Qué inconveniente,
pues, résultera de que lo sean las castas? Si exorainamos
los privilejo^ios que corresponden a este tîtulo, no non incom-
patibles con su claee, y ya los tienen en realidad, por lo que
solo se les darîa un nombre concediéndose, A cinco los redu-
cîan los romanos, libertad, patria potestad, exenciôn de los
raa^istrados en lo criminal, sufraj^io en las elecciones popu-
lares. y posibilidad para los empleos municipales. Las cas-
tas tienen libertad, pues no son esclavos; tienen la misma po-
testad que los demâs sobre sus hijos; no estân exentos de la
jurisdlcciôn de los magistrados, corao no lo estân los demâs
vecinos, pues no es compatible con nuestro Gobierno raonâr-
quico el conocimiento del pueblo a que se provocaba con la
clâusula civis romanus sum: el sufragio no puede negârseles
en virtud de ser mierabros de la Naciôn en que réside la so-
beranîa, y dejarîa de ser popular una eleccion si no tuviesen
sufragio los que componen el pueblo: finalmente, la posibili-
dad para los empleos nada les anadirâ, ni variarâ el orden
establecido hasta aquî.
Cuando se dice que solo los ciudadanos podrân obtener
los empleos municipales, no es decir que cualquiera por solo
este tftulo los obtendrâ: no es dar aptitud para ellos, siiio
remover un obst}iculo; del modo que decir que solo los honi-
bres y no las mujeres pueden recibir las sagrados ôrdenes,
no es decir que cualquiera hombre se ordene auuque carezca
de la iustrucciôn y demâs calidades necesarias. De manera
que aun concedieudo el derecho de ciudnd a las castas, no
por eso obteridrân los empleos, ni entrarân en las corpora-
clones que exigeti limpieza y nobleza de sangre; corao el pre-
beyo en Roraa, a pes«ir de ser ciudadano, no optaba los des-
tinos del orden senatorio y ecuestre.
Obteniendo, pues, las castas los propios de su clase, este
es, los correspondientes al estado llano, ningûn inconvenien-
te se signe de que sean ciadadanos; y no siéndolo, ya que se
establece entre nosotros este tîtulo, no se c6mo puede veri-
ficarse la ley 10, tftulo V, libro 7*? de la Recopilaciôn de In-
dias, en que se encarga a los gobernadores y capitanes géné-
rales traten bien a los morenos libres, y les gnarden sus pre-
^raineucias ^Cuâles pueden per estas sino las que hau dicho
•corresponden al ciudadano? Porque menos que ellas no hay
182 FRANCISCO GAVIDIA
otras que las comodidades coraunes de la soeiedad, como la
defensa del Estado y la administraciôn de justicia, las que-
convieuen también a los esclavos.
Sobre todo, Sefior, cuando jo re^orro la ley eitada de
Partida, donde se enumeran los modos de adquirir la natu-
ralcza, que es lo que entre nosotros ha correspondido al de-
recho de ciudad, enfuentro que casi todos les convienen a
las castas; el naciniiento, el vasallaje, la crianza, el servicio
en las armas, el caHamiento, la herencia, la vecindad, y has-
ta el volverse eristianos, paes en el territorio espaâol se
bautizaron sus majores. Es, pues, de ligurosa justicia, na
por uno, eino por mil tîtalos, concederles aquel nombre.
Con esto habîa ya probado que lo demanda la politiea,
la que nunca debe perder de vista a la justicia. Porque aque-
lia uidxima de que la primera del gabinete a de ser la conve-
niencia, es para mî tan errada como la de que la ûltima ra-
z6n de los Reyes es el canon. La primera razôn del gabiuete
es la justicia, y la ûltima razôu de los Reyes es la justicia, y
todo lo que no es justicia, es siurazôa. No obstante, aun
considerando con precindenciadeella la polîtica, demanda es-
ta evitar el mal, y procurar el mayor bien de la Monarquîa.
^Qué funesta no serîa la rivalidad de las cantas si en-
allas se excitase contra el resto de poblaciôn? ^Quién podrâ
calculer los desastres que le serîan consiguientes. y quién no
conoce los que producirâ la negativa de un derecho comûn a
todos? No es materia esta en que debo internarrae; basta in-
sinuarla para que la médite la prudencia, la que dicta supri-
mir el artîculo, puos no por sostener un parrafito, hemos de
arrie^gar la pérdida de un mundo.
Por otra parte, sea cual fuere la mira que se lleve eu la
negativa, no se conseguirâ con ella fin alguno, ni se evitarâ
ningûn mal. En la colecciôn del tributo personal tenemos
una prueba palpable. No se colectaba ni la mitad, ni la cuar-
ta parte de lo que debîa colectarse de las castas, porque-
ellas han procurado siempre confundirse o con los indios o
con los espanales, llamândose taies, segûn su color mâs o
menos claro, de que resultaba no pagaseu los mâs, sin haber
erbitrio de una inquisiciôn escrupulosa, dejando a cada uno
en la reputaciôn comûn y favorable; lo que asî tenîa manda-
do el Gobierno en 6bvio lie alborotos y tumultos que siem-
pre se suscitaban cuando se querîa procéder de otro modo-
Esto mismo, y por la minma razôn, sucederâ con 1r cuali-
dad de ciudadano, aunque se niegue, pues la tendrau los
que no pagaban tributo. que son los mâs. Sôlosellamarâu
rastas las que han nacido en Africa, o euteramente traen da
ella su origen, que son los negros, cuja cara no les dejarâ
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 183
ocultar 811 calidad; los mulatoe libertos, porqueconeta la es-
clavitud de que hau salido, y los hijos de eetos, como tan
prôximos a aquel ori^eu de servidumbje; pero eu los demâa
descendientes entrarâ la confusion, y por lo mismo, no se
conseguirâ cualquiera fin que se intente con la negativa, y
sera indéfectible la ociosidad de ella aun respecto de los que
la eludan.
La polîtica dicta sacar provecho de esta misma préci-
sion, concediendo con franqueza lo que serîa inûtil denegar.
De este modo se formarâ de aquellos hombres un crecido nu-
méro de sûbditos raâs utiles que lo han sido hasta aquî.
Ellos son habiles, valerosos, fuertes y robustes para el tra-
bajo y aptos para todo; pero no hau tenido existencia polî-
tica; han estado en el abatimiento, que es la mayor rémora
de la vitud, y el raâs poderoso aliciente para el vicio. Con-
cédaseles un derecho, quesin eacarlos de su clase o estado Ua-
no, les harâ concebir que son algo, que figuran en el Estado,
y entoDces se erguirâ su espîritu, secundarân sus potencias,
se llenarân de ideas de honor y estimaciôn de si mismos, y
adquirirân vigor para servir mejor a la Patria. Esta se en-
grandecerâ con la adquisiciôn de un crecido numéro de sûb-
ditos, no por una conquista fîsica, sino polîcica, haciendo
utiles a los que antes no lo erau, y a los que va lo eran, pe-
ro no tanto como serân.
De lo contrario, îcon cuânta razôn no censurarén nues-
tra couducta los polîticos extranjerot? Si murmuraron la
expulsion de los moriscos, siendo unos hombres sospechosos
en religion y lealtad, iqué dirân de que nos expongamos a
que muchas de nuestras castas emigren a otro paîs, caando
se vean despreciados con una uegatira que los abatirîa y
distiuguirîa aun mâs que antes del resto de la poblaciôn?
^Qué dirân de que no nos aprovechamos de ellas, pudiendo
haterlas utiles a tan poca costa? Porque no puede negarse
que ellae exceden muchîsimo en numéro a los moriscos, y ca-
recen de las «ospechas de éstos.
Con decir son ciudadauos todos los libres hijos de ioge.
nuos, con tal que por alguna lînea traigan su origeu del te-
rritorio de las Espanas, quedan excluidos los negros, los li-
bertos y sus hijos, con lo que conveniraos con los griegos, y
^alvaraos aquella impresiôo de la |proximidad a la. esclavi-
tud que puede inducir en ellos mismos abatimiento, y en los
demâs vecinos algûn coucepto de poco aprecio.
A no eer asî, no admitiré siquiera este temperamento:
^a d6nde esta la ilustraciôn de nupstro siglo, segûii la cual
se debe ver a todos los hombres como ciudadanos del mun-
do 8 hijos de un eôlo padre, que es el Supremo Hacedor?
184 FRANCISCO GAVIDIA
^Dônde la filosofîa que easena a apreciar a nuestros seme-
jantee? ^Dônde la liberalidad que estimula a promover e!
bien de Ix especie humana? ^".Dônde el espîritu de regenera-
ciôn de la Monarquîa, que ha querido aacer de todos eu»
raiembros uria misma y sola familia? ^Dônde la filantropîa
o amor a todos lo8 hoinbree? El que pieuse de otro modo,
sera para raî tan misântropo como el mismo Tiraôn, aquel
griego que diô oria:en a este nombre. No lo juzgo awî de V.
M., y espero de su justificaciôn y polîtiea concédera a aque-
II08 infelices el derecho de ciudad.
El Sr. Arguelles (*): No puedo oîr con indiferencia que
se trate a la comisi6n de libéral y poco mirada, presentanda
un artîculo contradictorio, inconsiguiente y lleno de no se
yo cuântos otros defectos mâs que han tenido a bien los se-
hores preopinantes atribuir al que se discute. Aunque no es-
toy preparado para contestar debidamente a los arguraen-
tos que se han heeho por el sefîor Uria en su bien meditado
discurso: y por el Sr. Alcocer en su erudita y elocuente ex-
posici6n, procuraré a lo menos manifestar las razones que
tuvo la comisiôu para exfcander el artîculo segûn aparece.
La coraisiôn no ha sido iliberal ni irreflexiva; sus princi-
pios son bien conocidos, y lossentimientos de sus individuos
igualmente uotorioa. Ma;* en este punto procediô sujeta a
leyes claras y terminantes. Ya en Ips primeros dîas del Con
greso, los Srea. Diputados por America manifestaron sus de-
seos en êl, excluyendo explîdtamente a varios habitantes de
ella. (Interrurapido el orador por haberse dicho en Octubre,
anadiô): Ademâs de ese decreto, pues yo no hablo de las
proposiciones presentadas por Setiembre, el decreto de 15 de
Octubre precisamente es la base del artîculo que la comisiôa
no podîa variar, Fué rauy discutido y controvertido por las
Cortes; es claro y decisivo, y la comision no ha hecho siuo
ampliarlo todo lo que pudo, sin opouerse a lo que dice su
ténor. ^Cômo, pues, se la tilda de iliberal? Fuédeteniiay
mirada, porque ha querido aplicar'en todoel rigor posible los
principios mâs libérales, sin comprometer por eso la tran-
quilidad y contento de toda la Monarquîa. El artîculo no
esta examinado como sedebîa. No priva a los originarios de
Africa del derecho de ciudad: indica sî el medio da adquirirlo,
y dice côrao pueden ser admitldos a participar de los privi-
Ipgios de la cualidad de ciudadano con utilida 1 suya y de la
Patria. Y asî es que yo desearé que el artîculo sea analizado
por los senores que han pedido ia palabra con toda la aten-
ciôn que les sea dable, antes de repetir lo dicho contra la ili-
(*) A este orador se llamaba en su tiempo "el divino Arguelles.
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 185
beralidad de la comieiôn. La anchapuerta que les déjà abier
ta la virtud y el mérito para ser ciudadanos, forma un in-
meneo campo para las accioues dignas de todas clases en
que poder aquellos apreeiables individuos bacerse acreedores
al derecho de ciudad. No es exacto decir qne los têrminos
del artîculo equivalen a una nef^ativa por no haber eu aque-
llos paîses ocasiones de coutraer el mérito de los espanolet*
en la Penînsula, El mérito y los servicios siempre son rela-
tivos; y los que se exijan de aquellos iudividuos serân califi-
cados en su caso con respecto a su condiciôn, esto es, al es-
tado en pjeneralde su clase,y al particulardecada individuo.
Las Cortes asî podrân ?onceder carta de ciudad no s61o a po-
cos individuos a la vez, sino a muchos, conforme a sus mere-
cimientos. Se harâ entonces con conocimiento de causa y con
el debidodiscernimiento, paraqueseaelpremioy ^alardônde
la virtud y del mérito. Los paîsf s de America ofrecen un teatro
muy digno en que poder los individuos de que se habla ejer-
citar sus virtudes y talentos en todo género de acciones uti-
les y senaladas. No solo los servicios militares se reputan
por merecedores de premios en una sociedad; las virtudes cî-
vicas, o sean sociales, lo son igualraente. Pero ^quién puede
negar que en America aun las acciones militares brillan y re-
claman la gratitud nacional tanto como en la Penînsula?
Los esforzados espanoles que mantieneu la tranquilidad de
tan precioHos paîses, los que reduceu al respeto y obediencia
de las leyes y de la autoridad legîtima a los que por una fa-
talidad los habîan desconocido, ^no son tan beneraéritos,
tan dignos de premio como los jefes y militares que ha cita-
do el Sr. Urîa en la madré Patria? Y si entre ellos hubiese
personas que se hallen en el caso del artîculo, ^no puedeu ser
por el misrao hecho recompensados con una declaraciôn tan
honrosa y util como la de ciudadano? Sî, Senor, pueden me-
recerla, y la habrân merecido. Nada mâs justo; pero enton-
ces es por mérito reconocido, como debe suceder, con discer-
rimiento, ûnica circunstancia que hace apreciable el premio.
La comisiôn bien hubiera deseado que circunstancias parti-
culares raejor conocidas de los Sres. Diputados por America
que de los de la Penînsula, le hubiesen permitido, u omitir el
artîculo, o concebirle en têrminos, ya que se quiere llaraar
asî, mâs libérales. La comisiôn tenîa en su seno varios dig-
nos individuos americanos, a quienes oy6 en esta materia
con t(>da la deferencia y atenciôn que se merecen. Mas cual-
quiera que fuese la opinion individual de cada uno de aque-
llos senores, no podîa menos de arredrarse al formar el ar-
tîculo. Sabîa que un error de los Gobiernos anteriores ha-
23
186 FRANaSCO GAvroiA
bîa llevado a aquelios paîseslos naturales de otrosclimae, y
que un eistema igualmenteequivocado, lejos de aliviar su suer-
te j mejorarsucoDdiciôn, las habîaîagravado. Asî es que el
resultado de ambos hechoa produce una diferencia, que por
desp^racia tiene su apoyo en la opinion de unos y en las pre-
ocupaciones de otros. La comisiôn desearîa haber presenta-
do en todo su pro.vecto la mâs curaplida uniformidad. Mas
^podîa hacerlo? ^Tenîa a disposiciôu los raedios de dirigir
las opiiiiones, las ideas reeibidas y arraigadas con la educa-
ciôn y con muchos anos, de destruirlas o de trasformarlas?
^Es culpa suya no hacer el raayor de los imposiblee? Mâs
bien es digna de compasiôn que de ser tachada de iliberal.
Yo respeto como nadie las luces y opiniones de mis dignos
companeros los senores americanos; no obstaute soy tara—
bien el que ignora mâs las cosas de su paîs, y por lo mismo
el que babla de ellas, segûn lo he confesado siempre, con mâs
desconfianza, no se yo cômo serîa admitida una innovaciôn
tan absoluta y gênerai, ni que consecuencias podrîa aca-
rrear. En este punto quisiera yo que el Sr- Alcocer no hu-
biese pasjido tan râpidamente sobre uno que rairo como
esencialîsimo; y espero que los senores que hablen despuês,
aclaren la intenciôn o inreligeneia de lo que solicitan, para
que pueda el Congreso deliberar. La palabra ciudadano no
puede ya entenderae en el sentifio tan vago e indetermina-
do que hasta aquî ha tenido. Aunque térraino antiguo, aca-
ba de adquirir por la Constituciôn un significado conocido,
preciso, exacto. Es nuevo en la nomenclatura légal, y no se
puede confundir en adelante con la palabra vecino. Àun es-
ta entre nosotros significaba mâs que lo que el Sr. Alcocer
ha indicado en su erudito discurso; pues no solo habilitaba
al que era vecino para poder ser iudividuo de una cofradîa,
mayordorao de fâbrica, etc., sino para empleos municipales
de mucha consideraciôn, alcalde o juez ordinario, regidor,
diputado del coraûn, etc. En los empleos de otras clases el
vecino opta segûn su mérito, con los demâs espanoles.
Por tanto, ora se mire como sinônimo de ciudadano la
palabra vecino, ora diferente, es necesario examinar que
acepci^n tiene ahora por la ley fondamental el nombre ciu-
dadann. El artîculo 23 le da voz activa y pasiva para los
pmp'cos de repûblica, y el 91 le concède la mayor prerroga-
tiva de un espanol, que es nombrar y ser nombrado repré-
sentante de la Naciôn. Por el primero, los individuos de que
se habla pueden ser desde este momento prebendados, ma
gistrados, Prelados, eclesiâsticos, Ministros, consejeros de
Êstado, virreyes y capitanes générales; por el segundo pue-
den y deben ser Procuradores de Cortes, no solo nombrar a
HIsTOKIA MlDEKÎsA DE EL SALVADOR 187
quienes ha^çan eus veces, sino venir al Con^reso nacional a
represen tartre a sî mismos, a hur conciudadanos, a la Naciôn
entera, a délibérer conio nus difjçnos defensore.s. Esta exten-
sion de facultades que da el tîtuTo de ciudadano, tîtulo adop-
tado uecenaria mente para plautear el sii-tema representati-
vo, y del eual forma unade las principales bases, ^.debîa, o
no/obli^ar a la comisiôn a que fuese circuaspecta? jOjalâ
hubierapodido ser tan libéral eomo son sus sentimientos!
Pero ha tenido que sacrifiearlos a la eon veniencia pûblica. al
bien ^pneral del Estado. La caalidad de ciddadano habili-
ta a todo espMÎiol para serlo todo en su paîs, sin que régla-
mentoH, ni privileo;io8 de cuerpoa ni estableciraientos puedan
rehunar su admisi6n.
Ahora bien: esta latitud de cualidad ^.hallarâ, sî o no,
repuu:nancia en America? La comisiôn j^es libéral y poro re-
flexiva en no haber temido el efecto que esto pudiera oausar
en unas provincias en que dominan las raismas preoeupacio-
nes que en las de la Penînsula? Yo aseguro al Conoreso que,
constituîda en la dura uecesidad de formar el artîculo,
tuvo que procéder por un camino lleno de pelijrroH, por el
agudo tilo de la mâs angjustiada perpiejidad. Uuu latitud
demasiada y una restricciôn excesiva eran escollos que de-
bîa evitar igualmente. Scila y Caribdis amenazaban de am-
bos lados: ^quê habîa pues, que hacer? El ejemplo de los
tçriegoB y los romanos no sirve para resolver esta cuesti6n.
8us repûblicas estaban'constituîdas de un modo desconoei-
do en los Gobiernos de Enropa. E\ entado civil de sus ciu-
dadanos distaba mucho del sistema que hoy ripre en las ua-
ciones modernas. Xo obstante los riocorosos principios de
justicia y libertad social, estuvieron siempre subordinados
a la con veniencia pûbli(;a que UHiaron como la ley suprema.
En el dîa tampoco puede ninj^ûn Estado separaree de aqué-
11a en el establecimiento de un sistema econômieo, que no ee
otra cosa en el punto que se discute sino el estado civil. La
Naciôn debe Uamar a coraponerle a los que juzgueoportuno.
Para esto no hay ni puede haber reglas de rigorosa justicia
que no estén sujetas a la modificaciôn que exija la pûblica
utilidad. Si una numerosa ciase de espanoles no se halla en
el dîa en disposiciôn de desempenar todoe los derechos de
ciudad, ^no sera prudente y justo proporcionar el medio que
progresiva y gradualmente pueda ir adquiriendo su goce sin
chocar la opinion, que, por mes que se diga, lo habrîa de
repugnar?
Yo, Senor, tengo que hacer la raayor violencia a mie
principios y a mi genio para aprobar el artîculo; pero a fé
mfa no puedo eaber ei cometerîa un absurdo en desecharle.
188 FRANCISCO GAVIDIA
îso teogo conocimiento prâctico de America; mas por las
ideas que cerca de eete puuto hay en la Penîneula, por los
informes que he tomado, por lo mueho que se ha controver-
tido eu la comisiôn, dudo que pudiera haberse extendido en
têrrainos mâs propios para combinar los intereses de ambas
partes. La comisiôn crejô prudente abrir la puerta a los
iudividuos que en el dîa se hallen en estado de desempenar
las funciones de ciudadano, funciones que no pueden dividir.
se en activas y pasivas. El ciudadano espaûoi ha de tener
ol ejercicio de todos sus derechos; el sistema adopta do résis-
te que se dividan, y la comisiôn creyô que no podfa conce-
derse el estado civil bajo esta latitud a una ciase tau narae-
rosa sin hacer algunaa modiflcaciones, El ejemplo de otras
naciones, lejos de probar contra el artîculo, hace ver que las
mâs cultas y libérales han procedido en este punto con la
raisma circuDspecciôn, La notoriedad de los hechos que la
demuestran me dispensa reproducirlos. La comisiôn creyô
que las Cortes sucesivas, con mâs tranquilidad, con mâs lu-
ces en tan delicadîsimo punto (sin que por eso sea visto que
no aprecie yo por mi parte las de los senores que han ha-
blado) podrîan hacer participes de los derechos de ciuda-
dano si se quiere a g^ran parte de la numerosa ciase de que
se habla. Los têrminos del artîculo son mâs latos que lo
que han dicho los senores que me precedieron. Y en tal caso,
los senores americanos no han tenido razôn para cargar a
la comisiôn de iliberal y demâs tachas que la pusieron. Ha
procedido con sujeciôn a un decreto que tomô por base del
artîculo; y lejos de atenerse al rigor de sus palabras, ha
hecho cuantas ampliaciones creyô compatibles. Los senores
que continûen la discusiôn, espero que, manifestando su in-
tenciôn de dar a la ciialidad de ciudadano la extension del
término y sentido constitucioual, o de restringirla, podrân
facilitar la resoluciôn de este artîculo.
El Sr. Gordoa: Senor, si mi amor y constante adhésion
a la Naciôn espaîiola, de que me glorîo y gloriaré siempre, y
en lo que a nadie cederé jamâs; si el vivointerés que tengoy
debo tener por el honor, decoro y reputaciôn de V. M., en
cuanto procéda de su soberana sanciôn, y el cûmulo de peli-
gros, horrorosas discusiones e irréparables maies que mis co-
nociraientoa prâcticos me presentan como indnbitablemente
consiguientps a la del artîculo de que se .trata, no reunierân
lo mâs saofrado y urgente de mis obligaciones, como espa-
nol, représentante de la Naciôn y americano que acaba de
separarse de su pafs, quizâ hallarîa en la misma naturaleza
del artîculo muchas razones con que excusarme de hablar
mas no teniendo, por los motivos expresados, una sola que
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 189
apoye mi silencio, me determino a proponer las que mepare-
^?e que perauaden la necesidad de modificarlo o suprimirlo.
Para no divagarme ni excederme, he procurado ordeaar mis
ideas del mejor modo posible; j aunque coincidieran muchas
con las que han expuesto los senores preopinantes, y ampli-
ficarân los demâs Sres. Diputados de America, pues en mi
•concepto estân todoa contestes en lo sustauciai de esta mate-
ria, arguniento para mî inelutable de la necesidad que hay
de suprimir o moditicar el artîculo en cuestion, afuiiiréto-
davîa para satisfacer al Sr. Argiielles, que el consulado de
Guadalajara, corporaciôn ilustre y que debe a T. M. una
-consideraciôn particular, recomienda al Diputado de su pro-
vincia, aunque este no lo haja expresado, sea por un efecto
de delicadeza, o bien de olvido natural, proraueva como
punto de interés gênerai la necesidad de abolir la infamia de
las castas, o de llamarlas por el camino del honor a ponerse
•eu estado de ser tan utiles al pais como podrîan; sieiido ad-
vertencia que todos o la major parte de los individuos
de esta corporaciôn son, no solo personas ilustradas y del
mâs acendrado patriotismo, sino tambiên naturales de la
Penînsula.
Concretândome, pues, a responder al Sr. Argiielles, digo
^que los individuos de las castas que excluye el artîculo del
numéro de los ciudadanoa espanoles cultivados en las ciuda-
•des o* poblaciones grandes, son muy susceptibles, lo mis-
mo que los demâs hombres. de una iluatraciôn que les haga
sobresalir y brillar igualmente que los otros. que reciben en
-ellas buena educaciou, verificândose en esto alla lo que aquî,
que las luces de ellos son en proporciôn de esta, que es mâs o
menos ventajosa, segûn las circunstancias de los lugares.
Pero volviendo ya a mi principal intento, no dudo afirmar,
Senor, que casi todos los artîculos aprobados por V. M. po-
drîa decirse ofrecen poderosos fundamentos al efecto; mas
para caminar con la précision que deseo, me contraeré al 1^,
3°., 7° y 8°, en que si yo no me engafîo demasiado, una clara
ioconsecuencia o contradicciôn patente cou este artîculo 22
-me hacen concebir una fuprza irrésistible a favor de la su-
presiôn, o por lo menos Iimitaci6n o variaciôu, si es suscep-
tible de alguna, capaz de salvar los inconvenientes que pre-
veo. Porque ^cômo puede comprenderse, Senor, que los que
traen origen de Africa (origen malhadado, y cuva maldiciôn
no tiene fin, segûn se sienta en ente artîculo, pues que lo
trasmiten a suh pôsteros, y hasta las generacionea mâs re-
motaw) sean al minmo tiempo espanoles y no espaîîoles,
miembros y no miembros de esta sociedad que ellos también
• componen, y se llama NdciÔD espanola? La soberanîa es
190 FRANCISCO GAVIDÎA
una e indivisible; esta, ee^ûn V. M. ha declarado, resideesen-
cialmente en la Nacion espanola, que por los artîculos 1° y
69 compouen también los que traen oriy^en de Africa, y por
lo mismo réside aquélla en éï^tos, j sin embargo, no
son ciudadanos espanoles, sin otro obstâculo que su
origen; es decir porque no son espanoles. Pero bi
este reparo tiene alguna soluciôn, que yo no alcanzo,
hallo todavia iguul o mayor ditieultad en comprender
cuâl pueda darse al que ofrece la clâusula siguiente del
artîculo 22 referido: ''queda (a los que traen origen de Afri-
ea) abierta la puerra de la virtud y el inereciniiento,etc., por
eervicios eminenten, etc. Supongo, Senor, que la virtud, me-
recimiento y eminencia de servicios de que aquî se habla no
es con relacion a las verdades reveladas o al orden eobrena-
tural. sino de una virtud polîtiea, o del orden puramente
moral, a menos que no se tratara de exigir la heroicidad que
constituye santos para adquirir la cualidad de ciudadanos.
Pues si el que trae origen de Africa va esespanol, y como tal
debe rairar como una de sus principales obligacionf^s el amor
a la Patria (que es toda la esencia de la virtu<i polîtiea en
concepto de los mnyores sabios antiguos y modernos), ha
de cultivar la justicia y beneficencia recîproca, la fidelidad a
la Constituciôn, obediencia a las leyes, respeto a las autori-
dades establecidas, subvencion a las necesidaden ijel Estado,
hasta prestarse, liamado por la ley. a derramar su sangre
en defensa de la Patria, conforme a los artîculos T*?, 89, 9? y
10, cuando halla cumplido con todo esto, ^ no poi^ee ya en
su ûltima perfecciô n la virtud, mereciraiento y polîtiea emi-
nencia de servicioh? No los hay mayores. si no se apela a
otra enfera u orden. Es consecuencia, pues, incontestable,
quesiendo espanol el que trae origen de Africa, serîa al rais-
mo tiempo ciudadano y no ciudadano, y por lo tanto es ne-
cesaria la. supresiôn del artîculo en discùsiôn. Pero aun no
es todo, Senor; y sin embargo, yo, porque trato de no ser
prolijo con molestia de V. M., pasaré en silencio la dureza
que conliene un artîculo que, comparado con los que conce-
den la calidad de ciudadanos a los extranjeros, da un resul-
tado muy doloroso de inferioridad, de consideraciôn o esti-
maciôn de los naturales que se excluyen de este precioso ca-
tâlogo, solo porque nacieron sus asceodientes en Africa, aun
cuando hayan pasado veinte o mâs generacionee, cuando
rauchîsiraas veces sera nias infecto o répugnante el oriiipn de
los extranjeros que lleguen a numerarse en la clase de ciuda-
danos. No hablaré Bobre los derechos de la igualdnd, tau
reclamada en este augusto Congreso, ni sobre la raunjstruo-
i^idad (tal es para mî) que me présenta n las Amêricas por eh
HISTOKIA MODEKNA DE EL SALVADOR 191
aspecto que tomau eu este articule, Dor el que apaiecen go-
^audo ftl dulce iîtulo de ciudadanoe todos lo8 de las clanes
precisameute coiiHumidoras, raientras que los de las produc-
toraB, 68 decir, las mâs dio:na8 o coii mas justicia (hablo de
la justicia y ditçnidad relativas al objeto y al fundamento)
para obtener este tîtulo, se ven deppojados de él. Nada dire,
por ûltimo, de la ab8oluta falta de medios para entrar en el
goce de ciudadaDOH. Porque ^.cuâl es la puerta que se les
abre? jOh! La del taleuto. aplieaoiôn y conducta. Prescin-
(lamoH de la imperiosa iiecesidad e interés de abrirla, y de la
moral irapasibilidad, por uo decir fîsica, que tal vez vendra
a, ser casi en todos ellos, la de obtener la carta de ciudada-
nos, por la cortedad de sus facultades y numerosas familias,
sobre las dificultades inhérentes a la solieitud, bien arduas
y notorias, pues soy testigo no ha podido vencerlas en mu-
•cho tiernpo algûn extranjero pudiente y a todas luces bene-
mérito, en la pretensiôn de la que antes se otorgaba de na-
turaleza; y pregunto solamente: ^.quiêu pensô jamâs o se
•atreverâ a decir que estas virtudes mâA'imas, que e^toa raros
dones del cielo eomo lo son en el grado y sentido que forzo-
sament^ los reipiiere el artîculo, descollarât» o pueden brillar
o sobresalir, co(uo es preci;«o para el intento, en medio del
•abatimiento, desprecio y degradaciôn en que pone a las cas-
tas un artîculo que va a t'ormar, auuque no se quiera, y por
mâs que se diga, el igriotninioso apodo. que se les echarâ sin
<;esar en earu en casa, calles y tribunalew? Eu dos palabras,
Senor, es injpoaible que la cor.lnra, yabidupîa y religiosidad
de los senores de la cornisiôn hubieran insertado este artîcu-
lo si hubiera podido entrever siq niera lo que ya toco con las
manoa, y me ha obligado decir a V. M. (lue me estimula a
hablar como americano y que acaba de dejar su paîs. Desde
luego convendrâ V. M. conmigo en que la justicia y pruden-
cia cristiana, la convenieucia, la polîtica, en su ma, la con-
«iencia, que no quiero prostituir, asî como no me dejan liber-
tad para callar, me la limitan también para expresar todo
lo que llevarîa hasta la evidencia este punto, y queyodebo
dejar a la penetraciôn de V. M-, eligiendo (si cabe) entre los
maies el raenor.
Debe saber V^. M. que lasanciôn de este artîculo no harâ
mâs que llevar adelante el ataque de la tranquilidad de las
Américas, haciendo inraortal en ellas el gerraen de las discor-
dias, rencores y enemistades, o sembrando el grano de que
ha de brotar infaliblemente tarde o temprano el cûraulo de
horrores de una guerra civil mâs o meuos violenta o desas-
trosa, pero cierta y perpétua. El carâcter de la« castas, sus
pereuacioues conocidae y fundadas, y los medios que se les
192 J-RANCISCO GAVIDIA
ofrecen para proporcionaree el goce de ciudadanos, son très
apoyos de lo que dijjo, y que barân ver a V. M. en una expo-
nieiôn no mes que superfioial. que siendo la exclusion que
prétende el artîculo el obstâculo iusuperable y fatal de la
union y prosperidad de las Américas, es al miemo tiempo el
manantial perenney seguro de incalculables danos polîticos
y morales. Su carâcter no es el que comunraente se crée: su
constituciôn fîsiea y moral, su docilidad e inteliocencia, su in-
dustriay demâs dotes les dan otro di^no de inreresar la
atenciôn de un Gobierno que piense en su felicidad y en el
bien gênerai de la Naci6n: y en esta parte me bastarâ refe-
rirme a lo que han eecrito autores de mucho tino y discerui-
miento, corao lo son entre los reguîcolas, Ulloa y Azara, y
otros mil extranjeros. Sus persuaciones y preocupaciones
son por lo misrao las de que constituyen una clase de mêrito
y consideiaciôn en el* Estado, y las fundan en las declaracio-
nés mas solemnes hechas en su favor, y que ninguno de ellos
if^nora, como quiera que son el apoyo de su vanidad y dis
tinciôn. Se creen priviîegiados, y lo estân efectivamente. Y
para no detenerme, me contraeré entre todos los priyilegios
que gozan, al que direetamente obra en la materia de que se
trata, y que mas les halaga. Sobre los concedidos por las
antiguas ordenanzas de Minerîa, las novîsimas del ano de
83 ee explican de esta manera en el tîtulo XIX, art, 19:
''Atento a que siempre debe considerarse la dureza, dificul-
tad e incertidumbre de este gênero de trabajo, y a que sus
preciosos productos son la e-special dotaciôn de aquellos do-
minios y la primera fuente del provecho y felicidad pûblica y
uni versai de estos y aquellos, y aun en gran parte de todo el
mundo, vengo en concéder y concedo a los que en Nueva-
Espana se dedican al laborîo de sus minas todas las raerce-
des y privilégies dispensados a mineros de estos reiuos de
Castilla y los del Perû". Pero todavîa es mas urgente la do-
claraciôn del art. 2*?, que es a la letra la siguiente: "Ademâs,
declaro a favor de la profesiôn cientîfica de la minerîa el pri-
vilegio de nobleza, a fin de que los que ee dediquen a este im-
portante estudio y ejercicio t^eau mirados y atendidoscon to-
da la distinci^n para que tanto les recomienda su misma no-
ble profesiôn''. Pregunto ahora, Serîor, y hago estesencillo
argumento: los mineros de Castilla ^eran y sei îan ciudadanos
espanoles o no? Y siendo la mayor parte de los empleados en
el ejercicio de las minas la de los que excluye este artîculo del
derecho de ciudadano, ^podrân al mismo tiempo pertenecer,
como en efecto perteuecen, por la ley a una profesiôn noble y
distinguida? Y por fin, pudiendo los hijos de estos dedicar-
se a la profesiôn cientîfica de la minerîa, y por consiguiente
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 193
eer nobles, ^no han de 8er ciudadanos espanoles? Senor, la*
razonee se me agolpan y la multitad de las que puedo alegar
COD el deseo de ser brève, DO me permite mAs que indicar a
V. M. la impolîtica de les medios que se proponen para as-
pirar a ser ciudadanos a una elase sin ilustraciÔD bastante
en otro ramo que el de las pasiones, cuando se les inspira
con ellos las dos mâs anâlogas a su carâcter, situation y
preocupaciones, pero por lo mismo las mâs temibles, que son
el orgullo y vanidad polîtica, sin las cuales jamâs serân ciu-
dadanos, pero con las que la declinaciôn a ios extremos vi-
ciosos en lo moral sera ruinosîsima al Estado.
Pido, pues, a V. M, por la razôn y la humanidad que se
resienten de degradaciôn en este artîculo, por el sagrado de-
recho de igualdad, que es la parte potencial primera y mâs
noble de la justicia; a nombre de mi provincia, por sus eepe-
ciales encargos, expresos en mi poder, de que procure sean
comunes y recîprocos Ios derechos y deberes, Ios bieues y lo&
maies, las ventajas y desventajaa de todas las partes inté-
grantes de la Monarquîa, y por su particular derecho de ser
toda minera de la Patria, a quieu se prépara n conocidos y
grandes males; y sobre todo, cuando nada de eslo merezca
atenciôn, a nombre de la religion santa, que lo résiste por
su carâcter y espîritu de que V. M. se balla tan animado y
poseîdo, como yo he visto en Ios actos de bondad y clemen-
cia a que he tenido la dicha de cooperar; virtudes a que ape-
lo ya soleranemente en la solicitud de la supresion o modifi-
caciôn para una tolerancia polîtica siquiera, y a que V. M.
no puede negarse, si se acuerda que esas virtudes han hecho
en todos Ios siglos, climas y Estados el ornamento y timbre
mâs glorioso de Ios Soberanos, pido no permita V. M. que
de aquî adelante esas virtudes se vean feamente deslucidas
por el lunarindeleble de crueldad y dureza, que imprimirâ en
su bellîsima y apacible faz la sanciôn de este artîculo.
El Sr. Castillo: Senor, después de Ios enérgicos discur-
808 que han pronunciado Ios senores que me han precedido,
poco me queda que decir; por tanto, yo procuraré evitar la
repeticiôn de razones para no ser deraasiado molesto.
V. M. acaba de sancionar con la prudencia y sabidurîa
que le son caracterîsticas loa medios y condiciones por las
que el extranjero y sus hijos puedan obtener el honor de ser
ciudadanos espanoles; pero estos medios se limitan sobre—
manera cuando se trata de aquellos eapaîloles que traen su
origen del Âfrica. En el artîculo 21, que acaba de aprobar-
ee, se dispone que Ios hijos de extranjeros naturalizados, co-
mo no hayan salido de Espana sin licencia del Gobierno, y
24
194 FKANCISCO GAVIDIA
que habiendo cumplido 21 anos se hajfan avecindado en al-
gûn pueblo del territorio espanol con oficio de ocupaciôn co-
Docida, eean reputados por ciudadanos; ly por que bajo es-
tas mismas condiciones no se les ha de concéder este derecho
a quellos que no debemos mirar corao^extranjeros, sino co-
mo espanoles, aunque origiuarios de Âfrica, cuyos majores
se establecieron en la Monarquîa espanola desde largo espa-
cio de doscientos anos? Que el bijo del extranjero espanoli-
zado pueda ser ciudadano, y que los espanoles descendientes
de AÎrica, que pueden contar entre sus abuelos cuatro o cinco
generaciones ya naturalizadas, sean excluîdos de este honor,
verdaderamente, Senor, que no comprendo la causa de esta
desigualdad.
Por Ventura, ^serâ la razôn de esto porque los descen-
dientes de los ardientes climas de Àfrica tienen el color ate»
zado, mcreno o negro? Pero yo agraviarîa sin duda alguna
a la sabidurîa de V. M. si sospechase que esta cualidad o ac-
cidente podrîa influîr en la resoluci^n de esta importante
materia, pues los progresos que la fisica ha hecho en estos
tiempos nos han demoatrado hasta la evidencia que la va-
riedad de colores en la especie humana es eîecto primiti-
vamente del clima y de las rostumbres, y secundariamente
del influjo de los padres en sas hijos.
^8erâ la causa de esta desigualdad el reducir el numéro
de los représentantes americauos, reduciendo el de los repré-
sentantes? No: estoy muy distante de atribuîr a los seûores
de la comisiôn ideas tan rastreras y mezquinas, y mâs cuan-
do todo el proyecto de Constituciôn abuuda de ideas libéra-
les, justas y magnânimas.
^Se dira que porque los descendientes de Àfrica traen su
origen de esclavos sou excluîdos del honor de ciudadanos?
Pero satisfizo completamente a esta objeciôn el digno Dipu-
tado de Tiascala, y yo no tengo mâs que anadir sino que
habiendo decretado V. M. que los siervos que eu Espaha ad-
quieran su libertad son y deben ser espanoles, es claro que
aquellos traen ya su origen de espanoles. A mâs de que no
hay razôn por que se extientlan hasta los nietos mâs remo-
tos los tristes efectos de la servidumbre, cuando creo que
convendrîa a la libertad de V. M. hacer desaparecer para
Biempro de! territorio espanol esta infeliz condiciôn del hom-
bre, que tanto dégrada a la especie humana.
Por ûltimo, Senor, ^serâ la causa de esta diferencia la
inmoralidad que algunos imputan a los que descienden de
aîricanas? Pero a mâs de que hay entre éstos muehos y
muchîsimos que son honrados y virtuosos, no serîa de ad-
mirar quese advirtieeeen esta clase alguna relajaciôn de
HISïOaIA m DERNA de EL SALVADOR 195
costumbree. Nadie ignora que el honor, el premio y la re-
compensa del mêrito eon el primer movil del coraz6n huraa-
Do, son el estîmulo mâs poderoso que mueve al hombre a re-
primir eus pasiones y a eraprender una carrera laboriosa y
util a la Patria; pero de este estîmulo, de este aliciente hau
estado privados aquellos hombres que hasta ahora se han
mirado con despreeio. En una palabra, yo no encuentro ra-
z6n para privar del dereeho de ciudadanos a que'.los que
traen su origen del Àfrica, que hablando con mAs claridad,
son los que en America se conocen con el nombre de eastas,
y por el contrario, creo que bay razones de conveniencia y
de justicia muy poderosas para inclinar el ânimo de V. M. a
favor de aquelloa individuos.
Senor, todos los afanes de V. M. se dirigen a hacer la fe-
licidad de la Naciôn espanola, y a promover por cnantos
niedios sea posibie su prosperidad: para esto es indispensa-
ble que V. M. procure mejorarlas costumbres de sus nubdi-
tos, e inspirar en sus corazoues el amor y aplicaciôn al tra-
bajo. Mas estos dos importantes objetos jamâs se lograrân
raientras que no se premie la acciôn virtuosa, sin atender el
oriojen del individuo que la hizo. Por tanto creo muy con-
veniente (pie el dereeho de ciudadano se hiciese extensivo a
las eastas, las cualen seo:uramente harân los mayores esfuer-
zos para cumplir con sus deberes, para ilustrarse y para ser-
vir a la Patria. Lo contrario sera perjudicialîsimo, prime-
ro, a las costumbres; porque è.quê estîmulo podrân tener
aquellos para manteuer una coiiducta arreglada, si el hom.
bre de bien ha de ser coufuudido con el malo, si jamâs ha de
aspiraraladistincioii y a la recompensa de sus virtudes, si eu
raérito ha de quedar siempre en la oscuridad? Asî es que no
es de extranarse, como dije antes, que hombres constituîdos
en estos términos fuesen los mâs perversos del mundo; pero
por fortuna no sucede asî con nuestras eastas, que por lo
gênerai son gentes honradas y virtuosas. efecto que, en mi
concepto, eôlo debe a atribuîrse a la religion que proîesan.
Segundo, impedirîa la ilustraciôn de aquellos habitantes;
porque ^a que fin emprender la penosa carrera literaria, si
no han de poder optar los empleos, pero ni aun los grados
literarios, porque regularmente son excluîdos de elios por
las constituciones de las uuiversidades? Yo conozco varios
jôvenes, que dedicados a las letrasofrecîan muchas ventajas;
pero que hahiêndoseles cerrado la puerta de los honores, tu-
vieron que abandonar su empresa, y se quedaron como plan-
tas mutiladas, sin dar fruto. Estos son, Senor, los inconve-
nientee negativos que resultarîan de la prâctica de este artî-
culo eancionado por V. M. Pero aun se seguirîan otros in.
196 FRANCISCO GAVIDIA
oonvenientes positives de mucha cou^ideraciôu, que Y. M.
-debe prever para evitarlo.
Cuando me figuro formândose el censo en America con
exclusion de las castas, o de los que traen su ori^en de Âfri-
ca, ;quê dificultades secruzan eu mi imaginacion! Desde aho-
ra preveo que habrâ pruebas, delaciones, pleitos y dieensio-
Des muj odiosas, y que pueden tener resultados muy fatales.
Senor, es menester tener présente, que los habifantes de Ul-
tramar son espanoles, indios y originarios de Africa; y los
que provienen de la mezcla de unos con otros, que son las
castas, se dividen en mulatos y mestizos. D« aquî ré-
sulta que cuando el origen es remoto, solo la oy-iniôn podrâ
clasiflcar los que traigau eu origen de africanos, y como es-
ta varia segûn los intereses y pasiones, este sarâ el origen de
inuchas discordias, por lo que desearîa que se extinguiesen
para siempre estas denominaciones, y que asî como son to-
dos espanoles por haber nacido y estar avecindados en el te-
rritorio espaûol, fuesen también riudadanos. Acaso se pen-
earâ que sera fâcil formar estas claees por medio de libros
parroquiales, donde ee expresa la clase a que pertenecen; pe-
ro este docuniento solo prueba la cristiandad y la edad, pero
de ninguna manera la calidad. pues la expresion de esta no
fue mâs que la opinion del padrino, del sacristân o cura que
extendiô las partidas.
Senor, el asunto es de mucha importancia y trascenden-
cic; no se trata del bien de uno u otro, sino de millares de
eûbditos de V. M. que pueblan las Amêricas, de espanoles
fleles a V. M., deindividuos y partes intégrantes de la Naciôn
«spanola, de esta Naciôn libre e independiente, de esta Na-
ciôn grande y generosa, en quien réside la soberania. ^".Y co-
mo podrâ negârseies el derecho de ciudadanos a unos miem-
bros de una naciôn soberana?
A mâs de esto, las castas son las que en America casi ex-
•clusivamente ejercen la agricultura, las artes, trabajan las
minas y se ocupan en el servicio de las armas de Y. M. ^Y
ee les ha de negar la existencia polîtica a unos espanoles tan
beneméritos, tau utiles al Estado? ^En que priucipios de
equidad y justicia se podrâ apoyar semejante determinaciôn?
Son contribuyentes de Y. M. y ayudan a eosteLcr las cargas
del Estado; j.pues por que no se les ha de honrar y contar
entre los ciudadanos?
Esta bien que se les consuele abriéndoles la puerta por
eervicios eminentes; (,pero es dable que los que hasta ahora
no han tenido existencia polîtica puedan haber contraîdo
méritos relevantes? ^Y sera fâcil que tantos millares de ha-
bitantes ocurran a molestar la atenciôn de Y. M. por solo la
HI3TORIA MODERNA DE EL SALVADOR 197
investidura de ciudadanoH? Yo creo, Senor, que «erîan po-
C08 lo8 trep meses que cada uno han de durar las Certes fu-
turas para atender a laseolicitudes de rnillares deindividuos
de las castas que implorarîan su benignidad. Eu fiu, Sefior,
be hecho a V. M. las razones de justicia que tieneii los indivi-
duos origiuarios de Africa para merecer la atenciôn de V. M.,
y loe iuconvenientes que se seguirân de lo contrario. Por
otra parte, yo uo hallo razôn nifundamento sôlido para que
eeexclujan; porque condeaeender con las preocupaciones,
que no niego hay en algunos espanoles de Ultramar contra
las castas no œe pareoe bien. Lo justo sera sienipre bien re-
cibido en todas partes; y auuque los grandes y poderosos
quieren que duren las preocupaciones, la conducta de V. M.
y sus sabias resoluciones formarân en este asunto. como en
otros muchos, la opinion pûblica. A mâs de que no se trata
de elevar a las castas a la clase de nobles, ni colocarlas en
los primeros empleos; b61o se trata de reraover el obstâculo,
de darles existencia polîtica, para que mejorândoee esta por-
ci6n utilîf>ima de nuestra poblaciôn, sea mâs util a V. M. y
a la Patria. Por lo que concluyo pidiendo que V. M. décrè-
te que los hijos de padres ingenuos, aunque origiuarios de
A-frica, como seau lionrados y tengan algûn oficio o modo
de pasar la vida honestamente, sean reputados por eiudada-
nos espanoles.
Yo me lisonjeo que modificado este artîculo, esta Consti-
tuci6n sabia, que V. M. esta dando, sera recibida de los paî-
ees de Ultramar con el mayor regocijo, y como una prueba
de la magnanimidad con que V. M. ha igualado en un todo
los derechos de los habitantes de America con los de la Pe-
nînaula, y los deseos de enlazar a unos y otros con los vîn-
culos mâs estrechos de una misma naciôn y una misma fa-
milia.
Continué la discusiôn del art. 22 de la Constituciôn, en
la eesiôn del 5 de septiembre.
Touiô la palabra y dijo
El Sr. Akispe: Senor: la voluntad de mis comitentes y
creo que la de todos mis dignos companeros, conoce por ob-
jeto primario el reunir las opiniones de los habitantes de la
Monarquîa y formar un todo moral capaz de conservar eu
integridad, y la mâs întima y cordial union entre todoe sus
individuos. De aquî deben partir los fecundos y extraordina-
rios recursos para hacer frente al poder colosal de Napoléon;
de aqui el vernos libres de su terrible opresiôn; de aquî la
198 FRANCISCO GAVIDIA
existencia de la Naciôn espanola, a quien nai]a aprovecliarâ
la mds eabia Constituoiôn, una vez verifieada eu dieolucion
interior. La Naciôn se afirma como sobre dos polos en la
Peuînsula y America; si cualquiera falla, peiigra su existen-
cia y podrâ hundirse en ese anchuroso mar. Y hé aquî el
punto de vista bajo el cual debe verse en toda su extension
el artîculo conatitucional puesto a discusiôn: su saneiôn. en
rai opinion, va a deci^iir sobre laintegridad de la Monarqufa;
y esta terrible idea, que arredrarîaal espîritu mâs fuerte, me
estrecha imperiosameute a mauifestar cou îranqueza mi opi-
nion. Para fundarla me parece indispensable aorirme el pa-
8o, fijando, primero, la verdadera idea que, especialmente en
toda la America del Norte, debe formarse de las castas, que
hacen el objeto de este artîculo; segundo, la que sobre eu
existencia polîtica tienen formada todas las Américas; ter-
cero, la inteligencia de la proposiciôu indicada en la sesiôn
pûblica de ayer, con lo que quedarân removidos los escrûpu-
los del Sr. Arguelles, siendo de esperar de su candor, de sus
tau juétos como libérales principios y de su extraordinaria
ilustraciôn, sea el primero en votar por la causa de esos des-
graciados americanon, al menos por estar vinculada en ella
la comûn de la Naciôn.
No me valdré, Senor, en cuanto a lo primero, de pinturas
que puedan pareeer exageradas, o creerse hijas de una ima-
ginaciôn exaltada, o de un acalorado patriotismo; omitiré
también las beilîsimas descripciones que de esa tan aprecia-
ble elase de gentes hacen célèbres autores americanos y ex-
tranjeros, para librarlos de toda imputaciôn, y solo echaré
mano de la que hace un europeo, que se dice conocedor de la
America y carâcter de sus gentes, y quien parece tiene algûn
crédito en Câdiz. En uno de sus impresos dice, hablando de
las castas (permîtame V. M. leerle a la letra): «Son la mâs
apreciable parte del pueblo; la mâs amante de los europeos;
la mâs laboriosa: la que ha peleado con el mayor denuedo a
favor de la E^paila en la revoluciôn; la mâs desatendida por
hallarse siîi propiedad territorial, ni protecciôn en sus ma-
nufacturan. Sou (la mayor parte) de tan buena preeencia
como nosotros; de un espîritu;brioso, que no conoce el miedo;
de una docilidad al mismo tiempo, que los recomienda so-
bre todos los habitantes de las Américas espariolas: labra en
ellos la razôn.... sumamente reconocidos al bien, le distin-
guen del mal con el mejor discernimiento.» Estas son la&
castas. Ahî tiene V. M. una idea bastante para formar un
juirio de las castas de America. Si pudiera imputarte aigu.
na parcialidad a su autor, yo aseguro no séria en îavor de
las Américas.
HISTORIA MDDl; RNA DE EL SALVADOR 199
Sîguese a examinar la opinion de la8 Àmêricas en lo gê-
nerai sobre la existencia polîtica de eeoe depgraciados espa-
fiolep. El Sr. ArgiielleB ha padecido ein duda un p;rande equî-
voco en Kentar en eu florido diBcureo que los Diputados ame-
ricanoe, al diecutir^e el vacilante y oecuro decreto de 15 de
Octubre, se dividieron en sus opiniones en esta parte: la f6r.
raula de decreto que todos presentaron al segcundo dîa de
instaladas las Cortes, es un teeiiraonio irréfragable y autén-
tico de su opini6n: allî reclamaron la igualdad de derechos
entre los espanoles europeos y los naturales y chabitautes
libres de America:» allî exigieron que en el caso, que debîa
ser la base para el nombramiento de Diputado, se contara
«indistintamente con todos los libres sûbditos del Rey>. El 29
del mismo Setiembre reclamaron también todos la expresa-
da igualdad de derechos para todos los «hombres libres;» y
si en el decreto de 15 de Octubre no se comprendieron ex-
presamente las castas, tampoco se excluyeron terminan-
temente, y todo pendiô de la mayorîa de votos del Cou.
greso; en la que concurriô un solo americano. Los Di-
putados, pues, de las Amérieas han expresado en aquel
tiempo su uriiforme opinion en favor de las castas, y no es
fâcil entender como quiere hacerse raérito de su division
de opiniones. Lo que parecerâ prodigioso a los que algu-
na vez inculcaron que los Diputados no obraban confor-
me a los intereses de sus representados es el observar
que han coincidido entre si perfectamente en lo gênerai
de las Amérieas y particularmente en las provincias que
han tenido alguna ilustrucion y tal cual libertad para
expresar, no la libertad de un cabildo, cuyos intereses sue-
len estur en oposiciôn con los del pueblo, sino la gênerai
de este. Tiremos la vista sobre las provincias delà Ame-
rica del Sur, y hallaremos que han pedido este dere-
cho ante V. M., o lo han proclamado por si. La
desgraciada America del Norte se ha explicado como ha
podido; jamâs se ha opuesto a favoreeer a las castas, y
aun las ilustradas Goatemala y Nueva-Galicia, la opulenta
Za:atecae, la benemérita Coagiiila, y la extensa intendencia
de San Luis Potosî, cuyas instrucciones vi al pasar por su
<:apital, quieren que se borran y proscriban para siempre de
nuestros Côdigos, y aun de nuestros papeles pûblicos, los
odiosos nombres degachupîn, criollo,indio, mulato, coyote,
etc.; que en todos reine la fraternidad mâs intima; que todos
sean hombres buenos y capaces por ley de todo derecho, va
que reportan toda carga, sin mâs diferenciaque la que indu-
ce la virtud y el merecimiento, por cuyos grados puedan
tambiéu estos infelices algûn dîa ocupar puestos honorificos.
200 FRANCISCO GAVIDIA
Eetân sin duda conformes en lo gênerai las Amêricas con la
que han querido y quieren sue représentantes en favor de las
castas; esto es, que se les liberté de la infamia, del envileci-
miento y de la miseria, quitândoles el obstâeulo de la le\'
mâs odiosa, haciêudolos capanes de ser todo, aun Diputa-
dos, Obispos y Papas, aute quienes no me avergonzarîa de
hincar la rodilla y recibir sus bendiciones. Pasando a fijar
la inteligencia de la proposiciôn insinuada ayer por los ame-
ricanos que hablaron, no puedo raenos que admirar se exija
explicaciôn sobre ella. Sou sus términos: "Son también ciu-
dadanos los espaîïoles originarios de i^friea, hijos de padres
ingenuos, que ejerzan alguna profesiôn o industria util, o
tengan alguna propiedad con que puedan subsistir honrada-
meute". ^.Y puede darse cosa mâs clara? Es preciso, para
no entenderla, cerrar los ojos, o desviar de ella la vista, co-
mo parece sucediô al Sr. Argiielles, que la fijô desde luego
en los diversos artîculos que tratan de empleos y Diputados
en Cortes. Esto esta contestado con decir que no es del caso
su examen, y tendra lugar cuando se discutan los artîculos
respectivos, puesto que el ser ciudadano, y aun de .los de la
primera clase, no induce una consecuencia necesaria de ser
al siguiente dîa Diputado, etc., como se ve en los artîculos
91 y siguientes hasta el 98.
Mas para remover todo escrûpulo, preocupaci6n o deli-
cadeza, debe fijarse la atenciôn en que la proposiciôn no dice,
ni quieren sus autores que hoy se déclare, el derecho que los
descendientes de AÎrica deben tener a todo empleo, y mana-
na vengan a sentarse al Congreso, o a exigir del Gobierno el
bastôn de virreinato, etc.; solo se exige eu el raomento que
se déclare, como es justo, ser ciudadauos y capaces de todo;
que se les remueva la traba odiosa de la ley, y se deje a su
virtud, buena conducta y merecimientos el vencer en lo polî-
tico y lo moral los muchos ob(?tâculos que tienen para llegar
cuanto antes a los empleos de honor. El Sr. Argiielles y yo
no tenemos impedimento légal para ser Papas, iy cuânta
nos falta que veucer para serlo? Y aun esta capacidad se
pide en esa proposiciôn, no muj^ conforme a mi opinion, pa-
ra los que sean hijos de padres ingenuos; de suerte que am-
bos hayan sido o sean libres, y estén, como regularraente su-
cède, mezclados por dos generaciones con sangre de espafio-
les, acaso de las primeras clases.
Supuesto, pues, el verdadero conocimieuto de îas castas,
que hacen el objeto de este artîculo, el de la voluutad deci-
dida en favor de lo gênerai de las Amêricas, y el de la inteli-
genciasencilla|dela proposiciôn indicada, parece yaoportuno
descender a desentranar el artîculo puesto a discusiôn. Yo
HI3T0RIA MJDERNA DE EL SALVAODR 201
lo hallo nada conforme a la justicia que tanto debe caracte-
rizar a V. M., opuesto a la mâe sana polîtica, y euperfiuo eo
el proyecto de Couetituciôn.
Por principio de justicia y eterna equidad, las cartças
y obrigaciones son la raedida proporcional de los derechos.
Es constante que Méjico ha rendido a V. M., por ano, '^O
railloxies de pesos fuertes, de pechos y derechos: de un ano
a esta parte se han recargado dos miliones para caucionar
el empréstito de dos, y cuasi uno que podrâ rendir el nuevo
impuesto sobre el metzcal o arp^uardiente de Moo;uey {agave
mejicano); de modo que deducido el importe de los tributos
que se han quitado, resultan mâs de 22 miilones. Si a estos
se agregaii las suraas iumensas que una plao^a de mandones
y exactores de Hacienda roban a los coiitribuyeute?, mu-
chas veces al abrigo de los varios CôJigos tirâuico^ dt^ Ame-
rica, suben las cargas y obl^kaciones de aquellos ^ûhditos a
una 6uma impondérable. ^Y sobre quién gravita este énor-
me cargo de obligacionet? A lo ûltimo sobre el labrador,
minero o iudustrioso manufacturero, y éstos en su raayor
numéro son los que se llaman castas. Aun hay mâs: ^quién
ka sosteniiio para Espaîïa aquellos vastos domitiios con su
sangre sino las castas, pues los indios est^ exclufdos de la
Milicia? De esos 25.000 guerreros que sostienen al virrey de
Méjico, ^no son castas la mayor parte? Si, Sefior, esas cas-
tas, sobre quienes recaen nombres muy odiosos, son las que
reportan en lo gênerai esas terribles cargas u obligacioues,
eufriendo a veces tal opresion, que parece se intenta ba ex-
tinguir en ellas aun el germen de la generaciôn y como im-
posibilitarlas para su propagaci6n, que atendido el terreno
fecundîsimo y clima celestial en que viven, debîa estarmucho
mâs multiplicada. Con todo, ellos son los verdaderos po-
bladores y defensores de las Américas; iy podrâ verse sin in-
dignaciôn en el proyecto de Constituciôn para la Naci^u es—
panola, en que tanto brilla la justicia y la moderaciôn, un
artîculo que priva del honor de ciudadanos a tan beneméri-
tos espanoles? ^Podrâ haber quién dude un momento que
ese proyecto en nada se conforma con la justicia?
Vuestra Majestad, justa y dignamente, tiene procla-
mado que la Naciôn es la réunion de todos los espanoles de
ambos hemieîerios, y que en ella réside esencialmente la so
beranîa y facultad de formar sus leyes constitucionales. Si,
Eues, las castas son espanolas, deben participar de esa so-
eranîa y facultad legislativa: si tienen esta participaciôn,
Aeben ejercerla por sus représentantes; y no pudiendo verifi-
carse esto sin ser ciudadanos, o han dedejar de serespafioles
25
202 FFANCISCO GAVIDIA
y miembros de la eoberanîa, o se les debe de justicia, funda-
da en la misirta Constitucion, el derecho de ciudadanîa, y no
puede eer conforme a'justioia el neo;ârselo. Segûn el artîculo
21, eBtâ concedido el derecho de ciudadano al hijo del ex-
tranjero nacido en Espann; de suerte que el hijo de un frau-
ces, con las cualidades de ese artîculo, y cuyo padre acaso ha
regaio el sueîo espanol con la sangre de nuestros hermanos,
y sembrado pu campo de cadâveres de estos mismos, tiene
derecho de ciudadano en este proyecto de Constitucion,
mientras en el miv«mo y en el siguiente artîculo se niega a
los hijos y deseendientes por cualquiera lînea de Africa, quie-
nes por dos y très eiglos han nacido en las Américas, pobla-
do y sostenido con su sangre y con una fidelidad sin ejena-
plar los derechos de la Naciôn espaîîola. Si heraos de ser
consecuentes, es neceaario confesar que el artîculo en nada
se conforma a la justicia.
Bsta misma verdad se convence internândose un poco
mâs a examinar las condiciones que se exigen para que
alguna vez pueda obtener un descendiente de Âfrica el de-
recho de ciudadano. Estas son moralmente imposibles,
atendido el estado actnal de las castas, Ser\;^icios eminen-
tes: [cuân difîcil es a esta ultima clase abandonada del Go-
bierno llegar a veriticarloir! Y aun supuestos, jcuân difîcil les
sera probarlos puesto que los jueces, etc., ante quienes se
reciben las pruebas, son interesados en su contra; pero dé-
mos que todo se facilite: ^.puede concebirse posible el que
eada uno de estos pobres reûna 500 pesos faertes para cons-
tituîr un agente, puesto que no tietip représentantes para
que impetren la carta de ciudadanîa? Estoesquiméricoy aun
insultante a la humanidad; esto es decir que se suba a la
cumbre de un elevado monte, impidiendo al mismo tiempo
aun el llegar a su falda, ^,Cômo pedirles talentoa cultivados
a unos infelices, a quienes leyes bârbaras tienen cerradas las
puertas de los coîegios y de las uuiversidades? Cômo pedir-
les couducta particular, cuando se les prohibe entrar en esas
casas de educaciôn, y aun se les cierran las puertas en las
comunidades religiosas de ambos sexos? jEsôândalo inau.
dito que solo puede tener origen en las preocupaciones de si-
glos bârbaros, pero que no puede subsistir en el présente!
Esto es en suraa el colmo de la injusticia, y no se puede espe-
rar de tan acreditada justificaciôn de V. M. que lo apruebe
eu el artîculo 21.
La polîtica, Senor, sin separarse jamâs de la justicia, de-
be dirigir sus miras a lo mâs util y conveniente al Estado.
Nada conviene mâs a Espana que la réunion perfecta y gê-
nerai de sus habitantes, y no es fâcil concebir cômo la "nega-
HlîTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 203
tiva del derecho de ciudadano, que iguala al espanol con el
adveuedizo, pueda intluîr en esa reuniou de <1nimos tan de-
eeada, antes bien sera indudablemente un semillero de dis-
cordias y divisiones entre las familias, entre los puebloe y
entre las ciabes del Estado. t.Cômo neo;ar el derecho de ciu-
dadano a tantoK miles de guerreros fuertes a quienes no ha
mucho declarô V. M. beneméritos de la Patria? <;C6mo ne-
garlo a la porciôu innumerable de mineros que estan decla-
rados nobles? Es preciso, Senor, que semejante negativ'a
engendre en sus animos el abatiniiento, cuandono seael des-
aîecto. Las revolu'-iones, aunqne traen tautas desgraciai?,
no dejan de ilustrar a los hombres sobre los objetos que las
niueven: la!=^ de America ban iiustrado demasiado a sus ha-
bitantes sobre sus derechos, v va no es tiempo de alucinar-
loe cou promesas vagas y un îârrago iusigîiiHcaute, o que
tal vez insulta. Es para mî muy de teraer que la aprobacioa
del artîculo en cuestiôn va a iufluîr directamente en la des-
membraciôn de las Araêricas, en su ruina parcial, que es muy
fâcil se haga trascendental por falta de prévision polîti'^a, y
entiendo que esta pide se deseche como esta.
Voy a concluîr con manifestar a V. M. que mi opinion sé-
ria se desechase como euperfluo el art. 22 que se cuestiona,
eutendiéndo^e los descendientes de Afriea en cuanto a los de-
rechos de ciu'ladano iueluîdos en los artîculos 18, 19, 20 y
21 del mismo capîtulo. Si el descendiente de Afriea ha naci-
do en Espana y tieue las cualidades que comprende el art.
21, nodebiendo hal)er en ju^ticia do.s pnsus ni dos balanzas,
debe entenderse comprendido en él. Si el que trae origen de
Afriea, y naeiô en ella. qniere ser ciudadano espaûol, lo sera
cuando tenga los requisitos que exigen los arts. 19 y 20; pe-
ro si el oriundo de la miema Afriea es nieto, biznieto, etc., de
un africano, mezclado por dos, diez y cien generaciones con
la sangre de originarios de las Espaûa8,no debe haber la m^'-
nor duda en comprenderlo en el art. 18, y tanto mâs tenien-
do présente la inteligencia que el Sr. Argûelles dio a este ar-
tîculo cuando se exigia por el Sr. Castillo, de Goatemaîa, se
explicasen aquellas palabras ''traeti su origen'', en que sentô
Be hablaba en el artîculo de un origen mediato e inmediato.
V. M. ha tenido mas consideraci6n a los africanos (pie a los
extranjeros de otras partes declarâudolos espf.noles en el
momeuto que adipiieren su libertad. No eucoja, pues, sii
franca y libéral mauo tratândolos en el présente artîculo co.i
menos generosidad que a éstos: conmuévanse hacia ellos las
paternales entranas de V. M ; y atendiendo a sas tan seùa.
lados eervicios eu favor de la Patria, a la sangre espanola
que por dos o mâe generaciones circula en eue veuas, y a la
204 FRANCISCO GAVIDIA
aptitud que tienen para todo, declârelos generosa y justa-
mente ciudadanos eepanolee, Asî conseguirâ iiifaliblemente
ia mâs îutiina uuion entre todos los individuos de la Monar-
quîa. Asî harâ que todos sean adictos a la Naciôn espano-
la y muy reeonocidos a Y. M. Esto es lo que importa a Es-
paha. y estos son tambiéu mis deseoe.
El Sr. Dor: No tanto pedî aver la palabra para manifee
tar mi opiniôu eu orden a la cual eetoy inderieo, como para
îiianifestar el deseo de que se fije bien el estado de la cues-
ti6n: pues segûu cuâl este sea o la suposiciôn con que se pro-
<^eda, veo que americanos y europeos podemos fâcilmente in-
currir en una contradicciôn o inconsecuencia manifiesta.
Ayer ya indicé el Sr. Argûelles la dificultad a que debe darse
mayor extension, y es la siguiente:
Yo entiendo, y he entendido siempre, que en America el
coucepto, opinion y estimaciôn pûblica de los indios origina-
rios, criollos y europeos, ha sido, ya se trate de enlaces, ya
de honores y eondecoracioues, en grado superlative muy su-
perior a la de los originarios de Africa, y que esto ha sido
de modo que a éstos no se les ha permitido tener oficios de re-
pûblica. El seûor preopinante que acaba de hablar ha exal-
tado raucho el mérito de los oriundos de Africa: no quiero dis-
puter sobre esto, ni rebajar de ningûn modo su mérito; pero
el mismo seîîor, si mal no me acuerdo, ha^ dieho que ahora
debe prescindirse de si los originarios de Âfrica deben admi-
tirse a los honores de repûblica y de Diputados de Cortes, y
que de derecho puedan serlo, y no de hecho. Xi en prescin.
dir de lo dicho, ni en la division de derecho y de hecho, pue-
do convenir por lo que se dira despuês. Aun no ha diez dîas
que uno de los Sres. Diputados de America dijo en el Congre-
eo que creîa él que no habrîa reparo por parte de los ameri-
canos en que a los originarios de Africa se les excluyese del
derecho o e!ecci6u pasiva en cuanto a diputaciôn de Cortes;
prueba clara de lo que tengo dieho en orden al concepto de
America, por lo que toca a la clase de gente de que t^e trata.
En Octubre proximo pasado se traté en rauchas sesiones so-
bre los derechos de que habfan de gozar los de America: nun-
€a hubo empeno para^iucluir en ellos a los oriundos de Afri-
ca: con aprobacion de los Sres. Diputados de America, se
sancionô el decreto de 15 del mism.o mes, declarândose con
•él que los espaûoles originarios de nuestros dorainios euro-
peos o ultramarinos son iguales en derecho s lo-^ de esta Pe-
nînsula: esto vale lo mismo que decir que no lu son, ni gozau
de igual derecho los originarios de Africa.
Ahora se prétende que éstos tengan el derecho de ciuda-
danos espanoies: prescindo de si deben teuerle o no; pero de
HI3T0BIA MODERNA DE EL SALVADOR 205
lo que no puede de niugiîn modo presciudiree, es de que si le
tienen, debe este extenderse a todo bonor y condecoraciôn,
eiendo absurdo el reeolver sobre una cosa dejando pendiente
la otra, y distinguir entre derecho y hecho. ^Quieren, pues,
los senores americanos que a los ori^çinarios de Africa sa les
abran de par en par las puertas de los ayuntamientos para
ser regidores y alcaldes; las de los tribunales para ser minis-
tros, oidoree, régentes y virreyes, y las de los templos para
ser curas pârrocos, canônigos, obiepos y arzobispos? Si esto
quieren, a lo que parece oponerse todo lo que se ha dicho de
los mismos senores de America, puede ser una la cuestiôn sin
el riesgo deincohereucia o contradicciôn: pero si no quieren
esto, como parece que no han querido ni quieren algunos; si
quieren prescindir como lia dicho el seîior preopinante, no es
esto possible.
Ayer dijo, y dijo muy bien el Sr. Alcocer, que el derecho
de ciudadano es de los mâs privilegiados; el que habilita pa-
ra empleos y f-jercicio de soberanîa, y el que en esto y otras
muchas cosas se hacîan respetar los romanos. Si concede-
mos, pues, a los originarios de Âfrica el derecho de ciudada-
no espanol, ^corao podremos negarles lo que es una conse-
cuencia précisa, conviene a saber: la habilitaciôn para to-
dos los honores de la repûblica y de Diputados de Cortes?
^C6mo podrîamos decir a un originario de Africa «tu ères es-
panol, tienes derecho de ciudadano, veinticinco anos, vecin-
dad, residencia, patrimonio y niéritos; pero no puedes obte-
ner erapleos de repûblicas ni honores de una naciôn en que
gozas del derecho de ciudadano? Serîa esto una inconee-
cuencia y contradicciôn raanifiesta.
TrAtese, pues, de arabas cosas: sépase si se quiere concé-
der el derecho de ciudadano espanol a los originarios de
Africp con habilitaciôn o sin ella para todos los empleos y
dignidades del Estado, y lo que haya que decir en pro y en
contra de une y otro.
Kl Sk. Salazar présenté el siguiente discurso, que leyô
el Sr. Secretario.
«Quisiera, Senor, en este raomento poder prescindir de
la calidad de représentante del reino del Perû para que mis
refiexiones sobre el artfculo de Constituciôn presentado hoy
al examen y sauciôn de V. M. apareciesen tan imparciales
como es el C:?lo que las dicta. Sin embargo, biendo el lengua-
je de la justicia tan puro como ella misma, espero que V. M.
quedarâ penetrado de la sinceridad de mis sentimientos.
El artîculo présente es de mucha importancia y de gra-
vîsimas consecuencias. Es uno de los puntos mâs delicados
-que pueden ofrecerse en nuestra Constituciôn. Se trata de
206 FRANCISCO GAVIDIA
excluîr a una clase muy numerosa y muy benémerita del de-
recho de ciudadano: de concéder o privar a una gran parte
de lo8 puGbIos americanos del derecho mâs precioso que el
hombre puede disfrutar.
El artîculo que se discute, y que tanto disminuye la re-
preeentaciôn de las Américas, contiene una resoluciôn que
ni es convenieute con lo que dicta la justicia, ni oportuna,
ni polîtica. îîiega un derecho que esencialmente pertenece a
las castas que pegan unas mismas contribuciones que los
demâs naturales de America, que estân sujetos a un miemo
servicio militar, que los hicieron y hacen muy importantes
a la Patria, y de quienes debe esperarse la conseryaciôn del
orden. Los têrminos en que el artîculo esta concebido son
vagos y exponen a la arbitrariedad, pues no expresan quién
ha de decidir en el asunto, quiénes son los que traen origen
de padres africanos, ni cômo o cuândo este origen debe en—
tenderee limitado o fuera del caso de la ley. ^Y podrâ V. M.
exigir con esperanza de fruto, ni con justicia, que la conser-
vaciôn de la sociedad sea protegida por aquellos mismos in-
dividuos, que en el arto déclara no ser miembros suyos, de-
negândoles el derecho de ciudadanos? La esperanza débil y
coetosa de conseguir taies derechos con que el artîculo esta
modificado, ^bastarâ para que le crean justo, y para que des-
de ahora todos hagan sacrificios de sus personas y de los
degeos y esperanza en que estân de ser en una parte atendi-
doB? ^.Dônde se halla la igualdad que dénota y califlca la
justicia?
No recordarê a V. M. los funestos progresos que ya hiza
el descontento en las Américas: me contentaré con hacer pré-
sente al Congreso soberano, que no solamente es necesario
evitar las providencias injustas que fomentarîan aquel espî-
ritu, sino también las que aquellos pueblos creyesen ofensi-
vas de sus derechos. Si no son de larga duraciôn los vîuculoa
que uneu a los hombres en sociedad, cuando no son confor-
mes con la igualdad y la justicia, ^.cômo podrâ pretenderse
que en tiempos de revoluci6n, a largas distancias, y en cir-
canstancias que no se ocultan a V. M., puedan conservsrse
aquellos vînculos por medio de un establecimiento, que aun
cuando en sî fuese justo, descontarfa una clase numerosa, y
de la que se sirven las autoridades del Pern para mantener
los pueblos en tranquilidad y unidos a la Penînsula.
En efecto, Senor, una de las clases mâs numerosas eu
el Perû, tal vez de mâs consideraciôn y ein duda de las mâs
utiles por su profesiôn, es la de los negros, o de los que traen
eu origen de padres africanos. Y si preteudemos que aquellos
HISTORIA MODEKNA DE EL SALVADOR 207
habitantes se manteogan adictos y reunidos a la Monarquîa
eepafiola, ^.eerâ oportuno excluîrlos del derecho de eiudada.
no8 en una crieis como la actual, en que una eola chiepa bas-
tarîa para iuflaniar âniraos ya demaeiadaraente prevenidoe?
Deepués queel Gobierno espanol ha declarado quetodos for-
man una parte intégrante de la Xaciôn, y cuando ya todos
tienen consentido y esperan eer puestos en el goce de sus de-
rechos, de que debe disfrutar tcdo hombre que no tenga una
moral incapacidad, que no puede ser nino una misma en to-
dos, ^cuâles serîan los resultados de la exclusion que en el
artîeulo se estableee? iY que îunestas no se presentan para
la Penînsula, de quien se desuniesen aquellos pueblos, y pa-
ra ellos mismos entregados al desorden por la falta de un
gobierno legîtimaraente constituîdo?
Tiemblo, Senor, al considerar los maies que a la Espa-
na y a las Américas se prepararîan si Uegasen a separarse,
espeeialmente en la aetualidad, 3' ruego a V. M., por el bien
de los espanoles y los americanos, se sirra considerar aten-
tamente las con.secueneias que pueden resultar de una reso-
luciôn que quizâ va a decidir de la îelicidad y de la suerte de
unos y otros,
El artîeulo ademâs en los témiinos générales en que es-
ta eoncebido no solo descontentarîa a la clase excluîda, sino
también a otra porciôn muy considérable de los naturales
de America, o porque ignorando muchos el origen de sus
antepasados, se creerfan comprendidos en la exclusion o
porque aun cuando no lo ignorasen, juzgarîan que no les sé-
ria îâcil hacer ver la verdad. Asî, la ley abrirîa las puertas
a la arbitrariedad de los que hubiesen de decidir en el asun-
to, porque senalando los limites que hubiesen de circunscri-
bir aquellas pruebas, exigirîan mas o menos, segûn fuese su
inclinaciôn a excluîr o admitir al derecho de ciudadano.
La masa grande del pueblo es compuesta de negros y
de castas que descienden de padres africanos, y la principal
fuerza armada es y siempre fae compuesta de esta clase. Asî
es que en el levantamiento de los indios en 1780 fuaron los
mulatos los principales cuerpos militares que contribuyeron
a su pacificaciôn. Actualmente un cuerpo respetable de tro-
pas que obra y contiene los progresos de Buenos Aires, a las
ôrdenes de Goyeneehe, esta compuesto de la misma clase*
Igualmeute lo esta el que tiene Molina en la ciudad de Gua-
yaquil, y que tranquilizô las primeras conmociones de la
ciudad y provincia de Quito. Igualmente la guarniciôn del
Castillo de San Felipe del puerto del Callao, esta principal-
mente formada de negros y mulatos, cuyo origen es de pa-
dres africanos.
208 FRANCISCO GAVIDIA
Y a vista de esto, ino eerîa arrieagaJa la eanciôn (tel
artjculo que se discute? oQ^^ eîectos podrîa esperarse de
uua ley, contra cuva observancia estuviesen todas las pro-
babilidaiJes como en el caso présente, y que en vez del orden,
produjese ar-aso la subvernion y la anarqufa?
E! legiïilador que asî obrase, sin miramiento al espîritu
de lo8 pueblos y a las mâs probables résultas, ;podrîa pre.
tender que se le tuviese por prudente, y a eus leyes por opor-
tunas y a propôsito para conseguir el bien que debe ^eer eu
solo objeto?
Por esta raz6n, Seûor, en nin^un momento pierdo de
vista los acaecimientos que puedeu sobievenir a las Améri-
cas, y causar un torrente de maies y de desôrdenes en aqne-
llos reinos; y asî espero que otra vez me permita V. M. 11a-
mar su soberana atenciôn hacia las fanestas consecueucias
que puedan sei^uirse de sus deliberaciones, por raâs justas
que eean en eî mismas. Si las terribles résultas de este artî-
culo, aun supuesta su justicia, han de ser el descontento gê-
nerai, la separacion de la Penînsula, euya union ya apenas
es posible conservar sino por la justicia e igualdad de dere-
cbos, las guerras civiles, el derramamiento de sangre ameri-
cana y europea, las ruinas de las fortunas y una euerte in-
cierta de aquellos paîses; ^podrâ V. M, tener por cansadas
mis representaciones cou el objeto de que esta materia se re-
euelva con una madurez y examen que ponieudo fin a los
disturbios que amagan, acrediten la profunda prudencia con
que V. M. promueve la tranquiiidad y felicidad de todos los
dominios espanoles?
La polîtica, Senor, que es el arte de bien goberaar, exige
que se adopten los medios que oonducen a la prosperidad de
los pueblos; y por el conocimiento que yo tengo de los de
America, debo recelar mucho que sancionando el artîculo
propuesto, en vez de los que requieren las circunstancias, y
que se conforman con el dictamen de los hombres raâs respe-
tables, se elijan los arbitrios mâs opuestos a los deseos de
V. M., y los que estân de algûn modo en contradicciôn con
los principios estabîecidos y publicados.
El principal, si no ûnico foudo que îdlta en la Penînsula,
y sobre todo en las Amêricas, para que el imperio espanol
eea el mâs floreciente del mundo, consiste en el aumento de
brazos utiles para el trabajo. La Inglaterra, desde el feliz
reinado de Isabel, tratô de buscar este fondo, no solo abri-
gando, sino concediendo auxilios y preeminencias a todo ex-
tranjero que quisiese establecerse en sus dominios; y a pesar
de la intempérie de su clima, a esta providencia y à la liber-
tad de sus ciudadanos, debe sus râpidos progresos en las
HISTOKIA MODtRNA DE EL SALVADOR 209
ciencias, artes, agricultura y comercio. Ningûn servicio ni
mérito anticipado exigîa para concéder privilegios semejan-
tes a los de que se trata en el articule; conocîa que aun con-
cediêndoloa de antemano, los agraciados hacîan mayorea
beneficioa que los que recibîan, pues éstos no podîan equiv^a-
1er a los que redundaban a la Naciôn por los grandes capi-
taies traîdos por los extranjeros, o por el producto de su
trabajo. Nuestro sabio Rey I). Alfonso, que no hubiera sido
tan excelente legislador si no hubiese sido tan profundo po-
lîtico, no solo no exigîa servicios anticipados de los extran-
jeros que querîan domiciliarse en sus domiaios para consi-
derarlos como ciudadanos, sino que antes de todo les conce-
dîa fueros y prerrogativas que los igualaban a las clases mâs
elevadas. I V. M. cuando se trata de una clase no solo do-
miciliada, sino ademâs nacida en territorio espanol, que tie-
ne hechos los mâs importantes servicios a la Patria, y de
quien acaso dépende la conservaciôn de sus mâs vastos do-
minios y de las fortunas de muchos europeos existentes en
ellos y en la Peninsula, ^podrâ no mirar como un acto de
polîtica necesaria, no digo el concederle auxilios y preemi-
nencias que la eleven sobre las demâs, sino los derechos de
ciudadano, de que no hay razôn para privar a quien no ten-
ga una incapacidad que nadie podrâ descubrir en esta clase
de gentes?
Tal resoluciôn, contraria a lo que dicta la experiencia en
el feliz resultado que nos ofrece la Inglaterra, y al prudente
dictameu que en esta parte nos dejô nuestro sabio Rey D.
Alfonso, en vez de fomentar el precioso fondo de brazos de
que tanto necesitamos disminuirîa aun el que tenemos con el
desconten-to de tantos africanos, o de origen africano, con-
eertidos, en virtud del artîculo, de hombres beneméritos y
eostenedores nuestros, en enemigos irréconciliables que pro-
curarîan y apoyarîan la separaciôn, y por ûltimo en vez de
calmar los odios nacidos eu gran parte de la diferencia de
privilegios y de razas, no harîau mâs que aumentar las ri-
validades y fomentar las semillas, que con deraasiada fuerza
comenzaron ya a brotar eu America, y que râpidamente 11e-
garân a su madurez si sin perder momento y por los medioa
indicados de dulzura y justicia no procura desarraigarlas V.
M. en bien de espanoles y americanos.
En consecuencia de todo, y conforme a los principios ma-
nifestados, propongo los eiguientes artîculos, para que se
sustituyan en lugar del que se discute:
19 Serân asîmismo ciudadancs todos los anotados en
26
210 FRANCISCO GAVIDIA
los libroB parroquialee, asî en el que se Uama de loe eepano-
lee, como en el nombrado de caetae.
29 Serân ciudadanoB con voto active y panivo, confor-
me a la Constituciôn, todoe los eentados en el primer libre
de eepanoles; y ciudadanos eôlo con voto active los senta-
dos eu los libres parrequiales de castas que hayan nacido
libres y de légitime matrimonie.
3? Se concédera a las castas el derecho de voto pasivo,
concurriendo las circunstancias que se expresan en el proyee-
to de Constifuciôn.
La restricciôn que prepenge en el eegunde articule es
cenveniente con las ideas générales de les pueblos de Ameri-
ca, relativas a la opinion que en elles se tiene de las castas,
ideas que ne deben elvidarse cuande se trata de dictar le-
yes.
Sin embargo de todo, si por la importancia deî asunto
y por las consecuencias que pue len resultar de la resoluciôn,
creyese V. M. que conviene exaruinar mas deteuidamente la
materia, instrnj'êndose mâs por mener de todas las circuns-
tancias de lan Amêricas, segwi ye ciertamente lo juzgo, pro-
pongo a V. M. que se devuelva a la comit^iôn, para que to-
mando nueva mente en considéra ciôn el proyecto, exponga
al Congreso el mode de conciliar les intereses de todos, pre-
sentândolo a V. M. en el dîa que se senalare, y sin detener
por este las discusiones de les demâs articules de la Cons-
tituciôn.
El Sr. Terrero: Seîïor, conâese que no voy a pronun-
ciar y decir cesa muy agradable y lisonjera; père no tenien-
do yo etra polîtica que lajusticia, no sabiendo mâs ciencia
de Estado que lajusticia, ni poseyendo êtres conocimientos
del alto Gobierno que la justicia,eu fuerza de ella signiflcaré
sincerîsimamente lo que mi almn abriga con respecte y a fa-
ver de teda la humanidad. Si }'or elle se descontentase al-
guien, necesarie es haber paciencia: ya el Legislador divino
me instruyô en parte, cuande publicamente y a presencia de
un gran pueble, apellidô rulpeja a un Rey, y generaciôn de vî-
boras a les potentades de Judea. Ahera bien: la proposi-
ciôn del articule esta oratoria; yo la pondre filosôflca. cLos
espanoLes originarios de Africa no son ciudadanos aunque
pueden llegar a série.» Este es le que comprende en estre-
chos termines filosôficos. A primer aspecte parece admisi-
ble; pero si se horada la materia, si se prefundiza, écho de
ver en ella grandes injusticias y lamentables escândalos.
Veâmoslo: Un habitante libre de San Salvador del Congo,
atraîdo por la dulzura de las costumbres eurepeas, se adhie-
re a los catôlicos de quien es aquella celonia, perteneciendo a
_3
HISrORIA MODERNA DE EL SALVADOR 211
la naciôn portaguesa: recibe elsanto bautismo, se trasladaa
Portugal, y deepués, o con bienes que tuvieee, o con otros
que hubiese etdquirido, paea a otro punto de la Penînsula,
donde en vida cristiana, con su aplicaciôn, conducta y tra-
bajo, subsiste por el espacio de diez anos: en esta su época
es ya espanol segtîu la ley; y este espanol, sin embargo, do
es ciudada.no: se casa, tiene hijos que Uegan a la mayor edad;
y sin embargo, este espaûol y sus hijos no son ciudadanos:
estos hijos propagan su estirpe de una en otra, y en otra
generaciôn; sin embargo, estas ûltimas generaciones, cuyos
padres y abuelos eran espanoles no]son ciudadanos. iQué
causa hay, pues, que urgentîsimos motivos existen para que
estos originarios del Africa sean excluîdosde los mâs precio
SOS derechos del horabre libre? ;.Qué cauda leonis, plaga o
constelaciôn infausta cobija al Africa, que no cubre a la Eu-
ropa, la America y al Asia? Los originarios del Africa espa-
fioles no son ciudadanos;'vendrâ un francés, y este sera ciuda*
dano: aquéilos no, éstesî: En la balanza inaltérable de mi
jusHcia, y en mi ûel, siempre constante e igual, no cabe esta
doctrina. Y si en algûn accidente hubiese de hacer alguna
preferencia, preferirîa acaso aquéilos, y pospondrîa ese otro.
Pero iuquiramos el origen de esta moustruosa diferencia. Al
parecer sera. ..sera el color. ^El color? ^Mas si en Africa hay
blancos, negros y moratados? iSi sus originarios son de to-
dos colores? Fuera de que el entendimieuto ilustrado y el
aima grande y justa no hace aprecio de colores, sino de los
procedimientos u obras de los hombres. jAh! que en el jui-
cio de Dios no entrarâ en cuenta ni se examinarân los colo-
res, sino las respectivas obras de cada uno unuscujusque
opus. Pero sera tal vez la esclavitud. No me desatiendo,
alla voy. La esclavitud que sufren o hayan sufrido ellos por
eus padres. Por lo que mira a los hijos y ulterior descenden-
cia que tuvieren, ^.cômo ha de ser obstâculo la esclavitud
del padre para que dejen de entrar en el goce de los fueros
del hombre? ^Es por ventura aquélla alguna mancha ori
ginal semejanre a la de nuestro primer y comiin padre, que
nace naciendo los hombres, se ingiere y extiende de unos en
otros hasta la consunciôn de la especie? Ni tampoco puede
ser ôbice en consideraciôn a los misraos padres. ^.Qtiién ig-
nora, o a quién se le ha ocultado jamâs que nadie es reo ni
delincuente por acciôn que no ha estado en su poder evitar?
El mâximo africano, la lumbrera de la Iglesia catôlica (San
Agustîu) asî terminantemente lo expresô, in eo quod caveri
nuUo modo potest. ^Qué? ^.Ignora V. M. el horrible y atroz
manejo con que se cazan y marcan estos hombres, imâgenes
de Dios, criadas por el mismo Dios, sus hechuras, pues que
212 FRANCISCO GAVIDIA
las madrés ignoran sus obras y la formaciôn o apariciôn de
eus conceptos, nescio qualiter in niera meo apparuistis, que
dijo a los Macabeos eu ilustre y heroîna madré? ^Estos hom-
bres en cuyo carâcter son todos de igual alteza? La misma
Santa Igleeia tiene definido que para el mérito o demérito es
menester toda excepciôn de coacciôn o violencia y aun de la
neeesidad interna. La aeciôn menos deeorosa, cometida por
un opreeor impulso, no debe indacir nota, ni menos impri-
mir inîamia; acorde toda ley. Dîctalo asî la ley eterna de
Diop; asî la ley natural, que es su destello impreso en nues-
tras almas; asî todas las leyes civiles y eclesiâsticas; y por
ellas todas, taies obras forzadas se tienen por exentas de
cualquier aparieneia de menos valor. Y si por su orif^en la
esclavitnd que se expérimenté por les en cuestiôn iio ha me-
recido degradaciôn o abatimieuto, ^.cômo es queabora se les
tacha de hecho para que no disfruten de los derechos de los
demâs espanoles? t,Cuândi) acabaremos de entender y pene-
trar que la polîtica de los L^tados debe ser la justicia y la
igualdad en acciones, en pesos, en medidas, y en niveiar los
hombres por sus méritos y no por eso que titulan cuna?
Abrazaré, Senor, tiernamente y estrecharé en rai pecho entre
los brazos a un negro, a un etîope, si le vfo adoruado de me-
recimientos y virtud; mlraré, por el contrario, con exei'ra-
ciôn, oprobio y escarnio a un grande de la Naciôn, por otra
parte prostituîdo. Contrâigome a la proposiciôn. P]!la es
injusta, y no me entrometo a investigar su polîtica. Es in-
justa; por consiguiente, sin que se anuncie, se debe calcular
impolîtica. El raciocinio lo formo de este modo. ^Eh justo?
Luego polîtico. îEs iujusto? Luego impolîtico; y no eu otro
orden inverso. Esta es la doctrina de Dios; ia justicia (dice
quien no puede errar) levanta, engrandece y exalta las na-
ciones, las hace prospéras y felices en todus ramos; por el
contrario ia injusticia las oprime, consume y externa, con-
cluyendo con los reinos, Monarcas y potentados.
Ruego a V. M. no incurra en taies injusticias, para que
no se reproduzcan aquellos tristes ejemplares de que cuanio
se me remueve la memoria siento en el aima una emociôn
rauy tierna y muy terrible. Cuando los insignes negros de
Santo Domingo, aquellos 63,000 hombres, se decidieron por
la Patria espanola y por ella derramaron espontâneameu-
te su sangre, conducida su plana mayor a esta ciudad, se les
despojô de su libertad, de sus tîtulos, de sus honores. ^Y
por que? Porque Estas no son culpas de V. M., son efec-
tos del despotismo de los Gobiernos anteriores, rezagos y
pesabios de la barbarie antigua. Concluyo diciendo que re-
pruebo completamente el precitado artîcuîo, que debe supri-
mSTOSIA MODERNA DE EL SALVADOR 213
mirée, o en su lu^ar fijaree las sicfuientes palabras: 'Los es-
panoles originarios del Africa serân atendido.s y considora-
dos como los demâs extranjeros"'. Se acabô y acabé.
El Sr. Aner: Senor, si discutimos este artîculo aislada-
mente 3' sin exarainar la reiaciôii v conformidad que tiene
eon los artîculos que siguen, particularraente con el 29 y
otros principios saûcionados anteiiormente por V. M., nos
exponemos a iucurrir en contradicjioiieH muy perjudiciales.
Por mi parte, no puedo menos de cornenzar mi di.-?curso por
el decreto de 15 de Octubre, que en mi coDcepto debe servir-
nos de guîa para la discueiôu de este negocio. Eu éî pe previe-
ne queno puedau tener parte alguna eu la represeiitadônna-
cional los que no sean naturales origiuarios de los dominios
espanoles en ambos hemisferios, y por uaa conseeueuria in-
dudable quedan excluîdos de todo concurso a la repres^-nta-
ciÔD nacional los origiuarios de Africa existentes en los do-
minios espanoles. Este decreto, sabiamente acordado, y que
debe eonsiderarse como ley fundamental, quedarîa absoluta-
mente destruîdo si prevaleciesen los priucipios y doctrinas
en que se fundan los seûores preopinantes para rontradecir el
artîculo, y si este no se aprobase en los térmi::os en que se
ha presentado. Algunos de los senores q'v me han precedi-
do, olvidândose del expresado decreto dei 15 de Octubre,
quieren que V. M. déclare por ciu ladauos espanoles con to-
dos los derecbos anejos a esta calidad a los originarios de
Africa, proposiciôn que équivale a decir que V. M. les déclare
el derecho de coDcurrir activa \ pasivamente a la represen-
taciÔQ nac'onal, contra lo sancionado como por la ley fun-
dameutal, eu el iudicado decreto de 15 de Octubre. Otros
senores pretenden que a los origiuarios de Africa, existentes
en los dominios espanoles, les corresponde de iusticia el de-
recho de ciudadanos, y por este principio quiertu que V. M.
los déclare taies; pero que se limiten eus derecbos a la voz
meramente activa, es decir, que de derecho set: m ciudada-
nos, pero no de hecho: asî se han explicado alguwos senores.
Yo, Seiîor. confieso de buena fe que noto muehas contradic-
ciones en estos pareceres. Pretender que V. M., siu hacer
injueticia, no puede dejar de elevar a la elase de ciudada-
nos a los origiuarios del Africa, y pretender al mismo tiera-
po que sin injusticia se les pueden o deben limitar los dere-
cbos que en consecuencia les competen, envuelveuna notoria
eontradicciôn. Créer que sin hacerles injusticia se les pueden
limitar los derechos de ciudadanot^, y no créer que siu injus-
ticia se puede dejar de declararles el derecho de ciudairtùos,
es otra eontradicciôn manifiesta, y me parece que pocfis ra-
zones bastarân para aclararlo. ^Y a los originarios del Afri-
^14 FRANCISCO GAVIDIA
ca/existentes en los dominios espanolee, de justicia les corres-
ponde ser ciudadanos o no? Si lo primero, es preciso confe-
sar que tambiéa de justicia deben gozar de todos los dere-
chos de ciudadano, y cualquiera coartaci6n en esta parte
serîa una injnsticia. Lue^o por los principios de justicia es
en 81 contradictoria la opinion de los senores que quieren
que sean ciudadanos, pero que no gocen los derechos de ta-
ies-, es preciso, pues, que segûn estos principios deben tener
derecho activo y pasivo en la representaciôn nacional los
originarios del Africa, y que V. M. les hizo una injusticia no-
toria en el decreto de 15 de Octubre; pero si no les compete
de justicia el ser ciudadanos, entonces carecen de fuerza las
razones de los preopinantes y solo las leyes de la convenien-
cia deberâu decidir la cuestiôn. Que a los originarios del
Africa eiistentes en las dominios espanoles no se les hace in-
justicia en el artîculo que se discute, me parece fâcil démos-
trarlo. Se dice generalmente que se obra contra la justicia
y derecho privado cuando a uno se le quita un derecho en
cuyo goce y pacîfica posesiôn se hallaba por muchos anos, o
cuando a uno no se le concède lo que de derecho y de justicia
le corresponda. En primer lugar, no consta que hasta
ahora los originarios de Africa existentes en los dominios
espanoles hubiesen sido declaradog ciuladanos, ni habidos
y reputados por taies en America. Los sefïores que han pre-
opinado no podrân citar ley alguna en la que se haya hecho
eemejante declaraciôn; tampoco podrân alegar el uso y la
costumbre, pues constantemente han estado apartados de
los oficios y cargos pûblicos, ni quizâ habrîan tolerado otra
cosa los raismos americanos. Es, pues, una verdad que ni
por ley, ni por uso ni costumbre han sido declarados ciuda-
danos los oriundos del Africa, ni habidos y reputados por
taies en America; luego por el contenido del artîculo no se
les causa injusticia, porque no se les quita un derecho en cu-
yo goce y pacîfica posesiôn se hallasen por muchos anos. En
segundo lugar, tampoco esta deraostrado que de justicia les
corresponda el ser elevados a la clase de ciudadanos, ni se
présenta razôn alguna que asî lo persuada, mucho menos las
que han manifestado los sefiores preopinantes. Se dice que
hallândose ya declarados espaîîoles, les corresponde tam-
bien que se les déclare ciudadanos. ^Pero quién no ve la
gran diferencia que hay entre los derechos que corresponden
a un mero espaîîol y los que corresponden a un ciudadano?
Como espanol. liene derecho de ser protegido por la ley, go-
za la segurida i de su persona y conserva la propiedad de
sus bienes, efeccos precisos de las leyes establecidas para la
conservaciôn de la sociedad. Como ciudadano, ademâs de
HI£TORIA MÛDERNA DE EL SALVADOR 215
la protecciôn que goza por la ley, le eorrepponden loe dere-
cho8 polîticos, que coneisteii principalmente en la repre^en-
taciôn iiacional, en el eetableciraiento de las leyes y llama-
miento a loa empleos municipales. De aquî es que los ori^i-
narios del Africa, declarados ya por espanoles, gozan la mis-
ma protecci6n que las lejes dispensan a los deraâs, y estân
bajo la protecciôn del Gobierno, para lo cual tienen un dere-
cho îundado, pero no lo tienen para gozar de los derechos
de ciudadanos, asî como no lo tienen muchos espafioies na-
turales de ambos hemi^ferios, a pesar de haber tcnido siem
pre la cualidad de cspanoles. El Sr. Alcocer se e^forzo en
probar que a los originarios del Africa existeutes en los
dominios espanoles les coirresponde ser ciudadanos de justi-
cia, porque contribuyen al f^stado cou sus personas y bie-
nes, infiriendo de aquî que la contribucâôn debe ser la base
de ciudadanato. No me détendre en probar la inexactitud
de semejante principio; pero si debo manifestar que en mi
opinion la contribuciôn que se paga al Estado esta fundada
en una obligaciôn que todo hombre tiene de sostenerle por
el beneficio que reporta. i.No hemos dicho que la ley dispen-
sa a los espafioies toda la protecciôn para conservarles la
eeguridad de sus personas, la projtiedad, la paz y tranqui-
lidad? t,Qué extrano, pues, sera que estos espafioies con-
tribuyan con sus personas y bienes a la conservaciôn de la
sociedad, sin la cual ni hay eeguridad personal, ni propie-
dad, paz ni tranquilidad?
Las naciones raâs ilustradas habrîan ineurrido eu la no-
ta de injustas, si fuese cierto el principio de que todo contri-
buyente debe gozar los derechos de ciudadano. La In^iiate»-
rra, que tantas veces se cita por modèle, tiene sûbditos o
habitantes a quienes Uama para los servicios de las armas
y pecuniarios, sin que tengan parte en la representaciôn na-
cioual ni sean llamados a los empleos. Los romanoe, que
también se citan, hacîan contribuîr alos municipioe, pro-
vincias de la Italia, etc., y sin embargo, no les concedîan los
derechos de ciudadano romane, porque éstos no se califican
jamâs por los sacrificios y por contribuciones: y si no fuese
asî, deberîa gozar mâs derechos el que mâs contribuye, y no
podrîa dejar de ser ciudadano el que contribuyese. Couven-
go, Senor, en que las leyes civiles deben protéger a todos
igualmente; pero no puedo convenir en que las leyes polîti-
cas de una sociedad deban nivelarse por aquéllas,'o lo que es
lo mismo, los derechos polîticos son enteramente distintos
de los meramente civiles. Aun entre aquellos que concurrie-
ron a la formaciôn de una sociedad, hallamos Hotable dife-
ferencia en el goce de los derechos polîticos, habiéndose limi-
216 FRANCISCO GAVIDIA
tado a uaos con respecto a otros, y excluîdose a algunos ab-
solutamente de su goce, porque en la Constituciôn asî se
cre.vô necesario al bien de la misma sociedad, que es la ley
que eiempre debe regirnos en la Constituciôn polîtica que,va-
mos a establecer. ^Con cuânta mâs razôn podrân liniitarse
G dejarse de concéder a los que no tuvierou parte al«çuna en
la îormaciôn de la sociedad, y pueden reputarse como adve-
nedizob? Sin que esto sea contrario a los principios del Sr.
Terrero, que solo tieuen lugar cuaudo se considéra al
hombre en el estado natural, pero no en eî polîtico o con
relaciÔD a la sociedad, en el que esa pretendida igualdad no
es sierapre eplicable sin grave perjuicio de su conservaciôn.
Y por estas razones y otras que podrîan exponerse, queda
en mi concepto demostrado que por el artîculo que se discu-
te ninguua injusticia se causa a los originarios del Âîrica
existentes en los dominios espaûoles; pues ni se les qui-
ta un derecho que ya tenîan declarado ni déjà de dârse-
seles lo que de justicia les corresponde. Vèaraos ahora
si la convenieucia exige que sean elevados a la clase de
ciudadanos los espaûoles de que se trata. La ûnica
razôn de conveuiencia gênerai qne he oîdo exponer se
reduce a que no haciéndose esta declaraciôn podrîan dis-
gustarse. Pero yo quisiera preguutar si hay o no motivo
para seméjante disgusto. Veo, Seûor, que no le hay; antes
bien, lo hay para que estén luny reconocidos a la protecciôn
que V. M. les dispensa en la Constituciôn. V. M. acaba de
declararlos espanole.s (favor en mi concepto muyapreciabîe).
V. ^I. los ilauia al goce de todos los derechos civiles del mis-
mo modo que a los naturales originarios de los dominios ea-
panoles. Las leyes y el Gobierno lesdispensan su protecciôn.
Sus propiedades quedan aseguradas; protegida la seguridad
Personal, y, en unn palabra, tienen cuanto necesitan para
prosperar y vivir en paz y tranquiliiad. ^Y se d'irô, con ra-
zôn que tienen- motivo para quedar reseutidos si no se les
éleva a la clase de ciudadanos? Ademâs. ^no se les abre una
puerta para que puedan aapirar a serlo, teniendo las cuali-
lidades que se expresan en el artîculo? De modo, que ee pue-
de decir que V. M. los llama a ser ciudadanos, pero que quie-
re que tengan ciertos requisitos indispensables para ejercer
los derechos anejos al ciudadano. Se dice, Senor, que la Cons-
tituciôn déjà una puerta mucho mâs ancha a los extranje-
ros que a los originarios del Âîrica: pero, Senor, ^quién no
ve muy palpable la difereneia? Cuando tratamos de los ex-
tranjeros, hablamos de unos hombres que todavîa hau de
venir a domiciliarse; de unos hombres cuyo numéro ha de
ger muy reducido; de unos hombres a quien se exigea muchî-
mSTORIA MODERNA DE lîL SALVADOR 2i7
eimoe requieitos para llegar a ser ciuJadauo y ademâs las
Certes podrân negarles la carta de ciudadaiios si su numéro
fuese muy excesivo y pudiese traer perjuicios al Estado; pe
ro en el dîa tratamos de uiui numerosa poblaei6n ya domi-
ciliada eu los dominios e^aâoles; do uua poblaciôn contra
la cual hay preveneiôn en los uaturales del pais, pu^^uando
contra la misma opinion de éstos y las preocupaciouet;; de
modo, que no se puede oîr siu extraneza como los senores
preopinautes, enterados menuJamente de toJo !o que queJa
referido, se esfuerzan tanto eu pedir (]ue se les déclare ciuda-
dauos. Pero no es esto todavîa lo mâs exirano, sino que
apoyando su pretensiôu en la conveniencia, quieren que
los orif^-inarios del iî^.îrica seau declarados cluiadanos ûai-
cameute para la voz activa, de que se puedo iuferir en ar-
jçurnento que el derecho de ciudadanoj a îavor deaquellos
espanoles no es a îavor suyo, sino de los mismos america-
uos, para que de este modo les corresponda tener en las Cer-
tes una tercera parte mas de Diputados que la Espaiïa eu-
ropea, lo que jaraâs podrîa ser de grau conveniencia a la
Monarquîa; y si este no es el motivo, ^a que li!i opouerse
cou tanta obstinaciôa a la voz'pasiva? Vengan en hora bue-
naasentarse eu el Congreso iiacional los originariors del
Africa existentes en los doujinios espanoles, si la couve
nieucia exige que de un golpe se le-i déclare ciudadaao.-ii. Veii-
gan a representar los de su clase; pero esto eu la opinion de
los preopinautes no es conveniente. En esta atencio.i, y
omitiendo razones que la polîtica exige que se callen, mi die
tamen es que subsistiendo en todas sus partes el decreto de
15 de Octubre ûltimo, se opruebe como esta el artîculo que se
discute por no ser contrario ni a la justicia ni a la polîtica.
El Sr. PÉREZ DE Castro: La Naciôn vuelve por esta
Constituciôn al ejercicio de su libertad polîtica, o sea derecho
impret-criptible de darse leyes, que habîa perdido con sus
Cortes. 3^ de que ha vuelto a estar en posesi6n desde la ins-
talaciôn de las actuales. Antes de este estado de cosas, to-
dos los espanoles, de cualquier origen, estâbiinos iguales en
esta parte, pues uinguno ejercîa este importante derecho.
Pero al formarse el pro3'ecto de la acta constitucional, la co
œisiôu se ha visto eu la necesidad de distiuguir conveuiente-
mente los para y simplemente espanoles, de los que con al-
gunos requisitos mâs deban declararse ciudadanos; porque
al fin, conforme al derecho pûblico de la Europa y a la sana
razôn, para ser ciudadano de un paîs se requière algo mâs
que eer simplemente individuo que componga la Naciou.
Obligada pues, la comisiôu a hacer esta esencial disti'i<^i')M.
27
21S FRANCISCO G AVILI A
îejort (je derogar o atetmar en lo nids mînimo los privilégies
o dereclîos de los espanoles entre quienes se cuentan los ori-
ginarios de Africa, ley ha dado extension j estabilidad en eu
proyecto de Constituciôn. Porque, cuando nueetros côdigos
repa^en y rectifiqueu con arreglo a la Acta constitueional,
i,qiié podrâ decir el puramente espanol, el originario de Afri-
ca, al ver s61idamente canonizado el derecho de propiedad,
el mâs sagrado entre los horcbres, auténticamente estable-
cida la libertad civil, la seguridad personal y el derecho de
eer juzgado con igualdad por una misma ley? Todo espanol
originario de Aîrica vera aseguradasu suerte, y encontrando
e:i la protecciôn de las ieyes el camino abierto para progre-
sar en la industria y en toda especiede conocimientos huma-
nos, créera justaraente haber ganado mucho, y bendecirâ la
Constituciôu de bu paîs.
Al senalar la comisiôa los que han de reputarse ciuda-
danos, no ha creîdo ni necesario en justieia, ni conveniente
en polîtica, llair.ar a les originarios del Aîrica por diferentes
consideraciones. Ha tenido a la vista observaciones de con-
veniencia pûbiica y polîtica, que no recordaré por demasia-
do obvias, persuadido de que quien quiera verlas de buena
fe, no las puede desconocer; ha tenido présentes las diferen-
tes combiuaciones o respeîoà que versan en este punto en el
continente americano y en lus i«las, y por ûltimo, ha para-
do au con8ideraci6n hasta en las preocupaciones vulgaree,
sabiendo que el primer deber del legielador en este punto es
contemplarlas, cuando el atacarlas de frente expondrîa la
ley a un desaire; porque, no nos engafiemos, la opinion ejer-
ce en el mundo un dominio terrible y faertîsimo, aunque no
86 funde siempre sobre la rigurosa justieia; y que eu esta ma-
teria hay un influjo poderoso, que ejerce la opinion de los es.
panoles europeos y americanos, es tan evideute como la luz,
y no lo negarân los senores americanos.
En una palabra, la comisiôn, desentendiéndose de toda
brillante teorîa, que en su aplicaciôn cambia de naturaleza,
ademâs de complacerse en ver asegurados para los benemé-
ritos subditos espanoles de que voy hablando los preciosoa
derechos de taies, y cuantos ya gozasen por îeyes particula-
res que aquî no se derogan, les ha dejado una puerta abierta
para entrar al goce de los derechos de ciudadanos; puerta
que sera tan ancha como quieran los que han de entrar por
ella. Eu esto ha tenido tambiên la comisiôn el objeto polî-
tico de estimular a aquellos espanoles a la aplicaciôn y me-
jor arreglo de costumbres: puntos ambos en que por desgra-
cia queda mucho que hacer a una gran parte de la claso ci-
tada; y ha hecho ver que no se espanta de la diversidad de
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 219
colores entre los hombre.s. Por ûltimo, la comisiôn ha creî-
do que el tiempo y otras Cortes podrân adelaiitar mas, si
conriene, ya que la prudencia y la razôn acousejan que no se
haga todo de una vez, que es el modo seguro de no hacer
nada.
No hablaré del decreto del 15 de Octubre y de las diseu-
siones y opiuiones de muchos sefiores auiericanos que le pre-
cedieron y se han seguido, porque uo pueden haberlas olvi-
dado las Cortes, y el senor Aner las ha recordado. Pero si
dire que entieudu convieue hacer una modificiieiôn eu este
artîculo, que, siu aventurar rai juicio, creo habrîa raerecidO'
la atenoiôn de la comisiôn si se le hubiera presentado. Se di-
rige a. romover cunlquiera duda o cuestiôa de hecho, o mâs
bien de Esrado, que pudiera suscitarse a los pacîficos posee-
dores de la calidad de espunoles origiuarios; por lo que con-
vendrîa afîadir a las palabras «originarios de x\frica,> el si-
guiente correntivo: «que sean habidos y reputados por tales;>
sobre lo que hago proposiciôn formai.
El Sr. FKLiu: Sin âuimo de entrareu las razones directas
que conveucen ser justo y polîtico el couceder la ciudadauîa
a los espanole.s de que se trata, porque ee haa expuesto ya
con toda extension y solidez, habîa pedido la palabra con
dos objetos. El uno dar a los senores que no la tuviesen una
idea del curso y giro que ha teuido en las Cortes desde su ins-
talaciôu este uegocio, contestando asî al senor Argiielles, que
ha dieho que una de las diîii'uHades mayores que tuvo la co-
raisiôii, y rendra el Congreso en eete ariîcuio, es ladiversidad
de opiniones de los diputados americanos acerca de él; y el
otro manifestar mAs las trabas que sin justicia ni necesidad
se ponen a los originarios de Africa para aspirar a la ciuda-
dauîa. También conlesiaré a algunos reparos que se aca-
ban de hacer, aunque la circunstaneia de hablar ahora me
harâ oîvidar muchas especies y no dar a las que diga el or-
den y fuerza que deseara.
En cuanto a la primera, se ha dicho ya que el 25 de Se-
tiembre ûltimo, una comisiôn compuesta de Diputados de
todos los paîses de Ultramar, pidiô que se declarasen iguales
de derechos a los de esta Penînsula «los naturales y habitan.
tes de America, > y que se contase indistintamente con todos
ellos para la represeataciôn nacional. Uno solo :!e los Dipu-
tados americanos disintiô en esa época; mas fuê por fortuna
uno de aquellos hombres que tienen el talento y la molei a-
ciôn que se necesitaba para sabar reformar su dictamen, y
auQ abandonarlo y adherirse al otro cuaudo se le preseatau
razones de peso que, o no habîa visto, o no habîa meditado
bastantemeute. Asî es que en 29 del misnio Seiiembrc firmô
220 FRANCISCO GAVIDIA
con todos los Diputados de Ultramar que habîa entonces en
otro projecto de deereto, en que se volvîa a pe(iir esa decla-
racion de igualdad para todos los libreR; sin que hasta aho-
ra hava tenido la m,48 mîiiima div^ersidad de opiniones en es-
te pnnto. Estas peticiones fueron la base del deereto de 15
de Oetubre; y si eu él no fueron deelarados iguales sino los
espanoîes criollos, losindios y îoshijosdeentrambos, eavisto
<:jue no estuvo de parte de los Diputados de America el que
no se extendiese la declaracion a todos los libres, como ex-
presnmente lo habfan pretendido. Y aunque en la primera
de 1ns propo&idoi;es que presentaron el 16 de Diciem-
bre no iccluyeron a los espanoles originarios de Africa, no
fué porque no lo de-oasen, sino porque habienlo manifes-
tado ante.s su opinion, creyeroa entonces coaveniente lirai-
tur.-ee a pedir, no todo aqupllo que querîan, que habîan
ja pediio y se les habîa negado, sino aquello que juziîaron
nienos distante de la voluntad de las Cortes, y por consi-
jjuiente menos inasequibie Mas sea lo que fuere de aquel
deereto, no creo muy conforme el que eu la parte que t<ici-
tamente excluye de la igualdad a los originarios de Africa
8:^ haya liaraado constitucionaj. dando a entender que es
irrévocable, cuando la Constituci^n es el deereto mâximo,
en el cnal pueden y deben corregirse, eonviniendo, todos los
anteriores. Debo tarabiên observar, que si como han dicho
los senore-î de la comision, aunque no lo entiendo, el présen-
te artîculo abre uua ancha puerta a estos espanoles para la
ciudadanîa o la igualdad, sera tambiên contrario al deereto;
y por lo mismo el senor preopinante que tanto insistiô en éi,
y tanta fuerza le quiere dar, no solo debîa oponerse a lo que
indican los Diputados de America, sino también al artîculo
de la comision, el que, sin embargo, pide que se apruebe.
Ha dicho el Sr. Terkeko, que cl artîculo, consideradofilo-
soâcamr-nte, significa que esos espaîîoles no son, pero pue-
den ser ciudadanop: en mi entender significa môs; esto es,
que ni !o son. ni pueden serlo. Se les exige para a^^pirar a
la ciudadaîr'n «que hagan servicios eminentes o se distingan
fîor sus tnlentos, aplicaci^n j conducta;» y ya se ha démos-
trado que esto les es moralmente imposible, atendida su ac-
tual situp.ci^n y el rango que ocupan en la sociedad. Se les
exige «que sean hijos de legîtimo matrimonio:» en horabue-
na; mas ^.por que no se exige a los extranj'^ros esta raisma
calidad, ni se les ba exigido la de una buena oonducta? ^Es
Justo que puedan eer mâs fâcilmente ciudail-'os espaiîoles
los extranjeros, que unos espanoles que lo ^on por todos
tîtulofc^? Se les exige que sean «hijos de padres icgenuos;»
y no obstante que la opinion manifestada en 29 de se-
HISTORIA MODERNA DE EL SAL-ABCR 221
tiembre por todoe li-s americanoe, e-ia que discrepase uno
solo, era mâs franca o ne extendîa a mâs, conveogo en
este 'requisito para no manehar a la ciudadanîa espanola
con el contacto de la esclavitud, aunque esta esclavitud es
mâs digna delâstima e indemnizaciôn, que de desprecio. Se
les exige que «estén elles mismos ca8ado8.> Esta bien que
esto ee requiera en un extraniero, porque es de suponer
que conservarâ siempre por su pais nativo una predilec-
ciônquepuede en ocasiones ser opuesta a los intereses de
Espana, y que ee contrabalancearâ por el arraigo o apego
que es natural contraiga respecto al suelo espanol en que
ha nacido su mujer.
Mas nada semejante tiene lugar en los individuos de que
se disoute, que son espanoles por naeimiento y que han ma-
inado desde la cuna la religion, idioma, costurabres y preo-
eupaciones de Espana. Su matrimonio, pues, oonsiderado
en este sontido, no les sirve sino de un nuevo embarazo para
adquirir la ciudadanîa. Digo en este sentido, porque si el
fin que tuvo la comisiôn en dsi^ear y proponer que sean casa-
dos es que se raorigeren mâs, y que se aumeuten los matri.
naonios, nonvengo en que serîa una idea excelente siempre
que se extendiera a los hijos de los extranjeros, en quienes la
comisirjn no pide esta calidad, y aun a los originarios de los
dominios espanoles, que a todos se pueden aplicar las cau-
sales de mejora de costumbres y multiplicaciôn de matrimo-
nios, y si se crée protpger ambas cosas por este medio, eon-
vendrîa sin raucha dificultad en que se «uspendiera del ejer-
cicio de los derechos de ciudadano a toiios los que no fuesen
casados o viudos, exceptolos eclesiâsticos.
Eu vista de todo, y de mâs que podrîa exponer, es inûtil
decir qu<^ se abre a est os espanoles para ser ciudadanos la
puerta de la virtud y del merecimiento, ni se les interponen
unas vallas y unos fosos que casi les es imposible salvar. ^Y
<?sto serA polîtico? Aunque dije autes que no entrarîa en
razones directas, no puedo ouiitir una que ahora me ocurre.
Los gobiernos establecidos en los paîses turbados de la a-
raéri a parece que han deolarado a estos espanoles iguales
a los dénias, y si no lo han hecho algunos, pueden hacerlo.
V. M, vea ahora si perraitirâ la prudencia poner la lealtad
y patriotismo de estos horabros en el rudo contraste de ha-
ber de optar entre la obediencia al Gobierno de la Naciôn a
que de tantos raodos sirven y los déjà en el abatimiento, y
la obediencia a aquellas juntas que tratarîan de seducirlos
sacdndolos de él, y dândoles una ta) raue^itra de aprecio y
consideraciôn.
Eu vano, dijo el Sr. Anku, se clama contra la injusticia
222t FRANCI-ICO GAVIDIA
que en este articule ee hace a aquellos espanoles; no hay tal
injusticia, pues ni ee les despoja de una cosa que posean, ni
tienen derecho a la eiudadanîa que para ellos se prétende y
nunca haii gozado. Estd bien que hasta hoy no hayan sido
ciudadanos de hecho; ^y por eso solo ee dira que no os iusto
que lo seau? ;Debieron haberlo sido y debeu eerlo, o no?
Ésto es lo que hay que examinar. Pues no deben serlo, ana-
de el Sr. Aner, porque eetoe individuos entraron en la Na»
ci6n cuando ya ee hallaba conetitufda, o lo que es lo mismo,
no coadyuvaron a eu formaciôn primera, ni se puede supo-
ner que tuvieron parte en los convenios primitives; y por
consicruiente, elloe no tienen derecho a exifçir cosa alofuna de
la Xaciôn, que puede colocarlos en la clase que le parezca,
y darles o no talée y taies distinciones y fueros; yo solo haré
eobre esto dos ligeras observaciones. La una es, que si îueee
exacta la réflexion del Sr. Aner, compreuderâ tambiên a los
indios y a los espanoles criollos que entraron en la sociedad
cuando esta ee hallaba constituîda, y niuy pocos anos an-
tee que loe originarios de Africa, y compreuderâ igualmen.
te, y con mâs razén, a otros espanoles que después de estos
ultimes hayan entra lo en la misraa sociedad. Nadie con-
vendrîa en eemejantes ideas, y no se por que el rigor de eetoe
que se quieren llamar principios, se aplica solo a estos utiles
y laboriosos espanoles. La otra es, que aunque ellos no
contribuyeeen a la formaciôn primitiva de la sociedad, con-
tribuyen a su eegunda formaciôn; porque contribuyen hoy
con sus haberes, sus fatigas y su sangre a que no se disuelra
el Ultramar, y no eé c-ual de los doe es mayor mérito.
Loe Diputadoe de America se han obstinado, dijo el mie-
mo senor, en que ee concéda la eiudadanîa a estoe espanolee;
y esta claro el fin que se han propuesto, cual es aumentar de
este modo la representaciôn de aquellos paîses. Yo creo,
Seîîor, que V. M. debe examinar solo la justicia y la conve-
niencia de las ideas que se proponen a su examen, y de nin-
gûn modo las intenciones de quien las présenta: y siento
verme en la necesidad de decir que si estdn obstinadoe loe
Diputadop de America (que noentiendo hayan dado margen
a tal expresiôn), coti eî mismo derecho se poirâ contestar
que se han obstinado los que les contra.îicen, y que esta cla-
ro el fin que se proponen, cual es dejar tiempre a la America
con una representaciôn mâs dimiauta y escasa que la que
debe corresponderle.
El Sr. Don parece haber deseado que se tratepreliminar-
mente si couvendrân los americauos en que estoe individiioe
obtengan ciertos empleos, etc., creyendo que no dejarâa de
tener en esto algun a repugnancia, la cuul por coneiguiente
mSIORIA MODERNA DE EL SALVADOR 223
«e deberâ extender a la declaraciôn de la ciudadanîa. Varias
cosas ae me ofrecen de pronto que contestar: primera, que
esto es preooupar una cuestiôn que no se trata ahora. Trâ-
taee unicamente, (îe t-i deberân deolararse ciudadanoH estos
espanoles sierapre que en ellos concurran ciertos requisitoa,
quitândolea asî uno de los muchoa estorbos que tienen para
lograr la existencia polîtica, y entendiêndose que un ciuda-
dano no tiene por sola esa ealidad un dereeho o una apti-
tud iuraediata para todos lo8 destinos. Sep;unda, ^por que
se hace reparo contra lo que proponen los Diputados de
America, y no contra el artîculo de la comisiôn, del cual pro-
vendrdn laa mismas consecuencias si es eierto, como se ha
dicho (aunqne repito que no lo entiendo), que abre a estos
liombre-H nna puerta muy ancha para la ciudadanîa? Terce-
ra, que si el moaos aprecio, con que aljjjunos preocupados
puedan ver a ei^tos infelices, debe ser un obstâculo para la
declaraciôn que se solicita, con i^ual o mayor fuerza debe
serlo respecto de los indios, a quienes, aunqne injustisima-
mente, no han mirado aqu^lloa con mâs consideraciôn.
Finalmente, habiendo oîdo razones en nii juicio muy
poderosas a f^vor de estos espaîîoles, y por la otra parte
s61o debilîsirnos reparos, no puedo conformarme con el art.
22, y apoyo la proposiciôn presentada por el senor Uri i.>
8e levanto la sesidn, qnedando pendient*» Id discusiôn de
este asunto.
Para continuar la discusiôn del artfculo 22 de la Consti-
tuciôn, tomô la palabra, en sesiôn del 6 de septiembre
VA Sr. Oliveros : Ya se ha hecho présente por mis dignos
companeros de la comisiôn que discutiendo el artîculo pré-
sente los Sres. Diputados de America se separnban del esta-
do de la cuestiôn y verdadera inteligencia del artîculo. No
se trata por la comisiôn de excluîr de los derechos de ciuda-
dano a ninguno que los goce; se trata de abrir la puerta de
la virtud y del mérito a aquellos que ha encontrado distan-
tes de esta esfera, de donde se infiere que a nadie se piensa
perjudicar, an^es bien el favorecer y elevar.
La comisiôn, Senor, penetrada de los sentimieutos de
generosidad que Y. M. ha manifestado a nueatros hermanos
de America, ha llevado sus miras sobre aquellos limites que
le han wido senalados por sus soberanos decretos, bien per-
suadida que V. M. los aceptarâ, y que tratarâ con indulgen-
cia la libertad que se ha tomado de proponerlas a la sanciôn
eoberana. V. M, por el célèbre decreto de 15 de Octubre,
224 FKANCISCO GAVIDIA
atendiendo a las etîplicas de los eenores americanos j a la
unnnimidad de sus expos^icioneH, confirma el inconcuso con-
cepto en que siemy)re habîan estado los uaturales origiua-
rios de los dominios de Ultraimar de .ser itïuales en dereehos
a los de la Peiiînsula .y si no iucluyô a las deinâs familias,
fuê porquo no lo creyerou conveniente algunos seûores
americanos, y porque en reaiidad no habfan g'ozado de
estos dereehos. Con esta declaraeion se {)rometîa enfon-
ces establecer la union y tranc^uilidad en aquellas vaetas
regiones: considerando después que no se conseguîa tan
importaiite objeto, propusieron los mismos senores que
era indispensable para aquietar las coumociones, fijar
la ifçualdâd en L^s bases de la ropresentaciôn, por i-Ae
piree como pretexto de las sublevaciones contra la maure
Patria la diiorencia que se notaba entre lus espanoles de a-
quelloa paîees y los de la Penmsnla. Fijâronse estas bases
para las Cortes futuras, y por un decreto solemne, que puede
Uamarse coastitucional. aprobado por todos los senores a-
mericanos, les aseguro V. M. que la base que se estableciese
para la Penîusula serîa la misma en el modo y forma para
la America, arretçlândoee en la Constituciôn la representa-
ciôn nacional, (conforme a lo dispuesto en el decreto do 15 de
Octubre. Esto pidieron algunos senores americanos; y a-
tendiendo a la uaanimidad de sentimientos, lo decretô V. M.
Si hubiera sido posible variar las leycs constitucionaies del
cuerpo soberano de la Naciôn existeute, hubieran sido 11a-
mados aun para estas Cortes; pei-o cuahjuiera variaciôn en
tan importante asunto traerîa consigo la confusion y acaso
la disoluciôn de las Cortes: los mismos americanos confiesaa
esta verdad en algunos de los tratados que han escrito so-
bre la materia, y esperan solo de estas Cortes que se les darâ
en lo sucesivo la representacion que pertenece a aquellos es
panoles beneméritos. {Leyô el decreto.) Cotéjense ahora
los artîculos del proyecto de Constituciôa con lo dispuesto
por V. M., y se verâ que la comisiôn ha desempenado con la
mayor exactitud su eucargo. Podîa, pues, haber dejado ce
rrada la puerta a aquellas familias que no estân comprendi.
das en los dos mencionados decretos; y no hubiera heeho
otra cosa que cumplir los decretos sancionados por las Cor-
tes. ^A que fin estas vagas declaraciones? ^Ni por que tra
tar de iliberal a la comisiôn? No hay fundaraento alguno
para estas quejas injustas; pero, Seîior, la comisiôn se ha
atrevido a excéder los limites que se le habîan seîîalado, y
llevada de la generosidad que caracteriza las providencias
de los représentantes de la naciôn mes heroica del univerto,
abre una puerta, la del mérito , y la virtud, a aquellas fami-
fflSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 225
lias, a las que nioguna naciôn civilizada de la Europa ha
tratado hapta ahora con tauta consideraciôn. He observa-
do que V. M, ha f^uprimido para siempre el tributo que les
degradaba; que les ha permitido, como a todos los america-
nos, el cultivo de todas las semillas, y la facultad de aplicar-
se a todo género de industria; que ha aliviado las coutribu-
ciones de las pulperîas, y ha dado raucbos y soleoines decre-
tos eu bien gênerai de todos los habitantes de las Américae.
En la Constituçiôn se les déclara por espanoles a todos los
que no son esclavos, y por lo mismo se les asegura el goce
de los derechos civiles; podrân en adelante aplicarse a los
estudios y obtener los empleos de los que estaban separados
hasta lo présente. Senor, V. M., sancionando estas dispo-
siciones benéficas, ha dado margen a la comisiôn para pro-
ponerle ot ra de la mâs alta jerarquîa. Si, Senor, la genero-
eidad de V. M. ha impelido a la comisiôn a ser mâs generoia,
y los Diputados europeos tienen la gloria de haber sido los
autores del pensamiento de abrirles la puerta de la virtud
y del mérito para que sean ciudadanos, para que lleguen a
eer con nosotros los legisladores de la grande Naciôn espa-
nola.
La comisiôn, Senor, quisiera que entre todos los habi-
tantes de los paîses espanoles fue^e una la voluntad, igual
la ilustraciôn, idénticos los sentimientos, y que no hubiese
opinion alguna que separase las familias, y que todos se
honraran con enlaces recîprocos; pero esto no es asequible
en una Monarquîa o acaso se opone directamente a esta
especie de Gobierno; pero al menos quisiera sofocarelgermen
de la désunion y de la discordia, y promover la paz, la union
y tranquilidad que deben reinar en un Estado bien goberna-
do. Por esto propuso primeramente que el enlace con los
originarios de los dominios europeos y Ultramar fueae
una de las condiciones para que los individuos de estas cla-
ses fuesen ciudadanos; pero se les respondiô por los mismos
eenores americanos que era pedir un imposible: tan fuerte y
arraigada e«^ la opinion que no se sujeta a la ley, contra la
cual se estrellan las providencias mâs saludables. Cerrado
este camino, no encontrô otro que el contenido en el decre-
to. Los diferentes modos de opinar de los senores america-
nos no permiten que se tomen otras medidas. Unos quieren
que se concéda la voz activa y pasiva a los hijos legîtimos
de padres ingenuos: otrosrestringen oamplîan mâs las cua-
lidades para gozar de esta dignidad; otros quieren que ten-
gan voz activa en las elecciones, es decir, que solo puedan
elegir v no ser elegidos, medida que incluve una injusticia,
28
226 FRANCISCO GAVIDIA
que fomenta una division y que sancionarîa para eiempre la
eeparaciôn de familias. Tanta variedad de opinione« de-
muestra hasta la evidencia que no es posible romar una.
providencia gênerai; que no hay datos fijos, rey,iH8 beguras
para discernir cuântos y cuâles deban ser lo8 que gocen de
los derechos de ciudadano En esta perplejidad la comiëiôu
no hallô otro medio que abrir a todos la puerta, e indicar
los caminos por donde se llega a la eima de la mayor digni-
dad de la Naciôn. Podrân ser Diputados, es decir, legisla-
dores, por la virtud, el mêrito y la aplicaciôn. Las Certes
futuras concederân las cartas de ciudadanos sin gaetos, ein
agentes, sin litigios, a los que, bien cercioradas de sus pren-
das, los juzguen dignos y aereedores; asî sucesi va mente se
irân elevando las familias, se unirân entre sî, sedebilitarâ la
opinion perjudicialy se llegarâ a extinguir el germeu de tan-
tas diferenciaH que dividen los habitantes de aquellos pafses.
Si algunos de los términos del urtîculo Hon eonfuHOs o dan
margen a disputas, corrîjanse, oomo ha propuesto el senor
Pérez de Castro. La comisiôn jamâs ha inteotado que sean
inquietadas las familias, ni que se perturbe ia posesiôn de
njnguno. Para que no se pueda sospechar que las promesas
de V. M. son ilusorias, a pesar de que tiene dadas mil prue-
bas de cumplir lo quepromete, coiicédase desde luego esta
dignidad a algunos individuos, y comiéncese por los milita
res; por aquellos a quienes V. M. tiene ya declarado que hau
mereeido bien de la Patria, porque han sujetado a los revol-
tosos y restituîdo el orden y tranquilidad en aquellos vastos
paîses. Los jefes militares propoudrân los que crean aeree-
dores a esta gracia, y V. M. la concédera con la mayor satis-
facciôn. Pienso. pues, que debe ser aprobado el artîculo, o
que vuelva a la comisiôn para que sea corregido de modo
que no dé lugar a dudas ni torcidis inteligencias.
El Sr. Lbiva: El art. 22 del pi oyecto de Constitue! 6n ha
sido sôlidamente impugnado en el discurso del senor Alcocer
y de otros seîiores preopinantes, cuyas razones existeu en su
vigor. Asî, que me abstendrîa de hablar si la circunstancia
de ser individuo de la comisiôn y de haber variado con otros
co-Diputados del modo de pensar de la mayorîa de ella, no
me obligara a explicar brevemente mi opinion, y a satisfa-
cer algunas objeciones. Mis retiexiones no llevarân el desig-
nio de censurar la intenciôn de los senores comisionados,
que sin duda creo la mâs sana, si no exponer el error que en
vuelve su dictamen y sus malos resultados en polîtica.
Después de haber declarado que la Naciôn espanola, en
que réside esencialmente la soberanîa nacional, es la réunion
de todos loe espanoles, y que sou eepanoles todos los hom-
HI3T0RIA MODERNA DE EL SALVADOR 227
bres libres nacidoe y avecindados en los dominioB de las Es-
panas, y los hijos de éstos, es ciertamente extrano que cuan-
do se trata de establecer el primer grado de existencia civil o
polîtica, la ciudadaDia, se pongan taies trabas en los que
por cualquiera lînea traen oriejen de Africa que pueden que-
dar deseyperados de obtenerla, y en un estado de abatimien-
to pernicioso al orden social. Las grandes dificultades se
confunden con la imposibilidad. Se exigen méritos eminen-
tes, de que es incapaz una clase excesivamente humillada; j
aunque despuês se habla de los que se distingan por su apli-
caciôn, sus ta.lentoa y su conducta, deberâ entenderse una
distinci^n heroica por estar en seguida del grado eminente
que se necesita en los servicios. Por manera que los gran-
des esfuerzoH de virtudes sociales, que en cualquiera sociedad
bien eonv'Jtituîda hacen a los hombres dignos del voto gêne-
rai y de los primeros honores, se preraian en los originarios
de Africa con la ciudadanîa. Se exige también el matrimo-
nio; por consiguiente, si por una inclinaci6n libre siguen otro
estado que las leyes respetan, no son ciudadanos.
Las Cortes lian de hacer la calificaciôn para otorgar la
carta. Hé aquî otra condiciôn muygravosa. Usarîan de este
medio algunos que pudiesen disponer de rentas sobrantes
para pagar un agente que siguiese los inoviraientos del expe-
diente, pues aunque couociendo de este embarazo un senor
preopinante, ha dicho que los Diputados podîan eneargarse
de estas gestiones, se olvidô de la justa mâxima, adoptada
por este Congreso, que los ayudantes no pueden ser persone.
ros o agentes de solicitudes particulares.
Por estas y otras observaciones he creîdo que el artîculo
lejos de fomentar las esperanzas de los originarios de Africa,
era el mejor raedio de angustiarles y dejarles reducidos a la
nulidad. Asî, que establecî corao principiosfundamentales de
mi voto los siguientes: primero que es impolîtico en una Na-
ciôn que se constituée dejar descontenta una clase numerosa
y en disposiciôn de mirar con rivalidad a las demâs, mayor-
mente en las circunstancias en que se halla la espaîlola. Que
la privaciôn o casi la privaciôn de los medios para ser hon-
rados y gozar de los beneficios de una Constituciôn libéral,
expone a los que comprende a sesgar el caraino de las buenas
acciones, y a fomentar pasiones perjudiciales al buen orden.
Que es muy distinta la igualdad jacobiana de la igualdad
racional y légal. Aquélla, confundiendo todas las clases y
jerarquîas de la sociedad, produce la anarquîa y todos los
horrores que le son consiguientes. Viola la justa y equitativa
ley de los premios graduales del mérito y la virtud.
Los grandes hombres por servicios eminentes consiguie
228 FRANCISCO GAVIDIA
ron la nobleza magnaticia, y la Patria agradecida traemi-
tiô sue honores a sus hijos para que les imitasen. Otros ad-
quirieron y dejaron a su posteridad otni nobleza de segundo
orden. En todos los ramos del servicio pûblico debe haber
grados con escala suceeiva, para que se verifique la referida
ley de los premios. Estas instituciones eran odiosas a aque-
llos hombres depravados que ocultando la ambiciosa idea de
subir respectivamente a la cumbre de! poder, aparentaban
defender una igualdad quimériea. Esta idea martirizô una
gran parte de la naciôn francesa, y produjo espantoea con-
vulsion. Pero la igualdad racional consiste en abrir a los es-
panoles la carrera de los premios, en términos que con bue-
nas esperanzas puedan practicarse las virtudes que son tan
neceearias para lafelicidad de la s-T-iedad. Que el ciuda-
dano no es otra cosa que un e^tado de hombrea bueuoe, que
se hallan en aptitud de poder ser premiados y atendidos se-
gûn sus méritos.
Guiado de estos principios, me pareci6 justo y polîtico
declarar comprendidos en los derechos de ciudad a los espa-
noles originarios de Africa. que tuvieren una profesion o in-
dustria util, o una propiedad con que poder subsistir hon-
radamente, siendo hijos de ingenuos. Estas circunstancias,
en mi coucepto, hacen recomendables a estos hombres y los
ban hecbo, aun cuando era muy diversa nuestra situacion
polîtica. La distancia en que se hallaii de la esclavitud de
sus progenitores quita las conjeturas o inconvenieutes con
que podrîa argiiir en caso de inmediaciôn. Ahora anado que
ni a los libertos ni a sus hijos les dejôen desesperaci6n. Que-
dan los primeros en mi voto sujetos a la formalidad estable-
cida"para la ciudadanîa de los extranjeron, y los segundos a
la de los hijos de éstos. Cuando hablo por los originarios de
Africa nojpuedo'menos que acordarmede los efectos benéficos
que produjo en Espana la ley de Carlos III en favor de los
gitanos. Eran éstos despreciados, abatidos y mirados por
la preocupaciôn como hombres de otra especie. Aquel gran
Monarca interpuso oportunamente su mano Real; les décla-
ra hombres buenos del estado Ilano comûn gênerai, y yacasi
no se conocen los que antes eran tan marcados por su abso-
luta nulidad polîtica. Carlos IV, para libertar a los ninos
expôsitos de los efectos perjudiciales deldesprecio por poder-
se presumir incestuosos, mânceres, etc., les déclaré compren-
didos en el mismo estado Ilano. Y a vista de esto, la Naciôn
espaîïola, al constituirse, ^abandonarâ a la nulidad a los
espanoles que por cualquiera lînea traen origen del Africa?
V. M. es muy justo y sabio, y no puede dejar de ser concilia-
(jor. La Constituciôn debe ser amada.
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 229
Se ha dicho que eetoB eepaûoles han avauzado en dere-
choH, pues se les concède la libertad civil y la propiedad.
Siempre han disfrutado los originarios de Africa de estos de-
rechos. El que los atacaba era considerado corao opresor,
invasor o ladr6n, y castigado conforme a las leyes.
Sehaquerido culpar inuy graliiitamente a los Diputa-
dos de America suponiendo que no han tomado antes inte-
rés por esta clase de espanoles para los derechos que hoy se
pretenden, y que por consiguiente el (^ecreto de 15 de Octu-
bre debe ser la base de la representaciôn y del ciudadanato.
Casi toda la repreeentaciôn de America en las spsiones que
precedieron a dicho decreto, hizo el mayor empeîio por dar
existencia civil a los originarios de Africa; pero no îué posi-
ble conseguirlo, Nuestra minoridad era mucho mâs reduci-
da que lo que es hoy. Ademâs, haya los decretos que hiibie-
re, no pueden embarazar que el puuto présente se someta al
examen de las Cortes, cuaudo se trata de hacer una Consti-
tuciôn. Asuntos de menor interés después de resiieltos han
sido tomados en nueva consideraciôn; ^y por que no ha de
tener igual suerte una cuesUôn de tanta trascendencia en el
Estado?
Se preguntô si los americanos se hallab=:!i en disposiciôn
de reconocer en los originarios de Africa en virtud de la ciu-
dadanîa el voto pasivo para Diputados. Yo entiendo que
debemos reconocer una distinciôn entre el ardid de los lôgi-
cos y el modo de discutir del legislador. Aquêllos suelen em-
pexar su argumento estableciendo varias conclusiones o pre-
guntaR, procurando que el com[)etidor conteste o concéda de
un modo inconveniente para envolverle en juegos de espîri-
tu, El legislador no debe preguntar en materius de interés
del Estado que es lo que quieren cierto numéro de individuos
para decidirse, sino que es lo que conviene y es jiisto hacer.
Sin embargo, dire mi opinion. Soy muy économie» para dar
entrada en las jerarquîas del Estado, porque hui o de abso-
luta necesidad el que existan méritos de tal carâcter, que no
se turbe el respeto que merece la nobleza y el rango en el ser-
Ticio pûblico; ni coneiderando al ciudadanato como una apti-
tud para poder obtener honores por la graduaciôn del méri-
to, no hallo inconveniente en la poBibilidad del voto pasivo
en los referidos espanoles, persuadido que siguiéndose en las
elecciones justas v sabias reglas, el que obtenga la elecci6n
del pueblo sera precisamente el que reûna las voluntades
por buenos méritos y conducta. En nada tienen los pueblos
mâs directo interés que en elegir el ôrgano de sus deseos, y
de consiguiente esteacto es el resultado del mejor y mâs crf-
tico juicio. Pero no es este el punto del dîa: las atribucionps
230 FRANCISCO GAVIDIA
del ciudadanato estân eu proyecto. No couviene anticipar-
las, porque examinândolas en conjunto y fuera de su lugar,
saldrîamos del método, y nos desviarîamos del eamino del
acierto. Solo advertiré que hay eiudadanos que, segûn el
proyecto, son inelegibles en ciertos casos. Entre otros
es el del art. 45, que excluye de ser electores parroquiales a
los eiudadanos que no sean casados o viudos, y en la comi-
8i6n no se dedujo contradicciôn de principiosa vista de dicho
artîculo. Esta condiciôn, como todas las demâs cuyo con-
curso se créa justo y conveniente para representar la Patria,
se discutirân oportunamente.
Se pretendiô llaraar a juicio a los Diputados de America,
manifestândose la presunciôu de qne sus solicitudes en favor
de los originarios de Africa tenîa por fin aumentar la repre-
eentaeiôn de aquella parte de la Monarquîa. A esta censura
se puede contestar con la de que la oposiciôn en su autor 11e-
vaba el objeto de disminufr la representaciôn de America, si
no aborreciéramos la suspicacia. Hemos dado muchas y re-
petidas pruebas del interés imparcial que tenemos por los es-
panoles en gênerai, para que se créa que él es la causa im-
pulsiva de la proposiciôn hecha por el Sr. Uria. Tambiên el
procurar una representaciôn correspondiente a la poblaciôn
libre, es por sî muy laudable, y nada pierde por una crîtica
impertinente; pero ese punto no tiene una précisa relaciôn
con el que se discute.
Se ven en el proyecto comprendidos eu el censo para la
representaciôn muchos espanoles que no estân en el goce de
la ciudadauîa. No confundamos las ideas con alegatos que
no son del caso. Se ha intentado combatir la proposiciôn
del Sr. Ufia con el ejemplo de la antigua Roma, que gober-
naba un inmenso territorio, estando reservada, la ciudada-
nîa a los que nacîan en aquella ciudad: iqué inûtil e inade-
cuado es este ejemplo a nuestra situaciôn y a nuestra polîti-
ca! Roma era una ciudad Monaica y Soberana de gran par-
te del orbe; la libertad estuv^o aislada en sus muros; las pro-
vincias gemîan bajo el yugo de la opresiôn sostenida por la
îuerza de innumerables y poderosas legiones (ûnico asilo y
sostên de la tiranîa); ^.y se conformarân los espanoles en que
exista este poder en la Corte, y los demâs pueblos sigan la
condiciôn de los sûbditos de Roma? ^Serâ esto posible?
Ciertamente el imaginarlo solo es un delirio. Ni tenemos las
legiones de Roma, ni aunque las tuviêramos creo que no se-
guirîamos ei r'.unbo del despotismo, habiendo proclamado
que la justicia y leyes generalmente benignas han de ser el
apoyo de nuf stra Constituciôn polîtica, o de nuestra Monar-
quîa moderada. Se olvidô el Sr. Diputado que arguyô con
HISTCKIA UODERNA DE EL SALVADOR 2^1
dicho ejemplo que Roma, aiiD en la época de eu poder, reco-
iiociô là necenidad de extender la ciudadanîa en municipios
y coloniae. La Naciôn espaiiola, en medio de bub dégradas
actiiales, quiere y debe reconcentrar su uni6n en una socie-
dad de hombree civilmeiite libres, que ejerciéndose en la ca-
rrera del niériro y del honor. sus esîuerzos serân coronados
cou premios justos. El excluîr o dificultar exeesivamente a
una clase numerosa del camino y aptitud del merecimiento,
eerîa de nnestra parte un erapeno de fomentai diccordias en
una coyuntura en que deben todos las espanoles estar rnâs
unidos que nunca para combutir con la fuerza moral y îisica
contra un enemigo tan orguiloso como temerario. E.<. pues
necesario que sio-uiendo el saludablp espîritu de conciliacion'
tengamos por ciudadanos a los psy>anoles quereûnen las cir'
canstancias de la propohicion del !Sr. Uria.
El Sr. Larrazabal: Segûn lo que el !?r. Oiiveros acaba de
exponer sobre el preMPiite artîculo, me parece que para el
acierto en su discusiôu très cosas deben tenerse presf-ntes.
Primera, las sesiones que el senor preopinaute supone haber-
se tenido con los Diputados suplentps de America, con cuya
aprobaciôn se asegura qus se expidiô el decreto de 20 de
Enero. Segunda. el derecho que gozau las castas de Ameri-
ca, Tercera. la falta de conociniieiitos con que ha indicavîo
el Sr. Argiielles se hallaba la comisi6a para formar este ar-
tîculo.
Cuanto a lo primero. quiero que V. il. tenga présente
que el ayuntamiento de Goatemala, con la sumisiôn y res-
peto que siempre acostumbra, le hizo présente que aquella
ciudad estaba dispuestaa contiuuar sus esfuerzos y agotar
BU8 recursos en defensa de la Penînsula, y de los derechos de
nuestro amado Eey, sin reservar ni aun la sangre que corre
por las venas de nuestros ciudadanos; pero que si las Certes
habîan de hacer leyes tan fundamentales, Goatemala se opo-
nîa formalmente a que en orden a laConstituciônfundamen-
tal se dictasen leyes sin su concurrencia, a que tenîa derecho
por medio de eu Diputado propietario.
Lob Diputados suplentes, Senor, do podîan eer 6rgano
de BU voz, ni représenter bus derechos cuando carec^an de las
instrucciones de aquella ciudad, y de los conocimientos del
paÎB. ^C6mo se prétende, pues, levantar los fundamentos, y
erigir la base de la gran Constituciôn de la Monarquîa por
unoB informes, tal vez equivocadoe. con que pudieron con-
duciree los Diputados suplentes? El dilatado tiempo que
hace se trasladaron de aquel reino a los de la Penineula,
tampoco les permitîa poseer las noticias indispensables de
aquelloB naturales que traen su origen de Africa, y yo cou-
232 GAVIDIA FRANCISCO
fieso a V. M. con la debida ingenuidad, que aun los Diputa.
dos propietarios del reino de Goatemala no tenemos noti-
ciae exactaB y universales de los habitantes, usos y costum-
bres de todos sus pueblos. Hasta ahora, Senor, se esta es-
cribiendo su historia, y todavîa carece de un mapa que com-
prenda todo el reino. Consecuencias todas necesarias de la
maligna polîtica con que nuestra Corte pretendîa mantener
sepuitadas en las tinieblos de la ig:norancia a las infelices
Américas. Dîgalo si no el éxito con que con cuatro renglo-
nes se tratô de aniquilar la famosa sociedad patriôtica de la
capital de aquel reino, cuando pocos meses antes se la habîa
llenado de los aplausos que merecîa por nuestro Monarca.
Pero Goatemala resucitô este cuerpo tau necesario y
util a las raismas castas de que al présente se habla, fomen.
tando asî a los artesanos y labradores, e impetrando de V.
M. su necesaria aprobaciôn en el ocurso que acaba de hacer.
Yo no dudo que en este augusto Congreso se oirân toda-
vîa como nuevas las voces de raulatos, cuarterones, puchue-
los, en que se dividen aquellas castas, y otras que ahora no
tengo présentes; pero de ellas testifica el sabio Moreli en su
obra Fasti novi orbis, y a muchas de estas castas estân ex-
tendidos alecunos de los privilegios concedidos a los indios y
mestizos. Y extendiéndose a aquellas castas los privilegios,
^se les negarân los derechos que por naturaleza les corape-
ten? Yo protesto a V. M que si por debiiidad o por igno-
raucia aprobase el artîculo como esta, serîa para expatriar-
me para siempre. Soy deudor, Senor, de mis procedimien-
tos, no solo a V. M., sino a rai capital y provincia. Hice un
juramento polemne de ejercer bien y fielmente el cargo que
me ha constituîdo en este puesto, y aseguro a V. M. que aun-
que mi voto îuese ûnico y particular en esta materia, siem-
pre me quedarîa la satisfacciôn de haber procedido eegûn los
dict<4menes de mi conciencia y honor.
No pretendo extenderme molestando la atenciôn de V.
M. pobre el derecho que compete a aquellas castas, y de que
se les prétende privar; mas no puedo prescindir de estas sen-
eillas consideraeiones. La sociedad humana es la union de
hombres ligados entre si con un vînculo indisoluble, y su ob
jeto es el mejor estar de los individuos que la componen: se
estableciô su Gobierno para su conservaciôn y tranquilidad;
esta atiende al goce de sus derechos naturales e iraprescrip-
tibles. Estos derechos son, entre otros, la igualdad, que
consiste en que la ley debe ser la misraa para todos, ya pro-
teja. ya castigue; que no pueda ordenar sino lo que es justo
y util a la sociedad. ni prohibir sino lo que es perjudicial.
Ahora, pues, si V. M. contirmô el inconcuso concepto de que
mSTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 233
los dominios ebpaûoiea un aiuLod humiciferiois foiiiitiu i;iia
eolay misma Mouarquîa, una misma y eola Naciôu, y una
8ola familia, y que por lo mismo los naturales de eiloB son
iguales en derechos a loe résidentes en la Penînsula, ^,cod que
raz6n se priva a aquellos misérables siendo naturales de lo
que se concède al extranjero? Estamos convencidos de que
la industria y'riqueza de la Naciôn exio^e aumento de pobla-
dores; privilegiamos por esto a los extraûos, y pret^^ndemoa
despojar a los hijos. Escuchemos al sabio Re.y D. Alfonso, y
hallaremos que la naturaleza tauto quiere désir como deuda
que tienen los hombres por alp^una derecha raz6n en se amar
ê en se querer; y si esta naturaleza se adt]=iiere cou solo ha-
ber nacido en el Reiiio de padres naturales de êl, ea claro que
compete a aqtiellas castas el derecho de naturalidad, y con-
sistiendo en éota el de ciudadano, no se le.s puede disputar.
No quiero decir por esto que a entas castas se le.^ eleve a
los empleos y cargos propios de la nobleza. Lan distintas
jerarquîas que confesaraos en el cielo, nos convencen de que
las hay en la tierra. Un mulato o ladino, que asî se de.iomi-
na esta casta en alganos pueblos de Goatemala. se le elige
regidor y alcalde ordinario de su lugar; y en todos los pue-
blos, ya sean de ladinos solamente, ya de indios y ladinos,
siendo éstos en numéro compétente, tienen eus cabildos tepa-
rados de los indios.
Se ha querido Uamar la atenciôn del Congreso sobre que
si se dice que aquellas castas gozan de voz activa para la
elecciôu de sus représentantes, deben también gozar de la
pasiva; pero yo no veo la fuerza de este argumento, Bieudo
constante que el derecho concède a muchos en diversos casos
la voz activa en las elecciones que no la pasiva. El derecho
que les compete para elegir sus représentantes, no se extieu-
de a que también hayan de ser elegidos; ninguno de ellos ha
pretendido elevarse a mâs de lo que siempre se les ha eonce-
dido; pero obsérvese lo util que sera al raismo Gobierno no
privarles del derecho de la voz activa; porque teniendo parte
en la elecciôn de su représentante, las providencias que ema
naren por BU medio, siempre las recibirân con docilidaJ y
euraisiôn, cuando las vean dictadas por aquellos mismos eu
que colocaron su confîanza; y por el contrario, como juzgan
muchae veces, y algunas veces aconteco que el noble y pode-
roso oprime al plebeyo y desvalido, se recelarôn si se les nie-
ga la voz activa de que tratamos llevar adelante estas ideas
de opresiôn y abatimiento.
No es poeible que las primeras lîneas de nuestra Consti-
tuciôn sean otrae para las Américas que las de liberalidad y
29
234 FRANCISCO GAVÏDIA
Leiieficeiicia; a8Î es de junticia, y con este imân ganarâ V. M.
las voluiitades y corazoueft de aquellos habitantes. A un
hiiérfano se le concède pedir tutor que le patrocine; no se les
nie^ue, pues, h estos desvalidos nombrar un padre que re-
présente BUS mieerias y se las remédie, que les busqué el con-
huelo que necesitan: taies creo son uuestras obîigaciones
como Diputados de America.
No ei-taba impuesto en el decreto de 20 de Enero que se
lia leîdo; y a los senores de la comisiôn debo hacerles el bo-
nor y juaticia que se merecen; mas el Sr. Arguelles ha mani-
festado que el présente artîculo fuéde los que mas le hicieron
fijar la consideraciôn; y se ha dicho por alguno que no habîa
bastante conocimiento del asunto. Pues eutonees, icômo
se va a resolver? iQuê dirîan eu America si una cuestiôn
tan interesante se ventilase ligeramente? Hoy quedarîa
aprobado este artîculo, y manana en las nuevas Cortes que
se conj^re^arau lo reclamarîan las Américas. En vano se in-
terpone el torreute de la autoridad si prétende soîocarse el
eco de la raz6n. Si, Seûor, la noble y leal ciudad de Goate-
mala, a quien una Gaceta de Valencia adrairô como modelo
de lealtad y patriotii^mo; Goatemala, la fidelîsima Goate-
mala, que fué una de las primeras que levantô la voz contra
el tirano, y sobre que jamâs dudô, sin embargo de las ôrde-
nés en contrario del Consejo de Indias, se quejarâ de que a
losprimeros pasos de la Constitucion se despoja a sus ciu-
dadanos.
No faltô, Seûor, un sabio europeo de aquel cabildo ecle-
siâstico que desde que se tratô sobre la eleccion de Diputado
para la Jnnta Central, reconociô los derechos de aquellas
castas, considerando de justicia la parte que debîan tener
en la eleccion. V. M. prepar6 nuestros «'Inimos para la réu-
nion uacional diciéndonos : venid americanos, ya sois libres,
ya se acab6 la esclavitud; ly cômo podrân créer este cuan-
do al momento que nos presentamos sus Diputados sella-
mos su esclavitud? Goatemala, que ha estado pronta a ju-
rar fidelidad a V. M,, que lo esta para sacrificarse por la
buena causa, no tuvo reparo en anunciar que los puntos de
Constitucion debîan sanciunarse con anuencia de los Dipu-
tados propietarios, porqne ellosprestarîan couocimiento del
pais y de la voluntad de sus naturales; luego somos acree-
dores los Diputados propietarios a que se miren con aten-
ci6n nuestras exposiciones, y se atienda a que en nosotros
han depositado su confianza y sentimientos aquellos habi-
tantes. Es précise, Sefior que esto se médite mucho : acuér-
dese V^. M. de los principios de igualdad que ha proclamado,
y aeuérdese tambiên de que aua wieuten los inglesea la con
HISTORIA MODERNA DK EL SA' VADOR 235
ducta que observaron cou sus colonias, y que aun ee elogia
el procéder de aquel gênerai que puso a los pies del Rey la
espada, diciendo que no querîa pelear contra sus hermanos.
Déjese a aquellas castas en el estado en que ee hallan ein
pri varias de la voz activa, que en mi juicio se les debe por
derecho natural, nijquererles elevar a la inâs alta jerarqnîa,
pues conocen que su e-^^fera no les ha colocado en el estado
de aspirar a los puestos distinguidos.
Repito que no dudo que la coraisiôn ha deseado el acier-
to; que reflexione V. M. que raerecemos alguna atenciôn los
Diputados de America, y que cuando reclamamos los per-
juicios que se seguirîan de la aprobaciôn de ese artîculo, es
porque conocemos el pais y la voluntad de los que represea-
tamos. Asî, pido a V. M. pasen sus exposiciones a la corai-
siôn con el voto que por escrito ha dado el Sr. Salazar, Di-
putado de Lima, para que mejor ilustrada pueda reformar-
lo. Por rai parte me conforrao, y apruebo los artîculos pro-
pueetos por el Sr. Salazar. He concluîdo; pero no en supli-
car a V. M. que dispense mis defectos.
Los Sres. Inca Yupanqui, Mauiau y LIano (D. Andrés y
D. Manuel) presentaron por escrito sus votos contra el Art.
22 de la Constituciôn, aprobado en la sesiôn del dîa ante-
rior, a cuya votaoion no asistieron; pero habiendo sido esta
nominal, se re^^olviô que se devolvie.sen dichos votos a los
expresados senores, por no haber lugar a su agregaciôn a
las .\ctas.
A las mismas se mando agregar otro voto contra lo
resuelto en dicha sesiôn acerca de la adiciôn hecha por el Sr.
Raraos de Arispe al luismo artîculo firmado por los Sres.
Castillo, de Llano (D. Manuel). Larrazâbal, Ziiazo, Avila,
Maldonado, Obregôn, Beye de Cisneros, Morejôn, Rodrigo,
Gutiérrez de Terân, Raraos de Arispe, Fernândez, Munilla,
Uria, Clémente, Gordoa, Feliû, Couto y Guridi Alcocer:
La adiciôn del Diputado Arispe decîa : "para excluîr el
concepto de originarios de Africa, bastarâ ser hijos de'pa-
dres ingenuos o primeros nietos de abuelos libres". Ella re-
solvîa mejor que todo la difîcil cuestiôn y era apoyada por
el Diputado de El Salvador y los deraàs del entonces reino
de Guatemala.
236 FRANCISCO GAVIDIA.
cLarrazâbal, Présidente que fué de las
Certes » pâg. 158, lin. 13.
Sesiôn de 4 de de Octubre, de 1811 .
procediôse a la reuovacion de cargos, y salieron electos,
para Présidente el Sr. Larrâzabal, para Vicepresidente el Sr.
Rocafull, y para Secretario el Sr. Sombiela, en lugar del Sr.
OHveros.
Concluida la elecciôn, toraô la palabra y dijo
El Sr. PRESIDENTE: Hoy 24 de Octubre, dîa para mî de
perpetna memoria, palî de mi Patria bajo la {)rotecci6n y
guîa (ipl Arcângel San Rafaël a ejercer en este soberano Cou-
grei?o la diputaciôn por Goateraala. Al momento que por
aquelia elecciôn me vi elevado hasta la cumbre del honor,
adoré los desiguios delà divina Providencia con fl Real
Profeta cuondo dijo: suscita us a terra inopem, et de ster-
core erigens pauperem: ut collocet eum cum principibus po
puli sui. Sî, Senor, porque los resplandores de la dignidad
no me deslurabraroii para perder de vista mi pequefiez, falta
de ! lices y circunfitanciae, queforman los eujetos para los
altos encargos. i ^uâles. pues, deberân ser ahora las expre-
sionos de mi lengua balbuoiente? iCuâles los sentimientoe
de mi corazôu? Dire sin detenerme que mi reconocimiento a
V. M. por esta elecciôn, con raejor acierto lo maniflesta un
profundo silencio que la retôrica mâs sublime. Callo, Senor,
conîuso y avergonzado al verme ocupando el primer lugar
en este supremo Congreso.
Mas ya que V. M. asî me honra, a fin de que mis desacier-
tos no se atribu^j-au a lo prodigo de su bondad, espero los
contpnga dândome la direccion necesaria paraobrar en todo
conforme a los derechos que son debidos a Dios, a la Naciôn
y al Rey: estas son las leyes invariables que deseo observar
para el desempeno de la alta confianza que he merecido, y
por l'î qne con todo respeto y sumisiôn tributo a V. M. el
mâs vivo agradecimiento>.
* «
SOBRE LA FIESTA DEL PENDÔN
«Supresiôn de las Ceremonias > Pâg. 60,
îcea 20. ;sesiôn del 9 de Enero de 1812.
lîimediatamente tomô la palabra, y dijo
El Sr. Larrazâbal: Senor, conozco el buen fin que V. M.
HISTORIA MODERNA DE EL SALVADOR 237
se propueo en su decreto de 7 del corriente para eitinguir al
funciôn del estandarteen todaB las provinciaB de America;
mas recelando que acaso en Goatemala por las particulares
circunstancias pueda ocasionar algûn diegusto entre los in-
dios del pueblo de Atmolonga, deseoso de evitar entre ellos
todo raovimiento, y consultando ônicamente a que reine la
raejor tranquilidad, suplico a V. M. que al mismo tiempo
que el decreto se expida a aquel présidente y gobernador, se
le prevenga que para ponerlo o no en ejecuciôn en la ciudad,
oiga primero al ayuntamiento, Senor, segûn la historia y
lo que conserva la tradiciôn, entre aquellos indios de Atmo-
longa consta que el reconocimiento a que en el dîa de Santa
Cecilia (22 de Noviembre) fueron subyugados los Reyes Kac-
chiqueies, que habfan recibido de paz a los eepanolee el ano
1524, el 26 se subleraron contra ellos; por cuyo motivo la
vîspera y dîa de esta santa patrona saca el pendôn el alférez
Real con acompanamiento de vuestro présidente, Andiencia
y ayimtamiento, etc., y como los indios mejicanos y los tias-
caltecas de Atmolonga auxiliaron a los espanoles, salen tain-
bién en este paseo con mosquetes, lanzas y banderas: y al-
gunos de los principales llevan hermosos arcos vistosamente
adornados.
De esta relaciôn se infiere que lejos de ser ignominiosa
para aquellos indios esta cereraonia, la miran como especie
de triunfo. Por otra parte, son muy adictos a conservar
eus usos y costumbres, y algo dîscolos; de modo, que el Go-
bierno ha recelado de una vez no coudescender con ellas en
otros asuntos, Dessando el acierto, hago esta proposiciôn :
cQue en atenciôii a los inconvenientes que ha manifestado
el Diputado Larrâzabal se podîan seguir en la ciudad de
Goatemala con la ejecuciôn del decreto de 7 del corriente,
se prevenga al Consejo de Regencia que aunque se libre para
dicha ciudad en los têrminos concebidos para todas las dé-
mos, se ordene por oficio separado al présidente y goberna-
dor que toinando informe de aquel ayuntamiento sobre si
en su ejecuciôn se seguirân o no inconvenientes graves res-
pecto de los indios, lo suspenda en el caso que puedan se-
guirse los que se recelan, continuândose la costumbre hasta
ahora observada, exceptuândose los gastos de almuerzo y
refresco, que siempre se entenderâu abolidos>.
Discutida ligeramente dicha proposiciôn, qnedô aproba
da, protestando esta resoluciôn los Sres. LIano y Mendiola.
238 FRANCISCO GAVIDIA
* *
PETICIÔN SOBRE OBISPADO
SesiÔD de 21 de marzo de 1812.
Se leyô la eiguiente expoeiciôn del Sr. Avila :
<Senor, ocupado V. M. en asuntos rauy interesantes a la
Naciôn entera, me he abetenido de distraer eu atenciôn a
negocios particulares; pero viendo que felizmente va V. M.
ponienda fin a eue tareae, me es indispensable interrumpir
el eilencio que he observado haeta ahora para llenar los vo-
tes de mis comitentes. Entre los eneargos que me hizo la
provincia de San Salvador, que me nombre por eu représen-
tante, uno de elloe es que solicite de V. M. que dicha provin-
cia se erija en obispado, fijândose la silla episcopal en la ciu-
dad capital de San Salvador, que da nombre a toda la pro-
vincia. lia numerosa poblaciôn que tiene San Salvador; la
extension de eu terreuo; su distancia de la metrôpoli de Gua-
temala, en cuja jurisdicciôn ee halla comprendida; el pro-
ducto de sus diezraos. y otras muchas consideracionee, eon
otras tantas razones poderosas que convencen la jueticia y
la necesidad de eeta solicitud, digna ciertameute de la apro-
baci6n de V. M.
Senor, esta provincia, goberuada en lo polîtico por un
inteudente, ee halla uuida en euanto a la juriedicciôn epis-
copal al arzobispado de Goatemala, el cual comprende las
provinciae de Sonsonate, Verapaz, Quezaltenango, Solola y
la capital del Reino con su provincia. La poblaciôn que
comprende aquel arzobispado pasa de 600,000 aimas; ^y
sera posible que un solo Pastor, por celoso qup sea, pueda
distribuîr dignamente el pasto espiritual a tan crecido nu-
méro de ovejaB? <^No es mâs conforme a las levés de Indias
y a la disciplina eclesiâstica, que .se dividiese esta vaeta diô-
cesis, creândose otra nueva en la provincia de San Salvador,
queeolaella tiene de poblaciôn, segûn el ûltimo ceneo, mâs
de 180,000 habitantes? Sabe muy bien Y. M. que eu los si^
glos primeros de la Iglesia de Jesuoristo. en aquellos tiem-
pos felices en que tauto resplandeciô el cri^tianismo, se mul-
tiplicaron de una manera increîble los obispadoe, por mane-
raque cada ciudad, como fuese de consideraciôn, tenîa eu
Obispo. Un numéro tan crecido de aimas, exige de justicia
un Pattor dedicado exclusivamente a eu direcciôn. De otra
modo, permaneciendo eeta provincia agregada al arzobis
HISTORIA MODEKNA DE EL SALVADOR 239
pado de (Joatemala, es moralmente imposible que un solo
Pastor pueda goberuar debidamente una gvey tan numero-
ea. Si esta estuvieee reunida en pocas ciudades o pueblos, y
que éstos ewtuviosen ^ituados eu poca distaucia, serîa muy
difîcil, pero no imposible el régmen de tautas almas; pero
hallândose éstaw dieeminadae en una raultitud de poblacio-
nes y aldeas, y a !aro:a8 distancias unas de otras, es casi im-
posible que se les pueda proveer oportunamente del pasto
espiritual por un solo Pastor. La Igîesia metropolitana de
Ooatemala dista de la capital de la provincia de San Salva-
dor (50 léguas, y los pueblos que estân en los estremos de es-
ta, distan mas de 110 léguas de aquélla; de forma que asî
por esta larga distaneia en que se hallan las mâs de las po-
blaciones de San Salvador, como por los malos eamiuos,
sunede que los Rdos. Arzobispos de Goatemala no visitan su
diôcesis cou aquella frecueneia que exigen los cénones: mu-
chas veces la j>rovincia de San Salvador no ha sido visitada
por eu Pastor en diez anos, r también han nuierto muchoi
de éstos siu haberla conocido. Estas cousideraciones movie-
ron a D. Pedro Cortés y Larraz, Arzobispo que fue de Goa-
temala, y muy mémorable en aquella diôcesis por su virtud,
a iuformar a! Sr. D. Carlos III en 1778, que el Cinico arbitrio
de remediar tan graves malea, era la erecciôn de un uuevo
obispado en la provincia de San Salvador. Efecti va meute,
Senor, es muy justo que tenga su Obispo una provincia qu»
tiene 180,000 habitantes distribuîdos en 120 pueblos que
estân a tanta distaneia de la Metrôpoli, y cuya extension
(hablando solamente de San Salvador), pasa de 1,000 lé-
guas cuadradas, doude se cultiva el anil, azûcar, tabaco y
ganado vacuno y caballar, y otros muchos granos que for-
man la riqueza de aquel departamento.
Poco importdrîa proponer arbitrios de reraediar los maies
de los pueblos, si no propusiese al mismo tiempo los medios
de realizar aquellos y llevar al cabo la empresa. Por fortu-
na, Senor, nada falta en el présente proyecto : los diezmos
de San Salvador ton màs que suficientes para dotar la mi-
tra y demâs establecimientos anejos, pues que re^rnlados ba-
jamente producen cada ano 40,000 pesos fuertes. Pues, Se-
nor, si los diezmos estân des! inados para sostener el culto
divino, y para proveer a la congrua sustentaciôn de los mi.
nistros que ad ministre n a los ûeles los sacramentos, iqué
cosa mâs justa que dotar con los diezmos que pagan aque-
llos tjeles la subsistencia de un Pastor, que limitando su
atenciôn a aquel terreno se dedique solamente a la direcciôn
de aquellas ovejas.'
Podfc tambi'^n auiiliarse con los diezmos al estableci-
240 FRANCISCO GAVIDIA
mieuto de un seruinario couciliar, coiiHif^uieîite a la erecciôtt
del obispado, en el que eeeducaee lajuventud, formândose en
êl celosoa ministros del altar j ciudadanos dignos del nom-
bre espanol, capaces de deserapenar los deberes que V. M. les
ha impuet^to en la sabia Constituciôu. Serîa eumamenta
plausible a aqueilo8 habitantes de San Salvador tener en su
capital un seminario donde se educaee la juventud, y versa
libres de la necesidad de mandar bu8 hijos a mendij^ar la en-
eenanza a otros parajes muy distontes, a costa de muchos
gastos, y lo que es mâs, a sus hijos a pervertirse lejos de sus
padres.
Vea V. M. que todo conepira a la erecciôn de obispado
en la provineia de San Salvador: numéro mes que suficiente
de habitantes, larga distancia de la Metrôpoli, extension de
la provineia, productos suficientes en sus diezmos. Solo fal-
ta que V. M, dispeuse su soberana proteceiôn hacia aquellos
tus fleles eûbditos, a quienes llenarâ del mayor consuelo con
la aprobaciôn de las dos siguientes proposiciones que hago
aV. M.:
cPrimera. Que eu la provineia de San Salvador, en el
reiao de Goateraaia, se erija silla episcopal, suîragânea a la
Metrôpoli de dicho Reino.
Segunda. Que tainbiên se erija seminario para la edu-
caciôn de la juventud, conforme lo prevenido por el santo
Concilio de Trento.»
Admitidas a discusiôn estas proposiciones, se remitieron
a la Regencia, para que en uso de sus facultades proveyese
lo eonveniente.
Nota. — Correspondiendo los comentarios de que se habla en algunos
pasajes de esta relaci6n a la addenda del perîodo total de los
Protoindependientes, se leeràn a su tiempo y en el lugar res-
pectivo. — N. DEL A.
CAPITULO V
La igualdad social
Por la discusiôa que hemos debido Irascribir en
gran parte, se ve que la gran Asamblea dejô en pie el
escabroso problema de sidebi'a gozar de ciudadanato^
corao se decîa entonces, la gran mayorîa de la pobla-
ciôn de la America.
Los votos de 108 diputados espanoles, cootra 36
americanos, en votaciôn nominal, dieron la respuesta
negativa.
Entre los que votaron en contra se contaban les
filôsofos Espiga, Pérez Castro y Calatrava.
Votaron en favor muchos sacerdotes de America.
Los conservadores de Araérica resultaban mâs
avanzados que los radicales de Espana; por ejemplo,
que el gran orador a quien se llaroô «el divino Argue-
Iles», que votô en contra.
La discusiôn de las Cortes que debîa figurar en
esta Historia debe iraponer a los lectores de la impor-
tancia del asunto. Baste decir que si entre los sesen-
242 FRANCISCO GAVIDIA
ta y cuatro ascendleates de la quinta progenie, habi'a
uno que, doscieatos anos antes, térraino medio, fuere
origiaario de Âfrica, el descendiente de America esta
ba excluîdo ya no de cargos como Virrey, Capitâo
General. Présidente o Régente de Audiencia y Alcalde
Mayor y de toda carrera deUniversidad y eclesiâstica,
pero aun de funciones, ascensos y jerarquias bastan
te humildes.
Toda esa injusticia quedô borrada cuando los
prôceres escribieron el artîculo 4* del Acta de Indepen
dencia de 1821, que dice:
Que el numéro de los diputados al primer Con
greso General que debi'a reunirse, fuese en proporciôn
de uno por cada quince mil individuos; «sin excluîr de
la CIUDADANÏA a los originarios de Africa>.
Fin del Tomo I.
FE DE ERRATAS DE CONCEPTOS
PAG.
61...
76...
186...
187...
190...
191 .. .
LINEA DICK LEASE
8 (sub)* .. Aaravia Saravia
16 , esta este
14 .... no obstante soy. no obstante, aunque soy
7 (sub) .... el medîo que el medio con que
20 ,, .... halla haya
11 .... impasibilidad . . imposibilidad.
* Sub. Con esta partfcula indicamos que se cuenta de abajo arri-
ba. Cuando no va esta indicacidn, debe contarse en sentjdo ccntrario.
JÔ/ ^Oj
i