Skip to main content

Full text of "Historia sagrada .."

See other formats


4.  2-o  2-1 


LIBRARY  OF   THE   THEOLOGICAL  SEMINARY 

PRINCETON,   N.  J. 
PRESENTED  BY 

I  Ue,  Al/i+Uoy-  • 

División 

Section.A...  UT48 

v.2 


APR  2C  1927 


Historia  Sagrada 

Desde  el  rey  Jehú  hasta  la  muerte  de  Herodes. 

POR 

Henry  C.  Thomson,  D.  D. 

Miembro  de  la  Comisión 
Hispano- Americana  de  Traducción  del 
Nuevo  Testamento 


TOMO  II 


GRANT  PUBLISHING  HOUSE 
2827  Hyans  Street,  Los  Angeles,  California,  E.  U.  de  A. 


AL  LECTOR 

Después  de  tantos  años  de  tardanza  presento  al 
público  la  conclusión  de  la  Historia  Sagrada  del  An- 
tiguo Testamento,  continuando  la  obra  hasta  el  prin- 
cipio del  Nuevo. 

Aprecio  mucho  la  benevolencia  con  que  el  Primer 
Tomo  ha  sido  recibido,  y  espero  que  este  Segundo 
tenga  igual  acogida  y  que  sirva  para  ayudar  la  Santa 
Causa  del  Evangelio. 

HENRY  C.  THOMSON. 

Los  Angeles,  California,  octubre  de  1926. 


IV 


CONTENIDO  DEL  SEGUNDO  TOMO  DE 
"LA  HISTORIA  SAGRADA," 

SIGUIENDO  EL  ORDEN  DE  LAS  PREGUNTAS. 

Preguntas 

El  punto  en  que  empieza  este  tomo  de  la  historia  .  1 
Los  asuntos  de  que  se  va  a  tratar  ....  2 
Lo  que  hay  que  advertir   respecto  de   la  cronología 

de   ese   tiempo  .... 
Joas  reina   en  Judá  .... 
Se  establece  el  culto  de  Jehová  . 
Condición    del    Templo  . 
Estado  espiritual  del  reino  de  Judá 
Suceso  en  el  año  23  de  Joás,  rey  de  Judá 
La  muerte  de  Joiada  .... 
Conducta  de  Joás,  rey  de  Judá  . 
La  muerte  de  Zacarías 
Estragos  de  Hazael,  rey  de  Siria  . 
El  fin  de  Joás,  rey  de  Judá  . 
La  época  del  profeta  Joel  . 
La  profecía  de  Joel  .... 
Las  ofensas  de  los  enemigos 
La  dinastía  de  Jehú  .... 
El   carácter   de  ella 
El  resultado  de  su  conducta 
Advertencia    sobre  Jehú 

Testimonios  de  los  escritores  profanos  respecto  de  él 
El  reinado  de  Joacaz  .... 

Joás,  rey  de  ISRAEL  .... 

Entrevista    entre  Joás,    rey  de    Israel   y    el  profeta 
Elíseo  ...... 

Muerte  del  profeta  Elíseo  . 
La  Providencia  y  los  reinos  grandes  . 
Cumplimiento  de  la  profecía  de  Elíseo 
Amasias,  rey  de  Judá  .... 

Su  expedición  contra  Edom 
Lo  que  sucedió  en  ella 
La  profecía  de  Abdías 

Los  crímenes  de  que  el  profeta  Abdías  acusa  a  Edom 
El   castigo  de   ellos     .  . 
Insensatez  de  Amasias,  rey  de  Judá 
Amasias,  rey  de  Judá,  castigado  . 
Jeroboam  II,  sucesor  de  Joás  en  Israel 
El  profeta  Amos  .  . 

El  contenido  de  la  profecía  de  Amos  . 
Maldades  de  las  naciones  vecinas 
Maldades  de  Judá,  según  Amos  . 
Maldades  de  Israel,  según  Amos 
Los  escarmientos  que  hubo 
Predicción  de  Amos    .  . 
Puntos  históricos  de  la  profecía  de  Amos 
Carácter  de  Jeroboam  ÍI 
El  profeta  Jonás  .        .  . 
El  libro  de  Jonás  es  histórico  . 
El  testimonio  de  Jesús 


V 


La  alusión  al  gran  pez 
Los  ninivitas  que  se  levantarán 
El  motivo  de  la  misión  de  Jonás  . 
El  reinado  de  Uzías  en  Judá 
La  razón  de  la  prosperidad  . 
El  profeta  Oseas 

El  carácter  de  la  profecía  de  Oseas 
Hechos  históricos  que  menciona  Oseas 
El  rey  Zacarías,  hijo  de  Jeroboam  II,  en  Israel  . 
Salum,  rey  en  Israel  ...... 

El  fin  del  reinado  de  Uzías,  u  Ozías,  en  Judá 
Algunas  equivocaciones  respecto  de  Uzías  en  Judá 
Historia  de  Asiría  en  ese  tiempo 
El  reinado  de   Manahem  en  Israel 
Pekahia  o  Faceía;  Peka  o  Facee ;  y  Oseas,  reyes  en 

Israel  ..... 
El  profeta  Isaías 
Actitud  de  los  profetas  hacia  las  potencias  mundanas 
El  reinado  de  Jotam  en  Judá 
El  carácter  de  Ácaz,  rey  de  Judá 
El  castigo  de   Acaz  ..... 
Acción  del  profeta  Oded  .... 
Nuevas  calamidades  para  Judá  . 
La  descripción  de  ellas  por  Isaías 
Acusaciones  que  Isaías  hace  contra  el  pueblo 
La  misión  de  Isaías,  a  Acaz  .... 
El  cumplimiento  del  Capítulo  7  de  Isaías  . 
Informes  dados  por  Tiglat  Pileser 
Se  aumentan  las  ofensas  de  Acaz 
El  hombre  más  religioso  conforme  a  su  creencia  (El 

rey  Acaz) 
Ezequías  sucede  a  Acaz  en  Judá  . 
El  reinado  de  Oseas  en  Israel.    DESTRUCCION  DE 

SAMARIA      .       .„  . 
Las  gentes  que  Sargón  metió  en  Samaría  . 
Reflexiones  sagradas  sobre  ISRAEL  . 
El  paradero  de  las  Diez  Tribus  de  Israel  . 
Por  qué  se  buscan  las  Diez  Tribus  Perdidas 
Lo  que  sufrieron  los  nuevos  pobladores  de  Samaría 
EL  PENTATEUCO  SAMARITANO  . 


EL  REINO  DE  JUDA. 
(Parte  III  del  Reino  Dividido) 

El   carácter   de    Ezequías     ......  86 

Sucesos  en  su  tiempo    .......  87 

La  purificación  y  nueva  consagración  del  Templo  .        .  88 
La  Pascua  celebrada  por  Ezequías       .        .        .  .89 

Reformas  hechas  por  Ezequías    .        .        .  .90 

Observaciones  respecto  al  Canon  de  las  Sagradas  Es- 
crituras ........  91 

Las  campañas  de   Sargón     ......  92 

La  enfermedad  de  Ezequías         .....  93 

La  embajada  de  Merodac-Baladán       .        .        .  .94 

Invasión  de  Judá  por  Sennaquerib         .        .        .  .95 

El   mensaje   de   Rabsaces     ......  96 


VI 


Acción  de  los  príncipes  de  Ezequías    .        .        .  .97 

La  vuelta  de  los  oficiales  asirios  y  la  destrucción  del 

ejército    de    Sennaquerib       .....  98 

Fin  de  Ezequías  ........  99 

La  muerte  de  Sennaquerib    ......  100 

Manasés        .........  101 

Los  escitas    .........  102 

El  reinado  de  Amón    .......  103 

Le  sucede  Josías          .......  104 

El  carácter  de  Josías    .......  105 

Reformas   de   Josías     .......  106 

Reparación  del  Templo       ......  107 

Hallazgo  del  libro  de  la  Ley         .....  108 

Actividades  de  Josías  .......  109 

Josías  cumple  una  profecía  ......  110 

Josías  celebra  la   Pascua    .        .        .        .        .  .111 

La  muerte  de  Josías     .......  112 

Cuatro  profetas  ayudan  a  Josías  .....  113 

El   mensaje   de   Sofonías     ......  114 

El  mensaje  de  Nahum  .......  115 

El  profeta  Jeremías    .......  116 

Los  falsos  profetas      .......  117 

El  reinado  de  Joacaz    .......  118 

Joacaz  muere  en  Egipto       ......  119 

El  reinado  de  Eliacim  o  Joacim   ...        .        .        .  120 

Primeras  profecías  de  Jeremías           .  "      .        .        .  121 

Joacim  mata  al  profeta  Urías    .....  122 

La  Destrucción  de  Nínive     ......  123 

Expedición  de  Faraón  Necao      .....  124 

Profecías  de  Jeremías  antes  de  la  batalla  de  Carchemis  125 

La  obediencia  filial  de  los  Recabitas     ....  126 


CAUTIVERIO  Y  RECONSTRUCCION 
Epoca  IV  del  Período  Nacional 

Principio  del  Cautiverio  Babilónico    ....  127 

Diferentes  modos  de  contar  los  70  años  del  Cautiverio  128 

El  joven  Daniel  y  sus  compañeros    ....  129 

Reinados  de  Joacim,  de  Joaquín  y  principios  del  de 

Sedecías          ........  130 

La  carrera  profética  de  Ezequiel   .        .        .        .  .131 

Su  acogida  entre  los  judíos  cautivos    ....  132 

Sucesos  en  el  reinado  de  Sedecías         ....  133 

Sucesos  en  el  principio  de  la  última  parte  de  ese  reinado  134 

LA  DESTRUCCION  DE  JERUSALEN  POR 
NABUCODONOSOR 

Reseña  de  las  deportaciones         .....  135 

Evil  Merodac  en  Babilonia  y  otros  sucesos  de  Nabu- 

codonosor        ........  136 

Las  tierras  de  la  dispersión    ......  137 

Estado  religioso  de  los  judíos  cautivos         .        .        .  138 

La  esperanza  del  Mesías    ......  139 

Influencia  de  los  judíos  en  las  otras  naciones      .        .  140 


VII 


Lo  que  se  dice  de  Nabucodonosor,  Ciro,  Darío  y  Ale- 
jandro                         .       .       .       •       •       •  M» 
Los  judíos  no  volvieron  a  la  idolatría   ....  142 
Los  cautivos  no  amaban  a  Babilonia     ....  143 
El  profeta  Daniel   144 

LA  VUELTA  A  JERUSALEN 

Cómo  se  efectuó  la  vuelta  a  Jerusalén.    El  Edicto  de 
Ciro  ...... 

Condición  de  los  repatriados 
Los  libros  bíblicos  de  la  vuelta  . 
Las  obras  de   los  repatriados 
La  obra  impedida  por  los  samaritanos 
LOS  REYES  DE  PERSIA  HASTA  LOS  DIAS  DE 

MALAQUIAS 
Fuentes  de  la  historia  de  Persia 
Inscripción  de  Darío  en  Behistún 
Traducción  de  ella  por  Rawlinson 

Carta  de  los  samaritanos  a  Gomates,  el  falso  Smerdi 
Trabajos  de  los  profetas  Aggeo  y  Zacarías 
El  gobierno  de  Jerusalén  ..... 
LOS  SUMOS  SACERDOTES  HASTA  LOS  MACA 

BEOS     .       .       .  . 
Importancia  histórica  del  libro  de  Ester 
La  fiesta  de  Ester.    Repudio  de  Vasti  . 
Jerjes  derrotado  en  Grecia 
Quién  era  Ester  ..... 
Coronación  de  Ester    .        .  . 
Promoción  de  Hamán  .... 
Hamán  insultado  busca  la  destrucción  de  los  judíos 
Hamán  echa  suertes  para  fijar  día  propicio 
La   queja   de  Hamán 

El  precio  que  ofreció  por  los  judíos.    El  decreto 
El  sistema  de  correos  en  Persia  . 
Ventajas  y  desventajas  para  los  judíos 
La  ejecución  del  decreto  estorbada 
Ester  va  a  la  presencia  del  rey 
La  salvación  de  los  judíos  . 
La  fiesta  de  Purim 
El  tiempo,  entre  Ester  y  Esdras 
Quién  fué  Esdras 
El  decreto  de  Artajerjes 
El  viaje  de  Esdras  a  Jerusalén 
Tristes  condiciones  aguardan  a  Esdras 
Remedio  contra  la  mezcla  de  las  gentes 
Quién  fué  Nehemías  . 
Su  viaje  a  Jerusalén  . 
El  inspecciona  los  muros  . 
Exhorta  a  los  judíos  a  reedificarlos 
La  obra  de  reconstrucción  . 
La  conducta  de  los  enemigos 
Opresión  de  les  pobres  por  los  judíos  ricos 
Intrigas  de  los  enemigos 
Ultimos  actos  administrativos  de  Nehemías 


VIII 


Documento  de  409  A.  C.  que  revela  que  había  un  tem- 
plo judío  en  Elefantina,  Egipto,  desde  el  tiempo 
del  cautiverio         .......  189 

El  profeta  Malaquías    .......  190 

Puntos  históricos  que  Malaquías  presenta    .        .  .191 
Rasgos  que  distinguen  el  último  período  de  esta  his- 
toria  192 

COLECCION  DE  LOS  LIBROS  DEL  SAGRADO 

CANON .        .       .       .  .       .       .  193 

Combinación  providencial  que  preparó  la  introducción 

del  Evangelio  al  mundo         .....  194 

La  verdadera  religión  sufrió  en  manos  de  los  judíos    .  195 
Doctrinas  de  las  nuevas  religiones :  Zoroastro,  los  án- 
geles ;  Lao  Tsze  y  Confucio.    Las  cinco  relaciones 
dadas  por  éste.    El  Budhismo,  sus  5  mandamientos. 
La  filosofía  griega:  Sócrates  y  Platón.    Después  de 
Malaquías        ........  1% 

Los  5  períodos  políticos  de  los  judíos  después  de  Ma- 
laquías: 1.  Bajo  los  persas;  2.  Bajo  los  griegos  de 
Egipto;  3.  Bajo  los  griegos  de  Siria;  4.  Bajo  la  in- 
dependencia; y  5.  Bajo  Herodes,  subordinado  a  los 
romanos  ........  197 

I.-BAJO  ALEJANDRO  MAGNO 

Condiciones  Generales. 

Alejandro  Magno  llega  a  Jerusalén     ....  198 

Favores  otorgados  a  los  judíos  por  Alejandro  Magno  199 
Cuatro  grandes  profecías  de  Daniel,  parcialmente  cum- 
plidas hasta  el  año  301  A.  C.    Dan.  2:31-43;  7:2-26; 

8:3-25;  11:1-12:1   200 

Reseña  de  la  carrera  de  Alejandro  Magno    .        .        .  201 

Concepto  formado  de  su  carácter         ....  202 

Efectos  permanentes  de  sus  trabajos    ....  203 

Cumplió   algunas   profecías   de    Daniel.     Dan.    11  :2-5  204 

Secreto  de  sus  victorias       ......  205 

Sucesos  al  morir  Alejandro  Magno    ....  206 

Intervalo  de  22  años  que  medió  entre  su  muerte  y  la 

división  del  imperio  en  cuatro  reinos    .        .        .  207 
Fin  de  la  familia  de  Alejandro  e  historia  de  las  dos 
familias  de  sus  sucesores,  que  siguieron  gobernan- 
do.   Dan.  11:4  .208 

Los  sucesos  desde  la  muerte  de  Alejandro  hasta  la  Di- 
visión final  del  imperio.    Desde  336  a  301  A.  C.        .  209 


II.— LOS  JUDIOS  BAJO  LOS  TOLOMEOS 
DE  EGIPTO 

Simón  el  Justo.    310-291  A.  C   210 

La  situación  de  Jerusalén  y  la  Judea  .  211 

Empresas  de  Tolomeo  II  Filadelfo.    Dan.  11  :6-9  .        .  212 

Versión  Griega  de  los  LXX  del  Antiguo  Testamento  213 

Presidencia  del  Sanhedrín  y  Antígono  de  Soco  214 

Origen  de  la  secta  de  los  Saduceos      ....  215 

Libro  del  Eclesiástico  o  Sabiduría  de  Sirac         .        .  216 

Creciente    desmoralización   de    los   sumos    sacerdotes  217 


IX 


Los  Oníades  y  los  Tobíades         .....  218 

Carrera   de   Hircano     .......  219 

Importancia  de  la  historia  de  los  Oníades    .        .        .  220 


III.— LOS  JUDIOS  BAJO  LOS  SIRIOS. 

El  reinado  de  Antioco  III  el  Grande        .        .        .  221 

F.l  reinado  de  Seleuco  IV  Fjlopátor.    Dan  11:10-19        .  222 

Carácter  de  Antioco  IV  Epífanes         ....  223 

Afrenta  al  Sumo  Sacerdote   ......  224 

Idolatría  de  Jasón    .     .  .225 

Dobleces  de  Antioco  Epífanes    .....  226 

Traición  de  Menelao    .......  227 

Robo  del  Templo         .......  228 

Antioco  Epífanes  invade  a  Egipto  dos  veces         .        .  229 
Error  de  Jasón  y  los  horrores  y  sacrilegios  de  Antioco 

Epífanes          ........  230 

Profanación  del  Templo  por  Antioco  Epífanes    .        .  231 

Tercera  invasión  de  Egipto  por  Antioco  Epífanes     .  232 

Cuarta  invasión  de  Egipto  por  Antioco  Epífanes  .        .  233 

El  procura  destruir  la  religión  y  la  nación  de  los  judíos  234 

Reflexión  sobre  esto    .......  236 

Destrozos   en   Judea    .......  236 

Se  impone  la  religión  griega         .....  237 


IV.— SE  LEVANTAN  LOS  MACABEOS. 

Levantamiento  de  los  Macabeos    .....  238 

Primeros  triunfos  de  Judas  Macabeo    ....  239 

Judas  restaura  el  Templo    ......  240 

Fiesta  de  la  Dedicación  del  Altar         ....  241 

Molestias  de  los  vecinos    ......  242 

La   Idumea   de   entonces     .        .  .        .        .  243 

Muerte  de  Antioco  IV  Epífanes    .....  244 

Diferentes  interpretaciones  del  cap.  xi  de  Daniel  .        .  245 

Hazañas  posteriores  de  Judas  Macabeo        .        .        .  246 

Primera  paz  con  Siria  .......  247 

Alcimo,    Sumo    Sacerdote     ......  248 

Revolución  en  Siria    .......  249 

Maquinaciones  de  Alcimo    ......  250 

Hechos  y  fin  de  Nicanor    ......  251 

Muerte  de  Judas  Macabeo    ......  252 

Jonatán  sigue  a  Judas  como  jefe  de  los  judíos    .        .  253 

Muerte  de  Alcimo       .......  254 

Baquides  se  fatiga        .......  255 

Otros  trastornos  en  Siria     .        .        .        ...        .  256 

Los  Asmoneos  o  Macabeos  en  el  Sumo  Sacerdocio    .  257 

Onías  IV  y  el  TEMPLO  en  Heliópolis,  Egipto    .        .  258 


V.— INDEPENDENCIA  DE  LOS  JUDIOS. 

Jonatán  goza  de  alguna  tranquilidad    ....  259 

Simón,  Sumo  Sacerdote       ......  260 

Juan  Hircano,  Sumo  Sacerdote.    Dan.  11:33-35    .        .  261 

Aristóbulo,  Sumo  Sacerdote  y  rey         ....  262 


X 


Alejandro  Janeo,  Sumo  Sacerdote  y  Rey    .        .        .  263 

La   reina   Alejandra     .......  264 

Hircano  II  Sumo  Sacerdote  y  rey         ....  265 

Aristóbulo  II  y  Antipáter    ......  266 

Aretes,  rey  árabe         .......  267 

Apelación  a  Pompeyo,  general  romano         .        .        .  268 

Pompeyo  toma  a  Jerusalén,  63  A.  C   269 


VI.— LOS  JUDIOS  BAJO  LOS  ROMANOS. 

Actividades   de   Antipáter,   y   cumplimiento   de  Dan. 

11:33-35    270 

Herodes  el  Grande,  rey.  40-44  A.  C   271 

Fama  de  Herodes  en  Judea   ......  272 

Su  fama  en  el  exterior         ......  273 

Herodes  y  los  Magos    .......  274 

Herodes  da  muerte  a:  Aritígono,  Aristóbulo,  José,  Hir- 
cano II,  Sohemo,  Mariamne  y  a  Castabaro  275 
Herodes  mata  a  sus  hijos  Aristóbulo,  Alejandro  y  An- 
tipáter    .        .        .        .               .        .        .        .  276 

Ultimas  órdenes  de  Herodes         .....  277 

Condición  religiosa  de  los  Judíos  al  fin  del  Antiguo 

Testamento     ........  278 

LAS  SECTAS  JUDIAS:  Los  Escribas  y  Fariseos     .  279 

Los  errores  de  los  Fariseos         .....  280 

Los  Saduceos        ........  281 

Los  Herodianos    ........  282 

Los  Esenios         ........  283 

La  Literatura  Judía    .......  284 

Cumplimiento   de    las    últimas    profecías    de  Daniel. 

Dan.  11:36-12:13    285 


APENDICE. 

L    Arbol  genealógico  de  los  Eleucidas,  y  el  de  los  He 
rodes  y  Asmoneos. 
II.    Tablas  cronológicas. 


HISTORIA  SAGRADA 


A.  EL  REINO  DIVIDIDO 
PARTE  II. 

Desde  Jehú  (843  A.  C.)  Hasta  la  Destrucción 
de  Samaría  (722  A.  C.) 

Preg.  1.  ¿Hasta  qué  punto  hemos  llegado  en 
la  historia  del  Antiguo  Testamento? 

En  el  tomo  primero  ya  hemos  tratado:  lo.  del  pri- 
mer período  de  la  historia  sagrada,  que  es  el  Patriar- 
cal y  abarca  desde  la  Creación  hasta  Moisés;  2o. 
de  dos  épocas  del  período  Nacional :  la  del  Desarrollo 
de  la  nación  y  la  del  Reino  Unido,  y  3o.  hemos  re- 
gistrado una  parte  de  la  tercera  época  del  período 
Nacional,  que  trata  de  la  Decadencia,  o  El  Reino  Di- 
vidido; y  dicha  parte  llega  hasta  el  reinado  de  Ata- 
lía  en  Judá  y  de  Jehú  en  Israel.  Según  los  cálculos 
modernos,  estos  dos  reinados  empezaron  cerca  del 
año  de  843  antes  de  Cristo. 

Preg.  2.  ¿Qué  tratamos  de  hacer  ahora? 

Al  proseguir  con  la  obra  deseamos  presentar  la  se- 
gunda parte  de  esta  época,  que  llega  hasta  el  fin  del 
reino  de  Israel  por  la  destrucción  de  Samaría,  en  el 
año  722  antes  de  Cristo.  El  reino  de  las  diez  tribus 
de  Israel  duró  cosa  de  211  años  al  norte  del  de  Judá 
en  la  tierra  santa.  La  parte  de  su  historia  de  que 
hemos  hablado  se  extiende  sobre  unos  90  años,  y  aho- 
ra quedan  unos  121  años  hasta  la  deportación  de  las 
diez  tribus,  y  todavía  tendremos  que  considerar  las 
alternativas  que  experimentó  el  reino  de  Judá  antes 
de  su  conclusión  en  el  Cautiverio  babilónico,  durante 
unos  116  años  más,  trayendo  la  historia  sagrada  has- 
ta el  año  606  A.  C. 

Llamamos  la  atención  al  hecho  de  que  los  libros 
bíblicos  de  los  Reyes  y  de  las  Crónicas  que  registran 
los  acontecimientos  de  este  tiempo,  nos  proporcionan 
mucho  menos  material  para  esta  parte  de  la  historia 
que  para  la  anterior.    Pero  en  cambio,  tenemos  algu- 


12 


HISTORIA  SAGRADA 


nos  datos  suministrados  por  los  profetas  que  fueron 
levantados  en  esta  época.  Para  ayudar  al  estudian- 
te a  seguir  el  hilo  de  los  sucesos  de  que  vamos  a 
tratar,  le  remitimos  al  cuadro  cronológico  de  esta 
parte  de  la  época  de  la  Decadencia  Nacional,  que  se 
halla  en  el  Apéndice. 

Preg.  3.  ¿Qué  hay  que  advertir  respecto  de  la 
cronología  de  este  tiempo? 

Sírvase  el  lector  notar  lo  que  se  dice  en  pag.  290 
del  tomo  primero  de  esta  obra,  en  la  pregunta  392. 
La  cronología  del  Obispo  Usuero  sirvió  de  base  de 
las  tablas  cronológicas  que  se  dieron  en  nuestra  "In- 
troducción Histórica  y  Crítica  al  Estudio  del  Anti- 
guo Testamento."  Después  de  la  preparación  de  dicha 
obra  se  han  hallado  abundantes  materiales  históricos 
que  ayudan  a  fijar  muchos  datos  antiguos,  y  se  procu- 
ra arreglar  la  cronología  en  esta  obra  más  de  con- 
formidad con  estas  luces.  Todavía  hay  mucha  incer- 
tidumbre,  y  aun  no  tenemos  una  cronología  absoluta, 
sino  solamente  relativa,  es  decir  una  que  nos  suminis- 
tra el  orden  de  los  sucesos,  y  manifiesta  las  cosas 
que  fueron  contemporáneas.  Según  el  sistema  Usuero, 
Salomón  murió  el  año  975  A.  C,  pero  según  el  cálculo 
presente  acaeció  su  muerte  en  el  año  933  A.  C,  dando 
una  diferencia  de  42  años.  Al  sumar  los  años  que  se 
dan  en  la  Biblia  para  los  reinados  de  Israel  desde 
Jeroboam  hasta  la  toma  de  Samaría,  resultan  241 ;  y 
de  la  misma  manera  la  suma  de  los  de  la  línea  de 
David  en  Judá  cubriendo  la  misma  duración  de  tiem- 
po, es  de  259,  que  da  un  exceso  para  éstos  de  18  años. 
Por  supuesto  no  debe  haber  diferencia  ninguna,  por- 
que se  trata  del  mismo  tiempo.  Tenemos,  pues,  que 
igualarlos  sea  por  medio  de  añadir  supuestos  interreg- 
nos en  Israel,  donde  faltan  años ;  o  sea  por  restar  su- 
puestas co-regencias  en  Judá,  donde  sobran.  Parece 
que  la  Biblia  da  poco  lugar  para  interregnos,  al  paso 
que  deja  algunos  lugares  donde  podían  caber  co-re- 
gencias. Por  esta  razón  estamos  dispuestos  a  admitir 
algunas  co-regencias  en  Judá. 

Reinado  de  Joás  en  Judá. 

Preg.  4.  Expliqúese  la  sucesión  de  Joás  al  trono 
de  Judá.    2  Rey.  11:1-16.    2  Crón.  22:9-23:15. 

Cuando  Atalía  destruyó  a  los  hijos  de  Ocozías,  rey 


EL  REINO  DIVIDIDO 


13 


de  Judá,  Josaba,  hermana  del  rey  y  esposa  de  Joiada, 
sumo  sacerdote,  tomó  a  Joás,  el  recién  nacido  hijo  del 
rey  Ocozías,  y  le  ocultó  juntamente  con  su  ama  en 
una  cámara  en  el  Templo,  lugar  poco  frecuentado  por 
Atalía.  Al  tener  seis  años  Joás,  Joiada  hizo  combi- 
nación con  los  levitas  que  custodiaban  el  Templo. 
Retuvo  la  guardia  saliente  del  sábado  y  uniéndola  con 
la  entrante,  las  armó  con  las  picas  y  los  escudos  de- 
jados por  David,  y  que  estaban  conservados  en  el 
Templo,  y  luego  sacó  al  niño  Joás  ante  la  Asamblea. 
El  sumo  sacerdote  Joiada  y  sus  hijos  le  coronaron, 
le  pusieron  un  ejemplar  de  la  Ley  en  las  manos  y  lue- 
go le  proclamaron  rey.  Al  oír  los  vítores,  Atalía 
entró  y  fué  matada.  Aunque  había  muchos  partida- 
rios de  Atalía  entre  la  nobleza,  no  hicieron  tentativas 
contra  Joiada  y  el  niño  rey,  y  así  el  trono  volvió  a 
la  familia  de  David,  y  el  gobierno  a  la  religión  de 
Jehová. 

Preg.  5.  ¿Qué  se  hizo  para  restablecer  el  culto 
de  Jehová  en  Judá?  2  Rey.  11:17-20.  2  Crón. 
23:16-21. 

Antes  de  coronar  al  rey,  Joiada  había  nombrado 
oficiales  para  el  servicio  del  Templo  y  había  ordenado 
a  la  vez  todo  lo  concerniente  al  culto  de  Jehová  con- 
forme a  la  Ley,  y  sólo  aguardaba  esta  ocasión  para 
inaugurar  de  nuevo  dicho  culto.  Parece  que  en  el 
mismo  día  de  la  coronación,  el  sumo  sacerdote  puso 
una  copia  de  la  Ley  en  la  mano  del  rey,  y  representan- 
do a  Jehová,  hizo  un  pacto  entre  él  y  el  rey  con  el 
pueblo,  renovando  sus  votos  de  lealtad  y  obediencia 
a  Jehová.  Según  2  Crón.  23  :20,  consiguió  la  asisten- 
cia aun  de  los  nobles  y  de  los  que  gobernaban  al 
pueblo  cuando  llevó  al  rey  desde  el  Templo  hasta  el 
palacio,  y  le  asentó  en  el  trono.  Estos  nobles  no 
manifestaron  ningún  entusiasmo,  pero  se  nos  dice 
que  "todo  el  pueblo  de  la  tierra"  (2  Rey.  11:18)  se 
marchó  al  templo  de  Baal,  mató  a  Matán,  sacerdote 
de  ese  culto  pagano,  delante  del  altar,  y  destruyeron 
la  casa  con  sus  altares  y  las  imágenes.  No  se  sabe 
cuánto  tiempo  había  existido  aquel  templo  de  Baal 
en  Jerusalén,  ni  quién  lo  edificó,  pero  su  presencia 
allí  indicaba  mucho  atraso  en  la  religión  de  la  corte, 
y  quizá,  también  de  parte  del  pueblo.   Aquí  vemos  el 


14 


HISTORIA  SAGRADA 


efecto  fatal  del  ejemplo  de  Salomón  (1  Rey.  11:6-8, 
*Í3)  quien  dejó  que  las  mujeres  del  palacio  tuviesen 
y  practicasen  diferente  religión  de  la  de  los  hombres. 
Preg.  6.  ¿Qué  se  nota  respecto  del  Templo  de 
Jehová?  2  Rey.  12:3-5,  2  Crón.  24:4,  5  y  7. 

Ya  que  el  templo  de  Baal  fué  destruido  con  todos 
sus  edificios,  se  vió  que  los  malvados  hijos  de  la 
infame  Atalía  habían  despojado  al  templo  de  Jehová 
de  sus  útiles  y  adornos,  y  causado  grandes  daños  en 
el  mismo  edificio,  la  capital  del  rey  quedó  destituido 
de  su  principal  ornato  ,y  el  joven  Joás,  por  indife- 
rente que  estuviera  respecto  de  asuntos  religiosos, 
no  estaría  contento  al  contemplar  la  destrucción  de  la 
magnificencia  de  la  casa  de  Jehová.  Ordenó,  pues, 
que  los  sacerdotes  y  levitas  emprendiesen  la  restau- 
ración del  Templo  al  estado  anterior.  Para  esto  les 
mandó  emplear  el  dinero  recibido  para  las  redencio- 
nes, que  fueron  impuestas  por  la  ley  de  Moisés  Lev. 
27:2;  y  además,  ordenó  que  cada  uno  solicitase  ofren- 
das voluntarias  de  sus  amigos  para  tener  fondos  con 
que  comprar  los  materiales  necesarios ;  y  entonces, 
según  parece,  mandó  que  ellos  mismos  hiciesen  los 
trabajos  de  la  compostura.  Este  método  de  hacerse 
de  recursos  no  dió  resultado  porque  no  alcanzó  a  todo 
el  pueblo,  fué  oneroso  para  los  sacerdotes,  y  sin  duda 
no  se  recomendó  a  nadie  por  otros  motivos.  La  em- 
presa fracasó,  y  el  Templo  y  el  culuto  celebrado  en 
él  quedaron  en  la  misma  condición  vergonzosa. 

Preg.  7.  ¿Cuál  era  el  estado  espiritual  del  rei- 
no de  Judá?  2  Rey.  12:3. 

El  celo  del  pueblo  se  entibió  viendo  la  indiferen- 
cia de  los  príncipes,  la  dilapidación  del  Templo  y  la 
inercia  de  los  sacerdotes;  y  perdió,  hasta  cierto  punto, 
el  sentimiento  del  carácter  sagrado  del  Templo  y  del 
culto  que  Dios  les  había  mandado  celebrar  en  él.  Los 
altos,  es  decir,  los  santuarios  paganos  en  las  colinas 
no  se  quitaron,  y  la  gente  sacrificaba  y  quemaba  per- 
fumes en  ellos,  tal  vez  en  alabanza  de  Jehová  en  algu- 
nas ocasiones,  y  sin  duda  en  honor  de  los  ídolos  o 
baales,  en  otras.  Joiada  ya  era  hombre  de  edad  avan- 
zada y  las  riendas  del  gobierno  caían  de  sus  manos 
porque  en  ellas  no  había  energía  ni  fuerzas.  El  rey 
Joás  era  hombre  de  poco  carácter,  o  de  ninguno,  ce- 


EL  REINO  DIVIDIDO 


IB 


diendo  siempre  a  las  influencias  mundanas,  arrastrado 
por  la  corriente  general.  La  religión  del  pueblo  esta- 
ba en  decadencia. 

Preg.  8.  ¿Qué  sucedió  en  el  año  vigésimo  ter- 
cero del  reinado  de  Joás  rey  de  Judá?  2  Rey. 
10:32-35,  13:1.  12:6-16,  2  Crón.  24:6-14. 

Nuestro  Dios  no  tiene  espíritu  arrebatado,  ni  es 
precipitado  en  sus  modos  de  obrar  .  Cuando  no  se 
quedaron  más  de  7,000  que  le  eran  fieles  en  Israel 
ordenó  que  el  país  fuese  limpiado  de  los  idólatras. 
Una  parte  de  ellos  era  quitada  por  Jehú,  y  otra  por 
Hazael.  1  Rey  .19:15-18.  Estos  dos  fueron  ungidos 
por  los  profetas  para  ejecutar  esta  sentencia.  Ya  he- 
mos contemplado  en  el  primer  tomo,  lo  que  Jehú 
cumplió,  pero  después,  tanto  él  como  el  pueblo  de 
Israel  seguían  el  mal  camino  de  Jeroboám.  Entonces 
Hazael  dió  principio  a  la  segunda  parte  del  castigo 
de  los  idólatras,  y  se  nos  dice  de  la  última  parte  de 
la  vida  de  Jehú,  que  "en  aquellos  días  comenzó  Jeho- 
vá  a  talar  en  Israel ;  e  hiriólos  Hazael  en  todos  los 
términos  de  Israel  desde  el  Jordán  al  nacimiento  del 
sol.  toda  la  tierra  de  Galaad,  de  Gad,  de  Rubén  y  de 
Manasés,  desde  Aroer.  que  está  iunto  al  arroyo  de 
Arnón  a  Galaad  y  a  Basán."  i  Qué  de  hogueras  no 
habría  en  toda  aquella  tierra  al  oriente  del  Tordán ! 
Desde  lerusalén  v  los  altos  de  Judá  se  podía  ver  la 
humareda  que  colgaba  como  una  capa  negra,  un  ceño 
del  cielo  airado,  sobre  la  región  hacia  el  este.  Uno 
que  otro  escaoado  venía  huyendo  de  los  destrozos  de 
la  fuerra.  refiriendo  los  horrores  cometidos  por  Ha- 
zael. Este  estado  de  las  cosas  continuaba  ñor  años 
durante  el  reinado  de  Jehú  v  de  Joacaz  su  hiio.  Gra- 
dualmente Hazael  v  su  hiio  Benadad  penetraban  el 
lado  occidental  del  Jordán  (2  Rey.  13:3,  22)  hasta  oue 
el  rey  de  Israel  se  vió  reducido  a  50  de  Caballería, 
diez  carros  de  g-uerra  y  diez  mil  infantes,  porque  *1 
rev  de  Siria  "los  había  puesto  como  el  polvo  cuando 
se  trilla."  13:7.  Pues,  ,;aué  efecto  produjo  todo  esto 
en  el  inerte  Joás  que  veía  y  olía  ese  humo  y  hasta 
sentía  el  calor  de  la  quemazón  de  Galaad.  v  casi 
oía  los  gritos  de  las  desgraciadas  víctimas  de  la  gue- 
rra delante  de  sus  puertas?  Todo  el  mundo  sabía 
que  aquello  fué  ordenado  por  Dios  a  causa  de  la 


16 


HISTORIA  SAGRADA 


apostasía  de  Israel,  sabiéndose  que  Judá  estaba  en 
un  estado  casi  igual.  Al  fin,  despierta  este  indolente 
rey,  y  en  su  23o.  año  manda  a  Joiada  y  a  los  sacerdo- 
tes que  empleasen  un  método  popular  y  eficaz  para  la 
compostura  dr1  Templo  de  Jehová,  dando  oportunidad 
a  todo  el  pueoio  de  contribuir  para  la  obra,  y  hacien- 
do que  esta  obra  se  hiciese  por  hombres  fieles  y  há- 
biles, y  bien  pronto  se  vió  el  Temple  de  Dios  com- 
puesto, y  después  surtido  de  los  vasos  y  útiles  que 
le  habían  sido  robados.  Hubo  una  pequeña  ola  de 
avivamiento  religioso.  Algunas  veces  svicede,  aun- 
que pocas,  que  sólo  nos  fijamos  cuando  se  hace  la 
voluntad  de  Dios  en  el  campo  del  vecino,  por  temor 
de  que  se  haga  en  el  propio. 

Preg.  9.  Refiérase  la  muerte  de  Joiada.  2  Crón. 
24:15-16. 

Pocos  años  después  de  la  reparación  del  Templo, 
Joiada,  el  venerable  sumo  sacerdote  falleció,  habien- 
do tenido  una  vida  larguísima  de  130  años.  Había 
sido  una  de  las  figuras  más  notables  de  esta  historia 
y  en  tal  virtud,  el  pueblo  le  concedió  una  sepultura 
real,  honor  que  negaron  al  mismo  rey  Joás. 

Preg.  10.  ¿Cuál  fué  la  conducta  de  Joás  de 
Judá?  2  Crón.  24:2,  14.   17-19,  2  Rey  12:2. 

Joás,  siendo  pusilánime,  era  gobernado  por  Joiada 
solamente  mientras  éste  vivía,  y  se  nos  da  a  entender 
que  éste  tuvo  que  instruirle  continuamente.  Buscó 
para  él  mujeres  propias  para  el  puesto,  y  logró  esta- 
blecer el  culto  de  Jehová  y  se  dice  que  aun  en  aque- 
llos días  de  decadencia  sacrificaban  holocaustos  con- 
tinuamente en  la  casa  de  Jehová  .  Pero  luego  que  mu- 
rió, los  príncipes  se  acercaron  a  Joás  con  halagos,  y 
él,  cediendo  a  sus  instancias,  abandonó  el  culto  a  Je- 
hová y  se  entregó  al  de  Astarte  y  al  servicio  de  los 
ídolos.  No  faltaron  profetas  que  tratasen  de  hacer- 
le desistir  de  esta  iniquidad,  pero  ni  él  ni  los  prínci- 
pes atendieron  a  ellos. 

Preg.  11.  Refiérase  la  muerte  de  Zacarías.  2 
Crón.  24:20-22. 

La  criminalidad  de  Joás  llegó  a  su  colmo  cuando 
ordenó  el  asesinato  de  Zacarías,  quien,  según  enten- 
demos, era  nieto  de  Joiada,  e  hijo  de  Baraquías.  Mat. 
23:35.    Aquí  se  llama  "hijo  de  Joiada"  palabra  que 


EL  REINO  DIVIDIDO 


17 


se  usa  también  para  nieto,  o  descendiente  aun  más 
remoto.  El  Espíritu  del  Señor  le  sobrevino  a  Zaca- 
rías, y  se  levantó  delante  del  pueblo  y  le  dijo:  "¿Por 
qué  quebrantáis  los  mandamientos  de  Jehová?  No 
podéis  prosperar;  pues,  por  haber  aisar^onado  a  Je- 
hová, El  también  os  dejará."  El  rey  y  ti  pueblo  se 
llenaron  de  ira,  y  por  mandato  del  rey  lapidaron  al 
profeta  Zacarías.en  el  atrio  de  la  casa  de  Jehová.  Al 
espirar,  les  dijo:  "Jehová  lo  vea,  y  lo  requiera." 
Así  le  dieron  al  profeta  Zacarías  la  muerte  que  fué 
ordenada  en  la  Ley  de  Dios  como  suplicio  del  idóla- 
tra y  blasfemo  (Lev.  20:2,  24:23)  cuando  ellos  eran 
los  culpables  y  él  el  inocente. 

Nuestro  Señor  llama  especial  atención  a  esta  injus- 
ticia y  declaró  que  los  que  le  crucificaron  a  él  parti- 
ciparían de  la  misma.  Los  judíos  en  sus  dos  talmudes 
y  en  obras  exegéticas  conservan  una  apreciación  de  la 
magnitud  de  este  pecado.  Lo  califican  de  séptuplo, 
pues,  lo.  fué  asesinato  de  uno  que  era  sacerdote,  2o.. 
y  profeta,  3o.,  y  juez,  4o.,  se  derramó  sangre  inocente. 
5o.,  en  el  gran  día  de  Expiación,  6o.,  en  el  sábado,  y 
7o.  en  el  atrio  del  Templo. 

Preg.  12.  ¿Qué  sucedió  en  seguida?  2  Rey. 
12:17-18.    2  Crón.  24:  23-24. 

Al  fin  del  mismo  año  Hazael,  rey  de  Siria,  hizo 
una  campaña  contra  Gat,  y  la  tomó,  y  se  aventuró  a 
subir  a  Jerusalén  para  atacarla  con  un  ejército  muy 
pequeño.  Se  había  reunido  contra  él  una  hueste  muy 
grande,  y  se  libró  una  terrible  batalla,  en  la  cual 
Hazael  venció  a  Judá  y  destruyó  a  todos  los  príncipes 
del  pueblo.  A  fin  de  que  no  destruyera  a  Jerusalén, 
Joás  despojó  el  Templo  de  Jehová  de  las  cosas  de- 
dicadas a  Dios  por  él,  por  su  padre  Ocozías  y  aun 
por  Joram  y  Josafat,  y  de  todo  el  oro  que  había  en 
los  tesoros  del  Templo,  y  entregando  todo  a  Hazael 
en  rescate  de  la  ciudad,  el  sirio  se  apartó  de  ella. 

Preg.  13.  ¿Cuál  fué  el  fin  de  Joás  de  Judá?  2 
Rey.  12:19-20.  2  Crón.  24:25-27. 

Los  sirios  dejaron  a  Joás  afligido  de  graves  enfer- 
medades. Se  puede  suponer  que  él  tal  vez  se  queda- 
ría en  esta  condición  por  unos  dos  o  tres  años,  duran- 
te los  cuales  su  hijo  Amasias  estaría  asociado  con  él 
en  el  reino.    Todo  el  pueblo  sabía  que  aquella  cala- 


18 


HISTORIA  SAGRADA 


midad  le  había  sobrevenido  a  causa  de  la  apostacía 
de  Joás  y  el  asesinato  de  Zacarías,  y  esto  sin  duda, 
producía  una  fuerte  impresión  en  la  nación,  combinado 
con  el  castigo  que  estaba  recibiendo  la  casa  de  Israel 
en  este  mismo  tiempo.  Ya  que  los  príncipes  paganos 
habían  sido  exterminados  por  Dios  mediante  la  espa- 
da de  Hazael,  Joás  vino  a  ser  objeto  de  aborrecimien- 
to, y  dos  de  sus  siervos  le  asesinaron.  No  se  permi- 
tió que  fuese  sepultado  en  las  tumbas  de  los  reyes, 
sino  en  la  ciudad  de  David,  que  es  la  elevación  al 
sudoeste  del  Templo.  Amasias  duró  en  el  trono  de 
Judá  29  años. 

El  Profeta  Joel. 
Preg.  14.   ¿Cuándo  ejercía  Joel  su  oficio  pro- 
fetice?   Joel  1:1-3:21. 

Compulsando  la  historia  de  Judá  y  las  profecías 
de  Amos,  Abdías  y  Oseas  y  comparando  su  contenido 
con  la  profecía  de  Joel,  quedamos  convencidos  de 
que  la  fecha  en  que  éste  escribió  su  profecía  corres- 
ponde con  la  toma  de  Gat  por  Hazael  (Preg.  12)  y 
los  terribles  acontecimientos  siguientes.   2  Rey.  12:17. 

Preg.  15.  ¿Cuál  es  el  contenido  del  libro  de 
Joel? 

I.  Llama  la  atención  de  cada  clase  de  los  habitan- 
tes a  las  calamidades  que  han  venido  sobre  el  pueblo, 
lo.,  Una  plaga  de  langostas  y  otros  insectos  seme- 
jantes. 2o.,  Una  sequía  abrasadora.  3o.,  Una  inva- 
sión de  enemigos,  especialmente  de  uno  del  norte, 
o  sea  del  Aquilonal.  Combinadas  estas  causas,  pro- 
dujeron la  mayor  calamidad  en  Judá  desde  la  muerte 
de  Saúl  hasta  los  días  de  Ezequías,  cerca  de  371  años. 
Joel  describe  los  efectos  en  los  árboles,  la  higuera, 
el  olivo,  el  manzano,  la  vid;  en  los  granos  y  en  las 
hierbas,  y  en  todo,  y  cómo  afectaba  a  los  hombres 
y  a  las  mujeres  en  las  bodas,  en  las  fiestas  y  en  los 
sacrificios;  y  aun  hasta  a  los  animales. 

II.  Convocó  a  todos  a  un  acto  solemne  para  humi- 
llarse, ayunar  y  orar,  porque  la  causa  de  todo  el  mal 
era  el  pecado  del  pueblo. 

III.  Después  de  haberse  humillado  así  el  pueblo, 
Joel  le  da  consolación,  y  predice  bendiciones  para  un 
futuro  próximo,  y  aun  para  un  tiempo  remoto.  Anun- 
cia el  descenso  del  Espíritu  Santo  y  la  salvación 


EL  REINO  DIVIDIDO 


19 


para  los  que  invocan  al  Señor;  describe  los  desma- 
nes y  crímenes  de  los  enemigos  de  Judá  que  serán 
castigados,  y  por  primera  vez  predice  y  califica  de 
terrible  EL  DIA  DE  JEHOVA.  1:11. 

Preg.  16.  ¿Cuáles  son  las  ofensas  de  los  ene- 
migos que  describe?   Joel  2:2-19. 

Los  enemigos  mencionados  son:  El  del  NORTE, 
que  entendemos  serían  Siria  y  Asiría;  nombra  también 
a  Egipto,  Edom,  Tiro  y  Sidón.  Estos  esparcieron  a 
los  de  Judá  entre  las  naciones  como  esclavos,  y  "par- 
tieron la  tierra  de  Palestina;  echando  suertes  sobre  el 
pueblo,  dieron  a  los  niños  en  esclavitud  por  una  ra- 
mera, y  a  las  niñas  por  vino  para  beber."  En  particu- 
lar, Tiro  y  Sidón  se  llevaron  la  plata,  el  oro  y  los 
objetos  preciosos  del  Templo  y  los  pusieron  en  los 
templos  de  ellos;  y  además,  para  alejar  al  pueblo  ju- 
dío de  su  tierra  compraban  los  cautivos  de  los  hijos  de 
Judá  y  los  vendieron  a  los  lejanos  griegos.  En  este 
tráfico  de  cautivos  y  esclavos  los  fenicios  excedían 
a  los  otros  porque  tenían  la  facilidad  de  la  navega- 
ción en  el  Mediterráneo  para  poderlos  vender  a  buen 
precio,  pero  los  idumeos  y  egipcios  no  eran  más  mi- 
sericordiosos que  ellos  en  este  tráfico.  Los  ejércitos 
siempre  tuvieron  una  horda  de  traficantes  en  escla- 
vos que  los  seguían.  Los  de  Edom  "derramaron  en 
su  tierra  la  sangre  inocente";  esto  se  explica  más  en  la 
profecía  de  Abdías  que  fué  dada  unos  diez  años  des- 
pués.   Véanse  preguntas  32  y  33. 

Un  Siglo  de  los  Jehús  en  Israel. 

Retrocedamos  para  considerar  la  dinastía  de  Je- 
hú  en  Israel.  Esta  duró  en  poder  cerca  de  cien  años. 
Su  vigor  desplegado  en  destruir  la  casa  de  Acab  y  la 
religión  de  Baal  y  Astarte,  que  éste  había  introdu- 
cido, fué  abonado  en  su  favor.  Para  esta  obra  había 
sido  llamado  por  Dios  (2  Rey.  9:  6-10)  en  cumpli- 
miento de  la  profecía  de  Elias  (1  Rey.  21:  19-24),  la 
cual  fué  proclamada  en  oídos  del  mismo  Jehú  (2  Rey. 
9:  25-26).  Acabada  la  obra  el  Señor  le  dijo:  "Por 
cuanto  has  hecho  bien  ejecutando  lo  que  es  recto  de- 
lante de  mis  ojos,  e  hiciste  a  la  casa  de  Acab  conforme 
a  todo  lo  que  estaba  en  mi  corazón,  tus  hijos  se  sen- 
tarán sobre  el  trono  de  Israel  hasta  la  cuarta  gene- 
ración." 2  Rey.  10:30. 


20 


HISTORIA  SAGRADA 


Preg.  17.  ¿Quiénes  fueron  los  cuatro  descen- 
dientes de  Jehú  que  formaron  su  dinastía  en 
Israel? 

Jehú  reinó  28  años,  y  le  sucedió  su  hijo  Joacaz, 
que  ocupó  el  trono  17  años.  Después  siguió  el  hijo 
de  éste,  Joás  de  Israel,  que  reinó  16  años,  sucediéndole 
Jeroboam  II,  que  reinó  41  años,  y  cuyo  hijo  Zacarías 
sólo  duró  en  el  trono  seis  meses.  Con  excepción  del 
último,  todos  murieron  en  paz;  pero  durante  el  últi- 
mo año  de  Jeroboam  II  había  cuatro  reyes  en  el  trono 
de  Israel,  a  saber:  Jeroboam  II,  Zacarías  su  hijo,  que 
duró  por  seis  meses,  Salum  por  un  mes  y  después 
Menahem. 

Preg.  18.  ¿Cuál  fué  el  carácter  general  de  la 
diastía  de  Jehú? 

Todos  estos  cinco  reyes  eran  soldados,  y  sus  pa- 
lacios siempre  olían  a  campos  militares.  Desde  el 
principio  recaían  en  el  culto  de  los  becerros  en  Betel 
y  en  la  forma  de  religión  establecida  por  Jeroboam 
I ;  y  continuaron  así  hasta  el  fin.  Como  esto  era  pro- 
hibido por  Jehová,  poco  importaba  que  pretendiesen 
que  este  culto  fuera  atribuido  a  El  bajo  esa  forma,  y 
necesariamente  el  pueblo  partiendo  de  este  punto  de 
desobediencia,  se  iba  apartando  más  y  más,  y  al  fin 
se  volvió  a  introducir  el  culto  a  Baal  y  Astarte  que 
fué  destruido  por  Jehú.  Esto  dió  por  efecto  un  re- 
sultado sorprendente. 

Preg.  19.  ¿Qué  resultó  de  esta  conducta  de 
Jehú  y  sus  hijos? 

Nos  acordamos  de  que  Josué,  después  de  haber  des- 
truido las  naciones  de  la  Palestina,  quedó  grabado  en 
la  memoria  de  los  israelitas  como  uno  de  los  princi- 
pales héroes  sagrados.  Igual  renombre  y  bendición 
aguardaba  a  Jehú  por  haber  destruido  a  la  casa  de 
Acab  y  a  Baal  en  Israel.  Parecía  que  al  principio  Jehú 
obtendría  las  mismas  bendiciones  e  igual  renombría, 
pero  ¿qué  significa  la  nota  tan  discordante  que  suena 
en  la  profecía  de  Oseas  en  los  días  de  Jeroboam  II? 
Dijo  el  profeta:  "He  aquí,  a  poco  yo  visitaré  las 
sangres  de  Jezreel  sobre  la  casa  de  Jehú,  y  haré  cesar 
el  reino  de  la  casa  de  Israel."  Os.  1:4.  ¿Es  posible 
que  Dios  sea  capaz  de  dar  alabanzas  y  premios  por 
una  obra,  y  después,  dar  maldición  y  castigo  por  la 


EL  REINO  DIVIDIDO 


21 


misma?  Pues,  se  supone  por  todos  que  el  profeta  hace 
referencia  a  la  obra  de  Jehú  contra  la  casa  de  Acab 
en  Jezreel.  2  Rey.  caps.  9  y  10,  2  Crón.  22:  7-9.  A 
primera  vista,  parece  que  aquello  es  lo  que  sucede 
aquí;  pero  el  caso  se  explica  de  otra  manera.  Jehú 
pretendió  hacer  aquella  matanza  por  el  gran  celo  que 
tenía  por  Jehová.  2  Rey.  10:16.  Se  demostró  después 
que  la  destrucción  de  tantas  vidas  que  hizo  Jehú  no 
fué  motivada  por  el  celo  que  tenía  por  Jehová,  sino 
por  su  propia  conveniencia.  Si  hubiera  dado  muerte 
como  verdugo  a  todos  aquellos  pecadores  cumpliendo 
el  deber  de  ejecutar  la  sentencia  dada  por  la  autoridad 
suprema,  ninguna  culpa  habría  tenido;  pero  como  lo 
hizo  por  motivos  egoístas,  estas  muertes  le  son  atri- 
buidas como  asesinatos,  y  le  atrajeron  castigo  sobre 
él  y  su  casa.  La  promesa  dada  en  favor  de  su  dinastía 
no  se  anuló;  pero  la  espada  de  justicia  se  desenvainó 
sobre  su  cabeza.  Jehú  fué  llamado  para  restablecer  el 
culto  de  Jehová,  y  faltó  a  este  deber.  El  escritor  sa- 
grado da  el  resumen  del  reinado  de  él  y  de  cada  uno 
de  su  dinastía  repitiendo  el  triste  estribillo :  "Hizo  lo 
malo  en  ojos  de  Jehová  y  siguió  los  pecados  de  Jero- 
boam  hijo  de  Nebat,  el  que  hizo  pecar  a  Israel,  y  no  se 
apartó  de  ellos." 

Preg.  20.  ¿Qué  más  dice  la  Biblia  de  Jehú? 

Con  excepción  de  lo  que  ya  hemos  consignado  en 
Preg.  8,  la  Biblia  no  dice  más  de  él  en  su  largo  rei- 
nado de  28  años.  Hazael  destrozaba  su  tierra  y  al  fin 
Jehú  murió.  Aunque  entró  como  león,  salió  como  cor- 
dero; subió  al  trono  entre  soplos  estrepitosos  de  trom- 
peta, con  brío  y  arrojo,  pero  al  fin  bajó  en  silencio  al 
sepulcro. 

Preg.  21.    ¿Qué  más  se  sabe  de  Jehú? 

Aunque  la  Biblia  calla  su  vergonzoso  fin,  no  así  la 
historia  profana  conservada  en  los  monumentos.  Esta 
nos  informa  que  los  jefes  de  los  inmensos  imperios 
al  oriente  del  Eufrates  en  este  tiempo  renovaban  sus 
campañas  contra  los  reyezuelos  de  los  países  diminu- 
tos en  las  costas  del  mar  Mediterráneo.  Véase  Preg. 
483  del  tomo  I  de  esta  obra  donde  se  explican  las 
guerras  de  Siria,  Asiria  y  otros  países  contra  Israel. 

Salmanaser  II,  rey  de  Asiria  en  este  tiempo,  hizo 
algunas  expediciones  contra  estos  países  cerca  del 


HISTORIA  SAGRADA 


Mediterráneo  y  grabó  en  su  obelisco  negro,  entre  otras 

cosas,  la  siguiente  inscripción,  acompañándola  con  las 
figuras  de  21  personas  llevando  ofrendas,  que  ocupa- 
ban cuatro  cuadros  en  el  obelisco:  "El  tributo  de 
Jehú,  hijo  (o  sucesor)  de  Omri,  plata,  oro,  vasijas 
de  oro,  copas  de  oro,  jofainas  de  oro,  plomo,  un  cetro 
real,  bastones,  recibí."  Según  2  Rey.  13:  1,  Joacaz, 
hijo  de  Jehú  empezó  a  reinar  el  23o.  año  de  Joas,-  y 
como  los  años  de  Joas  se  cuentan  desde  su  nacimiento 
y  no  desde  su  coronación  por  haber  sido  Atalía  usur- 
padora, el  año  23  de  Joas  sería  también  el  23  de  Jehú. 
Seguramente  Jehú  asoció  consigo  a  Joacaz  su  hijo  en 
el  reino  unos  cinco  años  antes  de  morir.  Así  sucumbió 
y  fracasó  Jehú. 

Preg.  22.  ¿Qué  se  dice  del  reinado  de  Joacás? 
2  Rey.  1:35,  13:1-9. 

Fué  la  continuación  de  la  mala  carrera  de  Jehú ; 
porque  Hazael  siguió  oprimiéndole  hasta  que  fué  re- 
ducido al  estado  deplorable  referido  en  Preg.  8  En- 
tonces Joacaz  se  humilló  e  hizo  oración  a  Jehová.  No 
se  da  cuenta  alguna  de  su  arrepentimiento,  pero  el 
Señor  se  compadeció  del  pueblo,  mas  no  dió  alivio 
en  los  días  de  Joacaz,  pero  oyó  la  oración,  y  levantó 
a  un  salvador.  Se  ha  discutido  mucho  sobre  quién 
pudiera  ser  dicho  salvador.  Algunos  creen  que  fué 
Joas  de  Israel,  hijo  de  Joacaz,  o  Jeroboam  II;  otros, 
que  fué  el  rey  de  Asiría.  Véase  Preg.  45  y  2  Rey.  14:25. 
La  clemencia  de  Dios  es  admirable,  y  está  dispuesto 
siempre  a  oír  la  oración. 

Preg.  23.  ¿Qué  se  dice  del  reinado  de  Joas  de 
Israel?  2  Rey.  13:10-11. 

No  se  diferenció  del  de  sus  antecesores.  Al  prin- 
cipio el  estado  del  país  era  lamentable.  Joas  mostró 
más  talento  militar  que  su  padre,  pero  puede  ser  que 
el  cambio  se  debe  en  parte  a  cosas  exteriores  al  reino. 
Al  ascender  al  trono  heredó  un  país  abatido  y  la  ora- 
ción de  su  padre. 

Preg.  24.  Refiérase  la  entrevista  de  Joas  de 
Israel  con  el  profeta  Eliseo  en  el  lecho  de  la  muer- 
te 2  Rey.  13:14-19. 

Abatido  y  solícito  el  rey  Joas  de  Israel  acudió  al 
venerable  profeta  Eliseo.  Viendo  que  estaba  para 
acabar,  gritó:  "¡Padre  mío,  Padre  mío,  Carro  de  Is- 


EL  REINO  DIVIDIDO 


rael  y  su  gente  de  a  caballo  I"  El  moribundo  profeta 
se  esforzó,  y  le  ordenó  al  rey  que  tomase  arco  y  saetas, 
y  poniendo  encima  sus  manos,  le  mandó  tirar  la 
saeta  de  salud  de  Jehová  contra  los  sirios,  y  le  pro- 
metió una  victoria  contra  ellos  en  Afee.  Añadió  otra 
señal,  la  de  herir  la  tierra  con  saetas.  La  poca  fe  del 
rey  provocó  al  profeta,  pues  aquél  sólo  dió  tres  golpes 
con  la  saeta,  y  le  concedió  solamente  tres  victorias. 

Preg.  25.  Refiérase  la  muerte  del  PROFETA 
ELISEO,  y  la  confirmación  de  su  profecía.  2  Rey. 
13:20-21. 

Acabándose  de  dar  la  última  profecía,  se  acabó  tam- 
bién la  vida  del  profeta  Elíseo,  pero  no  fué  llevado  al 
cielo  como  lo  fué  Elias;  aunque  no  quedó  su  obra  sin 
confirmación.  Cuando  algunos  israelitas  sepultaban  a 
un  muerto  vieron  a  una  partida  de  moabitas  merodea- 
dores. Aquellos,  en  su  prisa,  depositaron  el  cadáver 
en  el  sepulcro  de  Elíseo,  y  al  tocar  en  los  huesos  del 
profeta  ,al  instante  revivió. 

Elias  fué  el  profeta  de  la  tempestad,  del  fuego  y 
del  silbo  apacible.  Elias  ordenó  la  unción  de  Jehú  y 
de  Hazael  para  su  obra  de  castigo,  más  Elíseo,  con  su 
espíritu  de  mansedumbre  hacía  obras  de  beneficencia 
entre  el  pueblo.  Vamos  a  ver  que  IsraeT  se  había  he- 
cho tan  obstinado  en  su  maldad  que  ni  con  castigos, 
ni  con  bendiciones  y  prosperidades  pudo  ser  corre- 
gido. Estaba  entregado  a  sus  ídolos. 

Preg.  26.  ¿Cómo  obró  el  gobierno  providencial 
de  Dios  en  los  grandes  reinos  de  la  tierra  para  diri- 
gir los  resultados  en  Israel? 

La  Biblia  sólo  nos  da  el  tratamiento  de  Israel  y  de 
Judá  dentro  de  los  horizontes  de  la  Palestina.  Esto 
era  todo  lo  que  ha  sido  necesario  para  el  conocimiento 
del  pueblo  de  Dios,  y  para  enseñarle  las  grandes  lec- 
ciones respecto  de  los  juicios  de  Dios  en  su  pueblo 
antiguo.  Ha  placido  a  Dios  permitirnos  saber;  por 
medio  de  los  monumentos  antiguos  desenterrados,  al- 
go más  de  sus  modos  para  mover  los  resortes  y  usar 
de  los  medios  provistos  por  su  misma  Providencia  en 
las  otras  naciones.  En  preg.  21  hemos  visto  que  Jehú 
pagó  un  rico  tributo  a  Salmanaser  I.  Después  de  ese 
tiempo,  dicho  rey  asirio  se  ocupaba  en  asuntos  del 
oriente,  dejando  a  Damasco  crecer  en  poder  con  el 


14 


HISTORIA  SAGRADA 


cual  afligió  a  Israel  más  y  más.  Pero  en  el  año  304 
A.  C,  cerca  del  tiempo  en  que  tanto  Joas  de  Israel 
como  Amasias  de  Judá  empezaran  a  reinar,  el  rey  de 
Asiria  Rámmán-nirari  comenzó  una  serie  de  campa- 
ñas en  estas  tierras  del  occidente  que  duraron  unos 
siete  años,  las  cuales  dieron  fin  a  las  conquistas  de 
Benadad,  el  sirio,  en  Israel,  y  dió  respiro  a  Israel  y  a 
Judá.  Estos  dos  países  se  recobraron  con  una  prisa 
maravillosa.  El  rey  de  Asiria  describió  la  conquista 
de  Damasco  de  la  siguiente  manera: 

"Sujeté  a  todos  los  países  a  mi  yugo  e  impuse  tri- 
buto sobre  ellos  desde  más  allá  del  Eufrates  hasta  la 
tierra  de  los  héteos,  a  saber:  sobre  toda  la  extensión 
del  occidente,  Tiro,  Sidón,  la  tierra  de  Omri,  la  de 
Edom,  y  la  de  Filistia  hasta  el  gran  mar  de  la  puesta 
del  sol.  (El  Mediterráneo).  Me  marché  contra  la  tie- 
rra de  Damasco  y  encerré  a  Mari,  rey  del  país  de 
Damasco  en  su  capital.  El  temor  del  brillo  de  Assur, 
su  señor,  le  anonadó,  abrazó  mis  pies  y  se  hizo  siervo 
mío.  Recibí  2,300  talentos  de  plata,  20  de  oro,  3,000 
de  cobre,  5,000  de  hierro,  ropa  variada  y  de  lino,  un 
lecho  de  marfil,  un  trono  incrustado  de  marfil,  sus 
bienes  y  riquezas  fuera  de  todo  cálculo,  en  el  palacio 
de  su  ciudad  real  Damasco." 

Según  esto,  todas  las  riquezas  de  Judá  que  se  ha- 
bían recogido  después  del  tiempo  de  Roboam,  (pues, 
lo  de  antes — de  Salomón  y  de  David — fué  llevado  a 
Egipto  por  Sisac.  2  Crón.  12:9.)  juntamente  con  todo 
lo  que  se  había  reunido  en  Israel  por  sus  reyes,  y  que 
estaba  amontonado  en  Damasco  por  Hazael  y  Bena- 
dad, fueron  a  dar  a  Nínive. 

Preg.  27.  ¿De  qué  manera  se  cumplió  la  profe- 
cía de  Elíseo?    2  Rey.  13:23-25. 

Joas  de  Israel  recobró  fuerzas  con  sorprendente 
prontitud.  Venció  a  Benadad,  rey  de  Damasco,  en 
tres  batallas,  y  recobró  las  ciudades  de  Israel  que 
aquél  le  había  quitado. 

Preg.  28.  ¿Qué  se  dice  de  Amasias  de  Judá,  y 
qué  hacía  en  este  mismo  tiempo?  2  Rey.  14:3-6. 
2  Crón.  25:2-4. 

Por  los  terribles  escarmientos  que  Judá  e  Israel  ha- 
bían experimentado  (Preguntas  8  y  12)  se  produjo  un 
efecto  moral  en  el  pueblo,  pero  más  en  Judá  que  en 


ÉL  REINO  DIVIDIDO 


Israel.  Amasias  trató  de  servir  a  Dios.  No  era  modelo 
de  piedad  como  lo  fué  David,  porque  dejó  a  los  altos, 
y  el  pueblo  se  entregó  a  ese  culto  ilegal.  Se  dice  que 
era  del  tipo  de  su  padre  Joas  de  Judá.,  Ya  que  la  mano 
pesada  de  Benadad  el  sirio  le  fué  quitada,  Judá  pro- 
gresó también  a  pasos  admirables. 

Preg.  29.  ¿Qué  expedición  hizo  Amasias  con- 
tra Edom?    2  Crón.  25:5-10,  13. 

Organizó  un  ejército  de  300,000  soldados  que  lle- 
vaban lanza  y  escudo,  y  se  propuso  hacer  una  expe- 
dición contra  Edom.  Para  mayor  seguridad,  con  cien 
talentos  de  pJata  enganchó  a  100,000  soldados  de  Is- 
rael que  le  ayudasen.  Un  profeta  le  amonestó  que 
estos  soldados  de  Israel  le  causarían  más  perjuicio 
que  provecho,  y  le  mandó  que  los  hiciese  volver  a  su 
tierra  con  todo  y  la  plata.  Dios  no  podía  favorecer 
esos  idólatras,  pues,  su  bendición  sólo  vendría  sobre 
sus  fieles.  Se  fueron  los  israelitas  muy  disgustados,  y 
al  regresar  a  su  tierra  asaltaron  a  las  ciudades  entre 
Bet-horón  y  Samaría  y  mataron  a  tres  mil  judíos  lle- 
vándose mucho  botín. 

Preg.  30.  ¿Qué  sucedió  en  la  invasión  de  Edom 
por  Amasias?  2  Rey.  14:7;  2  Crón.  25:11-12. 

En  el  valle  de  Sal  Amasias  mató  a  diez  mil  idumeos, 
y  a  otros  diez  mil  los  llevó  a  la  cima  de  la  peña  Sela 
y  los  despeñó. 

Preg.  31.  ¿Por  qué  se  cree  que  LA  PROFECIA 
DE  ABDIAS  fué  dada  en  este  tiempo? 

Un  examen  detenido  de  las  profecías  de  Joel,  Ab- 
días  y  Amos,  notando  las  alusiones  históricas,  su  es- 
tilo, y  que  Abdías  es  anterior  a  Jeremías  (cotejando 
Jer.  49:7-16  con  Ab.  1-8)  para  nosotros  fija  la  fecha 
de  Abdías  en  el  tiempo  de  la  invasión  de  Edom  por 
Amasias,  2  Rey.  14:7,  y  antes  de  la  derrota  de  éste 
por  Joás  de  Israel.  2  Rey.  14:10. 

Preg.  32.  ¿De  qué  crímenes  acusó  Abdías  a 
Edom? 

De  altivez  y  soberbia  insoportable;  de  haberse  re- 
gocijado en  la  calamidad  de  Jerusalén  en  el  día  de  su 
desgracia,  de  crueldad  con  su  hermano  Jacob,  y  de 
haberse  echado  sobre  los  despojos,  acechando  a  los 
prófugos  para  matarlos  o  entregarlos  a  sus  enemigos 
para  ser  vendidos  como  esclavos. 


28 


HISTORIA  SAGRADA 


Preg.  33.  ¿Qué  castigo  le  será  dado  a  Edom 
por  estas  cosas,  según  Abdías?    Abd.  4-10,  15-21. 

Edom  sería  humillada  cuando  venga  EL  DIA  DE 
JEHOVA  profetizado  por  Joel  unos  diez  años  antes 
de  esto;  Edom  será  talado  para  siempre,  v.  10:  "Como 
hizo  Edom,  así  le  será  hecho,"  y  será  consumido  como 
el  fuego  quema  la  estopa.  18.  No  le  quedará  reliquia; 
pero  Jacob  será  bendecido. 

Preg.  34.  ¿De  qué  insensatez  fué  culpable 
Amasias  cuando  venció  a  Edom?  2  Crón.  25:14- 
16. 

La  historia  de  su  locura  es  breve.  Al  regresar  Ama- 
sias de  la  matanza  de  los  idumeos,  trajo  consigo  los 
dioses  de  los  hijos  de  Seir,  y  púsolos  por  dioses  suyos, 
adorándolos  y  quemándoles  incienso;  por  tanto  se  en- 
cendió la  ira  de  Jehová  contra  Amasias  y  le  envió  un 
profeta  (que  podría  haber  sido  Joel,  Abdías,  Amos, 
o  quizás  Oseas  u  otro)  quien  le  dijo:  "¿Por  qué  has 
buscado  los  dioses  de  gente  que  no  libraron  a  su  pue- 
blo de  tu  mano?"  Hablando  el  profeta  estas  cosas, 
Amasias  le  respondió:  "¿Hante  puesto  a  ti  por  con- 
sejero del  rey?  Desiste  ¿Por  qué  quieres  que  te  ma- 
ten?" Desistió,  pues,  el  profeta,  más  dijo:  "Yo  sé  que 
Dios  ha  determinado  a  destruirte  porque  has  hecho 
esto,  y  no  escuchaste  mi  consejo."  Con  razón  se  dijo 
que  Amasias  era  del  tipo  de  su  padre  Joás  de  Judá, 
que  mató  a  Zacarías. 

Preg.  35.  ¿  Qué  castigo  fué  dado  a  Amasias  por 
estas  ofensas?    2  Rey.  14:8-14;  2  Crón.  26:17-24. 

La  vanidad  que  se  apoderó  de  Amasias  a  causa  de 
la  victoria  sobre  Edóm,  y  la  ceguedad  que  le  indujo 
a  dejar  a  Dios,  no  dejó  de  obrar  su  ruina  muy  en 
breve.  Los  daños  hechos  por  la  soldadezca  de  Israel 
cuando  volvió  a  su  tierra  no  habrían  pasado  desaper- 
cibidos de  Amasias  en  este  tiempo,  pues  se  dice  que 
"tomó  consejo,"  pero  no  del  profeta,  sino  de  los  insen- 
satos, retando  a  Joás  para  dar  una  prueba  de  sus  fuer- 
zas. Este  se  burlaba  de  la  idea  naciendo  uso  de  la 
parábola  del  cedro  del  Líbano  y  el  cardillo.  Amasias 
se  puso  obstinado  desoyendo  las  buenas  razones  de 
Joás,  y  fué  con  su  ejército  a  Betsemes,  donde  fué  de- 
rrotado y  llevado  cautivo  a  Jerusalén.  Joás  derribó 
gran  trecho  del  muro  de  la  ciudad  que  se  hallaba  hacia 


EL  REINO  DIVIDIDO 


Israel  y  se  llevó  todas  las  riquezas  que  se  pudieran 
hallar,  volviéndose  con  gran  número  de  rehenes  de 
los  hijos  de  la  casa  real  y  de  la  nobleza.  Parece  que 
resultó  de  este  descalabro,  que  el  pueblo  tomó  a 
UZIAS  o  AZARIAS,  hijo  de  Amazias,  y  le  hizo  rey, 
aunque  era  muy  joven.  Amasias  sobrevivió  a  Joás  de 
Israel  15  años,  pero  en  desgracia,  y  al  fin  se  hizo  una 
conspiración  contra  él,  y  huyó  a  Laquis ;  pero  le  si- 
guieron hasta  allí  y  le  mataron,  y  su  cadáver  fué  traí- 
do sobre  caballos  a  Jerusalén. 

Preg.  36.  ¿Quién  siguió  a  Joas  en  Israel?  2 
Rey.   13:12-13.     14:13-16,  23. 

Jeroboam  II  su  hijo,  y  bisnieto  de  Jehú,  ascendió 
al  trono  de  Israel  y  reinó  41  años. 

El  Profeta  Amos 

Preg.  37.  ¿Qué  se  dice  de  Amos,  y  cuándo  pro- 
fetizaba?   Am.  1:1.  7:10-11. 

La  declaración  del  primer  versículo  de  la  profecía 
es  que  funcionaba  Amos  en  los  reinados  de  Üzías  de 
Judá  y  Jeroboam  II  de  Israel.  Con  esto  corresponde 
el  resultado  del  estudio  comparativo  que  coloca  a  Joel 
y  a  Abdías  en  los  lugares  ya  indicados  (Preg.  14  y  31) 
en  esta  historia,  y  con  el  incidente  que  se  menciona 
en  7:10-13.  El  dijo  que  era  boyero  y  cogedor  de  ca- 
brahigos. Vivía  en  Tecoa  de  Judá;  por  esto  algunos 
han  creído  que  era  rústico  y  sin  educación,  calificando 
su  estilo  de  rudo  e  inculto,  pero  una  mejor  aprecia- 
ción de  su  libro  reconoce  que  él  es  sumamente  ar- 
tístico y  sublime. 

Preg.  38.  ¿  Cuál  es  el  contenido  de  la  profecía 
de  Amos? 

Es  una  fuerte,  pero  justa  reprensión  y  amonesta- 
ción dirigida  contra  Israel  por  un  judío.  I.  Anuncia 
su  tema  en  1 :2.  Es  un  soplido  de  trompeta  (llamado 
"rugido")  desde  el  trono  de  Jehová  en  Jerusalén,  el 
cual  revela  que  él  ha  de  castigar  a  todos  en  Israel 
desde  el  humilde  pastor  hasta  los  altos  de  Carmelo. 
II.  En  seguida,  caps.  1  y  2  representan  la  ira  divina 
como  una  tempestad  tronadora  que  progresa  en  un 
circuito  por  las  naciones  vecinas  de  Israel,  que  au- 
menta su  fuerza  a  medida  que  avanza  de  pueblo  en 
pueblo,  hasta  que  al  fin  llega  al  más  criminal  de  todos 


28 


HISTORIA  SAGRADA 


y  descarga  en  él  su  furia  acumulada.  Este  huracán  o 
torbellino  justiciero  marcha  con  alarmante  faz  y  te- 
rrible ejecución  desde  Damasco  a  los  filisteos,  luego 
en  orden  a  Tiro,  Edom,  Amón,  Moab,  a  Judá,  y  enton- 
ces con  reconcentrada  furia  desciende  sobre  Israel 
como  el  peor  pueblo  de  todos  y  el  verdadero  objeto 
de  la  ira  divina.  En  cada  una  de  estas  etapas  de  su 
marcha  hasta  llegar  a  su  objeto  final,  dijo  el  profeta: 
"Por  tres  pecados  de  ésta,  y  por  el  cuarto,  no  apar- 
taré el  castigo  de  él.  III.  Am.  3:1-9:10.  Este  es  el 
cuerpo  de  la  profecía  y  sigue  adelante  con  los  cargos 
denunciados  contra  Israel  delante  de  los  demás  pue- 
blos. IV.  Am.  9:11-15.  Las  promesas  dadas  al  pue- 
blo de  Dios. 

La  condenación  de  Israel  se  presenta,  ora  en  forma 
literal,  ora  en  figuras  simbólicas. 

Preg.  39.  ¿De  qué  maldades  acusa  Amos  a  las 
naciones  gentílicas  que  rodeaban  la  tierra  santa? 

En  la  parte  II,  caps.  1  y  2,  en  la  sublime  progre- 
sión de  la  tempestad  de  castigos  ,hace  los  siguientes 
cargos  contra  las  naciones  vecinas: 

lo.  1 :3-5.  Damasco,  bajo  Hazael  y  su  hijo  Benadad 
había  trillado  a  los  de  Galaad  con  trillos  de  hierro. 

2o.  1 :6-8.  Gaza  había  llevado  cautivos  a  cuantos 
pudo  tomar  de  Judá,  y  los  entregó  a  Edom. 

3o.  1 :9-10.  Tiro  violó  el  pacto  hecho  con  Judá,  y 
también  entregó  cautivos  a  Edom. 

4o.  1:11-12.  Edom,  destituido  de  todo  afecto  na- 
tural, y  poseído  de  un  encono  insaciable,  destrozaba  a 
los  judíos,  y  no  satisfecho  con  esclavizarlos,  los  per- 
seguía con  espada. 

5o.  1:13-15.  Amón,  deseoso  de  extender  sus  tér- 
minos, mostró  la  mayor  crueldad  aun  a  las  mujeres 
judías. 

6o.  2:1-3.  Moab  cometió  la  atrocidad  de  quemar 
los  huesos  del  rey  de  Edom,  reduciéndolos  a  cal. 

Se  entiende  que  en  cada  caso  no  se  presenta  más  que 
una  muestra  de  las  iniquidades  que  estas  gentes  habían 
cometido,  y  llamamos  especial  atención  al  hecho  de 
que  corresponden  con  las  cosas  de  que  Joel  y  Abdías 
los  ocusa,  según  hemos  indicado  en  preguntas  18  y  32. 
En  esta  profecía  Amos  declara  los  castigos  que  ven- 
drán sobre  dichas  naciones. 


EL  REINO  DIVIDIDO 


2t 


Preg.  40.     ¿  De  qué  acusa  a  Judá  ?    Amos  2 : 4-5 

AI  denunciar  a  las  naciones  gentílicas  se  fija  en  los 
pecados  que  habían  cometido  contra  el  pueblo  de  Je- 
hová,  pero  acusa  a  Judá  de  haber  pecado  contra  su 
mismo  Dios  Jehová.  Esto  era  más  grave  que  lo  otro; 
pues  los  judíos  rechazaron  con  desprecio  su  ley,  no 
guardando  sus  preceptos,  y  tanto  ellos  como  sus  pa- 
dres habían  apostatado  de  Jehová,  siguiendo  a  dioses 
falsos. 

Preg.  41.  ¿Cuál  es  el  catálogo  de  pecados  co- 
metidos por  Israel  según  Amos? 

Es  una  lista  sumamente  grande  y  de  ofensas  muy 
graves.  Abarca  sus  idolatrías  con  los  becerros  en 
Betel  y  en  Dan;  y  además,  otras  en  Beersaba  y  Gil- 
gal.  Incluye  toda  clase  de  abusos  e  injusticias  he- 
chas contra  los  pobres  e  infelices.  Los  ricos  les  qui- 
taron sus  prendas,  sus  tierras,  la  justicia  por  medio 
de  cohecho,  su  dinero  con  falsas  pesas  y  medidas.  El 
incesto  y  adulterio  eran  comunes  entre  ellos ;  los  hom- 
bres, y  aun  hasta  las  mujeres,  se  emborrachaban;  és- 
tas dejaron  de  ser  respetadas  y  fueron  llamadas  va- 
cas ;  el  robo,  la  violencia  y  los  tumultos  abundaban 
por  todos  lados.  Los  buenos  magistrados  eran  odia- 
dos, y  las  gentes  cantaban  canciones  vanas  e  incon- 
venientes , tendidas  en  lechos  de  marfil,  ungidas  con 
perfumes  y  tragando  licor  contenido  en  tazones,  y 
compraban  a  los  pobres  para  esclavizarlos. 

Preg.  42.  ¿No  habían  recibido  ya  algún  casti- 
go o  escarmiento? 

Sí,  muchos.  El  profeta  les  recuerda  los  castigos 
que  habían  tenido,  como  las  langostas,  la  sequía,  el 
fuego,  la  peste,  el  hambre  y  la  espada.  Ni  castigos  ni 
favores  los  habían  enmendado;  pretendían  ser  reli- 
giosos ;  pero  sus  mismas  ceremonias  eran  contra  la 
ley,  celebrando  fiestas  para  recrearse  a  sí  mismos  y 
no  para  agradar  a  Dios. 

Preg.  43.  ¿Qué  hay  de  particular  en  lo  que 
Amos  predice? 

Les  pronostica  toda  clase  de  penas  y  desgracias, 
pero  se  nota  especialmente  que  repite  con  preferen- 
cia la  profecía  de  Joel  respecto  al  DIA  DE  JEHOVA 
(5:18-20).  y  que  por  primera  vez  después  del  profeta 
Ahías  1  Rey.  14:15,  véase  Tomo  1,  Preg.  411,  declara 


so 


HISTORIA  SAGRADA 


que  serán  llevados  cautivos  o  deportados  al  oriente 
más  allá  de  Damasco.    5  :27. 

Preg.  44.  ¿  Qué  noticias  históricas  especiales  se 
dan  en  Amos?  7:10-13. 

Estando  Amos  profetizando  en  Betel,  Amasias,  sa- 
cerdote del  becerro  le  delató  ante  el  joven  rey  Jero- 
boam  II  por  conspirador  contra  el  país,  diciendo  que 
la  tierra  no  podía  soportar  sus  palabras,  y  mandó  a 
Amos  que  huyese  a  su  tierra,  porque  Betel  era  el  san- 
tuario de  Israel  y  también  la  residencia  real. 

Preg.  45.  ¿Cuál  fué  el  carácter  de  Jeroboam 
II  y  de  su  reinado?    2  Rey.  13:5-6;  14:24-27. 

Por  lo  que  se  dice  en  estos  pasajes,  se  puede  juz- 
gar que  "el  salvador"  que  Dios  levantó  (2  Rey.  13:5) 
para  Israel  era  Jeroboam  II.  En  cuanto  a  cosas  ex- 
teriores, hubo  prosperidad  en  el  país.  Su  reinado  ha 
sido  llamado  "El  Veranillo  de  San  Martín"  en  Israel. 
Jeroboam  II  era  victorioso  en  sus  campañas.  Pero 
no  se  relatan  sus  hazañas  militares,  pero  el  resultado 
de  ellas  fué  el  recobro  de  gran  parte  del  territorio  que 
pertenecía  a  Israel  en  los  días  de  David,  hacia  el  nor- 
te, incluyendo  Hamat  y  Damasco;  y  en  este  tiempo 
Judá  bajo  Uzías,  recobró  todo  lo  que  se  extendía 
hacia  el  sur  Esto  manifiesta  la  obra  de  tierna  mise- 
ricordia de  Dios  hacia  Israel,  porque  en  lo  moral  y 
religioso,  el  pueblo  de  las  diez  tribus  nunca  fué  peor. 
Jeroboam  II  siguió  en  los  caminos  del  primer  Jero- 
boam. pues  la  abominación,  llamada  Asera,  se  quedó  en 
Samaría ;  y  no  obstante  el  Señor  concedió  al  pueblo 
un  alivio  de  sus  terribles  persecuciones,  según  ha- 
bía prometido  por  la  boca  de  su  profeta  Jonás :  "Por 
cuanto  Jehová  miró  la  muy  amarga  aflicción  de  Is- 
rael, que  no  había  . .  .  quien  diese  ayuda  a  Israel,  y 
Jehová  no  había  determinado  (aun)  a  raer  el'  nombre 
de  Israel  de  debajo  del  cielo;  por  tanto  los  salvó  por 
mano  de  Jeroboam  II,  hijo  de  Joás."   2  Rey.  14:25. 

El  Profeta  Jonás 
Preg.  46.     /Qué  se  sabe  del  profeta  Jonás? 
2  Rey.  14:25.  Mat.  12:29-41,  16:4,  Luc.  11:29-32. 

Además  de  lo  que  se  dice  de  él  en  su  libro,  se  men- 
ciona también  en  el  Antiguo  y  Nuevo  Testamento. 
Según  la  cita  que  acabamos  de  dar,  Jonás  era  hijo  de 
Amittái  (según  se  confirma  también  en  Jon.  1:1.)  y 


EL  REINO  DIVIDIDO 


que  vivía  en  Gat-hefer,  población  de  la  tribu  de  Za- 
bulón entre  las  diez  tribus  de  Israel.  Según  parece, 
Jonás  vivió  en  la  primera  parte  del  reinado  de  Jero- 
boam  II. 

Preg.  47.     ¿Es  histórico  el  libro  de  Jonás? 

Para  nosotros  lo  es.  Hay  quien  diga  que  es  ale- 
goría o  parábola.  En  la  Biblia  no  hay  indicación  de 
tal  cosa,  pues  las  alusiones  a  él  por  nuestro  Señor 
indican  que  es  una  historia  verídica. 

Preg.  48.  ¿Qué  dijo  nuestro  Señor  de  Jonás? 
Mat.  12:39-41,  16:4.    Luc.  11 :29-32. 

En  Mat.  12  tenemos  la  respuesta  que  Jesús  dió  a 
algunos  escribas  y  fariseos  cuando  pedían  de  él  una 
señal.  Les  dijo:  "La  generación  malvada  y  adúltera 
demanda  señal ;  pero  señal  no  le  será  dada,  sino  la 
de  Jonás  el  profeta.  Porque  como  estuvo  Jonás  en 
el  vientre  del  gran  pez  tres  días  y  tres  noches,  así  es- 
tará el  Hijo  del  Hombre  tres  días  y  tres  noches  en 
el  seno  de  la  tierra.  Los  ninivitas  se  levantarán  en  el 
juicio  con  esta  generación  y  la  condenarán;  porque 
ellos  se  arrepintieron  al  pregón  de  Jonás;  y  he  aquí, 
uno  mayor  que  Jonás  en  este  lugar."  En  substancia 
se  repite  esto  en  Luc.  11.  Parece  que  lo  que  se  dice 
en  Mat.  16  pertenece  a  otra  ocasión,  pero  las  palabras 
son  casi  iguales :  "La  generación  mala  y  adúltera 
demanda  señal,  pero  señal  no  le  será  dada,  sino  la  de 
Jonás." 

Preg.  49.  ¿Qué  fuerza  tiene  la  alusión  al  in- 
cidente del  gran  pez? 

La  expresión :  "Como  estuvo  Jonás  .  . .  así  estará  el 
Hijo  del  Hombre,  "indica  un  paralelo  exacto.  Si  lo 
primero  fué  cosa  ficticia,  lo  segundo  lo  sería  también. 
En  el  Nuevo  Testamento  esta  expresión  siempre  tra- 
ta de  cosas  reales  y  verdaderas.  Jesús  pone  el  sello 
de  verdad  a  la  parte  del  libro  de  Jonás  que  refiere  es- 
te incidente,  a  saber:  caps  1  y  2. 

Preg.  50.  ¿Cuánto  vale  el  testimonio  respecto 
del  Cap.  3? 

Presenta  la  misión  de  Jonás  a  Nínive  como  una 
realidad.  Si  no  lo  fué,  preguntamos,  ¿qué  ninivitas 
se  levantarán  en  el  juicio  con  aquella  generación  de 
judíos?  Si  en  verdad  no  hubo  ninivitas  que  se  arre- 
pintieron al  oír  a  Jonás,  no  habrá  tampoco  los  que  se 


HISTORIA  SAGRADA 


levantarán  en  el  juicio  con  los  judíos.  Aquí  no  caben 
explicaciones  sofísticas. 

Preg.  51.  ¿Cuál  era  el  motivo  de  la  misión  de 
Jonás  a  Nínive? 

El  Señor  trataba  con  Israel,  un  pueblo  duro  de 
cerviz,  procurando  amonestarle  por  castigos  y  tratan- 
do de  llamarle  a  la  Gratitud  por  sus  favores.  Quizá 
habría  unos  individuos  que  atendiesen  a  su  voz  y  se 
arrepintiesen,  pero  la  nación  en  general  desoía  sus 
amonestaciones  y  desatendía  las  obras  de  su  provi- 
dencia. Ahora,  en  esta  misión  de  Jonás,  Dios  deseaba 
apelar  al  sentimiento  de  vergüenza  en  Israel.  He  allí 
a  Asiría,  nación  odiada,  opresora  y  cruel,  que  era 
enemiga  encarnizada  de  Israel,,  y  por  lo  mismo  ésta 
la  despreciaba,  considerándola  destituida  de  senti- 
mientos nobles,  y  a  la  cual  el  mismo  profeta  Jonás 
aborrecía  entrañablemente  y  deseaba  verla  destruida. 
Pero  luego  que  aparece  en  sus  calles  y  predica  este 
israelita,  hijo  de  una  insignificante  nación  enemiga, 
he  aquí,  que  toda  la  ciudad  se  arrepiente.  ¿Cómo  es, 
pues,  que  Israel  no  oye  a  su  propio  profeta?  Esta 
profecía  es  un  mensaje  que  aboga  en  favor  de  misio- 
nes a  todo  el  mundo,  entre  las  naciones  más  inicuas 
y  hostiles.  ¡  Cuán  cruel  debe  haber  sido  el  profeta 
que  ardientemente  deseó  la  destrucción  de  más  de 
ciento  veinte  mil  niños  inocentes!  'Y,  ¿no  debe  mo- 
vernos a  nosotros  el  clamor  lastimero  de  incontables 
masas  de  los  paganos  que  perecen  en  su  ignorancia? 
Los  cristianos  tienen  la  obligación  de  evangelizarlos 
prontamente  y  no  consentir  en  su  destrucción. 

Preg.  52.  ¿Qué  se  dice  del  reinado  de  Uzías? 
2  Rey.  14:22,  15:2-4,  2  Crón.  26:2-15. 

Empezó  a  reinar  cuando  tuvo  dieciséis  años,  y  rei- 
nó 53  años,  pero  fué  corregente  con  su  padre  Amasias 
por  algunos  años,  y  tuvo  que  tener  a  su  hijo  Jotam 
por  socio  durante  la  última  parte  de  su  vida,  estando 
solo  en  el  reino  cerca  de  25  años. 

a.  Por  lo  que  toca  a  la  religión,  Uzías  era  bueno 
en  general,  no  del  tipo  de  David,  sino  del  de  Joás  y 
de  su  padre  Amasias  .especialmente  del  anterior,  pues, 
cumplía  bien  la  ley  del  Señor  entretanto  que  Zacarías, 
cual  otro  Joiada,  le  instruía  en  el  temor  de  Dios;  pero 


EL  REINO  DIVIDIDO 


88 


no  suprimió  los  altares  en  los  altos,  ni  el  culto  del 
pueblo  en  ellos. 

b.  En  lo  militar  Uzías  era  poderoso.  Extendió  la 
conquista  empezada  por  Amasias  hacia  el  sur  más 
allá  de  Edom  hasta  el  golfo  de  Acaba,  el  brazo  orien- 
tal del  mar  Rojo,  donde  estableció  en  Elat,  cerca  de 
Esiongeber  un  emporio  para  el  comercio  maritimo. 
después  de  la  muerte  de  Amasias  su  padre.  Sujetó 
a  los  filisteos;  quitó  los  muros  de  Gat,  Jabneh  y  de 
Asdod,  v  colonizó  a  Eilistia  por  medio  de  judíos  que 
llevó  allá  v  los  puso  en  ciudades  que  edificó  para 
ellos.  Dios  le  ayudó  también  contra  los  árabes;  y 
los  amonitas  le  fueron  tributarios. 

c.  En  el  manejo  DE  LOS  NEGOCIOS  Uzías  era 
muy  hábil  ;  tuvo  mucho  ganado  en  los  despoblados 
y  en  los  llanos  de  Sarona.  En  estos  lugares  proveyó 
torres  para  proteger  y  cisternas  donde  abrebasen  los 
animales  ;  empleando  a  los  agricultores  y  viñeros  en 
las  montañas  y  en  los  campos  arables. 

d.  Para  LA  DEFENSA  del  país  Uzías  era  pro- 
veedor, animando  a  los  inventores  a  preparar  cata- 
pultas y  otras  máquinas  de  guerra  para  tirar  saetas  y 
piedras  desde  las  torres  y  baluartes  de  Terusalén;  v 
para  sus  soldados  mandó  hacer  escudos,  lanzas,  alme- 
tes, coseletes,  arcos  y  hondas. 

e.  Uzías  era  práctico  en  ORGANIZAR  su  eiército. 
nombrando  buenos  oficiales  que  reunieron  a  2600  sub- 
ordinados inteligentes  que  disciplinaron  a  307.500 
tropas.  Por  estas  razones  la  fama  de  Uzías  cundió 
por  todas  partes. 

Preg.  53.  ;  Cómo  se  explica  esta  prosperidad 
fenomenal  en  los  dos  países? 

Tudá.  baio  Uzías  y  las  diez  tribus  de  Tsrael.  bajo 
reroboam  TT  florecieron  de  una  manera  extraordina- 
ria ñor  la  oración  de  T<~>acaz  y  el  plan  disciplinario 
de  Dios  hacia  el  pueblo.  Por  el  lado  humano  vemos 
oue  por  haber  debilitado  Dios  a  Damasco  mediante 
los  estragos  que  en  ella  hizo  el  rev  de  Asiría,  los  dos 
naises  en  la  Palestina  quedaron  libres  para  desarro- 
llarse.   Véanse  también  las  preguntas  8,  12,  45  y  51. 

El   Profeta  Oseas 
Preg.  54.     ¿Qu¿    abemos  del  profeta  OSEAS? 

El  primer  versículo  de  su  profecía  anuncia  que  era 


34 


HISTORIA  SAGRADA 


hijo  de  Beeri,  y  que  ejercía  su  ministerio  en  los  días 
de  Uzías,  Jotam.  Acaz  y  Ezequías,  reyes  de  Judá,  y 
de  Jeroboam  II,  hijo  de  Joás,  rey  de  Israel.  Por 
algunas  razones  se  cree  que  pertenecía  a  las  diez  tri- 
bus, y  que  fué  el  último  profeta  que  Dios  envió  a  Is- 
rael. Ciertas  profecías  de  Isaías  hacen  referencia  a 
Efraim,  como  en  el  cap.  28;  pero  en  general,  se  supone 
que  Isaías  llamaba  al  pueblo  de  Dios  que  quedaba 
después  del  cautiverio  de  las  diez  tribus  de  Israel 
con  los  nombres  antiguos.  Jacob,  e  Israel ;  y  solamen- 
te se  refiere  al  reino  de  las  diez  tribus  cuando  men- 
ciona Efraim  o  Samaria.  Oseas  no  se  menciona  en 
los  libros  de  los  reyes,  ni  en  los  de  las  Crónicas: 
pero  esto  no  nos  parece  extraño,  porque  de  los  cinco 
profetas  que  se  dirigen  a  Israel :  joel,  Abdías,  Amós. 
Jonás  y  Oseas,  sólo  Jonás  se  menciona  en  las  Cró- 
nicas. 

Preg.  55.  ¿Cuál  es  el  carácter  de  la  profecía 
de  Oseas? 

Siendo  el  último  profeta  que  le  habló  a  Israel,  se 
espera  que  mostraría  cierta  ternura  y  fuerza  de  per- 
suasión en  su  mensaje,  y  así  es.  Parece  que  el  libro 
consiste  en  muchos  discursos  breves  agrupados  en 
un  resumen,  y  tal  vez  su  deseo  de  compendiarlos,  ha 
dado  por  resultado  la  obscuridad  que  se  nota  en  sus 
profecías.  Presenta  muchas  acciones  simbólicas  e 
ilustraciones  propias  para  aquel  entonces  que  no  se 
entienden  ahora.  Declara  los  pecados  de  la  gente  y 
denuncia  el  castigo  que  le  sobrevendrá.  El  pueblo  es- 
taba en  paz  y  tranquilidad  cuando  principió  su  mi- 
nisterio, pero  calamidades  se  asomaban  por  todos  los 
horizontes,  v  Oseas  pronosticaba  muchas  más. 

Pre«?.  56.  ¿  De  qué  hechos  históricos  hace  men- 
ción Oseas? 

Pone  el  mavor  ahinco  en  la  infidelidad  de  Israel, 
en  sus  idolatrías  y  abominaciones.  La  dinastía  de 
Jehú.  que  fué  levantada  para  destruir  la  idolatría  en 
Israel,  la  retuvo  en  la  forma  anterior  de  Jeroboam  I 
hijo  de  Nebat  .  Esto  convirtió  la  matanza  de  la  casa 
de  Acab  por  él  en  asesinatos  que  tuvieron  que  ser  cas- 
tigados, según  hemos  visto  en  preg.  19;  pero  el  pue- 
blo iba  de  mal  en  peor  en  su  rebelión  contra  Dios. 
Se  olvidó  de  la  Ley  y  sirvió  a  los  baales ;  a  ellos  sa- 


EL  REINO  DIVIDIDO 


3  5 


orificaba  en  las  cumbres  de  las  montañas  y  en  las  coli- 
nas;  asimismo  debajo  de  las  encinas,  los  álamos  y  los 
robles.  Es  interesante  notar  que  en  esta  religión  fal- 
sa que  ellos  inventaron,  observaban  fiestas,  novilunios, 
sábados  y  asambleas  solemnes  en  honor  de  los  mitos 
que  adoraban,  quizá  con  más  fervor  que  antes  lo  ha- 
bían hecho  en  honor  de  Tehová. 

Una  vez  que  se  generalizó  la  infidelidad  a  Dios  en 
el  pueblo,  como  consecuencia  necesaria,  la  buena  fé 
entre  las  gentes  también  desapareció  y  se  desmoralizó 
en  sumo  grado.  El  profeta  Oseas  nos  informa  que 
las  esposas  fueron  falsas  a  sus  maridos,  los  hombres 
se  unieron  a  rameras  y  sacrificaban  con  ellas,  y  la 
gente  se  encenegaba  en  toda  clase  de  vicio,  en  la  in- 
mundicia, en  la  borrachera,  en  la  mentira,  en  el  per- 
jurio y  en  el  fraude.  Abundaban  crímenes  públicos, 
asesinatos,  robos,  asaltos,  traición  y  regicidio.  Oseas 
hace  especial  atención  a  los  horrores  cometidos  en 
Oalaad.  y  a  la  iniquidad  de  Samaría,  Gilgal.  Mizpa  y 
Retel.  Los  mismos  sacerdotes  acechaban  en  el  camino 
de  Sichem.  y  asesinaban  en  Tabor :  en  lugar  de  apelar 
a  Dios  para  avudarlos,  acudían  a  Egipto  y  a  Asiria. 
En  breve,  se  declara  que  no  había  verdad,  ni  bondad, 
ni  conocimiento  de  Dios  en  la  tierra,  solamente  pre- 
valecían la  maldición,  la  traición  y  toda  especie  de 
violencias  y  falsedades.  Con  esto,  se  despiden  lns 
profetas  de  las  diez  tribus  de  Israel. 

Pre*».  57.  ¿Oué  sucedió  cuando  Jeroboam  II 
murió?   2  Rey.  14:28-29,  15:8-12. 

Fué  sucedido  por  su  hijo  Zacarías;  pero  la  semilla 
de  discordias  y  de  disolución  nacional  que  se  había 
sembrado,  de  repente  empezó  a  brotar  y  a  dar  fruto,  y 
el  reino  se  desmoronaba.  Zacarías  sig-uió  el  mal  ca- 
mino de  sus  padres  v  no  duró  sino  seis  meses,  sien- 
do asesinado,  acabándose  el  siglo  de  Jehú.  en  sangre, 
como  principió. 

Preer.  58.  ¿Quién  sucedió  a  Zacarías?  2  Rey: 
15- 10-15. 

Contra  Zacarías  conspiró  SALUM,  hiio  de  Tabes, 
quien  abiertamente  en  presencia  del  pueblo  le  hirió  de 
muerte  v  reinó  en  su  lugar.  El  se  estableció  en  Sa- 
maría, pero  su  reinado  terminó  al  fin  de  un  mes. 
Nada  se  dice  de  su  carácter,  pues  MENAHEM.  hijo 


3  6 


HISTORIA  SAGRADA 


de  Gadi,  subió,  según  se  cree,  con  el  ejército,  desde 
Tirsa,  ciudad  real  del  primer  Jeroboam,  que  distaba 
unas  trece  millas  al  nordeste  de  Samaría,  matando  a 
Salum,  y  reinando  en  su  lugar. 

Preg.  59.  ¿Cómo  se  concluyó  el  reinado  de 
Uzías  en  Judá?    2.    Crón.  26:16-20. 

Muy  pocos  son  los  hombres  a  quienes  Dios  da 
prosperidad  en  cosas  mundanas  sin  que  les  sirvan  de 
perjuicio.  Cuando  Uzías  se  vió  enaltecido  y  puesto 
entre  los  grandes  y  ricos  de  la  tierra,  se  llenó  su  cora- 
zón de  soberbia  y  se  atrevió  a  llevar  incienso  para 
quemarlo  en  el  altar  de  perfumes  en  el  Lugar  Santo, 
sitio  reservado  para  los  sacerdotes.  El  sumo  sacer- 
dote Azarías  con  ochenta  sacerdotes  de  valor,  se  opu- 
sieron al  rey,  diciéndole  valientemente  que  este  ser- 
vicio no  le  atañía  a  él,  sino  solamente  a  los  sacerdotes 
consagrados  al  santo  ministerio  del  Templo,  esto  es,  a 
ellos  exclusivamente,  y  exclamaron :  "Sal  del  San- 
tuario! Has  invadido  lo  sagrado  y  Dios  te  tendrá 
por  profano  y  sacrilego."  Uzías  se  encendió  en  ira 
y  prosiguió  con  la  intención  de  quemar  incienso  en 
el  braserillo  que  llevaba  en  la  mano,  furioso  contra 
los  sacerdotes,  cuando  de  repente  su  frente  se  em- 
blanqueció con  la  lepra  (Nu.  12:9-10,  2  Rey.  5:27)  y 
al  volver  el  sacerdote  a  mirarle,  él  y  sus  compañeros 
le  hicieron  salir  aprisa  ...  y  él  mismo  se  apresuró  a 
dejar  aquel  recinto  prohibido  porque  sentía  en  su  per- 
sona que  Dios  le  había  herido  con  la  lepra,  "el  azote 
,le  Dios."  Lo  demás  de  la  vida  de  Uzías.  la  pasó 
ipartado  en  un  lazareto,  y  su  hijo  JOATAM  gober- 
nó al  país  como  su  corregente. 

Preg.  60.  ¿Qué  impresiones  erróneas  se  han 
sacado  de  la  historia  de  Uzías? 

Hay  quien  supone  que  Uzías  era  mucho  más  piadoso 
de  lo  que  parece  en  la  simple  lectura  de  la  historia: 
y  que  los  sacerdotes  ahora  empezaban  a  arrogarse 
cierta  autoridad  privativa  que  la  ley  de  Dios  no  les 
otorgaba. 

Ya  hemos  advertido  que  el  tipo  de  la  piedad  de 
Uzías  no  era  elevado,  siendo  el  minino  de  su  padre 
Amasias  y  Joás.  y  que  su  celo  por  Lliová  sólo  dura- 
ba entretanto  que  Zacarías  vivía  para  influir  en  él. 
2  Crón.  26:4-5;  y  preg.  52,  a.    Desde  el  principio  el 


EL  REINO  DIVIDIDO 


3  7 


derecho  de  quemar  incienso  delante  de  Jehová  perte- 
necía exclusivamente  a  los  sacerdotes  .  Véase  Núm. 
caps.  16  y  17,  especialmente  16:40.  No  se  da  cuenta 
en  ninguna  parte  de  la  Biblia  de  que  algún  rey  osara 
hacerlo;  siempre  que  se  afirma  que  ofrecían  sacrificio, 
se  ha  de  entender  que  fué  por  medio  de  los  sacerdotes. 
Si  éstos  ahora  trataron  de  asumir  autoridad  y  atribu- 
ciones que  no  les  pertenecen,  o  que  podían  ejercerse 
con  igual  derecho  por  el  rey,  Dios  no  habría  azotado 
a  Uzías  para  aprobar  una  falsa  pretensión  de  los  sa- 
cerdotes. El  le  azotó  al  rey,  y  no  ellos.  Dios  aprobó 
lo  que  hicieron  los  sacerdotes. 

Preg.  61.  ¿Qué  se  hacía  en  Asiría  en  este  tiem- 
po?   1  Crón.  5:26. 

Cuando  el  asirio  aplastó  a  Damasco  en  el  año  804 
A.  C,  preg.  26,  esto  dió  lugar  a  Israel  y  a  Judá  para 
restablecerse  en  los  reinados  de  Jeroboam  II  y  Uzías. 
Por  algunos  años  el  asirio  no  volvió  a  estas  tierras ; 
pero  en  745  A.  C.  se  levantó  Pulu  (llamado  en  la  Bi- 
blia Pul  y  Tiglath-pileser,  siendo  el  IV  de  este  nom- 
bre) en  Asiría.  No  se  ha  establecido  a  punto  fijo 
si  éste  fué  sucesor  legítimo  al  trono,  o  si  fué  usurpa- 
dor; pero  desde  luego  desplegó  arrojo  y  actividades 
tremendas.  Sus  primeras  guerras  se  limitaron  al 
oriente  hasta  que  hubo  confirmado  su  poder  en  Níni- 
ve,  y  reducido  a  sujeción  a  todas  las  naciones  vecinas. 
Después  de  siete  años  avanzó  hacia  el  Mediterráneo 
y  los  monumentos  hechos  por  él  nos  cuentan  algunos 
de  sus  triunfos ;  consta  en  ellos  que  Menahen  de  Sa- 
maria.  Hiram  de  Tiro,  Resin  de  Damasco  y  varios 
otros  reyes  del  occidente  le  pagaron  tributo. 

Preg.  62.  ¿Qué  dice  la  Biblia  del  reinado  de 
Menahem?  2  Rey.  15:16-22. 

Además  del  crimen  de  asesinar  a  Salum,  Menahem 
cometió  atrocidades.  Desde  Tirza  hasta  Tifsa  des- 
cargó su  ira  en  los  habitantes,  pasando  a  cuchillo  a  las 
mujeres  de  la  manera  más  vil  y  siguió  la  idolatría  de 
todos  los  reyes  de  Israel.  Es  evidente  que  no  se  sintió 
muy  firme  en  el  trono,  porque  el  escritor  sagrado 
aclara  más  lo  que  Pulu  afirma  en  sus  monumentos, 
diciendo:  "Vino  Pul,  rey  de  Asiría  a  la  tierra  y,  Me- 
nahem le  dió  mil  talentos  de  plata  para  que  le  ayu- 
dara a  confirmarse  en  el  reino;  e  impuso  Menahem 


3i> 


HISTORIA  SAGRADA 


este  dinero  sobre  Israel,  sobre  todos  los  poderosos  y 
opulentos.  De  cada  uno  arrancó  cincuenta  ciclos  de 
plata,  para  dar  al  rey  de  Asiría,  y  éste  se  volvió  sin 
detenerse  allí  en  la  tierra."  Según  esto,  había  en 
Israel  unos  60,000  ricos  que  podían  contribuir  con 
$31.00  cada  uno,  que  valdrían  más  de  $150.00  en  el 
día  de  hoy.  En  esta  misma  época  Pulu  hizo  tributa- 
rios a  Rezin,  rey  de  Damasco,  y  a  los  reyes  de  Tiro, 
Hamath  y  de  otros  países  en  las  regiones  al  Norte  de 
Israel.  También  deportó  a  los  habitantes  de  Basan 
hasta  Hermón,  de  Rubén,  Gad  y  la  mitad  de  Manases, 
por  su  idolatría.  1  Crón.  5:6,  23-26,  2  Rey.  15:19-20, 
2  Crón.  30:6-10.    Zac  10:10-11. 

Preg.  63.  ¿Quiénes  sucedieron  a  Menahem  en 
Israel?    2  Rey.  15.  22-30. 

Una  serie  de  reyezuelos  de  poca  duración,  todos 
malos  y  asesinos  de  sus  predecesores  con  excepción 
de  Pekahía  hijo  de  Menahem.  A  éste,  pues,  siguió 
Peka,  hijo  de  Romalías  o  Remalía,  y  por  fin,  Oseas, 
hijo  de  Ela,  el  último  y  el  menos  malo  de  los  reyes  de 
Israel.  Estos  reinaron  durante  los  últimos  años  de 
Jotam,  todos  los  de  Acaz  y  unos  seis  de  Ezequías  en 
Judá,  y  en  el  reinado  de  Pulu  y  Salmanasar  IV  de 
Asiria.  Bajo  estos  el  país  iba  cada  vez  peor,  apre- 
surándose al  cataclismo  que  dió  fin  al  reino  de  Israel. 
Lo  que  hicieron  sólo  tiene  importancia  en  conexión 
con  la  historia  de  Judá,  y  por  lo  mismo  remitimos 
al  lector  a  lo  que  hemos  de  referir  respecto  de  ellos 
al  tratar  de  los  reyes  de  este  país. 

Los  Profetas  Isaías  y  Miqueas 
Preg.  64.     ¿Qué  PROFETAS  se  levantaron  en 
este  tiempo  en  Judá  Isa.  1:1,  Miq.  1:1. 

ISAIAS,  hijo  de  Amoz,  el  cual,  según  los  rabinos 
era  hermano  de  rey  Amasias,  (y  por  tanto  primo  her- 
mano del  rey  Jotam),  tuvo  revelaciones  de  Dios  en 
días  de  Uzías,  Jotam,  Acaz  y  Ezequías,  reyes  de 
Judá,  y  su  compañero  en  el  ministerio  era  MIQUEAS. 
morastita,  que  profetizaba  en  días  de  Jotam,  de  Acaz 
y  de  Ezequías.  Parece  que  Isaías  principió  a  traba- 
jar un  poco  antes  de  Miqueas,  y  que  continuó  algún 
tiempo  después,  pero  los  dos  ministerios  fueron  con- 
temporáneos. Parece  que  Isaías  vivía  en  Jerusalén  y 
que  todos  sus  discursos  fueron  dados  allí,  y  que  Mi- 


EL  REINO  DIVIDIDO 


a  1 


queas  vivía  y  funcionaba  hacia  el  sur,  cerca  de  Gat. 

La  introducción  a  la  profecía  de  Isaías,  caps.  1-5, 
Juzgando  por  el  estado  del  país  que  describe,  debe 
haber  sido  escrita  en  el  tiempo  del  reinado  de  Acaz 
referido  en  2  Crón.  28:17-19.  Por  los  encabezamien- 
tos de  los  capítulos,  el  libro  se  divide  en  cinco  partes: 
I.  Introducción,  caps.  1-5.  II.  El  Llamamiento  de 
Isaías  como  profeta,  cap.  6.  III.  Ministerio  en  días 
de  Acaz,  7:1-14:27.  IV.  Profecías  hasta  el  año  15 
de  Ezequías,  14:28-35:10  y  V.  El  resto  de  su  minis- 
terio, hasta  el  fin  del  reinado  de  Ezequías,  caps.  36-66. 
Hay  otros  modos  de  analizar  este  gran  libro.  Caps. 
1-35  tratan  de  Judá  y  Jerusalén  y  de  las  naciones 
grandes  y  pequeñas  en  sus  relaciones  con  Israel,  des- 
criben sus  iniquidades  y  declaran  los  castigos  que 
merecen,  y  que  recibirán,  y  a  veces  entreteje  profe- 
cías que  remontan  a  un  porvenir  más  remoto,  hasta 
tiempos  mesiánicos  o  más  allá.  Luego,  caps.  36-39, 
es  pura  historia,  y  después,  caps.  40-66  nos  presentan 
el  escrito  más  sublime  que  existe  quizá  en  el  mundo, 
en  el  que  trata  de  tiempos  futuros  para  el  profeta, 
preparando  el  pueblo  de  Dios  para  esperar  las  glorias 
venideras.  La  profecía  de  Miqueas  es  algo  parecida 
a  Isaías  en  su  contenido.  Miqueas  es  el  primer  profe- 
ta que  denuncia  a  los  falsos  profetas,  aunque  los  hu- 
bo antes  en  la  historia,  como  en  el  tiempo  de  Acab  y 
Josafat.  Véase  Vol.  I.  Preg.  449.  El  libro  de  Miqueas 
nos  presenta  la  primera  condenación  de  ellos  escrita 
por  algún  profeta.  El  condena  también  a  los  hechi- 
ceros, agoreros  y  el  culto  a  las  aseras.  Véanse  3:5-11. 
y  5:12-14.  En  el  caso  de  estos  dos  profetas,  como  en 
el  de  los  anteriores,  estamos  fuertemente  tentados  a 
tratar  de  sus  exhortaciones,  de  sus  consolaciones  y  de 
sus  profecías,  pero  tenemos  que  limitarnos  al  ele- 
mento histórico  de  ellos.  No  sabemos  que  Miqueas 
haya  desempeñado  otro  oficio  que  el  de  profeta,  pero 
Isaías  actuaba  también  como  estadista  e  historiador. 
El  ha  sido  llamado,  y  con  justicia,  el  profeta  evan- 
gélico, porque  este  elemento  predomina  en  él. 

Preg.  65.  ¿Cuál  era  la  actitud  general  de  los 
profetas  hacia  las  demás  potencias  del  mundo? 
Deut.  17:14-17.    Ex.  34:12-16. 

Moisés,  el  gran  legislador  y  fundador  de  la  nación. 


HISTORIA  SAGRADA 


le  dió  a  Israel  la  Carta  Magna,  o  sea  la  Constitu- 
ción del  reino  en  Deut.  17:14-17.  Todos  los  profetas 
después  de  él,  al  hablar  sobre  estos  asuntos,  se  hallan 
absolutamente  de  acuerdo  con  él.  El  principio  fun- 
damental de  todo  era  que  Dios  era  su  Rey  y  defen- 
sor, y  que  la  nación  no  tendría  que  depender  de  na- 
die sino  solamente  de  El  .  Por  lo  mismo  los  profetas 
requerían  que  Israel  quedase  independiente  y  des- 
prendido de  los  demás  publos,  y  que  siempre  pusie- 
se su  confianza  para  defensa  y  salvación  únicamente 
en  Jehová,  su  Dios.  Se  opusieron  siempre  a  alianzas 
y  enredos  con  otras  gentes ;  y  con  especial  ahinco 
combatieron  todo  trato  o  relación  con  Egipto.  Al 
mismo  tiempo  reprimían  toda  ostentación  militar,  la 
multiplicación  de  riquezas  y  los  matrimonios  con 
princesas  extranjeras.  La  tierra  santa  estaba  coloca- 
da entre  dos  grandes  potencias  mundanas  de  aquel 
entonces,  a  saber:  Asiria  o  Babilonia  y  Egipto. 
Ahora,  en  vista  de  estar  expuesto  a  los  ataques  de  es- 
tas naciones,  Dios  mandó  al  rey  que  no  multiplicase 
los  caballos,  ni  aumentase  sus  riquezas,  ni  que  se 
casase  con  muchas  mujeres  para  granjearse  influencias 
políticas. 

Salomón  echó  a  los  vientos  todas  estas  leyes.  Tuvo 
carros  de  guerra,  4,000  caballos,  mil  mujeres,  entre 
las  cuales  la  principal  era  la  hija  de  Faraón,  de  quien 
recibió  como  dote  la  ciudad  de  Gezer.  Este  matrimo- 
nio, sin  duda,  tuvo  por  motivo,  fortalecer  su  alianza 
con  Egipto.  Todo  esto  dió  un  resultado  contrapro- 
ducente. Léase  1  Rey.  cap.  11.  Las  riquezas  sirvie- 
ron de  imán  para  atraer  a  ladrones,  el  primero  de  los 
cuales  fué  Sisac.  rey  del  mismo  Egipto,  que  saqueó  a 
Judá  y  a  Jerusalén,  en  días  de  Roboam ;  y  las  mu- 
jeres sirvieron  para  embrollar  las  cosas  y  corromper 
la  religión  del  rey  y  del  país,  y  no  fortalecieron  la 
alianza  con  Egipto,  porque  Faraón  abrigó  y  protegió 
a  Hadad  de  Edom,  ¡enemigo  de  David!,  recibió  tam- 
bién a  Jeroboam  cuando  huía  de  Salomón,  y  la  zizaña 
de  Egipto  fué  sembrada  en  Israel  para  dar  fruto  siglos 
después;  pues  Jeroboam  transplantó  allí  el  culto  de 
Apis,  en  la  forma  de  los  becerros,  y  de  esta  maldición 
los  israelitas  jamás  se  apartaron  hasta  que  fueron 
destruidos.    Desde  los  días  de  Isaías  en  adelante. 


EL  REINO  DIVIDIDO 


Israel  vino  a  ser  más  que  nunca  el  pueblo  que  sirvió 
de  tope  entre  Egipto  y  Asiría,  para  recibir  los  golpes 
que  cada  uno  de  ellos  daba  al  otro.  Si  los  reyes  de 
Judá  e  Israel  bubiesen  obedecido  el  mandato  de  Dios, 
El  les  habría  protegido  contra  estas  naciones  rivales 
y  agresivas  y  con  instintos  ladrones;  pero  nunca  obe- 
decieron la  ley  de  su  constitución  divina,  y  los  pro- 
fetas se  vieron  en  la  necesidad  de  oponerse  a  su  polí- 
tica extranjera,  y  a  veces  parecieron  como  traidores 
a  la  patria.  Los  reyes,  como  todo  otro  mundano,  pre- 
firieron depender  de  las  alianzas  con  las  potencias 
visibles,  y  no  pudieron  admitir  lo  que  ordenaron 
los  profetas,  que  era  confiar  únicamente  en  Dios. 
Las  pocas  veces  que  habían  hecho  esto  siempre  ven- 
cieron, mas  las  alianzas  siempre  les  habían  faltado, 
y  al  fin,  los  arruinaron. 

Preg.  66.  ¿Qué  sabemos  del  reinado  de  Jo- 
tam?    2  Rey.  15:6-7,  32-38.    2  Crón.  26:22-27:9. 

Duró  su  corregencia  con  su  padre  Uzías  muchos 
años.  Al  fin  éste  murió  y  fué  sepultado  aparte  de 
los  demás  reyes  a  causa  de  su  lepra,  pero  en  el  mismo 
cementerio  real.  Jotam  reinó  sólo  poco  tiempo;  era 
del  tipo  de  su  padre  Uzías,  pero  no  se  atrevió  a  inva- 
dir el  Lugar  Santo;  ni  quitó  los  altares  en  los  altos, 
y  el  pueblo  siguió  corrompiéndose.  Hizo  algunas  me- 
joras en  el  Templo,  y  edificó  algunas  ciudades  en  la 
serranía  de  Judá,  y  puso  castillos  y  torres  en  los  bos- 
ques ;  sujetó  a  los  amonitas  y  les  impuso  tributo  de 
plata,  trigo  y  cebada.  Parece  que  Acaz  fué  asociado 
con  Jotam  en  los  últimos  años  de  su  reinado  por  cau- 
sas que  ignoramos.  Muy  poco  se  dice  de  Jotam;  al 
morir  fué  sucedido  por  Acaz,  su  hijo. 

Preg.  67.  ¿Cuál  fué  el  carácter  de  Acaz?  2 
Rey.  16:2-4.    2  Crón.  28:1-4. 

A  los  veinte  años  de  edad  Acaz  subió  al  trono  como 
rey  de  Judá,  y  duró  dieciséis  años.  Principió  muy 
mal  y  siguió  peor,  y  era  del  tipo  de  los  reyes  de  Is- 
rael, y  aun  de  los  más  depravados  de  ellos.  Adoptó  la 
religión  de  los  antiguos  cananeos,  quemó  a  su  hijo 
en  el  fuego,  hizo  imágenes  de  Baal  y  sacrificó  y  que- 
mó incienso  en  los  altos,  sobre  las  colinas  y  debajo 
de  todo  árbol  verde.  Así  era  al  principio  de  su  rei- 
nado, y  hemos  de  notar  las  abominaciones  que  hizo 
después. 


12 


HISTORIA  SAGRADA 


Preg.  68.  ¿Castigó  Dios  a  Acaz  por  su  traición 
y  apostasía?    2  Rey.  16:5-6.  2  Crón.  28:5-8. 

Como  el  asirio  Pulu  se  retiró  internándose  en  Asi- 
ría, y  dejó  los  países  costaneros  del  Mediterráneo 
en  cierta  libertad;  parece  que  los  reyes  Rezín  de  Da- 
masco y  Peka,  hijo  de  Remelías,  de  Samaría,  se  unie- 
ron y  guerreaban  contra  Acaz  de  Judá,  tal  vez  por- 
que éste  no  quiso  unirse  con  ellos  en  rebelión  contra 
Asiría.  Los  sirios  bajo  Rezín  llevaron  sus  armas 
hasta  el  golfo  de  Acabá,  quitaron  a  los  judíos  de  Elat, 
el  emporio  de  Acaz,  y  sujetaron  esa  plaza  a  Siria.  Los 
ejércitos  de  Israel  bajo  Peca,  hijo  de  Remelías,  libra- 
ron una  terrible  batalla  contra  los  judíos  y  mataron 
a  120,000  en  un  día.  Se  dice  que  Zicri,  efraimita, 
mató  a  Maasías,  hijo  de  Acaz,  a  Azricam,  su  mayordo- 
mo y  a  Elcana  su  amigo  y  consejero;  pero  Acaz  mis- 
mo no  fué  tomado;  pero  los  de  Israel  se  llevaron 
cautivas  a  200,000  mujeres  judías  con  sus  hijos  e  hijas, 
y  mucho  botín  volviendo  con  ellos  a  Samaría. 

Preg.  69.  ¿Qué  hizo  el  profeta  Oded?  Y  ¿con 
qué  éxito?    2  Crón.  28:9-15. 

Aquí  una  gloriosa  ráfaga  de  luz  brilló  a  través  de 
las  densas  tinieblas  de  iniquidad.  Se  halló  el  profeta 
Oded  en  Samaría,  donde  menos  se  esperaba  verse  un 
varón  de  Dios.  El  salió  al  encuentro  de  la  hueste  que 
volvía  con  este  enorme  botín,  y  dijo:  "He  aquí,  en 
la  ira  de  Jehová  el  Dios  de  vuestros  padres  contra 
Judá,  El  los  ha  entregado  en  vuestra  mano,  y  vos- 
otros los  habéis  matado  con  furia  que  ha  llegado 
hasta  el  cielo,  y  ahora  estáis  sujetando  a  los  hijos 
de  Judá  y  de  Jerusalén  como  siervos  y  siervas  vues- 
tros. Mas,  ¿no  abundan  vuestros  delitos  contra  Je- 
hová vuestro  Dios?  Ahora,  oídme,  y  haced  volver  a 
los  cautivos  que  habéis  tomado  de  vuestros  herma- 
nos ;  porque  la  ira  de  Jehová  ya  arde  contra  vosotros." 

Este  noble  discurso  de  Oded,  el  profeta,  les  hirió  el 
corazón,  y  Azarías,  Berequias,  Ezequías  y  Amasa, 
de  los  príncipes  de  Efraim,  se  levantaron  contra  los 
jefes  de  la  expedición,  y  les  dijeron: 

"No  habéis  de  meter  a  esos  cautivos  en  ésta,  porque 
a  más  del  delito  contra  Jehová  que  ya  pesa  sobre  nos- 
otros, aumentáis  más  nuestros  pecados  que  son  tan 
grandes,  y  ya  arde  la  ira  contra  Israel." 

Los  soldados  quedaron  persuadidos  por  ellos  y  de- 


EL  REINO  DIVIDIDO 


43 


jaron  a  los  cautivos  y  los  despojos  delante  de  los 
príncipes  y  de  toda  la  asamblea,  y  los  príncipes  ya 
nombrados  se  levantaron  y  tomaron  a  los  cautivos, 
primero  vistiendo  y  calzando  a  todos  los  desnudos 
de  ellos,  usando  materiales  del  despojo,  les  dieron 
de  comer  y  beber  y  los  ungieron,  y  en  seguida  con- 
dujeron en  asnos  a  todos  los  débiles  y  los  trajeron 
a  Jericó,  entregándolos  en  las  manos  de  los  suyos,  y 
se  volvieron  a  Samaria.  Esta  fué  una  victoria  moral 
digna  de  referirse.  Seguramente  muchos  de  esos  cau- 
tivos eran  adoradores  de  Jehová  y  no  idólatras;  nues- 
tro Dios  no  se  olvida  de  los  suyos,  y  mira  a  las  viudas 
y  a  los  huérfanos  con  ojos  compasivos. 

Preg.  70.  ¿Con  qué  nueva  calamidad  castigó 
DiosaAcaz?  2  Crón.  28:17-19. 

Acto  seguido,  los  idumeos,  librados  de  Judá  por 
Rezín,  y  algo  recobrados,  a  su  vez  hicieron  una  irrup- 
ción en  Judá  y  vengándose  hicieron  estragos  lleván- 
dose algunos  cautivos.  Los  filisteos  también  se  apro- 
charon  de  la  ocasión,  atacando  las  ciudades  de  la  lla- 
nura de  Séfela,  por  la  costa  al  sur  de  Jope,  y  a  otras 
al  sur  de  Judá,  tomando  a  varias,  entre  las  cuales 
figuran  Betsemes,  Ayalón,  Soco  y  Timnat,  y  metie- 
ron colonos  filisteos  en  ellas.  De  esta  manera  Jehová 
humilló  a  Judá  a  causa  de  Acaz. 

Preg.  71.  ¿Cómo  corresponde  este  estado  aba- 
tido de  Judá  con  la  descripción  dada  por  Isaías  en 
caps.  1-7? 

En  estos  capítulos  hay  pasajes  que  se  refieren  al 
tiempo  próspero  del  país  antes  de  las  invasiones  y 
correrías  de  los  enemigos,  como  por  ejemplo,  2:7; 
"Su  tierra  está  llena  de  plata  y  de  oro,  y  no  tienen  fin 
sus  tesoros"  y  declara  que  estaba  llena  también  de 
caballos  y  de  carros  de  guerra,  y  luego  en  v.  8,  habla 
de  la  multitud  de  ídolos.  Pero  en  otros  pasajes  el 
profeta  se  refiere  al  estado  del  país  tal  como  se  vió 
después  de  esas  calamidades,  como  en  1 :7-9  .  "Vues- 
tra tierra  está  asolada,  vuestras  ciudades  abrasadas  a 
fuego  ...  Si  Jehová  de  los  Ejércitos  no  nos  hubiera 
dejado  algunos  restos,  ¡hubiéramos  sido  como  Sodoma 
y  Gomorra!"  esto  es,  borrados  para  siempre.  Como 
todo  esto  fué  causado  como  castigo  de  los  pecados, 
el  profeta  compara  la  nación  azotada  a  un  culpable 
que  después  de  una  corrección  dura,  aun  queda  obsti- 


14 


HISTORIA  SAGRADA 


nado,  y  se  desanima  al  contemplarla.  "¿Por  qué 
querréis  ser  castigados  aún  para  que  sigáis  repelán- 
doos más  y  más?  La  cabeza  toda  está  ya  enferma  .  .  . 
desde  la  planta  del  pie  hasta  la  mollera,  no  queda  en 
él  cosa  sana."  Por  tanto  el  Profeta  redobla  sus  es- 
fuerzos para  persuadir  al  pueblo  con  razones. 

Preg.  72.  ¿Cuáles  son  los  males  de  que  Isaías 
acusa  al  pueblo? 

Incluyen  los  mismos  que  se  han  descrito  por  la 
historia  hasta  aquí,  y  que  se  mencionan  por  los  pro- 
fetas anteriores,  y  de  ellos  hemos  tratado  ya.  Hay, 
como  era  de  esperarse,  algunos  frutos  del  mal  proce- 
der del  pueblo  que  no  aparecieron  sino  hasta  ahora, 
pero  eran  de  esperarse  como  efectos  producidos  por 
esas  causas.  Una  cosa  se  manifiesta  que  no  hemos 
advertido  antes  desde  los  días  de  Saúl.  Habla  de 
"agoreros,"  2:6,  y  que  hubo  quien  dijera:  Acudid  a 
los  espíritus  y  a  los  adivinos";  a  quienes  contestó 
el  profeta:  "¿No  debe  un  pueblo  acudir  a  su  Dios? 
¿Por  los  vivos  acaso  irán  a  los  muertos?"  Cuando  la 
superstición  se  apodera  de  un  pueblo,  abre  la  puerta 
para  la  entrada  de  los  demonios.  El  hombre  en  su 
ignorancia  que  no  quiere  escuchar  a  su  Dios,  presta 
oídos  a  los  espíritus  enemigos  suyos. 

Preg.  73.  Reñérase  la  misión  del  profeta  Isaías 
a  Acaz  que  se  registra  en  el  cap.  7. 

Atemorizados  Acaz  y  el  pueblo  por  la  confederación 
de  Rezín,  rey  de  Siria,  con  Peca,  hijo  de  Remelías. 
rey  de  Israel,  viendo  así  a  Siria  unida  con  Efraim 
para  destruirlos  ,el  Señor  envió  a  Isaías  a  fin  de  que  se 
encontrara  con  el  rey  Acaz.  Dios  le  mandó  asegu- 
rarle a  Acaz  que  la  combinación  no  lograría  su  inten- 
to de  destruir  el  reino  de  Judá ;  a  todo  lo  cual  Acaz  no 
hizo  aprecio,  y  contestó  con  indiferencia  diciendo 
estas  o  parecidas  palabras:  "Ni  quiero  pedir  señal, 
ni  nada  solicito.  ¿Para  qué  molestar  a  Jehová?  No 
confío  en  él  en  semejante  apuro,  y  tengo  a  otro  a  quien 
acudir.  Muchas  gracias."  Jehová  se  representa  co- 
mo fatigado  con  semejante  incredulidad,  pero  no  de- 
ja de  dar  señal  que  por  lo  pronto  se  verificaría  en 
aquel  tiempo,  pero  en  sentido  más  perfecto,  sería 
cumplida  en  tiempos  mesiánicos  para  gentes  que  ten- 
gan fe;  y  seguía  dando  profecías  referentes  al  siglo 


EL  REINO  DIVIDIDO 


45 


venidero.  Estas  profecías  fueron  acompañadas  de 
acciones  simbólicas,  en  algunas  de  las  cuales  figura- 
ron los  hijos  del  profeta. 

Preg.  74.  ¿Cómo  fué  cumplida  esta  profecía 
de  Isaías?  2  Rey.  15:29.  16:7-10.  2  Crón.  28:16. 
20-21  .  Compárese  2  Crón.  30:6-10. 

Acaz  envió  mensajeros  a  Pulu,  rey  de  Asiría,  con 
esta  súplica  vergonzosa:  "Soy  tu  criado  y  tu  hijo, 
sube  y  sálvame  del  rey  de  Siria  y  del  de  Israel  que 
se  levantan  contra  mí."  Así  se  hizo  vasallo  y  a  Judá 
reino  tributario  de  Asiría,  y  desde  entonces  en  ade- 
lante nunca  recobró  su  independencia.  Aunque  Pulu 
era  ávido  de  extender  sus  dominios,  este  ofrecimien- 
to de  Acaz  no  valdría  nada  sin  su  credencial  metá- 
lica, y  para  tener  suficiente  efectivo,  Acaz  despojó 
la  casa  de  Dios,  el  palacio  y  las  casas  de  los  príncipes 
del  oro  que  había,  y  lo  envió  al  rey  de  Asiría.  Esta 
fuerza  motriz  (el  dinero)  bastaba  para  poner  al  asirio 
en  marcha  hacia  el  occidente.  Tomó  muchas  ciudades 
en  Galilea,  en  Neftalí  y  en  Galaad,  como  Ijon,  Abel- 
beth  Maacah.  Janoah,  Kedesh  y  Hazor,  tanto  del  lado 
occidental  del  Jordán  como  del  oriental.  Desde  aho- 
ra, pues.  (735  A.  C.)  estas  tribus,  Rubén,  Gad  y  la 
media  tribu  de  Manases  desaparecen  de  la  historia,  y 
nunca  más  se  habla  de  ellas.  La  paciencia  divina  se 
había  agotado  por  su  apostasía  persistente,  y  la  espada 
de  la  justicia  descendió.  Fueron  llevados  a  Asiría,  a 
Halath,  a  Habor,  a  Ara  y  al  río  Gozan  (1  Crón.  5:25. 
26). 

Preg.  75.  ¿Qué  informes  adicionales  nos  pro- 
porciona Pulu,  o  sea  Tiglath-Pileser  IV  en  sus  ins- 
cripciones ? 

El  monumento  se  ha  conservado  en  fragmentos,  pe- 
ro se  saca  de  él  que  Pulu  avanzó  contra  Filistia  y  dijo 
que:  "Hanno  (o  Hanun)  de  Gaza  puso  pies  en  polvo- 
rosa ante  mis  tropas,  escapándose  a  Egipto."  Tomó 
a  Gaza  y  de  allí  llevó  botín  de  oro  y  de  cautivos  a 
Asiria.  Hanno  volvió  y  se  sometió  a  Pulu.  Este 
erigió  en  Filistia  una  estatua  para  simbolizar  su  so- 
beranía. En  la  misma  inscripción  mutilada  se  lee : 
"A  Peca,  su  rey  (de  Israel  ) derrocaron  y  yo  nom- 
bré sobre  ellos  a  OSEAS  I."  En  2  Rey.  15:30  la 
Biblia  dice:  "OSEAS,  hijo  de  Ela.  hizo  conspira- 
ción contra  Peca,  hijo  de  Remelías  y  le  mató  y  reinó 


16 


HISTORIA  SAGRADA 


en  su  lugar."  Parece  probable  que  Pulu  instigó  esta 
revuelta  en  Israel,  y  confirmó  a  Oseas  en  el  trono  al 
reconocerse  él  como  vasallo  suyo.  No  se  puede  pre- 
cisar el  orden  de  las  campañas  de  Pulu,  pero  parece 
que  después  de  hacer  estragos  en  Galilea  y  tomar  a 
Gaza,  hizo  una  contra  los  árabes,  llevando  cautiva  a 
la  reina  de  ellos,  y  en  la  misma  campaña,  es  probable 
que  se  ha  de  incluir  lo  que  hizo  a  las  dos  tribus  y 
media  al  otro  lado  del  Jordán;  reservando  para  su 
regreso  hacia  Asiria  una  visita  al  principal  objeto 
de  su  expedición,,  Rezín,  el  Rey  de  Damasco.  En 
las  afueras  de  esta  ciudad  encontró  y  derrotó  al  ejér- 
cito sirio,  encerrándolo  dentro  de  sus  muros.  Sobre 
esto  dijo:  "Rezin,  cual  ciervo  acosado,  se  precipitó 
por  el  portón  de  la  ciudad,  donde  quedó  preso  como 
pájaro  enjaulado."  El  ejército  asirio  taló  todos  los 
árboles  frutales  y  devastó  la  región  entera  alrededor, 
cuyos  parques  y  jardines  quedaron  como  un  desierto. 
Centenares  de  villas  y  aldeas  fueron  saqueadas,  y 
dieciséis  distritos  tributarios  de  Damasco  fueron  re- 
ducidos a  escombros,  viéndose  por  todas  partes  una 
huella  de  desolación  completa. 

Aquí  también  tenemos  una  confirmación  de  la  de- 
claración en  2  Rey.  16:9,  que  afirma  que:  "El  rey  de 
Asiria  subió  contra  Damasco  y  lo  tomó  y  llevó  su 
gente  cautiva  a  Kir.  y  mató  a  Rezín."  Después  de 
una  serie  de  tan  grandes  victorias  Pulu  celebró  en  su 
obsequio  una  gran  fiesta  a  la  cual  invitó  a  todos  los 
reyes  vencidos  y  aliados  que  se  reuniesen  para  feste- 
jarle en  Damasco.  Además  de  otros  reyes,  había  pre- 
sentes con  él  los  de  Hamat,  Arvad,  Amón,  Moab, 
Askelón,  Gaza,  Edom  y  Acaz  de  Judá  .  Otros  dos 
reyes  invitados  se  negaron  a  asistir,  pero  fueron  re- 
ducidos a  sumisión  por  los  generales  asirios,  y  el  de 
Tiro  tuvo  que  contribuir  con  150  talentos  de  oro  (cer- 
ca de  tres  toneladas  de  este  metal  precioso,  o  más  de 
dos  millones  de  pesos).  Entonces  volvió  Pulu  a 
Asiria  llevando  consigo  inmenso  botín  y  muchísimos 
cautivos,  dejando  tras  de  sí  una  vasta  región  despoja- 
da de  gentes  y  de  recursos.  Dos  veces  el  historiador 
sagrado  indica  que  a  pesar  del  hecho  de  que  Acaz 
apeló  a  Pulu  por  auxilio,  sin  embargo,  no  le  suminis- 
tró socorro.  "Le  puso  en  estrechez  más  bien  que 
fortalecerle....  no  le  ayudó."    2  Crón.  28:20-21. 


EL  REINO  DIVIDIDO 


47 


Preg.  76.  ¿Cómo  multiplicó  y  agravó  Acaz  sus 
ofensas?  2  Rey.  16:10-20.    2  Crón.  28.  22-27. 

Cuando  Acaz  fué  a  Damasco  para  obsequiar  a  Ti- 
glath-pileser  TV  juntamente  con  los  demás  reyezue- 
los en  la  fiesta  ya  referida,  víó  allí  un  altar  que  le 
captó  la  admiración.  Era  altar  del  dios  de  Siria, 
que  él  creia  haber  ayudado  a  Rezín  a  vencerle,  pero 
que  no  le  valió  nada  al  mismo  Rezin  en  contra  de 
Pulu.  Acaz  envió  un  diseño  del  plan  del  altar  al 
sumo  sacerdote  Urías  en  Jerusalén,  quien  era  tan  infiel 
a  Tehová,  que  se  apresuró  a  hacer  uno  igual  a  él, 
para  cuando  viniese  Acaz.  Al  llegar  éste  lo  aprobó, 
y  de  allí  en  adelante  lo  usaba  para  el  culto.  Urías 
había  puesto  este  nuevo  altar  enfrente  del  gran  altar 
de  bronce  hecho  por  Salomón,  y  como  así  de  esta  ma- 
nera el  nuevo  fué  alejado  mucho  del  Templo,  y  el 
altar  de  bronce  quedaba  todavía  en  el  lugar  más 
honorable,  por  tanto,  Acaz  mandó  quitar  el  altar  de 
bronce,  y  lo  echó  al  lado  del  norte,  colocando  el  nue- 
vo altar  inmediatamente  enfrente  del  Santuario. 

Para  entender  bien  los  cambios  hechos  por  Acaz. 
consúltense  1  Rey.  7:23-29  y  2  Crón.  4:1-10  y  el  dise- 
ño del  Santuario,  pág.  284  del  Tom.  I  de  esta  obra. 
El  altar  de  bronce  era  muy  grande,  teniendo  20  codos, 
o  sean  30  pies  en  cuadro  y  10  codos,  o  15  pies  de  alto. 
Siendo  tan  alto,  les  era  necesario  a  los  sacerdotes  su- 
bir en  él  por  una  rampa  o  plano  inclinado,  porque  la 
ley  prohibía  el  uso  de  gradas.  Ex.  20:26.  Fué  nece- 
sario también  poner  alguna  tablazón  en  derredor  del 
altar,  como  andamio  permanente,  en  el  que  los  sacer- 
dotes pudieron  andar  en  sus  ministraciones.  Hay  que 
notar  que  el  altar  tuvo  el  mismo  ancho  del  Santuario, 
(de  30  pies),  y  estaba  puesto  a  poca  distancia  de  él. 
suficiente  para  que  se  colocasen  en  el  espacio  entre 
los  dos  el  gran  mar  de  bronce  que  se  sentaba  sobre 
doce  bueyes  y  las  diez  fuentes  que  estaban  puestas 
cada  una  sobre  una  plataforma  que  se  movía  sobre 
cuatro  ruedas  para  llevarla  adonde  se  necesitaba. 
Tanto  el  mar  como  las  fuentes  tuvieron  que  tener  un 
alto  que  correspondía  al  del  altar,  y  éstas  fueron  arri- 
madas al  altar  para  que  los  sacerdotes  lavasen  en  ellas 
los  sacrificios,  y  luego  volverlas  a  su  lugar.  Pero  el 
nuevo  altar  hecho  por  Acaz  no  tuvo  la  altura  del  de 
bronce,  y  para  ministrar  en  él,  tuvieron  que  bajar  el 


4s 


HISTORIA  SAGRADA 


mar  y  las  fuentes,  quitando  los  bueyes  y  las  platafor- 
mas o  basas.  En  días  de  Ezequías  estos  objetos  fue- 
ron restaurados  a  su  propio  lugar.  2  Crón.  29:19. 
Acaz  reservó  el  uso  del  altar  de  bronce  para  su  con- 
sideración, y  mandó  al  sumo  sacerdote  que  ministrara 
ante  el  nuevo  altar  que  había  hecho.  Además,  pre- 
paró para  las  visitas  del  rey  de  Asiría,  abriendo  una 
entrada  a  la  casa  de  Dios,  y  puso  sobre  ella  un  pabe- 
llón para  su  uso  particular  durante  los  servicios  de 
los  sábados.  Antes  de  esto  reunió  los  vasos  de  la 
casa  de  Jehová,  y  los  había  despedazado  para  llevar 
el  oro  al  asirio.  ¿  Qué  más  podía  hacer  para  provo- 
car la  ira  de  Jehová?  Le  faltaba  nada  más  una  cosa, 
y  era  de  alta  significación.  "Cerró  las  puertas  de  la 
casa  de  Jehová."  2  Crón.  88:24.  Se  entiende  por  est'« 
que  clausuró  el  Santuario,  o  Lugar  Santo,  para  que 
cesasen  los  servicios  de  los  sacerdotes  en  él  durante  el 
resto  de  su  reinado.  2  Crón.  29:7.  30:5.  A  la  par  de 
esto,  se  agrega  que  hizo  altares  en  todo  rincón  de 
Terusalén  y  construyó  santuarios  paganos  en  toda 
ciudad  de  Tudá  en  los  cuales  quemaba  incienso,  a  dio- 
ses falsos  y  como  si  no  le  bastara  la  tierra,  hizo  ade- 
más altares  en  los  terrados  de  las  casas  para  adorar 
en  ellos  la  hueste  del  cielo,  el  sol,  la  luna  v  las  estre- 
llas. Jer.  19:13;  32:29:  Sof.  1:5.  Es  de  admirarse 
que  el  sumo  sacerdote  Urías  hiciera  tan  servilmente 
cuanto  Acaz  le  ordenara. 

Al  fin.  Acaz  murió,  pero  no  le  sepultaron  en  las 
tumbas  de  los  reyes,  sino  en  algún  sitio  en  la  ciudad 
de  Terusalén.  Dejó  detrás  de  sí  la  fama  de  haber  sido 
uno  de  los  peores  reyes  de  Judá. 

Preg.  77.     ¿Quién  fué  el  hombre  más  religioso? 

Enseñamos  a  los  niños  que  Adán  fué  el  primer 
hombre,  Matulasén  el  más  viejo.  Sansón  el  más  fuer- 
te y  Salomón  el  más  sabio,  pero  aquí  tenemos  a  uno. 
al  rey  Acaz.  que  hizo  altar  en  el  atrio  del  Templo  de 
Jehová.  quemaba  incienso  en  él.  en  los  altos,  bajo 
todo  árbol  verde  en  el  país,  en  todo  rincón  de  Jerusa- 
lén  y  sobre  los  terrados  de  sus  casas.  No  hay  otro 
igual  a  él  en  actos  religiosos.  ES  EL  MAS  RELI- 
IOSO  Pero  su  religión  tuvo  un  defecto,  era  un 
culto  ilícito  rendido  a  dioses  falsos. 


EL  REINO  DIVIDIDO 


■49 


Preg.  78.  ¿Quién  sucedió  a  Acaz?  2  Rey. 
16:20;  18:1;  2  Crón.  28:27;  29:1. 

Exequias  su  hijo.  Trataremos  de  él  después  de  ha- 
blar de  Oseas  y  del  fin  de  las  diez  tribus  de  Israel. 

Preg.  79.  ¿Qué  se  dice  del  reinado  de  Oseas 
en  Israel?  Y  de  sus  experiencias  con  Salmanasar, 
el  asirio?  2  Re.  17:1-6,  18:  9-11.  2  Crón.  29:34, 
30:1,  10-11,  31:  1. 

Ya  hemos  indicado  en  preg.  63,  que  Oseas  no  era 
tan  perverso  como  los  demás  reyes  de  Israel,  aunque 
es  cierto  que  siguió  el  ejemplo  de  Jeroboam  I.  Aqué- 
llos habían  prohibido  la  ida  del  pueblo  a  Jerusalén 
para  adorar  a  Jehová,  pero  es  claro  que  Oseas  le  dejó 
ir  allá  en  paz.  2  Crón.  30:11.  El  caso  de  la  Pascua  de 
Asa  de  2  Crón.  15:  7  no  es  excepción,  pues  esos  ex- 
tranjeros fueron  de  la  parte  de  Israel  que  Asa  había 
tomado,  y  fueron  a  Jerusalén  a  despecho  de  Baaza. 
Mucho  menos  habría  dejado  otro  rey  de  ellos  a  una 
turbamulta  de  entusiastas  religiosos  invadir  su  reino  y 
destruir  los  ídolos  y  altares  del  pueblo.  2  Crón.  31  :í. 
Algunos  suponen  que  Oseas  se  veía  tan  débil  que  no 
pudo  impedir  estas  cosas.  La  Biblia  deja  la  idea  que 
su  conducta  en  esto  fué  debido  al  carácter  más  libe- 
ral de  Oseas.  Ezequías  debió  haber  notado  este  ras- 
go de  la  índole  de  él,  porque  por  primera  vez  en  la 
historia  él  envió  una  invitación  a  los  de  las  diez  tribus 
para  que  asistiesen  al  culto  en  Jerusalén,  2  Crón. 
30:1,  y  ordenó  que  en  sus  preparativos  los  sacerdotes 
hiciesen  expiación  "por  todo  Israel,"  que  incluyó  el 
reino  de  Oseas.  Es  cierto  que  algunos  no  quisieron 
aceptar  la  invitación  y  se  burlaron  de  ella,  pero  mu- 
chos se  humillaron  y  acudieron  a  Jerusalén  sin  te- 
ner impedimento  alguno. 

Desde  el  principio  de  su  reinado  Oseas  era  feu- 
datario de  Pulu,  rey  de  Asiría,  preg.  75.  Este  for- 
midable guerrero  a  poco  murió,  y  le  sucedió  Salmana- 
sar IV.  Este  parece  haber  sido  menos  hábil  que  Pulu 
en  el  gobierno  y  en  la  guerra,  y  tal  vez  varias  de  sus 
empresas  fracasaron.  Es  probable  que  Oseas  haya 
observado  que  la  mano  potente  de  Pulu  ya  no  dirigía 
las  cosas,  y  pensaba  formar  mejores  alianzas  con  So 
(o  Seve,  o  Sabaco)  el  rey  de  Egipto,  el  rey  de  Gaza, 
de  Tiro  y  otros.  Salmanasar  no  ha  dejado  inscrip- 
ción  o  monumento   que  se   haya  descubierto  hasta 


50 


HISTORIA  SAGRADA 


ahora  (1926),  pero  lo  que  la  Biblia  dice  nos  garantiza 
en  creer  que  él,  sabiendo  lo  que  se  fraguaba  en  estas 
costas,  vino  con  sus  ejércitos,  y  al  investigar  el  caso, 
halló  traición  en  Oseas.  Este,  a  última  hora,  quiso 
volver  a  su  amistad  y  darle  el  tributo,  pero  el  asirio 
no  lo  admitió,  y  le  metió  en  la  cárcel.  Puede  ser 
que  fuera  llevado  a  Asiría,  pero  no  se  sabe  más  de 
él.  Salmanasar  puso  sitio  a  Samaria,  que  resistió 
tres  años  antes  de  rendirse.  Entonces  los  samarita- 
nos  fueron  llevados  en  cautiverio  hasta  Hala  y  Habor 
en  el  río  Gozán,  y  a  las  ciudades  de  Media.  En 
medio  del  sitio  de  Samaria,  Salmanasar  volvió  a 
Asiría,  donde  murió,  y  Sargón,  sucesor  suyo,  vino  y 
tomó  la  ciudad.  Este  era  rey  de  gran  vigor  que  sólo 
se  menciona  una  vez  en  la  Biblia,  Isa.  20:1,  pero 
como  dejó  abundantes  inscripciones,  se  sabe  mucho 
de  él.  Antes  del  descubrimiento  de  estos  monumen- 
tos existía  mucha  duda  respecto  de  Sargón,  pero  ellos 
han  confirmado  lo  que  la  Biblia  dice.  Sargón  afirma 
que  él  llevó  en  cautiverio  a  27,290  habitantes  de  Sa- 
maria, y  añade :  "Escogí  50  carros  para  mí  de  todos 
los  que  se  tomaron ;  toda  la  demás  propiedad  del 
pueblo  de  la  ciudad  la  dejé  para  mis  siervos.  Nombré 
oficiales  de  ellos  mismos  sobre  ellos  y  les  impuse  el 
mismo  tributo  que  habían  pagado  anteriormente.  En 
el  lugar  de  los  que  se  llevaron  al  cautiverio,  envié 
allí  habitantes  de  otras  naciones  conquistadas  por  mí. 
y  les  impuse  el  mismo  tributo  que  exijo  a  los  asirios." 

Preg.  80.  ¿A  quiénes  metió  Sargón  en  Samaria 
en  lugar  de  los  deportados?    2  Rey  17:24. 

La  Biblia  dice  que  los  trajo  de  Babilonia,  de  Cutha. 
Avva  y  Sefervaim,  ciudades  de  Mesopotamia,  y  de 
Hamat,  en  Siria.  Estos  pobladores  fueron  traídos  a 
Samaria  en  diferentes  épocas.  En  715  A.  C.  en  una 
inscripción  Sargón  dice  que  venció  unas  tres  tribus 
de  árabes  y  los  transportó  a  Samaria.    Véase  preg.  92. 

Preg.  81.  ¿Qué  reflexiones  nos  da  el  escritor 
sagrado  sobre  la  historia  del  reino  de  Israel  desde 
Jeroboam  I,  hijo  de  Nebat,  hasta  el  cautiverio;  y 
respecto  de  los  nuevos  pobladores  de  Samaria? 
2  Rey  17:7-23,  18:12. 

Todo  estudiante  de  la  historia  del  pueblo  de  Israel 
debe  examinar  detenidamente  estos  pasajes  para  tener 
la  verdadera  clave  de  su  interpretación.    Nos  enseñan 


EL  REINO  DIVIDIDO 


81 


que  Dios  había  separado  a  Israel  de  entre  las  nacio- 
nes con  un  objeto  especial.  Le  habia  protegido  con 
tierno  amor,  concediéndole  favores  que  nunca  ha  dado 
a  otro  pueblo  cualquiera.  Continuamente  les  levan- 
taba profetas,  reyes  y  sacerdotes,  varones  de  Dios, 
con  dotes  sobrenaturales  para  guiarlos  en  el  buen 
camino.  Las  diez  tribus  de  Israel  se  rebelaron  de 
la  casa  de  David,  abandonaron  el  culto  de  Jehová  en 
Jerusalén  que  Dios  había  ordenado,  e  introdujeron 
la  idolatría  en  la  forma  egipcia,  el  servicio  de  Apis, 
pretendiendo  adorar  a  Jehová  por  medio  de  los  bece- 
rros. Degeneraron  rápidamente,  yendo  de  mal  en 
peor  a  despecho  de  las  instrucciones  y  amonestacio- 
nes de  los  profetas  y  castigos  severos;  desecharon 
a  Jehová  por  completo,  adoptando  a  Baal,  Astarot, 
las  estrellas  y  cuantos  dioses  falsos  había  entre  las 
naciones  paganas.  Al  mismo  tiempo  introdujeron 
vicios,  desórdenes,  crímenes  y  prácticas  abominables, 
hasta  quemar  a  sus  mismos  hijos.  2  Rey.  17:17,  16:3. 
Consultaron  a  los  adivinos,  agoreros,  hechiceros  y  a 
los  espíritus.  Llegaron  a  ser  completamente  corrom- 
pidos, y  Dios  los  arrojó  de  su  presencia.  Esto  es  el 
por  qué  de  su  ruina,  y  nos  proporciona  una  de  las 
enseñanzas  más  importantes  de  la  historia  humana. 

Preg.  82.  ¿Qué  se  han  hecho  las  Diez  Tribus  de 
Israel,  comunmente  llamadas  "Las  Tribus  Perdi- 
das de  Israel"?    2  Rey.  15:29,  17:6,  18:10-11. 

La  Biblia  las  deja  esparcidas  en  Asiria,  Mesopo- 
tamia  y  en  Media.  La  tradición  más  constante  de  ellas 
las  coloca  en  estos  mismos  países  todavía.  De  allí, 
unos  pocos  individuos  volvieron  a  Judea,  uniéndose 
con  los  judíos,  pero  sin  ser  repartidos  en  tribus.  La 
división  en  tribus  se  ha  perdido  sin  posibilidad  de 
recobrarse,  porque  la  gran  mayoría  de  ellos  se  mezcla- 
ron con  las  gentes  en  medio  de  las  cuales  fueron 
transportados,  pues,  desde  el  principio  los  israelitas 
tuvieron  una  fuerte  tendencia  de  la  cual  después  han 
sido  curados,  la  de  casarse  con  los  gentiles,  y  como 
los  de  las  diez  tribus  ya  habían  aceptado  antes  del 
cautiverio  religiones  gentílicas,  no  hubo  para  ellos 
impedimento  para  semejantes  matrimonios  mixtos. 
De  esta  manera  pronto  fueron  perdidos,  por  decirlo 
así,  por  absorción  en  los  demás  pueblos.  Muchísimas 
veces  se  ha  alegado  que  las  diez  tribus  de  Israel  han 


62 


HISTORIA  SAGRADA 


sido  descubiertas  y  diferentes  personas  las  han  iden- 
tificado con  los  afganes,  los  nestorianos,  los  judíos 
caraitas,  y  los  mormones  e  indios ;  las  han  hallado  en 
Arabia,  Abisinia,  Indostán,  la  gran  China,  el  Japón, 
y  pretenden  hallar  ciertas  tribus  en  diferentes  luga- 
res, y  al  fin,  dicen  y  afirman  que  Inglaterra  es  Efraim. 
Dinamarca  es  Dan  y  los  Estados  Unidos  es  Manasés. 
Con  más  visos  de  certeza  se  cree  que  una  pequeña 
colonia  de  ellos  existe  en  Indostán.  El  hallazgo  de 
ellas  iguala  al  del  polo  norte  o  al  del  movimiento 
perpetuo,  e  igualmente  falaz. 

Preg.  83.  ¿Por  qué  buscan  con  tanta  tenaci- 
dad a  esas  tribus? 

Quizá  es  debido  al  mal  entendimiento  de  las  siguien- 
tes profecías:  Oseas  3:4;  Deut.  29:64;  Num.  23:9  y 
Deut.  28:37.  65;  que  seguramente  se  van  verificando 
en  los  judíos  y  no  en  las  diez  tribus,  pues,  éstas  per- 
dieron su  derecho  a  las  profecías  hechas  a  la  nación 
de  Israel.    Véase  Tom.  I,  pág.  306. 

Preg.  84.  ¿Qué  experiencias  raras  tuvieron  los 
nuevos  pobladores  de  Samaría?    2  Rey.  25-41. 

Estos  nuevos  samaritanos  no  conocieron  a  Jehová. 
Como  al  principio  la  gente  era  poca,  las  fieras  se 
multiplicaron  y  mataron  a  muchos  de  ellos.  Esto  lo 
atribuyeron  al  dios  de  esa  tierra,  pues,  eran  politeís- 
tas que  creían  que  cada  país  tenía  su  propio  dios 
local  que  reclamaba  el  culto  de  los  habitantes  de  sus 
terrenos.  Clamaron,  pues,  al  rey  de  Asiría,  y  éste  les 
envió  algún  sacerdote  de  los  que  él  había  llevado  cau- 
tivos de  Samaria.  Este  enseñó  al  pueblo  la  forma  de 
religión  practicada  por  Teroboam  I.  hijo  de  Nebat. 
y  las  gentes  añadieron  a  sus  devociones  anteriores 
ésta  que  tuvo  Israel ;  cada  nación  se  hizo  sus  dioses  y 
los  pusieron  en  sus  templos  de  los  altos  que  habían 
hecho  los  de  Samaria.  cada  nación  en  la  ciudad  donde 
habitaba.  2  Rey  17:29.  Los  siguientes  dioses  fueron 
adorados  por  ellos:  Sucot-benot  por  los  babilonios 
que  fueron  llevados  allá;  Nergal  por  los  de  Cut ; 
esta  ciudad  se  ha  descubierto  y  se  llama  Tel  Ibrahim. 
al  nordeste  de  Babilonia,  y  se  ve  el  sitio  de  su  dios 
Nergal);  Asima  por  los  de  Hamat ;  Nibaz  y  Tartac 
por  los  avitas ;  y  Adramelec  y  Anamelec  por  los  de 
Sefarvaim,  los  cuales  quemaban  a  sus  hijos  a  estos 
dioses;  y  todos  añadieron  al  culto  de  su  dios  patri- 


EL  REINO  DE  JUDA 


81 


ció,  el  de  Jehová  por  el  estilo  de  Jeroboam  I,  mez- 
clando las  ceremonias  que  mandó  Moisés  con  las 
usadas  por  los  egipcios  en  el  culto  de  Apis,  que  en 
Samaria  fué  representado  por  los  becerros.  "Hicie- 
ron del  pueblo  sacerdotes  de  los  altos,  quienes  sacri- 
ficaban para  ellos  en  los  templos  de  los  altos."  2  Rey. 
17:32. 

Preg.  85.  ¿Qué  conclusión  se  saca  del  pasaje 
2  Rey.  17:28-41  respecto  del  Pentateuco  Samar  i  - 
tano? 

Se  suscita  aquí  un  punto  histórico  de  mucho  interés. 
Cuando  aquel  sacerdote  enseñó  al  pueblo  en  Samaria 
cómo  debía  temer  a  Jehová,  ¿qué  cosa  le  servía  de 
base  de  sus  instrucciones?  Para  nosotros  es  proba- 
ble que  llevó  consigo  el  Pentateuco  que  se  halla  en 
el  poder  de  los  samaritanos  hasta  el  día  de  hoy,  y  que 
sacó  las  enseñanzas  de  él.  Los  samaritanos  insistían 
en  que  habían  sacrificado  a  Jehová  desde  el  tiempo 
en  que  fueron  colonizados  en  Samaria.  Esdras  4:2. 
El  autor  de  2  Reyes  dice  que  temían  a  Jehová  en 
sus  días  v.  41,  que  sería  cerca  de  550  A.  C.  como  cien 
años  antes  de  la  ida  de  Esdras  a  Jerusalén.  Todo  esto 
concuerda  con  la  idea  de  que  aquel  sacerdote  les  llevó 
el  Pentateuco  y  se  sirvió  de  él  como  libro  de  texto. 

Preg.  86.  ¿Cuál  fué  el  carácter  de  Ezequías? 
2  Rey.  18:1-7.  2  Crón.  29:1-2. 

Ezequías  tenía  25  años  de  edad  cuando  en  el  tercer 
año  de  Oseas  de  Israel,  empezó  a  reinar  en  Judá,  y 
reinó  29  años.  De  él  se  dice:  "Hizo  lo  recto  a  los 
ojos  de  Jehová,  conforme  a  todo  lo  que  había  hecho 
David,  su  padre."  18:3.  Esta  es  una  aprobación  que 
sólo  merecieron  otros  dos  reyes  de  Judá,  a  saber:  Asa 
y  Josías ;  y  que  no  alcanzó  ninguno  de  los  reyes  de 
Israel.  Se  añadió:  "En  Jehová,  Dios  de  Israel,  puso 
su  esperanza;  después  ni  antes  de  él  no  hubo  otro 
como  él  en  todos  los  reyes  de  Judá."  Siendo  ya 
hombre  maduro  había  visto  los  castigos  que  Dios  visi- 
tó sobre  Israel  a  causa  de  su  padre  Acaz^y  llegó  a  ser 
amigo  de  su  pariente  Isaías,  el  profeta,  y  escuchó  sus 
instrucciones.     (Preg.  64.) 

Preg.  87.  ¿Cuáles  son  los  sucesos  notables  que 
tuvieron  lugar  durante  el  reinado  de  Ezequías? 

1.   Purificó  el  Templo  y  lo  consagró  de  nuevo.  724 


54 


HISTORIA  SAGRADA 


2.  Hizo  preparativos  y  celebró  la  Pascua. 

3.  Hizo  muchas  reformas. 

4.  Las  campañas  de  Sargón,  el  asirio,  fueron  hechas, 
empezando  con  la  destrucción  de  Samaría,  y  el  cauti- 
verio de  Las  Diez  Tribus,  722  A.  C. 

5.  Tuvo  una  grave  enfermedad.    713  A.  C. 

6.  Recibió  favorablemente  una  embajada  de  Mero- 
dac-Baladán  el  babilonio.  712. 

7.  Se  rebeló  contra  Asiría  e  hizo  una  campaña  con- 
tra Gaza.   712  A.  C. 

8.  Senaquerib,  el  asirio,  invadió  la  tierra.  701. 

9.  Ezequías  le  paga  tributo. 

10.  Senaquerib  hizo  nuevas  demandas  y  fué  azotado 
por  el  Señor.    701  A.  C. 

Durante  su  reinado  hubo  tres  reyes  de  Asiría: 
Salmanasar  IV,  727-722  A.  C. ;  Sargón  II,  722-705 
A.  C. ;  y  Senaquerib,  705-681  A.  C.  Todos  estos  in- 
tervinieron en  los  asuntos  de  Israel  y  Judá.  En  su 
tiempo  también  hubo  tres  faraones,  de  una  dinastía 
etiópica:  la  de  So  (  o  Seve  o  Sabaco)  a  quien  apeló 
Oseas  de  Israel ;  la  de  Sibahi,  que  ayudó  a  Hanno. 
rey  de  Gaza,  y  fué  derrotado  por  Sargón  en  Rafia ;  y  la 
de  Tirhaca,  que  salió  al  encuentro  de  Senaquerib.  En 
Babilonia  reinaba  Merodac-Baladán  desde  721  A.  C. 
en  adelante,  pero  por  intervalos.  De  los  demás  reyes 
no  hay  que  fijarnos  en  sus  nombres  si  no  es  en  Hanno 
de  Gaza,  Padi  de  Ecron  y  Ithbaal  de  Sidón,  que  figu- 
ran en  la  historia. 

Preg.  88.  Refiérase  la  purificación  y  nueva  con- 
sagración del  Templo.    2  Crón.  29:3-36. 

Ezequías  no  tardó  en  acometer  esta  obra  de  piedad, 
pues  dió  principio  a  ella  en  el  primer  mes  del  primer 
año  de  su  reinado,  abriendo  las  puertas  de  la  casa  del 
Señor  y  reparándolas.  Reunió  a  los  sacerdotes  y  le- 
vitas y  les  arengó  en  términos  muy  elocuentes,  ani- 
mándolos a  esforzarse  para  establecer  la  religión 
de  sus  padres.  Hallaron  la  casa  en  completo  abando- 
no, y  echaron  fuera  todo  lo  que  se  había  metido  en 
ella  de  inmundicia,  tirándolo  al  fondo  del  arroyo 
Cedrón.  En  una  quincena  tuvieron  al  Templo  listo 
y  provisto  de  todos  sus  vasos  y  enseres  purificados --y 
puestos  en  sus  respectivos  lugares.  Entonces  el  rey 
Ezequías  asistió  a  los  sacrificios  de  consagración, 
conforme  al  rito  de  Moisés,  y  se  dió  alabanza  al  Señor 


EL  REINO  DE  JUDA 


N 


acompañada  de  la  música  y  los  Salmos  de  David,  y  de 
los  profetas  Gad  y  Natán,  y  el  pueblo  entero  le  acom- 
pañaba en  este  culto  de  adoración.  Se  presentaban 
tantos  sacrificios  de  gratitud  que  los  pocos  sacerdotes 
no  bastaban  para  la  obra,  y  se  valieron  de  la  ayuda  de 
los  levitas.  Se  dejó  ver  por  esto  que  la  pésima  influen- 
cia de  Acaz  y  del  sumo-sacerdote  Urías  había  empon- 
zoñado el  espíritu  de  los  sacerdotes,  y  los  levitas  fue- 
ron mucho  más  voluntarios  que  ellos. 

Preg.  89.  Refiérase  cómo  la  Pascua  fué  prepa- 
rada y  celebrada.    2  Crón.  30:1-27. 

Ya  había  llegado  el  día  en  que  se  debía  celebrar 
la  Pascua,  y  no  estuvieron  preparados  para  ella.  Se 
acordó,  pues,  que  lo  aplazarían  hasta  el  segundo  mes, 
según  la  ley  de  Núm.  9:10-11  lo  permitía.  Para  el 
efecto,  despacharon  cartas  a  todo  Israel  y  Tudá,  des- 
de Dan  hasta  Berseba  invitando  a  todos.  Se  afirma 
que  no  se  había  celebrado  la  Pascua  de  un  modo  na- 
cional hacía  más  de  un  siglo.  Muchos  israelitas  se 
hallaban  en  Judá  y  la  palabra  fué  enviada  a  ellos, 
como  también  a  los  que  estaban  en  Efraim,  Manasés 
y  Zabulón.  La  invitación  fué  cordial  y  conmovedora, 
pero  provocó  en  muchos  risas  y  burlas,  mas  en  otros 
tuvo  buen  efecto,  los  cuales  humillándose,  vinieron 
a  adorar  al  Dios  de  sus  padres.  Ya  hemos  notado  en 
preg.  79  la  moderación  de  Oseas  en  dar  libertad  al 
pueblo  de  ir  a  Jerusalén.  Hubo  concurso  inmenso,  y 
los  que  no  pudieron  purificarse  fueron  perdonados. 
Muchos  de  los  sacerdotes  se  avergonzaron  y  se  pre- 
sentaron ahora  en  su  oficio  y  todos  se  llenaron  de 
gran  gozo,  distinguiéndose  el  rey  por  su  celo  y 
piedad.  Por  acuerdo  unánime  prolongaron  la  fiesta 
otra  semana,  y  el  rey  presentó  al  pueblo  todos  los 
animales  necesarios  para  observarla  opíparamente. 

Preg.  90.  ¿Qué  reformas  fueron  hechas?  2 
Rey  18:4.    2  Crón.  31:1-21. 

Esto  fué  un  avivamiento  de  la  religión  del  pueblo, 
y  éste  se  llenó  de  gran  entusiasmo.  Ezequías  quitó 
los  altos,  quebró  las  aseras  e  hizo  pedazos  la  ser- 
piente de  bronce  que  Moisés  había  hecho  en  el  de- 
sierto (Núm.  21 :9)  la  cual  el  pueblo  había  convertido 
en  ídolo  y  quemaba  incienso  ante  ella.  Le  dió  el  nom- 
bre de  "Nehustan,"  pedazo  de  latón,  para  que  cayese 
en  descrédito  y  desprecio.    Reorganizó  los  órdenes 


88 


HISTORIA  SAGRADA 


(suertes  o  clases)  de  los  sacerdotes  y  levitas  para  mi- 
nistrar en  el  Templo.  Volvió  a  establecer  el  culto 
diario,  semanal  (sabático),  mensual  (novilunios)  y 
festivo  o  anual  según  lo  que  ordena  la  ley  de  Moisés. 
Animó  al  pueblo  que  contribuyera  con  los  diezmos 
y  otras  ofrendas  para  la  manutención  del  sacerdocio 
y  el  servicio  de  los  levitas.  Esto  lo  hicieron  de  tan 
buena  gana  que  en  poco  tiempo  sobraba  mucho  mate- 
rial, haciendo  necesaria  la  preparación  de  bodegas 
especiales  para  guardarlo.  Azarías,  el  nuevo  sumo- 
sacerdote,  de  la  casa  de  Zadoc,  funcionaba;  y  se  nom- 
braron oficiales  que  atendieron  a  estos  negocios.  Hu- 
bo suficiente  para  los  que  subieron  a  Jerusalén  en  su 
turno  a  cumplir  con  el  ritual,  y  también  para  sus 
familias,  incluyéndose  mujeres,  hijos  e  hijas,  que  se 
quedaban  en  las  casas  por  el  país.  Los  hombres,  desde 
los  niños  de  tres  años  hasta  los  ancianos,  asistieron 
al  Templo.  Esto  nos  indica  que  los  niños  fueron 
destetados  a  los  tres  años  de  edad,  punto  interesante 
en  la  vida  de  Moisés  y  Samuel. 

Rebosaba  el  pueblo  de  entusiasmo  religioso  y  salió 
por  las  ciudades  del  país,  tanto  de  Benjamín,  Efraim 
y  Manasés  como  el  de  Judá,  y  quebraron  los  obelis- 
cos, talaron  las  aseras  y  destruyeron  los  altos  y  alta- 
res en  todas  partes.  Esto  fué  el  mayor  caso  de  tra- 
bajos iconoclastas  de  que  tenemos  cuenta  hasta  ahora 
en  la  historia  sagrada. 

Preg.  91.  ¿Qué  puntos  interesantes  se  presen- 
tan acerca  del  Canon  de  la  Sagrada  Escritura? 

Tenemos  en  estos  trabajos  de  Ezequías  indicacio- 
nes de  que  la  ley  de  Moisés  respecto  al  culto,  tra- 
tando de  los  tiempos,  los  sacrificios  y  los  deberes  que 
atañían  a  las  personas  sagradas,  estaba  en  vigor  y 
bien  conocida  por  el  rey  y  los  sacerdotes.  Este  fué 
el  tiempo  de  restablecer  lo  que  antes  estaba  en  boga, 
de  conformarse  a  las  leyes  vigentes  por  estatutos  an- 
tiguos, y  no  de  originar  nuevas  ordenanzas  que  no  ape- 
larían a  la  conciencia  del  pueblo.    2  Crón.  31 :21. 

También  vemos  que  había  actividades  del  rey  res- 
pecto a  ciertos  libros  del  Antiguo  Testamento.  Ya 
hemos  tratado  de  la  división  del  libro  de  los  Salmos 
en  Tom.  I,  pág.  275,  indicando  que  se  halla  reparti- 
do en  cinco  libros.  Los  salmos  de  David  y  de  Asaf, 
mencionados  en  la  presente  historia,  se  hallan  princi- 


EL  REINO  DE  JUDA 


67 


pálmente  en  las  divisiones  I,  II  y  III,  y  se  puede 
suponer  que  Ezequías  y  sus  hombres  letrados  reu- 
niesen los  salmos  que  se  hallan  en  el  'libro  II  de  los 
Salmos.  Nos  apoyamos  para  suponer  esto,  en  lo  que 
en  Prov.  25:1,  se  dice:  "Estos  son  proverbios  de 
Salomón,  los  cuales  copiaron  los  varones  de  Ezequías, 
rey  de  Judá."  Como  el  Canon  no  estaba  cerrado  toda- 
vía, y  sabemos  que  Ezequías  trataba  de  colocar  cier- 
tos proverbios  al  libro,  caps.  25-29,  también  pudo  ha- 
ber hecho  algo  con  el  de  los  Salmos.  Véase  2  Crón. 
29 :30. 

Preg.  92.  ¿  Cuáles  fueron  las  campañas  de  Sar- 
gón que  afectaron  a  Palestina  en  los  días  de  Eze- 
quías ? 

Sargon  II  no  se  menciona  más  de  una  vez  en  la 
Biblia,  Isa  20:1,  pero  él  ha  dejado  muchas  inscripcio- 
nes. Era  un  rey  asirio  de  mucha  potencia,  y  varias 
de  sus  expediciones  afectaron  mucho  a  la  Palestina, 
especialmente  la  primera,  que  fué  en  722  A.  C.  en  la 
cual  destruyó  a  Samaria  y  llevó  al  pueblo  cautivo. 
No  nos  interesan  ahora  las  campañas  que  hizo  hacia 
el  oriente,  sino  solamente  las  occidentales. 

En  720  A.  C.  obtuvo  dos  victorias  muy  notables : 
la  de  Karkar  y  la  de  Raphia.  En  Karkar  derrotó  a 
algunos  reyes,  principalmente  sirios,  como  los  de 
Hamat,  Arpad,  Damasco  y  de  Samaria.  Es  difícil 
comprender  cómo  los  nuevos  samaritanos  pudieron 
ofrecer  resistencia  tan  pronto.  En  seguida,  durante 
el  mismo  año,  Sargón  marchó  por  la  costa  del  Medi- 
terráneo y  atacó  a  Gaza,  y  Hanno,  rey  de  esta  plaza, 
huyó  a  Egipto,  y  So,  o  Seve,  el  Faraón  de  Egipto  de 
aquel  entonces,  salió  contra  Sargón  en  Raphia,  lle- 
vando consigo  a  Hanno.  El  asirio  salió  victorioso 
en  una  gran  batalla,  y  se  llevó  a  Hanno  hasta  Asiría. 
So  o  Seve  se  escapó;  pero  tuvo  que  pagar  tributo. 
No  sabemos  qué  hizo  Sargón  en  Judá  en  esta  ocasión, 
pero  parece  que  no  dejó  de  entrometerse  allí,  porque 
en  este  año  él  se  da  el  título  de  "Vencedor  de  Judá" 
en  sus  inscripciones. 

En  717  A.  C.  Sargón  venció  a  los  héteos  en  una 
reñida  batalla,  en  la  cual  Carchemis,  la  capital  de 
éstos  quedó  destruida;  y  luego  avanzó  contra  algu- 
nas tribus  de  los  árabes,  a  quienes  conquistó. 

En  715  A.  C.  en  sus  actividades  militares,  Sargón 


68 


HISTORIA  SAGRADA 


llevó  a  muchos  árabes  y  los  estableció  como  colonos 
en  Samaria,  y  exigió  más  tributo  de  So.  rey  de  Egipto. 
Finalmente,  en  711  A.  C,  el  general  de  Sargón,  cuyo 
título  oficial  era  Tartán,  (2  R.  17:18,  Is.  20:1)  vino  y 
tomó  a  Asdod.  El  rey  de  esta  plaza,  Azuri,  había  he- 
cho una  conspiración  con  los  reyes  de  Edom,  Moab, 
Judá,  ciertos  reyes  de  los  filisteos  y  otros  de  estas 
tierras  costaneras  contra  Asiría.  Sargón  depuso  a 
Azuri  y  colocó  a  Ahimiti  en  el  trono ;  pero  el  pueblo 
filisteo  de  Asdod  depuso  a  Amiti  y  levantaron  a  Ya- 
mani,  o  Yavan  en  su  lugar.  Al  acercarse  el  ejército 
de  Sargón,  Yamani  acudió  al  rey  de  Egipto  que  es- 
taba en  Meroe;  pero  éste,  lejos  de  protegerle,  le  en- 
cadenó y  entregó  a  los  asirios.  Sargón  se  dió  por 
satisfecho  con  esto,  y  se  retiró  a  su  tierra.  El  rey  de 
Egipto  había  prometido  ayudar  a  los  confederados 
contra  Sargón,  y  su  perfidia  se  trata  en  la  Biblia  y 
se  hace  memoria  de  ella  por  los  mismos  asirios,  en 
tiempos  posteriores,  según  lo  hemos  de  ver.  Esta 
es  la  campaña  de  Sargón  mencionada  por  Isaías  en 
20:1,  y  parece  que  nada  se  hizo  contra  Judá  en  esta 
ocasión.  Este  rey  ya  no  volvió  a  estas  tierras.  Pero 
hizo  expediciones  en  el  oriente  contra  Merodac-Ba- 
ladán,  y  otros,  muriendo  en  705  A.  C,  y  le  sucedió 
Sennaquerib. 

Preg.  93.  ¿Qué  hubo  en  la  enfermedad  que 
tuvo  Ezequías  en  713  A.  C.  2  Rey.  20:  1-11;  2 
Crón.  32:24.    Isa.  28:1-21. 

Casi  todos  creen  que  la  enfermedad  de  Ezequías 
sucedió  algunos  años  antes  de  la  expedición  de  Senna- 
querib en  que  él  perdió  gran  parte  de  su  ejército; 
pero  Isaías  y  también  el  autor  de  Reyes,  dan  la  his- 
toria de  la  expedición  antes  de  hablar  de  la  enfer- 
medad, y  en  ambos  lugares  dicen  que  la  expedición 
fué  en  el  año  14  de  Ezequías.  Esto  causa  dificulta- 
des, y  muchos  han  hecho  diferentes  suposiciones  pa- 
ra resolverlas;  la  más  sencilla  de  todas  ellas  nos 
parece  ser  la  de  considerar  estos  14  años,  no  como 
del  reinado  de  Ezequías,  sino  después  de  su  enfer- 
medad. Con  esta  única  suposición,  todo  se  pone  en 
armonía,  y  no  parece  ser  una  conjetura  vana.  Según 
esto,  Ezequías  empezó  a  reinar  en  727  A.  C.  se  en- 
fermó en  713  A.  C,  y  al  vivir  los  15  años  añadidos  a 
su  vida,  dejó  el  trono  a  Manasés  en  699-698.    En  713 


EL  REINO  DE  JUDA 


69 


A.  C.  el  14o.  año  del  reinado  de  Ezequías,  Sargón 
era  todavía  rey  de  Asiría  y  continuó  otros  nueve  años, 
y  nada  se  dice  en  las  inscripciones,  que  son  muy 
abundantes,  las  de  estos  años,  respecto  de  alguna 
campaña  en  Judá  encabezada  por  Sennaquerib.  Ade- 
más, si  Sennaquerib  hizo  una  guerra  contra  Judá  en 
el  año  14  de  Ezequías,  y  despojó  a  éste  de  sus  teso- 
ros, ¿qué  riquezas  tendría  éste  para  exhibirlas  a  los 
embajadores  del  babilonio,  unos  pocos  años  después? 
Claro  es,  pues,  que  Sennaquerib  no  vino  más  de  una 
vez  contra  Jerusalén,  y  en  esta  ocasión  envió  sus  ge- 
nerales dos  veces  a  Ezequías,  los  cuales  llevaron  men- 
sajes amenazadores. 

En  su  enfermedad  Ezequías  se  vió  muy  cerca  de 
la  muerte  y  recibió  el  siguiente  mensaje  de  Isaías: 
"Ordena  tu  casa,  porque  morirás  y  no  vivirás."  Vol- 
vió su  rostro  a  la  pared  .como  lo  hizo  Acab,  pero  por 
motivo  contrario  .  Acab  lo  hizo  a  causa  de  una  mollina 
que  le  produjo  la  contrariedad  de  uno  de  sus  sub- 
ditos ¡pero  Ezequías  se  afligía  por  la  causa  del  Señor. 
El  había  hecho  lo  posible  para  fomentar  un  aviva- 
miento  de  religión  entre  el  pueblo.  Es  de  saber 
que  en  aquel  tiempo  todos  creían  que  una  muerte 
repentina  era  castigo  de  Dios,  como  desaprobación  de 
sus  actos.  Si  Dios  hubiera  cortado  la  vida  a  Ezequías 
ahora  el  pueblo  lo  habría  tenido  como  condenación 
del  esfuerzo  que  había  hecho  para  reformarle,  y  vol- 
vería atrás  creyendo  que  el  rey  era  reprobado  por 
Dios.  El  rey  no  tuvo  la  conciencia  de  haber  sido 
apóstata,  y  presentó  a  Dios  su  petición,  como  lo  hace- 
mos nosotros,  "en  su  nombre,"  y  por  esto  fué  oída  su 
oración.  Algunos  han  supuesto  erróneamente  que 
Ezequías  se  glorificaba  como  quien  no  tiene  pecado. 
2  Rey.  20:3,  pero  vemos  en  el  sublime  salmo  de  gra- 
titud que  compuso  después.  Isa.  cap  39:17,  que  hace 
confesión  de  pecados.  La  manera  como  se  efectuó 
su  curación  fué  muy  notable;  pues,  lo.  fué  por  inter- 
vención del  profeta  Isaías.  2o.,  fué  hecha  en  un 
tiempo  muy  breve,  dos  días;  y  3o.,  fué  por  un  medio 
que  no  había  sido  propio  ni  eficaz  para  el  caso,  sin  la 
ayuda  de  poder  milagroso,  a  saber,  la  aplicación  de 
masa  de  higos.  También  un  milagro  fué  añadido 
para  señalar  de  un  modo  enfático  la  intervención  divi- 
na, pues,  el  retraso  de  los  grados  de  la  sombra  en 


60 


HISTORIA  SAGRADA 


el  cuadrante  o  reloj  de  Acaz  en  ese  momento  dado, 
requería  obra  de  la  mano  de  Dios,  pues  además  de 
darle  salud,  el  Señor  le  concedió  otros  15  años  en 
el  reino  con  la  promesa  de  librarle  a  él  y  a  Jerusalén 
del  rey  de  Asiria. 

Preg.  94.  Refiérase  la  embajada  a  Ezequías  de 
Merodac-Baladán,  rey  de  Babilonia.  712  A.  C.  2 
Rey.  20:12-19;  2  Crón.  32:25-26,  31;  Isa.  39:1-8. 

En  este  tiempo  el  rey  de  Babilonia  miraba  por 
todos  lados  buscando  aliados  contra  Asiria,  y  debía 
haber  notado  la  prosperidad  de  Judá;  y  lo  más  natu- 
ral era  que  le  vendría  a  la  mente  el  proyecto  de  ha- 
cerle aliado  suyo.  La  notable  curación  de  Ezequías 
llegó  a  su  noticia  en  estos  días,  y  le  proporcionó  pre- 
texto para  enviarle  un  mensaje  de  condolencia  y  con- 
gratulación, y  hacerle  una  pregunta  respecto  del  mo- 
do de  su  curación  y  al  mismo  tiempo  conseguir  su 
amistad  y  hacer  con  él  alianza.  Nada  se  dice  de  tal 
motivo  en  la  Biblia;  pero  tampoco  nada  se  dice  con- 
trario a  ello,  y  esto  sirve  para  aclarar  más  lo  que  en 
ella  consta.  Todas  las  riquezas  del  rey  de  Judá 
fueron  inspeccionadas  por  los  enviados  de  Merodac- 
Baladán,  y  se  dice  que  Ezequías  les  "escuchó,"  (en 
las  versiones  antiguas  se  dice  "se  regocijó  de  su 
venida")  indicando  el  buen  éxito  de  la  embajada. 
Ellos  le  preguntaron  del  milagro,  pero  se  puede  "leer 
entre  líneas"  que  esta  comisión  traía  negocios  diplo- 
máticos. Sabemos  que  los  profetas  se  opusieron  a 
toda  clase  de  intriga  política  con  las  naciones  extran- 
jeras, y  Ezequías  debe  haber  sabido  bien  que  Isaías 
se  opondría  a  todo  esto.  Sin  embargo,  leemos  en  2 
Rey.  18:7-8:  "El  se  rebeló  contra  el  rey  de  Asiria. 
Hirió  también  a  los  filisteos  hasta  Gaza  y  sus  térmi- 
nos, desde  las  torres  de  las  atalayas  hasta  la  ciudad 
fortalecida."  En  esta  expedición  contra  los  filisteos, 
Padi,  rey  de  Ecrón,  partidario  de  Asiria,  fué  llevado 
a  Jerusalén  y  encerrado  en  la  cárcel.  Según  las  ins- 
cripciones de  Sennaquerib,  la  conspiraciñn  se  hizo 
fuerte  contra  él  y  para  el  año  701  A.  C.  se  hallaron 
en  ella  muchas  ciudades  de  la  costa  del  Mediterráneo, 
como  Sidón,  Sarepta,  Aczib,  Acco,  Arvad,  Askelón, 
Joppe,  Asdod  y  los  países  al  este  de  Judá,  Edom, 
Moab  y  otros.  Se  saca  por  consecuencia  que  Judá 
también  estaba  en  la  misma  conspiración  y  tal  vez 


EL  REINO  DE  JUDA 


61 


uno  de  los  principales  partidarios.  Apenas  hay  que 
añadir  que  esto  fué  en  contra  de  los  consejos  de  los 
profetas.  Por  eso  no  nos  extraña  que  se  diga:  "Eze- 
quías  no  pagó  conforme  al  bien  que  le  había  sido  he- 
cho; antes  se  enalteció  su  corazón,  y  fué  la  ira  contra 
él  y  contra  Judá  y  Jerusalén."  2  Crón  32:25.  No 
tardó  la  sentencia  de  Dios.  El  profeta  Isaías  pregun- 
tó a  Ezequías :  ¿Qué  dijeron  estos  hombres,  y  de 
dónde  vinieron  a  ti  ?  El  rey  le  contestó  conforme  a 
la  verdad.  "¿Qué  han  visto  en  tu  casa?"  Confesó 
que  todo.  Entonces  el  profeta  pronunció  la  terrible 
condena  de  Dios:  "Oye  la  palabra  de  Jehová:  He 
aquí  que  vienen  días  en  que  todo  lo  que  está  en  tu 
casa  y  todo  lo  que  tus  padres  han  atesorado  hasta  hoy 
será  llevado  a  Babilonia,  sin  quedar  nada,  dijo  Jehová; 
y  de  tus  hijos  que  saldrán  de  ti,  que  habrás  engen- 
drado, tomarán  y  serán  eunucos  en  el  palacio  del  rey 
de  Babilonia."  Entonces  Ezequías  dijo :  "La  palabra 
de  Jehová  que  has  hablado,  es  buena."  Después  dijo: 
"¿Mas  no  habrá  paz  y  verdad  en  mis  días?"  Es  difí- 
cil entender  cómo  Ezequías  pudo  haberse  mezclado 
en  este  asunto  peligroso.  Seguramente  había  un 
partido  entre  los  príncipes  de  Judá  fuertemente 
opuesto  al  rey  de  Asiría,  que  se  llevaron  a  Ezequías. 
Es  cosa  evidente  por  la  historia,  y  aun  por  las  mis- 
mas inscripciones  de  los  reyes  asirios,  que  siempre 
deseaban  decir  cosas  favorables  a  su  patria,  que  ellos 
no  se  hicieron  querer  por  ninguno  de  los  pueblos  con- 
quistados, porque  no  bien  se  había  sojuzgado  un 
pueblo  y  retirado  sus  ejércitos,  cuando  trataban  de 
rebelarse  contra  ellos,  aun  cuando  no  se  veía  posibi- 
lidad de  sostenerse  contra  su  poder.  Además,  había 
una  causa  especial  que  obraba  en  el  caso  presente,  y 
es  que  Dios  estaba  aleccionando  a  su  pueblo.  Se  dice 
en  2  Crón.  32:31.  que  en  estos  días  Dios  dejó  a  Eze- 
quías para  probarle,  y  hacer  conocer  todo  lo  que  estaba 
en  su  corazón.  También  se  dice  que  "después  de  ha- 
berse engreído  su  corazón,  se  humilló,  él  y  los  mora- 
dores de  Jerusalén,  y  no  vino  sobre  ellos  la  ira 
de  Jehová  en  los  días  de  Ezequías."  v.  26.  El  que 
reflexiona  puede  sacar  lecciones  de  provecho  res- 
pecto al  corazón  del  hombre  y  la  paciencia  de  Dios  en 
esta  historia. 


62 


HISTORIA  SAGRADA 


Preg.  95.  Refiérase  la  invasión  de  Judá  por 
Sennaquerib  en  701  A.  C.  2  Rey.  18:13-19:37; 
2  Crón.  32 : 1  -23,  27-33.    Isa.  36 : 1  -  37 : 20. 

Después  de  su  curación  milagrosa  y  la  campaña 
contra  los  filisteos,  Ezequías  prosperó  grandemente 
recibiendo  presentes,  y  acumulando  riquezas  de  todas 
clases.  Por  cuatro  años  consecutivos,  después  de  su 
ascenso  al  trono  de  Asiría,  Sennaquerib  estaba  ocupa- 
do en  el  este  y,  no  hizo  aprecio  de  lo  que  hacían  los 
aliados  en  occidente;  pero  en  701  A.  C.  emprendió  la 
marcha  para  dar  fin  a  sus  maquinaciones.  Ezequías, 
apercibido  de  sus  movimientos,  tomó  consejo  de  sus 
hombres  principales  (pero  no  se  menciona  Isaías)  y 
puesto  de  acuerdo  con  ellos,  hizo  preparativos  para 
resistir  al  asirio  que  descendía  como  lobo  sobre  el 
aprisco.  Esperaba  un  sitio,  y  trató  de  privar  del  agua, 
ál  enemigo  fuera  de  los  muros,  cegando  algunos  ma- 
nantiales y  proveyendo  abundancia  de  ella  para  la 
ciudad  de  Jerusalén.  Isa.  22:11.  En  ésta  existe  en  la 
actualidad  un  estanque  antiguo  que  se  llama  "De  Eze- 
quías." El  llevó  el  agua  de  la  fuente  del  valle  por 
conductos  escondidos  hacia  adentro,  reedificó  y  for- 
taleció los  muros,  proveyó  a  los  soldados  de  armas 
y  les  animó  a  confiar  en  Dios.  Si  nos  fijamos  bien  en 
la  historia,  Sennaquerib  en  persona  pasó  por  la  costa 
al  occidente  de  Judá,  y  tomó  las  ciudades  fenicias  y 
filisteas  mencionadas  en  preg.  94  y  estaba  embistien- 
do a  Laquis  cuando  envió  a  Tartán,  su  general  en 
jefe,  y  a  otros  dos  altos  oficiales  suyos,  con  los  títulos 
de  Rab-saris  y  Rabsaces.  que  en  hebreo  significan  res- 
pectivamente el  jefe  de  los  eunucos,  y  el  de  los  cope- 
ros  ;  aunque  se  cree  que  tuvieron  otro  significado, 
quizás,  en  asirio.  Se  da  a  entender  que  el  rey  tuvo 
el  grueso  de  sus  fuerzas  consigo  ante  Laquis,  pero 
se  afirma  que  estos  oficiales  vinieron  a  Jerusalén  "con 
un  grande  Ejército."  En  la  marcha  del  asirio  por  el 
país,  se  dice  que  tomó  todas  las  ciudades  fuertes  de 
Judá.  Parece  que  el  capítulo  10  de  Isaías  trata  de 
esta  calamidad  nacional  y  en  los  versículos  28-32 
da  una  viva  descripción  de  las  etapas  de  su  marcha 
hasta  el  punto  en  que  podía  ver  a  Jerusalén.  Con 
expresiones  grandilocuentes  Sennaquerib  relata  en 
sus  inscripciones  cómo  venció  a  46  de  las  fortalezas 
con  un  sinnúmero  de  aldeas  en  derredor  de  ellas, 


EL  REINO  DE  JUDA 


63 


derribándolas  con  arietes  y  otras  máquinas  de  destruc- 
ción;  especifica  que  se  llevó  cautivas  a  200,150  perso- 
nas, hombres,  mujeres  y  niños  e  inmensos  hatos  de 
animales  de  todas  clases.  Dice  que  encerró  a  Eze- 
quías  en  Jerusalén  como  pájaro  en  una  jaula,  y  que 
levantó  fuertes  contra  él.  En  realidad  parece  que 
él  mismo  no  se  acercó  a  esta  ciudad ;  pero  no  preten- 
de haber  vencido  a  Jerusalén.  Ezequías  se  alarmó  y 
envió  una  comisión  a  Sennaquerib  prometiendo  some- 
terse y  pagar  cuanto  él  le  impusiera,  y  el  asirio,  no  le 
concedió  nada  sino  que  le  exigió  una  suma  enorme. 
Ezequías  le  entregó  fielmente  lo  que  exigía,  es  decir, 
30  talentos  de  oro  que  pesaban  lo  mismo  que  un  billón 
de  pesos,  y  300  de  plata,  que  equivalían  a  800  talen- 
tos asirios,  o  sea,  $550,000.  También  proclama  que 
le  quitó  gran  botín  de  piedras  preciosas,  muebles  de 
marfil,  y  aun  le  forzó  a  entregar  en  sus  manos  sus 
hijos  y  las  damas  del  palacio  con  los  cantores  y  can- 
toras. Ezequías  se  humilló  hasta  el  polvo  y  para 
juntar  tanto  oro  y  plata,  no  sólo  tuvo  que  vaciar  su 
propio  tesoro  y  el  del  reino,  sino  que  fué  al  Templo 
y  arrancó  las  planchas  de  oro  de  las  puertas  y  de 
otras  partes,  dejando  pobre  al  país  y  al  Templo,  en- 
viándolo  a  Sennaquerib.  Los  reyes  de  las  ciudades 
filisteas  que  habían  sido  quitados  por  los  de  la  conspi- 
ración contra  Asiria,  fueron  puestos  de  nuevo  en  sus 
tronos,  como  en  Ascalón  y  en  Ecrón,  y  así  Padi  (véase 
preg.  94)  fué  sacado  de  la  cárcel  en  Jerusalén  y  otra 
vez  hecho  rey  de  Ecrón. 

Preg.  96.     ¿Cuál  fué  el  mensaje  de  Rabsaces? 

En  esta  primera  ocasión,  este  oficial  pronunció  ante 
los  siervos  de  Ezequías  y  el  pueblo  judío,  una  arenga 
en  que  trasluce  el  espíritu  vanidoso  del  asirio,  lleno 
de  jactancia  y  de  orgullo,  con  sumo  desprecio  para 
otros.  Lo  que  asentó  respecto  a  la  impotencia  de 
los  dioses  falsos  de  los  paganos  era  verdad ;  pero  su 
idea  de  la  obra  de  Ezequías  en  destruir  los  altos  y 
los  ídolos  en  la  Palestina  como  afrenta  a  Jehová  era 
absolutamente  errónea,  mas  es  una  equivocación  natu- 
ral en  un  politeísta.  Sus  denuestos  contra  Jehová  po- 
drían haber  nacido  de  su  ignorancia,  pero  le  costaron 
muy  caro.  Por  otra  parte,  su  escarnio  del  rey  de 
Egipto  era  merecido,  porque  en  verdad  era  una  "caña 
cascada,"  un  junco  destrozado  del  Nilo.    Su  califica- 


64 


HISTORIA  SAGRADA 


ción  del  Faraón  concuerda  con  la  de  Isaías  en  30:1-7. 
El  asirio  quiso  retar  a  Ezequías  para  que  compitiese 
con  su  rey  aun  dándole  éste  la  ventaja  de  los  caballos 
para  los  jinetes,  para  convencerle  que  nada  podía 
hacer.  Echó  una  bravata  enorme  cuando  afirmó  que 
Jehová  le  había  dado  mandato  para  venir  contra  Jeru- 
salén.  Los  siervos  de  Ezequías,  que  eran  Eliacim. 
mayordomo  y  hombre  honrado  y  fiel,  Isa.  22:20-24, 
Sebna,  escriba  y  hombre  ambicioso  y  egoísta,  Isa. 
22:15-19,  con  otro,  no  quisieron  que  el  pueblo  oyese 
estos  discursos  temiendo  se  desanimase,  y  suplicaron 
a  los  asirios  que  les  hablasen  en  la  lengua  de  Asiría, 
que  era  la  del  comercio  y  la  que  ellos  entendían,  y  no 
en  hebreo  que  era  el  idioma  único  del  pueblo  judío, 
pero  no  lograron  su  deseo,  porque  los  otros  persis- 
tieron en  hablar  en  hebreo,  pero  aun  así  no  alcanzaron 
lo  que  buscaban  cuando  arrojaron  burlas  contra  Jeho- 
vá. pues  semejante  elocuencia  les  fué  contraprodu- 
cente, porque  al  hablar  ligeramente  de  su  religión, 
les  hirieron  el  amor  propio,  haciendo  violencia  en  sus 
profundas  convicciones. 

Preg.  97.  ¿Qué  hicieron  los  príncipes  judíos  y 
Ezequías? 

Los  ministros  de  Ezequías  acudieron  a  él  con  sus 
ropas  rasgadas  informándole  del  mensaje  recibido. 
Ezequías  también  se  puso  luto  y  subió  al  Templo,  sin 
duda  para  hacer  oración  al  Señor.  Envió  a  los  mismos 
ministros  para  que  informasen  al  profeta  Isaías  de  la 
gravedad  del  estado  de  Jerusalén,  y  que  le  suplicasen 
a  orar  por  su  pueblo.  El  profeta  le  devolvió  una 
respuesta  de  paz,  asegurándole  que  Dios  haría  a1 
asirio  volver  a  su  tierra,  y  allí  caer  por  la  espada. 
Aunque  Ezequías  tuvo  culpa,  y  su  conducta  había 
traído  estas  desgracias  sobre  Judá.  y  aunque  su  en- 
trada en  la  escena  de  la  política  mundial,  y  su  depen- 
dencia en  sus  arreglos  militares  para  [su  defensa 
eran  contrarias  a  las  enseñanzas  de  los  profetas,  sin 
embargo,  ahora  que  él  se  humilla  y  acude  al  Señor, 
el  profeta  no  le  reprende  ni  le  zahiere,  y  el  Señor  no 
le  abandonó  sino  que  quitó  al  asirio  de  delante.  En 
seguida,  en  2  Rey.  19:8.  se  refiere  la  retirada  de  los 
generales  asirios  en  busca  de  su  rey.  Parece  que 
hubo  interrupción  en  el  sitio  de  Jerusalén,  para  que 
las  tropas  asirías  pudiesen  ayudar  en  la  batalla  que 


Eli  REINO  DE  JUDA 


«5 


libraba  Sennaquerib  con  el  Faraón  en  Elteke  ,en  la 
cual  no  ganó  gran  cosa,  aunque  pretende  haber  lle- 
vado de  allí  presos  de  alta  categoría.  Los  oficiales 
hallaron  al  rey  atacando  a  Libna.  Pero  muy  pronto 
se  verificó  la  predicción  de  Isaías,  porque  Sennaque- 
rib oyó  rumor  de  que  Tirhaka,  de  Etiopia,  le  salía 
al  encuentro,  y  un  espíritu  de  temor  entró  en  él,  jun- 
tamente con  el  de  osadía  contra  Jehová. 

Preg.  98.  ¿Cuál  fué  el  objeto  de  la  segunda 
venida  de  los  oñciales  de  Sennaquerib  ante  Jeru- 
salén? 

El  rey  asirio  los  envió  otra  vez  a  Jerusalén  con  una 
carta  a  Ezequías.  Como  éste  le  había  pagado  todo 
lo  que  él  había  exigido,  era  una  grave  falta  de  buena 
fé  presentarse  otra  vez  con  semejante  carta.  Puede 
ser  que  la  carta  fuese  más  larga  que  lo  que  de  ella  se 
ha  conservado  en  la  Biblia.  Lo  que  se  presenta  en 
ésta  no  parece  tener  otro  objeto  que  el  de  insultar  a 
Jehová.  Si  tuvo  la  intención  entonces  de  continuar 
el  sitio,  o  de  marchar  contra  Jerusalén  de  nuevo,  no 
lo  menciona.  Ezequías  recibió  la  carta  y  entrando 
en  la  casa  de  Dios,  la  abrió  delante  de  El  e  hizo  una 
ferviente  oración;  también  Isaías  hacía  súplicas  a 
Dios.  Ahora  el  honor  del  mismo  Dios  se  interesaba 
en  este  trance,  porque  el  asirio  le  había  igualado  a  los 
ídolos  de  los  paganos,  efectivamente  retándole  a 
librar  a  Jerusalén.  Además,  el  Señor  había  prome- 
tido librar  a  Ezequías  y  a  Jerusalén;  por  lo  mismo, 
muy  pronto  la  respuesta  divina  fué  dada  en  una  subli- 
me poesía,  en  la  cual  la  virgen,  hija  de  Sión.  movía 
su  cabeza  con  gesto  de  desdén  y  de  victoria  sobre 
Sennaquerib.  Jehová  dijo  que  pondría  su  anzuelo 
en  las  narices  del  asirio,  como  hacen  los  ganaderos  con 
los  toros  indómitos  y  los  sujetan;  y  metería  su  freno 
en  la  boca  como  el  chalán  gobierna  el  corcel  furioso; 
y  le  haría  volver  avergonzado  sobre  sus  pasos  hasta 
Nínive. 

En  aquella  misma  noche  el  ángel  de  la  muerte 
pasó  sobre  el  campamento  de  los  asirios  y  son 
vanas  conjeturas  respecto  del  modo  con  que  esta 
matanza  fué  efectuada,  pues  perecieron  185,000  sol- 
dados asirios.  Cuando  amaneció,  los  hombres,  sean 
los  de  Jerusalén  o  los  de  Libna,  vieron  a  los  campos 
cubiertos  de  cadáveres.    Esta  obra  grande  fué  reía- 


«6 


HISTORIA  SAGRADA 


tada  en  pocas  palabras,  pero  el  hecho  es  uno  de  los 
más  notables  de  la  historia  de  Israel.  Isa.  17:14,  "Al 
anochecer;  ¡cómo  espantan!  Al  amanecer,  ¡ya  no 
existen!"  Este  milagro  en  defensa  de  los  judíos 
toma  su  lugar  en  la  poesía,  los  cánticos  y  alabanzas 
nacionales  juntamente  con  el  paso  del  Mar  Rojo,  o 
del  río  Jordán,  y  después,  con  lo  que  se  hizo  para  la 
salvación  de  los  judíos  de  la  mano  de  Hamán.  Sen- 
naquerib  no  menciona  este  descalabro,  como  no  lo 
hace  de  ningún  otro,  en  sus  inscripciones,  pues  no 
era  en  honor  suyo.  La  tradición  dada  por  Herodoto 
de  que  los  ratones  del  campo  invadieron  el  campa- 
mento y  royeron  las  cuerdas  de  los  arcos,  las  aljabas 
y  las  correas  de  los  escudos,  dejando  a  los  soldados 
inermes,  es  interesante.  Se  cree  que  esta  victoria 
fué  la  ocasión  de  los  salmos  46,  75  y  76. 

Preg.  99.  ¿Qué  más  se  sabe  de  Ezequías?  2 
Rey.  20:20-21.    2  Crón.  32:23,  32-33. 

Unos  presentes  fueron  llevados  al  Señor  en  Jerusa- 
lén  y  a  Ezequías,  y  éste  gozó  de  mucho  honor  en  to- 
das partes.  Duró  poco  más  en  el  reino,  y  fué  sucedido 
por  su  hijo  Manasés  en  698  A.  C. 

Preg.  100.  ¿Qué  dice  la  Biblia  y  la  inscripción 
babilónica  de  la  muerte  de  Sennaquerib?  2  Rey. 
19:37,  2  Crón.  32:21. 

Los  dos  están  de  acuerdo:  La  Biblia  da  cuenta  de 
que  Sennaquerib  estaba  adorando  en  la  casa  de  su  dios 
Nisroc  cuando  sus  hijos  Adrammelec  y  Sharezer  le 
mataron  a  espada  y  se  escaparon  a  la  tierra  de  Ararat ; 
la  Crónica  Babilónica  dice  que  "En  diciembre  de 
681  A.  C.  Sennaquerib  fué  muerto  en  una  insurrección 
por  su  hijo,  y  que  en  Mayo,  680  A.  C.  Esarhaddon. 
su  hijo,  se  sentó  en  el  trono  de  Asiría."  Este  duró 
doce  años  en  el  reino,  hasta  668  A.  C.  En  670  A.  C 
Esarhaddon,  después  de  gobernar  bien  en  el  oriente, 
y  ganar  el  aprecio  aun  de  los  babilonios,  hizo  una 
expedición  hacia  el  occidente,  y  guerreó  contra  Tir- 
haka.  el  egipcio,  y  le  venció,  haciendo  de  todo  el 
norte  de  Egipto  una  provincia  de  Asiría.  Contaba 
entre  sus  subditos  a  los  reyes  de  Edom,  Moab,  Gaza, 
Ecrón,  Askalón,  Asdod,  y  a  Manasés.  rey  de  Judá. 
Como  hubo  desórdenes  en  Egipto,  Esarhaddon  se 
quedó  en  este  país  hasta  que  murió  en  668  A.  C.  y 
fué  sucedido  por  su  hijo  Asurbanipal,  de  668  A.  C. 


EL  REINO  DE  JUDA 


67 


hasta  626  A.  C.  Este  dio  principio  a  sus  trabajos, 
sujetando  de  nuevo  a  Tirhaka  y  tuvo  buen  éxito;  pero 
le  era  necesario  repetir  sus  campañas  y  seguirle  más 
y  más  hacia  el  sur  hasta  llegar  a  la  capital  de  Nubia 
en  662  A.  C.  Después  de  esto,  Egipto  se  quedó  quie- 
to por  algunos  años,  hasta  después  que  se  levantó  Sam- 
mético  cerca  del  año  650  A.  C.  de  una  dinastía  nueva 
en  Egipto.  Se  supone  que  este  dominio  de  Ech"' 
por  los  asirios  entre  670  y  650  A.  C.  es  el  de  que  Isaías 
habla  en  su  capítulo  19,  o  en  el  30. 

Preg  101.  ¿Qué  se  dice  del  carácter,  conducto 
y  cautiverio  de  Manases  en  Babilonia,  y  de  su  arre- 
pentimiento? 2  Rey.  21:2-9,  11-18.  2  Crón.  33: 
2-20. 

Manasés  según  se  presenta  en  los  pasajes  citados, 
aparece  en  colores  negros,  con  una  pequeña  excepción. 
Después  de  una  vida  idólatra  y  criminal,  fué  llevado 
cautivo  a  Babilonia,  donde  se  arrepintió,  y  al  orar 
a  Dios,  fué  oído.  En  el  principio  era  otro  Acaz  en  su 
devoción  a  los  baales.  aseras  v  altos,  adorando  a  los 
astros  y  también  sacrificó  a  su  hijo  en  el  valle  de  Hin- 
nom.  2  Rey.  21  :6.  En  su  devoción  al  espiritismo 
excedió  a  los  reyes  anteriores,  porque  parece  que 
nombró  a  los  médiums  para  ser  sacerdotes  suyos. 
Según  la  naturaleza  de  los  males,  si  no  se  pone  coto 
a  ellos,  aumentan  y  van  de  mal  en  peor.  Toda  forma 
de  hechizo  y  adivinación  fué  practicada  por  él.  Pro- 
fanó el  Templo  de  Dios  y  sus  atrios  y  derramó  a  to- 
rrentes la  sangre  inocente  por  toda  Jerusalén.  La 
tradición  afirma  que  el  profeta  Isaías  se  escondió  en 
un  árbol,  y  que  Manasés  ordenó  que  éste  fuese  aserra- 
do con  Isaías  adentro,  y  que  en  la  epístola  a  los  He- 
breos 11:37  hallamos  una  alusión  a  esto.  El  Señor 
envió  a  sus  profetas  y  le  amonestaron  valientemente  a 
Manasés.  Le  anunciaron  que  por  sus  abominaciones  iba 
a  talar  a  Judá  y  a  Jerusalén  como  acababa  de  hacer  con 
Samaria,  oue  limpiaría  a  la  ciudad  como  se  limpia 
una  escudilla  y  la  vuelven  sobre  su  faz.  Declaró  que 
los  israelitas  le  habían  provocado  desde  el  día  en  que 
los  sacó  de  Egipto  y  constantemente  habían  hecho 
lo  mismo.  Para  dar  énfasis  a  sus  palabras,  envió  a  los 
capitanes  del  eiército  asirio  a  llevar  a  Manasés  cau- 
tivo hasta  Babilonia.  En  otro  tiempo  los  enemigo* 
de  la  Biblia  se  fijaron  en  que  no  dijo  "a  Nineve," 


HISTORIA  SAGRADA 


creyendo  hallar  un  error,  pero  ahora  se  sabe  que 
Asurbanipal  tomó  a  Babilonia  y  era  rey  de  ella.  Cuan- 
do Manasés  fué  forzado  a  reflexionar  sobre  su  con- 
ducta y  recordar  las  palabras  de  los  profetas,  se  arre- 
pintió, e  hizo  oración  al  Señor.  Jehová  le  oyó  y  le 
devolvió  a  Jerusalén  por  la  mano  de  Asurbanipal. 
Esto  también  chocó  a  los  enemigos  de  la  Biblia,  a  los 
críticos  incrédulos,  que  afirman  que  era  inverosímil 
que  el  rey  de  Babilonia  o  de  Asiría  devolviese  a  algún 
cautivo  para  ocupar  su  trono  otra  vez.  Consta  en  las 
inscripciones  que  este  mismo  rey  Ausrbanipal,  después 
de  haber  llevado  cautivo  al  Faraón  Necao,  hasta  Babi- 
lonia, tuvo  a  bien  devolverle  a  su  patria  y  a  su  trono; 
lo  cual  nos  da  a  entender  que  el  caso  de  Manasés  no 
era  extraño,  y  que  los  enemigos  no  tienen  razón  en 
dudar  de  este  libro  porque  afirma  este  hecho.  El  his- 
toriador de  las  inscripciones  no  refiere  lo  de  Manasés, 
quizá  porque  le  tuvo  en  menos  estima  que  a  Necao, 
pero  no  omite  que  Manasés  le  pagó  tributo  al  Asirio. 
No  abundan  las  inscripciones  asirías  de  este  tiempo. 

En  los  libros  apócrifos  existe  una  oración  que  se 
atribuye  a  Manasés,  pero  se  considera  espuria.  Cuan- 
do Manasés  volvió  a  Jerusalén,  se  corrigió  de  algunas 
faltas  de  su  propia  conducta,  y  trató  de  hacer  algunas 
reformas  en  el  pueblo.  Destruyó  las  abominaciones 
que  había  hecho,  y  mandó  a  Judá  que  sirviese  a  Jeho- 
vá. Estas  reformas  no  dejaron  de  ser  muy  superficia- 
les, porque  sus  maldades  habían  continuado  por  mucho 
tiempo,  y  eran  tantas  y  tan  grandes  que  el  pueblo 
estaba  muy  entregado  a  la  idolatría,  e  hizo  poco  apre- 
cio de  la  conversión  y  nuevos  mandatos  de  su  rey. 
Al  morir  Manasés  en  642  A.  C,  no  le  sepultaron  en 
las  tumbas  de  los  reyes,  sino  en  su  propia  huerta;  y 
fué  sucedido  por  su  hijo  Amón. 

Preg.  102.     ¿Qué  se  sabe  de  los  Escitas? 

En  Col.  3:11,  se  habla  de  los  escitas,  y  en  Ezeq. 
capítulos  38  y  39,  hay  profecías  respecto  a  Gog  y 
Magog,  que  se  creen  son  referentes  a  estos  escitas,  co- 
mo también  las  alusiones  contenidas  en  Isaías  y  Jere- 
mías y  otros  profetas  a  las  gentes  "del  norte."  En 
los  libros  históricos  sagrados  no  se  hace  alusión  a 
ellas,  ni  se  trata  de  sus  incursiones  en  la  Palestina 
en  este  tiempo  de  Manasés,  por  no  tener  conexión 
directa  con  el  desarrollo  de  Israel.  L,os  historiadores 
profanos,  como  Hesiodo,  Heródoto  y  Estrabón  nos 


ÉL  REINO  DE  JUDA 


6  a 


enseñan  que  estas  hordas  de  bárbaros  descendieron 
como  una  ola  destructora  desde  las  regiones  que  se 
hallan  en  las  riberas  del  Mar  Caspio,  y  que  en  sus 
correrías,  llegaron  a  la  entrada  de  Egipto.  El  Faraón 
Sammético  los  detuvo  por  medio  de  una  cuantiosa  su- 
ma que  les  pagó.  Se  cree,  pues,  que  hicieron  grandes 
estragos  también  en  Judá  en  este  tiempo  de  Manasés 
y  se  dice  que  molestaron  a  los  países  orientales  por 
unos  38  años.  En  el  catálogo  de  las  naciones  se  men- 
cionan en  el  Génesis,  cap.  10.  Véase  Tomo  I  pág.  20. 
No  hubo  escritor  de  ellos  para  cantar  sus  glorias,  y 
tenemos  que  aceptar  lo  que  sus  enemigos  cuentan  de 
ellos.  Heródoto  los  describe  como  nómadas  cuyas 
familias  vivían  en  carros  forrados  por  dentro  y  cu- 
biertos por  fuera  por  pieles  de  animales;  y  los  hom- 
bres siempre  andaban  en  sus  caballos  ensillados.  En- 
tre ellos  prevalecía  la  poliandria,  que  es  el  estado 
social  opuesto  a  la  poligamia.  Se  alimentaban  de 
queso  y  leche  de  las  yeguas.  Algunas  veces  comían 
carne,  que  con  frecuencia  era  humana,  porque  eran 
antropófagos.  Al  matar  a  un  enemigo,  le  arrancaban 
el  pericráneo  con  la  cabellera  y  lo  colgaban  en  el 
cinturón  como  trofeo,  bebían  su  sangre,  tomaban  el 
cráneo  para  hacer  veces  de  copa  y  se  comían  las  car- 
nes. Eran  muy  sucios  y  tenían  costumbres  viles  y 
groseras.  Cuando  llegaban  a  un  país  cuya  verdura 
parecía  un  vergel,  después  que  lo  dejaban  quedaba 
convertido  en  un  páramo.  Como  eran  ganaderos,  bus- 
caban pastos  para  sus  animales,  y  cuando  acababan  lo 
que  había  en  este  sitio,  mudaban  todo  el  aduar  hasta 
otro  lugar.  Tal  es  la  pintura  que  hacen  de  ellos  sus 
enemigos. 

Preg.  103.  ¿Qué  se  dice  del  reinado  de  Amén? 
2  Rey.  21:18-23;  25-26.    2  Crón.  33:20-24. 

Nada  de  bueno  hubo  que  decir  de  él.  Siguió  en 
la  mala  conducta  de  su  padre  Manasés,  y  aun  le  ex- 
cedió en  maldad  y  sin  arrepentirse.  Sus  siervos  cons- 
piraron contra  él  y  le  asesinaron  en  su  casa,  y  parece 
que  fué  sepultado  junto  a  su  padre.  El  pueblo  de 
la  tierra  castigó  a  sus  asesinos. 

Preg.  104.  ¿Quién  siguió  a  Amón?  2  Rey. 
21:24,  26,  22:1,  2  Crón.  33:25,  34:1,3. 

Las  gentes  del  país  elevaron  a  Josías  al  trono  a  la 
tierna  edad  de  ocho  años,  el  décimo  sexto  rey  de  Judá. 
y  reinó  31  años.    De  los  primeros  once  años,  hasta 


7  0 


HISTORIA  SAGRADA 


que  Josías  tuviera  19  años,  nada  sabemos  de  su  ca- 
rácter o  administración,  sólo  que  principió  a  buscar 
a  Jehová  en  el  octavo  año  de  su  reinado ;  y  que  en 
el  duodécimo,  dió  manos  a  su  obra  de  reformación. 

Preg.  105.  ¿Cuál  es  la  estimación  en  que  fué 
tenido  por  el  escritor  sagrado?  2  Rey.  22:2,  23: 
25-27.  2  Crón.  34:2. 

Le  pone  en  la  misma  categoría  con  David;  y  agre- 
ga que  no  se  desvió  a  diestra  ni  a  siniestra,  y  que  en 
su  completa  obediencia  a  la  ley  del  Señor,  no  tuvo 
igual  ni  antes  ni  después.  Para  ahora  la  copa  de  la 
iniquidad  de  Judá  estaba  tan  llena  que  a  pesar  de  la 
mucha  piedad  de  Josías,  no  fué  posible  detener  por 
mucho  tiempo  el  condigno  castigo  de  Dios,  especial- 
mente en  vista  de  las  atrocidades  de  Manasés. 

Preg.  106.  ¿Cuáles  fueron  las  primeras  refor- 
mas de  Josías?  2  Crón.  34:  3-7. 

Quitó  de  una  vez  los  altos,  las  aseras,  los  sodomitas 
y  todo  el  catálogo  de  abominaciones  con  que  su  padre 
y  su  abuelo  habían  llenado  la  tierra;  e  hizo  polvo 
a  estos  ídolos  y  lo  esparció  en  los  sepulcros  de  los 
que  habían  sacrificado  ante  ellos,  quemó  los  huesos  de 
los  sacerdotes  en  sus  altares,  y  limpió  a  Judá  y  a 
Jerusalén.  Hizo  otro  tanto  en  el  territorio  que  antes 
era  de  las  tribus  de  Manasés,  Efraim,  Simeón  y  hasta 
Neftalí.  Arriba  de  los  altares  había  imágenes  del 
sol,  con  una  bola  grande  en  el  centro  y  rayos  saliendo 
por  todos  lados,  y  a  todos  los  destruyó. 

Preg.  107.  ¿Qué  composturas  hizo  Josías  en 
el  Templo?    2  Rey.  22:3-7,  2  Crón.  34:8-13. 

Hilcías,  el  sumo  sacerdote,  por  orden  del  rey,  tomó 
el  dinero  que  el  pueblo  trajo  al  Templo,  y  lo  dió  a 
carpinteros,  y  otros  artesanos  para  reparar  las  abertu- 
ras hechas  en  él  durante  el  tiempo  de  los  reyes  ante- 
riores, teniendo  que  comprar  madera  y  piedra  de  can- 
tería para  componer  los  destrozos  hechos  por  ellos. 

Preg.  108.  ¿Qué  notable  hallazgo  tuvieron,  y 
cuál  fué  el  resultado  de  él? 

Hallaron  EL  LIBRO  DE  LA  LEY  DE  JEHOVA 
en  el  Templo,  donde  se  había  quedado  sin  duda,  des- 
de los  días  de  Ezequías.  Allí  es  donde  debía  haberse 
guardado  al  lado  del  Arca  del  Pacto.  Deut.  31 :26. 
Josías  mandó  que  el  Arca  fuese  devuelta  a  su  lugar 
en  el  Santísimo.  2  Crón.  35:3.  Ex.  26:33.  No  se  sabe 
cuándo  fué  sacada  de  allí.    Algunos  suponen  que  fué 


EL  REINO  DE  JUDA 


71 


por  Manasés.  2  Crón.  33:7,  pero  esto  no  es  probable. 
Tal  vez  fué  necesario  quitarla  temporalmente  para 
reparar  el  Templo.  El  Arca  no  se  menciona  más  en 
el  Antiguo  Testamento,  excepto  en  Jer.  3:16,  donde 
se  reprueba  la  falsa  confianza  en  ella.  La  Casa  de 
Dios  fué  cerrada  por  Acaz,  y  seguramente  por  Mana- 
sés y  Amón  también.  En  ella  Joas  fué  escondido  por 
años,  y  ahora  este  libro  se  descubrió  en  ella.  Al 
hallarla  Hilcías,  quizás  por  no  saber  leer,  lo  entregó 
a  Safan,  el  escriba,  quien  lo  leyó,  y  en  seguida,  cuan- 
do fué  a  dar  informes  al  rey  del  progreso  de  la  obra, 
le  comunicó  esta  nueva  del  hallazgo  de  la  Ley.  Se 
puso  a  leerla  ante  el  rey,  mas  éste  al  oírla,  quedó 
alarmado  y  rasgó  sus  vestidos  y  sin  demora  envió 
una  comisión  para  consultar  con  la  profetisa  Huida. 
Por  primera  vez  tuvo  noticia  de  las  terribles  maldi- 
ciones en  que  el  pueblo  había  incurrido  a  causa  de  sus 
idolatrías,  y  quiso  saber  la  voluntad  de  Dios.  Huida, 
en  su  respuesta  al  rey,  le  dijo  en  el  nombre  de  Dios, 
que  ciertamente  su  ira  tendría  que  descargarse  sobre 
el  pueblo  por  sus  iniquidades,  pero  en  vista  del  hecho 
de  que  se  le  había  enternecido  el  corazón  al  oír  sus 
palabras,  rasgando  sus  vestidos  y  llorando  delante  de 
El,  esta  destrucción  no  vendría  en  sus  días. 

Es  de  notarse  que  los  enemigos  de  la  Biblia  hacen 
reparo  en  la  historia  del  hallazgo  del  LIBRO  DE  LA 
LEY,  y  lo  tienen  por  subterfugio,  y  pretenden  que  se 
compuso  este  relato  para  cubrir  el  fraude  que  co- 
metieron los  sacerdotes  al  componer  partes  del  Pen- 
tateuco, y  hacer  al  pueblo  creer  que  las  ordenanzas 
que  ellos  introdujeron  en  aquel  tiempo  fueron  hechas 
por  Moisés,  y  siempre  habían  sido  tenidas  por  anti- 
guas y  divinas.  Esta  acusación  gratuita  de  falsedad 
en  el  escritor  sagrado  carece  de  fundamento  y  cae  por 
su  propio  peso. 

Preg.  109.  Refiéranse  las  actividades  de  Josías 
después  del  hallazgo  del  Libro  de  la  Ley.  2  Rey. 
23:1-14,  29.    2  Crón.  34:29-33. 

El  rey  reunió  a  los  ancianos  y  a  todo  el  pueblo  en 
la  casa  de  Dios  y  dió  lectura  de  la  Ley  en  sus  oídos; 
en  seguida  celebró  pacto  con  Dios  de  cumplir  con 
ella,  e  hizo  al  pueblo  acompañarle  en  el  juramento. 
Entonces  emprendió  una  reforma  general,  quitando 
todas  las  abominaciones  introducidas  por  sus  predece- 


72 


HISTORIA  SAGRADA 


sores,  las  mismas  de  que  hemos  hablado  tantas  veces 
ya  y  para  expresar  su  desprecio  por  ellas  las  quemó, 
y  haciéndolas  polvo,  las  esparció  sobre  los  sepulcros. 
Quitó  a  los  sodomitas  con  todo  lo  que  se  había  hecho 
para  popularizar  sus  prácticas  en  todo  el  país,  desde 
Geba  hasta  Beersaba;  profanó  a  Tofet  en  el  valle  de 
Hinom,  que  es  el  Gehena,  símbolo  del  infierno,  donde 
habían  quemado  sus  hijos  a  Moloc,  y  prohibiendo  esta 
costumbre;  suprimió  el  uso  de  los  caballos  que  fueron 
consagrados  al  sol  y  destruyó  sus  carros  en  el  fuego. 
Existía  todavía  en  el  Monte  de  los  Olivos,  en  la  cres- 
ta hacia  el  sur,  un  santuario  dedicado  a  Moloc,  el  dios 
falso  de  Amón;  y  se  hallaba  otro  de  Quemos,  divini- 
dad falsa  de  Moab,  mencionada  en  la  piedra  Moabita. 
Tom.  I,  p.  341,  colocado,  según  la  tradición  antigua, 
en  el  lado  del  Monte  hacia  el  norte ;  y  también  uno 
de  Asera,  la  abominación  de  los  sidonios.  Estos  san- 
tuarios paganos  fueron  hechos  por  Salomón  para 
agradar  a  sus  mujeres,  y  le  corrompieron  a  él  y  al 
pueblo.  Josías  los  profanó  como  lo  hizo  con  todas 
las  demás  formas  de  idolatría,  y  abolió  también  los 
brujos,  hechiceros,  adivinos,  agoreros  y  espiritas. 

Preg.  110.  ¿Qué  notable  profecía  fué  cumplida 
por  Josías?  2  Rey.  23:15-20.  1  Rey.  13:1-3. 

Cuando  Josías  fué  a  Betel  para  destruir  lo  que  res- 
taba del  antiguo  pecado  de  Jeroboam  I  derrocó  el  al- 
tar, quemó  el  alto  y  la  Asera  y  tornó  el  altar  en  polvo 
después  de  haberle  profanado  quemando  en  él  los 
huesos  de  algunos  muertos.  Vió  el  monumento  del 
varón  de  Dios  que  profetizó  que  Josías  haría  todo 
esto,  y  dió  fin  a  este  culto  matando  a  sus  sacerdotes. 

Preg.  111.  ¿Cómo  celebró  la  Pascua?  2  Rey. 
23:21-23,  2  Crón.  35:1-19. 

En  el  año  18  de  su  reinado  Josías  celebró  la  Pascua 
en  completa  conformidad  con  la  Ley  de  Moisés,  como 
no  se  pudo  hacer  ni  aun  por  Ezequías. 

Preg.  112.  Refiérase  la  muerte  de  Josías.  2 
Rey.  23:28-30.    2  Crón.  35:20-27. 

Josías  era  aliado  del  rey  de  Asiría,  y  cuando  Necao, 
el  Faraón  de  Egipto,  salió  con  su  ejército  para  pelear 
contra  el  asirio,  y  pasaba  por  la  costa  de  Judá,  Josías. 
según  parece,  se  consideraba  obligado  a  oponerse  a 
su  paso.  Necao  le  aconsejó  que  volviese  sin  atacarle, 
pero  Josías  no  le  oyó  y  en  la  batalla  que  se  libró  en 
el  valle  de  Meguido,  Josías  fué  muerto.    Nos  parece 


EL  REINO  DE  JUDA 


7:i 


extraño  que  Josías  hubiese  hecho  esto,  que  segura- 
mente era  contrario  a  las  enseñanzas  de  los  profetas  ; 
pero  tal  vez  no  les  consultó  antes  de  hacerlo.  Hubo 
grandes  lamentaciones  sobre  la  muerte  de  este  rey- 
tan  celoso  de  la  Ley  de  Dios.    Zac.  12:11. 

Preg.  113.  ¿Qué  profetas  ejercieron  su  minis- 
terio durante  el  reinado  de  Josías? 

Cuatro  profetas  florecieron  en  los  días  de  Josías; 
probablemente  en  el  orden  siguiente,  o  simultánea- 
mente :  SOFONIAS,  NAHTJM,  HABACUC  Y  JERE- 
MIAS. 

Preg.  114.  ¿Cuál  es  el  mensaje  principal  de 
SOFONIAS,  y  el  de  NAHUM? 

Lo  que  se  dice  en  el  título  de  la  profecía  respecto 
de  la  fecha  de  ella  que  fué  en  los  días  de  Josías  se 
confirma  porque  ya  se  había  destruido  Gat,  que  no 
parece  en  la  lista  de  las  ciudades  de  Filistia  en  2:4; 
pues  parece  que  después  de  la  toma  de  ella  por  Hazael 
y  la  obra  destructora  de  Ozías  (2  Rey.  12:17,  2  Crón. 
26:6)  Gat  sería  de  poca  importancia  o  destruida  ente- 
ramente; pero  Nínive  existía  todavía,  2:13,  que  fué 
destruida  en  606  A.  C.  dos  años  después  de  la  muerte 
de  Josias.  Sofonías  se  ocupa  de  una  predicción  del 
DIA  DE  JEHOVA  en  ira  y  juicio  sobre  todo  el 
mundo,  y  en  esta  conexión  menciona  muchas  naciones 
desde  Etiopía  hasta  Asiria..  Anuncia  la  completa 
destrucción  de  Nínive,  y  amonesta  a  Judá  y  Jerusa- 
lén  que  les  aguarda  castigo  también  si  no  se  arrepien- 
ten ;  y  parece  que  preparó  al  pueblo  para  las  refor- 
mas de  Josías. 

¿Cuál  fué  el  mensaje  de  Nahum? 

Toda  esta  profecía  es  un  oráculo  contra  Nínive,  y 
predice  su  destrucción  de  una  manera  gráfica.  Segu- 
ramente el  autor  había  presenciado  algún  asalto  con- 
tra alguna  ciudad,  por  lo  pintoresco  de  sus  descripcio- 
nes. Esta  profecía  fué  cumplida  en  606  A.  C.  de  tal 
manera  que  por  muchos  siglos  no  se  supo  a  donde  ha- 
bía estado  Nínive. 

Preg.  115.     ¿Cuál  fué  el  mensaje  de  Habacuc? 

Es  una  profecía  corta,  pero  variada,  habiendo  en 
ella  predicciones  y  oraciones,  una  de  las  cuales  es 
un  hermoso  salmo.  Fué  escrito  en  los  días  de  Josías 
o  cerca  de  ese  tiempo,  porque  habla  del  Templo,  de 
un  modo  que  da  a  entender  que  no  estaba  destruido, 


74 


HISTORIA  SAGRADA 


2:20,  y  tenía  servicio  de  canto,  3:19;  sus  alusiones  a 
los  objetos  de  la  naturaleza  convienen  a  la  Palestina, 
y  revela  que  Dios  estaba  levantando  a  los  caldeos  para 
castigar  a  los  malos,  pero  asegura  que  el  justo  vivirá 
por  su  fé.  2:14.  No  declara  para  quién  fué  escrito, 
pero  todo  lo  referido  indica  que  fué  para  Judá;  y 
pregona  que  la  tierra  estará  llena  del  conocimiento  de 
la  gloria  de  Jehová,  como  las  aguas  cubren  la  mar. 
2:14. 

Preg.  116.  ¿Qué  se  sabe  del  profeta  JERE- 
MIAS? 

Jeremías  es  uno  de  los  profetas  mayores,  pues, 
en  cuanto  a  su  extensión,  es  el  más  largo  de  todos 
ellos,  y  además  hay  que  añadir  sus  Lamentaciones. 
El  figuró  mucho  en  los  asuntos  públicos  de  su  pueblo 
en  los  últimos  años  de  Judá,  desde  mediados  del  rei- 
nado de  Josías  hasta  algunos  años  subsecuentes  al 
cautiverio.  Era  hijo  de  Hilcías,  sacerdote,  de  Ana- 
tot,  pueblito  de  Benjamín,  no  muy  lejos  de  Jeru- 
salén.  Dió  principio  a  sus  trabajos  en  el  año  13  de 
Josías,  y  continuó  en  la  capital  41  años,  y  todavía 
figuraba  y  profetizaba  cuando  los  residuos  del  pue- 
blo fueron  a  Egipto,  con  los  cuales  iba  contra  su 
voluntad,  hasta  Tahpanes  (Dafne).  Hay  muchas  tra- 
diciones respecto  a  sus  actividades,  viajes  y  expe- 
riencias en  otras  tierras  en  tiempos  posteriores,  pero 
creemos  que  carecen  enteramente  de  valor.  Se  rela- 
cionan en  gran  parte  con  las  tradiciones  que  se  refie- 
ren a  lo  que  se  llama  el  "Nuevo  Israel."  y  el  hallazgo 
de  las  diez  tribus  perdidas.  Véase  Preg  82.  Jere- 
mías debe  haber  empezado  a  profetizar  muy  joven. 
No  tardaron  los  de  su  pueblo  Anatot  en  oponerse  a 
sus  profecías. y  la  oposición  a  él  cundió  entre  la 
gente  de  Jerusalén,  especialmente  entre  los  prínci- 
pes; aunque  el  rey  Sedéelas  le  favorecía  en  secreto. 
En  varias  ocasiones  fué  encarcelado  y  metido  en  dife- 
rentes clases  de  prisiones,  pero  a  sus  enemigos  no 
se  les  permitió  que  le  mataran.  Como  participó 
mucho  en  cosas  públicas,  tendremos  que  hacer  mérito 
de  sus  profecías  y  hablar  de  sus  actividades  en  la 
historia  desde  aquí  en  adelante;  pero  para  la  ayuda 
y  gobierno  de  los  que  deseen  consultar  su  profecía 
detenidamente,  damos  aquí  las  fechas  de  sus  dife- 


ÉL  REINO  DE  JUDA 


75 


rentes  profecías  según  las  da  el  Sr.  Davis  en  su  Dic- 
cionario Bíblico. 

Los  Reinados  en  que  se  Supone  que  Fueron  las 
Profecías  de  Jeremías 

1 —  Entre  el  año  13  y  31  del  reinado  de  Josías :  Caps. 

i-vi.   V éase  1 :2  y  3  :6. 

2 —  En  el  reinado  de  Joacaz,  ninguno. 

3 —  En  el  de  Joacim,  al  principio,  xxvi. 

4 —  En  el  año  4  de  Joaquim,  xxv,  xxxvi,  xlv,  xlvi. 

1-12. 

5 —  En  algún  año  de  Joaquim,  xxxv,  cuando  Nabuco- 

donosor  estaba  en  el  país. 

6 —  En  el  reinado  de  Joaquín,  xxxii.  20-30. 

7 —  En  el  reinado  de  Sedecías,  al  principio:  xxiv, 

xlix.  34-39. 

8 —  En  el  año  4  de  Sedecías:  xxxii,  (véanse  vv.  3  y 

12.  28:1)  xxviii,  lv.  59-64. 

9 —  -En  el  año  10  de  Sedecías :  xxxii,  xxxiii. 

10 —  En  indeterminado  año :  xxi,  xxix,  xxxiv,  xxxvii, 

xxxviii,  xxxix.  15-18. 

11 —  Después  de  la  caída  de  Jerusalén:  xxxix.  1-14 

xl-xlv. 

12 —  En  tiempo  indeterminado :   vii-xxii,   xx,  xxiii, 

xxx,  xxxi,  xlv,  xlvi.  13-1  i .  58,  lii. 

Se  ha  notado  alguna  diferencia  entre  Jeremías  e 
Isaías  en  su  modo  de  hablar  de  Jerusalén.  Isaías  pro- 
cura que  sea  defendida,  pero  Jeremías  observa  que 
existe  una  vana  confianza  que  el  pueblo  pone  en  la 
santa  ciudad  de  JeYusalén  y  en  el  Templo,  creyendo 
que  entretanto  que  poseyeran  estas  dos  cosas,  aunque 
viviesen  en  la  idolatría  y  en  las  iniquidades  más  ne- 
fandas, ningún  mal  se  les  podría  acercar.  Por  lo 
mismo  él  se  afana  por  hacer  que  todos  pongan  su 
confianza  solamente  en  Dios,  y  les  exhorta  que  si  no 
se  arrepienten  de  sus  graves  pecados,  tanto  ellos 
como  el  Templo  serán  destruidos. 

Preg.  117.  ¿  Qué  nueva  clase  de  profetas  se  nos 
presenta  en  esta  parte  de  la  historia? 

Ya  hemos  tenido  ocasión  de  hablar  de  muchos  pro- 
fetas verdaderos  de  Dios,  y  de  la  persecución  que 
sufrieron;  pero  ahora  empiezan  a  abundar  una  nueva 
especie  de  ellos,  a  saber  PROFETAS  FALSOS. 
Es  verdad  que  han  aparecido  unos  pocos  de  ellos 


76 


Historia  sagrada 


antes,  pero  distinguimos  ahora  cuatro  clases  de  ellos: 

la.  Hubo  profetas  de  Baal  y  de  otros  dioses  falsos 
que  no  pretendían  hablar  en  el  nombre  de  Jehová. 

2a.  Hubo  también  profetas  de  Baal,  o  del  falso 
culto  de  Jeroboam,  que  dieron  profecías  en  el  nom- 
bre de  jehová;  como  Sedecías  y  sus  compañeros  en 
1  Rey.  22:11.    Véase  Tom.  I  Preg.  448-51. 

3a.  Había  otra  clase  de  hombres  que  en  algunas 
ocasiones  tuvieron  verdadera  inspiración,  y  en  otras 
mintieron,  o  cometieron  pecado  grave;  como  Balaam. 
Núm.  caps,  xxii-xxiv,  Jos.  13:22,  2  Ped.  2:15-16,  Ju- 
das 11  ;  Véase  Tom.  I  Preg.  211-14;  y  el  viejo  profeta 
en  Betel.    1  Rey.  13:18. 

4a.  Finalmente,  en  este  tiempo  hacia  el  fin  del 
reino  dividido,  resulta  una  clase  de  profetas  falsos 
o  impostores,  que  viendo  la  autoridad  de  que  los  pro- 
fetas gozaban,  pretendían  ser  profetas  de  Jehová 
con  motivos  ambiciosos  y  mercenarios,  para  tener 
influencia,  o  para  ganar  dinero,  cuando  carecían  en- 
teramente de  inspiración.  Parece  que  Miqueas  en 
3:5-11  nos  indica  esto  por  primera  vez,  en  los  días 
de  Ezequías,  o  antes.  Pero  este  mal  crecía.  Jeremías 
nos  refiere  el  caso  de  Hananías,  en  Jerusalén,  y  de 
Acab  y  Sedecías,  y  otros,  en  los  cautivos  en  Babi- 
lonia, que  dieron  falsas  predicciones  en  el  nombre 
de  Jehová,  Cap.  29;  y  Semaías  desde  allí  escribió 
una  falsa  profecía  a  Jerusalén  contra  Jeremías,  Jer. 
caps,  xxviii  y  xxix.  Además,  vemos  que  con  espe- 
cialidad los  profetas  Jeremías  y  Ezequiel  amonestan 
contra  esta  clase  de  profetas  que  abundaba  en  Jeru- 
salén y  entre  los  cautivos.  Nehemías  fué  molestado 
por  algunos  de  ellos.  Neh.  6:10-14.  Pronunciaron 
grandes  maldiciones  sobre  ellos  y  sobre  los  que  los  cre- 
yesen. Véanse  Jer.  5:12,  13:13,  14:13-18.  23:9-40. 
27:12-22,  32:32;  y  Ezeq.  13:1-23,  14:9-11.  22:25-28. 
Hay  pasajes  que  no  distinguen  la  clase  de  profetas 
que  hablan,  sólo  se  sabe  que  son  falsos;  Jer.  4:9. 
5:31.  Lam.  2:14.  Esta  notable  cosecha  de  profetas 
falsos  aparece  aquí  en  la  historia  de  Israel,  más  que 
en  otro  tiempo. 

Preg.  118.  ¿Quién  siguió  a  Josías  en  el  reino 
de  Judá?    2  Rey.  23:30-32.    2  Crón.  36:1-3. 

El  pueblo  de  la  tierra  tomó  a  JOACAZ,  hijo  de 


El.  REINO  DE  JUDA 


77 


Josías,  le  ungieron  y  le  pusieron  en  lugar  de  su  padre 
Josías.  Este  tuvo  cuatro  hijos  mencionados  en  1  Crón. 
3:15:  Johanan,  Eliacim.  cuyo  nombre  fué  cambiado  a 
Joacim,  y  Salum.  cambiado  a  Joacaz  y  Sedecías.  Jo- 
hanan, el  mayor,  no  aparece  en  la  historia;  y  Salum, 
o  Joacaz,  era  mayor  de  edad  que  Sedecías  según  se 
dice  en  2  Rey.  23:31  comparado  con  24:18.  No  hubo 
siquiera  uno  de  los  hijos  de  Josías,  o  de  los  hijos  de 
ellos,  que  siguiera  el  buen  ejemplo  de  Josías,  como 
los  reyes  de  Israel,  eran  malos,  y  aun  peores  que  es- 
tos. El  que  medita  en  las  lecciones  de  la  historia 
se  fijará  en  Ezequías  y  Josías  ;  estos  reyes  piadosos 
fueron  intercalados  entre  predecesores  y  sucesores 
pésimos.  Mientras  vivían  estos  dos,  el  pueblo  también 
daba  muestras  exteriores  de  piedad,  y  aun  los  restos 
de  las  diez  tribus  aceptaron  sus  invitaciones  a  partici- 
par en  el  culto  al  Dios  de  sus  padres  ;  pero  no  bien 
terminaron  sus  vidas  y  el  pueblo  todo  se  entregó 
de  lleno  a  las  peores  abominaciones ;  las  reformas 
fueron  superficiales  y  la  corrupción  profunda.  Así 
Dios  dió  pruebas  de  su  paciencia,  longanimidad  y 
misericordia  en  su  modo  de  tratar  a  su  pueblo,  apla- 
zando el  día  del  castigo,  y  apelando  al  pueblo  por 
medio  de  estos  buenos  reyes  y  los  profetas.  En  este 
tratamiento  del  pueblo  descubrimos  también  su  modo 
de  conservar  la  semilla  de  la  piedad  en  medio  de  un 
pueblo  cuya  mayoría  fué  perversa  y  dura  de  cerviz. 
Dios  no  permitió  nunca  que  la  religión  se  extirpara 
enteramente  del  pueblo  pues  siempre  conservó  algunos 
retoños  del  tronco  talado.  Aun  al  fin  sabemos  que 
escogió  a  sus  fieles  para  que  fuesen  llevados  cautivos 
a  Babilonia  y  después  ser  traídos  otra  vez  a  Jerusalén 
y  plantados  de  nuevo  en  la  tierra  santa.  De  estos  son 
Ezequiel.  Daniel  y  sus  compañeros,  y  algunos  que 
sobrevivieron  al  Cautiverio  y  vieron  el  Segundo  Tem- 
plo. Esdras  3:12.  Ag.  2:3. 

Joacaz  principió  a  reinar  en  608  A.  C.  y  solamente 
duró  tres  meses. 

Preg.  119.  ¿Cómo  terminó  el  reinado  de  Joa- 
caz?   2  Rey.  23:33.  2  Crón.  36:3. 

El  Faraón  Necao  avanzó  para  encontrar  al  rey  de 
Asiria  hacia  el  rumbo  del  río  Eufrates,  pero  no  hubo 
batalla.    Parece  que  el  asirio  no  se  presentó,  pero  en- 


78 


HISTORIA  SAGRADA 


tretanto  que  le  aguardaba,  Necao  llamó  a  Joacaz  a 
Ribla,  entre  Damasco  y  Antioquía,  e  impuso  un  tri- 
buto sobre  Judá  de  un  talento  de  oro  y  cien  talentos 
de  plata.  Esta  suma  es  tan  pequeña  que  indica  la 
pobreza  a  la  cual  Judá  estaba  reducida.  Al  mismo 
tiempo  depuso  a  Joacaz  del  reino  poniéndole  preso, 
y  elevó  a  su  hermano  ELIACIM,  por  motivos  no  ex- 
presados, y  al  volver  a  Egipto,  se  llevó  a  Joacaz 
consigo,  el  cual  murió  allí.  Por  lo  que  se  dice  en 
Zac.  10:10-11,  2  Rey.  23:34,  Jer.  24:84  y  22:11-12,  es 
claro  que  con  Joacaz  o  Selum  Faraón  Necao  se  llevó 
a  otros  cautivos  consigo  a  Egipto. 

Preg.  120.  ¿Quién  sucedió  a  Joacaz  en  Judá? 
2  Rey.  23:33-34,  37.    2  Crón.  36:3-5. 

ELIACIM,  el  hermano  mayor  de  Joacaz  fué  nom- 
brado rey  por  Necao  en  el  mismo  año  608  A.  C. 
Cambió  su  nombre,  poniéndole  el  de  JOACIM.  Este 
era  también  tan  malo  como  el  anterior,  y  además  de 
carácter  vacilante,  durando  once  años  en  el  rieno.  El 
exigió  el  dinero  que  Necao  demandó,  al  pueblo,  qui- 
tando a  cada  uno  según  el  valor  de  su  hacienda.  Ahora 
Judá  era  un  reino  subordinado  a  Egipto,  y  nunca  vol- 
vió a  ser  tributario  a  Nínive,  porque  esta  ciudad  llegó 
a  su  fin  dentro  de  cuatro  años,  antes  de  604  A.  C. 

Preg.  121.  ¿Qué  profecía  dió  Jeremías  al  prin- 
cipio del  reinado  de  Joacim? 

La  que  se  halla  en  Jer.  cap.  26.  El  profeta  recibió 
orden  del  Señor  de  ponerse  en  el  atrio  de  la  Casa  de 
Jehová  y  de  proclamar  el  mensaje  que  El  le  daría, 
legado  que  hubo  allá,  le  fué  dado  un  discurso  cuyo 
objeto  era  mover  a  todo  el  pueblo  de  Jerusalén  y 
de  las  demás  ciudades  al  arrepentimiento,  en  conse- 
cuencia les  dijo  que  si  no  escuchaban  las  palabras 
de  los  profetas,  y  no  ponían  por  obra  los  manda- 
mientos de  Dios,  El  haría  que  el  Templo  quedase 
como  Silo,  y  que  la  ciudad  fuese  hecha  una  maldi- 
ción a  todas  las  naciones  de  la  tierra.  Al  oírle,  los 
sacerdotes,  los  FALSOS  PROFETAS  y  el  pueblo, 
le  prendieron,  diciendo  que  él  debía  morir.  Los  prín- 
cipes, que  estaban  en  otra  parte  del  Templo,  sabedores 
de  lo  que  pasaba,  acudieron  al  lugar,  y  Jeremías  pro- 
testó que  Jehová  le  había  enviado  a  hablar  esas  pala- 
bras contra  la  Casa  y  la  ciudad;  pero  si  ellos  se  arre- 


EL  REINO  DE  JUDA 


79 


pintieran  y  obedecieran  a  Dios,  El  se  arrepentiría  del 
mal  que  iba  a  hacerles;  pero  que  si  querían  matarle, 
él  estaba  en  sus  manos  y  lo  podrían  hacer,  mas  al 
hacerlo,  atraerían  sobre  sí  sangre  inocente.  Entonces 
los  príncipes  y  el  pueblo  se  opusieron  a  los  sacer- 
dotes y  a  los  FALSOS  PROFETAS ;  y  algunos  an- 
cianos del  pueblo  tomaron  la  palabra  para  citar  el 
caso  del  profeta  Miqueas  en  el  tiempo  de  Ezequias. 
Este  no  mató  a  aquél  por  las  palabras  duras  de  Mi- 
queas 3:12,  que  declaraban  que  Sión  sería  arada  como 
campo,  y  Jerusalén  seria  hecha  majanos,  y  el  monte  de 
la  Casa  como  cumbres  de  breñal.  Entonces  la  mano 
de  Ahicam,  hijo  de  Safan  y  padre  de  Godolías,  libró 
a  Jeremías  para  que  no  le  matasen  ;  pero  no  fué  así 
cnn  el  profeta  Urías  que  confirmó  las  palabras  de 
Jeremías  en  esta  ocasión. 

Presr.  122.  ¿Qué  le  sucedió  al  Profeta  URIAS? 
Jer.  26:20-23. 

Urías  era  profeta  de  Chiriat-jearim,  y  confirmó  las 
palabras  de  Jeremías,  prediciendo  los  juicios  que 
vendrían  sobre  Jerusalén  v  Judá ;  y  al  oírle  Joacim 
con  sus  principes,  procuró  matarle,  pero  Urías  huyó 
hasta  Fíripto.  Joacim  envió  hombres  en  su  persecu- 
ción a  Egipto  para  que  le  trajeran,  y  una  vez  traído 
Joacim  le  mató. 

Prear.  123.  Refiérase  la  destrucción  de  NI  NI  VE 
y  el  fin  del  poder  de  ASIRIA 

Ya  hemos  hablado  de  los  ESCITAS,  oree.  102.  que 
todavía  andaban  en  sus  correrías.  Debilitaron  en 
.eran  manera  a  los  asirios,  contribuyendo  al  cumpli- 
miento de  las  profecías  de  Teremias  v  Sofonias.  Des- 
pués de  la  muerte  de  Asurbanioal.  rey  de  Asiria.  en 
ó25  A.  C.  (el  que  sojuzgó  a  Egipto,  preg.  100)  el 
noder  de  Asiria  iba  en  meneuante  y  la  fuerza  de  su 
dominio  en  el  occidente  quedaba  más  y  más  relajada: 
por  lo  cual  vemos  a  Necao  en  rebelión  contra  los  asi- 
rios.  y  a  Tudá  suieto  de  Egipto.  En  este  mismo 
tiempo  Cyaxares.  rey  de  los  medos  hizo  unas  expe- 
diciones contra  Nínive;  y  Nabopolasar.  que  era  virrey 
^  Babilonia  bajo  el  rey  de  Asiria.  se  rebeló  contra 
éste,  v  para  fortalecer  su  poder,  logró  casar  a  su 
hüo  Nabuconosor  con  Amvtis,  hija  de  Cyaxares,  rev 
de  Media.    Unidos  los  babilonios  y  los  medos,  des- 


HISTORIA  SAGRADA 


truyeron  a  Nínive  por  completo,  606  A.  C.  de  tal 
suerte  que  se  olvidó  por  siglos  donde  estaba  su  sitio. 
El  profeta  Nahum  describe  cómo  se  tomó  a  la  ciu- 
dad de  Nínive.  Las  nuevas  fuerzas  que  se  habían 
incorporado  con  las  que  estaban  en  Babilonia  desde 
la  antigüedad,  fueron  las  de  los  Caldeos,  una  nación 
semítica  de  la  misma  raza  troncal  de  donde  se  deri- 
varon los  hebreos.  Los  caldeos  fueron  gentes  vigo- 
rosas que  avanzaron  desde  las  regiones  que  estaban 
al  mediodía  de  Mesopotamia,  con  el  tiempo  iban  cre- 
ciendo y  llegaron  a  dominar  la  Babilonia.  Abraham 
vino  de  Ur  de  los  caldeos,  ciudad  que  se  halla  al  sur 
de  Mesopotamia,  junto  al  río  Eufrates,  Hech.  7:2. 

Preg.  124.  Refiérase  la  empresa  del  Faraón 
Necao,  en  605  A.  C.  y  la  batalla  de  Carchemis.  2 
Crón.  35:20.  Jer.  46:2. 

Tres  años  después  de  quitar  a  Joacaz  del  trono  de 
Judá  y  poner  en  él  a  Joacim,  Necao  salió  de  nuevo, 
llevando  el  mismo  rumbo  de  su  primera  expedición 
hacia  Asiria.  Parece  que  trataba  de  extender  sus 
dominios  más  al  oriente,  pues  ya  su  poder  llegaba 
hasta  Siria.  En  Carchemis,  sobre  el  río  Eufrates, 
Nabucodonosor  le  encontró  con  las  fuerzas,  no  asi- 
rías, sino  caldeas  de  Babilonia,  y  le  derrotó  comple- 
tamente. Esta  batalla  se  libró  el  año  606,  o  605  A.  C. 
en  el  cuarto  año  de  Joacim.  Jer  46:2,  en  el  mismo 
tiempo  que  Jeremías  hizo  que  Baruc  escribiese  en 
un  rollo  sus  profecías  de  los  castigos  que  iban  a  so- 
brevenir a  Israel.  Jer.  36:1. 

Preg.  125.  ¿Qué  profecías  dio  Jeremías  cerca 
del  tiempo  de  la  batalla  de  Carchemis?  Jer.  caps. 
25,  36,  45,  46:1-12. 

En  el  cap.  xxv  Jeremías  protestó  ante  todo  el  pue- 
blo que  él  les  había  hablado  constantemente  en  el 
nombre  de  Jehová  durante  los  23  años  después  del 
13  de  Josías.  y  que  ellos  no  le  habían  escuchado;  y 
que  lo  mismo  había  sucedido  en  el  caso  de  los  otros 
profetas.  Si  continuaban  en  sus  iniquidades,  terribles 
calamidades  vendrían  sobre  ellos  .pero  si  hacían  lo 
que  Dios  les  ordenaba  morarían  siempre  en  el  país; 
por  tanto  les  amonestó  que  no  diesen  culto  a  los  ído- 
los ni  que  siguiesen  dioses  falsos:  pero  ellos  no  le 
prestaron  oídos,  y  por  esto  Dios  traería  contra  ellos 


EL  REINO  DE  JUDA 


81 


y  contra  las  demás  naciones  vecinas,  a  su  siervo  Na- 
bucodonosor,  y  él  los  destruiría,  y  que  tendrían  que 
servirle  SETENTA  AÑOS;  Jer.  25:11-12,  pero  que 
después  de  estos  SETENTA  AÑOS  Dios  castigaría 
al  rey  de  Babilonia  y  a  los  caldeos  y  pondría  el  país 
de  ellos  en  desolaciones  para  siempre.  Entonces  Jere- 
mías, en  una  acción  simbólica  y  prof ética  les  hizo  a 
todas  las  naciones  beber  de  la  copa  de  la  ira  de  Dios, 
a  saber:  a  Jerusalén,  a  Faraón,  a  los  de  la  tierra  de 
Uz,  a  Filistia  (haciendo  mención  de  sus  varias  ciuda- 
des) a  Fenicia  (indicando  las  ciudades)  a  Arabia,  a 
Elam,  a  Media  y  a  todas  las  demás  naciones,  porque 
Dios  tenía  una  controversia  con  ellas,  y  las  iba  a 
castigar. 

En  cap.  xxxvi,  el  Señor  le  mandó  tomar  un  rollo 
y  que  Baruc  escribiese  en  él  todo  lo  que  Jeremías 
había  pronunciado  contra  el  pueblo,  pues  Jeremías 
mismo  no  lo  podía  escribir,  porque  estaba  preso. 
Baruc,  después  de  escribirlo  tuvo  que  ir  al  Templo 
y  leer  lo  escrito  con  el  fin  de  que  el  pueblo  se  arre- 
pintiese. Así  lo  hizo.  En  36:6  Jeremías  dice  que  fué 
en  "día  de  ayuno."  ¿Sería  posible  que  Joacim  procla- 
mase ayuno?  Si  acaso  lo  hizo,  fué  una  hipocresía, 
por  lo  que  se  sigue.  Al  saber  los  príncipes  lo  que 
pasaba,  le  llamaron  a  donde  ellos  estaban  para  que 
leyese  el  libro  delante  de  ellos.  A  su  vez,  ellos  die- 
ron parte  al  rey,  y  el  libro  fué  llevado  ante  él ;  pero 
después  de  oír  la  lectura  de  algunas  páginas,  Joacim, 
o  sea  Jehudi  que  las  leía,  las  cortó  con  cuchillo  y  las 
quemó  en  un  brasero.  Algunos  le  suplicaron  que  no 
hiciese  tal  cosa,  pero  no  les  hizo  caso,  y  dió  orden 
de  prender  a  Baruc  y  a  Jeremías.  No  consiguió  apri- 
sionarlos porque  Dios  se  los  escondió,  y  en  seguida 
dió  orden  a  Jeremías  de  que  escribiese  en  otro  rollo 
las  mismas  palabras,  y  otras  muchas  que  predecían 
justos  castigos  para  Joacim. 

En  cap.  xlv  se  da  una  profecía  con  instrucciones 
y  consuelo  para  Baruc  porque  éste  tenía  miedo  des- 
pués de  lo  del  libro  que  el  rey  Joacim  había  que- 
mado. 

El  cap.  xlvi  1-12,  es  un  oráculo  contra  Egipto  in- 
dicando que  la  marcha  del  Faraón  Necao  a  Carchemis 


82 


HISTORIA  SAGRADA 


va  a  ser  para  que  reciba  el  castigo  que  merecen  sus 
obras. 

Preg.  126.  ¿Qué  acción  prof ética  presentó  Je- 
remías al  pueblo  cuando  Nabucodonosor  empren- 
dió su  marcha  contra  Judá?    Jer.  cap  xxxv. 

Para  convencer  a  los  judíos  de  su  culpa  en  no  obe- 
decer a  Jehová,  y  al  mismo  tiempo  darle  un  ejemplo 
hermosísimo  de  la  obediencia,  el  Señor  mandó  a  Jere- 
mías que  trajese  a  los  recabitas  dentro  de  una  de  las 
cámaras  del  Templo,  y  que  pusiese  delante  de  ellos 
vasos  de  vino,  y  les  dijese  que  bebiesen  vino.  Ellos 
y  sus  familias  en  gran  número  fueron  al  Templo,  pero 
se  negaron  a  beber  vino,  porque  su  padre  Jonatán 
(Véase  Preg.  503  del  Tom.  I)  les  había  prohibido 
el  beberlo.  De  la  misma  manera  hacían  otras  cosas 
en  obediencia  a  su  padre.  En  presencia  de  este  ejem- 
plo de  obediencia  filial,  Dios  condenó  la  desobedien- 
cia de  los  judíos,  y  dió  una  promesa  a  los  recabitas 
de  que  jamás  les  faltaría  hombre  en  la  tierra  delante 
de  Dios.  Como  prueba  de  que  Dios  es  verdadero, 
esta  promesa  se  ha  cumplido  hasta  el  día  de  hoy,  pues, 
se  hallan  los  recabitas  en  la  montaña  al  nordeste  de 
Medina  en  Arabia. 


II  PERIODO  NACIONAL 


EL  CAUTIVERIO  BABILONICO 

Preg.  127.  ¿De  qué  manera  se  dio  principio  al 
Cautiverio  Babilónico?  2  Rey.  24,  1,  7;  2  Crón. 
36:6,  7;  Dan.  1:1-7. 

Poco  se  sabe  de  positivo  de  los  movimientos  de 
Nabuconosor  después  de  la  batalla  de  Carchemis,  pe- 
ro sí,  se  sabe  que  después  de  ella  en  seguida  llegó 
a  Jerusalén  y  le  cercó,  y  encadenó  a  Joacim,  con  in- 
tención de  llevarle  a  Babilonia,  y  se  sabe  que  Daniel 
y  sus  compañeros  fueron  llevados  allá  en  esta  oca- 
sión, juntamente  con  parte  de  los  vasos  del  Templo 
que  Nabucodonosor  puso  en  el  Templo  en  Babilonia, 
y  que  Nabucodonosor  conquistó  todos  los  países  des- 
de la  entrada  a  Egipto  hacia  el  norte  y  este,  y  los  hizo 
tributarios,  de  suerte  que  Faraón  no  trató  de  salir  de 
Egipto.  Después  Joacim  se  halló  en  Jerusalén  y  se 
rebeló  contra  Nabucodonosor,  pero  éste  no  volvió 
luego  para  castigarle,  sino  que  le  dejó  a  la  merced 
de  unas  tropas  caldeas  y  de  los  sirios,  moabitas  y 
amonitas.  La  toma  de  Jerusalén  fué  en  605  A.  C.  y 
viene  a  ser  el  principio  del  CAUTIVERIO  BABI- 
LONICO. Según  la  profecía  de  Jeremías  25:11-12 
iba  a  durar  70  años.  Los  primeros  judíos  que  volvie- 
ron a  Jerusalén  bajo  el  decreto  de  Ciro,  llegaron  allá 
en  536  A.  C.,  cumpliendo  así  70  años  desde  605  A.  C. 
Jer.  25:11  y  Zac.  1:12. 

No  sabemos  cuantos  cautivos  fueron  deportados  en 
esta  primera  expedición  de  Nabucodonosor,  pero  para 
nosotros  es  claro  que  el  Cautiverio  principia  con  esta 
fecha.  Sea  la  deportación  pequeña  o  grande,  fué  se- 
guida de  varias  otras,  pero  todas  estas  se  cuentan 
como  partes  del  cautiverio  ya  empezado.  Según  2 
Crón.  36:20-23,  los  70  años  terminaron  en  el  primer 
año  de  Ciro  en  Babilonia,  luego  principiaron  en  606 
A.  C.  para  poder  terminar  en  536. 

Preg.  128.  ¿Cuáles  son  otras  maneras  de  con- 
tar los  70  años  del  Cautiverio? 

1.  Algunos  los  cuentan  desde  la  muerte  de  Josías 
en  608  A.  C. 


B4 


HISTORIA  SAGRADA 


2.  Otros  se  fijan  en  la  fecha  del  incendio  del  Tem- 
plo en  586  A.  C.  y  según  ellos,  no  se  terminaron  sino 
hasta  la  construcción  del  2o.  Templo  por  Zorobabel 
en  516  A.  C.  Ya  se  ha  asentado  nuestra  convicción 
en  la  pregunta  anterior. 

En  verdad,  la  nación  pasó  por  un  estado  moribundo 
que  duró  varios  años,  y  también  la  vuelta  a  Jerusalén 
no  se  completó  de  una  vez,  y  estos  hechos  han  con- 
fundido a  algunas  personas. 

Preg.  129.  Refiéranse  las  primeras  experien- 
cias de  Daniel  y  sus  compeñeros  en  Babilonia. 
Dan.  caps,  i  y  ii. 

Desde  ahora  en  adelante  nuestra  atención  será  divi- 
dida entre  Jerusalén,  Babilonia,  Egipto  y  otros  lu- 
gares. Los  judíos  andan  dispersos  en  el  mundo  aun 
hasta  el  día  de  hoy,  aunque  la  nación  fué  parcial- 
mente restablecida  al  fin  de  los  70  años.  En  éstos, 
la  tierra  de  Palestina  gozaba  de  sus  sábados.  2  Crón. 
36:21,  que  seguramente  no  habían  sido  observados 
por  los  israelitas  en  los  siglos  anteriores.  El  núcleo 
principal  del  pueblo  se  halló  en  Babilonia  en  este 
tiempo.  El  tratamiento  que  le  dió  Nabucodonosor 
no  fué  duro.  Mandó  que  se  escogiesen  jóvenes  de 
talento  de  entre  los  cautivos  para  que  fuesen  ense- 
ñados con  esmero  a  fin  de  preparar  un  grupo  de 
hombres  capaces  de  dirigir  la  cosa  pública  del  reino. 
Daniel  y  sus  tres  compañeros  fueron  tomados,  y  éstos, 
que  recibieron  los  nombres  de  Sadrac,  Misac  y  Abed- 
nego,  fueron  escogidos.  Ellos  tuvieron  que  pasar  por 
una  severa  prueba  de  su  fidelidad  a  la  ley  de  Moisés, 
respecto  de  los  alimentos,  pero  a  riesgo  de  perder 
sus  vidas;  eran  firmes,  y  por  la  gracia  de  Dios,  salie- 
ron bendecidos  en  su  constancia.  Les  fué  dada  mu- 
cha sabiduría  y  favor  en  los  ojos  del  rey.  En  el 
año  siguiente,  603  A.  C..  Daniel  pasó  por  una  prue- 
ba aún  mayor.  El  rey  tuvo  un  sueño  que  le  impre- 
sionó mucho,  pero  dicho  sueño  se  deslizó  de  su  me- 
moria. Se  quedó  muy  perturbado  e  hizo  una  deman- 
da extra.agante  a  sus  sabios,  exigiéndoles  que  no 
solamente  le  diesen  la  interpretación  del  sueño,  sino 
también  el  mismo  sueño,  del  cual  él  se  había  olvidado. 
Como  ninguno  podía  hacer  tal  cosa,  sus  oficiales  iban 
en  busca  de  todos  los  sabios  para  matarlos,  cuando 


EL   CAUTIVERIO  BABILONICO 


85 


Daniel  habló  a  Arioc.  preguntándole  la  causa  de  la 
orden,  y  se  ofreció  al  rey  para  declararle  el  sueño, 
sólo  pidiéndole  tiempo  para  ello.  Esto  le  fué  con- 
cedido, y  él  suplicó  a  sus  compañeros  que  hiciesen 
oración  en  su  favor.  El  arcano  le  fué  revelado,  y 
Daniel  dió  rendidas  gracias  a  Dios,  y  Arioc  le  pre- 
sentó ante  el  rey.  Dando  toda  la  gloria  a  Dios,  Da- 
niel le  dijo  al  rey  que  había  soñado  con  una  grande 
imagen  que  tenia  cabeza  de  oro,  pecho  y  brazos  de 
plata,  vientre  y  músculos  de  metal,  piernas  de  hierro 
y  pies  de  hierro  mezclado  con  barro  cocido.  Luego 
una  piedra  de  la  montaña  le  desmenuzó.  Toda  ella 
representaba  los  reinos  babilónico,  el  de  los  medos 
y  persas,  el  de  los  griegos  y  el  de  los  romanos,  y 
que  el  reino  de  Dios  acabaría  con  todos  ellos.  Por 
haber  declarado  esto  Daniel  fué  honrado,  y  a  su  peti- 
ción, sus  compañeros  fueron  puestos  sobre  los  nego- 
cios de  las  provincia  de  Babilonia. 

Preg.  130.  Refiérase  el  fin  del  reinado  de  JOIA- 
CIM  y  el  de  JOAQUIN  y  el  principio  de  SEDE- 
CIAS,  en  597  A.  C.  2  Rey.  24:1-19,  25:  27-30,  2 
Crón.  36:  8-12,  Jer.  22:13-30.  cap.  24.  49:34-49, 
52:31-34,  Ezeq.  cap.  19,  Jos.  Ant.  x,  6:3-7:2,  11:2. 

Según  se  ha  dicho  en  preg.  127,  Joiacim  sirvió  a 
Nabucodonosor  tres  años,  y  después  se  rebeló,  y  éste 
le  dejó  a  las  incursiones  de  los  caldeos,  amonitas, 
sirios  y  moabitas  desde  602  A.  C.  y  en  adelante  hasta 
598  A.  C.  cuando  JOIACIM  murió.  El  autor  de  2 
Crónicas  menciona  su  muerte,  y  el  de  2  Reyes  sólo 
dice:  "durmió  con  sus  padres,"  sin  aclarar  la  ma- 
nera de  su  muerte.  Pero  Jer.  22:13-19  afirmó  que 
tendría  una  muerte  de  deshonra:  "En  sepultura  de 
asno  será  enterrado,  arrastrándolo  y  echándolo  fuera 
de  las  puertas  de  Jerusalén ;"  y  Josefo,  x  6:3  indica 
que  Nabucodonosor  hizo  una  expedición  contra  Joia- 
cim, y  éste,  creyendo  que  ganaría  favor  con  aquél  no 
haciéndole  oposición,  dejó  abiertas  las  puertas  de  la 
ciudad,  admitiendo  al  rey  de  Babilonia.  Joiacim.  sa- 
biendo el  terrible  fin  que  Jeremías  había  denunciado 
contra  él  por  sus  maldades,  creía  que  de  esta  manera 
lo  evitaría.  Parece  que  aun  recibió  garantías  de  se- 
guridad dadas  por  Nabucodonsor  si  no  le  hiciera 
oposición.    Pero  Josefo  dice  que  éste  violó  el  pacto, 


HISTORIA  SAGRADA 


y  mató  a  los  que  habían  llegado  al  estado  de  hombre 
en  la  ciudad-y  a  los  de  la  mayor  dignidad,  pero  que 
ordenó  que  Joiacim  fuese  arrojado  delante  de  los 
muros  sin  sepultura;  y  que  se  llevó  a  tres  mil  perso- 
nas principales  en  cautividad  a  Babilonia.  Alega 
Josefo  que  el  joven  profeta  Ezequiel  se  halló  entre 
estos  cautivos;  y  que  Nabucodonosor  puso  a  JECO- 
NIAS,  o  CONIAS  o  JOAQUIN  en  el  trono.  Joaquín 
era  hijo  de  Joiacim,  y  la  Biblia  solamente  dice  que 
este  hijo  sucedió  a  Joiacim  y  reinó  tres  meses  y  diez 
días;  él  también  fué  malo  como  su  padre.  Josefo 
añade  que  Nabucodonosor,  maliciando  que  Joaquín  le 
saldría  traidor  a  causa  de  la  muerte  vergonzosa  de 
su  padre  Joiacim,  volvió  luego  a  Jerusalén,  y  le  puso 
sitio.  Bajo  promesa  de  seguridad  para  su  persona, 
su  familia  y  la  ciudad,  Joaquín  salió  y  se  presentó 
al  rey  de  Babilonia,  acompañado  de  su  madre,  sus 
oficiales  y  eunucos;  pero  el  rey  le  fué  falso,  y  los 
llevó  a  todos  presos  a  Babilonia,  donde  Joaquín  quedó 
encarcelado  hasta  la  muerte  de  Nabucodonosor.  Pero 
en  Reyes  y  en  Jeremías,  se  dice  que  el  hijo  de  éste, 
Evil  Merodac,  sacó  a  Joaquín  de  su  prisión  y  le  tra- 
tó con  mucho  honor.  Josefo  dice  lo  mismo,  y  da 
como  el  motivo  de  este,  la  falsía  del  rey  Nabucodo- 
nosor en  quebrar  su  pacto  con  Joaquín.  Jeremías  dijo 
que  Joaquín  no  tendría  hijo  que  le  sucediera;  por  lo 
cual  Salatiel  vino  a  ser  heredero  del  derecho  a  la 
corona  de  Judá,  aunque  era  de  linaje  que  parte  de 
Natán,  y  no  de  Salomón,  como  lo  era  Joaquín.  Jun- 
tamente con  la  familia  real,  Nabucodonosor  se  llevó 
todos  los  tesoros  del  Templo  y  del  palacio  habiendo 
cortado  en  pedazos  los  vasos  de  oro  que  Salomón  y 
otros  habían  dedicado  al  Templo.  En  esta  ocasión 
deportó  a  todo  el  ejército  judío,  como  también  a  los 
artesanos  y  la  gente  de  utilidad  que  había,  hasta  unos 
diez  mil  varones  (10.000)  alcanzando  el  número  de 
almas  a  cincuenta  mil  o  más.    Esto  fué  en  597  A.  C. 

Nabucodonosor  en  seguida  nombró  a  Matanías,  tío 
de  Joaquín,  y  hermano  de  Joiacim,  rey  en  Jerusalén, 
y  cambió  su  nombre  en  SEDECIAS.  Es  evidente  que 
los  profetas  no  reconocían  ni  a  Joiacim  ni  a  Sedéelas 
como  rey  legítimo  de  Judá,  aunque  eran  del  linaje 
de  David,  porque  fueron  puestos  en  el  trono  por  ex- 


EL   CAUTIVERIO  BABILONICO 


87 


traños  y  no  por  el  pueblo  judío,  el  primero  por  Necao 
el  egipcio,  y  el  segundo  por  el  rey  de  Babilonia. 
Así  los  reyes  legítimos  serían  Josías,  Joacaz  y  Joa- 
quín, pero  estos  dos  últimos  no  pudieron  reinar, 
quedando  solamente  tres  meses  en  el  trono.  La  fuerza 
y  vitalidad  del  reino  iba  menguando.  He  aquí  la 
razón  de  la  triste  lamentación  de  Ezequiel  sobre  es- 
tos dos  reyezuelos,  bajo  la  figura  de  cachorros  de 
león,  en  Ezeq.  cap.  19,  que  termina  así :  "Esta  es  en- 
decha, y  servirá  de  endecha." 

Preg.  131.  ¿Cuál  fué  la  carrera  prof ética  de 
Ezequiel? 

Ezequiel  debe  haber  sido  joven  cuando  fué  llevado 
a  Babilonia  ocho  años  después  de.  Daniel,  en  598  A.  C. 
Ezeq.  33:21,  40:1,  2  Rey.  24:11-16.  Vivía  entre  los 
judíos  desterrados  en  el  río  Chebar,  que  puede  ser 
Tel-Abib.  Allí  se  casó  y  tuvo  una  casa,  8:1,  24:1,  18. 
Era  sacerdote,  y  su  padre  se  llamaba  Buzi,  1 :3.  Allí 
también  empezó  a  profetizar  en  592  A.  C,  el  5o.  año 
del  cautiverio  de  Joaquín  y  7  años  antes  de  la  des- 
trucción de  Jerusalén.  Tenía  entonces  30  años  de 
edad,  el  tiempo  en  que  principiaban  a  funcionar  los 
sacerdotes,  Núm.  4:3,  y  continuó  en  su  oficio  unos 
22  años.  1:2,  29:17.  El  Sr.  Davis  en  su  Diccionario 
Bíblico  suministra  un  resumen  de  sus  profecías;  y 
las  fechas  que  Ezequiel  da,  son  del  cautiverio  de 
Joaquín. 

I.    Antes  de  la  Destrucción  de  Jerusalén. 

En  el  5o.  año  (529  A.  C.)  fué  llamado  a  profetizar. 
1:1-3:11.  Luego  predijo  la  destrucción  de  Jerusalén. 
3:22-7:27. 

En  el  6o.  año  (591  A.  C.)  denunció  las  idolatrías 
de  Judá;  cap.  8;  Jehová  abandona  el  Templo  a  cau- 
sa de  ser  profanado  por  los  judíos,  9:1-11:13;  pero 
El  mismo  será  santuario  para  los  cautivos,  v.  16,  y 
los  volverá  a  la  tierra  de  Israel  v.  17,  y  a  los  que  se 
arrepienten,  les  dará  un  corazón  nuevo  vs.  18-21. 
La  incredulidad  de  los  judíos  y  su  fe  en  los  falsos 
profetas  causaron  este  abandono,  caps,  xii-xiv.  La 
profecía  no  faltará;  pero  los  arrepentidos  alcanzarán 
el  favor  de  Dios,  xv-xvii.  Sigue  la  lamentación  so- 
bre los  dos  príncipes  de  Judá,  Joacaz  y  Joaquín;  véa- 
se la  pregunta  anterior.  Cap.  xix. 


8K 


HISTORIA  SAGRADA 


En  el  año  7o.  (590  A.  C.)  dijo  que  el  nombre  de 
Jehová  fué  profanado  por  los  judíos  en  presencia  de 
los  paganos,  por  esto  los  castigará,  pero  después  los 
restaurará  por  amor  de  su  nombre,  xx  1-44.  El  casti- 
go no  ha  de  faltar,  xx.  45-xxiii.  49. 

En  el  9o.  año  (588  A.  C.)  dió  el  símbolo  de  la 
destrucción  de  Jerusalén,  el  de  la  olla  hirviente,  y 
la  muerte  de  su  mujer. 

II.  Oráculos  contra  las  naciones. 

Denunció  juicios  contra  Amón,  Moab  y  Filistia, 

XXV. 

En  el  año  lio.  (586  A.  C.)  contra  Tiro  y  Sidón, 
xxvi-xxviii. 

En  el  año  10o.  (587  A.  C),  17o.  (570  A.  C)  y  el  lio. 
contra  Egipto,  xxix-xxxii. 

III.  Profecías  respecto  a  LA  RESTAURACION. 
Estos  oráculos  fueron  dados  después  de  la  toma  y 

destrucción  de  Jerusalén  por  Nabucodonosor. 

En  el  año  12o.  (586  A.  C.)  antes  de  saber  de  la 
toma  de  la  ciudad  su  llamamiento  a  ser'  profeta  fué 
renovado,  xxx.  1-22  ;el  pueblo  reconocerá  a  Jehová 
y  a  su  profeta,  xxxiii.  23-33;  David,  el  buen  pastor 
será  resucitado,  xxxiv;  los  enemigos  serán  castigados, 
xxxv ;  el  pueblo  será  santificado  y  restaurado  a  su 
tierra,  xxxvi ;  revivirán  como  resucitados  y  las  doce 
tribus  serán  reunidas,  xxxvii ;  y  sus  enemigos  total- 
mente vencidos,  xxxviii  y  xxxix. 

En  el  año  25o.  (573  A.  C.)  recibió  una  visión  de 
la  Iglesia  de  Dios,  agrandada  y  santa,  con  sus  santos 
servicios,  siendo  su  influjo  benéfico  como  un  río  que 
riega  y  fertiliza  la  tierra,  y  la  tierra  se  reparte  con 
equidad  entre  el  pueblo,  xl,  xlviii. 

Preg.  132.  ¿Cuál  fué  la  acogida  de  Ezequiel 
entre  los  judíos  cautivos? 

Fué  reconocido  por  ellos  como  profeta,  aunque  mal 
de  su  grado,  porque  se  da  a  entender  que  entre  ellos 
había  oposición  a  sus  enseñanzas,  y  algo  del  antiguo 
espíritu  rebelde  de  los  judíos.  1:1-6,  3:7,  25-27,  14: 
1-3.  Parece  que  en  algunas  ocasiones  Ezequiel  fué 
mandado  a  dirigirse  a  ellos  como  si  representaran 
la  nación  judía,  y  así  la  profecía  no  miraba  tanto  a 
ellos  como  a  la  nación.  En  muchas  cosas  el  mismo 
profeta  manifestaba  en  su  persona  el  mal  que  iba 


EL   CAUTIVERIO  BABILONICO 


8a 


a  caer  sobre  Jerusalén,  hasta  el  grado  que  tuvo  que 
ver  a  su  esposa  morir  como  señal,  24:15-18.  Muchas 
de  sus  figuras  eran  muy  obscuras,  aunque  hay  que 
hacer  cuenta  de  que  los  orientales  entienden  seme- 
jantes enigmas  mejor  que  nosotros.  La  lección  que 
enseñó  claramente  era  la  del  castigo  que  merecen 
los  pecados  de  Israel.  Una  visión  de  la  gloria  de 
Dios,  que  fué  repetida  varias  veces,  y  por  lo  mismo 
debe  considerarse  como  de  la  mayor  importancia,  so- 
brepuja todas  las  demás.  En  9:3,  10:3-4,  18-19,  11 :23, 
la  gloria  divina  que  había  sido  mostrada  al  profeta 
cuando  fué  llamado  a  su  ministerio  profético,  se  vió 
en  el  templo  de  Jerusalén,  pero  no  se  quedó  allí, 
sino  que  apartó  del  lugar  y  pasó  hasta  el  Monte  de 
Olivos,  cuya  acción  indicaba  que  Dios  abandonaba  a 
Judá  a  causa  de  sus  iniquidades.  Más  adelante,  en 
43:1-5,  esta  gloria  volvió  a  su  lugar  en  el  Templo 
después  de  un  cambio  radical  en  el  pueblo.  En  44: 
2-4  encarece  la  necesidad  de  la  santidad  en  el  pueblo 
de  Dios.  Por  misteriosas  que  fuesen  las  formas  de 
la  visión,  la  enseñanza  principal  era  fácil  de  enten- 
der. La  doctrina  de  la  salvación  por  la  gracia  y  no 
por  obras  fué  bien  presentada  por  Ezequiel,  Véase 
el  cap.  36.  Si  se  estudia  cuidadosamente  esta  profe- 
cía, siguiendo  la  idea  que  acabamos  de  dar,  se  des- 
cubrirá su  maravillosa  sublimidad,  y  se  entenderá  la 
verdad  que  el  profeta  anunció  en  1 :1,  que  los  cielos 
le  "fueron  abiertos,  y  que  vió  visiones  de  Dios."  Es 
uno  de  los  documentos  más  impresivos  que  hay  en 
el  mundo. 

Preg.  133.  ¿Cuáles  son  los  sucesos  notables  en 
el  reinado  de  Sedecías?  2  Rey.  24:19-20,  25:1-30, 
2  Crón.  36:12-23,  1  Orón.  9:1,  Jer.  caps.  26-29,  32, 
37,  51:59-64,  52:29,  Ezeq.  17:12-21,  29. 

La  mente  de  este  rey  estaba  constantemente  en  un 
vaivén.  Quiso  estar  bien  con  Jeremías  y  también  con 
los  príncipes,  y  seguía  el  mismo  zigzag  en  la  política 
extranjera  que  habían  adoptado  sus  predecesores,  que- 
riendo aliarse  con  Egipto,  y  luego  con  Babilonia,  y 
después  independerse.  No  hubo  nada  firme  ni  esta- 
ble en  el  hombre,  y  las  consecuencias  de  sus  vacila- 
ciones fueron  funestas  para  él  y  para  el  pueblo.  Por 
lo  que  hacía  a  la  religión,  era  completamente  pagano. 


90 


HISTORIA  SAGRADA 


El  pueblo,  a  la  vez,  era  corrupto  y  sin  remedio.  El 
profeta  Jeremías,  con  devoción  singular  al  pueblo  y 
patriotismo  puro  y  verdadero,  trabajaba  por  salvar 
el  resto  que  quedó  de  la  nación.  Les  dijo  que  debían 
aceptar  el  yugo  del  rey  de  Babilonia,  porque  así  lo 
había  ordenado  Dios.  Pero  Hananías,  falso  profeta 
de  Jerusalén,  le  resistió  en  el  Templo  ante  el  pueblo, 
diciendo  que  dentro  de  dos  años  los  cautivos  volverían 
de  Babilonia.  No  dejó  de  haber  cierto  altercado  entre 
ellos;  pero,  al  fin,  Jeremías  le  dijo  que  en  ese  mismo 
año  Hananías  moriría.  Tal  como  lo  dijo,  el  falso  pro- 
feta, feneció  en  el  plazo  dado.    Jer.  caps.  27  y  28. 

En  el  cuarto  año  de  Sedecías,  593  A.  C,  éste,  por 
algún  motivo,  hizo  una  visita  a  Babilonia,  siendo  acom- 
pañado de  Seraías,  que  le  servía  de  principal  cama- 
rero. Por  conducto  de  éste,  Jeremías  envió  a  Babilo- 
nia un  libro  en  que  había  escrito  todo  el  mal  que  iba 
a  venir  contra  aquella  ciudad.  Al  llegar,  Seraías  tuvo 
que  leerlo,  y  hacer  la  siguiente  invocación:  "Oh,  Je- 
hová,  Tú  has  dicho  contra  este  lugar  que  lo  habías 
de  talar  hasta  que  no  se  quedase  en  él  morador,  ni 
hombre  ni  animal,  sino  que  para  siempre  había  de 
quedar  asolado."  Hecho  esto,  tuvo  que  atar  una  pie- 
dra al  libro,  y  echarlo  en  medio  del  río  Eufrates, 
diciendo:  "Así  será  anegada  Babilonia,  y  no  se  levan- 
tará del  mal  que  yo  traigo  sobre  ella."  Jer.  51 :59-64. 
El  Sr.  Farrar  Fenton  en  la  nota  sobre  este  pasaje, 
p.  130  de  Los  Profetas,  dice  que  Josefo  afirma  que 
cuando  Darío  y  Ciro  secaron  el  cauce  del  río  Eufrates 
en  la  toma  de  Babilonia,  el  fardo  en  que  este  libro 
fué  guardado  se  descubrió.  Hemos  buscado  esta  cita 
de  Josefo  y  no  la  hemos  hallado  en  su  libro. 

En  los  primeros  años  del  reinado  de  Sedecías,  c. 
de  596  A.  C.  Jeremías  escribió  una  carta  a  los  cauti- 
vos en  Babilonia,  Jer.  29,  aconsejándoles  a  prepararse 
para  una  residencia  prolongada  en  su  cautividad,  y 
que  no  diesen  oídos  a  los  falsos  profetas  que  decían 
lo  contrario.  Debían  edificar  casas  y  buscar  la  paz 
del  pueblo  en  medio  del  cual  se  vivía,  porque  habían 
de  estar  allí  los  70  años  profetizados.  Señaladamente 
condenó  a  los  falsos  profetas  Acab  y  Sedecéas  a  una 
muerte  terrible  por  sus  falsedades.  Otro  castigo  te- 
rrible también  caería  sobre  Semaías,  que  escribió  car- 
tas en  el  nombre  de  Dios,  a  los  de  Jerusalén,  orde- 


EL   CAUTIVERIO  BABILONICO 


31 


nando  que  prendiesen  a  Jeremías  por  sus  profecías. 
Es  sorprendente  notar  cuánto  valor  mostraron  esos 
hombres  falsos. 

Ya  que  Sedecías  era  falso,  y  no  pudo  ser  fiel  al 
rey  de  Babilonia,  se  rebeló  contra  él,  y  en  el  9o. 
año  del  reinado  d»  Sedecías  (588  A.  C.)  Nabucodo- 
nosor  vino  contra  Jerusalén  con  todo  su  ejército  y  le 
puso  sitio.  Levantó  ingenios  en  derredor  de  ella,  y 
el  primer  año  del  sitio  se  llevó  832  cautivos  a  Babi- 
lonia. Jer.  52 :39.  Este  sitio  duró  dos  años,  pero 
fué  interrumpido  por  una  salida  de  Faraón  en  socorro 
de  Jerusalén,  pero  no  logró  librarla;  porque  Josefo, 
(Ant.  Jud.  x:7:3)  dice  que  Nabucodonosor  marchó 
contra  él  y  lo  derrotó,  y  los  caldeos  volvieron  y  cer- 
caron a  Jerusalén  de  nuevo.  En  aquel  intervalo  el 
pueblo  creía  que  los  caldeos  no  volverían,  y  rompió 
el  pacto  que  hizo,  y  cada  uno  volvió  a  esclavizar  a 
su  criado  y  criada  y  atrajeron  sobre  sí  el  furor  de 
Jehová.  En  este  tiempo  Jeremías  trató  de  ir  a  su 
casa  de  Anatot,  pero  fué  acusado  de  traición,  pues, 
dijeron  que  iba  a  pasar  a  los  caldeos.  Le  metieron  en 
unas  mazmorras,  pero  el  rey  Sedecías  habló  secreta- 
mente con  él,  pues  era  cobarde,  y  aunque  le  alivió  un 
poco  la  prisión,  no  le  protegió,  dándole  libertad,  por- 
que temía  a  los  príncipes.  Jer.  caps.  37  y  38.  Al 
fin  la  ciudad  fué  reducida  por  una  hambre  espantosa, 
y  no  quedó  en  ella  pan  para  el  pueblo.  Se  hizo  una 
brecha  en  el  muro  y  la  ciudad  fué  tomada  por  los 
caldeos,  y  los  militares  judíos  salieron  de  noche  por 
el  postigo  o  la  puerta  falsa  que  estaba  entre  los  dos 
muros  junto  al  jardín  del  rey,  y  ellos  y  el  rey  se 
escaparon  por  el  valle  de  Tiropeón  (vendedores  de 
queso),  mas  los  caldeos  los  alcanzaron  en  el  llano  de 
Jericó.  Los  militares  judíos  abandonaron  a  Sedecías, 
y  él  fué  llevado  ante  el  rey  en  Ribla.  A  sus  hijos 
los  mató  ante  sus  ojos,  todos  los  príncipes  de  Judá 
fueron  degollados,  y  al  rey  le  cegó  y  le  ató  con  gri- 
llos, y  le  llevó  a  Babilonia.  Así  se  verificó  lo  que 
se  había  profetizado,  por  Jeremías,  que  sería  llevado 
a  Babilonia  pero  que  no  la  vería,  y  que  hablaría  con 
el  rey  de  Babilonia  boca  a  boca  y  le  vería  los  ojos. 
Ezeq.  12:13  y  Jer.  32:4. 

Preg.  134.  ¿Cuáles  fueron  los  sucesos  que  hu- 
bo entre  el  cautiverio  de  Sedecías  en  586  A.  C.  y 


9  2 


HISTORIA  SAGRADA 


la  invasión  de  Egipto  por  Nabucodonosor  en  582 

A.  C? 

1.  Es  propio  indicar  aquí  que  en  el  décimo  año  de 
Sedecías  y  en  el  mes  10o.  del  año,  a  los  doce  del 
mes,  cuando  Faraón  hacía  la  tentativa  de  levantar  el 
sitio  de  Jerusalén.  (587  A.  C.)  que  Ezequiel  dió  con- 
tra él  la  profecía  contenida  en  su  cap.  29,  y  después 
de  unas  cuatro  semanas,  otra  vez  denunció  contra 
Egipto  las  sentencias  dadas  en  cap.  30:20-31:18.  Es- 
tos oráculos  principiaron  a  tener  su  cumplimiento  en 
el  tiempo  abarcado  en  esta  pregunta,  como  veremos 
más  adelante. 

2.  Entendemos  que  antes  de  hacer  la  campaña  con- 
tra Jerusalén,  Nabucodonosor  había  vencido  a  los 
medos,  árabes  y  otras  naciones  en  el  oriente,  y  ahora 
al  tomar  a  Jerusalén,  podía  jactarse  de  tener  a  todo 
el  mundo  debajo  de  sus  pies,  y  volvió  ufano  a  Babilo- 
nia con  la  determinación  de  celebrar  tamañas  victo- 
rias. Se  llenó  de  soberbia  y  se  resolvió  a  levantar 
su  imagen  en  el  llano  de  Dura  y  hacer  que  todas  las 
gentes  la  adorasen.  Reunió  una  asamblea  inmensa 
para  el  efecto,  y  todo  el  mundo  se  postró  ante  la  efi- 
gie, menos  tres  hombres,  hijos  de  Israel :  Sadrach. 
Mesach  y  Abed-nego,  que  se  negaron  a  adorarla,  y 
fueron  arrojados  en  el  horno  de  fuego  ardiendo,  se- 
gún se  nos  refiere.  Dan.  cap.  3.  pero  fueron  librados 
por  el  ángel  del  Señor,  y  el  mismo  rey  tuvo  que 
reconocer  y  glorificar  al  Dios  de  Israel. 

LA  DESTRUCCION  DE  JERUSALEN 

3.  Aunque  Nabucodonosor  envió  a  Babilonia  a 
Sedecías,  no  dejó  a  Jerusalén  en  paz.  Un  mes  des- 
pués de  lo  que  se  describe  en  la  pregunta  anterior,  a 
saber,  de  la  toma  de  Jerusalén.  Nebuzardán,  siervo 
del  rey  y  capitán  de  los  caldeos  que  formaban  la 
guardia,  vino  a  Jerusalén  y  quemó  ¡a  casa  de  Jehová, 
la  del  rey.  y  cuantas  había  en  la  ciudad,  no  respe- 
tando la  de  nadie.  Desde  ahora  desaparece  el  Arca 
del  Pacto,  y  jamás  se  hace  mención  de  ella  después. 
Derribó  los  muros  al  derredor  de  la  ciudad  santa;  y 
con  excepción  de  unos  pocos  de  los  pobres  que  dejó 
para  que  labrasen  las  tierras,  se  llevó  a  todo  el  resto 
del  pueblo,  prisionero  a  Babilonia.  Todo  el  metal 
de  los  vasos,  enseres  y  otros  objetos  grandes  y  peque- 
ños que  había  en  el  Templo,  se  los  llevó.    Al  sumo- 


EL    CAUTIVERIO  BABILONICO 


93 


sacerdote,  al  segundo  y  a  otras  dignidades  juntamente 
con  70  varones  del  pueblo,  los  presentó  ante  el  rey, 
quien  los  degolló.  2  Rey.  25:8-31,  2  Crón.  36:18-20, 
Jer.  52:6-27,  y  39:4-10".  Para  saber  los  detalles 
de  estos  días  terribles  se  tiene  que  leer  el  libro 
de  las  Lamentaciones  del  profeta  Jeremías. 

4.  Nabucodonosor,  noticioso  de  las  profecías  de 
Jeremías  en  su  favor,  encargó  expresamente  a  Nebu- 
zardán  que  le  tratase  bien.  Por  lo  mismo  Nebuzardán 
le  buscó  entre  los  cautivos  y  le  anunció  la  voluntad 
del  rey,  poniéndole  en  libertad  y  le  prometió  escoger 
entre  ir  con  él,  o  quedarse  en  la  Palestina.  Jeremías 
optó  por  quedarse.  Entonces  le  envió  a  Gedelías, 
quien  fué  hecho  jefe  del  resto  del  pueblo  en  Judea. 
Gedelías  reunió  al  pueblo  y  fué  con  él  a  Mizpah,  ani- 
mándole a  recoger  los  frutos  de  la  tierra  sin  temer 
al  rey.  Pero  Ismael,  caudillo  de  unos  bandidos  en- 
gañó a  Gedelías  y  le  asesinó  a  él  y  a  muchos  de  los 
que  habían  acudido  a  él,  aunque  Johanan,  que  según 
parece  pudo  haber  sido  otro  caudillo  de  una  gavilla. 
2  Rey.  25:23,  había  indicado  a  Gedelías  que  Ismael 
le  traicionaba.  Jer.  40:5-41:10.  En  seguida  Johanan 
salió  en  contra  de  Ismael;  y  los  que  le  seguían  a  éste 
le  dejaron  y  fueron  en  pos  de  Johanan,  mientras  aquél 
se  fué  a  Moab.  Este,  con  sus  socios,  pidieron  consejo 
a  Jeremías,  pero  cuando  el  profeta  se  lo  dió,  anun- 
ciándoles que  Dios  les  prohibió  el  ir  a  Egypto,  no 
quisieron  aceptarlo,  sino  que  le  dijeron  con  desfa- 
chatez que  persistirían  en  su  intención  de  ir  allá.  En 
efecto,  agarraron  a  Jeremías  y  a  Baruc  con  las  hijas 
del  rey  y  bajaron  a  Tahpanes  (Dafne)  en  Egipto. 
Jeremías  trató  de  reprender  a  las  mujeres  porque  ado- 
raban a  la  reina  del  cielo;  mas  ellas  le  replicaron  que 
lo  hacían  con  el  consentimiento  de  sus  esposos,  y  que 
entretanto  que  lo  habían  hecho,  les  iba  bien  y  que 
no  dejarían  de  hacerlo.  Jeremías  les  dijo  que  todos 
los  judíos  que  habían  ido  a  Egipto  perecerían  a  las 
manos  de  Nabucodonosor,  de  quien  trataron  de  esca- 
parse al  venir  a  Egipto.  Véanse  sus  profecías  sobre 
esto  en  caps.  41:11-44:30.  Dentro  de  pocos  años 
Nabucodonosor  efectivamente  fué  a  Egipto.  Josefo, 
Ant.  Jud.  x  9:7,  dice  expresamente  que  en  el  año 
23  de  Nabucodonosor.  el  5o.  después  de  la  destruc- 
ción de  Jerusalén  (582  A.  C.),  este  rey  hizo  una  expe- 


94 


HISTORIA  SAGRADA 


dición  contra  Coelesiria,  y  después  contra  los  de 
Amón  y  Moab,  y  al  sujetar  a  éstos,  cayó  sobre  Egipto 
y  mató  al  rey  que  estaba  en  el  trono,  (Faraón  Hofra 
o  Apries,  según  Jer.  44:29-30),  y  levantó  a  otro  en 
su  lugar,  y  se  fué  llevando  consigo  cautivos  a  los 
judíos  que  había  allí  hasta  Babilonia.  En  Jer.  52:30 
leemos  que  en  este  año  (23o.  de  Nabucodonosor,  528 
A.  C.)  Nabucodonosor  llevó  745  personas  de  los  ju- 
díos en  cautividad,  pero  no  dice  "de  Jerusalén,"  pero 
añade  que  la  cantidad  de  los  cautivos  fué  4,600. 
Herodoto  en  2:169  da  otra  cuenta  de  la  muerte  de 
Hofra,  pero  se  cree  que  los  egipcios,  como  los  hacían 
en  otras  ocasiones,  le  engañaron  para  encubrir  la  de- 
rrota de  sus  ejércitos  por  los  babilonios.  La  pro- 
fecía de  Jeremías  fué  cumplida. 

5.  En  dos  lugares  Josefo  nos  dice  que  los  histo- 
riadores afirman  que  Nabucodonosor  puso  sitio  a  Tiro 
que  duró  trece  años.  Jos.  Ant.  Jud.  x  11:1  y  Cont. 
Apion  1:21;  y  en  Ezequiel  29:17  leemos  que  este  si- 
tio dió  al  rey  muy  duro  trabajo,  y  que  para  el  año 
570  A.  C,  la  fecha  en  que  se  dió  esta  profecía  ya  se 
había  concluido.  En  recompensa  por  este  servicio 
tan  fatigoso,  Dios  le  prometió  a  Nabucodonosor  que 
le  daría  las  riquezas  de  Egipto.  Sabemos  que  esta 
profecía  también  fué  cumplida  porque  se  han  descu- 
bierto unas  inscripciones  que  dicen  que  Nabucodono- 
sor invadió  a  Egipto  en  568  A.  C.  Un  mes  después 
de  pronunciar  el  oráculo  de  que  acabamos  de  tratar, 
Ezequiel  recibió  otro  contra  Egipto  que  se  contiene 
en  su  libro  caps.  30:20-34:13. 

6.  Poco  después  de  la  toma  de  Jerusalén,  y  du- 
rante el  sitio  de  Tiro  sucedió  la  humillación  de  Nabu- 
codonosor a  causa  de  su  orgullo  y  falta  de  haber  reco- 
nocido la  mano  de  Dios  en  sus  victorias.  Daniel, 
cap.  4,  nos  refiere  la  proclamación  del  rey  en  que 
da  la  relación  de  su  experiencia  cuando  sufrió  un  ata- 
que de  locura,  en  que  se  tenía  por  un  animal  que 
comía  yerba.  Después  de  siete  años  fué  restablecido 
en  su  reino,  y  dió  gloria  a  Dios. 

7.  Al  fin,  en  el  año  23  de  Nabucodonosor  (582  A. 
C.)  trasportó  a  Nabuzardán,  capitán  de  la  guardia,  y 
a  745  personas  de  los  judíos.  Bajo  Nabucodonosor 
el  cautiverio  de  Jerusalén  empezó,  y  él  también  con- 


EL   CAUTIVERIO  BABILONICO 


95 


cluyó  las  deportaciones  del  pueblo  en  el  espacio  de 
23  años.  Jer.  52 :30. 

Preg.  135.  Dése  una  reseña  de  las  deportacio- 
nes de  los  israelitas  y  la  destrucción  de  Jerusalén 
por  Nabucodonosor. 

la.  En  el  reinado  de  Menahem  (738  A.  C),  de 
quien  se  trató  en  preg.  62,  Pul,  o  Tiglat-Pileser  el 
asirio,  deportó  los  habitantes  de  las  tribus  de  Rubén, 
Gad  y  la  mitad  de  Manasés  que  vivían  en  las  regio- 
nes de  Hermón,  Basan,  Galaad  y  al  oriente  del  Jor- 
dán, a  causa  de  su  incurable  idolatría.  1  Crón.  5:6, 
23:26,  2  Crón.  30:6-10,  2  Rey.  15. :  19-20  y  Zac.  10:10-11. 

2a.  Peca,  rey  de  Israel  y  Rezín  de  Damasco,  cer- 
ca de  735  A.  C.,  pelearon  contra  Acaz  de  Judá,  y 
aquél  llevó  una  multitud  de  cautivos  a  Samaría.  Los 
idumeos  también  hicieron  una  incursión  en  Judá  y  se 
llevaron  cautivos.  2  Crón.  29:9,  28:5-8,  12;  y  Preg. 
69  y  70. 

3a.  En  el  reinado  de  Peca,  733  A.  C.  Tiglat-Pileser 
o  Pul,  a  invitación  de  Acaz,  volvió  a  llevar  cautivos 
de  Ijón,  Abel-beth-maacah,  Janoah,  Kedesh  y  de  Ha- 
zor,  de  Galaad  y  de  Galilea,  aun  toda  la  tierra  de 
Neftalí,  y  los  condujo  a  Asiria.  Esta  vez  él  barrió 
ciertos  distritos  de  ambos  lados  del  Jordán  superior. 
Véase  Preg.  74.  2  Rey.  15:29,  2  Crón.  30:6-10  y  Jos. 
Ant.  Jud.  ix,  12:3. 

4a.  Al  fin  del  reinado  de  Oseas,  cuando  Samaría 
fué  tomada  por  Sargón,  722  A.  C.  este  rey  se  llevó 
de  allí  27,280  y  los  esparció  en  Halah  y  Habor,  ciu- 
dades que  están  en  las  riberas  del  río  Gozán,  y  en 
las  ciudades  de  los  medos.  Véase  Preg.  79.  2  Rey. 
cap.  17,  18:11. 

5a.  En  el  tiempo  de  Ezequías,  701  A.  C.  vino 
Sennaquerib,  y  según  se  afirma  en  sus  inscripciones, 
se  llevó  a  200,150  cautivos  a  Asiria.  Véase  Preg. 
95.   2  Rey.  19:30-31. 

6a.  Comparando  Zac.  10:10-11  con  2  Rey.  23:34. 
Jer.  24:8  y  22:11-12,  se  saca  como  consecuencia  que 
cuando  Faraón  Necao  se  llevó  a  Jóacaz  o  Salum  a 
Egipto  en  608  A.  C.  con  ellos  también  se  llevó  a 
muchos  cautivos.   Véase  Preg.  119. 

7a.  En  605  A.  C.  empezó  el  cautiverio  bajo  Nabu- 
codonosor. En  este  Daniel  y  sus  compañeros  fueron 
deportados.    Preg  127. 


96 


HISTORIA  SAGRADA 


8a.  En  597  A.  C.  él  se  llevó  a  10.000  judíos,  y  en- 
tre ellos  a  Ezequiel  el  profeta.  Esto  fué  al  fin  del 
reinado  de  Joaquín.    Preg.  130. 

9o.  En  587  A.  C.  el  10o.  año  de  Sedecías.  832  per- 
sonas de  los  judíos  fueron  llevadas.   Preg.  133. 

10o.  En  586  A.  C.  Nebuzardán,  capitán  de  la  guar- 
dia se  llevó  a  mucho  pueblo  y  quemó  el  Templo. 
Preg.  134.  4. 

lia.  En  582  A.  C.  Nebuzardán  llevó  a  745  cauti- 
vos.   Preg.  134. 

En  resumen,  hubo  once  deportaciones,  en  los  años 
738,  735,  733,  722,  701,  608,  605,  598,  597,  586  y  582 
A.  C.  en  el  espacio  de  156  años,  además  de  invasio- 
nes por  Sisac,  los  sirios,  los  idumeos  y  otras  naciones 
y  derrotas  y  pérdidas  en  las  continuas  guerras.  Cin- 
co de  estas  deportaciones  llevaron  a  239,007  cautivos, 
pero  no  se  da  cuenta  de  los  que  fueron  llevados  en 
las  otras,  que  debían  haber  sido  muchas  veces  más 
en  número.  Estas  visitaciones  aflictivas  fueron  todas 
atribuidas  a  los  pecados  del  pueblo  como  castigos  de 
sus  idolatrías,  adulterios  y  otras  desobediencias  a  la 
ley  de  Dios.  Por  todo  esto  fueron  amonestados  por 
hombres  inspirados  de  Dios,  como  Isaías,  Miqueas, 
Sofonías,  Nahum,  Habacuc.  Jeremías,  Ezequiel  y 
Daniel.  Esto  justifica  la  acusación  hecha  contra  este 
pueblo  de  ser  de  dura  cerviz  y  de  corazón  empeder- 
nido. Isaías  le  compara  a  un  hijo  rebelde  que  había 
sido  castigado  tantas  veces  que  ya  tenía  el  cuerpo 
todo  llagado  y  que  todavía  quedaba  indómito.  ¿Para 
qué  habéis  de  ser  castigados  aún?  Todavía  os  rebe- 
laréis. Toda  la  cabeza  está  enferma,  y  todo  el  cora- 
zón doliente;  desde  la  planta  del  pie  hasta  la  cabeza 
no  hay  en  el  cuerpo  cosa  ilesa,  sino  herida,  hincha- 
zón y  podrida  llaga.  Isa.  1  :5-6.  Todos  los  profetas 
amonestaban  contra  los  desórdenes  del  pueblo,  indi- 
cando que  eran  la  causa  porque  "se  encendió  el  furor 
de  Jehová  contra  su  pueblo ;"  y  que  por  lo  mismo 
"extendió  contra  él  su  mano  e  hirióle,  y  se  estreme- 
cieron los  montes;  y  sus  cadáveres  fueron  arrojados 
en  medio  de  las  calles.  Pero  siguieron  con  el  estri- 
billo: "Con  todo  esto,  no  ha  cesado  su  furor,  antes 
está  su  mano  todavía  extendida."  Isa.  5:25,  9:12,  17, 
21,  10:4,  y  14:27.    Aguardó  con  paciencia  su  enmien- 


EL   CAUTIVERIO  BABILONICO 


«7 


da,  pero  el  pueblo  se  hizo  cada  vez  peor,  mostrándose 
incorregible,  de  tal  manera  que  el  Señor  quitó  a  este 
pueblo  de  su  presencia,  y  barrió  la  tierra  de  ellos, 
después  de  la  maravillosa  prueba  de  su  misericordia 
y  amor  que  a  ellos  dió  sin  medida  por  muchos  siglos. 

Preg.  136.  ¿Quiénes  siguieron  a  Nabucodono- 
sor  en  el  reino  de  Babilonia? 

Nabucodonosor  murió  el  año  562  A.  C.  y  fué  su- 
cedido por  su  hijo  Evil-merodach,  el  cual  reinó  dos 
años.  En  su  primer  año  trató  de  deshacer  una  in- 
justicia cometida  por  su  padre  contra  Joaquín,  rey  de 
Judá.  Sacó  a  éste  de  la  cárcel,  le  puso  buenos  ves- 
tidos, y  le  trató  con  benignidad,  proporcionándole  su 
comida  delante  de  él  hasta  el  fin  de  su  vida.  2  Rey. 
25:27-30,  Jer.  52:31-34,  Jos.  Ant.  Jud.  x  11:2,  y  Cont. 
Apion  1  :20. 

La  Biblia  no  hace  mención  de  ninguno  de  los  otros 
sucesores  de  Nabudoconosor  en  el  reino  de  Babilonia 
con  excepción  de  Belsasar,  a  quien  Daniel  llama  "rey," 
pero  era  solamente  el  segundo  en  el  rieno.  Pocos 
años  duró  el  reino  después  del  brillante  gobierno 
de  Nabudoconosor.  Evil-moredach  era  disoluto,  y 
fué  asesinado  por  su  cuñado  Neriglissar,  y  yerno  de 
Nabucodonosor.  Este  continuó  hasta  556  A.  C.  y  le 
sucedió  Laborosoarchod,  su  hijo.  Este  era  muy  jo- 
ven, y  sólo  reinó  unos  meses  y  sufrió  una  muerte 
violenta.  Nabonadio  ascendió  al  trono  en  555  A.  C. 
y  según  se  cree,  se  casó  con  una  hija  de  Nabucodono- 
sor. No  tardó  en  recibir  una  comunicación  que  le 
invitaba  a  hacer  tratado  ofensivo  y  defensivo  con 
Lidia  y  Egipto  contra  Ciro  de  Persia.  En  549  A.  C.  el 
6o.  año  de  Nabonadio,  según  una  inscripción  suya, 
Ciro  venció  a  Astiages,  rey  de  Media,  que  dizque 
fué  su  abuelo,  y  tomó  a  Ecbatana,  la  capital  del  país. 
En  la  guerra  que  siguió  entre  Ciro  y  Nabonadio,  és- 
te al  fin  se  hallaba  en  el  castillo  de  Borsippa  y  su 
hijo  Belsasar  en  Babilonia  cuando  Ciro  marchó  con- 
tra esta  plaza  en  538  A.  C.  Leemos  en  Dan.  cap.  5, 
que  la  noche  en  que  la  ciudad  fué  tomada,  Belsasar 
hizo  una  fiesta,  y  en  medio  de  ella,  salieron  los  dedos 
de  una  mano  que  escribieron  cuatro  palabras  en  la 
pared  del  palacio  donde  estaban,  que  pusieron  fin  a  la 


98 


HISTORIA  SAGRADA 


fiesta.  Como  ningún  sabio  pudo  interpretar  esta 
inscripción,  la  reina  entró  en  el  salón  del  banquete 
y  dijo  a  Balsasar  que  en  los  días  de  Nabucodonosor, 
su  padre,  o  abuelo,  el  espíritu  de  los  santos  dioses 
fué  hallado  en  Daniel,  a  quien  él  debía  llamar  para 
interpretar  el  escrito.  Entró,  pues,  Daniel  allí  donde 
los  convidados  estaban  profanando  los  vasos  sagra- 
dos del  Templo  de  Jerusalén  y  declaró  que  interpre- 
tado el  escrito  anunciaba  que  por  no  haberse  humi- 
llado Belsasar  delante  de  Jehová,  Dios  había  contado 
los  días  de  su  reinado  y  les  había  fijado  término. 
"Has  sido  pesado  en  la  balanza  y  has  sido  hallado 
falto.  Dividido  ha  sido  tu  reino  y  se  ha  dado  a  los 
medos  y  a  los  persas."  El  rey  dió  a  Daniel  los  hono- 
res que  le  había  prometido  pero  en  esa  misma  noche 
Darío,  el  medo,  tomó  el  reino  y  Belsasar  fué  muerto. 
Las  aguas  del  río  Eufrates  pasaban  por  en  medio  de 
la  ciudad,  pero  Ciro  hizo  canales  por  los  cuales  las 
desvió,  y  sus  soldados  entraron  por  el  cauce  seco  del 
río  apoderándose  de  la  ciudad  de  Babilonia.  Así  ter- 
minó la  dinastía  de  Nabucodonosor. 

Preg.  137.  ¿Qué  se  sabe  de  las  regiones  en 
que  fueron  dispersos  los  judíos  y  sus  relaciones 
con  los  cautivos  de  las  diez  tribus  de  Israel? 

Según  las  indicaciones  bíblicas  que  ya  hemos  dado 
respecto  a  las  deportaciones,  (Pregl35)  se  ve  que  los 
desterrados  de  las  diez  tribus  fueron  transportados  a 
las  regiones  de  Asiría  que  estaban  en  la  parte  sep- 
tentrional de  Mesopotamia  y  hacia  el  lado  oriental 
de  la  misma  como  en  las  partes  adyacentes  en  el  lado 
oriental  del  río  Tigris.  Pero  los  judíos  fueron  lle- 
vados a  Babilonia,  la  tierra  de  los  caldeos,  en  los  dis- 
tritos del  sur  de  Mesopotamia.  Si  se  quedaron  al- 
gunos verdaderos  adoradores  entre  los  cautivos  de  las 
diez  tribus,  serian  muy  pocos,  y  como  era  natural,  en 
el  lapso  del  tiempo  buscarían  a  los  de  su  misma  raza 
y  religión.  En  la  pregunta  401  del  primer  tomo  de 
esta  obra  se  notó  que  muchos  piadosos  que  había 
en  el  reino  de  Jeroboam  en  el  norte  de  Israel,  emi- 
graron de  las  diez  tribus  luego  después  de  la  división 
del  reino  en  dos,  y  fueron  a  vivir  a  Judá.  Estos  y 
sus  hijos  se  quedaron  allí,  y  como  guardaban  sus 
genealogías,  sabrían  a  qué  tribu  pertenecían.  Cuan- 
do los  judíos  fueron  deportados  a  Babilonia,  los  des- 


EL   CAUTIVERIO  BABILONICO 


99 


cendientes  de  estos  piadosos  de  Israel  fueron  lleva- 
dos con  ellos  a  Babilonia  también;  luego  debe  haber 
habido  estas  dos  clases  de  los  hijos  de  las  diez  tribus 
de  Israel  en  la  cautividad,  la.  los  que  Sargón  llevó 
consigo  de  Samaria  cuando  la  destruyó  en  722  A.  C. 
y  2a.  los  que  fueron  conducidos  de  Jerusalén  por 
Nabucodonosor  con  los  judíos  en  605  A.  C. ;  y  tal  vez 
habría  más  de  éstos  que  de  aquéllos,  porque  los  de 
las  diez  tribus  que  fueron  al  destierro  primero  eran 
muy  adictos  a  la  idolatría,  al  paso  que  estos  hijos  de 
los  emigrados  a  Judá  eran  muy  celosos  del  culto  de 
Jehová.  Es  probable,  pues,  que  en  el  tiempo  de 
Nuestro  Señor  y  los  Apóstoles,  los  levitas  y  otros, 
como  Pablo  de  la  tribu  de  Benjamín  (Rom.  11:1),  la 
profetisa  Ana,  de  la  tribu  de  Aser  (Luc.  2:36)  no 
fueron  descendientes  de  la  primera  cautividad  de 
Samaria,  sino  de  la  de  Jerusalén.  Sea  esto  como 
quiera,  es  cierto  que  hubo  algunos  de  las  diez  tribus 
que  se  afiliaron  con  los  judíos  en  el  cautiverio,  y  que 
algunos  de  ellos  volvieron  a  la  Palestina  a  los  cua- 
les hay  que  agregar  otros  que  se  quedaron  en  el 
país,  siendo  de  los  más  pobres  que  no  fueron  tras- 
portados, -y  que  después  se  unieron  a  los  judíos  a 
la  vuelta.    Esdras  6:21. 

Indudablemente  los  judíos  se  buscaban  los  unos  a 
los  otros,  como  lo  han  hecho  en  todos  los  siglos,  tanto 
los  antiguos  como  los  modernos,  y  por  las  mismas 
razones.  Durante  el  cautiverio,  a  pesar  de  que  algunos 
fueron  perseguidos,  parece  que  la  mayoría  de  ellos 
gozaban  de  prosperidad  y  estuvieron  en  buenas  cir- 
cunstancias. Daniel,  Sadrac,  Mesac  y  Abed-nego  en 
Babilonia  ocupaban  puestos  de  eminencia  en  el  reino, 
y,  como  es  justo  suponer,  no  dejarían  de  proteger, 
de  alguna  manera  legal,  a  sus  coreligionarios  los 
judíos.  Cincuenta  años  después  del  decreto  de  Ciro, 
el  odio  de  Hamán  contra  Mardoqueo  y  la  nación 
judía,  manifiesta  que  los  judíos  formaron  una  clase 
aparte  y  que  habían  prosperado  tanto  que  desperta- 
ron la  envidia  y  codicia  de  las  gentes.  El  oro,  la 
plata  y  las  ricas  ofrendas  que  los  judíos  enviaron  a 
Jerusalén  (Esdras  1:6,  2:69,  8:25-30)  con  Esdras  y 
Zorobabel  manifiestan  la  opulencia  de  muchos  de 
ellos.  Los  judíos  se  hallaban  en  Babilonia,  en  la 
tierra  de  los  caldeos,  junto  al  río  Chebar,  en  Susán 


100 


HISTORIA  SAGRADA 


desde  el  principio  del  cautiverio;  pero  en  el  tiempo 
dé  Ester,  50  años  después  de  la  primera  vuelta,  es 
decir,  en  488  A.  C.  leemos  que  los  judíos  estaban 
esparcidos  en  todas  las  127  provincias  del  imperio 
persa  por  todas  las  ciudades  principales,  y  en  tan 
grande  número  que  podían  defenderse  contra  todos 
sus  adversarios.  Véase  el  libro  de  Ester.  Esto  nos 
enseña  que  los  judíos  fueron  prosperados,  prolíficos 
y  esparcidos  por  todo  el  vasto  imperio.  En  el  tiem- 
po de  Nuestro  Señor  los  judíos  se  hallaban  en  todos 
los  países  del  mundo  habitado.  Sus  varones  tenían 
la  obligación  de  ir  tres  veces  cada  año  a  Jerusalén 
para  celebrar  las  fiestas.  Al  unirse  en  esta  ciudad, 
que  ocupaba  una  posición  central,  ellos  que  venían 
de  todas  las  regiones  de  la  tierra,  después  de  per- 
manecer una  corta  temporada  en  Jerusalén  en  donde 
cambiaban  impresiones  con  sus  correligionarios,  vol- 
vían a  sus  lugares.  De  esta  manera  ellos  pudieron 
establecer  negocios  en  países  lejanos  arreglado  allí 
viniendo  a  ser  los  banqueros  del  mundo,  como  lo  han 
sido  hasta  el  día  de  hoy. 

Preg.  138.  ¿Qué  condición  guardaban  los  ju- 
díos dispersos  en  cuanto  a  su  religión? 

Si  por  un  acto  de  la  imaginación  nos  pusiéramos 
en  su  lugar  nos  hallaríamos  como  gentes  que  expe- 
rimentan un  cambio  violento  de  estado.  Antes  tuvie- 
ron patria,  gobierno.  Templo,  ordenanzas  estableci- 
das, con  un  sacerdocio  hereditario  y  nacional  ;  pero 
ahora  de  un  sólo  golpe  todo  esto  les  fué  quitado,  o 
mejor  dicho,  ellos  han  sido  arrojados  de  todo  esto; 
aunque  no  fueron  destituidos  del  todo,  porque  todavía 
les  quedó  lo  más  precioso,  si  pudieran  apreciarlo 
debidamente.  Al  recobrarse  de  la  terrible  sorpresa 
y  darse  cuenta  de  lo  que  la  divina  providencia  había 
puesto  en  sus  manos  después  de  despojarlos  de  todo 
lo  demás,  se  hallarían  poseídos,  lo.,  del  conocimiento 
del  verdadero  Dios  ante  quien  podían  hacer  oración, 
y  2o..  tendrían  las  Sagradas  Escrituras  menos  los 
libros  de  la  Vuelta.  Ahora  los  Salmos  de  David 
vendrían  a  ser  su  consuelo,  las  canciones  de  su  pere- 
grinación que  les  estimularían  en  su  fe.  Salm.  137. 
Toda  la  ley  moral  les  sería  practicable,  y  la  parte 
negativa  de  la  ceremonial  como  la  abstinencia  de  la 
carne  de  puerco,  y  de  las  contaminaciones,  y  el  deber 


VA.  CAUTIVERIO  BABILONICO 


101 


especial  de  guardar  el  Día  del  Reposo,  pero  no  po- 
drían ofrecer  sacrificio,  libación  ni  ofrenda.  Los  le- 
vitas quedarían  sin  otra  parte  de  su  oficio  que  la  de 
enseñar  al  pueblo  en  la  ley.  Hoy  día,  en  su  caren- 
cia de  lo  que  exige  la  ley  mosaica,  ofrecen  un  gallo 
en  el  día  de  la  Expiación,  pero  esto  no  es  más  con- 
forme a  dicha  ley  que  el  sacrificio  de  Sócrates  de  un 
gallo  a  Escolapio.  Pero  aun  tuvieron  la  circuncisión, 
rito  sagrado  del  pacto  con  Dios,  y  la  fe  en  Jehová 
como  su  Dios  y  Salvador. 

Preg.  139.  ¿Qué  elemento  de  su  religión  ten- 
dría mayor  realce,  y  sería  tenido  ahora  en  más 
aprecio  por  ellos  que  antes? 

Las  profecías.  Primeramente  la  de  Jeremías  de 
los  setenta  años  del  cautiverio;  Jer.  25:11-12,  29:10. 
Esta  llamó  la  atención  de  Daniel,  y  fué  el  motivo  de 
su  oración  de  9:2.  Sin  duda  atenderían  también  con 
grandes  esperanzas  a  Lo  que  Isaías  dijo  respecto  de 
Ciro  en  44:28,  y  45:1.  Estas  profecías  se  cumplieron 
al  pie  de  la  letra,  confirmando  y  aumentando  su  fe 
en  sus  Escrituras.  Con  más  interés  aún  serían  im- 
presionados por  las  profecías  de  casi  todos  sus  pro- 
fetas respecto  de  las  glorias  futuras  de  Israel  y  espe- 
cialmente lo  que  decían  del  Mesías.  Sin  duda  estas 
produjeron  buen  efecto  en  muchos,  haciendo  que  espe- 
rasen la  redención  de  Israel  y  así  nutrían  su  fe  en 
Dios;  pero  también  produjeron  un  efecto  extraño  en 
otros,  llenándolos  de  soberbia,  causando  en  ellos  des- 
dén de  las  otras  gentes  y  el  deseo  de  hollarlas  bajo 
sus  plantas.  Sirvieron  como  vínculo  de  unión  a  los 
judíos,  y  también  como  una  pared  que  los  separó  del 
resto  del  mundo,  pues  ni  ellos  ni  los  demás  las  con- 
sideraban como  trayendo  "gran  gozo  para  todos  los 
hombres."  Este  orgullo  de  los  judíos  no  dejó  de  ser 
causa  del  desfavor  con  que  otros  los  miraron,  pues 
es  evidente  que  se  distinguieron  a  veces  sobre  los  de- 
más hasta  el  punto  de  atraer  hacia  sí  el  escarnio  de 
los  que  los  rodearon.  Les  dijeron  que  su  Dios  era 
más  débil  que  los  dioses  de  Asiría  y  Babilonia,  por- 
que de  otra  manera  no  les  habría  permitido  llevarlos 
cautivos  fuera  de  su  patria,  el  lugar  de  su  santuario 
en  Jerusalén.  En  el  tiempo  de  Jeremías  los  mismos 
judíos  tuvieron  la  vana  y  falsa  confianza,  de  que  Je- 
hová no  abandonaría   a  Jerusalén,   al  Templo   ni  a 


102 


HISTORIA  SAGRADA 


ellos,  entretanto  que  le  sirviesen  con  sacrificios.  Jer. 
7:3-4,  13-15.  A  los  que  dependían  de  esta  esperan- 
za falsa,  les  preguntó:  "Y  tú  destruida,  ¿qué  harás?" 
Esta  clase  de  protección  les  era  quitada  ahora,  y  los 
judíos  tuvieron  que  fijarse  en  las  enseñanzas  de  los 
profetas  como  jamás  lo  habían  hecho  antes. 

Preg.  140.  ¿Qué  influencia  tuvieron  los  judíos, 
su  religión  y  sus  libros  sagrados  en  las  demás 
naciones  ? 

Es  difícil  contestar  esta  pregunta  a  entera  satisfac- 
ción. Esparcidos,  como  estuvieron  los  judíos,  entre 
todas  las  naciones,  debieron  haber  tenido  una  influen- 
cia inmensa  en  la  mente  de  los  pueblos,  y  especial- 
mente en  la  de  los  sabios.  Aristóbulo,  judío  y  filóso- 
fo peripatético  de  Alejandría,  a  mediados  del  tercer 
siglo  antes  de  la  era  cristiana,  y  Filón,  también  judío 
alejandrino  casi  contemporáneo  con  Nuestro  Señor, 
y  muchos  otros,  han  creído  que  Pitágoras,  Platón  y 
otros  filósofos  griegos  derivaron  muchas  de  sus  ideas 
de  Moisés.  Esto  puede  ser  cierto,  pero  existen  pocas 
pruebas  de  ello.  Los  hechos  positivos  que  tienen  rela- 
ción con  esta  pregunta  son  pocos.  Por  lo  que  dijeron 
los  magos  cuando  llegaron  a  Jerusalén,  que  eran  guia- 
dos por  una  estrella  que  pertenecía  al  rey  de  los  judíos 
recién  nacido,  a  quien  buscaban.  Mat.  2:1-2,  sacamos 
por  consecuencia  que  ellos  conocieron  la  profecía  de 
Balaam  acerca  de  la  estrella  de  Jacob,  Núm.  24:17, 
y  se  dirigieron  por  los  tiempos  indicados  por  Daniel 
en  la  profecía  de  las  setenta  semanas,  Dan.  9:24-27. 
Balaam  era  profeta  del  oriente,  de  donde  vinieron  los 
magos,  y  Daniel  era  jefe  de  todos  los  sabios  de  Ba- 
bilonia, y  sus  escritos  pertenecían  a  ellos.  Pero  es  de 
notar  que  hombres  tan  llenos  de  empeño  por  saber  a 
dónde  el  Mesías  nacería,  no  dieran  con  la  profecía  de 
Miqueas  5:2,  que  les  habría  enseñado  el  lugar,  y  así 
excusarlos  de  tener  que  ir  a  preguntar  a  Herodes, 
metiendo  sus  cabezas  en  el  hocico  del  león;  segura- 
mente no  posean  toda  la  Escritura.  Por  otra  parte, 
nótese  la  prontitud  con  que  los  escribas  dieron  esta 
respuesta  al  rey,  Mat.  2:4-6  mostrando  su  interés  en 
las  profecías  mesiánicas.  Sin  embargo,  ¿cómo  puede 
explicarse  su  indiferencia  respecto  de  su  nacimiento, 
ya  que  los  magos  lo  habían  anunciado?  Pues,  no  hay 
indicio  de  que  hayan  dado  la  menor  atención  a  esto. 


EL  CAUTIVERIO  BABILONICO 


103 


Es  evidente  que  la  religión  de  los  judíos,  sea  por  sus 
escritos  o  por  sus  esperanzas,  ejerció  alguna  influen- 
cia en  las  naciones,  pero  es  probable  que  pocos  pose- 
yeran los  libros  de  la  Biblia  y  los  leyeran,  y  el  carác- 
ter de  los  judíos  no  recomendaba  mucho  su  religión, 
antes,  a  pesar  de  los  muchos  hombres  y  mujeres  no- 
bles y  piadosos  que  había  entre  ellos,  se  dice  que  el 
nombre  de  Jehová  era  blasfemado  por  causa  de  ellos. 
Rom.  2:24,  Isa.  52:5,  Ezeq.  36:30-23.  Después,  en  los 
tiempos  apostólicos,  se  encontraron  muchos  prosélitos, 
como  el  centurión  de  Luc.  7:2-5,  Cornelio,  y  los  que 
halló  Pablo  en  las  sinagogas  cuando  hacía  sus  viajes 
misioneros.  Algunos  de  los  prosélitos  eran  malos 
como  indicó  el  Señor  diciendo  que  los  judíos  rodea- 
ban mar  y  tierra  por  hacer  un  prosélito,  y  que  éste  sa- 
lió hijo  del  infierno,  doble  más  que  ellos,  Mat.  23:15; 
pero  otros  salieron  buenos.  Act.  2,  6:5,  13:43.  Real- 
mente la  dispersión  de  los  judíos  en  todo  el  mundo 
vino  a  ser  un  medio  importantísimo  de  introducir  el 
evangelio  en  los  países  por  los  apóstoles. 

Preg.  141.  ¿Por  qué  no  citamos  en  esta  co- 
nexión el  caso  de  Nabucodonosor,  Ezeq.  29:30, 
Dan.  4:37,  el  de  la  reina  de  Babilonia,  Dan.  5:11, 
el  de  Ciro,  Isa.  44:28,  45:1,  Esd.  1 :2-3,  el  de  Darío, 
Dan.  6:26,  y  el  de  Alejandro  Magno,  Jos.  Ant. 
Jud.  xi,  8:5? 

Es  innegable  que  hay  algunos  casos  de  verdadera 
conversión  a  la  fé  de  Dios  ocasionados  por  los  cono- 
cimientos recibidos  de  los  israelitas,  como  el  notable 
de  Rahab  de  Jericó,  Jos.  2  :8-21.  Ella  afirmó  que  todos 
los  moradores  de  aquel  país  estaban  desmayados  a 
causa  de  las  noticias  recibidas  de  las  obras  de  Dios 
en  favor  de  Israel,  palabra  que  fué  confirmada  por 
la  conducta  de  los  gabaonitas,  Jos.  9:3-21,  y  el  testi- 
monio de  Josué,  5:1.  También  consignamos  el  caso 
hermosísimo  de  Rut  la  moabita,  Rut  1 :16,  que  dijo 
a  su  suegra  Noemí :  "No  me  ruegues  que  te  deje  y 
me  aparte  de  ti,  porque  ...  tu  pueblo  es  mi  pueblo,  y 
tu  Dios,  mi  Dios."  También  se  reconoce  la  sincera 
adhesión  de  Naamán,  el  siró,  2  Rey.  5:17-19,  que  pro- 
metió no  sacrificar  a  ningún  dios  sino  a  Jehová;  pero 
quedamos  perplejos  al  tratar  de  Nabucodonosor,  de 
su  hija  la  reina,  de  Ciro,  Darío  y  de  Alejandro  Mag- 


104 


HISTORIA  SAGRADA 


no  y  de  los  ninívítas.  Ciro  y  Darío  casi  pueden  ser 
tenidos  por  monoteístas,  porque  adoraban  a  Ormuzd 
como  el  dios  de  los  cielos,  y  en  su  decreto  de  Esd.  1  :2, 
da  este  título  a  Jehová,  quizá  identificándole  con 
Ormuzd.  Pero  al  sujetar  lo  demás  de  su  decreto  a 
un  examen,  da  la  idea  de  que  tenía  a  Jehová  como 
dios  regional  que  habitaba  en  Jerusalén,  y  no  como 
el  Dios  único  y  supremo.  Los  medos  y  persas  admi- 
tieron un  dios  maligno,  Ahrimán,  el  antagonista  del 
buen  dios  Ormuzd,  por  lo  cual  son  llamados  Dualis- 
tas, es  decir,  que  creían  en  dos  dioses,  uno  bueno  y 
el  otro  malo.  Pero  las  palabras  de  Dios  en  Isaías 
respecto  de  Ciro,  nos  detienen  en  nuestro  juicio  res- 
pecto de  él.  Nabucodonosor  había  sido  politeísta, 
pero  sus  declaraciones  en  Dan.  2:47,  3:22,  4:2-3.  34-37 
parecen  ser  el  lenguaje  de  un  adorador  verdadero  de 
Jehová,  pero  las  palabras  de  la  reina  no  son  tan  con- 
cluyentes.  Cuando  Alejandro  Magno  llegó  cerca  de 
Jerusalén,  Josefo  nos  dice  que  el  sumo  sacerdote  con 
los  demás  sacerdotes  sacaron  una  procesión  solemne 
y  salieron  a  su  encuentro,  y  que  Alejandro,  al  verlos, 
se  postró  y  adoró.  Después,  al  ser  interrogado  res- 
pecto de  este  acto,  él  declaró  que  no  los  adoró  a  los 
hombres  sino  al  dios  a  quien  representaban,  y  que 
lo  hizo  porque  había  recibido  en  una  noche  anterior 
una  visión  entre  sueños,  en  la  cual  vió  a  esta  misma 
persona  que  le  exhortaba  a  venir  sin  demora  para  la 
conquista  de  Asia.  Después  de  esto  Alejandro  favo- 
reció a  los  judíos,  y  les  dió  la  tercera  parte  de  la 
ciudad  Alejandría,  pero  no  dió  evidencias  de  una 
conversión  a  la  religión  de  ellos.  El  arrepentimiento 
¿s.  L»js  ninivitas  a  la  predicación  de  Jonás,  Jon.  3:5. 
tiene  semejanza  al  de  Acab  ante  la  sentencia  del  pro- 
feta Elias.  1  Rey.  21:29.  pues  ambos  fueron  reconoci- 
dos por  el  Señor,  y  él  de  los  ninivitas  también  de 
una  manera  notable,  Mat.  12:41.  Luc.  11:32.  pero  pa- 
rece que  ni  el  uno  ni  el  otro  fué  de  permanencia.  No 
debemos  rechazar  del  todo  la  idea  de  que  algunos  de 
entre  las  naciones  antiguas  se  hicieron  adoradores 
verdaderos  de  Jehová.  Había  más  conocimiento  de 
Dios  y  de  sus  obras  entre  ellas  que  el  que  estamos 
dispuestos  a  admitir.  Eos  profetas  continuamente 
hacen  alusión  al  conocimiento  de  Jehová  que  cundía 
entre  ellas,  y  no  es  de  suponer  que  esto  fué  en  vano 


EL  CAUTIVERIO  BABILONICO 


en  todos  los  casos.  Nuestro  Señor  no  nos  permite 
pensarlo,  pues  dijo:  "Os  digo  que  vendrán  muchos 
del  oriente  y  del  occidente  y  se  asentarán  con  Abra- 
ham,  e  Isaac  y  Jacob  en  el  reino  de  los  cielos"  cuan- 
do los  hijos  del  reino  serán  echados  a  las  tinieblas 
de  afuera."  Mat.  8:11-12.  No  hay  razón  para  limi- 
tar estas  palabras  a  los  siglos  después  de  Cristo. 
Póngase  mucha  atención  en  las  afirmaciones  de  los 
profetas  respecto  de  las  naciones  antiguas,  y  espe- 
cialmente en  las  del  tiempo  del  cautiverio,  de  que  di- 
chas naciones  tendrán  conocimiento  de  Jehová  por 
medio  de  sus  justos  juicios  en  la  tierra,  y  su  modo 
de  tratar  a  Israel  y  a  ellas  mismas.  Insistimos,  pues, 
que  hubo  mucho  conocimiento  de  Dios  por  este  medio, 
y  que  esto  fué  uno  de  los  altos  designios  de  la  Divi- 
na Providencia  en  la  dispersión  de  los  judíos,  a  más 
del  motivo  de  castigarlos  por  sus  pecados  y  seguir 
adelante  con  la  preparación  de  esa  nación  para  la  veni- 
da del  Mesías. 

Preg.  142.  ¿A  qué  otro  efecto  contribuyó  en 
los  judíos  el  cautiverio? 

Se  reconoce  generalmente  que  el  cautiverio  casi 
curó  a  los  judíos  de  la  tendencia  inveterada  hacia  la 
IDOLATRIA.  Entre  los  muchos  pecados  de  que 
son  acusados  los  judíos  por  el  Señor  Jesús  y  sus 
apóstoles,  nunca  figura  la  idolatría.  Es  cierto  que  en 
Esdras,  cap.  9  y  en  Neh.  cap  13  leemos  que  algunos 
de  los  judíos  de  la  vuelta  se  habían  casado  con  mu- 
jeres cananeas.  y  que  habían  cometido  abominaciones; 
no  obstante  de  esto,  no  se  especifica  que  hubiesen 
practicado  la  idolatría  y  desde  aquel  día  hasta  ahora 
los  judíos  han  abandonado  el  culto  de  las  imágenes 
e  ídolos  de  toda  clase  .  Consta  en  la  Escritura  que 
en  los  siglos  anteriores  había  sido  imposible  hacerles 
abstenerse  de  esas  prácticas,  pues  parecía  innata  e 
incurable  como  parte  integrante  de  su  naturaleza. 
Pero  desde  el  cautiverio,  aunque  muchos  de  ellos 
hacen  del  dinero  su  dios,  sin  embargo,  no  se  pros- 
ternan delante  de  ninguna  semejanza  de  criatura  para 
rendirle  culto.  ¿Por  qué  será  esto?  Toda  la  serie 
de  profetas  desde  Moisés  (  Deut.  cap  28)  en  adelante, 
con  la  notable  excepción  de  los  que  profetizaron  des- 
pués del  cautiverio,  denunciaron  la  idolatría  en  todas 
formas,  con  toda  clase  de  argumentos  y  en  toda  oca- 


106 


HISTORIA  SAGRADA 


sión,  siendo  éste  el  tema  principal  de  sus  discursos,  y 
anunciando  que  por  este  pecado  serían  llevados  en 
cautividad.  Ahora  se  ha  cumplido  lo  que  ellos  pre- 
dijeron, la  maldición  pesada  ha  caído  sobre  ellos;  la 
idolatría  ha  venido  a  ser  la  ruina  de  su  nación,  de 
su  culto  y  de  su  bienestar.  Su  corazón  duro  ahora, 
se  enterneció  y  dieron  principio  a  reformas,  aban- 
donando la  idolatría.  ¡Ojalá  que  con  el  tiempo  y  por 
sus  muchos  castigos  dejen  también  los  demás  pecados! 

Preg.  143.  ¿Qué  sentimientos  abrigaban  los 
cautivos  hacia  Babilonia?  Salm.  137,  Jer.  caps. 
50  y  51  y  su  libro  de  Lamentaciones.? 

En  el  salmo  leemos:  "Junto  a  los  ríos  de  Babilo- 
nia, allí  nos  sentábamos,  y  aun  llorábamos  acordándo- 
nos de  Sión.  Si  me  olvidare  de  ti,  oh  Jerusalén,  mi 
diestra  sea  olvidada."  Así  expresa  el  aislamiento  en 
que  se  hallaban;  sus  gemidos  y  suspiros,  al  recordar 
a  su  patria  santa.  No  descubrimos  ninguna  palabra 
en  los  libros  bíblicos  que  indique  algún  sentimiento 
favorable  a  los  babilonios,  ni  en  lo  que  se  dice  de  los 
caldeos  que  vinieron  contra  Jerusalén  ni  de  los  habi- 
tantes de  Mesopotamia,  en  medio  de  los  cuales  fueron 
colocados.  Siempre  al  pensar  en  Jerusalén,  en  Sión 
y  en  la  tierra  santa,  sentían  la  nostalgia,  y  sus  corazo- 
nes se  llenaban  de  angustia  y  de  pesar.  Parece  que 
no  tuvieron  ningún  motivo  de  gratitud  por  benefi- 
cios que  recibieran.  Tuvieron  el  mandato  de  "buscar 
la  paz  de  la  ciudad"  a  la  cual  fuesen  llevados.  Jer. 
29:7.  Entendieron  que  Dios  hacía  uso  de  los  caldeos 
como  de  un  instrumento  por  el  cual  El  los  castigaba 
a  causa  de  sus  pecados,  pero  pudieron  ver  que  los 
enemigos  estaban  inspirados  por  el  espíritu  de  asesi- 
nato, pillaje  y  ambición,  y  lejos  de  desdecir  esto,  el 
profeta  lo  confirma  en  los  caps.  50  y  51,  e  indica  que 
dichos  enemigos  serían  castigados  por  sus  iniquidades 
y  crímenes.  A  pesar  de  tener  estos  sentimientos  des- 
favorables hacia  sus  vencedores,  no  hay  evidencia  de 
que  fuesen  vengativos  o  dispuestos  a  fomentar  sedi- 
ciones. Por  lo  que  vemos  en  Daniel  y  en  Ester,  los 
judíos  fueron  buenos  súbditos  del  reino. 

Preg.  144.  ¿Qué  se  debe  decir  del  profeta 
Daniel? 

Antes  que  la  mitad  de  los  setenta  años  del  cautiverio 
hubiese  pasado,  Jeremías  y  Ezequiel  habían  concluido 


EL  CAUTIVERIO  BABILONICO 


107 


sus  trabajos,  pero  no  asi  Daniel :  él  sólo  era  un 
puente  vivo  que  estaba  sobre  la  sima  que  había  entre 
la  destrucción  de  Jerusalén  y  la  vuelta  del  pueblo  a 
la  Palestina.  Vivió  todos  los  setenta  años  y  cual 
pico  nevado  y  eminente  descolló  sobre  todos  sus  con- 
temporáneos. 

Ya  hemos  tratado  de  lo  que  escribió  en  los  caps.  1-5. 
En  el  sexto  nos  cuenta  que  después  que  Darío  le 
hizo  jefe  de  los  gobernadores,  éstos  por  su  elevación 
lo  hicieron  el  blanco  de  sus  pasiones.  Conspiraron 
contra  él,  y  no  pudiendo  hallar  causa  de  queja  en 
el  manejo  de  los  negocios  del  reino,  hicieron  conspi- 
ración , valiéndose  del  pretexto  de  sus  prácticas  reli- 
giosas, obligándole  a  dar  culto  al  rey  Darío,  o  ser 
echado  en  el  lago  de  los  leones.  Como  Daniel  no 
hizo  aprecio  de  semejante  lazo,  le  espiaron  mientras 
estaba  haciendo  oración,  según  su  costumbre  habitual. 
Darío  buscó  modo  de  evitar  las  malas  consecuencias 
de  su  malhadado  decreto,  pero  no  lo  halló,  y  Daniel 
fué  arrojado  a  los  leones.  El  rey  a  causa  de  su  ansie- 
dad se  hallaba  insomne,  y  al  amanecer  se  dirigió  al 
lugar  donde  Daniel  se  hallaba  entre  los  leones,  pero 
nada  le  había  sucedido  a  Daniel,  porque  un  ángel  en- 
viado por  Dios  había  salvado  a  Daniel  del  peligro. 
Darío  condenó  a  sus  acusadores  al  mismo  castigo,  y 
expidió  otro  edicto  ordenando  que  los  pueblos  temie- 
sen ante  el  Dios  de  Daniel.  En  cap.  7  Daniel  refiere 
el  sueño  profético  en  que  tuvo  la  maravillosa  y  su- 
blime visión  de  las  cuatro  bestias  que  representaron 
los  cuatro  reinos  imperiales  que  se  levantaron  su- 
cesivamente para  dominar  a  las  naciones  del  mundo 
y  regir  al  pueblo  judío  que  ya  había  perdido  su  auto- 
nomía, terminando  la  visión  en  el  reino  sempiterno 
del  Hijo  del  hombre  en  gloria  y  majestad.  En  el  oc- 
tavo tuvo  otra  visión  profética  del  reino  de  Media  y 
Persia  y  después  del  griego  bajo  Alejandro  y  sus 
sucesores.  Para  su  consuelo  y  el  nuestro  esta  visión 
fué  interpretada.  En  el  noveno,  después  de  su  estu- 
dio de  las  profecías  de  Jeremías,  hizo  una  oración  en 
vista  de  la  proximidad  del  fin  del  cautiverio,  y  el 
ángel  Gabriel  le  dió  la  profecía  de  las  setenta  sema- 
nas. Los  caps.  10-12  contienen  revelaciones  respecto 
del  porvenir.  Como  se  ha  indicado  ya.  las  predic- 
ciones respecto  del  Mesías  sirvieron  de  consuelo  pa- 
ra los  cautivos,  y  más  por  haber  visto  ellos  el  cuín- 


10» 


HISTORIA  SAGRADA 


plimiento  de  tantas  profecías  en  sus  días.  Entre  las 
profecías  mesiánicas,  las  de  Daniel  y  las  de  Isaías 
fueron  las  principales.  Estas  juntamente  con  las  de 
Ezequiel  y  las  de  los  otros  profetas,  fueron  de  gran- 
dísimo poder  para  infundir  en  ellos  ánimo  y  valor, 
y  alentar  su  fé  en  Dios.  Aquí  no  es  el  lugar  para 
entrar  en  los  argumentos  literarios  en  defensa  de  los 
libros  de  Isaías  y  de  Daniel,  pero  nos  es  permitido 
mirarlos  bajo  el  punto  de  vista  histórica.  Los  incré- 
dulos no  atribuyen  los  últimos  27  capítulos  del  libro 
de  Isaías  a  este  profeta,  sino  a  algún  "gran  descono- 
cido"; pues  piensan  que  el  autor  de  los  39  caps,  al 
principio  del  libro,  no  fué  capaz  de  escribir  seme- 
jante obra.  Esta  opinión  carece  absolutamente  de 
base  histórica,  porque  estos  capítulos  jamás  han  sido 
atribuidos  a  otro,  y  presumir  lo  contrario  sin  tener 
razón  fundada,  es  un  despropósito  igual  a  decir  que 
el  autor  de  Persiles  y  Segismunda  no  sería  capaz  de 
escribir  una  obra  tan  diferente  y  alabada  como  el 
Quijote,  y  sostener  que  si  Cervantes  produjo  aquélla, 
no  podría  ser  autor  de  ésta,  sino  que  tiene  que  ser 
algún  desconocido  de  siglos  después.  Que  un  pueblo 
de  la  inteligencia  del  judío  quedara  olvidado  e  igno- 
rante del  autor  del  escrito  más  sublime  de  su  litera- 
tura (o  de  cualquier  otra)  es  ridículo  e  increíble  como 
cuestión  histórica.  ¡Que  comulguen  los  alemanes  con 
tamaña  piedra  de  molino,  nosotros,  no!  Con  los  es- 
critos de  estos  grandes  profetas  delante,  los  judíos 
cobraban  confianza  en  medio  de  sus  desgracias  y 
miserias. 

Preg.  145.  ¿De  qué  manera  se  efectuó  la  vuel- 
ta de  los  judíos  a  la  Palestina?  2  Crón.  36:22-23, 
Esd.  1:1-11. 

Se  nos  dice  que  en  el  primer  año  de  Ciro,  rey  de 
Persia,  (537  A.  C.)  para  que  se  cumpliese  la  palabra 
de  Jehová,  dicha  por  boca  de  Jeremías,  excitó  Jeho- 
vá el  espíritu  de  Ciro,  rey  de  Persia.  el  cual  hizo 
pasar  pregón  por  todo  su  reino,  y  también  por  escri- 
to, diciendo:  "Así  ha  dicho  Ciro,  rey  de  Persia. 
Jehová.  Dios  de  los  Cielos,  me  ha  dado  todos  los 
reinos  de  la  tierra,  me  ha  mandado  que  le  edifique 
casa  en  Jerusalén.  que  está  en  Judá."  Agregó  una 
invitación,  casi  obligatoria,  para  todos  los  judíos  que 
desearan  subir  a  Judea  ;  y  animó  a  los  vecinos  de  estos 
judíos  a  ayudarlos  con  dinero  y  objetos  de  valor. 


LA    VUELTA    A  JERUSALEN 


109 


Sacó  también  los  vasos  que  habían  sido  extraídos  del 
Templo  en  Jerusalén  y  los  entregó  a  Zorobabel,  prín- 
cipe de  Judá,  a  quien  llamó  Sasbasar. 

Observamos,  lo.  Este  no  es  el  edicto  a  que  se  refie- 
re en  Daniel  9:25,  porque  no  ordena  el  restaurar  y 
edificar  a  Jerusalén,"  sino  que  trata  de  edificar  "la 
casa  de  Jehová  que  está  en  Jerusalén.  El  decreto  de 
Ciro  habla  de  la  casa  de  Dios,  y  la  profecía  de  Daniel 
habla  de  la  ciudad  de  Jerusalén.  Algunos  alegan  que 
Artajerjes  expidió  este  decreto  según  Neh.  2:5-6, 
pero  otros  insisten  que  Ciro  realmente  dió  este  de- 
creto en  cumplimiento  de  Isa.  45:13,  y  por  cierto,  es 
difícil  negarlo;  aunque,  no  consta  en  la  historia  des- 
pués que  Ciro  lo  hiciera. 

2o.  No  llamó  Ciro  a  los  israelitas  "Judíos"  sino 
"Su  pueblo  (de  Jehová)."  El  nombre  "Judío"  se  usa 
por  primera  vez  en  la  Biblia  por  Jeremías  (34:9,  38:19 
y  43:9).  La  lengua  de  los  judíos  fué  llamada  "Judai- 
ca" desde  los  días  de  Isaías  (Isa.  36:11.  13,  2  Rey.  16:6. 
18:26;)  pero  los  autores  de  los  libros  que  fueron 
escritos  después  de  la  cautividad  los  llamaron  "judíos" 
constantemente,  y  Josefo  declara  que  éste  ha  sido 
su  nombre  desde  el  día  en  que  volvieron  de  Babilo- 
nia. Jos.  Ant.  Jud.  xi.  5:7.  Recién  llegados  a  la 
Palestina  fueron  llamados  "Hijos  de  la  provincia." 
indicando  que  el  país  ya  era  parte  del  imperio  persa. 
Esdras.  2:1. 

3o.  La  posibilidad  de  que  Daniel  ocupara  una  posi- 
ción de  eminencia  cuando  el  decreto  fué  expedido,  da 
color  a  la  idea  de  que  él  influyera  en  la  mente  de  Ciro 
para  dar  semejante  edicto,  quizá  mostrándole  la  pro- 
fecía de  Isaías  que  dice  que  Jehová  le  había  ordenado 
para  esta  obra,  y  aun  a  la  otra  idea  de  que  Daniel 
pudiera  haber  sido  él  mismo  quien  redactara  el  edic- 
to, y  así  le  dió  un  tono  judaico.  Tsa.  44:28  y  45:1. 
Dan.  6:28.  Es  claro  que  el  Espíritu  de  Dios  obró 
poderosamente  en  Ciro  para  que  consintiera  en  enviar 
a  los  judíos  a  su  tierra  .y  que  se  despojara  de  los 
5.499  vasos  y  utensilios  de  oro,  plata  v  de  otros  mate- 
riales preciosos,  y  en  adición,  ordenara  que  otros  les 
ayudaran ;  y.  además,  que  los  gastos  originados  en 
la  obra  fuesen  costeados  por  la  tesorería  del  rey. 
Esd.  6:4.  Es  cierto  que  se  habían  efectuado  grandes 
cambios,  y  que  de  algún  modo  le  convenía  a  Ciro  tener 
ur  estado  amigo  entre  sus  dominios  y  Egipto,  que 


110 


HISTORIA  SAGRADA 


sirviera  de  vanguardia  para  recibir  los  primeros  gol- 
pes del  enemigo  egipcio,  y  detenerlo  mientras  él  orga- 
nizara sus  fuerzas,  pues  ahora  Egipto  le  era  hostil. 
Pero  aun  así,  esto  mismo  era  obra  de  la  Providencia, 
y  los  samaritanos  creían  que  la  buena  política  obliga- 
ría a  Persia  a  quitar  a  Jerusalén  de  enmedio.  Así 
lo  vemos  en  su  carta  dirigida  al  rey,  que  se  halla  en 
Esd.  4:11-16,  y  en  el  libro  apócrifo  de  1  Esdras  1:24 
se  añade :  "Declaramos  que  si  se  reedifica  esta  ciu- 
dad . .  .  desde  entonces  en  adelante  no  tendrás  modo 
de  pasar  a  Siria  y  Fenicia." 

Nos  causa  admiración  que  no  subieron  a  Jerusalén 
más  de  42,360  judos,  que  sin  duda  con  sus  mujeres 
y  niños  harían  una  suma  total  mucho  mayor,  acompa- 
ñados de  7,537  siervos  y  siervas,  con  unos  pocos  semo- 
vientes; 736  caballos,  que  hasta  ahora  empiezan  a 
usarse  por  judíos ;  245  muías,  425  camellos  y  6,720 
asnos,  animal  llamado  "el  amigo  del  pobre."  Hubo 
solamente  74  levitas,  128  cantores,  hijos  del  salmis- 
ta Asaf,  y  139  porteros.  Los  asistentes,  netinim  e  hi- 
jos de  los  criados  de  Salomón  llegaron  a  ser  392. 
Todo  esto  constituyó  una  poquedad  en  comparación 
con  los  ejércitos  de  los  israelitas  en  siglos  anteriores. 
El  libro  apócrifo  de  1  Esdras  5:2,  dice  que  el  rey 
envió  mil  soldados  de  a  caballo  para  escoltarlos  a 
I erusalén. 

Muchos  de  los  judíos  esparcidos  en  las  provincias 
del  oriente  tuvieron  justos  motivos  por  no  haber 
vuelto  a  la  tierra  santa  a  causa  de  la  vejez,  como  Da- 
niel, por  ejemplo,  o  por  la  enfermedad,  o  por  estar 
obligados  a  seguir  en  sus  empleos  bajo  el  gobierno, 
de  los  cuales  no  pudieron  desprenderse.  Hay  que 
tomar  en  cuenta  que  el  viaje  era  largo,  pues  costó  a 
Esdras  cuatro  meses  para  nacerlo,  Esd.  7:9,  también 
accidentado  y  peligroso,  requiriendo  valor  y  fuerzas 
para  acometerlo.    Esd.  8:21-23. 

Pero  es  evidente  que  en  tanta  multitud,  habría 
muchos  que  no  podrían  excusarse  de  ninguna  mane- 
ra, habiéndose  engreído  con  las  cosas  de  aquellas 
tierras,  contentándose  con  las  costumbres  de  las  gen- 
tes paganas  que  les  rodearon  hasta  el  punto  de  haber 
perdido  el  amor  patrio  y  el  celo  de  la  religión  de  sus 
padres.  Los  atractivos  de  la  tierra  santa  con  todos 
sus  monumentos  gloriosos  no  bastaban  para  sacarlos 
de  sus  nuevas  posesiones  y  perspectivas.  Con  todo, 
no  hemos  de  suponer  que  desde  luego  perdieron  su 


LA   VUELTA   A  JERUSALEN 


111 


religión  y  su  interés  que  tendrían  en  el  porvenir  de  su 
pueblo. 

Hemos  de  ver  que  se  quedaron  separados  de  los 
demás  del  imperio  y  fueron  muy  apegados  a  la  ley 
de  Moisés,  y  por  su  erudición  y  empeño  en  las  letras 
sagradas,  llegaron  a  tener  mucha  autoridad  en  mate- 
rias de  religión  por  sus  targums  y  Talmud  que  salie- 
ron de  sus  academias.  Cuando  Esdras  subió  a  Jeru- 
salén,  unos  80  años  después  de  Zorobabel,  llamó  a 
once  hombres  pidiéndoles  que  buscasen  a  unos  sacer- 
dotes que  le  acompañaran,  y  se  dice  que  aquellos 
fueron  maestros,  u  hombres  de  erudición,  y  se  da  a 
entender  que  los  que  hallaron  lo  eran  también.  Es- 
dras mismo  era  un  prodigio  de  .erudición.  Esd.  8:16- 
18. 

Por  otra  parte,  los  que  aceptaron  la  invitación  y 
volvieron  a  la  tierra  de  sus  antepasados,  experimen- 
taron una  alegría  rara  vez  sentida.  Cuando  el  ejér- 
cito de  Faraón  pereció  en  las  aguas  del  Mar  Rojo. 
Alaría,  hermana  de  Moisés,  celebró  la  salvación  de 
Israel  de  las  manos  de  los  egipcios  en  una  canción 
sublime.  Ex.  15:20-21.  De  la  misma  manera  los 
de  la  vuelta  vitoreaban  a  Dios  con  ferviente  entusias- 
mo, en  alabanzas  de  triunfo.  "Cuando  el  Señor  hizo 
tornar  el  cautiverio  de  Sión,  éramos  como  gentes  que 
sueñan.  Se  llenó  nuestra  boca  de  risa,  y  nuestra  len- 
gua de  alabanza."  Salmo  126.  Este  cántico  de  rego- 
cijo hace  contraste  con  el  salmo  137,  que  expresa  su 
abatimiento  en  el  cautiverio,  cuando  colgaron  sus 
arpas  en  los  sauces  junto  a  los  ríos  de  Babilonia  y 
lloraron  al  acordarse  de  Sión. 

Preg.  146.  ¿En  qué  condiciones  estuvieron  los 
judíos  al  llegar  a  Jerusalén?  Esdras  y  Neh. 

Al  llegar  a  la  ciudad  santa  les  aguardó  una  tarea 
ardua,  porque  hallaron  a  Sión  convertida  en  montones 
de  cenizas,  escombros  y  ruinas.  Las  gentes  que  se 
hallaban  allí  los  miraban  con  desconfianza  y  ¡qué  de 
cuestiones  por  tierras  y  propiedades  no  debieron  de 
haberse  suscitado!  Pero  a  pesar  de  presenciar  los 
destrozos  de  las  glorias  antiguas  y  de  alojarse  sobre 
las  ruinas  de  casas  de  una  alcurnia  sagrada,  estas 
amarguras  y  las  fatigas  y  desaliento,  todas  reunidas 
no  bastaron  para  sofocar  su  celo  y  empeño  hasta  que 
hubiesen  edificado  altar  en  el  cual  ofrecieran  sacrifi- 
cios de  alabanza  a  Jehová. 


112 


HISTORIA  SAGRADA 


Preg.  147.  ¿Cuáles  son  los  libros  sagrados  de 
la  Vuelta? 

En  su  orden  cronológico  los  libros  de  la  Vuelta 
son:  Esdras,  Aggeo,  Zacarías,  Ester,  Nehemías  y 
Malaquías.  El  último  fué  escrito  unos  cuatro  siglos 
antes  de  Cristo.  De  la  lista  de  los  repatriados  tene- 
mos dos  copias  en  la  Biblia  :  una  en  Esdras  1 :9  -  2  :67  y 
otra  en  Nehemias  7:6-69;  pero  además  de  éstas,  hay 
otra  en  el  libro  apócrifo  de  Esdras  5:4-43.  Una  com- 
paración de  estas  tres  listas,  unas  con  otras,  nos  ense- 
ña mucho  respecto  de  la  manera  de  copiar  los  libros 
en  la  antigüedad.  Se  descubren  diferencias  en  ellas, 
principalmente  en  los  nombres  y  en  los  números, 
a  causa  de  estas  discrepancias  es  en  gran  parte  la 
semejanza  que  existía  en  las  letras  del  abecedario 
que  se  usaba  en  aquel  entonces,  y  la  facilidad  de  equi- 
vocarse el  copista,  y  tomar  una  letra  por  otra,  y  las 
letras  fueron  usadas  por  números.  De  esta  manera  se 
descubre  que  estos  manuscritos  fueron  escritos  coy 
'etra  más  antigua  que  la  cuadrada  que  está  en  boga 
actualmente  en  los  escritos  y  publicaciones  hebreas 
Se  notan  las  omisiones  de  letras  y  de  palabras  que 
se  observan  en  todos  los  escritos  antiguos.  Todas 
estas  observaciones  son  igualmente  aplicables  a  todas 
las  diferencias  que  se  hallan  entre  lo  que  está  escrito 
en  los  libros  de  los  Reyes  y  en  los  de  las  Crónicas 
cuando  refieren  la  misma  circunstancia.  Hay  ciertos 
pasajes  que  son  muv  notables  en  este  respecto,  como 
el  Salmo  18  y  2  Sam.  22.  y  los  capítulos  36-39  de 
Isaías  comparados  con  2  Rey.  18:13-20:19  y  2  Crón. 
cap.  32. 

Cuando  los  judíos  hicieron  un  examen  de  esta  lis- 
ta, hallaron  que  algunos  no  pudieron  probar  que  eran 
israelitas,  y  otros,  que  se  creían  ser  sacerdotes  y  que 
pertenecían  a  la  noble  familia  de  Barzillai  de  Oalaad. 
2  Sam.  17:27.  19:31-39.  no  podían  justificar  sus  pre- 
tensiones al  sacerdocio  por  medio  de  la  genealogía:  y 
por  esto,  no  fueron  admitidos  a  la  sagrada  orden. 
Esdras  2:59-63  v  Neh.  7:61-64.  Según  colegimos  de 
este  mismo  catálogo,  que  ellos  conservaron  con  tanto 
esmero,  la  mayoría  de  los  que  volvieron  se  radicaron 
en  Terusalén  y  en  los  pueblos  de  los  alrededores, 
como  en  Belén,  Micmas.  Anatot.  Beerot.  Rama,  Jeri- 
có  y  otros,  con  preferencia  en  las  aldeas  donde  podían 
cultivar  la  tierra  para  sostenerse.    Se  dice  que  cada 


LA  VUELTA  A  JERUSALEN 


118 


uno  fué  a  su  ciudad.  Esdras  2:1.  Todavía  no  había 
muchos  modos  de  ganarse  la  vida  en  Jerusalén,  pues 
ella  era  más  bien  centro  de  religión  que  no  de  comer- 
cio. 

Preg.  148.  ¿Cuáles  fueron  las  funciones  y 
obras  públicas  de  los  repatriados?  Esdras  y  Ne- 
hemías. 

1.  Antes  de  otra  cosa  se  hace  mención  del  espíritu 
de  desprendimiento  mostrado  por  el  pueblo  en  sus 
contribuciones  generosas  para  la  reedificación  del 
Templo. 

2.  Al  llegar  el  séptimo  mes,  el  de  la  fiesta  de  las 
Cabanas  o  de  Tabernáculos,  el  pueblo  de  común  acuer- 
do se  reunió  para  celebrar  la  fiesta  en  Jerusalén  bajo 
la  dirección  de  Zorobabel.  hijo  de  Salatiel,  el  prín- 
cipe de  Judá  que  los  había  capitaneado  desde  Babi- 
lonia en  todos  sus  viajes  hasta  ahora,  llamado  por  el 
rey  Sesbasar ;  y  Jesua,  hijo  de  Josedec,  el  sumo  sacer- 
dote. 

La  fecha  de  la  llegada  de  los  cautivos  no  es  dada, 
y  por  lo  mismo  no  sabemos  cuánto  tiempo  había  pa- 
sado antes  del  mes  séptimo;  pero  en  esta  ocasión  edifi- 
caron el  altar,  y  desde  allí  en  adelante,  no.  hubo  falta 
del  sacrificio  diario,  ni  de  los  demás  sacrificios  con- 
forme a  la  ley.  Con  el  altar  nuevamente  erigido  y 
la  observancia  de  la  fiesta  de  Tabernáculos,  se  dió 
principio  a  la  práctica  reglamentada  de  los  ritos  y 
ordenanzas  públicas  de  su  religión. 

3.  Después  de  otros  siete  meses,  en  el  segundo 
mes  del  segundo  año  de  la  vuelta,  los  jefes  de  los 
judíos  dieron  principio  a  la  construcción  del  Templo. 
Los  levitas  fueron  encargados  de  la  obra,  y  desde 
luego  echaron  los  cimientos,  y  según  parece,  éstos 
fueron  puestos  sobre  las  mismas  líneas  que  ocuparon 
los  del  Templo  de  Salomón,  aunque  el  edificio  resultó 
mucho  menos  imponente  que  el  anterior.  Ciro  dió 
órdenes  que  el  Templo  fuese  de  60  codos  de  alto 
y  60  codos  de  ancho.  Esd.  6:3.  No  dijo  cuántos  co- 
dos debía  tener  de  largo,  ni  mencionó  el  pórtico  o 
pronaos,  pero  aun  así.  si  tuviera  el  mismo  ancho  del 
de  Salomón,  habría  sido  mayor  en  tamaño,  pues  el 
primer  Templo  tuvo  60  codos  de  largo,  20  de  ancho 
y  20  de  alto,  y  además,  un  pórtico  o  pronaos  que  se 
extendió  por  todo  el  frente  del  Templo  y  unos  10 
codos  adelante,  pero  se  levantó  a  la  sublime  altura 


114 


HISTORIA  SAGRADA 


de  120  codos,  y  como  estaba  cubierto  de  planchas  de 
oro,  su  resplandeciente  fachada  que  adornaba  el  Tem- 
plo, se  podía  ver  desde  los  lugares  remotos  en  el 
país.  Véase  el  diseño  p.  284  de  Tom.  I.  Se  ha  creído 
con  probabilidad,  que  Ciro  dió  las  dimensiones  indi- 
cadas queriendo  decir  que  éstos  fueron  los  límites 
que  el  edificio  no  debía  pasar,  pero  si  los  judíos  pu- 
dieron hacerlo  tan  grande,  es  que  tenían  permiso  para 
hacerlo  .  Como  quiera  que  sea  esto,  es  claro  que  el 
nuevo  Templo,  que  se  llama  "El  Segundo  Templo," 
era  mucho  más  pequeño  que  el  de  Salomón. 

Cuando  acabaron  de  echar  estos  cimientos,  los  ju- 
díos tuvieron  una  función  religiosa  de  regocijo,  y 
la  celebraron  ricamente  vestidos  y  con  música  de 
trompetas  y  címbalos,  cantando  en  responsos:  "Ala- 
bad a  Jehová,  porque  es  bueno,  porque  para  siempre 
es  su  misericordia  sobre  Israel."  Esd.  3:10-11.  Pero 
en  tanto  que  los  jóvenes  se  alegraban  con  algazara, 
los  ancianos  que  habían  visto  el  Templo  de  Salomón, 
que  se  había  destruido  hacía  unos  50  años,  al  tener 
a  la  vista  el  gran  contraste  que  le  hacía  este  nuevo 
templo,  alzaron  un  alarido  de  lamentos  que  casi  sofo- 
có la  vocería  de  regocijo  de  los  demás.    Esd.  3:12-13. 

4.  Tanta  gritería  en  Jerusalén  despertó  eco  en 
todos  los  montes  alrededor.  El  entusiasmo  de  los 
hijos  de  la  provincia  excitó  a  los  vecinos  a  participar 
en  la  obra.  Los  jefes  de  los  pueblos  cercanos,  que 
ya  miraban  a  los  judíos  con  recelo,  y  eran  llamados 
adversarios  aun  ahora,  pidieron  permiso  para  tomar 
parte  en  la  erección  del  Templo.  Alegaron  que  habían 
sacrificado  a  Jehová  desde  el  día  en  que  fueron  colo- 
nizados en  el  país,  y  por  lo  mismo,  según  su  modo 
de  pensar,  tenían  derecho  de  asociarse  con  los  judíos 
en  su  culto;  pero  los  judíos,  sabiendo  que  el  haberse 
mezclado  con  gentes  idólatras  les  había  causado  la 
destrucción  y  destierro,  a  pesar  de  la  amistosa  pro- 
posición, no  admitieron  su  petición,  y  dieron  por 
razón  de  su  negativa  el  mandato  del  rey  Ciro,  pues 
fué  dirigido  exclusivamente  a  los  judíos  en  esta  em- 
presa. Esta  respuesta  convirtió  el  recelo  que  ya  te- 
nían los  samaritanos  en  el  odio  más  amargo  y  entra- 
ñable, odio  que  jamás  ha  podido  ser  aplacado  hasta  el 
día  de  hoy.    Esd.  4:1-3. 


LOS  JUDIOS  BAJO  LOS  PERSAS 


115 


Preg.  149.  ¿Cómo  estorbaron  la  obra  los  sa- 
maritanos?  Esd.  4:4-24. 

Resintiéndose  de  esta  repulsa  de  los  judíos,  los 
samaritanos  trataron  de  impedir  la  construcción  del 
Templo  de  todas  maneras  dentro  de  sus  recursos. 
"El  pueblo  de  la  tierra  debilitaba  las  manos  del  pue- 
blo de  Judá  y  los  arredraba  de  edificar."  v.  4.  No  les 
bastaba  lanzar  contra  ellos  denuestos  y  amenazas,  sino 
que  apelaron  a  medios  más  poderosos,  organizando 
una  oposición  contra  ellos  en  la  corte  persa  por  medio 
de  cohecho.  Entre  los  palaciegos  y  cortesanos  del 
oriente  siempre  abunda  gente  corrupta  que  se  presta 
al  soborno,  especialmente  para  infundir  sospechas  en 
la  mente  del  soberano  contra  los  provinciales.  El 
texto  afirma  que  se  valieron  de  este  medio  los  sama- 
ritanos para  emponzoñar  el  ánimo  del  rey  contra  los 
judíos,  y  se  da  a  entender  que  por  muchos  años  no 
lograron  su  propósito,  y  por  buena  razón,  porque  los 
judíos  hacían  una  obra  que  interesaba  al  rey.  (Preg. 
145,  3o.) 

Preg.  150.  Dése  una  reseña  de  la  historia  de  los 
reyes  Persas  desde  la  toma  de  Babilonia  por  Ciro 
hasta  el  fin  del  Antiguo  Testamento. 

538  A.  C.  Ya  hemos  dicho  algo  respecto  de  Ciro, 
el  fundador  del  reino  medo-persa,  y  el  que  destruyó 
el  reino  de  Babilonia.  Preg.  136  y  141.  Al  morir, 
dejó  un  imperio  vasto,  pero  no  bien  organizado.  Du- 
ró en  él  unos  diez  años. 

529-522  A.  C.  Ciro  tuvo  dos  hijos,  e  hizo  a 
Cambises  su  sucesor  en  el  trono,  pero  dió  mu- 
cho poder  en  el  reino  al  otro  hijo  suyo.  Smer- 
dis  o  Bardes.  Siguiendo  la  costumbre  inicua  de  los 
orientales  en  tales  casos,  Cambises  tuvo  celos  de  su 
hermano  Smerdis  y  mandó  que  fuese  asesinado  secre- 
tamente. Tuvo  también  la  ambición  de  hacer  muchas 
nuevas  conquistas,  y  desde  luego  fijó  la  vista  en 
Egipto  como  el  blanco  al  cual  iba  a  tirar  primero. 
Hizo  muchas  preparaciones,  consiguió  la  cooperación 
de  la  flota  de  los  tirios  e  hizo  una  fuerte  expedición 
contra  los  egipcios,  y  los  venció  en  una  batalla  terri- 
ble. Deseaba  se,guir  adelante  contra  el  norte  de 
Africa  y  tomar  a  Cartago  y  a  los  demás  pueblos,  pe- 
ro los  tirios  se  negaron  a  acompañarle  en  contra  de 
los  cartagineses,  porque  eran  parientes  suyos,  y  por 
lo  mismo  Cambises  tuvo  que  desistir  de  esta  empresa. 


116 


HISTORIA  SAGRADA 


Entonces  se  dirigió  contra  el  oasis  y  santuario  de 
Ammon.  en  el  desierto,  pero  su  ejército  de  50,000  hom- 
bres pereció  en  las  arenas  del  yermo.  Todavía  no 
quedó  satisfecha  su  codicia  de  nuevas  conquistas  y 
capitaneó  otro  ejército  y  marchó  contra  Etiopía ;  pero 
faltándole  víveres  mientras  pasaba  Nubia,  tuvo  que 
volver  avergonzado  y  con  grande  pérdida  de  soldados, 
y  aun  más  de  prestigio.  Sus  desgracias  se  debieron 
en  gran  parte  a  falta  de  prudencia  y  previsión,  pues 
en  su  sed  de  glorias  carecía  de  consideración  a  sus 
tropas;  y  los  egipcios  cobraron  ánimo,  creyendo  que 
era  un  general  de  poco  talento  militar  .  Cambises 
sofocó  con  gran  crueldad  las  tentativas  que  se  hicieron 
para  resistir  a  su  gobierno.  Se  sintió  despreciado  por 
la  gente  y  trató  de  vengarse  de  ella  burlándose  de  la 
religión  de  los  egipcios  y  logró  captarse  odios  y  ren- 
cores. 

522  A.  C.  habiendo  sojuzgado  completamente  a 
Egipto.  Cambises  trató  de  volver  a  Persia,  pero  en 
el  camino,  y  en  Damasco,  según  dice  Josefo,  un  he- 
raldo entró  en  el  campamento  proclamando  que  su 
hermano  Smerdis  era  rey,  y  que  todos  se  sometiesen 
a  él.  De  pronto  Cambises  creía  que  su  cómplice  en 
el  asesinato  de  su  hermano  Smerdis  le  había  sido  fal- 
so, y  que  este  personaje  anunciado  como  rev  sería 
positivamente  su  hermano;  pero  quedó  satisfecho  de 
que  no.  y  que  su  contrario  era  un  mago,  llamado  lio- 
mates,  que  aprovechándose  de  su  ausencia,  y  de  que 
se  parecía  mucho  a  Smerdis.  fingiéndose  ser  él.  había 
usurpado  el  trono.  Cambises  tomando  en  cuenta  el 
desprestigio  en  que  había  caído,  v  el  favor  de  que 
gozaban  los  magos  en  Media,  perdió  toda  esperanza 
de  recobrar  su  trono  v  se  suicidó. 

522-521  A.  C.  El  falso  Smerdis.  o  sea  el  mago  Go- 
mates.  sabiendo  que  se  parecía  a  Smerdis.  el  hermano 
de  Cambises.  y  que  éste  había  desaparecido  secreta- 
mente, se  presentó  en  su  lugar,  con  el  mismo  nom- 
bre y  reclamó  para  sí  el  trono;  y  los  magos,  que 
ocupaban  Indares  de  eminencia,  le  favorecieron.  El 
se  casó  con  las  esposas  o  concubinas  que  había  en  la 
capital,  según  una  costumbre  oriental,  para  dar  fuer- 
za a  su  pretensión.  Como  éstas  mujeres  conocieron 
.'1  verdadero  Smerdis  .v  sin  duda  denunciarían  el 
fraude  si  hubieran  tenido  oportunidad  de  conferen- 
ciar entre  sí.  o  con  los  de  afuera.  Gomates  las  encerró 


LOS  JUDIOS  BAJO  LOS  PERSAS 


117 


en  habitaciones  aisladas,  y  las  puso  incomunicadas 
y  así  no  les  dió  lugar  de  hablar  las  unas  con  las  otras, 
ni  con  nadie.  Tampoco  permitió  entrar  en  su  pre- 
sencia a  los  príncipes  que  conocieron  a  Smerdis;  pe- 
ro no  era  posible  ocultar  la  verdad  por  mucho  tiem- 
po, y  sólo  duró  el  embuste  siete  meses. 

521  A.  C.  Darío,  hijo  de  Histaspes,  de  la  familia 
real,  fué  con  tropa  y  desterrando  a  Gomates  le  mató. 

Es  digno  de  mención  aquí  el  hecho  de  que  los  sa- 
maritanos  no  tuvieron  éxito  en  su  esfuerzo  para  im- 
pedir la  obra  de  los  judíos  en  el  Templo  durante  los 
reinados  de  Ciro  y  Cambises,  sino  hasta  el  corto 
reinado  de  Gomates,  el  falso  Smerdis,  llamado  Arta- 
jerjes  en  Esd.  4:7  y  11;  pues,  Gomates,  siendo  ene- 
migo de  Ciro  y  de  su  política  extranjera,  quiso  des- 
hacer lo  que  Ciro  había  mandado  que  se  hiciera  en 
Jerusalén,  y  dió  órdenes  contrarias  a  las  de  él  e  hizo 
cesar  la  construcción  del  Templo.  •  Pero  luego  que 
Darío  subió  al  poder,  siendo  persa,  como  Ciro,  era 
favorable  a  los  judíos,  y  entonces  los  profetas  Aggeo 
y  Zacarías  exhortaron  a  los  judíos  que  renovasen  sus 
trabajos  en  el  Templo,  y  cuando  los  samaritanos  por 
segunda  vez  remitieron  un  informe  a  la  corte  persa 
contra  los  judíos  para  que  el  rey  hiciese  parar  la 
obra  en  el  Templo,  no  sólo  se  negó  Darío  a  hacerlo, 
sino  que  les  dió  orden  de  ayudar  a  los  judíos  en 
lugar  de  estorbar  su  empresa. 

521  -  486  A.  C.  Darío,  hijo  de  Histaspes  rei- 
nó unos  35  años  sobre  los  medo-persas.  Por 
seis  años  tuvo  que  reconquistar  muchas  pro- 
vincias, pero  al  fin  venció  a  todos  sus  enemigos 
y  tuvo  muchos  años  de  paz  y  sosiego,  en  los  cuales 
organizó  bien  el  imperio,  y  lo  hizo  con  tanta  sabidu- 
ría que  quedó  estable  por  muchos  años.  Puso  bajás 
o  sátrapas  que  gobernaban  las  provincias  en  armonía 
con  los  deseos  del  rey,  y  así  consolidó  el  reino.  Bajo 
estas  circunstancias  favorables,  los  judíos  concluyeron 
el  Templo  en  515  A.  C, 

490  A.  C.  Los  ejércitos  persas  enviados  por  Darío 
contra  los  griegos  sufrieron  una  derrota  en  Maratón. 

486  465  A.  C.  Jerjes,  hijo  de  Darío  Histaspes,  fué 
rey  de  Persia  por  espacio  de  21  años.  Emprendió 
la  conquista  de  Grecia  para  vengarse  de  la  afrenta 
hecha  a  su  padre  Darío,  e  hizo  una  grande  reunión 
de  sus  oficiales  para  hacer  preparaciones,  y  en  esta 


118 


HISTORIA  SAGRADA 


ocasión  privó  a  Vasti  de  ser  reina.  Ester,  cap.  1. 
En  seguida  hizo  su  expedición  contra  Grecia,  y  perdió 
las  batallas  de  Salamina,  Platea  y  Micale  y  tuvo  que 
volver  avergonzado  .  Sus  consejeros,  viéndole  senti- 
do y  agraviado,  para  consolarle  propusiéronle  un  no- 
viazgo al  estilo  de  Persia,  y  buscaron  novia  para  él 
entre  todas  las  jóvenes  hermosas  del  imperio.  Como 
resultado  de  esta  pesquisa  se  casó  con  Ester  y  tuvie- 
ron lugar  los  demás  sucesos  del  libro  de  Ester. 

465-425  A.  C.  Artajerjes  Longimano,  hijo  de  Jer- 
jes  ocupó  el  trono  de  Persia  40  años.  En  el  año  459- 
458  Esdras  condujo  los  1755  judíos  a  Jerusalén  y 
cumplió  un  ministerio  muy  noble  en  su  nación,  y 
mientras  él  estaba  allí,  en  445  Nehemías  fué  enviado 
por  el  rey  Artajerjes  a  Jerusalén  y  éste  regresó  a 
Persia  después  de  doce  años  de  servicio  como 
gobernador;  pero  otra  vez  volvió  a  Jerusalén  más 
tarde. 

425.  A.  C.  Tres  hijos  de  Artajerjes  ocuparon  el 
trono  de  Persia  sucesivaemtne  en  el  mismo  año,  dos 
de  ellos  fueron  asesinados  por  el  hermano  que  le  su- 
cedió. Los  nombres  de  ellos  son:  Jerjes  II,  Sogdiano 
y  Oco,  o  sea  Darío  Noto,  el  último  duró  desde  425  -406 
A.  C. 

Debemos  tener  presente  que  todos  estos  reyes  tuvie- 
ron más  de  un  nombre,  los  cuales  se  traducen,  o  se 
transfieren  a  otras  lenguas  de  diferentes  modos.  Por 
ejemplo,  vemos  en  Esdras  4:5-7  que  menciona  Darío 
en  v.  5.  Este  debe  ser  Darío  hijo  de  Histaspes  que 
quitó  el  trono  al  falso  Smerdis.  El  Asuero  del  v.  6, 
debe  ser  Cambises,  hijo  y  sucesor  de  Ciro.  El  Arta- 
jerjes del  v.  7  debe  ser  Gomates  el  mago,  o  falso 
Smerdis  que  sucedió  a  Cambises  en  521  A.  C.  y  reinó 
siete  meses,  siendo  depuesto  y  ejecutado  por  Darío 
Histaspes.  Con  esta  explicación,  todo  se  aclara  y  se 
halla  de  completa  conformidad  con  la  historia  pro- 
fana. 

Preg.  151.  ¿De  dónde,  aparte  de  la  Biblia, 
sacamos  informes  de  esta  parte  de  la  historia  de 
Persia? 

Herodoto,  llamado  "El  Padre  de  la  Historia,"  nos 
proporciona  muchíssimos  informes,  y  algunos  se  ha- 
llan en  los  escritos  de  Jenofonte.  También  Ctesias, 
cerca  de  400  A.  C  escribió  una  historia  de  Persia,  y  se 
han  conservado  unos  pocos  fragmentos  de  valor  de 


BAJO  LOS  PERSAS 


US 


la  historia  de  Beroso  .quien  vivió  cerca  de  250  A.  C. 
Estos  escritores  varian  mucho  en  sus  informes.  En 
tiempos  modernos  algo  se  ha  sacado  de  los  monu- 
mentos antiguos  que  se  han  descuhierto,  y  en  particu- 
lar de  la  inscripción  que  Darío  Histaspes  grabó  en 
las  rocas  de  Behistún,  Persia. 

Preg.  152.  Dense  algunos  informes  acerca  de 
la  inscripción  de  DARIO  en  Behistún. 

Cerca  de  22  millas  al  oriente  de  la  ciudad  de  Ker- 
mansha,  en  la  parte  occidental  de  Persia,  se  ve  la  cé- 
lebre inscripción  en  las  rocas  de  Behistún.  Darío 
Histaspes,  en  el  año  516  A.  C.  hizo  cortar  y  pulir  la 
superficie  de  una  peña  a  una  altura  de  unos  300  a  400 
pies  arriba  del  nivel  de  la  llanura  y  preparó  grandes 
espacios  en  los  cuales  mandó  grabar  unas  inscripcio- 
nes en  tres  lenguas,  ariana,  escita  y  semítica,  usando 
caracteres  cuneiformes  persas,  babilonios  y  en  los  de 
los  medos.  En  estas  inscripciones  hace  constar  su 
propia  genealogía,  remontando  hasta  la  octava  gene- 
raüón.  Luego  da  cuenta  de  qué  modo  consiguió  él 
el  trono  del  imperio.  En  seguida  refiere  sus  guerras 
por  medio  de  las  cuales  sojuzgó  las  sublevaciones  en 
más  de  20  provincias,  principalmente  en  las  siguien- 
tes nueve :  en  el  orden  mencionado,  sólo  que  tuvo  que 
reducir  algunas  de  ellas  más  de  una  vez,  a  saber:  Su- 
siana,  Babilonia,  Media,  Armenia,  Sagartia,  Partia, 
Margiana  y  Bactria,  Persia  y  Anachotia.  Venció 
a  nueve  hombres  que  se  levantaron  como  reyes,  y  en 
una  parte  de  la  piedra,  los  ha  representado  en  una 
escena  en  que  se  ven  dos  de  sus  siervos,  cada  uno 
con  un  arco,  estando  ellos  en  pie  detrás  de  él,  luego 
él  mismo  con  un  arco  en  la  mano,  y  el  pie  puesto  en 
un  hombre  que  yace  en  el  suelo,  y  en  seguida  se  pre- 
sentan ocho  figuras  de  hombres  delante  de  él,  atados 
unos  con  otros  por  medio  de  una  cadena  al  cuello. 
Más  arriba  hay  una  figura  que  puede  representar  su 
dios  Ahuramazda  u  Ormuzd,  a  quien  repetidas  veces 
atribuye  todo  su  buen  éxito.  Según  el  relato  que  da 
de  sus  campañas,  parece  que  se  prolongaron  unos 
seis  años  .  Causa  horror  leer  su  confesión  de  que 
al  apoderarse  de  estos  reyes,  les  cortó  las  orejas,  la 
nariz  y  la  lengua ;  los  expuso  por  algún  tiempo  a  la 
vista  del  pueblo  y  al  fin  los  crucificó,  y  a  pesar  de 
esta  crueldad  fué  realmente  el  gran  estadista  que 
fundó  el  imperio  persa  sobre  bases  firmes. 


120 


HISTORIA  SAGRADA 


Preg.  153.  ¿A  quién  debemos  la  traducción  de 
la  inscripción  de  Behistún? 

A  Sir.  H.  Rawlinson.  El  estuvo  en  aquella  región 
en  varias  ocasiones,  y  a  gran  riesgo  de  su  vida,  subió 
en  unas  escaleras  muy  altas  y  descifró  las  inscripcio- 
nes en  distintos  tiempos  desde  1835  a  1851,  y  sacó 
copias  en  planchas  y  después,  con  gran  ingenio,  descu- 
brió el  valor  de  las  palabras  y  las  tradujo. 

Preg.  154.  ¿Cuál  fué  el  ocurso  que  los  enemi- 
gos de  los  judíos  hicieron  a  Gomates,  el  falso  Smer- 
dis,  y  cuál  fué  su  efecto?    Esd.  4:7-24. 

Como  los  adversarios  de  los  judíos  no  tuvieron 
éxito  en  influenciar  a  Ciro  o  a  su  hijo  Cambises  para 
que  hiciesen  parar  la  obra  en  el  Templo,  fueron  muy 
avisados  cuando  se  esforzaron  en  obtener  su  propósito 
con  Gomates,  el  falso  Smerdis.  Si  alguien  todavía 
tiene  duda  de  que  el  Artajerjes  mencionado  en  Esd. 
4:7  es  este  usurpador,  puede  desengañarse  al  ver  que 
el  rey  que  le  siguió,  según  v.  24,  fué  Darío,  pues 
consta  que  el  que  precedió  a  éste  en  el  trono  de  Per- 
sia  fué  Gomates.  Los  enemigos  de  los  judíos  eran 
colonos  que  vinieron  de  Persia,  Erech,  Susán,  Elam 
y  otros  lugares  en  el  oriente,  que  los  judíos  llama- 
ron cúteos  (véase  Preg.  84)  y  desde  ahora  los  llama- 
remos sencillamente  Samaritanos.  Ellos  acusaron  a 
Jerusalén  de  haber  sido  ciudad  rebelde  y  mala  en 
tiempos  pasados,  apelando  a  los  documentos  en  los 
archivos  reales  para  probarlo,  y  alegaron  que  los  ju- 
díos ya  echaban  los  cimientos  de  los  muros,  cosa 
que  es  de  dudarse  en  vista  de  la  condición  en  que 
estaban  las  cosas  cuando  Nehemías  vino  y  las  inspec- 
cionó. Neh.  2:13-17.  En  verdad  todo  el  ocurso  fué 
expresado  en  términos  exagerados,  con  aquel  grano 
de  verdad  que  dió  al  todo  el  aspecto  de  ser  cierto  y 
apareciendo  como  un  consejo  al  gobierno  persa  por 
hombres  leales.  Gomates  obró  de  conformidad  con 
los  deseos  de  estos  enemigos,  y  dió  orden  de  parar 
la  obra.  Ellos  se  apresuraron  a  obedecer  semejante 
mandato,  e  hicieron  violencia  para  que  cesaran  los 
trabajos.  Los  judíos  habían  comenzado  a  trabajar 
hacía  unos  quince  años,  pero  progresaron  muy  des- 
pacio, habían  hecho  muy  poco  en  la  obra  por  falta  de 
entusiasmo  e  intervalos  de  descanso.  Pero  ahora 
desistieron  completamente  de  la  empresa  por  espa- 
cio de  dos  años. 


BAJO  LOS  PERSAS 


121 


Preg.  155.  ¿Bajo  qué  circunstancias  renova- 
ron los  judíos  sus  trabajos  en  el  Templo?  Esd. 
5:1-2.    Ag.  caps.  1  y  2,  Zac.  caps.  1  a  6. 

La  palabra  de  Dios  por  el  profeta  Aggeo  fué  diri- 
gida al  gobernador  Zorobabel  y  al  sumo  sacerdote 
Jesuá  el  primer  día  del  sexto  mes  del  segundo  año 
de  Darío,  520  A.  C.  animándoles  a  emprender  de 
nuevo  la  construcción  del  Templo.  Les  dijo  que  se 
cuidaban  más  de  sus  propias  casas  que  de  la  de  Dios, 
y  que  por  esta  causa  habían  sufrido  escasez  de  cose- 
chas. Ellos,  pues,  echaron  mano  a  la  obra  otra  vez 
en  el  día  24  del  mismo  mes,  por  lo  cual  el  Profeta  de- 
jó de  reprenderlos,  y  les  dió  el  mensaje  de  Dios,  di- 
ciendo: "Yo  soy  con  vosotros."  No  pasó  un  mes 
entero,  cuando  al  21  del  séptimo  mes,  Aggeo  volvió 
a  hablarles  asegurándoles  que  aunque  la  gloria  exte- 
rior de  esta  casa  que  edificaban  les  parecía  muy  poca, 
sin  embargo  la  gloria  de  este  segundo  Templo  sería 
mayor  que  la  del  anterior  .  Ag.  2:9.  En  el  mes  si- 
guiente Zacarías  se  levantó  y  los  animó  con  sus  pro- 
fecías. No  pasó  otro  mes  sin  que  Aggeo  les  diera 
dos  oráculos  en  los  cuales  les  instruía  y  los  estimu- 
laba, y  dos  meses  después,  Zacarías  les  publicó  la 
primera  de  una  serie  de  magníficas  profecías  que  toda- 
vía continuaba  en  el  cuarto  año  de  Darío,  517  A.  C. 

Alentado  de  esta  manera,  el  pueblo  trabajó  con 
energía  en  la  obra;  pero  dentro  de  poco  Tatnai,  go- 
bernador de  la  provincia  al  occidente  del  río  Eufrates 
y  los  demás  enemigos  observaron  este  cambio  por 
parte  de  los  judíos,  y  se  acercaron  con  el  objeto  de 
resistirlos.  Les  preguntaron  quién  les  había  dado 
orden  de  erigir  la  casa  y  levantar  el  muro  de  Jeru- 
salén,  y  además  demandaron  los  nombres  de  los  que 
estaban  ocupados  en  hacer  esto.  Los  judíos  contes- 
taron que  obraban  en  obediencia  al  decreto  de  Ciro, 
el  rey  persa,  y  refirieron  algo  de  la  historia  de  su 
nación  relativa  al  Templo,  explicaron  la  causa  por 
qué  fueron  castigados  por  Nabucodonosor,  y  les  su- 
ministraron los  nombres  que  les  habían  pedido.  Con 
todo,  no  se  arredraron,  sino  que  siguieron  adelante 
con  su  trabajo;  y  los  enemigos  otra  vez  escribieron 
un  ocurso;  mas  en  esta  ocasión,  lo  enviaron  a  Darío. 
Esta  carta  que  parece  haber  sido  copiada  al  pie  de 
la  letra  en  Esdras  5:7-17.  refiere  todos  estos  detalles 
y  pide  al  Rey  que  los  archivos  del  reino  se  exami- 


122 


HISTORIA  SAGRADA 


naran  para  ver  si  los  asertos  de  los  judíos  eran  con- 
formes a  la  verdad.  Darío  contestó  Esd.  6:1-12,  di- 
ciendo que  los  documentos  del  reino  que  estaban  en 
Acmetha,  o  sea  Ecbatana,  confirmaban  todo  lo  que 
afirmaron  los  judíos,  y  que  él  ahora  lo  ratificaba  orde- 
nando que  dejasen  de  molestarlos,  y  que  les  diesen 
de  la  hacienda  del  rey  que  tiene  del  tributo  para 
que  no  cesen  en  la  obra,  y  que  si  alguno  "mudare 
este  decreto,  que  sea  derribado  un  madero  de  su  ca- 
sa, y  enhiesto,  sea  colgado  en  él  y  su  casa  sea  hecha 
muladar  por  esto  ;y  el  Dios  que  hizo  habitar  allí  su 
nombre,  destruya  todo  rey  y  pueblo  que  pusiere  su 
mano  para  mudar  o  destruir  esta  casa  de  Dios,  la 
cual  está  en  Jerusalén.  Yo,  Darío  puse  el  decreto, 
sea  hecho  prestamente."  Esd.  6:1-22.  En  vista  de 
órdenes  tan  terminantes,  los  enemigos  se  sosegaron 
y  los  judíos  con  gozo  siguieron  en  la  obra,  la  cual 
acabaron  el  día  tres  del  último  mes  del  sexto  año 
de  Darío,  515  A.  C.  En  el  siguiente  mes,  el  primero 
del  año  séptimo  de  Darío,  los  judíos  celebraron  la 
Pascua  en  el  Templo  con  gran  regocijo  y  gratitud  a 
Dios. 

Preg.  156.  ¿Qué  se  dice  del  gobierno  de  los 
judíos  desde  ahora,  515  A.  C.  hasta  el  tiempo  de 
los  Macabeos?   (168  A.  C.) 

Durante  unos  204  años,  desde  536  A.  C.  hasta  332 
A.  C.  la  Palestina  fué  provincia  de  Persia,  y  los  ju- 
díos en  la  mayor  parte  de  este  tiempo,  ocuparon  una 
posición  especial,  estando  bajo  la  dirección  inmedia- 
ta de  los  reyes  de  Persia,  que  concedieron  ciertos 
fueros  a  los  judíos.  Esto  se  ve  en  el  tiempo  de  Zo- 
robabel,  por  lo  que  acabamos  de  ver  en  las  preguntas 
anteriores,  y  lo  veremos  después  en  los  tiempos  de 
Mardoqueo,  Esdras  y  Nehemías.  Por  lo  que  hace 
a  lo  demás  del  tiempo  de  sujeción  a  los  reyes  de 
Persia,  sabemos  por  Neh.  5:14-18  que  los  judíos  tu- 
vieron gobernadores,  y  no  eran  de  la  familia  de  Da- 
vid, pero  desde  ahora  los  sumos  sacerdotes  en  lo  ge- 
neral ejercían  autoridad  sobre  ellos  como  goberna- 
dores. Después  de  Zorobabel  la  casa  de  David  cayó 
en  obscuridad.  El  sumo  sacerdote  fué  ayudado  en 
el  gobierno  por  el  senado,  o  los  ancianos  de  Israel. 
Este  cuerpo  existía  tal  vez  en  la  época  pérsica. 
Hay  varios  vacíos  en  la  historia  en  el  período  de  la 
dominación  pérsica  en  los  cuales  nada  sabemos  sino 


BAJO  LOS  PERSAS 


123 


solamente  los  nombres  de  los  sumos  sacerdotes  y  de 
los  reyes  de  Persia.  Por  lo  mismo  conviene  para  la 
conveniencia  del  estudiante,  dar  aquí  la  lista  de  los 
sumos  sacerdotes  de  la  época  pérsica. 

Preg.  157.  Dése  una  lista  de  los  SUMOS  SA- 
CERDOTES que  funcionaron  durante  la  domina- 
ción pérsica. 

536  A.  C.  Jeshua,  hijo  de  Josadac,  sum.  sac.  acom- 
pañó a  Zorobabel  desde  Babilonia  hasta  Jerusalén,  y 
vivió  hasta  que  se  acabó  la  erección  del  segundo  Tem- 
plo en  515  A.  C. 

494  A.  C.  Joiacim,  hijo  de  Jeshua,  sum.  sac.  Neh. 
12:10,  22. 

483-475  A.  C.  Acontecimientos  referidos  en  el  libro 
de  Ester  y  el  ascenso  de  Mardoqueo. 

463  A.  C.  Eliasib,  hijo  de  Joiacim,  sum.  sac.  Lo 
era  en  el  año  20o.  de  Artajerjes,  445  A.  C.  y  en  el 
tiempo  de  Esdras  y  Nehemías,  459-433  A.  C.  Neh. 
3:20.    12:10,  13:4,  6. 

450  A.  C.    Herodoto  escribe  su  historia. 

420-401  A.  C.    Malaquías  profeta. 

419  A.  C.  Joiada,  hijo  de  Eliasib,  sum.  sac.  Neh. 
12:10,  22.    Manasés  se  retira  a  Samaría. 

414  A.  C.  Se  edifica  el  templo  de  los  samaritanos 
en  Monte  Garizim. 

409  A.  C.  Jonatán,  o  Johanan  (en  griego  Juan), 
hijo  de  Joiada,  sum.  sac.  Neh  .12:11,  22-23.  o  era 
en  tiempo  de  Artajerjes  Mnemón,  405-362  A.  C.  Ant. 
xii,  5:4. 

400  A.  C.    Muerte  de  Sócrates. 

351  A.  C.  Jaddua,  hijo  de  Jonatán,  sum.  sac.  que 
sacó  procesión  para  encontrar  a  Alejandro  Magno. 
Ant.  xi,  7:2,  y  8:5.    Neh.  12:11,  22. 

332  A.  C.    Alejandro  Magno  sojuzga  a  Judea. 

323  A.  C.  Alejandro  Magno  muere,  y  también  Jad- 
dua, cerca  del  mismo  tiempo. 

321  A.  C.  Onías  I,  o  Conía,  hijo  de  Jaddua,  sum. 
sac.  Vivió  en  el  tiempo  de  Ario  rey  de  Esparta,  309- 
265.    I  Mac  12:7,20.   Ant.  xi,  8 :7  (Schurer  309-265). 

310  A.  C.  -  291  A.  C  Simeón  el  Justo,  hijo  de 
Onías  I,  sum.  sac.  Este  título  de  Simón  o  Simeón 
el  Justo,  se  da  algunas  veces  a  este  Simón,  o  a  Simeón 
II,  hijo  de  Onías  II  sum.  sac.  por  los  años  de  219-199 
A.  C.    Parece  que  propiamente  pertenece  al  primero. 


124 


HISTORIA  SAGRADA 


vSe  celebra  en  el  Talmud,  por  Josefo,  Ant.  xi  :8-7.  xii. 
2:5,  Mae.  12:7.  8:20  por  II  Macabeos  y  por  el  Ecle- 
siástico 50:1-24. 

291  A.  C.  Eleazar,  hermano  de  Simón  el  Justo, 
sum.  sao.  en  el  tiempo  de  Tolomeo  II  Filadelfo  de 
Egipto,  cerca  de  285-247  A.  C.    Ant.  12:2:5. 

285  A.  C.  Se  da  principio  a  la  traducción  de  la 
Biblia  llamada  "La  Septuaginta"  o  la  de  los  LXX. 

276  A.  C.  Manasés,  tío  de  Eleazar.  sum.  sac.  Ant. 
xii.  4:1. 

250  A.  C.  Onías  II  hijo  de  Simón  el  Justo,  sum. 
sac.  en  el  tiempo  de  Tolomeo  III  Eurgetes  que  reinó 
en  Egipto  por  los  años  de  247-222  A.  C.  Ant.  xii,  4:1. 

219-199  A.  C.  Simón  II,  hijo  de  Onías  II.  llamado 
por  algunos  "El  Justo."  sum.  sae.  Ant.  xii,  4:10. 
Antioco  el  Grande  conquistó  la  Palestina.  Sir.  50:1. 
3  Mac.  2:1 

199  A.  C.  Onías  III,  hijo  de  Simón  II  sum.  sac. 
Ant.  xii.  4:10.  2  Mac.  cap.  3.  en  el  tiempo  de  Seleuco 
IV,  Filopator.    187-175  A.  C. 

175-174  A.  C  Jasón  (nombre  griego  de  Josué  o 
Jesús)  hijo  de  Simón  II,  sum.  sac.  A  su  petición 
Antioco  Epífanes  (175-164  A.  C.)  depuso  a  Onías 
III.  Duró  tres  años  hasta  171  A.  C.  cuando  fué  su- 
plantado por  el  que  sigue.   2  Mac.  4:7,  26-35. 

171  A.  C.  Menelao,  llamado  también  Onías.  hijo 
de  Simón  II.  sum.  sac.  suplantó  a  Jasón.  Duró  diez 
años.  Ant.  xii.  9:7.  Fué  muerto  cerca  del  tiempo 
cuando  lo  fué  Judas  Macabeo.    2  Mac.  13:3-8. 

168  A.  C.  Fecha  del  Salterio  de  Salomón.  Apó- 
crifo. 

166  A.  C.    Judas  Macabeo  florece. 

162-161  A.  C.  Alcimo,  o  Jácimo.  sacerdote  fuera 
de  la  línea  sumo-sacerdotal.  fué  hecho  sumo  sacerdote 
por  Demetrio.  Duró  tres  años  en  el  oficio.  1  Mac. 
7:5-9.  12-25.  9:1,  54-56.  Ant.  xii.  9:7.  xx.  10:1. 

159-153  A.  C.  Vacancia  en  el  oficio  del  sumo  sacer- 
docio.   Ant.  xx.  10:1. 

Preg.  158.  ¿De  qué  acontecimientos  tenemos 
noticias  en  la  historia  de  los  judíos  después  de  la 
construcción  del  segundo  Templo?  Léase  el  libro 
de  Ester. 

Todos  los  judíos  que  había  en  el  imperio  persa, 
juntamente  con  los  que  estaban  en  Jerusalén,  fueron 


BAJO  LOS  PERSAS 


125 


afectados  por  los  sucesos  que  se  refieren  en  el  libro 
de  Ester,  que  tuvieron  lugar  por  los  años  de  483-473 
A.  C.  en  el  reinado  de  Jerjes,  que  duró  desde  486 
a  465  A.  C.  Véase  Preg.  150.  Primero,  los  judíos 
fueron  sorprendidos  por  un  decreto  expedido  por 
Jerjes  que  ordenó  que  todos  ellos  fuesen  extermina- 
dos y  sus  bienes  confiscados  y  dados  a  sus  enemigos ; 
y  después  por  otra  orden  en  sentido  contrario,  de 
armarse  y  resistir  a  sus  enemigos  hasta  acabar  con 
ellos,  y  sobre  todo,  se  añadió  que  debían  celebrar  este 
suceso  cada  año  como  una  fiesta  nacional  llamada 
Purim. 

EL  LIBRO  DE  ESTER 

El  libro  de  Ester  es  anónimo,  pero  además  de  tener 
un  lugar  en  el  Canon  bíblico  de  los  judíos,  que  es  una 
garantía  de  su  autenticidad,  tenemos  otra  prueba 
fehaciente  de  la  misma,  una  evidencia  y  confirmación 
histórica  en  la  fiesta  del  Purim.  Este  libro  da  la 
explicación  adecuada  y  única  de  esta  institución  na- 
cional de  los  judíos.  Dicha  fiesta  se  celebra  hasta 
el  día  umversalmente  entre  ellos  y  no  ha  habido  tiem- 
po después  del  reinado  de  Jerjes  en  que  se  sepa  que 
fuese  abolida.  El  libro  huele  a  Persia  con  el  esplen- 
dor extravagante  y  las  enormes  proporciones  carac- 
terísticas según  las  cuales  todo  lo  que  refiere  se  re- 
presenta. Se  nota  el  lujo  de  la  corte,  con  colgaduras 
de  lino  finísimo  y  púrpura;  aquí  hay  oro  y  plata,  mar- 
fil y  columnas  de  mármol ;  allá  está  el  absolutismo, 
el  harén,  los  perfumes  y  la  gloria  exterior  de  los 
orientales.  A  este  libro  debemos  este  fiel  dibujo  del 
origen  de  la  fiesta  del  Purim.  El  carácter  de  Jerjes 
según  se  traza  en  este  libro,  corresponde  perfectamen- 
te con  el  presentado  en  la  historia  profana.  En  ambos. 
Jerjes  es  el  mismo  rey  de  grandes  empresas  y  recur- 
sos; un  déspota  que  no  cuidaba  de  las  vidas  de  sus 
subditos;  que  fué  gobernado  y  gobernaba  a  otros 
por  impulsos  violentos,  pasando  por  cambios  repen- 
tinos. Este  libro  se  acomoda  perfectamente  a  las 
circunstancias  de  aquel  entonces,  y  al  carácter  de  las 
gentes  que  figuraban  en  él. 

La  evidencia  de  que  la  fiesta  del  Purim  se  ha  obser- 
vado por  los  judíos  desde  aquel  tiempo  hasta  ahora, 
es  satisfactoria.   La  primera  alusión  que  se  hace  a  esta 


126 


HISTORIA  SAGRADA 


fiesta  se  halla  en  2  Mac.  15:16  que  afirma  que  el  día 
de  Mardoqueo  era  el  14  de  Adar,  el  último  mes  del 
año.  Josefo  al  tratarla  en  sus  Antigüedades  XI,  vi 
1,  dice  que  todos  los  judíos  que  están  en  el  mundo 
guardan  estos  días  festivos  del  mes  Dystrus  y  envían 
porciones  los  unos  a  los  otros."  Josefo  nació  en  el 
año  37  A.  D.  Desde  entonces  los  testimonios  son 
constantes  hasta  ahora. 

Preg.  159.  ¿Cuál  fué  la  ocasión  de  la  ñesta  de 
Ester,  cap.  1,  y  qué  incidente  tuvo  lugar  en  ella? 

Darío  trató  de  subyugar  la  Grecia  hacia  el  fin  de 
su  reinado,  pero  la  empresa  fracasó  a  causa  de  la 
derrota  que  sufrió  su  ejército  en  Maratón  por  los 
griegos  bajo  Milcíades.  Jerjes,  pues,  cuando  subió 
al  poder  en  Persia,  heredó  el  desprestigio  de  esta 
desgracia,  y  sus  consejeros  le  incitaron  a  vengarse 
de  los  griegos.  Mal  de  su  agrado  él  consintió  en  ha- 
cerlo, dejando  por  lo  pronto  la  guerra  contra  Egipto 
que  deseaba  emprender,  con  la  intención  de  llevarla 
adelante  más  tarde.  Desde  luego  entró  en  los  prime- 
ros trámites  para  hacer  una  expedición  descomunal 
contra  los  griegos  que  sería  invencible.  Los  soldados 
persas  como  vivían  en  tierras  lejanas  al  mar,  no  po- 
dían ser  buenos  marineros,  y  valían  más  en  las  luchas 
en  tierra  que  en  las  del  mar.  Por  lo  mismo,  Jerjes 
tenía  necesidad  de  muchas  fuerzas  de  infantería  para 
pelear  en  tierra  .y  también  de  una  buena  flota  de  auxi- 
liares marítimos  que  le  ayudasen.  Reunió,  pues,  de 
sus  aliados  unos  4,200  buques  entre  pequeños  y  gran- 
des. Construyó  un  puente  grande,  fuerte  y  ancho 
sobre  el  Helesponto,  en  el  cual  todo  su  ejército  de 
más  de  un  millón  de  soldados  con  un  equipo  comple- 
to de  impedimenta  militar,  víveres,  armas,  y  otros 
pertrechos  de  guerra  pasaron  en  siete  días.  Cortó  un 
canal  en  el  istmo  que  une  la  península  de  Atos  con 
el  continente.  Herodoto,  vi,  61-80  y  85  hace  men- 
ción de  48  naciones  que  contribuyeron  con  tropas  para 
esta  campaña,  que  vinieron  de  las  127  provincias  des- 
de India  basta  Etiopía.  Entre  los  que  trajeron  bu- 
ques para  la  armada  de  la  expedición  se  hace  men- 
ción de  los  "sirios  de  la  Palestina";  que  sin  duda  son 
los  judíos  que  tuvieron  participación  en  esta  cam- 
paña contra  la  Grecia,  como  todas  las  demás  provin- 


BAJO  LOS  PERSAS 


137 


cias  del  imperio  persa.  Herodoto  7:89.  En  medio 
de  estos  preparativos,  entendemos  que  Jerjes  hizo  una 
fiesta  de  gala  que  duró  seis  meses  en  el  palacio  de 
Susán,  para  glorificarse  ante  los  sátrapas,  y  mostrar- 
les su  magnificencia.  En  una  ocasión  durante  esta 
fiesta,  cuando  los  hombres  habían  bebido  mucho,  Jer- 
jes envió  al  harén,  donde  la  reina  Vasti  celebraba  una 
fiesta  con  las  mujeres,  y  mandó  sacar  a  la  reina  para 
exhibir  su  hermosura  a  la  multitud.  Ella  se  negó  a 
ir  y  presentarse  sin  velo  ante  los  hombres,  pues,  para 
ella,  era  una  indignidad  insufrible.  En  lugar  de 
honrar  a  su  esposa  por  su  virtuosa  conducta,  el  rey 
quiso  castigarla  y  al  mismo  tiempo  tomar  medidas 
de  alta  significancia  ante  todos  sus  subditos.  Convo- 
co a  los  siete  príncipes  de  Persia  y  Media  en  solemne 
cónclave,  y  pidió  consejo  de  ellos.  Memucán  propu- 
so un  acuerdo  que  atajaría  el  espíritu  de  insubordina- 
ción de  las  mujeres  por  todo  el  reino  en  un  edicto 
ridículo  que  mandaba  a  las  mujeres  que  diesen  honor 
a  sus  maridos,  y  qu  eVasti  no  se  permitiese  ser  reina 
más.   Esta  medida  agradó  a  todos  y  se  llevó  a  efecto. 

Preg.  160.  ¿Qué  siguió  al  repudio  o  divorcio  de 
Vasti?  Ester  cap.  2. 

Parece  que  hubo  un  intervalo  de  unos  pocos  años 
entre  los  capítulos  1  y  2  de  Ester.  Esto  corresponde 
al  tiempo  en  que  Jerjes  fué  a  Grecia  con  su  ejército 
y  fué  derrotado  en  Salamina,  Platea  y  Mícale,  y  vol- 
vió cabizbajo  y  avergonzado.  Para  distraer  la  mente 
del  rey  y  consolarle  en  su  abatimiento,  sus  criados 
propusieron  que  se  buscase  otra  reina  para  él.  El 
método  de  hacer  esto  era  conforme  a  todas  las  demás 
extravagancias  de  los  persas  de  aquel  tiempo.  Reu- 
nieron en  el  palacio  de  Susan  a  muchas  jóvenes  de 
todas  las  provincias  y  les  proporcionaron  los  are- 
tes y  perfumes  que  servirían  para  hermosearlas,  y  les 
dieron  el  plazo  de  un  año  para  acabar  de  embellecerse. 
Entonces  fueron  presentadas  al  rey  un  día,  y  si  no  le 
agradaban,  al  siguiente  eran  metidas  entre  las  concu- 
binas reales.  Entre  aquellas  jóvenes  presentadas  al 
rey,  un  día  apareció  Ester. 

Preg.  161.     ¿  Quién  fué  Ester  ?    Est.  2 : 5-7. 

Entre  las  damiselas  que  fueron  traídas  a  fin  de  ser 
candidatas  para  el  trono  del  imperio  medo-persa,  ha- 


128 


HISTORIA  SAGRADA 


bía  una  doncella  judía,  llamada  Hadasa  (Mirto  o 
Arrayán),  que  tendría  unos  20  años,  y  era  hija  adop- 
tiva de  su  primo-hermano  Mardoqueo,  de  la  tribu  de 
Benjamín,  cuyo  bisabuelo  Cis  fué  llevado  cautivo  de 
Jerusalén  a  Babilonia  hacía  115  años,  cuando  Joaquín 
o  Jeconías  fué  deportado  en  597  A.  C.  Esta  joven, 
cuyo  nombre  en  persa  era  Ester,  quedando  huérfana 
de  padre  y  madre,  fué  criada  por  Mardoqueo,  quien 
ahora,  según  parece,  era  uno  de  los  eunucos  emplea- 
dos en  palacio.  Ester  era  de  una  hermosura  encanta- 
dora, por  lo  cual  su  primo,  o  sea  padre  adoptivo,  se 
aventuró  a  ponerla  en  la  compañía  de  las  jóvenes 
que  se  presentaban  al  rey  para  que  él  escogiera  a  una 
para  ser  reina  en  lugar  de  Yasti.  Esta  era  compe- 
tencia para  un  puesto  de  eminencia  para  una  mujer. 
Sin  indicar  su  raza,  fué  recibida  con  favor  por  el 
eunuco  encargado  de  estas  vírgenes,  y  no  hubo  dila- 
ción para  la  entrega  de  aceite  y  perfumes.  A  su  de- 
bido tiempo  fué  presentada  a  Jerjes,  y  el  rey  instan- 
táneamente fué  cautivado  por  su  maravillosa  belleza, 
y  desde  luego  la  hizo  reina. 

Preg.  162.  Reñérase  lo  que  se  hizo  cuando  Es- 
ter fué  escogida  para  reina.    Est.  Cap.  2:16-23. 

Según  las  costumbres  de  las  gentes  que  aman  la 
pompa  y  las  ceremonias,  Ester  fué  coronada,  y  esa 
ceremonia  se  celebró  con  una  fiesta  real.  Aunque  ya 
la  decisión  se  había  hecho,  seguían  trayendo  más  vír- 
genes, quizá  de  las  provincias  remotas,  y  para  no 
hacerlas  desaire,  era  necesario  honrarlas  de  alguna 
manera.  En  la  ocasión  de  ser  presentadas  ellas  ante 
el  rey,  dos  eunucos  se  quedaron  ofendidos,  tal  vez 
porque  alguna  virgen  de  su  familia  no  fué  perferida. 
y  tramaron  un  complot  para  asesinar  a  Jerjes.  Seme- 
jantes conspiraciones  no  eran  raras  en  el  palacio  per- 
sa, y  al  fin,  en  una  de  ellas,  el  mismo  Jerjes  perdió 
su  vida  a  manos  de  dos  eunucos.  Sabedor  Mardoqueo 
del  atentado  contra  la  vida  del  rey,  lo  dio  a  saber  a 
Ester,  y  ella  se  lo  comunicó  a  Jerjes,  mencionando 
el  nombre  de  Mardoqueo  como  el  amigo  que  le  había 
dado  el  informe  para  evitar  que  el  monarca  fuese 
matado.  Sabemos  por  los  escritos  de  Ctesias  y  He- 
rodoto,  que  Jerjes  solía  tener  al  lado  escribas,  cro- 
nistas, o  según  hoy  día  se  llaman,  secretarios,  que 


BAJO  LOS  PERSAS 


129 


cuidadosamente  apuntaban  todo  lo  que  sucedía.  Se 
tomó  nota  por  ellos  de  este  informe  de  Mardoqueo. 
y  se  hizo  una  investigación  que  resultó  con  la  confir- 
mación de  la  palabra  de  Mardoqueo.  Los  eunucos, 
autores  del  crimen  intentado,  fueron  ejecutados,  y 
se  hizo  constar  todo  esto  en  las  crónicas  del  reino. 
Estos  documentos  fueron  consultados  con  frecuencia 
v  ya  hemos  tenido  ocasión  de  saber  esto  en  el  caso 
del  falso  Smerdis  v  de  Darío.  Esd.  4 :15,  19,  5  :17.  6  :1  ; 
Pregs.  154  y  155.  " 

Preg.  163.  Refiérase  la  promoción  de  Hamán. 
Ester,  cap.  3:1. 

Pasado  algún  tiempo  aparece  en  la  corte  de  Jerjes 
un  privado  del  rey  llamado  Hamán,  hijo  de  Hamedata. 
Ya  no  se  hace  mención  de  los  siete  príncipes  de  Persia 
entre  los  otros,  en  lo  demás  de  esta  historia,  3:2,  5:11. 
6:9.  Tal  vez  la  calamidad  en  Grecia  había  acabado 
con  ellos,  o  habían  ofendido  al  rey  y  perdido  la  vida. 
Figuraban  en  las  cosas  más  importantes  referidas  al 
principio  en  el  libro  de  Ester,  pero  ya  desaparecieron, 
pues  la  compañía  del  rey  era  lugar  muy  azaroso,  por- 
que por  cualquiera  cosa  él  les  quitaba  las  cabezas  a  los 
que  le  rodeaban.  En  lugar  de  ellos  funciona  ahora 
Hamán.  y  después  Mardoqueo.  Así  los  favoritos  sus- 
tituyeron a  los  príncipes  del  reino.  Hamán  es  llamado 
Agageo,  y  se  ha  creído  que  era  del  linaje  de  Agag. 
rey  de  los  amalecitas.  1  Sam.  15:9.  20  32-33  y  Josefo 
lo  afirma  explícitamente.  Ant.  XI.  6:5.  Esta  gente 
que  habitaba  partes  de  la  península  de  Sinaí  era  hostil 
a  los  israelitas  cuando  éstos  salieron  de  Egipto  y 
siempre  fueron  enemigos  suyos  aunque  eran  del  lina- 
je de  Esaú.  y  por  lo  mismo,  parientes  de  los  israe- 
litas. Gén.  36:12.  Véanse  pregg.  149  ,212.  257  y 
292-293  de  Tom.  I  de  esta  obra.  Fueron  condenados 
al  exterminio  por  su  iniquidad.  Ex.  17:8-16.  Deut. 
25:17-19;  y  algunos  han  supuesto  que  el  epíteto  "aga- 
geo"' podía  significar  cualquier  enemigo  de  Israel,  y 
no  indicar  únicamente  que  Hamán  era  amalecita. 
Pero  es  más  probable  que  lo  era;  y  que  esta  circuns- 
tancia entraba  como  un  elemento  de  su  encono  contra 
los  judíos.  Esto  puede  ser;  y  como  el  gran  imperio 
de  los  persas  era  tm  conjunto  de  tantas  naciones, 
individuos  de  todas  ellas  podrían  granjearse  el  favor 


130 


HISTORIA  SAGRADA 


del  rey,  no  hay  nada  que  hiciera  difícil  creer  que 
Hamán  fuera  amalecita,  y  por  lo  mismo  enemigo  de 
Israel.  Esto  también  explicaría  algo  de  la  poca  dis- 
posición de  Mardoqueo  para  honrarle,  pero  de  alguna 
manera  Hamán  se  había  congraciado  con  Jerjes,  y 
venido  a  ser  su  compañero  íntimo  y  consejero. 

Preg.  164.  ¿Qué  instigó  a  Hamán  a  buscar  la 
destrucción  de  los  judíos?  Est.  1:2-6. 

Como  Hamán  entraba  y  salía  diariamente  de  la  au- 
diencia del  rey,  cual  magnate  del  reino,  todos  los 
siervos  del  palacio  tuvieron  orden  del  rey  de  postrar- 
se delante  de  él ;  pero  Mardoqueo  no  hacía  caso  de 
esta  orden.  Y  sus  compañeros,  los  eunucos  que  asis- 
tían a  la  puerta  de  la  casa  real  le  preguntaron  por 
qué  lo  hacía  así.  En  sus  pláticas  con  ellos  les  había 
dicho  que  era  judío,  pero  no  sabemos  qué  disculpa 
les  dió  por  su  conducta  respecto  a  Hamán.  Parece 
que  Hamán  no  se  había  fijado  en  la  falta  de  respeto 
de  Mardoqueo,  pues,  llevaba  la  cabeza  tan  erguida 
que  no  veía  lo  que  pasaba  en  su  derredor.  Los  eunu- 
cos, picados  de  curiosidad  de  ver  como  Mardoqueo 
saldría  de  esta  desobediencia  al  mandato  del  rey,  que 
no  les  agradó  a  ellos,  para  ponerlo  a  prueba,  infor- 
maron a  Hamán  del  caso,  y  que  Mardoqueo  era  judío. 
Esto  sirvió  para  menear  las  heces  en  el  fondo  de 
la  copa  de  su  ira  y  parece  que  no  añadieron  que  Mar- 
doqueo era  pariente  de  Ester,  y  seguramente  Hamán 
ignoraba  que  ella  era  judía  e  hija  adoptiva  de  Mar- 
doqueo. pues,  ni  el  mismo  rey  lo  sabía.  Sobre  este 
punto  Ester  había  callado  por  indicación  de  Mardo- 
queo. a  quien  ella  obedecía  como  a  padre;  ni  hay 
tampoco  indicio  de  que  los  demás  eunucos  lo  supie- 
ran, aunque  parece  probable  que  sí.  Saber  semejan- 
te especie  bastaba  para  enfurecer  a  Hamán  contra 
Mardoqueo.  y  hacer  que  se  resolviera  a  matarle  por 
este  gran  delito;  pero  tuvo  por  cosa  vil  y  bajeza 
tener  cuestión  alguna  con  un  eunuco  del  palacio,  sino 
que  se  fijó  luego  en  la  razón  de  que  era  judío;  eso, 
sí  era  asunto  digno  de  su  alteza.  La  destrucción  de 
todos  los  judíos  sería  una  venganza  adecuada  al  in- 
sulto que  había  sufrido,  y  sólo  faltaba  ahora  la  ma- 
nera y  la  ocasión  propia  para  llevar  a  cabo  su  inten- 
ción. 


BAJO  LOS  PERSAS 


131 


Preg.  165.  Expliqúese  eso  de  "Pur"  o  las  suer- 
tes que  echó  Hamán.  Est.  3:7. 

Se  debe  leer  este  versículo  con  cuidado  para  poder 
entender  lo  que  se  hizo.  En  realidad  se  deja  algo  por 
suplirse  aun  así.  Indicaremos  lo  que  parece  ser  el 
sentido  completo  de  lo  que  se  dice.  Siendo  supers- 
ticioso Hamán,  acudió  a  la  "suerte"  para  que  le  ayu- 
dara en  su  complot.  Entre  los  persas  se  sabe  que 
solían  valerse  de  las  "suertes"  para  fijar  el  tiempo  de 
cualquiera  empresa  en  que  deseaban  embarcar.  Ha- 
bía muchos  días  que,  en  su  concepto,  eran  aciagos  o 
azarosos,  en  los  cuales  era  de  mal  agüero  dar  prin- 
cipio a  alguna  obra;  como  todavía  en  el  día  de  hoy 
hay  algunos  que  abrigan  ideas  ridiculas  respecto  a 
los  días  viernes  o  el  número  trece.  Hamán,  pues, 
se  puso  a  echar  suertes,  o  si  no  lo  hacía  él  en  per- 
sona, lo  mandó  hacer  en  su  presencia  para  su  propio 
gobierno,  a  fin  de  designar  el  mes.  y  el  día  en  que 
tendría  buena  suerte  en  destruir  a  los  judíos.  Las 
echó  sobre  todos  los  meses,  porque  empezando  desde 
el  primero  y  siguiendo  con  los  demás  en  su  orden, 
la  suerte  no  cayó  en  ninguno  sino  hasta  el  último, 
el  doce;  luego  al  jugar  para  indicar  el  día  del  mes 
la  suerte  cayó  en  el  trece.  Armado  con  esta  con- 
fianza en  la  "suerte,"  reveló  su  propósito  al  rey  Jer- 
jes.  Todo  esto  sucedió  en  el  primer  mes,  Nisán.  que 
corresponde  a  marzo  y  abril,  del  año  12o.  de  Teries. 
474-473  A.  C.  seis  años  después  de  la  derrota  de  Jer- 
jes  en  Grecia,  y  antes  del  día  13  del  mes. 

Preg.  166.  ¿Cuál  fué  la  queja  que  Hamán  hizo 
ante  Jerjes?  Est.  3:8. 

Sus  acusaciones  contra  los  judíos  corresponden  con 
las  que  hicieron  los  enemigos  de  los  judíos  ante  el 
falso  Smerdis.  Esdr.  4:11-16.  En  particular,  Hamán 
hizo  hincapié  en  que  las  leyes  de  los  judíos  eran  di- 
versas a  las  de  los  demás  pueblos,  y  alegó  que  ellos 
no  guardaban  las  del  rey.  afirmando  además  que  no 
convenía  al  rey  dejarlos  vivir. 

Preg.  167.  ¿Qué  precio  prometió  pagar  al  rey 
por  su  permiso  para  destruirlos?   Est.  3:9-15. 

Le  prometió  la  suma  de  $12,500.000;  y  se  entiende 
que  su  idea  era  que  al  destruir  a  la  nación  judía,  él 
mismo  sacaría  una  cantidad  prodigiosa  del  botín,  y 


132 


HISTORIA  SAGRADA 


de  éste  podría  pasar  al  fisco  imperial  el  metálico 
mencionado  sin  sentir  la  falta  de  él.  Esta  enorme 
suma  de  dinero  que  Hamán  iba  a  realizar  de  los  des- 
pojos de  los  judíos,  nos  indica  que  había  gran  número 
de  ellos  en  el  reino,  y  que  ya  tenían  muchísimas 
riquezas.  También  prueba  que  ellos  estaban  espar- 
cidos por  toda  la  extensión  del  reino;  y  algunos  su- 
ponen que  Hamán  la  prometió  esto,  porque  temía  que 
Jerjes  se  opusiera  a  su  propósito,  so  pretexto  de  que 
al  destruir  una  nación  tan  grande  y  caudalosa,  causa- 
ría demasiada  pérdida  al  erario  nacional  de  Persia. 
Por  tanto  .trataba  de  desvanecer  semejante  pensa- 
miento con  anticipación,  y  al  mismo  tiempo  despertar 
la  codicia  del  rey  con  tamaña  oferta.  Pero  no  es 
probable  que  ni  Jerjes  ni  Hamán  se  cuidaran  del  bien 
público,  ni  que  Hamán  creyera  que  Jerjes  se  intere- 
saba en  la  prosperidad  de  su  reino.  Solamente  es 
de  suponerse  que  le  hizo  este  ofrecimiento  para  ase- 
gurarse de  una  respuesta  favorable,  sin  más  análisis 
de  otros  motivos. 

La  contestación  del  rey  se  ha  entendido  de  dos  ma- 
neras:  la.  Que  Jerjes  perdonó  a  Hamán  todo  lo  que 
le  ofreció  como  muestra  de  su  magnanimidad  real  : 
y  2a.  Que  entregó  el  pueblo  a  Hamán  para  acabar 
con  él  y  hacerse  dueño  de  todo  lo  que  poseía,  v  que 
de  esto  él  podría  cumplir  la  promesa  que  le  había 
hecho;  mas  es  difícil  decidir  esta  cuestión.  En  se- 
guida el  rey  entregó  su  anillo  a  Hamán  con  el  cual 
se  sellaban  los  oficios  reales,  y  los  secretarios  escri- 
bieron el  decreto  en  las  lenguas  de  los  diferentes 
pueblos  de  las  provincias,  y  estos  documentos  fueron 
enviados  por  correos  a  todas  partes  del  imperio. 

Preg.  168.  ¿Qué  se  sabe  del  sistema  de  correos 
que  existía  en  aquel  tiempo? 

El  Sr.  H.  Rawlinson  ha  recogido  los  datos  más  fide- 
dignos sobre  esto,  los  cuales  presento  aquí: 

"En  la  idea  que  Darío  tuvo  de  gobernar  un  país 
se  incluía  la  de  rapidez  en  las  comunicaciones.  Creía 
que  era  de  la  mayor  importancia  transmitir  pronto 
las  órdenes  de  la  corte  a  los  gobernadores  de  las 
provincias,  y  que  los  informes  de  é'<tos  fuesen  reci- 
bidos sin  demora.  Por  lo  mismo  c;»ableció  a  lo 
largo  de  los  caminos  que  existían  desde  antes  entre 


HAJO  LOS  PERSAS 


1H3 


las  principales  ciudades  del  imperio  (pues  no  había 
ningunas,  carreteras  propiamente)  un  número  de  pos- 
tas, colocadas  a  intervalos  fijos  a  distancia  de  14 
millas  entre  la  una  y  la  otra)  según  lo  que  se  calcula 
que  un  caballo  pudiera  galopar  sin  parar.  En  cada 
una  de  estas  postas  había  una  posada,  y  se  mante- 
nían allí,  a  costo  del  estado,  un  número  de  correos 
y  varias  remudas  de  caballos.  Cuando  se  trataba  de 
despachar  un  oficio,  era  llevado  a  la  primera  posta  en 
la  ruta,  donde  un  correo  lo  recibía,  y  luego  montando 
a  caballo,  lo  llevó  a  la  próxima  posta  a  galope.  Allí 
era  entregado  a  otro  correo,  quien  montando  en  un 
caballo  fresco,  lo  llevaba  a  la  siguiente  estación,  y 
así  el  oficio  pasaba  de  mano  en  mano  hasta  llegar  a 
su  destino.  Según  Jenofonte,  los  mensajeros  viaja- 
ban día  y  noche  sin  parar,  y  la  velocidad  del  men- 
saje se  comparó  al  vuelo  del  pájaro.  Había  excelentes 
ventas  o  posadas  en  cada  paraje,  y  puentes  o  barcas 
de  pasaje  fueron  establecidas  donde  había  arroyos, 
y  casas  de  guardia  se  colocaban  de  trecho  en  trecho 
paia  que  la  ruta  entera  estuviese  segura  contra  los 
bandidos  que  infestaban  el  imperio."  Las  Siete  Mo- 
narquías Grandes,  vi  i,  7.  Este  avance  en  la  civili- 
zación, como  algunos  otros,  se  debían  a  Darío  Histas- 
pes  el  padre  de  Jerjes;  y  este  sistema  de  correos 
estaba  en  plena  operación  en  el  tiempo  de  Ester:  y 
era  una  novedad  tan  grande  en  aquellos  tiempos  como 
lo  son  los  aeroplanos  en  el  nuestro.  Por  medio  de 
estos  correos  el  oficio  del  rey  que  ordenaba  la  des- 
trucción de  los  judíos  iba  volando  por  todo  el  impe- 
rio y  llevaba  la  consternación  a  todas  partes.  Con 
calma  el  rey  y  Hamán  se  sentaron  al  banquete  para 
beber  vino  y  solazarse  en  medio  de  las  lamentaciones 
de  los  judíos  y  el  asombro  de  los  otros  habitantes 
del  reino. 

Preg.  169.  ¿Qué  circunstancias  mediaron  para 
aliviar  o  empeorar  la  situación? 

la.  Les  era  muy  favorable  a  los  judíos  el  largo 
plazo  que  se  dió  entre  la  proclamación  y  la  ejecución 
del  decreto — desde  el  día  13  del  primer  mes  hasta  el 
día  13  del  doce.  En  este  tiempo  muchos  judíos  podían 
huir  fuera  de  los  dominios  de  Jerjes.  por  muy  grandes 


184 


HISTORIA  SAGRADA 


que  fuesen,  y  se  supone  que  efectivamente  así  lo 
hicieron  algunos  de  ellos. 

2a.  También  les  era  favorable  el  hecho  de  que 
tenían  muchas  amistades  entre  las  gentes;  pues  se 
dice  que  muchos  al  fin  se  hicieron  judíos,  Est.  8:17, 
cosa  que  no  habría  sucedido  si  se  hubiesen  hecho  re- 
pugnantes a  la  vista  de  los  pueblos. 

3a.  La  otra  ventaja  era  que  la  reina  Ester  era  ju- 
día y  tenía  a  Mardoqueo  por  consejero  y  a  Dios  por 
ayuda,  pero  había  algunas  desventajas  también: 

la.  Una  contrariedad  era  el  hecho  de  que  los  ju- 
díos, a  pesar  de  ganarse  algunos  prosélitos,  tienen  la 
desgracia  de  hacerse  de  enemigos  a  dondequiera  que 
van,  y  esto  mismo  se  verificaba  en  Persia  como  en 
otras  partes,  por  lo  que  vemos  de  Ester  9:1,  2,  5, 
y  16. 

2a.  Otra  desventaja  que  se  sucitó  fué  precisamente 
uno  de  los  reglamentos  constitucionales  de  Persia 
que  sin  duda  se  tenía  por  un  avance  en  la  civilización, 
puesto  que  ponía  límites  al  poder  del  monarca,  y 
este  era  un  artículo  que  hacía  irrevocable  toda  ley 
expedida  por  el  rey,  y  que  una  vez  ratificada  con 
su  sello,  ni  él  ni  nadie  podía  cambiarla.  Esto  tendía 
a  que  el  rey  pusiése  cuidado  antes  de  lanzar  una  ley 
al  público  que  pudiera  obrar  en  perjuicio  del  mismo 
trono.  Pero  en  el  caso  presente  obró  mal  en  contra 
de  los  judíos,  y  no  dejó  de  traer  a  Jerjes  graves  difi- 
cultades, porque  después  de  haber  decretado  el  ex- 
terminio de  los  judíos,  llegó  a  arrepentirse  de  haberlo 
hecho,  pero  ya  no  pudo  anularlo. 

3o.  Además  de  despertar  la  hostilidad  de  los  pue- 
blos en  medio  de  los  cuales  ellos  vivían  por  sus  ac- 
tividades comerciales,  Hamán  puso  el  dedo  en  otra 
causa  del  desfavor  con  que  se  veían  por  las  gentes, 
es  decir,  en  el  hecho  de  que  sus  leyes  eran  diferentes 
a  las  de  los  otros  pueblos,  y  los  separaban  de  ellos 
en  lo  que  tocaba  a  la  religión  y  a  la  vida  social.  En 
tiempos  anteriores  estaban  apartados  los  judíos  de 
las  otras  naciones  por  los  linderos  naturales  de  su 
tierra,  y  no  teniendo  mucho  roce  con  ellos,  las  dife- 
rencias en  leyes  y  costumbres  no  ocasionaban  dificul- 
tades ningunas,  pero  ahora  Israel  estaba  en  tierra 
extraña,  viviendo  en  medio  de  las  gentes  que  tenían 


Bajo  los  persas 


otras  maneras  de  pensar  y  obrar,  y  resultaba  cierto 
choque  que  traía  irritación  y  disgustos.  Las  refe- 
ridas leyes  fueron  dadas  por  Dios,  y  tenían  por  ob- 
jeto aislar  este  pueblo  a  fin  de  prepararlo  para  recibir 
al  Mesías  cuando  viniera.  Por  sus  pecados  se  halla- 
ban desterrados  y  puestos  en  esta  condición  desven- 
tajosa. Si  esta  nación  que  fué  escogida  para  llenar 
ciertos  propósitos  de  Dios,  hubiera  procurado  cum- 
plir con  su  misión  en  la  tierra  que  era  la  de  ser  una 
bendición  a  todas  las  familias  del  mundo,  y  hubiera 
mostrado  un  espíritu  benigno  de  concordia  y  de  be- 
nevolencia hacia  todos,  buscando  su  bien  temporal  y 
espiritual,  mostrando  a  la  vez  la  humildad  y  las  otras 
gracias  mandadas  por  su  santa  religión,  habría  con- 
quistado el  alto  aprecio  de  las  gentes  en  lugar  de 
su  odio  y  menosprecio.  El  espíritu  de  orgullo  vino 
a  ser  general  entre  ellos,  porque  se  permitieron  creer 
que  habían  merecido  ser  distinguidos  entre  las  na- 
ciones, y  que  siendo  escogidos  eran  superiores  a  los 
otros  pueblos,  y  aun  mucho  mejores,  por  ser  los  favo- 
ritos del  cielo,  y  que  por  tanto  las  demás  gentes  no 
solamente  fueron  inferiores,  sino  enemigos  de  Dios 
y  de  ellos  también,  y  que  les  era  permitido  odiarlas 
y  tenerlas  en  desprecio.  En  algunas  partes  aún  lla- 
man a  los  gentiles  "sherets"  bichos.  ¿Piensan  que 
algún  día  los  han  de  hollar  debajo  de  sus  plantas? 
Si  tal  idea  se  les  presenta,  los  privilegios  que  les 
fueron  dados  para  beneficiar  a  otros  vendrán  a  ser 
pábulo  que  alimente  su  orgullo  y  egoísmo.  Tal  vez 
estos  conceptos  se  originaron  en  la  mala  interpreta- 
ción de  ciertos  pasajes  de  la  Biblia  que  predicen  el 
ensalzamiento  del  pueblo  de  Dios,  sin  tomar  en 
cuenta  las  claras  enseñanzas  de  otros  como  Gén.  12:3, 
Salm.  67,  Is.  2:1-4,  42:1-4,  56:6-7  etc.,  que  indican 
que  Israel  está  llamado  para  llevar  bendiciones  a  las 
demás  naciones. 

4o  Hay  que  reconocer  que  los  hijos  de  Israel 
tienen  mucho  talento  y  grandes  capacidades,  y  siem- 
pre han  sido  diligentes  e  inteligentes  en  los  negocios, 
y  en  la  literatura,  las  artes,  las  ciencias  y  en  la  polí- 
tica. Son  prósperos  en  todos  los  países,  y  por  eso 
vienen  a  ser  el  blanco  de  la  envidia  y  la  codicia  de 
las  gentes.    El  acumular  fama,  riquezas  y  poder,  aun 


HISTORIA  SAGRADA 


por  los  medios  más  lícitos,  siempre  expone  a  las  riva- 
lidades y  codicias.  Todas  estas  causas  obraban  en 
aquel  tiempo,  unas  en  favor,  y  otras  en  contra  de 
los  judíos. 

Preg.  170.  ¿De  qué  manera  fué  estorbada  la 
ejecución  del  decreto  real  contra  los  judíos?  Ester 
4:1  -  9:16. 

Los  judíos  fueron  salvados  de  la  destrucción  decre- 
tada contra  ellos,  por  la  intervención  de  la  reina  Ester 
en  la  corte  de  Jerjes. 

El  hilo  de  los  acontecimientos  es  como  sigue: 
lo.  Mardoqueo  y  los  demás  judíos  en  Susán  no  tar- 
daron en  saber  el  contenido  del  decreto  y  dentro  de 
poco  la  noticia  cundió  por  todo  el  imperio.  Mardo- 
queo levantó  un  alarido  de  angustia,  y  aun  se  acercó 
al  palacio  vestido  de  saco.  Los  otros  judíos  se  vistie- 
ron de  luto,  ayunaban  y  se  lamentaban.  Los  gritos 
de  los  afligidos  en  el  oriente  ante  la  muerte  de  un  pa- 
riente o  amigo  son  terribles,  pues  además  de  ser  agu- 
dos, son  lastimeros  y  estentóreos.  Los  eunucos  del 
palacio  dieron  parte  de  esto  a  Ester,  y  ella  envió  otra 
ropa  a  Mardoqueo.  Es  evidente  que  los  mozos  del  ha- 
rén ya  sabían  el  parentesco  que  Ester  tenía  con  Mar- 
doqueo. Más  él  se  negó  a  recibir  la  ropa,  mandando 
a  la  reina  la  razón  con  una  copia  del  decreto.  Por 
esto  sabemos  que  Ester  debió  tener  algo  de  educación, 
pues  pudo  leer  este  oficio  del  rey,  y  enterada  ella  de 
cuanto  había  hecho  Hamán,  y  teniendo  el  encargo  de 
Mardoqueo  de  ir  y  presentarse  ante  Jerjes  para  inter- 
ceder por  su  pueblo,  le  contestó  que  a  ella  le  sería  muy 
peligroso  intervenir  en  el  asunte),  puesto  que  el  rey 
se  había  incomunicado,  y  el  que  se  le  acercara  tendría 
que  hacerlo  a  riesgo  de  perder  la  vida.  Los  monu- 
mentos antiguos  representan  a  los  reyes  persas  con 
una  vara  en  la  mano.  El  texto  de  Ester  4:11  nos  infor- 
ma que  esta  vara  era  un  cetro  de  oro.  Si  alguno  pene- 
traba en  el  recinto  donde  estaba  el  rey  sin  ser  llamado, 
los  guardias  le  daban  la  muerte,  si  el  rey  no  extendía 
este  cetro.  Esta  costumbre  se  confirma  por  Herodoto 
iii,  84  y  118.  Por  esta  razón  Ester  temía  entrar  allá. 
Hacía  un  mes  (pie  no  le  había  llamado,  y  según  Hero- 
doto iii  69,  las  esposas  y  concubinas  tomaban  cada  una 
su  turno  para  entrar  con  el  rey.  Como  es  seguro  que 
Jerjes  tenía  muchas  mujeres,  tendría  que  mediar  mu- 


BAJO  LOS  PERSAS 


187 


cho  tiempo  entre  una  ocasión  y  otra  para  Ester.  Ella 
declaró  el  caso  a  Mardoqueo,  pero  él  le  contestó  de 
una  manera  que  revela  sus  conocimientos  de  las  Es- 
crituras proféticas  respecto  de  Israel,  y  su  fé  en  ellas; 
pues  su  confianza  respecto  de  la  salvación  de  los  ju- 
díos en  general  era  absoluta  como  lo  era  la  de  Moisés 
cuando  invitó  a  su  cuñado  Hobab  a  acompañarle  a  la 
Palestina,  diciéndole  que  el  Señor  ha  hablado  bien 
respecto  a  Israel."  Núm.  10:29.  La  convicción  de 
Mardoqueo  se  fundó  en  esta  profecía  y  en  otras  pro- 
mesas semejantes,  y  su  argumento  se  amoldaba  en 
alguna  forma  semejante  a  esta:  "Si  Dios  ha  de  hacer 
bien  a  Israel  no  tiene  la  intención  de  permitir  que 
Hamán  o  Jerjes  le  destruya;  por  lo  mismo,  mediante 
su  providencia  todopoderosa,  salvación  para  Israel 
vendrá  de  alguna  parte,  pero  respecto  de  Ester  y  de 
mi  mismo  no  hay  ninguna  promesa  en  particular.  Si 
cumplimos  con  nuestro  deber  en  esta  ocasión,  seremos 
salvos  con  los  demás  judíos,  pero  si  nos  excusamos  de 
hacerlo,  pereceremos  entretanto  que  los  demás  judíos 
sean  salvos  por  otros  medios."  No  titubeó  en  afirmar 
esto  a  Ester,  e  indicarle  que  tal  vez  ella  había  sido 
levantada  a  la  eminencia  de  reina  para  este  mismo  fin, 
de  salvar  a  su  pueblo;  por  tanto  le  mandó  que  fuese 
al  rey  e  intercediese  por  su  nación. 

2.  Con  pleno  conocimiento  del  riesgo  en  que  incu- 
rría, Ester  se  resolvió  a  hacer  frente  al  peligro  con 
el  valor  de  una  heroína,  e  impulsada  por  su  religión 
y  patriotismo  dió  manos  a  la  obra.  Sin  embargo,  an- 
tes de  acometer  la  empresa,  pidió  a  Mardoqueo  que 
reuniese  a  todos  los  judíos  que  había  en  Susán,  man- 
dándoles que  ayunasen  por  ella  tres  días  sin  comer 
ni  beber  de  día  y  de  noche.  Parece  que  ella  temía 
que  el  ayuno  pudiera  ser  una  farsa  como  el  que  se 
practica  en  algunas  partes,  absteniéndose  de  alimen- 
tos durante  el  día,  y  teniendo  por  la  noche  una  fiesta 
opípara.  Añadió,  además,  que  ella  y  sus  doncellas 
ayunarían  también.  Nada  se  dice  de  la  oración,  ni 
aun  de  Dios,  pero  en  este  libro,  aunque  no  se  hace 
ostentación  de  la  religión,  sin  embargo  se  deja  ver 
que  para  estos  judíos  la  religión  era  de  vital  impor- 
tancia. En  este  trance  acuden  al  Dios  de  Israel,  y 
con  esta  confianza  en  Dios,  Ester  hace  la  firme  deter- 
minación de  ir  a  la  presencia  del  rey,  y  sufrir  las  cofl- 


HISTORIA  SAGRADA 


secuencias  que  vinieren.  Dijo:  "Entraré  al  rey,  aun- 
que no  sea  conforme  a  la  Ley,  y  si  perezco,  que  perez- 
ca." Esto  era  para  arriesgarlo  todo,  para  ganarlo  to- 
do, o  perderlo  todo. 

Algunos  puntos  de  provecho  se  han  sacado  de  esta 
parte  de  la  historia: 

lo.  Que  la  Providencia  ha  colocado  a  cada  cual 
en  su  lugar  con  cierto  propósito.  Si  uno  cumple,  ga- 
na la  victoria,  consiguiendo  aquello  que  fué  la  razón 
para  que  fué  creado  y  colocado  en  esta  posición.  Si 
por  cualquier  motivo  se  negare  a  hacer  lo  que  le  fué 
asignado  como  su  parte  en  el  plan  divino,  lo  pierde 
todo;  más  vale  no  haber  nacido.  Cumplamos,  pues, 
la  tarea  por  la  cual  fuimos  llamados  al  mundo  en  este 
tiempo  y  en  este  lugar. 

2o.  La  parte  que  nos  toca  puede  ser  la  de  interce- 
der por  otros ;  esto  puede  costamos  la  vida,  pero  es 
nuestro  deber  imprescindible.  En  el  caso  presente, 
Ester  fué  un  tipo  notable  de  Cristo  quien  se  ofreció 
a  riesgo,  y  aun  a  pérdida  de  su  vida  para  salvar  a  su 
pueblo  y  hacer  intercesión  por  él ;  por  esto  honramos 
a  Ester  y  debemos  honrar  mucho  más  a  Cristo. 

3o.  La  situación  de  Ester  y  su  heroica  resolución 
se  han  comparado  con  las  del  pecador  que  ha  llegado  a 
una  profunda  convicción  de  sus  pecados  y  del  peli- 
gro en  que  se  halla  de  que  sea  castigado.  Cree  que 
merece  ser  castigado  por  Cristo,  pero  a  la  vez  com- 
prende que  Cristo  mismo  es  su  única  esperanza,  y 
después  del  gran  conflicto  espiritual,  se  resuelve  a 
hacer  lo  que  hizo  el  hijo  pródigo,  levantarse  e  ir  a 
Cristo.  Si  no  lo  hace,  sabe  que  tendrá  que  perecer, 
pero  reflexiona  que  si  al  ir  a  Cristo  perece,  no  le  habrá 
pasado  cosa  peor  de  lo  que  hubiera  tenido  que  sufrir 
si  no  lo  hace,  y  le  queda  la  posibilidad,  y  aun  la  proba- 
bilidad de  ser  salvo  al  ir  a  él.  Así  los  leprosos  delan- 
te de  la  ciudad  de  Samaría  cuando  ya  no  tuvieron 
alimentos  y  estaban  sitiados  por  los  sirios,  vieron 
que  al  quedarse  en  ese  sitio  perecerían  de  hambre, 
pero  al  irse  a  los  sirios  podía  ser  que  los  dejaran  vivos, 
y  por  lo  mismo  se  resolvieron  a  ir  a  los  sirios.  2  Rey. 
7:4.  Así  es  preciso  que  haya  una  decisión  positiva 
de  la  voluntad,  pero  una  vez  hecha  la  decisión,  hay 
necesidad  de  obrar  de  conformidad  con  ella. 
*Preg.  171.    Refiérase  la  entrada  de  Ester  en  la 


BAJO  LOS  PERSAS 


189 


presencia  de  Jerjes  para  interceder  por  su  pueblo. 
Est.  5:1-5. 

Acabado  el  ayuno,  Ester  se  vistió  de  ropas  reales 
y  se  presentó  en  frente  del  rey  a  la  entrada  de  la  casa, 
y  éste  al  verla,  le  extendió  su  cetro.  Ester  lo  tocó 
en  la  punta,  y  luego  Jerjes  le  preguntó  cuál  era  su 
petición,  y  le  prometió  dársela  hasta  la  mitad  del  rei- 
no. Por  ahora  ella  no  hizo  más  que  invitarle  a  él  y 
a  Hamán  al  banquete  que  les  tenía  preparado  ese  día. 
Entraron  al  banquete,  y  después  de  comer  los  man- 
jares y  dar  principio  a  los  brindis,  el  rey  volvió  a 
preguntar  cuál  era  su  petición.  Ella  no  quiso  apre- 
surar indebidamente  una  cosa  tan  delicada,  pues  era 
importante  asegurarse  de  la  buena  voluntad  del  rey, 
y  cobrar  confianza  en  su  presencia  a  fin  de  no  padecer 
un  ataque  de  nervios  y  desmoronarse  su  propósito 
antes  de  presentarlo.  Puede  ser  también  que  se  sin- 
tiese débil  o  tímida,  y  por  lo  mismo  convidó  otra 
vez  al  rey  y  Hamán  al  banquete  que  ella  dispondría 
para  ellos  el  día  siguiente,  prometiendo  comunicarle 
su  petición  en  esa  fiesta. 

Henchido  de  vanagloria  Hamán  salió  del  banquete, 
pero  al  cruzar  el  vestíbulo  advirtió  que  Mardoqueo 
el  judío  estaba  allí  entre  los  eunucos,  menos  inclina- 
do a  honrarle  que  nunca.  Fuego  a  la  pólvora  no  hu- 
biera producido  mayor  explosión  que  el  acceso  de 
iras  que  experimentó  Hamán  contra  Mardoqueo,  pe- 
ro no  le  echó  mano  encima  por  el  alto  desprecio  en 
que  le  tenía,  pero  voló  ardiendo  en  cólera  hacia  su 
casa.  Reunió  a  sus  amigos  y  llamó  a  Zeres  su  mujer, 
y  se  glorificó  delante  de  ellos,  ostentando  sus  riquezas, 
sus  honores,  sus  hijos,  su  elevación  sobre  los  príncipes 
y  las  invitaciones  de  la  reina,  pero  al  fin  confesó  que 
todo  esto  de  nada  le  servía  cada  vez  que  veía  a  Mar- 
doqueo en  la  puerta  del  rey.  El  era  la  mosca  en  sus 
ungüentos  que  destruía  todo  su  perfume,  era  la  espina 
debajo  de  las  rosas  que  no  le  permitía  gozar  de  su 
aroma.  Así  una  pequenez  suele  convertir  la  ambro- 
sía de  nuestro  gozo  en  la  amargura  de  la  hiél.  Tales 
son  los  caprichos  de  los  hombres  y  la  insensatez  de 
sus  pasiones.  Tan  contento  y  alegre  salió  del  banque- 
te, y  tan  desaforadamente  enojado  llegó  a  su  casa, 
que  le  aconsejaron  que  erigiera  una  horca  de  noven- 
ta pies  de  altura  para  colgar  a  Mardoqueo  en  ella; 


140 


HISTORIA  SAGRADA 


pues  sin  duda,  el  rey  le  permitiría  hacerlo  al  pedírse- 
lo por  la  mañana.  Entonces,  sí,  podría  entrar  triun- 
fante al  banquete. 

Sucedió  que  en  esa  misma  noche  el  rey  sufrió  de 
insomnio,  y  estando  inquieto,  mandó  traer  el  libro 
de  las  crónicas  del  imperio  para  que  le  leyesen,  pues, 
es  posible  que  él  mismo  no  sabría  leer.  Allí  constaba 
el  favor  que  Mardoqueo  le  había  hecho,  cuando  le 
salvó  la  vida.  Como  no  convenía  a  su  dignidad  real 
quedar  obligado  a  nadie,  indagó  qué  se  había  hecho 
para  compensar  tan  gran  servicio,  contestándole  que 
nada.  Llegado  a  este  punto,  ya  era  de  día,  y  al  canto 
del  gallo  vino  Hamán  a  demandar  la  ejecución  de 
Mardoqueo.  El  rey,  oyendo  pasos  por  fuera,  pregun- 
tó: "¿Quién  está  en  el  patio?"  y  le  contestaron  que 
era  Hamán.  Entonces  el  rey  dijo:  "Entre."  Des- 
pués de  entrar  Hamán,  el  rey  se  le  anticipó  con  esta 
pregunta :  "Qué  se  hará  al  hombre  cuya  honra  desea 
el  rey?"  Envanecido  y  fatuo  a  causa  de  los  muchos 
honores  que  había  recibido,  presumía  que  él  mismo 
sería  el  aludido,  pues,  ¿a  quién  otro  podría  referirse 
el  rey  en  semejantes  términos?  En  el  acto  recomen- 
dó unas  honras  extravagantes,  confiado  en  recibirlas 
luego.  Sugirió,  pues,  que  trajesen  el  vestido  real 
que  el  rey  se  ponía  y  el  caballo  que  montaba,  y  la  coro- 
na que  estaba  puesta  en  sus  sienes,  y  que  el  vestido  y 
el  caballo  se  pongan  en  mano  de  alguno  de  los  prínci- 
pes más  nobles  del  rey,  para  que  vista  a  aquel  varón 
cuya  honra  desea  el  rey,  y  lo  lleve  en  el  caballo  por 
la  plaza  de  la  ciudad  y  pregone  delante  de  él :  "Así 
se  hará  al  varón  cuya  honra  desea  el  rey."  ¡  Qué  no 
sería  su  asombro  cuando  el  rey  le  dijo:  "Dáte  prisa, 
toma  el  vestido  y  el  caballo,  como  tú  has  dicho,  y 
hazlo  asi  con  el  judío  Mardoqueo.  que  se  sienta  a  la 
puerta  del  rey,  no  omitas  nada  de  todo  lo  que  has 
dicho."  La  vanidad  cegó  a  Hamán,  y  su  desengaño 
fué  tremendo,  pues  tuvo  que  obedecer  al  rey.  Cum- 
plido el  mandato  corrió  a  su  casa  avergonzado,  con 
la  cabeza  cubierta,  y  contó  a  Zeres  y  a  sus  amigos  el 
revés  que  había  experimentado.  Ante  tamaña  desgra- 
cia todos  quedaron  helados  y  no  se  equivocaron  res- 
pecto de  las  señales  del  tiempo,  y  le  dijeron:  "Si  de 
la  simiente  de  los  judíos  es  Mardoqueo,  delante  de 
quien  has  comenzado  a  caer,  no  le  vencerás,  antes 


BAJO   LOS  PERSAS 


141 


caerás  por  cierto  delante  de  él."  Dicho  lo  cual  entra- 
ron los  eunucos  para  llevar  a  Hamán  al  banquete  que 
la  reina  Ester  había  dispuesto.  En  medio  de  presa- 
gios tan  amenazantes  fué  metido  en  el  salón  del  ban- 
quete y  parece  que  esta  fiesta  era  puramente  de  bebi- 
das, y  el  rey  no  se  olvidó  de  preguntar  a  Ester.  "¿Cuál 
es  tu  petición,  reina  Ester,  y  se  te  concederá?,  ¿cuál 
es,  pues,  tu  demanda?  aun  que  sea  la  mitad  del  reino 
pondráse  por  obra."  En  seguida  hubo  un  cambio  re- 
pentino en  la  fiesta;  y  sus  alegrias  cesaron.  Hasta  los 
criados  que  servían  la  mesa  se  detuvieron  para  oír 
cuando  la  reina  Ester  respondió  al  rey  :  "Oh,  rey,  si 
he  hallado  gracia  en  tus  ojos,  y  si  al  rey  place,  séame 
dada  mi  vida  por  mi  petición,  y  mi  pueblo  por  mi 
demanda;  porque  vendidos  estamos,  yo  y  mi  pueblo, 
para  ser  destruidos,  para  ser  muertos  y  exterminados  ; 
y  si  para  siervos  y  siervas  fuéramos  vendidos,  callá- 
rame.  bien  que  el  enemigo  no  compensara  el  daño  al 
rey."  A  esto  Asuero  respondió:  "¿Quién  es  ése,  y 
dónde  está  aquél  a  quien  ha  henchido  su  corazón  para 
obrar  así?"  Y  Ester  dijo:  "El  enemigo  y  adversario 
es  este  malvado  Hamán."  El  rayo  dió  en  el  blanco, 
y  Hamán  se  turbó  delante  del  rey  y  de  la  reina.  En- 
furecido el  rey  se  levantó  luego  del  banquete  y  salió 
al  huerto  del  palacio.  Pero  Hamán  se  quedó  para  pro- 
curar de  la  reina  Ester  por  su  vida,  porque  vió  que 
estaba  resuelto  para  él  el  mal  de  parte  del  rey.  Cayó, 
pues.,  aturdido  sobre  el  lecho  en  que  estaba  Ester, 
para  implorar  misericordia.  Vuelto  el  rey,  le  vió 
allí  y  prorrumpió  en  estas  palabras:  "¿También  pa- 
ra forzar  la  reina  estando  conmigo  en  la  casa?"  Oyen- 
do lo  cual,  los  criados  cubrieron  el  rostro  de  Hamán, 
como  el  de  criminal  ante  el  cadalso.  En  esto  tomó 
la  palabra  Harbona,  uno  de  los  mismos  eunucos  que 
fueron  a  sacar  a  Yasti  del  harén  para  traerla  al  ban- 
quete. 1  :10.  y  quizá  era  también  uno  de  los  que  des- 
pués de  altercar  con  Mardoqueo  por  no  reverenciar 
a  Hamán.  le  denunciaron  para  ver  si  se  mantenía  ante 
tan  formidable  personaje,  y  dijo  al  rey:  "He  aquí 
también  la  horca  de  cincuenta  codos  de  altura  que  hizo 
Hamán  para  Mardoqueo,  el  cual  había  hablado  bien 
por  el  rey,  está  en  casa  de  Hamán."  Sin  duda  esta 
horca  tan  alta,  debía  verse  desde  la  puerta  del  pala- 
cio, y  la  procesión  honorífica  que  sacó  Hamán  cuando 


142 


HISTORIA  SAGRADA 


llevó  a  Mardoqueo  en  vestidos  reales  y  con  corona, 
montado  en  el  caballo  del  rey,  debe  haber  pasado 
frente  a  ella,  y  a  su  vista  aumentaría  increíblemente  el 
interés  de  todos  en  el  caso  de  Mardoqueo  y  Hamán. 
Dicho  esto,  el  rey  dijo:  "¡  Colgadlo  en  ella!"  y  en 
el  acto  Hamán  fué  arrastrado  hasta  allá  y  ejecutado 
en  aquella  misma  horca.  ¡Ay  de  los  malos!  ¡  Vedlos 
en  las  horas  más  resplandecientes,  rodeados  de  la 
sombra  de  la  muerte  que  sobre  ellos  desciende! 

Preg.  172.  ¿Y  cómo  consiguió  Ester  la  salva- 
ción de  los  judíos?    Est.  8:1  -9:19. 

Ya  que  al  fin  Ester  logró  presentar  su  petición  al 
rey,  y  Hamán  fué  quitado  de  en  medio,  quedó  todavía 
el  duro  problema  de  salvar  a  los  judíos  del  efecto  de 
un  decreto  inalterable.  Mardoqueo  fué  elevado  al 
puesto  vacante  que  Hamán  había  ocupado ;  recibió  el 
anillo  real  con  toda  la  autoridad  sobre  el  imperio; 
pero  si  no  era  posible  anular  el  decreto  que  expuso 
a  los  judíos  al  furor  de  sus  enemigos,  al  menos  ha- 
llaron que  se  podía  expedir  otro  decreto  dando  man- 
damiento a  los  judíos  que  se  defendiesen  contra  ellos. 
Oficio  en  este  sentido  fué  despachado  a  todas  las 
provincias,  y  por  supuesto,  a  la  Palestina  entre  las 
demás,  de  la  misma  manera  que  el  decreto  de  des- 
trucción y  aun  con  mayor  urgencia.  Los  judíos  se 
armaron  para  defenderse,  y  en  el  día  señalado  para 
su  aniquilación,  cayeron  a  espada  en  las  provincias 
unos  setenta  y  cinco  mil  de  sus  enemigos,  y  en  la 
ciudad  de  Susán,  que  era  la  capital,  quinientos,  además 
de  trescientos  en  el  gran  barrio  que  formaban  en  Su- 
sán el  palacio  y  las  habitaciones  de  los  criados  del 
rey.  Los  hijos  de  Hamán  no  escaparon,  pero  aunque 
el  primer  decreto  había  dado  permiso  a  los  enemigos 
a  saquear  a  los  judíos,  éstos  no  echaron  mano  en  los 
bienes  de  sus  adversarios. 

Preg.  173.  ¿Qué  monumento  histórico  fué  es- 
tablecido para  celebrar  y  perpetuar  la  memoria  de 
esta  salvación  de  los  judíos?    Est.  9:20  -  10:3. 

La  fiesta  del  Purim  que  se  celebra  los  días  14  y 
15  del  mes  Adar  todos  los  años  por  orden  de  Mardo- 
queo y  Ester.  Esta  fiesta  fué  establecida  a  fines  del 
año  473  A.  C.  La  raza  hebrea  les  queda  agradecida 
de  lo  que  ellos  hicieron  en  su  favor  hasta  el  día  de  hoy. 


BAJO  LOS  PERSAS 


143 


Preg.  174.  ¿Qué  aconteció  a  los  judíos  durante 
los  catorce  años  entre  la  primera  fiesta  de  Purim 
en  473  A.  C.  y  el  año  459  A.  C.  en  el  tiempo  de 
Arta  jer  jes  ? 

Parece  que  estos  fueron  años  de  paz  y  prosperidad 
entre  los  judíos  en  el  imperio  persa.  Mardoqueo  y 
Ester  gozaron  de  alta  honra,  y  otros  judíos  tuvieron 
lugares  de  eminencia.  Jerjes  fué  asesinado  por  dos 
eunucos  en  465  A.  C.  y  fué  sucedido  por  su  hijo 
Artajerjes,  quien  era  aun  más  favorable  a  los 
judíos.  Los  repatriados  en  Jerusalén  siguie- 
ron bajo  el  régimen  de  los  sumos  sacerdotes  y 
los  gobernadores  o  sátrapas  nombrados  por  el  rey, 
estando  muy  reducidos  y  pobres  y  algo  desanimados 
en  la  tierra  santa. 

Preg.  175.     ¿Quién  fué  Esdras?    Esd.  cap.  7. 

Entre  el  capítulo  seis  y  el  siete  de  Esdras  media  un 
intervalo  de  cincuenta  y  seis  años,  desde  la  dedica- 
ción del  segundo  Templo  en  515  A.  C,  hasta  la  ida 
de  Esdras  de  Babilonia  a  Jerusalén  en  459  A.  C. 
En  este  espacio  de  tiempo  sucedieron  los  aconteci- 
mientos del  libro  de  Ester,  y  no  tenemos  informes 
de  los  primeros  años  de  Esdras,  ni  de  la  manera  en 
que  consiguió  la  amistad  y  confianza  del  rey  Arta- 
jerjes. El  era  sacerdote  del  linaje  de  Zadoc,  Finees 
y  Áarón,  viviendo  en  Babilonia  en  el  reinado  de  Arta- 
jerjes, que  duró  desde  465  a  425  A.  C,  y  se  ignora 
el  año  de  su  nacimiento.  Josefo,  Ant.  xi,  5:5  da  a 
entender  que  era  contemporáneo  del  sumo  sacerdote 
Eliasib,  Neh.  3:1,  8:9,  y  que  además  fué  colaborador 
de  Nehemías  en  Jerusalén  por  algunos  años.  Esdras 
es  el  primer  ESCRIBA  DE  LA  LEY  que  aparece 
en  la  historia,  pues  no  había  semejante  orden  antes 
de  él ;  pero  desde  ahora  en  adelante  los  escribas  figu- 
ran en  Jerusalén  entre  los  judíos,  siendo  tenidos  aún 
en  más  aprecio  que  los  mismos  sacerdotes.  Se  da 
una  hermosa  descripción  del  carácter  y  oficio  de  Es- 
dras en  la  cual  se  dice,  que  "preparó  su  corazón  para 
inquirir  la  ley  de  Jehová  y  para  hacer,  y  enseñar  a 
Israel,  mandamientos  y  juicios."  Esd.  7:10.  Los  es- 
cribas se  dedicaron  especialmente  a  la  ley  de  Moisés, 
y  eran  los  maestros  de  Israel ;  y  no  se  debe  confun- 
dir este  oficio  con  el  de  escribiente,  porque  éstos  los 
había  desde  el  tiempo  de  los  jueces.    "De  Zabulón 


144 


HISTORIA  SAGRADA 


descendieron  los  que  sabían  manejar  punzón  de  escri- 
biente," Jue.  5:14,  ni  con  meros  copistas  de  ejem- 
plares de  la  ley,  pues  los  hubo  desde  los  días  de 
Ezequías,  porque  se  dice  en  Prov.  25:1:  "Estos  son 
proverbios  de  Salomón  los  cuales  copiaron  los  varo- 
nes de  Ezequías,  rey  de  Judá"  y  en  Jer.  8:8:  "He  aquí 
en  vano  se  cortó  la  pluma,  por  demás  fueron  los 
escribas."  Figuran  muchos  los  escribas,  o  Doctores 
de  la  Ley  en  el  Nuevo  Testamento,  y  aunque  en  lo 
general  no  hicieron  el  mejor  uso  de  sus  conoci- 
mientos, sin  embargo,  a  uno  de  ellos  Nuestro  Señor 
dijo:  "No  estás  lejos  del  reino  de  Dios."  Marc.  12:34. 

Preg.  176.  ¿Qué  documento  expidió  Arta  jer  jes 
en  favor  de  Esdras?    Esd.  7:11-26. 

Le  extendió  un  oficio  en  el  cual  le  autorizó  a  ins- 
peccionar a  Judá,  y  a  llevar  consigo  como  colonos  o 
repatriados  a  cuantos  judíos  quisieren  acompañarle  a 
Jerusalén,  y  también  todo  el  dinero,  vasos  y  otros 
objetos  de  valor,  que  él,  los  siete  príncipes  del  reino 
y  otros,  contribuyeren  para  el  uso  y  culto  del  Templo 
en  Jerusalén.  También  dió  órdenes  a  los  goberna- 
dores o  sátrapas  al  oeste  del  río  Eufrates,  de  facili- 
tarle materiales  o  fondos  para  el  mismo  objeto  hasta 
una  cantidad  indicada  ,y  le  autorizó  a  poner  gober- 
nadores sobre  su  pueblo,  enseñar  al  mismo  y  castigar 
hasta  con  la  muerte  a  los  que  lo  mereciesen  según  la 
ley  que  él  llevaba  en  la  mano.  También  hizo  francos 
a  cuantos  servían  al  Templo  de  toda  clase  de  tribu- 
tas al  reino  persa. 

Preg.  177.  Refiérase  el  viaje  de  los  repatria- 
dos que  volvieron  a  Jerusalén  con  Esdras.  Esd. 
cap.  8. 

Se  da  el  número  y  la  clasificación  de  los  varones 
que  fueron  en  su  compañía,  que  entre  todos  llegaron 
a  mil  seiscientos  ochenta  y  cuatro,  sin  hacer  men- 
ción de  las  mujeres  y  los  niños.  Salieron  la  mayor 
parte  de  ellos  de  Babilonia,  y  siguieron  el  camino  que 
conduce  al  pueblo  de  Ahava,  que  se  halla  situado  en 
el  rio  del  mismo  nombre;  durando  este  viaje  nueve 
días.  Allí  permanecieron  tres  días,  e  hicieron  el 
descubrimiento  desagradable  de  que  no  había  venido 
con  ellos  ningún  sacerdote.  Esdras  envió,  pues,  a 
Casipia  para  traer  a  algunos  ministros  de  la  religión, 
y  lograron  hallar  allí  más  de  doscientos  cincuenta  que 


BAJO   LOS  PERSAS 


145 


se  incorporaron  con  ellos.  En  la  presencia  de  Arta- 
jerjes  Esdras  había  glorificado  al  Dios  de  Israel,  ale- 
gando su  gran  poder  y  voluntad  para  proteger  a  los 
suyos,  y  por  esta  razón  no  le  pidió  escolta  para  guar- 
darlos en  el  camino.  He  allí  una  prueba  evidente 
de  su  gran  fe,  pues  se  sabía  que  todo  el  trecho  entre 
Babilonia  y  Jerusalén  estaba  infestado  de  mala  gente, 
por  lo  mismo  Esdras  proclamó  un  ayuno,  en  el  cual 
oraban  a  Dios  para  que  los  defendiese  contra  todos 
los  enemigos  y  les  diese  feliz  viaje  a  Jerusalén.  En- 
tonces avanzaron,  y  después  de  cuatro  meses  com- 
pletos llegaron  a  su  destino,  y  entregaron  todos  los 
objetos  confiados  a  ellos  para  el  Templo.  Parece  que 
no  tuvieron  novedad  en  el  camino,  aunque  por  la  du- 
ración del  tiempo  en  el  tránsito  se  supone  que  debían 
haber  dado  algunas  vueltas  para  evitar  a  los  bandidos. 
Al  llegar,  fueron  bien  recibidos  por  los  gobernantes. 

Preg.  178.  ¿Qué  noticia  desconsoladora  fué 
dada  a  Esdras?    Esd.  9:1-2. 

Los  principes  se  le  acercaron  y  le  informaron  que 
el  pueblo  en  Jerusalén,  inclusive  los  sacerdotes,  levi- 
tas, príncipes  y  gobernantes,  se  habían  mezclado  con 
los  pueblos  de  la  tierra,  a  saber,  con  los  canaaneos, 
los  héteos,  los  fereceos.  los  jebuseos,  los  amonitas, 
los  moabitas,  los  egipcios  y  los  amorreos  casándose 
con  sus  hijos  e  hijas,  y  que  habían  andado  "conforme 
a  sus  abominaciones."  No  dice  si  en  efecto  habían 
cometido  idolatría,  ni  tampoco  si  habían  apostatado 
de  la  religión  de  sus  padres;  pero  se  da  a  entender 
que  habían  dado  el  primer  paso  en  esta  dirección,  y 
que  se  estaban  corrompiendo. 

Preg.  179.  ¿Qué  hizo  Esdras  para  dar  coto  a 
este  desorden?    Esd.  9:3  -  10:44. 

Primero  rasgó  sus  vestidos,  se  arrancó  los  pelos 
de  su  cabeza  y  barba,  y  luego  se  sentó  angustiado. 
Los  piadosos  le  rodearon,  y  así  se  quedaron  ayunando 
hasta  el  sacrificio  de  la  tarde,  cuando  de  repente  le- 
vantándose, se  puso  de  hinojos,  y  con  las  manos 
extendidas  hacia  el  cielo  hizo  una  oración  llena  de 
intercesión  por  el  pueblo,  pero  confesando  las  faltas 
muy  graves  que  ellos  habían  cometido.  En  medio  de 
esta  grande  oración  lloraba  y  se  postraba  en  el  suelo 
en  la  casa  de  Dios,  y  viéndole  afectado  de  esta  ma- 


148 


HISTORIA  SAGRADA 


ñera,  se  le  aglomeró  una  gran  compañía  de  hombres, 
mujeres  y  niños  que  lloraron  también. 

Secanías,  al  fin,  le  habló  diciendo  que  habían  pre- 
varicado, pero  que  el  mal  podría  remediarse,  y  pro- 
puso que  se  hiciese  pacto  con  Dios  comprometiéndose 
a  separarse  de  las  mujeres  paganas  con  quienes  se 
habían  casado  y  también  de  sus  hijos,  y  arreglar  el 
caso  según  dictara  la  ley.  Esto  lo  hicieron  en  seguida 
y  publicaron  un  pregón  por  Judea  y  Jerusalén  orde- 
nando una  asamblea  del  pueblo  dentro  de  tres  días, 
imponiendo  el  castigo  sobre  cada  uno  de  excomunión 
de  la  congregación  y  secuestro  de  sus  bienes  para 
usos  del  Templo  si  no  se  reunían. 

Al  fin  de  los  tres  días  se  verificó  dicha  asamblea, 
el  día  veinte  del  mes  noveno,  delante  de  la  casa  de 
Dios.  El  pueblo  se  estremecía  a  causa  de  su  gran 
pecado,  y  también  por  la  lluvia  torrencial  que  caía 
ese  día.  Esdras  se  puso  en  pie  y  los  acusó  de  su 
delito  y  demandó  a  ellos  confesión  de  él,  y  la  sepa- 
ración de  las  mujeres  e  hijos  de  los  de  la  tierra.  El 
pueblo  consintió,  pero  en  vista  de  la  lluvia  y  del 
gran  número  de  los  delincuentes,  pidieron  que  nom- 
brara una  comisión  que  llevara  esto  a  efecto  en  debida 
forma.  Con  esto  estuvieron  de  acuerdo  todos  menos 
cuatro  individuos  de  alta  categoría,  cuyos  nombres 
quedan  registrados  para  eterno  baldón  suyo. 

Dos  meses  enteros  estuvieron  ocupados  en  arreglar 
este  importante  asunto  y  constan  también  los  nombres 
de  los  culpables  en  el  último  capítulo  del  libro  de 
Esdras.  Hay  ciento  trece  individuos  en  la  lista,  cua- 
tro de  los  cuales  eran  de  la  familia  del  sumo  sacer- 
dote, diez  de  los  levitas  y  los  demás  de  diez  familias 
distinguidas  cuyos  nombres  fueron  dados  en  la  lista 
de  los  repatriados  que  vinieron  a  Jerusalén  bajo  Zoro- 
babel.  Tuvieron  que  hacer  confesión,  la  separación 
indicada  y  ofrecer  un  carnero  del  rebaño  por  su  de- 
lito. Por  lo  pronto  se  detuvo  este  mal,  pero  hemos 
de  ver  que  no  se  extirpó  por  completo.  Estos  traba- 
jos de  Esdras  fueron  terminados  en  el  segundo  año 
después  de  su  llegada  a  Jerusalén,  y  no  sabemos 
nada  de  él  sino  hasta  después  del  lapso  de  unos  doce 
años  cuando  cooperaba  con  Nehemías,  y  se  cree  que 
volvió  a  Babilonia  en  este  intervalo, 


BAJO  LOS  PERSAS 


147 


Preg.  180.     ¿Quién  era  Nehemías? 

De  repente  se  nos  presenta  Nehemías  oficiando  de 
copero  ante  el  rey  Artajerjes  en  el  vigésimo  año  del 
reinado  de  éste,  445  A.  C.  Ignoramos  sus  antecedentes 
como  en  el  caso  de  Esdras,  y  solamente  sabemos  que 
era  hijo  de  Hacalía.  Esdras  estaba  en  Babilonia,  y 
Nehemías  asistió  al  rey  en  el  palacio  de  Susán,  como 
lo  hacían  Mardoqueo  y  Ester.  Los  reyes  de  Persia 
tenían  su  itinerario  anual,  que  recorrían  según  las 
estaciones,  pues  pasaban  el  verano  en  Ecbatana,  la 
primavera  en  Babilonia,  el  otoño  en  Persépolis  y  el 
invierno  en  Susán,  y  este  último  era  el  palacio  prin- 
cipal. Por  esto,  a  veces  los  hallamos  en  una  parada 
de  este  circuito,  y  en  otras  en  alguna  otra  parte.  El 
rey  generalmente  tenía  varios  coperos  que  le  servían 
en  su  turno,  pues  como  había  tantos  banquetes  en  el 
palacio,  y  muchas  veces  se  despachaban  negocios  en 
ellos  de  gran  trascendencia,  el  oficio  de  copero  se 
consideraba  de  gran  importancia.  Estos  necesaria- 
mente tenían  que  estar  cerca  del  rey  y  en  algunas 
ocasiones  delante  de  la  reina.  Era  preciso  que  fuese 
hombre  conocido  y  de  la  mayor  confianza,  porque 
tenía  que  cuidar  que  no  se  ofreciese  al  rey  veneno 
en  el  vino  para  matarle.  Hemos  de  ver  que  Nehe- 
mías era  hombre  de  acrisolada  honradez,  varonil  y 
enérgico  en  sus  obras,  y  al  mismo  tiempo  tan  sen- 
cillo como  un  niño  en  sus  sentimientos. 

Preg.  181.  ¿Cuál  era  la  ocasión  de  la  ida  de 
Nehemías  a  Jerusalén?    Neh.  cap.  1. 

De  Judá  llegó  Hananí,  hermano  de  Nehemías,  con 
algunos  otros,  y  le  informaron  a  éste  del  estado  de 
aflicción  y  reproche  en  que  se  encontraban  los  repa- 
triados que  estaban  en  Jerusalén,  y  que  la  ciudad 
presentaba  el  aspecto  de  una  ruina,  sus  muros  derri- 
bados y  sus  portones  quemados.  Nehemías  lo  tomó 
muy  a  pecho,  lloraba  y  ayunaba  y  ofreció  unas  peti- 
ciones encarecidas  al  Señor.  Así  pasó  unos  tres 
meses  hasta  el  día  cuando  le  tocó  servir  al  rey  en 
su  turno.  Como  los  conflictos  morales  que  sufrió  le 
produjeron  huellas  de  pesar  y  dolor  en  su  semblante, 
cuando  se  presentó  ante  el  rey  y  la  reina,  Artajerjes 
notó  el  cambio  en  él,  y  le  preguntó  la  causa,  afir- 
mando que  percibió  que  no  podía  ser  otra  cosa  sino 
tristeza  de  corazón.    Ahora,  el  presentar  sus  pesares 


148 


HISTORIA  SAGRADA 


delante  del  monarca  era  peligroso  para  un  criado,  y 
Nehemías  sabía  que  estaba  expuesto  a  ser  castigado, 
y  más  peligroso  le  era  todavía  pedir  que  le  permitiese 
separarse  del  lado  de  él  como  si  estuviese  enfadado 
en  su  devocoón ;  Pero  era  tan  grande  la  simpatía  del 
rey  para  Nehemías,  que  venció  los  obstáculos  y  le 
valió  el  permiso  de  irse  de  gobernador  a  Jerusalén. 
para  edificar  sus  muros  y  arreglar  sus  condiciones, 
pues  todo  había  caído  en  miseria  y  afrenta;  y  no  sólo 
consiguió  esto,  sino  que  el  rey  le  puso  plazo  para 
cuando  tenía  que  volver  y  le  dió  cartas  para  los  sátra- 
pas en  las  que  les  ordenaba  que  le  ayudasen,  y  espe- 
cialmente, al  encargado  del  parque  del  rey.  que  se 
llamaba  Asaf.  para  que  le  facilitase  las  maderas  ne- 
cesarias para  los  muros,  y  para  el  castillo  que  después 
fué  llamado  Antonia,  y  que  estaba  al  lado  norte  del 
Templo,  y  también  para  una  casa  propia  del  mismo 
Nehemías.  Muchos  creen  que  este  fué  el  decreto 
mencionado  en  Dan.  9:25;  pero  véase  Preg.  145. 
Le  proporcionó  una  escolta  para  conducirle  con  segu- 
ridad a  Jerusalén.  Josefo.  Ant.  xi.  6:7,  dice  que  fué 
a  Judá  por  la  vía  de  Babilonia,  en  donde  otros  judíos 
se  le  incorporaron  para  hacer  el  viaje  juntamente  con 
él.  Esto  es  algo  dudoso,  pero  más  dudosas  todavía 
son  las  suposiciones  de  que  Nehemías  era  de  linaje 
real,  y  que  además  era  de  la  familia  sacerdotal. 

Preg.  182.  Refiérase  el  proceder  de  Nehemías 
al  llegar  a  Jerusalén.    Neh.  cap.  2. 

Llegado  que  hubo  Nehemías  a  Jerusalén.  descansó 
unos  tres  días,  y  una  noche  montó  una  bestia  y  tomó 
consigo  a  unos  pocos  siervos  y  fué  secretamente  a 
ver  el  estado  que  guardaban  los  muros.  Aun  no  ha- 
bía comunicado  a  nadie  del  pueblo  judío  el  objeto  de 
su  venida,  ni  la  autoridad  con  que  estaba  revestido, 
aunque  ya  había  entregado  las  cartas  del  rey  a  los 
bajás  que  estaban  al  otro  lado  del  río  Eufrates. 
Los  gobernantes  de  este  lado,  que  eran:  Sanballat 
de  Horonaim.  o  sea  de  Beth-Horon  de  Efraim.  gober- 
nador de  Samaría.  (Preg  189)  y  socio  de  los  jefes  del 
ejército  de  los  persas  que  estaba  estacionado  en  Sa- 
maría (Neh.  4:2).  el  esclavo  Tobías,  un  paje  de  la 
corte  persa  que  había  obtenido  el  puesto  de  gober- 
nador de  Amón,  y  Gesem.  o  el  árabe  Gasmu.  el  de 
los  nabateos  al  sur  de  Judá.  correspondiente  a  Idumea. 


BAJO   LOS  PERSAS 


149 


viendo  a  los  judíos  como  enemigos  suyos,  se  entris- 
tecieron al  saber  que  alguien  hubiese  llegado  para 
buscar  el  bienestar  de  ellos.  No  hemos  de  extrañar 
la  presencia  de  árabes  en  esta  tierra,  porque  sabemos 
que  Sargón  transplantó  algunas  tribus  de  ellos  a 
Samaria  en  715  A.  C.    Véanse  pregg.  80  y  92. 

Habiendo  visto  con  sus  propios  ojos  las  ruinas  de 
la  ciudad  en  toda  su  extensión,  conociendo  los  mate- 
riales que  aún  existían  y  teniendo  idea  de  lo  que 
se  podría  hacer,  Nehemías  se  presentó  a  los  jefes 
de  los  judíos  y  les  mostró  sus  credenciales,  y  las 
grandes  facultades  que  traía  exhortándoles  a  levan- 
tarse y  construir  los  muros.  Le  recibieron  bien,  me- 
nos los  referidos  enemigos,  los  cuales  se  rieron  de  él, 
y  consideraban  el  proyecto  como  visionario  u  obra 
de  insensatos ;  o  de  otra  manera,  como  tentativa  de 
rebelión  contra  el  rey.  En  su  contestación  a  todo 
esto,  Nehemías  no  anduvo  con  rodeos  ni  ambajes, 
sino  que  les  declaró  rotundamente  :  "El  Dios  del  cie- 
lo nos  prosperará;  por  lo  mismo  nosotros  sus  sier- 
vos nos  levantaremos  y  edificaremos,  mas  vosotros 
no  tenéis  suerte  ni  derecho  ni  memorial  en  Jeru- 
salén." 

Preg.  183.  ¿Qué  efecto  produjo  la  exhorta- 
ción de  Nehemías?    Neh.  Cap.  3. 

Con  admirable  prontitud  y  diligencia  suma  se  le- 
vantaron los  judíos  casi  unánimemente  y  dieron 
manos  a  la  obra ;  principiando  con  el  sum-sacerdote 
Eliasib;  bien  que  este  sujeto  no  era  tan  recomendable 
en  toda  su  conducta,  como  se  verá  más  adelante.  Los 
que  se  sirvan  estudiar  una  plana  de  la  ciudad  de 
Jerusalén  en  conexión  con  un  examen  de  este  capí- 
tulo notarán  que  hasta  donde  se  puede  saber  ahora 
cada  barrio  trabajó  en  frente  de  sus  habitaciones  o 
cerca  del  lugar  en  que  ejercían  su  profesión  o  tra- 
bajo. 

Preg.  184.  ¿Qué  circunstancias  hay  que  notar 
en  la  reconstrucción  de  los  muros?    Neh.  Caps.  4-6. 

1.  El  pueblo  tuvo  ánimo  para  trabajar. 

2.  Las  maderas  para  las  puertas  fueron  suminis- 
tradas por  el  rey,  desde  su  parque. 

3.  Los  demás  materiales,  como  las  piedras,  eran 
del  antiguo  muro,  y  fué  necesario  quitar  muchos  es- 
combros para  poderlos  sacar,  y  por  supuesto,  cuanto 


160 


HISTORIA  SAGRADA 


más  alto  se  hiciera  el  muro,  tanto  más  difícil  era 
sacarlas  y  acarrearlas. 

4.  Reedificaron  los  muros  que  existían  antes;  de 
ellos  había  algunas  partes  que  no  estaban  enteramente 
destruidas,  pero  parece  que  en  su  mayor  parte,  esta- 
ban enteramente  destruidas,  pero  parece  que  en  su 
mayor  parte,  estaban  derrumbadas  hasta  el  suelo. 

5.  Toda  la  obra  fué  concluida  en  cincuenta  y  dos 
días. 

6.  Además  de  lo  trabajoso  de  la  misma  obra,  se 
presentaron  dos  clases  de  dificultades:  la.  Por  las  ac- 
tividades de  los  enemigos;  y  2a.  Por  la  opresión  de 
los  judíos  ricos. 

Preg.  185.  ¿Cuál  fué  la  conducta  de  los  ene- 
migos? 

Al  principio  hacían  burla  de  la  empresa  para  des- 
alentar al  pueblo  en  el  trabajo,  y  disimulando  su  fu- 
riosa ira,  trataban  de  poner  la  obra  en  ridículo,  di- 
ciendo: "¿Qué  hacen  estos  incapaces  judíos?  ¿Se  les 
permitirá  esto?  ¿Sacrificarán?  ¿Han  de  acabar  en 
un  día?  ¿Han  de  resucitar  del  polvo  las  piedras  que 
han  sido  quemadas?"  Con  despecho  Tobías  el  amo- 
nita dijo:  "Aquello  que  edifican,  aun  si  subiera  una 
zorra,  quebrará  ese  muro  de  piedra"  Bien  se  sabe 
que  el  valor  moral  es  diferente  del  físico,  porque  hay 
soldados  que  no  se  arredran  delante  del  cañón,  y  sin 
embargo  no  pueden  aguantar  la  ironía.  Recelando 
el  efecto  de  semejantes  burlas,  Nehemías  hizo  una 
oración  jaculatoria  a  Dios  en  contra  de  ellos,  y  el 
pueblo  seguía  con  constancia  cada  cual  con  su  tarea, 
y  así  llegaron  a  la  mitad  de  la  altura  del  muro. 

Viendo  el  poco  efecto  de  las  burlas,  y  notando  que 
las  brechas  del  muro  se  estaban  llenando,  y  que  había 
formalidad  y  firmeza  en  la  obra,  Sanbalat  y  Tobías, 
los  árabes,  los  amonitas  y  los  filisteos  de  Asdod  (o 
Azoto)  enojados  en  sumo  grado,  cambiaron  su  méto- 
do de  ataque,  y  se  propusieron  armarse  y  marchar  en 
contra  de  Jerusalén  en  son  de  guerra.  Entonces  Nehe- 
mías oraba  con  más  ahinco,  y  puso  guardias  de  día 
y  de  noche.  Esto  no  dejó  de  perturbar  el  ánimo  de 
los  que  trabajaban,  porque  los  de  Judá  empezaron  a 
quejarse,  alegando  que  la  obra  superaba  a  las  fuer- 
zas de  la  gente  que  acarreaba  los  materiales,  pues  eran 
muchos  los  escombros.   Dijeron  que  ya  no  podían  edi- 


BAJO  LOS  PERSAS 


161 


ficar  el  muro,  y  viendo  que  los  judíos  empezaban  a 
flaquear,  los  enemigos  se  embravecieron  en  sus  ame- 
nazas. Dijeron  que  caerían  sobre  ellos  de  sorpresa 
y  los  acabarían  y  a  su  obra  al  mismo  tiempo.  El  cla- 
mor constante  de  las  familias  de  los  judíos  que  vivían 
cerca  de  dichos  enemigos  hizo  que  esta  bravata  fuese 
más  verosímil,  pues  querían  que  los  suyos  volviesen 
de  Jerusalén  a  casa  para  evitar  el  peligro.  Pero  Nehe- 
mías  colocó  gente  armada  en  todos  los  sitios  peli- 
grosos y  él  mismo  vigilaba  por  todas  partes  y  ani- 
maba al  pueblo  a  tener  confianza  porque  Dios  los  pro- 
tegería. Apeló  también  al  amor  de  sus  hogares  para 
infundir  en  ellos  heroísmo.  Los  enemigos  vieron 
que  no  era  posible  sorprender  a  los  judíos,  y  por  lo 
mismo  desistieron  del  propósito  de  asaltarlos,  vol- 
viendo al  trabajo  los  judíos,  pero  armados  y  listos 
para  defenderse  en  cualquier  momento.  Cuando  al- 
gunos trechos  del  muro  se  habían  acabado,  y  los  que 
reparaban  las  partes  incompletas,  se  veían  separados 
unos  de  otros,  se  ordenó  que  al  toque  de  trompeta, 
todos  acudiesen  a  Nehemías  para  presentar  un  frente 
sólido  al  enemigo.  Se  dió  orden  también  de  que 
todos  se  quedasen  en  Jerusalén  de  noche,  aunque 
tuviesen  sus  casas  fuera,  porque  así  aumentarían  la 
seguridad  de  la  plaza.  Nehemías  y  los  suyos  dieron 
el  buen  ejemplo  de  no  quitarse  la  ropa,  y  de  tener 
las  armas  siempre  listas. 

Preg.  186.  ¿Qué  dificultad  se  presentó  a  causa 
de  la  opresión  de  los  judíos  ricos?    Cap.  5. 

Muchos  del  pueblo  levantaron  una  queja  contra  los 
judíos  ricos,  porque  a  causa  de  la  prolongada  cares- 
tía de  víveres,  algunos  tuvieron  que  vender  a  sus 
hijos  e  hijas  en  esclavitud  para  poder  conseguir  ali- 
mentos. Otros  hipotecaron  sus  campos,  viñas  y  fin- 
cas para  comprar  pan,  y  todavía  otros  habían  pedido 
dinero  prestado  para  pagar  las  contribuciones  del 
gobierno,  teniendo  que  empeñar  sus  campos  y  viñas. 
Los  acreedores  eran  parientes  de  estos  pobres,  y 
esclavizaron  a  sus  iguales  siendo  de  su  misma  san- 
gre. Exigían  interés  al  tipo  de  uno  por  ciento  al 
mes  ,o  sea  12%  al  año,  que  todo  el  mundo  reconoce 
como  exhorbitante.  Al  saber  esto,  y  al  ver  que  se 
endeudaban  más  y  más  porque  ya  sus  tierras  estaban 
enajenadas  y  les  faltaban  brazos  también,  Nehemías 


152 


HISTORIA  SAGRADA 


se  llenó  de  indignación,  y  convocó  una  asamblea,  de- 
nunciando delante  del  pueblo  esta  odiosa  explota- 
ción, y  echó  en  cara  de  estos  prestamistas  usureros 
su  conducta  cruel  e  inhumana  obligándolos  a  cancelar 
esas  deudas  y  devolver  las  posesiones  a  los  pobres. 
Manifestó  su  integridad  en  estas  cosas,  porque  él  no 
había  tratado  de  valerse  de  la  aflicción  del  pueblo 
para  enriquecerse,  o  hacerse  de  campos,  o  fincas,  pues 
ni  siquiera  había  recibido  los  honorarios  de  su  ofi- 
cio y  aun  de  su  peculio  sostenía  diariamente  a  su  mesa 
ciento  cincuenta  personas,  además  de  todas  las  visi- 
tas que  venían  de  las  tierras  de  los  alrededores,  en 
prueba  de  lo  cual  dió  a  saber  al  pueblo  a  cuanto  mon- 
taba el  gasto  diario  de  sus  alimentos,  y  con  todo  ésto, 
él  y  sus  siervos  trabajaban  en  la  obra.  Estas  razones, 
y  el  sentimiento  público  (el  pueblo  respondió  "Así 
sea,"  a  lo  que  propuso)  hicieron  profunda  impresión 
en  la  asamblea,  y  dió  por  resultado  que  los  ricos  de- 
volviesen las  posesiones  al  pueblo,  y  Nehemías  ase- 
guró este  asunto  con  juramentos,  y  con  una  acción 
significativa,  sacudiéndose  el  vestido  que  llevaba  pues- 
to y  dijo:  "Así  sacuda  Dios  a  todo  hombre,  que  no 
cumpliere  esta  palabra,  de  su  casa  y  de  sus  labores; 
así  sea  sacudido,  y  quede  sin  nada.' 

Preg.  187.  ¿A  qui  nuevos  medios  recurrieron 
los  enemigos?    Neh.  Cap.  6. 

Primero  solicitaron  una  entrevista  con  Nehemías 
en  una  aldea,  con  intenciones  de  asesinarle  y  les 
contestó:  "Estoy  haciendo  una  obra  grande,  por  lo 
cual  no  puedo  bajar  allá;"  repitiendo  este  ardid  va- 
rias veces  con  el  mismo  resultado.  Otra  celada  fué 
una  carta  que  le  enviaron,  acusándole  de  sedición, 
alegando  que  edificaba  los  muros  para  hacerse  rey, 
y  que  había  sobornado  a  profetas  para  que  le  procla- 
masen rey.  Demandaron  una  consulta,  pretendiendo 
que  el  rey  debía  conocer  que  circulaba  esta  especio; 
él  les  contestó  que  no  había  nada  de  todo  eso,  y  que 
sólo  era  engendro  de  la  propia  malicia  de  ellos.  Des- 
cubrió que  ellos  habían  pagado  a  algunos  falsos  pro- 
fetas para  intimidarle,  haciéndole  huir  para  refugiar- 
se en  el  Templo.  A  todo  esto  contestó:  "¿Debe  huir 
un  hombre  como  yo?"  No  faltaban  algunos  de  los 
nobles  de  Judá  que  se  carteaban  con  esos  enemigos, 
y  tenían  simpatía  por  ellos,  no  obstante  Nehemías 


BAJO   LOS  PERSAS 


163 


no  se  arredró  delante  de  ninguno  y  al  fin,  el  muro 
fué  edificado,  y  los  enemigos  quedaron  corridos. 

Preg.  188.  ¿Cuáles  fueron  los  otros  actos  ad- 
ministrativos con  los  cuales  Nehemías  concluyó  su 
gobierno  en  Jerusalén? 

Presentaremos  estos  actos  según  su  carácter. 

Concluidos  el  muro  y  las  defensas  de  Jerusalén, 
era  propio  consagrarlo  todo  al  Señor.  Nehemías  los 
reunió  a  todos  y  los  dividió  en  dos  grupos,  y  mar- 
charon por  el  muro  en  direcciones  opuestas,  Nehe- 
mías marchó  a  la  cabeza  de  un  grupo,  y  Esdras  a  la 
del  otro,  Neh.  12:36,  38,  habiendo  así  rodeado  la  ciu- 
dad entera.  Tuvieron  música,  alabanzas  y  sacrificios 
en  acción  de  gracias.  Esta  dedicación  del  muro  fué 
día  memorable  para  Israel  en  los  siglos  venideros. 

Puso  en  orden  lo  que  pertenecía  al  culto  de  Dios 
conforme  a  la  ley  de  Moisés,  nombrando  a  los  varios 
oficiales  y  a  los  sacerdotes  e  instalándolos  en  sus 
posiciones.  Un  aposento  que  fué  destinado  para  de- 
pósito de  las  ofrendas  y  contribuciones  para  el  soste- 
nimiento del  ministerio  del  Templo,  había  sido  dado 
por  Eliasib  a  Tobías  como  habitación,  siendo  éste 
emparentado  con  aquél  por  matrimonio.  Este  sacri- 
legio privó  al  pueblo  de  un  local  donde  depositara 
sus  ofrendas,  dando  por  resultado  que  cuando  el 
pueblo  las  traía  para  el  sostenimiento  de  los  minis- 
tros del  Templo,  no  había  lugar  en  donde  ponerlas, 
y  por  lo  mismo  dejaron  de  traerlas.  En  consecuen- 
cia los  sacerdotes,  levitas,  cantores  y  porteros  priva- 
dos de  su  manutención  por  este  medio,  tuvieron  que 
trabajar  para  poderse  ganar  su  subsistencia.  Nehe- 
mías lanzó  fuera  al  intruso,  que  era  enemigo  pagano, 
y  restauró  lo  que  la  ley  tenía  provisto  para  los  ofi- 
ciales del  Templo. 

Nehemías  puso  en  vigor  además  la  ley  que  prescri- 
bía guardar  el  día  de  reposo,  tanto  por  los  judíos 
como  por  los  de  Tiro,  prohibiendo  los  trabajos  y  las 
ventas  en  el  mercado.  Nombró  a  su  hermano  Hananí 
y  al  comandante  del  castillo  Antonia,  para  guardar  la 
ciudad  a  manera  de  inspectores  de  la  plaza,  quienes 
por  medio  de  los  policías  cerraban  y  abrían  las  puer- 
tas de  la  ciudad  de  tal  manera  que  nadie  podía  salir 
después  de  que  anochecía,  ni  entrar  antes  de  que  el 
sol  hubiese  calentado.    Para  reducir  todo  al  orden, 


164 


HISTORIA  SAGRADA 


Nehemías  mismo  en  persona  ayudaba  en  esto,  hasta 
que  la  costumbre  fuese  establecida  y  las  autoridades 
respetadas. 

Como  existían  todavía  cierta  confusión  y  desorden 
respecto  a  las  familias  mixtas,  y  la  participación  de 
los  extraños  en  el  culto,  Nehemías  reprendió  a  los 
matrimonios  mixtos  con  los  filisteos  de  Asdod  o  Azo- 
to, de  Moab  y  de  Amón.  Se  halló  en  la  ley  que  ningún 
amonita  ni  moabita  debía  entrar  en  la  asamblea  de 
Dios,  y  por  tanto  los  excluyeron.  Neh.  13:1-3, 
Deut.  23 :  3-4. 

Renovó  la  celebración  de  las  fiestas.  En  la  de  Ca- 
banas del  mes  séptimo,  se  reunió  el  pueblo,  y  Esdras 
desde  un  pulpito  leyó  la  ley  y  los  levitas  que  le  asis- 
tieron la  explicaron  al  pueblo;  Neh.  8:1-18,  esto  ha 
dado  margen  a  mil  conjeturas,  y  se  pregunta:  ¿Qué 
método  de  interpretación  siguieron?  ¿Por  qué  ha- 
bía necesidad  de  esto?  No  entendían  el  pueblo  la 
lengua  de  las  Escrituras?  La  ocasión  formó  una  épo- 
ca en  el  estudio  de  la  Biblia,  y  se  siguió  por  un  avi- 
vamiento  espiritual  en  el  pueblo  que  merece  exami- 
narse para  derivar  de  ella  lecciones  prácticas.  Todo 
el  pueblo  estaba  allí,  reunido,  es  decir,  los  hombres, 
las  mujeres  y  jóvenes  que  podían  entender,  y  ocupa- 
ron mucho  tiempo  en  la  lectura.  Cuando  Esdras  abrió 
el  volumen  sagrado,  el  pueblo  se  puso  en  pie  con 
profunda  reverencia  y  tomó  actitud  de  prestar  aten- 
ción. Después  de  escuchar  los  testimonios  de  la  Ley, 
se  conmovió  y  lloró  y  se  lamentó  a  causa  de  sus  pe- 
cados. Nehemías,  Esdras  y  los  levitas  le  conforta- 
ron, y  calmaron  sus  lamentaciones  aconsejándoles  a 
celebrar  el  día  con  regocijo.  Estaban  hambrientos  y 
sedientos  del  conocimiento  de  la  palabra  de  su  Dios, 
deseosos  de  escuchar  la  lectura  de  ella.  Entre  otras 
cosas  oyeron  que  fué  escrito  que  se  hiciesen  enrama- 
das en  esta  fiesta;  obedecieron  el  mandato  e  hicieron 
cabañas  y  habitaron  en  ellas  por  siete  días,  y  verifi- 
caron una  asamblea  solemne  en  el  octavo.  El  día 
veinticuatro  volvieron  a  reunirse  ayunando  y  vistién- 
dose en  saco.  Se  separaron  de  todos  los  extraños  e 
hicieron  confesión  de  sus  pecados.  La  cuarta  parte 
del  día  se  dedicó  a  la  lectura  de  la  Ley,  y  otra  cuarta 
parte,  a  la  confesión  y  adoración.  Los  levitas  se  le- 
vantaron y  ofrecieron  la  notable  oración  que  se  con- 


BAJO  LOS  PERSAS 


165 


tiene  en  Neh.  9:5-38,  al  fin  de  la  cual  hicieron  votos 
de  lealtad  y  obediencia  a  la  ley  de  Dios,  y  sellaron 
sus  votos  públicamente.  Este  fué  uno  de  los  más 
notables  avivamientos  de  religión  en  el  pueblo  anti- 
guo. Se  obligaron  a  cumplir  todos  los  deberes  pres- 
critos en  la  Ley  incluyendo  su  separación  de  los  ex- 
traños, la  observancia  del  día  del  reposo,  el  descanso 
el  séptimo  año,  el  pago  del  tributo  anual  de  la  tercera 
parte  de  un  siclo  cada  uno  para  el  sostén  del  Templo, 
que  al  principio  era  de  medio  siclo:  (Ex.  30:11  -  16. 
Mat  .17:24),  también  arreglaron  la  manera  de  traer  la 
leña  para  los  sacrificios,  y  dar  las  primicias,  la  reden- 
ción de  los  primogénitos  y  los  diezmos,  quedando  así 
restablecida  toda  la  institución  mosaica. 

3.  Como  muy  poca  gente  vivía  en  la  ciudad  de 
Jerusalén,  se  acordó  que  la  décima  parte  del  pueblo 
entrase  en  ella  para  habitarla.  Echaron  suertes  para 
determinar  a  quiénes  tocaba  entrar  en  la  ciudad  para 
vivir  en  ella. 

La  familia  del  sumo  sacerdote  daba  cuidados  y 
trabajos  a  Nehemías  durante  todo  el  tiempo  que  fué 
gobernador.  Es  cierto  que  Eliasib  ayudó  en  la  re- 
construcción del  muro,  pero  los  enemigos  que  causa- 
ron tanta  molestia  durante  esta  obra  guardaban  paren- 
tesco con  él  y  su  familia,  y  él  se  carteaba  con  ellos. 

No  bien  volvió  Nehemías  al  lado  del  rey  en  la 
corte  de  Persia  cuando  Eliasib  instaló  al  enemigo 
Tobías,  esclavo  y  amonita,  en  una  de  las  cámaras  del 
Templo,  como  queda  dicho  más  arriba.  Al  regresar 
a  Jerusalén  Nehemías  le  desalojó  de  allí,  y  se  afirma 
en  Neh.  6:18  que  la  familia  de  Eliasib  estaba  mezcla- 
da con  esa  gente.  Además,  leemos  que  la  línea  sacer- 
dotal desde  Ciro  hasta  Darío  Noto,  que  fué  vencido 
por  Alejandro  Magno,  o  el  Grande,  consistió  en  los 
siguientes:  Jesús,  Joiacim,  Eliasib,  Joiada,  Jonatán 
o  Jehohanan  y  Jaddua.  Neh.  12  y  22.  Eliasib,  según 
hemos  visto  era  contemporáneo  de  Artajerjes,  Lon- 
gimano,  Esdras  y  Nehemías.  Ahora,  además  del  caso 
de  Tobías,  Preg.  188  B  referido  ya,  se  nos  dice  en 
Neh.  13:28,  que  uno  de  los  hijos  de  Joiada,  que  ven- 
drír  a  ser  uno  de  los  hermanos  de  Jonatán,  se  casó  con 
una  hija  de  Sanbalat.  Así  la  casa  sumo-sacerdotal  fué 
picada  de  infidelidad  a  Israel  y  abrigaba  simpatías  por 
sus  enemigos.    Pero  Jonatán  llegó  a  ser  sumo-sacer- 


156 


HISTORIA  SAGRADA 


dote,  como  consta  en  estos  textos  en  Nehemías,  que 
son  confirmados  por  otros  .  Por  lo  dicho  no  será  difí- 
cil conjeturar  quiénes  fueron  aquellos  "principales" 
de  los  judíos  que  se  carteaban  con  Tobías  y  hablaban 
bien  ante  Nehemías  de  sus  hechos,  y  como  espías  lle- 
vaban noticias  a  él,  según  se  dice  en  Neh.  6:17-19. 
Guardando  esto  en  la  memoria,  tendremos  una  clave 
para  entender  la  profecía  de  Malaquías  que  fué  dada 
en  los  días  del  sumo-sacerdote  Jonatán.  Ignoramos  el 
año  en  que  Nehemías  volvió  a  la  corte  de  Persia,  y 
en  cuál  regresó  a  Jerusalén. 

Preg.  189.  ¿Qué  notable  documento  del  año 
408  A.  C.  fué  descubierto  en  Egipto? 

En  el  año  1904  A.  D.  en  la  isla  de  Elefantina  del 
río  Nilo  se  hallaron  unos  papiros  escritos  an  aramaico 
por  Jedonías,  jefe  de  los  judíos  en  aquella  población, 
y  algunos  sacerdotes.  Estos  papiros  fueron  un  ocur- 
so o  carta,  dirigida  por  ellos  a  Bagohi,  o  Bagoas.  que 
según  Josefo,  fué  el  gobernador  que  sucedió  a  Nehe- 
mías en  Jerusalén,  y  al  sumo-sacerdote  Jonatán  o 
Jehohanan  .  En  este  ocurso  Jedonías  y  sus  compa- 
ñeros afirman  que  los  judíos  habían  edificado  una  casa 
de  altar  para  el  culto  de  "Yahu"  (Jehová)  en  "Yeb," 
que  es  Elefantina  antes  de  la  entrada  de  Cambises  en 
Egipto.  529  A.  C.  y  que  había  subsistido  allí  desde 
entonces  hasta  el  año  14  de  Darío  Noto,  411  A.  C. 
pero  que  en  este  año  fué  destruido  por  los  egipcios. 
Estos  judíos,  pues,  imploraron  el  auxilio  de  Bagoas 
para  que  este  santuario  fuese  reedificado:  alegan  que 
antes  de  408  A.  C.  ellos  haban  escrito  a  Bagoas,  a  Jeho- 
hanan, el  sumo  sacerdote,  a  Ostán  y  a  su  hermano 
Ananí,  y  a  otros  principales  de  los  judíos  en  Jerusa- 
lén, pero  que  no  les  habían  contestado.  También  afir- 
man que  se  habían  comunicado  con  Delafa  y  Solemías, 
hijos  de  SANBALAT.  GOBERNAD*  >k  DE  SAMA- 
RÍA .pero  no  recibieron  respuesta  de  ellos  tampoco. 
Otro  documento  con  fecha  de  407  A.  C.,  de  los  mismos 
papiros,  declara  de  parte  de  Bagoas  y  Delafa  que  el 
santuario  en  Elefantina  había  de  ser  reedificado. 

Estos  documentos  confirman  el  hecho  de  que  Jona- 
tán vino  a  ser  sumo-sacerdote  después  de  Joiada.  y  que 
SANBALAT  mismo  había  sido  gobernador  de  Sa- 
maria,  y  nos  comunica  la  interesante  noticia  de  que 
había  una  casa  de  altar  en  Egipto,  dedicada  por  los 


BAJO   LOS  PERSAS 


157 


judíos  al  culto  de  Jehová,  más  de  14  años  antes  de  la 
construcción  del  segundo  Templo  por  Zorobabel  en 
Jerusalén  en  515  A.  C,  y  por  supuesto,  siglos  antes 
de  la  construcción  por  los  judíos  de  un  Templo  en 
Leontópolis,  Egipto,  en  el  año  170  A.  C.  Bagoas 
y  Jonatán  vivieron  en  la  generación  que  siguió  a  la 
de  Nehemías  y  Esdras  según  la  fecha  de  la  carta,  y 
por  ser  contemporáneos  de  los  hijos  de  Sanbalat,  que 
vivía  en  los  días  de  Nehemías;  esta  carta  fué  escrita 
en  el  año  17  de  Darío  Noto,  que  es  408  A.  C. 

Preg.  190.  ¿Qué  profeta  había  en  Jerusalén  en 
la  generación  después  de  Nehemías  y  Esdras? 

Se  ha  creído  generalmente  que  el  profeta  Malaquías 
ministraba  cerca  del  año  400  A.  C.  aunque  no  hay 
datos  por  medio  de  los  cuales  se  pueda  fijar  la  fecha 
de  su  vida.  Nuestro  Señor  Jesu-Cristo  dijo,  Luc. 
16:16:  "La  Ley  y  los  Profetas  hasta  Juan,  desde  en- 
tonces el  reino  de  Dios  es  predicado." 

El  último  de  los  antiguos  profetas  cuyas  profecías 
han  llegado  a  nosortos  en  el  Antiguo  Testamento  fué 
Malaquías.  Desde  su  tiempo  hasta  Juan,  no  se  levan- 
tó profeta  en  Israel,  de  esto,  Josefo  es  también  tes- 
tigo. Cont.  Apión  1 :8.  Véase  la  Introducción  del 
Autor,  pag.  46. 

Preg.  191.  ¿Qué  puntos  históricos  resultan  de 
un  examen  de  la  profecía  de  Malaquías? 

Como  nada  se  sabe  de  la  biografía  o  actividades 
públicas  de  este  profeta,  tenemos  que  limitarnos  a  los 
informes  que  se  pueden  sacar  de  su  profecía.  En  ella 
vemos  lo.  1  :7-14,  que  los  sacerdotes  tenían  en  des- 
precio el  culto  de  Dios,  y  ofrecían  animales  imper- 
fectos en  los  sacrificios,  y  de  muchas  maneras  mani- 
festaban la  poca  reverencia,  y  respeto  que  tenían  pa- 
ra Dios  y  para  las  ordenanzas  de  su  casa. 

2o.  2:10-16.  Indica  que  muchos  se  habían  casado 
primero  con  jóvenes  judías,  pero  que  después  las  re- 
pudiaron para  tomar  mujeres  paganas.  Al  mismo 
tiempo  se  acercaron  al  Templo  y  lloraron  sobre  sus 
sacrificios.  El  profeta  reprende  esta  hipocresía  y  de- 
nuncia la  traición  de  que  fueron  culpables  contra  las 
mujeres  judías. 

3o.  3:5.  Había  entre  el  pueblo  hechiceros,  adúlte- 
ros, perjuros  y  opresores  de  la  viuda,  del  huérfano 
y  del  forastero,  pero  no  les  acusa  de  idolatría. 


158 


HISTORIA  SAGRADA 


4o.  3:8-13.  El  pueblo  no  había  sido  fiel  en  presen- 
tar las  ofrendas,  los  diezmos  y  otras  contribuciones 
para  el  culto,  no  porque  eran  pobres,  sino  porque  te- 
nían en  poco  el  servicio  de  Dios  como  cosa  inútil  y 
vana.  El  profeta  califica  esta  conducta  como  robar  a 
Dios. 

5o.  3:16-18.  Se  refiere  la  buena  acogida  que  tuvo 
su  profecía,  pues  dió  por  resultado  un  cambio  com- 
pleto en  muchos. 

Apenas  es  creíble  que  Malaquías  profetizara  en  el 
tiempo  de  Esdras  y  Nehemías,  aunque  muchos  lo  su- 
ponen así,  y  existían  condiciones  iguales  en  el  pueblo, 
a  las  que  había  en  el  tiempo  de  aquéllos,  porque  el 
arrepentimiento  del  pueblo  se  atribuye  a  los  traba- 
jos de  Malaquías  sin  hacer  mérito  de  otra  causa  algu- 
na, y  Esdras  y  Nehemías  no  hacen  mención  de  seme- 
jante profeta  en  sus  días.  Esto  sería  extraño  si  pro- 
fetizara en  los  días  de  éstos,  puesto  que  los  libros 
abundan  en  los  nombres  de  los  que  les  ayudaron  y 
seguramente  no  habrían  callado  el  de  Malaquías  si 
éste  hubiera  vivido  en  su  tiempo. 

II  PERIODO  NACIONAL.  —  5.  EPOCA 
DESPUES  DE  MALAQUIAS  Y  HASTA 
JUAN  BAUTISTA 

Preg.  192.  ¿Cuáles  son  los  principales  rasgos 
que  caracterizan  este  último  período  de  la  histo- 
ria de  Israel  antes  de  la  venida  del  Mesías? 

El  principal  rasgo  en  general  es  la  ausencia  de 
escritores  sagrados,  la  conclusión  y  colección  del  ca- 
non de  las  sagradas  escrituras  del  Antiguo  Testamen- 
to, y  la  presencia  de  grandes  obras  de  la  Providencia 
en  las  naciones.  El  establecimiento  en  el  mundo,  de 
nuevas  religiones  y  filosofías  que  cundieron  en  las 
naciones  como  preparación  intelectual  para  la  intro- 
ducción del  evangelio.  Las  traducciones  del  Anti- 
guo Testamento  al  griego  por  los  judíos,  en  Alejan- 
drío,  llamado  comunmente  "La  Septuaginta"  o  "La 
LXX."  al  armaico  en  Judea,  (los  Targums),  al  siriaco 
y  al  latín,  en  Africa.  La  producción  por  los  judíos 
de  una  literatura  apócrifa;  el  cumplimiento  de  algu- 
nas de  las  profecías  de  Daniel;  la  entrada  de  nuevas 


BAJO  LOS  PERSAS 


169 


ideas,  la  formación  de  nuevas  sectas,  como  los  Asi- 
deos,  los  Saduceos,  los  Fariseos,  los  Herodianos  y  los 
Esenios,  y  las  crisis  nacionales  que  dan  origen  a  un 
nuevo  ambiente  que  surgía  con  el  desarrollo  intelec- 
tual y  religioso  de  los  judíos,  y  formó  el  mundo  inte- 
lectual y  social  que  rodeó  a  Jesús  durante  su  vida  en 
la  tierra.  El  esfuerzo  determinado  de  destruir  tanto 
la  nación  como  la  religión  de  los  judíos,  o  al  menos 
de  forzar  a  los  judíos  a  adoptar  la  religión  griega;  y 
la  heroica  defensa  hecha  por  los  macabeos  y  otros 
judíos.  El  desarrollo  literario  de  historias  y  obras 
clásicas  entre  los  gentiles,  de  leyes  y  vías  de  comu- 
nicación entre  las  naciones,  y  las  condiciones  de  paz 
que  favorecieron  la  comunicación  entre  las  naciones, 
y  las  condiciones  de  paz  que  favorecieron  la  promul- 
gación del  evangelio  en  todos  los  pueblos. 

Algunos  de  estos  elementos  de  la  historia  requie- 
ren tratamiento  aparte;  otros  se  entretejen  en  todo 
lo  que  sucede,  de  manera  qu  deben  ser  retenidos  en 
la  memoria  como  causas  permanentes  que  afectan  el 
desarrollo  nacional,  y  contribuyen  mucho  a  la  condi- 
ción general  que  resultó. 

SE  DA  FIN  AL  CANON  DEL  ANTIGUO 
TESTAMENTO 

Preg.  193.  ¿Cuándo  se  reunieron  en  un  cuerpo 
los  diferentes  libros  del  Antiguo  Testamento? 

Una  tradición  uniforme  y  constante  atribuye  la  obra 
de  concluir  el  Canon  del  Antiguo  Testamento  a  Es- 
dras  y  los  hombres  de  la  Gran  Sinagoga.  Véase  este 
asunto  tratado  extensamente  por  el  autor  en  su  In- 
troducción Histórica  y  Crítica  del  Estudio  del  An- 
tiguo Testamento. 

En  dicha  obra  se  dan  los  datos  fehacientes  de  que 
el  Canon  fué  concluido  en  este  tiempo,  y  que  hay  bue- 
nas razones  para  creer  que  esto  fué  hecho  por  Esdras 
y  los  hombres  eminentes  que  había  en  su  tiempo  y 
poco  después.  El  último  individuo  que  se  menciona 
en  conexión  con  esta  obra  fué  Simón  el  Justo,  que  flo- 
reció por  los  años  310  a  291.  Es  cierto  que  hay  pocos 
datos  históricos  conservados  del  tiempo  desde  Esdras 
hasta  después  de  Alejandro  el  Magno,  y  por  lo  mismo 
hay  menos  detalles  respecto  a  este  asunto  en  particu- 


160 


HISTORIA  SAGRADA 


lar.  Lo  que  queda  establecido  es  que  en  este  período, 
la  colección  de  los  libros  del  Canon  fué  hecha  de  tal 
manera  que  nunca  se  cambió  después,  que  los  hom- 
bres mencionados  fueron  instruidos  y  competentes 
por  la  ayuda  de  Dios  para  esta  obra,  y  que  nada  se 
sabe  que  hubiera  otros  capaces  de  hacerla.  Se  dice 
comunmente  que  "La  posesión  vale  por  nueve  puntos 
de  la  ley"  y  la  referida  tradición  es  la  única  explica- 
ción que  se  conoce  y  no  hay  otra  teoría  que  pu&da 
establecerse. 

Aquí  se  suscita  un  punto  de  importancia,  y  es  este : 
¿Si  el  Canon  del  Antiguo  Testamento  fué  concluido 
cerca  de  400  años  antes  de  Cristo  por  las  profecías 
de  Malaquías.  ¿no  debe  concluirse  la  historia  sagra- 
da a  la  misma  fecha?  Así  lo  creen  en  general  los 
escritores,  y  tendrían  razón  si  la  frase  "historia  sa- 
grada" significa  la  historia  que  se  funda  exclusiva- 
mente en  los  datos  históricos  dados  en  las  sagradas 
escrituras,  pues  es  un  hecho  palpable  que  para  des- 
cribir lo  que  pasó  en  este  período  de  400  años  nos 
es  preciso  fundarnos  en  escritos  humanos,  como  en 
los  de  Josefo  y  de  los  autores  de  los  libros  de  los 
Macabeos,  y  también  en  los  de  autores  griegos,  judíos 
y  romanos  que  no  fueron  inspirados.  Es  cierto  que 
en  muchas  ocasiones  es  imposible  armonizar  perfec- 
tamente sus  diferentes  relatos;  sin  embargo,  nos  obli- 
ga a  dar  mucha  atención  a  estos  hechos  la  grande  im- 
portancia de  los  acontecimientos  de  este  intervalo, 
para  poder  entender  debidamente  el  mismo  Nuevo 
Testamento.  Nos  hallamos  autorizados  para  hacer 
esto  por  otras  dos  consideraciones,  la.  Porque  mu- 
chas de  las  profecías  de  Daniel  fueron  cumplidas  en 
este  tiempo;  y  el  estudiante  bíblico  debe  saber  algo 
de  esto;  y  2a.,  Nuestro  Señor  Jesús  dijo:  "Todos  los 
profetas  y  la  Ley  profetizaron  hasta  Juan  (el  Bautis- 
ta). Mat.  11:13;  Luc.  16:16.  Es  claro,  pues,  que 
Nuestro  Señor  llegó  al  cumplimiento  del  tiempo, 
Gál.  4:4  y  si  no  sabemos  lo  que  pasó  hasta  su  llegada, 
nuestro  conocimiento  de  los  preparativos  de  la  Divi- 
na Providencia  para  ella,  queda  trunco. 

Preg.  194.  ¿Qué  combinación  notable  de  cir- 
cunstancias hizo  la  Providencia  para  hacer  com- 


BAJO   LOS  PERSAS 


161 


pleta  preparación  a  fin  de  introducir  el  evangelio 
como  la  religión  mundial  y  universal? 

lo.  La  revelación  de  la  voluntad  de  Dios  apropia- 
da para  esos  siglos  fué  dada  y  puesta  ya  completa 
en  las  manos  de  los  judíos.  Los  trabajos  de  Esdras  y 
Nehemias  en  la  instrucción  y  disciplina  del  pueblo, 
por  la  bendición  de  Dios,  fortaleció  a  Israel  en  su 
lealtad  a  la  verdad  divina.  La  orden  de  los  Escribas 
que  siguió  el  ejemplo  de  Esdras  en  el  estudio  y  la 
enseñanza  de  la  Escritura  y  que  se  hizo  más  y  más 
celosa  en  insistir  en  la  observancia  de  ella  por  el 
pueblo,  se  levantó  en  este  tiempo,  y  continuó  hasta 
la  destrucción  de  Jerusalén.  El  efecto  de  sus  esfuer- 
zos continuos  era  permanente,  y  en  muchas  cosas  ha 
durado  hasta  el  día  de  hoy. 

2o.  La  Providencia  obraba  también  en  las  naciones 
gentílicas  de  dos  maneras:  Puso  a  los  judíos  en  inti- 
ma relación  con  las  potencias  mundanas,  y  los  sujetó  a 
todas  las  corrientes  de  ideas  y  costumbres  que  influían 
en  otros  pueblos.  La  Judea  estaba  colocada  en  el 
centro  de  los  movimientos  nacionales  entre  el  oriente 
y  el  occidente,  teniendo  por  un  lado  los  países  de  la 
Gran  China,  el  Indostán,  Babilonia.  Asiría,  Persia  y 
Partia;  y  al  otro,  a  los  de  Egipto,  Grecia  y  Roma. 
Al  fin  de  un  conflicto  larguísimo,  Israel  se  había  cura- 
do del  paganismo  antiguo,  que  fué  el  culto  rendido  a 
los  poderes  de  la  naturaleza,  la  crasa  idolatría  de 
adorar  las  imágenes  de  metal  o  de  madera,  bajo  el 
pretexto  engañador  de  que  tal  culto  no  es  más  que 
respeto  pagado  al  objeto  que  se  representa  por  esos 
simulacros.  Tal  era  la  religión  que  prevalecía  en 
las  viejas  naciones  vecinas  a  Israel,  como  Egipto. 
Fenicia.  Canaán  y  los  otros  pueblos  adyacentes.  Aho- 
ra, en  el  período  de  que  tratamos,  la  nación  escogida 
tendría  que  entrar  en  una  época  en  que  poco  a  poco 
vendría  a  tener  roce  con  otras  clases  de  ideas  y  reli- 
giones ;  pues  nos  sorprende  hallar  que  en  el  intervalo 
entre  el  Cautiverio  en  Babilonia  hasta  Malaquías,  es 
decir  desde  606  A.  C.  hasta  400  A.  C.  nacieron  todos 
los  grandes  hombres  antiguos  que  introdujeron  las 
religiones  en  las  naciones  del  mundo  que  han  sido  po- 
tentes y  se  han  propagado  con  entusiasmo.  Fijémo- 
nos, pues,  en  los  hechos  siguientes:  Las  voces  de  los 
profetas  de  Israel  iban  disminuyendo,  y  al  fin  cesa- 


162 


HISTORIA  SAGRADA 


ron  enteramente  .  Al  mismo  tiempo  que  ellas  calla- 
ron, se  oyeron  en  el  mundo,  por  vez  primera,  o  con 
renovada  fuerza  las  voces  de  las  grandes  religiones  y 
filosofías  mundanas.  Hasta  la  fecha  del  Cautiverio 
de  Israel  en  Babilonia,  606  A.  C,  las  demás  naciones 
gentílicas  se  habían  entregado  con  pocas  o  ningunas 
excepciones  al  culto  de  los  poderes  de  la  naturaleza, 
lo  mismo  que  las  que  rodeaban  a  Israel.  Cada  nación 
daba  diferentes  nombres  a  sus  dioses,  pero  según  ellas, 
tenían  casi  los  mismos  atributos,  como  Baal,  Bel,  Mo- 
loc, Júpiter,  Astarot,  Asera.  Venus,  Diana,  etc.,  etc. 
Pero  de  repente  observamos,  que  no  bien  se  iban  reti- 
rando los  profetas  de  Jehová  en  Israel  cuando  la  Pro- 
videncia levantó  en  aquellas  naciones  algunos  jefes  de 
religión  con  nuevas  ideas.  El  período  en  que  éstos 
nacieron  corresponde  exactamente  con  el  que  media 
entre  el  Cautivrio  y  el  ministerio  de  Malaquías,  el 
último  profeta  de  Israel. 

¿Cuándo  florecieron  los  jefes  de  las  religiones  mo- 
dernas? 

He  aquí  la  lista  de  esos  hombres:  El  Cautiverio 
acaeció  en  605  A.  C. ;  Lao-Tsze  nació  en  China  en  604 
A.  C ;  Zoroastro  nació  en  Persia  en  600  A.  C. :  Gauta- 
ma,  o  Sakyamuni,  llamado  Budha,  nació  en  Indostán 
en  555  A.  C.  y  murió  en  477;  Confucio  nació  en  China 
en  551  A.  C.  y  por  algún  tiempo  fué  contemporáneo 
de  Lao-Tsze,  y  se  trataron  íntimamente.  Sócrates 
nació  en  Grecia  cerca  de  468  A.  C.  y  tuvo  que  beber 
la  cicuta  fatal  en  399  A.  C. ;  pero  Malaquías  cesó  su 
ministerio  profético  cerca  de  400  A.  C.  Nada  hubo 
de  casualidad  en  este  fenómeno  que  reclama  toda 
nuestra  admiración,  pues  convenía  ya  que  el  testimo- 
nio divino  a  la  verdad  de  Dios  se  hubiese  entregado 
al  pueblo  de  Israel,  en  la  forma  adecuada  para  aque- 
llos tiempos,  y  que  entonces  Dios  despertara  la  inte- 
ligencia humana  para  presentar  sus  ideas  sobre  la 
religión  y  las  pusiera  en  práctica  a  fin  de  que  los  fru- 
tos de  la  inteligencia  humana  y  las  de  la  revelación 
divina  se  pusiesen  frente  a  frente,  de  manera  que  to- 
do el  mundo  los  viese,  y  por  medio  de  luchas  y  con- 
flictos morales  pudiese  comparar  los  dos  sistemas,  y 
en  vista  de  sus  efectos,  escoger  lo  que  es  bueno.  Al 
mismo  tiempo  este  mismo  trabajo  intelectual  libra- 
ría la  verdad  divina  de  todo  aspecto  limitado  o  pro-* 


BAJO  LOS  PERSAS 


163 


vincial  que  tenía  la  religión  entre  los  judíos;  y  dan- 
do ensanche  a  la  inteligencia  humana,  le  pondría  a  ésta 
en  capacidad  de  comprender  más  de  las  sublimes 
verdades  del  evangelio,  que  Dios  tenía  reservado  pa- 
ra presentar  en  el  tiempo  cuando  la  mente  del  hombre 
fuera  más  apta  para  entenderlo. 

Preg.  195.  ¿Sufrió,  pues,  alguna  mengua  la 
religión  de  Dios  que  fué  entregada  a  los  judios? 

Justo  es  confesar  que  lo  que  acabamos  de  decir  nos 
deja  sacar  la  inferencia  que  la  misma  religión  judía, 
como  los  judíos  la  entendían  y  practicaban,  aunque  fué 
dada  por  Dios,  y  era  la  verdad,  presentó  en  su  desarro- 
llo en  Israel,  un  aspecto  que  necesitó  correctivo;  pues 
efectivamente  degeneró  en  las  manos  de  ellos  a  causa 
del  farisaísmo  que  enseñaba  la  salvación  por  medio 
de  las  obras  de  la  ley,  o  sea  por  la  observancia  de  los 
ritos  y  ceremonias  prescriptos  por  Moisés.  Sin  embar- 
go, es  cierto  que  había  quien  esperaba  redención  en 
Israel  y  aguardaba  la  salvación  por  medio  del  Me- 
sías cuando  éste  viniera  al  mundo;  pero  los  escribas 
y  fariseos,  que  eran  los  doctrinarios  de  los  judíos, 
habían  introducido  algunas  mistificaciones  de  la  ver- 
dad indicada,  pues  trataban  de  establecer  su  propia 
justicia. 

Preg.  196.  ¿Cuáles  fueron  los  principios  fun- 
damentales de  estas  nuevas  religiones  mundanas? 

No  es  el  propósito  de  esta  obra  entrar  de  pleno  en 
un  examen  de  las  religiones  del  mundo,  pero  convie- 
ne llamar  la  atención  a  las  principales  ideas  que  sir- 
vieron de  base  a  ellas. 

Zoroastro  enseñó  que  había  dos  principios  opuestos, 
el  bien  y  el  mal.  Ormazd,  o  Ahuramasda  era  el  dios 
bueno  y  Ahrimán  el  genio  del  mal,  y  éstos  dos  jefes 
de  sus  respectivos  principios  estaban  en  un  conflicto 
mortal.  El  fuego,  y  el  sol,  eran  emblemas  o  símbo- 
los del  buen  dios.  Zoroastro  no  admitió  ídolos,  y  su 
sistema  casi  se  podía  tener  como  el  monoteísmo;  iden- 
tificó la  verdad  con  Dios,  o  el  Ser  Supremo,  e  insistió 
en  que  la  juventud  dijera  la  verdad.  Según  él  había 
una  jerarquía  celestial  y  otra  infernal;  la  deidad  su- 
prema era  invisible  y  única.  Como  no  admitía  las 
imágenes,  Zoroastro  fué  tenido  por  ateo  entre  los 
idólatras  así  como  lo  fueron  los  cristianos  primitivos 
entre  los  griegos  y  romanos.   Creía  en  la  inmortalidad 


164 


HISTORIA  SAGRADA 


del  alma;  ésta  era  la  religión  en  que  fué  criado,  aunque 
muy  liberal,  Ciro,  y  tal  vez  por  eso  se  inclinó  a  favo- 
recer a  los  judíos.  Esta  amistad  suya  y  la  semejan- 
za de  las  doctrinas  en  las  dos  religiones  dieron  mayor 
acogida  a  los  principios  y  a  la  religión  de  Zoroastro 
entre  los  judíos;  pero,  al  fin  no  se  puede  decir,  a 
punto  fijo,  cuánta  influencia  ejerció  el  zoroastrianismo 
en  los  judíos,  aunque  puede  suponerse  que  se  afecta- 
rían mutuamente.  Algunos  han  sostenido  que  los  ju- 
díos tomaron  de  los  persas  sus  creencias  respecto  a  los 
ángeles;  pero  no  hay  evidencia  de  esto.  En  la  histo- 
ria antigua  de  Israel,  que  es  anterior  a  la  aparición 
de  Zoroastro,  se  habla  de  los  ángeles  que  aparecie- 
ron a  Abraham.  a  Hagar.  a  Lot.  a  Josué,  a  Manoa  y  a 
David.  El  Angel  de  Jehová  condujo  a  Israel  en  el 
desierto  y  hay  varias  alusiones  a  ellos  en  los  salmos; 
de  manera  que  no  hay  motivo  de  tomar  ideas  respecto 
de  ángeles  a  los  persas.  Además,  los  nombres  de  los 
ángeles  según  los  judíos  difieren  de  los  que  los  persas 
les  dan  y  existía  todavía  mayor  discrepancia  en  los 
oficios  o  los  ministerios  de  esos  seres  celestiales  en  las 
dos  religiones,  así  se  puede  afirmar  que  la  doctrina 
de  los  judíos  sobre  este  asunto  no  fué  copiada  de  la 
de  los  persas. 

En  tiempos  después  los  magos  introdujeron  la  ma- 
gia entre  los  persas,  y  en  el  lapso  de  siglos,  ésta  pene- 
tró en  el  judaismo  v  lo  afecta  hasta  el  día  de  hoy 
La  magia  enseña  qué  objetos  materiales  dominan  los 
actos  morales,  y  los  persas  degeneraron  mucho,  lle- 
gando a  ser  adoradores  del  fuego.  Se  hallan  reli- 
quias de  ellos  en  el  Oriente,  hoy  día.  que  se  llaman 
Parsis. 

Lao-Tsze  y  Con  rucio  fueron  los  grandes  personajes 
religiosos  entre  los  CHINOS,  si  se  puede  llamar 
religión  al  confucionismo,  sistema  que  no  hace  caso 
ninguno  de  Dios,  y  se  ciñe  exclusivamente  a  los  de- 
beres morales  entre  los  hombres.  Confucio  era  más 
joven  que  Lao-Tsze,  pero  los  dos  eran  amigos,  aunque 
difirieron  en  sus  ideas.  El  sistema  moral  de  Confu- 
cio se  fundó  en  la  forma  negativa  de  la  regla  de  oro: 
"No  hagas  a  otro  lo  que  no  quisieras  que  otro  te  hi- 
ciera." El  dijo  que  nada  sabía  de  Dios,  y  que  por 
lo  mismo  nada  enseñaba  respecto  a  El,  dejando  al 
rey  la  adoración  del  cielo.    Inculcaba  la  devoción  a 


BAJO   LOS  PERSAS 


165 


los  padres,  y  entre  los  chinos  el  culto  que  se  rinde  a 
los  antepasados  es  una  costumbre  muy  parecida  a  la 
religión.  Confucio  dió  el  resumen  de  todos  los  debe- 
res humanos  en  una  sola  palabra :  "Reciprocidad." 
"Cuando  trabajas  para  otro,  trabaja  con  el  mismo  em- 
peño como  si  fuera  en  provecho  tuyo."  Enseñaba  que 
la  naturaleza  humana  es  buena,  y  si  uno  siguiera  lo 
que  ella  ordena,  cumpliría  todo  su  deber.  Recono- 
cía cinco  relaciones  en  las  cuales  se  halla  la  vida  del 
hombre,  y  que  incluyen  el  círculo  de  sus  deberes,  a 
saber:  1.  Las  que  existen  entre  el  soberano  y  los 
subditos;  2.  Entre  el  marido  y  la  esposa;  3.  entre  los 
padres  y  los  hijos;  4.  entre  el  hermano  mayor  y  los 
menores,  y  5.  entre  los  amigos. 

Creía  que  había  valor  supremo  en  ley,  en  costum- 
bre, en  instituciones  y  en  ejemplo.  No  hizo  ningún 
arreglo  para  tener  sacerdocio  u  otra  clase  de  minis- 
tros, ni  habló  de  ritos  o  formas  de  culto.  Creía  que 
si  algún  príncipe  le  empleara  en  su  gobierno,  lo  mejo- 
raría mucho  en  un  año,  y  que  en  tres  años,  el  gobier- 
no quedaría  perfecto.  Efectivamente  un  príncipe  le 
empleó,  pero  fracasó.  Los  defectos  mayores  de  su 
sistema,  que  tiene  tantas  excelencias,  fueron  la  omi- 
sión del  culto  a  Dios,  y  la  doctrina  de  la  independen- 
cia y  suficiencia  de  la  naturaleza  humana. 

Lao-Tsze  enseñaba  lo  que  llama  "Taou" ;  que  es 
el  camino  de  Justicia.  En  su  sistema  hubo  ascéticos 
que  se  separaban  del  mundo  para  ser  santos.  El  com- 
prendió la  naturaleza  humana  mejor  que  Confucio. 
y  le  dijo  a  éste:  "No  podrás  adquirir  este  camino 
porque  tú  no  eres  capaz  de  darle  abrigo  en  el  fondo  de 
tu  corazón.  Así  reconoció  que  la  ley  era  buena;  pero 
que  no  tenía  poder  de  regenerar  al  hombre,  y  que 
éste  no  podía  obedecerla  sin  ser  regenerado.  Llegó 
hasta  enseñar  que  el  mal  se  debe  recompensar  con  el 
bien;  y  Confucio  no  lo  admitió.  El  contestó:  "Si 
es  así,  ¿con  qué  se  ha  de  recompensar  el  bien?  Un 
daño  debe  ser  castigado  con  la  justicia  y  uno  debe 
volver  el  bien  por  el  bien."  Es  claro  que  había  cosas 
buenas  en  los  dos  sistemas,  pero  andando  el  tiempo  sus 
imperfecciones  se  manifestaron  porque  toda  suerte  de 
errores  y  corrupciones  se  metieron  por  los  vacíos  de 
cada  uno  de  ellos.    Podrían  haber  tenido  más  o  me- 


166 


HISTORIA  SAGRADA 


nos  influencia  en  los  judíos,  aunque  no  es  fácil  ahora 
hallar  la  evidencia  de  ello. 

El  Budhismo  que  fué  introducido  en  el  Indostán 
por  Gautama,  o  Sakyamuni,  prevaleció  mucho  en  ese 
país  y  no  dejó  de  afectar  el  pensamiento  de  los  judíos 
alejandrinos.  Esta  religión  se  presentó  como  una 
reforma  del  Brahmanismo  antiguo.  No  admitió  que 
el  hombre  tuviera  alma,  sino  que  entra  en  el  mundo 
con  su  "karma,"  que  es  la  suma  de  todas  sus  acciones 
en  las  vidas  anteriores  que  pasó  antes  de  encarnar  en 
este  mundo.  No  comprendo  cómo  se  puede  explicar 
la  manera  con  que  semejante  karma  pueda  pasar  de 
vida  a  vida  y  seguir  el  mismo  individuo,  si  éste  no 
tiene  alma;  pero  no  nos  toca  explicar  lo  inexplicable 
de  ellos.  El  caso  es  que  Gautama  enseñó  que  dicha 
"karma"  trae  su  retribución  ineludible,  y  la  deuda 
que  queda  a  su  cuenta  tiene  que  ser  pagada,  antes 
que  el  individuo  pueda  entrar  en  la  perfección.  Esta 
perfección,  o  sea  el  sumo  bien  que  busca,  es  llamada 
"Nirvana,"  que  es  la  extinción  de  todo  deseo.  Mu- 
chos no  distinguen  este  estado  de  la  aniquilación, 
pues  esta  doctrina  de  la  "karma"  llegó  a  substituir  la 
ley  de  la  transmigración  de  las  almas  sostenida  por 
los  brahmanes.  Budha  impuso  cinco  mandamientos : 
Los  de  no  matar,  no  cometer  adulterio,  no  hurtar,  no 
mentir  y  no  gustar  de  licor  embriagante.  Mandó 
ser  resignado  y  ser  paciente  sin  límites,  perdonar 
agravios  y  practicar  los  deberes  y  caridades  conoci- 
dos por  todos.  Su  sistema  inculcó  la  benignidad  has- 
ta en  grado  extremo,  no  permitiendo  matar  aun  a  los 
bichos  más  nocivos. 

El  indostano  antiguo  que  adoraba  a  Brahma,  la  inte- 
ligencia suprema,  era  panteísta,  el  budhista  era  ateo,  y 
al  fin  ambas  religiones  llegaron  a  ser  idolátricas  en 
sumo  grado,  y  el  indostano  rinde  culto  a  los  demo- 
nios. Poco  roce  tuvieron  los  judíos  con  estas  religio- 
nes del  lejano  oriente,  aunque  no  dejaron  de  infiltrar- 
se algo  en  la  Grecia.  Plutarco  nos  dice  que  un  budhis- 
ta viajó  hasta  Atenas  en  la  compañía  de  César  Augus- 
to, (cerca  del  tiempo  del  nacimiento  de  Nuestro  Se- 
ñor Jesu  Cristo)  y  después  de  componer  los  combus- 
tibles en  una  pira  en  dicha  ciudad,  se  quemó  vivo 
delante  de  las  gentes;  de  la  misma  manera  que  otro 
indostano,  llamado  Calano,  lo  hizo  delante  de  Alejan- 


BAJO  LOS  PERSAS 


167 


dro  Magno  cuando  éste  estuvo  en  Persia,  delante  del 
sepulcro  de  Ciro.  En  la  época  de  Nuestro  Señor, 
hubo  algo  de  esta  filosofía  oriental  en  las  doctrinas  de 
los  filósofos  judíos  de  Alejandría. 

Entretanto  que  estas  diferentes  religiones  ocupa- 
ban las  inteligencias  de  los  orientales,  la  mente  griega 
estaba  empleada  en  estudiar  varios  tipos  de  filosofía. 
Los  filósofos  griegos  no  se  opusieron  abiertamente  a 
la  religión  del  país,  que  era  el  paganismo  vulgar,  sino 
que  se  dedicaban  a  resolver  cuestiones  respecto  al  ori- 
gen del  universo,  tratando  de  averiguar  si  la  causa 
primitiva  era  este  elemento  u  otro,  si  era  de  átomos, 
de  la  unidad  o  de  la  diversidad.  Pero  al  fin  se  levan- 
tó entre  ellos,  uno  que  no  entró  en  estas  discusiones, 
y  era  para  nosotros  el  más  ilustre  de  todos  ellos, 
Sócrates,  hijo  de  Sofronisco.  No  escribió  libro  algu- 
no, sino  que  andaba  en  medio  del  pueblo,  conversan- 
do con  toda  clase  de  personas,  siempre  tratando  de 
despertar  la  conciencia  de  cada  uno.  Tuvo  un  método 
peculiar  de  cuestionar  con  la  gente.  Tanto  en  su 
conducta  como  en  sus  enseñanzas  era  inflexible  en 
obedecer  lo  que  mandaba  la  justicia.  Decía  que  una 
voz  le  amonestaba  cuando  estaba  expuesto  a  hacer  el 
mal.  Los  eruditos  a  la  violeta  no  le  querían  porque 
les  flagelaba,  convenciéndoles  de  ignorantes  y  jactan- 
ciosos. Quitó  la  mirada  de  todas  en  las  cosmogonías 
que  habían  entretenido  sus  predecesores,  y  la  fijó  en 
las  cuestiones  del  deber,  de  la  moral  y  de  la  justicia. 
Sus  discípulos  experimentaron  gran  ensanche  en  su 
comprensión  de  lo  recto  y  lo  bueno.  Sócrates  recono- 
ció sus  limitaciones,  y  nunca  se  arrogó  atribuciones 
superiores  a  las  que  poseía.  Escuchad  las  palabras 
de  él,  y  también  las  otras  de  su  eminente  discípulo. 
Platón.  Dijo  Sócrates:  "La  necesidad  nos  exige  que 
instruya  cómo  debemos  conducirnos  respecto  a  Dios 
y  respecto  al  hombre."  Las  palabras  de  Platón  (eco 
de  Sócrates)  dicen :  "De  nosotros  no  podemos  saber 
qué  petición  le  sea  grata  a  Dios,  ni  qué  culto  debamos 
rendirle  a  El,  pero  es  necesario  que  algún  legislador 
sea  enviado  del  cielo  para  instruirnos.  ¡Ah!  ¡Cuánto 
ansio  yo  ver  a  aquel  hombre  Ese  legislador  tendrá 
que  ser  más  que  hombre  para  que  nos  enseñe  las  co- 
sas que  el  hombre  no  puede  saber  por  su  propia  natu- 
raleza."   Esta  es  la  voz  más  patética  que  haya  salido 


168 


HISTORIA  SAGRADA 


de4  corazón  del  paganismo  antiguo.  Hasta  donde 
sepamos,  este  es  el  suspiro  más  profundo  que  jamás 
haya  emitido  filósofo  de  cualquier  siglo  ,y  debe  ser 
oído  como  un  grito  a  los  cristianos  para  que  vayan 
en  misiones  extranjeros  a  llevar  las  buenas  nuevas  a 
cuantos  nunca  las  hayan  oído. 

Los  escritos  de  Platón,  discípulo  de  Sócrates;  de 
Aristóteles,  Zenón  el  estoico  y  Epicuro,  que  dirigían 
el  pensamiento  griego  después  de  Sócrates,  produje- 
ron grandes  efectos  no  sólo  entre  los  griegos,  sino 
también  entre  los  judíos  y  entre  los  cristianos,  en 
aquel  tiempo,  y  hasta  nuestros  días. 

Preg.  197.  ¿Bajo  qué  aspectos  podemos  ver  la 
historia  de  los  judíos  desde  Malaquías  hasta  los 
días  de  Nuestro  Señor  Jesu  Cristo? 

Se  debe  considerar  bajo  dos  aspectos,  el  político  y 
el  religioso,  y  hemos  de  ver  que  estos  dos  son  rela- 
cionados íntimamente  el  uno  con  el  otro.  En  breve, 
se  debe  considerar  la  historia  política  de  los  Judíos 
después  de  Malaquías  como  dividida  en  cinco  perío- 
dos : 

I.  Hasta  el  fin  de  la  DOMINACION  DE  LOS 
PERSAS;  desde  400  A.  C.  hasta  333  A.  C.  la  fecha 
de  la  victoria  de  Alejandro  Magno.  Parece  que  en 
este  tiempo  las  cuestiones  religiosas  fueron  dejadas  al 
régimen  de  los  sacerdotes,  pues  los  persas  tuvieron 
poca  ingerencia  en  los  asuntos  locales  de  Judea. 

II.  LA  DOMINACION  GRIEGA  BAJO  LOS 
TOLOMEOS  DE  EGIPTO,  cerca  de  un  siglo,  hasta 
203  A.  C.  En  este  tiempo  hubo  más  movimiento  mi- 
litar entre  Egipto  y  Siria  en  sus  rivalidades,  que  no 
dejó  de  afectar  a  Judea,  pero  al  mismo  tiempo  había 
poca  intervención  extranjera  en  cosas  puramente  re- 
ligiosas. 

III.  LA  DOMINACION  GRIEGA  BAJO  LOS 
SKLEUCIDAS  DE  ANTIOQ-UIA  EN  SIRIA,  des- 
de 203  A.  C.  hasta  142  A.  C.  Esta  época  fué  tiempo 
de  cruel  opresión  de  parte  de  los  sirios,  y  de  heroica 
resistencia  por  los  Asmoneos  o  Macabeos. 

IV.  La  así  llamada  "INDEPENDENCIA"  de  Ju- 
dea bajo  la  familia  Asmonea,  desde  142  A.  C.  hasta  la 
toma  de  Jerusalén  por  los  romanos,  al  mando  de 
Pompeyo  en  63  A.  C. ;  fué  época  de  luchas  continuas 
con  los  sirios,  y  de  desórdenes  y  conflictos  religiosos 


BAJO   ALEJANDRO  MAGNO 


169 


en  el  país.  Las  ordenanzas  de  la  religión  nacional 
fueron  completamente  restablecidas  y  se  nota  una 
mezcla  de  la  política  en  el  gobierno  que  fué  presagio 
de  malas  consecuencias. 

V.  LA  DOMINACION  DE  LA  FAMILIA  IDU- 
MEA  DE  HERODES  BAJO  LOS  ROMANOS,  des- 
de 63  A.  C.  basta  6  A.  D.,  cuando  la  Palestina  cayó 
bajo  el  gobierno  provincial  del  imperio  romano. 

Preg.  198.  ¿Cuál  era  la  condición  general  de 
la  nación  judía  durante  los  dos  primeros  siglos 
después  de  Malaquías? 

Es  el  período  más  obscuro  en  la  historia  de  la  na- 
ción y  del  cual  tenemos  menos  documentos  históricos; 
pero  parece  que  por  la  mayor  parte  de  él,  los  judíos 
gozaban  de  quietud,  pues  los  persas  y  los  egipcios  no 
se  metieron  mucho  en  materias  religiosas,  y  los  sa- 
maritanos  ya  se  habían  separado  de  los  judíos,  y  no 
tardaron  mucho  en  edificar  su  templo  en  el  monte 
Garizim. 

Cuando  Alejandro  Magno,  inflamado  de  la  ambi- 
ción, salvó  las  barreras  que  hasta  entonces  le  contenían 
en  la  Europa,  salió  con  sus  invencibles  falanges  a  la 
conquista  del  Asia.  Cual  indómita  bestia  saltó  con 
brincos  y  corcovos  de  una  victoria  a  otra  hasta  aplas- 
tar el  imperio  persa  .  Delante  de  su  avance  irresisti- 
ble las  naciones  asiáticas  quedaron  atónitas  y  subyuga- 
das. No  tardó  en  acercarse  a  la  Palestina,  y  el  sumo 
sacerdote  en  Jerusalén  se  yió  metido  en  los  mayores 
apuros.  Josefo  nos  refiere  que  Alejandro,  habiendo 
puesto  sitio  a  Tiro,  envió  una  carta  al  sumo  sacerdote 
de  Jerusalén,  ordenándole  que  le  enviara  auxilios  y 
contribuciones  y  que  reconociera  a  Alejandro  como 
su  soberano;  el  sacerdote  le  respondió  en  sentido 
negativo  por  no  faltar  al  voto  de  lealtad  que  había 
hecho  a  Darío.  Alejandro  se  enojó  mucho  y  echó 
ciertas  amenazas  contra  los  judíos,  y  después  de  su- 
jetar a  Tiro  y  también  a  Gaza,  Alejandro  marchó  con- 
tra Jerusalén.  El  sacerdote  Jaddua,  desmayado  de 
temor  suplicó  al  pueblo  que  hiciese  oración  a  Dios 
y  se  uniese  con  él  para  ofrecer  sacrificios  en  su  altar. 
Entonces  Dios  le  reveló  en  sueños,  después  de  inmo- 
lar él  el  sacrificio,  que  tuviese  buen  ánimo  y  adornase 
la  ciudad,  y  que  abriese  las  puertas  de  ella;  que  los 
hombres  de  Jerusalén  se  vistiesen  de  blanco,  pero  que 


170 


HISTORIA  SAGRADA 


él  y  los  sacerdotes  saliesen  al  encuentro  del  rey  con 
los  hábitos  de  su  orden  sin  temer  mal  alguno,  pues 
El  impediría  tal  cosa  por  su  Providencia.  Desper- 
tóse Jaddua  rebosando  de  alegría  y  publicó  el  oráculo 
que  acababa  de  recibir,  y  se  dispuso  a  cumplir  lo 
prescripto  en  la  visión,  aguardando  la  llegada  de 
Alejandro.  Sabiendo  que  estaba  cerca  de  la  ciudad, 
sacó  a  los  sacerdotes  y  a  la  multitud  del  pueblo  en 
solemne  procesión;  semejante  acto  no  se  había  visto 
jamás.  Al  llegar  a  un  punto  alto,  que  era  atalaya 
desde  donde  se  podía  divisar  el  Templo  y  Jerusalén, 
los  invasores  se  detuvieron.  Alejandro  venía  acom- 
pañado de  los  jefes  fenicios  y  caldeos;  éstos  estaban 
alegres  por  la  perspectiva  de  los  despojos  de  la  ciu- 
dad y  el  gusto  de  atormentar  al  sumo  sacerdote ;  pero 
este  deseo  maligno  no  llegó  a  cumplirse.  Pues,  ¡he 
aquí!  en  lontananza  se  veía  la  multitud  en  ropaje 
blanco,  los  sacerdotes  vestidos  en  lino  fino,  y  a  la  ca- 
beza de  todos,  el  sumo  sacerdote  en  vestiduras  de 
púrpura  y  escarlata,  con  la  mitra  puesta  en  sus  sienes, 
ostentando  la  plancha  de  oro  en  que  estaba  grabado 
el  nombre  de  Jehová.  Alejandro  se  adelantó  solo  y 
acercándose  se  postró  y  adoró  ese  nombre  divino,  y 
con  anticipación  saludó  con  reverencia  al  sumo  sacer- 
dote. Los  judíos  todos  con  una  voz  saludaron  al  rey 
rodeándolo  por  todos  lados.  Los  reyes  de  Siria  y 
los  demás  quedaron  asombrados  aí  ver  semejante 
conducta  y  suponían  que  el  rey  había  perdido  el  jui- 
cio. Parmenio  presentósele  y  le  preguntó  cómo  era 
que  ahora  él  adoraba  al  sumo  sacerdote  de  los  judíos 
cuando  antes  todo  el  mundo  le  adoraba  a  él  mismo. 
A  lo  cual  Alejandro  respondió  que  no  había  adorado 
al  hombre,  sino  al  Dios  en  cuyo  servicio  se  hallaba  el 
sumo  sacerdote ;  porque,  dijo :  "Yo  vi  a  esta  misma 
persona  en  sueños,  vestida  de  estos  mismos  hábitos 
cuando  estuve  en  Macedonia,  cuando  vacilaba  yo  si 
llegaría  a  obtener  el  dominio  de  Asia,  y  me  exhortó 
que  no  hiciese  dilación  sino  que  pasase  la  mar  con 
valor,  porque  él  conduciría  mi  ejército  y  me  daría 
dominio  sobre  los  persas."  Alejandro,  pues,  entró 
en  Jerusalén  y  bajo  la  dirección  del  sumo  sacerdote, 
ofreció  sacrificios  a  Dios,  y  desde  entonces  trataba 
muy  bien  a  los  judíos.    Estos  le  mostraron  el  libro 


ÜAJO  alejandro  magno 


171 


de  Daniel,  y  él  se  apropió  la  profecía  que  habló  de 
la  victoria  sobre  Persia. 

Hemos  dado  la  relación  de  Josefo,  con  pequeñas 
omisiones,  sin  poder  afirmar  cuánta  exactitud  tenga, 
pues,  entremezclados  con  ella  hay  ciertos  pormenores 
respecto  a  los  samaritanos  que  son  incorrectos ;  pero 
es  un  hecho  que  Alejandro  favoreció  a  los  judíos  en 
gran  manera,  y  es  muy  verosímil  que  le  mostraran  la 
profecía  de  Daniel,  y  que  ésta  le  inclinara  a  tratar  a 
los  judíos  con  lenidad. 

Preg.  199.  ¿Cuál  favor  especial  otorgó  Alejan- 
dro Magno  a  los  Judíos? 

Además  de  dejarlos  libres  en  el  ejercicio  de  su  reli- 
gión y  con  el  derecho  de  vivir  según  sus  propias  le- 
yes y  en  la  práctica  de  sus  costumbres  nacionales,  Jo- 
sefo nos  dcie  que  en  332  A.  C.  Alejandro  fundó  la 
ciudad  de  Alejandría  en  Egipto  en  su  propio  honor, 
y  que  dió  a  los  judíos  permiso  de  residir  en  ella  con 
derechos  iguales  a  los  demás.  Ellos  ocupaban  dos  de 
las  cinco  divisiones  de  la  ciudad,  pero  no  fueron  ex- 
cluidos de  las  otras  partes,  Filón,  contra  Flaccum  38, 
sino  que  se  hallaban  en  todas  ellas.  La  historia  sub- 
secuente confirma  esta  aserción  de  Josefo. 

Preg.  200.  ¿  Cuáles  fueron  las  profecías  de  Da- 
niel que  se  cumplieron  total  o  parcialmente  du- 
rante el  período  de  que  tratamos? 

Son  cuatro  las  profecías  de  Daniel  que  se  refieren 
a  este  tiempo : 

la.  La  del  sueño  que  tuvo  Nabucodonosor  de  la 
grande  imagen  metálica.    Dan.  2:31-45. 

2a.  La  de  la  visión  nocturna  de  Daniel,  de  las  cua- 
tro bestias,  Dan.  7:2-14  y  17-28. 

3a.  La  visión  que  tuvo  estando  junto  al  río  Ulai,  del 
carnero  y  el  macho  cabrío,    Dan.  8:3-14  y  20-25. 

4a.  La  revelación  larga  y  detallada  que  recibió  del 
ángel  junto  al  río  Tigris.    Dan.  11 :1-12 :1. 

Hay  otras  tres  profecías  de  Daniel  que  omitimos, 
porque  no  tratan  de  este  período,  a  saber :  la  del  árbol 
de  Nabucodonosor,  (4:10-17  y  20-26)  la  de  la  escritura 
en  la  pared  cuando  se  hallaba  Baltasar  en  el  festín, 
(5:5  y  25-28)  y  la  de  las  Setenta  Semanas,  (9:24-27)  ; 
y  conviene  también  considerar  la  última  de  las  cua- 
tro indicadas  hasta  después  de  presentar  las  tres  pri- 
meras. 


172 


HISTORIA  SAGRADA 


2a.     Profecía  3a.     Profecía  Cumplimiento. 

Cuatro   Bestias.  Dos  animales. 

Dan.  7:2-14  y  Dan.  8:3-14, 
17-24.  20-25. 


la.  Profecía 

Imagen 
metálica. 
Dan.  2:31-35 

1.  Cabeza   de        León  con  alas 
oro.  7:4  y  17 

2:32  y  38 

2.  Pecho  y  bra- 

zos de  plata 
2:32.  39 

3.  Vientre  y 

Muslos  de 
metal. 
2  :32,  39. 

4.  Piernas  y 

Pies  de 
hierro. 
2:33,  40-43 

La  tercera  profecía. 

Dan.  11:1-12:1. 
"Aun  habrá  tres  reyes  en 
Persia."  v.  2. 

V.  2.  "El  cuarto  se  hará  de 
grandes  riquezas . . .  des- 
pertará . .  contra  el  rei- 
no de  Javan."  (Grecia) 

V.  3.  "Levantaráse  un  rey 
valiente,  el  cual  se  ense- 
ñoreará ...  y  hará  su 
voluntad." 

V.  4.  "Pero  cuando  estará  en- 
señoreado, será  quebran- 
tado su  reino  y  repartido 
por  los  cuatro  vientos,  y 
no  a  sus  descendientes." 

Y.  5.  "Y  haráse  fuerte  el  rey 
del  Mediodía." 


Nabucodonosor 


Medos  y  Per- 
sas en  Sardis, 
(oeste),  Bactria 
(Norte)  y  Egip- 
to (Sur). 
Alejandro  Mag- 
no y  sus  suce- 
sores. Batallas 
de  Gránico,  334 
A.  C.  Isso,  332, 

Arbela,  331. 

El  Imperio 
Romano. 


El  cumplimiento  de  ella. 

Cambises.  Darío  Histaspes  y 
Esmerdis,  o  si  se  omite  Es- 
merdis  por  usurpador,  será 
Jerjes  para  el  tercero. 

Jerjes  o  Darío  Codomano. 


Alejandro  Magno. 


Repartido  en  :  Mesopotamia 
Babilonia  y  Siria  bajo  Seleu- 
co,  Tracia  bajo  Lisímaco, 
Macedonia  bajo  Cassander  y 
Egipto  bajo  Tolomeo.  Nin- 
guno pariente  de  Alejandro. 

Tolomeo. 


Oso  con  3  eos-      Carnero  con 
tillas  entre  dos  cuernos, 

los   dientes.  8:3-4,  20 

7 :5    y  17 

Tigre  con  4  alas  Macho  Cabrío 

7:6  y  17  8:5-14  y  21-25 


Bestia  terrible 
7:7.    17,  23-26 


Preg.  201.  Dése  una  reseña  de  la  carrera  de 
Alejandro  el  Grande. 

Alejandro  era  hijo  de  Filipo  II  de  Macedonia  y 
Olimpias,  hija  del  rey  de  Epiro.  Nació  el  año  356 
A.  C.  y  desde  joven  manifestó  gran  talento,  siendo 
educado  por  el  filósofo  Aristóteles.  Cuando  Pausanias 
asesinó  a  su  padre  Filipo  en  336,  todo  se  había  arre- 
glado para  empezar  la  conquista  de  Asia.  Alejandro 
se  propuso  llevar  adelante  esta  conquista.  Primero 


BAJO  ALEJANDRO  MAGNO 


17S 


procuró  asegurarse  de  la  lealtad  de  los  estados  de 
Grecia  que  su  padre  Filipo  acababa  de  sujetar,  y  lue- 
go, por  medio  de  una  rápida  campaña,  redujo  los  le- 
vantamientos de  las  naciones  al  norte  hasta  el  río 
Danubio.  Al  volver,  notó  asomos  de  rebelión  en 
Tebas,  y  al  instante  sofocó  este  movimiento  y  des- 
truyó esa  ciudad.  En  seguida  dejó  a  Antipáter  como 
regente  de  Macedonia,  en  334  y  cruzó  el  Helesponto 
con  35,000  soldados;  de  éstos  5,000  eran  de  caballería. 
En  Mayo  de  334  ganó  la  victoria  de  Gránico;  en  el 
año  siguiente,  la  de  Issos.  En  332  tomó  a  Tiro  y  visi- 
tó a  Jerusalén.  como  se  ha  dicho  ya  en  preg.  198. 
Después  se  hizo  dueño  de  Egipto,  fundando  la  ciudad 
de  Alejandría  en  331.  Penetró  hasta  el  oasis  de  No 
Ammón  en  el  desierto  y  recibió  un  oráculo  que  decía 
que  él  era  hijo  de  Júpiter  Ammon.  En  diciembre  del 
mismo  año  siguió  su  marcha  hacia  el  oriente.  En  el 
camino  tomó  a  Damasco,  en  la  cual  ciudad  encontró 
los  tesoros  de  Darío  y  a  las  mujeres  que  había  deja- 
do éste  antes  de  la  batalla  de  Issos,  tomándolas  to- 
das para  sí.  De  Barsina,  princesa  persa  e  hija  de 
Artabazo.  que  se  hallaba  entre  estas  mujeres,  Ale- 
jandro tuvo  un  hijo  llamado  Hércules.  En  este  mes 
libró  la  gran  batalla  en  Gaugamelia,  cerca  de  Arbelia, 
en  la  cual  venció  totalmente  a  Darío,  y  dentro  de  po- 
co tiempo  cayó  en  sus  manos  todo  el  oriente  hasta  cer- 
ca del  río  Ganges.  Alejandro  persiguió  a  Darío  hasta 
más  allá  de  las  Puertas  Caspias,  donde  éste  fué  asesi- 
nado por  sus  mismos  oficiales.  Pero  Alejandro  avanzó 
por  Partia,  Bactria,  Sogdiana,  y  aun  pasó  el  río  Ya- 
xartes  y  atacó  a  los  Escitas  en  330  a  328.  El  reino, 
las  ciudades,  la  familia  y  los  tesoros  de  Darío  vinie- 
ron a  ser  el  botín  de  Alejandro.  Se  casó  con  Roxana, 
una  joven  hermosa  de  Bactria,  y  después  con  otra  Bar- 
sina, hija  mayor  de  Darío.  Volviendo  de  India,  pasó 
por  las  grandes  ciudades  de  Persépolis,  Susa,  Ecba- 
tana  y  al  fin  a  Babilonia.  En  Persépolis,  durante  una 
fiesta  escandalosa  y  guiado  por  una  cortesana,  incen- 
dió el  gran  palacio  de  dicha  ciudad,  y  en  Susa,  324,  se 
celebraron  unas  bodas  colosales  en  las  cuales  él  se  casó 
con  Barsina  y  dió  mujeres  persas  en  matrimonio  a 
unos  80  de  sus  generales.  En  su  contacto  con  los  per- 
sas iba  degenerando  rápidamente,  adoptando  las  eos- 


174 


HISTORIA  SAGRADA 


tumbres  relajadas  de  ellos,  hasta  que  al  fin  pereció  en 
una  asquerosa  bacanal  en  Babilonia,  en  323. 

Preg.  202.  ¿Qué  concepto  formamos  del  ca- 
rácter de  Alejandro  Magno? 

La  brillante  carrera  de  Alejandro  ha  ofuscado  la 
inteligencia  de  muchos,  para  que  no  viesen  los  ras- 
gos malos  de  su  carácter.  El  móvil  de  toda  su  activi- 
dad fué  la  ambición.  Al  principio  había  algo  de  mo- 
deración en  sus  acciones,  pues  mostró  clemencia,  y  a 
veces  hasta  benignidad  a  las  mujeres  cautivas  que 
cayeron  en  su  poder,  haciendo  distinción  en  los  cas- 
tigos que  imponía  sobre  los  vencidos.  Respetó  no 
solamente  al  sumo  sacerdote  de  Jerusalén,  sino  a  los 
jefes  veteranos  que  habían  servido  a  su  padre;  y  supo 
granjearse  el  aprecio  de  las  gentes.  Pero  un  egoísmo 
juicioso  le  había  aconsejado  todo  esto,  y  todo  elemen- 
to de  humanidad  que  se  nota  en  su  conducta  se  puede 
atribuir  a  la  prudencia  previsora  que  preparó  de  an- 
temano los  mejores  medios  para  poder  conseguir  sus 
fines ;  era  esencialmente  guerrero,  ladrón  y  asesino 
en  escala  mayor.  Andando  el  tiempo  estas  cualida- 
des desaparecieron  y  se  puso  más  arbitrario  y  ven- 
gativo, suspicaz  y  cruel.  Abandonó  por  completo  la 
sencillez  de  los  griegos  y  cedió  al  fausto,  la  molicie 
y  los  vicios  de  los  persas. 

Preg.  203.  ¿Cuáles  fueron  los  efectos  perma- 
nentes de  los  trabajos  de  Alejandro  Magno? 

El  fué  el  instrumento  señalado  por  la  Providencia 
de  Dios  para  efectuar  cosas  muy  grandes.  Muy  pocos 
hombres  hay  que  figuren  más  en  las  profecías,  que  él, 
o  que  hayan  producido  mayores  estragos  en  el  mun- 
do.   Las  cosas  más  permanentes  son: 

la.  Dejó  en  el  mundo  visible  un  monumento  per- 
durable de  su  inteligencia;  a  saber,  la  ciudad  de  Ale- 
jandría en  Egipto.  El  la  fundó  según  sus  princi- 
pios liberales,  y  existe  hasta  el  día  de  hoy;  es  el 
centro  comercial  de  Egipto,  y  ha  sido  un  foco  de 
ilustración,  de  filosofía  y  de  otros  beneficios  para  la 
humanidad. 

2a.  Llevó  la  lengua  griega  y  la  estableció  en  el 
mundo  civilizado  de  aquel  entonces,  y  le  dió  una 
importancia  inmensa,  que  ha  sido  retenida  en  el 
mundo  hasta  ahora,  y  que  jamás  se  perderá. 


BAJO  ALEJANDRO  MAGNO 


175 


Preg.  204.  Indíquese  cómo  Alejandro  Magno 
cumplió  las  profecías  de  Daniel. 

En  la  visión  que  tuvo  Nabucodonosor  de  la  imagen, 
Dan.  2:39,  se  dice:  "El  tercer  reino  de  metal  que  se 
enseñoreará  de  toda  la  tierra"  ...  se  levantará;  y  éste 
es  el  reino  macedonio  que  llegó  a  ser  más  extenso 
([lie  el  de  Nabucodonosor  y  que  el  reino  de  los  me- 
dí >s  y  persas  .  En  Dan.  cap  7,  tenemos  una  visión  dada 
a  Daniel  en  la  cual  vió  a  4  bestias  grandes,  y  en  v.  6, 
dice:  "Después  de  esto,  yo  miraba  y  he  aquí  otra, 
semejante  a  un  leopardo,  y  tenia  4  alas  de  ave  en  sus 
espaldas;  tenía  también  esta  bestia  4  cabezas;  y  fuéle 
dada  potestad."  Es  claro  que  esta  visión  representa 
el  reinado  de  Alejandro  y  también  incluye  el  de  los 
cuatro  países  en  que  fué  dividido  el  imperio  de  Ale- 
jandro. El  carácter  del  leopardo  es  el  que  tuvo 
tanto  Alejandro  como  sus  sucesores,  pues  es  animal 
de  gran  ferocidad  y  de  extraordinaria  fuerza,  ligero, 
cruel  y  sanguinario.  Es  verdad  que  el  leopardo  anda 
muy  rápidamente,  pero  fué  necesario  añadirle  estas 
4  alas  de  ave  para  presentar  el  maravilloso  vuelo  de 
los  movimientos  de  Alejandro.  En  este  respecto  no 
ha  tenido  igual  en  el  mundo ;  este  punto  se  aclara  más 
en  Cap.  8:5-8,  donde  dice:  "He  aquí  un  macho  cabrío 
venía  de  la  parte  del  poniente  sobre  la  faz  de  toda 
la  tierra,  el  cual  no  tocaba  la  tierra;  y  tenía  aquel 
macho  cabrío  un  cuerno  notable  entre  sus  ojos;  y 
vino  hasta  el  carnero  que  tenía  los  dos  cuernos  ...  y 
corrió  contra  él  con  la  ira  de  su  fortaleza.  Y  vilo 
que  llegó  junto  al  carnero  y  quebró  sus  dos  cuernos, 
porque  en  el  carnero  no  había  fuerzas  para  parar 
delante  de  él;  derribólo  por  tanto  en  tierra,  y  holló- 
lo, ni  hubo  quien  librase  al  carnero  de  su  mano.  Y 
engrandecióse  en  gran  manera  el  macho  cabrío ;  y 
estando  en  su  mayor  fuerza,  aquel  gran  cuerno  fué 
quebrado,  y  en  su  lugar  subieron  otros  cuatro  mara- 
villosos hacia  los  cuatro  vientos  del  cielo."  Expli- 
cando esto,  el  ángel  Gabriel  le  dijo  a  Daniel :  "v.  2o. 
"Aquel  carnero  que  viste  que  tenía  los  dos  cuernos 
son  los  reyes  de  Media  y  de  Persia;  y  el  macho  ca- 
brío es  el  rey  de  Javán  (Grecia)  ;  y  el  cuerno  grande 
que  tenía  entre  sus  ojos  es  el  rey  primero  que  fué 
quebrado."  En  tres  años  Alejandro  venció  a  Asia, 
y  aun  así  tardó  cerca  de  un  año  en  este  tiempo  para 


176 


HISTORIA  SAGRADA 


vencer  a  Egipto  y  fundar  a  Alejandría.  Obró  con  in- 
creíble velocidad,  y  los  que  quisieren  pasar  sobre  su 
pista  tendrán  que  ir  al  galope  para  completar  las  mis- 
mas jornadas  en  el  mismo  tiempo.  ¡Cuan  a  galope 
debió  haber  ido  montado  en  su  soberbio  Bucéfalo! 

La  otra  profecía  respecto  de  Alejandro  se  halla  en 
Dan.  11:1-5,  y  es  la  revelación  que  fué  dada  al  pro- 
feta por  un  ángel.    Dice  así:  (Versión  moderna). 


2.  He  aquí  que  ha  de  ha- 
ber todavía  tres  reyes 
que  se  levantarán  so- 
bre los  Persas ;  y  el 
cuarto  será  mucho  más 
rico  que  todos  ellos;  y 
cuando  se  haya  hecho 
fuerte  por  medio  de 
sus  riquezas,  desperta- 
rá todo  su  poder  con- 
tra el  reino  de  Grecia. 

3.  (Heb.  Javan)  (3)  Em- 
pero se  levantará  un 
rey  poderoso,  el  cual 
imperará  con  gran  do- 
minio, y  hará  confor- 
me a  su  voluntad.  (4). 

4.  Mas  después  que  se  ha- 
ya levantado,  será  que- 
brado SU  reino,  y  será 
repartido  hacia  los 
cuatro  vientos  del  cie- 
lo, pero  no  a  su  poste- 
ridad ;  ni  conforme  al 

dominio  suyo  que  él  ejer- 
ció ;  porque  su  reino 
será  arrancado  de  raíz, 
y  quedará  para  otros 
fuera  de  aquellos. 

5.  Y  vendrá  a  ser  fuerte 
el  rey  del  Sur,  y  otro 
de  sus  príncipes;  y  és- 
te será  más  fuerte  que 
aquél,  y  tendrá  el  do- 
minio; su  dominio  será 

dominio  grande. 


Después  de  Ciro  reina- 
ron en  Persia  :  lo.,  Cambi- 
ses ;  2o.,  Gomates  o  el  fal- 
so Esmerdis;  3o.,  Darío 
Hispaspes  y  4o.,  Jerjes. 

Jerjes  invadió  a  Grecia, 
mas  su  flota  fué  derrotada 
en  Salamina  y  en  Micale. 
y  su  ejército  en  Platea. 


Alejandro  Magno  salió 
de  Grecia  en  334  A.  C. 


Alejandro  murió  en  323 
A.  C.  y  para  el  año  311  A. 
C.  toda  su  familia  había 
perecido.  Su  imperio  se 
dividió  entre  Egipto,  Si- 
ria, Tracia  y  Macedonia. 
Véase  Pregunta  208. 


Tolomeo  Soter  y  su  hi- 
jo Tolomeo  Filadelfo,  pe- 
ro Seleuco  su  general,  rey 
de  Siria,  llegó  a  ser  más 
fuerte. 


BAJO  ALEJANDRO  MAGNO 


177 


Preg.  205.  ¿A  qué  se  atribuye  lo  invencible  de 
las  tropas  de  Alejandro? 

Tratamos  solamente  de  los  elementos  humanos. 

Se  dice  que  en  la  batalla  decisiva  de  Arbelia  los 
persas  tuvieron  más  de  diez  a  quince  soldados  por 
cada  uno  de  Alejandro,  y  que  en  menos  de  un  día  el 
llano  quedó  lleno  de  cadáveres.  Los  persas  huyeron 
para  salvar  la  vida,  no  pudiendo  resistir  la  formidable 
falange  macedonia.  Este  cuerpo  macedonio  se  forma- 
ba en  un  cuadro  compacto,  teniendo  cuatro  frentes,  y 
cada  soldado  empuñaba  una  pica  de  más  de  16  pies 
de  largo,  con  la  punta  calzada  de  metal.  Al  mismo 
tiempo  cada  soldado  llevaba  un  escudo  arriba  de  la 
cabeza  para  su  protección.  Estos  escudos  se  enlaza- 
ban en  un  techo  de  metal,  y  las  picas  en  frente  eran 
como  una  pared  de  lanzas.  Las  filas  de  soldados  se 
seguían  la  una  a  la  otra  sin  dejar  espacio  intermedio. 
En  aquellas  edades,  tal  cuerpo  de  soldados  era  inex- 
pugnable y  mataba  a  hombres,  caballos  y  elefantes, 
y  aun  los  carros  con  espada  no  hacían  efecto  contra  él. 
Hay  que  añadir  que  estas  armas  sencillas  y  pesadas 
eran  portadas  por  atletas,  porque  los  macedonios  eran 
rigurosamente  disciplinados  y  preparados  para  poder 
soportar  toda  clase  de  fatiga  y  la  dureza  de  una  cam- 
paña militar.  Todo  esto  como  se  ve,  fué  preparado 
por  La  Providencia  de  Dios. 

Póngase  en  contraste  la  disciplina  y  sobriedad  de 
este  pequeño  cuerpo  invencible,  con  el  enorme  ejército 
fastuoso  de  Darío,  rodeado  de  mujeres  y  un  tren  lujo- 
sísimo. Darío  creía  que  los  griegos  quedarían  pasma- 
dos al  saber  que  tenían  en  frente  tan  grande  enemigo ; 
creía,  además,  que  la  vista  de  las  banderas,  su  regia 
pompa,  los  elefantes  y  el  vasto  campamento,  los  ano- 
nadaría de  puro  espanto.  Charidemos,  general  grie- 
go y  enemigo  de  Alejandro  estaba  con  Darío,  y  le 
dijo  francamente  y  con  peligro  de  su  vida,  que  la 
multitud,  la  ostentación  y  tanto  aparato,  serían  formi- 
dables para  los  vecinos  asiáticos,  pero  que  no  harían 
mella  alguna  en  los  griegos,  ni  valdrían  nada  contra 
Alejandro  y  sus  falanges;  pues  éstas  usaban  buenas 
armas  y  tenían  fuerzas  físicas,  valor  y  eficacia  alcan- 
zados por  la  disciplina.  En  verdad  toda  esa  púrpura 
y  oro  resplandece  y  es  magnifica,  pero  no  cuenta  para 


178 


HISTORIA  SAGRADA 


nada  delante  de  la  energía  varonil  de  los  griegos. 
Ellos  se  glorían  en  su  poder  de  vencer  sin  tener  lujo 
ni  comodidades.  Viven  de  pan  duro,  duermen  en  el 
suelo  y  marchan  de  día  en  día;  desprecian  el  hambre 
y  el  frío  y  toda  clase  de  penalidades,  y  ven  con  asco 
la  molicie  y  la  inutilidad  de  los  hombres  afeminados." 
Perdió  la  vida  por  su  franqueza,  pero  fué  vengado  lue- 
go por  la  robustez  de  aquellos  hombres  disciplinados 
y  valientes. 

Preg.  206.     ¿Qué  sucedió  al  morir  Alejandro? 

Con  la  muerte  de  Alejandro,  la  Babilonia  toda  se 
desgarró  en  llanto  y  lamentaciones,  y  aun  la  misma 
madre  de  Darío  murió  de  pesar.  La  tristeza  no  podría 
haber  sido  más  sincera  ni  más  profunda.  Se  le  prepa- 
raron los  más  augustos  funerales  que  ha  habido,  y  sus 
restos  embalsamados  fueron  conducidos  desde  Babi- 
lonia hasta  Alejandría,  formando  más  de  mil  millas  de 
largo  aquel  solemne  cortejo  fúnebre.  Estas  exequias 
duraron  dos  años,  y  al  poco  tiempo,  y  antes  de  acabar- 
se, sus  generales  despertando  como  de  un  sueño,  se 
vieron  en  posesión  del  mundo  sin  tener  jefe  ni  cabe- 
za. Unos  25  de  los  más  notables  generales  se  llena- 
ron de  la  ambición  y  cada  uno  de  ellos  deseaba  ser  el 
dueño  del  mundo  entero.  A  fin  de  conseguir  esto  les 
era  preciso  disimular  su  íntimo  propósito  al  princi- 
pio, y  mostrar  primero  cierto  respeto  a  la  familia  de 
Alejandro,  que  consistía  de  pocas  y  muy  inútiles  per- 
sonas:  Filipo  Arideo,  su  medio  hermano,  un  simple; 
Roxana.  su  esposa  y  el  hijo  Alejandro  Aego.  que  na- 
ció poco  después  de  su  muerte;  Olimpias,  la  madre; 
y  Tesalónica,  la  media  hermana  de  Alejandro,  con  los 
dos  hijos  de  ésta:  Antipáter  y  Alejandro;  también 
Barsina.  la  esposa  hija  de  Darío  y  la  otra  Barsina. 
concubina,  con  su  hijo  Hércules.  Los  generales  con- 
vinieron en  que  el  imperio  perteneciese  a  la  familia 
inmediata  de  Alejandro,  pero  como  Filipo  Arideo  y 
Alejandro  Aego  eran  incapaces  de  gobernar,  todos  se 
pusieron  de  acuerdo  en  nombrar  a  Pérdicas  Regente  y 
Guardián  de  los  dos.  Alejandro,  al  morir  confirió  a 
Pérdicas  el  anillo  real,  circunstancia  que  influyó  mu- 
cho en  la  referida  decisión.  Todos  los  países  del 
imperio  fueron  repartidos  entre  ellos  como  goberna- 
dores de  provincias,  o  sátrapas  del  imperio.  Por  el 
momento  sofocaron  sus  sentimientos,  pero  no  tarda- 


BAJO  ALEJANDRO  MAGNO 


179 


ron  en  manifestarlos,  pues  eran  como  una  jauría  de 
dogos  en  medio  de  los  cuales  se  ha  tirado  un  gran 
hueso  de  carne.  Inmediatamente  se  hallaron  en  un 
pleito  general,  cada  uno  tratando  de  matar  al  otro. 
Desde  el  tiempo  de  Alejandro  en  adelante,  la  historia 
está  llena  de  toda  clase  de  crímenes  y  desgracias. 
Es  una  triste  sucesión  de  asesinatos,  parricidios,  sui- 
cidios, perfidias,  traiciones,  adulterios,  sodomía  e  in- 
cesto. Felizmente  no  nos  es  necesario  referir  todas 
estas  abominaciones,  aunque  sí,  es  preciso  saber  que 
los  había,  para  comprender  el  ambiente  moral  en  que 
apareció  Nuestro  Señor  unos  cuantos  años  después. 
Al  mismo  tiempo,  no  hemos  de  suponer  que  estos  crí- 
menes cometidos  por  estos  griegos,  jefes  de  estas 
naciones,  fueron  vistos  con  indiferencia  por  los  mis- 
mos griegos,  que  los  cometieron.  La  historia  nos 
asegura  que  algunos  de  ellos  horrorizaban  al  pueblo. 
Sócrates,  que  vivió  cerca  de  400  A.  C.  declaró  que  en 
Grecia  había  leyes  severas  contra  el  adulterio,  que 
imponían  fuertes  castigos  a  los  culpables  de  este  cri- 
men ;  y,  además,  éstos  se  consideraban  viles  e  infames 
por  el  público.  Xen.  Mem.  ii.  1.  La  gran  mayoría  de 
estos  desmanes  fueron  cometidos  por  los  jefes  griegos 
a  pesar  de  la  ignominia  en  que  incurrían.  Seleuco  I 
Nicator.  el  primer  rey  de  Siria  y  de  toda  la  parte 
oriental  del  imperio  de  Alejandro,  se  casó  con  Estra- 
tónice,  hija  de  Demetrio  Poliorcetes,  y  después  la  dió 
en  matrimonio  a  su  hijo  Antioco  I  Soter,  el  primero 
de  todos  los  Antiocos.  S.  Pablo  en  1  Cor.  5:1,  indica 
que  en  su  tiempo  semejante  bestialidad  se  callaba 
entre  los  gentiles.  Estos  malos  ejemplos  desmorali- 
zaban al  pueblo,  y  no  tardaron  en  corromper  también  a 
los  judíos. 

Preg.  207.  ¿Cuánto  tiempo  pasó  después  de  la 
muerte  de  Alejandro  antes  de  la  división  perma- 
nente del  Imperio  en  4  reinos? 

Este  período  de  conflictos  continuos  duró  22  años, 
desde  323  hasta  301,  aun  hasta  que  se  hubiesen  acabado 
todos  los  generales  de  Alejandro,  excepto  los  4  que 
tomaron  posesión  de  las  4  regiones,  pues  la  batalla  de 
Tpso  en  301  dió  fin  a  la  mayor  parte  de  las  querellas, 
y  el  imperio  quedó  repartido  entre  estos  generales 
que  sobrevivieron. 


180 


HISTORIA  SAGRADA 


Preg.  208.  Refiérase  el  fin  de  la  familia  de 
Alejandro,  y  dígase  quiénes  quedaron. 

Este  período  entre  el  año  323  A.  C,  la  muerte  de 
Alejandro  Magno  y  la  división  del  imperio  en  4  reinos 
después  de  la  batalla  de  Ipso  en  301  A.  C,  puede  con- 
siderarse como  interregno  perteneciendo  al  imperio 
de  Alejandro.  Las  profecías  de  Daniel  lo  tratan  así, 
pues  de  otro  modo  no  hacen  caso  ninguno  de  él.  El 
carácter  de  los  principales  actores  en  ese  tiempo,  era 
vergonzoso  e  infame  con  pocas  excepciones.  El  suce- 
sor de  Alejandro  que  gobernó  con  más  moderación 
y  prudencia,  el  que  hizo  más  en  pro  de  la  literatura, 
de  la  ciencia  e  ilustración,  y  que  atraía  a  sí  colonos  de 
otros  países  de  la  mejor  clase,  fué  Tolomco.  Casan- 
dro  se  casó  con  Tesalónica  la  media  hermana  de  Ale- 
jandro, y  tuvieron  tres  hijos.  El  mayor,  Antipáter. 
mató  a  su  madre  Tesalónica.  Felipe  murió  de  tisis, 
y  Alejandro  fué  asesinado;  Cleopatra  II.  hermana  de 
Alejandro  Magno,  fué  asesinada  por  orden  de  Antí- 
gono.  Para  el  año  311  ya  no  quedó  ninguno  de  la 
familia  de  Alejandro.  Así  se  cumplió  Dan.  11:4.  que 
dice : 

"Mas  después  que  se  haya  levantado  (Alejandro 
Magno)  será  quebrado  su  reino,  y  será  repartido  hacia 
los  cuatro  vientos  del  cielo,  pero  no  a  su  porteridad ; 
ni  conforme  al  dominio  suyo  que  él  ejerció;  porque 
su  reino  sará  arrancado  de  raíz,  y  quedará  para  otros 
fuera  de  aquellos." 

El  imperio  quedó  dividido  en  cuatro  partes,  así: 

I.  EGIPTO.  Rajo  Tolomeo  Soter,  hijo  de  Lago; 
de  323  a  285  A.  C 

II.  SIRIA.  Rajo  Seleuco  Nicator,  desde  312  a  280 
A.  C 

IIL  TRACIA.    Lisímaco,  desde  306  A.  C. 

IV.  MACEDONIA  Y  GRECIA,  bajo  Casandro 
desde  301  A.  C.  Después  Macedonia  cayó  en  manos  de 
Antígono  Conato. 

Estos  sucesores  de  Alejandro  se  conocen  en  la  his- 
toria por  el  nombre  de  DIADOCOS,  o  los  Sucesores. 

Los  destrozos  y  matanzas  de  la  humanidad  causa- 
dos por  los  Sucesores  de  Alejandro  fueron  incalcula- 
bles. Aun  después  de  la  división  del  imperio  en  cua- 
tro reinos,  las  guerras  y  los  crímenes  siguieron  ade- 
lante; pero  no  produjeron  mayor  cambio  en  el  repar- 


BAJO  ALEJANDRO  MAGNO 


181 


timiento  de  los  países.  También  las  familias  de  To- 
lomeo  y  de  Seleuco  se  hallaron  en  posesión  de  sus 
reinos  hasta  el  dominio  de  los  romanos  en  el  año  de 
63  A.  C.  Por  esta  razón  presentamos  el  cuadro  de 
estas  dos  familias  en  el  Apéndice. 

Preg.  209.  ¿Qué  sucesos  notables  hubo  en  la 
Palestina  en  el  tiempo  de  Alejandro  Magno,  hasta 
la  división  de  su  imperio?   336  a  301  A.  C. 

Jaddua,  mencionado  en  Neh.  12:22,  era  sumo  sacer- 
dote cuando  Alejandro  pasó  por  Jerusalén  en  332. 
Preg.  198.  Josefo  nos  da  algunas  noticias  confusas 
de  ese  tiempo,  pero  entre  ellas  debe  haber  algunos 
hechos  verídicos,  como  el  de  que  Jonatán,  padre  de 
Jaddua  dió  muerte  a  su  hermano  Jesús,  y  el  hecho  de 
que  por  este  tiempo  los  samaritanos  construyeron  su 
templo  en  el  Monte  Garizim.  Respecto  al  asesinato 
de  Jesús  por  su  hermano  Juan  o  Jonatán,  Josefo,  Ant. 
xi,  7:1  indica  que  el  sumo  sacerdote  Eliasib  tuvo  un 
hijo  llamado  Judas,  que  le  sucedió  en  el  sagrado  ofi- 
cio. Ant.  xi,  7:1.  Muerto  Judas,  de  quien  no  sabe- 
mos más,  su  hijo  Juan,  o  Johanan,  asumió  la  alta  dig- 
nidad. Su  hermano  Jesús,  o  Josué,  era  amigo  íntimo 
del  General  Bagoses,  persa,  quien  le  prometió  que  le 
conseguiría  para  él  el  oficio  del  sumo-sacerdocio. 
Confiando  en  el  apoyo  de  este  general,  Jesús  riñó 
con  Juan  en  el  Templo,  y  llegando  a  las  manos,  Juan 
le  mató.  Sabiendo  lo  cual  Bagoses,  hizo  reproche  a 
los  judíos,  diciéndoles :  "¿Habéis  tenido  la  desver- 
güenza de  cometer  un  asesinato  en  vuestro  Templo?" 
en  el  cual  trató  de  entrar ;  pero  como  trataron  de  im- 
pedírselo les  dijo:  "¿No  soy  yo  más  puro  que  el  que 
asesinó  en  el  Templo?"  y  efectuó  su  entrada  en  él,  y 
castigó  a  los  judíos  siete  años  por  este  crimen,  im- 
poniéndoles el  tributo,  o  sea  la  multa  de  50  siclos  por 
cada  cordero  que  sacrificasen  en  el  culto  diario.  Jo- 
sefo confiesa  que  este  crimen  fué  horrible  en  sumo 
grado,  puesto  que  semejante  atrocidad  cruel  e  impía 
jamás  se  había  cometido  por  los  griegos  ni  por  los 
romanos. 

En  el  año  323  A.  C.  Onías  I,  hijo  de  Jaddua  ascen- 
dió el  sumo  sacerdocio. 

En  general  Tolomeo  I  Soter  trató  a  los  judíos  con 
bondad,  pero  hubo  una  excepción  notable,  pues  cerca 
del  año  320  A.  C.  él  pasó  por  Jerusalén  y  sorprendió 


182 


HISTORIA  SAGRADA 


a  los  judíos  en  el  día  del  reposo,  y  tomó  la  ciudad, 
sin  que  ellos  le  hicieran  defensa  alguna.  De  ellos 
Tolomeo  llevó  a  muchos  cautivos,  como  de  los  sama- 
ritanos.  A  algunos  de  ellos  los  puso  en  Cirene  como 
colonos  ,a  otros  dejó  en  Alejandría  y  en  Egipto.  Me- 
tió a  30,000  en  el  ejército  como  soldados,  que  sirvie- 
sen de  guarniciones  en  sus  fortalezas.  Les  exigió 
juramento  de  lealtad  .porque  vió  que  no  osaban  que- 
brar su  juramento  ni  aun  para  complacer  a  Alejandro. 
Esta  circunstancia  le  inspiró  confianza  en  ellos. 

Después  de  la  toma  de  Jerusalén  tuvo  lugar  la  bata- 
lla de  IPSO  en  301  A.  C,  en  que  se  verificó  la  divi- 
sión del  imperio  indicada  en  Dan.  11  :4.  Seleuco  I. 
que  por  algún  tiempo  había  sido  general  de  Tolomeo 
I  recibió  "lo  demás"  del  imperio  de  Alejandro.  Esto 
incluyó  toda  Asia  Menor,  la  Palestina,  Celesiria  y  una 
pequeña  parte  de  Asia  Menor  sobre  el  Helesponto. 
El,  pues,  era  mucho  más  poderoso  que  los  otros  tres 
reyes  .  Fundó  a  Antioquía  en  Siria  y  la  hizo  su  capi- 
tal, y  estableció  la  dinastía  de  los  Seleucidas  que  que- 
dó en  posesión  de  este  reino,  con  algunos  intervalos, 
hasta  65  A.  C.  cuando  fué  hecho  una  provincia  ro- 
mana. 

Muchos  judíos  fueron  atraídos  a  Egipto  por  la  mo- 
deración del  tratamiento  que  Tolomeo  I  dió  a  todos 
los  extraños,  y  especialmente  a  los  judíos,  así  como 
por  la  fertilidad  del  suelo  de  Egipto. 

En  algún  tiempo  de  su  reinado  Tolomeo  I  Soter 
aumentó  el  comercio  de  Egipto  con  el  oriente,  compo- 
niendo el  canal  antiguo  que  unía  el  río  Nilo  con  el 
mar  Rojo.  Los  antiguos  reyes  Soti,  Rameses,  Necao 
y  Darío  se  habían  ocupado  de  esta  empresa,  pero 
ahora  este  canal  dió  gran  realce  a  la  importancia  de 
Alejandría  como  emporio.  Tolomeo  I  estableció  dos 
cosas  notables  que  su  hijo  Tolomeo  II  también  pro- 
movió en  gran  manera,  siendo  ellos  favorecedores  de 
la  literatura  y  de  la  ciencia.  Se  reunieron  en  derredor 
de  sí  muchos  hombres  de  ilustración.  Las  dos  cosas 
de  mayor  mérito  fueron  el  Museo  y  la  Biblioteca.  To- 
lomeo II  construyó  el  Serapeum,  gran  templo  en  honor 
de  Serapis  de  Ponto,  y  que  se  cree  haya  sido  el  dios 
Apis  de  Egipto  en  este  tiempo.  En  este  templo  se 
guardaba  gran  parte  de  la  famosa  biblioteca. 


BAJO  LOS  TOLOMEOS 


183 


Simón  I  el  Justo,  hijo  de  Onías  fué  sumo  sacerdote 
desde  310  hasta  291. 

Preg.  210.  Cuéntese  lo  del  sumo  sacerdocio  de 
Simón  I  el  Justo. 

Simón  I  el  Justo,  hijo  de  Onías  I,  siguió  a  éste 
desde  310  hasta  291  A.  C  A  él  se  le  atribuyen  los 
últimos  trabajos  de  la  colección  de  los  libros  del  Ca- 
non del  Antiguo  Testamento.  Gozó  de  la  reputación 
de  ser  muy  piadoso.  Se  celebra  en  los  libros  Apócri- 
fos :  En  Eccl.  cap.  50  y  en  II  Mac,  por  Josefo,  y  más 
todavía  en  Talmud.  Se  le  atribuyen  muchos  milagros 
sin  importancia,  que  no  son  siquiera  dignos  de  ser 
referidos.  Se  dice  que  él  reedificó  los  muros  de  Je- 
rusalén  que  fueron  derrumbados  por  Tolomeo  I  en 
320  A.  C,  para  que  los  sirios  no  se  pudiesen  estable- 
cer allí,  y  que  compuso  los  fundamentos  del  Templo. 
A  él  le  atribuyen  el  dicho:  "El  mundo  existe  por 
medio  de  tres  cosas :  La  Ley,  la  adoración  y  la  bene- 
ficencia." En  Eccl.  50  Sirac  compara  su  salida  del 
Lugar  Santísimo  al  sol,  la  luna  y  las  estrellas.  Su 
piedad  y  virtudes  le  hicieron  famoso,  pero  en  particu- 
lar se  sabe  muy  poco  de  él.  Eleazar,  hermano  de  Si- 
món I  el  Justo  , siguió  a  éste  en  el  sumo  sacerdocio 
desde  291  hasta  276  A.  C.  siendo  contemporáneo  de 
Tolomeo  II  en  Egipto. 

Preg.  211.  Expliqúese  la  situación  de  Jerusalén 
y  la  Palestina. 

En  general  se  puede  decir  que  en  las  campañas  con- 
tinuas de  los  generales  sucesores  de  Alejandro  Mag- 
no, Jerusalén  escapó  con  pocos  daños  durante  el  go- 
bierno de  los  sacerdotes  Onías  I  y  su  hijo  Simón  el 
Justo;  pero  que  las  ciudades  marítimas  de  Tiro,  Jope 
y  Gaza  en  el  mar  Mediterráneo  sufrieron  horrores. 
Andando  el  tiempo  fué  inevitable  que  Judea  también 
sufriera  siendo,  como  era,  el  campo  de  batalla  entre 
Siria  y  Egipto,  los  principales  contendientes.  En 
comparación  con  los  demás  generales,  y  aun  con  sus 
mismos  descendientes,  los  primeros  Tolomeos  eran 
más  moderados  y  humanos  en  su  gobierno  y  se  me- 
tieron en  menos  asuntos  conexos  con  la  religión  de 
los  Judíos. 

Preg.  212.  ¿Qué  se  dice  de  Tolomeo  II  Fila- 
delfo? 

En  285,  Tolomeo  II  Filadelfo,  hijo  de  Tolomeo  I  So- 


184 


HISTORIA  SAGRADA 


ter  (o  Lago)  y  Berenice,  fué  unido  con  su  padre  en 

el  reino  de  Egipto,  y  continuó  dos  años  como  co- 
regente ;  y  después  siguió  solo  en  el  trono  hasta  247 
A.  C.  Su  primera  esposa,  en  285,  era  Arsinoe,  hija  de 
Lisimaco  y  Nicea,  seis  años  después,  otra  Arsinoe,  la 
misma  hermana  de  Tolomeo  II,  se  huyó  de  su  medio 
hermano  Tolomeo  Cerauno  (tronador),  rey  de  Mace- 
donia,  y  fué  casada  con  su  hermano  Tolomeo  II.  Por 
esto  Tolomeo  II  era  llamado  "Filadelfo"  amador  de 
su  hermana. 

El  fin  del  reinado  de  Antioco  Soter,  280-261  A.  C. 
cayó  en  el  tiempo  de  Tolomeo  II  Filadelfo,  y  entonces 
Antioco  II  Theos,  hijo  de  aquél  , reinó  en  Antioquía 
desde  261  a  246  A.  C.  Este  Antioco  y  Tolomeo  se- 
guían guerreando  hasta  que,  para  dar  fin  a  sus  pleitos 
y  cimentar  la  paz,  o  sea  el  armisticio,  le  ofreció  en 
matrimonio  a  Antioco  II  su  hija  Berenice  con  un 
dote  riquísimo.  Al  aceptarla,  Antioco  divorció  a  Lao- 
dice  su  esposa  y  media  hermana,  y  se  casó  con  Bere- 
nice, prometiendo  que  si  ésta  tuviera  hijos,  serían  los 
herederos  del  reino  .  Al  fin  de  dos  años  murió  Tolo- 
meo  II,  y  Antioco  divorció  a  Berenice  y  volvió  a  to- 
mar a  Laodice.  Esta  se  vengó  matando  a  Antioco,  y 
también  causando  la  muerte  de  Berenice  y  a  su  hijo 
que  se  había  refugiado  en  Dafne,  que  se  tenía  por 
santuario. 

Se  puede  añadir  que  Tolomeo  II  Filadelfo  perpe- 
tuó su  memoria  en  la  Palestina  reedificando  y  en- 
grandeciendo a  la  ciudad  de  Acco,  ahora  llamada  Acre, 
que  está  situada  en  el  Mediterráneo,  y  dióle  su  propio 
nombre  Tolemaida;  y  también  a  la  antigua  Rabba,  a 
la  cual  puso  por  nombre  Filadelfia. 

Tolomeo  Euérgetes,  hijo  de  Tolomeo  II  y  Arsinoe 
su  primera  esposa,  247-222  trató  de  vengar  a  su  her- 
mana Berenice,  divorciada  por  Antioco  II,  y  entablo 
guerra  contra  Seleuco  II  Calinico  (Gloriosamente 
triunfante),  hijo  de  Antioco  y  Laodice.  Después  de 
haber  muerto  a  su  esposo  Antioco  II,  Laodice  puso 
a  su  hijo  en  el  trono  en  Antioquía.  Al  principio  To- 
lomeo III  tuvo  muy  buen  éxito,  pues  tomó  las  forta- 
lezas de  Siria,  la  principal  de  las  cuales  fué  Seleucia 
y  sujetó  al  país  hasta  el  río  Eufrates.  Regresando  de 
esta  campaña  con  botín  de  4,006  talentos  de  oro  y 
40,000  de  plata  y  mucha  joyería,  trajo  consigo  3,500 


BAJO   LOS   TOLOMEOS  ISS 

imágenes,  entre  las  cuales  estaban  los  ídolos,  dioses 
de  los  egipcios  que  Cambises  había  llevado  en  cautivi- 
dad. Tolomeo  III  los  devolvió  a  los  templos  de  los 
egipcios,  y  por  esto  ellos  le  llamaron  "Euérgetes" 
(Benefactor).  Para  entender  su  gratitud  hay  que  re- 
cordar que  los  Tolomeos,  siendo  griegos,  favorecie- 
ron a  los  griegos,  a  los  judíos  y  a  otros  extranjeros, 
pero  hicieron  poco  caso  de  los  naturales,  y  menos  de 
sus  dioses  y  costumbres  religiosas.  Antes  de  volver 
a  Egipto  Tolomeo  III  mató  a  Laodice,  y  se  hizo  dueño 
de  todo  el  reino  de  Siria;  pero  noticioso  de  que  había 
disturbios  en  Egipto,  dejó  a  Siria  y  volvió  a  Egipto. 
Esto  dió  oportunidad  a  Seleuco  II  Calinico  a  reco- 
brar la  mayor  parte  de  lo  que  había  perdido.  En  ca- 
mino para  Egipto,  Tolomeo  pasó  por  Jerusalén  y  ofre- 
ció sacrificios  de  gratitud  a  Jehová.  Consta  que  él 
sobrevivió  a  Seleuco  II  cuatro  años.  Así  se  ve  que 
el  arreglo  hecho  por  el  matrimonio  fué  desbaratado, 
y  Seleuco  II  obligó  a  Tolomeo  III  a  aceptar  un  ar- 
misticio de  10  años  entre  los  países.  Se  dice  que  Se- 
leuco II  trató  de  invadir  a  Egipto  por  su  flota,  pero 
fracasó  completamente,  porque  una  tempestad  des- 
truyó sus  naves. 

CUMPLIMIENTO  DE  DAN.  11:6-9. 


6.  Pero  al  fin  de  algunos 
años  los  dos  harán 
alianza,  y  la  hija  del 
rey  del  Sur  vendrá  al 
rey  del  Norte,  para 
a justar  las  desavenen- 
cias; mas  ella  no  será 
poderosa  para  retener 
el  poder  de  su  brazo; 
ni  podrá  mantenerse 
él  en  pie,  ni  sus  auxi- 
liares ;  sino  que  será 
entregada  ella  y  los 
que  la  trajeron  y  el  que 
la  engendró,  y  el  que 
la  sostuvo  en  aquellos 
tiempos. 


Tolomeo  II  Filadelfo 
dió  su  hija  Berenice  a  An- 
tioco  II.  Theos,  quien  se 
divorció  de  Laodice. 

Todo  este  arreglo  ma- 
trimonial fué  completa- 
mente desbaratado. 


186 


HISTORIA  SAGRADA 


8. 


Pero  de  un  renuevo  de 

sus  raíces  se  levantará 
otro  en  su  lugar,  el 
cual  vendrá  al  ejército 
y  entrará  en  la  forta- 
leza del  rey  del  Norte, 
y  obrará  contra  ellos 
y  prevalecerá; 

y  también  los  dioses 
de  ellos  con  sus  imá- 
genes de  fundición  y 
con  sus  alhajas  precio- 
sas de  plata  y  de  oro, 
los  llevará  en  cautive- 
rio a  Egipto;  y  él  du- 
rará más  años  que  el 
rey  del  Norte. 


Tolomeo  III,  Euérge- 
tes,  hijo  de  Filadelfo, 
trató  de  vengar  a  su  her- 
mana Berenice  y  tomó  las 
fortalezas  de  Siria  y  su- 
jetó al  país  y  trajo  los 
ídolos  egipcios  que  Cam- 
bises  había  tomado  de 
Egipto.  Sobrevivió  a  Se- 
leuco  cuatro  años. 


9. 


Así,  pues,  entrará  en 
su  dominio  el  rey  del 
Sur,  y  volverá  a  su  tie- 
rra. 


Continúa  al  fin  de  la 
Pregunta  220. 

Preg.  213.  Dése  la  historia  de  la  traducción 
del  Pentateuco  al  griego,  por  los  LXX. 

Según  la  tradición,  el  Pentateuco  fué  traducido  del 
hebreo  original  al  griego  en  los  días  del  sumo  sacer- 
dote Eleazar  y  Tolomeo  II  Filadelfo.  Haciendo  abs- 
tracción de  los  elementos  de  la  tradición  que  parecen 
ser  inverosímiles,  y  por  lo  mismo,  inadmisibles.'  nos 
concretamos  a  los  puntos  siguientes  que  tienen  mu- 
cha probabilidad  en  su  favor.  En  los  días  de  los  to- 
lomeos  I  y  II,  la  multitud  de  los  judíos  que  había  en 
Alejandría  llamaba  la  atención  por  su  religión  y  cos- 
tumbres distintivas.  Como  éstas  todas  se  fundaron 
en  la  Ley  de  Moisés,  Tolomeo  I  naturalmente  buscaría 
documentos  tan  notables  e  históricos  para  adornar  la 
biblioteca  que  estableció.  Demetrio  Falerio,  un  emi- 
nente griego  que  estaba  hospedado  con  Tolomeo  I, 
pudo  haberle  sugerido  el  modo  de  conseguir  este  do- 
cumento y  de  traducirlo  del  Hebreo  al  Griego.  Si- 
guiendo sus  consejos,  Tolomeo  envió  mensajeros  a 
Eleazar  pidiéndole  una  o  más  copias  del  manuscrito 
hebreo,  y  suplicándole  que  también  le  mandara  unos 


BAJO  LOS  TOLOMEOS 


18T 


sabios  judíos  que  pudieren  verterlo  al  griego,  peti- 
ción que  fué  inmediatamente  concedida.  Pero  en  es- 
tos días  murió  Tolomeo  I  Soter  y  fué  seguido  por 
su  hijo  Tolomeo  II  Filadelfo  que  tenía  la  misma  afi- 
ción por  la  literatura,  pero  estando  enojado  con  De- 
metrio Falerio  por  haber  tratado  de  persuadir  a  su 
padre  Tolomeo  I  a  dar  el  trono,  a  su  hermano  mayor, 
Tolomeo  Cerauno,  desterró  a  Demetrio  de  su  corte. 
Sin  embargo,  al  mismo  tiempo  siguió  con  la  empresa 
de  la  traducción  del  Pentateuco,  la  cual  en  debido 
tiempo  fué  concluida  satisfactoriamente  por  setenta 
sabios,  según  la  tradición,  y  fué  llamada  la  Septua- 
ginta,  o  Versión  de  los  LXX.  Es  cierto  que  Tolomeo 
II  Filadelfo  se  interesaba  mucho  en  la  extensión  de 
la  biblioteca  que  empezó  su  padre,  y  cuando  el  edificio 
se  llenó  de  manuscritos,  permitió  que  los  sobrantes 
fuesen  depositados  en  su  gran  templo,  el  Serapeum. 
Los  judíos  en  Alejandría  ya  no  entendían  bien  el  he- 
breo, y  tuvieron  gran  gozo  en  tener  su  Ley  en  Griego, 
y  de  vez  en  cuando,  sus  hombres  eruditos  añadían  al 
Pentateuco,  la  traducción  de  todos  los  demás  libros 
del  Antiguo  Testamento.  Esta  obra  grande  e  impor- 
tante para  la  iglesia  cristiana  empezó  cerca  del  año 
285,  y  sin  duda  fué  concluida  en  el  término  de  un 
siglo. 

Preg.  214.  ¿Qué  se  dice  de  la  Presidencia  del 
Sanhedrín  y  Antígono  de  Soco? 

Era  costumbre  antigua  desde  los  tiempos  de  la 
Vuelta  de  Babilonia,  que  el  sumo  sacerdote  fuese  el 
Presidente  del  Sanhedrín.  Esta  continuó  hasta  el 
tiempo  de  Simón  I  el  Justo.  Cuando  él  murió,  un 
sabio,  llamado  Antígono  de  Soco,  fué  elegido  al  pues- 
to que  en  hebreo  se  denomina  "Nasi."  Era  escriba  de 
inmensa  erudición,  y  enseñaba  al  pueblo  en  la  Ley 
y  en  las  Tradiciones;  pues  antes  de  él  los  escribas 
no  enseñaban  más  que  la  pura  ley  de  Dios.  Antígono 
fué  el  primero  de  los  doctores  llamados  Tanaim,  cu- 
yos escritos  se  hallan  en  "la  Misna,"  pero  después 
hubo  muchos  de  ellos  hasta  el  día  en  que  el  Rabí  Judá 
Hacados  compuso' la  Misna,  cerca  del  año  150  A.  D. 
Esdras  fué  el  primer  escriba  de  la  Ley,  mas  Antígono 
instituyó  esta  nueva  orden,  y  también  fué  el  primer 
judío  notable  que  tuviera  nombre  griego,  indicando 
tendencia  hacia  el  helenismo,  y  que  enseñaba  las  tra- 


188 


HISTORIA  SAGRADA 


diciones,  imponiéndolas  al  pueblo  como  obligatorias. 

Preg.  215.  Refiérase  el  origen  de  la  secta  de 
los  Saduceos. 

Advertimos  que  lo  que  se  dice  a  este  respecto,  sea 
tradicional  o  de  los  modernos,  merece  poca  fé.  Los 
rabinos  antiguos  decían  que  la  famosa  sentencia  de 
Antígono  de  Soco  era :  "No  seáis  como  esclavos  que 
sirven  al  amo  por  el  mendrugo  diario;  sed  como  los 
que  sirven  a  su  señor  sin  miramientos  a  los  emolu- 
mentos ;  y  que  el  temor  de  Dios  permanezca  con  vos- 
otros." Partía  del  principio  que  el  servicio  del  pia- 
doso debe  ser  filial  y  no  servil,  y  que  la  práctica  de  la 
virtud  debe  ser  puramente  por  amor  a  ella.  Pero 
Sadoc  y  Baitho,  dos  de  sus  discípulos  llevaron  su 
sentencia  en  otro  rumbo,  y  enseñaron  que  no  ha  de 
haber  galardón  o  premio  alguno  después  de  esta  vida. 
Se  separaron  de  Antígono  y  alegaron  que  no  habría 
ni  resurrección  ni  estado  futuro,  sino  que  los  premios 
de  Dios  se  otorgan  a  los  que  le  sirven  solamente  en 
esta  vida.  Fundaron  la  secta  de  los  saduceos  que  to- 
davía figuró  mucho  en  los  días  de  Nuestro  Señor  y  de 
sus  discípulos.  La  secta  admitía  las  doctrinas  de  la 
Creación  y  de  la  Providencia  que  los  epicúreos  nie- 
gan, pero  estaba  de  acuerdo  con  éstos  en  lo  demás  de 
sus  enseñanzas.  Los  judíos  modernos  desechan  esta  ex- 
plicación del  origen  de  los  saduceos  y  presentan  otra 
que  nos  parece  menos  admisible,  a  sabei,  que  la  secta 
recibió  su  nombre  de  Zadoc,  sacerdote  en  días  de 
David,  y  que  los  sacerdotes  descendientes  suyos  son 
los  que  constituyen  la  secta. 

Preg.  216.     ¿Cuándo  fué  escrito  el  Eclesiástico? 

Se  cree  que  fué  escrito  en  los  días  de  Onías  II,  cerca 
del  año  266  A.  C  por  Jesús  el  hijo  de  Sirac,  y  a  veces 
se  llama  "La  Sabiduría  del  hijo  de  Sirac"  o  "El  Ecle- 
siástico," porque  aunque  no  pertenece  al  Canon  de  los 
libros  inspirados,  sin  embargo  la  Iglesia  Romana  re- 
comendó que  fuese  leído  en  las  iglesias. 

Preg.  217.  Dése  una  mirada  a  la  creciente  des- 
moralización del  Sumo  Sacerdocio. 

Echemos  una  mirada  atrás  para  -notar  el  gradual 
enfriamiento  del  espíritu  piadoso  de  los  sacerdotes. 
En  el  tiempo  del  rey  Ezequías,  el  pueblo  común  ma- 
nifestó mucho  más  amor  y  entusiasmo  religioso  que 
los  ministros  de  su  religión.    2  Crón.  29:34,  30:15. 


BAJO  LOS  TOLOMEOS 


189 


Cuando  Esdras  fué  de  Babilonia  a  Jerusalén,  faltaban 
ministros  del  Templo,  y  tuvo  que  pararse  en  el  cami- 
no y  mandar  a  traer  a  algunos.  Esdras  8:15-20.  El 
y  Nehemias,  en  sus  trabajos  para  edificar  los  muros  de 
Jerusalén  y  establecer  bien  el  culto  de  Jehová,  halla- 
ron que  la  principal  rémora  era  la  misma  familia  del 
sumo  sacerdote,  a  causa  de  sus  íntimas  relaciones  con 
los  enemigos.  Neh.  6:18,  13:4,  7,  8,  28.  Gran  parte 
de  la  profecía  de  Malaquías,  1:6-2:9,  es  una  solemne 
amonestación  dirigida  contra  los  sacerdotes,'  acusán- 
doles de  una  profana  indiferencia  respecto  a  sus  debe- 
res sagrados.  Después,  sabemos  que  Manasés  se  casó 
con  la  hija  o  nieta  de  Sanbalat.  Preg.  211.  En  la 
misma  conexión  tenemos  el  infame  asesinato  de  Jesús 
por  Juan,  funcionando  éste  como  Sumo  sacerdote,  e 
hijos  los  dos  del  sumo  sacerdote  que  acababa  de  morir. 
Ahora  vamos  a  tener  el  origen  de  las  hostilidades  de 
dos  partidos  opuestos  en  el  seno  de  la  familia  sacer- 
dotal. La  historia  de  José,  hijo  de  Tobías  y  sobrino 
de  Onías  II  nos  introduce  a  una  nueva  fase  de  la  his- 
toria de  los  sacerdotes. 

Preg.  218.  Refiérase  el  origen  de  los  Oníades  y 
los  Tobíades. 

Vale  la  pena  detenernos  para  ver  bien  el  retrato  que 
Josefo  pinta  maravillosamente  en  Ant.  Lib.  :xii,  Cap. 
4,  exhibiendo  los  manejos  de  la  familia  sacerdotal  al 
inmiscuirse  completamente  en  la  vida  mundana  y  di- 
plomática. En  ella  se  mostraron  más  hábiles  que  los 
mismos  maestros  del  arte.  Con  gusto  y  orgullo  pa- 
triótico mal  disimulados,  Josefo  refiere  los  detalles 
minuciosos  de  este  nuevo  papel  que  empezaron  a  ha- 
cer en  grandes  empresas  financieras  y  nacionales. 
Parece  que  no  comprendió  bien  que  esto  era  la  in- 
troducción de  nuevos  elementos  de  corrupción  que 
se  entretejieron  en  el  carácter  del  sacerdocio  judío,  y 
que  al  fin  corrompieron  el  corazón  de  la  nación. 

Dice  que  Onías  II  era  un  ser  apocado  y  amante  del 
dinero,  y  que  su  codicia  se  iba  aumentando  a  medi- 
da que  envejecía.  Tolomeo  III  Euérgetes  seguía  la 
misma  costumbre  de  los  otros  Tolomeos,  exigiendo 
anualmente  20  talentos  al  pueblo  judío.  El  sumo  sa- 
cerdote, funcionando  como  jefe  de  la  nación,  tenía 
que  cobrar  esta  suma,  y  pagársela  al  rey ;  pero  cuando 
llegó  a  viejo,  se  le  antojó  a  Onías  II  no  pagarla.  Tolo- 


190 


HISTORIA  SAGRADA 


meo  se  enojó  y  despachó  a  Atenión  como  enviado  a 
Jerusalén  para  cobrarla  a  Onías,  y  con  la  amenaza  de 
que  si  no  la  pagaba,  él  mandaría  soldados  para  tomar 
posesión  de  sus  tierras  y  sacar  su  sustento  de  ellas. 
Los  judíos  quedaron  asombrados  al  saber  esto;  pero 
Onías  II  no  hizo  aprecio  y  se  afirmó  en  su  avaricia. 
Un  sobrino  de  Onías  II,  llamado  José,  que  era  hijo  de 
la  hermana  del  sacerdote  y  de  Tobías,  sabiendo  lo 
que  pasaba  fué  a  ver  a  su  tío  y  le  reprochó  su  falta  de 
patriotismo  al  no  pagar  el  tributo  y  atraer  así  sobre 
su  pueblo  una  calamidad.  Se  hizo  sordo  el  viejo  a 
todas  estas  palabras,  y  entonces  José  le  suplicó  que  se 
fuese  a  Alejandría  para  arreglar  este  negocio  con  el 
rey;  negándose  a  hacer  lo  que  se  le  pedía,  mas  al 
fin  consintió  en  enviar  a  José  para  que  lo  hiciera  en 
su  lugar.  Acto  seguido,  José  entró  en  el  Templo  y 
apaciguó  al  pueblo  que  estaba  alborotado,  y  condujo 
a  Atenión  a  su  casa  y  le  festejó,  tratándole  con  la 
mayor  hospitalidad  y  dándole  muchos  regalos  de 
valor.  Este  volvió  al  rey  y  habló  bien  de  José.  En 
este  intervalo,  José  pidió  un  préstamo  a  sus  amigos 
en  Samaría,  que  sin  duda  eran  sus  parientes  de  la 
familia  de  Manasés.  (Véase  Preg.  188)  y  también 
parientes  cercanos  del  Sumo  Sacerdote  Onías,  y  luego 
acudió  al  rey.  En  el  camino  iba  acompañado  de  va- 
rios señores  recaudadores  de  los  países  vecinos,  que 
bajaban  a  Alejandría  para  renovar  sus  contratos  con 
el  rey  y  recaudar  los  impuestos  de  él  en  sus  países. 
José  oía  sus  pláticas  y  aprendió  los  modos  como  ma- 
nejaban los  negocios  del  rey  y  el  pueblo.  Se  fijó 
también  en  la  suma  que  cada  uno  iba  a  ofrecer  para 
tomar  en  arriendo  los  tributos  de  su  país,  que  en 
conjunto  llegó  a  ser  8.000  talentos.  Estos  compañeros 
de  viaje,  siendo  personajes  principales  en  sus  regio- 
nes, vieron  con  desprecio  a  José  y  se  divertían  mo- 
fándose de  él,  juzgándole  persona  de  ninguna  im- 
portancia. Cuando  llegaron  a  Alejandría,  supieron 
que  el  rey  andaba  por  Memfis.  José  fué  a  encontrar- 
le al  camino,  volviendo  en  su  carro  en  compañía  de 
la  reina  y  con  Atenión  sentado  en  medio  de  ellos. 
Este  reconoció  a  José,  y  habiéndole  alabado  mucho 
ante  el  rev.  Tolomeo  le  convidó  que  se  sentara  con 
ellos  en  el  carro.  Llegaron  a  Alejandría  hechos 
grandes  amigos,  pues  José  no  dejaba  de  tener  moda- 


BAJO   LOS  TOLOMEOS 


191 


les  finos.  Cuando  los  postores  mencionaron  la  can- 
tidad que  ofrecian  por  el  oficio  de  cobrador,  José  en 
el  acto  ofreció  el  doble,  16,000  talentos.  Cuando  el 
rey  le  preguntó  quiénes  eran  sus  fiadores,  dijo  que 
tenía  dos,  el  rey  y  la  reina.  El  rey  lo  tomó  en  buena 
parte  y  le  dió  el  oficio,  causando  la  mayor  mortifica- 
ción a  los  otros,  que  volvieron  avergonzados  a  sus 
casas.  Así  volvió  recaudador  de  Judea,  Celesiria, 
Fenicia  y  Samaría,  oficio  que  retuvo  22  años.  Josefo 
dice  que  pidió  al  rey  2,000  soldados  para  ayudarle  al 
principio,  y  con  éstos  llegó  a  Askalón  y  demandó  las 
rentas.  Los  principales  de  allí  se  negaron  a  pagarlas 
y  le  resistieron,  pero  él  sin  vacilar,  mató  a  unos  20 
de  ellos,  saqueó  sus  casas  y  envió  todo  el  botín  al 
rey  .  En  Sitópolis  le  hicieron  igual  resistencia,  y 
les  trató  con  la  misma  severidad.  Ya  con  estos  ante- 
cedentes, los  demás  lugares  se  apresuraron  a  pagarle 
con  prontitud  ;  por  supuesto,  él  se  hizo  riquísimo,  y  el 
rey  recibió  sus  rentas  con  puntualidad.  En  una  de 
sus  visitas  a  Alejandría  vió  en  la  compañía  del  rey  a 
una  actriz  muy  hermosa,  de  la  cual  se  enamoró.  Su- 
plicó a  su  hermano  Solimius,  que  le  había  acompañado 
en  este  viaje  y  que  llevaba  en  su  compañía  a  su  hija, 
que  le  consiguiese  esa  actriz  y  que  le  guardara  el  se- 
creto, para  que  él  no  fuese  desacreditado  entre  los 
judíos  .  Consintió  Solimius,  pero  no  queriendo  que 
su  hermano  se  contaminara  con  los  gentiles,  en  lugar 
de  llevarle  la  actriz,  substituyó  a  su  misma  hija,  y 
José,  estando  confuso  por  la  embriaguez,  no  supo  la 
suplantación.  Esto  pasaba  varias  veces,  y  su  amor 
para  la  mujer  llegó  a  ser  tan  intenso  que  confesó  a 
su  hermano  que  le  costaría  la  vida  dejarla,  y  le  im- 
ploraba que  pidiera  la  actriz  al  rey  para  que  fuese 
su  esposa.  Entonces  su  hermano  le  desengañó,  in- 
formándole que  la  mujer  que  había  estado  con  él  era 
su  sobrina  y  no  la  actriz;  pero  que  él,  su  padre,  se  la 
daría  por  esposa.  El  consintió,  y  así  sucedió  que 
José  tuvo  siete  hijos  en  su  primera  esposa,  y  uno. 
llamado  Hircano,  por  la  incestuosa  unión  con  su 
sobrina. 

Preg.  219.    Refiérase  lo  de  Hircano. 

Un  talento  sorprendente  se  desarrolló  en  Hircano, 
mayor  que  el  que  tuviera  ninguno  de  sus  hermanos 
y  José  le  dió  la  más  esmerada  educación,  llegando  a 


192 


HISTORIA  SAGRADA 


ser  el  consentido  de  su  padre.  Cuando  llegó  la  noti- 
cia de  que  se  iba  a  verificar  una  fiesta  por  el  naci- 
miento de  un  hijo  del  rey,  José  no  pudo  ir  para  par- 
ticipar en  ella  y  ofreció  este  honor  a  cada  uno  de 
los  siete  hijos,  pero  ninguno  de  ellos  se  consideró 
suficiente  para  la  empresa;  luego  se  lo  ofreció  a 
Hircano,  y  éste  lo  aceptó.  José  le  dió  una  orden 
sobre  su  agente  Arión  en  Alejandría  para  que  le 
diese  el  dinero  que  él  quisiera  en  esta  ocasión,  supo- 
niendo que  la  cantidad  sería  de  unos  diez  talentos. 
José  tenía  acumulada  con  dicho  agente  la  suma  de 
unos  3,000  talentos,  y  los  siete  hermanos  no  dejaron 
de  resentirse  del  honor  conferido  a  su  hermano,  y  es- 
cribieron cartas  a  sus  amigos,  al  modo  griego,  para 
que  matasen  a  Hircano,  y  él  maliciando  esto,  hizo 
sus  preparativos,  demandando  1,000  talentos  al  agente 
Arión,  y  cuando  éste  no  se  los  quiso  entregar,  lo  me- 
tió en  la  cárcel.  El  rey  fué  avisado  de  esta  acción  y 
le  exigió  una  explicación  de  ella  y  por  qué  no  le 
había  visitado  para  pagarle  los  respetos.  Le  con- 
testó que  según  la  ley  de  su  país,  no  le  era  permitido 
a  uno  participar  de  la  fiesta  de  pacíficos  delante  de 
Jehová.  antes  de  haber  presentado  su  ofrenda.  Esta 
respuesta  le  pareció  al  rey  acertada  según  las  ideas 
del  tiempo,  y  dió  orden  a  Arión  para  que  le  enterase 
la  cantidad.  Entonces  Hircano  dió  ricos  presentes  a 
sus  presuntos  asesinos,  y  así  los  convirtió  en  amigos 
suyos.  En  seguida  compró  cien  muchachos  y  cien 
muchachas  a  talento  cada  uno  y  distribuyó  entre  ellos 
por  igual  200  talentos  que  llevaban  en  talegas.  Asis- 
tió a  la  gran  fiesta,  poniéndose  en  el  lugar  más  hu- 
milde. Ya  se  había  informado  de  antemano  que  los 
ricos  comensales  iban  a  dar  al  rey  regalos  de  a  10 
y  de  12  talentos  cada  uno.  El  les  había  dado  a  enten- 
der que  no  disponía  de  más  de  cinco  talentos;  por 
esta  causa  trataron  de  hacerle  el  hazmereír  de  todos. 
Al  comer  la  carne,  amontonaron  los  huesos  en  la  mesa 
de  él,  obedeciendo  a  una  indicación  de  los  demás 
comensales,  el  bufón  del  rey  le  llamó  la  atención  para 
que  mirara  la  mesa  de  Hircano  llena  de  huesos.  El 
rey  le  preguntó  cómo  había  sucedido  tal  cosa,  puesto 
que  las  demás  mesas  no  tenían  huesos.  Contestó: 
"Ah,  mi  Señor,  Oh  Rey,  la  fiesta  es  muy  abundante; 
los  puercos  suelen  comerse  la  carne  con  todo  y  hue- 


BAJO   LOS  TOLOMEOS 


193 


sos,  pero  la  gente  sólo  se  come  la  carne  y  deja  los 
huesos  en  la  mesa,  como  lo  ve  Su  Majestad."  Los 
demás  se  arrepintieron  de  haberse  burlado  de  él,  por 
la  posición  en  que  los  puso  con  su  contestación.  Cuan- 
do presentaron  los  regalos,  cada  cual  ofreció  al  rey 
sus  10  ó  12  talentos,  pero  Hircano  aguardó  hasta  el 
fin,  e  hizo  marchar  a  los  muchachos  y  muchachas  en 
procesión,  y  aquellos  presentaron  los  100  talentos  al 
rey,  y  éstas  otros  cien  talentos  a  la  reina.  El  rey  le 
preguntó  qué  presente  quería  recibir  de  él,  Hircano 
le  despondió  que  ninguno,  sino  solamente  que  el  rey 
escribirá  a  Jerusalén  hablando  de  él.  Al  saber  sus 
hermanos  lo  que  pasó,  ardieron  en  envidia  y  celos 
contra  él,  y  con  el  consentimiento  de  su  padre,  que 
se  hallaba  adolorido  de  la  pérdida  de  tanto  dinero,  sa- 
lieron al  camino  para  matarle  cuando  regresaba  a  Je- 
rusalén. Esto  les  salió  muy  mal,  porque  varios  de 
los  que  le  atacaron  fueron  muertos,  inclusos  dos  de 
sus  hermanos.  Al  llegar  a  Jerusalén.  advirtió  que 
no  le  era  grato  a  su  pueblo,  y  se  retiró  hasta  el  otro 
lado  del  Jordán.  Allí  se  radicó  y  obligó  a  los  bár- 
baros a  pagar  los  impuestos  al  rey. 

En  esto,  murió  José,  y  también  Onías  II,  y  su  hijo 
Simón  II  le  sucedió.  Hubo  mucha  contención  entre 
el  pueblo  y  los  hijos  de  José,  en  la  cual  tomaron  parte 
los  ancianos  del  pueblo  y  el  mismo  Simón  II,  siendo 
él  pariente  de  los  Hijos  de  Tobías.  Desde  ahora  hubo 
dos  partidos  notables  en  el  pueblo;  el  de  Los  Hijos  de 
Tobías  o  Tobíades  y  el  de  los  Oníades. 

Hircano  se  quedó  al  otro  lado  del  Jordán  guerrean- 
do perpetuamente  con  los  árabes,  matándolos  o  lle- 
vándolos cautivos.  Construyó  un  fuerte  castillo  cerca 
de  Hesbón,  hecho  todo  de  piedras  blancas  y  adornado 
con  animales  y  fieras  de  enorme  tamaño  esculpidos  o 
grabados  en  los  muros.  Lo  cercó  de  un  hondo  canal 
o  foso  con  agua,  y  labró  en  la  roca  cercana  cavernas 
muy  largas,  con  aposentos  amplios,  unos  para  fiestas, 
otros  para  dormitorios  y  viviendas  ;  e  introdujo  mu- 
cha agua  que  corría  en  derredor  de  los  atrios.  Las 
entradas  de  las  cavernas  eran  puertas  muy  angostas 
en  las  cuales  apenas  cabría  una  sola  persona,  para  que 
se  pudiese  defender  de  sus  enemigos  .  También  había 
huertas  y  otras  cosas  de  adorno  y  utilidad,  y  la  llamó 
"Tiro,"  La  Roca.    Allí  reinó  siete  años  hasta  que  vió 


194 


HISTORIA  SAGRADA 


a  Antioco  Epifanes  acercarse  en  sus  campañas  con- 
tra Palestina.  Entonces  Hircano  desesperó  de  poder 
defenderse  de  sus  ejércitos  y  se  suicidó;  y  Antioco 
saqueó  todos  sus  tesoros. 

Preg.  220.  ¿Cuál  es  la  importancia  de  la  his- 
toria de  los  Oníades? 

Josefo  consigna  más  detalles  del  origen  de  los 
Tobiades  y  Oníades,  que  de  ninguna  otra  cosa  y  es 
propio  hacerlo  nosotros  también  para  indicar  la  in- 
troducción entre  los  judíos  del  espíritu  de  facción, 
y  para  dar  una  muestra  del  talento,  de  las  maniobras 
y  del  abuso  del  dinero  en  presentes,  y  cohecho,  de 
la  familia  sacerdotal,  con  sus  engaños  y  sus  asesina- 
tos. Nosotros  estaríamos  dispuestos  a  creer  que  este 
cuento  sería  una  fábula  si  no  fuera  que  hoy  día  se 
ven  las  ruinas  del  castillo  de  Hircano  cerca  de  Hes- 
bón,  pues  allí  están  las  piedras  blancas,  labradas  en 
formas  de  leones  y  de  otros  animales,  allí  están  las 
cuevas  o  cavernas  y  las  formas  de  hoja  de  palma  y 
las  grandes  caballerizas  en  la  tierra  de  Moab,  y  aun 
lleva  el  nombre  de  "Arak-el-Emir."  El  Principe  Hir- 
cano (Stanley  en  Hist.  of  Jewish  Church  III  274-275. 
cita  Tristam.  Land  of  Israel  529.  Palestine  Explor- 
ation  Fund.  Quarterly  Statement  Ap.  1872,  y  Murray's 
Handbook.) 

Simón  II,  hijo  de  Onías  II  era  sumo  sacerdote  des- 
de 219  a  199  A  .C.  Muchos  sostienen  que  él  es  el  Si- 
món el  Justo  a  quien  se  atribuyen  las  alabanzas  del 
Eclesiástico;  y  que  él  reedificó  los  muros  de  Jerusa- 
lén  e  hizo  otras  cosas  ilustres,  y  sin  duda  era  mucho 
mejor  hombre  que  su  padre  Onías  II.  En  el  segun- 
do año  de  sü  sacerdocio,  217,  ocurrió  la  batalla  de 
Rafia,  y  la  llegada  de  Tolomeo  IV  a  Jerusalén.  cuan- 
do trató  de  forzar  su  entrada  en  el  Lugar  Santísimo, 
mas  la  firmeza  de  Simón  y  toda  su  conducta  en  esta 
ocasión  fué  digna  de  su  oficio. 

Preg.  221.  Refiérase  lo  aue  sucedió  en  el  rei- 
nado de  ANTIOCO  III  EL  GRANDE  en  SIRIA, 
desde  223  a  187  A.  C. 

Seleuco  II  Calinico  reinó  unos  20  años  en  Antio- 
quía,  desde  246  a  226  A.  C.  y  dejó  dos  hijos  que  le 
siguieron  sucesivamente  en  el  trono;  SELEUCO  III 
CERAUNO,  (Tronador)  y  Antioco  III  el  Grande. 
El  primero  sólo  reinó  tres  años,  desde  226  a  223,  cuan- 


BAJO  LOS  SIRIOS 


195 


do  fué  asesinado  y  sucedido  por  su  hérmano  Antioco, 
quien  duró  36  años,  desde  223  a  187  A.  C.  en  continuos 
conflictos  con  todos  a  su  derredor.  Era  gran  guerre- 
ro, ganó  muchas  victorias,  pero  sufrió  tremendas  de- 
rrotas :  La  de  Rafia  en  217,  y  la  de  Magnesia  en  190. 
Redujo  muchos  países  a  sumisión  en  el  oriente,  que 
se  habían  rebelado  contra  él,  y  también  invadió  Cele- 
siria  y  tomó*  a  Damasco  y  los  países  al  oriente  del 
Jordán.  Reunió  un  ejército  poderoso  efe  62,000  in- 
fantes y  102  elefantes  y  6,000  caballos  y  empezó  una 
guerra  formal  contra  Tolomeo  IV  Filopátor  (Des- 
de 222  hasta  206),  hijo  de  Tolomeo  III  Euérgetes. 
Al  principio  tuvo  buen  éxito  y  acabó  de  sujetar  toda 
la  Palestina  al  gobierno  de  Siria,  despojando  a  Egip- 
to de  la  soberanía.  Tolomeo  IV  era  del  todo  des- 
preciable, siendo  matricida  y  fratricida  con  redupli- 
cada criminalidad,  porque  tomó  a  su  hermana  Arsi- 
noe  por  esposa,  y  después  de  algunos  años  de  esta 
vida  incestuosa,  la  mató,  debiendo  a  ella  casi  todo  el 
buen  éxito  de  sus  empresas.  Ahora,  en  217  A.  C.  que 
Antioco  III  se  acerca  con  intención  de  invadir  a  Egip- 
to, Tolomeo  hizo  reunir  un  ejército  parecido  en  nú- 
mero al  de  Antioco,  teniendo  70,000  infantes,  5,000 
caballos  y  73  elefantes,  lo  condujo  en  rodeo  por  Ara- 
bia Pétrea,  y  se  encontró  con  las  tropas  de  Antioco 
en  RAFIA,  cerca  de  Gaza.  Se  libró  una  terrible  ba- 
talla, y  por  el  valor  y  talento  de  Arsinoe,  los  egipcios 
derrotaron  completamente  a  Antioco,  quien  tuvo  que 
abandonar  a  la  Palestina.  En  seguida  Tolomeo  subió 
a  Jerusalén  y  ofreció  sacrificios  a  Jehová,  pero  no 
quedó  satisfecho  con  esto,  sino  que  quiso  penetrar  en 
el  Santuario.  Fué  impedido,  y  tuvo  un  desmayo. 
Volvió  a  Egipto  encendido  en  iras  y  se  vengaba  en 
los  judíos  de  Alejandría  por  la  vergüenza  y  susto 
que  sufrió  en  su  fracaso.  Se  puso  más  cruel  y  se 
entregó  completamente  a  sus  vicios  y  pasiones.  Los 
mismos  egipcios  se  encandalizaron  al  ver  que  no  sacó 
de  Antioco  las  ventajas  que  debía  después  de  tan  gran- 
de victoria  sobre  él. 

Después  de  ser  derrotado  en  Rafia  en  217,  Antioco 
IIT  el  Grande,  se  ocupaba  en  muchas  campañas  en  los 
países  más  al  norte  y  al  oriente,  hasta  Bactria.  Au- 
mentó su  ejército,  acopió  recursos,  y  después  de  14 
años,  volvió  con  la  intención  de  vencer  a  Tolomeo  V. 


196 


HISTORIA  SAGRADA 


Epífanes,  hijo  de  Tolomeo  IV,  que  era  niño  débil  y 
cruel.  En  Egipto  había  habido  algunas  insurreccio- 
nes contra  Tolomeo  IV.  Este  tenía  por  ministro  a 
Agáthocles,  pero  manejaba  muy  mal  la  cosa  pública. 
En  vista  de  la  debilidad  del  gobierno  de  Egipto. 
Antioco  Grande  hizo  alianza  con  Felipe  V,  rey  de 
Macedonia,  según  la  cual  se  reunían  los  dos  en  una 
guerra  contra  Egipto,  y  al  salir  victoriosos,  reparti- 
rían ese  país  y  sus  dependencias  entre  los  dos.  En 
este  reparto  Felipe  V  tendría  Caria,  Libya  Cirene  y 
Egipto,  y  Antioco  el  Grande  se  quedaría  con  la  Pa- 
lestina, Calesiria  y  las  demás.  Felipe  no  hizo  nada 
por  haber  sido  atacado  por  los  romanos.  Poco  tiem- 
po después,  Antioco  III  conquistó  a  Calesiria  y  la 
Palestina,  pero  los  egipcios  apelaron  a  los  ROMA- 
NOS para  que  se  hiciesen  guardianes  y  protectores 
de  su  joven  rey,  y  ellos,  ya  que  se  habían  reducido 
a  Cartago,  eran  deseosos  de  meterse  más  en  los  asun- 
tos de  los  orientales,  y  por  esto  , aceptaron  alegre- 
mente este  cargo,  y  enviaron  a  M.  Emilius  Lepidus 
con  un  mensaje  a  los  dos  reyes,  mandándoles  desis- 
tir de  la  invasión  de  Egipto ;  y  nombraron  a  Aristo- 
menes  ministro  de  Tolomeo.  Escopas,  general  etolio, 
les  ayudó  a  los  egipcios,  y  fué  enviado  a  su  patria 
para  enganchar  tropas,  y  volvió  con  6,000  soldados 
y  trató  de  recobrar  a  Calesiria  y  la  Palestina  para 
Egipto.  En  este  tiempo  (199  A.  C.)  Antioco  el  Gran- 
de peleaba  con  Atalo,  rey  de  Pérgamo,  y  gastó  tiem- 
po en  conquistas  en  los  países  orientales  hasta  Partia 
e  India,  y  por  estas  ausencias  de  él,  Escopas  con  faci- 
lidad redujo  otra  vez  a  los  dos  países  al  dominio 
de  Tolomeo  V;  y  volviendo  por  la  Palestina,  puso 
guarnición  en  Jerusalén,  y  se  llevó  mucho  botín  a 
Egipto.  En  el  año  siguiente,  198  A.  C.  Antioco  el 
Grande  regresó  a  Siria,  y  encontrando  a  Escopas  con 
un  ejército  en  Paneas,  cerca  de  las  fuentes  del  Jordán, 
le  venció.  Escopas  se  huyó  con  10,000  soldados  a  Si- 
dón,  y  la  fortificó,  pero  Antioco  le  siguió,  y  le  puso 
sitio.  Los  egipcios  mandaron  nuevos  reclutas  escogi- 
dos, bajo  los  generales  Eropas,  Menelao  y  Damaxeno ; 
pero  aunque  fueron  los  mejores  que  había  entre  todos 
sus  militares  a  causa  de  su  pericia  en  la  guerra,  no 
pudieron  salvar  a  Escopas,  sino  que  fracasaron  en  su 
esfuerzo  de  levantar  el  sitio,  y  vencidos  por  el  ham- 


BAJO  LOS  SIRIOS 


197 


bre,  tuvieron  que  rendirse.  Después  Escopas  conspi- 
ró contra  Tolomeo  V,  pero  fué  arrestado  por  Aristó- 
menes  y  ejecutado.  Antioco  fué  por  la  costa  y  casti- 
gó a  Gaza  por  su  hostilidad,  y  volviendo  hacia  Siria, 
logró  sujetar  a  toda  la  Palestina  y  los  países  adya- 
centes, a  su  dominio.  Entonces  Antioco  el  Grande 
marchó  con  triunfo  por  la  Palestina  para  tomar  pose- 
sión del  pais.  En  esta  ocasión  los  Judíos  le  dieron 
una  recepción  entusiasta,  saliendo  en  procesiones  so- 
lemnes para  encontrarle,  y  le  ayudaron  a  tomar  el 
castillo  que  tenía  la  guarnición  de  egipcios.  Este 
cambio  de  gobierno  es  una  época  importante,  que  se 
efectuó  en  198  A.  C.  Anteriormente  los  Judíos  ha- 
bían preferido  estar  bajo  el  gobierno  de  los  Tolo- 
meos,  pero,  ahora  estaban  muy  favorablemente  dis- 
puestos hacia  los  sirios.  Seguramente  este  gran  cam- 
bio fué  causado  por  el  tratamiento  que  habían  reci- 
bido de  los  egipcios  desde  Tolomeo  IV,  quien  quiso 
penetrar  en  el  Lugar  Santísimo,  y  los  graves  daños 
que  habían  sufrido  a  las  manos  de  Escopas,  que  dejó 
una  fuerte  guarnición  en  Jerusalén  y  que  había  sa- 
queado a  los  Judíos  como  si  hubiesen  sido  enemigos. 
Antioco  el  Grande  los  lisonjeaba;  expidió  un  edicto 
favorable  para  ellos,  dándoles  elogios  y  privilegios, 
y  aun  tomó  medidas  para  socorrer  sus  necesidades. 
Véase  Ant.  XII,  3:3,  donde  se  menciona  el  SANHE- 
DRIN  por  primera  vez,  pues  Josefo  la  llama  "Sena- 
do." La  Judea  se  hallaba  exhausta  por  las  correrías 
de  tantas  tropas  y  su  manutención  como  también  el 
pillaje  inevitable  por  una  soldadesca  extranjera,  aun 
cuando  luchaba  como  amigos  mucho  tiempo  para 
quitar  la  guarnición  egipcia;  y  Antioco,  viéndolo, 
trató  de  aliviar  su  miseria.  En  sus  últimas  campañas 
había  formado  una  opinión  favorable  de  los  Judíos,  y 
cuando  los  habitantes  de  Frigia  lo  molestaban  por  su 
mucha  turbulencia  y  rebelión,  transportó  2,000  fami- 
lias de  los  Judíos  de  Babilonia  y  Mesopotamia  a  Asia 
Menor  para  que  viviesen  allí  y  mantuviesen  el  orden, 
pues  confió  en  su  lealtad  y  buen  carácter.  Estos  ju- 
díos son  los  antepasados  de  aquellos  a  quienes  Pablo 
evangelizó  en  su  primer  viaje  misionero.  Antioco 
siguió  avanzando  y  sojuzgó  a  Gaza  a  Batanea,  Sama- 
ría, Ahila  y  Gadara.  Pero  una  guerra  con  los  roma- 
nos brotó  ahora,  y  sin  recoger  más  fruto  de  su  victo- 


198 


HISTORIA  SAGRADA 


ria,  se  apresuró  a  hacer  las  paces  con  Egipto;  y  para 
cimentarlas  ofreció  su  hija  Cleopatra  a  Tolomeo  V. 
eme  ahora  tenía  13  años  de  edad,  para  que  se  casara 
con  ella  al  llegar  a  su  mayoría,  estipulando  que  ella 
tendría  por  dote  Celesiria,  Samaría,  Judea  y  Fenicia. 
Tolomeo  V.  aceptó  estas  condiciones  y  el  acuerdo  se 
hizo  en  197  A.  C..  y  Tolomeo  V.  se  casó  con  Cleopa- 
tra en  193  A.  C.  Pero  más  tarde  Antioco  el  Grande 
Irató  de  quitar  las  provincias  de  Siria.  Cilicia.  Licia 
y  otras  del  dominio  de  Egipto  con  la  mira  de  tomar 
también  a  Egipto,  mas  Tolomeo  V  cayó  en  la  cuen- 
ta; y  aun  su  esposa,  la  misma  hija  de  Antioco  favo- 
reció a  su  marido  en  contra  de  su  padre,  pues  cuando 
él  fué  vencido  en  Termopilas,  ella  envió  congratula- 
ciones a  los  romanos  por  su  victoria  sobre  él. 

En  su  guerra  con  los  romanos  Antioco  el  Grande 
tuvo  algunas  ventajas  al  principio,  pues  tomó  varias 
islas  del  Mar  Egeo  y  algunas  regiones  costaneras  de 
Asia  Menor;  y  cuando  los  romanos  trataron  de  pro- 
hibir sus  a\ anees,  les  respondió  rudamente.  Con  al- 
tivez', les  afrentó,  diciéndoles  que  no  tenían  ingerencia 
en  los  asuntos  de  Asia,  y  que  él  no  estaba  sujeto  a 
sus  órdenes.  En  esos  días  Aníbal,  que  andaba  pró- 
fugo después  de  sus  reveses,  se  incorporó  con  Antio- 
co III  el  Grande,  y  le  dió  algunos  consejos  sabios, 
que  le  podrían  haber  dado  la  completa  victoria  sobre 
los  romanos  si  los  hubiera  seguido,  pero  los  desechó. 
En  este  tiempo  se  casó  con  una  joven,  y  pasó  mucho 
tiempo  inactivo,  gozándose  en  su  matrimonio,  hasta 
que  los  romanos  le  sorprendieron  en  Termopilas,  (en 
el  año  191  A.  C.)  y  le  derrotaron,  forzándole  a  huir 
hasta  Asia  Menor.  Pero  todavía  mostraba  pereza  en 
sus  movimientos,  y  perdió  en  tres  encuentros  navales. 
Al  fin  se  despertó  para  ganar  por  tierra  lo  que  había 
perdido  en  el  mar.  Con  prisa  reunió  un  ejército  nu- 
merosa de  70.000  infantes,  12.000  caballerías,  además 
de  muchos  camellos,  elefantes  y  carros  armados  con 
hoces  Los  romanos  guiados  por  Lucio  Cornelio  Es- 
cipión,  a  quien  llamaron  "El  Asiático"  y  que  era 
hermano  de  Escipión  Africano,  que  había  vencido  a 
An'bal.  le  atacó  cerca  de  Magnesia  con  solamente 
30.000  soldados,  y  le  venció  completamente.  Antioco 
III  el  Grande  perdió  grandes  despojos  en  esta  bata- 
lla, librada  en  190  A.  C.  y  aunque  procuró  ayudarse 


BAJO  LOS  SIRIOS 


19» 


por  medio  de  una  correspondencia  diplomática,  no 
gano  nada,  y  tuvo  que  abandonar  toda  la  Asia  Menor 
al  oeste  del  Monte  Tauro,  y  pagar  todo  el  costo  de 
la  guerra,  que  sumaba  15,000  talentos.  De  estos  de- 
mandaron 500  al  contado,  15,000  en  la  fecha  fijada  por 
el  Senado  al  ratificar  la  paz,  y  IfiOO  anualmente  por 
12  anos.  Así  la  afrenta  que  arrojó  sobre  los  romanos 
cayó  sobre  su  misma  cabeza.  Aun  la  Siria  quedó 
como  dependencia  de  Roma  bajo  sus  propios  reyes. 
Volvió  a  su  tierra  avergonzado  y  agobiado  por  esta 
enorme  deuda.  En  sus  frenéticos  esfuerzos  para 
reunir  fondos  para  pagarla,  procuró  robar  el  templo 
de  Belus  en  Elimais,  pero  los  habitantes  de  ese  pue- 
blo se  levantaron  contra  él,  y  le  mataron. 

CONTINUAN  LAS  PROFECIAS  DE  DANIEL 
EN  EL  REINO  DE  ANTIOCO  III  EL  GRANDE 

10.  Empero  los  hijos  de        La  guerra  de  Antioco 
aquél  levantarán  gue-    III  el  Grande  contra  To- 


rra, y  juntaran  una 
multitud  de  fuerzas 
grandes :  y  uno  de 
ellos  vendrá  a  viva 
fuerza,  e  invadirá,  y 
pasará  adelante;  lue- 
go tornará  y  llevará 
la  guerra  hasta  la 
fortaleza  del  otro. 

11.  Con  lo  cual  se  enfu- 
recerá el  rey  del  Sur 
y  saldrá,  y  peleará 
contra  él,  es  decir 
contra  el  rey  del  Nor- 
te ;  y  pondrá  en  cam- 
paña una  grande  mul- 
titud de  gente;  y  se- 
rá entregada  aquella 
multitud  en  su  mano. 

12.  Y  se  llevará  la  mul- 
titud  en   cautiverio ; 

con  lo  cual  se  elevará 
su  corazón,  y  hará 
caer    muchos  milla- 


lomeo  V.  Filopáter,  que 
conquistó  Celesiria  y  Pa- 
lestina. 


Antioco  el  Grande  mar- 
chó contra  Tolomeo  el 
año  217  A.  C.  a  Rafia  cer- 
ca de  Gaza,  y  Tolomeo 
dió  vuelta  por  el  lado 
oriental  y  sorprendió  a 
Antioco,  y  por  la  sagaci- 
dad y  valor  de  su  herma- 
na-esposa Arsinoe,  aquél 
ganó  una  victoria  icom- 
pleta. 

Después  de  esta  victo- 
ria, Tolomeo  volvió  a  sus 
vicios ;  y  por  tanto  nada 
aprovechó,  y  su  pueblo 
se  quedó  descontento,  y 


200 


HISTORIA  SAGRADA 


res;  mas  no  prevale- 
cerá. 

13.  Pues  el  rey  del  Nor- 
te volverá,  y  pondrá 
en  campaña  una  mul- 
titud mayor  que  la 
primera;  y  al  fin  de 
los  tiempos  vendrá  a 
viva  fuerza  y  gran- 
des riquezas. 

14.  Y  en  aquellos  tiem- 
pos muchos  se  levan- 
tarán contra  el  rey 
del  Sur;  y  los  hijos 
turbulentos  de  tu 
pueblo  se  levantarán 
para  confirmar  la  vi- 
sión;  mas  ellos  tro- 
pezarán. 

15.  Vendrá,  pues,  el  rey 
del  Norte  y  levantará 
atrincheramientos,  y 
tomará  la  ciudad 
fuerte,  y  las  fuerzas 
del  Sur  no  podrán 
resistir,  ni  sus  gen- 
tes más  escogidas; 
pues  no  tendrán  for- 
taleza para  resistir. 

16.  Por  lo  cual  su  oposi- 
tor hará  conforme  a 
su  voluntad,  pues  no 
habrá  quien  pueda 
parar  delante  de  él ;  y 
se  plantará  en  la  tie- 
rra de  hermosura;  la 
cual  estará  completa- 
mente en  su  mano. 

17.  Luego  pondrá  su  ros- 
tro para  ir  contra  el 
otro  con  el  poderío 

de  todo  su  reino,  y 


se  levantaron  algunas  se- 
diciones. 

Al  morir  Tolomeo  Fi- 
lopáter,  le  sucedió  su  hi- 
jo Tolomeo  Epífanes,  un 
niño. 

Al  fin  de  unos  14  años. 
Antioco  el  Grande  volvió 
con  un  ejército  poderoso 
y  trató  de  conquistar  a 
Celesiria  y  la  Palestina. 

Los  reyes  de  Siria  y 
Macedonia  formaron  una 
liga  para  conquistar  a 
Egipto,  y  Agáthocles  y 
su  hermana  con  Tlepole- 
mo  conspiraron  contra 
el  rey. 


Muchos  Judíos,  parti- 
darios de  los  egipcios,  re- 
negaron su  fé  y  fueron 
expulsados  por  Antioco 
III.  Así  lo  hizo  después 
de  la  batalla  de  Paneas. 

Antioco  III  el  Grande 
sitió  a  los  egipcios  en  Si- 
dón,  mas  éstos  no  pudie- 
ron levantar  el  sitio  con 
sus  tropas  escogidas,  y 
Antioco  redujo  la  Pales- 
tina al  dominio  de  Siria, 
y  ésta  no  volvió  nunca  a 
estar  bajo  Egipto. 


Con  propósito  fraudu- 
lento de  conquistar  a 
Egipto,  Antioco  III  dió 
su  hija  en  matrimonio  al 


BAJO  LOS  SIRIOS 


efectuará  convenios 
con  él,  y  hará  su  vo- 
luntad; y  le  dará  la 
hija  de  mujeres,  es- 
perando corromper- 
la; pero  ello  no  ten- 
drá éxito,  ni  ella  per- 
manecerá de  por  él. 

18.  Entonces  volverá  su 
rostro  hacia  las  cos- 
tas marítimas,  y  se 
apoderará  de  muchas 
de  ellas;  pero  un  cau- 
dillo pondrá  término 
a  la  afrenta  que  le  ha 
hecho ;  y  aun  hará 
volver  su  afrenta  so- 
bre él  mismo. 

19.  Por  lo  cual  él  volve- 
rá su  rostro  hacia  las 
fortalezas  de  su  pro- 
pia tierra;  pero  tro- 
pezará y  no  será  más 
hallado. 


201 

joven  Tolomeo  V.  pero 
ella  fué  fiel  a  su  marido. 


Antioco  III  el  Grande 
hizo  conquistas  por  las 
costas  del  Mediterráneo, 
y  después  insultó  al  ro- 
mano Escipión  Asciático, 
quien  lo  derrotó  comple- 
tamente. 


Luego  volvió  a  Siria 
avergonzado,  y  pereció 
robando  un  templo  paga- 
no, en  Elimais. 

Continúa  al  fin  de  la 
pregunta  237. 


Preg.  222.  Refiérase  el  reinado  de  Seleuco  IV 
Filopáter. 

Seleuco  IV  Filopáter,  hijo  mayor  de  Antioco  III 
el  Grande,  le  sucedió  como  Rey  de  Siria.  Estaba 
obligado  a  pagar  el  tributo  que  los  romanos  habían 
impuesto  a  su  padre  a  razón  de  1,000  talentos  al  año. 
Esta  cantidad  sería  del  valor  ahora  de  al  menos  unos 
$1,000.000.000.  Seleuco  IV  volvió  a  unir  las  provin- 
cias de  Celesiria  y  Palestina  a  Siria.  Además  de  esto 
se  sabe  poco  de  sus  obras,  pero  tuvo  contacto  con  los 
Judíos  precisamente  en  esta  empresa  de  reunir  dine- 
ro para  los  romanos. 

En  el  año  176  A.  C.  Simón  benjamita,  era  goberna- 
dor del  Templo  en  Jerusalén,  y  al  mismo  tiempo  el 
recaudador  de  los  impuestos  del  rey.  El  trató  de 
poner  en  práctica  algunas  ideas  suyas,  pero  Onías 
III,  el  sumo  sacerdote,  se  lo  impidió.  Enojándose 
Simón,  y  obrando  de  acuerdo  con  los  hijos  de  Tobías, 


202 


HISTORIA  SAGRADA 


se  fué  a  ver  a  Apolonio,  gobernador  de  Fenicia  y  Ce- 
lesiria  bajo  Seleuco,  y  le  informó  que  había  inmensos 
tesoros  guardados  en  el  Templo.  Noticioso  el  rey 
de  esto,  mudó  de  conducta.  Anteriormente  había  si- 
do amigo  de  los  judíos,  y  de  año  en  año  había  con- 
tribuido liberalmente  para  sufragar  los  gastos  de  los 
sacrifiicios  en  Jerusalén,  pero  ahora  se  resolvió  a 
meter  la  mano  en  estos  fondos  sagrados.  Viendo  el 
fisco  oprimido  por  los  romanos,  para  aliviarlo,  Seleu- 
co IV  Filopátor,  envió  a  Heliodoro  a  Jerusalén  para 
robar  el  Templo.  Por  eso  le  llamaron  "El  Exactor." 
En  2  Mac.  cap.  3  se  refiere  un  milagro  que  castigó 
severamente  a  Heliodoro  y  frustró  su  atentado.  Co- 
mo Josefo  no  hace  caso  de  esto,  y  por  otras  cosas 
sospechosas,  se  cree  que  es  fábula, 

Seleuco  tuvo  un  hijo,  Demetrio,  a  quien  envió  a 
Roma  para  que  quedase  en  rehenes  para  asegurar  el 
pago  del  tributo  a  Roma,  y  para  sustituir  a  Antioco 
IV  Epífanes,  hermano  de  Seleuco.  que  había  estado 
allí  algunos  años.  En  este  tiempo  Heliodoro  quiso 
hacerse  del  reino  de  Siria,  y  envenenó  al  rey  Seleuco 
IV  Filopátor.  Pero  lo  supo  Antioco  IV  Epífanes 
en  camino  para  Antioquía  cuando  llegó  a  Atenas,  y  sin 
dilación  formó  sus  alianzas  para  usurpar  el  reino, 
quitándolo  del  heredero  Demetrio.  Primero  acudió 
a  Eumenes.  rey  de  Pérgamo  y  luego  a  Atalo,  hermano 
de  éste.  También  lo  favorecieron  algunos  sirios. 
Muy  pronto  llegó  y  se  apoderó  del  reino. 

Un  poco  antes  de  esto,  Onías  III  el  sumo  sacerdote 
se  fué  a  Antioquía  para  quejarse  de  la  conducta  de 
los  hijos  de  Tobías,  pero  poco  después  de  su  llegada 
allí,  el  rey  murió. 

Preg.  223.    Carácter  de  Antioco  IV. 

Antioco  IV  fué  llamado  "Epífanes."  o  sea  Epífa- 
nes ilustre,  por  haber  vindicado  su  familia  contra 
Heliodoro.  El  también  llevó  el  nombre  de  "Theos," 
dios,  como  lo  hacían  algunos  otros  reyes  de  aquellos 
tiempos.  Entre  la  gente  común  él  gozaba  del  título 
de  "Epimanes,"  que  significa  loco.  Se  dice  que  tenía 
costumbres  muy  extravagantes,  pues  algunas  veces 
vagaba  cual  holgazán  por  las  calles  de  Antioquía. 
acompañado  de  dos  o  tres  criados,  y  sin  saludar  si- 
quiera a  los  nobles.  Platicaba  fruslerías  con  los 
plateros  y  otros  artesanos  en  sus  talleres,  o  con  lo 


BAJO  LOS  SIRIOS 


203 


más  bajo  de  la  plebe,  y  se  mezclaba  con  la  gente  más 
vil.  También  no  se  avergonzaba  de  asociarse  con  los 
jóvenes  disolutos  y  beber  y  bromear  con  ellos,  can- 
tando baladas  y  tocando  flauta.  Con  frecuencia  iba 
a  los  baños  y  bromeaba  con  toda  clase  de  locuras  en 
medio  de  la  gente  vulgar,  sin  hacer  caso  de  la  dig- 
nidad de  su  rango  .  Andaba  borracho  en  las  calles, 
y  arrojaba  monedas  alrededor.  Luego  marchaba  por 
la  calle  en  ropa  larga  con  corona  de  rosas  en  la  cabe- 
za, pero  si  alguien  trataba  de  pasarle  o  de  seguirle, 
le  tiraba  piedras  que  traía  escondidas  debajo  de  su 
ropa.  Este  casquivano  e  intruso  deslizó  en  el  trono 
de  su  sobrino  por  medio  de  disimulo,  lisonjas  y  fal- 
sas promesas. 

Antioco  IV  Epífanes  era  tío  de  Tolomeo  VII  Filo- 
métor,  siendo  éste  hijo  de  Cleopatra  III,  hermana  de 
Antioco  III  el  grande.  Las  provincias  de  Celesiria 
y  Palestina  fueron  prometidas  a  Tolomeo  V.  Epífa- 
nes por  Antioco  III,  el  Grande,  como  dote  de  Cleo- 
patra III  su  hija,  al  casarse  ella  con  él.  Se  casó  con 
Tolomeo  en  193,  pero  nada  se  dice  de  la  entrega  de 
las  dos  provincias  ;por  el  contrario,  vemos  que  He- 
liodoro  era  gobernador  de  Celesiria  bajo  Seleuco  IV 
Filopátor,  y  en  el  relato  que  Josefo  da  de  Hircano, 
es  claro  que  los  gobernantes  de  estas  provincias  esta- 
ban bajo  Tolomeo,  pero  ahora  se  hallan  bajo  Siria. 
Los  sirios  eran  falsos  a  sus  promesas. 

Preg.  224.  ¿Qué  afrenta  se  hizo  al  Sumo  Sa- 
cerdocio ? 

En  175  A.  C,  cuando  Antioco  IV  Epífanes  ya  se 
había  establecido  en  el  reino,  Jasón  o  Jesús  hermano 
de  Onías  III,  siendo  ambos  hijos  de  Simón  II,  ambi- 
cionaba ser  sumo  sacerdote  y  ofreció  al  rey  360  ta- 
lentos, con  80  más  que  daría  después,  si  quitaba  a 
Onías  III  y  lo  elevaba  a  él  en  su  lugar.  El  rey  con- 
sintió en  esta  maldad,  y  así  Jasón  logró  que  Onías 
III  fuese  llamado  a  Antioquía  y  obligado  a  quedarse 
allá  porque  Jasón  sabía  que  la  "presencia  de  tan  san- 
ta persona  en  Jerusalén  obraría  en  contra  de  él  en  su 
usurpación.  Como  el  gran  "Exactor,"  Dan.  11:20, 
Seleuco  IV  Filopátor,  apenas  había  acabado  de  pa- 
gar los  15,000  talentos  a  los  romanos  en  todos  los 
12  años  de  su  reinado,  Antioco  IV  Epífanes  halló  su 
erario  vacío,  y  por  tanto  aceptó  con  gusto  la  oferta 


204 


HISTORIA  SAGRADA 


que  le  hizo  Jasón.  Viendo  esta  disposición  del  rey, 
Jasón  le  prometió  otros  150  talentos  si  le  permitía 
erigir  un  gimnasio  en  Jerusalén.  y  un  efebeón  donde 
la  juventud  judía  pudiera  aprender  los  juegos  de  los 
griegos  y  ejercitarse  en  ellos.  También  pidió  auto- 
ridad para  conceder  la  ciudadanía  de  Antioquía  a 
cuantos  la  solicitaran;  siéndole  otorgado  todo  lo  que 
pidió.  Con  esto  Jasón  esperaba  formar  partido  hele- 
nista entre  los  judíos,  que  sirviera  de  contrapeso  a 
la  influencia  de  Onías  III.  De  esta  manera  los  To- 
bíades  venderían  a  los  Oníades.  Por  algún  tiempo 
Jasón  tuvo  buen  éxito,  habiendo  ya  muchos  entre  los 
judíos,  inclinados  hacia  las  costumbres  griegas.  Echó 
a  un  lado  los  reglamentos  de  la  Ley,  e  introdujo  los 
nuevos,  e  hizo  apostatar  a  muchos  de  la  religión  na- 
cional .  El  altar  llegó  a  ser  abandonado;  y  los  sa- 
cerdotes, despreciando  el  Templo,  dejaron  el  culto 
de  Jehová,  y  se  apresuraron  a  participar  en  los  jue- 
gos griegos  y  aun  deshicieron  la  circuncisión.  Juan, 
el  padre  de  Eupolemo,  antes  del  año  175  A.  C.  soli- 
citó al  rey  Seleuco  Filopátor.  como  favor  especial, 
que  la  observancia  de  la  Ley  de  Moisés  fuese  esta- 
blecida, pero  ahora  esto  quedó  anulado.  Entende- 
mos que  todo  lo  dicho  era  en  gran  parte  la  obra  de 
los  hijos  de  Tobías,  que  ahora  sembraban  el  viento, 
para  segar  más  tarde  un  terrible  torbellino.  Pues, 
sólo  Nabucodonosor  en  lo  pasado,  y  Tito  en  el  por- 
venir, trajeron  mayores  calamidades  sobre  el  pueblo 
de  Israel,  que  las  que  dentro  de  poco  se  descargaron 
sobre  estos  malhechores. 

Preg.  225.    Refiérase  la  Idolatría  de  Jasón. 

En  el  año  siguiente,  174  A.  C.  Jasón  envió  a  ciertos 
judíos,  a  los  cuales  él  había  otorgado  ciudadanía  de 
Antioquía,  a  fin  de  que  asistiesen  a  los  juegos  quin- 
quenales en  la  ciudad  de  Tiro,  que  se  daban  en  honor 
de  Malcarto,  o  sea  el  Baal  regional  de  allí,  que  los 
judíos  ahora  llamaban  Hércules,  para  disfrazar  la 
antigua  idolatría.  Con  ellos  mandó  un  donativo  de 
3300  dracmas  para  sacrificios  en  honor  del  ídolo,  y 
los  enviados  como  portadores  del  donativo,  temieron 
caer  en  la  idolatría  si  cumplían  el  mandato  y  entonces 
dieron  el  dinero  a  los  tirios,  para  composturas  de 
sus  triremes. 


BAJO  LOS  SIRIOS 


205 


Preg.  226.    Refiéranse  los  dobleces  de  Epífanes. 

Al  morir  Tolomeo  IV  Epífanes,  Cleopatra,  herma- 
na de  Antioco  IV  Epífanes,  empuñó  el  gobierno  de 
Egipto  y  se  consagró  a  la  educación  de  su  hijo  Tolo- 
meo  VI  Filometor;  pero  ella  murió  en  173  A.  C.  y 
los  negocios  del  estado  cayeron  en  las  manos  de  Le- 
neo.  noble,  y  Euleo,  eunuco.  Estos  demandaron  a 
Antioco  IV  Epífanes  la  devolución  de  Celesiria  y 
Palestina,  que  fueron  asignadas  a  Tolomeo  I  Soter, 
en  la  división  de  las  provincias  hecha  después  de  la 
batalla  de  Ipso;  y  que  Antioco  III  el  Grande  des- 
pués de  quitársela  a  Tolomeo  I  Epífanes,  se  las  había 
prometido  a  su  hija  Cleopatra  como  dote  al  casarse 
con  Tolomeo  VI  Filometor.  Así  reclamaban  doble 
derecho  en  estas  dos  provincias;  pero  Antioco  IV 
Epífanes  hizo  alegatos  contrarios,  y  se  negó  a  ceder 
las  provincias  a  Egipto,  y  por  esto  se  rompieron  las 
paces.  En  esto,  Tolomeo  VI  Filometor  llegó  a  la 
edad  de  14  años,  y  se  declaró  que  ya  podía  ser  rey. 
Prepararon,  pues,  una  gran  fiesta  para  celebrar  su  co- 
ronación. Antioco  IV,  ¡Epífanes,  su  tío,  envió  a 
Apolonio  para  congratular  a  su  sobrino  y  honrarle 
en  su  exaltación  al  trono,  pero  también  con  orden  de 
espiar  la  corte  egipcia  e  informarse  de  sus  sentimien- 
tos hacia  él.  Apolonio  le  dijo  que  eran  hostiles  e 
inclinados  a  la  guerra.  Entonces  Antioco  IV  Epífa- 
nes salió  a  Jope  por  mar  para  inspeccionar  el  esta- 
do que  guardaban  sus  fronteras,  y  fortalecerlas  con- 
tra Egipto.  Llegó  a  Jerusalén,  adonde  Jasón  y  los 
judíos  le  recibieron  con  pompa  solemne  y  gran  mag- 
nificencia. Antioco  volvióse  poco  después  a  Antio- 
quía. 

Preg.  227.    Refiérase  la  traición  de  Menelao. 

En  el  año  siguiente,  172  A.  C.  Jasón  el  sumo  sacer- 
dote despachó  a  su  hermano  Menelao  a  Antioquía. 
Se  dice  que  el  verdadero  nombre  de  Menelao  era 
Onías,  pero  que  lo  abandonó  para  adoptar  un  nombre 
griego.  Fué  al  rey  para  pagar  el  tributo  y  atender  a 
otros  negocios  por  Jasón;  pero  al  llegar  allí,  Mene- 
lao suplantó  a  su  hermano  Jasón,  como  éste  lo  había 
hecho  con  su  hermano  Onías  III,  ofreciendo  al  rey 
Antioco  IV  Epífanes  300  talentos  más  de  los  que 
pagó  Jasón.  El  rey  aceptó  su  promesa  y  depuso  a 
Jasón  del  oficio  sagrado,  midiéndole  a  él  con  la  me- 


206 


HISTORIA  SAGRADA 


dida  que  él  había  usado  con  su  hermano  Onías  III. 
Cuando  Menelao  regresó  a  Jerusalén,  los  hijos  de 
Tobías  le  favorecieron,  porque  juzgaban  que  él  era 
más  aficionado  a  las  costumbres  griegas  que  Jasón ; 
pero  el  partido  contrario  de  los  oníades  era  tan  pode- 
roso que  los  hijos  de  Tobías  y  Menelao  tuvieron  que 
retirarse  a  Antioquía.  Declararon  ante  el  rey  que 
ya  no  querían  observar  las  leyes  e  instituciones  pa- 
trias, sino  que  adoptarían  la  religión  de  los  griegos; 
y  por  esto,  el  rey  los  envió  a  Jerusalén  con  fuerzas 
que  Jasón  no  podía  resistir,  y  él  a  su  vez  tuvo  que 
retirarse,  yéndose  a  Amón.  Menelao  tomó  posesión, 
con  la  ayuda  de  los  tobíades,  y  puso  por  obra  lo  que 
había  dicho  al  rey.  y  apostataron  de  la  Ley  de  Moisés 
haciéndose  paganos.  Su  deseo  de  obtener  el  sumo 
sacerdocio  era  únicamente  con  el  fin  de  gozar  del  po- 
der temporal  conexo  con  él.  pues  despreciaba  el  ofi- 
cio religioso. 

Preg.  228.  Refiérase  el  ROBO  DEL  TEMPLO 
en  el  año  171. 

Una  vez  establecido  en  esta  dignidad,  Menelao  no 
se  activó  a  pagar  el  dinero,  y  el  rey  citó  ante  él  a 
Menelao  y  a  Sostrato,  capitán  del  castillo  de  Jerusa- 
lén. Cuando  llegaron  allá.  Antioco  IV  Epífanes,  es- 
taba ausente,  sofocando  una  rebelión  en  Tarso.  Pa- 
ra salvarse.  Menelao,  en  este  intervalo,  se  apresuró  a 
robar  el  Templo  de  algunos  vasos,  con  anuencia  de 
su  hermano  Lisímaco,  a  quien  él  dejó  encargado  en 
Jerusalén,  y  los  vendió  en  Tiro  y  en  otras  partes, 
realizando  suficiente  para  pagar  al  rey,  y  sobornar 
a  Andrónico,  a  quien  el  rey  había  dejado  en  su  lugar 
en  Antioquía,  y  a  otros  palaciegos,  para  que  interce- 
diesen con  el  rey  por  él.  Sabiendo  lo  que  pasaba, 
Onías  III,  que  estaba  en  Antioquía.  reprendió  a  Me- 
nelao; resentido  por  esta  reprensión,  pagó  a  An- 
drónico para  que  matase  a  Onías  III,  quien  al  saberlo, 
se  refugió  en  el  asilo  de  Dafne.  Pero  Andrónico  le 
siguió  hasta  allí,  y  por  medio  de  muchas  promesas  y 
juramentos  logró  sacarlo  y  le  asesinó.  Por  su  exce- 
lente carácter,  Onías  se  había  captado  el  aprecio  y 
amor  de  tantos  que,  cuando  el  rey  volvió,  ellos  le 
presentaron  un  ocurso  contra  Andrónico  y  entonces 
el  rey  mandó  que  fuese  llevado  al  lugar  donde  come- 
tió el  asesinato  y  allí  mismo  fuese  ejecutado. 


BAJO  LOS  SIRIOS 


207 


El  robo  de  los  vasos  del  Templo  por  orden  de 
Menelao  produjo  gran  motín  en  Jerusalén  contra 
Lisimaco.  Mas  él  reunió  a  3,000'  hombres  bajo,  el 
mando  de  cierto  soldado  Tirano,  y  trató  de  defen- 
derse; pero  tal  fué  la  furia  de  la  multitud,  que  de 
nada  le  sirvió  esa  tropa,  porque,  la  gente  mató  a  al- 
gunos, hirió  a  otros  y  forzó  a  los  demás  a  huir;  y 
cayendo  sobre  Lisimaco,  le  dieron  muerte  junto  a  la 
tesorería  del  Templo. 

Preg.  229.  Cuéntese  cómo  Antioco  IV  Epífanes 
invadió  a  Egipto  dos  veces. 

Desde  el  versículo  24  de  Dan.  11  en  adelante  se 
nos  presenta  una  profecía  que  parece  predecir  los 
sucesos  que  en  seguida  se  mencionan. 

A  fines  del  año  171  A.  C.  Antioco  IV  Epífanes  em- 
prendió su  primera  expedición  contra  Egipto.  Des- 
pués de  encontrar  al  ejército  egipcio  cerca  de  Pelusa 
lo  venció  y  luego  volvió  a  Tiro.  Allí  mató  a  unos 
judíos,  embajadores  del  Sanhedrín,  que  se  le  acerca- 
ron para  acusar  a  Menelao  del  sacrilegio  que  había 
cometido. 

En  el  año  siguiente,  170  A.  C.  se  ocupaba  en 
organizar  una  segunda  invasión  de  Egipto.  En  2 
Mac.  5:2-3  se  dice  que  se  veían  fenómenos  extraños 
en  el  aire  sobre  Jerusalén;  por  ejemplo:  escuadrones 
volando  y  peleando  unos  con  otros ;  una  espada  des- 
envainada y  extendida  sobre  la  ciudad  por  mucho 
tiempo,  etc.,  etc.,  precisamente  como  Josefo  afirma 
que  sucedió  antes  de  la  destrucción  de  Jerusalén, 
unos  200  años  después  del  tiempo  de  que  tratamos. 
B.  J.  vi  :d.  En  esta  segunda  expedición  contra  Egip- 
to, Antioco  IV  Epífanes  invadió  el  país  por  mar  y 
tierra,  tomó  a  Pelusa,  venció  a  Tolomeo  VI,  y  avanzó, 
llevando  consigo  a  Tolomeo,  y  por  medio  de  subter- 
fugios engañó  a  la  gente;  no  permitía  a  los  soldados 
matar  al  pueblo,  y  así  logró  que  no  le  resistiese,  y 
que  sin  oposición  pudiera  saquear  a  las  ciudades, 
de  inmensas  riquezas  que  se  llevó  a  su  tierra. 

Preg.  230.  Dígase  lo  que  hizo  Jasón  y  los  ho- 
rrores que  cometió  Antioco  IV  Epífanes. 

En  medio  de  estos  triunfos,  Antioco  IV  Epífanes 
fué  interrumpido  por  noticias  recibidas  de  Jerusalén. 
Jasón,  hijo  de  Simón,  el  ex-sacerdote,  animado  por 
un  falso  rumor  de  que  Antioco  hubiese  muerto  en 


208 


HISTORIA  SAGRADA 


Egipto,  marchó  sobre  Jerusalén  con  más  de  mil  hom- 
bres, y  con  la  ayuda  de  sus  partidarios,  tomó  la  ciu- 
dad, encerró  a  Menelao,  hijo  de  Simón  en  el  castillo, 
y  destruyó  sin  misericordia  a  cuantos  tuviese  por 
enemigos. 

Noticioso  de  esto  Antioco  IV  Epífanes  creyó  que 
todos  los  judíos  se  habían  levantado  contra  él  y  se 
apresuró  a  ir  a  Jerusalén,  donde  le  dijeron  que  el 
pueblo  judío  se  había  alegrado  al  oír  que  él  hubiese 
muerto.  En  el  acto  se  puso  rabioso,  tomó  la  ciudad 
por  fuerza,  y  en  tres  días  destruyó  a  40.000  personas, 
y  llevándose  a  otros  tantos  cautivos,  los  vendió  en 
esclavitud  a  las  naciones  vecinas. 

Preg.  231.  Cuéntese  la  Violación  del  Templo 
por  Antioco  IV  Epífanes.    170  A.  C. 

Con  inaudita  altanería  Antioco  IV  Epífanes  IV 
forzó  la  entrada  en  el  Santuario,  y  guiado  por  Me- 
nelao, penetró  en  el  Lugar  Santo,  y  aun  en  el  Lugar 
Santísimo.  Ya  no  estaba  el  Arca  del  Pacto  en  éste. 
Quitó  el  Candelabro,  el  Altar  de  Oro  y  la  Mesa  de  los 
Panes  de  la  Proposición,  y  se  llevó  todos  los  vasos, 
los  adornos  de  oro  y  la  sagrada  cortina  y  velo,  y 
arrancó  las  planchas  de  oro  del  exterior  del  Templo. 

Luego  ordenó  que  se  sacrificase  una  puerca  en  el 
altar  de  holocaustos,  y  que  hiciesen  caldo  contenien- 
do trozos  de  carne  de  puerco,  y  que  esparciesen  esto 
por  todo  el  lugar  sagrado  para  profanarlo  todo  com- 
pletamente. Hecho  esto,  se  retiró  a  Antioquía  con 
las  enormes  riquezas  de  Egipto,  los  1800  talentos  de 
oro  del  Templo,  y  otro  tanto  del  botín  de  la  ciudad, 
y  se  fué  a  su  casa,  dejando  a  Jerusalén  en  sollozos  y 
grandes  lamentaciones.  Nombró  a  Felipe  de  Frigia, 
sujeto  de  índole  bárbara,  gobernador  de  Judea ;  a 
Andrónico.  de  igual  condición  feroz,  jefe  de  Samaria; 
pero  éste  no  es  el  asesino  de  Onías  III.  y  a  Menelao. 
el  peor  de  todos,  sumo  sacerdote. 

El  fin  de  Jasón  fué  conforme  a  sus  merecimientos; 
aborrecido  por  todos,  huyó,  primero  a  Amón,  pero 
allí  fué  buscado  por  Aretas.  rey  de  los  árabes,  para 
castigarle  por  sus  maldades;  en  seguida,  pasó  por 
Egipto,  donde  no  halló  seguridad,  y  al  fin  terminó  sus 
viajes  y  miserable  vida,  en  Lacedemonia,  donde  pe- 
reció sin  tener  siquiera  sepultura. 


BAJO  LOS  SIRIOS 


209 


Preg.  232.  Cuéntese  la  tercera  Invasión  de 
Egipto  por  Ant.  IV.  Epíf. 

Los  alejandrinos,  viéndose  abandonados  por  su  rey 
Tolomeo  VI  Filometor,  por  estar  él  en  las  manos  de 
su  tío  Antioco  IV  Epífanes,  sentaron  en  el  trono  a 
Tolomeo  VII  Euérgetes  II,  algunas  veces  llamado 
Fiscón,  o  sea  barrigón,  hermano  de  Tolomeo  Filo- 
metor, e  hicieron  ministros  a  Cineas  y  Cumano.  Año 
196  A.  C. 

Sabedor  de  esto,  Antioco  IV  Epífanes  lo  hizo  pre- 
texto para  hacer  una  tercera  expedición  contra  Egip- 
to, alegando  que  iba  a  restaurar  al  legítimo  rey,  To- 
lomeo VI  Filométor;  pero  con  la  verdadera  inten- 
ción de  sujetar  todo  el  reino  para  sí  mismo.  Venció 
a  los  alejandrinos  en  una  batalla  naval  cerca  de  Pe- 
lusa y  se  metió  en  el  país  con  un  ejército  muy  gran- 
de, y  luego  marchó  en  dirección  contra  Alejandría, 
con  el  fin  de  ponerle  sitio. 

Habido  consejo  con  sus  dos  ministros,  Tolomeo  VII 
l'iscón,  convocó  a  los  jefes  del  ejército  a  una  confe- 
rencia. Pidieron  la  intervención  de  los  embajado- 
res de  los  estados  griegos  que  estaban  presentes  en 
la  corte,  los  cuales  fueron  a  conferenciar  con  Antio- 
co antes  de  su  llegada  a  Alejandría.  Fueron  bien 
recibidos  por  éste.  Ellos  echaron  la  culpa  de  la 
guerra  sobre  Euleo  y  trataron  de  disuadir  al  rey 
para  que  no  invadiese  a  Egipto.  Antioco  admitió 
que  Euleo  era  el  culpable,  pero  sacó  documentos  pa- 
ra probarles  que  tenía  derecho  a  las  dos  provincias 
y  dijo  que  trataría  de  la  paz  cuando  se  llegaran  a 
él  dos  personas  cuyos  nombres  mencionó,  que  esta- 
ban ausentes  en  ese  tiempo,  y  que  sin  hablar  con  ellas, 
él  nada  podía  hacer.  Entonces  fué  a  Alejandría  y  le 
puso  sitio.  Tolomeo  Euérgetes  II  y  su  hermana 
Cleopatra  ,que  estaban  encerrados  en  esta  ciudad, 
enviaron  embajadores  a  Roma  pidiendo  socorro.  A 
poco  llegaron  unos  embajadores  de  Rodas,  y  ellos 
fueron  en  nombre  de  los  egipcios  a  ver  a  Antioco  IV 
Epífanes  para  conseguir  algún  convenio  entre  él  y  el 
rey  egipcio,  llamando  su  atención  a  la  amistad  que 
antes  había  existido  entre  ellos.  Antioco  interrumpió 
su  discurso  diciendo  que  el  reino  pertenecía  a  Filo- 
métor, el  hijo  mayor,  que  ya  era  amigo  suyo,  y  si 
ellos  le  llamaran  y  le  dieren  su  corona,  se  acabaría 


210 


HISTORIA  SAGRADA 


la  guerra.  Como  Antioco  no  tenía  éxito  en  el  sitio 
de  la  ciudad,  fraguó  este  plan  para  conseguir  su  pro- 
pósito, que  era  poner  a  los  dos  hermanos  en  pleito 
como  reyes  rivales,  para  que  cuando  ellos  se  hubie- 
sen debilitado  mutuamente,  él  pudiera  vencerlos  a 
los  dos,  y  así  hacerse  de  Egipto.  El  se  retiró,  pues, 
a  Antioquía,  por  ahora,  dejando  a  Filométor  en  Ale- 
jandría, pero  retuvo  a  Pelusa  en  su  poder,  para  faci- 
litar su  entrada  a  Egipto  al  volver  a  dar  el  golpe  de 
gracia  a  su  plan.  Tolomeo  VI  Filométor  se  fijó  en 
el  hecho  de  que  Antioco  se  había  retenido  a  Pelusa, 
indicio  de  que  tenía  el  propósito  de  volver  con  su 
ejército  contra  Egipto.  Habido  consejo,  pues,  entre 
él,  su  hermana  Cleopatra  y  Fiscón,  se  resolvieron  a 
reinar  juntos.  En  seguida  enviaron  embajadores  a 
Grecia  para  enganchar  tropas  con  el  fin  de  defender- 
se contra  Antioco;  éste,  sabiendo  que  había  armonía 
y  semejante  acuerdo  entre  los  hermanos,  se  puso 
furioso  contra  los  dos,  y  en  la  primavera  de  168. 
despachó  la  flota  para  tomar  a  Chipre,  entretanto  que 
él  llevaba  su  ejército  por  tierra  para  hacer  la  CUAR- 
TA invasión  de  Egipto. 

Preg.  233.  Cuéntese  la  4a.  invasión  de  Egipto 
por  Ant.  IV.  Epíf. 

Ahora,  sí,  quiso  hacer  una  conquista  del  país,  que 
fuera  absoluta  y  final.  En  Rincorura,  cerca  de  Gaza, 
le  encontraron  los  enviados  de  Filométor,  rogándole 
que  no  destruyese  su  propia  obra,  sino  que  ya  que  le 
había  restaurado  a  su  reino,  le  dejase  gozar  de  su 
corona  en  paz.  Ahora  les  dijo  a  los  embajadores,  sin 
embozo,  que  demandaba  la  posesión  a  perpetuidad, 
de  la  isla  de  Chipre  y  la  ciudad  de  Pelusa,  con  todas 
sus  tierras  ribereñas  por  el  Nilo.  Fijó  un  día  en 
que  ellos  tendrían  que  darle  la  respuesta.  Como  no 
la  recibió,  siguió  con  la  invasión,  tomando  el  país 
y  marchando  hacia  Alejandría.  Los  dos  hermanos 
y  Cleopatra  ya  habían  enviado  mensajeros  a  Roma, 
como  se  ha  dicho,  pidiendo  socorro.  Al  llegar  allá, 
fueron  introducidos  ante  el  Senado,  y  con  humildad 
contaron  la  triste  situación  en  que  se  hallaban  en 
Alejandría.  Aquel  cuerpo  quedó  conmovido  y  como 
los  romanos  no  querían  por  muchas  razones,  que  An- 
tioco IV  Epífanes  se  hiciese  más  potente,  enviaron 
embajadores  con  el  decreto  que  pusiera  fin  a  la  gue- 


BAJO  LOS  SIRIOS 


211 


rra.  Estos  fueron:  Cayo  Popilio  Lenas,  que  cuatro 
años  antes  había  sido  cónsul,  Cayo  Decimio  y  Cayo 
Hostilio.  Tuvieron  que  declarar  a  los  dos  partidos 
contendientes  que  desistiesen  de  la  guerra;  y  si  no, 
que  Roma  ya  no  les  sería  ni  amiga  ni  aliada.  Llega- 
ron apresuradamente  y  encontraron  a  Antioco  en  un 
sitio  distante  solamente  4  millas  de  Alejandría.  Es 
de  saber  que  cuando  Antioco  había  sido  rehén  en  Ro- 
ma, era  amigo  íntimo  de  Popilio;  y  ahora,  se  adelan- 
tó para  abrazarle,  pero  Popilio  no  le  dejó,  alegan- 
do que  el  interés  de  la  patria  superaba  a  la  amistad 
y  que  primero  le  era  preciso  saber  si  él  era  amigo  o 
enemigo  de  Roma.  Le  entregó  las  tablas  del  decreto 
del  Senado,  haciéndole  que  las  leyera  y  que  inmedia- 
tamente le  diese  su  respuesta.  Antioco  titubeaba,  y 
dijo  que  consultaría  con  sus  amigos,  y  después  le 
daría  su  contestación.  Popilio,  delineó  un  círculo  en 
la  arena  en  derredor  de  él  con  la  vara  que  llevaba  en 
la  mano,  y  le  exigió  que  le  diese  su  respuesta  antes 
de  salir  de  allí.  Después  de  alguna  vacilación,  An- 
tioco cedió  a  su  demanda,  diciendo  que  obedecería  el 
mandato  del  Senado,  después  de  lo  cual  se  abrazaron 
cordialmente.  Lo  que  dió  preponderante  fuerza  a  la 
influencia  de  los  romanos  en  esta  ocasión  fué  el  hecho 
de  que  la  noticia  había  llegado  de  que  ellos  acaba- 
ban de  derrotar  a  Perseo,  rey  de  Macedonia,  y  que 
por  tanto,  eran  ya  dueños  de  aquel  país.  Antioco  se 
retiró  para  volver  a  Antioquía,  y  Popilio,  después  de 
cimentar  las  buenas  relaciones  que  existían  entre  los 
dos  reyes  hermanos,  se  fué  hacia  Roma,  y  de  paso 
despidió  la  flota  de  los  sirios  de  la  isla  de  Chipre, 
dejando  esta  isla  bajo  el  dominio  de  Egipto. 

Preg.  234.  Refiérase  cómo  Antioco  Epífanes 
procuró  destruir  la  religión  y  la  nación  de  los  ju- 
díos. 

En  su  camino  de  regreso  para  Antioquía,  Antioco 
IV  Epífanes,  lleno  de  vergüenza  y  de  mohína,  pasó 
por  Judea  y  se  resolvió,  cobarde  como  era,  a  descar- 
gar toda  su  ira  sobre  los  judíos,  que  no  tuvieron  ami- 
gos que  les  defendiesen  y  desagraviasen. 

Preg.  235.     ¿Qué  lección  se  desprende  de  esto? 

Aquí  hay  que  detenernos  y  observar  que  el  dedo 
índice  de  la  historia  señala  a  un  hecho  de  la  mayor 
importancia  .  Los  judíos  habían  ofendido  a  Dios,  y 


212 


HISTORIA  SAGRADA 


la  apostacía  y  los  crímenes  del  pueblo  y  de  los  jefes 
de  la  nación,  llegaron  ante  la  presencia  de  Jehová 
contra  ellos,  y  la  copa  de  su  iniquidad  estaba  llena 
cuando  el  mismo  sumo  sacerdote  guió  al  que  profa- 
nó el  Templo  y  martirizó  a  los  fieles.  Una  de  las 
horas  más  tenebrosas  de  su  historia  les  cubrió;  por 
esto  nos  sería  agradable  omitir  esta  página,  pero  en 
obsequio  de  la  verdad,  y  de  las  solemnes  lecciones 
que  enseña,  nos  es  preciso  hacer  una  breve  narración 
de  ella. 

Preg.  236.    Cuáles  destrozos  hizo  en  Judea? 

En  el  año  168  A.  C.  cayó  el  rayo  de  la  justicia. 
Hacía  dos  años  que  Antioco  había  violado  y  saquea- 
do al  Templo,  y  quitado  80,000  de  los  habitantes  de 
Jerusalén,  matándolos  o  esclavizándolos.  Ahora  An- 
tioco no  se  quedó  en  la  ciudad,  sino  que  destacó  a 
Apolonio  a  la  cabeza  de  un  ejército  de  22,000  solda- 
dos, con  orden  de  destruir  a  la  ciudad  y  extirpar  la 
religión  de  los  judíos,  buscando  y  destruyendo  los 
ejemplares  de  su  Ley.  Apolonio  entró  en  la  ciudad 
pacíficamente,  y  no  manifestó  hostilidad  hasta  el  día 
de  reposo.  Entonces  el  golpe  se  descargó  de  repen- 
te, y  los  soldados  mataron  a  los  hombres,  y  llevaron 
a  las  mujeres  y  niños  a  la  esclavitud.  Por  las  calles, 
la  sangre  corría ;  las  cases  las  incendiaron  y  demo- 
lieron los  muros,  y  con  las  piedras  edificaron  una  for- 
taleza en  la  ciudad  de  David,  sita  en  el  alto  frente  al 
Templo,  en  un  lugar  que  llamaban  "Acra."',  de  donde 
pudieran  ver  y  salir  a  matar  a  los  que  andaban  en  la 
ciudad.  Todo  esto  sucedió  en  el  mes  de  Junio  de 
168  A.  C.  El  Templo  quedó  desierto,  y  no  hubo 
sacrificio  ni  otro  acto  religioso  en  él  por  el  espacio 
de  tres  años  y  medio.  Desde  Antioquía,  Antioco  IV 
Epífanes  expidió  un  decreto  mandando  que  todas  las 
naciones  en  su  reino  dejasen  la  religión  que  practi- 
caban anteriormente,  y  que  se  conformasen  con  la  del 
rey.  Tolomeo  Macrón,  el  jefe  tránsfuga  de  Celesiria 
y  Palestina,  le  instigó  a  Antioco  a  perseguir  también 
a  los  judíos  que  vivían  fuera  de  la  Palestina.  Perso- 
nas fueron  enviadas  a  enseñar  al  pueblo  la  manera  de 
practicar  los  ritos  paganos.  Las  otras  naciones  no 
tuvieron  escrúpulo  en  adoptar  esos  ritos,  porque  en 
el  fondo  todas  sus  religiones  eran  iguales.  Cuando 


BAJO  LOS  SIRIOS 


118 


Alejandro  Magno  favorecía  a  los  judíos,  los  sama- 
ritanos  afirmaban  que  ellos  eran  de  la  estirpe  de 
Abraham;  pero  ahora  que  los  sirios  persiguen  a  los 
judíos,  lo  negaron,  diciendo  que  eran  de  la  raza  de 
los  medos  y  persas,  o  de  los  sidonios.  Suplicaron, 
pues,  que  el  rey  no  los  castigase,  aun  si  era  verdad 
que  en  tiempos  atrás  hubiesen  guardado  el  sábado. 
Ahora  deseaban  dedicar  el  templo  que  tenían  en  el 
Monte  Garizim  al  Júpiter  griego.  Antioco  envió  a 
Nicanor,  procurador  suyo,  y  oficial  de  la  provincia, 
para  dedicarlo  al  Júpiter  Helénico. 

Preg.  237.  ¿Cómo  trató  de  introducir  la  reli- 
gión griega? 

Muchos  judíos  apostataron  también,  sea  para  agra- 
dar al  rey  o  por  temor,  o  sea  por  su  propio  deseo  de 
abandonar  la  religión  de  sus  padres.  De  éstos,  algu- 
nos se  metieron  en  el  ejército  y  fueron  los  peores  ene- 
migos de  los  demás  judíos.  Ateneo,  un  viejo,  fué 
comisionado  para  instruir  al  pueblo  en  los  nuevos 
ritos,  y  repitió  en  Jerusalén  las  profanaciones  ya 
descritas.  También  prohibió  que  se  practicara  la 
circuncisión.  La  Casa  de  Dios  en  Jerusalén,  fué  lla- 
mada "Templo  de  Júpiter  Olímpico."  Elevaron  su 
imagen  sobre  una  parte  del  altar  de  los  holocaustos, 
y  en  otra  parte,  edificaron  un  altar  pequeño  en  su 
honor.  Estas  cosas  fueron  hechas  en  Noviembre  y 
Diciembre  de  168  A.  C.  Practicaron  las  mismas  co- 
sas en  el  templo  en  Garizim,  y  a  petición  de  los  sama- 
ritanos,  lo  llamaron:  "Templo  de  Júpiter  Helénico, 
Protector  de  los  Extranjeros,"  en  señal  de  no  ser  ellos 
israelitas,  sino  de  otras  tierras.  Se  refieren  horrores 
que  sufrieron  dos  mujeres  que  circuncidaron  a  sus 
hijos.  Las  prácticas  paganas  fueron  extendidas  a  las 
poblaciones  esparcidas  por  todo  el  país. 

MATATIAS  SE  LEVANTA 

Dan.  11:32-35.  Un  oficial  llamado  Apeles,  llegó 
a  Modín,  donde  vivía  el  anciano  Matatías,  sacerdote 
de  la  orden  de  Joarib,  (la  primera  de  las  órdenes 
mencionadas  en  1  Crón.  24:7),  y  era  del  linaje  de 
Asmoneo,  y  sus  descendientes  fueron  llamados  "As- 
moneos."  Matatías  tuvo  cinco  hijos,  todos  varones 
muy  valientes:  Johanan  Kaddis;  Simón  Tasi;  Judas 


214 


HISTORIA  SAGRADA 


Macabeo;  Eleazar  Ararán  y  Jonatán  Afo.  Apeles 

convocó  al  pueblo  para  inducirlo  a  obedecer  al  rey,  y 
se  dirigió  al  venerable  Matatías  con  palabras  persua- 
sivas, haciéndole  muchas  promesas.    El  contestó  que 
ninguna  consideración  le  induciría  a  él,  o  a  su  fami- 
lia a  apartarse  de  la  Ley  de  su  Dios.    Entretanto  que 
éstos  platicaban,  un  judío  avanzó  al  altar  para  sacri- 
ficar en  él ;  en  el  acto  Matatías  arremetió  contra  él  y  le 
mató;  y  en  seguida,  él  y  sus  hijos  mataron  al  enviado. 
LAS  PROFECIAS  DE  DAN.  11:20-32  CUMPLI- 
DAS EN  SELEUCO  IV  FILOPATOR 
Y  ANTIOCO  IV  EPIFANES. 
20.  Y  sucederá  en  su  lu-        Seleuco   IV  Filopátor 
gar  uno  que  hará  pa-    primero,  y  después  Jasón. 


sar  un  exactor  por  la 
tierra  más  hermosa 
del  reino;  pero  den- 
tro de  pocos  días  se- 
rá él  destruido;  mas 
no  en  ira,  ni  en  gue- 
rra. 

21.  Y  sucederá  en  su 
lugar  un  hombre  des- 
preciable, a  quien  no 
le  habrán  dado  el  ho- 
nor del  reino;  sino 
que  entrará  en  medio 
de  seguridad,  y  se 
apoderará  del  reino 
por  medio  de  hala- 
gos. 

22.  Y  las  fuerzas  enemi- 
gas serán  arrebata- 
das delante  de  él  co- 
mo con  avenida  de 
aguas,  y  serán  com- 
pletamente deshe- 
chas; y  también  el 
príncipe  de  su  pacto. 

23.  Porque  después  de 
confederarse  con  él. 
obrará  con  dolo;  y 
subirá  y  prevalecerá 
con  poca  gente. 


oprimieron  a  los  Judíos 
imponiéndoles  contribu- 
ciones. 


Antioco  IV  Epífanes, 
hombre  infame,  arrancó 
el  trono  de  Heliodoro  y 
Tolomeo  por  halagos  y 
promesas  a  Eumenes  y 
Attalo. 

No  hubo  oposición  des- 
pués. 


Antioco  Epifanes  des- 
cendió contra  Egipto  y 
por  traición  lo  tomó,  mas 
siéndole  impedido  por 
los  romanos,  se  fué  a  Je- 
rusalén  y  allí  fué  recibido 
en  paz,  mató  a  muchos  y 
se  llevó  eran  botín. 


BAJO  LOS  SIRIOS 


24.  En  medio  de  seguri- 
dad y  en  las  provin- 
cias más  fuertes  en- 
trará; y  hará  lo  que 
ni  hicieron  sus  pa- 
dres, ni  sus  abuelos : 
botín  y  despojos,  y 
riquezas  derramará 
entre  los  suyos;  y 
contra  las  fortalezas 
tramará  sus  desig- 
nios, es  decir,  por  al- 
gún tiempo. 

25.  Luego  despertará  su 
poder  y  su  coraje 
contra  el  rey  del  Sur. 
con  un  ejército  gran- 
de. También  el  rey 
del  Sur  se  excitará  a 
la  guerra  con  un  ejér- 
cito sumamente  gran- 
de y  fuerte ;  pero  no 
podrá  mantenerse  en 
pie;  porque  tramarán 
designios  contra  él. 

26.  Más  aún,  los  mismos 
que  comen  de  sus 
manjares  delicados 
le  quebrantarán;  y  el 
ejército  del  otro  lo 
arrebatará  todo,  cual 
avenida  de  aguas;  y 
caerán  muchos  muer- 
tos a  cuchillo.  Mas 
en  cuanto  a  estos  dos 
reyes,  su  corazón  es- 
tará para  hacerse  da- 
ño mutuamente;  y  en 
una  misma  mesa  se 
hablarán  mentiras ; 
mas  no  tendrá  éxito ; 
porque  todavía  el  fin 
es  para  un  tiempo 
determinado. 


sis 

Se  opuso  a  las  leyes  y 
la  religión  de  los  judíos, 
como  no  lo  había  hecho 
ninguno  de  sus  antepasa- 
dos. 


Antioco  IV  Epífanes 
invade  a  Egipto  por  mar 
y  tierra,  la  vence  y  lleva 
cautivo  a  Tolomeo  VI. 


Antioco  Epífanes  con- 
siguió que  los  dos  her- 
manos Tolomeo  VI  Filo- 
metor  y  T.  Fiscón  juntos 
ocupasen  el  trono  de 
Egipto,  con  esperanzas 
de  que  se  pondrían  en 
pleito.  En  esto  se  enga- 
ñó y  volvió  a  su  tierra 
enojado,  para  volver  des- 
pués. 


HISTORIA  SAGRADA 


216 

28.  Volverá,  pues,  a  su 
tierra  con  grandes  ri- 
quezas ;  y  su  corazón 
estará  puesto  contra 
el  santo  pacto ;  hará 
su  voluntad,  y  volve- 
rá a  su  país. 

29.  Al  tiempo  determi- 
nado volverá,  y  se  di- 
rigirá contra  el  Sur ; 
mas  no  como  la  vez 
primera  le  será  la 
postrera. 

30.  Pues  vendrán  contra 
él  las  galeras  de  KI- 
TIM ;  por  lo  cual  se 
despechará,  y  regre- 
sará, y  estará  rabioso 
contra  el  santo  pac- 
to ;  y  hará  su  volun- 
tad; y  volverá  y  ten- 
drá inteligencia  con 
los  que  abandonan  el 
santo  pacto. 

31.  Y  se  levantarán  auxi- 
liares de  su  parte,  de 
modo  que  profanarán 
el  Santuario,  la  for- 
taleza nuestra;  y  qui- 
tarán el  holocausto 
continuo  y  pondrán 
allí  la  abominación 
desoladora. 

32.  Y  aquellos  impíos 
violadores  del  pacto 
los  inducirá  en  la 
apostacía  por  medio 
de  halagos;  pero  el 
pueblo  que  conoce  a 
su  Dios  se  esforzará 
y  hará  prodigios. 
Preg.  220b -242: 


Antioco  hizo  nueva  in- 
vasión, pero  los  embaja- 
dores de  Roma  estaban 
allí,  y  Popilio  le  exigió 
que  le  dijera  al  momen- 
to que  se  retiraría  o  que 
sería  enemigo  de  Roma. 
Temía  desobedecer  el 
mandato  de  Roma  y  se 
fué,  pero  con  furia  salva- 
je se  echó  sobre  los  ju- 
díos, y  poniéndose  de 
acuerdo  con  los  apóstatas, 
comenzó  una  persecución 
atroz  contra  el  pueblo. 


Procuró  destruir  la  re- 
ligión judía,  profanó  el 
Santuario,  quitó  los  sacri- 
ficios y  buscó  las  copias 
de  la  Ley  para  quemarlas. 
Sitió  a  Jerusalén  con  sol- 
dados sirios. 


Al  fin,  Matatías  y  sus 
hijos,  llamados  "Los  Ma- 
cabeos,"  se  levantaron  en 
su  contra. 


Continúa  al  fin  de  ¡a 
pregunta  271. 


BAJO  LOS  SIRIOS 


217 


Preg.  238.  Refiérase  cómo  se  levantan  los 
Macabeos. 

Llegado  hasta  aquí  no  pudo  hacer  ningún  avance 
Antioco  IV  Epífanes,  representante  de  Satanás,  y 
tipo  del  inicuo  Anticristo,  en  su  obra  de  destruir  la 
región  verdadera.  Menos  furia  y  rigor  por  parte 
de  él  le  habría  producido  resultados  más  favorables 
para  sus  diabólicos  deseos.  La  Divina  Providencia 
le  permitió  llegar  al  último  paso;  y  allí,  de  repente, 
una  violenta  reacción  se  manifestó  para  demostrarle 
cuán  inútiles  y  contrarios  habían  sido  sus  esfuerzos. 
Los  piadosos  estaban  abatidos,  mas  no  destruidos. 
Desde  las  cenizas  y  escombros  del  pueblo  de  Dios 
se  levantó  una  oposición  contra  el  opresor  que  pron- 
to vindicó  la  fe  de  los  piadosos.  La  crisis  había 
pasado,  y  la  persecución  decaía  y  la  causa  de  Israel 
ascendía. 

Matatías  reunió  a  su  familia  y  con  otros  se  retiró 
a  las  montañas,  celosos  por  la  Ley  de  Jehová.  Así 
muchos  se  ocultaron  en  diferentes  partes  del  país, 
que  por  su  superficie  quebrada,  se  prestaba  a  esta 
clase  de  protección.  Se  cuenta  que  en  un  lugar  se 
habían  reunido  1,000  personas,  pero  que  fueron  ata- 
cadas en  sábado,  y  como  no  hicieron  defensa,  fue- 
ron todos  acuchilladas.  Por  esto,  se  acordó  por  los 
jefes  de  la  nación  que  era  necesario  defenderse  en 
el  día  de  reposo.  Todavía  siguió  la  persecución  du- 
rante el  año  167  A.  C.  El  libro  de  2  Macabeos  y 
Josefo,  refieren  el  martirio  de  Eleazar,  y  el  de  una 
madre  con  sus  siete  hijos,  que  dieron  su  testimonio 
en  favor  de  la  resurrección  de  los  justos.  El  ca- 
pítulo 11  de  la  epístola  a  los  Hebreos  hace  alusión 
a  muchos  de  los  héroes  de  la  fe  de  aquel  tiempo. 

Cuando  Antioco  volvió  a  Antioquía,  muchos  se  in- 
corporaron con  Matatías  y  sus  hijos.  Desde  ahora 
los  que  fueron  más  celosos  en  guardar  y  defender  la 
Ley  se  llamaron  Casidim,  o  Asideos,  que  quiere  de- 
cir piadosos;  y  eran  aún  más  fieles  que  los  oníades ; 
y  se  habla  de  los  saduceos,  que  incluían  a  los  tobía- 
des  y  otros.  Hemos  de  ver  que  los  asideos  gradual- 
mente se  mostraban  fuertes  abogados  a  favor  de 
las  tradiciones  no  escritas,  y  después  vinieron  a  ser 
los  fariseos. 


218 


HISTORIA  SAGRADA 


No  tardó  Matatías  en  verse  al  frente  de  una  fuerza 

considerable,  y  bajó  de  los  montes  y  derrocó  los 
altares  paganos,  y  volvió  a  ordenar  la  circuncisión. 
No  dejó  vivos  a  los  apóstatas;  restableció  las  prác- 
ticas religiosas  que  los  enemigos  habían  suprimido. 
Los  enemigos  habían  destruido  algunos  ejemplares 
de  Las  Escrituras,  y  pintado  dibujos  de  imágenes 
en  otros  para  profanarlos;  pero  algunos  fueron  re- 
cobrados enteros.  Se  dice  que  el  edicto  del  rey  no 
ordenó  la  destrucción  de  los  libros  de  los  profetas, 
sino  solamente  la  de  los  de  la  Ley,  y  por  eso,  según 
creen,  se  originó  la  costumbre  de  la  lectura  de  una 
porción  de  los  profetas,  juntamente  con  una  de  la 
Ley,  en  la  sinagoga. 

Hacia  principios  del  año  166  murió  Matatías ;  pero 
antes  de  morir  exhortó  a  sus  hijos,  y  nombró  a  Judas 
Macabeo  para  que  fuese  Capitán,  y  a  Simón  Tasi, 
Consejero.  Cuando  Judas  desplegó  su  estandarte, 
tenía  escrita  la  frase  de  Exod.  15:11:  "¿Quién  como 
tú  entre  los  dioses,  Jehová?"  Las  letras  iniciales 
de  las  palabras  hebreas  de  este  texto  son  M.  K.  B.  I., 
de  donde  se  cree  que  ellos  sacaron  el  nombre  Ma- 
KaBEo,  y  se  llamaron  "Macabeos." 

Preg.  239.  ¿Cuáles  fueron  los  Primeros  Triun- 
fos de  Judas  Macabeo? 

Después  que  los  romanos  vencieron  a  Perseo,  rey 
de  Macedonio,  celebraron  espectáculos  en  Amfípolis; 
y  Antioco,  por  supuesto  tuvo  que  seguir  su 
ejemplo;  y  celebró  los  suyos  en  Dafne,  y  allí,  cual 
ridículo  histrión,  se  exhibió  al  público  haciendo  el 
papel  más  despreciable,  y  derrochando  cuantiosas 
sumas  de  dinero. 

Mientras  Antioco  IV  Epífanes  en  Siria  malgastaba 
el  tiempo  en  varias  frivolidades,  Judas  Macabeo  ha- 
cía un  papel  muy  diferente  en  Judea.  Rondaba  las 
ciudades  del  país  como  lo  hacía  su  padre,  y  obraba 
de  la  misma  manera;  fortificaba  las  plazas,  renovaba 
las  fortalezas  estableciendo  en  ellas  guarniciones. 

I.  Apolonio,  gobernador  de  Samaria.  observando 
esto,  reunió  un  ejército  y  salió  en  su  contra;  pero 
Judas  le  venció  y  mató  en  una  batalla,  lii/.o  des- 
trozos a  sus  fuerzas,  y  tomó  mucho  botín,  en  el  cual 
halló  la  espada  de  Apolonio,  y  se  la  apropió  como  lo 
hizo  David  con  la  de  Goliat. 


BAJO  LOS  SIRIOS 


219 


II.  Un  cierto  Serón,  vice-gobernador  de  una  par- 
te de  Celesiria,  bajo  el  falso  Tolomeo  Macrón,  ente- 
rado de  lo  que  le  había  acaecido  a  Apolonio,  juntó 
sus  fuerzas  y  entró  en  Judea,  esperando  vengar  a 
Apolonio  y  ganarse  gloria  venciendo  a  Judas;  pero 
le  sucedió  lo  contrario  porque  fue  vencido  y  muer- 
to por  Judas. 

Informado  de  estos  dos  descalabros,  Antioco  IV 
Epífanes  se  enojó  y  congregando  a  todas  sus  tro- 
pas se  resolvió  a  marchar  con  un  inmenso  ejército  a 
Judea  para  destruir  esa  nación  y  repartir  sus  tierras. 
Solamente  una  cosa  le  faltaba  para  hacerlo — dinero. 
Había  derrochado  todo  lo  que  tenía  en  espectácu- 
los y  caprichos.  Hacía  extravagantes  regalos ;  y  en 
medio  de  este  apuro  le  trajeron  informes  del  norte 
y  también  del  este  que  pusieron  trabas  a  las  ruedas 
de  su  proyecto.  En  el  norte,  Artaxias,  rey  de  Ar- 
menia, se  había  levantado  en  su  contra;  y  en  el  éste, 
los  persas  no  le  pagaban  los  tributos ;  ambos  países  le 
negaron  los  recursos  a  causa  de  aquellas  leyes  que 
había  dado  en  contra  de  su  antigua  religión.  Para 
poder  salir  de  esta  situación  dividió  su  ejército,  de- 
jando una  parte  de  él  con  uno  de  la  nobleza  llamado 
Lisias,  para  que  marchase  contra  los  judíos;  y  él, 
con  la  otra,  se  fué  contra  Armenia  y  Persia. 

III.  Lisias,  como  había  recibido  orden  de  extirpar 
a  los  judíos  y  repartir  su  país  entre  otras  naciones, 
deseaba  cumplirla  en  todas  partes.  Antioco  había 
dejado  a  Filipo  en  Jerusalén  para  gobernar  a  Judea; 
este  observó  cómo  Judas  iba  creciendo  en  fuerzas,  y 
escribió  al  traidor  Tolomeo  Macrón,  gobernador  de 
Celesiria  y  Fenicia,  a  la  cual  Judea  estaba  agregada, 
insistiendo  en  que  cuidase  pronto  los  intereses  del 
rey,  y  éste  notificó  a  Lisias.  Entonces  Lisias  nom- 
bró a  Tolomeo  Macrón  jefe  de  la  expedición,  y  éste 
escogió  como  ayudante  a  su  gran  amigo  Nicanor,  el 
mismo  que  dedicó  el  templo  de  los  samaritanos,  y 
le  despachó  con  20,000  soldados,  y  como  compañero 
y  asistente  para  él,  a  un  viejo  soldado  llamado  Gor- 
gias.  Tolomeo  Macrón  les  siguió  con  los  demás  de 
la  expedición,  y  acamparon  en  Emaus,  cerca  de  Je- 
rusalén, teniendo  unos  40,000  infantes  y  7,000  ca- 
ballos. Otro  ejército  de  comerciantes,  con  sus  tale- 
gas de  oro  y  cadenas  y  esposas,  los  seguía  para  com- 


220 


HISTORIA  SAGRADA 


prar  esclavos.  Nicanor,  el  recaudador,  tuvo  que  jun- 
tar para  el  rey  grandes  sumas  a  fin  de  pagar  a  los 
romanos  la  deuda  de  2.000  talentos.  A  los  judíos 
adultos  iban  a  matar,  pero  Nicanor  ofreció  a  90 
de  los  demás  por  un  talento.  Su  cálculo  fué  que 
fácilmente  venderían  180.000  judíos,  y  de  esta  ma- 
nera, pagaría  toda  la  deuda  de  un  vez.  ¡  Hermosa 
especulación!  ¡Contaba  los  pollitos  antes  de  que  hu- 
biesen nacido!  Hubo,  pues,  1,000  comerciantes  prin- 
cipales en  el  campamento  de  los  sirios,  además  de 
sus  criados  y  sirvientes.  Judas  y  sus  hermanos  sa- 
bían todo  eso  y  para  resistir  sólo  contaDan  con  6.000 
hombres,  que  dividió  en  cuatro  secciones  puestas 
bajo  los  cuatro  hermanos.  Fueron  a  Mazpa  para 
orar  a  Dios,  suplicándole  que  les  salvara  de  este 
trance.  Luego  hicieron  la  proclama,  según  la  Ley, 
Dt.  20:5-7,  que  los  que  en  este  año  habían  edificado 
casa,  desposado  mujer,  plantado  viña,  o  que  tuvie- 
sen miedo,  se  apartasen;  y  sólo  3,000  se  quedaron; 
pero  confiando  en  Dios,  marcharon  tan  poca  gente 
y  acamparon  muy  cerca  del  enemigo.  Judas  les  ex- 
hortó, y  les  dijo  que  iba  a  acometer  a  los  sirios  al 
amanecer,  y  que  se  preparasen  para  ello.  En  esto, 
le  llegó  razón  de  que  Gorgias  había  salido  con  5,000 
infantes  escogidos  y  1,000  de  los  mejores  caballos, 
y  que  guiado  por  unos  judíos  renegados  iba  a  caer 
sobre  ellos  durante  la  noche,  para  sorprenderlos  y 
acabar  con  ellos.  Judas,  dejando  a  Gorgias  vagar 
por  los  desfiladeros  de  las  montañas,  se  levantó  y 
cayó  de  repente  sobre  el  principal  campamento  del 
enemigo,  debilitado  por  la  salida  de  sus  mejores 
tropas,  y  absolutamente  confiados  y  descuidados 
aguardando  las  buenas  nuevas  que  Gorgias  les  iba  a 
traer  por  la  mañana.  Judas,  pues,  los  sorprendió 
con  un  ataque  nocturno,  haciendo  una  confusión  en- 
tre ellos  y  huyeron  dejando  su  campamento  y  los 
3.000  muertos  que  cayeron  en  el  ataque.  Pero  Judas 
no  permitió  que  sus  hombres  tocasen  el  botín,  por- 
que Gorgias  todavía  andaba  libre  con  mucha  gente 
escogida.  Este  buscaba  en  vano  a  Judas  en  su  cam- 
pamento, y  no  le  halló  en  la  dirección  en  que  creía 
que  había  huido,  y  por  lo  mismo  volvió  sólo  para 
ver  a  su  propio  campamento  en  llamas.  Este  espec- 
táculo causó  pánico  en  sus  soldados,  y  Gorgias  ya 


BAJO  LOS  SIRIOS 


221 


no  pudo  contener  el  desorden  porque  arrojaron  las 
armas  y  corrieron  para  salvar  sus  vidas.  Judas  y  los 
suyos  los  persiguieron,  matando  a  9,000  entre  to- 
dos, e  hiriendo  a  los  demás.  Entonces  Judas  vol- 
vió para  despojar  el  campamento,  y  descubrió  en  él 
grandes  riquezas,  juntamente  con  los  2,000  talentos  de 
los  comerciantes.  Los  enemigos,  soberbios  y  arro- 
gantes, cuando  llegaron  cerca  de  Jerusalén,  merma- 
dos y  derrotados,  tuvieron  que  volver  tristes  y  aba- 
tidos. Faltó  una  cosa  para  que  la  victoria  fuese 
completa;  parece  que  aquel  traidor,  Tolomeo  Macrón, 
no  estuvo  en  la  batalla  y  por  lo  tanto  salvó  su  mal- 
dita piel. 

Otro  día  fué  día  del  reposo,  y  los  judíos  descan- 
saron, y  dieron  gracias  a  Dios  por  su  protección. 

Judas  se  halló  animado  por  el  buen  éxito  de  sus 
armas  y;  su  crédito  llegó  a  ser  tan  grande  que  mu- 
chos judíos  acudieron  a  él  para  ayudarle. 

IV.  Ya  llegó  el  año  165  A.  C,  y  con  él  Lisias, 
en  vista  del  mal  éxito  de  sus  empresas  militares  en 
Judea,  y  de  la  ansiedad  del  rey,  hizo  de  nuevo  gran- 
des preparaciones  para  hacer  otra  expedición  contra 
los  judíos.  Hizo  un  rodeo  y  entró  en  el  país  al 
sur  de  Jerusalén,  acampando  ;en  Betsura,  con  un 
ejército  de  60,000  infantes  y  5,000  caballos,  todos 
escogidos,  a  la  cabeza  de  los  cuales  marchó  él  mismo. 
Allí  también  fué  Judas  con  solamente  10,000  sol- 
dados, pero  teniendo  gran  fe  en  Dios  peleó  con 
denuedo  contra  ellos  y  los  venció,  matando  a  5.000 
y  poniendo  a  los  demás  en  fuga.  Lisias  quedó  con- 
fundido al  ver  el  valor  de  los  soldados  de  Judas, 
y  volvió  con  el  resto  de  sus  soldados  vencidos  a 
Antioquía,  con  la  intención  de  venir  otra  vez,  a  la 
vuelta  del  año,  con  un  ejército  mayor. 

Preg.  240.  Dígase  Cómo  Judas  Restauró  el 
Templo. 

Después  de  tantas  campañas,  Judas  percibió  que 
Dios  le  daba  un  poco  de  respiro,  pero  no  desperdició 
un  momento  en  la  inactividad,  sino  que  propuso  a 
sus  compañeros  que  siendo  ya  dueños  del  país,  fue- 
sen primero  a  Jerusalén  para  restablecer  el  Templo 
y  el  culto  de  Dios.  Al  llegar,  quedaron  pasmados 
viendo  el  estado  de  los  lugares  sagrados  convertidos 
en  cenizas  y  escombros,  y  creciendo  la  yerba  en  sus 


222 


HISTORIA  SAGRADA 


atrios.  Para  no  repetir  aquello  de  Oza.  2  Sam.  6: 
6-7,  nombró  a  sacerdotes  para  limpiar  los  sitios  san- 
tos. Ellos  quitaron  todo  lo  que  había  sido  profa- 
nado, hasta  el  altar  de  los  holocaustos,  poniendo  las 
piedras  en  un  lugar  apartado  hasta  que  se  le  levan- 
tase un  profeta  que  indicara  otra  disposición  de  ellas. 
De  la  abundancia  del  oro  y  plata  quv  tomaron  en 
los  despojos  de  los  enemigos,  pudieron  reponer  el 
Candelabro,  la  Mesa  de  la  Proposición  y  el  Altar 
del  Incienso,  como  eran  antes,  y  también  pudieron 
hacer  de  nuevo  todos  los  vasos  y  utensilios  que  se 
habían  robado  y  el  velo  que  separaba  el  Lugar  San- 
to del  Santísimo. 

Preg.  241.  Dése  el  Origen  de  la  Fiesta  de  la 
Dedicación  del  Altar. 

Cuando  todo  el  lugar  se  hubo  purificado,  y  se  hu- 
bieron hecho  todos  los  artículos  que  faltaban,  fija- 
ron el  día  dfeil  solsticio  hiemal,  Dic.  25,  del  año 
165  A.  C.  para  la  dedicación  del  altar  y  los  nuevos 
objetos  para  el  culto.  Encendieron  las  lámparas  del 
Candelabro  y  el  fuego  de  los  sacrificios  por  el  cho- 
que de  dos  pedernales.  Este  día  vino  a  ser  pre- 
cisamente tres  años  y  medio  después  de  la  desolación 
del  Templo  por  Apolonio,  tres  años  después  de  la 
profanación  de  él  por  Antioco  IV  Epífanes,  y  dos 
años  después  de  que  Judas  fué  nombrado  Capitán 
de  Israel.  Esta  Dedicación  fué  establecida  como 
aniversario,  y  es  el  mismo  que  fué  celebrado  por 
Nuestro  Señor,  mencionado  en  Juan  10:22;  y  su  ob- 
servancia continuó  sin  interrupción  hasta  la  destruc- 
ción de  Jerusalén  por  Tito.  La  solemnidad  duró 
ocho  días,  como  la  fiesta  de  la  Pascua  y  la  de  los 
Tabernáculos.  La  especialidad  de  ella  era  la  de 
poner  delante  de  la  puerta  de  cada  vecino  unas  velas, 
de  donde  fué  llamada  también  "La  Fiesta  de  las 
Luces." 

Preg.  242.     ¿Qué  Sufrieron    de  los  Vecinos? 

Todavía  sufrieron  molestias  por  los  soldados  si- 
rios que  eran  la  guarnición  de  la  fortaleza  que  Apo- 
lonio construyó  en  la  ciudad  de  David  frente  al 
Templo  en  el  alto  llamado  "Acra."  Como  Judas  no 
trató  de  atacar  esta  fortaleza  y  expulsar  a  esos  sol- 
dados ahora,  fortificó  el  Templo  hasta  hacerle  casi 
inexpugnable,  en  el  cual  los  fieles  estuvieron  segu- 


BAJO  LOS  SIRIOS 


223 


ros.  También  fortificó  Bet-sura,  camino  de  Hebrón, 
para  defender  al  pueblo  contra  los  idumeos. 

Otro  mal  amenazaba  a  los  judios  en  este  tiempo; 
los  idumeos  que  vivían  al  sur,  y  las  otras  naciones 
vecinas,  viendo  lo  que,  Judas  había  hecho,  se  pu- 
sieron de  acuerdo  para  destruir  a  los  judíos  que  an- 
daban fuera  de  su  país  y  que  se  hallaban  en  medio 
de  ellos,  siguiendo  las  ideas  de  Tolomeo  Macrón  y 
Antioco  IV  Epífanes. 

Preg.  243.  ¿Qué  Tierra  Ahora  es  Llamada 
Idumea  ? 

Hay  que  advertir  que  el  territorio  que  fué  dado 
a  la  tribu  de  Judá,  y  el  de  la  de  Simeón  estaba  ocu- 
pado en  la  parte  meridional  por  los  idumeos.  En  el 
tiempo  del  cautiverio,  los  árabes  llamados  Nabateos 
expulsaron  a  los  idumeos  de  la  tierra  antigua  lla- 
mada Edom,  y  estos  se  pasaron  a  esta  parte  de  Judá 
y  Simeón  que  estaba  desocupada,  y  desde  entonces 
Idumea  se  hallaba  al  sur  de  Judea.  Bet-sura  estaba 
entre  Jerusalén  y  Hebrón,  y  ésta  era  la  capital  de 
los  idumeos. 

Preg.  244.  Refiérase  la  Muerte  de  Ant.  IV 
Epífanes. 

La  nueva  persecución  contra  los  judíos  no  se  for- 
malizó ahora  por  estas  naciones  al  sur,  porque  en 
medio  de  sus  consejos,  llegó  la  noticia  de  la  muerte 
de  Antioco  IV  Epífanes. 

Efectivamente  había  muerto  este  hombre  infame, 
y  los  historiadores  dan  un  largo  detalle  de  este 
acontecimiento.  Ya  quedó  asentado,  Preg.  237,  que 
él  salió  contra  el  rey  de  Armenia,  y  contra  Persia 
para  hacerse  de  recursos.  Cuando  pasó  a  Persia,  lle- 
gó a  la  ciudad  de  Elimaida,  donde  entendió  que  ha- 
bía muchas  riquezas.  Siguiendo  el  mal  ejemplo  de 
su  padre,  trató  de  robar  el  templo  de  Diana,  no  aquel 
que  su  padre  atacó,  pero  fracasó  en  su  intento,  por- 
que el  pueblo  se  levantó  en  su  contra,  y  aunque  no 
le  mató,  sí  le  arrojó  violentamente  fuera  del  lugar, 
y  él  se  fué  a  Ecbatana  en  Media  cabizbajo  y  aver- 
gonzado. Al  llegar  allí',  tuvo  noticias  de  las  derro- 
tas de  Nicanor  y  Timoteo,  y  partió  con  rabia  hacia 
la  Palestina  para  apresurarse  a  aniquilar  a  los  ju- 
díos. Al  entrar  en  Babilonia,  unos  mensajeros  le  anun- 
ciaron que  Judas  había  vencido  a  Lisias,  y  estaba  re- 


224 


HISTORIA  SAGRADA 


cobrando  el  Templo  en  Jerusalén  y  destruyendo  las- 
imágenes  de  los  dioses  paganos.  En  un  paroxismo  de 
coraje,  mandó  a  su  auriga  que  doblase  la  velocidad 
de  su  carroza  para  poder  llegar  y  convertir  a  Jeru- 
salén en  un  gran  sepulcro  de  toda  la  nación  judía. 
En  esto  fué  azotado  por  Dios,  haciéndole  victima  de 
una  plaga  incurable.  Sin  embargo  de  esto,  no  se 
detuvo  hasta  que  se  volcó  la  carroza  y  él  fué  grave- 
mente lastimado.  Le  llevaron  en  litera  hasta  Tabe. 
población  en  los  confines  de  Persia  y  Babilonia,  y 
allí  la  violencia  de  su  odio  causó  congestiones  y  que- 
dó convertido  en  un  cadáver  podrido. 

Lo  que  hizo  en  Jerusalén  fué  una  carga  sobre  su 
conciencia  y  le  persiguió  como  una  obsesión.  Hizo 
confesión  de  su  impiedad  y  votos  de  reparar  los. 
daños  que  había  hecho ;  pero  fué  sobrado  tarde,  y 
pereció. 

Preg.  245.  ¿Cuáles  son  los  Diferentes  Sistemas 
de  Interpretación  del  Cap.  II  de  Daniel? 

Presentamos  aquí  solamente  un  breve  informe  de 
las  principales  interpretaciones  que  ha  habido,  de- 
jando a  cada  uno  en  la  libertad  de  examinarlas  y 
decidir  para  sí  mismo.  El  Sr.  S.  P.  Tregelles  nos 
proporciona  la  siguiente  clasificación  de  ellas: 

la.  La  que  considera  que  todo  el  capítulo  once 
de  Daniel  trata  de  los  reyes  de  Persia,  de  Alejandro 
Magno  y  de  sus  sucesores  hasta  el  fin  del  reinado  de 
Antioco  IV  Epífanes;  parece  que  el  autor  del  primer 
libro  de  Macabeos  adoptó  esta  teoría. 

2a.  La  que  aplica  las  predicciones  desde  el  V.  5 
del  capítulo  hasta  el  V,  20  a  los  seleucidas  y  tolo- 
meos,  pero  que  desde  el  V.  21,  sostiene  que  la  pro- 
fecía pasa  a  los  sucesos  que  concluyen  la  historia  de 
Israel  en  el  porvenir,  y  al  reino  del  Anticristo  per- 
sonal ;  Jerónimo  aceptó  esta  idea. 

3a.  La  que  interpreta  la  profecía  como  cumplida 
en  la  historia  de  los  sucesores  de  Alejandro  hasta  el 
fin  del  reinado  de  Antioco  IV  Epífanes,  a  quien  aplica 
los  Vss.  21  a  32;  pero  supone  que  hay  una  interrup- 
ción en  el  V.  33,  y  que  en  V.  36  pasa  al  tiempo  del 
Anticristo.  El  Sr.  B.  W.  Newton  siguió  este  sistema, 
como  también  lo  hicieron  los  judíos  del  tiempo  de 
S.  Jerónimo. 

4a.    La  que  supone  que  se  trata  de  un  solo  persona- 


BAJO  LOS  SIRIOS 


225 


je  desde  el  V.  21  hasta  el  fin  del  capítulo,  y  que  los 
\  s.  5  a  20  se  refieren  a  la  condición  de  los  reinos  de 
Siria  y  Egipto  antes  de  la  venida  de  aquel  personaje. 
Según  este  plan  de  la  interpretación  hay  una  interrup- 
ción y  un  intervalo  muy  largo  entre  los  Vs.  4  y  5. 
Este  es  el  sistema  del  Sr.  Tregelles. 

Nosotros  creemos  que  la  interpretación  del  Sr.  Tre- 
gelles puede  ser  admitida,  pero  preferiríamos  otra 
interpretación  presentada  por  el  Sr.  Felipe  Mauro. 
Según  él.  los  capítulos  10,  11  y  12  de  Daniel  dan  una 
profecía  de  los  Judíos  desde  el  tiempo  de  Alejandro 
Magno  hasta  el  fin  de  la  destrucción  de  Jerusalén 
en  70  A.  D. 

Preg.  246.  ¿Cuáles  Fueron  las  Hazañas  Pos- 
teriores de  Judas  Macabeo? 

Antioco  Y  Eupator,  hijo  de  Antioco  IV  Epífanes, 
de  9  años  de  edad,  le  sucedió  a  éste  en  el  trono  de 
Siria.  Antes  de  morir  Epífanes  constituyó  a  Filipo 
favorito  suyo,  regente  de  Siria  durante  la  minoría  de 
su  hijo.  Le  entregó  su  corona,  su  sello  y  todas  las 
demás  insignias  de  soberanía,  y  un  encargo  especial 
de  educar  a  su  hijo  dignamente.  El  hijo  estaba  en 
Antioquía,  y  cuando  Filipo  llegó  allí,  halló  a  Antioco 
V  Eupator  ya  en  el  trono,  puesto  allí  por  Lisias,  quien 
le  había  llamado  "Eupator."  y  había  asumido  todas 
las  prerrogativas  dadas  a  Filipo  por  el  rey.  Care- 
ciendo de  fuerzas  suficientes  para  hacer  valederos  sus 
derechos,  Filipo  se  huyó  a  Egipto,  esperando  la  hora 
en  que  pudiera  hacerlo.  Ant.  V.  Eupator  dió  muerte 
a  Menelao.    Preg.  245. 

En  este  tiempo  Tolomeo  Macrón,  Gobernador  de 
Celesiria  y  Fenicia,  otra  vez  cambió  de  conducta,  y  se 
hizo  amigo  de  los  judíos.  Por  esto  algunos  cortesa- 
nos le  acusaron  de  ser  traidor,  y  a  pesar  de  haberle 
entregado  Chipre  al  rey,  le  condenaron  y  le  destitu- 
yeron del  gobierno  de  las  dos  provincias,  substitu- 
yéndole con  Lisias.    Tolomeo  se  envenenó  y  murió. 

¿CUALES    FUERON    LAS    CAMPAÑAS  DE 
JUDAS   MACABEO    CONTRA  LAS 
NACIONES  VECINAS? 

I.    LOS  IDUMEOS 
1.    Entretanto  que  estas  cosas  sucedían  en  el  año 
164  A.  C,  Judas  Macabeo  sabía  que  las  naciones  ve- 


226 


HISTORIA  SAGRADA 


ciñas  habían  hecho  una  liga  para  destruir  a  todos  los 
judíos,  y  que  trataban  de  dar  principio  a  esta  obra, 
matando  a  los  que  vivían  en  sus  tierras.  Avanzó  pri- 
mero contra  los  idumeos  que  se  habían  unido  con  Gor- 
gias,  quien  gobernaba  en  esas  regiones  bajo  el  rey  de 
Siria,  para  acabar  con  los  judíos,  y  atacó  a  Acrabatene 
y  mató  a  unos  20,000. 

II.  LOS  HIJOS  DE  BEAN 
2a.  En  seguida  peleó  con  los  hijos  de  Bean.  otra 
tribu  de  idumeos,  y  los  encerró  en  dos  fortalezas,  y 
al  fin  destruyó  a  20.000  de  éstos.  Algunos  de  ellos 
sobornaron  a  ciertos  soldados  de  Judas  y  se  escapa- 
ron; siendo  ejecutados  estos  traidores. 

III.    LOS  AMONITAS 

3a.  Después,  Judas  pasó  al  otro  lado  del  Jordán 
para  castigar  a  los  amonitas,  y  destruyó  varias  plazas. 
Tomó  a  Jazar  con  sus  alrededores  y  volvió  a  Judea. 

4a.  Timoteo,  el  mismo  que  ya  se  ha  mencionado, 
representó  a  Siria  en  el  mando  al  oriente  del  Jordán, 
y  ahora  reunió  a  mucha  gente  para  vengarse  de  Judas. 
Este,  habiendo  suplicado  el  auxilió  y  bendición  del 
Señor,  le  acometió,  destruyendo  de  ellos  unos  20.500 
infantes  y  600  de  caballería.  Timoteo  huyó  a  Gazara 
en  Efraim,  donde  su  hermano  Chereas  era  goberna- 
dor. Judas  le  persiguió,  y  después  de  una  batalla  de 
5  días,  los  venció  y  mató  a  Timoteo,  a  Chereas  y  a 
Apolofanes,  otro  enemigo  principal. 

IV.    LOS  PAGANOS  DE  GALAAD  Y  DE 
EENICIA. 

5.  Los  habitantes  paganos  de  Galaad.  entristecidos 
por  la  muerte  de  sus  amigos  se  vengaron  matando  a 
1.000  judíos  que  vivían  en  la  tierra  de  Tob,  plaza  al 
este  de  Galaad,  y  llevándose  los  despojos,  redujeron 
a  las  mujeres  y  niños  a  la  esclavitud.  Los  demás  ju- 
díos de  aquellas  comarcas  se  refugiaron  en  la  forta- 
leza de  Dathema.  Sus  enemigos  se  juntaron  bajo  las 
órdenes  de  otro  Timoteo,  quizás  hijo  del  ya  mencio- 
nado, y  les  pusieron  sitio.  Al  mismo  tiempo  los  gen- 
tiles de  Tiro.  Sidón  y  Tolemaida  y  de  otros  puntos 
cercanos,  trataron  también  de  destruir  a  los  judíos  en 
Galilea.  De  ambos  lugares  acudieron  a  Judas  para 
que  él  los  socorriera.    Habiendo  habido  consejo  del 


BAJO  LOS  SIRIOS 


227 


concilio,  se  resolvió  dividir  sus  fuerzas  en  tres  partes. 
Judas  y  su  hermano  Jonatán  tomaron  a  8,000  hombres 
y  marcharon  en  auxilio  de  los  de  Galaad  ;  otro  herma- 
no suyo,  Simón,  con  3,000,  partió  para  ayudar  a  los 
de  Galilea,  y  el  resto  se  quedó  bajo  el  mando  de  José 
y  Azarías,  buenos  jefes  para  la  defensa  de  Jerusalén 
en  la  ausencia  de  los  otros,  con  la  orden  de  no  atacar 
a  ningún  enemigo,  sino  de  estar  solamente  en  actitud 
de  defensa.  Los  primeros  cruzaron  el  Jordán  y  pasa- 
ron por  el  territorio  de  los  árabes  Nabateos,  gentes 
amigas,  y  supieron  que  los  judíos,  no  sólo  de  Dathe- 
ma,  sino  también  los  de  Bosora,  Besor,  Casfón,  Ma- 
qued  y  de  otros  lugares  estaban  encerrados  por  los 
enemigos,  y  que  tenían  la  intención  de  matarlos  a 
todos  en  el  día  que  Dathema  fuese  destruida.  Judas 
y  Jonatán  cayeron  inesperadamente  sobre  Bosora, 
mataron  a  los  varones,  libraron  a  sus  hermanos,  reco- 
gieron el  botín  y  quemaron  la  ciudad ;  y  después, 
marcharon  toda  la  noche  y  llegaron  a  Dathema  a  la 
ora  en  que  Timoteo  y  su  gente  la  estaban  asaltando. 
Los  atacaron  por  detrás,  y  ellos  al  oír  el  nombre  de 
Judas,  invadidos  de  pánico  tiraron  sus  armas  al  sue- 
,1o  y  huyeron  en  todas  direcciones ;  pero  Judas  al- 
canzó y  mató  a  unos  8,000  de  ellos.  En  seguida  él 
socorrió  a  los  judíos  que  estaban  en  Maspa,  Casfón, 
Maqued,  Bosor  y  otros  lugares,  y  trató  a  estas  ciuda- 
des como  trató  a  Bosora. 

Su  hermano  Simón  tuvo  casi  igual  éxito  en  Gali- 
lea, echando  a  los  enemigos  fuera,  matando  a  3,000 
hombres,  y  llevándose  los  despojos.  Recogió  a  los 
judíos  que  había  en  Galilea,  y  los  llevó  consigo  a 
Judea  para  mayor  seguridad,  y  poblaron  los  lugares 
desolados  por  Antioco  IV  Epífanes.  Pero  les  fué  mal 
a  los  que  se  quedaron  en  Judea.  La  historia  afirma 
que  sus  jefes,  movidos  por  la  ambición  de  cobrarse 
fama,  desobedecieron  las  órdenes  que  Judas  les  dió, 
y  atacaron  a  Jamnia,  puerto  del  mar  Mediterráneo,  y 
que  Gorgias  cayó  sobre  ellos  y  mató  a  2,000  hombres. 

Todavía  la  fortaleza  de  los  sirios  en  Jerusalén 
les  causó  grandes  pérdidas,  y  Judas  se  propuso  qui- 
tarla, y  la  atacó  con  vigor.  Algunos  de  la  guarnición 
eran  judíos  renegados.  Ellos  supieron  bien  que  les 
sería  fatal  caer  en  las  manos  de  Judas;  por  esto  en- 
viaron secretamente  un  mensaje  al  rey,  indicándole 


228 


HISTORIA  SAGRADA 


el  gran  peligro  en  que  se  hallaban.  Se  apresuró  el 
rey  Antioco  V  Eupator  a  venir,  163  A.  C,  en  persona 
y  con  Lisias  y  100,000  infantes,  20,000  de  caballería 
y  300  carros  de  guerra,  y  pasaron  a  Betsura,  y  le 
pusieron  sitio.  Sucedió  que  Judas  tuvo  muy  poca 
gente  reunida,  pero  cayó  sobre  ellos  de  noche  y  mató 
a  unos  4,000;  pero  a  la  madrugada  se  retiró  y  for- 
mando una  nueva  línea,  con  ferocidad  les  embistió 
y  después  de  matar  a  unos  600  notó  que  había  gran 
disparidad  en  el  número  de  las  fuerzas  de  ambas  par- 
tes, y  se  refugió  en  Jerusalén.  En  el  último  encuen- 
tro, Eleazar  Averan,  hermano  de  Judas  se  introdujo 
entre  los  enemigos,  y  metiendo  su  lanza  en  un  elefan- 
te, le  mató,  mas  la  bestia  cayó  sobre  él  y  le  aplastó. 
Siguió  el  sitio  en  Betsur  hasta  que  esta  plaza  tuvo 
que  rendirse  a  causa  del  hambre  ;  pero  consiguieron 
una  capitulación  por  la  cual  obtuvieron  seguridad 
para  sus  personas,  pertrechos  de  boca  y  guerra.  Lue- 
go Antioco  V  Eupátor  marchó  contra  Jerusalén,  y  si- 
tió el  Santuario  hasta  que  hubo  gran  escasez  de  ali- 
mentos. (I  Mac.  6:48-54.  Año  sabático  164-163  A.  C 
que  empezó  en  la  primavera.) 

Preg.  247.  Dése  Cuenta  de  LA  PAZ  CON 
SIRIA. 

Como  ya  queda  asentado,  la  Providencia,  con  anti- 
cipación, había  puesto  a  Filipo  (nombrado  por  Antio- 
co IV  Epífanes)  como  guardián  de  su  hijo  Antioco 
V.  Eupátor.  Hacía  mucho  tiempo  que  Filipo  había 
esperado  una  ocasión  como  ésta  en  que  ni  el  rey  ni 
el  ejército  estuvieran  en  Antioquía,  para  apoderarse 
de  la  ciudad,  ahora  lo  efectuó  de  un  salto  y  principió 
a  funcionar  como  el  gobernador  del  imperio.  Al 
saber  tan  alarmantes  noticias,  el  Rey  y  Lisias  hicieron 
la  paz  con  los  Judíos  y  se  apresuraron  a  recobrar  el 
imperio.  Apurados  por  esta  situación,  otorgaron  a 
los  Judíos  honorables  y  ventajosas  condiciones  de 
paz,  juramentadas  por  Antioco  V.  Eupátor.  Firmada 
así  la  paz,  le  permitieron  al  Rey  ver  las  fortificacio- 
nes del  Santuario,  pero  con  vil  perfidia  se  perjuró  y 
mandó  que  fuesen  demolidas  antes  de  su  partida. 
Ahora  sí,  los  Judíos  obtuvieron  el  derecho  de  practi- 
car su  religión  según  la  Ley  de  Moisés.  Este  dere- 
cho jamás  fué  quitado  después.  Las  guerras  que  si- 
guieron fueron  con  el  fin  de  decidir  si  el  partido  pia- 


BAJO  LOS  SIRIOS 


229 


doso,  o  el  que  favorecía  a  los  griegos,  reinase  en 
Judea,  convirtiéndose  así  en  una  especie  de  guerra 
civil. 

FIN  DEL  SACERDOCIO  DE  MENELAO 
El  sumo  sacerdote  Menelao,  por  tanto,  acompañó 
al  Rey  en  esta  expedición,  y  se  hizo  demasiado  oficio- 
so dando  consejos,  abrigando  al  mismo  tiempo  extra- 
vagantes esperanzas  de  salir  gobernador  de  Judea. 
Pero  hubo  un  terrible  derrumbe  de  sus  castillos  en 
el  aire;  porque  Lisias,  abochornado  por  sus  muchos 
reveses,  los  atribuyó  todos  a  este  miserable  intruso, 
lo  condenó  a  la  muerte,  y  le  llevaron  a  Berea  en  Siria, 
donde  le  echaron  de  cabeza  abajo  en  una  torre  de 
cenizas,  en  las  cuales  pereció. 

Preg.  248.  ¿Qué  se  dice  del  nuevo  sumo  sa- 
cerdote Alcimo? 

El  oficio  sagrado,  fué  dado  a  Alcimo,  o  Jacimo 
(Hebreo  Jaquim),  de  la  estirpe  de  Aarón,  el  cual  era 
hombre  no  menos  maldito  que  Menelao.  Onías  IV, 
hijo  de  Onías  III  que  fué  asesinado  en  Dafne  por 
Andrónico  a  instancias  de  Menelao,  vivía  en  Antio- 
quía,  pero  quedó  disgustado  al  ver  las  injusticias  que 
le  fueron  hechas,  y  saliendo  de  allí,  se  refugió  en 
Egipto,  donde  se  congraciaba  con  Tolomeo  Filométor 
y  la  reina  Cleopatra,  y  se  quedó  allí  el  resto  de  su 
vida  y  llegó  a  ser  famoso. 

LOS  REINOS  COMPARADOS 

(1)  Area.  El  reino  del  Norte,  Israel,  abarcaba 
casi  tres  veces  tanto  territorio,  9,500  millas  cuadradas, 
como  el  del  reino  del  Sur,  con  sus  3,500  millas  cua- 
dradas. 

(2)  Recursos.  Las  tierras  comprendidas  en  el  te- 
rritorio de  Israel,  eran  en  su  totalidad  mucho  más  pro- 
ductivas, por  comprender  muchos  llanos  fértiles,  tales 
como  Esdraelón  y  el  valle  del  Jordán. 

(3)  Población.  Las  ventajas  de  Israel  en  cuanto 
al  área  y  a  los  recursos  no  eran  mayores  que  su  venta- 
ja en  cuanto  a  población.  Sus  fértiles  campos  soste- 
nían a  una  numerosa  y  razonable  población. 

(4)  Capitales.  En  un  respecto  fué  Judá  favore- 
cida; Jerusalén,  con  sus  asociaciones  políticas  y  reli- 
giosas, con  sus  recuerdos  de  David  y  Salomón,  con 
su  magnífico  templo — Jerusalén  era  la  poderosa  ca- 


230 


HISTORIA  SAGRADA 


pital  de  Judá.  Mientras  que  la  capital  de  Israel  cam- 
biaba continuamente  de  lugar,  y  Samaria,  el  principal 
asiento  de  su  gobierno,  estaba  asociada  con  ritos  ido- 
látricos; Jerusalén,  la  capital  de  Judá,  estaba  santifi- 
cada por  su  templo  y  era  sagrada  por  sus  recuerdos 
y  nobles  asociaciones. 

Preg.  249.  ¿Qué  se  dice  de  la  nueva  revolución 
en  Siria? 

Antioco  III  el  Grande  tuvo  que  enviar  rehenes  a 
Roma  para  garantizar  el  pago  de  la  multa  que  debía 
a  los  romanos,  y  su  hijo  Seleuco  IV  Filopátor,  que 
le  sucedió,  heredó  la  deuda  y  tuvo  que  dejar  a  su 
hijo  Demetrio  en  rehenes.  Por  tanto,  éste  se  quedó 
en  Roma  todo  este  tiempo  durante  el  reinado  de  su 
tío  Antioco  IV  Epífanes  que  usurpó  el  trono.  Seleu- 
co IV  era  hermano  mayor  de  Antioco  IV  Epífanes 
y  su  hijo  Demetrio  era  el  heredero  legítimo  del  reino; 
pero  Antioco  IV  se  lo  usurpó.  Ahora,  en  163  A.  C 
Demetrio  tenía  23  años  de  edad,  y  trató  de  recobrar 
el  trono  de  Siria,  y  echar  fuera  de  él  a  su  primo  her- 
mano Antioco  V  Eupátor  con  Lisias  su  tutor.  Hizo 
varias  peticiones  al  Senado  romano  en  este  sentido, 
pero  fué  desoído  por  él.  En  todas  las  cuestiones  rela- 
tivas a  Egipto,  y  Siria,  el  Senado  siempre  procuraba 
limitar  el  poder  de  estas  potencias,  y  hacía  decisio- 
nes que  creía  darían  este  resultado,  sin  atender  en 
lo  más  mínimo  a  lo  que  la  justicia  reclamaba.  Al 
fin  Demetrio,  jugándose  el  todo  por  el  todo,  huyó 
de  Roma  y  se  dirigió  a  Siria.  Desembarcó  en  Trípoli, 
ciudad  de  Fenicia,  donde  pudo  reunir  algunos  ami- 
gos ;  proclamando  que  había  sido  enviado  por  ti 
Senado  romano  para  tomar  su  trono.  Como  la  corte 
en  Antioquía  se  había  hecho  aborrecible  por  sus  mu- 
chas maldades,  hubo  de  repente  una  revolución  que 
resultó  con  la  muerte  de  Antioco  V  Eupátor  y  de 
Lisias,  a  manos  de  sus  mismos  oficiales,  y  así  Deme- 
trio subió  al  trono  de  Siria.  Como  conocía  bien  el 
carácter  del  Senado  romano,  supo  hacerle  algunos 
favores  oportunos  que  aplacaron  su  ira.  Ganó  para 
sí  el  título  de  "Soter"  salvador,  librando  a  los  babi- 
lonios de  unos  dos  gobernantes  que  les  había  opri- 
mido. 


ÜAJO  LOS  SIRIOS 


231 


Preg.  250.  ¿Cuáles  fueron  las  maquinaciones 
de  Alcimo? 

Aunque  Alcimo  había  sido  nombrado  sumo  sacer- 
dote por  Antioco  V  Eupátor,  no  fué  recibido  por  los 
judíos,  porque  se  había  contaminado  conformándose 
con  las  costumbres  de  los  griegos.  Ahora  él  reunió 
a  varios  judíos  renegados  que  pasaban  su  destierro 
en  Antioquía,  y  presentó  una  queja  contra  los  judíos 
de  Jerusalén  que  la  única  causa  de  su  oposición  a 
él  fué  que  había  obedecido  las  órdenes  del  rey;  y 
que  los  judíos  habían  destituido  a  muchos  de  los 
amigos  del  rey.  Demetrio  Soter,  persuadido  por 
él,  mandó  que  Baquides,  gobernador  de  Mesopota- 
mia,  fuese  con  él  para  instalarse  en  su  oficio.  Fue- 
ron, pues,  a  Judea  con  muestras  pacíficas,  pero  con 
intenciones  hostiles,  deseosos  de  apoderarse  de  Judas 
y  los  suyos  por  engaño.  Unos  60  asideos,  que  en 
este  tiempo  no  estaban  asociados  con  Judas,  y  algu- 
nos escribas,  cobraron  ánimo  para  unirse  a  ellos,  por- 
que deseaban  volver  a  tener  sumo  sacerdote ;  y  aven- 
turaron fiarse  de  Alcimo  por  ser  hijo  de  Aarón,  y 
estos  asideos  y  escribas  fueron  muertos  por  Alcimo 
y  su  gente.  Por  esta  razón  nadie  más  de  los  asideos 
se  acercó  a  ellos.  Baquides  dejó  a  Alcimo  con  algu- 
nas tropas  y  volvió  a  Antioquía;  pero  Alcimo  no 
dejó  de  obrar  inicuamente  y  tuvo  algunos  renegados 
que  acudieron  a  él.  Judas  al  mismo  tiempo  salió 
otra  vez  y  rondaba  el  país  castigando  a  los  apóstatas, 
o  renegados,  y  viendo  Alcimo  que  no  podía  con  él, 
acudió  al  rey,  regalándole  entre  otros  presentes,  una 
corona  de  oro,  y  ayudado  por  los  ruegos  de  sus  ami- 
gos, logró  convencer  al  rey  que  mientras  viviera 
Judas  la  autoridad  del  rey  no  sería  respetada  en 
Judea.  Nombró,  pues,  el  rey  Demetrio  Soter  a  Ni- 
canor otra  vez  jefe  de  la  expedición,  y  le  comisionó 
a  destruir  a  Judas  y  a  todos  los  suyos,  y  establecer 
a  Alcimo  en  su  oficio.  Nicanor  no  ignoraba  la  proe- 
za de  Judas.  Preg.  236,  y  no  tenía  ganas  de 
sufrir  otra  derrota,  por  tanto  propuso  artículos 
de  paz  que  Judas  aceptó;  y  después  entró  en 
pláticas  con  él.  Pero  Alcimo  no  quedó  contento  con 
las  estipulaciones,  y  apeló  por  tercera  vez  al  rey,  y 
consiguió  nueva  orden  de  él  que  Nicanor  siguiese  con 


232 


HISTORIA  SAGRADA 


la  guerra  hasta  matar  a  Judas,  o  llevarle  cautivo  a 
Antioquía. 

Preg.  251.     ¿Qué  éxito  tuvo  Nicanor? 

Fué,  pues,  Nicanor  a  Jerusalén  y  trató  de  tomar 
a  Judas  por  traición,  y  por  poco  habría  logrado  su 
intento,  porque  Judas,  fiando  de  la  paz,  acudió  a  él ; 
pero  notando  que  había  una  emboscada,  huyó  de  su 
presencia,  y  renovó  la  guerra.  Hubo  una  acción  en 
Cafarsalama  en  la  cual  Nicanor  perdió  5,000  hom- 
bres, y  volvió  con  los  demás  a  Jerusalén.  Para  des- 
ahogar su  ira,  mandó  a  500  soldados  que  tomaran  a 
un  senador,  llamado  Razis,  hombre  altamente  honrado 
por  los  judíos.  El  estaba  en  su  castillo  y  se  defen- 
dió heroicamente,  pero  viendo  que  era  en  vano,  se 
suicidó  de  la  manera  más  terrible.  Nicanor  se  pre- 
sentó ante  el  Templo  y  demandó  que  Judas  y  su 
gente  le  fuese  entregado,  añadiendo  amenazas  y  blas- 
femias dirigidas  al  Templo  y  a  Dios,  y  luego  mar- 
chó contra  Judas,  y  en  la  primera  arremetida,  cayó 
muerto.  Todo  su  ejército  arrojó  las  armas  al  suelo 
y  huyó.  El  país  entero  se  levantó  en  persecución  de 
ellos  y  acabó  con  todos  los  35.000  que  había.  Al  le- 
vantar los  despojos  del  campo  de  batalla,  los  judíos 
hallaron  el  cadáver  de  Nicanor,  y  quitándole  la  cabe- 
za y  la  mano  derecha,  las  colgaron  en  una  torre  del 
Templo.  Aquí  se  acaba  la  historia  del  Segundo  Libro 
de  Macabeos. 

Preg.  252.    Cuéntese  la  muerte  de  Judas. 

Judas  ahora  envió  una  embajada  a  Roma,  que  fué 
bien  recibida,  y  se  estableció  una  liga  de  defensa 
mutua  entre  Roma  y  los  judíos.  En  seguida,  los 
romanos  escribieron  una  carta  a  Demetcrio  Soter,  rey 
de  Siria,  requiriéndole  que  desistiese  de  molestar  a 
los  judíos.  Pero  antes  que  los  embajadores  volvie- 
sen a  Jerusalén,  Judas  había  muerto;  pues  Demetrio 
Soter,  sabiendo  el  fin  de  Nicanor,  envió  a  Baquides 
y  Alcimo  con  un  ejército  muy  fuerte  a  Judea.  Judas 
en  este  momento  no  tenía  más  de  3,000  soldados,  y 
estos  temerosos  de  los  sirios,  desertaron,  quedándose 
con  solamente  800  hombres.  Con  número  tan  redu- 
cido, Judas  peleó,  pero  al  fin  fué  vencido  y  muerto. 
Grande  fué  la  lamentación  en  Judea,  y  sus  hermanos 
Jonatán  y  Simón  le  enterraron  en  Modín.  Los  após- 
tatas se  aprovecharon  de  la  ocasión  para  hacer  mu- 


BAJO  LOS  SIRIOS 


chísimas  maldades,  y  al  mismo  tiempo  hubo  una 
hambre  en  el  país.  Alcimo  y  los  suyos  que  habían 
recogido  muchos  alimentos,  por  medio  de  ellos  sedu- 
jeron a  muchos  a  abandonar  su  fe.  Los  puestos  pú- 
blicos estaban  en  las  manos  de  los  enemigos,  y  mu- 
chos fieles  fueron  destruidos  por  Baquides.  Se  ha 
dicho  que  esta  fué  la  peor  aflicción  que  jamás  haya 
sobrevenido  a  los  judíos. 

253.  ¿Cuáles  fueron  los  esfuerzos  de  Jonatán 
y  Simeón. 

Jonatán  y  Simón  se  escondieron  en  el  desierto  de 
Tecoa.  Ellos  enviaron  a  su  hermano  Juan  con  el 
bagage  al  otro  lado  del  Jordán,  para  depositarlo  en 
seguridad  con  sus  amigos,  los  nabateos.  Pero  en 
el  camino,  los  jambrianos,  una  tribu  de  los  árabes 
que  les  era  hostil,  le  salieron  en  contra,  le  mataron 
y  se  llevaron  todo  lo  que  traía.  Un  poco  después, 
supieron  Jonatán  y  Simón  que  se  iba  a  celebrar  en 
Medeba  un  gran  matrimonio  entre  los  jambrianos,  y 
poniendo  su  gente  en  emboscada,  esperaion  hasta  que 
todos  aquellos  árabes  se  hubiesen  reunido,  y  enton- 
ces acometieron  con  furia  y  acabaron  con  todos  ellos, 
llevándose  los  despojos.  Noticioso  Baquides  de  esto, 
marchó  contra  ellos  para  atacarlos  en  el  día  de  re- 
poso ;  pero  se  chasqueó ;  porque  los  dos  hermanos  y 
su  gente  que  se  hallaron  preparados,  mataron  a  1,000 
de  ellos,  y  luego  echándose  en  el  río  Jordán,  nada- 
ron al  otro  lado  y  se  escaparon.  Baquides  volvió  a 
Jerusalén,  y  se  ocupó  en  reparar  la  fortaleza  en  Acra 
y  los  fortines  por  el  país,  y  puso  en  ellos  algunos  de' 
los  hijos  de  los  principales  judíos  en  rehenes. 

Preg.  254.    Refiérase  la  muerte  de  Alcimo. 

Alcimo  hizo  ciertas  alteraciones  en  las  cosas  sa- 
gradas. Derribó  la  pared  que  separaba  el  atrio  de 
los  gentiles  del  de  Israel  en  el  Templo.  Mientras 
hacía  ésto,  cayó  en  él  ■  azote  de  Dios  y  murió  de 
parálisis.  Sea  por  esto,  o  por  haber  sido  amones- 
tado por  los  romanos  que  se  fuese  de  Judea,  Baqui- 
des dejó  el  país. 

Preg.  255  ¿Cómo  fué  la  última  expedición  de 
Baquides  a  Judea? 

Ahora  Jonatán  gozó  de  dos  años  de  reposo,  e  hizo 
tanto  progreso  en  corregir  los  males  de  que  el  país 
sufría,  que  sus  contrarios  de  nuevo  apelaron  al  rey 


234 


HISTORIA  SAGRADA 


Demetrio  Soter,  y  Baquides  fué  enviado  otra  vez 
con  un  ejército,  y  se  formó  un  plan  para  el  extermi- 
nio de  todos  los  judíos  que  eran  fieles  a  su  religión. 
Este  plan  consistía  en  que  en  una  misma  noche  echa- 
ría mano  a  Jonatán  y  a  todos  los  suyos  en  el  país 
y  así  destruirían  la  nación  entera  de  un  solo  golpe. 
Al  entrar  a  los  límites  de  Judea,  él  despachó  cartas 
fijando  la  noche  en  que  lo  harían.  Jonatán  descubrió 
el  complot,  y  con  anticipación  cogió  y  mató  a  50  de 
los  principales  conspiradores  y  se  retiró  a  Betbasi 
ante  la  hueste  contraria  a  una  fortaleza  en  el  de- 
sierto. Baquides  fué  allá  para  ponerle  sitio,  y  los 
judíos  renegados  se  reunieron  con  él.  Jonatán  dejó 
a  Simón  con  una  parte  de  sus  tropas  para  defender 
la  fortaleza,  y  él  salió  con  los  demás  para  hostigar 
a  los  sitiadores.  Cada  uno  de  los  dos  hermanos  cum- 
plió su  parte  con  tanta  energía,  que  el  ejército  de 
Baquides  quedó  desordenado;  y  él,  cansado  de  seme- 
jante ocupación,  se  enojó  contra  los  judíos  renega- 
dos, que  le  habían  metido  en  tan  enojoso  empleo,  y 
mató  a  algunos  de  ellos,  y  se  preparó  para  partir. 
Jonatán  se  aprovechó  de  esta  ocasión,  y  obtuvo  bue- 
nas condiciones  de  paz  con  canje  de  prisioneros,  yén- 
dose Baquides  de  Judea  para  no  volver  jamás. 

Entonces  Jonatán  se  estableció  en  Miomas,  unas 
9  millas  al  norte  de  Jerusalén,  y  desde  allí  gober- 
naba al  país. 

Preg.  256.  ¿Qué  nuevos  trastornos  hubo  en 
Siria? 

Otra  Revolución  en  Siria 

Al  ascender  al  trono  de  Siria  Demetrio  Soter  me- 
reció el  título  de  "Soter"  porque  quitó  a  dos  malos 
hermanos,  amigos  de  su  tío  Antioco  IV  Epífanes  que 
oprimían  a  los  babilonios.  Preg.  247.)  Uno  de  ellos, 
Heráclides,  escapó  vivo,  y  se  ocupó  en  maquinar  la 
caída  de  Demetrio.  El  halló  un  sujeto  llamado  Balas, 
hombre  de  baja  condición,  probablemente  bas- 
tardo de  Ant.  IV  Epífanes  y  muy  parecido 
a  los  de  la  familia  de  Antioco,  y  se  empeñó  en  ha- 
cerle pasar  por  hijo  de  Antioco  IV  Epífanes. 
El  plan  era  el  de  derrocar  a  Demetrio  Soter,  y  poner 
a  este  Balas  en  el  trono,  añadiéndole  el  nombre  de 
"Alejandro."  En  esta  empresa  Heráclides  contaba 
con  la  aprobación  de  los  reyes  de  Egipto,  de  Capa- 


INDEPENDENCIA 


235 


docia  y  Pérgamo.  Entre  tanto  que  este  negocio  iba 
madurándose,  Demetrio  Soter,  como  si  quisiera  fa- 
vorecer estas  maniobras,  se  metió  en  un  castillo  que 
edificó  cerca  de  Antioquia,  en  donde  se  abandonó  a 
los  placeres,  entregándose  completamente  a  la  pe- 
reza y  a  los  vicios,  no  haciendo  aprecio  ninguno  de  los 
negocios  de  su  reino. 
El  Año  153  A.  C. 

Heráclides  consiguió  la  cooperación  activa  de  los 
referidos  tres  reyes,  y  llevándose  consigo  a  Alejan- 
dro Balas,  juntamente  con  Laodice,  hija  de  Antioco 
IV  Epífanes,  hasta  Roma,  se  presentó  ante  el  Sena- 
do romano,  y  obtuvo  un  decreto  en  favor  de  Alejan- 
dro Balas ;  y  le  autiorzó  a  emplear  soldados.  El 
Senado  comprendió  esa  impostura,  pero  estando  dis- 
gustado con  Demetrio  Soter,  selló  con  su  autoridad 
este  acto.  Heráclides  enganchó  tropas  y  desembarcó 
en  Tolemaida,  y  proclamó  a  Alejandro  Balas  hijo  de 
Antioco  IV  Epífanes  Rey  de  Siria.  Gran  número 
de  los  sirios  desafectos  se  reunieron  con  él  en  Tole- 
maida. Ya  en  este  trance,  tanto  Demetrio  Soter  como 
Alejandro  Balas  buscaron  la  ayuda  de  Jonatán.  De- 
metrio Soter  le  escribió,  haciéndole  General  del  rey 
en  Judea;  y  le  dió  autoridad  para  enganchar  solda- 
dos y  proveerlos  de  armas  para  venir  en  su  ayuda; 
y  mandó  que  los  rehenes  que  estaban  guardados  en 
la  fortaleza  en  Jerusalén  le  fuesen  entregados  a  él. 
Inmediatamente  Jonatán  subió  a  Jerusalén,  e  hizo  que 
se  leyese  la  carta  ante  los  de  la  fortaleza,  y  deman- 
dó que  le  diesen  los  rehenes.  Una  multitud  se  juntó 
a  Jonatán,  y  las  guarniciones  de  todas  las  fortifica- 
ciones, viendo  su  poder,  abandonaron  sus  puestos, 
y  sólo  Betsura  y  la  fortaleza  de  Jerusalén  permane- 
cieron con  guarnición,  porque  en  ellas  se  hallaban 
los  judíos  renegados,  que  no  osaron  dejarse  ver. 
Jonatán  se  estableció  en  Jerusalén,  y  fortaleció  toda 
la  ciudad. 

Noticioso  Alejandro  Balas  de  lo  que  había  hecho 
Demetrio  Soter,  no  quiso  quedarle  en  zaga,  sino  que 
envió  a  Jonatán  grandes  ofrecimientos  a  fin  de  conse- 
guirle como  partidario,  otorgándole  el  oficio  de  sumo 
sacerdote,  y  el  ser  llamado  "Amigo  del  Rey."  Le 
envió  una  vestidura  de  púrpura  y  una  corona  de  oro. 
Luego  Demetrio  Soter,  para  no  perder  en  la  compe- 


236 


HISTORIA  SAGRADA 


tencia  y  con  el  fin  de  ganar  tan  potente  aliado,  de 
nuevo  escribió  a  Jonatán,  confirmando  todo  lo  que 
le  había  ofrecido  Alejandro  Balas,  con  grandes  adi- 
ciones. Pero  Jonatán  no  se  deslumbró  con  tamaños 
ofrecimientos,  pues  sabía  cuán  feroz  enemigo  había 
sido  Demetrio  Soter,  y  que  todo  lo  que  le  ofrecía  lo 
hacía  espoleado  por  la  necesidad,  pero  que  una  vez 
que  obtuviera  el  fin  que  se  proponía,  todas  estas  pro- 
mesas serían  olvidadas,  y  por  tanto  no  se  dejó  sedu- 
cir por  él,  sino  que  entró  en  la  liga  que  favoreció  a 
Alejandro  Balas.  Al  aceptar  el  cargo  de  sumo  sacer- 
dote, no  lo  hizo  para  halagar  a  Alejandro  Balas,  sino 
porque  antes  había  sido  elegido  para  el  puesto  por 
el  pueblo  Judío.  Si  Jonatán  no  era  del  linaje  de 
Jozadac,  de  quien  eran  descendientes  los  sumos  sa- 
cerdotes anteriores  desde  la  vuelta  de  Babilonia  hasta 
Onías  III;  por  lo  menos,  sí  era  hijo  de  Aarón  y  de 
la  orden  o  suerte  de  Joiarib,  (1  Mac.  2:1,  1  Crón. 
24:10.)  que  era  la  primera  de  las  suertes. 

Preg.  257.  ¿Quiénes  fueron  los  sumos  sacer- 
dotes desde  ahora  en  adelante? 

Como  Alcimo  murió  en  160  A.  C.  el  oficio  de  sumo 
sacerdote  había  quedado  vacante  hacía  siete  años. 
Desde  ahora,  152  A.  C.  (1  Mac.  10:21)  en  adelante, 
quedó  en  la  familia  de  los  asmoneos  o  macabeos  has- 
ta el  tiempo  de  Herodes  el  Grande,  en  el  año  37  A.  C, 
es  decir,  123  años.  Desde  entonces  hasta  la  destruc- 
ción de  Jerusalén  en  70  A.D.  el  oficio  fué  el  juguete 
de  los  caprichos  de  los  gobernantes. 

En  la  batalla  que  hubo  entre  Alejandro  Balas  y 
Demetrio  Soter,  éste  fué  derrotado  y  muerto,  y 
aquél  vino  a  ser  señor  del  imperio  sirio.  1  Mac. 
10:1.  Luego  pidió  la  mano  de  Cleopatra,  hija  de 
Tolomeo  VII  Filometor,  y  se  casó  con  ella.  Jona- 
tán fué  convidado  a  las  bodas,  y  fué  altamente  hon- 
rado, y  le  fueron  confirmadas  las  promesas  hechas 
por  Alejandro  Balas. 

Preg.  258.  Reñérase  lo  de  Onías  IV  y  el  Tem- 
plo de  Heliópolis  en  Egipto. 

Onías  IV,  hijo  del  Onías  II  que  fué  asesinado  en 
Dafne,  desengañado  en  sus  esperanzas  de  ser  sumo 
sacerdote  en  Jerusalén,  huyó  de  Antioquía  a  Egip- 
to, según  consta  ya  en  Preg.  248.  Tuvo  mucho  ta- 
lento como  soldado,  y  también  como  político,  y  pron- 


INDEPENDENCIA 


237 


to  gozó  de  gran  influencia  en  la  corte  de  Egipto. 
Introdujo  a  otro  judío,  Dositeo,  en  la  corte,  y  los 
dos  manejaron  los  negocios  del  reino  en  los  últimos 
años  de  Tolomeo  VII  Filometor.  Se  valió  de  su 
influjo  con  el  rey,  y  consiguió  licencia  para  cons- 
truir un  templo  en  Egipto  parecido  al  de  Jerusalén, 
en  el  que  practicaría  los  ritos  de  la  Ley  de  Moisés; 
juntamente  con  un  decreto  que  le  constituía  a  él  y  a 
sus  descendientes  sumos  sacerdotes  en  ese  templo  a 
perpetuidad.  Imitando  las  razones  de  Jeroboam, 
1  Rey.  12:26-27,  alegaba  que  si  los  judíos  fuesen  a 
Jerusalén  se  expondrían  a  ser  seducidos  por  los  sirios, 
pero  si  hubiera  templo  en  Egipto,  no  sólo  se  evita- 
ría eso,  sino  que  muchos  judíos  serían  atraídos  a 
Egipto  desde  otros  países,  y  traerían  sus  riquezas 
consigo  al  reino.  El  mayor  tropiezo  que  encontró 
en  esta  empesa  fué  la  dificultad  de  reconciliar  a  los 
judíos  de  Palestina  con  esta  novedad,  puesto  que  Dios 
había  escogido  a  Jerusalén  para  ser  el  lugar  de  su 
culto.  Pero  nada  desanimado  por  esto,  Onías  IV 
dió  el  primer  ejemplo  conocido  en  la  historia  del 
uso  o  abuso  de  una  profecía  para  justificar  su  pro- 
pósito ambicioso,  y  un  proceder  dudoso.  Citó  a 
Isaías  19:18-19:  "En  aquel  tiempo  habrá  5  ciudades 
en  la  tierra  de  Egipto  que  hablen  la  lengua  de  Ca- 
naán,  y  juren  por  Jehová  de  los  Ejércitos.  Una  será 
llamada  La  Ciudad  de  Destrucción  (Herez).  En 
aquel  tiempo  habrá  altar  para  Jehová  en  medio  de 
la  tierra  de  Egipto,  y  el  trofeo  de  Jehová  junto  a 
su  término."  De  esta  manera  prevaleció  con  los  ju- 
díos que  estaban  en  Egipto,  y  emprendió  la  obra. 
Escogió  un  sitio  en  Heliópolis  a  24  millas  de  distan- 
cia de  Menfis,  donde  antes  había  un  templo  de  Bubas- 
tis  o  Isis,  diosa  de  Egipto,  que  estaba  en  ruinas. 
Lo  hizo  según  el  modelo  del  de  Jerusalén,  aunque 
no  tan  alto,  ni  tan  suntuoso.  Allí  colocó  un  altar  de 
holocaustos,  otro  de  incienso,  una  mesa  de  los  panes 
de  la  proposición,  y  los  muebles  y  enseres  para  el 
culto  a  semejanza  de  los  de  Jerusalén;  sólo  que  en 
lugar  del  Candelero  con  7  ramas,  tenía  una  lámpara 
grande  colgada  de  una  cadena  de  oro  desde  el  techo. 
Se  ha  creído  que  el  nombre  "Heliópolis,"  ciudad  del 
sol,  le  fué  dada  por  un  ligero  cambio  en  una  letra 
hebrea,  que  hace  que  diga  "Casa  del  Sol"  en  lugar 


238 


HISTORIA  SAGRADA 


de  "Ciudad  de  Destrucción."  Onías  mismo  llamó  la 
ciudad  "Onion"  en  alabanza  propia,  y  la  circundó  de 
un  muro  alto  de  ladrillo,  y  puso  sacerdotes  y  levitas 
para  funcionar  en  él,  orden  que  continuó  desde  en- 
tonces (150  A.  C.)  hasta  después  de  la  destrucción 
de  Jerusalén,  cuando  fué  destruido  por  orden  de 
Vespasiano,  unos  224  años  después  de  su  construc- 
ción. 

En  el  texto  de  Isaías  citado  arriba  (19:18-19)  la 
traducción  de  los  LXX  pone  asedec  "justicia"  en  lu- 
gar de  herez  "Destrucción,"  una  corruptela  que  fué 
metida  allí  para  favorecer  a  los  judíos  en  Egipto. 
De  esto  se  saca  la  conclusión  que  la  Versión  griega 
de  la  profecía  de  Isaías  fué  hecha  después  de  la 
construcción  del  templo  de  Onías  en  150  A.  C,  y 
varias  otras  inferencias  se  han  agregado,  como  que : 
los  profetas  hebreos  fueron  traducidos  al  griego  más 
tarde  que  la  Ley,  y  que  fueron  traducidos  por  los 
judíos  egipcios  para  el  uso  del  culto  en  sus  sina- 
gogas, a  semejanza  del  uso  en  Jerusalén  de  los  pro- 
fetas juntamente  con  la  Ley  en  su  culto.  Véase 
Preg.  236.  Admitimos  que  todo  esto  puede  ser;  pe- 
ro también  es  posible  que  una  traducción  de  los  pro- 
fetas hecha  mucho  antes,  podrá  haber  sufrido  esta 
alteración  después  de  la  erección  del  templo  por 
Onías  IV.  En  tal  caso,  estas  consecuencias  no  se 
seguirían. 

Preg.  259.  ¿Cómo  terminó  Jonatán  su  sacer- 
docio ? 

Hasta  ahora  hemos  referido  muchos  de  los  deta- 
lles de  los  conflictos  entre  los  sirios,  los  egipcios  y 
los  romanos.  Se  habrá  notado  que  estos  conflictos 
no  solamente  fueron  muchos,  sino  que  la  historia  de 
ellos  se  ha  hecho  muy  intrincada  por  la  entrada  en 
ellos  de  varios  usurpadores  y  también  viene  a  ser 
muy  desagradable  a  causa  de  la  mucha  mala  fe,  las 
perfidias,  crueldades  y  horrores  que  fueron  come- 
tidos. Desde  ahora  en  adelante  no  creemos  que  sea 
necasario  seguir  con  estas  minuciosidades,  sino  que 
vamos  a  abreviar  algo  esta  parte  de  la  historia  para 
dar  más  atención  a  otros  elementos  de  ellas  que  son 
de  más  importancia.  La  época  de  los  macabeos  es 
el  período  heroico  de  los  israelitas  y  por  esto  con- 
venía presentar  con  cierta  minuciosidad  lo  que  pasó 


INDEPENDENCIA 


239 


en  sus  días.  Pero  hemos  llegado  al  tiempo  de  Jona- 
tán,  y  en  él  la  condición  de  los  judíos  es  un  poco 
mejor.  Sus  jefes  no  tuvieron  que  luchar  con  todas 
las  fuerzas  de  los  sirios,  porque  había  divisiones  en 
ese  reino,  cuyo  poder  iba  menguando.  Apenas  pue- 
de decirse  que  los  judíos  obtuvieron  una  absoluta 
independencia,  pero  se  aproximaron  a  ella  en  ciertos 
tiempos  más  que  en  otros. 

Después  de  nuevas  revueltas  entre  los  sirios,  Ale- 
jandro Balas  fué  muerto  y  Jonatán  tomó  parte  activa 
en  algunas  de  las  luchas  entre  los  contendientes,  has- 
ta que  Trifón  logró  sentarse  en  el  trono.  El  tuvo 
recelo  de  Jonatán  y  por  medio  de  perfidia  le  agarró, 
y  después  de  poco  tiempo  le  mató.  Este  suceso 
acaeció  en  el  año  144-3  A.  C. 

Preg.  260.  ¿Qué  se  dice  del  sacerdocio  de 
Simón  ? 

Simón,  hermano  de  Jonatán  y  de  Judas  Macabeo 
siguió  en  el  oficio  de  sumo  sacerdote  y  como  jefe 
de  los  judíos.  Según  el  criterio  de  su  padre  Mata- 
tías, él  era  el  más  juicioso  de  todos  sus  hijos.  Re- 
novó la  alianza  con  los  romanos,  conforme  al  ejem- 
plo de  sus  dos  hermanos  Judas  y  Jonatán.  Libró 
al  país  de  la  presencia  de  los  soldados  sirios  que 
aún  quedaban  en  las  fortalezas,  142  A.C.  Bajo  su 
mano  poderosa  y  benigna  se  recobraron  las  fuerzas 
y  la  prosperidad  de  la  nación;  es  de  saber  que  los 
sirios,  aunque  permitieron  a  los  judíos  ejercer  su 
religión  según  sus  costumbres  antiguas,  siempre  exi- 
gían que  pagasen  tributo.  Con  este  fin  en  137  A.  C. 
Trifón,  que  antes  había  sido  aliado  de  Jonatán,  pero 
que  después  había  subido  al  trono  de  Siria  como  re- 
sultado de  revoluciones,  trastornos  y  perfidias,  envió 
a  un  ejército  bajo  Cendebeo  para  reducir  a  los  judíos 
a  tributo  otra  vez.  Simón  ya  se  sentía  viejo  e  inepto 
para  la  lucha,  y  comisionó  a  sus  dos  hijos  Judas  y 
Juan  Hircano  para  hacer  la  campaña  contra  los  sirios, 
los  cuales  fueron  completamente  derrotados  y  echa- 
dos fuera  del  país.  Simón  gobernó  a  los  judíos  dig- 
namente nueve  años,  y  en  135  A.  C.  fué  asesinado 
en  Jericó  por  su  mismo  entenado  Tolomeo,  junta- 
mente con  su  esposa  y  dos  de  sus  hijos,  Judas  y  Ma-< 
tatías;  pero  otro  hijo,  Juan  Hircano  se  escapó  y 
vino  a  ser  el  gobernador  y  sumo  sacerdote. 


240 


HISTORIA  SAGRADA 


Preg.  261.  Dése  una  reseña  del  sacerdocio  de 
JUAN  HIRCANO,  sumo  sacerdote  y  Príncipe  de 
Judea,  135-106  A.  C. 

El  hecho  de  que  su  nombre  es  griego,  indica  la 
tendencia  de  aquel  tiempo.  Hircano  avanzó  contra 
Tolomeo,  pero  éste  se  ocultó  en  la  fortaleza  Dagón. 
Se  cree  que  Tolomeo  fué  instigado  a  cometer  este 
crimen  por  Antioco  Sidetes,  rey  de  Siria.  Este  ma- 
tó a  Trifón  después  de  que  había  durado  tres  años 
en  el  reino,  y  ahora  está  preparado  con  un  ejército 
para  descender  sobre  Judea;  Por  esto  se  deja  vol- 
que Tolomeo  había  obrado  bajo  la  dirección  de  este 
rey  de  Siria.  Juan  Hircano  no  estaba  preparado  para 
defenderse  contra  este  ataque,  y  Jerusalén  fué  sitia- 
da por  Antioco.  Al  fin  de  un  largo  sitio  se  hicieron 
las  paces,  pero  los  judíos  tuvieron  que  pagar  tributo 
a  la  Siria  y  desmantelar  las  defensas  de  Jerusalén. 
En  131  Hircano  acompañó  a  Antioco  en  una  expedi- 
ción contra  los  Partos,  pero  volvió  antes  del  invier- 
no. Esto  le  salió  bien,  porque  en  ese  tiempo  Antioco 
sufrió  una  derrota  y  fué  muerto.  Esto  dió  liber- 
tad a  los  judíos;  y  en  seguida  Hircano  destruyó  el 
templo  de  los  samaritanos  en  el  monte  Garizim,  128 
A.  C.,  sujetó  a  los  idumeos  y  los  obligó  a  adoptar 
la  ley  de  Moisés  y  obedecerla.  Entre  otras  obras 
construyó  la  torre  de  Baris  al  nordoeste  del  Templo, 
que  Herodes  engrandeció  después,  y  la  llamó  "An- 
tonia" en  honor  de  Marco  Antonio.  De  nuevo  cele- 
bró una  alianza  con  los  romanos,  cosa  que,  según 
parece,  ofendió  a  los  fariseos,  por  lo  cual  Hircano 
los  abandonó  y  se  unió  a  los  saduceos.  Tomó  a  la 
ciudad  de  Samaria  y  la  demolió,  y  cuando  los  sirios 
acudieron  para  socorrerla,  los  venció.  Estos  veinte 
y  nueve  años  de,  Juan  Hircano  fueron  los  de  mayor 
gloria  para  los  judíos  desde  el  reinado  de  David, 
pero  desde  ahora  en  adelante,  se  ven  los  malos  re- 
sultados de  la  unión  en  la  misma  persona  de  los  dos 
oficios  de  sacerdote  y  gobernador.  Parece  que  esto 
no  fué  prohibido  por  la  ley  de  Moisés,  ni  por  ningún 
profeta;  pero  ordenanzas  fueron  dadas  para  los  dos 
oficios,  y  desde  el  principio  fueron  desempeñados  por 
diferentes  personas.  Se  ve  en  el  caso  de  Ozías,  2 
Crón.  26:16-21  como  Dios  castigó  a  él,  porque  sin 
ser  consagrado  como  sacerdote,  se  atrevió  a  ofrecer 


INDEPENDENCIA 


241 


sacrificio.  Existe  una  tradición  que  dice  que  en  una 
ocasión  cuando  muchos  fariseos  estuvieron  con  Juan 
Hircano  a  la  mesa,  él  les  dijo  que  deseaba  que  si 
ellos  le  viesen  hacer  algo  contra  la  Lev,  que  le  die- 
sen aviso  de  ello.  Le  prodigaron  muchos  elogios, 
pero  al  fin  Eleazar  le  dijo  que  si  realmente  deseaba 
saber  la  verdad:  "Si  quieres  ser  santo  de  veras,  deja 
el  sumo-sacerdocio  y  conténtate  con  el  gobierno  ci- 
vil." También  se  dice  que  se  añadió  una  falsedad, 
que  su  madre  había  sido  una  cautiva.  Con  esto  Hir- 
cano se  encendió  en  ira  y  abandonó  a  los  fariseos 
y  se  adhirió  a  los  saduceos.  Esta  tradición  puede 
no  ser  verídica  pero  es  digna  de  consideración,  por- 
que la  unión  del  poder  civil  y  eclesiástico  en  la  mis- 
ma persona  siempre  ha  sido  en  perjuicio  del  bien- 
estar del  pueblo,  y  parece  que  no  trajo  bendición  del 
cielo.  Entre  los  cristianos  se  cree  que  en  la  actua- 
lidad sólo  el  Mesías  es  digno  del  doble  honor  de 
ser  a  la  vez  sacerdote  y  rey  y  también  que  los  san- 
tos que  serán  reyes  y  sacerdotes  en  su  gloria,  véanse 
Sal.  110:4,  Zac.  6:12-13,  Heb.  6:12-7:25,  Rev.  5:10  y 
20:4. 

Al  morir,  Juan  Hircano  dejó  el  sumo  sacerdocio  a 
Aristóbulo  I.  pero  en  vista  de  su  duro  carácter,  dejó 
el  poder  civil  a  su  viuda  Alejandra.  Desde  ahora  en 
adelante  vamos  a  ver  la  decadencia  de  la  casa  de 
los  Hasmoneos  o  Macabeos  por  sus  propias  maldades 
y  no  por  la  opresión  de  los  sirios,  pues  las  disencio- 
nes  y  guerras  civiles  de  la  Siria  la  debilitaron  tanto 
que  no  tuvo  fuerzas  ya  para  imponer  su  dominio  so- 
bre los  judías  como  en  los  años  anteriores. 

Preg.  262.  ¿Qué  se  sabe  de  ARISTOBULO  I. 
106-105  A.  C.  Sacerdote  y  Rey. 

No  bien  fué  Aristóbulo  instalado  en  el  sumo-sacer- 
docio cuando  se  proclamó  también  rey.  Encarceló 
a  Alejandra,  su  madre,  y  la  hizo  morir  de  hambre; 
encarceló  a  tres  de  sus  hermanos,  y  al  otro,  su  favo- 
rito, Antígono,  le  hizo  corregente,  pero  al  poco  tiem- 
po, en  un  arranque  de  sospechas  y  envidias,  le  mató. 
En  seguida  se  enfermó  y  murió.  Lo  único  digno 
de  mención  en  su  reinado  fué  la  conquista  de  Galilea 
y  el  principio  de  la  obra  de  judaizaría. 


242 


HISTORIA  SAGRADA 


Preg.  263.  Cuéntese  lo  de  ALEJANDRO  JA- 
NEO. 105-78  A.  C.  Sumo-sacerdote  y  Rey 

Dió  principio  a  su  largo  y  trabajoso  reinado  ma- 
tando a  uno  de  sus  dos  restantes  hermanos.  No  dejó 
de  ser  enérgico  y  hábil  militar,  pero  muy  cruel.  Se 
adhirió  a  los  saduceos,  y  guerreó  contra  las  ciudades 
marítimas  las  cuales  acudieron  al  rey  de  Chipre.  El 
invadió  el  país,  pero  Cleopatra  ayudó  a  Alejandro, 
y  el  rey  de  Chipre  tuvo  que  volver  a  su  tierra.  En 
93  A.  C.  Alejandro  avanzó  contra  los  árabes  de  Ga- 
laad  y  los  moabitas  y  los  redujo  a  tributo.  En  el 
año  siguiente  los  árabes  destruyeron  su  ejército,  y  los 
fariseos  levantaron  una  sedición  contra  él  y  tuvo  que 
huirse  a  las  montañas.  Pero  en  86  A.  C.  ganó  dos 
victorias  y  crucificó  a  800  de  los  rebeldes  y  mató  a 
sus  mujeres  e  hijos  delante  de  ellos,  mientras  él  y 
sus  concubinas  celebraban  una  fiesta.  Antes  de  con- 
cluir esta  guerra  mató  a  unos  50.000  de  su  pueblo 
en  el  año  78  y  murió  y  dejó  el  reino  a  su  mujer  Ale- 
jandra, con  el  buen  consejo  de  que  debía  hacer  las 
paces  con  los  fariseos. 

Preg.  264.  ¿Qué  se  nota  del  reinado  de  ALE- 
JANDRA, reina;  78-69  A.  C. 

Al  seguir  el  buen  consejo  de  su  esposo,  los  fariseos 
le  dejaron  ceñirse  la  corona,  y  admitieron  a  su  hijo 
Hircano  como  sumo  sacerdote.  Alejandra  vino  a  ser 
la  más  renombrada  de  las  mujeres  que  llevaron  este 
nombre.  Ella  expulsó  a  los  saduceos  de  Jerusalén 
y  puso  a  los  escribas  en  el  Sanhedrín.  Reinó  digna- 
mente nueve  años. 

Preg.  265.  ¿Cuáles  fueron  las  primeras  expe- 
riencias de  HIRCANO  II,  Rey  y  Sumo-sacerdote. 
69  A.  C. 

Hircano  reinó  solamente  tres  meses,  porque  su 
hermano  menor,  Aristóbulo  II,  aspiró  a  obtener  el 
trono,  aun  en  los  días  de  su  madre.  Procuró  hacerse 
partidarios  de  entre  los  saduceos  actuando  como  su 
patrón  y  presentando  su  causa  ante  la  reina.  A  rue- 
gos de  él  la  reina  puso  muchas  fortalezas  a  la  dis- 
posición de  los  saduceos  so  pretexto  de  ser  para  su 
defensa  contra  los  fariseos.  La  reina  Alejandra  le 
envió  a  Aristóbulo  II  contra  Tolomeo  Menei,  pero  él 
fracasó  en  la  empresa.  De  nuevo  se  dedicó  a  sus 
intrigas   y  salió   secretamente  de   Jerusalén  reuni- 


INDEPENDENCIA 


243 


do  con  sus  amigos,  dueños  ya  de  la  mayoría  de  los 
sitios  fortificados,  con  la  intencin  de  atacar  a  su  an- 
ciana madre,  pero  antes  del  ataque  ella  murió.  Aris- 
tóbulo  entonces  dirigió  sus  armas  contra  su  herma- 
no Hircano  II,  que  ya  ocupaba  el  trono,  y  salió  vic- 
torioso. Después  de  reinar  solamente  tres  meses, 
Hircano  abdicó  en  favor  de  su  hermano  Aristóbulo  II, 
y  recibió  como  recompensa  muchos  de  los  réditos. 

Preg.  266.  ¿Cómo  comenzó  ARISTOBULO  II, 
68  A.  C.  ?  Y  nótese  la  entrada  de  la  familia  de 
Herodes  en  esta  historia. 

Esta  paz  no  fué  duradera,  porque  aquí  entra  acti- 
vamente un  elemento  nuevo  del  cual  nada  se  ha  dicho 
todavía. 

Echemos  una  mirada  retrospectiva:  Ya  hemos  no- 
tado que  Juan  Hircano  I  venció  a  los  idumeos  y  los 
incorporó  a  la  nación  judía,  forzándolos  a  ser  circun- 
cidados y  a  guardar  toda  la  ley  de  Moisés.  Preg.  259. 
Alejandro  Janeo  le  hizo  a  Antipas,  un  idumeo  rico, 
general  de  toda  Idumea.  Ahora,  ya  que  los  idumeos 
han  venido  a  ser  parte  integrante  de  Israel,  no  nos 
extraña  que  ellos  empiecen  a  inmiscuirse  en  la  polí- 
tica del  reino.  Por  sus  riquezas  y  talentos  la  fami- 
lia de  Antipas  llegó  a  ser  el  elemento  dominante  en 
el  país.  Esta  es  la  familia  de  los  Herodes.  Ya  que 
hemos  visto  la  vil  conducta  de  los  seléucidas,  y  el 
descenso  de  la  heroica  familia  macabea,  desde  los 
más  altos  principios  de  sus  fundadores,  llegar  sus 
hijos  a  los  bajos  ideales,  no  nos  sorprende  que  esta 
familia  herodiana,  que  obraba  desde  su  origen  con 
espíritu  egoísta  y  maligno,  acabara  en  las  infamias 
de  Herodr-s  el  Grande,  Antipáter,  hijo  de  Antipas 
parece  haber  sido  el  mejor  de  esa  familia.  El  suce- 
dió a  su  padre  como  gobernador  de  Idumea,  y  había 
prestado  valiosos  servicios  a  los  judíos  por  sus  rela- 
ciones íntimas  con  los  árabes  de  Pétrea,  con  su  misma 
gente  de  Idumea  con  los  filisteos  de  Gaza  y  de  Asca- 
lón.  Temía  que  Aristóbulo  II  le  quitara  su  puesto 
en  Idumea,  y  se  afiilió  con  Hircano  II  y  procurando 
restaurarlo  en  el  trono,  pues  cifraba  su  fortuna  en 
su  influencia  con  aquel  débil  gobernante  que  también 
fué  favorecido  por  el  poderoso  partido  de  los  fari- 
seos y  él  e  Hircano  se  fugaron  de  Jerusalén  y  fue- 
ron a  parar  a  Petra,  con  el  rey  árabe  Aretas,  y  le  per- 


244 


HISTORIA  SAGRADA 


suadieron  a  ayudar  a  Hircano  II  a  recobrar  el  poder, 
en  cambio  de  mucho  dinero  y  la  restauración  a  Arabia 
de  doce  ciudades  que  en  años  anteriores  los  macabeos 
con  grandes  sacrificios  habían  quitado  a  los  árabes. 
Se  ve,  pues,  que  Antipáter  no  tuvo  la  intención  de 
conservar  los  intereses  de  los  judíos. 

Preg.  267.    ¿Qué  hizo  Aretas? 

Aretas  avanzó  contra  Aristóbulo  II  y  le  venció. 
Los  fariseos  se  opusieron  también  a  Aristóbulo.  y  él 
tuvo  que  retirarse  a  la  fortaleza  del  Templo.  Allí 
sufrió  un  sitio  hasta  que  cada  hermano  envió  una 
embajada  con  la  oferta  de  400  talentos  al  general 
romano  Escauro,  aquel  que  tenía  4,000  esclavos,  le- 
gado que  había  sido  del  general  Pompeyo,  (65  A.  C.) 
suplicándole  que  interviniese  en  favor  de  él.  Aristó- 
bulo II  consiguió  su  buena  voluntad  por  el  envío  de 
los  cuatrocientos  talentos  que  pudo  pagar  mejor  que 
su  hermano.  Para  esta  fecha  Pompeyo  había  sujeta- 
do a  la  mayor  parte  de  Asia.  Escauro  mandó  a  Aretas 
que  levantase  el  sitio  de  Jerusalén.  El  se  retiró  en 
seguida,  pero  Aristóbulo  II  le  persiguió  y  le  causó 
grandes  pérdidas.  Aristóbulo  II  estaba  teniendo 
buen  éxito  e  Hircano  iba  perdiendo. 

Preg.  268.  ¿Quién  se  mete  ahora  en  los  asun- 
tos judíos? 

En  el  año  siguiente,  64  A.  C.  Pompeyo  en  per- 
sona llegó  a  Siria.  Aristóbulo  se  apresuró  a  rega- 
larle la  vid  de  oro  del  Templo,  de  valor  de  500  ta- 
lentos, pero  esta  dádiva  no  influyó  nada  en  el  áni- 
mo de  Pompeyo.  Llegaron  delegados  de  los  dos 
hermanos  y  también  del  pueblo  judío  presentando  los 
alegatos  en  favor  de  cada  uno  de  ellos  juntamente 
con  la  petición  del  pueblo  que  suplicaba  la  abolición 
de  la  dinastía  hasmoneana.  Pompeyo  guardó  su  de- 
cisión en  reserva,  pues  contemplaba  la  destrucción  de 
la  independencia  de  los  judíos.  Aristóbulo  II  en- 
tendiendo esto  se  fué  indignado  y  se  metió  en  una 
fortaleza.  Pompeyo  le  mandó  rendirse,  pero  en  lu- 
gar de  hacerlo,  él  se  fué  a  Jerusalén  y  Pompeyo  em- 
pezó a  avanzar  contra  ella.  Sintiendo  la  imposibili- 
dad de  defenderse  contra  él,  Aristóbulo  II  fué  y  se 
presentó  ante  su  presencia,  prometiéndole  sumisión  y 
presentes,  pero  como  los  presentes  no  fueron  dados 
conforme  a  su  promesa.    Pompeyo  le  puso  preso  y 


LOS  JUDIOS  BAJO  LOS  ROMANOS 


248 


llegó  ante  Jerusalén,  y  después  de  sitiarla  tres  meses, 
la  tomó  por  asalto  en  63  A.  C.  Pompeyo  entró  en  el 
Templo  y  penetró  en  el  Lugar  Santísimo,  aunque  no 
se  llevó  los  tesoros. 

Preg.  269.  Refiérase  la  toma  de  Jerusalén  por 
Pompeyo:  Judea  bajo  los  romanos.  63  A.  C. 

He  aquí,  como  la  casa  asmonea,  que  salvó  la  reli- 
gión de  sus  padres,  al  fin  destruyó  la  independencia 
de  su  patria  por  sus  maldades.  La  acción  de  Pom- 
peyo de  entrar  en  el  lugar  Santísimo  enemistó  al 
partido  de  los  fariseos  contra  Roma  para  siempre. 
Jerusalén  y  Judea  fueron  hechas  tributarias  a  Roma 
y  al  mismo  tiempo  privadas  de  muchas  ciudades  y 
distritos  que  habían  sido  reducidas  a  sumisión.  Hir- 
cano  II  fué  confirmado  en  el  sumo-sacerdocio  y  tam- 
bién se  menciona  como  rey,  monarca,  soberano,  etc., 
pero  fueron  títulos  vanos,  porque  Antipáter  era  el 
que  lo  dirigía  todo,  y  después  fué  nombrado  procu- 
rador; sin  embargo,  todo  el  país  fué  hecho  parte  de 
la  provincia  de  Siria.  Aristóbulo  II  con  sus  dos  hijas 
y  dos  hijos  Alejandro  y  Antígono,  fueron  llevados 
presos  a  Roma,  siendo  expuestos  a  la  vista  pú- 
blica en  el  triunfo  concedido  a  Pompeyo.  Antes  de 
llegar  a  Roma  su  hijo  Alejandro  se  escapó  y  volvió  a 
Judea  donde  perpetró  muchos  escándalos  en  sus  es- 
fuerzos para  sentarse  en  el  trono.  La  clemencia  mos- 
trada a  Hircano  II  fué  debida  a  la  influencia  de  Anti- 
páter. Muchas  de  las  ciudades  que  habían  sido  des- 
truidas, fueron  reedificadas  por  los  romanos  y  sus 
pobladores  volvieron  a  ellas.  Gabinio,  general  roma- 
no, fué  enviado  como  sucesor  de  Escauro  y  trató  de 
pacificar  y  poner  en  orden  al  país,  demolió  varias 
fortalezas  que  habían  servido  de  albergue  de  revolu- 
cionarios. Aristóbulo  II  se  escapó  de  Roma  y  embro- 
lló el  país  en  desórdenes,  pero  fué  agarrado  y  manda- 
do preso  a  Roma  otra  vez,  quedando  su  esposa  en 
Judea.  En  estos  días  Crasso,  general  romano,  cuyos 
capitanes  solos  eran  500  en  número,  pasó  por  Jeru- 
salén y  despojó  al  Templo  de  los  tesoros  sagrados, 
llevándose  10,000  talentos,  que  eran  más  de  $11,250,000. 
Fué  adelante  contra  los  partos  y  pereció  con  todo 
su  ejército.  En  este  tiempo  César  y  Pompeyo  lucha- 
ban, y  César  soltó  a  Aristóbulo  II,  y  le  envió  con  dos 
legiones  a  Siria  para  tomar  posesión  del  país,  pero 


246 


HISTORIA  SAGRADA 


un  amigo  de  Pompeyo  le  dió  veneno  y  murió,  y  poco 
después  su  hijo  Alejandro  fué  ejecutado  en  Antioquía 
por  traidor  a  Roma. 

Preg.  270.  ¿Cuáles  fueron  las  actividades  de 
Antipáter? 

Antipáter  figuró  mucho  en  los  conflictos,  y  tuvo  que 
pasar  de  un  lado  a  otro  en  ellos,  pero  salió  con  buen 
éxito.  Se  había  casado  con  una  mujer  árabe  de  alta 
categoría  llamada  Cypros,  y  tuvo  cuatro  hijos:  Fa- 
saelo,  Herodes,  que  vino  a  ser  rey,  José  y  Peroras ; 
y  una  hija,  Salomé.  Se  congració  con  los  principales 
hombres  de  esa  época,  como  con  Pompeyo  y  Julio 
César.  Este  es  el  que  le  hizo  procurador  de  Pales- 
tina. En  el  año  48-47  A.  C.  Julio  César,  después 
de  estar  en  Egipto,  pasó  por  Siria,  y  por  las  repre- 
sentaciones de  Antipáter,  confirmó  otra  vez  a  Hir- 
cano  II  como  rey  y  sumo  sacerdote. 

Viendo  la  ineptitud  de  Hircano  II  en  la  adminis- 
tración del  gobierno,  Antipáter  nombró  a  su  hijo 
Fasaelo  gobernador  militar  de  Jerusalén  y  el  dis- 
trito alrededor  de  la  ciudad,  y  a  Herodes,  el  segun- 
do hijo,  a  la  edad  de  veinticinco  años,  gobernador  o 
prefecto  militar  de  Galilea. 

Desde  luego  Herodes  dió  pruebas  de  su  energía, 
arrojo  y  falta  de  escrúpulos.  Pronto  acabó  con  unos 
bandoleros  que  rondaban  la  tierra,  robando  y  matan- 
do a  la  gente.. 

El  jefe  de  estos  bandidos  se  llamaba  Hezequías, 
quien  poco  antes  mandaba  a  las  tropas  que  luchaban 
a  favor  de  Aristóbulo  y  Alejandro  en  contra  de  He- 
rodes y  los  sirios  o  romanos  que  le  ayudaban.  Muer- 
tos aquellos,  Hezequías  y  sus  soldados  merodeaban 
el  país,  y  se  mantenían  a  expensas  de  sus  enemigos. 
Es  probable  que  la  mayoría  de  los  judíos  en  Galilea 
favorecían  a  Hezequías ;  al  menos,  él  contaba  con  la 
amistad  de  muchos  de  los  principales  judíos  y  per- 
sonas de  influencia.  Pero  los  sirios  celebraban  la 
fama  de  Herodes  por  haberle  dado  muerte,  a  pesar 
de  que  lo  había  hecho  sin  que  fuese  condenado  por 
proceso  de  ley  y  de  tener  permiso  del  Sanhedrín. 
Por  esto  Herodes  fué  llamado  a  cuentas  ante  el  San- 
hedrín, porque  era  contra  la  ley  matar  a  alguno  sin 
su  permiso.  Cuando  le  convenía,  Herodes  obedecía 
la  cita  del  Sanhedrín,  después  de  dejar  guarniciones 


BAJO  LOS  ROMANOS 


247 


en  Galilea,  y  llevando  fuerzas  suficientes  para  pro- 
tejer  su  persona,  se  presentó  ante  el  Sanhedrín,  pero 
sin  manifestar  abierta  hostilidad.  Presentó  al  sumo 
sacerdote  una  carta  de  Sixto  César  en  la  cual  man- 
daba que  se  le  descargase,  porque  él  le  amaba  como 
a  un  hijo.  Todos  quedaron  asustados,  y  nadie  osa- 
ba acusarle.  Al  fin,  Sameas,  varón  justo  y  sin  temor, 
prorrumpió  diciendo:  "Varones  del  Sanhedrín,  y  ¡tú, 
Oh  rey!  jamás  he  visto  a  ninguno  presentarse  así  de- 
lante de  nosotros,  al  ser  citado  a  juicio.  Cada  reo 
comparece  delante  de  este  tribunal  humilde  y  cabiz- 
bajo, suplicando  misericordia  con  los  cabellos  des- 
greñados y  vestido  de  negro.  Pero  este  excelente 
Herodes,  evitando  el  veredicto  de  homicidio  de  que 
ahora  es  acusado,  se  vé  vestido  de  púrpura,  con  cabe- 
za adornada  y  rodeado  de  gente  armada,  la  cual,  si 
él  fuese  condenado  conforme  a  la  ley,  nos  mataría 
y  le  dejaría  escaparse  con  impunidad.  Es  na- 
tural que  Herodes  prefiera  su  seguridad  en  lugar  de 
lo  que  merece,  pero  os  inculpó  a  vosotros  y  al  rey 
por  haberle  permitido  ser  eximido  de  castigo  por 
temor.  Sabed,  sin  embargo,  que  Dios  es  grande,  y 
que  éste,  a  quien  absolvéis  por  amor  a  Hircano,  vol- 
verá después  para  castigar  tanto  a  vosotros  como  al 
mismo  rey."  Herodes  tomó  esta  cita  por  ofensa  grave 
y  desde  ahora  en  adelante  nunca  hubo  buenas  rela- 
ciones entre  Herodes  y  los  jefes  religiosos  de  la 
nación.  Sería  obra  trabajosa  seguir  todos  los  cam- 
bios y  artificios  por  los  que  Herodes  tuvo  que  pasar 
con  los  judíos,  y  los  romanos  antes  de  conseguir  el 
trono  en  Jerusalén.  Todo  hijo  de  la  familia  hasmonea, 
o  sea  macabea,  se  tenía  a  sí  mismo,  y  fué  tenido  por 
Herodes  y  por  otros  como  presunto  heredero  del 
trono  por  indigno  que  fuese  de  tan  ilustres  ante- 
pasados. Como  Herodes  era  suspicaz  y  envidioso 
hasta  más  no  poder,  este  hecho  le  hizo  enemigo  mor- 
tal de  toda  esa  familia,  y  él  vino  a  ser  su  verdugo, 
y  casi  concluyó  por  completo  con  ella. 

Aunque  Hircano  II  era  de  carácter  débil,  fué  sos- 
tenido por  Antipáter  y  sus  hijos  Fasael  y  Herodes. 
El  general  romano  Casio  estaba  en  Siria  aun  cuan- 
do acaeció  la  muerte  de  Antipáter.  Como  hemos 
visto,  este  había  sido  fiel  amigo  de  Hircano  II  des- 
de el -principio   y  un  verdadero  benefactor    de  la 


248 


HISTORIA  SAGRADA 


nación  judía;  pero  el  copero  de  Hircano  II,  sobor- 
nado por  el  general  judío  Malico,  le  dió  a  Anti- 
páter  un  vaso  de  veneno  que  le  causó  la  muerte.  Ido 
Casio  para  Filipos,  Antígono,  hijo  de  Aristóbulo  II, 
se  aprovechó  de  la  oportunidad  para  procurar  po- 
nerse en  el  trono  y  hacerse  del  sumo  sacerdocio  de 
su  tío  Hircano  II.  Fué  derrotado  y  echado  fuera 
de  Judea  por  Herodes.  En  seguida  Herodes  fué 
bien  recibido  en  Jerusalén,  e  Hircano  II  hizo  con- 
trato con  él,  otorgándole  la  mano  de  la  hermosísima 
Mariamne.  Esta  era  nieta  tanto  de  Hircano  II,  como 
de  Aristóbulo  II;  pues  su  madre  Alejandra  era  hija 
del  primero,  y  su  padre  Alejandro,  hijo  del  segundo. 
Semejante  matrimonio  era  ilícito  según  la  ley  de 
Lev.  18:9-11.  Después,  en  41  A.  C.  Antígono  y  sus 
partidarios  fueron  ayudados  por  una  irrupción  de 
los  partos  los  cuales  propusieron  poner  a  Antígono 
en  el  trono.  Después  de  muchas  revueltas,  los  partos 
lograron  capturar  a  Hircano  II  y  a  Fasaelo.  A  Hir- 
cano lo  llevaron  a  Partía ;  pero  Antígono,  al  des- 
pedirse de  su  tío,  agarró  con  los  dientes  los  lóbulos 
de  sus  dos  orejas  y  se  los  quitó;  y  así  le  hizo  in- 
capaz de  funcionar  como  sumo  sacerdote,  según  lo 
prescrito  en  Lev.  21 :16-24.  Pero  Fasaelo,  sabiendo 
lo  que  le  aguardaba  a  las  manos  de  los  bárbaros,  se 
suicidó.  De  esta  manera  Antígono  se  hizo  del  go- 
bierno y  del  sumo  sacerdocio  por  algún  tiempo; 
cosa  que  procuró  conseguir  antes  de  Julio  César, 
pero  fracasó  por  la  influencia  adversa  de  Antipáter. 
Este  Antígono  hijo  de  Aristóbulo  fué  el  primero  de 
los  asmoneos  que  perdió  su  vida  por  la  influencia  de 
Herodes  en  38  A.  C. ;  pues,  este  consiguió  una  orden 
de  Marco  Antonio  para  que  Antígono  fuese  asesi- 
nado. Unos  45  de  los  adherentes  de  Antígono  que 
constituyeron  el  Sanhedrín  entero,  con  excepción  de 
Sameas,  fueron  muertos  también,  y  sus  bienes  con- 
fiscados. 


Daniel :  11:33-35. 
33.  Y  los  sabios  de  entre 
el  pueblo  instruirán  a 
muchos ;  pero  se  irán 
tropezando  y  cayen- 
do,  muchos    días,  a 


Judas  Macabeo  y  sus 
hermanos  no  solamente 
fueron  héroes  sino  sacer- 
dotes y  defensores  de  la 
Ley  de  Dios.  Vencieron 
increíbles  dificultades. 


BAJO  LOS  ROMANOS 


249 


causa  de  la  espada, 
de  las  llamas,  y  del 
cautiverio  y  del  sa- 
queo. 

34.  Mas  cuando  tropie- 
.  cen,  serán  ayudados 

con  un  socorro  pe- 
queño, por  lo  cual 
muchos  se  juntarán  a 
ellos  con  pretextos 
engañosos. 

35.  Por  eso  algunos  de 
los  sabios  tropeza- 
rán, para  que  sean 
acrisolados,  y  puri- 
ficados, y  emblanque- 
cidos, hasta  el  tiem- 
po del  fin;  porque  to- 
davía es  para  el  tiem- 
po determinado. 


Judas  y  gran  parte  de 
su  ejército  fueron  muer- 
tos a  espada.  Alejandro 
Balas,  sucesor  de  Antio- 
co,  hizo  una  liga  con  Jo- 
natán.  La  familia  Asmo- 
nea  continuó  esta  clase 
de  servicio  por  algunas 
generaciones,  y  el  último 
de  ellos,  Aristóbulo,  fué 
muerto  por  orden  de 
Herodes. 


Continúa  al  ñn  de  la 
Pregunta  284. 


Preg.  271.  ¿Cómo  consiguió  Herodes  el  trono 
de  Judá? 

Herodes  acudió  a  sus  amigos  Marco  Antonio  y 
Octaviano  (que  llegó  a  ser  César  Augusto),  y  con 
su  auxilio  el  Senado  fué  persuadido  a  conferirle  el 
título  de  Rey  de  Judea,  Rey  cliente  o  vasallo,  suje- 
to siempre  a  la  dominación  de  Roma,  pero  tuvo  que 
conquistar  su  trono.  Esto  lo  hizo  con  la  ayuda  de 
las  legiones  romanas.  Teniendo  que  sitiar  la  ciudad 
tres  meses,  pero  en  medio  de  esta  lucha  se  casó  con 
Mariamne,  macabea  reconcentrada. 

Preg.  272.  ¿Cómo  fuá  estimado  Herodes  en 
Judea  ? 

Aunque  se  había  emparentado  con  esta  familia 
Asmonea,  tan  popular  y  amada  por  el  pueblo,  no  se 
hizo  de  mucho  partido  entre  los  judíos,  por  varios 
motivos :  lo.  Por  su  mismo  carácter  violento  e  in- 
justo; 2o.  Porque  según  ellos  era  extranjero.  Era 
idumeo,  y  en  el  corazón  abrigaba  sentimientos  pa- 
ganos a  pesar  de  ser  circuncidado  y  judío  por  pro- 
fesión. Idolatraba  al  emperador  romano,  y  a  todo 
lo  que  era  romano,  lo  que  no  dejó  de  causar  gran  dis- 
gusto entre  los  judíos.    3o.  Por  la  mala  fama  de  su 


260 


HISTORIA  SAGRADA 


familia.  Su  casa  vino  a  ser  nidal  de  toda  clase  de 
complots  y  maquinaciones,  de  odiosos  escándalos  y 
de  crímenes. 

Preg.  273.  De  qué  fama  gozó  Herodes  en 
otros  países? 

Por  otra  parte  era  tenido  en  alta  estimación  entre 
todos  los  paises  extranjeros.  En  el  tiempo  de  una 
hambre,  24-23  A.  C.  compró  víveres  y  los  distribuyó 
liberalmente  entre  el  pueblo.  Gastó  inmensas  sumas 
en  adornar  el  Templo,  reedificándolo  enteramente  y 
haciendo  que  fuese  una  de  las  maravillas  del  mun- 
do. Hay  que  admirar  su  talento  arquitectónico.  No 
sólo  construyó  varias  torres  y  fortalezas  inexpug- 
nables, como  las  de  Fasael,  Herodium,  Antripatris, 
Cipros,  Alexandrium,  Hyrcania,  etc.,  y  reedificando 
a  muchas  ciudades  como  Samaria,  que  llamó  Sebaste 
en  honor  de  Augusto,  sino  que  atacó  la  rada  imprac- 
ticable de  la  Torre  Stratonis,  y  la  hizo  un  puerto 
de  altura  cómodo  y  hermoso,  que  en  honor  de  Julio 
César  nombró  "Cesárea."  En  Jerusalén  además  del 
Templo,  que  empezó  y  concluyó  entre  22-14  A.  C, 
empleando  en  la  obra  mil  sacerdotes,  que  tuvieron 
bajo  su  mando  diez  mil  obreros,  hizo  su  palacio,  un 
teatro  y  un  anfiteatro,  que  queda  hasta  el  día  de  hoy. 
como  el  hipódromo  y  otros  edificios;  también  edificó 
templos  dondequiera,  como  en  Panias  (antiguamente 
Luz  o  Dan)  y  lo  llamó  Cesárea  Filipos,  y  uno  en 
Rodas  en  honor  de  Apolo,  además  de  monumentos 
en  Ascalón,  Acre,  Tiro,  Sidón,  Biblus  Berytus,  Trí- 
poli, Damasco,  Antioquía,  Chios,  Nicópolis,  Atenas 
y  Esparta.  Se  hizo  un  palacio  suntuoso  en  Jerusalén, 
según  Dan.  11:44,  y  Joseío  Ant.  xv  :9,  3,  y  otro  a 
corta  distancia  de  él.  9,  4.  Estableció  un  fondo  para 
perpetuar  los  juegos  olímpicos.  Los  que  pagaron 
estos  regalos  fueron  los  pobres  de  su  mismo  pueblo, 
por  medio  de  contribuciones  pesadas.  Ya  se  ha  in- 
dicado que  sostenía  íntimas  relaciones  con  los  gober- 
nantes romanos,  y  por  medio  de  ellos  consiguió  que 
muchos  distritos  fuesen  añadidos  a  su  reino,  como: 
Traconitis,  Batanea,  Auranitis,  Zendorus,  Ulatha  y 
Panías.  Al  principio  Herodes  favorecía  a  Marco 
Antonio,  pero  cuando  éste  perdió  la  batalla  naval  de 
Accio,  31  A.  C.  Herodes  hizo  las  paces  con  César 
Augusto.    Esto  dió  por  resultado  que  Augusto  pa- 


BAJO  LOS  ROMANOS 


24 1^ 


sara  por  la  Palestina  en  compañía  de  Herodes  y  que 
hiciesen  la  campaña  contra  Egipto.  Así  se  cumplió 
Dan.  11:40,  pues,  en  la  guerra  entre  Antonio  y  Au- 
gusto, no  peleaban  con  infantería  sino  "con  carros, 
gentes  de  a  caballo  y  muchos  navios,"  y  así  Augusto 
"entró  por  las  tierras  e  inundó  y  pasó." 

Preg.  274.  ¿Cómo  recibió  Herodes  a  los 
Magos? 

En  el  último  año  de  su  vida  vinieron  los  Magos 
del  Oriente  a  Jerusalén  en  busca  del  recién  nacido 
rey  de  Judea.  Oyendo  esto,  Herodes  "se  turbó,"  y 
al  decir  un  poco  más  de  él,  nadie  se  admirará  de  que 
se  añada  "y  con  él  toda  Jerusalén;"  porque  nadie 
podría  saber  cuántos  ríos  de  sangre  Herodes  derrama- 
ría en  sus  rabiosos  celos  y  determinación  de  des- 
truir a  todo  aquel  que  pudiera  considerarse  como 
rival  suyo. 

Preg.  275.  Refiéranse  otras  matanzas  hechas 
por  Herodes. 

Ya  hemos  referido  la  de  Antígono,  Preg.  270.  Hir- 
cano  II,  el  anciano  tío  de  éste,  que  él  mismo  desfiguró 
de  tal  manera  que  no  pudo  funcionar  ya  en  el  sumo 
sacerdocio,  se  quedó  en  el  oriente;  y  los  ju- 
díos orientales,  no  acostumbrados  a  tener  en- 
tre sí  a  tan  eminente  oficial  de  su  nación,  le 
honraron  grandemente.  Esto  despertó  los  celos  de 
Herodes,  pues  creía  que  se  haría  un  levantamiento 
para  hacerle  rey  otra  vez.  Invitóle  a  volver  y  le  dió 
la  bienvenida.  En  el  ínterin,  Herodes  trató  de  lle- 
nar el  oficio  vacante,  y  nombró  a  un  tal  Hananeel, 
judío  babilonio,  de  origen  obscuro,  al  sumo-sacerdo- 
cio. 2o.  A  Aristóbulo.  Alejandra,  hija  de  Hircano 
II,  y  a  la  vez,  madre  de  Mariamne,  tenía  un  hijo, 
Aristóbulo,  de  edad  de  17  años.  Ella  deseaba  que 
este  hermano  de  Mariamne  fuese  hecho  sumo-sacer- 
dote en  lugar  "de  ese  advenedizo,  porque  era  el.  nieto 
del  único  que  tuvo  el  oficio.  Ella  se  valió  de  Cleo- 
patra,  reina  de  Egipto,  para  influir  con  Herodes  en 
favor  de  su  hijo  Aristóbulo.  Mal  de  su  agrado,  He- 
rodes accedió,  y  quitó  a  Hananeel  e  instaló  a  Aris- 
tóbulo. Si  hubiera  negado  la  petición  de  Cleopatra, 
temía  el  efecto  que  tendría  en  Marco  Antonio.  Salió 
Aristóbulo  revestido  del  ropaje  espléndido  de  su 
oficio,  y  la  algazara  del  pueblo  al  verle  fué  tremenda, 


262 


HISTORIA  SAGRADA 


ero  fatal  a  la  vez ;  porque  en  una  fiesta  habida  en 
ericó,  Herodes  arregló  que  Aristóbulo  fuese  ahoga- 
do en  el  baño.  Herodes  fingió  mucha  tristeza,  pero 
a  pesar  de  sus  lamentaciones  fué  llamado  a  cuentas 
ante  Antonio,  34  A.  C.  A  éste  Herodes  le  llevó  su- 
ficiente regalo  para  poder  salir  airoso  del  peligro. 
3o.  A  José.  En  esta  misma  ocasión  cuando  Hero- 
des salió  de  Jerusalén  para  comparecer  ante  Anto- 
nio, encargó  a  su  tío  José  (que  era  también  cuñado 
suyo  por  ser  marido  de  su  hermana  Salomé)  con  la 
orden  de  matar  a  Mariamne,  si  Antonio  no  le  per- 
mitiese volver  vivo.  Salomé,  cansada  de  su  marido 
José,  y  rencorosa  contra  Mariamne  que  le  trataba 
como  de  bajo  origen,  acusó  a  Mariamne  de  adulterio 
con  José.  Desgraciadamente  José  dejó  escapar  el 
secreto  de  la  orden  de  Herodes  comunicándolo  a 
Mariamne  y  aquél,  al  volver  vivo,  halló  a  Mariamne 
alterada  en  sus  sentimientos  hacia  él.  El  amor  que 
ella  le  tenía  antes,  ya  se  había  cambiado  en  odio. 
Herodes  juzgó  que  la  calumnia  de  Salomé  era  una 
verdad,  o  José  no  le  habría  comunicado  a  Mariamne 
una  cosa  tan  delicada,  e  hizo  matar  a  JOSE  sin  oírle 
palabra. 

4o.  A  Hircano  II.  En  el  año  32  A.  C.  muerto  ya  su 
amigo  Marco  Antonio,  Herodes  se  dirigió  a  Octavio 
(Augusto  César)  para  reconciliarle  con  él,  pero  no 
quiso  dejar  atrás  a  uno  que  tuviera  mejor  derecho 
al  trono  que  él,  y  acusó  falsamente  de  conspiración 
contra  él  a  Hircano  II,  abuelo  de  Mariamne,  con  el 
rey  árabe,  y  le  mandó  ejecutar. 

En  el  año  30  A.  C.  Herodes  fué  a  Rodas  a  visitar 
a  Octaviano  (Augusto  César)  el  cual  le  consiguió 
gran  extensión  del  terreno  de  su  reino,  incluyendo 
las  ciudades  de  Hadara.  Hippos,  Samaría,  Gaza, 
Anthedón,  Joppe  y  la  .Torre  Stratonis. 

5o.  A  Sohemo.  Esta  vez  dejó  a  un  tal  Sohemo  con 
el  mismo  encargo  de  guardar  y  de  matar  a  Mariamne, 
que  había  dado  a  José  en  su  ausencia  anterior ;  y  éste 
trámite  dió  el  mismo  resultado;  pues  Sohemo  divul- 
gó el  secreto,  Mariamne  resintió  la  orden,  Salomé 
repitió  la  misma  calumnia,  y  Sohemo  fué  ejecutado, 
en  seguida.  6o.  A  Mariamne,  y  después  de  una  investi- 
gación hecha  según  el  arte  de  torcer  toda  justicia 


BAJO  LOS  ROMANOS 


253 


conforme  a  voluntad  del  poderoso,  MARIAMNE  fue 
condenada  a  muerte  y  ejecutada.  29  A.  C. 

Por  duro  que  fuese  el  corazón  de  Herodes,  no  de- 
jarla de  sentir  remordimiento  bajo  tanto  descrédito 
y  vergüenza;  por  lo  mismo  fué  a  distraerse  en  la 
caza  cerca  de  Samaría,  y  cayó  enfermo.  7o.  A  Alejan- 
dra. Rumores  de  esto  llegaron  a  Jerusalén,  y  ALE- 
JANDRA, madre  de  Mariamne  empezó  a  tramar  com- 
plots para  hacerse  del  trono  en  el  evento  de  la  muer- 
te de  Herodes,  y  como  era  de  esperar,  al  saberlo  él, 
la  mandó  ejecutar.  28  A.  C. 

8o.  A  Castabaro. 

Cuando  andaban  las  cosas  referidas  de  Antígono, 
ciertos  amigos  de  la  familia  asmonea  sobresalían  con 
entusiasmo  en  favor  de  Antígono.  En  el  tiempo  más 
crítico,  un  tal  CASTABARO  intervino  en  favor  de 
ellos.  Después  el  mismo  se  casó  con  Salomé  en  sus 
segundas  nupcias;  pero,  ¡ay!  de  él!  La  buena  de 
Salomé,  ya  aburrida  de  Castabaro  también  reveló 
todos  sus  secretos  a  Herodes,  y  él  mató  a  Castabaro 
y  a  los  demás  amigos  de  Antígono. 

Ya  que  no  quedaba  sombra  de  peligro  que  ame- 
nazara a  Herodes,  él  se  dedicó  a  las  obras  de  arqui- 
tectura mencionada  arriba,  en  Preg.  272,  se  esforzó 
para  introducir  las  ideas  y  costumbres  griegas,  em- 
pleando extranjeros  en  su  ejército  y  en  todas  sus 
empresas.  Entre  las  naciones  de  afuera  gozaba  de 
fama,  pero  entre  los  judíos,  todo  cuanto  hacía,  con 
excepción  de  los  auxilios  que  dió  cuando  hubo 
hambre,  siempre  aumentaba  el  disfavor  en  que  se 
tenía;  y  para  ellos  era  otro  Antioco  Epífanes. 

Preg.  276.  Refiérase  cómo  mató  a  Aristóbulo, 
a  Alejandro  y  a  Antipáter. 

En  la  vejez  todos  los  pájaros  que  había  criado  vol- 
vieron al  nido  para  obrar  según  habían  sido  ense- 
ñados. 

En  este  intervalo  de  tiempo  ARISTOBULO  Y 
ALEJANDRO,  los  dos  hijos  de  Herodes  y  Mariam- 
ne, estaban  en  Roma  recibiendo  educación.  Er  el 
año  17  A.  C.  volvieron  a  casa.  Allí  estaban  ahora 
Salomé,  hermana  de  Herodes,  su  nuevo  esposo  Alejas, 
con  quien  Herodes  la  forzó  a  casarse,  y  su  hermano 
Feroras,  Tetrarca  de  Perea.  Desde  luego  la  maqui- 
naria maligna  empezó  a  producir  resultados  morta- 


254 


HISTORIA  SAGRADA 


les  con  redoblada  fuerza.  Estos  dos  hijos  de  Hero- 
des  tenían  gran  hermosura  personal  y  modales  re- 
finados que  lucían  con  esplendidez.  Eran  aplaudidos 
donde  quiera  que  se  presentaban,  y  quizá  su  popu- 
laridad y  la  admiración  del  pueblo  les  trastornaban 
un  poco  la  cabeza.  La  gente  de  Jerusalén  se  acor- 
daba de  la  grandeza  de  sus  antepasados,  y  los  hon- 
raban con  entusiasmo.  Todo  esto  añadía  combusti- 
ble al  fuego  de  los  celos  que  ardía  en  el  corazón  de 
Salomé  y  Feroras.  Herodes  quiso  moderar  el  or- 
gullo de  sus  dos  hijos  , trayendo  a  la  corte  a  su  me- 
dio-hermano mayor  ANTIPATER,  a  quien  distin- 
guía con  altos  honores.  Esto  les  debía  haber  servido 
de  aviso  de  que  había  otro  heredero  al  trono  con 
mayor  derecho  a  él  que  ellos;  pero  no,  sólo  sirvió 
para  aumentar  la  llama  de  los  conflictos,  pues  las 
acusaciones  contra  los  dos  llovían  sobre  los  oídos 
de  Herodes.  Entre  muchas  otras  cosas,  se  alegaba 
que  ellos  hacían  alarde  de  que  iban  a  vengar  los 
asesinatos  de  su  madre  y  demás  parientes.  Herodes 
los  llevó  ante  Augusto  con  sus  quejas,  y  éste  trató 
de  reconciliarlos  a  todos,  y  se  abrazaron,  pero  no 
se  perdonaron.  Después  de  su  regreso  a  Jerusalén 
Antipáter  subió  de  punto  en  sus  acusaciones,  fra- 
guando cartas  y  otras  intrigas.  Un  nuevo  proceso 
falso  se  verificó  en  Berytus,  que  resultó  en  la  con- 
denación de  los  dos,  y  fueron  estrangulados  en  Se- 
baste  (Samaría)  por  orden  de  Herodes. 

Antipáter  se  divertía  con  sus  complots,  y  no  se 
sabe  contra  cuantas  personas  los  hizo.  La  repen- 
tina muerte  de  su  tío  Feroras  reclamó  una  inves- 
tigación, y  al  hacerla  se  descubrieron  las  villanías 
de  Antipáter.  Pues  se  aclaró  que  aún  pretendía 
deshacerse  de  su  Padre  Herodes  para  sucederle  en 
el  reino.  En  este  tiempo  Antipáter  se  hallaba  en 
Roma  y  Herodes  le  llamó  con  mucho  disimulo  a 
Jerusalén  y  le  formuló  causa  ante  Varo,  gobernador 
de  Siria.  Fué  hallado  culpable,  y  encadenado.  He- 
rodes envió  los  informes  del  proceso  a  Roma  pidien- 
do a  Augusto  permiso  de  ejecutarle,  lo  cual  le  fué 
concedido. 

Se  supone  que  la  llegada  de  los  magos  acaeció 
cerca  de  este  tiempo. 

Otra  cosa  sirvió  para  exasperar  los  sentimientos 


BAJO  LOS  ROMANOS 


255 


de  Herodes.  En  su  idolatría  al  emperador  había  ele- 
vado una  águila  romana  en  el  Templo.  Dos  de  los 
jefes  de  los  judíos  Judas  y  Matías  hicieron  que  se 
quitase  de  allí  por  sus  40  discípulos.  Al  saberlo 
Herodes.  los  mandó  quemar  a  todos  vivos.  Ahora 
una  enfermedad  grave  y  asquerosa  le  atacó,  y  le 
llevaron  a  los  baños  de  Calirroe.  Se  puso  peor,  y 
sus  gritos  y  lamentos  eran  terribles. 

2.  A.  Antipáter.  ANTIPATER,  al  oírlos,  creía  que 
Herodes  estaba  muriendo  y  dió  muestras  de  alegría  y 
trató  de  sobornar  al  guarda  para  que  le  soltase.  He- 
rodes dió  órdenes  de  que  fuese  muerto  al  instante. 

Preg.  277.  ¿Cuáles  fueron  las  últimas  órdenes 
de  Herodes? 

Se  dice  que  al  saber  Augusto  la  matanza  de  los 
inocentes  por  Herodes,  y  creyendo  que  su  hijo  era 
uno  de  ellos,  dijo:  "Más  valdría  ser  el  puerco  de  tal 
hombre  que  su  hijo." 

Herodes  fué  llevado  a  Jericó,  y  no  obstante  de  ser 
déspota  y  absoluto,  se  puso  a  reflexionar  en  el  efecto 
que  su  muerte  produciría  en  el  pueblo,  y  llegó  a 
una  determinación  desesperada.  Bien  entendía  que 
en  lugar  de  lamentarse,  habría  alegría  en  toda  la 
nación  al  saber  su  muerte,  y  por  tanto  se  resolvió 
a  forzar  al  pueblo  a  sentir  profundo  pesar  y  que 
expresaran  grandes  lamentaciones  en  todas  partes. 
Dió  órdenes  a  Salomé  que  todos  los  hombres  de  im- 
portancia en  el  país  fuesen  llamados  para  verle  por 
última  vez,  y  que  al  venir,  que  los  encerrase  en  el 
hipódromo  y  que  éste  fuese  rodeado  de  soldados, 
para  que  en  el  momento  que  su  alma  dejase  el  cuer- 
po, que  los  soldados  diesen  muerte  a  todos  ellos. 
Los  hombres  fueron  llamados  y  se  presentaron,  pero 
Salomé  no  osó  cumplir  con  la  orden  de  Herodes  y  los 
despidió  para  que  volviesen  a  sus  casas.  Después  de 
cambiar  su  testamento  varias  veces,  al  fin  Herodes 
dispuso  en  él  que  su  hijo  Arquelao  recibiese  la  mitad 
del  reino,  incluyendo  Judea,  Samaría  e  Idumea,  con 
el  título  de  Rey;  que  su  hijo  Herodes  Antipas  fuese 
tetrarca  de  Galilea  y  Perea  y  legó  a  Salomé  Jamnia, 
y  a  Fasaelus  Asdod  y  500,000  dracmas  de  plata  en  mo- 
neda acuñada.  Todos  conceden  que  Herodes  tuvo 
grandísimo  talento,  fuerzas  físicas  como  de  hierro, 
incomparable  energía,  valor  sin  igual,  capacidad  de 


258 


HISTORIA  SAGRADA 


ganar  la  amistad  de  sus  superiores,  y  de  desbaratar 
los  planes  y  deshacer  los  esfuerzos  de  sus  enemigos, 
y  si  hubiera  tenido  buen  corazón  habría  sido  uno  de 
los  mayores  bienhechores  de  la  humanidad ;  todo  lo 
cual  se  puede  decir  también  de  Satanás.  Al  morir 
dejó  un  cuerpo,  podrido  ya,  que  le  habia  causado  do- 
lores indescriptibles,  y  la  gran  satisfacción  de  haber 
retenido  su  trono  contra  la  voluntad  del  pueblo  y 
de  todo  rival  y  adversario  por  unos  37  años,  y  que 
había  dado  muerte  a  un  sinnúmero  de  personas,  entre 
las  cuales  se  contaban  al  abuelo,  tío,  madre,  hermano 
y  dos  hijos  de  su  esposa  Mariamne  y  a  ella  también; 
a  su  propio  tío  que  fué  también  su  cuñado,  a  otro 
cuñado  y  a  Antipáter,  el  hijo  que  había  escogido  por 
heredero.  Además,  había  acabado  con  todo  el  san- 
hedrín,  menos  dos  miembros,  y  al  morir  tuvo  la  ma- 
yor satisfacción  de  todas  las  que  había  tenido  y  la 
firme  convicción  de  haber  destruido  a  todos  los  hom- 
bres eminentes  de  la  nación  y  al  mismo  MESIAS, 
profetizado  como  el  Salvador  del  mundo!  Consiguió 
todo  lo  que  buscaba,  logró  satisfacer  todas  sus  am- 
biciones y — ¿quién  quiere  seguir  su  ejemplo  y  recibir 
su  galardón? 

Preg.  278.  ¿Cuál  fué  la  condición  religiosa 
del  pueblo  judío  al  fin  del  Antiguo  Testamento? 

Ya  hemos  llegado  al  fin  de  la  historia  política  de 
Israel  y  Judá  antes  de  la  venida  del  Mesías;  y  con- 
viene considerar  el  estado  religioso  en  que  se  ha- 
llaba el  pueblo  y  los  diferentes  grupos  o  partidos  que 
prevalecían  en  este  tiempo.  Al  segregar  a  Israel  de 
los  demás  pueblos  del  mundo,  el  Señor  se  propuso 
preparar  a  esta  nación,  como  propiedad  suya,  su  pe- 
culio en  el  mundo,  a  fin  de  que  sirviese  para  patria 
del  Mesías,  la  cuna  en  que  el  Hijo  de  Dios,  al  hu- 
manarse, fuese  criado  en  su  niñez  y  juventud  hasta 
llegar  al  estado  de  hombre,  a  los  30  años,  cuando 
pudiera  desempeñar  el  oficio  del  sacerdocio  de  Dios- 
hombre  para  redimir  al  mundo.  Los  que  se  hallaban 
en  la  Palestina  en  este  tiempo  fueron  destinados 
a  ser  el  fondo  moral  enmedio  del  cual  él  iba  a  ac- 
tuar su  ministerio  y  dar  las  lecciones  y  el  ejemplo 
de  gran  maestro  para  instruir  a  su  pueblo  en  todos 
los  siglos  venideros,  efectuando  la  redención  de  los 
creyentes   y  siendo  la  admiración   de  los  ángeles 


BAJO  LOS  ROMANOS 


257 


del  cielo.  Fuera  una  blasfemia  decir  que  el  plan  di- 
vino fracasó,  y  que  después  de  todos  los  siglos  de 
enseñanza  sobrenatural,  y  de  todos  los  milagros  y 
profecías  de  los  mensajeros  de  Dios,  la  nación  re- 
sultó indigna  e  incapaz  de  servir  el  propósito  del 
Todopoderoso.  Pero  los  mismos  profetas  a  veces  nos 
sugieren  esta  idea  como,  por  ejemplo  en  Isa.  cap.  1. 
5:1-12;  Jer.  cap.  2,  y  en  muchas  otras  partes,  como 
también  Nuestro  Señor  en  pasajes  como  Lk.  13:33-35, 
19:41-44,  y  en  la  parábola  de  los  malos  labradores. 
Mat.  21  :33-43.  Siempre  sostenemos  que  la  nación 
llenó  el  propósito  del  cielo,  tanto  en  sus  errores 
como  en  sus  buenas  obras.  Si  algunos  de  ellos  se 
perdieron,  fué  por  su  propia  culpa,  después  de  tener 
todas  las  luces  necesarias  para  obtener  la  salvación. 

Este  mismo  hecho,  que  viene  a  servir  de  escar- 
miento para  los  descuidados  y  perversos,  es  parte 
del  plan  de  Dios.  En  cuanto  a  la  observancia  de  la 
Ley  de  Moisés,  especialmente  en  lo  que  toca  al  ri- 
tual, es  evidente  que  el  pueblo  judío  era  muy  obe- 
diente ;  sus  jefes  así  se  lo  exigían  con  todo  rigor.  Las 
fiestas  eran  guardadas  por  el  pueblo  en  masa.  No 
hay  evidencia  de  que  la  inmoralidad  prevaleciera 
en  el  pueblo.  Las  multitudes  que  salían  para  oír  a 
Juan  el  Bautista  y  a  Nuestro  Señor  indicaban  que 
había  interés  en  la  religión  entre  ellas,  y  San  Marcos 
dice  que  el  común  del  pueblo  le  oía  a  Jesús  "De  bue- 
na gana."  12:28.  Pero  al  considerar  la  evidencia  de 
espiritualidad  en  la  nación,  parece  que  había  muy 
poca.  José  y  María  en  Nazaret,  los  Pastores  cerca  de 
Belén,  los  que  "Esperaban  la  Redención  de  Israel" 
en  Jerusalén.  y  los  piadosos  Zacarías.  Simeón  y  Ana 
indicaban,  por  lo  raros  que  parecían  ser,  que  había 
muy  pocos  en  el  país  que  adoraban  a  Dios  en  Espí- 
ritu y  en  verdad.  La  parábola  de  la  casa  habitada  por 
el  espíritu  inmundo  cuyo  postrer  estado  vino  a  ser 
peor  que  el  primero.  Mat.  12:43-45  y  Luc.  11:24-26, 
nos  da  la  respuesta  a  nuestra  pregunta.  La  nación 
fué  preparada  lo  suficiente  para  aceptar  a  Cristo  si 
hubiera  querido,  pero  no  lo  hizo  porque  no  quizo. 
La  providencia  preparó  todo  lo  que  era  necesario 
para  presentar  el  Evangelio  a  los  judíos  y  también 
a  todo  el  mundo.  La  dispersión  de  los  judíos  en 
todas  las  naciones,  que  se  reunían  en  sus  sinagogas 


258 


HISTORIA  SAGRADA 


para  leer  la  Ley  de  Moisés  y  los  libros  de  los  pro- 
fetas todos  los  sábados,  proporcionó  a  los  Apóstoles 
el  modo  de  introducir  el  Evangelio  en  todos  los  paí- 
ses. Pero  vemos  que  Israel  quedaba  todavía  cegado 
y  de  corazón  duro,  al  contemplar  que  no  hubo  más 
de  120  en  Jerusalén  el  día  de  Pentecostés,  y  500  en 
Galilea  para  ver  al  Señor  resucitado.  Hubiéramos 
esperado  que  las  miríadas  que  fueron  sanadas  por 
El,  le  habrían  aceptado  como  su  Señor,  como  lo  ha- 
cían los  samaritanos.  Al  contrario,  vemos  que  los 
judíos  admitieron  los  7  "espíritus  peores"  de  odio 
y  hostilidad  contra  Cristo  y  su  evangelio.  Como  ya 
hemos  dicho,  este  resultado  fué  previsto  por  los  Pro- 
fetas, y  el  Señor  Jesús  lo  reconoció  como  un  hecho 
con  gran  tristeza.  Conviene  ahora  considerar  los 
diferentes  partidos  religiosos  en  aquel  tiempo. 

Preg.  279.  ¿Quiénes  fueron  los  Escribas  y 
Fariseos? 

Los  jefes  religiosos  de  la  nación  judía  en  el 
tiempo  de  Jesu-Cristo  fueron  los  fariseos  y  los  escri- 
bas. No  todos  los  fariseos  eran  escribas  y  puede  ser 
que  no  todos  los  escribas  eran  fariseos,  aunque  se 
cree  que  la  gran  mayoría  de  ellos  lo  eran.  Además 
de  ellos  había  otros  dos  grupos:  los  esenios  y 
los  herodianos.  La  Providencia  de  Dios  dejó  estas 
dos  clases  entre  los  judíos  de  diferentes  tipos 
de  carácter  y  de  conducta  para  que  sirviesen  de  ob- 
jetos de  estudio  a  los  cristianos  en  todos  los  tiempos 
subsecuentes.  Había  otras  influencias  activas  en  la 
nación  en  esta  época  que  no  se  clasifican  en  las  tres 
clases  mencionadas.  En  el  título  que  Pilatos  clavó 
sobre  la  cruz  de  Nuestro  Señor  se  vieron  las  tres 
lenguas:  hebrea,  griega  y  latina  que  representan  los 
tres  dominantes  elementos  tanto  en  la  Palestina  co- 
mo en  todo  el  mundo  de  aquel  entonces. 

Nuestra  atención  se  fija  ahora  en  el  elemento 
hebreo,  y  en  sentido  religioso,  en  la  secta  o  partido 
de  los  fariseos.  El  sentido  etimológico  de  su  nom- 
bre es  que  son  separatistas,  pero  no  obstante  de  esto, 
por  muchos  siglos  han  representado  la  gran  mayoría 
del  pueblo  judío.  Esdras  fué  el  primer  escriba,  y 
dió  origen  a  la  orden  de  escribas  que  se  ocupaba  no 
solamente  en  hacer  copias  escritas  de  la  Ley,  sino 
que  vinieron  a  ser  expositores  de  ella  y  maestros 


BAJO  LOS  ROMANOS 


259 


religiosos  del  pueblo.  Desde  entonces  han  sido  ro- 
deados de  un  partido  que  los  apoya  y  sostiene  y 
formó  un  cuerpo  de  la  nación  que  ha  sido  domi- 
nante hasta  el  día  de  hoy;  cerca  del  año  200  A.  C. 
se  llamaban  asideos.  Estos  fueron  leales  a  la  religión 
de  sus  padres  y  ayudaron  a  los  macabeos  en  su  lucha 
contra  los  sirios  que  trataron  de  imponer  a  los  judíos 
la  religión  y  las  costumbres  de  los  griegos.  Pero 
cuando  Judas  Macabeo  acudió  a  los  romanos,  en  el 
año  162  A.  C.  para  aliarse  con  ellos,  los  asideos  se 
separaron  de  él.  y  su  defección  ocasionó  la  derrota 
de  Judas,  y  la  pérdida  de  su  vida.  Desde  entonces  en 
adelante  estos  se  llamaron  fariseos,  haciendo  hinca- 
pié en  la  obediencia  de  la  ley  oral,  teniéndola  co- 
mo de  igual  o  mayor  autoridad  que  la  Ley  escrita  de 
Moisés.  Insisten  que  Moisés  entregó  esta  ley  oral 
a  Josué,  y  él  a  los  ancianos,  y  que  estos  la  dieron 
a  los  profetas,  que  la  entregaron  a  su  vez  a  los  de 
la  Gran  Sinagoga.  De  tal  hecho  hay  que  observar 
que  no  existe  nada  de  evidencia  histórica.  Se  em- 
peñaban en  hacer  un  muro  alrededor  de  la  Ley  para 
que  sea  guardada  perfectamente.  Faltando  datos  his- 
tóricos en  que  defender  su  contención,  apelaban  a  dos 
argumentos  que  creían  que  les  justificaban.  Decían 
que  en  la  legislación  mosaica  no  hay  mandato  que 
ordene  que  se  deba  orar  a  Dios,  y  menos  que  se 
enseñara  el  modo  de  orar.  También  notan  que  en 
el  Pentateuco  no  hay  una  enseñanza  explícita  res- 
pecto a  la  vida  futura,  a  la-  resurrección,  o  al  juicio 
final.  Estos  son  hechos  admitidos,  pero  no  se  debe 
echar  al  olvido  que  lo  que  faltaba  en  palabras  explí- 
citas se  enseñaba  por  el  ejemplo  de  los  Patriarcas 
y  Moisés,  a  saber:  cómo  debían  orar  y  por  qué,  y 
"que  buscaban  una  patria  mejor,  aun  una  celestial," 
según  se  aclara  en  Heb.  11:13-16.  Para  ellos  no  va- 
lía lo  demás  del  Antiguo  Testamento  de  lo  cual  ellos 
mismos  vinieron  a  ser  los  bibliotecarios  para  el  resto 
del  Mundo.  Supusieron  por  muchos  siglos  que  no  era 
lícito  poner  esta  ley  oral  por  escrito,  pero  a  princi- 
pios del  siglo  tercero  cristiano  se  acordó  que  sería 
mejor  ponerla  por  escrito,  y  en  esto  trabajaron  los 
rabinos  muchísimo,  y  al  fin  fué  preparado  el  Talmud 
Babilónico  en  que  la  ley  oral  estaba  impresa.  Entre 
los  años  1520  y  1523  se  hallaba  en  doce  tomos  folio 


260 


HISTORIA  SAGRADA 


y  hay  varias  ediciones  de  él.  El  Talmud  tiene  dos 
partes,  la  Misna  y  la  Gemara,  la  palabra  Talmud 
quiere  decir  ESTUDIO;  Misna,  REPETICION,  y 
Gemara  ACABAMIENTO.  La  Misna  desarrolla  y 
ensancha  el  texto  de  la  Ley  escrita  de  Moisés ;  la 
Gemara  se  basa  en  el  texto  de  la  Misna,  y  lo  desa- 
rrolla y  ensancha.  El  Talmud,  en  ambas  partes,  tie- 
ne seis  órdenes,  y  cada  uno  de  ellos  tiene  varios 
tratados;  los  cuales  se  dividen  en  capítulos,  y  éstos, 
al  fin,  en  párrafos.  Entre  los  gentiles,  todo  esto  se 
llama  tradición.  Nuestro  Señor  afirmó  que  algunas 
de  estas  tradiciones  se  oponen  a  la  ley  de  Moisés. 
Mat.  15:1-20  y  Me.  1-23. 

Tenemos  aquí  un  fenómeno  muy  interesante ;  un 
partido  en  la  nación  escogida  de  Dios  que  está  se- 
gregado de  los  demás  para  dedicarse  al  estudio  y 
la  enseñanza  de  su  Palabra,  y  es  tenido  en  alta  esti- 
mación de  la  gente  por  su  piedad;  v  sin  embargo, 
al  presentarse  el  Mesías,  esta  misma  secta  es  la 
principal  enemiga  que  se  le  opone;  y  al  fin  causó  su 
muerte.  No  se  puede  negar  que  el  tener  celo  de 
Dios  es  cosa  buena.  Pablo  atestiguó  en  su  favor 
que  tenía  celo  de  Dios.  Rom.  10:2.  Y  Nuestro  Señor 
dijo:  "En  la  cátedra  de  Moisés  se  sientan  los  escri- 
bas y  los  fariseos.  Así  que  cuanto  os  mandaren,  ha- 
cedlo  y  guardadlo."  Mat.  23:2-3.  Pero,  a  pesar  de 
esto.  Nuestro  Señor  no  reprendió  a  nadie  en  términos 
más  fuertes  que  a  ellos.  Los  llamó  "hipócritas"; 
Mat.  23:13,  15.  25;  "guías  ciegos;"  Mat.  23:16,  24: 
"Ciegos,"  Mat.  15:14.  23:17;  "sepulcros  blanqueados," 
Mat.  23:27;  "serpientes,"  Mat.  23:13;  dijo  que  su 
padre  era  el  diablo,  Juan  8:44.  Es  evidente,  pues, 
que  los  que  buscan  los  lugares  más  eminentes  en  la 
religión,  y  se  ocupan  en  estudiar  la  Biblia  pueden 
incurrir  en  graves  pecados. 

Preg.  280.  ¿Cuáles  fueron  los  errores  de  los 
fariseos  ? 

Siguiendo  las  indicaciones  dadas  en  el  Nuevo  Tes- 
tamento podremos  descubrir  cuales  fueron  los  erro- 
res de  los  fariseos. 

I.  Los  fariseos  vinieron  a  ser  esclavos  de  la 
letra  "que  mata."  más  bien  que  del  espíritu  que  vivi- 
fica. 2  Cor.  3:6.  Hay  entre  ellos  quien  cuenta  las 
palabras  que  hay  en  la  Biblia  buscando  cuál  es  la 


BAJO  LOS  ROMANOS 


2G1 


letra  o  versículo  central  de  ella.  Los  rabinos  han 
notado  que  ciertas  letras  son  más  grandes  o  sobre- 
salen de  algún  modo,  y  luego  sacan  de  eso  alguna 
doctrina.  Por  ejemplo  véase  la  primera  letra  en 
cualquiera  Biblia  hebrea,  y  en  todas  ellas  es  muy 
grande.  Así  se  sacó  de  los  manuscritos  de  los  rabi- 
nos, y  ellos  ven  en  esto  una  alusión  mística  a  la  mag- 
nitud de  la  obra  de  la  creación  ;y  como  es  una  B, 
la  segunda  letra  del  alfabeto,  que  en  hebreo  es  el 
número  dos,  alegan  que  se  refiere  al  doble  producto 
del  poder  creativo,  "los  cielos  y  la  tierra." 

II.  Con  esta  idolatría  a  las  letras  de  la  Biblia  va 
acompañado  un  amor  excesivo  a  las  ceremonias.  Los 
que  desean  acumular  méritos  propios  están  tentados 
a  valuar  las  ceremonias  altamente.  Si  logran  cum- 
plir con  todos  los  ritos  prescriptos,  se  ven  con  gran 
satisfacción,  y  a  otros  que  no  cumplen  del  mismo 
modo,  los  ven  como  sus  inferiores  en  santidad. 

III.  De  estas  dos  tendencias  nace  el  orgullo  o 
soberbia  espiritual.  El  pueblo  común  que  no  puede 
practicar  tantas  purificaciones  ni  cumplir  con  tama- 
ño ritual,  se  tiene  en  poco  por  ellos,  pues  creen  que 
se  contaminan  al  tocarlos.  Luc.  7:39.  Por  esto  evi- 
tan el  sentarse  junto  a  tal  persona  y  buscan  asientos 
apartados. 

IV.  Nace  luego  una  ambición  de  ocupar  asientos 
de  honor  y  ser  tenidos  como  maestros  y  doctores. 
Le.  14:7;  Mat.  23:6-7.  Hacen  largas  oraciones  en 
público,  ensanchan  sus  filacterias.  y  quieren  pasar 
por  santos;  a  todo  ésto  es  lo  que  se  llama  hipocresía. 

V.  Al  abrigar  estos  errores  en  su  corazón,  otros 
entran  simultáneamente.  Teniendo  tanto  empeño  en 
diezmar  la  hierba  buena,  el  eneldo  y  el  comino,  Mat. 
23:23,  y  mirando  esto  como  tan  grande  virtud,  se  cie- 
gan para  no  poder  ver  las  obligaciones  más  grandes  de 
la  ley,  la  justicia,  la  misericordia  y  la  fé.  El  devorar 
las  casas  de  las  viudas  no  les  remordía  la  concien- 
cia. 23:14. 

VI.  No  faltaba  más  que  entrar  en  ellos  el  amor 
al  dinero.  Lk.  16:14.  que  es  una  raíz  de  todos  los 
males.  1  Tim.  6:10.  Aunque  estos  males  habían  in- 
vadido esta  secta  y  corrompido  el  carácter  de  muchos 
de  ella,  no  hemos  de  suponer  que  todos  eran  igual- 
mente malos.    Pues  debe  haber  algunas  excepciones. 


262 


HISTORIA  SAGRADA 


El  Señor  Jesús  declaró  que  un  escriba  no  estaba  le- 
jos del  reino  de  Dios.  Me.  12:34;  y  hemos  de  creer 
que  había  muchos  como  Nicodemo  y  Saulo  de  Tarso, 
que  después  aceptaron  el  evangelio.  Esa  corta  noti- 
cia de  los  fariseos  nos  infunde  mucho  cuidado.  "El 
que  piensa  estar  firme  mire  no  caiga."  1  Cor.  10:12. 

VII.  El  carácter  resultante  que  se  formaron  de 
esta  manera  fué  que  se  escandalizaban  al  ver  que 
Jesús  no  guardaba  sus  tradiciones,  ni  obedecía  el 
cuarto  mandamiento  conforme  a  sus  enseñanzas.  Se 
llenaron  de  envidia  y  celos  al  ver  que  el  pueblo  le 
seguía,  y  que  El  gozaba  de  mayor  popularidad  que 
ellos,  y  se  reventaron  de  furia  al  oír  la  condenación 
que  pronunció  contra  ellos  y  sus  obras.  Fueron  lle- 
vados al  extremo  de  formar  la  determinación  delibe- 
rada de  causar  su  muerte,  y  con  este  fin  entregaron 
a  su  Mesías  a  Pilatos  clamando  a  voz  en  cuello: 
"Crucifícale !" 

Preg.  281.     Los  Saduceos. 

Se  discute  mucho  sobre  el  origen  y  el  sentido  de 
la  palabra  saduceo.  No  podemos  entrar  de  pleno  en 
este  asunto,  y.  además  de  lo  que  dijimos  en  Preg. 
213,  se  deriva  del  nombre  personal  de  Sadoc,  el  déci- 
mo sucesor  de  Aarón  en  el  sumo  sacerdocio;  era 
amigo  de  David  y  cuando  él  murió,  favoreció  a  Salo- 
món,, y  se  opuso  a  Adonías,  que  se  había  proclamado 
rey.  ltamar  ayudó  a  éste,  pero  cuando  Salomón  ocu- 
pó el  trono,  destituyó  a  ltamar  del  sacerdocio,  y  re- 
tuvo a  Sadoc.  Desde  entonces  los  sumos  sacerdotes 
fueron  descendientes  de  Sadoc  hasta  el  tiempo  de 
Antioco  IV,  Epífanes,  rey  de  Siria,  que  dió  el  oñcio 
a  Menelao.  benjamita,  cerca  del  año  171  A.  C. 

Los  hijos  de  Sadoc  fueron  tenidos  en  gran  honor. 
El  nombre  de  Sadoc  precede  al  de  Abiatar  en  varios 
lugares  en  la  Biblia.  "La  casa  de  Sadoc"  es  la  que 
figura  en  los  días  de  Hezequías,  y  varias  veces  Eze- 
quiel  hace  mención  de  ella  en  su  gran  visión.  El 
los  llama  "Los  hijos  de  Sadoc."  Ezeq.  40:46,  43:19- 
44:15,  48:11.  Habría  sido  extraño  si  este  nombre 
se  hubiese  olvidado  en  los  días  de  los  conflictos  de 
los  sacerdotes  en  los  tiempos  de  los  sirios  y  los  ma- 
cabeos,  existiendo  aún  la  misma  familia  y  en  pues- 
tos de  eminencia  en  la  nación.  Como  ya  se  ha  no- 
tado, la  unión  de  los  oficios  sacerdotal  y  gobernador 


BAJO  LOS  ROMANOS 


civil  en  la  misma  persona  siempre  sale  en  perjuicio 
del  pueblo.  También  se  notó  que  el  sacerdocio  ju- 
dío, habiendo  gozado  de  este  doble  oficio  por  muchos 
años  después  de  la  vuelta  de  -Babilonia  a  la  Pales- 
tina, al  fin  se  secularizó.  Por  tanto  no  resistieron 
las  ideas  y  prácticas  paganas,  y  admitieron  mucho 
de  la  cultura  griega.  En  Hechos  5:17  leemos  del 
"principe  de  los  sacerdotes  y  todos  los  que  estaban 
con  él,  que  es  de  la  secta  de  los  saduceos." 

La  diferencia  que  había  entre  los  fariseos  y  los 
saduceos  estribaba  principalmente  en  que  los  sadu- 
ceos no  admitían  la  ley  oral.  Ellos  admitían  la  Ley 
de  Moisés  y  también  lo  demás  del  Antiguo  Testa- 
mento; pero  negaban  la  doctrina  de  la  resurrección 
de  los  muertos,  y  que  hay  ángel  o  espíritu.  Hech. 
23  :8.  Pertenecían  a  la  aristocracia  de  la  nación  y  se 
ocupaban  más  en  la  política  que  en  la  religión,  y  fa- 
vorecían a  los  romanos.  En  aquel  día  en  que  los 
fariseos  y  los  herodianos  trataron  de  tomar  a  Jesús 
por  una  pregunta  difcil  de  contestar  respecto  del 
censo  dado  a  César,  los  saduceos  también  entraron 
con  su  pregunta  respecto  a  la  resurrección.  Con  igual 
facilidad  Jesús  cerró  la  boca  de  éstos  como  de  aqué- 
llos. En  general  los  saduceos  no  se  interesaban  en 
lo  que  Jesús  hacia.  En  los  evangelios  se  hace  men- 
ción de  los  fariseos  con  seis  veces  más  frecuencia 
que  de  los  saduceos.  No  se  opusieron  a  la  crucifixión 
del  Señor,  y  sin  duda  se  unieron  con  los  demás  del 
Sanhedrín  para  condenarle  como  digno  de  muerte. 
Pero  después  de  la  resurrección  de  Jesús,  cuando  los 
apóstoles  daban  testimonio  de  este  hecho,  los  sadu- 
ceos fueron  los  que  se  pusieron  hostiles  y  los  comba- 
tieron. Después  de  la  destrucción  de  Jerusalén,  ya 
que  el  Templo  fué  destruido  y  no  quedaba  motivo 
para  un  sacerdocio,  no  se  oye  más  de  los  saduceos. 

Preg.  282.     ¿Quiénes    eran    los  Herodianos? 

Aparte  de  las  dos  sectas  mencionadas,  se  habla  de 
los  herodianos...  En  la  primera  parte  del  ministerio 
del  Señor  en  Galilea,  cuando  sanó  en  día  de  sábado 
al  que  tenía  la  mano  seca,  los  fariseos  tomaron  con- 
sejo con  los  herodianos  para  matarle.  Me.  3:6.  Otra 
vez,  al  fin  de  su  ministerio  en  Jerusalén,  se  unieron 
estas  dos  sectas  para  hacerle  a  Jesús  la  pregunta  in- 
sidiosa respecto  del  censo  dado  a  César.    Estas  son 


264 


HISTORIA  SAGRADA 


las  únicas  ocasiones  en  que  se  mencionan  los  hero- 
dianos  en  la  Biblia,  y  sin  duda,  las  únicas  veces  en 
que  se  vieron  unidos  con  los  fariseos.  Es  claro  que 
eran  los  partidarios  de  Herodes  y  los  que  favorecían 
a  los  romanos,  y  por  lo  mismo  eran  los  contrarios  de 
los  fariseos  en  todo,  menos  en  su  oposición  a  Jesús. 
Es  el  baldón  de  los  judíos  que  pudiese  existir  par- 
tidarios de  Herodes  o  de  su  familia  30  años  después 
de  la  muerte  de  aquel  inicuo  déspota.  No  hay  prue- 
ba de  que  tuviesen  religión  alguna. 

Preg.  283.     ¿Quiénes  eran  los  Esenios? 

Nada  se  dice  de  esta  secta  en  la  Biblia,  y  es  de  la 
que  más  se  habla  por  los  eruditos ;  y  en  verdad,  es 
también  la  de  que  se  sabe  menos  en  realidad.  Josefo, 
Filón  y  Plinio  son  los  que  nos  suministran  los  in- 
formes respecto  de  ellos;  estos  escritores  y  los  fari- 
seos los  alaban,  pues  dan  a  entender  que  los  esenios 
eran  la  quinta  esencia  del  farisaísmo,  y  parece  cierto 
que  en  algunos  puntos  eran  más  rígidos  que  ellos, 
pero  en  otros  diferían  radicalmente.  Se  deja  ver 
también  que  en  las  descripciones  de  los  esenios  hay 
algunos  pasajes  que  parecen  reproducción  de  parto 
del  sermón  de  Jesús  en  la  montaña.  Mat.  caps.  5-7. 
Esta  secta  aparece  en  la  historia  por  primera  vez  en 
lo  que  Josefo  dice  de  las  sectas  judías  del  tiempo 
del  sacerdocio  de  Jonatán  hermano  de  Judas  Maca- 
be  O,  Preg.  257,  Ant  xiii,  5:9  cerca  del  año  150.  Flo- 
recieron más  desde  esta  fecha  hasta  la  destrucción 
de  Jerusalén  en  el  año  150  A.  D.  y  por  lo  mismo  exis- 
tían en  Judea  en  los  días  de  Nuestro  Señor.  Algu- 
nos creen  que  el  mismo  Jesús,  con  José  y  María  eran 
esenios,  y  tratan  de  colocar  en  la  misma  categoría  a 
Simeón  y  Ana,  a  los  pastores  de  Belén,  a  todos  los 
que  esperaban  la  redención  de  Israel,  a  Juan  el  Bau- 
tista, a  sus  padres  Zacarías  y  Elizabet  y  a  otros  mu- 
chos. Este  es  un  parecer  hermosísimo,  pero  creo  que 
no  lo  podemos  aceptar  por  razones  suficientes. 

Los  esenios  eran  pocos  en  número;  pues  se  dice  que 
había  unos  4,000  de  ellos  y  que  vivían  en  comunidad, 
en  la  serranía  cerca  del  Mar  Muerto.  Algunos  de 
ellos  se  hallaban  en  las  aldeas  y  ciudades,  pero  muy 
pocos,  porque  como  ellos  eran  puritanos  del  tipo  más 
exagerado,  creían  que  se  contaminarían  al  estar  en 
medio  de  otras  gente«. 


BAJO  LOS  ROMANOS 


265 


Nadie  sabe  el  significado  verdadero  de  la  palabra 
"esenio,"  y  aunque  algunos  suponen  que  quiere  decir 
"santo,"  es  más  probable  que  se  puede  admitir  algu- 
no de -los  siguientes  significados:  Los  de  fuera;  los 
hacedores  (de  la  Ley),  los  silenciosos;  los  adorado- 
res ;  o  los  sanadores. 

Eran  comunistas  y  renunciaban  el  derecho  a  los 
bienes  y  contribuían  todo  su  haber,  sus  sueldos  y 
todos  otro  ingreso  al  fondo  común,  y  comían  todos  en 
la  mesa  de  la  comunidad.  Había  los  que  prepara- 
ban toda  la  comida  que  era  muy  poca  en  cantidad 
y  muy  sencilla  en  calidad.  Se  levantaban  muy  de 
madrugada,  pero  no  hablaban  de  cosas  mundanas 
hasta  no  haber  acabado  sus  devociones.  Todavía  an- 
tes de  salir  el  sol  se  reunían  y  rezaban  ciertas  ora- 
ciones de  sus  antepasados  y  oraban  al  sol  para  que 
saliera.  Se  empleaban  en  la  agricultura,  como  pas- 
tores o  en  otras  ocupaciones  en  el  campo,  pero  nun- 
ca en  fabricar  armas.  Temprano  salían  a  trabajar,  y 
continuaban  hasta  las  once  del  día.  Entonces  vol- 
vían a  casa  y  se  bañaban  y  se  cubrían  de  un  velo 
blanco.  Nunca  se  vestían  de  otro  color  sino  de  blan- 
co. Uno  que  había  sido  elegido  como  jefe  presidía 
y  practicaba  sus  solemnidades  religiosas  y  acciones 
de  gracias,  y  comían  en  silencio,  pues  sólo  hacían  uso 
de  la  palabra  uno  a  la  vez  y  por  turno.  Al  fin  de  la 
comida,  otra  vez  ofrecían  oración  y  salían  a  traba- 
jar el  resto  del  día.  Se  reunían  de  nuevo  y  volvían 
a  repetir  las  mismas  ceremonias  religiosas.  Estas 
ceremonias  se  consideraban  como  sacrificios,  y  al  jefe, 
como  sacerdote.  No  asistían  al  Templo  en  Jerusalén, 
ni  ofrecían  sacrificio  aunque  a  veces  enviaban  ofren- 
das allá.  No  admitían  ni  el  matrimonio  ni  la  escla- 
vitud. Su  comunidad  se  formaba  de  puros  hombres 
de  edad  algo  avanzada,  pues  no  admitían  a  jóvenes 
hasta  que  se  hubiesen  calmado  sus  pasiones  juveni- 
les. Abrigaban  ideas  muy  bajas  e  indignas  de  las 
mujeres  y  por  esto,  solo  se  casaban  unos  cuantos  que 
sentían  la  obligación  de  aumentar  la  raza.  Así  eran 
verdaderos  ascéticos.  Aceptaban  muchas  ideas  de  los 
parsis,  los  adoradores  del  fuego,  que  enseñaban  que 
la  materia  es  esencialmente  pecaminosa.  Como 
el  mal  reside  en  la  materia,  les  era  preciso 
mortificar    al    cuerpo,    y    creían    en    la  inmortali- 


266 


HISTORIA  SAGRADA 


dad  del  alma,  pero  no  en  la  resurrección  del  cuerpo, 
porque  es  pecaminoso  en  sí  mismo.  El  cuerpo  era 
una  prisión  del  alma  que  aspiraba  a  ser  libre.  Su 
mayor  cuidado  era  evitar  toda  contaminación-;  para 
ellos,  el  tocar  una  persona  que  no  pertenecía  a  su  or- 
den les  hacía  inmundos,  y  lo  mismo  los  contaminaba 
el  tocar  a  uno  que  estaba  preparándose  para  ingre- 
sar a  ella.  Le  costaba  tres  años  de  prueba  a  un  pos- 
tulante para  entrar,  y  al  fin  de  cada  año  podrían 
gozar  de  algunos  privilegios  que  no  tenían  antes, 
pero  no  podían  comer  a  la  mesa  común  hasta  sufrir 
todas  las  pruebas  de  los  tres  años.  Entonces  tenían 
que  hacer  los  más  fuertes  juramentos  para  entrar  de 
lleno  en  la  comunidad.  Se  obligaban  a  perpetua  cas- 
tidad, a  guardar  los  secretos  de  la  orden  contenidos 
en  sus  libros,  a  no  revelar  los  nombres  de  los  ánge- 
les, a  ser  castos,  honrados  , sobrios  y  moderados,  a 
no  jurar,  y  a  guardar  el  sábado  estrictamente  y  estu- 
diar sus  libros  y  las  Escrituras.  No  había  ni  pobre 
ni  rico  entre  ellos  porque  todos  vivían  de  la  comu- 
nidad y  a  ella  entregaban  todos  los  ingresos,  pro- 
ductos o  frutos.  A  veces  adoptaban  a  huérfanos  y 
los  criaban  en  los  mismos  principios.  Eran  muy 
hospitalarios  para  con  los  esenios  de  otras  partes, 
y  cuidaban  con  el  mayor  esmero  a  los  enfermos  y  a 
los  ancianos  decrépitos.  El  culto  al  sol  y  el  dualismo 
de  los  parsis,  que  sostenía  que  había  dos  principios 
originales,  el  bien  y  el  mal,  el  espíritu  y  la  materia, 
Dios  y  el  demonio,  que  guerrean  eternamente,  los 
sacaban  del  oriente,  pero  las  demás  de  sus  doctrinas 
se  derivaban  de  la  Biblia.  No  admitían  las  tradicio- 
nes de  la  Ley  oral,  y  según  nuestro  modo  de  enten- 
derlas, muchas  de  sus  doctrinas  son  contrarias  a  la 
Biblia,  pero  ellos  la  interpretaban  en  sentido  figura- 
do, que  resultaba  siempre  en  falsificar  la  verdad 
bíblica. 

Los  esenios  eran  tan  pocos  en  número  y  vivían  tan 
apartados  de  las  demás  gentes,  que  no  hay  (pie  ex- 
trañar que  el  Señor  Jesús  no  se  encontrase  con  ellos ; 
y  por  lo  mismo  no  condenó  a  ninguna  de  sus  doctri- 
nas;  pero  varias  de  ellas  son  contrarias  a  lo  que  en- 
señaba Cristo,  aunque  sus  ideas  morales  estaban  de 
acuerdo  con  el  evangelio. 

Pretendían  profetizar,  y  enseñar  a  otros  a  hacerlo, 


BAJO  LOS  ROMANOS 


y  tenían  ensalmos  y  hechizos,  obras  de  magia  y  de 
adivinación;  también  poseían  obras  que  trataban  de 
las  virtudes  medicinales  de  las  plantas.  Eran  dados 
a  la  contemplación  y  por  tanto  predecesores  de  los 
anacoretas,  monjes,  monjas  y  de  toda  clase  de  asce- 
ticismo.  Eran  muy  benignos  y  caritativos,  pero  muy 
justicieros  cuando  había  obras  malas.  Si  alguno  co- 
metía un  crimen  o  delito,  una  corte  de  cien  hombres 
le  juzgaba  y  su  fallo  era  inapelable.  Si  le  condena- 
ron a  ser  expulsado,  se  le  consignaban  a  morir  de 
hambre.  Para  dar  socorro,  cada  uno  gozaba  de  li- 
bertad, pero  si  el  beneficiado  era  pariente,  tenía  que 
solicitar  permiso.  A  Moisés  veneraban  después  de 
Dios  y  el  que  blasfemaba  su  nombre  era  castigado 
con  la  muerte. 

Después  de  la  destrucción  de  Jerusalén  muchos  de 
ellos  se  hallaban  en  Galaad,  cerca  de  Pela,  a  donde 
los  cristianos  huyeron,  en  obediencia  al  mandato  de 
Jesús.  Es  probable  que  los  esenios  fueron  aconseja- 
dos por  los  cristianos  y  por  lo  mismo  se  salvaron 
de  la  destrucción,  y  al  mismo  tiempo,  fueron  con- 
vencidos que  debían  aceptar  a  Cristo.  Algunos  di- 
cen que  desde  la  destrucción  de  Jerusalén  los  esenios 
se  incorporaron  a  los  cristianos  y  no  aparecen  en  la 
historia  más;  pero  aunque  sea  probable  que  así  '  lo 
hicieran  muchos,  no  lo  fué  así  con  todos,  porque 
existen  muchos  escritos  que  se  llaman  apocalípticos 
y  heréticos  que  por  muchas  razones  se  atribuyen  a 
ellos,  e  indican  que  muchos  esenios  no  recibían  el 
evangelio,  y  trataban  de  propagar  doctrinas  contra- 
rias a  él.  Algunos  de  estos  escritos  son  los  siguien- 
tes :  "Las  Recogniciones"  y  las  Homilías  Clementinas 
y  otras  obras  gnósticas.  El  Salterio  y  las  Odas  de 
Salomón,  Los  Libros  de  Enoc,  Apocalipsis  de  Baruc, 
Asunción  de  Moisés,  la  de  Isaías,  Los  Testamentos  de 
los  Doce  Patriarcas,  los  de  Adán,  los  de  Abraham, 
los  de  Job  y  los  libros  Sibilinos.  En  estos  libros  se 
descubren  elementos  gnósticos  de  los  esenios,  y  la 
mayoría  de  ellos,  fueron  escritos  después  de  la  Des- 
trucción de  Jerusalén.  A  ellos  se  atribuyen  varias 
obras  apócrifas  además  del  II  Macabeos  ,pero  escri- 
tos más  tarde,  tales  como:  Los  evangelios  de  los  ebio- 
nitas,  los  de  los  egipcios,  el  de  Pedro,  el  de  los  Doce 
Apóstoles,  y  el  de  Barnabás  y  Bartolomé.    Se  deben 


268 


HISTORIA  SAGRADA 


dos  versiones  del  Antiguo  Testamento  a  ellos,  a  saber; 
las  de  Teodoción  y  la  de  Simaeo. 

Preg.  284.  ¿Qué  se  dice  de  la  literatura  judía 
desde  400  A.  C.  en  adelante? 

La  mayor  parte  de  los  informes  históricos  que  te- 
nemos de  los  judíos  durante  esta  época  se  deriva 
de  los  siguientes  libros:  Los  I  y  II  Macabeos.  escri- 
tos, el  primero  por  algún  saduceo  piadoso  que  vene- 
raba la  Palabra  de  Dios.  El  nos  refiere  lo  que  su- 
cedió desde  175  A.  C.  hasta  135  A.  C.  Da  principio 
con  el  reinado  de  Antioco  IV  Epífanes  y  termina  con 
la  muerte  del  Sumo  Sacerdote  Simón.  Esta  es  una 
obra  buena  y  fidedigna  en  su  mayor  parte ;  el  se- 
gundo, parece  ser  de  un  esenio,  y  abarca  los  aconteci- 
mientos desde  el  año  176  A.  C.  hasta  126  A.  C.  Con- 
tiene muchas  exageraciones  y  fábulas.  El  III  Ma- 
cabeos trata  de  los  años  desde  221  a  204  A.  C.  Hay 
otros  dos  libros  de  Macabeos  de  poca  importancia, 
y  parece  que  son  de  fechas  más  recientes.  De  los 
tiempos  de  Herodes  el  Grande,  hay  un  libro  es- 
crito por  un  amigo  suyo,  nombrado  Nicolás  de  Da- 
masco. 

Filón  Judío  de  Alejandría,  que  floreció  entre  los 
años  20  A.  C.  y  40  A.  D.  era  filósofo  judío-griego 
que  fundaba  su  filosofía  en  las  enseñanzas  de  la 
Biblia,  pero  las  interpretaba  en  sentido  alegórico. 
Nos  suministra  muchos  informes  históricos. 

Josefo  que  floreció  entre  37  A.  D.  y  100  A.  D.  y 
que  perteneció  a  las  tres  sectas  judías,  pero  que  al  fin 
escogió  ser  fariseo  moderado,  dejó  varias  obras  de 
gran  valor,  como  Antigüedades  Judías,  una  libre 
traducción  del  elemento  histórico  del  Antiguo  Testa- 
mento. Las  Guerras  Judias;  Unas  Defensas  de  los 
Judíos,  y  su  propia  biografía.  Los  hechos  presenta- 
dos por  él  siempre  tuvieron  un  .colorido  agradable 
para  sus  lectores,  griegos  y  romanos. 

Debemos  a  los  judíos  muchas  Versiones  antiguas 
del  Antiguo  Testamento  como:  La  de  los  LXX  en 
griego,  la  Itala,  o  Antigua  latina,  el  Targum.  la  si- 
riaca y  la  griega  de  Aquila.  Ellos  también  desde 
tiempos  antiguos  se  han  ocupado  en  preparar  el  Tal- 
mud con  sus  obras  conexas  y  comentarios,  hasta  tiem- 
pos modernos;  y  un  sinnúmero  de  otras  obras  más 
modernas. 


BAJO  LOS  ROMANOS 


269 


Preg.  285.  Indíquese 
profecías  de  Dan.  11:36- 

36.  Aquel  rey  pues  hará 
su  volutad  y  se  en- 
soberbecerá y  se  en- 
grandecerá sobre  to- 
do dios;  y  contra  el 
Dios  de  los  dioses 
hablará  cosas  espan- 
tosas ;  y  saldrá  con 
la  suya,  hasta  que  se 
concluya  la  indigna- 
ción; porque  lo  de- 
cretado ha  de  ser  he- 
cho. 

37.  Y  del  Dios  de  sus 
padres  no  hará  caso 
ni  tampoco  del  deseo 
de  las  mujeres;  ni 
hará  caso  de  ningún 
dios;  porque  sobre 
todos  ellos  se  engran- 
decerá ; 

38.  sino  antes,  en  su  lu- 
gar honrará  el  dios  de 
laá  fortalezas ;  a  un 
dios,  pues,  que  no  co- 
nocieron sus  padres, 
honrará  con  oro  y 
con  plata,  y  con  pie- 
dras preciosas,  y  con 
otras  cosas  apeteci- 
bles. 

39.  Y  se  hará  dueño  de 
las  más  inexpugna- 
bles fortalezas  en 
unión  con  un  dios  ex- 

I  traño.  A  quien  le  re- 
conozca, le  dará  gran 
honra,  y  los  hará  re- 
gir sobre  muchos ; 
y  les  repartirá  la  tie- 
rra en  galardón. 


el  cumplimiento  de  las 
45. 

EL  REY  HERODES 
EL  GRANDE  se  impuso 
sobre  la  Palestina. 


Fomentó  el  culto  de 
César. 

Persiguió  al  Mesías. 
"El  recién  nacido  rey". 
Toda  mujer  deseaba  ser 
madre  del  Mesías. 


Construyó  muchas  for- 
talezas y  confió  en  ellas. 

Hacía  templos  paganos 
y  los  enriquecía. 


270 


HISTORIA  SAGRADA 


40.  Mas  al  tiempo  del 
fin  arremeterá  con- 
tra el  rey  del  Sur ; 
pero  el  rey  del 
Norte  le  arrebatará 
como  una  tempestad, 
con  carros  de  Guerra 
y  gente  de  a  caballo 
y  muchas  galeras ;  y 
entrará  en  las  tierras; 
y  lo  inundará  y  lo 
arrollará  todo. 

41.  Entrará  también  en 
la  tierra  hermosa;  y 
muchas  tierras  cae- 
rán, pero  éstas  es- 
caparán de  su  mano : 
Edom  y  Moab,  y  la 
parte  principal  de  los 
hijos  de  Ammón. 

42.  Extenderá  su  mano 
también  contra  otras 
tierras  y  la  tierra  de 
Egipto  no  escapará; 

43.  sino  que  él  se  apo- 
derará de  los  tesoros 
de  oro  y  de  plata,  y 
de  todas  las  demás 
cosas  apetecibles  de 
Egipto;  y  los  Libios 
y  los  Etiopes  segui- 
rán sus  pasos. 

44.  Empero,  n  o  t  i  c  i  a  s 
desde  el  oriente  y  el 
Norte  le  turbarán;  y 
saldrá  con  grande  in- 
dignación para  aso- 
lar, y  para  destruir 
enteramente  a  mu- 
chos. 

45.  Y  plantará  sus  pa- 
bellones palaciales 
entre  los  mares,  jun- 
to al  hermoso  y  san- 


Marco  Antonio  y  Cleo- 
patra  estaban  con  él,  pe- 
ro Augusto  César  vino 
contra  ellos,  y  Herodes  se 
sujetó  a  éste;  y  César 
pasó  adelante 


y  tomó  a  Egipto,  pero  no 
tomó  a  Edom,  ni  a  Moab 
ni  a  Ammón. 


Herodes  "fué  turbado 
y  toda  Jerusalén  con  él" 
cuando  los  Magos  anun- 
ciaron que  el  Rey  de  los 
Judíos  había  nacido.  De 
Roma  vino  noticia  de  que 
su  hijo  Antipáter  le  iba  a 
envenenar.  Se  enfureció 
cuando  quitaron  el  águi- 
la romana  de  oro  de  la 
puerta  del  Templo.  Hizo 
dos  palacios,  uno  de  ellos 
en  Jerusalén. 


BAJO  LOS  ROMANOS 


271 


ton  monte ;  mas  lle- 
gará a  su  fin ;  y  no 
habrá  quien  le  ayude. 
Capítulo  xii. 
En  aquel  tiempo  se 
levantará  Miguel,  el 
gran  príncipe  que  es- 
tá de  parte  de  los 
hijos  de  tu  pueblo;  y 
habrá  tiempo  de  an- 
gustia cual  nunca  fué 
desde  que  ha  habido 
nación  hasta  aquel 
tiempo.  Mas  en  aquel 
tiempo  será  librado 
tu  pueblo,  es  decir 
todos  los  que  fueren 
hallados  escritos  en 
el  libro. 

2.  También  una  multi- 
tud de  dormidos  en 
el  polvo  de  la  tierra 
despertará ;  los  unos 
para  vida  eterna,  y 
los  otros  para  des- 
honra y  aborreci- 
miento eterno. 

3.  Entonces  los  que 
sean  sabios  brillarán 
como  el  resplandor 
del  firmamento,  y  los 
que  hayan  vuelto  a 
justicia  a  muchos 
como  las  estrellas 
para  siempre  y  eter- 
namente. 

4.  Tú,  empero,  oh  Da- 
niel, cierra  estas  pa- 
labras, y  sella  el  libro 
hasta  el  tiempo  del 
fin.  Muchos  correrán 
de  aquí  para  allá,  y  la 
ciencia  será  aumen- 
tada. 


[erusalén  fué  destruida 
por  los  romanos  y  hubo 
horrores  indecibles  e  in- 
comparables. 


Los  Cristianos  fueron 
salvos. 


Los  muertos  espirital- 
mente  fueron  vivificados 
en  el  día  de  Pentecostés. 


La  gloria  de  los  primi- 
tivos Cristianos. 


Los  avances  del  Evan- 
gelio. 


272 


HISTORIA  SAGRADA 


5.  Entonces  yo  Daniel 
miré,  y  be  aquí  a 
otros  dos  que  esta- 
ban en  pie.  el  uno  de 
esta  parte  a  la  ribera 
del  río,  y  el  otro  de 
aquella  parte  a  la  ri- 
bera del  río. 

6.  Y  dijo  uno  de  ellos 
al  varón  que  traía  las 
vestiduras  de  lino 
blanco  que  estaba  en 
pie  sobre  las  aguas 
del  río:  ¿Para  cuán- 
do será  el  fin  de  es- 
tas maravillas? 

7.  Y  yo  oí  a  aquel  va- 
rón que  traía  las  ves- 
tiduras de  lino  blan- 
co, que  estaba  en  pie 
sobre  las  aguas  del 
río.  cuando  levan- 
tando su  mano  dies- 
tra y  su  siniestra  ha- 
cia el  cielo,  juró  por 
aquél  que  vive  eter- 
namente, que  será  pa- 
ra un  tiempo,  y  dos 
tiempos,  y  la  mitad 
de  otro;  y  que  cuan- 
do se  haya  acabado 
de  destruir  el  poder 
del  pueblo  santo,  to- 
das estas  cosas  serán 
consumadas. 

8.  Y  yo  oí.  pero  no 
comprendí.  Dije 
pues;  Señor  mío. 
¿cuál  será  el  resul- 
tado de  estas  cosas? 

9.  Mas  él  respondió: 
Anda,  Daniel ;  que 
estas    palabras  están 


Cestio  avanzó  contra 
Jerusalén  a  últimos  del 
mes  Hyperbereteus  (Nov. 
de  66  A.  D.)  y  el  sacri- 
ficio diario  fue  quitado  el 
17  del  mes  Panemus,  Heb. 
Tamuz.  (Julio.  70  A.  D.) 
después  de  tres  años  y 
una  parte  de  otro. 

El  sitio  fué  terminado 
por  Tito  el  7  del  mes  Elul 
(Septiembre)  cosa  de  un 
mes  y  medio  (45  días) 
después  de  haberse  quita- 
do el  sacrificio. 


BAJO  LOS  ROMANOS 


273 


cerradas  y  selladas 
hasta  el  tiempo  del 
fin. 

10.  Muchos  serán  puri- 
ficados y  emblanque- 
cidos y  acrisolados; 
pero  los  malos  segui- 
rán haciendo  malda- 
des ;  mas  los  sabios 
entenderán. 

11.  Desde  el  tiempo  en 
que  fuere  quitado  el 
holocausto  continuo 
es  a  saber,  para  poner 
allá  la  abominación 
desoladora,  habrá  mil 
doscientos  y  noventa 
días. 

12.  ¡  Bienav  enturado 
aquél  que  espere  y 
alcance  a  mil  tres- 
cientos treinta  y  cin- 
co dias ! 

13.  Tú  empero  anda  por 
tu  camino  hasta  que 
llegue  el  fin :  entre- 
tanto descansarás,  y 
te  levantarás  al  goce 
de  tu  herencia  al  fin 
de  los  días. 

Así  se  concluyen  las  grandes  profecías  de  Daniel. 
Primero  da  una  comprensiva  vista  de  los  grandes 
reinos  del  mundo  que  tendrán  que  ver  con  los  judíos, 
que  fué  presentada  en  la  gran  estatua  del  sueño  de 
Nabucodonosor  en  Cap.  II. 

Después,  otra  representación  de  los  mismos  reinos 
se  da  en  Cap.  vii  bajo  el  símbolo  de  una  serie  de 
bestias.  < 

En  el  Cap.  viii  se  trata  de  los  reinos  medo-persa  y 
griego;  en  el  ix  se  da  la  visión  de  las  setenta  sema- 
nas, que  revela  la  fecha  de  la  venida  y  de  la  cruci- 
fixión del  Mesías. 

Y  al  fin,  en  el  Cap  XI,  le  fué  dada  la  profecía  de 


274 


HISTORIA  SAGRADA 


los  reyes  de  Persia,  y  luego  del  reino  de  Alejandro 

Magno  con  su  división  en  cuatro  partes,  vs.  2-5 ;  des- 
pués sigue  con  el  de  Tolomeo  Filadelfo,  vs.  6-9;  y 
en  seguida,  el  de  Antioco  Grande,  vs.  10-19;  y  el  de 
Antioco  Epífanes,  vs.  20-32;  y  el  de  los  Macabeos, 
vs.  33-35 ;  y  el  de  Herodes  el  Grande,  vs.  36-45 ;  y 
en  el  Cap.  xii,  lo  de  la  destrucción  de  Jerusalén  y  el 
establecimiento  del  cristianismo  en  el  mundo. 

Los  enemigos  de  la  Biblia  alegan  que  el  libro  de 
Daniel  fué  escrito  por  algún  judío  en  el  tiempo  de 
los  Macabeos  para  animar  a  éstos  en  sus  luchas. 
Esta  suposición  sería  plausible  si  no  fuera  que  las 
profecías  siguen  adelante  y  dan  los  detalles  de  lo 
que  sucedió  después  durante  240  años.  El  que  pue- 
de creer  que  un  impostor,  que  pretende  ser  profeta, 
pudiera  hacer  tal  cosa,  es  capaz  de  creer  cualquier 
otra  falsedad  por  absurda  que  sea. 


APENDICE.— I. 


ARBOL  GENEALOGICO  DE  LOS  SELEUCIDAS 
ANTIOCO,  general  de  Felipe  de  Macedón,  fué  padre 
de:   (Su  mujer  fué  Laodice) 

I. — Seleuco  I  Nicator,  se  casó  con  Apama.  Vivió 
306-281.    Su  hijo  fué 

II.— 281-261.    Antioco  I  Soter.    Su  hijo  fué 

III.  — 261-246.    Antioco  II  Theos ;  segundo  hijo  de 

A.  Soter.    Su  hijo  fué  (por  Laodice), 

IV.  — 246-226.    Seleuco  II  Calinico.    Su  hijo  fué 

V.— 226-223.    Seleuco  III  (Cerauno)  Soter. 

VI. — 223-187.    Antioco  III  Magno.    Hijo  menor  de 
Calinico.    Su  hijo  fué 

VII. — 187-176.    Seleuco  IV  Filopátor,  hijo  menor  de 
Antioco  Magno  fué 

VIII. — 175-164.    Antioco  IV  Epifanes,  hijo  menor  de 
Antioco  Magno,  su  hijo  fué 

IX. — 164-162.    Antioco  I  Eupator  (Lysias) 

X.— 162-150.   Demetrio  I  Soter.  hijo  de  Seleuco  IV 

XI.— 150-145.   Alejandro  I  Balas  (Theopator  Euér- 
getes)  y  su  hijo  fué 

XII.— 145-142.    Antioco  VI  Theos  Epifanes  Dio- 
nisus. 


■o 

ODÍ, 
O, -O  4) 


3 


•O 


l  1-1  f2 


c 

y*  o 

O 

l_  O  .r  *o  o 
■a  <u     <n  c^o 

C  =g  cu  rt<¿ 


o 

ií 

-a  c 

o 

rt 

a 

«1  <u 

5 

X 

U  -o 

o 

-o  -c 


.2  c- 


V 

•S  Si 
As 


tí 


■4-» 

O  o 


o  a 

<u  o 

O  en 

É  rt 


(A 

c 

1  3 

m  — > 

2¡ 

APENDICE 


27 


ARBOL  GENEALOGICO  DE  LA  FAMILIA 
DE  HERODES 


Antipas 
m.  78  A.  C. 


/  Fasael 


Herodes  el 
Grande  421 
(Rey  de 

I  Judea. 
37  A.  C- 

'4   A.  D. 


Ant¡páter£<M* 
Proc.  Judea 
47-43    A.  C.  ijosé 


Feroras 


Salomé 


De  Doris 
Ejecutado 
4  A.  C. 

De 
Mariamne 
Aristóbuloí' 
Asesinado 
A.  C. 

De 

i  Mariamne 
I  hija  de 
"  Simón 

; Herodes 
Felipe 
Me.  6:17 


\De  Maltace 
Tetr.  de  Gal. 
/  Arquelao 
|Etn.  de  Jud. 
14  A.  C.-6  A.  D 

De  Cleopatra 
Herodes,  Te- 
trarca  del 
territorio  E. 
del  Jordán, 
i  4  A.  C.-34 
A.  D. 


Herodes 
Agripa,  Rey 
de  Chaléis 
m.  100  A.  D. 
Berenice 
Hechos  25  :23 


\  Hechos 
J  Drusila 
f  Hechos 
f  24:24. 


Herodes  el  Grande  tuvo  además  otras  cinco  muje 
res  (Ant.  xvii  1:3,  B.  J.  i  18:4)  y  otros  siete  hijos 
que  no  figuran  en  la  historia. 


278 


APENDICE 


TABLA  CRONOLOGICA 

Fechas  Aproximadas  Desde  Jehú  Hasta  el 
Nacimiento  del  Señor  Jesús 


REINO  DE  JUDA 

1  Joás 


Atalía  (7)  Usurpadora. 
(40) 

7  Joás  coronado. 


23  Joás  compone 
2R.  12:6. 


el  Templo 


37  Joás  y  Amasias  socios,  2R. 
14:1. 

3  Amasias  solo.  40  Joás  asesi- 
nado.    2R.    12:20,  14:1. 

Amasias  vence  a  Edom.  AB- 
DIAS  profeta. 

Amasias  llevado  cautivo  a  Je- 
rusalén.  Joás  despoja  al 
Templo. 

Conspiran    contra    Amasias,  18, 

2R.  14:19. 
Uzías  o  Azarias,  rey.     2R.  14  : 

21  solo. 
Uzías  edifica  Elat.    2R.  14:22. 
Uzias    leproso.     Jotam  regente. 

2R.  15.  32-33,  1  Cr.  5:17. 


Acaz  coregente   con   Uzias,  2R. 
15:30.  17:1 


Uzías     muere.     Jotam  sucede. 

2R.  15:32. 
ISAIAS  Profeta.     1 :1. 
Acaz  solo.     Paga  tributo  a  Pul. 
MIQUEAS  Profeta. 
Ezequias      (29)      2R.  18:1-2. 

Ant.  9:13.  1.  Ant.  9:14-1. 
Acaz     muere.       Ezequias  solo. 

2R.  18:9. 


DENTRO    DE  JUDA 


Ezequias    enfermo.    2R.  20:1-6, 
2  Cr.  32:24-26.  Isa.  cap.  38. 

Ezequias   muestra  riquezas.  2R 
20:12-19   Is.    39  a 


(A.  C.)      REINO  DE  ISRAEL 

(843)  1  Jehú  (28) 

(835)  7  Jehú  y  Hazael  pagan  tribu- 
to a  Salmanasar  III. 

(821)  21  Jehú  se  asocia  con  Joacaz, 
su  hijo  17  Josefo  Antiq.  9:8,  5 
Salmanasar  III  guerrea  contra 
Hazael. 

(819)  23  Jehú.  Hazael  aflige  a  Is- 
rael. Toma  a  Basán  y  Galaad. 
2R.  10:32. 
(814)  Joacaz  reina  solo.  2R10:36. 
Hazael  y  Ben-adad  oprimen  a 
Israel.  2R.13:3.  Joacaz  ora  a 
Dios  y  le  oye.  v.  4. 
Hazael  toma  a  Gat,  a  Jeru- 
salén   y   deja  a   Joacaz  enfer- 


(804) 
(802) 


mo.     1   Joas.   2Cr.  24:25. 
2    Joás.      Toma    a  Damasco 
Raman-na-rari.      Moabitas  in- 
vaden a  Israel.     2R.  13:20. 
Joás  vence  a  Ben-adad  2R.  13: 
25. 

(791)  15  Joás  vence  a  Amasias,  to- 
ma a  Jerusalén.  2R.  14:13. 
Ant.  9:9,3. 

(790)  Jeroboam    II    (41)  2R.:14:23. 

(787) 

(775)  15  Jeroboam  II.  Ant.  9:10:3. 
JOÑAS  PROFETA. 

(764)   27  Jeroboam  2R.  15:1. 

(750)  Zacarías  6  meses.  2R.  15:8. 
OSEAS  Profeta.  Salum  1  mes. 
2R.  16:23  AMOS  Profeta. 
Menahem  (10)  2R.  15:17. 
Terremoto. 

(745)  Pul  o  Tiglath-Pileser  en  Asi- 
ría. 

(741)  Pul.  toma  tributo  de  Mena- 
hem  2R  15:19. 

(737)  Pekahía  2R  15:23. 

(735)  Peka.     2R.  15:27. 

(734)  Pul  lleva  cautiva  a  Basán  y 
Galilea.     2R.  15:29. 

(733)  Pul   en  Damasco. 

(730)  Oseas    (9)   2R.   15:30,  17:1. 

(727) 

(726)  Salmanesar  IV  sucede  a  Pul. 
(724)  Oseas  trata  con  So  de  Egipto 
2R17  :4. 

(722)  Caída  de  Samaría,  Sargón  lle- 
va cautivas  a  las  diez  tribus 
de  Israel. 

FUERA  DE  JUDA 

(720)  Sargón  vence  a  sirios  en  Kar- 
kar  y  a  So  el  egipcio  en  Rafia. 

(717)  y  toma  a  Carchemís  de  los  hé- 
teos. 

(713) 

(712)  A  los  enviados  de  Merodac  Ba- 

ladán  de  Babilonia. 
(711)  Sargón  toma  a  Asdod.     Is.  20 

1-10:5-11. 


APENDICE 


Ezequías    paga    tributo    2R  18: 

13-19:37  2  Cr.  32:1-22. 
Manases  2R  21:1    (55  años) 
Manasés  tributario  de  Esarhadón 

Manases  tributario  a  Asurbaní- 
pal 

Manasés    llevado    en    grillos  a 

Babilonia.     2  Cr.  33.  10-13. 
Amón. 

Amón    asesinado.      Josías  rey 

2R  22:1. 
Josías    busca    a    Jehová,  2Cr. 

34  :3. 

Los    scitas     devastan    todo  el 

mundo  Occidental. 
Josías  hace  reformas  2Cr.  34:3. 
Gautama  o  Budha  en  la  India, 

624-543. 
Jeremías  Profeta. 

Hallazgo  de  la  Ley,  2R.  22:8. 

SOFONIAS   y   NAHUM,  Profetas 

Josías  muerto  por  Necao,  2Cr. 
35:20. 

Joacaz,  tres  meses  2R.  23:31. 
Joacim,    por    Necao,    2R   23 :36. 

46:2 

Joacim  cede  a  Nabr.  2R  24:1, 
Jer.  25:1,  46:2.  Ant.  10:61. 
Daniel  llevado.  Dan.  1  :l-3 : 
16,  2R  24:1,  2Cr.  36:6-7, 
Jer.  46-49 


(705)  Sennaquerib  705-681. 

(701)  Sennaquerib  invade  a  Judá  Isa. 
36:1-27:38. 

(698) 
(681) 

(670)  Esarhadón  invade  a  Egipto 

(668)  Asurbanipal. 


(648)  Asurbanipal  sojuzga 
lonia.     Nah.  3:8-10. 

(642) 
(640) 

(635) 

(630) 

(628) 


a  Babi- 


(627) 

(625)  Nabopolasar 
(621) 


(608) 


babilonio 


(607)  Nínive  tomada  por  los  medos. 
(606)   Batalla   de   Carchemis.  Necao 
vencido     por  Nabucodonosor. 
Beroso  en  J.  Cont.  Ap.  1:19. 
(605-562)  Nabucodonosor,  rey  de  Ba- 
bilonia. 

FECHA  DE  LOS  SETENTA  AÑOS  DEL  CAUTIVERIO  BABILONICO 

(606) 


5o.  de  Joacim 


10o.  de  Joacim 


lio.  de  Joacim,  Joaquín  o 
Conías. 

Carta  de  Jeremías  a  los  cautivos 
en  Babilonia.  Jer.  29.  Con- 
tra Elam.     Jer.  49:34-39. 

Hananías  y  Jeremías.  Jer.  caps. 
27,  28. 

Ezequiel,  caps,  i-vii 

Sedecías  falso  Ezeq.  17:12-21. 
2R  24:19-20,  2  Cr.  36:12-13. 

Sitio  de  Jerusalén.  Ezeq.  24. 
2R  25:1  Jer.  52:11-14,  40: 
1-5. 

Suspensión  del  sitio  de  Jerusa- 
lén. 

Tiempo  .duro  para  Jeremías. 
Jer.  37. 

JERUSALEN  TOMADA,  EL 
TEMPLO  QUEMADO.  2R 
25:8-31.      2Cr.  36:18-20. 


Nebuzaradán  deporta  a  745  Jer. 
52-30. 


(604)  Lao  Tsze  de  China. 

(603)  Daniel  explica  el  sueño.  Dan. 
1 :16-2  :49. 

(600)   Zoroáster,   de  Persia. 

(598)  Deportación  de  3023  Judíos. 
Jer.  52  :28.  Sitio  de  Tiro.  Jos. 
Cont.  Apión  1 :21. 

(597)  Sedecias,  rey  de  Jerusalén  por 
Nabucodonosor. 

(596)  Hay  judíos  esparcidos  en  Ba- 
bilonia, Judá,  Egipto. 

(593)  Mensaje  a  Babilonia  Jer.  51: 
59-64. 

(592) 

(591)  Ezequiel  caps,  viii-xix  Habla 
de  Daniel. 

(590)  Ezequiel.    Cap.  20. 

(588)  Ezequiel.  Caps.  24-25  con- 
tra Judá,  Moab,  Amón,  Filistia 
y  los  cereteos. 

(587)  832  cautivos  llevados  a  Babi- 
lonia.    Jer.  !>Z:29. 


(586)  Ezeq.  30  :20,  31:1,  Jer.  52:6- 
27,  39:4-10.  El  pueblo  se  hu- 
ye a  Egipto.    Jer.  41-44. 

(586-570)  Tiro  sitiado  13  años  por 
Nabucodonosor  Ant.  x:ll,  1. 
Cont.  Ap.  1:21  Locura  de 
Nabucodonosor. 

(582)  Nabucodonosor  invade  a  Egip- 
to. Ant.  x:9,  7.  Jer.  44:29-30. 
Herodoto  2:169. 


280 


APENDICE 


LA    VUELTA    A  JERUSALEN 

Esd.  3:8. 
Se   echa   la   FUNDACION  DEL 

II  TEMPLO. 
Jesua   Sumo  Sacredote. 


Aggeo  y   Zacarías  profetizan. 


El  segundo  TEMPLO  se  acaba. 
Joiacim,  hijo  de  Jesús,  sum.  sac. 


Eliasih,  Sumo  Sacerdote. 
Esdras  conduce  a  1755  judíos  a 

Jerusalén. 
Nehemías  en  Jerusalén,  12  años. 

22-23. 

Jonatán,  Sum.  Sac.   Neh.  12:11 
y    Ant.  xi,  5  :4 

MALAQUIAS.  profeta.  Joiada, 
sum.   sac.  Neh.  3:20. 


(568)  Nabucodonosor  hace  expedición 
contra  Egipto. 

(562-560)  Evil-Merodac  rey  de  Babi- 
lonia. 

(559-556)  Neriglissar,  rey  de  Babi- 
lonia. 

(559-530)  Ciro,  rey  de  Persia. 
(555-539)  Nabonidus,    rey    de  Babi- 
lonia. 

(550)  Ciro  vence  a  los  medos.  Bel- 
sasar,  hijo  de  Nabonidus.  Dan. 
caps.   7   y  8. 

(550-540)  Conquistas  medo  -  persa», 
del  imperio  de  Creso,  de  los 
griegos   en  Asia  Menor. 

(543)  Muerte  de  Sakya-Muni,  autor 
del  budhismo. 

(539)  Fiesta  de  Balsasar.  Dan.  5 
TOMA  DE  BABILONIA  POR 
LOS  MEDOS  Y  PERSAS. 

(538-530)  Ciro,  rey   de  Babilonia. 

(538)  Decreto  de  Ciro  para  la  Vuel- 
ta de  los  Judíos  a  Jerusalén. 
Dan.   9,  Ezeq.   1  :1. 

(537-536)  Dan.  caps,  x  y  xi.  Zoroba- 
bel  conduce  42,000  judíos  a 
Jerusalén. 

(530)  Ciro  muerto  en  batalla. 

(529-522)  Cambises,   rey   de  Persia. 

(526)  Cambises  invade  a  Egipto. 

(522)  Gomates  o  Bardes,  falso  Smer- 
dis  en  Babilonia. 

(522-520)  Se  suspende  el  trabajo  so- 
bre el  Templo. 

(521-486)  Darío  Histaspes,  rey  de 
Persia. 

(516)  La  inscripción  de  Behistún. 

(515) 

(499) 

(490)  Ejército  de  Darío  derrotado  en 

Maratón  490 
(486-465)  Jerjes,  el  "Asuero"  de  la 

Biblia,  rey  de  Persia. 
(483)  Vasti  desobedece  a  Jerjes 
(480)  Derrota  de  Jerjes  en  Sálamis 

por   los  griegos. 
(479)  Derrota  de  los  persas  en  Platea 

por  los  griegos. 
(478)  Ester,  escogida  para  reina. 
(477)  Muerte  de  Confucio,  el  chino. 
(473)   Fiesta  de  Purim  instituida. 
(465-424)  Artajerjes  Longimano,  rey 

persa. 

(463) 
(459) 

(450)  Heródoto  escribe  su  historia. 
(445-435) 

(433)  Nehemías   vuelve  al  rey.. 
(423-405)  Darío  II  Noto,  rey  persa. 
(405)  Artajerjes    II    Mnemón.  Los 
10,000  griegos. 

(400) 

(401)  Batalla  de  Cunaxa.     Vuelta  de 

los  griegos. 
(399)   Muerte   de  Sócrates. 
(390)  Los  galos  toman  a  Roma. 
(384-322)  Aristóteles. 
(371)  Batalla    de    Leuctra.  Epami- 

nondes  vence. 
(360)  Filipo,  rey  de  Macedonia. 
(359-338)  Artajerjes  III  Oco,  rey  de 

Persia. 


APENDICE 


281 


Jaddua,  sum.  sac,  que  encon- 
tró a  Alejandro.  Neh.  12:11. 
22,  Ant.  xi  7,2 :  8 :6. 


Alejandro   en  Jerusalén. 

La  Palestina  adjudicada  a  Siria. 


(354)  Demóstenes    en  Atenas. 

(351) 

(347)  Platón  muere.    De  edad  de  82. 
(338)  Arses,  rey  de  Persia. 
(336)   Darío    III    Codomano,    rey  de 
Persia. 

(334)  Alejandro  Magno,  emprende  la 

conquista  de  Asia. 
(334)  Victoria  de  Gránico. 
(333)  Victoria  de  Alejandro  en  Isso. 
(331-330)  Asesinato  de  Dario. 
(323)   MUERTE     DE  ALEJANDRO 

MAGNO. 


282 


APENDICE 


a. 

3 
w 

z 
u 


oí 


M  9 


.22  sj 
o  o 

MI 

«4  » 


°  *"  e 

c<  § 

i-  a 


v  oí 
•o  >J 


C  u  oj 

"o  E 


¿  §  á  s 

"3  »«  >.  5 
•o  a  o  . 

 <  U 

oj  a»  _  oj 

•o  o  £  "3  >> 
-  «  «  _ 

-ivg 

ü  0  fe 

:  2--S  §  =  £ 

O  0.35 


¡1 

2  . 


u|  x  « oo 
O 

-i  ^ 

Z  a  o  — 
U  c  10  * 
O 


2  « 

H  c 


0 .2.3 

<  a  * 

O  3  ai 

s|s 


A  *  ° 

41.2      «M  C 

so* 

■-  £  «  3 
Sgl"  M 


1Í3 


!  -  ,5  3 


O  5  * 

6  6 
o  o 


•o  5 
e-a  «j 
es  a|  -O 


2  » 

5  oü—  »> 


—  -i->  O  -O  <  aj  N 


O  c7¡ 

Di, 

l-J  Oí  >• 

■ 

fl  f?  Oí 

o«  •- 
w  c  .. 


cv  C 

ta  cü  oo 

&  o  c 

■1" 

£  *  o 
¿  ta  " 

i"- 


i  -  oj  ai  e 
««•osa 

3  ■  o  « 

•:U  a  o 
s  >  m 

m  ^  E  3  ° 

oí  o  ' 

7  8  -  °  o 

u  o  a  o 

V  »-3     *'"  t-< 

.  .*W  » 
o  °T3  o 

3t-i  Je 

1-3       co"  >-  •= 

•-  a  " 
tfl  c  o  oí  ■ 

i¡     a  a  >. 

11  S  04  3 
>.  —  c  — 


3  2^ 
£  6»j 


4>  -»¡ 

£  3  c 
-  «  ■ 

«W  04 


a  gs«  isas 


< 

oíoO1-1^         woj'0  2 

5 


W     Wt.3.2  o"« 

■-   S  S  c  .2  3  =  o  >  «  5 


Oí                                               E        J  ¿  u  oo  oí  o    —  06 

U                                               o  o^H  „  SÍ»  JU¡ 

H      H<  -  >•  =  «  í  CIO  U 

^       00  <*  00 


APENDICE 


¡288 


.•o" 
■.b  £ 

<  3  L. 

5  » 


23  ¿~ 

"  m  0,03 

w  ■  •  a, 
o 
c 

¿  £  g 


.«o 

o  ol  O 


S,  >  0>  „ 

f"7,o3  e 


o<'1 

¡*: 

"o  1-1 
H-r-  o 

OJ  o 

°?  o  c 

t-E-l< 


—    ,  v 
<  3  3 
S  ~ 

US  tí 

H  %» 

« « s 

j:  o. 
ca 

•o  ^  » 
*J  o 
oj  ca 


.=  s 

ca  ot- 
ea 05  "5 
£  oh 

ai  3  o 

.c  a  E 


S-3  * 
i 

J3  £'. 

>.  CU  - 

«l~  o 


_¡  *  "  ¿  . 
«  í 

o  <¡;  i-  ^  < 
"2  64  «  : 
> -n  <"  s< 

=  h  .  * : 

:  »*  ¡ 
.2  e«A  »  , 
•2  «    w  : 

£  5  X  I 

0) 


oí  « - 
o* 


§  i-  £  «i " 
to  o  3  a " 


«5 


rl  B 


co  osa 

■O  un 
O  3 

E..20 

-  O 

_  E  -S-3  o 


c 

_  c-i  ca 


os  ■» 


V 

B  C 

w 

V  La 

O  73  *J 

00 


•3  g  W  O  «  „- 


■o0?  o 


-ra  «í 


.2  S 
c  3  o 


CQ 

O 

-»-»  I-» 

c  x 

¿<p 
b«  cuQ 
-     —  - 


5.e<  ^ 
£  g 

O 

B-O  O^ 

E  O  g  x 


o.  o  c 


O  «2  ¡a  0  m  -s 

Z  o  wS 

o.  "5  os 


*  N  B  —. 
u  CS  o  " 

ir,  »  «  .  ■ 


ft4  „S 


¿a» 


B  E 


3  es  ^ 


o  o 
*  o  ¡a 

S  £J 
.2  -2 

<  -o 


°?  o  5 


E-o  B 

oj  z 
oí  gQ 
u-Sü  B 

S  ftJ  o» 
M  £  ¡tí  rt 


T3  M  C  ! 

•2,  o  .'•5 

t-  B  c 

°  ü  £ 
"3  ¿ 

B  &  O  S 
X  E  3 
CQ  OJ  CQ  M 

G  ox  o 

>  EH 

o5  2  . 

3„-  a  « 
•  ";>■ 
•3"  S-2 
os  o  K 
u  ca 

sis* 

"5o.2 


O  cu 
>•  03 

3  -a 


a  bo  cu 
W 

o  -  5 

b  a 


3  O  tí 

co  > 


~  «  *> 
B 

o  VH 

1)  "O  M 


234 


APENDICE 


i 


■O  re 


a  ,  £ 
7^  es  O  cj 

h  £  g 

M         O  >> 

O      ta  h 

£  5-s  <= 

o  oJ  E 

h   s  g. 

a  " 
°  *  cj.2 

M  3  2 


I- 

aj  « 
>  ü  1-1 

•  ^  2 

«    °  C 

H  £ 

•£< 

■O  «  « 
"  B¡  S 


i  o  B  B 
•-  re  u 


"e  -a 

•°  *    ■  5 
«o  ™ 

^2  2:; 


"3  as: 


»i  ¥  s    S  .S       a  ^ 


■  -t;  «    ?  -S  o  o 


•o  c 
í  ££ 

<¡  4  a> 
-ex 


Si  * 
.e  t¡ 


B  B  ú 
£      -  E 

•  esl  '«J 


2  £ 


S  5 


o*  w    c-  £ 


< 

35 

u 
o 

en 
o 
o 
uj 

s 

o 

m 

s 


_  o 
-  o 
B  B 


•o  s 


5  £ 


.S  J= 
.  B 

K  M 

"  oto 

b'5- 

*  .9  * 

*  .5 
o.  o  5 

c 

■    M  * 

.2  £ 


o  <  .£ 


o»  •  o 


o  2 


3 


ce  3 

M  ai 


c  »,  o  ^ 

U  O.  . 
O  O  CS 
B.-.2 

1!  2  ^  b 

E  ."3 
_.  a. 
—  -  - 

O  >>B  fe 

.2-3  S  = 

<^  s  * 

«7  ti  3 


w  2 

u  " 

8  - 

u  o 

«  -2  oí 

"5  8*? 


04 


C4 


a  .S.-s 

■  a  ai 

-i  «I 
M  t/J 


0) 


■c  o  5— 
3  a  o  o 

"-s  B  "  -° 
u  »H'c  . 

!-  -<2 
•3     «  5 

°  Eü  « 

O  o  «  13  0 

nN  o  o 

O  ^  ~  4  CJ 

ce  id  n  >>  eS 


-  a  d  , 


O  K 


:  a  £  « 


n  *0  * 


01  MI 

"O"  Ó 

> 

«03 
—  ti  ** 

"  2  £ 
Ib. 


.  3* 


03  3  S 
-  j  x  ^3 

:2  u 
JOS 


95  « 

x'UÜ 


APENDICE 


285 


-S  -S  ¿  ¿o"*®¿¿¿  "So     «  '-¿•o"  3 

>*  'l;6.s:i£  «e« - 

-  «    3.2XS    2  5  o"*  o¿<jE 

os  3  C  O-tíT       ?!       C  >  03  ^P^.¿¡( 

«£  o  f  Cojtf.S  a-«^  o  ,j     o  = 


*->  j  3  5 

8  sak 

B  CEO 

c  ^«j 

«¡  "3  Oh 

2  c 

09  0B_ 

•3  i;  o> 
09  • 

09  ftW 

-  W 


O  o; 

a  -2 

03  S 

<  09 

<-  ^ 

03^  S 

Sil 
"5  s 

■o  O  « 


c-oj  o. 


^>  5  _  -5  i 

r  ^  — '  l-  t-t  oj 


03  < 

o 

■5  a 
•30 

a 

3W 

5Q 
>-s 

D 
«H 

03 
0)» 
h  «i 


B  «TI 

ir1  s 


22  s5 

•      Su  "i 
t>  3  o  3jjZ  2  C 

s  3  -  M  ?!  o 
<c     <D  ta 


•o 


•  c.t;  3™ 
SSft  » 


5  "  V  ~ 

.2  oj  09  5 

aj~  1*  ft. 


•  o 
e-2 


Sf  »  O  - 

3  3¡k 

*"  C  t  t* 

'£  «  S  «¡ 

a 


O  C  6 


g  O  09 
09 

2  o. o 

O"?  o 
09 

«  **  l-H 
O  C  <J 

a  «  C 

.5.2^* 


05      í  S  » 

».  c  *< w  " 

«  u  o  2 
c  tío  1 


5?  c 


t.  «  c 


286 


APENDICE 


tn  o 

E"  c 

o  <u 
c 

cap, 
ic  . 

o  a)  oj 

—  I-  tO 
£  O  -01 
OS 

Oh 

S     B  c  i 


u  O, 

.S  S-i 
« 


be  m 


<£2¿ 
«2SS 

03 !  «  . 

«  S  41  S 

<JcE 

>o  o; 


Ó  "  <" 
C  (O  O 

c  s 

uta 


te 
¿5 

■O  h 


fe 

c 

o -o 

oj 

C  u 

£  a 

O  3 
O  *j 

c-i  « 

Oí 


o  «o, 
S  .W  o 

«i  cd  F 


-  O  6 

o¿;  a 


II 

■s  >>  ° 
Se* 
M  U  cí  .S 

<u  u  ,q  o 

—        o  o 
W  o  c  -g 
•e  5  8 


So 

2w 


-2* 

£32 


£<?i 


-o   .  _  iO 

«  o  g 

Sí»:; 


iaa. 
los 

m  MI 

><  2 

Sí 

►J  " 

C 

O 

I*  U 

n 

«  < 

CC 

P< 

h  a 
o  o 

h  • 

3  7! 

01 

3« 

3  H  -2 
w  > 

•  o 

i»  1= 

•3* 

0 

V  <  -*J 

O  01 

c  t-  S 

O-ÍN 

'E 

«5  t& 

H  -0) 

z  3 

5  ¿ 

u  S 
a-  . 
u  £ 

5  " 
o 

25  S 

C0g  O 

jíj  £ 
H  o 

Z  c  « 
Ul-o  o 

«2  2 

U   ,  3 


8" 


ra 


cí  < 

££o 
.2< 


"  £  1 


O 

3. 
i" 


§1* 

«    -  " 

jjsi3.S 

c  o  c 

2'C  - 

^a  „ 

O  C 

tfí  oo  — 

^  >>  u 
u 

co 


•5  E 

o'.»  S 
•r  ^  o 
■  O.  M-O  .03 

^  »  -  o  ;£  .2 

•  *  5  -  J  a 

l-á        0  *  c- 

«1        o  —  w 

ü  oí  u  S  W  W 

2  o  «  g  sSi2 


■ss 

•-  w 

.03 
«O 


j  rt  S 


^ítíM'Ii>»3,„  tu"1 


o  . 

0>-5  _l 

ec     d  o 


01  HJ 


f  =3 

>  5S 


00  ; 


N  <  00  § 
tí*  10 


E 

Q.2 

■ 

tM  *>  . 
—  C  M 
'  O  IN 
00  U  -i 
M 


°  »  - 


o  >-  X 
c  »¡ 


o  'S 

|  ES 

S.9S 

00  ü  k  5 
t-  .t  g 

4  s 


APENDICE 


287 


2  » 


5,  & 


o  2  ü 

w  S'~  „  U-S 


5  « 


« >  -5 
«  ,  a 
w,5    s « 


3 


<  2 


•3    "    «¡ra  '"g*'|«-c& 
o    a  .  S  .    "  2  -g  "S  I  2  u  « 

S     S2  =  *<5S  2«J  SH--  8w| ¿w»  S^»v<  «ra?  >  SEssw5«wgs  o  j¡ 

■  OT  r  o     En         O       ..CHW  c      t.<¡     PSjs     -irt      c      xra  <        E-i     W  3 

oc     o     ro        ^  t*  i-wo  oo        t-        t-        ift^p        fio*  w 

t~coco        ia     Cu     ■f  co        co        so        e««        «Mn     c-j  ~ 


288  APENDICE 


la 

C 

<E 


0)  — ■ 

s  8 


o  «J= 
HS  . 

1/3  - 
2  M 

ta  E  s 

£  S| 

H  o  c 

"*  S 
2  SH 

M 

.  01  i. 
><  3 

g  ■> 
Hgtí 

z£w 

M     •  * 

09  * 

Q  ±  £ 

•ti  1* 


0:= 


«  «i 
3  5 

o  % 


5  ■" 

*  ¡®  P 

"W  »  .  5 

"    -o  o  £ 

>»  es 

C  *  a  B 


«3  .«I  £ 
í  v  es  - 
av  d  ~  c 


gjj  o. 

W  a  S 

2  a-S 
£ 


!05 


< 


03  —  <  3 
2  .  i,  99 

2<  oS 

C      TJ  t- 
<      Oí  i-i 


APENDICE 


289 


290 


APENDICE 


APENDICE 


291 


294 


APENDICE 


INDICE 


Aarón,  175. 

Abdías,  16,  31-34 

Abed-nago,  134 

Abila,  221 

Abrahán,  123 

Abuso  de  profecía,  258 

Acab,  16,  19,  141 

Falso  profeta,  117,  133 

Acaba.  Golfo  de,  52 

Acaz.  57-69,  73.  76,  135,  199. 

70,  77. 
Accio,  273. 
Acmetha,  155. 
Acra,  236.  242.  253. 
Acrabatene.  246. 
Acre,  273. 

Acusación  por  Isaías,  72. 
Adivinos,  81,  109,  101. 
Adonías,  281. 

Adoración  al  cielo.  76.  81,  101. 
Adramelec.  84. 
Adulterio,  206. 
Adúlteros,  191. 
Afee,  24. 

Afrenta  al  Sumo  Sacerdote. 
224. 

Agáthocles,  221. 
Aggeo.  147,  155. 
Aguila  de  Herodes,  276. 
Agio,  185. 

Agorero.  64.  81.  109. 
Aguila  romana.  276. 
AÍiava.  177. 
Abías.  32. 
Abicam,  121. 
Ahimiti  de  Asdod,  92. 
Ahrimán,   141,  1%. 
Ahuramazda,  152,  196.  _ 
Alciino,  Sutn.  Sac,  157. 
Alcimo,  248.  250,  254. 
Alegría.  148. 
Alejandra,  reina.  262-4. 
Alejandría.  232-3. 
Alejandro  Balas,  256-9. 
Alejandro  Magno,  140-1,  157 
198-202. 

Alejandro.     Efectos   de  su 

obra,  203-5. 
Alejandro,  muerte  de.  206. 
Alejandro.  Sepultura  de,  206. 
Alejandro,  fin  de  su  familia. 

208. 

Alejandro  Janeo,  263,  266. 
Alejandro,    hijo   de  Aristó- 


bulo  269. 
Alejandro,  hijo  de  Mariam- 

ne,  276. 
Alejas,  276. 

Alianza  con  Roma.  252,  260-1. 
Altar,  Dedicación  de,  241. 
Altar  de   Incienso,   148,  231, 
240. 

Altar  de  Bronce,  76. 

Altos,  7.  52.  28.  55,  66-7,  84, 

90.  101.  110.  95. 
Amalecitas,  163. 
Amasias  de  Judá.  28-9,  34-5. 

44. 

Amenazas,  185. 
Ammón  Oasis,  201. 
Amón.  38-9.  102-3,  188. 
Amonitas,  178  ,185,  188,  246. 
Amorreos,  178. 
Amos  profeta,  37-44. 
Amytis.  128. 

Ana.  recibe  a  Jesús,  278. 
Anachotia,  152. 
Anainelec.  84. 
Anatot,  133. 
Andrónico.  228. 
Angeles.  196. 
Aníbal,  221. 

Antígono,  215,  262.  275. 
Antígono  de  Aristóbulo  II. 

269-270. 
Antígono  Conato,  205,  208. 
Antígono,  215. 

Antiguo  Testamento,  Ver- 
siones antiguas  de :  grie- 
gas, latinas,  la  de  Aquila, 
la  Itala,  la  Siriaca,  los  Tar- 
gums,  284. 

Antioco  III,  el  grande,  221 
223. 

Antioco  IV  Kpífanes,  221- 
242. 

Antioco,  carácter  de,  223. 
Antioco  V.  Eupátor,  246. 
Antioco  Sidetes,  261. 
Antioquía.  273. 
Antipas,  266. 

Antipáter,  201.  208.  266.  270. 
276. 

Anttoáter,  hijo  de  Herodes, 
276. 

Antipatris.  273. 
Antonia.  181,  188.  261. 
Antonio.  Marc,  261,  270-1. 
Apeles,  237. 


APENDICE 


Apis,  culto  a,  65. 
Apocalipsis  de  Baruc,  28.3. 
Apolo.  273. 
Apolofanes.  346. 
Apolonio.  222.  239. 
Apóstatas,  238. 
Apries,  Faraón,  134. 
Aquila  .284. 

Arabes  en   Samaría,  92,  134. 

182.  182.  185. 
Arabes  de  Pétrea.  266. 
Arbelia.  201. 
Arca  del  Pacto,  108,  134. 
Archivos,  15,5. 
Aretas,  Arabe.  266-7. 
Arioc.  129. 
Aristóbulo,  140. 
Aristóbulo   I.  261-2. 
Aristóbulo  II.  265-8. 
Aristóbulo  y  Alejandro,  276. 
Aristóbulo,  hijo  de  Herodes. 

275. 

Aristómenes.  221. 
Aristóteles.  196. 
Armenia.  1=2,  239.  244. 
Arquelao,  277. 
Arsinoe.  221. 

Artaierjes    Longimano,  150. 

154,  174-6.  180. 
Artaxias.  239. 
Asaf.  181. 
Ascalón.  266.  273. 
Ascéticos.  186. 
Asdod  o  Azoto.  185,  277. 
Asera.  Templo  de  41-56. 
'Aseras.  90.  101.  106.  109-10. 
Asia  Menor.  221. 
Asideos.  238.  250.  279 
Asiria.  16.  26.  61.  87.  96. 
Asmoneos.  197  237,  257 
Assur,  26. 

Asunción  de  Isaías.  283. 
Asunción  de   Moisés,  283. 
Astarot,  81. 
Astarte.  10.   16,  18. 
Astiles.  136. 
Asurbanipal.  100-1.  123 
Atalía.  4. 

Atalo,  rey  de  Pérsratno.  221 
Atenas.  273. 
Atos.  Península.  159. 
Augusto  César,  273. 
Auranitis.  273. 
Avivamiento.  8,  90.  188 
Ayuno,  170.  177,  179.  181,  188. 
Azarías  o  Uzías,  35. 


Azarías,  246. 
Azoto  o  Asdod,  92. 
Azuri  de  Asdod,  92. 

B. 

Raal.  5,  16,  18-9,  81. 
Babilonia,  136,  152,  177,  180 

201,  205,  221. 
Babilonios,  123,  143. 
Bactria  152.  201,  221. 
Bagozez,  189  . 
Baitho,  215. 
Bajás.  los,  150.  180. 
Balaam.  140. 
Balas,  256. 
Baquides.  250,  252-5. 
Bardes,  150. 
Barsina.  201. 
Baruc,  134-5. 
Basan,  62,  168. 
Batalla  de  Carchemis,  125. 
Batanea,  221,  273. 
Bean,  hijos  de,  246. 
Becerros,  18,  41,  81. 
Beerseba,  40-1. 
Behistún,  Inscripción,  151-3. 
Belsasar.  136-7. 
Belus,  221. 

Ben-Hadad,  8,  26-7,  38. 
Beroso,  141,  151. 
Berytus.  273. 

Bestias  de  Daniel,  200,  204. 

Betbasi.  254. 

Betel,  40-1.  44,  110. 

Bet-Horn.  29. 

Betsur,  240.  242.  246.  256. 

Biblioteca  de  Tolomeo,  211. 

Bibliotecarios,  279. 

Biblus.  273. 

Borsipa,  125. 

Bosora,  246. 

Brahma,  1%. 

Brujos.  109. 

Bubastis,  258. 

Budha,  194-5. 

C. 

Caballos.  65. 

Cabanas.   Véase  Tabernácu- 
los. 

Cafarsalama,  251. 
Calano,  1%. 
Caldeos.  115.  123,  143. 
Calirroe,  276. 
Cambises.  150.  154. 
Canal  del  Nilo  al  Mar  Rojo. 
211. 

Cananeos,  178. 


296 


APENDICE 


Candebec,  260. 
Candelabro,  231,  240. 
Candelero 

Canon  de  las  Escrituras,  91 
193. 

Capadocia,  256. 

Carcheinis,  92.  124-5. 

Caria,  221. 

Caribes.  102. 

Carnero.  204. 

Cartagineses.  150. 

Casander,  208. 

Casafón.  i>46. 

Casidim.  238. 

Casio,  270. 

Casipia.  177. 

Castabaro.  275. 

Castigo  de  los  judíos.  235. 

Castigos,  33,  35,  43. 

Castillo  de  Hircano.  219-20 

Cautiverio   babilónico.  127-8 

Cautiverio  de  Israel,  79. 

Cautiverio  de  Rubén.  Gad  y 

%   Manases.  62. 
Cautiverio  de  Samaría,  92. 
Cautiverio  allende  el  Jordán. 

62,  74. 

Cautivos,  16.  62.  138,  143. 
Celesiria,  221.  239. 
César  Augusto.  273. 
César  Julio.  269-70. 
Cesárea,  273. 
Charidemos,  205. 
Chebar.  río,  131.  137.  112 
Chereas.  246. 
Chios.  273. 

Chipre,  rey  de,  232-3.  263. 

Chitim,  naves  de,  237. 

CHicia,  221. 

Cirene.  221. 

Cineas,  232. 

Cipros,  273. 

Circuncisión,  238. 

Ciro.  127.  136-7.  145.  148.  150, 
154.  196.  141. 

Clementinas  homilías  283. 

Cleopatra,  221. 

Cleopatra  III.  223.  225,  232-3. 
248.  257,  263. 

Colección  de  los  libros  del 
Ant.  Test..  193. 

Conciencia  de  Antioco  Epí- 
fanes.  244. 

Concubinas,  263. 

Condición  de  los  repatria- 
dos. 146. 


Condición  religiosa  al  fin  del 

Ant.  Test.  278. 
Confucio.  194-5. 
Consagración  del  Templo.  87 
Copa  de  la  ira  de  Dios.  125- 
Copistas,  147. 
Correos  de  Persia,  168. 
Craso.  269. 

Crímenes  de  Judá,  40. 
Crímenes  en  Israel,  56. 
Cronología,  Apéndice  vi. 
C.tesías.  151,  162. 
dimano,  233. 
Cúteos,  84.  154. 
Cyaxares.  123.  1 
Cypros.  270. 

Damasco  26.  39,  45,  61,  75. 
221.  273. 
Dan,  40-1. 

Daniel    y    sus  compañeros 

118.  127.  129.  140,  144.  198. 
Daniel,  profecías  cumplidas 

200.  203-4.  207.  212.  221,  237. 

270.  284-5. 
Daniel.     Interpretación  de 

245. 

Darío   Histaspes.   136-7,  141 

144.  150-5.  168.  201. 
Darío  Noto.  150.  188. 
Datbema.  244.  246. 
David.  45. 
Decimio  Cayo,  283. 
Decreto  de  Medos  y  Persas. 

170. 

Dedicación  del  Altar  y  del 

Templo,  241. 
Dedicación  del  muro,  188. 
Demetrio.  222.  249-50.  256-7. 
Demetrio  Soter,  256-7. 
Deportaciones.  135. 
Desmoralización    del  Siini. 
Sacerdocio.  217. 
Desterrados,   dónde  fueron 

137. 

Destrozos  de  los  judíos,  por 

Ant.  Epíf.  236. 
Destrucción     de  Rabilonia 

136. 

Destrucción  del  ejército  de 

Sennaquerib,  98. 
Destrucción     de  Jerusalén 

por  Nabucodonosor,  134. 
Destrucción  de  Nínive,  123. 
Destrucción  de  Samaría.  79. 
Día   de    lehová.   15,  33,  43 

114. 


AVENDICE 


297 


Día  de  Reposo  .188,  209.  238. 
253. 

Diadocos,  207-9. 
Diezmos,  188. 

Diez  tribus  llevadas  cauti- 
vas. 79.  137. 

Diez  tribus  llevadas  cauti- 
vas. ¿  Dónde  ?  82-3. 

Dioses  falsos.  34,  84. 

Dioses  regionales.  141. 

Dios,  rey  de  Israel,  65. 

Disgusto  de  los  soldados  de 
Israel,  29. 

Dispersión,  .tierras  de.  137. 

División  del  imperio  de  Ale- 
jandro, 207-8. 

Divorcio,  191. 

Dositeo.  258. 

Dualistas,  141. 

Dura,  imagen  en.  134. 

Ecbatana.  136-7.  155,  180.  201. 

Eclesiástico,  216. 

Edificios  de  Herodes.  273. 

Edom  o  Idumea.  16.  26.  29- 
33.  38-9. 

Egipcios,  16.  178.  198. 

Egipto,  16.  65.  100.  134.  136. 
150.  221. 

Egipto.  Invasión  de.  por 
Ant.  Epif..  229-233. 

Egipto.  Templo  en.  189. 

Egipto  vencida.  134. 

Egipto  siempre  enemiga.  65. 

Elat.  52.  68. 

Eleasar,  157.  210.  212-3.  261. 
Eleasar,  Averón.  246. 
Eleasar  mártir.  237-8. 
Elefantes.  221. 
Elefantina.  189. 
Eliacim.  120.  131-2. 
Elias.  8.  25. 

Elias  ib.  157.  175.  183.  188.  209. 
Elimaida.  221.  244. 
El  i  seo.  23-7. 

Embajada  de  Merodac  Bala- 
dan.  94. 

Enemigos  que  Joel  mencio- 
na. 16. 

Enoc.  libros  de.  283. 

Eoicuro.  196. 

Errores  de  los  escribas  y  fa- 
riseos, 280. 
Esarhaddón.  100. 
Escarmiento  para  Israel,  42 
Esauro,  267,  269. 
Escitas.  102.  123.  201. 


Esclavos.  14.  16.  32,  41-3,  239. 
Escopas,  221. 
E  ser  ibas.  175.  279. 
Escrituras,  canon  de.  91. 
Escrituras,  véase  Ley 
Escrituras  destruidas  y  re- 
cobradas. 238. 
Esenios.  283. 

Esdras.  137.  145,  147,  150,  156. 

174-9.  188. 
Esparta.  273. 

Esperanza  del   Mesías.  139. 
Espiritas.  73.  81,  101,  109. 
Estanque  de  Ezequías.  95. 
Ester.  150.  158-174. 
Estrabón.  102. 

Estrellas,  culto  a,  75.  81.  101. 
Etiopía.  150. 

Eufrates.  124.  133,  136.  155. 
Euleo.  231. 
Eumenes,  222. 

Evangelios  de  los  Doce 
Apóstoles,  de  Barnabas.  de 
Bartolomé,  de  los  ebioni- 
tas.  de  los  egipcios  y  de 
Pedro,  283. 

Evil  Merodac.  135-6. 

Exactor.  222.  224. 

Excomunión.  179. 

Ezequías.  78.  86-7.  90-3.  86. 

Ezequías  y  Sennaquerib.  97 
99. 

Ezequiel   118.  130-2,  135. 
F. 

Eaceaia  o  Eacee  de  Israel. 
63. 

Ealange,  205. 

Falsos  profetas  Hananítfs. 
Semaías.  Acab  y  Sedecías 
133. 

Eama  de  Herodes.  272-3. 
Familias  de  Herodes.  266. 
Faraones.  87.  100.  124. 
Fariseos.  215.  238.  261.  263-4. 

267.  279. 
Easaelo.  270.  273.  277. 
Felipe  de  Macedón.  201. 
Felipe  V.  221. 

Felipe   de    Frigia.  Goberna- 
dor de  lerusalén.  231. 
Fenicia.  221.  246 
Fenicios.  16.  75,  94. 
Fereceos.  178. 
Feroras.  270.  276. 
Fiestas.  188.  141. 
Fiesta  dí  Pul  y  los  reyes.  75 


298 


APENDICE 


Filetero,  208. 
Filipo,  246-7. 

Filisteos,  75,  94,  185,  188. 
Filón  Judío,  140,  199,  283-4. 
Filosofía  de  Sócrates,  196. 
Filosofía  de  Platón,  194,  196. 
Filosofía  griega,  140. 
Finees,  175. 

Fortalezas  de  Herodes,  273. 
Frigia,  221. 
Fuego,  196,  241. 

G. 

Gabinio,  269. 

Gabriel.  144,  204. 

Gad  tribu,  62,  74. 

Gadara,  221. 

Galaad,  74,  346,  263. 

Galilea,  74.  262,  270.  277. 

Ganges  201. 

Gangamelia.  201. 

Garizim,    Templo,    157,  197, 

209,  261. 
Garizim,  de  lúpiter-Helénico, 

236. 

Gasmu  o  Gesem,  182. 

Gat,  Hazael  la  toma,  12,  114. 

Gautama  Budha.  194,  196. 

Gaza.  38,  75,  92,  221,  266. 

Gazara,  246. 

Gcdelías,  134. 

Gehena  Hinnom,  108. 

Gemara,  279. 

Gezer,  65. 

Gilgal.  40,  74. 

Gnósticos,  283. 

Gog  y  Magog  Escitas,  102. 

Gomates,  mago  falso  Stner- 

•dis,  150,  154. 
Gorgias.  239,  246. 
Gozan,  río,  135. 
Gran   Sinagoga,  193. 
Grecia.  150,  160. 
Griegos,  reyes  de  Egipto,  107 
Griegos,  reyes  de  Siria,  197. 
Habacuc,  115. 
Hadad  de  Edom.  64-5. 
Hala  y  Habor,  135. 
Hallazgo  de  la  Ley,  108. 
Haman.  137,  163-73. 
Hamat.  45. 
Hananeel.  275. 
Hanani,  188. 
Hananías.  117,  133. 
Hanno.  75,  92. 
Hazael.  8.  12-3,  25. 
Hebrón.  242. 


Hechiceros,  64,  81,  101,  109. 
Helesponto,  159.  201. 
Heliodoro,  222-3. 
Heliópolis,  Templo  en,  258. 
Hércules,  207. 
Heráclides,  256. 
Herodes  Antipas,  277. 
Herodes  Grande.  197,  270-7. 
Herodes.    Ultimas  órdenes 
de.  277. 

Herodes,  Historia  de,  por 
Nicolás  de  Damasco,  284. 

Herodes  mata  a  Antígono 
Aristóbulo,  José,  Hircano 
II  Sohema,  Mariamne, 
Alejandra  y  Castabaro,  275. 

Herodianos.  282. 

Herodium.  273. 

Heródoto.  102.  151,  157,  159. 
162,  170. 

Hesiodo,  102. 

Héteos.  92,  178. 

Hezequías,  bandido,  270. 

Hijos  quemados,  67,  81,  84. 
101. 

Hilcías.  107,  116. 
Hinnom.  valle  de  101,  109 
Hipódromo,  277. 
Hiram,  61. 
Hircano,  219-20. 
Hircano  luán,  261.  266. 
Hircano  II.  264-70,  275. 
Hofra  Faraón,  133. 
Horca  de  Hamán,  171. 
Hostilio,  Cayo,  233. 
Huida  profetisa,  107-8. 
I. 

Iconoclasta.  90.  105. 
Idolatría.  142,  225. 
Idumea,  277. 

ldumea  o  Edom  en  tiempo 

de  Cristo,  135,  243. 
Idumeos,  16,  30.  246,  261,  266 
Incienso,  60. 

Independencia.  197.  259-69 
India.  201. 
Infierno.  109. 

Inmortalidad  del  alma,  1%. 
Inscripciones,  21,  26.  61,  75 

78-80,  92,  94-5,   100-1,  134. 

152-3,  135,  137,  151,  189,  220. 
Interpretaciones   de  Daniel. 

245. 

Invasiones    de  Senaquerib 

95. 

Invasiones  de  Ant    Epíf.  en 


APENDICE 


299 


Egipto.  229-33. 
Ipso,  batalla,  207-9. 
Isaías,  64-5,  71-4,  144 
Isis  Bubastis,  258. 
Ismael,  134. 
Israel,  38-9,  41,  81,  101. 
Israel  llevado  cautivo,  78. 
Issos,  batalla,  201. 
Itala,  284. 
Itamar.  280. 

/• 

Taddua,  209. 
Jambrianos,  253. 
Jamnia,  277. 
Jason,  224-5.  227-31. 
Jehú  y  su  dinastía,  8,  17-22, 
16. 

Jenofonte.  151,  168,  170. 

Jeremías.  31,  116,  125. 

Jeremías,  primeras  profe- 
cías. 131. 

Jeremías  antes  de  la  batalla 
de  Carchemís,  121. 

Jeremías  y  los  recabitas,  126. 

Jerjes,  150,  158-63,  172-4. 

Jeroboam,  110. 

jerusalén,   155,  188. 

Jerusalén  sitiada,  261,  271. 

Jerusalén  destruida  por  Na- 
bucodonosor,  134. 

Jerusalén  tomada  por  Jasón 
230. 

Jerusalén  tomada  por  Pom- 

peyo.  269. 
Jerusalén  tributaria  a  Roma  • 

269. 

Jerusalén,  vuelta  a  ella,  145-6 
Jesua.  148,  155,  157 
Jesús  y  Jonás,  48. 
Jesús  o  Josué,  209. 
Jezar,  246. 
Joacaz,  8,  17,  21-2. 
Joacaz  de  Tuda,  118-9.  124,  135 
Joacim,   120,   122,   124-5,  127 
130. 

Joaquín.  130.  135-7,  161 
Joas  de  Judá,  4-6,  9-13 
Joas,  17,  23-7,  35 
Joel,  14-5. 
Johanan,  134 
Joiacim,  130. 
Joíacim  Sum.  Sac,  157. 
Joiada,  4-7,  9,  157. 
Joiarib.  suerte  de,  256. 
Jonás,  46-51. 
Jonatán.  Sum.  Sac,  256. 


fonatán,  157,  188-9,  246,  253 
256  259. 

Jope,  226. 

José,  246,  270,  275. 

José  II  de  Tobías,  218 

José  III  de  Antipáter,  275 

Tosefo,  181,  198,  209,  221-2 
238.  273,  284. 

Josías,  104-113. 

Josué,  19. 

Jotam  en  Judá,  66. 

Juan  el  Bautista,  278. 

Juan  Hircano,  Sum.  Sac. 
260-6. 

luán  Macabeo,  209. 

judá,  38-40,  70-1. 

Judá  y  Senaquerib,  95. 

Judá  Hacados  hizo  la  Mis- 
na,  214. 

Judas  Macabeo,  157,  238-52. 

judas  Macabeo,  hijo  de  Jo- 
natán, 260. 

Judea,  destrozos  en,  221,  277. 

judíos   bajo    los   Persas  y 

Alejandro,  198-209. 

Judíos  bajo  los  romanos 
269-278. 

Judíos  bajo  los  sirios,  221- 
237. 

Judíos  bajo  los  Tolomeos  de 
Egipto,  210-220. 

Judíos  han  dañado  la  reli- 
gión, 195. 

Judíos,  condición  religiosa 
278. 

Judíos,  ventajas  y  desventa- 
jas, 169. 

Judíos  tratados  por  enemi- 
gos, 185. 

Judíos  y  Hamán,  164,  167. 
170,  172. 

Judíos  de  Alejandría,  221. 

Judíos,  el  nombre  de,  145. 

Judíos,  no  vuelven  a  ídolos 
142. 

Judíos,  influencia  de  cauti- 
vos, 140. 

Judíos,  perseguidos  fuera  del 
país,  242. 

Judíos,  sus  intrigas,  187. 

Judíos  y  juegos  griegos,  242 
273. 

Júpiter  Olimpio,  templo,  236. 
lúpiter  Helénico,  236. 
K. 

Karkar,  batalla,  92. 


300 


APENDICE 


Karma,  196. 
Kermansha,  152. 
Laborosoarchod.  136. 
Lamentaciones,  134,  143,  175. 
Langostas,  14. 
Lao  Tsze,  194,  196. 
Laodice,  256. 

Lecciones  sobre  Israel.  81. 
Lectura  pública  de  la  Biblia 
188. 

Lenas  Cayo  Popilio,  233. 
Leneo,  226. 

Leopardo.  Alejandro  como 
20. 

Lepidus.  M.  Emilius,  221. 
Lepra  de  LTsías,  59. 
Levantamiento  de  Macabeos 

238. 

Ley,  libro  hallado  5,  108. 
Ley,  libro  destruido,  236. 
Ley  obedecida,  278. 
Libros  de  la  Vuelta.  147. 
Libya.  221. 
Licia.  221. 

Licor  embriagante.  196. 
Lidia,  136. 

Liga  contra  el  asirio,  94. 
Liga  con  Roma.  252. 
Lisias,  239.  246. 
Lisimaco.  208,  228. 
Literatura  Judia.  284. 
Lugares  Santo  y  Santísimo. 

Véase  Santuario,  221. 
LXX    Versión    griega  det 

Ant.  Test.,  213. 

M. 

Macabeos  se  levantan,  237-8. 
Véanse  Judas,  Jonatán  y 
Simón. 

Macabeos  Asmoneos,  237. 
Macabeos,  libro  de,  238,  251 
284. 

Macabeos.  nombre  de,  238. 
Macho  cabrío,  204. 
Magia,  194. 
Magogescitas,  102. 
Magnesia,  221. 
Magos.  140,  274. 
Malaquías,  147.  190-1 
Malearte,  225 

Manasés,  62,  99-101.  157,  209 
Manasés.  media  tribu,  62,  74 
M  andamientos,  1%. 
Maqued,  246. 
Maratón,  150,  159. 
Mardoqueo,  151-174. 


Margiana.  152. 
María,  145. 
María  y  José,  278. 
Mariamne,  270,  275. 
Martín,  verano  de  San,  45. 
Matan,  5. 
Matanías.  130. 
Matanzas  de  Heredes,  275. 
Matatías.  237. 
Matatías,  sus  hijos,  237. 
Matrimonios    mixtos,  178-9 
188 

Mazpa.  239-246. 
Mauro  Felipe,  242. 
Medeba.  253. 
Media.  152. 
Madine.  126. 
Medos.  123.  134. 
Medos  y  persas.  141. 
Médiums.  101. 
Meguido,  112. 
Memucán.  159. 
Menahén.  17. 

Menahen  de  Israel,  61-2,  135. 
Menelao.   traición,    157.  191. 

208,  227-8.  245-7. 
Merodac  Baladán,  87.  94. 
Mesa  de  la  Pronosición,  241. 
Mesach.  134. 

Mesiánicas  profecías,  144. 
Mesías,  esperanzas  de,  139. 
Mesopotamia.  137,  221. 
Mezcla  de  la  gente.  179. 
.  Mícalo.  150.  159-60. 
Micmás.  255. 

Milagro  de  la  sombra  en  el 

reloj.  93. 
Milcíades.  159. 
Miqueas.  64. 
Misna.  214.  279. 
Mispa,  134. 

Moab.  38-9.  178.  188,  263. 
Moisés.  90. 
Moloc.  109. 

Monumentos,  informes  de 
21.  26.  61.  75.  92,  95,  100-1. 
134,  152-3.  189. 

Muerte  de  Herodes  I,  277. 

Muros,  182-7. 

Murray's  Handbook,  220. 

Miuseo  de  Tolomeo,  211. 

Naamán,  141. 

Nabateos.  243.  253. 

Nabonadio,  135. 

Nabopolasar,  123. 


APENDICE 


301 


Nabucodonosor,  124,  126.  133- 

136.  141. 
Nabucodonosor,  sucesores 

de,  136. 

Naciones  vecinas  de  Israel 
39. 

Nahum.  114-5,  123. 
Nasi.  214. 

Nebuzaradán,  134-5. 

Necao  Faraón,  101,  112,  119- 

125.  130,  135. 
Nehemías.  147,  150,  154,  156 

175,  180-8. 
Nehustán.  90. 
Nergal.  84. 
Neriglissar,  136-7. 
Nicanor.  236.  239,  244,  250-1. 
Nicolás  de  Damasco,  284. 
Nicomedes.  208. 
Nicópolis.  273. 
Nilo,  233. 

Nínive  Asiria,  114.  120. 
Nínive  destruida,  51,  61.  120 
123. 

Ninivitas,  50,  141. 
Niños  destetados,  90. 
Nirvana,  196. 

Norte,  el  del  Escita  o  Gog 

15-6. 
Nubia.  150. 

Nuevo  Israel.  82,  116. 
O. 

Oasis  de  Amón,  201. 

Obelisco  negro,  21. 

Obeliscos.  90. 

Ocozías.  4. 

Octaviano.  271. 

Odas  v  Salterio  de  Salomón, 
282.  ' 

Oded  proteta,  69. 

Omri,  26. 

Oníades.  218.  220. 

Onías  I.  157,  209. 

Onías  II.  157.  218. 

Onías  III.  157,  222,  228. 

Onías  IV.  248,  258. 

Onías  y  el  Templo  en  Egip- 
to. 258. 

Opresores.   186,  191. 

Oración  de  Esdras,  188. 

Oración  de  Ezequías,  93,  98. 

Oración  de  Manases,  101. 

Orgullo  de  los  judíos.  138-9. 

Ormuzd,  141,  152,  1%. 

Oseas,  19. 

Oseas  profeta,  54-6. 


Oseas,  rey  de  Israel,  63,  75 

79.  135. 
Ozías,  35,  45. 

P. 

Padi  de  Ecrón,  94-5. 
Palacio  de   Herodes  en  Je- 

rusalén,  273. 
Paneas,  batalla  de,  221. 
Panias,  273. 
Papiros,  189. 
Parábola  del  Cedro,  35. 
Parmenio,  198. 
Parsis,  283. 
Partía,  152,  201. 
Partos,  261,  269,  275. 
Párvulos  en  el  Templo,  90. 
Pascua  de  Ezequías.  89. 
Pascua  de  Josías,  111. 
Pascua  de  los  de  la  Vuelta 

155. 

Patriarcas,    Testamento  de 

los  Doce.  283. 
Paz  con  Siria,  247. 
Peka,    batalla    contra  Acaz, 

68,  73. 

Peka  o  Pekabía,  o  Faceía  de 
Israel.  63,  68,  75,  135. 

Pelusa,  229,  232. 

Pentateuco  Samaritano,  85. 

Perea,  277. 

Pérdiccas,  206. 

Perfidia  de  Faraón,  92. 

Pérsramo,  221-2,  256. 

Perjuros,  191. 

Persas,  reyes  de,  150. 

Persas,  rebelaron,  239. 

Persépolis,  181,  201. 

Persia,  dominio  en  Israel 
150-2,  156,  184,  187-8. 

Persia,  su  extensión,  137,  159 

Pétrea,  266. 

Pez  de  Jonás,  48. 

Piedra  moabita,  109. 

Pilatos,  279. 

Pitágoras.  140. 

Plaga.  244,  254. 

Platea,  150,  159-60. 

Platón.  140,  196. 

Plinio.  283. 

Pobladores  de  Samaría,  80 
84. 

Pobres  oprimidos,  186. 
Poliandria,  102. 
Pompeyo,  197,  267-70. 
Pompeyo  entra  en  el  Santua- 
rio, 269. 


302 


APENDICE 


Popilio,  233. 

Potencias   mundanas   e  Is- 
rael, 65. 
Primicias,  188. 

Profanación  del  Templo  por 

Ant.  Epif.,  231. 
Profecías  cumplidas  por  Jo- 

sías,  110. 
PROFECIAS  DE  DANIEL 

CUMPLIDAS 


2:31-43   200 

7:2-26   20C 

8:3-25   200 

11:1-12:1   200 

11:1-5   204 

11:4   207 

11:6-9   212 

11  :10-19   221 

11:20-32   237 

11:33-35   !  270 

11:36-12:13   285 


Profetas  con  Josías.  113. 
Profetas  falsos,  64,  117,  121  ^ 
Profetas  y  las  potencias,  65. 
Proverbios,  91. 
Providencial  preparación, 
194. 

Providencia    en    las  nacio- 
nes. 26. 
Puertas  Caspias,  201. 
Pul.     Pulu,  Tiglat-Pilesar 
61-2,  68.  74. 
Pur,  165. 
Purim,  173. 

Q. 

Queman  a  sus  hijos,  67.  101 
2  Rey.  17:17. 

R. 

Rabsaces,  mensaje,  96. 
Rabsaris.  95-6. 
Rafia,  batalla  de,  92,  221. 
Rahab,  141. 
Raman  nirari.  26. 
Rawlinson,  153,  168. 
Razis,  251. 
Recabitas,  126. 
Recogniciones.  293. 
Redención,  188. 
Reflexiones  sobre  Israel,  81 
Reformas  por  Ezequías.  90. 
Reformas    por   Josías,  106 
118. 

Reino  dividido,  86. 

Reinos  grandes  paganos,  la 

Providencia  y  su  propósito 

en  ellos,  26. 


Relaciones,  las.  5,  196. 

Religión.  Antioco  Epif.  qui- 
so destruirla,  234. 

Religión  de  Budha,  Confu- 
cio,  Lao  Tsze  y  Zoroastro 
196. 

Religión     griega  impuesta 

por  Ant.  Épífanes,  234,  237. 
Religión  sufre  a  las  manos 

de  los  judíos,  195. 
Religiones  mundanas,  196. 
Religioso,  el  más.  Acaz,  77 
Repatriados   del  Cautiverio 

146-9.  177. 
Resurrección  de  un  muerto 

25. 

Revoluciones    en,  Siria,  249 

256. 

Rezín.  61.  68,  75. 

Ricos.  186. 

Rinsonun.  233. 

Riquezas  del  enemigo,  239. 

Ritos  Griegos,  235-7. 

Rodas.  237. 

Rollo  de  Jeremías,  125. 
Roma.  252. 
Romanos.  221.  261. 
Roxana.  201.  206. 
Rubén.  62,  74. 
Rut.  141. 

S. 

Sabiduría  de  Salomón,  215. 
Sacerdotes  impíos.  88. 
Sacerdotes  de  Baal.  Matan 

5-6. 

Sacrilegio  de  Ant.  Epif.,  230. 
Sadoc,  200. 

Sadrach  y  compañeros,  134. 
Saduceos.  213,  215.  238,  261-5 

280-1. 
Safan.  108. 
Saerartia.  153. 
Sakyamuni.  194.  196. 
Sálamis,  150,  159-60. 
Salmanasar.  21.  26.  79. 
Salmos  de  David  88.  91.  138. 
Salomé,   hermana   de  Hero- 
des.  270-7. 
Salomón,  5,  65,  109. 
Salomón.  Salterio  de,  283. 
Salum.  17,  58.  135. 
Salvador  un.  22.  45. 
Sal,  Valle  de,  30. 
Samaría.  221,  239.  277. 
Samaría  destruida   por  Sal- 


APENDICE 


303 


manasar  IV,  79-80,  84,  92 
135. 

Samaría  destruida  por  Juan 
Hircano,  261. 

Samaría,  Sargón  mete  gentes 

en,  80,  92,  96.  182. 
Samaritanos.  50,  57,  79,  80 

148-9,  154,  185,  187. 
Samaritanos,  Templo  de,  198 

261. 
Sameas,  270. 
Samético.  100,  102. 
Samuel,  90. 

Sanbalat,  182-5,  188-9,  209. 
Sanedrín,  214,  221,  264-270,  277 
Santuario  ,76.  221,  231.  240. 
Sargón  79.  80.  84.  87,  92,  137 
12. 

Sarona,  53. 
Sasbasar,  .145. 

Sátrapas,   150.    158,   174.  176 

181. 
Sebaste  273. 
Secanías,  179. 
Secuestro,  179. 
Sedecías,  falso  profeta.  117 

133. 

Sedecías.  rey.  130,  132-5. 
Séfela,  70. 
Seir,  34. 

Sela,  peña  de,  30. 

Seleuco  Nicator,  208. 

Seleuco  Calínico,  221. 

Seleuco  III  Cerauno  (Tro- 
nador), 221. 

Seleuco  Filopátor  IV,  222-4 
249. 

Semeías,  falso  profeta,  117 
133 

Senaquerib,  75,  87,  89,  100,  135. 

Separatistas,  279. 

Senado  romano.  221.  233.  249 

256,  271. 
Septuaginta,  213. 
Seraías,  133. 
Serón,  239. 

Serpiente  de  Bronce.  90. 
Setenta  años.  125,  128.  139. 
Setenta  semanas.  140.  144. 
Setenta   traductores  griegos 

del  Ant.  Test..  213. 
Sibilinos  los.  283. 
Sidón,  16,  26,  221,  246,  273. 
Simeón,  tribu,  243. 
Simón  el  Justo,  157,  193. 


Simón  que  recibió  a  Jesús 
278. 

Simón  II,  157,  220. 
Simón  Benjamita,  222. 
Simón  Macabeo,  246,  253,  260. 
Sinagoga  , lectura  en,  238. 
Siria,  16,  256,  269. 
Siria,  Judíos  bajo,  221-257. 
Siria,  paz,  con,  247. 
Siria,  revoluciones  de,  249. 
Sirios,  24,  261,  270. 
Sisac,  26,  64,  135,  216. 
Sixto  César,  270. 
Smerdis  falso,  150,  154. 
Smerdis  verdadero,  150. 
So,  Seve,  Sabaco,  87,  92. 
Sócrates,  194.  196,  206. 
Sodomitas,  105. 
Sofonías.  114. 
Sogdiana.  201,  150. 
Sogdiano.  150,  201. 
Sohemo,  275. 

Sol,  imágenes  del,  106,  109. 
Stanley,  220. 

Sucesores    de    Alejandro  o 

Diadocos,  207-9. 
Suicidio,  196. 

Sumo  Sacerdote,  afrenta  al 
224. 

Sumos  sacerdotes,  156-7,  217. 
Sumos  Asmoneos,  256-7. 
Susa,  137,  161,  201. 
Susán.  159,  172,  180. 
Susiana,  152. 

T. 

Tabe.  244. 

Tahpanes,  115,  134. 

Talmud  y  Targum,  145,  279 
284. 

Tanaim,  214. 

Tartac,  84. 

Tartán,  92. 

Tatnai,  155. 

Tecoa,  37,  253. 

Templo  6,  8,  16,  88,  116. 

Templo  de  Asora,  56. 

Templo  de  Baal,  5. 

Templo  de  Júpiter  Olímpi- 
co, 237. 

Templo  de  Júpiter  Helénico 
237. 

Templo  en  Egipto,  189. 
Templo,  gloria  del,  155. 
Templo  incendiado,  135,  128. 
Templo  reconsagrado,  87-8. 


304 


APENDICE 


Templo  reedificado,  148. 

Templo  reparado,  107. 

Templo  reparado  por  Here- 
des, 272. 

Templo  restaurado.  240. 

Templo,  robo  del,  228. 

Templo  despojado  por  Craso 
269. 

Templo  Samaritano,  198. 

Templo  en  Garizim,  destrui- 
do, 261. 

Templo,  segundo,  107. 

Templo   saqueado.  130. 

Templo  violado  por  Ant. 
Epíf.,  230. 

Termopilas  .221. 

Tierra  de  Gad,  Galaad,  Ru- 
bén y  %   de  Manases,  8 

Tiglat  Pileser.  o  Pul,  Pulu 
61-2.  74-5,  135. 

Tesalónica,  208. 

Tigris.  137,  137%. 

Timoteo,  244.  246. 

Tirhaca,  87.  100. 

Tiro,  15,  26,  38-9,  94,  133,  201 
246,  273. 

Tiro,  sitiada  13  años  134. 

Testamentos  de  Abrahán 
283. 

Testamentos  de  Adán.  283. 
Testamentos    de    los  Doce 

Patriarcas,  283. 
Testamentos  de  Job,  283. 
Tob.  246. 

Tobíades.  218-222.  226.  238. 
Tobías,  182-5.  188.  214.  218. 
Tofet.  Topbet.  101.  109. 
Tolemaida.  246  .256. 
Tolomeo  entenado  de  Jona- 

tán.  260-1. 
Tolomeo  Euérgetes,  232. 
Tolomeo  IV  Filopátor,  221. 
Tolomeo  Filometor  VI,  223 

231  248. 
Tolomeo    Filadelfo   II,  211 

213 

Tolomeo  Soter  I,  208-9.  211. 
Tolomeo    Macrón,   236,  239 
246. 

Tolomeo  III,  218. 


Tolomeo  V  Epífanes,  221. 
Tolomeo  VII  Fiscón,  232. 
Torre  Antonia,   Baris  Stra- 

tonis,  259. 
Traconitis.  273. 
Tradiciones,  214.  279. 
Traficantes   en   esclavos,  16. 

32. 

Tregeles.  245. 

Tribus  de  Gad.  Rubén  y  % 
Manasés  Cautivadas.  74-5 
135.    Véase  Diez 

Tributos  a  Siria,  260. 

Trifón.  259-61. 

Trípoli.  249.  273. 

Tristram,  220. 

Triunfo  de  Pompeyo,  269. 
U. 

Ulatha,  273. 

Unión  del  oficio  civil  y  reli- 
gioso, 261. 

Urías  profeta,  muerto  por 
Joacim,  121-2. 

Urías  sum.  sac,  76,  88. 

Uzías,  35.  45.  52-3,  59-60. 
V. 

Varo,  276. 

Vasti,  150.  158. 

Versión  griega  de  los  LXX 
o.  Setenta,  213. 

Versión  de  los  escenios,  Si- 
maco  y  Teodoción,  283. 

Versiones  de  los  judíos,  284. 

Vid  de  Oro  del  Templo.  268. 

Vuelta  a  la  Palestina,  145. 
Y. 

Vamani,  92. 
Vaxartes,   río,  201. 

Z. 

Zabulón,  175. 
Zacarías  profeta,  10-3,  17. 
Zacarías  profeta  II,  147,  150 
155. 

Zacarías  rey,  57. 
Zacarías   sacerdote,  278. 
Zadoc.  175.  281. 
Zenadoras.  273. 
Zenón,  195. 
Zeres.  171. 
Zoroastro.  150.  1%. 
Zorobabel,  137.  145.  148.  155-6