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Full text of "Historia y descubrimiento del Rio de la Plata y Paraguay"

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HimiA Y DESCUBRIÜIEKTO 



DEL 



RIO DE LA PLATA 



FJ^TtJ^<3rTTjÉi^l¿r 



POR 



ULDÉRICC SOHMIDEL 



Con una introducción y observaciones critictis. 



POR 



M. A. P. 



BUENOS AIRES 

Impronta y Lil)rerla de JIato, calK» Perú 115 



ISTRIIDICCIIIN 



! loa lugares y uocíomoé J 



La empresa do don Pedro de Mendoza es la qufi i^ 

ció ei porlodo colonial en el Rio de la Plata dft 'ina raa- i 
ñera permanente. Las espedicioiies anteriores de Solía 

i'nlSOSyon 1515, de Oabotoy Oiiidaen 1526? 1527, i 

-eran vinjus de desoubiei'ta ú fisiíloracjoiifís destina- i 

das A indagar Li naturaleza del sfielo A el curso (le los I 

t^randes rios siiWBiuguna mira ñindan)ental de coló- ¡ 

niaacion. m ] 

De toi.l:is (ístas esijedicioníw la que mas se Iiabia ade- ) 

lantadü i'u sus i'üconoeitnieiitoa era la do Sebastian ) 

Gabotü, que navegaiulo por los rios Paraná y Paraguay i 
. alcanzó hasta la emliocadura dei Bermejo en los 27"^' 
1^ latitud avistrat^ desde cuya embocadura, después de 
«borla reconocido, habiarpgre8adova.íu-sta\'jeí6.''í&- i 
lafia, dejjando un establednivenUí AftAlt» aiAiXa^»?.»- 



4 BIBLIOTECA ARGENTINA 

el' fuerte del Espíritu Santo, fundado antes de su ex- 
ploración rio arriba, en las n)árgenes del Carcarañá. 

Esta fortaleza, abandonada en los desiertos de Amé- 
rica sin ningún género de protección y sin medios 
propios de mantenimiento, estaba espuesta á perecer, 
y pereció asaltada por los indios timbús; y los (juc no 
murieron de su valerosa guarnición quedaron cautivos 
ó huyeron hasta encontrar un refugio en la colonia 
portuguesa de San Vicente. 

Desde 1527 trascurrieron varios años sin que ninguna 
vela, niespcdicion europea volviese íi visitar estas re- 
giones. 

Sin embargo, la idea de colonizar y dar ensanche á 
los descubriinientos iniciados se agit¿iba en la corte do 
rT'póhiéiidose en servicio de esta idea no solo un 
capital fu(3rte romo se requeria, sino también el pres- 
tijioy el favor de un honibre como don Pedro de Men- 
doza, querido y agraciado del Emperador. 

Con la espedicion de este caballero, que obtuvo el 
nombramiento de primor Adelantado del Rio de la Plata 
se da principio al período colonial argentino en 1535. 

En esta grande empresa, que constaba de 2500 per- 
sonas entre gentes de gobierno y tropas que conduelan 
catorce grandes y bien provistos navios, venía en clase 
de soldado el alemán Uldérico Schmidel, hombre do 
admirable ft^rtaleza de ánimo y de no vulgar inteli- 
gencia. 

Muchos hombres rodeaban á Mendoza de mas apéi- 
riencia y lustre que nuestro historiador, pero á él le 
cupo la gloria de describir primero que otro alguno las 
peripecias y contrastes de aquella dramática epopeya 
cuna y origen de la familia argentina. 



INTR0DÜC(5I0N 5 

Hízolo con pluma sobria, razón clara y el raas exacto 
colorido. 

Sirven de tema á su historia, con el viaje de Men- 
doza, la fundación de Buenos Aires, los combates san- 
gi'ientos con los indios querandís, el hambre que 
soportaron los colonos, todas las calanriidades por fin 
que los asediaron desde su arribo hasta que, vuelto 
á España el Adelantado, emprendió el capitán Juan 
de Ayolas, su reemplazante, la conquista del Para- 
guay. 

Aquí no es menos formidable la lucha que empren- 
den los conquistadores. Es un rudo batalkir de quince 
aüos, en que la guerra civil entre los colonos, las es- 
pediciones buscando el pais íel oro por entre bosques 
seculares y numerosas tribus que se oponen á su mar- 
cha, no son los mayores peligros que su valor y cons- 
tancia tienen que vencer. 

Todo lo probaron aquellos intrépid>s aventureros 
de increible energía, y Schmidel entre ellos, se acreditó 
de prudente y valeroso en toda la serie de campañas 
que le tocó realizar siguiendo el estandarte de su 
mesnada. 

Desgraciadamente, la posición subalterna de un 
sujeto de tan altas prendas, no le permitía conocer 
todos los secretos de los -que dirigian el gobierno de 
la colonia, ó mandaban las espediciones en que solo 
figuraba como simple soldado. 

No obstante esto, que es muy de lamentar, su libro 
contiene las p.inieras y mas exactas noticias que se 
han consignado sobre la colonización de esta parte de 
América; y según afirma el tan austero e,^\sv^ '^^^^^^ 
escritor don Félix de Azira, eslama^^xwvXx^sís.^^'^'^^^ 



6 BIBLIOTECA ARGENTINA 

las historias antiguas en las situaciones y distancias 
délos lugares y naciones que describe. 

Los que escribieron después de Schmidel, como Ruy 
Diaz de Guzman, Lozano y Funes, confirman en lo prin- 
cipal su narración, demasiado sucinta quizás, pero 
siempre grave, noble y llena de la mas constante im- 
parcialidad. 

Kótase, empero, algunas diferencias, dignas de se- 
ñalarse, entre el testo de Schmidel y los do Ruy Diaz 
y Lozano y por tanto con el de Funes que siguió á 
este último escritor. Están en desacuerdo sobre las 
causas del célebre combate librado contra los queran- 
dís en 1536 por la costa del rio de la Matanza, donde 
murieron el hermano del Adelantado, seis hidalgos y 
veinte soldados. 

Schmidel y Ruy Diaz dan motivos diferentes á esta 
desgraciada y sangrienta espedicion, que tan deplo- 
rables consecuencias tuvo para los pobladores. 
. Según Ruiz Diaz, en La Argentina pág. 43, edición 
del Paraguay — 1845, — consultada en la Colección 
Lamas, los indios hablan resistido con las armas en la 
mano desde el primer momento do la instalación de 
Mendoza, y la batalla aconteció, por que los indíjenas 
que andaban ocultos por los bosques*del Riachuelo, sa- 
lieron á lo mejor y mataron diez españoles que estaban 
haciendo carbón y leña, y escapando algunos de ellos, 
vinieron á la ciudad donde avisaron lo que habia suce- 
dido, y tocando ¡al arma! mandó don Pedro el gober- 
nador á su heriríano don Diego de Mendoza, que saliera 
á este castigo con la gente que le pareciese. 

Schmidfl, hablando de los antecedentes del*suceso, 
refiere en el capítulo VII, que los indios los recibieron 



INTRODUCCIÓN 7 

de paz*llevándolcs al real durante catorce dias peces y 
carne, y por que faltaron uno, envió Mendoza á Ruiz 
Oalan con varios soldados para que apercibiese á los 
indios, pero estando estos en tren de guerra los mal- 
trataron y volvieron á la ciudad con tres heridos. 
Viendo esto el gobernador, y que Galán se mantenia 
con la gente, envió á su hermano don Diego con tres- 
cientos hombres de á pió y treinta de caballería entre 
los cuales iba el mismo narrador. 

Ruiz Diaz describe la batalla con lances, detalles y 
peripecias que deben suponerse imaginados, en tanto 
que Schtnidel no hace mas que dar el resumen del 
suceso describiendo lo que mas le habia llamado la 
atención, que eran las armas con que atacaban y se 
defendían los indígenas. 

Entre el testimonio de Schmidel que fué actor en 
estos sucesos y uno de los combatientes en la jornada, 
y el testimonio de Ruiz Diaz que escribió por tradicio- 
nes y referencias, es preciso aceptar el primero como 
mas probablemente, cierto; como mas ajustado á la 
verdad. 

No traemos á este comparendo las otras autoridades 
también antiguas de Lozano ó de Funes, por que todas 
la^s noticias que ellos dan las tomaron de Ruiz Diaz, 
abandonando en esta parte el testo de Uldérico por 
demasiado seco y desnudo de episodios, que, aun su- 
poniendo no sean rigurosamente exactos en la obra de 
Guzmao, son verosímiles, y le prestan mucho relieve 
y entretenimiento á su interesante crónica. 

Y no es este solo punto en que ambos escritores 
difieren en los hechos, que es lo que importa á. Vi^. Vá&\Ky- 
ria, por que las contradicciones exv wotcüo^^^ ^ \>^^^^^'^ 

i 



BIBLIOTECA ARGKSTINA 






Li.iiiliiútas y de ilífíüil rectificación, por f)ue 
iLihaiidel ha sido, en iilgunas partes adulten 
lar del aleíaaa al latiii y del latín al oastellano, cor- 
Eipióndose no pocas voces y locuciones del original. 
Pero 6ü los hechos donde los errores de detalle no 
blterctn lo sustancial, es conveniente hacer visible 
¡f- casos en que difieren ambos escritores. 
Jiablaiido de los comisionados que desde los Jarajes 
fepachó el gobernador Irala para corjferenciar con el 
ssidenle La Gasea en Lima, Huiz Diaz no inscrihe 
tre los tales al soldado Agustín de Campos que figura 
. los cuatro que vio partir Sclimidel de el real de 
i y que los nombra— Nuflo de Chaves, Agustín de 
tnpos, Miguel de Rutte y Ruy García, 
desacuerdan también en laa^iausas que apresuraron 
egreso de la espedicion, de una manera tan notable, 
, de ser cierto lo qu» narra el de Guzman dejaria 
' muy pilido y somero el libro de Schmidel; y de 
t serlp, resultaría que La Argentina soío ersí 
mosa fáliula entrelegida con hechos históricos. 
¡Dcupándose del regreso de aquella gente, y en 
¡Dmeuto, dice Schmidel: El general (lió en ittrtí 
nar con los soldaiios que no podíamos estar aquí 
por falta de bastimenta, y forzados á volver regresan, 
b.sin tener rudos y sangrientos combates con los 
líos del tránsito, hasta que llegaron al monte de San 
^iido doiíde habían dejado las naves A la partida, 
; allí fueron derechos ala Asunción, y hallaron las 
(as políticas muy cambiadas. El capitán Diego do 
, seguido de sus parciales se luibia alzadoconlra 
^)beHiador suplente don Francisco de Mendoza, lo 
líia tomado preso, y muerto en seguida. 






INTRODUCCIÓN 9 

Esta es en resumen la versión del soldado, partícipe 
ea esta cainpaiia, de donde regresaba con cincuenta in- . 
dios por todo botin y compensación de guerra. Véase 
ahora cuan diferente es lo que cuenta Ruy Diaz sobre 
las causas que dieron pié y ocasión al regreso de la 
gente de Irala desde la frontera de los Jarciyes ó del 
Perú donde esperaba la vuelta de sus emisarios des- 
pachados á Lima: «Determinó la mayor parte de los 
capitanes, dice, pedir á Domingo de Irala se entrase 
con ellos al Perú, y no les detuviese allí tanto tiempo, 
por que se demoraba mucho la correspondencia que 
aguardaba. Fuéles respondido que no haria tal, sin 
la autoridad de la persona que guardaba aquel reino, 
cuya jurisdicción era muy distinta de la que él tenia, 
y podia tenerle á mal entrar con tanta gente armada, 
á aquella tierra en tiempo de tantas revoluciones. * De 
aquí resultó que se amotinoM la mayor parte de los 
soldados^ requiriendo al general que, pues no podia 
ir al Perú, diese vuelta para la Asunción, á cuya ins- 
tancia respondió, que tampoco podia hacerlo por haber 
dado palabra á los enviados de aguardarles en aquel 
puesto. De aquí nació negártela obediencia y elegir 
por caudillo á Gonzalo de Mendoza, quien no habiendo 
querido aceptar, fué compelido á ello. Y parecién- 
doles menos mal dar la vuelta, caminó con la gente 
por donde habia entrado; y no pudiendo Domingo de 
Irala hacer otra cosa, caminó con ellos acompañado 
de sus amigos y deudos, y como caminaron con poca 
orden divididos en compafíias, fueron asaltados por 
los indios de aquel camino, y murieron algunos espa- 
ñoles, recibiendo mucho daño, de que todo^ i3j\fe^^;:tQ>w 
con gran descontento del mal gobVerivo ^^ cw^Xí^ftívsx. <^^ 



10 BIBLIONECA ARGENTINA 

traían. Llegados á fiaes del año 1549 al puerto don- 
de habían dejado sus navios, allí hallaron unos espa- 
ñoles que habían venido á dar cuenta á Domingo de 
Irala desde la Asunción de lo sucedido en su ausencia» 
''—que era la revuelta escandalosa del capitán Diego de 
Abreu. 

La duda que asalta en si cotejo de las dos narra- 
ciones es sobre la veracidad de esta revolución á favor 
de Gonzalo de Mendoza, que despoja á Irala del mando 
precisándolo á volver mal de su grado hasta el asiento 
de la colonia. De ser cierta la versión de Rui;? Díaz, 
no tiene esplícacion el silencio de Schmidel y debemos 
concluir, que su libro, á pesar de ser muy excelente, 
peca de no pocas y valiosas omisiones, en puntos que 
no le era permitido ignorar á su discreto autor. 

Queda, sin embargo, subsistente para la buena crítica, 
la duda de que esa reitiucion comenzada en las fron- 
teras del Perú y terminada sobre el rio Paraguay, 
donde los capitanes devuelven el mando á Irala, antes 
de entrar á la Asunción, no sea mas que una fantasía 
del cronista, muy propia para dar interés á la mono- 
tonía del regreso. 

Dejando la probanza de este aserto ó sospecha para 
cuando estudiemos concretamente el libro de Ruy Diaz, 
vamos á hacer varias observaciones al testo presente 
de Schmidel, para salvar algunas dudas con que tal 
veí^una mala traducción haya oscurecido diversos pa- 
sajes del original. 

Dice Schmidel, en el capítulo VIH, describiendo las 
arpias de los indios en la batalla de la Matanza: «Pe- 
learon íuorte y animosamente con sus arcos y dardos, 
llenero de lancilla á modo de media lanza, con. punta 



INTRODUCCIÓN 1 1 

de pedernal aguzada y otras puntas er> forma de tri- 
sulco.» Estas puntas de pedernal aguzadas son las 
niisn3as de que miodernamente se han encontrado nu- 
merosos ejemplares por los naturalistas y esplorado=- 
res argentinos Moreno, Zeballos, Lista y otros. Pero 
no eran solo de piedra, aunque no las habia de hierro 
como lo aíirma el: señor Burmeister en su Historia 
Argentina; habíalas también de huesos de pescado que 
colocaban preferentemente en las flechas. Esto en cuan- 
to á los indios de la llanura y costa del mar, por que los 
del Chaco y parte boscosa han empleado siempre la 

madera endurecida al fuego para armar sus fle- 
chas. 

En el mismo capítulo agrega Schmidel, que después 
de vencidos los indios, entraron á su pueblo donde ha- 
llaron diversas pieles, mucho pescado, harina y man- 
teca de peces. Debe entenderse, según la prudente 
observación del señor Lamas, harina y manteca de 
peces: ambas cosas producto de la pesca de los indios. 
Esta harina no era de ningún cereal, que no lo culti- 
vaban los querandíes, sino de peces resecos y conver- 
tidos en polvo por medio de la trituración en morteros 
de piedra. Quizá empleaban este procedimiento para 
evitar el peligro de las espinas en que tanto abundan 
los peces del Rio de la Plata. 

Tratando en el capíjulo XI del asalto que dieron los 
indios á la nueva población, dice: que la casa del go- 
bernador Mendoza escapó de ser quemada por que era 
de piedra. La sobriedad del narrador deja en duda 
muchas partes de su relato. No esplica cómo pudo el 
gobernador hacer fabricar de piedra su casa, deaifc 
que no la habia en esta banda del no. Poco n^^ oí^fc 



12 BIBLK)TEOA ARGENTINA 

fuera de piedra, de ladrillo ó de tapia cruda, pero no 
era posible lo primero. Toda la piedra que se empleó 
después en las construcciones de Buenos Aires, fué 
sacada de la isla de Martin Garcia, pero Mendoza no 
tuvo tiempo de hacerlo hasta el dia que los indios asal- 
taron la ciudad. 

En el capítulo XII habla de la huida de toda la gente* 
á las naves y del nombramiento que hizo Mendoza en 
la persona de Juan de A yolas para capitán general y 
gobernador de la colonia, puesto que el Adelantado 
regresaba á España. Tanto la cédula de nombramiento 
como las instrucciones que debió dejarle han pasado 
completamente desconocidas de todos los historiadores 
primitivos, habiéndose mencionado recien en la obra 
histórica de W. Parish y publicado también en el tomo 
X de la Colección de documentos inéditos del Ar-^ 
chivo de Indias. 

•Revelan «stas instrucciones el pavor de Mendoza en 
presencia de los estragos causados á su gente por el 
hambre y la guerra. 

En lo sustancial dice aquel documento : « Lo que 
Juan de AyolaSy mi lugar teniente, ha de hacer, si place 
á Dios y acá viene, ó si él no viniere el capitán Salazar, 
es llevar toda la gente de arriba, y la de aquí toda la 
que cupiere en los bergantines; y si pudiera hacer 
otro camino, pegar fuego á esas naos ó anegallas y 
llevarse toda la gente arriba. Y esto remito á su pa- 
recer, por que si los que están aquí son para.trabajar 
y sembrar, podrán pasar y bastará quedar treinta 
hombres en las naos. Y en ítn, como he dicho, todo lo 
remito al parecer de dicho Juan de Ayolas ; y si le 
pareciere llevar toda la gente, lleve el pataj en que la 



INTRODUCCIÓN 13 

lleve toda; y si no pudiera pasar con el pataj de 
Saotispiritus, dqjelo allí y la gente que no pudiera ir 
en los bergantines y yuelva por ella otro camino ; de 
manera que toda la gente esté junta donde el dicho 
Juan de Ayolas viere que conviene, Y si le pareciere 
pasar dereclio á la otra mar, que lo haga; pero que 
siempre deje casa en el Paraguay ó en otra parte que 
le pareciere, por donde sepamos siempre del dónde 
está, y la gente que yo le enviare lo h^ille. Y por 
cuanto yo le dejo poder para quitar capitanes y poner 
otros, es mi voluntad que los que hasta agora yo ten- 
go fechos, si no ñcieren por qué, que no los quite ni 
mueva, y que si sus alféreces ó lugares tenientes hicie- 
ren porqué, que los quite y los castigue, y no quite ni 
mueva las compañías á los capitanes, sino que ponga 
otros alféreces ó tenientes en sus nombres de los di- 
chos capitanes que yo tengo nombrados. » 

Hemos consignado lo fundamental de estás instruc- 
ciones en la creencia de que ellas servirán para ade- 
lantar aclarándolo el texto de Schmidel en el capítulo 
mencionado. 

Refiriendo con encomio los varios animales domés- 
ticos de algunas tribus, habla de ovejas grandes como 
mulos que llaman htutnacos y que las usan para 
carga y andar á caballo. Indudablemente la nota 
y el texto del capítulo XLIV hacen una confusión, to- 
mando los llamas por guanacos. Sabido es hoy que 
son cuatro tipos diferentes, el guanaco, la llama, la 
vicuña y la alpaca, que se distinguen unos por el 
color, otros por el pelo ó lana que los cubre, pues en 
rigor no se le puede llamar oveja, al guanaco ó la ^v- 
cuña, mientras que era autorizada e^Va. (i<euo\s¿vMa¿v^^ 



BIBLIOTECA. ARGENTINA 

tratándose (le llamas ó alpacas, y como asevera Schnii- 
ttel que él cabalg'ó en uua tle ellas, es irdudable que 
eran llamas, por cuanto el guanaco era completamente 
indócil y la vicuña cerril. La llama es el único anima! 
que tenían los indios del Perú para conducir cargas de 
poco peso, y en ocasiones para cabalgar en ellas, según 
lo dice Garcilaso y otros escritores de aquel tiempo 
que se han ocupado de esto. 

En al capítulo XLVIÜ, á propfeíto de dar noticia de 
los emisarios que había despachado Irala para confe- 
renciar con La Gasea, dice, «que llegaron á Potosí, don- 
de quedaron enfermos RuUa y Garcia: después siguieton 
á la Plata ó Chuquisica, Chaves y Campos, donde se 
embarcaron para llegar á Lima.» Este enU)arqtte en 
Ghuquisaca para llegar á Lima revela que esta parte 
es una mera suposición, y lo que dice Hulsio en su nota 
39, es otra prueba do la falta de exactitud con que 
está descrito aquel itinerario. 

Otro documento iuiportaote para la historia do la 
colonización era aquella carta para el Rey que condujo 
Sjhmiiiel á su regreso á Europa y de que habla eir él 
capitalo LI. 

Lamentando la pérdida de tan hermoso documento, 
dice el señor don Pedro de Angelis en la biografía' que 
del ilustre aventurero publicó en 1S36: «Encardado 
por ol i,'obernador Martinez de li-ala de poner eu ma- 
nos del rey un parte duplicado de las principales 
ocurrencias de su administración, pasó á Sevilla en 
donde se hadaba á la sazón el emperador Carlos V: y 
eu la audiencia que le concedió aquel sol)erano, agregó 
irbülmente otras noticias & las que contenia el informe 
Irala. Este documento muy importante para la 



J 



. nSTROIlUGCION i 13 

historia de nuestras provincias^ si no se estravió en 
poder del rey, deberia hallarse en Serilla 6 en Siman*- 
cas en el fárrago de papeles hacinados en sus ar- 
chivos.» 

Felizmente para la historia, si bien se estravió aquel 
documento, se ha salvado su copia, que fué remitida 
por Irala al Consejo de Indias jen el año 1555, la cual 
ha sido publicada en España en la preciosa colección 
que con el título de Cartas de Indias^ ha dado á la 
prensa el ilustre conde de Toreno, ministro de fo- 
mento. 

• 

Agregar esta carta al libro de Schmidel es ponerle 
una página histórica que le pertenece: y mucho mas 
acertada resultará esta adición, si á la carta agrega- 
mos las probanzas de los hechos que aun no se han 
publicado, tal vez por que no se hallaron en España 
junto con aquella, pero que existen aquí originales en 
poder del distinguido bibliófilo doctor don Andrés 
Lamas, á cuya generosidad deberemos esta preciosa 
ilustración histórica. 

El mismo señor ha puesto á nuestra disposición otro 
documento que, sin exagerar, puede clasificarse de su- 
perioró igual á la carta de Irala: igual por su natura- 
leza, y superior en este caso, por que todavia está 
inédito. 

Trátase nada menos que de la Memoria escrita por 
Pedro Hernández, secretario que fué del Adelantado 
Alvar Nufiez Cabeza de Vaca, rival de Martínez de 
Irala, lo que importa decir, que con unos y otros docu- 
mentos, la ^ mayor parte desconocidos, vamos á. ^o^^st 
en claro el primer período de la co\ouvLa¿vo^ ^^^íb'oíCveL^ ^ 



16 BIBUOTEOA ARGENTINA 

á la vez que completamos en mucha parte la narración 
de ülderico Schmidel. 



\i^ 



HISTOI^/lJÍL 



DESCVBRlllE^e DEL RIO DE LA PL4TA 



CAPITULO PRIMERO 

DB LA NAVEGACIÓN DE AMBERES Á ESPAÑA 

E! año 1534, salí de Amberes embarcado para Espa- 
ña; llegué á Cádiz en 14 dias, navegando 480 leguas, 
y vi en la costa una ballena de 35 pasos, de cuyo aceite 
se llenaron 30 toneles. Habia en el puerto 14 navios 
grandes prevenidos para ir al Rio de la Plata. 2,500 
españoles y 150 alemanes, flamencos y sajones, con su 
cs^fbm general don Pedro de Mendoza, y 72 caballos 
é yeguas. Uno de estos navios era de Sebastian Noarto 
y Jacobo Belzar, en que iba Enrique Peyne, su factor, 
con raercaderias al Rio de la Plata, en el cual me em- 
barqué con cerca de 80 alemanes y fl imencos, bien 
armados. Salimos del puerto el dia de San Bartolomé, 
de 1534, con la armada, y llegamos á San Lucar, que 
dista 20 leguas de Sevilla, donde nos detuvimos por lo 
tormentoso del mar. 



18 HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 

CAPITULO n 

DE LA NAVEGACIÓN DESDE ESPAÑA Ji LAS CANARIAS 

A primero de setiembre, sosegado el tiempo, salimos 
de Sin Lucar, y llegamos á tres islas no muy distantes 
entre sí, llamad¿is Tenerife, Gomera y Palma, que 
distan de San Lucar 200 leguas (1); muy abundantes 
de azúcar: allí se dividió la armada. Habitan estas 
islas españoles con sus mugeres é hijos, y son del 
dominio del rey. Estuvimos cuatro semanas con tres 
naves en la Palma, proveyéndonos de vituallas, hasta 
que vino orden de don Pedro de Mendoza para prose- 
guir viaje. Estaba en nuestra nave un pariente de 
don Pedro, llamado don Jo^rge de Mendoza, que se ha- 
bla enamorado de la hija oe^iin vecino de la Palma: 
pues habiendo el último dia levado anclas, salió á tier- 
ra don Jorge con doce compañeros, acerca de las doce 
de la noche, y la robaron, trayéndola á la nave con 
una criada, sus vestidos, joyas y dinero; y ocultamente 
la metieron en nuestro navio, sin que el capitán En- 
rique Peyne supiese nada. Solo lo advirtieron las cen- 
tinelas, que lo hablan visto. 

Empezamos á navegar por la mañana, y á las dos ó 
tres leguas de viaje, entró tan recio temporal que nos 
volvimos al puerto y echamos las anclas. Enrique 
Peyne fué en el bote á tierra, y queriendo tomarla, vio 
30 hombres armados con escopetas y espadas que que- 
rían prenderle: y conociéndolo sus marineros, le 
instaron á que no saliese á tierra. Procuró volverse 
á toda prisa, aunque menos de la que él quisiera, por- 
que le seguían en navichuelos los de tierra, amenazán- 
dole. Al fin se libró de ellos en otra nave mas cercana 
á tierra. 



(l) En las distancias suele tener poco acierto el autor, pues en 
esta, quita una tercera parte. 



/^ 



DEL RIO DE LA PLATA 19 

Viendo los Canarios que no podían cojerle, hicieron 
tocar á rebato, y trajeron dos tiros, que dispararon 
cuatro veces contra el navio mas cercano. El primero 
hizo pedazos una olla de agua, de cuatro ó cinco arro- 
bas; el segundo quebró el ultimo árbol de la nave; el 
tercero hizo un agujero grande en el costado, y mató 
á un hombre, y aunque erraron el cuarto, quedó muy 
maltratada la nave. 

Estaba surto en el puerto otro capitán que iba á 
Méjico, y él en tierra con 150 hombres: el cual ha- 
biendo sabido el robo de la mujer, procuraba la paz 
entre nosotros y los de la ciudad, con que se les en- 
tregasen don Jorge de Mendoza, la hija y la criada; y 
habiendo entrado el capitán Peyne y el gobernador de 
la isla en nuestro navio para ejecutar lo pactado, don 
^ Jorge les dijo, que aquella era su mujer, y ella que su 
w marido; y al punto se desposaron con gran dolor y 
tristeza del padre de la muchacha. 



CAPITULO. III 

DE LA NAVEGACIÓN DESDE LA PALMA ILÁCIA LAS ISLAS 
VERDES Ó HESPÉRIDES, QUE LLAMAN TAMBIÉN DE 
CABO VERDE. 

Dejó el capitán á don Jorge en tierra con su mujer, 
y reparado el navio como se pudo, navegamos á la 
isla de Santiago, sujeta al rey de Portugal, á quien 
obedecen los negros y dista de la Palma 200 leguas. 
Allí estuvimos cinco dias, y proveimos nuevamente 
nuestro navio de pan, carne, agua y otras vituallas, 
y cosas necesarias á los navegantes. 



so HISTORIA Y DESCUBBIliLBMTO 



CAPITULO IV 

DE LA NAVEGACIÓN DESDE LAS ISLAS VERDES HACIA 

EL BRASIL 

Volviéronse á juntar los 14 navios de toda la arma- 
da, y empezó á navegar; y al cabo de dos íneses llegó 
á una isla despoblada de seis leguas de ancho y largo, 
distante 50(1 leguas de Santiago, (2) en que solamente 
habia pájaros, pero en tanta multitud, que los matá- 
bamos á palos: estuvimos en ella tres días. Hay en 
este mar peces que vuelan, ballenas y otros que se 
llaman Schaubhutj (*) por un gran redondel que tieae 
cerca de la cabeza, con que dañan mucho á los pese*- 
dos con quienes pelean: es pez grande, de mucha fuer- 
za, y que fácilmente se irrita. También hay en este 
mar pect s espadas^ que tienen en el hocico un hueso 
á modo de cuchillo; peces sierras^ que le tienen á 
modo de sierra, y otros de varios géneros muy gran- 
des. 



CAPITULO V 

DEL RIO LLAMADO JANERO 

Llegamos después á cierta isla llama'fla Rio Janero, 



(2) Los indios llamaii ni puerto, Nhiteroy, y está en 23 grados. 
P, S'mon Vascomelos en la Noticia del Brasil^ \\h. 2, núm 6, 
fol. 89, y le describe en la Historia de la Compañía de Jesús^ de 
la misma provinciíi, Hb. 3, mun. 66 y sígaientes. Juan Estadio en 
\a Historia del Brasil, lib. I, CHp. 41 y lib. 2, cap. 1 (qne est.i 
en Teodoro Bry, part. 3 de su América^ fol. 75 y 101), dice que 
los indios le llaman Iteronne, 
(*) Es palabra H¡enmníij que literalmente corcespoade A pescado 
<a%í SíPmórero.'-AisQEíAii. 



DHL mO DE LA PLATA 21 

donde los franceses poblaron el año de 1555, (entonces 
y ahora del rey de Portugal). Dista de la primera 
200 leguas: llaman á sus indios Tupís. Aquí * estu- 
vimos 14 dias, y entonces nuestro general, don Pedro 
de Mendoza, por estar continuamente enfermo, enco- 
gido de nervios y muy débil, nombró por su teniente 
y^ Juan Osorio (3) su hermanu. Pero, poco después 
de haber aceptado el cargo, fué acusado de rebelión 
contra Mendoza: por lo cual, mandó á cuatro capita- 
nes, que fueron: Juan de Oyólas, Juan Salazar, Jorge 
Lujan y Lázaro Salazar, le matasen á puñaladas y le 
sacasen á la plaza, para que todos le viesen muerto 
por traidor: y publicó bando con pena de muerte, para 
que ninguno se alborotase por causa de Osorio, por que 
le sucederia lo mismo que á él. En lo cual se procedió 
sin motivo justo, por que Osorio era bueno, íntegro, 
fuerte soldado, oflcioso, liberal y muy querido de sus 
compañeros. 

CAPITULO Vi 

DEL RIO DB LA PLATA Ó PARANÁ; EL PUERTO DE SAN 

GABRIEL Y LOS CHARRlÍAS 

De aquí partimos á buscar el Rio de la Plata (4), y 
llegamos á otro rio dulce, que. llaman Paraná guazú: 
está lejos éste de la boca en que cae al mar, y tiene 
42 leguas de ancho. Desde el Rio J mero á él hay 
215 leguas. Aquí llegamos al puerto de S m Gabriel: 
ancoraron los 14 navios en el rio Paraná, y por que 
estaban distantes un tiro de bala, mandó el general 
don Pedro de Mendoza, que saliésemos los soldados y 
demás jente á tierra, en los botes prevenidos para este 



(3) Barco, en su Argentina, canto 4, 

(4) Hbrreiu e/j la descripción de W Iw^xaa, c^^. ^\^^<^» ^?*'> 
yDécnda 6, lib. 7, Cip. 6,.fül. IS"!. Ba.vlco, ^ix ^^^ Kx^^v^^v^^ 
canto respectivOm 



22 HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO N 

efecto. Así llegamos felizmente al Rio de la Plata el 
año de 1535, y hallamos allí un pueWo de indios de 
los qué habia 2,000, Jlamados Charrúas, que no tienen 
mas comida que pesca y caza, y andan todos desnu- 
dos. Las mujeres solo traen un paño delgado de 
algodón, desde la cintura á las rodillas. Todos hu- 
yeron al vernos, con sus mujeres y sus hijos, y Men- 
doza mandó volviésemos á embarcarnos para pasar á 
la otra parte del rio, que no tenia por allí mas anchura 
que ocho leguas. 



CAPITULO vn 

í 

DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES Y DE -LOS INDIOS QUE- 

RANDIES 

En este sitio hicimos una ciudad, á la que llamamos 
Buenos Aires, (5) por lo saludables que eran los que 
allí corrían. Hallamos en esta tierra otro pueblo de 
casi 3,000 indios llamados Querandíes, con sus mujeres 
é hijos que andan como los Charrúas; nos trajeron 
carne y pescado. Estos Querandíes no tienen morada 
fija; vagan por la tierra como gitanos. Cuando cami- 
nan en verano (que suele ser á mas de 30 leguas), sino 
hallan agua, ó la raiz de los cardos, que comida quita 
la sed, matan el ciervo ó la fiera que encuentran, y 
beben la sangre; y si no lo hicieran, acaso murieran de 
sed. Catorce dias trajeron peces y carne al real, y 
porque faltaron uno, envió Mendoza á Ruiz Galán, juez, 
y otros dos soldados á ellos (que estaban á cuatro le- 
guas). Pero los indios los maltrataron y volvieron al 
real con tres heridos. 

Viendo Mendoza esto, y que Galán se mantenía con 



(^) Barco, en su Argentina, canto 6. 



DBL RIÓ vDE LA PLATA 23 

la gente, envió á sü hermano, don Diego de Mendoza, 
con 300 soldados y 30 buenos caballos (entre los cuales 
iba yo): mandándole, que tomando el pueblo de los in- 
dios, los prendiese ó matase á todos. Pero cuando 
llegamos ya tenian 4,000 indios de sus amigos y fami- 
liares, de socorro. 



CAPITULO VIII 

DE LA BATALLA CON LOS INDIOS QüERANDÍES 

Queriendo atrepellarlos, nos resistieron; peleando 
tan furiosamente, que dieron muerte á don Diego de 
Mendoza, á 6 hidalgos, y á cerca de 20 soldados de á 
pié y á caballo. De los indios murieron cerca de 1,000. 
Pelearon fuerte y animosamente con sus arcos, y dar- 
dos, g(Hiero de lancilla, á modo de media lanza, con 
punta de pedernal aguzada, y tres puntas en forma de /' 
trisulco. Tienen unas bolas de piedra, atadas á un 
cordel largo, como las nuestras de artillería: (6)': 
échanlás á los pies de los caballos ( ó de los ciervos 
cuando cazan), hasta hacerlos caer; y con estas bo- 
las mataron á nuestro capitán y á los hidalgos referi- 
dos; y á los de á pié, Qon sus dardos, lo cual vi yo. 
Pero, no obstante su resistencia, los vencimos y entra- 
mos á su pueblo, aunque no pudimos coger vivo nin- 
guno, ni aun mujeres y niños, porque antes de llegar 
los habian llevado á otro lugar. En el pueblo hallamos 
pieles de nutrias, mucho pescado, harina y manteca 
de peces. Detuvímonos tres dias en él, y volvimos al f 
real, dejando allí cien hombres, que en el Ínterin pes- v 
casen con las redes de ios indios, para abastecer la \ 
gente; por que aquellas aguas son maraNvVte^^ícaNfó^^^ 



(6) Barco, en el canto \l. 



24 HISTORIA Y DBSOUBRIBÜEBNTO 

abundantes de pescado. Repartíase para comida, á 
cada uno, tres onzas dé harina, y cada tres días, un 
pez; y si quería mas, habia de ir á pescarlo cuatro le- / 
guas de allí: duró esta pesca dos meses. 



CAPITULO IX 

de la población de buenos aires y hambre que se 

padecía 

Vueltos á nuestro real, fué dividida la gente para la 
obra de la ciudad y la guerra, aplicando á cada uno á 
oficio conveniente. Enjpezó á edificarse la ciudad, y á 
levantarse al, rededor una cerca de tierra de tres pies 
de ancho, y una lanza de alto; pero lo que se hacia hoy V. 
secaia mañana; y dentro de ella una' casa fuerte para J 
el gobernador. Padecían todos tan gran miseria que 
muchos morían de hombre; ni er¿ n bastantes á re^pae- 
diarla los caballos. Aumentaba esta angustia haber ya 
faltado los gatos, ratones, culebras y otros animalejos 
inmundos con que soüan templarla, y se comieron has- 
ta los zapatos y otros cueros. Entonces fué cuando 
tres españoles se comieron secretamente un caballo 
que habían hurtado; y habiéndose sabido, confesaron 
atormentados el hurto, y fueron ahorcados; y por la 
noche fueron otros tres españoles, y les cortaron los 
muslos y otros pedazos de carne, por no morir de ham- 
bre. . Qtro español, habiendo fallecido un hermano V 
suyo, se lo comió. (7) 



(TJ BarcOj canto 4. 



Dl% BIO DE I.A. PLATA 25 



CAPITULO X 

DE LA. NAVEGACIÓN DE ALGUNOS POR EL RIO 
DK LA PLATA ARRIBA 

Viendo el gobernador que la jente no podia mante- 
nerse alU, mandó armar cuatro bergantines con 40 
hombres cada uno, y tres botes ó embarcaciones me- 
nores, y juntar el pueblo y á Jocge Lujan, que con- — 
350 hombres subiese por el rio arriba á reconocer los 
indios y buscar bastimento. Pero los indios habién- 
donos sentido, quemaron con sus pueblos toda la co- 
mida y cuanto podia servirnos de alivio, y se huyeron: 
sin embargo trajimos á Buenos Aires alguna poca, 
que se nos repartia á onza y media de pan de ración; 
mas como era tan corta, murió de hambre la mitad 
de la jente en este viaje. Admiróse el general de -v 
ver tan poca jente, hasta que supo los motivos refe- 
ridos que le contó Jorge Ligan. 



CAPITULO XI 

DEL SITIO, TOMA Y QUEMA . DE LA CIUDAD DE 

BUENOS AIRES 

Estuvimos juntos un mes en Buenos Aires, con gran 
necesidad, esperando se previniesen las naves : en 
cuyo intermedio se pusieron sobre la ciudad 23,000 
indios valientes, cuyo número componían las cuatro 
naciones Querandíes, Bartenes, Charrúas y Timbües, 
con intención de acabarnos. Unos envistieron á la 
ciudad para entrarla, otros arrojaban flechas de <L2)^^^ba. 
encendidas sobre las casas, que e^l^Jci^w cxíw^<e^\^^ ^*^ 
paja^ excepto la. del general que eta $vfó "^^^"^"^^Vo^, 
lograron quemar enteramente toQia \a ¿\\xS^^^- ^ 



26 HISTORIA Y DESCIÍBRIMIENTO 

paradas las flechas, empiezan á encenderse por la 
punta, y encendidas y arrojadas, no se apagan, antes 
queman las casas en que pegan, y abrasan lo que to- 
can. 

También nos quemaron en esta función los indios 
cuatro navios grandes, que estaban en el mar á media 
legua del puerto;- y la jente de ellos, viendo el gran 
tunmlto de indios, se pasó á otros tres que no ei^taban 
lejos, y se hallaban abastecidos de bombardas. Pre- 
viniéronse á la defensa, y viendo quemarse las cuatro 
naves, dispararon tantas balas contra los indios qu« 
iban á quemarlos, que temiendo las violencias de los 
tiros, se retiraron ; dejando en quietud á los cristianos, 
de los cuáles murieron, en estos trances, un alférez y 
treinta mas. Esto sucedió el dia de San Juan Evange- . 
lista, de 1535. 



CAPITULO XII 

HÁCESE RESEÑA DE LA GENTE, Y SE FABRICAN NÁOS 

PARA PASAR ADELANTE 

Pasado lo referido, se metió toda la gente en las na- 
ves, y el Adelantado don Pedro de Mendoza nombró á 
Juan de Oyólas por Capitán Genpral, con el gobierno 
universal del pueblo. Pasó revista, y solo halló 560 es-^ 
pañoles, de 2,500 quohabian salido de España: los de- 
' mas habian muerto, y la mayor parte de hambre. 
. Mandó Oyólas fabricar prontamente ocho berganti- 
nes y algunos botes, y dejando 160 españoles en guarda 
de los cuatro navios grandes, y por su capitán á Juan 
Romero, con ración de un cuarterón de pan para un 
año, y que si mas quisiesen, lo buscasen, se embarcó 
con 400 hombres. ^ 



i 



DEL RIO DB LA. PLATA 27 



CAPITULO XIII 

COMO SUBIERON NAVEGANDO POR EL RIO PARANÁ Ó DE 
LA PLATA, CON LOS 400 SOLDADOS 

Llevó Juan de'Oyolas con los 400 soldados al Adelan- 
tado don Pedro de Mendoza: navegó en los bergantines 
y las embarcaciones pequeñas por el rio Paraná arriba, 
y á los dos meses, á distancia de 84 leguas, dimos con 
pueblos de indios, que á cuatro leguas conocieron 
nuestra llegada: llámanlos Timbúes, y nosotros Buena 
Esperanza. 

Vinieron de paz cerca de 400, que habitan una isla, 
en canoas, que en cada una cabrán 16 indios, y nos re- 
cibieron muy bien. Don Pedro de Mendoza dio al caci- 
que que los indios llamaban Chera-guazú, una camisa, 
un bonete colorado, una hoz y otras cosillas, que las 
tomó gustoso y nos llevó á su pueblo, y nos dio caza 
y pesca en abundancia, de que recibimos grande con- 
tento; porque si el viaje hubiera durado diez dias mas, 
todos hubiéramos pereddo de hambre, como habia 
\ sucedido á 50 de los embarcados. Estos indios Tim- 
búes traen, en ambos lados de la nariz, embutida una 
estrellita de piedra blanca y azul: son grandes y altos; 
las indias, mozas y viejas, feísimas; las caras heridas 
y sangrientas, y desnudas, excepto un paño de algodón 
que las cubre desde la cintura á las rodillas. No tie- 
nen estos pueblos, ni han tenido jamas otra comida que 
caza y pesca: serán 15,000 indios de guerra ó mas. 
Sus canoas son de árboles de 80 pies de largo y tres de 
ancho, y las navegan con remos {sin yerro), al modo de 
los pescadores de Alemania. 



23 HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 



CAPITULO XIV 

VOLVIENDO X ESPAÑA DON PEDRO DE MENDOZA, 

MUERE EN EL VIAJE 

Cuatro años estuvimos en aquel pueblo, pero r uestro 
Adelantado don Pedro de Mendoza (8), se hallaba tan 
enfermo que no podía mover pié ni mano: por lo cual, 
asi como por haber gastado mas de 40,000 ducados 
efectivos en esta jornada, se volvió á Buenos Aires en 
dos de los cuatro bergantines, con 50 soldados, y desde 
allí á España: donde no llegó, por haber muerto mise- 
rablemente á la mitad del camino; y en su testamento 
mandó se enviase mas gente al Rio de la Plata, con 
bastimentos, mercaderías y otras cosas necesarias, 
como lo habia ofrecido antes de partir. Y habiendo 
llegado á España los dos bergantines, enviaron los mi- 
nistros del rey dos barcadas de gente, con lo demás 
que habían dispuesto. 



CAPITULO XV 

ALONSO CABRERA ES ENVIADO DESDE ESPAÑA AL RIO 

DE LA PLATA* 

Iba por capitán de estos dos navios, Alonso Cabre- 
ra, (9) que traía 200 españoles y bastimento para 2 años. 
Llegó á Buenos Aires, donde aun estaban los 160 
hombres que dejamos el año de 1539. Pasó después á 
la isla de los Tímbúes; dispuso con Ju^^n de Oyólas des- 
pachase un navio á España, según la orden que traía 



(8) Barco. Canto 4. 

(9J Alonso Cabrera, veedor déla ABumpc\0T\,\\e\6 ív. 0^o\«* \<s% 
IOS de vjtuaJlA, Heruera, Década 6, V\b. S, cw^ ^^^, ^^^^- "^^ 



rtn tr. 



DEL RIO DE LA PLATA 29 

del Consejo de Indias, con relación copiosa de la calidad 
de estas tierras y gentes, sus pueblos y otras circuns- 
tangias. Púsose Juan de Oyólas de acuerdo con Alon- 
so Cabrera, Domingo Martinez de Irala y los demás 
capitanes, para pasar muestra, y se halló tener 55Q 
soldados, incluidos los que hablan llegado nuevamente: 
resolvieron dejar 150 en los Timbúes (porque no ca- 
bían en las naves), y por su capitán y gobernador á 
C^los Dubrin, que habia sido page del rey. 



CAPÍftJLo XVI 

PROSIGUEN LA NAVEGACIÓN AL RIO PARANÁ ARRIBA, 

HACIA CORONDA 

En ocho bergantines metieron los 400 hombres res- 
tantes, y salimos del puerto de Buena Esperanza, rio 
Paraná arriba: buscamos otro rio, que se llamaba 
Paraguay, de que teníamos noticia, y cuyas riberas es- 
taban pobladas de indios Cários, con abundancia de 
maiz, manzanas y raices (de que hacian vino), de pe- 
ces, carne, ovejas, tan grandes como mulos, de ciervos, 
puercos, avestruces, gallinas y ganzos, de que se tra- 
tará en el capítulo 20. Habiendo navegado cuatro , 
leguas, llegamos el primer dia á la nación Coronda. Sus 
indios son altos, y traen cerca de las narices unas 
piedrecillas, y las indias andan como las que ya se ha 
dicho. Son semejantes á los Timbúes, y habitarán 
estas islas hasta 12,000 de guerra: mantiénense de 
caza y pesca. Tienen gran abundancia de pieles de 
nutrias: rescataron de todo lo que tenian, por cuentas, 
vidrios, espejos, peines, cuchillos y anzuelos. Allí 
estuvimos dos dias, y nos dieron dos indios Cários que 
habían cautivado, para que nos s\t\vfe^exv ^^ %\iv^^ ^ 
iütírpretes. * 



30 HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 

CAPITULO XVII 

LLEGAMOS Á LOS OALGAISI Y MACURBNDAS 

Proseguimos nuestro viaje: llegamos á otra nación 
llamada Gatgaisi^ (*) que podia poner 40,000 indios 
de guerra. Traen también sus indios dos piedrecillas 
junto á la nariz, como los Corondas; y son de la misma 
lengua que los* Timbiies: distan 30 leguas de su isla. 
Habitan sus indios en la orilla de una laguna de seis 
leguas de largo y cuatro daai^^'íf^," situada á la izquier- 
da del rio Paraná. Allí estuvimos cuatro dias, en los 
cuales nos regalaron los indios con lo que tenian, y los 
correspondimos. Después rio hallamos indios en 18 
dias, y llegados al rio que corre por la misma tierra, 
encontramos gran número de ellos juntos, llamados 
Macurendas (^). Estos no tienen mas comida que 
pescados y poca caza; y habrá 1 8,000 de guerra, con 
gran numeró de canoas. Recibiéronnos, según su 
costumbre, de paz, y nos dieron de lo que tenian libe- 
ralmente. Habitan á la derecha del rio Paraná: tienen 
diversa lengua de los antecedentes; son altos y de 
buena proporción, y sus mujeres feísimas. En cuatro 
dias que estuvimos allí, hallamos en tierra cerca de la 
orilla, una grandísima y monstruosa serpiente de 45 
pies de largo, del grueso de un hombre: negra, con 
pintas leonadas y rojas, (10) de que los indios se admi- 
raron por no haberla visto mayor; matárnosla de un 
balazo. Décian los indios que les habia hecho gran- 



(*) Ninguna nación de este nombre existia en los parajes que 
describe el autor en el presente ariíeulo. La laguna á que alude 
es la Iberáy cerca de la ciudad de ConiíMites, cuyos bordea se ha- 
llaban poblados por ios Cavacarás^ al tiempo de la' conquista.-— 
Akgelis. 

(**) Tampoco hay noticia de una nación de este nombre, y nos 
es imposible niinav cuá] sea — Axgklis. 
POJ V. iuí'ifi, cap, 52. 



DEL RIO DE LA PLATA. 31 

des daños; porque cuando se bañaban, esta y otras de 
su especie, les rodeaban el cuerpo con la cola, y hun- 
diéndolos en el agua, sin saber los indios lo que les 
sucedia^ se los comían. Medí esta serpiente con mu- 
cho cuidado, y dividida después por los indios en 
pedazos, se las llevaron á sus casas, y se la comieron 
' cocida y asada. 



CAPITULO XVIII 

DE COMO LLEGAMOS Á LOS ZEMAIS SALVAISCOS, 

Y MEPENES 

Volvimos á embarcarnos, y á los cuatro (lias, nave- 
gadas 16 leguas, llegamos á la nación llamada Zemais 
Salvaiscos (*); sus indios son pequeños y gordos: se 
sustentan de pesca, caza y miel. * Andan todos desnu- 
dos hombres y mujeres: tienen guerra con los Macu-- 
rendas. Habia cinco dias que estaban al rio á pescar, 
y á hacer guerra á sus enemigos, porque ellos viven 
* 20 leguas de tierra adentro, por no ser sorprendidos: 
andan al modo de nuestros ladrones. Tienen 2,000 
indios de guerra; y por tener poco bastimento solo 
estuvimos un dia con ellos, La carne que comen es 
dé ciervos, puercos, avestruces y conejos, que, excepto 
en la cola, se parecen á los g^tos. 

De aqui navegamos á los indios Mepenes, que viven 
esparcidos, ocupando 40 leguas de país en cuadro, y 
pueden juntarse por mar y tierra en dos dias 10,000 
indios de guerra; y es mayor el número de canoas, de 
las cuales en cada una, caben 20 indios. Este pueblo 
nos recibió de guerra con 500 canoas: matamos mu- 
chos indios con los arcabuces, retirándose esparcidos 

í*) Este nombre en ¡fi¡nteligU>le*, ú t\o «=.%t <\\\^ ^^^^ vvcv^ ^c^xx>n'^- 
cíon de SavancJie^ pueblo froiilerízo de Vos ^Ve^^Ax^^.— ^^^^^^"^* 



I 

1^ poi 



HISTORIA, Y DKSCI-'BRISUENTO 



ifiua de las naves, porque nunca hablan visto 
■istianos. Pasamos á sus casas: no conseguimos uada^ 
poriiue cerca de su pueblo se rezumaban de una lef^ua 
aguas tan hondas, que ni pudimos seguirlos, ni hacer 
mas que quemai'ies 250 canoas que les tomamos; y te- 
lieudo que envistiesen nuestras naos, volvimoa -á 
Estos indios Mepeues solo pelean en agua, y 
de los Zeniáia Salvaiscos 95 leguas. 



CAPITULO XIX 

pBL RIO PARAGUAY Y DB LOS PUEBLOS CURUMIAS V 
AfiACES 

I, Proseguimos nuestra navegación ocho dias, y dimos 
[1 ua rio, y después en el pueblo de los Gurumias, que 

b de muchos indios que se mantienen de cazaypesca,y 

^icen vino de laalgaiToba,(U) {que llaman los alema- 

iS joannes^jfOtK Este pueblo procuró servirnos en 

>do, y nos diú cuaTito necesitábamos con mucho agra- 

), en tres dias que allí estuvimos. Hombres y muje- 

8 de grandes estaturas: Itís unos traen en la nañi 

a agujerillo, en que por galanura se ponen una pluma 

5 papagayo; y las otras se pintan la cara con raices 

"ües, que nunca se quitan, y traen un paño de algodón 

íde la cintura á las rodillas. Distan de los Mepencs 

I leguas. 

, De alii fuimos á los Agaces, que también se mantie- 

a de caza y pesca. Indios ó indias son altos, y estas- 

.9 pintan y cubren como las antecedentes. Recibié- 

lonnos do guerras, queriendo estorbarnos el viaje; y 

o pudiendo reducirlos á razón, peleamos con ellos 

n agua y tierra, y matamos á muchos; de los nuestros 



, ¡n) Cabeza iísYacj 



jomcnteriaB, caf. IS ful. 16. B^a- 



DEL RIO DE LA PLATA 33 

murieron 15. No les tomamos nada, porque al tiempo 
de pelear habían retirado mujeres é hijos, y escondido 
los bastimentos y cuanto tenían. Estos Agaces son 
obstinados guerreros en agua, en tierra nó. Diremos 
después lo que sucedió: su pueblo dista de los Curumias 
35 leguas. Está situado cerca del ño JepídOj (*) que 
del otro lado tiene el río Paraguay, que baja de las 
montañas del Perú, cerca de los Xarayes. 



CAPITULO XX 

DE LOS PUEBLOS GARIOS 

Desde estos pueblos pasamos á los de los Garios, 
que están á 50 leguas de los Agáces, donde hallamos 
mucho maíz y algodón. Gomen los indios las raices 
batatas,' que saben á manzanas, y la mandioca, que 
sabe á castañas, de que hacen cerveza mandel-beere. 
Tienen también peces, carnes, puercos, avestruces, ove- 
jas indianas, tan grandes como mulos, cabras, galli- 
nas, conejos y otras cosas de este género. Hay miel 
en abundancia, de que hacen también vino, cocién- 
dola. • 

♦ Es tan dilatada la tierra habitada por los Garios, 'que 
tiene 300 leguas de ancho y largo. Los indios son pe- 
queños y gordos, y mas trabajadores que los demás. 
Traen un agujerillo en los labios, y en él un cristal 
leonado que llaman en su idioma tembetá^ de dos pal- 
mos dé largo, y del grueso de un canon (Je ganzo: an- 
dan desnudos como las indias. Usase entre ellos 
vender los padres á las hijas, los maridos á las muje- 
res, y algunas veces los hermanos á las hermanas; y 
el valor de una india es una camiseta ó c,\3Ltíí¿&5^^^^ 



(*) Talvez sea el Tebicwary.— A^geias. 




34 HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 

hocecilla, ó cosa semejante. Comen carne, aunque sea 
humana, ^ pueden adquirirla. Matan á los cautivos 
en guerra, sean hombres ó mujeres, mozos ó viejos, y 
los asesinan (íbmo nosotros los puercos. Conservan 
por algunos años una india, recomendable en edad y 
traza, pero si no se acomoda á los 'deseos de todos, la 
matan y comen en convite, tan célebre como el de 
nuestras bodas; mas sii da gusto á todos, y llega á 
vieja, la guardan hasta que ella se muere. Hacen 
estos Cários mas largos viajes que los demás indios del 
Rio de la Plata Son feroces en la guerra, y tienen 
sus poblaciones y fortalezas cerca del rio, en parajes 
altos. 



,PAPITULO XXI 

DE LA CIUDAD DB LAMBARÉ, Y COMO FUÉ SITIADA Y 

RENDIDA 

La ciudad de estos indios, que llaman estos mora- 
dores Lambaré, está rodeada de dos cercas de palo$, 
del grueso de un hombre, puestos de doce en doce par- 
sos, hincados en la tierrafj^quedando fuera tanto como 
la aJitura de un hombre con la espada y brazo levanta- 
do, y á quince pasos tenian hechos fosos y hoyos de 
tres estados de hondo, Cubiertos con ramas y tierra, y 
en medio de cada uno, una lanza fijada, aguda. Este 
aparato es para coger á los cristianos, porque dejaa- 
do Juan de Oyólas 60 hombres en guarda de los ber- 
gantines, fué en contra la ciudad, en orden, con 300 
soldados bien prevenidos, y llegando á un tiro de bala 
del ejército de los indios, que eran 4,000 armados qon 
arcos y flechas, nos enviaron á decir que nos volviése- 
mos á las naves, y nos darían bastimento y lo demás 
^¿lá necasitásemos para Yolvev á nuestra tierra cuanto 
c7/2¿os. Despreciamos esta oferta, por ^^t m\i^ ^^^on 



DEL RIO DE LA PLATA 35 

pósito esta provincia para nosotros, por la abundancia 
de bastimentos, y especialmente porque en cuatrd 
años continuos no habíamos comido pan, sino carne 
y pescado solamente, y muchas veces escasísimamente. 
Empezaron los Garios á disparar contra nosotros, y no 
quisimos hacerles mal, sino darles á entender que que- 
ríamos ser sus amigos: no quisieron aquietarse por no 
haber experimentado nuestras espadas ni los arcabu- 
ces. Acércamenos y disparamos la artilleria, á cuyo 
estruendo y estrago, viendo que caian tantos muertos 
sin saber de que, y las diformes heridas y agujeros en 
sus cuerpos, espantados con gran temor, huyeron tu- 
multuariamente, cayendo unos sobre otros en los ho- 
yos, mas de 300, dándose gran prisa á meterse en su 
pueblo. 

Sitiamos la ciudad y se defendieron los indios fuer- 
temente, hasta el tercero dia, mata ido 16 españoles: 
pero temiendo el daño de sus mujeres é hijos que tenian 
consigo, pidieron perdón y las vidas, y se entregaron 
á nuestra voluntad, ofreciendo hacer lo que les man- 
dásemos, y admitimos la paz. Regalaron al capitán 
Oyloas con siete indias, la mayor de 18 años, y seis 
ciervos, rogándole que nos quedásemos con ellos. A 
los soldados dieron dos indias para que los sirviesen, y 
comidas y otras cosas necesarias: y de este modo que- 
damos amigos. Entróse al pueblo el dia de la Asump- 
cion, del año 1539, y le dimos el nombre del dia, y asi 
se llama hoy. 



CAPITULO xxn 

HÁCESB UN CASTILLO EN LAMBARÍ, CON EL NO^^^^ 
DE LA ASüMPCION; Y LOS CABIOS, CO^ ^Q^CQ^S;.^^^ 
LOS CRISTIANOS VAN CONTRA. laO^ kOrkC^^- 

Mmdóse después á los Carlos que \fl.c\.e«.eo. >m\^ «^ 



36 HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 

casa de piedra, tierra y madera, para seguridad y de-: 
fensa de los cristianos, en caso, de alzarse los indios» 
Estuvimos aquí dos meses. 

Ofrecieron también los Cários ayudarnos en la guer- 
ra, y que si era contra los Agaces (que distan 30 
leguas de ellos, y cerca de 334 de la isla de Buena 
Esperanza, poblada de Timbúes), que darían 18,000 
indios. Con lo cual dispuso nuestro capitán 300 
españoles, y bajó con ellos y los Cários el rio Paraguay, 
30 leguas, hasta el pueblo de los Agaces, que estaban 
durmiendo en el sitio que les habíamos dejado. Re- 
conociéronlo los Cários, é improvisamente dieron sobre 
ellos, entre 3 y 4 de la mañana, y mataron á todos 
sus enemigos, viejos y mozos, según la costumbre que 
tienen cuando quedan victoriosos. 

Tomamos después cerca de 500 canoas: quemamos 
todos los pueblos donde llegamos, haciendo otros da- 
ños, al cabo de un mes vinieron algunos Agaces, que 
no se habian hallado en el estrago por estar lejos de 
esta tierra, pidiendo perdón. El capitán se lo conce- 
dió, según la orden del rey, y los admitió de paz, como 
debía hacerlo; aunque la pidiesen tercera vez, porque 
solo si se rebelasen después, quedaban esclavos per- 
petuos. 



CAPITULO xxin 

QUEDAN LOS SOLDADOS EN LA ASUMPCION; RECONO- 
CEN EL SITIO Y CONDICIÓN DE LA TIERRA, Y SUBEN 
POR EL RIO MAS ARRIBA. 

En seis meses que estuvimos en esta ciudad, nos 

reparamos con la quietud, y en tanto nuestro capitán 

Oyólas se informó de los Payaguás 4ue están pobla- 

dos cerca de 100 leguas' de la Asumpdoiv, k las» ribe- 

^^s del río Paraguay y según le dijeron \o^ C»kc\Q%\ ^ 



DEL RIO DE LA PLATA 37 

que su principal alimento era caza y pesca y también 
tenian algarroba de que hacian harina que comiaui 
junto con el pescado, y vino tan dulce como nuestro 
mo'-to. Entonces mandó Oyólas cargar cinco navios 
de maiz, y prevenirlos de todas las cosas necesarias, 
y dar á los marineros cuanto habian menester para el 
buen suceso del viaje, que á los dos meses meditaba. 
Primero quería hacer guerra á los indios Payaguás, y 
después á los Caracarás. Asistían á todo los Garios 
con mucho cuidado y sumisión, y prometían obedec¿t 
fielmente en todos los puntos las órdenes del capitán. 
Ord.enado así lo referido, y prevenida la nave de 
todo, escogió el capitán 300 soldados, los mejor ar- 
mados y compuestos; y dejó 100 en la ciudad de 
la Asumpcion. Navegando siempre rio arriba, á las 
cinc ) leguas llegamos á un pueblezuelo, cuyos indios 
trajeron carne, gallinas, ganzos, ovejas y avestruces; 
y llegando al último pueblo de los Garios, llamado 
Itatin, distante 80 leguas de la Asumpcion, nos dieron 
sus indios bastimentos y otras cosas con que nos socor- 
rimos. 



GAPITULO XXIV 

DEL MONTE DE SAN FERNANDO Y PAYAGUÁS 

De allí llegamos al monte llamado San Fernando, 
semejante al que llaman Bogemherg (*), y dimos con 
los indios Payaguás, á 12 leguas de Itatin: recibiéron- 
nps de paz, aunque fingida como se conoció después, 
llevándonos á sus casas, y nos regalaron con pescados, 
carnes, algarrobas, ó Pan de Juan; así estuvimos 
nueve dias. Rizóles preguntar el capitán si conociaCL 

(♦; Este nombre está germanizado^ y uo^ «a \m^Q»^^c^^ x^^^^">^^ ' 
á su forma primitiva, — Angelis. 



38 HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 

la nación llamada Xarayes: respondieron que habiaa 
oido; que habitaba lejos en una provincia rica de oro 
y plata, pero que no habian visto nunca indio alguno 
de ella: y por relación de otros, anadian, que eran tan 
sabios como los cristianos, y que abundaban en maiz, 
cazabí ó mandioca, mandubis, batatas y otras raices; 
de carne de ovejas ó antas, animales semejantes á los 
asnos, que tienen los pies como de vaca, el pellejo 
grueso; de conejos, ciervos, ganzos y gallinas, y otras 
cosas de que después supimos lo cierto. 

Pidió guias el capitán á los Payaguás, para ir á 
aquella provincia, y se ofrecieron prontos; y al punto 
dispuso su capitán 800 indios que íuesen con nosotros, 
y nos llevasen comida y otras cosas. Publicó nuestro 
capitán el viaje dentro de cuatro dias, mandando se 
proveyesen todos de lo necesario para esta empresa: 
deshizo tres naves, y dejó á 50 cristianos en las dos, 
con orden de que estuviesen allí, (12) cuatro me^ 
ses esperándole, y si no volviese en aquel término, se 
retirasen á la Asumpcion: estuvimos seis meses espe- 
rando sin saber nada de Juan de Oyólas, y por faltarnos 
el bastimento, fué preciso volvernos con Domingo de 
Irala, que habia quedado por nuestro capitán, á la ciu- 
dad de la Asumpcion, como nuestro capitán habia 
mandado. 



CAPITULO XXV 

JUAN DE OYÓLAS LLEGA k LA TIERRA DE LOS NAPEt 
l^üS Y SAMOCOSIS, Y ES MUERTO Á LA VUELTA CON 
TODOS LOS CRISTLA.NOS. 

Partido Juan de Oyólas con los 300 españoles y 300 

(12) A este puerto llamó Juan de Oyólas Candelaria. Cabeza 
2?^ Vaca, cap, 4. Herrera ^ descripción de \í» \sí^\«i^. twg» *I^. 



BEL RIO DE LA PLATA 39 

indios, llegó á los Naperús, anrigos y aliados de los 
Payaguás, que se mantenian de caza y pesca Es na- 
ción populosa, y de ella tomó algunos indios Oyólas 
para guias, porque habia de caminar por entre varias 
naciones, como lo hizo lleno de trabajos y falta de 
todo: muchos le resistían coto las armas, y le mataron 
la mitad de la gente. I Jegó á los indios Samocosis, y 
no pudo pasar, adelante; y dejando tres españoles en- 
fermos con estos indios, precisado de los trabajos, se 
volvió con todos los suyos. Descanzó Juan de Oyólas 
con su gente, fatigada del camino, tres dias en Napero, 
y aunque venia bueno, entendieron los indios que no 
traia municiones y armas, por lo cual trataron los 
Naperús y los Payaguás, de matarlos, y lo consiguie- 
ron: pues habiendo partido de Napero, Oyólas con 
sus cristianos para ir á los Payaguásj estando casi en 
medio del camino, dio de improviso sobre ellos gran 
multitud de estas dos naciones (escondidas en desti- 
nado bosque para esta traición, por donde habian de 
pasar); y como perros rabiosos dieron muerte al ca- 
pitán y á sus soldados, sanos y enfermos, sin que es- 
capase ninguno. 



CAPITULO XXVI 

VIENDO MUERTO SU CAPITÁN, ELIJEN LOS ESPAÑOLES 
EN SU LUGAR Á DOMINGO MARTÍNEZ DE IRALA 

Supimos la traición de los Payaguás, por un inTiio (13) 
que habia sido esclavo de Oyólas, el cual huyó de los 
enemigos por saber la lengua: pero no le dimos entero 
crédito, aunque contaba todo lo que habia sucedido, 

(13) Era cristiano este indio, y seWamaba CjotítíXo. CíK^^xk^ 
Yaca, cap. 4, fol 4, Hbrrera, ei\ dicha I>^e«.^íw^ X^- *^% ^^^"^ 
^p. é, fol 162. ' 



40 HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 

desde el principio hasta el fln del lance lastimoso. Asi 
estuvimos un año en la ciudad de la Asumpcion, sin 
saber de nuestra gente otra cosa que lo reíerido, y lo 
que los Garios contaban al capitán Irala, y ser pública 
fama que los Payaguás y Naperús le habían muerto. 
Mas para asegurarnos, qoeriamos oirlo déla boca de 
alguno de los Payaguás. 

Dos meses después, algunos Garios prendieron dos 
Payaguás, y los trajeron al capitán; y preguntándoles 
si hablan ayudado á dar muerte á los nuestros, lo 
negaron, diciendo que nuestro capitán aun no habia 
vuelto con los suyos á su provincia. Dióseles tormento, 
y confesaron la verdad, y lo que queda referido en el 
capitulo antecedente; mandándolos quemar el capitán 
atados á un palo, rodeado de una gran hoguera. En^ 
toncos elegimos por capitán al referido ¡rala, hasta 
que el rey mandase otra cosa; porque siempre se ha- 
bia mostrado justo y benévolo, especialmente con 
los soldados. 



GAPITULO XXVn 

PONE PRESIDIO EL CAPITÁN EN LA ASUMPCION; VA k LOS 
TIMBÚES Y LOS HALLA MUERTOS Y HERIDOS: DEJA k 
ANTONIO DE MJEINDOZA EN CORPUS CHRISTI, Y NAVEGA 
Á BUENOS AIRESr ' - 

Hizo luego el capitán proveer cuatro bergantines, y 
con 150 españoles del pueblo, bajó navegando los riós 
Paraguay y Paraná. El segundo, dejando la demás 
•gente en la Asumpcion, con orden de j untarse á los 
150 que estaban en los Timbiies, y á los 160 de las 
naos de Buenos Aires, llegó á los Timbiies, ó Buena 
Esperanza, y al fuerte de Corpus Christi; donde los 
nuestros hablan quedado: pero hallamos la tierra sin 
indios, porque el capitán Francisco U\m, i ví-^cíí Qi^^xi, 



DEL RIO DE LA PLATA. 41 

presbítero, Juan Hernández, escribano, que eran co- 
mo gobernadores, después de varios tratos infieles y 
malvados, habían muerto al cacique de los Timbúes y 
otros indios, y los demás se huyeron, de los cuales 
habíamos recibido muchos beneficios. Sabiendo tan 
triste maldad, quedamos asombrados, y nuestro capi- 
tán encomendó á Antonio de Mondoza el fuerte de 
Corpus C//mí¿, dejándole 120 hombres y bastimento, 
con orden de guardarse de los indios, estando siempre 
sobre aviso con buenas centinelas: y que si los indios 
viniesen de paz, los tratase con mucho amor, hacién- 
doles cuantos agasajos fuese posible, y evitando todos 
los daños que intentasen hacerles, y á los cristianos, 
y mirando por sí* con la mayor diligencia. Con lo cual 
se volvió á embarcar, llevando consigo á Francisco 
Ruiz, Juan Galán y Hernández, autores de las infames 
muertes de los indios. Estando ya para navegar, llegó 
un indio principal Timbúe, gran amigo de los cristia- 
nos, que se vio precisado á seguir á los suyos, por su 
mujer, hijos, parientes y familiares; el cual venia á 
aconsejar al capitán que no dejase allí cristiano al- 
guno, porque toda la jente de guerra de la provincia- 
estaba resuelta ó á acabar con ellos, ó echarlos de la 
tierra. El capitán respondió que él volvería presto,'' y 
que la jente que dejaba bastaba para resistir los in- 
dios, y le rogó se viniese á los cristianos, con su mujer, 
hijos y familiares, y así lo prometió; y dejándonos en 
Corpus Christiy se embarcó el capitán. 



CAPITULO XXVIII 

MATAN LOS TIMBÓES Á TRAICIÓN 50 ESPAÑOLES; DE- 
SAMPARAN LOS DEMÁS EL FUERTE DE CORPUS CHRISTl^ 
Y SE EMBARCAN PARA BUENOS k\R^^. 

A los ocho días, poco mas ó menos, ewvVíi ^ Q,^¿^«í^'^ 



HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 



f 

^^^^nuestro capitán Mendoza seis soldados con escOpe- 
^^Hu y otras armas, para pasarse á nosotros con toda 
^^Hh baeieuda y familia á, vivir siempre. Ponderaba el 
^^Hemor que tenia á los TioibúeG, y la falta de seguridad 
^^^^ra venir sin este soconro: ofrecía, como ami^ 
solicitar toda nuestra conveniencia, traerncs mucho 
bastituentú, y gran abundancia de otras cosas Per- 
suadido el capitán, no solo le díó 6, sino 50 españoles 
arcabuceros bien armados, encargándoles que fuesen 
con recato, cautela y soliciiuJ, para librarse de los 
daüos que podían causarles los indios que estabao á. 
media legua de nosotros. Llegados los 50 ^pañoles 
delante de sus casas, los Tímbúes los recibieron con la 
paz de Judas; ofreciéronles pesca y caza, y al empezar 
á cüinei", dieron sobre ellos amigos y enemigos, que 
los miraban con otros que se habían escondido en las 
casüs, con tanti furia y priesa, que gi no es un mu- 
cbacbo que se llamatia Caldero que escapó de sus 
manos, ninguno pud-i salvarse. Y prosiguiendo su 
rabia, envistieron 10,000, y estuvieron sobre el fuerte 
catorce dias continuos, con intento de acabar con no- 
sotros: peco Dios lo impidió piadosamente. Traían 
lanzas largas, con las espadas que habían quitado á 
los cristianos muertos, por puntas, y peleaban con ellas 
' •" y otras armas, de noche y de día, para tomar el fuerte, 
^^^^ro QO pudieron. 

^^K Pasados los catorce dias, dieron la última envestida, 

^^Hechaiido porüados todas sus fuerzas, y pegaron fuego 

^^^á las casas. Salió el capitán Antonio de Mendoza con 

espada por una puerta, en que los indios tenian puesta 

celada, bien disimulada, y apenas dio en ella, curindo 

t-Ltravesaron los indios con las lanzas, cayendo al 
into muerto. Quiso Dios que se les acabó la comida 
los indios, y no pudiendo mantenerse mas, levanta- 
■n el sitio y se fueron: con lo cual descánsame, y 
as con dos bergantines que enviaba nuestro capitán 
Buenos Aires, con bastimento y mimcvQuea,-^!*. 
\ I 



DEL RIO DE LA PLATA " 43 

que nos pudiésemos mantener hasta que volviese, que 
nos causó grande alegría. Pero era mayor la tristeza 
que la muerte de los cristi tnos infundió en los recien 
Uegados, y no hallando otro modo de reMaurarnos, de 
común acuerdo resolvimos desamparar á Corpus 
Christi, y volvernos á Buenos Aires, como lo ejecuta- 
mos con toda la gente. Asustó nuestra llegada al 
capitán, y se angustiaba vehementemente por la ruina 
del pueblo, no sabiendo qué haría, por faltarle el bas- 
timento y lo demás necesario para cualquier empresa. 



CAPITULO XXIX 

LLEGA UN NAVIO DE ESPAÑA CON GENTE A LA ISLA 
DE SANTA CATALINA, k DoNDE VAN LOS NUESTROS 
EN UN BARCO. 

Quince dias habia estábamos en Buenos Aires, 
cuando vino una caravela de España, y nos avisó es- 
tar en Santa Catalina una ná > con 200 hombres, en 
que venia por capitán Alonso Cabrera. Al punto nues- 
tro capitán mandó aprestar otra nave pequeña para 
que fuese al Brasil, á Santa Catalina, (14) que distaba 
300 leguas de Buenos Aires. Envió por capitán á 
Gonzalo de Mendoza, con orden de que si la encoiitrase 
en Santa Catalina, cargase de arroz, mandioca y los 
demás bastimentos que le pareciere Pidió Gonzalo 
de Mendoza al capitán 7 soldados, de quien se pu- 
diese fiar, y eügió 6 españoles, y á mi y otros 20 
que nos acompañasen. 

Navegamos un mes y llegamos á Santa Catalina, 
donde estaba la" nave que buscábamos, con el capitán 
Alonso Cabrera y su gente, con la cual nos regocija- 
mos mucho, y estuvimos dos meses con ella. G^^^- 

(14j Está en 28 grados escasos. Cabeza t>¥L N xca. «t'^^- '^i*^^ 



44 HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 

mos cuanto pudimos nuestra nao de arroz, mandioca 
y maíz, y salimos con ambas naos y con el capitán 
Alonso Cabrera y sus soldados de Santa Catalina, na- 
vegando á Buenos Aires; y hallándonos á 20 leguas 
de la ciudad, víspera de Todos los Santos, en el rio 
Paraná, se preguntaban los marineros unos á otros, 
si estaban ya en el rio Paraná. Los nuestros decian 
que sí, y los de la otra nave decian que aun faltaban 
20 leguas: que ya se sabe que cuándo muchos navios 
hacen juntos un viaje, al ponerse el sol cada piloto 
pregunta á los otros ¿ cuánto ha navegado ? ¿ con qué 
viento ha de navegar de noche, para no apartarse ? El 
rio Paraná-Guazú tiene 30 leguas de ancho hasta su 
golfo ó boca, que corren 50 leguas continuas hasta 
el puerto de San Gabriel, donde solo tiene de ancho 
18 leguas. Nuestro piloto dijo al de la otra nave si 
quería seguirle, á que respondió, que era casi de no- 
che, y quería estarse en el mar hasta salir el sol, y no 
llegar á tierra en noche sin tempestad. Tenia mas 
juicio este piloto que el nuestro en el gobierno de su 
nave, como después declaró el suceso; y sinembargo 
continuó el nuestro su viaje, dejándote allí. 



CAPITULO XXX 

NAUFRAGA NUESTRO NAVIO, SALEN ALGUNOS k TIERRA 
EN SAN GABRIEL, Y DE ALLÍ VAN k BUENOS AIRES 
Y Á LA ASUMPCION. 

Navegamos de noche á cerca de las doce, y una 
hora antes de salir el sol se levantó tan gran tempes- 
tad, que aunque vimos tierra á una legua ó mas, no 
pudimos tomarla, ni echar anclas, ni hallar otro re- 
medio que hacer votos, é implorar la piedad divijia. 
Pues en la misma hora se hizo nuestra nao mil peda- 
^os, y se ahogaron 15 españoles, dec^w^ wMXi^^^xsíívr 



DEL RIO DE LA PLATA 45 

mos hallar cadáver alguno, y 6 indios. Otros, asidos 
á algún madero, se salvaron nadando: yo salí con 5 
compañeros agarrados al árbol del navio. Quedamos 
en tierra desnudos y sin comida, por haberlo perdido 
todo; y ter4endo que caminar 50 leguas por tierra, nos 
vimos precisados á mantenernos de raicillas y otras 
frutas en el campo, hasta llegar al puerto, de San 
Gabriel, donde habia llegado 30 dias antes la otra 
nave con Cabrera. El general, que habia entendido 
nuestro infortunio, andaba muy triste con los suyos; y 
persuadiéndose que todos habíamos perecido, mandó 
decir algunas misas .por nuestras almas. 

Lleváronnos á Buenos Aires, y el general procesó al 
capitán y piloto, y quería ahorcarle: pero, por grandes 
intercesiones, fué solo condenado por cuatro años á 
un bergantín. 

Juntos todos en Buenos Aires, mandó el general 
despachar los bergantines, y en ellos todos los solda- 
dos: hizo quemar las demás naves, y guardar el 
hierro. Navegamos otra vez el rio Paraná arriba y 
llegamos á la ciudíd de la Asumpcion, donde espera- 
mos dos años las órdenes del rev. 



CAPITULO XXXI 

ALVAR NUÑEZ CABEZA DE VACA LLEGA DE ESPAÑA Á 
SANTA CATALINA, Y DE ALLÍ Á LA ASUMPCION CON 
300 ESPAÑOLES, Y ES RECIBIDO POR GOBERNADOR. 

Estando así las cosas, llegó de España Alvar Nuñez, 
Cabeza de Vaca, Adelantado, nombrado por el rey 
con 400 hombres y 30 caballos, en cuatro naves, dos 
mayores y dos caravelas. (15) 



(15) Hbbrvba, Década 7, lib. 4, cap. \Z, 



HiaTORIA Y DBSCOBRlMIEÍTa 

Habían aportado estas naves al Brasil y Santa Ca- 
blina, buscando bastimento, desde donde envió el 
Rdelantido las dos caravelas, ocho leguas del puerto, 
íf buscar comida: pera les entró tiu recia tempes- 
bd, que perecieron rotas en el mar, salvándose la 
";eute. Por esto no quiso el Adelantado volver á em- 
arcarse, antes procuró deshacer las náoa y caminar 
fcor tierra y lleg'í á la Asumpcíon con 300 hombres, 
De 400 que habia embarcado; (IB) porque los demás 
^bian muerto de enfados y enfermedades. Ocho me- 
tes tardó en andar 300 leguas que hay, desde la ciudad 
Be la Asumpcíon hist i la isla de Santa Catalina: (17) y 
)or eso pedia Alvar Nuñez á Domingo de Irala, le 
niregasi^ el gobierno, y que el pueblo le obedeciese, 
I que estaban prontos; miuifestando el titulo de Ade- 
butado, li otro documento evidente de haberle con- 
ioncedido el rey esta potestad, lo cual no pudo conse- 
[uir toda la comunidad. (18) Solo los sacerdotes, y 
mo ú otro capitán lo afirmaron así: pero de lo que 
e dirá adelante, se vendrá en conocimiento de lo que 
fencedió á este Adelantado. 



(19) Pn*Hcisoo LoPKZ, cap, 89, escribe de este Alvar Nufies, 
' " ' enviado por el Rsj tX Rio de la Plata el bdo de 1S4U, cou 
lados y 46 cabullns Eaturo ocbo nieges en el vlnjej luego 
Blegd ú la Asuinpciim, A l"del año 1542, pero fué A 1 1 de muño á 
ÉS nupve. Gabicxi ve Vaca, cap. IX, fol. 12 Hkhkurj, eu el 
tferidocap i3. (Nota de Hnr.Bt" fol, 42.) 

(17] Ralo «e ha de enteuiler desde e\ camina i'scto y prdiimo, 
porque de la Asumpcíon por el rio liHsta el tnat hay 335 leguas: 
hasta SanUCutalliia 800. (Nota de Hui.sio fol. 42.) 

(la) QuietnmeHle le diú k posesión del ad el am amiento Domingo 
Xraln; recibMo de todos con mucho gusto, Heiibeiu, DéeiJa 7, 
tjib. 4, cap 13, ful T9, y loa nntoB de la p0B>'tiÍ0D se Iob quiUroa 
B oficÍHleB realea con toa piocpsoa beeh(-s contra elloB, cuando la 
OD. Cabkza de Vaua, cnp. 74, fol. 69. (Esto mi tiene 
P'Aindauíenta, y prueba lo muí iiiforoindo que en laq cosas de go- 
bierno Balaba el nutor; porqne Cabeza de Vaca presentó Iba pruvisio- 
nea reaUs, que faetón jeidaa y aceptadas, como teíieve «a í.«í. cq- 
meuiarioa, cap. 13, fol. 12 y 13. HuRnafti, en eV áícWo t».?. \a.^ 



DEL RIO DE LA PLATA 47 



CAPITULO xxxn 

PASA REVISTA ALVAR NUÑEZ: ENVÍA BAJELES POR 
EL RIO ARRIBA Á LOS INDIOS CHANESES Y CÁMBALES, 
A CUYO CACIQUE AHORCARON. 

Procuró Alvar Nuñez la amistad de Irala, y en efecto 
se juraron el uno al otro unión y fé fraternal: que- 
dando Irala con la potestad que antes, de mandar el 
pueblo. Pasó muestra Alvar Nuñez, y halló que eran 
800 hombres todo el número de su ejército: y luego 
mandó aprestar nueve bergantines para subir, cuanto 
se pudiese, el rio arriba: y antes de acabar su apresto, 
envió tres delante, con 115 soldados, con orden de ir 
cuanto mas lejos pudiesen, y . de buscar indios que 
tuviesen maiz. 

Nombró por capitán á Antonio Grovenoro y Diego 
•Tabellino. Estos al principio llegaron á la nación de 
los Samocosis, que tenía maíz, cazave y otras raices 
semejantes, y una fruta como avellanas, llamada man- 
dubí con pesca y caza. Los indios andan desnudos, y 
traea en los labios una piedrecilla azul, á modo de 
dado: las indias, de la cintura á la rodilla andan cu- 
biertas. Aquí dejamos los navios con bastante guarda, 
y entramos por su provincia, caminando cuatro dias 
hasta que llegamos á su pueblo, que tocaba á 300 
Cários valientes. Infórmamenos del estado y calidad 
de toda la provincia, y nos volvimos á las naves : y 
bajando por el rio Paraná, llegamos á la provincia de 
los Cámbales^ donde hallamos cartas de Alvar Nuñez, 
en que nos mandaTba ahorcar al cacique, que se llama- 
ba Aracaré (19) como se ejecutó. Acción que dio 



(19) Su proceso se hizo coa parecer de \o% O^vÍvíO^^-s» xt^«^> ^^ 
los oclesiáslicos y otros; y por ser euemxgo c«.>^\V.vA ^^Ao^ e.\\^^^«w^>^^ 
y haheríea hecho grandes daños, fué condenado (v tsva^x\^. ^*^^^-'''*^ 
VB Vaoa, cap, 37, fbl. 28. 



HISTORIA T DESCUBRIMIENTO 

íspues causa á una guerra tristísima: con lo cual 
' ) volvimos al lio abiyo á la Asumpcion. 



CAPITULO xxxm 

TABERÉ Y LOS CÍRIOS SE ARMAN CONTRA LOS 

CRISTIANOS, Y TABERÉ ES VENCIDO 

Kpespues pidió nuestro gobernador al cacique de los 

^ios, que vivia e« la Asumpcioo, 2,000 indios para 
u>ir por el rio con los cristianos contra Taberé. Es- 
man prontos los indios á esto, y á todo lo que que- 
Euiios, acudiendo con obsequios y servicios, pero 
¡pnsejaban al gobernador mirase bien lo que em- 
feudia, antes de partir; peque toda la provincia de 
j^bere y los Garios estaban de regiira, unidas sus 
Sirzas, para tomar venganza cruel de los cristianos, 
r la muerte do Aracaró, que era hermano de Taboré. 

Kpor no entrar en riesgo tan grande, dejó por entonces 
f empresa el gobernadoi^ pero determinó enviar á 
■ala con 400 cristianos y 2,000 indios contra Taberé 

y los Garios, para echarlos de la tierra ó acabar con 

ellos. Salió Irala con el ejército de la Asumpcion, y 

_^vislado con el enemigo, requirió de paz á Taberé, con- 

""«■me á las órdenes del rey: mas el cacique estiba tan 

")Ojado, que nunca quiso admitir trato. Tenia un ejér- 

" ) numeroso, y habia fortiücado sus pueblos con es- 

tóadas al rededor, en tres órdenes, con grandes y 

Kofundos hoyos: lo cual habia averiguado nuestro 

Vdado y diligencia. 

' ~ s dias tardamos en procurar la paz, é informarnos 
[ enemigo, y el cuarto por la mañana, tres horas 

feles de salir el sol, viendo que estaban mas obstinados, 
«308 impetuosamente en la ciudad y la^ rendimos; " 
fetando cuanto en ella encontramos, y cautivando mu- 
''íf/flrfi^s(7HG /lOSíiirvicroiule rouOao Aes^iea- "^^i:- 



DEL RIO DE LA PliATA 49 

rieron en esta batalla 16 cristianos, y quedaron heridos 
y aporreados otros. Pereció gran número de nuestros 
indios, y de los Cámbales, 3.(W0. A poco tiempo vino 
de paz Taberé con los suyos, pidiendo perdón, y rogán- 
donos que les volviésemos sus mujeres é hijos, prome- 
tiendo dar la obediencia por sí y su pueblo, y el capitán 
le concedió lo que pedia, según el orden del rey. 



CAPITULO XXXIV 

QUEDA PRESIDIO EN LA ASÜMPCIOÑ: NAVEGAN RIO AR- 
RIBA EL RIO paraguay; llegan al monte san 

FERNANDO, Y Á LOS PA YAGUAS, GÜAJARAPOS Y SO- 
CX)CIBS. 

Confirmada la paz, volvimos por el rio Paraguay á 
Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, que informado de nuestro 
buen suceso, determinó ejecutar la empresa que habia 
pensado antes. Pidió á Taberé 2,000 indios auxilia- 
res, y á los Cários,'t[ue proveyesen los bergmtÍDes, y 
así lo ejecutaron prontamente Eligió 500 cristianos, 
de 800 que habia, dejando 300 en la Asumpcion, y por 
capitán de ellos á Juan de Salazar de Espinosa. 

Subimos por el rio Paraguay con los 500 cristia- 
nos (20); y los 2,000 indios: los Garios tenian 83 canoas, 
nosotros 9 bergantines, y en cada uñó iban dos caba- 
llos, que hasta que llegamos al monte de San Fernando, 
por espacio de 100 leguas fueron por tierra, y los em- 
barcamos y proseguimos el viaje hasta los Payaguás, 
que huyeron con sus mujeres é hijos, quemando antes 
sus casas. Anduvimos 100 leguas sin encontrar pue- 



(20) Eran 400 arcabaceros y ball esteros. l^o%>tt^T%,«Ai\\tv«» ^.^^ 
hs cano/18 120. Cabeza dk Vaca, cap. 44, ío\. ^^, ^^J^^ xe*^«v^ ^^ 
Jos capítulos sigüieates este descabrimlento. 



I 



HISTORIA V DESCUBRIMIENTO 

lo alyurio lie indios: y finalmente, llegamos á los indios 
ruaja!'apos,que seaiaNtitííieiide pesca y caza, y ln- 
,11 en una larya provincia de 100 leguas; tienen tan 
■an número de canoas, que no se pueJe decir. Las 
tdias andan tapadas de la cintura, á la rodilla, y por 
üo hiiber querido uir nuestras pláliüas^.pasaoios á otra' 
nación llamada Socociea, que nos recibieron de paz, y 
estaba 90 legu ts de loa Guajarapos. Cada uno de 
estos Sococies vive en propia y particular casa, con 
;u mujer é hijos. Los indios traen una bolilla de 
.lo pendiente de las oreyas. ■ Las indias, de los la- 
ios un cristal azul, de un dedo; son liorniosas, y andan 
iesnudas. Tienen eu abundancia maiz, mandioca, 
Lüdubi, batatas, peces y caza, y es nación muy po- 
lulosa. 
Procuró el Adelantado informirse de la nación de 
Carcaráes, y de los Garios; pero los indios no sablón 
la de aquella; y de esta decían que estaban can eltos, ' 
indo mentira. Con esto mandó que nos previniese* 
ios para entrar en la provincia, aunque vela el pooo 
ffovecho que se nos segnia, par que no ca hombre 
^larataut^empresa, y le aborrecían todos los capitanes 
y soldados, tanto como él era perezoso y poco piadoso 
con los soldados (21 }. Caminamos 18 días, y no vimos m 
á los Garios ni á otros indios, y faltándonos la comida, 
fué preciso volver al puerto de los Reyes, dando antes 
'irden á Francisco de Rivera, que con otros diez solda- 
íos, pasase adelante., y que, no bailando gente á, los 
iezdias de camino, se volviesen á las naves donde los 






(21) En pocoa Dieses deaciibríA la tierra, qna en doce aüM hnbík 

pitiiecido iniitQH dnaiM par los iotriiauB goliBrtiaditres, sin ciiidnr da 

ieato: tmlundo itiicuainente no eolo i, los indius, sino 

é, los eapiiñolea que ee querellaron i Cabez» da Vaca, a .juien loi 

[«fioiiilea reales procnruron ücbuv de la tiertu, valiéndoaa d« toH 

Vea, porque loa firendió como dice, oaji. 4\, íol. 'áí da tiu Cu- 



DEL RIO DS LA PLATA 51 

esperábamos (22). Hallaron estos una nación popu- 
losa, con gran abundancia de maiz, mandioca, (23) y 
otras raices, mas no se atrevieron á dejarse ver de los 
indios, ant^ se volvieron al Adelantado, el cual quería 
entrar otra .vez en esta provincia, pero impidieron laá 
aguas su determinación. 



CAPITULO XXXV 

VA HERNANDO DE RIVERA Á LOS OREJONES Y ACARES, 

NAVEGANDO RIO ARRIBA 

Hizo prevenir una nave el Adelantado, con 80 solda- 
dos, de que nombró por capitán á Hernando de Rivera, 
mandándole subiese por el rio Paraguay, buscando la 
nación de los indios Xarayes, y que entrase la tierra 
adentro, dos dias y no ftias, y volviese á darle cuenta 
de la provincia y sus indios. El primer dia que nave- 
gamos, diiños con los indios Orejones, que habitan una 
isla de 30 leguas rodeada del rio Paraguay: se min tie- 
nen de mandioca, maiz, batatas, mandubis y otras rai- 
ces, caza y pesca. Son semejantes á los Sococies. 
Recibiéronnos bien, y estuvimos con ellos todo el dia, 
y el siguiente partimos, y nos acompañaron con diez 
canoas, cuyos indios cazaban fieras, y pescaban dos 
veces al dia, y nos agasajaban con la caza y pesca. 

A los nueve dias de camino, llegamos á los indios 
Acares, y hallamos juntos muchos. Son tan altos, y 



(22) Francisco Rivera se ofreció á proseguir con 6 soldados y 5 
indios, y se lo permitieron. Cabeza, db Vaga, cap. 76, fol. 51, 
Faé y volvió, refiriendo lo que dice el mismo Cabeza de Vaca, 
cap. 69 y 70, fbl. 4, vuelta 5 Herrera, cap. 17, fol. \^% i V^'í». 

(28) Mandeoch ó mandioca es el cazave« Cx^^T.!^ "i>^\ KGV^^ ck^« 
64, fol. 42, eu/As especies son machas, y BuanoisiViT^ Vc^^^ k.'^^^*- 
CELOS, ^OrJnica del Bra^ cap. 2,núia. 1%^ ioV \^^ ^ Ví^^- 



y ai 
^Knti 



HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 

i indias, que no los vi semejantes en todas aquellas 

rovincias, y no comen mas -lUecazay pesca. Las 

[dias aiidan cubiertas de la cintura abajo: están treinta 

;uas de los Soeocies: estuvimos un dia con ellos, y 

ide a>|UÍ se volvieron los Sucocies en sus canoas i 

s pueblos. Pidió á los Acares guias nuestro capitán 

ira ir á los Xarayes, y las dieron en ocho canoas, cu- 

B indios ii-an pescando y cazando, como los Soeocies, 

islante comidí para mantenernos. 

Toman el nombre estos indios de un gran pez, llama- 

do jacaré, de tan duro y áspero pellejo, que no le hieren 

las flechas de los indios, ni otras armas. . Vive en el 

■Agua, y hace mucho daño á los demás peces: pone en 

^Terrasus huevos, á dos ó tres pasos de la orilla del rio: 

Jaele á almizcle, y sabe bien: su carne no es dañosa, 

iisu cola es delicadísimo maryar. Entre nosotros se 

) que es animal venenoso, y sollama cocodrilo. 

^tre oirás Acciones que cuentan de él, refieren, que 

t alguno le mira, ó él le echa su hálito, muerelnego, 

r que si nace en alguna fuente, el único modio de tna- 

Sírle es ponerle delante un espejo, en que viéndosp, 

Buere: y otras cosas que, si fuesen verdades hubiera 

I muerto mas de cii.'n veces, por que miré y cogí mas 

3 tres mil. 



CAPITULO XXXVI 



Desde estos indios pasamos á los Xarayes: tarda- 
mos nueve dias, aunque solo ü¡st(n36 leguas de los 
Acares. Es muy nmnerosa 1h nación de estos indicKj, 
aunque no son los verdaderos Xarayes, vive el rey 
itre ellos, y de su nombre le toman los indios: traen 
'ot<?3, y un redondel pendiente de las orejas, y en los 



DBL RIO DE LA PLATA 53 

labios pedazos de cristal azul como dados, y andan pin- 
tados de azul, desde el cuello á las rodillas, como si 
trajeran bordado el pellejo. Las indias se pintan de 
otro modo, pero también azul, ó cerúleo, desde los pe- 
chos hasta las rodillas; con tanto primor que dudo haya 
en Alemania quien las exceda en artificio y lindeza: 
andan desnudas y son hermosas. Detuvímonos allí un 
dia, y en tres navegamos 14 leguas, hasta llegar á un 
buen pueblo, donde vivia el rey, situado á la ribera 
del rio' Paraguay: su provincia es de cuatro leguas. 
Rescatamos con los indios dos dias; y por que el rey no 
estaba allí, resolvimos ir á verle. 

Dejamos la nave con doce españoles de guarda, y 
pedimos á los indios conservasen con ellos la amistad 
que habíamos hecho: y asi lo hicieron. 

Prevenidos de todo lo necesario, pasado el rio Para- 
guay, llegamos al pueblo que era la corte y casa del 
rey: el cual nos salió á recibir de paz, una legua antes 
de llegar, en un campo muy llano, con mas de 12,000 
indios. La senda por donde iba, era de ocho pasos de 
ancho, llena de flores y yerbas; y tan limpia que no se 
veia una paja ni piedra en ella. Tenia consigo el rey 
sus músicos, con instrumentos como nuestras nautas, 
que llamamos schall-meias: (*) habia mandado que á 
la entrada de ambos se hiciese una caza de fieras, y 
en poco tiempo se cogieron cerca de 30 ciervos y 20 
avestruces, ó ñandúSj que fué muy apacible recibi- 
miento. Entrados en el pueblo, iba señalando posada 
de dos en dos á los cristia ios. Nuestro capitán junta- 
mente con sus oficiales se alojó en el palacio, de que 
estaba cerca mi posada. Mandó después el rey 
xaraye á los indios que diesen á los cristianos cuanto 
necesitasen. Este, fué el aparato y esplendor de la 



(*) Nombre qne los alemanes dan a\ caiam\>\o. — k"^^^\^3^' 



54 mSTDRIA Y DBSCÜBRIMIBKTO 

corte de este rey, como supremo señor de la provin- 
cia. (24) 

Cuando gustan de música á la mesa ó en los convites, 
cantan con flautas y bailan los indios, con tanta destre- 
za, que los cristianos estaban maravillados de verlos: 
en lo demás son como los mdios antecedentes. Las 
indias hacen para sí unas como capas de algodón, tan 
sutil como nuestros tejidos de seda, que llamamos Ar^ 
raSy ó Burschetjjlas tejen con varias figuras de cierr- 
vos, avestruces, ovejas indias, ó las que mejor saben 
hacer. Si corre aire frió, duerman, ó se sientan en 
ellas dobladas, y tienen otros usos. Son hermosísimas, 
lascivas, y me parecieron muy blancas. 

Habiendo estado alli cuatro dias: preguntó el rey á 
nuestro capitán, ¿qué queríamos, y adonde íbamos?— 
Respondióle que buscaba oro y plata, y el rey le dio 
una corona de plata de medio marco de peso, una plan- 
cha de oro de medio palmo de largo, y la mitad de 
ancho, y otras cosas hechas de plata: diciéndole, que 
no tenia mas oro ni plata, y que lo que le daba era el 
despojo que habia traido de las guerras con las Ama- 
zonas. 

Mucho nos alegramos al oir Amazonas, y demás la 
opulencia que refirió: y al punto preguntó el capitán al 
rey si por tierra ó mar podíamos ir á ellas, ¿y cuánto 
distaban? - Respondióle que solo pedia irse por tierra, 
y se llegaría en dos meses á su provincia; con lo cual 
determinamos buscarlas. 



(24) Dpclftracion solemne de este descubrimiento hizo en la 

Asu npciori H**rnando de Rivera, en 3 de marzo de 1643, y está al 

ñn de Jos Comen tiirios de Cabkza de Vací^, fol. 67, que deshace 

/as eguivocHcionea de los nombras y oiraa co&^a c\vilCí^^ x^^^^^xi ^w 

esta. 



I»!L RIO DE LA PLATA 55 



CAPITULO XXXVU 

VAMOS EN BUSCA DB LAS AMAZONAS, Y SE DESCRIBEN 
LOS INDIOS PARESIS Y URTÜESBS 

Estas Amazonas solo tienen un pecho ó teta: sus ma- 
ridos van á verlas tres, ó cuatro veces al año; si paren 
varón, se lo envían á su padre; si es hembra, la guar- 
dan, y le queman el pecho derecho para que pueda usar 
bien el arco y armas en las guerras con sus enemi- 
gos, por que son mujeres belicosas. Habitan en una 
gran isla, en la cual no tienen oro ni plata, que esto lo 
hay en tierra firme donde viven los indios, y se vio que 
tienen grandes tesoros. Es nación muy numerosa, y 
su rey se llama Paitití. (25) Pidió el capitán Harnando 
Rivera al rey xaraye (que también nos habia dicho 
el nombre del pueblo), algunos indios para llevar el 
fardaje, y llegar á lo mas remoto de la provincia, bus- 
cándola^. Dióle lo que pedia, pero advirtiéndole que 
entonces estaba inundada toda la provincia, y quesería 
muy difícil y trabajoso el viaje, y aun inútil, por que no 
era posible por aquel tiempo llegar á ella. No quisi- 
mos creerle, ó instándole á que diese los indios, dio 
veinte al capitán, y cinco ó cada soldado, que nos sir- 
viesen y llevasen nuestras mochilas. 

Caminamos hasta llegar á los indios Paresis, seme- 
jantes, en lengua y otras cosas, á los Xarayes, y andu- 
vimos continuamente ocho dias, de dia y de noche, con 
la agua hasta las rodillas, y á veces hasta lá cintura, 
sin poder salir de ella. Si habíamos de encender 



(26) Fra.t Martin Sarmibvto en su demostración Crítioo-Apolo- 
^ica, disc. 16, par. 9, fol 216, tora. 5, hiace \tv^iv^\w\ ^^ \w\x\»x^ 
asi: «no me detengo en las mismas not\c\aa c\\x^ ^3\^«^'\^c> ^ObJcsíA^ 
▼iaj'ero or/]g'//ia/, di(5 de Jas Ainazoa as a\ aux 0Le\^«^T«SLOti^«s^'^^'«» ^'^ 
OreUana, j fol, 219, m 



I é aun 



HISTORIA. Y DESCUBRIMIENTO 



ibre, armábamos sitio con palos en alto, donde po- 

_ -la: y much^is veces la comida, la olla y la lumbre, y 

aun quien la co Jia, se caia,n en el agua, y nos quedamos 

sin comer. Los mosquitos nos molestaban tanto, que 

no nos dejaban hacer nada. 

Preguntábamos á los Paresis, si adelante habría 

uella agua; y t'GSpondian, que aun- habíamos de an- 

cuatro dias, y cinco por tierra, para llegar á la 

;¡on llamada Urtuesa, y decían que nos volviésemos, 

ie oramos pocos: lo cual repugnaban los Xarayea; 

habiéndoles dicho que se volviesen á su pueblo, 

ipondiau que su rey les h ibia mandado que no nos 

izasen, basta volver á su provincia; los Paresis nos 

"'eron diez indios, que juntos con los Xarayes uob 

los Urtueses. Proseguimos nuestro viaje 

:te tlias mas, por el agua, que estaba tan caliente 

iiao si hubiera estado al fuego; y nos veíamos preci- 

á bebería por uü tener otra. Pudiera pensar 

.no ciue era de rio, pero entonces eran tan continuae 

lluvias, que como la provincia era tan llana, la 

bian inundado, y el daño que nos hizo, lo sentimos 

ipues. 

nueve dias, entre diez y once, llegamos á un 
leblü de la nación Urtuesa, y entramos en él á las 
loce. Fuimos en casa del cacique:, había entonces en- 
los indios una cruel peste, ocasionada de la hambre, 
ir que los dos años antes la langostg. había destruido 
Lnto el grano y todos los frutos, que "Éasi no les doj6 
__ lé comer; y esto nos atemorizó tanto, que como tara- 
poco llevásemos mucha comida, no pudimos detener- 
nos en la provincia. Preguntó nuestro capitán al 
cacique, ¿cuánto nos faltaba para llegar A las Amazo- 
ts? y respondió, que un mes; pero que la provincia 
itfba inundada, como ya habíamos experimentado. 
El cacique díó al capitán cuatro planchas de oro, y 
latro sortijas grandea de plata para los brazos: usan 
>a indios de estas planchas de oro por adorno en la 
¿■ente, como entre Dosoíros las seüovas VtaencaiíeMs. 



DBL RIO DE LA PLATA 57 

Ó collares pendientes del cuello. El capitán dio al car- 
cique, en recompensa, hocecillis, cuchillos, cuentas, 
tenazas y otras cosas semejantes que se suelen labrar 
en Norimberga. No nos atrevimos á preguntar á éstos 
indios muchas cosas, por que éramos pocos, y ellos 
gran número; y el pueblo era tan grande, ancho y largo, 
que no vi otro mayor, ni mas populoso; en todas las 
Indias: y juzgo nos tué de mucha utilidad la peste, que 
si no la h ubiera, escapáramos dificultosamente de tanta 
multitud. 



CAPITULO xxxvin 

VUÉLVESE HERNANDO DE RIVERA AL ADELANTADO, 
KL CUAL LE QUITA, Y A SU GENTE LO QUE LLEVAN, 
Y SE TUMULTÚAN. 

Volvímonos á los Paresis, sin mas comida que pajmi- 
tos y raices agrestes: y estando en los Xarayes, enfermó 
la mitad de li gente, siendo la causa el hambre y po- 
breza que pasaban en este viaje, y el agua que habla- 
mos bebido, y en que anduvimos treinta dias continuos. 
Cuatro estuvimos con los Xarayes y su cacique, y nos 
trataron muy bien, curándonos y haciendo otras buenas 
obras: por que el rey mandó á los suyos que nos diesen 
lo que necesitásemos. Ganamos en esti jornada 200 
ducados cada uno, solo con el rescate de cuchillos, cuen- 
tas, etc., por mantas de algodón y plata. 

Volvimos por el rio al Adelantado, el cual mandó 
que, pena de la vida, ninguno desembarcase: y luego 
vino él mismo, y prendió á nuestro capitán, echándole 
prisiones, y á los soldados nos quitó por fuerza cuanto 
en la jornada habíamos ganado: y no conté to con 
esto, quería ahorcar de un árbol al ca'^\\a\\. ^^^^^\^^- 
otros {esianáo en el bergantiu) uo^ acOTÍ^a.\x\a^ ^^^ ^"^ 
gaaos amigos de los que eslabatv e>vi ^Afó^^^^ ^ ^^'^ 



58 HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 

tumultuamos coutra el Adelantado, dicién dolé cara A 
cara, que cuanto antes nos diese libre á nuestro ca* 
pitan, Hernando Rivera, y nos restituyese lo que nos 
habiaquit ido, y que de otro modo veríamos lo que ha- 
biamos de hacer. 

Viendo Alvar Nuñez el motin y nuestra indignación, 
dio libertad al capitán, y nos restituyó lo que había 
tomado; procur tndo con buenas palabras templar 
nuestros ánimos y conciliar la paz. 

Conseguida la quietud de la gente, mandó el Ad6«^ 
lantado á Hernando de Rivera le refiriese lo que habia 
visto en su viaje: ¿ qué era aquella provincia, y por 
qué habíamos tardado tanto ? — A todo le respondió con 
mucha orden, (¿6) y quedó satisfecho el Adelantado, 
aunque habíamos faltado á sus órdenes; pues expresa- 
mente nos mandó, que no pasásemos de los indios 
Xarayes, sino que de ellos, después de haber estado 
dos dias solamente, en su provincia, volviésemos, con 
relación de las provincias por donde hubiésemos pa- 
sado: lo cual no cumplimos, y por eso prendió al ca- 
pitán y nos quitó lo que llevábamos. 



CAPITULO XXXIX 

DESPRECIAN LOS SOLDADOS AL ADELANTADO ALVAR 

NaÑEZ, POR SU soberbia: (27) hace dar muerte 

A LOS SOCOCIBS SIN JUSTA CAUSA. 

Luego que vio á Rivera el Adelantado, de'terminó 

(26) Sospf^cho que nada de esto es verdaTl, porque ouando yoItíó 
Hernando Rivera, (que fué á 30 de enero de 1643), estaba enfermo 
Cabeza de Vaica, y no pudo dar relación del descabri miento; y le 
duró la enfermedad htista que le prendieron , por el aborrecimiento 
que le tenia la g«)ute, á la cual privó de sacar del Puerto de Job 
Reyes las indias que los indios le hablan dado y adquirida: que. OS 
lo que riñere cap. 7H y 74^ fol. 67 de. sw Corcv€ix\\A.x\v>^. 
{27J Soberbúk ¡lama á ía envidia y od\o q>ie \.«i\\««i ^ C«^%^^ 



DBL RIO DE LÁ PLATA 50 

• 

ir con todo el ejército á las provincias en que habíamos 
estado : y los soldados no queríamos seguirle, y menos 
en tiempo que toda la provincia estaba inundada, y 
muchos de los que fueron con nosotros, enfermos. 
Queríale poco la gente, y él no se avenia bien con ella, 
porque nunca habia tenido empleo de importancia (28). 
Dióronle calenturas muy fuertes, en los dos meses que 
estuvimos en los Sococies; y aunque se hubiera muerto, 
lo hubiéramos sentido poco. No halló en esta p ovin- 
cia ningim indio que pasase de 40 ó 50 años, porque 
es tan enferma como la de Santo Tomás. Está situada 
deb-ijo del trópico de C ipricornio, donde el sol está al- 
tísimo. Vi el Carro en ella, ó \a Ursa Mayor, cuya 
constelación habíamos perdido de visti cuando nave- 
gamos cerca de la isla de Santiago y Cabo Verde (29). 
Mejorado el Adelantado, mandó armar 150 cristia- 
nos, que con 2,000 indios fuesen en cuatro bergantines 
á la isla de los Sococies, que está á cuatro leguas, y 
que los matasen, ó prendiesen todos, y especialmente 
los que tuviesen 40 ó 50 años. Llegamos á su pueblo 
de improviso: salieron de sus casas á recibirnos de 



Vaca, porque habia descubierto la tierra y prohibido sus malda- 
des A aquelU gente, como lo confesaban á voces los ofícialeB reales 
que le trujerou preso; y murió malamente. Cabeza de Vaca, 
Comentarios, cap 84. 

(28) E2^tu es mentira, porqu^ Alvar Nnfíez fué por tfsorero de 
la infeliz armada, con que fué á ja Florida Panfilo de Narvaez. 
HBRaKKA, Década 4, lib. 2, cap. 4, fol 26; cuya salida al nuevo 
Méjico por tierra, con tres compañeros, es uno de los mayores 
tneesos de las Indiad, aun sin los prodigios- que hicieron con los 
indios Hkrrbra, en lu misma Década^ lib. 5, cap. 6, fol. 84, y 
Década 6, lib. I, cap 8, fol. 5. 

(29) Debajo del trópico en que se dice está situada Soooci, es la 
elevación del Polo Antartico veintidós y medio grados: allí se ve 
la Urna Mayor, en la mayor altura algunas horas. Lo que dice 
el autor en cuaato á haberla perdí io de vista en la isla de San- 
tiago, no parece verdad; porque la Ursa Mayor «vwv \>xsk«A^ 's^x^^^ 
desde esta isla, 600 leguas hacia m«d\od\«k^ doü^^ ^% ^>^ tsvvcj^^ 
elerHcioa, como «e poede hacer patente eu e\ ||^o\>o c^«^Sk ^<iV*» 

de HuLDÉRico HuLstOj fol. 68.) 






IlISTORU Y DESCÜBRIMIBNTO 



paz con sus arcos y flechas; pero levantándose pen- 
dencia entre ellos y los Garios, disparaiuos la artillería, 
matando mucho número: cautivamos cerca de 2,000 
muchachos y muchachas, saqueamos el puehlo, y ej»- 
uutado lo referido, con grao injuria de aquellos pobres 
I indios que tan bien nos hablan tratado, volvimos al 
' ielantado, que aprobó lo hecho; y viendo la mayor 
irte de su gente enferma y flaca, y la poca atlcion 
pB le tenían, {30) se volvió con ella, por el río Para- 
lay, á 1 1 ciudad de la Asumpcion, donde le repitieron 
^B calenturas, y en catorce dias no salió de casa, mas 
|Br soberbia que por su enfermedad : tratando mal y 
' m poca decencia á los soldados, que debiera tratar 
_iacibleraente; dando sin aspereza las órdenes, Í31) ras- 
londiendo á todos con mausedumbre, haciéndoles creer 
^e era mas prudente y virtuoso que los subditos. 



CAPITULO XL 

I PRESO ALVAR NUSBZ CABEZA DE VACA, Y ENVIADO 
. REY, Y EN SO LUGAR ELEGIDO DOMINOO DB 
IRALA. 

Viéndose la gente despreciada de Alvar Nuñez, d&- 
írminó unánime, noble y plebeya, enviarle preso al 



(30) Km causn de este odio que no dejaha cAiitirar 4 los indioa, 
hucevlea los dunoa á, 4111 eslithk HctistiiinbrHda esta gente 3.sa,- 
Bí, Dóead'iT, lib 2, cip II y 12, fol. XHñ. 

(31) m autor, litrgo en pelos coiiHüjoa, fuera nipjor que dijara la 
verdad, yies en Onbezik da Vhch uuricn hubo que reprender: ao- 
licitnba i>b»8rv!ir tus úrdenea railes hd íhvof de Iub initio->', guArdmr 
Ua l-y^a entrp loa eapuQulis, é Impelii- el nnevo quinto, que aia 

in Unliian ¡mpuesto lis oRcinlua reales en el malí, mniilaoa, 
li. {iwoadoB y otros BÜmeutos. Esto causó e i ndin de todos 

■igaa deaeuban ser ludronxs y crueles coa eatiufloUii & indioi. 

" rj cap. 18, ful. 16, 




DSL RIO DE LA PLATA 61 

rey; avisándole lo mal que se había portado en el go- 
bierno. Y entraron en su casa, el dia de San Marcos, 
iUonso de Cabrera, Francisco de Mendoza y García 
Vanegas con 200 soldados, y lo prendieron cuando 
menos lo recelaba: (32) Tuviéronle preso un año, hasta 
que previnieron una caravela con bastimento, marine^ 
ros y otras cosas necesarias, para enviarle al Empera- 
dor con otros dos caballeros. 

EUgió después la ciudad por capitán á Domingo de 
Irala, que había gobernado antes, y era muy amado de 
los soldados, que aprobaron la elección; excepto algu- 
nos de los parientes y familiares de Alvar Nuñez, de 
que no se hizo caso. Entonces estaba yo coü hidrope- 
sía, que fué lo que saqué de la jornada á Urtuesaj y de 
80 que enfermaron, solo 30 sanaron. 



CAPITULO XLI 

]»sc0rdia de los cristianos, disposiciones de los 
cArios contra, ellos: los yapiriís y naoasbs 
ayudan á los españoles. 

Enviado á España Alvar Nuñez, emprézó entre los 
cristianos tanta discordia que ninguno deseaba el bien 
de otro: todo era pendencias y riñas, sin que en mas 
de un año ninguno anduviese seguro, ni se escusasen 
los ruidos causados por haber enviado á España á Al- 
var Nuñez. Los Garios, hasta entonces nuestros ami- 



(82) Hebréra, Década 7, lib. 9, cap. 11 y 12, fol. 199 y 200, 
cuenta la verdad y causa de los rebeldes para esta maldad, y los 
falsos testimonios que le levantaron para engañar al pueblo. Ca- 
beza DK Vaca, cap. 74 y 76; y se admira Barco^ cat\io ^^^-e^^^^ 
en España se tolerase sin dar el ca&ligó eoTte«^o\x^\^\iNA\ i xq».^^ 
habiendo ubtaplto el Consejo á Cabeza d© V«iC%^ d^ c^^ VKoXa \^ 
imputaron. HuRKEBAf Década 7, Ub. U, cap. \^. 



I . la"-) 



HISTORIA Y DESCiJBRIMIBNTO 

I, toniao graQ gusto eo vernos reuir, y trataron de 
.laniüs á todos, A Gchanios de la provincia. 
Toda la provincia de los Garios con otras, y los <\gap 
, so levantaron codtra nosotros; por lo cual, preoi- 
.os, volvimos á la uiiioa primera, é hicimos paz con 
Yapirús y Nadases, naciones que teiidrlau 5,000 
ios de guerra. Son belicosas eii tierra y mar, no 
lOn mas üocnida qne caza y pesca; y sus armas son 
'dos cuino media lanz i, no í-íü gruesa, con puntas de 
Uaau llevar deb^o de un ceñidor un palo 
de cuatro palmos, y en el extremo anterior, una bola ó 
nudo. Tienen también oti-as armas de un palmo de 
largo, con puntas armadas de un aucbo diente de pez 
18 llaman pahmHa, semejante á nuestras tencas. 
•Añ diente es aj^udo: de estas armas usan en el mjdo 
Hguiente: 

Empiezan la batalla con los dardos; cuando siguen 

al enemigo, arrojan corriendo el palo á los pies para 

que caiga: si cae vivo ó muerto, le cortan la cabeza con 

:an presteza, después guarílan el diente en el cincho, 

in lo que llevan para este efecto; luego á la cabeza 

'.tan todo el pell^o, con el pelo, y bien seco le pouen 

una pértiga larga que cuelgan en los templos, en 

lemoria de su hazaña, como nuestros capitanes hacen 

sus trofeos. Vinieron Analmente á ayudarnos 

lÜO indios de guerra Yapirús y Nagases que nos air- 

iron con mucho gusto "y provecho. 



CAPITULO XLII 

JINCBN k LOS CÁRIOS LOS CRISTIANOS, AUXILIADOS DE 
^.LOS YAPIR1Í3 Y NAGASES V GANAN Á FROBMIDIHRia Y 
.. ACAKAIBA, 

V Salimos de la Asumpcion, con nuestro general, 350 
^isüanos, y ¡os 1,000 indios, Clist,rib\¿4Qs áfc Wíc«^ 



DBL RIO na LA PLATA, Od 

que siempre tres asistiesen á un cristiann: Up{i:.irnos á 
tres leguas do Itis Uários, que erao 15,t)tK), gübemados 
(le su cacique Mayrairú, y aunque nos pusimos á meiiia 
legua de oUüs, no los enveslimos por ostar cansados 
del camino, y muy mojados de la continua lluvia: ocul- 
lAinonos en un bosque, en que habíamos pasado la 
noche. 

A las seis de la mañana del dia siguienlo, empeza- 
mos á marchar, y á las siete los envestimos: duróK 
batalla hasta las diez, que huyeron precipitadamente 
á meterse en Frosmidiere, (*) pueblo que hablan for- 
tilicado, cuatro leguas de allí, quedando muertos 2,000, 
cuyas cabezas llevaron los Yapirús. De los imcsLros 
murieron diez, y algunos heridos que enviamos á la 
Asuinpcion, los demás seguímos á los enemigos hasta 
Froemidiere, donde se habia metido eí caciitueMay- 
rairü con sus iiidios. Tenia el pueblo íbrtiücado conao 
ooif muralla, con trss órdenes (Ití maderos, del grueso 
de un hombre, de un est-ido de alto; hal)ian hecho tam- 
bién hoyos, como los que quudan dichos, y en cada 
uno, cinco ó seis estacas flj idas, y aguzadas como agu- 
jas. Estaba muy bien forLaleciilo, y con guarnición 
de indios fuertes: tuvimosle sitiado tres días en vano. 
Hicimos mas de 400 grandes y reJondos broi|ueles, de 
los cueros de las ovej ts de Indias, que llaman huanaco: 
están grande este animal como un mulo mecano, color 
azul, y no pati-tendido; en lo demás semejante al asno, 
y es buena comida. Tiene la piel de medio dedo de 
grueso, y hay muchos en esta provincia. Estos bro- 
queles dimos á algunos indios Yapirds, con una hoz; 
y eutre dos indios poníamos un arcabucero. E itre dos 
y tres de la mañana acometimos al pueblo, por tres 

Iis> y á las tres horas, destruidas las palizadas, ea- 
os, haciendo grande estrago en indios, mujeres y 



ae hdllii en uiiigana D>.t& \\\a\.QA»4 -^ ftftA.'*r 
porque iiad» esptQa& en ^.-Mi^íaoV — (i.-8a*;i**. 



i 



I 64 HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 

Jüuchachos, aunque ta mayor parte tle ellos huyó & 
Acaraiba, pueblo suyo, que estaba veinte leguas de 
Froemiaiere. el cual habian fortirtuadü cuanto pudie- 
won. Volviéronse á juntar los CAríos en gran número, 
ypusieron su ejércitocertiade un áspero bosque, para 
ampararse en ól si perdiau tauíbieu este pueblo. A- 
Jas cinco de la larde llegamos, persiguiendo los CárioSi 
hasta Acaraiba, y sitiárnosle: sentando los ataques en 

I tres parajes, y dejamos centinelas en el bosque. En- 
tonces nos llegó el sotiorro que habíamos pedido para 
«iplir los muertos y heridos, y era de 200 cristianos, y 
■fiOOYapirús y Nagases de la Asmnpcion, con que se 
^fttunentó nuestro ejército á 450 cristianos y 1,300 in- 
«dios. Tenian los Cários fortificado á Acaraiba con 
'jalos y fosos, mucho mas que los otros pueblos, yade- 
nas hablan hecho unos instrumentos como ratoneras, 
Junto al pueblo, que si hubieran tenido el efecto 
•Oue ellos pensaban cada una habría cojido veinte ó 
veiüta hombres. Estuvimos sobre él cuatro dias sin 
poder hacer nada: basta que un indio Cario, que habia 
sido su capitán, y era dueño del pueblo, vino de noche 
al general, pi3iéndole con gran instancia, (jue no le 
destruyésemos con fuego, ofreciendo, si le permítia- 
mos, dar traza y forma de tomarle. Prometióle el ge- 
neral, que no recibirla ningún daño, asegurándole lo 
cumplirla. Con lo cual mostró dos sendas en el bosque 
que iban á dar al pueblo, diciéndonos que, cuando él 
hiciese fuego dentro de él, habíamos de envestirle. En 
la misma forma que se habia tratado, se ejecutó: en- 
tramos al pueblo, y dimos muerte á muchos indios, y 
los que creían escapar, huyendo, caian en manos de los 
Yapirús, 'que mataban la mayor parte: sus mujeres é 
é hijos quedaron libres, porque los tenían escondidos 
en un gran bosque, una legua de allí. 

Los que escaparon de este estrago, se refujlaron a' 
caci(|ue Taberé, en su pueblo, llamado HieruquÍ2aba, 
40 le^juas de Acaraiba; no pudimos seguirlos, por que 
jó^/j quemando y robando por ilomie 'pasaXisoi, t\\»S».«)Ía 



DEL RIO DE LA PLATA 



H 



todo el bastimento y comida. Estuvimos cuatro diaa 
i Aracaiba, reparáudonos del trabajo, y curando los 



CAPITULO XLIU 

ILTOS Á LA ASOMPCION, SE ENCARGAN DE OTRA E 
OICION, SUBBN EL RIO EN LAS NAOS, Y TOMAN ] 
RUQÜIZABA, PERDONANDO jt TABláRÉ. 

Volvimos á la ciudad de la Asumpcion, con ánin 

! repetir el vi;ije p ir el rio, buscando el paeblo Ú 
Hieruquizaba, donde vivia el cacique de los indid 
Taberó. En la Asumpcion estuvimos catorce di» 
previniéndonos de armas, municiones, bastimentos! 
otras cosas p'ira la jornada referida. El jeiieral, qtl 
ya tenia cerca de 60 años de edad, procuraba a " 
mentar españoles ó indios á su ejército, para reeo] 
plazar enfermos y heridos, en las batallas y tomas (" 
pueblos. 

Gimpúsose la armada de nueve bergantines y 2 
canoas en que iban 1,500 Yapirús: subimos por el rio 
Paraguay, paca buscar el pueblo de Hieru quizaba, 
donde Uabiaa buido loa Cariosa que dista 46 leguas ü 
la Asumpcion, y en este viaje se uosjunlóel caciqq^ 
que lüó la traza de tomar á Acaraiba, con 1,000 Cárífl^ 
contra Taberé. 

Dispuesta la jente en tierra y agua, marchamos, ; 
noa pusimos á dos leguas de Hieruquizaba, y el gene- 
ral envió dos indios Garios á decir á Taberé hiciese 
volver al pueblo los huidos, con sus mujeres, hijos y 
hacienda, y que diesen la obediencia á los cristianos 
como antes; y que si lo recusaba, los echarla á todos de 

Éuella proviüoia Taberé respondtó, »^e tiv c»ívGi¿\a. 
teneral, ni á Jos cristianos; lyie enN'sXiveae'o-X'ü.iñ^Q, 
fjoshabiade mat^r, arrojando huesos coaUa. ^^*^^' 



:aba, 

is d^^^J 

iqq^H 

>s, y 1 

ene- . i 



HISTORIA Y DBiiCnBRIMIKSTO 

¡ando dar de palos á los embajadores, y los despidió 
menazáüdolos, que si no se Imiaa de lus cristianos, loa 
Kibian de matar. 

' El general, viendo el mal éxito de su embajada, mai-- 

íió con todas sus fuerzas, distribuidas en cuatro es- 

spadroncs; llegamos al rio Ipané, que es tan ancho 

o el Danubio; tiene medio estado de liondo, y eu 

¿unas partes mas; crece con las iimndacioues, tanto 

junas veces, que no se puede andar por tierra. 

í Hablamos de pasar este no, pero los indios estaban 

tefendlendo este paso, y nos bacian tan gran daño, 

Me si no fuera por la providencia de Dios, y la arti- 

pria que se disparaba bien, hubiéramos perecido. 

tero le pas-rmos, y en las naves llegamos á 1 1 otrw ri- 

(era: lo cual visto por los indios, huyeron á meterse 

. su pueblo, á media legua de allí. Seguímosloa 

1 tanta prisa, que casi al mismo tiempo llegamos al 

■ ' o Hieruquizalia, al cual sitiamos, sin que nii!ií«ao 

üera entrar ni salir: usamos después de los escudos 

> huanaco y segures, como queda dicho, y aifUelU 

urde entraiüos al pueblo, dando muerte á muchos in- 

ios, y reservando sus mujeres é hijos para cautivos, 

j habia mandado el general. Muchos indios esea- 

in huyendo, y los amigos Yapirils consiguieron el 

ispojo de 1,000 cabezas de sus enemigos. 

i Después vinieron los Garios huidos, con su cacique, 

Midiendo perdón al general, y que se les restituyesen 

i mujeres é hijos, ofreciendo la obediencia, y servir 

"10 antes: y el gáneral lea perdonó. 

' perseveraron después firmes en nuestro servicio, 

ido el tiempo que estuve yo en acjuella proviucía. 

ó esta guerra medio año, desde 1546. 



DEL RIO DE LA PLATA 67 



CAPITULO XLIV 

VUÉLVESE EL GENERAL A LA ASÜMPCION, Y ENTRA 
LA TIERRA ADENTRO, BUSCANDO ORO Y PLATA 

Acabada la guerra, se volvió el general con la gente 
en las naves-á la Asumpcion, y descansamos dos anos 
enteros, sin que en tanto tiempo viniese navio de Es- 
paña : y por no estar ocioso el generel, propuso á los 
soldados si tendrían á bien que entrase la tierra aden- 
tro con alguna gente. Todos convinieron en lo que 
decia, y separó 350 españoles, á los que ofreció, si 
iban con él, juntarles indios y cuidarles de vestidc^ 
caballos y lo demás necesario. Alegres todos, admi- 
tieron la oferta : llamó á los Garios, y preguntóles si 
querían ir conr él 2,000 ? Y al punto se ofrecieron á 
servirles como estaban obligados. 

Pasadoi^ dos meses, salió nuestro general el año 
1548, subiendo el rio Paraguay con siete bergantines 
y 200 canoas. La gente que no cupo en las naos, fué 
por tierra, con 130 caballos, y se volvió á juntar cerca 
del alto y redondo monte de San Fernando, distante 
92 leguas de la Asumpcion, que habitan los Payaguás. 
Hizo el general volver desde allí á la Asumpcion cinco 
bergantines con las canoas, y dejó los otros dos con 50 
españoles, proveídos para dos años ; por capitán á don 
Francisco de Mendoza, (33) con orden de mantenerse 
en aquel sitio dos años, encargándole tuviese gran cui- 
dado con los indios, no le sucediese lo que á Juan de 
Oyólas, hasta que volviese. 

Emp.'zó su viage con 300 cristianos, 130 caballos y 
2,000 Garios, y en ocho dias continuos no halló nación 
alguna. Al noveno, y á las treinta y seis leguas del 



($3) Barco, caoto 1 Artüb en su ttiid\icc\OTi ^\Q» ^^ Isxfe'^^'^^^ 
Díaz, cap, 24 al fio, fol. 46. 



HISTORIA. Y DESCUBRIMIENTO 

monte de San Fernando, dimos en loa Naperús, indios 

r que se mantienen de caza y pesua, San al tus y robua- 

toa. Las luuj^'eres aun íeas, y desde la cintura á la 

rodilla traGn u» paño. Ouiílro dius después llegatuoB 

álos Mapais, (') nación muy populosa. Son tan su- 

I jetos á sus prin(;ipales, que precisan á los indios á ser- 

T-TÍrlus, üouiü sirven en Alt^niauia los rustióos á tos 

f <aoblt'S. 

'íienen abundancia de frutos de maiz, mandioca, ba- 
tatas, iiianduljí, pacubas, y utrts raices y cosas de co- 
mer. Hay luuciios ciervos, ovejas indias, avestruct^ 
ánades, gansos, gallinas y otras niuchas aves. En los 
' bosques bay mucha miel, que gastan en liacervino y 
I etros usos ; y cuanto mas adelante se camina, tanto m 
IfBias lértil la tierra. Todo el año hay maiz y raices 
[ue comer en esta provincia. 
Las ovejas, que llaman huanacos, son de dos géne- 
Iros, domésticas y montecea, de ijue usan para cár^a, 
[«iidar á caballo y otros ministerios, como usamos de 
los caballos ; y en esta jornada, por estar malo de una 
pitirua, anduve mas do cuarenta leguas eu una. En el 
Perú pjrttían las merjaderias en ellas. (34) I-os in- 
dios sou altos y belicosos, que solo cuidan de las cosas 
de guerra: las indias son hermosas, y andan cubiertas 
, como las antecedentes. No trabajan en el campo, anteB 

^^_ los indios tienen el cuid,idu de sustentar la familia, ni 

^^^^K {'] IgiinrnmoE ciiAI r^ea. eüta Iribii, de In que ningiintt menciúik 
^^^HfBhiiCH va Ina dpiiiHe bisiorixa ilt la cütiqainta — Akqkj.is. 
^^^H (34) D« e^ian ovejiu) eHcjíben Auusta, (lib. 4, u>p. SO j 41j y 
^^^^K^feFKZ, lian. 2, Clip. 142], qut^ no ae h>illBn en olra pnrle quq 
^^^B^ MI Ih lifirtt del P«rú, ; qui* noii áe dos géueíos, duiuértíciui y 
I ■riv.íUei', de Ihs ciialea íkihs [ieaen himk blmidu 1» Una, Hqiiell» 

r gruMA. Pn^den llpvar detnit. fiO it 100 libriB de ciirgii: Mniliieii 

se iitiH andar ea (-1!hb ñ cabnlln, ppro deapncio, FurigHdaa, vuel- 
I ven la cabpzn ni Ciibnllcl'i, y éthimln pii In cara uim »guA que 

hiede: eth^idiw con In carga, iiu ab levii-itau, minque las maten A 
pahiB, j luitjioihle» JacHigH, se levantan Mivvo NB.n ^\<ilftdaí; 
pero mejor Oaiít'H.ASo, Coineiitmioa B-eaka, Wm, "V.. 



DBL RIO DE LA PLATA 69 

I 

en casa hacen mas que hilar ó tejer algodón, 6 guisar 
la comida á los maridos, ó servirlos en otras cosas 
agradables, lo cual hacen también con otros compañe- 
ros fácilmente. 

Salieron los Mbayás á recibirnos, á menos de media 
legua de este pueblo, junto á un lugarillo, donde decian, 
aleve y t'^aidoramente, que sosegásemos aquella no- 
che, y nos asistirian con cu nto necesitásemos: y para 
asegurar la traición que trataban, dieron al general 
tres indias muchachas, cuatro coronas de plata, que 
suelen traer en la cabeza y cuatro planchas, cada una 
de medio pakno de largo, y la mitad de ancho, que se 
ponen en la frente por adorno. Creimos estaban de 
paz, y nos alojamos en el lugarillo: y acabada la cena 
y puestos centinelas, dormimos hasta cerca de media 
noche, que el general echó menos las tres indias, y 
buscándolas, se alborotó el ejército, y sospechando mal 
de los Mbayás, secretamente se mandó al amanecer 
que todos estuviesen en su alojamiento prevenidos 
con sus armas, y prontos á ejecutar lo que se les or- 
denase. 



CAPITULO XLV 

DE LOS PUEBLOS MBAYÁS, CHINAS, TOBAS, PEYONAS, 
MAYBGONI, MORROÑOS, PARONIOS Y SÍMANOS .(*) 

Imaginando los indios que estábamos durmiendo, de 
improviso nos embistieron 2,000, los cuales fueron 
presto desbaratados, con muerte de mas de la mitad, 



(*) Casi todos los nombres indios de este capítulo y de los que 
sifrueii, son ininteligibles, y h'» hemos pueblo %w \vVcvw\x'«»\^x^^"*'> 
para que se distin^^Mn. Lo único q\ie pvveAft ^e^ívt^i^ e». ^v\^ ^v*^\^- 
necea á tiLciouea fronterizas del Petd^ en \«k» pxo^Vx^v»^^ ^^\ss^ 
CbinguanoB y ha Ciiiquitofi.— Amofti^ia. 



mSTORIA Y DESCUBRIMIENTO 

r el resto huyó al pueblo, arlonde velozmente los se- 
Biiinos y entramos en él, pero no hallamos á ninguno-, 
Kt sus mujeres é hijos. Siguiólos el genoral con 150 
Vcabuceros y 2,500 indios á gran prisa, por tres diae 
r dos noches, sin parar mas de á comer, y á decaosar 
laatro ó cinco horas de noche. 

Al tercero dia cogimos en un bosque muchos Mbayás 
IDU SUS hijos y mujeres, pero no eran los que buscába- 
, sino amigos suyos que no tenían el menor recelo 
e que hiésemos á ellos: no obstante pagaron por los 
Hipados, pues cuando dimos en ellos, matamos y cau- 
ivamos, con indias y sus hijos, cerca de 3,000, y si no 
Bochece, ninguno escapa, ponjue todo el gran numero 
te pueblo se juntó en un monte rodeado de bos- 
Pillé en el despojo 19 indios é indias no muy 
_ 3, y otras cosas. 
" Volvimos al real, donde estuvimos ocho días, porque 
ieniamos comida bastante. Desde los Mbayás al 
Monte de San Femando, hay 50 leguas, y de"de los 
Naperús, 36. 

Prosiguiendo el camino, llegamos á los indios Cha^ 
nás, subditos de los Mbayás, al modo que los rústicos 
de Alemania á sus señores: hallamos en est^ jornaáa 
maizales y raices sembradas y cultivadas, que (?n esta 
tierra duran todo el año: pues cuando uno recoge la co- 
secha, otra estA madurando y otra se siembra, y asi en 
cualquier tiempo se hallan en los campos cosas fresoas 
que comer. De allí hiimos á otro pueblo, cuyos indios 
huyeron al vernos, y nos dejaron abundancia de comi- 
""^ que nos detuvo dos días; á las seis leguas llegamos 
i los indios Tobas, que se habían huido, y estaban 
peo prevenidos de comida; son también sujetos á los 
Mhayás. 

Proseguimos el viaje sin hallar indios; y á los s 
dias llegamos á la nación de los Peyonas, que esti á 
14 leguas de los Tobas. Salió el cacique del pueblo á 
■ecibirnos de paz, acompaoado de gcau multitud de 
■^tw, rafeando eijcarecidamente b.\ gei.vera\, esMiisasa 



DSL RIO DE LA. PLATA 71 

entrar en el pueblo, poniendo su real en el sitio donde 
nos recibió. Pero el general no le atendió, y con bue- 
nas palabras por el camino derecho, que quiso y que 
no quiso el cacique, se entró al pueblo, en que babia 
muchas gallinas, ganzos, ciervos, ovejas, avestruces, 
papagallos, conejos y otros semejantes; mucho maiz 
y raices, de que es fértilísima aquella tierra: pero muy 
falta de agua, y de plata y oro, por el cual no nos atre- 
vimos á preguntar; por que las demás naciones j^or 
donde habíamos de pasar, no supieran lo que apetecía- 
mos, y huyesen. Tres dias uos detuvimos con estos 
Peyonas^ y el general se informaba de la naturaleza y 
condición de esta provincia, y al despedirnos nos dieron 
una guia, que nos llevase por camino que hubiese agua 
que beber. Y á las cuatro leguas llegamos á la nación 
llamada Mayegoni^ donde estuvimos un dia, y tomando 
guia y lengua, partimos. Eran estos indios muy apa- 
cibles, y sos dieron todo lo que habíamos menester. 
Caminadas ocho leguas, llegamos á la nación de los 
indios Morroños: i*ecibiéronnos también de paz, y 
estuvimos dos dias con ellos; y tomada relación de la 
naturaleza y caUdad de la tierra, con nueva guia pro- 
seguimos nuestro camino, y á las cuatro leguas llega- 
mos á otra nación, no tan populosa, llamada Favonios; 
tendrá 3,000 indios de guerra: allí nos detuvimos un 
dia, aunque tenian. poca comida. A las doce leguas 
entramos en otra n icion, cuyos indios se llaman Sima- 
nos. Su pueblo está situado en un collado alto, y 
rodeado de espinos y monte bajo como muralla. Jun- 
táronse muchos, y nos recibieron de guerra, con sus 
arcos, flechas y otras armas. Duró poco su soberbia, 
pues vencidos, desampararon su pueblo, habiéndole 
quemado antes: pero los campos no daban bastante 
comida. 



HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 



CAPITULO XLVI 

! LOS BARCONOS, LBYUANOS, CARGÓNOS, SIVISICOSIS 
Y SaMOCOSIS. 

, A 16 leguas de este pueblo, que caminamos en cuatro 
lias, llegíiLQos derepeiite cerca del pueblo de tos imlios 
tturconus, que no sabiendo i,ue íbamos, empezaron á 
teiir; pero á nuestra instancia se detuvieron. Les pe- 
limos comida, y prontamente trajeron con abundaucia, 
alunas, ganzos, ovejas, avestruces, ciervos y otras 
J, y con gran contento de los indios nos detuvimos 
pbatro días, tomando noticias de la tierra. De allí, en 
íes días, entramos á tos indios Leyhanos, nación que 
libita á doce leguas de los B'irconos: lenian poca v¡- 
"lalla, por que la langosta habia destruido c.isi todos 
s frutos, y por no gistar lo que llevábamos, volvimos 
t-caminar, pisada la noche; y encuatrodias anduvimos 
18 leguas, y llegamos á otra nación llamada Careónos', 
|be, aunque habían padecido la misma plaga, teniati 
las comida. Informaron, en un dia que nos estuvimos, 
fique en 24 ó 30 leguas, que distaha la nación de los 
bdios Sívisicosis, no hallaríamos agua. Llegamos é. 
wa. á los seis dias, con gran trabajo; pues aunque los 
^"Ceirconos nos proveyeron, morían de sed algunos de 
los nuestros, si en este viaje no encontráramos una 
raiz, que estaba fuera de la tifirra, de |ue salían gran- 
des hojas, en que habia aguí tan firme como en un 
vaso, que no se derramaba, ni fácilmente se consumía; 
y tendría cada una medio cu irtillo. Dos horas de no- 
che, estando cerca del pueblo de los Sivisicosis, intentar- 
ron huir, con sus mujeres ó hijos, pero el general 
despachó una lengua, para que se estuviesen quietos 
en sus casas, y sin miedo alguno, que no se les hari a 
daño; y así lo hicieron. Habia gran falta de agua en 
aquella provincia, y mayor por no haber \Von\Olo eii \¡ca% 
¿aesesj para Henar ios algibes en (^üe Va recogen, t^S. 

-X \ I 



DEL RIO DE LA. PLAiTA 73 

tenían nos, ni otra bebida que la que hacen de la raíz 
de mandioca, en esta forma: -Echaban en un mortero 
las raices machacadas, y sacaban el zumo de color de 
leche, si puede hallarse agua, hacen vino también de 
estas raices. Solo habia un pozo, en este pueblo, en 
que me puso el general de centinela, para distribuir el 
agua á cada uno, según la medida dada por él, y aun 
con estas providencias teníamos grandes trabajos por 
la falta de agua, y tantos, que no nos acordábamos del 
oro y plata, que todo era clamar por agua. Este em- 
pleo me facilitó la gracia, favor y benevolencia de mu- 
chos, por que eu su distribución no era muy escaso, 
pero cuidando que no faltase agua, y solo por ella 
tienen guerra los Sivisicosis con los vecinos. Dos dias 
estuvimos en estepu)blo, ydudmdo si habíamos de 
pasar adelante ó volvernos, echamos suertes, y salió 
que prosiguiésemos. Informóse el generalde la tier- 
ra, y los indios dijeron que en seis dias de camino 
llegaríamos á los indios Samococis, y que en él 
haUaríamos dos arroyos buenos para beber: con lo cual 
proseguimos el viaje, llevando algunos Sivisicosis para 
guias, que huyeron la primera noche, dejándonos con- 
fusos para hallar el camino: pero le acertamos, y dimos 
con los indios Samocosis, que nos recibieron de guerra, 
sin querer oir paz; pero fácilmente los desbaratamos y 
huyeron. En la batalla prendimos algunos, que nos 
dijeron, que en aquel pueblo habia dejado enfermos 
tres cristianos Juan de Oyólas, cuando fué á reconocer 
aquella tierra de orden de don Pedro de Mendoza (como 
se contó largamente en el capítulo 25). Pues á estos 
tres cristianos, que uno se llamaba Gerónimo, y era 
trompeta, decian los Samocosis los habian muerto cua- 
tro dias antes que llegásemos; instados por los Sivisi- 
cosis. Pagaron bien esta maldad, pues estuvimos 
cafórce dias en el pueblo para saber doud^ ^^ \Na^sss)íí^ 
retirado: y averiguado que estaban en ww ^^c^^oj^^'» *ívxx^- 
qu^ DO todoSf fuimos contra eWos, rcka\aT£xc>^ '«^^^^^ 
y cautivamos los demás, los cuá\es.uo^*\t&i^x£\ax<3^^ 



HiBTWU. Y am 



i nrituraleza y costumbres de esta provincia y sus 
¡odios. 



CAPITULO XLVn 



[ eo 



DE LOS PUEBLOS MAIGBNOS Y CAaCOKIBS 

Entre otras cosas, supo el general, que la mcion de 
is indios Maigtms distaba cuatro dias de camino. 
[Partiiuos á buscarla, y nos recibieron de guerra, aun*- 
i^ue procuramus la paz. El puel)lo estaba situado en 
4in collado,-y rodeado de uu espeso y ancho espinal por 
.todas partes, tan alto como un hombre con la espada 
i^vaiitada en la mano. 

Vista su obstinación, avanzamos con los Garios, el 
lueblo, por dos partes: nos mataron los Maigenos doce 
¡ristianos y algunos CViribs, que nos sirvieron muy 
■ !ü: pero prosiguiendo con mayor esfuerzo, le entrá- 
is por fuerza, y 1. is Maigenos le pusieron fuego y 
luyeron: esto causó la destrucción de muchos, que 
igaron con la vida la culpa de sus compañeros. 
Ocho dias después, 500 Garios armados, con gran 
¡iecreto, y sin saberlo nosotros, se fueron dos ó tres le- 
:uasdelreai, á buscarlos Jí'ií<;ertoe que huyeron: y 
abieodo dado en ellos, pele;irm con tanta obstinación 
^ue murieron 300 Garios ó innumerable multitud de 
_ los Mrigenos, que eran tajitos, que ocupaban cerca de 
"jOna legua. Los Garios enviaron á. pedir al generalao- 
'fiono, avisándole que los Maigenos los tenían cercados 
■por todas .partes, sin poder volver ni ir adelaute. 
Despachó luego el gener.ü 150 cristianos, con algunos 
caballos, y 1,000 Üirios, dejando los demás soldados 
eoguarda del real, por si los Maigenos le acometían. 
Apenas nos divisai-on los Maigenos, cuando levanta- 
o sus reales y huyeron, y aunque \o% ae^uvoios con 
mtaprisa fué posible, no \oa puivoioa a\ca.KLas-, 



DEIL *RIO DE LA PLATA 75 

pero nos admiró el destrozo que habían hecho los Ga- 
rios en los enemigos, y los que habían quedado vivos 
volvieron con nosotros, á nuestro real, muy contentos. 

Hallamos en el pueblo gran abundancia de comida, 
por lo cual nos detuvimos cuatro días en él: júntame- 
nos después, y pareciéndonos que estábamos informa- 
dos medianamente de la tierra, su calidad y frutos, 
pareció á todos proseguir el viaje; y caminando trece 
dias continuos, en que andaríamos 52 leguas, según 
decían los que entendían de las estrellas, llegamos á la 
nación de los indios Carcokies: de allí en nueve dias, 
entramos en otra provincia, de seis leguas de ancho 
y largo, la cual estaba toda cubierta de sal, tan espesa 
y blanca que parecía nevada, y que nunca sé des- 
liace. 

Descansamos dos dias en esta tierra salada, dudando 
el camino que seguiríamos; pero se eligió el derecho, 
y á los cuatro dias ent^'amos en la provincia de los Car- 
cokies: y el general, estando á cuatro leguas de su pue- 
blo, envió 50 cristianos y 50 Garios, para que nos 
diesen alojamiento. Entramos en el pueblo, y vimos 
la mayor multitud de indios, que jamas habíamos ha- 
llado tantos juntos; y congojados dimos avis j al gene- 
ral para que nos socorriese luego. 

El general se puso en marcha aquella misma tarde, 
y llegó á nosotros entre tres y cuatro de la mañana. Los 
CarcokieSj viéndonos pocos, tuvieron por cierta la vic- 
toria: pero entendiendo que el general nos había se- 
guido se entristecieron, y por fuerza, y por conservar á 
sus mujeres é hijos que estaban en el pueblo; nos asis- 
tían en todo, trayéndonos carne de ciervos, y otras 
fieras y aves, ganzos, gallinas, ovejas, avestruces, co- 
nejos, maíz^ trigo, arroz y algunas raices, de que era 
abundante esta provincia. 

Traen estos indios en los labios una piedra azul.» 
como dado, sus armas son dardos, YaxvLa^ ^ ^c^^vá^as» ^ 
cueros de buaa co. 

Las indias traen horadados loa \a\iios coxiwxx ^©í^fst^ 



I aan 

esp; 

P 



HISTORIA, Y DESCIIBRIM[BNTO 

ino, y en él un poco de cristal azul ó verde, vistea 

mistítas de algodón, sin manidas; son bastantemente 

ienniisas, hilan y cuidan de la casa, y los indios la- 

s campo», y cuidan lo demás necesario á la fa,- 



CAPITULO XLVín 

teL RIO GUAPAS Y SD PUEBLO CERCA DEL PERÚ,' T 

CÓMO Partieron dos mensajeros A potosí^ 

PLATA Y LIMA. 

Tomamos algunos Carcokíes por guias para pasar 

leíante, y á los tres dias de camino huyerou: prose- 

imos sin ellos, y llegamos al r¡i> Guapas, de media 

jua de ancho. Nos era imposible pasarle sin riesgo, 

'^para evitarlo, cada dos soldados hi'ñmos una balsilla, 

é red de palos y sarmientos tejidos, en que, Uevadoa 

ilel rio, pudiésemos tomar la otra ribera: en este paso 

ahogaron cuatro compañeros. Tiene este rio peces 

luy sabrosos: hay en la tierra muchos tigres. 

Estando una legua distante del p.ieblo, situado 4 

litro del rio, salieron sus indios á recibirnos, convi- 

idonos, en lengua esp mola, de que al principio nos 

llamos. (35) Preguntárnosles, qué señor tenían, 

y quién eri su corregidor?— Respondieron ([ue eran de 

'.erto noble español, llamado Pedro Anzures. 

En este pueblo hallamos alguna gente, y unos ani- 

iiillos como pulgas (36) que andan saltando, y si pican 

los dedos de los pies, ó en otra parte del cuerpo, 

Van entrándose y royendo, hasta crecer como gusani- 



ÍB5) HKRnERA, Diícada 7, mp. 16, fol, 235. 
fsaj S-ti Ina nigiins, (jus los Tupia \lnmiii Atluiic. 
"" " ■ del BrnBÍ\, lib. 2, cap, 2S. 



DSL RIO DE LA PLATA 77 

líos, semejantes á los que se hallan en las avellanas. 
Si se acude con tiempo á sacarlos, no hacen daño; 
pero si se dilata el remedio, se- pierden los dedos en- 
teros. 

Desde la Asumpcion hasta este pueblo, según la 
cuenta de los astrónomos, hay 372 leguas* allí estuvi- 
mos veinte dias, y al fin ae ellos llegó una carta de 
Lima, ciudad del reino del Perú, en la cual vivia, y era 
virey ó presidente, el Licenciado de la Gasea, que es 
aquel por cuya orden fué degollado Gonzalo Pizarro 
oou otros nobles y plebeyos, y otros condenados á 
galeras. 

En ella mandaba, de orden del rey, que pena de la 
vida, no pasase el general adelante, sino que esperase 
nuevas órdenes en el pueblo de los Giíapás. Cuya de- 
tención fué, porque temía Gasea que si entrásemos en 
el Perúj y se movia alguna sedición contra él, nos 
juntaríamos con los secuaces de Pizarro que andaban 
huidos; como sin duda hubiera sucedido, si nos hubié- 
semos jontado. 

En Ha, Gasea y §1 general se concertaron, quedando 
éste muy contento con las dádivas que le envió; todo lo 
cual se hizo sin saberlo los jaldados; que si lo pene- 
tráramos, le hubiéramos enviado al Perú atado de pies 
y manos. 

Envió después el general cuatro soldados al Licen- 
ciado G-ispa, que eran, el capitán Nuflo de Chaves, 
Agustin de Campos, Miguel de Rutia y Ruy Garcia. 
Llegaron primero á Potosí, donde enfermaron y se 
quedaron Rutia y Garcia; después á otra llamada 
Cüzc >, de allí á la Plata (37), y en fin á la metrópoli 
Lima. Estas son las cuatro pri icipiles y opulentísimas 
ciudades del Perú. Allí Chaves y Campos se embar- 



(87; E^tta ciadad, de que hace aquí menc^ow ^\ «¿^\Arc^ ^>\^ Hnxt^- 
dada portel cupitaa Peranzures, año \5^%, 3 \íc\\msiví '¿\aX»'^ Vj^^ 
0g Argéntitm), por la abundancia de eWa. 



78 



HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 



I earon y llegaron A Lima, al presidente : el cual ha- 

I' tiendo oido la relación de todas las provincias del Rio 

fcláe la Plata, sus calidades y gentes, los mandó hospe- 

mwx y tratar espléndidamente, regalándolos con 2,000 

"iucados: y mandó á Chaves que volviese á escribir al 

uieral, que no dejase entrará los soldados en el Peni, 

tsta nueva orden, como se lo había mandado, y que 

•ocLirase no hiciesen agravio á los indios, ni penni- 

les quítase nada, si tto es la comida. Bien 

s que tenían vasos de plata, pero porque esta^ 

I ban sujetos á español no nos atrevimos á quitarles 

' El mensagero que traía la carta fué cogido por 
lerto español, llamado Parnaavie, de orden del ge- 
eral; porque estaba con gran cuidado, temiendo no 
B viniese nombrado sucesor del Perú .en su gobierno y 
ffle su gente, que ya sabia estaba nombrado (38) y por 
1 eso mandaba á Farnauvie que guardase diligente- 
Vmente los caminos y recogiese las cartas que hallase, 
I y se las llevase á los Garios: lo cual se hizo. (39) 



(38) Ern Dioga Centeno, á quien e\ liceaclndo GaBCH spñal¿ 
Imites en k goberuBcion, j te áM la instrucción que refiere. 
Hri(I(ur*, Decnila 8, lib, S, cup I y 2, f«1. 98. Pern murió Hntw 
de ii. HEKREit*, Décdda 8, iib, 4, ciip. 16, ful. S8. 

(89) Lo que se dice aquí, que llegiuou á \iji GiiapAs, 7 fue 

dwp'jee recibid cai'laB de Limn, oíudiid renl, que es metrópoli del 

I Ferá doude rHside el virey j entii In enpieiiiB ATidieneln, es m«- 

I imater que Biicediess el afio 1549, porque el nño de 154!) el sefioe 

^:|)«n£a1o de Pízitiro fuá uondeiiado k miierlA en el mea d« Aliril, 

(r el presiilpute licenciado (d pomo quiere Lopeil; don Pedro 

' Gasea, büo de 1660: y el diüho la, Giutca. en Julio ya, hubÍA 

^elto á £ipi.ñ«, (■] 7 au vuelta p<mn Herukra, Disuada 8, lib. S, 

Np. 7, fol. 180, en este aOo de 1630) Qae el Poloui 7 la Pial*, 



{•) Piro este nrgniMnio rs Mil, y no tiene ci 
hechos que se ¡ilegnn; porque el aflo de 1548 fué eanndo .fií^fto 
de Ohaven llega á Linuí y Domingo de Jrata se volvió á la Asump- 
tíon, y prosiguió en sw gobierno por la miterte de Diego Centeno 
r¿%"' Sanabria JTbsbkra, Uícnda 8, lib. 5, cap, 1, ^rt. S, 
-' '^ fufóla de Barcía.) 



DEL RIO DE LA PLATA 79 



CAPITULO XLIX 

DE LA FERTILIDAD DE LA TIERRA DE GUAPAS, Y CÓMO 

VOLVIMOS Á LAS NAOS 

La provincia de los Guapas es de tanta fertilidad, 
que en todo nuestro viaje no la hallamos ni vimos 
igual, ni semejante: porque si un indio hiende un árbol 
con una hocecilla, destila, y él coge cinco ó seis medi- 
das de miel, tan pura como si fuera mosto, y comida 
con pan ó con otras cosas, es muy agradable manjar; 
haQen también de ella vino del mismo sabor que el 
mostOy aunque mas suave, y 1 í s abejas que la labran 
son pequeñas y sin aguijón. El general dio en maqui- 
nar con los soldados, que no podíamos estar aquí por 
falta de bastimento: mas si hubiéramos sabido que 



de cayos lagares se hace aquí mención, y á que muy cerca llegó 
este general, abundasen de plata, lo escribe el dicho LofEZ, cap. 
13, de su Historia de Indias, y que cien libras de metal, que se 
sacaban de las minas de Potosí, dejaban- cincuenta de plata pura: 
mas.efttas minas de plata fueron halladas el año ie 1547, como 
dice Pbdro db Oieza, Crónica, cap. 110, lib. 4, cap 6. Herrrra. 
Década 8, lib. 2, cap 14, fol. 40; ó como Agosta, año 154§. 
De suerte que, estando el general en Guapas, no eran acaso tan 
conocidas y cólebrefl, aunque el Emperador en el mismo año 1649 
recibía por sn quinto real, cada semana, treiuta mil, y muchas, 
yeces cuarenta mil libras de plata: y en lugar de jornal se daba 
á les mineros, por el trabajo de una s^iliana, una, y algunas veces, 
do« libras de plata. También escribe Acosta que hubo tanta 
abondanoia de plata en el Perú, que en mucho tiempo ni se labró 
ai se acuñó: y que no se usaba moneda acuñada de que al César 
había de pagarse el quinto real; de suerte, que muchos piensan 
que ni aún la tercera parte se hacia moneda, ni se le pagaba el 
qointo. Sin embargo, se dice que tocaron al Emperador, por el 
quinto, desde el año en que se descubrieron las minas, hasta el 
año 1664, setenta y seis millones; y desde el año de 15Q4 V^i^^va^ 
el de 1686, treinta y cinco millonea. H'AaUk «k^vvvv. \JO^«.'I»^ ^v«a»*^'^ 
Agosta. (Bkrrsra, Década 8, cap. 16, V\\i. 1, ^o\. ^^ ^^"^ 
de HüLSio:) 



UOSl 

ene! 

K 



HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 

tendríamos gobernador y provisión, no hubiéramos 
dejado la provincia, y fáciliimute halláramos lo nece- 
sario. Eli ña, forzados á volver, llegamos á los Car- 
cokies, que ya habían huido con sus mujeres ó hij.is, y 
mejor les hubiera sido no hacerlo: envió el capitán otros 
iodios á decirles volviesen á su pueblo, nu temiendo 
nada, que no les haríamos mal. Nú hicieroii caso del 
mensaje: antes respondieron, que cuanto antes desam- 

Earáíjtíuios su pueblo, que sí no, nos echariaii de él con 
is armas: con lo cual marchamos contra ellos. Que- 
ríamos alguiios escusar esta jornada, diciendo al ca- 
pitán que podría ser esta guerra de perjuicio para toda 
la pruvincia; porque, si se intentaba hacer camiDO 
desde elRiu de la Plata al Perú, faltaría bastimento & 
los que caminasen. Pero el capitán y los demás sol- 
dados despreci o'on nuestro dictamen, y manteniendo 
el suyo, prosiguieron la marcha: y llegado á media 
legua de los Carcoktfís, ya se habiaii plantado á la 
falda de un monte, Cf-rca de un bosque, p;tra escapar 
si los venciésemos. Sirvióles de poco su prevención, 
porque embestimos, y matamos cuajitos pudimos, y cau- 
tivamos cerca de mil en esta batalla. Dos meses nos 
detuvimos en este pueblo, que era muy grande: volvi- 
mos al monte de Sun Fernando, donde habíamos dejado 
dos navios (como se dijo en el capítulo 44). Gastamos 
en este viaje año y medio, sin hacer otra cos:i que pe- 
ar continuamente, y cautivamos 12,O0U indios, indias 
niuchachos, que lus forzábamos á que nos sirviesen 
imu esclavos, y yo tenía cincuenta. 
Supimos por la geute de las naves, las discordias 
estando nosotros ausentes, habíao nacido entre 
j de Abreu, sevillano, capitán, y Francisco de 
[endoza, á quien el general dejó por capitán de la 
gente. Diego de Abreu intentaba privarle del gobier- 
no, y resistiendo don Francisco de Mendoza, creció el 
odio, de suerte que, habiéndose alzado Abreu con el 
' ' hizo matar á Mendoza. 



DEL RIO DB LA PLATA 81 



CAPITULO L 

DIEGO DE ABRBU SE 0P0IQ8 AL GENERAL, Y EL AUTOR 

RECIBE CARTA DE ALEMANIA. 

No contento Abreu con esta maldad, tumultuó la 
provincia, ciudad y presidio de la Asumpcion, y tra- 
taba de enviar gente contra nosotros que íbamos 
acercándonos con nuestro general. Pero Abreu no 
quiso abrirle las puertas, ni entregarle la ciudad, ni re- 
conocerle por superior. ^ 

Viendo el general tan declarada rebelión, sitió la 
ciudad con todas sus fuerzas, cercándola toda, y advir- 
tiéndole que iba de veras: los soldados de la plaza cada 
dia se venian á nuestro campo, pidiendo perdón al ge- 
neral; con lo cual conoció Diego de Abir^u que no podia 
fiarse de su gente, y temiendo que de nocíie le cogi6- '' 
semos, ó que la ciudad se entregase por tratos (40) (lo 
cual sucedería), con aisuerdo de cincuenta de sus ínti- 
mos compañeros y amigos, la desamparó, y se entregó 
al general. Al instante que salió de ella, pidiéronle 
todos perdón, que concedió francamente. 

Abreu, con los 50 cristianos que le seguían, se desvió 
30 leguas de la plaza, donde no podíamos hacerle daño, 
y él nos lo hacia desde cualquier parte. Duró dos años 
esta guerra, sin vivir seguro el general ni Abreu, por 
que tóte andaba con los suyos, vagando como saltea- 
dores de caminos, no omitiendo ocasión de maltratar- 
no§. Viendo el general la falta de sosiego, determinó 
concordarse con Abreu, proponiendo casar sus dos 
hijas con Alonso Riquelme y Francisco de Vergara, 
parientes de Abreu, el cual aceptó el partido. Y eje- 



(40) Herrbji^, pecada, 7, lib. 10, cap. \5», ^q\. ^^^- \>^^^^^ 
a, lib. 2, cap. 17, íoL 43. 



III3IORL4. Y DliSCUBRIMiBNTO 

ItíS casamientos con varios pactos, cesaron las 
jquietudes. 

Eü este lietQpo, dii de Santiago de 1552, recibí, por 

Bano de Cristóbal Riaser, cotredor de los fúcares en 

KSevilla, una carta de Sebastian Niilliart, que me escri- 

Ktea en nombre dsmi hermano Tornas Scbínidel, encar- 

•igándoine que procurase volver á mi patria. 



CAPITULO LI 

¡DE LICENCIA EL AUTOR, Y BAJANDO POR EL KIO PA- 
RAGUAY, SUBE POR EL PARANÁ 

Llevé luego la carta al geoeral, y le pedí licencia 

para el viaje, Al principio la rehusaba; y habiéndole 

referidomialargos trabfyus y molestos servicios, y la 

fidelidad continua con que ios habia ejecutado en el 

. servicio del rey, y que en todo eate tiendo considerase 

llantos peligros y miserias habla sufrido, y cuantas 

■Veces espuse la vida por el mismo general, ain haberte 

dejado jamás, me dio licencia con mucho honor, y 

cartas para el rey: en que, después de dar cuenta de 

todas las provincias del Rio de la Plata, ponderaba lo 

q ue yo tía )ia servido en ellas. Habiendo llegado á, Se- 

^Klla, entregué jo mismo estas cartas al rey, y le hice 

Telacion de todas estas regiones, y sus circunstancias, 

D msa belmente que pude. 

[ T^venido para mi viaje, me despedí del general y. 
je mis comp-iñeros: tomé veinte indios Garios, para 
^e me llevasen mi ropa y otras cosas, que de muchas 
flas h.^bria necesidad en tan largo c imino. Ocho dias 
antes de partir, vino uno del Brasil, diciendo habia 
llegado navio de Lisboa, que era de Juan Helson 
mercader de Lisbo i y Erasmo Schetien, corredor 
je Amberes: y por no perder esta ocasión, parti de la 
tnpcion con mía veinte indios, en ios cavioaa, -^t 



DBL RIO DS LA PLATA 83 

el Rio de la Plata, el dia de San Esteban, á 26 de 
(¿ciembre de 1552: y al cabo de 46 leguas, llegamos 
al pueblo Suberic Sabaye, Oeri el cual se nos jun- 
taron otros cuatro españoles, con dos portugueses qjie 
«e iban sin licencia del general. 

Anduvimos 15 leguas, y llegamos al pueblo de Gor- 
beretho; después fuimos á 16 leguas á otro, llamado 
Barotio^ desde el cual, en nueve dias, nos pusimos en 
Berede, pueblo que dista del antecedente 54 leguas. 
Estuvimos dos dias en él, tomando bastimentos, y re- 
conociendo las canoas, porque habíamos de subir por 
el rio Paraná, 100 leguas; y dispuesto todo, fuimos á 
Qinqiey pueblo en que estuvimos cuatro dias, y que 
antes ob¿iecia á los Cários, y era hasta donde se es- 
tendia el imperio del rey. 



CAPITULO Ln 

EL AUTOR CAMINA POR TIERRA, DEJANDO EL RIO PARA- 
NÁ, Y LO QUE LE SUCEDIÓ EN TUPÍ 

Dejamos las canoas y el Paraná para ir por tierra 
en la provincia de la nación de Tupis, (41) donde em- 
pieza la jurisdicción del rey de Portugal: el camino 
dura seis meses enteros, y hay en él muchos desiertos, 
montes y valles que pasar, tan llenos de ñeras, que 
de miedo no podíamos dormir seguramente. 

Los indios de esta nación se comen á sus enemigos. 
Siempre tienen guerra, que es su mayor deleite: cuan- 



(*) Por la distancia^ corresponde á la boca del Tebicuarí— An- 

0BLI8. 

(41) Estos indios conservan el nombre de su pobladas T\s:^^\^ 
Estremeño, a^gun Barco, Argenlina, c«tt\.o V. '^ ^.xwv^^ ^^.^ ^»* 
nombra, sigue lo mismo Vasconcelos, Cjt6vi\t'8» ^^ ^t^'k^n '^^' 
J, Dúm. 78 y 79, d^ oídas á loa indios, ^ xi^xm. W^^^'^- "^"^^ 



[ 

I tar 



HISTORIA Y DESCUBRIMIENTO 



I COI 

I sol 



vencen, llevan íil pueblo los vencitlos, con tanto 
acompañatniento cümo si fuera boila. Si quieren ma- 
tar á alguno hacen grandes ñestas; y en tanto que 
duran, le Jan todo cuanto pide y apetece, y uiuj^eres 
con (¡ue se divierta, hasta ia hora en que le han do 
Biat^tr. 

dias y !as noches en banquRtes y comidas, 

irrachos como las manadas de puercos de Epícuro, 

Eis tfirpemente de lo que se puede decir. Sun uiuy 
soberbios y altivos; hacen vino de laaiz, con que se 
emborrachan: es poco diferente su lengua de la de 
los Cários. 

Llegamos á otro lugar, llamado Careiseba, habi- 
tado lambiea de los Tupis. Estos tienen guerra con 
Jos cristianos; los primeros sou sus amigos. 

El domingo de Ramos partimos á otro pueblo quo 
estaba á 4 leguas, y en el camino nos avisaron que Jios 
guartlAsonios de los de Careiseba; y aunque no t&- 
iiiamos necesidad de .bastitnento, y con el que habiii 
podíamos pasar adelante, no quiaiH'on dos de nutísti-oa 
compañeros, y se fueron al pueblo contra nuestro 
consejo: donde apenas entraron fueron muertos y 
comidos de los indios. Acercáronse después A iioso- 
tros 50, vestidos de cristianos, y á 30 pasos nos bn- 
blarun. Guardan los indios esta costumbre, qufi 
queilándose algo lejos del contrario, si habla con éi 
no se presume que piensa cosa buena. Viendo estas 
maUs señales, tomamos las armas lo mejor que pudi- 
mos, y les preguntamos i dónde estaban nuestros coni- 
pañeros? — Respondieron que estaban en su pueblo, 
y que nos rogaban fuéseraosá él : pero conociendo sn 
engaño, lo escusamos. Dierónnos una rodada de fle- 
chas, y se volvieron en breve á su pueblo, dé donde sa- 
lieron 6,0011 contra nosotros. Hallábauioiios sin mas 
defensa que un bosque al lado, cuatro arcabuces y 20 
indios Cari s, que traia yo do la Asumpcíon; y con tan 
toca fuerza nos mantuvimos cuatro dias contra ellos. 
¡sparábannus muchas Hechas, y considerando era 



DEL RIO DE LA PLATA 85 

vana la resistencia, á la cuarta noche nos emboscamos 
sin comida y con muchos indios que nos perseguían. 
Sucediónos lo que dice el reirán:— Za multitud de los 
perros es la muerte de las liebres. 

Ocho dias continuos anduvimos vagando por los 
bosques: de suerte que, aunque he peregrinido tanto 
en toda mi vida, nunca he tenido camino mas áspero, 
molesto y desazonado. Manten ¡amónos con miel y 
raices, y no nos deteniamos á cazar algunas fieras, 
porque los indios no nos alcanzasen. 

En fin, llegamos á b nación Biesaie, donde estuvimos 
cuatro dias,' y nos proveímos de lo que hablamos me- 
nester, $in atrevernos á llegar al pueblo, por ser tan 
pocos. 

En esta nación está el rio Urquáj en que vimos 
culebras, llamadas en español Schebe Eyba Tue^ 
scha, (*) de 10 pasos de largo y cuatro palmos de 
ancho. 

Hacen estas serpientes mucho daño, porque si se baña 
un hombre en aquel rio, ó quiere pasarle nadando 
algún animal, la serpiente envuelve en la cola al hom- 
bre ó al animal, y le mete debajo del agua y se lo 
come: por esto siempre andan con la cabeza fuera del 
agua, mirando si pasa algún hombre ó animal que 
poder llevarse. 

Desde aquí anduvimos en un mes 100 leguas, hasta 
dar en Scheverve ha^ pueblo en que descansamos tres 
(Jias; pero tan descaídos y flacos del viaje y falta de 
comida, que nunca teníamos en abundancia sino miel. 
Y luego empezamos á enfermar, perdidas todas las 
fuerzas con los largos y peligrosos viajes hechos con 
graa pobreza y miseria; y lo mas principal, sin comida 
conveniente á la naturaleza, ni camas en que desean 



(*) Este nombre da la medida del nÍDgan jconocimíeuto que te- 
nía del castieUaiio este escritor, y hasta qaó pviivlo ^^Vcv^'^^'^^ \^^i^ 
nombres por su ortograña — Angeus. 



HtSTORU Y DESCOBRIlilIBJNTO 

ir, porque las que llevábamos á cuestas, como saben 

tííis, eran de algodón, tegid'is como red, de cuatro 6 

Eco libras de peso; y para dormir la atábamos á dos 

frbüles, y echándose se descansa en el campo: que es 

las seguro cuando caminan pocos cristiinos en In- 

'' la, que en las casas y pueblos de los indios. Desde allí 

mos basta un pueblo de cristianos que tenia yo por 

levas de ladrones. Era su capitán Juan Reinville, 

le entonces estaba ausente, sin duda por nuestro bien, 

a el pueblo de San Vicente, con otros cristianos para 

" nplir ciertos a,justes que babian hecho. Estos indios, 

n los cuales habitan 800 cristianos en dos pueblos), 

An sujetos al rey de Portugal, pero debajo del poder 

J Juan de Re¡aville,-que era muy obedecido, porque 

jibia estado en Indias 40 años de gobernador, bocho 

■gBcrra, y pacificado la provincia; y juzgaba que nadie 

m^or que él merecía el gobierno. Y porque no se le 

daba siempre, armaba guerris y juntaba en un dík 

B|000 indios de guerra, y el Rey de Portugal no podía 

"^ lütar 2,000: ¡tanta era su autoridad y poder en estas 

liovinciaa! Cuando nosotros llegamos, estaba en su 

'ía un hijo suyo, que nos trató con harto agasajo) y 

tt todo, remediamos á su gente mas que á los indios, 

jiortíue nos salió todo bien, estábamos muy alegres, 

&ndo grat^ias á Dios de habernos sacado sin peligro de 

Buel pueblo. 



CAPITULO LIU 

kiBGA. EL AUTOR AL CABO DE SAN VICENTE; NAVEOA Á 
PESPAÑA; y PüR vientos contrarios aporta SE(3UN- 
I DA VEZ AL POERTO DEL ESPIRITO SANTO. 

Desde allí fuimos al pueblecillo de San Vicente, que 
- aftó^ SO leguas del antecedente. E\ üivd.X'i ^e ivtótt da 
/oJ;? encontramos en su puerto una nave íOT\.\v¿\\esia,, 



DEL RIO DB LA PLATA 87 

cargada de azúcar del Brasil y algodón, por Pedro 
Rosel (42), factor de Erasmo Schitzen de Amberes, que 
residía en San Vicente, y la enviaba á Juan Hulsen, 
morador de I ¿sboa, de quien también era factor. 

Recibióme con mucho amor y honra Rosel: solicitó 
que me recibiesen en la nave, rogando á los marineros 
que me tratasen como 6 su recomendado: lo cual hicie- 
ron fielmente. 

Once dias mas nos detuvimos en San Vicente, en los 
cuales nos proveímos de todo lo necesario para la 
nav^acion. Hay desde la Asumpcion á San Vicente 
en Brasil, 376 leguas, que anduvimos en seis meses. 

Salimos de San Vicente, dia de San Juan Bautista, 
de 1553, y á los catorce dias de mar, agitados de con- 
tinuas borrascas y vientos contrarios, roto el árbol de 
la nave, ignorando donde estábamos, entramos en el. 
puerto del Espíritu Santo en el Brasil, poblado de cris- 
tianos, que con sus hijos y mugeres labran azúcar. Hay 
algodón, grandes y muchos palos del Brasil y otras 
mercaderías. 

En este . mar, especialmente entre Sancti Espíri- 
tus y San Vicente, y mas que en todos, hay grandes 
ballenas (43) y pescados, tan grandes como ellas, que 
machas veces hacen gian daño, porque cuando los 
marineros pausan en los esquifes de una nave á otra, 
suelen venir las ballenas como rebaño á pelear entre 
sí, y vuelcan los navichuelos, pereciendo la gente. 
Siempre están arrojando agua; y cada vez tanta, como 
media cuba francesa, porque meten la cabeza debajo 



(42) La gente de está nave era inicua, pnes habiendo llegado á 
6ÍIa nadando Juan Siadío, hnjendo de los indios Tupis que le te- 
nían cautÍTO, no quisieron recibirle por no desazonarlos, y le de- 
jaron en su esclayitud, como refiere él mismo «o su Historia del 
Brasil, lib. 2, cap. 63, fol 97,. 

(43) Hsj tootns ballenas, que «1 \^^ ^^xv K\^\v^^s <^^^ ^^^ 
Portugal, el uño de 1662, tenia aTT^ix^n^^ v^x Vc^t^ '^''^T ^^^'l.. 

en 43,000 müxadoa. VASCONCEUoa, \\V>. 1^ ^^^^ ^^^ 



HISTORIA. Y DESCUBRIMIENTO 

la y vuelven á sacarla al instante, arrojándola, 
3 ha dictio. El que no hubiese visto esto nunca, 
(Bnsaria que navega un montón de p ~ 



CAPITULO LIV 

jfcLE BL AUTOR DEL PUERTO DEL ESPÍRITU SANTO 
[Y LI.RGA A LA TBRCERA Y LOS AZORES: NAVBOA 
\'Á. ESPAÑA Y DE ALLÍ Á FlXnDES: TOMA LA TIERRA 
I OTRA VEZ POR TEMPESTAD. 

Cuatro meses estuvimos en el mar, después que 
limos del Espíritu Santo, en navegación continua, 
wn haber visto tierra hasta la isla de la Tercera, en la 
cual estuvimos dos dias, y nos proveímos de pan, 
carne, agua y otras cosas íVescas y necesarias. Obe- 
le al rey de Portugal. 

En catorce dias de navegación llegamos ALisItoa, 
^ de setiembre de 1552, y habiendo estado en ella 

is catorce dias, y muerto dos de los indios que yo 

Ifevi ba, pasó á Sevilla, que dista 42 leguas de Lisboa, y 
llegué en seis dias. Después por mar navegué d San 
Lúcar en dos dias: allí estuve una noche, y por tierra faí 
en un dia al puerto de Santa María, y en otro día paséá 
Cádiz, por tierra. H dlé en la bahía S5 uvcas gran- 
des holandesas, de vuelta á su provincia;, una mayor 
y mas hermosa, nueva y que solo había navegado una 
vez á España desde Amberps. Aconsejábanme los mer- 
caderes i|ue me embarcase en ella, y ajusté con Enri- 
que Schertzen, su patrón, mi viaje: para el que me 
previne aquella tarde, qued-indo de acuerdo con él 
que me avisase la hora de partir. Metí en la nave lo 
que llevaba, vino, pan y otras cosas semejantes, y 
algunos papagayos que traia de las Indias. 
Aquella noche bebió el patrón mas (\üe. icXiVeía, y 
por ini bien se olvidó de mi, y rae dejíi eftXa^^fiía&K. 



DEL RIO Í)B LA PLATA 89 

dos horas antes de amanecer, mandó al piloto que se 
hiciese á la vela. Viendo muy de mañana donde es- 
taba la nave, y que se habia apartado una legua de 
tierra, me fué preciso echar el ojo á otra, y tratar 
con otro patrón/ á quien di* lo mismo que al primero. 
Salidas del puerto estas veinticuatro naos, tuvimos 
feliz viento tres dias: después se levantó una tempes- 
tad tan horrible, que no pudimos proseguir el viaje. 
Esperamos ocho dias mejor tiempo, pero mientras 
mas nos deteníamos, arreciaban mas las tormentas, 
de manera que no pudiéndonos mantener en el mar, 
nos volvimos por el mismo camino al puerto: y Enri- 
que Schertzen (que era el navio en que habia puesto 
mi ropa y me habia dejado olvidado), venia el último. 
A una legua de Cádiz, y por la noche tenebrosa, puso fa- 
rol el capitán de la armada, para que los demás pilotos 
la viesen y siguiesen. Llegamos á Cádiz, y ancoradas 
las naves, quitamos el farol, y se hizo en tierra, con 
buen consejo, una luminaria junto á un molino, á un 
ÜFO de bala de Cádiz. Pero fué de grandísimo daño 
á Enrique Schertzen, el cual pensó era farol y dirigió 
su. nao derecho al ftiego, y dio con gran ímpetu en los 
peñascos que estaban debajo del agua: de suerte que 
se hizo mil pedazos, y se undió con toda la gente y 
mercaderías, muriendo en un cuarto de hora 22 per- 
sonas, quedando solo vivo el capitán y el piloto, que 
salieron asidos al árbol mayor: hundiéndose también 
seis cestas de oro y plata que se habi m de entregar al 
Emperador, y mucha mercadería; causando este nau- 
fragio estrema pobreza á muchos. Di gracias á Dios 
Omnipotente, que por su clemencia no permitió que yo 
me embarcase en aquella nao. 



HISTORIA Y DESCUBaiMIBNTO 



CAPITULO LV 

, AUTOR NAVEOA OTRA VEZ DE CÍDIZ Á AMBERES 



El (lia de Saa Andrés, dos después de es 
nos lucimos á la vela á Amberes; padecimos tan 
j tempestad, que juraban los marineros que habia 
feinte años, ó que en todo el tiempo que navegaban, 
babian visto tormentas mas crueles, ni tan horri- 
)]e8 torbellinos. 
Llegamos á Wight, puerto de Inglaterra, sin árbo- 
les, timones, ni otra cosa que pudiese servirnos en la 
navegación; de modo que si hubiera durado la jornada 
pocos dias mas, ninguna de las 34 naves se hubiera 
dvado. Pero Dios nos libró de este peligro casi evi- 
ite; pues cerca del mismo lugar, el primer dia áéi 
io de 1554, naufragaron och6 navios, sumergiéndose 
liserablemente toda la gente, sin salvarse persona 
alguna, y las mercaderías y otras cosas preciosas: 
sucedió este calamitoso naufragio, entre Francia é In- 
iJaterra. Detuvimonos cuatro diaa en Wight, compo- 
indo nuestras naves. Lo mejor que pudimos, nos 
icimos á la vela para el Brabante, y llegamos á 
^rmuydeii, ciudad de Zelanda, donde hay gran mul- 
Ltud de embarcaciones: dista esta ciudad de Wight 
'7 leguas. Desde allí navegamos 24 leguas hasta 
.mberes, donde llegamos salvos y libres, á 25 de 
lero de 1554. 



EII=>I3L.OOO 



Así, después de veinte años, por singiüar providen- 
cia de Dios Omnipotente, llegué al lugar de donde 
había salido: pero en tantos, cuantos peligros de la 
vida y cuerpo sufrí y probé, cuantas hambres, cuantas 
miserias, cuidados, trabajos y angustias, en andar por 
las provincias de los indios, bastantemente podrán 
entenderse de esta declaración histórica. Pero doy á 
Dios Eterno y Omnipotente cuantas gracias puedo 
concebir en el ánimo, porque me volvió salvo á los 
lugares de donde salí veinte años antes. Sea la gloria 
al mismo y la honra por los siglos • de los siglos. 
Amen. 



/" 



índice 



DE LAS MATEHIAS CONTENIDAS EN EL VIAJE DE ÜLDÉRICO SCnMlDRL 

AL RIO DE LA PLATA 



(los NOMBRES EN LETRA BASTARDILLA SON LOS QUE, POR HABER SIDO 
ADULTERADOS POR EL AUTOR, HAN QUEDADO ININTELIGIBLES.) 



Abejas<;hicas y sin aguijón — 79. 

Acaraiba. Pueblo de los Garios, á 20 leguas de Froemi- 
diere — 64. 

Acaré, indios. Su traje, comida y motivo de su nombre 
— 52. Su provincia — ibid. Dan guias á Hernando 
de Rivera— i6¿rf. 

Agaces, indios, obstinados guerreros en mar y tierra, 
sus trazas y adornos — 62. Vencidos por Oyólas con 
pérdida de cinco españoles — 33. Muertos los de uu 
pueblo por los Garios, los demás son perdonados — 
ibid. Enviado á España Cabeza de Vaca, se reve- 
lan— 62. 

Agua. Falta en los PayonáSj siendo la tierra fértilí- 
sima— 71. Los Sivisicosis tienen guerra con los* ve- 
cinos sobre ella — 73. La que arro^axv\^%\^^'^\^^'^— 
87. 



índice 

gustia del Campo, va ít Lima con Nuflo de Chaves— 
77. 
Alemanes y Flamencos. Se embarcaa SO con D. Pe- 
dro de Mendoza — 17, 
Ugarrobas— 37. Hacen vino de ellas los indios -32. 
'm. Eü el pueblodel Espíritu Santo del Brasil — 
87. Hilan y t^en las indias - 69. 
Üonso de Cabrera. Llega á Buenos Aires con socor- 
ro, va á los Timbiies, y despacha aviso á Elspañ i de 
acuerdo de Oyólas— 45. Surge en Santa CatUina 
con ana caravela y200 españoles, y á los dos meses 
va á Buenos Aires — ibid. Librase de una tormenta 
por el conocimiento de su püoio, y llega á Buenos 
Aires 30 días antes que los que venian con él — 46. 
Prende con otros á Cabeza de Vaca— 61. 
lAlonso Riquelme, se casa con la bija de Irala, y por 
I qué í-82 

llAlvar Nuñez Cabeza de Vaca, tesorero de la armada 
que llevó Panfilo de Narvaez d la Florida — 59 Ade- 
lantado del Rio de la Plata, llega á Santa Cant.ilina 
con qué gente, y qué añoí- -46. Envia á buscar 
bastimento dos caravelas, y se pierden, salvándose 
la gente y tarda ocho meses-eu irá la Asumpcios, 
por tierra— i6i(i. Toma posesión, y ajustado cou Ira- 

11a, se previene para descubrir, y envia gente delan- 
te — i7. Hace proceso al cacique Aracaró, y le maa- 
da ahorcar, con acuerdo de los oficiales reales, y 
otros— i6í£Í, Envia á Irala con 2,000 Caries coi¿ra 
Tabaré— 48. Y su buen suceso le hace embarcar, y 
lleg:i al monte de San Fernando : huyen de él los 
Payaguás, y llega á los Sjcocies —50. Infórmase 
de otros indios, y no hallándolos en 18 dias, se vuel- 
ve á los Reyes — ibid. Envia á Francisco de Rivera 
con lOespañoles á reconocer, é intenta volver á su 
descubrtmieuto, y lo impiden Lts aguas — f6¿(A En- 
Via a Hernando de Rivera á los Xarayes— 51. Y 
vue¡[o,¡epreode,yse alborota sn gente 58. Obli- 
áadole á que se dé por aaLiatadio, Via.'oiawia ta¡Aa.4a . 



INWGB 95 

á sih^rden — ibid. Resuelve el viaje por si, y no quie- 
ren seguirle los soldados— 59. Prohibe á los españo- 
les lleven los indios que tenian, y se hice odioso, por 
este y otros motivos inicuos— 58. Enferma en los 
Reyes— =-¿62Í¿í. Envia á matar á los Secocies á la isla, 
y aprueba su destrucción —59. Vuelve á la Asump- 
cion, y á enfermar; y por qué no salió en 15 dias? — 
60. Préndenle los oficiales reales para enviarle á 
España — 61. Repugnan los leales, y no hacen 
caso de ellos los rebeldes —ibid. Trátale el autor 
inicuamente — 60. Lo que hizo en poco tiempo, des- 
lucido por la envidia y el oditf— 50. Es enviado á 
España : revueltas entre los soldados, y rebelión de 
los Garios— 61. Absuelto por el Consejo, se estraña 
no se castigasen los testigos falsos — ¿6/rf. 

Amazonas. Halla noticia Hernando de Rivera de ellas, 
y se parte á buscarlas, y como viven y se conservan, 
y tesoros de su tierra— 54. 

Amberes. Sale de ella el autor — 17. Y vuelve después 
de 20 años— 91. 

Armuyden, ciudad de Zelanda. Tiene muchos bagó- 
les— 90. 

Añades, en los Mapais -68. 

Antas, animales como asnos, y su piel y cuero.— 38 

Antonio Grovenoro. Va á descubrir indios de orden 
de Cabeza de Vaca, y halla maiz en los Samococis, 
y esfera la Tierra adentro, y llega á los Cámbales 

Araearé, cacique. Hermano de Taberé— 48. Proce- 
sado por Cabeza de Vaca, le hace ahorcar— 47. 
Y se levanta la tierra para vengarle - 48. 

Antonio de Mendoza. Queda de gobernador en Cor- 
pus Christi — 41. Y con qué orden— ¿6¿rf. Enga- 
ñad un indio y pierde 50 españoles— 42. Sítianle 
los indios, y cayendo en una trampa de ellos, es 
muerto, y su gente se va á Buenos Ak^^— ObxA.. 

Armada de D. Pedro de Mendoza. ^a\^ ^^ 'Si^^vYi^^'^ 
el dial'' de setiembre de 1534— \%- NxxfeVje.^^ ^\>^^- 






r en Canavias—ibid. Llega á Rio Janeiro — 20. 
al Rio déla Plata -21. 
'üz, en la isla de Santa Catalina— 43. En los Car' 
okies — 75. 

.mpcion, dudad. Cuanto dista de la Isla de Santa 
atilina— 46. Y del Perú— 77 Sus vecinos se di- 
'yiden en facciones : preso Cabeza de Vaca, se rebe- 
lan los indios— 62. Sitiada por Irala, se entrega, 
huyendo Abreu — 81. 

luuipcion, pueblo. Llamóse asi Larabaré por Oyólas 
— 35. Deja en ól 100 hombres para entrar en los 
Payaguás, y con qué orden — 37. 
UunCf llaman los Tupie á las niyuas- 76. 
■es. , Tantas en una isla despoblada, que las mata- 
ban A palos los soldados — £0. Muchas en losJfa- 
pa¡s — ¿8. 
Avestruces en losCArios — 29. En los Zemais — 31. 
Eti los Xarayes-54. En los Peyonas— 1\. En 
los Míipxis -6S. En los Bureónos— TZ. En los 
Carcokies—75. 

Sale de Amberes, vá á Cádiz y se embarca 
para el Rio de la Plata— "18. Acierta poco enlasdia- 
tancias de fas tierras— ibid. Va contra los Querandis 
con don Pedro de Mendoza -23. Nombrado con 
otros seis de confianza para ir á Santa Catalina con 
^on3alo de Mendoza— 43. Sálvase, volviendo de 
iiná tempestad, en un palo, y comiendo raices llega 
á San Gabriel— 45. Fué á caballo en huan.icos mas 
de 40 leguas, por estar enfermo -68. Toma 19 in- 
dios en la derrota de los Mbayás— 70. Pónéle Irala 
de centinela en un pozo, y se bace muchos amigos — 
73. Tenia 50 indios esclavos - 80. Se equivoca en 
los nombres y los altera; de modo que no es fácil 
entenderlos — 31, 85. Estaba mal informado de las 
cosas de gobierno — 46. Se burla de lo que cuentan 
délos cainiaues, ó yacarés— 52, Lo q;ie ganó én la 
jornada de los Xaríiyes -57. Miente mucho contra 
'¡abeza de Vaca— 60. Si perdió \a VitaarntL^cií «i<i 



índice 97 

vista en las islas de Cabo Verde, ó se equivocó?— 59. 
Le da hidropesía en la Asumpcion— 61. Escríbele 
su hermano: se vuelve á Alemania— 82. Le da Irala 
licencia, y se despide de sus amigos, y con 20 Garios 
llega en canoas á Suberic Sabaye— 83. Navega por 
el Paraná, entra en los Tupís, y miedo que tuvo de 
las ñeras en los desiertos —ibid. Defiéndese con seis 
españoles y sus indios cuatro dias contra los Tupís; y 
emboscados huyen, manteniéndose de raices y miel, 
y llega á los Biesayes — 85. Enferma con los demás 
en Schevervéba^ y llega á un pueblo donde los aga- 
saja un hijo de Juan de Reinville— ¿6¿rf. Llega á San 
Vicente y le recibe bien Juan Rosel, y le recomienda 
á los marineros de un navio que iba á Lisboa — 87. 
Se embarca, y con tempestad vuelve al puerto del 
Espíritu Santo— ibid. Llega á Lisboa en cuatro 
meses, y pasa á San Lúcar y á Cádiz — 88. Informa 
al rey en Sevilla, de las tierras del Rio de la Plata, 
y le da las cartas de Irala— 82. Ajusta su viaje á 
Flandes, embarca su ropa, y el patrón se emborracha 
y no le lleva— 88. Ajusta con otro patrón, se em- 
barca y se vuelve á Cádiz con tempestad - 89. 
Padece otra muy grande, y llega, derrotados los 
navios, á Wight- 90. Da gracias á Dios llegando á 
Amberes, por haberle librado de tantos riesgos 
—91. 

Autos dé posesión del gobierno de Cabeza de Vaca, 
robados por los oficiales reales— 46. 

Azúcar. Abunda en Canarias— 1Í3. Lábranla en el 
puerto del Espíritu Santo del Brasil— 87. 



Ballenas — ^20. Su abundancia entre San Vicente y 
Sancti Espíritu, en el Brasil, y cómo^tí^^^w^ ^xs.^^'^ccs. 

los navios pequeños?— 87. \3na de'á^^^^^^^^^'^^^^^ 
en Cádiz — i 7. 



I Balsas en que pasó Ivala para ir á los Guapas 
I -76. 

\Barconos, indios. Quieren huir de Irala, y deteni- 
08 le dan bastimento j noticia de la tierra — 72. 
iBarotio, pueblo— 83. 
["Barteoes, indios. Sitian A Buenos Aires con otros, y 

lo queman— 25. 
I Batatas, raices que saben á manzanas, en los Garios- 
I 33. Eq los Sococies — 51. 

I Berede, pueblo. Toma bastimento ea él el autor 
I —83. 
Biesayes, indios. Llega á ellos el autor y se provee 

de comida y otras cosas —85. 
Bogemberg, monte, en Alemania, semejante al de Sau 

Fernando— 37. 
Bolas, que teuian los indios atadas á un cordel de un 
palo, para cazar y derribar los caballos —23. Como 
las llevan y usan— 62. 
Borracheras de los Tupís. Duran días y i 

—84. 
Brasil, palo. Abunda en el Espíritu Santo— 

¡Broqueles de cueros de huanacos. Hacen los ^ 
y para qué?— 66. A imitación de los indios Careo- 
Mes quo bs usan — 75. 
Buena Esperanza. Isla de los Timbús y su puer- 
to -28. 
Buenos Aires, ciudad. Se funda— 22. Y cómo— 24. 
Sitiada por los indios, matan 31 españoles, la q^ue- 
man y so retiran — 25. Hambre desús vecinos —ibid. 
Vuelve á ella don Pedro de Mendoza, y de allí á 
España, y muere en el camino— " ~ " 
Irala— 45. 
Cab 



tCaballos. Como los derriban los indios con las bolas- 
\ 23. Murtaa uno tres espaüoks,^ 3eVosio\üeQ,y so; 
Ahoraidos—24. 



índice 99 

Cabelleras, con el cuero de la cabeza. Quitan os 
indios á los enemigos, y las cuelgan por trofeos 
—62. 

Cabras en los Garios— 33. 

Cacique, Cario. Da traza á Irala para tomar á Carieba 
— 64. Júntase á él con mil indios— 65. 

Camas de algodón, pendientes en árboles, que usan los 
indios—86. 

Cámbales, indios. Mueren 3,000 en la toma del pueblo 
de Taberé— 49^ 

Camisetas de algodón. Visten las indias Carcokies 
—76. 

Canarias, islas, y sus habitadores — 18. 

Candelaria, puerto, cuál es?— 38. 

Canoas de 80 pies. Tienen los Timbús— 27. En que 
caben -20 indios— 31 . 

Capas que traen las indias Xarayes, tejidas con varias 
figuras de animales— 54. 

Capitán, uno que iba á México compone á los de la isla 
de la Palma con E nrique Peine — 1 8. 

Caracarás, indios. Resuelve Oyólas ir á ellos— 37. 

CarcokieSj indios. Sus armas, frutos y trajes— 75. 
Cuidan de su casa y familia, y las indias hilan y te- 
jen— ¿feirf. Llega á ellos IraXa, - ibid. Espántanse 
. de su multitud 100 españoles, piden socorro, y lle- 
gando Irala se entregan, y le dan bastimento— ¿6¿í?. 
Huyen de Irala cuando volvían, y no queriendo obe- 
decerle dan batalla, y son vencidos y presos mas de 
mü— 80. 

Carcaraés, indios. Procura saber de ellos Cabeza de 

Vaca— 50. 
Careónos, indios. Socorren á Irala con agua para ir 

á los Sivisicosis — 72. 
Cardo, raiz, que suple el agua á los indios— 22. 
Careiseba, pueblo de los Tupís, tenia guerra. ca>ís.\sí{^ 
cristianos— 84. Van á él dos coTa^am^Q»^ ^<^ ^k^ss^ 
coDtra sa consejo^ y les dan. it\Met\,e %>aa Vti^^*^— ^^* 
Y son comidos de ellos— íbid. CViicxieTi^s^-» ^^'^^^^'^'^ 



I de cristianos salen á hablar si autor, y pelean cuatro 

I . días— ¿6¿(í. ■ 

■Carieba, pueblo sitiado por los españoles— 63. Como 

t le habían íbrtífieado los indios?— 64. 

icarios, indios, chicos, gordos y trabajadores - 33. Fe- 

■ roces en la guerra— 34. Matan á todos lus veitci- 

■ dos— ibid. Poblados en las riberas del Paraguay 
I por 30 leguas— 33. Sus frutos y comida— tlíiid. 

P üomen carne humana y venden sus hijas, mujeres y ^ 

I hermanas— 34, India común que tienen, y cuando '^ 

I la matan ó cuidau— í'íííÍ. Oíl'ecen bastimento á 

I Oyólas porque deje á Lambaré y se vuelva á las naos 

L — 35. Embístenle, y huyen espantados de la arti- 

■ Hería, y cayendo en los hoyos que hablan hecho, 
I muerea muchos— z6¿tí. Entréganse, habiendo muer- 
I to 16 españoles, regalan con indias á Oyólas y su 
I gentej hacen un fuerte, y se ofrecen contra !os Agaces 
I — ibid. Van con Oyólas y matan A todos los Agaces 
I que pueden— 36. Asistente con mucho cuidado en la 
I jornada céntralos Payaguás— 38, Contaban en la 
I Asumpciofl la desgracia de Oyólas, y no los creían 
I los españoles, y prenden dos Payaguás— 40. Ofre- 
I ce 2,000 su caciq uií á Cabeza de Vaca contra Tabaré, 
I y lo que le advirtió— 48. Proveen prontamente los 
I . bergantmes de orden de Cabeza de Vaca— 49. Tra~ 
I ban pendencia con loa Socosies, y los destruyen— 60. 
■i Se alegraban de que los españoles riñesen entre sí, 
I y se levantan conti'a ellos^ — 6á. Quince mil se jun- 
I tan para esto con su cacique — 63. Embestidos, hu- 
I yen 20 leguas, y son sitiados ea Carieba — ibid. 
f- Esconden sus hijos y mujeres en uü bosque — 1¡4. 
I Uno da traza para tomar á Carieba, y tomada, huyen 
I á Tabaré, y van quemando y talando la tierra — ibid. 
I Dos van por mensajeros ¿Tabaré, y son maltrados 
I — 6o. Rendido el pueblo, les concede h-ala perdón 
r —66. Y le ofrecen 2,000 Cáuos-67. Embisten 
!_. coa/os españoles al pueblo de los Maigenos y mue- 
l-nsfla/g-úüos— 74. Vau 500 sGcretametófi i;t>tí«i\\c& 



índice 10 1 

Maigenos^ huidos y muertos, 300, envían por so - 
corro— ¿6 ¿íZ. Cincuenta van con los españoles á 
Carcokies—15. Escoge veinte el autor para vol- 
verse á Flandes, y llegan en canoas á Saberte 8a~ 
baye— 83. Pelean en Careiseba-—8á. Sirvieron 
bien á Irala —74. Se le mueren dos al autor en Lis- 
boa— 88. 

<3árlos Dubrin. Queda por capitán en los Timbúes 
—29. 

Oarne humana. Coiñen los Garios — 34. 

Oautivos. Los matan y asesinan los Garios — ibid. 

jCaza y pesca, comida regular de los indios del Rio de 
la Plata— 24. 

Cazave,^ raiz, es la mandioca — 38. En los Samocosis • 
—47. 

Chañas, indios sujetos á los Mbayás, como esclavos. 
• Gultivan maiz, raices todo el año— 70. 

Chera-Guazü, jcacique de los Timbús. Lleva á su pue- 
blo á Oyólas y su gente, y le regala don Pedro de 
Mendoza— 27. 

Charrúas, indios. Andan desnudos, y su número, co- 
mida, y traje de sus mujeres — 22. Sitian, con otros, 
á Buenos Aires— 25. 

Ciervos, en los Xarayes— 53. En los Garios — 29. En 
los Zemais—3l. En los Xarayes-r38. En los 
MapaiS'-'QS. En los Peyonas— 71: Gomo los 

' cazan los indios con las bolas — 23. En los Barco- 
nos— 72. 

Cocodrilos ó caimanes. Los yacarés del Rio de la Pla- 
ta: se describen— 52. 

ObMJ|%J!arecidos, menos en la cola, á los gatos, en los 
filmas— 31. En los Carcokies—76. 

Corpife ÍJhristi, fortaleza, en la ribera del rio San Sal- 
vador — 40. Llega á él Irala, y halla sin indios la 
tierra— ibid. Sitiado por los Timbús, le de^aw i<^%- 
pues los españoles, y se van á. Bvieiio^ kit<i^ — ^- 

Corondas, indios semejantes á \os TvpcíCíxil^^ ^ ^^ ^^' 




índice 

mida; rescatan, y dan á los españoles dos Garios 
, -29. 
iosechas, en los Mbayás, en todos tiempos del año 

— TO- 
Crecientes, que inundan la tierra de los Paresis y otras 

-55. 
Iristóbal Rieser, corredor de los fúcares— 82. 
fueros, comen loa españoles en lahambre de Buenos 
Aires — 24, 
íulebras, comian los españoles en Buenos Aires— 24. 
Una de 15 pies, que habia hecho grandes daños á los 
indios, muerta de un balazo, se la comen cocida— 31. 
Envuelven con la cola á los que pasan los rios, para 
hundirlos y comérselos, y andan con la cabeza fuera 
del agua— 8o. 
, Curumiás, indios— 32. Sus trazas y adornos, y como 
se pintan sus indias con rayas azules — ibid. Reciben 
bien á Oyola.8— ibid. 
Cuzco, ciudad del Perú— 77. 



s, armas de U)S indios, como eran?— 23. Empie- 
zan las batallas con ellas— (i2. 
Diego de Abren intenta quitar el gobierno á don Fran- 
cisco de Mendoza, y le da muerte — 80. Cierra las 
puertas de la Asumpcion á Irala, y sitiado, huye con 
50 confidentes, y hace muchos daños hasta que se 
■ ígusta — 81. 

' de Acosta. Va á prender á Cabeza de Va- 
-61. 

Diego Centeno, elejido por Gasea gobernador del Río 
, Rio de la Plata, muere— 78. 

de Mendoza, va contra los Querandis— 23. Y es 
muerto con otros seis españoles, por los indios con 
^¿¡oias — ¿d/d. 



índice 103 

Diego Tabelino, va con Antonio Gro venero á descubrir 
indios que tengan maiz— 47. 

Domingo Martinez de Irala-29. Queda en la Cande- 
laria con orden de esperar á Oyólas cuatro meses, y 
á los seis se retira á la Asumpcion— 38. Si tuvo la 
culpa de la muerte de Oyólas— ¿fe/d. No cree su 
muerte hasta que la confesaron dos Payaguás, que 
. hizo quemar: y elegido por general, va á los Timbús 
—42. Vuélvese á embarcar, trayendo á los que los 
hablan maltratado, y dejandcTgobernador en Corpus 
Christi— 43. Socórrele con gente, y su pesar de 
que le desamparasen— Í6¿d. Cree haber perecido 
toda la gente de un navio, y perdona aJ capitán y 
piloto— 45. Quema las naves, y hace entrar la 
gente en los bergantines, y sube por el Rio de la 
Plata— ¿6/d. Y se vuelve— 46. Trepida en entregar 
á Cabeza de Vaca el gohieno—ibid. Jura amistad 
con él — 47. Vá, de su orden, contra Tabaré, le to- 
ma el pueblo y hace paz 48. Vuelve á la Asump- 
cion — ibid. Y dá relación á Cabeza de Vaca— 49 
Elegido gobernador por sus parciales, preso Cabeza 
de Vaca— 60. Vá contra los Cários y se detiene 
cerca de ellos — 63. Los vence, toma el pueblo de 
Fromidiere y sitia á Carieba, donde le llega socor- 
ro— ¿6¿íí. Y tomado el pueblo, y sin seguir los 
indios se vuelve á la Asumpcion: vá contra Tabaré, 
y le envia mensajeros", y maltratados sitia á Hieru- 
quizaba— 65. Ofrece á un indio Cario no hacer 
daño en Carieba: entra al pueblo y mata muchos 
indios — 66. Vuelve contra Tabaré, y tomado el 
pueblo de Hieruquizaba, se vuelve á la Asumpcion y 
propone á los soldados ir á buscar oro y plata, y 
como? — 67. Sube por el Paraguay con siete ber- 
gantines y 200 canoas, y llega al monte de San Fer- 
nando — 68. Manda volver los cinco bergantines á 
la Asumpcion, y deja guarda en los dos^ y ca\vq^^ 
gente empezó su viaje hasta \o^ MaTpais — ^iJori^-^^ 
los cuales desconfía, y los detroXa-, ¿\ga^«>"H^a^^ ^ 




¡autivaá muchos— 69. Llega á tos Chañas, y ad- 
Jmira la fertilidad de su tierra, y pasa á los Tohas, y 
^ los PeyonáSf en cuyo pueblo no qoiei-e entrar, ni 
«reguDtar por oro, y porqué?— 70. Dánle guias y 
llega á los Mayegoni, Morroños, Paronios y á 
pos Símanos que ie reciben de guerra, y- son ven- 
ícidos, y su pueblo quemado — ^71. Pasa á otras na- 
Jeiones, y los Careónos le proveen de agua. Se le 
■Biuera de sed alguna gente eu el camino á los Sivi- 
¡eicoais, y pone centinelas en un pozo — 7.3. Dánle 
Jguias, é informado de la tierra llega á los Samacosis, 
■que le reciben de guerra, y son vencidos, y loa Sivi- 
■ sicosis castigados, y por qaé^—ibid. Pierde 12 
españoles en ganar su pueblo á los Maigenos—IA. 
Entra sn la provincia de lasal,y vaálos Carcokies, 
adonde envia 100 españoles ó indios— 75. Socorre 
fá los Garios, se le entregan los Garcolciee, con cuyas 
I guias llega al Perú, y se le ahogm cuatro soldadas 
1 — 76. Escríbele Gasea no pase adelante, y se ajus- 
I tó con él sin saberlo los soldados. Envia cuatro á 
I Lima, y le escribe Chaves lo mismo que Gasea, de 
Lsu orden — 77 Manda coger los caminos, y las car- 
Itas, y por qué?— 78. Vuélvese á disgusto de su 
. gente, por decir no tenia comida, á los Carcokies, 
á los cuales vence — 80. Gastó año y medio en esta 
jornada, y cautivó 13,000 indios — ibid. Halla 
muerto su teniente en la Asumpcion, y la sitia, y se 
entrega, habiéndose salido Abren de ella, y cómo se 
ajustó cou él? — 81. Da licencia al autor para vol- 
vere á Alemania, y cartas para el rey— 82. 



inrique Peyne, factor. Se embarca para el Rio de la 
Plata— 17. Quieren prenderle en la Palma sin saber 
él por qué, y maltratan su navio— 19. 
'^arique Sohertzen, piloto. Se emboítatítia., "s %>& Ve 



índice 105 

olvida llevar el autor á Flándes — 89. Vuelve con 
tempestad á Cádiz, y engañado de una llama, da 
contra una- roca su ña vio y perece con la gente, y 
él se libra— ¿feid. 

Erasmo Schitzen. Corredor de Ambéres-=-87. 

Esclavos. Al que han de matar los Tupís le dan cuan- 
to apetece hasta su muerte— 84. 

Españoles. La hambre les hace comerá ahorcados— 
J¿4. Mueren 30 con un alférez en Buenos Aires — 26. 
Ahóganse 15 en la tempestad de Gonzalo deMendo- 
za^ y los demás se salvan desnudos— 44. Enferman 
de andar y beber el agua de las crecientes é inun- 
daciones— 56. No pueden sufrir el gobierno de 
Cabeza de Vaca, ni la justicia de él — 57. Júntanse 
cuatro al autor volviendo á su tierra, en Suberic 
Sdbaye—S3. 

Espada, pez.— 20. 

Espíritu Santo, puerto en el Brasil. Llega el autor á 
él, y en que trabajan sus vecinos— 87. 



Felipe de Cáceres, contador del Rio de la Plata. Va 

con otros á prender á Cabeza de Vaca— 60. 
Flechas encendidas, arrojan los indios en Buenos Aires, 

y la abrasan— 25. 
Fortalezas de los indion de estacas; y cómo era la de 

Lambaré— 34. 
Fosos; cubiertos de ramas, con lanzas dentro, puestos 

contra los españoles — ibid. Sirven contra los indios 

—35. 
Franceses. Pueblan en el Rio Janeiro— 21 . 
Francisco de Mendoza. Prende, con otros, á Cabeza- 

de Vaca— 61. Queda por teniente de Irala en el Rio 

de la Plata— 67. 
Francisco de Rivera. Ofrece pto^e^xivc ^xv^^^^^^^^"^^ 

la tierra, con seis hombres*. ^ c«^ ^^^fó'i* "^^^^ 



índice 

, una nación populosa, y se vuelve á Cabeza de Va- 
i ca— 51. 

ttancisco Ruiz y otros. Hacen muchas cruelda- 
1 des en los Timbüs 41. Llévale Irala consigo 

-ibid. . 
^roem-idiere, pueblo fortificado por los indios, tomado 
por Oyólas— 63. 




Waberetho, pueblo— 83. 

Yalgaisis, indios poblados á orilla de una laguna. 
" Regalan á, Oyólas: su número, trajes y comida 

—30, 
gallinas, en los Garios— 33. En los Carear ¿sos— 31. 
En los Mapais~G8. En los Peyonas— 71. En 
[ loa Barconos-IZ. En los Carcokies-lb. 
fanzos, en los Garios- 38. En los Carcarisos—ibid. 
En los Mapais— 08. En los Peyonas— 11. En los 
Barconos—72. En los Carcokies—15. 
tOarcia Venegas, tesorero. Va con otros á prender á 
jzade Vaca— 61. 
(íltos, comían los españoles en Buenos Aires- 31. 
Jerónimo, y otros dos españoles, muertos por los Sa- 

macosis— 73. 

Gingie, pueblo sujeto á los Garios, y último del rey ha- 
cia elBrasil — 83. 
■Gobernadores intrusos del Rio de la Plata, y sus injus- 
^ ticias con indios y españoles — 50 
fionzalo, indio, esclavo de OyoLts. Da cuenta en la 
f Asumpcion de su muerte, y no le creen — 39. 
ponzalo de Mendoza. Va á Santa Catalina á reconocer 
I la nave que babia llegado, y por bastimento— 43. 
I Carga, y se vuelve con Cabrera, y disputa que tu- 
f vieron los pilotos— 44. Hace pedazos una tempes- 
L tad su navio, se ahoga parte de la gente, y la demás 
L^sa/Fa en tablas y palos— 45. 



índice 107 

Gonzalo Pizarro, y otros. Justiciados por Gasea— 77. 

Guajarapos, indios. Rehusan oir á Cabeza de Vaca, y 
su proviacia y canoas— 50. 

Guapas, indios apacibles. Dan á Irala bastimento — 
76. Salen á recibirle — ibid. Saludándole en espa- 
ñol — ihid. Sus soldados no se atreven á quitarles 
oro y plata, y por qué?— 78. 

Guapas, rio de media legua de ancho, y buena pesca 
—76. 

Guaranís, indios Garios. Ayudan á Tabaré contra 
Irala, y son vencidos— 48. 



Hambre. Se empieza á sentir en el real de don Pedro 
de Mendoza — 24. Llega al estremo de comer carne 
humana en Buenos Aires --¿6¿rf. 

Hermanas. Las venden los Garios muy baratas— 33. 

Hermano. Se come en Buenos Aires á otro que se le 
murió— 24. ' 

Hernando de Rivera. Sube por el Paraguay buscando 
los indios Xarayes, y llega á los Orejones— 5L Sale 
el rey de los Xarayes á recibirle, y cómo le alojó en 
su pueblo? — 53. Es regalado de él con oro y plata: 
dale noticia de los Amazonas, é indios que vayan 
con él— 55. Aunque le decia no era tiempo de este 
viaje — ihid. Gamina con gran trabajo por agua, y 
* llega á Ortuesa, que halla con peste — 56. Pregun- 
ta al cacique po^* Jo que faltaba del camino de las 
Amazonas, y es regalado con oro y plata— ¿6¿á. 
Enferma su gente de andar por agua, y se vuelve á 
los Xarayes— 57. Preso por Gabeza de Vaca, y 
después suelto, y si le hizo relación de su jornada? 
—ihid. 

Hieruquizaba, pueblo de Tabaré. S^e^ reSx^^vasx ^ íáOss>í^ 
Garios, y los útiB. Irala-65- 1S,ií\xbA.^, ^'^^^^^^^'^ 



108 índice 

de muchos indios— 66. Jiintanse en él con el autor, 
volviendo á su tierra seis españoles — 83. 

Hijas. Las venden los Carlos— 33 

Huanaco, ovejas de Indias. Se describen— 68. V. 
Ovejas. 



Indias Timbas, feísimas — 27. LsiS Macurendas —30. 
Y las de los Naperús— 68. Los Garios venden hasta 
sus mujeres— 33. Hacen regalos con ellas — ibid> 
Una común que tienen, y cuando la matan ó cilidan — 
34. Las Xarayes, hermosas— 53. Se pintan con 
gran destreza — ibid. Usan capas tejidas con figu- 
ras —54. Tres que dieron los Mbayás á Irala, se hu- 
yen— 69. 

Indios del Rio de la Plata. Queman los bastimentos, 
y huyen de Lujan — 25. Sitian y abrasan á Buenos 
Aires — 26. Cuando pasan por los rios les hacen 
gran daño las culebras— 31. Asómbranse de las 
heridas de la artillería y arcabuces —35. Impide 
Cabeza de Vaca los hagan esclavos — 59. Donde no 
viven mas de 40 ó 50 años — ibid. Cautivó 12,000 
Irala en la jornada al Perú, y su gente los hacia ser- 
vir como esclavos — 80. 

Ipané, rio. Quieren los indios impedir á Irala le pase, 
y no pudiendo, huyen— 66. ' 

Isla, á 500 leguas de Santiago, poblada solo de pájaros 
—20. 

Itatin, pueblo, el último de los Cários— 37. 



Jacobo Belzar, mercader — 1 7. 
Jaime Rasquin. Acompaña, con otros, á los que pren- 
d/eron á Cabeza de Vaca— 61, 



INDICB 109 

Janeiro, rio —20. Cuanto dista del de la Plata — 21 . 

Jepido^ rio que baja del Perú al Paraguay - 33. 

Joannebrot llaman los alemanes á los algarrobos 
-32. 
' Jorge Lujan, con otros, mata á puñaladas á Juan Oso- 
rio, de orden de don Pedro de Mendoza— 21. Vá 
por el Rio de la Plata á buscar bastimentos, y los 
indios huyen, dejándolos quemados, y se le muere la 
mitad de la gente de hambre— 25. 

Jorge de Mendoza— 18. koba una hija á un vecino 
de. la Palma, donde se queda casado con ella — 19. 

Juan Helsen, mercader de Lisboa. Envia á comerciar 
al Brasil un navio, y trata el autor de venir á Es- 
pana en él— 82. Quien era su factor, y de que 
cargo?— 87. 

Juan Hernández, escribano. Hace daño en los Timbús 
— 41 . Llévale Irala consigo - ibid. 

Juan Osorio. Acusado falsamente de rebelión, es 
muerto á puñaladas de orden de don Pedro de Men- 
doza— 21. 

Juan de Oyólas. Ejecuta con otros la muerte de Juan 
Osorio— 21. Es nombrado capitán general por don 
Pedro de Mendoza — 26. Hace fabricar cuatro ba- 
geles, y se embarca con 400 españoles — ibid. Va á 
reconocer la tierra — 73. Sube por el rio de la Plata, 
llega á los Timbús, habiéndosele muerto de hambre 
50 hombres, y se detiene cuatro dias en el pueblo — 
27. Pasa muestra, y dejando gente en los Timbús, 
entra en el Paraguay, y reconoce sus riberas, y los 
Garios que las pueblan— 29. Rescata en los Corun- 
das, y le dan dos indios Garios para guias, y pasa á 
los Qalgaises— 30. Y á los Zentais, y le reciben 
de guerra, y vencidos, les quema 250 canoas — 31. 
Los Gurumias, y los Agaces le reciben de guerra, y 
vencidos, va á los Garios— 32. Dejando guarda en 
los navios, sitia á Lambaré, y no admite el ofreci- 
miento decomidá que lehac\aiv\o^ \\i$á^^— ^V. V\Kt- 
de 16 españoles, toma e\ ]^we\Ao ^ \^ xe^^^^^*^^ 



Imdias— 35, Va contra los Agaces, y les quema 500 
i canoas, perdonando á los que vinieron después —36. 
■Infórmase de los Payaguás, y sube por el rio arriba 
' á ellos, y á otros — 37. Dánle bastimento los Carlos 
[■ en su último pueblo, y se Informa de los Xarayes, 
[ y va á los Payaguás, dejando orden á la gente de 
I las naves para que le esperen— 38. Toma guias en 
1 los Naperús, pasa varias naciones con muchos traba- 
i jos y guerras— 39. Vuelve desde los Samocosis — 
f ibid. Donde deja tres españoles enfermos— ■t&íd. 
t Descansa en los Naperús, que unidos á los Payaguás 
le dan muerte, y á toda sa gente— ¿fcíd. No le creen 
en la Asumpcion- ¿fi't/. 
Juan Reinville, gobernador antiguo en los Tupis, y su 

poder y conquistas— 86. 
^JQan Romero. Queda por capitán en Buenos Aires, 
con ración para un año — 26. 

an (le Salazar. Da muerte á Juan Osorio á puñala- 
das— 21. Queda por teniente de Cabeza de Vaca 
con 300 hombres, en ia Asumpeion -49, 
lan Stadio, cautivo de los Tupís, huye al navio de 
L Pedro Rosel, que no quiere recogerle— 76. 



^bios. Se agujerean los Garios para ponerse en ellos 
: un cristal que llaman ¡ew6eí¡i— 33 Los Samocosis 

una piedra azuleóme dado~47. ■ Y los Carcokies 

— 75. Los Curumiás una pluma de papagayo — 32. 
laguna de seis leguas de largo, en que habitan los 

Oalgaises— 30. Una que se rezumaba, impide á 
[ Oyólas vengarse de los indios— 32. 
¡ambaré, pueblo de los Canos, su muralla de estacas 
'" y foso embestida por Oyólas — 34. Entrégase, y sus 

vecinos le regalan— 35. 
Laagosta. Destruyo los sembrados, "^ íy\i\.c¥, &^\qs 



índice ^ 111 

iiidios Ortueses— 56. Y de los Careónos- - 72. Y 
Leyhanos — ibid. 

Lanzas. Hacen los Timbús de las espadas de los espa- 
ñoles — 42. 

Lázaro Salazar, con otros, da de puñaladas á Osorío 
—21. 

LeyhanoSj indios. Llega á ellos Irala, y los halla des- 

' truidos por la langosta — 72. 

Lima, metrópoli del Perú — 77. 

Lisboa, cuanto dista de Sevilla— 88. 

Lumbre. Como la encendian los españoles para cocer 
la comida cuando caminaban por agua— 55^ 



MacurendaSj indios. Su número, comida,*habitacion 
traje y lengua— 30. Tienen guerra con los Zemais 
—31. 

MaigenoSj indios. Su número y tierra, y por qué no 
pudo castigarlos Oyólas?— 74. Su provincia la mas 
fértil — 75. Resisten á Irala en su pueblo, matando 
12 españoles, y entrado le queman, y huyen —74. 
Pelean con 500 Garios y dan muerte á 300, y va en 
socorro Irala, y bastimento que halló en su pueblo 
— ibid. 

Maiz,enlos Garios— 33. En los Samocosis— 47. En 
los Orejones — 51. En los Mayáis lo hay verde 
todo el año— 68. En los Carcokies—75. Hacen 
vino de él los Tupís, con que se emborrachan— 84. 

Mandioca, raiz, y. otras qne-comen los indios — 38. Los 
Sivisicosis usaban, á falta de agua, de un licor que 
hacian con ella— 73. Es el cazave— 33. En los 
Xarayes y en Santa Catalina— 38. En los Orejones 
— 5 1 . En los Mapais — 68. 

Mandubí, como avellanas— 50. 

Manzanas, en los Garios— 29. 

MapaiSy indios altos, belicosos. "Vin^xv ^otcvci e.'s.Oss^^'^ 



112 índice 

de sus caciques: frutos y fertilidad de su tierra — 68. 
Cuidan de su familia, y de la guerra, y las indias de 
sus maridos— ¿6¿d. Salen á recibir á Irala, y le 
piden se aloje en un lugarcillo, y oro y plata- 69. 
Embisten al alojamiento, y son desbaratados, y si- 
guiéndolos pagan otros por ellos, y se cautivan 
3,000—70. 

Mayrairú, cacique de los Garios. Se opone á Jos es- 
pañoles con 15,000 indios— 63. Entrase en Froe- 
midiere^ vencido y tomado el pueblo, pasa á Caria- 
ba, y se fortiflca— ¿6¿d. 

Mbayás. Distan 50 leguas del monte de San Fernando, 
y 36 de Naperús— 70. 

Mepenes. Solo pelean en agua. Cerca de su pueblo 
se rezhuman aguas muy hondas — 32. Distan 40 le- 
guas de los Curumiás — ihid. 

Miel, en los Garios, y cómo hacen vino de ella? — 33. 
En los Mapais—GS. 

Miguel de Rutia. Enferma en el Potosí, yendo á Lima 
con otros, de orden de Irala — 77. 

Millones que dio al rey en 34 años el quinto del cerro 
de Potosí— 79. 

Minas del Potosí^ su descubrimiento, y cuanta plata 
pura daba el metal, y qué jornales á los mineros 
—79. 

Moneda, no se labraba al principio en el Perú — 79. 

Morroños j indios. Reciben bien á Irala, y le dan rela- 
ción de la tierra — 71. 

Mosquitos. Molestan á los españoles en los Xarayes 
—56. 

Música del rey Xaraye, y cómo la usaba— 53. 



Nagaces, indios belicosos. Sus armas y comida: ha,- 
cen pazcan ellos los españoles— 62. 



índice 113 

Naperús, indios altos y robustos, su comida y muje- 
res— 68. 

Nari2. Los Timbús traen en ambos lados de ella en- 
gastada una estrella — 27. Los Cornudas una 
piedrecilla— 29. Y los Galgaises — 30. 

Navios. Queman cuatro á don Peiro de Mendoza 
los indios y se retiran de los demás á balazos— 26. 

Nhiteroy. Así Uaman los indios á un puerto de las 
islas de Cabo Verde — 20. 

Niguas, en los Guapas, y como se remedia el daño que 
hacen?— 76. 

Nuflo de Chaves." Va, con otros, de orden de Irala, á 
Gasea— 77. Llega, es bien recibido, y lo que hizo 
—78. 

Nutrias. Abundan de ellas las tierras del Rio de la 
Plata— 23. 



Ñ 

Ñandú ó avestruz - 53. 

o 

Oficiales reales. Procuran echar del gobierno á 
Cabeza de Vaca porque reprimía sus maldades 
~50. 

Orejones, indios semejantes á los Sococies. Habitan 
una isla ^ue forma el Paraguay: y sus frutos— 51. 
Reciben bien á Hernando de Rivera, y le acompañan 
con diez canoas, cazando, y se vuelven desde los 
Acares— í&¿í/. 

Oro y plata que llevaban al rey, á Flándes, se hunde 
con una tempestad en el mar— 89. 

Ortueses, indios. Llega á ellos Hernando de Rivera 
—56. Su pueblo, el mayor que\V6 e\ ^wXot ^w\^- 
dias— 55. Su cacique regala h. KvíQí^^ c.wv oto» ^ 



.\ 



114 índice 

plata— ¿6¿cí. Enfermedades que causó esta jornada 
en los españoles, de que murieron cincuenta -61. 
Ovejas. Como son —68. En los Garios— 33. En los 
Mapais -37. En los Peyonas— -1\. En los Car- 
cokies — 75. Hacen rodelas de sus cueros los espa- 
ñoles— 06. Hay dos especies y sirven para carga, 
y caballería— 68. Y lo que hacen si se caen ó se 
cansan— ¿6¿íí. V. Huanaco. 



íV. 



Pcxititi, rey de los indios, padres de las Amazonas— 55. 

Palma, isla. Compra en, ella bastimento don Pedro 
de Mendoza — 18. Sus vecinos intentan prender á 
un capitán de la armada, y maltratan su navio 
—19. 

Palmitos! Comen los soldados de Hernando de Rive- 
ra — 58. 

Palometa, pez, de cuyos dientes hacen puntas para sus 
armas los Yapirús y otros indios — 62. 

Pande Juan, ó algarroba —37. 

Papagayos-, en los Peyonas — 71. 

Paraguay, rio. Va Oyólas á reconocerle, y las pobla- 
ciones de los Cários en su ribera -29. 

Paraná Guazii, es el Rio de la Plata — 21 . 

Paresis, indios semejantes á los Xarayes. Llega á ellos 
. Hernando de Rivera— 55. Dan guias á los españo- 
les y caminan por agua, y se vuelven con ellos á su 
tierra— 57. 

ParonioSj indios. Reciben bien á Irala — 71. 

Payaguas, indios, su habitación, frutos y vino — 37. 
Reciben á Oyólas con paz iíngida; dánle noticias en 
los Xarayes —38. Y guias, y volviendo de la jorna- 
da le matan, con todos los suyos— 39.. Queman sus 
casas, y huyen al llegar Cabeza de Vaca— 49. Dos 

.^ presos confiesan la maldad en la Asumpcion, y . son 
quemados — 40. 



índice ' 115 

Peces, abundaa ea el Rio de la Plata— 23. Los que 
vuelan — 20. 

Pedro Diaz— 67. 

Pedro de la Gasea (Licenciado). Cuando fué al Perú 
y volvió?— 77. Castiga á Oonzalo Pizarro.y otros, 
y escribe á Irala no entre al Perú— ¿6¿d. Recibe 
bien á Nuflo de Chaves y á otros enviados por Irak: 
los regala, y qué les previno? - ibíd. Nombra por 
gobernador del Rio de la Plata á Diego Centeno, y le 
da instrucciones —78. 

Pedro de Mendoza: Va al Rio de la Plata, y con qué 
armada?— 17. Da en una isla despoblada, y se de- 
tiene tres dias — 20. Llega al Rio Janeiro muy 
enfermo: nombra por su teniente á Juan Osorio, y 
por qué le hizo matar? — 21. Va con la armada al 
puerto de San Gabriel, y sale á tierra su gente— 
ibid. Funda la. ciudad de Buenos Aires — 22. En- 
vía á don Diego, su hermano, contra los Querandís 
-T-23. Arma cuatro bergantines para reconocer los 
indios y buscar bastimento— 25. Embárcase con 
Oyólas, á quien hizo capitán general— 26. Muéren- 
sele 50 españoles de hambre en el viaje, y llega á los 
Timbús, y regala al cacique— 27. Agravado de la 
enfermedad, y gastados mas de 40,000 ducados, se 
vuelve á Buenos Aires con dos bergantines— 28. 
Embárcase para España, muere en el camino, y 
manda en su testamento se lleve socorro á su gente 
—ibid. 

Pedro Rosel. * Jarga en San Vicente su nave de azú- 
car —87. No quiere admitir en ella á Juan Stadio, 
que iba huyendo délos Tupís, y por qué? — ibid. 

Peranzures. Funda la ciudad de la Plata— 77. Los 
indios de su repartimiento salen á recibir á Irala 
—76. 

Pernauvie. Toma los caminos del Perú, de orden de 
Irala, para recoger las cartas — 78. 

Perú, abundante de plata, y cuáwto \.oe.t> ^<^ ^x^s» q^x>c^5^í^'^ 
al rey— 79. 



116 índice 

Pescados tan grandes como ballenas, y sus batallas 
— 87. Hacen gran daño en los navios pequeños 
—ibid. 

Peste en Urtuesa, causada por el hambre— 56. Fué 
útil á los españoles— í6¿d-^ 

Peyonas^ indios. Su tierra fértil y falta de agua —71. 
Su cacique pide á Irala no entre en su pueblo, no 4o 
consigue, y le da guias para que lleve agua por tier- 
ra — ünd. 

Pilotos. Se preguntan por su navegación y viento al 
anochecer, cuando van juntos— 44. 

Planchas de plata, que se ponian los indios en la frente 
—69. 

Plata, rio. V. Rio de la Plata y Paraná. 

Plata, villa —77. Abundante del inetal Je su nombre 
— (bid. 

Portugueses. Júntanse dos al autor cuando volvia á 
España— 83. 

Potosí, villa — 76. Las minas de su cerro, y abundan- 
cia de plata — 79. 

Prodigios que hizo Cabeza de Vaca en la Florida 
-59. 

Puercos, en los Garios — 29. En los Zemais-^ 31 . - 

Puerto de Santa María— 88. 



Querandis, indios vagos. Su número y comida — 22. 
Acuden á los españoles catorce dias y se retiran— 
ibid. Matan tres españoles, y, socorridos por sus 
amigos, pelean fuertemente: son vencidos, y su pue- 
blo tomado— 23. Sitian con otros á Buenos Aires, 
quémanla, y á cuatro navios, y se retiran— 25. 

Quinto que impusieron los oficiales reales en los frutos, 
le quita Cabeza de Vaca— 60. 

Quintos reales. Lo que importatoiv eiv ^XY^xvsL^aHia 



momsi 117 

no pagando la tercera parte, desde el año 1564 á 
1585—79. 



Raices. Comen los españoles— 57. Hacían vino de 

eUas los indios — 29. Una notable que formaba 

vasos de agua con las hojas, socorre á la gente de 

irala— 72. 
Ratones. Comian los españoles de Buenos Aires— 24. 
Rio de la Plata, y su descripción y nombre en indio 

— 21. Su anchura varía, hasta que entra en la mar 

—44. 
Rui García. Va con otros á Lima de orden de Irala, y 

enferma en el camino— 77. 
Ruiz Galán. Va con soldados por bastimento á los 

Quérandís— 22. Vuélvese con tres heridos— 23. 

Hace matar al cacique de los Timbas — 23. Llévale 

Irala consigo— 40. 
Río Janero. Llámale isla el autor —20. Habitado por 

.los Tupís — 21. 
Robo de una mujer por don Jorge de Mendoza, alborota 

la isla de la Palma— 18. 
Rústicos en Alemania, casi como esclavos— 68. 



Sal, provincia llena de sal como nieve. Descansa Irala 
en ella dos días —75. 

Salazar. Va á prender á Cabeza de Vaca— 61 . 

Samocosis, indios. Déjales tres españoles enfermos 
Oyólas— 39. Reciben de guerra á Irala y son ven- 
' cidos, y muchos presos— 73. 

San Lúcar, puerto. Dista 20 legua-a ^Lfó ^^ní^'^^— ^^ • 

San Salvador, rio.— 



isla, cuanto dista, de la Palma? — 19. Toma 
bastimento en ella don Pedro de Mendoza — ibid. 
Santo Tomás, tierra enferma eu que viven poco los in- 
dios— 59. 
San Vicente, pueblo en el Brasil — 87. 
Schall-meias. Nombre que los alemanes dan al cara- 
millo—ña. 
Schaubhut, pescado, y daño que hace á los denaás 
-f —20. 
Schebe Eyba Tuescha, dice el autor que llaman los 
1 españoles A las culebras del rio, que atan con la cola 
> á los que le pasan— 8f, 
'8Ghsvcrveba, pueblo. Llega á él el autor con sus 

compañeros dolientes y ñacos— z'éifí. 
Sebastian Nidbart, ó Noarto, mercader — 17. Escribe 
al autor se vuelva á Alemania de orden de su her- 
'" mano — 82. 

(ed. Muere de ella alguna gente de Irala— 7?, Apá- 
ganla los Queraiidls con sangre de lleras, A falta de 
agua— 72. Quitaba á los soldados pensar en oro y 
■ plata -73. 
Sierra, pez— 20. 
'Siinaiios, indios. Vencidos por Irala, desamparan su 
pueblo— 71. 
^Sivisicosis, indios. Quieren huir de Irala, y les asegura: 
su guerra con los conflantes sobre agua quelesfiíl- 
taba, y un pOzo que tenían se lo dan á Irala— 72. Y 
guias, que huyeron por la noche — 73, Instan á los 
Samocosis á que maten tres españoles, y son casti- 
)s—ibid. 
¡osocies, indios. Viven poco — 59. Nación populosa: 
y sus frutos— 5U. Situación desutiena — 59. An- 
' dan desnudos: sus adornoS' y tr^es délas indias — 
Llega á ellos Cabeza de Vaca — 49. Salen de 
paz á recibu- á. los españoles, y annada pendencia 
co/i Jos Curios, son todos muertos— 6t). 
Socorro que mandó enviar don Pedio Aft ^V^uiaia. "¡ss 



J 



IKDICE 119 

SU testamento á su gente, se ejecutó por los oficiales 
reales — 27. 
Soldados. Cómo deben tratarse -61. 



Tabaré, cacique-^ 65. Va con los Cários á vengar la 
muerte de su hermano Aracaré — 48. Requiérele 
Irala, y le desprecia, y cómo estaba fortificado, y 
perdido su pueblo, viene depaz— ¿6¿íí. Da 2,000 
indios á Cabeza de Vaca para la guerra— 49. Res- ^ 
ponde mal á Irala, pidiéndole que enviase los Cários 
á su tierra, y es vencido y perdonado— 65. 

Tempestad que padeció Gonzalo de Mendoza en el Rio 
de la Plata— 44. En una perecen dos caballos de 
Cabeza de Vaca — Vuelve con ella á Cádiz el 
autor — 90. Padece otra entre Francia é Inglaterra, 
que destroza los navios, y hunde oc\^o—ibid. 

Tembetá, llaman los indios al cristal que traen enca- 
jado en los labios— 33. 

Tenerife, isla— 18. 

Tercera, isla. Llega el autor á ella, y se provee de 
agua y bastimento— 88. 

Testimonios falsos que levantaron á Cabeza de Vaca 
los rebeldes— 61. 

Tigres en los Guapas — 76. 

Timbús, indios. Su número, traza, trajes de sus muje- 
res, comida y canoas - 29. Habitan en una isla en 
que reciben bien á Oyólas— ¿6¿d. Sitian con otros 
á Buenos Aires— 25. Muerto su cacique, huyen de* 
la población de los españoles — 48. Reveíanse, re- 
sueltos á acabar con los españoles— 2 6ííí. Dan 
muerte á 50 sobre seguro, y sitian á Corpus Christi, " 
combatiéndole fuertemente: matan al gobernador ^ 
se retiran— 43. 

Tohasy indios sujetos á los Mapais^Yvxi^^^^^^^^^-i^^' 
jando el pueblo con bastimento— Ift- 



120 INDIOE 

Tomas Schmidel, hermano del autor. Le hace, escribir 

que se vuelva á su casa-— 82. 
Trajes de las indias del Rio de la Plata: un paño desde 

la cintura á la rodilla— 22. 
Tupí, provincia -83. 
Tupis, indios del Rio Janeiro— 22. Soberbios, tienen 

guerra con sus vecinos, y cómo llevan los cautivos á 

su pueblo, y fiestas que haceh cuando los matan, y 

sus borracheras — 84. 



c 



TJrquáj rio de muchas culebras, que huntíen con la 
cola á los que pasan — 85. 

Ursa mayor, donde deja de verse en el viaje de Indias, 
y su mayor altura- -59. 

Urtueses. Nación mas al norte de los Paresis. Su ca- 
cique regala á los españoles planchas de oro y pul- 
seras de plata — 56. 



Viajes de loa Cários, mas largos que los de los otros 

indios— 34. 
Vino. Hacen los Cários de raíces— 29. Otros de a,l- 

garroba— 32. De miel, y cómo?— 33. De maiz, los 

Tupís, con que se emborrachan— 84, 



yní 



Wight, puerto en Inglaterra, donde llega el autor con 
tempestad, casi perdidas las naves— 90. 



índice 121 



Xaraye, rey de este nombre. Sale á recibir á Hernan- 
do de Rivera ppr un camino sembrado de flores y 
yerbas —53. Con su música y caza, que le tuvo an- 
tes de llegar á su pueblo — ibid. Dale oro y noticia de 
las Amazonas — 54. E indios que le guien, y lleven 
el fardaje, disuadiéndole el viaje — 55. Hace asistir 
á los españoles enfermos con mucho cuidado— 57. 

Xarayes, indios. Eran, según los Payaguás, tan sa- 
bios como los españoles, y ricos de oro y comestibles 
—38. Envia á reconocerlos Cabeza de Vaca— 51. 
Rescatan con Hernando de Rivera— 53. No quieren 
dejar á los españoles, en los Paresis, y volver á su 
tierra— 56. Es nación populosa, que toma nombre 
de su rey: sus adornos y trajes de las indias— 53. 
Son como los Orejones, y bailan con tanto concierto 
que pasman — 54. 



Yacaré, pez, es el caimán ó cocodrilo. Se describe, 
y fábulas que se cuentan de él; dio nombre á los 
Acares— 55. 

Yápirús, indios Sus armas y comida— 62. Hacen 
paz con los españoles, y los auxilian — ibid. Dos 
ayudan á cada español con hoces y escudos de cuero 
en Carieba— 63. Entrando al pueblo matan cuantos 
pueden, y les desuellan las cabezas— ¿6¿c{. Y para 
qué?— 62. Van con ¡rala contra Tabaré - 65. Cor- 
tan mil cabezas á los indios de Hieruquizaba— 66. 
■ 

z 

Zemais Salvaiscos, indios chicos y gordos. Andan 
desnudos, su comida y número— 31. 



-^ 



BOMm lARTm DE IRALA 



CUbTA DX DOMIHtIO MARTIKBZ DB IRALA AL CONSEJO DE INIHAS, 
EBFIRIB^DO SUS BKTRADA8 T DERCUBUIMIKNTOS POR EL RIO 
PARAOVAT HASTA EL PERÚ T IX) OCURRIDO EN AQUELLAS EXPE- 
DICIONES T BN LOS A8IRKT0S DEL RIO DE LA PLATA — CIUDAD 
Dft LA ASUMPOION, 24 DK JULIO DB 15^. ' 



MUY PODEROSOS seSorbs: 



Por ^brü de 45^ con Alvar Nuñez Caveza de Baca, 
hi2e rekicíoii á Y. A. de las cosas sucedidas hasta 
aqud dia; despoes del qiial«iempre he vivido con cuy- 
dítáo y mucha pena, por no aver thenido certeza del 
visge ni menos de la provisión de V. A.: nunca me fal- 
taron travajos, desasosiegos, molestias y otros casos, 
qpe pCMT evitar prolixidad no daré cuenta, hasta tanto 
que por via del Perú tuve aviso que mis despachos 
llegaron en salvamento: con esperanza y breve espe- 
dicion de V. M., me he mantenido por los mejores me- 
dios que para buena admynistracion, paz y gobierno 
he podido. De tienpo tan largo, para que V. A. me- 



12(.i BLBLIOTECA ARGENTINA 

jorprovGayentieiida las cosas lie su servicio, y yo Itaga 
lo que á é! devo particularmente, tocaré en cosas pa- 
sadas y daré cuenta de las queespero hazer ea servicio 
de V. A. 

Por junio de 45, eoiifomie á lo que á V. A. escrevi, 
previmendome de las cosas necesarias y en todo ha- 
ziendo lo que, por las yustruciones que de V. A. thengo, 
me es mandado, quise poner en efecto entrada y des- 
cubrimiento, se^uieudo el rio del Paraguay por los 
Xarayes (^ue están en altura de diez é seis grados 
la vía del norte. Permitid Nuestrj Señor que los 
yndios Caries, amigos yjcomarcanos, treynta legoasen 
derredor, en esta coyuntura se levantasen: tuve nece- 
sidad de lapacidcacion suya y atraymiento al gremio 
de V. A., á lo qual no bastó amonestación siu que 
tuviese necesidad de apremiarlos por de fuerza, y asi 
se gastil algún tiempo, por aver muchos dellos desam- 
parado la tierra y levantado otras. Nuestro Señor, 
que en todo provee, se sirvió de que mi travajo no fuese 
en bai)ü,y así, sin perder chrisliano alguno, se paciflcó 
y se reduxo al servicio de V. A,, perdonando 'i unos y 
castigando á otros, por causa de lo qual, cesó l;i entra- 
da por entonces. 

Por febrero de 46, aviando el crédito necesario de 
la tierra, propuse de seguir mi bolunlad primera en 
servicio de V. A,, estando en el orden necesario: pare- 
ció á los oficiales de V. A. contradezirnie la entradla, 
en verdad, sin razón legitima; por la meior via (jue 
pude les exortó y departe de V. A. requerí su servicio 
y protesté el desservicio que á V. A. se hazia, y el 
daño de los particulares. Entendiendo su pertinacia 
y el mal orden que para estorbar la entrada se theoia, 
theniendo por mejor, me di hazer me desentendido en 
ella, por evitar muertes, castigos, que de otra manera 
me convenía hazer en servicio de V. A.; mandé que en 
ol ynterin questas cosas se determinavan, para mejor 
alumbramiento del viaje y conquesta, el capitán Nafta 
de O/iarea, natüml de la. ciudad de Trugííia, tiesa fta 



CARTA DE IR ALA 127 

descubrimiento de la generación que se dizen Mayas, 
porque se thenia noticia ser este mejor camino; y asy, 
por otubre de 46, entró con cinquenta españoles y tres 
mili yndios por el puerto de San Fernando: encaminó- 
lo Nuestro Señor bien, porque aunque los Mayas no 
se confiaron, tomóse lengoa de la tierra é alióse abas- 
tada de comida, que es lo que más deseavamos; para 
nuestro paso bolvió por dizienbre del mismo año, sin 
perder christiano. Después de lo qual, en julio de 
47, con mi boluntad y todos conformes, se acordó de 
entrar por este camino de los Mayas con dozientos 
y cinquenta españoles y entre ellos veynte é siete de 
cavallo; que al presente avia, y dos mili yndios ami- 
gos; é procuré dexar con acuerdo de todos esta tierra 
en paz, buena guardia y administración, nonbrando, 
por el orden que mejor me pareció, capitán y justicia, 
como mas. largamente V. A. verá por el testimonio que 
de todo ' enbio para que á V. A. conste la manera 
por donde me guio en su Real servicio; y asy, en fin 
de noviembre del dicho año, salí desta ciulad en pro- 
secución desta entrada. Llegando al puerto de San 
Fernando, dexando allí puerto seguro, seguimos nues- 
tro viaje por tierras de diferentes generaciones, hasta 
llegar á la provincia de los Tamacocas con muy larga 
noticia de prosperidad y muchas minas de plata erí las 
sierras de los Carcaxas, que es la noticia antigua que 
sienpre tuvimos; y porque en esta provincia se nos 
declaró muy particularmente ser las Charcas y estar 
ganado y ocupado por los conquistadores del Perú, 
determiné avisar por aquella via á V. A. de todo lo 
sueedido;i*y así, con acuerdo de todos, enbié al capitán 
Nuflo de Chaves, con mis cartas y avisos, á las justicias 
del Perú, para que V. A. fuese avisado y yo socorrido 
de algunas cosas que heran menester para el servicio 
de Dios Nuestro Señor y de V. A., y también por saver 
si por aquella via hailaria alguna provisión o despa- 
chos de V. A. para el govierno y me^OY aftL\m\i\%\x^^Nj^^ 
de la tierra. Partido en buena ora, 'y ^"^^^^^^"^^^^^^ 



de V 
^Hlerr 



BIBLIOTECA ARGENTINA 

de le agoardar en la provnicia de.los Corocotoquis, 
cinqueiita y dos legoas distantes destos Tamacocas, 
asi por mi palabra como por la deloa oficiales de V. A. 
tíoulra mi boluotad, y de hecho, trataron los oficiales 
de V. A. de diirla buelta á esta ciudad de la AsuncioD, 
aiiíiuaiido, persuadiendo y esortando á ello á todo el 
" tmuii y yndios, diziendo que do les quería aprovechar, 
;s no hazia guerra á los Corocotoquis para que les 
sea lo que thenian: caso por ciei'to feo, porque la 
iticia que adelante thenianios la via del norte, hera 
iiy grande, y muy púhlica entre los naturales de la 
irra y yndios carias de la sierra conforme, diziendo 
'er grandes riquezas de oro, gran señor y poblacio- 
nes: esta noticia es la que se platica y aprende ea el 
Pero, Santa Marta, Cartagena y Venezuela, el ñn de la 
qual no se ha aliado por no aver dado en el camino 
verdadero, que tengo por cierto ser este. Y puesto 
que los oñciales, en el servicio de V. A-, no tuvieran 
esta cuenta, fuera justo la tuvieran en el buen exemplo 
para los particulares, que se deven á los que en nombre 
ae V. A. goviernan y administran; casos, escándalos 
son poco amor y poco themor: podrá ser que los fiívores 
[ue pretenden en sus ynstruciones fuesen causa de sus 
rgas: Nuestro Señor lo provea y plega de encaminar 
V. A. oü las cosas de nuestro govierno, como mejor 
os y V. A. se sirvan. Sienpre he travajado de 
ibrelevarlos por el mejor medio que he podido, y co- 
iciendo yr tan derota estas cosas, por asegurar otras 
ayeres, acordé de hecho dexar la administración y 
ivierno desta tierra por mi bolnntad, protestando el 
'icio de V. A., exortando yr requeriendo lo que 
:a del convenia que ellos y todos hizieseu; y así, 
diez de noviembre de 48, me desistí del cargo, y 
los oficiales, por sola su autoridad, nombraron á Gon- 
zalo de Mendoza, commo constara mas largamente por 
los testimonios que dello enbio. Pusieron en efecto la 
buelta, liaziendo guerra á los que no la merecían, y 
yo avia procurar conservar sin a\er dellos otros yn- 



CARTA DE IRALA 129 

terese más que el servicio de sus i)ersonas; que me 
doli(i en el émimat. Asi dimos la bueJta hasta el puerto 
de San Fernando, á do llegamos principio de marzo de 
49. Túvose alli noticia de muchos desasosiegos, albo- 
rotos comunidades y desservicios de V. A., por razón 
que un Diego de Abrigo, vezino de Sevilla, propuso 
en esta ciudad casos yndevidos y contra don Francisco 
de Mendoza, á quien yo dexé la administración de la 
justicia; alió aparejo en algunas personas, de tal ma- 
nera, que con poco themor del servicio de Dios Nuestro 
Señor y de V. A., cortó la caveza al dicho don Fran- 
cisco. Entendiendo el dicho Diego de Abrigo nuestra 
buelta, procuró tiranizar la tierra y con mano armada 
defender nuestra entrada, alzándose con la tierra y su 
juridicion. Savido por todas las personas que en el 
puerto de San Fernando estávamos lo sucedido y el 
caso presente, oficiales de V. A., cavalleros y regidores 
y gente de guerra acordaron de nombrar persona que 
los administrase y tuviese en justicia, y fué así que yo 
fuy requerido, por todos generalmente, que me encar- 
gase del dicho cargo de governacion y administración 
de justicia, poniéndome delante al servicio de Dios 
Nuestro Señor y de V. A.; atento lo qual, y vista la ne- 
cesidad grande que avia, yo aceté el dicho cargo, 
commo más largamente constará por el testimonio 
que dello enbio, y así partí del dicho puerto con toda 
la gente y llegué á esta ciudad de la Asunción, y entré 
en ella sin contradicion de persona alguna, donde fué 
aprobada la elecion susodicha en mí y de nuevo por 
los del puqJ|lo elegido. Procedí contra el dicho Diego 
de Abrigo, commo más largamente verá V. A. por la 
ynformacion -que contra él se hizo; el huyó, y aunque 
he hecho diligencias, no le he podido aver: necesidad 
tube de castigar algunos para buea exemplo y escar- 
miento, y así lo hize. Después acá se a servido Nues- 
tro Señor que toda la tierra se a mantenido en justicia 
y razón, paz y concordia, y asy está este pueblo, muy 
en servicio de V. A. y bien poblado de gevit^i «i^-^^x^^ 



a30 BlULIOTEGA ARílENriNA 



i 

^^H y naturales áe la tierra, y muy fertyl de inauteaiuiieii- 
^^^B tos, esperando sienpre el socorro que por Y. A. ^ nos 
^^H avia de enbiar, para m^or salir de la tierra y tlescu- 
^^H brirla. Eu esta esperanza, después de aver enbiado 
^^H á Buenos Aires algunas vezes en descubrimiento y 
^^^ socorro de la provisión de V. A., vino á esta ciudad 
Christoval de Sayavedra, natural de Sevilla, con cineo 
compañeros, el qual entro por tierra desde la ysla de 

I Santa Catalina, por el camino de Alvar NuDez Caveza 
de Baca, y llegó á esta ciudad, dia de Nuestra Señora 
de agosto da einiiuenta y un anos, y me hizo reelacioa 
cómmo por V. A. era proveído por governador desta 
tierra Diego de Sanabria, liijo de Joan de Sanabria, y 
que en la ysla de Santa Catalina quedavan dos navios 
con alguna gente, madre y~ lierinanas del dicho Diego 
de Saoabna. Olgué de la provisión de V. A,, por con 
míls descanso poder yr á servir á V. A. Deaeaudo su 
venida, theniejido por cierto que ya avria llegado Die- 
go de Sanabria, dexando la entrada que en aquella 
coyuntura estava adrezaudo y casy á punto, enbié ver- 
ganünes y socorro de muchos bastimentos y gente 
pliítica en la tierra con el capitau Nuflo de Chaves, para 

1' el mejor salvamento traerlos. Partió este socorro 

desta ciudad en setiembre del dicho año: no fuó Nuestro 
Señor servido de allareu nueva alguna dellos; desosé 
en la ysla de San Gabriel, en ciertos parióles, éprovey 
que hizieseu mucho mantenimiento de carne y grano y 
aviso necesario. Bueltos á esta ciudad, receví pena 
en ver la poca priesa que al viaje de la mar se davau; 
parecióme después tornar á enbiar seguado sotierro, 
y se puso eu efecto por el mes de hebrero de cinqucnta 
y dos, y menos se halló avor llegado la dicha gente 
de la mar; no enbargante lo qual, se les dexó eu la 
dicha ysla todo buen proveymiento. Estando con pena 
de su detheniraiento, bíspora de Santiago del dicho 
año de cínquenta y dos, llegó á esta ciudad Sernando 
rfe Salazar, hijo del dotor lotian de Salazar, vezioo de 
rrdaada, con treynta compañeros ■^qí: >üvavía.. "^■aXsíi 



CARTA DE IRALA 131 

por el rio de Itabuca hasta el Hubay, y por él abaxó 
hasta llegar al Paraná, y desde ay por tierra hasta 
aquí, el cual me hizo relación de comino los navios que 
entraron en el puerto de Santa Catalina se perdieron, 
el uno por averse avierto y el otro á la entrada de la 
barra dól: enbiava con él socorro que á esta tierra / 
trayan: todo era muy poco según nuestras necesidades. 
Visto el poco remedio y socorro que yo les podia dar. 

Sor la falta de navio que pudiese salir á la mar, acordé 
e enbiar le por tierra el aviso suficiente para que, 
hasta que Nuestro Señor proveyese, alli se sustentasen. 
Perdida esperanza de breve socorro, procuré de salir 
con el mejor orden y gente que pude en descubrimiento 
de la tierra, y en diez é ocho de henero de cinquenta e 
tres salí deste puerto con ciento é treynta onbres de á 
cavallo y dos mili yndios, dexando esta tierra en paz 
y concordia, f en su administración, con mi poder, á 
Felipe de Caceres; y estando treynta leguas el rio arri- 
va, tuve aviso de cierto desasosiego que Diego de Abri- 
go dava en esta tierra, de tal manera, que estava en 
punto de perderse; entendido lo qual abaxé con veynte 
onbres á esta ciudad y reformé el estado de la tierra, 
castigando á algunos de los que con él se alzaron, y 
llevando otros comigo, de los que pude aver, y dexando 
á otros presos; de tal manera, que sin zozobra ninguna 
pude conseguir mi viaje, y llegué por la derrota pa- 
sada, hasta el pueblo de los Mayas, el qual alié sin 
gente alguna, todo despoblado, sin esperanza de man- 
thenimiento, y las aguadas desechas, y los caminos 
ciegos; acordé de enbiar al capitán Nuflo de Chaves 
descubriendo, con veynte de á cavallo, quatro jornadas 
adelante, hasta un pueblo que solia ser de gente la- 
bradora llamado Láyenos, donde se tomaron algunas 
lengoas por los bosques, porquel pueblo estava despo- 
blado, de los quales tuve aviso estar adelante toda U. 
tierra destruyda de otros yndios cazaáiot^ c^<^ ^^\\au- 




132 

no aventurar gente ni perder ninguno; y asi di la buelta 
al rio, y de alli, encacoinando Ja gente por el orden 
que mejor me pareció, á esta ciudad, me aparté con 
treynta de á cavallo en descubrimiento de uua pro^ 
vinda de que thenia antes noticia, que se Ikinia Ytalin, 
gente que nunca avia venido al servicio de V. A., á la 
qual provincia llegué en salvamiento, exortaudo y 

■ animando & los de la provincia al servicio de V. A-, y 
sin muerte ni escándalo de ninguno delia, la reduxe y 
tomé la posesión da la tierra en nombre de V. A.j y fué 
Dios servido que descubrí camino más cierto y se^ro 
para fluestro viaje, según la relación conforme que de 
los yndios más viejos de la tierra tomé; y con esto, 
dexando la tierra pacitlca, en fin de setieubre del mis- 
mo año llegué á esta ciudad, en donde fuy bien red- 
vido y alié que avian muerto al Diego de Abrigo por 
mandado del contador, qne paresze que como vido que 
hera yo fuera de la tierra, no se pudo valer con é\ de 
oti'a manera. Y el año siguiente de cinquenta y qua- 
tro, procuré poner en puüto mi jornada por está pro- 
vincia de Ylatin, y theiiiendo las cosas necesarias para 
el viaje embié, á diez é siete de otubre, al capit'j.n Nuflo 
de Chaves con treynUí de á cavallo adelante pai'a salir 
luego yo. Estando en este punto, llegaron ciertas 
catlas y avisos de San Vicente, en que ftii avisado 
commo V. A. avia despachado y enbiava á esta tierra 
la provisión de la govemacion delIa; entendido lo quat, 
por que sin mi, con la presteza que yo deseo al servicip 
de V. A., no pudieran ser socorridos, acordé de alargar 
la jornada por mejor enterarme en la certeza del des- 
pacho de V. A.; y así, á dos de junio de cinquenta é 
cinco recevi de Bartolomé Justiniano, por vía de San 
Vicente, aviso de commo llegó allí con la provisión que 
V. A. me hizo original, y me enbió un treslado sinplo 
della. Beso pies, y manos de V. A. por la merced que 
se me a hecho, porque aunque después que esto en 
esta tierra mi deseo y boUmtad tiene merecido á V. A. 

^Él fruto desta tierra, hasta agora a sido travajos e 



CARTA DE IRALA 133 

ynportunaciones á V. A. Dios me dé tienpo que mis 
obras puedan representar mi deseo. Bartolomé Jus- 
tiniano no la a traído por rázon quel governador de 
San Vicente le a detenido; cosa es que pudiera escusar, 
porque demás de ser su paso sin perjuizio de la tierra, 
en contenplacion de sus necesidades, desta han rece- 
vido buenas obras. Yo enbio al capitán Nuflo de Cha- 
ves por estas provisiones, y á rogarles que dexen pasar 
á Justiniano y á otras cosas necesarias para el servicio 
de V. A. Llegadas aqui en todo se cumplirán commo 
V. A. manda y leales basallos deven cunplir. 

Permite el governador de San Vicente que los yndios 
Cabios, que de aquí salen con algunos christianos fa- 
ragidos, se vendan y contraten y ponen los de su hierro 
y señal, cosa cierto en que Dios Nuestro Señor y V. A. 
grandemente se desirven; y aunque hasta aquí por 
cartas les he rogado, exortado y requerido no lo ha- 
gan, no a ávido hemienda, antes llevan su costunbre 
adelante. Thengo por cierto, que la misma cuenta 
tendrán con los despachos y requerimientos que sobre 
esto enbio; por tanto V. A., por el orden que más sea 
servido, lo remedie. 

En las cosas particulares desta tierra no thengo que 
dezir más, sino que los naturales della biven en paz y 
concordia, muy sosegados, sin pensamiento, á lo que 
parece, de otras alteraciones, y cada dia se van más 
ynstruyendo en la fee catholica, y los pobladores desta 
tierra muy paciflcos y entienden en sustentarse lo más 
sin perjuicio que pueden, sin cosa alguna délos escán- 
dalos pasajios. A Nuestro Señor sean dadas gracias 
por todo, y él se syrva con todos. Nuestro Señor vida 
y muy poderoso estado de V. A. acreciente con mayo- 
res reynos é señoríos. Fecha en la ciudad de la 
Asumpcion á 24 de juUio de 1555. 

Muy poderosos señores, vesa pies y manos de V. A* 

Domingo de Yrala. 



i 



134 \ BIBLIOTECA ARGENTINA 

Sobre.— A los muy altos é muy poderosos señores 
los señores del Comsejo de las Yndias de la Sacra Ce- 
sárea Catholica Magostad del Emperador é Rey nues- 
tro señor, etc. 



I=I2yOB-AJLTZ¡^S 



ESriCDIEKTE DE IRALA RELATIVO X iJk'' CARTA PRECEDENTE 



CABEZA DE ESTA ELECCIÓN 



En el puerto de San Fernando, que es en el rio del 
Paraguay, provincia del Rio de la Plata, miércoles 
trece del mes de marzo, año del nacimiento de nuestro 
Salvador Jesú Cristo de mil é quinientos é cuarenta ó 
nueve anos; este dicho dia en presencia de mi el escri- 
bano público é testigos de yuso declarados, estando 
ayuntados los conquistadores de esta provincia de yuso 
declarados; parecieron á mi presentes, Felipe de Cá- 
ceres, contador, é Pedro Dorantes, factor, é Antón 
Cabrera, teniente de veedor, é Andrés Fernandez, re- 
sidente en el oficio de tesorero, oficiales de S. M. en 
esta dicha provincia, y presentaron á mi el dicho 
escribano un escrito de proposición y requerimiento^ 
y parece firmado de sus nombres, é me pidieron é re- 
quirieron lo leyese para inteligencia é bien de los di- 
chos conquistadores que presentes estaban, su tenor 
del cual es el que se sigue: 




BIBLIOTECi ARGENTINA 

Felipe de CAceres, contador, Pedro Dorantes, factor, 
iton Cabrera, teniente de veedor, Andrés Fernan- 
;, el romo, teniento residente en oficio de tesorero, 
Lciales de S. M. en esta provincia del Rio de la Plata, 
íecimos: que, como es público y notorio á todos loa 
conquistadores y vecinos de esta Provincia, después 
que Alvar Nuñez Cabeza de Vaca fué preso, por todos 
los conquistadores é por los oficiales de S. M. que á la 
sazón estaban y residian en la ciudad de la Asunción, 
fué elegido y nombrado en nombre de S. M. hasta tanto 
que otra cosa S. M. se sirva proveer, por teniente de 
gobernador y capitán general desta dicha provincia 
al señor capitán Domingo Martínez de Irala, por ser 
cosa que tanto convenia al servicio de Dios y de S. M. 
y bien universal de todos los dichos conquistadores, y 
se hicieron sobre ellos las diligencias y solemnidades 
que convenian; y por él fué aceptado el dicho oficio y 
cargo, é feclio el juranieuto y solemnidad que en tal 
caso se requieren; é por los dichos oficiales de S. M. 
fué recibido al uso y egercicio del dicho oficio y cargo, 
conforme á lo que S. M. manda; todo esto sin contra- 
dicción de persona alguna, como mas largamente se 
vé y pasó ante Martin de Orue, Bartolomé González y 
^Jnan de Vaideras, escribanos piibUcos, á que nos 
ferimos. Y el dicho señor teniente de gobernador, 
puso y nombró por alcalde mayor de esta dicha pro- 
vincia á Pedro Diaz del Valle, y alguaciles y otros ofl- 
ciales para la ejecución y administración de la justicia; 
■ pasados ciertos años y tiempo en que se estuvo espe- 
rando el mandado y socorro de S. M., visto que no 
fitenia y que esta provincia convenia descubrirse y 
j^onijuiatarse, el dicho señor teniente de gobernador, 
■éon acuerdo y parecer de nos los dichos oficiales ade- 
ijiezó y puso á punto una armada con hasta doscientos 
[y ochenta hombres y caballos y otras cosas, y por el 
mes de enero del año próximo pasado demil quinientos 
y cuarenta y ocho, partimos con el dicho señor teniente 
;ohornador, de este puerto de ¿San Fernando? en 



PROBANZAS 137 

que al presente estamos, por el camino de los Mayaes, 
en demanda de las minas y tierra de los Garcaraes^ y 
llegamos, prosiguiendo nuestra ¿ornada, á la tierra y 
pro^ncia de los TamacocaSy desde el dicho señor te- 
niente de gobernador y todos fuimos certificados que 

las dichas tierras é estaba ganado y ocupado 

por los conquistadores del Perú, por lo cual convino 
dar vuelta á la dicha ciudad de la Asunción, donde 
salimos; y estando en la provincia de los Orocotoguis 
dicho señor teniente de gobernador, por causas que le 
movieron, de hecho y 'determinadamente se desistió y 
apartó del uso y egercicio del dicho oficio y cargo de 
teniente de gobernador y capitán general, y nos re- 
quirió le oviésemos por desistido y apartado. E visto 
su determinación, y que la administración y goberna- 
ción de los conquistadores quedaba desierta, nombra- 
mos al capitán Gonzalo de Mendoza, para que nos 
tuviese en razón y justicia hasta llegar á la dicha- 
ciudad de la Asunción, é no mas ni allende. E asi 
habemos venido hasta este dicho puerto, donde halla- 
mos al dicho alcalde mayor Pedro Diaz del Valle y 
gente que con él quedó aguardándoles, donde habemos 
sido informados, ciertos y sabidores que en dicha ciu- 
dad de la Asunción habia grandes disensiones é re- 
vueltas, qua se han hecho muchas cosas en deservicio 
de Dios y de S. M. y daño y perdición de esta conquista; 
y en especial han muerto y degollado á don Francisco 
de Mendoza, que con poder del dicho señor teniente de 
gobernador y acuerdo y parecer nuestro quedó por 
justicia mayor y capitán de la dicha ciudad é gente 
que en ella quedó para su guarda, y que se habia 
nombrado capitanes y justicias como les ha parecido, 
y por fuerza é moñosamente han habido é tomado en 
su poder los navios que quedaron en este dicho puerto, 
á cargo del alcalde mayor, que oprimidos de necesi- 
dad de bastimentos para sustentar este dicho puerto, 
los enviaron á proveerse de ello á la dicha ciudad de 
la Asunción, ó finalmente han procurado ^ot tc>4as»\55y^ 



K BIBLIOTECA AROESTINA ^^^^| 
que han podido de disipar, destituir y acabar este I 
o ipuerto?, para que cuando viniésemos de 3a di- ■ 
entrada nos peMiésemOa é se perdiesen T 

. ■ . .sin que ovieae quien se los impidiese 

de punición y castigo, y que tanto conviene, re- i 

mediarse, y según las dichas cosas antes dichas y otras ] 

muchas que aqui se dejan de poner por evitar proli- 
gidad y dejadas dichas en su tiempo ylugar, si tiiese- 
raos á la dicha ciudad, sin que fuese persona con poder 
I y fuerza para en nombre de S. M. y conforme á justicia 

remediarlo, está claro y conocido que todos totalmente 
nos perderiamos unos á otros, de que Dios nuestro s&- 
ñor y S. M. serian tao deservidos, y todos los conquis- 
tadores en grao peligro de la condenación de sus 
ánimas, ó perdiéndose sus vidas é haciendas; y la 
doctrina y conversiou de ios naturales de la tierra se 
acabaría, habiendo, como hay, gran numero recien 
bautizados y traídos al gremio de la santa madre 
iglesia, y porque á nosotros, como oficiales ile S. M. y 
á quien tiene entregado su real servicio y cl inen, po- 
blaciou y pacificación de la tierra y conquistadores de 
ella, compete intentar, procurar y pedir y requerir 
todo aquello que á lo suso dicho toca y conviene, ha- 
biéndonos juntado, consultadoy platicado en esta razón 
lo que para remedio de todo se retiuiere, nos ha pare- 
cido y parece que al servicio de Dios y de S. M. y bien 
universal, paz y concordia de lodos los dichos con- 
quistadores, conviene no salir do este dicho puerto en 
que estamos, á do está la mayor parte de los conquis- 
tadores de esta provincia, sin que, en nombro de S. M. 
se elija, nombre y señale persona que gobierne y ad- 
ministre la justicia en esta dicha provincia, hasta tant& 
que S. M, haya proveído lo que fuere servido, é infor- 
mado de todo lo sucedido, provea; y porque el dicho 
señor teniente de gobernador ha gobernado en esta 
pmvincia con poder de S. M. y después en su real 
nombre por la dicha elección y nombramiento de los 
^chos conquistadores y oficiales de S. M. & su desistí- 



PROBANZAS 139 

miento y aplazamiento de derecho no hubo lugar, ni 
lo debió ni pudo hacer, é, si por nos los oficiales reales 
se consintió ó disimuló, fué forzoso, pero sin determi- 
nación, y por otras muchas causas que á la sazón hubo 
de que en su tiempo y lugar daremos cuenta á S. M y, 
en caso que lugar hubiere, dejando lo pasado aparte, 
y mirando lo que decimos conviene remediarse y 
proveerse, así mismo nos ha parecido y parece que el 
dicho señor teniente de gobernador debe ser la per- 
sona que ha de ser elegido y nombrado, y que por él 
debe ser acordado, y por todos los dichos conquista- 
dores pedido y requerido como cosa que tanto conviene 
por las caus9.s suso dichas é otras que decir se podrían, 

3ue á todos son notorias; para el efecto de lo cual pe- 
imos y requerimos, en nombre de S. M. á todos los 
dichos conquistadores que en este puerto residen, se 
junten é hallen próximos á ver é oir este nuestro pro- 
supuesto requerimiento é parecer; é si á todos los di- 
chos conquistadores les pareciere é vieren que con- 
viene, luego, incontinente visto, se nombre sin dilación 
ni tardanza, y si la oviese correremos mui gran riesgo 
de hambres y otros inconvenientes y peUgros, elijan 
y nombren al dicho señor capitán Domingo Martinez 
de Irala, por tal teniente de gobernador y capitán ge- 
neral en toda esta dicha provincia y conquista, y por 
tal le ovedezcan, tengan y acaten, y cumplan sus 
miandamientos hasta tanto que, como dicho es, S. M. 
otra cosa provea. E si vieren é les pareciere que no 
conviene ser elegido é nombrado é que hay otra per- 
sona mas hábil y suficiente é á quien compete tener y 
usar el dicho oficio y cargo, la elijan y nombren, para 
que fecha la dicha elección ó nombramiento, é las 
diligencias que en tal caso se requieren, nosotros los 
dichos oficiales de S. M. le recibamos al uso y ejercicio 
del dicho oficio y cargo, como S. M. lo manda, lo cual 
todo pedimos y requerimos en nombre de S. M. á los 
dichos conquistadores, una, dos y tres veces, é mas, 
cuantas en este caso se requieren, con protestaclc^xv 



w. 



Í140 BIBLIOTECA ARGENTINA 



que hacemiis que, si así no lo hicieren y cumplieren; 
sea á su culpa y cargo todos los males y daños, muer- 
tes, perdidas y escaudalos y otros inconvenientes quí 
por no se liacer como hemos pedido y requerido, tene- 
mos se -recrecieren y pudieren recrecer é no á la nues- 
tra, é del pedimos á vos Bartolomé González, escribano 
público que pi'esente estáis, nos lo deis por testimonio 
en pública forma, para con ello en todo tiempo dar 
cuenta á S. M. y á los señores de su Ileal Consejo de 
Indias, y á los presentes rogamos y pedimos quede 
ello sean testigos, y lo firmamos de nuestros nombres 
— Felipe de Gdceyes— Pedro Dorantes — Anto/t 
Oíihrera— Andrés Fernandez. 

mEI cual dicho escrito de prosupuesto, petición y. 
^ueiimiento, los dichos señores oficiales de S. M. 
presentaron, y pnr mi fué leído de verbo, ad yerbum, 
presentes los conquistadores que al presente se halla- 
ron en este dicho puerto de San Fernando, conviene á 
saber: el capitán Gonzalo de Mendoza, y el capitaa 
García Rodrigueü, y el Padre Francisco de Atidra- 
(ie, y el Padre Martin González, y el Padre ñoilrigo 
de Terrera, y Pedro Méndez, y Juan Martínez, y 
Francisco Martin Moreno, y Francisco Muñoz, y Pe" 
dro de Genova, y Francisco de Almaraz, y Francisco 

de ■ ■ ■ ) y Baltasar de Herrera, é el m*. Juan Aa 

Escobar, y Hernán Sánchez, é Bernardo Ginoves, é 
Ruy Gómez Maldonado, é Juan RamoS, ó Pedro de 
Gualdas, é Benito Sánchez, é Vicente bombardero, 6 
Gaspar González Portugués, é Juan Gómez de Sevilla, 
é Cristoval de Oliva, é Gaspar Gutiérrez, ó Luis de 

Le , é García de Villaraayor, é Luis Hurtado, S 

Juan Domingos, ó Francisco de Gaete, é Cristoval do 

T^iza, é de Vera, é García Dotor, é Juan 

¿•^raaüdez, é Francisco Lucero y Luía Osono, fe^as 



1 

sren; ■ 

luer- I 

í que i 



PROBANZAS 141 

tolomé de Noya, é Lope de los Rios, é Francisco de 
Ledesma, é Gerónimo de Arguello, é Pedro de Zayás, 

é Francisco Palomino, é Fe Fernandez, é Juan 

Redondo, é Pedro de Mesa, é Antón Rubio, é Juan de 
Latorre, é Francisco de Postigo, é Francisco de Arze, 
é Pedro de Espinar, é Luis Méndez, é Juan López de 
ligarte, é Jácome Cocinero, é Correa, é Lo- 
pe Ramos, y Diego de CoUanies, é Luis de Espinosa, 
é Nicolás Veron, 6 Antonio Rodríguez^ é Salmerón de 
Heredia, é Alonso Saro^ é Francisco Notario, é Zoylo 

de Solórzano, é Hernán é Juan González 

Ferrares, é Pedro de Aguilera, é Diego de Torres, é 

Diego López, é Juan Ruiz de Ales, y Pedro de 

é Tomas Griego, é Pedro Mótanos, é M.^ Francisco de 
Osuna; é Diego de Tobalina, é Gregorio Martin, é 
Domingo Muñoz, é Gerónimo Garato Valenciano, é 
Francisco Jiménez, y Gregorio Zemorano, é Francisco 

Jiménez, é • . Navarrete, é Estovan de Va- 

llejo, é Martin de Segovia, é Juan de Castro, é Juan 

González é Diego de Toranzos, y Hernando 

de Sosa, y Pedro Sánchez Polo, y Sebastian de León, 

5 Fernando Navarro, é Juan de Basualdo, é Pedro Ga- 
ego, é Francisco López de la Mota, y Pedro Coronel, 

é Francisco Carroño, y Bartolomé de é. 

Miguel de Pedernera, é Juan Paro, é Juan de Bedoya, 

é Lorenzo Fabiano, é Julián , é Pedro de 

Orue, é Juan de Benialvo, é Antonio Fernandez, é Fer- 
nando Diaz; é Juan Gaytano, é Alonso Diaz, é Bartolo- 
mé de , é Francisco Martin, piloto, é Garcia 

Ollero; é Gaspar Méndez, é Alonso de , é An- 
tonio de Evora, é Juan de Soto, é Agustín de Veintemil, 
é Alonso de San Miguel, é Fernando de Brizo, é Diego 

Sánchez, é Juan de Bargas, ó Juan , é Pedro 

de Aguilera, é Diego de Latorre, é Antón Conejero, ó 
Martin de Lagarraga, é Alejo de Mendoza, é Diego 
Martínez Lijeto, é Pedro Fernandez^ Baltasar: íslax^vi^^^ 
éSehastikn Cornejo, é Pedro de k\>teg,o, fei^^$«<^'\^sxs.- 
diño, é Francisco de Rosales, é Po\o G^tVe^^c^^ fe ^^^^'íí^^^ 



BIBLIOTECA ARGENTINA 

feolú, é Manuel Marcos, é el Alférez Pedro ¡Pregones?» 
i Jaynie Kasquin, é Juan de Santiago, é Rodrigo de los 

líos, é Pedro Sánchez Capüla, é Pedro ,é Juan 

.íuarez, é , é Juan Rodríguez, 

Ubaiür, é Antón Garda, é Antón de Pozama, é Alonso 
"apez, é Martin de Santander, regidor, é Martin Sua- 
, é Francisco Rodríguez, ó Antón Neto, é Pedro Go- 
z de Mesa, é Juan Rodríguez de Escobar, é Diego 
e Viilalpardo, é Pedro de Aristeo, é Diego Rodríguez, 
ftj)iego de Garabajal, é Martin Pérez, é Juan Ortega, ó 
"lan de Estigarriviá, y el alférez Pedro de Molina, é 
lan Cobo, ó Juan de Valderas, escríbano público, é 
, . . Vizcaíno, é Diego de Padilla, é Melchor 
Buñez, é Juan de Medina, é Alvaro Gil, é Francisco 
'O, é Fernán Rodríguez, é Francisco Figueredo, 
t Francisco Prieto, y Hernap. López, é Francisco de 

ladeyra, y Juan Suarez, é de Palos, é Martin 

^amis, é Pedro de Bocanegra, é Simón Jaques, é 
touiiogo Zimbron de Palo, ¿regidor?, é Juan de Pede- 
íoro, Leonardo ¿Combos?, é Diego Ortiz, é Jorge Fer- 
landez, é Francisco Rábano, é Richarte Linón, é Diego 
le la Palma, é Juan de Espinosa, ó Bartolomé Oras, é 
" Antonio Martínez Cosío, é Antón Martínez, y Blas Nu- 
Tiez, é Francisco de Coymbra, é Gonzalo de Ayala, é 
Juan Jiménez, é Juan de Porras, é Pedro de San Pedro 
e Belasteguijé Antonio de Raii, y el capitán Juan de 
lamargo, y Diego de Lavarreta, é Tristan de ¡Craco- 

fcinos? é Quintana, é Pedro de Aguírre, é 

Luís Ramírez, é Juan Ri([uel, é Jorge , é . . . . 

lartin, é Domingo Sánchez, é Pedtt) Martin, é Francis- 
! Gombarroto. é Sebastian de Sahagun, é fegtá 
^iito el papel) y Pedro ¿Carríllo?, é Francisco de Brn- 
KÍanos, é Andrés de Figueroa, é Juan Delgado, y Pedro 
Isidro, y Juan Rodríguez Portugués, é Miguel Navar- 
"0, y Luis Alegre, y Diego Vecino, y Silvestre de San- 
toval, y Gaspar León, é Manuel Camelo, é Gristoval 
Bz/í't^ ó Joan ¿Garrudo?, é Martin iGarces?, é Pedro de 
inda, é Alonso Encinas, ó inaesUe YísücNsilq 'Sví'íí- 



PROBANZAS 143 

rero: é Vicente Rolon, é Roque Gómez, y Herndo 
Coloa hijo de Ronda, y ¿Melchor? Racero, y tedro 
Garcia del Álamo, ó Górmeles de Ramua, é Diego de 
Molina. 



E así presentado, leido é firmado el dicho escrito 
de proposición y requerimiento, en presencia de los 
dichos conquistadores, como dicho es, por mi el dicho 
escribano en alta viva y comprensible voz, fué dicho y 
manifestado á los dichos conquistadores, si hablan oido 
y entendido lo que los dichos señores oficiales de S. M. 
decian, pedian y requerían y daban por su parecer, é 
que si elegían y nombraban, en nombre de S. M. por 
teniente de gobernador y capitán general en esta pro- 
vincia y conquista del Rio de la Plata al dicho señor 
capitán Domingo Martínez de Irala, hasta tanto que 
S. M. otra cosa provea. A lo cual respondieron y 
dijeron, que han oido y entendido todo lo suso dicho, 
ó que así, en nombre de S. M. le elegían y nombraban 
por tal teniente de gobernador y capitán general en 
esta dicha provincia y conquista, y como á tal ó 
querian osvedecer y acatar y cumplir sus mandamien- 
tos, hasta tanto que, como dicho es, S. M. otra cosa 
provea, porque asi convenia y conviene al servicio de 
Dios y de S. M. y al bien universal de todos los dichos 
conquistadores, é á la paz y concordia de todos; y por 
ellos acabMo de decir lo suso dicho, por mi el dicho 
escribano les fué dicho é interrogado tres y mas veces, 
cada uno, por si habla alguna persona que lo contra- 
dijese y no lo tuviese por bien,' y á todas las dichas 
veces respondieron, que no habla quien lo contradijese, 
ni contradijeron, y que así, lo hablan y hubieron por 
bueno, siendo presentes por testigos á ^^c^ V^^ %nísí^ 
dicho, los dichos capitán Juan de Gama^^c* ^\S\<$^^^ ^^ 
Lavarrieta, escribanos de S. M- fe aXfex^e-L ^^xass^^^- 






BIBUOTECA ARGENTINA 



I Mé 



¡es; y los dichos cODf|uÍstadores que supieron firmar, 
wrniaron de sus nombres eu este registro, y por los 
^e ñraiar no supierou, á su ruego y pedlmeato, fimia- 
rou por ellos y como testigos, los dichos capitau Juan 
de Camargo y Diego de Lavarrieta, escribanos de S. M. 
é el alférez Sitnon Jaqnf^— Gómalo de Mendoza — 
Juan de Camargo— Garci Rodríguez— Bimon Jor- 
ques— — Francisco de Álmaraz — 

Diego de Torres— Francisco de Madrid— Diego 

López— Fero Gómez de Mesa— Sebastian — 

Lope de los Ríos-Francisco Palomino— Juan 
Fernandez— Fedro Sánchez Polo — (Está roto el pa- 
lel)— Jmíhí de Castro- Pero Sánchez -Gonzalo de 
"'eralta— Pedro de Mesa— Juan Fernandez— Pe- 
■0 de Orne— San Pedro de Belastegui— Pedro de 
'onroy — Baltasar ¿Marin?—Juan Redondo — 
iotiso de Encinas— Baltasar de Herrera— Anio- 
JO Sánchez "Luis Osario— Jimnes de Saldivar— 
^anLnpez de XJgarie— Pedro Valdes Caba—Es- 
•■van Vallico— Martin de Leys— Francisco No- 

'" Pedro de Castro — Antonio de Vera — 

— — Hernando Alonso 

diRonda — Pedro de Ayres— Alonso de Valemuela 
— Francisco de Vargas— Dieqo Rodrigues— Diego 
de Villalpaiido -Juan de Bedoya— AntottBuberto 

Arrogo — — Diego de Laverrieta — 

'' — Diego de Latorre — Juan (roto 

papel) ^Julián de Porras — Gaspar Méndez— Do- 

ingo de Peralta— Lope Ramos— Pedro Bocane- 

Juan de Vera— Nicolás Veron- Luis Mar' 

— Juan Sotelo — Francisco de Coymhra — 

_ 'ego de Toransos—Juan Juarez-Igñacio Da 

¡roto el papel)— A ruego de Juan de Medina 

...' — Diego de Carabajal— Pedro de Aguilera 

— Pedro D (roto el papel)— Quintanas- 
Melchor Nuñes— Gerónimo de Arguello— Fran- 
jeo de Ledesma— Pedro de Aguilera— F rancisco 
9pe^ é la MoíaSernan Sánchez - iVtz Sha- 



I 




k 



PROBANZAS 145 

mídl?~Juan de Moriega — Hernando de Sosa— 

Franio Gmintruta — Diego de Tohalino— 

— Juan de Ramuniero—Jiian Salmerón 

de Heredia — Santiago Rodríguez— Pero Sánchez 
Capilla — Jácome Golo — Francisco de Rosales — 
Juan Jimenes— Tristón de Irazabal— Francisco 

ds Fastrana— — Juan de Escobar— 

Zoylo de Solórzano — Sebastian Corneo — Luís 
Ramirej^Rodrigo Gómez — Martin de Santander. 
— Pedro Isidro— Francisco Prieto— Martin Siia- 
rez— Francisco de Arce — Juan Delgado— Silvestre 

de Sandoval—Ruy Gomiz Maldonado— 

— Gaspar Gutiérrez— Jayyne Rasquin — 

Gonzalo da Aijala— Alvar Gil — Frayicisco Muño.: 
— —Pedro de Espina— Gon- 
zalo Martin — —Pedro de Molina 

—Luis de Leon—Crtstoval Pinto— Francisco de 
Gaete— Garda de Villamayor-Juan de Valderas 

escribano público— Jíarím Pere^— Julián 

— Luis de — Juan de Estigarrivia— 

Fernando Díaz — Antón Contera— Juan de Car- 

ransa— Francisco Jaines— Hernán — 

(roto el pajiel) ííordjíwa — Hernando de Eliciano— 
Antón Mar lin Escaso— Bartolomé- Garda — Juan 
Eai,3^^Pedro Méndez-Ignacio Domínguez. 



A ruego y pedimento de todos los fiue no supie- 
ron firmar y por testigo— Diego de Laverrieía, 
escribano. 

A ruego y pedimento de todos los fiue no supieron 
firmar y por testigo — Sitnon Yaques. 

A ruego y pedimento de todos los (¡ue no sopieron 
firmar y por t&sügo—Camargo. 



BIBLIOTECA ARGENTINA 



^^^^.pespuGS de lo susu dicho, ea el dicho puerto de San 
^^^^^rnando, dia y mes y aüo suso dichos, estaudo jimios 
^^^os dichos señores ollciales de S. M. y capitán Domingo 
Mactiocz de Irala, y en presencia de mí el dicho es- 
cribano y testigos 'de yuso escritos, los dichos señores 
oficiales de S. M. dijeron al dicho señor capitán 
Domingo Martínez de Irala que, pues por los dichos 
conquistadores hahia sido hecha esta dicha elección y 
nombramiento, en la manera que de suso -se contiene, 
en nombre de S. M. le pediau y requerían, una dos 
y tres veces, y mas, cuantas en este caso conveoia ó 
conviene, que, desde luego, sin escusa ni dilación al- 
guna, acepte y reciba en si el dicho oficio y cargo de 
teniente de gobernador y capitán general en esta di- 
cha provincia, y Conquista del Rio de la Plata, para 
lo usar y egercer en todos los casos y cosas al tficho 
oficio y cargo anexos y concernientes, en nombre de 
S. M. hasta que provea y mande lo ■ que fuere ser- 
vido, con protestación que digeron que hacian é 
hicieron que, si por lo aceptar, usar y egercer, al- 
gún mal y daño viniere y se recreciere á esta dicha 
conquista é pobladores é conquistadores de ella, sea 
á su cargo y culpa y no á la suya de ellos, ni de los 
dichos conquistadores, é que así lo pedían y líidie- 
ron por testimonio A mi el dicho escribano, sí&ndo 
presentes por testigos á todo lo suso dicho, Pedro 
Diaz del Valle, ó Pedro de Monroy, é Juan Hodriguez 
Bancalero, é Sebastian de Sahagun é otras machas 

I personas que presentes se hallaron — Felipe de Cá- 
^es— Pedro Dorantes— Andrés Fernandez. 
!„.„.-_.„. 
¡Eá Lrala dijo: que, visto que los dichos conquistadores 
'¿ han e)egiáo y nombrado, é que los dichos señores 
oíJciahs de S. M., en su real nombre*, \e, y^&sü,-^ Ye- 



i 



PROBANZAS 147 

quieren lo acepte y reciba, que, por servir á Dios 
Nuestro Señor y á S. M., y por la conservación, paz 
y concordia de los dichos conquistadores, tenia y tiene 
por bien de aceptar, y por la presente dijo que recibía 
é aceptaba el dicho oficio y cargo de teniente de go- 
bernador .y capitán general en esta dicha provincia é 
conquista, para usar y egercer en nombre de S. M. 
hasta tanto que otra cosa provea, como dicho es, é lo 
firmó de su nombre; testigos los suso dichos— Do- 
mina DE ÍRALA. 



E por los dichos señores oficiales de S. M., vista la 
dicha aceptación, tomaron y recibieron del dicho se- 
ñor capitán Domingo Martínez de Irala, en manos del 
dicho señor teniente de gobernador, juramento en 
forma debida de derecho, y según costumbre, so virtud 
del cual le entraron en dicho'cargo, y él juró y prome- 
tió que bien, é fiel y diligentemente usaría del dicho 
oficio ycai^o en todas las cosas y casos á él anexas 

y concernientes de Dios y de S. M. é bien 

universal de los dichos conquistadores convenga; y á « 
la conclusión del dicho juramento dijo: — si juro, y 
amen; testigos los sobre dichos. 

E fecho el dicho juramento y solemnidad en la ma- 
nera que dicha es, los dichos señores oficiales de S. M. 
dijeron que recibían y recibieron al dicho señor capi- 
tán Domingo Martínez de Irala, por tal teniente de 
, gobernador y capitán general, en nombre de S. M., 
como por los dichos conquistadores ha sido elegido y 
nombrado, para usar y egercer el dicho oficio y cargo 
en todas las codas y casos á él anexas y concernientes, 
hasta tanto que S. M. otra cosa provea^ ^f \ft tecK»x:^\v 
de sus nombres; testíflos los -ñicYios— Fell-pe d.e, Ciá- 
ceres— Pedro Dorantes—Antón CobreTa— Av^d^fe,^ 



Fe 

I cr il 

I 1 




BIBLIOTECA AR0JÍNTIN4 

Fernandez — Pasóantemt — Bartolomé (iomalez^ es- 
cribauo público y del Cabildo. 



En la ciudad de la Asunción, que es en el rio del 
Paraguay, en la provincia del Rio de la Plata, jueves, 
cuatro dias del raes de abril, año de mil y quinientos y 
cuarenta y nueve años, este dicho dia, estando en tas 
puertas de las casas de la morada del magniñco señor 
Domingo Martínez de Irala, teniente de gobernador y 
capitán general eu esta provincia ó conquista del Rio 
de la Plata, en nombre de S. M. ayuntados y congre- 
gadus, unidos por voz de trompeta muchos de los 
conquistadores de esta dicha provincia que en esta 
ciudad han residido y residen, conviene á saben — 
Gonzalo de Arébalo, y Simón Luis, y Bartolomé de la 
Amarilla, y Juan de Cea, y Francisco de Fletes, y 
Benito Luis, piloto, y Manuel Blac, y Francisco Villalt^ 
y Francisco Alvarez Gaytan, y Andrés de Arcamendia, 
y Juan Cano, y Juan de San Vicente, y Juan Karel, y 
Fernando de Salazar, y Diego de Peña, y Gregorio 
Doreys, y José de Almada, ó Francisco de Aleara», é 
Manuel Ángulo de Pinto, é maese Miguel Gonceras* 
y Hernando Diaz» y Juan de Fustes, y Juan Bordón, y 
Juan González, y Juan Ruiz, y , . ■ . . . Martin, y Basco 
de la Rud, y Fernán líomo, y Gerónimo Fiamence, y 
Juan Rodríguez Portugués, é Silvestre Pao, y Diego 
Mollano, y Pedro de Baca8,y Gregorio de Jaen,y Manuel 
de Riaiio, y Adame de Olavarrieía, y Sebastian Del- 
gino, y Juan Vizcayno, é Mateo Ortiz, é Andrés Ortiz 
de Leguizamó, y Gonzalo de Santitlana, y Alvaro de- . 

. , ó Juan de Oruna, y Bartolomé de 

Mino, y Bartolomé Sánchez, y Juan Martin, y Gabri^ 

Méndez, é Martin , é Juan Bautista Canela, 

é Juan de Molina, é Tomas Herrera, é 

Esterlin, y Fernando de Balbueua, é 



1- 
iz 

al I 



PROBANZAS 149 

Calafate, é Pedro de Lombardero, é Bastían 

Alfonso, é Bernardo Marino, é Juan Gallego de , 

é Juan de Araoz, é Cristo val López? el pequeño é 

Mariano Carnero, é Bernardino Bola, y de 

Cañada, y Andrés Veneciano, y Hernán Diáres, y Diego 
Ramirez, y Bartolomé Rodríguez Dentera, y Juan 
Ezquerra, y Juan de Toledo, é Antonio Coto, y Gaspar 

de Hortuño, y Cristo val de Medina, é , 

é Tomas Rico, y Diego de Oviedo, é Diego López de 

Oraz, y Hernán. , y Lorenzo Mes, y Diego 

de Escobar, y ¿Juan? deSalvaleon, y Hernando de 

Céspedes, y Hernando de Carbkj^, y Jaques, 

é Fernando y Alvaro de Chaves, y Antón Martin, y 
Antón Jiménez, y Francisco de Hermosflla, é Pedro de 
Oveias, y Hernando de Castañeda, é Pedro de San- 
gines, y Antonio de Pineda. 



Y estando otrosí ahí presentes los señores Felipe de 
Cáeeres, contador, y Pedro Dorantes, factor, y Antón 
Cabrera!, teniente de veedor, y Andrés Fernandez el 
romo, residente en el oficio de tesorero, oficiales de 
S. M. en esta dicha provincia, y en presencia de mi 
Bartolomé González, escribano público del número y 
del cabildo y regimiento»de esta dicha provincia, y 
de los testigos de yuso escritos, los dichos señores 
oficiales de S. M. propusieron y dijeron á los dichos 
conquistadores y personas que presentes estaban, que 
ya sabían y les era público y notorio como el dicho 
señor teniente de gobernador, prosiguiendo la entrada 
y descubrimiento que fué á hacer en cierta provincia 
y pais de la nación de los Orocotoquis^ viniendo de 
vuelía, por ciertas causas que le movieron, desechó, y 
dd;errainadameníe se desistió y apartó del dicho car- 
go; y por ellos vista su determinación, fué nombrada 
porsooa que la administrase hasta set Us^^ÍlOís. ^ ^^a 



fco 



BIBLIOTECA ARGENTINA 




E 

^^^^■el Paraguay; y estando en el puerto de Sao Fernán- 
^I^Bo, do quedaron los navios é gente, aguardando la 
' vuelta de la dicha entrada, por todos los conquistado- 

res que á la sazón presentes se hallaron, visto cuanto 
convenia al servicio de Dios y de S. M., pacificación y 
sosiego de los conquistadores, no venir á esta dicha 
" feídad sin tener elegida y nombrada persona que en 
íombre de S. M. gobernase y administrase la justicia, 
gieron y nombraron al dicho señor teniente de go- 
srnador, y por ellos, como oficiales de S. M. vista la 
ícha elección, le requirieron lo aceptase; é fechas 
es diligencias que S. M. manda, le recibieron al aso 
legercicío del dicho oficio y cargo; y que agora, por 
■star en esta diciía ciudad, donde todos, ó la mayor 
larte de los conquistadores desta dicha provincia estau 
y residen, les han querido manifestar y hacer saber lo 
suso dicho, para que así les conste y sepan como el 
dicho señor teniente de gobernador esta elegido y 
lionibrado en nombre de S. M,, por tal teniente de go- 
!rnador y capitán general de esta dicha provincia é 
mquista, como todo, mas largo pasó ante mi el dicho 
^ tcnbano. A que dijeron que se referían y refirieron 
>or ende que, en nombre de S. M, pedían y requeríau 
i los dichos conquistadores de suso nombrados y de- 
larados, que, si la dicha elección y nombramiento, 
ícha en el dicho señor teniente de gobernador, les 
larecia ser buena é bien fecha, y que al servicio de 
,Kos y de S. M. y bien universal de esta conquista 
jonviene, que ellos así mismo por su parte la aprueben 
tconfirraen y le elijan y nombren en la persona, for- 
» y manera que está elegido y nombrado, para que 
tdos vivamos en razón y justicia; y si otra cosa' les 
Eireciere, ó hubiere persona que aprobar no lo qui- 
iere ni le eligiere, como dicho es, lo digan y declaren, 
^ aquello que mas al servicio de Dios y de S. M. con- 
tenga, porque así como oficiales de S. M. y en su real 
nombre se lo piden y requiereo, una, dos y ti-es v^ 
ees y mas veces, y mas cuantas en es\fi ts^o ?fc tft^ 



33 

y 



PROBANZAS 151 

quiere^y lo pedían y pidieron por testimonio á mi 
el dicho escribano, y á los presentes ofrecen de ello 
testigos, y lo Armaron de sus nombres — Felipe de 
C áceres— Pedro Dorantes — Antón Cabrera— An- 
drés Fernandez. 



Y luego incontinenti los dichos conquistadores 
vista la proposición y requiprimiento de los dichos 
señores oficiales de S. M., siéndoles, como dijeron les 
era público y notorio el dicho señor teniente de go- 
bernador estaba elegido por los conquistadores que en 
el dicho puerto de San Fernando se hallaron, y que 
por los dichos señores oficiales de S. M., estaba reci- 
bido al uso y egercicio del dicho oficio y cargo, dije- 
ron, que- la dicha elección habia sido bien hecha, y 
como tal la aprobaban y aprobaron, por ser digna de 

aprobar é no de contradecir y que los 

unánimes y conformes, de nuevo, juntando cuerpo á 
cuerpo y añadiendo fuerza á fiíerza, en nombre de 
S. M. elogian y nombraban por tal teniente de gober- 
nador y capitán general en esta dicha provincia y 
conquista, al dicho señor teniente de gobernador Do- 
mingo Martinez de kala, que presente estaba, hasta 
tanto que S. M. otra cosa provea, é que si necesario • 
es, pedian y requerían, y pidieron y requirieron á los 
dichos señores oficiales de S. M., que de nuevo le 
reciban y hayan por recibido al uso y egercicio del 
dicho cargo, porque asi les parecia y parece que 
conviene al servicio de Dios y de S. M. y bien univer- 
sal de todos los conquistadores, y lo pedian y pidieron 
por testimonio, á mi el dicho escribano y á los pre- 
sentes que de ello fueron testigos, y lo firmaron así 
de sus nombres los que supieron flrmat^^ ^cstV^^^^^ 
no supieron firmar, firmaron: JuYvawo ^<^ ^^i^^^ ^^ 
Fernandez é Zoylo de Solórzauo, fe íx. Vqí?^<^^^ ^^^ ^"^ 



BIBLIOTECA ARGEKTISA 



es, se hallaron presentes por testigos, é asi se halla- 
ron como ministros de los conquistadles desta pro- 
íiucia fjue ahi no van nombrados. 



E otrosí, Inego incontinente pareció el señor don 
D¡e;íO Barba, comisario de la órdeii de San Juan de 
Rodas, y dgo que, no obstante una revocación que le 
fué notificada, ilel gobernador Alvar Nuñez Cabeza de 
Vaca, por la cual mandaba que ¡lO fuesen ovedacidoa 
ni cumplidos los mandamientos que por parte de 
Domingo Mart¡[iez de Irala le fuesen mandados, so 
ciertas penas, y no obstante una elección hecha en el 
capitán Diego de Ábrego, que le pai-ecla que, por la 
pacificación de la tierra, y por servir á Dios y á S. M. 
en ello, que a) presente no hay otra persona en la 
tierra que mejor pueda mandar y gobernar y admi- 
nistrar la justicia que el capitán Domingo de Ii-ala, 
hasta tanto (jue S. M. otra cosa provea, y que asi, 
ól, por su parte, Ío elige y nojnbra como los otros 
conquistadores, con protestación que no le pare per- 

I juicio ninguno de las cosas arriba dichas, y firmólo de 
£U nombro — Don Dieqo Barba. 
\ 
Sel 



Y luego incontinenti pareció el capitán Agustín de 
,mpar y Bernarilino de Sandoval, sargento mayor, y 
itonio Pasado, y Francisco de Palta, é Juan Pabon 
Badajos, é Pedi-o de Vergara, y Francisco de Rive- 
ra, y Juan de Segovia, y Francisco Sánchez, é Fraji- 
cisco de Escalera, é Juan de Tamayo, é Pedro de 
Osuna, é Juan de Asa, ó Juan de Londoño, ó Jácome de 
¿ArmasUol^, é dijeron que decían y declaraban lo mis- 
laj que eJdicho don Dieyío Bavba, cüíaa i\a ■a\so sa\a. 



la 



dicho, é á ello se arrimaban é arrimaron, é firmáronM 
áe sus nombres los que supieron fli'mar. 

E otro sí pareció •.y Francisco d 

Espüidola — Jacoméde Abnibabo— Antonio Pasad 
— Francisco Sea— Juan de Tamayo^FrancisB 
de Escalera— Agustín de Ocampo—JicandeAsa-^, 
Bernardirio de Sandooal- Pedro de Osuna— Pg^ 
aro de Vergara— Juan Pavón— Jítan de Londoi 

— ^A ruego de Francisco de Palta, 

—Jacomé de Espindola — Fueron testigos presentes 
del dicho don Diego Barba y de ios demás que á él 
se arrimaron, arril)a declarados ó firmados, Julián 
de Neyra y Zoylo de Solórzano y Juan Fernandez. 

De aquí adelante firmaron los conquistadores q«l 
nuevamente eligieron y aprobaron — Hernando 
Saladar — Adame de Olaverriaga — . . . . 

—Hernán Buii — 

Gadea— Tomas Ríos- Francisco Álik 

re? Gaytan — Pedro Antonio Aquino — Diego 
Pina— Pedro de Baesa — Juan Gutierres — Be* 
nardino Bulla— Rodrigo de Aleara^— Cristow 
Domínguez — Juan Farrel — Gregorio de Lis^ 
Hernando de Lietas— Antonio de la Guardia- 
Mateo Jayme— Tomas Hemandes-Jitan Bautis- 
ta Cabello— Mateo Ortis— Sebastian de Eqmno — 
Andrés Orti^ de LegjHsamó— Diego de Oviedo — 
Hernando de Castañeda— Hernando Notario- 
Alvaro de ^Bartolomé de Miño — Diego 

Lopes Dorgaz — Juan de Araos— Cristoval Lo^es 
Pequeño — Santiago Lorongo — Benito Luis-^ 
Hernando de Carabajal—Bartolomé del Am 
rilla. 

Por testigo é A ruego de todos los que no supiert 
firmar Juliano de Misia. 

Por testigo y á ruego do los que no supieron flrm 
^-Juan Fernandez. 

Por testig'o y á riieg'O de los que yvo sxv.'Sfteíoo. ícr«^ai£ 
—Zoylo dé Solórzano. 



BIBLIOTECA ARGENTINA 



Pasó Ante mí, Bartolomé GonxaleJ, escribano pi'i- 

■ buco y de cabildo. 



^H' bli' 

^^K E después de lo suso dicho, en la dichíi ciudad do la 
^^V' Asunción, el dicho día y mes y año suso dichos, el di- 
^^H cho señor teniente de gobernador dijo, que, porque, 
^^K sara la administración y ejecución de la la justicia, 
^^H librar y juzgar y determinar los pleitos é causas que 
^^f Be ofrecieren en" esta provincia, así civiles como crimi- 
¡ nales, y otras causas y negocios que de cada dia ee 

ofrecen y pueden ofrecer, conviene croar, nombrar y 
señalar persona que tenga la vara y cargo de Alcal- 
de mayor de esta dicha provincia, para lo usar y ejer- 
cer en todos los cAsos y cosas al dicho oficio anexas y 
concernientes, por ende, y porque Hernando de Céspe- 
des Gs persona hábil y siAciente, y en quien concurren 
las calidades que se ref^uieren para el dicho oficio y 
cargo, y ha servido á S. M. en esta provincia fiel y 

Ilealmente en todas las cosas que se han ofrecido, y se 
espera que en el dicho cargo y en todo lo demás ser- 
virá y aprovechará, que en nombre de S. M. le cria, 
nombra y señala, npmbró y señaló por tal alcalde ma- 
yor de esta dicha provincia, y le daba y dio poder é 
faciütad, cumplido y bastante, como en tal caso se re- 
quiere, para que en nombre de S. M. como ditdio es, 
use y egerza el dicho oficio y cargo de alcalde mayor 
en todas las cosas y casos al dicho oficio auestas y 
concernientes, oyendo, librando, juzgando y determi- 
nando todas las causas y negocios que ante él pasaren 
é se traten, así civiles como criminales, conibrme á las 
leyes y órdenes y premáticas del reyno, y haciendo 
I 



}'usticia á las partes que la tuvieren ó denegándola á 
f ' 



is que no la tuvieren, siguiendo y guardando los tér- 
► íüinos en derecho acostumbrados, é necesarios, y final- 
iiente en todo y por todo, \\acieíi0.ti "jxüsaaiÍQSfiisiNsí 



aá 

ér- I 
al- I 

M 



PROBANZAS 155 

demás que al Sicho oficio y cargo de alcalde mayor 
convenga, y llevando los derechos anexos y pertene- 
cientes como se llevan y acostumbran llevar en . . . 

de Indias, que para todo lo suso dicjio, y para 

cada una cosa y parte de ellos, en nombre de S M., 
como dicho es, le daba y dio en derecho bastante y 
cumplido, poder, con todas sus insidencias y dependen- 
cias, anexidades y conexidades, y con libre y general 
administración, y lo firmó de su nombre, siendo pre- 
sentes por testigos á todo lo suso dicho Adame de 

Olavennaga, é Pedro é Tomas Rico é otras 

muchas personas — Domingo de Irala. 



Y luego incontinente, estando presentes los señores 
oficiales de S. M. de esta provincia, el dicho señor te- 
niente de gopernador presentó ante ellos al dicho 
Fernando de Céspedes con el dicho poder, para que 
tomen y reciban de él el juramento y solemnidad que 
en tal caso se requiere conforme como se acostumbra 
dar, é le reciban al uso y egercicio del dicho oficio 
como S* M. lo manda; y por los dichos oficiales de S. M. 
visto el dicho poder, tornaron y recibieron del dicho 
Fernando de Céspedes juramento en forma debida de 
derecho y según costumbre, so virtud del cual le «- 
carjgaron, y e^ juró y prometió que bien y fielmente é 
deligentemente usaría del dicho oficio de alcalde ma- 
yor en todos los pleytos y cosas á él anexas y concer- 
nientes, como al servicio de Dios y de S. M. 

y administración de su justicia convenga; y á la conclu^ 
sion del dicho juramento dijo, si juro y amen, y lo firmó 
de su nombre, testigos los suso dichos— Hernando de 
Céspedes. 



r 



BIBLIOTECA ARGENTINA. 



E asi fecho el cUcho juramento en la manera que dí- 
""■dia es, los dichos sefiorea oíiciales deS. M. dijerouque 
!e recibiaTi y le recibieron y habían por recibido al 
dicho Hernando de Céspedes al dicho oficio y cargo 
:, de alcalde mayor de esta provincia, y asi dé las fianzas 

Ine 36 acostumbra dar para estar á resideacia, confort 
le á la ley de Tcdedo, como en esta provincia es de 
pstumbre, é los Armaron líe sus nombres, testigos los 
iehos — Felipe de Cáceres— Pedro Dorantes— An- 
E luego el dicho señor teniente de gobernador, 
presentes los dichos señores oficiales de S. M. en 
presencia de mi el dicho escribano y testigos de yuso 
escritos, dijo: q^ue para la ejecudon de la real justicia 
y de los mandamientos y bandos que para la adminis- 
tración y conservación de ella se dieren y echaren, ó 
para las otras cosas necesarias, creaba y nombraba y 
" 'eó y nombró por alguacil á Juan ílodriguez Banca- 
'O y á Juan Vizcayno, y á Bartolomé Rodríguez 
.tera, que presentes estaban, por ser personas há^ 
y suficientes para el dicho oficio y servidores de 
.; é para ello les daba y dio en nombre de S. M. 
poder que en tal caso se requiere, é los presentaba 
'é ponia ante los dichos señores ofi^^ales de S. M-, 
para que reciban de ellos el juramento y fianzas qae 
se requieren; y por los dichos señores oficiales de 
S. M-, fué tomado y recibido de los dichos Juan Ro- 
é Juan Vizcayno, é Bartolomé ílodriguez 
juramento en forma debida de deredio y 
■un costumbre, so virtud del cual les encargó y 
prometieron que bien é fiel é diligentemente 
irJaa del dicho oficio en todo lo (\ue al sei"vicio de 
Jif- y ejecacioa de su justicia coiiNfenga\ ^ i¡i,\a.cRftv- 




PROBANZAS 157 

clusion del dicho juramento dijeron, si juro y amen, 
testigos los dichos — Domingo de Irala. 



Fecho el dicho juramento, los dichos señores oficia- 
les de S. M. dijeron, que recibian y daban por reci- 
bidos á los dichos Juan Rodriguez y Juan Vizcayno é 
Rirtolomé Rodriguez Natera, é cada uno de ellos por 
si, a dicho oficio de alguacil, é que den las fianzas 
que se acosturabran dar conforme á la ley de Toledo, 
para estar á residencia, é lo firmaron de sus nombres, 
testigos los nichos— Felipe de Cáceres— Pedro Do- 
rantes— Antón Cabrera — Andrés Fernandez. 



i^:Ei'M:oTtxj^ 



D B 



PERO HERNÁNDEZ, 



SECRETARIO DEL ADELANTADO 



ALVAR NUÑEZ CABEZA DE VACA 



Descripción del Rio de la Plata, por el Escribano Pero 
Hernandbz—año de 1646— ( 28 de enkro de 1846 ) — Asun- 
' cioN del Paraguay. 



S. O. C. M. 



No he avisado antes á vuestra magestad, porque 
no he- tenido oportunidad, mayormente teniendo tanta 
obligación, lo uno por ser vasallo é criado de vuestra 
magestad, lo otro por ser su escribano en esta pro- 
vincia del Rio de la Plata, á vuestra magestad suplico, 
cuando desocupado de cosas mayores se hallare, 
mande leer este aviso, del cual resulta que Dios 
Nuestro Señor será honrado é vuestra magestad ser- 
vido. 

La perdición de don Pedro de Mendoza, fué por 
venir descuidado é mal proveído de las cosas necesa- 
rias á que mas convenia é por no querer tomar con- 
sejo de los que tenias esperiencia de la tierra que 
hablan venido en tiempo de Sebastian G^\^<íí^^ <s^ ^^^ 
y en la mayor parte de lo que ade\aiv\.^ ^\\^x^ ^n\^^^- 
tra magestad hablo como testigo de NY^\;a- 




ri62 



Desde há siete meses que don Pedro obo llegado 
esta provincia embió á Juan de Ayolas por su té- 
jente de capitán general con ciento é cincuenta hom- 
ires, en tres navios A descubrir esta tierra, y en cabo 
3 otros tres meses embió ea su demanda en segui- 
liento del capitán Juan de Salizar con dos bergantines 
sesenta hombres, el cual pirtíó del puerto de Buenos 
fAires á quince dias del mes de enero del año de qni- 
nieutos ó treinta é siete años; esperóle don Pedro 
cuatro meses é por la enfermedad que le agravava 
determinó bolberse á estos reinos é dejó el puerto mal 
proveído de vastimentos por que no los habia, ó dejó 

Eor su teniente general al dicho Juan de Ayolas é 
asta que este viniese ó embiase al capitán Francisco 
Ruiz Galán. 

En su compañía de don Pedro fueron Gonzalo de 
Alvarado, tesorero, é Juan de Cáceres, contador, y 
d^aron por su teniente en los oficios á un García 
Venegas, vecino de Cordova, ó á Felipe de Cáceres; el 
capitán que don Pedro dejó, fortaleció su Real é con 
buena diligencia hizo Iglesia é embió mucho maíz, é 
por que la gente hera poca, mandó á estos que que- 
daron por tenientes de oficiales, le ayudasen á los 
trabajos, los cuales se escusaron diciendo que eran 
^ oficiales de vuestra magestad, ó ansi se estuvieron 

^^^ ^n sus casas sin cuidado de lo que so 

^^^L hacer. 

^^^V Pasado seis meses después de la partida de don 
^^^B,Pedro, vino el capitán Juan de Salazar despiuosa, 6 
^^^B^jo como habia hallado que Juan de Ayolas se había 
^^^H entrado por la tierra adentro é habia dejado los navios 
^^^V-en el puerto que dlsen de la Candelaria, que es en el 
^^^* Rio del paraguay, donde viven unos Indios que se 11a- 
r man Payaguás, viven del pescado é caza; dejó por 
I capitán de los navios con tr^nta hombres á un Do- 
^^^ mmgo de Irala vizcaíno y entró á doce de febrero del 
^^L aiio de quiaieatos é treinta é siete años, é que por 
^^H entrado se habían aba^aio ■^ot ias>a v^ís 



MEMORIA DE PERO HERNÁNDEZ 163 

del paraguay, abajo, y en su ribera habia asentado un 
pueblo en concordia de los naturales de generación 
Garios, gente labradora é que cria gallinas é patos en 
muy gran cantidad,* donde dejaba treinta españoles ; 
desde el rio del paraná hasta llegar á este puerto hay 
trescientas leguas. 

Por el mes de abril del año pasado de mil é qui- 
nientos é treinta é ocho años, bino al puerto de Bue- 
nos Aires una nao cargada de mercaderías é muchos 
vinos, é algunos vastimentos, con la cual se reformó 
la gente que allí residia: esta nao iba al estrecho y 
no pudo pasar y entró en el rio: venia por piloto . . . 

caldosa saones mercaderías; cobraron los 

tenientes de Thesorero é contador derechos de almo- 
jarifasgo en sedas, paños, liensos, y estando la Iglesia 
muy pobre, no quisieron preverla de cosa alguna, todo 
lo gastaron en sus casas. 

Por el mes de octubre deste año de treinta y ocho 
años, vino con una nao é cierta gente al puerto de 
Buenos Aires Alonso Cabrera, veedor; y tubo muchas 
pasiones é contentaciones con el capitán Francisco 
Ruiz, hasta en tantenque le dio parte de la goberna- 
ción é ambos jusgaban é determinaban los pleitos 
civiles é criminales é por atraer así á la gente, traia 
una cédula firmada de la Real mano, para que pudie- 
se hacer gente en Canaria, y enseñaba la cabeza é 
firma á muchas personas é deciales debajo de esta 
firma está lo que en su tiempo veréis é desta manera 
todos le^eguían creyendo que havía de ser gover- 
nador. 

Con siete vergantines é doscientos hombres, par- 
tieron Alonso Cabrera é Francisco Ruiz para el Rio 
del Paraguay, donde residia el capitán Juan de Sala- 
zár para dar socorro á Juan de Ayolas é llegados al 
puerto hallaron allí» á Domingo "de Irala^ ^v^^í^-í^xv^^ 
capitán de los vergantines que Juaxi ^e^ k^c5\a.^V> ^^>í^^ 
que 86 babia abajado del puerto coxi e\ eNvás. ^^ * * * J^ 
Alonso Cabrera, é por \ir\xxaL «Le xiw^Vsv^'^^^'^^'^ 



• • • • 



I P" 



Pft4 BIBLIOTECA ARGENTINA 

■ae Juan de Ayolas le d^ó del tiempo de su entrada, 
Kó obediencia de teniente de governador é desapo- 
Beró á Francisco Ruiz; sobre esa razón, obo pasiones 
B escándalos entre ellos. * 

i Luego como flié recibido Domingo de Irala compa- 
llero de Alonso Cabrera é García Venegas fué á las 
Kisas ó pueblos de una generación de indios que se 
Saman Agaces, llevando en su compaüia á los indios 
parios, é dio de noche en ellos, é los Garios comieron 
■mohos de ellos en su presencia del capitán é oticia- 

I Por el mes de noviembre del año de treinta y nueve 
Kos, se partió Domingo de Irala con nueve navios é 
feescientos hombres á dar socorro á Juan de Ayulas, 
B por las muchas aguas no pudieron pasar ó se volvie- 
iTon y antes de la entrada prendió en el rio seis indios 
de los payaguás, los dos dcUos fueron conocidos, que 
Jberan de los que fueron embiados en compañía de Juan 
1^ Ayolas para á llevarle el carrage cuando fué á hacer 
Ib entrada; estando en los vergantincs se vino á nado de 
fcoder de los payaguás un indio mancebo de hasta diez 
■¡seis años el cual venido ante ©omingo delrala, dyo 
BUe era de Ja generación de los chaneses de la tierra 
Káentro, ó que Juan de Ayolas é los otros cristianos 
ubían llegado ct su tierra é allí le babiandado mucho 
pro, é plata é Indios é Indias, de su generación, que se 
m trajesen, é que este Indio había sido uno de los que 
pon él volvieron é llegados al Paraguay los Indios pa- 
raguas de bajo de aniistid, abiendo estado esperando 
ios vergantines un mes, los habían muerto á todos á 
palos, é les tomaron el metal, é solo este Indio dijo 
haber quedado vivo porqué se escondió en el bosque, 
los indios que prendió del dicho payaguás, luego so les 
tomó su conflcion é dijeron lo mismo, é ansi se com- 
provó la muerte del dicho Juan de Ayolas, cristiano, 
ar Jes robar el oro é plata que traían á causa de no 
Uarea el puerto los dichos vergauVmes^vubijíi'^. 
■¿tís /adíbs Pajaguás que el ■ .^G«á.v\%ofts. 



MEMORIA DE PERO HERNÁNDEZ 165 

Irala habia tomado é tenia presos de la generación de 
los payaguás, los dio, é repartió entre los indios Garios, 
los cuales en su presencia é de Alonso Cabrera é Garcia 
Venegas mataron é despedasaron para comérselos en 
sus casas no se lo . : 

Luego el dicho Domingo de Irala mandó abrir el tes- 
tamento de Juan de Ayolas é de don Carlos de Gue- 
vara de vuestra magostad, é sus bienes se 

gastaron e distribuyeron en pagar sus deudas é cum- 
plir las otras mandas: publicamente era culpado Do- 
mingo de Irala que por nigligencia suya é por otras 
ocasiones que dio, mataron á Juan de Ayolas é cristia- 
nos, especialmente que habiéndole dado el principal de 
los mataraes ocho canoas que anduvieron con el con 
hasta ochenta indios é sus mujeres é hijos, para se dar 
de comer, dio lugar é consentimiento á los indios paya- 
guás que los matasen á todos á cuya causa los ... . 
payaguás tuvieron atrevimiento de se levantar contra 
él é no darle de comer como lo .... de la entrada 
que fizo se le murieron sesenta é cinco hombres de los 
trabajos é por malos tratamientos que Juan de Ortega 
su capitán les hiso. 

A veninte y ocho 4^s del mes de julio del año pasado 
de mil é quinientos é cuarenta años, embió Domingo 
de Irala á Juan de Ortega con dos vergantines é cierta 
gente al puerto de Buenos Aires para que tomase la 
posecion é se hiciese obedecer en su nombre, é ansi 
lo hiso é hallando muerto á León Pancaldo, mercader, 

depositó las mercaderías en su Pero Diaz 

del Vallft vecino de Tarifa el cual dio por su fiador á 

un Martin tambor é á otro siendo de 

tanto valor que pasaban de mil ducados y 

estando en el dicho puerto el dicho Juan de Ortega 
quiso • .... el puerto é pasarlo á otra parte é no 
se lo consintieron los pobladores. 

Estando Juan de Ortega en este puerto governando 
por Domingo de Irala, hiso á la ge>iA^\ia^ci^\x^^ssía^^x^^ 
tos de cuya causa, se fueron YiMy^ti^ci e.\i • ^ • * N^*^:^ 



^I^Eú6 BIBLIOTECA AKGEXTIN.A. ^^^^| 

honce cristianos, y por celo3 de una India suya dio 
de éspaldarasos á un Rodrigo Gómez, é lo injurió de ' 

palabras é Juan de Vargas por ser su amigo dio des- 
paldarasos á . . , Clérigo de misa é no lo mandó cas- 
tigar, antea lo biso alguacil del pueblo. 

Por el mes de Marzo del año de quinientos é cuareiita , 

é un años Domingo de Irala se partió con dos vérgan- I 

tines al puerto de Buenos Aires, donde estaba Jusui de 
Ortega, é porf¿uó se publicó antes que partiese que lo 
iba á despoblar, fué requerido ante Escribano que no 
lo hiciese por el gran daño ó pérdida que dello resulta- 
rla, maltrató de palabra al que le requería; llegado al 
puerto Alonso Cabrera veedor, que fué en su com- 
pañía, comijnsó luego á dar orden como fuese despobla- 
do el puerto, diciendo que no se podia sustentar, é que 
nunca aviamos de ser por vuestra magestad socorridos, 
ó anduvo induciendo ó invocando las personas mas 
principales é hicieron fabor al capitán Dubrin é las 
mercaderías é hacienda que estaban depositadas en 
Pero Díaz del Valle las repartieron entre si é sus ami- 
gos, é luego despoblaron el puerto estando tan refor- 
mado (ie vastiraeiitos é ganados é bien iortaleeido, 6 
para ello quemaron la nao que ^taba en tienda por 
fortalesa, é la iglesia, é casas de madera sin embargo 
del clamor de querellas de los pobladores; los Indios 
comarcanos les dijeron que no despoblasen el puerto 

)r que venían presto muchos cristianos en cuatro na — 

08 que estaban en el Brasil. 

Despoblado el puerto de Buenos Aires, Domingo de 
'B"ala hiso alguacil mayor de esta provincia ájuan de 
Ortega, é Alcalde mayor á Pero Diaz del Valle, é regi- 
dores ¿1 é Alonso Cabrera é Garcia Venegaa, Pero 
Diaz, ó ya libraba é determinaba los pleitos é causas 
haciendo agravios A las gentes ó malos tratamientos, 
llevando los derechos escesivos, sacándoles prendas i 

Épor ellos, é por que tuvo celos de un Gonzalo Rodríguez . 

jior una India suya fué una noche i. las casas de su J 



del 

I cora; 

^■j)or( 

^^ B^ala 



MEMORIA DB PERO HERNÁNDEZ 167 

dor, le hecho mano de las barbas é pelándoselas lo 
trujo á la cárcel é lo hecho de cabeza en el cepo, é 
porque otro su compañero le trujo su ropa lo hecho 
en el cepo donde los tuvo aquella noche. 

Cuando Domingo de Irala fué á despoblar á Buenos 
Aires, dejó por su teniente en el Paraguaya Garcia 
Venegas teniente de Thesorero, el cual biso muchos 
- agravios á la gente é á los naturales, mandándolos^ 
matar é quitar sus mujeres, especialmente mandó á 
Pedro de Mendoza Indio, que ahorcase dos Indios los 
cuales ahorcó junto al pueblo y á otro Indio casa de 
Lorenso Moquirán, principal, le tomó su mujer, é la 

dio á Andrés Hernández el vecino de Corclova, 

y el dicho indio vino á rogar á las lenguas que rogasen 
del dicho Garcia Venegas no quiso, antes por que el 
indio anduvo importunando sobrello é quejándose á 
Francisco de Andrada clérigo, fué publico que lo mandó 
matar á palos á Lorenzo Choquisas que era suegro 
ie Garcia Venegas é el Indio nunca mas pareció. 

Domingo de Irala vendió á Tristan de Vallastas 
antes que despoblase á Buenos Aires una India libre 
caria por una capa de grana é un sayo de terciopelo, 
é otorgóle carta venta ante Valdis, escribano difunto, 
sus parientes de la India recibieron grande enojo por 
ello, en la cual el dicho Tristan de Vallestas tiene dos 
ó tres hijos, otro sí vendió un Indio é una India 
déla generación de los Agasos, por una capa de grana 
é una colcha, á un fraile de la orden de la Merced; é 
otro sí ha vendido é ctaHoconsentimiento que se ven- 
diesen muy gran número de Indios libres, siendo cris- 
tianos, vasallos de vuestra Magostad á trueque de 
capas é otras ropas. 

Otro si porque . Francisco de Ontiveros é 

Francisco de_Zamora se quejaron que un indio de los 

naturales habia pasado 

el dicho Domingo de Irala, traer 

ante sí el Indio, é traido, lo entregó \sí^t^\'s^^^^ ^^^^^ 
susodichos é les dijo: tomadlo ^ exvNw^^Xx^ \:^'$2^^'^- 



BIBLIOTECA .VROENTINA 



^^^bdle los brazos; los cuales le dieron ^^randes heridas; 

^^^Keyoae que lo dejaron muerto, porque nunca mas pa- 

^^^^ció, y estos mismos se le quejaron que uoa India les 

habia hurtado ciertos vastimentos, é les dijo: pues . . 

. . . india y cabalgadla tantas veces hasta que seansi 

pagados. --^-^ 

Otro si, el dicho Domingo de Irala por celo;- que tuvo 
de Diego portugués lo colgó de su natura, de lo cual 
quedó muy malo é lastimado. -^--^ 

E otro si, Juan Pérez, lengua cortó lo suyo é. un 
Indio cristiano de casa de uno, quisa por celos que 
tuvo del. 

Otrosí, Antonio Pineda estrangero mató á 

.... de Valle su compañero vecino de Madrid por 
celos de una india suya, é nunca fué por ello casti- 
gado. 

El dicho Domingo de Irala en el tiempo de su govier- 
no disimuló muy feos é graves delitos é no los castigó 
especialmente un Francisco Palomino, rompió á una 
muchacha que tenia en su casa de edad de seis ó siete 
años, hija de su manceba estando en el campo, é la ma- 
dre la trajo al pueblo corriendo smgre é llorando, pu- 
blicando lo que habia fecho el dicho Palomino, y toda 
la mayor parte de la gente vieron lo suso dicho é no 
fué castigado por ser pariente de Alonso de Cabrera" é, 
Garcia Venegas. 

Otro si, un López de los Rios, vecino de Cordova, 

siendo una noche centinela en un vergantin 

é abrió una caja de ropa que allí estaba de un Jacomé 
Luis piloto é la robó é jugó todo lo que en ella estaba, 
é el dicho Jacomé Luis se íué á querellarse al díoho 
Domingo de Irala é no le admitió la querella, é Garcia 
Venegas le amenasó sobre ello é por temor no cobró 

su hazienda ni fué castigado el delito, é 

á cierto tiempo le dieron al dicho Garcia Venegas 
porqué en ningún tiempo demandase al dicho López 
"le los Ríos una India Ubre é cristiana. 

0¿ro sj, e¡ dicho Domingo de ItaValcma mMcl\3La mu- 



^; 



169 MEMORIA DE PERO HERNÁNDEZ 

jeresde la dicha generación, hermanas é primas her- 
manas é otras parientas, teniendo acaso carnal coa 
ellas, celándolas como si fueran sus mugeres legítimas, 
por cuya causa hiso malos tratamientos á muchas 
personas y especialmente á Francisco Pérez que fué 
una noche á su casa disfrasado y lo molió á palos, é 
ansí mesmo á Juan de Santiago é á Gonsalo Chaves, ^ 
Indio de la tierra adentro que trujo Juan de Ayolas 
cuando volvió, é ansí mandó pregonar que ninguno 
fuese osado de hecharse con India agena so graves 
penas. 

Porqué Gregorio una falta, le reprehen- 
dió el dicho vicio á él é Alonso Cabrera é Garcia Vene- 
gas estando haciendo centinela junto á su casa, le mandó 
dar de palos é se Tos dieron Estovan de Vallejos é Pero 
Méndez. 

El principal de los Agaces que se dice Abacoti le dio 
una luja suya con la cual se hecho casualmente porque 
cuasi fué muy notorio é desde á pocos dias vinieron 
mas de ochenta indios agaces con un tambor adelante 
de las casas de la morada del dicho Domingo de Irala, 
en su presencia é de todo el pueblo hicieron gran rego- 
cijo é dijeron las lenguas que hacian la flesta del virga^jL^ 
que habia sacado Domingo de Irala á la hija de Aba- ( 
cote. 

Otro sí, una India cristiana mató con yerbas á Martin 
de Cabrera su amo, vecino de Caralla é Pero Diaz su al- 
calde la prendió é procedió, é la India confesó el deüto, 
é á ruego de Sancho de Salinas, primo del muerto, 
fizieron soltadisa la India, ese fué sin castigo. En 
tiempo que^overnó Domingo de Irala mataron dos 
hombres, é nunca castigó á Pero Bocanegra que mató 
el uno dellos ni á Juan Ruiz que mató el otro. Una 
Iglesia que hiso de madera en el rio del Paraguay 
Francisco Ruiz Galán, Domingo de Irala la vendió á 
los oficiales Cabrera é Garcia Venegas por cierto pre- 
cio é otorgóle carta de venta de eWa. 

Los pregones é ordenansaa c\viei m^sceAt* ,^wsx^^í>s^ <sc^ 



MEMORIA DE PERO HERNÁNDEZ 

. . amigos é paniaguados é de los oñciales, no se 
¡atabao eií los pobres é en loa que tenían por ene- 

ligOS. 

rDoniingodelrala tuvo imiclias pasiones con perso- 
, s particulares por celos de Indias conquienes se he- 
|iaba especialmeote un Francisco Giraenes, porque se 
íchó con una India suya, lo desafió é sac6 al campo; 
I Ciro si se hecho con una esclava de Juan Pérez len- 
i, por lo cual hectió mano á la espada contra el dicho 
jpaii Pérez, tomó á la esclava y en su presencia, la col- 
5 de ios pies en un árbol la cabesa abajo detide la 
kañana basta la noche, y por ser tan amifío de este 
Bicio desamparaba el puerto donde lo dejó á él para su 
' mida Juan Pérez é veniase á tierra de los Carlos 
fchenta leguas el río abajo A un puerto que se dice 
. . donde tenia una hija de un principal do 
;tava alÜ quince ó veinte dias, é los que con 
^ andaban le llamaban a! puerto, el puerto de la . . . 
. otra causa muy grande dio para fiue los pa- 
. Jilas se alzasen é no le diesen de comer é después 
atasen los cristianos; al tiempo fiue Juan de Ayolas 
Ipntó paces con el principal, lediú una hija suya, la 
_,ial dejí'» en guarda de Domingxi de Irala hasta que él 
[blviese, é ídose se hecho con ella en la cáraai-a del ver- 
[antin de que se alborotaron mucho los payaguás é se 
i quitaron, 

^ Alonso Cabrera é García Veoegas cobraron dos 
ices deudas de vidas á su magestad de los bienes 

í Hernando Barrio nuevo vecino de Gr 

I de Agustín de Madrid difunto daban á eje- 
Sitar por su propia autoridad. 

t Pusieron imposiciones nuevas sobre la gente, co- 
g-ando quinto del pescado, manteca, pellejos, cueros, 
aíz, gallinas, miel y otras cosas, que compraban de 
g Indios para se mantener ó aumentar sobre lo cual 
B fizieron exenciones ó molestias. 
I Por el mes de Noviembre del año de quinientos é 
•vnta é ua año, Domingo de l^a\amalii^ \va vavidera 



BIBLIOTECA ARGENTINA 171 

á pregonar que todos los que quisieran por la tierra 
adentro se fUesen á escrebir, é mandó aderesar los 
vergantines para partir por el mes de Marso é abril, 
luego siguiente. 

Por el mes de febrero del año de mil é quinientos é 
cuarenta é dos años, recibió una carta Domingo de 
IraJa de Albár Nuñez Cabeza de Vaca, por la cual • 
decia que venia por tierra con cierta gente é caballos 
á socorrer esta provincia por mandado de vuestra Ma- 
gostad. 

A once del mes de Marso luego siguiente á las nueve 
de la mañana entró Albár Nuñez Cabeza de Vaca 
en esta ciudad de la Asunción, donde fué recibido é 
obedecido por los capitanes é oficiales de vuestra ma- 
gostad é por toda la gente por governador é capitán 
general pn nombre de vuestra magostad. 

Luego que fué obedecido el dicho Alvar Nuñez Ca- 
beza de Vaca, comensó á entender en las cosas que 
convenian para la buena governacion, é porseaver 
despoblado el puerto de Buenos Aires, recibió congoja 
y ombió luego á socorrer con navios gente é bastimen- 
tos la gente que en su nao habia enviado á confianza 
del dicho puerto, é mandó que lo tornasen á fundar 
ó asentar nuevamente por que no se perdiesen los 
navios é gentes que al socorro de esta provincia vi- 
niesen. 

A toda la gente que el governador halló en esta pro- 
vincia ansí capitanes como otros oficiales é personas 
hiso buenos tratamientos é dejó á cada uno en el oficio 
ó cargo que le halló encargándoles sirviesen a vuestra 
magostad lealmente. 

Al tiempo que el governador vino á esta provincia 
halló la gente en malos usos y costumbres é donde lue- 
go comenzó á quitar las costumbres é vicios malos qui- 
tándoles las parientas, é ansi so quitaron é apartaron 
muy muchas Indias á muchas personas do lo cual se 
agraviaron mucho. 

Otro sí, mandó juütsiT todos los m^\o^ ^tvcv¿v$^^^ ^^ 




MEMORIA DE PERO HERNÁNDEZ 

tierra y estando presentes los oficiales de vuestra 
^estad, ó los religiosos é clérigos con interpretes 
ibiiés é suflcientes, les mandó é apercibió se apartasen 
de comer carne humana, avisándoles é haciéndoles 
las monestacionea necesarias según se contiene en 
los autos que sobre ellos pasaron ante mi como escri- 
bano. 

Otro si, mandó leer é notificar á los religiosos é 
clérigos ciertos capítulos que están en una carta é real 
maudaraieuto de vuestra magostad que habla con 
los dichos clérigos religiosos para que tengan enea- 
comienda á los dichos indios para que no consientan 
que sean m.iltratados é les requirió é apercibió cum- 
pliesen lo que vuestra raagestad por ellos les manda 
é mandóles dar un traslado de los dichos capítulos. 

Por el mes de Mayo del año pasado de mil é qui- 
nientos é cuarenta é tres años un Bernardo de Casta- 
ñeda fué á un lugar de indios é entró en la casa de 
uno de ellos á media noche é por fuerza delante del 
propio ijidio anduvo á los brazos con su rauger para 
hecharse con ella, el indio se vino á quejar su alcalde 
procedió é lo condenó á cien asotes los cuales se le 
dieron. 

La provanza que Domingo delralahizo de la muerte 
de Juan de Ayolas, el governador !o mandó parecer 
ante sí ó no pudo ser ávida ni se halló entre las escri- 
turas deun Antonio de Ayala escribano ante quien ha- 
bía pasado difunto, por lo cual mandó tomarla A facer, 
ese hizo ante mi como escribano. 

Luego el governadur comenzó á buscar 

é caminó para ir á conquistar su provincia ó embió 
por dos partes ciertos cristianos ó indios que descu- 
briesen por tierra ó por el rio embió A Domingo de 
Irala con tres vergantines 6 noventa hombres los que 
fueron por tierra. 

Los pobladores é conqnistadores que en esta pro- 
Vva residían antes quel goven\a4ot ^ eV\a. \' 



BIBLIOTECA ARGENTINA 173 

se le querellaron de los oficiales de vuestra magestad, 
á cerca de la cobranza del quinto del pescado é otros 
Daantenimientos é pellejos é cueros que habían de los 
indios é cobranza de deudas é otros agravios para 
que lo impidiese y no diese lugar á ello lo cual el go- 
vernador les- mandó que no cobrasen hasta en tanto 
que vuestra magestad fuese avisado é que si mandase 
que se cobrase que todo lo que hasta en aquel punto 
oviesen dejado de cobrar lo asentasen á su cuenta para 
lo pagar de sus salarios y en lo que tocaba á la co- 
branza de las deudas cesasen hasta que oviese oro é 
plata en la provincia, lo cual no quisieron hacer antes 
se pusieron en dar ellos mandamientos por su autori- 
dad para facer exenciones en los pobladores é conquis- 
tadores y el governador les fué á la mano é no se lo 
consintió é ansi por esto como por les impedir la co- 
branza del quinto le hisieron muchos requirimientos 
desacatados donde el governador respondió é no dio 
lugar á la cobranza del quinto y en lo que toca á las 
ejecuciones que los pidiesen ante él é que por virtud 
de sus mandamientos se executarian é cobrarían. 

El governador procedió de oficio contra la India que 
uíató á su amo con yervas é la mandó prender é fué 
presa é por virtud de su conflsion é de lo mandado en 
el primero proceso que fué acomulado con el se- 
gundo fué sentenciada á pena de muerte é fué hecha 
cuartos. 

Pasados los requerimientos de los oficiales sobre la 
cobranza dé los quintos á veinte ó cuatro dias del mes 
de Mayo de mil é quinientos é cuarenta é tres años 
mandó juntar los religiosos é clérigos é á los oficiales 
de vuestra magestad é les mandó leer la relación que 
Domingo de Irala habia traido de la tierra adentro é del 
camino que halló para entrar á conquistar é obo con 
ellos acuerdo é les pidió parecer, los cuales dieron sus 
pareceres que presentaron ante mi ^at^Q,<^^ . 

Para hacer Ja entrada é deacuWvm\<ecí^ci $ifó ;^^^<s^ 
provincia eJ g-overnador mandó Yvacet cotl X^cí?^^^^^^^'" 




f 174 MEMORIA. DE PERO 

[ cia diez vergantioes é aiisi mesmo mandó traer tal 

. . para facer uiia carabela en que pudiesi 

. . . ■ á vuestra inagestad luego como volviese 

\&e la conquista de toJo lo que subcediese. 

y A pedimento de los naturales indios vasallos de vues- 

[ tra magostad, é cou el parecer de los religiosos fué á 

I iiacer guerra á, una generación de indios que se Uamao 

T gttayeairis é los desbarató é se trajeron muchos de- 

r ílos cautivos, y el goveraador soltó un prisionero para 

que fuese á llamar su principal porque quería haaer 

paces con el é ansí fué é le vino el principal é asentó 

paces con él é le volvió libremente los prisioneros to- 

I dos que se habían traído conque fué contento é fueron 

, amigos. 

A todos los indios naturales vasallos de vuestra 
magestad, el governador les hizo é mandó hacer 
buenos tratamientos dándoles dadivas pagándoles 
ó ansí mandó que todos les pagasen sus trabajos é 
persuadió é les forzó á los religiosos clérigos tobieron 
I especial cuidado en su doctrina é enseñamiento. 

Al tiempo que el governador llegó á la costa del 
brasil, halló allí dos frailes franciscanos que se dicen 
IVay Bernardo de Armenta é fray Alonso, los cuales 
trujo en su compañía á esta provincia é parece que en 
el camino se le desmandaron é desordenaron con los 

I Indios é el governador les flié á la mano, de cuya causa 
los dichos frayles vinieron mal con el governador, é 
decían que tes habia hecho agravios en el camino, estos 
frayles son hombres de mal vivir porque tienen mas de 
treinta mancebas. 
Ctomo los oficiales de vuestra magestad vieron que 
I el governador no les daba lugar á que hiciesen agra- 
vios é mandase como antes quel viniese lo ho 
se confederaron con los dichos fray Bernardo de Ar^ 
menta é fray alonso para hacer todo mal é daño al go- 
vernador é para ello ansí mesmo se juntó con álos 
Domingo de írala vizcaíno de bajo 4e JMsamewto mael 
UcboFray BerDardo les tomü en \m Víjíq ■K^ssCi-íaia. 



BIBLIOTECA ARGENTINA 175 

que callada é encubiertamente sin lo descubrir á nin- 
guna persona los dichos frayles con ciertos cristianos 
amigos suyos se fueron á la costa del brasil por 
tierra de donde el governador los habia traido diciendo 
cuan perjudicial hera y en deservicio de Dios é de 
vuestra magostad que Albar Nuñez Cabesa de Vaca 
^fuese governador, é cuan necesario hera que lo fuese 
el dicho Domingo de Irala é que el dicho Fray Bernardo 
lo escribiese á vuestra magostad porque siendo la 
provincia que hera se le daria crédito á sus cartas é 
que para ello enviase á fray Alonso su compañero á 
españa é que ellos lo embiarian á pedir por obispos 
desta provincia, como oficiales de vuestra magostad, 
lo cual flzieron en efecto é convocaron á ciertos indios 
de la costa del Brasil para que se fuesen con ellos, que 
eran muy necesarios en esta provincia, é llevando cinco 
cristianos en su compañía é mas cantidad de treinta 
indias cristianas, hijas é parientas de Indios principa- 
les desta tierra sin licencia de sus padres escondida- 
mente se partieron al tiempo é sason que todos en 
conformidad le habian dado sus pareceres para que 
fuese á hacer la entrada é descubrimiento desta tierra 
é teniendo todos los navios bastimentos é municiones 
todo á punto para partir y el principio dia de su par- 
tida el governador lo supo é mandó ir en su seguimien- 
to, é fueron vueltos de la ida destos frayles, resultó 
grande escándalo así entre los españoles como entre 
las naturales por les llevar sus hijos, de lo cual mostra- 
ron -muy gran sentimiento y el governador les sosegó 
é les dijo que no consentiría se las llevasen é que es- 
tuviesen seguros. 

El governador mandó proceder contra los dichos 
oficiales é mandó á Pedro Estopiña cabeza de Vaca á 
quien cometió la causa, no procediese contra Domingo 
de Irala por apartar alteraciones é desociegos, é con 
buenos tratamientos tomarlo al servicio de vuestra 
mage^tad, cantra los oficiales se ^to^^^v^ ^^^<5s^ 
presos é encarcelados é suspen^LiáLOS ^«^Vs^ q!íló^<íí^^ 



176 



MEMORIA DE PSRO HER ANDEZ 



tnítidos á vuestra magestad, según que por los dichos 
_^^Dcesos aparecían. 

[ Por el mes de Setiembre del dicho año de cuarenta 
I tres años el governador partió con diez vergaclines 
bn muchos - bastimentos, municiones, diez caballos & 
" latrocientos hombres, mil indios é cien canoas que se 
5recieron de su voluntad para ir á conquistar esta^ 
_»vincia por el puerto délos Reyes, y en su lugar en 
Sombre de vuestra magestad, nombró por su teniente 
i Juan de Salasar de Espinosa el cual quedó en el 
íierto del Paraguay coa doscientos hombres al cual 
landó con toda diligencia hiciese la caravela para 
) cuando volviese la hallase fecha pasar á avisar á 
lestra Magestad de todo lo subcedido, 
Llegado el governador al puerto de los Reyes en 
Ceoncürdia de los naturales la tierra, como tierra que 
nuevamente descubrian en nombre de vuestra mages- 
tad tomó la posesión é hizo buenos tratamientos é 
nombró por su maese de campo al dicho Domingo de 
" "ala al cual encargó el buen tratamiento de los indios 
los que con el veiiian como los del dicho puerto 
I que mirase lo que convenia al servicio de vuestra 
nagcstad. 

I A veinte y seis dias de Noviembre del dicho año el 
pveniador partió del dicho puerto á descubrir é con- 
mstar la tierra con trescientos hombres & ochocientos 
idios é diez caballos, llevando consigo por guia un 
Jio de aquella tierra que dijo que en cinco jornadas 
ganan á las primeras poblaciones de la tierra aden- 
_ o y en el puerto dejó en guarda de los vergantines 
ioventa hombres con dos capitanes. 

A las Dueve que el Governador ovo 

feítrado por la tierra sin hallar poblado alguno, halló 
n^a casa donde vivían hasta catorce indios con sus 
jujeres de la generación de los Garios los cuales in- 

irmaron é dijeron que desde alli donde 

"comiensan las poblaciones habiadiez.é seis jornadas, 
/o cüiti visto por el gobernador matvií) junXax \os oV 



ichos I 
renta 1 



BIBLIOTECA ARGENTINA 177 

cíales de vuestra magestad é capitanes é ovo con ellos 
acuerdo si devia pasar adelante é con su parecer se 
retiró ó dende alU embió á Don Francisco de Rivera 
con otros cristianos que fueron seis é la guia que alli 
tomó para que pasase adelante á descubrir aquel ca- 
mno hasta llegar á la primera población, en el en- 
tretanto que iba al puerto de los Reyes á íbrnecerse 
éb bastimentos para tomar á entrar descubierto el ca- 
mino. 

En el puerto de los Reyes halló el governador 
atemorizada la gente por que los naturales hacian lla- 
mamiento para venirlos á matar, especialmente los 
Indios de la Isla que se dicen jaquetes é los guajarapos 
é los de un pueblo pequeño del dicho puerto, el gover- 
nador procuró de los sosegar pero todavía le mataron 
cinco cristianos ó se los comieron, por lo cual el gover- 
nador procedió contra ellos é con el parecer de los 
clérigos los pronunció por esclavos y que se les hiciese 
la guerra, é los que fuesen tomados fuesen esclavos 
según que mas largamente con el proceso é causa 
se contiene á que me refiero donde mataron é fue- 
ron cautivos cierta cantidad de los que residían en la 
Isla. 

A veinte dias del mes de Diciembre del año, embió 
el governador un Hernando de Rivera con un vergan- 
tin é cincuenta ó dos hombres á descubrir el rio que 
llaman Igatu, que pasa por el puerto de los Reyes por 
que los naturales le informaron que por el vivian é 
estaban grandes pueblos de Indios con grandes man- 
tenimientos é metal. 

A doce dias del mes de Enero del año pasado de qui- 
nientos é cuarenta é cuatro años vino al puerto de los 
Reyes Francisco de Rivera con seis cristianos con quien 
fué a descubrir, los cuales llegaron todos heridos, 
Francisco de Rivera informó al governador que habia 
ido caminando por tierra de buenas arboledas é a^iías 
é de mucha caza puprcos, venados, fe ^txxxs.'s»^ ^ \jkv<^^ 
en cabo-de veíate dias llegó á las po\Aae\cycifó^ $i.^\ac^^^^ 

VI 



I 178 MEMORIA D15 PERO HERNÁNDEZ 

I quaca doiiJe en un lugar de anos indios que se llaman 

I oro ó piata é grandes baslimentos 

\ é questando en sus casas sintió que los querían matar 
I é salieron todos j untos para volverse por «ionde habian 
[ venido é saUeron á ellos hasta doscientos indios é los 
I flecharon é si no se metieran en el vosque loa mafaraa 
I á todos é que había quince días que habían paiiido 6 
I que donde alli hasta este puerto le pareció quehabÁ 

setenta leguas poco mas ó menos é que á la ida tarda- - 
I ron mucho en descubrir el dicho camino, porque el * 
i camino iba muy cercado de monte é lo liieron abriendo 
I ó que un indio orejón que les dio de hever como lle- 

I garun al pueblo de los le dijo que era paisaf 

I no ó questaria de alli su tierra dos jornadas é le nombró 
I otras ^neraciones de Indios conocidas donde dijo que 
f poseían metal. 

I Con estos nuevos descubrimientos, el governador 
f quisiera luego partirse á proseguir la conquista pero no 
lo pudo hacer porque Francisco de Rivera le cUjo que 
unalagunaquestaba á diez leguas de allí por donde for- 
zosamente havia de pasar estaba muy crecida que tenia 
ocupadas mas de dos leguas de tierra y hera necesario 

I esperar que abajase; los naturales dijeron que hasta en 
fiu del mes de febrero no abajarla porque todos los 
años crecía ó abajaba por el dicho tiempo. 
Hernando de Rivera que fué á descubrir con el ver- 
gantin el rio de Igata, escribió al governador hacioD- 
doie saber como habia llegado á unos pueblos de indios 
que se dicen patayes é que por la relación qae de 
ellos havia. havido, se habla determinado entrar por 
la tierra adentro é ansi lo habia fecho con cuarenta 
hombres é havia dejado el verganün, el governador 
embió á mandarle con gran diligencia que luego se 
volviese ó que no pasase adelante porque no le ma- 
tasen é porque no le habia enviado á descubrir por 
tierra. 
A treinta, dias del mes de Enero viuo HcrnaJido de 
Hvtíra delpuevioú.B los Reyes coa eVNeí^^\Ási. fe ^cató 



BIBLIOTECA ARGENTINA 179 

que llevó, á tiempo que vino halló al governador mal 
dispuesto á la mayor parte de la gente é de los in- 
dios naturales, el governador le reprehendió el atre- 
vimiento que habla tenido en no proseguir la nave- 
gación é descubrimiento del rio Igatu ó entrase por 
la tierra adentro, no dio relación de su descubri- 
miento. 

' Estando el governador en este puerto de los Reyes 
esperando que las aguas abajasen para poder caminar 
á hacer su entrada é conquista toda la gente se adoleció 
de calenturas en tal manera que se hallaban diez hom- 
bres sanos que guardasen el Real. 

De los agravios que aquí se hacian á los naturales 
deque se venian á quejar cada dia que los cristianos 
les hazian muchos daños en sus casas, tomándoles por 
fuerza sus haziendas, mandó pregonar so ciertas pe- 
nas que ninguno fuese á §us casas, é porque sin 
embargo en los caminos y en sus casas para que no 
los consintiesen hacer agravios é lo denunciasen, é 
mandó pregonar ansi mismo que no se vendiesen ni 
contratasen la3 Indias libres ni las trocasen por escla- 
vos ni esclavas. 

Por inducimiento de los interpretes é capitanes los 
indios naturales deste puerto de los reyes, comenzaron 
á darles sus hijas é al governador le trageron algunas 
é como el governador fué avisado mandó que no se 
sacasen de sus casas porque no se alborotasen ó reci- 
biesen alteración de verlas tratar mal por esta razón 
é porque no dejarlos andar é embiar por los lugares 
de los inílios los oficiales é capitanes tomaron mucho 
odio contra el governador é comenzaron á inducir é 
predicar entre la gente que no era bien hacer entrada 
á fin de impedir é estorbar al governador que no sa- 
case oro é plata, viendo que la tierra era buena é habia 
tanto oro ó plata comunicaron entre si é dijeron si el 
governador entra ha de traer oro é plata é perpetuará. . 
su go ver nación é después no seremos ^atXfó ^\A"aw^¿NSst'^^ 
coütra el lo cual platicaron é dljetoiv co\i tüxvtíoas» ^^- 



MEMORIA DE PERO HERNÁNDEZ 

tonas para matarlo é aqui lo quisieron uiatar é pe- 
tarle mego á la casa lo cual dejaron de hacer por que 
p-esta sazón adoieciA Domingo de Irala é Juan de Or- 
Iga el contador Felipe de Caceres: á noticia del gover- 
ador vino este motin á causa de su enfermedad no- 
izo castigo, pero dicernió su mandamiento en que- 
laudaba que ninguno fuese osado de contradecir bi 
Itrada según parece por el dicho mandamiento al" 
a me refiero é comensó á hacer pi'ocoso contra Do- 
mingo de Irala, como principal testigo que se tonaóf 
EA que era el Escribano adolecí de calenturas é no 
¡Bpudu ir adelante ó ansi mesmo el governador ado- 
IKIÚ. 

► A diez é ocho dias del mes de Marso deste año de 
(¡Sarenta é cuati'o ya que las aguas erau bajas para 
jílSier caminar, el contador Felipe de Caceres pi-ocurti 

impedir la dicha entrada 6 conquista é 

que el governador se retirase é volviese é no esperase 
quel ó la gente se reformase alU porque no viniese en 
efecto y para ello requirió al governador so abajase al 
paraguay de donde halria salido, lo cual el governador 

hiso contra su voluntad 

6 dntnas de eso el flaco es que Armó 

é ansi le lUé forzada volverse por que íiió avisado que 
sino se volvia le híivian de matar, é recibi(.\ mucha pena 
de no poder castigar tan gran daño é deservicio de 
Dios é de vuestra magestad iuapedirle la entrada es- 
tando ya descubiertos los caminos ó poblaciones de la 
tierra é lo que en ella habla é que los In- 
dios traían oro é plata en orejeras, planchas é barbotes, 
aqui obo el goveí'nador en este puerto de Im royes ■ 

. : de plata ó algunas cuentas de oro ó 

plata, los indios todos desian que los de la tierra aden- 
tro tenian muchas del dicho metal en vasijas de que se 
servían; A veinte y tros deste dicho mes so partió el go- 
. vcrnador con los navios é gente muy flaco de la otra 
en/bnnedaá. 
Llegado el "■ovcrnador con sus i\3.\\os fe ^eTía a.\ 



BIBLIOTECA ARGENTINA ' 181 

paraguay enfermó de sus calenturas halló puesto en 
astillero el navio que dejó mandado hacer para embiar 
á esos reynos á dar cuenta á vuestra magestad é man- 
dó se acabase con diligencia. 

Domingo de Irala tuvo maña 

las voluntades de la gente contra el governador é ga- 
narlas en su favor, ó para ello tuvo grande apareja 
por que el governador le tuvo siempre en mucho é le 
hizo maese de campo y la maña que tuvo fué esta, 
llamaba á los hombres, é debajo de juramento que no 
descubriesen nada les decia, el gobernador, dice que 
os ha de ahorcar porque sois un bellaco ladrón éque él 
se habia hallado presente, é le habia dicho que estaba 
mal informado é que era hombre de honrra por tanto 
que no lo descubriesen, ó luego á estos mesmos les 
embiaba de su casa dádivas con que los atrajo á su 
voluntad, é desta forma daño á muchos las voluntades, 
a^uno ovo que le dijeron al Gobernador por que los 
quería mal, é el governador como estaba inocente del 
tal caso decia que no habia tal cosa ó les preguntó 
quien se lo habia dicho ó no lo quisieron decir aunque 
travajó en ello por saber pero como estaban juramen- 
tados, é Domingo de Irala favorecido no lo quisieron 
descubrir el governador no sabia la traición que este 
urdia. 

Desde á quince dias que el governador obo llegado 
al paraguay, estando flaco, enfermo, una noche del dia 
de San Marcos los oficiales de vuestra magestad con 
favor é ayuda de Domingo de Irala con todos los viz- 
caínos é cordobeses que por ello fueron llamados, con 
las vallestas armadas ó los arcabuses las mechas en- 
cendidas é con otras armas é con grande alboroto é 
escándalo entraron en las casas de su morada haciendo 
muestras é acontecimientos de le matar, se abrazaron 
con él en la cama donde estaba enfermo diciendole, li- 
bertad! libertad! y lo sacaron por fuerza é contra su 
voluntad desu casa écama donde VeYva\WQ>\i^w\.M\N.^v^- 
do qaese dice Pedro Dónate vizcamo ^\e\v^í&\y^^^ssss^^ 



les 



MEMORIA DB PERO HERNÁNDEZ 



^ 



[ tenei 

I b año 



espió cuando estuviese solo, ó trató la traición, é 
Hevaron con muchas voces diciendo libertad, alas ca- 
de la morada de los dichos García Venegaa ó Alon- 
Cabrera, diciendole palabras feas, representándole 
10 los habia ávido presos tratándolos mal é ansi 
mo mi Don Francisco de Mendoza ó Alonso de An- 
lo vecino de L'órdova é Feniandarias de Mansilla 
lino de Granada é Oaliano de Neyra Barboso é Juaií 
ires Tejedor é Francisco Romero Zapatero ó Jaime 
squin Valenciano le dijeron: Agora veréis Cabeza 
Vaca como tratavades los caballeros, metiéronlo en 
la cámara é hecharonle unos grillos, pusiéronle gente 
lada que lo guardase delosmesmos comuneros, al 
ipo que lo sacaron de su casa los oficiales, dijeron 
muchas personas que vinieran é acudieron al albo- 
Ro. Señores este hombre havemos preso por liber- 
taros porque os queria tomar las haciendas á todos y 
teneros por esclavos é luego Bartolomé García Escri- 
) é Fernando de Sosa les dijeron: Señores, todos á 
voz decid ¡libertad! ¡libertad! é ansi todos á voces, 
10 gente de pueblo decian libertad libertad! luego 
imingo de Irala embió á decir á los dichos oficiales 
^e embiasen á prender al alcalde mayor ó alguaciles 
los cuales embiarou á muchos comuneros, é hallando 
al diclio alcalde mayor Juan Juárez Tejedor les hecho 
manos de -las barbas ó otros le dieron de puñadas é 
bofetadas é lo llevaron arrastrando dicíendole de ve- 
llacon traidor é quitándole la vara á pasándolo por las 
puertas de la casa de Gerónimo Mendoza do Baeza 
donde ól á la sazón se halló, el dicho alcalde mayor le 
dijo, señor Gerónimo de Mendoza, mira cual me llevan 
Ktos hombres, favorece la justicia de Su Megestady 
litadme de su poder; y el dicho Gerónimo de Mendoza 
ida, anda, llevadle, llevadle que bien va, el cual lie- 
ron ante los dichos oficiales y el (Ucho Juan Suares 
¡o: señores, que mandan vuestras mercedes que ha- 
mos de este hombi'e traidor, é dijeron que lo llevasen 
f'^Ja cárcel, y el dicho alcaÚe mayoí toi^i si.Neasio'c 



i 



BIBLIOTECA ARGENTINA 183 

Alonso Cabrera, que por amor de Dios que por que 
estaba malo, no lo mandase hechar en la cárcel, é el 
dicho veedor le dijo, anda, anda, tener por bien de es- 
tar donde yo estuve de valde, é ansi lo llevaron á la 
cárcel donde estaba preso un Luis de Vaillo, senten- 
ciado á muerte porque habia muerto á un Morales, 
vecino de -Sevilla, é dando voces ¡libertad! ¡libertad! 
soltaron al dicho Vayllo é á otros questaban presos, 
llevaron de cabeza en el cepo al dicho alcalde mayor 
tratándolo muy mal de palabras injuriosas dándole con 
las manos. 

Martin de Orue viscaino escribano é Bartolomé Gon- 
zález, escribano, fueron luego á las casas de Francisco 
de Peralta alguacil é llegaron á él, é el dicho Martin de 
Orue, le hecho mano de la vara, é le dijo dejad esta 
vara que no la habéis vos de traer, é el dicho alguacil 
dijo á los que estaban presentes, señores sedme testigos 
como me quitan la vara de Su Ma gestad é luego lo lle- 
varon á la cárcel á el é á Sebastian de Fuentes el Rey 
alguacil é los pusieron en el cepo con el alcalde ma- 
yor. 

Fueron luego á casa de mi el escribano con grande 
alboroto é escándalo Andr^ Fernandez el Romo, veci- 
no de Cordova, é Francisco de Vergara .vizcaíno é 
Bartolomé González, escribano, é otros muchos con 
las espadas desnudas, me las pusieron á los pechos en 
la cama donde estaba enfermo diciendo ¡libertad! ¡li- 
bertad! ¡viva el Rey! é pasada la grita me dijeron que 
Domingo de Irala embiaba por las escripturas é pro- 
cesos que el governador habia fecho contra él é los 
oficiales, que les dijesen donde estaban é se las diese; 
yo les dije que no esta van en mi poder questaban en 
una caja en casa del Governador los cuales se fueron 
luego; á la misma hora pasó el atambór é pregonando 
con el Martin de Orue que le debia lo que pregonaba 
mandan los señores oficiales de su magostad que 
ninguna persona sea osado de sa\\t ^^ ^w Q.^^"ía..V^^^^ 
la mañam, sopeña de traidor y eA actx\iaTAc> <ás. ^"t^^^^^^ 



LllZU 
tlMS 

I 



1 MEMORIA Dm PERO HERNÁNDEZ 

daban uua grita los comuneros diciendo ¡libertad! 
ibertad! é iban aüompaíiando al atambór Garda Ve- 
gas armado coa sus amigos, y desta manera üieron 
ir todo el pueblo haciendo á la gente que no saliesen 
sus casas. 
La maña que estos oflciaies ó Domingo do Irala para 
mdor al Governador tuvieron, fué que cada uno por 
parte Uamarou sus amigos que se amotinaron ó 
lajo de juramento les dijeron i[ue si prcndian al 
iveniador serian señores de la tierra é que de otra 
aña, el governador les quería quitar sus haciendas 
■tenellos á todos como esclavos, que ellos como oficiá- 
is de vuestra magostad lo podían prender y tenían 
poder para ello, é le leyeron los capítulos de las ins- 
truccioaes dándoles para ello falsos entendimientos, 
p lu cual y con otras cautelas, poseiendolos mal con 
governador vinieron en su voluntad; á otras perso- 
de quien no tenían tanta conllauza- les dijeron que 
governador les quería tratar mal é sus tiaziendas* 
_ue ellos como oficiales le queriin ir á requerir no 
híziese, pero por que el governador estaba mal con 
temían que por le ir á requerir se le mandaría 
_írender, era necesario que'fueseu con ellos pues se 
poiiian de tanto peligro por lo que les cumplía; é otros 
embiaron á llamar á sus casas con sus criados ¿ tos 
encerraron en cámaras sin decirles para que efecto, é 
unos á otros se preguntaran, para que venimos aqui, 
que es esto, ó ninguno supo la causa, de lo cual des- 
pués se han tenido por engañados é al tiempo que 
sacaron al governador de su casa los mandaron salir 
dizieiidolos, id á favorecer los señores oficiales que 
traen preso al governador por que os quería tomar- 
vuestras hacienitas ó teneros por esclavos: en casa de 
ipe hay gente encerrada por ser amigos de Domingo 
I Irala. 

Otro día pasado lo suso dicho mandaron pregonar 
todos fuesen delante délas casas de Domingo de 
donde delante de mucha gente i.e\cia üomsiuMcs, 



BIBLIOTECA ARGENTINA 185 

Bartolomé González escribano, leyó un libelo difama- 
torio contra el governador, llamándole tirano traidor 
é otras muchas injurias, é que queria robar é quitar 
á las gentes sus haciendas, de cuya causa los co- 
muneros se tomaron á alborotar é quisieron ir á 
matar al governador á la prisión donde estava. 

Luego los dichos oficiales eligieron por teniente de 
Governador ó capitán general desta provincia al dicho 
Domingo de Irala, y todos los comuneros alborotadores 
le obedecieron, y el dicho Domingo de Irala fizo su al- 
calde mayor á Pero Diaz de Ovalle, é alguaciles á 
Bartolomé de la Amarilla é Sancho de SaUnas co- 
muneros. 

Luego Domingo de Irala me tomó á embiar á pedir 
con Francisco Imbra su mayordomo los procesos que 
contra él é los oficiales havia fecho el governador ó la 
llave de la caja donde estavan é yo le dije que la llave 
del cajón donde estavan la tenia el governador, é la 
llave principal de la casa la tenia Francisco Galán á 
quien yo havia dejado a guarda al tiempo que fui á la 
entrada, é otro dia el dicho Francisco Galán, me dijo 
comió le havia tomado llave de la dicha caja donde es- 
tavan los dichos procesos. ' 

Luego tomaron é secuestraron los bienes del Go- 
vernador é los comenzaron á distribuir é repartir entre 
si ó los otros comuneros donde pareció el interés de la 
codicia é no de la justicia. 

En la prisión del Governador es muy público é no- 
torio que dieron en parecer é favor Fray Bernardo de 
Armenta é Fray Alonso Lebrón su compañero por 
temor que le tenian por los delitos por ellos cometidos, 
en an§i mismo un Juan Gabriel de Lescano vecino de 
Valladolid é Francisco de Andrade portugueses é 
Martin González Fonseca vecino de Canaria porque 
les corregía é hazia vivir honestamente é creyendo 
después vivir á su placer é dijeron que estaría bien 
prenderlo é ansi mesmo dio svi^aT^c^^'í^^lX^^^^ 
Errezuelo de Ja orden de San Geto^\\xvci \lwsí«^'^ ^^ 



I 

I 



[ 180 MEMORIA DB PERO nEBSASDEZ 

mal vivir. Preso el Governador, el dicho Domingo de 
Irala é oUciaies de vuestra magesUid ó fodoa los coina- 
neros fLioron ó embiaron por los lugares é casas délos 
naturales vasallos de vuestra majestad, é les tomaron 
sus hacJentlaa é les haziaii venir á palos á trabajar é 
eervirse de ellos é contra su voluntad, vendiéndo- 
las trocándolas por ropas ó rescates ile manera que 
los indios se alteraron é estuvo A punto de i)erderse 
todo. 

Luego enjpesó la gento á tener grandes alborotóa é 
escándalos pesándoles de la prisión del governadw, 
viendo la perdición tan grande de la tierra as! de los 
naturales conao de los cristianos que se iban é desam- 
paraban la tieira todos los comuneros en publico é en 
secreto, juraban que si se pusiesen en sacar y dar li- 
bertad al governador que lo habían de matar é dar de 
puñaladas antes que lo sacasen porque no les cortase 
la cabeza é para ello pusieron en su guarda al tenieote 
de tesorero Gorcia Venegas é Alousu de Valenzuela é 
Andrés Hernandos vecino de Oordova los cuales publi- 
camente desian que le habia de dar de pufialadas é 
cortarle la cabera ó arrojársela á los que lo vinieseu á 
sacar: bienquisieron los leales servidores do vuestra 
magestad darle libertad, vista la perdición Lan grande, 
lo cual flzieron saber al governador lo mas secreto que 
pudieron, les escrivia donde rogaba á todos que se 
estuviesen quedos é no se moviesen porque menos 
inconveniente héra venir preso ante vuestra magestad 
donde se le baria justicia, que procurar la perdición de 

la tierra é que se sosegasen por que lo temían 

é alborotos é escándalos que su prisión 

donde mandavan á decir qiielebabian de dar de pu- 
ñaladas. 

A los leales vasallos de vuestra magestad les comffll- 
zarou á hacer muy grandes vejaciones é agravios é 
malos tratamientos, quitándoles sus hasiendas dándo- 
las Alos comuneros, é prendiéndolos ó ecliandolosen 
Jtis c¿2rce!es, ¡Jíljuandolosde traiiiores haciéndoles muy 



BIBLIOTECA ARGENTINA 



grandes amenazas, diciendoles que por Cjue eran de 
parte del governador procurándolos con eng:años é c 
estos malos tratamientos meter en su desatino por 
cual viendo que sin causa los prendían algunos se iban 
á fevorecer á la iglesia é á estos mandaban que no les 
dieran de comer ó los mandaron á los que se lo 
embiaron por tomallos por hambre para que no 
osasen hablar ni hacer cosa alguna en favor del go- 
vernador. 

Todas las noches andavan treinta é cuarenta de los 
comuneros armados defendiendo que ninguno saliese 
ds su casa, amenazando que hablan de matar al que 
ñiese de la parte del governador si lo encontravan de 
Qúcbe é poníante grandes penas mandándoles que no 
se hablasen unos con otros en público ni en secreto, 
quitándolos á todos sus armas ó barrieron é fortalf 
cieron toda Ja calle donde estaba preso el governadí 
é allí estaban todos los comuneros de dia é de noel 
con sus armas guardándolo con grandes teraores 
alborotos que recibían solamente de ver salir á un hoi 
bre con otro. 

Preso el governador, visto por los oficiales el yei 
é desatino que hablan fecho donde parecía ó havii 
mostrado haverlo hecho por haberlo tenido á ell 
presos é por que nos los enviase ante vuestra mi 

gest^td presos con los procesos de _ 

acordaron é dyeron, pues lo habernos preso porque no 
quedemos por traidores é nos corten la cabena, ha- 
gamos procesos contra él, é comenzaron á hablar con 
los comuneros dándoles aviso de lo que havian de 
decir contra el governador, é con dadivas é promesas, 
y en eslo gastaron la hasienda del governador y el 
hierro que tenia para sustentar é proveerla conquista 
é de que se debia de acabar de hacer la carabela para 
embiar k dar aviso á vuestra inagestad, la obra 

. ó no curaron de mandarla á, acabar 
*on 6iete meses que no tocaron en ella é mam 
i deshacer. 



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MEMORIA DE PERO HERNÁNDEZ 

En las dflpusisioiies de testigos que se tomaban con- 

el governador en lo que era 

en su favor lio lo asentaban ni escribían diciendo no os 
preguntan eso índuziendole dijesen lo que á ellos les 
estava bien haziendoselo firmar á muchos de ellos por 
fuerza é porque saliendo estos oficiales alborotadores 

crindos á robar por la tierra é viniendo á 

loticias del gobernador saliese á reprendellos ó mal- 
■atallos les dijo: pareceos que es cosa justa que cada 
10 de vosotros quiera ser rey en la tierra pues quiero 
^ .e sepáis que no hay otro Rey ni le ha de haber dí 
[tro señor que Su magestad, é yo en su nombre con 

■azones indirectas Pero Diaz del Valle 

alcalde que dijesen que el governador habia dicho que 
era Rey é sobre esto hasian probanzas sobornando A 
los testigos que lo dijesen. 

Siendo preso el governador despacharon á los fray- 
Íes Francisco, Fray Bernardo éFray Alonso á la costa 
del Brasil al cual cometieron que escribiese á vuestra 
magestad contra el governador por que siendo religio- 
so é las personas que hera se le daria crédito á sus 
oart£^ é eoraprovaria sin provansas é para ello, le 
"leron cinco cristianos y llevaron mas de 50 indias do 
ita tierra á las cuales llevaron por fuerza contra la 
(luntad suya ó de sus padres ó parientes aprisioná- 
is, con cuerdas atadas las manos, ó de noche con 
. 'illos por que no se le fuesen sus padres é madres 
[uedaron llorando el destierro de sus hijas. 
Antes que el dicho Fray Bernardo so partiese, ven- 
ió yndias libres por esclavas con hombres que hablan 

apreso al governador que no se lo podía 

" ' .... Domingo de Irala é oficiales. 

Después de la prisión del governador ha havido 
muchos hombres que han cometido delitos dando he- 
ridas é matando hombres é quebrantando casas de 
mbres casados é los ha desimulado Domingo de 
la é su alcalde ó no los ha castigado ni preso pu- 
;ít)tós prender, solaraenUí £l -petsesüvAcí 4 molesta 



I hombres 

^^Hlrala é si 



BIBLIOTECA ARGENTINA 189 

do á los que eran servidores de vuestra magestad 
porque les pasaba de la prisión del governador, é 
sacó de la iglesia á un Ambrosio Ensebio por que se 
iba á la costa del Brasil á vuscar remedio para avisar 
á vuestra magestad de la traición é levantamiento de 
esta tierra é porque un Fray Juan de Salazar é Fran- 
cisco González Poniagüa clérigo se lo quisieron re- 
sistir requiriendole no quebrantase las iglesias los 
trató mal de palabra Domingo de Irala, é le hecho 
mano á las barbas é les dijo reniego de la leche que 
mamé sino me lo haveis de pagar lo cual hizo con 
mucho alboroto una á media noche con arcabuces é 
ballestas é gente armada de los comuneros que la 
acompañaban, á fin de tener la tierra tiranizada. 

A un clérigo de misa que se dice Luis de Miranda 
por decir que era mal fecho prender al governador le 
prendió Domingo de Irala é lo puso en una cárcel en 
una casa donde tenia preso al alcalde mayor del go- 
vernador é alli los ha tenido tiempo de ocho meses con 
malos tratan^ientos. 

Otro si, mandó dar cien asotes á un Cristo val Brabo 
porque quería dar libertad al governador, el pregón 
decia, esta es la justicia que manda facer el señor 
Domingo de Irala á este hombre por traidor é aleve á 
su magestad é con engaño por tener ocasión de pren- 
der gente de los leales le dijeron que lo soltarían libre 
si encerraba á los que el contador le señaló en ansi 
se le prometió el propio contador é el alcalde é echa 
la declaración lo asotaron é prendieron á otras muchas 

Eersonas sin tener culpa mas de la que ellos argu- 
eron. 

Los dichos oficiales echaron echadisos de los trai- 
dores comuneros que afrentasen ó matasen á los que 
dijesen mal de la prisión del governador y con alma- 
quiales señalavan las espaldas ó les decian traidores 
ai magrados é por que un Pedro de Castro hombre 
casado dijo que era mal preso el govettva^ot <áv q,<^\:^:&.- 
dor Je eDvió á llamar é lo desonrró é\e ^\^o oj^fó Sjc^x^"^ 



MEMORIA DE PERO HERNÁNDEZ 



1 

la. r/tsa. 



E 

^^^y}iús que lo babia de mandar empozar él aeg&, 

^^^Bi saliendo de la Iglesia— echó tnauo para él . ' 

^^^■t Moatalvo é le tiró cuciiilíadas dicieado que 

^^^E villano tenia atrevimiento de desir niogiioa cosa 

^^H^tra los señores oficiales, el dicho Pedro de Castro 

^^fle defendió é Domingo de Irala le mandó prender é 

procedió contra él ó por ruegos de personas lo soltó 

dcade á cinco dias el dicho Montalvo se fué á casa de 

los oficiales donde estava hasioiido guarda el gover- 

Idor por manera que á los libres que no teuian culpa 
Bdegnavan é mulestabau con prisiones é los delln- 
entes 
Olro si, deude pocos dias que el governador fUé 
eso entró Bartolomé González escribano á hazer 
irtos autos con él, é ante mucbos testigos le requirió 
mandó asentase é diese fée como en nombre de 
vuestra magestad otorgaba su poder al capitán Juan 
de Sal'izár para que fuese teniente de goveruador de 
la provincia, é el dicbo Bartolomé González no lo 
liso bfizer é el dicho Domingo de Irala' ante el pro- 
S Bartolomé González escribanos é los testigos que 
^vieron presentes les mandó debajo de juramento ó 
~ mandó so graves ponas é amenazándolos no di- 
!n ni descubriesen lo susodicho á ninguna persona. 
,A un García do Jaén ó Juan de Sotelo é Francisco 
ilgadillo é Antonio Hequera é Gonzalo Portillo ó 
ílchor Nuñez. é Alonso del Castillo ó Francisco de 
ludoño é Pedro de Esquivel ó A otros muchos ansi 
lenazando echando mano á las espadas diciendo que 
. habian de matar si hablaban en lavor del gov«^ 
,dor. 

Un Gonzalo de Aoosta portugués en la pared de su 

" hizo unas letras cabaJas con un cuchillo qae 

:n por tu ley é por tus reyes y por tu casa ñio- 

é pasando por alli Juan Suarez é Lope Dagarto 

icaino é otros comuneros los leyeron é bieieroa 

pesquisa quien las habia escripto 

' í/ue juraban á Dios CDieeta.íim.'s toalL feíito 



BIBLIOTECA ARGENTINA 191 

porque en un tiempo como aquel no se habían de es- 
cribir semejantes cosas, algún traidor bellaco el que 
las habia escrito é merecia ser castigado é el dicho 
Gonzalo de Acosta se escabulló por que no lo matasen 
é los susodichos lo fueron á decir á Domingo de Irala 
é luego volvieron é con un clavo dessisieron las le* 
tras dándoles muchos rasgos de manera que no se 
pudieron mas leer. 

Un pedro de Molina regidor viendo la perdición tan 
grande por la prisión del governador como se divul- 
gase que lo querían sacar de esta provincia, vino á 
uaser un requirimiento á los oficiales requiriendoles 
lo soltasen pues ya estaban bien pagados é satisfe- 
chos de él con la larga y áspera prisión en que le ha- 
vian tenido é tenian porque la tierra no se perdiese 
é despoblase donde no que antes que lo sacasen de 
esta tierra le diesen lugar que nombrase una persona 
que con su poder en nombre de vuestra magostad 
governase esta provincia, Martin de Orue escribano 
no quiso leerlo: los oficiales amenazaron á Pedro de 
Molina diciendole que se fuese con palabras afrento- 
sas, muchos comuneros quisieron poner en las manos 
diciendo que havia sido grande atrevimiento venir á 
requerir á los señores oficiales é que lo ahorcasen 
que bien lo merecia porque otros no se atreviesen é 
desta manera embiaron afrentosamente al dicho Pedro 
de Molina é lo han mantenido é tienen preso. 

Otro sí, acordaron que Martin de Orue vaya en esos 
reynos á acusar al governador é á escusarse así é á 
loa otros comuneros de las traiciones é robos de la 
tierra, temiendo que vuestra magostad no los mandase 
castigar cuando contasen sus delitos é con cautelas é 
vias indirectas hicieron otorgar un poder á muchas 
personas á dicho Martin de Orue diciendo que en su 
nombre pediria mercedes é hvertades para esta pro- 
viada^ é con esta cautela á nombx^ ^^ \.cí$í.c3ís. ?v$í»saít 
al goberaador, eJ cual poder les Yádetcm o\í^^^^^ ^^^^ 



MEHORIA DE PERO HERNÁNDEZ 



^^^^es poco mas ó menos. 

I Preso el governador Domingo de Irala é Jos oficiales 

han dado licencias á los indios principales naturales 
de esta tierra, siendo cristianos que comiesen carne 
humana, matando en su casa indios enemigos suyos. 

Gonzalo de Mendoza, pidió licencia para 

y su negro 6 mató su agaz é vinieron á comello mas de 
dos mü Indios. 

Otro sí. estando en misa Domingo de Irala un dia de 
fiesta, en presencia suya é de todo el pueblo, un criado 
suyo que se dice Juan Vizcaíno comenzó á meter las 
manos entre las tetas á las indias, y un Baltasar de 
Sevilla se lo reprehendió por lo cual le dijo malas 
palabras y el dicho Baltasar de Sevilla le dio qn bofe- 
tón delante deldicbo Domingo de Irala, por ello no 
procedió por justicia, antes lo amenazó jurando á Dios 
que se la habia de pagar porque lo havia afi-entado é 
donde á ocho dias vino á misa muy acompañado é 
saliendo acabada la misa el dicho Juan Vizcaino dio de 
palos á la puerta de la Iglesia delante de su amo al 
dicho Baltasar de Sevilla é lo derribó en el suelo des- 
calabrado sobre lo cual no se hizo ningún castigo 
pudiéndolos prender antes, tenia como antes en su 
casa al dicho Juan Vizcaino. 

Cada dia por las calles amanecían por los cantones 
fijados cédulas que decian quien á un Rey no fuese 
leal ni le valdrá Castilla ni Portugal, sobre saber quien 
lo baria llamándoles de traidores ó que los havia de 
castigar, tuvo presos Domingo de Irala á. Antón Martin 
del Castillo é Melchor Nuñez ó biso proceso contra 
ellos. 

Otro si, el dicho Domingo de Irala después de preso 

el g'overuador todas las mugeres que tenia parientas 

las sacó de sus casas las embió á su heredad dos leguas 

daJ^uebJopor la reprehensión que le hizo el bachiller 

Mm-tinez clérigo, y muchos iias so toa ti ea\í>.t ««v 



BIBLIOTECA ARGENTINA 193 

ellas é ansi lo hizo el dia de Corpus Cristis é otro dia 
de fliesta. 

Un Zoilo de Solorzano comunero se enamoró de una 
india criada de maestro Miguel Herrero é preso el 
governador fué á su casa é se la tomó por fuerza é la 
puso eu casa de Domingo de Irala é dello se le fué á 
quejar maestro Miguel é mandó que recibiese otra 
india ptr ella j^ el dicho Solorzano tiene por su mance- 
ba la dicha india é dijo , este es buen 

tiempo donde los buenos son bien tratados. 

Otro si Garcia Venegas teniente de tesorero se 
enamoró de una india de Pedro Gallego é rogó al dicho 
Domingo de Irala que se la hiziese haber é £ó por ella 
dos indias libres por intercesión del dicho Domingo de 
Irala é la ha tenido é tiene por su manceba é tiene 
hijos en ella. 

Otro si Pero Benitos de Lugo con celos que tuvo de 
un Indio cristiano que se hechava con su manceba le 
dio de cuchilladas é no se procedió contra él ni quiso 
curar al indio é un Leonardo Alemán lo llevó á su casa 
é lo curó é embió á rogar al dicho Pero Benites que 
pagase la, cura ó no quiso é fué á Domingo de Irala que 
se la mandase pagar é respondió que era caballero é 
no se lo podia mandar é el cirujano pidió la cura al 
dicho Leonardo ante su alcalde é mandóle que se la 
pagase é la pagó. 

Muchos de los alborotadores comuneros después de 
preso el governador han vendido indias libres por 
esclavas é esclavos é por dineros á pagar en esos 
Reynos, especialmente Domingo de Irala^ Pedro 
Dorante, Gonzalo de Acosta, Gonzalo Marañen, Gonzalo 
de Mendoza é Rodrigo Garcia, é el contador Felipe 
de Caceres é dio un esclavo á Francisco Alvarez Gaitan 
porque le diese una India que tenia hermosa é un 
tocino ó otras cosas porque le pareció bien, la cual 
tiene por su manceba. 

Otro sí Francisco Alvarez vecmo ^<^Tl^«n<^^^^<s«ss!^ 
nero, ahorcó una india suya fe \a \i^eXv<t» 'oi^^^'^^ ^'^^ 



MEMORIA líE PERO HERNÁNDEZ 

ivera del rio junto á su casa de Domingí) de Irala, é 
_o lo castigó por ello, auies quitó uiiíi ludia ásuser- 
tidor vasallo de vuestra Magostad é se la dio al dicho 
fcaucisco Álvarez. 

Otro sí, Domingo de Irala é oficiales oi-denarou un 
Kipitulo para qua todos los comuneros é los oti;p8 que 
jjdiesen engafiarlo estuviesen on su casa contra el 
Sgoveniador dicieudo mucho mal del, é á ]os que esto- 
pan por su parte y A uo Aguilera regidor, dieron cargo 
Bue hiciesen escribir ó le einbiaseu este capitulo difa- 
matorio contra el Governador en todas las cartas que 
jñüiesen á sus manos para esos Reyuos ó á mi orde- 

"tiarou é escribieron muchas me dijo 

Damián vecino de Sevilla diciendo que 

á él se lo liabian encargado ó bavia escrito mucíias citas 
é que se lo pagíiron ios oñciales en unos calsones de 
llgodoQ que le dieron 

," Preso el Goveruador D. Fcanciseo do Mendoza tomó 
_ipr fuerza á un maese Diego una ballesta que tenia 
buy buena ó lleudóse á quejar dello le dijo Do- 
Wiingo de Irala que era caballero, y que no podia 
conipeüdo por justicia é se quedó con la va- 
iicrfta. 

Otro si, el dicho Don Francisco tomó un esclavo á 
francisco Sánchez aserrador, so color que por él le 
aiandaij^ fa^er una casa é nunca se la quiso hacer, 
Üjese á quejar dello A Domingo de Irala é á su Al- 
"alde é dijeronle que hera caballero é no tenia 
i justicia que hacer cou el, 6 se quedó con el es- 
.ilavo. 

' Otro si pidió míese Diego una ballesta é otros hie- 
les que dejó á guardar á Antón Martin Escaso cuando 
lie al descubrimiento con el governador é no quiso dar 
fe-pidiole ante Pero Diaz Alcalde ó dijole que tuviese 
snapacho de pedir taj cosa porque era liombre honrado 
tecaso é que pues de su voluntad no se lo dava que no 
^^evla nada é no pudo alcanzar la justicia por ser co- 
WSnero escaso. 



BIBLIOTECA ARGENTINA 195 

Rodrigo de Osuna pidió ante Domingo de Irala é su 
alcalde á Luis Osorio comunero dos camisas que le 
debia ó dijeronle que era caballero ó no le podían 
apremiar por manera que se quedó sin su hazienda, 
todo lo que los comuneros pedian ante Domingo 
de Irala é su alcalde justo é injusto se hacia coino 

lo querían é pedian é los leales podía 

alcanzar justicia antes les decían traydores los del ban- 
do de 

Un Francisco de Sepulveda mató una hija suya é 
fué preso .ó molestado sobrello hasta que les prometía 

de no ser contra ellos é luego lo soltaron hbre 

Por parte de Francisco López se pidió ejecución en 
los bienes del Governador ante Pero Diaz alcalde el 
cual disernió su mandamiento de ejecución contra los 
bienes. 

Domingo de Irala é los oflciales han pedido al Go- 
vernador según yo he sido avisado que dé poder al 
dicho Domingo de Irala para que govierne é no lo ha 
querído facer é ansí como escribano me pidieron orde- 
nase é escribiese el poder é escribiese al governador 
que lo firmase porque hera cosa que le cumplía é por 
que no lo quise hacer me han fecho muy malos trata- 
mientos é me tuvieron preso por decir que había sido 
mal fecho prenderlo al governador. 

Otro sí el dicho Domingo de Irala é su alcalde toma- 
ron todas mis escrituras, procesos é registros é el 
proceso que el governador había fecho contra él, é sin 
cuenta ni razón alguna las entregaron á Juan Sánchez 
comunero éansí mesmo han visto los procesos que es- 
tavan contra los oflciales de vuestra magostad é los 
han leído ó visto. 

Otro sí, Domingo de Irala preso el Gobernador se 
procedió por sentencia de su alcalde por heredero 
de los bienes de Llance Alemán que no ha querido 
hasta agora pagarlas debidas é dejó ijobte k ^vs. 
\ hijo natural del difunto Valdríaiv \o^ ^>\a\Nfós» ^ksí^. íí».- 
cados. 



MEMORIA DE PERO HERNÁNDEZ 



i 

^^^■' Porque con larga relación de los agravios éinjustí' 
^^■loas que han fecho é de presente basen podría ser qne 
I vuestra magestad recibiese algiin desabrimiento acuer- 
do de callar muy gran parte dello é aun por la falta 
r|ue de presente tengo de papel, é ansi vuestra raa- 
gestad suplirá el defecto si alguna parte borrada sa 
hallare. 

Y vuestra Magestad crea que no lue mueve pasión 
alguna á escribir lo que escribo salvo celo descristiano 
ó lealtad al servicio de vuestra magostad la cual pros- 
pere é ensalzará muchos años por largos tierapos como 
vuestra magestad desea é sus vasallos é criados de- 
seamos porqué la, santa fé catiilica sea ensalzada en 
sus prósperos é felices días y este nuevo mundo que 
está por descubrir sea reducido á la Santa feé católica 
dal puerto de la Asunción que es en el río del Paraguay 
A veinte é ocho dias del mes de Enero de mil é qui- 
nientos é cuarenta é cinco años. Va escrita esta re- 
lación diez fojas de pliego entero con esta en que se 
concluye— S. C. C. M. — El humilde criado é vnr- 
sallo de vuestra magestad que sus reales pies y manos 
besa. 




Pero Hernández. 



tesculirimientos, descripciones y poblaciones pert^ 
cien tes á este líeyno. 

Años Est. N" 1 

1544 á 1640 Cap. « 1 

2" y último Leg. « 2 



á 



AJDITJLIMnBITTO 



€ A B T A S 



HISTÓRICAS Y CURIOSAS 



SOBRR 



EL RIO DE LA PLATA Y PARAGUAY 



Carta de Juan de Salazar al Consejo Rbal de Indias, dando 

CUENTA de su EXPEDICIÓN AL PARAGUAY, Y PIDIENDO, COMO 
PRIMER POBLADOR, QUE SE LE CONCEDIESE Á PERPETUIDAD 
CIERTO NÚMERO DE INDIOS. — ASüMPCION, 20 DE MARZO DE 
1656. 



MüY PODEROSOS señores: 



De Santos y San Biceynte scriví postreramente con 
Francisco Gambarrota, genoves, que venia del Para- 
guay para yr á ese Consejo Real de Yndias, y con él 
enbié cierto metal que me enbiaron del Paraná para 
muestra. Visto que de Portogal no venia el despacho 
para nos dexar yr al Paraguay, y tan malas espe- 
. ranzas de nuestro remedio, y la nescesidad de cada dia 
mayor y muchas molestias que no se podian sufrir, 
trató con Ciprian de Goes, hijo de Luis de Goes, que 
avia poco era venido de Portogal á estar en un ynge- 
nio del padre, que nos viniésemos al Paraguay, porque 
del entendí tener voluntad de lo hazer. Y asi lo 
hezimos, con una dozena de soldados que comigo es- 
tavan y otros seis portogueses que salieron con Ci- 

Erian de Goes; y asi, truxo la muger y yo á doña 
íabel de Contreras, con quien me casé, y dos hijas 
suyas, y otras tres mugeres casadas. Salimos sin 
hazer daño á la tierra ni á cosa della; ellos mandaron 
á los Tupis que nos prendiesen, y si nos defendiése- 
mos, nos matasen. Doze leguas adelante de Saiv 
Biceynte y Santos, estando en axmaVi^ ^w^^^ ^^5^^- 
randoDos, lo supo Manuel de 't^cío^^^^^ ^^fe^^«^'^^'^ ^^ 



■Boo 



BIBLIOTECA AKGESTINA 



la bordea de Jesús, general de aquella costa: tenia 
un monesterio fuera de las sierras, á tres leguas de 
los y[idios y los ynstruyan en la fee, y como bueno 
y católico, los mobió de su mal proposito, diziendoles 
que Dios se enqjaria y asi el Rey de Portogal; que los 
que se lo avian mandado eran malos christiauos, y lo 
bazian porque nos querían mal y porque nosotros 
matásemos muchos deüos; y con esta buena ol)ra y 
ayuda, pasamos sin romper cou ellos. 

Llegamos á Guayra, ques la primera tierra desta 
generación del Paraguay, á cabo de claco meses: allí 
hallamos al capitán García Rodrigo de Vergara, her- 
mano de Frey Pedro de Soto, confesoí* <ie S. M., á 
quien se hizo merced del oficio de contador de esta 
Üerra, y se quedaron las provisiones en Espaüa, y por 
esto, sirve todavía el oficio Felipe de Caceres; estava 
con ciertos españoles poblado, por mandado del go- 
veruador Domingo Martínez de Yrala, esperando quel 
Paraná baxase, para sacar metal en cantidad; de lo 
que llevó Gambarrota, oo e sabido mas lo que a he- 
dió. Allí paró á descansar las mugeres y re&rmaruos, 
para llegar al Paraguay, que ay de allí allá cient le- 
guas y en ellas algunos despoblados. 

De allí despaché luego al governador Domingo de 
Yrala á Bartolomé Justiniano, con las provisiones que 
traya para él; dieronselas en septiembre deste año 
pasado de 1555. Quando yo llegué, que fué en otubre 
del dicho año, ya era recibido, y asi, lo fuy yo. como 
llegué, al oficio de thesorero y al de regidor. Entea- 
didos quel governador embia á ese Consejo una pOT- 
sona por este camino de San Biceínte, del sabrá 
Vuestra Alteza lo más que fuere servido, y el gover- 
nador lo escrivirá. Yo a poco que llegué; no estoy 
bien enterado en las cosas de la tierra; el obispo ni 
el armada, que tanto ymportava á los chrlstianoa y 
yndios, uo a venido, ni nueva della: provéalo el que 

'B e3 podor, sin mirar á nuestros pecados. 

' gvveraador a encomendado los ■si\i\o% i\wi «a Na. 



CARTAS HISTÓRICAS 201 

tierra ay, que, por ser pocos y contentar á muchos, 
an cabido á muy pocos. Seria mi parecer, que se le 
deve mandar que los que vacaren se resuman en cient 
repartimientos, por el bien y descanso de los yndios, 
y porque, de otra manera, según la pobresa de la 
tierra, los christianos no podrán i^stentarse en ella; 
y tengo entendido, en Dios y en mi conciencia, que en 
encomendallos, sirve á Dios y á Vuestra Alteza y 
restaura la vida á los yndios que ay. Yo truxe una 
cédula de Vuestra Alteza para que el governador, que 
era o fuese, tomase quenta á los oficiales que avian 
sido; él la tomó, como dará quenta, y no uvo, sigun a 
parecido, de qué se me hazer cargo, ' como Vuestra 
Alteza por ella mandava se me hiziese; y asi, hasta 
agora no tengo de qué dar quenta de lo que toca á mi 
oficio de thesorero. 

Parecerme ya se devia mandar al gobernador se 
descubriese un rio que entra en este Paraguay, donde 
estamos, que se tiene nueva entra la tierra adentro ' 
hasta las sierras del Perú, que se llama el Ypeti, para 
tener alguna entrada o saUda esta tierra, pues está 
tan remota de todas las governaciones, pues aqui pa- 
rece claro que, mueríos los padres, los hijos quedarian 
como yndios en sus costumbres, no haviendo contra- 
tación de christianos. 

Por ser el primer poblador y fundador desta ciudad 
y tierra y por muchos trabajos, gastos y servicios que 
en ella e hecho más a de 20 años, como en ese Real 
Consejo se a visto por ynformaciones, los millares de 
yndios que se me an encomendaío, son aun no do- 
zientos: yo estoy viejo y muy cansado y pobre. 
Umillemente suplico á Vuestra Alteza se me haga 
merced dellos perpetuos, porque, muriendo yo, ini 
muger y sus hijas y los hijos que Vuestra Alteza me 
hizo merced de legitimar, quedarian todos perdidos; y 
porque yo no tengo posibiUdad para enbiarlo á sqUcí- 
tar, á Vuestra Alteza suplico tcv^w^l^ k l^xy&xv ^^ ^^^-^ 
que tiene mi poder, lo hagS, o íx. wcvo $^^\^^ ^^^^^^sy.- 



Tre 
^H muí 

I roD 



1 i/O 



BIBLIOTECA ARGENTINA 

•es (lo ose Consejo Real ele Yndias, en lo ijue rezí- 
'é gran merced y limosna. 

El guvcrnador vá al Paraná á acabar ile poblar á 
ruayi'a, porque conviene muclio para el bien destos 
dios que los Tupis no los acaben de destruyr, y para 
lasar los pensanaientos de los portogueses, y á ver 
¡utíllas minas lo que podrán ser, aunque no ay per- 
mas que lo sepan benefiziar, como otras vezes se a 
;rito. Taribien desea mucho poblar á San Francisco; 
posibilidad es poca. Yo he escrito á V. A. el cómo 
podría hazer á poca costa; hará. V. A. lo que fuere 
pervido, quel governador no lo podrá, hazer sin que 
de allá le venga algún resuello. De San Vicente fue- 
ron en un navio fletado á San Francisco, Hernando de 
Trexo y doña Mencia Calderón y sus hijas y algunas 
mugeres casadas y otros soldados, que por todos 
irían hasta treinta ombres, con proposito de esperar 
_^!li el armada de que se tenia nueva que venia, para 
yr en ella o poblar, avieiido buen aparejo. Estuvie- 
ron alli diez meses, y visto quel armada no venia ni 
ellos tenian hierro ni resgate con que lo sustentar, 
ni tampoco municiones de pólvora y plomo y otros 
menesteres, lo desampararon; de que al governador y 
á todos a pesado mucho, porque él pensava socór- 
renos con todo lo que pudiera, después de llegado yo 
aquí. Agora a venido nueva como todos han llegado 
á Guayra, con hartos trabajos, y también dizen que 
casó doña Mencia Calderón, la hija que le quedava, 
con Christuval de Saabedra; bien creo scrivirán á. 
V. A. lo más, porque el que va a de pasar forzoso 
por alli y verse con ellos, 

Sabrá V. A. que los vecinos desta ciudad y tierra, 

j^tíenen en sí los diezmos, y no los pagan, de yeguas^ 

■ 'í cavallos, ni cabras, ni otro ganado, ni del grano, ni 

lyz, como deven. La ocasión que an tomado es, que 

1 la ynstruycion del contador Felipe de Cacereá, ay 

ao cajíitulü en que manda V. A. que paguen diezmo 

conformo á las ysias de Santo Üomiigo, C^íoa ^ I 



CARTAS HISTÓRICAS 203 

mayca, y toman por achaque que ay alguPxas liberta- 
des que V. A. les haze y que vuestros oficiales se las 
encubren y esconden; y no aprovecha satisfazerles 
con toda la verdad, ni no quererles absolver los ca- 
pellanes que por V. A. están en las yglesias, como no 
ay perlado que los pueda descomulgar. Deveseles 
mandar espresamente paguen de diez uno de todas 
las cosas que deven pagallo, no enbargante el capí- 
tulo que habla á Cuba y Jamayca, pues la yntincion de 
V. A. es que asi lo paguen, y desta manera, lo paga- 
rán y descargarán las conciencias, y nosotros podremos 
proveer las yglesias mejor, y pagar los capellanes; y 
no se haziendo asi, siempre yrá de mal empeor. Desta 
ciudad del Asunpcion, á 20 de marzo de 1556 años. 

Criado de V. A., que sus muy Reales pies y manos 
besa. 



Juan de Salazar. 



Sobre— A los muy poderosos señores presidente y 
oydores del Consejo Real de Yndias, etc. 



Oaríla del clérigo presbítkro Antokio D'Escalera al empe- 
rador DON CArlop, refiriendo los atropellos CíOMBTIDOS 
CON EL gobernador Alyar NüSTez Caybza db Vaga, y lob 

ABUSOS EJECUTADOS EN IX)g NATURALES BEL KlO DE LA PlATA. 

— Asunción, 25 de abrUí de 1666. 



íSacra Cesárea Catliollca Beal majestad: 



MUY PODEROSOS SEÑORITS: 



Por conplir la oWigacion que de mis padres heredé, 
y con el oficio sacerdotal que tongo, me a dado atre- 
vimiento, viendo los grandes agravios que á sus suditos 
y naturales, que con buen zelo y linpio ánimo procu- 
ran servir á V. M., les an hecho, á que por esta mí 
letra V. M. fuese avisado de todo lo que en esta tierra 
a sucedido después que en ella entré, que fué con 
Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, governador que fué 
desta provincia, para que provea y mande lo que más 
fliere a servicio de Dios Nuestro Señor y de V. M. y 
bien y pro y descanso de los que en ella le an servido 
y sirven. 

Ya es notorio á V. M. como Alvar Nuñez Cabeza 
de Vaca partió de los reinos d'España, con provisio- 
nes de V. M. para esta provincia, y llegado que llegó 
á ella, fué recibido conforme á las provisiones que 
traya; y de á pocos dias hizo sus ynformaciones 
acerca de la muerte de Juan de Ayolas, governador 
qae hera de Y. M., y hallando set mustio, '^w»!^ \*^^^ 



CARTAS HISTÓRICAS 205- 

la gente con los oficiales y capitanes de V. M. y mandó 
se tornasen á notificar las Reales provisiones que 
traya, y asi, fueron notificadas y él recibido por go- 
vernador, y al uso y exercicio del dicho oficio y juri- 
dicion cibiJ y criminal, como V. M. lo mandava : y 
luego, con gran diligencia y solicitud, mandó hazer 
bastimentos y vergantines para poder descubrir esta 
provincia, y estando ocupado en esto, los conquista- 
dores y suditos de V. M. se querellaron de los gran- 
des agravios que avian recibido, antes que á la tierra 
él viniese, por los oficiales de V. M., en les llevar los 
quintos de aquellas cosas que de los yndios del rio 
abaxo trayan para su vestido y provisión; lo qual 
hera, que de cinco queros de venado que un conquis- 
tador traya, para hazer armas para defensa de su 
persona, les Uevavan uno, y de cinco panillas de man- 
teca que para los adobar y beneficiar trayan, una les 
Uevavan; y asimismo de todas las otras cosas que 
trayan, asi como de pellejos de nutras y pescado, y 
que les apretavan y molestavan por algunas deudas 
que algunos á V. M. devian. Pues visto por el gover- 
nador lo por los conquistadores dicho, y la gran pro- 
veza que tenian ( que certifico á V. M. questavan tan 
proves, que muchos ó todos los más no tenian camisas 
para se vestir ), mandó que en quanto á los quintos, 
de aquellas cosas que los conquistadores y pobladores 
dezian, no se les llevase quinto alguno, por la gran 
necesidad y trabajos que tenian y pasavan en yr A lo 
traer, porque él avisarla á V. M., para que sobre ello 
proveyese y mandase lo que más á su Real serbicio 
conviniese, y dado caso que V. M. fuese servido de 
mandar otra cosa en contrario, quél, por la necesidad 
que veya en los conquistadores y gran proveza suya, 
lo tomarla en su salario y en quenta de lo que V. M. 
le mandava dar; y en quanto á las deudas, les pidió y 
n^ó sobreseyesen la cobranza dellas hasta tanto que* 
la gente tobiese alguna cosa xüét^^airaL\^'^^%^\^í^^^ 
todo Jo qual, los oficiales de ^. !&• \ea» \íÍN3í^<st^^ ^fissr- 



w 



^6 BIBLIOTECA ARGENTINA 

chos requerí luietitus apasionados, A los quales el go- 
vernadur respondió que V. M. le inandava dar salario, 
que dado caso no íuese servido de lo quél raandava, 
■ á! lo pagaría y toniaria en quenta. Fué tanto el 
io que sobre esto le tomaron, que luego yntentaron & 
querer poner en la provincia varas de justicia, como 
las tienen los oliciales de la Ooiitrataciüu de Sevilla, 
pai'a poder por su justicia hazer todo aquello quel 
gobernador podria hazer; á lo qual les respondió que 
no avia lugar; porque A él tan solamente V. M. co- 
metía lajuridicion de la justicia civil y criminal. Sobre 
esto determinaron, estando el goveniador á pique 
para partir y hazer entrada, de avisar á V. M. con 
dos frayles de la orden de Sati Francisco, por la via 
del Brasil, sin acordar coq ól cosa alguna; y sabido 
por el governador, mandó bolver á los frayles y 
procedió contra los oficiales de V. M., liasta reraiUr 
las causas á V. M. y A su muy lleal Consejo, y en 
este estado, partió desta ciudad, por el mes de setiem- 
del año de quinientos y quarenta y tres, on de- 
ida de la noticia y puerto de los Reyes que ya tenia 
juhierto. 

Pues, partido de esta ciudad, yendo al rio arriba, 
acatando los trabajos que avia pasado el capitán 
Domingo Martínez de Yrala y por querer en algo gra- 
tificallo alguna cosa dellos y por el contento de alguna 
gente, lo elegió y hizo su raaese de canpo; y asi, 
llegó al puerto de los líeyes, do llegado que llegA, 
determinó de entrar y descubrir toda la tien'a por 
muchas partes, como fué por los Xaríea y por la vanda 
del poniente Y estante esto, determinó del en pre- 
sona acometer su entrada, y asi lo hizo, dexando el 
puerto en todo recaudo. Y á pocos días que cami- 
nava, los oficíales de V. M. que con él llevaba, que 
üogidamente se avian fecho sus amigos, que heran 
Felipe de Cacares, contador, y Pedro de Orantes, fator, 
jfe bizicwñ üñ reyuirimiento, que se tornase al puerto 
í¡o aviasalido, diciendo que la jenle paietv&wajiesvisíA. 



I 



CARTAS HISTÓRICAS 207 

de comida; y visto el requirimiento, con parescer de 
los capitones y maese de campo, se ovo de bolver y 
retraer, y llegado que llegó al puerto, fué Nuestro 
Señor servido que, ansi él, como la mayor parte de la 
jente, le adolesciese, y estando doliente, llegó la jente, 
que de los Xaries venia, con mucha comida y gran no- 
ticia, ansi de la tierra como de las poblaciones della; y 
sabido y visto por el gov^rnador, determinó de yr allá, 
aunque malo y doliente; pero los oficiales de V. M., 
que sano proposito no tenian, según después a paresci- 
do, le requirieron se tornase á este puerto y ciudad de 
la Asunción, diziendo que la jente estava enferma y 
de cada dia enfermava mas, y que venido á esta, se 
restavraria, para lo qual convocaron mucha gente y 
truxeron ansi, no tan solamente al maese de campo, 
diziendo aquel governador le quería mandar matar, 
pero aun otros capitanes que con él estavan en el 
puerto de los Reyes. Pues, visto por el governador este 
requerimiento hecho por los oficiales de V. M., y la 
dolencia de la jente, determinó de decenderse á esta 
ciudad, y asi, vino por Quar^sma del año de quinientos 
y quarenta y quatro, y estando malo, de pocos dias des- 
pués llegó, los oficiales de V. M. con mucha jente que 
para ello de noche juntaron, le prendieron y pusieron 
en casa de Garcia Venegas, tesorero que hera de V. M., 
y luego nombraron y eligieron por teniente de gover- 
nador al capitán Domingo de Irala, maese de campo 
del governador, y ante él, antes que lo eligiesen, 
leyeron un libelo ynfamatorio contra el governíStor^ 
V. M, 

Después de elegido, puso por su alcalde mayor á un 
Pedro Díaz del Valle, el qual, no tan solamente secrestó 
la hazienda del governador, pero hizo ynformaciones 
contra él, con testigos que para ello buscavan que 
dixesen lo que ellos querian, y á los que la verdad 
pensavan dezir, no tan solamente no tcrmavan sus 
dichos, pero los tenian por etieviv\^<ci^\ "^\>\<b%<íi^«^^»íS5&k 
p/^uder 7 desarmar á todoa ac\yxfe\!io^ oí^fó ^w^w^^^^ 




208 BIBLIOTECA, ARGENTINA. 

governailor y en servicio de V. M. se mostraron, y 

' otros, de verse tau perseguydos, se ausentaban destá 

tierra y se yvaii á Utó yndios, de cuya causa los yndios 

(los matavan; y desta manera anduvieron y los trata - 
van, á los que servían á V. M., todo el tienpo que 
tuvieron preso al governador. Pues, salido de la tierra, 

J A pocos días quél salió y lo echaron de la tierra, el 
capitán Juan de Salazar d' Espinosa enseñó cierta 
provisión, quel governador le habia dexado, de teniente 
de governador y capitán general en su lugar y eu 

t nombre de V. M., y fué por algunos obedecido; a] qual, 
ansimismo, prendieron, y los que le obedecieron, unos 
fueron huyendo, y otros fueron presos, con muy gran 
alboroto y escándalo, no temyendo á Dios ni á V. M., 
porque aun á las ylesias tratavan tan mal, que, si 
fueran enemigos, aun tuvieran más acatamiento á 
ellas: pues en esto verá V. M. lo que podian padecer 
los que le han sei'viclo, pues, asy preso, lo llevaron en 
un navio á echar en la caravela, que íüé á esos reynoa 
con el gobernador. Pues, salido de la tierra el gover- 
nador y su teniente, que fué por el año de quinientos 
y quarenta y cinco, Domingo de Yrala, que inandava, 
para poder hazer y sustentar lo que tenia hecho, dava 
y avia dado tantas largas A sus amigos y valedores, 
que por la tierra anduviesen, los quales avian fóchou 
tantos y tan grandes agravios á los naturales desta 
tierra, que visto ellos que tan perseguidos heran, de- 
terminaron de matar algunos cristianos, y asi lo 
hizieron, y mataron quatro o cinco, y muertos, se 
lebantaron contra los cristianos, en tal manera, que fué 
necesario yr á ellos; y mataron y prendierfjn muchos. 
Fué la mortandad y destrucion tan grande, que 
visto por los naturales el gran daño que se les hazia, 
y que havian metido otros yndios comarcanos, que 
ellos tienen por esclavos; contra ellos, por no pordorse 
del todo, pidieron pazes y se les concedió, y asi an 
estado y están pacificos, aunque esquilmadlos y Aun 
tiezoUados. Pacííka la tierra, e\ ca^\ta.\\ üomw^d í«! 

I_i , 



■ 



CARTAS HISTÓRICAS 209 

Irala determinó de hazer entrada para descubrir la 
tierra, que fué por el año de quinientos y quarenta y 
siete, sacando desta siudad dozientos onbres y cin- 
quenta cavallos. Fué por el puerto de San Fernando, 
dexando en esta ciudad á Don Francisco de Mendoza; 
con su poder para que por él mandase; el qual, desde 
apocosdias que mandó, le presentaron, asi á él como 
á toda la jente que en esta ciudad quedava, una rebo- 
cacion quel governador avia dexado, por la qual re- 
vooava todos y qualesquier poderes que oviese dado á 
qualesquier personas, para que de alli adelante no 
valiesen, salvo el del capitán Juan de Salazar d' Espi- 
.nosa, so ciertas penas que en ella estavan; la qual, 
vista por el Don Francisco de Mendoza, se desystió del 
cargo y poder que tenia, y fué ellegido por justicia 
mayor, como V. M. lo manda, el capitán Diego de 
Ábrego,, natural de la ciudad de Sevilla, el qual, estan- 
do mandando, fué avisado que le quería matar el Don 
Francisco .de Mendoza, para lo qual tenia convocado y 
apercibido mucha gente, y dadas listas y hecho capi- 
tanes, para que, dado señal de toque de canpa a, sa- 
liesen de las partes questavan diputadas, para do la 
jentQ. estuviese, para le matar á él é á todos los que 
con él estuviesen, é poner la tierra debajo de la mano 
y juridicionr del capitán Vergara. Recibidas y he- 
chas las informaciones de lo susodicho, mandó prender 
y prendió á Don Francisco de Mendoza y á otros, de los 
quales filé ynformado de lo que quería hazer, lo qual se 
halló que, hasta los ynocentes, avian de pagar y matar. 
Pues, visto esto, y el alboroto y escándalo que en la 
tierra estava y de cada dia podía más suceder, mandó 
hacer justicia de Don Francisco y asi se hizo publica- 
mente con pregón de justicia. Muerto Don Francisco 
de Mendoza, porque convenia á la pacificación, quietud 
y sociego dexar de proceder contra algunos, y porque 
andavan levantados y por los reduzir á la tierra, y_que 
dellano sé ausentasen, ovo de hazert ^ \i\TA ^«st^^íj^^^- 
neral á todos, y desta manera toT\\í> ^ ^o^<^%^^ "S ^^^' 



iio 



BIBLIOTECA. AJtílENTINA 



iguar esta tierra teniéndola en toda quietud y justicia; 
Kíuego aiaiidú despachar una caravela pata avisar á 
p. M. de lo sucedido ea la tierra. Yendo el rio abaxo, 
B^erdió en el Pacana, baxo de laysla de San Graviel, 
Eoaoíii estuvo hasta que dio buelta de los contiiies del 
iru el ca4)itan Domingo de Yrala, el qualtraya con- 
__^0, de los naturales de la tierra do venia, más de 
^il ánimas, entre chicos y grandes dellos, por es- 
lavos. 

F Pues, Ueg'ado que llegú, el capitán Diego de Ábrego, 
ue en la tierra elegido estava, le requirió á ól y 4, los 
aciales de V. M., aBte Gaspar de Ortigosa, su escri- 
^iano, le obedeciesen y diesen favor y ayuda para poder 
jBnor la tierra en justicia, en nombre de V. M.; al qual 
"íeapondierou y mandaron no usase del oficio, so ciertas 
»nas que le pusieron, ansí el capitán Domingo de 
frala, como los oficiales de V. M-, lo qual tomó por 
" ístiinonio, por lo qual le niandaroii prender, y desar- 
r á todos los que se avian mostrado en su íabor y en 
¡grvieio de V. M-, que son los que arriba diclio tengo, 
¡ue contra él ae pusieran por la prisión de Alvar Nuoee 
tbeza de Vaca, goveruador de V. M. Pues, preso 
B capitán Diego de Ábrego, perseguidos, afrontados y 
^sarmados los lóales vasallos de Y. M., el capitán 
Biego de Ábrego, determinó de salir de la prisíoaque 
úa, y ansi lo hizo. Salido, juntáronse cojí él ciertos 
iQbres de su jeute, y deterniinaron de irla buelta del 
, .'asil para pasar en esos reynos á avisar á V. M. de 
ft sucedi^^o en esta tierra. Sabido por el capitán Do- 
tingo de Yrala la via que llevava el capitán Diego 
e Ábrego, juntó gente de píe y de á o»pallo, y fué en 
bos del, y estando veynte It^uas poco mas ó menos 
^st^ ciudad, de uoclio trayeudolo espiado, dio sobre 
\, y antes que llegase, mandó, que, si alguno se de- 
iandiese, le matasen; y allífuó preso y algunos heridos 
y fueron traydos á esta ciudad, que certifico á V. M. 
~^ue turcos no podian ser nías maltratados, ni aún tan- 
Kjrao tan soJamente eV ma\ teatamViatóíi tyia 86 les 




Pueí 
, gara 



CARTAS niSTÓlUCAS 211 

10, pero áua les quitaron piezas de su servicio, para 
r á los que avian ydo á los prender. Pues, puesto 
■a vez el capitán Diego de Ábrego en la prisión, y 
visto que le fatigavau con prysiones, determinó segun- 
da vez de salirse, y ansi lo hizo, llevando consigo un 
' lallero de Sevilla, deudo suyo, t|ua sienpre á V. M. 
lente a servido, que se dize UuyDiaz Uelgítrejo. 
j salido de la prisión el capitán Diego de Ábrego, 

amigos íueroii tan mal tratados y desarmados, y 

¡aguaos clérigos en prisión puestos, y otros corridos 
por las calles, porque dezian que venia gente mandada 
lor V. M. á ^ta provincia^ y desta causa, temiendo 
daüos que de cada dia recibían, determinaron de 
ir en el pueblo, aunque no todos, que algunos an- 
,vap por los bosques con el capitán Diego de Ábrego; 
aas¿ anduvieron hasta e! año de cinquenta y tres, 
let capitán Domingo de Yrala determinó de hazer 
lirada, en la qual pensó de dexar mandando un yerno 
o y deudo del capitán Diego de Ábrego, hermano 
Ruy Díaz Mergai'ejo, que arriba he dicho. Pues, 
sabido por los oficiales de V. M., cómo le queria dejar 
mandando, porque en esta tierra nadie mandase, que 
zelo tuviese al seiTÍcio de V, M., le escrivieron al ca- 
pitán Diego de Ábrego, dizendo quel tan solamente 
podia mand'ir en la tierra y no otro, por ser elegido y 
su elecion ser buena, y que ydo el capitán Vergara, 
derrocase al que desasen mandando, y que ellos le 
ayudarían; lo qual fué yntentado por Felipe de Cace- 
res, contador de V. M., que quería le ^exasen man- 
dando, y fué ordido de tal manera, que vino á mandar. 
Pues, mandando Felipe de Caceres, y el capitán Ver- 
gara partido, los amigos del capitán Diego de Ábrego, 
iendoso no los molestasen más y truxesen desarma- 
, determinaron de salirse desta ciudad, y irse con 
capitán, y ansi lo hízieron algunos dellos. Pues, 
itoa con el capitán Diego de Ábrego, que serian 
ita quarenta onbres, estando en u.i\ ha?*\\ia, %\a.'ca.- 
majjií daño á alguna persona, Ye^i^a 6a ^bkkc'ís.. 



212 BIBLIOTECA AltQENTINA 

f ^ueniandava, que aun no tenia sana la voluntad, ni 
I ¡aun la codicia perdida de hazer naal á los suditoa de 
I V. M., y por desarrajgar, como ellos dizeo, esta ser!", 
I .*scrivió al capitán Vergara, que veynte leguas desía 
I itóudad estava, dizíendole que la tierra eslava alljoro- 
V táda y el capitán Diego de Ábrego levantado con gen- 
i te, y en términos de la destruir; y para dar crédito á lo 
I ijue él dezia por sus cartas, enbió A aoiigos suyos para 
flue deiio diosen fée, aunque falsas. Vistas porelcapi- 
fen Vergara las cartas, vino á esta ciudad, y juntó (le 
I 'cristianos y yndios naturales y de esclavos comarcanos, 
I tolas de ochocientas ánimas, y dio sobre el capitán 
•"Diego de Ábrego, que seguro estava debaxo de pro- 
I ínesas que le avian fecho, que no mandaría el contador 
l-iPelipe de Caceres, sino otro quél quisiese; y desbaratólo 
prendifi ocho cristianos de los del capitán Diego de 

t brego, de los cuales mandó que luego ahorcasen los 
68, que flieron los primeros que pudo aver, y A los 
l'ÍDtros cinco tuvo á punto de los ahorcar al pié ds la 
I torca, y por presonas religiosas que le rogaron, los 
l'flexó; los demás se escaparon por los bosijues. Y 
^%sto quo más no podia aver, ni el capitán Diego de 
ÍX-brego, porque á él solo cudiciavau, y que si más en 
I la tierra estuv iear; no podia de dexar de liazer gran 
"laño, determinó do proseguir su entrada, y mandó al 
»utador exocutasfi en los demás sus vandos, que eoha- 
Éo tehia, de pena de muerte y perdimiento de la mitad 
píos bienes; elqu.il como cobdicioso de las haziendas 
j no oslante que las avian destruydo quando el 
apitan Vergara andava en la tierra en pos deüos, y 
"íiorque nadie se fuese sin paga, tomó tdda la tierra y 
le&uiinos con los yndios, en tal manera, que algunos 
gue sallan, yvan tan proves, qiie aun -no Uevavan dos 
tomisas para se mudar, y otros, viendo que no podían 
►falir, se presentavan á la cárcel; A los quales, por haze- 
"Tes gran beneficio, les davan las vidas, y les quUavaa 
<iíoJopoco que temfm, porque en costas y principal'Sfe 
9s todo; do maücra, tiue ansí quciaroii \cffi li^w. i. 



CARTAS HISTÓRICAS 213 

V. M. an servido y sirven, taa proves, que apenas an 
podido tornar en algo de lo que tenían. No estante 
^sto, el contador, que, aun no contento de los daños que 
hecho avia, mandó dar su mandato para prender al 
capitán Diego de Ábrego, el qual fuédetal manera, que 
me paresce que V. M., por el descargo de su Real con- 
ciencia, no lo diera; el qual dezia, que, si se defendiese 
le matasen, y al que lo dio, que hera un su alguazil, 
llamado Antonio Martin Escaso, fué tal, y tan piadoso 
que, hallándolo una noche malo de los ojos, en ua 
bosque, le dio una saetada por el corazón, de que 
ynstanter murió sin confision, ni sin llamar á Dios, ni 
sin poder hablar. 

Muerto el capitán Diego de Ábrego, y los que á V.M- 
sirven sin caudillo, bolbió é esta tierra el capitán Ver- 
gara, el qual, aun no contento de lo que antes avia 
fecho, tratava como á enemigos capitales á Jos que á 
V. M. avian servido, y si en algo le herravan ó que- 
brantavan sus vandos, por el punto crudo y filó los 
ilevavan, lo qual no hazia á sus amigos y valedores, 
porpue estos tenían Ucencia de hazer en la tierra todo 
lo que quisiesen, sin que nadie á ello les fuese á la 
mano. Pues, pasando estos ^trabajos los vasallos de 
V. M., llegó á esta tierra Bartolomé Justiniano, con 
provisiones de V. M. para Domingo de Yrala, por las 
quales le hazia governador desta provincia; lo qual 
sintieron más los que á V. M. an servido y sirven, que 
todos los danos y trabajos que an pasado; pero, visto 
que V. M. es servido dello, le an obedecido como V. 
M. lo manda. Luego el governador Domingo de Yra- 
la mandó enpadronar la tierra para la repartir, y en- 
padronada, la repartió entre él y los oficiales de V. M. 
y sus amigos y valedores, entre los quales entraban 
estrangeros, y della no dio casi á nadie de los que ha 
tenido y tiene por enemigos, y á los que dio fué tal, 
que á sus amigos ni á él no hizo daño, y á los que lo 
dio, provecho, por ser en partes c\v\a a-^^w-a.^ ^x^^^^xv^^ 
aUá. PaeSj iodo esto pasado, pot Cíaa\:^^x»a. ^^^^^ 




BIBLIOTECA ARGENTINA 

I &5o {iaq^uioientos y cinquenta y seys, llegó á esta ciudad 
■^ obispo y Martin tle Vtií, cou otras nuevas proviáo- 
68, las quales muchas dellas no se publicaron, según 
izen algunos de los que de allá vienen, y otras pen- 
UHos no se conpliráu. Estos trabajos, ynvitisimo 
ifior, son los quo an pasado los vasallos que con linpio 
ft-azon an servido y sirven A V. M. y todavía esperan 
&te V. M. será servido de los restaurar y no permitirá 
|ÍBe basten sus onrras, porque hasta aora las tienen des- 
Í^Jadas de sus personas, con lo que V. M. tiene mánda- 
te, en dalles por caudillo y governador al que sienpre 
fi a tenido y tiene por capítailes enemigos, por lo qual 
p pueden pensar, si mucho se tarda el retomo de V. M. 
^ Dios, como universal Señor, no los anpara y favt»- 
lEice, serán todos perdidos, por lo qual y como su ca- 
lellan y de V. M., en mis sacrificios sienpre ruego á 
uestro Señor guarde la ynvitisima persona de V.-M. 
jrque sienprenos tenga én justicia á todos yacreden- 
fe y aumente Nuestra Santa Fee católica, y á nos nos 
16 algún descanso, con el qual podamos servir á Dios 
Euestro Señor y á V. M. Desta ciudad de la Asunción, 
¡E veynte y cinco de abril de mili y quinientos y cin- 
ioeota y seys años. 

* SatTa Cesárea CatboÜca Roal Magestad. muy pode- 
señores, el umilde capellán de V. M., que sus 
i pies y manos besa. 



Antonio Descalera, 




Carta de Juan Pavón al licenciado Agreda, fiscal del Con- 
sejo DE Indias, dándole cuenta de saber sido pREgo con 
Al7ar Nuííkz Cabeza de Vaca, gobernador dkl Rio de la 
Picata, de t«a muerte de Diego de Ábrego, y excesos come- 
tidos por Domingo de Irala, y solicitando el oficio de 
fiel ejecutor — Asunción, 16 de Junio de 1656. 



Muy magnifico señor: 



Puesto caso que vu^tra merced no tiene de mi no- 
ticia ni me conoce, no por eso dexaré de abisar á vues- 
tra merced de las cosas mias y de otros sucedidas en 
esta conquista después de la prisión de Alvar Nuñez 
Cabeza de Vaca, y de mí, su alcalde mayor en esta 
provincia. La noche que se prendió el governador 
Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, me prendieron á mí 
juntamente, y me quitaron la vara del Rey de las ma- 
nos y me dieron muchos palos y me pelaron las barbas 
y me llevaron arrastrando á casa de Alonso Cabrera, 
á do tenían preso al dicho governador, y en llegando 
cerca de su casa me salió á recibir con treynta ó qua- 
renta cubres armados; hera el caudillo Felipe de Ca- 
ceres, contador de S. M., y en llegando que llegaron 
conmigo, le dixeron: «helo, aqui traemos, ¿que mandays 
que se haga del?» Respondió el Cabrera: «llevaldoá 
la cárcel y hechalde de cabeza en el cepo y guardaldo 
esta noche.» Sacaron dos ladrones que yo tenia pre- 
sos y hecharonme á mí. Mire vuestra merced cómo 
trataban la justicia de S. M. "Ytjctíwv^w '^^^^^w ^x^^ 
onbre questava sentenciado k xfívjLfóvVfó ^^^íX'^^í?^^ ^^^^ 




. vues- 



UIOiLIOTECi ARGENTINA 

terto i otro. Otro dia por la mañana, rae Hevaroa 
pía cárcel Acasade Domingo d'Irala, quo hera raaes- 
t rio carapii, y me metieron en una cámara cen-ada 
btres onl)ros (lueme guardaban, donde no vi sol ni 
a en once meses y diez y oclio dias f[iie allí me tu- 
"on preso, hasta que llevai'on á esos reynos al go- 
nidor Cabeza de Vaca y me sacaron de la prisión. 
Ilodo esto me quexo creminalmente á S. M. y á vues- 
|iuei'ced, en su Keal nonbre. y de todo lo demás qua 
TPciere, pido justicia, justicia, jusUcia-señor. 
Paré agora quenta de algunas cosas sncedií 
esira merced, en esta tierra. Llevado el S' 
Sdor A España, publicaron entrada. Fueron 
despoblaron toda la tierra desde aquí a! Perú, ma- 
landu los j'ndios y tomándolos por escla.vos. Dexó 
por su Uniente en esta ciudad A dnn Francisco de 
Mendosa: no se la causa porque se hesimíA el don 
francisco dól poder de Vergara. A canpana tañida, 
GU la yglesia se juntaron la mayor parte riel pueblo y 
Kel¡.v&ron, para que maudase en nonbre de S. M., un 
cavallero de Sevilla que se llamava Diego d' Ábrego; y 
estando mandando este cavallero, vino Domingo d'Irala 
de la entrada y re luíriole que le obedeciese. Respon- 
dii) Vergara quél responderla: yubioleAUamarotrodia, 
I)'j,r¡x darlo la respuesta, y prendiólo, y estando preso, 
so soltó y se fué & los montes, donde le tornó A prender 
A él y otros cavalleros que con ól estavan, y los tra- 
xeron atadus las manos y los aprisionaron A todos; y 
soturno A soltar otra bez. Y en este medio tornó i 
Itítuar su eniradft y dexó en su lugar a Felipe do Ca- 
ceras, contador de S. M. Ubo mucha dibision eu el 
pueblo, si un elexido podia elexer otro, no tenieudjí 

(Oder de S. M. para mandar ni elexir: quiso ahorcar 
feunas personas de bocho, porfiue hablavan en ello; 
W* y,^^'* su entrada. Alguna gente se fué para 
jego tiAbrego, que andava huydo por miedadel dicho 
groara; otros tonian su opinión que pues que estava 
p/f/'». (¡lifí .ivia de mandar, sobre ea,lü\i\íüíiísfta.-cr 



CAETAS niSTÚRICAS 

áaio en el pueblo. Hubo de boiber el dicho B 
con la jente de que andubo tras Diego de Abi-e 
bahorcó trea oabres que tomó, y á los que no p« 
aver, tomóles sus aciendas y repartiólas por sus ad 
gos y valedores: para íiazcr esta guerra metió é bar 
se de una nación de yndios heneniigos de los Datuí 
Ub. Torna á hazer su entrada como tenia comenzada, 
y el diclio Felipe de Cacares, que dexó mandando, dio 
un mandamiento, firmado de su nonbre y refrendado 
de Bartolomé González, escrivano de cavíldo y público, 
á un 8U aguacil que se llama Antón Martin Escaso, 
que niatase al dicho Diego d'Abrego dondequiera que 
lo pudiese tomar, y ansi lo publica el dicho aguacil. 
Y traeudolo espiado, tomó cie.tos oubres amigos su- 
yos, y estando üechado eti su cania malo y ciego de los 
ojos, al quarto del alba llegó cerca donde esta va y le 
tiró con una ballesta y le pasó el corazón y los bofes 
y todo el cuerpo do parte á parte, que no tuvo lugas 
de decir «Dios me valga.» Los que allA van ynfor- 
marán é. vuestra merced más xeneralmente de todo lo 
sucedido. 

Vuestra merced mire cómo se despachan las cosas 
de allA para esta tierra, y avise al señor presidente 
que un año y año y medio antes que se despachen del 
escritorio, se sabe acá todo lo que se provee altó. 
Bülbiose do la entrada que avia comenzado, Domingo 
d'Irala., por ciertas dibisiones que eutrellos hubo: mu- 
rieron de los yndios amigos muy gran numero. Llegó 
aquí Bartolomé Justiniano con probisioncs de S. M. 
para Domingo Martínez d'Irala que sea governador 
hasta que S. M. probea otra cosa. Un año y más, antes 
que llegase el Bartolomé, estavan acá los traslados de 
1 probisiones sinpleraente y cartas, avisándole que 
larliese la tierra y hiciese su descubrimiento y en- 
'ai llegado Bartolomé Justiniano, presentó sus pi'o- 
Bies y él las recibió y obedeció, como en ollas se 
lieoe: avia dos o tres meses t\ue esVa.'ssj.-íft'vwt'üWíAtt 
"arra, (íuafldü llegaron: repatWoVa. cü-mo\?i ■^'^^^''^•' 





BIBLIOTECA ARGENTIKA 



itando a los conquistadores viejos y dándolo á los 
e vinieron huyendo del Perú por la muerte del vir- 
f y dar la batalla al estandarte Real de S. M., y entre 
os, franceses y bretones, que en esta tierra están; 
i ynfbrmarán á vuestra merced y sabrá la verdad 
' eómo se repartió; y acabada de repartir, se partió desta 
ciuílad con cinquenta amiyos suyos para San Bicenie, 
tierra del r^ de Portugal. Desde á veynte ó treynta 
, días que se partió, llegó el obispo miércoles de Tiiiie- 
'as; fué menester ynbiarle á llamar dos ó tins bezes; 
> diré más en este caso: allá van quien ynfortnará á 
Kstra merced larga y cupiosaraonte y cou verdad. 
' Señor, yo soy un oubre viego y en España onbre que 
he tenido mucha onrra; fué aguacil mayor deBlasco 
Nuñez Veta cu la ciudad de Ecixa, Malaga: serbí á 
S. M. con armas' y caballo; baíleme en dos batallas, 
una en Villalá contra la Comunidad y otra con los go- 
veriiadores, en Panplona, contra franceses; gastó mi 
hacienda en venir con Don Pedi-o de Mendoza á esta 
conquista; fué teniente de Juan de Ayolas, después al- 
calde mayor por Cabeza de Vaca. Todo esto me a 
quitado por no tener su opinión. Pido al señor presi- 
dente, Su Alteza me haga merced de me dar y hacer 
merced del oficio de fiel y secutor, con boto en cabildo, 
pues no lo hay ni está proveydo. Suplico A vuestra 
merced me sea tercero para descanso de mi vexez, que 
soy biejo y estoy cansado de las molestias que me han 
hecho y hacen, y be servido á S. M. veynte y dos años. 
Nuestro Señor la muy magnifica persona de vuestra 
merced acreciente y guarde, como vuestra merced 
desea, con gran estado y denidad, Desta ciudad de 
la Asunción, á quince de junio de quinientos y dn- 
quenta y seys. Señor, esto suplico á vuestra merced 
por servicio de Dios; vuestra morced rao lo negocie, 
aunque yo no le aya servido ni vuestra merced me 
conosca: haré quenta que vuestra merced me hace la 
Jtjcrceü y pov tR] la recebiréyo. 



K ■ 



CARTAS HISTÓRICAS 219 

De vuestra merced muy cierto servidor que sus ma- 
nos beso. 



Juan Pavón. 



Sobre. — Al muy magnífico señor el señor licenciado 
Agreda, fiscal del Consejo de Yndias de S. M — Va del 
río de la plata. 



CAftTA DE JüAy MXTÍÍOZ DIS CARVAJAL AL EMPERADOR DoN CARLOS, 
BKUMBRANDO LOS AGRAVIOS INFERIDOS Á LOS NATtTRALES Y 
OOKQOISTADORBS DEL RlO DB LA PlATA POR DOMINOO MAR- 
TÍNEZ DE Ira LA DESPUÉS DE LA PRISIÓN DEL GOBERNADOR Al- 

YAR NuÑBZ Cabeza de Vaca — Asunción, 15 db junio db 
1666. 



Sacra y Cessarba y Catholica Magestad: 



Cüon el debido, acatamiento que debo, como á mi Rey 
y señor natural, Juan Muñoz subditto y basalIodeV. M., 
natural de la ciudad de Plazeiizia, cqwq^^X^^^^ ^^ ^^^ 
pobiücia del Rio de la Plata, e^t^xiXfó ^w e^^Xa. ¿>»Si2^^^ 



B Tas I 



BIBLIOTECA ARGENTINA 



SUS 

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que 
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luncion, deseando sienpre acertar en el serbició de 
_ M., por esta haré relación verdadera á V. M. de 
las cosas sucedidas en esta probincia después de la 
prisión del governador Cabeza de Vaca, con el qual yo 
vine desos reynos de España; y como sienpre me pa- 
redó. mal esto de su prisión, por le conoscer por go- 
vernador y justicia en esta tierra por probisiones de 
V. M., y tanbien por ver que qo le prendieron los 
oficiales de V, M, y el capitán Domingo de Yrala, por 
lo que tocaba al serbició Je V. M., sino por sus pa- 
siones é yntcreses, como luego paresció por la obra, 
en las ütaloí tratamientos que luego hlzieron en los 
naturales de la tierra, echando sus axcas y corredores 
por la tierra, robando y destruyendo los yndios, to- 
mándoles sus mugeres paridas y preñadas, y quitando 
A las paridas las criaturas de los pechos, y tomándoles 
sus hijos que tenian para su serbició, y quitándoles 
sus hamacas en que duermen y todas las otras cosas 
necesarias que los miseros tenian para pasar su bida. 
^.de aqui sucedió que, viendo los conquistadores que 
■ is destruyan la tierra y la gozaban, les dieron avi- 
á quo se encomenzaron á derramar por la tierra 
5 y destruyendo, como los oficiales de V. M. y 
capitán Domingo d'Irala hazian; con tanta crueldad, 
que el dia que partían del pueblo donde allegaban, 
avia tantos llantos, los maridos por sus mugeres y las 
mugeres por sus maridos y por las criaturas que de- 
xavan, que pareada romper el cielo, pidiendo á Dios 
Hiisericordja y á V, M. justicia, como á quien les enco- 
lado el oficio pastoral destas miseras ovejas. Y esto 
durado desde el dia de la prisión del governadíM" 
beza de Vaca hasta el dia de la fecha desta, que ana 
.en manadas destas mugeres para sus servicios, como 
quien va á. una feria y trae una manada de ovejas, lo 
qual a sido causa de poblar los cimenterios de las ygle- 
sias desta ciudad y aver perescido en la tierra más de 
veynte mUl ánimas y averse despoblado gran parte de 
Ja ¿ierra. Pues agora q^UB le vivüMOwXas \iíüsSs>\ciiMas 



CARTAS HISTÓRICAS 221 

de gobernador al dicho Domingo de Yrala, lo qual 
puso muy gran confusión, ansi en los naturales espa- 
ñoles que al servicio de V. M. deseavamos, como en 
los propios naturales de la tierra, ver que de nuevo 
se le encomendava el cargo y governacion de la tierra 
ai que tanto la a destruido y disipado; pues agora co- 
mo se vio governador; luego repartió la tierra y ser- 
vicio de los naturales della, tomando para sí y para 
quatro yernos que tiene, y dando á los quatro oíiciales 
de V. M. todo lo más y mejor de la tierra; y lo demás 
repartió entre sus cimigos y apaniaguados y entre los 
que enbiava á robar la tierra, como dicho tengo, y 
entre estrangeros, ansi franceses como ytalianos, como 
venecianos y ginoveses y de otras naciones fuera de 
los reynos de V. M., porque le an ayudado y favores*- 
cido á hazer estas cosas que dicho tengo, y aun á otros 
que del Perú vinieron, que allá ni acá no an hecho 
ningún servicio á V. M.; dexando á muchos conquista- 
dores viejos que an conquistado y descubierto la tierra 
de V. M. Por lo qual, de mi parte, suplico á V. M., 
como su leal servidor, no consienta quedar asi esto: 
aiUM^ue no sea por nosotros, los q^ue emos deseado el 
Servicio de V. M., sea por no desanimar los que de aqui 
adelante, asi .en esta tierra como en otras, desearen el 
servicio de V. M. Esta relación e hecho á V. M., por 
me parescer hazer lo que debo al servicio de Dios y 
de V. M., dexando muchas cosas, por la prolixidad; y 
esta e9 la verdad de todo; y quando otra cosa V. M. 
hallase, mándeme V. M. cortar la cabeza, como á hom- 
bre que á su Rey y señor no dize verdad. Nuestro Se- 
ñor Jesuchristo á la Cesárea y Católica Magestad de 
su persona dé vida, con mayor acrecentamiento de 
reynos y señoríos en su servicio, guarde y prospere 
por muy largos tiempos- Desta ciudad de 1' As unción, 
provincia del Rio de la Plata, á xv de junio de mdlvi 
años. 



222 BIBLIOTECA ARGENTINA 

Omil vasallo de Vuestra Sacra MágestacL 

Juan Muñoz de Carvajal. 



Sobre.— k la Sacra y Cesárea y Católica Mages- 
tad, etc. 



"•— »"1F.^'"— ■*■ 



Carta db Babtqlomb Gaju;ia al Rbal CoksbiIo db Y^Dumn ma 

LA QUB SE QUEJA I>E LD MAL QUE BL OOBBRHADOR. Doff^fCÍÓ DB 
IrALA había REOOMPBNSADO sus BERYIGIOS, db LOS CUALES 
ACOMPAÑA UNA MEMORIA^ ASUITCIOK, 24 DB JUNIO DE 1656. 



MüY PODEROSOS sbSOrbs: 



Comoonber agraviado^ no podré dexar demeque- 
xar á V. A., como á my Rey. Señor, V. A. sabrá que 
yo soy natural de la villa de Morón, nueve leguas de 
Sevilla; vine a esta provincia del Rio de la Plata en el 
armada de Don Pedro de Mendoza, venteyun años a, 
en la qual e padezido los trabajos que V. A. ya sabe 
que todos los que en aquel lleudo NVn^^tovi^^^^ido 



CARTAS HISTÓRICAS 223 

tienen, y e trabajado por me aventajar en el servisio 
de V. A. en todo lo que e podido, de lo qual enbiara 
provanza, si me atreviera. El governador desta pro- 
vincia, cumplidos los vente años, dio en encomyenda 
los naturales della á los que agora de nuevo an venydo, 
y á los que después de nosotros vinyeron, de lo qual, 
los que conquistaron la tierra y perdieron, unos hijos, 
y otros hermanos, y los que quedaron, de mili y sete- 
cientos onbres que se hallaron en la reseña que don 
Pedro de Mendoza hizo como saltó en tierra, son hasta 
cien onbres, á los quales dio lo peor y mas lexos, 
donde nunca dellos terna servicios; y asi, ay muchos 
que no lo an querido acetar, el qual soy uno dellos, 
que me dio diez y seys yndios, ochenta leguas de donde 
bivimos; á otros les dio á quinze, á vente, á trenta, sino 
fue á sus yernos y otros yernos de sus yernos y á 
los oficiales de V. A., que destos y para sí tomó toda 
la tierra y lo mejor de toda ella. Y yendole yo á ha- 
blar al tienpo que la quine repartir, le di una memo- 
ria de los trabajos en que me avia puesto, que es esa 
que ay va, y me respondió ¿qué hijos tenya?, y que 
mqjor está la petición por dar. Viendo cómo lo avie 
hecho conmygo, le pedí Ucencia para me yr a los rey- 
nos d'España, y tanpoco me la quiso dar. E dicho 
esto, para que V. A. sepa lo que se a hecho con los de 
Don Pedro, y pues esta no es para más de para dar 
cuenta de lo que acá paso, y de k) que se haze con los 
que trabajan. De la ciudad de la Asunción, dia de San 
Juan de 1556. 
Beso sus Reales pies, su vasallo. 



Bartolomé García. 



BIBLIOTECA ARGENTINA 



rsiR es u»a petición j- uicmarlaqucdi nl£«- 
viM'undttr Uanilii^u (l'li-nlu ilc (tl¡a;uDo»i de 
nilN (paliujo». 



MOY MAGNIFICO SESOR: 



I ^' 



Esta es para traer á la memoria lo que en esta tieira 
trabagaao y serbido, porque, según que veo .y e 
;to que vuestra merced lo a hecho y liazc hastaqiú 
"ligo, no crao que Iü deve saber, y dello no se quiere 
rdar, seguii que e bisto por las obras; pues, de todo 
que diré, vuestra merced es buen testigo, y de otras 
ias que deg;aró de traer ó la memoria á vuestra 
;rced, por iio ser proligo, y de todas vuestra mer- 
' es testigo: byen sabe vuestra merced que, desquf! 
jamos, á Buenos Ayres, de desiseys hombres que 
iroii con Gonzalo de Acosta á descubrir lys Tenbuea, 
iué uno dellos, y on el camino nos flecharon los 
'Uaranies de lasyslas, yde alli salí herido, quesinoo 
"iSpos tubo uu palo metido en el brazo y á cabo de cinco 
ños me sali<.'), y pasó del lo que vuestra merced bieu 
ipo y bido por bistas de ojos; y en estos sioco aiios, 
ica degá de hazer lo que me fué mandado; que el 
lur Don Pedro, que sea en groria, á mi y á otros seyfl' 
inpañeros, los quales ay bibos los que vuestra merced 
¡abe, nos inaiidó [[ue le cazásemos, y asi lo bezinsos, 
que sienpre todos los dias teníamos de trebulto dosena 
y media de perdizes y codornises; como vuestra mer- 
ced es testigo, que coraia el señor Doa Pedro y los que 
él más quería. Y esto duró hasta que se fué á los- 
¿■enbues y Fraucisco Ruys nos demandó al señor Don 
liPedro á mí y á Eaytos, para que quedásemos con él eu 
mvda de las naos; y el seüor Don Pedro, por lo que á 
Mncisco Ruys le habia prome\,i4.o, tioa te'gri, y de 



CARTAS HISTÓRICAS 225 

allise fué el señor Doa Pedro á Jos Tenbues y se tornó 
otra ves á Buenos Ayres; yo le di y le daba de comer, 
como otra ves se lo avia dado, de perdises y codorni- 
ses, porque el dia que se enbarcó metió en la nao más 
de siento y sinquenta perdizes y codornises; y á esto 
vuestra merced no eslava presente, mas ay está el 
alférez Bergara, que por su mano las metió en la nao. 
Vuestra merced bien sabe que en Buenos Aires que- 
damos después que el señor Don Pedro se partió para 
España, que quedamos con mucha hanbre: yo balles- 
teaba, con mucho peligro de yndios y de tigres, y dava 
dé comer á setenta onbres que alli estavan, porque 
todos los dias, domingos y fiestas, les matava dos y 
tres bonados, con que les davan rasión con que se sos- 
tenían; y deste travago, aún de la sintenela no fué re- 
serbado; y desto, vuestra merced bien sabe que ay 
munchos testigos, y que traya las rodillas y nmnos 
corriendo sangre, de andar á gatas por poder tirar á 
los venados, como vuestra merced be que se haze oy 
en dia quien los quiere matar. Vuestra merced bien 
bido y supo que los tigres que entravan en la palizada 
y matavan la gente, yo aguardé uno que hazia muncho 
daño, dende un árbol, fuera de la pausada, contra la 
boluntad do Francisco Ruis, abiendoselo suplicado y 
pedido por merced que me degase aguardallo, yo lo 
maté. Pues, vuestra merced bien bido, quando yba- 
mos á Buenos Aires por el rio de los Tenbues, que sa- 
lieron los Quirandis á flecharnos en los navios, y que 
por un tiro que yo hize, que vuestra merced vido, ro 
nos hirieron muy mal, porque muy bien pudieran á 
su salvo hazello. Quando vuestra merced a ydo á des- 
cubrir u á las gorras, quando se Icbantó la tierra, en 
todas me e hallado delante y á su lado; y desto vuestra 
merced es testigo. Nunca me e hallado sin armas 
dobladas y de respeto, para mí y para otros que las 
abian menester, porque las abian quebrado, desbara- 
tado, para contratar con los y iviVvo^, ^\\$C\"2c$» ^íc^'^ 's^ 
servisioy pues yo nunca las quebrfe, vv\ ^<^'áv^^^^^fe^ ^ 



226 BIBLIOTECA ARGENTINA 

contraté, ni con el contrato de los yndios merqué ye- 
guas ny caballos, como otros han hecho, como vuestra 
merced bien sabe; porque yo no e resgatado ni chin- 
choreado, ni bando de vuestra merced ni de otro que 
aya mandado quebrantado, ni menos por montes hoydo 
ny aventado, ny en cárceles estado, ni de vuestra mer- 
ced por cosas mal hechas perdonado, ni por estos 
cervisios ni trabajos que tengo dicho y otros munchos 
que dego de dezir, que vuestra merced es testigo, 
nunca de vuestra merced ninguna buena obra hasta 
agora e resebido: débelo de causar mi desgracia que 
sienpre e tenido con vuestra merced, por no ser en- 
portuno, como otros an sido y son. Y agora que es- 
pera va el galardón de mis tra vagos, á cabo de beynte 
y un año, en el repartir y encomendar de los yndios, 
vuestra merced me a degado sin suerte. Pues, vues- 
tra merced no me olbida quando a menester hombres, 
razón fuera y se acordara para hazerme algún bien, 
como a hecho y haze á otros, aun hasta los que an 
benido con Martin d' Urrea, que aun no son bien lle- 
gados, ya tienen yndios repartidos y encomenda- 
dos. 



Bartolomé García. 



r 

Sobre de la carta en que va inclusa- esta Memo- 
ria.- A los muy poderosos señores presidente y oy- 
dores del Consejo de su Magostad de su Real Consejo 
do las Yndias. 






Carta db Martin González, clérigo, al Emperador dok Car- 
los, DANDO noticia DB I.AS R8PEDICI0NBS UKCHAS Y DE LOS 
ATROPELLOS COMKTIDOS DICSPUKS DB LA PRISIÓN DEL GOBER- 
NADOR Alvar Nuñez Cabeza de Vaca — Asunción, 25 de 
JUNIO DE 1556. 



Sjicra Cesárea Católica Real Maobstad: 



Como los capellanes que en esta tierra estamos 
«eamos obligados á avisar á V. M. especialmente, y 
eon más obligación yo, por aver dotrinado y bautizado 
estas ovejas de V. M^ y viendo los daños y continos 
trabajos que an pasado y doliendome dellos, acordé, 
no tain solamente avisar á V. M. por esta mi epístola 
de lo suqedido en esta tierra después acá de la prisión 
de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, governador que fué 
desta provincia por V. M.; pero; aun por estos mal 
limados versos publicar y dezir los ynormes daños y 
continos trabajos questa prove jente, suditos de V. M. 
y naturales de la tierra, an pasado y pasan; y suplico 
á V. M. reciba de mí, su capellán, este pequeño servicio, 
juntamente con la voluntad y zelo que tengo del servi- 
cio de Nuestro Señor y de V. M., y de que nuestra 
Santa Fee católica sea anpliada y ensanchada. 

Ya tiene noticia y será ynformado de la prisión de 
Cabeza de Vaca, el qual, no tan solamente los oficiales 
de V. M. prendieron, pero aun tanbien fué en su pri- 
sión el capitán Vergara, que suata ^crc^^^ií^^^^ . 
M. en esta tierra por governaiot Ta^aSicj^'tQjíifc^^ast- 



k^' 



BIBLIOTECA ARGEKTINA 

Sfico á V. M. que, si él no diera calor, favor y ayuda 

lara ello, no heran ellos bastantes AÍeaerrujar.por- 
ine, aunque malo que á la sazón estava, por el largo 
npo que avia mandado, toda la jente que en la tierra 
bao la mayor parte tenia de su mano, por lo qual 
l¥0 ocasión de bazer y perpetar lo que bizo en servi- 
ío de V. M. y en destruymiento y perdimiento desta 
ierra y de los naturales della. 

Y para mejor obrar y efetuar y conseguir lo que 
imenzado tenían, y para poder salir con ello, echaron 
mandaron echar un vando, por el qual pregotiavan 

¡rtad y daban antender que el governadur de V. 
pretendía cautivallos á todos, y que elloapor la 
Sbert-íd avian fecho lo que avían hecho, lo qual cer- 
"Ico á V. M. que fué después acá, no digo ciutivida^ 

imo ellos dezian, pero total destruicion ele todos, sinO'' 
beran sus amigos y valedores, porque estos estavan 
contentos y lieran señores. 

Preso el governador, y sus justicias presiTs y pete^ 
is las barbas con grande vituperio, lo qual V. M. serft 
las y mejor yníbrmado, queriendo dellos ser servido 
li)3 que allá van, lo qual fué, spguu a pareseido, p^ira 
ler eilüs mandar, bolviendoel dicho capiuiu Verga- 
ai mando que tenia y esquilmar y destruir esta tier- 
como lo au todos hecho. 

Y para efetuar y conseguir lo quequeriau, advoca- 
«y truxeron á sí con eiigaüoá mucha gente, lo qual 
lé de causa destíir, como estavan, unos malos, oíros 

conpafíia de otros questavan dañados y puestos eu 
voluntad del capiUin Vei^ara y oliciales do V. M., 
'.en íin, todos provGs,que hera lo peor y más dañoso, 
le, como la jente hera nueva en la tierra y no se pu- 
3se valer en ella sin el favor de los que acá estaban, 
de fuerna, o por grado, o de necesidad avian de conse- 
guir cada uno á la parte do estava afirmado. 

Y no tan solamente la necesidad que la junta tenis, 
í/ü deziaa y publicavan contra el gobernador de V. 

que quería, usurpar esta tierra &. ■N'.1A.,'^M!i.V> 



CARTAS HISTÓRICAS 229 

qual diva color que avia quitado la bandera Real] de 
un navio y avia mandado poner otra suya, y otras co- 
sas que, por ser prolixidad y en sí tener poco funda- 
mento, no las diré, porque me paresce, á lo que sienta 
y alcanzo, por lo que he. visto por vista de ojos, su fal- 
sedad y cautela y averselo levantado para poder traher 
á sí la pro ve jente que engañaron para hazer y efetuar 
y vengar sus pasiones. 

Preso el governador, determinaron de destruyr la 
tierra por contentar á sus amigos y valedores, y para 
tenellos obligados para todas las necesidades que les 
viniesen sobre este caso, daban tantas licencias para 
que por la tierra anduviesen estos que los favorescian, 
y ellos eran tales, que certifico á V. M. que, como fue- 
go, quemavan y abrasaban toda la tierra por do yvan, 
en quitalles sus mugeres, hijas, hermanas y parientas, 
dado caso que estuviesen paridas y las criaturas á los 
pechos, las dexaban y echavan en los suelos, y se Ue- 
vavan y trayan las madres; y dado que algunos no las 
querían dar, por fuerza y contra su boluntad, amena- 
zados y algunos puestos al punto de la muerte, por no 
pasalla, las davan, aunque padezian gnmdes trabajos 
y soladas sin ellas, porq[ue, del miedo que tenían, por 
los bosques las trayan escondidas, y de ally las trayan 
y saca van; y si algunos perezosos o tardíos heran á 
conplir lo que les mandavan, executavan en ellos su 
enojo, dándolos cuchilladas y palos y haciéndoles otros 
malos tratamientos, quitándoles sus casas y todoquan- 
to en ellas tenían. Pues, siendo estos naturales tan 
maltratados, ansí de los que mandavan como de los 
amigos y valedores dellos, determinaron de matar 
algunos cristianos; y ansi, mataron dos o tres cristianos 
de los que entrellos andavan rancheando, lo qual hi- 
cieron, por verse tan lastimados como estaban, porque 
de noche ni de día estaban sosegados, sino puestos en 
gran custodia y cuydado, lo uno, por guardar sus 
hijas y mugeres que, de causa de aü^aY ^c^t \^ ^ov^t^^ 
erlsíiaaos, ellsLS nunca eatrAbaaeu^':í^SVa^^ \ív<í'í^^^'^s». 



^^p hazian lo que berao otilig'aclaB A hazer en el reparo 
^Be sus comidas y de sus hijos. Levantada la tierra por 
^Ki muerte de los cristianos, queriendo bir á ellos, por 
^^Etejor efetuar sq proposito, pasaron convocación y 
^Hamaron los cristianos dos generaciones de yndios 
^Bbenugos destos carives, los quales es jente muy ligera 
^^v se dizen Guatatas y Apiraes. Juntos estos yndios 
^Kon los cristianos, viendo los naturales que convocavan 
^H llamaban enemigos suyos contra ellos, determinaron 
^He levantarse toda la tierra, en tal manera, que pucos 
^n no ninguno quedó que de hecho o de secreto no se 
^Kvantase. 

^K Levantada la tierra, salieron A ellos dozientos cria- 
^■fianos con dos mili yndios destos que arriba e dicho, 
^Br en muchos requentros que con los naturales ovieron, 
^Kiataron muy gran cantidad de los naturales, y en seSal 
^Ee venganza, les quitavan las cabezas, las quales los 
^wndios ([ue los cristianos llebaban, se llevaban á su 
^Berra, lo qual no liizieran ni osaran acometerles, sino 
^Hiera con el fabor que de los cristianos teman. 
^K Coa estas gerras, visto los yndios naturales los 
HBrandes daños que los cristianos y gente que con ellos 
^^ba lea hazian, en les quemar sus casas- talalles y 
B^estruylles sus comidas, y que, si más la gerra por la 
K&rra andubiese, no podían escapar, muchos dellos la 
^Bperdieron yéndose, y otros vinieron á pedir pazes, ]bs 
^Haal^ se les dieron; y desta manera todo, siempre esta 
^Krobe jente a estado y está pacifica, aunque desollados 
^Be causa de los grandes daños y perdidas, ansi de hi- 
^^ne y hijas, mugeres que les an faltado; arisi de hambre 
^Borhabelles talado los bastimieiitos, como por haber- 
^Helas quitado, como dicho tengo. 
^B Bueltos á sus casas, comenzaron A edificarlas, pOr- 
^Bue estaban todas quemadas, y antender en sus hazien- 
^Bas y comidas, que de causa de la gerra y del temor 
^Re ios yndios que los cristianos con ellos llevaban, aTÍa 
diasque de ¡os bosques noosavattsafeifio^asavan 
necesidades y (rabajoa eUos y sus \ñioa, c^m^^. ^ww. 



CARTAS HISTÓRICAS 231 

comida que tenían, que tan solamente hera cardos y 
algunas salbajinas que por los bosques tomavan; y 
desta manera estubieron hartos días, por la qual 
necesidad faltaron muchas criaturas pequeñas y gran- 
des. 

No cohtentos con estos daños questos naturales avian 
pasado, aun no bien estavan en sus casas y asientos, 
quando los amigos y valedores, ansi del capitán Verga- 
ra como de los oficiales y capitanes, otra vez por la tier- 
ra andaban y algunas lenguas entrellos enbiadas por el 
capitana las quales manda va truxesen yndias, no tan 
solamente para sí, pero aun tanbien para los quéí quería 
y desta manera, tornaron otra vez peor que de primero 
á los perseguir y destruyr, en tal manera, que muchos 
yndios quedavan cargados de hijosj y vistoso tan tra- 
bajados, de puro pesar, se morían, no tan solamente 
él, pero los hijos que, de muy niños, cayan en los fue- 
gos, y como no tuviesen madres, alli se tostavan y 
quemaban, por no aver quien los sacase; á otros, por 
no tener quien les dé comer, davanse á comer tierra, 
y asi acababan; otros, de muy niños y estar á los pe- 
chos de las madres al tienpo que se las llevavan y ellos 
quedaban en aquellos suelos; algunas viejas tomaban 
algunos dellos y trisnavanse las tetas hasta tanto que 
sacaban leche, y ansi los criavan encanigados y mal 
abenturados, y de causa que no se hartaban, desta 
manera acababan sus dias. 

Destas yndias questas lenguas trayan, sabrá V. M. 
que se partían con el capitán Vergara, porque sino le 
davan la mitad o heran sus amigos y baledores, no 
quedaban con ninguna, porque esta orden se tenia para 
los que heran de contraria opinión. Y dado caso que 
las quitaba, ninguna dellas daban á los yndioSjaunque 
por ellas venían, porque siempre no faltaba alr-una 
manera conque se quedaba en su poder o en el de sus 
amigos y valedores. 

Visto los yndios que no se las IotübXí^w, ítóí^^^^^is^^'- 
ta á sus tierras llorando, y de. cvvi^ ¿M^á^^c^^'^"^ 



BIBLIOTECA ARGENTINA 

ISBas, las Diadres, lias y parientós, de que sabían fiuo 
a poder de los cristianos quedaban, hera tanto el 
¡Riilo de ilia y de noche, que de pura pasión y de iio 
Jbiner, se acababan de morir, ansí las onbres como las 
Bujeres. 

T Y á las yndias puestas en los cristianos heran tan 
brenúadas muchas dellas, que, de verse ansi, utias 
hiian á sus tierras, y traydas, las azotaban y maltra- 
itban; otras, de verse fatigadas y con el deseo de sus 
Ijoa y maridos, y visto que no podían yr á ellos, se 
ajorcaban; y^ que esto no Iiazian, hartábanse de tierra, 
prque antes querían matarae, que no sufrir la bida 
We muchos les daban; uo estante esto, pero otras 
eniaidas tan encerradas, que aun el sol apenas las 
tedia ver, y alguna cosa veyan los cristianos con quien 
uis estaban que les paresciesc no bien, dado caso que 
josi como tes parecía no hera, de puros celos, las ma- 
¿ban o quemaban; y desta manera, andaba la disulu- 
"ion en esta tierra. 

. Querer dezir y anunciar por esta las yndias que 
e aii traydo á esta ciudad, después de la prisión del 
jobernador Cabeza de Vaca, seria nuncha acabar; poro 
arescenie que serán casi cinquenta mili yndias, antes 
las que menos; y aora al presente esUtrán entre los 
tistianos quinze mili, y todas las demás son muertas, 
iis quales mueren de malos tratamientos y de mal 
mradas, y puestos que ya quellos son causa de sus 
pueríes, las traen á sepultar á las ygiesias o ci- 
¡Éciitetios, esto no hazen, antes las entierran y roati- 
lau enterrar por los canpos á la usanza de los yn- 
lios. 

Quei'erdezir por esta los malos tratamientos que se 
^BS hazen, paresccme que nunca acabaría, pero diré que 
¿y algunos que á la prove gente haze todo el dia cabar 
tan sus haziondas y labores, andando sobre elfSs para 
ffienbrar muclio para poder vender; y esto seria bueno, 
i las proves comiesen y de noche descansasen, pero 
• ^ contrario, rjue no comen, sivii i " 




CARTAS HISTIÍRICAS 



233 




tura rjuG ii'aen de las haziendas,y de noche toda la 
della les pasa en hilar para vestir al señor que las 
) y tener para vender. 

lo contentos non estos trabajos y continuas fatigas 
10 tenían, ansí en sus haziendas como en baSer 
is de tipias para vender é otros trabajos, al pre- 
sente tienen otro mayor que les a sobrevenido, en moler 
cañas duces para hazer miel, la qiial, no tan solamente 
iben y comen, poro aun venden, é esta an tomado al 
¡ente por grangeria, 

luerer contar é enumerar las yndias que al pre- 

iite cada uno tiene, es ynposible, pero paresceme 

leay cristianos que tienen á ochenta é á cien yndias, 

tre las quales no puede ser sin q:ie aya madres y 

¡as, hermanas é primas; lo qual, al pareseer, es visto 

a de ser de gran conciencia el que no tuviere en- 

a o salida con alguna dellas, porque I'a ocasión y 

^ irejo que ay al presente es tan grande, que, como 

igo, sera beato el que no tronjiezare en esto; y desto 

certiflcaáV. M. que los yiitlios an tomado tan mal en- 

xenplo, qual más no puede ser, porque todo lo que se 

iiaze en secreto con ellas, es publico entre ellos, y lupgo 

"^^enen á me lu dezir. 

;íio estante esto, lo que más pavor, S. M., me a puesto, 

ver, como he visto, lo libre vendello por cautibo, y 

si, que a sucedido vender yndias libres naturales 

tierra por caballos, perros y otras cosas, y ansy 

iosa dellas, como en esos reynos la moneda; y no tan 

_ lamente esto, se a visto jugaruna jnidia, digo una 

aunque muchas son, pero esta, en pena de su maleficio, 

tuvo el candil y lunbre mientras la jugaban, é después 

jugada, la desnudaron, é sin vestido, la enviaron 

el que la ganó, porque dezia no aver jugado el 

ido que traya. Esto se hazia algunas vezes e» 

isencia del que mandava, ó por él concertar, le 

luteció á ól ha^er el tal concierto, porque no se des- 

icertisen; y no por esto las deii.aN3.-R fi& i?s 'J ící«»^ 

dotey casamiento quando casa'javis\3.5=,\ív\ia,'s ^■<^'^~ 




w 



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mesmo pagavan deudas que debían á algunas personas 
con las dichasyiidiasaltieiipode su muerte, y ansüues- 
1110 se dexaná sus hijos, de que se mueren. 

Estas y otras cosas ati pasado en esta tierra hasta 
aora; y allende desto, d,iró k V. M. que, como el gover- 
nador fué preso, algunos fueron de opinión contraria 
délos oficiales de V. M-, por lo qual, losan traydo 
perseguido y abilitados y aíianzados hasta los llamar 
leales por via de vituperio. 

Después de salido el governador Cabeza de Vaca, se 
obo cierta nueva cómo por los Tinbues venian eristia- 
nos, los quales hera la jente que coa Francisco de 
Mendoza salió del Perú; sabido por el capitán Vergara 
y oñciales, quisieron salir de la tierra, sobre la queil 
saüda ^e ovo entre el capitán Vergara y algunos de 
los oílciales cierta revuelta y eobarazo, de cuya causa 
los leales se llegaron al cOntador, el qual defendía que 
no saliesen de la tierra hasta tanto que se supiese qué 
jeute hera; é desta suerte se vino á poner en tales 
términos la cosa, que se pensó todo se acabara. Puesto 
en estos términos, vista la perdición que se podia re- 
sultar, obieron de dar corte en los negocios en tal 
manera, quel contador ovo de decender á saber 
de la dicha jente, é con él fueron aquellos que 'lizeti 
leales. 

Vueltos y visto que los cristianos heran los qua 
con Mendoza avian venido, fue determinado de yr 
con gente, y ansi fueron hasta dozientos écinquenta 
onbres; en este viaje rae hallé, por poder mejo- avisar 
& V. M. de lo que en la tierra se pasase. 

Yendo por nuestro camino el rio arriba, á las uno- 
venta leguas, dexamos los navios y un pueblo en el 
qual quedaron cinquenta onbres, y después desto, en- 
tramos la tierra adentro, y quarenta leguas l^I dicho 
pueblo que dexamos, hallamos una jeneracion de yn- 
dios, quesedizen mayas, Aqui estos huyeron & los 
priacipios, por ei gran temor que, de otras vezes qtie 
ciiatiaDos avian visto, teiiian; é después etía^a.TWi'afii- 



J 



.CARTAS HISTÓRICAS 235 

tos mensajeros, con los quales no se hizo lo que razón 
hera de se hazer, y visto que los cristianos no querían 
venir é lo que pedian, ovieron de quemar sus casas é 
alzarse todos, y asi se desviaron, no haziendo mal á 
ningún cristiano. 

Levantados y desviados de sus asientos y casas 
estos yndios mayaes, como arriba he contado, visto 
que se avian retirado, les mandó el capitán Vergara 
se les hiziese gerra; y asi se les hizo, llevando consigo 
yndios carices, naturales desta tierra, que con nosotros 
avyan ydo, que podrían ser hasta dos o tres mili on- 
bres de guerra. 

Estos yndios caries que fueron á la gerra, dieron en 
muchos pueblos de mayas é de otras generaciones 
questaban juntos con ellos, y dado, mataron é prendie- 
ron tantos, que no lo sé dezir por carta; pero diré que 
fué gran lástima ver las criaturas muertas y los viejos 
ó viejas sino fueron los mancebos é mozas que trayan 
para dar á sus amos en presente; y no tan solamente 
fué la persecución en los pueblos y casas, pero aun 
por los montes los andaban buscando é persiguiendo. 

Fecha esta guerra, pasó adelante, llevando destos 
yndios mayas muchos prisioneros é guias, é fue á dar 
á un rio pequeño. Llegados al rio, las guias que He- 
vava perdieron el camino, la causa fué de aver muchos 
dias que por alli no avian pasado. Perdido el camino, 
y visto que los yndios no lo acertavan, mandó quemar 
una de las guias, é otras dos mataron; é de aqui dimos 
buelta á otro camino, por el qual dimos en unos pue- 
blos de chañes, por los quales y van haziendo muy gran- 
des destruyciones é muertes. 

No contento con esto, mandó á un capitán, el qual 
se dize Nuflo de Chaves, que con gente fuese sobre un 
pueblo que adelante estava, el qual fué é dio sobre el 
pueblo por la mañana émató, de niños é viejos é viejas 
y onbres, mucha cantidad de jente, sin otros que 
prendyeípon. 

Fecha esta guerra, fuymos aflieVaiA*^ ^<^\xN5C5^es^^^ ^ 



alleg. 



BIBLIOTECA iROKNTIN'A 

matando tuJ-js los que topavan, lo qual, dado caso que 
los cristianes no lo hazian, los yndíos, que pai-a su 
servicio llevavan, lo hazian, y ellos lo consentían y 
tíJiian por Ijueno} de causa, de losyndios por doyvan» 
les trayan presos, ó para protiilellos, hazian muy 
grandes daños, ansí en quitalles todo lo que teuian, 
coinmo en quemalies sus casas é aiTancalles sus bas- 
timentos. 

y desta manera fuimos hasta los Moyganos, sin que 
ninguna gente nos aguardase en sus pueblos, porque 
los que querían aguardaré venían á trabemos de co- 
mer, los toniavan ó prendían y llevavan atados, A los 
qiiales mandaban y hazian que los guiase & los pue- 
blos por do querían yr; y porque uno herró el camino, 
de avor muclios dias que por alli avia pasado, lo raandd 
el capitán Vergara ateuazear, é asi acabó el probo yn- 
dio sus dias. 

Llegados á los Moyganos, como dicho tengo, los 
y.-idios naturales nos recibieron bien; de causaquosta- 
ban seguros é les avian hablado por parte del c;ipitan 
Garci Rodríguez, que en la vanguardia yba y llevaba; 
llegados, los yndíos dieron muhchas-cosas, ansí para 
comer como otras cosas que irayan é avian dado, y 
visto quel que mandaba, lo repartía con sus amigos y 
allegados, toda la más de la gente agraviados, íué pe- 
*ldü se liiziese y nonbrase procurador, é" así fué non- 
ido é elegido el capitán Camarago, ansí para eu esta 
■a como para ante V. M. 

■echo esto, determinó el que 6. la sazón mandaba, 
fé hazer gerra á los yndíos miaracanos, los quales 
estavan juntos á estos yndios do estavamos aposentaf- 
dos, los quales no hazian mal ni daño al gremio dellos; 
en la qual gerra mataron y prendieron mucha cantidad 
de gente, é los que daban yndios enemigos suyos, los 
acabaron: deslos yndios, los cristianos no avianur to- " 
maban raás.dellosj si no heran las mozas é mancebos, 
porgue los domas, todos los mataban los ynilíos. De 
af^ui caminamos adelante, y fuinios niutínos -^ ' ' 




CARTAS HISTÓRICAS 237 

casas haziendo gerra, commo atrás he dicho, hasta 
qucU^auíosálos Mogi-atioes, los quaics con sabor lu 
que atrás se abia pasado, temiendo no sucediesu á 
ellos como * los demás, nos esperaron de guerra, é en- 
¿rando que entramos en el pueblo, comenzaron á dis- 
parar sus armas contra nosotros, do fouescieron algunos 
eristianos, é allí arremetieron loscristianos y caballos 
en tal mauera, (jue á poco espacio, dexaron el pueblo é 
indierou muchas mugeres. ' E en este pueblo estu- 
loafjUtNze días. 

Puestos en este pueblo de Mogranos é dosvaratados, 
pocos dias después dellos, yendo en búsqueda de 
%omida, hirieron un yudio de los carios, por lo qiial 
feeron pregonados por esclavos, y se les hizo gerra, en 
■ qual mataron mucha gente, aosi de niños, mugeres 
^s y otros yudios de gerra eu más cantidad de 
latro mili ánimas, de todos, y prendieron más de 
mili, los quales truxeron por osclabos, los qua- 
los oliciales de V. M. é capitán los c¡uitaron, y 
no los quisieron herrar parcciendoles no aber causa 
para ello. 

De aqui partimos y fuymos á los Cimeonos, por re- 
lación que teníamos de avcr alli cristiauos de los de- 
Juan de Ayolas, y llegados, preguntaron por ellos, y 
dBWon que enemigos suyos los avian muerto yendo á 
gerra con ellos; por esto fueron presos el principal 
itos yndios que dicho tengo y un hijo suyo, los qua- 
ealieron de paz á los cristianos, haniendoles buenos 
■ imientos é trayendo de comer. 
De aqui partimos á los Corocotoqucs, llevando presos 
prencipaly hijo que dicho tengo, por lo qual toda 
tierra se alborotó, viendo y sabiendo como sa- 
ldo de paz y á traer de comer, los prendian y lle- 
tban. 

De alli partimos, con relación de los yndios que 
tengo, la buelta de los Tamacocies, porque alli 
m aver metal blanco y á la mai\(i Ae^ectL». Ás, tcssaa 
" avia el metal amariilo, fe íüLfe ^BWíisSia ts^s 



] 



w 



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fuésemos á los Tamacoiaes, do como llegamos, salieron 
de paz, por ser como lieran yndios que avian servido é 
tratado cou cristianos: do ÍUimos ynlormados del Pera, 
y sabido que tan cerca estamos de los reynoa del 
Perú, fué acordado por el capitán y oficiales de S. M. 
enljiarai capitán Nuflo de Cliaves y á otros allá, y la 
demás jente tUó buelta por los Corocotoques do sali- 
mos. Aqui ovo diferencia entro los oficiales de S. M. 
y el capitán, sobre la yda, quel capitán quería hir al 
' Perú en el seguimiento del capitán NuÜo de Chaves; é 

fué tal, que toda la jente se llegó á la vanda de los ofi- 
ciales é le contradixeron la yda del Perú, de cuya 
causa ó de los requirimientos que le hizieron, se ovo 
de dysistir del mando que tenia, é fué elegido el car- 
pitan Gonzalo de Mendoza, hasta llegar al Paraguay 
y á esta ciudad de la Asunción. En estos Corocoto- 
ques, se hizieron muy grandes gerras, do mataron 
yuünitas criaturas é otra mucha gente é prendieron 
muchos. 

De aqui partimos, trayendo ansi estos commo todc» 
los domas que prendían por el camino do venian ha- 
ziendo gerra, presos y por esclavos., hasta que liba- 
ron puerto he San Fernando, do commo llegó al pueblo 
que quedó poblado al tienpo de la partida, supo commo 
estaba mandando por ellecioo el capitán Diego de 
Ábrego; é sabido, é visto que nunca avia sido de su 
opinión, trab£^ó el capitán Vergara con personas que 
alli estavan cómo dixesen á la gente quel capitán 
Diego de Ábrego les avia quitado todas sus haziendas 
y servicio, ó las avia dado é repartido á los que él 
avia querido; de cuya causa se alborotó toda la jente 

N. cu tal manera, que lo ovieron de elegii^ é asi vino á 
^ta ciudad con mano armada, y entrando, que entró J 
ffii noche, echando vandos sopeña de la vida é la ha- M 
B^da perdida, é ser dados por traydores á. cuales- I 
P&ier personas que saliesen fuera de su casa hasta I 

Oíiv dia el capitán Diego de Xbtego, cov. sa eacxv- I 



CARTAS HISTÓRICAS 



239 



■irano, fué á le requerir ile parte de V. M. le diese favor 
f ayuda, anai ei capitán Vergara como los oticíales 
le V. M., para tener ia tierra en paz, quietud é sosiego 
o qoal está todo ante el escrivaiK) del tapitan Diego de 
Alirego, al qual respondieron ciertas cosas qucstán 

f mote el dicho esciivano. 

Después desto, A cabo de tres o quatro dias, pren- 
■dieron al dicho capitán Diego de Ábrego, é le tuvieron 

L preso, molestándolo con prisiones, hasta tanto quél se 

|-«oltó é se fué de la cárcel. 

Salido, algunos amigos suyos so juntaron con éi, é 

\ determinaron de yr á esos reynos d España, avisar á 
V. M. de lo que avia pasado en esta tierra, por la via 
de San Vicente. ISabido por el capitán Vergara, fué 
tras ellosconjcntedepieó dea caballo, y los prendie- 
ron y truxeron presos y mauiatados, con muy vituperio 
y algunos heridos. 

Puestos otra vez en la cárcel y fatigado de prisio- 
nes, determinó de se salir, é aiisi lo hizo, y se salió, 
llevando consigo á un pariente suyo que con él estava 
preso en la carcelj y salido, se fué é los bosques por 
do anduvo al píe de quatro años. 

Después desto, e buelto de i)reiider al capitán Diego 
de Ábrego, tornó á enbiar por la tierra personas, las 
quoles la desipaban y destruían, tomándoles sus niuge- 

. res y hijas é todo lo que tenían, é quemándoles laa ca- 
nsas y arrancándoles los bastimentos y haziendoles 

Lotros daños muy grandes, porque no les querían dar sus 

fimugeres é hijas. Por lo qual, el procurador general 
desta provincia é conquistadores della, viendo los daños 
que recibían los naturales y conquistadores, en que 
unos la gozavan y otros la sustentaban y nunca se 
aprovechaban della, determinó de le requerir sobre 
^0, ó sabido por el capitán, le enbió á dezír que no lo 
hiziese, porque le avía de ahorcar por ello, por lo qual 
el procurador determinó de callar, é sabido por los con- 
quistadores, especialmente ^ot íit,s>ife\ íia "'*si>.t'6-, ^-'^ ^ 
íiiio que porqué no hazia lo c^vieYieía. tjtíó.^así''^ ^ V-*^ 



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BIBLIOTECA ARGENTINA 



curar por la tierra é conquistadores della, como lo avia 
proiiielii-Io é jurado. Visto esto, é que no quería el 
procurador hazerle, temyendose del capitán, el Miguel 
de Rutre le diso : « yo se lo requiriré o le haré que lo 
haga o se desista » ; lo qual, tudo vino á noticia del 
capitán Vergara, que veyute leguas de aqui estaba, y 
lue^o vino e venido, vendóle á ver, como amigo que 
hera, cil procurador, le mandó prender, é preso le tu- 
bo á Líuen recaudo. Sabido por Miguel de Rutre, fué á 
hablar con el capitán sobre el procurador é que no te- 
nia culpa, é legando que llegó, lo prendió, e preso aque- 
lla noche, les mandó dar garrote, sin contision, dado 
caso que la pidieron muy muclias veces, é icnia cléri- 
gos dentro do su casa, diziendo que no avian menester 
coníiísarse, 

Muertos Migel de Rutre y Camargo, vinieron de em- 
padronar la tierra que, antes que los matasen, avian 
ydo á la enpadrouar para la repartir, lo qual con po- 
ca ocasión que ovo, la dtíxij de repartir, pero por eso 
no dex'') todavía de enbiar sus farautes A traher todo 
lo que por ella hallavan, yndios y mugeres como antes 
lo avian Lecho. 

Todo esto pasado, determinó de bazor entrada, la 
qual hizo desando mandando al contador Felipe de 
¿aceres cuiitra la voluntad de los más del pueblo, por 
lo qual el capitán Diego de Ábrego, que, siempre en el 
servicio de V. M. se avia mostrado, que en loa montes 
estaba, viendo que muchos de su jente se salían, 
de causa de no ser perseguidos y desarmados, como 
todos sienpre lo an sido, después que se prendió 
al g'overnador Cabeza de Vaca, salió á los recojer, y 
teniéndolos consigo en un bosque, dió buelta el capitán 
Vergara, que aora manda por governador, del camino 
que llevava, y dió sobre él llevando ochocientas áni- 
mas, antes más d&yndios naturales y de otros comar- 
canos y cristianos, que mucbos llevaba por fuerza, so 
^raóes, peíais yue les ponía, y lo desbarató y preu- 
dieron tj-es cristianos, los qaales Xiiego tnaíiíiú -oJiMcas 



J 



CARTAS HISTÓRICAS 241 

y asi fueron ahorcados. Otros, que después desto to- 
maron, los puso al pie de la horca, y por ruego, los 
dexó ; pero quebró, la furya en les llevar todo lo que 
tenian, porque en costas y principal, se y va todo ; y 
asi mesmo ahorcó un principal desta tierra, por dezir 
que avia dado de comer al capitán Diego de Ábrego é 
gente. 

Hecho esto determinó de proseguir su viaje, y ansi 
lo hizo, dexando mandando al contador, como an- 
tes dexava, al cual hizo jurar, so cierta pena que para 
ello puso, y mandó al contador executase sus vandos 
que avia echado, que los que con Diego de Ábrego se 
avian aliado, á los quales o á los más destruyó, y 
no contento con esto, mandó dar su merced para 
matar al capitán Diego de Ábrego, y hallándolo una 
noche en un bosque, malo de los ojos y solo, le dieron 
una saetada por el corazón, de la cual luego murió sin 
hablar palal)ra ni llamar á Dios. 

Muerto el capitán Diego de Ábrego, dio buelta del 
viiije que llevaba, por hallar la tierra despoblada, de 
causa que tomó otro camino del que avia de llevar, por 
yvitar que Garci Rodríguez no pasase á los reynos del 
Perú, do pensaba yr á avisar á V. M. de lo sucedido en 
la tierra. 

En esta buelta, -de hanbre, frío y malos tratamientos, 
murieron dos mili yndios naturales desta tierra. 

Buelto aqui, no olvidó su mala costunbre de chin- 
chorrear y quitar las yndias de los yndios, ansi para 
él, como para dar á otros que con él avian ydo, no en- 
bargante que, antes que partiese para la entrada, les • 
avia dado muy grandes largas para que por la tierra 
anduviesen á robar, con título que hera servicio de 
V. M., lo que quería hazer en descubrir la tierra. 

Después de lo qual, queriendo otra vez hazer y efec- 
tuar su entrada, no estante que antes avia muerto en 
la provincia- del Paraná mucha jente y ahorcado mu- 
chstó viejas, de causa que Yvexaxv e^s^^;^^^^ ^«^^^^^^'^^i^ 
byas, y por esto los yndios a\za\iaw \cAg ojí^ws^rs \ís®a^ 



BIBUOTECA ARGENTINA 

f estaban en las casas solos, y por vellos estar sin mu- 
'feres les levantaban questaban alzados y de guerra é 
.ttisi los raatavan é buscaban las yndias por los bosques, 
f otros, de miedo, las daban ; y desta manera truxeron 
[Ducha cantidad dellas, con las quales daba algunos, 
Bara los prendar para, caday quaiido fuese á la entra- 
Sa, fuesen con él. 

Pasado todo esto, vino nuebas cómo S. A hazia go- 
- remador desta provincia al capitán Vergara, y sabido, 
dexó otra vez de efetuar la hentrada, y luego enbió al 
capitán Nufio de Chaves con cierta gente en busca y 
demanda de Bartolomé Justiniano, que hera el que tríi- 
ya las provisiones; el qual yendo en la demanda que 
íevaba^ la dexó ó fué á dar en unos yndíos, porque 
■tubo noticia que nadie avia llegado á ellos, y tuvo bre- 
gas con ellos é mató é prendió muchas mugeres ó mu- 
ji^achos, las quales repartió entro todos los que con él 
plevava. 

Estando el capitán Nuflo de Chaves ocupado en esto, 
feno el Bartolomé Justiniano, y el legó á esta ciudad y 
líió las provisiones que traya, lar qnales presentó, ó 
¡presentadas, le obedecieron como S. A. lo mandaba por 
US provisiones. 

Después de venidas las provisiones é obedecido, man- 
ió se enpadronase la tierra, ó ydos anpadronar y tray- 
tlos los padrones, la repartió entre sus amigos é bale- 
«flores estranjeros ó personas que nuevamente del Peni 
lnviau venido é de otras partes. 

Íl Puesta la tierra en este estado, determinó de yr otra 

■"vez al Paraná, y en saliendo, llegó á esta ciudad el 

jpbispo y Martin de Vte, con ciertas provisiones de 

W. M., las quales se leyeron algunas dellas; y antes 

ique el obispo llegase y la tierra se repartiese, no dexa- 

I va de desollar los naturales de la tierra y quitalles sus 

pb^as y mugares, y no contento con esto, daba Ucencias 

k los vezinos de San Vicente, para que pudiesen sacar 

pdt^ desta tierra y llevallas á San Vicente, y asi 

évaron machas. 



CARTAS HISTÓRICAS 243 

Estas y otras cosas, ynvitisimo principe y señor, son 
las que en esta tierra an sucedido, mientras en esta 
tierra a faltado la justicia de V. M., la qual ruego en mis 
sacrificios á Nuestro Señor ponga en corazón de V. M. 
que sienpre nos la provea, para que, mediante ella, 
sirvamos á Dios Nuestro Señor y á V. M. Nuestro Señor 
la ynvitisima persona de V. Mi guarde y en muy largos 
años acreciente, como sus leales vasallos deseamos, 
para que sienpre nos tenga en paz ó justicia. De esta 
ciudad de la Asunción, á veynte é cinco de junio de mili 
y quinientos y cinquenta y seys años. 

Sacra Cesárea Católica Real Magestad, el umilde ca- 
pellán de Vuestra Magestad que sus pies y manos rea- 
les besa. 



Martin González. 



Sobre.— A la Sacra Cesárea Católica Real Magestad 
del Enperador y Rey nuestro señor, o á los señores de 
su muy alto y poderoso Consejo de Yndias. — ^Va del 
Rio de la Plata. 



Carta de doÍía Isabel de Guevara i. la princesa gobernadora 

DOJ^A JOANA, ESPON1BND0 LOS TRABAJOS HKCHOS EN EL DKSCU- 
BRIMIENTO Y CONQUISTA DBL BlO DE LA PlaTA POR LAS MU- 
OBRES PARA AYUDAR Á LOS HOMBRES, Y PIDIENDO REPARTI- 
MIENTO PARA 8U MARIDO — ASUNCION, 2 DE JULIO DE 1556. 



Muy alta y muy poderosa señora: 



A esta probincia del Rio de la Plata, con ei primer 
governador della, don Pedro de Mendoza, avernos ve- 
nido ciertas mugeres, entre las quales a querido mi 
ventura que fuese yo la una; y couk) la armada llegase 
al puerto de Buenos Ayres, con mili é quinientos hom- 
bres, y les faltase el bastimento, fué tamaña la ham- 
bre, que, á cabo de tres meseSj murieran .los mili; esta 
hambre fué tamaña, que ni la de Xerusalen se le 
puede ygualar, ni con otra nenguna se puede conparar. 
Vinieron los hombres en tanta flaqueza, que todos los 
travajos carga van de las pobres mugeres; ansi en la- 
varles las ropas, como en curarles, hazerles de comer 
lo poco que tenian, alimpiarlos, hazer sentinela, ron- 
dar los fuegos, armar las vallestas, quando algunas 
vezes los y n^ios les venian á dar guerra, hasta cometer 
á poner fuego en los versos, y á levantar los soldados, 
los questavan para helio, dar arma por el canpo á bozes 
sargenteando y poniendo en orden los soldados; por- 
que, en este tienpo, como las mugeres nos sustentamos 
con poca comida, no aviamos caydo en tanta flaqueza 
/^ como los hombres. Bien creerá. V. A- que fué tanta 
■-\ J^ solicitud que tuvieron, que, ¿luo tvxeitSL^Qc <áísa&^\si- 



CARTAS HISTÓRICAS 245 

dos fueran acabados; y si no fuera por la honrra de 
los hombres, muchas mas cosas escriviera con verdad 
y los diera ¿ helios por testigos. Esta relación bien 
creo que la escrivirán á Y. A. más largamente, y i¡pv 
eso Besaré. 

Pagada esta tan peligrosa turbunada, determinaron 
subir el río arriba, asi, flacos como estavan y en entra- 
da de ynviemo, en dos vergantines, los pocos que que- 
daron vivos, y las &tigacUts mugeres los curavan y 
los miravan y les guisavan la comida, trayendo la 
leña acuestas de fuera del navio, y animándolos con 
palabras varoniles, que no se dexasen morir, que pres- 
to darían en tierra de comida, metiéndolos á cuestas 
en los vergantines, con tanto amor como si fueran sus 
propios hijos. Y como llegamos á una generación de 
yndios que se llaman tiubues, señores de mucho pes- 
cado, de nuevo los serviamos en buscarles diversos 
modos de guisados, porque no les diese en rostro 
el pescado, á causa que lo comian sin pan y estavan 
muy flacos. 

Después, determinaron subir el Paraná arriba, en 
demanda de bastimento, en el qual viaje, pasaron tanto 
trabajo las desdichadas mugeres, que milagrosamente 
quiso Dios que biviesen por ver que hen ellas estava 
£l vida dellos; porque todos los servicios del navio los 
tomavan bellas tan á pechos, que se tenia por afren- 
tada la que menos hazia que otra, serviendo de marear 
la vela y governar el navio y sondar de proa y tomar 
el remo al soldado que no podia bogar y esgotar el 
navio, y poniendo por delante á los soldados que no 
desanimaseu, que para los hombres heran los trabajos: 
vexúaA es, que á estas cosas bellas no heran apremia- 
das, ni las hazian de obligación ni l^s obligava, si 
solamente la carídad. 

Ana llegaron á esta ciudad de la Asunción, que aun- 
que agora está muy fértil de bastimentos, entonces es- 
teva dellos muy necesitada, qvie Ivife \iQ^^<^^"ax\^ q^s^V^^^ 
mugeres bolviesenáe nuevo k ^\\s \x^á^'as.^^v^bi^<síS^^ 



Í46 



BIBLIOTECA ARGENTraA 




las con sus propias manos, rosando y carpiendo y 
ibrando y recogendo el bastimento, sin ayuda de 
tdie, hasta tanto que los soldados guarnecieron de 
,s flaquezas y comenzBrou á señorear la tierra y ad- 
lerir yndios y yndias de su servicio, hasta ponerse 
1 el estado en que agora está la tierra. 
E querido escrevir esto y traer á la memoria de 
M., para hazerle saber la yngratitud que comigo se 
usado en esta tierra, porque el presente se repartió 
mayor parte de los que ay en ella, ansi de los 
itjguos como de los modernos, sin que de mi y de mis 
.bajos se tuviese nenguna memoria, y me dexaroD 
fueí-a, sin me dar yndio ni nengun genero de servi- 
Mucho me quisiera hallar lihre, para me yr á 
■esentar delanle de V. M-, con loa servicios que á. 
M., e hef ho y los agravios que agora so me hazen ; 
■mas no está en nü mano, por questoy casada con un 
caballero de Sevilla, que se llama Pedro d'Esquivel, 
que, por servir á S. M., a sido causa que mis trabíyos 
quedasen tan olvidados y se me renovasen de nuevo, 
porque tres vezes le saqué el cuctiillo de la garganta, 
como allá V. A. sabrá. A que suplico mrndeme sea 
\ dado mi repartimiento perpetuo, y en gratificación de 

mis servicios mande que sea proveydo mi marido de 
aJgun cargo, conforme á la calidad de su persona ; pues 

Jól, su parte, por sus servicios lo merese. Nuestro Se- 
fer acreciente su Real vida y estado por mui largos 
feos, Deata ciudad de la Asunción y de julio 2, 1856 
USOS 
FSe 
I Se 
kin( 
pSa 



f Serbidora de V. A. que sus Reales manos besa. 

DoSa Isabel db Guevara. 

I Sobre. — A la muy alta y muy poderosa señora la 
bincesa doña Joana, Governadora de los reyuos d'Es 
feña, etc.— En su Consto de Yndias. 



Carta de Domikgo I^Fartinez al Emperador don CIrlos, su- 
plicando LE HICIERA MERCED DE PODER TRASPASAR Á LOS 
HIJOS NATURALES QUE TENIA, LOS TNDIOS QUE POR SUS SERVI- 
CIOS SB LE habían REPARTIDO, SIN QUE FUERA PRIVADO DE ELLO 
AL PRETENDER HACERSE CLÉRIGO — ASUNCIÓN, 2 DE JULIO DE 
1656, 



Sacra Cesárea Catholica Magestad: 



Considerando cómmo el padre se diga respecto de 
tener hijos y el señor respecto de tener criados y el 
Rey y principe respecto de sus vasallos y servidores, 
porque ansi tiene el padre cuydado special de los hijos, 
el señor de sus criados, el principe y Rey de sus vasa- 
llos, en proveer y remediar las cosas necesarias y 
remunerar y gratificar á los que hazen en su servicio 
lo que es justo y devido, confprme á sus servicios y 
obediencia los gratifica, é señala asi en hazerles mer- 
cedes, commo en desfavorécenos conforme á lo que 
bien o mal an sido obedientes y leales á su padre o 
señor o Rey; conforme á esto y teniéndolo delante, 
tuve atrevimiento de representar á Vuestra Sacra Ma- 
gestad en lo que en esta provincia de mi parte e ser- 
vido á Vuestra Catholica Magestad commo tan servidor 
y en tienpo de tan grandes necesidades commo en 
esta provincia se an ofrecido, commo á Vuestra Sacra 
Magestad será y es notorio. Lo primero, en la primera 
abitacion de Buenos Ayrps, siendo commo era venido 
d'España con Don Pedro de Mendoza, ^w^^tssAsst^^^^ 
Vuestra Catholica Mageslad, ^ ^^^tAc^xxsv. ^^^^^'^^ 



BIBLIOTECA ARGENTINA 



^^^mote riue no sabia de oñcio ninguoo cosa alguna; 

^H^^ la necesidad que en aquel ticnpo avia, hize 

^^^iSzuelüS, de los primeros dos que lo hizieron: de lo 
qual hasta el día de oy a redundado y redunda mucho 
provecho, porque sin ellos no se podría pasar por ]3t 
contratación de los yndios y las pesquerias, quanto 
mas en aquel tíenpo, que no viviamos de otra cosa. 
Después, venidos á esta ciudad de Nuestra Se&ora 
de la Asuinption, los hize, y dexando esto, hize asimes- 
nao pejues, en tienpo que para peynarse la barba no 
alcanzavan los hombres un peyne, de lo qual asimes- 
mo ay agora muchos que los hazen, y son necesarios 
.para la tierra. Después desto hize cuchillos de resca- 
te, amolados y encabados al raodo de los que traen de 
Flandes, para el contrato de los indios, en que no se a 
perdido nada, antes aprovechado muncho. Allende 
desto, aviendo gran necesidad de anzuelos pequeños, 
del grueso de alfileres gordos, y menores, y siendo 
muy grande el travajo de los tirar al martillo, por ser 

> menester gran cantidad dellos, nunca aviendo visto hi^ 
leras ni comoio se tirava, hize un aparejo con el ayuda 
de Dios, que para todos da favor á los que se quieren 
disponer á alguna cosa de virtud; lo (¡ual, asimesmo, 
a sido muy provechoso y es, y ay muchos ya que los has 
y todo es menester, porque de aqui se saca lo que ea 
necesario para otras partes. Asimesnio e hecho fue- 
lles como de platero, que an sido menester ; ansime»- 
mo cuchillos de cortar y tijeras para las mugares y 
mestizas; que vendito Dios, ay en cantidad; agujas 
de coser y de labrar, asi para los oficiales comrao para 
las mujeres y mestizas, en cantidad ; he fecho almara- 
das para alpargates y agujas, y lo que es más, dagas, 
que an sido necesarias y son, porque a ávido muchos 
que se an visto con los yndios ea travajo, y á no tener 
una daga, hazen dellos los yndios lo que quieren y 
afrontan : estas an sido, ál dicho de todos, tan buenas 
j'ciü/i mejores qae las tiüQ de losreyaos d' España vie- 
yj&a algunas ¡ y otras cosas, que se b.ai.&Ti is YuauviíiffiBt- 



CARTAS HISTÓRICAS 249 

cias, que contallas seria muy largo. Allende desto y 
el remate hasta agora, plantándose cañas dulces para 
azúcar y no aviendo con qué esprimir que aprovecha- 
se, porque esprimian con unas alzaprimas, por lo me- 
nos, se perdia la cuarta parte, según después se spri- 
mentó, que hize un husillo, el primero que se hizo, y 
después hize otros mejores, de que asimesmo a sido 
muncho provechoso en la tierra y es; y quirien- 
do hazer una rueda, commo la tengo hecha, de ma»» 
dera, grande y muy pesada, para moler la caña, de lo 
cual ay muy gran necesidad, porque se muele á bra- 
zos, al modo y manera de commo se muele en Motril y 
como se muele el azeytuna y el zumaque, y porque no 
sé lo que se aprovechará hasta que la prueve, no digo 
más. Y porque en esto me parece que specialmente 
he hecho servicio á Vuestra Sacra Catholica Mages- 
tad, allende de los travajos comunes y generales ser^ 
vicios que yo e servido en esta conquista commo uno de 
los demás, con mi persona y armas, á mi costa y mi- 
sión, sin aver sido reservado de ningún travajo que se 
aya ofrecido, teniendo respecto á que yo aya hecho al- 
guna cosa de lo que arriva tengo dicho, por lo qual 
doy muchas y infinitas gracias á Nuestro Señor Jesu- 
christo, que ha sido de me dar gracia y habilidad para 
que con ello se sirviese, haziendo provecho al próximo 
y á Vuestra Catholica Magostad servicio. Y parecien- 
do á Vuestra Sacra Magostad, que lo que arriva 
tengo dicho, que en alguna manera se puedan dezir 
servicios meritorios de algún galardón, y specialmente 
por aver sido en tienpo de gran necesidad, á Vuestra 
Catholica Magostad suplico, commo humilde vasallo y 
servidor que me tengo y soy, que Vuestra Sacra Ma- 
gostad tenga por bien de me hazer merced y gracia 
de unos yndios quel governador Domingo de Yrala, en 
nombre de Vuestra Catholica Magostad, me a dado y 
encomendado, para que me sirvan commo á los demaa^ 
que Vuestra Sacra Magostad teT\ga ^ot XKaw <^^ %<^5^ 
pararais hijos naturales, y si no c?^\feT^\>^??^ ^^^«5^ 



BIBLIOTECA ARGENTINA 

: ligitiiuos, y porque no venga la tierra en poder de 

istizos y naturales, por las razones que á Vuestra 

icra Magestad le constan, sea para que se puedan 

ispasar y encabezonar en un christiano que quiera 

Bar con algunas de las hijas que en esta tierra leogú; 

ferque deeta manera, me parece que avrá lugar á qui- 

■ muchos ynconvenienles, porque este ternA cargo 

i su niuger y de todos los demás hermanos o lierma- 

6, y ansí no avrá lugar á lo que atjui nos quentiui 

1 que sallen de la Nueva España y los reynos del 

ni, que andan las mestizas en poder de los yndios, 

. sei' conocidas ni poderse recogor, lo qual es muy 

Jran daño, porque, no solamente es daño de andar 

perdidas en lo que toca al cuerpo, que poco liaze al 

caso, syno se perdiesen en el ánima, por contratar, 

Mmmo contratan, con bestias y fuera do toda razón 
Duen exenplo, y desordenados en sus vicios, sin cor- 
:non alguna ; de manera que ao de bazer coauno 
os, y no biben commo christianos, ny mueren co- 
ciendo á Dios. 
Lo qual es para muy gran dolor de quien a sido aer- 
lor lie Vuestra Catholica Magostad tatito tienpo, sin 
er ávido cosa ninguna de que se pudiese aprova- 
uiiar y remediar sus necesidades y proveer á sus 1¿- 
jos commo queden entre católicos, y sean dotrinadoa, 
aunque sea por fuerza, porque en estas partes no se 
duelen del que nada no tiene; pues, duélase Vuestra 
Sacra CathoÜca Cesárea Magestad de una cosx. que 
■ tanto va en ello, y que tanto costó al Criador del 

^^^nuudo, pues recibió muerte por nos salvar; no parezca 
^^Hngratitud, pues dexó su exenplo en la tierra. Mú% 
^^Hpiestra Sacra Magestad, que es cosa de gran conpa- 
^■íion y dolor que el padre aya servido veinte y tantos 
' aun sin aver sido remunerado en ninguna cosa, ni 

en la tierra lo aya ávido, y que agora, muriendo, sua 

I hijos sepa que an de yr en poder de indios y de tan 

^^Boñ?^ razoa commo estos, porque ellos aun de comer no 
^^^■Kie/7 para sí, si no fuese cou e\ a^uüa. 6^b\o& tícmsr 



CARTAS HISTÓRICAS 251 

tíanos, que les dan sus herramientas, con que hazen de 
comer, no lo tienen sino muy tasadamente, y ansi, 
mueren como bestias los que están apartados de la 
conversación de los christianos que no los pueden so- 
correr. Ellos, aunque vean el padre al hijo y el hijo 
al padre para morir, con ponerle un poco de agua en 
un calabozo y un poco de harina en otro, y haziendole 
un poco de fuego, que es lo que más hazen por él, cun- 
plén á mucho querer. Pues, en los vicios y maldades 
son tan continos y tan comunes entre ellos, que casi no 
se puede dezir, porque en cualquier correcion que se 
les haze, la voluntad solamente muestran, pero la obra 
viene tarde o nunca, porque son tan crédulos entrellos, 
que, con aver tanto tienpo que algunos dellos son 
bautizados y vienen aqui á misa cada dia de fiesta, sy 
una vieja o yndio, el más malaventurado entre ellos, se 
levanta y dize que es Dios, o que no son bautizados si 
él no los batiza, luego la tierra se despuebla toda por 
yr á él á se tornar á batizar, o á oyr su palabra commo 
-Dios. Y ansi a acontecido, pocos dias a, que fué me- 
nester hazer justicia de algunos dellos, y luego cesa la 
cosa, pues las indias que están entre nosotros diez y 
ocho años a, son de mucha razón y cuenta para que el 
christiano se confie en algo ó descuyde con ellas, co- 
mo Vuestra Catholica Magostad sabrá, que aun una 
honza de algodón no se les puede fiar, sino por peso, 
para que lo hilen, porque lo an de quemar, o esconder, 
o dar; que su gloria no es syno echar á perder á los 
christianos, y destruyr cuanto ay, sin más cuenta ni 
razón, de que, si les preguntan por ello, y dizen ellas 
ertuiy que es como quien dize no sé, y sacarlas de alli, 
aunque lo sepan, después que dizen no, aunque las 
desuellen, es por demás; de manera, que, si an de yr á 
escardar,' es menester que vayan con ellas, y si algo 
a de aver, que sea con llave, y si an de hilar, que sea 
por peso al dar y al recebir; y el provecho al cabo del 
año es tal, que no ay, del gO^eTuadiQrc \\a.^\au ^^sssssw^^ 
ninguno que pueda mantener ii\^a\a^\ax xiw maS^^ ^s^ 






BIBLIOTECA ARGBNTINA 



ande en su hazienda, syoo que él a de andar sy se a de 
sustentar: la misnaa razón es dellos, si lo dexan á sa 
arbitrio. Los bastimentos, aunque lo ay todo el año 
en el canpo, es menester tener vigilancia de acubrar 
aienpre, porque el mayz se come de gorgojo en tres 
meses y á rancho, á medio año, y si alguna vez llega A 
un año, es mucho, y ansy acontece que, sy falta una 
vez lo que se sienbra, luego ay necesidad. Deataa co- 
sas ay tanto que dezir, que es nunca acabar; y sino, por 
las veueras,se sacarán las romerias de la riqueza que 
se a sacado, y si de aqui no se a ydo á buscar, no pon- 
ga Vuestra Sacra Magostad la culpaá la obediencia y 
muy humildes sujeción de los pobres compañeros que 
no la tienen, que, á lo que quieren los que mandan, lue- 
go los hallan sus cabezas baxas, humilldes para todo 
aquello que les es mandado en nombre de Vuestra Ca^ 
tholica Magestad. Sepa Vuestra Oatholica Magestad 
que yo soy honbre de cinquenta añoa, antes roenosqiie 
no más, y tengo voluntad y querría recojerme esto poco 
de vida que tengo. en servicio de Dios, y tengo necesi- 
dad del socorro de Vuestra Catholica Magestad en lo 
que dicho tengo, porque yo me quiero hazer clérigo; 
pues Dios por su clemencia a sido servido qne viniese 
á esta tierra por mano de Vuestra Sacra Migeatad^ 
obispo para hordenar, en esto será Dios servido que 
pueda servir á Vuestra Cathohca Magestad mejor que 
syendo lego. En todo tengo necesidad de favor y 
ayuda, pues la tierra están miserable, que no puede 
mis ser, y siendo encomendado por Vuestra Sacra Msí- 
gestad, seré favorecido para mis necesidades con al- 
guna limosna de la yglesya, abiendo en mí suñcienña. 
Parecióme no pasar por alto un escándalo que a ávido 
en Cita tierra y saliii de una provisión de Vuestra Gbs- 
tholica Magestad, en que manda que los oficiales co- 
bren los diezmos conforme según y de la manera que 
se cobran en la India spañola, Cuba, Jamayca y Santo 
Domiago; en que pareció á todos y á los clérigos que 
Vuestra Catholica Magestad haie áiíer&n'iva. eti ^-^6;- 



CARTAS HISTÓRICAS 263 

gar á cómmo se paga en los reynos d'España, de que, 
veaido el obispo ó perlado, no aviendose pagado com- 
mo en los reynos d'España, a descomulgado y muer- 
to candelas y echado todas censuras, de que a abido 
muy gran scandalo, en que se a tenido por no muy bien 
hecho, pues no se trae declaración, commo Vuestra 
Catholica Magostad lo manda en alguna de las provi- 
siones, que se tomo^la declaración en la Casa de la Con- 
tratación. Vuestra Catholica Magostad lo provea 
commo el hierro que se a hecho hasta aqui se enmien- 
de, de manera que se cunpla la voluntad de Vuestra 
Catholica Magostad, ansi de nuestra parte, commo de 
pjirte de quien los a de av.er; que de los indios no ave- 
rnos nada, syno lo que en nuestras casas hazemos y 
rozas, que no contribuyen con nada, ni tienen con qué 
los indios, por faltarles la razón de bibir commo les 
falta. En todo provea vuestra Sacra Ma gestad lo que 
fuere servido. 

Y porque agora, quiriendome hordenar, commo ten- 
go voluntad, me quieren quitar los indios que se me an 
encomendado, si soy clérigo, vea Vuestra Sacra Ma- 
gostad quanta razón será que, á cabo de veinte años que 
se me dan hasta sesenta yndios, poco más ó menos, 
que un dia ni más, después que tomé la posesión, no 
me an servido, se me quiten. Y dizen que Vuestra 
Sacra Magestad no quire que los clérigos los ayan ni 
tengan; á mí no me los an dado ni encomendado commo 
ávidos en tienpo de ser clérigo, syno commo á conquis- 
tador, commo arriba á Vuestra Catholica Magestad e 
traydo á la memoria, a Vuestra Catholica Magestad 
suplico, no haya lugar en mis dias este agravio, que 
seria no pagarme parte de mis travajos, syno que se 
me haga esta merced por Vuestra Sacra Magestad, 
commo arriba e suplicado á Vuestra Magestad ya. En 
todo Vuestra Sacra Magestad provea commo sus va- 
sallos leales y servidores sean remunerados en algo; 
aunque no sea commo Vueslta C»3iiX\o\\^^ "^^^^^^^^ 
querrá y desea, sea á lo menos» coYitocxxi^ ^^i^<s«s^^^ 



254 BIBLIOTECA ARGENTINA. 

tierra y sazón, con que Nuestro Señor se syrva y Vues- 
tra Sacra Magestad. No tengo más qué á Vuestra 
Catholica Magestad suplicar, salvo que no aydesta 
tierra cosa alguna que se pueda dar ni enbiar á quiea 
lo aya de solicitar, sino que, viendo ser justo y razona- 
ble lo por mi suplicación pedido á Vuestra Cathdica 
Magestad, commo en cosa de pobres, se baga la mer- 
ced y gracia, y con tal conflanza, aya lugar mi atrevida 
y justa petición. Ansi quedo suplicando á Dios nuestro 
Señor guarde y prorroge los dias á Vuestra Sacra Ca- 
tbolica Cesárea Magestad, commo por mí y sus leales 
vasallos y servidores es deseado. De Nuestra Señora 
de la Asumption, á dos dias del mes de julio, año de 
1556 años. 

Esto digo, por ser verdad commo es, y á los que 
allá van me remito, porque no sean testigos muertos. 
No soy mas retorico ni elegante en mi screvir de lo que 
Vuestra Sacra Magestad vee y oye. 

Humilldes y leal vasallo y servidor de Vuestra Ca- 
tholica Cesárea Magestad. 



Domingo Martínez. 



Sin sobre. 



\ 



Carta di Rut Díaz Msloabejo al Emperador don Carlos, in- 

FORBfXNDOLE DB LOS AGRAYIOS HKCHOS DBSPUKS DE LA PRISIÓN 
DBL GOBERNADOR AlYAR NüÍ^EZ CaBEZA DE VaCA T PIDIENDO 

que á él y a 8us compañeros se les dé con qué susten- 
tarsb en la quayra donde han sido enviados a poblar — 
Asunción, 4 de julio de 1556. 



Sacra. Cesárea Catholica Real Magestad: 



/ 



Mucho tieapo a que e deseado ante V. M. presentar- 
me, para que me conosciese y particularmente de mí 
se sirbiese: el único y solo señor quen esta vida e ser- 
vido es V. M., á quien en mi moscedad, en Ytalia en la 
guerra serví seys años, en todo sienpre procurando de 
ymitar á mis pasados. Vine á esta provincia del Rio 
de la Plata con el governador Cabeza de Baca, abrá 
diez y seys años; y un mi hermano, donde ambos á dos 
emos á V. M. servido en todo lo que se a ofrecido: 
Preso Cabeza de Baca, yo fuy preso tanbien, porque la 
noche que le prendieron luego acudí con mis armas á 
la posada del capitán de su guarda, que nunca me oyó: 
en continente, comenzando á dar muestras de mi vo- 
luntad, que hera de librarlo, por lo qual tanbien me 
redearguyeron de amotinador; y aun yzieron pesquisa 
entre algunos soldados que avian estado en Ytalia, que 
me conoscian, de sy bieron o oyeron que yo en algún 
motin en la guerra me obiese aliado, do fué á todos 
notorio su mala yntencion; mías de esto yo estaba, ^-^c- 
tisfechoy muy seguro que por aqvsL^Wa. Nvaw^'wsc^Ki^^^ 
mepodiaüy porque yo nunca supe, xa ^^^ ^v ^^^<5t^ "^"^ 



BIBLIOTECA ARaEKTIXA 

Bbré, sitio aer asta la muerte fiel y leal servidor dt 
W, M. Esorevir lo que entonces pasé y después e pa- 
rido, con otros algunos quel servicio do V. M. sienpre 
i procurado, seria un proceso luuy largo. A me 
tardado Dios por muchas bezes,on dibersos tienpos y 
r barias cosas, sin salir todo de un mesmo negoíáo; 
s bezea, guarociendoaie en casas secretas, en e»- 
üdo otras; en los bosques espesos meüfio, siete 
s andube eu conpañia de un cabaüero de Sevilla, de 
mj natufiíd deudo, vezino y amigo, capitán de Cnlieza 
de Baca, durante el qual tienpo sienpre nos buscabao y 
mucliosrehatosdabany aun muchos bandos echaban, 
que nadie de comer, ropa, ni armas nos diese, ni en su 
casa rocojiese. Paró este destierro y peregrinaje 
después do muchos trabajos, peligro, anbre y desnu- 
dez, y nmchas bezes averoos preso y á raí sacado de 
'la yglesia, en i|ue A mí me desterraron, puesto en unos 
píUoSi el rio arriba, y al probo capitán en un boscjue, 
tarmieudo, con un arpón mataron; apartándonos desta 
íoanera al uno, quitándole la vida, y á mi do toda la 
conquista. Y asi, me puse en camino la buelta de San 
Bicente, puerto de portugueses, con otros probes pcr- 
, seguidos que conmigo se juntaron, y quando esperé 
■ entre los yudios, como estaban lastimados de 
aien los'avia robado, una noche dieron sobre nosotiros 
I su mesma casa, y la casa quemaron y á todos fl©- 
«■Oü y á uno luego mataron, y encontinente pedazos 
aietíJn^ asado y cozydo, le comieron. Llegué i 
.tVic-jnte, con voluntad do pasar en España á dar 
cuenta V, M. de los ynsultos, robos, omeeidios, altera- 
ciones y desencíoues desta provincia, que luego suce- 
dieron di'spues que echaron la justicia de ella, tan 4 
costa de los proljes yudios, que es muy cierto que í'al- 
j.,tan desde entonces mas de clnquenta mill> y esos que 
;, la iii.xyor parte biben nidos, por lo menos multas 
} anbre, sin mugeres ni bijas, que todas se las £tn 
■ ; y por esta causa, ios tristes, muchos an sus 
' Ja ücrm desanparado y cQ\oa>io*<íssH.?ñMa 



CARTAS HISTÓRICAS 257 

abezindado. No fué mi dicha de que yo fuese con la 
relación desta persecución, sino quien en esto no abló, 
o la verdad calló. Visto que los portugueses no me 
dexaron enbarcar, ubeme á esta cibdad de tornar, 
donde alié, ya legitimo governador, al que de todo fué 
causador, y ansí luego le obedecí y como á echura de 
V. M. le serví, y me le ofrecí al despachar del nabio, 
que partió desta conquista, á bueltas de la entrada 
que luego se publicó. El governador me mandó que, 
con ciertos mis amigos, á poblar fuese á un asiento que 
llaman Guayra, junto al rio que llaman el Paraná, la 
buelta del Piquiri: yo lo aceté, por parecerme que sirvia 
muy mucho á V. M., y que á mis amigos, que son los 
probes que sienpre á V. M. leal mente an servido, les 
sacaba de cautiberio y de debaxo de la lanza de quien 
á tantos años que nos la tiene puesta á los pechos; 
porque, asta en el repartimiento que yzo desta tierra, 
á ninguno dellos yndio dio. En cuyo nonbre, y en el 
mio,umildemente á V. M. suplico y pido quen este asien- 
to de Guayra, donde cmos de estar, ó en otra parte des- 
ta conquista, sea servido de mandar que nos den con 
qué podamos de nuestros trabajos algún tanto descan- 
sar, sin que nadie nos lo pueda quitar. Del obispo 
desta tierra, lo que escrivo á V. M., es que su benida 
más fué para atizar la fragua, que para echarle agua; 
todo lo bueno a reprobado, y cou todos los malos que 
algo tienen se a abrazado; no sé dónde piensa subir, 
que él luego predicó en el altar la entrada, y que asta 
las Amazonas a de yr y descubrir. A se con todos tan 
mal regido, que todo el pueblo, por ver sus codicias, le 
tiene aborrecido. Plegaá Dios que Dios lo remedie y 
V. M. lo probea, que gran necesidad tenemos de ser 
socorridos y de otros caudillos probeydos: en cuya es- 
peranza, todos los probes quedamos suplicando á Dios 
Nuestro Señor que á V. M. alargue la vida ;3 ^V^tSk^t- 
cipe, nuestro señor, y aga umco ^tv^^vavtoc ^^ \sAsi 
el universo. Desta cibdad de \a Ks\»\¿vycv> ^^^^sj^t^c^ 
de julio de mili y quinientos y c\iiCS0Leu\^>¡ «fól^- 



258 BIBLIOTECA ARaENTD^A 

De vuestra Sacra Cesárea Catholica Real Magestad^ 
umillde sudito y muy umillde basallo. 



Ruy Días Melgarejo. 



Sobre.— A la Sacra Cesárea Catholica Real Majes- 
tad del ynbitisimoEmperadar y Rey nuestro señor. — 
Dése en Sevilla, en la Contratación. — Va del Rio de la 
Plata. 



CiiiiT4 i>B Maktiíí González, CLíRiao, al Consejo db Indias, 

DANDO CUENTA DEL LEVANTAMIENTO DE CIERTOS INDIOS, CON 

UN NIÑO QUE DJ£CIaN SEK HIJO DE DlOa — AsUNClON, 5 DE 
JLM.IO DE 1656. 



Muy poderosos señores: 



\ 



Después de aver escrito dos cartas, que á S. M. y 
K A. escrívOj de las cosas desta provincia, tenemos 
nueva que entre los yndios se a \eva^\\sAci \vwí>.j a^v^ 
un niño que dize ser Dios o tóp deliVo^,^ c^<^\.Qt\iaw 



CARTAS HISTÓRICAS 269 

con esta invención a sus cantares pasados, á que son 
ynclinados de su naturaleza; por los quales cantares, 
tenemos noticia que en tiempos pasados, munchas ve- 
zes se perdieron, porque entretanto que dura, ni sien- 
bran ni paran sus casas, sino, como locos, de noche y 
de dia en otra cosa no entienden, sino en cantar y bay- 
lar, liasta que mueren de hanbre y cansancio, sin que 
quede honbre ni muger, niño ni viejo, y ansi pierden 
los tristes la vida y el ánima. A sido en lo de presente 
la causa, según las lenguas dizen y todos lo vemos, 
nuestro obispo, porque á mi propio an dicho yndios 
principales, no a muchos dias, que fué quando echó á 
sus hijos de la dotrina, «pues que no queria el obispo 
que sus hijos aprendiesen las cosas de Dios, quellos 
aprenderían las cosas del diablo», movidos á esto del 
mismo enemigo y de las cosas que an visto y cada dia 
ven en el obispo, que esperavan que les avia de salvar 
vida y ánima, mujeres, hijas y hazienda, como yo se lo 
t43nia dicho. Visto que todo les a salido al rebes, como 
dello á S. M. y V. A. tengo dada cuenta en las dos mis 
cartas fechan á tres deste: conozco, por lo que conozco 
de los yndios y entiendo de su condición, que si Dios 
no lo remedia, y V. A. no lo prové, que de esta hecha 
la tierra se a de levantar de hecho porque quien los 
avia de apaciguar, antes los a de enpeorar, según á 
comenzado y las muestras ha dado de su condición. Y 
desto y de lo demás que tengo escrito, en cunplimiento 
de lo que devo como christiano y sacerdote, V. A. se 
podrá ynformar, no aseñalo de uno mas quede otro, 
sino de quantos allá van, mandándoles con juramento 
que digan la verdad de lo que saben de todo lo que 
escrivo y e escrito, porque aqui yo no pretendo sino 
avisar á S. M. y á V. A., según caridad y conpasion que 
tengo de estos proves yndios, de sus ánimas y de 
nuestras vidas, para que por mawo í^^^ • KA^nííss.^ ^ 
otro se remedie. Dios ííuestro S>e\\o^ eV ^O^^^ssjw^ ^'^- 
t.'}dode V. A.y con gran trmntoae^-^- \>;\c>í^^^^ 



260 BIBLIOTECA AiíaKNTINA 

señor por muy largos tienpos prospere. Üesta cibdad , 
oy luMCS se (ys) dias de julio, año de quinientos y cin- 
quenta y seis. 

De vuestra alte/a uuiillde servidor y muy obidientn 
uai>ollan. 



M.VRTIN González. 



Sobre. — A los muy poderosos señores presidonte y 
Consejo de Yndias del Emperador y liey nuestro señor 
— Va del Rio de la Plata. 



PIN. 






ÍNDICE 



I»EL CONTENIDO DE ESTE TOMO 



PÁCSIKA 

Inthoduccion 

HlSTíMlIA Y DBSCrBRIMTKNTO DEI- RlO DE LA PlATA • . 

I — De la navegación de Ambereg á España . , 17 

IT — De la navegación desde España á las Cananas. 19 

III — De la navegación desde la Palma hacia las 
islas Verdes ó Hespériden, que llaman también 
de Cabo Verde 19 

IV—- De la navegación desde las islas Verdes ha- 
cia el Brasil 20 

V — Del rio llamado Janero 20 

VI— DeJ Rio de la Plata ó Paraná; el puerto de 

San Gabriel y los Charrúas 21 

Vil — De la ciudad de Buenos Aires y de los in- 
dios Querandíes 22 

VIII — De la batalla con 'los indios qnerandies. . . 27 

IX— De la población de Buenos Aires y hambre 

que se padecía 24 

X — De la navegación de algunos por el Rio de 

la Plata arriba ^ T^ 

A'7 — l)eí sitio, toma y qwem^L ^©Xí^ewx^^^ ^^^^^* 



\ 



262 INMCE 

nos Aires 25 

Xll — HAcese reseña de la gente, y se fabrican náoa 

para pasar adelante 26 

XIII — Como subieron navegand(t por el Rio Paraná 

ó de la Plata, con los 400 soldados ... 27 
XIV — Volviendo A España don Pedro de Mendoz», 

muere en ol viaje 28 

XV — Alonso Cabrera es enviado desde España al 

Rio de la Plata 28 

XVI — Prosiguen la navegnclon al Rio Paraná arriba, 

hacia Coronda 29 

XVII — Llegamos á los Galgaisi y Macurendas ... 30 
XVIII — De como llegamos á los Zemais Salvaiscos, 

y Mepenes 31 

XIX — Del Rio Paraguay y de los pueblos Cururaias 

y Agaces .32 

XX — De los pueblos Cários 3:5 

XXI — De la ciudad de Lambaré, y como fué sitiada 

y rendida ;j4 

XXII — Hácese un castillo en Lambaré, con el nombre 

de la Asumpcion; y los Cários, con socorro 

de los cristianos van contra los Agaces . . 8o 

XXIII — Quedan los soldados en la Asumpcion; i-econo- 

cen el sitio y condición de la tierra, y suben 

por el rio, mas arriba • S6 

XXIV — Del monte de San Fernando y Payaguás . . ■ S7 
5^XV — Juan de Oyólas llega á la tierra de los Nape- 
rús y Samocosis, y es muerto á la vuelta con 

todos los cristianos $8 

XXVI — Viendo muerto su capitán, elijen los espa- 
ñoles en su lugar á Domingo Martinez de 

Irala S9 

XXVII — Pone presidio el capitán en la Asumpcion; 
va álos Timbúes y los halla muertos y heri- 
dos: deja á Antonio de Mendoza en Corpuit 
Christi, y navega á Buenos Aires .... 40 
-OTF/// — Mataa los Timbúes á ItuvíAoh !S0 t?.^\N.'v\Ci\^i6.-^ 




ÍNDICE 263 

dosnmparnn los demAs el fuerte de Corpus 
Christi, y se embrtrcan p'ira Buenos Aires. 41 
XXIX — TjlFgft un navio de España con gente á la isla 
de Sjinta Catalina, á donde van los nuestros 

en un barco 4S 

XXX— NHufeaga nuestro navio, salen algunos á tierra 
en San Gabriel, y de alU van A Buenos Aires 

y íi la Asutnpcion 44 

XXXT — Alvar Nuñez Cabeza de Vaca llega de Espafia 
»l Santa Catalina, y de allí á la Asumpcion 
con 300 españoles, y es recibido por gober- 
nador 45 

XXXII — Pasa revista Alvar Nuñez: envia bajeles poV 
el rio arriba á los indios Chaneses y Cámbales, 

á cuyo cacique ahorcaron 47 

XXXIII — Taberé y los Cários se arman contra los cris- 
tianos, y Taberé es vencido 48 

XXXI V — Queda presidio en Asumpcion: navegan rio 
arriba el ro Parftguay; llegan al monte San 
Femhudo, y á los Payaguás, Guajarapos y 

Socooies 49 

XXXV — Va Ilprnnndo de Rivera á los Orejones y 

Acüiés, naveorando rio arriba 61 

XXXVI — LlpgMn á los Xaraycs, y son recibidos y tra- 
tados con agasajo 52 

XXXVII — Vamos en busca de las amazonas y se descri- 
ban los indios Paresis y Urtueses .... "^ 55 
XXXVIIl — Vuélvese Hernando de Rivera al Adelantado, 
el cual le quita, y ú su gente lo que llevan, 

y se tumultúan , . 57 

XXXIX — Desprecian los soldados al Adelantado Alvar 
Nuñez por su soberbia : (27) hace dar muerte 
á los Sococies sin justa causa ..... 68 
XL — Es preso Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, y en 

su lugar elegido Domingo de írala. ... 60 
XLI — Discordia de los cristianos, disposiciones de 
los Cários coutra eWos '. W "nív^^xú^ -^ xi'w^^»».^ 






■ \ 



264 IKDIOE 



ayudan A los PRpañoleí 61 

XLII — Vencen A los Garios los cristianos, anjíliados 
de los Yaptrás y Nagases y ganan á Froemi- 

diere y Acaraiba • . . . • 62 

XLIII — Vueltos ¿ la Asumpcion, se encargan de otra 
espedicion, suben en el rio en las naos, y to- 
man á Ilieruquízaba, perdonando á Taberé. 68 
XLIV — Vuélvese el general á la Ásumpcion, y entra la 

tierra adentro, buscando oro y plata ... 66 
XLV — De loa pueblos Mbayás, Chañas, Tobas, Peyo- 
nas, MayegODi, Morroños, Faronios y Síma- 
nos. (*) 69 

XLVI — De los Careónos, Leyhanos, Careónos, Sivísi- 

cosis y Samocosis , . . . . 72 

XLVIT — De los pueblos Maígenos y Carcokies. ... 74 
XLVIII — Del Rio Guapas y su pueblo cerca del Perú, 
y cómo partieron dos mensajeros á Potosí, 

Plata y Lima 76 

XLIX — De la fertilidad de la tierra de Guapas, y cómo 

volvimos á las Naos. 79 

L — Diego de Abren, se opone al general, y el au- 
tor recibe carta de Alemania , 81 

LI — Pide licencia el autor, y bajando por el rio Pa- 
raguay, sube por el Paraná 82 

LII — El autor camina por tierra, dejando el río 

Paraná, lo que le sucedió en Tupi .... 88 
Lili — Llega el autor al Cabo de San Vicente; nave- 
ga á España; y por vientos contrarios aporta 
segunda vez, al puerto del Espíritu Santo • 86 
LIV — S»le el autor del puerto del Espíritu Santo y 
llega á la Tercera y los Azores: navega á Es- 
paña y desllí á Flándes: toma la tierra otra 

vez por tempestad 88 

LV — El autor navega otra vez de Cádiz á Ambe- 

res . . : 90 



ÍNDICE 265 

BptLooo ti 

Ikdicb de las mnlerias contenidas en el viaje de Uldéríco 

Schmidel al Rio de la Plata 98 

Carta de Domingo Martínez de Irala al Copsejo de Indias, 
refiriendo pus entradas y descubrimientos por el rio 
Paraguay hasta el Perú y lo ocurrido en aquellas ex- 
pediciones y en los asientos del Rio de la Plata — ciu- 
dad de la Asumpcion, 24 de julio de 1555. ... 125 

Espediente de Irala relativo á la carta precedente . .186 

Descripción del Rio de la Plata, por el escribano Pero Her- 
nández — Año de 1645— (28 de enero de 1545) — Asump- 
cion del Paraguay 161 

Carta de Juan de Salazar al Consejo Real de Indias, dando 
cuenta de su espedicion al Paraguay, y pidiendo, como 
primer poblador, que se le concediese á perpetuidad 
cierto número de indios. — Asumpcion, 20 de marzo de 
1550 199 

Carta de Juan Pavón al licenciado Agreda, fiscal del Con- 
sejo de Indias, dándole cuenta de haber sido preso con 
Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, gobernador del Rio de 
la Plata, de la muerte de Diego de Ábrego, y excesos 
cometidos por Domingo de Irala, y solicitando el oficio 
de fiel ejecutor — Asunción, 15 de junio de 1556. , . 215 

Carta de Juan Muñoz de Carvajal al emperador don Carlos, 
enumerando los agravios inferidos á los naturales y con 
quiíjtad.>res del Rio de la Plata por Domingo Marlinez 
de Irala después de la prisión del gobernador Alvar Nu- 
ñez Cabeza de Vaca — Asunción, 15 de junio de 1556. 219 

Carta de Bartolomé Garcia al Real Consejo de Indias, en la 
que se queja de lo mal que el gobernador Domingo de 
Irala habia recompensado sus servicios, de los cuales 
acompnña una memoria — Asunción, 24 de junio do 1656 222 

Carta de Martin González, clérigo, al emperador don Car- 
los, dando noticia de las espediciones hechas y de los 
/^ atropellos cometidos después de la prisión del gober- 
nador Alvar Nuñez Cabeza de Vaca— Asunción, 25 de 
junio de 1556 227 



266 ÍNDICK \ — ^ 

Cartfi de doña Isabel de Guevara á la princesa gobernadora 
doña Juana, esponiendo los trabajos hechos en el des- 
cubrimiento y conquista del Rio de la Plata por las 
mngeres para ayudar A los hombre^, y pidiendo repar- ( 
timiento para su marido — Asunción, 2 de julio de 1556 244 

Carta de Domingo Martínez ni emperador don Garlos, su- 
plicando le hiciera merced de poder traspasar á los hijos 
naturales que tenia, los indios que por sus servicios se 
le habian repartido, sin que fuera privado de ello al 
pretender hacerse clérigo — Asunción, 2 de julio de 1666 247 

Carta de Ruy Diaz Melgarejo al emperador don Carlos, in- 
formándole de los agravios hechos después de la pri- 
sión del gobernador Alvar Nnfiez Cabeza de Vaca y 
pidiendo que á él y á sus compañeros se les dé con 
q\i«' sustentarse en la Guayra donde han sido enviados 
:• rn>l»iar — Asunción, 4 de julio de 1556 262 

Carta de Martin González, clérigo, al Consejo de Indias, 
dando cuenta del levantamiento de ciertos indios, con 
un niño que decian ser hijo de Dios — Asunción, 5 de 
julio de 1666 268 







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